Historia de la Literatura Inglesa — Los Orígenes [1, 2 ed.]

Table of contents :
DEDICATORIA, 1
Introducción, 3
I.—Los documentos históricos no son más que indicios por medio de los cuales hay que reconstruir el individuo visible, 4
II.—El hombre corporal y visible no es más que un indicio por medio del cual debe estudiarse el hombre interior é invisible, 9
III.—Los estados y las operaciones del hombre interior é invisible reconocen por causa ciertas maneras generales de pensar y de sentir, 13
IV.—Principales formas de pensamientos y sentimientos.—Sus afectos históricos, 16
V.—Las tres fuerzas primordiales: la raza , el medio y el momento, 20
VI.—Cómo se distribuyen los efectos de una causa primordial.-Comunidad de los elementos.—Composiciónde los grupos.—Ley de las dependencias mutuas.—Ley de las influencias proporcionalas, 30
VII.—Ley de formación de un grupo.—Ejemplos é indicaciones, 35
VIII.—Problema general y porvenir de la historia.—Método psicológico.—Valor de las literaturas.—Objeto de este libro, 38

LIBRO PRIMERO
Los orígenes.
CAPÍTULO PRIMERO—Los sajones, 43
CAP. II.—Los normandos, 105
CAP. III.—La nueva lengua, 179

LIBRO SEGUNDO
El renacimiento.
CAPÍTULO PRIMERO—El renacimiento pagano, 261

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HISTORIA DE LA

LITERATURA

INGLESA

Excluído de préstamo

OBRAS PUBLICADAS POR

LA ESPAÑA

MODERNA

Murray.- Historia de la Literatura clásica griega ,

10 pesetas . Fitzmaurice-Kelly. - Historia de la Literatura española, 10 pesetas. Dowden . -Historia de la Literatura francesa , 9 pesetas. Garnet.-Historia de la Literatura italiana , 9 pesetas. Waliszewsky . -Historia de la Literatura rusa, 9 pesetas . Taine.-Historia de la Literatura inglesa , 5 volúmenes, 34 pesetas . -Tomo I , Los orígenes, 7 pesetas.- Tomo III , La Tomo II, El renacimiento, 7 pesetas . Edad clásica , 6 pesetas . - Tomo IV, La Edad moderna , 7 pesetas . -Tomo V, Los contemporáneos, 7 pesetas . Cada tomo se vende suelto .

Otras obras de H. Taine publicadas por LA ESPAÑA MODERNA: La Inglaterra , 7 pesetas . - Los orígenes de la Francia contemporánea . -El antiguo régimen, 10 pesetas . - Notas sobre París, 6 pesetas . - Los filósofos del siglo XIX, 6 pesetas . -El Arte en Grecia , 3, pesetas.- El Ideal en el Arte , 3 pesetas .- Filosofía del Arte, 3 pesetas . -Viaje á Italia, Florencia, 3 pesetas.-La Pintura en los Paises Bajos, 3 pesetas . -Viaje á Italia , Milán , 3 pesetas . -Viaje á Italia , Nápoles , 3 pesetas .- Viaje á Italia , Roma (2 tomos) 6 pesetas.Viaje á Italia , Venecia, 3 pesetas .

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BIBLIOTECA DE JURISPRUDENCIA, FILOSOFÍA É HISTORIA

HISTORIA

DE LA

LITERATURA

INGLESA

POR

HIPÓLITO

TAINE

de la Academia francesa.

TOMO I LOS ORÍGENES

2.ª EDICIÓN

BIBLIOTECA UCM

5305491998

MADRID LA ESPAÑA MODERNA Cuesta Sto. Domingo, 16,

ES PROPIEDAD

NA : X- 53-479478-3

4912. -AVRIAL, impresor, San Bernardo, 92.-Teléf. 3.022

DEDICATORIA

1 historiador de la Civilización de Europa y de Francia es hoy aún en nuestro país el jefe de los estudios históricos , cuyo promovedor E fué en otros días. Yo , por mi parte, he recibido pruebas de su benevolencia ; he aprendido en su conversación, consultado sus libros, y gozado de esa amplitud imparcial de espíritu , de esa activa y generosa simpatía con que acoge los trabajos y las ideas ajenas , aunque esas ideas no sean las suyas . Es para mí un deber y una honra dedicar esta obra á M. Guizot.

H. TAINE.

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INTRODUCCIÓN

«El historiador podría colocarse en el seno del alma humana durante un período de tiempo , una serie de siglos ó en un pueblo determinado . Podría estudiar, describir, contar todos los acontecimientos , todas las transformaciones , todas las revoluciones consumadas en el interior del hombre; y cuando hubiese llegado al fin, tendría una historia de la civilización en el pueblo y en el tiempo elegidos .» ( Guizot: Civilización de · Europa, pág. 25. ) *

esde hace cien años en Alemania , desde hace sesenta en Francia , se ha transformado la historia á favor del estudio de las literaturas. Se ha descubierto que una obra literaria no es un simple juego de imaginación , capricho aislado de una acalorada fantasía , sino una copia de las costumbres reinantes, y signo de un estado de espíritu . Se ha inferido , por consecuencia, que , atendiendo á los monumentos literarios, podría discernirse la manera de pensar y sentir los hombres siglos hace. Se ha realizado el ensayo , y se ha obtenido un éxito satisfactorio .

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Reflexionando sobre esas maneras de pensar y de sentir, se ha visto que eran hechos de primer orden ; que se enlazaban intimamente con los más grandes acontecimientos : que los explicaban y se explicaban por ellos á su vez ; que en lo sucesivo había que concederles un puesto , y uno de los más altos puestos , en la historia . Se les ha concedido ese puesto, y desde entonces se ve cambiar todo en la historia : el objeto , el método , los instrumentos , la concepción de las leyes y de las causas . Ese cambio , según se efectúa y debe efectuarse, es el que vamos å tratar de exponer aquí .

I

Los documentos históricos no son más que indicios, por medio de los cuales hay que reconstruir el individuo visible.

Cuando volvéis las grandes páginas de un tomo en folio , las hojas amarillentas de un manuscrito, de un poema, de un código , de un símbolo de fe, ¿ cuál es vuestra primera reflexión? Que no se ha hecho él solo , naturalmente: que es un molde , semejante á una concha fósil; que es una impresión , semejante á una de esas formas depositadas en la piedra por un animal que vivió y murió . ¿ Por qué estudiáis la concha sino para figuraros el animal? Pues de la propia suerte no estudiáis el documento sino para conocer al hombre. La concha y el documento son restos muertos , y no

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valen más que como indicios del ser integro y viviente. Hasta ese ser hay que llegar ; ese ser es el que necesitamos reconstruir . Es engañarse estudiar el documento como si existiese por sí solo ; es tratar las cosas como simple erudito , y caer en una ilusión de biblioteca. En el fondo , no hay mitologia ni lenguas , sino únicamente hombres que coordinan palabras é imágenes según las exigencias de sus órganos y la forma original de su espíritu . Un dogma no es nada por sí mismo ; mirad á los que le hicieron: ved tal retrato del siglo XVI , ved la rígida y enérgica fisonomía de un arzobispo ó de un mártir de Inglaterra . Nada existe sino por la acción del individuo ; el individuo mismo es el que debemos conocer . Cuando se ha determinado la filiación de los dogmas , ó la clasificación de los poemas , ó el progreso de las constituciones , ó la transformación de los idiomas , no se ha hecho más que despejar el terreno ; la verdadera historia sólo surge cuando el historiador empieza á desentrañar, al través de la distancia de los tiempos , el hombre vivo, activo , dotado de pasiones , provisto de hábitos , con su voz y su fisonomía, con sus ademanes y sus vestiduras , visible y tangible como el que hace poco acabamos de dejar en la calle. Procuremos, pues , suprimir , hasta donde quepa, ese gran intervalo de tiempo que nos impide observar al hombre con nuestros ojos , con los ojos de nuestra cabeza . ¿ Qué hay bajo las lindas hojas satinadas de un poema moderno? Un poeta moderno , un hombre como Alfredo de Musset, Hugo , Lamartine 6 Heine, que ha estudiado y viajado ;. que usa levita negra y guantes ; que es bien visto de las damas; que por la noche hace cincuenta saludos y una veintena de frases en las reuniones ; que lee los periódicos por la mañana ; que habita por lo común en un piso se-

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gundo, y que no es muy alegre porque tiene nervios, y sobre todo , porque , en esta democracia en que nos ahogamos , el descrédito de las dignidades oficiales ha exagerado su importancia, y la delicadeza de sus sensaciones habituales le da ciertas tentaciones de creerse dios . He ahí lo que descubrimos al través de meditaciones ó sonetos modernos . Del propio modo , en una tragedia del siglo XVII hay un poeta, un poeta, como Racine, por ejemplo , elegante, mesurado , cortesano, pulido ; con una peluca majestuosa y zapatos de cintas ; monárquico y cristiano de corazón , « que había recibido de lo alto la gracia de no sonrojarse delante de nadie, del rey ni del Evangelio » ; hábil en distraer al príncipe, en traducirle en hermoso francés del día el «lenguaje rancio de Amyot » ; muy respetuoso con los grandes, y sabiendo siempre guardar su puesto » cerca de ellos ; obsequioso y reservado en Marly como en Versalles , en medio de los atractivos regulares de una naturaleza atildada y decorativa , entre ias reverencias , las gracias, los artificios y sutilezas de los señores que han madrugado para merecer un privilegio de sucesión , y de las damas encantadoras que cuentan por los dedos las genealogías á fin de obtener el derecho de asiento en palacio . Sobre esto consultad á SaintSimon y ved las estampas de Pérelle , como antes consultasteis á Balzac y visteis las acuarelas de Eugenio Lami . Asimismo , cuando leemos una tragedia griega , nuestro primer interés debe ser figurarnos griegos , es decir, hombres que viven medio desnudos en gimnasios ó plazas públicas , bajo un cielo esplendoroso , y en medio de los más delicados y nobles paisajes , ocupados en dar agilidad y fortaleza á su cuerpo , en conversar, en discutir, en votar , en ejecutar piraterías patrióticas ; pero hombres sobrios , que tienen por

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ajuar tres cántaros en su casa, y por provisiones dos anchoas en aceite ; y hombres ociosos , servidos por esclavos que les dejan vagar y holgura para entregarse al cultivo de su espíritu y al ejercicio de sus miembros , sin otra preocupación que el deseo de poseer la más bella ciudad , las más bellas procesiones, las más bellas ideas y los tipos humanos más hermosos . Sobre esto , una estatua como el Meleagro ó el Teseo del Partenón , ó la vista de ese Mediterráneo lustroso y azul como una túnica de seda , por donde asoman las islas á manera de cuerpos de mármol, y unas cuantas frases escogidas de Platón y Aristófanes , os enseñará mucho más que todas las disertaciones y comentarios . Igualmente, para entender un Purana indio , empezad por figuraros al padre de familia que , «habiendo visto un hijo en las rodillas de su hijo» , se retira, según la ley, á la soledad , con un hacha y un vaso, debajo de un plátano ó á orillas de un riachuelo ; deja de hablar ; multiplica sus ayunos ; permanece desnudo entre cuatro hogueras , y bajo la quinta hoguera, es decir , el terrible sol devorador y renovador incesante de todas las cosas vivas ; y durante semanas enteras mantiene fija su imaginación , ahora en el pie de Brahma, luego en la rodilla, después en el muslo , más adelante en el ombligo , y así sucesivamente, hasta que, á impulsos de esa meditación intensa, aparecen las alucinaciones; hasta que todas las formas del ser, fundidas y transformadas unas en otras , oscilan al través de aquella cabeza arrebatada por el vértigo; hasta que el hombre inmóvil, con los ojos fijos y conteniendo la respiración, ve desvanecerse el mundo como una humareda por encima del Ser universal y vacío en que aspira á abismarse . La mejor enseñanza á este propósito sería un viaje á la India; en su defec-

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to , podrán utilizarse las descripciones de los viajeros, de los libros de geografia, de botánica y de etnología , En todo caso , la investigación debe ser idéntica. Una lengua, una legislación , un catecismo, no es nunca más que una cosa abstracta ; lo completo es el hombre que obra, el hombre corporal y visible que come, que anda, que combate, que trabaja. Dejad á un lado la teoría de las constituciones y de su mecanismo , de las religiones y su sistema, y procurad ver á los hombres en su taller , en sus escritorios, en sus campos , con su cielo, su suelo, sus casas , sus trajes y sus comidas , no de otro modo que lo hacéis cuando al desembarcar en Inglaterra ó en Italia , miráis las caras y los ademanes , las aceras y las tabernas , la gente que se pasea y los obreros que beben. Nuestra gran preocupación debe ser suplir hasta donde podamos , la falta de la observación presente, personal, directa y sensible, porque es el único camino para conocer al hombre. Hagámonos presente el pasado ; para juzgar una cosa, es menester su presencia; no hay experiencia de los objetos ausentes . Claro que esta reconstrucción es siempre incompleta , y no puede dar margen más que á juicios incompletos ; pero hay que resignarse : más vale un conocimiento mutilado que un conocimiento nulo ó falso, y no hay más medio de conocer aproximadamente las acciones de otros dias que ver aproximadamente á los hombres de otros días. Ese es el primer paso en historia . Se ha dado en Europa, al renacer la imaginación , á fines del siglo último, con Lessing y Walter Scot; un poco después en Francia con Chateaubriand , Agustin Thierry, M. Michelet y tantos otros . He aquí ahora el segundo paso .

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II

El hombre corporal y visible no es más que un indicio, por medio del cual debe estudiarse el hombre interior é Invisible.

Cuando observáis con vuestros ojos el hombre visible, ¿ qué buscáis en él? El hombre invisible . Esas palabras que llegan á vuestro oído , esos ademanes , esos movimientos de cabeza , esas vestiduras , esas acciones y esas obras sensibles de todos linajes no son para vosotros más que expresiones ; allí se revela algo , un alma. El hombre exterior oculta un hombre interior, y el primero no hace más que manifestar al segundo . Miráis su casa, sus muebles y su traje, para descubrir las huellas de sus hábitos y de sus gustos , el grado de su elegancia ó de su rusticidad , de su prodigalidad ó de su economía, de su vulgaridad ó de su delicadeza . Escucháis su conversación y notáis las inflexiones de su voz y sus cambios de actitud, para apreciar su espontaneidad , su abandono y su viveza , ó su energía y rigidez . Estudiáis sus escritos , sus obras de arte, sus empresas mercantiles ó políticas, para medir el alcance y los límites de su inteligencia , de su inventiva y de su sangre fría, para descubrir el orden , la índole y el poder habitual de sus ideas , la manera cómo piensa y se resuelve. Todas esas exterioridades no son más que avenidas que se reunen en un centrò ,

* y no las recorréis sino para llegar á ese centro; allí

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está el verdadero hombre, es decir , el grupo de facultades y de sentimientos que produce todo lo demás . He ahi un nuevo mundo: mundo infinito , porque cada acción visible arrastra en pos de sí una serie infinita de discursos , de emociones , de sensaciones antiguas ó recientes , que han contribuido á sacarla á luz, y que, å modo de largas rocas profundamente hundidas en el suelo , alcanzan en ella su extremo saliente . Ese mundo subterráneo es el segundo objeto, el objeto propio del historiador . Cuando este último atesora la educación crítica necesaria, puede discernir al través de cada adorno de una arquitectura , de cada línea de un cuadro , de cada frase de un escrito, el sentimiento particular de donde surgieron el adorno , la línea ó la frase; asiste al drama intimo desarrollado en el artista ó escritor; la elección de las palabras, la brevedad ó longitud de los períodos, la especie de las metáforas , el acento del verso , el orden del discurso , todo le sirve de indicio ; mientras sus ojos leen un texto , su alma y su mente siguen el continuo desarrollo y la va riada serie de sentimientos y concepciones de que ese texto ha nacido : hacen su psicología . Si queréis observar esta operación , mirad al promovedor y al modelo de toda la gran cultura contemporánea, á Goethe, que, antes de escribir su Ifigenia, pasa días dibujando las más perfectas estatuas , hasta que, llenos sus ojos de las nobles formas del antiguo paisaje , y penetrado su espíritu de las bellezas armoniosas de la vida antigua, logra reproducir en sí propio tan exactamente los hábitos y las inclinaciones de la imaginación griega, que da una hermana casi gemela á la Antigone de Sófocles y à las diosas de Fidias . Esa adivinación precisa de los sentimientos extinguidos ha renovado la historia en nuestro tiempo . En el siglo último se des- .

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conocía casi enteramente. Considerábase á los hombres de todas las razas y de todos los siglos como casi semejantes ; el griego , el bárbaro , el indo, el hombre del Renacimiento y el del siglo XVIII aparecían como vaciados en el mismo molde , según cierta concepción abstracta, que servía para todo el género humano . Se conocía al hombre; no se conocía á los hombres ; no se había penetrado en el alma; no se había visto la diversidad infinita y la complejidad maravillosa de las almas ; no se sabía que la estructura moral de un pueblo y de una edad es tan particular y tan distinta como la estructura física de una familia de plantas ó de un orden de animales . Hoy la historia , como la zoología , ha encontrado su anatomía ; y sea la que quiera la rama histórica que se cultive , filología , linguística ó mitologia, en ese sentido se trabaja para hacerla producir nuevos frutos . Entre tantos escritores como desde Herder , Ottfried Müller y Goethe, han proseguido y rectificado incesantemente ese gran esfuerzo, considere el lector tan sólo dos historiadores y dos obras : una , el comentario sobre Cronwell de Carlyle; otra, el Port- Royal de Sainte- Beuve; y verá con qué exactitud , con qué seguridad y profundidad puede descubrirse un alma al través de sus actos y sus obras; cómo , bajo el viejo general , en vez de un ambicioso vulgarmente hipócrita, se encuentra un hombre atormentado por los confusos ensueños de una meláncolica imaginación , pero positivo en sus instintos y facultades , inglés hasta la medula, extraño é incomprensible para el que no haya estudiado el clima y la raza; cómo, con un centenar de cartas sueltas y con veinte discursos mutilados , se le puede seguir desde su granja y sus yuntas hasta su tienda de general y su trono de protector, en su transformación y en su

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desarrollo , en las inquietudes de su conciencia y en sus resoluciones de hombre de Estado , hasta el punto de que el mecanismo de su pensamiento y de sus acciones se hace visible , y la tragedia intima, perpetuamente renovada y cambiante, que trabajó aquella gran alma tenebrosa , pasa, como las de Shakespeare , al alma de los espectadores . Verá cómo bajo disputas de convento y resistencias monjiles , se puede vislumbrar una gran región de psicología humana ; cómo cincuenta caracteres , sepultados bajo la uniformidad de una narración comedida, reaparecen á la luz , cada uno con su nota saliente , y todos con sus diversidades innumerables , cómo , tras disertaciones teólogicas y sermones monótonos , se disciernen las palpitaciones de corazones siempre vivos , los accesos y los desmayos de la vida religiosa , los retornos imprevistos y el vaivén confuso de la naturaleza, las infiltraciones del mundo circundante , las conquistas intermitentes de la gracia, y con tal variedad de matices , que la más nutrida descripción y el más flexible estilo á duras penas logran recoger la mies inagotable que ha hecho germinar la crítica en ese campo abandonado . Lo mismo sucede dondequiera . Alemania , con su genio tan dúctil , tan amplio, tan accesible á las metamorfosis, tan á propósito para reproducir los más lejanos y extraños estados del pensamiento ; Inglaterra, con su espíritu de precisión , tan adecuado para concretar las cuestiones morales, para determinarlas mediante cifras, pesos y medidas , mediante la geografía y la estadística, á fuerza de textos y de sano juicio ; Francia, en fin, con su cultura parisiense, con sus hábitos de salón , con su análisis continuo de los caracteres y de las obras, con su ironía tan apropiada para marcar las flaquezas , con su penetración tan fina para desen-

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trañar los matices : todos han labrado el mismo dominio, y se empieza á comprender que no hay región de la historia donde no sea necesario cultivar esa capa profunda, si se quiere ver surgir entre los surcos provechosas cosechas . Tal es el segundo paso , que estamos á punto de realizar, y que constituye la obra propia de la crítica contemporánea. Nadie la ha hecho con tanta exactitud y tan en grande como Sainte - Beuve . En este res pecto, todos somos discípulos suyos ; su método renueva hoy en los libros y hasta en los periódicos toda la crítica literaria , filosófica y religiosa. De él hay que partir para inaugurar la evolución ulterior. Yo he procurado indicar esa evolución varias veces ; á mi juicio , se abre aqui una vía nueva para la historia , y` voy á tratar de describirla más en detalle .

III

Los estados y las operaciones del hombre interior é invisible reconocen por causa ciertas maneras generales de pensar y sentir.

Cuando habéis observado y anotado uno , dos , tres múltiples estados íntimos de un hombre , ¿creéis que eso basta, y os parece completo vuestro conocimiento? Un cuaderno de notas , ¿es por ventura una psicologia? No lo es ; aquí, como siempre , tras la reunión de los hechos debe venir la indagación de las causas. Todos los hechos las tienen , sean físicos ó morales : las tienen la veracidad , la ambición ó el valor, lo mismo que la di-

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gestión, el movimiento muscular ó el calor animal. El vicio y la virtud son productos como el vitriolo y el azúcar, y todo dato complejo nace del concurso de otros datos más simple de que depende . Busquemos , pues , los datos simples de las cualidades morales , como se buscan los de las cualidades fisicas ; y consideremos á este fin un hecho cualquiera , por ejemplo : una música religiosa, la de un templo protestante . Hay una causa interior que ha convertido el espíritu de los fieles hacia aquellas graves y monótonas melodías , una causa más vasta que su efecto ; quiero decir

la

idea general del verdadero culto externo que el hombre debe á Dios . Esa idea es la que ha modelado la arquitectura del templo , derribado las estatuas , pros- . crito los cuadros , destruidos los ornamentos , cercenado las ceremonias , encerrado á los concurrentes en bancos altos que les tapan la vista , y presidido á los mil detalles de las decoraciones , de las posturas y de todas las circunstancias externas . Y ella , á su vez , proviene de otra causa más general : la idea integra de la conducta , así interior como exterior- oraciones , actos y disposiciones de todas índoles - á que está obligado el hombre para con el Ser supremo . Esta última es la que ha entronizado la doctrina y la gracia , reducido el clero , transformado los sacramentos , suprimido las prácticas , y convertido la religión disciplinaria en religión moral. Esta segunda idea , á su vez, depende de una tercera más general aún

la de la

perfección moral , tal como se encuentra en el Dios perfecto , juez impecable , riguroso celador de las almas , ante quien toda alma es pecadora , digna de suplicio, incapaz de virtud , si no es por la crisis de conciencia que él provoca y la renovación de corazón que . él produce. He ahí la concepción cardinal , que con-

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siste en erigir el deber en rey absoluto de la vida humana, y en prosternar todos los modelos ideales á los pies del modelo moral . Tocamos aquí el fondo del hombre: porque, para explicar esa concepción , hay que considerar la raza misma, es decir, el germano y el hombre del Norte, la estructura de su carácter y de su inteligencia, sus modos más generales de pensar y de sentir: esa lentitud y frialdad de la sensación , que le impiden caer violenta y fácilmente bajo el imperio del placer sensible; esa rudeza del gusto, esas irregularidades y sacudidas de la concepción que atajan en su espíritu el nacimiento de las grandes síntesis y de las formas armoniosas ; ese desdén de las apariencias , esa necesidad de lo verdadero , esa propensión á las ideas abstractas y desnudas que desenvuelve su conciencia con detrimento de todo lo restante . Aquí hace alto el análisis ; se acaba de llegar á una disposición primitiva, á un rasgo característico de todas las sensaciones y concepciones de un siglo ó de una raza, á una particularidad inseparable de todo el porte de su inteligencia y de su corazón . Esas son las grandes causas, las causas universales ypermanentes, dondequiera y siempre activas, indestructibles é infaliblemente dominantes á la postre , puesto que los accidentes que las contrarian, como limitados y parciales , acaban por ceder á la sorda y continua repetición de su esfuerzo ; de modo que la estructura general de las cosas y los grandes rasgos de los acontecimientos son obra suya , y las religiones , las filosofías , las poesías , las industrias, las formas de la sociedad y de la familia , no son, en resumen, más que impresiones marcadas por su sello .

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IV

. Principales formas de pensamientos y sentimientos. Sus efectos históricos.

Los sentimientos y los pensamientos humanos forman, pues, un sistema, y ese sistema tiene por primer motor ciertos rasgos generales, ciertos caracteres de la inteligencia y del corazón , comunes á los hombres de una raza, de un siglo ó de un país . Así como , en mineralogía, los cristales, por diversos que sean , derivan de algunas formas corporales simples , así también en historia, las civilizaciones , por diversas que sean, derivan de algunas formas espirituales simples . Los unos se explican por un elemento geométrico primitivo, como las otras por un elemento psicológico primitivo . Para comprender el conjunto de las especies mineralógicas , debe considerarse de antemano un sólido regular en general, con sus caras y sus ángulos , y notarse las innumerables transformaciones de que es susceptible. De análogo modo , si queréis comprender el conjunto de las variedades históricas, considerad de antemano un alma humana en general, con sus dos ó tres facultades fundamentales , y en ese compendio notaréis las principales formas que puede admitir. Después de todo, esa especie de cuadro ideal, el geométrico como el psicológico , no es muy complejo , y pronto se ven los límites del marco en que han de circuns-

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cribirse las civilizaciones , como los cristales . ¿Qué hay en el hombre en el punto de partida? Imágenes ó representaciones de los objetos , es decir, aquello que flota interiormente ante él , que subsiste algún tiempo , y después se borra y reaparece , cuando ha contemplado tal árbol , tal animal , tal cosa sensible. Esa es la materia de todo lo demás ; y el desarrollo de esa materia es doble : especulativo ó práctico , según que esas representaciones conducen á una concepción general ó à una resolución activa . He ahí todo el hombre en compendio; y en ese recinto limitado se concentran las diversidades humanas , ya en el seno de la materia primordial , ya en el doble desarrollo primordial . Por pequeñas que sean en los elementos , son enormes en la masa, y la menor alteración en los factores acarrea alteraciones gigantescas en los productos . Según la representación es clara y definitiva ó confusa y mal delimitada, según reune en sí un grande ó pequeño número de caracteres del objeto , según es violenta é impulsiva ỏ tranquila y serena , todas las operaciones y todo el juego corriente de la máquina humana se transforman . Y , asimismo, todo el desarrollo humano varía á compás del desarrollo ulterior de la representación . Si la concepción general á que ésta conduce es una simple notación seca á la manera chica, la lengua se convierte en una especie de álgebra , la religión y la poesía se atenúan , la filosofía se reduce à una especie de sentido moral y práctico , la ciencia á una colección de recetas , de clasificaciones , de mnemotecnias utilitarias , y el espíritu entero adquiere una tendencia positivista . Si , al contrario, la concepción general á que la representación conduce es una creación poética y figurativa, un símbolo vivo , como acontece en 2

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las razas arias , la lengua se convierte en una especie de epopeya matizada y coloreada , donde cada voz es un personaje ; la poesía y la religión adquieren una magnífica é inagotable amplitud; la metafísica se desarrolla libre y sutilmente, sin curarse de las aplicaciones positivas ; el espíritu entero , al través de las desviaciones y los desfallecimientos inevitables de su esfuerzo , se prenda de lo bello y lo sublime , y concibe un modelo ideal, capaz de concentrar en torno suyo, por la virtud de su nobleza y su armonía , las simpatías y los entusiasmos del humano linaje . Si ahora la concepción general á que la representación conduce es poética pero no meditada y medida; si el hombre la alcanza, no por una gradación constante, sino por una intuición brusca; si la operación original no es el desarrollo regular, sino la explosión violenta , entonces, como acontece en las razas semitas , falta la metafísica; la religión no concibe más que el Dios rey, devorador y solitario ; la ciencia no puede formarse; el espíritu es demasiado rígido ó inflexible para reproducir el delicado orden de la naturaleza; la poesía no sabe dar á luz más que una serie de exclamaciones vehementes y grandiosas ; la lengua no puede expresar la trabazón del discurso y de la elocuencia; el hombre se reduce al entusiasmo lírico , á la pasión indómita , á la acción fanática y estrecha . En ese intervalo entre la representación particular y la concepción universal , se encuentran los gérmenes de las mayores diferencias humanas . Algunas razas, como las clásicas , por ejemplo, pasan de la primera á la segunda por una escala gradual de ideas regularmente clasificadas y más generales cada vez; otras, como las germánicas , realizan la misma travesía por saltos , sin uniformidad, después de largos y vagos tanteos . Algunas,

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como los romanos y los ingleses , se detienen en los primeros escalones ; otras , como los indos y alemanes , suben hasta los últimos . Si ahora, después de haber considerado el tránsito de la representación á la idea , se examinase el tránsito de la representación á la resolución, se encontrarían diferencias elementales de la misma importancia y del mismo orden, según que la impresión es viva, como en los climas del Mediodía , Ó pálida, como en los climas del Norte; según que lleva á la acción desde el primer instante, como sucede en los pueblos bárbaros , ó tardíamente, como ocurre en las naciones civilizadas ; según que es ó no susceptible de acrecentamiento , de persistencia y arraigo. Todo el sistema de las pasiones humanas, todas las condiciones de la paz y de la seguridad públicas , todas las fuentes del trabajo y la acción derivan de ahí . Lo mismo sucede con las otras diferencias primordiales : sus consecuencias abrazan toda una civilización , y pueden compararse á esas fórmulas algébricas que, en sus estrechos limites, contienen de antemano toda la curva cuya ley constituyen . No es que esa ley se cumpla siempre hasta el fin; á veces se encuentran perturbaciones ; pero, cuando así ocurre, no es que la ley sea falsa , sino que no ha obrado por si sola. Nuevos elementos han venido á mezclarse á los antiguos ; grandes fuerzas extrañas han venido á contrariar las fuerzas primitivas . Ha emigrado la raza, como el antiguo pueblo ario, y el cambio de clima ha alterado toda la economía de la inteligencia y toda la organización de la sociedad. Ha sido conquistado el pueblo , como la nación sajona, y la nueva estructura política le ha impuesto hábitos, capacidades é inclinaciones que no tenía. La nación se ha instalado en medio de vencidos amenazadores , como los antiguos espartanos , y la obli-

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gación de vivir á la manera de tropa acampada ha torcido violentamente en un sentido único toda la constitución moral y social. En todo caso , el mecanismo de la historia humana es semejante . Siempre se encuen tra como primitivo resorte alguna disposición muy general del espíritu , ora innata en la raza, ora adquirida por virtud de alguna circunstancia influyente . Esos grandes resortes hacen poco a poco su efecto , y al cabo de algunos siglos colocan á la nación en un nuevo estado religioso , literario , social , económico : condición nueva que, unida al esfuerzo renovado de tales factores, produce otra condición, ya buena, ya mala, ora con lentitud, ora con rapidez , y así sucesivamente ; de modo que el movimiento total de cada civilización distinta, puede considerarse como resultado de una fuerza permanente, que á cada instante modifica su obra, alterando las circunstancias en que actúa .

V

Las tres fuerzas primordiales : la raza, el medio y el momento .

Tres fuentes diversas contribuyen á producir ese estado moral elemental : la raza , el medio y el momento. Lo que se llama la raza son esas disposiciones innatas y hereditarias que el hombre aporta consigo , y que van unidas , por lo común , á marcadas diferencias de temperamento y de estructura corporal . Varían según los pueblos . Hay naturalmente variedades de hombres , como de toros y de caballos : unas vale-

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rosas é inteligentes y otras tímidas y de cortos alcan · ces ; unas capaces de concepciones y de creaciones superiores , y otras reducidas á las ideas y á las invenciones rudimentarias ; algunas dispuestas más especialmente para ciertas obras y dotadas más ricamente de ciertos instintos , al modo como se ven castas de perros de aptitudes especiales para la carrera, ó para el combate, ó para la caza , ó para la custodia de las casas ó de los rebaños . Hay aquí una fuerza definida , tan definida , que , al través de las enormes desviaciones que los otros dos motores la imprimen , se reconoce aún ; y una raza, como el antiguo pueblo ario , diseminada desde el Ganges hasta las Hébridas, establecida en todos los climas , escalonada en todos los grados de la civilización , transformada por treinta siglos de revoluciones , manifiesta, sin embargo , en sus lenguas , en sus religiones , en sus literaturas y en sus filosofías , la comunidad de sangre y de espíritu que enlaza hoy aún á todos sus vastagos . Por diferentes que esos vástagos sean, no ha desaparecido su parentesco ; por mucho que hayan labrado la selvatiquez, el cultivo y el injerto, las diferencias de cielo y de suelo, y las prósperas ó adversas vicisitudes , han subsistido los grandes rasgos de la forma original, y se descubren los dos ó tres lineamientos principales de la impresión primitiva bajo las impresiones secundarias que el tiempo ha superpuesto . Nada tiene de asombroso esa tenacidad extraordinaria. Aunque la inmensidad de la distancia no nos deje entrever más que á medias y á una incierta luz el origen de las especies ( 1) , los hechos de la historia iluminan bastante

(1) Darwin : Del origen de las especies.- Prosper Lucas : De la herencia.

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los hechos anteriores à la historia, para explicar la casi inquebrantable solidez de los caracteres primordiales . Cuando quince, veinte , treinta siglos antes de nuestra era, los encontramos en un ario, en un egipcio, en un chino , esos caracteres representan la obra de un número de siglos mucho mayor , quizá la obra de millones de años . Porque , desde el punto y hora en que un animal vive , es menester que se amolde á su medio : respira, se renueva , se conduce de distinto modo , según el aire , los alimentos y la temperatura . Un clima y una situación diferentes engendran en él necesidades diferentes , y, por consecuencia, un sistema de acciones diferentes ; y de aquí un sistema de hábitos diferentes , y en último resultado un sistema de aptitudes y de instintos diferentes . El hombre , obligado á mantenerse en equilibrio con las circunstancias , contrae un carácter y un temperamento en armonía con esas circunstancias; y su carácter , como su temperamento , son adquisiciones tanto más estables cuanto más reiterada ha sido la impresión exterior y más antigua su transmisión por herencia á la progenitura. De forma que el carácter de un pueblo puede considerarse en cada punto como el resumen de todas sus acciones y de todas sus sensaciones precedentes , es decir , como una cantidad y como un peso , no infinito (1 ) , puesto que todas las cosas de la naturaleza son limitadas, pero si desproporcionado con lo restante y casi imposible de levantar , en atención , á que ha contribuído á agravarle cada minuto de un pasado casi infinito , y á que, para vencer la balanza, habría que acumular en el otro platillo un número de acciones y de sensaciones mayor aún. Tal es la pri-

(1)

Espinosa : Etica, 4.ª parte, axioma.

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mera y la más rica fuente de esas facultades matrices de donde derivan los acontecimientos históricos ; y desde luego se ve que, si es poderosa, es porque no constituye un simple manantial, sino una especie de lago y como un depósito profundo donde los otros manantiales han ido aglomerando sus propias aguas durante una multitdd de siglos . Cuando se ha reconocido así la complexión interior de una raza, hay que considerar el medio en que vive. Porque el hombre no está solo en el mundo , sino que le envuelve la naturaleza y le rodean los otros hombres . Así sobre la impresión primitiva y permanente se extienden las impresiones accidentales y secundarias, y las circunstancias físicas ó sociales alteran ó completan la condición original . Ora es el clima el que hace su efecto . Aunque no podamos seguir más que oscuramente la historia de los pueblos arios desde su patria común hasta sus patrias definitivas , cabe afirmar, con todo , que la profunda diferencia que separa á las razas germánicas de las latinas y helénicas , procede en gran parte de las comarcas en que se han establecido : unas en los países fríos y húmedos , en el fondo de ásperas selvas pantanosas ó á orillas de un occéano bravio , viéndose reducidas á las sensaciones melancólicas ó violentas, estimuladas á la embriaguez y å la alimentación fuerte, inclinadas á la vida militante y carnicera; las otras , al contrario, en medio de los más bellos paisajes, á orillas de un mar resplandeciente y risueño, invitadas à la navegación y al comercio, exentas de las necesidades groseras del estómago, dirigidas desde el principio hacia los hábitos sociales , hacia la organización política , hacia los sentimientos y las facultades que desenvuelven el arte de hablar, el talento de gozar , la invención de las cien-

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cias, de las letras y de las artes . Ora han trabajado las circunstancias politicas, como en las dos civilizaciones italianas : la primera convertida por entero hacia la acción , la conquista , el gobierno y la legislación, por la situación primitiva de una ciudad de refugio, de un emporium de frontera , y de una aristocra cia armada que, importando y regimentando bajo sus órdenes á los estranjeros y á los vencidos , ponía en pie, uno frente á otro , dos cuerpos hostiles , y no encontraba solución para sus dificultades interiores ni desahogo para sus instintos rapaces más que en la guerra sistemática; la segunda, privada de la unidad y de la gran ambición política por la permanencia de su forma municipal , por la situación cosmopolita de su Papa y por la intervención militar de las naciones vecinas , dejándose llevar totalmente por la pendiente de su magnífico y armonioso genio hacia el cultivo de la voluptuosidad y de la belleza. Ya , en fin , han impreso su sello las condiciones sociales , como hace diez y ocho siglos mediante el cristianismo , y veinticinco siglos mediante el budhismo , cuando , así en torno del Mediterráneo como en el Indostán , las consecuencias extremas de la conquista y de la organización aria trajeron la opresión intolerable, el anonadamiento del individuo , la desesperación completa , la maldición lanzada sobre el mundo , con el desarrollo de la metafisica y de la meditación soñadora , y cuando el hombre, en su calabozo de miserias , concibió la abnegación, la caridad , el amor tierno , la dulzura , la humildad , la fraternidad humana, allí ante la idea de la nada universal , aquí bajo la paternidad de Dios . Obsérvense los instintos reguladores y las facultades implantadas en una raza, obsérvese el sentido en que hoy piensa y obra, y se verá las más de las veces

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cómo es la resultante de alguna de esas situaciones prolongadas , de esas circunstancias envolventes , de esas persistentes y gigantescas presiones sufridas por una masa de hombres que , uno á uno , y todos juntos , no han cesado de plegarse y amoldare á sus exigencias de generación en generación : en España , una cruzada de ocho siglos contra los musulmanes , prolongada aún más allá y hasta el agotamiento de la nación por la expulsión de los moros , el despojo de los judíos , el establecimiento de la Inquisición y las guerras católicas ; en Inglaterra , una constitución política de ocho siglos que permite al hombre mantenerse erguido y respetuoso , independiente y obediente , y le acostumbra á luchar en masa bajo la autoridad de la ley ; en Francia , una organización latina que , impuesta en un principio á bárbaros dóciles , * y deshecha luego en medio de la demolición universal , se rehace de suyo bajo la conspiración latente del instinto nacional , se desarrolla bajo reyes hereditarios , y acaba en una especie de república igualitaria , centralizada , administrativa , bajo dinastías expuestas á revoluciones . Esas son las más eficaces entre las causas observables que modelan al hombre primitivo ; son para las naciones lo que la educación , la profesión , la condición y la residencia para los individuos ; y parecen abrazarlo todo , puesto que abrazan todas las potencias externas que labran la materia humana , y por cuya virtuḍ el exterior obra sobre el interior . Hay, sin embargo, un tercer orden de causas , porque, juntamente con las fuerzas del interior y del exterior, existe la obra que han realizado ya ; y esa obra contribuye á su vez á producir la que sigue : además del impulso permanente y del medio dado , existe la velocidad adquirida . Cuando actúan el carácter na-

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cional y las circunstancias ambientes , no actúan sobre una tabla rasa , sino sobre una tabla donde se han marcado ya impresiones . Según se toma la tabla en un momento ó en otro , la impresión es diferente ; y eso basta para que el efecto total sea diferente. Notad , por ejemplo, dos momentos de una literatura ó de un arte : la tragedia francesa , bajo Corneille y bajo Voltaire ; el teatro griego, bajo Esquilo y bajo Euripides ; la poesía latina , bajo Lucrecio y bajo Claudiano ; la pintura italiana, bajo Vinci y bajo Guido . Claro es que la concepción general no varía de uno á otro de esos puntos extremos : siempre es el mismo el tipo humano que se trata de representar ó de pintar ; el molde del verso , la estructura del drama , la especie de los cuerpos han persistido . Pero entre otras diferencias , hay ésta

que uno de los artistas es el pre-

cursor, y el otro el sucesor ; que el primero no tiene modelo , y el segundo tiene un modelo; que el primero ve las cosas frente à frente , y el segundo ve las cosas por el intermedio del primero ; que se han perfeccionado varias grandes partes del arte ; que han disminuido la sencillez y la magnitud de la impresión ; ⚫ que han aumentado el atractivo y el refinamiento de la forma ; en resumen , que la primera obra ha determinado la segunda . Pasa aquí con un pueblo lo que con una planta : la misma savia , bajo la misma temperatura y sobre el mismo suelo , produce , en los diversos grados de su elaboración sucesiva , formaciones diferentes , botones , flores , frutos , semillas ; y de tal modo que cada una tiene siempre por condición la an terior, y nace de su muerte . Si miráis ahora , no un corto momento , sino uno de esos vastos desos poll ya a que abrazan uno ó varios siglos , como la d

Eda

ca Media , ó nuestra última época clási , la con-

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clusión será la misma. En cada uno de esos periodos reina cierta concepción dominante; los hombres , durante doscientos ó quinientos años , se representan cierto modelo ideal del hombre: en la Edad Media , el caballero y el monje; en nuestra edad clásica, el hombre de corte y el purista . Esa idea creadora y universal se manifiesta en todo el campo del pensamiento y de la acción, y después de llenar el mundo con sus obras involuntariamente sistemáticas , palidece y muere , surgiendo después una nueva idea , destinada á la misma dominación y á la misma multiplicidad de creaciones . Poned aquí que la segunda depende en parte de la primera, y que la primera, combinando su influjo con el del genio nacional y de las circunstancias , es la que va á imponer á las cosas nacientes su sesgo y dirección . Según esta ley, se forman las grandes corrientes históricas, ó sean, los largos reinados de una forma de espíritu ó de una idea matriz , como ese período de creaciones espontáneas , que se llama el Renacimiento , ó ese período de clasificaciones oratorias que se llama la Edad clásica , ó esa serie de síntesis místicas, que se llama la época alejandrina y cristiana, ó esa serie de florecimientos mitológicos que se encuentra en los orígenes de Germania, de India y de Grecia. No hay aquí , como dondequiera, más que un problema de mecánica : el efecto resultante es un compuesto determinado totalmente por la magnitud y dirección de las fuerzas que le producen . La única diferencia que separa estos problemas morales de los problemas físicos , es que las direcciones y las magnitudes no se dejan valuar ni precisar en los primeros como en los segundos . Si una aspiración , si una facultad es una cantidad susceptible de grados como una presión ó un peso , esa cantidad no es medible como

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la de una presión ó un peso . No podemos fijarla en una fórmula exacta ó aproximada ; no podemos tener ni dar acerca de ella más que una impresión literaria ; nos vemos reducidos á notar y citar los hechos salientes en que se manifiesta, y que indican sobre poco más o menos , grosso modo, hacia qué altura de la escala hay que colocarla . Pero aunque los medios de notación no son los mismos en las ciencias morales que en las físicas, sin embargo , como la materia es la misma y se compone igualmente de fuerzas , de direcciones y de magnitudes , puede decirse que, en unas como en otras, el resultado final se produce según la misma regla. Es grande o pequeño , según que las fuerzas fundamentales son grandes ó pequeñas, y actúan más o menos exactamente en el mismo sentido , según que los efectos distintos de la raza, del medio y del momento se combinan para sumarse unos con otros , ó para anularse unos á otros . Así se explican las largas incapacidades y los brillantes triunfos que se registran irregularmente y sin razón ostensible en la vida de un pueblo : tienen por causas concordancias ó contrariedades interiores . Hubo una de esas concordancias cuando , en el siglo XVII , se aunaron el carácter sociable y el genio de la conversación innatos en Francia con los hábitos de salón y la boga del análisis oratorio , ó cuando , en el siglo XIX , el flexible y profundo genio de Alemania vió lucir la edad de las síntesis filosóficas y de la crítica cosmopolita. Hubo una de esas contrariedades cuando , en el siglo XVII , el rudo y solitario genio inglés intentó asimilarse la urbanidad nueva, ó cuando , en el siglo XVI , el lúcido y prosaico espíritu francés procuró inútilmente engendrar una poesía viva. Esa concordancia secreta de las fuerzas creadoras es la que produjo la acabada cor-

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tesanía y la literatura majestuosa y regular bajo Luis XIV y Bossuet, la metafísica grandiosa y la amplia simpatía crítica bajo Hegel y Goethe . Esa contrariedad secreta de las fuerzas creadoras es la que produjo la literatura incompleta , la comedia escandalosa , el teatro abortado bajo Dryden y Wycherley , las malas importaciones griegas , los tanteos , las bellezas menudas y parciales , bajo Ronsard y la Pléyade . Podemos afirmar con certidumbre que las creaciones desconocidas á que nos arrastra la corriente de los siglos serán suscitadas y determinadas completamente por las tres fuerzas primordiales ;

que si pudiesen

medirse y cifrarse esas fuerzas, cabría deducir como de una fórmula las propiedades de la civilización futura; y que si , á pesar de lo grosero de nuestras notaciones, y lo inexacto de nuestras medidas , queremos hoy formarnos alguna idea de nuestros destinos generales , sobre el examen de esas fuerzas tenemos que fundar nuestras previsiones . Porque, al enumerarlas , recorremos el círculo completo de las potencias activas; y cuando hemos considerado la raza , el medio y el momento , es decir , el resorte interior , la presión exterior y el impulso ya adquirido , hemos agotado , no sólo todas las causas reales , sino todas las causas posibles del movimiento.



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VI

Cómo se distribuyen los efectos de una causa primordial.— Comunidad de los elementos.-Composición de los grupos.-Ley de las dependencias mutuas.-Ley de las Influencias proporcionales .

Falta inquirir de qué modo se distribuyen los efectos de esas causas en una nación ó en un siglo . Así como las aguas de un manantial elevado se reparten según las alturas , y descendiendo de piso en piso , hasta llegar al fin á la capa más baja del suelo , así la disposición de espíritu suscitada en un pueblo por la raza, el momento ó el medio se difunde en proporciones diferentes y mediante descensos regulares por los diversos órdenes de hechos que componen su civilización (1) . Si se traza el mapa geográfico de un país á partir de la divisoria de las aguas , vemos dividirse las vertientes , por debajo del punto común, en cinco ó seis cuencas principales, luego cada una de éstas en varias cuencas secundarias , y así sucesivamente hasta que la comarca entera con sus millares de accidentes queda comprendida en las ramificaciones de esa red . De análoga suerte, si se traza el mapa psicológico de una civilización , se encuentran desde luego cinco ó

(1) Consúltese, para ver esta escala de efectos coordinados : Renán: Lenguas semíticas, cap. 1.-Mommsen: Comparación de las civilizaciones griega y romana, cap. II , vol . 1 , 3.ª edic.— Tocqueville: Consecuencias de la democracia en América, volumen III.

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seis regiones bien delimitadas : la religión , el arte , la filosofia , el Estado , la familia , las industrias ; después , en cada una de esas regiones , departamentos naturales , y , en cada uno de esos departamentos , territorios menores, hasta que se llega á esos detalles innumerables de la vida que observamos diariamente en nosotros y alrededor de nosotros . Si ahora se examinan y se comparan entre sí esos diversos grupos de hechos , se verá que están compuestos de partes , y que todos tienen partes comunes . Consideremos primeramente las tres obras principales de la inteligencia humana : la religión , el arte y la filosofía . ¿ Qué es una filosofia sino una concepción de la naturaleza y de sus causas primordiales, bajo forma de abstracciones y de fórmulas? ¿Qué hay en el fondo de una religión y de un arte sino una concepción de esa misma naturaleza y de esas mismas causas primordiales, bajo forma de símbolos y de personajes más o menos precisos , con la diferencia de que, en el primer caso , se cree que existen, y , en el segundo , que no existen? Considere el lector alguna de esas grandes creaciones del espíritu en la India, en Escandinavia , en Persia , en Roma, en Grecia, y verá que en todas partes el arte es una especie de filosofía sensibilizada , la religión una especie de poema tenido por verdadero, la filosofía una especie de arte y de religión reducida á las ideas puras. Así, pues, en el centro de cada uno de esos tres grupos hay un elemento común: la concepción del mundo y de su principio ; y si difieren entre sí, es porque cada uno combina con el elemento común un elemento distinto: aquí el poder de abstraer; alli la facultad de personificar y de creer; más allá el talento de personificar sin creer. Tomemos ahora las dos obras principales de la asociación humana : la familia y el Es-

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tado . ¿Qué es lo que constituye el Estado sino el sentimiento de obediencia por cuya virtud se reune una multitud de hombres bajo la autoridad de un jefe? ¿Y qué es lo que constituye la familia sino el sentimiento de obediencia por cuya virtud la mujer y los hijos obran bajo la dirección del marido y del padre? La familia es un estado natural, primitivo y restringido , como el Estado es una familia artificial , ulterior y ampliada; y en la sociedad pequeña como en la grande, en medio de las diferencias debidas al número , al origen y á la condición de los miembros , se discierne fundamentalmente una misma disposición de espíritu que las aproxima y une. Suponed ahora que ese elemento común recibe del medio , del momento ó de la raza caracteres propios , y es claro que todos los grupos en que entra se modificarán en consonancia . Si el sentimiento de obediencia no es más que temor (1) , como en la mayoría de los Estados orientales , encontraréis la brutalidad del despotismo , la prodigalidad de los suplicios , la explotación del súbdito , el servilismo de las costumbres , la inseguridad de la propiedad, el empobrecimiento de la producción , la esclavitud de la mujer y los hábitos del harem. Si el sentimiento de obediencia tiene por raíz el instinto de la disciplina, la sociabilidad y el honor, como en Franla cia, encontraréis la perfecta organización militar, gran jerarquía administrativa , la falta de espíritu público juntamente con las sacudidas del patriotismo , la pronta docilidad del súbdito con las impaciencias dėl revolucionario , las genuflexiones del cortesano con las resistencias del caballero , el atractivo delicado de la

(1) Montesquieu: Espíritu de las leyes, Principios de los tres gobiernos.

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conversación y de la sociedad con las miserias del hogar y de la familia, la igualdad de los esposos y la imperfección del matrimonio bajo el yugo necesario de la ley . Si , en fin, el sentimiento de obediencia tiene por raíces el instinto de subordinación y la idea del deber, como en las naciones germánicas, hallaréis la tranquilidad y felicidad del hogar , el sólido asiento de la vida doméstica , el desarrollo tardío é incompleto de la vida mundana, la innata deferencia hacia las dignidades establecidas , la superstición del pasado , el mantenimiento de las desigualdades sociales, el respeto natural y habitual á la ley . De igual suerte , según sea la aptitud de una raza para las ideas generales , así serán su religión , su arte , su filosofía. Si el hombre es naturalmente idóneo para las más amplias concepciones universales , á la vez que propenso á alterarlas por la sobreexcitación nerviosa de su organización, se verá, como en la India , una asombrosa profusión de gigantescas creaciones religiosas , un florecimiento espléndido de epopeyas desmesuradas y transparentes , un laberinto extraño de filosofías sutiles é imaginativas, tan conexas todas entre sí y tan penetradas de una savia común , que, por su amplitud , por su color , por su desorden , se reconocerán al punto como producciones del mismo clima y del mismo espíritu. Si el hombre, á la inversa, naturalmente sano y equilibrado , limita la extensión de sus concepciones para precisar mejor su forma , se verá, como en Grecia, una teología de artistas , dioses distintos separados pronto de las cosas y transformados en personas casi desde el primer instante, un sentimiento borroso de la unidad universal apenas conservado en la vaga noción del Destino , una filosofia sutil y precisa más que grandiosa y sistemática, limitada en la alta meta3

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física ( 1) , pero incomparable en la lógica, la sofistica y la moral, una poesía y un arte superiores por su claridad, por su naturalidad , su medida, su verdad y su belleza, á cuanto se ha visto nunca . Si el hombre, por último , reducido á concepciones estrechas y privado de toda penetración especulativa, se halla á la vez absorbido y entumecido por las preocupaciones prácticas , se verá, como en Roma, dioses rudimentarios, simples nombres vacíos, buenos para anotar las menores particularidades de la agricultura , de la generación y del hogar, verdaderas etiquetas domésticas y rurales, y , por tanto, una mitología, una filosofía y una poesía nulas ó de préstamo . Aquí , como en tòdas partes , se aplica la ley de las dependencias mutuas (2) . Una civilización forma cuerpo , y sus partes se relacionan á la manera de las partes de un cuerpo orgánico . Así como los instintos , los dientes , los miembros, el esqueleto y los músculos de un animal son cosas tan enlazadas que una variación de cualquiera de ellas determina en cada una de las otras una variación correspondiente, y algunos fragmentos bastan á un naturalista hábil para reconstruir mentalmente el cuerpo casi integro ; así también , en una civilización, la religión , la filosofía , la forma de familia, la literatura , las artes, componen un sistema donde todo cambio local trae consigo un cambio general; de suerte que un historiador perito que estu(1) La filosofía alejandrina no nace sino en contacto con el Oriente. Las concepciones metafísicas de Aristóteles son *aisladas, aparte de que en él , como en Platón , no son más que un bosquejo. Ved, en cambio, el vigor sistemático de Plotino, Proelo, Schelling y Hegel , ó la audacia admirable de la especulación brahmánica y búdica. (2) He procurado ley veces, ia sobre todo os esta icavarias go e los expresar d y de histor . de crít Ensay en el prólo

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dià una porción restringida del conjunto vislumbra de antemano y casi predice los caracteres * del resto . Nada hay de vago en esa dependencia. Lo que la determina en un cuerpo vivo es , en primer término, la tendencia á manifestar cierto tipo primordial ; en segundo término , la exigencia de poseer órganos que puedan proveer á sus necesidades , y de encontrarse de acuerdo consigo mismo á fin de vivir . Lo que la determina en una civilización, es el hecho de presidir á cada gran creación humana un elemento productor igualmente presente en las otras creaciones , esto es , alguna facultad , alguna aptitud , alguna disposición eficaz y notable que , teniendo un carácter propio , le introduce consigo en todas las operaciones á que concurre, y, siempre que varía, hace variar las obras en que interviene.

VII

Ley de formación de un grupo . -Ejemplos è indicaciones.

Llegados aquí , podemos entrever los principales rasgos de las transformaciones humanas, y empezar á investigar las leyes generales que rigen , no ya simples hechos , sino clases de hechos , no ya tal religión ó tal literatura, sino el grupo de las literaturas ó de las religiones. Si se admitiese, por ejemplo, que una religión es un poema metafísico acompañado de creencia; si se notase, además , que hay ciertos momentos , ciertas razas y ciertos medios , en que la creencia, la fa-

IA

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HISTOR

ATURA

DE LA LITER

SA

INGLE

ca gan cultad poética y la facultad metafisi se desplie e t n o ase e d r juntam con un vigor inusita ; si se conside o ism o n que el cristian y el budhism naciero en épocas s a s tes s s o i a i s i d de sínte gran y entre miser semejan á s n o ó ó d i v a s e n t e l l e e r b a v s a p u u s x e l o q s á lo e d lo Cé e s e i c o n e nes ; si se reco , por otra part , que las relias ieron al despertar la razón hug r u giones primitiv s ento mana, durante el más rico florecimi de la fantasía , o en tiempo del más hermos candor y de la mayor crenase tismo dulidad ; si se reflexio aún que el mahome ó iento e apareci con el advenim d la prosa poética y la n ó i l c p d e a o c d i n co de la uni nac na , en un pueblo deso e o no t a s i n i c prov de cien , en el mome t d un repenti o e l s desarrol del espíritu , podría concluir que una relima egún a a m n r i e n o l gió nac , dec , se ref y se trasfor s as i c n a n t a c s que las circun fortifi y asocian más ó meamente s nos íntima y enérgic sus tres instinto generaía r e d a n e r s dore , y se comp por qué es endémic en la s o v i s s India , entre cerebro imaginat , filosófico , exaltaa i a c g n e e i l l dos por exce ; por qué se desp tan extraña e t n e m y amplia en la Edad Media , en una sociedad a ras uevas v i s opre , entre lenguas y literatu n ; por qué e s r volvió á levanta en el siglo XVI con un carácter smo eroico o nuevo y un entusia h en el moment del o t n e l i r a a m renaci univers y al despert de las razas a cas c i s i n l á p i m t r é r l e g ; po qu se mu en extraña sectas a i a c n mo a a r c c i en la ruda demo amer y bajo el despotis o c i t a burocrá de Rusia ; por qué , en fin , se encuentr es a n d i o u i b a c i r p r o o hoy dist en Eur con prop y partiades an es egún ias cularid t diferent s las diferenc de las ciones a z s i o a e con l m r z i r s s v a e u a i o i r y d l c . L m oc n ó i c a e cada especi de produc human , con la literatura, 1a música, las artes del dibujo , la filosofía , las ciencias , a el Estado , la industri , etc. Cada una tiene por causa

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directa una disposición moral ó un concurso de disposiciones morales : dada esa causa , aparece ; ausente esa causa, desaparece ; la debilidad ó la intensidad de esa causa, miden su debilidad ó su intensidad propias. Se liga á ella como un fenómeno físico á su condición , como el rocío al enfriamiento de la temperatura ambiente, como la dilatación al calor . Hay en el mundo moral, como en el mundo físico , pares de términos , tan rigurosamente encadenados y tan universalmente difundidos en el uno como en el otro . Todo lo que produce, altera ó suprime el primer término de uno de esos pares, produce , altera ó suprime, de rechazo, el segundo término . Todo lo que enfría la temperatura ambiente hace que se deposite el rocío . Todo lo que desarrolla la credulidad al mismo tiempo que las concepciones poéticas generales, engendra la religión . Así han sucedido las cosas ; así seguirán sucediendo . Desde el punto en que sabemos cual es la condición suficiente y necesaria de una de esas vastas apariciones , nuestra inteligencia abarca el porvenir como el pasado . Podemos decir con certidumbre en qué circunstancias deberá renacer, prever sin temeridad varias partes de su historia próxima y bosquejar con circunspección algunos rasgos de su desarrollo subsiguiente .

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VIII

Problema general y porvenir de la historia.- Método psicológico.Valor de las literaturas. -Objeto de este libro.

A tal altura se encuentra hoy la historia, ó, más bien, está muy cerca de ella, en el umbral de esa investigación . El problema planteado en este momento es el siguiente: Dada una literatura, una filosofía, una sociedad, un arte, tal clase de artes, ¿cuál es el estado moral que la produce, y cuales son las condiciones de raza, de momento y de medio más apropósito para producir ese estado moral? Hay un estado moral distinto para cada una de esas formaciones y para cada una de sus ramas ; lo hay para el arte en general, y para cada especie de arte; para la arquitectura, para la pintura, para la escultura, para la música , para la poesía; cada una tiene su germen privativo en el vasto campo de la psicología humana ; cada una tiene su ley, y en virtud de esa ley la vemos surgir fortuitamente, en apariencia, y completamonte sola en medio de los abortos de sus congéneres , como la pintura en Flandes y en Holanda en el siglo XVII , como la poesía en Inglaterra en el siglo XVI , como la música en Alemania en el siglo XVIII . En esos momentos y en esos Países, se han visto reunidas las condiciones necesarias para un arte, y no las precisas para los otros , y brotó una rama sola en medio de la esterilidad gene-

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ral . Esas reglas de la vegetación humana son las que al presente debe inquirir la historia ; lo que importa es hacer esa psicología especial de cada formación ; lo que importa es componer el cuadro completo de esas condiciones esenciales . Nada más delicado y más difícil. Montesquieu acometió la empresa ; pero, en su tiempo era demasiado nueva la historia, para que pudiese salir airoso : no se sospechaba siquiera el camino que debía seguirse, y apenas si hoy empezamos á entreverle . Así como en el fondo la astronomía es un problema de mecánica, y la fisiología un problema de química , así en el fondo la historia es un problema de psicología. Hay sistemas particulares de impresiones y operaciones interiores que engendran respectivamente el artista , el creyente, el músico , el pintor, el nómada , el hombre social : en cada uno de éstos varían la filiación , la intensidad , las dependencias de las ideas y de las emociones ; cada uno de ellos tiene su historia moral y su estructura propia , con alguna disposición primordial y algún carácter dominante . Para explicar cada una de estas naturalezas habría que escribir un capítulo de análisis intimo, y hoy apenas si se halla esbozado ese trabajo . Sólo un hombre lo ha emprendido , Stendhal , merced á un sello singular de espíritu y de educación , y al presente aún la mayor parte de los lectores estiman sus obras paradójicas y oscuras: su talento y sus pensamientos eran prematuros . No se han comprendido sus admirables adivinaciones , las profundas frases que siembra como de pasada , la asombrosa exactitud de sus notaciones y de su lógica . No se ha visto que, con sus apariencias de hombre de mundo y en el tono de la conversación corriente, explicaba los mecanismos internos más complicados , ponía el dedo en los grandes resortes , é in-

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troducía en la historia del corazón los procedimientos científicos , el arte de cifrar , de descomponer y deducir ; no se ha visto que era el primero que señalaba las causas fundamentales , es decir, las nacionalidades , los climas y los temperamentos ; que trataba, en suma, los fenómenos internos como deben tratarse, como naturalista y como físico , haciendo clasificaciones y pesando fuerzas ." Por todo eso se le ha juzgado seco y excéntrico , y ha permanecido aislado , escribiendo novelas , viajes , apuntes , para los cuales sólo deseaba y obtenía veinte lectores . Y, sin embargo, aun hoy, en sus libros es donde podrán encontrarse los ensayos más á propósito para allanar el camino que he tratado de describir . Nadie ha enseñado mejor á abrir los ojos y á mirar , á mirar ante todo los hombres que nos rodean y la vida presente, y después los documentos antiguos y auténticos ; á leer algo más que lo escrito , á ver, al través de la añeja impresión ó de los garabatos de un texto , el sentimiento exacto , el movimiento de ideas , el estado de espíritu en que el autor escribía. En sus publicaciones , en las de Sainte-Beuve, en las de los críticos alemanes, es donde verá el lector todo el partido que puede sacarse de un documento literario: cuando ese documento es rico , y sabemos interpretarle , descubrimos en él la psicología de un alma , frecuentemente la de un siglo, y á veces la de una raza. En este respecto , un gran poema, una bella novela, las confesiones de un hombre superior son más instructivas que un cúmulo de historiadores y de historias ; yo daría cincuenta volúmenes de cartas y privilegios y cien volúmenes de protocolos diplomáticos por las memorias de Cellini , por las epístolas de San Pablo, por los coloquios de sobremesa de Lutero ó las comedias de Aristófanes. Tal es la impor-

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tancia de las obras literarias: son instructivas porque son bellas; su utilidad crece con su perfección; y si suministran documentos,

es porque son monumentos .

Cuanto más visibles hace un libro las ideas y sentimientos, más literario es ; porque el oficio propio de la literatura es la notación de las ideas y sentimientos . Cuanto mayor es el número de ideas y sentimientos importantes que pone de relieve , más alto lugar alcanza en la literatura; porque si un escritor logra atraerse las simpatías de toda una nación y de todo un siglo, es por representar la manera de ser de todo un siglo y de toda una nación . He aquí por qué , entre los diversos documentos que ponen delante de la vista la intimidad de las pasadas generaciones , el mejor incomparablemente es una literatura , sobre todo una gran literatura: se parece á esos aparatos admirables, de una sensibilidad extraordinaria , por medio de los cuales disciernen y miden los físicos los más íntimos y delicados cambios de un cuerpo . Las constituciones y las religiones no llegan á tanto : los artículos de códigos y de cate . cismos no pintan jamás el espíritu sino grosso modo y sin delicadeza ; si hay documentos en que adquieran vida la política y el dogma, son los discursos elocuentes del púlpito y de la tribuna, las memorias, las confesiones intimas, y todo eso pertenece á la literatura; de modo que ésta, amén de su propio dominio , abraza lo bueno delos demás . Así, pues , el estudio de las literaturas es el que ha de servir principalmente para construir la historia moral y encaminarse hacia el conocimiento de las leyes psicológicas de quedependen los acontecimientos . Yo me propongo aquí escribir la historia de una li-

teratura é investigar en ella la psicología de un pueblo . No sin motivo escogi la inglesa . Había que encontrar . un pueblo que tuviese una gran literatura completa, y

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eso es raro : existen pocas naciones que hayan pensado y escrito, verdaderamente, durante toda su vida . Entre los antiguos , la literatura latina es nula al comienzo , y después prestada é imitada . Entre los modernos, la literatura alemana presenta un gran vacío durante

. dos siglos (1) ; la literatura italiana y la española acaban á mediados del siglo XVII . Sólo la Grecia antigua y la Francia é Inglaterra modernas, ofrecen una serie completa de grandes monumentos expresivos . He elegido Inglaterra, porque, viviendo aún y estando sometida á la observación directa, puede ser mejor estudiada que una civilización destruida , de que no nos quedan ya más que girones, y porque, siendo distinta de la nuestra , presenta más fácilmente caracteres acentuados á los ojos de un francés . Por otro lado , esa civilización tiene la particularidad de que , á más de su desarrollo espontáneo , ofrece una desviación forzada por haber sufrido la última y la más eficaz de todas las conquistas , y de que los tres elementos de que ha salido : la raza , el clima y la invasión normanda, pueden observarse en los monumentos con una precisión perfecta; de modo que, en esa historia, se estudian los dos motores más poderosos de las transformaciones humanas: la naturaleza y la presión exterior; y pueden estudiarse sin incertidumbre ni laguna en una serie de monumentos auténticos é integros . Yo he tratado de definir esos primitivos resortes , de mostrar sus efectos graduales , de explicar cómo han acabado por dar vida á las grandes obras políticas , religiosas y literarias, y de exponer el mecanismo interno por cuya virtud el sajón bárbaro ha llegado à ser el inglés que vemos en el dia.

(1) De 1550 á 1750.

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LIBRO PRIMERO

Los orígenes .

CAPITULO PRIMERO

LOS SAJONES

I. LA antigua patria .-El suelo, el mar, el cielo, el clima.- La nueva patria.-El país húmedo y la tierra ingrata.-Influjo del clima sobre el carácter. II. El cuerpo. -La alimentación.-Las costumbres.-Los instintos rudos en Germania y en Inglaterra. III. Los instintos nobles en Germania.- El individuo.- La familia.-El Estado . -La religión. - El Edda.- Concepción trágica y heroica del mundo y del hombre. IV. Los instintos nobles en Inglaterra.-El guerrero y su jefe . -La mujer y su marido.-Poema de Beowulfo.-La sociedad bárbara y el héroe bárbaro , V. Poemas paganos. -Indole y fuerza de los sentimientos. - Sello del espíritu y del lenguaje. -Vehemencia de la impresión y rudeza de la expresión . VI. Poemas cristianos.-Predisposición de los sajones al cristianismo. - Cómo se convierten al cristianismo .-Cómo entienden el cristianismo. - Himnos de Caedmon.-Himno de los funerales.-Poema de Judit.-Paráfrasis de la Biblia. VII. Por qué no penetra en los sajones la cultura latina.-Razones derivadas de la conquista sajona . -Beda, Alcuino, Alfredo.- Traducciones . -Crónicas . -Compilaciones . -Im-

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potencia de los latinistas.-Razones deducidas del carácter sajón. -Aldhelm.-Alcuino . -- Versos latinos .--Diálogos poéticos.-Mal gusto de los latinistas. VIII. Oposición de las razas germánicas y de las razas latinas. Carácter de la raza șajona . — Su persistencia bajo la conquista normanda .

I

Si recorréis las orillas del mar del Norte desde el Escalda hasta Jutlandia , notaréis al punto que el rasgo característico del país es la falta de pendiente: cenagales , landas y terrenos bajos ; los ríos se arrastran trabajosamente, inertes y entumecidos , trazando largas ondulaciones negruzcas ; su agua extravasada rezuma al través de la orilla , y reaparece más allá estancada en charcos . El suelo de Holanda no es más que cieno que se hunde; apenas si sobrenada la tierra aquí y allí formando una delgada y frágil costra de barro: aluvión del río que el río mismo parece pronto å sumergir. Por encima se ciernen las pesadas nubes , alimentadas por las eternas exhalaciones ; vuelven violentamente sus vientres violáceos , se ennegrecen , y de pronto se desploman deshechas en aguaceros ; el vapor se arrastra de continuo por el horizonte, á modo de humo . Con ese riego pululan las plantas ; en el ángulo de Jutlandia y del continente , en un suelo pingüe , limoso,

la vegetación es tan fresca como en Inglate-

rra (1)» . Inmensos bosques cubrieron la comarca has-

(1) Malte-Brun , t . iv, pág. 398. Dinamarca significa campo bajo. Sin contar las bahías, golfos y canales, la décimasexta parte del país se halla ocupada por las aguas . El dialecto jutlandés guarda aún mucha analogía con el inglés .

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ta más adelante del siglo onceno . La savia húmeda, recia y potente del país corre en el hombre como en las plantas, y, mediante la respiración , la alimentación, las sensaciones y los hábitos , forma sus aptitudes y su cuerpo . Esa tierra, así constituída , tiene un enemigo : el mar. Holanda no subsiste sino a favor de sus diques. En 1654 se rompieron los de Jutlandia, y quedaron sepultados quince mil habitantes . Hay que ver encresparse al nivel del suelo aquel pálido y avieso oleaje del Norte (1 ) ; el enorme mar amarillento se abalanza de golpe sobre la llana tirilla de costa que no parece capaz de resistirle un solo instante ; el viento aulla y muge; las gaviotas gritan ; las pobres embarcaciones huyen instantáneamente vencidas, casi tumbadas, y procuran buscar refugio en la boca del río , que parece tan hostil como el mar . Triste y precaria vida, como delante de hambrienta fiera . Los frisones , en sus añejas leyes , hablan ya de la liga que formaron contra

el feroz Océano» . Aun durante la calma, ese mar

es inclemente . « Ante los ojos se extiende el gran desierto de las aguas ; por encima bogan las nubes , esas pardas é informes hijas del aire , que con sus cubos de nieblas sacan el agua del mar y la arrastran con gran trabajo , para dejarla caer en el mar nuevamente: triste, inútil y enojosa faena ( 2 ) » . « Tendido á la larga, (1 ) Cuadro de Ruysdael, galería del Sr. Baring . De las tres islas sajonas, North Strandt, Busen y Heligoland North Strand, fué invadida por el mar en 1300 , 1483 1532, 1615, y casi destruída en 1634; Rusen es una llanura rasa azotada por las tempestades, que ha habido que rodear de un dique; Heligoland fué devastada por el mar en 800 , en 1300 , en 1500 y en 1649, esta última vez de un modo tan terrible que no ha quedado más que un fragmento de ella.-Turner, I , 118 . (2) Enrique Heine : Die Nordsee. Véase en Tácito, Anales, lib. 11, la impresión de los romanos. Truculentia coeli.

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el informe viento del Norte murmura con voz doliente y misteriosa como un viejo gruñón, y cuenta una porción de patrañas . » Lluvia, viento y oleaje : no hay cabida aquí más que para ideas siniestras ó melancólicas . El retozo mismo de las olas tiene un no sé qué que preocupa é impone. Desde Holanda hasta Jutlandia una hilera de islillas sumergidas ( 1) atestigua sus estragos ; las móviles arenas que acarrean las aguas siembran de escollo la costa y la entrada de los rios ( 2) . Alli pereció la primera flota romana (mil naves) ; aún hoy los buques permanecen á la vista de los puertos durante un mes ó más, bazuqueados sobre las grandes olas blancas , sin atreverse à penetrar en la canal movediza y tortuosa, célebre por sus naufragios . En invierno una coraza de hielo cubre los dos rios principales ; el mar repele los témpanos que bajan; los témpanos se amontonan crujiendo sobre los bancos de arena, y oscilan; á veces se han visto buques que, aferrados como por una tenaza , partianse en dos mitades, á impulsos de su presión . Figuraos en medio de esa atmósfera brumosa, entre esos hielos y esas tempestades , en esas ciénagas y en esos bosques , salvajes medio desnudos , especie de animales rapaces , pescadores y cazadores , pero sobre todo cazadores de hombres : esos salvajes, sajones , anglos , jutos , frisones también (3) , y más tarde daneses , fueron los que en los siglos v y IX, con sus espadas y sus grandes hachas, tomaron y conservaron la isla de Bretaña . País rudo y brumoso, semejante al suyo, salvo en la profundidad de su mar y en las condiciones favora-

(1) Watten, Platen, Sande, Düneninseln. (2) A nueve ó diez millas, cerca de Heligoland, es donde se encuentran por primera vez profundidades de veinte pérticas. (3) Palgrave: Saxon commonwealth, tomo I.

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bles de sus costas , que atraerán más tarde las verda . deras flotas y los grandes buques : la verde Inglaterra, esta expresión viene aquí á los labios, y lo dice todo . También alli abunda con exceso la humedad ; aun en estio sube la niebla; aun en los días despejados se adivina que va å venir de la gran cintura marítima , ó á salir de la inmensa pradera siempre empapada que, cortada por setos , ondula del llano á la colina hasta el confín del horizonte . A trechos cae un rayo de sol sobre las altas hierbas , iluminándolas violentamente , y el brillo de la vegetación hiere y deslumbra . El agua rebosante yergue los tallos blandos ; las plantas , henchidas de savia, brotan con profusión , y esa savia se renueva de continuo ; porque sobre un fondo de niebla inmóvil se arrastran las pardas nubes, y de vez en cuando un chubasco enturbia el borde del cielo . «Hay aún commons, como en los tiempos de la conquista , abandonados (1) , incultos , llenos de aliagas y matorrales espinosos , sin más que algún que otro caballo paciendo en la soledad . Triste aspecto; ingrata tierra (2). ¡ Cuánto trabajo ha sido menester para humanizarla! ¡Qué impresión debió producir sobre los hombres del Mediodía , sobre los romanos de César ! Viéndola , pensaba yo en los antiguos sajones , en los vagabundos del Oeste y del Norte , que fueron á acampar á ese país de cenagales y de brumas , en la margen de los antiguos bosques y á orillas de esos grandes ríos cenagosos que arrastran su fango hacia las olas . Necesitaban vivir como cazadores y porqueros ; necesitaban hacerse, como antes , atléticos , feroces y sombríos .

(1) Notas de un viaje por Inglaterra. (2) Leonce de Lavergne: De l'agriculture anglaise. El suelo es mucho peor que el de Francia .

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Suprimid de ese suelo la civilización , y no quedará á los habitantes más que la guerra , la caza , la pitanza y la embriaguez . El amor risueño , los dulces sueños poéticos , las artes, el pensamiento ágil y sutil quédanse para las afortunadas playas del Mediterráneo . Aquí el bárbaro que, mal resguardado en su fangosa cabaña, oye caer la lluvia durante días enteros sobre las hojas de las encinas, ¿qué ensueños puede tener cuando contempla su lodo y su cielo empañado?

II

Corpanchones blancos, flemáticos, con fieros ojos azules y pelo de un rubio rojizo ; estómagos voraces , repletos de carne y queso , y caldeados por bebidas fuertes; un temperamento frío , tardío para el amor (1); apego al hogar doméstico ; propensión á la embriaguez brutal: tales son aún los caracteres que la herencia y el clima conservan en la raza, y son los mismos que ofreció en su primer país á los ojos de los historiadores romanos. No se vive en esas comarcas sin abundante y sólida alimentación ; el mal tiempo encierra á los moradores en sus casas ; para reanimarlos , se necesitan bebidas fuertes ; sus sentidos son obtusos , sus músculos resistentes , sus

voluntades

(1) Tácito: De moribus Germanorum , passim : Diem , noctemque continuare potando, nulli probrum.- Serajuvenum Venus.--Totos dies juxta focum atque ignem agunt.- Dargaud: Voyage en Danemark. Seis comidas al día, la primera á las cinco de la mañana. Véase las figuras y las comidas en Hamburgo y en Amsterdam .

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enérgicas . En todo país el hombre se adhiere á la naturaleza por todas sus raíces corporales , y tanto más cuanto mayor es su incultura y menor su emancipación por consiguiente . Estos de Germania, en medio de sus tempestades, dentro de sus miseros barcos de cuero, entre los rigores y los riesgos de la vida maritima, se hallaban hechos como ningunos para la resistencia y las empresas dificiles, á fuer de curtidos en el sufrimiento y despreciadores del peligro . Piratas aute todo , porque la caza del hombre es la más noble y provechosa , dejaban el cuidado de la tierra y de los rebaños á las mujeres y á los esclavos : navegar , combatir y saquear (1) , era para ellos cuanto competía á un hombre libre. Se lanzaban al mar en sus barcas de dos velas ; arribaban á la ventura ; mataban, é iban á otro lado á proseguir sus fechorías , después de degollar en honor de sus dioses la décima parte de los cautivos , y dejando tras de sí el resplandor rojizo del incendio . « Del furor de los jutos , decía una letanía, libranos , Señor . » « De todos los bárbaros (2 ) , son los de cuerpo y de corazón más firmes , los más temidos» ; añádase los más

cruelmente feroces » . Convertida en

oficio, la matanza llega á ser un goce . Hacia fines del siglo VIII, la descomposición definitiva del gran cadáver romano, que Carlomagno había querido reanimar

*

y que se disolvía roído de podredumbre , los atrajo á la presa como buitres . Los que habían quedado en Dinamarca, con sus hermanos de Noruega , paganos fanáticos y encarnizados contra los cristianos , cayeron sobre todas las riberas. Sus reyes de mar (3) (1) Beda, v, 10; Sidonio, vIII, 6; Lingard, Historia de Inglaterra. (2) Zósimo, II , 147; Ammiano Marcelino, xxvIII, 526. (3) Vikings. Agustin Thierry, Hist. Sancti Edmundi, t. VI, 4

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«que nunca habían dormido bajo las vigas ahumadas de un techo , que nunca habían vaciado el cuerno de cerveza en un hogar habitado » , se reían de los vientos y las tormentas , y cantaban: « El soplo de la tempestad ayuda á nuestros remeros ; el mugido del cielo y el rayo no nos dañan , el huracán está á nuestro servicio y nos lleva adonde queremos ir .» « Hemos esgrimido nuestras espadas (dice un canto atribuido á Ragnar Lodbrog): ¡ era para mí un placer igual al de tener á mi lado una hermosa doncella!... El que no es herido nunca, lleva una vida enojosa . » Uno de ellos mata con sus manos á todos los monjes del monasterio de Peterborough , en número de ochenta y cuatro ; otros, habiendo prendido al rey Alla, le abren las costillas y le arrancan los pulmones . Haroldo Pie de Liebre, habiéndose apoderado de su competidor Alfredo , con seiscientos hombres, mandó desojarlos y desjarretarlos , ó desollarles el cráneo, ó sacarles las entrañas . Suplicios y carnicerías , sed de peligros, furor de destrucción , audacias porfiadas é insensatas de un temperamento asaz vigoroso, desenfreno de los instintos carniceros : he ahí los rasgos que aparecen á cada instante en las antiguas Sagas . La hija del Iarl danés, viendo que Egill quiere sentarse á su lado , le rechaza con desprecio, porque rara vez ha deparado

á los

lobos manjares calientes, y porque en todo el otoño ha oído graznar al cuervo sobre la carnicería» . Pero Egill la coge, y la aplaca cantando : « Iba yo con la espada ensangrentada , y el cuervo me seguía . Hemos combatido furiosos ; cerníase el fuego sobre la vivienda de los hombres , y adormecimos en la sangre á los

441 , apud Surium. Véase la Yglingasaga, y sobre todo la Saga de Egill.

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que vigilaban á las puertas de la ciudad. » Por esas palabras y esos gustos de una doncella , juzgad de lo restante ( 1 ). Helos ahora en Inglaterra , más sedentarios y más ricos: ¿creéis que hayan cambiado mucho? Cambiado , quiza, pero de mal en peor, como los francos , como todos los bárbaros que pasan de la acción al goce. Son más glotones ; dešpedazan sus puercos ; se atiborran de carne; beborrotean hidromiel , cerveza , vino de pig. ment, todas esas bebidas fuertes y ásperas que han podido agenciarse; y con eso se animan y alegran . Añádase á todo el placer de combatir , y se comprenderá que no es con tales instintos como se llega pronto á la cultura ; la cultura natural y rápida hay que buscarla en las poblaciones vivas y sobrias del Mediodía . Aquí el temperamento tardo y pesado (2) permanece sumido mucho tiempo en la vida brutal . Nosotros , gente de raza latina, no vemos al pronto en esos hombres más que bestiazas torpes y ridículas, cuando no rabiosas y temibles . Hasta el siglo XVI, la masa del país, según un antiguo historiador , apenas se compuso más que de pastores dedicados á la custodia de reses de carne y lana ; hasta fines del siglo XVII , el goce de la clase elevada fué la embriaguez; lo es aún de la clase baja, y todos los refinamientos de las delicade-

(1) Francos, frisones, sajones, daneses , noruegos é islandeses, son un mismo pueblo. Apenas difieren sus lenguas , sus leyes, sus religiones, sus poesías. Los que están más al Norte conservan más tiempo las primitivas costumbres. Germania en los siglos IV y v, Dinamarca y Noruega en el VII y en el VIII , Islandia en el x y el xi , ofrecen el mismo estado , y los documentos de cada país pueden llenar las lagunas que existen en la historia de los otros.

(2) Tácito: De moribus Germanorum , xxII . Gens nec astuta, nec callida .

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zas y de la humanidad modernas no han abolido allí el uso de la vara y las puñadas. Si el bárbaro carní . voro, belicoso, bebedor , duro à las intemperies , alienta aún bajo la regularidad de nuestra sociedad y bajo la dulzura de nuestra cortesía , figuraos lo que debía ser cuando, desembarcado con su gente en una comarca devastada ó desierta , y convertido por primera vez á la vida sedentaria, veía en el horizonte los pastos comunes de la Marca, y el gran bosque primitivo que proporcionaba ciervos á sus cacerías y bellotas á sus puercos. Eran hombres « de grande y grosero apetito (1) », dicen las antiguas historias . Aun en tiempo de la conquista (2) , « la costumbre de beber con exceso era el vicio común de las personas de alto rango, y á él se entregaban sin interrupción días y noches enteras » . En el siglo XII , Enrique de Huntington , suspirando por la antigua hospitalidad , dice que los reyes normandos no daban á sus cortesanos más que una comida al día, mientras que los reyes sajones les daban cuatro. Un día que Athelstan visitaba con los nobles á su parienta Ethelflede, se agotó de buenas á primeras la provisión de hidromiel à consecuencia de la enormidad de los tragos ; pero san Dunstano , adivinando la inmensidad del estómago regio, había abas . tecido la casa , y así

los escanciadores , según la cos-

tumbre de las fiestas reales , pudieron servir de beber durante todo el día en cuernos y otras vasijas » . Cuando los convidados estaban ahitos, pasaba el arpa de mano en mano , y resonaba bajo las bóvedas la ruda armonía de aquellas voces profundas . En los mismos

(1) Pictorial history of England, por Craig y Mac-Farlane, 1, 337. W; de Malmsbury, Enrique de Huntington , vi, 365. (2) Turner: History of the Anglo-Saxons, III , 29,

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monasterios, en tiempo del rey Edgardo , oíase hasta la media noche el ruido de los juegos, de las canciones y de los bailes . Gritar, beber, agitarse, sentir las venas caldeadas y henchidas por el vino , oir y ver en derredor el tumulto de la orgía, era la primer necesidad de los bárbaros ( 1). La torpe bestia humana se sacia de sensaciones y de ruido . Para este apetito hay un pasto más fuerte: las refriegas y las batallas . En vano se apegan al suelo tales hombres y se hacen agricultores en grupos y en sitios distintos ; en vano se encierran (2) en su marca con su parentela y sus compañeros , unidos entre sí y separados de los demás por límites sagrados , por encinas seculares donde graban figuras de aves y de cuadrúpedos , por estacas clavadas en medio de los pantanos y á cuyo violador se castiga con suplicios atroces . En vano esas marcas y esos gaus se agrupan en Estados y acaban por constituir una sociedad algo ordenada , provista de asambleàs , regida por leyes y dirigida por un rey único . Su misma estructura indica las necesidades á que provee . Aquellos hombres se reunen para mantener la paz : tratados de paz es lo que celebran sus parlamentos , y providencias para la paz es lo que estatuyen sus leyes . La guerra impera en todas partes y á diario. Todos tienen que vivir prevenidos para que no los cautiven, los mutilen, los saqueen , los maten ; y las mujeres , además, para que no las violen (3) .

(1) Tácito: De moribus Germanorum, XXII, XXIII. (2) Kemble: Saxons in England, 1 , 70; 11 , 184. «Los acuerdos de un Parlamento anglo-sajón son una serie de tratados de paz entre todas las asociaciones que componen el Esta lo, una revisión y una renovación perpetuas de todas las alianzas ofensi vas y defensivas entre todos los hombres libres . Son invariablemente contratos mutuos para el mantenimiento de la paz.» (3) Turner, III, 238, Leyes de Ina,

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Todo hombre debe estar armado y dispuesto á rechazar á los merodeadores , en unión con los de su pueblo ó ciudad ; los merodeadores van en partidas : las hay de treinta y cinco , y aun más numerosas. El animal es todavía demasiado potente, demasiado fogoso , demasiado indómito . La cólera y la codicia le precipitan al punto sobre su presa. La historia de los siete reinos , tal y como ha llegado á nosotros , se parece å «la de los cuervos y los milanos» ( 1). Matan ó esclavizan á los bretones ; combaten á los galeses que quedan , á los irlandeses y pictos ; se matan unos á otros , y son despedazados por los daneses . De catorce reyes que se suceden en Nortumbria durante un siglo , siete mueren violentamente, y seis son depuestos . Penda el de Marcia mata cinco reyes, y para tomar la ciudad de Bamborough, demuele todos los pueblos vecinos , amontona sus ruinas en una hoguera inmensa capaz de quemar á todos los habitantes , trata de exterminar á los nortumbrios , y perece á su vez por la espada á los ochenta años . Muchos de ellos son asesinados por sus thanes ; tal thane es quemado vivo; los hermanos se degüellan á traición . La cultura progresiva ha interpuesto entre el deseo y el acto , el tejido complejo y relajador de los cálculos y reflexiones ; pero aquí el impulso es repentino , y provoca instantáneamente el asesinato y toda acción extrema. El rey Edwy ( 2) ,

(1) Expresión de Milton (Kites and Crows). Lingard, tomo 1, cap. III. Esa historia se asemeja mucho á la de los francos en las Galias. Véase Gregorio de Tours. Los sajones , como los francos, se ablandan un poco; pero sobre todo se depravan, y son saqueados y acuchillados por los hermanos del Norte, que han permanecido salvajes . (2) Pictorial history, 1, 171. - Vita sancti Dunstani; Anglia sacra, II .

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habiéndose casado con Elgita, parienta suya en grado prohibido , salió de la sala donde se bebía, el día mismo de la coronación , para irse al lado de ella . Los nobles se creyeron insultados , é inmediatamente el abad Dunstano se fué en persona á buscar al joven. « Encontró á la mujer adúltera (dice el monje Osbern) , á su · madre y al rey , todos juntos en el lecho de libertinaje . Arrancó al rey de allí violentamente , y ciñéndole la corona, le volvió á llevar ante los thanes .> Entonces Egita mandó sacar los ojos al abad; después , como sobreviniese una revuelta, huyó con el rey, « ocultándose por los caminos » ; pero cayó en poder de las gentes del Norte, las cuales « la dejarretaron , y le hicieron sufrir la muerte de que era digna» . Barbarie sobre barbarie. « En Bristol , durante la época de la conquista (1) , era costumbre comprar hombres y mujeres en todas las partes de Inglaterra y exportarlos á Irlanda para revenderlos . Los compradores solían embarazar á las jóvenes , y las llevaban en cinta al mercado á fin de sacar mayores beneficios . Hubieseis visto con pena largas filas de jóvenes de ambos sexos de la mayor belleza, atados con cuerdas y puestos en venta diariamente...> Y el cronista añade que, habiendo renunciado á esa costumbre, « dieron así un ejemplo á todo el resta de Inglaterra » .-¿Se quiere saber cuáles eran las costumbres en las regiones más elevadas , en la fa-milia del último rey (2)? Haroldo servía de beber al rey Eduardo el Confesor . Irritado su hermano Tosti , se abalanza á él de repente, y le coge de los pelos . Fué

(1) Pictorial history, 1 , 270. Vida de San Wulston, obispo. (2) «Tantae saevitiae erant fratres illi quod , cum alicujus nitidam villam conspicerent, dominatorem de nocte interfici juberent, totamque progeniem illius possessionemque defuncti obtinerent. Turner, III, 32; Enrique de Huntington, vi, 367,

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menester separarlos . Tosti se va á Hereford , donde Haroldo había mandado preparar un gran banquete regio; mata á los servidores de Haroldo ; les corta la cabeza y los miembros; los pone en vasijas de cerveza, de vino , de hidromel y de sidra, y manda decir al rey:

Si vas á tu hacienda, verás allí una buena

ración de carne salada, pero harás bien en llevar algunas otras piezas contigo . » El otro hermano de Haroldo , Sueno, había violado á la abadesa Edgiva y asesinado al thane Beorn ; luego , desterrado del país , se hizo pirata. Al ver los arrebatos de esos hombres , su ferocidad, sus risas falsas de caníbales , se adivina que no necesitaban recorrer mucho camino para tornarse nuevamente reyes del mar y parientes de aquellos sectarios de Odino que comían carne cruda, colgaban hombres de los árboles sagrados de Upsal á guisa de víctimas , y se mataban á sí propios para morir, como habían vivido , en medio de la sangre . Cien veces reaparecen los feroces instintos añejos bajo la tenue corteza del cristianismo . En el siglo XI , « Sigeward ( 1) , el gran duque de Nortumberlandia, atacado de un flujo de vientre y sintiendo acercarse la muerte: «¡ Qué vergüenza (dice) no haber podido morir en tantas guerras , y acabar de este modo como las vacas! Ponedme siquiera la coraza , ceñidme la espada, colocadme el casco en la cabeza, el escudo en la mano derecha y el hacha dorada en la izquierda, para que un gran guerrero, cual yo, muera como guerrero . » Se hizo lo que decía, y murió así honrosamente con sus armas . Aquellos hombres habían dado un paso fuera de la barbarie, pero nada más que un paso .

(1) Pene gigas statura, dice el cronista, 1055. Kemble, 1, 393. Enrique de Huntington, lib, vi, 367.

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III

Esa nativa barbarie ocultaba nobles inclinaciones , desconocidas del mundo romano , y que debían erigir sobre sus ruinas un mundo mejor . En primer termino , « cierta seriedad que los aparta de las frivolidades y los inclina hacia los sentimientos elevados (1 )» . Desde un principio se los ve así en Germania, con severas costumbres , graves inclinaciones y una dignidad viril . Viven solitariamente, cada uno junto al manantial ó junto al bosque cuyo aspecto le ha atraído (2) . Aun en las aldeas no se tocan las cabañas : sus habitantes necesitan independencia y aire libre . No los llama la voluptuosidad : en ellos es tardío el amor, la educación dura, la alimentación sencilla . Todas sus diversiones se reducen á cazar el toro salvaje y á saltar entre espadas denudas . La embriaguez violenta y las apuestas preligrosas: he ahí el flaco : se inclina á buscar, no los placeres dulces , sino la excitación fuerte . En todas las cosas , en los instintos rudos y en los instintos varoniles , son hombres . Cada cual, en sus dominios , en su tierra y en su choza , es dueño de sí, sin que nada le doblegue ni quebrante su entereza . Cuando la comunidad toma algo suyo , es porque él lo concede . Vota armada en todas las grandes resoluciones

(1) Grimm: Mythologie, 53, Prólogo. (2) Tácito , xx, XX.II, XI , XII , XII , y passim. Se pueden ver aún las huelias de ese gusto en las construcciones inglesas .

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comunes; juzga en la asamblea , hace alianzas y guerras privadas ; emigra ; se mueve y obra por su cuenta (1 ). En ese sajón se ve ya integramente al inglés moderno . Si se doblega , es porque tiene á bien doblegarse; no es menos capaz de abnegación que de independencia: es aquí frecuente el sacrificio ; el hombre da á poca costa su sangre y su vida . En Homero , los héroes flaquean á menudo , y no se los censura por huir. En las Sagas , en el Edda , tienen que ser valientes hasta el extremo . En Germania se ahoga en cieno al cobarde. Al través de los arrebatos de la brutalidad primitiva, se trasluce oscuramente la gran idea del deber; el dominio de sí propio en vista de algún fin noble. Allí es puro el matrimonio , y voluntaria la castidad . Entre los sajones se castiga con la muerte al hombre adúltero; á la mujer se la obliga á ahorcarse, ó la acribillan á cuchilladas sus compañeras . Las mujeres de los cimbros , no pudiendo obtener de Mario la salvaguardia de su castidad , se mataban con sus propias manos. Los hombres creen que hay « algo de santo» en las mujeres ; no se casan más que con una , y le guardan fidelidad . Desde hace quince siglos no ha cambiado en esa raza la idea del matrimonio (2) . La esposa, al penetrar bajo el techo de su marido , sabe que se entrega por entero (3) , « que será una con él en cuerpo y alma; que no tendrá ningún otro pensamiento , ningún otro deseo ; que será la compañera de sus peligros y de sus trabajos ; que sufrirá y se arriesgará tanto como él en la paz y en la guerra» . El hombre

(1) Tácito , XII. (2) «Una vez casadas son verdaderas lluecas, consagradas á sacar hijos y á vivir en adoración perpetua ante el procreador. Stendhal, De l'amour en Allemagne. (3) Tácito , XIX, VIII , XVI; Kemble, 1, 232 ,

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sabe entregarse del mismo modo : cuando ha elegido su jefe, se olvida de sí; le atribuye su gloria; se deja matar por él . « Infame por toda la vida es el que vuelve sin su jefe del campo de batalla (1 ) . » Sobre esa subordinación voluntaria se asentará la sociedad feudal. El hombre, en esta raza, puede aceptar un superior, ser capaz de adhesión y de respeto . Replegado sobre sí por la tristeza y rudeza de su clima, ha descubierto la belleza moral , mientras los otros descu . brían la belleza sensible . Esa especie de bestia desnuda, que yace durante todo el día al amor de la lumbre, inerte y sucia , ocupada en comer y dormir , y cuyos órganos enmohecidos no pueden seguir los delicados lineamientos de las armoniosas formas poeticas (2), entrevé lo sublime en sus confusos ensueños , No lo representa; lo siente; su religión es ya interior , como lo será cuando en el siglo XVI rechace el culto sensible importado de Roma y consagre la fe del corazón (3) . Sus dioses no están encerrados entre paredes ; no tiene ídolos . Lo que él designa con nombres divinos es ese yo no sé qué de invisible y grandioso que circula al través de la naturaleza y que se adivina más allá (4); ese misterio infinito que los sentidos no alcanzan, pero que

la veneración revela» ; y cuando

después precisan y alteran las leyendas, esa vaga adi-

(1) Tácito , XIV; Kemble, 1, 32. (2) «In omni domo, nudi et sordidi ... Plus per otium transigunt, dediti somno, ciboque; totos dies juxta focum atque ignen agunt.>> (3) Grimm , 53, Prólogo; Tácito , x. (4) «Deorum nominibus apellant secretum illud , quod sola reverentia vident. » Más tarde, en Upsal, por ejemplo , hubo estatuas. (Adam de Brema ) Wotan (Odino) significa, por su raíz, el Omnipotente , el que penetra y circula al través de todo (Grimm, Mythologie.)

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vinación de las potencias naturales, en aquel caos de ensueños gigantescos queda en pie una idea: la idea de que este mundo es una guerra, y el heroísmo el soberano bien. En un principio , dicen esas viejas leyendas escritas en Islandia (1) había dos mundos : el helado Nilflheim y el ardiente Muspill . De las gotas de la nieve derretida nació un gigante , Imer . « Al venir Imer dieron comienzo los siglos . No había entonces arenas , mares ni frescas ondas . No se veían tierras ni alto cielo . Existía el gran abismo , pero ni una brizna de hierba . » No existía más que Imer, el horrible Océano helado , con los hijos nacidos de sus pies y de su sobaco , y con el informe linaje de estos últimos : los terrores del abismo , las montañas estériles , los huracanes del Norte y los demás seres maléficos, enemigos del sol y de la vida . Entonces la vaca Andhumbla, nacida también de la nieve derretida , lamiendo el hielo de las peñas , dejó al descubierto un hombre, Bur, cuyos nietos mataron á Imer.

De su carne hicieron la tierra, de su

sangre el suelo y los ríos , de sus huesos las montañas , de su cabeza el cielo , y de su cerebro, finalmente, las nubes. > Así empezó la guerra entre los monstruos del invierno y los dioses luminosos y fecundantes : Odino , el fundador; Balder , el dulce y benéfico ; Thor , el trueno de estío que purifica el aire y alimenta la tierra con la lluvia. Los dioses combatieron durante mucho tiempo contra

los Iotos helados » , contra las negras po-

tencias bestiales , contra el lobo Fenris , à quien enca-

(1) Passim. Edda Saemundi, Edda Snorri , Ed. de Copenhague, 3.volúmenes. Bergmann ha traducido varios poemas: yo utilizo á veces su traducción. Visiones de la Vala. Discursos de Vafthrudnis, etc.

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denarán, contra la gran serpiente , á quien sumergirán en el mar, contra el pérfido Loki , á quien atarán sobre peñascos debajo de una vibora que destilará veneno continuamente sobre su cara. Los valientes , que por una muerte sangrienta han merecido entrar

en

el recinto de Odino , y empeñan allí un combate cada día » , ayudarán , durante mucho tiempo , á los dioses en su magna guerra. Día vendrá, no obstante, en que dioses y hombres serán vencidos :

Entonces tiembla

el gran fresno de Iggdrasil . El viejo árbol tirita. El Ioto Loki rompè sus ataduras . Se estremecen las sombras en los caminos del infierno , hasta que el fuego de Surtr devora al árbol . El nauclero Hrymr avanza desde Oriente , cubierto por un escudo . Izrmungandr se retuerce con furia de gigante . La serpiente levanta las olas; el águila bate las alas ; el ave de pálido pico desgarra los cadáveres . Lánzase el navío Naglfar . Surtr llega del Mediodía con las espadas desastrosas . En las tajantes armas de los dioses héroes resplandece el sol . Conmuévense las montañas ; tiemblan los gigantes . Las sombras huellan el camino del infierno; el cielo se entreabre . El sol empieza á oscurecerse; la tierra se hunde en el mar . Las brillantes estrellas desaparecen del cielo . El humo se arremolina en torno del fuego destructor del mundo . La gigantesca llama sube hasta el cielo .

Los dioses perecen devorados por

los monstruos , y la leyenda celeste, lúgubre y grandiosa aquí como la historia humana, anuncia corazones de combatientes y de héroes . Ni temor al dolor , ni preocupación de la vida. Por todo saltan, una vez poseídos de su idea. El estreme . cimiento de los nervios , la repulsión del instinto animal , que ante las heridas y la muerte retrocede, todo ceja al empuje de la voluntad irresistible. Ved brotar

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en su epopeya (1 ) lo sublime en medio de lo horrible, como una brillante flor de púrpura en medio de un charco de sangre. Sigurd ha hundido su espada en el corazón del dragón Fafnir, y

en aquel instante los

dos se miran» . Entonces Fafnir , canta moribundo :

A este grito de águila vencedora llega Regino , el hermano de Fafnir ; le arranca el corazón, bebe la sangre de la herida, y se adormece . Entre tanto Sigurd, que asaba el corazón, se lleva á la boca inadvertidamente el dedo ensangrentado. Al punto comprende el lenguaje de los pájaros que gorjean sobre él en el verde follaje de los árboles . Le previenen que desconfíe de Regino . Sigurd le corta la cabeza; se come el corazón de Fafnir , y se bebe su sangre y la de su hermano. Entre « ese rocío de asesinatos » , vegetan el valor y la poesía. Sigurd ha conquistado á Brunequilda, la virgen indómita , atravesando la llama y partiendo su coraza, y ha dormido con ella tres noches, pero colocando su espada entre los dos ,

sin estrechar en sus

brazos á la joven espléndida , sin darle un beso , porque, según la fe jurada, debe entregarla á su amigo Gunnar» . La doncella, enamorada de él , se hallaba sentada sola al declinar el día , y se dijo resueltamente :

(1) Fafnismål: Edda, t . III. Esa epopeya es común á las razas del Norte, como la Iliada á los pueblos de Grecia, y se encuentra casi integra en Alemania en los Niebelungen .

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Tendré á Sigurd ó moriré; tendré en mis brazos al hombre de juventud floreciente . » Pero , viéndole casado , le manda matar .

Entonces Brunequilda , la hija

de Budli , rie por única vez con todo su corazón , al oir salirdel lecho el grito penetrante de la viuda . » Ella, á su vez, poniéndose la coraza, se atravesó con su espada, y, como postrer deseo , quiso que la echasen , acom pañada de Sigurd , en una gran hoguera , con la espada entre los dos , como el día en que durmieron juntos , con escudos , con esclavos adornados de oro , con dos halcones , con cinco mujeres , con ocho servidores , con su nodriza y el marido de su nodriza ; y todos juntos ardieron. Entre tanto, Gudrun , la viuda, permanecía inmóvil al lado del cadáver, sin poder llorar . Se acercaron á ella las mujeres de los jefes , y cada una, para consolarla , contó sus propias cuitas , todas las calamidades de las grandes devastaciones y de la antigua vida bárbara. Entonces habló Gjaflogd , hermana de Gjuki:

Yo sé que , entre todas , soy la más huérfana

de alegría. He sufrido la pérdida de cinco maridos y de dos hijas, de tres hermanas y de ocho hermanos ; á pesar de todo, heme aquí, sobreviviendo sola.

Luego

habló Herborgd, reina de la tierra de los hunos : « Yo tengo que contar un duelo más cruel. Mis siete hijos , en la región del Este , y mi octavo marido , murieron en la batalla. Mis padres y mis cuatro hermanos fueron juguetes del viento en el mar. Las olas azotaron su nave. Yo misma tuve que recoger sus cuerpos ; yo misma tuve que velar sobre su sepultura; yo misma . tuve que hacer los funerales . Todo eso lo he sufrido en un año, y durante ese tiempo no he debido consuelo á ningún hombre . Estaba encadenada , y era prisionera de guerra, al transcurrir seis meses de ese año . Tenía que ataviar á la mujer del jefe de guerra y atarle

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el calzado todas las mañanas . Me amenazaba por celos y me maltrataba duramente. > Todo inútil : ninguna palabra puede humedecer aquellos ojos secos ; es menester que le pongan en las rodillas el cadáver ensangrentado , para arrancarle lágrimas . Entonces prorrumpe en llanto , se desvanece, y los cisnes responden á sus gritos . Moriria , como Sigurd , sobre el cadáver del único á quien amó , si con un mágico brevaje no le hiciesen perder la memoria . Trastornada de esa suerte, parte para casarse con Atli, el rey de los hunos . Pero parte á su pesar , con siniestros presentimientos . Porque el asesinato engendra el asesinato; y sus hermanos , los matadores de Sigurd , atraídos cerca de Atli , van å caer á su vez en un lazo parecido al que tendieron . Gunnar está atado , y se quiere que entregue el tesoro ; él responde con la extraña risa de los bárbaros : «Pido que se me ponga en la mano el corazón de mi hermano Högni , el corazón arrancado del pecho del gran caballero , del hijo del rey, con embotado puñal . » Sacaron el corazón al esclavo Hjalli ; le pusieron ensangrentado en un plato, y se le llevaron á Gunnar... Habló entonces Gunnar , el jefe de los hombres : « Este es el corazón del cobarde Hjalli ; no se parece al corazón del valiente Högni . Ahora que está en el plato , tiembla mucho ; cuando estaba en su pecho , temblaba más ...

Högni reía,

cuando le arrancaban el corazón ... No pensó , no , en llorar . -Pusieron el corazón ensangrentado en un plato, y le llevaron á Gunnar. Gunnar, el valiente Niflung , habló así , con rostro sereno : « ¡ He aquí el corazón del valeroso Högni ! No se parece al del cobarde Hjalli. Ahora que está en el plato , tiembla poco ; cuando estaba en su pecho , temblaba menos . ¡ Que no estés tú, Atli, tan lejos de mis ojos como lo estarás siempre

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de nuestros collares , de nuestro tesoro ! Ahora á mí solo queda confiado todo el tesoro oculto, toda la riqueza de los Niflungs . Porque Högni no se cuenta ya entre los vivos . Yo no estaba tranquilo mientras vivíamos los dos . Pero lo estoy ahora, que sobrevivo solo .

Supremo insulto del hombre seguro de sí , que

en nada repara por saciarse, ni en su vida ni en la ajena . Arrojado entre las serpientes , muere; pero la llama inextinguible de la venganza ha pasado de su corazón al de su hermana; cadáver sobre cadáver , se los ve caer á unos tras otros ; una especie de furor colosal los precipita á ojos cerrados en la muerte. La hermana degüella á los hijos que ha tenido de Atli ; un día que éste vuelve de la matanza, le da por comida los corazones en miel , y se ríe fríamente al revelarie la clase de pasto que ha devorado . Los hunos aullan, y en los bancos , dentro de las tiendas , todos lloran ; ella no: ella no ha llorado desde la muerte de Sigurd , ni por sus hermanos « de corazones de osos » , ni por

sus tiernos y confiados hijos » . Llegada la no-

che, degüella á Atli en la cama, prende fuego al palacio, y quema á todos los servidores y á todas las mujeres guerreras . Júzguese por este cúmulo de devastaciones y de carnicerías á qué excesos propende aquí la voluntad . Había entre ellos hombres, los berserkires (1), que, atacados de una especie de locura en el combate, desplegaban de pronto una fuerza sobrehumana, y no sentían ya las heridas . He ahí el héroe tal como esa raza le concibe en su primera aurora. ¿No es extraño verlos cifrar la dicha en las batallas y la belleza en la muerte? ¿Hay un pueblo , ni indos , ni

(1) Esa voz designa á los hombres que combatían sin coraza, probablemente sin más que un simple sayo . 5

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persas , ni griegos, ni galos , que se formase una concepción tan trágica de la vida? ¿Hay uno que poblara su pensamiento infantil de imágenes tan fúnebres? ¿Hay uno que haya desterrado tan completamente de sus ensueños la dulzura del goce y la molicie de la voluptuosidad? El esfuerzo , el esfuerzo doloroso , la exaltación en el esfuerzo : he ahí su estado preferido . Carlyle decía acertadamente que en la sombría obstinación del trabajador inglés subsiste aún la rabia silenciosa del antiguo guerrero escandinavo. Luchar por luchar es todo su goce. Con qué tristeza , con qué furor y con qué estragos se desborda semejante naturaleza, se verá en Byron y en Shakespeare; con qué eficacia, con qué beneficios se encauza y utiliza bajo las ideas morales , se verá en los puritanos .

IV

Se establecen en Inglaterra, y, por desordenada que sea la sociedad que los une, fúndase, como en Germania, sobre sentimientos generosos . La guerra estalla en todas las puertas , es cierto ; pero detrás de todas las puertas alientan las virtudes guerreras : el valor y la fidelidad . Dentre del bruto habitan el hombre libre y el hombre de corazón . No hay entre ellos uno solo que no pueda hacer ligas , salir á combatir y acometer empresas por su cuenta y riesgo (1) . No hay grupo de hombres libres que no renueve continua-

(1) Véase la vida de Sueno, de Hereward, etc. , aun en el tiempo de la conquista.

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mente, en el Witenagemot, sus alianzas con los demás . Cada parentela , dentro de su marca, forma una liga cuyos miembros , « hermanos de la espada » , se defienden unos á otros , y reclaman unos por otros , á expensas de su sangre, el precio de la sangre. Cada jefe sabe que tiene , no mercenarios , sino amigos , en los fieles que beben su cerveza, que han recibido de él , en prueba de estimación y confianza , brazaletes , espadas, armaduras, y que el día del combate se interpondrán entre él y el adversario ( 1) . En esa joven sociedad hierven la independencia y la audacia con violencias y excesos ; pero ambas son, en sí mismas , cosas nobles, y los sentimientos que las disciplinan, es decir, la adhesión afectuosa y el respeto de la fe jurada, no lo son menos . Esos sentimientos aparecen en las leyes , y brillan en la poesía . Aqui la grandeza de alma es la que presta asunto á la imaginación . Los personajes no son egoístas y astutos como los de Homero . Son corazones excelentes, sencillos (2) y animosos, « fieles á sus parientes , leales á su señor, constantes con el amigo, firmes contra el adversario » , pródigos de valor y dispuestos al sacrificio . « Viejo y todo como soy, dice uno de ellos , de aquí no he de moverme. Pienso morir al lado de mi señor, cerca de ese hombre á quien tanto he querido ... Cumplió su palabra, la palabra que había dado á su jefe, al repartidor de los tesoros, prometiéndole que volverían juntos á la ciudad , que tornarían sanos y salvos á sus hogares, ó que los dos caerían en el lugar de la matanza, expirando á consecuencia de sus heridas . Permanecía como un servidor leal al lado de su señor. » Aun-

(1) Beowulf, passim . Muerte de Byrhtnoth. (2) «Gens nec callida, nec astuta.» Tácito.

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que torpes para expresarse , sus antiguos poetas encuentran palabras conmovedoras cuando se trata de pintar esas amistades viriles . Impresiona oirles referir cómo

el anciano rey abrazó al mejor de los tha-

nes , y le echó los brazos al cuello ... » , cómo « corrian las lágrimas por las mejillas del jefe de cabeza cana…… . ¡Quería tanto á aquel valiente ! No podía contener la ola que subía de su pecho . ¡ Desde lo más profundo de su corazón suspiraba secretamente por aquel hombre querido! » Aunque pocos , los cantos que nos quedan , vuelven sobre este tema continuamente : el hombre desterrado piensa en sueños en su señor ( 1 ) ; « le parece que le besa y abraza, y que pone las manos y la cabeza sobre sus rodillas , como en otro tiempo , como en aquellos días en que disfrutaba de sus dones . En esto despierta el mortal sin amigos . Ve delante de sí los caminos desiertos , las aves marinas que se bañan extendiendo las alas , la escarcha y la nieve que descienden, mezcladas de granizo . Entonces son más graves las heridas de su corazón » . « Muchas veces, dice otro , habíamos decidido los dos que nada podría separarnos sino la muerte. Ahora han cambiado las cosas; y nuestra amistad es como si nunca hubiese existido. Tengo que habitar aquí , lejos de mi querido amigo, sufriendo enemistades . Se me obliga á permanecer debajo de los follajes del bosque, debajo de la encina, en esta caverna subterránea . Fría es esta casa de tierra. No puedo tolerarla . Oscuros son los valles, y altas las colinas ; triste recinto de ramaje , cubierto de zarzas; morada sin alegría ... Mis amigos están en la tierra . La tumba guarda á los que amé . Y yo aquí

(1) The Wanderer, the Exile's song. Codex Exoniensis, publicado por Thorpe .

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ando solo, antes de amanecer , bajo la encina, entre estas cuevas subterráneas ... Muchas veces me ha agobiado aqui de pena la partida de mi señor . » Entre las costumbres peligrosas y la perpetua apelación á las armas , no hay aquí sentimiento más vivo que la amistad, ni virtud más eficaz que la lealtad . Con este apoyo del sólido afecto y la fe prometida , toda sociedad es sana . Lo es el matrimonio como el Estado . Vemos á la mujer confundida con los hombres en los festines , seria y respetada ( 1) . Habla , y se la escucha. No es menester esconderla ni esclavizarla para contenerla ó protegerla . Es una persona, y no una cosa. La ley exige su consentimiento para el matrimonio; la rodea de garantías y la provee de protecciones . Puede heredar, poseer , legar , comparecer ante los tribunales de justicia , en las asambleas de condado , en la gran asamblea de los sabios . El nombre de la reina y el nombre de otras varias damas aparecen inscritos varias veces en las actas del Witenagemot. La ley y las costumbres amparan su personalidad como la del hombre. Lo que la ata y sujeta , como al hombre , es el corazón . Hay en Alfredo (2) un retrato de la esposa , que iguala en pureza y elevación á cuanto han podido inventar nuestras delicadezas modernas : « Tu mujer vive ahora para ti , para ti solo . Por eso no ama nada, excepto á ti . Tiene bienes de sobra en esta vida, pero todos los ha desdeñado por ti solo . Los ha dejado todos , porque no te tiene å ti con ellos . Tu ausencia la hace creer que todo lo que posee no es nada. Así , por amor á ti se consume, y

(1) Beowulf, 48; Turner, III , 68 ; Pictorial history, 1 , 340 (2) Alfredo toma ese retrato de Boecio , pero le rehace casi integramente.

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está á punto de morir de tristeza y de pena . » Ya en las leyendas de Edda se ha visto á Sigrun en la tumba de Helgi

con tanta alegría como los voraces gavila-

nes de Odino cuando saben que les tienen preparadas las presas calientes de la matanza » ; se la ha visto , decimos , querer dormir aun en los brazos del muerto y morir al fin sobre su sepulcro . Aquí no hay nada semejante al amor tal y como se ve en las poesías primitivas de Francia , de Provenza, de España y de Grecia . Le falta toda alegría , todo atractivo ; fuera del matrimonio , no es más que un apetito feroz , una sacudida del instinto bestial . En ninguna parte aparece con su encanto y su sonrisa : en esa antigua poesía no hay una canción de amor . Es que allí el amor no es un entretenimiento y una voluptuosidad , sino un compromiso y una abnegación . Todo es alli grave, y hasta sombrío, en las asociaciones civiles como en la sociedad conyugal. De igual suerte que en Germania, entre las tristezas del temperamento melancólico y las rudezas de la vida bárbara , no se ve dominar y obrar sino las más trágicas facultades del hombre: el profundo poder de amar y el gran poder de querer . Por eso el héroe, aquí como en Germania, es verdaderamente heroico . Hablemos de él detenidamente ; nos queda uno de los poemas casi integro : el de Beowulfo . Oigamos los relatos que , sentados en sus escabeles , á la luz de las antorchas , escuchaban los thanes bebiendo la cerveza de su príncipe : en ellos se ven sus costumbres, sus ideas y sentimientos , como las ideas , los sentimientos y las costumbres de los griegos en la Iliada y la Odisea . Es un héroe ese Beowulfo , y un caballero antes de la época de la caballería, como los guías de las bandas germánicas son jefes feudales an-

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tes de la época del feudalismo ( 1 ) . Ha « bogado por el mar, oprimiendo en su mano la espada desnuda , entre las furiosas olas y las heladas tempestades , cuando el furor del invierno hervía sobre las ondas del abismo ; los monstruos del mar le atraían al fondo , sujetándole con sus garras horribles . Pero él ha alcanzado á los miserables con su espada, con su hacha de guerra; ha embestido á la gran bestia del Océano y ha dado muerte á nueve nicors . » (2) Ahora hele aquí viniendo al través de las olas en socorro del viejo rey Hrothgar, que se halla afligido en « el alto salón de hidro . miel» , sentado con sus thanes . Porque « un espantoso desconocido , un demonio habitante de los pantanos » , Grendel, entró de noche en su salón , cogió á treinta nobles que dormían, y se llevó á su bañil los cadáveres ; hace doce años que « el ogro de las guaridas » , la bestial y voraz criatura, el pariente de los Orcos y de los Iotos , devora á los hombres y « aniquila las mejores casas» . Beowulfo, el gran guerrero , se presta á combatirle él solo, cuerpo á cuerpo , vida por vida , sin espada ni cota de malla, porque no hacen mella las armas en la piel del maldito » . Sólo pide que , si muere, se lleven su cuerpo ensangrentado , le entierren, pongan una señal sobre

su húmeda morada (3) » ,

y envíen á su jefe Hygelac « su mejor cota de acero .. Se acuesta en el salón , « confiando en su arrogante fuerza» ; y cuando se levantan las nieblas de la noche, hete aquí á Grendel que arranca la puerta con

(1) Kemple opina que el fondo de este poema es muy antiguo, quizá coetáneo de la invasión de los anglos y sajones, pero que la redacción actual es posterior al siglo VII. Kemble's Beo wulf, texto y traducción. Los personajes son escandinavos. (2) Monstruos del agua. (3) Fen-dwelling .

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las manos, y cogiendo un guerrero,

le desgarra de

improviso , muerde su cuerpo, bebe la sangre de sus venas , y se le engulle bocado tras bocado » . Pero Beowulfo le ha cogido á su vez . « El salón regio tronaba . Se había desparramado la cerveza... Los dos eran furiosos, duros y fuertes combatientes . La casa retumbaba. Gran maravilla fué entonces que la sala de beber pudiese resistir á los dos leones de la guerra, y que no se desplomase en el suelo el hermoso palacio . Arreció otra vez el ruido . Fué un terror tremendo para los daneses del Norte , para todos los que oyeron aquel rugido desde el muro , para todos los que oyeron al enemigo de Dios entonar su canto lúgubre , su canto de derrota , y quejarse de su herida ... El infame maldito sufría la herida mortal . Tenia en el hombro una gran llaga visible ; tenía arrancados los músculos , y habían crujido las junturas de los huesos . La victoria quedaba por Beowulfo . Grendel se veía obligado á huir, herido de muerte, á su refugio de los pantanos , en busca de su lúgubre vivienda . Sabía bien que era llegado el fin de su vida, que el número de sus días estaba cumplido . » Porque había dejado en el suelo la mano, el brazo y el hombro, y en el lago de los nicors , donde se había vuelto ȧ zabullir, « borbotaban las aguas henchidas de sangre, con su manantial impuro revuelto y caldeado por la ponzoña, y manchado su color por la muerte ; con los borbotones subían á la superficie cuajarones de sangre . Quedaba un monstruo hembra, su madre , « habitante como él de las frías corrientes , y terror de las aguas , la cual vino de noche, y entre las espadas desnudas arrancó y devoró otro hombre , Eschere, el mejor amigo del rey. Levantóse gran clamor en el palacio , y volvió á ofrecerse Beowulfo . Marcharon á la guarida , à un si-

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tio desierto , refugio de lobos , cerca de los promontorios donde el viento sopla, donde « un torrente de las montañas , precipitándose entre la oscuridad de las colinas , se internaba bajo tierra » . « Los bosques , sostenidos por sus raíces , proyectaban su sombra sobre el agua . De noche podía contemplarse una maravilla : fuego sobre las ondas » ; el ciervo , acosado por los perros , « hubiese dejado su alma en la orilla antes que sumergirse allí para esconder la cabeza . Nadaban serpientes y extraños dragones , y de vez en cuando salía del cuerno un canto de muerte, un canto terrible» . Beowulfo se lanzó al agua ; bajó al través de los monstruos que chocaban con su cota de malla hasta dar con la ogra , con « la homicida detestable » , que, echándole la zarpa , se le llevó hacia su guarida . Lucía un pálido rayo , y se vió en frente de

la loba

del abismo » , la poderosa mujer del mar. Empezó el ataque con su espada de batalla , la cual , blandida con impetu , entonó por encima de su cabeza un imponente canto bélico » . Pero viendo que ni el filo ni la punta penetraban en la carne , retorció á su enemiga entre los brazos y la derribó al suelo , mientras ella , < con su ancho cuchillo de filo oscuro , pugnaba por traspasar la cota que le cubría . Rodaron así hasta que Beowulfo vió cerca de él , entre las armas , « una espada afortunada en la victoria , una antigua espada gigantesca , de filo seguro y pronta á servir, obra de los gigantes . La asió del puño el guerrero de los Scyldings , blandiéndola violenta y terriblemente. Desesperando de su vida, dió un tajo con furia , alcanzando al cuello de la ogra y rompiendo los anillos de la espina ; la hoja atravesó toda la carne maldita . El monstruo vino al suelo , la espada estaba ensangrentada . El hombre se recreó en su obra . Entró la luz . La sala estaba alum-

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brada como cuando desde el cielo luce suavemente la lámpara del firmamento» .

Entonces vió á Grendel

muerto en un rincón, y cuatro de sus compañeros , levantando con trabajo la monstruosa cabeza , la llevaron por los pelos hasta la casa del rey. Tal es su primera obra , y el resto de su vida es semejante. Cuando hubo reinado cincuenta años en su tierra, un dragón , á quien habían robado su tesoro, salió de la colina y fué á quemar los hombres y las casas de las islas « con olas de fuego » . Entonces « el amparo de los condes mandó que le hiciesen un escudo abigarrado, todo de hierro , sabiendo bien que un escudo de madera de tilo sería insuficiente contra las llamas. El príncipe « era demasiado altivo para buscar á la bestiaza volante con una tropa , con muchos hombres. No temía por sí mismo aquella batalla . No hacía caso de la enemistad del gusano , de su esfuerzo ni de su valor» . Y, no obstante , estaba triste é iba contra su voluntad , porque « su destino se acercaba» . Vió una caverna , « un hueco debajo de la tierra , cerca de las olas del Océano , cerca del embate del mar, que por dentro estaba llena de adornos en relieve y de brazaletes . Sentóse en el promontorio el rey avezado á la guerra , y se despidió de los compañeros de su hogar » ; porque , aunque viejo, quería exponerse por ellos ,

« ser el guardián de su pueblo ..

Gritó, y acudió el dragón echando fuego ; la espada no hizo mella en su cuerpo , y el rey quedó envuelto en la llama . Sus compañeros se habían internado en el bosque, salvo uno, Wiglaf, que acudió al través del humo, «sabiendo que no era la antigua costumbre abandonar al pariente, al principe , dejándole sufrir angustias , dejándole caer en la batalla » . « El gusano, el pérfido innoble, pintarrajeado de ondas de fuego, se

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pone furioso... Ardiente y feroz en la guerra , enganchó todo el cuello del rey con sus garras envenenadas . Se ensangrentó en la sangre de la vida . La sangre corría á raudales.> Ellos con sus espadas , le partieron por en medio . Pero la herida del rey se enconó; conoció que tenía dentro el veneno , y se sentó cerca del muro en una piedra « mirando la obra de los gigantes , viendo cómo la eterna caverna , con sus arcos de piedra, se mantenía firme sobre pilares» . Luego dijo: « He tenido este pueblo bajo mi custodia durante cincuenta inviernos . No había un rey entre todos mis vecinos que se atreviese á venir á mi encuentro con hombres de guerra, á atacarme con el miedo . Yo he defendido bien mi tierra ; no he recurrido á emboscadas de traidor; no he pronunciado injustamente muchos juramentos . Por todo eso , aunque herido mortalmente, puedo estar alegre ... Ahora, querido Wiglaf, ve inmediatamente á ver el tesoro que se halla bajo la piedra gris... Ese montón de tesoros le he comprado con mi muerte . Podrá servir para las necesidades de mi pueblo . Me regocijo de haber podido adquirir tal tesoro para mi pueblo , antes de morir ... Ahora no necesito permanecer aquí más tiempo. » He ahí la generosidad completa y verdadera , no exagerada y ficticia, como lo será más tarde en la imaginación novelesca de los zurcidores de aventuras . La ficción no se aleja aquí mucho de las cosas , y bajo el héroe se siente palpitar el hombre . Por tosca que sea tal poesía , este héroe es grande , porque lo es sencillamente y por sus obras . Ha sido fiel á su príncipe y á su pueblo ha ido voluntariamente á exponerse en una tierra extraña por librar á los hombres ; se olvida de sí al morir para pensar que su muerte aprovecha á otros .

Todos nosotros , dice una vez, tenemos que

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llegar al fin de esta vida mortal . Así que cada uno haga justicia, si puede, antes de morir . > Mirad esos monstruos que ha destruido , últimos recuerdos de las antiguas guerras contra las razas inferiores y de la religion primitiva ; considerad esa vida peligrosa , esas noches pasadas sobre las olas, esos esfuerzos del hombre en pugna con la naturaleza bruta , ese pecho invencible que estruja los pechos bestiales , y aquellos colosales músculos que arrancan á los monstruos jirones de carne , y veréis reaparecer , entre las nebulosidades de la leyenda y á la luz de la poesía, á los hombres valerosos que, en medio de los desafueros de la guerra y los arrebatos del temperamento , empezaban á asentar un pueblo y á fundar un Estado .

V

Un poema casi entero, con dos ó tres fragmentos de poemas , he ahí todo lo que subsiste en Inglaterra de esa poesía seglar. El resto de la corriente pagana , germana y bárbara, quedó detenido ó cubierto , primeramente por la introducción del Cristianismo , y después por la conquista de los francos de Normandía. Pero lo que subsiste basta y sobra para mostrar el extraño y poderoso genio poètico que hay en la raza, y para que se vea de antemano la flor en el capullo. Si hubo jamás en alguna parte un profundo y serio sentimiento poético , es aquí . Esos hombres no hablan , cantan, ó más bien gritan . Cada uno de sus versos es una aclamación, y sale como un zumbido ; levanta

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sus poderosos pechos un estremecimiento de cólera ó de entusiasmo , y de pronto viene á sus labios involuntariamente una frase, una expresión oscura . Ningún arte, ningún talento natural para describir una á una y con orden las diversas partes de un acontecimiento ó de un objeto. Los cincuenta rayos de luz que cada cosa envía sucesivamente à un espíritu regular y medido , llegan á éste á la vez , en una sola masa ardiente y confusa , trastornándole con su sacudida y su aflujo . Escuchad estos cantos de guerra, verdaderos cantos atropellados , violentos , tales como cuadraban á aquellas voces terribles ; es hoy, y á esta distancia , separados de nosotros por las costumbres , por la lengua y por diez siglos , todavía se los oye : « El ejército sale ( 1 ) . Los pájaros cantan . La cota de armas retumba . La viga de guerra (2) resuena ; el escudo responde á la lanza . Entonces brilla la luna , errante entre las nubes;

entonces se levantan las

obras de venganza que debe cumplir la cólera de este pueblo ... Entonces se oyó en la muralla el tumulto de la refriega mortífera . El escudo protector de los huesos hubo de romperse en las manos de los valientes . Las tablas de la ciudadela retumbaron , hasta que cayó en la batalla Garulfo , el primero de todos los hombres que habitan en la tierra ; Garulfo , el hijo de Guthlaf. En torno de él yacían moribundos muchos valientes . Por encima giraba el negro y sombrio cuervo . Había un fulgor de espadas, como si estuviese ardiendo todo Finnsburg . Jamás oí contar batalla más hermosa de ver. »

(1) Finnsburg , publicado por Grein como apéndice á su edición especial de Beowulfo , páginas 75-76 , Cassel , 1867. (2) La lanza, la espada.

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«Aquí, en Brunanburh, el rey Athelstan ( 1) , el se ñor de los condes , que da brazaletes á los nobles , y su hermano , Edmundo el Adalingo , han ganado una gloria tan larga como la vida con los filos de las espadas. Los hijos de Eduardo partieron el muro de los escudos é hicieron astillas las nobles banderas con los golpes de sus hachas ... Cayeron los enemigos , guerreros de los escotos y hombres de las naves , heridos de muerte, y la llanura tuvo por abono la sangre de los hombres . Entre tanto , el alto sol, la gran estrella , el brillante luminar de Dios , de Dios el Señor eterno, pasó por encima de la tierra al venir la mafana, hasta que al fin la noble criatura se precipitó hacia su ocaso . Alli yacían muchos guerreros del Norte, derribados por los dardos , caidos sobre sus escudos , desfallecidos , rendidos de la batalla. Tras de sí dejaron, para gozar de los cadáveres , el negro cuervo de pico de cuerno, y el águila roja de plumaje pálido , comedora de carne, y el voraz gavilán de las batallas , y la bestia parda , el lobo de los bosques .> Aquí todo son imágenes. En aquellos cerebros apasionados, los hechos no se presentan desnudos , bajo la seca etiqueta de una palabra exacta, sino que cada uno penetra con su cortejo de sonidos, de formas y de colores, suscitando casi una visión , una visión completa, con todos los sentimientos que la acompañan , con la alegría, con el furor, con la exaltación que la sostienen . En su lenguaje, las flechas son

las serpien-

tes de Hela, lanzadas de los arcos de cuerno » ; las embarcaciones son mar es

los grandes caballos del mar » ; el

la copa de las olas » ; el casco es

el castillo

de la cabeza » . Necesitan un lenguaje extraordinario

(1 ) Turner, II , 280. Canto sobre la batalla de Brunanburh.

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para expresar la violencia de sus sensaciones , y eso hasta el punto de que, cuando decae la inspiración primitiva y el arte reemplaza á la naturaleza , los eskaldas de Islandia , el país donde se extremó esa poesía, llegan á la jerga más retorcida y oscura. Pero , sea la que quiera la imagen, aquí, como en Islandia , es demasiado débil , si es única . Los poetas no han satisfecho su anhelo intimo , si no le desahogan más que en una sola expresión . Una y otra vez vuelven sobre su idea y la repiten: « ¡ El alto sol ! ¡ La gran estrella! ¡ El brillante luminar de Dios! ¡La noble criatura! » Cuatro veces seguidas se le figuran, y siempre bajo un nuevo aspecto . Todas sus fases surgen en un instante ante los ojos del bárbaro, y cada expresión es como un acceso de la semialucinación que le obsediaba . Bien se comprende que, en tal estado , á cada paso se rompe el orden regular de las palabras y las ideas . La sucesión de los pensamientos no es la misma en el visionario que en el que discurre serenamente . Un color atrae otro ; de un sonido pasa á otro sonido ; su imaginación es una serie de cuadros que se suceden sin explicarse . Tuerce y trastorna la frase; grita la expresión viva que le ocurre en el momento en que le ocurre; salta de una idea á otra idea lejana . Cuanto más fuera de sí se ve transportada el alma , mayor es la rapidez con que salva grandes intervalos . En una carrera recorre las cuatro partes de su horizonte, y toca en un instante objetos que parecen separados por todo un mundo . Aquí las ideas se enmarañan , revueltas unas con otras ; de pronto el poeta, merced å un recuerdo brusco, reanuda el pensamiento que interrumpió, y corta el que está expresando . Imposible traducir esas ideas dislocadas que desconciertan toda la economía de nuestro estilo moderno . A menudo no

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HISTORIA DE LA LITERATURA INGLESA

se entienden (1 ) : los artículos , las partículas , todos los medios de aclarar el pensamiento , de indicar las relaciones de los términos , de unir las ideas en un cuerpo regular, todos los artificios de la razón y de la lógica se suprimen (2) . La pasión ruge aquí como enorme bestia informe ; surge y se agita en versos abruptos : no hay bárbaros más bárbaros . La feliz poesía de Homero se desarrolla en amplios relatos, en ricas y extensas imágenes . Jamás le parecen muchos todos los pormenores de una pintura completa ; se complace en ver los objetos , se para á contemplarlos , goza de su belleza , los adorna de sobrenombres espléndidos ; se parece á esas doncellas griegas que se encontrarían feas si no hiciesen brillar sobre sus brazos y sus hombros todas las monedas de oro de su bolsa y todos los tesoros de su cofrecillo ; sus amplios versos cadenciosos ondulan y se despliegan como una túnica de púrpura á los rayos del sol jónico . Aquí manos toscas amontonan y estrujan las ideas en un metro reducido ; si hay una especie de medida , no se guarda más que aproximadamente ; por todo adorno eligen tres palabras que empiezan con la misma letra . Todo su afán es abreviar, condensar el pensamiento en una especie de clamor truncado (3) . La energía de la impresión

(1) Los más hábiles entre los eruditos que saben el anglosajón reconocen la oscuridad de ese pensamiento. V. Turner , Conybeare, Thorpe, etc. (2) Turner, III , 261. Nuestras traducciones , por literales que sean, falsean el texto: nuestra lengua es demasiado clara, demasiado lógica; no se puede comprender esa forma extraordinaria de espíritu más que tomando un diccionario y descifrando durante quince días algunas páginas de anglo- sajón . (3) Turner hace notar que la misma idea expresada en prosa y en verso por el rey Alfredo ocupa en el primer caso diez y seis palabras , y en el segundo siete. History of the Anglo - Saxons, III , 269.

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interior que , no acertando á explayarse, se concentra y duplica acumulándose; la rudeza de la expresión exterior que, esclavizada á la energía y las sacudidas del sentimiento intimo , no hace más que manifestarlo intacto y borroso á despecho y á expensas de toda regla y de toda belleza: he ahí los rasgos característicos de esa poesía, que serán también los rasgos característicos de la poesía siguiente .

VI

Una raza constituida así estaba completamente preparada para el cristianismo por su tristeza , por su aversión á la vida sensual y expansiva , por su inclinación á lo serio y á lo sublime. Cuando los hábitos sedentarios ofrecieron á su alma largos ocios , y disminuyeron el furor que alimentaba su religión mortífera, se inclinaron de suyo hacia una nueva fe. La vaga adoración de los poderes naturales que se combaten eternamente para destruirse , y renacen para combatirse , hacía mucho que había desaparecido en una oscura lontananza . La sociedad traía consigo , al formarse, la idea de la paz y la necesidad de la justicia, y los dioses guerreros palidecían en la imaginación de los hombres al mismo tiempo que las pasiones que los habían creado . Siglo y medio después de la conquista sajona (1 ) llegó ,

cantando letanías , una

procesión de misioneros romanos que llevaban una

(1) 596-625. Ag. Thierry, 1 , 81 ; Beda, 2, XII . Vale más seguir la traducción del rey Alfredo que el latín de Beda. 6

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cruz de plata y un cuadro en donde estaba pintado el Cristo. El gran sacerdote de los nortumbrios declaró á poco que los dioses antiguos no tenían poder ; confesó

que antes no comprendía nada de lo que adora-

ba , y él mismo , lanza en mano , fué el primero que derribó su templo . A su vez , se levantó en la asamblea un jefe, y dijo : «Tú , rey , te acordarás quizá de una cosa que ocurre á veces en los días de invierno , cuando estás sentado á la mesa con tus condes y tus thanes . Tienes fuego encendido , y caliente tu estancia; fuera hay lluvia, nieve y tormenta . Viene entonces un pajarillo que atraviesa la estancia con rápido vuelo ; ha entrado por una puerta y sale por otra. Ese breve rato , durante el cual está dentro , es dulce para él : no siente la lluvia ni el mal tiempo del invierno ; pero ese rato es corto. El pájaro desaparece en un abrir y cerrar de ojos y vuelve á pasar al invierno . Tal me parece la vida de los hombres sobre la tierra , en comparación del tiempo incierto que existe más allá . Aparece por poco tiempo ; pero ¿cuál es el tiempo que viene después y cuál el tiempo que hay antes? No lo sabemos . Por consiguiente, si esta nueva doctrina puede decirnos alguna cosa un poco más segura , merece que la sigamos . » Esa inquietud , ese presentimiento del inmenso y oscuro más allá y esa grave elocuencia melancólica son el comienzo de la vida espiritual ( 1 ) ; no se encuentra nada semejante en los pueblos del Mediodía , naturalmente paganos y preocupados de la vida presente . Estos otros , completamente bárbaros, entran desde el primer instante en el cristianismo por la sola virtud

(1) V. Jouffroy: Problème de la destinée humaine.

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de su temperamento y de su clima . Por brutales y obtusos que sean, aunque esclavos de supersticiones infantiles , y capaces, como el rey Canuto , de comprar por cien talentos de oro el brazo de San Agustín , á pesar de todo , tienen la idea de Dios . El gran Dios biblico , ese Dios omnipotente y único que casi desaparece en la Edad Media ( 1 ), eclipsado por su corte y su familia , subiste en ellos , á pesar de las inocentes ó grotescas leyendas . No se realza á los santos con detrimento suyo , á fuerza de novelas piadosas , ni al Niño Jesús y á la Virgen á fuerza de ternuras femeninas . La grandiosidad y la severidad de ellos mismos los ponen á su nivel; no se sienten tentados , á ejemplo de los pueblos artistas y verbosos , á sustituir la religión con el cuento agradable ó bello . Por la sencillez y la energía de sus concepciones , se acercan más que ninguna raza de Europa al antiguo espíritu hebraico . El entusiasmo es su estado natural, y su nuevo Dios los llena de admiración , como sus dioses antiguos los penetraban de furia . Tienen himnos , verdaderas odas , que no son más que un cúmulo de excla. maciones . Ningún desarrollo : son incapaces de contener ni de explicar su pasión; su pasión estalla , todo son transportes al aspecto del Dios omnipotente. Aquí habla el corazón completamente solo , un gran corazón bárbaro . Cæmon, su más antiguo poeta (2) , era, al decir de Beda , un hombre más ignorante que los demás , y que no sabía ninguna poesía ; de modo que cuando en la sala le pasaban el arpa tenía que retirarse por no poder cantar como sus compañeros . Una

(1) Michelet, prólogo de La Renaissance; Didion , Histoire de Dieu. (2) Hacia 680.Véase Codex Exoniensis, publicado por Thorpe.

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vez que guardaba el establo durante la noche, se durmió; se le apareció un extraño pidiéndole que cantase alguna cosa, y se le ocurrieron las siguientes palabras: « Ahora alabaremos al guardián del reino celeste, y los consejos de su espíritu , ¡ padre glorioso de los hombres !, como de todas las maravillas , ¡ el eterno Señor!, sentó el principio . Primero , ¡ el santo Creador!, formó el cielo como un techo para los hijos de los hombres . Después , ¡ el guardián del género humano!, ¡ el Señor eterno!, hizo la región de en medio , hizo la tierra para los hombres , ¡ el soberano omnipotente ! » Habiendo retenido ese canto al despertarse , fué á la ciudad , y le llevaron á presencia de los sabios y de la abadesa Hilda, quienes al oirle pensaron que había recibido un don del cielo , y le hicieron monje en la abadía. Allí pasaba su existencia, escuchando los pasajes de la Escritura que le explicaban en sajón , Todos exclaman : «Tú eres santo, santo, rey de los ángeles del cielo , Señor nuestro , y tus juicios son justos y grandes : reinan eternamente dondequiera en la multitud de tus obras . » Se reconocen aquí los cantos de los antiguos servidores de Odino , ahora tonsurados

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y envueltos en un sayal de monje. Su poesía sigue siendo la misma; piensan en Dios , como en Odino , mediante una serie de imágenes breves, acumuladas y apasionadas , que son como una serie de relámpagos ; los himnos cristianos son continuación de los himnos paganos. Uno de esos hombres , Aldhelm , se había instalado en el puente de su ciudad , y repetía odas guerreras y profanas , á la vez que poesías religiosas, para atraer é instruir á los hombres de su tiempo . Podía hacerlo sin cambiar de tono . Hay un canto de funerales , en que habla la Muerte ( uno de los últimos compuestos en sajón) , que se halla impregnado de un cristianismo terrible, y al mismo tiempo parece salir de las más negras profundidades del Edda . El metro breve resuena bruscamente, golpe tras golpe , como el clamor de una campana. Parece que se oyen los sordos responsos que se propagan por la iglesia, mientras la lluvia azota las vidrieras empañadas, mientras las desgarradas nubes avanzan lúgubremente por el cielo, y los ojos , fijos en el pálido semblante del muerto, sienten de antemano el horror de la húmeda fosa donde van å arrojarle los vivos (1 ). Para ti se edificó una casa antes de que nacieses ; pasa ti se forjó un molde antes de que salieses de tu madre; no está marcada su altura, ni medida su profundidad ; no habrá de cerrarse, por largo que sea el tiempo . Pronto te llevarán adonde has de permanecer; pronto te medirán á ti y á la tierra. Tu casa no es de alta armadura. No es alta, sino baja, cuando estás dentro . Bajo es el tabique de los pies . Los lados no son altos . El techo está muy cerca de tu pecho . Así habitarás en la tierra fría, oscura y negra, que ha de

(1) Conybeare's Illustrations, 622.

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podrirse contigo . Sin puertas está esa casa , y sombría por dentro . Alli quedas bien guardado , y la muerte tiene la llave . Espantosa es esa casa de tierra , y horrible el habitar dentro . Alli habitarás , y te comerán los gusanos . Allí te dejan, y tú llamas á tus amigos . No tienes amigo que quiera ir contigo . ¿Quién se informará nunca de si te agrada esa casa? ¿Quién abrirá jamás la puerta para buscarte? Porque no tardas en ponerte horrible , y mirarte es espantoso . >> ¿Encontró Jeremias Taylor una pintura más lúgubre? Las dos poesías religiosas , la cristiana y la pagana, se acercan tanto , que pueden fundir sus imágenes y sus leyendas . En la historia de Beowulfo , com · pletamente pagana , Dios aparece como un Odino más poderoso y más sereno , y no se diferencia del otro sino como un bretwalda sedentario de un jefe de bandidos , aventurero y héroe . Los monstruos escandinavos , los Iotos enemigos de los Ases, no se han desvanecido ; lo que hay es que descienden de Cain y de los gigantes ahogados por el diluvio ( 1 ) ; el infierno nuevo es casi el antiguo Nastrond, « mortalmente helado , lleno de águilas sangrientas y de serpientes pálidas » ; y el formidable día del juicio final, en que todo ha de pulverizarse, para dejar su puesto à un mundo más puro , se parece á la destrucción final del Edda, à « ese crepúsculo de los dioses » , que terminará en un renacimiento victorioso y en una eterna alegría « bajo un sol más bello».

Por esa conformidad natural, fueron capaces de hacer poemas religiosos que son verdaderos poemas :

(1) Kemble, t, I, lib . I , XII. En este capítulo ha reunido una multitud de rasgos que acusan la persistencia de la antigua mitología.

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no se triunfa en las obras del espíritu sino por la sinceridad del sentimiento personal y original . Si esos hombres pueden narrar tragedias bíblicas, es porque tienen un alma trágica y semi -bíblica . Ponen en sus versos, como los antiguos profetas de Israel , su fiera vehemencia, sus mortíferos odios, su fanatismo y todos los estremecimientos de su carne y de su sangre . Uno de ellos , cuyo poema está mutilado, ha referido la historia de Judit: se verá con qué alientos : no hay como un bárbaro para presentar con toques tan enérgicos la orgía, el tumulto , el homicidio, la venganza y el combate:

Ningún adorno en este relato; ninguna delicadeza como en el original. Harto tiene Alfredo con hacerse entender . ¿Qué va á ser en sus manos la noble moral platónica , la diestra interpretación á imitación de Jamblico y de Porfirio? Todo se hace pesado . Aquí hay que llamar á las cosas por su nombre , fijar los ojos de la gente en una idea de bulto, bien visible . Aun ésta es quizá demasiado alta para ellos : «Esta fábula enseña á todo hombre que quiera huir ་

de las tinieblas del infierno y llegar á luz del verdadero bien, á no mirar á sus antiguos vicios y practicarlos de nuevo tan plenamente como antes . Porque todo el que, con plena voluntad , vuelve su alma hacia los vicios que había abandonado antes , y los practica, gusta de ellos plenamente, no piensa jamás en abandonarlos , y pierde todo su antiguo bien, si otra vez no se enmienda .» El sermón es apropiado á su auditorio de thanes ; los daneses , que Alfredo acababa de convertir por la espada, tenían necesidad de una moral clara . Si se les hubiesen traducido exactamente las últimas palabras de Beocio , hubiesen abierto atónitos los ojos y se habrian dormido .

Es que todo el talento de un alma inculta yace en

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a fuerza y en la sinceridad de sus sensaciones . Fuera de eso, es impotente; el arte de pensar y razonar excede su alcance . Tales hombres pierden todo genio al perder su ardiente fiebre . Balbucean de una manera torpe y pesada secas crónicas , especies de almanaques históricos . Los tomaríais por campesinos que, al volver de las faenas , van á escribir con tiza en una mesa ahumada la fecha de una escasez, el precio del trigo , los cambios de tiempo y las defunciones ( 1 ) . No de otro modo , al lado de las secas crónicas de la Biblia que tartamudean la serie de los reinados y de las matanzas judaicas , se despliegan la exaltación de los Salmos y el delirio de las Profecías . El mismo poeta lírico puede ser alternativamente un zote y un hombre de genio , porque el genio le entra y se le marcha como una enfermedad , y, en vez de poseerle , le sufre : « Año del Señor 611. Este año Cynegills empezó á reinar en Wessex, y ocupó el trono treinta y un inviernos . Cynegills era hijo de Ceol ; Ceol era hijo de Cutha, y Cutha de Cyuric . > 614.

Este año Cynegills y Cwichelin combatieron

en Bampton, y mataron dos mil cuarenta y seis galeses .

> 678.

Este año apareció un cometa en Agosto, y

brilló todas las mañanas durante tres meses , como un rayo de sol . Habiendo sido echado de su obispado el obispo Wilfrid por el rey Everth, fueron consagrados en su lugar dos obispos . > 901 .

Este año murió Alfredo, el hijo de Ethelwolf,

seis días antes de la misa de todos los santos . Era rey de toda la nación inglesa , excepto de la parte que estaba bajo el poder de los daneses . Tuvo el gobierno

(1) Ingram's Saxon chronicle. 7

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treinta inviernos , menos un año y medio . Y entonces tomó el gobierno su hijo Eduardo . >902. Este año hubo un gran combate en el Holme entre los hombres de Kent y los daneses . > 1077 .

Este año se reconciliaron el rey de los fran-

cos y Guillermo , rey de Inglaterra ; pero duró poco tiempo . Este año , la noche antes de la Asunción de Santa Maria, ardió Londres tan terriblemente como nunca antes desde que se edificó . » Así hablan, con una sequedad monótona, los pobres monjes que, después de Alfredo , compilan y anotan los acontecimientos salientes y visibles ; de vez en cuando , algunas reflexiones piadosas , un movimiento de pasión, y nada más . En el siglo X, el rey Edgardo da una finca á un obispo , à condición de que ponga en sajón la regla monástica, escrita por San Benito en latín . El mismo Alfredo es casi el último de los hombres cultos ; y no llegó á serlo , como Carlomagno , más que á fuerza de voluntad y de paciencia. En vano los grandes espiritus de ese tiempo tratan de asirse á los restos de la bella civilización antigua, y de levantarse sobre la tumultuosa y fangosa ignorancia en que los demás se revuelcan; se levantan casi solos , y, muertos ellos , los restantes vuelven á hundirse en su cieno . La bestia humana es la soberana entonces ; el espíritu no puede encontrar su puesto entre las rebeliones y los apetitos de la sangre, del estómago y de los músculos . Aun en el pequeño círculo en que trabaja, su labor no da resultados . El modelo que se ha propuesto le oprime y le encadena en una imitación que le corta los vuelos : no aspira más que á copiar bien . Zurce centones que llama versos latinos ; se afana por dar con los giros auténticos de los buenos modelos; no consigue más que fabricar un latín enfático, corrompido , plagado de dis-

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lates . En punto á ideas, los más profundos repiten doctrinas muertas de autores muertos . Hacen manuales de teología y de filosofía, siguiendo á los Padres ; Erígena , el más docto , llega á reproducir las complicadas especulaciones de la metafísica alejandrina . A qué distancia se ciernen esas especulaciones y esas reminiscencias, sobre la gran muchedumbre bárbara que ruge y se agita en las bajas regiones, no hay palabras que puedan decirlo . Se ve un rey de Kent, en el siglo VII , que no sabe escribir . Figuraos bachilleres en teología que disertasen delante de un auditorio de carreteros , no de carreteros parisienses , sino de carreteros como los que aún existen en Auvernia ó en los Vosgos . En medio de esos clérigos que piensan como estudiantes aplicados , según sus autores favoritos, y están separados doblemente del mundo á título de hombres de colegio y de hombres de convento, Alfredo es el único que, á título de seglar y de espíritu práctico , desciende hasta el alcance de su público con sus traducciones en lengua sajona y con sus versos sajones ; y ya se ha visto que su esfuerzo fué estéril , como el de Carlomagno . Había una muralla infranqueable entre la docta literatura antigua y la informe barbarie presente. Incapaces de entrar en el antiguo molde, y obligados á entrar en él á la fuerza , le retorcian. No pudiendo rehacer las ideas , rehacían el metro . Trataban de deslumbrar á sus colegas en versificación por el refinamiento de la factura y el prestigio de la dificultad vencida: bien así como , en nuestros colegios , los buenos alumnos imitan el estudiado artificio y la simetría de Claudiano , más bien que la desenvoltura y la variedad de Virgilio . Se ponían grillos en los pies , y probaban su fuerza corriendo con sus trabas . Se imponían las reglas de la rima moderna con las reglas de

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la cantidad antigua . Añadian á ellas la exigencia de empezar cada verso con la misma letra que el anterior. Algunos , como Aldhelm , escribían acrósticos cuadrados , en que el primer verso , repetido al fin, se encontraba también á la izquierda y á la derecha ; formado así por las primeras y últimas letras de todos los versos, abraza toda la composición , y el trozo de poesía se asemeja á un trozo de tapiz . Extrañas proezas literarias que transforman al poeta en artesano, y atestiguan la oposición que existía entonces entre la cultura y la naturaleza, y que estropeaba á la vez la forma latina y el espíritu sajón . Más allá de esa barrera que separaba invenciblemente á la civilización de la barbarie , había otra no menos fuerte, que separaba al genio sajón del genio latino . La poderosa imaginación germánica , adonde afluyen súbitamente las imágenes brillantes y oscuras, para desbordarse después à sacudidas , contras . taba con el espíritu razonador, cuyas ideas se ordenan y desarrollan en filas regulares ; por manera que , si el bárbaro conservaba en sus ensayos clásicos alguna porción de sus instintos primitivos , no llegaba á producir más que una especie de monstruo grotesco y horrible . Uno de ellos , ese Aldhelm, pariente del rey Ina, que en el puente de la ciudad cantaba á la vez baladas profanas é himnos sagrados , demasiado imbuido en la poesía nacional para imitar simplemente los antiguos modelos , adornó los versos latinos y la prosa latina con toda la pompa inglesa (1 ) » . Diríase un bárbaro que arranca una flauta de las manos hábiles de un artista del palacio de Augusto , para soplar allí con todos sus pulmones, como en una mugiente

(1)

Expresión de Guillermo de Malmesbury.

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trompa . Recarga de imágenes exageradas é incoherentes la sobria lengua de los oradores y administradores romanos ; apareja de un modo violento las expresiones con alianzas imprevistas y extravagantes ; acumula los colores ; llega á la greguería extraordinaria é ininteligible de los últimos eskaldas . Como que es un eskalda que latiniza, y transporta á su nuevo lenguaje los adornos de la poesía escandinava -entre otros , la repetición de la misma letra, repetición extremada hasta el punto de que , en una de sus epistolas, hay quince palabras seguidas que empiezan del mismo modo, y, para completar este número de quince, pone un barbarismo griego entre las voces latinas (1 ) .—En los otros , en los legendarios , se volverá á encontrar muchas veces esa deformación del latín violentado por el aflujo de una imaginación demasiado vigorosa. Invade esta última hasta su pedagogía y su ciencia. Alcuino , en los diálogos que compone para el hijo de Carlomagno , emplea , á manera de fórmulas, las frasecillas poéticas y desenfadadas que pululan en la poesía nacional . «¿Qué es el invierno? El destierro del estio .

¿Qué es la primavera? El pintor de la tie-

rra.-¿Qué es el año? La cuádriga del mundo . —¿Qué es el sol? El esplendor del universo , la belleza del firmamento, la gracia de la naturaleza , la gloria del día, el repartidor de las horas.-¿Qué es el mar? El camino de los audaces , la frontera de la tierra, la posada de los ríos, el manantial de las lluvias . » Más aún: termina sus instrucciones con enigmas al estilo de los es-

(1) Primitus (pantorum procerum praeterumque pio potissimum paternoque praesertim privilegio) panegyricum poemataque passim prosatori sub polo promulgantes, stridula vocum symphonia ac melodiae cantinelaeque carmine modulaturi hymnizemus.

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kaldas, como los que se encuentran aún en los antiguos manuscritos , juntamente con los cantos bárbaros : última nota del genio nacional , que, cuando se afana por comprender las cosas , deja á un lado la deducción seca, escueta y enlazada, para emplear la imagen rara, lejana y multiplicada, y sustituye el análisis por la síntesis .

VIII

Tal es esa raza que , llegada á última hora, en medio de la decadencia de sus hermanas, la griega y la latina , trae al mundo una civilización nueva con un carácter y un espíritu nuevos . Inferior á sus antecesores en varios puntos , en otros los supera . En medio de sus bosques , sus cenagales y sus nieves , bajo su cielo inclemente y triste , en el curso de su larga barbarie, han conquistado el imperio los instintos rudos ; el germano no ha adquirido el genio alegre , la facilidad expansiva, el sentimiento de la belleza armoniosa; su corpanchón flemático sigue siendo feroz y rígido, voraz y brutal; su espíritu inculto y rígido permanece inclinado al salvajismo y rehacio á la cultura. Sus ideas embotadas y coaguladas , no aciertan å ostentarse desembarazada y copiosamente, con un enlace natural y una regularidad involuntaria . Pero ese espíritu, privado del sentimiento de lo bello , no puede ser más á propósito para el sentimiento de lo verdadero. La profunda y punzante impresión que recibe der contacto de los objetos, y que no sabe expresar aún más que con un grito , le eximirá más tarde de la re-

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tórica latina y convertirá su atención hacia las cosas á expensas de las palabras . Más aún : bajo el imperio del clima y de la soledad , del hábito de la resistencia y del esfuerzo , pone sus ojos en un ideal distinto : para él han conquistado la primacía los instintos viriles y morales, y , entre ellos , el anhelo de independencia, la afición á las costumbres serias y severas , la aptitud para la abnegación y la veneración, el culto del heroísmo . He ahí los rudimentos y elementos de una civilización más tardía , pero más sana, menos inclinada hacia el placer y la elegancia, mejor cimentada en la justicia y la verdad (1) . En todo caso, hasta aquí la raza está intacta , intacta en su tosquedad primitiva; la cultura recibida de Roma no ha podido desenvolverla ni deformarla. Si ha entrado allí el cristianismo , es por afinidades naturales y sin alterar el genio nativo. Ahora va á venir una nueva conquista que, á más de ideas, trae también hombres . Pero los sajones, según costumbre de las razas germánicas , razas vigorosas y fecundas , se han multiplicado enormemente desde hace seis siglos ; son quizá seis millones en este momento, y el ejército normando es de sesenta mil hom. bres (2) . Y esos normandos , aunque alterados , aunque (1)

En Islandia, patria de los más feroces reyes del mar, no

hay ya crímenes; las cárceles se han destinado á otros usos; no hay más castigos que multas. (2) Pictorial history, 1 , 249. «Todas las ciudades, y aun los pueblos y lugarejos que hoy posee Inglaterra, parecen haber existido ya en los tiempos sajones... La división actual en parroquias es casi sin alteración la del siglo x.» Según el Doomsday book, Turner calcula en trescientos mil el número de los jefes de familia indicados . Si cada familia es de cinco personas. suman un millón quinientos mil. Turner añade otros quinientos mil, incluyendo los cuatro condados del Norte, Londres y otras grandes ciudades, y los monjes y el clero de los campos, que no se cuentan... No hay que aceptar

1

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afrancesados , son, por su origen y por algún residuo de si propios , parientes de sus vencidos . Aunque importen sus costumbres y sus poemas , aunque introduzcan en la lengua más de un tercio de sus voces , esa lengua sigue siendo completamente germánica en el fondo (1) ; si cambia su gramática , es de suyo , por su propia fuerza, en el mismo sentido que sus parientes del continente. Al cabo de trescientos años , los conquistados son los conquistadores ; estos últimos hablan el inglés ; la sangre inglesa acaba por sobreponerse en sus venas á la sangre normanda por virtud de los matrimonios . A la postre, la raza sigue siendo sajona . Si el antiguo genio poético desaparece después de la conquista , es como un río que se sume en el suelo y corre bajo tierra. Volverá á salir de allí á quinientos años . estas cifras sino con toda clase de reservas. Sin embargo , están de acuerdo con las de Mackintosh , de Jorge Chalmers y de otros varios; muchos hechos prueban que la población sajona era numerosísima y completamente desproporcionada con la población normanda. (1) Warton , History of English poetry . Prólogo ; Skeat , Etymological Dictionary. (Los cuadros del fin consignan la proporción de las voces sajonas y de las voces normandas .)

CAPITULO II

LOS NORMANDOS

I. Formación y carácter del hombre feudal. II. Expedición y carácter de los normandos .-Contraste entre normandos y sajones .-Los normandos son franceses .- Cómo se hicieron franceses. -Su gusto y su arquitectura. -Su curiosidad y su literatura.-Su caballería y sus diversiones.— Su táctica y su éxito . III. Indole del espíritu francés . -Dos rasgos principales: ideas definidas é ideas enlazadas . -Construcción psicológica del espíritu francés.- Narraciones prosaicas; falta de colorido y de pasión; facilidad y verbosidad . - Lógica y claridad natural ; sobriedad; gracia y delicadeza ; perspicacia y burla. -El orden y el atractivo . - Qué género de belleza y qué clase de ideas han traído al mundo los franceses . IV. Los normandos en Inglaterra. —Su situación y su tiranía.— Importan su literatura y su lengua.- Olvidan su literatura y su lengua .- Poco á poco aprenden el inglés .- Poco á poco el inglés se afrancesa. V. Traducen en inglés libros franceses. Palabras de sir John Mandeville -Layamon , Roberto de Gloucester , Roberto de Brunne.-Imitan en inglés la literatura francesa . —Manuales morales, canciones, fabliaux, cantos de gesta.-Brillantez , frivolidad y vacuidad de esa cultura francesa . VI. Barbarie é ignorancia de esa civilización feudal -La canción de gesta de Ricardo Corazón de León , y los viajes de sir John de Mandeville - Pobreza de la literatura importada é implantada en Inglaterra . -For qué no dió resultados en el continente ni en Inglaterra . VII. Los sajones en Inglaterra -Persistencia de la nación sa-

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jona y formación de la constitución inglesa. -Persistencia del carácter sajón y formación del carácter inglés . VIII á X. Oposición entre el héroe popular de Francia y el de Inglaterra. Los fabliaux del Zorro y las baladas de Robin Hood. -Cómo el carácter sajón mantiene y prepara la libertad política. -Contraste del estado de los pueblos en Francia y en Inglaterra. -Teoría de la constitución inglesa por sir John Fortescue. - Cómo la constitución de la nación sajona mantiene y prepara la libertad politica.- Situación de la Iglesia y precursores de la Reforma en Inglaterra. - Pedro Plowman y Wyclef.-Cómo el carácter sajón y la situación de la Iglesia normanda prepara la reforma religiosa .-Incomplemento é impotencia de la literatura nacional.- Por qué no prosperó.

I

Hacía ya siglo y medio que en el continente se había formado una sociedad nueva, surgiendo nuevos hombres en medio de la disolución universal. Por fin, los valientes se hicieron firmes contra los normandos y los salteadores . Habían sentado la planta en el suelo, y el esfuerzo de sus grandes corazones y de sus brazos contuvo el caos móvil de las cosas que se derrumbaban. En la desembocadura de los ríos , en los desfiladeros de los montes , en el linde de las marcas devastadas , en todos los pasos peligrosos , habían construido sus fortalezas , cada uno la suya, cada uno en su tierra, cada uno con su bando de fieles ; y vivían á la manera de un ejército diseminado , pero en guardia, acampados y coligados en sus castillos , con las armas en la mano y enfrente del enemigo . Bajo esa disciplina se había formado un pueblo temible: corazones fieros

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en cuerpos atléticos (1) , incapaces de temor, sedientos de acciones violentas, nacidos para la guerra permanente, porque en la guerra permanente se habían templado ; héroes y bandidos que, para salir de su soledad , se lanzaban á las empresas aventureras y se iban á Sicilia, & Portugal, á España , á Livonia, á Palestina, á Inglaterra, á conquistar tierras ó á ganar el paraíso .

II

El 27 de Setiembre de 1066 podía verse un gran espectáculo en la desembocadura del Somme: cuatrocientos navios de gran velamen, más de mil lanchas de transporte, y sesenta mil hombres que se embarcaban. El sol lucía espléndidamente después de prolongadas lluvias ; sonaban las trompetas ; los gritos de aquella multitud armada subían hasta el cielo ; en la playa, en el anchuroso río , en el brillante y espacioso mar que más allá se dilata, erguíanse como un bosque hasta perderse de vista los mástiles y las velas , y la (1) Véase , entre otras pinturas de costumbres , los primeros relatos de la primera cruzada: Godofredo parte un sarraceno hasta la cintura.-En Palestina, una viuda estaba obligada á casarse hasta los sesenta años , porque ningún feudo podía quedar sin defensor. -Un jefe español dice á sus hombres extenuados, después de una batalla: Muy cansados y heridos estáis; pero venid á batiros conmigo contra esa otra tropa: las heridas frescas que recibamos nos harán olvidar las que hemos recibido. -En aquel tiempo - dice la Crónica general de Españalos reyes , condes y nobles , y todos los caballeros, á fin de estar dispuestos á todas horas, tenían sus caballos en la estancia donde dormían con sus mujeres .

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enorme flota se ponía en movimiento á impulsos del viento Sur (1) . El pueblo que transportaba se decía originario de Noruega , y se le hubiese podido creer pariente de aquellos sajones á quienes iba á combatir ; pero llevaba consigo una multitud de aventureros que habían acudido por todos los caminos , de cerca y de lejos , del Norte y del Mediodía , del Maine y de Anjou , del Poitou y de Bretaña , de la Isla de Francia y de Flandes , de Aquitania y de Borgoña ( 2) ; y él mismo , en suma, era francés . ¿Cómo es que, conservando su nombre, había cambiado de naturaleza , y qué serie de renovaciones había hecho de un pueblo germánico un pueblo latino? Es que ese pueblo , cuando llegó á Neustria, no era un cuerpo de nación ni una raza pura . No era más que una banda, cuyos miembros, casándose con las muje . res del país , infundían en sus hijos la savia extranjera. Era una banda escandinava, pero engrosada por todos los bigardos valientes y todos los infelices desesperados que vagaban por la tierra conquistada (3) ; y en este concepto también , recibía en su propia sustancia la savia extranjera . Por otro lado , si mezcla había en la tropa errante, mayor la hubo en la tropa establecida ; y la paz , con sus infiltraciones , lo mismo

(1) Véanse, para todos los detalles , las Crónicas anglo-normandas, III , pág 4, citadas por Agustín Thierry. Yo mismo he visto el sitio y el paisaje . (2) En Hastings, de tres columnas de ataque, había dos formadas por los auxiliares. Aparte de todo, los cronistas no se engañan sobre el hecho capital : todos convienen en decir que Inglaterra fué conquistada por franceses . (3) Un pescador de Ruan , soldado de Rollo , fué quien mató al duque de Francia en la desembocadura del Eure. Hastings, el famoso rey de mar , era hijo de un labrador de los alrededores de Troyes .

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que la guerra con sus reclutas, vino á alterar la integridad de la sangre primitiva . Cuando Rollo, después de repartir la tierra entre sus hombres , ahorcó á los ladrones y á los que les prestaban ayuda , acudieron gentes de todos los países . La seguridad , la buena y < rígida» justicia eran tan raras que bastaban para repoblar un país (1 ) . Llamó á los extranjeros , dicen los antiguos autores , « é hizo un solo pueblo de tanta gente de diversas procedencias . Ese amasijo de bárbaros , de refugiados , de salteadores , de colonos emigrados , habló tan pronto romance ó francés , que el segundo duque, queriendo que su hijo aprendiese la lengua danesa, tuvo que mandarle á Bayeux, donde aún estaba en uso . Las grandes masas acaban siempre por formar la sangre , y las más de las veces el espíritu y la lengua . Por eso estos hombres , una vez transformados, se desentumecieron rápidamente: la raza fabricada resultó de espíritu despierto , mucho más despejada que los sajones , sus vecinos de ultra-Mancha , enteramente semejante á sus vecinos de Picardía , de Champaña y de la Isla de Francia .

Los sajones (2)-dice un

antiguo autor- bebían á quién más, y consumían sus rentas en festines día y noche , mientras que se contentaban con habitaciones miserables: todo lo inverso de los franceses y normandos , que hacían poco gasto en sus bellas y espaciosas casas, siendo , por otra parte, delicados en el comer y esmerados en el vestir. » Los unos, entumecidos aún por la flema germánica , eran borrachos glotones á quienes sacudía á veces el acceso del entusiasmo poético ; los otros , aligerados (1) «En el siglo x (dice Stendhal) un hombre anhelaba dos cosas: 1.º , que no le matasen; 2.º, tener un buen vestido de piel.»> Véase aquí la Crónica de Fontenelle. (2) Guillermo de Malmesbury.

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por su transplantación y su mezcla, empezaban ya á sentir las necesidades del espíritu . « Dentro de su país , hubieseis podido ver elevarse iglesias y monasterios de un estilo antes desconocido» (primero en Normandía, y á poco en Inglaterra) (1) . Inmediatamente se había despertado en ellos el gusto , es decir , el deseo de recrear los ojos , y de expresar en formas sensibles su pensamiento , un pensamiento nuevo: el arco circular se apoyaba sobre una columna simple ó sobre un haz de columnitas ; circuían las ventanas elegantes molduras ; abríase el rosetón, sencillo aún, semejante á la rosa de las zarzas , y desplegábase el estilo normando, original y medido, entre el estilo gótico cuya riqueza anunciaba , y el estilo románico cuya solidez recordaba . Con el gusto se despertó no menos pronto y naturalmente la curiosidad . Los pueblos son como los niños : unos rompen á hablar fácilmente, y comprenden al punto; otros rompen á hablar con trabajo , y com . prenden tarde . Estos habían hecho su educación de prisa, á la francesa. Son los primeros que en Francia desembrollaron el francés , fijándole,

escribiéndole;

tanto , que aun hoy entendemos sus códigos y sus poemas . En siglo y medio se habían pulido hasta el punto de encontrar « ignorantes y groseros » (2) á los sajones . Tal fué su pretexto para expulsarlos de las abadías y de todos los buenos puestos eclesiásticos . Y á la verdad, ese pretexto era también una razón , porque odiaban por instinto la rudeza estúpida . Entre la conquista y la muerte del rey Juan , establecieron en Ingla(1) Pictorial history, 1 , 615. Iglesias de Londres , de Sarum, de Norwich, Durham , Chichester, Peterborough, Rochester, Hereford, Glocester, Oxford, etc. Guillermo de Malmesbury. (2) Expresión de Orderico Vital.

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terra quinientas cincuenta y siete escuelas . Enrique Beauclerc , hijo del conquistador, fué instruído en las ciencias ; Enrique II y sus tres hijos lo eran también ; el mayor, Ricardo Corazón de León , fué poeta . Lanfranc , primer arzobispo normando de Cantorbery , lógico sutil , discutió hábilmente sobre la presencia real; San Anselmo, su sucesor, el primer pensador del siglo , creyó descubrir una nueva prueba de la existencia de Dios , é intentó dar á la religión carácter filosófico , haciendo de la razón el camino de la fe ; grande era la idea ciertamente , sobre todo en el siglo XII , y no cabía ir más de prisa. Sin duda esa ciencia es la escolástica , y aquellos terribles tomos en folio matan más espíritus que los que alimentan ; pero se empieza como se puede , y el silogismo , aun latino y teológico , no deja de ser un ejercicio de la inteligencia y una prueba de ingenio . Entre esos abades del continente que se instalan en Inglaterra , éste crea una biblioteca ; aquél , fundador de una escuela, hace que sus alumnos repre senten la leyenda de Santa Catalina ; otro , escribe en latín pulido , epigramas « aguzados como los de Marcial» . Son los placeres de una raza inteligente , ávida de ideas , de espíritu dispuesto y flexible, cuyo claro pensamiento no está ofuscado , como el de las cabezas sajonas , por las alucinaciones de la embriaguez y los vapores del estómago voraz y ahito . Les gustan las pláticas y los relatos de aventuras . Al lado de sus cronistas latinos , como Enrique de Huntington , Guiller. mo de Malmesbury, hombres reflexivos ya , y que saben, no sólo narrar , sino juzgar á veces, tienen crónicas rimadas, en lengua vulgar , como la de Godofredo Gaimar, de Benito de Sainte- Maure , de Roberto Wace . Y no creáis que sus versificadores pecarán por falta de palabras ni serán parcos en detalles . Son cuentis-

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tas , decidores , sueltos y nada cortos de lengua. Cantores, ni por asomo ; hablan en sus poemas como en sus crónicas : tal es su fuerte. Son los primeros que han escrito la canción de Roldán , amén de una multitud sobre Carlomagno y sus pares , sobre Arturo y Merlín , sobre los griegos y los romanos , sobre el rey Horn, sobre Guy de Warwick , sobre todo príncipe y todo pueblo . Sus troveros , como sus caballeros , cosechan á dos manos en el suelo galés , en el franco , en el latino , y se lanzan por Oriente y Occidente al vasto campo de las aventuras . Hablan á la curiosidad como los sajones hablaban al entusiasmo , y deslien en sus largas narraciones claras y fluidas los vivos colores de las tradiciones germanas y bretonas: batallas , sorpresas , combates singulares , embajadas , discursos , procesiones, ceremonias , cacerías , diversidad de sucesos entretenidos , he ahí lo que pide su imaginación ligera y vagabunda. Al principio , en la canción de Roldán, se contiene todavía ; anda á paso largo , pero no hace más que andar . Pronto le nacen las alas ; se multiplican los incidentes ; pululan los gigantes y los monstruos ; desaparece la verosimilitud ; la canción del juglar toma las proporciones de poema en manos del trovero, y éste hablaría , como el viejo Nestor, cinco y hasta seis años seguidos , sin cansarse ni detenerse . Cuarenta mil versos no son mucho para satisfacer su locuacidad : espíritu fácil, afluente , curioso , novelero , tal es el genio de la raza ; los galos , sus padres , paraban á los viajeros en los caminos para que les contasen noticias, y se preciaban, como ellos , « de batirse bien y hablar deleitosamente» . Al par que los poemas caballerescos , tienen la caballería en primer término , claro es , porque son robustos , y un hombre fuerte gusta probar su fuerza

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aporreando al prójimo ; pero también por afán de renombre y por pundonor . Esta sola palabra , el honor, ha transformado todo el espíritu de la guerra. Los poetas sajones la pintaban como un furor mortifero, como una locura ciega que estremecía la carne y la sangre y despertaba los instintos de la fiera rapaz ; los poetas normandos la describen como un torneo . La nueva pasión que introducen en ella es la vanidad y la galantería ; Guy de Warwick derriba á todos los caballeros de Europa por merecer la mano de la se- . vera y desdeñosa Felisa . El torneo mismo no es más que una ceremonia , algo brutal, sin duda , puesto que se trata de romper brazos y piernas , pero brillante y francesa ; hacer alarde de destreza y de valor, ostentar la magnificencia del vestido y de las armas , ser celebrado y agradar á las damas , son sentimientos que indican hombres más sociales , más sumisos á la opinión , menos concentrados en la pasión personal, exentos de la inspiración lírica y de la exaltación salvaje , dotados de otro genio , puesto que se inclinan á otros placeres . Esos son los hombres que á la sazón desembarcaban en Inglaterra para importar nuevas costumbres y un nuevo espíritu , francés en el fondo y en la lengua, aunque con caracteres propios y provinciales : hombres positivos si los hubo , atentos al lucro , calculadores , con los nervios y el arranque de nuestros soldados , pero con astucias y precauciones de procuradores ; corredores heroicos de aventuras provechosas , que habían viajado por Sicilia y por Nápoles , y estaban dispuestos á viajar por Constantinopla y Antioquía, pero para tomar el país ó traer dinero ; políticos sutiles , acostumbrados en Sicilia á alquilar su valor al mejor postor, y capaces de dedicarse á hacer negocio 8

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en lo más recio de la cruzada , á ejemplo de su Bohemundo que, delante de Antioquía , especulaba con la penuria de sus aliados cristianos , y no les abría la ciudad sino á condición de conservarla para él; conquistadores metódicos y perseverantes , expertos en la administración y fecundos en papeleo , como aquel Guillermo que había sabido organizar tal expedición y tal ejército , que tenía escrita la lista de él , y que iba á hacer el catastro de toda Inglaterra en su Domesday-book : diez y seis días después del desembarque se vió en Hastings sensiblemente el contraste de las dos naciones . Los sajones « comieron y bebieron toda la noche. Habíais de verlos bullir , saltar y cantar » , con la algazara más estrepitosa ( 1) . Por la mañana , apiñaron detrás de sus empalizadas las masas compactas de su pesada infantería , y , con el hacha colgada al cuello , esperaron el ataque . Los normandos , hombres prudentes , pensaron en la alternativa del paraíso y del infierno, y quisieron poner á Dios de su parte . Y así como á ellos no les turbaba el ánimo de inspiración guerrera, tampoco alteraba á Roberto Wace , su historiador y compatriota , la inspiración poética ; en vísperas de la batalla conserva el espíritu tan prosaico y tan lúcido como ellos (2) . Ese espíritu apareció tam(1) Roberto Wace, romance de Rollo . Et li Normanz et li Franceiz (2) Tote nuit firent oreisons , Et furent en aflicions. De lor péchiés confèz se firent As proveires les regehirent, Et qui n'en ont proveires prèz , A son veizin se fist confèz, Pour co ke samedi esteit Ke la bataille estre debveit. Unt Normanz a promis e voé,

LESA

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de su Bohe

bien en la batalla . Eran en su mayoría arqueros y

eulaba conla jinetes , buenos maniobreros , diestros y ágiles . Taille-

abría la ciu él; conquis

fer el juglar , que solicitó el honor de acometer el primero, iba cantando como verdadero voluntario fran-

bertos en la

cés y haciendo juegos de destreza ( 1 ) . Ya delante de

como aquel expedición

1, y queiba su Domes barque se

delas dos (1)

a noche.

la algaaron de-

s de su 1 cuello,

es pruydel

Y así ación

histo

vís-

coy am-

Si con li cler l'orent loé, Ke à ce jor mez s'il veskeient, Char ni saunc ne mangerient . Giffrei, éveske de Coustances, A plus ors joint lor pénitances. Cli reçut li confessions. Et dona li béneiçons . Taillefer ki moult bien cantout Sur un roussin qui tot alout, Devant li dus alout cantant De Karlemaine e de Rolant, E 'Oliver et des vassals . Ki morurent à Roncevals. Quan ils orent chevalchié tant K'as Engleis vindrent aprismant: «Sires, dist Taillefer, merci Jo vos ai longuement servi. Tout mon servise me debvez, Hui, si vos plaist, me le rendez; Por tout guerredun vos requier, Et si vos voil forment preier, Otreiez-mei, ke jo.n'i faille , Li primier colp de la bataille. >> Et li dus répont: « Je l'otrei » Et Taillefer point à desrei; Devant toz li altres se mist, Un Englez féri, si l'ocist. De sos le pis , parmie la pance, Li fist passer ultre la lance, A terre estendu l'abati.

A

Poiz trait l'espée , altre féri . Poiz a crié: «Venez, venez! Ke fetes-vos? Férez , férez! » Donc l'unt Englez avironé, Al secund colp k'il ou doné. ROBERTO WACE.

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HISTORIA DE LA LITERATURA INGLES A

los ingleses , arrojó al aire por tres veces su lanza y su espada, volviendo á cogerlas siempre por el puño ; y los pesados infantes de Haroldo , que no sabían más que partir á hachazos las armaduras ,

se maravilla-

ban, diciendo el uno al otro que aquello era cosa de encantamento » . En cuanto à Guillermo, entre una porción de acciones prudentes ó ladinas , hizo dos buenos cálculos que en aquel gran aprieto le sacaron de apuros . Mandó á sus arqueros que tirasen al aire ; sus flechas hirieron en la cara á muchos sajones , y saltaron un ojo á Haroldo . En esto fingió huir ; los sajones , ebrios de júbilo y de ira , abandonaron las trincheras y se entregaron á las lanzas de sus caballeros . Durante el resto de la guerra , no supieron más que salir en pequeñas partidas , combatir furiosamente y dejarse matar. La raza fuerte, fogosa y brutal , se precipita sobre el enemigo á la manera de un toro bravo ; los hábiles cazadores de Normandia la hieren con destreza, la derriban y la ponen el yugo .

III

¿Qué es, pues, esa raza francesa que, con las armas y las letras , hace tan brillante entrada en el mundo , y va á dominar de un modo tan visible que, en Oriente, v. gr. , se dará su nombre de francos à todos los pueblos de Occidente? ¿En qué consiste ese nuevo espíritu , inventor precoz , obrero de toda la civilización de la Edad Media? Hay en cada espíritu una acción elemental que , incesantemente repetida, compone su trama y le da su sello : en la ciudad o en los campos,

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ces su lanza y e por el puño;

culto ó inculto , niño ó viejo , pasa su vida y emplea su

no sabían más

fuerza en concebir un hecho ó un objeto; he ahí su paso

se maravilla.

original y perpetuo , y por más que cambie de terreno,

Dera cosa de , entre una

por más que retroceda , avance , prolongue y varie su curso, todo su movimiento se reduce à una serie de

izo dos bue-

pasos así, enlazados unos con otros ; de suerte que la

esacaron de

menor alteración en la magnitud , la prontitud ó la se-

al aire; sus

guridad del que dió primitivamente, transforma y rige toda la carrera, como la estructura del primer botón

es, y salta-

os sajones, trincheras

de un árbol dispone todo el follaje y gobierna toda la

eros. Du-

un objeto , le concibe pronto y distintamente; nada de

que salir

alteraciones interiores, nada de fermentaciones pre-

te y de-

vias , de ideas violentas y confusas que, concentradas

, se preo bravo;

y elaboradas al fin, hacen explosión en un grito . Los

con des-

vegetación (1) . Cuando el francés concibe un hecho ó

movimientos de su inteligencia son diestros y prontos como los de sus miembros; á la primera vez , y sin esfuerzo , pone mano en su idea. Pero no pone mano más que en ella; deja á un lado todas las profundas prolongaciones enmarañadas mediante las cuales penetra y se ramifica en sus afines ; no se preocupa de ellas: desgaja, coge, desflora, y nada más . Está privado , ó , si se quiere, está exento de esas semivisiones repentinas que , sacudiendo al hombre, le abren en un mo " mento las grandes profundidades y las perspectivas

mas lejanas . La conmoción interior es la que suscita las

ado, imågenes ; por falta de ella, no imagina . No se impre-

iensiona más que á raíz de la piel ; le falta la gran simpa-

los

es-

tía ; no ve el objeto tal y como es , complejo y de una ojeada, sino por partes, con un conocimiento discur-

-n sivo y superficial . Por eso ninguna raza de Europa es

1

• (1) Esta idea de los tipos se aplica á toda la naturaleza física y moral.

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HISTORIA DE LA LITERATURA INGLESA

menos poética . Mirad sus epopeyas nacientes ; nunca se vieron más prosaicas . Y por número no queda : la canción de Roldán , Garín , Ogier el Danés , Berta la del pie grande ; hay toda una biblioteca . Más aún : entonces las costumbres son heroicas y las almas poseen toda su frescura ; tienen inventiva , cuentan sucesos grandiosos , y , no obstante , sus narraciones son tan descoloridas como las de los garrulos cronistas normandos . Cuando Homero cuenta , no hay duda de que es tan claro como ellos y explana como ellos ; pero los magníficos nombres de la Aurora de rosados dedos , del Aire de amplio seno , de la Tierra divina y sustentadora, del Océano que estremece la tierra , vienen á ostentar á cada instante su floración purpúrea en medio de los discursos y de las batallas , y las grandes comparaciones que suspenden la narración anuncian un pueblo más propenso á gozar de la belleza que á ir derecho al grano . Aquí hechos , y nada más que hechos ; el francés quiere saber si el héroe matará al traidor , si el amante se casará con la joven ; no le detengáis con poesías ni pinturas . Se va al desenlace en derechura , sin entretenerse en los ensueños del corazón ni ante las riquezas del paisaje . No busquéis esplendor nte desni color en su relato ; el estilo es completame nudo , desprovișto de figuras : se pueden leer diez mil versos de esos antiguos poemas sin encontrar una sola . ¿Queréis abrir el más antiguo , original y elocuente , por el pasaje más conmovedor : la canción de Roldán en el momento en que muere Roldán? -El narrador está conmovido , y, á pesar de todo , sigue hablando con la misma lisura , sin acento . ¡ Tan dotados se hallan del genio de la prosa , y tan huérfanos del genio de la poesía ! Expone un resumen de motivos , el sumario de los sucesos , la serie de las razones aflictivas y

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la serie de las razones consoladoras (1 ) . Nada más . Esos hombres ven la cosa ó la acción en sí misma, y á esa vista se atienen. La idea conserva su exactitud , precisión y sencillez sin despertar ninguna imagen congénere para confundirse con ella , colorearse y transformarse: permanece seca . Conciben una á una

(1)

Co sent Rollans que la mort le trespent, Devers la teste sur le quer li descent; Desuz un pin i est alet curant, Sur l'erbe verte si est culchet adenz ; Desuz lui met l'espèe et l'olifan; Turnat sa teste vers la païene gent; Pour co l'at fait que il voelt veirement Que Carles diet e trestute sa gent, Li gentilz quens, qu'il fut mort cunquérant. Cleimet sa culpe, e menut e suvent, Pur ses pecchez en puroffrid lo guant . Li quens Rollans se jut desuz un pin, Envers Espaigne en ad turnet sun vis , De plusurs choses a remembrer le prist. De tantes terres cume li bers cunquist, De dulce France , des humes de sun lign, De Carlemagne sun seignor ki l'nurrit. Ne poet muer n'en plurt et ne susprit. Mais lui meisme ne volt mettre en ubli : Cleimet sa culpe, si priet Dieu mercit: «Veire paterne, ki unques ne mentis, Seint Lazaron de mort resurrexis , Et Daniel des lions guaresis , Guaris de mei l' anme de tuz perilz, Pur les pecchez que en ma vie fis .» Sun destre quant à Deu en puroffrit. Seint Gabriel de sa main l'ad pris. Desur sun bras teneit le chef enclin , Juntes ses mains est alet à sa fin. Deus i tramist sun angle cherubin , Et Seint Michel qu'on cleimet del péril Ensemble ad els seint Gabriel i vint, L'anme del cunte portent en pareis.

(Chanson de Roland, ed. Génin .)

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las partes del objeto , sin abarcarlas , como los sajones , en una brusca semivisión apasionada y luminosa. Nada más opuesto á su genio que los verdaderos cantos y los himnos profundos , tales como los cantan aún los monjes ingleses dentro de las bajas bóvedas de sus iglesias. Los desconcertarían las brusquedades y la oscuridad de aquel lenguaje . No son capaces de tales accesos de entusiasmo ni de tales excesos de emociones . No gritan nunca ; hablan , y hablan familiarmente, aun en los momentos en que el alma , trastornada por la fuerza de las impresiones , debería cesar de pensar y de sentir. Así, en un misterio , Amis, que es un leproso, pide tranquilamente á su amigo Amille que mate á sus dos hijos para curarle de la lepra, y Amille responde más tranquilamente aún (1) . Si alguna vez tratan de cantar , asi fuese en el cielo, á invitación de Dios , un rondel haut et clair » , expondrán razonamientos rimados tan descoloridos como la más descolorida de las conversaciones (2) . Extremad esta literatura

(1)

(2)

Mon très chier ami débonnaire , Vous m'avez une chose ditte Qui n'est pas à faire petite , Mais que l'on doit moult resongnier . Et non pourquant, sanz eslongier. Puisque garison autrement Ne povez avoir vraiement , Pour vostre amour les occiray, Et le sang vous apporteray. Vraiz Diex , moult est excellente , Et de gran charité plaine , Vostre bonté souveraine . Car vostre grâce présente , A toute personne humaine, Vraiz Diex , moult es excellente, Puisqu'elle a cuer et entente, Et que à ce désir l'amaine • Que de vous servir se paine.

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PALMDADILING hasta lo último, miradla , como la de los eskaldas , en el momento de la decadencia , cuando sus vicios , exagerados como los de los eskaldas , manifiestan con acentuado relieve el género de espíritu que la produce . Los eskaldas caían en la jerga; ella degenera en charlatanería y trivialidad . El sajón no domina su anhelo de exaltaciones ; el francés no contiene la volubilidad de su lengua . Es demasiado lato y demasiado claro , como el sajón es demasiado oscuro y demasiado breve . El uno se agitaba y transportaba con exceso ; el otro explica y amplifica sin tasa. Ya en el siglo XII las canciones de gesta diluidas rebosan en rapsodias y salmo dias de treinta á cuarenta mil versos . Allí entra la teología; la poesía se convierte en una letanía interminable é intolerable , donde las ideas , explicadas , desenvueltas y repetidas hasta la saciedad , sin un arranque de sentimiento ni un acento de invención, fluyen á modo de agua clara é insípida, y arrullan con sus rimas monótonas al lector edificado y adormecido . Deplorable abundancia de las ideas definidas y fáciles reapareció durante el siglo XVII, en la cotorrería literaria que circulaba por debajo de los grandes hombres ; es el efecto y el talento de la raza. Con ese arte involuntario de percibir y aislar de golpe y claramente cada parte de cada objeto , se puede hablar siempre , aun sin sustancia . He ahí el paso primitivo . ¿Cómo enlaza con el siguiente? Aquí aparece un nuevo carácter del espíritu francés , el más precioso de todos . Para que él comprenda, es menester que la segunda idea sea contigua á la primera; si no , se desorienta y se detiene. No sabe saltar irregularmente; no marcha más que paso á paso, por un camino recto ; el orden es innato en él ; sin estudio y de primera intención , descompone el ob-

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HISTORIA DE LA LITERATURA INGLESA

jeto ó el hecho , por complicado, por embrollado que sea, y pone las piezas unas á continuación de otras , en fila, según sus conexiones naturales . Aunque bárbaro aún, su inteligencia es una razón que se despliega inconscientemente. Nada más claro que el estilo de sus antiguos cuentos y de sus primeros poemas : no se da uno cuenta de que sigue el narrador: tan desembarazada es su marcha, tan llano es el camino que abre, tan suave é insensiblemente se desliza de una idea á la inmediata . Por eso cuenta tan bien. Los cronistas , Villehardouin , Joinville, Froissart, inventores de la prosa, poseen una desenvoltura y una claridad á que nadie se acerca, y, sobre todo , un atractivo , una gracia que no buscan. La gracia es aquí cosa nacional y procede de esa delicadeza nativa que aborrece las incongruencias: nada de choques violentos ; repugnan á su instinto ; los evitan en las obras de gusto como en las obras de reflexión ; quieren que los sentimientos , como las ideas, se enlacen , sin chocarse. Llevan á todo ese espíritu mesurado , delicado por excelencia ( 1) . En un asunto triste, se guardan de extremar el sentimiento hasta lo último : evitan las expresiones melodramáticas . Recordad cómo cuenta Joinville en seis líneas el fin de un pobre sacerdote enfermo que quiso acabar de celebrar la misa, y concques puis ne chanta et mourut» . Abrid un misterio , el de Teófila , el de la reina de Hungría: cuando quieren quemarla con su hijo , dice dos versos sobre

aquel dulce rocío tan

puro y tan inocente » ; nada más . Tomad un fabliau, aun dramático : cuando el caballero penitente , que se ha impuesto la tarea de llenar un barril con sus lágri-

(1)

La Fontaine et ses Fables , por H. Taine, pág. 15.

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mas, muere al lado del ermitaño , no le pide más que un don supremo : Que vous metéz vos bras sour mí, Si mourrai es bras mon ami. ¿Se puede expresar de una manera más sobria un sentimiento más conmovedor? Hay que decir de sus poesías lo que se dice de ciertos cuadros : eso está hecho con nada . ¿Hay algo en el mundo más delicadamente gracioso que los versos de Guillermo de Lorris? La alegoría envuelve las ideas para templar su exceso de luz ; en torno del amante flotan figuras ideales , semitransparentes , luminosas aunque veladas , y le conducen entre todas las dulzuras de los sentimientos matizados hasta la rosa , « cuya suavidad llena toda la llanura » . Esa delicadeza van tan lejos , que en Teobaldo de Champaña , en Carlos de Orleans , degenera en melindre , en ñoñería . En ellos todas las impresiones

á

se atenúan: el perfume es tan débil , que apenas si se percibe a menudo ; murmuran niñerías y lindezas ,

ar

puestos de hinojos ante su dama; aman con cortesía y

es

discreción ; combinan en ingeniosos

ramilletes las

en

palabras pintadas » , todas las flores « del lenguaje

Que

ne

fresco y primoroso » ; saben anotar al paso los sentimientos fugitivos , la blanda melancolía , el vago en-

a, el

sueño; son tan elegantes, tan atildados , tan encanta-

con

dores como los más deliciosos abates del siglo XVIII :

tan

liau,

tan propia es de la raza esa ligereza de mano, que al punto aperece, así bajo las armaduras y entre las ma-

ue se

tanzas de la Edad Media, como entre las reverencias

ágri .

y los perfumados douillettes de la última corte . La encontraréis en su colorido lo mismo que en sus sentimientos. No les impresiona la magnificencia de la naturaleza; apenas ven más que los aspectos bonitos ;

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pintan la belleza de una mujer con un solo toque, puramente agradable , diciendo que es más preciosa que la rosa de Mayo» . No sienten esa alteración terrible , ese arrobamiento, esa postración súbita del corazón que delatan las poesías vecinas ; dicen discretamente

turaleza, que no puede figurarse nuestra fría y triste edad (1) .

III

Explayarse, satisfacer el corazón y los ojos , lanzar audazmente por todos los caminos de la vida la jauría de los apetitos y de los instintos : he ahí, pues , la necesidad que aparece en las costumbres . Inglaterra no

(1) Así ciertas cartas privadas describen la corte de Isabel como un sitio donde había «poca piedad y práctica de la religión , y donde reinaban en el más alto grado toda clase de enormidades».

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es aún puritana . Es

la alegre Inglaterra» , merry En-

gland, como se dice entonces . Todavía no se ha atiesado y regularizado . Se dilata amplia , libremente , y goza en verse así . No es sólo en la corte donde se encuentra la ópera, sino también en la aldea . Alli van compañías ambulantes y, en caso preciso , las suple la gente del país ; Shakespeare vió , antes de pintarlos , carpinteros , remendones de fuelles (1) , patanes, que hacían los papeles de Piramo y Tisbe , que representaban el león rugiendo lo más suavemente posible y figuraban la muralla extendiendo la mano . Toda fiesta es un pageant donde hacen de comparsas burgueses , obreros, niños . Tienen instinto de actores . Un alma henchida y juvenil no expresa sus ideas con razonamientos ; las representa y las figura : tal es el verdadero y el primer lenguaje, el de los niños , el de los artistas , el de la alegría y la invención . De ese modo se solazan con cantos y festines en todas las fiestas simbólicas de que han poblado el año las tradiciones (2) . El domingo siguiente á la noche de Reyes los labradores se presentan en las calles con las camisas sobre la ropa exterior, adornados de cintas, arrastrando un arado al son de la música y bailando la danza de las espadas ; otro día hacen una figura de espigas , y la pasean en un carro , en medio de canciones , y al son de tambores y caramillos ; otra vez toca el turno á Navidad y su compañía; ó bien al árbol de Mayo , alrededor del cual se representa la historia de Robin Hood, el valiente cazador furtivo , y la leyenda de San Jorge, que derriba al dragón. Se necesitaría medio volumen

(1 ) Midsummer Night's Dream. (2) Natham Drake, Shakespeare and his times , capítulos v y VI.

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para describir todas esas fiestas , la de la Siega, la de Todos los Santos , la de San Martín , la del Esquileo , y , sobre todo , la de Navidad , que duraba doce días , y á veces seis semanas . Comen y beben , andan de francachela, bullen y se agitan , abrazan á las muchachas , repican las campanas , se hartan de ruido : rudas bacanales en que se desenfrena el hombre , y que son la consagración de la vida natural ; no se engañaron en eso los puritanos . Primeramente, dice Stubbs (1), se reunen todas las cabezas desatadas de la parroquia ; eligen un gran capitán con el título de príncipe del desorden, y después de coronarle solemnemente , le toman por rey . Este rey, una vez consagrado , escoge veinte , cuarenta ó cien troneras como él, que hacen el servicio cerca de su majestad soberana ... Tienen sus caballos de palo, sus dragones y otras paparruchas , con sus livianos flautistas y sus tambores atronadores para animar la danza del diablo . Después , esa pandilla de paganos se dirige hacia la iglesia y el cementerio al son de flautas y tambores , bailando , sonando sus campanillas , agitando los pañuelos como locos por cima de sus cabezas , mientras los caballos de palo y otros monstruos escaramucean al través de la muchedumbre. Y de esa suerte van á la iglesia como verdaderos demonios , en medio de tal confusión de ruidos que no hay hombre que pueda oir su propia voz . Luego las cabezas sin seso miran, se emboban , hacen visajes , se suben á los bancos para ver esa bella ceremonia . Des . pués van y vienen por la iglesia y por el cementerio , donde tienen comúnmente sus glorietas , sotillos , plazoletas de verano y casas de festín , donde andan de

(1) Stubbs : Anatomy of abuses.

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broma, de banquete y de baile todo el día , y á veces toda la noche . Y así pasan esas furias terrestres su sábado . Otra especie de locos llevan á esos perros del infierno (quiero decir el príncipe del desorden y sus cómplices) pan, buena cerveza, queso añejo, queso fresco, tortas, tartas, nata, carne, ya una cosa, ya otra.

En la fiesta de Mayo, dice en otra parte , se reunen los hombres , mujeres y niños de cada parroquia, ciudad ó pueblo ; se van al bosque ... donde pasan la noche divirtiéndose, y por la mañana traen ramas de abedules y de otros árboles , y sobre todo su joya más preciosa , el árbol de Mayo , que llevan reverentemente con veinte ó cuarenta pares de bueyes , á cuyos cuernos atan hermosos ramos de flores ...Plantan ese Mayo , ó, más bien , ese repugnante idolo ; siembran de flores el césped del contorno ; instalan en derredor cenadores y plazoletas de follaje , y saltan y bailan, comen y se regodean, como los paganos en la dedicación de sus idolos ... De cada diez doncellas que van al bosque esa noche, nueve vuelven embarazadas . » « …..El martes de carnestolendas , dice otro , al son de la campana, millares de personas se vuelven locas, y olvidan todo decoro y toda sensatez... En esas execrables pasatiempos tributan homenaje y sacrificio al diablo y á Satán.

En efecto (1) : se lo tributan á la naturale-

za , al antiguo Pan , á Freya , á Hertha , sus hermanas , á las antiguas divinidades teutónicas conservadas al través de la Edad Media . En este instante , en medio de la decadencia pasajera del cristianismo y del súbito

(1) Hentzner's Travels in England. Opina que la figura que llevaban en carro en la fiesta de la siega era la de Ceres.

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desarrollo del bienestar corporal , el hombre se adora á sí propio, y no queda vivo en él más que el pagano .

IV

Para concluir , ved qué camino toman las ideas á la sazón . Algunos sectarios, sobre todo de la clase media y del pueblo , se desojan tristemente sobre la Biblia . Pero la corte y las personas del mundo buscan sus preceptores y sus héroes en Roma y en la Grecia pagana. Hacia 1490 (1) se empiezan á leer nuevamente los clásicos; uno tras otro se traducen, y no tarda en estar de moda leerlos en el original . Isabel , Juana Grey, la duquesa de Norfolk, la condesa de Arundel, muchas damas leen corrientemente á Platón, á Xenofonte y á Cicerón, y se deleitan con esa lectura . Poco á poco, por un progreso insensible , el hombre se eleva hasta la altura de los grandes y sanos espíritus que quince siglos atrás habían manejado sip rebozo todas las ideas. No entiende sólo su lengua , sino su pensamiento; no repite ya una lección suya , sino que sostiene una conversación con ellos ; es su igual , y sólo en ellos encuentra espíritus tan viriles como el suyo. Porque no son ergotistas de escuela , compiladores mise-

(1) Warton, tomo 11, § 4; tomo II, § 1. Antes de 1600 están traducidos en inglés todos los grandes poetas de Grecia y de Roma; de 1550 á 1616 se traducen todos los grandes historiadores. En 1500 Lilly enseña el griego públicamente por primera vez .

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ros , pedantes desabridos , como los profesores de jeringonza que la Edad Media les imponía, como ese Duns Escoto, cuyas hojas dispersan al viento en este instante los comisarios de Enrique VIII . Son « nobles » , hombres de Estado , personas de las más corteses y mejor educadas del mundo , que saben hablar , que sacan sus ideas , no de los libros , sino de las cosas : ideas vivas y que de suyo penetran en las almas vivas . Por encima de la procesión de los escolásticos encapirotados y de los disputadores mezquinos se dan la mano las dos edades adultas y pensadoras , y el hombre moderno, haciendo callar las voces infantiles ó gangosas de la Edad Media, no se digna ya departir más que con la noble antigüedad . Acepta sus dioses ; por lo menos , los comprende , y de ellos se rodea. En los poemas , en los festines , en los tapices , en casi todas las ceremonias aparecen, no ya restaurados por la pedantería, sino reanimados por la simpatía, y dotados por las artes de una vida tan lozana y tan profunda casi como la que tenían en su primera cuna. Después de la horrible noche de la Edad Media y de las dolorosas leyendas de aparecidos y condenados , es un deleite volver å ver el radiante Olimpo de Grecia; sus dioses bellos y heroicos cautivan una vez más el corazón de los hombres , elevan é instruyen á esa joven sociedad hablándole la lengua de sus pasiones y de su genio , y ese siglo de acciones viriles , de libre sensualidad , de audaz invención, no tiene más que seguir su pendiente para reconocer en ellos sus maestros y los eternos promovedores de la libertad y de la belleza . Muy cerca de éste hay otro paganismo , el de Italia, más seductor porque es moderno é infunde una nueva savia en el antiguo tronco , más atractivo porque es más sensual y ofrece el culto de la voluptuosidad y del

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placer juntamente con el del genio y de la fuerza . Los rigoristas lo saben de sobra , y claman escandalizados .

para ellos es

hacer bien un hombre y una mujer des-

nudos » . La belleza para ellos es la de la armazón huesosa que se articula , de los tendones que se aferran y estiran , de los muslos que van å erguir el tronco, del amplio pecho que respira desahogadamente , del cuello que va á girar . ¡ Qué bueno es estar desnudos ! ¡Qué bien se encuentra uno en plena luz para recrearse en su sano cuerpo , en sus poderosos músculos , en su alma gallarda y resuelta ! Las espléndidas diosas reaparecen con su desnudez primitiva , sin pensar en que están desnudas ; bien se ve , en la tranquilidad de su mirada y en la sencillez de su expresión , que siempre lo han estado , y que aún no las altera el pudor. La vida del alma no se opone aquí, como en nosotros , á la vida del cuerpo ; no se rebaja ni menosprecia la segunda; no se teme poner de manifiesto sus acciones y sus órganos ; no se ocultan : el hombre no sueña en aparecer todo espíritu . Ellas salen como en (1) Benvenuto Cellini, Principios sobre el arte del dibujo . «Dibujarás entonces el hueso que hay entre las dos caderas. Es muy bello y se llama sacro... Los admirables huesos de la cabeza. > 17

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otro tiempo del mar luminoso con sus caballos encabritados , erizando las crines , tascando el freno , aspirando por la nariz los olores salitrosos , mientras sus compañeros llenan con su aliento las resonantes caracolas ; y los espectadores (1) avezados á manejar la tizona, á ejercitarse desnudos con el puñal y la espada de dos manos , á cabalgar por caminos peligrosos, sienten por simpatía el fiero arrojo de la espina arqueada, el esfuerzo del brazo que va á embestir y el largo estremecimiento de los músculos que se hinchan desde el talón hasta la nuca para enrijecer al hombre ó dispararle .

§ 2.-La poesía.

I

Ese paganismo , transplantado á razas y climas diferentes, recibe de cada raza y cada clima rasgos distintos y un carácter propio . Se hace inglés en Inglate-

(1) Vida de Benvenuto Cellini . Véase también estos ejercicios que prescribe Castiglione al hombre de cabal educación : Lo que trae la alegría á los demás , á él le trae penas . «La dulce estación que despliega pimpollos y flores ha vestido de verde el valle y la colina. Canta el ruiseñor, ya con nuevo plumaje . La tórtola ha murmurado su canción. Ha venido el estio , pues ya los botones se abren . El ciervo ha colgado en la empalizada su vieja cornamenta . El gamo suelta en el helechal su vestidura de invierno . Los peces se deslizan con nuevas escamas . La culebra se despoja de su camisa. La ágil golondrina persigue las moscas . La laboriosa abeja fabrica su miel . Ha acabado el invierno , que era la muerte de las flores ; y yo veo que, entre tanta cosa deleitosa , toda pena se mitiga, y, no obstante, brota mi aflicción. > Pero él seguirá amando hasta su último suspiro . « Aunque mi débil cuerpo flaquee ó desfallezca , mi voluntad es que hasta el fin sea suyo el corazón. Y cuando aquestos huesos vuelvan á la tierra, la dejaré mi alma para servirla aún... » Amor infinito y puro como el de Petrarca . Su objeto es digno de él ; en medio de todos esos versos estudiados ó imitados , se destaca un retrato admirable, de lo más sencillo y sincero que cabe imaginar: obra ésta del corazón , y no de la memoria, que , al través de la virgen caballeresca, descubre la esposa inglesa, y, sobre la galantería feudal revela la felicidad del hogar doméstico . Surrey , solo , inquieto,

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oye en su interior la voz firme de un buen amigo , de un consejero fiel, la Esperanza , que le habla con acento seguro, jurándole que su amada es la más digna y leal, la más dulce y sumisa de corazón que un hombre puede encontrar en la tierra» . Si el amor y la fe hubiesen huido , en ella volverían á encontrarse . Su corazón no piensa más que en serte fiel ; no se preocupa más que de ti y del bien tuyo . « Desea tu salud y tu felicidad , y te ama cuanto una mujer puede amar á un hombre; es tuya, y lo dice , y se preocupa de ti de mil maneras . Cuando habla, cuando come, cuando llora , cuando suspira , allí estás tú . Por la noche dice: « Adiós , amado mío» ; y aunque tú , Dios lo sabe, estés muy lejos de ella , te repite su adiós una y mil veces . Te llama con frecuencia su dueño querido , su consuelo , su bien , su alegría, y cuenta á su almohada toda su historia: cómo has labrado su cuita y su dolor , cómo suspira por ti y perece por verte . Y dice: « ¿Por qué estás lejos de mí? ¿No soy la que más te ama? ¿No deseo tu bienestar y tu reposo?

& ¿No miro cómo agradarte? ¿Por qué te vas tan lejos de tu bien? Si yo soy por quien tú te preocupas, por quien asi te atormentas, ¡ ay! harto sabes que me encontrarás aquí, donde soy siempre tu más caro bien, la más fiel y leal , la que siempre te ama y no puede menos de amarte, la que es tuya y no piensa más que en ti , como tú también , supongo , piensas en ella , en la que entre todas las mujeres no alienta más que por ser toda tuya. » Evidentemente en quien él piensa entonces es en su mujer (1) , y no en ninguna Laura imagi-

(1) En otra composición, Complaint on the absence of her lover being upon the sea, habla de su mujer expresamente casi con la misma ternura.

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naria: el sueño poético de Petrarca se ha trocado en la exacta pintura del profundo y perfecto amor conyugal, tal y como subsiste aún en Inglaterra , tal y como siempre le han representado todos los poetas , desde el autor de la Nut Brown Maid hasta Dickens (1).

III

Un Petrarca inglés : tal expresión, á propósito de Surrey es la más exacta , tanto más exacta cuanto que denota su talento al par que su alma misma . En efecto; como Petrarca, el más antiguo de los humanistas y el primero de los escritores perfectos , lo que Surrey aporta es un nuevo estilo, el estilo viril , síntoma de una gran transformación del espíritu ; porque ese modo de escribir es consecuencia de una reflexión superior , que, dominando el primer impulso , calcula y elige en vista de un objetivo . Al presente el espíritu se ha hecho capaz de juzgarse, y se juzga. Vuelve a tomar entre manos su obra espontánea , obra infantil é incoherente, incompleta al par que redundante, y la fortifica y traba, la poda y perfecciona , desentrañando la idea dominante para despejarla y sacarla á luz . Así hace Surrey, y á ello le ha preparado su educación ; porque, además de Petrarca, ha estudiado á Virgilio , traduce, casi verso por verso , dos libros de la Eneida. En semejante compañía, no hay más remedio que ex( 1) Greene, Beaumont y Flechter, Webster, Shakespeare, Ford, Otway, Richardson, de Foe, Fielding, Byron, Dickens, Thackeray, etc.

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purgar las ideas y ceñir las frases . A imitación suya , mide los medios de atraer la atención , de auxiliar á la inteligencia, de evitar la fatiga y el aburrimiento . Prevé la última línea al escribir la primera. Reserva para el último toque la expresión más vigorosa, y marca la simetría de las ideas con la simetría de las frases . Ora dirige la mente mediante una serie de oposiciones continuas hasta la imagen final , especie de arqueta brillante donde deposita la idea que llevaba y que ha venido enseñando desde el momento de partir (1) . Ora pasea á los lectores hasta el término de una larga y florida descripción , para detenerlos de repente en un verso triste (2) . Maneja los recursos y sabe producir los efectos ; hasta tiene versos clásicos de esos en que dos sustantivos , acompañado cada uno de un adjetivo, se equilibran alrededor de un verbo (3 ). Reune sus frases en períodos armoniosos, y piensa en el deleite de los oídos como en el deleite de la inteligencia . Merced å inversiones, aumenta la fuerza de las ideas y la gravedad del discurso . Escoge los términos elegantes ó elevados ; no transige con palabras ociosas ni frases redundantes . Encierra una idea en cada epiteto y un sentimiento en cada metáfora . Hay elocuencia en el desarrollo regular de su pensamiento ; hay música en el acento sostenido de sus versos . Ha nacido , pues , el arte : los que tienen ideas poseen ahora un instrumento capaz de expresarlas ; como los pintores italianos que, en cincuenta años , han importado ó descubierto todos los procedimientos técnicos del pincel , los escritores ingleses van á importar ó descubrir en medio siglo todos los artificios del len-

(1) The frailty and hurtfulness ofbeauty. (2) Description of spring . A vow to love faithfully . (3) Complaint of the lover disdained .

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guaje: el período , el estilo elevado , el verso heroico , y á poco la gran estancia; de tal suerte que después los versificadores más perfectos , Dryden y el mismo Pope, no añadirán casi nada á las reglas inventadas y aplicadas desde esos primeros ensayos (1 ) . Pero Surrey se aproxima y se sujeta aún demasiado á sus modelos ; le falta mucho para ser libre ; no ha sentido todavía el soplo ardiente del siglo ; no se ve en él un genio audaz, un hombre apasionado que se desfoga, sino un cortesano, aficionado á la elegancia, que, cautivado por las bellezas de dos literaturas acabadas , imita à Horacio y á los maestros selectos de Italia , corrige y pule y se esmera en hablar bien el lenguaje escogido . Luce entre semibárbaros un traje de gala ; pero no le lleva aún con entera desenvoltura ; tiene los ojos demasiado fijos en sus modelos , y no se atreve å permitirse los ademanes francos y desembarazados . A veces es un novicio: abusa de los hielos y de las llamas , de las heridas y de los martirios ; aunque enamorado, y de veras, piensa en demasía que debe serlo á la manera de Petrarca, y sobre todo que una frase debe ser armoniosa , y que una imagen debe ser sostenida; me atrevería á decir que, en sus sonetos , ese tímido adorador piensa con más frecuencia en escribir bien que en amar bien . Usa frases conceptuosas y palabras de relumbrón; emplea giros manoseados ; cuenta cómo Natura , después de formar su dama, rompió el molde ; pone en juego á Cupido y á Venus; maneja los añejos artificios de los trovadores y de los antiguos, como hombre ingenioso que quiere pasar por galante. Apenas hay espíritu que desde el primer momento se atreva á proceder por cuenta propia:

(1) Surrey , ed . Nott . Notas del Dr. Nott.

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cuando aparece un nuevo arte, el primer artista , en vez de oir su corazón , escucha á sus maestros , y se pregunta á cada paso si sienta bien el pie en el suelo firme ó si es que resbala.

IV

Insensiblemente se efectúa el desarrollo, y al fin del siglo todo ha cambiado . Se ha formado un estilo nuevo, extraño, recargado, que va á reinar hasta la restauración, no sólo en la poesía , sino también en la prosa , incluso en los discursos de ceremonia y en las predicaciones teológicas (1) ; un estilo tan conforme con el espíritu de la época, que se encuentra al mismo tiempo en toda Europa , en Ronsard y D'Aubigné, en Calderón y Góngora , en Marini . En 1580 apareció Euphues , la anatomía del espíritu , por Lyly , que fué su manual , su obra maestra , su caricatura , y objeto de admiración universal (2) .

A él debe nuestra na-

ción, dice Eduardo Blount, el haber aprendido un nuevo inglés . Todas nuestras damas fueron discípulas suyas . Una beldad de la corte que no supiese hablar el euphuismo era tan poco considerada como la que hoy (1) Discurso del speaker al rey Carlos II en su restauración . Compárese con los discursos de M. de Fontanes bajo el imperio. En ambos casos vemos una edad literaria que acaba. Léase como ejemplar el discurso pronunciado ante la universidad de Oxford . (Athenae oxonienses, 1, 193.) (2) Su segunda obra, Euphues and his England, apareció al año siguiente, 1581 .

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no sabe hablar francés . » Las damas sabían de memoria todas las frases de Euphues , singulares frases rebuscadas y refinadas, que son enigmas , para los cuales parece buscar el autor deliberadamente las expresiones menos naturales y más remotas , cuajadas de exageraciones y de antítesis , en que las alusiones mitológicas , las reminiscencias de la alquimia , las metáforas botánicas y astronómicas , todo el fárrago , todo el revoltijo de la erudición , de los viajes y del amaneramiento se atropellan en un diluvio de comparaciones y de concetti . No vayáis á juzgarle por la grotesca pintura que hizo de él Walter Scott: sir Percy Shafton no es más que un pedante, un frío y pálido copista ; y lo que da á este lenguaje un aire sincero y un acento es su calor , su originalidad ; debemos figurárnosle, no muerto é inerte, sino retozando en los labios de las damas y de los jóvenes señores de jubón bordado de perlas , vivificado por su vibrante voz, por sus risas , por el destello de sus ojos y el ademán de las manos que jugaban con la cazoleta de la espada ó retorcian el manto de raso . Están de vena , la mente les rebosa , y se divierten , como hacen hoy á sus anchas , en un taller , artistas vehementes y nerviosos . No hablan por convencerse ó comprenderse , sino por desahogar su tensa imaginación , por dar salida á su savia exuberante (1 ) . Juegan con las palabras, las retuercen , las deforman , y se deleitan con las súbitas perspectivas , con los bruscos contrastes que hacen brotar unas tras otras continua é indefinidamente . Derraman flor sobre flor , oropel sobre oropel ; todo lo que brilla les agrada ; doran , bordan y empenachan su lenguaje, como su vestido : De la claridad , del orden,

(1) Véanse los jóvenes en Shakespeare, sobre todo Mercucio .

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del sano discernimiento , ni la menor preocupación ; se trata de una fiesta y de una locura ; les place el absurdo . Nada más sabroso para ellos que un carnaval de magnificencias y de extravagancias ; allí todo se codea: una alegría ruidosa , una expresión tierna y triste, un idilio , un trompetazo atronador de fanfarrón descomunal, una zancada de payaso . Los ojos , los oídos , todos los sentidos , ávidos de curiosidad , exaltados , hallan alimento y satisfacción en el soniqueo de las sílabas, en la irradiación cambiante de las expresiones pintorescas , en el choque inesperado de las imágenes raras ó familiares , en la marcha majestuosa de los períodos equilibrados . Cada cual se forja entonces sus juramentos , sus elegancias , su lenguaje. « Diríase , escribe Heylin , que se avergüenzan de su lengua materna, y no la estiman bastante matizada para expresar los caprichos de su mente. » Nosotros no concebimos ya esa invención, ese atrevimiento de la fantasía , esa continua fecundidad de la sensibilidad vibrante; no hay verdadera prosa entonces; la poesía desbordada lo invade todo. Una palabra no es una cifra exacta, como entre nosotros , un documento que de gabinete en gabinete transmite un pensamiento preciso; es parte de una acción completa , de un pequeño drama : cuando la leen , no se la figuran sola , sino con el sonido sibilante ó clamoroso de la voz , con el pliegue de los labios , con el fruncimiento de las cejas , con la serie de pinturas que tras esa palabra se apiñan, y que ella evoca como la luz de un relámpago . Cada cual la pronuncia y gesticula á su modo , imprimiendo allí su alma . Es un canto que , como el verso de un poeta , contiene mil cosas aparte de su sentido literal , y revela la hondura, el calor y los destellos de la fuente de donde ha surgido . Porque en aquel tiempo, aun tra-

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tándose de hombres adocenados , sus obras son vivas : siempre palpita algo en los menores escritos de ese siglo ; son en él cualidades inherentes el vigor y el fuego creador ; al través de los énfasis y afectaciones , se traslucen; ese mismo Lyly, tan enrevesado , que parece escribir expresamente á despecho del sentido común, es á veces un verdadero poeta, un cantor , un hombre capaz de arrobamientos, un congénere de Spenser y de Shakespeare, uno de esos soñadores despiertos que ven interiormente « hadas bailadoras, la mejilla purpúrea de las diosas, y esos embriagados bosques que cierran sus senderos para detener en sus espesuras los ligeros pasos de las doncellas ( 1 ) » . Ayúdeme y ayúdese el lector ; de lo contrario, á mí me es imposible hacerle comprender lo que los hombres de aquel tiempo tuvieron la fortuna de sentir .

V

Superabundancia y desorden : he ahí los dos caracteres de ese espíritu y de esa literatura , caracteres comunes á todas las literaturas del Renacimiento , pero más acentuados aquí que en otras partes , porque la raza, que es germánica, no se halla contenida , como los pueblos latinos , por el amor á las formas armoniosas , y prefiere la impresión enérgica á la bella (1) The Maid's metamorphosis: Adorned with the presence of my love, The woods , I fear, such secret power shall prove, As they'll shut up each path, hide every way, Because thy still would have her go astray.

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expresión . Forzoso es elegir entre esa multitud de poetas . He aquí uno, uno de los primeros , que patentizará en sus escritos como en su vida las grandezas y las locuras de las costumbres reinantes y del gusto público : sir Felipe Sidney, sobrino del conde de Leicester, un gran señor y un hombre de acción y de cabal cultura, que , después de recibir una educación profunda de humanista, ha viajado por Francia, Alemania é Italia; ha leído á Platón y Aristóteles ; ha estudiado en Venecia la astronomía y la geometría; ha meditado las tragedias griegas, los sonetos italianos , las poesías bucólicas de Montemayor y los poemas de Ronsard, y se interesa por las ciencias , sosteniendo una correspondencia epistolar con el docto Huberto Languet. Amén de esto, es hombre de mundo ; un favo rito de Isabel , que ha hecho representar en honor suyo una pastorela lisonjera y cómica; un verdadero Mas cuando anhela apartarse del mundo en busca de reposo, ese corazón es el retiro , donde bien sabe que no habrá de encontrarle ningún hombre. > Todo está prendado aquí, el corazón y los sentidos . Si los ojos de Stella le parecen más hermosos que todas las cosas del mundo , su alma le parece

aún más

hermosa que su cuerpo . Es platónico cuando dice que la virtud , queriendo hacerse amar de los hombres , tomó la forma de Stella para cautivar sus ojos , «y hacerles descubrir ese cielo que el sentido interior revela á las almas heroicas » . En él se reconoce la plena sumisión del corazón , el amor erigido en religión , la pasión perfecta que no desea más que creer , y que, al modo de la piedad de los misticos , se reputa siempre demasiado pequeña cuando se compara con el objeto amado .

Mi juventud se consume ; mi saber no da á

luz más que futilezas . Mi espíritu se afana en defender una pasión , que, en recompensa , le aniquila con sufrimientos estériles . Yo veo que mi carrera me precipita á mi perdición ; lo veo , y, sin embargo , mi mayor sentimiento es no perder más por Stella . » Al fin , como Sócrates en el Banquete, vuelve los ojos hacia la Belleza inmortal ( 1) , luz celeste que atraviesa las nubes , y al par que resplandece da la vista . « ¡ Oh ! fija ahí tus ojos . Sea esa luz tu guía en esta breve carrera que desde el nacimiento nos conduce à la muerte . » Al amor terrestre ha sucedido el amor divino ; preso antes , ahora rompe sus ligaduras . En tal nobleza , en tan altas aspiraciones se descubre una de esas almas serias

(1) Ultimo soneto, pág. 490 .

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como tantas que hay en ese clima y esa raza. Al traves del paganismo reinante , se revelan los instintos espiritualistas , y forman platónicos , ínterin forman cristianos .

VIII

Sidney no es más que un soldado en medio de un ejército ; en torno de él exite una multitud de poetas . Doscientos treinta y tres se calculan , sin incluir los dramaturgos , en cincuenta y dos años ( 1 ), y entre ellos hay cuarenta de genio ó de talento : Breton , Donne, Drayton , Lodge, Greene, los dos Fletcher , Beaumont , Spenser, Shakespeare, Ben Jonson , Marlowe , Wither, Warner, y otros más , como Davison , Carew, Suckling, Herrick ; se cansaría uno de enumerarlos . Hay un enjambre , como á la sazón en la heroica y católica España ; y aquí , como en España , su profusión es un signo del tiempo , testimonio de una necesidad pública , indicio de un estado extraordinario y pasajero del espíritu . ¿ Qué estado de espíritu es ese que por todas partes provoca y lleva á gustar la poesía? ¿Qué es lo que infunde vida en las obra? ¿A qué se debe que, aun en los inferiores , al través de las pedanterías y torpezas , entre crónicas rimadas

(1) Nathan Drake, 310 , Shakspeare and his times. En esos doscientos treinta y tres poetas no se cuentan los autores de composiciones aisladas , sino los que publicaron y coleccionaron sus obras.

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ó diccionarios descriptivos ,

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se encuentren pinturas

brillantes y verdaderos acentos de amor ? ¿A qué se debe que, agotada esa generación , acabe en Inglaterra la verdadera poesía , como en Italia y en Flandes la verdadera pintura? Se debe á que ha aparecido y desaparecido un momento del espíritu , el de la concepción espontánea y creadora . Esos hombres poseen sentidos nuevos , y no llevan teorías en la cabeza . Así , al pasearse, experimentan distintos sentimientos que nosotros . ¿ Qué es una salida de sol para un hombre común? Una mancha blanca en el confin del cielo , entre trozos de tierra y fragmentos de caminos , que no ve ya porque los ha visto mil veces . Para ellos , todas esas cosas tienen un alma, con lo cual quiero decir que sienten en sí mismos el vuelo y las sinuosidades de las líneas , la fuerza y los constrastes de las tintas , y la sensación dolorosa ó deliciosa que se desprende de esa amalgama y de ese conjunto como una armonía ó como un grito . ¡ Qué triste es ese sol cuando se levanta envuelto en niebla

sobre los sombrios surcos » ! ¡ Qué

aire de resignación en esos añosos árboles , que chorrean con la lluvia nocturna ! ¡ Qué febril tumulto en el tropel de las olas , cuyas « melenas descompuestas > se retuercen sin cesar en la superficie del abismo ! Pero la gran antorcha del cielo, el dios luminoso , se despeja y brilla. La hierba alta y flexible , las praderas siempre verdes , las dilatadas copas de las encinas , todo el paisaje inglés , incesantemente renovado y abrillantado por la abundancia de agua , ostenta su inagotable frescura. Esas praderas , esmaltadas de blancas y rojas flores siempre húmedas y lozanas , sueltan su velo de dorada bruma , y aparecen de pronto tímidamente como bellas virgenes . Allí está la primavera , que brota antes de la llegada de la golondrina ; el jacinto de los

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prados , azulado como venas de mujer ; la calendula que se acuesta con el sol , y con él se levanta llorosa (1) . » « Desde lejos , desde su puerta resplandeciente , el alba hechicera dora todas las copas donde acaba de prender sus perlas la noche , y los enjambres de pájaros , poseídos del júbilo de la mañana , gorjean con voces tan vibrantes , que responden los valles y colinas , y el aire que murmura y resuena no parece compuesto ya más que de sonidos . Entre tanto sube el sol ; traspasa con su cabeza de oro la densa niebla que se evapora, y al través de las copas entrelazadas viene á besar la sombra adormecida ( 2) . » Un paso más , y veréis reaparecer los antiguos dioses . Reaparecen , en efecto , esos dioses vivos , esos dioses mezclados con las cosas , que no pueden menos de encontrarse cuando se vuelve á la naturaleza.

« Ceres , la

reina liberal , entre sus ricos cultivos de trigo, centenos , avenas, cebadas, algarrobas y guisantes , entre sus herbosas montañas donde viven y pacen las ovejas, entre sus riachuelos con las márgenes orladas de lirios y peonías que el húmedo Abril adorna para tejer coronas á las castas ninfas (3) . « Iris cuyas alas de azafrán derraman sobre las flores gotas perfumadas y turbiones refrescantes , y cuyo arco azul corona los campos nemorosos y las pendientes desnudas . Flora, brillante y . engalanada , sentada soberbiamente en medio de la pompa de todas sus flores , desplegando su manto de verde deslumbrador (4) . » Todos los esplendores y las dulzuras del país húmedo , todas las particularida-

(1) Todas estas expresiones están tomadas de Jonson , Spenser, Drayton, Shakespeare y Greene. (2) Drayton, Polyolbion. (3) Shakespeare, Tempest, IV, 1 . (4) Greene, Never too late.

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des , toda la opulencia de sus tintas fundidas , de su cambiante cielo , de su vegetación lujuriosa , vienen á reunirse así en torno de los dioses que les dan cuerpo ,

y un hermoso cuerpo . Todo hombre tiene momentos en que , á presencia de las cosas , experimenta una sacudida. El montón de ideas, de recuerdos truncados , de imágenes esbozadas que yacen oscuramente en todos los rincones de su espíritu, se remueve, se organiza, y de pronto se desenvuelve como una flor . El hombre , embelesado , no puede menos de mirar y admirar la deliciosa criatura que acaba de nacer ; quiere verla de nuevo, ver criaturas semejantes , y no piensa en otra cosa . En la vida de las naciones hay momentos análogos , y éste es uno. Los hombres se regocijan de contemplar bellas cosas , y sólo desean que sean lo más bellas posible. No se preocupan, como nosotros , de teorías; no se atormentan por expresar ideas filosóficas ó morales . Quieren gozar por la imaginación , por los ojos , como esos nobles de Italia que en ese mismo instante se hallan tan prendados de los bellos colores y de las bellas formas , que llenan de pinturas , no sólo sus habitaciones y sus iglesias, sino hasta la superficie de sus arcas y las sillas de sus caballos . La rica y verde campiña bañada de sol , las jóvenes adornadas rebosando amor y salud , los dioses y las diosas medio desnudas , obras maestras y dechados de la fuerza y de la gracia: he ahí los más bellos objetos que el hombre puede contemplar , los más capaces de satisfacer sus sentidos y su corazón , de despertar en él la sonrisa y la alegría ; y esos son los objetos que aparecen en todos los poetas , en la más maravillosa abundancia de canciones , de poesías pastoriles , de sonetos , de composiciones sueltas , tan vivas , tan delicadas y espontáneas , que no ha vuelto á verse

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nada igual . ¿Qué importa que Venus ó Cupido hayan perdido sus altares? Aquí los poetas , como los pintores contemporáneos de Italia , se representan un bello niño desnudo dentro de un carro de oro y en medio del aire límpido , ó una mujer, radiante de juventud , erguida sobre las olas que van á besar sus pies de nieve. Ese espectáculo transporta al rudo Ben Jonson . El batallón disciplinado de sus robustos versos se trueca en una bandada de estrofitas graciosas que corren tan ligeramente como niños de Rafael ( 1 ) . Ve venir á su dama sentada en el carro del Amor, tirado por cisnes y palomas . El Amor guía el carro ; ella pasa serena y sonriente, y todos los corazones cautivados por sus divinas miradas no desean ya más placer que verla y servirla siempre: Ved, si no , sus ojos; ¡ iluminan cuanto abarca el mundo del amor ! Ved sus cabellos; ¡ relucen como la estrella del amor al nacer ! ... ¿Visteis abrir una brillante azucena antes de que groseras manos la tocaran? ¿Habéis mirado la caída de la nieve antes de que el fango la mancille? ¿Habéis aspirado los capullos de la zarza ó el nardo en el fuego? ¡Oh! ¡Tan blanca, tan suave, tan dulce es ella! » ¿Hay algo más vivo , más distante de la mitologia regular y artificial? Como Teócrito y Mosco , estos poetas juegan con sus risueños dioses , y se esparcen con sus creencias. Un día Cupido encuentra una ninfa dormida al extremo de un bosque . « Cubríanla la cara sus cabellos de oro . Tenía indolentemente extendidos los dos brazos . Serviala de almohada su carcaj , y el seno desnudo abríase al viento (2) . » Cupido se aproxima

(1) Celebration of charis . (2) Cupid's Pastime, de autor desconocido, hacia 1621.

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calladamente; le quita las flechas , y pone en su lugar las suyas . La ninfa, por fin oye ruido ; alza su cabeza inclinada ; ve acercarse un pastor , y huye . El pastor la persigue . Ella arma el arco y le dispara sus flechas . El se enardece más entonces, y va á alcanzarla . La ninfa, desesperada , clava una flecha en su hermoso cuerpo . Hela aquí transformada: se detiene; sonrie; ama; se dirige hacia él. « No pueden encontrarse las montañas , pero sí los amantes . Lo que otros amantes hacen , ellos lo hicieron . El dios del amor se había sentado en un árbol, y reía al contemplar tan dulce espectáculo . » En esa mezcla de ingenuidad y de gracia voluptuosa ha caído una gota de malicia; lo mismo pasa en Longo y en todo ese delicioso ramillete que se llama la Antología . No es la chanza seca de Voltaire , de los hombres que no poseen más que ingenio y que no han vivido más que en los salones ; es la de los artistas y enamorados que tienen el cerebro lleno de colores y de formas, y que , al decir una travesura, se representan un cuello inclinado , unos ojos bajos y el rubor que sube á unas mejillas bermejas . Una de esas beldades llega á decir versos haciendo carantoñas ; ¡cómo se ve desde aquí el mohín de sus labios ! «El amor , cual la abeja, chupa en mi corazón su néctar . Ora juega conmigo con sus alas, ya con sus pies . De mis ojos hace su residencia. Tiene su lecho en mi tierno seno . Mis besos son su diario regalo . Y sin embargo, me roba mi reposo . ¡ Ah, sí ! ¡ me roba el atrevido!» Lo que salva á estas fruslerías es el esplendor de la imaginación . Hay explosiones , relámpagos que no se atreve uno á traducir , deslumbramientos y locuras como en el Cántico de los Cánticos . « Sus labios , dice Greene, son rosas empapadas en rocío, ó semejan la púrpura de la flor del narciso . Sus ojos , esos hermosos 19

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ojos, parecen las luces más puras que animan el sol ó alegran el día. Sus mejillas son como azucenas impregnadas de vino ó como granos de granadas mojados en leche, ó como hilos de blanca nieve en redes de seda carmesí , ó como espléndidas nubes á la puesta del sol . » « ¿ A qué comparar cuando la belleza excede á toda ponderación? El que extrae sus pensamientos de amor de las cosas inanimadas , desluce su pompa y sus mayores esplendores , y sube al cielo del amor con torpes alas ( 1) . » Yo quiero creer que las cosas entonces no eran más hermosas que hoy, pero tengo por seguro que á los hombres les parecían más her-

mosas.

IX

Cuando el poder de embellecer es tan grande, es natural que se pinte el sentimiento que concentra todas las alegrías y adonde convergen todos los sueños , el amor ideal, sobre todo el amor ingenuo y feliz . No hay sentimiento que despierte en nosotros mayor simpatía . Es el más dulce y sencillo . Es el primer movimiento del corazón y la primera palabra de la naturaleza. No se compone más que de inocencia y abandono. Está exento de reflexiones y de esfuerzos . Nos aleja de nuestras pasiones complicadas , de nuestros desdenes , de nuestros duelos , de nuestros odios , de (1) Greene (From Menaphon.-- Melicertus ' eglogue).

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nuestras esperanzas violentas . Penetra en nosotros , y le respiramos como el fresco hálito de un viento matinal que acaba de pasar por campos en flor. Los caballeros de esa corte azarosa le sentían con deleite , y reposaban así, por contraste de sus empresas y de sus peligros . Los más severos y trágicos de sus poetas se apartaron de su camino para salirle al encuentro: Shakespeare , entre las encinas siempre verdes de la selva de Ardennes ( 1) ; Ben Jonson (2) , en los bosques de Sherwood, entre los anchos claros cortados de sombra, entre los relucientes follajes y las húmedas flores que palpitan á la orilla de las fuentes solitarias . El mismo Marlowe , el terrible pintor de la agonía de Eduardo II, el enfático y enérgico poeta que compuso Fausto, Tamerlán y El Judío de Malta , deja sus dramas sangrientos , su verso tonante , sus imágenes desaforadas , y nada más musical y dulce que sus canciones . El pastor , para granjearse el favor de su amada , le promete « un sombrero de flores , una saya bordada de hojas de mirto , un cinturón tejido de paja y de vástagos de hiedra , con botones de ámbar y broches de coral » . Irán juntos por los valles y las pendientes de las montañas peñascosas . Los pastores bailarán en torno de ella todas las mañanas de Mayo; y los dos, sentados en una peña , contemplarán de lejos los rebaños que pacen la hierba, y los riachuelos que caen y murmuran entre cantos de pájaros . Los rudos nobles del tiempo , al volver de la caza del halcón , se habían detenido más de una vez

(1) As you like it. (2) The Sad Shepherd. Véase también Flechter and Beaumont: the Faithful Shepherdess .

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ante esos cuadros rústicos , soñando con figurar en ellos. Pero, aunque comprendiéndolos , los rehacían : los rehacían en sus parques preparados para la entrada de la reina , con profusión de adornos y de invenciones , sin preocuparse de copiar exactamente la grosera naturaleza . No les daba en rostro la inverosimilitud ; no eran imitadores minuciosos , observadores de costumbres ; creaban . El campo , para ellos , no era más que un marco , y el cuadro entero salía de sus ensueños y de su corazón : cuadro novelesco , imposible , pero no por eso menos , sino más delicioso . ¿ Hay mayor delicia que apartarse de este mundo real que nos oprime y encadena ; flotar vaga y libremente en el espacio cerúleo y luminoso , en lo más alto del país de las hadas y de las nubes ; arreglar las cosas á medida del albedrío ; no sentir ya las pesadas leyes , los rígidos y resistentes contornos de la vida; adornarlo y variarlo todo según los caprichos y las delicadezas de la fantasía ? He ahí lo que hacen esos pequeños poemas. Por lo común , los acontecimientos no pasan allí en ninguna parte ; al menos se desarrollan en el reino donde los reyes se hacen pastores y se casan con pastoras . La bella Argentile (1) se halla retenida en la corte de su tio que quiere privarla de su reino , y después de dos años la manda casarse con Curan , un jayán de su casa . Argentile huye, y Curan , desesperado, se marcha á vivir entre los pastores . Un día encuentra una bella campesina , y se enamora de ella; poco á a poco, hablándola , se acuerda de Argentile, y llora ; describe su dulce rostro, su talle flexible, sus finas muñecas veteadas de azul, y de repente ve desfallecer á la campesina. Esta, en fin , se arroja en sus

(1) William Warner.

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brazos , y le dice: «Yo soy Argentile.

Pues bien; Cu-

ran era un hijo de reyes , que se había disfrazado de ese modo por su amor á Argentile . Vuelve á tomar las armas, y derrota al malvado rey . No hubo caballero más poderoso , y los dos reinaron mucho tiempo en Bernicie . Entre tantos cuentos semejantes , verdaderos cuentos de primavera, permí tame el lector entresacar otro , risueño y sencillo como alborada de Mayo (1) . La princesa Dowsabell ha bajado por la mañana al jardín de su padre; coge madreselvas , prímulas, violetas y margaritas . En aquel instante oye cantar á un pastor detrás del seto y cantar tan bien, que le ama de repente. El la jura fidelidad , y la pide un beso . Las mejillas de la bella paseante se pusieron encarnadas como la rosa . « Doblando su rodilla, blanca como la nieve, se hincó de hinojos junto á él y le besó dulcemente . El pastor lanzó un grito de alegría, diciendo : ¡ Oh ! ¡Jamás hubo zagal tan dichoso como yo!

Nada más . ¿No es bastante? Aquí sólo se

ve el sueño de un momento, pero á cada momento se ven sueños parecidos . ¡ Júzguese qué poesía debe surgir de ellos, qué poesía tan superior á las cosas, tan emancipada de la imitación servil, tan prendada de la belleza ideal , tan capaz de forjarse un mundo fuera de nuestro triste mundo ! En efecto ; entre todos esos poemas hay uno verdaderamente divino , tan divino, que ha parecido enojoso á los doctores de las edades siguientes, y aun hoy apenas si hay algunos que le entiendan: La Reina de las hadas, de Spenser. (1) Miguel Drayton .

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X

Un día M. Jourdain , ya todo un « mamamuchi » , y habiendo aprendido la ortografía , llamó á su casa á los escritores más ilustres del siglo . Se acomodó en un sillón , les señaló con el dedo sillas de tijera , y les dijo: «Señores: He leído vuestros chascarrillos ; me han divertido , y quiero daros trabajo . Se lo he dado últimamente à vuestro colega , á Lulli . A petición mía ha introducido en los conciertos la trompa marina , instrumento armonioso en que nadie se había fijado aún , y que es de tanto efecto . Deseo que sigáis mis ideas como las ha seguido él, y os encargo un poema en prosa . Ya sabéis que todo lo que no es prosa es verso, y que todo lo que no es verso es prosa . Cuando yo digo : Nicole, traedme las zapatillas y dadme el gorro de dormir», hago prosa. Tomad esta frase por modelo . Ese estilo es mucho más agradable que la jeringonza de renglones sin acabar que llamáis versos . En cuanto al asunto , seré yo mismo . Pintaréis la bata rameada que acabo de ponerme para recibiros y el trajecillo de pana verde que llevo debajo para mis ejercicios durante la mañana . Apuntaréis que la indiana cuesta á un luis la vara . Esa descripción bien perjeñada se presta á toques de muy buen viso , y enseñará al público el precio de las cosas . Quiero que habléis también de mis espejos , de mis alfombras y colgaduras . Mis proveedores os darán la nota ; no dejéis de inser-

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tarla en vuestra obra. Me gustará volver á ver alli al natural , con todos sus pelos y señales , el establecimiento de mi padre que vendía paño á los amigos por servirles, la cocina de mi criada Nicole, las habilidades de Brusquet, el perrillo de mi vecino M. Dimanche. También podréis explicar mis asuntos domésticos ; nada más interesante para el público que saber cómo se gana un millón . Decidle también que mi hija Lucila no se ha casado con ese mequetrefe de Cleonte , sino con Samuel Bernard , que ha hecho fortuna , tiene coche y será ministro del rey . Por eso os pagaré generosamente á medio luis la vara de escrito . Volved dentro de un mes , y enseñadme lo que hayáis sacado de mis ideas .> Nosotros somos hijos de M. Jourdain , y desde principios de siglo hablamos ese lenguaje á los artistas ; los artistas nos escuchan . De ahi nuestra novela vulgar y nuestra novela realista . Suplico al lector que las olvide , que se olvide å sí mismo , que se haga por un instante poeta , noble , hombre del siglo XVI. A menos de enterrar al M. Jourdain , que alienta en cada uno de nosotros , ninguno de nosotros podrá entender å Spenser .

ΧΙ

Era de una antigua familia, emparentada con grandes casas ; amigo de Sidney y de Raleigh , los dos caballeros más cumplidos del siglo ; caballero á su vez, al

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menos de corazón, por haber encontrado en su parentela, en sus amistades, en sus estudios y en su vida todas las circunstancias que podían elevarle hasta la poesía ideal . Se le ve alternativamente en Cambridge, donde se penetra de las más nobles filosofias antiguas; en un condado del Norte , donde siente un gran amor desgraciado ; en Penshurst, en el castillo donde nació la Arcadia, con Sidney, en quien subsisten incólumes la poesía novelesca y la generosidad heroica del espíritu feudal ; en la corte, donde se ostentan alrededor del trono todas las magnificencias de la caballería disciplinada y engalanada; finalmente , en Kilcolman , á orillas de un bello lago, en apartado castillo , desde donde la vista abraza un anfiteatro de montañas y la mitad de Irlanda . Pobre , en medio de todo , no hecho para la corte , ni obteniendo de sus patronos , á pesar de favorecerle la reina, más que empleos subalternos , cansado al fin de solicitar , quedó relegado á aquel peligroso dominio de Irlanda , de donde le expulsó la rebelión , quemándole casa é hijo . Tres meses después murió de miseria y con el corazón lacerado (1 ) . Expectaciones y repulsas, muchas tristezas y muchos sueños, algunos halagos y de repente una horrible desgracia , escasa fortuna y un fin prematuro : he ahí una vida de poeta . Pero en él el verdadero poeta es el corazón; todo emana de esa fuente; las circunstancias no han hecho más que suministrarle asunto ; las transformó más de lo que ellas le transformaron; dió más que recibió . Filosofía y paisajes, ceremonias y galas , esplendores del campo y de la corte, en todo lo que pintó ó pensó imprimió su interna nobleza . Ante todo

(1) He died for want of bread in King street. (Ben Jonson, citado por Drummond.)

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es un alma prendada de la belleza sublime y pura, platónica por excelencia , una de esas almas exaltadas y delicadas , las más encantadoras de todas, que, nacidas en el seno del naturalismo , extraen de él su savia , pero le superan , se aproximan al misticismo , y se remontan por un esfuerzo involuntario para dilatarse hasta los confines de un mundo superior . Spenser conduce á Milton , y de ahí al puritanismo , como Platón conduce á Virgilio , y de ahí al cristianismo . La belleza sensible es perfecta en ambos , pero su primer culto es para la belleza moral .

Conducidme, dice á

las musas, al escondido retiro donde mora con vosotras la Virtud, bóveda de plata que la oculta á los hombres y á los perversos desdenes del mundo . » Alienta á su caballero cuando le ve flaquear ; se indigna cuando le ve atacado . Se huelga de su equidad , de su templanza, de su cortesía . Inserta al principio de un canto largas estancias en honor de la amistad y de la justicia. Se detiene , después de referir un bello rasgo de castidad , para aconsejar á las damas que sean púdicas . Prodiga á los pies de sus heroínas el tesoro de sus respetos y sus ternuras . Si algún desalmado las insulta , clama auxilio á toda la naturaleza y á todos los dioses . Jamás las presenta en escena sin adornar su nombre con alguna magnífica alabanza . Para la belleza tiene adoraciones dignas de Dante y de Plotino . Y es que no la considera como una simple armonía de colores y de formas, sino como una emanación de la belleza única, celeste, imperecedera, que no pueden percibir ojos mortales , y que es la primera obra del gran obrero de los mundos ( 1) . Los cuerpos

(1) Himnos al amor y á la belleza,—al amor y á la belleza celestes.

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no hacen más que sensibilizarla ; no reside en los cuerpos ; las gracias y el atractivo no están en las cosino en la idea inmortal que luce al través de las cosas .

Ese delicioso tinte blanco y bermejo que colo-

rea las mejillas se borrará. Esas dulces hojas de rosa tan delicadamente extendidas sobre los labios se marchitarán y caerán para tornar á ser lo que eran , barro corrompido . Esos cabellos de oro , esos ojos que brillan como estrellas refulgentes , volverán á convertirse en polvo y perderán su hermosa luz . Pero la hermosa lámpara , cuyos celestes rayos encienden el fuego de los amantes , esa no se extinguirá ni se amortiguará nunca , sino que cuando todo aliento vital expire, volverá á su planeta nativo : allá arriba nació , y no puede morir , como partícula que es del más puro de los cielos .

Ante esa idea de la belleza , el amor se

transforma . Es el soberano de la verdad y de la rectitud , < y con alas de oro se remonta por encima del polvo vil hasta el empíreo sublime , fuera del alcance del innoble deseo sensual , que , como un topo , yace en la tierra » . Encierra en sí todo lo bueno , bello y noble . Es la fuente primera de la vida y el alma eterna de las cosas . Es el que, apaciguando la discordia primitiva, ha formado la armonía de las esferas y sostiene este glo . rioso universo . Habita en Dios ; es Dios mismo ; ha descendido aquí bajo forma corpórea para reparar el mundo vacilante y salvar la raza humana ; alrededor de los seres y dentro de los seres, cuando nuestros ojos traspasan las apariencias, le vemos como una luz viva que penetra y abraza toda criatura. Tócase aquí la sublime y aguda cumbre en que se encuentran el mundo del espíritu y el mundo de los sentidos , y en que el hombre, cosechando á manos llenas las flores

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más hermosas de ambas vertientes , es á la vez pagano y cristiano .

XII

Esto en lo tocante al corazón ; en lo demás , es poeta , es decir, creador y soñador por excelencia, creador y soñador de la manera más natural, más instintiva , más sostenida . Por mucho que se describa ese estado interior de los grandes artistas, siempre queda por describir . Es una especie de vegetación que se desarrolla en su espíritu : á cada paso brota un boton : tras ese, otro, y otros más , pululando y floreciendo de suyo cada uno , en términos que al cabo de un instante se ve toda una planta, á poco un macizo, y, por fin, un bosque . Se les aparece un personaje , luego una acción, un paisaje después , y tras estó una serie de acciones , de personajes y paisajes que se completan y engarzan á favor de un desarrollo involuntario, como nos sucede cuando contemplamos en sueños un cortejo de figuras que , por su propia fuerza , se despliegan y ordenan ante nuestros ojos . Esa fuente de formas vivas y cambiantes es inagotable en Spenser; siempre imagina; es su estado natural . Parece como si no tuviese más que cerrar los párpados para despertar las apariciones ; afluyen á él , se agolpan , se amontonan ; llega uno á pensar que , por más que las prodigue, seguirán rebosando , más amplias y más apiñadas cada

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vez. Siguiendo su enjambre inagotable, he pensado á menudo en esos vapores que salen continuamente del mar, y suben haciendo visos y entretejiendo sus volutas de oro y de nieve , mientras debajo de ellos se elevan nuevas brumas, y debajo de éstas otras más , sin que nunca pueda palidecer ni detenerse la brillante procesión . Pero lo que le distingue de todos es la manera como imagina . Por lo común la mente fermenta en los poetas violentamente y á sacudidas; sus ideas se juntan, chocan, se traban de pronto formando masas, y brotan en expresiones punzantes , penetrantes , que las concentran; parecen como si exigiesen esas acumulaciones súbitas para imitar la unidad y la energía viva de los objetos que reproducen; por lo menos, casi todos los poetas del tiempo , con Shakespeare á la cabeza , proceden así . Spenser permanece sereno en lo más empeñado de la invención . Las visiones que producirían fiebre á otro espíritu , á él le dejan en calma. Llegan y se desarrollan fácil é íntegramente , sin interrupción, sin sacudidas . Es épico, es decir, narrador, y no cantor como un autor de odas , no mímico como un autor de dramas . Ningún moderno se asemeja más á Homero . Como Homero y los grandes narradores , no encuentra más que imágenes enlazadas y nobles , casi clásicas , tan próximas á las ideas , que el pensamiento penetra en ellas de suyo , sin notarlo . Como Homero , siempre es claro y sencillo , no da saltos , no omite ninguna razón, no desvía ninguna palabra del sentido primitivo y corriente , conserva el orden natural de las ideas . Como Homero también , tiene redundancias , candideces , puerilidades . Lo dice todo, se extiende en reflexiones que ha adivinado de antemano todo el mundo; repite hasta la saciedad los grandes

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epítetos de adorno. Se comprende que ve los objetos á una bella luz uniforme, con un detalle infinito ; que 3 quiere mostrar todo ese detalle; que no teme nunca ver alterarse ó desaparecer su feliz visión ; que sigue sus contornos con un movimiento regular , sin acelerarse ni retardarse nunca . Pero se extiende desmedi . damente ; se olvida demasiado del público ; propende en demasía á abandonarse y á divagar en presencia de las cosas . Su pensamiento se despliega en vastas comparaciones reduplicadas , semejantes á las del viejo narrador jonio . Si cae herido un gigante , le compara á un árbol secular crecido en la cima más alta de una montaña roquiza, cuyo corazón ha desgarrado el tajante acero, y que, inclinándose de pronto sobre el crujiente pie, rueda por los peñascales con estrépito espantoso ; y después à un magno castillo que, minado por artes pérfidas, se desploma sobre sus conmovidos cimientos , y cuyas torres erguidas y acumuladas has . ta el cielo hacen más tremenda la caida . Desenvuelve todas las ideas que maneja ; desarrolla todas sus frases en períodos . En vez de concentrar , se explaya. Para ese amplio pensamiento y su cortejo , no le basta con menos que con la estancia inmensa, renaciente sin cesar , de largos versos de rimas alternadas y repetidas , cuya uniformidad y amplitud recuerdan los rumores majestuosos que circulan eternamente por los bosques y los campos . Para desplegar esas facultades épicas , y para desplegarlas en la región sublime donde esa calma se cierne , no se necesita nada menos que la epopeya ideal, es decir, asentada fuera de lo real, con personajes que apenas existen y en un mundo que no puede estar en ninguna parte. Varias veces anduvo rondando á tientas entre sonetos, elegías , poesías pastoriles , himnos de amor, pe-

.

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queñas epopeyas risueñas (1 ) ; no son más que ensayos , incapaces en su mayoría de revelar su genio . Sin embargo , ya en ellos se desborda su magnífica imaginación: dioses , hombres , paisajes , el mundo que pone en movimiento está á mil leguas del mundo en que vivimos . Su Calendario del pastor (2) es un poema bucolico, soñador y tierno , lleno de amores delicados , de nobles tristezas é ideas elevadas , donde no hablan más que pensadores y poetas . Sus Visiones de Petrarca y de Du Bellay, son sueños admirables , donde se suceden como en una fantasmagoria oriental , palacios , templos de oro , paisajes espléndidos , ríos centelleantes y aves maravillosas . Si canta un epitalamio , ve venir dos bellos cisnes , blancos como la nieve, que al son de los cantos de las ninfas se deslizan entre las flores bermejas , al paso que el agua transparente besa sus plumas de seda y murmura de placer . Si llora la muerte de Sidney, Sidney se trueca en pastor , á quien matan como á Adonis , y en cuyo derredor se congregan las ninfas llorosas . Se transforma, con su dama, en una flor

roja y azul » , que empieza por ser roja, y luego

palidece como él tornándose azul. Entonces aparece en su

centro una estrella, tan

hermosa como estrella de los cielos , semejante å Stella en su época más lozana, cuando sus ojos despedían rayos de belleza . Todo el día está allí impregnada de rocío: son las lágrimas que corrieron de sus ojos (3) . Así se tornan en magia sus sentimientos más sinceros . La magia es el molde de su espíritu , é imprime su

(1) The Shepheard's Calendar, Amoretti, Sonnets, Prothalamion, Epithalamion, Muiopotmos, Virgil's Gnat, The Ruins oftime, The tears of Muses, etc. (2) Publicado en 1589; dedicado á sir Felipe Sidney. (3) Astrophel .

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forma á cuanto él imagina como á todo lo que piensa . Involuntariamente despoja á los objetos de su forma ordinaria. Si mira un paisaje, al cabo de un rato le ve completamente distinto . Sin darse cuenta , le transporta á una tierra encantada ; el azul del cielo resplandece como una cúpula de diamantes ; cubren las praderas bosques de flores ; por la suave atmósfera revolotea un pueblo de pájaros ; entre los árboles resplandecen palacios de jaspe; en los balcones labrados sobre las galerías de esmeraldas, aparecen damas radiantes . Ese sordo trabajo del espíritu se parece á las lentas cristalizaciones de la naturaleza . Se echa una rama húmeda al fondo de una mina , y se saca una girándula de diamantes . Por fin, encuentra el asunto adecuado : es la mayor fortuna con que puede soñar un artista . Saca la epopeya del terreno común, de aquel en que expresa creencias efectivas y pinta héroes nacionales , como hacen Dante y Homero . El nos conduce á lo más alto del país de las hadas , por encima de todas las cumbres de la historia . Es más arriba aún que el país de las hadas: es á ese límite extremo en que los objetos se desvanecen y principian las puras ideas .

He empren-

dido ( 1 ) , dice, mi poema, para representar todas las virtudes morales, asignando á cada una un caballero como padrino y defensor, å fin de expresar las obras de esa virtud y de abatir y vencer los apetitos desordenados y los vicios opuestos, mediante hechos de armas y de caballería . » Efectivamente : en el fondo del poema introduce una alegoría; y no porque sueñe en ser ingenioso , enigmático ó moralista. No somete la ima-

(1) Le atribuye estas palabras Ledowick Bryskett, Discour se of civil life, 1606.

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gen å la idea; es un vidente, no un filósofo . Los personajes que presenta son personajes vivos , y vivas son sus acciones; lo que hay es que los palacios encantados y todo el cortejo de apariciones resplandecientes tiembla y se desgarra á trechos como un vapor , dejando entrever el pensamiento que las suscita y ordena. Cuando en su jardín de Venus vemos dispuestas por orden, esperando el ser, las infinitas formas de todas las cosas vivas , concebimos con él el alumbramiento del amor universal , la fecundidad incesante de la gran madre y la fermentación misteriosa de las criaturas que alternativamente surgen de su seno profundo . Cuando vemos á su caballero de la Cruz combatir con un monstruo , semimujer, semiserpiente, y defender á Una, su querida dama, recordamos vagamente que , si penetrásemos al través de esas dos figuras , encontraríamos bajo la una la Verdad y bajo la otra el Error. Comprendemos que sus personajes no son de carne y sangre, y que todos esos brillantes fantasmas no son más que fantasmas . Nos recreamos en su esplendor sin creer en su consistencia ; nos interesamos por sus acciones sin alterarnos por sus males . Sabemos que su llanto y sus clamores no son verdaderos . Nuestra emoción se purifica y se eleva . No caemos en la grosera ilusión ; disfrutamos del goce de soñar á sabiendas . Estamos , como él, á mil leguas de la vida real , fuera del alcance de la compasión dolorosa , del terror fiero, del odio hostigador y punzante. No encontramos ya en nosotros más que sentimientos delicados , á medio formar, suspendidos en el momento en que iban á afectarnos con demasiada fuerza . No hacen más que rozarnos, y sentimos una viva satisfacción al vernos libres de la creencia que nos agobia.

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XIII

¿Qué mundo podía suministrar materiales á una fantasía tan elevada? No había más que uno: el de la caballería; porque ninguno está más lejos de lo real. Solitario é independiente en su castillo , libre de todas las trabas que la sociedad, la familia y el trabajo imponen comúnmente á las acciones , el hombre feudal había acometido todas las aventuras; pero aún había imaginado más de las que había acometido : la locura de sus sueños superaba á la audacia de sus empresas; su cabeza, falta de un empleo útil y de una regla aceptada, había dado mil vueltas á lo irracional y á lo imposible, y la persecución del tedio agrandó desmedidamente la sed de excitaciones . Bajo este aguijón, su poesía llegó á convertirse en una fantasmagoria . Insensiblemente habían vegetado y pululado en los cerebros las invenciones extrañas , amontonándose unas sobre otras , como hiedras que se enroscan alrededor de un árbol , y el primitivo tronco desaparecía bajo su pompa y acumulación . Las delicadas imaginaciones de la antigua poesía galesa, los restos grandiosos de las epopeyas germánicas, los maravillosos esplendores del Oriente conquistado , todos los recuerdos diseminados en los espíritus de los hombres por cuatro siglos de aventuras se habían acumulado en un gran sueño, y los gigantes , los enanos , los monstruos , toda la turbamulta de las criaturas imaginarias, de las hazañas 20

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sobrehumanas y de las insensatas magnificen cias , se habían agrupado alrededor de un sentimiento único , el amor exaltado y sublime , como cortesanos prosternados á los pies de su rey . Materia amplia y flotante en donde tallan sus poemas los grandes artistas del siglo , Ariosto , Tasso , Cervantes , Rabelais . Pero estos artistas pertenecen demasiado á su tiempo para ser de un tiempo que pasó . Rehacen una caballería , pero no es una caballería verdadera . El irónico Ariosto , el fino epicúreo , se embelesa y regocija en su contemplación como voluptuoso , como escéptico que goza dos veces del placer, porque el placer es dulce y vedado . El pobre Tasso, bajo la inspiración de un catolicismo violento , resucitado y ficticio, y entre los oropeles de una poesía envejecida , trabaja sobre el mismo tema enfermizamente , con gran esfuerzo y mediano éxito . En cuanto á Cervantes , que es un caballero , aunque ame la caballería por su nobleza, comprende su locura, y la hace rodar por los suelos , aporreada, entre percances venteriles . Más grosera, más francamente, un rudo plebeyo , Rabelais , la ahoga , con una carcajada , en su alegría y su cieno . Sólo Spenser la toma en serio y naturalmente. Está al nivel de tanta nobleza , de tantas grandezas é ilusiones . No se ha encerrado aún en esa especie de mesura juiciosa que va á fundar y encauzar toda la civilización moderna . Habita en la poética y vaporosa comarca de que los hombres se alejan más cada día. Enamorado hasta de su lenguaje, emplea las antiguas voces , los giros de la Edad Media , la dicción de Chaucer (1) . Entra de lleno en los sueños. más extraños de los antiguos narradores , y entra sin asombro, como quien de suyo los encuentra más ex-

(1) Sobre todo en el Calendario del pastor.

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traños aún. Castillos encantados , gigantes ymonstruos , duelos en los bosques , doncellas errantes , todo renace en sus manos, así la fantasmagoria de la Edad Media como la generosidad de la Edad Media; y precisamente por ser inverosímil ese mundo , por eso se amolda á él . ¿Basta la caballería para suministrarle materia? Ese no es más que un mundo , y existe otro . A más de los esforzados adalides , imágenes glorificadas de las virtudes morales , existen los dioses , modelos acabados de la belleza sensible; á más de la caballería cristiana existe el Olimpo pagano ; á más de la idea de la voluntad heroica, que no encuentra satisfacción sino en las aventuras y el peligro , existe la idea de la fuerza serena, que se halla de suyo en armonía con las cosas . No basta un ideal para semejante poeta ; al lado de la belleza del esfuerzo pone la belleza de la felicidad ; las asocia, no por una mira preconcebida de filósofo ni con intenciones de erudito como Goethe , sino porque las dos son bellas , y así, en medio de las armaduras y de los pasos de armas , coloca aquí y allí á los sátiros , á las ninfas, á Diana , á Venus, como estatuas griegas entre las torrecillas y los árboles de un parque inglés . No hay nada de violento en esa amalgama; la epopeya ideal , como un cielo superior , acoge y concilia los dos mundos ; un bello sueño caballeresco tiene allí por continuación un bello sueño pagano; lo importante es que sean bellos uno y otro . A esas alturas el poeta deja de ver las diferencias de las razas y de las civilizaciones . Puede poner lo que quiera en su cuadro , y alegará por toda razón que « decía bien» ; no hay razón mejor . Bajo las encinas de lustrosas hojas , de añoso tronco profundamente hundido en el suelo , puede ver dos caballeros que se acuchillan , y á los pocos momentos un grupo de faunos que van á bailar . Las balsas de luz

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que se dilatan por el musgo aterciopelado , por el húmedo césped de un bosque inglés , pueden iluminar la suelta cabellera y los blancos hombros de las ninfas . ¿No lo habéis visto en Rubens? Y ¿qué significan las incongruencias en la feliz y sublime ilusión del sueño? Pero ¿hay siquiera incongruencias? ¿Quién las nota? ¿Quién las ve? ¿Quién no ve, al contrario, que, hablando en puridad de verdad , no hay más que un mundo : el de Platón y los poetas ; que las cosas reales no son más que esbozos suyos , esbozos mutilados , incompletos y manchados , miseros abortos , esparcidos acá y allá por el camino del tiempo , como pegotes de arcilla á medio modelar y luego abandonados , que yacen en el taller de un artista ; que, después de todo , las fuerzas y las ideas invisibles que renuevan de continuo los seres reales no alcanzan su plenitud más que en los seres imaginarios, y que el poeta, para expresar la naturaleza toda , tiene que extender sus simpatías á todas las formas ideales en que la naturaleza se ha expresado? He aquí la grandeza de esta obra: Spenser pudo abarcar toda la belleza porque no se preocupó más que de la belleza .

XIV

Bien comprende el lector que es imposible exponer semejante poema . En efecto ; son seis poemas , de doce cantos cada uno , donde la acción se desenlaza y reanuda, se enreda y torna á desarrollarse constante-

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mente, y donde parece que se han acumulado todas las creaciones de la antigüedad y de la Edad Media . El caballero cabalga entre los árboles , y en el cruce de los caminos topa otros caballeros con quienes lucha; de pronto , del fondo de una caverna sale un monstruo , entre mujer y serpiente, rodeado de su horrible progenie; más allá un gigante de tres cuerpos ; después un dragón tamaño como una colina , de afiladas garras y alas descomunales . Le combate durante tres días , y, derribado dos veces, no vuelve en sí sino con ayuda de un agua maravillosa . Luego vienen pueblos salvajes que es preciso vencer, castillos rodeados de llamas que hay que forzar . Entre tanto , las doncellas vagan por los bosques sobre blancos palafrenes , expuestas á las asechanzas de los malvados , protegidas á veces por un león que las sigue , ó libertadas por sátiros que las adoran . Los hechiceros multiplican sus prestigios; los palacios hacen ostentación de sus festines ; los palenques acumulan sus torneos; los dioses marinos , las ninfas, las hadas y los reyes entretejen las fiestas , las sorpresas y los peligros . Se dirá que es una fantasmagoria . ¿ Qué importa, si la vemos? Y la vemos , porque la ve Spenser .

Su

buena fe nos contagia. Se halla tan en su centro en ese mundo , que acabamos por encontrarnos en él como en nuestra casa. No revela el aire de asombro que provocan las cosas sorprendentes ; á él se le presentan de una manera tan natural , que las hace naturales ; aniquila á los malvados como si no hubiese hecho otra cosa en toda su vida . Venus, Diana y los dioses antiguos habitan á sus puertas y entran en su casa, sin que él pare mientes . Su serenidad se nos transmite. Por contagio nos volvemos tan crédulos y dichosos como él . ¿Puede ser de otro modo? ¿Por ven-

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tura es posible no creer á un hombre que nos pinta las cosas con pormenores tan exactos y colores tan vivos? De repente os describe un bosque; ¿acaso no estáis allí con él en el mismo instante? Las hayas de blanquecino cuerpo , las encinas

en toda la majestad

del estio» , hunden en la tierra sus pilares y dilatan arriba sus cúpulas ; tiemblan en la corteza rayos de luz, y van á posarse en el suelo , en los lechos que se tiñen de rojo , en los matorrales que , heridos repentinamente por el reguero luminoso , relucen y deste . llan . Apenas si se oyen las pisadas sobre la espesa capa de hojas; y, de trecho en trecho , centellean sobre las altas gramíneas las gotas de rocío . Pero al través del follaje llega el sonido de una bocina : ¡ qué suavemente vibra y qué alegremente suena en aquel gran silencio ! Retumba con más fuerza ; acércase el galope de una caza , y allá , al través del camino , se ve venir una ninfa, la más casta y más bella que hubo en el mundo . Spenser la ve ; más aún : está de rodillas delante de ella . «Su rostro era tan hermoso que no parecía de carne, sino celestemente pintado con el brillante colorido de los ángeles , límpido como el cielo , sin defecto ni tacha, con una mezcla perfecta de todos los bellos colores ; y eran sus mejillas , con su rubor bermejo , como rosas esparcidas en un cuadro de azucenas , que exhalaban perfumes de ambrosía y halagaban los sentidos con un doble placer, capaz de sanar á los enfermos y reanimar á los muertos . >>En sus hermosos ojos relumbraban dos vivos luminares encendidos en lo alto á la luz de su celeste creador . Despedian rayos de fuego tan maravillosamente penetrantes y luminosos , que deslumbraban los ojos del atrevido que los mirara. El dios ciego había intentado

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muchas veces encender allí sus llamas impúdicas , mas sin poder conseguirlo ; porque con imponente majestad y cólera temida rompía ella sus dardos libertinos y apagaba los viles deseos. >En sus párpados cobijábanse infinidad de gracias á la sombra de sus tersas cejas , para proveerla de dulces miradas y bellas sonrisas ; y cada una la dotaba de una gracia, y todas se inclinaban humildemente à sus

1 pies . Espejo tan glorioso de gracia celestial , soberano monumento adonde convergen todas las aspiraciones mortales , ¿cómo ha de describir su divino semblante una frágil pluma, embargada con el temor de ultrajar por torpeza su hermosura? > Tan bella , y mil y mil veces más , aparecía al ofrecerse å las miradas . A causa del calor del aire ardiente, iba vestida de una túnica de seda , blanca como una azucena , guarnecida de bordados , sembrada por arriba de agujetas de oro relumbrantes como fúlgidas estrellas , y orlada alrededor de franjas de oro . >Caía un poco su vestidura por debajo de la rodilla, y ceñian magníficamente sus derechas piernas dorados borceguíes de precioso cuero cubiertos de hojas de oro con figuras extrañas y espléndidamente esmaltadas; por delante abrochábanse bajo la rodilla con una rica joya , donde se unían los extremos de todas las lazadas , de suerte que nadie podía ver cómo se confundían en sus estrechos repliegues . Parecían las piernas dos hermosos pilares de mármol , soportes de un templo de los dioses que todo el pueblo adorna de verdes guirnaldas y honra en sus solemnes congregaciones . Con imponente gracia y porte de princesa acortaba el paso cuando quería conservar su majestad . Pero , cuando jugaba con las ninfas de

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los bosques ó cazaba el leopardo fugitivo , las movia ágilmente y volaba por los campos . >En la mano tenía un agudo venablo ; en la espalda un arco y un brillante carcaj , lleno de flechas de acerada punta con que abatía las fieras en sus juegos victoriosos, y sujeto con un tahali de oro que atravesaba por delante su pecho de nieve y separaba sus delicados senos, que, cual tiernos frutos en Mayo , empezaban á abultarse un poco entonces , y no hacían más que indicar su puesto al través de la ligera vestidura.

>> Sus rubios cabellos , rizados como hilos de oro , caían sueltos por detrás , y cuando el viento venía á acariciarlos flotaban como bandera ampliamente desplegada , y hasta más abajo de la cintura por la espalda se esparcían. Y ora fuese arte , ora ciego acaso, á medida que corría impetuosa al través del florido bosque, las flores se prendían en su diseminada cabellera , y allí se entretejían las capullos y las frescas hojas verdes . >Más preciosamente que su vida conservaba la delicada rosa, hija de su mañana , la flor que adornaba la corona de su renombre. No consentía que el sol abrasador del Mediodía ni el viento penetrante del Norte llegasen á caer sobre su cáliz . Con pudoroso esmero replegaba sus hojas de seda , cuando empezaba á amenazar el cielo inclemente ; mas , no bien se calmaba el aire cristalino , se abría y ostentaba en toda su belleza (1 ) . » Digo que él está delante de hinojos como un niño el día del Corpus entre las flores y los perfumes , transportado de admiración por ella, hasta el punto de ver en sus ojos una luz celeste y en sus mejillas el colorido

(1) Lib. II, canto v, estr. 51, y lib. 11, canto III.

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de los ángeles, hasta el punto de convocar juntamente para adornarla y servirla, á los ángeles cristianos y á las gracias paganas . El amor es quien suscita ante él semejantes visiones ,

el dulce amor que baña

sus alas de oro en el bendito néctar y en la fuente de los placeres puros (1) » .

¿De dónde viene esa perfecta belleza, esa púdica y encantadora aurora en que ha reunido todos los esplendores , todas las delicias y todas las virginidades de la mañana? ¿ Qué madre la ha traído al mundo , y qué portentoso nacimiento ha dado á luz semejante maravilla de gracia y de pureza? Un día, en una fresca fuente solitaria, donde el sol desplegaba sus rayos , bañaba Crisógone su cuerpo entre las rosas y las azuladas violetas . Se durmió fatigada sobre la espesa hierba, y los rayos del sol derramados sobre su seno desnudo la fecundaron (2). Transcurrían los meses. Inquieta y avergonzada, se retiró á los bosques desiertos y se sentó llorando ,

con el alma envuelta en una negra nube de tristeza» . Entre tanto Venus

recorría toda la tierra, buscando á su hijo Cupido , que se había rebelado contra ella y huía á lo lejos . Le había buscado en las cortes , en las ciudades , en las cabañas , prometiendo dos besos á quien denunciase su retiro, y cosas más dulces aún á quien se le trajese . Llegó así hasta el bosque en que Diana, fatigada , reposaba con sus ninfas . Algunas lavaban sus miembros en la límpida onda; otras estaban echadas á la sombra; el resto, como guirnalda de flores , rodeaba á la diosa , que, soltando sus rubias trenzas y despojándose de su túnica , adelantaba el pie hacia el agua

(1) Lib. III, canto 11, estr. 2. (2) Lib. III, canto vi.

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transparente ( 1) . Sorprendida, rechazó á Venus , se burló de sus lamentaciones y juró que , si encontraba á Cupido , le cortaría las libertinas alas . Después , compadeciéndose de la afligida diosa , se puso á buscar con ella al fugitivo . Llegaron á la enramada en que Crisógone había dado á luz , sin saberlo , dos niñas tan hermosas como la aurora del día . Diana cogió una, é hizo de ella la más pura de las virgenes . Venus se llevó la otra al jardín de Adonis , donde están los gérmenes de todas las cosas vivas , donde juega Psiquis , la esposa del Amor ; donde Placer , su hija, retoza con las Gracias ; donde Adonis, tendido entre los mirtos y las flores risueñas , revive al soplo del Amor inmortal . La educó como hija suya, la eligió para ser la mås fiel de las amantes , y después de largas pruebas la dió al buen caballero sir Scudamour .

XV

He ahí lo que se encuentra en el bosque maravilloso . ¿Os halláis mal en él y deseáis abandonarle porque es maravilloso? A cada vuelta de las calles de árboles , á cada cambio del día , una estrofa , una palabra , dejan entrever un paisaje ó una aparición . Es el alba: la blanca claridad luce tímidamente al través de los árboles; allá, en el horizonte, asciende un velo de vapores azulados que se desvanecen en la risueña atmós-

(1) Lib. III, canto vi .

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fera; los manantiales tiemblan y murmuran débilmente entre sus musgos , y en las alturas empiezan á agitarse y á palpitar las hojas de los álamos como alas de mariposa . Echa pie á tierra un caballero , un valiente caballero que ha derribado á muchos sarracenos y dado remate á muchas aventuras. Se quita el casco , y se ven aparecer de repente las mejillas sonrosadas de una joven, y largos cabellos que, como un velo de seda, caen hasta el suelo . El sol juguetea en sus ondas , y , al mirarlos , se piensa « en esos cielos que, en ardorosa noche de estío , fulguran surcados por regueros de luces ( 1) » . Es Britomart , una virgen y una heroína, como Clorinda ó Marfisa ; pero ¡ cuánto más ideal ! El profundo sentimiento de la naturaleza, la sinceridad de la visión , la fecundidad de la inspiración siempre fluyente y la seriedad germánica, reaniman aquí las invenciones clásicas ó caballerescas más anticuadas y gastadas al parecer . El desfile de las magnificencias y los paisajes no se detiene. Promontorios desolados acribillados de anchas llagas ; hacinamientos de peñas partidas y calcinadas por el rayo , adonde van å romperse las roncas olas ; palacios deslumbradores de oro donde damas hermosas como ángeles , indolentemente reclinadas sobre cojines de púrpura, escuchan con dulce sonrisa los acordes de una música invisible; anchos paseos deliciosos donde las encinas formando columnatas extienden su sombra inmóvil sobre alfombras de violetas virgenes y sobre céspedes que jamás holló una planta humana : á todas esas bellezas de la naturaleza añade las maravillas de la mitología, y las describe con tanto amor y de tan buena fe como un pintor del Renacimiento ó un poeta

(1 )

Lib . IV, canto 1 , estr . 13; lib . III , canto Ix, estr. 20.

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de la antigüedad . Ved venir á la bella Cymoent y á sus ninfas en navecillas de concha arrastradas por delfines tan ágiles como golondrinas . Se deslizan sobre las brillantes ondas, y el viento hace flotar sus blondos rizos ; un acre olor marino impregna el aire ; el sol extiende su manto de luz sobre la llanura cerúlea erizada de innumerables olas ; el mar infinito sonriendo besa los pies de plata de sus hijas divinas (1 ) . Nada más dulce y apacible que el palacio de Morfeo . En lo más profundo de la tierra reposa , envuelto en los blandos vapores con que Tetis baña su húmedo lecho ; Diana derrama las perlas del rocío sobre su cabeza eternamente inclinada ; y la noche melancólica ha extendido sobre él su oscuro manto . No lejos de allí , de lo alto de una peña , cae, gota á gota , un arroyo , cuyo monótono golpeo se mezcla con el rumor de la menuda lluvia; y la brisa, con susurro semejante al zumbido de un enjambre de abejas, arrulla el sueño tranquilo del dios . ¿No queréis ver también en ese bosque un tropel de sátiros que bailan bajo el verde follaje? Vie . nen saltando como cabritos retozones, « tan contentos como los pájaros de la alegre primavera» . La bella Hellenore, que han elegido por reina de Mayo, acude también risueña y coronada de flores y laureles . Resuena en el bosque el sonido de sus flautas . Sus cór . neos pies ajan el fresco césped del claro. Bailan alegremente todo el día con bruscos movimientos y ademanes provocativos, mientras sus rebaños ramonean caprichosamente en los madroños . A cada libro vemos pasar extrañas procesiones , comparsas alegóricas y pintorescas como las que se presentaban entonces en las cortes de los príncipes : ya la de Cupido , ya

(1)

Libro in , canto iv, 33.

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la de los Ríos , bien la de los Meses , ora la de los Vicios . Jamás fué más pródiga ni inventiva la imaginación. La orgullosa Lucifera marcha en un carro adornado de guirnaldas y de oro , radiante como la aurora, y rodeada de un pueblo de cortesanos á quienes deslumbra con su gloria y su esplendor ; seis bestias diferentes tiran del carro , y cada una va montada por un vicio . Uno de éstos , sobre un asno perezoso , con oscuro ropaje como de monje, enfermo de ociosidad, deja caer la pesada cabeza y tiene entre las manos un breviario que no lee; otro , sobre innoble puerco , de facha deforme, con el vientre hinchado por la lujuria , con los ojos abotagados de grasa, con el pescuezo estirado como el de una grulla, vestido de hojas de parra, que dejan al descubierto la podre de sus úlceras , va vomitando por todo el trayecto el vino y la comida de que se ha atiborrado ; éste , desharrapado , con las mejillas hundidas y los pies entumecidos por la gota, va sentado entre dos arcas de hierro , sobre un camello cargado de oro, revolviendo monedas de plata; aquél, sobre un lobo famélico , rechinando los infectos dientes , masca un sapo venenoso , cuya ponzoña rezuma por sus encías , y su descolorida túnica , pintarrajeada de ojos amenazadores , oculta una serpiente enroscada en su cuerpo; el último, con una vestidura desgarrada y ensangrentada , se adelanta montado en un león , blandiendo alrededor de su cabeza una antorcha encendida , con los ojos centelleantes y la cara pálida como la ceniza, apretando en su mano febril el pomo del puñal. El extraño y terrible cortejo desfila , acompañado por la armonía solemne de las estrofas , y la grandiosa música de las rimas redobladas mantiene la imaginación en el mundo fantástico , mezcla de horrores y de magnificencias , que acaba de abrirse á su vuelo .

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XVI

Y, sin embargo , todo eso es poco . Por mucho que den de sí la mitología y la caballería , no bastan para satisfacer las exigencias de esa concepción poética. Lo característico de Spenser es la enormidad y el desbordamiento de las invenciones pintorescas . Crea de nuevo, como Rubens , apartándose de toda tradición , para expresar ideas puras . En sus manos , como en las de Rubens , la alegoría abulta las proporciones fuera de toda regla y sustrae la fantasía á toda ley , salvo á la exigencia de armonizar las formas y los colores . Porque si los espíritus vulgares hallan en la alegoría un peso que los oprime, las grandes imaginaciones encuentran alas que los transportan . Desasiéndose por su virtud de las condiciones ordinarias de la vida , pueden acometerlo todo , traspasando los linderos de la imitación y las fronteras de la verosimilitud , sin otro guía que su nativa fuerza y sus oscuros instintos . Durante tres días el espíritu maldito , Mammon el tentador, pasea á sir Guyon por el reino subterráneo , al través de los jardines maravillos , de los árboles cargados de frutos de oro , de los palacios deslumbradores y la aglomeración de todos los tesoros del mundo . Han bajado á las entrañas de la tierra, y recorren sus cavernas, sus abismos desconocidos , sus profundidades silenciosas . Andando monstruosamente, marcha tras él un demonio espantoso, dispuesto á tragársele á la

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menor señal de codicia . El resplandor del oro ilumina formas horribles , y el metal radiante fulgura con una belleza más seductora en las tinieblas del antro infernal . « La forma por dentro era tosca y ruda, como una enorme caverna tallada en roquizo acantilado . De la áspera bóveda bajaban arcos desgarrados de oro macizo con espléndidos adornos , y las vigas estaban tan cargadas de rico metal que parecían amenazaros con tremenda ruina ; y por encima de ellos Aracne había tejido su artificiosa tela y extendido sus sutiles redes , envueltas en humo impuro y en nubes más negras que el azabache .

> El techo , el piso y los muros eran de oro, pero estaban cubiertos de polvo y de moho añejo , y ocultos en la oscuridad de tal suerte que nadie podía ver su color; porque jamás se dilataba en esa mansión la alegre luz del día , sino sólo un incierto trasunto de pálida claridad, como lámpara cuya vida se extingue, ó como luna envuelta en denso nublado para el viajero que camina lleno de temor y de sombríos terrores . > En esa estancia nada podia verse, fuera de enormes arcones y fuertes cajas de hierro , cerradas todas de tal modo que nadie podía prometerse forzarlas . Estaban alineadas á lo largo de las paredes . Pero todo el suelo estaba sembrado de cráneos y de huesos de hombres esparcidos alrededor , hombres que allí exhalaron, al parecer , su vida en otro tiempo , y cuyos viles esqueletos habían permanecido insepultos ... Luego el demonio le llevó adelante y le condujo á otra estancia cuya puerta se abrió de golpe á su presencia, como si estuviese enseñada; allí había cien chimeneas y cien hornos brillantes y abrasadores; junto á cada horno se hallaban muchos demonios , cria-

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turas deformes de aspecto horrendo , y todos se afanaban por fundir el metal de oro dispuesto para su purificación .

»Uno, con un fuelle enorme, aspiraba el aire sibilante; otro , con el aire comprimido , inflamaba el fuego ; otro recogía con tenazas de hierro los tizones moribundos, y los rociaba frecuentemente con líquidas ondas para aplacar la rabia del furioso Vulcano , el cual , dominándolas , recobraba su primitivo ardor ; quiénes quitaban la espuma que salía del metal ; quiénes agitaban con grandes palas el oro fundido , y todos se afanaban y sudaban todos . > Después le llevó al través de oscuro y angosto pasadizo hasta una ancha puerta de oro batido ; abierta estaba la puerta; pero en ella esperaba un robusto gigante, dando firmes y arrogantes zancadas , como si quisiese desafiar al Altísimo . Llevaba en la diestra una clava de hierro , pero él era de oro totalmente , aunque estaba dotado de sensibilidad y de vida, y sa1 bía manejar bien su maldecida arma contra sus encarnizados amigos...

>Entraron. Era una cámara espaciosa , como salón de asamblea ó templo solemne . Infinidad de pilares de oro sostenían el macizo techo y sustentaban prodigiosas riquezas ; cada pilar estaba ricamente adornado de coronas , de diademas y de vanos títulos que los príncipes mortales llevaban cuando reinaban en la tierra. >Alli multitud de hombres de todas las razas y de todas las naciones que existen bajo el cielo se agolpaban con gran tumulto por acercarse á la parte superior, donde se alzaba á gran altura un trono pomposo de soberana majestad . Y en él se veía una mujer magnificamente engalanada y opulentamente vestida con regios atavios ; tanto , que jamás hubo príncipe terrestre

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que realzase su esplendor con semejante pompa ni desplegase orgullo tan fastuoso . Allí , sentada en su esplendorosa magnificencia , tenía una gran cadena de oro de anillos bien eslabonados , cuya parte superior estaba sujeta al supremo cielo , y cuya extremidad inferior llegaba al infierno infimo ( 1 ) . » Ningún capricho fantástico de pintor iguala esas visiones , esa reverberación del horno en las paredes de las cavernas , esas luces que vacilan sobre la multitud , ese tono y ese extraño centelleo del oro que por doquiera reluce en la oscuridad . Es que la alegoria lleva á lo gigantesco . Cuando se quiere presentar la templanza en lucha con las tentaciones , se inclina uno á acumular todas las tentaciones . Trátase de una virtud general , y, como es capaz de todas las resistencias , se le piden todas las resistencias á la vez ; después de la prueba del oro , la del placer: así se suceden y oponen los espectáculos más grandiosos y deliciosos , rebasando todos ellos los humanos límites: los risueños al lado de los terribles, los jardines venturosos al lado del subterráneo maldito . « Abrazaban el pórtico de entretejido ramaje los arcos de una vid, cuyos colgantes racimos parecían invitar al que pasaba á gustar su zumo delicioso . Inclinábanse hacia las manos como si brindasen á cogerlos: algunos , de un sombrío púrpura semejante al del jacinto; otros, risueños y suavemente bermejos como rubies; otros , verdes aún como hermosas esmeraldas .

» > En medio del jardín había una fuente, de la más rica sustancia que en la tierra puede hallarse , tan pura y transparente, que se hubiera podido ver la corriente de plata al través de cada uno de sus conduc-

(1) Lib . II, canto XII.

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tos . Estaba espléndidamente adornada de curiosos dibujos y de figuras de niños desnudos, algunos de los cuales parecían revolotear alrededor y retozar traviesamente con vivo alborozo , mientras los otros se bañaban en las ondas deliciosas .

«Y por toda la fuente se extendía una orla de hiedra del más puro oro , ostentando su natural color . Porque el rico metal hallábase teñido de tal suerte, que quien le hubiera visto , sin saberlo , le hubiese de seguro tomado por verdadera hiedra . Hasta el suelo arrastraban sus brazos lascivos que , bañándose en el rocío argentado , humedecían tímidamente sus flores lanosas , cuyas gotas de cristal parecían lágrimas de amor. »Corrientes infinitas brotaban sin cesar de esa fuente: bello y dulce espectáculo . Caían en anchuroso estanque , y tan rápida y copiosamente afluían , que se hubiera creído ver un pequeño lago . Su profundidad no pasaba de tres codos ; por manera que al través de las aguas se descubría el fondo , enlosado de reluciente jaspe . >Las aves alegres cobijadas en la sombra deleitosa armonizaban sus suaves notas con el coro de las voces. Las angélicas voces , trémulas y tiernas , respondían á los instrumentos con divina dulzura . Los instrumentos concertaban su armonía argentina con el sordo murmullo de las aguas corrientes . Las aguas corrientes , ora subiendo ó bajando su acompasado murmullo , llamaban á la brisa , y la blanda brisa susurrante, respondía siempre en voz muy queda . »Sobre un lecho de rosas estaba tendida Acrasia, abatida por el calor ó dispuesta para su dulce pecado ; cubríala, ó , más bien , la descubría , un transparente velo de plata y seda , que no ocultaba nada de su cutis de alabastro , sino que la hacía parecer más blanca , si

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más blanca podía ser . Aracne no hubiese sabido urdir más sutil tela, y las brillantes tramas que solemos ver tejidas por el rocío seco no vuelan más ligeramente por el aire. »Su niveo seno desnudo era presa ofrecida á los ávidos ojos que no se saciaban de mirarle ; y con la languidez de su dulce fatiga , destilaban aún algunas gotas más claras que néctar que , cual puras perlas de Oriente, resbalaban . Sus hermosos ojos , con una dulce sonrisa de voluptuosidad , humedecían, sin extinguirlos, los rayos de fuego con que traspasaban los frágiles corazones , bien así como la luz de las estre . llas que, al centellear sobre las olas silenciosas , parece más brillante (1) » .

1

¿No hay aquí más que pura magia? Lo que hay aquí son cuadros acabados , cuadros verdaderos y completos , compuestos con sensaciones de pintor , con selección de colores y de líneas , cuadros que encantan los ojos . Esa Acrasia tendida, parece una diosa y una cortesana de Ticiano . Un artista italiano copiaría esos jardines , esas aguas corrientes , esos Amores esculpidos , esos regueros de hiedra que serpentea cargada de hojas lustrosas y de lanosas flores . Antes, en las profundidades infernales , bello era el efecto de aquella reverberante claridad medio ahogada en las tinieblas; y el trono erigido en el espacioso salón entre los pilares, enmedio de la tumultuosa muchedumbre, concentraba en torno de sí todas las formas atrayendo todas las miradas. El poeta es aquí, como siempre , colorista y arquitecto . Por fantástico que sea su mundo , no es un mundo facticio ; si no existe, podría y hasta debería existir ;

(1) Lib. II, canto XII.

t.

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si las cosas no se arreglan de modo que resulte efectivo, culpa de ellas es; considerado en sí mismo , posee esa armonía interior por cuya virtud vive una cosa real , y aun una armonía más alta, puesto que, á diferencia de las cosas reales, se halla construido por entero, hasta en el mínimo de los pormenores , en vista de la belleza . Ha nacido el arte: he ahí el gran carácter del siglo, el carácter que distingue á este poema de todos los relatos semejantes

acumulados por la

Edad Media . Incoherentes , mutilados , yacían estos últimos como reliquias ó esbozos que las manos débiles de los troveros no habían podido reunir en un monumento . Por fin aparecen los poetas y los artistas , y con ellos el sentimiento de lo bello , es decir , la impresión del conjunto . Los poetas y los artistas comprenden las proporciones , las relaciones y los contrastes : componen . En sus manos , el bosquejo borroso é incierto se define, se completa , se destaca, se colora y se hace un cuadro . Cada objeto, pensado é imaginado de esa suerte, adquiere el ser definitivo al adquirir la forma verdadera; al cabo de siglos se le reconoce, se le admira é impresiona ; más aún: impresiona su autor . Porque el artista , á más de los objetos que pinta, se pinta á sí mismo , imprimiendo en su obra el pensamiento matriz que la engendra y dirige . Spenser es superior á su asunto , le abraza por entero , le amolda á su fin; y por eso marca en él el sello propio de su alma y de su genio . Cada relato se desenvuelve en vista de otro , y todos en vista de cierto efecto común; por eso de tal concierto surge una belleza , la que existe en el corazón del poeta, y la que toda su obra ha procurado hacer sensible : belleza noble al par que risueña, compuesta de elevación moral y de seducciones sensibles , inglesa en el fondo , italiana exterior-

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mente, caballeresca por su manera, moderna por su perfección , y que manifiesta un momento único y admirable: la aparición del paganismo en una raza cristiana y el culto de la forma en una imaginación del Norte.

§ 3. -La prosa.

I

Un momento así no dura mucho : la savia poética se gasta en el florecimiento poético , y la expansión conduce al declive . Desde los primeros años del siglo XVII se hace sensible la degeneración de las costumbres y de los genios . El entusiasmo y el respeto bajan. Los favoritos y fatuos de la corte intrigan é hincan la uña, entre pedanterías , puerilidades y ostentaciones . La corte roba, y la nación murmura. Los Comunes principian á formalizarse , y el rey , que los amonesta como un maestro de escuela, se doblega ante ellos como un chiquillo . Ese pobre rey aguanta las acritudes de sus favoritos ; les escribe en estilo de comadre; se cree un Salomón ; hace alardes de escritor , y dando audiencia á un cortesano, le recomienda su reputación de sabio. La dignidad del gobierno flaquea , y la lealtad del pueblo se entibia . Decae el trono y se prepara la revolución . A la vez el noble paganismo caballeresco degenera en vil y escueta sensualidad (1) . « El

(1) Harrington's Nugae antiquae.

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rey, dice un contemporáneo , acaba de emborracharse de tal manera con el rey Cristián de Dinamarca, que ha habido que llevarlos á una cama á los dos ...» Las damas olvidan su sobriedad , y en los festines se las ve á lo mejor rodar beodas por el suelo .

Ultimamente ,

en una mascarada, dice un cortesano maligno , se dió un verdadero escándalo . La dama que representaba el papel de reina de Saba , iba á ofrecer á sus majestades dones preciosos ; pero , olvidándose de las gradas que conducían al dosel, tiró los cofrecillos en el regazo de su majestad danesa , y cayó á sus pies , ó , más bien , sobre su cara. Grande fué la confusión que se produjo . Inmediatamente se echó mano de toallas y servilletas para limpiarlo todo . Entonces se levantó su majestad y quiso bailar con la reina de Saba; pero lo que hizo dar consigo en el suelo, humillándose delante de ella ; fué así, que hubo que llevarla á un aposento interior y ponerla en una cama de respeto , que no quedó muy bien parada con los presentes que la reina de Saba había derramado en su vestido , tales como vino , nata, tortas , especias y otras buenas cosas . Continuaron la flesta y la representación , y la mayoría de los actores se marcharon ó dieron con sus cuerpos en el suelo : hasta tal punto se les había subido el vino al piso principal... En esto aparecieron la Fe , la Esperanza y la Caridad, con ricos atavios . Trató de hablar la Esperanza; pero el vino había debilitado sus fuerzas en términos que tuvo que retirarse, esperando que el rey se dignaría dispensar su concisión ... La Fe salió del salón tambaleándose... Las dos estaban indispuestas , y fueron á vomitar á la sala de abajo... Si es la Victoria , después de un lamentable tartamudeo, se la llevaron como una pobre cautiva, y la dejaron en los escalones exteriores de la antecámara para que echase

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un sueño . En cuanto à la Paz , rompió su rama de olivo sobre el cráneo de los que querían impedirla entrar. » Nótese que esas beodas eran grandes damas . «No sucedía eso , añade el autor , bajo el reinado de Isabel , la cual era violenta y terrible, pero no innoble y ridícula . Es que las grandes ideas que dirigen un siglo, conforme se agotan, acaban por no conservar de sí mismas más que sus vicios . El soberbio sentimiento de la vida natural se trueca en vulgar excitación de los sentidos . Bajo Jacobo hay tal entrada, tal arco de triunfo, que representa « priápeas » ; y más tarde cuando los instintos sensuales , exasperados por la tiranía puritana, lleguen á levantar de nuevo la cabeza bajo la restauración , veremos desencadenarse la orgía en plena crápula , jactándose de sus impudores . Entre tanto la literatura se altera ; el poderoso aliento que la animaba y engrandecía en medio de sus singularidades ,

refinamientos

y exageraciones , se

amortigua y disminuye . Con Carew, Suckling y Herrick, sustituye á lo bello lo lindo . Lo que les impresiona no son ya los rasgos generales de las cosas ; lo que tratan de expresar no es ya la naturaleza intima de las cosas . No tienen ya aquella amplia concepción , aquella penetración involuntaria con que el hombre se asimilaba los objetos y se hacía capaz de crearlos por segunda vez . No tienen ya aquel desbordamiento de emociones , aquella superabundancia de ideas y de imágenes que obligaba al hombre á desahogarse en palabras , á representar exterior y libremente el drama interno que hacía estremecer todo su cuerpo y todo su corazón . Son más bien ingenios cortesanos , caballeros á la moda que quieren dar pruebas de imaginación y de estilo . En sus manos el amor se convierte en galanteria ; escriben canciones, composicio-

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nes volanderas , flores å las damas . Ningún arranque del corazón ; pulen frases elocuentes para ser aplaudidos y exageraciones lisonjeras para agradar. Los semblantes divinos , las miradas serias ó profundas , las expresiones virginales ó apasionadas que surgian á cada paso en los primeros poetas , han desaparecido; no se ven ya aquí más que caritas agradables pintadas por versos agradables . No está lejos la truhane . ría: se encuentra ya en Suckling ; y también la crudeza y el epicureísmo prosaico dirán bien pronto: