Gadamer Y Las Humanidades Vol I

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Gadamer Y Las Humanidades Vol I

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GADAMER Y LAS HUMANIDADES VOLUMEN 1 ONTOLOGÍA, LENGUAJE Y ESTÉTICA

Mariflor Aguilar Rivero y María Antonia González Valerio Coordinadoras

GADAMER Y LAS HUMANIDADES VOLUMEN 1 Ontología, Lenguaje y Estética

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

Ilustración de la cubierta: O philosophos autos, de Dora Mittenzwei Acrilico sobre tela, 2000 (190 x 290 cm). El cuadro está en la Fundación Klaus Thchira, en Heidelberg.

Cuidado de la edición: Concepción Rodrigue;: R. Diseño de la cubierta: Gabriela Carrillo Primera edición: 2007 D. R. e Facultad de Filosofia y Letras, UNAM Ciudad Universitaria; 04510 México, D. F. Impreso en México. Printed in Mexico ISBN 978-970-32-4524-6 Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra -incluido el diseño tipográfico y de portada-, sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico, sin el consentimiento por escrito de los editores.

ÍNDICE

Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. ...................... ... 11

ONTOLOGÍA La fusión de horizontes. ¿La versión gadameriana de la adaequatio rei et intellectus? . . . . ........................ 23 Jean Grondin Gadamer y Aristóteles: la actualidad de la hermenéutica ........... 43 'Teresa Oñate Los fantasmas del relativismo en la hermenéutica de H.-G. Gadamer. . . . . . . . . . . . .. . ........................ 69 Luis Enrique de Santiago Guervós Necesitar la voz de los otros o el saber de la finitud ............... 81 Rebeca Maldonado Ortega y Gasset según Gadamer, la hermenéutica a la española ...... 91 Greta Rivara

LENGUAJE El giro lingüístico como giro ontológicc> en la hermenéutica gadameriana ........................... 107 Carlos Emilio Gende El ser que puede ser comprendido es lenguaje, un acercamiento al nominalismo gadameriano ................ 117 Ma. 'Teresa Muñoz

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INDICE

CdO

El diálogo como indicación formal (formale anzeige) .............. 129 Jorge Reyes Sobre la extranjería de las Erika Lindig Cisneras

lengua~ .............................

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Tradición y experiencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 151 Ana María Martínez de la Escalera

ESTÉTICA El drama de Zaratustra: apuntes para la comprensión de la relación Gadamer-Nietzsche ............. 161 Paulina Rivera Weber Gadamer ante la estética kantiana ............................ 169 Sixto J. Castra La hermenéutica desde la estética ............................ 179 María Antonia González Valerio El arte como símbolo en Gadamel; la universalidad poética ........ 189 Mauricio Beuchot Poesía y poética en Gadamer . .. ............................ 197 Aníbal Rodríguez Silva Gadamer: el sujeto de la hermenéutica y la muerte del autor . ....... 203 Federico Álvarez La experiencia acontecimiental de leer un texto clásico: siete palabras descriptivas de Gadamer que pueden ser usadas en defensa de las humanidades .................... 221 Richard Palmer Sobre la poética de Hans-Georg Gadamer ....................... 243 Dieter Riill

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El concepto del juego y de la fusión de horizontes en la producción de la narración metafórica .................. 251 Luz Aurora Pimentel

¿Puede representarse el ser? Gadamer y las artes plásticas ......... 267 José Francisco Zúñiga García

Arte y experimento, notas sobre la crítica de arte gadameriana ..... 277 Carlos Oliva Mendoza

PRESEN1ACIÓN

Hans-Georg Gadamer es creador de una propuesta hermenéutica que incorpora dos aspectos que la hacen resonar fuertemente en las humanidades, en los estudios de ciencias sociales y en filosofia de la ciencia: por un lado, se sitúa en el giro lingüístico, es decir, toma en cuenta al lenguaje como eje de su reflexión, lo que implica por los menos dos cosas: que el bien y la verdad no son dados desde fuera sino construidos; por otro lado, contribuye al desplazamiento de la racionalidad monológica para ser sustituida por la dialógica; es decir, los problemas centrales de la filosofía se tendrán que resolver, según esta racionalidad, comunitariamente, vía consenso o disenso, pero siempre en conversación con otros. 1 Por otro lado, una de sus preocupaciones es la cuestión de la verdad y busca plantear una noción de verdad diferente de la verdad de los métodos de las ciencias. De ahí el nombre de su gran obra: Verdad y método. La verdad es lo evidente, es riesgo y es sorpresa "como la aparición de una nueva luz que hace más amplio el campo de lo que entra en consideración") Esta propuesta comprende una manera particular de tratar la cuestión de la alteridad reconociéndola en sus diferencias específicas evitando el riesgo de la autoproyección, es decir, de subsumir al otro bajo nuestro horizonte de interpretación, pero también evitando el riesgo de 10 radical y absolutamente inaccesible. Es decir, Gadamer piensa las relaciones con el otro/la otra situándose en el difícil medio camino que evita dos formas del solipsismo: por un lado el solipsismo que supone la comprensión del otro mediante procesos de autoproyección, de empatía o de subsunción a los propios marcos conceptuales, pero también evita el solipsismo que está implícito en las tesis de la incomprensión del otro, es decir, tesis que plantean la imposibilidad de comprender al otro, ya sea por tratarse de una

Javier Muguerza, Desde la perplejidad. México, FCE, 1990, p. 101. Hans-Georg Gadamer, Verdad y método: fundamentos de una hermenéutica filosófica. Salamanca, Sígueme, 1990, p. 580. 1

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'" PRESENTACIÓN '"

alteridad radical (Levinas) o por mediar obstáculos infranqueables como la inevitables relaciones de poder (Nietzsche, Foucault). Por la tematización de estos problemas es por lo que también se reconoce que esta hermenéutica propuesta por Gadamer es al mismo tiempo una propuesta de humanismo. Es común en nuestros días afirmar que nos encontramos en un periodo de pérdida de humanismo, sobre todo debido al proceso de globalización por el que estamos pasando, en el que mucho tienen que ver los avances tecnológicos logrados a partir de la segunda mitad del siglo xx, así como la propagación de una política neoliberal con énfasis en lo económico. H.-G. Gadamer no pudo quedar exento de tales influencias y con su aguda mirada filosófica observó cómo se planificaba el futuro de la humanidad teniendo como base el orden y la eficiencia, sin tomar en cuenta precisamente aquello que nos hace humanos. En este mundo actual, gobernado por la técnica, Gadamer le otorga un papel a la filosofia que no es el de una especie de superciencia que ofrezca el marco sintetizador a la especialización de las ciencias, sino el de filosofia como concienciación de la realidad. Sostiene también que a pesar de que los expertos científicos hayan planificado, ordenado y reglamentado todo lo que quieran, las personas, ligadas a sus tradiciones, cuya conciencia se transforma y sigue influyendo, serán las que se percatarán de que son justamente las diferencias insalvables entre los pueblos las que nos unen como seres humanos. Por encima de un orden logrado por la técnica, requerimos de una educación para la tolerancia que nos permita la convivencia ciudadana. Apelando a la historia de la ciencia de los últimos siglos, muestra que el pensamiento científico, que inició su escalada en el siglo XVII, sólo se ha podido desarrollar de manera muy lenta y gradual debido a su choque con las morales tradicionales, y pone como ejemplo la resistencia ante el darwinismo. Es cierto que la fe en la ciencia se ratifica constantemente, pero todavía tienen un papel importante las tradiciones vitales. Lo que se debe buscar es más bien un equilibrio entre una y otra, es decir, gobernar, pero esto se logra bajo un determinado criterio que uno pone o se le impone, y tal criterio es lo vigente en la sociedad, sin que esto implique que el único ideal moral o político sea el de la adaptación al orden social establecido y a sus criterios, o bien al orden natural, el de la genética por ejemplo, porque también la decisión concreta del individuo influye en la vigencia de tales criterios. Nuestra situación actual exige que tal orden nos permita la eficiencia, pero tanto una como la otra, es decir, el orden y la eficiencia, no precisan de la historia, lo que importa es el orden sin tomar en cuenta si es justo o

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no; lo que importa es el progreso, pero es un progreso económico sin una buena distribución. No hemos avanzado mucho desde el siglo XIX con respecto a nuestra manera de ver el mundo, salvo en el caso del dominio de las máquinas sobre nuestro comportamiento. Pero esta pobre visión deja de lado el punto crucial y que es el que realmente le importa a Gadamer: cuál es el sentido de nuestro ser. Éste no lo encontraremos ni en el orden ni en la eficiencia, sino en nuestra historia, en aquello nos llega vía la tradición y que nos permite comprendernos a nosotros mismos. Desde luego, ésta no es la meta de la visión anterior, pues no busca una comprensión propia, no le interesa el sentido que pueda tener el ser humano, pues éste es más bien el medio para lograr el orden y la eficiencia, pero nunca el fin. Lograr un orden político mundial es la tarea de la civilización occidental; para ello se requiere de un ser humano adaptado a la civilización técnica unitaria, y ésta exige un lenguaje igualmente unitario -Gadamer piensa que el inglés está adoptando este papel. Aquí surgen dos cuestiones importantes. La primera tiene que ver con los fines, pues aunque sea posible lograr tal orden seguiría en pie la cuestión de si es deseable, y no hay ningún recurso técnico que nos permita de manera unitaria aceptar tal fin por parte de todos. Para ello se preCIsa de la phrónesis y no de la técnica o de algún método algorítmico. Esto precisamente es lo que permite gobernar, es decir, no sólo encontrar el equilibrio adecuado, sino además mantenerlo a pesar del cambio de circunstancias. Esto sólo lo da la phrónesis. De la segunda, podemos decir que nos acarrea una gran pérdida. Supongamos que se logra imponer un lenguaje único que permita de manera eficiente el tráfico internacional. Thllenguaje se convertiría en un medio para lograr ciertos fines, por ejemplo, lograr un eficiente tráfico internacional, pero dejaría de lado otros posibles, pues sólo podría tomar en cuenta aquellos que puede comunicar, pero está limitado para comunicar el mundo posible de los otros lenguajes a los que ha suprimido. Podría ser un lenguaje perfecto que elimine todas las ambigüedades, tendríamos así un mundo único y un fin único, pero perderíamos la riqueza de todo lo imaginable, de todo 10 que se puede declf en los otros lenguajes; en pocas palabras, perdemos mundos y perdemos fines. 1bdo esto es, desde luego, posible, pero no nos ayuda en nada para encontrar el sentido de nuestro ser humano porque, nuevamente, se ve hacia el futuro pero se desconce el pasado. El pensamiento de H.-G. Gadamer contribuye enfáticamente a no olvidarnos de esta dimensión que opera, de hecho, como puente para la comprensión de los otros, del mundo. Por este motivo, y también como un homenaje a quien falleció en 2002, se organizó en la Facultad de Filosofía

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"'"'" PRESE~TACI6N

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y Letras el Congreso Internacional Gadamer y las humanidades dedicado a revisar y analizar su pensamiento. Este Congreso puso de manifiesto la presencia de una vigorosa tradición hermenéutica que promete no agotarse en un impulso momentáneo, ni erigirse en celosa guardiana de una presunta ortodoxia gadameriana; por el contrario, a lo largo de las diferentes ponencias presentadas se mostró la diversidad y pluralidad de los estudios inspirados por el pensamiento de Gadamer. Intencionalmente hablo de "estudios inspirados en el pensamiento de Gadamer", y no de estudios gadamerianos, porque el autor de Verdad y método nunca se presentó a sí mismo como el portador de un saber secreto y esencial, al cual sólo se pudiera acceder por medio de la adopción dogmática de una jerga especializada. Su talante intelectual se caracterizó más bien por la aguda conciencia de que la manifestación de la verdad es heterogénea porque ésta no consiste en un objeto, una doctrina o una proposición fundamental, sino que se trata del trasfondo cotidiano que damos por sentado en nuestras actividades cotidianas; es el suelo nutricio que proporciona el acuerdo en lo común y del cual emergen nuestros disensos. De ahí la imperecedera convicción gadameriana en el carácter primordial del diálogo: cada voz descubre nuevas provincias de ese inagotable acuerdo en lo común. ¿Es esto relativismo? No. El relativismo añora el ideal de un conocimiento pleno y total, pero al constar la finitud la erige en obstáculo infranqueable, ante el cual sólo nos queda la cacofonía interminable de nuestras opiniones. El hermeneuta, en cambio, encuentra en la finitud una condición y no un límite, la condición de posibilidad del pensar, la que nos provee a la vez de un vocabulario y de una interrogante, la que nos lleva a preguntarnos cómo es que hemos devenido los seres que ahora somos. En esa medida, la hermenéutica gadameriana nos pone ante una interrogante que no puede responderse de manera unívoca, sino que exige un arduo minucioso trabajo de interpretación, en el cual está en juego nuestra propia manera de comprendernos a nosotros mismos. He ahí donde radicó la importancia del Congreso Internacional Gadamer y las Humanidades. Mostró que la pluralidad no es idéntica a la fragmentación, y que las interpretaciones son severos intentos de tender puentes entre los diversos horizontes que nos constituyen antes que febril regocijo ante la caída de las grandes narrativas. Thl vez los textos expuestos en este Congreso fueron presentados, por facilidad o conveniencia, bajo rúbricas heterogéneas: estética, fenomenología, filosofia práctica, ontología o teoría de la historia, pero, para quien supo escuchar, los textos pronto

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rebasaron las intenciones de sus autores para darle forma al diálogo vivo de la tradición hermenéutica que Gadamer ayudó a forjar. Debemos ahora aclarar que, estrictamente hablando, el subtítulo de este volumen de Gadamer y las humanidades es un nombre redundante, pues puede decirse que la ontología propuesta por la hermenéutica filosófica gíra en torno de la lingüisticidad, cuya forma de expresión privilegíada es el arte, es decir, al lenguaje se le concibe como el evento en el que mejor se manifiesta la estructura del ser3 y, por otro lado, se considera al arte como el modelo de dicha estructura. ¿Cómo separar el lenguaje de la ontología y esta última de la estética? La división propuesta, podríamos decir, parafraseando a Gadamer, es solamente metodológica con el fin de organizar los textos; sin embargo, la intención de reunir estas tres temáticas en un mismo volumen ha sido la de presentar unitariamente el núcleo de la filosofía gadameriana. ¿Dónde estamos parados hoy?, pregunta Thresa Oñate; ¿qué significa el presente para la ontología actual siendo la hermenéutica nuestra nueva Koiné?4 Pregunta compleja que sitúa este volumen en el corazón de su reflexión: la ontología hermenéutica. ¿Y cómo pensar ésta?, preguntamos ahora nosotras. Ahí está la cuestión. Ontología estética, se dice,5 o bien, una ontología lingüísitica, como sostienen -la mayoría de los estudiosos de los trabajos de H.-G. Gadamer. Estos planteamientos, que aparentemente contribuyen a resolver y simplifícar muchas cuestiones filosóficas y hermenéuticas, más bien representan mayores problemas, ya que la identificación tendencial entre ontología y lenguaje ha sido fuertemente cuestionada y calificada como idealismo o relativismo lingüísticos,6 mientras en otros casos es enfáticamente defendida, como lo hace Maite Muñoz en este volumen, quien destaca, además, la virtud del pensamiento gadameriano de obligarnos a repensar nuestro quehacer filosófico al concebir al lenguaje en su dimensión constitutiva, dimensión que es también defendida con buenos argumentos por Carlos E. Gende, quien, polemizando con Cristina Lafont,

3 Según lo afirma Jorge Reyes en su artículo "El diálogo como 'indicación formal' (Formale Anzeige)" en este volumen. 4 'lal como lo ha establecido Gianni Vattimo y lo recuerda 'Teresa Oñate en su artículo "Gadamer y Aristóteles: la actualidad de la hermenéutica", en este volumen. 5 'lal sostiene, por ejemplo, María Antonia González Valerio, autora y coordinadora de este volumen. 6 Entre otros por Jean Grondin en su artículo "La fusión de horizontes. La versión gadameriana de la adaequatio rel et intellecrns", en este volumen.

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sostiene que la función lingüística de creación de mundos enfatizada por Gadamer no tiene que implicar alguna forma de relativismo, sino, por el contrario, puede hacerse cargo, por esa vía, de pretensiones metafisicas y gnoseológicas. Pero no son éstas las únicas formas de la ontología aquí pensadas, ni tampoco las únicas fuentes de la sospecha relativista. Está también la idea de la hermenéutica filosófica como ontología de la finitud 7 y una idea de finitud, defendida por Rebeca Maldonado, como aquello que está detrás de todos y de cada uno de los temas importantes del trabajo gadameriano. Finitud e historicidad son dos dimensiones que Luis Enrique de Santiago Guervós y Greta Rivara destacan como parte de la estructura ontológica que sostiene a la hermenéutica filosófica y que al mismo tiempo han dado lugar a más lecturas relativistas de este pensamiento. De Guervós sale al paso de estas acusaciones señalando que son precisamente la finitud y la historicidad las que, en lugar de abrirse al relativismo, abren la reflexión a otra cosa, a algo diferente, que por lo mismo exige otros marcos referenciales. Rivara, por su parte, muestra, vía Ortega y Gasset, que el relativismo se resuelve en la dimensión del sentido, estructurado éste a su vez por la vida, la cual remite a la finitud y a la historicidad que enseñan acerca del carácter derivado del problema del conocimiento. 8 No sólo no parece pertinente atribuir relativismo a la postura gadameriana, sino que J. Grondin llega a afirmar que la importante noción de fusión de horizontes no es sino otra forma del criterio de verdad como adecuación (adaequatio rei et intellectus) , criterio que, como se sabe, está muy lejos de todo relativismo. Desde la centralidad que tiene el lenguaje en la ontología gadameriana, se tratan también los temas del diálogo, de la comprensión y de la alteridad. Jorge Reyes explica que el diálogo gadameriano no consiste en un interactuar comunicativo, sino en el modo de aproximamos al ser o, como también sostiene Rebeca Maldonado, es una relación entre existencias. Erika Lindig y Ana María Martínez de la Escalera recogen aspectos importantes de la tradición alemana en sus estudios sobre la recepción gadameriana de las teorías de Humboldt. Destacan la relevancia de la extranjería de las lenguas y, de ahí, el problema de la alteridad. ¿Qué relación podemos

Como sostiene, entre otros, 'Teresa Oñate en su artículo, en este volumen. Greta Rivara plantea esto en el artículo "Ortega y Gasset según Gadamer: la hermenéutica a la española", en este volumen. La autora avanza la idea de que el interés por la vida puede verse como específicamente latino e hispano y, en ese sentido, sugiere la paradoja de que un alemán termine por percatarse de que la filosofia en castellano habla el idioma de la hermenéutica. 7

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