Feminismo En Mexico

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FEMINISMO EN MÉXICO, AYER Y HOY

EL! BARTRA

ANNA M. FERNÁNDEZ PONCELA ANALAu

FEMINISMO EN MÉXICO, AYER Y HOY Prólogo de Ángeles Mastretta

NÚM. 130 COLECCIÓN MOLINOS DE VIENTO SERlE MAYOR / ENSAYO

Casa abier1a al tiempo UNIVERSIDAD AUT6NOMA METROPOLITANA

Rector General Luis Mier y Terán Casanueva Secretario General Ricardo Solís Rosales Jefe del Departamento Editorial Gilberto Alvide Arellano

Segunda edición: 2002

© Universidad Autónoma Metropolitana todos los derechos, 2002 ISBN: 970- 654 -292-2 Medellín 28, colonia Roma, 06700 México, D. F. Tel.: 5511 6192 fax: 5511 0717 [email protected]. Impreso y hecho en México / Printed and bound in Mexico Reserv~dos

PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN

El México de ayer y el de hoy no son siempre los mismos. La realidad presente, que muy pronto se convierte en ayer, va cambiando porque los ojos de la memoria son fluctuantes, y por esas siempre distintas interpretaciones del pasado. Así, aunque este libtosobre el movimiento feminista mexicano pareciera ser más sobre el ayer que sobre el hoy, sigue teniendo gran vigencia. Las luchas feministas continúan, su herencia y su accionar se encuentran presentes en casi todos los ámbitos, sean públicos o privados. Muchos de los problemas que el feminismo ha puesto en la mesa de discusión aún esperan ser resueltos: la violencia y el maltrato, la despenalización del aborto, el hostigamiento sexual, las dobles y triples jornadas de trabajo, entre otras muchas manifestaciones de la subordinación y la opresión que son aún asignaturas pendientes. Si al principio de los años setenta encontramos a unos pequeños grupos que pusieron en el centro del análisis colectivo la experiencia individual de ser mujeres, para de ahí iniciar un proceso de cambio personal y social, hoy en el inicio del siglo XXI desaparecieron esos grupos, pero existen nuevos y el feminismo como pensamiento y como práctica política ha influido en movimientos sociales y gremiales, partidos y universidades, medios de comunicación, organismos civiles y legislativos, instancias de gobierno y hasta podríamos añadir que ha impactado favorablemente a parejas, a padres y madres, a hijos/as ya familias enteras. Por ello, conocer su trayectoria es importante ya que constituye una parte indiscutible de nuestro itinerario. Por fortuna, en los últimos tiempos se han publicado unos cuantos textos significativos que historizan y reflexionan sobre el movimiento social más importante de las últimas décadas del siglo xx: el feminismo. Ello ha hecho que nuestros trabajos se sumen a otros que han ido apareciendo y que resultan más que necesarios, imprescindibles, para conocer las acciones y el pensamiento de este movimiento que ha venido a revolucionar hábitos y costumbres, además de poner a las mujeres en diversas "agendas"

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en muchas partes del mundo. Este libro tiene la particularidad de que en un mismo volumen se tienen tres visiones diferentes, desde tres disciplinas distintas -la historia, la filosofía y la antropología- sobre el mismo proceso social. El movimiento feminista en México se vuelve más y más complejo cada día que pasa; sigue creciendo, se multiplica y diversifica de manera muy rápida. Ha cambiado enormemente su faz en los últimos tiempos y por momentos cuesta incluso trabajo reconocerlo. Es importante dejar pasar más tiempo para gozar de una mejor perspectiva, tanto para la reflexión yel análisis como para reescribir su historia. Quizás hubiera sido necesario actualizar los tres trabajos aquí reunidos, ponerlos al día, pero eso implicaría seguramente -si fuéramos rigurosas- escribir otro libro. Mientras tanto, consideramos importante que aparezca una segunda edición con el fin de que este libro siga existiendo y pueda participar en el debate acerca del neofeminismo y de las reflexiones que en torno a él se están librando. Le pusimos por título El feminismo en México, aunque, en realidad, prácticamente sólo nos referimos al movimiento en el Distrito Federal. Nunca pretendimos abarcar a todo el país, aunque el nombre así lo sugiere. Una vez más el centralismo de la megacapital nos atrapó y, lo peor de todo, sin darnos cuenta. Fuimos valientes y desaforadas, quizá. Pero no ha quedado todo en el pasado, en aquellos "luminosos años de juventud"; seguimos desde el feminismo abriendo caminos para las mujeres en distintos lugares, en particular dentro de la academia. Sabemos bien que la eliminación de la supremacía masculina no es cosa de un día; esta revolución, la de la vida cotidiana, es una tarea diaria que cada una (y uno) de nosotras enfrenta y construye; este libro representa una parte de nuestros quehaceres en la universidad, y esperamos que nuevas generaciones sigan asomándose a él y tal vez se miren reflejadas en ciertas experiencias del pasado.

Eli Bartra y Ana Lau México, D.F, agosto de 2002 6

VALIENTES y DESAFORADAS ÁNGELES MASTRETTA

Ella aún recuerda con ahínco la tarde en que bajó de un paraíso contando la inaudita historia de amor que dos pájaros tenían en el alero de una casa. Bajó por una larga escalera que fue acortándose mientras oía sus palabras. Iba abrazada de alguien, como van abrazados quienes saben que el mar podría abrirse a su paso. No le temía a la nada en ese instante, ni buscaba el futuro como se busca el pan. Sólo venía de un cielo que ella había conquistado y hablaba de dos pájaros, como quien teje sueños al escucharse hablar. La escalera que recogió sus pasos de entonces terminaba en el quicio de una puerta cerrada, que ella tuvo que abrir con las únicas armas que tenía entre las manos. Las puertas que bajan del cielo se abren sólo por dentro. Para cruzarlas es necesario haber ido antes al otro lado, con la imaginación y los deseos. Así lo hizo aquella tarde la mujer que hoy recuerdo y así tendremos que seguir haciéndolo, cada día nuestro, todas las mujeres. Después uno va y viene por el umbral como si fuera un pájaro, sin dejarse pensar ni cuándo ni hasta cuándo volverá hasta el alero que ha cobijado las migas de su eternidad. Sin miedo, o mejor dicho, aptas para desafiar a diario los miedos que les cierren el camino. Se necesita valentía para cruzar cualquiera de los umbrales con que tropezarnos las mujeres en el momento de decidir a quién amamos o a quié7

nes amamos, y cómo, rompiendo con qué enseñanzas atávicas, qué hacemos con nuestros embarazos, qué trabajo nos damos, qué opción de vida preferimos, o incluso en qué tono hablamos con los otros, de qué modo vemos crecer a nuestros hijos, si tenemos o no tenemos hijos, qué conversamos, qué no nos callamos, qué defendemos. Yo creo que una buena dosis de la esencia de este valor imprescindible tiene que ver, aunque no lo sepa o no quiera aceptarlo un grupo grande de mujeres, con las teorías y la práctica de una corriente del pensamiento y de la acción política que se llama feminismo. Saber estar a solas con la parte de nosotras que no conoce voces que nunca imaginamos, sueños que nunca aceptamos, paz que nunca llega, es un privilegio de la estirpe de los milagros. Yo creo que ese privilegio, a mí y a otras mujeres, nos lo dio el feminismo que corría por el aire en los primeros años de los setenta. Al igual que nos dio la posibilidad y las fuerzas para saber estar con otros sin perder la índole de nuestras convicciones. Entonces, como ahora, yo quería ir al paraíso del amor y sus desfalcos, pero también quería volver de ahí dueña de mí, de mis pies y de mis brazos, mi desafuero y mi cabeza. Y poco de esos deseos hubiera sido posible sin la voz, terca y generosa, del feminismo. No sólo de su existencia, sino de su complicidad y de su apoyo. La política y el muchas veces inhóspito mundo de los hombres, me resultaron aceptables y hasta me sentí capaz de entenderlos gracias a las tesis del feminismo, a la presencia clave de mujeres que dedicaron y dedican su vida a explicar y defender las diferencias y audacias que se valen en el mundo de las mujeres. ¿Quién es la mujer que perdió el miedo a cruzar las puertas de los más arduos paraísos, sabiendo que para volver de ellos a la inevitable tierra de todos, hay que ser valiente? Es, lo sé ahora, una mujer feminista. Aunque ni entonces ni ahora se considerara una militante, aunque no pregonara su filiación, era y es una feminista. Aprender a mirar el mundo con generosidad y alegría es un sueño que vale la pena ambicionar. Un sueño y un privilegio que yo asocio mil veces en mi vida diaria, a la benéfica aparición de las propuestas, los sueños y desafueros del feminismo. Vivimos en un mundo casi siempre más dis8

puesto a fomentar la desesperanza y el tedio que la paz interior, la serenidad y la precisa pasión por aquello que nos deslumbra. De ahí que me parezca un prodigio haber dado con una teoría dispuesta a cultivar en las mujeres el impulso de abrir los ojos y las manos, a la maravilla diaria que puede ser la vida. La vida que se sabe riesgosa y ardua, pero propia. Darle al espíritu el lujo de crecer no sólo sin temor sino con audacia, es un aprendizaje y no el más común, pero sí el más crucial. Un aprendizaje que también es necesario fomentar en los hombres, pero que según mis ojos, en las mujeres ha sido fomentado fundamentalmente por el feminismo, en cualquiera de sus manifestaciones. Incluso, me atrevo a decir, el de las abuelas o las madres que sin ninguna teoría compleja quisieron libertad y valor para sus cuerpos y sus vidas y se empeñaron en conseguirlos. Educar seres humanos valientes, dueños de su destino, tendría que ser la búsqueda y el propósito de nuestra sociedad. Pero no siempre lo es. Empeñarse en la formación de mujeres cuyo privilegio, al parejo del de los hombres, sea no temerle a la vida y por lo mismo estar siempre dispuestas a comprenderla y aceptarla con entereza, es un anhelo esencial. Creo que este anhelo estuvo y sigue estando en el corazón del feminismo. No sólo una teoría que busca mujeres con valor, sino como una práctica que pretende de los hombres el fundamental acto de valor que hay en aceptar a las mujeres como seres humanos libres, dueñas de su destino, aptas para ganarse la vida y para gozarla sin que su condición sexual se los impida. De la historia de este largo esfuerzo en nuestro país da cuenta el libro que Ana Lau, Eli Bartra y Anna María Fernández nos ponen hoy en las manos. Hay que ofrecer la bienvenida a este libro, alegrarnos de que exista con su dosis crítica de pasión, y la fiebre de quienes lo han escrito no sólo para recuperar una historia que se nos olvida, sino para contarnos esta historia, al tiempo en que sueñan con que se cumplan los sueños de quienes se atrevieron a forjarla.

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EL NUEVO MOVIMIENTO FEMINISTA MEXICANO A FINES DEL MILENIO ANA UU

Instituto Mora/UAM -Xochimilco

No cabe duda de que el feminismo con su diversidad de reflexiones y prácticas se ha convertido en uno de los paradigmas transformadores del pensamiento y de los comportamientos sociales y políticos del mundo de fin de siglo. El feminismo no sólo ha conseguido llamar la atención sobre la invisibilidad y la ausencia de las mujeres en el mundo público, su subordinación y explotación, sino que ha ido formando un corpus teórico novedoso que ha transformado todos los campos del conocimiento y por ende, ha incidido tanto en los discursos políticos como en las prácticas sociales. En la historicidad del término feminismo han confluido muchos significados en distintos momentos, que permitieron construir un corpus que hoy englobarnos bajo ese concepto: desde cuando se hablaba de "la causa de la mujer", o de "los derechos de la mujer" o "del sufragio de la mujer" y "la emancipación de la mujer", hasta referirse al "movimiento de la mujer", para destacar la manera en que éstas salieron de su confinamiento para iniciar acciones caritativas, contra el abuso del alcohol, a favor de la salud y el bienestar, para exigir el voto, acceder a la educación superior o al mejoramiento del salario, así como por la paz y para pedir respeto a las opciones sexuales y a los derechos reproductivos. En este sentido, el vocablo feminismo ha evolucionado hasta llegar a designar, entre otras cuestiones, un movimiento social y político que supo13

ne la toma de conciencia de las mujeres como grupo, de la opresión, dominación, subordinación y explotación de que han sido objeto por parte del sistema social, económico y político imperante. Este movimiento, en última instancia, busca transformar y revolucionar las relaciones entre los sexos, alcanzar una condición igualitaria entre ellos y democratizar a la sociedad. Dentro de lo que llamamos feminismo es necesario, además, distinguir entre la teoría feminista -el cuerpo de las ideas- y el feminismo como movimiento social, ya que si bien ambos están estrechamente ligados no significan necesariamente lo mismo y su desarrollo no siempre ha corrido parejo. En ese sentido es que a lo largo de casi treinta años el nuevo movimiento feminista mexicano l ha atravesado por varias etapas y sufrido transformaciones no sólo en su práctica, sino también en sus estrategias de lucha y en el tipo de mujeres que han transitado por sus diversas formas de agrupamiento. Aunado a ello ha tenido un sustancial crecimiento teórico fomentado por las académicas, quienes han contribuido con explicaciones sobre logros, fracasos y análisis de la realidad social femenina. Este nuevo movimiento se constituyó en 1970 con mujeres urbanas de clase media universitaria -particularmente de la Ciudad de Méxicoque, preocupadas por la falta de oportunidades para intervenir en la toma de decisiones, no sólo en los grupos políticos sino en la resolución de sus propios problemas y necesidades en tanto mujeres, se organizaron en lo que hoy conocemos como la "nueva ola del feminismo mexicano". Su objetivo consistió en desplazar la desigualdad que sufrían en busca de la construcción de una justa equidad entre los géneros, partiendo del entendimiento de que el sexismo imperante es un fenómeno de raíces netamente culturales. 1 Larga ha sido la trayectoria de lucha de las mujeres mexicanas, no obstante, las historiadoras no nos hemos puesto de acuerdo acerca de cuándo se puede considerar el despegue del feminismo en México. Hay indicios de demandas desde la segunda mitad del siglo XIX y más específicamente desde finales del siglo. Hay quienes consideran que los años veinte fueron el antecedente en las luchas feministas y otras sostienen que el feminismo de los setenta es heredero de las luchas del Frente Único Pro Derechos de la Mujer (FUPDM) de 1930.

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La organización y el surgimiento de los grupos de liberación femenina mexicanos fueron el reflejo de varios factores a través de los cuales las mujeres tomaron conciencia de la opresión de que eran objeto para transformarla en lucha política: un ingreso femenino masivo en el mercado laboral, mayor número de mujeres matriculadas en la educación superior y, por lo tanto, "una súbita politización de la nueva masa cultural'? en este caso la femenina con preparación universitaria; el desarrollo de métodos anticonceptivos baratos, eficientes y al alcance de la mano y la aparición de los movimientos de protesta en los años sesenta, fueron fenómenos que contribuyeron a promover la conformación de ese incipiente movimiento, que a lo largo de los años iría desarrollándose, influyendo en la opinión pública y consiguiendo algunos cambios en la condición de las mexicanas. El feminismo que apareció en México en 1970 fue el resultado del agotamiento del modelo de desarrollo estabilizador, el cual respondió también a la ebullición de nuevas ideas en el seno de las elites intelectuales y de un crecimiento importante de la izquierda mexicana;3 además, fomentada y planeada como reacción a los sucesos de 1968, en el país se propició una apertura política democrática, que buscaba cooptar a la oposición y que favoreció la organización de sindicatos y movimientos sociales independientes del control oficial, organismos en los cuales las feministas intentaron incidir. El nuevo movimiento feminista logró aglutinar a mujeres que conjugaban sus preocupaciones personales con sus intereses políticos a fin de presentarlos de forma articulada y congruente; no obstante, frecuentemente hubo problemas al tratar de encajar cuestiones con las que no todas estaban de acuerdo y que, hasta la fecha, ha sido uno de los obstáculos que los grupos han venido arrastrando. Algunas feministas coinciden en que el feminismo que se gestó en México durante los setenta, a diferencia del de otras partes del mundo, no se 2 Término acuñado por Carlos Monsiváis en "Los de atrás se quedarán (1). Notas sobre cultura y sociedad de masas en los setenta" en Nexos, núm. 26, febrero de 1980, p. 4l. 3 Esperanza Tuñón, Mujeres en escena: de la tramoya al protagonismo (1982-1994), 1997, p. 65.

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centró en torno a la crítica del trabajo doméstico, el papel del ama de casa yel peso social del ejercicio de la maternidad. Ello se debió a las características de desigualdad social prevalecientes en el país, que permiten pagar a una empleada doméstica para que releve a las mujeres de dicha carga y, por el otro lado, a la existencia de una familia extensa siempre lista a ayudar y a sustituir en el hogar a las mujeres que trabajan. 4 Ahora bien, para conocer cómo ha sido la trayectoria de este movimiento tan sui generis, creemos necesario explicar el derrotero que ha seguido, por ello dividimos la cronología del movimiento en tres etapas que abarcan cada una poco más de 10 años: la primera de 1970 a 1982 -la más fecunda- de "organización, establecimiento y lucha". La segunda etapa, durante los años ochenta, de "estancamiento y despegue", de confrontación entre las integrantes clase media y las mujeres de sectores urbanos y de los sindicatos. La tercera y última, la de los noventa, "de alianzas y conversiones", ha sido la década de la política y de la búsqueda de la democratización. Las feministas, antes aisladas y restringidas en su accionar, hoy se han volcado hacia la esfera pública nacional y sus esfuerzos se encaminan a establecer relaciones con las diversas posturas políticas; por ello, se han convertido en interlocutoras, han logrado escaños en las cámaras y se han organizado en asociaciones políticas para poder encarar y al mismo tiempo cabildear con mayor peso, las cuestiones que atañen a las mujeres, en este sentido han introducido la categoría "género" en el lenguaje gubernamental y en el cotidiano y han propiciado y fomentado la discusión de nuevas formas de acercarse y ejercer la democracia. En cada una de estas etapas se ha dado la reflexión, la discusión y el cuestionamiento de los asuntos más candentes que atañen a las mujeres dentro del contexto económico, político y social del país, así como en lo que respecta al análisis por clase social y etnia. Al mismo tiempo, se ha

4 Marta Lamas, Alicia Martínez, Ma. Luisa Tarrés y Esperanza Tuñón, "Encuentros y desencuentros: el movimiento amplio de mujeres en México, 1970-1983", ponencia presentada en el XVIII Congreso Internacional de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA), 1994.

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desatado la polémica entre las mismas feministas al cuestionarse si es válido relacionarse con las instancias del poder y con mujeres de los partidos políticos, quienes se cobijan en el feminismo corno una forma de escalar el poder o por "necesidades de la moda". En términos generales, durante estos treinta años, las feministas han hecho uso de los medios de comunicación y de información para dar a conocer sus propuestas; han editado, coordinado y redactado multitud de artículos en revistas y periódicos;5 han salido a manifestarse a las calles en contra de la violencia hacia las mujeres, por el ejercicio de una sexualidad libre, por la despenalización del aborto y en favor de los derechos humanos. También han producido programas de radio, organizado conferencias, simposio s, coloquios y han logrado establecer, conjuntamente con las académicas, centros de investigación y docencia multidisciplinarios con enfoque de género y se han dado a la tarea de publicar revistas especializadas e infinidad de estudios acerca de las características de las mujeres en México. Todo ello ha llevado a la conformación de una identidad política feminista que forma parte importante del debate que, a raíz de la llegada del fin de siglo, se está dando en cuanto a las asignaturas pendientes de la modernidad.

ORGANIZACI6N, ESTABLECIMIENTO Y LUCHA: EL ACCIONAR PÚBLICO

El nuevo movimiento feminista nació del descontento que sentían algunas mujeres por no ser tornadas en cuenta dentro de los movimientos políticos y contraculturales que estaban viviendo. A fines de los años sesenta,6 Mé5 Los periódicos unomdsuno, El Día, La Jornada y El Nacional han dado cabida en sus páginas en diferentes momentos a las expresiones feministas. 6 Al respecto vale la pena mencionar que Adolfo GilIy a propósito del Mayo Francés apuntó que éste más que ningún otro movimiento puso los problemas de la vida cotidiana en el centro de las preocupaciones de la Revolución: "Mayo de 1968 fue un vasto movimiento de subversión de todos los valores establecidos y aceptados por los poderosos, que abrió las compuertas a cuantas rebeliones recorrieron la década, y particularmente a

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xico vio nacer y crecer, al igual que muchos lugares del planeta, un movimiento estudiantil que puso en evidencia la poca respuesta que el Estado mexicano tenía hacia sus jóvenes, por lo que la represión no se hizo esperar. Las estudiantes universitarias, además de tomar conciencia del estado de indefensión en que se encontraban socialmente, establecieron contacto con mujeres de otras partes que ya estaban organizándose para pedir para ellas la "otra mitad del cielo". Hay que hacer notar que para 1968 habían pasado apenas quince años del otorgamiento del voto a las mujeres; la práctica de elegir a los gobernantes mediante el sufragio en México, país entonces con un partido único en el poder, no era un ejercicio ni profuso ni común. Pocas mujeres habían pasado por la Cámara de Diputados o la de Senadores, de ahí que la experiencia política femenina fuera aún incipiente. Entre 1955 y 1970 sólo se eligieron cuatro senadoras frente a 240 senadores, mientras que se votaron a 45 diputadas frente a 769 hombresJ La práctica política en la toma de decisiones y en el ejercicio parlamentario y democrático era muy pobre y seguiría así por muchos años. Fue en ese contexto en el que las feministas iniciaron el periplo que las llevaría a ocupar un lugar tanto en la vida social y cultural como, a la larga, en la dimensión política. Abrigadas en el marxismo, se organizaron a partir de grupos de autoconciencia, similares a los de sus congéneres estadounidenses, esgrimieron el lema "lo personal es político" y se dispusieron a leer, a conocer y a analizar todo aquello que les concernía y les era cercano, como el cuestionamiento del sexismo y el androcentrismo en sus varias manifestaciones, presente en el trabajo, la casa, la escuela y la vida cotidiana. Los grupos se estructuraron con base en compañerismos estudiantiles, amistades, vínculos familiares, lugar de residencia, incluso lazos afectivos.

una de las más profundas y más perdurables en el tiempo venidero: la rebelión feminista, la sublevación contra las diversas, cambiantes e inmutables formas de la dominación patriarcal", "Los años del gran desorden", en Nexos, núm. 26, febrero de 1980, p. 4. 7 Cfr., Antonieta G. Hidalgo, Participación femenina en los partidos políticos mexicanos. El caso de las mujeres en el PR!, 1996, p. 105.

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No obstante, al aflorar las diferencias políticas, los grupos se armaron y desbarataron constantemente, circulando las miembros entre uno y otro grupo. Otra característica de esos primeros tiempos fue la rotunda negativa a relacionarse con los partidos políticos y con las instancias gubernamentales; es decir, con el poder. Esta cerrazón motivó que algunas mujeres se vieran enfrentadas al predicamento de elegir si participaban en algún organismo político o en un grupo feminista. El debate que surgió frente a la doble militancia provocó interminables discusiones que sólo desgastaron a las feministas sin llevarlas a ningún lado. Años después, esta condición se aceptaría sin reclamo y el deterioro resultó inútil. Aunque rechazaban el poder, lo manejaban entre ellas y dentro de los grupos. A pesar de querer instaurar la democracia interna, pronto fue patente que el autoritarismo y las preferencias valían más que el trabajo. Ésa fue una de las causas de la permanencia temporal de muchas de las mujeres que se acercaban a militar y de los grupos que se organizaban y al poco tiempo se disolvían. Marta Lamas dice que la inconstancia se debía a que "no requerían del activismo para mejorar sus condiciones de vida, y no estaban interesadas en una transformación del modelo organizativo ni en la construcción de un proyecto político". 8 A pesar de este tormentoso inicio, los grupos que sobrevivieron fueron los pioneros de la nueva ola y son las hoy consideradas "feministas históricas", quienes estructuraron las premisas que habrían de constituir al movimiento y las encargadas de formar y preparar a las jóvenes que se acercaban. No obstante el proselitismo, las militantes entraban y salían perjudicando al movimiento por el escaso compromiso que adquirían y el desgaste invertido en su entrenamiento. "No necesitar del movimiento para mejorar

8 Marta Lamas, "Mis diez primeros años: el MAS Y el MLM", en fem, octubre de 1996, p. 14. Como no necesitaban quejarse del trabajo doméstico ya que contaban con empleada doméstica, podían enfocar su lucha a otras cuestiones. En ese sentido vale la pena mencionar el pronóstico de Rosario Castellanos cuando anunció que "cuando desaparezca la última criada, el colchoncito en que ahora reposa nuestra conformidad, aparecerá la primera rebelde furibunda". ¿Será cierto?

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la propia vida llevó a la mayoría de las feministas mexicanas a vivir el hecho de ser feminista como una postura con pocas repercusiones en la vida cotidiana y su militancia quedó reducida a una cuestión de convencimiento y no de necesidad". 9 Entre 1970 y 1976 se constituyeron seis grupOS.lO Mujeres en Acción Solidaria (MAS, 1971), Movimiento Nacional de Mujeres (MNM, 1973), Movimiento de Liberación de la Mujer (MLM, 1974). Como desprendimiento de este último se organizaron -con propósitos definidos- el Colectivo La Revuelta (1975) yel Movimiento Feminista Mexicano (MFM, 1976). En el seno del Partido Revolucionario del Trabajo (PRT), y cobijado por este organismo político, se creó el Colectivo de Mujeres (1976). Además, continuó en activo, como lo había hecho desde 1968, el grupo con trayectoria cristiana y con sede en Cuernavaca, Morelos, llamado Comunicación, Intercambio y Desarrollo Humano en América Latina (CIDHAL) , que trabajaba con mujeres de las mayorías populares, a través de un Centro de Documentación y un Boletín Documental; posteriormente, en 1979, se constituiría el grupo Mujeres para el Diálogo, enfocando sus objetivos también al trabajo con sectores populares, principalmente mujeres. Con excepción del MNM Y los ligados a la Iglesia, los demás grupos se asumieron socialistas y cuestionaron el sistema capitalista, por la manipulación que hacía de la condición de la mujer; su lucha estaba encaminada a desenmascarar al poder donde éste resultaba más evidente: el ámbito cotidiano, a fin de modificar el ámbito público Y

9 Marta Lamas, "Venir de los 17: el movimiento feminista en México" en fem, octubre de 1987, p. 20. !O Para seguir paso a paso el desarrollo de los grupos y la trayectoria de cada uno de ellos véase: Marta Acevedo et al., "Piezas de un rompecabezas", en fem, oct.-dic. 1977; "Grupos feministas en México"; "Nuestra historia", octubre de 1996; Ana Lau, La nueva ola delfeminismo en México, 1987; Ma. Cristina González G., "El movimiento feminista en México. Aportes para su análisis", 1987. 11 Entre 1972 y 1980 se transmitió por Radio UNAM la serie Foro de la Mujer, ideada y conducida por Alaíde Foppa, fundadora además de la primera cátedra de Sociología de la mujer, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. En 1980 sería secuestrada

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Estos grupos se enfocaron a diversas actividades para consolidarse yofrecer una postura coherente frente a una sociedad que los criticaba, desconfiaba de ellos y los consideraba una amenaza; proponían cambiar modelos socioculturales que transformaran los comportamientos de hombres y mujeres, ya que no entendían cuál era el papel que pretendían ocupar dentro del tejido social. De inicio, la mayoría de los grupos se nuclearon en torno a la reflexión y el análisis de la condición femenina: la maternidad, la doble jornada de trabajo, la sexualidad, etcétera, a través de los "pequeños grupos" de reflexión en el interior de las organizaciones, a fin de plantear trabajos políticos concretos. "El pequeño grupo es un método de concientización que han creado los movimientos feministas en todo el mundo y que significa un paso importante para las mujeres en el proceso de toma de conciencia de su opresión". 12 La ocasión propicia se daría en 1974 ante la inminente reunión de la Organización de las Naciones Unidas sobre la mujer, que se llevaría a cabo en 1975 en nuestro país. En ese entonces se reformó el artículo 40. constitucional, otorgando la igualdad jurídica de la mujer, "que tuvo la virtud de convertir en inconstitucionales las discriminaciones y produjo una progresiva adecuación de los ordenamientos secundarios y locales", 13 así como de los artículos 30 y 123 constitucionales, además de siete leyes secundarias de carácter federal, correspondientes a población, nacionalidad y naturalización; al trabajo, al suprimir restricciones al trabajo de la mujer, como la jornada nocturna; el Código Civil, reiterando la igualdad consagrada en la Constitución, así como el derecho a planear la familia; el Código de y asesinada en Guatemala. En 1982 en Radio Educación se inició la realización de una serie para campesinas denominada Por nosotras mismas. Tiempo después salió al aire el programa La causa de las mujeres, que luego se convertiría en Dejemos de ser pacientes, que todavía se difunde. En la televisión se han realizado dos series de escasa duración: A brazo partido y El oficio de ser mujer. 12 La Revuelta, México, núm. 9, julio de 1978, p. 3. 13 Rosa María de la Peña, "La igualdad jurídica de la mujer 22 años después", en Quórum, mayo de 1996, p. 32.

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Procedimientos Civiles y el Código de Comercio, cuyos preceptos, basados en un tradicional concepto de tutela, discriminaban a la mujer, ya que ésta debía pedir licencia al marido para ejercer actividades mercantiles. Se expidió la Ley General de Población, que contenía numerosas disposiciones, novedosas para el país, acerca de la planificación familiar. 14 Asimismo, en las cámaras se pidió la derogación de las leyes que prohibían el aborto. 15 En 1975 los grupos feministas saltaron a la palestra dándose a conocer a nivel nacional con motivo de la Conferencia del Año Internacional de la Mujer organizada por las Naciones Unidas. La mayor parte de las feministas mexicanas se negó a participar y se encargó de difundirlo a través de los medios de comunicación y por la organización de un Contracongreso a través del Frente de Mujeres contra el Año Internacional de la Mujer. 16 Sin embargo, hubo un grupo que trabajó en las discusiones con miras a reformar los códigos para que en el país sede no hubiera rezagos discriminatorios y colaborar con la creación del Centro de Información y Documentación para el Decenio de la Mujer y el Desarrollo (CIDDEM). Esta conferencia tuvo repercusiones en la región ya que, "por primera vez los gobiernos debieron informar a la comunidad internacional y a sus propias/os gobernadas/os sobre el estado de la educación, el trabajo y la salud de la pobla14

Para conocer la modificación que han sufrido las leyes,

cfr. Alicia Inés Martínez,

Mujeres latinoamericanas en cifras. México, 1993, pp. 83-92. "La planificación familiar persigue regular y estabilizar e! crecimiento de la población [... ] se aceptan los métodos anticonceptivos que no sean perjudiciales a la salud y e! empleo de métodos anticonceptivos irreversibles requiere e! consentimiento escrito de la persona'. Éstas son algunas de las disposiciones contenidas en la Ley General de Población, p. 92. 15 Múltiples han sido las iniciativas de ley que se han presentado en las cámaras para lograr la despenalización de! aborto, ninguna de ellas ha sido aprobada. Para conocer e! desarrollo de la discusión en torno al aborto durante los últimos treinta años, cfr. Alicia Márquez Murrieta, De la relación vinculante entre tema y organización. Variaciones alrededor del aborto desde el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), 1998; Isabe! Barranco, "Aborto: cronología de! debate en México" en Triple Jornada, núm. 1, septiembre 7 de 1998 y María Luisa Tarrés, "El movimiento de mujeres y e! sistema político mexicano: análisis de la lucha por la liberalización de! aborto, 1976-1990" en Estudios Sociológicos, mar.-ago. 1993. 16 Este rechazo provino de una consigna que acató todo e! feminismo a nivel mundial.

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ción femenina. Aprobaron un plan de acción mediante el cual se comprometían a diseñar y poner en práctica políticas estatales dirigidas a compensar las desigualdades de las mujeres y eliminar las formas legales y de hecho de discriminación" Y En 1980, de acuerdo con la declaración emitida y firmada por México en 1975, sobre la igualdad de la mujer y su contribución al desarrollo y la paz, nuestro país se comprometió a poner en práctica políticas de acción destinadas al cambio en el papel tradicional de la mujer; por ello se estableció el Programa Nacional de Integración de la Mujer al Desarrollo (PRONAM), que llevó a cabo proyectos específicos para mujeres a lo largo del país 18 y que sirvió de antecedente para los intentos sucesivos de crear comisiones de la mujer dependientes de la Secretaría de Gobernación en todo el país. No obstante la negativa a participar en la conferencia de 1975, las feministas tuvieron contacto con mujeres de otras latitudes y ello permitió un cuestionamiento de su accionar que dio como resultado un avance en sus propuestas que las llevó, en 1976, a conformar, por vez primera, una alianza con objetivos comunes: la Coalición de Mujeres Feministas (CMF) , que acordó trabajar sobre tres ejes que desde entonces han sido prioritarios para la práctica feminista: la despenalización del aborto y la educación sexual, luchar en contra de la violación, la cual exige una mayor penalización, y la protección a las mujeres golpeadas. La Coalición actuó entonces como elemento cohesionador de las demandas coincidentes de todos los grupos, independientemente de la orientación y los objetivos de cada

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Teresita de Barbieri, Zona de reflexión: "Feminismos latinoamericanos/m", en Doble

Jornada, abril 7 de 1997.

18 cft. CONAPO/SecretarÍa de Gobernación, Memoria PRONAM, die. 1980-nov. 1982. En 1980 se llevó a cabo, en Copenhague, Dinamarca, la Segunda Conferencia Mundial del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer: Igualdad, Desarrollo y Paz, que fue una evaluación de los primeros cinco años. En 1985 se reunió en Nairobi, Kenya, la Tercera Conferencia para el examen y evaluación de los logros del Decenio de las Naciones Unidas para la mujer. En 1995 se verificó la IV Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing, China. Asimismo se verificaron varias reuniones regionales sobre la mujer, en 1977 en La Habana, Cuba, yen Macuto, Venezuela, en 1979.

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uno. 19 ElIde diciembre de 1977, las feministas presentaron un primer proyecto de despenalización del aborto, al que denominaron "por un aborto libre y gratuito". 20 Las feministas, entonces, resolvieron que una estrategia viable para organizarse y lograr visibilidad sería el establecimiento de alianzas estratégicas que les permitieran, no sólo darse a conocer en distintos ámbitos, sino vincularse con mujeres de los sindicatos universitarios y con militantes de partidos de izquierda. No obstante, aún no estaban preparadas para entablar relaciones con mujeres obreras de fábricas y de talleres,21 alianza que en el futuro establecerán con las costureras a raíz del sismo de 1985. Cabe abrir un paréntesis para mencionar que en octubre de 1976 se fundó la revista fem, "proyecto editorial pensado y conducido por feministas para difundir las ideas del feminismo", 22 publicación que hasta la fecha sigue apareciendo y que no ha variado el objetivo bajo el que fue fundada. Desde 1990 se publica el libro-revista Debate feminista, cuyas características han sido la traducción de artículos académicos de todo el mundo y el hecho de que cada número esté dedicado a un tema en particular. Desde ese mismo año aparece el primer lunes de cada mes el suplemento Doble Jornada, que desde septiembre de 1998 se transformó en Triple Jornada. Otra publicación que esporádicamente ha aparecido es La Correa Feminista, que editan las mujeres integrantes del Centro de Investigación y Capacitación de la Mujer A. C. (ClCAM). 19 En ese entonces surgieron algunas publicaciones que duraron poco como La Revuelta, aparecida en septiembre de 1976, de la que sólo salieron nueve números, el último en julio de 1978. Cihuat. Voz de la Coalición de Mujeres Feministas. Compañeras y Cidhal Noticias. 20 Cihuat. Voz de la Coalición de Mujeres, año Il, núm. 6, 1977. 21 Cfr. Marta Lamas, "Venir de los 17: el movimiento feminista en México", enfem, octubre de 1987, p. 20. Lamas habla de que la relación entre obreras y feministas no fue posible porque "no logramos plasmar en puntos concretos de lucha la relación entre su papel en la producción y sus actitudes y comportamientos de subordinación en sus vidas". 22 Ma. Cristina González G., El movimiento feminista en México. Aportes para su andlisis, p. 137. Un buen análisis de la trayectoria de la revista fem lo hace Judirh M. Woodward en "fem as an Instrument and Reflection ofModern Mexican Feminism, 1976-1986", en

Anales, 1994.

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Ahora bien, a fines de esta primera década hicieron su aparición grupos como Lucha Feminista (LF, 1977), el Grupo Autónomo de Mujeres Universitarias (GAMU, 1979) y también el primer grupo de lesbianas feministas, Lesbos, en 1977. Todos coincidirían en la constitución, en marzo de 1979, del Frente Nacional por la Liberación y los Derechos de la Mujer (FNALIDM), que propuso unificar los esfuerzos de todas las organizaciones políticas partidarias, sindicales, feministas y sociales que busquen la obtención de los más plenos derechos de las mujeres teniendo como meta su plena liberación en los planos económico, político, social y sexual". 23 El plan de acción del Frente giraba en torno a cuatro ejes: 1. Maternidad voluntaria. 2. Guarderías como una demanda. 3. Campaña contra la violencia sexual en todas sus formas: hostigamiento, insulto, violación, represión a los homosexuales, etcétera. 4. Problemas de las trabajadoras discriminadas de la Ley Federal del Trabajo; sirvientas, maquiladoras, costureras a domicilio, pequeño comercio, banca, etcétera. 24 Esta segunda tentativa de unificación, amparada en premisas compartidas, no dio los frutos que algunas feministas esperaban. Había demasiadas corrientes dispares que querían atraer hacia sus objetivos a las militantes y no todas concordaban con la plataforma25 y los principios constitutivos, amén de que muchas militantes se cansaron de las interminables discusio23

FNALIDM,

Resoluciones de la Conferencia Nacional Constitutiva, Boletín, núm. 1,

1979, p. 8. 24 FNALIDM, Documentos de discusión para la primera reunión del FNALIDM en el Valle de México, Boletín, núm. 2, agosto de 1979, p. 5. 25 La salida poco cordial del Frente de la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas -grupo formado en 1962 que fungía como la sección femenil del Partido Comunista Mexicano-, a raíz de sus diferencias con la plataforma y los principios adoptados en torno a las demandas de las mujeres lesbianas y de la presencia de grupos homosexuales sacó a la luz las intensas contradicciones que había entre las organizaciones promotoras y la plataforma de principios.

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nes y de las múltiples posiciones políticas que confluían en el Frente; el desgaste fue patente. El FNALIDM realizó varias reuniones y participó junto con la Coalición en la presentación del segundo proyecto de ley para la legalización del aborto. Este anteproyecto de ley, denominado por "Una maternidad libre yvoluntaria", fue introducido en diciembre de 1979, por el Grupo Parlamentario Comunista (Coalición de Izquierda) en la Cámara de Diputados, de donde no logró salir y fracasó, como en sucesivas ocasiones volvería a suceder. Este proyecto de ley [... ] no fue ampliamente debatido ni prosperó debido a varias causas: las dificultades de una izquierda recién legalizada en el país; la campaña de desprestigio en contra de las feministas y de los diputados de izquierda impulsada por la Iglesia católica y por grupos cercanos a ella; el hecho de que se incorporaba solamente la perspectiva feminista de la maternidad voluntaria y no se daba más peso a argumentos como el de salud pública. 26

El fin de esta primera década de vida del nuevo feminismo mostró la variedad de posturas intrínsecas, a veces irreconciliables, que cada grupo sostenía y que seguirían subsistiendo a lo largo de los años. El último intento por unificar esfuerzos demostró la debilidad teórica y práctica que venían arrastrando e hizo caer al movimiento en un impasse del que saldría robustecido en cuanto se dieron cuenta que debían visualizar integralmente la participación y la condición de las mujeres dentro de la sociedad Y A finales de 1970, un grupo de mujeres consiguió establecer el Centro de Apoyo a Mujeres Violadas (CAMVAC) y también el Colectivo de Ayuda a 26 Alicia Márquez Murrieta, op. cit., p. 48. Tanto la Iglesia católica como el PAN Y el grupo Pro-vida han orquestado constantes campañas en contra de la despenalización del aborto. 27 Marta Lamas ofrece una visión desencantada del accionar del feminismo durante los 30 años que lleva de vida. Yo no coincido con ella en cuanto al desdibujamiento que percibe dentro del movimiento en los años ochenta, ya que considero que las premisas feministas permearon muchos ámbitos del quehacer público. Véase Marta Lamas, "El movimiento feminista mexicano y su papel en la formulación de políticas públicas", 1992 (mimeo).

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la Empleada Doméstica (CASED). 28 Asimismo, un grupo de mujeres cineastas ligadas estrechamente a las feministas conformaron el Colectivo Cine Mujer, que funcionó desde fines de los setenta hasta 1984, llevando a la pantalla temas como el trabajo doméstico, la violación, el aborto y la prostitución. Estas propuestas resultaron viables porque representaban formulaciones prácticas y concretas con posibilidades de llevarse a cabo y mantenerse en activo. Vale la pena apuntar que las feministas lesbianas no constituyeron una mayoría dentro del movimiento, por lo que en ocasiones hubo algunos enfrentamientos entre la postura heterosexual y la homosexual, al grado de que esta última, en ocasiones se separó para integrarse a grupos de liberación homosexual que todavía funcionan y que dependiendo de la coyuntura apoyan las acciones de algunos grupos del movimiento. Una escisión del grupo Lesbos en 1978 conformó el grupo de Lesbianas Feministas Socialistas Oikabeth,29 que reivindicaría el lesbianismo como una actitud ante la vida. Actualmente las feministas lesbianas cuentan con una representante en la Cámara de Diputados. 30 ESTANCAMIENTO Y... DESPEGUE La segunda década de la práctica feminista se caracterizó por la participación y la organización de innumerables reuniones, encuentros y foros en los que las feministas tuvieron oportunidad de discutir sus puntos de vista, ampliar sus tácticas e intercambiar experiencias de lucha y, sobre todo, ejercitarse en foros internacionales lo que, entre otras cosas, daría por re28 Hoy permanecen con otros nombres como el Centro de Apoyo a la Trabajadora Doméstica Asalariada (CATDA, A. c.), el Colectivo Atabal, yel Grupo La Esperanza. 29 Se presentaban bajo el seudónimo de Movimiento de mujeres guerreras que abren camino y esparcen flores, que es lo que significa en lengua maya. 30 Entre los grupos que integran el movimiento de liberación homosexual han estado El Clóset de Sor Juana, el Grupo Lambda de Liberación Homosexual y el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR). Actualmente hay muchos grupos entre los que se cuentan, Grupo Lésbico Patlatonalli, Musas de Metal, Colectivo LesBiGay de d!VERSA, etcétera.

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sultado una conversión de feministas en ONGistas aferradas a las agencias financiadoras, modalidad que caracterizará en gran medida a la década de los noventa. Muchas militantes se incorporaron al sector público, a la docencia e investigación en universidades y centros de educación superior, a la organización y promoción de proyectos productivos financiados por fundaciones internacionales Y Al mismo tiempo que hacían labor hacia el exterior, dentro del país se fomentó la constitución de redes de mujeres; en 1982 se dio un intento de alianza entre los grupos que fue la Red Nacional de Mujeres, a fin de mantener la comunicación entre los grupos y seguir participando de manera conjunta en los principales temas políticos y económicos del país. En 1984 se instauró el Colectivo de Lucha contra la Violencia hacia las Mujeres (COVAC) y en 1989, la Red Nacional contra la Violencia hacia las Mujeres, con el objetivo de apoyar legal y psicológicamente a mujeres maltratadas o violadas; por sus derechos yeducación. 32 Al mismo tiempo aparecieron centros y programas de estudios sobre la mujer. El primero de ellos, entre 1981 y 1983, fue el Núcleo de Estudios de la Mujer surgido en el Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo (CEESTEM), que organizó algunos balances acerca de la problemática de la mujer en el continente y una reunión nacional de estudios de la mujer en Guanajuato como continuación de lo que había sido el Primer Simposio Mexicano Centroamericano de Investigación sobre la Mujer realizado en 1977; además, estableció un Centro de Documentación y Consulta y promovió la organización de la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Estudios de la Mujer (ALACEM). En 1982 inició actividades en el Departamento de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolitana, plantel Xochimilco, el área Mujer,

31 Cfr., María Luisa Tarrés, "Espacios privados para la participación pública. Algunos rasgos de las ONG dedicadas a la mujer", en Estudios Sociológicos, ene.-abr. 1996. 32 Esta década, la de los ochenta, fue testigo del desarrollo y organización de varios encuentros latinoamericanos y del Caribe realizados en Colombia, en 1981; en Perú, en 1983; en Brasil, en 1985; en México, en 1988.

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Identidad y Poder, donde a partir de 1987 se imparte docencia y se hace investigación. Al principio ofreció cursos de actualización acerca de la condición de la mujer, actualmente cuenta con un programa de especialización-maestría en estudios de la mujer. Un año después, en 1983, se constituyó el Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer de El Colegio de México (PIEM), cuyos objetivos han sido promover la investigación, la publicación de textos idóneos y la creación de un centro de documentación y servir de foro a mujeres académicas de diversas instituciones, así como promover talleres y seminarios de discusión. Con el tiempo el PIEM se ha convertido en un foco de financiamiento de proyectos de investigación y especialización. Desde 1976 en la Escuela Nacional de Antropología e Historia se imparte un Seminario de la Mujer para alumnas/os de la carrera de Antropología, además de que existen líneas de investigación en la maestría y en el doctorado especializadas sobre el tema. Por otra parte, con integrantes de GAMU, en 1984 se formó el Centro de Estudios de la Mujer (CEM), dependiente de la Facultad de Psicología que en 1993 daría origen al Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) , cuyo objetivo fundamental reside en: Coordinar en forma horizontal los esfuerzos de investigación, docencia y extensión en el campo de estudios de la mujer. En ese sentido se abrió un espacio académico de coordinación para propiciar el contacto, facilitar los vínculos, estrechar relaciones, y compartir y criticar propuestas para entiquecer la actividad académica que se realiza en sus diferentes dependencias. 33 Distribuidos a lo largo del país hay más de 35 centros de estudios de la problemática de género, donde se imparten cursos, seminarios, maestrías y doctorados en Estudios de la Mujer. Un sector de mujeres poco estudiado y atendido por el feminismo ha sido el perteneciente a la teología feminista desarrollada a lo largo y ancho 33

Programa Universitario de Estudios de Género, folleto.

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de América Latina durante esta década. Este feminismo busca hacer explícita la conexión entre el mundo de Dios -caracterizado por la abundancia de salvación, de gracia y vida integral- y las mujeres que están interesadas en crear un mundo libre de violencia. Estas mujeres celebraron un encuentro en México en 1986, cuyo tema central fue "hacer teología desde la perspectiva de las mujeres del Tercer Mundo".34 Sin la participación de las feministas en 1980 se llevó a cabo el Primer Encuentro Nacional de Mujeres, que estuvo plagado de representantes de los sectores populares, quienes le imprimieron un contenido feminista, lo que dio pie al acercamiento y relación con las trabajadoras, colonas, integrantes del movimiento campesino independiente y sindicalistas afiliadas al amplio espectro de la izquierda. Este encuentro y el que le siguió en 1981 de Mujeres Trabajadoras sirvió, entre otras cosas, para revitalizar e inyectar nuevos bríos al entonces decaído movimiento, ya que algunas feministas a título personal vieron posibilidades de relacionarse con mujeres de otros sectores y, al mismo tiempo permitió un cuestionamiento de las tácticas hasta entonces utilizadas respecto a la relación de feministas de clase media con mujeres de grupos populares. El objetivo de la reunión, y de las que le seguirían, residió en discutir la problemática específica que vivían las mujeres de cada sector laboral y cómo debían de enfrentar la crisis económica del país, amén de la manera en que les afectaba esa relación laboral en su vida cotidiana. 35 A través de asociaciones no gubernamentales, el movimiento feminista nutrió a estas organizaciones por medio de talleres, seminarios, pláticas, congresos, foros, cursos y proyectos especializados de capacitación durante los años ochenta. Las feministas, las activistas de derechos humanos y las mujeres de organiza34 Ma. Pilar Aquino, "Teología feminista latinoamericana", en Cristianismo y Sociedad, 1998, p. 1l. 35 Apud, Gisela Espinosa Damián, "Feminismo y movimientos de mujeres: encuentros y desencuentros", en El Cotidiano, mar.-abr. 1993, pp. 10-16; EMAS/CIDHAL et al., "Feminismo y movimiento popular en México", en Jornadas feministas, feminismo y sectores populares en América Latina, México, noviembre de 1986, 1987.

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ciones comunitarias se encontraron en este terreno común del movimiento amplio de mujeres intercambiando puntos de vista y experiencias sobre la problemática de género. 36

Fue por ello que esta década se distinguió por la proliferación de movimientos con demandas urbanas en las que las mujeres eran quienes iban a exigir solución a sus necesidades inmediatas, con lo que la concientización se enlazaba con la politización. En 1981 se fundó la Coordinadora Nacional del Movimiento Urbano Popular (CONAMUP), cuya base social la constituyeron las mujeres que contribuyeron a: Hacer visible y socializar la problemática y demandas específicas de la mujer popular, por medio de la herencia del movimiento feminista; así las mujeres de la CONAMUP han planteado y batallado: contra la opresión patriarcal en la familia y en la sociedad; la explotación y desvalorización del trabajo doméstico; la violencia hacia las mujeres en sus distintas formas y caras; el papel de la mujer como objeto de consumo sexual. Y por la igualdad de salarios. 37

La maternidad libre y voluntaria tendría que esperar para volver a ser enarbolada, ya que tanto el aborto como los derechos reproductivos no se consideraron prioritarios en la agenda de las mujeres populares. Estas nuevas organizaciones demostraron que el movimiento feminista necesitaba reenfocar sus prioridades y reestructurar su campo de acción para poder relacionarse de manera efectiva con mujeres de todas las clases sociales que esperaban de ellas una respuesta concreta a sus necesidades. Otro rasgo de esta década fue que frente al crecimiento de distintas manifestaciones de lucha popular, muchas de las militantes se dedicaron a

36 Elizabeth Maier, "La experiencia de México. Dilemas y retos de nuestros feminismos", en Doble jornada, febrero 3 de 1997, pp. 7-8. 37 Alejandra Massolo, "Mientras crecía, crecíamos. Mujeres colonas", en fim, junio de 1989, pp. 12-13. El primer encuentro nacional de mujeres del movimiento urbano popular se verificó en Durango el 26 de noviembre de 1983. Es interesante ver cómo se relacionaron las demandas políticas inmediatas con aquellas cotidianas e Íntimas.

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la práctica política feminista de nuevo cuño, el conocido como "feminismo popular", cuyo objetivo ha sido el trabajo de apoyo a mujeres de los sectores populares. Entre 1981 y 1984 surgió Acción Popular de Integración Social (APIS), cuyos objetivos se orientaron al trabajo con colonos (as) en áreas de salud, cooperativismo, comunicación social y capacitación; el Grupo de Educación Popular con Mujeres (GEM), que se propuso elaborar materiales educativos relacionados con la mujer, participar en talleres, seminarios de reflexión y discusión acerca de los problemas de la mujer; el Equipo de Educación Popular con Mujeres (EMAS), yel Grupo de Mujeres Revolucionarias (GMR), cuyo objetivo era impulsar la organización de las mujeres trabajadoras a través de la lucha sindical. 38 También en estos años se constituyeron los grupos Nosotras y Madres Libertarias, este último surgido en 1981, "con la intención de ser un grupo amplio, en donde tuvieran cabida las madres solteras, divorciadas o viudas y también, todas las mujeres que quisieran participar" .39 La presencia de las feministas en la escena nacional era controversial, ya que aparecían esgrimiendo posiciones que antes habían objetado; en contraste, la presencia de las organizaciones populares, surgidas como respuesta a la crisis económica, presentaron un auge en sus luchas y en su organización. En estos momentos, el cuestionamiento de las feministas frente a la existencia del movimiento giró en torno a la estrategia de lucha que cada una de ellas debía de blandir. Para ellas, el concepto de autonomía y la relación clase-género estaba en juego, mientras que para las "populares", el dilema era preguntarse si el movimiento en el que participaban era o no coyuntural, debido a que el tipo de demandas enarboladas por los movimientos sociales, una vez resueltas, dispersaban la lucha. A fin de dar respuesta a las demandas del movimiento amplio de mujeres y de estructurar sus posturas y concretar sus acciones, las feministas mexicanas organizaron siete encuentros nacionales que se llevaron a cabo

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Cfr. Ma. Cristina González G., op. cit., pp. 196-197. "Madres libertarias", enfem, dic.-ene. 1985, p. 39.

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en varios estados del país,40 donde se discutieron alternativas de lucha y demandas prioritarias y se subrayó la calidad autónoma que debía caracterizar al feminismo. Conjuntamente organizaron grupos en otros estados que trabajaban con objetivos comunes y en estrecha relación con las organizaciones capitalinas Y A raíz de la preparación del IV Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe que se llevó a cabo en Taxco en 1987, la coordinación del encuentro se enfrentó a las diferencias que entonces existían en el movimiento y que afloraron de manera explosiva: Mientras que unas feministas defendieron la participación de las mujeres de los sectores populares en el evento, otras expresaron la necesidad de un encuentro cerrado que permitiera entablar una discusión profunda sobre los nudos teóricos y sobre la experiencia del quehacer político feminista. Se establecieron acuerdos en torno a las garantías de la pluralidad del encuentro y de las condiciones de participación de todas las mujeres que se asumiesen como feministas. 42

Un fenómeno natural propició una relación más estrecha entre feminismo y mujeres trabajadoras: el sismo de 1985 y la secuela de muerte y destrucción entre las trabajadoras de las fábricas de ropa, las costureras, permitió la constitución del sindicato de costureras "19 de septiembre",43 en el que algunas feministas participaron. Los sismos de septiembre de 1985 sacaron a relucir las contradicciones del desarrollo urbano de la capital y las terribles condiciones de trabajo que sufrían gran cantidad de mu40 En abril de 1982 se convocó a la realización del Primer Encuentro de Grupos Autónomos Feministas; en noviembre tuvo lugar el Segundo Encuentro; el tercero tiene lugar en Colima en 1983, el cuarto en Morelia un año después, el quinto en el D. F., el mismo año de 1985; el sexto en Chapingo en 1989 ye! último en Acapulco en 1992. Cft. Amgaro Albores K. y Alma Rosa Rivera, Una mirada al feminismo en México, 1989. 1 El Grupo Cihuad de Monterrey, Mujeres de Culiacán, Colectivo Feminista de Colima y el grupo Ven Seremos de Morelia. Cft. Ma. Cristina González G., op. cit., p. 20l. 42 Marta Lamas, Alicia Martínez, Ma. Luisa Tarrés y Esperanza Tunón, op. cit., p. 28. 43 Una relación de la lucha llevada a cabo por las costureras ha sido documentada por María del Carmen de Lara en su documental No les pedimos un viaje a la luna, de 1986.

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jeres y con ello se incrementó el estilo de trabajo de las feministas populares. 44 El desarrollo del feminismo en los años ochenta presentó una fachada contrastante: El movimiento feminista en México se dividió en dos tendencias claramente identificables: una, es la que se conocía en aquellos años como feminismo popular, integrado por las militantes de los grupos -algunas sobrevivientes de los setenta-, quienes llevaban a cabo trabajo asistencial y de educación popular con mujeres de base de otras agrupaciones del movimiento urbano, campesino y sindical. La otra, era el feminismo "puro", conformado por las feministas independientes, las de mayor reconocimiento, las históricas; generalmente no pertenecían a ningún grupo, aunque ocasionalmente se relacionaban con ellas, su militancia era individual; algunas de ellas son también las que se dedican al trabajo intelectual en las universidades, o bien sus espacios son periódicos y revistas. 45

Esta condicionante provocó una diversificación de objetivos que no se lograron conjuntar ni estructurar en pro de un trabajo unificado, por ello no hubo propuestas viables hasta fines del periodo, cuando los acontecimientos políticos rebasaron el desencanto y la crisis que sufría el movimiento y las mujeres se vieron empujadas a la vorágine de los hechos. Grupos de mujeres de fuera del feminismo dieron respuesta a cuationes relativas a la democratización y contra la carestía, cuestiones que las feministas habían dejado de lado. Además, a finales de esta década, para las elecciones federales por la presidencia de la República, contendió una candidata, postulada por el PRT Ycon una amplia trayectoria de lucha por los presos y desaparecidos políticos,46

44 Para información acerca de las mujeres y la reconstrucción véase Alejandra Massolo y Martha Schteingart (comps.), Participación social, reconstrución y mujer. El sismo de

1985, 1987. 45 EIsa Muñiz, El enigma de ser: La búsqueda de las mujeres, 1994, pp. 65-66. 46 Rosario Ibarra de Piedra, figura reconocida y respetada, inició su militancia cuando su hijo desapareció debido a su relación con la guerrilla urbana; esta mujer se politizó en

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y se constituyeron varios organismos que buscaban proteger el voto, que las elecciones fueran transparentes y que apoyaran al Frente Democrático Nacional--escisión del partido oficial conformado con políticos inconformes con el régimen Y En esa tónica, la respuesta fue la formación de Mujeres en Lucha por la Democracia (MLD), grupo integofado por mujeres provenientes del feminismo, de la universidad, de partidos políticos, etcétera, cuya finalidad era negociar demandas de mujeres con los partidos políticos. Se constituyó la Coordinadora Benita Galeana, que agrupó a un sinnúmero de organizaciones femeniles, urbanas, sindicales, Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y de partidos políticos, "que definió tres ejes de lucha: por la democracia, contra la violencia hacia las mujeres y por el derecho a la vida (la sobrevivencia)48 y la Coordinadora Feminista, surgida luego del VI Encuentro Feminista de Chapingo, para fungir como vocera de las feministas; poco después, en 1991, a fin de poder negociar políticamente y presentar candidatas a diputadas, se conformó la Convención Nacional de Mujeres por la Democracia. ALIANZAS y CONVERSIONES

La última década, la de los noventa, presencia los estragos que un sistema económico dispar ha desatado sobre los sectores más desprotegidos del espectro social mexicano, las mujeres y los indios. La situación de las mujeres no ha mejorado, el neoliberalismo ha incrementado las desigualdades de las mujeres: 17 de cada 100 hogares urbanos dependen económicamente de mujeres. Apenas 1.6% de las mujeres que sostienen hogares en las la lucha y ahora encabeza un movimiento por la recuperación y búsqueda de los presos, perseguidos, exiliados y desaparecidos políticos. Desde 1977 participa en el Comité Nacional Pro Defensa de Presos Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos que en 1979 se convierte en Frente Nacional contra la Represión por las Libertades Democráticas y la Solidaridad (FNCR). 47 Esta escisión a la que se sumaron algunos de los partidos de izquierda, daría origen a lo que hoyes el Partido de la Revolución Democrática (PRD). 48 Gisela Espinoza D., op. cit., p. 15.

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grandes urbes se emplean como funcionarias de gobiernos locales o estatales y únicamente 3% es profesionista. Las principales ocupaciones para la mayoría de las mujeres mexicanas son el trabajo doméstico asalariado, dependientas en comercios, agentes de ventas, encargadas de funciones administrativas y vendedoras ambulantes. De éstas, 83 mil 123 jefas de hogar no tienen un ingreso fijo, 120 mil 695 perciben menos de dos salarios mínimos y apenas 179 mil 133 cuentan con entre dos y más salarios mínimos. 49 Aún persisten desigualdades entre hombres y mujeres en todos los ámbitos, entre lo que más destaca está la violencia contra las mujeres, violencia permanente a la que son sometidas como una demostración de poder. No obstante este panorama tan desolador, esta década ha visto incrementarse el número de mujeres que o se acercan a militar en el feminismo, o se asumen como feministas o se han beneficiado de las premisas feministas. Ha habido, además, una proliferación de ONGs, en las que trabajan feministas que, financiadas por países y organizaciones europeas y estadounidenses, desarrollan trabajos de promoción, producción y salvaguarda de los derechos humanos de las mujeres, por ejemplo, el GEM; en 1992 el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), o bien Salud Integral para la Mujer (SIPAM). Además, hay activistas en la educación por los derechos reproductivos de las mujeres. Desde las conferencias de El Cairo en 1994 y de Beijing en 1995, el tema de la salud reproductiva, los derechos sexuales y reproductivos y la democracia son parte integrante de la agenda feminista, al igual que en la lucha por la igualdad de oportunidades entre los géneros, por crear una nueva conciencia ciudadana, como el Grupo de Mujeres y Punto, que intenta contribuir a fomentar el crecimiento ciudadano. Por lo cual se puede decir que en México existe una serie de organizaciones de mujeres que trabajan para y con mujeres, a través de acciones encaminadas a lograr su mejoría y la superación de la inequidad. 50 49 Rosa Rojas, "Mujeres mexicanas. Avances sin cambios de fondo", en Triple Jornada, marzo 1 de 1999, p. 5. 50 Para conocer la variedad de grupos y organizaciones que trabajan en favor de las mujeres se puede consultar la revista fem, especialmente la sección que publica Guadalupe

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El alcance de la lucha contra la violencia hacia las mujeres se ha visto coronado con la creación y apertura de Agencias Especializadas en Delitos Sexuales (AEDS), tanto en la capital como en algunos estados del país, promovidas por el Movimiento Nacional de Mujeres. La ciudad capital cuenta, además, con algunos Centros de Atención a la Violencia Intrafamiliar (CAVI) promovidos en las delegaciones administrativas con sus respectivas Casas de Mujeres. En esta última década, las feministas se han persuadido de la necesidad de aprender a relacionarse con las instancias gubernamentales, tanto nacionales como internacionales, por lo que han diversificado sus prácticas y se han transformado en feministas que integran el movimiento propiamente dicho; quienes participan en los organismos gubernamentales, tanto para la superación de la mujer como en el terreno de la política formal; quienes desarrollan y promueven proyectos enfocados hacia las mujeres; aquellas que dentro de los partidos militan en el ámbito legislativo con objetivos de género y las académicas que asesoran con sus análisis a todas éstas. Por otro lado, han aparecido organizaciones políticas femeninas cobijadas por los partidos políticos y promovidas por algunas feministas con trayectoria en la política (mujeres que, debido a su doble militancia, accedieron a las cámaras); el Grupo Plural, que trabajó en un proyecto de reforma a la ley sobre delitos sexuales que hasta 1999 vio la luz; la "acción afirmativa"51 para las mujeres, y la campaña Ganando Espacios, establecida para incrementar el número de mujeres en las representaciones políticas y en los cargos de decisión. La propuesta de reforma electoral presentada en 1993 52 recogió la recomendación de establecer un porcentaje de participación de 30 mujeres candidatas en las listas de los partidos políticos a puestos de elección popular. Ello no se ha traducido a la realidad, ya que en las cámaras el número de mujeres ha disminuido respecto a años ante-

López García con el título de "Bitácora de la Mujer". Enumerar las múltiples organizaciones que existen no es el objetivo de este trabajo. 51 Las acciones positivas son medidas de carácter temporal, que se asumen a efecto de construir condiciones de equidad en la sociedad entre hombres y mujeres.

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riores: en la Cámara de Diputados de 500 miembros, 93 son mujeres; en la Cámara de Senadores, de 128 representantes, 21 son mujeres; la Asamblea Legislativa es la que tiene un mayor nivel de representación popular de mujeres con 17 legisladoras de un total de 66 asambleístas. 53 Ahora bien, el último experimento, que por lo nuevo no se puede aún aquilatar, es el de la agrupación política nacional feminista, Diversa, con registro del Instituto Federal Electoral (IFE) desde abril de 1999, que pretende incluir en las plataformas de los partidos políticos una agenda feminista en la que realmente se negocien, entre otras cosas, políticas y leyes que garanticen la igualdad de oportunidades y de trato para las mujeres. Otras agrupaciones feministas buscan fortalecer la ciudadanía femenina a través de la equidad en la participación y en la representatividad. 54 Con amplia injerencia del Estado dentro del Consejo Nacional de Población, en 1980 se estableció el Programa Nacional de Integración de la Mujer al Desarrollo (PRONAM). En 1983 se estableció la Comisión Nacional de la Mujer, "creada con el objeto de dar cumplimiento a los objetivos establecidos en el Plan de Acción gubernamental y al Programa de Acción orientado a la mujer" .55 En 1994 este organismo quedó a cargo de la Secretaría de Gobernación y fuertemente constreñido a las decisiones del Ejecutivo Federal, con muy poco margen de acción y decisión. El Programa Nacional de la Mujer 1995-2000 quedó conformado como un instrumento gubernamental para impulsar acciones que promovieran la participación equitativa de hombres y mujeres en el desarrollo como parte integrante del 52 "Los partidos políticos promoverán, en los términos que determinen sus documentos internos, una mayor participación de las mujeres en la vida política del país, a través de su postulación a cargos de elección popular", Reforma al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, artículo 175, fracción III. 53 La Jornada, 28 de junio de 1999. 54 Las comisiones de Equidad y Género del Congreso de la Unión y de la Asamblea de Representantes del D. E, son algunos logros con clara influencia feminista. También hay organizaciones como Agrupación Política Feminista, Mujeres en Lucha por la Democracia, Red Nacional de Abogadas, Coordinación Nacional de Mujeres de Organismos Civiles por un Milenio Feminista, etcétera. 55 Alicia 1. Martínez, op. cit., 1993, p. 113.

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Plan Nacional de Desarrollo y en el mismo sentido se establecieron comisiones de la mujer en las diversas instancias gubernamentales y entidades federativas. Fue hasta 1998 cuando se "creó la Comisión Nacional de la Mujer (CONMUJER) como un organismo des concentrado de la Secretaría de Gobernación, encargado de promover la ejecución, evaluación y seguimiento del PRONAM, tanto en la Administración Pública Federal como en los programas estatales" .56 Desde 1997 funciona el Programa para la Participación Equitativa de la Mujer en el Distrito Federal (PROMUJER) dependiente del Gobierno de la Ciudad de México, compuesto por un consejo de expertos provenientes de instituciones académicas, ONG, partidos políticos y autoridades. Actualmente, en las 16 delegaciones del Distrito Federal se han establecido Casas de Mujeres. En 1998 se conformó el Parlamento de Mujeres de México "con el fin de elaborar propuestas legislativas que contribuyan a eliminar todas las formas de discriminación de género y promover políticas y acciones gubernamentales que garanticen la aplicación de leyes y programas hacia las mujeres en rubros como salud, educación, trabajo, cultura, alimentación y políticaY La Asamblea Nacional de Mujeres para la Transición a la Democracia, que agrupa alrededor de 60 organizaciones y funciona también desde 1994, el Foro Nacional de Mujeres y Políticas de Población, surgido desde la IV Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo que tuvo lugar en El Cairo. 58 Si bien el panorama se vislumbraba alentador para muchas de las propuestas feministas, la irrupción en la vida nacional, en 1994, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) evidenció la pobre respuesta que el feminismo mexicano tenía para las indígenas. La cuestión indígena se colocó en la agenda nacional, aunque la situación específica de la mujer india siga sin contar con el espacio suficiente. "Si esto sucede en el plano político, en el jurídico encontramos que si bien existen una serie de nor56 57

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fem, agosto de 1999, p. 9. la Jornada, 8 de marzo de 1998. cft. http://www.laneta.apc.org/foropob/nnantecedentes.html

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mas internacionales, constitucionales y legales relativas a los derechos de la mujer en general, continúa ausente la indígena con su doble problemática: la de género y la de pertenencia étnica".59 Fue por ello que rápidamente las organizaciones feministas comenzaron a reflexionar sobre el género a partir de la diversidad y de la asimetría patriarcal que estos grupos enfrentan y a trabajar conjuntamente con las indígenas en torno a la Ley Revolucionaria de las Mujeres. 6o CONCLUSIONES

¿Qué tanto ha logrado incidir el movimiento feminista en el cambio de mentalidad de la mayoría de las mujeres? ¿Han sido las tácticas y las estrategias las correctas para incorporar a un mayor número de éstas al cambio? Hay muchas respuestas que nos obligan a repensar al movimiento como en constante renovación, construcción y adaptación a las necesidades que las mismas mujeres están exigiendo. El respeto al cuerpo, los derechos reproductivos, el derecho a la educación y al trabajo, el salario justo, y la igualdad social junto al derecho de ser reconocidas como diferentes, son aún asignaturas pendientes para la mayoría de las mexicanas. Por ello hay que seguir poniendo el dedo sobre el renglón para alcanzar la ansiada equidad. Si bien puede decirse que en otros países los diversos movimientos han conseguido cambios y transformaciones considerables, en México, un país machista, mayoritariamente católico y tradicionalista, el que el feminismo subsista es un logro ya de por sí, pero además que haya integrado a mujeres con intereses feministas al ámbito público, que se hayan establecido agrupaciones con clara influencia feminista, que haya organismos con perspectiva de género y que en el lenguaje se ponga el acento en la diferencia 59 Magdalena Gómez, "Mujeres indígenas, iguales y diferentes", en LaJornada, 8 de marzo de 1999. 60 Cfr. "Ley revolucionaria de las mujeres", en El Despertador Mexicano, órgano informativo del EZLN, San Cristóbal de las Casas, Chiapas, 1 de enero de 1994.

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sexual, demuestra que la lucha ha incidido en la vida cotidiana, así como en la política formal y en alguna medida en la toma de decisiones. No obstante, continúan los rezagos, todavía se debe luchar por el respeto a la diversidad y a la tolerancia, en contra del hostigamiento y la violencia hacia las mujeres y por una infinidad de derechos no adquiridos. Las mujeres herederas del feminismo de los setenta, participan en las luchas reivindicativas de los y las indígenas de Chiapas y de todo el país, en las elecciones democráticas por el gobierno de la ciudad capital. Contribuyen dando fe de los procesos electorales y en las discusiones por cambiar leyes discriminatorias en la Cámara de Diputados y en la Cámara de Senadores. Además, no debemos olvidar que en la protección de los derechos humanos, el papel de las mujeres resulta indiscutible. El movimiento feminista tiene treinta años de incidir en la vida nacional, la utopía democrática que sigue planteando aspira a establecer nuevas relaciones sociales donde la diferencia no signifique desigualdad y en última instancia, donde sea posible definir una práctica política para las mujeres en que estén representados sus intereses y reividicaciones de género.

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TRES DÉCADAS DE NEO FEMINISMO EN MÉXICO EL! BARTRA

UAM-Xochimilco

Treinta años es mucho tiempo para una persona y muy poco para la historia. Intentaré ofrecerles unos cuantos jirones de mi pensamiento sobre el periodo de neofeminismo que se ha vivido en México en las postrimerías del siglo xx. Antes que nada me parece necesario explicar el concepto de neofeminismo, ya que no he visto que se haya utilizado con anterioridad. El feminismo de la llamada nueva ola es aquella lucha de las mujeres por sus derechos que resurgió en la década de 1960 y principios de 1970; éste representa una continuidad del que existió a finales del siglo XVIII y con grandes bríos en el XIX Y la primera mitad del xx. Ese feminismo se caracterizaba por la lucha a favor de los derechos políticos y sociales de las mujeres, con especial énfasis en el derecho de voto, de ahí el nombre de sufragistas que recibieron aquellas luchadoras. El nuevo feminismo representó una rebelión por otros muchos derechos, incluidos los de carácter estrictamente político que existen en la letra, más no defacto. Pero, más allá de la lucha por una igualdad de derechos políticos y sociales (que pronto se convertiría en una lucha por la equidad más que por una igualdad, ya que hombres y mujeres no somos iguales sino diferentes y se requiere de un respeto a la diferencia), en esta nueva ola se dio un vuelco significativo, un cambio de fondo en la medida 45

en que se acentuó la lucha por la conquista de la libertad sobre el propio cuerpo. Se ha luchado incansablemente por la despenalización del aborto en cuanto que representa la libertad elemental de decisión sobre el propio cuerpo; se reivindicó la sexualidad femenina con formas de placer propias y específicas; se pusieron de manifiesto, en fin, toda clase de abusos sobre el cuerpo femenino que van desde la denuncia de la utilización de la mujer como un mero objeto sexual y llega hasta la violaCión. Por otro lado, en este feminismo se da un desarrollo, sin precedentes, de la teoría y esto también es nuevo. A partir de 1960, como iremos viendo, se presenta una multiplicidad de características nuevas dentro de las luchas de las mujeres que permiten denominarlas neofeminismo. Mi interés es el de aportar elementos que ayuden a entender la historia del movimiento feminista de los últimos treinta años. Los PRIMEROS AÑos El movimiento feminista de la década de 1970 se caracterizó por su espontaneidad, por sus manifestaciones escandalosas y por la militancia a través de pequeños grupos. Por un lado, se desarrolló una labor de toma de conciencia, un intenso trabajo hacia adentro, tanto del movimiento como de cada mujer participante en lo individual y, por el otro, se llevaron a cabo acciones públicas que hacían mucho ruido y fueron extremadamente espectaculares. Un grupo de una treintena de mujeres era el total de lo que se auto denominó Movimiento de Liberación de la Mujer en México en 1975. Pero, dada su capacidad de llamar la atención y, debido también a la realización de la Conferencia del Año Internacional de la Mujer, éste tuvo una auténtica presencia, no digo de movimiento masivo porque nunca lo ha sido, pero sí tenía una voz propia y sobre todo un grito que se hacía oír. Lo primordial en los años setenta fue el descubrimiento de la existencia de algo que se llamó "la condición de la mujer"; la década estuvo marcada por el hecho de que algunas de ellas se percataron de su inferioridad social y surgió la imperiosa necesidad de comunicar a la mayor cantidad de gente posible esa "noticia". Las mujeres se dieron cuenta de que la subalternidad

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no era, pues, personal, individual, sino colectiva. Antes, cada una pensaba que sus problemas eran estrictamente personales, pero al comunicarse entre ellas descubrieron su carácter social. Ahora bien, la forma en que cada una iba despertando se dio de muy diversas maneras. Es preciso no olvidar que el movimiento surge en el seno de la clase media más o menos ilustrada y que, por lo tanto, frecuentemente las ideas sobre la inferioridad social llegaron por la vía intelectual. A través de la razón llegaban al estómago, al corazón; y en muy contadas ocasiones el camino fue a la inversa; es decir, de lo sentido, de lo sufrido, a la razón. Con frecuencia, aunque no siempre, las mujeres empezaban por querer saber qué es lo que andaba mal con su género, qué era esa cuestión de la inferioridad y de la discriminación de la que oían hablar y luego las sentían en carne propia. Es decir, quienes integraban el movimiento, en general, no habían sufrido lo más brutal de la opresión machista, no habían sido víctimas de violación o de golpes del marido y no peligraba su vida en abortos clandestinos, mal practicados; ellas tenían la posibilidad de abortar en buenas condiciones de salud e higiene. Eso sí, todas habían padecido el hostigamiento sexual en las calles de la gran ciudad y muchas otras formas de discriminación, aunque no se tenía plena conciencia de ello. El movimiento, en esos años, creció poco en números absolutos, pero esparció las ideas por muchos rincones, sembró semillas que años después germinarían. Otra característica fundamental en esa década fue la autonomía. Se enfatizaba el carácter autónomo del movimiento de liberación de la mujer frente a todo, a los partidos políticos, a los sindicatos, a otros grupos y organizaciones y, también, al colectivo de los varones. No podían entrar hombres a formar parte del movimiento o participar en las reuniones. Las mujeres reclamaban el derecho a estar en ese pequeñísimo espacio sin ellos. Se decía que si ellos querían ser solidarios, lo principal era que guardaran su distancia, que no trataran de inmiscuirse directamente y respetaran el derecho a la autonomía. Que si querían ayudar las dejaran solas y no estorbaran. También hubo feministas que practicaban la doble militancia, o sea, pertenecían al movimiento autónomo y al mismo tiempo a algún partido político o sindicato. Además existieron, al igual que en cualquier corriente

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revolucionaria, quienes pensaban que era conveniente "infiltrarse" en el partido oficial o en el gobierno para poder impulsar, desde ahí, las ideas feministas; se trata de la conocida táctica del "entrismo". En general, estas personas fueron simple y llanamente cooptadas. A mediados de la década de 1970 se levantaron las tres banderas de lucha que habían sido fundamentales en el movimiento de liberación de la mujer a nivel mundial: despenalización del aborto, contra la violación y en defensa de las mujeres golpeadas. Cada una de estas cuestiones ha tenido una historia particular que ya ha sido descrita en diversos espacios.! Las mujeres siguen sin contar con la posibilidad de un aborto libre y gratuito; sin embargo, por lo que se refiere a las otras dos cuestiones se han dado grandes avances tanto en el campo de la conciencia y por lo tanto en el de la denuncia, como en el del castigo a violadores y a golpeadores. El feminismo de los años setenta estuvo muy emparentado con la desobediencia civil, al igual que el movimiento estudiantil de 1968. Con suma frecuencia se ha dicho que el feminismo de la nueva ola tiene como antecedente directo al movimiento estudiantil del 68, así como al movimiento por los derechos civiles y el black power en Estados Unidos. Lo que resulta evidente es que las mujeres desempeñaron un papel secundario durante el movimiento estudiantil mexicano de 1968 y ese hecho fue un elemento que contribuyó al despertar de la conciencia de la inferioridad, de la subalternidad femenina. De manera directa la influencia se dio por el hecho de que quienes iniciaron el movimiento de liberación de la mujer, habían participado en el movimiento estudiantil o habían estado cerca de él y se percataron del papel de comparsas que desempeñaron. De manera indirecta, la influencia de todos los movimientos sociales mencionados se vio plasmada en la rebeldía de la juventud, en la desobediencia civil. Al igual que los movimientos estudiantiles de la década de 1960, el feminista no estaba estructurado, con declaraciones de principios, ni tácticas ni estrategias de lucha cuidadosamente reflexionadas. Era una revuelta 1

Véase mi artículo "Mujeres y política en México: aborto, violación y mujeres golpeadas",

1992.

que se iba dando de manera improvisada y espontánea, como ya he dicho. Sin embargo, muy pronto aparecieron discrepancias sobre las distintas posibilidades que se abrían en cuanto a formas de proceder, en cuanto a cómo llevar a cabo la lucha. Ya en 1976 aparece la necesidad de crear algún órgano de expresión y de comunicación, ante lo cual se presentaron diferencias en el seno del movimiento. Algunas querían sacar una publicación, otras pensaban que era prioritario organizar un movimiento de masas. Salieron publicaciones, efímeras, que pasaron como cometas por el firmamento del feminismo mexicano, una se llamó La Revuelta, otra Cihuat; pero, de hecho, ni se sacó una publicación que permaneciera, ni se formó un movimiento de masas en términos clásicos. ¿Cuál es la razón? Probablemente las feministas eran unas cuantas y no tuvieron la capacidad humana, intelectual, política o de la naturaleza que fuera, para crear tanto un movimiento de masas (en el cual tal vez no creían de todas maneras porque se pensaba en otra forma de hacer política, en otra forma de organización) como publicaciones sólidas y duraderas. También hay que señalar que las publicaciones feministas comparten lo que sucede en el país en general; en esta nación las publicaciones se caracterizan por su carácter efímero, en realidad son poquísimas las que permanecen por muchos años. ¿Qué fue lo que se creó entonces? De hecho, es interesante señalar que la publicación feminista que se ha mantenido por más de veinte años, la revista mensual fem, salió de unas cuantas mujeres que no estaban propiamente dentro del movimiento, sino más bien en la academia y en la cultura. Y el movimiento de masas se ha conformado, pero con las características propias de un movimiento distinto. Es una organización horizontal que se va extendiendo como una red de vasos comunicantes. El Movimiento de Liberación de la Mujer (MLM) fue el grupo más importante que sirvió para sentar las bases de conciencia neofeminista en el país. A partir de ahí fue creciendo y multiplicándose hacia mil y un lados durante la década de 1980. No es que el MLM fuera el primer grupo que existía en esta última ola de feminismo, antes de éste, dentro del neofeminismo, sólo estaba Mujeres en Acción Solidaria (MAS) de corta existencia, sino

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que, a mi modo de ver, fue el más significativo porque es el que tuvo más presencia, más empuje, más compromiso, más cohesión y porque la mayoría de sus integrantes ha permanecido en la lucha. Sin embargo, otras al parecer se olvidaron casi por completo de que algún día fueron feministas; seguramente resulta más fácil ser radical a los 20 años que a los 50. La década de los setenta es, pues, la época del despertar, de la toma de conciencia, de la búsqueda, a veces a tientas, y el periodo de más efervescencia, sin lugar a dudas. Las acciones, sin embargo, se limitaron en gran medida a la expresión, al grito. Romper el silencio era la consigna. Resultaba importante manifestarse; hablar en público, en distintos foros; escribir y publicar donde se pudiera, salir a la calle. Y la verdad es que pocas mujeres hacían mucho ruido. Indudablemente que aparejado a esto lo fundamental era cambiar, en la medida de lo posible, las condiciones de vida de cada una de las mujeres, transformar la esfera doméstica, la laboral, la sexual. Como la mayoría de los temas que se trataban eran inéditos en el país, varias de las cuestiones que se decían sobre la opresión de las mujeres tenían gran impacto, pero cuando se trataban en público cosas que eran, o parecían, nuevas, lo tenían aún más. Se ponía el acento en cuestiones de sexualidad y ese tema es siempre candente. Se "descubrió" la existencia del orgasmo clitoridiano y así se decidió luchar contra la tiranía del orgasmo vaginal y se cayó, casi inadvertidamente, en una nueva tiranía: la del orgasmo clitoridiano. Por las formas diferentes de organización y de manifestación, por la temática novedosa en torno a la inferioridad de las mujeres y por abordar la problemática de su sexualidad de manera pública, se produce la gran resonancia de las actuaciones de esos primeros años. El hecho de ser un movimiento de la clase media, por un lado, y de estar fuertemente influido por el anarquismo, el marxismo o el socialismo, por el otro, llevaba consigo, en muchos casos, un sentimiento de culpa que había que remediar. Una culpa ante los privilegios de clase frente a las mujeres de los sectores más desprotegidos. De ahí que se buscara el acercamiento con mujeres de otras clases sociales y de que surgiera el feminismo popular que dominó la escena durante los ochenta. 66

EL

FEMINISMO POPULAR

La década de 1980 se caracterizó por la multiplicación de los grupos y por el acercamiento del feminismo a otras clases sociales. El movimiento creció. Las feministas de la clase media se volcaron a trabajar con mujeres obreras y campesinas. Se creó el feminismo popular vinculado con el movimiento amplio de mujeres y ello dominó durante toda la década. En 1988, cuando se llevó a cabo el IV Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe en Taxco, se vio sellado por el enfrentamiento entre el movimiento amplio de mujeres y las pocas feministas autónomas (de "hueso colorado") que no trabajaban con el movimiento amplio de los sectores populares. Sin embargo, aún se mantenía la resistencia ante lo inminente de la institucionalización y se manifestaba en los Encuentros Feministas Latinoamericanos y del Caribe. Es en ellos donde se intentaba cargar las pilas de la crítica y la revuelta de las feministas. Pero lo radical iba en franca retirada. El feminismo pierde poco a poco su capacidad de constante impugnación, su papel de conciencia crítica. La respuesta espontánea y rebelde ante las manifestaciones más aberrantes del machismo se adormeció y, en cambio, las energías se invirtieron en ayudar a las mujeres de los sectores populares. El movimiento se convirtió, así, en un feminismo asistencialista. Su trabajo fundamental estuvo dirigido a apoyar a las mujeres violadas, a las golpeadas; se proporcionaba información, asesoría legal, médica y psicológica. Después del sismo de 1985 las feministas también se vincularon con las obreras que organizaron el sindicato de costureras" 19 de septiembre". Es asimismo en esta época cuando se inicia el proceso de "oenegeización" y de institucionalización del feminismo que es lo que va a caracterizar al movimiento en los noventa. La "oenegeización" es la transformación del movimiento feminista en una multitud de organizaciones no gubernamentales (ONG), donde se institucionaliza, así como la creación de una gran variedad de organismos gubernamentales que trabajan para las mujeres. Las ONG se crearon principalmente con financiamiento internacional -europeo y estadounidense- y una que otra con base en la filantropía de gente de dinero.

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La lucha por la despenalización del aborto quedó congelada junto con la propuesta de ley de maternidad voluntaria que se entregó a la coalición de izquierda para que, a su vez, fuera presentada en la Cámara de Diputados en 1979. Ahí duerme en algún cajón. Se avanzó muchísimo en el terreno de la legislación para aumentar la condena a los violadores. La violación se persigue de oficio y éstos, en la letra, no pueden salir libres bajo fianza. La violación representa, no hay que olvidarlo, un atentado contra la propiedad privada de algún hombre -las mujeres generalmente "pertenecen" a un hombre, llámese marido, hermano, padre, amante o novio- yeso hay que castigarlo. Las diputadas lograron también que el hostigamiento sexual fuera considerado un delito. Por un lapso de 15 años no se notó que hubiera un crecimiento del feminismo entre las mujeres jóvenes. Al principio no llegaba a la juventud sino que eran mujeres de las mismas edades que las que habían iniciado el movimiento a principios de 1970, las que se iban incorporando a los grupos no gubernamentales y a los gubernamentales. Durante toda la década de 1980, cada vez que se hacía una reunión feminista se constataba una y otra vez, que asistía siempre más o menos la misma gente y si había nuevas mujeres, no eran jovencitas de 20 años. La razón por la cual las jóvenes prácticamente no se sumaron al movimiento feminista durante esta década, nadie la sabe bien a bien. Sin embargo, creo que hay una cuestión que quizá contribuye a explicar este fenómeno. Los y las jóvenes, en general, son rebeldes y les gusta manifestarlo. Cuando el movimiento fue una clara expresión de la rebeldía de mujeres jóvenes, éstas crearon el movimiento en los años setenta, en la medida en que los grupos se volvieron menos belígeros, menos radicales, menos rebeldes, a las jóvenes no les interesó. La cuestión es que toda la generación que nace de padres sesentaiocheros es relativamente apolítica, carece de interés por las luchas políticas y sociales en general y, por lo tanto, por el feminismo. y si no hubo un relevo generacional en el movimiento, éste tampoco se dio en las instituciones, por ejemplo, en la academia. No es sino hasta mediados de la década de 1990 cuando se empieza a dar la incorporación

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de jóvenes, hombres y mujeres. Se forman varias ONG mixtas e incluso alguna sólo de hombres como el Colectivo de Hombres por Relaciones Igualitarias A. C. (CORIAc). En algunas acciones públicas, como en el Congreso Feminista por el Cambio Social, organizado en 1996, se vio una fuerte presencia de jóvenes. También ha empezado a darse el relevo generacional en las instituciones académicas, ya que nos estamos percatando de la entrada de feministas más jóvenes.

EL

EMPODERAMIENTO

No hay ninguna duda de que la participación de las mujeres en la vida pública del país ha ido en aumento en los últimos veinte años, como resultado, en buena medida, del movimiento feminista. Cada día hay más mujeres en puestos de dirección, cada día tienen más poder. De qué manera lo ejercen, aún está por analizarse. No se ha podido determinar si existe una forma propiamente femenina de ejercer el poder. También dentro de las ONG feministas se ejerce el poder y, a su vez, las organizaciones detentan un cierto poder en la sociedad. Hay unas más poderosas que otras que, además, en general son las que cuentan con más recursos financieros. En la década de 1990 es cuando el feminismo se institucionaliza plenamente en organismos gubernamentales, no gubernamentales y en la academia. Había entrado en esta última en años anteriores, pero es en esta época en la que cobra un cierto poder y se puede decir que, de alguna manera, se legitima. Esto significa, al mismo tiempo, que se produce el fenómeno de profesionalización del feminismo. Surgen las feministas profesionales: trabajan para el feminismo y sobreviven gracias a él. Durante los primeros años, se vivía para la lucha feminista, en los noventa se puede vivir de ella. La institucionalización lleva consigo, además, un proceso de burocratización. Las ONG y los organismos gubernamentales que trabajan para las mujeres tienen sus secretarias que toman los recados, hacen las citas, contestan el teléfono y generalmente no saben nada de feminismo, sólo sirven

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de intermediarias entre las "dirigentes" y el resto del mundo. Se ha creado una élite de feministas que son buscadas para que participen ahí donde se necesita la voz del feminismo: prensa, radio, televisión, conferencias, mesas redondas. Tanto en las organizaciones no gubernamentales como en las gubernamentales y en la academia se ha establecido una jerarquía entre las mujeres cada vez más acentuada. Esto representa una gran diferencia con el feminismo de los setenta, cuando se estaba en contra de la existencia de dirigentes y en contra de las jerarquías. Al final de esta década se puede percibir un repunte de la combatividad de las feministas. Han vuelto a abrir la boca y a poner puntos sobre las íes. También se observa un incremento en el interés de las jóvenes por el feminismo. El feminismo en México, a fin de siglo y de milenio, es una corriente de opinión (integrada por muchas voces discrepantes) que se expresa en los medios masivos de comunicación, en el gobierno, en libros y revistas, en las aulas de las universidades de todo el país, en el cine, en las artes plásticas, en la literatura ... , es también un movimiento convertido en decenas de ONG y de asociaciones políticas. EL FEMINISMO ES POLÍTICO

La lucha feminista siempre ha sido fundamentalmente política. El feminismo es también una filosofía política. La lucha por el derecho a la ciudadanía de las mujeres se remonta a la Revolución francesa, con Olympe de Couges y su texto Los derechos de la mujer y de la ciudadana (1791), ya que en la Declaración de los derechos del hombre de 1789 se les "olvidó" incluir a las mujeres. Si bien en los inicios del neofeminismo se hablaba de que lo personal es político y, por lo tanto, la opresión de las mujeres es un asunto político, tres décadas después hay quienes plantean el quehacer de las feministas como una lucha propiamente política en términos de real polítik, de la política formal. "Lo personal es político", significa que las vidas domésti70

cas de las mujeres y las opresiones que padecen tienen que ver con relaciones de poder, con el poder que detentan los varones sobre éstas dentro de un sistema de privilegios que se llama patriarcado. Los embarazos son cuestión personal pero, a su vez, están relacionados con las políticas públicas, las políticas de salud, las demográficas ... y el aborto, igualmente. El feminismo (o los feminismos) representa el enfrentamiento con el sistema patriarcal, es la lucha por destruirlo; tiene su razón de ser porque persigue la transformación económica, política, social, ideológica, psíquica y sexual de las mujeres. Estos cambios buscan el mejoramiento, el enriquecimiento, pero a su vez significan un paso más en el proceso general de "humanización" del ser humano. Es una lucha civilizatoria por excelencia, como lo es toda defensa de los derechos humanos; es una lucha contra la barbarie, la injusticia irracional, la animalidad que manifiestan, aún hoy en día, unas personas sobre otras. Con la creación de la asociación Diversa en 1997 y la obtención de su registro como agrupación política en el Instituto Federal Electoral en 1999 se dice que "el movimiento feminista se adentra en el terreno de la política, de las propuestas fundamentales, de las alianzas y negociaciones; en suma, de la lucha por el poder".2 Ésta es otra vuelta de tuerca, nada más. El feminismo siempre ha tenido que ver con lo político y la política; sin embargo, la diferencia radica en que ahora se crea una asociación que se dedica, por entero, a hacer política en el sentido tradicional del concepto. EL DEBATE SOBRE EL ABORTO O LAS NUEVAS CORTINAS DE HUMO

En 1998 hubo un intento, cuya iniciativa surgió del gobierno, de entablar un debate nacional sobre la despenalización del aborto. Se escucharon unas cuantas voces, pero las más fuertes y furibundas fueron las de los antiabortistas de Provida (que en realidad deberían llamarse pro-embrión). Las feminis-

2 Alejandro Brito, "dNERSA: el segundo despertar de la política feminista" en Letra S, México, 4 de febrero de 1999, p. 5.

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tas han repetido hasta la saciedad la necesidad de despenalizar el aborto, por razones de salud pública y, sobre todo, para que recaigan en las mujeres las decisiones sobre el propio cuerpo. La ultraderecha también ha repetido hasta la náusea que ellos defienden la vida ante todo. ¿Cuál vida? ¿La de un posible ser humano?3 El aborto se irá despenalizando poco a poco, por necesidades inherentes a las políticas de población y por razones de salud pública. Mucho habrán tenido que ver las luchas de las feministas desde las primeras décadas de este siglo, a todos los niveles, y en particular las que se llevan a cabo en la actualidad en el seno de las asociaciones y los partidos políticos e instancias del gobierno del Distrito Federal; sin embargo, aparecerá como una iniciativa de arriba, del gobierno, como sucedió con el derecho a votar. Después de varios años de luchas y presiones, doña Amalia Caballero de Castillo Ledón, una de las sufragistas más destacadas de México, funcionaria pública y diplomática, quien entre otros cargos tuvo el de presidenta de la Comisión Interamericana de Mujeres en 1948, habló con el candidato a la presidencia Adolfo Ruiz Cortines y le pidió que otorgara el voto a las mujeres (muy a la mexicana). Se le dijo que sí como no, pero que tenía que conseguir 500 mil firmas solicitándolo. Ella, a través de la Alianza de Mujeres de Mexico, las juntó y el ya presidente concedió el derecho a votar y ser votadas en 1953. 4 Tal vez si algún día, un candidato menos retrógrada llega a la presidencia de la República, alguno que ya no tema perder millones de votos de las "buenas conciencias" del país por aventurarse a despenalizar el aborto, quizás entonces, se logre. La cuestión de la despenalización del aborto sigue pendiente tras varias cortinas de humo. Tan importante como el derecho a votar es el derecho

3

Véase un excelente artículo de Richard Seid sobre el aborto, "El tema del aborto",

enfem, México, año 23, núm. 195, junio de 1999, pp. 6-1l. 4 Para una historia del otorgamiento del voto a las mujeres en México véase el artículo de Enriqueta Tuñón, "La lucha política de la mujer mexicana por el derecho al sufragio y sus repercusiones", en Carmen Ramos (comp.), Presencia y tramparencia: la mujer en la historia de México, México, El Colegio de México, 1987, pp. 181-189.

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sobre el propio cuerpo. Eso mismo, lo que representa en cuanto a poder de decisión, es justamente una de las razones por las que aún no se ha despenalizado. "TODAS LAS MUJERES DEBERÍAN SER FEMINISTAS"

La nueva generación, la de las niñas de hoy, presenta características un tanto distintas de la generación de las jóvenes de más de 20 años. Las ideas feministas y antimachistas, mal que bien, se han ido colando por muchos resquicios. De manera espontánea el comentario frecuente de estas niñas es: "Todas las mujeres deberían ser feministas ¿o no?" Es el sentido común puesto en boca de las pequeñas. "Los niños y los borrachos dicen la verdad", reza el dicho popular, por eso mismo cuando tienen seis años les parece de lo más extraño que se diga Día del Niño, ya que ellas automáticamente preguntan: "¿Y de las niñas, qué?" Un poco más grandes ya les parece totalmente "natural" que se diga de esa manera, "ahí estamos incluidas nosotras", expresan convencidas. Sin embargo, se nota que ciertas cuestiones aparentemente insignificantes del lenguaje, que eran una preocupación únicamente del feminismo, han permeado de tal manera la sociedad que aparecen como "normales". Hace apenas unos pocos años, el Presidente de la República se dirigía al pueblo diciendo "mexicano" y punto. En la actualidad tiene mucho cuidado en decir siempre "mexicanos y mexicanas", "ciudadanos y ciudadanas". Esto tiene que ver con las mujeres de los sectores populares que participaron en el Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe de Taxco, en el cual salió a la luz la clara diferencia entre las feministas y las mujeres del llamado movimiento amplio. Estas últimas, al percatarse de la situación, gritaban: "Todas somos feministas". DE LAS DIFERENCIAS

A casi treinta años de feminismo en México, podemos observar una nota dominante que sella todo cuanto se refiere a las mujeres en lucha por sus derechos: la noción de diversidad. Se sabe de las diferencias entre hombres 73

y mujeres, pero más que eso se subrayan las diferencias entre las propias mujeres y entre las feministas. Lo cual produce una enorme diversidad. En estos últimos tiempos llegan los vienros de la posmodernidad, el poscolonialismo, el multiculturalismo e incluso del posfeminismo y nos ponemos a bailar a ese son. Cuando en la década de 1970 se empezó a manejar la noción de diferencia dentro del movimiento feminista, representó un gran paso teórico y político frente a la idea de igualdad de la que se había hablado hasta entonces. Diferencia o igualdad respecto a los hombres. La lucha de las sufragistas era por la igualdad de derechos y, en particular, por la igualdad de derechos como ciudadanas con la posibilidad de votar y ser votadas. Esa lucha era también por una democracia. Una vez obtenido el derecho al voto la lucha feminista quedó semicongelada por algunos años. Décadas más tarde, el neofeminismo rechazó la idea de la igualdad entre los sexos y apostó por la diferencia, y por el respeto a la diferencia. Las mujeres ya no queríamos ser como los hombres, somos diferentes: un género distinto con similitudes entre todas las mujeres, una opresión y una discriminación por el solo hecho de ser mujeres. A finales de 1980 se empezaron a señalar las diferencias más que las semejanzas entre las mujeres. Con base en las distintas experiencias de vida, en la clase social a la que se pertenece, en el color de la piel, en el idioma o la preferencia sexual, en función del país, la región o el barrio en que se nace, todas las mujeres son diferentes entre sí. Sin embargo, el hecho de buscar las especificidades de cada una o de cada grupo para conocerlas mejor no debería ser una razón para negar lo común como género. Pienso que se puede hablar de un punto de vista feminista general que está anclado en lo que comparte todo el género femenino: hay un común denominador de opresión por género. Por supuesto que luego las diferencias entre ser negra, india o blanca, pobre o rica, añadirdn opresiones y discriminaciones, pero no por ello se puede negar la opresión común, la condición de subalternidad social compartida. El primer problema que aparece ante esta teoría de las diferencias es el que se muestra al intentar analizar los procesos de dominación. ¿Quién

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oprime a las mujeres indígenas mexicanas? ¿Los hombres de su grupo? ¿Los hombres mestizos? ¿Los blancos del propio país? ¿Los blancos de los Estados Unidos? ¿De qué manera reciben la opresión, la dominación de género? Lo mismo se puede decir de las negras estadounidenses. Si existe una metodología feminista negra, ¿cómo se estudia la dominación desde ahí? ¿Sólo en su especificidad? ¿Es diferente la discriminación sexista hacia una mujer negra que hacia una mujer blanca? Si el hombre se emborracha y golpea a su mujer, ¿importa el color de su piel? Las mujeres de Gran Bretaña son "igualmente" golpeadas que las mujeres indígenas de Chiapas. Si una mujer es violada, el color de la piel Y su preferencia sexual no modificará el hecho de la violación en sí misma aunque, sin duda, lo que cambia es lo que se da alrededor de ella: las actitudes de la gente, el proceso judicial, etcétera. La ley que penaliza abortar es también para todas las mujeres. Ante tal situación aparecen algunos serios problemas. La filósofa feminista estadounidense Sandra Harding,5 entre otras, llega a decir, con base en la afirmación de Hegel de que la relación amo/esclavo se puede entender mejor desde el punto de vista de las actividades de los esclavos, que el punto de vista feminista es mejor (se refiere a más feminista, más revolucionario) desde las mujeres negras o indias que desde las blancas. Si lo que tratamos de entender es la relación amo/esclavo, de acuerdo con la misma lógica de Hegel, lo que esto significa es que, dentro del sistema de dominación hombre/mujer, las mujeres están en mejor posición que los hombres para entenderla. Pero esto no quiere decir que necesariamente una mujer india la va a entender mejor que una europea o de origen europeo. La mujer india va a entender mejor, probablemente, su opresión especifica como mujer y como india, lo cual es distinto. Si una mujer europea blanca es violada por un árabe moreno, ¿quién es el amo (a) y quién es el esdavo(a)? Esa forma de pensar quizá refleja una especie de sentimiento de culpa de las feministas blancas de los países desarrollados. Ellas fueron, sin lugar a dudas, quienes primero se movilizaron y mostraron la opresión hacia las 5 Sandra Harding, "Rethinking Standpoint Epistemology, What is 'Strong Obj ectivity' ?" , en Linda Alcoff y Elizabeth Potter (eds.), 1993, p. 59.

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mujeres en la década de 1960, con el surgimiento del neofeminismo. Luego, años más tarde, se les echó en cara que eran racistas y homófobas por no haber contemplado, además, las diferencias de raza y de preferencia sexual entre las reivindicaciones y entre los problemas que estaban ventilando. Estas acusaciones a veces se hacen de manera rápida y sin detenerse dos minutos a pensar. Cuando en México las mujeres urbanas, clasemedieras y mayoritariamente mestizas han luchado por despenalizar el aborto no es sólo para su beneficio; a quienes más afecta el aborto clandestino es a las mujeres pobres y las más pobres en este país son las indígenas. Así, aunque no lo parezca, la lucha por la despenalización del aborto beneficia a todas las mujeres, pero a las indígenas más. Por lo tanto, no se puede decir que esa lucha sea indiferente a los problemas de raza y de clase y mucho menos que sea racista. Así, en la segunda mitad de la década de 1990, casi al fin del milenio, tras el hundimiento de los socialismos reales y, tal vez, de los imaginarios, de los muros de piedra y de las cortinas de hierro, las feministas (y los feminismos) se ven acosadas por todos lados. Resulta que ellas han, no sólo, "ido contra los hombres" sino que, además, son racistas, clasistas y, por añadidura, ciegas ante los problemas de las lesbianas. El antifeminismo viene de fuera, pero a veces también de adentro. Si cada mujer habla, piensa y actúa en función de su específico lugar en el mundo, no es posible que haya algo que se llame cultura de las mujeres, ¿o sí? Ciertas corrientes del feminismo de fin de siglo en los Estados Unidos, por ejemplo, afirman que para entender los mecanismos de dominación hombre/mujer hay que pertenecer a una minoría étnica y/o a una clase subalterna, ¿deben guardar silencio las feministas blancas de clase media? ¿Ellas no padecen ninguna opresión como mujeres? O sea, las feministas que no son ni lesbianas, ni negras o indias, ni obreras, ¿tienen algo que decir ante el sistema de dominación hacia las mujeres? Resulta importante para el feminismo reconocer las líneas generales del sistema de dominación hombre/mujer y, a partir de ahí, profundizar en las diferencias específicas por el color de la piel, por la preferencia sexual, por la clase social, por la etnia, por la lengua, por la nación. Pero lo que está 76

sucediendo en algunos países desarrollados, en particular en los Estados Unidos y en Gran Bretaña, es que las feministas, tanto de minorías étnicas como las lesbianas, enfatizan exageradamente el carácter de privilegio en que supuestamente se encuentran las mujeres de origen europeo heterosexuales de las clases medias, y olvidan (hacen invisible) su opresión como mujeres. De un plumazo se han convertido en enemigas pertenecientes a los grupos poderosos y opresores. 6 Por otro lado, justamente por esta cuestión de la importancia política que están adquiriendo las diferencias entre las mujeres, tal parece que se está dando un desfase entre el movimiento feminista y el avance de las teorías filosóficas o científicas. Por ejemplo, sabemos, o mejor dicho intuimos, que existen diferencias entre el arte de las mujeres y el de los hombres, entre el proceso de conocimiento de las mujeres y el de los hombres, y no nos sirve de mucho tomar a un hombre en particular y a una mujer desempeñando esas actividades y compararlos para conocer los procesos generales. O sea, en ciertos campos (como en la teoría feminista del arte) se está apenas intentando conocer cuáles pueden ser las diferencias entre hombres y mujeres, las diferencias genéricas, cuando en otro se acentúan más las diferencias entre las mujeres y se piensa que es una aberración considerar que existe un denominador común en el sistema de dominación hacia ellas. Por supuesto que no existe un conjunto de propiedades fijas, inmutables, esencias no transformables, que tienen todas las mujeres. Eso, sin lugar a dudas, es esencialismo y yo no creo que existan las esencias. Creo que existen cualidades o características fundamentales de los objetos, pero no esencias. Si se piensa en esencias, éstas tienen un carácter eterno, necesario y, además, imnutable. Lo que comparten las mujeres (aparte de las características biológicas) es una similar condición de subalternidad social?

6 Véase por ejemplo Maxine Baca et al., "Los costos de las prácticas excluyentes en los estudios de mujeres", y Patricia Hill Collins, "La práctica del pensamiento feminista negro", en Marysa Navarro y Catherine R. Stimpson (comps.), ¿Qué son los estudios de las mujeres?, pp. 233-252 y 253-312. 7 Véase Susan E. Babbitt, 1996, p. 134.

77

DEL PREFEMINISMO AL POSFEMINISMO

En México si bien, como dije, el feminismo ha ido creciendo no ha llegado ni a la sombra del desarrollo que ha tenido en otros lugares. Una etapa prefeminista es aquella que ignora las diferencias jerárquicas entre hombres y mujeres. En una etapa plenamente feminista se descubre la opresión específica, se reconocen las diferencias y se lucha por una emancipación de todas las mujeres. La era posfeminista sería aquella en la que ya se ha integrado, manipulado, amansado lo combativo del movimiento feminista, es cuando se ha llegado a la etapa de la plena institucionalización y es entonces, también, cuando surgen los feminismos "marginales" que cuestionan todo pero, en primer lugar, están cuestionando al feminismo "dominante" presumiblemente blanco, heterosexual y burgués. En nuestro país vivimos una amalgama de prefeminismo dominante y feminismo marginal, raquítico y tuberculoso en proceso de institucionalización y contagiado por los vendavales del posmodernismo yel posfeminismo del vecino país del norte. De hecho, tal vez aquí vamos a pasar del prefeminismo al posfeminismo sin haber vivido jamás plenamente una era feminista significativa. Desde luego que una de las razones principales de ello, no debemos olvidarlo, es el poderoso andamiaje machista con el que se construyó nuestra sociedad y nuestro imaginario colectivo. En los países desarrollados desde el posfeminismo se mira de manera crítica todo lo realizado por el feminismo de las últimas tres décadas y, sobre todo, a lo no hecho o mal hecho. En México, el pensamiento feminista se ha visto influido por esta ola de posfeminismo y se ha expresado el pesimismo y el desencanto. Junto a esto, en los lugares en donde el feminismo fue más fuerte, se vive un virulento contraataque machista y antifeminista. Se ha detectado un alud de información profundamente antifeminista en los medios masivos de comunicación, encabezados por el cine y la televisión. También ha aparecido este antifeminismo de manera encubierta, muchas veces, de pensamiento progresista. Se considera como algo muy a la izquierda el hecho de criticar el supuesto dogmatismo, el esencialismo, el elitismo, y hasta el racismo, la homofobia y el clasismo y 78

las relaciones de poder dentro del feminismo dominante. Se vive, por ello, dentro del feminismo una situación que se caracteriza por la confusión generalizada, el sentimiento de culpa y la decepción y, ante ello, es preciso redoblar esfuerzos para buscar algunas certezas. La sensación de incertidumbre y de duda reina en nuestros días dentro y fuera del feminismo. Hemos llegado al momento de la tiranía del antidogmatismo. La crítica constante es algo sumamente valioso siempre y cuando no conduzca a la parálisis, si no significa decir que todo lo que se ha hecho y se hace dentro del feminismo está mal. Creo que esta situación, en parte, es el resultado de las constantes batallas libradas contra la lucha feminista; han sido tan fuertes los embates que han logrado resquebrajar al feminismo desde adentro. ¿ACCIÓN POSITIVA O MU]ERISMO?

En la actualidad se ha visto como un imposible crear coordinadoras nacionales que aglutinen a todos los grupos existentes y que empujen, en acciones concretas, los intereses de las mujeres. Sin embargo, anclado en una multitud de grupos de muy diversos colores, sabores, gustos, deseos y formas de trabajo, el feminismo avanza. La idea de "abrir espacios" es una realidad; las feministas los están abriendo por todos lados, cotidianamente; espacios para el feminismo y para las mujeres. La lucha crece y se multiplica. Hay quienes dicen que el movimiento ya murió o está en vías de extinción. La realidad demuestra lo contrario. Sin embargo, periódicamente han surgido iniciativas para la creación de coordinadoras nacionales, instancias que intentan "poner orden", organizar en forma piramidal este movimiento horizontal. Todas han fracasado. Tal vez se pueda decir que la única excepción es la Red de Apoyo contra la Violencia hacia las Mujeres, que se creó en 1988 y sigue en pie. Es probable que sea porque no presenta una estructura realmente jerárquica y piramidal. Casi para terminar el siglo se ha creado otra más, La Coordinadora Nacional de Mujeres de Organismos Civiles por un Milenio Feminista, que por ahora no pasa de ser un membrete seguramente con una carga 79

de buenas intenciones, como todas las anteriores. Hace algunos años, ya en la década de 1990, salió la consigna de "acción positiva" para las mujeres, a imagen y semejanza del affirmative action de Estados Unidos. Se empezó a hablar de las cuotas de mujeres en partidos políticos e instituciones. Esta campaña ha logrado cuotas para los partidos políticos de no más de 70 por ciento de un solo sexo para cargos de elección popular. Unas cuantas migajas. Todos los grupos sociales subalternos deben tener el derecho a participar en el quehacer político, económico y social. Lo que se persigue es que las mujeres participen en la vida pública del país en circunstancias de equidad, es preciso que tengan la oportunidad de crecer, de tener el poder si lo desean, pero si en un momento dado compiten un hombre y una mujer por un puesto (de poder o no) y resulta que la mujer es reaccionaria y limitada, y el hombre es progresista e inteligente, lo correcto sería apoyar al hombre, de lo contrario no se llamaría acción afirmativa sino pura y simplemente mujerismo. Ahora bien, si un hombre y una mujer compiten y son igualmente capaces, es necesario apoyar a la mujer para ir equilibrando el fiel de la balanza social en cuanto a la desigualdad genérica. Sin embargo, a menudo la acción positiva y el mujerismo están emparentados. El apoyo a las mujeres debe darse siempre desde un punto de vista feminista y no mujeril. Considero que la teoría de los múltiples "frentes" de lucha se adecua bien al feminismo. Hay que estar en todas partes y hay que combatir al sexismo en todos los rincones de la sociedad. Sé que estas metáforas militares son tremendas, pero resultan claras. Por ejemplo, la educación primaria es un "frente" fundamental relativamente descuidado por el movimiento feminista; las ideas feministas, el pensamiento y las actitudes no sexistas, deberían estar ahí de manera significativa, cambiando mentalidades. La tarea fundamental del feminismo debe ser la de conciencia crítica radical, algo así como la punta de lanza del cambio en la condición de las mujeres. Ésa es la función específica del feminismo. La acción positiva, la atención a las mujeres violadas y golpeadas, la ayuda a quienes deseen abortar, el asistencialismo en general le corresponde a las instituciones es80

tatales, a programas de gobierno y no de los grupos feministas. Las acciones feministas son aquellas dirigidas a hacer desaparecer la existencia de violadores, a que los hombres dejen de ser violentos, a cambiar las mentes. El feminismo tiene que ver con revolucionar la vida doméstica, para que cambie la existencia de las mujeres de manera real. Que los hombres compartan en igualdad de condiciones el trabajo doméstico y la crianza de los hijos e hijas. Así, éstas dejarán de tener dobles jornadas de trabajo. Las mujeres deben acceder al poder, pero ese hecho no es una acción feminista en sí. En fin, la tarea del feminismo es ardua y larga aún pero, como digo, está más que nada en el terreno de la transformación de las mentalidades que modificarán, a su vez, usos y costumbres de la vida cotidiana. Como feminista, uno de mis mayores deseos es que el feminismo desaparezca de la faz de la tierra en el próximo siglo. Que se conquiste la equidad entre los géneros y que el movimiento feminista no tenga ninguna razón de existir. Pero está por verse hacia dónde nos dirigimos.*

* Agradezco a Anna Muria, Maiala Meza y John Mraz por la lectura y corrección del original del presente trabajo. 81

FEMINISMO Y OPINIÓN PÚBLICA HOY. APUNTES PARA UNA REFLEXIÓN ANNA

M. FERNÁNDEZ PONCELA UAM-Xochimilco

La situación de las mujeres en el mundo, su creciente protagonismo en todos los ámbitos de la vida social y su aportación a la construcción de la sociedad son hoy en día cuestiomes centrales. Las mujeres hemos conseguido introducir las políticas de la igualdad de la mujer y el debate sobre su papel en la sociedad, en las agendas de las instancias decisorias, tanto públicas como privadas. Los temas que afectan a las mujeres han dejado de ser sectoriales y forman parte esencial de las políticas generales. Las mujeres somos un elemento dinamizador de los cambios sociales y una parte activa en la búsqueda de soluciones. Si hay en la actualidad un gran movimiento que afecte a la transformación de la sociedad, es el profundo cambio en las relaciones entre los hombres y las mujeres, es la independencia y autonomía de éstas y su participación activa en la sociedad. 1 El feminismo es la preocupación de este texto. Concretamente se trata de un pulso a la opinión pública del país en general, ya la juventud universitaria en particular, sobre cómo ven, valoran, perciben y juzgan este vocablo -y la realidad social y práctica política que conlleva-, tan vituperado como defendido, tan incomprendido como denostado. Para lo cual contamos con las dos preguntas finales de una encuesta de carácter nacio-

1

Cristina Albereli, Las mujeres españolas en el umbral del siglo xx, p. 5, 1994.

85

nal aplicada en 1996 para un proyecto sobre participación y cultura política de hombres y mujeres. También tenemos esos dos mismos interrogantes en encuestas realizadas a estudiantes de la Universidad Autónoma Metropolitana (Xochimilco) en 1995 y de la Universidad Iberoamericana (Santa Fe) en 1996. 2 Además de las cuatro preguntas finales de una entrevista llevada a cabo en ambos centros de educación superior. Éstas constituyen un profundo y rico testimonio cualitativo respecto a la percepción actual sobre el feminismo, si bien no representativo y extenso como las encuestas mencionadas, las cuales muestran un amplio contexto estadístico de las actitudes sociales respecto al tema. Así, se cuenta con información de elaboración propia, esto es, fuentes de primera mano, tanto cuantitativas como cualitativas, para una temática, cuyo estudio desde estas perspectivas no ha sido abordado hasta la fecha. 3 EL FEMINISMO

En resumidas cuentas y sin afán de revisar la multitud de definiciones sobre el concepto, expondré algunas de las más sencillas y consideradas como correctas por quien escribe. El feminismo es la lucha por la igualdad de derechos y oportunidades entre las mujeres y los hombres, ni más ni menos. Es un movimiento emancipatorio, la radicalización de la Ilustración según algunas autoras. Un proyecto que persigue cuestionar la hegemonía masculina y la subordinación femenina en función de la diferencia genérica asignada por la construcción social. 4 Es un pensamiento de la igualdad y su vindicación para la mitad de la humanidad, a la cual no le es atribuida. 5 Se trata de una perspectiva teórica que cuestiona la existencia

2 3

A partir de ahora las nombraremos por sus siglas respectivas: UAM y UIA. Para ver las características de las encuestas y entrevistas consúltese la nota metodológica

final. 4

CeliaAmorós, Tiempo de flminismo. Sobre flminismo, proyecto ilustrado y posmodernidad,

1997. 5

Amelia Valcárcel, La política de las mujeres, 1997.

86

de papeles de género naturales y de un compromiso político por erradicar la desigualdad entre hombres y mujeres. 6 Un concepto capaz de englobar una ideología y un movimiento de cambio socio político fundado en el análisis crítico del privilegio masculino y la subordinación femenina en cualquier sociedadJ La cuestión es mejorar la condición de la mujer a nivel político, económico, educacional, familiar, en fin, en todas las esferas de la vida social, todo cuanto tienda a reconocer en ella a una personalidad libre e independiente, pero no antagónica del hombre. 8 Se considera que como movimiento colectivo ha perdido adeptos y seguidoras; sin embargo, ha llegado a amplios sectores sociales e incluso ha conquistado instituciones, partidos, gobiernos y organizaciones internacionales que más o menos incorporan sus reclamos, cuando no de forma abierta y directa, sus objetivos. 9

LA ACTITUD

SOCIAL

La opinión pública se ha definido como barómetro social, esto es, toma el pulso de la sociedad en un lugar concreto y en un momento dado. Se trata de la suma de opiniones individuales sobre un asunto considerado de interés público. 10 Son las actitudes y los valores, qué piensan y qué dicen que hacen las personas;ll el parecer, pensar o sentir de la generalidad de un grupo humano acerca de alguna cuestión. En concreto, las encuestas de opinión sirven para contextualizar cuantitativamente determinado fenómeno social o un tema de interés. Son un esbozo porcentual de la opinión de la gente que muestra su valoración en

Norma Chinchilla S., Sociedad, subordinación y feminismo, 1982. Karen Offen, "Definir el feminismo: un análisis histórico comparativo", 1991. 8 Amalia Martín-Gamero, Antología del feminismo, 1975. 9 Mariette Sineau, Historia de las mujeres. El siglo xx. La nueva mujer, 1993; Anna M. Fernández Poncela, Mujeres en la élite política. Testimonios y cifas, 1999. 10 Phillips Davison, "Opinión pública", 1979. 11 Robert Worcester. "Reflexiones sobre la opinión pública", 1994. 6

7

87

la respuesta a la pregunta formulada. En el caso específico que nos ocupa, dos fueron los interrogantes aplicados sobre el tema. En primer lugar: ¿qué opinión tiene usted de los grupos feministas? En segundo lugar: ¿usted se considera feminista? Éstos constituían la última parte de una encuesta nacional 12 y son los que vamos a analizar en estas páginas.

LA OPINIÓN DE LA POBLACIÓN EN GENERAL Ante la primera pregunta, un porcentaje importante cercano a la mitad de la muestra contestó que buena (44.2%), pero más de un tercio dijo no tener juicio al respecto (39.8%), y en tercer lugar se sitúan los que afirman poseer mala opinión (16.16%). Lo que resalta de la respuesta obtenida, junto a la buena opinión, es el elevado número de personas sin opinión, sea desconocimiento, desinterés o supuesta "neutralidad", rayando con la indiferencia. Las mujeres son quienes tienen un buen concepto (53.1 %), en comparación con sus homólogos masculinos (34.8%), y los hombres parecen tener, en mayor porcentaje, mala opinión (22.7%) que las mujeres que piensan de esa manera (9.7%).13 Lo cual significa que son las mujeres las que tienen configurada una opinión favorable y positiva respecto a la valoración de estos grupos y al feminismo en general. Curioso e interesante resulta destacar que en este punto más hombres que mujeres se declararon sin opinión, cuando muchas veces y para otros temas en las encuestas de opinión pública sobre cuestiones políticas, resulta casi siempre a la inversa. 14

Véase la nota metodológica. En un "Estudio sociológico sobre las actitudes de las mujeres ante la política y el feminismo" realizado en España en 1987, la mayor parte de las encuestadas opinó que el feminismo es un movimiento de reivindicación y defensa de la mujer, una forma de cambiar las relaciones entre los sexos y plantea un modo de vida distinto al tradicional; si bien un grupo de encuestadas lo comparó con el machismo (Instituto de la Mujer, 1988). 14 Anna M. Fernández Poncela, Hombres, mujeres y política. Una mirada desde la opinión 12

13

pública y sus protagonistas, 1997.

88

Según sexo Según edad Población jóvenes de Adultos de Mayores de 50 total Masculino Femenino 18 a 29 años 30 a 49 años añosy mds

Buena Mala Sin opinión Total

44.2 16 39.8 100.0

34.8 22.7 42.5 100.0

53.1 9.7 37.2 100.0

47.7 17 35.3 100.0

48.2 13.7 38.1 100.0

28.7 19.8 51.5 100.0

En cuanto a la edad, entre la población que expresó su buen parecer sobre los grupos feministas, destacan los jóvenes (47.7%) y adultos (48.2%), y entre los que expresaron mala opinión, hay algo más de personas mayores (19.8%), pero son estas últimas las que se declaran en su mayoría sin juicio sobre el tema, con más de la mitad de ese grupo de edad (51.5%).15 Según edad Masculino Femenino jóvenes de Adultos de Mayores de 50 jóvenes de Adultos de Mayores de 50 18 a 29 años 30 a 49 años añosy mds 18 a 29 años 30a 49 años añosy mds

Buena Mala Sin opinión Total

36 23.8 40.2 100.0

39.1 18.9 42 100.0

24.5 28.3 47.2 100.0

59 10.4 30.6 100.0

56 9.1 34.9 100.0

33.6 10 56.4 100.0

Cabe mencionar que las mujeres de todas las edades manifestaron una buena valoración sobre los grupos feministas; mientras los hombres mayores son los que al parecer poseen una mala opinión sobre dichas agrupaciones sociales (28.3%), y las mujeres de edad avanzada las que menos tuvieron una valoración positiva de las mismas (33.6%) en comparación con 15 En la encuesta española citada, las mujeres de edad avanzada junto con las de bajo nivel económico, de estudios, amas de casa y residentes en núcleos pequeños de población fueron quienes menos se pronunciaron sobre el feminismo (Instituto de la Mujer, 1988).

89

otros grupos etarios de su mismo sexo. Hombres y mujeres destacan, como decíamos, por su aparente desconocimiento del tema o su falta de juicio y posicionamiento, más entre los primeros que entre las segundas, pero siempre con mayor porcentaje las personas de 50 y más años, indistintamente de su sexo.

Sin escuela Buena Mala Sin opinión Total

24.3 20 55.7 100.0

Escolaridad Primaria Secundaria 46.1 14.3 39.6 100.0

39.2 17.3 43.5 100.0

Bachillerato

Superior

47.1 15.6 37.3 100.0

55.7 15.8 28.5 100.0

Entre quienes dicen tener una buena opinión resaltan los de mayor grado de escolaridad (55.7%), y entre los que no tienen opinión -incluso mala opinión-los menos escolarizados (20%) o sin escolaridad (55.7%).

Sin escuela Buena Mala Sin opinión Total

15.6 34.4 50 100.0

Sin escuela Buena Mala Sin opinión Total

31.6 7.9 60.5 100.0

Escolaridad masculina Secundaria Primaria 34.8 23.7 41.5 100.0

34.8 21.5 43.7 100.0

Escolaridad femenina Primaria Secundaria 42.7 12.3 45 100.0

57.1 7.3 35.6 100.0

90

Bachillerato

Superior

33.6 23.7 42.7 100.0

43.7 17.2 39.1 100.0

Bachillerato

Superior

61.7 6.7 31.6 100.0

70.4 14.1 15.5 100.0

Si bien a mayor educación, mejor opinión de los grupos feministas y a la inversa, tanto para la valoración negativa como para aquella que no expresa juicio alguno; las mujeres de varios niveles educativos prácticamente doblan a los hombres que dicen tener esa misma impresión o percepción. Sobresale de manera notoria 70.4% de mujeres con valoración positiva entre aquellas que poseen escolaridad superior, y 34.4% de la población masculina declara una opinión mala en el nivel de sin escolaridad; al igual que los elevados porcentajes de las personas sin opinión de ambos sexos en este mismo grado educativo.

Ocupación Sector Sector Cuenta Jubilados público privado propia Desempleados Estudiantes Amas de casa Y otros

Buena Mala Sin opinión Total

50.4 13.7 35.9 100.0

43.8 40.8 15.6 20 40.6 39.2 100.0 100.0

33.7 31.5 34.8 100.0

46 18 36 100.0

49.3 9.8 40.9 100.0

24.5 20.8 54.7 100.0

Respecto a las ocupaciones hay gran diversidad, por ejemplo, los jubilados -personas mayores- sobresalen entre los que carecen de juicio al respecto (54.7%), los desempleados entre los que afirman tener mala opinión (31.5%), yel sector público y las amas de casa -mujeres-, entre los que los consideran en buen concepto 50.4 y 49.3%, respectivamente.

$Oa 600

$601 a 1200

Ingresos $1201 a 2400

44.6 13.9 41.5 100.0

47.5 13.5 39 100.0

44.4 18.8 36.8 100.0

Buena Mala Sin opinión Total

91

$2401 a 4800 $4801 y mds

41.8 20.2 38 100.0

43.1 25.5 31.4 100.0

También la disparidad reina en la variable ingresos, y es curioso que a mayor percepción económica aumenta moderadamente la opinión negativa entre el grupo de las personas que expresaron dicha opción, mientras que con la disminución del ingreso se incrementan los de sin opinión, por ejemplo. Las personas que manifestaron una valoración positiva presentan reducidas oscilaciones respecto a sus percepciones y recursos económicos, no muestran tendencias, esto es, el porcentaje se distribuye de forma similar en todas las escalas. Así las cosas, si bien la valoración positiva sobre los grupos feministas es la mayoritaria, hay un alto porcentaje que parece no expresar opinión al respecto, y un grupo nada despreciable que confiesa su opinión negativa sobre los mismos. Las mujeres tienen, en general, una mejor opinión que los hombres, así como los jóvenes y adultos que los de edad avanzada, lo mismo que los que tienen un mayor nivel educativo, no así en lo referente al ingreso en el que no se visualizan propensiones claras.

PAN

Buena Mala Sin opinión Total

PRD

Voto masculino PT Otro

39.3 33.1 34.8 33.3 88.9 24.6 29.8 18.8 33.3 11.1 36.1 37.1 46.4 33.4 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0

PAN

Buena Mala Sin opinión Total

PRI

PRI

PRD

Voto femenino PT Otro

57.7 51.7 65 76.9 100.0 9.2 10.4 6.7 33.1 37.9 28.3 23.1 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0

Ninguno

No sabe

No respondió

35.4 20 44.6 100.0

34.2 13.2 52.6 100.0

29.3 24.4 46.3 100.0

Ninguno

No sabe

No respondió

42.4 16.7 40.9 100.0

44.7 10.6 44.7 100.0

50 2.8 47.2 100.0

De entre las mujeres, las que votarían por el PT son las que tienen mejor opinión (76.9%), seguidas de las perredistas, mientras que, curiosamente, 92

entre los hombres destacan los que emitirían su sufragio por el PAN (39.3%). La mala opinión destaca en hombres y mujeres que simpatizan con el PRl, muy especialmente entre los primeros. Y en cuanto a los que pertenecen al grupo sin opinión son los perredistas y las priístas los que así se manifestaron. 16 Es necesario destacar que éstos, independientemente de su sexo, concuerdan en gran medida con aquellas personas que no votarían a ningún partido, no saben o no contestan. Los que dicen tener buena opinión, en especial las mujeres, coinciden con los sectores que no muestran opinión electoral, o dicen votar por otro partido. Hasta aquí la exposición y análisis de la primera pregunta de la encuesta nacional, pasaremos ahora a reflexionar en torno a la segunda. SE CONSIDERA FEMINISTA...

Para empezar hay que tener presente que esta interrogante de carácter eminentemente personal no es una opinión en abstracto y general como la anterior, sino una pregunta directa y concreta: si se considera feminista. Esto es, se trata de una cuestión de hecho, cuya respuesta es una afirmación o una negación, con lo que tiene de posicionamiento personal. Según sexo Según edad jóvenes de Adultos de Mayores de 50 Población años y mds total Masculino Femenino 18 a 29 años 30 a 49 años Buena 37 Mala 63 Sin opinión 100.0 Total

16.4 70.7 12.9 100.0

48.4 41.7 9.9 100.0

36.4 63.6

42.8 57.2

24 76

100.0

100.0

100.0

La respuesta mayoritaria fue negativa (63%) con casi dos tercios de la población encuestada, seguida por más de un tercio que dijo que sí (37%). 16 En esta ocasión se cruzó sexo y edad con la variable de a quién votarian para diputados federales si hubiera elecciones en el momento de aplicarse la encuesta.

93

Si bien, claramente la mayoría contestó negativamente, el porcentaje que lo hizo de manera favorable es digno de ser subrayado. 17 Aquí, ya diferencia del interrogante anterior, el número de personas que no se considera feminista en relación con las que tenían mala valoración de los colectivos feministas es más elevado; y es que la opinión más o menos favorable sobre dichos grupos, según la respuesta ya analizada, no conlleva una implicación personal, se trata de otro grado o nivel de afirmación, como señalábamos, de carácter más abstracto y general. Desagregando por sexo la respuesta, se observa cómo más mujeres que hombres dijeron que sí, 48.4% ante 16.4%, ya la inversa, más hombres que mujeres señalaron que no, 70.7% frente 41.7%. Lo cual significa que las mujeres se sienten o se consideran en mayor cantidad feministas que los hombres. Se puede relacionar esta respuesta favorable con la positiva de la pregunta anterior, ya que si 53.1 % de las mujeres dijeron tener una buena opinión de los grupos feministas, 48.4% afirmó considerarse ella misma feminista, cifras alrededor del 50%, esto es, la mitad de las mujeres consultadas en este caso. Los adultos destacan en el no (57.2%), los mayores (76%), y aparecen los jóvenes en alto grado (63.6%), aunque en segundo lugar como en el sí (36.4%). En todos los grupos etarios el no es el más elevado, y entre los de menor edad dobla el sí. Según edad Masculino jóvenes de Adultos de 18 a 29 años 30 a 49 años

Sí No Total

14.4 85.6 100.0

23.4 76.6 100.0

Femenino Mayores de 50 jóvenes de Adultos de Mayores de 50 añosy más 18 a 29 años 30a 49 años añosy más

17.3 82.7 100.0

56.3 43.7 100.0

59 41 100.0

3l.8 68.2 100.0

17 Es preciso señalar que también se recogía la no respuesta, pero debido al reducido número de casos que seleccionó esta opción, la misma ha desaparecido para efectos de este análisis.

94

Las mujeres adultas se consideran en mayor número feministas (59%) en segundo lugar las jóvenes (56.3%) y por último las mayores (31.8%); estas últimas fueron las que en mayor medida dijeron no serlo (68.2%). Respecto a los hombres, presentan variaciones porcentuales menos significativas.

Sin escuela Sí No Total

21.7 78.3 100.0

Escolaridad Primaria Secundaria 42.1 57.9 100.0

34 66 100.0

Bachillerato

Superior

36.9 63.1 100.0

40.4 59.6 100.0

Los sin escolaridad sobresalen entre las personas o grupos de educandos que dijeron no (78.3%) y el sí está repartido entre varios niveles, descollando los de mayor nivel o grado; 40.4% escolaridad superior y 42.1 % secundaria, por ejemplo.

Sin escuela Sí No Total

11.5 88.5 100.0

Sin escuela Sí No Total

29.4 70.6 100.0

Escolaridad masculina Primaria Secundaria 18.8 81.2 100.0

19.3 80.7 100.0

Escolaridad femenina Primaria Secundaria 63.3 36.7 100.0

45.5 54.5 100.0

Bachillerato

Superior

16.9 83.1 100.0

23.8 76.2 100.0

Bachillerato

Superior

57.6 42.4 100.0

59.2 40.8 100.0

Finalmente, entrecruzando sexo, escolaridad y ser o no feminista, entre las mujeres de mayor educación formal había más predisposición y a la

95

inversa; mientras que entre los hombres, si bien a menor escolaridad la respuesta era negativa, la positiva no presenta relación alguna con el grado de instrucción y se percibe cierta fluctuación porcentual. Ocupación Jubilados Sector Sector Cuenta público privado propia Desempleados Estudiantes Amas de casa Y otros P lA CO DO

Sí No Total

36.5 63.5 100.0

31.5 26.9 68.5 73.1 100.0 100.0

21.8 78.2 100.0

34.4 65.6 100.0

54.5 45.5 100.0

11.1 88.9 100.0

Los jubilados (89.9%) y los desempleados (78.2%) consideran, en alto porcentaje, que no son feministas, y las amas de casa (54.5%) -mujeres al fin y al cabo-, piensan que sí, esto de acuerdo con su ocupación, similar a los resultados obtenidos y analizados de la pregunta precedente. Se observa, como ya se hizo con anterioridad, que las tendencias diferentes según edad y sexo quedan reflejadas, cuando esto es posible, en la variable educación.

Sí No Total

$Oa 600

$601 a 1200

Ingresos $1201 a 2400

37.6 62.4 100.0

39 61 100.0

32.5 67.5 100.0

$2401 a 4800 $4801 y mds

40.6 59.4 100.0

35.3 64.7 100.0

Sobre el nivel de ingresos, tampoco hay diferencias significativas dignas de reseñar. En relación con la preferencia electoral, se encontró que entre los hombres que no se consideraban feministas están los posibles y futuros electores del PRD, del PAN Y del PRI o los que votarían a otro partido o a ninguno, o no saben. Y entre los que afirman lo contrario están los del

96

PAN

Sí No

Total

Total

PRD

Voto masculino PT Otro

15.5 19.2 13.3 22.2 11.1 84.5 80.8 86.7 77.8 88.9 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0

PAN

Sí No

PRl

PRl

PRD

Voto femenino PT Otro

49.2 55.6 60.3 76.9 50 50.8 44.4 39.7 23.1 50 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0

Ninguno

No sabe

No respondió

17.5 82.5 100.0

27.1 72.9 100.0

17.9 82.1 100.0

Ninguno

No sabe

No respondió

54.4 45.6 100.0

57.1 42.9 100.0

30.3 69.7 100.0

PT Y los del PRI O los que no saben, si bien las diferencias son relativas. Para las mujeres votantes del PAN parece haber ciertas dudas, mientras que las que sufragarían por el PRI Y el PRD dijeron, en mayor número, que sí se consideraban feministas. Llama la atención el alto porcentaje de los simpatizantes del PT, partido pequeño de elevada militancia; en todo caso invita a la reflexión. Resumiendo esta última pregunta, si bien es mayoritario el número de personas que se declaran no feministas, el porcentaje que dice que sí es también respetable. Las mujeres y los adultos con mayor grado de instrucción son quienes comparten en mayor proporción la última opción mencionada, y los hombres, mayores, sin escolaridad, la primera. EL PUNTO DE VISTA ESTUDIANTIL El ejercicio anterior fue también realizado entre jóvenes universitarios, se trata de un recorte social no sólo generacional sino de sector juvenil concreto, que si bien no es ni representativo ni mayoritario de la sociedad o entre la juventud, por sus características sí es un grupo con posibilidades 97

de influencia y contribución al desarrollo social del país. Se aplicaron las dos mismas preguntas en sondeos que tuvieron lugar en la UAM y la UTA. 18

LA OPINIÓN DE LOS Y LAS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS/AS EN PARTICULAR Los jóvenes estudiantes universitarios responden no tener una opinión sobre los grupos feministas (51.3% de la UAM y 44% de la UIA); en segundo lugar dicen tener buena opinión (39.1 % los primeros y 38.8% los segundos), y en tercer lugar poseen una opinión negativa (9.6 y 17.2%, respectivamente). Esta postura contrasta con la encuesta nacional, ya que tanto el total de la población consultada como el grupo de edad joven por separado, coincidieron en primer lugar en tener una valoración positiva, y en segundo lugar, confesaron no saber. Lo que resalta, en todo caso, es la mayoritaria respuesta de los estudiantes que ronda la mitad de la muestra consultada en relación con no posicionarse ni emitir juicio alguno sobre el tema; cuando se supone que este sector posee mayor información y esto en principio favorece la toma de posición y emisión de opinión para otro tipo de cuestiones de cariz político. 19 Lo anterior merece una atenta reflexión sobre el asunto; máxime y teniendo en cuenta que el ser joven y poseer mayor grado de instrucción supuestamente conllevaría a estar más informado, conocer y ser más sensibles en torno a determinados temas. Población total

Buena Mala No sabe Total

18

19

Hombres

Mujeres

UAM

UIA

UAM

UIA

UAM

UIA

39.1 9.6 51.3 100.0

38.8 17.2 44 100.0

31.3 12.9 55.8 100.0

36 17 47 100.0

45.7 6.7 47.6 100.0

41.5 17.4 41.1 100.0

Véase la nota metodológica. Fernández Poncela, op. cit., 1997; Cultura política juvenil en el umbral del milenio,

2000.

98

Si se desagregan por sexo los resultados obtenidos según la universidad a la cual pertenecen, puede afirmarse que en términos generales las estudiantes de uno y otro centro tienen una opinión positiva hacia estos grupos (45.7% las de la UAM y 41.5% las de la UIA), mientras que los hombres son los que dicen no saber (55.8% los uameros y 47% los de la Ibero); si bien la proporción de esta última respuesta entre las jóvenes es también destacada: 47.6% para el primer centro y 41.1 % para el segundo. Comparando únicamente por universidades, los de la universidad privada son los que tienen mala opinión de los grupos feministas, pero cuando se realiza el contraste entre los sexos no hay diferencia importante en cuanto a dicha valoración, aunque en la universidad pública doblan los hombres a las mujeres que así opinan. Sin embargo, las mujeres de la UAM son las que tienen una opinión más favorable, seguidas por las de la UIA, en comparación con los hombres de esas mismas instituciones académicas. Y entre los que dicen no saber destacan los hombres de la institución pública. Señalar para finalizar este punto que el porcentaje de mujeres de la UAM -la universidad pública- es realmente muy elevado, teniendo en cuenta las características de dicho centro docente y la opinión de sus estudiantes según otras investigaciones. 2o El resumen de los resultados de esta pregunta es que la mayoría de la población universitaria consultada no tiene opinión sobre los grupos feministas, en más alta proporción que la población del país, por ejemplo, lo cual salta a la vista y constituye un toque de atención hacia el feminismo, sus postulados y protagonistas. Por otro lado, más de un tercio de la misma parece tener una valoración positiva de estos colectivos, y son pocos los que la poseen negativa, en este asunto de forma similar a la opinión obtenida en la encuesta nacional. Parece ser que el desconocimiento o el desinterés reinan sobre el tema. Aquí también las mujeres poseen juicios positivos en la consideración de estas asociaciones en comparación con los hombres, y las que cursan sus estudios en la universidad pública son las mujeres que más los valoran. 20

Op. cit., 2000.

99

SE CONSIDERA FEMINISTA...

En cuanto al segundo interrogante sobre si se considera o no feminista, en el cuestionario aplicado a los estudiantes universitarios, la respuesta se diversificó y matizó más que en la encuesta nacional; así, además del sí y el no, se podía responder en cierto modo y no sabe. Tras esta aclaración inicial, podemos apuntar a una alta proporción de los y las estudiantes, 42.8% de la UAM y 51.4%, de la UIA, que dicen no considerarse feministas, la más elevada entre las opciones existentes y siguiendo la tendencia ya apuntada en los datos arrojados y expuestos de la encuesta nacional. Si bien, en segundo lugar, la juventud universitaria dijo que en cierto modo, 40.1 % para el centro público y 31 % del privado, lo que significa que alrededor de un tercio de los estudiantes se consideran de alguna manera feministas. Y ya en tercer lugar el sí, con 13 y 14.2%, para una y otra universidad respectivamente; en este punto con cifras más reducidas que la nacional debido seguramente a la opción intermedia de "en cierto modo" que en la otra no existía. 21 Población total

Sí No En cierto modo No sabe Total

Hombres

Mujeres

UAM

UIA

UAM

UIA

UAM

UIA

13 42.8

14.2 51.4

9.8 50.9

6.9 64.8

15.7 36

21.3 38.3

40.1 4.1 100.0

31 3.4 100.0

31.7 7.6 100.0

25.5 2.8 100.0

47.2

36.4 4 100.0

1.1

100.0

Si realizamos una comparación por sexos veremos que son los hombres quienes más dicen no ser feministas y en mayor porcentaje los procedentes 21 Hay que indicar también e! escaso porcentaje de! no sabe en e! mismo sentido de la diversificación de opciones que significa o representa, como decíamos la respuesta en cierto modo; pero y también, como apuntábamos en su momento por tratarse de una pregunta de carácter personal y muy concreta.

100

de la Ibero (50.9% para la UAM y 64.8% para la UIA); mientras que son las mujeres las que más afirman serlo (15.7 y 21.3%), o consideran que lo son en cierto modo (47.2% en la primera y 36.4% para la segunda). Esta última opción representa los más altos porcentajes, lo que seguramente se relaciona con el hecho de que hay más mujeres de la UIA que de la UAM que dijeran que sí. Para concluir este apartado podemos afirmar que las y los universitarios, así como la población en general y los jóvenes del país, no se consideran feministas, si bien entre los estudiantes un elevado porcentaje piensa que lo son en cierto modo, cuestión que aunque matizada ajusta más la respuesta, reduciendo tanto la proporción de los que en la encuesta nacional dicen que no, como y también, los que se adhieren al feminismo. Así, los hombres son los más reacios, en especial los pertenecientes a la universidad privada, mientras que las mujeres, en general, se posicionan algo más en las otras opciones. En estas respuestas, como en las de la pregunta anterior, yen las obtenidas en la otra encuesta ya trabajada, el porcentaje de mujeres favorable tanto en valoración de los grupos feministas, como en cuanto a identificarse o definirse como feminista, es siempre más alto que el de los hombres que presentan esa misma opción. Puede considerarse que en este caso particular de estudio la variable sexo es importante e imprescindible para el análisis de la opinión pública; si bien para otro tipo de preguntas, por ejemplo, las relacionadas con cuestiones de política formal o institucional ésta no presenta interés. Esto es, hombres y mujeres comparten puntos de vista en torno a la política -interés, respeto e importancia del voto, participación electoral, motivos e influencias a la hora de votar, tendencia y simpatía política-; sin embargo, su valoración sobre la presencia de mujeres en la política o las preferencias según el sexo del candidato es muy diferente a la masculina, cuestión comparable con su actitud hacia el feminismo. 22 Y si bien ha quedado claro que la mayoría de la población del país no se considera feminista, parece tener en buena opinión a los colectivos

22

Fernández Poncela, op. cit., 1997, 2000.

101

identificados con dicha causa. Así las cosas, si bien el feminismo no es algo que se conozca o se tenga muy claro, a juzgar por el gran número de encuestados sin opinión en algunas respuestas, y no es un concepto con el que la gente se sienta muy cómoda o identificada a nivel personal; tampoco es apreciado de forma negativa y mucho menos cuando se trata de valorar en sentido abstracto y general. Esto último es una cuestión importante, ya que si lo anterior se sospechaba de alguna manera, la buena opinión sobre las organizaciones feministas es un poco una sorpresa, en el sentido, también y seguramente, de desconocimiento por la falta de investigación precedente sobre el tema. TESTIMONIOS DE LAS Y LOS JÓVENES UNIVERSITARIAS/OS

Además de los importantes aportes estadísticos de las encuestas analizadas, que esbozan un amplio panorama contextual sobre el tema, consideramos necesaria la profundización de carácter cualitativo por medio de la recolección de testimonios a través de entrevistas en profundidad. Se persigue con ello aprehender las actitudes y percepciones de las personas consultadas. 23 Así, en paralelo a la aplicación de los sondeos en las dos universidades se realizaron sendas entrevistas sobre el tema. 24 En concreto se trató de una consulta más extensa y las cuatro últimas preguntas versaron sobre feminismo. Es esta información la que vamos a transcribir e interpretar a continuación intentando, de alguna manera, rellenar de contenido testimonial el análisis estadístico de opinión pública que las ha precedido. La formulación del primer interrogante fue de carácter definitorio: ¿Qué es el feminismo? En segunda instancia se preguntó: ¿Usted qué piensa del feminismo? En tercer lugar se solicitó una breve respuesta muy concreta y puntual: ¿Cómo considera al feminismo: algo bueno, malo o no sabe? Finalmente: ¿Se considera feminista: sí, no, en cierto modo? y ¿por qué? 23 lno Rossi y Edward O'Higgins. Teoría de la cultura y métodos antropológicos, 1981; S. J. Taylor y R. Bogdan, Introducción a los métodos cualitativos de investigación, 1986. 24 Consúltese la nota metodológica.

102

UNA DEFINICIÓN

Sobre la primera cuestión, hubo básicamente tres posturas, a favor, en contra y la respuesta de no saber. Los y las jóvenes que estuvieron a favor aludieron a la igualdad de derechos y oportunidades. "Una tendencia en la forma de pensar la igualdad de las mujeres, la validación de sus derechos, la apertura de espacios para ellas, la satisfacción de sus necesidades como iguales a los hombres". Pero y también aquellas personas que expresaron su contrariedad, generalmente hombres, señalaron el mismo argumento para restar credibilidad al feminismo y acusarlo, poco menos que de radicalismo sin sentido: "Un capricho de las mujeres, todos tenemos los mismos derechos, el feminismo al igual que el machismo es una tontería, porque deberíamos fundamentarnos en la capacidad de hacer cosas y no en caprichitos tontos". Fue usual la comparación en términos de igualación negativa y como dos polos opuestos, entre el feminismo y el machismo, eso sí, uno utilizado por mujeres y el otro por hombres. Y sobre la tercera disposición: "Pues la verdad, no conozco esa postura... "; "¿quién sabe?, eso sí no sé"; "francamente no sé lo que es el feminismo"; si bien es cierto que fueron pocos los que así respondieron, posicionándose de una u otra manera, la mayoría. Las opiniones de los jóvenes que apoyan o están de acuerdo con el feminismo hablan en los siguientes términos, haciendo hincapié en la igualdad, toda vez que reconociendo que existe la discriminación hacia la población femenina: "Es una corriente que busca luchar por los derechos de las mujeres". "Un levantamiento por parte de las mujeres para tratar de expresar todos sus ideales de erradicar totalmente ese machismo que hay en la sociedad mexicana". Pero incluso en las definiciones positivas de los muchachos, se añade, a veces, la sombra de la duda, respecto a la bondad del feminismo, como que da miedo defenderlo plenamente, o como que la desconfianza vertida hacia el ámbito de la política en general, entre otras cosas, se hace extensible a una serie de espacios más amplios. "La búsqueda de las mismas mujeres por sus derechos. Bien visto la lucha por los derechos de igualdad, y mal 103

visto, es una bola de revoltosas que andan ahí nada más gritoneando derechos que ya tienen o andan reclamando cosas que son intranscendentes". Las jóvenes también se expresaron, en ocasiones, en un sentido descriptivo y ambiguo, definiendo al feminismo como moda, expresión de imagen intelectual o simple y llanamente rebeldía: "Mujeres rebeldes que salen a hacer ruido, ése es el concepto que tengo". "Un concepto se usa mucho entre personas que quieren sentirse intelectuales". "Es una moda, es un papel que se imponen para desacomplejarse de una mentira". Otras dejaron claro su apoyo: "Buscar la igualdad de derechos para la mujer"; "una actitud de vida, una propuesta política"; "la lucha de las mujeres por la defensa del bien de las mujeres mismas"; "tener los mismos derechos"; "que te enfoques hacia los problemas de la mujer"; "es la lucha por los derechos de las mujeres", como vemos se hizo énfasis en cuanto a los derechos. Hubo quien lo reflejó en su persona y en la práctica: "Imponer mi voluntad todos los días, es creer que uno como mujer, realmente puede salir adelante independientemente de los hombres". Y hubo también quien puntualizó las creencias y realidades en torno al concepto: "Una política, buscar igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Antes se entendía estar en contra de los hombres, pero creo que no es eso, ahora quizás es estar al mismo nivel o más bien tener las mismas oportunidades". Reconocieron también su largo caminar y el trecho que resta por recorrer: "Tiene mucho trabajo, muchas cosas por qué luchar y apenas está en pañales, al menos en México". Las mismas muestras de apoyo en boca de mujer, como en los jóvenes anteriores, presentaron ciertas reticencias, cambios de rono y modulaciones. Si bien están a favor, bajo sospecha, muestran su crítica, pero parecc algo menos dura que cuando ésta la expresa un varón: "Es un movimiento en el que las mujeres luchan por ser tomadas en cuenta, un grupo de mujeres que trata de hacer valer sus derechos, como en casi todos los movimientos se cometen errores y lo han desvirtuado"; "pues yo lo consideraría una corriente o una política en la que la mujer quiere defender sus derechos, defenderse del machismo, pero a veces se puede malinterpretar"; "un movimiento de liberación, que también como que ya está divagando". Como vemos, se señalan errores, malinterpretaciones y divagaciones, no 104

como los estudiantes que hablaban en términos de revoltosas y gritonas de forma explícita. Pasemos ahora a descifrar los posicionamientos contrarios al feminismo. Muchos estudiantes de los que mostraban su disgusto, entre otras cosas, acusaban al feminismo de ser lo mismo que el machismo, como ya hemos visto, de querer imponerse, de radicalismo, y en el fondo de no saber lo que quieren, esto es, desacreditando y desvalorizando a las mujeres, en el sentido de ser malas o tontas, a la carta, o incluso enfermas y trastornadas. 25 "Son las mujeres las que quieren imponer sus reglas o algo así"; "son un grupo de mujeres que quieren por igual tanto al hombre como a la mujer, pero son como muy radicales que ni ellas mismas saben lo que quieren con el hombre"; "se me imagina una bola de señoras, climatéricas, que ya no saben ni qué onda con ellas"; "es una agrupación de mujeres, es una cosa muy cerrada, la mujer, sin tomar en cuenta otras cosas, igual que el machismo"; "ahora, llevado al extremo es como el machismo"; "es el mejor de los machismos"; "para mí decir que una mujer es feminista es lo mismo que decir que un hombre es machista, son dos extremos totalmente ilógicos, están criticando al machismo y se vuelven feministas, o sea se van al otro extremo, se me hace lo mismo"; "es un extremismo como el machismo, es llevar a idealizar demasiado a la mujer"; "es lo contrario del machismo, la mujer, que domine la mujer". Como vemos, la sombra de la venganza femenina contra los hombres y el machismo enseña los dientes. No sólo el feminismo, según los estudiantes, sobre todo hombres, es malo o nefasto, es lo contrario del machismo, reconociendo también la existencia y lo negativo de este último, pero a veces se insinúa que es casi peor que el propio machismo con el cual se le contrasta habitualmente. Además, las mujeres, como son tontas y no saben, no se aclaran ni sobre lo que ellas mismas quieren, de malas se desvalorizan y pasan a no ser nada minimizadas o infantilizadas, o incluso enfermas como se enfatiza en alguna ocasión citando trastornos hormonales. Pero 25 El viejo y usado argumento de hacer recaer en sus víctimas la responsabilidad de la situación desfavorable (Amorós, 1985).

105

vuelven a ser malas cuando se define el feminismo como algo radical, extremista y hasta con tintes de revancha vengativa contra el machismo o contra los hombres, pues no siempre queda claro. "Es una ocasión extremista, como revanchista ante la oposición del machismo que sería darle la importancia al hombre, sería lo contrario darle existencia como mujer y borrar al hombre". Otros más espetaron: "¿El feminismo? ¡Eso que lo contesten las mujeres!", tal vez dándoles voz desde el respeto y la valoración, o quizá, todo lo contrario, descalificándolo y descalificándolas. Las muchachas también compararon el feminismo con el machismo, pero de manera más breve y superficial, no añadieron tanto sentimiento y pasión al asunto como lo hicieron sus homólogos masculinos. "Algo así como el machismo"; "es el límite, o sea, la obsesión de que somos mujeres y tenemos derechos, ya es el otro lado, ya no es justicia, es machismo pero del otro lado"; "se podría decir que es lo contrario del machismo, nada más que en este caso la mujer es la que quiere llevar el dominio, el poder sobre el hombre". Mostraron también su desacuerdo, pero de forma más escueta, formal y respetuosa que los jóvenes: "Corriente con la cual no estoy de acuerdo, tengo puntos a favor y puntos en contra, es correcto querer ser igual, pero no en todo podemos ser iguales a los hombres"; "está mal, se va al extremo, no es lo mismo buscar igualdad que superioridad, mujer contra hombre"; "que las mujeres nieguen la participación conjunta. Es como decir, yo como mujer puedo hacer más cosas que los hombres". Sin ahondar mucho, algunas voces femeninas reiteran lo de la radicalización y exageración de algo que supuestamente es justo, pero reclamado de forma al parecer fuera de lugar, según ellas: "Pues así como una posición medio radical"; "la exageración de tener derechos para la mujer". UNA OPINIÓN

Los testimonios recabados en torno a la segunda pregunta, de alguna manera se entremezclaron con las respuestas a la primera y a la inversa. Algo similar sucedió con éstos y los comentarios a la pregunta que sigue. En todo caso, recogemos aquí aquellas respuestas que consideramos más significativas. 106

Hubo comentarios que calificaban de válido al feminismo, sin embargo, se cubrían las espaldas recomendando también moderación, como que resulta difícil, en especial para los muchachos, opinar a favor de forma incondicional: "Es muy válido, sobre todo en países como el nuestro, donde las mujeres tienen problemas de segregación y de disminución de sus derechos, siempre y cuando, como en todas las cosas no se caiga en el fanatismo". Otras afirmaciones proponían salidas salomónicas: "Deberíamos ser más conscientes, más abiertos de pensamiento y se acaba todo eso, tanto feminismo y machismo". Algunas respuestas fueron aparentemente positivas, sin más: "Es un trampolín para que la mujer, de acuerdo con sus ambiciones y sus necesidades, se desarrolle como ser humano". "En mi opinión libre, bastante válido en la sociedad mexicana, para que las mujeres luchen por sus ideales". Como puede observarse, el feminismo se validó, sobre todo en la sociedad mexicana, en la que se reconoce y subraya la discriminación hacia la población femenina, especialmente por parte de los jóvenes hombres. Esto último hay que valorarlo como un avance en cuanto a la sensibilización sobre el tema que se puede apreciar en nuestros días, y sobre la cual el feminismo no es en modo alguno ajeno. Varias estudiantes reflexionan en pasado, como si fuera algo que ya pasó o, en todo caso, más anclado en otro tiempo que en la actualidad, ya en algunas respuestas a la pregunta anterior se dijo, por ejemplo, que venía de la Revolución, o que fue un movimiento de los años sesenta, incluso citando a alguna pionera extranjera. Aquí se sigue en la misma tónica: "Bueno, fue o es un movimiento revolucionario de mujeres que pretendían la igualdad con los hombres". Así, hay cierta vacilación sobre su ubicación histórica y sobre su vigencia actual, las cosas no están muy claras. Presentaron, en general, valoraciones más positivas que las mostradas por sus compañeros, pero a veces, también con frases como de aclaración y disculpa anticipada de lo que se dice o se va a comentar, como también hicieron éstos: "Está bien, se malinterpreta pero es la manera como mujer de abrir puertas". "Es algo que nació por necesidad, es útil", siempre en la tónica de justificar el juicio favorable. "Es bueno que alguien nos defienda. 107

Yo no soy feminista, ni estoy de acuerdo con eso de las mujeres, pero está bien que haya quien exija nuestros derechos", señaló una joven con cierta ambivalencia. Y otra habló en primera persona: "Te da la oportunidad como mujer de expresarte, de decir lo que sientes, de demostrar lo que eres, de la capacidad que tienes". Opinión favorable, pero con sus dimes y diretes. Se sigue relacionando con el machismo, por lo tanto, considerándolo negativo: "Igual que el machismo, no es saludable para el pueblo". "Como todo extremo negativo, lo mismo que el machismo. No tendría caso salir de una cosa para caer en otra", repitieron una y otra vez, especialmente los hombres. "Yo no soy feminista porque muchas veces caen en el ridículo por querer superar a los hombres en todo, creo que hay mujeres que serían mucho peores que los hombres", afirmó una joven convencida de lo malo del feminismo, e incluso añadiendo de su propia cosecha el tirar flores hacia su propio sexo. Otra se permitió aconsejar a las feministas, en el mismo sentido que los muchachos hicieron en la pregunta anterior al desvalorizar a las mujeres porque no saben lo que quieren: "Necesitan enfocar su meta, como que muchas veces no saben muy bien por lo que están luchando". O incluso se descalifica directamente: "Es una tendencia demasiado egoísta, no sé a qué conduce". "Lo respeto, pero no va conmigo, o sea, todos somos iguales y no hay que querer ser superiores unos a otros", dijo una jovencita con intención de perdonavidas. UNA CALIFICACIÓN

En cuanto al tercer interrogante, las respuestas fueron más escuetas y hubo posicionamientos para todos los gustos, algunos justificados y otros simplemente calificando al feminismo en los términos del enunciado. En general se dijo que bueno, con un sinfín de puntualizaciones y matizaciones, no sin cierta ambigüedad, y un grupo afirmó no saber cómo juzgarlo; también hubo expresiones que lo consideraron malo. Como en los testimonios anteriores, los jóvenes mostraron contradicciones o falta de una posición clara, divagando entre esto y lo otro: "La mujer 108

tiene derecho de expresarse, está en toda libertad, si el feminismo es producto de la conciencia de la mujer es muy bueno, pero si el feminismo es producto del capricho de la mujer, pues es malo". "Es bueno en cuanto logra dar más apertura a la participación de la mujer, en cuanto va forjando, le va quitando toda esa castración histórica que se le ha impuesto. Pero resulta peligroso en cuanto que pueda ser utilizado moviendo a las masas por interés", dijo un muchacho que al parecer relacionaba feminismo con clientelismo o ciertos sesgos de la cultura política. "Depende de cómo se utilice", valoró un joven y otro dijo: ''Algo bueno moderadamente", o como el que terció: "No es que sea bueno o malo, bien hecho pues es bueno y mal hecho pues es malo". Como vemos, los jóvenes no tenían posición clara, si bien algunos dijeron "bueno" simplemente, la mayoría tenía dudas, como a los que le costó calificar al feminismo directamente de bueno y se andaban por las ramas, entre rodeos y dudas. Unos pocos, eso sí, dijeron "malo" directamente. Las estudiantes también consideraron que el feminismo era bueno y aportaron sus argumentos al respecto, y como los muchachos, añadieron en ocasiones como muletilla, relativizando dicha opinión, "pues en extremo es malo" o "creo que se ha desprestigiado mucho por convertirse en un circo" o "me parece la contraparte del machismo, en ese sentido me parece malo. Cuando es llevado con criterio, conciencia y conocimiento, me parece bueno", divagaba otra, en el mismo sentido que las respuestas de los muchachos. También había salidas del tipo: "Ni bueno ni malo, es muy idealista, no me gustan las posturas que tiene". Lo positivo: "Es bueno porque impulsa a la mujer", pero "todavía hay que pulirlo y mucho". Ni bueno ni malo fue un comentario socorrido entre las mujeres, incluso hubo quien dijo "regular". "Bueno en algunos logros que ha tenido y malo en la sismología (sic), que ha creado", dijo una joven, en sentido similar a otros testimonios recabados en este punto y sobre este tema. UNA IDENTIFICACIÓN

En la última pregunta se trataba de considerarse feminista o no. Las respuestas obtenidas fueron largas y meditadas, algunas otras, con humor e 109

ironía: "¿Yo feminista? ¡Pues si yo soy hombre!" "No, porque no soy mujer", respondieron escuetamente algunos entre sorpresa y más que nada broma fácil. Un joven dijo muy convencido: "Sí, porque precisamente creo necesario que las mujeres tengan una igualdad, una participación, las considero no solamente como mis iguales, sino en algunas situaciones y algunos aspectos, superiores a mí", lo cual por una parte, parece satisfecho con el feminismo, sin embargo, aparece en el final el deje de la superioridad, en este caso en particular de las mujeres, con lo cual vuelve a dejarse entrever cierta versión que puede ser interpretada contrariamente a lo que en la primera parte de su frase parece querer decir, pero el reconocimiento bien vale un aplauso. "Yo creo en la igualdad de la mujer y en los derechos de la mujer pero nada más", dijo uno sin comprometerse, mientras otro sí se identificó: "Sí, pienso que está bien que seamos iguales, sí ese es el sentido en que yo lo interpreto". "Sí, porque precisamente creo necesario que las mujeres tengan una igualdad, una participación", sentenció otro más convencido. Algunas dudas: "No sé, porque para mí hombres y mujeres son iguales". "Estoy en pro de la igualdad, pero no creo que eso me defina como feminista". "Sí, me gusta la igualdad de oportunidades pero así tanto como llegar al feminismo de repente, no, no creo". "En cierto modo, porque hay cosas en las que sí estoy de acuerdo con ellas, con su manera de ver las cosas, pero ya cuando rayan con lo exagerado o en situaciones ridículas, pues ahí ya no". O la negativa directa: "No, porque no sé qué es ser feminista". "No, porque no le veo la razón de considerarme feminista", o el típico entre convencido y gracioso que ya habíamos visto: "No, porque no soy mujer". "No, porque sí hay que darle los valores a las mujeres, pero tampoco hay que sobrepasarse", o en el sentido anterior de radicalismo y extremismo: "No, porque todos los extremos son malos". También las mujeres se identificaron o no, según, si bien se mostraron más proclives a decirse o ser calificadas de feministas, no sin ciertas reticencias como veremos. Entre las que dijeron no, se justificó tal posición en el sentido: "No, nunca ando tratando de ser, de superar al hombre" o "no, 110

porque no buscan la igualdad sino ser superiores y es ahí donde está su error, además, deberías de escuchar algunas de sus propuestas, son inverosímiles, creo que su error está en ver al hombre como su enemigo". "No, porque yo me considero una persona normal", identificando el término con superioridad más que como igualdad. "No, la experiencia que tengo es muy fea, conocí a un grupo de feministas aquí en la universidad y realmente eran unas anarquistas. Odiaban a los hombres, y como que propuestas no tenían", expresó una muchacha remarcando su experiencia personal. "No, porque me considero femenina y quiero ganar espacios como mujer, no como hombre", manifestó en contra de la masculinización. 26 "No, porque son medio radicales". "No, no me considero feminista, me considero mujer, ser humano", volviendo a la acusación de extremismo o como si hubiera cierta contradicción o competencia entre los diferentes vocablos. "No, porque pienso que este mundo está compuesto por hombres y mujeres, y no puede haber división", dijo una considerando seguramente que el feminismo divide a los sexos, y ella estaba por su unión o igualación. Las que contestaron sí, reivindicaron la igualdad de derechos y oportunidades, entre otras cuestiones: "Me considero feminista porque casi siempre estoy en pelea por mis derechos, y al mismo tiempo que exijo derecho, pues tengo obligaciones". "Sí, porque mi formación no fue estigmatizada", señaló una joven calmada, y añadieron otras algo exaltadas: "Sí, porque odio a los machistas, y ciento por ciento, defiendo a la mujer, y deseo que se transmita la igualdad entre hombres y mujeres". "Sí, porque también voy en contra del machismo, de la opresión y de que te discriminen como mujer". "En parte sí, estoy de acuerdo que la mujer tenga los mismos derechos y oportunidades que los hombres, pero quizá yo no he hecho todo lo posible para poder hacerlo", confesó otra muchacha en su testimonio. Hubo respuestas con matizaciones como las de ellos: "Sí, porque reivindico las capacidades y habilidades de las mujeres, porque reconozco la parte masculina, porque vivo pensando en mejorar mi vida en relación con el colectivo". "En cierto modo las bases son buenas y claro que nos apoyan a 26

Cuestión ésta bien importante y de debate en nuestros días (Subirats, 1998).

111

nosotras las mujeres, pero pues tampoco caer en que yo soy feminista y voy a luchar por esto, no caer en los extremos", la sombra del extremismo y radicalismo aparece de nuevo, ahora en boca de mujer. ''A veces, porque a veces me encanta competir con los hombres y hacerles ver que son más burros que yo", sentenció una joven en tono medio divertido, pero no por ello menos serio. Para finalizar se puede afirmar que dentro de la pluralidad de definiciones, opiniones, calificaciones e identificaciones o no con el feminismo, observamos una concepción y visión, en términos generales, positiva. Esto es, las y los estudiantes se muestran favorables, si bien, siempre aparecen las dudas, divagaciones y reticencias, como que les cuesta posicionarse directa y claramente de forma satisfactoria sobre el feminismo o identificarse con él; prefiriendo decir, por ejemplo, que es bueno y malo y argumentando sus por qué, o escogiendo decir "sí, pero ... ", señalando errores y problemas. Entre los y las jóvenes, éstas se mostraron más proclives en todas las respuestas, si bien ellas también manejaron las gradaciones y puntualizaciones en todo momento. La igualdad de derechos y oportunidades conjuntamente con las necesidades de las mujeres, fue una justificación muy empleada, así como su presencia en México por la discriminación que existe, esto último sobre todo en boca de los varones. Por el contrario, la acusación de radicalismo e imposición, especialmente por parte de los estudiantes hombres también se utilizó con cierta asiduidad. Una cuestión socorrida fue la comparación, siempre en términos negativos, con el machismo, esto en palabras básicamente de los muchachos, pero también en ocasiones femeninas. Así las cosas, opiniones para todos los gustos y disgustos, en todo caso, el feminismo parece bueno, pero con todos los peros del mundo y, por supuesto, no para todos y todas.

EL

FEMINISMO A DEBATE: ANÁLISIS E INTERPRETACIONES

El feminismo en todo momento y lugar ha sido motivo de debate y polémica. El objetivo de este texto es mostrar el estado actual de la percepción o discusión sobre el tema, pero no desde las catedrales de sus acérrimas 112

defensoras políticas, ni en los púlpitos de sus expertas académicas, ni siquiera desde los labios de sus detractores y detractoras más efusivas y delirantes, sino en la sociedad en general, entre los hombres y mujeres de a pie de todo el país, y entre los jóvenes estudiantes universitarios de forma especial. Los resultados, lejos de tener una lectura pesimista como muchas feministas creen en el entendido de que la media de edad de las militantes es más bien alta, o entre las que consideran que sus metas principales ya han sido cumplidas, sus ideas asimiladas por el común de la sociedad y sus propuestas por las instituciones políticas, muestran una visión más bien plural y podemos decir que relativamente optimista. En primer lugar hay que señalar la heterogeneidad de la juventud encuestada y su representatividad estadística en el análisis del sondeo nacional. En segundo, el recorte sectorial de las encuestas realizadas en el seno de las universidades. Y en tercero, la relatividad representativa de las entrevistas frente a su profundización argumentativa, subjetiva, pero con la riqueza de todo lo cualitativo y testimonial. Con una y otra fuente se ha obtenido un panorama amplio en ocasiones, hondo otras veces, sobre actitudes, opiniones, valoraciones e incluso identificaciones en torno al feminismo, y su actual concepción desde la población en general, la juventud, y las y los estudiantes universitarias/os, en particular. Podemos afirmar que la mirada de la juventud, universitaria especialmente, en términos generales es positiva, eso sí, siempre dentro de ciertos grados de ambigüedad y duda, tanto por parte de los hombres, como de las mujeres, especialmente mostrados en los testimonios cualitativos recabados. Siendo estas últimas las más proclives, como cabría suponer, con posiciones más favorables y próximas al feminismo. Así, para la opinión pública, a partir de la encuesta nacional, son las mujeres, los jóvenes y adultos, los de mayores grados de instrucción y las amas de casa, el sector que considera "bueno" al feminismo. Los grupos sin opinión o los de una opinión negativa se conforman básicamente a partir de los hombres mayores, con menor educación y a veces también de reducidos ingresos. 113

Sobre el considerarse feminista, son las mujeres adultas, con mayor nivel educativo y las amas de casa las más identificadas. Por el contrario, la población masculina, las personas mayores, con menor instrucción, jubilados y desempleados son quienes se muestran menos identificados o más hostiles. Pasando a las encuestas universitarias, presentan una mejor opinión las mujeres de la UAM, en comparación con algunas de la UIA. Las personas de la UIA son las que manifiestan peor opinión en general. Y entre las gentes que dicen no saber destacan los hombres de ambos centros de educación supenor. Respecto a la identificación total o relativa, sobresalen las mujeres de la universidad privada y de la pública. y los que dicen no ser feministas son básicamente hombres, en particular de la universidad privada. En cuanto a la definición de feminismo, las entrevistas realizadas en los dos centros educativos indican que más mujeres que hombres se expresan de manera favorable en relación con la igualdad de derechos y oportunidades, pero no por ello sin mostrar dudas y ambigüedad al respecto. Varios hombres se manifestaron también en este mismo sentido, pero ellos consideran, en su mayor parte, al feminismo como radical, impositivo, o como un grupo de mujeres que no saben lo que quieren, desacreditanto y desvalorizando con mucha más dureza y agresividad que el grupo de mujeres que así también se posicionó. La igualación con el machismo en sentido negativo, es quizá, la crítica más dura. Hay que aclarar que las jóvenes que tenían definiciones negativas no expresaron tanta pasión ni se explayaron con tanta amplitud como los estudiantes hombres que así lo hicieron. La opinión general fue de validez, con grandes dudas en ocasiones. Los hombres señalaron su necesidad, sobre todo por la discriminación femenina que tiene lugar en México. Las personas que tenían una valoración contraria lo igualaron nuevamente al machismo, especialmente los varones. La calificación fue positiva, otra vez con divagaciones y puntualizaciones extensas por parte de ambos sexos. Un grupo pequeño también lo consideró "malo". En la cuestión de ser o no feminista, las mujeres se mostraron en todo momento más proclives, a veces con sus asiduas reticencias y reparos, y el 114

acompañamiento de "en cierto modo"; algunos hombres se expresaron en ese mismo sentido. Los que se revelaron contrarios, lo justificaron por el extremismo que conlleva, y las mujeres que también se posicionaron de ese modo, argumentaron en contra de la superioridad y masculinización que ellas consideran presente en el feminismo, diciendo que todos y todas "somos seres humanos", en aras de una abstracta y bella reconciliación discursiva, como si ello por sí sólo excluyera la discriminación existente. Percepciones y actitudes de toda clase, reflejo de la heterogeneidad social y la pluralidad ideológica de nuestro entorno, muestra de saludable libertad de expresión, por un lado, y por otro también quizá carencias en cuanto a los conocimientos o las tomas de postura concretas. Hay que aclarar que dentro de este mar, tempestuoso más que calmo, de pensamientos y cosmovisiones, a veces favorable, otras en contra, en muchas ocasiones ambiguas y poco perfiladas o claras, se puede observar un panorama, si no favorable al feminismo sí relativamente abierto. Un esbozo de opinión, que con dudas y contradicciones no juzga mayoritariamente negativo al feminismo, sino al contrario: lo sienta en el banquillo de los acusados y lo absuelve, aunque no con mayoría absoluta; por mayoría relativa y alguna moción en contra. Tenemos que avanzar en el cambio estructural. El contrato social implícito, vigente durante siglos, por el que hombres y mujeres ocupan los espacios públicos y privados en función del sexo, está afortunadamente roto. Hoy se comparten ambos espacios cada día en mayor medida y es preciso, por tanto, adecuar la organización de nuestras sociedades a esa nueva realidad. Otro elemento esencial, tan importante como fue el derecho de sufragio en su día, es el logro de lo que hemos denominado la democracia paritaria. Es necesario superar el "déficit democrático" que existe en nuestras sociedades y por tanto acceder a un reparto equilibrado en la representación política yen la toma de decisiones, ya que la participación equitativa de hombres y mujeres en la representación política es una condición esencial de la democracia, que contribuirá a mejorar ya legitimar el funcionamiento de las instituciones. 27 27

Alberdi,

op. cit., 1994, p. 7.

115

NOTA METODOLÓGICA

La encuesta nacional se realizó gracias al apoyo de CONACYT en junio de 1996 para un proyecto sobre cultura y participación política de hombres y mujeres en México (Fernández Poncela, 1997). Las dos preguntas que analizamos en estas páginas no fueron trabajadas en el conjunto de la investigación por tratarse de un tema específico y ciertamente algo marginal para los objetivos del estudio en cuestión. Es por ello que aquí se exponen por vez primera sus resultados y se reflexiona en torno a los mismos. El levantamiento de la encuesta estuvo a cargo del Gabinete de Estudios de Opinión, y la muestra contó con la representación de 19 estados de la República y el Distrito Federal, los casos fueron en total 1,200, 48.7% de hombres y 51.3% de mujeres, se contempló la representatividad de los diferentes grupos de edad según el censo de población; así como los diversos grados de escolaridad, varias ocupaciones y diferentes niveles de ingreso; el margen de error es de +-2.8. Por otra parte, se contó también con los datos de encuestas universitarias, una en la UAM (Xochimilco) y otra en la UIA (Santa Fe), la primera realizada en 1995 y la segunda en 1996. De las cuales analizamos las mismas preguntas mencionadas para la encuesta anterior, ya que el resto de la información se centra en la participación y cultura política de los jóvenes estudiantes, otra investigación específica que se realizó sobre este tema y sector social (Fernández Poncela, 2000). El número de casos fue de 500 en cada centro universitario, el margen de error es +-5; sobre los sexos hay 47.5% hombres y 52.5% mujeres, en cuanto a las edades en su mayoría eran jóvenes entre los 20 y los 25 años, y los ingresos fueron calificados de altos y medios en un centro y medios y bajos en el otro, según se tratara de la universidad pública o privada. Finalmente y respecto al enfoque cualitativo y testimonial, se cuenta con cuatro preguntas, esta vez como parte de una entrevista en profundidad que tuvo lugar entre estudiantes de los dos centros universitarios donde también se aplicó la encuesta mencionada, entre 1996 y 1997 (Fernández Poncela, 2000), en esta ocasión se contó para su realización con la colabo116

ración del servicio social de la UAM. Las características de la entrevista y los entrevistados son las siguientes: se realizaron 116 encuestas, 57 en la UAM y 59 en la UIA, las mismas fueron aplicadas teniendo en cuenta de forma aleatoria el sexo, el nivel de instrucción y la elección de especialización en los estudios, así 42 hombres y 74 mujeres fueron interrogados, cuya edad media fue de 23 años, con diversidad de ingresos familiares y con residencia mayoritaria en el Distrito Federal o el Estado de México.

117

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ÍNDICE

PRÓLOGO

7

VALIENTES y DESAFORADAS ÁNGELES MASTRETTA EL NUEVO MOVIMIENTO FEMINISTA MEXICANO A FINES DEL MILENIO

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ANALAU TRES DÉCADAS DE NEO FEMINISMO EN MÉXICO

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ELI BARTRA FEMINISMO y OPINIÓN PÚBLICA HOY. APUNTES PARA UNA REFLEXIÓN ANNA

M. FERNÁNDEZ PON CELA

125

83

Se terminó la impresión de esta obra en noviembre del 2002 en los talleres de Editorial Progreso, S.A. de c.v. Naranjo 248, Colonia Santa María la Ribera Delegación Cuauhtémoc, 06400, México, D.F.