Falacias, dilemas y paradojas, La economía de España 1980-2010 [2 ed.]
 9788437082868, 8437082862

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Índice
Prefacio a la primera edición
Prólogo a la primera edición
Prólogo a la presente edición
Introducción. Falacias, dilemas y paradojas en economía
Píldora 1. Sobre la teoría de la argumentación y las falacias
Píldora 2. Trampas del lenguaje y economía
Píldora 3. Un poco de matemática, física y economía
Píldora 4. El dilema Goodhart
Píldora 5. Cómo medir variables cualitativas en economía
1. Estructura sectorial de l economía española
Píldora 6. La eficiencia productiva de las agriculturas españolas
Píldora 7. Fórmulas mágicas para la reconversión industrial en España
Píldora 8. El mercado inmobiliario y la burbuja especulativa
2. Crecimiento económico: modelos analíticos
To PIB or not to PIB, that is the question
Píldora 10. Una visión contable (y antropológica) del PIB
Píldora 11. El modelo neoclásico de crecimiento resumido
Píldora 12. Sobre la humildad del economista
Píldora 13. Una visión mecanicista del crecimiento
Píldora 14. Propiedad intelectual y crecimiento endógeno
Píldora 15. Regularidades analíticas y empíricas de los modelos de crecimiento endógeno
3. Crecimiento económico: factores determinantes
Píldora 16. Capital humano y crecimiento endógeno
Píldora 17. Tecnologías de la información y la comunicación (TIC)
Píldora 18. Políticas de I+D+i en la Unión Europea
Píldora 19. Trajano y las hansas
4. Crecimiento económico: el caso de España
Píldora 20. Ahorro, crecimiento y pacto tecnológico
Píldora 21. ¿Minirrecesión en primavera?
Píldora 22. España ante la desaceleración global
Píldora 23. Negacionismo económico versus credibilidad
Píldora 24. Economía de vuelo sin motor
Píldora 25. Deflación: ¿la puntilla de la recesión?
Píldora 26. Innovación y crecimiento económico
Píldora 27. Cambio de modelo y prêt-à-porter
Píldora 28. Procrastinar
5. Perturbaciones, desequilibrios y ciclo económico
Píldora 29. Perturbaciones macroeconómicas y ciclo económico
Píldora 30. El resbaladizo concepto de NAIRU
6. Sector exterior y balanza de pagos
Píldora 31. Precio de cambio o cotización de una moneda
Píldora 32. Fórmulas mágicas de la competitividad exterior
Píldora 33. Tres niveles de integración económica en Europa
Píldora 34. Lisboa antigua y señorial...
Píldora 35. Marco conceptual y contable de las transacciones de balanza de pagos
Píldora 36. Estructura, clasificación y saldos significativos de la balanza de pagos
7. Políticas de estabilización: política monetaria en la Unión Europea
Píldora 37. El control monetario y los multiplicadores
Píldora 38. La paradoja del Sistema Monetario Europeo
Píldora 39. La trilogía imposible, límites de la política monetaria española en el SME
Píldora 40. La estrategia de dos pilares del Banco Central Europeo
8. Políticas de estabilización: política fiscal en la Unión Europea
Píldora 41. ¿Es beneficiosa la disciplina fiscal para el crecimiento económico?
Píldora 42. Definiciones de déficit público y esfuerzo fiscal
Píldora 43. El Procedimiento de Déficit Excesivos (PDE)
Píldora 44. El nuevo Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC)
9. Mercado de trabajo y protección social
Píldora 45. Clases de desempleo y sus causas
Píldora 46. Mercado de trabajo y creación de empleo en Europa
Píldora 47. ¿Qué es un trabajo de calidad?
Píldora 48. Flexibilidad y adaptabilidad de los mercados de trabajo de la UE
Píldora 49. Flexiguridad del mercado de trabajo
Píldora 50. ¿Cambio de modelo sin reforma laboral?
Píldora 51. Un contrato de trabajo que mejore la empleabilidad del trabajador
Píldora 52. Perspectiva macro y micro de la fiscalidad sobre el empleo
Píldora 53. La generosidad de la protección social en la UE
Píldora 54. La falacia del sueño americano
Píldora 55. Sistemas de protección social y lucha contra la pobreza
10. El sistema financiero español en la unión Europea
Píldora 56. El sistema financiero español en el contexto europeo
Píldora 57. Libre circulación de capitales y acciones de oro
Píldora 58. Un mercado único del seguro
Píldora 59. La crisis financiera global, la respuesta europea
Píldora 60. La crisis financiera global, la respuesta española

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falacias, dilemas y paradojas La economía de españa: 1980-2010

Educació. Materials

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falacias, dilemas y paradojas

la economia de españa: 1980-2010 Manuel Sanchis i Marco

UNIVERSITAT DE VALÈNCIA

Colección: Educació. Materials Director de la colección: Guillermo Quintás Alonso

Esta publicación no puede ser reproducida, ni total ni parcialmente, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, ya sea fotomecánico, fotoquímico, electrónico, por fotocopia o por cualquier otro, sin el permiso previo de la editorial.

1ª edición: marzo 2007 2ª edición, corregida y ampliada: mayo 2011 © Del texto: Manuel Sanchis i Marco, 2011 © De esta edición: Universitat de València, 2011

Fotocomposición y maquetación: Celso Hernández de la Figuera Corrección: Communico C.B. Cubierta: Celso Hernández de la Figuera ISBN: 978-84-370--8 Depósito legal: V-1910-2011 Impresión: Publidisa

Índice

PREFACIO a la primera edición................................................................. Prólogo a la primera edición................................................................. Prólogo a la presente edición................................................................

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Introducción - Falacias, dilemas y paradojas en economía Píldora 1: Sobre la teoría de la argumentación y las falacias................. Píldora 2: Trampas del lenguaje y economía......................................... Píldora 3: Un poco de matemática, física y economía........................... Píldora 4: El dilema Goodhart............................................................... Píldora 5: Cómo medir variables cualitativas en economía................... Ejercicios................................................................................................ Actividades de la Web............................................................................. Cuestionario de autoevaluación.............................................................

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Capítulo 1. Estructura sectorial de la economía española Píldora 6: La eficiencia productiva de las agriculturas españolas.......... Píldora 7: Fórmulas mágicas para la reconversión industrial en España Píldora 8: El mercado inmobiliario y la burbuja especulativa............... Ejercicios................................................................................................ Actividades de la Web............................................................................. Cuestionario de autoevaluación.............................................................

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Capítulo 2. Crecimiento económico: modelos analíticos Píldora 9: To PIB or not to PIB, that is the question........................... Píldora 10: Una visión contable (y antropológica) del PIB................... Píldora 11: El modelo neoclásico de crecimiento resumido.................. Píldora 12: Sobre la humildad del economista...................................... Píldora 13: Una visión mecanicista del crecimiento.............................. Píldora 14: Propiedad intelectual y crecimiento endógeno................... Píldora 15: Regularidades analíticas y empíricas de los modelos de crecimiento endógeno.........................................................

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Ejercicios................................................................................................ Actividades de la Web............................................................................. Cuestionario de autoevaluación.............................................................

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Capítulo 3. Crecimiento económico: factores determinantes Píldora 16: Capital humano y crecimiento endógeno............................ Píldora 17: Tecnologías de la información y la comunicación (TICs).. Píldora 18: Políticas de I+D+i en la Unión Europea............................. Píldora 19: Trajano y las hansas............................................................ Ejercicios................................................................................................ Actividades de la Web............................................................................. Cuestionario de autoevaluación.............................................................

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Capítulo 4. Crecimiento económico: el caso de España Píldora 20: Ahorro, crecimiento y pacto tecnológico............................ Píldora 21: ¿Minirrecesión en primavera?............................................. Píldora 22: España ante la desaceleración global.................................. Píldora 23: Negacionismo económico versus credibilidad.................... Píldora 24: Economía de vuelo sin motor.............................................. Píldora 25: Deflación: ¿la puntilla de la recesión?................................ Píldora 26: Innovación y crecimiento económico.................................. Píldora 27: Cambio de modelo y prêt-à-porter..................................... Píldora 28: Procrastinar......................................................................... Ejercicios................................................................................................ Actividades de la Web............................................................................. Cuestionario de autoevaluación.............................................................

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Capítulo 5. Perturbaciones, desequilibrios y ciclo económico Píldora 29: Perturbaciones macroeconómicas y ciclo económico......... Píldora 30: El resbaladizo concepto de NAIRU.................................... Ejercicios................................................................................................ Actividades de la Web............................................................................. Cuestionario de autoevaluación.............................................................

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Capítulo 6. Sector exterior y balanza de pagos Píldora 31: Precio de cambio o cotización de una moneda................... Píldora 32: Fórmulas mágicas de la competitividad exterior................ Píldora 33: Tres niveles de integración económica en Europa.............. Píldora 34: Lisboa antigua y señorial.................................................... Píldora 35: Marco conceptual y contable de las transacciones de la balanza de pagos................................................................. Píldora 36: Estructura, clasificación y saldos significativos de la balanza de pagos............................................................................... Ejercicios................................................................................................ Actividades de la Web............................................................................. Cuestionario de autoevaluación............................................................. 8

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Capítulo 7. Políticas de estabilización: política monetaria en la Unión Europea Píldora 37: El control monetario y los multiplicadores......................... Píldora 38: La paradoja del Sistema Monetario Europeo...................... Píldora 39: La trilogía imposible, límites de la política monetaria española en el SME................................................................ Píldora 40: La estrategia de dos pilares del Banco Central Europeo..... Ejercicios................................................................................................ Actividades de la Web............................................................................. Cuestionario de autoevaluación............................................................. Capítulo 8. Políticas de estabilización: la política fiscal en la Unión Europea Píldora 41: ¿Es beneficiosa la disciplina fiscal para el crecimiento económico?............................................................................... Píldora 42: Definiciones de déficit público y esfuerzo fiscal................. Píldora 43: El Procedimiento de Déficit Excesivos (PDE..................... Píldora 44: El nuevo Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC).......... Ejercicios................................................................................................ Actividades de la Web............................................................................. Cuestionario de autoevaluación............................................................. Capítulo 9. Mercado de trabajo y protección social Píldora 45: Clases de desempleo y sus causas....................................... Píldora 46: Mercado de trabajo y creación de empleo en Europa......... Píldora 47: ¿Qué es un trabajo de calidad?............................................ Píldora 48: Flexibilidad y adaptabilidad de los mercados de trabajo de la UE................................................................................... Píldora 49: Flexiguridad del mercado de trabajo................................... Píldora 50: ¿Cambio de modelo sin reforma laboral?........................... Píldora 51: Un contrato de trabajo que mejore la empleabilidad del trabajador............................................................................ Píldora 52: Perspectiva macro y micro de la fiscalidad sobre el empleo Píldora 53: La generosidad de la protección social en la UE................ Píldora 54: La falacia del sueño americano........................................... Píldora 55: Sistemas de protección social y lucha contra la pobreza.... Ejercicios................................................................................................ Actividades de la Web............................................................................. Cuestionario de autoevaluación.............................................................

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Capítulo 10. El sistema financiero español en la Unión Europea Píldora 56: El sistema financiero español en el contexto europeo......... Píldora 57: Libre circulación de capitales y acciones de oro................. Píldora 58: Un mercado único del seguro ............................................ Píldora 59: La crisis financiera global, la respuesta europea................. Píldora 60: La crisis financiera global, la respuesta española............... Ejercicios................................................................................................ Actividades de la Web............................................................................. Cuestionario de autoevaluación.............................................................

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Als meus pares, Manolo i Carmen

A la meua dona, Yvonne

Als meus fills, Lluís i Àlex

A mis alumnos y alumnas de 2.º de ADE, de 3.º de ECO y del Grupo Internacional de los años académicos 2005-06 a 2010-2011, y de los años venideros

¿Qué impide en todas estas situaciones que se mantenga a salvo la reflexión con tranquilidad, con juicio verdadero sobre los acontecimientos, con tratamiento adecuado de lo sometido a consideración? De tal forma que el juicio diga al acontecimiento: «eres así en substancia, aunque aparentes ser distinto en apariencia», y que el tratamiento diga al suceso: «te estaba buscando porque el suceso presente es materia para la virtud racional, social y, en general, para el oficio de un hombre que se equipara a dios». [Marco Aurelio, Meditaciones, 7.68]

Prefacio a la primera edición

Me pide el profesor Manuel Sanchis que prologue este libro. Es totalmente innecesario y quien lo lea no perderá mucho si salta estas líneas. No sé hasta qué punto ha dejado de ser cierto el viejo adagio de que «el buen paño, en el arca se vende». Lo que es indiscutible es que al buen paño, de origen inglés, catalán o flamenco, que tanto da, se le reconoce fácilmente en comparación con el que nos anega, por ejemplo, de China, gracias a la liberalización del mercado textil. Es, mutatis mutandis, lo que pasa con este libro. Se quede en el arca o no, no necesita en modo alguno que le hagan publicidad. Se la hace él mismo, por la mera circunstancia de que el autor lo ha escrito. Como conozco al profesor Sanchis desde hace más años de los que quisiera acordarme, es la buena amistad que nos une lo que sin duda le ha inducido a pedirme que le escriba unas cuantas líneas. ¿Qué encontrará en este libro el lector? En comparación con numerosos análisis de economistas que, con frecuencia, olvidan lo esencial e hipertrofian lo periférico, el lector comprobará cómo el profesor Sanchis, con un envidiable sentido del humor, pasa sus virtuosos dedos sobre un teclado singular para combinar tres pulsaciones: su conocimiento profundo del pensamiento y reflexión económicos que han ido acuñándose en los alveolos (léase despachos, opulentos o microcovachuelas) de los funcionarios de la Comisión Europea; su aplicabilidad, y en las condiciones institucionales derivadas de la pertenencia a la Unión Europea, a una amplia paleta de situaciones y políticas nacionales; su saludable escepticismo sobre la ciencia económica como instrumento taumatúrgico. Es una combinación que, por desgracia, no abunda en nuestras tierras. ¿Cuál es el resultado? Reflexiones divertidas, pero profundas, sobre la realidad económica que nos circunda, sobre los conocimientos para salir del paso que vehiculan los medios de comunicación y sobre las afirmaciones con que políticos e ideólogos inducen a comulgar al respetable, como si fueran auténticas ruedas de molino. 15

Manuel Sanchis i Marco Decía –y demuestra continuamente– uno de mis viejos maestros, el profesor José Luis Sampedro, que el economista debe tener rigor. Pero no se privaba de señalar que ese rigor no debe ser mortis. Por razón de edad, ¡afortunado él!, y de procedencia geográfica, el profesor Sanchis no fue alumno directo de José Luis Sampedro. Pero es un académico que no se ha sustraído a las atracciones de su epistemología. Un académico, me apresuro a decir, que sabe de lo que habla, porque no ha estado encerrado en las torres de marfil de la vida académica sino que se ha batido, con habilidad y con dureza, en las pugnas burocráticas, técnicas y del conocimiento que puntean la actuación de la Comisión Europea. Veinte años en Bruselas, tantos como quien ha pasado en ella el que estas líneas escribe, crean carácter. Uno llega al RondPoint Schuman con el pelo de su dehesa nacional respectiva. Es difícil dejar el Quartier européen con resabios nacionalistas. Nuestra experiencia común es la de que, en general, uno se convierte en ciudadano si no del mundo, por lo menos de una Europa felizmente en ampliación y en la que conviven sensibilidades, tradiciones, enfoques y posturas muy diferentes. Es un brebaje que consumen economistas, politólogos, sociólogos, juristas, médicos e ingenieros, por no citar sino unas cuantas profesiones, de toda laya. Es el antídoto más seguro contra la prepotencia, los viejos demonios exclusivistas y la hipertrofia de un conocimiento excesivamente parcelizado. Los alumnos del profesor Sanchis, y por extensión los lectores de este libro, tienen mucha suerte. En 23 píldoras, o por utilizar una terminología más adecuada a mi función de prologuista, en 23 joyitas podrán degustar la quintaesencia de una experiencia única y de un talante único. Que les sea provechosa su lectura. Ángel Viñas

Bruselas, enero de 2007

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Prólogo a la primera edición

Este es un libro sin pretensiones, pero pensado con una clara finalidad: la de explicarme como economista delante de mis alumnos de segundo curso de ADE y de tercero de ECO de la Universitat de València y, al hacerlo, crear actitudes intelectuales ante el día a día de la economía. Fue concebido el 17 de febrero de 2005, mi primer día de clase después de casi 20 años de ausencia de las aulas. Nació al comprobar, tras un rápido sondeo, que los universitarios que tenía delante de mí, ni leían habitualmente el periódico ni se interesaban por las noticias de actualidad económica. Ante este hecho, y consciente del bombardeo de mensajes al que son sometidos todos los días que genera en ellos una turbamulta de pensamientos que les impide seleccionar lo valioso, les prometí quince «píldoras»; una por cada una de las quince sesiones teóricas que teníamos atribuidas en el calendario académico. Aunque les prometí quince, de las cuales colgué unas cuantas en mi página Web, aquí han salido algunas más. Ha movido mi ánimo la necesidad de hacerles ver la realidad, y no sólo la económica, más allá de lo que nos muestra su apariencia. Entre otras razones porque la ciencia –la episteme griega de Aristóteles– es demostrativa y, por lo tanto, no muestra simple y llanamente sino que de-muestra (apo-deixis), es decir, muestra a partir de un punto de apoyo. Por lo tanto, me interesaba en ellos que desarrollaran no sólo el elemento deliberativo de la razón científica en economía, sino también el elemento intuitivo y abstractivo del intelecto, pues es éste, el que nos permite leer economía y construir una estructura no circunscrita a lo particular. Estas «píldoras«, pensadas para que sean tomadas indistintamente a la hora del telediario o inmediatamente antes de irse a la cama, tienen por objetivo que el consumidor pueda alcanzar el equilibrio de máxima utilidad o satisfacción de su función de utilidad llamada «sueño», pues la utilidad marginal que reporta el último euro adicional gastado en una píldora cualquiera que se lea o se consuma, 17

Manuel Sanchis i Marco es igual a la utilidad marginal de cualquier otra píldora. La elaboración de cada «píldora» deja abierto un importante campo de trabajo y sugerencias; quizás en esa apertura se encuentre el punto de conexión con la realidad económica. Transitar a través de esa apertura ha de constituir el trabajo del alumno. También persiguen crear en los alumnos una reacción instintiva, de sano escepticismo, sobre la sabiduría convencional, relativa a cuestiones económicas particulares y concretas. La pretensión se reduce a intentar que el alumno aparte su atención –dirigida hacia el escenario– para que la focalice en la tramoya, en las tripas del discurso económico, que se pare a distinguir voces y ecos o, lo que nosotros los economistas llamaríamos analizar –es decir, separar– la buena, de la mala economía. Necesitamos ampliar los horizontes de la economía si no queremos quedar encorsetados en un pensamiento económico de naturaleza unilateral y miope que sólo percibe con total claridad una parte de los problemas económicos, pero que, al desatender otras partes igualmente importantes, queda reducido a algo desprovisto de relevancia. Ésta es la intencionalidad del libro: ha de ayudar a justipreciar los argumentos económicos, sin perder de vista el norte, la guía y buen horizonte completo de la buena economía. Y estas son las razones por las que expongo –en su doble acepción de poner a la vista y de arriesgar– mi visión personal sobre la economía. Un libro de esta índole está llamado a crecer y a mudar de aspecto de acuerdo con las mismas circunstancias que lo han motivado; tendrá su día a día y, por ello, ha precisado a esta altura de este laboratori de materials. En un manual convencional se recogen referencias, conceptos y datos que después son desarrollados en clase, con mayor o menor fortuna, por el profesor que, a veces, da por descontada un nivel de formación en el alumno que le exime de tener que abordar todos los detalles de una exposición oral y de las reflexiones pertinentes, o de actualidad, sobre el tema del programa que se encuentre explicando. Por ello, estas píldoras vienen en ayuda del profesor, para que el alumno encuentre de forma sistemática, por escrito, y en pocas páginas –entre dos y seis– algunas reflexiones que el manual no permitió encauzar. Tengo por cierto que la labor de la universidad no consiste en transmitir información, sino en formar a las personas para las tareas intelectuales. Por ello, la función del profesor ha de consistir, más que en divulgar informaciones accesibles, y la mayor parte de las veces excesivas, por razón de su extensión, en estimular en el alumno su capacidad para filtrarlas y, sobretodo, para que discierna con criterio propio –con el criterio de las personas bien formadas– las buenas de las malas. Siendo estas píldoras una especie de castillo de fuegos artificiales construido con pólvora económica, la lista de agradecimientos ha de ser necesariamente muy extensa, empezando por mis antiguos compañeros y personas para quienes trabajé en la Comisión Europea, pues les debo muchas de las ideas sacadas de conversaciones privadas y de las que este libro es tributario. Empezaré por los compañeros de la Dirección General de Empleo y Asuntos Sociales de la Comisión Europea. Me estoy refiriendo a John Morley, Georg Fisher, Ralf Jacob, Alfonso Arpaia y Ricardo Fernández. Seguiré después con los compañeros de la Dirección General de Economía y Finanzas: Peter Bekx, Francisco Caballero Sanz, Hervé 18

Prólogo a la primera edición Carré, Manuel Hernández López, Jürgen Kröger, Werner Röger, Carlos Martínez Mongay, João Nogueira Martins, y Ludwig Schubert. También he de referirme a mis entrañables compañeros de la Universitat de València, empezando por Ximo Azagra, Rafael Beneyto, José Ismael Fernández Guerrero, Juan Ramón Gallego, Leandro García Menéndez, Rafael Moner, José Nácher, Enrique Sanchis Peris, José Jorge Sempere, Juan Antonio Tomás Carpi, y Luis C. Tormo García. Tengo deudas que saldar con profesores de las Universidades de Alicante, Barcelona, y Castellón; en concreto, con Paloma Taltavull de la Paz, Raúl Ramos Lobo, y Celestino Suárez Burguet. A todos ellos les agradezco su ayuda y su colaboración. Mención aparte es preciso hacer con Guillermo Quintás Alonso, a quien tengo por padre putativo de este libro, pues fue él quien creyó desde el primer instante en mi proyecto, quien me dio ánimos y me contagió entusiasmo universitario suficiente para que no me durmiera en los laureles y tuviese terminado el manuscrito (¡sic!), a su debido tiempo. Nunca se lo agradeceré bastante. Y, last but not least, a mi antiguo profesor y maestro Ángel Viñas le agradezco que se haya tomado la molestia y haya mostrado todo el interés del mundo en leer con detalle el manuscrito y en enriquecerlo con sus comentarios, precisamente en un momento en que el tiempo se había vuelto para él un bien escaso. Gracias Ángel. Como reconozco mi ignorancia y no me atrevo a asegurar que este libro no contenga error alguno, del que sería único responsable, y como además, su aparición se debe en primer lugar a mis alumnos de 2º curso de Administración de Empresas y de 3º de Económicas del curso académico 2005-06, y, entre ellos, a mi hijo Lluìs, a todos ellos se lo dedico, a Rubén Vicente y Sara Tarraso, Beatriz Garrido, Sefanja Ruijsenaars, Romina Acevedo, Teresa Doñate, Belén Torrejón, Mari-Ángeles Minguez, Desemparats Bardal, Verónica García, Estefanía Sanchis, y a tantos otros… pues aprendí de ellos tanto o más que ellos de mí. La Canyada, enero de 2007

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Prólogo a la presente edición

La obra sigue manteniendo el hilo conductor de la edición inicial. En ella se persigue satisfacer los intereses formativos del alumno de 2º y 3er curso de Economía y de ADE (Administración de Empresas) en el ámbito de la economía española. A este fin, con ese mismo espíritu, y aconsejado por la propia docencia, hemos añadido nuevas píldoras hasta un total de 60, y las hemos agrupado con un criterio temático en diez capítulos o bloques compactos, que son lo que se corresponden con los diez temas en los que está dividido el programa de la asignatura Economía Española. Como novedad, en esta segunda edición, abrimos el libro con una introducción al mundo de la argumentación y al bosque de las falacias en economía. Al mismo tiempo, hemos añadido al final de cada capítulo tres apartados: (i) el primero, contiene ejercicios y actividades; (ii) el segundo, nos envía a la dirección de una página Web del servidor de la Universitat de València creado al efecto (http// www.adeit.uv.es/libros), en la que el alumno podrá encontrar resueltos muchos de los ejercicios propuestos, así como otros nuevos, ejercitarse en la resolución del cuestionario de autoevaluación y buscar por su cuenta fuentes estadísticas; y, (iii) el tercero, recoge un cuestionario de autoevaluación para que el alumno pueda comprobar cómo ha avanzado en el dominio de la materia, lo cual requiere, además de trabajar el libro, la asistencia a clase de forma regular. Siempre se ha tratado de que dichas actividades, ejercicios y cuestionarios sirvan a los fines generales que justificaron el primer objetivo de esta obra. El alumno que haya asistido al curso de Economía Española debería de estar en condiciones óptimas para resolver los ejercicios y responder a las cuestiones sin mayor dificultad. Este prólogo apareció publicado, en parte, en forma de artículo en el diario El País – Tribuna, el martes 19 de enero de 2010, p. 31.

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Manuel Sanchis i Marco Me preguntaba en la primera edición sobre la misión de la universidad ¿Consiste ésta en formar estudiantes y enseñarles un oficio con el que ganarse la vida? ¿Ha de limitarse la universidad a transmitir información y conocimiento? No lo creo. La universidad debe, más bien, pertrecharles con el instrumental y la cartografía necesarios para que no pierdan el rumbo a la hora de construirse como universitarios y profesionales pero, sobre todo, como personas. Con ese bagaje, pero sin la muleta del profesor, a los estudiantes les compete elaborar su propio pensamiento y, siguiendo el ideal kantiano de la ilustración, saturar su Sapere aude!, atreverse a servirse de su propia razón, tener el valor de colmar su saber, pensando por cuenta propia. En lugar de divulgar informaciones o conocimientos asequibles pero que debilitan el espíritu, el profesor está llamado a influir sobre las capacidades del alumno para que construya su propio pensamiento. Ni la función de la universidad consiste en presentar ante los estudiantes un conocimiento previamente masticado y después regurgitado, ni la del profesor en situarles ante la fuente del saber. Aún así, nunca podríamos obligarles a beber de él. Se trata de actuar como guías indicando la dirección que puedan llevar sus pasos hasta alcanzar la fuente, estimulando así, su necesidad de saber que todos llevamos dentro, como se encarga de recordarnos Nietzsche. Además, nuestra preocupación se centraría no sólo en la transmisión de conocimientos, en su mayor parte con fecha de caducidad, y en un saber utilitario y necesario para ejercer una profesión; sino también, en infundir en el ánimo del estudiante un impulso moral hacia una cultura de vida anclada en actitudes y valores, que le permita ser una persona cabal, capaz de una cordialidad amistosa. Más que encorsetar al estudiante en un corpus teórico asfixiante, ejerzamos nuestra docencia como una actividad orientada a fecundar su inteligencia, a desarrollar en él una actitud positiva, en el sentido de añadidora de algo personal, aunque sea muy liviano, a lo que recibe desde la tarima. Nuestra docencia no puede quedar reducida a un saber libresco, a una cháchara que decrepita al fuego fatuo de los manuales al uso. Para el estudiante, más importante que amontonar un saber sabido es reflexionar sobre lo aprendido, como ya nos enseñó Antonio Machado por boca de Juan de Mairena: «Aprendió tantas cosas […] que no tuvo tiempo para pensar en ninguna». En ocasiones, sin embargo, la endogamia y la escolástica de manual, el pitagorismo doctrinal de clanes y camarillas, lo emponzoña todo. Mejor será, pues, que estimulemos proyectos educativos que respondan a las reflexiones que los mismos profesores realizan sobre su propia disciplina, para no acabar siendo, como nos enseña Descartes, «como la yedra que no sólo no alcanza mayor altura que la de los árboles, sino que frecuentemente desciende después de haber alcanzado la copa», hasta convertirse en humus. Seguramente cada cual logra tener una visión personal sobre su propia disciplina después de un proceso lento y a veces árido, de contrastación, análisis y reflexión, que ha pasado por fases de fascinación y desencanto, y de rebelión ante la sabiduría convencional de cada profesión y posterior reelaboración personal. Como economista, reconozco que salimos de las facultades con una visión ciclópea de la economía, es decir, unidimensional, pues, al igual que el 22

Prólogo a la presente edición cíclope homérico Polifemo, la aproximamos con un único ojo. Sólo el contacto con la vida económica, social y política nos convierte en economistas de una pieza, con una visión macroscópica de la economía. Quizás sea esta la razón por la que, desgraciadamente, existan muchos licenciados en economía pero muy pocos economistas. La obra está elaborada pensando, sobre todo, en mis alumnas y en mis alumnos de la Facultad de Economía de la Universitat de València y, en general, en los estudiantes de la Universidad española y, entre ellos, en mis hijos Lluìs y Alex. Por eso, no quiero desaprovechar la oportunidad que me ofrece este prólogo para transmitirles mi visión de lo que debe ser la docencia universitaria. Quiero que sepan que me parece inútil intentar encorsetar la sagrada autonomía moral de las personas y la libertad docente de los profesores universitarios; que el saber y la libertad van tan unidos que no puede darse el uno sin la otra; que los profesores universitarios no sabemos estar acuartelados, pues el toque de queda académico es letal para la universidad, lo que no es excusa para instalarnos en la rutina fácil del manual y de las clases magistrales; que un profesor universitario se hace con sus libros; y, que la elaboración de una obra como esta constituye, a mi modo de ver, el acto más positivo, en el sentido de ponedor o de añadidor, que cualquier profesor puede realizar durante su vida académica. Deseo aprovechar la oportunidad que me da este prólogo para expresar mi más sincero agradecimiento a las nuevas colaboraciones que he recibido desde la primera edición. A los profesores Rafael Beneyto Torres, Jesús Alcolea Banegas, Enrique Sanchis Peris, Ana Zorio Grima, y María Concepción Ferragut Domínguez, de la Universitat de València. Al profesor José García Solanes, de la Universidad de Murcia. Al profesor Vicente Royuela Mora, de la Universitat de Barcelona. A Tomás García Azcárate, Octavi Quintana Trías, y Bernard Connolly, de la Comisión Europea. Y, ya dentro de mi propia Facultad, a Vicente Almenar Llongo, querido compañero del Departamento de Economía Aplicada, por su inestimable ayuda en algunos ejercicios prácticos y en la preparación de todo el material docente en el sitio Web; a Lucía Marrahi Gomar, Licenciada en ADE y alumna del curso 2007-08, a quien le agradezco sinceramente haber colaborado conmigo en la discusión, concepción y redacción de los cuestionarios de autoevaluación; y, a mi hijo Lluìs quien, en plenos exámenes, ha estado siempre disponible para leer algunas píldoras y opinar desde la perspectiva del alumno, así como por haberme sacado de más de un atolladero informático y de otros zarzales en los que, en forma de cuadros y gráficos, me metí muy a mi pesar. Al igual que nos pasa cuando comemos con gula invencible, en este prólogo me he dejado para el final el mejor de los bocados. Lo mejor empieza ahora, porque es ahora cuando quiero agradecerle a mi esposa Yvonne, ejemplo de paciencia y discreción para mí, por su ilimitada comprensión a la hora de dejarme horas y horas enfrascado con mis fantasmas y luchando, como Don Quijote, con mis molinos de viento económicos. Mil gracias a todos por sus consejos y por su ayuda. La Canyada, 11 de enero de 2010

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Introducción. Falacias, dilemas y paradojas en economía

Píldora 1

Sobre la teoría de la argumentación y las falacias1 En un libro sobre falacias, dilemas y paradojas en el ámbito de la economía española, quizá valga la pena introducir la materia con algunas referencias, aunque sólo sean muy someras, a la teoría de la argumentación y a las nociones de argumentación, argumento, falacia, sofisma, paralogismo, dilema y paradoja. Se denomina argumentación o argumento a aquel enunciado o conjunto de enunciados que se expresan con el ánimo de establecer algo con el fin de que aquel ante quien se presenta la argumentación o argumento acepte como verdadero o falso aquello que se le presenta como conclusión, o bien siga un determinado curso de acción. Aunque las nociones de argumento y de argumentación pueden ser utilizadas de forma indistinta, se entiende por argumento, en un sentido general, aquel razonamiento o conjunto de razonamientos, enunciados o proposiciones que se utilizan para justificar, apoyando o refutando, una afirmación o una tesis. Por su parte, se entiende por argumentación un conjunto de argumentos o razonamientos como los anteriores a los que hay que añadir una intención de persuasión o seducción2 con el fin de conseguir que alguien acepte la verdad o falsedad de una tesis o su acción siga un curso determinado. 1. Agradezco a los profesores Rafael Beneyto Torres, Jesús Alcolea Banegas y Concepción Ferragut Domíngez los comentarios y las sugerencias a un borrador inicial de este texto; cualquier error que subsista es, por supuesto, de mi exclusiva responsabilidad. 2. Del latín seducere (se: preverbio que indica separación; y ducere: llevar, conducir), que significa llevar a parte o apartar de su camino a alguien y conducirlo a nuestro terreno.

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Manuel Sanchis i Marco Existen diferencias de matiz, aunque importantes, entre tales términos (Quintás Alonso, 2002: 32-33). Mientras el argumento se encuentra en un plano más conceptual, abstracto y nocional, la argumentación se sitúa en el plano lingüístico-retórico, y el razonamiento en el psicológico-mental. Cuando hablamos de argumento en la lógica simbólica, matemática o logística, nos estamos refiriendo a pruebas demostrativas y concluyentes que se derivan de aplicar las reglas del cálculo lógico, o del álgebra lógica. Es decir, hemos utilizado como materia prima el lenguaje natural, lo hemos vaciado de cualquier contenido, incluido el lingüístico o semántico, y lo hemos transformado en nuevo lenguaje, el lenguaje lógico. Por el contrario, si nos encontramos en un domino intermedio en el que se combinan la lógica, la dialéctica y la retórica, con el término argumentación nos estamos refiriendo a la presentación de una o varias pruebas que no son concluyentes y que, por ese motivo, han de ser presentadas de una forma seductora para que atraigan al auditorio a su favor. Aunque la teoría de la argumentación se apoya, en primer lugar, en la lógica, nos encontramos también en contacto con la retórica, que luego se transformó en oratoria con Cicerón y Quintiliano, de donde surgirá la dialéctica a partir del siglo xvi con Petrus Ramus (Pierre de la Ramée).

Diferencias en el ámbito de la lógica simbólica Incluso dentro del propio ámbito de la lógica formal se observan diferencias entre argumento y argumentación. La distinción fundamental estriba, para algunos lógicos (Falguera López y Martínez Vidal, 1999: 26 y ss.), en que un argumento es una entidad conceptual abstracta, es decir, desligada de cualquier conexión lingüística, vaciada de su contenido semántico y formada por proposiciones, es decir, por lo expresado por un enunciado. Mientras que una argumentación es un pasaje lingüístico concreto, también formado por una serie de enunciados u oraciones declarativas en términos gramaticales, en el que si aceptamos los enunciados que preceden –es decir, las premisas– tenemos necesariamente que aceptar el que sigue –es decir, la conclusión–, a los cuales les corresponde un valor de verdad o falsedad. Por lo tanto, un argumento lógico o una argumentación formal es aquella estructura constituida por tres elementos: (i) una conclusión, es decir, un enunciado o una proposición susceptible de ser declarada verdadera o falsa a partir de la argumentación; (ii) unas premisas: conjunto de enunciados o razones cuya verdad se aduce para apoyar la verdad de la conclusión; y, (iii) una intención: una conexión, nexo o consecuencia lógica entre las partes, es decir, entre las premisas y la conclusión. La conclusión y la intención (nexo de consecuencia lógica) no pueden faltar. Las premisas, por su parte, son un conjunto finito de enunciados eventualmente vacío (Ø). Una argumentación o un argumento formalizados contienen enunciados del lenguaje natural que, mediante el uso de fórmulas bien formadas, se ha transformado en un lenguaje lógico formalizado. Un argumento o una argumentación 26

Introducción. Falacias, dilemas y paradojas en economía formales son, por lo tanto, entidades conceptuales abstractas que expresan un acto del habla en la medida en que las constantes lógicas tienen un contenido semántico establecido. Si nos encontramos en el plano conceptual y nocional, hablaremos de argumento inductivo fuerte si la conclusión se sigue probablemente de las premisas, y de argumento inductivo débil si la probabilidad es baja. Por el contrario, hablaremos de argumentación inductiva si nos encontramos en el plano lingüístico o retórico, ya sea en un acto de habla o en un escrito, y ésta podrá ser igualmente fuerte o débil según el grado de probabilidad de que se confirme un determinado valor veritativo. En lógica clásica de primer orden, los argumentos pueden ser deductivos o inductivos. Los argumentos deductivos sólo pueden ser válidos o correctos y noválidos o incorrectos. Un argumento deductivo es válido o no-válido dependiendo de su estructura lógica. Según los manuales, validez es lo mismo que corrección, de modo que un argumento será formalmente válido o correcto si tiene valor apodíctico, es decir, si de él se deduce inferencia lógica. Dicho de otro modo, cuando la conclusión se siga necesariamente de las premisas; mientras que será no-válido en caso contrario. Sin embargo, como en la lógica formal los argumentos no contienen valores de verdad, es posible que un argumento sea válido y, al mismo tiempo, sea falso, debido a que su validez o no-validez es de naturaleza óntica, ya que depende de su estructura lógica y no de su naturaleza epistémica, es decir, no depende de lo que sepamos sobre dichas proposiciones y de los valores de verdad o falsedad que correspondan a las premisas y la conclusión, salvo en el caso de premisas verdaderas y conclusión falsa. De acuerdo con la distinción que acabamos de ver entre validez o corrección (óntica) y verdad (epistémica) de los argumentos, podemos afirmar, siguiendo los manuales de lógica formal (Beneyto y Úbeda, 2008: 21 y ss.) o formalizada, que un argumento es formalmente correcto si no puede darse un caso, en ningún mundo, universo de discurso o colección de entidades reales, abstractas, etc., que hay en él, en el que todas las premisas sean verdaderas y la conclusión falsa, en ese mundo o bajo esa interpretación. Un mundo en el que sí se dé lo anterior constituye un contraejemplo, es decir, un mundo en el que la argumentación falla. El argumento es correcto si no hay contraejemplo, incorrecto si existe contraejemplo, e indefinible si no puedo contestar a la pregunta, pues no se da ni lo uno ni lo otro. Ya hemos visto que la lógica trabaja con un lenguaje formal vaciado de contenido. Sin embargo, no es fácil poder determinar a simple vista la validez o corrección de un argumento. Para ello necesitaremos pruebas que nos conduzcan desde la verdad de las premisas a la verdad de la conclusión: (i) mediante la aplicación de las reglas de un cálculo lógico adecuado (derivación), es decir, que tenga la propiedad de ser consistente, de forma que en él no se puedan demostrar enunciados falsos, y completo, es decir, que demuestre todas las verdades o tenga la capacidad de fundamentar todo cálculo correcto; o, (ii) demostrando que no existe un contra-ejemplo, es decir, que no existe un caso en el que la premisa sea verdad y la conclusión falsa. 27

Manuel Sanchis i Marco

VALIDEZ MEDIANTE PRUEBA Aceptabilidad Derivación

Contraejemplo

Cuando un argumento deductivo sea correcto, y además todas sus premisas sean verdaderas, tendremos entonces lo que en lógica simbólica se denomina argumento coherente. Un argumento coherente ha de tener necesariamente la conclusión verdadera, pues no puede darse el caso de que exista un argumento válido con premisas verdaderas y conclusión falsa. A este tipo de argumentos también se les denomina argumento coherente en la teoría de la argumentación. Por último, un argumento deductivo incorrecto o inválido puede ser un argumento formal falaz, o también, una falacia formal.

Diferencias en el ámbito de la teoría de la argumentación Analicemos ahora algunas de las discrepancias que existen entre argumentación y argumento en el ámbito de la teoría de la argumentación.3 Una argumentación, o un argumento, es un encadenamiento de argumentos o de razones justificativas en apoyo de una afirmación o de una tesis, cuyo fin es convencer a alguien de su verdad. En otras palabras, se denomina argumento al conjunto de razones que se expresan y entrelazan con el ánimo de establecer algo, justificando una opinión o una acción, para que la persona ante quien se presenta el argumento o la argumentación acepte lo que se le presenta como conclusión o bien siga un determinado curso de acción. La teoría de la argumentación parte de la validez formal de los argumentos, pues requiere la validez formal del argumento desde el plano de la lógica, de modo que de él se deduzca una inferencia lógica. A partir de aquí, se necesita que el argumento sea coherente desde el plano de la semántica, es decir, que contenga inferencia lógica y premisas verdaderas; y que sea cogente,4 es decir, que sea fuertemente convincente y, por lo tanto, que afecte a la psicología del receptor. Por lo tanto, en la teoría de la argumentación el objetivo no consiste sólo en obtener una inferencia lógica que demuestre la validez del argumento, sino también en convencer o persuadir al oyente o al receptor de la verdad del ar3. En lo que sigue nos hemos apoyado en las notas manuscritas del curso sobre teoría de la argumentación del profesor Jesús Alcolea (2006). 4. Del verbo en latín cogere (cum: con; y, agere: llevar, mover). El verbo cogere significa empujar, impeler hacia un lugar, excitar a hacer una cosa, constreñir. En términos filosóficos se usa en el significado de deducir, concluir, inferir en sentido lógico, extraer una conclusión. Por ello, un argumento cogente nos pone en movimiento –como guiados por él, como por un auriga– para hacernos concluir lógicamente.

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Introducción. Falacias, dilemas y paradojas en economía gumento. Vemos pues que contiene tres elementos: (i) el sujeto: que es quien teje el argumento respetando las reglas de la inferencia lógica para producir un argumento válido en términos formales; (ii) el auditorio: que también aplica la lógica a aquello que recibe y que lo acepta como un argumento coherente; y, (iii) la psicología del receptor: que se deja seducir por la fuerza persuasiva del argumento coherente y lo capta como un argumento fuertemente convincente o argumento cogente. Lo anterior se encuentra enmarcado en el ámbito de la pragmática –del estudio de las significaciones de los signos para los sujetos– mediante la utilización del llamado triángulo RAS, que define las condiciones de relevancia, aceptabilidad y suficiencia que debe cumplir todo argumento genuino: (i) la razón de relevancia: según la cual deberemos rechazar aquellas razones que tengan poca o nula relación con la tesis que se pretende apoyar y justificar; (ii) la razón de suficiencia: por la que deberemos rechazar aquellos argumentos que tengan escasa capacidad para poder justificar y fundamentar la tesis; y, (iii) la razón de aceptabilidad: aunque la verdad sea siempre elusiva, esta tercera condición obliga a contrastar el contenido veritativo de la argumentación y, en la medida de lo posible, a verificar la veracidad de las premisas. TRIÁNGULO RAS Aceptabilidad

Relevancia

Suficiencia

La lógica, la dialéctica, la retórica y la oratoria son disciplinas que se ocupan de la argumentación. Mientras que la lógica se encarga del análisis crítico de un texto o de un argumento, la dialéctica lo hace del procedimiento, en tanto que la retórica y la oratoria tienen por objeto embellecer las palabras mediante el estilo con el fin de persuadir al auditorio. Tanto es así que una falacia no existe simplemente porque alguien la elabore, sino que requiere que haya otros que incurran en ella para que podamos decir que existe como tal. Lo usual es utilizar los términos falacia, sofisma o paralogismo en el mismo sentido, esto es, como un argumento aparente o forma de argumento o de refutación no válida con la que se quiere defender algo y confundir al contrario. A veces se distingue entre sofisma y falacia, entendiendo por falacia aquel argumento aparentemente válido que es simplemente un error o un descuido propuesto por alguien; mientras que por sofisma se entiende aquel argumento que ha sido tejido para hacer caer en él intencionadamente al auditorio o derrotar al oponente.

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Manuel Sanchis i Marco Otras veces se establecen algunas diferencias entre sofisma y paralogismo, entendiendo el sofisma como una refutación con conciencia de su falsedad y con el objetivo de confundir al contrario, de vencer mediante engaño; mientras que en el paralogismo falta dicha conciencia de falsedad, se trata de un pensar desviado y erróneo, pero involuntario y no intencionado. Además, el sofisma consiste en una refutación basada en pruebas no adecuadas, por lo que no es propiamente una refutación ya que es defectuosa. Dentro de las falacias lógicas podemos distinguir de dos clases:5 a) falacias formales: son las que atentan contra una forma argumentativa válida, es decir, las que contienen una inferencia no fiable (i. e.: premisas verdaderas y conclusión falsa); como son la falacia de negar el antecedente y la falacia de afirmar el consecuente; y, b) falacias no formales o materiales: que son las que nos interesan aquí, por tener mayor relevancia en el ámbito de la economía. Entre ellas podemos distinguir las siguientes: 1. Falacias informales del lenguaje: como las de ambigüedad (v. gr.: la falacia de composición, que es importante en economía y que consiste en afirmar del todo lo que es cierto de una parte sin mejor razón. Esta falacia nos ayuda a comprender la paradoja de la frugalidad, es decir, las razones por las que los intentos individuales de ahorrar en épocas de recesión, como la actual en España, pueden deprimir demasiado el consumo y llegar a disminuir los ahorros de todos) y las retóricas (v. gr.: Argumentum ad populum). 2. Falacias de relevancia o de apelación irrelevante: como la falacia de razón irrelevante (Non sequitur), la de conclusión irrelevante (Ignorantia elenchi), la de apelación a la persona o Argumentum ad hominem, la falacia de apelación a la autoridad o Argumentum ad verecundiam (v. gr.: Argumentum ad antiquitam), la de apelación a las emociones (v. gr.: Argumentum ad choleram, Argumentum ad baculum) y las falacias de distracción (v. gr.: Tu quoque). 3. Falacias de evidencia: como son las falacias de inferencia estadística (v. gr.: Secundum quid), las falacias de comparación, las de causa cuestionable (v. gr.: Post hoc ergo propter hoc que nos explica por qué algunos economistas confunden la forma en la que se manifiesta el crecimiento con los factores que lo determinan) y la de supuestos injustificados (v. gr.: Petitio principii, aunque ésta sea en realidad una falacia formal, y Argumentum ad ignorantiam). 4. Falacias adicionales: como las falacias de apelación a las consecuencias (v. gr.: Argumentum ad consequentiam).

5. Sobre este asunto recomiendo la resolución de los ejercicios y la realización de actividades propuestos en Tomás Miranda Alonso (2002: 79-100).

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Introducción. Falacias, dilemas y paradojas en economía En cuanto a los dilemas, señalemos que se trata de argumentos en forma de silogismo con una proposición disyuntiva cuyos dos miembros conducen a la misma conclusión; por eso se le llama syllogismus cornutus. En economía, solemos hablar de los dilemas en el mismo sentido que en el lenguaje corriente, es decir, como el conjunto de dos opciones contradictorias entre las que hay obligatoriamente que elegir una que producirá efectos negativos sobre la otra no elegida. En economía y en el marco de la teoría de juegos, es famoso el dilema del prisionero o, por poner un ejemplo más actual, el nuevo dilema que tiene planteado el Banco Central Europeo que consiste en la necesidad de gestionar una política monetaria que sea eficaz a la vez para países con inflación y para otros con peligro de deflación. Por último, las paradojas consisten, como ocurre con las famosas aporías de Zenón de Elea, en proposiciones extraordinarias y abracadabrantes que, por una parte, aparecen como portadoras de verdad y, al mismo tiempo, van a contracorriente de la opinión convencional sobre un asunto. Se trata de argumentos que no cabe asimilar a un puro juego banal, más bien al contrario, constituyen un acicate para la revisión de los conceptos teóricos y de las doctrinas que desafían, pues como nos señala Giorgio Colli (2006: 22): «Las aporías suscitadas por Zenón no deben tomarse a la ligera, desde el momento en que grandísimos pensadores, como Aristóteles (...) y Kant, en la Crítica de la Razón Pura, intentaron superarlas». Tienen gran importancia en economía, como es el caso de la famosa paradoja de la frugalidad antes mencionada.

La argumentación y la ciencia La pretensión de argumentar y de debatir, además de ser consustancial al hombre, es necesaria para poder vivir como tal. Hemos visto también que la argumentación es un juego de lenguaje en el que los participantes están comprometidos y se esfuerzan en conseguir, mediante el diálogo argumentativo, un acuerdo intersubjetivo y válido que añada conocimiento con pretensiones de verdad o de verosimilitud al ya existente. Es difícil, sin embargo, poder afirmar que un argumento cumple las pretensiones de validez cuando nos situamos en el marco de la racionalidad dialógico-trascendental (pragmático-universal) de Jürgen Habermas. La razón reside en que, según ésta, el diálogo intersubjetivo busca acuerdos con pretensiones de validez para los argumentos utilizados, y que dichos pactos están siempre sujetos a revisión y refutación ulterior. Es decir, estarán siempre aceptados con un carácter de provisión al modo en que Descartes, en la tercera parte de su Discurso del Método, decide elaborar «una moral para proveerse» (Quintás Alonso, 1999: 44) –une morale par provision– con el fin de no permanecer irresoluto en sus acciones. La argumentación, por otro lado, es imprescindible para el avance de las ciencias, ya que toda ciencia de la que no se pueda demostrar que es falsa, falseada o falsada no puede ser ciencia. Como señala Thomas S. Kuhn (2006), las leyes científicas nunca se demuestran, pues aunque se confirmen en su validez al tener 31

Manuel Sanchis i Marco evidencia empírica a su favor, siguen siendo falseables. Si se llegase a demostrar la ciencia, entonces sólo tendríamos matemáticas y lógica simbólica, es decir, ciencias formales que enuncian verdades formales llenas de rigor analítico, pero vacías de contenido; mientras que las ciencias experimentales o empíricas, como la física o la química, enuncian verdades materiales que dan lugar a un corpus teórico del cual se obtienen leyes derivadas. A la física de Ptolomeo, que dicho sea de paso es la que utilizan los marineros por resultarles la más útil, siguió primero la de Copérnico y luego la desarrollada por Galileo. Esta última fue mejorada por Newton, y la de éste fue superada, a su vez, por la de Einstein. Las leyes científicas empiezan siendo hipótesis, conjeturas, y no sabemos de dónde nacen dichas hipótesis; si surgen de las analogías, de la experiencia o de la intuición no lo sabemos con certeza. Aunque las falacias no son aceptables como argumentos genuinos, cumplen un importante papel en el avance de la ciencia en la medida en que ponen a prueba nuestros afanes por superar nuestros propios errores. Las ciencias empíricas, por ejemplo, se apoyan en razonamientos falaces debido a que no afirman mediante la utilización de reglas de derivación, como las matemáticas o la lógica, sino por empeiria, es decir, por una forma de conocimiento basado en la experiencia y en la observación, por oposición al conocimiento metafísico o especulativo. En las ciencias no formales, las llamadas ciencias sociales, como la economía, el énfasis en la formalización matemática les añade rigor y las hace más útiles para el análisis y la predicción. Sin embargo, al mismo tiempo, el abuso de la matematización y la confianza ciega, y por otro lado no siempre justificada, en la formalización como palanca para hacerlas más científicas, las vacía de contenido, las aleja de la realidad económica que pretenden analizar y las vuelve rígidas, dogmáticas y, a veces, inservibles. Es precisamente en los momentos de crisis, que en economía son recurrentes, cuando se manifiestan las «anomalías» (Kuhn), y es precisamente la existencia de «contraejemplos» lo que hace que se revisen acuerdos epistemológicos previamente pactados por la comunidad científica (paradigma científico). Por esta razón, es de esperar que surjan nuevos contraejemplos de la actual crisis financiera global que den lugar a revisiones epistemológicas de la ciencia económica en los próximos años.

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Introducción. Falacias, dilemas y paradojas en economía Chalmers, Alan F. (2006): ¿Qué es esa cosa llamada ciencia?, Siglo XXI, Madrid, 247 pp. Chalmers, Alan F. (2006): La ciencia y cómo se elabora, Siglo XXI, Madrid, 181 pp. Colli, Giorgio (2006): Zenón de Elea. Lecciones 1964-1965, Sexto Piso, Madrid, 195 pp. Copi, Irving M. y Carl Cohen (2007): Introducción a la lógica, Limusa, México, 698 pp. Deaño, Alfredo (2007): Introducción a la lógica, Alianza, Madrid, 424 pp. Falguera López, José Luis y Concepción Martínez Vidal (1999): Lógica Clásica de Primer Orden: Estrategias de Deducción, Formalización y Evaluación Semántica, Trotta, Madrid, 482 pp. Ferrater Mora, J. (2004): Diccionario de Filosofía, Ariel, Barcelona, vol. I, pp. 218-222 y 890-891; vol. II, pp. 1208-1212, y vol. III, pp. 2693-2700. Garrido, Manuel (20054): Lógica Simbólica, Tecnos, Madrid, 540 pp. Hempel, Carl, G. (2006): Filosofía de la ciencia natural, Alianza, Madrid, 168 pp. Kuhn, Thomas, S. (2006): La estructura de las revoluciones científicas, Fondo de Cultura Económica, México, 360 pp. Miranda Alonso, Tomás (2002): Argumentos, Publicacions de la Universitat de València, Valencia, 105 pp. Quintás Alonso, Guillermo (2002): Términos y usos del lenguaje filosófico, Publicacions de la Universitat de València, Valencia, 365 pp. — (ed.) (2010): El discurso del método de Descartes, KRK Ediciones, Oviedo, 159 pp. Tulmin, Stephen (2007): Los usos de la argumentación, Península, Barcelona, 330 pp.

Píldora 2

Trampas del lenguaje y economía6 A diferencia de lo que ha ocurrido con la lógica clásica de primer orden, con la psicología o con la filosofía analítica, las relaciones entre el lenguaje y la economía no han sido muy fecundas. A excepción de John Stuart Mill, la mayoría de los economistas no sienten una enorme inclinación hacia las sutilezas que encierran las paradojas lógicas o semánticas cuando se refieren al ámbito económico. Y ello es así a pesar de la enorme confusión que creamos los economistas cuando descuidamos nuestras expresiones semánticas y, al hacerlo, damos a entender a nuestro interlocutor una realidad muy diferente de la que queremos representar. Por eso, en lo que sigue, voy a intentar poner de manifiesto, con la ayuda de algunos ejemplos muy habituales, la importancia que tiene en economía saber distinguir con claridad los modos en los que una expresión lingüística puede ser significativa. 6. Agradezco al profesor Francisco Caballero Sanz sus comentarios al borrador de este texto; cualquier error que subsista es, por supuesto, de mi exclusiva responsabilidad.

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Manuel Sanchis i Marco En efecto, habitualmente utilizamos expresiones del lenguaje natural que, mezcladas con argumentos de naturaleza económica o matemática, dan lugar a ciertos equívocos. Ello es debido, a veces, a las diferencias entre el significado de dicho lenguaje natural y su significado económico o matemático. Analicemos, por ejemplo, la frase «La renta per cápita de los españoles ha crecido dos veces más que la renta de los colombianos». En ella estamos utilizando un sintagma diferencial con el que construimos una comparación en la que la expresión dos veces más tiene un significado doble: a) Por una parte, podemos entender que dos veces más significa el doble de la cuantía inicial sobre la que establecemos la comparación, pues es esto lo que de una manera espontánea se nos viene a la mente. Según este significado, la frase querría decir que si los colombianos tienen una renta per cápita de digamos 100 euros, nosotros la tendríamos de 200 euros. En el lenguaje natural decir dos veces más tiene una representación psicológica que nos hace pensar en el doble, del mismo modo que cuando digo «tres veces más» o «diez veces más» estoy utilizando esta expresión como equivalente del «triple» o del «décuplo», y así me entienden los demás. b) Sin embargo, si repasamos y repensamos la expresión dos veces más, nos daremos cuenta de que tiene otro significado, y que dicho significado no consiste en el doble. Decir el doble significa multiplicar por dos la dimensión del objeto que se esté considerando; mientras que, por el contrario, el doble sólo representa una vez más (¡y no dos veces!) aquello a lo que nos estamos refiriendo; sencillamente porque si fuese dos veces más tendríamos el triple y no el doble. ¿Cómo explicar toda esta confusión? Una primera aproximación al problema del significado de la expresión «dos veces más» la podríamos encontrar en Wittgenstein, para quien el significado de la palabra está determinado por su uso, es decir, «el significado es el uso que hacemos de la palabra» (2008: 137-141). En nuestro caso, el uso habitual que hacemos de la expresión «dos veces más», la figura mental que construimos es la del doble. Sin embargo, lo mismo ocurre cuando decimos «una vez más», pues la figura psicológica que se nos aparece es la de una extensión de igual tamaño a la que tenemos como muestra y que, por lo tanto, supone el doble del original. En la lengua castellana, el sustantivo vez hace referencia a la operación matemática de multiplicar o de dividir dependiendo de lo que siga a continuación. Si lo que sigue es la voz más, entonces multiplicamos; si se trata de «dos veces más», multiplicamos por dos; si trata de «tres veces más», multiplicamos por tres. Pero, si lo que sigue es la voz menos, entonces dividimos, de modo que si se trata de «dos veces menos», dividimos por dos, o sea, estamos queriendo decir «la mitad», y si decimos «tres veces menos», dividimos por tres, es decir, estamos queriendo significar «un tercio». 34

Introducción. Falacias, dilemas y paradojas en economía Además de lo anterior, la voz más –como también sensu contrario la voz menos– hace referencia a la operación matemática de sumar, a la función aditiva de la suma. Por eso, cuando ambas funciones, la multiplicativa vez y la aditiva más, se confunden en una sola en la expresión lingüística dos veces más, objeto de nuestro análisis, en términos matemáticos estaremos multiplicando por dos, e inmediatamente después, añadiendo una unidad adicional al resultado de la anterior multiplicación, por lo que obtendremos el triple y no el doble. Otro error de comprensión muy común entre los economistas, y que viene inducido por la falta de precisión en el uso del lenguaje, consiste en afirmar que el coste marginal de una producción cualquiera es el coste de la última unidad producida. Cuando en realidad el marginalismo razona, por el contrario, en términos de incrementos discretos y, por eso mismo, nunca habló de las unidades últimas, sino de las unidades adicionales o de una unidad más. Está claro que el coste de un determinado número de piezas es el mismo tanto para la primera pieza física que se haya producido como para la última, y que dicho coste se corresponde con el coste medio de producción o coste por unidad producida (coste unitario), es decir, con el coste total dividido por el número de unidades producidas.

Bibliografía Blasco, Josep Lluís, Tobies Grimaltos y Dora Sánchez (2006): Signo y Pensamiento, Ariel Filosofía, Barcelona, 238 pp. Garrido, Manuel (20054): Lógica Simbólica, Tecnos, 540 pp. Wittgenstein, Ludwig (20084): Investigaciones Filosóficas, Crítica, Barcelona, 547 pp.

Píldora 3

Un poco de matemática, física y economía7 La economía ha venido promoviendo e impulsando una utilización muy intensa de las matemáticas con el fin, entre otros, de superar su complejo de inferioridad como ciencia. Sin que esto sea reprobable, pues es bueno que la economía se interese por el rigor y la forma, también sería bueno que a la par no se olvide del contenido, a menos que queramos convertirla en una disciplina más interesada en el rigor formal de sus métodos y modelos, y en la precisión de sus estimaciones y cálculos, pero completamente desvinculada de la realidad y desinteresada por la verdad de los argumentos económicos. Además, la imposibilidad de llevar a la práctica verificaciones empíricas al modo de las ciencias experimentales ha inducido a la economía a utilizar las mate7. Agradezco al profesor Enrique Sanchis Peris sus comentarios al borrador de este texto; cualquier error que subsista es, por supuesto, de mi exclusiva responsabilidad.

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Manuel Sanchis i Marco máticas muy intensamente. Como la economía no puede realizar experimentación, un recurso muy habitual ha consistido en utilizar la expresión caeteris paribus para poder verificar el impacto que produce el cambio en una variable cuando las demás se mantienen invariables. En términos matemáticos, esta expresión es equivalente al concepto de derivada parcial, y expresa la necesidad de establecer relaciones de causalidad sin ser entorpecidos por la interacción simultánea de los determinantes últimos de las variables económicas consideradas. Otra expresión económica que puede dar lugar a cierto despiste conceptual es el término desaceleración económica, del que tanto se habló a principios del 2007. El Gobierno utilizaba esta expresión como eufemismo para negar la realidad y evitar la connotación negativa que tenían y tienen las palabras crisis o recesión. La obsesión por soslayar la cruda realidad y dulcificarla llevó al ministro de Economía y Hacienda a afirmar que la economía española se encontraba en una situación de desaceleración acelerada. Antes utilizar expresiones pintorescas y ejercitarse en el funambulismo lingüístico que reconocer abiertamente ante los españoles que estábamos ya al filo de la recesión. En términos de la física y las matemáticas el concepto está muy claro, sobre todo cuando nos encontramos en el universo de las funciones. La física aplica las matemáticas para estudiar funciones concretas, como puede ser el estudio de la posición de un objeto o masa puntual. Por analogía con la física, podemos entender el crecimiento del PIB como la velocidad a la que se desplaza un objeto, que en el ámbito de la economía podría ser el PIB. En nuestro caso, la función que nos interesa es la derivada de la posición inicial con respecto al tiempo, que es la velocidad. Mientras que la aceleración sería la derivada de la velocidad, es decir, la segunda derivada de la posición respecto del tiempo dos veces. Por lo tanto, la aceleración se puede interpretar como «la velocidad a la que cambia la velocidad», mientras que «la velocidad con que cambia la aceleración» sería la tercera derivada. Del mismo modo, hablar de «acelerar la velocidad a la que cambia la velocidad» consistiría matemáticamente en la cuarta derivada de la posición respecto del tiempo cuatro veces, y así sucesivamente, hasta la n-ésima derivada. La interpretación del concepto de aceleración que hacemos cuando en el lenguaje coloquial hablamos de un objeto que se acelera o, lo que es lo mismo, que varía (incrementa o disminuye) la velocidad respecto de la variable tiempo es la correcta. ¿Se puede hablar de «acelerar la velocidad»? Seguro, todo es posible, pero nos estaríamos refiriendo entonces a la «velocidad de cambio de la aceleración» (tercera derivada) y así sucesivamente con todos los términos (y derivadas) que se nos puedan ocurrir. La velocidad de la velocidad o aceleración (segunda derivada) la puedo cambiar a mi gusto (tercera derivada, etc.). La puedo aumentar, acelerando, es decir, aumentando la velocidad. También la puedo disminuir, ralentizando, es decir, disminuyendo la velocidad de cambio en el tiempo. La aceleración es la variación de la velocidad con el tiempo y, por tanto, no se mide en kilómetros por segundo, como se podría pensar, sino en kilómetros dividido por segundos al cuadrado, ya que hay que dividir la velocidad (km/s) por el tiempo (s). 36

Introducción. Falacias, dilemas y paradojas en economía La noción de crecimiento en economía es exactamente la misma que en la naturaleza, como puede ser, por ejemplo, el crecimiento de una planta. Por eso, la fórmula del tipo de interés compuesto continuo –que necesita del uso de los límites y de los logaritmos neperianos para su cálculo– explica por qué, en este asunto, no hay ninguna diferencia con la física. La lengua castellana y el lenguaje físico-matemático no coinciden siempre al cien por cien. En castellano, la palabra acelerar –y supongo que, por su significado en física, también en otras lenguas– significa ‘incremento de la velocidad en la unidad de tiempo’, es decir, aumentar la velocidad de alguna cosa en una unidad de tiempo. En física también tiene el mismo significado. Desgraciadamente, el diccionario de la RAE no nos clarifica si este incremento es constante y estable, es decir, en el sentido de una segunda derivada con valor constante, o por el contrario, variable en el sentido, por ejemplo, de una función de crecimiento exponencial. Si el aumento de la velocidad no es continuo en el tiempo, sino que sólo se produce en un intervalo temporal finito, entonces la velocidad se incrementa hasta un nuevo valor, pero se estanca o –lo que es lo mismo– se estabiliza. Por eso, aunque no lo recoja el diccionario, el «sentido» del verbo acelerar, en la forma en que habitualmente lo utilizamos, es el de incremento continuo, que podría tomar la forma de función parabólica, exponencial u otra distinta, y no el de un salto discreto desde un nivel anterior de velocidad en la unidad de tiempo –y, por tanto, desde un nivel «estable» de velocidad– a otro nivel «estable» de velocidad. En resumen, matemáticamente todas las derivadas son posibles. La interpretación «física», por su parte, determina el «sentido» de las funciones y se refiere a «cosas», siendo posibles todas las derivadas de esas cosas y, por lo tanto, «la función o variable posición de una partícula y la función o variable economía» podrían interpretarse del mismo modo. Retomando el inicio de la píldora, cuando el ministro de Economía y Hacienda afirmaba que existía una «desaceleración acelerada», ello suponía y supone, según lo expuesto, que la desaceleración con el tiempo sigue una función que no es lineal –ya sea parabólica, exponencial o polinomio de orden mayor que la unidad– y, por lo tanto, hay que entender sus palabras como que «nos desaceleramos cada vez más rápidamente», ya que en el caso de que fuese una función lineal ese ritmo de desaceleración sería constante. En otras palabras, si hoy la economía se desacelerase a razón de un cierto valor/día, digamos 10, mañana nos desaceleraríamos a razón de, por ejemplo, 100, pero pasado mañana no a razón de 1.000 (como cabría esperar si la relación fuera lineal), sino a razón de una magnitud superior, digamos 10.000, y el día siguiente, digamos 10.000.000.000, y así sucesivamente. Por suerte, el señor ministro de Economía no concretó si la aceleración de la desaceleración era constante o acelerada. En el caso de que fuese constante, la desaceleración se aceleraría de forma vertiginosa y se haría casi incalculable. Pero si la aceleración de la desaceleración se incrementase con el tiempo, es decir, fuese a su vez acelerada... ¡Qué mareo! En su lugar, casi que habría preferido utilizar la palabra recesión, o el término crisis económica, no sé... algo más tranquilo... ¿no? 37

Manuel Sanchis i Marco

Píldora 4

El dilema Goodhart Las variables económicas tienen vida propia y, cuando se sacralizan, todavía más. Conviene tener esto muy en cuenta cuando se aborda cualquier análisis de tipo económico. En primer lugar, porque tanto la buena investigación empírica como el buen análisis económico requieren, para empezar, un examen detenido de los escollos y las trampas que nos tienden los propios datos, lo cual, en muchas ocasiones, sitúa la economía más cerca de un arte que de una ciencia. En segundo lugar, porque los datos están cargados de teoría la mayor parte de las veces, y este hecho produce un debilitamiento del proceso de objetivación en economía y del valor pretendidamente objetivo del análisis económico, de las verificaciones empíricas y de su carácter predictivo y, por lo tanto, científico. Por esta razón, es conveniente que, antes de empezar cualquier investigación, sopesemos con cuidado lo apropiado que resulta elegir una u otra serie de datos; valoraremos lo que llamaría «limpieza de los datos». También conviene evaluar qué problemas nos pueden crear las observaciones extremas, las interacciones y, sobre todo, las variables irrelevantes que tantas malas pasadas juegan a los sistemas abiertos y complejos, como es el caso de la economía, cuyas predicciones no pueden tomar en cuenta dichas variables a pesar de que vienen determinadas por ellas. Por eso, muchas veces, éstas impiden que se le pueda aplicar a la economía la definición clásica de conocimiento, es decir, la de creencia verdadera justificada. La importancia de utilizar datos económicos apropiados, limpios y descargados de teoría quedaría en parte englobada en lo que los económetras han etiquetado con el nombre de «errores de medida» (measurement errors), y que tienen una importancia capital, especialmente en los análisis económicos relativos a las cuestiones del mercado de trabajo. Pero hay más. Aun teniendo datos «limpios» y evitando la influencia de las variables irrelevantes, todavía es posible un comportamiento perverso de éstos, y aquí es donde entra en juego el famoso dilema Goodhart. El origen de este dilema se encuentra en otro que veremos en la píldora que se refiere a la controversia entre la instrumentación de la política económica, ya sea mediante reglas o normas (rules) –como, por ejemplo, ocurría en los años setenta y ochenta con el establecimiento de normas monetarias para el crecimiento anual del stock de dinero– ya sea, por el contrario, mediante la discrecionalidad y el buen juicio económico (judgment) (Sanchis y Bekx, 1994: 21). En efecto, el dilema Goodhart nos habla de la capacidad que tienen algunas variables económicas para comportarse de forma caprichosa e inconsistente con lo que había sido, hasta ese momento, su trayectoria vital, una vez que las autoridades las sitúan bajo los focos de la observación pública y atribuyen a su evolución un elevado valor político. De este modo, se encuentran sometidas a un estricto control y presión políticos. Charles Goodhart, profesor de la London School of Economics, criticaba el pretendido valor taumatúrgico que los monetaristas atribuían al control –mediante el establecimiento de reglas– de las distintas definiciones de stock monetario al analizar la estabilidad de la demanda de dinero, y planteó el dilema que subyacía 38

Introducción. Falacias, dilemas y paradojas en economía a la relación entre magnitud monetaria y gasto nominal, en los siguientes términos: «cualquier relación estadística estable tenderá a debilitarse tan pronto como pretenda utilizarse como mecanismo de control». Pero el dilema Goodhart se extiende más allá de lo monetario e invade otros terrenos de la economía, como puedan ser el de la política fiscal o el del mercado de trabajo, entre otros. También va más allá de lo económico e invade cualquier otro ámbito del comportamiento humano que se encuentre bajo presión, ya sea la política o de otro tipo, siempre que tenga lugar bajo los mismos presupuestos. En definitiva, el dilema Goodhart no es otra cosa que nuestro castizo: «hecha la ley hecha la trampa». En el terreno de la industria armamentística, por ejemplo, España prohibió hace poco la fabricación de bombas antipersonas, pero sigue fabricando cuatro tipos distintos de bombas racimo cuyos efectos sobre el terreno son equivalentes a los de las bombas antipersonas. Recordemos también el período anterior a los informes de convergencia de la Comisión Europea y del Banco Central Europeo que hicieron luego posible el nihil obstat del Consejo Europeo para permitir la entrada de los países de la Unión Europea en el euro. En aquellos años, la prensa europea hablaba continuamente de «contabilidad creativa» al referirse a los criterios estadísticos y de contabilización para determinadas operaciones de la contabilidad nacional que establecían algunos países con el fin de alcanzar la cifra objetivo de déficit a la que obligaba el Tratado de Maastricht. Algo parecido empezó a ocurrir en materia de empleo desde que se lanzó en 1997, durante la Cumbre de Luxemburgo, la Estrategia Europea para el Empleo. Y sigue ocurriendo hoy, sólo basta con leer algunos de los titulares de aquella época y otros más recientes: (i) «El paro se reduce en 202.600 personas hasta marzo tras los cambios introducidos en la EPA» (El País, 20/05/1999); (ii) «Los métodos de la EPA, en entredicho. Los cambios metodológicos en la Encuesta de Población Activa desatan la polémica sobre la fiabilidad de la muestra» (El País, 1999), y (iii) «La nueva EPA endurece los requisitos para calificar a los parados y los reduce en 334.600. Un cambio por imperativo europeo» (El País, 3/02/2002). En realidad, lo que está actuando sobre la EPA es el dilema Goodhart; por eso, como señalaba en el prólogo a la primera edición de este libro, es conveniente que en economía procuremos siempre discernir entre apariencia y realidad.

Bibliografía Conthe, M. (1998): «El dilema de Goodhart», El País, 15 de julio de 1998, p. 44. El País (1999): «El paro se reduce en 202.600 personas hasta marzo tras los cambios introducidos en la EPA», El País, 20 de mayo de 1999, p. 57. — (1999): «Los métodos de la EPA, en entredicho. Los cambios metodológicos en la Encuesta de Población Activa desatan la polémica sobre la fiabilidad de la muestra», El País, 20 de mayo de 1999, p. 58.

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Manuel Sanchis i Marco El País (2002): «La nueva EPA endurece los requisitos para calificar a los parados y los reduce en 334.600. Un cambio por imperativo europeo», El País, 3 de febrero de, 2002, p. 42. Sanchis, M. y P. Bekx (1994): «Money Demand and Monetary Control in Spain», Brookings Discussion Papers in International Economics, 105: 21, The Brookings Institution, Washington, D.C.

Píldora 5

Cómo medir variables cualitativas en economía Aunque a veces somos capaces de observar con facilidad las diferencias de calidad que hay entre distintos bienes –en principio, más o menos homogéneos– en un momento del tiempo, los cambios en la calidad también suelen ocurrir a lo largo del tiempo para un mismo bien. Tanto es así que una de las cuestiones del análisis económico más debatidas en la actualidad consiste en saber cómo se deben medir los cambios en la calidad a lo largo del tiempo para un mismo bien que –aunque se supone homogéneo en el tiempo– ha sufrido mejoras en la calidad debido, sobre todo, a los cambios tecnológicos asociados al desarrollo de la nueva economía. Al estudiar la posibilidad de medir la calidad en términos económicos, el análisis se centró, al principio, en los índices de precios, pero uno de los defectos de estos índices consistía –y aún consiste– en que no eran capaces de reflejar debidamente los cambios en la calidad de un mismo producto. Para remediar este problema, el análisis económico propuso los precios hedónicos como base para poder analizar los cambios en la calidad. La construcción de índices de precios hedónicos, es decir, de índices de precios ajustados por la calidad para distintos tipos de bienes, se realiza mediante la utilización de métodos econométricos de regresión múltiple, que permiten tomar buena nota de los cambios en la calidad de unos mismos bienes a lo largo del tiempo o de unos mismos bienes entre sí –y, en principio, homogéneos– en un mismo momento del tiempo. En otras palabras, el enfoque hedónico convierte el problema de la «calidad» en una medida de cantidad. El padre fundador del análisis de los precios hedónicos es Zvi Griliches (1961), aunque el trabajo más ampliamente citado en la literatura que dio origen a esta forma de abordar la medición de las variables cualitativas en economía fue el desarrollado por Andrew T. Court (1939). Aunque Andrew Court se ha llevado toda la gloria, en realidad, este método de medir la calidad tiene su origen, en realidad, en los trabajos pioneros de Haas (1922) para estimar el valor de las tierras agrícolas. Haas desarrolló una metodología consistente básicamente en estimar una regresión con el precio final del producto como función de las características actuales de las casas. Sea como fuere, la General Motors le encargó a Court un estudio para que demostrara que las quejas que GM recibía por parte de los consumidores sobre los elevados precios de los automóviles no estaban justificadas. Esto era debido a 40

Introducción. Falacias, dilemas y paradojas en economía que el aumento en la calidad del vehículo –que el consumidor suponía invariable en el tiempo– no se veía reflejado en el incremento de precios. Partiendo del paradigma del utilitarismo inglés de finales del siglo xviii y de principios del siglo xix, según el cual, el único fin legítimo de cualquier institución era «la mayor felicidad para el mayor número»,8 Andrew T. Court definió las comparaciones de precios hedónicos en los automóviles como aquellas que tenían en cuenta la contribución potencial de cualquier elemento constitutivo del automóvil –como, por ejemplo, el motor– al bienestar material del comprador y de la comunidad. Además, señaló que los automóviles proporcionaban toda una serie de servicios para el disfrute de los usuarios y que, por lo tanto, sería deseable poder medir directamente el incremento en el bienestar y la felicidad derivado de dichos servicios. Aunque esto es lógicamente imposible, sí que podemos relacionar la satisfacción y el bienestar que recibe con el automóvil el consumidor con las características físicas –como, por ejemplo, el diseño, la maniobrabilidad, etc.– y los atributos operativos y técnicos –como, por ejemplo, la potencia, la velocidad, la seguridad, etc.– del vehículo. Combinando los datos que reflejan dichos atributos se puede construir un índice de utilidad y deseabilidad, es decir, de contenido hedónico, y, si dividimos los precios del automóvil por dicho índice hedónico, podemos obtener comparaciones relevantes en términos de calidad. Pero la utilidad del enfoque hedónico no se ha limitado a los automóviles o a los índices de precios. Esta metodología se ha usado también en otros productos como, por ejemplo, los ordenadores (Chow, 1967: 1117-1130) o los espárragos, estudiando la influencia de los atributos de los espárragos sobre su precio (Waugh, 1928: 185-196). Y se ha hecho uso de ella con profusión en otras áreas de la economía como las primas en la industria del seguro o los costes del transporte por camión, no mediante una medida de output única –como toneladas por kilómetro recorrido–, sino ajustado por los atributos de lo transportado, dado que el output transportado es muy heterogéneo (Spady y Friedlaender, 1978: 159-178). Idealmente, se podrían construir índices hedónicos para medir la calidad de otras variables económicas con mayor contenido político, y obtener mediciones del gasto público o del PIB, por ejemplo, ajustadas por la calidad. Es muy probable, sin embargo, que las enormes dificultades metodológicas a las que tendríamos que hacer frente hiciesen inviables o controvertidas dichas estimaciones hedónicas. Otro aspecto de la realidad económica sobre el que también podríamos medir la calidad es la fuerza de trabajo, la cual constituye un elemento determinante en los modelos de crecimiento. Tanto es así, que algunos de los economistas americanos más prestigiosos consideraron clave el deterioro de la calidad de la

8. Véase, Jeremy Bentham (1990: 175). En efecto, Jeremy Bentham es el padre del utilitarismo –en el que beberá su joven discípulo John Stuart Mill–, pues fue él quien formuló con mayor claridad la doctrina utilitarista. Sin embargo, no hay que olvidar que, con anterioridad, John Locke había establecido el principio de utilidad y, sobre todo, que fue Hobbes quien desarrolló una filosofía política utilitarista y hedonista. A Mandeville, por su parte, le cupo el honor de establecer la carta simbólica del utilitarismo en la Fábula de las abejas (1723), donde convierte los vicios privados en virtudes públicas.

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Manuel Sanchis i Marco fuerza de trabajo para explicar la caída de la productividad en EE. UU. después del primer shock del petróleo (Baily y Gordon, 1988: 370). Tomemos entonces este último caso, por ser un ejemplo importante y porque nos concierne de cerca, pues recordemos que el Consejo Europeo de Lisboa de marzo del 2000 estableció como objetivo para el año 2010, entre otros, obtener «más y mejores puestos de trabajo». Esto se ha traducido en una serie de importantes trabajos elaborados por la Comisión Europea, que ha sido la encargada de reflexionar sobre el mejor modo de alcanzar «mejores» puestos de trabajo, y de analizar y medir las transformaciones que los cambios tecnológicos asociados al desarrollo de la nueva economía podían inducir en la calidad del trabajo. Teniendo en mente todo lo anterior, sería interesante explorar las posibilidades que puede ofrecer el enfoque hedónico en el análisis de la calidad del trabajo, ya que puede resultar relativamente fácil transponer el mismo procedimiento que se utiliza en la construcción de índices de precios ajustados por la calidad, para construir índices de ganancias salariales ajustadas por la calidad del trabajo. Del mismo modo que ocurre en el estudio de Andrew T. Court, sería plausible asociar la satisfacción de los trabajadores en el trabajo al conjunto de atributos de ese puesto de trabajo. Aunque los salarios son un elemento importante en la calidad de un trabajo, no son el único. Sin embargo, dado que hay una estrecha relación entre ganancias salariales y calidad en el trabajo, sería razonable considerar las ganancias salariales como una variable (proxy) que se aproxime a la calidad del trabajo. Por consiguiente, podríamos defender que la calidad de un trabajo, medida por el nivel de sus ganancias salariales, puede ser ajustada a un conjunto de características adicionales de calidad, y que dicho conjunto de atributos puede evolucionar a lo largo del tiempo. Se trataría de atributos tales como el nivel de educación, la formación profesional, la formación profesional en el puesto de trabajo, las condiciones de salud y seguridad en el trabajo, la satisfacción en el trabajo debido a la distancia entre el lugar de trabajo y el domicilio del trabajador, el tipo de trabajo y las condiciones del contrato de trabajo según fuese a tiempo completo, a tiempo parcial, contrato indefinido, contrato temporal, etc.

Bibliografía Adelman, Irma y Zvi Griliches (1961): «On an Index of Quality Change», American Statistical Association Journal, septiembre, pp. 535-548. Baily, Martin Neil y Robert J. Gordon (1988): «The Productivity Slowdown, Measurement Issues, and the Explosion of Computer Power», The Brookings Papers on Economic Activity, 2, Washington, D.C., pp. 347-431. Bentham, Jeremy (1990): Falacias Políticas, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 227 pp. Berndt, Ernst R. (1990): «The Measurement of Quality Change», capítulo 4 de The practice of Econometrics, Addison-Wesley, pp. 102-149.

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Introducción. Falacias, dilemas y paradojas en economía Chow, Gregory C. (1967): «Technological Change and the Demand for Computers», American Economic Review, 57:5, diciembre, pp. 1117-1130. Comisión Europea (2001): Políticas sociales y de empleo: un marco para invertir en calidad, Comisión Europea, Bruselas, COM(2001) 313 final. Court, Andrew T. (1939): «Hedonic Price Indexes with Automotive Examples», en The Dynamics of Automobile Demand, The General Motors Corporation, Nueva York, pp. 99-117. Griliches, Zvi (1961): «Hedonic Price Indexes for Automobiles: An Econometric Analysis of Quality change», The Price Statistics of the Federal Government, General Series, 73, Columbia University Press for the National Bureau of Economic Research, Nueva York, pp. 137-196. Haas, G. C. (1922): «Sales prices as a basis for farm land appraisal», Technical Bulletin, 9, University of Minnesota, Agricultural Experiment Station, St Paul, Minnesota. Spady, Richard H. y Ann F. Friedlaender (1978): «Hedonic cost functions for the regulated trucking industry», The Bell Journal of Economics, primavera, pp. 159-178. Waugh, Frederick V. (1928): «Quality Factors Influencing Vegetable Prices», Journal of Farm Economics, 10:2, abril, pp. 185-196.

Ejercicios 1. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «Un argumento es válido o correcto en el ámbito de la lógica formal si no puede darse el caso de tener las premisas verdaderas y la conclusión falsa». 2. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «En lógica formal es posible que un argumento sea correcto y, al mismo tiempo, falso». 3. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «Un argumento es válido o correcto en el ámbito de la teoría de la argumentación si es válido desde el plano de la lógica, coherente desde el ámbito de la semántica y cogente para la psicología del receptor». 4. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «En la teoría de la argumentación, el triángulo RAS define las condiciones de relevancia, aceptabilidad y significatividad que debe cumplir todo argumento genuino». 5. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «Falacia, sofisma y paralogismo son términos equivalentes entre los que no existen matices». 6. En una de las píldoras se menciona: «El señor Trichet se enfrenta a un nuevo dilema: gestionar una política monetaria que sea eficaz tanto para países con inflación, como para otros en peligro de deflación». Defina dilema y explique por qué podemos hablar de ello en este caso. 43

Manuel Sanchis i Marco 7. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «La economía no tiene nada que ver con la teoría de juegos y con los dilemas». 8. Acuda a un periódico de información económica y descubra titulares o noticias que contengan argumentos económicos falaces del tipo: «Si no aumenta la productividad laboral o aumenta la tasa de empleo, la economía española no crecerá». ¿Por qué es falaz este argumento? ¿Qué tipo de falacia representa? 9. Acuda a un periódico de información económica y descubra titulares o noticias que contengan argumentos económicos falaces del tipo: «Si se reducen los salarios disminuirá el consumo agregado». ¿Por qué es falaz este argumento? ¿Qué tipo de falacia representa? 10. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «Los datos económicos son siempre fiables pues reflejan la cruda realidad, y utilizarlos como observaciones de una muestra estadística nos permite elaborar predicciones económicas, lo que constituye uno de los atributos de la economía y nos permite hablar de ella como de una ciencia». 11. El director del Servicio de Estudios de FUNCAS, Ángel Laborda, escribió en el periódico El País (18 de enero del 2009, p. 22): «... la inflación se redujo bruscamente, cerrando el año [2008] en un 1,4%. [mientras que] La inflación media anual se situó en el 4,1%, la más alta desde 1995». Explique cómo es posible que la economía española tenga dos cifras de inflación tan distintas en un mismo año.

Actividades de la web En la dirección de la página web se pueden encontrar una serie de actividades relacionadas con este capítulo que se consideran de alto nivel formativo.

Cuestionario de autoevaluación 1. La teoría de la argumentación... a) ... no tiene nada que ver con la ciencia. b) ... no tiene nada que ver con la economía. c) ... sólo es útil en el ámbito de la lógica simbólica y la retórica. d) Sin la argumentación el avance de las ciencias no sería posible. 2. Una disciplina es ciencia porque... a) ... sus leyes se pueden demostrar. b) ... sus leyes no se pueden demostrar. c) ... se apoya en conjeturas y falacias. d) Ninguna de las anteriores respuestas es correcta.

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Introducción. Falacias, dilemas y paradojas en economía 3. La economía es una ciencia porque... a) ... se pueden demostrar todos sus teoremas y lemas. b) ... en época de crisis, manifiesta anomalías y contraejemplos. c) ... hace un uso intenso de las matemáticas. d) Ninguna de las anteriores respuestas es correcta. 4. En economía, la frase «la renta nacional ha crecido dos veces más que el año pasado» significa... a) ... que somos el doble de ricos que el año pasado. b) ... que somos el triple de ricos, o sea, tres veces más ricos que el año pasado. c) ... que somos dos veces más ricos y que, a este resultado, le añadimos una más. d) Ninguna de las anteriores respuestas es correcta. 5. En economía, la expresión caeteris paribus equivale... a) ... a que las variables permanecen constantes. b) ... a que todo permanece constante. c) ... a que las variables económicas se convierten en parámetros. d) ... al concepto de derivada parcial en matemáticas. 6. Cuando decimos que la economía está en una fase de «desaceleración acelerada» estamos queriendo señalar que... a) ... se desacelera pero luego se acelera. b) ... la desaceleración con el tiempo sigue una función lineal. c) ... el ritmo de desaceleración es constante. d) ... la desaceleración con el tiempo sigue una función no lineal. 7. Si utilizamos datos económicos en investigaciones económicas sabemos... a) ... que reflejan con rigor científico la realidad económica. b) ... que aportan un conocimiento objetivo, seguro y científico. c) ... que pueden contener errores de medida, estar cargados de teoría o sufrir el dilema Goodhart. d) Ninguna de las respuesta anteriores. 8. La calidad de un bien, de una variable económica como pueda ser la inflación, el gasto público o el PIB,... a) ... sólo se puede intuir o describir. b) ... representa características o atributos del bien, pero no se puede medir. c) ... se puede medir mediante regresiones hedónicas. d) Ninguna de las anteriores respuestas es correcta.

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1. Estructura sectorial de la economía española

Píldora 6

La eficiencia productiva de las agriculturas españolas1 El carácter dual de la agricultura española A diferencia de la agricultura de otros países europeos, la española se caracteriza por presentar distintos tipos de agricultura: a) la agricultura mediterránea competitiva: compuesta por olivo, vid, trigo duro y trigo de fuerza, frutas y hortalizas. Está muy abierta al exterior y con presencia histórica en los mercados internacionales. Sufre un proceso de intensificación y capitalización creciente estos últimos años; b) la otra agricultura mediterránea: muy dependiente de las ayudas públicas, y en claro declive, como es el caso del tabaco, el algodón, el ovino; c) la agricultura continental: con producciones de patatas, cereales, remolacha azucarera, vacuno de carne extensivo. Es poco dinámica y basa sus posibilidades de supervivencia en el hecho de que España es deficitaria en estas producciones; y, d) la agricultura industrial: próxima a los puertos para abastecerse de productos de importación. Este es el caso de la ganadería avícola y porcina, el cebo de terneros y la producción láctea para compensar la escasa dimensión territorial de las explotaciones.

1. Esta píldora ha sido redactada en colaboracion con Tomás García Azcárate.

47

Manuel Sanchis i Marco Por otro lado, existen muchas explotaciones con carácter marginal. Ello es debido a que la actividad agraria no es la actividad principal de donde las familias obtienen sus ingresos principalmente, sino que constituye una actividad complementaria. En cuanto a las características de la mano de obra, podemos señalar las siguientes: a) drástica reducción del empleo agrícola: del 30% en 1970, al 5% en el 2005; b) grado de envejecimiento superior al de otros sectores económicos; c) baja tasa de asalarización y muchos trabajadores autónomos: los miembros de la familia son los titulares de la explotación en la que trabajan; y, d) muchos trabajadores a tiempo parcial: más del 40% de los titulares de explotaciones ejercen otra actividad económica como actividad principal y tienen otras fuentes alternativas y principales de renta familiar.

La productividad del trabajo agrario La productividad del trabajo agrario depende de la productividad (fertilidad) de la tierra y de la dotación de tierra (superficie agraria) por unidad de empleo. [1]

Output Empleo Productividad del trabajo agrario

=

Tierra Empleo



Dotación de tierra por unidad de empleo

Output Tierra Fertilidad de la tierra

Por analogía con la ecuación resumida del modelo de Solow [yo = λ + α • ko ] tendríamos que: La productividad del trabajo agrario: VAB real / empleo [yo ] depende de: a) la dotación de tierra por empleado: Ha. Superficie agraria disponible/E [α • ko ]. La concentración parcelaria y el uso más intenso del capital físico (maquinaria agrícola) por unidad de trabajador, es decir, la sustitución de trabajo por capital que tiene lugar con la mecanización de las labores agrícolas; y de, b) la productividad de la tierra: output/tierra [λ]. La fertilidad de la tierra dependerá del uso de nuevas tecnologías químico-biológicas en insumos intermedios tales como los fertilizantes, o también del cambio tecnológico en forma de nuevos métodos de riego (know-how), etc.

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Estructura sectorial de la economía española

Factores determinantes de la productividad agraria Las causas que explican el aumento de la productividad del trabajo, es decir, una mejor eficiencia en la asignación del factor trabajo en la agricultura española, pueden resumirse en las siguientes: a) una mano de obra más cara: los salarios agrícolas han crecido más que el IPC y el doble que el precio de los bienes de inversión; b) esto incentiva la sustitución de mano de obra por maquinaria y destruye empleo. Aunque dicha sustitución depende del tipo de explotación agrícola de que se trate pues es más fácil en el trigo, pero más difícil en el olivar, por ejemplo; c) la expansión del mercado de alquiler de maquinaria agrícola, que también ha facilitado su utilización en las explotaciones pequeñas; d) el desarrollo de las empresas de servicio, incluso para la gestión integral de grandes explotaciones; y, e) la generalización en las zonas de agricultura familiar de agricultores «que llevan las tierras» de otros o que «hacen faenas» para otros.

Píldora 7

Fórmulas mágicas para la reconversión industrial en España2 El caso de Sagunto constituyó la primera reestructuración industrial traumática de una compañía siderúrgica en España y uno de los ejemplos de reindustrialización, con final feliz, de un área de vieja industrialización en la que toda la actividad industrial estaba concentrada en una única compañía que sufrió una reconversión industrial completa. En 1975, Sagunto tenía más de 52.000 habitantes y la base económica del área era primordialmente agrícola e industrial, sobre todo, la actividad siderúrgica. Durante el período 1978-1991, mientras que en el área económica situada en torno a Sagunto el empleo en el sector industrial cayó en 800 puestos de trabajo, la industria siderúrgica perdió más de 4.000. La compañía siderúrgica Altos Hornos del Mediterráneo (AHM) redujo el número de sus empleados de 5.566 en 1976 a menos de 1.000 en 1991. El área de Sagunto pasó a tener la tasa de desempleo más elevada de la Comunidad Valenciana. En contraste con lo anterior, en 1996 el Ayuntamiento de Sagunto tenía empadronados a unos 60.000 habitantes y se había producido en aquella época una fuerte reducción del paro gracias a un cierto dinamismo industrial y terciario estimulado por el proceso de reindustrialización. 2. Agradezco a los profesores Juan Antonio Tomás Carpi, Juan Ramón Gallego y José Nácher, la amabilidad que tuvieron en enviarme sus artículos, pues mi descripción y análisis hace un uso amplio de ese trabajo sobre el que está elaborada esta píldora; cualquier error que subsista es, por supuesto, de mi exclusiva responsabilidad.

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Manuel Sanchis i Marco El declive industrial de Sagunto empezó en la segunda mitad de los años setenta, como resultado del exceso de capacidad instalada en el sector siderúrgico a nivel nacional y la fuerte competencia exterior. En 1983, el Gobierno español decidió mediante un decreto-ley cerrar la compañía AHM, un proceso que estuvo completamente terminado en 1984. Al anuncio del cierre siguió una movilización masiva que, liderada por los sindicatos, fue capaz de influir en la toma de decisiones del Gobierno español de aquellos años, consiguió compensaciones para aquellos trabajadores afectados por las medidas y alcanzó un compromiso con el Gobierno regional para re-industrializar el área. Se aplicaron medidas de jubilación anticipada (de 55 años en adelante) a más de 1.013 trabajadores redundantes; además, como veremos más adelante, se garantizó mediante el Fondo para la Promoción del Empleo (FPE), el sostenimiento financiero durante tres años al resto de los trabajadores que aún sobraban. Por último, el Gobierno regional, junto con el Ayuntamiento y los sindicatos, alcanzaron un acuerdo político en abril de 1984 para recolocar a aquellos trabajadores redundantes por debajo de los 52 años, y a aquellos otros con contratos temporales y, al mismo tiempo, se les proporcionó, con financiación del FPE, la formación profesional que necesitaban. De esta forma, se combatía la brecha de habilidades de la mano de obra producida por el shock de productividad que supuso el aumento de los precios del petróleo y se evitó, en lo posible, el problema de la histéresis en aquella fuerza de trabajo. Dicho acuerdo también incluía una renta garantizada de al menos el 80% de las ganancias salariales que previamente se recibían en AHM. El objetivo del acuerdo fue crear al menos 1.700 nuevos puestos de trabajo para este tipo de trabajadores excedentes en tres años, es decir, el período de tiempo de validez de dicha política. El marco legal e institucional que se estableció para llevar a la práctica la política de re-industrialización fue el siguiente: 1. Creación del FPE para dar sostén financiero a los trabajadores excedentes de la compañía siderúrgica durante el tiempo en el que esperaban ser recolocados en otras compañías o en situación de jubilación anticipada. El FPE también subsidiaba empleo a aquellas compañías que contrataran a trabajadores excedentes de AHM. 2. Mediante dos decretos-ley se declaró el área de Sagunto como Zona de Localización Industrial Preferente y Zona de Localización Industrial y Agroalimentaria Preferente, y se proporcionó la base legal para llevar adelante la política de reindustrialización. Ésta se tradujo en la obtención de incentivos para la inversión y el empleo –como subsidios, bonificaciones fiscales, etc.– para aquellas empresas que planearan desarrollar proyectos e inversiones en la zona de Sagunto. 3. Creación de la Comisión para la Promoción Económica de Sagunto (CPES), encargada de poner en práctica la política de reindustrialización. Los objetivos de la CPES consistían en promover y atraer inversiones foráneas hacia la zona de Sagunto. Para aumentar el atractivo de la zona, se pensó en mejorar aquellos factores que determinan la localización 50

Estructura sectorial de la economía española de las inversiones como, por ejemplo, las infraestructuras públicas –a través del acondicionamiento del puerto de Sagunto, su apertura al tráfico marítimo general, la mejora de su accesibilidad y de la infraestructura industrial, etc.–, y en proporcionar suelo industrial público a precios políticos. El Gobierno regional desempeñó un papel crucial influyendo en la decisión final de la multinacional italiana SIVESA (Società Italiana del Vetro, S. A.) para que localizase una importante inversión en el área de Sagunto. Los instrumentos para estimular la instalación de nuevas actividades en el área o la ampliación de aquellas actividades ya existentes fueron los siguientes: 1. Inversiones directas del sector público, que se materializaron, por una parte, en la provisión de infraestructuras indicada anteriormente y, por otra, en la creación directa de empleo a través de empresas públicas. El holding estatal INI (Instituto Nacional de Industria) aceptó el compromiso de crear por lo menos 500 nuevos puestos de trabajo, ya fuese a través de empresas nuevas, ya fuese mediante el plan de ampliación de la empresa siderúrgica propiedad del Estado SIDMED, de la cual se esperaba que generase alrededor de 2.000 nuevos puestos de trabajo. El sector público, sin embargo, no respetó los compromisos adquiridos, y mientras el INI instaló en Sagunto la empresa de fertilizantes ENFERSA –que inicialmente se había comprometido a ubicar en Cartagena–, que generó 209 puestos de trabajo adicionales, la ampliación de SIDMED dio lugar a una reducción de 300 empleos netos entre 1985 y 1987. 2. Incentivos fiscales y financieros, que consistieron en: (i) subsidios a la inversión, con un límite máximo del 30% de la inversión en capital fijo; (ii) acceso preferencial al crédito oficial hasta un máximo del 70% de la inversión no subsidiada; (iii) diversas reducciones de impuestos; y, (iv) la posibilidad de beneficiarse de planes especiales de amortización. 3. Política de formación profesional, mediante el Plan para la Formación Profesional, financiado por el FPE, que formó profesionalmente a 1.404 trabajadores para salvar la brecha entre el perfil del trabajador que solicitaban las nuevas empresas y las habilidades de la fuerza de trabajo, siendo SIVESA y ENFERSA las principales empresas beneficiarias. Durante el período 1984-1988, tanto las autoridades regionales como las nacionales tomaron la iniciativa en el proceso de reindustrialización. A comienzos de 1989, teniendo en cuenta las empresas nuevas y la ampliación de las que ya existían antes, hubo 54 proyectos subsidiados por un total de 35.000 millones de pesetas (unos 211 millones de euros) y se crearon 2.053 nuevos empleos. Se alcanzó el objetivo de recolocar el empleo sobrante de la compañía siderúrgica y, además, las mejoras en infraestructuras y las ventajas que se ofrecían para las empresas que se localizasen en el área de Sagunto prepararon el terreno para una sólida diversificación de la estructura industrial. Más allá de sectores industriales tradicionales como los transformados metálicos, industrias nuevas 51

Manuel Sanchis i Marco como la química, el vidrio y los plásticos y la industria auxiliar del automóvil se han convertido en una realidad del área de Sagunto. A pesar de lo anterior, la estrategia de reindustrialización inducida por las autoridades no puede explicar, por sí sola, la situación floreciente de la zona en la actualidad. Sin embargo, sí que preparó el terreno para una transformación radical de la dinámica industrial del área. Muchas de las compañías creadas con el apoyo financiero y fiscal público desaparecieron en los años que siguieron; sin embargo, la base industrial del área continuó expandiéndose y diversificándose después de la puesta en marcha de los programas oficiales de reindustrialización. Durante la segunda fase de reindustrialización (1989-1992), se crearon muchas pequeñas empresas en el Polígono Industrial de Sagunto, las cuales crearon más del 30% de los nuevos puestos de trabajo. Desde 1988, dos tercios de las nuevas empresas se crearon sin ningún tipo de subsidio, ayudas financieras o beneficios fiscales. En esta segunda fase, de reindustrialización «libre», factores tales como las mejoras en las infraestructuras y las comunicaciones, la proximidad al consumidor, la disponibilidad de suelo industrial a precios competitivos, la existencia de mano de obra con habilidades y bien formada, fueron los principales determinantes para que nuevas empresas se localizaran en Sagunto. Éste es el final feliz de una historia triste que sería bastante más difícil de alcanzar en la actualidad, al menos por dos razones. En primer lugar, debido a los efectos de la liberalización mundial del comercio de bienes junto con la libre circulación de capitales, la liberalización de los mercados financieros y, en menor medida, de los mercados de trabajo. En efecto, la globalización,3 aunque habría tenido efectos muy positivos a largo plazo, habría hecho irrefragables, a corto y medio plazo, las consecuencias del cierre de Altos Hornos del Mediterráneo en términos de pérdidas de empleos, presión salarial a la baja y contención o reducción de beneficios sociales. En segundo lugar, debido a que, afortunadamente, somos miembros de la Unión Europea desde 1986. Ello nos habría obligado a prescindir de la mayor parte, si no de toda, la batería de instrumentos que se pusieron a disposición de las empresas para estimular la inversión productiva, el empleo y la localización de sus inversiones en el área de Sagunto. ¿La razón? Muy sencilla, la obligación de asumir el acquis communautaire, transponer la legislación de la Unión Europea en materia de política de la competencia y, más concretamente, en materia de ayudas de Estado. En efecto, el artículo 92 del Tratado de la Unión Europea, junto con el artículo 4.º, párrafo c) del tratado CECA, considera incompatibles en principio con el Mercado único las ayudas de Estado a las empresas bajo la forma de subvenciones más o menos directas debido a que distorsionan la competencia, aunque también prevé que se puedan otorgar dichas ayudas bajo determinadas circunstancias.

3. Véase, G. Burtless, R. Z. Lawrence, R. E. Litan y R. J. Shapiro. Y, en sentido contrario, J. Stiglitz.

52

Estructura sectorial de la economía española No obstante, tenemos la suerte de pertenecer a ese «club de crecimiento»4 que se llama la Unión Europea y de beneficiarnos de sus orientaciones y su legislación para tratar las consecuencias sociales de las reestructuraciones de empresas combinando eficiencia económica con sensibilidad social y urbanística. Al comenzar el tercer milenio, los economistas han identificado una serie de buenas prácticas que presentan, desde el punto de vista operativo, aquellos programas que están bien diseñados para hacer frente a las consecuencias sociales de la reestructuración, y que, resumidamente, son las siguientes: 1. Es conveniente que la decisión que toma la dirección de la empresa sea explicada a los distintos actores en juego –agentes sociales y autoridades locales y regionales– muy al principio del proceso, debido a que son ellos quienes tendrán que diseñar y llevar a la práctica el programa –de carácter multifacético– que requiere cualquier proyecto de reestructuración. 2. En cuanto a las medidas de acompañamiento, se consignan dos tipos de acciones simultáneas. Por una parte, el tratamiento de los trabajadores excedentes; por otra parte, la adaptación de los trabajadores que permanecen en la empresa al cambio estructural. 3. Por lo que se refiere a los trabajadores excedentes, la jubilación anticipada es aún cuantitativamente importante, pero se está empezando a poner más énfasis en una estrategia de readaptación que, mediante una estrategia hecha a media del individuo y en colaboración con los sindicatos y las autoridades locales, asegura altas tasas de éxito. 4. Por lo que concierne a los trabajadores que se quedan, la cooperación entre los agentes sociales es vital para establecer un programa con objetivos de reformación en las nuevas habilidades profesionales que requiere la empresa. Dicha cooperación contribuye a introducir cambios en la organización, en los métodos de trabajo y en la ética de la empresa; y, al mismo tiempo, permite que el trabajador se involucre en unos cambios que son necesarios para restaurar la competitividad y asegurar la supervivencia de la empresa. 5. Por último, en cuanto al área territorial afectada, tal y como hemos visto en el milagroso caso de Sagunto, tanto la colaboración estrecha entre autoridades políticas en todos sus niveles (nacional, regional y local), como la de los cuerpos administrativos concernidos, así como la unión y movilización de las fuerzas locales (económicas y sindicales) son cruciales para sentar las bases de un renacer económico en el área que permita la expansión y diversificación industrial más allá de los programas oficiales y empresariales de reindustrialización.

4. Sobre la noción de «clubes de crecimiento» consúltese la obra de Danny Quah.

53

Manuel Sanchis i Marco

Bibliografía Burtless, G., R. Z. Lawrence, R. E. Litan y R. J. Shapiro (1998): Globaphobia. Confronting Fears about Open Trade, The Brookings Institution, Washington, D.C., 162 pp. Gallego, Juan R. y José Nácher (1996): «Territorialización de base industrial: el caso del Puerto de Sagunto», Sociología del Trabajo, nueva época, 26, pp. 81-104. Quah, D. (1996): «Twin peaks: Growth and Convergence in models of distribution dynamics». Centre for Economic Performance, Discusion Paper nº 280, 18 pp. Stiglitz, J. (2002): Globalisation and its discontents, Penguin, Londres, 288 pp. Tomás Carpi, J. A. y J. R. Gallego (1997): «Reindustrialización en un área de antigua industrialización: el caso saguntino», Universitat de València, mimeo.

Píldora 8

El mercado inmobiliario y la burbuja especulativa5 En los últimos años, el precio de la vivienda ha subido de forma exponencial y ha imposibilitado el acceso a ésta de una parte significativa de la población, en especial de los jóvenes, o ha dado lugar a un endeudamiento de las familias hasta niveles difícilmente soportables. Así, el esfuerzo para la adquisición de una vivienda de 90 m2 con una hipoteca a 25 años en 1999 suponía un 27% de la renta familiar, mientras que en el 2006 este porcentaje se situaba por encima del 43% (vid. cuadro 1). Un análisis comparado en el ámbito europeo nos descubre diferencias sustanciales entre países que permiten clasificarlos según el sistema de tenencia de viviendas que predomine: (i) alquiler social: dominante en Holanda (35%), Austria (23%), Suecia (22%) y Francia (17%); (ii) alquiler privado: sistema que predomina en Suiza (66%), Alemania (36%), Bélgica (30%) y Dinamarca (26%), y (iii) propiedad privada: que incluye España (86%), Irlanda (80%), Italia (78%), Grecia (74%), Portugal (68%), Reino Unido (69%) y Finlandia (67%). En la comprensión de la evolución del mercado inmobiliario es preciso distinguir, sobre todo, los factores heterogéneos de la demanda, es decir, la parte de consumo, el elemento de inversión y el componente de carácter especulativo. Cuando una familia compra un piso para vivir en él porque no tiene otra vivienda, está «consumiendo» viviendas, sin negar que en dicha compra haya un componente de ahorro forzado y de inversión patrimonial, pues la vivienda es un bien 5. Píldora redactada en colaboración con Paloma Taltavull de La Paz.

54

Estructura sectorial de la economía española de inversión y la acumulación de dicho patrimonio es riqueza que surge de la acumulación de ese ahorro forzado, del mismo modo que se pueden considerar bienes de capital para una familia la renovación del coche o el equipamiento (por eso se llaman bienes de equipo) de la cocina con electrodomésticos, etc. En este caso, aunque suban los precios de la vivienda y haya un efecto riqueza evidente, la sensibilidad (elasticidad) del propietario de la vivienda será menor a dicho efecto riqueza si compró su vivienda con finalidad de consumo. CUADRO 1 Ingresos y accesibilidad residencial en España INGREPRECIO TIPOS HIPOTECA PAGO ANUAL DE SOS TOMEDIO DE MEDIA HIPOTECA TALES VIVIENDA INTERÉS (concedida (b)+(a) anualizada, ANUATIPO (media fincas urbamiles ptas. LES (euros por anual) nas (b) (Ingresos una vivienda salariales de superficie por año) media) 15 años

COEFICIENTE DE ACCESIBILIDAD O DE ESFUERZO DE COMPRA

25 años 15 años 25 años

1981

4.727,38

16,72

33.358,42

504,75 468,65 128,40

1983

6.140,04

18,08

19.343,63

312,74 294,97

1985

7.352,19

1982 1984 1986 1987 1988 1989

5.411,31

16,85

6.708,97 8.187,28 8.768,47 9.292,34 9.826,24

1990 10.665,81

1991 11.472,20

1992 12.335,65

1993 13.120,24

1994 13.742,78

1995 14.362,63

1996 14.495,78

1997 14.870,46

1998 15.211,65

1999 15.558,84

15,85 15,17 31.726,75 39.660,75 48.897,50

64.452,75

73.682,48

75.747,03

73.186,37

14,55 14,40 14,10 14,48

15,89

15,91

15,03

13,68

73.830,34

10,33

74.658,02

9,20

76.667,92

75.240,04

81.341,39

90.858,53

2000 15.916,89 107.088,81

2001 16.468,50 116.195,36

2002 17.104,44 128.565,55

2003 17.762,01 148.799,70

2004 18.251,22 176.015,87

2005 18.722,37 199.937,10

2006 19.364,01 220.982,92

2007 20.120,40 233.645,60

2008 21.153,36 235.341,48

11,09 6,74

5,56

4,70

5,88

5,61

4,74

3,64

3,35

3,30

4,27

5,31

5,84

27.361,50 15.821,08 17.982,33 21.369,82 23.448,83 27.866,18 33.689,64

37.820,29

38.378,89

42.416,72

40.752,56

42.607,31

44.434,18

47.389,57

50.756,95

55.938,57

61.848,92

69.218,52

75.723,78

85.497,88

92.082,69

87.296,46

99.196,52

116.564,11

414,90 386,59

93,73

229,83 212,18

41,31

254,44 233,54 291,52 265,23 317,73 288,61 371,43 335,96 459,63 418,21

549,89 507,84

560,84 518,52

594,37 544,28

533,48 480,16

466,89 397,78

509,43 440,80

486,70 404,91

448,13 349,80

463,61 351,22

478,42 349,98

581,46 443,37

622,42 469,63

663,81 486,54

665,80 466,74

622,97 436,33

701,91 489,25

881,28 636,97

148.996,63 1.200,79 897,04

139.137,08 1.162,41 884,02

62,26 41,98 43,03 43,61 48,15 56,23

62,00

58,98

58,07

49,20

40,93

42,69

40,40

36,26

36,64

36,92

43,85

45,49

46,66

45,15

40,99

45,12

54,51

71,78

66,15

REQUERIMIENTO DE AHORRO

en euros

en % s/ salarios

119,19

87,31 58,72 38,16 38,53 39,16 39,61 43,57 51,15

57,24

54,55

53,17

44,33

34,88

36,94

33,63

28,32

27,76

27,00

33,42

34,35

34,20

31,67

28,71

8.277,92 11,33

11.794,57 15,23

15.207,86 18,57

26.632,46 29,96

35.303,59 36,93

33.330,31 32,42

32.433,81 29,66

31.223,03 27,26

32.233,74 26,93

27.268,45 22,57

24.483,09 19,76

25.402,82 20,04

29.009,61 22,37

37.870,29 28,55

40.471,58 24,73

45.146,89 30,22

56.717,00 38,32

88.719,42 58,33

31,45 100.740,58 64,57

39,38 104.418,80 64,71

53,61

50,30

84.648,97 50,49

96.204,40 54,58

Fuente: Elaboración propia.

55

Manuel Sanchis i Marco Si, por el contrario, ya dispone de otra vivienda y compra una segunda, la variación de precios y el correspondiente efecto riqueza sí que desempeñará un papel mayor en su toma de decisiones, pero éstas tendrán más un carácter de inversión que una finalidad de consumo. Por último, si estamos especulando en el mercado inmobiliario, es decir, hemos comprado con dinero que no es nuestro (a crédito) una o más viviendas, aquí el efecto riqueza y de subidas de tipos de interés juegan plenamente. Creo que es necesario tener estos tres componentes de la demanda de vivienda en mente porque, en nuestros razonamientos, a veces nos referimos a uno y otras veces a otro, de modo que al final hay una gran confusión en la argumentación económica. Por el lado de la oferta, la evolución de los precios no ha sido tanto el resultado de la escasez de suelo6 como la ausencia de alternativas a la inversión productiva por parte de los empresarios ante expectativas –que al final se han cumplido– de un boom en la demanda. Por el lado de la demanda, el factor más importante ha sido la aparición de una nueva demanda –incluida la de inmigración pobre y rica– que emerge con fuerza a partir de 1999 al calor de los bajos tipos de interés inducidos por la entrada de España en el euro –los precios crecen desde esa fecha en adelante–, la falta de alternativas atractivas de inversión especulativa para las familias (v. gr.: la bolsa) y, en menor medida, las desgravaciones fiscales a la compra de viviendas como primera residencia. Según los cálculos del sector inmobiliario, durante los últimos siete años el aumento del precio de la vivienda ha sido del 143,5%, aunque los incrementos han sido más intensos en Baleares (214,8%), Murcia (209,0%), Madrid (167,7%) y Andalucía (161,7%). Al mismo tiempo, la vivienda en alquiler y la construcción de viviendas protegidas han caído mucho en los últimos años. Si durante 1996 el porcentaje de construcción de este tipo de viviendas se situaba en el 30% del total de las viviendas construidas, en el 2003 este porcentaje no superaba el 8,5%. En cuanto al sector del alquiler, frente al promedio europeo del 35% de las viviendas, en España este porcentaje se sitúa alrededor del 9%, frente al 20% existente en la primera mitad de los años noventa. Sin embargo, el exceso de precios, la «burbuja inmobiliaria», no constituye, en sí mismo, un riesgo financiero cierto. El endeudamiento hipotecario reduce, en principio, la liquidez financiera a corto plazo de las familias, pero no las empobrece porque la compra a crédito de una vivienda constituye un ahorro «forzoso» con su correspondiente reflejo patrimonial. La vivienda proporciona un servicio (si no la tuviésemos en propiedad la tendríamos que alquilar) y constituye un activo patrimonial que casi siempre se aprecia con el tiempo. Por ello, el cálculo de la carga financiera por compra de una vivienda en la que se vive ha de hacerse teniendo en cuenta el coste de oportunidad, es decir, el alquiler alternativo que 6. Durante los noventa se revisaron con gran celeridad los planes y se modificaron las regulaciones, lo que dio lugar a procesos muy flexibles de dotación de suelo en la Comunidad Valenciana, Aragón, Andalucía y otras comunidades autónomas; no así en Madrid o el norte de España, donde, a pesar de la dotación de suelo, ha sido acumulado por unas pocas empresas que han actuado en oligopolio.

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Estructura sectorial de la economía española habría que pagar si no se hubiese adquirido ni obtenido la plusvalía de la vivienda. En cualquier caso, cabría buscar soluciones alternativas al excesivo endeudamiento, como, por ejemplo, alargar la duración media actual de los préstamos de los 22 años hasta los 26-28, lo que podría suponer un colchón frente a un aumento hipotético de los tipos de interés de más de 2 puntos porcentuales. Aunque esta alternativa tiene límites, como nos indica la propia reticencia de los bancos a conceder esa prolongación de plazos. El problema del precio de la vivienda no es tanto la falta de suelo urbano como el ser un proceso especulativo en su oferta. Los solares suben de precio de forma espectacular porque los promotores tienen un comportamiento forward looking, es decir, forman expectativas racionales y anticipan la posibilidad de edificar hoy con ganancias elevadas futuras. El precio del suelo se repercute sobre el valor final de la vivienda pero, inversamente, el precio esperado –y, la mayoría de las veces, determinado– de la vivienda afecta al valor del solar. El posible abaratamiento del precio del suelo –suelo ya de por sí abundante en España– no tiene una influencia directa en el precio final de las viviendas, puesto que es fijado a precios de mercado por los constructores, y su repercusión final no se debe a las fuerzas de mercado, sino al oligopolio entre las empresas constructoras y al bajo peso de las viviendas de protección oficial. Por otra parte, la tendencia parece que se dirige, a medio plazo, a una menor presión de la demanda y a un aumento en la provisión de viviendas, lo que podrá suponer una evolución de precios más contenida, con revalorizaciones del 10% de media nacional. También es posible un abaratamiento del suelo comercial, que en España está ya a la baja, o del suelo industrial, como consecuencia de la aplicación de medidas dirigidas a evitar las cada vez mayores deslocalizaciones industriales. En España no hay escasez de suelo, en general, sino de suelo urbanizable. Por lo tanto, el objetivo ha de ser romper el oligopolio en la oferta para que se libere suficiente suelo urbanizado, y canalizar esta presión oligopolista hacia la creación de las infraestructuras modernas necesarias para la habitabilidad de dicho suelo urbanizado. Las infraestructuras permiten que las personas se trasladen desde su casa hasta el trabajo a precios asequibles, en condiciones de rapidez y confort. Además, los horarios flexibles y las nuevas tecnologías permiten reconciliar el trabajo a distancia con la vida familiar. En relación con las ayudas directas, parece que este tipo de medidas no han sido excesivamente utilizadas por los poderes públicos, frente a su frecuente uso en los países de la Unión Europea como mecanismo para incentivar la adquisición de viviendas. Así, mientras que en España se han destinado 600 millones de euros a ayudas directas frente a 3.000 millones a desgravaciones a la compra en el IRPF, en términos porcentuales el 18% frente al 82%, en la media comunitaria estos porcentajes se han invertido, siendo del 75% y 25%, respectivamente. La mayoría de los analistas justifican esta infrautilización del mecanismo de ayuda directa a la adquisición en una coyuntura económica de permanente reducción de los tipos de interés y con una mayor apuesta de bancos y cajas por la concesión de hipotecas, lo cual ha generado un flujo de financiación desconocida hasta ahora, con crecimientos superiores al 20% de media en los últimos años. En definitiva, 57

Manuel Sanchis i Marco el dinero barato, fácil de conseguir y a veces negro, y el ahorro fiscal han sido los motores del crecimiento del sector inmobiliario y los detonantes, entre otros factores, del fuerte incremento de los precios del mercado inmobiliario. No vivimos un fenómeno nuevo, ocurre en muchos otros países hoy en día; además, España y el Reino Unido lo vivieron en la fase alcista de sus respectivos ciclos a finales de los años ochenta y principios de los noventa. Tendríamos que extraer hoy las lecciones que aprendimos de aquellas experiencias.

Ejercicios 1. Enumere brevemente las buenas prácticas que los economistas han identificado para hacer frente con éxito a las consecuencias sociales de los procesos de reestructuración industrial. 2. A la vista del desplome del mercado inmobiliario del año 2008, explique qué factores nos han llevado a esta situación y qué nos cabe esperar en los próximos años en el sector de la construcción en España. Proponga algunas alternativas o soluciones viables a las empresas del sector. 3. Teniendo en cuenta la actual estructura sectorial de la economía española, argumente cuáles son, a su juicio, los puntos fuertes y el talón de Aquiles de nuestra economía ante la crisis económica (doméstica y global) actual. 4. A partir de los datos que contienen los informes anuales y mensuales del Banco de España () y que recoge el cuadro E1, calcule el crecimiento del coste laboral unitario y de la productividad en los últimos trimestres. ¿Cómo justificaría el comportamiento de la productividad del trabajo en el actual período de recesión económica?, ¿y la reciente evolución del coste laboral unitario? La productividad viene definida como la producción (output) por unidad de factor (input) utilizada durante una unidad de tiempo. Si el input es el factor trabajo, hablamos de productividad del trabajo: PRODUCTIVIDAD DEL TRABAJO =

PRODUCTO EMPLEO

y=

Y L

Tomando logaritmos y diferenciando con respecto al tiempo, podemos obtener el crecimiento de la productividad del trabajo como la diferencia entre la tasa de crecimiento del producto y la tasa de crecimiento de la ocupación, es decir, yo = Yo - Lo . Así, dado que en el cuarto trimestre del 2006, el output creció un 4% y el empleo un 3,1%, el crecimiento de la productividad del trabajo ese trimestre fue del 0,9%, como podemos observar en la primera columna del cuadro E2. Por su parte, el coste laboral unitario (CLU) se define como la relación que hay entre la remuneración por asalariado (masa salarial) y la productividad del trabajo, es decir, por persona asalariada: 58

Estructura sectorial de la economía española

CLU =

REMUNERACIÓN POR ASALARIADO PRODUCTIVIDAD POR EMPLEADO

Tomando logaritmos y diferenciando con respecto al tiempo, podemos calcular el crecimiento del CLU como la diferencia entre la tasa de crecimiento de la remuneración por asalariado y la tasa de crecimiento de la productividad del trabajo. Por lo tanto, en el cuarto trimestre del 2006, el crecimiento de los costes laborales unitarios fue de un 3,4%, que resulta simplemente de restarle a la tasa de crecimiento de la remuneración por asalariado, que creció a una tasa anual del 4,3%, la tasa de crecimiento de la productividad, que fue de tan sólo un 0,9%. CUADRO E1 Producción, empleo y remuneración por asalariado en España (tasas de variación interanual) Trimestres REMUNERACIÓN PRODUCCIÓN EMPLEO 2006-2009 POR ASALARIADO 06IV 4,0 3,1 4,3 07I 4,0 3,3 4,4 07II 3,8 3,1 4,2 07III 3,5 2,8 4,5 07IV 3,1 2,2 4,9 08I 2,5 1,5 6,0 08II 1,7 0,3 6,4 08III 0,4 -1,0 6,2 08IV -1,2 -3,2 6,0 09I -3,2 -6,3 4,5 09II -4,2 -7,2 4,7 09III -4,0 -7,2 3,9 Fuente: Banco de España, en línea

CUADRO E2 Productividad y costes laborales unitarios en España (tasas de variación interanual) Trimestres 2006-2009 06IV 07I 07II 07III 07IV 08I 08II 08III 08IV 09I 09II 09III

PRODUCTIVIDAD 0,9 0,7 0,7 0,7 0,9 1,0 1,4 1,4 2,0 3,1 3,0 3,2

COSTE LABORAL UNITARIO 3,4 3,7 3,5 3,8 4,0 5,0 5,0 4,8 4,0 1,4 1,7 0,7

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Manuel Sanchis i Marco Como se puede observar en el gráfico E1, durante los últimos trimestres la tasa de crecimiento de la productividad ha dejado el perfil plano y cercano al cero de los años 2006 y 2007, y ha empezado a acelerarse para alcanzar valores cercanos o superiores al 3%. La aceleración en la tasa de crecimiento de la productividad durante los últimos cuatro trimestres (2008Q4-2009Q3) se explica porque la caída en el empleo ha sido más pronunciada que la de producto, por lo que la productividad aparente del trabajo se ha recuperado y muestra una pauta de comportamiento contracíclico. Este comportamiento de la productividad, sin embargo, refleja un claro efecto composición, y es muy posible que las ganancias genuinas de eficiencia productiva sean escasas. A nuestro juicio, son necesarias profundas reformas estructurales que persigan contener la destrucción de empleo e incrementar la productividad del trabajo. GRÁFICO E1

Producción, empleo y remuneración por asalariado en España (tasas de variación interanual) 8 6 4

PRODUCTIVIDAD PRODUCTO EMPLEO

0 -2

mar-96 ago-96 ene-97 jun-97 nov-97 abr-98 sep-98 feb-99 jul-99 dic-99 may-00 oct-00 mar-01 ago-01 ene-02 jun-02 nov-02 abr-03 sep-03 feb-04 jul-04 dic-04 may-05 oct-05 mar-06 ago-06 ene-07 jun-07 nov-07 abr-08 sep-08 feb-09 jul-09 dic-09

2

-4 -6 -8

Como se puede observar en el gráfico E2, desde 2006Q4 hasta 2008Q2 se ha producido una aceleración en los costes laborales unitarios, debido (i) a la ligera desaceleración en el crecimiento de la productividad del trabajo hasta 2007Q3; y, (ii) a partir de entonces, a que la aceleración en la remuneración por asalariado fue superior a los discretos aumentos de productividad.

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Estructura sectorial de la economía española GRÁFICO E2

Productividad y costes laborales unitarios en España (tasas de variación interanual) 7 6 5

COSTE LABORAL UNITARIO

REMUNERACIÓN POR ASALARIADO PRODUCTIVIDAD

4 3 2

0 -1

mar-96 sep-96 mar-97 sep-97 mar-98 sep-98 mar-99 sep-99 mar-00 sep-00 mar-01 sep-01 mar-02 sep-02 mar-03 sep-03 mar-04 sep-04 mar-05 sep-05 mar-06 sep-06 mar-07 sep-07 mar-08 sep-08 mar-09 sep-09 mar-10

1

-2

En efecto, a partir del 2007Q3 se produjo un incremento de la remuneración por asalariado como consecuencia del ajuste automático de los salarios a la evolución de la inflación, pues la activación de las cláusulas de salvaguarda produjo un incremento de los salarios durante en la primera mitad del 2007. A partir de 2008Q2 se produjo un descenso continuado en el crecimiento de los CLU debido al aumento de la productividad y a la disminución de la remuneración por asalariado. Es interesante observar cómo, a pesar del intenso deterioro de las condiciones económicas y del mercado de trabajo durante el 2008, los salarios presionaron al alza los costes laborales, tanto en términos nominales como reales. Ello fue el reflejo, en buena medida, de la elevada indiciación existente en los mecanismos de negociación colectiva. Además, en los últimos meses del 2008, cuando el deterioro del mercado de trabajo era ya fortísimo y la inflación había comenzado a reducirse, se pudo constatar que la sensibilidad de los salarios negociados a las condiciones cíclicas del mercado laboral era muy reducida. En España, la estructura y el contenido de los convenios colectivos hacen difícil que las empresas puedan ajustar los costes laborales ante una caída de la demanda. Cuando los salarios responden de una manera más flexible a las variaciones de la productividad, entonces las fluctuaciones económicas producen una elevada volatilidad en los salarios, pero afectan poco al nivel de empleo. Por el contrario, cuando los salarios no se ajustan fácilmente a los cambios en la productividad, entonces se producen modificaciones notables en las contrataciones y en los despidos y, por tanto, el empleo fluctúa más a lo largo del ciclo. La cuantía de las indemnizaciones por despido reduce, obviamente, la volatilidad del empleo, 61

Manuel Sanchis i Marco puesto que elevadas indemnizaciones por despido desincentivan el despido, pero también la contratación futura, estimulando la retención del empleo existente, su uso más intenso en las fases alcistas del ciclo (labour hoarding). La coincidencia en el tiempo de incrementos salariales elevados con una fuerte disminución de la actividad y del empleo, constituye una clara señal de las dificultades que tiene la economía española para restaurar la competitividad. Los ajustes que tiene que realizar para mantener su posición competitiva pasan por mantener un esfuerzo constante en la mejora de la productividad. De hecho, la intensidad del ajuste depende básicamente de la capacidad para revertir las pérdidas de competitividad a través del crecimiento de la productividad, de la moderación de los costes laborales y de los márgenes empresariales; así como de la adaptabilidad del mercado de trabajo para absorber la reasignación sectorial del empleo. El deterioro del panorama económico obliga a las empresas a ajustar los precios ya sea mediante la reducción del margen de beneficios, o bien obteniendo ganancias de productividad que compensen el incremento en los costes laborales.

Actividades de la web En la dirección de la página web se pueden encontrar una serie de actividades relacionadas con este capítulo que se consideran de alto nivel formativo.

Cuestionario de autoevaluación 1. La razón fundamental por la que la crisis del petróleo de 1973 tuvo un impacto muy fuerte en España fue... a) ... la complicada situación política que vivía España en aquel momento. b) ... el intento de retrasar los efectos de la crisis por parte de las autoridades. c) ... la fuerte dependencia de las importaciones petrolíferas. d) ... la fuerte especialización de la economía española en sectores maduros, es decir, en productos estandarizados con tecnologías obsoletas, intensivos en mano de obra, energía y materias primas. 2. Señale cuáles de las siguientes opciones se refieren a actividades que se contabilizan en el sector servicios: a) Un «mimo» que realiza una demostración en medio de la calle. b) La defensa de un procesado por la justicia. c) Un recolector de patatas. d) El trabajador de una carpintería que ofrece sus servicios y construye treinta sillas.

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Estructura sectorial de la economía española 3. El coste laboral unitario viene definido como:

Remuneración de asalariados (salarios + contribuciones a S.S.) / Asalariados Valor añadido bruto / Empleo total (asalariados + autónomos) Remuneración de asalariados (salarios + contribuciones a S.S.) / Pobl. Activa b) Valor añadido bruto / Empleo total (asalariados + autónomos)

a)

Remuneración salarial / Asalariados Valor añadido bruto / Empleo total (asalariados + autónomos)



c)



d) Remuneración de asalariados (salarios + contribuciones a S.S.) / Asalariados Valor añadido bruto / Asalariados

4. Cuando en el ámbito de la macroeconomía hablamos del «sector productivo» nos estamos refiriendo... a) ... al sector industrial porque en él tienen lugar las actividades productivas de bienes. b) ... al conjunto de las actividades económicas productivas de bienes y servicios de un país. c) ... al sector agrícola, porque es de éste de donde provienen la mayor parte de las materias primas. d) Ninguna de las anteriores respuestas es correcta. 5. El «pinchazo» de la burbuja inmobiliaria afecta... a) ... a las familias y a los jóvenes que compran una casa para vivir en ella. b) ... a los que compran viviendas con dinero prestado para especular con su valor futuro. c) ... a los bancos únicamente, pues son ellos quienes conceden el crédito para que familias y especuladores puedan comprar una casa. d) ... a familias, especuladores y bancos. 6. Las actividades productivas se suelen deslocalizar desde países ricos hacia otros países con niveles inferiores de renta y salarios, y ello se debe a que tienen... a) ... menores costes laborales que los países desarrollados. b) ... menor presión fiscal que los países desarrollados. c) ... menores costes laborales y presión fiscal que los países ricos, buena cualificación de la mano de obra, estabilidad política y confianza en las instituciones. d) ... menor presión fiscal y mercados de trabajo más flexibles que los países ricos.

63

2. Crecimiento económico: modelos analíticos

Píldora 9

To PIB or not to PIB, that is the question Pocas variables concitan tanto interés e inflaman tanto las pasiones del debate económico como la que mide la producción interior de un país, el PIB. A través de ella se quiere medir el buen o mal funcionamiento económico de una nación, que, en caso de éxito, los gobiernos se suelen atribuir en exclusiva. Cuando se relaciona el PIB con la población, obtenemos la renta per cápita, una magnitud que para algunos resume a la perfección el paradigma del utilitarismo: «la mayor felicidad para el mayor número». Sin embargo, no hay consenso entre los economistas a la hora de utilizar el PIB como herramienta que sirve para medir una aproximación al bienestar material (Bergheim, 2006b) –no hablemos ya de felicidad, que desborda lo material– de una comunidad humana. Es lógico que así sea, porque el PIB sólo mide, y de forma incompleta y grosera, el valor de mercado de todos los bienes y servicios finales producidos por los residentes de un país en un período determinado de tiempo, generalmente (no siempre) un año natural. Por el contrario, la felicidad –que desde Aristóteles se asocia no sólo con los bienes materiales, sino sobre todo con una vida buena ordenada por la recta razón hacia el cultivo de la prudencia (Aristóteles, 2002: 1-18)– es un concepto mucho más amplio, aunque esté restringido a aspectos materiales. Por lo tanto, el PIB –al que, en realidad, deberíamos de llamar Producto Increíblemente Burdo– es un indicador muy grosero del nivel de bienestar económico de una sociedad. En 1990 el premio Nobel de Economía Amartya Sen y el economista Mahbub ul Haq elaboraron el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que ahora se incluye en los Informes sobre Desarrollo Humano de los programas 65

Manuel Sanchis i Marco de las Naciones Unidas para el Desarrollo. El IDH incluye la esperanza de vida, el nivel de analfabetismo, educación y vida, la protección a la infancia, etc. Comparado con el IDH, el PIB ha de ser interpretado con sumo cuidado, porque es sólo una media verdad, y ya sabemos que, como reza un viejo proverbio yiddish, una media verdad es toda una mentira. No sólo porque el PIB deje de lado importantes aspectos distributivos del crecimiento de la renta, sino porque el propio concepto de producto interior bruto es una medida muy aproximada del esfuerzo productivo y del nivel de bienestar de un país que deja sin cuantificar muchos aspectos importantes –y a veces, imprescindibles– para hacer posible el crecimiento. Pero entonces, ¿qué es y qué no es el PIB? Veámoslo: En primer lugar, el PIB es una medida inapropiada del bienestar porque el bienestar de una nación depende de una serie de factores que el PIB ignora. Citemos unos cuantos ejemplos como el trabajo comunitario, el trabajo individual no remunerado o sin contrato legal, el tiempo de ocio, las desigualdades de la renta o la calidad del medio ambiente. En segundo lugar, el PIB es una medida incompleta de la producción porque sólo cubre aquellos productos que se venden en el mercado; por eso las mediciones del PIB en los países en vías de desarrollo subestiman su crecimiento. Estos países menos desarrollados tienen un sesgo desfavorable en el cálculo del PIB porque, al tratarse de economías de subsistencia en las que hay mucho trabajo que se realiza en casa o de forma colectiva, una parte considerable de la actividad económica tiene lugar fuera de los circuitos normales de los mercados oficiales. En tercer lugar, el PIB también presenta problemas metodológicos, pues sólo tiene en cuenta el valor monetario de las transacciones económicas (precios por cantidades). Tampoco incluye las rentas obtenidas en el extranjero por los residentes, pero sí que incluye las rentas que pagan los residentes a aquellos extranjeros que trabajan en territorio nacional. Lo anterior constituye los llamados «pagos netos a los factores desde el exterior» (net factor payments from abroad), que quedan recogidos en la definición contable del PNB. Por último, tampoco incluye la depreciación del stock capital, lo cual nos impide calcular la renta nacional neta, probablemente el mejor indicador del bienestar de una nación. En cuarto lugar, y a pesar de lo anterior, la renta nacional neta y también el PIB estarían excluyendo las actividades ilegales como el tráfico de drogas, la prostitución, la venta de órganos humanos y, en general, toda la economía de la criminalidad. Ejemplos claros de que la economía, desgraciadamente, no responde con demasiada frecuencia a valores éticos sino, simplemente, a la demanda solvente. Por último, pero no por ello menos importante, el PIB no se ocupa de incluir en su medición las externalidades negativas del crecimiento económico (vid. la píldora sobre crecimiento endógeno y propiedad intelectual y la píldora sobre crecimiento económico y disciplina fiscal), es decir, la polución del aire y las aguas1, el agotamiento de los recursos no renovables, etc., pues aún no hay en la Contabilidad Nacional cuentas comúnmente acordadas sobre estos fenómenos.

1. Véase a título de ejemplo divulgativo, Joseph E. Stiglitz (2006).

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Crecimiento económico: modelos analíticos Recapitulando, el PIB: (i) no es una medida del bienestar material; (ii) es incompleto, ya que sólo cubre los productos que se venden en el mercado; (iii) contiene limitaciones metodológicas; (iv) no cubre actividades ilegales como la droga, la venta de órganos humanos, etc.; y, (v) no cubre externalidades, como la polución del aire, etc. Por eso, no nos sirve cualquier tipo de crecimiento, sino un crecimiento de calidad –que la estrategia de Lisboa denomina «sostenible»– y que implique: (i) respeto por el medio ambiente; (ii) mayor atención a la salud y mejora de la esperanza de vida; (iii) mejora en la satisfacción en el trabajo; y, (iv) mejoras en educación, etc. Muchos de estos atributos del crecimiento de calidad sí que están recogidos en el IDH de Naciones Unidas. Por lo tanto, la «calidad» del PIB es lo que importa, pues no es lo mismo tener un PIB cuya descomposición nos indique un crecimiento de calidad, y en el que los sectores de arrastre de la economía sean, por ejemplo, la salud y la inversión a favor de la longevidad de la población –que, además, tienen un alto contenido tecnológico– (Bergheim, 2006a), que otro tipo de crecimiento, quizá con tasas más elevadas que el anterior, pero cuya descomposición privilegie sectores como los de la seguridad pública o privada, la provisión de detectores de metales para las escuelas, etc., lo que nos indica que se trata de sociedades enfermas. La sociedad debe decidir qué tipo de crecimiento quiere tener, es decir, cómo quiere que sea la curva de transformación de la economía. Decidir si quiere producir «Butter oder Kanonen», como les preguntaba Hitler a los alemanes antes de la Segunda Guerra Mundial. En los años setenta, un artículo de la revista Cambio16 sobre la economía japonesa y sobre esta misma cuestión se titulaba «Las geishas también cuentan». Personalmente, entre mantequilla, cañones y geishas me quedo con estas últimas...

Bibliografía Aristóteles (2002): Ética a Nicómaco. (trad. de María Araujo y Julián Marías), Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 174 pp. Bergheim, Stefan (2006a): «Live long and prosper! Health and longevity as growth drivers», Current Issues, Deustche Bank Research, 20 de marzo, 15 pp. — (2006b): «Measures of well being. There is more than GDP», Current Issues, Deutsche Bank Research, 8 de septiembre, 11 pp. Stiglitz, Joseph E. (2006): «Los que contaminan deben pagar la factura», El País, 19 de noviembre de 2006.

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Manuel Sanchis i Marco

Píldora 10

Una visión contable (y antropológica) del PIB El funcionamiento de cualquier economía se puede esquematizar con la ayuda del flujo circular de la renta, es decir, mediante la corriente de la producción, de las rentas generadas por dicha producción y, por último, mediante el gasto de dichas rentas. Por eso, son tres los senderos del flujo circular por los que podemos transitar para llegar a calcular contablemente: producción, renta y gasto. Cuando las empresas venden en el mercado de bienes y servicios lo que han producido (método de la producción), obtienen unas rentas o ingresos (salarios, intereses, rentas inmobiliarias, beneficios, etc.) con los que remuneran a cada factor productivo por su contribución a dicha producción (método de las rentas, método del ingreso o método de los costes). Estas rentas, a su vez, permiten realizar gastos de consumo o de inversión a las familias y a las empresas que las disfrutan, y gasto público del gobierno, que puede ser también de consumo o de inversión (método del gasto).

El método del flujo de la producción El método de cálculo de la corriente de la producción (valor añadido) consiste en sumar los valores añadidos producidos por cada sector económico, con el fin de evitar la doble contabilización del valor de los bienes intermedios. Así, el PIB vendría definido como el valor monetario (precios por cantidades) de la corriente o flujo anual de bienes y servicios finales (no los intermedios) producidos en el interior de un país. Ahora bien, la producción de un país puede expresarse o bien siguiendo el criterio de territorialidad o localización física (PIB), o bien el criterio de residencia, nacionalidad o propiedad (producto nacional bruto, PNB). En el primer caso, el término interior nos indica que la definición contable del PIB incluye el valor añadido generado por todos los factores de producción, tanto los locales como aquellos propiedad de extranjeros pero establecidos en el territorio del país. En España, por ejemplo, incluiría lo producido por empresas multinacionales extranjeras instaladas en nuestro país, por los trabajadores inmigrantes, etc. Además de lo anterior, la definición contable del PIB excluye el valor de lo producido por los nacionales que, sin embargo, no residen en el país, tanto si son empresas españolas fuera de España como trabajadores españoles emigrantes, siempre que ambas categorías tengan establecido su lugar de actividad fuera del país de origen. Si lo que queremos es calcular contablemente el PNB, entonces debemos seguir el criterio de nacionalidad. En este caso, el PNB será el valor del producto generado por los residentes nacionales del país en cuestión, lo cual equivale a añadirle al PIB los pagos netos a los factores (PNF) desde el exterior (net factor payments from abroad, NFP, o también net foreign factor income) que vienen definidos como las rentas pagadas a los factores de producción nacionales por el resto del mundo, menos las rentas pagadas a los factores de producción extran68

Crecimiento económico: modelos analíticos jeros por la economía doméstica. Ahora podemos expresar la relación entre PIB y PNB del siguiente modo: [1]

PNB

PIB + PNF

El método del flujo de rentas El segundo método para calcular contablemente el PIB es el de la corriente de rentas, ingresos o costes (salarios, intereses, rentas inmobiliarias, beneficios, etc.). En efecto, de la corriente de producción de bienes y servicios finales se derivan unas rentas o ingresos que se dedican a remunerar a los factores de producción (costes para las empresas) bajo la forma de salarios, beneficios, intereses, alquileres, etc.

El método del flujo de gasto El tercer método consiste en calcular la corriente de gasto (consumo, inversión y gasto público). Parte de los ingresos, bajo la forma de beneficios, salarios, alquileres, etc., se gasta en bienes de consumo y en bienes de inversión. Por su parte, la renta no gastada (no consumida) constituye el ahorro de las familias y el de las empresas, que toma la forma de beneficios no distribuidos. Esto nos sirve para entender la llamada Ley de Say –conocida también como Ley de los mercados (Loi des débouchés)–, según la cual, la oferta crea su propia demanda, pues sin producción no hay ingreso y, sin ingreso, no hay gasto. Como el propio Jean Baptiste Say (1803) nos enseña: Es conveniente señalar que un producto terminado ofrece, a partir de ese instante, una salida a otros productos por todo el montante de su valor. En efecto, cuando el último productor ha terminado un producto, su mayor deseo es venderlo, para que el valor de dicho producto no esté ocioso en sus manos. Pero no está menos urgido a deshacerse del dinero que le procura su venta, para que el valor del dinero tampoco esté ocioso. Luego, uno no puede deshacerse del dinero más que demandando comprar un producto cualquiera. Este flujo circular de la renta es lo que se denomina de forma un tanto desconcertante la parte real de la economía o también economía real, pues se producen filtraciones en forma de ahorro de las familias y de las empresas que llegan hasta las instituciones financieras. El sistema financiero es el encargado de canalizar dicho ahorro hacia la inversión, que también realizan las familias y las empresas, mediante la intermediación financiera en forma de créditos. A esta parte del sistema económico se le suele denominar, de una manera un tanto engañosa, la parte financiera de la economía. La macroeconomía se ocupa de las relaciones entre ambos aspectos del sistema: el sector real y el sector financiero. 69

Manuel Sanchis i Marco Demos un paso más y pasemos ahora a establecer una relación contable que conecte el método de la producción con el método del gasto. Para ello, será necesario que se respete la siguiente identidad contable, de modo que la producción (PIB) sea igual al gasto en consumo (C), inversión (I) y gasto público (G) y, si estamos en una economía abierta, añadiremos el saldo exterior (X-M): Estas tres variables contienen importaciones

[2]

Exportaciones netas (EN)

Producción total (PIB)

Renta total (Y)

Gasto total

CT + IT + GT + Exp – Imp

G

C

G

I

Como acabamos de ver, la producción interior total (PIB) y la renta total son idénticas, en términos contables, a la suma de las distintas variables de gasto: a) en primer lugar, el consumo total (CT) se descompone en consumo doméstico (CD) y consumo extranjero (CE), es decir, en las importaciones de consumo; b) en segundo lugar, la inversión total (IT), que también se descompone en inversión doméstica (ID) e inversión extranjera (IE); y, c) en tercer lugar, el gasto público total (GT), que también puede ser doméstico (GD) y extranjero (GE). CT / CD + CE IT / ID + IE GT / GD + GE

Por lo tanto, para obtener el valor del PIB será necesario que extraigamos del consumo total, de la inversión y del gasto público totales la parte que corresponde al extranjero, y que toma la forma de importaciones. Por eso, en la expresión [2] las importaciones están restando, es decir, detrayendo valor a la cifra del PIB, y por esa razón las exportaciones netas, cuando tienen signo negativo –es decir, cuando existe déficit comercial o por cuenta corriente–, detraen algunas décimas, y a veces algún punto, a las cifras de crecimiento del PIB. Señalemos también que dentro de lo que figura en la expresión [2] como gasto público (GT) se encuentran el gasto de consumo o corriente (GC) y el gasto de inversión (GI) y que este último incluye infraestructuras públicas como las autopistas, los puertos y aeropuertos, etc. Por eso, la inversión pública constituye una palanca tan importante o más para el crecimiento económico que el gasto de inversión (IT), que recoge la inversión privada, aunque no la pública. Si en [2] pasamos los componentes de la demanda agregada de gasto (C+I+G) al primer miembro, obtendremos la expresión [3], según la cual el déficit 70

Crecimiento económico: modelos analíticos (superávit) por cuenta corriente es igual, por definición contable, al exceso (defecto) de gasto doméstico en relación con la renta (Y) o producción doméstica (PIB). En términos económicos, ello nos indica cuándo un país es deudor (acreedor) neto con respecto al exterior. Si un país ingresa (gana) más de lo que gasta, estará poniendo ese ahorro a disposición del exterior mediante la concesión de créditos. Por el contrario, cuando gasta más de lo que ingresa (produce), este exceso de gasto (defecto de ahorro) en relación con sus ingresos será compensado con el ahorro extranjero que recibirá ese país bajo la forma de préstamos exteriores. [3]

Y – (C + I + G)

EN

Gasto doméstico Producción Absorción Saldo C/C doméstica

En una situación en la que una economía crezca por encima de su producción potencial, dicha economía estará recibiendo un impulso de la demanda agregada tal que su gasto doméstico, la capacidad de absorción de dicha economía, será mayor que la capacidad de producción doméstica a corto plazo. Es decir, la economía absorberá más de lo que es capaz de producir a corto plazo, y ello generará un déficit exterior de la misma cuantía que dicho exceso de absorción. Así, el exceso de gasto doméstico (C, I, y G) sobre la producción doméstica (Y) se traducirá en un incremento de las importaciones y de la tendencia al déficit exterior, es decir: a) Y – (C + I + G) < 0, debido al contenido de importaciones del consumo, la inversión y el gasto público, y b) EN < 0; Si siguen las restricciones y limitaciones a corto plazo en la oferta doméstica y extranjera, y se mantiene el vigor de la demanda, esta situación se traducirá en incrementos de los precios al consumo al cabo de un cierto tiempo. Por esta razón, las fases expansivas del ciclo se caracterizan siempre por la aparición o ampliación de un desequilibrio exterior, ya sea comercial o por cuenta corriente, y por la aceleración de los incrementos generalizados de precios. Explicitaremos ahora la ecuación de equilibrio, según la cual el ahorro de los tres sectores de la economía (privado, público y exterior) iguala a la inversión de esos mismos sectores, pues la condición de equilibrio de una economía obliga a que el ahorro nacional sea igual, ex post, a la inversión nacional (SN ≡ IN): [4]

SP + SG

I+G

I

+ EN

Ahorro Formación Inversión exterior neta nacional de capital (adquisición de activos (privado real financieros del exterior) y público)

71

Manuel Sanchis i Marco Si en [4] pasamos la inversión privada y pública al primer miembro y lo reordenamos, tendremos: [5]

I

(S P – I ) + (S G – G ) Ahorro o desahorro de empresas y familias

Déficit o superávit del sector público

EN Inversión exterior neta (adquisición de activos financieros del exterior)

Por lo tanto, la única forma de reducir el déficit por cuenta corriente consistirá en reducir la absorción de la economía, ya sea reduciendo el déficit público, ya sea reduciendo el desahorro privado. Como vemos en la expresión [6] tendremos, por una parte, las filtraciones de la economía nacional que se desvían hacia el ahorro y las importaciones y que lastran, a corto plazo, el crecimiento; y, por otra parte, las inyecciones que estimulan la economía en forma de inversión privada y pública, y demanda exterior (exportaciones). [6]

S P + S G + Imp Filtraciones

I

I + G + Exp Inyecciones

Podemos transformar la ecuación [3] agrupando la renta, por un lado, y el consumo y la inversión, por otro, de modo que así obtendremos la expresión [7]. Ahorro nacional Inversión nacional

[7]

[Y – (C P + GC )] – (I + G I )

EN

Consumo total Inversión total privado y público privada y pública

Ahora bien, como la renta menos el consumo es igual al ahorro, podemos sustituirlo en [7] para obtener [8]: [8]

S N – IN

EN

Ésta es, de nuevo, la condición de equilibrio ex post de una economía, que nos informa de que el ahorro nacional ha de ser igual a la inversión nacional y de que su eventual desequilibrio debe venir complementado por el saldo exterior, como vemos en [8]. Por lo tanto, el saldo (superávit o déficit) por cuenta corriente representa un desequilibrio, por exceso o por defecto, entre la inversión nacional y el ahorro nacional, de tal modo que: a) un déficit por cuenta corriente reflejará una falta de ahorro nacional con respecto a la inversión nacional (sensu contrario, un exceso de inversión con respeto al ahorro), y deberá ser cubierto mediante el acceso al ahorro extranjero bajo la forma de crédito exterior; y, por su parte, 72

Crecimiento económico: modelos analíticos b) un superávit por cuenta corriente indicará un exceso de ahorro nacional con respecto a la inversión nacional (sensu contrario, falta de inversión con respeto al ahorro), y prestaremos al extranjero. Hemos representado hasta aquí una visión del PIB basada en el flujo circular de la renta desde la producción al ingreso, y desde las rentas al gasto. Al cabo de un año, y gracias a la contabilidad nacional, podremos reconstituir las cuentas macroeconómicas de la nación obteniendo por estas tres vías (producción, ingreso y gasto) la magnitud del PIB y otras afines. Esto nos proporciona una percepción estático-comparativa del PIB que es utilísima e imprescindible para el buen análisis económico. Pero, desgraciadamente, no podemos ir más allá de las cifras trimestrales del PIB, pues no es posible contar con una contabilidad nacional detallada con frecuencia mensual a semanal. Por eso, es necesario apoyarse en indicadores avanzados de la coyuntura para poder realizar un poco de análisis económico sobre la situación económica del momento. En ese sentido, me parece que tener una visión antropológica del PIB es útil y ayuda a comprender el ciclo económico, no en balde el hombre tiende por naturaleza a interpretar su visión de la realidad en términos antropológicos, como se encarga de recordarnos Unamuno: «... el sentimiento del mundo, sobre el que se funda la compresión de él, es necesariamente antropomórfico y mitopeico» (2005: 287). O como también señala Giambattista Vico: La sabiduría poética, que fue la primera sabiduría del mundo gentil, debió comenzar por una metafísica, no razonada y abstracta como es hoy la de los instruidos, sino sentida e imaginada (...) nacida de la ignorancia de las causas, [pues los primeros hombres de las naciones gentiles] atribuían a las cosas admiradas el carácter de seres dotados de la sustancia de su propia idea, [y] creaban las cosas a partir de sus ideas (1995: 181-182). Así pues, creo que es bueno entender el funcionamiento y la evolución del PIB como el de una persona que por la mañana se despierta y se pone a trabajar; y por la noche, se acuesta y funciona al ralentí. Del mismo modo, el PIB aumenta por la mañana y se desacelera por la noche y, cuando llega el verano, se va de vacaciones y descansa. Tener una visión antropológica del PIB, además de ayudarnos a comprender la coyuntura económica, no está exenta de rigor analítico ni de contenido estadístico. El gráfico siguiente, por ejemplo, describe el consumo de energía eléctrica en España a lo largo de las veinticuatro horas de un día cualquiera. En él podemos comprobar cómo la evolución del consumo de energía a lo largo de un día se ajusta a una visión antropológica de la actividad económica que recoge el PIB. Pero lo más importante reside en que el consumo de energía eléctrica es un indicador avanzado del PIB que los analistas de la coyuntura escrutan con sumo cuidado.

73

Manuel Sanchis i Marco GRÁFICO 1

Consumo diario de energía eléctrica en España Demanda de energía eléctrica (diaria)

38000

Demanda (MW)

36000 34000 32000 30000 28000 26000 24000 22000 20000

21 22 23 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 0 1 2

Fuente: Red Hidroeléctrica de España.

Bibliografía Abel, Andrew B. y Ben S. Bernanke (20086): Macroeconomics, Pearson-Addison-Wesley, Boston, San Francisco, Nueva York, 641 pp. También existe versión en castellano en Andrew B. Abel y Ben S. Bernanke (20034): Macroeconomía, Pearson-Addison-Wesley, Madrid, 757 pp. Blanchard, Olivier (20054): Macroeconomics, Pearson Prentice Hall, New Jersey, 587 pp. Burda, Michael y Charles Wyplosz (1993): Macroeconomics. A European Text, Oxford University Press, Nueva York, 486 pp. Say, Jean Baptiste (1803): Traité d’économie politique ou Simple exposition de la manière ont se forment se distribuent et se consomment les richesses, Guillaumin, París, 1841, 6.ª ed., libro primero, capítulo XV, «Des débouchés», 640 pp. Unamuno, Miguel de (2005): Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos, Tecnos, Madrid, 662 pp. Vico, Giambattista (1995): Ciencia Nueva, Tecnos, Madrid, 549 pp.

Píldora 11

El modelo neoclásico de crecimiento resumido El profesor de economía Paul Douglas se dio cuenta de que la distribución de la renta nacional entre trabajo y capital había permanecido constante a lo largo del tiempo. Este hecho –que tampoco pasó desapercibido para Kaldor (1963) y que estableció como una de sus seis regularidades empíricas sobre el crecimiento– hizo que Douglas le pidiese al matemático Cobb que averiguase bajo qué 74

Crecimiento económico: modelos analíticos condiciones se llegaba a esta regularidad empírica, es decir, qué forma matemática debía tener la función de producción para mantener constante la proporción de renta nacional que se asigna al factor trabajo y al factor capital. Para ello, Cobb debía construir una función de producción tal que mantuviese constante la distribución porcentual en la renta nacional de los respectivos factores de producción cuando dichos factores eran remunerados según sus productos marginales. La función de producción debía cumplir las propiedades siguientes: Rentas del capital = Producto marginal del capital • K = α • Y Rentas del trabajo = Producto marginal del trabajo • L = (1-α) • Y En donde: a) α es una constante, entre cero y uno, que mide la proporción de la renta nacional que se dedica a remunerar el factor capital físico; y, b) (1 - α) es también una constante que mide la proporción de la renta nacional que se dedica a remunerar el factor trabajo. De este modo, α determina qué parte de la renta total va a remunerar al capital y qué parte va a remunerar al trabajo. La ecuación [1] cumple con las propiedades anteriores y se conoce con el nombre de función de producción Cobb-Douglas: [1]

Y =e t

λt

•K

t

α

•L

t

1- α

En donde, Yt representa el output del único bien que se produce, Kt el stock de capital disponible y Lt el stock de trabajo disponible. Los parámetros α y (1- α) indican la elasticidad (sensibilidad) del producto con respecto al capital, es decir, la variación porcentual del producto que resulta de una variación porcentual del capital. Por lo tanto, indican el rendimiento de los factores productivos Kt y Lt. Por otro lado, la expresión eλ t representa el grado de eficiencia tecnológica de la economía, que se considera positivo y que vamos a suponerlo dependiente y creciente con respecto al tiempo. La utilización de eλ t es una argucia expositiva para, como veremos después, poder aplicar logaritmos y diferenciar con respecto al tiempo y, así, obtener la tasa de crecimiento de la productividad del trabajo. Además, se supone que la función tiene rendimientos constantes a escala y, por lo tanto, es una función de producción homogénea de grado uno (competencia perfecta), cuyos parámetros suman la unidad. Por lo tanto, si aumentamos el capital y el trabajo en la misma proporción, entonces el output aumenta también en la misma proporción, es decir, que las rentas que obtienen los factores productivos son iguales a su rendimiento. A partir de la ecuación [1] Robert Solow (1956) estableció su modelo neoclásico de crecimiento, con los inevitables supuestos simplificadores, que son, de forma resumida, los siguientes:

75

Manuel Sanchis i Marco a) Economía cerrada, sin sector exterior. b) Sector de producción único. c) Factores de producción: capital físico y trabajo. d) Los factores de producción se combinan siguiendo una función de producción microeconómica del tipo Cobb-Douglas. e) La producción tiene posibles utilizaciones: consumo, ahorro e inversión. Además, el consumo y la inversión coinciden. f) El crecimiento de la producción es siempre positivo. Ahora, transformamos la ecuación de crecimiento en [1] en tasas de crecimiento de la productividad del trabajo, dando los siguientes pasos: Multiplicamos y dividimos [1] por el stock de trabajo L : t

[2]

t

Yt = e

• Kt • Lt

1-

Lt • Lt

Pasamos el numerador L al primer miembro, dividiendo: t

Yt

[3]

= e

Lt Yt

[4]

=e

Lt Yt

[5]

Lt

t

=e

t



• Kt t

Lt yt = e

[6]

1-

L t1

Kt



Kt

Lt



Lt =e t

(1-1+ )

t

• (K t/L t)

• kt

Para transformar esta expresión en tasas de crecimiento, primero aplicamos logaritmos neperianos, y después diferenciamos con respecto al tiempo. 1

[7]

ln y t =

ln e

t

+

ln k t

t

[8]

ln y t =

t+

ln k t

Ahora diferenciamos con respecto al tiempo:

76

Crecimiento económico: modelos analíticos

d ln yt

[9]

dt

[10]

= +

d ln k t dt

yo = λ + α • ko

De modo que hemos transformado la ecuación inicial del modelo de crecimiento de Solow en tasas de crecimiento de la productividad del trabajo. Tomemos un caso concreto y, partiendo de la información que suministra el cuadro 1, calculemos la contribución al crecimiento derivada de la intensificación en el uso del capital de las tecnologías TIC para los dos períodos considerados y comentemos su evolución. Cuadro 1

Descomposición de la productividad del trabajo en la zona euro (1991-1995 y 1995-1999) Productividad del trabajo: (yo)

1991-1995

19995-1999

2,4

1,28

1,41

0,61

¿

¿

Productividad total de los factores: (λ)

Intensificación del uso del capital: (α • ko 1)

Intensificación del uso del capital TIC: (α • ko 2)

Fuente: Comisión Europea. Nota: En tasas de crecimiento medio anual acumulativo continuo.

0,73

0,28

La fórmula del crecimiento de la productividad que hemos obtenido a partir de la función original del modelo de Solow es: yo = λ + α • ko . Es decir, que en nuestro ejercicio será: yo = λ + α • ko 1 + α • ko 2 . Por lo tanto: a) En el período 1991-1995 2,4 = 1,41 + 0,73 + x, luego x = 2,4 – 1,41 – 0,73 = 0,26 b) En el período 1991-1995 1,28 = 0,61 + 0,28 + x, luego x = 1,28 – 0,61 – 0,28 = 0,39

Bibliografía Kaldor, Nicholas (1963): «Capital Accumulation and Economic Growth», en Friedrich A. Lutz y Douglas C. Hague (eds.): Proceedings of a Conference Held by the International Economics Association, Macmillan, Londres. Solow, Robert M. (1956): «A contribution to the theory of economic growth», Quarterly Journal of Economics, vol. 70, febrero, pp. 65-94. — (1988): «Growth Theory and After», The American Economic Review, vol. 78, n.º 3, junio, pp. 307-317. 77

Manuel Sanchis i Marco

Píldora 12

Sobre la humildad del economista2 El famoso modelo neoclásico de Solow nos brinda una herramienta analítica y pedagógica de primer orden para entender el crecimiento. A pesar de sus limitaciones y del avance de los modelos de crecimiento endógeno, el modelo de crecimiento exógeno de Robert Solow continúa desempeñando un papel relevante en la explicación de los factores determinantes del crecimiento económico. Como hemos visto anteriormente, parte de una economía cerrada, con un sólo sector de producción, y con sólo dos factores productivos: capital (físico) y trabajo. Aunque en su artículo del 1956 Solow hablaba de la «golden rule» y no aparece mencionada la forma funcional Cobb-Douglas, la utilizaremos a efectos pedagógicos pues es una función de producción (microeconómica) a partir de la cual podemos construir, por analogía, una función de crecimiento económico (macroeconómica) con estos dos factores, es decir: [1]

Yt = e λ t • Kt α • Lt 1- α

Este tipo de función de producción –por la forma en la que el matemático Cobb, a petición de Douglas, la concibió– da lugar a proporciones constantes de los factores si los factores siempre ganan sus productos marginales. En efecto, en [1] los parámetros α y (1- α) indican el rendimiento de los factores productivos, trabajo y capital, los cuales suman la unidad, ya que la función supone rendimientos constantes a escala. Por esta razón, los factores productivos obtienen unas rentas iguales a su rendimiento. Por otro lado, el parámetro eλt mide la productividad de la tecnología de una economía o, en otras palabras, su eficiencia productiva, que se supone dada y que, por hipótesis, es mayor que cero. El modelo supone que el crecimiento es siempre positivo, pero que tiende a estabilizarse hasta alcanzar un nivel de equilibrio estacionario del que sólo se aparta cuando recibe perturbaciones (shocks) exógenas de productividad. Si dividimos [1] por el trabajo L , obtendremos la misma fórmula que hemos t deducido en la píldora anterior: [2]

yt = eλ t • ktα

Es decir, que la productividad del trabajo yt (Yt/L) es función de la tasa de progreso tecnológico eλt y de la intensificación del capital o, lo que es lo mismo, de un uso más intenso del capital por trabajador. De esta forma, se hace depender el crecimiento de la productividad del trabajo, y ésta, su vez, del progreso tecnológico y de la mayor capitalización de la economía.

2. Agradezco a los profesores Rafael Moner y José Jorge Sempere sus comentarios al borrador de este texto; cualquier error que subsista es, por supuesto, de mi exclusiva responsabilidad.

78

Crecimiento económico: modelos analíticos Hasta aquí hemos supuesto que la tecnología permanecía constante, venía dada. Si, por el contrario, suponemos ahora que es posible el cambio tecnológico, nuestra contabilidad del crecimiento aparecerá expresada del siguiente modo: [3]

ΔY/Y = a (ΔK/K) + b (ΔL/L) + (Δe

λt

/e

λt

)

Hemos añadido un último término (Deλt/ eλt) a la ecuación [3], el cual explica el cambio en el output Y, que no es posible explicar ni por los incrementos en el capital físico, ni por los aumentos en la cantidad de trabajo. Este término se denomina «productividad total de los factores» y recoge la parte del crecimiento del output no explicada (residual) por el modelo de Solow, por eso se le llama también el «residuo de Solow», o como el propio Solow lo bautizó: «la medida de nuestra ignorancia». Y tenía mucha razón, porque al no ser posible el progreso técnico en su modelo, hay que imaginar que dicho modelo utiliza un capital físico, casi, casi, sin tecnología, y una fuerza de trabajo, casi, casi, sin cerebro. Sin tecnología (en realidad con un nivel tecnológico dado, estancado) porque si añado una unidad de capital, esa nueva unidad va a tener «in-corporada» una tecnología diferente y normalmente superior a la de la unidad anterior. Esto no lo permite el modelo, pues considera que todas las unidades de capital son homogéneas. Algo parecido ocurre con la mano de obra, pues más que trabajadores habría que imaginarlos como autómatas ya que, de lo contrario, cualquier trabajador, hasta el menos cualificado, al cabo de unas horas de empezar a trabajar ya estaría aprendiendo y aumentando sus habilidades, e incrementando, de este modo, su productividad debido a la explotación de su curva de aprendizaje y, esto, en realidad, se encuentra en el residuo de Solow, no en la variable L. ¿Qué se encuentra entonces en el residuo de Solow? En esta especie de caja negra del crecimiento se hallan toda una serie de factores que contribuyen al crecimiento y que nosotros, los economistas, intuimos o sabemos como ciertos pero que, o bien no somos capaces de discernir analíticamente, o bien los hemos identificado pero nos resulta difícil, si no imposible, cuantificarlos. Dentro de esta «productividad total de los factores» se encuentran englobados varios tipos de capital: el capital humano (habilidades, formación profesional, etc.), el capital tecnológico, el capital empresarial, el capital social, etc. Pero no olvidemos que es un residuo, no una variable explicativa. Sobre todo el «etc.», porque realidades y valores tan etéreos como la calidad de la justicia o de la democracia, la modernización de los sistemas de protección social o la protección de la seguridad jurídica de las personas o de las inversiones, entre otros, son de importancia capital para el crecimiento económico. En los países occidentales estamos acostumbrados a que el Estado funcione, y a que lo haga meridianamente bien. Ello significa que la justicia provee seguridad jurídica para que, por ejemplo, los contratos sean respetados, o se facilite el intercambio económico. También estamos habituados a que la salud pública impida la aparición de las pestes medievales (lo cual, por cierto, supondría un shock adverso de oferta, es decir, aumento simultáneo de precios y caída del output), a que la policía cumpla con su obligación, etc. 79

Manuel Sanchis i Marco Sin embargo, todo esto exige ahorro, cuesta dinero y presiona sobre el gasto público, y no siempre ocurre así en todos los países, sobre todo, en los más pobres. No es de extrañar por eso que, cuando en febrero del 2006 le preguntaron al recién nombrado presidente de Haití qué pensaba hacer para desarrollar su país, que es el más pobre del mundo, no dijo que iba a aplicar el modelo de Solow, sino: «Lo primero que haré es dar seguridad». ¿Dónde se encuentra esto en el modelo de Solow? En el residuo, es decir, en ningún lado. Recordemos también las declaraciones del recién nombrado vicepresidente de Bolivia en el Gobierno de Evo Morales en el 2006 sobre Repsol: «Garantizamos la seguridad jurídica de las inversiones» (El País, 19/11/2006), o las del premio Nobel de Economía, Franco Modigliani: «La corrupción es un obstáculo para el crecimiento» (El País, 31/07/2006). Seamos humildes porque, como señala B. Freeman, catedrático de Harvard, en el éxito económico de un país «... la suerte parece tan importante como la política económica». El hecho de que no podamos ver o aprehender ciertas cosas no quiere decir que no existan. Aun así, algunos economistas han realizado esfuerzos por cuantificar mediante estudios econométricos la aportación positiva de la democracia al crecimiento o cómo el buen funcionamiento de las instituciones nos ayuda a crecer (Barro y Sala-i-Martin, 1995). Pero conviene que no perdamos de vista que el modelo de Solow sólo tiene un tipo de capital, el capital físico, y que, además, las unidades adicionales de ese capital no incorporan nueva tecnología. Por lo tanto, y a la vista de todo anterior, la primera pregunta que nos tenemos que hacer es ¿sabemos realmente cuáles son las causas por las que crece una economía? ¿De verdad conocemos cuáles son los factores que determinan el crecimiento económico? Nosotros, los economistas, deberíamos empezar por hacer un ejercicio de humildad, sacudirnos la arrogancia que todo lo explica en términos de eficiencia y mercados sin fricciones, y calcular, al igual que hizo Solow, cuánto mide nuestra ignorancia. Aunque conocemos los obstáculos para crecer (condición necesaria), no sabemos a ciencia cierta por qué crecemos (condición suficiente). Mi primera clase del curso 2005-06 trató de la humildad del economista, y en ella desarrollé estas ideas, con la gran suerte de que semanas después apareció en prensa un artículo de Moisés Naím en el que se recogían las declaraciones de un economista sobre el crecimiento económico. En ellas este economista reconocía que: «En realidad desconocemos las causas del crecimiento (...) Sí tenemos una idea bastante clara sobre cuáles son los principales obstáculos para el crecimiento y cuáles son las condiciones sin las cuales una economía no puede crecer. Pero estamos mucho menos seguros con respecto a qué otros ingredientes se necesitan para generar y sostener el crecimiento» (Naím: 2006: 13). Quien hablaba así era François Bourguignon, economista jefe del Banco Mundial.

Bibliografía Barro, Robert J. y X. Sala-i-Martin (1995): Economic Growth, Mc Graw-Hill, Nueva York, 539 pp. Naím, Moisés (2006): «La arrogancia de los economistas», El País, 21 de febrero del 2006, p. 13. 80

Crecimiento económico: modelos analíticos Romer, David (1996): Advanced Macroeconomics, Mc Graw-Hill, Nueva York, 540 pp. Solow, Robert M. (1956): «A contribution to the theory of economic growth», Quarterly Journal of Economics, vol. 70, febrero, pp. 65-94. — (1988): «Growth Theory and After», The American Economic Review, vol. 78, junio, pp. 307-317.

Píldora 13

Una visión mecanicista del crecimiento En las dos píldoras anteriores hemos pasado revista al modelo neoclásico de crecimiento; y hemos constatado que el crecimiento es una cuestión compleja que se resiste a ser encapsulada en unas breves fórmulas. Aquí queremos reflexionar sobre una forma de entender el crecimiento de los estándares de vida que, con demasiada frecuencia, se presenta como rigurosa en los medios de comunicación –y a veces incluso en la propia Universidad–, y presentar otra forma alternativa de entenderlo. Me refiero a la visión mecanicista del crecimiento de la renta per cápita –y también de la productividad del trabajo, base del modelo de Solow–, en la que presenta la contabilidad del crecimiento (el resultado) como si, en realidad, fuesen sus causas, es decir, se toma el análisis ex post del crecimiento como si fuera ex ante. Afirmaciones del tipo: «el PIB per cápita es el resultado conjunto del rendimiento por ocupado (productividad del trabajo) y del porcentaje de la población en actividades productivas (empleo per cápita)», a parte de ser en sí mismas una perogrullada, inducen a error, pues nos llevan a pensar que el PIB per cápita ha crecido «gracias a» o «debido al» aumento de la tasa de empleo, cuando simplemente estamos describiendo lo que ha ocurrido, o sea, contabilizando cómo se ha descompuesto esa cantidad de crecimiento de renta per cápita, y no por qué motivos lo ha hecho. A partir de la identidad contable [1] podemos conocer, mediante un análisis ex post, cuál ha sido el patrón de crecimiento que ha seguido la renta per cápita. En otras palabras, si hemos producido más con el mismo número de trabajadores que teníamos, es decir, si ha habido un aumento de la productividad del trabajo; o si hemos puesto a más personas a trabajar, o sea, si ha aumentado la tasa de empleo. Pero no sabremos, sin más, las razones por las que esto ha ocurrido. A

[1]

PIB/Población

(PIB/Empleo)

B • (Empleo/Población)

Siendo: A: PIB/Empleo = Productividad del trabajo B: Empleo/Población ≈ tasa de actividad (pobl. activa/pobl. en edad de trabajar) 81

Manuel Sanchis i Marco El aumento en la renta per cápita se producirá simultáneamente al aumento en A, en B, o a una combinación de los dos. Pero no creo que sea correcto decir que el nivel de vida (PIB per cápita) ha aumentado como resultado del aumento de la productividad del trabajo o de la tasa de empleo (o viceversa), pues en eso precisamente consiste el crecimiento. Sería como decir que un árbol ha crecido como resultado de la extensión de su tallo y mayor longitud de sus ramas. El crecimiento de las ramas es expresión del crecimiento simultáneo de todo el árbol, ramas incluidas, pero el crecimiento de las ramas no constituye un factor que determine o dé como resultado el crecimiento del árbol. De lo contrario, estaríamos visualizando una economía que crece de forma sincopada en dos etapas: primero aumentan la productividad del trabajo y la tasa de empleo y, después, como resultado, aumenta el PIB per cápita. Este tipo de razonamiento tiene dos problemas. El primero es el problema de la endogeneidad del crecimiento económico: «Somos un país con un elevado nivel de vida porque hemos crecido mucho, y crecemos mucho porque somos un país con un elevado nivel de renta». El segundo supondría caer en el error de composición, en la llamada falacia de causa cuestionable post hoc ergo propter hoc. Es decir, ocurre (el crecimiento) después de esto (el aumento de la productividad del trabajo y/o de la tasa de empleo), luego es consecuencia de esto (del aumento de la productividad del trabajo y/o de la tasa de empleo). Aunque el crecimiento y el aumento de la productividad y/o de la tasa de empleo ocurran simultáneamente, en la ecuación aparece primero la cifra del PIB y, sólo después, su descomposición, lo cual contribuye a hacerme creer que es consecuencia de estas últimas dos variables. Pero no hemos de olvidar que no estamos ante una ecuación de comportamiento, sino ante una identidad contable y, por lo tanto, no podemos afirmar que el árbol ha crecido a causa de las nuevas ramas que le han salido. En realidad, lo que buscamos es una ecuación de comportamiento cuyos factores determinantes serían el agua, las horas de sol y la sabia. Por lo tanto, hay que evitar caer en esta falacia de evidencia –la falacia de causa cuestionable– e ir al fondo del asunto –Zu Grunde gehen, diría Hegel–; ir más bien a la raíz de las causas reales del crecimiento, más allá de la contabilidad referida a la productividad del trabajo o al aumento de la tasa de empleo. En cuanto al primer elemento (A), cabe subrayar que la productividad del trabajo aumenta bien porque se intensifica el uso del capital por trabajador (inversión en equipos, maquinaria), bien debido al cambio tecnológico o «productividad total de los factores». Esto último incluye el progreso tecnológico del capital físico por trabajador; el progreso en capital empresarial y humano (educación, habilidades, aprendizaje, formación profesional, experiencia laboral, etc.); el progreso científico y el capital tecnológico (I+D+i) –donde España por cierto se encuentra en el furgón de cola con apenas poco más del 1,2% del PIB cuando otros países de la UE ya están situados en el 3%– y su aplicación y difusión mediante las políticas de patentes y propiedad intelectual; también el aumento en capital público, a través de inversiones en infraestructuras, en logística, en seguridad jurídica (rule of law), etc., y, por último, el aumento en el capital social.

82

Crecimiento económico: modelos analíticos En cuanto al segundo elemento (B), alcanzar una mayor tasa de actividad significa actuar, por una parte, sobre el empleo y el desempleo; y, por otra, sobre la población en edad de trabajar. Éste es el segundo objetivo de la estrategia de Lisboa, alcanzar más y mejores puestos de trabajo, y para ello necesitamos configurar un mercado de trabajo que sea adaptable y un sistema de protección social orientado al trabajo, es decir, en el que sea rentable ponerse a trabajar. Esto último requiere incentivos al trabajo y contra la trampa del desempleo; eliminar las barreras de acceso al mercado de trabajo, sobre todo para mujeres, jóvenes y trabajadores de más de 55 años, y medidas activas para la inclusión de los más alejados del mercado de trabajo: los excluidos y los pobres. De este modo, un sistema de protección social bien diseñado puede ser un factor de crecimiento y contribuye a crear empleo. Si recapitulamos, las razones por las que crecemos –y no las ratios que obtenemos después de haber crecido– serían las siguientes: (i) mayor productividad del trabajo debido a la utilización de más (y mejor) capital (máquinas) por trabajador; (ii) progreso tecnológico del capital físico por trabajador, mejora en el conocimiento científico y aplicado, mejora en el capital humano y en los factores institucionales y estructurales como son la seguridad jurídica, la cohesión social, etc.; y, (iii) mayores tasas de empleo y de actividad, lo que supone más y mejores puestos de trabajo –puesto que si aumenta el trabajo de calidad, aumenta la productividad del trabajo–, mayor adaptabilidad del mercado de trabajo y cohesión social, y mejores sistemas de protección social.

Bibliografía Barro, Robert J. (1996): Getting it Right. Markets and Choices in a Free Society, The MIT Press, Cambridge y Londres, 191 pp. Heilbroner, Robert y William Milberg (1995): The crisis of vision in modern economic thought, Cambridge University Press, Cambridge, 131 pp. Helpman, Elhanan (2007): El misterio del crecimiento económico, Antoni Bosch, Barcelona, 232 pp. Hicks, John (1979): Causality in economics, Basil Blackwell, Londres, 124 pp. Pribram, Karl (1983): A History of Economic Reasoning, The John Hopkins University Press, Baltimore & Londres, 764 pp.

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Manuel Sanchis i Marco

Píldora 14

Propiedad intelectual y crecimiento endógeno3 La noticia saltó a las redacciones de los periódicos a principios del 2006: la Comisión Europea había abierto procedimiento de infracción contra España, Italia, Irlanda y Portugal por los préstamos de libros, CD o películas llevados a cabo por las bibliotecas públicas, ya que consideraba que estos países vulneraban la normativa comunitaria al permitir el préstamo de libros, CD o películas sin remunerar o pedir la autorización previa del autor. La directiva comunitaria de 1992 establece que los autores u otros titulares de derechos de propiedad intelectual tienen la exclusividad del derecho de préstamo y, por lo tanto, pueden autorizar o prohibir el préstamo público de sus obras y objetos protegidos. No obstante, la norma permite a los Estados miembros establecer excepciones a esta disposición pero, a cambio, sí que fija un derecho de remuneración económica para los autores. Según el portavoz del comisario europeo de Mercado Interior, Fritz Bolkestein: «La Directiva no fija la cantidad a remunerar, pero sí establece principios para que no sea ‘desorbitada’ [pues] no se trata de acabar con el préstamo gratuito de las bibliotecas o mediatecas, de lo que se trata es de que estas entidades recompensen al autor como corresponde». Los Estados afectados deberán ahora informar a la Comisión de las acciones que van a emprender para adecuar su legislación a la normativa comunitaria. En el caso de que las respuestas no sean satisfactorias, el ejecutivo europeo podrá denunciarlos ante el Tribunal de Justicia de la UE, como ya hizo con Bélgica, Estado miembro al que el Tribunal condenó en octubre de 2006 por este motivo. Hasta aquí, la noticia, y, a partir de aquí, mi valoración personal en mi doble vertiente de funcionario de la Comisión Europea (en excedencia voluntaria) y de profesor titular de Economía Aplicada de la Universitat de València. Si me coloco el primero de los dos sombreros, es decir, el de funcionario de la Comisión Europea, mi opinión no puede ser otra que, simplemente, la de subrayar que la directiva de 1992 a la que se refiere la noticia impone, como cualquier otra directiva, una obligación de resultado, esto es, que los Estados miembros tienen un plazo determinado para su cumplimiento; además, algunas directivas pueden tener un efecto directo. Si me coloco el segundo sombrero, el de profesor de economía o, simplemente, el de economista, creo que si no protegemos los derechos de autor, el copyright, las licencias de patentes, la propiedad intelectual, no habrá progreso económico, ni libros, ni crecimiento. ¿Qué interés tendría yo, en ese caso, en escribir un libro si, es un decir, me lo copia impunemente la persona que tengo en el despacho de al lado? A igualdad de calidad, no publicarían las personas autoras de los libros, sino aquellas otras que, después de copiarlo, fuesen más hábiles a la hora de encontrar un editor que les imprimiese lo copiado al más bajo coste. 3. Agradezco a los profesores Rafael Moner y José Jorge Sempere sus comentarios al borrador de este texto; cualquier error que subsista es, por supuesto, de mi exclusiva responsabilidad. También a mi sobrino Miquel Maria Molina Oltra el haberme hecho reparar en esta noticia y obligado, en cierto modo, a escribirle para manifestarle mi opinión, dando así origen a esta píldora.

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Crecimiento económico: modelos analíticos Ahora bien, lo que acabo de decir es sólo una parte de la verdad. Que no se enfade el lector conmigo como le ocurrió a Richard Nixon, a quien le propusieron el nombre de un economista como asesor. Parece ser que repuso: «Denme un economista manco»,4 como reacción al vicio profesional que tenemos los economistas de exponer por una parte y por otra (on the one hand (...) but, on the other hand (...)) las varias facetas de un único problema. Esto hace que, al final, quien nos escucha y espera una respuesta clara y rotunda no sepa muy bien a qué carta quedarse. Pues bien, en esta píldora ocurre algo parecido, ya que si bien es verdad que, por una parte (on the one hand), la directiva de 1992 persigue proteger los derechos de propiedad intelectual y, por lo tanto, va a favor del progreso económico; por otra parte (on the other hand), el establecimiento de un canon a las bibliotecas públicas por la utilización de libros de préstamo podría, en mi opinión, ir en contra. Aunque es cierto que en el mercado de las revistas científicas, sí que hay discriminación de precios, ya que las editoriales distinguen entre suscripciones individuales y suscripciones por parte de bibliotecas. Podríamos abrir el debate sobre si es mejor un pago único y mayor por parte de las bibliotecas con respecto a un suscriptor individual, o un pago fijo por cada uso que se haga del libro en la biblioteca. Aunque no sabemos muy bien por qué crecemos, sí que conocemos algunos de los principios generales necesarios para que el crecimiento tenga lugar: (i) lo que impulsa el crecimiento es el progreso técnico, es decir, el cambio tecnológico, la famosa caja de negra del modelo neoclásico de Solow; (ii) para innovar, para inventar, los agentes privados necesitan poderosos incentivos (copyright en el caso de los libros, patentes para los medicamentos, etc.) que los estimulen a alcanzar dicho cambio tecnológico; y, (iii) casi todo el progreso técnico se produce a partir de nuevas «ideas» o de «instrucciones» para desarrollar con materias primas, piénsese por ejemplo, en los ordenadores. Los modelos de crecimiento endógeno más recientes, que pretenden superar los planteamientos del modelo neoclásico, hacen hincapié en las propiedades de cualquier bien económico –descubiertas por los estudiosos de la economía pública–; y que residen en el grado en que un bien es rival o excluible, de tal modo que: a) un bien rival es aquel cuyo uso por un agente económico, persona o empresa, impide su utilización por cualquier otro; un buen ejemplo es una plaza de parking o el consumo de alimentos; b) un bien no-rival es aquel cuyo uso por un agente económico no impide su disfrute por otro agente, como ocurre, por ejemplo, con un diseño, con una puesta de sol, o con el conjunto de instrucciones de un software, y,

4. Cuentan que la frase en inglés que pronunció fue: «Give me a one-handed economist», de modo que se produce juego de palabras entre mano (hand) y manco (one-handed), pues una persona manca sólo podría decir en inglés «on the one hand» y, al tener sólo una mano, no podría añadir «... on the other hand».

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Manuel Sanchis i Marco c) un bien excluible es aquel cuyo propietario, según el principio de exclusividad, controla el uso del bien, de la idea o del invento que de él resulta y que, mediante una legislación que protege su uso –por ejemplo, el copyright– impide que otras personas lo usen si no media el previo pago de ese derecho. Dado que la excluibilidad es una función de la tecnología y del sistema legal, un bien no-rival como, por ejemplo, el conjunto de instrucciones de un programa de ordenador puede ser convertido en un bien parcialmente excluible, mediante una protección legal que prohíba su uso o su copia sin pagar las licencias correspondientes, ya sean bajo la forma de royalties o de cánones.5 Los bienes económicos convencionales son a la vez rivales y excluibles, son proporcionados por los agentes privados y pueden ser comerciados en mercados competitivos. Además, la mayor parte de los bienes rivales son excluibles. Por otro lado, los bienes públicos son, por definición, no-rivales y no-excluibles; y, además, debido a su naturaleza de bienes no-excluibles, no pueden ser comerciados en los mercados ni ofrecidos por los agentes privados sino por los públicos. Por último, lo que resulta relevante para la teoría del crecimiento endógeno es el caso de los bienes no-rivales, y aun así, excluibles. ¿Por qué? Porque lo interesante del bien no-rival reside en que su uso no tiene límites y que, por lo tanto, si un input no-rival tiene valor productivo, la producción resultante no puede ser una función de rendimientos constantes a escala de todos los inputs tomados a la vez. Además, los bienes no-rivales se pueden acumular sin limitaciones ya que no están, por así decir, embutidos ni incorporados en elementos materiales, sino que son inmateriales y, por eso mismo, tiene la capacidad de crecer sin límites siempre que haya unas recompensas apropiadas al esfuerzo de invención. Las propiedades de no-rivalidad y de excluibilidad de los bienes económicos tienen implicaciones importantes para las teorías de crecimiento endógeno porque: a) los descubrimientos, inventos, ideas y, en general, los cambios tecnológicos, difieren de otros tipos de inputs en que pueden ser utilizados por muchas personas al mismo tiempo, pues son inputs no-rivales, sin que se consuman, pues su uso por una persona no impide su uso por otra, y, b) las mejoras tecnológicas confieren a muchas personas y empresas beneficios bajo la forma de rentas de monopolio sobre dichos inputs, debido a que el sistema jurídico (derechos de propiedad) los hace parcial o totalmente excluibles, o excluibles por un largo período de tiempo. De ahí que se postule que el crecimiento económico está conducido principalmente por la acumulación de inputs parcialmente excluibles y no-rivales, y esto coincide, básicamente, con la acumulación de conocimiento, de ahí la importancia que tienen las propuestas de política económica relativas a la sociedad del conocimiento. 5. Puede consultarse un tratamiento más riguroso de esta cuestión en Jorge José Sempere Monerris: «Licensing, Externalities and Competition», CIACO, Nouvelle Série, n.º 250, Louvainla-Neuve, 1995, 112 pp.

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Crecimiento económico: modelos analíticos De modo que, volviendo al contenido en la directiva, cabría preguntarse por qué los derechos de propiedad intelectual tienen que llegar hasta el préstamo del libro en una biblioteca pública, dado que es ésa precisamente la función social de las bibliotecas, que además ya han pagado previamente los derechos de autor al comprar el libro. Al hacerlo, el bien ha pasado de ser un bien parcialmente excluible, pues estamos recompensando el esfuerzo de producir y conseguir ese bien, a ser un bien no-rival, pues la acumulación de saber en las personas, por medio de la lectura, aumenta la acumulación de conocimiento y desplaza la curva de output potencial a largo plazo de una economía. ¿Por qué, entonces, una vez pagados los derechos de autor hay que seguir pagando? ¿Y puedo invitar a un amigo a ver una película de DVD en mi casa si no pago otra vez los derechos de autor? Y, si le dejo un libro a mi mujer, ¿tendré que pagar otra vez los derechos de autor? ¿Y si una empresa empieza ahora a cobrar las puestas de sol en la Albufera de Valencia? No estoy delirando. En verano, en el puerto de San Antonio de Ibiza, la gente se da cita al final del día en las terrazas del Café del Mar para contemplar la puesta de sol; mientras la contemplan, el Café del Mar cobra la consumición, algo totalmente legítimo. Me pregunto, sin embargo, si no será ésta una forma indirecta de empezar a cobrar por consumir un bien no-rival como es contemplar una puesta de sol..., todo se andará.

Píldora 15

Regularidades analíticas y empíricas de los modelos de crecimiento endógeno6 Los modelos de crecimiento endógeno constan de tres sectores: (i) el sector de empresas de investigación, cuyo output, la investigación, es utilizado como input por el segundo sector; (ii) el sector de bienes intermedios (bienes de capital), que utiliza como input el producto de la investigación y, a su vez, vende su output al tercer sector; y, (iii) el sector de bienes finales, que utiliza los productos del sector de bienes intermedios (bienes de capital), y vende como output los bienes finales. Además, los modelos de crecimiento endógeno contienen una serie de regularidades analíticas y hechos estilizados que nos permiten realizar una caracterización, que nosotros, sin ánimo de ser exhaustivos, hemos resumido en los siete puntos que figuran a continuación: 1. El empleo no-cualificado tiene un efecto ambiguo sobre el crecimiento. En los modelos de crecimiento endógeno que reflejan economías con mucho trabajo no-cualificado, la productividad del sector manufacturas aumenta. Al hacerlo, crecen también los beneficios en el sector de bienes intermedios y donde se realizan las innovaciones. Esto aumenta el valor 6. Agradezco al profesor Raúl Ramos Lobo sus comentarios al borrador de este texto; cualquier error que subsista es, por supuesto, de mi exclusiva responsabilidad.

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Manuel Sanchis i Marco de las patentes, lo que se traduce en mayores incentivos a la investigación y, por lo tanto, en un efecto positivo sobre el crecimiento. Ahora bien, sensu contrario, la incorporación de las mejoras tecnológicas puede implicar un desplazamiento de los trabajadores menos cualificados, es decir, de aquellos que no disponen de la formación necesaria para hacer frente a la innovación, o cuya formación queda desfasada (skill-loss effect), por lo que se produciría un efecto negativo sobre el crecimiento. En conclusión, el trabajo no-cualificado tiene un efecto ambiguo sobre el crecimiento económico. 2. La evidencia empírica indica que los efectos de escala sólo operan sobre el trabajo cualificado y sesgan el crecimiento a favor de dicho trabajo cualificado. El papel del capital humano en los modelos de crecimiento endógeno transcurre a través de dos efectos: el efecto nivel y el efecto tasa. La abundante evidencia empírica sobre esta cuestión confirma plenamente que el capital humano acumulado (efecto tasa) por un país impulsará su crecimiento en el futuro. Existen algunas dudas, en cambio, sobre la existencia del efecto nivel, es decir, que invertir continuamente en educación como, por ejemplo, escolarizando durante más tiempo a un porcentaje creciente de la población, permita seguir incrementando la renta de forma paralela. 3. El cambio tecnológico endógeno es importante para el crecimiento, y se nutre a partir de bienes inmateriales, no-rivales y parcialmente excluibles. Este hecho está vinculado también a los recursos naturales de un país que no se pueden agotar, de ahí la importancia de la energía renovable, etc. (vid. las dos píldoras sobre crecimiento endógeno y propiedad intelectual, la de innovación y crecimiento, y la píldora sobre el concepto de PIB). 4. Los monopolios son importantes para incentivar la actividad innovadora y, como consecuencia, un mayor crecimiento. El equilibrio de mercados perfectamente competitivos no puede ayudar al crecimiento económico, mientras que los beneficios de los monopolios son muy necesarios para la investigación y el crecimiento. La investigación en I+D requiere cuantiosas sumas de dinero y, a veces, largos períodos de maduración antes de producir resultados tangibles. Esto último sólo pueden realizarlo las grandes empresas con un cierto poder monopolístico. Ésta es la razón por la cual los beneficios de los monopolios son necesarios para la I+D y el crecimiento económico. Además, sólo existirán incentivos para innovar si es posible retribuir dicha actividad innovadora por encima de su coste marginal. Por este motivo, los monopolios son importantes para el crecimiento. También las empresas medianas pueden acceder a la I+D mediante la cooperación tecnológica –sobre todo en los estados iniciales de la concepción del proceso productivo–, tal y como está previsto en el VII Programa Marco de Investigación y Desarrollo Tecnológico de la 88

Crecimiento económico: modelos analíticos Unión Europea para el período 2007-2013, en vigor desde el 1 de enero del 2007. La evidencia empírica ha confirmado que los países pueden registrar avances tecnológicos como consecuencia de los esfuerzos en investigación que llevan a cabo sus socios comerciales o sus vecinos geográficos, siempre que estén capacitados para aprovecharse de tales spillovers. Éste constituye un argumento de peso para justificar la existencia de una política europea de investigación. En efecto, dicho Programa Marco está dotado con 50.500 millones de euros para proyectos científicos y tecnológicos y se estructura en cuatro bloques, como son, la cooperación, las ideas, la gente y las infraestructuras; todos ellos, elementos clave en cualquier teoría del crecimiento económico. 5. Si el crecimiento es demasiado lento disminuirá la actividad investigadora, se realizará poca investigación. Y ello, a pesar de que exista una estructura eficaz y razonable de patentes. 6. Cambios en el coste de la inversión tienen un efecto ambiguo sobre el crecimiento. Es cierto que los cambios en los tipos de interés a largo plazo (ex post y ajustados a la inflación) influyen sobre crecimiento en la forma esperada, es decir, lo deprimen cuando aumentan y lo estimulan cuando disminuyen; mientras que los tipos a corto plazo sirven para estabilizar el ciclo. Además, la política monetaria influye sobre el crecimiento según el grado de desarrollo del sistema financiero (efficient frictionless financial markets). De tal manera que un sistema financiero desarrollado tiene efectos positivos sobre la productividad al mejorar la asignación del capital sobre el ahorro y la inversión (aunque en este último caso, la evidencia empírica no es tan clara); y, también, sobre la ratio de sacrificio al mejorar la posibilidad de que se formen expectativas racionales. 7. Las finanzas públicas tienen un efecto ambiguo sobre el crecimiento. Por un lado, la fiscalidad sobre la renta reduce la productividad marginal neta del capital, la tasa de inversión y la tasa de crecimiento. Por otro lado, si la recaudación impositiva se utiliza para financiar gasto público productivo, tiene un efecto de signo contrario que impulsa el crecimiento. Sin embargo, para tipos fiscales reducidos domina el efecto positivo sobre el crecimiento, puesto que la merma causada por la fiscalidad es más que compensada por la aportación productiva del bien suministrado públicamente. En cambio, con tipos impositivos muy elevados sucede lo contrario, ya que la productividad del bien gubernamental es menor que el impacto negativo de la fiscalidad. Desde el punto de vista teórico, siempre se puede calcular el tamaño óptimo del gasto público productivo, es decir, aquel que iguala la pérdida de productividad debida a la fiscalidad con la ganancia de productividad de dicho gasto. Sin embargo, es muy difícil extraer conclusiones empíricas.

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Manuel Sanchis i Marco

Ejercicios 1. El cuadro E1 contiene el valor de las macromagnitudes de la Contabilidad Nacional con las que se puede calcular el PIB del año 2007, pero sólo por uno de los tres métodos de cálculo del PIB. Defina dichos métodos, determine cuál es el que nos permite calcular el PIB y explique por qué no se pueden utilizar los otros dos métodos. Calcule, además, el PIB a precios de mercado de 2007, las importaciones españolas de bienes y servicios en ese año y el excedente bruto de explotación. CUADRO E1

PIB y macromagnitudes en España en el 2007 (miles de millones de euros) Gasto en consumo final

797.496

Gasto en consumo final de los hogares y las ISFLSH

604.022

Gasto en consumo final de las AA. PP. Formación bruta de capital Variación de existencias

Exportaciones de bienes y servicios Agricultura, ganadería y pesca Energía

193.474 326.620 3.099

283.138 25.840 24.880

Construcción

138.845

Formación bruta de capital fijo

323.521

Servicios

Remuneración de los asalariados

Impuestos netos sobre los productos Industria

Impuestos netos sobre la producción y las importaciones

642.543 500.769 108.896 111.726

109.471

Fuente: INE, en línea .

El PIB es el valor monetario del flujo total de la producción de bienes y servicios de un país durante un período, normalmente un año o un trimestre. El término producto indica el valor añadido; la noción de interno se refiere a la producción dentro de nuestras fronteras, y la expresión bruto indica que no se contabilizan las variaciones de inventarios, ni las depreciaciones o apreciaciones de capital. Existen tres métodos para calcular el PIB: (i) el método de la demanda o de la corriente del gasto; (ii) el método de las rentas, ingresos o costes, y (iii) el método de la producción, de la oferta o del valor añadido. En el primero de ellos, el método del gasto, el PIB nos mide la corriente de todos los gastos realizados para la compra de bienes o servicios finales producidos dentro de 90

Crecimiento económico: modelos analíticos una economía, de donde se excluyen las compras de bienes o servicios intermedios y los bienes o servicios importados. Existen cuatro grandes áreas de gasto: el consumo de las familias; la inversión en capital fijo de reposición y de ampliación y en capital variable como es el caso de la variación en stocks; el consumo del gobierno; y, los resultados netos del comercio exterior (exportaciones - importaciones). Este método no lo podemos aplicar en nuestro ejercicio, puesto que no disponemos de las cifras de importaciones. Por el método del ingreso, el PIB es la suma de los ingresos de los asalariados, de las ganancias de las empresas y de los impuestos menos las subvenciones, ya que la diferencia entre el valor de la producción de una empresa y el de los bienes intermedios tiene uno de los tres destinos siguientes: (i) los trabajadores, en forma de rentas del trabajo; (ii) las empresas, en forma de beneficios; y, (iii) el Estado, en forma de impuestos indirectos netos de subvenciones. Este método tampoco lo podemos aplicar en nuestro ejercicio, puesto que no disponemos de las cifras del excedente bruto de explotación. Si seguimos el método de la producción, oferta o valor añadido, el PIB se puede calcular como la suma de los valores agregados en las diversas etapas del proceso productivo en todos los sectores de la economía. El valor añadido que produce una empresa es igual al valor de su producción menos el valor de los bienes intermedios. Este método es el que vamos a utilizar porque disponemos de la producción final o valor añadido de los sectores de la economía. El resultado de agregar el valor añadido de la agricultura, ganadería y pesca, energía, construcción, industria y servicios da un total de 943.834 (mil millones de euros), que corresponde al valor del PIB al precio de los factores. Si añadimos ahora los impuestos netos sobre los productos, obtendremos el PIB a precios de mercado, que es 1.052.730 (mil millones de euros). A partir del valor del PIB a precios de mercado, podremos calcular el valor de las importaciones por el método de la demanda, puesto que conocemos tanto el valor del PIB a precios de mercado como los agregados de gasto en consumo final, en formación bruta de capital y exportaciones de bienes y servicios: PIBpm = C+ I + G + (X - M) = 797.496 + 326.620 + (283.138-M) ⇒ M = 354.524

Ahora sí que podemos calcular el excedente bruto de explotación. Para ello restaremos al PIB a precios de mercado, la remuneración de los asalariados y los impuestos netos sobre la producción y las importaciones: PIBpm = RA + EBE + INP/M = 500.769 + EBE + 109.471 ⇒ EBE = 442.490

En el cuadro E2, se han ordenado los agregados y se muestran los valores calculados del PIBpm, de las importaciones de bienes y servicios y del excedente bruto de explotación:

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Manuel Sanchis i Marco CUADRO E2

Cálculo PIB y macromagnitudes en España en el 2007 (miles de millones de euros) Agricultura, ganadería y pesca

25.840

Energía

24.880

Construcción Industria

Servicios

Impuestos netos sobre los productos PIB (oferta)

138.845 111.726

642.543

108.896

1.052.730

Gasto en consumo final

797.496

Gasto en consumo final de los hogares y las ISFLSH

604.022

Formación bruta de capital

326.620

Gasto en consumo final de las AAPP

193.474

Formación bruta de capital fijo

323.521

Exportaciones de bienes y servicios

283.138

Importaciones de bienes y servicos

354.524

Variación de existencias

PIB (demanda)

3.099

500.769

Excedente de explotación bruto / Renta mixta bruta

442.490

PIB (ingreso)

797.496

326.620

1.052.730

Remuneración de los asalariados Impuestos netos sobre la producción y las importaciones

943.834

109.471 1.052.730

2. La contribución relativa al crecimiento del PIB real por parte de sus dos componentes principales, esto es, la productividad del trabajo y la utilización del trabajo, puede analizarse utilizando el método habitual de la contabilidad del crecimiento: PIB real ≡ productividad del trabajo x utilización del trabajo. Es decir, el crecimiento del PIB real es aproximadamente equivalente al crecimiento de las siguientes variables: PIB real ≡ (PIB/horas) x (horas/empleo) x (empleo/población en edad de trabajar) x (población en edad de trabajar/población) x población.

Con la información del cuadro E3, calcule la contribución del crecimiento de la productividad del trabajo y de la utilización del trabajo al crecimiento del PIB real durante los períodos 1997-2000, 2001-2004 y en 2005.

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Crecimiento económico: modelos analíticos Argumente cuáles han sido, a su juicio, los factores que han determinado dicha evolución tanto del crecimiento de la productividad del trabajo como de la utilización del trabajo como contribuidores al crecimiento del PIB real en los tres períodos considerados. CUADRO E3

Crecimiento del PIB y sus fuentes (1997-2005) Debido al crecimiento en: Crecimiento del PIB

19972000

20012004 2005

Productividad del trabajo

Utilización del trabajo

1 = ¿?

2

3 = ¿?

4,5

¿?

3,1 3,4

ProporHoras ción de la trabajaTasa población Población das por de empleo en edad empleado de trabajar

Crecimiento del PIB per cápita

4

5

6

7

8 = ¿?

¿?

0,1

3,9

0,1

0,5

4,0

¿?

¿?

-0,3

1,1

0,1

1,5

1,6

¿?

¿?

-0,6

2,0

0,1

1,4

2,0

Fuente: European Commission, European Economy, 2006.

3. A partir de los datos del cuadro E4, calcule la contribución del crecimiento de la productividad del trabajo y de la utilización del trabajo al crecimiento del PIB real en España y en Irlanda. Exponga las razones que lo explican en el caso de España. Argumente cuáles han sido los factores diferenciales en el crecimiento de la productividad del trabajo y de la utilización del trabajo como contribuidores al crecimiento del PIB en España en comparación con Irlanda. No explique qué ocurrió en Irlanda, limítese a establecer comparaciones y a aventurar los factores explicativos de lo sucedido en España. CUADRO E4

Crecimiento del PIB y sus fuentes (1997-2006) (1) Crecimiento del PIB

(2) Productividad del trabajo

(3) Utilización del trabajo

Horas trabajadas por empleado Tasa de empleo

Proporción de población en edad de trabajar Población

Crecimiento del PIB per cápita

ES

3,8

0,5

3,3

IE

7,6

4,2

3,2

– 0,3

– 1,1

0,1

0,5

2,5 1,1

2,7

2,2 1,6

6,0

Fuente: Dirección General de Asuntos Económicos y Financieros, Comisión Europea.

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Manuel Sanchis i Marco

Actividades de la web En la página web se pueden encontrar una serie de actividades relacionadas con este capítulo que se consideran de alto nivel formativo. Acuda a la web de la Dirección General de Asuntos Económicos y Financieros de la Comisión Europea, localice un informe reciente sobre la contabilidad del crecimiento económico en los países de la Unión Europea, analice y periodifique los cambios que se han producido en los factores en los que se descompone el crecimiento económico en España.

Cuestionario de autoevaluación 1. Si mi vecino y yo nos ofreciésemos mutuamente un trabajo remunerado y con contrato legal, es decir, nos empleásemos mutuamente, para cortar el césped de nuestros respectivos jardines, la cifra del PIB... a) ... permanecería invariable. b) ... aumentaría. c) ... disminuiría. d) Ninguna de las respuestas anteriores. 2. A veces se entiende por «parte real» de la economía o «economía real»... a) ... los flujos de rentas y gastos derivados de la producción y descomposición del PIB. b) ... aquellos sectores que producen servicios y bienes inmateriales e intangibles. c) ... los sectores agrícola, industrial y construcción. d) ... la que tiene realmente más importancia. 3. El concepto de absorción viene definido como... a) ... la diferencia entre el saldo por cuenta corriente y la producción nacional. b) ... los pagos netos a los factores (PNF) desde el exterior (net factor payments from abroad, NFP, o también net foreign factor income). c) ... la suma del gasto doméstico, privado y público, en bienes y servicios. d) ... la suma del valor añadido en una economía. 4. El saldo de la balanza por cuenta corriente representa... a) .. la balanza comercial lato sensu (X – M), transferencias corrientes y de capital. b) ... la capacidad de absorción (A) de una economía. c) ... el registro contable sistemático, y por principio equilibrado, de todas las transacciones entre un país y el resto del mundo durante un período dado, generalmente un año. d) ... el exceso de renta (Y) sobre el gasto (C+I+G) y nos indica si un país es prestatario neto o un prestamista neto. 94

Crecimiento económico: modelos analíticos

5. El factor principal para que se produzca el crecimiento económico es...

a) ... una política fiscal expansiva que estimule el gasto y reactive la economía. b) ... el capital humano y la calidad de la mano de obra. c) ... el capital tecnológico, que a su vez se alimenta del conocimiento. d) Ninguna de las anteriores respuestas es correcta.

6. Se conoce por estado estacionario... a) ... el crecimiento de la renta per cápita en un país. b) ... la situación económica de un país que no experimenta grandes cambios durante un período. c) ... las tasas de crecimiento de la renta per cápita de las economías de mercado, las cuales fluctúan todas alrededor de un valor similar. d) Ninguna de las anteriores respuestas es correcta. 7. Indique, en relación con el modelo neoclásico de crecimiento de Solow, cuál de las frases siguientes es correcta: a) El modelo de Solow considera, como tipos diferentes de capital, la inversión privada y pública en infraestructuras. b) El modelo de Solow introduce el supuesto simplificador de que sólo existe un tipo de capital. c) El modelo de Solow incluye capital físico y capital humano. d) Ninguna de las respuestas anteriores. 8. El residuo de Solow mide... a) ... la diferencia entre la tasa de crecimiento de la producción y la contribución al crecimiento de los factores de producción b) ... la magnitud de nuestra ignorancia, es decir, la parte del crecimiento del output que no es el resultado del aumento de los inputs. c) ... el agregado de los distintos tipos de cambio tecnológico. d) Cualquiera de las respuestas anteriores.

95

3. Crecimiento económico: factores determinantes

Píldora 16

Capital humano y crecimiento endógeno1 La acumulación del conocimiento (knowledge) es un factor que influye de forma decisiva en el crecimiento económico y que se encuentra ampliamente formalizado en los modelos de crecimiento endógeno. Dado que el crecimiento está impulsado fundamentalmente por la acumulación de bienes no-rivales y parcialmente excluibles, tratar el conocimiento como un bien no-rival y parcialmente excluible equivale a poder hablar de las externalidades positivas que de él se pueden obtener. De ahí que las teorías de crecimiento endógeno atribuyan un papel preponderante a la acumulación de conocimiento e ideas como fuerzas motrices del crecimiento económico desde una perspectiva de largo plazo. Los bienes no-rivales se pueden acumular sin límite. Sin embargo, una de las habilidades del capital humano, como es la capacidad de añadir, es decir, la capacidad que tiene cada persona de ir añadiendo habilidades –por medio, por ejemplo, de la formación profesional– se deprecia con el tiempo y está limitada por el número finito de años que le queden de vida. Por consiguiente, la parte del capital humano que se refiere a las habilidades profesionales de una persona se pierde para siempre con la muerte de dicha persona. Por el contrario, la producción científica, la patente, o el invento que esa persona haya podido dejar en vida le sobrevive. Esto permite que la acumulación de conocimiento por medio de patentes, el descubrimiento de una nueva ley de la física, etc., al ser bienes norivales, se pueda acumular sin límite y desempeñe un papel crucial en las teorías del crecimiento endógeno, mientras que algunos aspectos del capital humano, como la habilidad para añadir, no se pueden acumular de forma ilimitada. 1. Esta píldora está elaborada a partir del trabajo que desarrollé en la Comisión Europea junto con Alfonso Arpaia. Agradezco a los profesores Rafael Moner y José Jorge Sempere sus comentarios al borrador de este texto; cualquier error que subsista es, por supuesto, de mi exclusiva responsabilidad.

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Manuel Sanchis i Marco Por todo ello, el capital humano, siendo como es fundamental para el crecimiento económico de un país, no goza sin embargo de los mismos atributos que la acumulación de conocimiento y es similar al capital físico en muchos aspectos. El capital humano puede ser proporcionado por los agentes privados e intercambiado en los mercados competitivos. De ahí que la acumulación de capital humano (y físico) al stock existente contribuya a desplazar hacia arriba la curva de output potencial de una economía aumentando las posibilidades de producción de bienes y servicios sobre bases competitivas y con vocación de permanencia a largo plazo. Mientras que el modelo neoclásico de crecimiento subraya el papel del capital físico y la fuerza de trabajo, la literatura económica sobre crecimiento endógeno introduce un cambio substancial, y amplía el concepto de capital, incluyendo también el capital tecnológico y el capital humano, extrayéndolos del residuo de Solow, de la caja negra del modelo neoclásico. El gráfico 1 nos da una indicación de las importantes implicaciones que tiene el stock de capital humano sobre la dinámica de la productividad y el crecimiento económico. Sobre el eje de ordenadas hemos recogido, para un grupo de países de la Unión Europea, el crecimiento de la productividad durante el período 1995-2001 y, por medio del filtro Hodrick-Prescott, le hemos extraído el ciclo. En el eje de abscisas, el gráfico recoge la proporción de trabajadores altamente cualificados sobre el total de empleo. Cuando eliminamos a Austria e Italia de la nuestra –que aquí aparecen como marginales (outlayers)–, el gráfico dibuja una relación directa no lineal entre la proporción de trabajadores altamente cualificados en el total de la economía y el crecimiento de la productividad. Podemos también observar cómo las economías de la Unión Europea han aprovechado plenamente los beneficios que se derivan de invertir en trabajadores de alta cualificación, al obtener incrementos de la productividad que siguen un pauta de crecimiento casi exponencial, aunque sólo a partir de un punto crítico de «despegue» (break-even point). Otra forma de contemplar la relación que existe entre empleos de alta cualificación y crecimiento de la productividad queda recogida en el gráfico 2. En él podemos observar la relación entre, por una parte, la evolución de la productividad total de los factores (PTF) para todos los Estados miembros de la Unión Europea en el período 1995-2001; y, por otra, la proporción de trabajadores altamente cualificados sobre el empleo total de la economía en 1995. Además, hemos trazado dos líneas de regresión para dos grupos de países. La primera muestra una clara relación entre la inversión en empleos altamente cualificados y el crecimiento de la productividad, sobre todo, para aquellos países que como Irlanda y Finlandia han disfrutado de perturbaciones (shocks) tecnológicas importantes desde principios de los años noventa. Este grupo incluye algunos de los países con cierto retraso económico como Irlanda, Portugal o Grecia, junto con economías más maduras como Austria e Italia, y otra, mucho más avanzada tecnológicamente, como es el caso de Finlandia. Por otro lado, el grupo de países considerados en la segunda línea de regresión corresponde –con la excepción de España– a las economías más ricas y tecnológicamente más avanzadas. Por encima de la línea se encuentran países con una larga tradición en la inversión en recursos humanos y en I+D. Mientras que aquellos que se encuentran por debajo de la línea son países que –con la excepción de Alemania– están retrasados en términos de acumulación de capital humano. 98

Crecimiento económico: factores determinantes GrÁfico 1

Crecimiento de la productividad 1995-2001

Crecimiento de la productividad y proporción de empleo cualificado (países de la UE: 1995-2001) 4,00 3,50 3,00 2,50

Tendencia con Austria e Italia

2,00 1,50

Tendencia sin Austria e Italia

Austria Italia

1,00 0,50 0,00 0,05

0,10

0,15

0,20

0,25

0,30

0,35

Proporción de empleo cualifacado en 1995

Fuente: elaboración propia.

la evidencia que proporcionan ambos gráficos es consistente con la mayor parte de los postulados básicos de los modelos de crecimiento endógeno, los cuales ponen énfasis en el papel que desempeñan la acumulación de conocimiento y la difusión de sus externalidades sobre la dinámica del crecimiento económico. en estos modelos, el crecimiento económico no es el resultado de fuerzas que lo impulsan desde el exterior (exógeno), sino un resultado que surge desde el propio interior (endógeno) del sistema económico. entre estas fuerzas internas, el cambio tecnológico endógeno –que se obtiene a partir de la inversión en bienes inmateriales, no-rivales y parcialmente excluibles– desempeña un papel fundamental para el crecimiento. por lo tanto, en el tránsito hacia la economía del conocimiento, la Unión europea y sobre todo españa tienen el mayor interés en continuar invirtiendo en conocimiento y en habilidades de la fuerza de trabajo con el fin de estimular la productividad y el crecimiento económico. por lo que se refiere a la formación profesional en el puesto de trabajo (sanchis i marco, 2003: 53-72), cabe subrayar que el preámbulo de la orientación para el empleo n.° 4 del 2002 de la Unión europea subraya la necesidad de que los estados miembros de la Ue promuevan el acceso efectivo de los adultos, ya sean empleados o personas que estén buscando trabajo, a una mayor formación profesional en las empresas a través de los mecanismos que se consideren apropiados. ello es primordial para que, por un lado, los mercados de trabajo puedan responder de manera eficaz a la necesidad de nuevas cualificaciones que exige la nueva economía basada en el conocimiento y, por otro, se puedan crear empleos de alta calidad y productividad.

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Manuel Sanchis i Marco GrÁfico 2

Crecimiento de la productividad total de los factores (PTF) ajustada al ciclo y proporción de empleo cualificado 4,00

Crecimiento de PTF (1995-2001)

3,50

y = 13,628x - 0,3648 R = 0,8835

3,00

Irlanda

2,50 2,00

Suecia

Portugal

1,50

Grecia

Austria

1,00

Reino Unido Francia

Italia

0,50 0,00 0,00

Finlandia

Luxemburgo

0,05

0,10

0,15

Dinamarca Holanda

España

0,20

y = 7.7954x - 0,8172 R = 0,3629 Bélgica

Alemania

0,25

0,30

0,35

Proporción de empleo cualificado en 1995

Fuente: elaboración propia

los indicadores de capital humano tienen cada vez mayor importancia, puesto que ilustran en qué condiciones tecnológicas, económicas y sociales tienen lugar los procesos productivos en nuestras sociedades. desarrollar las habilidades y capacidades profesionales mediante la formación vocacional es fundamental para el proceso de formación permanente del trabajador en el puesto de trabajo. ello pone de relieve, además, el importante papel que pueden desempeñar las empresas para resolver los desajustes del mercado de trabajo, entre la demanda de un determinado trabajo que requiera ciertas habilidades y cualificaciones, y la oferta de un trabajador con un perfil de cualificaciones que se ajuste a dicho puesto. con esta preocupación en mente, la comisión organizó una primera Encuesta sobre Formación Profesional Continua en 1994 y una segunda en 2000-01 para todos los países miembros, noruega y nueve países candidatos a la adhesión. como podemos observar en el cuadro 1, en los países de la Ue-15 el porcentaje de empresas que proporcionaron formación profesional continua en 1999 varió del 22% en portugal al 96% en dinamarca. desgraciadamente, españa sólo supera la media no ponderada de los países de la Ue-15 en el sector de transporte por carretera, intermediación financiera y actividades auxiliares de la intermediación financiera.

100

15 84 36 25 24 37 40 7 60 22 6 27 74

35

41 53 32 15 25 46 41 36 41 31 17 50 61

38

c Minera

36

42 47 30 11 26 43 45 37 40 28 14 48 61

d Manufacturas

55

75 54 54 2 54 48 82 35 47 45 52 75 91

25

21 37 19 1 11 31 21 9 57 18 6 35 56

f Construcción

Fuente: CVTS2, Eurostat. Los datos se refieren al año 1999.

Media no ponderada

B DK D EL E F IRL L NL A P FIN S

c_a_k_o T

e Electricidad, gas y abastecimiento de agua

36

33 56 27 11 27 46 30 38 37 35 23 48 55

g Comercio al por mayor y por menor, reparación de vehículos de motor, motos y artículos personales y del hogar

38

39 58 40 11 27 42 27 42 53 43 15 49 50

g50 Ventas, mantenimiento y reparación de vehículos de motor

35

30 67 24 8 22 39 30 51 39 34 17 45 55

g51 Comercio al por mayor y por comisión, excepto motor y motos

35

37 49 24 14 32 51 31 15 32 34 33 49 57

g52 Comercio al por menor, excepto vehículos de motor, motos, reparación de artículos personales y del hogar

31

25 70 15 8 17 30 55 19 32 16 10 61 45

h Hoteles y restaurantes

32

26 38 22 6 33 57 23 19 39 41 22 42 47

i60_lo_i63 Transporte por carretera, transporte por tuberías, transporte acuático, transporte aéreo; actividades de apoyo del transporte; actividades de agencias de viaje

53

57 68 77 7 32 65 45 56 43 43 51 82 66

i64 Correos y telecomunicaciones

59

66 64 42 51 61 73 52 51 65 54 47 55 83

I Intermediación financiera

60

67 64 42 52 62 73 61 48 65 54 48 55 87

i65_i66 Intermediación financiera, excepto seguros y pensiones, seguros y pensiones excepto seguridad social obligatoria

46

34 79 55 15 50 59 25 61 64 29 24 40 68

i67 Actividades auxiliares a la intermediación financiera

39

49 58 35 10 21 43 44 54 36 26 13 51 63

k_o Propiedad inmobiliaria, alquiler y actividades empresariales, otras actividades sociales y personales de servicios

Porcentaje de trabajadores (todas las empresas) que participan en cursos de formación vocacional por sector NACE

Formación vocacional por sectores en los países de la Unión Europea, 1999

CUADRO 1

40

53 58 34 12 22 44 45 57 36 27 12 53 65

k Propiedad inmobiliaria, alquiler y actividades empresariales

33

39 59 38 8 17 37 41 18 39 20 14 49 56

o Otras actividades sociales y personales de servicios

Manuel Sanchis i Marco

Bibliografía Baily, Martin Neil y Robert J. Gordon (1988): «The productivity slowdown, measurement issues, and the explosion of computer power», Brookings Papers on Economic Activity, Washington, D.C., vol. 2, pp. 347-420. Romer, Paul M. (1990): «Endogenous Technological Change», Journal of Political Economy, University of Chicago, vol. 98, n.º 5, pp. 71-102. Sanchis i Marco, Manuel (2003): «El marco macroeconómico y microeconómico de la conducta vocacional», en Francisco Rivas (ed.): Asesoramiento Vocacional. Teoría, práctica e instrumentación, Ariel, Barcelona, pp. 53-72. Sempere Monerris, Jorge José (1995): «Licensing, Externalities and Competition», CIACO, Nouvelle Série, n.º 250, Louvain-la-Neuve, 112 pp.

Píldora 17

Tecnologías de la información y la comunicación (TIC) El acrónimo TIC –tecnologías de la información y la comunicación– es un término multiuso con el que se quiere englobar el uso de equipos (capital físico) y el saber hacer (conocimiento) que vienen asociados, principalmente, a la aparición de la sociedad de la información. Es éste un sector joven y con un claro potencial de desarrollo y, en parte debido a esto, no está muy bien definido en términos estadísticos. Aunque el sector de las TIC constituye un hecho capital en las economías de hoy en día2, no ha sido hasta ahora uno de los más importantes en términos de creación de empleo directo. En el año 2000, el empleo en el sector de las TIC en la UE alcanzó 6,1 millones de puestos de trabajo, el equivalente al 3,7% del empleo total. La importancia del sector de las TIC no reside, desde luego, en el número de empleados que están produciendo bienes TIC, sino más bien en el enorme número de utilizadores de dichas tecnologías a lo largo y ancho de la economía de un país. Las principales características que diferencian al sector de las TIC de otros sectores industriales son, fundamentalmente, cuatro. En primer lugar, y como hemos indicado antes, se trata de un sector relativamente joven. En segundo lugar, el perfil medio del empleado en este sector se acerca más al del profesional autónomo altamente cualificado, que al del empleado medio en general. En tercer lugar, el sector TIC en la UE tiene una fuerte dependencia de la economía de EE. UU., que constituye su base; esto último, viene acompañado de algunas consecuencias en las relaciones industriales, incluida una nueva actitud de los trabajadores ante los sindicatos. En cuarto lugar, es un sector con un fuerte dinamismo tanto por su contribución al crecimiento económico, como en términos de creación de empleo. 2. Sobre el diferente impacto que estas tecnologías han tenido sobre el crecimiento en Europa y EE. UU. véase Werner Roeger (2001).

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Crecimiento económico: factores determinantes Pero no nos dejemos llevar por las apariencias, y no nos lancemos a invertir sin más en industrias llamadas «punto com» (dot-com), pensando que son la panacea, pues no es oro todo lo que reluce. Por lo que se refiere al empleo, el interés acuciante que hacia finales de los años noventa se había concentrado en torno a la necesidad de cerrar la «brecha de habilidades» (skill gap) en el mercado de trabajo disminuyó y fue desplazado, por una parte, por el colapso de la bolsa americana y la debacle general que se produjo en los valores «punto com» en el año 2000; y, por otra parte, por la amplitud de los despidos en el sector TIC. En la actualización de otoño del 2001, el informe de la Comisión Europea Empleo en Europa subrayaba que, durante el período febrero-noviembre del 2001, el anuncio de reducción de empleo en el sector de tecnología telecom era de unos 147.000 empleos, es decir, un anuncio de despidos más alto que en cualquier otro sector de la economía. A pesar de lo anterior, el sector en su conjunto no experimentó pérdidas netas de empleo en el 2001 para la Unión Europea. Aunque la creación o pérdida neta de empleos se mantuvo más o menos estable, este comportamiento del empleo a partir del 2001 contrastaba fuertemente con las vigorosas tasas de crecimiento que experimentaron las TIC entre los años 1995 y 2000, en los que la economía de la Unión Europea en su conjunto vio cómo crecía el empleo en este sector a una tasa del 4,5% anual. Si analizamos más de cerca la composición o la naturaleza del empleo del sector de las TIC, observaremos que está dominado por los varones, que cuentan con una cualificación media o alta y que, en su inmensa mayoría, trabajan con contratos indefinidos y a tiempo completo. En el caso concreto del año 2000, en la Unión Europea en su conjunto, éstas eran las cifras: (i) los varones ocupaban el 68% de los puestos de trabajo en el sector TIC; (ii) en torno a un 84% de los trabajadores contaban, por lo menos, con niveles de educación secundaria superior; (iii) el 89% trabajaban a tiempo completo; y, (iv) el 91% tenían contratos indefinidos. En cuanto a la estructura empresarial del sector en la Unión Europea, cabe señalar que los servicios de telecomunicaciones están normalmente dominados por unas pocas grandes empresas, mientras que los servicios de ordenadores presentan un tamaño diferente al predominar las empresas de tamaño pequeño y mediano.

Bibliografía European Commission (2003): «Employment specialization and productivity growth», capítulo 2 de Employment in Europe, Directorate-General for Employment and Social Affairs, European Commission, Bruselas, pp. 47-74. Roeger, Werner (2001): «The contribution of Information and Communication Technologies to Growth in Europe and the US: A Macroeconomic Analysis», Economic Papers, n.º 147, Directorate General for Economic and Financial Affairs, European Commission, Bruselas, 38 pp.

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Manuel Sanchis i Marco

Píldora 18

Políticas de I+D+i en la Unión Europea3 1. Diagnóstico de los principales problemas en materia de investigación europea 1. Faltan recursos financieros y humanos. Los Estados miembros se comprometieron en el 2002 en Barcelona a llegar hasta el 3% del PIB en investigación en el año 2010, objetivo que no se ha conseguido. Además, Estados Unidos ya invierte este porcentaje, Japón lo supera desde hace varios años y Canadá llegará al 3% en cinco años. Europa no ha hecho los deberes y hay que hacer un esfuerzo muy importante para acercarse a este objetivo. Debe aumentar la financiación pública y, sobre todo, la privada. Para llegar al 3% del PIB, se necesitarán 700.000 investigadores más para absorber estos recursos, y los investigadores no se crean de la noche a la mañana. Es fundamental atraer a los jóvenes hacia la ciencia y para ello hay que dar prestigio a la ciencia y crear una carrera laboral atractiva. La carrera europea del investigador cumple estos criterios, pero debe ser puesta en práctica en todos los Estados miembros. Hay que fomentar la movilidad de los investigadores porque no hay mejor modo de transmitir el conocimiento. Hay que exigir como requisito imprescindible de todo investigador que haya realizado un período de movilidad; del mismo modo que hay que exigirlo también para cualquier profesor universitario. La movilidad es mucho mayor hacia países extracomunitarios, como Estados Unidos, que en el interior de la propia Unión Europea. Del mismo modo, los extranjeros que realizan sus investigaciones en cualquier país de la Unión Europea provienen en su mayor parte de países extra comunitarios. 2. Falta inversión privada y estímulo a la patente europea. El déficit existente en inversión privada es clamoroso. En Estados Unidos y en Japón la inversión privada se sitúa en torno al 65-80% de la inversión total; mientras que en la Unión Europea no llega al 60%, y en España apenas alcanza el 50%. Si nos fijamos en las patentes, durante el período 2000-2006, la participación de la Unión Europea en las patentes en el mundo ha decrecido desde el 36% al 30%; por su parte, en Estados Unidos ha disminuido del 40% al 33%, y en Asia ha pasado del 12% al 20%. Esta disminución de la proporción de patentes europeas ha sido debida, en parte, a que las patentes son mucho más caras en la Unión Europea que en otras partes del mundo, tanto el registro como, sobre todo, el mantenimiento de la patente. No disponer de una patente comunitaria es un obstáculo añadido motivado por razones básicamente políticas, pero con poca racionalidad económica. Las series desde 1990 hasta el 2006 indican que la financiación 3. Esta píldora ha sido redactada en colaboración con Octavi Quintana Trías.

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Crecimiento económico: factores determinantes pública en Estados Unidos y en Japón actúa de forma anticíclica. De este modo, cuando la industria retrae la inversión en I+D en períodos de crisis, la financiación pública aumenta. La proporción de investigadores también es más baja en la Unión Europea que en Estados Unidos y en Japón, aunque haya aumentado más en los últimos ocho años. La razón, de nuevo, es la falta de investigadores europeos en el sector privado. 3. Falta colaboración público-privada, es decir, entre universidades y centros de investigación y las empresas. Las universidades europeas no tienen el mismo papel de centros de referencia mundial para la investigación que las universidades americanas. Y, aunque se ha hecho un esfuerzo notable entre universidades del oeste y norte de la Unión Europea, también están menos conectadas entre sí que las americanas y hay menos cooperación entre lo público y lo privado que en Estados Unidos. 4. Falta inversión en investigación e innovación por parte de las PYMES. La situación es muy distinta para las grandes empresas y para las PYMES. En estas últimas, los incentivos y modos de actuación deben ser específicos y adaptados a los distintos sectores. Éste es un problema crucial que nos distingue, para peor, de Estados Unidos. Hay más PYMES en la Unión Europea, pero son más pequeñas y, sobre todo, mucho menos intensivas en investigación. Por lo tanto, hay que permeabilizar y facilitar el paso de investigadores desde la universidad a la empresa. 5. Falta coordinación entre programas nacionales, regionales, así como proyectos e infraestructuras transnacionales. Es necesario abrir los programas a todos. El VII Programa Marco es una excepción, y hay que fomentar más la colaboración entre universidades y equipos de distintos países. No tiene sentido financiar investigación competitiva en áreas de poco tamaño y, por lo tanto, desde el ámbito local y regional hay que ayudar a los investigadores a competir en concursos de ámbito más extenso. Del mismo modo, hay que abrir los programas a investigadores de otras regiones y países, de forma que la investigación se comunitarice lo más posible.  No sólo se facilita la movilidad, sino que se evita la endogamia, se puede conseguir masa crítica y multidisciplinariedad para muchas investigaciones y se evita la duplicación en la investigación. Tal vez lo más importante es que se da prioridad a los proyectos de calidad. Las infraestructuras de investigación deben estar abiertas a investigadores de otros países. En este momento, un tercio de las infraestructuras tienen más de un 50% de investigadores de fuera del país y deben extenderse a la mayoría de infraestructuras. Los fondos estructurales son un instrumento adecuado para financiar infraestructuras en países que carecen de ellas y, a la vez, atraer a investigadores de fuera que incrementarán el nivel científico del país receptor. 6. Urge mejorar la traslación de básica a aplicada. En muchos países hay un problema importante de traslación de la básica a la aplicada. Hay mucha investigación básica que no se lleva hasta la aplicada porque los que se dedican a la aplicada desconocen lo que sucede en la básica. Del mismo modo, la básica debería entender las preguntas cruciales de los que se 105

Manuel Sanchis i Marco dedican a la aplicada y a las que los básicos pueden contribuir. El mejor sistema es que haya movilidad entre los investigadores de la básica y los de la aplicada. Hay que facilitar este movimiento mediante incentivos y situando ambos ámbitos de investigación cerca geográficamente. No hay que descartar crear especialistas en traslación para las distintas disciplinas. 7. Hay que invertir prioritariamente en nichos estratégicos. La sostenibilidad es un eje clave en los nuevos temas de investigación: energía, medio ambiente, etc. La política científica se define más por los temas que por los instrumentos, y este debate es el más relevante. La decisión de los temas de investigación, sin embargo, es a menudo poco transparente, por lo que hay que priorizar los temas en función de criterios contrastables y, a ser posible, no sólo por la fuerza de los lobbies. Aunque cualquier criterio es discutible, no hay duda de que la sostenibilidad es importante y debe orientar en temas de energía, cambio climático, medio ambiente, salud, por mencionar unos cuantos. 8. Hay que volver a prestigiar la ciencia. Debemos mejorar la comunicación de la investigación que ofrecemos a la sociedad. Mejorar la comunicación entre ciencia y sociedad significa que todo científico tiene una responsabilidad social de comunicar lo que hace a la sociedad para que ésta entienda que la investigación es un asunto de sociedad, y no sólo de los científicos. Del mismo modo, el científico tiene que dialogar con la sociedad para entender los temores y las expectativas de la sociedad respecto a la investigación. Y se debe comunicar en un leguaje inteligible para la sociedad porque, aunque sea difícil, forma parte de las obligaciones sociales del científico, especialmente, si está financiado con recursos públicos. 9. Es necesario establecer alianzas con países desarrollados para problemas globales, así como también con países en desarrollo para abordar problemas de desarrollo. Y hay que hacerlo para evaluar lo que sirve y lo que no. Hay que establecer alianzas con otros países no-UE para temas globales como son la energía, el cambio climático, etc., así como para los que tienen demasiada envergadura para un solo continente, como es el caso de la investigación sobre el cerebro, el genoma, la astronomía, etc. Por otro lado, con los países en desarrollo hay que establecer alianzas para abordar problemas que ellos tienen, pero que no pueden resolver, y que son responsabilidad de todos como es el caso de las enfermedades derivadas de la pobreza, el desarrollo agrícola, el análisis de lo que funciona y lo que no funciona en sus propias políticas de desarrollo, por mencionar tan solo algunos ejemplos. La investigación debe incorporar a investigadores de estos países y no limitarse a que participen en los resultados o como sujetos de investigación. 10. Explotar las posibilidades que ofrece la investigación como mecanismo diplomático. La investigación política es una formidable arma diplomática, pues los científicos son, probablemente, los profesionales más acostumbrados a trabajar sin distinción de fronteras. Los investigadores de países en conflicto trabajando juntos pueden ejercer una notable influencia para rebajar tensiones y establecer mecanismos de cooperación entre ellos. 106

Crecimiento económico: factores determinantes

2. Condiciones necesarias para cambiar la situación actual 1. Voluntad de cambiar. Está claro que es difícil cambiar si no hay necesidad de hacerlo y una crisis tan profunda como la actual es un buen acicate para hacerlo. 2. Disponer de los medios necesarios para llevar a cabo el cambio. Los instrumentos consisten en avanzar por la vía de la educación y la investigación en Europa. Un ejemplo claro de estas dos condiciones lo proporciona Finlandia. A principios de los noventa, Finlandia sufrió un brutal descenso del PIB (13% en dos años) tras la caída del muro, dado que vivía en gran parte de las exportaciones a la URSS. El país tomó conciencia de que había que cambiar el modelo e hizo un gran esfuerzo en educación e investigación, y hoy es uno de los países punteros en ciencia y tecnología, con un envidiable nivel de vida.

Píldora 19

Trajano y las hansas En capítulos anteriores hemos analizado el crecimiento y sus factores determinantes, tanto desde la perspectiva de los modelos de crecimiento exógeno –economía cerrada en la que el cambio tecnológico es como un maná, enviado por Dios a modo de escarcha–, como desde una perspectiva más moderna, la del crecimiento endógeno, en donde el progreso tecnológico es producido endógenamente en el propio modelo. Desde la perspectiva de los modelos de crecimiento endógeno, se podían considerar diversas clases de capital como el físico (la maquinaria), el público (infraestructuras), el humano (inversión en educación, formación profesional, formación a lo largo de la vida, etc.), el empresarial (técnicas de gestión de empresas), el científico y tecnológico (I+D+i) y el social (fuerza del derecho, redes sociales, vigor de las instituciones, etc.), entre otros. Todas estas distintas clases de capital no se constituyen de un solo golpe ni en el vacío de sociedades, o en economías cerradas, son más bien el resultado de procesos históricos que incluyen relaciones e intercambios comerciales entre grupos humanos y naciones. Estos factores históricos contribuyen al crecimiento económico de las naciones, aunque, dadas las dificultades que entraña su cuantificación y subsiguiente modelización, no estén recogidos en los enfoques teóricos sobre el crecimiento. Existen varios ejemplos ilustrativos en nuestra historia europea en los que el comercio y la libre circulación de personas, capitales, mercaderías y servicios constituyen un factor de crecimiento. El primero nos lo proporciona Trajano, emperador desde el 98 hasta el 117, con su legado de invasiones militares y su febril actividad constructora. Ayudado por el griego Apolodoro de Damasco, experto ingeniero militar, Trajano impulsó los proyectos arquitectónicos más colosales

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Manuel Sanchis i Marco de la historia de Roma. Construyó calzadas, canales y puertos, como el cercano a Roma, para garantizar el suministro de grano. Mandó también construir puentes, como el gran puente sobre el Danubio, y mercados como el de las inmediaciones de Roma. Su obra más conocida, el Foro de Trajano, contenía dos bibliotecas, una sala enorme para administrar justicia y, al fondo, la célebre Columna de Trajano. En ella se muestra a los soldados construyendo puentes o desplegando máquinas de asedio como las catapultas, que ya tenían la estructura de metal, y no de madera como las anteriores, es decir, habían incorporado un cambio tecnológico. ¿Y qué tendrá que ver todo esto con las teorías de crecimiento endógeno? Pues mucho, a poco que nos paremos a pensar un momento. Algunos autores, como Lluís Racionero, afirman con razón que Europa se articula como un sistema de ciudades; por mi parte añadiría que tanto la Europa del Imperio romano como la de hoy constituyen un sistema articulado de ciudades cuya argamasa son las infraestructuras. El primer elemento vertebrador del viejo continente lo constituyeron probablemente las calzadas, los canales, los puentes y los acueductos construidos por los emperadores romanos. Por ellos discurrían, no sólo las legiones romanas, sino también el comercio y, con él, la cultura, el derecho romano, las instituciones y las tradiciones de las que aún hoy somos tributarios. ¿Qué es una calzada, un canal, un puerto, un puente o un acueducto? No otra cosa que capital público bajo la forma de infraestructuras. ¿Qué son las catapultas con estructura de metal y no de madera como las antiguas? Capital físico al que se le ha incorporado una nueva tecnología. ¿Qué son los baños romanos? Inversión en salud e higiene en la vida social y en el trabajo y, por lo tanto, factores de mejora en la calidad de la mano de obra. ¿Qué otra cosa son los anfiteatros, las bibliotecas del Foro de Trajano o la sala para administrar justicia sino capital social para aquella economía? (véase el gráfico 1). ¿Qué es el comercio y, con él, la transmisión de la cultura y del derecho romano sino externalidades (spill-overs) positivas sobre las otras economías circundantes a Roma? De este modo, los territorios conquistados tras las invasiones romanas mejoraron sus técnicas de producción y su capacidad de gestión comercial y productiva, es decir, el capital empresarial. Algo parecido ocurrió durante los años sesenta en España, cuando el país se abrió a las inversiones extranjeras y se instalaron las empresas multinacionales. GRÁFICO 1

Trajano y crecimiento endógeno Catapultas de estructura de metal

Calzadas, canales, puertos, acueductos y mercados Baños, termas

Teatros, anfiteatros y bibliotecas Derecho romano, sala de justicia

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Capital físico, capital tecnológico

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Capital público, infraestructuras

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Calidad de la mano de obra Capital humano Capital social, cohesión social

Crecimiento económico: factores determinantes Otro ejemplo que vale la pena reseñar lo constituyen los países de la hansa.4 Las ciudades europeas, además de estar unidas por las calzadas romanas, también están interconectadas por las infraestructuras fluviales, sobre todo, en el norte de Europa y en la Europa central. Las ciudades siempre se han asentado en las orillas de algún río por razones económicas fáciles de comprender: en primer lugar, porque el río constituía una fuente inagotable de la energía que se necesitaba para mover los molinos de trigo y aceite, y permitir cultivar los campos; en segundo lugar, porque los ríos mantuvieron salubres las urbes y contribuyeron a evitar en lo posible las enfermedades y epidemias, como las grandes pestes de la Edad Media que diezmaban a la población y constituían un shock de oferta (productividad) negativo para aquellas economías, y en tercer lugar, porque contribuyeron a la transmisión de la cultura, al intercambio de ideas y conocimientos, y potenciaron el comercio. Durante la Edad Media, las naciones mercantiles o hansas alcanzaron convenios por los que se constituían como una liga de ciudades. Éste es el caso, por ejemplo, de la Hansa de Londres, constituida en los siglos xi-xii por las ciudades flamencas que compraban lana a Inglaterra; el de la Hansa de las XVII Villas, que agrupaba a ciudades francesas, flamencas e inglesas, o el de la Gran Hansa Alemana o Hansa de las Ciudades Teutónicas (Civitates de Hansa Teutonicorum). Las ligas hanseáticas facilitaron el transporte y el comercio fluvial por canales y ríos, contribuyeron así al crecimiento económico de dichas ciudades-naciones mercantiles y constituyeron el primer proyecto integrador de carácter transnacional que ha servido de fermento para la actual Unión Europea.5 Del mismo modo que las hansas privilegiaron el comercio frente a la guerra e hicieron de él un factor de crecimiento, la creación hace unos años de las Redes Transeuropeas de Transporte se ha convertido en un requisito fundamental para el buen funcionamiento del mercado único europeo, pues garantiza la movilidad y competitividad de una Europa ampliada. Tanto el comercio como la libre circulación de bienes y servicios, personas, capitales e ideas, abren nuevas oportunidades de negocio para las empresas y las personas, y constituyen un factor de crecimiento económico más allá de los tradicionales efectos estáticos de creación y desviación de comercio que se originan con la formación de las uniones aduaneras. Los efectos dinámicos del comercio como, por ejemplo, el disfrute de las economías de escala y de alcance para las empresas, los servicios financieros, los bancos, las compañías de seguros, etc., son palancas poderosas para que las economías crezcan y progresen, aunque los modelos de crecimiento endógeno no tengan, por ahora, la capacidad analítica de incluirlos como tales. 4. El término hansa indica en alemán tanto impuesto como grupo de mercaderes, de modo que al final ha quedado establecido como el grupo de mercaderes que han acordado la exención del pago de impuestos de la hansa. En otras palabras, un embrión de lo que luego sería la Unión Aduanera en la Comunidad Económica Europea 5. Antecedente claro de las actuales Autopistas del Mar de la Unión Europea que garantizan las conexiones marítimas transnacionales entre países que están aislados por razones geográficas, o afectados por la congestión del tráfico por carretera, y que persiguen ser tratadas con la misma importancia que las conexiones terrestres.

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Manuel Sanchis i Marco

Bibliografía Fox, Robin Lane (1984): El Mundo Clásico. La epopeya de Grecia y Roma, Crítica, Barcelona, 825 pp. Haenens, Albert d’ (1984): L’Europe de la Mer du Nord et de la Baltique, Fonds Mercator, Anvers, 427 pp. Racionero, Lluís (1987): España en Europa. El fin de la «edad conflictiva» y el cambio de rumbo de la sociedad española, Planeta, Barcelona, 218 pp. Vázquez de Prada, Valentín (1970): Historia Económica Mundial, vol. I: De los orígenes a la Revolución Industrial, Rialp, Madrid, pp. 446.

Ejercicios 1. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «Debido a los enormes costes financieros que requieren, los gastos en educación suponen un peso muerto que lastra el crecimiento económico». 2. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «La educación es un factor de crecimiento, mientras que la formación profesional no lo es». 3. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «El impresionante esfuerzo inversor que realiza la Unión Europa en materia de capital tecnológico, como es el caso, por ejemplo, de los ordenadores, no se ha visto correspondido con aumentos paralelos de la productividad. Ello es debido a que, como señala una regla básica de la contabilidad del crecimiento, aumentos substanciales en la inversión producen efectos limitados en el crecimiento de la producción».

Actividades de la web En la dirección de la página web se pueden encontrar una serie de actividades relacionadas con este capítulo que se consideran de alto nivel formativo.

Cuestionario de autoevaluación 1. La diferencia entre invertir en capital humano y en conocimiento y bienes no-rivales y parcialmente excluibles reside en que... a) ... la capacidad de añadir en el capital humano tiene límites, pero la acumulación de conocimiento sobrevive a sus autores gracias a las leyes de protección de la propiedad industrial, de protección de derechos de autor, etc. 110

Crecimiento económico: factores determinantes b) ... el capital humano tiene similitudes con el capital físico, que es el determinante principal del crecimiento. c) ... el bien no-rival, como su nombre indica, no tiene rival y por eso constituye la mejor inversión para crecer. d) Cualquiera de las anteriores. 2. Si una familia anticipa una caída permanente de su renta... a) ... su ahorro aumentará en ese período concreto, pero caerá en los períodos siguientes. b) ... el patrón de consumo en los períodos siguientes será aleatorio. c) ... su consumo caerá de forma permanente en una cuantía similar a la caída anticipada de la renta. d) Todo lo anterior es cierto. 3. Aumentar la inversión en capital físico, humano y tecnológico de nuestra economía requiere financiación y, por lo tanto, más ahorro que no se podrá conseguir si... a) ... las familias siguen ampliando su endeudamiento para poder devolver sus créditos hipotecarios y disminuye la renta disponible real de las familias debido al mayor desempleo. b) ... el ahorro del sector empresas es escaso y la financiación exterior está al límite. c) ... no existe un marco jurídico que proteja eficazmente la política de patentes y de innovación y desarrollo tecnológico, y que permita impulsar el binomio «iniciativa pública-privada» que invierta en políticas de I+D+i. d) Todas las anteriores son ciertas. 4. ¿Por qué crece una economía? a) El crecimiento viene impulsado principalmente por la innovación tecnológica. b) Debido a la trasmisión y acumulación de conocimientos para las nuevas generaciones, lo cual permite crecer sin límites a lo largo del tiempo. c) Porque contamos con un sistema jurídico que permite a los innovadores e investigadores controlar sus innovaciones y restringir parcialmente su uso mediante derechos de propiedad intelectual. d) No sabemos con certeza por qué crecemos.

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4. Crecimiento económico: el caso de España

Píldora 20

Ahorro, crecimiento y pacto tecnológico1 Vivimos tiempos complejos para la economía española. La sequía que hemos padecido, la burbuja inmobiliaria y la debilidad del ahorro nacional –sobre todo el de las familias, que no llega a cubrir la amortización anual de sus pasivos financieros– son preocupantes. Es verdad que el gasto en consumo y vivienda de las familias tiende a desacelerarse, pero el peligro de la burbuja inmobiliaria persiste y las cifras del tercer trimestre de la Contabilidad Nacional nos indican que la actividad en la construcción, lejos de desacelerarse, avanza con mayor ímpetu. De esto tenemos prueba fehaciente en nuestras costas mediterráneas. Me pregunto si el comportamiento de nuestras empresas constructoras responde a que anticipan el final del ciclo expansivo de la construcción y, por ello, aceleran su actividad antes de que lleguen las municipales y pueda cambiar el marco político en el que han estado actuando. El ahorro nacional empresarial, por su parte, es más bien modesto. Pero esto no es necesariamente bueno, pues las empresas españolas deberían estar endeudándose; por lo menos, en los sectores que tienen más futuro. En el sector exterior, las necesidades de financiación, medidas por el déficit por cuenta corriente, se han venido ampliando hasta el 7,4% del PIB en el 2005, las mayores del mundo después de las de Estados Unidos. Es normal que la fase expansiva del ciclo se traduzca, a corto plazo, en incrementos de precios y que, parte del vigor de la demanda se filtre hacia las importaciones, ampliando el déficit comercial. Así fue durante la 1. Esta píldora apareció publicada como artículo en el diario El País, sección «Economía», el sábado 18 de marzo del 2006, p. 60.

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Manuel Sanchis i Marco anterior fase expansiva de 1986-1992, y así está ocurriendo ahora. También se podría decir que el déficit exterior no es un problema, siempre y cuando haya capitales espontáneos que lo financien, pues así ocurrió en el período 1986-1992. Pero hay algo que tampoco debemos olvidar: después de 1992 vino la crisis de 1993. Pero no seamos pesimistas e imaginemos que dentro de un año no ha pasado nada (¡cruzo los dedos!): la burbuja inmobiliaria no se habrá pinchado y el déficit exterior se habrá ampliado. Se nos dirá entonces que, después de todo, no son éstos los problemas fundamentales de nuestra economía, es más, algunas voces nos recordarán que el meollo de la cuestión se encuentra: por un lado, en el diferencial de inflación que hemos ido acumulando desde la entrada en el euro y, por lo tanto, en el impacto negativo sobre la competitividad-precio de nuestras exportaciones, y por otro, en la baja productividad del trabajo, que incide negativamente sobre los costes laborales unitarios y la competitividad-coste exterior. De cara a combatir el desequilibrio exterior –olvidándonos, por un momento, de la competencia que nos llega desde China, etc.–, el panorama con el que se enfrenta el sector exterior no es muy alentador. Pero, ¿qué hay que hacer para combatir la inflación? Nuestra pertenencia al euro y a la UE impone serias limitaciones a las políticas de gestión de la demanda, luego el énfasis habrá que ponerlo en las políticas de oferta. Sin embargo –se nos dirá– no pasa nada: si mejoramos la productividad, problema resuelto. Sí, de acuerdo, pero no es tan fácil: en el 2005 la productividad del trabajo ha crecido sólo al 0,3% y, en años anteriores, lo ha hecho a tasas también decepcionantes. ¿A qué se ha debido? Por una parte, a la alta creación de empleo y, por otra, a que el empleo se ha creado sobre todo en los sectores de construcción y servicios y, por lo tanto, ha sido un empleo de baja calidad, que es lo mismo que decir de baja productividad. Una segunda razón reside en la insuficiente acumulación de capital físico y tecnológico del modelo actual, cuando todos sabemos que es a partir de la mejora del capital físico, humano y tecnológico, y de sus correspondientes vibraciones de productividad, de donde se nutre el crecimiento económico. Por eso, lo lógico sería optar por ampliar la base tecnológica, fomentar el desarrollo científico de base y aplicado, y mejorar la calidad de la mano de obra. Si apostamos por este nuevo modelo, no podemos olvidar que las políticas que favorecen la productividad y el desarrollo tecnológico tienen un fuerte componente territorial y, por lo tanto, exigirían acuerdos a todos los niveles de la administración, no sólo del Gobierno de España, sino también de los gobiernos autonómicos, los municipios, los agentes sociales y los centros de investigación y universidades. Desgraciadamente, sabemos muy poco sobre los planes del Gobierno de España y de los gobiernos autonómicos sobre el modelo que vamos a seguir. ¿Se va a invertir en la mejora del sistema educativo y la formación profesional? ¿Se va a resucitar la política tecnológica para PYMES? ¿Se van a impulsar los parques tecnológicos?... Bueno, se dirá el amable lector, «¡Háganse pues políticas de oferta para combatir la inflación y acompañémoslas de políticas de I+D+i, y todo resuelto!». ¡Qué fácil! ¿No? Cierto, sería estupendo. Pero hay un pequeño inconveniente: para aumentar la capitalización en capital físico, humano y tecnológico de nuestra economía hace falta poder financiarla y, esto último, implica más ahorro. 114

Crecimiento económico: el caso de España Como hemos visto al principio, las familias están ampliando su endeudamiento para poder amortizar sus créditos, el ahorro del sector empresas es escaso y la financiación exterior está al límite. Sólo nos queda el sector público para aumentar el ahorro nacional y poder así financiar las políticas de I+D+i. Mientras llega o no el ahorro público, el Gobierno de España puede y debe crear el marco de innovación y desarrollo tecnológico que necesita nuestra economía e impulsar el binomio «iniciativa pública-privada» que invierta en políticas de I+D+i y nos permita crecer de forma sostenible. Es urgente que España se dote a sí misma de un Pacto Tecnológico con objetivos claros, así como de medios financieros e incentivos suficientes para invertir a largo plazo –unos 20-25 años, que son los períodos habituales de maduración en ciencia básica y desarrollo tecnológico–, en el que estén comprometidos la banca local, la administración autonómica y local y los agentes sociales. Éste es el reto y éste es nuestro futuro.

Píldora 21

¿Minirrecesión en primavera?2 La sentencia del 11-M, la visita de los Reyes a Ceuta y Melilla y la bronca del Rey con Hugo Chávez han dejado parcialmente sepultadas las noticias sobre las previsiones económicas para España en el 2008. Desde la crisis crediticia del verano, las instituciones internacionales han anunciado revisiones más pesimistas del crecimiento económico y la horquilla del consenso de analistas se ha ampliado. En el margen superior encontramos las del Gobierno, con un 3,3% para el 2008, que serán revisadas a la baja en algunas décimas como el propio ministro Solbes ha señalado. En el margen inferior, se encuentran las del FMI y Standard & Poor’s, con las que me encuentro más cómodo, que anuncian un crecimiento del 2,7 y del 2,5%. Por último, en la zona templada nos encontramos con las previsiones de la Comisión Europea, con un 3%. Si hacer previsión económica es siempre un ejercicio repleto de trampas, esta vez la incertidumbre con la que van a trabajar los analistas del ciclo va a ser aún mayor, debido a la falta de transparencia e información que existe sobre el grado en el que los bancos españoles se han visto contaminados por la crisis de las hipotecas americanas de alto riesgo. Esta opacidad se refleja en el endurecimiento de las condiciones de crédito en los mercados internacionales y en la prima de riesgo que nuestros bancos exigen al conceder créditos, con la consiguiente presión al alza sobre el tipo interbancario. La dificultad en calibrar el alcance que esta crisis de liquidez y confianza puede tener sobre la economía española quedó patente en los Seminarios Europeos sobre la Economía Española que, organizados por la Universidad Politécnica de Valencia, impartieron altos funcionarios de la Dirección General de Asuntos Económicos y Financieros (DG ECFIN) de la Comisión Europea en octubre. 2. Esta píldora apareció publicada como artículo en el diario El País, sección «Economía», el lunes 12 de noviembre del 2007, p. 24.

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Manuel Sanchis i Marco Las conclusiones personales que extraje de ellos, y de cifras más recientes, son las siguientes: (i) la economía española muestra síntomas de cansancio; (ii) la productividad total de los factores presenta cifras decepcionantes que lastrarán, a medio plazo, nuestro crecimiento; (iii) el déficit exterior se encamina hacia el 10%; (iv) los flujos espontáneos de capitales (que completan la insuficiencia del ahorro nacional frente a la inversión nacional) constituyen un riesgo cierto si se interrumpen por una pérdida de confianza en nuestra economía, resultado de la crisis de liquidez y la consiguiente falta de crédito, u otros motivos; (v) en ese caso tendríamos que reducir el exceso de inversión y, si no fuese posible, financiarlo aumentando nuestro ahorro, consumiendo menos ¡claro!; (vi) ello implicaría ralentizar el crecimiento de la demanda interna y hacerlo converger con el de la producción potencial; (vii) la banca exhibe unas ratios de solvencia y capital adequacy excelentes, pero el sector empresarial está muy endeudado, especialmente los promotores inmobiliarios, pues concentran los mayores riesgos; y, (viii) el contexto exterior es un cóctel explosivo: el barril de Brent ha superado los 95 $ y el euro se encarama hasta los 1,50 $. Aunque esto mitiga el impacto del petróleo, endurece al mismo tiempo las condiciones monetarias y asfixia el crecimiento. Ciertamente, este diagnóstico rebaja el moderado optimismo del Gobierno. Cuando un economista no forma parte de las instituciones que realizan previsiones, es complicado saber cómo se cocinan algunas cifras clave y discernir si tienen un carácter normativo o realista. Aunque no sepamos si vamos a entrar en recesión el año que viene, podemos comentar las implicaciones estadísticas de dichas previsiones. El FMI prevé un crecimiento del 3% en el cuarto trimestre del 2007 –una buena caída desde el 3,7% estimado por el Banco de España para el tercer trimestre–consistente con el deterioro del Indicador del Sentimiento del Consumidor (ISC) del mes de octubre (-2,6) publicado por la DG ECFIN; no olvidemos que dos tercios del PIB corresponden al consumo. Además, el FMI apuesta por un crecimiento del 2,7% en el 2008, y en el cuarto trimestre prevé un crecimiento del 2,9%. Al hacerlo, es posible que quiera conferir una cierta aceleración al crecimiento en la segunda parte del año enviando un mensaje de cierto optimismo a los agentes económicos, pero también es cierto que cuando la economía española crece por debajo del 3% empieza a aumentar el paro. Crecer a tasas del 4,1; 4; 3,7, y 3% –si aceptamos la previsión del FMI– en los cuatro trimestres del 2007 confiere a nuestra economía de un enorme «efecto inercia» (overhang o carry-over) para el 2008. Debido a ello, si tuviésemos un crecimiento nulo en cada trimestre del 2008, la cifra de crecimiento para el 2008 sería, aun así, bastante positiva. Hemos calculado la cifra de crecimiento anual suponiendo un crecimiento intertrimestral nulo en los tres primeros trimestres del 2008, y del 2,9% en el último (previsión del FMI), y hemos obtenido una cifra del 1,6%. Para alcanzar la cifra anual del 2,7% prevista por el FMI –aunque quepan estadísticamente muchos perfiles trimestrales– es lógico pensar que en alguno de los trimestres anteriores al último necesitemos cifras de crecimiento intertrimestral más reducidas y cercanas al cero que las experimentadas estos últimos años. Sin embargo, entre los perfiles posibles, tampoco cabe excluir que 116

Crecimiento económico: el caso de España durante la primera parte del año tengamos dos trimestres consecutivos con tasas ligeramente negativas –técnicamente estaríamos en recesión, aunque pudiese ser de vida breve– y que, en la segunda, iniciásemos ya la recuperación quizá prevista por el FMI. Francamente, no deseo otra cosa que no sea equivocarme.

Píldora 22

España ante la desaceleración global3 Parece que el enfriamiento de la economía mundial va tomando cuerpo. Hace pocos días John Lipsky, director adjunto del FMI, declaraba en Washington que «no hay casi dudas de que los riesgos de escalada de la crisis se intensifican y será necesario tomar medidas firmes para estabilizar el sistema financiero y la economía mundiales». También los economistas norteamericanos opinan, según la encuesta mensual de Wall Street, que su país se encuentra en plena recesión. Ante los nubarrones que se ciernen sobre la economía española, quizá valga la pena recordar algunos de sus puntos fuertes y débiles. Destaquemos, entre los primeros, que contamos con un sector financiero muy competitivo y solvente. Las ratios de solvencia de la banca española en su conjunto se encuentran entre las más elevadas de la OCDE, aunque ello no impida que se puedan dar casos aislados de entidades afectadas por la crisis. Otro punto fuerte reside en el ahorro del sector público –superávit del 2,2% del PIB y stock de deuda del 39%–, con el que podremos compensar la disminución del ahorro de familias y empresas, y que podría servir de colchón amortiguador ya sea reduciendo la presión fiscal o estimulando el gasto público corriente o de inversión. Entre los puntos débiles señalemos, en primer lugar, el excesivo déficit por cuenta corriente que fragiliza nuestra economía. Nos indica que estamos financiando parte de la inversión nacional con ahorro extranjero. Esta financiación puede verse comprometida si la actual crisis financiera aumenta la prima de riesgo o reduce las entradas espontáneas de capitales. En segundo lugar, el desplome de la actividad en la construcción, fuerza tractora de la economía hasta el mes de agosto. En tercer lugar, una estructura productiva menos diversificada que en los países avanzados de la UE y orientada hacia sectores de demanda débil –productos agrícolas, manufacturas tradicionales de tecnología intermedia e intensivas en mano de obra, servicios de bajo contenido tecnológico–, lo que nos llevará a sufrir las consecuencias de la desaceleración mundial con mayor intensidad. Por último, una estructura de empleos en la que predominan los de baja calidad, baja productividad y mal remunerados. A finales del 2007 se empezaron a detectar cambios bruscos en los principales indicadores de coyuntura, y aunque la tasa de crecimiento media anual sea del 3,8%, las cifras de crecimiento anual del PIB trimestral muestran un perfil 3. Esta píldora apareció publicada como artículo en el diario Levante, sección «Opinión», el domingo 23 de marzo del 2008, p. 4.

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Manuel Sanchis i Marco decreciente: del 4,1% el primer trimestre al 3,5% el cuarto. El fuerte deterioro del clima de confianza del consumidor, junto con el frenazo en la construcción, han provocado un lento pero constante aumento del paro. La construcción es clave porque genera mucho empleo directo, y aún más inducido, pues arrastra a otros subsectores industriales: azulejos, saneamientos, electrodomésticos de línea blanca, muebles. En el terreno de los precios se constata un paulatino pero constante incremento en servicios y productos básicos como leche, pan, huevos y pollo. Tanto unos como otros son retenidos por el ama de casa con mayor facilidad que los precios de otros bienes y servicios que también afectan a su poder adquisitivo. Por eso, su percepción sobre el aumento de precios es mayor que la medición estadística del IPC que realiza el INE, y que incluye todo tipo bienes y servicios, nacionales e importados. Por otro lado, tanto las empresas como los consumidores están empezando a notar con rapidez la desaceleración. Las empresas, según qué sector, han visto estancarse sus ventas, aumentar sus costes laborales –del 4,5% en el 2007– y endurecerse las condiciones crediticias. Los consumidores están desanimados y es posible que los que hayan conservado el empleo estén reduciendo su consumo porque prefieran ahorrar por motivos de precaución. Por su parte, los que hayan perdido el trabajo reducirán su consumo al haber sufrido una caída transitoria en sus ingresos. Por último, la caída de los precios del sector inmobiliario disminuirá la riqueza –y, por lo tanto, el consumo futuro– de aquellos que hayan invertido en este sector. Algunos analistas extranjeros son pesimistas sobre las perspectivas de la economía española y hablan de un crecimiento del 1,5% para el 2008 y del 1% para el 2009. El propio secretario de estado de Economía reclamaba hace poco al Banco Central Europeo una bajada de tipos, a pesar de que la inflación ha escalado al 4,4% en febrero. Tendremos que esperar, sin embargo, a la aparición de los principales indicadores avanzados del primer trimestre para calibrar el alcance del enfriamiento. Desde hace tiempo, se ha insistido en la necesidad de cambiar el patrón de crecimiento y alertado sobre la posibilidad de un aterrizaje brusco. A principios de noviembre expresé mis temores sobre la posibilidad de una minirrecesión en primavera. Es pronto para pronunciarse, pero tarde o temprano tendremos que acompasar el crecimiento de la demanda interna con la producción doméstica. A medio plazo, la economía española tiene capacidad de resistencia para crecer, pero deberá hacerlo a tasas más moderadas y convergentes con el crecimiento potencial y con un patrón de crecimiento más sano y equilibrado. Esto significa menor dependencia del sector construcción y mayor énfasis en productos de demanda fuerte, es decir, de alto contenido tecnológico y en capital humano, como por ejemplo, las tecnologías de la información y la comunicación, productos de mercados jóvenes y con futuro. Esperemos que los nuevos responsables económicos y los agentes sociales se pongan pronto manos a la obra.

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Crecimiento económico: el caso de España

Píldora 23

Negacionismo económico versus credibilidad4 No hace mucho me aventuré en el periódico El País a pronosticar una minirecesión en primavera. El argumento que tejí sostenía que las lúgubres previsiones de crecimiento para el 2008, junto con el enorme efecto de inercia con el que se movía nuestra economía, podían esconder un pronóstico de recesión en el 2008. A las críticas amables de mis amigos economistas se añadía mi íntimo deseo de estar equivocado. Desgraciadamente no ha sido así y, aunque no ha habido recesión en primavera, parece ser que la tendremos, o estaremos bordeándola, en otoño. El crecimiento del primer trimestre respecto al anterior ha sido exiguo (0,3%) y, si la previsión del Gobierno para el segundo se confirma (0,2%), podríamos entrar en el segundo semestre del año con un efecto de inercia del 1,6%. El efecto inercia puede ser fácilmente comprendido por los no economistas con un símil. ¿Saben a cuántos kilómetros de la costa han de dejar casi parados sus motores los portacontenedores antes de llegar al puerto? En Valencia, a unos 15 kilómetros. Si midiésemos la velocidad del buque durante ese tramo el resultado sería positivo y, aunque el buque avanzase, no sería por la acción de los motores, sino simplemente por la inercia física. Lo mismo ocurre en economía: es importante saber qué parte del crecimiento anual es realidad y responde al empuje del motor, y qué parte es apariencia y responde a la inercia. En nuestro caso, una inercia del 1,6% significa que, aunque no crezcamos en la segunda mitad del año, el crecimiento para el 2008 en su conjunto será del 1,6%. Esta cifra se acerca a las previsiones de Funcas (1,7%), del FMI (1,8%) y son las que ayer mismo aceptó el Gobierno. En otras palabras, todos están pronosticando un crecimiento cercano al cero para la segunda mitad del año. Nuestra economía tiene puntos fuertes como son la solvencia bancaria, el superávit público o el reducido stock de deuda pública, entre otros. Pero tiene debilidades específicas que la hacen más vulnerable que las demás, como la enorme dependencia energética, el desplome en construcción, la escasa dotación de maquinaria por trabajador, el raquitismo en capital tecnológico, el elevado endeudamiento y las enormes necesidades de financiación (unos 100.000 millones de euros) en un momento de sequía crediticia y tipos al alza. Ante esta situación, el negacionismo económico del Gobierno, preocupado por no enviar mensajes pesimistas a los agentes económicos, se compadece mal con la teoría económica y crea más problemas de los que pretende resolver. La teoría económica nos enseña que las autoridades económicas deben construir reputación y credibilidad actuando de acuerdo con lo que se espera de ellas, aunque sea impopular, porque ello permite la correcta formación de las expectativas de los agentes económicos. Lo hacen todos los bancos centrales sin que a nadie se le ocurra tacharlos de irresponsables. Al contrario, su reputación 4. Esta píldora apareció publicada como artículo en el diario El País, sección «Opinión», el viernes 25 de julio del 2008, p. 25.

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Manuel Sanchis i Marco de competencia hace creíbles y transparentes sus políticas, y la finura y el equilibrio de sus mensajes constituyen la medida de su credibilidad y transparencia. Las declaraciones y las acciones que les siguen sirven para construir la buena reputación y la credibilidad que necesitan para reducir la ratio de sacrificio de la economía, es decir, para aumentar la tasa a la que una economía puede crecer sin pérdida de producción y empleos, ya que cuanta más credibilidad acumulen menos tendrán que subir los tipos de interés para que los agentes privados actúen en consecuencia. El concepto de credibilidad en economía no sólo atañe a los bancos centrales, se aplica igualmente a la política fiscal y de rentas. La falta de credibilidad, en política, se paga cara luego en las encuestas y, en economía, crea más problemas que admitir la realidad. ¿Qué podemos hacer para no quedar instalados en la recesión hasta el 2010? Aparte de dejar jugar libremente a los estabilizadores automáticos para que los subsidios por desempleo amortigüen la caída del consumo, en el ámbito de decisión del Gobierno la primera medida que se debería tomar es la de proporcionar a los agentes privados toda la información económica de la que dispone, y con la mayor veracidad. Esto suprimiría parte de la incertidumbre existente y que provoca una recuperación del ahorro no ya por motivo de «precaución», sino por razones de «miedo». Recuperar la confianza favorecería que esa parte del consumo no se mantuviese artificialmente deprimida. El presidente debe utilizar su liderazgo y proponer un pacto político-social de moderación salarial y, sobre todo, de beneficios –que ahora mismo son los principales responsables del aumento de precios–, con el fin de distribuir equitativamente las cargas del ajuste a la crisis. A cambio, el Gobierno realizaría –siempre que el desplome de los ingresos fiscales no suprimiese su margen de maniobra– mayores inversiones públicas en capital humano (formación profesional), público (infraestructuras) y tecnológico (I+D+i). Ello respetaría la regla de oro de las finanzas públicas, que permite endeudarse siempre que sea a cambio de un mayor stock de capital, ayudaría a compensar la actual caída de la demanda y crearía bases sólidas para una recuperación sostenida. Enterremos pues el negacionismo, restauremos la credibilidad y pongámonos a trabajar ¡ya!

Píldora 24

Economía de vuelo sin motor5 La economía española atraviesa su peor momento desde el Plan de Estabilización de 1959, aunque la población aún no lo sienta en toda su magnitud. Lo más grave es que nuestros dirigentes están desnortados limitándose a tomar medidas contra la crisis financiera, cuando lo que debería preocuparles es que 5. Esta píldora apareció publicada como artículo en el diario El País, sección «Opinión», el domingo 19 de octubre del 2008, p. 29.

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Crecimiento económico: el caso de España nuestra capacidad productiva potencial se ha reducido. Somos más pobres y deberíamos asumirlo. Nos enfrentamos primordialmente a una crisis interna, que requerirá un ajuste macroeconómico durante los próximos años, y no a un shock macroeconómico exterior. ¿Por qué hemos llegado hasta esta situación? Porque, una vez en la Unión Monetaria, España ha conocido unas tasas de inflación superiores a la eurozona y condiciones monetarias demasiado laxas. Durante la fase de expansión económica, ello habría exigido de gobiernos del PP y PSOE una política fiscal contracíclica y mayor esfuerzo fiscal: mayor contención del gasto y superávit públicos ambiciosos. Pero estas políticas laxas han permitido que nuestra economía se recaliente, lo que ha generado liquidez en exceso y alimentando la burbuja inmobiliaria. Desde que los mercados se convencieron en 1996 de que España entraría en la zona euro, la prima de riesgo se estrechó drásticamente. Crecer con tipos de interés reales alemanes ha estimulado la expansión de la demanda interna sin el correspondiente incremento de la producción nacional, al tiempo que ha ampliado el déficit exterior y ha aumentado la inflación y deteriorado nuestra competitividad-precio exterior. Estos desequilibrios macroeconómicos nos pasan ahora factura. Exhibir un déficit exterior del 11% del PIB sale caro; significa que hemos consumido e invertido con el ahorro extranjero (100.000 millones de euros) y que tenemos que devolver ese préstamo. No hay más que ver cuánto han crecido las transferencias al exterior por el pago de intereses (-2,4% del PIB en el 2007), cómo el stock de deuda bruta exterior es superior al 200% del PIB o cuántas dificultades tienen nuestros bancos para obtener financiación exterior y a qué coste la consiguen. Además, el diferencial de precios acumulado desde 1998 con la zona euro ha sido del 10%, y el de costes laborales unitarios, del 12,6%. En otras palabras, la economía española ha funcionado desde 1996 como un planeador de vuelo sin motor empujado hacia arriba por las corrientes de ladera que recibíamos de la eurozona (windfall effect) y aprovechando las corrientes térmicas de las burbujas inmobiliarias. Al anochecer, las térmicas se han agotado, la inversión residencial se ha contraído en el primer semestre, nuestro sector industrial lleva el mismo camino y, mientras tanto, hemos perdido un tiempo precioso para construir un motor eficiente y barato, con maquinaria tecnológicamente avanzada y pilotado por una mano de obra cualificada. Ahora descendemos con el planeador..., pero sin motor. Esta situación ya la conocimos entre 1986 y 1992, cuando España entró en la Unión Europea y en el SME. Entonces, el recalentamiento produjo presiones sobre los precios que, como en una olla exprés, fueron aliviadas quitando la espita y dejando salir el vapor para que, mediante devaluaciones substanciales de la peseta, la economía se ajustase. Sin embargo, dentro del euro no podemos dejar escapar el vapor del recalentamiento ni utilizar la devaluación exterior: tenemos que aliviar la presión mediante una devaluación y un ajuste internos. Estar protegidos en la eurozona no sale gratis y exige respetar su regla áurica: el ajuste empieza en casa.

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Manuel Sanchis i Marco De modo que, aparte de abandonar el euro y dejar flotar libremente una nueva moneda, opción que no defiendo por sus elevados costes a largo plazo, ¿qué métodos podríamos utilizar para instrumentar dicha devaluación interior? El primero estribaría en reducir los costes laborales unitarios en porcentajes similares a los diferenciales de precios y costes acumulados desde 1998, es decir, un 10-13%. Dadas las dificultades para aumentar la productividad del trabajo a corto plazo, reducir los costes laborales (salarios y seguridad social) en un 1013% sería doloroso cuando el aumento de los costes laborales unitarios ha sido debido fundamentalmente al bajísimo crecimiento de la productividad. Otra alternativa, menos dolorosa, consistiría en combinar una reducción de costes laborales con un aumento del IVA y una reducción del impuesto de sociedades, situándolos en los niveles superior e inferior, respectivamente, a los imperantes en la UE, lo cual afectaría positivamente las expectativas empresariales y cebaría la inversión privada. Cualquier sendero de devaluación interior es doloroso, con el agravante de que, cuanto mayor sea el éxito en materia de desinflación, más elevado será el tipo de interés real y más costosa será la salida de la crisis. La actual mayoría parlamentaria es insuficiente para hacer aceptable lo inevitable. Además del actual pacto de rescate, necesitamos unos Pactos de la Moncloa II para que, por un lado, los partidos acuerden las medidas fiscales y asuman los costes políticos del ajuste; y, por otro, los interlocutores sociales pacten salarios, productividad y otros aspectos del mercado laboral. La ausencia de pacto sería suicida, pues prolongaría la duración de la crisis hasta los nueve años o más, justo el tiempo que necesite el planeador para terminar su vuelo sin motor.

Píldora 25

Deflación: ¿la puntilla de la recesión?6 Mientras nuestras autoridades se afanan primordialmente en aliviar la asfixia financiera de bancos y grandes empresas, el asunto se les está yendo de las manos pues la naturaleza del problema se está transformando por momentos. Casi sin sentir, el meollo económico está dejando de ser la recesión para adentrarse en el cenagoso terreno de las peores pesadillas económicas: implosión crediticia, trampa de la liquidez y deflación. El frío de la recesión y su densa niebla constituyen el hábitat propicio para que haga acto de presencia el espectro de la deflación, una situación de caída general de los precios de bienes y servicios en el tiempo. En la zona euro los precios industriales han caído un 0,8% en octubre, un 0,4% si excluimos energía y construcción. La perspectiva dinámica es aún más aterradora: desde agosto los precios industriales, sin energía y construcción, han caído en Alemania y Reino 6. Esta píldora apareció publicada como artículo en el diario El País, sección «NegociosLaboratorio de ideas», el domingo 21 de diciembre del 2008, p. 28.

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Crecimiento económico: el caso de España Unido (0,2%), Francia (0,4%) e Italia (0,9%). ¿Qué ha ocurrido en España? El desplome ha sido aún mayor, el 1,1%. Pero, además de los precios industriales, han caído también los precios del petróleo y las materias primas y todo ello ha propiciado la caída en octubre de los precios de algunos bienes de consumo, como alimentos (0,1%) y transportes (2,6%). Si tuviésemos perspectivas de una recesión corta, estos síntomas serían insuficientes en sí mismos para concluir que nos encontramos en la antesala de la deflación. Además, las disminuciones de precios no son necesariamente perniciosas si se producen como consecuencia de incrementos de productividad, y en eso consiste precisamente la caída de los precios del petróleo. Si se mantiene, equivaldrá a un shock de oferta positivo, es decir, a un aumento de la productividad. De ahí que la deflación inducida por estas razones deba ser bienvenida. Sin embargo, los próximos meses conoceremos probablemente un empeoramiento de la recesión en profundidad y duración, como subraya el FMI en el informe sobre España (consulta del Artículo IV). Las lóbregas expectativas de inversores y consumidores deprimirán la demanda, acentuando la caída de los precios del sector inmobiliario (8,7% en el 2008), de la industria del automóvil y, quizá también, del comercio minorista. Si así fuese, en primavera estaría ya en puertas el infierno, la deflación, una espiral infernal que se retroalimenta y que, al posponer las compras en espera de precios futuros inferiores, deprime el gasto discrecional de familias y empresas. La deflación es un pozo ciego en el que no debemos caer. Arthur Cecil Pigou, destacado economista clásico de los años treinta, señaló que para un nivel dado de masa monetaria (M), la caída de precios (P) aumenta los saldos monetarios reales (M/P), los cuales forman parte de la riqueza de las familias y, por tanto, estimulan su consumo (efecto Pigou). Sin embargo, en situación de deflación, la distribución de riqueza entre acreedores y deudores perjudica a estos últimos pues la deuda que tienen que devolver contiene mayor poder de compra y, dado que los deudores tienen mayor propensión a consumir que los acreedores, ello debilita el consumo. Como no estamos en vísperas de mejoras sustanciales de productividad y las familias españolas están muy endeudadas, nos enfrentamos a un desplome de la demanda acompañado de un profundo pesimismo de consumidores e inversores, a una peligrosa implosión crediticia (credit crunch) y la subsiguiente rarefacción del flujo crediticio a las empresas. Diagnosticar cabalmente la implosión crediticia exige conocer si los créditos bancarios se han vuelto más escasos y caros debido a que los bancos han dejado de conceder créditos a prestatarios solventes, o si ya no conceden créditos a malos prestatarios. Si, como creo, prevalece en estos momentos la primera posibilidad, entonces la afluencia de capitales promovida por el Gobierno y dirigida hacia la banca para su recapitalización será ineficaz, pues no aumenta los créditos a la economía solvente, detrae recursos de otros sectores y estrangula la demanda de inversión de las empresas. Ello afecta negativamente al paro y disminuye la demanda de consumo, lo cual genera una caída de la demanda de mano de obra y de masa salarial. 123

Manuel Sanchis i Marco Conjurar la deflación en España y otros países de la zona euro reclama del Banco Central Europeo el abandono de su férvida política de rigor monetario entendida como rigor mortis. También requiere que mire menos hacia Alemania y focalice su atención en reducir el Euríbor instrumentando medidas como, por ejemplo, la penalización de los depósitos de los bancos en el BCE remunerándolos a tipos inferiores a los actuales. El señor Trichet se enfrenta a un nuevo dilema: gestionar una política monetaria que sea eficaz tanto para países con inflación, como para otros en grave peligro de deflación, como España. Le guste o no, el BCE no tiene alternativa: agotar el escaso margen de maniobra del que aún dispone y recortar drásticamente los tipos a niveles muy bajos, y cuanto antes mejor. Seguramente, ello será insuficiente para relanzar la demanda, porque en situaciones de implosión crediticia la política monetaria suele ser ineficaz, pues la transmisión de los impulsos monetarios no funciona con normalidad. Además, con tipos cercanos al cero podríamos encontrarnos al borde de la trampa de la liquidez, si es que no estamos ya de lleno en ella. Con tipos nominales próximos al cero, la política monetaria sería incapaz de estimular la demanda mediante reducciones adicionales de tipos de interés. Aun así, el BCE tendría varios caminos para expandir la demanda. Uno de ellos consistiría en influir en las expectativas de los tipos de interés futuros a corto plazo. Para ello tendría que anunciar su decisión de mantener los tipos a corto plazo en niveles muy bajos durante mucho tiempo. Así influiría sobre los tipos a largo plazo y, con ello, en las decisiones de consumo e inversión. La habilidad de los gobiernos para analizar la economía siempre será imperfecta, pero un diagnóstico precoz y atinado de la deflación nos ahorraría ir a remolque de los acontecimientos. El Gobierno debería ser más proactivo y anticipar los cambios antes de verse envuelto en ellos. Su falta de reflejos para actuar con prontitud, su pasividad y su confianza, vacía de contenido y sin fundamentar, en un futuro rosa, hacen más probable que caigamos en el agujero negro de la deflación. Entre otras razones, porque las acciones de política económica se transmiten al sector real con dilatados desfases temporales. Cuando la banca absorba toda la liquidez que se le facilita, el Gobierno debería acelerar las acciones de gasto público antes de que la financiación mediante deuda empiece a constituir un problema. El anuncio del presidente del Gobierno de aumentar el gasto en inversión pública respeta la regla de oro de las finanzas públicas, estimula la demanda y ayuda a ahuyentar el espectro de la deflación. Pero el gasto social, aunque sea útil para mantener el consumo, es ineficaz si se acaba transformado en puras rentas como son, por ejemplo, las ayudas a jóvenes para alquileres. Sería necesario actuar en sectores donde dicho gasto se transforma en demanda efectiva, seleccionar bien las obras públicas como los transvases, el AVE, las centrales nucleares, etc., y aligerar las reglas de contratación pública. La Comisión Europea podría también ayudar flexibilizando las reglas de mercados públicos y prestando atención a las opiniones del comisario Almunia, quien hace poco afirmaba: «deberemos dar un estímulo suplementario desde el punto de vista presupuestario, tanto tiempo como la recesión esté presente«. En situaciones críticas como la actual, no debería esgrimirse el Pacto de Estabilidad y 124

Crecimiento económico: el caso de España Crecimiento como un argumento válido para impedir la financiación de estos proyectos, y habría que dejarlo vivir en el limbo hasta que la situación se normalice. Pero sobre todo, sobre todo... diagnóstico precoz, acción anticipatoria y abandono del optimismo ciego del Gobierno, que se agarra a la bajada de precios y tipos de interés como al clavo ardiendo que puede «mejorar» la situación de las familias y las empresas.

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Innovación y crecimiento económico7 El Gobierno español ha puesto en marcha a principios de año el Plan Nacional de I+D+i, que prevé incrementos presupuestarios interanuales del 16% para el período 2008-2011. Este hecho, aparte de ser una buena noticia, constituye una decisión valiente porque la tentación de descuidar la inversión en capital tecnológico siempre es grande cuando la economía se adentra en una fase de estancamiento en la que van a menguar los ingresos del gobierno y, al mismo tiempo, tendrá más gastos que atender. Invertir en capital tecnológico no es una opción política para España, sino una obligación ineludible. En ello nos jugamos el futuro porque aunque no sepamos a ciencia cierta por qué crece la economía, sí sabemos que el crecimiento viene impulsado principalmente por la innovación tecnológica y ésta, a su vez, se alimenta de ideas y de su aplicación sobre materias primas como son, por ejemplo, las instrucciones que contiene el software de un ordenador. ¿Qué hace de la inversión en I+D+i un factor de crecimiento? En primer lugar, los descubrimientos y las nuevas ideas pueden ser utilizados por muchas personas a la vez sin que por ello se agoten. En segundo lugar, y debido a que son bienes de naturaleza inmaterial, la acumulación de conocimientos no está sometida a las restricciones propias de los bienes físicos. A lo sumo, el conocimiento se encuentra físicamente en las sinapsis del sistema neuronal de nuestro cerebro. Por lo tanto, y a diferencia del capital humano, el conocimiento permite ser acumulado y crecer sin límite a condición de que haya recompensas apropiadas al esfuerzo en invención. Sin embargo, para crecer no es suficiente con innovar, necesitamos además un sistema jurídico que permita a los innovadores e investigadores el control de sus innovaciones y restrinja parcialmente su uso mediante derechos de propiedad intelectual (copyright, patentes) que les confieran rentas de monopolio con carácter temporal. Pero, sobre todo, es necesario que esta protección no sea meramente formal; necesitamos un sistema judicial ágil y eficaz que cree realmente los incentivos necesarios para estimular el esfuerzo de innovadores e investigadores.

7. Esta píldora apareció publicada como artículo en el diario Cinco Días, sección «Opinión», el martes 8 de julio del 2008, p. 14.

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Manuel Sanchis i Marco De ahí la importancia que tienen las políticas sobre la propiedad intelectual y sobre la sociedad del conocimiento, la información y la comunicación, pues aumentan el capital tecnológico y nos permiten crecer más. ¿Cómo se encuentra España en este terreno? Se ha avanzado bastante, y el gasto en I+D+i respecto al PIB ha pasado del 0,9% en el 2000 al 1,2% en el 2007. Con todo, la brecha con nuestros vecinos más avanzados sigue siendo amplia. Tampoco a nivel mundial estamos bien situados, el informe COTEC 2007 sobre países líderes en innovación coloca a España en el puesto trigésimo. Sin embargo, la dinámica reciente es prometedora e indica que la brecha se está cerrando y, en economía, más que la cifra aislada de un año interesa la dinámica de la variable analizada. También en la Unión Europea las cosas están cambiando con rapidez en el ámbito de la investigación. La Comisión Europea publicó en el 2007 el Libro Verde sobre el Espacio Europeo de Investigación, que recoge las nuevas perspectivas para este sector. Por otro lado, el VII Programa Marco para la investigación en la UE arrancó el año pasado con casi 70.000 millones de euros para el período 2007-2013, cerca de la mitad del presupuesto de la UE. España debe aprovechar esta financiación para innovar e impulsar la creación de empresas innovadoras y de sociedades de capital riesgo. También debería aumentar el tamaño de las empresas pequeñas y medianas mediante políticas de concentración empresarial, como ya ha hecho Alemania, y movilizar a todos los agentes implicados: banca, empresas, investigadores, agentes sociales y autoridades políticas. Las debilidades del sistema español de innovación no sólo se encuentran en materia de producción científica y tecnológica, y en su financiación; también existen muchas trabas y obstáculos que suprimir en el terreno de la difusión de tecnología. Para ello el Gobierno debe poner en práctica políticas que incentiven la movilidad de los científicos e investigadores y estimulen la formación profesional de los usuarios de las nuevas tecnologías. Todo esto es clave para el éxito de nuestra política tecnológica y para que el dinero público invertido lo sea de la forma más eficiente posible. El interés que ha puesto en estos asuntos el presidente del Gobierno, con la reciente creación del Ministerio de Ciencia e Innovación, es bienvenido y nos alegra el ojo. Pero hay que permanecer atentos para que este impulso inicial se mantenga en el tiempo y, al final, no quede todo en agua de borrajas; de lo contrario, España va a sufrir mucho.

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Cambio de modelo y prêt-à-porter8 Algunas afirmaciones de nuestros representantes políticos y económicos nos pueden parecer atractivas, incluso brillantes, siempre que no cometamos el 8. Esta píldora apareció publicada como artículo en el diario El País, sección «Opinión», el jueves 14 de mayo del 2009, p. 29.

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Crecimiento económico: el caso de España error de examinarlas con atención. El presidente del Gobierno acaba de proponer en el debate del estado de la nación un cambio urgente de modelo económico, la transformación del actual patrón de crecimiento, muy sesgado hacia la inversión en viviendas –que supuso un 18% del PIB en el 2007–, por otro basado en la inversión en tecnología, ciencia e innovación. No niego que dicho cambio sea necesario; me parece acertado suprimir a partir del 2011 la desgravación fiscal a la vivienda, reducir el impuesto de sociedades –lo propuse en El País en octubre del 2008– y dotar con 420.000 ordenadores a los chavales de primaria; pero estas medidas no son la panacea. La economía no es una máquina de bebidas donde se aprieta un botón y obtenemos un refresco. Ése es el buen camino, pero requiere una estrategia con un ritmo de acción y con benchmarks y objetivos cuyo cumplimiento podamos todos verificar. Por eso, afirmar que tenemos que «cambiar el modelo productivo» como si pudiésemos hacerlo en un santiamén es un planteamiento simplista y peligroso, signo inequívoco de la crisis de visión que aqueja al pensamiento económico y político en España. Si nuestros partidos han dedicado apenas unas líneas en sus programas para las europeas a las cuestiones sobre I+D+i, les rogaría que no nos vendan ilusiones hueras. No anuncien que van a recoger la cosecha si no están dispuestos a plantar la simiente. Hagan como en la Cumbre de Barcelona del 2002, que concibió una estrategia y dio de plazo hasta el 2010 para aumentar hasta el 3% del PIB la inversión en I+D+i en la UE. Japón supera este porcentaje, EE. UU. alcanza esa cifra y Canadá espera lograrla pronto, pero los europeos no la alcanzaremos en el 2010. ¡Más nos vale! Si lo hiciésemos, la UE necesitaría de golpe unos 700.000 investigadores adicionales para absorber los recursos puestos a disposición del sector. En el caso de España, que lleva treinta años de retraso respecto a los países pioneros en I+D+i, gastar de repente el 3% del PIB en I+D+i equivaldría a tener que formar a unas decenas de miles de nuevos investigadores en apenas dieciocho meses, o tener que traerlos del extranjero, lo que supondría malgastar un dinero público muy escaso en estos momentos. Necesitamos, pues, una estrategia realista, un calendario a largo plazo con benchmarks verificables para que empresas, innovadores e investigadores exploten con eficiencia los recursos disponibles. Pero también necesitamos dosis elevadas de tenacidad y paciencia. A finales de los ochenta, los americanos debatieron las razones del pobre crecimiento de la productividad de su economía a raíz de la crisis de 1973. No entendían por qué después de veinte años invirtiendo en ordenadores, ese esfuerzo inversor no quedaba reflejado en aumentos de productividad. David Romer, padre de los modelos de crecimiento endógeno, en un artículo publicado en Brookings Papers on Economic Activity (2, 1988) les recordó que habían olvidado una regla básica de la contabilidad del crecimiento que ayudaba a explicar esta aparente paradoja: que amplios cambios en la inversión causan sólo pequeños incrementos en la producción. La razón residía en que la inversión era sólo una fracción relativamente pequeña del PIB y que, además, el producto marginal del capital era también pequeño. 127

Manuel Sanchis i Marco Por tanto, el rendimiento del impresionante esfuerzo inversor en ordenadores era, en términos de producción nacional, relativamente bajo. De acuerdo con los cálculos aproximados que realizó, el stock de capital real en ordenadores se había multiplicado por treinta de 1965 a 1986. A pesar de ello, en ese último año sólo representaba el 6% del producto interior bruto de EE. UU. Por tanto, si el producto marginal del capital era del 0,15, la contribución de los ordenadores al aumento del PIB resultaba ser inferior al 1%. Ni la economía española es la americana ni llevamos decenios manteniendo ese esfuerzo inversor. Por eso, sería tranquilizador que nuestros dirigentes explicasen que cuando hablan del «cambio de modelo productivo» no están pensando en la Semana de la Moda de Valencia, donde disfrutamos viendo desfilar a Nieves Álvarez vestida con un outfit de rafia y ladrillo para, segundos después, gozar con las evoluciones de Esther Cañadas en traje de organza y muselina tecnológica. La experiencia americana nos enseña justo lo contrario, que debemos mantener el tesón en la apuesta por el capital tecnológico, que un cambio de modelo no es sólo una cuestión de recursos financieros, sino de visión estratégica combinada con enormes dosis de perseverancia por mantener ese esfuerzo sostenido en el tiempo. Y que, además, debemos tener paciencia para esperar resultados tangibles medidos en incrementos de productividad. Mientras establecemos unas estrategias que garanticen el buen uso del dinero público y esperamos pacientemente el milagro tecnológico y de la productividad resultante, no podemos dejar desatendidos los sectores tradicionales, intermedios y avanzados del modelo actual si queremos que el tránsito de uno a otro modelo se produzca sin estrangulamientos.

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Procrastinar9 Siempre me ha fascinado anticipar la dirección que toma una pelota de rugby cuando sale rebotada del suelo, aunque no pueda decir lo mismo del rugby económico que practican las autoridades económicas cuando aplican medidas que salen rebotadas en cualquier dirección. Ello provoca confusión y aumenta la incertidumbre, dañinas para la formación de expectativas y la toma de decisiones correctas por los agentes económicos. En la estrategia para combatir la recesión y el desempleo, el orden en el que se apliquen las medidas es parte de su éxito. La otra parte quizá consista en identificar el problema económico fundamental, que podríamos resumir diciendo que nos encontramos ante una severa recesión con paro, deuda en expansión y elevadas necesidades de capitalización. Y la mejor forma de abordarlo reclama

9. Esta píldora apareció publicada como artículo en el diario El País, sección «Opinión», el domingo 20 de septiembre del 2009, p. 33.

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Crecimiento económico: el caso de España un ajuste que restaure la competitividad, así como una mayor vigilancia de la solvencia de nuestras instituciones financieras. Es necesario un escenario de recuperación. La experiencia enseña que éstas arrancan con la expansión de las exportaciones. Luego, las empresas aumentan su grado de utilización de la capacidad instalada hasta que deciden invertir ampliando su capital físico y creando nuevos empleos que estimulan el consumo. Tal suele ser el itinerario de una fase expansiva y, probablemente, también lo será ahora. Por eso, nuestra economía debe prepararse para aprovechar el tirón de las demandas alemana y francesa. Además, y puesto que no podemos devaluar, necesitamos corregir la pérdida de competitividad mediante un ajuste competitivo interno: entre 1999 y el 2008 los costes laborales unitarios relativos con respecto a la UE-15 han crecido el 12% en la economía, y el 24% en las manufacturas. También hay que determinar el momento idóneo para terminar con la ventilación asistida a la economía, y hacerlo cuando empecemos a vislumbrar la salida del túnel. A partir de ahora, la producción y el empleo caerán menos, pero no creo que lo peor haya pasado. La construcción exigía un ajuste que ya se está produciendo, aunque lentamente. En cuanto al empleo, las empresas se han desembarazado de los precarios, pero a partir de ahora destruirán empleo más protegido. Nos hemos roto el «menisco» de los precarios y ahora la pierna golpea sin amortiguador, hueso contra hueso. Cuantitativamente se notará menos, social y políticamente hará más daño. Se comprende que las autoridades apliquen una nueva inyección distributiva del gasto mediante la ayuda especial al desempleo, pues, al fin y al cabo, los trabajadores no son los responsables de la crisis financiera e inmobiliaria. Además, es moralmente reprobable abandonar a los parados a su suerte. Pero tampoco podemos seguir aumentando el gasto y la deuda indefinidamente. Ello supondría acelerar la actual dinámica exponencial de la ratio Deuda/PIB (del 36,2% en el 2007 al 62,3% en el 2010) y avanzar por la senda del crecimiento insostenible de la deuda, antecámara de la insolvencia financiera. Debemos enfrentarnos a esta aritmética desagradable. Estabilizar esa ratio exige que la tasa de crecimiento del tipo de interés sea inferior al crecimiento de la economía, y todos sabemos que los tipos de interés subirán con la recuperación europea, mientras que las perspectivas de crecimiento españolas son sombrías. Financiar aquel gasto con impuestos o deuda no saldrá gratis y, si no se aborda también el problema de fondo, alargará la recesión. Quizá debido a esa aritmética desagradable que puede comprometer nuestra solvencia, las autoridades están pensando en subir los impuestos cuando, en mi opinión, la economía está todavía demasiado débil. Una solución más indolora, y que no afectaría a la competitividad, consistiría en subir el IVA a cambio de rebajas en las contribuciones sociales. No está claro que las medidas anunciadas alcancen el fin que persiguen. La intención es admirable, aunque quizá de efectividad dudosa, porque las rentas del capital pueden evadir impuestos con mayor facilidad que las del trabajo. Para desgracia nuestra, la economía se desentiende con frecuencia de la ética. Al revisar las contribuciones de los economistas al ámbito de la ética, el filósofo 129

Manuel Sanchis i Marco Jesús Conill recoge en su libro Horizontes de Economía Ética la aportación de K. Homman, quien propone una teoría económica de la moral cuya tesis principal sostiene que la validez de las normas depende de su realizabilidad y ésta de la aplicación de la racionalidad económica. Desde esa perspectiva consecuencialista, la capacidad recaudatoria de los impuestos que gravan las rentas del capital dependerá, entre otras razones, de sus posibilidades de deslocalización. Lo que sí está claro es que nadie invertirá donde aumenten los impuestos. No olvidemos que no son sólo las rentas de los ricos o los «capitalistas» las que se gravan, sino el ahorro de las familias y empresas en general. Por lo tanto, el anuncio desincentivará la inversión nacional y extranjera, cuando lo que necesita nuestra economía es capitalizarse. Y es que el infierno de la economía está empedrado de buenas intenciones éticas y políticas. El nuevo gasto distributivo ni nos dispensa de la aritmética desagradable ni del ajuste competitivo y de capitalización. Procrastinar y practicar el rugby económico supone una receta diseñada para eternizarnos en un doloroso período de deflación.

Ejercicios 1. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «Para combatir la inflación lo mejor es estar al abrigo del euro». 2. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «Para combatir la inflación lo mejor es impulsar políticas de oferta y acompañarlas de políticas de I+D+i». 3. En el cuadro E1 se muestran los valores de un índice construido para valores del PIB a precios constantes. Calcule la tasa de crecimiento anual del 2005. CUADRO E1

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Trimestre

Índice PIB

Tasa de variación interanual del PIB

2005-1

-

3,6%

2005-2

-

3,7%

2005-3

-

3,4%

2005-4

-

3,7%

2006-1

-

-

2006-2

191,290

3,8%

2006-3

192,980

3,9%

2006-4

195,120

4,0%

Crecimiento económico: el caso de España La tasa de crecimiento anual de una economía viene calculada como la media anual de las tasas anuales de los cuatro trimestres del año, por lo tanto: PIB 2005 = TV

3, 6 + 3, 7 + 3, 4 + 3, 7 = 3, 62 4

Si sabemos que la tasa de crecimiento anual del 2006 es 3,86% ¿Cuál será el valor del índice en el primer cuatrimestre del 2006? PIB 2006 = Tv

-1 PIB 2006 + 3, 8 + 3, 9 + 4 TV -1 = 3, 86; PIB 2006 + 3, 8 + 3, 9 + 4 = 15, 44 TV 4 -1 -1 PIB 2006 = 3, 74; PIB 2006 = 1, 0374 : 182, 54 = 189, 4 TV Índice

4. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «En el 2008, la economía española creció en su conjunto un 1,6% y, sin embargo, entró en recesión en el segundo semestre del año». 5. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «Para crecer es suficiente con innovar e investigar, y contar con un sistema jurídico que proteja formalmente a los innovadores e investigadores». 6. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «España lleva treinta años de retraso sobre los países pioneros en I+D+i. Por eso, el mejor uso que podríamos darle al dinero público para contribuir al crecimiento sostenible consistiría en gastar el 3% del PIB en el 2010, para alcanzar la meta establecida en la Estrategia de Lisboa». 7. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «Si la economía española mantiene un esfuerzo inversor en capital tecnológico de forma continuada, estará abocada a obtener a corto plazo sus frutos, bajo la forma de aumentos en la productividad total de los factores». 8. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «La subida de impuestos sobre el trabajo y sobre el capital es adecuada en estos momentos de debilidad de la demanda para estimular el consumo y la inversión y, además, evitar que el stock de deuda pública se adentre por una senda de crecimiento insostenible».

Actividades de la web En la dirección de la página web se pueden encontrar una serie de actividades relacionadas con este capítulo que se consideran de alto nivel formativo.

Cuestionario de autoevaluación 1. Si el crecimiento del PIB durante el primer semestre de un año es relativamente positivo, por ejemplo, del orden del 2% y, al mismo tiempo, en la segunda mitad del año la economía entra en recesión y, pesar de ello, la cifra de crecimiento del PIB en media anual resulta ser positiva, ello es debido al... 131

Manuel Sanchis i Marco a) b) c) d)

... efecto de arrastre sobre la economía. ... efecto de «cosa llovida del cielo» (windfall effect). ... efecto de inercia (carry over). ... efecto Pigou.

2. Si el efecto de inercia durante el primer trimestre del 2009 fuese del 2,0% y el crecimiento anual de los tres trimestres restantes fuese del 0%, la economía española crecería en el 2009 en media anual un... a) ... 0,25%. b) ... 0%. c) ... 0,75%. d) ... 2%. 3. La economía española estaba mejor preparada que las de otros países para enfrentarse a la crisis económica porque... a) ... disponía de un nivel excepcionalmente bajo del stock de deuda pública. b) ... disponía de un sistema financiero con un elevado nivel de solvencia. c) ... no estaba muy contaminada con los activos tóxicos norteamericanos. d) ... exhibía un superávit en las cuentas públicas. e) Cualquiera de las anteriores y todas ellas a la vez. 4. La economía española estaba peor preparada que las de otros países para enfrentarse a la crisis económica debido... a) ... a la enorme dependencia energética. b) ... al desplome del sector de la construcción. c) ... a la escasa dotación de capital por trabajador. d) ... al elevado endeudamiento exterior. e) Cualquiera de las anteriores y todas ellas a la vez. 5. De 1996 al 2007, la economía española ha disfrutado de un largo período de crecimiento porque ha funcionado como un planeador de vuelo sin motor. Estar dentro del euro, sin embargo, exige... a) ... respetar la regla áurica de que el ajuste empieza en casa: que el aumento de costes laborales se acompase a los incrementos de productividad. b) ... ajustar los impuestos indirectos y sobre todo el IVA. c) ... reducir los costes laborales unitarios. d) ... influir en las expectativas empresariales para que se reactive la inversión privada. 6. Durante 2008-2009, la demanda interna de la economía española estuvo muy deprimida, por eso, la caída de precios dio lugar a una deflación técnica que tuvo un impacto... a) ... positivo porque estimuló la demanda de consumo y de inversión. b) ... positivo porque, caeteris paribus, aumentó los saldos monetarios reales, que forman parte de la riqueza de las familias y, por tanto, estimuló el consumo. 132

Crecimiento económico: el caso de España c) ... negativo porque la distribución de riqueza entre acreedores y deudores perjudicó a estos últimos y la deuda que tuvieron que devolver contenía mayor poder de compra y ello debilitó el consumo. d) ... negativo porque fue debida a una disminución de los precios del petróleo.

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5. Perturbaciones, desequilibrios y ciclo económico

Píldora 29

Perturbaciones macroeconómicas y ciclo económico Las economías presentan ciertas analogías con los seres vivos, pues se desarrollan buscando siempre el equilibrio a largo plazo y, al mismo tiempo, dicho crecimiento está continuamente sometido a accidentes y perturbaciones a corto plazo. En el gráfico 1 podemos ver que la tradicional distinción que se establece en economía entre crecimiento y tendencia, por una parte, y ciclo de los negocios y fluctuaciones en torno a la tendencia, por otra, es a veces demasiado abrupta. Por esta razón, algunos economistas piensan que tanto el crecimiento como el ciclo económico de los negocios no deberían analizarse por separado, sino de forma conjunta. Sobre estas cuestiones analíticas se nos presentan dos grandes escuelas. Por una parte, las teorías del ciclo nominal de los negocios, conocido por sus siglas en inglés como NBC (Nominal Business Cycle) y que se ocupa fundamentalmente de las perturbaciones estocásticas de demanda. Y, por otra, las teorías del ciclo real de los negocios o RBC (Real Business Cycle), que analiza las perturbaciones estocásticas de oferta. La primera escuela se ocupa fundamentalmente de la curva de Phillips, las fluctuaciones monetarias y las expectativas, y sigue el modelo monetario (nominal) del ciclo de los negocios (NBC) de Lucas (1973 y 1977). En él se focaliza la atención en el output nominal y su descomposición entre producción real y nivel de precios, así como en la interacción entre demanda agregada (consumo, inversión y gasto público) y oferta agregada (mercado de trabajo, ilusión monetaria, etc.).

135

Manuel Sanchis i Marco GRÁFICO 1

Output potencial y ciclo económico Variación estacional

Pico

Producción

Pico

Tendencia

Pico

Expansión Expansión

Recesión

Recesión

Depresión

Depresión

Tiempo

Por el contrario, la escuela del ciclo económico real (RBC) de Prescott (1986, 1990), Mankiw (1989), Plosser (1989) y otros centra su atención en las variables reales de la economía, es decir, en los fenómenos no monetarios, no nominales y no financieros. Los modelos del RBC analizan la macroeconomía como si fuese microeconomía y, por lo tanto, se ocupan de los precios relativos y de las cantidades, dejando de lado el estudio del dinero y de los precios en general. Es decir, buscan relaciones microeconómicas de equilibrio general. Para Prescott el fenómeno del ciclo real de los negocios contiene dos dimensiones: por un lado, las fluctuaciones recurrentes y persistentes alrededor de la tendencia del output agregado, y, por otro lado, comovimientos entre series temporales de agregados. El ciclo real de los negocios (RBC) se produce por perturbaciones (shocks) de la productividad, y en los modelos del RBC de tipo sencillo estas vibraciones de la productividad –que se encuentran en el residuo de Solow– generan el ciclo sin que las políticas fiscal o monetaria puedan influir en él. Éste es el motivo por el que consideran que lo mejor que puede hacer un gobierno es no intervenir en la economía, pues ella sola es capaz de autorregularse. Encontramos aquí, una vez más, el mito nunca contrastado –y casi siempre malinterpretado– de la mano invisible de Adam Smith: la creencia en que cualquier acción reguladora por parte del gobierno es nefasta, pues introduce distorsiones en la economía que la hacen menos eficaz. En toda la obra de Adam Smith sólo se menciona en tres ocasiones la «parábola» de la mano invisible. La mano invisible no es otra cosa que la versión laica de la providencia divina que fue teológicamente desarrollada por la escolástica medieval y, de modo especial, por Santo Tomás (1952: 124-127). Después, el pensamiento económico de los filósofos ilustrados modernos, como David Hume y Adam Smith, entre otros, se verá arrastrado por 136

Perturbaciones, desequilibrios y ciclo económico esta inercia histórica y, a través del mito de la mano invisible, buscará dar cuenta de una intención oculta de la naturaleza –en este caso, económica– y de un orden laico del mundo como si otro dios, esta vez distinto del dios escolástico, tuviese un plan prefijado que lo ordenase todo. Según los modelos sencillos del RBC, pensar que las políticas fiscal o monetaria pueden influir en el ciclo constituye un prejuicio o una creencia en el sentido platónico del término, es decir, una opinión que ni es verdadera ni está justificada, en otras palabras, que no constituye conocimiento. La taxonomía de los shocks económicos es muy amplia (Ramos Lobo, 1999). Autores como Stockman (1988) consideran que son dos las fuentes de variación de la producción que permiten clasificar las perturbaciones según tengan carácter sectorial, es decir, se produzcan en un sector específico y sean, por lo tanto, comunes, y a veces simétricas, en aquellos países donde exista esa misma producción sectorial; o, por el contrario, tengan una especificidad nacional como, por ejemplo, el shock de demanda negativo que supuso para Finlandia la caída del muro de Berlín y el correspondiente derrumbe de la Unión Soviética, que dio paso al colapso comercial entre ambos países. Se suelen distinguir dos tipos básicos de perturbaciones económicas, tanto positivas como negativas, las de demanda y las de oferta. Las perturbaciones estocásticas de la demanda agregada son las que se originan como consecuencia de variaciones en los factores que determinan la función de demanda agregada DA, es decir, la renta real disponible (Y–T), siendo (Y) la renta real, (T) los impuestos, (G) el gasto público, (Y*–T*) la demanda real exterior medida por su renta real disponible y (E · P*/PN) el tipo de cambio real, siendo (E) el tipo de cambio nominal, (P*) el nivel de precios en el extranjero y (PN) el nivel de precios doméstico. [1]

DA = DA (Y–T, G, Y*–T*, E · P*/ PN)

De modo que podemos definir una perturbación estocástica de demanda como aquella variación en los factores que determinan la demanda agregada –y, lógicamente, sus componentes de consumo, inversión y gasto público– y dan lugar a un cambio en la misma dirección de la producción (Y) y en los precios (P), y en dirección contraria, en el saldo exterior por cuenta corriente. Estas variaciones de la demanda agregada pueden ser autónomas y no controlables por el gobierno, como, por ejemplo, las provocadas por los cambios en las expectativas de los agentes (consumidores, inversores, etc.), por los cambios en las preferencias del resto del mundo hacia los productos nacionales o por los cambios en las preferencias nacionales por los bienes importados. Pero también pueden ser inducidas por factores controlables por el gobierno, como, por ejemplo, las políticas presupuestaria, fiscal, de rentas, monetaria, etc. Como hemos visto, las perturbaciones estocásticas de oferta son debidas a vibraciones de la productividad. En general, reflejan cualquier cambio en la función de producción de una economía, que, en el modelo neoclásico, consta de dos factores de producción: capital y trabajo. Los shocks de oferta se originan, por 137

Manuel Sanchis i Marco lo tanto, a partir de cambios en los factores que determinan la función de oferta agregada OA, es decir, cambios en el coste del trabajo, en el coste de capital o en la tecnología con la que opera una economía. [2]

OA = OA (K, L)

Por lo tanto, los shocks de oferta o shocks de productividad recogen tres tipos de perturbaciones: (i) cambios en la tecnología, (ii) cambios en el coste del trabajo y (iii) cambios en el coste del capital. Esto significa que las perturbaciones de oferta negativas consisten en todo aquel accidente que destruye (o, si son positivas, amplía) la capacidad de producción de una economía, que afecta a los costes de producción de bienes y servicios de un país y, en consecuencia, a los precios de las empresas. Las condiciones de producción nacional, como, por ejemplo, las que se derivan de variaciones de los precios de los productos importados, como pueda ser un aumento del precio del petróleo, son equivalentes a un shock negativo de productividad porque, para un nivel dado de renta, la capacidad productiva del país en cuestión disminuye. Una inundación o una nevada, por ejemplo, constituyen un shock negativo de productividad, pues retienen al factor trabajo en casa y le impiden ser productivo. Ello afectará negativamente a la producción (Y), que disminuirá, y, si la demanda se mantiene invariable, esta mayor escasez hará aumentar los precios. Recuerdo una reunión de expertos nacionales en Bruselas para discutir las previsiones económicas de primavera que había elaborado la Comisión Europea para cada uno de los Estados miembros. En el turno de palabra para explicar la caída de la producción en la entonces República Federal de Alemania, los delegados nacionales fueron dando toda clase de explicaciones sesudas al respecto. El funcionario de la Comisión y presidente de la mesa, Ludwig Schubert, dio la palabra al delegado alemán Hartmut, que así se llamaba, y este señor nos explicó que ello se había debido a que el período de nieves había sido más largo de lo previsto en Alemania aquel año, y que ese shock de oferta negativo había supuesto unas décimas menos de crecimiento que el inicialmente previsto por las autoridades alemanas. Ahora sí que podemos definir una perturbación estocástica de oferta como aquella variación en cualquiera de los factores que determinan la oferta agregada –es decir, en sus componentes de trabajo, capital y tecnología– y dan lugar, por un lado, a un cambio en la producción (Y) y, por otro lado, a un cambio pero en sentido opuesto, en los precios (π). Si una economía se encuentra en su estado estacionario (steady state) y sufre una perturbación, ya sea de demanda –autónoma y no controlable por el Gobierno o inducida por él–, ya sea de oferta –producida por el cambio tecnológico o las condiciones de producción en general–, dicha economía será desplazada de su senda natural de crecimiento, es decir, de su curva de crecimiento potencial a largo plazo, y comenzará un ciclo económico que originará nuevos desequilibrios macroeconómicos o acentuará los ya existentes. El gobierno, mediante las políticas de contención –o, en su caso, de estímulo– y de desviación del gasto, 138

Perturbaciones, desequilibrios y ciclo económico intentará contrapesar y reequilibrar la economía para hacerla volver a su senda natural de crecimiento a largo plazo, ese lugar abstracto de la economía que no es directamente observable y en donde no existen tensiones de precios, ni de desempleo –salvo la «tasa natural»–, ni desequilibrios exteriores como el déficit por cuenta corriente, u otros. Pero dejemos las políticas de contención y de desviación del gasto para otra píldora.

Bibliografía Abel, Andrew B. y Ben S. Bernanke (20086): Macroeconomics, Pearson-Addison-Wesley, Boston, San Francisco, Nueva York, 641 pp. También existe versión en castellano en Andrew B. Abel y Ben S. Bernanke (20034): Macroeconomía, Pearson-Addison-Wesley, Madrid, 757 pp. Bayoumi, T. y B. Eichengreen (1992): «Shocking Aspects of European Monetary Unification», NBER Working Paper, 3949. Burda, Michael y Charles Wyplosz (1993): Macroeconomics. A European Text, Oxford University Press, Nueva York, 486 pp. Lucas, Robert E. Jr. (1973): «Some international evidence on output-inflation tradeoffs», The American Economic Review, 63 (3), junio, pp. 326-334. — (1977): «Understanding business cycles», Carnegie-Rochester Conference Series on Public Policy, 5:7-27, suplemento del Journal of Monetary Economics. Mankiw, Gregory N. (1989): «Real business cycles: a new Keynesian perspective», Journal of Economic Perspectives, 3(3), verano, pp. 79-90. — (19942): Macroeconomics, Worth Publishers, Nueva York, 514 pp. Plosser, Charles I. (1989): «Understanding real business cycles», Journal of Economic Perspectives, 3(3), verano, pp. 51-77. Prescott, Edward C. (1986): «Theory ahead of business cycle measurement», Federal Reserve Bank of Minneapolis Quarterly Review, 10(4), Fall, pp. 9-22. — (1990): «Business cycles: real facts and a monetary myth», Federal Reserve Bank of Minneapolis Quarterly Review, primavera, pp. 3-18. Ramos Lobo, R. (1999): Análisis de los efectos económicos de la Unión Económica y Monetaria: el papel de los shocks asimétricos, tesis doctoral, Universidad de Barcelona, Barcelona, 422 pp. Sanctus Thomae Aquinatis (1952): Summa Theologiae, Marietti, Roma, 3 vols. Stock, James H. y Mark W. Watson (1988): «Variable trends in economic time series», Journal of Economic Perspectives, 2(3), verano, pp. 147-174. Stockman, Alan C. (1988): «Sectoral and National Aggregate Disturbances to Industrial Output in Seven European Countries», Journal of Monetary Economics, 21, pp. 387-409.

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Manuel Sanchis i Marco

Píldora 30

El resbaladizo concepto de NAIRU El NAIRU –acrónimo que toma las iniciales del inglés non-accelerating inflation rate of unemployment–, es decir, la tasa de paro que no acelera la inflación, se ha puesto muy de moda. Esto no es grave, lo grave es que a veces se haya propuesto como guía para la acción «política». Me refiero a la acción de los bancos centrales para el control monetario. Si hablamos de «acción política» es porque, a menudo, olvidamos que la política monetaria es ante todo, eso, «política». Por ello, atribuir el valor de señal para la acción «política» a un indicador tan poco fiable1 es pernicioso. Además, utilizarlo como indicador que desencadena las intervenciones políticas de la autoridad monetaria tiene serios inconvenientes. En primer lugar, la medición exacta del NAIRU está sujeta a serias limitaciones metodológicas, pues ninguna estimación económica de su valor es un hecho permanente para una economía, sino que está sujeta a cambios estructurales. Dichas variaciones pueden estar inducidas tanto por cambios en el régimen de políticas, es decir, por la introducción de nuevos impuestos, por el establecimiento de nuevos regímenes de negociación salarial, etc., como por modificaciones en las propias estructuras de la economía. Por lo tanto, deberíamos reconocer que el debate analítico sobre el concepto de desempleo estructural sigue abierto y que las estimaciones empíricas de dicho concepto continúan siendo controvertidas, entre otras razones, porque el concepto de NAIRU, o tasa de desempleo neoclásico, no es directamente observable. Además, la hipótesis neoclásica de la tasa natural de desempleo puede ser puesta a prueba al sugerir que la demanda agregada puede influir sobre la producción y el empleo, también a largo plazo, por medio de una serie de mecanismos a través de los cuales las perturbaciones (shocks) pueden dejar sobre la economía heridas que pueden tardar largos períodos en cicatrizar. De este modo, se alteraría la naturaleza de la tasa natural de desempleo, y a este desempleo neoclásico se solaparía un tipo de desempleo que tendría una naturaleza puramente clásica, y otro tipo de paro de carácter propiamente estructural (vid. la píldora sobre las clases de desempleo). El NAIRU también depende de la capacidad que tienen los mercados para absorber ciertas perturbaciones y, en particular, depende del efecto de histéresis –que no es privativo del fenómeno del desempleo, ni mucho menos de la ciencia económica, sino que le llega a ésta desde el ámbito de las ciencias naturales–. La histéresis produce dos tipos de efectos sobre el NAIRU: primero, le hace gravitar y, muy a menudo, converger hacia el nivel de desempleo que prevalece en cada momento y, segundo, puede también inhibir la búsqueda de empleo entre los que están desem-

1. Una estimación sobre su validez estadística y, por consiguiente, su utilidad como guía para la acción política puede encontrase en los estudios de mis antiguos compañeros de la Comisión Europea, Kieran Mc Morrow y Werner Roeger (2000). Fuera del ámbito europeo puede consultarse Fumihira Nishizaki (1997).

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Perturbaciones, desequilibrios y ciclo económico pleados debido al efecto desánimo (discouragement effect) y aumentar la cuantía del paro friccional, que es uno de los dos componentes que el NAIRU pretende medir. Quiero terminar con dos comentarios menores. En primer lugar, que las políticas de los gobiernos que han estado orientadas hacia las reformas estructurales, como, por ejemplo, aquellas que en los años noventa estaban dirigidas a modernizar el mercado de trabajo –como es el caso de los cambios introducidos en la tributación sobre el trabajo, en los instrumentos de protección social, o los cambios en los regímenes de negociación salarial–, han contribuido a una reducción permanente del NAIRU. Hay que reconocer, sin embargo, que hay desfases temporales muy largos entre el momento en el que se introducen cambios en las políticas y aquel en el que esos cambios son encajados por las economías de forma permanente. Además, los cambios en los mercados de factores productivos no son independientes de los cambios que se producen en los mercados de bienes, por lo que hay que considerar ambos factores a la hora de evaluar el efecto permanente sobre el NAIRU de las reformas en los mercados de bienes y de factores productivos. En segundo lugar, los cambios demográficos, y España en esto es un buen ejemplo, también influyen en el NAIRU. En la Unión Europea, parece que son los trabajadores de edad avanzada quienes están sufriendo las tasas de desempleo más elevadas. Si esto último continuase, el envejecimiento de la población de la UE aumentaría el NAIRU.

Bibliografía Diamond, Peter A. (1982): «Aggregate Demand Management in Search Equilibrium», Journal of Political Economy, 90 (5), pp. 881-894. European Commission (2009): «Impact of the current economic and financial crisis on potential output», European Economy Occasional Paper 49, junio, 80 pp. Evans, Michael K. (1969): Macroeconomic Activity. Theory, Forecasting, and Control, Harper&Row, Nueva York, 627 pp. Federal Reserve Bank of St. Louis (2009): «Projecting Potential Growth: Issues and Measurement», Federal Reserve Bank of St. Louis Review, Saint Louis, julio-agosto, vol. 91, n.º 4, 395 pp. McAdam, P. y Kieran Mc Morrow (1999): «The NAIRU Concept – Measurement. Uncertainties, hysteresis and economic policy role», Economic Papers, 136, septiembre, 41 pp. Mc Morrow, Kieran y Werner Roeger (2000): «Time-Varying Nairu/Nawru Estimates for the EU’s Member States», Economic Papers, 145, septiembre, 50 pp. Nishizaki, Fumihira (1997): «The NAIRU in Japan: Measurement and its implications», OECD Economic Department Working Papers, 173, OCDE, París, 14 pp. Pissarides, Christopher A. (1988): «The Search Equilibrium Approach to Fluctuations in Employment», The American Economic Review Papers and Proceedings, mayo, 78 (2), pp. 363-368.

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Manuel Sanchis i Marco Romer, David (1993): «The New Keynesian Synthesis», Journal of Economic Perspectives, invierno, 7 (1), pp. 5-22. Su, Vincent (1996): Economic Fluctuations and Forecasting, HarperCollins College Publishers, Nueva York, 594 pp.

Ejercicios 1. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «La escuela del NBC centra su atención en el análisis de la producción nominal y en la interacción entre demanda y oferta agregada». 2. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «La escuela del RBC centra su atención en el análisis de las variables reales de la economía, es decir, en los fenómenos no monetarios, no nominales y no financieros». 3. Defina las perturbaciones de oferta y demanda, defina también (siguiendo el modelo de Stockman) los shocks simétricos y asimétricos, y proponga al menos dos ejemplos de shocks de oferta y demanda. Argumente, con la ayuda de gráficos, sobre el impacto económico que produce un shock de oferta y otro de demanda sobre el nivel de precios, producción y empleo, y sobre las posibles soluciones para absorber dichos shocks según el comportamiento de los salarios reales y la productividad. 4. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «Una gota fría o una fuerte nevada constituyen un shock de oferta negativo». 5. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «Las perturbaciones de demanda agregada son autónomas y no controlables por el gobierno». 6. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «Un aumento de la velocidad de circulación del dinero constituye un shock de demanda positivo».

Actividades de la web En la dirección de la página web se pueden encontrar una serie de actividades relacionadas con este capítulo que se consideran de alto nivel formativo.

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Perturbaciones, desequilibrios y ciclo económico

Cuestionario de autoevaluación 1. Los modelos monetarios (nominales) del ciclo económico (Lucas 1973 y 1977)... a) ... se ocupan de perturbaciones estocásticas en la oferta agregada. b) ... se ocupan del trueque que hay entre inflación y output, y de la interacción de la demanda agregada y la oferta agregada. c) ... se olvidan del dinero y del nivel general de los precios, y miran a las variables reales de la economía, a los fenómenos no monetarios, no nominales y no financieros. d) ... analizan la macroeconomía como si fuese microeconomía, atendiendo a los precios relativos y a las cantidades. 2. Unas inundaciones o una sequía constituyen buenos ejemplos de perturbaciones o shocks... a) ... de demanda. b) ... de oferta. c) No constituyen ninguna perturbación, no tienen impacto sobre la economía. d) Ninguna de las respuestas anteriores. 3. Indique cuál de los siguientes elementos no constituye una perturbación (shock) de oferta: a) Una sequía que destruye los cultivos. b) La organización de un cártel internacional del gas por Rusia. c) La invención de los cajeros automáticos. d) Un aumento en la agresividad de los sindicatos. 4. Indique cuál de las siguientes perturbaciones es un shock de demanda: a) Una caída de los precios del petróleo. b) Una crisis bursátil. c) Un aumento de la calidad de la mano de obra. d) Un aumento de la inmigración. 5. Si los cambios en tecnología, en los gustos, en el gasto público y en los impuestos pueden afectar al crecimiento económico y al empleo, pero los cambios en la oferta monetaria no influyen en el output, entonces nos encontramos ante... a) ... la síntesis neoclásica. b) ... la trampa de la liquidez. c) ... la dicotomía clásica. d) ... la paradoja monetaria.

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6. Sector exterior y balanza de pagos

Píldora 31

Precio de cambio o cotización de una moneda El cambio, en su sentido más amplio, es el trueque o permuta de una cosa por otra. En un sentido comercial, se considera el cambio manual o real a la permuta de monedas metálicas o de papel moneda por otras distintas. El cambio trayecticio, por su parte, consiste en un contrato-promesa de remisión de fondos, cuya existencia quedaba probada mediante la letra de cambio. Bajo el patrón oro, la llamada par intrínseca de una moneda con respecto a otra moneda de otro país y del mismo metal era el número de monedas de este último país que contenían igual cantidad de metal fino que aquella. Dicha paridad podía ser modificada constantemente según las circunstancias, lo cual daba lugar a variaciones en las equivalencias, lo que determinaba la cotización o el precio del cambio. La cotización o precio de cambio de una moneda con respecto a otra se expresa mediante la equivalencia entre una o un número fijo de unidades monetarias de un país y un número variable de unidades monetarias del otro país. En los países que expresan su moneda nacional al incierto, que son la mayoría, el término variable de esta equivalencia viene expresado en su moneda nacional y el fijo en la extranjera; mientras que en los países que dan el cierto como el Reino Unido, Estados Unidos y alguno más, el término variable corresponde a la moneda extranjera y el fijo a la nacional. Por lo tanto, la cotización o precio de cambio puede expresarse de dos formas: a) si el país establece su cotización o tipo de cambio dando el incierto, entonces el término variable de la equivalencia vendrá expresado en moneda nacional; este es el caso en la mayoría de los países, y 145

Manuel Sanchis i Marco b) si el país establece su cotización o tipo de cambio dando el cierto, entonces el término fijo de la equivalencia vendrá expresado en moneda nacional, este es el caso del Reino Unido y algún otro país.

Bibliografía Byé, Maurice y G. Destanne de Bernis (19774): Rélations économiques internationales, Dalloz, París, 1977, 1211 pp. Fernández de Trocóniz, Antonio y Enrique Belda Villena (19722): Síntesis de Matemática Financiera. Con numerosos ejercicios, Editorial Vizcaína, Bilbao, 175 pp.

Píldora 32

Fórmulas mágicas de la competitividad exterior1 El título de esta píldora es deliberadamente provocador porque no existen realmente fórmulas mágicas para influir favorablemente sobre la competitividad de una economía, aparte de aquellas recetas muy generales y, por eso mismo, inconcretas que hemos analizado en las píldoras relativas al crecimiento económico. Con todo, digamos que la competitividad de una economía puede ser analizada principalmente desde tres perspectivas: microeconómica, mesoeconómica y macroeconómica.2 En esta píldora nos vamos a ocupar sólo de la medición de la competitividad macroeconómica no en términos generales –medida por los tipos de cambio efectivos reales, con precios o costes relativos–, sino en términos de su comercio exterior. No se trata, por lo tanto, de presentar los factores determinantes (ex ante) de la competitividad exterior de una economía como, por ejemplo, las condiciones de los factores y de la demanda, los sectores afines y de apoyo o la estructura y rivalidad de la empresa;3 sino, por el contrario, de describir la evolución histórica reciente (ex post) de la competitividad exterior medida a partir de los diversos índices de ventaja comparativa revelada. El primero de ellos y el más famoso es el índice de Bela Balassa (1965, 1977 y 1979), siendo X las exportaciones, i el sector o producto, y j el país o área geográfica.

1. Agradezco a los profesores Ismael Fernández Guerrero, Celestino Suárez Burguet y Leandro García Menéndez la amabilidad que tuvieron al enviarme la materia prima sobre cuya base está elaborada esta píldora; cualquier error que subsista es, por supuesto, de mi exclusiva responsabilidad. 2.  Sobre esta última, véase el trabajo de la Comisión Europea (2007) referenciado en la bibliografía. 3. Sobre estas condiciones, véase Michael E. Porter (1991).

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Sector exterior y balanza de pagos

m

[1]

/X

X ij IVCR ij =

j=l n

n

ij

m

/X //X ij

i=1

ij

i=1 j=1

Los valores que se obtienen expresan la proporción de las exportaciones de un sector i en un país j, respecto del total mundial de exportaciones de dicho sector; en relación con el peso que dicho país tiene en el mercado mundial. Es decir, se intenta cuantificar si un sector dado se comporta, en su actividad exportadora, «mejor o peor» que el conjunto de los sectores que configuran la actividad productiva. Como resulta evidente, desviaciones de la unidad en los valores del índice «revelan» ventajas (>1) o desventajas (/ X

/M H

X ij M ij

n

i=1

n

ij

ij

i=1

147

Manuel Sanchis i Marco

CUADRO 1

Las ventajas comparativas reveladas de la economía española en 1986

Bélgica/ R.F. de Reino Dinamarca Grecia Francia Irlanda Italia Holanda Portugal CCE Luxemburgo Alemania Unido Alimentos 0,48 -0,27 0,85 -0,42 0,11 -0,34 0,62 -0,14 -0,06 0,09 0,24 Materias Primas -0,30 -0,07 -0,04 -0,27 -0,61 -1,30 0,22 -0,36 -0,41 -0,04 -0,20 Minería 0,26 -0,04 0,14 -1,50 -0,67 -0,38 0,32 -0,15 -0,58 -0,76 -0,37 Petróleos 0,50 -0,36 0,79 -0,27 0,19 2,52 -0,03 1,03 0,55 -0,59 0,19 Minerales no ferrosos -0,41 -0,23 -0,53 0,41 -0,22 0,56 0,07 0,85 0,16 0,15 0,13 Hierro y acero -0,24 1,17 -0,09 0,04 -0,32 1,85 -0,04 -0,64 0,21 0,04 -0,16 Productos químicos -0,32 -0,54 -0,39 0,70 -0,58 -0,33 -0,09 -0,52 -0,01 -0,45 -0,37 Otras semifacturas 0,04 0,23 0,09 -0,59 0,33 0,51 0,47 0,22 -0,35 0,49 0,26 Bienes de equipo -0,03 0,16 -0,14 1,11 0,07 0,05 -0,12 -0,07 0,22 0,11 -0,04 Equipos industriales -0,35 -0,19 -0,43 0,93 -0,26 0,20 -0,70 -0,25 0,47 -0,29 -0,41 Equipos de oficina y -0,56 0,23 -0,13 -,--0,31 -0,63 -0,16 -0,20 0,11 -0,25 -0,22 telecomunicaciones Vehículos 0,00 2,15 -0,02 -,-0,38 2,26 0,41 0,47 0,39 0,70 0,28 Otros bienes de equipo 0,01 -0,11 -0,09 0,47 -0,25 -0,35 -0,37 -0,43 0,08 -0,17 -0,21 Otros bienes durables -0,04 -0,23 -0,18 1,60 0,27 0,33 -0,20 0,21 -0,08 0,03 -0,03 Bienes manufacturados 0,44 0,45 0,39 0,13 0,29 0,41 -0,28 0,17 -0,20 0,44 0,22 Textiles 0,39 0,71 0,17 0,17 0,12 0,43 -0,21 -0,08 -0,18 0,44 0,11 Calzado y vestidos 0,99 0,69 0,68 -0,67 0,39 1,35 -0,45 1,34 -0,69 0,22 0,21 Otros bienes manufac0,37 0,30 0,44 0,35 0,33 0,37 -0,27 0,19 -0,11 0,46 0,27 turados Sector primario, total 0,21 -0,24 0,52 -0,39 -0,05 -0,24 0,33 0,23 -0,04 -0,15 0,12 Sector semi-manufacturado -0,24 -0,15 -0,19 -0,05 -0,22 -0,05 0,14 -0,45 -0,09 -0,09 -0,15 Sector manufacturas indus0,06 0,23 -0,06 0,73 0,11 0,13 -0,14 -0,01 0,10 0,17 0,00 triales Otras transacciones -0,05 -1,09 0,59 -,--0,86 -0,28 -0,19 -0,49 0,00 0,01 -0,13 TOTAL SIN ENERGÍA -0,01 0,00 -0,01 0,02 -0,01 -0,02 0,00 -0,12 -0,04 0,06 -0,01 TOTAL 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 Fuente: Elaboración propia a partir de estadísticas del Ministerio de Economía. Nota: Un signo (+) indica ventaja y un signo (-) indica desventaja. Calculado de acuerdo con la siguiente fórmula: n=1 J N / Xi O K X log K i : i =n 1 O : 100 , donde Xi y Mi se refiere a exportaciones e importaciones del sector y de cada país. K Mi / M O iO K i=1 L P

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Sector exterior y balanza de pagos Siendo Xij: Exportaciones de productos del sector i desde el país j. Mij: Importaciones del país j de productos del sector i. Xij / Mij: Tasa de cobertura del sector i en el país j.

n

/X i=1

n

ij

/M i=1

ij

: Tasa de cobertura del país (todos los sectores).

Hemos utilizado la fórmula [3] para calcular las ventajas comparativas reveladas para los distintos sectores de la economía española. De acuerdo con los resultados que figuran en el cuadro 1, la economía española presentaba ventajas comerciales en sectores de demanda débil, como es el caso de «alimentos», y en sectores de demanda intermedia e intensivos en mano de obra, como el sector de «otras semifacturas», «vehículos», «bienes manufacturados» y, dentro de ellos, las «otras manufacturas». Más de veinte años después la situación no ha variado de forma significativa.

Bibliografía Balassa, B. (1965): «Trade Liberalisation and ‘revealed’ Comparative Advantage», The Manchester School of Economic and Social Studies, 33, pp. 99123. — (1977): « ‘Revealed’ Comparative Advantage Revisited: An Analysis of Relative Export Shares of the Industrial Countries, 19531971», The Manchester School of Economic And Social Studies, 45, pp. 327344. — (1979): «The Changing Pattern of Comparative Advantage in Manufactured Goods», The Review of Economics and Statistics, 61, pp. 259266. Donges, J. y J. Riedel (1977): «The Expansion of Manufactured Exports in Developing Countries: An Empirical Assessment of Supply and Demand Issues», Weltwirtschafliches Archiv, 113, pp. 5887. European Commission (1998): «European competitiveness: macroeconomic and structural aspects», European economy, Supplement A, 7, Luxemburgo, julio, 26 pp. Porter, Michael E. (1991): La ventaja competitiva de las naciones, Plaza Janés, Madrid, 1025 pp. Suárez, C., J. I. Fernández y L. García (1996): «Patrón de intercambio y evolución de los flujos de comercio», en J. Velarde, J. L. García Delgado y A. Pedreño (dirs.): España en la Unión Europea: Balance de un decenio, Civitas, Madrid, pp. 183-199.

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Manuel Sanchis i Marco

Píldora 33

Tres niveles de integración económica en Europa El primer nivel de integración en Europa lo constituye la construcción del Mercado Único Europeo. El Programa de Mercado Único (SMP, Single Market Program) sentó las bases del proceso de integración económica y política de Europa. Va más allá del establecimiento de una unión aduanera (1968) entre los Estados miembros, ya que proporciona las herramientas necesarias para profundizar en la creación de un mercado único europeo de los bienes y servicios y de los factores productivos (capital y trabajo). La Unión Europea ha regulado estos mercados armonizando su legislación a nivel europeo, y creando nuevas condiciones tales como el permiso particular para emprender una actividad, y normas tales como el reconocimiento mutuo de legislaciones –donde la armonización a nivel europeo no era posible– y el control y la vigilancia del país de origen. Adam Smith ya observó que el aumento de la eficiencia económica que se obtenía de la división del trabajo estaba limitado por el tamaño del mercado y aumentaba cuando se ampliaba. Está claro, por lo tanto, que ensanchando y profundizando el mercado único, la economía europea aumenta la competencia entre las empresas y, por consiguiente, la eficiencia general del sistema económico. Además, con el SMP las empresas se benefician de las economías de escala y de alcance que resultan de un tamaño mayor del mercado. Como sabemos, el comercio continúa desempeñando un papel fundamental como elemento integrador de los mercados. En el mercado interior de hoy, sin embargo, la mayor integración se produce principalmente por el incremento de las actividades directas en materia de inversión, por una parte, y en materia de fusiones y adquisiciones (M&A, Mergers and Adquisitions) de empresas, por otra. En el caso concreto de los mercados de capitales, la integración es ya muy completa, lo que viene confirmado por la convergencia de precios al por menor, aunque los indicadores de convergencia en precios se hayan ralentizado a principios de los años noventa, y no siempre converjan hacia niveles de precios inferiores. Por otro lado, la integración ha ayudado a las partes más pobres de la Comunidad a alcanzar al resto de países de la Unión Europea, por lo que alcanzar una mayor eficiencia económica y conseguir una mayor cohesión social al mismo tiempo no constituyen, necesariamente, objetivos políticos incompatibles y excluyentes. El segundo nivel de integración viene determinado por la consecución de la Unión Económica y Monetaria (UEM), pues representa un salto cualitativo con respecto al proceso anterior. Tiene no sólo una dimensión microeconómica, como ya ocurría con el SMP, sino también un carácter macroeconómico y, lo que es más importante, una dimensión política e histórica nunca antes conocida. Es sorprendente constatar que los Estados miembros se han abstenido voluntariamente del poder de emitir moneda que nos sirve para pagar nuestros impuestos y para liberarnos de las deudas. Acuñar moneda era uno de los tres atributos que definían el poder del príncipe renacentista, junto con los de recaudar impuestos y declarar la guerra. 150

Sector exterior y balanza de pagos Sobre estos tres pilares, y poco más, se construye el poder del Estado moderno. No estamos, por lo tanto, hablando tanto de mercados y eficiencia como más bien de poder y política en el más puro y neutro sentido del término. Jacques Rueff ya indicó L’Europe se fera par la monnaie ou elle ne se fera pas, por eso, el lanzamiento del euro es el reconocimiento explícito del compromiso político de los Estados miembros para construir una Europa política a través del estableciendo de un único sistema monetario a escala europea. Eso significa un Banco Central Europeo, un sistema de bancos centrales nacionales, un mercado único para los bancos privados, así como para los seguros y para otras industrias financieras europeas. Esta moneda única, el euro, está ahora apoyada y sostenida por la credibilidad del Banco Central Europeo, una institución común que es la responsable de su emisión y de su gestión en términos monetarios pero, sobre todo, políticos. Este hecho histórico complementa los beneficios del SMP y refuerza, por este motivo, el aumento general en la eficiencia que se obtendrá a largo plazo con el SMP, el cual integra los diversos sistemas económicos de los Estados miembros de la UE. Por otra parte, el euro provoca una serie de efectos beneficiosos sobre la economía real: (i) reduce los costes de transacción asociados al comercio y a las transacciones financieras con otros países la zona del euro; (ii) lo mismo ocurre con el riesgo cambiario entre los tipos de cambio de las monedas nacionales existentes antes del lanzamiento del euro, que desaparece; (iii) los países disfrutan de tipos de interés y de primas de riesgo más reducidas y, por lo tanto, de costes de financiación más bajos; (iv) dota de mayor estabilidad y transparencia a los mercados, lo que contribuye a mejorar la competitividad exterior de las empresas; y, por último, (v) introduce una mayor presión sobre los mercados de productos, lo que mejora su funcionamiento. El tercer nivel de integración, y último por ahora, se refiere a la transformación radical de nuestras democracias en verdaderas sociedades de la información. Este tercer nivel más avanzado de integración europea ha alterado en su raíz la manera tradicional de ejercer la actividad empresarial y de crear riqueza y prosperidad entre las economías de la Unión Europea. El crecimiento explosivo de la tecnología de la información proporciona al consumidor europeo una visión macroscópica que permite la toma de decisiones en condiciones de información completa, o poco menos. El economista austriaco Joseph Schumpeter, en su libro Capitalismo, socialismo y democracia (1942), se apoyó en el concepto de destrucción creativa –establecido inicialmente por Mijail Bakunin y Friedrich Nietzsche– y lo aplicó al ámbito de la economía con el fin de describir la naturaleza del capitalismo – como ya hiciera antes Werner Sombart– como aquel proceso de innovación que se produce en las economías de mercado por el que se destruyen antiguos productos y empresas para crear otras nuevas en su funcionamiento y capacidad operativa. Ésta es la razón por la que el desarrollo de la sociedad de la información es tan importante, porque introduce un cambio radical en el comportamiento de las empresas, cuya planificación de la producción se ha hecho más fácil y cuyos plazos de entrega se han acortado. Porque las empresas han podido reducir la dependencia que sufrían al tener que mantener enormes stocks acumulados para 151

Manuel Sanchis i Marco poder satisfacer cambios inesperados en la demanda; hecho éste que tiene una influencia positiva y determinante en los beneficios de las empresas pues, como es sabido, una buena gestión de los stocks es garantía de éxito y de beneficios para una empresa. La tecnología de la información, por último, también ha ayudado de manera decisiva a suprimir las costosas redes de distribución, aumentando de este modo la productividad. La transformación de las economías de la Unión Europea en sociedades de la información y el uso de la tecnología de la información en los procesos productivos acelerarán verdaderamente la dinámica de concentración de empresas, especialmente en aquellos sectores que producen y utilizan las nuevas tecnologías. El aumento de la productividad desplazará perceptiblemente hacia arriba la curva de crecimiento potencial a largo plazo, sostenido y no inflacionista, y mejorará las perspectivas de empleo.

Bibliografía Rueff, Jacques (1971): El pecado monetario de Occidente, Editorial Dopesa, Barcelona, 204 pp. Schumpeter, Joseph (1968): Capitalismo, socialismo y democracia, Aguilar, Madrid, 512 pp.

Píldora 34

Lisboa antigua y señorial…4 Así sonaba a mediados del siglo pasado el estribillo del famoso fado de Amália da Piedade Rebordão Rodrigues, más conocida como la Reina del Fado. Con esta canción llena de melancolía, Amália Rodrigues nos quería transmitir la saudade, esa tristeza que nos produce ese no saber qué es lo que ocurre en nuestra tierra cuando estamos tan lejos. En el año 2000, otra Rodrigues, esta vez de nombre Maria João, transformó la saudade portuguesa en un sentimiento de entusiasmo por Europa y de fe en su progreso económico y social. Maria João Rodrigues, entonces ministra de Trabajo, no era la reina del fado, pero nos cantaba las bondades que se obtendrían en la Unión Europea si los Estados miembros modernizaban su economía, el mercado de trabajo y el sistema de protección social, a la vez que reactivaban la lucha contra la exclusión social y la pobreza. En marzo de aquel año, los jefes de estado y de gobierno de la Unión Europea reunidos en Lisboa dieron un impulso político a su programa de reformas económicas: acababa de nacer la Estrategia de Lisboa.

4. Esta píldora apareció publicada como artículo en el diario El País, sección «Opinión», el martes 12 de febrero del 2008, p. 29.

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Sector exterior y balanza de pagos Ha sido también en Lisboa donde, el pasado 14 de diciembre, los jefes de estado y de gobierno de la Unión Europea nos han dejado un nuevo tratado. No se trata de una «Constitución europea», sino más bien de un «tratado reformador» o «modificador», pues se limita a modificar los tratados ya existentes. Aun así, el Tratado de Lisboa introduce cambios de hondo calado en todas las instituciones de la Unión. En el caso de la Comisión Europea, por ejemplo, establece que el número de comisarios corresponderá a dos tercios de los Estados miembros –es decir, dieciocho sobre un total de veintisiete Estados miembros–, y los comisarios serán elegidos de acuerdo con un sistema de rotación igualitaria entre los Estados miembros. Esta reducción del tamaño del Colegio de Comisarios ayudará a soslayar la «nacionalización» encubierta de éste y permitirá una toma de decisiones más acorde con los intereses generales de la Unión Europea. Además, el tratado establece una nueva regla de voto en el Consejo de Ministros que facilitará la toma de decisiones, mientras que el nuevo papel reforzado del Parlamento Europeo, junto con la creación del derecho de iniciativa ciudadana, reforzará la democracia participativa en la Unión y dará lugar a un mayor acercamiento al ciudadano europeo, potenciando la contribución de la sociedad civil al debate político. También en el reparto de competencias políticas entre distintos niveles de poder hay novedades. Quizá la más llamativa, aunque no necesariamente la más relevante, sea el «principio de atribución», es decir, que la Unión Europea no pueda ampliar sus competencias a expensas de los Estados miembros sin el consentimiento de éstos, que los Estados miembros puedan recuperar competencias antes traspasadas a la Unión o que los parlamentos nacionales puedan hacer escuchar su voz en virtud de un «mecanismo de alerta temprana». Por otro lado, el Tratado de Lisboa refuerza los instrumentos y la eficacia en la toma de decisiones en materia de libertad, seguridad y justicia, sienta las bases para la construcción de una Europa de la Justicia y establece los instrumentos necesarios para dotar de coherencia y de unidad de acción a la política exterior de la Unión. En cuanto a la política de ampliación, el nuevo tratado establece con claridad tres condiciones de obligado cumplimiento por aquellos países candidatos que se quieran adherir. En primer lugar, el criterio político, que incluye la democracia, el respeto de los derechos humanos, etc. En segundo lugar, el criterio económico, que exige el funcionamiento de economías de mercado y obliga a tener capacidad económica para hacer frente a la competencia proveniente de los otros países de la Unión Europea. Y, en tercer lugar, el criterio de asunción del acervo comunitario, que implica la capacidad para asumir las obligaciones que se derivan de la adhesión, como, por ejemplo, aplicar el derecho comunitario en la legislación nacional o suscribir los objetivos de la Unión. En materia económica, el nuevo tratado reconoce oficialmente la existencia del Eurogrupo y clarifica qué tipo de vínculos han de establecerse entre los Estados miembros que han adoptado el euro a la hora de coordinar sus políticas económicas, presupuestarias y fiscales. En cuanto al Pacto de Estabilidad y Crecimiento, introduce un reequilibrio de poderes entre la Comisión y el Consejo; este último podrá oponerse a las iniciativas de la Comisión. 153

Manuel Sanchis i Marco Para terminar, en el terreno social, se refuerza la dimensión social de la Unión al introducir nuevos derechos, objetivos, políticas y modalidades en la toma de decisiones: la Carta de Derechos Fundamentales adquiere valor jurídico; se asignan nuevos objetivos sociales, como el pleno empleo, la lucha contra la exclusión social o la supresión de la pobreza, y se consolida el papel de los agentes sociales, del diálogo social y del Consejo Europeo de Primavera, dedicado al crecimiento y al empleo. En otras palabras, se revalida la Estrategia de Lisboa que lanzó en el año 2000 Maria João Rodrigues. Éstos son, a grandes rasgos, los elementos innovadores del Tratado de Lisboa que –en coherencia con el llamado «método comunitario» de construcción europea a partir de pequeños pasos– constituyen todo un pequeño gran salto hacia adelante que tendrá, sin duda alguna, hondas consecuencias sobre la construcción europea y sobre la vida cotidiana de sus ciudadanos.

Píldora 35

Marco conceptual y contable de las transacciones de balanza de pagos5 Definiciones y principios 1. Definición de Balanza de Pagos Conforme al V Manual de Balanza de Pagos del FMI (1993: 6), la balanza de pagos es el estado estadístico que registra de forma sistemática, durante un período de tiempo determinado, las transacciones económicas de una economía con el resto del mundo. Las transacciones, en su mayor parte entre residentes y no residentes,6 son: (i) aquellas que aluden a bienes, servicios y renta; (ii) aquellas que remiten a activos y pasivos financieros sobre el resto del mundo; y, (iii) aquellas que, como las donaciones, están clasificadas como transferencias, las cuales conllevan una anotaciones contables para compensar, en sentido contable, la entrada única de dicha transacción unilateral sin contrapartida. En otras palabras, la balanza de pagos es un registro contable que recoge (i) las transacciones de bienes, servicios y rentas entre una economía y el resto del mundo; (ii) los traspasos de propiedad y otras variaciones de oro monetario, DEG y los activos y pasivos de esa economía frente al resto del mundo; y, (iii) las transferencias unilaterales y asientos de contrapartida necesarios para equilibrar, desde el punto de vista contable, los asientos de las transacciones y variaciones recién enumeradas que no se compensan entre sí. 5. Agradezco a la profesora Ana Zorio Grima los comentarios y las sugerencias a un borrador inicial de este texto; cualquier error que subsista es, por supuesto, de mi exclusiva responsabilidad. 6. La distinción entre residentes y no residentes tiene algunas excepciones, como el intercambio de activos financieros exteriores transferibles entre sectores residentes y, en menor medida, el intercambio entre pasivos financieros exteriores transferibles entre no residentes.

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Sector exterior y balanza de pagos 2. Definición de transacción Una transacción viene definida en sí misma como el flujo económico que refleja la creación, transformación, intercambio, transferencia o extinción de valor económico, y que conlleva un cambio de propiedad en los bienes o en los activos financieros, en la provisión de servicios o en la provisión de trabajo y de capital. En efecto, cuando hablamos de transacciones económicas, las podemos dividir, según su naturaleza, en los siguientes grupos: a) Reales: cuando nos referimos a transacciones de bienes, servicios, rentas internacionales y transferencias corrientes (unilaterales, sin contrapartida). b) Transferencias de capital: ya sean unilaterales sin contrapartida, o bien de activos materiales no producidos y no financieros. c) Financieras: cuando se trata de variaciones de activos y pasivos financieros. Y, dentro de estas últimas, cabe distinguir a su vez, las siguientes: • Movimientos de capital a largo: recogen transacciones financieras no monetarias, con un período de maduración igual o superior a un año. En ellos no se incluyen las transacciones monetarias, es decir, las realizadas por el banco central y los bancos privados. Por el contrario, sí que incluyen las siguientes operaciones: — inversión directa: inversión cuyo objeto sea adquirir una participación permanente y efectiva en la dirección de una empresa explotada en una economía distinta de la del inversionista. En la práctica, el inversor directo es aquel que posee al menos el 10% del capital social de la empresa. Una inversión directa también consiste, por ejemplo, en la construcción de una fábrica en nuestro país por parte de los no residentes; — inversión de cartera: inversión que persigue el rendimiento y no el control de la empresa como, por ejemplo, la compra de bonos a largo plazo, acciones y otras participaciones de capital social –no incluidos en las categorías de inversión directa y de reservas–, por no residentes; y, — otros capitales: tiene una categoría residual e incluye préstamos internacionales, siempre que sean a plazos iguales o superiores a un año. • Movimientos a corto plazo: aquellos que recogen las transacciones financieras no monetarias con un período de maduración inferior a un año. Quedan excluidas, por lo tanto, las transacciones monetarias. • Movimientos monetarios: recoge transacciones financieras de capitales totalmente líquidos, es decir, medios de pago internacionales constituidos por las reservas privadas y públicas: oro monetario, DEG, posiciones de activo y pasivo en el FMI, divisas y otros activos. 155

Manuel Sanchis i Marco d) Errores y omisiones netos: como la balanza de pagos es un documento contable, el conjunto coherente de asientos con signo positivo y negativo tiene que dar, teóricamente, un total neto igual a cero. En la práctica, sin embargo, la balanza de pagos siempre arroja un crédito neto o un débito neto. Este saldo se debe a los errores y las discrepancias que se producen en las estimaciones estadísticas y a las omisiones de registro. Esta última partida de cierre se presenta para corregir la sobrestimación o subestimación de las transacciones. El tipo de errores y omisiones que incluye puede ser también de naturaleza no estadística, como es el caso de los movimientos ilegales de capital. Se suele añadir a los movimientos de capital a corto para tener una idea más ajustada del valor de la balanza de liquidez neta o del sector no monetario (vid. píldora siguiente). 3. Principio de residencia Tanto el Sistema de Contabilidad Nacional como el Manual de Balanza de Pagos identifican productor y consumidor residentes de idéntica forma, pues ambos invocan los conceptos de territorio económico y de centro de interés económico para identificar las unidades residentes. De acuerdo con el V Manual (1993), se entiende que una unidad institucional es residente cuando tiene un centro de interés económico en el territorio de un país, es decir, en el territorio geográfico administrado por un gobierno en el que las personas, los bienes y los capitales circulan libremente. Más concretamente, se entiende por lugar de residencia: (i) para las empresas, aquel donde realizan las principales actividades y transacciones económicas o poseen determinados activos; (ii) para las personas físicas, el territorio nacional; y, (iii) para las administraciones públicas, los ministerios, organismos de gobiernos centrales, provinciales y locales, así como embajadas y establecimientos militares sitos en el exterior.

Marco contable de las transacciones 1. Sistema de contabilidad por partida doble El registro contable de la balanza de pagos funciona de acuerdo con el principio contable de dualidad (o método de la partida doble), por el que toda transacción ha de estar representada en un asiento que tenga valores exactamente iguales para el debe (débitos) y el haber (créditos). Los débitos en la balanza de pagos representan movimientos que provocan salida de divisas del país (por eso figuran con signo negativo), mientras que los créditos reflejan transacciones que implican la llegada de divisas al país (de ahí, su signo positivo). Aunque haya, como hemos visto, errores y discrepancias estadísticas y omisiones no estadísticas, en principio, la suma de todas las anotaciones en el debe (débitos) tiene que ser igual a la suma de todas las anotaciones en el haber (créditos), y el saldo neto de la balanza de pagos tiene que ser, por el mencionado principio contable, igual a cero. De acuerdo con este método de registro contable tenemos dos posibilidades: 156

Sector exterior y balanza de pagos a) suponen un crédito en la balanza de pagos: aquellos recursos reales que denotan exportaciones, y los recursos financieros que indican reducción de activos domésticos sobre el exterior o aumento de pasivos domésticos sobre el exterior; y, b) suponen un débito en la balanza de pagos: aquellos recursos reales que denotan importaciones, y los recursos financieros que indican un aumento de los activos domésticos sobre el exterior o una disminución de los pasivos domésticos sobre el exterior. CUADRO 1

Clasificación de débitos y créditos en la balanza de pagos Débito o pago (-)

Débito ≡ Δ activos exteriores o ∇ de pasivos domésticos Salida financiera ≡ desembolso (-) en €

Crédito o ingreso (+)

Crédito ≡ Δ pasivos exteriores o ∇ de activos domésticos Entrada financiera ≡ ingreso (+) en €

2. Registro contable de las operaciones Para familiarizarnos con el registro contable de las operaciones de la balanza de pagos, vamos a realizar cuatro tipos distintos de asientos contables según distintos casos de transacciones, ya sean reales, corrientes o financieras, que dejaremos anotadas en el epígrafe de la balanza de pagos que les corresponda (vid. cuadro 2). Operación 1: Exportaciones de bienes, pago con depósito bancario a) El exportador español (país A) envía bienes al exterior por valor de 2.000 €. b) A cambio, el pago se realiza desde el extranjero (país B) mediante un depósito bancario a corto plazo de 2.000 €. Operación 2: Exportaciones de bienes, pago con un cheque a) El exportador español (país A) envía bienes al exterior por valor de 3.000 €. b) A cambio, el pago lo realiza desde el extranjero (país B) una empresa extranjera mediante un cheque sobre la cuenta corriente que tiene abierta dicha empresa en España (país A) por valor de 3.000 €. Operación 3: Envío de ayuda humanitaria al extranjero, por residentes españoles a) El residente español (país A) envía bienes en concepto de ayuda humanitaria por valor de 1.000 €. b) El país extranjero (país B) recibe la ayuda humanitaria por valor de 1.000 €. 157

Manuel Sanchis i Marco Operación 4: Compra de activos financieros exteriores, por residentes españoles a) El residente español (país A) compra obligaciones a largo plazo emitidas por una empresa extranjera (país B) por valor de 2.500 €. b) El pago se efectúa por el residente (país A) mediante una reducción de su cuenta corriente en España, y transfiere luego esos fondos a la cuenta corriente que tiene abierta en España la empresa extranjera (país B) por valor de 2.500 €. CUADRO 2

La balanza de pagos A. Balanza por cuenta corriente

A.1 Balanza de mercancías, o balanza comercial (exportaciones netas) A.1 Importaciones de bienes (Pagos al exterior)

A.2 Balanza de servicios

A.1 Exportaciones de bienes (Ingresos del exterior) [OP-1 = Exportaciones de Bienes +2.000 €] [OP-2 = Exportaciones de Bienes +3.000 €] [OP-3 = Exportaciones de Bienes +1.000 €]

A.2.1 Importaciones de servicios (Pagos al exterior) – Turismo y viajes – Transportes: fletes, pasajes y otros – Otros servicios: informáticos, royalties y rentas de propiedad inmobiliaria, etc.

A.2.1 Exportaciones de servicios (Ingresos del exterior) – Turismo y viajes – Transportes: fletes, pasajes y otros – Otros servicios: informáticos, royalties y rentas de propiedad inmobiliaria, etc.

(Pagos al exterior) A.3.1 Rentas del trabajo A.3.2 Rentas de la inversión: intereses, beneficios, dividendos

(Ingresos del exterior) A.3.1 Rentas del trabajo A.3.2 Rentas de la inversión: intereses, beneficios, dividendos

(Pagos al exterior: regalos realizados) A.4.1 Sección Garantía del FEOGA A.4.2 Fondo Social Europeo A.4.3 Remesas de inmigrantes A.4.4 Ayuda internacional realizada [OP-3 = Transferencias unilaterales realizadas -1.000 €]

(Ingresos del exterior: regalos recibidos) A.4.1 Sección Garantía del FEOGA A.4.2 Fondo Social Europeo A.4.3 Remesas de emigrantes A.4.4 Ayuda internacional recibida

A.3 Balanza de rentas internacionales (net primary incomes) (RIPDs)

A.4 Balanza de transferencias corrientes (unilaterales, sin contrapartida). (Donaciones registradas en asientos contables que no generan derechos u obligaciones futuras de devolución)

B. Balanza por cuenta de capital

B.1 Balanza de transferencias unilaterales (sin contrapartida) de capital (Donaciones registradas en asientos contables que no generan derechos u obligaciones futuras de devolución) (Pagos al exterior: regalos realizados) B.1.1 Fundos de Cohesión B.1.2 Sección Orientación del FEOGA B.1.3 Fondo Europeo de Desarrollo Regional B.1.4 Herencia mortis causa a no residentes

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(Ingresos del exterior: regalos recibidos) B.1.1 Fundos de Cohesión B.1.2 Sección Orientación del FEOGA B.1.3 Fondo Europeo de Desarrollo Regional B.1.4 Herencia mortis causa de no residentes

Sector exterior y balanza de pagos CUADRO 2 (cont.) B.2 Balanza de activos inmateriales no producidos y no financieros (Donaciones registradas en asientos contables que no generan derechos u obligaciones futuras de devolución) (Pagos al exterior: regalos realizados) B.2.1 Registro de marcas B.2.2 Patentes B.2.3 Derechos de autor

(Ingresos del exterior: regalos recibidos) B.2.1 Registro de marcas B.2.2 Patentes B.2.3 Derechos de autor

C.1 Flujos de capitales a largo y corto plazo de España hacia el exterior

C.1 Flujos de capitales a largo y corto plazo del exterior hacia España

C.1.3 Otras inversiones: C.1.3.1 Créditos y préstamos a largo plazo (≥1 año) C.1.3.2 Cuenta corriente (corto plazo) depósitos bancarios [OP-1 = Aumento de activos exteriores a corto plazo, propiedad de un residente (privado) español por valor de -2.000 €]. Los exportadores tienen ahora un depósito en la cuenta corriente (en el país B) clasificado como capital a corto plazo. [OP-2 = Disminución de pasivos del país A, a corto plazo, propiedad de los no residentes (privados) extranjeros por valor de -3.000 €]. Los exportadores tienen ahora un depósito en la cuenta corriente (en el país A) que está clasificado como corto plazo. C.1.4 Derivados Financieros

C.1.3 Otras inversiones: C.1.3.1 Créditos y préstamos a largo plazo (≥1 año) C.1.3.2 Cuenta corriente (corto plazo) depósitos bancarios [OP-4 = Aumento de activos del país A a corto plazo, propiedad de los no residentes (privados) extranjeros por valor de +2.500 €]

C. Balanza por cuenta financiera

C.1.1 Inversión extranjera directa: Residentes españoles invierten en el extranjero comprando, v. gr.: C.1.1.1 Acciones por encima del 10% del capital social C.1.1.2 Otros tipos de participación en el capital C.1.1.3 Financiación entre la empresa matriz y las empresas subsidiarias C.1.1.4 Adquisición de activos reales en el exterior, v. gr.: REPSOL construye una refinería de petróleo en Brasil C.1.2 Inversiones en cartera: Residentes españoles invierten en el extranjero comprando, v. gr.: C.1.2.1 Acciones por debajo del 10% del capital social C.1.2.2 Bonos a largo plazo: – Bonos de empresas privadas extranjeras; – Bonos públicos, v. gr.: bunts alemanes a 10 años. [OP-4 = Aumento de activos exteriores a largo plazo [nuevo bono de empresa emitido por el país B propiedad de un residente (privado) español por valor de -2.500 €]

C.1.1 Inversión extranjera directa: No residentes extranjeros invierten en España comprando, v. gr.: C.1.1.1 Acciones por encima del 10% del capital social C.1.1.2 Otros tipos de participación en el capital C.1.1.3 Financiación entre la empresa matriz y las empresas subsidiarias C.1.1.4 Venta de activos reales al exterior, v. gr.: FORD construye una factoría en Almusafes C.1.2 Inversiones en cartera: No residentes extranjeros invierten en España comprando, v. gr.: C.1.2.1 Acciones por debajo del 10% del capital social C.1.2.2 Bonos a largo plazo: – Bonos de empresas privadas españolas – Bonos públicos, v. gr.: Obligaciones del Estado

C.1.4 Derivados Financieros

159

Manuel Sanchis i Marco CUADRO 2 (cont.) C.2 Flujos monetarios de España hacia el exterior

C.2 Flujos monetarios del exterior hacia España

C.2.1 Cambios en reservas: oro, DEG, tramo oro, y divisas exteriores C.2.2 Activos netos frente al eurosistema C.2.3 Otros activos netos

C.2.1 Cambios en reservas: oro, DEG, tramo oro, y divisas exteriores C.2.2 Pasivos netos frente al eurosistema C.2.3 Otros pasivos netos

D. Errores y omisiones

Bibliografía Appleyard, Dennis R. y Alfred J. Jr. Field (1992): International Economics, Irwin, Homewood, Boston, 822 pp. Fondo Monetario Internacional (19774): Manual de Balanza de Pagos, Fondo Monetario Internacional, Washington, 216 pp. — (1993): Balance of Payments Manual, International Monetary Fund, Washington, 188 pp. — (2004): Revisión del Manual de Balanza de Pagos, Quinta Edición (Reseña Comentada), Departamento de Estadística, Fondo Monetario Internacional, Washington, abril, 201 pp. Krugman, Paul R. y Maurice Obstfeld (19912): International Economics. Theory and Policy, Arper Collins, 682 pp.

Píldora 36

Estructura, clasificación y saldos significativos de la balanza de pagos Diferencias entre el IV Manual (1977) y el V Manual (1993) de Balanza de Pagos En la píldora anterior hemos comentado el marco conceptual de la balanza de pagos según el V Manual de la Balanza de Pagos (1993) vigente en la actualidad. También hemos estudiado la forma operativa como se realizan los registros contables de las operaciones de un país con el resto del mundo. Entre ambos manuales existen diferencias al agregar las operaciones y denominar los saldos, como se observa en los cuadros 1 y 2.

160

Sector exterior y balanza de pagos CUADRO 1

Estructura conforme al IV Manual de Balanza de Pagos (1977) CUENTA CORRIENTE

CUENTA DE CAPITAL

Bienes

Capital a largo plazo

Servicios

Capital a corto plazo

Rentas

Reservas: privadas y públicas

Transferencias: corrientes y de capital

Errores y Omisiones

En principio, la clasificación de las subbalanzas es arbitraria y refleja el interés académico o político de quien las analiza. Por ello, y debido a la mayor importancia que, desde los años setenta y ochenta, han tenido los movimientos de capital, los mercados financieros internacionales y la flotación generalizada, el V Manual de Balanza de Pagos (1993) propone cambios en la agregación. Mientras que en el IV Manual de Balanza de Pagos (1977) las transferencias corrientes y de capital quedaban incluidas en la balanza en cuenta corriente, en el V Manual de Balanza de Pagos (1993) las transferencias de capital constituyen una nueva subbalanza denominada «Balanza de Capital». Por esta razón, lo que en el IV Manual de Balanza de Pagos (1977) se denominaba balanza en cuenta de capital pasará a designarse balanza en cuenta financiera en el V Manual de Balanza de Pagos (1993). CUADRO 2

Estructura conforme al V Manual de Balanza de Pagos (1993) CUENTA CORRIENTE Bienes

CUENTA DE CAPITAL Transferencias de capital

CUENTA FINANCIERA Capital a largo plazo

Servicios

Capital a corto plazo

Rentas

Reservas: privadas y públicas

Transferencias corrientes

Errores y Omisiones

Si dejamos de lado por un momento las transferencias de capital que, conforme al V Manual de Balanza de Pagos (1993), forman por sí solas la balanza de capitales, en la balanza de pagos se registran dos tipos de transacciones internacionales: a) por un lado, las transacciones que van directamente a la cuenta corriente y que conllevan exportaciones e importaciones de bienes, servicios y transferencias corrientes, y b) por otro, las transacciones que van directamente a la cuenta financiera (designada cuenta de capital en el IV Manual de Balanza de Pagos, 1977), y que implican la compra o venta de activos, esto es, una de las formas mediante las que se puede mantener riqueza como, por ejemplo, dinero, acciones, obligaciones, títulos de propiedad de la tierra, etc.

161

Manuel Sanchis i Marco

La Balanza de Pagos y el Sistema de Cuentas Nacionales Como señala el V Manual de Balanza de Pagos (1993: 10), desde un punto de vista conceptual, las cuentas de la balanza de pagos y sus cifras relacionadas, así como la posición de inversión internacional, están estrechamente vinculadas al Sistema de la Contabilidad Nacional (SCN) de cualquier país. El Sistema de Contabilidad Nacional proporciona un marco sistemático y completo para el registro y la presentación de las estadísticas y operaciones económicas de un país. Por otro lado, y debido a que tanto la balanza de pagos como la posición de inversión internacional forman parte integral del SCN, se produce una concordancia casi completa entre ambos en materia de delimitación de las unidades residentes, valoración de las transacciones, stock de activos y pasivos exteriores, tiempo de registro de las operaciones y de los stocks, procedimientos de conversión, cobertura de las transacciones internacionales en recursos reales (bienes, servicios y renta) y transferencias (corrientes y de capital). También hay concordancia en activos y pasivos financieros exteriores y en la cobertura de la posición de inversión internacional. El vínculo entre los agregados de las cuentas nacionales de la economía y los flujos de la balanza de pagos puede ser reducido algebraicamente, mediante el uso de símbolos, al esquema de ahorro-inversión. C G I S X M RN PIB RNDB BCC TCN TKN CNANPNF IEN

= = = = = = = = = = = = = =

gasto de consumo privado. gasto de consumo público. inversión interior bruta. ahorro bruto. exportaciones de bienes y servicios. importaciones de bienes y servicios. renta neta del exterior. producto interior bruto. renta nacional disponible bruta. balanza por cuenta corriente de la balanza de pagos. transferencias corrientes netas. transferencias de capital netas. compras netas de activos no producidos y no financieros. inversión exterior neta o préstamo/endeudamiento neto frente al resto del mundo.

Los flujos de la balanza de pagos se encuentran marcados en las ecuaciones siguientes en cursiva:

162

Sector exterior y balanza de pagos PIB = C + G + I + X–M (X–M = balanza de bienes y servicios en la balanza de pagos) BCC = X – M + RN +TCN RNDB = C + G + I + BCC RNDB – C – G = S S = I + BCC S – I = BCC S – I + TKN – CNANPNF = BCC + TKN – CNANPNF = IEN (TKN – CNANPNF = balanza en cuenta de capital de la balanza de pagos)

Si incluimos en la balanza en cuenta corriente las transacciones de capital, el nuevo saldo representa el cambio durante un año en la riqueza exterior neta de un país. Por lo tanto, es necesariamente igual a la diferencia entre la compra de activos nacionales por el exterior y la venta de activos nacionales al exterior. En efecto, este saldo en la cuenta corriente de un país (que incluye las transferencias de capital) es igual al cambio en su posición de riqueza exterior neta (net foreign wealth), y, a la inversa, el saldo en la balanza financiera nos indica la posición de inversión internacional (international investment position) o posición de endeudamiento internacional (international indebtedness position) de un país con el resto del mundo. Como la balanza de pagos es un concepto flujo, su cuenta financiera reflejará el flujo de activos y pasivos financieros durante un año. Por el contrario, la posición de inversión internacional es un concepto stock que examina el valor de dicha variable económica en un momento del tiempo, normalmente con valor fin de año. Además, permite al analista económico comparar el tamaño de los activos exteriores del país examinado –es decir, del total de las obligaciones sobre los extranjeros– con el tamaño de los pasivos netos de dicho país –es decir, del total de las obligaciones que tienen los extranjeros sobre el país–. Si los activos exceden a los pasivos, el país será un acreedor neto y, si los pasivos exceden a los activos, el país será un deudor neto.

Saldos significativos de la balanza de pagos y su interpretación económica La estructura desagregada de la balanza de pagos queda resumida en la siguiente expresión: [1]

(Xb – Mb) + (Xs – Ms) ± T ± CLP ± CCP ± Rpri ± Rpub ± EyO ≡ 0

Además, el sistema de contabilidad por partida doble obliga a que cada transacción sea anotada dos veces, una como crédito y otra como débito. Por lo tanto, la suma de las transacciones en cuenta corriente, la suma de las transacciones por cuenta de capital y la suma de las transacciones en cuenta financiera han de ser necesariamente igual a cero, tal y como vemos en la ecuación [2]. [2] Saldo cuenta corriente + saldo cuenta de capital + saldo cuenta financiera = 0 163

Manuel Sanchis i Marco Pasemos ahora a buscar los saldos significativos, para lo cual necesitamos trazar una línea, pues según dónde tracemos la línea, obtendremos un saldo significativo diferente. Por eso, no existe una forma única y verdadera de agrupar y analizar las distintas subbalanzas de la balanza de pagos de un país. La decisión de trazar la línea a un nivel u otro siempre será completamente arbitraria, y dependerá de los intereses académicos o de política económica de quien la analice. Sea como fuere tendremos siempre transacciones: a) por encima de la línea: se encuentran las operaciones autónomas, es decir, hechas por sí mismas. Se trata de transacciones económicas (reales y financieras) internacionales que tienen lugar en función de los propios objetivos de los agentes económicos, las empresas y los consumidores, y que se orientan hacia la maximización de los beneficios y de la utilidad respectivamente; y, b) por debajo de la línea: se encuentran las operaciones compensadoras, es decir, aquellas operaciones que compensan o financian las operaciones por encima de la línea. Por otro lado, sabemos que la suma de las transacciones autónomas, junto con las transacciones de ajuste, ha de ser, por principio contable, igual a cero, como se puede observar en [3] o, si se prefiere, igual a la suma de las transacciones de ajuste con el signo menos, como en [4]. [3]

∑ transacciones autónomas + ∑ transacciones de ajuste = 0

[4]

∑ transacciones autónomas = - (∑ transacciones de ajuste)

Más allá del equilibrio contable, sin embargo, para el análisis económico es importante discernir si la balanza financiera responde sólo a las transacciones autónomas de las operaciones reales de la cuenta corriente financiándolas o, por el contrario, si también en ella se producen movimientos autónomos resultado de las decisiones de compra de activos financieros nacionales por el exterior o de la venta de activos financieros nacionales al exterior. El debate que tuvo lugar en el 2009 sobre las causas del déficit por cuenta corriente americano creo que ilustra la importancia de un análisis económico refinado. Para algunos economistas, el déficit por cuenta corriente reflejaba básicamente la debilidad de las exportaciones americanas, que, a su vez, tenía como origen un deterioro de la competitividad de los productos americanos. Por el contrario, para otros economistas, el déficit por cuenta corriente era consecuencia de la compra de activos financieros americanos por parte del resto del mundo y, en particular, de la economía china, lo que había provocado una apreciación del dólar, dañando de este modo la competitividad exterior de los productos americanos. Debido a su interés pedagógico, en lo que sigue, estudiaremos la estructura de la balanza de pagos conforme al IV Manual de Balanza de Pagos (1977) del FMI.

164

Sector exterior y balanza de pagos

1. Balanza de bienes, de mercancías, o balanza comercial stricto sensu (Xb – Mb) ≡ (Xs – Ms ± T ± CLP ± CCP ± Rpri ± Rpub ± E y O)

1. Registra el comercio de bienes (exportaciones e importaciones de mercancías) entre un país y el resto del mundo. Como hemos visto en la píldora anterior, se contabilizan como ingresos (+) las ventas por exportaciones y, como pagos (-), las compras por importaciones. En su registro contable se sigue el método FOB (Free on Board), a diferencia del registro en Contabilidad Nacional, donde se sigue el método CIF (Cost, Insurance and Fleet), puesto que los fletes y seguros se registran en la balanza de servicios; y ello es así, a pesar de que, en principio, la balanza de pagos está comprendida en el Sistema de Cuentas Nacionales (SCN) de las Naciones Unidas. 2. El saldo –diferencia entre exportaciones e importaciones– es el más antiguo que se conoce, ya que tenemos constancia de él desde la época mercantilista; además, es el saldo más importante para los países pequeños y no-financieros, y refleja la factura petrolífera para países dependientes del petróleo. 3. Es el saldo más fácilmente disponible –junto con los movimientos de reservas– a través de las estadísticas de Aduanas, así como también a partir de las cifras del Banco de España que recogen los pagos correspondientes a dichas transacciones. Por ello, tiene un elevado contenido informativo como indicador avanzado de la evolución futura de la balanza de pagos. 4. Más que por su mera significación comercial –que, en caso de déficit, significa simplemente que debemos pagar las importaciones–, tiene mucha importancia debido a su influencia psicológica sobre los mercados internacionales de capital. Si existe un déficit comercial, ello significa que debemos pagar en divisas para saldarlo y que, al hacerlo, compramos divisas y vendemos moneda nacional y, por lo tanto, presionamos a la baja la cotización de nuestra moneda. Sin embargo, si la cifra de déficit es mayor que la esperada por los operadores del mercado, entonces se pueden desencadenar movimientos especulativos de capital a través de la toma de posiciones de los bancos centrales y otros operadores, en dichos mercados de capitales amplificando aún más los movimientos en el tipo de cambio.

2. Balanza de bienes y servicios, o balanza comercial lato sensu (Xb – Mb) + (Xs – Ms) ≡ (± T ± CLP ± CCP ± Rpri ± Rpub ± E y O)

1. Registra el comercio de bienes y servicios (exportaciones e importaciones de bienes y servicios) entre un país y el resto del mundo.

165

Manuel Sanchis i Marco 2. Es la preferida por los keynesianos,7 porque en ella se encuentran los conceptos que contribuyen a la generación de renta, es decir, las operaciones que generan renta (income generating operations). Es la balanza ordinariamente empleada al considerar las transacciones económicas en un modelo macroeconómico de tipo keynesiano (vid. supra ecuación [5]). [5]

EN

Y – (C + I + G)

Absorción Producción doméstica Saldo Balanza de Bienes y Servicios

Por encima de la línea tendremos el PIB menos la absorción doméstica, el gasto final. 3. En ciertos países, sobre todo con un sector terciario muy desarrollado como es el caso de España, los aumentos en los servicios sirven para compensar el déficit de la balanza comercial, y viceversa. En España, el tradicional déficit comercial ha sido parcialmente compensado por los ingresos derivados del turismo. También Italia obtiene ingresos muy significativos por turismo, y el Reino Unido por las rentas de los seguros, los royalties, etc.

3. Balanza corriente o balanza en cuenta corriente (Xb – Mb) + (Xs – Ms) ± T ≡ (± CLP ± CCP ± Rpri ± Rpub ± E y O)

1. Todo lo que se encuentra en la balanza en cuenta corriente tiene un carácter más definitivo y estable, a diferencia de lo que ocurre con los movimientos de capital tanto a largo como a corto plazo. Figuran en ella todas las transacciones entre residentes y no residentes realizadas en valores económicos, salvo recursos financieros, junto con asientos compensatorios de valores económicos que se suministren o adquieran sin quid pro quo, es decir, bienes y servicios, renta y transferencias unilaterales. Estas últimas difieren de los intercambios porque una de las partes entrega un valor económico a la otra sin recibir un quid pro quo que, según las normas adoptadas, tiene valor económico y viene representado por un asiento denominado «transferencia unilateral». 2. Expresa si en un período de tiempo el país se ha enriquecido o empobrecido, pues mide el tamaño y la dirección del endeudamiento de un país. Es decir, es apropiada para conocer la posición deudora o acreedora de un país frente al resto del mundo, pues la diferencia creada por un exceso de importaciones del resto del mundo frente a exportaciones al resto 7. Sobre este asunto, es fundamental la obra keynesiana de James Meade (1951).

166

Sector exterior y balanza de pagos del mundo sólo se consigue mediante el endeudamiento frente al resto del mundo. Por lo tanto, un país con déficit por cuenta corriente como España tiene obligatoriamente que ver aumentar su deuda exterior neta por la cuantía de dicho déficit. En otras palabras, las operaciones que se encuentran por encima de la línea determinan la posición crediticia de un país, ya que dichas transacciones hacen aumentar o disminuir las tenencias de recursos financieros de una economía sobre el exterior. Si existe déficit seremos deudores frente al resto del mundo y, si existe superávit, seremos acreedores frente al resto del mundo.

4. Balanza básica (Xb – Mb) + (Xs – Ms) ± T ± CLP ≡ (± CCP ± Rpri ± Rpub ± E y O)

1. Para ciertos fines, el saldo de la balanza en cuenta corriente expresa de forma demasiado limitada las tendencias a largo plazo de una economía. Por ello, la balanza básica añade a la balanza en cuenta corriente los movimientos de capital a largo plazo. 2. Por encima de la línea, la balanza básica excluye todas aquellas operaciones de carácter fugaz que son susceptibles de revertirse a corto plazo; mientras que, por debajo de la línea, la balanza básica recoge las operaciones accidentales de carácter poco estable. En otras palabras, la balanza básica recoge las transacciones económicas que vienen determinadas por las fuerzas económicas de carácter más irreversible y con vocación de mantenerse a largo plazo, así como por las medidas de política económica que persiguen objetivos durables. Dicho de otro modo, la mayor parte de los bienes servicios, rentas y transferencias unilaterales representan transacciones supuestamente irreversibles y, por lo tanto, siempre reaparecen por encima de la línea. Sin embargo, es más difícil determinar qué movimientos de capital tienen vocación de permanencia y cuáles no. Por lo tanto, refleja la valoración que hacen los inversores internacionales sobre la rentabilidad relativa de las inversiones en el extranjero en comparación con el país de origen. 3. Esta balanza fue muy importante a finales de los años cuarenta y principio de los años cincuenta, al principio del sistema de tipos de cambio estables pero ajustables de Bretton Woods (1944). En el marco de dicho sistema sólo se podía devaluar si existían desequilibrios fundamentales, y el indicador propuesto para detectarlos era la balanza básica. 4. En la actualidad, la utilidad de este indicador ha desaparecido, al hacerse cada día más borrosa la distinción entre movimientos de capital a largo y a corto plazo. El manual no distingue las clases de capital según sus movimientos sean fugaces o no: el capital a largo plazo comprende aquel con un plazo de vencimiento contractual inicial superior a un año o el capital sin vencimiento determinado; mientras que el capital corto plazo 167

Manuel Sanchis i Marco comprende todo capital con plazo de vencimiento contractual inicial de un año o menos. Por eso, los analistas solían incluir por encima de la línea todo aquel capital que era nominalmente a largo plazo y todo otro tipo de inversiones directas, es decir, las acciones y otras participaciones de inversionistas directos y los activos que no son ni transferibles, ni a corto plazo, pues sólo ellas constituyen, en un sentido formal del término, movimientos de capital a largo plazo. 5. Sin embargo, se ha comprobado históricamente que en el capital estadístico a largo plazo, puede haber capital económico a corto plazo, es decir, que en el capital a largo pueden existir componentes coyunturales y de corto plazo. Así, por ejemplo, aunque el Manual de Balanza de Pagos considera como capital a corto aquel cuyo plazo original de vencimiento es inferior a un año, una deuda a cinco años que formalmente está contabilizada como capital a largo, al cabo de cuatro años y medio será en realidad un movimiento de capital a corto plazo. 6. A la inversa, en el capital estadístico a corto plazo suele haber también capital económico a largo plazo, es decir, que en los movimientos de capitales a corto plazo suelen existir componentes de naturaleza estructural. Por ejemplo, las inversiones de las empresas multinacionales son contabilizadas como capital a largo plazo y, sin embargo, si una subsidiaria en Europa de la multinacional transfiere habitualmente dinero a otra subsidiaria en Estados Unidos, formal y estadísticamente se tratará de un movimiento de capital a corto plazo, pero el significado económico será el de un movimiento de capital a largo plazo por su intención de permanencia en el tiempo. También ocurrirá que las multinacionales siempre tendrán una nuez dura de dólares aunque el dólar esté débil y, por lo tanto, los movimientos de dólares entre ellas siempre tendrán un componente estructural y estable a largo plazo.

5. Balanza del sector no monetario o de liquidez neta (BLN) (Xb – Mb) + (Xs – Ms) ± T ± CLP ± CCP ± E y O ≡ (± Rpri ± Rpub)

1. Por encima de la línea nos encontramos con las transacciones hechas por los agentes no monetarios de la economía, de ahí su nombre. Recoge, por lo tanto, el conjunto de transacciones que tienen influencia sobre la liquidez neta de la economía, ya sea en el banco central o en la banca privada, y de ahí su nombre. Mientras que por debajo de la línea nos encontramos con las transacciones realizadas por los agentes monetarios, sean públicos o privados. 2. La parte de errores y omisiones, cuyo total neto debería ser teóricamente igual a cero, en la práctica, sin embargo, arroja siempre un saldo que no es el resultado de errores y omisiones, sino más bien, de movimientos ilegales de capital. Por este motivo es legítimo unirlo a la balanza de 168

Sector exterior y balanza de pagos liquidez neta como una parte de los movimientos (ilegales) de capital a corto plazo. 3. Desde una perspectiva monetaria, esta balanza expresa la expansión o contracción de la masa monetaria internacional, de la liquidez internacional en aquellos países que son centros de reserva, es decir, cuyas monedas son medio de pago internacional: hasta 1967 el dólar y la libra, de 1967 hasta el 2002 sólo el dólar, y desde entonces hasta la actualidad dólar y euro. Por eso, si existe déficit de la balanza de liquidez neta (es negativa), entonces el endeudamiento del país concernido aumenta y así también la liquidez internacional (pública y privada), aunque la del país en cuestión disminuya. 4. Es muy importante para los países que son centros de reserva porque mide la creación o destrucción de esta moneda nacional durante un período de tiempo. Si existe déficit, entonces se creará moneda internacional. 5. Es importante cuando la influencia del banco central sobre la banca privada es fuerte, como era el caso en España y Bélgica, pero no en Italia o en EE. UU. En ese caso, la distinción entre reservas privadas y públicas es casi inexistente, pues el banco central ejerce un monopolio no sobre la tenencia pero sí sobre la propiedad de las divisas extranjeras. En estos casos, la balanza de liquidez neta (BLN) expresa directamente el impacto que tienen todas las transacciones anteriores, comerciales, de transferencias y financieras, sobre los movimientos de reservas. 6. Es muy importante desde una óptica monetarista, porque mide la componente externa de la masa monetaria o stock monetario (M3) de un país. Por ello, un déficit de esta balanza (BLN) disminuye la liquidez interior, pues supone un crédito al exterior (M3 ≡ crédito al sector privado + crédito al sector público + reservas).

6. Balanza de pagos oficiales o flujo total de divisas (BPO) (Xb – Mb) + (Xs – Ms) ± T ± CLP ± CCP ± E y O ± Rpri ≡ (± Rpub)

1. Recoge todas las transacciones que tienen una repercusión en el nivel de reservas públicas nacionales. 2. Su significado económico difiere según el país se encuentre bajo un régimen de tipos de cambio fijos o estables pero ajustables; o, por el contrario, esté bajo un régimen de flotación en sus diversas variedades (managed floating, dirty floating, leaning against the wing, target zones, etc.). 3. Bajo un régimen de tipos de cambio fijos, un déficit de esta balanza: a) Significa que el saldo debe ser, o bien pagado mediante una disminución de reservas, o bien financiado por un aumento del endeudamiento exterior (importación de capital exterior).

169

Manuel Sanchis i Marco b) Mide el impacto de las intervenciones de las autoridades monetarias en el mercado de cambios, a fin de mantener la cotización de su moneda dentro de los márgenes a los que previamente se hubiesen comprometido: si la moneda nacional se encuentra con presión a la baja, compran moneda nacional a cambio de divisas –es decir, disminuirán las reservas en el pasivo del banco central– para mantener el nivel de cotización de la moneda nacional al nivel prometido; y viceversa, cuando se aprecie, venderán moneda nacional y acumularán divisas, es decir, aumentarán las reservas en el pasivo del banco central. 4. Bajo un régimen de tipos de cambio flotantes: a) La balanza de pagos debería de estar en equilibrio, ya que no existirían movimientos de reservas. b) Todo el ajuste sería realizado por el movimiento en el tipo de cambio, ya fuese apreciándose o depreciándose. 5. Bajo un régimen de flotación administrada, un déficit de la balanza de pagos oficiales (BPO) medirá dos elementos: a) La amplitud de las intervenciones oficiales de las autoridades monetarias, es decir, las variaciones en las reservas del banco central. b) Las variaciones en la cotización de la moneda o, lo que es lo mismo, los cambios derivados de la presión sobre el tipo de cambio –es decir, sobre la posición exterior de la moneda–, que, a su vez, darán lugar a nuevas intervenciones del banco central, ya sea variando el tipo de cambio central ya sea comprando o vendiendo reservas, según el caso. 6. Si la banca es muy independiente con respecto al banco central, deberemos escoger la BPO para conocer los movimientos de reservas oficiales. 7. Desde una óptica monetarista, esta balanza tiene una importancia capital para analizar la evolución de la basa monetaria o dinero de alta potencia, puesto que nos mide la componente exterior de la base monetaria.

Visión monetarista de la balanza de pagos Mientras que los keynesianos, para tener una visión global, centran su atención en las primeras cuatro balanzas, los monetaristas, por el contrario, lo hacen en las dos últimas: 1. La balanza de liquidez neta (BLN): mide el cambio de la masa monetaria (M3) que es debido no a las contrapartidas domésticas (sector privado y sector público) en el activo del balance consolidado del sistema crediticio, sino a la contrapartida exterior. 2. La balanza de pagos oficiales (BPO): recoge el flujo total de divisas y, 170

Sector exterior y balanza de pagos por lo tanto, nos mide los cambios de la contrapartida exterior de la base monetaria o, lo que es lo mismo, del pasivo monetario del banco central. Un superávit de la BPO supone un aumento de la contrapartida exterior de la base monetaria que –a menos que sea esterilizado mediante, por ejemplo, la venta de deuda pública por parte del banco central– producirá un incremento de la oferta monetaria, a través del multiplicador que liga la base monetaria con la oferta monetaria, a condición de que dicho multiplicador monetario mantenga su estabilidad, cuestión ésta que no siempre se cumple, pues en algunos países como Bélgica ha habido períodos en los que cuando aumentaban la base monetaria y la oferta monetaria, el multiplicador disminuía. En palabras de Marina von Neumann, mientras los keynesianos van de arriba abajo en su análisis de la balanza de pagos, los monetaristas van en sentido inverso, de abajo arriba. Esto último nos ayudará a comprender los profundos cambios que, gracias a la influencia de la contrarrevolución monetarista de los años setenta y ochenta, han tenido lugar en la metodología para la confección de la balanza de pagos.

Bibliografía Appleyard, Dennis R. y Alfred J. Jr. Field (1992): International Economics, Irwin, Homewood, Boston, 822 pp. Fondo Monetario Internacional (19774): Manual de Balanza de Pagos, Fondo Monetario Internacional, Washington, 216 pp. — (2004): Revisión del Manual de Balanza de Pagos, Quinta Edición (Reseña Comentada), Departamento de Estadística, Fondo Monetario Internacional, Washington, abril, 201 pp. International Monetary Fund (1993): Balance of Payments Manual, International Monetary Fund, Washington, 188 pp. Krugman, Paul R. y Maurice Obstfeld (19912): International Economics. Theory and Policy, Arper Collins, 682 pp. Meade, James (1951): The Balance of Payments, Oxford University Press, Londres, 432 pp.

171

Manuel Sanchis i Marco

Ejercicios 1. En el 2009, España concedió a Angola una ayuda por valor de 200 millones de euros destinada a reconstruir la infraestructura del país. En el caso de que España hubiese concedido dicho préstamo a título de donación, indique los asientos que realizaría en la balanza de pagos española de ese año. 2. En el cuadro E1 se puede obtener información sobre las exportaciones de bienes y servicios y en el cuadro E2 sobre las partidas de la cuenta corriente y de capital. Explique qué factores han determinado la reciente e incipiente reducción del déficit comercial y por cuenta corriente ¿es un buen síntoma? CUADRO E1 Importaciones de bienes y servicios

PIB (T.V.)

111.945

109.413

6,3

2.532

143.860

145.054

7,5

-1.194

Exportaciones de bienes y servicios 1995

100.104

1997

132.556

1999

154.677

1996

1998

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

182.992

194.142

100.093

128.193

165.412

202.706 211.333

199.280

214.752

218.201

251.800

206.084

233.387

259.129

283.138

288.985

224.681

281.383

321.945

354.524

353.021

6,0

7,1

Exportaciones netas 11

4.363

8,7

-10.735

7,1

-17.191

8,0

7,1

7,4

7,4

8,1

8,3

7,0

3,4

-19.714

-15.472

-18.597

-33.599

-47.996

-62.816

-71.386

-64.036

CUADRO E2   Bienes Servicios Rentas

2007

2008

175.808

192.613

193.899

ingresos

84.761

93.234

97.513

pagos

pagos

ingresos pagos

Transferencias corrientes CC Total Saldo balanza de capital

172

2006

ingresos

259.054 62.525 47.701

68.500

283.859

70.158 56.827

86.969

281.559 71.248

60.991 94.773

-6.503

-7.067

-9.235

-88.313

-105.378

-104.412

6.194

4.578

5.506

Sector exterior y balanza de pagos GrÁfico e1 400.000 350.000 300.000 250.000 200.000

Exportaciones de bienes y servicios

150.000

Importaciones de bienes y servicios

100.000 0

1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 (P) 2008 (A)

50.000

GrÁfico e2 Exportaciones netas de bienes y servicios 20.000

0 -20.000

1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

(P) (A)

-40.000 -60.000 -80.000

según el Informe Anual 2008 del Banco de españa, la demanda externa ha mejorado su contribución al piB y realiza una contribución neta al sostenimiento de la actividad. ello es debido a que, en el ciclo actual, las importaciones están retrocediendo en consonancia con la mayor debilidad de la demanda final, recordemos que la demanda de importaciones depende positivamente de la renta [m = f (y)]. así, la caída de las importaciones de bienes está asociada a una pérdida de dinamismo de la actividad industrial y de la demanda final, cuya dependencia de productos importados es muy elevada, en especial, de consumos intermedios requeridos por la industria y de bienes de equipo y de consumo con elevado contenido tecnológico.

173

Manuel Sanchis i Marco GRÁFICO E3 25,0 20,0

Exportaciones de bienes y servicios

15,0

Importaciones de bienes y servicios

10,0 5,0 2008

2007

2006

2005

2004

2003

2002

2001

2000

1999

1998

1997

-5,0

1996

0,0

PIB (T.V.)

Por otra parte, en el contexto del progresivo debilitamiento de la economía mundial, las exportaciones de bienes registraron un descenso, afectando a las ventas de productos españoles en el exterior, mientras que las exportaciones de servicios se desaceleraron, recordemos que la demanda de exportaciones depende positivamente de la renta del resto del mundo [X= f (YRM)]. La recuperación de las exportaciones deberá descansar sobre la de nuestros mercados exteriores, así como sobre la contención del crecimiento de los costes y márgenes. Pasemos ahora a analizar el saldo de la cuenta corriente y la capacidad o necesidad de financiación. CUADRO E3

Balanza en cuenta corriente y de capital  

2007

2008

ingresos

175.808

192.613

193.899

saldo

-83.246

-91.246

-87.660

Servicios pagos

62.525

70.158

71.248

22.235

23.076

68.500

86.969

56.827

60.991

-20.799

-30.142

-33.782

Transferencias corrientes

-6.503

-7.067

-9.235

Cuenta corriente (saldo)

-88.313

-105.378

-104.412

6.194

4.578

5.506

-82.119

-100.800

-98.906

Bienes

pagos

ingresos

saldo

Rentas

ingresos

pagos saldo

Balanza cuenta de capital (saldo) Capacidad/Necesidad financiación

174

2006

259.054 84.761

47.701

283.859 93.234

281.559 97.513 26.265

94.773

Sector exterior y balanza de pagos el déficit por cuenta corriente se redujo en el 2008. la evolución del déficit por cuenta corriente es reflejo de la reducción del déficit comercial, debido a un ajuste de las importaciones mayor que el de las exportaciones, y reforzado por la severidad de la contracción de la demanda nacional, que deprime las compras en el exterior, así como por el abaratamiento de la energía y el deterioro del saldo de rentas de inversión y el de transferencias corrientes. la crisis financiera internacional ha endurecido el acceso a la financiación internacional, especialmente en los mercados de capitales. como consecuencia, los tipos de interés de los fondos captados en el exterior por parte de las entidades de crédito se elevaron. en esas condiciones, el déficit de rentas de inversión aumentó. GrÁfico e4 20000

2006

2007

2008

0

-20000 -40000 -60000 -80000

Balanza de cuenta corriente Balanza de capital Capacidad /Necesidad Financiación

-100000 -120000

en cuanto a las transferencias corrientes netas, en el 2008 se saldaron con un déficit tanto por el crecimiento moderado de los pagos como por el descenso de los ingresos. cabe también destacar el descenso de las remesas que los emigrantes envían a sus países de origen, así como el descenso de los fondos comunitarios. el superávit por operaciones de capital se mantuvo relativamente estable. a medida que la economía española se ha ido ralentizando, las necesidades de financiación exterior se fueron moderando, interrumpiéndose una persistente tendencia alcista.

175

Manuel Sanchis i Marco GrÁfico e5 40000 20000 0 -20000 -40000

2006

2007

2008

Bienes: saldo Servicios: saldo Rentas: saldo

-60000

Transferencias corrientes

-80000

CC Total

-100000 -120000

3. a partir del gráfico e6 sobre la financiación de la inversión (ahorro nacional, de familias y empresas), analice el efecto de la distribución del ahorro nacional por sectores en la ampliación del déficit por cuenta corriente hasta el 2007 y en su posterior reducción desde esa fecha. 4. indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «Bajo el patrón oro, la llamada par intrínseca de una moneda con respecto a otra moneda de otro país y del mismo metal es el número de monedas de este último país que contienen igual cantidad de metal fino que aquella». 5. indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «la cotización o precio de cambio de una moneda por otra es la equivalencia entre una o un número fijo de unidades monetarias de un país y un número variable de unidades monetarias del otro». 6. indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «la cotización o precio de cambio puede expresarse de dos formas: (i) si el país establece su cotización o tipo de cambio dando el incierto, entonces el término variable de la equivalencia vendrá expresado en moneda nacional; este es el caso en la mayoría de los países; (ii) si el país establece su cotización o tipo de cambio dando el cierto, entonces el término fijo de la equivalencia vendrá expresado en moneda nacional, este es el caso del reino Unido y algún otro país». 7. indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «si el tipo de cambio sube, entonces la moneda nacional se aprecia con respecto a la extranjera, y si el tipo de cambio baja, nuestra moneda nacional se deprecia». 8. indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «el índice de ventaja comparativa revelada (iVcr) de Bela Balassa nos ayuda a conocer cuáles son los factores que determinan la competitividad de un país en su comercio con el exterior». 9. indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «el nuevo Tratado de lisboa es una especie de Constitución europea y no un mero tratado reformador o modificador». 176

Sector exterior y balanza de pagos GRÁFICO E6

Ahorro, inversión y capacidad o necesidad de financiación. ADMINISTRACIONES PÚBLICAS EMPRESAS

FAMILIAS

AHORRO

CAP. O NEC. DE FINANCIACIÓN DE LA NACIÓN

3,0

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

0,0 -3,0 -6,0

% del PIB

% del PIB

6,0

-9,0

% del PIB

% del PIB

10

5 2002

2003

2004

2005

2006

2007

6,0 4,0 2,0 0,0 -2,0

2008

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

-4,0

-10

-6,0

-15

Ahorro Inversión Capacidad (+) o necesidad (-) de financiación

Ahorro Inversión Capacidad (+) o necesidad (-) de financiación

FAMILIAS

EMPRESAS NO FINANCIERAS 20,0

8,0

16,0

% del PIB

10,0

% del PIB

08 20

07 20

06 20

05 20

04 20

15

6,0 4,0 2,0

-4,0

03 20

20

-2,0

02 20

25

0,0

01 20

8,0

30

-5

00 20

ADMINISTRACIONES PÚBLICAS

35

0

99 19

98 19

-12,0

TOTAL ECONOMÍA

INVERSIÓN

CAP. O NEC. DE FINANCIACIÓN DE LA NACIÓN

35 30 25 20 15 10 5 0 -5 -10 -15

2002

2003 2004

2005

2006 2007

Ahorro Inversión Capacidad (+) o necesidad (-) de financiación

2008

12,0 8,0 4,0 0,0 -4,0

2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

-8,0 -12,0

Ahorro Inversión Capacidad (+) o necesidad (-) de financiación

Fuentes: Instituto Nacional de Estadística, Aduanas y Banco de España.

Actividades de la web En la dirección de la página web se pueden encontrar una serie de actividades relacionadas con este capítulo que se consideran de alto nivel formativo.

177

Manuel Sanchis i Marco

Cuestionario de autoevaluación 1. Ordene de forma adecuada los siguientes conceptos: a) balanza por cuenta de capital, b) balanza de pagos, c) balanza por cuenta financiera y d) balanza por cuenta corriente. a) Documento contable que registra de modo sistemático –y por principio equilibrado en sus pagos e ingresos– todas las operaciones económicas realizadas durante un determinado período de tiempo, normalmente un año, entre los residentes de un país y los residentes del resto del mundo. b) Recoge las operaciones económicas (bienes y servicios, rentas de los factores y transferencias corrientes internacionales) de los residentes de un país con los del resto del mundo. c) Recoge las variaciones netas de los activos y pasivos de los residentes de un país con los del resto del mundo, según los instrumentos utilizados para conceder u otorgar financiación. d) Recoge las transferencias internacionales de capital y los ingresos y pagos procedentes de la compra o venta de activos inmateriales, no producidos y no financieros (patentes, derechos de autor, marcas). 2. La balanza por cuenta corriente es... a) ... la suma de todas las operaciones de bienes, servicios y transferencias, realizadas por un país con el resto del mundo. b) ... la suma de todas las operaciones de bienes, servicios y transferencias corrientes, realizadas por un país con el resto del mundo, y nos indica si el país es prestamista o prestatario neto frente al exterior. c) ... el documento que registra de modo sistemático las transacciones económicas, es decir, tanto reales (bienes y servicios) como financieras (capitales financieros y capitales totalmente líquidos, monetarios) de una economía con el resto del mundo. d) Ninguna de las anteriores. 3. El tipo de cambio nominal euro/dólar dando el cierto es 1€ = 1$ en el momento «t». En el momento «t+1» el euro se aprecia con respecto al dólar en un 10% (1€ = 1,1$), y en el momento «t+2» se deprecia en un 10%. ¿Cómo se encuentra ahora (t+2) el tipo de cambio euro/dólar comparado con el momento inicial (t)? a) Permanece invariable con respecto al momento inicial. b) El euro se ha depreciado con respecto al dólar. c) El euro se ha apreciado con respecto al dólar. d) Ninguna de las respuestas anteriores. 4. La relación entre el precio de las exportaciones (producción doméstica) y el precio de las importaciones (producción exterior) recibe el nombre de... a) ... relación nominal efectiva de intercambio interior. b) ... relación real de intercambio interior. 178

Sector exterior y balanza de pagos c) ... relación real efectiva de intercambio exterior. d) ... relación real de intercambio exterior. 5. Cuando la relación real de intercambio (rri) exterior mejora (aumenta)... a) ... la competitividad exterior de la economía empeora. b) ... la competitividad exterior de la economía mejora. c) ... la competitividad exterior de la economía empeora a veces, pero no siempre. d) Ninguna de las respuestas anteriores. 6. En relación con los tipos de cambio nominales, indique cuál de las frases siguientes es correcta: a) A corto plazo, los tipos de cambio nominales están determinados por las noticias, los anuncios y los diferenciales de tipos de interés nominales a corto plazo. b) A medio y largo plazo, los tipos de cambio nominales están determinados por la posición de la balanza por cuenta corriente y los diferenciales de inflación. c) Ni a) ni b). d) Tanto a) como b). 7. El tipo de cambio real permanecerá invariable siempre que el tipo de cambio nominal se aprecie a una tasa igual a... a) ... la diferencia entre la tasa de crecimiento de la masa monetaria doméstica y la masa monetaria exterior. b) ... la diferencia entre las tasas de inflación exterior y doméstica. c) ... la diferencia entre los tipos de interés nominal a corto y largo plazo. d) ... la mejora en la tasa de crecimiento de la relación real de intercambio. 8. Bajo un régimen de tipos de cambio fijos, y de acuerdo con el principio de la paridad del poder adquisitivo (PPA), no puede haber a largo plazo desviaciones entre precios domésticos y precios exteriores, de lo contrario... a) ... el tipo de cambio real se apreciaría o depreciaría continuamente. b) ... el tipo de cambio real se igualaría con el tipo de cambio nominal debido al cumplimiento de la PPA. c) ... el tipo de cambio nominal se apreciaría o depreciaría continuamente. d) ... el tipo de cambio real sería igual al tipo de cambio nominal. 9. Dado que: (i) el tipo de cambio nominal de una moneda está expresado al incierto y tiene un valor de 5 unidades; (ii) el nivel de precios exteriores P* es 10; (iii) el nivel interno de precios PN es 5; y, (iv) los precios relativos están definidos como P*/PN. Calcule el tipo de cambio real. a) 25 unidades. b) 10 unidades. c) 2,5 unidades. d) 5 unidades. 179

Manuel Sanchis i Marco 10. Con los datos de la pregunta anterior, el tipo de cambio nominal pasa de 5 en el momento «t» a 10 en «t+1» y, durante ese mismo período, los precios relativos (P*/PN) pasan de 10/5 a 15/10. Indique qué le ocurre al tipo de cambio real y a la competitividad. a) Aumenta de 10 a 15, luego se aprecia y se pierde competitividad. b) Aumenta de 10 a 15, luego se deprecia y se gana competitividad. c) Pasa de 10 a 15, pero el cambio nominal se deprecia y se gana competitividad. d) Pasa de 10 a 15, los precios relativos empeoran y se pierde competitividad. 11. El tipo de cambio efectivo real es... a) ... la media ponderada de los tipos de cambio reales de un país con sus socios comerciales. b) ... el tipo de cambio real, pero con libre circulación de capitales. c) ... la cotización que realmente se fija en los mercados de cambio. d) ... una media ponderada de los tipos de cambio nominales de cada socio comercial deflactada mediante el deflactor el PIB.

180

7. Políticas de estabilización: política monetaria en la Unión Europea

Píldora 37

El control monetario y los multiplicadores El Banco de España fue uno de los primeros bancos centrales que, junto con el Bundesbank alemán, abandonó una política monetaria basada en una actitud pasiva para pasar a aplicar una estrategia de control monetario a dos niveles (objetivo final y objetivo intermedio) y basada en el control de macromagnitudes monetarias. Como puede observarse en el diagrama 1, existían diversas posibilidades de control monetario, entre las que el Banco de España eligió el control de los agregados monetarios. Ello fue debido a que los estudios econométricos del Banco de España establecieron una relación más estable entre magnitudes monetarias y renta que entre magnitudes crediticias y aquélla. DIAGRAMA 1

El proceso de transmisión de la política monetaria Cambios en instrumentos Open market (préstamos a corto plazo al sistema bancario). Coeficiente de caja Tipo de descuento

Variable estratégica operacional u operativa Activos líquidos del sistema bancario (ALSB) Base monetaria (BM). Tipo de interés a corto plazo del mercado monetario

Objetivo intermedio

Objetivos últimos

Agregados monetarios (M1, M2, M3, M4) Agregados crediticios: a) Crédito interno b) Crédito al sector privado Tipo de interés a largo plazo

Crecimiento del PIB a precios constantes Precios Empleo Balanza de Pagos

Variables independientes de la política monetaria (exógenas)

Fuente: Monetary Targets and Inflation, OECD Monetary Studies Series, OCDE, París, 1979, pp. 8-9.

181

Manuel Sanchis i Marco En el fondo de aquella instrumentación monetaria subyacía una fuerte convicción en el correcto funcionamiento de la llamada ecuación cuantitativa del dinero, que figura en [1], de donde se deriva que, siempre que los multiplicadores monetarios permanezcan constantes, el incremento de la masa monetaria en una economía es igual al cambio en las transacciones nominales –que son iguales al cambio en los precios, más el cambio en el producto real–, menos el cambio en la velocidad de circulación del dinero, tal y como queda expresado en [2]. [1]

M•V≡P•T

[2]

∆M ≡ ∆P + ∆T – ∆V

En aquel momento el enfoque adoptado por las autoridades del Banco de España basado en el control de agregados monetarios fue tachado de monetarista, lo cual no era de extrañar si tenemos en cuenta que en aquellos años se estaba produciendo un agrio debate entre distintas escuelas de pensamiento económico. Ya a finales de los años setenta, y especialmente a raíz de la recesión que produjo la crisis del petróleo, existía un fuerte debate entre monetaristas y keynesianos o fiscalistas para elucidar si eran las variables fiscales o las monetarias las principales determinantes de la actividad económica agregada. La conclusión de esta polémica era crucial para determinar cuál de las dos políticas macroeconómicas, la fiscal o la monetaria, constituía la mejor herramienta de estabilización macroeconómica. El premio Nobel Franco Modigliani, en su discurso presidencial dirigido a la Asociación Americana de Economía en 1976, reconocía que, si bien se había citado que Milton Friedman había afirmado «Ahora todos nosotros somos keynesianos», Modigliani (1997: 1-19) también estaba dispuesto a afirmar que: ahora todos somos monetaristas si por monetarismo se entiende la asignación al stock de dinero de un papel fundamental en la determinación de la producción y los precios. Ciertamente, la lista de aquellos que han sido durante mucho tiempo monetaristas en este sentido es bastante extensa, incluyendo entre otros a John Maynard Keynes así como a mí mismo, tal y como queda reflejado en mis artículos de 1944 y 1963. Durante el período 1973-1983, la política monetaria española fue criticada en España de monetarista por algunos economistas. Sea como fuere, su gestión durante esos años fue la característica de una economía cerrada y, en su primer nivel de control, estableció los siguientes objetivos monetarios: a) Objetivo final: perseguía el control del gasto nominal de la economía (PIB real y los precios). b) Objetivo intermedio: estuvo centrado en el control del agregado monetario M3 (disponibilidades líquidas), que está compuesto, como sabemos, por el pasivo del Balance Consolidado del Sistema Crediticio (vid. diagrama 2). 182

Pasivo

ALBS4

No monetario – Depósitos efectuados por el sector público – Capital y reservas

Monetario – Dinero legal: a) En manos del público b) En cajas del sistema bancario2 – Depósitos efectuados por el sistema bancario3

Activos sobre el sector exterior Activos sobre el sector público Activos sobre el sector privado Activos reales

Activo

Pasivo

NIF: Nuevos Instrumentos Financieros emitidos por el sistema bancario en manos del público

Depósitos a plazo

Depósitos de ahorro

Dinero legal en manos del público Depósitos a la vista

Pasivo

Depósitos a la vista10 = (dinero bancario) Depósitos de ahorro Depósitos a plazo NIF: Nuevos Instrumentos Financieros Créditos del banco central Capital y reservas

Balance consolidado del Sistema Crediticio1 (BCSC)

Activos sobre el sector público Activos sobre el sector privado Activos reales

Dinero legal en cajas del sistema bancario2 Depósitos en el banco central3

Activo

Notas: (1) En el BCSC se eliminan los activos y pasivos intrasistema;(2) Dinero legal en las cajas de los bancos; (3) Depósitos del Sistema Bancario en el Banco Central; (4) Activos líquidos del sistema bancario o encaje bancario (ALSB);(5) Base monetaria o pasivo monetario del Banco de España (BM);(6) Oferta monetaria en sentido tradicional (M1);(7) Oferta monetaria en sentido amplio (M2);(8) Oferta monetaria, disponibilidades líquidas (M3); (9) Oferta monetaria, activos líquidos en manos del público (ALP); (10) Dinero bancario.

ALP = M4 M4 = M3 + NIF ALP 9 = M3 + NIF + Pas SPúb + Pas SPriv

Créditos sobre el sistema bancario Activos sobre el sector exterior Activos sobre el sector público Activos reales

Activo

M16

ALBS4 BM5

Balance consolidado del Sistema Bancario (BCSB)

M27

Balance ajustado del Banco de España (BABE)

M38

El sistema crediticio y los agregados monetarios y credititos

M3+NIF

DIAGRAMA 2

Políticas de estabilización...

183

Manuel Sanchis i Marco A partir de mediados de 1983, y con el auge del proceso de innovación financiera en todo el mundo, y también en Europa, las estimaciones que realizaba el Banco de España sobre la estabilidad de la demanda de dinero tomando como magnitud las disponibilidades líquidas (M3) empezaron a mostrar una creciente inestabilidad, lo cual reducía el valor de la M3 como objetivo intermedio. La estabilidad de la demanda de dinero aumentaba cuando se tomaban agregados más amplios de la liquidez, que incluían también pasivos que no pertenecían al sistema bancario. Por esta razón, a partir de 1983 el Banco de España cambió de objetivo intermedio y empezó a controlar una definición ampliada de dinero, que desbordaba el pasivo del balance consolidado del sistema crediticio, y que se denominó Activos Líquidos en Manos del Público (ALP). En ella se incluían, además de la antigua M3, los bonos de caja y la tesorería en manos del público, letras en circulación, pagarés, bonos y certificados del banco de España en manos del público y títulos hipotecarios. En su segundo nivel de control, el Banco de España vigilaba de cerca la evolución de la base monetaria que podía controlar, puesto que se correspondía con el pasivo monetario de su balance ajustado, y siempre que los multiplicadores monetarios permaneciesen estables podría influir eficazmente en la evolución del stock monetario (M3). Dichos multiplicadores monetarios se pueden deducir analíticamente para cualquier banco central a partir del diagrama 2 y de las identidades contables y ecuaciones que figuran a continuación. 1. Podemos obtener tres identidades contables:

[1]

M3 ≡ E + D



[2]

BM ≡ E + ALSB; y, por lo tanto,



[3]

E ≡ BM – ALSB

Siendo: E: Dinero legal en manos del público (papel moneda y monedas). D: Depósitos del sistema bancario.

2. Substituimos [3] en [1] y obtenemos [4]:

[4]

M3 ≡ BM – ALSB + D Controlable por el Banco Central

No controlable por el Banco Central

3. Como sabemos que:



184

[2]

BM ≡ E + ALSB,

[5]

D ≡ ALSB + AR

y que el activo del sistema bancario ha de ser igual a su pasivo, entonces:

Siendo AR: Activos rentables del sistema bancario, es decir, créditos, préstamos e inversiones de los sectores público y privado.

Políticas de estabilización... 4. Sabemos que el público tiene cierta preferencia por la liquidez:

[6]

E =e • D

e =

E D

Preferencia del público por la liquidez

5. Sabemos que los bancos también tienen cierta preferencia por la liquidez:

[7]

r = ALSB D

ALSB = r • D

Encaje bancario, es decir, la ratio (no oficial) de reservas de caja, y diferente del coeficiente legal o mínimo de reservas de caja Siendo: AR: Activos rentables del sistema bancario: créditos, préstamos e inversiones de los sectores público y privado. e: Preferencia del público por la liquidez. r: Coeficiente de encaje bancario, es decir, la ratio (no oficial) de reservas de caja y diferente del coeficiente legal o mínimo de reservas de caja.

6. Substituimos [6] y [7] en [2] y obtenemos:

es decir:



[8]

BM = e • D + r • D = D (e + r);

D=

1 : BM (e + r)

7. Substituimos [8] en [6] y obtenemos:

e : BM (e + r)



[9]



8. Substituimos [8] y [9] en [1] y obtenemos el primer multiplicador monetario:



[10]



es decir:

E=

M3 =

e : BM + 1 : BM; (e + r) (e + r)

M3 =

(e + 1) : BM (e + r)

Éste es el multiplicador monetario que liga la masa monetaria (stock de dinero) con la base monetaria.

185

Manuel Sanchis i Marco 9. Substituimos [8] en [7] y obtenemos el segundo multiplicador monetario: ALSB =

r : BM e+r

Este es el multiplicador monetario que liga la liquidez bancaria con la base monetaria. Si el Banco Central aumenta el préstamo de liquidez al sistema bancario y, al mismo tiempo, se produce una caída de los multiplicadores monetarios, ello reflejaría que los impulsos de liquidez del Banco Central al sistema bancario no llegan a las empresas en la misma proporción.

Bibliografía Bryant, Ralph C. (1980): Money and Monetary Policy In Interdependent Nations, The Brookings Institution, Washington, D.C., 584 pp. Bryant, Ralph C., Peter Hooper y Catherine L. Mann (eds.) (1993): Evaluating Policy Regimes. New Research In Empirical Macroeconomics, The Brookings Institution, Washington, D.C., 994 pp. Mauleón, Ignacio (1989): Oferta y demanda de dinero: Teoría y evidencia empírica, Alianza Economía y Finanzas, Madrid, 302 pp. Modigliani, Franco (1977): «The Monetarist Controversy or, Should We Forsake Stabilisation Policies?», The American Economic Review, vol. 67, n.º 2, marzo, pp. 1-19. oecd (1979): «Monetary targets and inflation control», OECD Monetary Series, OECD, París, 101 pp. Rojo, L. A. y J. Pérez (1977): La política monetaria en España: objetivos e instrumentos, Estudios Económicos n.º 10, Banco de España, Servicio de Estudios, Madrid, 70 pp. Sanchis i Marco, Manuel (1987): «La instrumentación de la política monetaria española y el sistema monetario europeo», capítulo VI de M. Domingo, I. Fernández, L. García, A. Pedreño, M. Sanchis y C. Suárez (1987): Métodos y Ejercicios de Economía Aplicada, Pirámide, Madrid, 247 pp. Segura Roda, F. (1979): La nueva política monetaria española. Un análisis crítico, Moneda y Crédito, Madrid, 201 pp. Servicio de Estudios del Banco de España (1997): La política monetaria y la inflación en España, Alianza Economía, Madrid, 863 pp. Stiglitz, Joseph E. y Bruce Greenwald (2003): Towards a New Paradigm in Monetary Economics, Cambridge University Press, Cambridge, 327 pp.

186

Políticas de estabilización...

Píldora 38

La paradoja del Sistema Monetario Europeo1 Enero de 1989, el Gobierno de Felipe González quería que la presidencia española de la Comunidad Europea fuese ejemplar. Para ello preparó con gran sigilo el regalo de dicha presidencia, que consistió en la entrada de la peseta en el MTC del SME2 el 16 de junio de 1989, apenas dos semanas antes de la Cumbre de Madrid de 1989, que cerraba el turno de presidencia. Los periódicos de aquella época señalaron que eran sólo diez las personas que estaban al corriente de dicha operación. Aparte del presidente del Gobierno, su ministro de Economía, Carlos Solchaga, el gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, el subgobernador, Ángel Rojo, y el director general del Tesoro, había sólo unos poquísimos altos funcionarios del Tesoro y del Banco de España que conociesen la operación. Probablemente, estos periódicos desconocían que en la Comisión Europea eran al menos otras tantas las personas al corriente de tan delicada operación. El jueves 15 de junio al mediodía, mi jefe de unidad, Hervé Carré, me comunicó la decisión del Gobierno español. Al mismo tiempo, subrayó la necesidad de no hacer el más mínimo comentario y de mantener una total y absoluta discreción sobre este asunto con el fin de no estropear una operación tan cuidadosamente concebida. Y así fue. Hervé Carré me pidió que preparase una nota interna dirigida al director general, Antonio María Costa, que le sirviese de base para su intervención oral en la reunión que el Comité Monetario tenía prevista realizar, después de que Carlos Solchaga anunciase, de forma inesperada, la decisión del Gobierno en el telediario de la noche del viernes 16 de junio. La peseta pasó a participar en el MTC del SME y lo hizo a un tipo de cambio central de 65 ptas/DM. Este tipo se consideró excesivamente elevado ya que, hasta marzo de ese mismo año, la peseta se había estado apreciando fuertemente con respecto a las principales monedas. Esta apreciación abarató las importaciones y permitió durante un tiempo la renovación del aparato productivo a bajo coste. Sin embargo, fue superior a los débiles aumentos de costes salariales y, de este modo, erosionó la competitividad exterior española. No obstante la apreciación de la peseta, el propio ministro Solchaga consiguió rebajar las presiones alcistas que sufría mediante anuncios públicos orientados a tal fin, realizados en los meses inmediatamente anteriores a la entrada. El momento escogido para la entrada de la peseta en el SME –coherente con la orientación pro europea de las autoridades españolas– tuvo una clara intencionalidad política. Además, éstas confiaban en que la entrada en el SME, así como la puesta en marcha de nuevas medidas fiscales, contribuirían a detener e invertir el deterioro del clima económico. Pensaban que la autodisciplina del MTC garantizaría la recuperación de la credibilidad de las políticas económicas, todo lo cual contribuiría a reforzar la estrategia de rigor económico del Gobierno. La 1. La materia prima sobre cuya base está elaborada esta píldora puede encontrarse en M. Sanchis i Marco (2006). 2. Siglas del Mecanismo de Tipos de Cambio del Sistema Monetario Europeo.

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Manuel Sanchis i Marco decisión imponía a la economía española un corsé monetario de cara al exterior y exigía, en consecuencia, la imperiosa necesidad de poner orden «en casa», lo cual pasaba, en primer lugar, por controlar la inflación. Con este objetivo en mente, a principios de julio de 1989, el Gobierno y el Banco de España aprobaron medidas fiscales y monetarias restrictivas adicionales, en la misma línea de las orientaciones que se habían formulado desde la Comisión Europea. El Banco de España aumentó el tipo de intervención hasta el 14,5%, incrementó los requisitos mínimos de reserva en un punto, hasta el 19%, e introdujo regulaciones bancarias más restrictivas sobre la transferencia de préstamos bancarios a los clientes. Sin embargo, la principal medida de carácter monetario consistió en la introducción de un sistema de topes al crédito para cada banco individual. Estos controles establecían un límite del 17% para el crecimiento del crédito al sector privado en 1989. En la vertiente fiscal, las autoridades aumentaron del 20% al 25% el impuesto sobre las rentas del capital y sobre los dividendos. No obstante lo anterior, tanto la política salarial como la presupuestaria permanecieron fundamentalmente invariables a pesar de las reiteradas advertencias, por parte de los servicios de la Dirección General de Economía y Finanzas de la Comisión Europea –entonces llamada DG II–, sobre la necesidad de poner en práctica una política fiscal más restrictiva y anticíclica, e intentar alcanzar un pacto salarial siempre y cuando no resultase excesivamente gravoso para el erario público. A medida que las disposiciones indicadas iban demostrando su efectividad y la demanda doméstica iba desacelerándose en la segunda mitad de 1989 y a lo largo de 1990, las autoridades relajaron algunas de las regulaciones y los controles. Los servicios de la DG II insistíamos en que la ruptura del diálogo social, por un lado, y los límites en la instrumentación de la política monetaria, por otro, habían deteriorado la confianza en la capacidad de mantener la dinámica de crecimiento sostenido y no inflacionista. También opinábamos que las reticencias a endurecer la política fiscal como resultado de consideraciones políticas y restricciones legales –como, por ejemplo, la polémica sobre la inconstitucionalidad de la ley sobre el impuesto sobre la renta y el patrimonio– habían conducido a una reducción adicional en la credibilidad de las políticas. Además, recomendábamos que se reforzase la contribución de las políticas no monetarias al proceso de desinflación, con el fin de aliviar la política monetaria, que estaba sobrecargada. En el terreno de la política de oferta, animamos a modernizar el mercado de trabajo y los mercados financieros, a acentuar el activismo en materia de política de la competencia y a acelerar el calendario negociado de desarme arancelario. En política de rentas, exhortamos a reconsiderar la vuelta a una política salarial basada en un objetivo explícito de desinflación que contuviese acuerdos salariales con un horizonte plurianual y que fuesen diferenciados, de acuerdo con los distintos niveles sectoriales y regionales de productividad. En el frente fiscal, se propugnó un endurecimiento inmediato, así como acelerar la reforma de la financiación del déficit público mediante la reducción progresiva de los coeficientes de inversión obligatoria, la emisión de deuda pública a más largo plazo y el abandono del recurso directo del Tesoro al Banco de España. En cualquier caso, la economía española se encontraba, en junio de 1989, en pleno proceso de fuertes transformaciones estructurales y, por lo tanto, aun188

Políticas de estabilización... que en aquellas circunstancias el tipo central de 65 ptas/DM se hubiese podido considerar de equilibrio, estaba claro para los economistas de la Unidad de Políticas Monetarias Nacionales y Comunitaria que sería gravemente pernicioso en el futuro, ya que limitaba las posibilidades de apreciación que, en un momento posterior, habría de requerir la peseta para estabilizar la economía, absorber el exceso de liquidez y controlar la inflación en el contexto de plena liberalización de los movimientos de capitales que iba a entrar en vigor en julio de 1990. La política monetaria restrictiva estuvo orientada a enfriar la economía, lo cual dio lugar a altos diferenciales de tipos de interés, atrajo importantes flujos de capitales y presionó al alza el tipo de cambio. Esto último obligó a las autoridades a intervenir en el mercado de cambios, con el subsiguiente impacto en la contrapartida exterior de la base monetaria, que, a su vez, ponía en peligro el propio carácter restrictivo de la política monetaria. La situación de recalentamiento económico en un momento en el que el desempleo aún mostraba niveles muy elevados (en torno al 20%) constituía una clara indicación tanto de las rigideces que prevalecían en el mercado de trabajo, como de las restricciones de capital a las que se enfrentaba la economía española (Galy, 1993). Además, los funcionarios de la DG II pensábamos que la entrada de la peseta en el MTC del SME, aunque podía estimular la demanda de crédito, desalentaría las entradas de capital extranjero de carácter más especulativo. Este análisis se cumplió en gran parte, pues la entrada de la peseta en el MTC del SME produjo una reducción inmediata de los movimientos de capital a corto plazo de naturaleza especulativa, dado que las expectativas de una ulterior apreciación de la peseta quedaron frustradas. Sin embargo, la entrada mejoró la consideración que los inversores internacionales tenían de la peseta y aumentó los flujos de capitales de carácter más permanente debido al alto diferencial de tipos de interés que existía. Las intervenciones de las autoridades monetarias en el mercado de cambios fueron menos frecuentes que en el período anterior a la entrada y la volatilidad de la peseta disminuyó. No obstante, el mayor estímulo de la demanda de crédito, la subsiguiente fortaleza de la demanda interna –y su reflejo inflacionista– y el tenor restrictivo de la política monetaria situaron a la peseta en la parte superior (apreciadora) de la banda de fluctuación durante mucho tiempo, confirmando lo que entonces se llamó, de forma inadecuada, la paradoja de Walters, porque respondía a la crítica al MTC del SME que había realizado años antes Sir Alan Walters (Connolly, 1995: 82-84), asesor de la Sra. Thatcher. En ella, Walters profetizaba que los países con moneda débil dentro del MTC estarían obligados a mantener diferenciales de tipos de interés positivos con respecto al marco alemán y que, dada la plena liberalización de los movimientos de capitales, ello generaría presiones apreciadoras sobre sus monedas, de tal modo que los bancos centrales no tendrían que intervenir para apoyarlas en su depreciación, sino al contrario, para evitar que se apreciaran más allá de lo que permitían las bandas de fluctuación del sistema. De todas estas cuestiones hablábamos a menudo en los pasillos del Banco Internacional de Pagos de Basilea durante los descansos de las reuniones del Subcomité de Política Económica de los Bancos Centrales de la CE (Grupo 189

Manuel Sanchis i Marco Raymond) en las que, junto a mi jefe de unidad, Bernard Connolly, representé a la Comisión Europea en los años 1989-1990. Es cierto que la participación de la peseta en el MTC aumentó la credibilidad de la política monetaria, redujo la ratio de sacrificio de la economía española, contribuyó a moderar las expectativas de inflación e influyó sobre los costes nacionales. Sin embargo, impidió una mayor apreciación de la peseta, que el MTC no permitía, pero que la economía española necesitaba con urgencia para contener la inflación y absorber la liquidez del sistema, como así ocurrió durante la breve experiencia de flotación administrada del escudo a partir del 1 de octubre de 1990.

Bibliografía Connolly, B. (1995): The Rotten Heart of Europe, Faber&Faber, Londres, 426 pp. Galy, M., G. Pastor y T. Pujol (1993): «Spain: Converging with the European Community», IMF Occasional Paper, 101, International Monetary Fund, Washington, D.C., febrero, 58 pp. Sanchis i Marco, M. (19891): «España ante el sistema monetario europeo», Revista de estudios e investigación de las Comunidades Europeas, 10, julioagosto, Madrid, pp. 465-485. – (2006): «De las monedas nacionales al sistema monetario europeo: la aportación de los servicios de la Comisión», Información Comercial Española, 831, Madrid. También en Ángel Viñas (coord.) (2006): Las políticas Comunitarias. Una visión interna, Revista de economía ICE, Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, Madrid, pp. 609-648.

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La trilogía imposible, límites de la política monetaria española en el SME3 Los funcionarios de la DG II encargados de los asuntos monetarios preveíamos que la entrada de la peseta iba a implicar una reconsideración del marco instrumental de la política monetaria y que ello incluiría cambios en la elección del objetivo intermedio, así como el uso de una amplia gama de indicadores monetarios y crediticios. Este enfoque más ecléctico de la política monetaria –forzado por la innovación financiera de la segunda mitad de los años ochenta, que erosionaba el contenido informativo de los agregados monetarios– sería luego seguido en el segundo pilar del Banco Central Europeo que hoy en día ha pasado al primer pilar. 3. La materia prima sobre cuya base está elaborada esta píldora puede encontrarse en M. Sanchis i Marco: (2006).

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Políticas de estabilización... Sosteníamos que el tipo de cambio estaba llamado a convertirse en la nueva variable intermedia de la política monetaria y que el papel desempeñado hasta entonces por el stock de dinero (ALP) debería ser menor, y su evolución tendría que ser valorada junto con el análisis de la evolución de otros agregados monetarios, y por los movimientos temporales de las curvas de rendimientos.4 También éramos favorables a atribuir un papel más relevante al diferencial de tipos de interés a corto plazo con respecto a los tipos alemanes, como instrumento de ayuda y sostén de la política de tipo de cambio. Así ocurrió. La entrada de la peseta en el MTC del SME propició la revisión de la estrategia de control monetario por parte del Banco de España, que adquirió un carácter menos normativo y más discrecional, la gama de indicadores se amplió, y al dinero y a los agregados crediticios se añadieron otros como el tipo de cambio, las curvas de rendimiento y los diferenciales de tipos de interés. La financiación directa del déficit por el Banco de España o por el sistema bancario en condiciones de no-mercado durante largos períodos limitaba claramente la eficacia de la política monetaria. Ello forzaba al Banco de España a esterilizar, no siempre con éxito, el aumento implícito de la liquidez de base. Desde la entrada de la peseta en el MTC del SME, se redujo el impacto de la creación de dinero doméstico sobre la evolución de los agregados monetarios. Dada la mayor confianza en la peseta, la mayor o menor esterilización de la financiación del déficit fue en gran parte compensada por movimientos inducidos en la contrapartida externa. Por otra parte, la estructura a corto plazo de la deuda pública y los sistemas específicos de comercialización hacían que la política monetaria fuese muy dependiente de las necesidades de la política de gestión de la deuda, lo cual creaba problemas adicionales. El hecho de que las letras del Tesoro, los pagarés del Tesoro y los repos de las instituciones financieras no fuesen pasivos del sistema bancario, sino del Tesoro, y, al mismo tiempo, estuviesen incluidos en la definición de ALP, creó serios problemas para la ejecución eficaz de la política monetaria. En primer lugar, ello reducía su eficacia como instrumentos de control de la contrapartida doméstica de la creación de dinero, dado que la venta de letras y pagarés del Tesoro, las anotaciones en cuenta o los repos de la cartera del Banco de España a las instituciones financieras, con el objetivo de absorber liquidez del sistema bancario, eran ineficaces cuando éstos instrumentos eran revendidos, a su vez, por el sistema bancario al público. Cuando esto ocurría, solamente tenía lugar un desplazamiento en la estructura de los ALP, pero la cantidad total de dinero permanecía invariable. En segundo lugar, el Banco de España tenía que esterilizar el exceso de liquidez bancaria que se derivaba de las ventas al público de las letras y pagarés y/o de los repos del Tesoro mantenidos en la cartera de las instituciones financieras. Tal operación no implicaba ningún aumento de los ALP pero sí de la liquidez bancaria. De hecho, los bancos que revendían al público tales instrumentos 4. Que sepamos, el primer estudio realizado sobre las curvas de rendimiento en España fue el de J. Kröger y M. Sanchis (1989).

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Manuel Sanchis i Marco monetarios podían de este modo liberar reservas, puesto que no formaban parte de los pasivos sometidos a la obligación de constituirlas. Por último, el sistema de comercialización de la deuda pública desarrollada aquellos años dio lugar al mantenimiento de carteras de deuda entre el público con vencimientos a muy corto plazo. Como la demanda de crédito seguía siendo muy fuerte, las instituciones financieras incentivaron el proceso de transferencia de repos a sus clientes, dado que esas operaciones permitían al sistema bancario liberar reservas, pues aunque estaban incluidas en la definición de ALP, no formaban parte de los pasivos del coeficiente de reservas. Esto hizo que la cartera del público fuese menos estable, lo que provocó que la evaluación de las variables monetarias fuese más difícil y la influencia de las operaciones del Banco de España en la liquidez del sistema bancario menos predecible. Ante esta situación, los economistas monetarios de la DG II pensábamos, por un lado, que el agregado amplio (APL) era la variable objetivo más idónea para la instrumentación de la política monetaria, como lo demostraban las investigaciones econométricas sobre la estabilidad de las funciones de demanda de dinero realizadas por el Banco de España y por los propios servicios de la DG II (Sanchis y Bekx, 1994: 21); y, por otro lado, que muy probablemente el control de los agregados monetarios y crediticios seguiría siendo fundamental para la estabilidad nominal de la economía. Sin embargo, también opinábamos que, de cara al futuro, las autoridades monetarias se enfrentarían a serias dificultades al confiar sólo en los agregados monetarios como indicadores del rigor monetario. Estos problemas eran potencialmente graves para una política monetaria basada en normas, pero lo eran también dondequiera que se utilizasen los agregados monetarios como indicadores. Los economistas de la DG II subrayamos dos tipos de problemas. El primero residía en el carácter técnico de la especificación de las variables que se suponía que debían determinar la demanda de dinero. Además, había una dificultad adicional que tenía un carácter más fundamental: factores como el proceso de innovación financiera, la introducción de nuevas tecnologías (nuevos medios de pago, etc.), la sofisticación cada vez mayor del sector bancario y sus reacciones ante los nuevos métodos de control monetario, debilitaban las relaciones convencionales entre agregados monetarios, por una parte, y gasto nominal, por otra. A principios de los años noventa, se produjeron cambios fundamentales en la estructura competitiva de la banca española que tuvieron como consecuencia un fuerte aumento de la competencia entre intermediarios financieros en el mercado monetario. En otras palabras, se había roto el «acuerdo de caballeros» que hasta entonces había existido entre los principales bancos españoles que competían por aumentar los pasivos bancarios, y esto indujo transferencias de activos no monetarios a activos monetarios, que entonces ofrecían también unos tipos de rendimiento muy atractivos. Desde los servicios de la DG II se argumentaba que este proceso de desregulación y de mayor competencia llegaría a ser cada vez más importante como consecuencia de la liberalización de servicios financieros prevista en el marco de 1992. En ese contexto, las empresas españolas tendrían que buscar una financia192

Políticas de estabilización... ción más barata en los bancos extranjeros, mientras que el ahorro exterior sería atraído por las oportunidades que los bancos españoles ofrecían para transformar dicho ahorro en depósitos muy bien remunerados. Esto último perturbaría la estabilidad de la relación entre liquidez interna y gasto nacional. Por consiguiente, la inestabilidad de agregados monetarios más amplios tales como los APL o los ALP2 podría convertirse en el futuro en un grave problema, debilitando su función de indicadores avanzados del gasto (Sanchis y Bekx, 1994: 21). Los economistas de la DG II también preveíamos que, durante la primera etapa de la Unión Económica y Monetaria, podría ser necesario establecer nuevas prioridades dentro del espectro de indicadores y objetivos monetarios entonces en vigor. Aunque los servicios de la DG II estaban a favor de un enfoque de política monetaria que siguiera siendo flexible y ecléctico, algunos economistas de la Unidad de Políticas Monetarias Nacionales y Comunitaria opinábamos que debía darse prioridad al tipo de cambio como variable intermedia. En la Unidad de Políticas Monetarias Nacionales y Comunitaria se argumentaba que, de cara al futuro, los ALP2 debían desempeñar un papel de menor importancia que en el pasado, puesto que la evaluación de la política monetaria tendría que estar basada en una gama amplia de indicadores monetarios (v. gr.: otros agregados monetarios y crediticios, tipos de interés, movimientos temporales en las curvas de rendimiento) y reales, es decir, los precios al por mayor, la evolución del tipo de cambio, etc. La experiencia española demostraba que, con libre circulación de capitales y mayor sensibilidad de los movimientos de capital a las variaciones en los tipos de interés y en un régimen de tipos de cambio estables pero ajustables como el MTC, se reducía el margen de maniobra de la política monetaria. Además, de acuerdo con la llamada trilogía imposible, si añadíamos la libre movilidad del capital, sería imposible fijar de forma simultánea dos anclas nominales independientes: un objetivo específico para el crecimiento de la oferta monetaria y un compromiso de estabilidad para el tipo de cambio (Sanchis i Marco, 1989: 79-87). En esa situación, las autoridades deberían permitir desbordamientos temporales del agregado monetario ante un conflicto entre las necesidades de control de los ALP2 y la estabilidad cambiaria.

Bibliografía Kröger, J. y M. Sanchis (1989): «Las curvas de rendimiento en España: nuevas posibilidades de un instrumento analítico», Documentos de Trabajo FIES, 34, p. 17. Sanchis, M. y P. Bekx (1994): «Money Demand and Monetary Control in Spain», Brookings Discussion Papers in International Economics, 105, The Brookings Institution, Washington, D.C., p. 21.

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Manuel Sanchis i Marco Sanchis i Marco, M. (19892): «L’entrada de la pesseta al SME: Propostes de política econòmica», Revista Econòmica de Catalunya, 12, septiembre-diciembre, pp. 79-87. — (2006): «De las monedas nacionales al sistema monetario europeo: la aportación de los servicios de la Comisión», Información Comercial Española, 831, Madrid. También en Ministerio de Industria, Turismo y Comercio (2006): «Las políticas Comunitarias. Una visión interna», Revista de Economía ICE, Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, Madrid, pp. 609-648.

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La estrategia de dos pilares del Banco Central Europeo Principios generales de la estrategia de política monetaria El Banco Central Europeo (BCE) es una institución hecha de nueva planta. Por ello fue consciente, desde el primer momento, de que necesitaba acumular rápidamente reputación y credibilidad para contribuir a formar correctamente las expectativas de los agentes económicos y, de este modo, conseguir con mayor facilidad su objetivo primario: mantener la estabilidad de precios durante largos períodos de tiempo. A este fin, el BCE estableció una política monetaria basada en una actuación forward-looking, y no tanto en responder de forma reactiva, mecánica e inmediata a desviaciones en las cifras del objetivo último de inflación, así como de las variables intermedias (M3), con respecto a aquellos valores objetivo a alcanzar y previamente establecidos por el BCE.

Cambios en la estrategia de política monetaria El enfoque de la política monetaria del BCE ha sufrido un cambio substancial desde su inicio en dos aspectos fundamentales. En primer lugar, en el modo de definir la estabilidad de precios como el incremento anual del índice de precios al consumo armonizado para la eurozona inferior al 2%. Esta definición del objetivo de precios, establecida en 1998, fue considerada por algunos un tanto vaga, lo cual obligó al BCE a matizar en el 2001 que ni la inflación ni la deflación prolongadas eran consistentes con su definición de estabilidad de precios. De acuerdo con el BCE, la expresión «inferior al 2%» (below to 2%) marcaba el límite superior de incremento de precios. Además, la palabra incremento en la definición constituía una clara indicación de que la deflación era incompatible con la estabilidad de precios (BCE, 2001: 38-39). A pesar de la clarificación anterior, y ante la persistencia de algunas dudas por parte de los agentes económicos, el BCE volvió a precisar en el 2003 su noción de estabilidad de precios, de un modo aún más preciso, como aquella «que persigue mantener las tasas de inflación inferiores pero cercanas al 2% en 194

Políticas de estabilización... el medio plazo» (BCE, 2004: 51). Al pasar de below to 2% en 1998, a below but close to 2% en el 2003, el BCE ponía de relieve su preocupación por evitarle a la economía europea no sólo episodios inflacionistas, sino también deflacionistas. Como hemos dicho al principio, la reputación y la credibilidad son claves para un banco central porque afectan a las expectativas de inflación. Como nos enseñó Edmund Phelps, premio Nobel de Economía en el 2006, la inflación no debe relacionarse sólo con el paro de un país, sino también con la diferencia entre la inflación actual y la inflación esperada. Aquí reside la razón fundamental por la que el BCE se debía pronunciar con claridad sobre su objetivo de precios, porque ello iba a ser clave para que los agentes económicos formasen correctamente sus expectativas de evolución de los precios. Las expectativas de inflación son muy importantes para entender cómo se van a comportar los trabajadores a la hora de reclamar aumentos salariales, y cómo van a repercutir las empresas, a su vez, dichos aumentos esperados de precios en mayores precios. Si los agentes económicos no se creen la previsión oficial de inflación y piensan que los precios serán finalmente superiores al objetivo de precios anunciado por el banco central, incorporarán dicho desbordamiento en sus expectativas futuras de precios y la política monetaria dejará de funcionar y de ser eficaz. El segundo cambio substancial en la estrategia monetaria del BCE vino dado por la tensión que se fue acumulando entre el primer pilar y el segundo pilar de dicha estrategia. Al igual que ocurrió con otros bancos centrales europeos, el creciente auge de la innovación financiera, junto con la necesidad de que las variaciones del euro no entorpeciesen el control monetario, propiciaron una revisión de la estrategia de control monetario en el BCE, que se inclinó por dar prioridad a una amplia gama de indicadores económicos y financieros. Por esta razón, además del dinero y de los distintos agregados monetarios y crediticios, se añadieron otras variables como el tipo de cambio, las curvas de rendimiento, los diferenciales de tipos de interés, los costes laborales unitarios, la evolución del output gap y del output potencial y, en general, aquellos indicadores relevantes para el análisis de la coyuntura económica y financiera de la eurozona. Esta tensión entre los dos pilares de análisis se resolvió cuando se pasó al primer pilar el análisis económico –que, hasta entonces, constituía el segundo pilar–, mientras que el, hasta entonces, primer pilar –dada la menor importancia atribuida al control del agregado monetario (M3) en el control monetario– pasó al segundo pilar, como veremos a continuación.

Los dos pilares de la estrategia de política monetaria del BCE La política monetaria del BCE se sustenta en dos pilares cuyo objetivo consiste en analizar toda la información relevante para realizar un buen diagnóstico económico y financiero de la situación económica y financiera de la eurozona, y valorar así los riesgos inflacionistas. Dicho análisis está organizado en dos niveles. Por una parte, el análisis económico, que centra su atención en la actividad de la economía real y de los flujos financieros correspondientes y que 195

Manuel Sanchis i Marco se ocupa de analizar los determinantes de precios y costes a corto y medio plazo, así como su impacto en la estabilidad de precios. Y, por otra parte, el llamado análisis monetario, que se centra en el análisis de la inflación como fenómeno monetario a largo plazo a partir del estrecho vínculo existente entre el crecimiento del dinero y los precios. 1. El análisis económico Mediante este análisis, el BCE persigue valorar la evolución económica y financiera de la eurozona y sus efectos sobre los costes y el comportamiento de los agentes económicos. Para ello, estudia las variables que componen la oferta y la demanda agregada, la política fiscal y las condiciones crediticias y del mercado laboral mediante la monitorización de un amplio abanico de indicadores sobre la evolución de precios (i.e.: materias primas) y costes (i.e.: costes salariales unitarios, coste de las importaciones, etc.), los tipos de cambio, la balanza de pagos y la situación patrimonial de los sectores económicos de las empresas, de las familias y del sector público. También los indicadores financieros son relevantes en el análisis económico. Por ello, el BCE estudia la evolución del precio y rendimiento de los activos financieros, los movimientos de la curva de rendimientos, etc. Otra actividad del análisis económico consiste en identificar la naturaleza de las perturbaciones económicas a las que pueda estar sometida la economía europea, así como su impacto en los precios y su ulterior propagación a corto plazo en la economía. La relevancia de este análisis se debe a que una perturbación macroeconómica tiene efectos diferentes sobre los precios dependiendo de su naturaleza y, por ello mismo, requiere la adopción de políticas económicas diferentes. 2. El análisis monetario Fiel a la tradición de los principales bancos centrales europeos, el BCE seleccionó desde el principio una definición de dinero que sirviese como ancla nominal de la eurozona y cuya evolución se comprometió a vigilar muy de cerca. La decisión de establecer una estrategia de control del crecimiento de los agregados monetarios –en concreto, de un crecimiento anual del 4,5% de la M3– indica que el BCE entiende la inflación como un fenómeno monetario a medio y largo plazo, debido a que el stock de dinero y los precios mantienen una estrecha relación a medio y largo plazo. Es lógico que al principio, al no tener establecida aún una reputación, el BCE tomase prestada, en cierta medida, la reputación del Bundesbank alemán a la hora de establecer sus objetivos de crecimiento del stock de dinero como ancla nominal para la economía europea. La importancia normativa que, muy al principio, le dio el BCE al control del stock de dinero se debe también, en parte, a que la economía alemana llevaba cierto retraso en el proceso de innovación financiera, a diferencia de lo que ocurría con las economías inglesa, italiana y española. Por esta razón, las autoridades monetarias alemanas no se habían enfrentado aún a los graves problemas de inestabilidad de la función de demanda de dinero que tan bien conocían sus 196

Políticas de estabilización... homólogos en el Reino Unido, Italia y España, y que tanto habían perturbado la instrumentación eficaz de sus políticas monetarias. Conforme fue pasando el tiempo, las innovaciones financieras fueron desdibujando el carácter informativo de los agregados monetarios como indicadores avanzados del gasto nominal en la economía europea. De este modo, la visión inicial del BCE –muy influida por la visión alemana de la política monetaria con un marcado carácter normativo– fue cediendo terreno paulatinamente en favor de otro enfoque más ecléctico y discrecional. De hecho, como puede verse en el gráfico 1, la tasa de crecimiento de la M3 europea desbordó desde el primer momento el valor de referencia que cada año establecía el BCE, sin que por ello se derivasen comportamientos reactivos, mecánicos y automáticos por parte del BCE para mantener dicha variable dentro de valores de crecimiento anunciados. El BCE ha ido orientándose progresivamente hacia un enfoque más juicioso de la puesta en práctica de la política monetaria y, en la actualidad, la evolución de la variable M3 es analizada como una más dentro de la amplia batería de indicadores que constituyen la base del análisis monetario. GRÁFICO 1

Tasa de crecimiento anual de la M3 (1998-2007) 14

Crecimiento de M3

12 10 8 6 4

0 -2

ene-98 may-98 sep-98 ene-99 may-99 sep-99 ene-00 may-00 sep-00 ene-01 may-01 sep-01 ene-02 may-02 sep-02 ene-03 may-03 sep-03 ene-04 may-04 sep-04 ene-05 may-05 sep-05 ene-06 may-06 sep-06 ene-07 may-07 sep-07 ene-08 may-08 sep-08 ene-09 may-09 sep-09 ene-10

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Bibliografía Banco Central Europeo (2001): The Monetary Policy of the ECB, Banco Central Europeo, Frankfurt am Main, 149 pp. — (2004): The Monetary Policy of the ECB, Banco Central Europeo, Frankfurt am Main, 126 pp. Schneider, S. y Ch. Harff (2001): «The two-pillar strategy of the ECB: a first assessment», Deutsche Bank Research. Emu Watch, 92, Frankfurt am Main, 21 de septiembre, 10 pp.

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Manuel Sanchis i Marco

Ejercicios 1. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «De acuerdo con la trilogía imposible, la política monetaria resulta ineficaz cuando se aplica en un contexto de libre circulación de capitales y tipos de cambio estables pero ajustables». 2. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «La pertenencia de España a la zona euro es buena para la economía porque nos evita tener que devaluar». 3. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «La deflación es una situación de desaceleración generalizada de los precios de los bienes y servicios a lo largo del tiempo». 4. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «La deflación es una situación de caída generalizada de los precios de los bienes y servicios a lo largo del tiempo». 5. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «Las disminuciones de precios son perniciosas porque la deflación es letal para una economía». 6. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «El efecto Pigou demuestra que las ideas de Keynes en materia de deflación estaban equivocadas». 7. En una situación hipotética y con la información que proporciona el cuadro E1, calcule los índices del tipo de cambio nominal, los índices de precios relativos (ayuda: utilice los precios extranjeros en el denominador) y los índices del tipo de cambio real de la moneda nacional con respecto a la extranjera. ¿La moneda nacional se ha apreciado o depreciado en términos nominales? ¿Se puede afirmar que la teoría de la PPA se ha cumplido en este período? ¿Por qué razones? ¿Los precios relativos han evolucionado a favor o en contra del país de la moneda nacional? ¿Y la competitividad? CUADRO E1

Tipo de cambio nominal y precios relativos domésticos y extranjeros (2000-2005)

2000

2001 2002 2003

2004

2005

198

Tipo de cambio de la moneda nacional definido al incierto

IPC doméstico (1995=100)

IPC extranjero (1995=100)

130

125

110

135

135

120

145

130

125

125 145

150

115

130 140

105 115

125

Políticas de estabilización...

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Cuestionario de autoevaluación 1. La decisión del Gobierno de reducir el valor del tipo de cambio central de su moneda se llama... a) ... depreciación. b) ... devaluación. c) ... revaluación. d) ... deflación. 2. El catedrático de filosofía moral David Hume estableció un mecanismo de cuatro puntas que mantenía en equilibrio la balanza de pagos de los países que seguían el patrón oro, según el cual: Cuando un país importa más de lo que exporta empieza a tener (A) ____ del stock de oro (oferta monetaria), lo cual (B) ____ sus precios y sus costes internos. Esto último (C) ____ la competitividad de las exportaciones, y (D) ____. a) (A) entradas; (B) aumenta (C) reduce; (D) amplia el déficit inicial. b) (A) salidas; (B) aumenta; (C) reduce; (D) amplia el déficit inicial. c) (A) salidas; (B) reduce; (C) aumenta; (D) reduce el déficit inicial. d) (A) entradas; (B) reduce; (C) reduce; (D) reduce el déficit inicial. 3. Siendo i el tipo de interés nominal, π la tasa de inflación y πe la tasa de inflación que se espera en el futuro, establezca cuál será la fórmula del tipo de interés nominal ajustado a la inflación ex post, también llamado tipo de interés real r. a) r =

(i - r) (1 + r)

b) r = (i – π) c) r = (i – πe) d) Ninguna de las anteriores. 4. Indique cuál de los siguientes activos no son mantenidos por los bancos centrales para respaldar sus monedas. a) La deuda de las familias. b) La deuda pública emitida por el gobierno. c) Las reservas de oro y divisas. d) La deuda de otros bancos centrales extranjeros.

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Manuel Sanchis i Marco 5. Indique cuál de las variables siguientes es un objetivo final de la política monetaria. a) El tipo de interés nominal a largo plazo ajustado a la inflación ex post. b) Los acuerdos de refinanciación con pacto de recompra (repos) del banco central con la banca. c) La estabilidad del tipo de cambio. d) La estabilidad de precios. 6. Indique cuál de estas variables no es una variable objetivo (instrumental) de la política monetaria. a) Agregados monetarios del tipo M0, M1, M2, M3, L, ALP, etc. b) Agregados crediticios y tipos de cambio. c) Repos y tipos de intervención y de descuento. d) Tipos de interés nominales y reales a largo plazo. 7. Indique qué comprende la base monetaria o dinero de alta potencia (high powered money). a) El dinero legal en manos del público, el dinero legal en las cajas del sistema bancario y los depósitos efectuados por los bancos en el banco central. b) El dinero legal en manos del público y el mantenido en las cajas del sistema bancario. c) Los activos sobre el sector exterior (oro y reservas) del sistema crediticio. d) Los activos sobre el sector público del sistema crediticio. 8. Indique qué cualidad de un sistema monetario internacional no corresponde a la llamada trilogía imposible. a) Política monetaria independiente. b) Libre circulación de capitales. c) Tipos de cambio múltiples. d) Tipos de cambio fijos.

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8. Políticas de estabilización: política fiscal en la Unión Europea

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¿Es beneficiosa la disciplina fiscal para el crecimiento económico? Esta píldora se limita a plantear los términos de un debate económico tan viejo como la propia historia del pensamiento económico ¿Es necesaria la disciplina fiscal para el crecimiento económico? Sobre este asunto hay opiniones para todos los gustos. Pero lo primero que tendríamos que hacer es definir los términos del debate. Cuando hablamos de disciplina fiscal, ¿nos estamos refiriendo al rigor fiscal, es decir, a una política fiscal rigurosa que implica esfuerzo fiscal o quizá, simplemente, a una mera reducción del déficit público? Las teorías sobre el crecimiento económico y, en particular, las teorías del crecimiento endógeno no vienen en ayuda del economista en este asunto. Entre los puntos comunes sobre dichos modelos, vistos en una píldora anterior, sólo el último nos informa de que las finanzas públicas tienen un efecto ambiguo sobre el crecimiento. Por lo tanto, si los modelos de crecimiento endógeno no ayudan a saber cómo influye la disciplina o la laxitud fiscal en el crecimiento, ¿qué dice la opinión convencional de los economistas sobre este asunto? En primer lugar, los keynesianos opinan que en tiempos de recesión hay que relajar la política fiscal y, si es necesario, provocar déficits públicos substanciales dejando jugar libremente a los estabilizadores automáticos de la economía, con el fin de que el sector público compense la falta de actividad del sector privado, y así se mantenga el nivel de actividad económica. Al mismo tiempo, sin embargo, propugnan una actuación inversa en tiempo de bonanza –algo que los gobiernos suelen olvidar– con el fin de crear el margen de maniobra suficiente –acercándose al equilibrio o ampliando el superávit– para poder recoger después los dividendos del crecimiento y hacer frente a la próxima desaceleración o recesión de la economía. 201

Manuel Sanchis i Marco Al final, el déficit disminuye la tasa de ahorro, reduce la inversión y crea o amplía el déficit exterior, y todo ello genera una carga financiera que ponemos sobre los lomos de las generaciones futuras. Según esta visión de la disciplina fiscal, que comparto en algunos aspectos, una expansión del déficit público sólo tendría un efecto expansivo sobre la economía a corto plazo, puesto que a largo plazo todo incremento del gasto por encima del nivel de equilibrio se traduciría en incrementos de precios, mientras que el nivel de renta se mantendría invariable. En segundo lugar, a este enfoque keynesiano tradicional –que, como hemos visto, postula que una restricción fiscal induce una reducción de la demanda interna, de la producción y del empleo a corto plazo– se le ha contrapuesto otra visión, según la cual, una restricción fiscal puede originar una expansión económica, incluso a corto plazo, cuando concurran ciertas circunstancias. Esta aparente paradoja es debida a que, si bien el incremento de impuestos y la reducción del gasto conducen a una caída de la demanda agregada, sin embargo, los cambios favorables en las expectativas que puede crear hoy la restricción fiscal pueden tener un impacto expansivo sobre la economía, también a corto plazo. En efecto, los efectos riqueza, y sobre la credibilidad y las expectativas que se generan cuando se produce un cambio permanente hacia posiciones fiscales saneadas y a favor de una mayor disciplina fiscal, pueden tener una influencia positiva sobre el consumo y la inversión capaz de compensar los efectos tradicionales keynesianos antes analizados. Se trata de una disciplina fiscal con efectos expansivos, incluso a corto plazo, en la economía que recibe el nombre de efecto no-keynesiano de la consolidación fiscal. Este efecto no-keynesiano ha servido para explicar cómo algunas economías han realizado anuncios creíbles de mayor disciplina fiscal, que luego han llevado a la práctica, sin que ello les haya impedido crecer a corto y largo plazo a tasas muy elevadas. Éste fue el caso de países como Dinamarca (1983-1986) e Irlanda (1987) en los años ochenta y de Suecia a principios de los años noventa. Este efecto no-keynesiano, sin embargo, contiene serias limitaciones. Su influencia dependerá de las características de la economía en cuestión, y su impacto variará según el tamaño de la economía y su grado de apertura al exterior, con el tiempo de consolidación fiscal previsto en relación con el ciclo económico, el contexto económico exterior favorable/desfavorable, y las reformas estructurales –orientadas hacia una mayor eficiencia y flexibilidad de los mercados tanto de bienes y servicios como de factores productivos– que se estén o no llevando a cabo. En tercer lugar, los seguidores del teorema de la equivalencia ricardiana no creen que un mayor déficit hoy influya demasiado en el crecimiento, puesto que sólo significa menos impuestos hoy, a cambio de más impuestos mañana. Para que esto se cumpla tienen que darse una serie de condiciones, pero, sobre todo, que los consumidores se comporten del modo forward looking y, ante un mayor déficit, anticipen hoy que tendrán que empezar a ahorrar a partir de ese momento para poder pagar mayores impuestos en el futuro. ¿Qué hacer? ¿Con qué explicación nos quedamos? Los resultados del análisis empírico recogen evidencia a favor del punto de vista keynesiano, según el cual la política fiscal afecta al ahorro nacional (el déficit disminuye la tasa de ahorro), 202

Políticas de estabilización: política fiscal en la Unión Europea lo cual entra en contradicción con la propuesta de la equivalencia ricardiana. Por otra parte, también hay evidencia empírica a favor de los efectos no-keynesianos de la política fiscal. El debate académico, por lo tanto, sigue abierto y necesitará un cierto tiempo para que se acerque a su estado estacionario (steady-state). Mientras esto ocurre, terminemos esta píldora subrayando que, quizá, lo mejor que podríamos hacer antes de analizar la dicotomía «crecimiento-disciplina fiscal» es delimitar lo que entendemos por déficit público y por consolidación o disciplina fiscal. Si por disciplina fiscal entendemos solamente el esfuerzo fiscal de un país, la mejor medida para calcularlo es el cambio anual –reducción del déficit o ampliación del superávit– del saldo presupuestario ajustado al ciclo, con todos los problemas metodológicos que ello conlleva, incluida la eliminación del problema del sesgo del punto final del filtro Hodrick-Prescott. Si sólo miramos la cifra de reducción del déficit público, con independencia de las distintas definiciones contables de éste, conviene no olvidar que no toda cuantía de déficit tiene el mismo valor e impacto sobre el crecimiento económico. Si dejamos aparte el nivel y la estructura de los ingresos, la calidad del gasto es un elemento que se debe tener muy en cuenta. Sin ir más lejos, el propio comisario Mario Monti señalaba en 1998 –en el contexto de la crisis asiática y del debate sobre el fantasma de una posible deflación en Europa– lo siguiente: Creo sin embargo que hay margen para un tratamiento más proactivo de la posición de la Comisión por lo que se refiere a la inversión pública (...). Lo que tengo en mente es simplemente –en perfecta sintonía con el principio de subsidiariedad– una iniciativa de la Comisión que permita que la inversión pública a nivel nacional (o subnacional) no esté indebidamente sometida a restricciones como es ahora el caso, incluso más de lo que se pretendía en el espíritu y la letra del Tratado de Maastricht (...) que distingue entre déficit generado por consumo público y déficit generado por inversión pública. De hecho, no es el déficit público total lo que detrae recursos para la formación de capital en una economía, sino aquella parte del déficit que financia el consumo público o gasto corriente. En esa medida existe un comportamiento «irresponsable» hacia las generaciones venideras porque se les habrá dejado con deuda pública no compensada con una mayor dotación de capital público. Reconocer el papel de la inversión pública en ningún modo es contradictorio con una política fiscal saneada y rigurosa. Como saben, esto es conocido como la regla de oro: el endeudamiento público es admisible, pero sólo para cubrir inversión pública, no gasto corriente (...). Desde esta perspectiva, la distinción crucial es entre gasto de consumo y gasto de inversión, no entre gasto privado y gasto público. Por ejemplo, el interés de las futuras generaciones estará normalmente mejor servido por la inversión pública (o privada) de hoy, que por el consumo privado (o público) de hoy. 203

Manuel Sanchis i Marco Desde luego tiene que ser inversión pública genuina, no, por ejemplo, ayudas de Estado para cubrir las pérdidas de las empresas (Bulletin Quotidien Europe, 1998: 1-2). A lo anterior solo añadiría una palabra: Amén.

Bibliografía Alesina, A. y R. Perotti (1955): «Fiscal Expansions and Adjustments in OECD Countries», Economic Policy, vol. 21, CEPR. Blanchard, O. (1990): «Comments», NBER Macroeconomics, annual 5. Brons, M., H. de Groot y P. Nijkamp (2000): «Growth Effects of Governmental Policies: A Comparative Analysis in a Multi-Country Context», Growth and Change, vol. 31, fall, pp. 547-572. Bulletin Quotidien Europe (1998): «Mr Monti Letter to Messrs Santer and De Silguy», Europe Documents, 2103, 30 de octubre, pp. 1-2. Giavazzi, F. y M. Pagano (1990): «Can Severe Fiscal Policy Be Expansionary? Tales of Two Small European Countries», NBER Macroeconomics, annual 5. Nijkamp, P. y J. Poot (2002): «Meta-Analysis of the Impact of Fiscal Policies on Long-Run Growth», Tinbergen Institute, Discussion Paper, 2002-028/3.

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Definiciones de déficit público y esfuerzo fiscal Ya hemos visto cómo los modelos de crecimiento endógeno no sirven para saber si el esfuerzo fiscal ayuda o no al crecimiento, y también que la opinión de los economistas sobre este espinoso asunto, tanto de los keynesianos como de los no-keynesianos, así como los que defienden el teorema de la equivalencia ricardiana, es muy variada. Mientras suspendemos el juicio, quizá valga la pena recordar y concretar qué entendemos por déficit público. Para ello, nada mejor que distinguir el concepto contable de déficit, de su significado económico. Son cuatro las definiciones de déficit público en términos contables y las hemos ordenado de menor a mayor amplitud. Las dos primeras están referidas a la contabilidad pública, mientras que la tercera está referida a la contabilidad nacional. La tercera tiene, a su vez, una subdefinición según la metodología del Sistema Europeo de Cuentas Integradas (SEC), que fue la que se utilizó en los criterios de convergencia de Maastricht (SEC79), y que ahora se utiliza en el Procedimiento de Déficit Excesivos (SEC95). 1. Déficit de caja (no-financiero del Estado): recoge el saldo entre ingresos y pagos de operaciones no-financieras del Estado en la contabilidad pública (criterio de caja-cash).

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Políticas de estabilización: política fiscal en la Unión Europea 2. Déficit presupuestario: recoge el saldo entre los derechos y las obligaciones reconocidas de las operaciones no-financieras del Estado en la contabilidad pública (criterio de devengo-accruals). 3. Déficit de contabilidad nacional: es diferente al déficit de la contabilidad pública, e incluye operaciones extrapresupuestarias como puedan ser la evolución de los tipos de interés, del tipo de cambio, el seguro de las autopistas, etc. Este concepto de déficit es el que se utiliza para proporcionar a la Comisión Europea las estadísticas que solicitan a los Estados miembros de acuerdo con el criterio de convergencia de Maastricht. 4. Déficit económico-patrimonial: incluye tanto las operaciones financieras como las no-financieras y equivale aproximadamente a la cuenta de resultados del sector público estatal. Pasemos ahora a explicar los distintos significados económicos del concepto de déficit público, así como la noción de esfuerzo fiscal: 1. Definición de déficit actual de las administraciones públicas: Con relación a los criterios de convergencia de Maastricht, se entiende por déficit público (actual) el volumen de endeudamiento neto del sector de las administraciones públicas (S.60) con arreglo a la definición SEC. Dicho sector incluye los subsectores de la Administración central (S.61), de la Administración regional o local (S.62) y de los Fondos de la seguridad social (S.63). 2. Definición de déficit ajustado al ciclo de las administraciones públicas: Es el déficit actual al que le hemos extraído su componente cíclica. De modo que una brecha del output positiva (positive output gap) dará lugar a una cifra del déficit cíclicamente ajustado mayor que la cifra del déficit actual, pues corrige al alza –es decir, empeora– la anterior cifra del déficit actual. Por el contrario, una brecha del output negativa (negative output gap) dará lugar a una cifra del déficit cíclicamente ajustado menor que la cifra del déficit actual, pues corrige a la baja –es decir, mejora– la anterior cifra del déficit actual. 3. Definición de esfuerzo fiscal: aunque existen varias definiciones muy parecidas unas a otras, la más establecida es la que considera esfuerzo fiscal como la variación anual (annual change) del déficit actual cíclicamente ajustado. No toda cuantía del déficit tiene el mismo impacto sobre el crecimiento. También es relevante la calidad del gasto. Además, conviene subrayar la importancia de considerar la evolución del déficit público actual y de las cifras relativas al esfuerzo fiscal desde una perspectiva dinámica, con el fin de elaborar un buen análisis económico sobre las finanzas públicas. Por eso, un perfil descendente en las cifras de déficit y deuda públicos constituyó un criterio importante del Tratado de Maastricht. Ésta fue la razón por la que España se esforzó en mostrar un perfil sorprendentemente decreciente antes de entrar en la moneda única. Bueno, no tan sorprendente si tenemos en cuenta los ajustes contables que se realizaron al pasar del criterio de caja al de devengo, los cuales transformaron un perfil ascendente del déficit durante 1995-1998 en otro decididamente descendente.

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El Procedimiento de Déficit Excesivos (PDE) Tanto en el mundo ideal de las zonas monetarias óptimas (ZMO) como en el marco de un Estado unitario, las consecuencias que provoca una perturbación macroeconómica asimétrica sobre las distintas zonas geográficas serán absorbidas a través de un presupuesto centralizado. Las áreas geográficas sentirán con diferente intensidad dichos efectos; unas lo harán de forma negativa y otras de modo positivo. Los residentes de las regiones en dificultades recibirán el ahorro de aquellos residentes de las otras regiones, aquellas que han sido positivamente afectadas por la perturbación macroeconómica y que, como resultado del shock, se encuentran en expansión. Estos últimos, a través del sistema fiscal y de protección social, canalizarán su ahorro, mediante transferencias públicas, hacia los residentes de las regiones adversamente afectadas por el shock. Por su parte, los residentes de las regiones con problemas recibirán estos flujos de ahorro de forma generosa, puesto que al ir canalizados a través de un presupuesto centralizado las prestaciones a que den lugar no irán acompañadas del cobro de intereses por el ahorro transferido. Sin embargo, en el mundo real, es decir, en una unión monetaria con un grado elevado de descentralización de los presupuestos nacionales, un país que se viese afectado por una perturbación macroeconómica negativa debería utilizar la política fiscal de manera flexible, dejando que el déficit público aumentase y permitiendo el libre juego de los estabilizadores automáticos, lo que llevaría a un mayor gasto público y menores ingresos fiscales. La mayor necesidad de financiación del país negativamente afectado por el shock podría ser acomodada sin dificultades por el país positivamente afectado, siempre y cuando los mercados de capitales fuesen eficientes y funcionasen sin fricciones. Esta situación ofrece algunas diferencias con respecto al caso anterior del Estado unitario y de la ZMO: a) la transferencia de ahorro no es gratuita, ya que el país en dificultades tendrá que pagar ahora los intereses y el principal del préstamo recibido del otro país miembro de la unión monetaria; y, b) el aumento de deuda reduce el margen de maniobra futuro de la política fiscal del país negativamente afectado por la perturbación.

Sostenibilidad y racionalidad económica de las reglas fiscales del Tratado de Maastricht La mayor debilidad del análisis anterior se deriva de una hipótesis implícita, según la cual, los gobiernos pueden incurrir reiteradamente en déficit públicos sin tener que hacer frente a problemas de solvencia o de sostenibilidad de la política fiscal. La experiencia de las economías europeas durante el decenio de los ochenta nos muestra, por desgracia, cómo se fueron acumulando con gran rapidez los déficit públicos y el stock deuda. Como en aquellos años la tasa de crecimiento de algunas economías era inferior a los tipos de interés reales, es 206

Políticas de estabilización: política fiscal en la Unión Europea decir, a los tipos nominales ajustados a la inflación ex post, la relación deuda/ PIB entró en una senda de crecimiento explosiva y planteó, en toda su crudeza, el problema de la sostenibilidad de las finanzas públicas, pues los gobiernos habían sido previamente incapaces de crear el necesario margen de maniobra para dotar de autonomía a la política fiscal. Un país que se encuentra con unas finanzas públicas en una senda insostenible puede generar externalidades negativas sobre los otros países miembros de la unión al ejercer una presión al alza sobre los tipos de interés, aumentando de este modo la carga por intereses de los demás países miembros y obligándolos a adoptar políticas fiscales más restrictivas de lo que lo habrían sido en otras circunstancias, con el fin de poder hacer frente al pago de mayores intereses. Durante los años ochenta, las políticas fiscales interfirieron con la política monetaria de los bancos centrales europeos porque, a la hora de endurecer las condiciones de crédito, los bancos centrales no podían hacer abstracción de los elevados niveles del stock de deuda pública. Por estas razones, el Tratado de Maastricht estableció reglas que limitan el tamaño de los déficit públicos (3%) y del stock de deuda pública (60%) con respecto al PIB. Con ello se perseguía preservar la autonomía del futuro Banco Central Europeo y librarle de las presiones que los niveles insostenibles de los déficit y de la deuda pública podrían eventualmente ejercer a la hora de endurecer el tenor de su política monetaria y aumentar el tipo de intervención. Sin embargo, dichos argumentos han sido muy criticados porque subyace en ellos implícitamente la idea de que los mercados de capitales son ineficientes, puesto que son incapaces de asignar una prima de riesgo diferente a la deuda pública de cada país miembro. En otras palabras, si los mercados de capitales fuesen eficientes y funcionasen sin fricciones, entonces no habría lugar para que la mala situación financiera en un país de la eurozona produjese externalidades negativas sobre los demás. A pesar de ello, seguiría siendo posible que los mercados financieros, a la hora de asignar una prima de riesgo a aquellos países que tuviesen unas finanzas públicas poco saneadas, tomasen en cuenta las repercusiones que podría tener una declaración de insolvencia de un país miembro sobre los otros países miembros de la eurozona. Para evitar precisamente esta situación, el Tratado de Maastricht introdujo el artículo 104B, que prohíbe a la Comunidad o a los Estados miembros asumir o responder de los compromisos de otro Estado miembro. Ante las dificultades prácticas para aplicar estas reglas en el mundo real, el propio Tratado sustituyó esta idea y estableció el llamado Procedimiento de Déficit Excesivos (PDE), que incluye recomendaciones a los Estados miembros para que, en el caso de que un Estado presente una situación de finanzas públicas deficiente, la reconduzca en la dirección marcada por los criterios de Maastricht.

Bases jurídicas y definiciones contables del PDE El PDE viene detallado en el artículo 104C del Tratado de Maastricht y en su legislación asociada, es decir, en el Protocolo sobre el procedimiento aplicable 207

Manuel Sanchis i Marco en caso de déficit excesivo y en el Reglamento del Consejo (CE) n.º 3605/93 sobre la aplicación de dicho Protocolo. En dicho artículo se establece que las cifras de déficit fiscal y de deuda tienen que ajustarse a las reglas del SEC, así como que cada Estado miembro debe notificar a la Comisión Europea dos veces al año sus déficit efectivos y previstos, así como su nivel de deuda. De acuerdo con el Protocolo sobre el procedimiento aplicable en caso de déficit excesivo: a) la definición de déficit público elegida es el volumen de endeudamiento neto del sector Administraciones públicas (S.60) con arreglo a la definición SEC, y b) la definición común de deuda pública es la deuda bruta total, a su valor nominal, que permanezca viva a final de año, una vez consolidados los activos y pasivos de los sectores de las Administraciones públicas.

El arranque inicial del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) En cuanto al Pacto de Estabilidad y Crecimiento, la propuesta original del pacto sugería que un país tenía que ser multado con el 0,25% del PIB por cada punto porcentual de déficit superior al 3%, sin límites superiores a las multas, y sólo una caída del PIB del 2% justificaba una excepción. Además, en la Cumbre de Dublín de diciembre de 1996, se acordó que habría una zona gris para aquellos países cuyo PIB cayese entre el 0,75 y el 2%. Las multas se suavizaron, con un componente fijo del 0,2% del PIB para un déficit superior al 3%, aumentando en 0,1 puntos porcentuales del PIB por cada punto porcentual adicional de déficit con respecto al PIB. También habría una multa lineal del 0,2% del PIB para ratios de deuda superiores al 60%, aunque, combinando las multas de déficit y de deuda, la multa máxima no podría nunca exceder del 0,5% del PIB. En la Cumbre de Ámsterdam de junio de 1997, se estableció el pago de un depósito sin intereses equivalente al 0,1% del PIB, si el déficit era mayor del 3% del PIB, al que se añadiría un décima más del PIB por cada punto porcentual adicional de déficit rebasado, hasta un máximo del 0,5%. El monto quedaba bloqueado y se convertiría en multa, al cabo de dos años, en provecho de los países virtuosos que respetasen los criterios de convergencia. Las situaciones que podrían darse eran las siguientes: a) si el PIB caía por debajo del 2%, no habría sanciones, pero el país debería tomar medidas urgentes; b) si el PIB caía entre el 0,75 y el 2%, se podría elevar el caso a la consideración del Consejo de Ministros (Ecofin); y, c) si el PIB caía por debajo de 0,75%, se podría sancionar al país si su déficit no respetaba los criterios anteriores.

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Bibliografía Sanchis i Marco, M. (1998): Aspectos fiscales de la unión monetaria el «procedimiento de déficit excesivos»: su racionalidad económica, Colegio de Economistas de Valencia, Valencia, p. 19.

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El nuevo Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) ¿Cuáles son las novedades que ofrece la actual formulación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento con respecto a la anterior? Si leemos con detenimiento la Comunicación de la Comisión COM(2004) 581 final, del 3 de septiembre de 2004, titulada «Reforzamiento de la Gobernanza económica y mejora de la aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento», podremos enumerar de forma sucinta los elementos nuevos que contiene dicho pacto: 1. En primer lugar, la supervisión de las posiciones presupuestarias pondrá mayor énfasis en la deuda del gobierno y en su sostenibilidad. Para los países altamente endeudados, en concreto, se establecerá una tasa de referencia para la reducción de la deuda a un ritmo satisfactorio. Dicha tasa deberá tomar en consideración circunstancias específicas de cada país, tales como el envejecimiento de la población, los pasivos contingentes, el nivel inicial de deuda y las condiciones de crecimiento del output potencial. 2. Cuando haya que definir el objetivo de déficit a medio plazo «cercano al equilibrio o en superávit» o la senda para alcanzarlo, se tomarán en mayor consideración las circunstancias específicas del país. Se valorarán las desviaciones de su consecución a la luz de los niveles de deuda nacional, output potencial, inflación, pasivos existentes en relación con el envejecimiento de la población y el impacto de las reformas estructurales emprendidas. La necesidad de inversión neta adicional podría ser considerada. 3. También serán tomadas en cuenta las circunstancias específicas del país con el fin de definir la senda de ajuste adecuada para corregir los déficit excesivos; el plazo de cumplimiento correspondiente será fijado de acuerdo con la posición cíclica y los niveles de deuda de la economía sometida a examen. Además, la cláusula de circunstancias excepcionales será modificada con el fin de incluir períodos de pobre y persistente crecimiento económico. 4. Se reforzará la vertiente preventiva de la acción para evitar desequilibrios presupuestarios, lo cual implica: a) aplicar políticas fiscales simétricas a lo largo del ciclo para prepararse ante los efectos del envejecimiento de la población, así como crear el margen de maniobra suficiente que permita un funcionamiento eficaz de los estabilizadores automáticos; y, 209

Manuel Sanchis i Marco b) utilizar con mayor eficacia las GOPE1 para evitar políticas procíclicas en tiempos de bonanza. 5. La supervisión de las políticas fiscales será interpretada desde una perspectiva más amplia, es decir, desde la que comprende la necesidad que tienen las políticas económicas y presupuestarias de establecer las prioridades más apropiadas dirigidas hacia las reformas económicas, la innovación, la competitividad y el fortalecimiento de la inversión privada y del consumo vinculándolos a los objetivos macroeconómicos más amplios de la UE, incluyendo la estrategia de Lisboa. Por lo tanto, se pondrá más énfasis en el papel estimulador que tienen las finanzas públicas sobre el crecimiento y el empleo. Esto último requiere una mayor coordinación entre las GOPE, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y los procesos presupuestarios nacionales. Una vez se ha pasado revista a los cinco puntos anteriores, en los que hemos resumido los elementos nuevos que contiene el Pacto de Estabilidad y Crecimiento revisado, veamos ahora cuál es nuestra valoración como economistas sobre éstos:2 1. En primer lugar, damos la bienvenida al llamamiento de la Comisión Europea en favor del uso más intenso del buen juicio y de una mayor discrecionalidad a la hora de poner en práctica las reglas fiscales, siempre y cuando estas últimas se apliquen en una dirección acorde con recomendaciones que sean consistentes con la teoría económica. Ello debería reforzar la legitimidad de las reglas fiscales y contribuir a fortalecerlas. En particular, el mayor peso atribuido a la deuda en relación con el déficit hace probable que se reduzca el azar moral (moral hazard) por parte de los Estados miembros, al tener menos incentivos para diseñar operaciones del tipo «one-off» o cosméticas, cuyo único fin es reducir la cifra de déficit por debajo del 3%. Sin embargo, el cambio parcial desde las normas hasta la discreción no garantiza, por sí mismo, una mayor consideración por las preocupaciones políticas por lo que se refiere a la redefinición del marco fiscal de actuación pública. No existe necesariamente un paralelismo entre, por una parte, reglas y rigor, y, por otra, discrecionalidad y laxitud. El dilema entre la observancia estricta de reglas y un razonado ejercicio de discrecionalidad es más aparente que real (Guitián, 1992): a) la adhesión rígida a reglas en circunstancias que reclaman el uso del buen juicio y del criterio bien fundado es perjudicial para la existencia misma de las reglas, y b) la longevidad de las reglas en política económica depende de la habilidad para adaptarlas cuando las condiciones lo reclaman. 1. Grandes Orientaciones de Política Económica. 2. Agradezco a mi compañero Ralf Jacob el intercambio de ideas que tuvimos sobre estas cuestiones, y que me ha servido para hacer evolucionar las mías propias.

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Políticas de estabilización: política fiscal en la Unión Europea 2. En segundo lugar, el mayor énfasis que la nueva formulación del pacto pone en las condiciones de crecimiento del output potencial, en la sostenibilidad de la deuda del gobierno a largo plazo y en las circunstancias específicas de cada país prepara el terreno para que se considere –en el marco de la aplicación de la supervisión presupuestaria– la cuantía total del gasto público en capital humano3 –como, por ejemplo, la educación, la formación profesional y las políticas activas del mercado de trabajo (ALMP)– como un factor que mejora los resultados macroeconómicos en términos de productividad, crecimiento y empleo. Este tipo de gasto público puede contribuir a solucionar el problema del envejecimiento de la población. Si las políticas tienen como objetivo los trabajadores de edad avanzada y están bien diseñadas, entonces ello retrasará la salida de estos trabajadores del mercado de trabajo y suavizará las presiones financieras sobre el sistema de pensiones. Además, estas políticas ayudarán a prevenir los desajustes de habilidades (skills gap) en el mercado de trabajo. Se podría permitir una mayor flexibilidad en el objetivo de déficit cercano al equilibrio (close to balance), o en la senda para la corrección del déficit excesivo –incluso en el techo relevante para este último– cuando una parte significativa del PIB destinada a gasto público, sobre todo, en formación de capital, incluido el capital humano, cayese dentro de estos conceptos. 3. A la hora de valorar la calidad del gasto público, debemos defender un enfoque diferente, según el cual el gasto social no fuese percibido en adelante como improductivo. No es racional etiquetar como productivos o improductivos aquellos agregados de gasto que están arbitrariamente clasificados como tales. Por lo tanto, debemos subrayar que todo tipo de gasto público es susceptible de ser más o menos productivo en función de que satisfaga del mejor modo –en términos de coste-eficacia (costeffective)– las necesidades reales y alcance los objetivos para los que estaba diseñado. Además, las políticas contra la pobreza tienen unos rendimientos sociales, en términos de menor criminalidad y menores costes para el sistema de salud pública, que como economistas debemos reconocer. 4. En el área de gasto social, el efecto de los incentivos y desincentivos es particularmente importante. Podremos hacer que trabajar sea rentable (Comisión Europea, 2003) si somos capaces de modernizar nuestros sistemas de protección social –tanto en su vertiente de beneficios y servicios sociales, como en sus aspectos impositivos– creando los 3. Sería conveniente evitar cualquier análisis que se centre en la proporción de este tipo de gasto sobre el gasto público total, puesto que la cifra resultante estará distorsionada por la elección entre pensiones públicas y privadas, así como por la provisión pública o privada de cuidados sanitarios. Sin embargo, tendría mucho más sentido observar la parte del PIB dedicada a la formación de capital, incluido el capital humano.

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Manuel Sanchis i Marco incentivos apropiados para crear más y mejores puestos de trabajo. Si proporcionamos los incentivos correctos –lo cual no es tarea sencilla–, conseguiremos que las personas desempleadas piensen que les conviene aceptar un puesto de trabajo, incluso de baja remuneración, porque al hacerlo salen ganando, o que a los trabajadores en general les salga a cuenta esforzarse para progresar hacia puestos de trabajo mejor remunerados –estableciendo el nivel correcto del tipo impositivo efectivo marginal–, o que a los trabajadores les interese permanecer más años en el mercado de trabajo. Un ejemplo interesante de la complejidad de este asunto lo encontramos en la correlación negativa que existe entre el tamaño del subsidio por desempleo y la legislación sobre la protección en el empleo en los países occidentales. Un mayor gasto en tales subsidios parece que es más eficiente que la legislación sobre la protección en el empleo para facilitar el cambio estructural, fortalecer el funcionamiento económico y aumentar el empleo. Tenemos por cierto que el énfasis en estas dos herramientas de política de empleo es claramente una cuestión que depende de las preferencias de la sociedad y de las tradiciones de los Estados miembros. No existe ningún modelo o esquema de protección social nacional que deba ser directamente transpuesto sin más, de un país a otro, o automáticamente adoptado por todos los países. Aun así, esta evidencia sugiere que un enfoque que descanse en un gasto social supuestamente improductivo puede ser más eficiente que otro enfoque que no tenga reflejo en absoluto en el gasto público. 5. Por lo que se refiere a los pasivos futuros que se derivan del envejecimiento de la población, es importante que evitemos un enfoque excesivamente estrecho y miope. Considerar únicamente la cuantía total de los pasivos implícitos – es decir, el valor actual neto del flujo futuro de pagos por pensiones que habrá que pagar de acuerdo con la legislación vigente– no es suficiente. Aunque este valor será elevado para los países cuyo sistema de pensiones descanse primordialmente en la provisión pública, estos mismos países, sin embargo, son también capaces generalmente de recaudar más ingresos para dichos esquemas de protección social –hace falta considerar la aceptación de las contribuciones y los impuestos para financiar las pensiones públicas. Del mismo modo que es necesario considerar la vertiente de los ingresos, también es importante tener en cuenta la situación de suficiencia financiera. Los países con sistemas de pensiones generosos –con tasas de reposición elevadas y disponibles a una edad relativamente joven– tienen margen de maniobra y pueden reducir los pasivos futuros con mayor facilidad que otros países con bajos beneficios en protección social. Dos ejemplos contrapuestos serían Grecia y el Reino Unido.

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Políticas de estabilización: política fiscal en la Unión Europea Por último, un margen de maniobra más amplio también puede provenir del incremento de la tasa de empleo, siempre, claro está, que el país en cuestión esté dispuesto a emprender las reformas necesarias para que así suceda. Análogas consideraciones se pueden formular en el área de cuidados de salud y cuidados de larga duración, un asunto de gran actualidad en España después de la aprobación de la nueva Ley de Dependencia. Sobre este asunto, cabe esperar que el envejecimiento conduzca a un aumento del gasto, aunque dicho gasto sea más difícil de cuantificar incluso que el gasto en pensiones. 6. Para terminar, en el marco del nuevo Pacto de Estabilidad y Crecimiento sería necesario un análisis más elaborado y sofisticado sobre la capacidad de un país para hacer frente a las consecuencias económicas y financieras del envejecimiento. En la actualidad, la valoración descansa en exceso sobre simples proyecciones del gasto público, pero no toma en cuenta ninguna de las consideraciones anteriores. El Método Abierto de Coordinación en el ámbito de las pensiones y cuidados de salud y de larga duración deberá desempeñar un papel más decisivo en el futuro a la hora de desarrollar una valoración más omnicomprensiva de la sostenibilidad a largo plazo de los sistemas de protección social en la Unión Europea.

Bibliografía Buti, Marco (2006): «Will the New Stability and Growth Pact Succeed? An Economic and Political Perspective», Economic Papers, 241, DirectorateGeneral for Economic and Financial Affairs, European Commission, Bruselas, enero, 25 pp. Comisión Europea (2003): «Hacer que trabajar sea rentable: modernización de la protección social para crear más y mejores empleos», Comunicación de la Comisión COM(2003) 842 final, Comisión Europea, Bruselas, 30 de diciembre, 23 pp. — (2004): «Reforzamiento de la Gobernanza económica y mejora de la aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento», Comunicación de la Comisión COM(2004) 581 final, Comisión Europea, Bruselas, 3 de septiembre, 10 pp. Guitián, Manuel (1992): «Rules and Discretion in International Economic Policy», IMF Occasional Paper, 97, IMF, Washington, D.C., junio, 50 pp. Heinen, Nicolaus (2009): «Debt spiral or exit strategy. What does the Stability and Growth Pact have to offer?», EU Monitor, 71, Reports on European Integration, Deutsche Bank Research, Frankfurt am Main, 24 de noviembre, 23 pp.

213

Manuel Sanchis i Marco

Ejercicios 1. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «Reducir el déficit público siempre es saludable para el crecimiento económico porque al hacerlo estamos quemando la ‘grasa’ que sobra en la economía». 2. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «De acuerdo con la teoría económica, una reducción del déficit público es un claro síntoma de que las autoridades públicas están realizando un esfuerzo fiscal». 3. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «En el marco del nuevo Pacto de Estabilidad y Crecimiento, el dilema entre la observancia estricta de reglas y un razonado ejercicio de discrecionalidad es más aparente que real». 4. Defina en términos económicos (ayuda: no en términos contables) los conceptos de déficit público actual, déficit ajustado al ciclo y esfuerzo fiscal. A partir de dichos conceptos y de la información del cuadro E1, complételo calculando el saldo presupuestario cíclicamente ajustado (en % del PIB) para los años 1985-1993 (consejo: observar la cifra del output gap puede ayudarle a conocer la posición cíclica de la economía). Indique, además, en qué años fue mayor el esfuerzo fiscal y dé su opinión sobre el tenor de la política fiscal en aquel período. CUADRO E1

Ajuste cíclico del saldo presupuestario (préstamo o endeudamiento neto) para España (1985-1993) 1985 Préstamo neto (+) o endeudamiento neto (-) Saldo actual – En % del PIB -6,8 – Cambio anual -1,4 Componente cíclica – En % del PIB -2,1 – Cambio anual 0,0 Saldo ajustado al ciclo – En % del PIB ? – Cambio anual -1,4 Output gap entre PIB actual y potencial a precios de 1990 – En % del PIB po-3,5 tencial

1988

1989

1990

1991

1992

1993

-3,0 -0,1

-2,5 0,5

-4,1 -1,6

-4,2 -0,1

-3,8 0,4

-6,9 -3,1

1,1 1,4

2,1 1,0

2,8 0,7

2,5 -0,3

1,4 -1,1

-0,9 -2,3

? -1,5

? -0,5

? -2,3

? 0,2

? 1,5

? -0,8

1,8

3,6

4,5

4,1

2,2

-1,5

Fuente: Comisión Europea (1998): Cyclical Adjustment of Budget Balances.

214

Políticas de estabilización: política fiscal en la Unión Europea 5. A partir de los datos del cuadro E2, responda a las dos siguientes cuestiones: a) Defina el concepto de saldo (déficit/superávit) primario y justifique cómo podría calcularlo a partir de la información de dicho cuadro. El saldo primario es el saldo presupuestario neto de los pagos de intereses sobre la deuda de las administraciones públicas. Se utiliza el concepto de saldo primario (déficit/superávit primario) con el fin de aislar el efecto que produce el pago del servicio de la deuda sobre las cifras del saldo presupuestario. Como las autoridades públicas tienen un margen muy escaso, por no decir nulo, para influir sobre el pago de intereses por deuda, la cifra del saldo primario nos ayuda a valorar mejor el esfuerzo que realiza cualquier gobierno para disciplinar sus cuentas públicas en aquellas partidas sobre las que realmente tiene capacidad discrecional de actuación. CUADRO E2

Datos fiscales para España en 2007-2010 (% del PIB) Años Saldo presupuestario Total de ingresos Total de gastos Servicio de la deuda Componente cíclica Saldo estructural Medidas one-off y otras medidas temporales Tasa de crecimiento del PIB

2007 2,2 41,0 38,8 1,6 0,6 1,6

2008 -3,8 36,6 40,5 1,6 0,4 -3,9

2009 -8,6 36,6 45,2 1,6 -1,1 -6,8

2010 -9,8 37,3 47,1 1,9 -0,4 -8,2

0,0 3,7

-0,3 1,2

-0,7 -1,6

0,0 1,2

Fuente: .

En cuanto a su cálculo, el saldo primario se obtiene como el saldo presupuestario (ingresos totales menos ingresos totales) neto del servicio de la deuda. Como vemos en el cuadro E3, irá pues con signo positivo, de modo que aumenta el superávit si lo hay, y disminuye el déficit si lo hay. CUADRO E3

Cálculo del déficit primario para España en 2007-2010 (% del PIB) Total de ingresos (1) Total de gastos (2)

2007

2008

2009

2010

38,8

40,5

45,2

47,1

41,0

36,6

36,6

37,3

Saldo presupuestario (3) = (1)–(2)

2,2

-3,8

-8,6

-9,8

Saldo primario (5) = (3) + (4)

3,8

-2,3

-6,9

-7,8

Servicio de la deuda (4)

1,6

1,6

1,6

1,9

215

Manuel Sanchis i Marco b) Explique los conceptos de componente cíclico del saldo presupuestario, del saldo presupuestario ajustado al ciclo, del saldo presupuestario estructural y del saldo presupuestario primario, y calcúlelos a partir de los datos de los cuadros E2 y E3. Las instituciones internacionales (FMI, OCDE, Comisión Europea) distinguen, en los desequilibrios presupuestarios de las AA. PP. entre el componente cíclico del saldo, el saldo cíclicamente ajustado y el saldo estructural: 1. componente cíclico del saldo presupuestario: parte del cambio en el saldo presupuestario que se deriva automáticamente de las condiciones cíclicas de la economía debido a las reacciones del gasto público y de los ingresos públicos a los cambios en el output gap; 2. saldo ajustado al ciclo: saldo presupuestario resultante después de haberle extraído el ciclo, es decir, el saldo presupuestario actual, neto de la componente cíclica; 3. saldo estructural: saldo presupuestario actual, neto de la componente cíclica y de las medidas singulares (one-off) y de otras medidas temporales. El saldo estructural nos da una medida de las tendencias subyacentes en el saldo presupuestario, pues no se relaciona con la evolución de la actividad económica y no se elimina con un mayor crecimiento económico. Es resultado de incorrectas asignaciones de recursos –funcionarios públicos redundantes, subvenciones innecesarias a las empresas, etc.–, de la estructura de vencimientos de la deuda pública, del tamaño de su servicio por intereses, etc.; y 4. saldo estructural primario: saldo presupuestario estructural, neto de los pagos por intereses. En cuanto al cálculo de dichos conceptos, a partir de los cuadros E2 y E3, podemos obtenerlos como queda reflejado en el cuadro E4. CUADRO E4

Cálculo del saldo ajustado al ciclo, primario, y estructural primario para España en 2007-2010 (% del PIB) Saldo presupuestario actual (1) Componente cíclica (2) Saldo presupuestario ajustado al ciclo (3) = (1) – (2)

216

2007

2008

2009

2010

2,2 0,6

-3,8 0,4

-8,6 -1,1

-9,8 -0,4

1,6

-4,2

-7,5

-8,2

Medidas one-off y otras medidas temporales (4) Saldo estructural (5) = (3) – (4)

0,0 1,6

-0,3 -3,9

-0,7 -6,8

0,0 -8,2

Servicio de la deuda (6) Saldo estructural primario (7) = (5) + (6)

1,6 3,2

1,6 -2,4

1,6 -5,2

1,9 -6,3

Políticas de estabilización: política fiscal en la Unión Europea 6. Defina el concepto de esfuerzo fiscal y calcúlelo a partir de los datos del cuadro E5. Indique si está aumentando o disminuyendo y explique qué factores económicos justificarían su evolución. CUADRO E5 Ingresos y gastos cíclicamente ajustados para España en 1999-2009 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

INGRESOS (cifras cíclicamente ajustadas)

1. Ratio, en % del GDP 38,3 37,5 37,5 38,3 38,3 38,7 39,5 40,1 40,5 36,7 35,1 2. Cambio en la ratio del año previo -0,7 0 0,8 0 0,4 0,8 0,6 0,4 -3,8 -1,6

GASTOS (cifras cíclicamente ajustadas)

3. Ratio, en % del GDP 39,9 39,2 38,7 38,9 38,4 38,8 38,4 38,4 39,3 41,1 45,1 4. Cambio en la ratio del año previo -0,7 -0,5 0,2 -0,5 0,5 -0,4 0 0,9 1,8 4

PIB A PRECIOS DE MERCADO 2000

5. Cambio anual (%) 4,7 5 3,6 2,7 3,1 3,3 3,6 4 3,6 0,9 -3,7 Fuente: .

Hemos definido esfuerzo fiscal como la variación anual (annual change) del déficit presupuestario actual cíclicamente ajustado. Por lo tanto, será el resultado de restarle a la cifra de cambio anual de ingresos cíclicamente ajustados, la cifra de cambio anual de gastos cíclicamente ajustados, es decir, la línea (2) menos la línea (4) del cuadro E5. A partir del 2007, se puede observar tanto en el cuadro E6 como en el gráfico 1 cómo, con el fin de contrarrestar los efectos de la crisis, se relaja el esfuerzo fiscal por parte del Gobierno, que aplica políticas fiscales muy expansivas. CUADRO E6

Esfuerzo fiscal para España durante el período 1999-2009 Préstamo neto (+) o endeudamiento neto (-)

1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

2. En % del PIB

0,5 -0,1

1,2

0,6 -0,5 -5,6 -5,6

-1,6 -1,7 -1,2 -0,6 -0,1 -0,1

1,1

1,7

1. Cambio anual (%)

0,0

0,5

0,6

1,2 -4,4

-10

217

Manuel Sanchis i Marco GrÁfico e1

Evolución del esfuerzo fiscal para España (1999-2009) 50

INGRESO AJUSTADO CÍCLICAMENTE

40

GASTO AJUSTADO CÍCLICAMENTE

30

PRÉSTAMO NETO (+) O ENDEUDAMIENTO NETO (-) PIB A PRECIOS DE MERCADO DE 2000

20 10 0 -10

1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

-20

7. a partir del cuadro e7, defina el concepto de presión fiscal, calcule la tasa de variación de la presión fiscal, indique si está aumentando o disminuyendo y comente qué factores económicos justificarían dicha evolución. cUadro e7

Ingresos y gastos fiscales en España 1995-2009 inGresos ToTales (cifras actuales) – ratio, en % del piB – cambio en la ratio del año previo GasTos ToTales (cifras actuales)

– ratio, en % del piB – cambio en la ratio del año previo

piB a precios de mercado de 2000 – cambio anual (%)

1995 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

38 38,4 38,1 38 38,4 38,2 38,5 39,4 40,4 41,1 37 0,6 -0,3 -0,1 0,4 -0,2 0,4 0,9

1

34

0,7 -4,1 -3

44,4 39,9 39,1 38,6 38,9 38,4 38,9 38,4 38,4 39,2 41,1 45,2 -1,2 -0,8 -0,5 0,3 -0,5 0,5 -0,4 -0,1 0,8 1,9 4,2 2,8 4,7

5

3,6 2,7 3,1 3,3 3,6

4

3,6 0,9 -3,7

Fuente: .

la presión fiscal es la relación entre los ingresos públicos y el piB, mientras que también podemos entender el concepto de esfuerzo fiscal como la relación entre los ingresos impositivos obtenidos y la capacidad impositiva de un país. esta última es un concepto normativo que se refiere a la carga tributaria que debería o podría imponerse equitativamente en un país. si ahora tomamos logaritmos y diferenciamos, podremos calcular la tasa de variación 218

Políticas de estabilización: política fiscal en la Unión Europea de la presión fiscal como la diferencia entre la tasa de variación de los ingresos públicos menos la tasa de variación del PIB. Los resultados aparecen recogidos en el cuadro E8. CUADRO E8

Evolución de la presión fiscal en España durante el período 1999-2009 Ingresos (tasa de variación respecto al año anterior) PIB (tasa de variación respecto al año anterior) Presión fiscal

1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

0,6 -0,3 -0,1

0,4 -0,2

0,4

0,9

1

0,7 -4,1

4,7

2,7

3,3

3,6

4

3,6

5

3,6

3,1

-4,1 -5,3 -3,7 -2,3 -3,3 -2,9 -2,7

-3 -2,9

-3

0,9 -3,7 -5

0,7

Como podemos observar en el cuadro E8 y en el gráfico E2, la presión fiscal se ha ido reduciendo durante el período con mayor o menor intensidad, a excepción del año 2009. Hasta el 2008, el crecimiento del PIB ha sido el factor más relevante en la disminución de la presión fiscal. El gráfico E3 nos muestra cómo en el 2008, el factor determinante en la caída de la presión fiscal es el fuerte descenso de los ingresos públicos; mientras que en el año 2009 se produce un incremento de la presión fiscal debido a la fuerte contracción de la actividad económica en un -3,7%, mayor que la asociada a los ingresos públicos, de un -3%. GRÁFICO E2

Evolución de la presión fiscal en España (1999-2009) 1 0 -1 -2 -3

1998

2000

2002

2004

2006

2008

2010

Presión fiscal

-4 -5 -6

219

Manuel Sanchis i Marco GrÁfico e3

Factores determinantes en la caída de la presión fiscal en España (1999-2009) 600 INGRESO (tasa interanual de variación)

400 200 0

-200

PIB (tasa porcentual de variación anual) 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

-400 -600

acTiVidades de la WeB en la dirección de la página web se pueden encontrar una serie de actividades relacionadas con este capítulo que se consideran de alto nivel formativo.

cUesTionario de aUToeValUación 1. el esfuerzo fiscal realizado por un gobierno de la Ue se mide a través de... a) ... la reducción (aumento) anual de la cifra de déficit (superávit) público. b) ... la variación anual del saldo primario del déficit/superávit fiscal. c) ... la variación anual del saldo primario del déficit/superávit fiscal ajustado al ciclo. d) ... la cifra de déficit o superávit público exigida en el procedimiento de déficit excesivos de la Unión europea. 2. en relación con el efecto que tiene una restricción fiscal sobre el crecimiento económico, indique la diferencia existente entre la visión keynesiana tradicional y el efecto no keynesiano. a) Que produce una reducción de la demanda interna, la producción y el empleo a corto y largo plazo. b) Que a corto plazo puede estimular el crecimiento, pero no a largo plazo. c) Que deprime la economía a corto plazo, pero la puede estimular a largo plazo.

220

Políticas de estabilización: política fiscal en la Unión Europea d) Que el efecto no keynesiano de la consolidación fiscal puede estimular la economía, incluso a corto plazo. 3. Indique la diferencia doctrinal clave entre el enfoque postkeynesiano y el neoclásico. a) La importancia del efecto expansivo de las restricciones fiscales. b) En el tamaño del «output gap» y en la velocidad y capacidad de la economía para reducirlo y ajustarse sin la aplicación de políticas macroeconómicas. c) Que las expectativas sobre el futuro influyen sobre decisiones del presente. d) Que la tasa natural de desempleo es la de equilibrio en los mercados de trabajo a largo plazo. 4. Indique cómo se denomina la hipótesis según la cual las empresas y las familias incorporan en sus expectativas el «cambio en el régimen de políticas» y, en consecuencia, que dichos cambios pueden tener efectos importantes sobre el comportamiento de los agentes. a) El efecto Pigou. b) La Ley do Okun. c) El efecto Fisher. d) La crítica de Lucas. 5. La posibilidad de que la consolidación fiscal de un gobierno dé lugar a una expansión económica se llama... a) ... el velo monetario. b) ... el efecto no-keynesiano. c) ... la inconsistencia temporal. d) ... el principio de Fisher. 6. Una de las debilidades de la formulación original del Pacto de Estabilidad y Crecimiento residía en que... a) ... vinculaba de forma demasiado estricta la estabilidad monetaria al crecimiento. b) ... la aplicación estricta de las reglas del pacto impedía el juego espontáneo de los estabilizadores automáticos de la economía. c) ... no podía aplicarse hasta que se ratificase la Constitución Europea. d) ... debilitaba la independencia del Banco Central Europeo.

221

9. Mercado de trabajo y protección social

Píldora 45

Clases de desempleo y sus causas Identificar las causas subyacentes en los diferentes modelos de comportamiento del mercado laboral es crucial para entender y poner remedio a los problemas actuales de los mercados de trabajo en Europa. Durante los años sesenta, cuando los países europeos disfrutaban de una situación de pleno empleo, el problema del desempleo era analizado como un problema de insuficiencia de demanda. A excepción de una pequeña proporción –que se estimaba en torno al 2% de la población activa y que correspondía al desempleo friccional que resultaba esencialmente del tiempo dedicado a buscar trabajo, a cambiar de un trabajo a otro y a los desajustes temporales entre oferta y demanda de trabajo–, todo el desempleo era fundamentalmente de carácter keynesiano, puesto que era explicado en términos cíclicos. A partir de los años setenta, sin embargo, los economistas empezaron a atribuir una mayor importancia a los aspectos de la oferta agregada de la economía. Las perturbaciones de oferta que supusieron los aumentos de los precios del petróleo de 1973 y 1979 se resolvieron en Europa con crecimientos de los salarios reales superiores a las ganancias de productividad y con un aumento continuo del desempleo. Esto último, unido a las deficiencias generales en la gestión de las políticas de demanda agregada, hizo pensar a muchos economistas que el desempleo europeo era fundamentalmente de corte neoclásico. Es decir, el exceso de oferta de trabajo con respecto a la cantidad máxima de trabajo que las empresas están dispuestas a contratar, con una capacidad productiva disponible y económicamente utilizable dada y con costes relativos de los factores dados.

223

Manuel Sanchis i Marco Más recientemente, el alarmante aumento del paro de larga duración y su persistencia en el tiempo ha sido interpretado como una señal evidente de un desajuste permanente entre la oferta y la demanda de trabajo. Ello ha hecho necesaria, para algunos economistas, la distinción entre dos categorías del desempleo neoclásico que se solapan. Por una parte, el desempleo que podríamos llamar puramente clásico, que estaría formado por aquellos que podrían encontrar trabajo con relativa facilidad a los niveles salariales existentes a condición de que se aumentase la capacidad productiva a los niveles anteriores a la recesión. Por otra parte, el desempleo propiamente estructural, formado por aquellos que no encontrarían trabajo incluso en un período de fuerte y sostenida recuperación económica a la que se uniese una ampliación de la capacidad productiva. Este paro tendría muy variados orígenes, pero la raíz principal habría que buscarla en el mal funcionamiento del mercado de trabajo, es decir, en la necesidad de educación y formación de la mano de obra y, en general, en la incapacidad de adaptación al cambio estructural y tecnológico. Aunque no hay consenso en torno a la importancia relativa que cabe dar a cada una de estas categorías a la hora de explicar el nivel actual de desempleo en Europa, sí que hay, por lo menos, un amplio acuerdo sobre los principales factores determinantes de éste. La visión predominante explica el fracaso en la creación de empleo en Europa como el resultado de la interacción entre la acumulación de perturbaciones macroeconómicas adversas desde principios de los años setenta y la rigidez de los mercados de trabajo. Hurtar uno de estos dos elementos explicativos al razonamiento económico sobre las causas subyacentes al desempleo en Europa equivale a no poder explicar de forma satisfactoria la situación actual. La primera causa del actual desempleo tiene que ver con las perturbaciones macroeconómicas adversas, pero no podemos pensar que sean el único factor determinante del paro en Europa, puesto que otros países, como Estados Unidos y Japón, también han sufrido perturbaciones similares y, sin embargo, no han registrado unos niveles de desempleo comparables a los europeos. Por otra parte, tampoco podemos considerar que las rigideces estructurales, fundamentalmente del mercado de trabajo, sean capaces, por sí solas, de explicar el desempleo a partir de los años setenta, puesto que dichas rigideces ya existían en los años sesenta. Además, las conclusiones del Consejo Europeo de Lisboa establecieron un nuevo objetivo estratégico para el año 2010 basado en la modernización del modelo social europeo con el fin de que un mercado interior completo y plenamente eficaz coseche los beneficios de la liberalización de los mercados de bienes y servicios, y de capitales. La segunda causa del actual desempleo tiene que ver con la incapacidad para llevar a cabo la necesaria modernización del mercado de trabajo en las áreas siguientes: a) el grado de centralización o descentralización en el proceso de formación de salarios; b) la legislación que regula la contratación y el despido en el mercado de trabajo, es decir, las leyes que protegen los puestos de trabajo a través de 224

Mercado de trabajo y protección social las indemnizaciones por despido, la flexibilidad del contrato de trabajo, ya sea a tiempo flexible, a tiempo parcial voluntario o no, o de duración limitada, la legislación sobre el salario mínimo, etc.; y, c) los sistemas de protección social, es decir, la duración y el grado de cobertura, la generosidad y la gestión administrativa de los beneficios sociales mediante criterios estrictos de selección de los beneficiarios del subsidio de desempleo, de la cobertura por incapacidad laboral o invalidez, de las jubilaciones anticipadas, etc. El modo como funcionan los mercados de trabajo y los sistemas de protección social explica, sólo en parte, por qué el desempleo de la UE se ha transformado en paro de larga duración. La UE tiene un excelente sistema de protección social contra la pérdida de renta por desempleo, pero adolece de buenos «trampolines» que permitan formar profesionalmente a los parados para aquellos trabajos que exigen nuevas cualificaciones. La experiencia nos enseña que el problema del desempleo no está relacionado tanto con la generosidad de los sistemas de protección social, como con la escasa ayuda que recibe el parado, pues sólo obtiene una renta de apoyo pasivo y se queda simplemente esperando hasta que se encuentra en situación de desempleo de larga duración.1 Es probable que la inexistencia de incentivos para la rápida reinserción de los parados al mercado de trabajo contribuya en mayor medida a mantener a estas personas en el paro que la propia generosidad del sistema. Otros problemas son de igual importancia o incluso mayor. Por ejemplo, la rigidez de los mercados de trabajo refleja, a su vez, rigideces existentes en otros mercados y, en particular, en los mercados de productos, lo cual explica –junto con ciertas características del sistema educativo y de la cultura institucional– por qué el espíritu emprendedor es aún débil en la UE. Esos otros elementos incluyen: a) el lento ajuste de los sistemas educativos y de formación, que priva a los trabajadores de la educación necesaria para la movilidad en el trabajo; b) una inadecuada formación profesional, lo cual excluye a un número incluso mayor de trabajadores de la formación continua; c) la falta de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, que reduce la participación de importantes segmentos de la población en el mercado del trabajo; y, d) las dificultades para modernizar la organización del trabajo. Reconocer que las razones del crecimiento débil del empleo y del desempleo persistente son complejas y multidimensionales ha llevado a la UE a acordar un paquete completo de reformas que se conoce con el nombre de Proceso de Luxemburgo y que incluye las Orientaciones Europeas para el Empleo.

1. Sobre políticas activas de empleo, véase G. Fischer y M. Sanchis (2000).

225

Manuel Sanchis i Marco El Proceso de Luxemburgo ha aumentado la transparencia y la responsabilidad política y ha dado lugar a un mayor compromiso de los agentes implicados, al tiempo que ha acelerado las reformas del mercado de trabajo. Además, con la nueva Estrategia de Lisboa, el Paquete Integrado de Orientaciones está basado en tres prioridades, bajo cada una de las cuales se establecen orientaciones concretas y específicas para poder desarrollar cada una de las siguientes prioridades: 1. Atraer y retener a más personas en el mercado de trabajo y modernizar los sistemas de protección social: a) poner en práctica políticas que persigan el pleno empleo, mejorar la calidad y productividad en el trabajo y reforzar la cohesión social y territorial; b) promover un enfoque del trabajo que considere el ciclo vital en su conjunto; c) garantizar mercados de trabajo incluyentes para las personas en busca de trabajo y desfavorecidas; y, d) mejorar la correspondencia entre la oferta y la demanda de trabajo. 2. Mejorar la adaptabilidad de los trabajadores y de las empresas y la flexibilidad de los mercados de trabajo: a) promover la flexibilidad junto con la seguridad en el empleo y reducir la segmentación del mercado; y, b) garantizar una evolución de costes salariales y no salariales favorable al empleo. 3. Aumentar la inversión en capital humano mediante la mejora de la educación y las capacidades profesionales: a) ampliar y mejorar la inversión en capital humano; y, b) adaptar los sistemas educativos y de formación profesional a los retos de las nuevas competencias y cualificaciones. Por último, los Estados miembros tienen que mejorar sus esfuerzos en objetivos tales como desarrollar la sociedad de la información, sacar a la luz la economía sumergida, promover el empleo local y la llamada economía social, desarrollar objetivos cuantitativos e indicadores y conseguir una mejor interacción entre la financiación del Fondo Social Europeo y la puesta en práctica de la Estrategia Europea para el Empleo. Terminemos esta píldora con un gráfico que nos ayude a trazar las pasarelas de entrada al (y de salida del) mercado de trabajo. El diagrama 1 nos permite visualizar con facilidad el recorrido que puede realizar una persona desde una situación de inactividad hasta su incorporación al mercado de trabajo como población activa, y, sensu contrario, desde su posición como activo, ya sea como ocupado o como parado, hasta pasar a estar en situación de inactivo. De algunas de las cuestiones más fundamentales relativas a estos recorridos nos ocuparemos en las píldoras que siguen a continuación. 226

Industria

Ocupados (Employed)

Asalariados

Agricultura

Población activa (Labour force)

No asalariados

Servicios

Ayuda familiar

Parados (Unemployed)

No registrados

Población total (Total Population)

Estudiantes

En edad de trabajar, 16-65 (Working age population)

Fuera del mercado (Out of the labour market)

Sin subsidio

Otros

Registrados

Con subsidio

Empleadores y autónomos (Self-employed)

El árbol de la población española

DIAGRAMA 1

Inactivos (Inactives)

Servicio militar

Ancianos

Niños y ancianos

Niños

Mercado de trabajo y protección social

227

Manuel Sanchis i Marco

Bibliografía Fagan, Gabriel, Francesco Paolo Mongelli y Julian Morgan (2004): Institutions and Wage Formation in the New Europe, Edward Elgar, Cheltenham, 256 pp. Fischer, G. y M. Sanchis (2000): «Employment Promotion and Transfer Payments», en Policies Towards Full Employment, OCDE, París, 2000, pp. 119-132. Snower, Denis J. y Guillermo de la Dehesa (1997): Unemployment Policy. Government options for the labour market, Cambridge University Press, Cambridge, 591 pp.

Píldora 46

Mercado de trabajo y creación de empleo en Europa2 El desempleo no sólo representa un alto coste social para el individuo, sino también un coste económico para la sociedad. Por un lado, desde un punto de vista ético y social, es una fuente de desigualdad, tanto en términos de distribución de los ingresos personales como de oportunidades de desarrollo humano. La situación de parado limita el conjunto de capacidades de esta persona y restringe su poder efectivo para decidir y disponer, desde la perspectiva de la libertad, sobre su vida. Le impide vivir una vida que valga la pena ser vivida como esta persona querría, pues debido al bajo nivel de aspiraciones, la persona parada «puede estar agradecida por cualquier mínima atención, a pesar de las privaciones persistentes a las que se ve sometida» (Conill, 20062: 197). Además, afecta seriamente a los que ya tienen alguna desventaja social, como los jóvenes y la gente mayor, las minorías étnicas, los impedidos,3 etc., y, aunque el empleo de las mujeres haya crecido más rápidamente estos últimos años que el de los hombres, sigue habiendo un gran desequilibrio tanto en las tasas de empleo como en las de desempleo. Por otro lado, desde un punto de vista económico, la existencia de millones de parados en Europa representa un potencial importante para el crecimiento económico de la UE. Además, el desempleo ha agravado los problemas de financiación de las transferencias sociales en Europa y ha retardado la vuelta rápida a un crecimiento económico sostenido. El gráfico 1 muestra la creación y destrucción de empleo durante el período 1970-2001. En estos años, el aumento neto de 21,4 millones de puestos de trabajo se concentró en dos períodos de fuerte crecimiento –en 1985-90 y en 1995-2001–, 2.. Una versión preliminar de esta píldora puede verse en Manuel Sanchis i Marco (2003) y también en parte en J. M. Jordán y M. Sanchis (20055). 3. Soy consciente de que quizá no es un término políticamente correcto, pero si utilizo el término discapacitado, aparte de estar tomado del inglés, la RAE me envía al término minusválido (que encuentro peyorativo) y éste, a su vez, al término incapacitado, que se refiere en realidad a las personas sujetas a interdicción civil. De forma que prefiero quedarme con el término más castizo de impedido.

228

Mercado de trabajo y protección social mientras que la pérdida de 9,7 millones de puestos de trabajo se concentró en los períodos de recesión económica –esto es, en 1975, 1981-83 y 1992-94– consecuencia de perturbaciones macroeconómicas graves. GRÁFICO 1 Ganancias y pérdidas de puestos de trabajo (Variación interanual para la UE-15 entre 1970 y 2001) 4

3

2

1

0

-1

-2

-3

1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001

-1 millón de empleos

-3 millones de empleos

Incremento de la población en edad de trabajar

-5 millones de empleos Incremento empleos

Fuente: Eurostat y DG Empleo.

Además, durante este período, el crecimiento de la población activa ha sido mayor que el del empleo. Desde 1970, la población activa creció en torno a 40 millones, mientras que sólo se crearon 21,4 millones de nuevos puestos de trabajo. Este déficit se refleja en la alta tasa de desempleo y en el bajo nivel de empleo. La historia de las perturbaciones macroeconómicas proporciona parte de la explicación. Sin embargo, no explica por qué este desempleo no ha sido absorbido posteriormente, y se ha transformado en paro de larga duración. Para comprender esto, necesitamos analizar más de cerca el mercado del trabajo y las relaciones entre los sistemas de mercado del trabajo y de protección social. El gráfico 2 muestra cómo las diferencias en los cambios en la demanda y la oferta de trabajo en Europa han creado un mercado del trabajo a dos velocidades, y cómo esto constituye la raíz principal de nuestras dificultades estructurales. El lado izquierdo del diagrama representa la demanda de trabajo, y el derecho, la oferta de trabajo. La demanda de trabajo presenta una rotación de puestos de trabajo de aproximadamente el 8 al 10% en términos de creación y destrucción de puestos de trabajo cada año. La mayoría de los nuevos empleos se encuentran en las empresas o los sectores más competitivos de la economía, que requieren altos niveles de cualificación. En la oferta de trabajo, la rotación de puestos de trabajo es mucho más lenta, y alrededor del 2 al 3% de la mano de obra deja el mercado del trabajo cada año debido a jubilaciones u otras razones, mientras que la mano de obra crece alrededor del 2 al 3% cada año. Esta divergencia de velocidades crea varios problemas. Uno de ellos es la escasez de mano de obra en aquellos sectores más dinámicos de la economía. El otro es la redundancia de puestos de trabajo en sectores en declive. 229

Manuel Sanchis i Marco GrÁfico 2

Un mercado de trabajo a dos velocidades

+10%

+2%-3%

D O rta fe

a

d an

em -10%

-2%-3%

en el gráfico 3 vemos cómo, en el 2001, la tasa de actividad aumentó dos puntos porcentuales con respecto a 1995 debido al fuerte crecimiento del empleo femenino (3,4 puntos porcentuales). aunque las diferencias con respecto a ee. UU. y japón se estén reduciendo, la tasa de actividad de la Ue aún sigue siendo mucho más baja. desde 1995, el nivel de empleo se ha incrementado en 4 puntos porcentuales en la Ue, reduciendo la diferencia con ee. UU. y japón. la diferencia entre hombres y mujeres ha disminuido del 20,5 al 18% debido a un mayor crecimiento del empleo para las mujeres que para los hombres. durante el período de 1995 al 2001 las mujeres obtuvieron más de 7,7 millones (el 60%) de un total de 12,6 millones de nuevos puestos de trabajo. GrÁfico 3

Tasa de empleo (en %) de la población en edad de trabajar (UE, EE. UU. y Japón, 1975-2001) US

JP

EU15

78 73 68

58

1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001

63

Fuente: eurostat, oecd y dG empleo.

230

Mercado de trabajo y protección social estos empleos se han concentrado en los servicios, la venta al por menor y las ventas en general. es muy elevada la proporción de mujeres (más del 20%) en estos tipos de trabajo en comparación con la de hombres (menos del 10%), mientras que la parte de directivos, legisladores y altos funcionarios entre los hombres (ligeramente más del 10%) es casi el doble que en el caso de las mujeres (un 6%) y es probable que esto siga siendo así, ya que la tasa anual de crecimiento del empleo en esta categoría profesional, tanto para hombres como para mujeres, es del 2,5%. Todo esto constituye una clara prueba de la segregación en el mercado del trabajo por razón de sexo. También se ha avanzado de forma similar en la reducción de la tasa de desempleo. como se puede ver en el gráfico 4, por segundo año consecutivo, la disminución de la tasa de desempleo en la Ue en el 2001 ha sido mayor que en estados Unidos, aunque las tasas de desempleo en la Ue sigan siendo sensiblemente superiores a las de estados Unidos. a partir de 1995-2001, el número de parados cayó de 17,8 millones a 13, es decir, del 9,1% al 7,6% de la población activa, reduciendo la tasa de desempleo de la Ue a niveles cercanos a los que prevalecían a principios de los años noventa, aunque esta evolución tan positiva se ha invertido radicalmente con la crisis financiera global de 2007-2008. GrÁfico 4

Tasa de paro (en %) de la población activa (UE, EE. UU. y Japón, 1975-2001) 12

US

JP

EU15

10 8 6 4 2 0

1975 1977 1979 1981 1983 1985 1987 1989 1991 1993 1995 1997 1999 2001

Fuente: eurostat, tasa de paro armonizada.

231

Manuel Sanchis i Marco

Bibliografía Conill, Jesús (20062): Horizontes de la Ética Económica, Tecnos, Madrid, 282 pp. Fischer, G. y M. Sanchis (2000): «Employment Promotion and Transfer Payments», en Policies Towards Full Employment, OCDE, París, 2000, pp. 119-132. Jordán, J. M. y M. Sanchis (20055): «Política social y estrategia europea para el empleo», en J. M. Jordán (ed.): La Economía de la Unión Europea, Ed. Aranzadi, Elcano, pp. 279-301. Sanchis i Marco, Manuel (2003): «El marco macroeconómico y microeconómico de la conducta vocacional», en Francisco Rivas (ed.): Asesoramiento Vocacional. Teoría, práctica e instrumentación, Ariel, Barcelona, pp. 53-72.

Píldora 47 ¿Qué es un trabajo de calidad?4 El concepto de trabajo de calidad La dificultad que se presenta la hora de encontrar una definición de trabajo de calidad con la cual todo el mundo esté de acuerdo reside en que el concepto de trabajo consiste básicamente en un conjunto de tareas de características heterogéneas con dimensiones psicológicas individuales, sociológicas y, por supuesto, económicas. Durante los últimos decenios, sin embargo, la literatura económica sobre el «trabajo de calidad» se ha centrado en la naturaleza de la propia tarea del trabajo. Tanto aquellos economistas interesados por el carácter objetivamente alienante del trabajo, como los que se centran en la satisfacción subjetiva que proporciona éste, han empezado a partir de la hipótesis de que la actividad productiva directa del trabajador es lo más importante para su bienestar. Con respecto al contenido de esta actividad productiva directa, podemos establecer una distinción importante entre lo que llamaríamos contrato económico, que hace referencia a la dicotomía entre el esfuerzo que realizamos en el trabajo y la recompensa que obtenemos por ello, y lo que denominaríamos contrato de las relaciones personales, que vendría definido por la relación entre el patrón y el empleado en términos de las condiciones de trabajo. Además de lo anterior, también podría distinguirse entre las características extrínsecas e intrínsecas del trabajo. Las características extrínsecas de un trabajo principalmente harían referencia a las recompensas financieras (retribuciones), al desarrollo de las capacidades profesionales, a la progresión en la carrera, a los acuerdos relativos a la jornada laboral, a la conciliación entre trabajo y vida 4. Una versión preliminar de esta píldora puede verse en Manuel Sanchis i Marco (2003) y también en parte en J. M. Jordán y M. Sanchis (20055).

232

Mercado de trabajo y protección social familiar y a la seguridad en el empleo. Por su lado, las características intrínsecas de un trabajo incluirían el contenido y la intensidad del trabajo, el riesgo de enfermedad o lesiones y las relaciones con los compañeros de trabajo y los directivos. En uno de los extremos encontraríamos algunos trabajos que son intrínsecamente interesantes porque dan al trabajador la libertad de decidir la forma en la que quieren desarrollarlo y porque le permiten desarrollar sus capacidades profesionales. En el otro extremo nos encontraríamos con trabajos que contienen tareas altamente repetitivas, que ofrecen poco margen para la iniciativa personal y pocas o ninguna posibilidad de seguir formándose y aprendiendo. Todos estos factores tienen una fuerte influencia tanto para la implicación del trabajador en su trabajo como para su satisfacción personal y profesional. Dejando a un lado las retribuciones, que son una variable que resume la mayoría de los otros elementos que definen el «trabajo de calidad», hay cuatro dimensiones fundamentales de este último: a) La primera hace referencia al tipo de tareas que contiene un trabajo. Unas tareas que tengan como característica principal su variedad constituyen un elemento importante para que un trabajo sea considerado «de calidad». Algunos economistas sostienen que es imposible ordenar los trabajos de acuerdo con su calidad debido a que es imposible resumir las diversas características de un trabajo en una sola dimensión. Sin embargo, se ha logrado un consenso notable en la literatura económica sobre la importancia de tres factores: la variedad de las tareas del trabajo, el nivel de iniciativa personal que se puede desarrollar en la realización del trabajo y el grado en el que el trabajo permite el desarrollo profesional. En el mundo real, estos tres factores suelen plasmarse simultáneamente. Las investigaciones económicas sobre este asunto sostienen que estos tres factores son los determinantes fundamentales de la calidad del trabajo y de la implicación del trabajador en éste. b) En segundo lugar, esta preocupación central por la variedad de las tareas que comporta un trabajo ha sido complementada por una conciencia cada vez mayor de la importancia que el contexto organizativo tiene para una definición adecuada de «trabajo de calidad». La implicación del trabajador en la toma de decisiones de la empresa tiene una influencia importante en la satisfacción que la gente obtiene de su trabajo y en su compromiso con la empresa. c) En tercer lugar, también es importante que las organizaciones y empresas sean capaces de proporcionar a sus empleados estabilidad en el empleo a más largo plazo, así como oportunidades de formación y de progreso en sus carreras profesionales, ya sea en la empresa en la que estén trabajando o en otra distinta. d) Finalmente, un aspecto central del «trabajo de calidad» lo constituye la seguridad en el empleo. Aparte de su importancia intrínseca para el bienestar del trabajador, la dimensión de seguridad en el empleo 233

Manuel Sanchis i Marco está íntimamente relacionada con las otras dimensiones del «trabajo de calidad». El compromiso a más largo plazo con la empresa amplía el margen para la iniciativa personal y la participación del trabajador; y ayuda a que tanto la empresa como el trabajador estén dispuestos a invertir en formación y aprendizaje. Por lo tanto, un «trabajo de calidad» es aquel que proporciona al trabajador un nivel decente de retribuciones, que le permite utilizar sus capacidades educativas y de formación en una actividad que le satisface porque promueve su iniciativa individual, que le permite implicarse en la toma de decisiones de la organización en la que trabaja, que le proporciona perspectivas de progresar en su carrera, y todo ello lo realiza en unas condiciones de trabajo decentes y que favorecen la compatibilización de la vida de laboral con la vida familiar. Además, un trabajo de calidad debería ser fácilmente accesible y contener en el contrato cláusulas sobre la seguridad en el empleo tales como tener derecho a seguro en caso de enfermedad, desempleo e invalidez, así como la edad preceptiva para tener derecho a una pensión de jubilación. Como hemos visto antes, un trabajo de calidad no depende fundamentalmente de la retribución. Además, para algunas personas, que el trabajo les guste es quizá más importante que tener un salario elevado y, por otro lado, el nivel relativo del salario es más importante que el nivel absoluto. Para que una persona considere que un trabajo es de calidad también influirá la vocación profesional, las cualificaciones y capacidades profesionales, los distintos elementos de seguridad en el empleo, las relaciones personales, la equidad y el sentido de lo que es justo o no en la empresa y, por encima de todo, las perspectivas de progresión en la carrera profesional. Para que los trabajadores evalúen de forma subjetiva la calidad de un trabajo, todos estos elementos son más importantes que la retribución. Por lo tanto, los requisitos concretos del puesto de trabajo y las tareas y características del propio trabajo también son importantes. Las conclusiones de los Consejos Europeos de Niza y Estocolmo nos obligan a centrarnos en la calidad de la vida laboral definida a través de las anteriores características intrínsecas del trabajo como, por ejemplo, la naturaleza de las distintas tareas del propio trabajo y la implicación de los trabajadores en su trabajo. Pero también de las características extrínsecas tales como la inclusión y la igualdad de oportunidades, las retribuciones, la formación y el desarrollo de la carrera profesional, cómo está organizada la jornada laboral, cuál es el contexto en el que se desarrolla el trabajo y la seguridad en el empleo. En el esquema 1 se resumen las dimensiones del trabajo de calidad.

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Mercado de trabajo y protección social ESQUEMA 1

Dimensiones del trabajo de calidad A) Características intrínsecas del trabajo 1. Naturaleza de las tareas del propio trabajo 1.1 Variedad, intensidad y contenido del trabajo 1.2 Grado de iniciativa y de motivación en el trabajo 1.3 Riesgos de enfermedad o accidente: seguridad e higiene en el trabajo 2. Participación de los trabajadores en la toma de decisiones de la empresa y la relación con los compañeros de trabajo y con los directivos

B) Características extrínsecas del trabajo 3. Inclusión e igualdad de oportunidades 3.1 Acceso a los puestos trabajo e inclusión 3.2 Igualdad de oportunidades para mujeres y hombres 3.3 Diversidad de la vida laboral 3.4 Protección social 4. Retribuciones 5. Oportunidades de formación, desarrollo de capacidades y perspectivas de carrera 6. Organización de la jornada laboral 7. Marco en el que se desarrolla el trabajo 8. Seguridad en el empleo

Como hemos visto, la calidad del trabajo no depende exclusiva ni fundamentalmente del nivel de retribuciones, sino más bien de la relación que existe, por un lado, entre las cualificaciones y capacidades profesionales y las expectativas de carrera y, por otro, entre las características y el contenido del propio trabajo. El debate en torno a la «sobrecualificación» y la cuestión de la calidad del trabajo son dos lados de la misma moneda, ya que ambos hacen referencia a la satisfacción profesional. A este respecto, es muy probable que cualquier desajuste entre el perfil y la experiencia profesional del trabajador y las características del trabajo –que podríamos denominar «desajuste del perfil»– determine en gran parte el grado de satisfacción profesional y, por consiguiente, la percepción que una persona tiene sobre la calidad de su trabajo.

Diversos enfoques para medir el ‘trabajo de calidad’ En las píldoras anteriores hemos visto cómo, desde una perspectiva macroeconómica, la calidad del trabajo puede ser definida en términos de eficiencia laboral, es decir, por el aumento en el nivel de vida que aporta a la sociedad. Por lo tanto, se refiere a trabajos que requieren una alta cualificación, una elevada productividad y, por lo tanto, reciben altas retribuciones. En ésta veremos cómo, desde una perspectiva microeconómica, hay dos maneras alternativas de definir el «trabajo de calidad»: la primera hace referencia a una medida objetiva de la «calidad de trabajo»; y, la segunda, se refiere 235

Manuel Sanchis i Marco básicamente a la satisfacción del trabajador. A estos dos enfoques cabría añadir una tercera e innovadora forma de medir el «trabajo de calidad» que consiste en construir un índice hedónico que ajustaría las retribuciones a las características y contenido del trabajo y permitiría medir el cambio de calidad en el trabajo a lo largo del tiempo, así como comparar la calidad entre distintos trabajos y países. En las secciones que siguen abordaremos el concepto y la medición del «trabajo de calidad» siguiendo estos tres enfoques metodológicos: objetivo, subjetivo y hedónico. Desde una perspectiva microeconómica, hay dos enfoques importantes, y en parte complementarios, para definir el concepto de «trabajo de calidad». El primero hace referencia a una medida objetiva del «trabajo de calidad» que viene determinada por un paquete de características objetivas del trabajo. Mientras que el segundo, desde un punto de vista subjetivo –es decir, desde la perspectiva del trabajador–, entiende el «trabajo de calidad» como aquel trabajo que proporciona al trabajador la mayor satisfacción en términos pecuniarios –es decir, retribuciones– y no pecuniarios, o sea, beneficios complementarios, satisfacción por el trabajo realizado, sensación de pertenecer y de compartir los objetivos generales de la empresa, etc. La satisfacción en el trabajo ha sido estudiada por pocos economistas debido a las reticencias que las variables de tipo subjetivo generan tradicionalmente en ellos. Al presentar evidencias empíricas o indicadores que estén basados en las propias opiniones del empleado sobre sus tareas de trabajo, puede surgir un problema importante. Se trata de que la gente puede ser reacia a dar una opinión demasiado desfavorable de su propio trabajo, ya que con ella podría estar reflejando una imagen personal de escaso valor. Sin embargo, aunque hay buenas razones para no utilizar las variables subjetivas, como es el caso de la satisfacción en el trabajo –que miden qué dice la gente que hace en vez de lo que realmente hace–, dichas variables contienen una información que es muy útil para predecir y comprender su comportamiento económico. Las preguntas sobre cómo la gente se siente con respecto a su trabajo no son un sin sentido, sino que aportan información útil sobre la vida y el comportamiento económicos que no podemos ignorar. La definición de satisfacción en el trabajo que da la psicología industrial (Locke, 1976: 1300) como «aquel estado emocional positivo que resulta de la valoración de su trabajo» pone de manifiesto el problema principal en la interpretación de las respuestas a las preguntas sobre la satisfacción en el trabajo. Es decir, que dependen no sólo de las circunstancias objetivas en las que un individuo se encuentra, sino también de su estado psicológico y, por lo tanto, de sus aspiraciones, su voluntad de manifestar su descontento, las alternativas hipotéticas al trabajo actual, etc. El concepto de satisfacción en el trabajo es un concepto más complejo que otras variables económicas habituales, pues requiere un análisis más sofisticado y cuidadoso debido a que refleja tanto factores objetivos como subjetivos, así como su interdependencia o covariación.

236

Mercado de trabajo y protección social

El enfoque objetivo: las características y el contenido del trabajo El enfoque objetivo del «trabajo de calidad» hace referencia a las características y al contenido específico del propio trabajo, con independencia de la opinión y del gusto personal que un trabajador pueda tener sobre él. Conforme a la anterior definición de «trabajo de calidad», podemos basar una medida objetiva de ella en un grupo concreto de características del trabajo que puede ser desagregado por razón de género, categorías de edad, nivel de estudios y, quizá, regiones. La información detallada sobre las variables que permitirían definir y obtener una medida objetiva del «trabajo de calidad» se encuentra en el Panel de Hogares de la Unión Europea (ECHP), que contiene información sobre (i) retribuciones; (ii) educación; (iii) cualificaciones; (iv) formación profesional; (v) beneficios complementarios tales como atención sanitaria, seguro médico, vivienda y guarderías; (vi) situación del lugar de trabajo; (vii) distancia recorrida hasta el lugar de trabajo; y, (viii) tipos de contrato laboral: trabajo a tiempo parcial, a tiempo completo, empleo temporal, y formas atípicas de trabajo.

El enfoque subjetivo: la satisfacción profesional Dado que hemos argumentado que existe una relación directa entre calidad del trabajo y satisfacción profesional, el enfoque subjetivo hace referencia a la opinión que un trabajador individual tiene sobre su trabajo concreto. Para analizar la calidad del trabajo desde este punto de vista, podríamos utilizar los datos directamente observables del ECHP sobre satisfacción profesional –que incluye un grupo de características del trabajo más allá de las retribuciones– como medida subjetiva de la calidad del trabajo. Si utilizásemos las cifras del ECHP sobre la satisfacción profesional como factor explicativo de la calidad del trabajo, podríamos utilizar las siguientes características del trabajo: (i) cualificaciones necesarias para el trabajo obtenido a través de la formación específica; (ii) «sobrecualificación» o «infracualificación» con respecto al trabajo actual; (iii) situación en el trabajo: funciones de supervisión, intermedias o no supervisoras; (iv) en el sector público o en el sector privado; (v) número de horas trabajadas; (vi) tipo de jornada laboral: a tiempo completo o a tiempo parcial; (vii) tipo de contrato: fijo o de duración determinada; (viii) organización del trabajo; (ix) beneficios complementarios proporcionados por la empresa: cuidado de niños en edad preescolar, formación, atención sanitaria, alojamiento, instalaciones deportivas de la empresa; y, (x) satisfacción profesional.

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Manuel Sanchis i Marco

El enfoque hedónico: un índice ajustado por la mejora en el «trabajo de calidad» Un enfoque alternativo del cual el debate sobre el «trabajo de calidad» podría beneficiarse es el enfoque hedónico, ya que permite medir el cambio en la calidad del trabajo a lo largo del tiempo. Un problema importante de la economía en la actualidad se refiere a la medición del cambio en la calidad. De la misma forma que se observan diferencias de calidad entre distintos bienes similares en un momento del tiempo, también se producen cambios en la calidad de un mismo bien a lo largo del tiempo que son debidos, en gran parte, al cambio tecnológico. Dentro del marco del Consejo Europeo de Lisboa, es cada vez más importante que los países miembros de la UE analicen y midan los cambios en la calidad del trabajo inducidos por el cambio tecnológico y asociados al desarrollo de la nueva economía. Como hemos visto en una de las primeras píldoras, al principio, el análisis económico no se centró en el problema de la calidad del trabajo, sino en la calidad de los índices de precios, a pesar de que uno de los defectos metodológicos más importantes de este tipo de índices consiste en que son incapaces de reflejar los cambios en la calidad de los productos cuyos precios miden. Sería interesante transponer de un modo relativamente sencillo el procedimiento hedónico que se ha utilizado para construir índices de precios ajustados por calidad para construir índices hedónicos del «trabajo de calidad». Si suponemos que la retribución salarial que ofrece el empresario expresa de forma condensada la calidad de un trabajo, entonces sería plausible tratar de ajustar –como hace el estudio de Andrew T. Court para los precios de los automóviles– la retribución salarial por un paquete de características específicas de dicho trabajo. En efecto, las retribuciones salariales son un elemento importante de la calidad de un trabajo, pero no el único. Sin embargo, hay una relación muy estrecha entre la calidad de un trabajo y su retribución y, por lo tanto, sería razonable considerar las retribuciones salariales como una variable proxy de la calidad del trabajo y argumentar que la calidad de un trabajo, entendida como el nivel de retribuciones salariales, se puede ajustar a un paquete de características de calidad adicionales tales como el nivel de educación, las cualificaciones, la formación profesional, las condiciones sanitarias y de seguridad en el lugar de trabajo, la satisfacción profesional, la distancia recorrida hasta el lugar de trabajo, las condiciones del contrato de trabajo, etc. De este modo, nos podríamos encontrar con que, para algunos individuos, un trabajo por horas mal pagado podría ser considerado superior a otro trabajo a tiempo completo si realmente se observase que las preferencias reveladas por el trabajo a tiempo parcial para esos individuos son más importantes que las retribuciones salariales. La construcción de un índice hedónico o de retribuciones ajustadas por las características de calidad del trabajo –esto es, variedad de las tareas que desarrollar, educación, formación, seguridad en el empleo, etc.– podría ser útil para medir cambios en la calidad del trabajo. Esto último facilitaría considerablemente las comparaciones sobre la calidad entre trabajos diferentes a lo largo del tiempo y entre países. 238

Mercado de trabajo y protección social

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239

Manuel Sanchis i Marco

Píldora 48

Flexibilidad y adaptabilidad de los mercados de trabajo de la UE5 Las reformas del mercado de trabajo persiguen dotarlo de mayor capacidad para absorber las perturbaciones (shocks) macroeconómicas sin que se produzcan pérdidas de producción y empleo. Sin embargo, creo que el término flexibilidad es un concepto impreciso que hasta ahora se ha entendido como flexibilidad de salarios reales a la baja, abaratamiento del coste de despido, menor estabilidad en el empleo y menores derechos a prestaciones laborales en materia de salud, pensiones, etc. Los trabajos realizados por la OCDE han arrojado cierta luz sobre esta cuestión, pero son insuficientes. La OCDE parte de una concepción miope de la flexibilidad, cuyo único factor explicativo es la legislación en materia de protección al empleo, es decir, la facilidad o dificultad que tienen los empresarios para contratar a trabajadores y para despedirlos cuando caen las ventas y ven reducirse sus beneficios. Por desgracia, este enfoque se centra sólo en el ajuste a corto plazo del mercado de trabajo y olvida alcanzar otros objetivos, a largo plazo, igualmente importantes. Si una parte sustancial de los desempleados de la UE son parados de larga duración y sufren histéresis, difícilmente una suavización de la legislación sobre protección al empleo podrá corregir su deficiente cualificación profesional. Por el contrario, políticas dirigidas a suplir la falta de cualificaciones serán más apropiadas a tal fin. Para superar las limitaciones del enfoque de la OCDE, la Comisión Europea encargó dos estudios para desarrollar el concepto de adaptabilidad del mercado de trabajo y elaborar indicadores sintéticos que midiesen las dimensiones de la adaptabilidad. La idea de adaptabilidad era entendida como la capacidad del mercado de trabajo, trabajadores y empresas, para adaptarse al cambio tecnológico y estructural mejorando la empleabilidad y la adaptabilidad de los trabajadores y modernizando la organización del trabajo. El objetivo consistía en aplicar al mercado de trabajo la idea que Darwin utilizó en su teoría sobre la evolución de las especies, pues él no habló de la lucha «de los más fuertes» como factor determinante en la supervivencia de las especies, sino «de los que mejor se adaptan» (the struggle of the fittest). En mi opinión, el proceso de ajuste es fundamental para mantener la competitividad a largo plazo de las empresas y para alcanzar un alto nivel de empleo. A ello hay que añadir la mejora de la calidad en el empleo y el acceso más fácil a los puestos de trabajo, aspectos que constituyen parte integral de la llamada Estrategia Europea para el Empleo. Además, la cuantía y el modo en que se invierte en capital humano y en recursos físicos constituyen una parte fundamental de dicho proceso de ajuste.

5. Esta píldora apareció publicada como artículo en el diario Levante-El Mercantil Valenciano el domingo 16 de marzo del 2003, p. 2.

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Mercado de trabajo y protección social la adaptabilidad venía definida por los siguientes elementos (sanchis i marco, 2000: 123-134): disponibilidad de mano de obra, condiciones sanitarias y de seguridad de los trabajadores, nivel de educación y formación profesional, capacidad para adaptarse al cambio tecnológico, flexibilidad del tiempo de trabajo, calidad de las relaciones industriales, fiscalidad del trabajo, flexibilidad contractual, protección al empleo, movilidad laboral, etc. a mi modo de ver, los estudios realizados a instancias de la comisión europea por algoé-alphametrics (2001) y Boeri (2002) constituyeron el primer intento serio para definir la adaptabilidad del mercado de trabajo y construir indicadores sintéticos que permitiesen su medición. parten de las limitaciones del enfoque tradicional, basado en la legislación sobre protección al empleo y en la flexibilidad de los salarios y centrado en el ajuste a corto. a esto contraponen los objetivos de ajuste a largo plazo y se ocupan de aquellos problemas que tienen los gobiernos de la Ue para que sus mercados de trabajo respondan con mayor prontitud y eficacia al cambio estructural y tecnológico. el estudio de algoé-alphametrics, por su parte, define la adaptabilidad de acuerdo con los siguientes elementos: disponibilidad de mano de obra, acceso a la educación y la formación profesional, movilidad de la mano de obra y flexibilidad del tiempo de trabajo. el gráfico 1 recoge los respectivos indicadores sintéticos agregados en un sólo índice. GrÁfico 1

Índice sintético de adaptabilidad del mercado de trabajo 140,00

Flexibilidad tiempo de trabajo Mobilidad Participación Acceso a la formación

120,00 100,00 80,00 60,00 40,00 20,00 0,00

EL

I

L

E

A

P

B

F

ITL

D

FIN

NL

S

DK

UK

Fuente: algoé y alphametrics (2001). índices, Ue = 100.

el estudio de Tito Boeri, por su parte, define la adaptabilidad como la capacidad de: (i) proteger contra riesgos no asegurables del mercado de trabajo, como el desempleo; (ii) formar a los trabajadores que lo necesiten con el fin de que sus cualificaciones se correspondan con las que solicitan las empresas; (iii) mantener un grado eficiente de movilidad y activación de la mano de obra; y, (iv) garantizar un tamaño adecuado de la fuerza de trabajo. También Boeri construye 241

Manuel Sanchis i Marco indicadores sintéticos para las dimensiones anteriores y los agrega en un único índice, como puede observarse en el gráfico 2. GRÁFICO 2

Índice sintético de adaptabilidad del mercado de trabajo 12 10 8 6 4 2

G

re ci Ita a Po lia rtu Es gal p Bé aña lg Irl ica an Fr da an c Re Au ia in str Pa o U ia íse nid s o A Baj le os m Fi an nl ia an S di D ue a in ci am a ar ca G ru p G oA ru p G oB ru G po C ru po U D ni ón Eu ro pe a

0

Fuente: Boeri et al. (2002).

El ranking de adaptabilidad no coincide exactamente en ambos gráficos, y es lógico pues las dimensiones que utiliza cada estudio son distintas. Pero queda claro que a finales de los años noventa los mercados de trabajo más adaptables eran los escandinavos (Dinamarca, Suecia y Finlandia), seguidos por los continentales (Alemania, Holanda, Francia, Austria) y los anglosajones (Reino Unido, Irlanda); mientras que los países del sur ocupábamos la parte más baja de la escala. Seguimos sujetos a la tiranía de las palabras. Cuando le preguntaron a Confucio qué haría si llegase a gobernar, contestó que haría sólo una única cosa: devolverle el sentido a las palabras. Creo que sería bueno que también pudiéramos hacer lo mismo en el debate de las ideas sobre flexibilidad y adaptabilidad del mercado de trabajo con el fin de evitar malentendidos.

Bibliografía Algoé; Alphametrics (2001): «Construction of an index of labour market adaptability for EU Member States, the US and Japan by a common methodology and with a network of experts», Report to the European Commission, Comisión Europea, DG Employment and Social Affairs, octubre. También en línea: . Boeri, T., P. Garibaldi, M. Macis y M. Maggioni (2002): «Adaptability of labour markets: a tentative definition and a synthetic indicator», Report to the European Commission, Comisión Europea, DG Employment and Social Affairs, junio. También en línea: . 242

Mercado de trabajo y protección social Guerrien, Bernard (1989): Concurrence, Flexibilité et Stabilité, Des fondements théoriques de la notion de flexibilité, Economica, París, 303 pp. Karanasou, Marika y Dennis J. Snower (1998): «How labour market flexibility affects unemployment: long-term implications of the chain reaction theory», The Economic Journal, 108, mayo, pp. 832-849. Sanchis i Marco, Manuel (2000): «Perturbaciones macroeconómicas, políticas de ajuste y adaptabilidad del mercado de trabajo», Información Comercial Española, 784, pp. 123-134. – (2001): «Employment Performance, Economic Growth and Labour Market Adaptability», Labour Market Flexibility Proceedings of a Joint United States and European Union Seminar, U.S. Department of Labour, septiembre, pp. 28-68.

Píldora 49 Flexiguridad del mercado de trabajo6 Las conclusiones de la Cumbre Europea de Lisboa del pasado mes de diciembre incluían un párrafo en el que se establecían los principios comunes de la flexiguridad, así como su puesta en práctica por parte de los Estados miembros. Esta nueva palabrita que Bruselas acaba de añadir a la jerigonza política europea ha sido retomada por el presidente Zapatero hace unas semanas y lanzada a la arena política. Los principios que la inspiran establecen un nuevo paradigma triangular para las relaciones laborales que consiste en conciliar la flexibilidad de contratación y despido para los empresarios con el desarrollo de nuevas competencias profesionales para los trabajadores y la modernización de los sistemas de protección social de los Estados. La flexiguridad persigue básicamente la cuadratura del círculo, es decir, conseguir a un tiempo la flexibilidad y la seguridad en el mercado de trabajo. Ha sido necesario buscar esta nueva palabra porque hasta ahora el término flexibilidad, utilizado por la OCDE, hacía referencia exclusivamente al rigor de la legislación de protección al empleo, es decir, a la facilidad para despedir a trabajadores cuando caen las ventas y los beneficios, al abaratamiento de los costes de despido, a una menor estabilidad en el empleo y a menores prestaciones en materia de salud, de pensiones, etc. La flexiguridad, por el contrario, busca construir un mercado de trabajo más flexible pero, eso sí, entendiendo la flexibilidad de un modo más amplio a como lo hace la OCDE. Desde la perspectiva de los empresarios, la flexiguridad persigue fundamentalmente la flexibilidad contractual. Desde el punto de vista de los trabajadores, la flexiguridad consiste en invertir en políticas de formación profesional a lo largo de toda la vida laboral y en políticas activas del mercado de trabajo, cuyo 6. Esta píldora apareció publicada como artículo en el diario Cinco Días, sección «Opinión», el lunes 18 de agosto del 2008, p. 10.

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Manuel Sanchis i Marco objetivo no es otro que el de aumentar la movilidad de la mano de obra y encarar con éxito las transiciones hacia nuevos puestos de trabajo. Por último, para el Estado, la flexiguridad implica modernizar el sistema de protección social –para que favorezca el empleo y la inclusión social– y revisar el funcionamiento de las distintas prestaciones sociales –duración, grado de cobertura, generosidad– con el fin de que su gestión se realice con criterios de eficiencia. Aunque la idea se pretende ahora nueva, en realidad es tan sólo novedosa. A finales de los años noventa, la Unión Europea ya utilizó un término ligeramente distinto, la flexi-seguridad, con el que se pretendía conciliar flexibilidad y seguridad, pero no acabó de cuajar. Más tarde, la Comisión Europea organizó varios seminarios para reelaborar un nuevo concepto de flexibilidad del mercado de trabajo que, como el de ahora, desbordase los estrechos planteamientos de la OCDE. Se trataba de entender la flexibilidad del mercado laboral no sólo como una mayor libertad en las condiciones de contratación y despido de trabajadores, sino en un sentido más amplio. La adaptabilidad –que es como se bautizó aquel concepto– incluía aspectos clave como la capacidad de adaptación de la mano de obra al cambio tecnológico, económico, social y demográfico, mediante la mejora de su empleabilidad y de la modernización de la organización del trabajo. Como consecuencia de aquellos seminarios, en 2001-2002 se realizaron a instancias de la Comisión dos estudios con el objetivo de medir el grado de adaptabilidad de los mercados de trabajo de los Estados miembros, para lo cual se utilizaron una serie de atributos que la caracterizaban. Aunque estos dos informes no definían el concepto adaptabilidad con las mismas características, sí que quedó claro que los países del sur ocupábamos, a finales de los noventa, el segmento menos flexible de la escala. Nos seguían los países continentales como Alemania, Holanda, Francia y Austria, y luego, los anglosajones, es decir, el Reino Unido e Irlanda. Los países escandinavos como Finlandia, Suecia y, sobre todo, Dinamarca –que se nos presenta siempre como paradigma de mercado de trabajo flexible– eran los alumnos aventajados de la adaptabilidad. Sin embargo, el caso danés no debería deslumbrarnos por una serie de razones. La primera, porque las instituciones –también las del mercado de trabajo– no existen por capricho, sino que reflejan, en cada país, el sedimento histórico de tradiciones culturales, sociales y políticas bien arraigadas. Por ello, una transposición simple, llana y sin matices del experimento danés a España, fuera de su contexto institucional nacional, no es una garantía de éxito para nosotros. En segundo lugar, porque la mayor o menor bondad de dichas instituciones no puede calibrarse tomando cada uno de sus elementos de forma aislada. Por el contrario, es necesario analizar las virtudes y los defectos de cualquier institución del mercado de trabajo de forma global, como un todo, pues son el resultado de la negociación y del compromiso alcanzado entre los agentes sociales, en sintonía con la tradición de cada país. Es cierto que las condiciones de contratación y de despido son extremadamente liberales en Dinamarca; sin embargo, tanto la cuantía del subsidio como, sobre todo, su duración (cuatro años) son muy generosos y se financian con impuestos, no con las contribuciones a la seguridad social como aquí en España. Además, el sistema de tenencia de viviendas predominante en 244

Mercado de trabajo y protección social Dinamarca es el de alquiler privado y a precios razonables, lo cual facilita la inserción de los jóvenes en la sociedad y en el mundo laboral. El nuevo paradigma de la flexiguridad ya está empezando a dar bastante de que hablar, aunque, como hemos visto antes, tan sólo representa una operación de lifting y marketing de los viejos conceptos de flexi-seguridad y de adaptabilidad del mercado de trabajo. Hace unos meses, Maria João Rodrigues, antigua ministra portuguesa de Trabajo, me preguntaba en Madrid por el eco que la prensa española se había hecho del nuevo concepto de flexiguridad lanzado en la Cumbre Europea de Lisboa de diciembre. Cuando le dije que apenas había sido tratado en los periódicos se extrañó, pues en Portugal ya ha recibido la crítica acerba de los sindicatos en manifestaciones públicas de protesta. Por lo que a mi respecta, deseo que, esta vez, la flexiguridad tenga larga vida y prospere de forma inmarcesible.

Píldora 50

¿Cambio de modelo sin reforma laboral?7 Hace unos meses, el presidente del Gobierno propuso cambiar el modelo económico para pasar a afirmar, poco después, que no era éste el momento de la reforma laboral. Esta línea argumental es bastante contradictoria puesto que, nos guste o no, la reforma laboral forma parte del cambio de modelo. Cambiar el patrón de producción y aplicar reformas estructurales en los mercados de bienes y servicios los hace más competitivos, pero también mejora el funcionamiento de los mercados de factores productivos (trabajo y capital). Sensu contrario, las reformas en los mercados de trabajo y de capitales favorecen el cambio de modelo, aumentan la productividad y nos ayudan a crecer con mejores puestos de trabajo. Por eso, cambiar de modelo productivo equivale a reconocer la necesidad de reformas estructurales como la del mercado laboral. Identificar reforma laboral con despido libre, como hace el Gobierno, es una argumentación falaz. Entender que un mercado laboral es más flexible cuanto más libres sean sus condiciones de contratación y de despido se corresponde con la visión estrecha de flexibilidad de la OCDE, para quien la protección al empleo es su único factor explicativo. Esto es una grave limitación y, por eso, cuando el debate sobre la reforma laboral se circunscribe al despido libre, queda desenfocado. Las altas indemnizaciones por despido discriminan a jóvenes y contratados temporales, que, aunque a veces sean más productivos, son siempre los primeros despedidos al estar más desprotegidos. Además, la solución tampoco pasa por una visión asistencialista que prolongue la duración de las ayudas públicas al desempleo. Esto sólo sirve para contentar a parados y sindicatos, y dar la impresión de que «se hace algo», pero no crea puestos de trabajo si no viene acompañada de políticas activas del mercado de trabajo y, además, lastra la recuperación económica. 7. Esta píldora apareció publicada como artículo en El País, sección «Opinión», el viernes 7 de agosto del 2009, p. 21.

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Manuel Sanchis i Marco Por otro lado, mantener impuestos sobre el trabajo y elevadas cotizaciones sociales como las españolas afecta tanto a la oferta como a la demanda de trabajo y a la composición de esta última. A la oferta, porque junto con los beneficios de la protección social –que actúan como subsidios a la inactividad– desincentivan ponerse a trabajar. A la demanda, porque los aumentos de los costes laborales reducen la rentabilidad y la inversión futura de las empresas, y a la composición de la demanda porque estimulan la sustitución de trabajo por capital y reducen la demanda de trabajo no cualificado más que proporcionalmente, debido a que capital y trabajo cualificado son más bien complementarios. Por eso, creo que sería bueno, tal como propuse (El País 19-10-2008), reducir las contribuciones sociales (ahora por encima de estándares europeos) y subir el IVA para financiarlas (algún estudio ha estimado en un punto la subida del IVA que compensaría una rebaja de dos puntos en las cotizaciones), pues se encuentra por debajo de estándares europeos y, además, no deterioraría la competitividad. Reformar el mercado laboral significa mejorar sus atributos estructurales y hacerlo más adaptable. Esto conlleva, además de una fiscalidad sobre el trabajo que no penalice la contratación, aumentar los incentivos para que valga la pena trabajar; enriquecer la educación y formación profesional y capacitar al trabajador para que se adapte a las nuevas tecnologías; aumentar la flexibilidad del tiempo de trabajo para que los trabajadores satisfagan las necesidades de la producción, pero puedan conciliar trabajo y vida familiar; mejorar las relaciones laborales; flexibilizar los costes salariales que faciliten el ajuste y la competitividad de las empresas; mejorar la movilidad geográfica, sectorial y funcional del trabajador, y flexibilizar las condiciones de contratación y despido, incluyendo la duración del contrato. En este enfoque holístico de reforma laboral, las condiciones de contratación y despido son sólo uno entre los diez atributos que definen la adaptabilidad. Es legítimo que el trabajador busque seguridad en el empleo. Sin embargo, la seguridad no debería asimilarse a mantener un puesto de trabajo concreto, sino a mejorar la capacidad y la probabilidad de mantenerse empleado. De poco le servirán las altas indemnizaciones al despido si la empresa se ve abocada a cerrar. Cuando el despido es inevitable, la seguridad que da una elevada indemnización sólo es útil para el trabajador si aumenta su probabilidad de encontrar un nuevo puesto de trabajo, es decir, si le permite formarse en aquellas profesiones nuevas que surgirán con el cambio de modelo económico. Sobre esta cuestión, las políticas activas del mercado de trabajo como las de formación profesional y vocacional, entre otras, tienen mucho que decir porque, al facilitarle las cualificaciones que solicita el mercado, hacen al trabajador más empleable y esto aumenta su probabilidad de mantenerse empleado. Por estas razones, no podemos afirmar que tenemos que cambiar de modelo y, al mismo tiempo, negarnos a reformar el mercado de trabajo. Es un contrasentido que los agentes sociales y el Gobierno tienen la obligación moral de explicar a los ciudadanos. Ignorar esta contradicción significa crear un clima inestable en el mercado de trabajo, socavar la confianza en nuestra economía y deprimir las expectativas de inversión futura en España para los próximos diez años. La

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Mercado de trabajo y protección social economía española se puede permitir casi todo menos condenar ad calendas graecas el arranque de la recuperación económica.

Píldora 51

Un contrato de trabajo que mejore la empleabilidad del trabajador8 El estado de la cuestión sobre la flexibilidad del contrato de trabajo La flexibilidad del contrato de trabajo constituye uno de los atributos principales de un mercado de trabajo eficiente, capaz de adaptarse y ajustarse al cambio económico y tecnológico, y de aumentar la tasa de empleo. La llamada Legislación de Protección del Empleo (EPL, Employment Protection Legislation) sigue constituyendo un aspecto clave para definir como flexible o rígido un mercado de trabajo y es, a pesar de sus limitaciones, el único atributo de la flexibilidad que considera la OCDE en cualquier mercado de trabajo. La EPL persigue como objetivo proteger a los trabajadores contra el riesgo no asegurable de perder su empleo sin que, al mismo tiempo, ello imponga una carga tributaria adicional sobre el empleo tal que desincentive la contratación de mano de obra. El concepto de flexibilidad laboral, sin embargo, no se circunscribe únicamente al contrato de trabajo y, de hecho, no se puede afirmar que el contrato sea la única institución laboral que proporcione seguridad frente al riesgo de desempleo. Los sistemas de prestación al desempleo también desempeñan un papel similar debido a que proporcionan renta de sustitución durante el período de desempleo, a la vez que suponen también una carga impositiva sobre el trabajo. En muchas ocasiones, sin embargo, sólo protegen a aquellos trabajadores despedidos que pueden exhibir una larga vida laboral. Aunque dichos sistemas de protección social puedan aumentar la participación de la oferta de trabajo, también pueden desincentivar la búsqueda de empleo. De hecho, es posible que esta protección sólo beneficie a los trabajadores protegidos (insiders, varones ganapanes de la cohorte de 25 a 55 años), mientras que perjudica a los trabajadores temporales y precarios (outsiders, jóvenes, mujeres e inmigrantes), produce parados de larga duración, estimula la economía informal y consolida un mercado de trabajo esclerotizado y dual. Estos efectos, no sólo se deben únicamente a la EPL, también influyen en ellos las diferencias en los niveles educativos de los trabajadores. Las ineficiencias derivadas de este sistema de protección, como, por ejemplo, la dualidad del mercado de trabajo, obligan a proponer alternativas. Estas medidas deberían contribuir a flexibilizar el mercado de trabajo sin que por ello se desincentivase la contratación o se dejase al trabajador más desprotegido.

8. Esta píldora ha sido redactada en colaboración con Vicente Royuela Mora.

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Manuel Sanchis i Marco Pese a la importancia de la EPL, atribuir una implicación normativa a las consecuencias que se derivan de la mera existencia de una única institución del mercado laboral, como es el caso del contrato de trabajo, no es un enfoque adecuado. La razón reside en que todo juicio normativo debe valorarse en función del contexto económico y social y de las circunstancias históricas que explican su origen y su existencia. Todas las instituciones o los ámbitos del mercado de trabajo deben ser valorados en su conjunto; y, en consecuencia, la asignación de objetivos concretos a cada institución y su eficacia debe valorarse desde un enfoque holístico, así como en función de sus respectivos costes y beneficios, y en función de las influencias que ejerce y recibe de las otras instituciones o ámbitos del mercado laboral. Por eso, creemos que la protección de la que debe gozar el trabajador no puede limitarse sólo, ni primordialmente, a la indemnización por despido que establezca cada modalidad de contrato laboral, o a la prestación por desempleo, sino que debe ampliarse también a otros ámbitos que afectan a la seguridad. El ejemplo que centrará nuestra atención se refiere a la formación profesional, puesto que ésta aumenta la empleabilidad del trabajador y, por lo tanto, le ofrece una mayor seguridad de encontrar un trabajo en el futuro. Este discurso está íntimamente ligado a los conceptos de adaptabilidad y flexiguridad promovidos desde la Unión Europea.

El papel del contrato de trabajo: algunas propuestas El sistema español actual ofrece una amplia gama de contratos de trabajo, lo cual contribuye a mantener una marcada dualidad. Para hacer frente a esto, algunos economistas españoles se han planteado la conveniencia de establecer un contrato único indefinido para todas las nuevas contrataciones, con una indemnización por despido creciente con la antigüedad según los años de servicio. Esta propuesta pretende sustituir las contrataciones temporales causales por dicho contrato único indefinido para todas las nuevas contrataciones. Sin embargo, para que ésta propuesta tenga éxito, tendría que considerar un coste de despido equivalente o inferior al que actualmente disfrutan los temporales. De lo contrario, tendría probablemente como consecuencia un aumento de la velocidad de rotación de los contratos temporales, o una expansión del trabajo sumergido o irregular en la economía.

La alternativa al sistema propuesto El trabajador tiene derecho a la seguridad, pero más importante que la seguridad de ocupar un puesto de trabajo en concreto es, a nuestro juicio, la seguridad de ocupar un empleo en general, ya sea en su misma empresa, en otra distinta o incluso en otro sector. Por ello creemos que la seguridad a la que tiene derecho el trabajador no puede estar satisfecha con el montante de la indemnización por despido, ni tampoco que a mayor montante corresponda una mayor seguridad. 248

Mercado de trabajo y protección social A pesar de la indemnización por despido, cuando la empresa cierra, no puede afirmarse que exista la seguridad de encontrar un nuevo empleo. Además, esta ilusión de seguridad que proporciona la expectativa de indemnización desincentiva al trabajador a continuar formándose profesionalmente a lo largo de su vida laboral y, primero, lo condena a una pérdida de habilidades profesionales y, después, reduce sus posibilidades de encontrar un nuevo puesto de trabajo para acabar al final como parado estructural y de larga duración. Por estas razones, consideramos que la seguridad que obtiene aquel trabajador que invierte en su formación profesional a lo largo de su vida laboral, ya sea en el propio lugar de trabajo o fuera de él, es más determinante que aquella que proporciona una elevada cuantía en la indemnización por despido. Ello es así debido a que la formación aumenta la empleabilidad del trabajador y, por lo tanto, las posibilidades de encontrar un nuevo puesto de trabajo (Thomsen, 2009), (Muffels and Luijkx, 2008) (Rosholm y Skipper, 2009), (Arocena, et al., 2007). Por eso proponemos que, a la indemnización por despido y a la prestación por desempleo que existen en el contrato de trabajo actual, se les añada un tercer componente que considere la formación profesional que recibe el trabajador. Ésta debe ser entendida tanto por la empresa como por el trabajador como una inversión en capital humano. Se podría asignar una parte porcentual del salario bruto que iría destinada a formación y que el trabajador podría acumular individualmente en un Fondo de Formación Profesional de carácter personal, al estilo de lo que se realiza en el sistema austríaco con las pensiones, que además fuese portable a otras empresas con independencia de su nacionalidad en la UE. Esto podría ayudar a fidelizar mutuamente al trabajador y a la empresa, y posiblemente evitaría estimular la economía sumergida y el trabajo irregular. En cualquier caso, si al final el trabajador es despedido, siempre estará en mejores condiciones de encontrar un nuevo puesto de trabajo con la formación profesional recibida y con su Fondo de Formación Profesional personal transportable a cualquier otro puesto de trabajo o empresa de la UE.

La probabilidad de encontrar un trabajo Para verificar la viabilidad de nuestra propuesta, sería conveniente revisar los diversos trabajos de la literatura académica que han contrastado el efecto de la formación en lo que genéricamente podría llamarse empleabilidad. La idea básica consistiría en estudiar distintos grupos de trabajadores según sean protegidos o precarios con formación o sin ella, y ver cuáles son las probabilidades que tienen de: (i) perder su trabajo y permanecer en situación de parados; y, (ii) perder su empleo y encontrar después un empleo. Si se probase que, independientemente de la cuantía de la indemnización por despido y de la generosidad –medida en términos de duración y cuantía– de la prestación por desempleo, la probabilidad de encontrar un nuevo puesto de trabajo es mayor para aquellos trabajadores que, independientemente de su situación de indefinidos o precarios, reciben formación –tanto dentro como fuera de la empresa y estando tanto en situación de empleados como de desempleados–, podríamos 249

Manuel Sanchis i Marco pensar que es éste un factor de seguridad laboral a tener más en cuenta que las indemnizaciones por despido o las prestaciones por desempleo. La evidencia internacional a nivel micro (Martin y Grubb, 2001) muestra que las políticas activas en general tienen poca o incluso ninguna influencia en los resultados del mercado de trabajo. Para España, trabajos recientes a nivel micro son los de Arellano (2009), y Mato y Cueto (2008). En ellos se encuentra evidencia positiva del impacto de las políticas activas de empleo. Aun así, en sus resultados, la influencia de la formación en la empleabilidad, aunque significativa, es limitada, y además es heterogénea entre grupos de empleados. No obstante, en ambos trabajos se emplean bases de datos que los propios autores asumen como «inusuales». Aun así, otros estudios, como Muffels y Luijkx (2008), encuentran evidencia favorable del impacto de las dotaciones de capital humano a mejorar las posiciones en el mercado de trabajo usando datos del ECHP. La actualización de esta base de datos en la más moderna SILC (Survey on Income and Labor Conditions) o el uso de la Encuesta sobre la Participación de la Población Adulta en las Actividades de Aprendizaje (EADA) del INE son dos posibilidades de contraste que también merecería la pena valorar en una investigación.

Bibliografía Arellano, F. A. (2009): «Do training programmes get the unemployed back to work? A look at the Spanish experience», Revista de Economía Aplicada, en prensa. Arocena, P., I. Núñez y M. Villanueva (2007): «The effect of enhancing workers’ employability on small and medium enterprises: Evidence from Spain», Small Business Economics, 29, pp. 191-201. Botero, J. C., S. Djankov, R. La Porta, F. Lopez-de-Silanes y A. Shleifer (2004): «The regulation of labor», The Quarterly Journal of Economics, 119, pp. 1339-1382. Dolado, J. J., C. García-Serrano y J. F. Jimeno (2002): «Drawing lessons from the boom of temporary jobs in Spain», The Economic Journal, 112, pp. F270-F295. Katz, L. F. y B. D. Meyer (1990): «Unemployment-insurance, recall expectations, and unemployment outcomes», The Quarterly Journal of Economics, 105, pp. 973-1002. Mato, F. J. y B. Cueto (2008): «Efectos de las políticas de formación a desempleados», Revista de Economía Aplicada, 46(16), pp. 61-83. Muffels, R. y R. Luijkx (2008): «Labour market mobility and employment security of male employees in Europe: ‘Trade-off’ or ‘flexicurity’?», Work, Employment and Society, 22, pp. 221-242. Rosholm, M. y L. Skipper (2009): «Is labour market training a curse for the unemployed? Evidence from a social experiment», Journal of Applied Econometrics, 24, pp. 338-365. Thomsen, S. L. (2009): «Explaining the employability gap of short-term and long-term unemployed persons», Kyklos. 250

Mercado de trabajo y protección social

Píldora 52

Perspectiva macro y micro de la fiscalidad sobre el empleo9 Se puede analizar la estructura y el desarrollo de los sistemas fiscales en relación con el empleo desde dos perspectivas distintas. La primera se refiere a la cuña fiscal (tax wedge) desde un punto de vista microeconómico, que nos indica la diferencia que existe entre, por un lado, los costes laborales totales que soporta la empresa –salarios, contribuciones tanto del empresario como del trabajador a la seguridad social, indemnizaciones por despido e impuestos sobre los salarios– y, por otro, el salario neto que al final recibe efectivamente el trabajador. En este caso, la cuña fiscal mide la carga impositiva sobre los trabajadores individuales y los cambios en dicha carga, incluidos los efectos de los cambios en las políticas que afectan a los impuestos sobre el trabajo (vid. gráfico 1). GRÁFICO 1

Cuña fiscal para un trabajador soltero, ganancias medias en la UE 1975-2001 (%) 47,5 47

46,5 46

45,5 45

44,5 44

43,5 43

42,5 42

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

Fuente: Servicios de la Comisión (DG TAXUD) utilizando datos de fiscalidad de los servicios (OECD - 2001 y ediciones anteriores).

La segunda vertiente es de naturaleza macroeconómica y se denomina tipo impositivo implícito sobre el trabajo (implicit tax rate on labour). Dicho tipo impositivo viene definido como la suma de los impuestos sobre el trabajo asalariado dividido por la masa salarial o, en la denominación de la contabilidad nacional, la remuneración de los asalariados (vid. gráfico 2). El denominador «remuneración de los asalariados» está compuesto por salarios brutos y, por lo 9. La materia prima sobre cuya base está elaborada esta píldora, con la ayuda material de Ricardo Fernández, se encuentra, en Manuel Sanchis i Marco (2000).Quiero además agradecer al profesor Carlos Martínez Mongay sus comentarios a esta píldora; cualquier error que subsista es, por supuesto, de mi exclusiva responsabilidad.

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Manuel Sanchis i Marco tanto, incluye las cantidades pagadas como contribuciones a la seguridad social y como impuestos sobre el salario. Mide la carga impositiva total y la de otras cargas sobre el trabajo en la economía o sobre un sector individual. Se basa en la contabilidad nacional y es, por lo tanto, una medida imputada. GRÁFICO 2

Tipos impositivos implícitos sobre el empleo en la UE, 1975-2001 (%) 38,2 38

37,8 37,6

37,4 37,2 37

36,8 36,6

36,4 36,2 36

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

Fuente: Servicios de la Comisión (DG TAXUD) utilizando datos de fiscalidad de los servicios (OECD - 2001 y ediciones anteriores).

Desde una perspectiva macroeconómica, la media o tipo impositivo implícito (implicit tax rate, ITR) se calcula asociando los ingresos fiscales concretos con las correspondientes bases impositivas obtenidas de las cuentas nacionales (ESA-95). Eurostat, la oficina estadística de la Comisión Europea, en su publicación Structures of the Taxation Systems in the European Union, define el ITR del siguiente modo: ITR consumo = Impuestos sobre el consumo dividido por el consumo privado sobre el territorio económico, más el consumo del gobierno neto de los salarios del gobierno. ITR trabajo asalariado = Impuestos sobre el trabajo asalariado dividido por la remuneración de los asalariados. ITR otros factores de producción = Impuestos sobre los empleados autónomos (self-employed), más los impuestos sobre el capital dividido por los beneficios netos de la economía, más los pagos por intereses del gobierno consolidado. El tipo impositivo efectivo (no-implícito) es la ratio de la suma de los costes laborales no salariales más los ingresos fiscales sobre la renta personal atribuibles a las rentas del trabajo antes de impuestos. Estas últimas son los salarios brutos totales y, por lo tanto, incluyen los salarios brutos imputados a los autónomos 252

Mercado de trabajo y protección social (self-employed); mientras que, el segundo componente de los ingresos fiscales se puede calcular multiplicando el tipo impositivo efectivo sobre la renta personal por los salarios netos, una vez descontados los costes laborales no-salariales. Por un lado, en la información que nos proporciona la base de datos AMECO, no se puede distinguir entre las contribuciones a la seguridad social pagadas por los empresarios, por los trabajadores y por los autónomos (self-employed). Por este motivo, tendemos que utilizar los datos de la OCDE para obtener la proporción de las contribuciones pagadas por los autónomos que tiene que ser restada en el numerador para poder calcular los costes laborales no-salariales sobre el empleo asalariado. Por otro lado, con la información disponible en AMECO, aún no es posible obtener ni el tipo impositivo efectivo sobre la renta, ni la proporción sobre el PIB de los impuestos sobre las rentas personales del trabajo, que tiene que ser estimada a partir de los patrones de la OCDE. La renta personal del trabajo se define como los salarios brutos menos los costes laborales no-salariales, asumiendo que sólo el salario neto –la paga que uno se lleva a su casa– está sujeto al impuesto personal sobre la renta. En la Revenue Statistics de la OCDE, los impuestos directos se presentan con un nivel de descomposición aún mayor, esto es, en impuestos sobre la renta personal del trabajo, impuestos sobre la renta personal del capital, impuestos sobre la renta empresarial e impuestos sobre la propiedad y la riqueza. Las proporciones que establece la OCDE, por lo que se refiere a los impuestos sobre la renta personal del trabajo con respecto al total de impuestos directos que se aplican en las cifras de AMECO sobre impuestos directos más costes laborales no-salariales –previamente calculados–, arrojan como resultado el tipo impositivo efectivo sobre el trabajo tal y como es definido por la Dirección General de Economía y Finanzas de la Comisión Europea.

Bibliografía Martínez Mongay, Carlos (2004): «Labour Taxation in the European Union. Convergence, competition and insurance», Tax Policy, Banca d’Italia, Roma, pp. 31-68. Sanchis i Marco, Manuel (2000): «Taxes, benefits and employment», capítulo 5 de Employment in Europe 2000, Directorate General for Employment and Social Affairs, European Commission, Bruselas, pp. 75-84.

253

Manuel Sanchis i Marco

Píldora 53

La generosidad de la protección social en la UE El tamaño de la cuña fiscal, concepto que hemos analizado en la píldora anterior, es función tanto de la generosidad del sistema de protección social como del bajo nivel de empleo, y ello genera un círculo vicioso. Desde principios de los años setenta, las contribuciones a la seguridad social han ido en aumento en casi todos los Estados miembros de la Unión Europea y, la mayor parte de las veces, se han convertido en el principal factor determinante del incremento de la presión fiscal. Para la Unión Europea en su conjunto, el aumento de la proporción de las contribuciones a la seguridad social en los años setenta y principios de los ochenta pasó de un 11,7% en 1970 a un 14,2% en 1983. Ello fue fundamentalmente el resultado de las perturbaciones económicas (shocks) del petróleo y sus subsiguientes períodos de recesión económica (vid. cuadro 1). CUADRO 1

Contribuciones sociales en la Unión Europea 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982

11,7 12,1 12,4 11,3 11,8 12,8 13,1 13,2 13,0 13,2 13,4 13,4 13,9

1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995

14,2 14,1 14,1 13,8 13,9 13,7 13,7 13,7 14,2 14,5 15,0 14,9 15,0

Fuente: Elaboración propia a partir de datos AMECO. Nota: Estas series no son homogéneas debido a que la media de la UE se ha calculado tomando un número diferente de países de acuerdo con las distintas ampliaciones de la UE.

Cuando la economía empezó a reactivarse a mediados los ochenta, las contribuciones a la seguridad social con respeto al PIB disminuyeron, aunque no hasta el punto de revertir el efecto de la pronunciada subida de los años anteriores. La ratio contribuciones sociales/PIB volvió a recuperarse en la primera mitad de los noventa desde el 13,7% en 1990 al 15% en 1995, reflejando de este modo la desaceleración de la economía de la UE. Este incremento de las contribuciones a la seguridad social amplió, por lo tanto, la cuña fiscal del mercado de trabajo, es decir, la proporción que los im254

Mercado de trabajo y protección social puestos sobre los salarios y las contribuciones sociales pagadas por los asalariados y por los empresarios representan sobre los costes laborales de las empresas. Un indicador que se utiliza de forma habitual como medida del tamaño de la cuña fiscal es el llamado «impuestos sobre el trabajo asalariado como % del PIB». Los impuestos sobre el trabajo asalariado –o «costes laborales no-salariales»– son aquellos impuestos y contribuciones a la seguridad social que, de un modo u otro, discriminan contra el uso del trabajo asalariado como factor de producción en el área oficial («limpia») de la economía. Como hemos visto en la píldora anterior, la cuña fiscal puede ser también calculada mediante el llamado «tipo impositivo implícito sobre el trabajo asalariado», esto es, los impuestos sobre el trabajo asalariado o «costes laborales no-salariales» en porcentaje de la remuneración de los asalariados. En porcentaje del PIB, la cuña fiscal media de la UE aumentó substancialmente en los años setenta, del 14,5% en 1970 al 19,2% en 1977, y continuó creciendo, pero a ritmo más moderado, hasta 1983 (vid. cuadro 2). Cuando la economía empezó a recuperarse a mediados de los años ochenta, la cuña fiscal se redujo, aunque se mantuvo a un nivel elevado, y volvió a ampliarse a principios de los años noventa, cuando la actividad económica se desaceleró. Nos encontramos con la misma perspectiva cuando la cuña fiscal se expresa como porcentaje de la remuneración de los asalariados. El aumento de la cuña fiscal media de la UE fue remarcable en los setenta –del 28,7% en 1970 al 34,2% en 1977–. Aún fue importante los ochenta, y se volvió a acelerar en la primera mitad de los años noventa –del 37,4% en 1990 al 42,1% en 1995. CUADRO 2

Evolución de la cuña fiscal media de la UE (% del PIB) 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982

14,5 15,2 15,5 15,9 17,2 18,2 18,9 19,2 19,0 19,1 19,6 19,7 20,2

(% remuneración asalariados) 28,7 29,4 29,7 29,4 30,9 31,9 33,5 34,2 34,0 34,2 34,7 34,9 36,1

(% del PIB) 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995

20,2 20,1 20,0 19,3 19,5 19,2 19,2 19,2 20,0 20,5 20,9 20,7 21,4

(% remuneración asalariados) 36,8 37,2 37,3 37,1 37,7 37,4 37,7 37,4 38,3 39,2 40,0 40,6 42,1

Fuente: Elaboración propia a partir de datos AMECO. Nota: Estas series no son homogéneas debido a que la media de la UE se ha calculado tomando un número diferente de países de acuerdo con las distintas ampliaciones de la UE.

255

Manuel Sanchis i Marco Los dos determinantes principales del aumento de la cuña fiscal de la Unión Europea fueron la generosidad del sistema de protección social y el bajo nivel de empleo (vid. gráfico 1). GrÁfico 1

Transferencias corrientes a las familias, tasa de empleo y cuña fiscal Cuña fiscal

Transferencias corrientes

Tasa de empleo

45 40 35 30 25 20 15 10 0

1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995

5

Fuente: Elaboración propia a partir de datos Ameco y LFS.

Parte de este incremento fue debida a la generosidad, o sea, a la extensión y al alcance de los sistemas de protección social,10 puesto que tanto los riesgos como las personas cubiertas se ampliaron. Las transferencias corrientes a las familias constituyen una medida aproximada de la generosidad de la protección social. Para la UE en su conjunto, pasaron desde el 12% del PIB en 1970, al 18,1% en 1983, como resultado, principalmente, de la desaceleración económica y del correlativo incremento en el pago de los subsidios por desempleo (vid. cuadro 3).

10. La generosidad de los beneficios sociales actúa como un impuesto negativo o subsidio sobre el tiempo libre y, por lo tanto, exacerba el efecto desincentivador al hecho de ponerse a trabajar, que tienen los impuestos sobre el trabajo.

256

Mercado de trabajo y protección social CUADRO 3

Transferencias corrientes a las familias Transferencias totales en % del PIB 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982

12,0 12,3 12,9 12,9 13,6 15,4 15,6 15,9 16,3 16,2 16,4 17,3 18,0

Excluyendo los beneficios por subsidio de desempleo

15,2 15,6 16,1

Transferencias totales en % del PIB 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995

18,1 17,9 17,9 17,9 17,8 17,5 17,2 17,4 18,2 19,1 20,0 19,9 19,8

Excluyendo los beneficios por subsidio de desempleo 16,2 16,1 16,1 16,3 16,3 16,1 15,9 16,1 16,7 17,5 18,1

Fuente: Elaboración propia a partir de datos AMECO. Nota: Estas series no son homogéneas debido a que la media de la UE se ha calculado tomando un número diferente de países de acuerdo con las distintas ampliaciones de la UE.

Cuando el crecimiento económico se reavivó durante la segunda mitad de los años ochenta, la proporción de las transferencias corrientes a las familias en relación con el PIB disminuyó, pero sólo marginalmente, desde el 18,1% del PIB en 1983 al 17,2% en 1989. La UE entró en una fase de estancamiento a principios de los noventa, lo que provocó de nuevo un aumento en las transferencias corrientes desde el elevado nivel existente: alcanzaron un pico del 20% en 1993. Las transferencias corrientes a las familias, sin embargo, dependen demasiado de los beneficios del subsidio de desempleo, que, a su vez, está muy influido por la tasa de actividad económica. De modo que, para obtener un indicador de la generosidad del sistema de protección social libre de dichos cambios, hemos excluido del total la cuantía de transferencias a las familias por subsidios de desempleo. Aun así, el perfil temporal sigue siendo muy parecido al anterior (vid. cuadro 3). Un indicador alternativo de la generosidad del sistema de protección social consistiría en comparar la evolución temporal de las transferencias corrientes a las familias, con las de aquellas personas que se benefician de la seguridad social sin estar empleadas. Durante el período 1970-1995, el número de estas personas aumentó en torno al 8%, mientras que la cuantía de las transferencias corrientes en porcentaje del PIB aumentó en un 48% (vid. gráfico 2).

257

Manuel Sanchis i Marco Gráfico 2

Indicador de generosidad Población no ocupada

Transferencias corrientes a las familias

200 150 100

0

1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995

50

Fuente: Elaboración propia a partir de datos Ameco.

Para obtener una visión más completa de la generosidad de los sistemas de protección social en Europa necesitamos observar también la evolución del gasto en atención sanitaria, ya que los anteriores indicadores de generosidad –transferencias corrientes a las familias– no incluyen el gasto sanitario. Por lo tanto, hemos separado el gasto en protección social en dos partes: 1. La primera, recoge los tres tipos de beneficios que corresponden a la función11 de atención sanitaria (health care), es decir, enfermedad, invalidez, y accidentes y enfermedades de trabajo. 2. La segunda parte recoge el resto de las funciones de protección social. La evolución de la función de atención sanitaria (health care) no diverge de manera escandalosa de las otras funciones de protección social, lo cual refuerza nuestra valoración inicial sobre el incremento de la generosidad de la protección social en Europa (vid. gráfico 3).

11. Son funciones y datos ESSPROS.

258

Mercado de trabajo y protección social Gráfico 3

Funciones de protección sanitaria y de otra protección social 300 250

Otras funciones

200

Función de atención sanitaria

150 100

1993

1992

1991

1990

1989

1988

1987

1986

1985

1984

1983

1982

1981

0

1980

50

Fuente: Elaboración propia a partir de datos ESSPROS.

La parte que falta para explicar el rápido aumento de la cuña fiscal en la Unión Europea proviene de la baja tasa de empleo. La caída de la tasa de empleo media desde el 65,4% de la población en edad de trabajar en 1970 al 59,5% en 1995, supuso un incremento en el número de beneficiarios del sistema, y una reducción en el número de aquellos que podían aportar recursos –mediante impuestos y contribuciones a la seguridad social– a las necesidades financieras de éste (vid. cuadro 4). CUADRO 4

Tasa de empleo media en la Unión Europea 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982

65,4 65,2 64,9 65,5 65,5 64,5 64,1 63,9 63,6 63,7 63,4 62,1 61,0

1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995

60,0 59,6 59,6 59,8 60,2 60,9 61,6 62,2 62,0 61,1 59,7 59,3 59,5

Fuente: Elaboración propia a partir de datos AMECO. Nota: Estas series no son homogéneas debido a que la media de la UE se ha calculado tomando un número diferente de países de acuerdo con las distintas ampliaciones de la UE.

259

Manuel Sanchis i Marco Veamos ahora la evolución de los costes laborales unitarios desde el punto de vista de empresarios y trabajadores. La caída de los salarios reales tuvo un impacto menor sobre los costes laborales para las empresas. En 1997, los costes laborales unitarios reales para la Unión Europea en su conjunto eran 11,5 puntos porcentuales inferiores a su nivel en 1970 (vid. cuadro 5). Esto representa una caída de alrededor de 0,4 puntos porcentuales por año. El declive de los costes laborales unitarios reales coincidió con una rápida compresión de los salarios netos con respecto al PIB, pues pasaron de suponer el 37% en 1970 al 29,6% en 1995 (vid. cuadro 6). CUADRO 5

Costes laborales unitarios reales en la UE 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983

105,5 106,6 106,4 106,4 108,8 112,3 110,8 109,9 109,0 108,2 109,0 109,3 107,6 105,8

1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997

104,1 103,0 101,4 101,1 99,8 99,0 99,9 100,0 100,0 99,0 96,6 95,4 94,9 94,0

Fuente: Elaboración propia a partir de datos AMECO. Nota: Estas series no son homogéneas debido a que la media de la UE se ha calculado tomando un número diferente de países de acuerdo con las distintas ampliaciones de la UE.

260

Mercado de trabajo y protección social CUADRO 6 Parte de los salarios netos en el PIB en la UE 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982

Remuneración Cuña Salarios asalariados fiscal netos 51,5 14,5 37,0 52,5 15,2 37,3 52,8 15,5 37,3 53,1 15,9 37,2 54,7 17,2 37,5 56,5 18,2 38,3 56,0 18,9 37,1 55,9 19,2 36,7 55,9 19,0 36,9 55,4 19,1 36,3 56,0 19,6 36,4 56,1 19,7 36,4 55,3 20,2 35,1

1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995

Remuneración Cuña Salarios asalariados fiscal netos 54,3 20,2 34,1 53,3 20,1 33,2 53,0 20,0 33,0 52,4 19,3 33,1 52,3 19,5 32,8 51,8 19,2 32,6 51,5 19,2 32,3 52,0 19,2 32,8 52,9 20,0 32,9 52,9 20,5 32,4 52,6 20,9 31,7 51,3 20,7 30,6 51,0 21,4 29,6

Fuente: Elaboración propia a partir de datos AMECO. Nota: Estas series no son homogéneas debido a que la media de la UE se ha calculado tomando un número diferente de países de acuerdo con las distintas ampliaciones de la UE. Para 1970-1990 incluye la RFA, para 1991-1997 incluye Alemania.

A pesar de la caída en los costes laborales unitarios reales, la parte de los costes laborales totales en el PIB cayó apenas del 51,5% del PIB en 1970 al 51% en 1995, pues la disminución de la parte de los salarios netos en el PIB fue neutralizada, casi por completo, por un aumento de la cuña fiscal del 14,5% del PIB en 1970 al 21,4% en 1995 (vid. cuadro 6 y gráfico 4). Gráfico 4 Costes laborales totales, salariales y no salariales 60,0

% del PIB

50,0 40,0 30,0 20,0

0,0

1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998

10,0

Costes laborales no salariales

Costes laborales salariales

Costes laborales totales

Fuente: Elaboración propia a partir de datos AMECO.

261

Manuel Sanchis i Marco La estrategia de moderación salarial acordada entre empresas y trabajadores que en el pasado indujo una reducción del salario neto como porcentaje del PIB no tuvo un impacto significativo sobre el empleo, puesto que esta caída de los salarios netos no se tradujo por completo en una reducción de los costes salariales para las empresas. Por lo tanto, los esfuerzos de los trabajadores a favor de una mayor moderación salarial dieron, como resultado, una ampliación de la cuña fiscal, como cabe esperar de la rigidez de la curva de oferta de trabajo. Las bajas tasas de empleo, junto con la mayor generosidad del sistema social, indujeron un «círculo vicioso» por el cual la situación de moderación salarial convivía con otra de mayores cargas sociales –y, por lo tanto, con una cuña fiscal cada vez más amplia–. Sin embargo, esto apenas se notó en los costes laborales totales de las empresas, que, por este motivo, contrataban menos empleo del que habrían contratado de otro modo, es decir, en el caso de que el sacrificio de moderación salarial se hubiese traducido, para las empresas, en reducciones sensibles de los costes salariales.12 En la Unión Europea, la ampliación de la cuña salarial ha estado asociada a una caída importante de la tasa de empleo. Por lo tanto, los recientes esfuerzos realizados por algunos Estados miembros de la UE por reducir sus costes nosalariales deberían redoblarse y, al mismo tiempo, la tendencia a aumentar los impuestos sobre el trabajo asalariado debería revertirse.

Bibliografía Carone, Guiseppe, Klara Stovicek, Fabiana Pierini y Etienne Sail (2009): «Recent reforms of the tax and benefit systems in the framework of flexicurity», Occasional Papers, 43, Directorate-General for Economic and Financial Affairs, Comisión Europea, Bruselas, 89 pp. Comisión Europea (2008): «Monitoring revenues trends and tax reforms in Member States. Joint EC-EPC 2008 report», European Economy, 4, Directorate-General for Economic and Financial Affairs, Comisión Europea, Bruselas, 78 pp.

12. Si las empresas no pueden repercutir los gastos de seguridad social en aumentos de precios, menores beneficios sociales, etc., entonces la cuña fiscal actúa como un impuesto directo sobre el trabajo y, por lo tanto, sobre la creación de empleo, principalmente, entre los trabajadores con menor cualificación, pues ha sido sobre éstos sobre quienes ha sido mayor el incremento relativo de las contribuciones a la seguridad social.

262

Mercado de trabajo y protección social

Píldora 54

La falacia del sueño americano ¿Se encuentra la Unión Europea en declive terminal o estamos, más bien, ante el fin del sueño americano? Como es lógico, contestar a estas preguntas es imposible, y mucho menos en dos folios. Sin embargo, sí que podemos esbozar algunas pistas para la reflexión y, quién sabe si también para el análisis y la investigación posterior. En esta píldora pretendemos simplemente expresar nuestro escepticismo, y colocar algún que otro punto de interrogación sobre varios lugares comunes, que el saber económico convencional tiene establecidos como verdades, en lo relativo a la pretendida superioridad del sistema capitalista americano en comparación con el europeo. El primer argumento que se suele esgrimir para justificar la superioridad del modelo americano es su elevada desregulación del mercado de trabajo, entendida como reducción de costes de contratación y despido, salarios bajos y pobres prestaciones sociales. Ante esta situación, las empresas no tienen la necesidad de acumular trabajo cuando cae la demanda (labour hoarding), y lo pueden recuperar después, cuando se aumentan las ventas. Esto da lugar en EEUU a un aumento de la frecuencia con la que las empresas cambian de trabajadores y, al mismo tiempo, a una mayor rotación o velocidad con la que los trabajadores cambian de empresa y, por lo tanto, ayuda a que los trabajadores encuentren trabajo con mayor facilidad. Siendo esto cierto, no hay que olvidar que las teorías de los salarios de eficiencia nos dicen que los salarios altos reducen la rotación, la velocidad de cambio de empresa. Al mismo tiempo, cuanto mayor sea el salario mayor será el incentivo económico para no dejar la empresa, pues más difícil le resultará al trabajador abandonarla y que lo despidan, lo cual redundará en un mayor interés del trabajador por cumplir con los estándares de productividad pactados con la empresa. Además, si una empresa no mantuviese salarios de eficiencia, se produciría el efecto de selección adversa (adverse selection), según el cual los trabajadores buenos abandonarían la empresa que no les paga bien, mientras que los peores trabajadores permanecerían en ella. Sea como fuere, algunos economistas suelen utilizar este argumento para explicar tanto las bajas tasas de desempleo en EE. UU. en relación con la tasa de paro de la UE, como el mayor crecimiento de EE. UU. en comparación con el europeo. Evidentemente, es difícil diseccionar con un bisturí13 y separar la parte del desempleo en EE. UU. y en la UE que es de corte keynesiano –pues se explica en términos cíclicos por una insuficiencia de la demanda–, la parte que es de carácter neoclásico –pues se debe a razones de exceso de oferta de trabajo– y, por último, la parte de carácter más estructural, motivada por la «histéresis» de la mano de obra, etc.

13. Véase cómo ello es posible, sin embargo, en el capítulo 2 de European Commission: Employ­ment in Europe 2002, Directorate General for Employment and Social Affairs, Comisión Europea, Bruselas, 2002, pp. 47-78.

263

Manuel Sanchis i Marco Elucidar todos estos aspectos excede la extensión de esta píldora, por lo que me limitaré a presentar unos «datos limpios», para su comparación, de la tasa de desempleo de la Unión Europea, y la tasa de paro oficial ajustada por la población carcelaria de EE. UU. en el año 2001 (vid. gráfico 1). GRÁFICO 1

Tasa de paro en la Unión Europea y en EE. UU. (tasa oficial y ajustada por la población reclusa en el 2001) 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0

7,8

4,8

EU

US

5,8

US ajustado

Fuente: Elaboración propia. Nota: La cifra de EE. UU. ajustada ha sido calculada del siguiente modo: 1. Número de gente encarcelada en la UE y en EE. UU. Estimación basada en las ratios del Ministerio del Interior: EU15 = 331.281; EE. UU. = 1.937.350. 2. Diferencia entre el número de encarcelados en EE. UU. y en la UE: EE. UU. - EU = 1.606.069. 3. Número de desempleados en EE. UU. en el 2001 incluyendo la diferencia neta entre personas encarceladas en EE. UU. y en la UE, bajo el supuesto de que todos ellos se encontrarían en desempleo: nuevo desempleo total ajustado en el 2001 = 6.740.300 + 1.606.069 = 8.346.369. 4. Población activa civil en EE. UU. en el 2001 = 141.755.000. Esta es una definición LFS equivalente a la EPA, fuente AMECO: Nueva población activa ajustada (añadiendo la diferencia neta) en EE. UU. en el 2001 = 141.755.000 + 1.606.069 = 143.361.069. 5. Nueva tasa de desempleo ajustada en EE. UU. en el 2001 = 8.346.369 * 100/ 143.361.069 = 5,8%.

Para ello hemos calculado una nueva tasa de desempleo para EE. UU. ajustada a la diferencia de personas encarceladas en la UE y en EE. UU. Hemos partido de la diferencia entre el número de personas encarceladas en la UE y en EE. UU., y hemos añadido esta diferencia neta de personas reclusas en EE. UU., bajo el supuesto de que todos ellos se encontrarían en situación de desempleo si estuviesen fuera de la cárcel. Por último, hemos obtenido una nueva población activa ajustada (añadiendo la diferencia neta) y, a partir de ésta, hemos calculado la nueva tasa de paro ajustada según la fórmula habitual. Las cifras hablan por sí solas, y tras esta limpieza estadística, la diferencia entre ambos bloques económicos se reducía en el 2001 a 2 puntos porcentuales. Todo ello sin entrar a discutir sobre lo apropiado que resultaría o no, excluir como población activa en situación de empleo, a las personas que trabajan con 264

Mercado de trabajo y protección social salarios por debajo de la línea de la pobreza, los tristemente famosos working poor americanos. ¿Dónde está el milagro americano? Como diría Shakespeare: Much ado about nothing. El segundo argumento –por razones de espacio nos limitaremos a dos– que se suele sacar a relucir es el siguiente: (i) los europeos tenemos un gasto social superior al americano; y, (ii) justamente esa «grasa» del sistema de bienestar social europeo lastra el crecimiento económico y nos impide crear puestos de trabajo. Vayamos por partes. En cuanto a la primera parte del argumento, conviene señalar que las tendencias del gasto social a lo largo del tiempo, así como las comparaciones entre países, pueden inducir a error si no se tienen debidamente en cuenta los beneficios sociales privados (obligatorios y voluntarios) o la influencia del sistema tributario. El gasto social neto (después tomar en cuenta los impuestos) incluye el gasto social neto público, y el gasto social neto privado (obligatorio y voluntario), y ofrece un cuadro más ajustado a la realidad de los esfuerzos presupuestarios en el terreno social, y de la proporción del producto social neto reasignado a los que reciben beneficios sociales. Además, tener en cuenta los beneficios sociales privados y el impacto del sistema fiscal sobre el gasto social tiene un efecto igualador sobre los niveles del esfuerzo social entre países, y refleja que la proporción de la producción doméstica de una economía que se destina a los que reciben beneficios sociales es muy similar entre países a pesar de que tengan modelos sociales muy diferentes. El gráfico 2 nos indica que el gasto social neto de EE. UU. es superior al de Holanda e Italia, y se encuentra a un nivel ligeramente inferior al de países como Suecia o Alemania, a los que tradicionalmente se les considera con sistemas de protección social muy avanzados. Con las últimas cifras disponibles para el año 2001 (vid. Adema, 2005), EE. UU. destina un 23,1% del PIB a gasto social neto, un porcentaje superior al que destina Holanda (22,1%), Dinamarca (22,5%) o Italia (21,9%), y muy similar al de Bélgica (23,2%). El gasto social neto sólo es superior al de EE. UU. en Alemania (27,6%) y en Francia (27%). Si sociedades que defienden modelos sociales tan dispares destinan una parte de la renta muy parecida al gasto social –con las excepciones de Francia y Alemania–, me inclino a pensar que, en este asunto, estamos como Don Quijote, luchando contra molinos de viento. En otras palabras, se trata de un falso debate, pues no estamos discutiendo sobre la necesidad del gasto social, sino sobre la naturaleza de su financiación, ya sea pública, ya sea privada.

265

Manuel Sanchis i Marco GrÁfico 2

Gasto social neto en la UE y en los EE.UU. Gasto social público total

Gasto social neto total (incluido gasto obligatorio y voluntario)

35 30 25 20 15 10 5

O CD E

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0

Fuente: W. adema y m. ladaique (2005): «net social expenditure, 2005 edition. more comprehensive measures of social support», OCDE Social, Employment and Migration Working Papers, 2, ocde, parís, 41 pp.. nota: cifras de 2001. cálculos de la oced realizados en 2005 –cifras en porcentaje del piB.

en cuanto a la segunda parte del argumento, la «grasa» sobrante del sistema de protección social que lastra el crecimiento e impide crear puestos de trabajo, me limitaré a presentar el gráfico 3. la literatura económica y la opinión popular mantienen, con razones fundadas, que niveles elevados de protección social influyen negativamente en el empleo, pues las contribuciones sociales y la elevada presión fiscal desalientan la creación de empleo. GrÁfico 3

GASTO EN PROTECCIÓN SOCIAL

Tasa de empleo y gasto en protección social en la Unión Europea en 1999 35

S

30

B

25

I

20

ES

EL

D

EUR15

FIN

A

DK

NL UK

P

L

15 10

F

IRL

50

55

60

65

70

75

80

TASA DE EMPLEO

Fuente: para el gasto social «social protection in europe 2001»; para la tasa de empleo Quaterly Labour Force Data, basado en lfs, eurostat.

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Mercado de trabajo y protección social Es cierto que, como hemos visto en píldoras anteriores, el impacto de impuestos y contribuciones sociales sobre la oferta de trabajo es ambiguo al jugar en él el efecto renta y el efecto substitución; pero el impacto sobre la demanda es negativo, pues aumenta el coste del trabajo para los empresarios. Por lo tanto, es difícil llegar a conclusiones definitivas sobre esta cuestión, entre otras razones porque intervienen muchos factores a largo plazo en la determinación de estos gastos, lo cual contribuye a que exista evidencia empírica contradictoria sobre esta relación causal. Con todo, y aunque es evidente que no hay establecida una relación causal, el gráfico 3 nos muestra que aquellos países con los mayores niveles de protección social son los que exhiben una tasa de empleo más elevada. Pero sobre esta cuestión siempre me quedará una duda: ¿no preferirían algunos americanos el sueño europeo?

Bibliografía Adema, W. (1999): «Net Social Expenditure», Labour Market and Social Policy Occasional Paper, 39, OCDE, París, 41 pp. Adema, W. y M. Ladaique (2005): «Net Social Expenditure, 2005 Edition. More comprehensive measures of social support», OCDE Social, Employment and Migration Working Papers, 2, OCDE, París, 41 pp. European Commission (2002): Employment in Europe 2002, Directorate General for Employment and Social Affairs, Comisión Europea, Bruselas, 206 pp.

Píldora 55

Sistemas de protección social y lucha contra la pobreza El concepto de ciudadanía europea, introducido en el Tratado de Maastricht, fue dotado de mayor contenido en el Tratado de Ámsterdam, que, entre otras cosas, atribuyó una mayor relevancia a la política social comunitaria. La política social sigue siendo una competencia fundamental de los Estados miembros, pero ahora pasa también a ser una competencia compartida en el seno de la UE, con el fin de fijar unas normas y derechos mínimos y articular unos programas de acción coordinados. El Tratado de Ámsterdam, en efecto, define la política social y de empleo en un ámbito verdaderamente comunitario. Los objetivos esenciales de dicha política son los siguientes: el fomento del empleo, la mejora de las condiciones de vida y de trabajo, una protección social adecuada y financieramente sostenible, el diálogo social, el desarrollo de los recursos humanos y la lucha contra la exclusión social. La política social comunitaria se articula en torno a un programa de acción de carácter plurianual y a la Agenda Social, aprobada en el Consejo Europeo de Niza en diciembre del 2000, tan sólo nueve meses después de que los dirigentes europeos reunidos en Lisboa asumieran su ambicioso plan de modernización 267

Manuel Sanchis i Marco europeo. La segunda fase de la Agenda Social, renovada en febrero del 2005 y que actualmente se halla en vigor, persigue construir una Europa social en la economía global, con trabajo y oportunidades para todos. Para ello, la Agenda Social apuesta por la modernización del modelo social europeo, así como por la promoción de la inclusión social, como parte de la Estrategia de Lisboa y de la Estrategia de Desarrollo Sostenible. La revisión de la Agenda Social complementa y apoya la revisión intermedia de la Estrategia de Lisboa, que se centra en el crecimiento económico y el empleo, y tiene un papel fundamental a la hora de promover la dimensión social del crecimiento. La cumbre de Lisboa subrayó el vínculo esencial que existe entre la fuerza económica de Europa y su modelo social. Por esta razón, la modernización de dicho modelo y la inversión en capital humano son cruciales para salvaguardar los valores de solidaridad y de justicia, sin que se puedan considerar como una rémora para la eficiencia y el crecimiento económico. La nueva Agenda Social Europea (2005) pretende mejorar la puesta en práctica de las medidas propuestas en la Agenda Social de Niza (2000), y se basa en los siguientes principios: a) aplicar un enfoque integrado de corte europeo que garantice una interrelación positiva entre las políticas económica, social y de empleo; b) promover el trabajo de calidad y una política social y de relaciones industriales de calidad que contribuya a mejorar el capital humano y social; c) modernizar y mejorar los sistemas de protección social, adaptándolos a las necesidades actuales sobre la base de la solidaridad y reforzando su papel como factor de crecimiento económico; y, d) tener en cuenta el coste que supone no tener una política social. En la actualidad, los sistemas de protección social de los países de la UE se enfrentan a una serie de retos comunes como son la necesidad de adaptarse a un mundo de trabajo en evolución, las nuevas estructuras familiares, los cambios demográficos, las desigualdades de renta y de oportunidades por razón de sexo, las exigencias de la economía basada en el conocimiento y la existencia de una notable inmigración, entre otros. La cooperación a escala europea favorece la respuesta ante dichos retos y mejora la acción común en favor de la inclusión social. Las líneas de actuación de la política social comunitaria pretenden: a) modernizar y mejorar la protección social; b) promover la inclusión social por medio de la prevención y erradicación de la pobreza, así como el fomento de la integración y la participación de todos en la vida económica y social; c) promover la igualdad entre hombres y mujeres; d) reforzar los derechos fundamentales; y, e) luchar contra la discriminación.

268

Mercado de trabajo y protección social A su vez, se quiere conseguir que el diálogo social contribuya de forma eficaz a hacer frente a los retos señalados. En lo que respecta a la modernización y mejora de los sistemas de protección social, la Unión Europea sigue una «estrategia de convergencia» ideada para aproximar a largo plazo las políticas y los sistemas de los diferentes Estados miembros. Uno de los aspectos más singulares del modelo social europeo es el relativo a la integración social. Los primeros Programas Comunitarios de Acción contra la Pobreza se establecieron para los períodos 1975-1980, 1984-1988 y 1989-1994. Durante 1998-2001 se desarrollaron cuatro rondas distintas de medidas preparatorias y, ya en el marco del Método Abierto de Coordinación, se establecieron los objetivos comunes de Niza. El compromiso de la Unión Europea de trabajar en pos de la integración social se refleja en los esfuerzos realizados por los Estados miembros durante la segunda mitad de los años noventa para modernizar sus políticas de integración, que culminaron con la firma en el 2000 de un acuerdo sobre el Método Abierto de Coordinación (MAC), y con la cooperación de las políticas en materia de integración social a nivel comunitario. El MAC está concebido para ayudar a los Estados miembros a eliminar la pobreza y la exclusión social antes del 2010, tal y como establecen los Objetivos del Milenio. Al igual que ocurre con la Estrategia Europea para el Empleo, el MAC combina: a) planes nacionales de acción sobre la inclusión social –los llamados PNA/ inclusión– de carácter bienal; y, b) un programa comunitario para apoyar la cooperación política entre los Estados miembros. Los PNA/inclusión buscan combatir la exclusión y la pobreza de forma que los objetivos establecidos en Niza (2000) se traduzcan en acciones concretas por parte de los Estados miembros tales que permitan combatir la pobreza y la exclusión social. En junio del 2001, los Estados miembros presentaron sus primeros PNA/inclusión para el período del 2001 al 2003, con indicadores establecidos de común acuerdo, bajo la vigilancia de la Comisión en cuanto al grado de cumplimiento de los programas se refiere, y con la ayuda del intercambio de las buenas prácticas llevadas a cabo por los Estados miembros. La segunda ronda de PNA/inclusión para los países de la EU-15, que cubría el período del 2003 al 2005, fue entregada a la Comisión en julio del 2003 y fue examinada por la Comisión durante el verano del 2003. Casi al mismo tiempo, en diciembre del 2003, se firmaron entre la Comisión y los entonces países candidatos los llamados Protocolos Conjuntos sobre la Inclusión Social (JIM), que luego sirvieron de base para que estos países elaboraran sus respectivos PNA/inclusión que cubrían el período del 2004 al 2006, que fueron presentados a la Comisión en julio del 2004. Al mismo tiempo, algunos países de la UE-15 elaboraban de forma voluntaria una actualización de sus PNA/inclusión para el período del 2003 al 2005. A partir de entonces se ha producido una racionalización de los distintos procesos con el fin de hacerlos coincidir en una misma fecha. Así, la nueva ronda 269

Manuel Sanchis i Marco de los PNA/inclusión para los países de la EU-15 se entregó en julio del 2005 y cubría el período del 2005 al 2006, es decir, el mismo período de referencia que utilizan los nuevos Estado miembros. En España se está gestionando y aplicando, en colaboración con las comunidades autónomas, el Plan Nacional de Acción sobre la Inclusión Social para el período del 2008 al 2010, que todos los Estados miembros de la Unión Europea tienen la obligación de elaborar en el marco del Método Abierto de Coordinación. Es sorprende, sin embargo, que la pobreza y la exclusión social en España hayan suscitado un interés muy limitado por parte de los economistas y de la sociedad en general. En materia de inclusión social, la Comisión Europea por una parte y, sobre todo, los gobiernos autónomos, tienen la capacidad de gestión de los programas sociales de la UE. Sin embargo, esto no impide, y sería de desear, que también nuestros ayuntamientos desarrollen sus propios planes específicos y multisectoriales, propongan iniciativas nuevas o refuercen alguna ya existente, lo cual estaría en línea con las orientaciones sobre buen gobierno. Esto sería muy bienvenido por la Comisión Europea pues le daría más visibilidad a los programas europeos de lucha contra la situación de pobreza que existe en España y que, de forma imparable, no deja de aumentar.

Ejercicios 1. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «El concepto de desempleo estructural es equivalente al de desempleo neoclásico». 2. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «Está claro que el paro sólo aumenta cuando las empresas destruyen empleos». 3. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «El enfoque que aplica la OCDE para medir la flexibilidad del mercado de trabajo se limita a cuantificar la reducción de los costes de contratación y de despido de la mano de obra de los países miembros». 4. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «Lo mejor para el mercado de trabajo español sería trasponer simple y llanamente la experiencia danesa, que tanto éxito ha tenido a la hora de crear puestos de trabajo y aumentar la tasa de empleo». 5. En mayo de 1998 España cumplió los criterios de convergencia y podía adoptar la moneda única. Ello produjo una perturbación económica cuyos efectos aún perviven. Explique de qué tipo de perturbación se trata. El impacto de dicho shock sobre el mercado de trabajo para el período de 1998 al 2006 queda reflejado en el cuadro E1. Suponiendo que la curva de determinación salarial se hubiese mantenido invariable, explique y cuantifique, con la ayuda de un gráfico, el impacto sobre el mercado de trabajo. Le resultará útil calcular antes: (i) la variación de la población activa, la destrucción o creación neta 270

Mercado de trabajo y protección social de empleo, y la variación del número de parados; y (ii) las tasas de actividad y de paro. CUADRO E1

Mercado de trabajo en España (1998-2006) (4.º trimestre, en miles de personas) 1998 2006

Población de 16 y más(1)

Población Activa

Ocupados

37.235,5

21.812,4

20.001,8

32.985,0

17.219,8

14.122,0

Fuente: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Nota: (1) A efectos prácticos del calculo de las tasas considérese estas cifras como si fuesen las de la población en edad de trabajar del grupo de edad 15-64.

6. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «La razón por la que la UE ha tenido un problema de paro tan serio se debe a que el mercado de trabajo en la UE es más rígido que en Estados Unidos». 7. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «A nivel agregado, los salarios en la UE han disminuido de 1970 a 1998, pero los empresarios han seguido soportando en 1998 los mismos costes laborales totales que a principios de los años setenta, y no han percibido ningún tipo de moderación salarial a pesar del sacrificio salarial de los trabajadores». 8. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «Lo mejor sería imitar el modelo de EE. UU., que tiene una tasa de paro muy inferior a la europea y gasta menos en protección social, lo cual siempre es una rémora para el crecimiento».

Actividades de la web En la dirección de la página web se pueden encontrar una serie de actividades relacionadas con este capítulo que se consideran de alto nivel formativo.

Cuestionario de autoevaluación 1. El (A) ____ es un desajuste entre el tipo de trabajadores que demandan los empresarios y las habilidades que ofrecen los trabajadores en busca de un empleo; mientras que el (B) ____ es el resultado de una desaceleración o disminución de la demanda agregada que afecta a la demanda de trabajo. a) (A) desempleo cíclico; (B) desempleo estructural. b) (A) desempleo puramente estructural; (B) desempleo cíclico. c) (A) desempleo puramente neoclásico; (B) desempleo cíclico. d) Ninguna de las respuestas anteriores es correcta.

271

Manuel Sanchis i Marco 2. En los años dorados del boom de la construcción, la tasa de paro en la provincia de Castellón era cercana o inferior a la estimación del NAIRU para España, o tasa «natural» de desempleo; esto significaba que en ese momento... a) ... no existía paro keynesiano. b) ... no existía paro neoclásico, pero sí paro keynesiano. c) ... no existía paro friccional, pero sí paro keynesiano. d) ... todo el desempleo era de tipo puramente estructural. 3. Identifique los posibles factores determinantes del desempleo en la UE: a) Los shocks negativos y las instituciones del mercado de trabajo. b) Sólo los shocks negativos porque afectan a la economía y al empleo. c) Las instituciones del mercado de trabajo obsoletas e inadecuadas. d) Ninguna de las respuestas anteriores. 4. Cuando hablamos de desanimado en el contexto de las transiciones entre situaciones laborales en el mercado de trabajo, nos estamos refiriendo a un trabajador en situación de... a) ... desempleo. b) ... voluntariamente desempleado. c) ... involuntariamente desempleado. d) ... fuera de la población activa. 5. Entre otros objetivos, las llamadas Políticas Activas del Mercado de Trabajo (ALMP) persiguen... a) ... ayudar al parado a que se registre en las oficinas del INEM y en otras oficinas de colocación. b) ... proporcionar formación profesional a los trabajadores para aumentar su empleabilidad y adaptabilidad al mercado de trabajo. c) ... proporcionar una renta de sustitución que conlleva el subsidio de desempleo con el fin de compensar la caída de renta durante el período que dure el desempleo. d) ... proporcionar un subsidio que ayude a la familia del trabajador.

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10. El sistema financiero español en la Unión Europea

Píldora 56

El sistema financiero español en el contexto europeo Rasgos básicos actuales Las funciones básicas del sistema financiero son, de una forma muy sintética, las que figuran a continuación: a) Gestión del riesgo financiero, es decir, de los créditos, de las dificultades de cobro, de los seguros, etc. Los bancos, en cuanto tales, no se ocupan del riesgo empresarial e industrial, a pesar de que el tipo de banca mixta que tenemos en España le hace estar muy expuesta a este tipo de riesgos. b) Canalización del ahorro hacia la inversión: intermediar entre el ahorro, por un lado, que proviene principalmente de las familias, y, por otro lado, la inversión que realizan primordialmente las empresas. En cuanto a su composición, el sistema financiero español se encuentra dividido a partes iguales entre bancos y cajas de ahorro: a) Los bancos están constituidos como sociedades anónimas. Ello les permite aumentar sus recursos propios mediante ampliaciones de capital y les obliga a pagar dividendos a sus accionistas. Por otro lado, se han internacionalizado y han aprovechado las economías de talla y de alcance.

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Manuel Sanchis i Marco b) Las cajas de ahorro son sociedades sin ánimo de lucro y, por este motivo, emplean sus excedentes en la llamada «obra benéfico-social». Hasta el 2004, podían ampliar sus recursos propios reduciendo los fondos destinados a la obra social. Desde 2004, sin embargo, pueden ampliar los recursos propios mediante la emisión de cuotas participativas, es decir, de participaciones en los beneficios de la entidad, pero sin derecho a voto. Para las cajas de ahorro, la emisión de cuotas participativas es el equivalente a las acciones preferentes que emiten algunas empresas. Las cajas de ahorro, al estar muy enraizadas históricamente en el tejido económico y social de las comunidades autónomas han tendido a expandir su actividad fuera de su respectiva comunidad autónoma. Pero, desgraciadamente, carecen de ambición europea, cuando el propio Tratado las autoriza a realizar pactos estratégicos, bajo la forma de fusiones, de adquisiciones o de cualquier otro tipo de acuerdos, con otras entidades financieras europeas. c) Las cooperativas de crédito que, como las cajas rurales, toman la forma jurídica de sociedades cooperativas y tienen un escaso peso relativo en el sistema financiero español.

Cambios estructurales (1980-2010) Los cambios estructurales que ha sufrido el sistema financiero español en los últimos treinta años son fundamentalmente cuatro: 1. un profundo cambio tecnológico y un desarrollo formidable de la innovación financiera en nuevos productos financieros; 2. una intensa desregulación de la intermediación financiera, y posterior re-intermediación, para seguir captando a los clientes en otras parcelas de la actividad principal del banco, esto es, en la gestión del riesgo financiero; 3. una redefinición de las funciones bancarias para maximizar las economías de escala y de alcance que se presentan al negocio bancario; y, por último, 4. la integración financiera en la Unión Europea y la libre circulación de capitales, que comentamos más en detalle a continuación.

La integración del mercado de capitales Podemos dividir la integración de los mercados de capitales en la Unión Europea en dos grandes apartados. Por un lado, en las condiciones fundamentales que lo hacen posible; y, por otro, en una serie de elementos complementarios. En cuanto a las condiciones fundamentales, cabe destacar, por una parte, las libertades establecidas en el Tratado y, por otra parte, la armonización de reglas prudenciales. Empecemos por las condiciones fundamentales. 274

El sistema financiero español en la Unión Europea

A) Condiciones fundamentales A.1 Libertades que establece el Tratado de Roma a) La libre circulación de capitales: de acuerdo con el Art. 67 del Tratado de Roma (CEE) quedan prohibidas todas las restricciones a los movimientos de capital. No obstante lo anterior, el Art. 73 del Tratado de Roma (CEE) establece excepciones en el caso de que los movimientos de capitales provoquen perturbaciones en el funcionamiento del mercado de capitales de un Estado miembro. Si esto ocurre, la Comisión, previa consulta con el Comité Monetario, autorizará a dicho Estado miembro para que adopte, en el ámbito de los movimientos de capitales, medidas de protección en las condiciones y modalidades que ella determine. Además, el Art. 67 del Tratado de Roma (CEE) establece también la libertad de inversión, tanto directa como de cartera, al liberalizar de cualquier restricción los pagos corrientes relacionados con los movimientos de capitales entre Estados miembros. b) La libertad de establecimiento: de acuerdo con el Art. 52 del Tratado de Roma (CEE), quedan suprimidas todas las restricciones al establecimiento de los nacionales de un Estado miembro en el territorio de otro Estado miembro. c) La libre prestación de servicios: 1. de acuerdo con el Art. 59 del Tratado de Roma (CEE), quedan suprimidas todas las restricciones a la libre prestación de servicios para los nacionales de los Estados miembros establecidos en un país de la Comunidad que no sea el del destinatario de la prestación; y, además, 2. de acuerdo con el Art. 61 del Tratado de Roma (CEE), esta liberalización de los servicios bancarios, de seguros, fondos de pensiones, bolsas, etc., vinculados a la libre circulación de capitales, se realizará en armonía con la liberalización progresiva de la circulación de capitales. A.2 Armonización de reglas prudenciales Por lo que se refiere a la armonización de reglas prudenciales, cabe distinguir entre los objetivos que persigue y los principios básicos que establece para conseguirlos. a) Objetivos: 1. 2. 3. 4.

liberalización e integración de los mercados; protección de los inversores y depositantes; solvencia de las instituciones financieras, e igualdad de condiciones para competir (level playing field). 275

Manuel Sanchis i Marco b) Principios básicos: 1. licencia única: a) constituye el llamado pasaporte financiero, mediante el cual y merced a la libertad de establecimiento, se permite a una institución financiera abrir una nueva sucursal en otro Estado miembro sin necesidad de una nueva autorización por parte de las autoridades del Estado de acogida, ni una nueva dotación de capital; y, b) consta de algunas pocas definiciones y reglas; en particular, las relativas a la capital adequacy y a la cobertura de riesgos. 2. reconocimiento mutuo de legislaciones, es decir, de aquellas que no estén armonizadas a nivel europeo. 3. control del país de origen: la supervisión de las subsidiarias de la casa matriz que actúan en el extranjero por el país donde esté situada la casa matriz. Por ejemplo, un banco cuya sede central se encuentre en Alemania y quiera abrir una sucursal e instalarse en España no estará supervisado por las autoridades españolas, sino por las alemanas.

B) Otros elementos complementarios Existen además toda una serie de elementos que, sin ser esenciales para la consecución de un mercado integrado de capitales, tienen mucha importancia para que pueda funcionar de forma eficaz. Me refiero a las siguientes cuestiones: a) aspectos fiscales: como ocurre con la necesaria aproximación de la legislación en materia de los impuestos sobre las empresas, y el de la aproximación de la legislación en los impuestos sobre el rendimiento del capital; b) aspectos sociales: como en el caso del blanqueo de capitales (money laundering); y, c) aspectos cambiarios: como es la necesidad de mantener la estabilidad en los tipos de cambio para aquellos países que no forman parte de la eurozona.

Bibliografía Comunidades Europeas (1987): Tratados constitutivos de las Comunidades Europeas. Tratados por los que se revisan dichos Tratados. Acta Única Europea, Oficina de Publicaciones Oficiales de las Comunidades Europeas, Bruselas-Luxemburgo, 1118 pp.

276

El sistema financiero español en la Unión Europea

Píldora 57

Libre circulación de capitales y acciones de oro1 El 5 de abril del 2006, la Comisión de Economía y Hacienda del Congreso de los Diputados aprobó por unanimidad la ley por la que se derogaba la así llamada acción de oro, instrumento de control que se reserva el Estado sobre algunas empresas privatizadas, y que sólo mantenía en Telefónica y en Endesa. Al aprobar dicha ley, España acataba la petición de la Comisión Europea, que en julio de 2005 le había instado a ejecutar la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. En dicha sentencia se estimaba que la llamada acción de oro (golden share) es un privilegio de los gobiernos de los Estados miembros que pone al descubierto sus intereses nacionalistas pero, sobre todo, restringe la libre circulación de capitales, uno de los cuatro pilares fundamentales sobre los que se asienta el mercado interior. Dicha libertad de movimientos de capital incluye la libertad de inversión directa intracomunitaria transfronteriza. El origen de la acción de oro (golden share) y de los derechos especiales (special rights) se remonta al inicio de los años noventa al calor de la fiebre de privatizaciones que invadió la UE. En aquellos años, los gobiernos europeos se mostraban entusiastas a la hora de ingresar las ganancias derivadas de la venta de las grandes compañías de las que era propietario el Estado y que, además, trabajaban en situación de monopolio o cuasi-monopolio. Sin embargo, mostraban menos entusiasmo cuando de lo que se trataba era de ceder el control de dichas compañías a sus nuevos propietarios. Por esta razón, algunos gobiernos –amparándose en un pretendido «interés público»– se reservaron una sola acción, pero con un poder enorme (de ahí su denominación como acción de oro), pues se le concedían estatutariamente derechos exclusivos sobre determinadas operaciones estratégicas como, por ejemplo, el nombramiento de los miembros del consejo, los acuerdos de fusión y adquisición o de partnership con otras empresas, etc. En otros casos no se creó ninguna, pero los gobiernos se atribuyeron derechos especiales en los consejos. Ya fueran acciones de oro, ya fueran derechos especiales, se trataba de diferentes formas de intervención gubernamental pero de idéntico significado jurídico, pues aunque no interferían en la gestión cotidiana de las empresas, que era ejecutada por el Consejo de Administración (Board of Directors), el poder del Estado seguía anidando en los consejos. La reacción de la Comisión Europea no se hizo esperar y, usando su prerrogativa como guardiana de los tratados, aprobó en 1997 una comunicación en la que planteaba la incompatibilidad de la acción de oro con el Tratado y su filosofía del mercado único y, en concreto, con la libertad de movimientos de capital, que incluye la libertad de inversión, tanto de cartera como directa, y, accesoriamente, la libertad de establecimiento. Además, se envió a cada Estado miembro un cuestionario para recabar información con el fin de iniciar un diálogo de rectificación. 1. Esta píldora ha sido redactada en colaboración con Manuel Hernández-López.

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Manuel Sanchis i Marco Aunque el Consejo de Ministros nunca tomó posición, el Parlamento Europeo se situó implícitamente del lado de sus respectivos gobiernos nacionales, de modo que, tal y como establece el Tratado, fue el Tribunal de Justicia el que tuvo la última palabra. Los gobiernos nacionales adujeron dos razones: 1. la primera y principal fue la salvaguardia del interés público, pues las empresas de telecomunicaciones, energía, ferrocarriles, aéreas, etc., ofrecían servicios públicos de primera importancia para los ciudadanos y, por lo tanto, los gobiernos debían reservarse el derecho de intervención en todo momento para velar por el bienestar de la población; esta justificación las hacía compatibles con el artículo 73d del Tratado de la Unión; y, 2. la segunda se basada en el artículo 295 del Tratado, según el cual el Estado tiene la exclusiva capacidad jurídica para privatizar o nacionalizar cualquier tipo de bienes y servicios sin que la legislación comunitaria interfiera y –dado que las acciones de oro equivalen en el fondo a una privatización parcial y tienen un carácter público y conocido– sin que los inversores de la empresa privatizada puedan llamarse a engaño. Lo que nunca se explicitó, lo que siempre quedaba en la «tramoya» de este debate, fue, por una parte, la enorme influencia social, y el correspondiente poder político, que anidaba –y sigue anidando– en estas megaempresas; y, por otra, el nacionalismo económico, es decir, la resistencia de las sociedades europeas a aceptar que las grandes empresas nacionales emblemáticas caigan en manos extranjeras. La posición del Parlamento Europeo, aprobada casi por unanimidad el 5 de abril del 2001, se alineó en gran mediada con los Estados miembros al ser, en lo esencial, favorable a las acciones de oro; mientras que la Comisión Europea defendió su postura contraria a las acciones de oro sobre la base de los cuatro principios ya utilizados en su Comunicación de 1997 y que, por estar implícitamente inscritos en el Tratado, eran difícilmente discutibles: 1. el primero se basaba en el artículo 56 del Tratado, que prohíbe a los gobiernos introducir trabas a la libre circulación de capitales, que incluye la de pagos, compraventa, inversión de cartera y, muy particularmente, la directa, que es la que afecta a las acciones de oro; 2. el segundo, según los artículos 45, 46 y 58 del Tratado, que indican que los Estados pueden restringir dicha libertad en los dominios de la seguridad y la defensa, y permite a los Estados tomar las medidas que exija el interés público y, muy especialmente, las dirigidas a evitar el fraude fiscal. Pero –y éste es un gran «pero»– dichas restricciones no pueden basarse en consideraciones de naturaleza política o económica; 3. el tercer principio, basado en el artículo 295 del Tratado, señala que la decisión de privatizar o nacionalizar es exclusiva de los Estados, pero si la ejercen han de hacerlo ajustándose fielmente al Tratado; y, por último, 278

El sistema financiero español en la Unión Europea 4. el cuarto principio, establecido en el artículo 52 del Tratado, el cual regula el derecho de establecimiento y prevé que esta libertad comprende el acceso a la constitución y la plena gestión de las empresas en las condiciones fijadas por la legislación del país de establecimiento para sus propios nacionales. Aunque el Tribunal de Justicia de la Unión Europea no emite dogmas de carácter universal, sino sentencias sobre casos concretos, en nuestra opinión, el debate conceptual sobre la acción de oro ha quedado cerrado con su sentencia –postura muy cercana, por otro lado, a la de la Comisión–, que de forma sucinta queda reflejada del siguiente modo: 1. las restricciones discriminatorias a las inversiones directas intracomunitarias –en razón de la nacionalidad– que imponen algunos de los gobiernos son inadmisibles por ser contrarias al derecho comunitario, salvo en el caso de las excepciones explícitamente enumeradas en el Tratado, lo cual confirma la filosofía del mercado único; y, 2. las restricciones no discriminatorias –es decir, las trabas de los gobiernos a la libertad de movimientos de capital– tampoco son compatibles con el Tratado salvo si están justificadas por «las exigencias del interés general», pero el tribunal se apresura a concretar las condiciones que deben acompañar a las restricciones a las inversiones directas transfronterizas, que son las siguientes: a) que no sean discriminatorias; por consiguiente, los núcleos duros como las acciones de oro no están permitidos; b) que estén justificadas por exigencias imperativas del interés general; c) que se basen en criterios objetivos, estables en el tiempo y dados a conocer públicamente; d) que respeten el principio de proporcionalidad; y, e) que se adecuen al objetivo que persiguen. El Tribunal ha dictado varias sentencias en el 2002, 2003 y 2005, y sólo en el caso de la compañía belga Distrigaz no ha seguido el criterio de la Comisión, mientras que en todos los demás casos los Estados miembros han sido condenados a rectificar sus legislaciones nacionales, entre ellos España, que, como decíamos al principio, lo hizo el 5 de abril del 2006. Mientras que la Comisión ha cumplido con su deber de «guardiana» de los tratados y el Tribunal ha actuado con independencia, los Estados miembros dan la impresión de no saber qué contenía el Tratado cuando lo firmaron. El capital no tiene patria, señalaban nuestros antiguos compañeros marxistas de la universidad. Aunque nosotros siempre discrepábamos, hay que reconocer que a la vista de lo ocurrido con el mercado único y la globalización creemos que quizá pudieran tener razón. Tan es así que, probablemente, la libertad de movimientos 279

Manuel Sanchis i Marco de capital –que se inició a principios de los años ochenta, y cuya aceleración permitió la globalización– sea capaz de acabar con una visión nacionalista de las inversiones del capital y, por lo tanto, con el nacionalismo económico y, quién sabe si también con el político...

Bibliografía Hernández-López, M. (2006): «Las acciones de oro y la Comisión Europea», Información Comercial Española, 831, Madrid, pp. 99-117. También en Ministerio de Industria, Turismo y Comercio (2006): «Las políticas Comunitarias. Una visión interna», Revista de economía ICE, Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, Madrid, pp. 365-384.

Píldora 58

Un mercado único del seguro2 El proceso de integración de la industria europea del seguro ha sido hasta ahora muy lento, a diferencia de lo ocurrido en el sector bancario, y se ha realizado principalmente mediante una estrategia de fusiones y adquisiciones entre las empresas de los países del norte de la UE que se intensificó a medida que se acercaba el año 1992. La tercera directiva no-vida del 18 de junio de 1992 constituyó un avance decisivo hacia el mercado único del seguro, aunque es posible que sea necesaria una política de competencia fuerte para que los beneficios de éste no se queden sólo en las empresas, sino que lleguen también a los consumidores. A diferencia de lo que ha ocurrido con el sistema bancario, el impacto del mercado único sobre el sector del seguro ha sido poco estudiado a pesar del enorme peso que tiene el sector en el conjunto de las economías europeas. La industria europea del seguro representa en torno al 5% del PIB de la UE, y, si tenemos en cuenta los países que forman el Espacio Económico Europeo, casi un tercio de los seguros mundiales está suscrito de acuerdo con las reglas de la Unión Europea. La influencia del sector va más allá de estas cifras si consideramos su peso dentro de la riqueza financiera de los países, así como la importancia de las decisiones económicas que toman las compañías de seguros en tanto que inversores institucionales. El mercado único del seguro debería propiciar, por el lado de la demanda, precios más reducidos y una elección más amplia de productos para el consumidor. Por el lado de la oferta, debería permitir a las empresas del sector la obtención de economías de escala y de alcance que se derivan del mayor tamaño del mercado y de una mejor regulación. Para construir el mercado único, la Comisión Europea ha seguido el mismo enfoque que ha utilizado en el sector bancario, es decir, 2. Esta píldora apareció publicada como artículo en el diario El País, sección «Economía», el 20 de noviembre de 1992.

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El sistema financiero español en la Unión Europea armonización de reglas prudenciales, reconocimiento mutuo de legislaciones y licencias, y control y supervisión del país de origen por lo que se refiere a la actividad global de la compañía. A pesar de ello, el progreso en la consecución del mercado único del seguro ha sido mucho más modesto. La industria europea del seguro se caracteriza por una notable segmentación del mercado, por lo que no es posible realizar un análisis económico riguroso si no desagregamos los distintos tipos de productos (vida y daños, grandes riesgos, riesgos de masas) y de consumidores (individuales, empresas pequeñas, multinacionales). En el sector de daños, y de modo particular en los grandes riesgos, sí que ha tenido lugar una mayor integración, sobre todo mediante la penetración exterior. En el sector vida, por el contrario, las diferencias en el tratamiento fiscal y la expansión en el mercado doméstico han impedido una mayor integración. En cualquier caso, los mercados europeos del seguro han seguido básicamente dos modelos de comportamiento diferentes. Por un lado, el llamado modelo marítimo, desregularizado y de libre mercado, que ha ofrecido innovaciones en los productos y precios competitivos. Y, por otro lado, el modelo alpino, que está muy reglamentado, con un elevado grado de estabilidad, precios superiores y menores posibilidades de elección para los consumidores. Los mercados europeos, además de ser muy diversos, están todavía muy lejos de alcanzar el grado de madurez del mercado norteamericano, japonés o suizo. Esto se debe, en parte, al distinto grado de desarrollo del Estado de Bienestar en la Unión Europea y en estos últimos. No obstante, tanto la reducida densidad al seguro como la baja propensión a éste en los países de la UE indican claramente que el potencial de crecimiento del mercado es aún significativo en la UE; especialmente en los países mediterráneos que como Italia, España o Portugal, se encuentran infraasegurados. La actividad de fusiones y compras entre los distintos países de la UE se intensificó según se acercaba 1992, pues las empresas de seguros perseguían alcanzar una posición consolidada en el mercado. La mayor parte de las concentraciones de empresas han tenido lugar desde los países del norte de la UE hacia esos mismos países del norte, y desde los países del sur hacia los países de sur. Sólo en tercer lugar se han desarrollado las fusiones y adquisiciones desde los países del norte de la UE hacia los del sur. Pero esta estrategia de fusiones y adquisiciones, desde los países del norte de la UE hacia los del sur, ha debilitado la base financiera de algunas empresas del sector y podría haber limitado su capacidad para reducir los precios al no estar dispuestas a comprimir el margen de beneficios. Por el momento, la mayor regulación de los mercados del seguro en la UE no parece haber ampliado la oferta de servicios o reducido los precios; tan sólo ha producido un cambio en los derechos de propiedad y un reforzamiento de los oligopolios domésticos. En el futuro, la industria europea del seguro puede evolucionar hacia un oligopolio de carácter paneuropeo resultado de fusiones y adquisiciones entre algunas de las principales empresas. Otra posible evolución es que –en el caso de que alguno de estos gigantes europeos llegue a ser demasiado grande para ser gestionado con eficacia– dichas amalgamaciones se dividan, y se subcontraten las distintas funciones de la empresa. 281

Manuel Sanchis i Marco El avance hacia el mercado único del seguro recibió un fuerte impulso después de haberse aprobado la tercera directiva no-vida el 18 de junio de 1992, y tras la aprobación de la tercera directiva vida. Sin embargo, ante la situación de fragilidad financiera de las empresas europeas de seguro, está por ver si el mercado único del seguro reducirá los costes y –bajo el supuesto de que no aumenten los márgenes de beneficios– también los precios de las primas o si, por el contrario, los mantendrá o aumentará y, con ellos, también los niveles de precios.

Píldora 59

La crisis financiera global, la respuesta europea3 Causas y naturaleza de la crisis financiera global Hemos pasado por un largo período de crecimiento rápido del crédito, con bajas primas de riesgo y disponibilidad de abundante liquidez. Las empresas, y también algunos bancos, han sufrido un fuerte apalancamiento financiero que ha contribuido a la formación de burbujas especulativas en los mercados inmobiliarios y al posterior desplome de precios de los activos reales (viviendas) y financieros (acciones). Los bancos compraron activos financieros, complejos, opacos y sobrevalorados, los llamados activos tóxicos. Las sólidas posiciones financieras de las empresas y las familias no hacían temer una grave crisis de solvencia en la Unión Europea. En el verano del 2007, sin embargo, la falta de información sobre la calidad del activo de los bancos barrió por completo la reputación que tenían en materia de solvencia y, debido a la desconfianza mutua entre los bancos, el mercado interbancario se secó y las primas de riesgo se dispararon. En septiembre del 2007, y asociado al rescate de Fannie Mae y Freddy Mac, la naturaleza de la enfermedad que aquejaba a Europa cambió dramáticamente. La crisis que, en un principio, se percibía como un problema de liquidez, empezaba a transformarse poco a poco en una crisis de confianza aunque, eso sí, el colapso sistémico se consideraba aún entonces muy improbable. Un año después, el 15 de septiembre del 2008 nos asomamos al abismo cuando la FED dejó quebrar a Lehman Brothers. La bancarrota de Lehman Brothers y los temores sobre el gigante asegurador AIG –que al final fue rescatado– arrastraron en su caída a las principales instituciones financieras de Estados Unidos y de la Unión Europea. El pánico irrumpió en las bolsas, el valor bursátil de bancos y cajas se desplomó, aumentó la aversión al riesgo, se paralizó el flujo de capitales y los inversores buscaron valores refugio (safe havens) donde poder invertir.

3. Esta píldora resume la conferencia que, bajo el título «La respuesta de la Unión Europea a la crisis financiera global», pronuncié en Madrid en la Representación de la Comisión Europea en España el 26 de octubre del 2009.

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El sistema financiero español en la Unión Europea Lo que empezó como crisis de liquidez y confianza empezaba a perfilarse peligrosamente como una crisis sistémica. El colapso del sistema financiero mundial se presentaba como una amenaza cierta y real, y la crisis empezaba a retroalimentarse: los bancos se veían forzados a restringir el crédito, las expectativas de las empresas y de los consumidores se deterioraban, la actividad económica se encontraba en caída libre y, en consecuencia, los bancos veían aumentar los créditos fallidos y recortaban el crédito aún más.

Estrategias de los bancos centrales: medidas no convencionales (20072009) Esta crisis financiera global contagió al sector financiero español, y se añadió al derrumbe del mercado inmobiliario provocando una recesión global que deprimía nuestra demanda externa y cerraba la puerta natural de salida a la crisis española. Ante el aumento de la aversión al riesgo y el riesgo de colapso de los flujos de capitales, uno tras otro, los bancos centrales reaccionaron adoptando medidas no convencionales: a) la FED cambió de estrategia y empezó a comprar activos hipotecarios y papel comercial: compró deuda pública (18 de marzo del 2009), inyectando de este modo dinero nuevo al sistema, e incentivó la inversión en la renta variable en bolsa; b) el Banco de Inglaterra aplicó también medidas monetarias no convencionales: en marzo del 2009, imprimió dinero para comprar bonos del gobierno, es decir, los llamados Gilts o deuda pública; y, c) el Banco Central Europeo: que ya antes había manifestado su disposición a hacer quantitative easing si fuese necesario, anunció la adopción de medidas no convencionales (7 de mayo del 2009). En otras palabras, estaba dispuesto a utilizar la máquina de imprimir dinero y anunció las siguientes medidas: 1. rebaja del tipo de intervención al 1%; 2. ampliación a 12 meses del plazo de los créditos a la banca europea a tipo fijo; y, 3. compra de cédulas hipotecarias (activos), es decir, de títulos respaldados por hipotecas, por valor de 60.000 millones de euros en el mercado secundario. Esto último equivale a una ampliación del pasivo monetario o base monetaria del BCE, pero no se dijo cómo se iba a instrumentar esta operación. Dejó por concretar: a) a qué países iba a comprar las cédulas hipotecarias: en Alemania, Francia, y España el mercado era y sigue siendo muy importante, pues supone unos 330.000 millones, un 20% de la eurozona; pero ello no es así en otros países; 283

Manuel Sanchis i Marco b) a qué entidades las iba a comprar: cómo se iba a llevar a cabo la operación de compra; c) qué tipo de papel iba a aceptar: qué tipos de activos iban a ser elegibles para compra y cuáles no; y, d) qué limitaciones y plazos iba a introducir: no concretó si iba a ampliar la cifra inicial de 60.000 millones de euros. En la crisis financiera global, bancos y cajas han sido incapaces de saber hasta dónde llegaba la contaminación en sus balances. Por su lado, las agencias de calificación del riesgo (rating agencies) tampoco han hecho bien su trabajo, y siguen siendo un oligopolio estadounidense. Todo ello pone de manifiesto que es necesaria no más regulación, sino una mejor regulación y una más clara y rápida asunción de responsabilidades.

Respuesta de los gobiernos europeos: recapitalización financiera, estímulo fiscal y ayudas a la economía real Los gobiernos europeos también estuvieron muy activos y respondieron a la crisis financiera en tres frentes: a) en el sector financiero: dieron garantías públicas a los bancos y, en algunos casos, los recapitalizaron, mientras que, en otros casos, los nacionalizaron; b) en el sector de las familias y las empresas: se aplicaron medidas de estímulo fiscal, de carácter discrecional, dirigidas a apoyar a las familias, a los parados, mediante medidas de mayor gasto en su apoyo, y, a las empresas, a través de un mayor gasto de inversión; y, c) en la economía real: se desplegaron medidas dirigidas al mercado de trabajo, en favor de una mayor inversión en eficiencia energética, en I+D+i, en infraestructuras, y de apoyo empresarial a los sectores clave como el automóvil, el turismo y la construcción.

Estrategia europea para salvaguardar la estabilidad financiera El 29 de octubre del 2008, el presidente Barroso pronunció su discurso «De la crisis financiera a la recuperación: un marco europeo para la acción», e inmediatamente después, el 26 de noviembre del 2008, la Comisión Europea lanzó el Plan Europeo de Recuperación Económica (COM, 2008, 800 final). Más tarde, el 27 de mayo del 2009, la Comisión Europea publica una Comunicación (COM, 2009, 252 final) dirigida a salvaguardar la estabilidad financiera europea. Este documento constituye la piedra sillar sobre la que se sentaron las bases para la construcción de un plan de acción que persigue reformar el método de regulación y supervisión de los mercados financieros en la Unión Europea. 284

El sistema financiero español en la Unión Europea Entre las medidas se incluyen iniciativas sobre los fondos de inversión alternativos, incluyendo los hedge funds, y sobre las remuneraciones de los ejecutivos. La comunicación también prevé cambios legislativos que fueron adoptados en junio y entraron en funcionamiento en el otoño del 2009. El nuevo marco regulatorio para salvaguardar la estabilidad financiera europea está estructurado en dos pilares: 1. El Consejo Europeo de Riesgo Sistémico (CERS) a) Supervisión prudencial macro: estará encargado de vigilar y valorar las amenazas de riesgo sistémico que puedan surgir de la evolución macroeconómica así como del propio sistema financiero en su conjunto. b) Proveerá de un sistema amplio de alerta temprana y, si es necesario, formulará señales de alerta y recomendaciones al Consejo ECOFIN y a las autoridades financieras supervisoras europeas para que se actúe. c) Persigue corregir la vulnerabilidad del sistema financiero ante los riesgos sistémicos interconectados, complejos, sectoriales e intersectoriales. 2. El Sistema Europeo de Supervisores Financieros (CESF) a) Armonización prudencial micro: red de supervisores financieros nacionales trabajando, en estrecho contacto con las nuevas autoridades financieras supervisoras europeas, para salvaguardar la solidez financiera al nivel de las entidades financieras individuales, y proteger a los consumidores de servicios financieros. b) Esta red combinará la supervisión de entidades en el ámbito nacional con la centralización de tareas específicas en el ámbito europeo, a fin de reforzar las reglas armonizadas, así como una supervisión y puesta en práctica de modo coherente. c) Persigue reforzar la confianza entre los supervisores nacionales asegurando que la voz de los supervisores invitados pueda expresarse de forma apropiada en la formulación de las políticas de supervisión en relación con la estabilidad financiera y la protección del consumidor, con el fin de que los riesgos entre países se afronten de forma más eficaz.

Bibliografía Comisión Europea (2004): «The Application of the Lamfalussy Process to EU securities’ markets legislation. A preliminary assessment by the Commission services», Commission Staff Working Document, SEC(2004), 1459, Bruselas, 15-11-2004, 16 pp. 285

Manuel Sanchis i Marco Comisión Europea (2008): «A European Economic Recovery Plan», Communication of the Commission, COM(2008), 800 final, Bruselas, 26-11- 2008, 19 pp. — (2009): «Supervisión financiera europea», Comunicación de la Comisión, COM(2009), 252 final, Bruselas, 27-05-2009, 18 pp. — (2009): «Economic Crisis in Europe: Causes, Consequences and Responses», European Economy, 7, Directorate General for Economic and Financial Affairs, Bruselas, 90 pp. — (2009): «Annual Report on the Euro Area 2009», European Economy, 6, Directorate General for Economic and Financial Affairs, Bruselas, 83 pp. Lamfalussy, Alexandre (2001): «Final Report of the Committee of Wise Men on the Regulation of European Securities Markets», Lamfalussy Report, Bruselas, febrero, 115 pp.

Píldora 60

La crisis financiera global, la respuesta española4 Durante los años 2007 y 2008, el sistema financiero internacional pasó de un problema de liquidez, a otro de solvencia y a un posible riesgo de crisis sistémica global. También en España, la banca y las cajas de ahorro, que al principio se enfrentaban a un problema de liquidez, vieron reducir su valor en bolsa durante casi dos años y, algunas de ellas, se acercaron peligrosamente en el 2009 a un problema de solvencia. Además, las cajas de ahorro, que, como hemos visto, suponen la mitad del sector financiero, al no poder emitir acciones, han tenido y siguen teniendo dificultades para capitalizarse mediante la emisión de cuotas participativas únicamente. La intervención del Gobierno en Caja Castilla-la Mancha a finales de marzo del 2009 fue sólo el principio y las necesidades de capitalización de algunas cajas y bancos siguen siendo enormes. Con independencia de la crisis financiera global, los bancos y las cajas de ahorro españolas –sobre todo algunas de estas últimas– han sido incapaces de saber hasta dónde llega la contaminación en sus balances de nuestros propios activos dañados, es decir, de nuestras hipotecas cañís. De este modo, a nuestra propia crisis doméstica, la que se deriva de nuestros propios activos tóxicos, se añade ahora la pérdida de confianza sobre nuestros bancos y cajas de ahorro que provocó la crisis financiera global. No sabemos si las medidas que adoptó el Gobierno de España en 2008 y 2009 serán suficientes y eficaces dada la gravedad de la situación. Las podríamos resumir en los siguientes puntos:

4. Esta píldora resume la conferencia que, bajo el título «El ajuste de la economía española ante las crisis», pronuncié en Barcelona en la Facultat de Ciències Econòmiques i Empresarials de la Universitat de Barcelona, el 22 de mayo del 2009.

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El sistema financiero español en la Unión Europea 1. Fondo de Garantía de Depósitos: ampliación de la cuantía garantizada de depósitos hasta 100.000 euros, aunque esta medida sólo es eficaz en crisis específicas, pero deja de serlo en crisis sistémicas. 2. Fondo con cargo al Tesoro: creación de dicho fondo con el fin de adquirir activos de calidad para que, de este modo, la financiación llegue a las empresas; y, además, para comprar activos inmobiliarios a fin de aprovisionar de liquidez a la banca. 3. Garantías del ICO: con diversas subastas de líneas de crédito. 4. Moratoria para el pago de hipotecas: para aquellas personas en situación de desempleo. 5. Inyección de 8.000 millones de euros: destinados a programas de estímulo fiscal, como inversión pública para ser gestionada por los ayuntamientos. 6. Trasposición de la Directiva sobre Servicios: el 27 de marzo se traspone a la legislación nacional la nueva directiva de la Unión Europea relativa a los servicios. 7. Medidas para cambiar de modelo productivo: como son la supresión de la desgravación fiscal a la compra de vivienda a partir del 2011, la reducción del impuesto de sociedades en cinco puntos porcentuales y la aprobación por parte del Gobierno del anteproyecto de Ley de Economía Sostenible el 27 de noviembre del 2009. Como se puede observar en el cuadro 1, en el 2008 el volumen total de las medidas de estímulo fiscal en España, dentro y fuera del presupuesto, en relación con el PIB, fue de los mayores de la Unión Europea y supuso un 4,5% del PIB. CUADRO 1

Medidas de estímulo fiscal en España (dentro y fuera del presupuesto)

Total 1. Medidas por el lado de los ingresos – Reducción de impuestos 2. Medidas por el lado del gasto – Inversiones en infraestructuras – Paquete para ayudar la innovación, la industria del automovil, medio ambiente, bienestar social 3. Medidas cuasi-fiscales – Créditos a PYMES y familias (vía ICO) – Congelar por dos años el pago de hipotecas a parados

En miles de millones euros

47 2 2 14 8

6 31 25 6

En % del GDP

4,5 0,2 1,3

3,0

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Manuel Sanchis i Marco Es posible que estemos pasando de un problema de liquidez a otro de solvencia y nadie sabe si, a la larga, nos puede conducir a una crisis bancaria. Hasta ahora, se ha anunciado un plan de salvamento del sistema financiero español y, de acuerdo con este plan, las entidades financieras españolas estarían clasificadas en tres grupos: a) entidades solventes: aquellas que no necesitan la ayuda del Gobierno; b) entidades que necesitan ayuda: aquellas que necesiten acudir al Fondo de Garantía que el Estado ha puesto en marcha o dar entrada al Estado en el capital o en las cuotas participativas; y, c) entidades que no pueden ser salvadas: que se verán abocadas a fusionarse o serán liquidadas por el Banco de España. El sector financiero español, además de sanear su activo eliminando los activos tóxicos del sector inmobiliario español, está sobredimensionado, es decir, tiene un exceso de capacidad instalada y experimenta una enorme escasez de capital. Con independencia de que, al final, se manifieste o no una crisis bancaria, el saneamiento del sistema financiero español exigiría las siguientes estrategias de actuación pública: a) recapitalizar entidades solventes pero con dificultades: ya sea inyectando dinero público en entidades viables o promoviendo la fusión; b) aplicar un nuevo programa de supervisión de la valoración del capital (banks stress tests) a todas aquellas instituciones financieras que se consideren demasiado grandes para que caigan (too big to fall) sin que ello provoque desastrosos efectos secundarios; c) impedir el azar moral: dejar caer aquellas entidades insolventes, intervenirlas y gestionarlas temporalmente hasta que el sector privado se pueda hacer cargo; y, d) crear un banco malo: capitalizar con capital público una institución pública que estaría encargada de gestionar la compra de activos tóxicos de los bancos españoles. Para lo cual, sería necesario: 1. evaluar con rigor el valor de los activos tóxicos «cañís» de nuestras instituciones financieras; y, 2. transferir los activos tóxicos fuera del balance de los bancos, con el fin de que las entidades financieras retomen su actividad habitual y dediquen sus esfuerzos a: a) gestionar el riesgo financiero de sus activos rentables (créditos), en lugar de dedicarse a gestionar sus activos tóxicos; b) maximizar los beneficios de sus activos rentables (créditos) en lugar de minimizar las pérdidas de sus activos tóxicos, como ocurre ahora; y, c) prestarse entre ellas aunque reciban inyecciones de liquidez, con el fin de que se normalice la liquidez en el mercado interbancario. 288

El sistema financiero español en la Unión Europea

Bibliografía Gobierno de España (2009): Anteproyecto de Ley de Economía Sostenible, Ministerio de la Presidencia, 27 de noviembre (mimeo), 198 pp.

Ejercicios 1. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «La función principal de un banco reside en dar créditos». 2. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «Está claro que ante las necesidades de capitalización de bancos y cajas españoles, las posibilidades de obtener financiación mediante ampliaciones de los recursos propios son las mismas para ambos». 3. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «La integración del mercado de capitales en la Unión Europea es plena, de acuerdo con el artículo 67 del Tratado de Roma, cuando se ha alcanzado la libre circulación de capitales entre los distintos países de la Unión Europea». 4. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «La posesión, por parte de los Gobiernos, de la llamada acción de oro está más que justificada a fin de salvaguardar el interés público de aquellas empresas que ofrecen servicios públicos de primera importancia para los ciudadanos». 5. En el 2006, se aprobó en España la ley que derogó la acción de oro en la legislación española. Sin embargo, cada vez que una empresa privada extranjera (E.ON, EDF, Lukoil) anuncia sus intenciones de compra de Gas Natural o de Repsol, se vuelve a hablar de maniobras políticas y de la intervención del Gobierno en dicha operación de compra. Exponga resumidamente la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE sobre las restricciones, tanto discriminatorias como no discriminatorias, que imponen algunos gobiernos. Esboce argumentos a favor y en contra de la actitud intervencionista del Gobierno en el marco de la legislación de la UE. 6. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «La industria del seguro en la Unión Europea se ha concentrado mediante fusiones y adquisiciones, por un lado, entre los países del norte de la UE, y, por otro, entre los países del sur de la UE». 7. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «La crisis financiera global es el resultado de la escasa regulación de los sistemas y mercados financieros mundiales y, por lo tanto, se podría haber evitado con más regulación de dichos mercados e instituciones». 8. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «Gracias al trabajo de las agencias de calificación de riesgo la crisis financiera global ha podido superarse con éxito». 289

Manuel Sanchis i Marco 9. Indique si es correcta la siguiente frase y justifique su respuesta: «La crisis financiera global ha puesto de manifiesto que el azar moral no ha funcionado, puesto que las autoridades públicas han dejado caer aquellas entidades insolventes fuese cual fuese su tamaño y fuesen cuales fuesen las consecuencias sobre el sistema financiero en su conjunto». 10. A la vista del fracaso del sistema capitalista actual para transformar en eficiencia y progreso públicos los vicios privados del egoísmo, la codicia y la falta de solidaridad. A la vista de la traición que han hecho algunos de sus actores principales –como es el caso de algunos bancos y agencias de calificación de riesgo– de los fundamentos éticos más elementales del capitalismo, como puedan ser la ética calvinista del trabajo bien hecho, la correspondencia entre esfuerzo y recompensa (work effort and reward), entre el sacrificio del ahorro y su remuneración en forma de tipos de interés y mayor consumo futuro. A la vista de que se reclama para los trabajadores que el aumento de los salarios reales se ajuste a los aumentos de la productividad cuando, al mismo tiempo, los altos ejecutivos de las grandes compañías están remunerados a niveles astronómicos con independencia de que obtengan o no beneficios. Indique qué tipos de medidas concretas que, además y sobre todo, tengan una eficacia práctica y real y no fuesen, una vez más, desviadas por los manejos, acuerdos y pactos en la sombra de las grandes empresas oligopolistas y los altos ejecutivos, propondría Vd. para restaurar los pilares éticos del sistema capitalista y devolverle, al menos en parte, una cierta legitimidad moral perdida.

Actividades de la web En la dirección de la página web se pueden encontrar una serie de actividades relacionadas con este capítulo que se consideran de alto nivel formativo.

Cuestionario de autoevaluación 1. De acuerdo con la armonización de las reglas prudenciales para la integración del mercado de capitales, la supervisión financiera de una sucursal de un banco alemán abierta en España será realizada por... a) ... las autoridades del país donde se encuentre la sucursal, en este caso, las autoridades españolas. b) ... las autoridades de la Dirección General de Mercado Interior de la Comisión Europea. c) ... las autoridades del Banco Internacional de Pagos de Basilea. d) ... las autoridades del país donde se encuentre la casa matriz, en este caso, las autoridades españolas. 2. Al comprar cédulas hipotecarias, es decir, títulos respaldados por hipotecas, por valor de 60.000 millones de euros, el Banco Central Europeo expandió... 290

El sistema financiero español en la Unión Europea a) ... el pasivo monetario. b) ... la base monetaria. c) ... el dinero de alta potencia. d) Cualquiera de las anteriores. 3. La estrategia europea para salvaguardar la estabilidad financiera en Europa incluye como medidas... a) ... una supervisión prudencial macro y una micro. b) ... una regulación prudencial armonizada y el control de los hedge funds. c) ... el establecimiento de una red de supervisores financieros europeos. d) ... unas nuevas autoridades supervisoras europeas. 4. ¿Cuál de las medidas siguientes no forma parte de la amplia gama de medidas económicas adoptadas por el Gobierno español para hacer frente a la crisis económica y financiera? a) Ampliar la cuantía garantizada de los depósitos en el Fondo de Garantía de Depósitos. b) Trasponer la Directiva europea sobre servicios. c) Ajustar los costes laborables unitarios relativos frente a la UE-15 que, entre 1999 y el 2008, han crecido el 12% en el total de la economía y el 24% en manufacturas. d) Inyectar 8.000 millones de euros en programas de estímulo fiscal (Plan E).

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col·Lecció educaciÓ Sèrie Materials



1 Didáctica de la geometría: el mo­delo Van Hiele Rosa María Corberán i altres

2 Manual d’ús de l’estàndard oral (8a edició) Josep Lacreu Cuesta

3 Lingüística general y aplicada (3a edició) Ángel López García



4 Manual de embriología y anatomía general Víctor Smith Agreda i altres



5 Siete colores musicales Ramón Serra Blasco, Helga Dietrich

6 Electromagnetisme bàsic Francisco Pomer Murgui

13 Manual de termodinàmica (2a edició) Vicent Gandia Gomar 14 Química orgànica general (2a edició) Ramon Mestres, Salvador Gil 15 Fonaments de bioquímica (5a edició) Juli Peretó, Ramon Sendra, Mercè Pamblanco, Carme Bañó 16 Estructuras de álgebra multili­neal Joaquín Olivert Pellicer 17 Mètodes matemàtics. Variable com­plexa (3a edició) Josep Peñarrocha, Arcadi Santa­maria, Jordi Vidal 18 Política y prácticas de la educación de personas adultas Francisco Beltrán Llavador, José Beltrán Llavador



7 Introducció a la informàtica Enric Casaban



8 Manual de geografia física (2a edició) Vicenç M. Rosselló, Josep M. Pana­reda, Alexandre J. Pérez Cueva

19 Atles escolar del País Valencià (2a edició) Vicenç M. Rosselló, Vicente Go­zál­vez, dirs.



9 Mètodes numèrics per a la física (3a edició) Rafael Guardiola, Emili Higón, Josep Ros

20 Introducció a la topologia Francisca Mascaró, Juan L. Mon­ter­de, Juan J. Nuño, Rafael Sivera

10 Art i educació Ricard Huerta

21 Teoria del coneixement (2a edició) Josep Lluís Blasco, Tobies Grimaltos

11 Introducció històrica a l’antro­po­logia (I) Textos antropològics dels clàssics grecoromans Joan B. Llinares

22 Comprendre i gestionar la ciutat: un assaig d’economia i política urbana Josep Sorribes

12 El control del vocabulario en la recuperación de información (2a edició) Frederick W. Lancaster

23 Investigación evaluativa en documen­ tación. Aplicación a la documentación médica M. Francisca Abad

24 Pràctiques escèniques de l’edat mit­jana als segles d’or L. Quirante, E. Rodríguez, J. L. Sirera 25 Manual de física estadística Salvador Mafé, Juan de la Rubia 26 Instrumentos ópticos y optométricos. Teoría y prácticas M. Martínez Corral, Walter D. Furlan, Amparo Pons, Genaro Saavedra 27 Manual de óptica geométrica Adelina Felipe i César Albarrán 28

Introducció a l’anàlisi i disseny d’al­go­rismes Francesc J. Ferri, Jesús V. Albert, Gre­gorio Martín

29 Història del pensament biològic (2a edició) Josep Lluís Barona 30 Metodologia en infermeria Empar Benavent, Ramón Camaño, Andrés Cuesta 31

Sistema sexo/género, identidades y construcción de la subjetividad Isabel Martínez Benlloch, A. Bonilla Campos

32 Però, què és això de la genètica? M. Dolors Moltó, Lluís Pascual 33 L’educació literària (2a edició) Josep Ballester 34 Matemàtiques per a economistes. Càlcul diferencial M. J. Canós, C. Ivorra 35 Manual de documentació audiovisual en ràdio i televisió Enric Bellveser, ed. 36 Introducció a l’econometria Dulce Contreras, Jorge Belaire

39 Mètodes numèrics per a l’àlgebra lineal F. Aràndiga, R. Donat i P. Mulet 40

Fundamentos de optometría. Refracción ocular Walter Furlan, Javier García Monreal, Laura Muñoz Escrivá

41 Pràctiques d’estadística matemàtica Juan José Abellán i altres 42 Fonaments de la comunicació Ángel López, Manuel Pruñonosa, eds. 43 Història contemporània d’Amèrica (2a edició) Joan del Alcàzar, Nuria Tabanera, Josep M. Santacreu, Antoni Marimon 44 Coneixements bàsics de màrqueting Alejandro Mollá Descals, coord. 45 Pràctiques de citologia i histologia Xavier Ponsoda, Joan Nàcher, Asunción Molowny, Carlos López García 46 Valoració de les inversions produc­tives en l’empresa Josep E. Farinós, Ana M. Ibáñez, Amparo Medal, Amàlia Rodrigo, M. Àngels Soler 47 Astronomia fonamental (2a edició) Vicent J. Martínez, Joan Antoni Miralles, Enric Marco, David Galadí-Enríquez 48 Fonts d’informació en ciències de la salut Alejandro de la Cueva, Rafael Aleixan­dre, Josep Manuel Rodríguez i Gairín 49 Diccionario esencial de neuroana­to­mía. Sinónimos y epónimos Amparo Ruiz Torner 50 Patologia quirúrgica osteo­articular. Generalitats Manuel Sanchis-Guarner Cabanilles

37 Manual de treball social (2a edició) María José de Rivas

51 Geologia i química del cosmos i de la Terra Josep M. Amigó, Luis E. Ochando

38 Història de l’art del segle xix Carmen Gracia

52 Psicologia de l’addicció M. Teresa Cortés, Lluís Mayor, coords.

53 Fonaments de zoologia dels artròpodes Jesús Selfa, Juli Pujade-Villar 54 Cirurgia abdominal Ramón Trullenque, ed. 55 Fundamentos de colorimetría Pascual Capilla, José M. Artigas, Jaume Pujol, coords. 56 Un curso de álgebra Gabriel Navarro 57 Geografia regional d’Espanya Joaquim Farinós, ed. 58 Tecnología del color José M. Artigas, Pascual Capilla, Jaume Pujol, coords. 59 Història de l’art medieval Juan V. García Marsilla 60

Aproximació numèrica Sergio Amat, Francesc Aràndiga, José Vicente Arnau, Rosa Donat, Pep Mulet, Rosa Peris

61 Sistemas electrónicos digitales. Fundamentos y diseño de aplicaciones Enrique Sanchis, coord. 62 Física nuclear y de partículas (2a edició) Antonio Ferrer Soria 63 Electrocardiografía en la práctica clínica (2a edició) Francisco Javier Chorro, Vicente López Merino, coords. 64 Introducción a la programación estructurada en C Francisco A. Martínez, Gregorio Martín 65 Técnicas de análisis de imagen. Aplicación en biología José F. Pertusa Grau 66 Vocabulario de información y documentación automatizada Luis M. Corbalán, Carlos B. Amat

67 Introducció a l’enginyeria dels reac­tors químics Agustín Escardino, Àngel Berna 68 Historia contemporánea de América Joan del Alcàzar, Nuria Tabanera, Josep M. Santacreu, Antoni Marimon 69 Perspectivas sobre comunicación y sociedad (2a edició) Antonio Méndez Rubio 70 Fonaments de zoologia José Manuel Michelena, Javier Lluch, Joaquín Baixeras 71 Diccionari de botànica Antoni Aguilella, Felisa Puche 72 Fundamentos y electrónica de las comunicaciones E. Sanchis, V. González, G. Torralba 73 Teoría del conocimiento Josep Lluís Blasco, Tobies Grimaltos 74 Fundamentos de visión binocular Álvaro M. Pons Moreno, Francisco M. Martínez Verdú 75 Teoria d’autòmats i llenguatges formals Francesc J. Ferri 76 Toxicología clínica Ramon Bataller Sifre, ed. 77 Filosofía de la mente (2a edició) Carlos J. Moya 78 Psicología y economía Ismael Quintanilla, Tomás Bonavía 79 Economia espanyola i del País Valencià Vicent Soler, ed. 80 Conocimiento y lenguaje Ángel López García, Beatriz Gallardo Paúls, eds. 81 Astronomía fundamental Vicent J. Martínez, Joan Antoni Miralles, Enric Marco, David Galadí-Enríquez 82 Quimiometría Carlos Mongay Fernández

83 Física de partículas y de astropartículas Antonio Ferrer Soria, Eduardo Ros Mar­tí­nez 84 Farmacognòsia: de la natura al medicament Salvador Máñez Aliño, Rosa Maria Giner Pons 85 Economia laboral i polítiques d’ocupació Josep Banyuls, Ernest Cano, Josep Vicent Pitxer, Amat Sánchez 86 Fonaments d’economia política. Una introducció per a no economistes Miguel Puchades Navarro, Juan de Dios Montoro Pons 87 Introducció a la història econòmica mundial (2a edició) Gaspar Feliu, Carles Sudrià 88 Salut, malaltia i cultura José Luis Fresquet, Carla P. Aguirre 89 Estadística aplicada a les ciències socials Francesc La-Roca 90 Análisis de circuitos José Espí, Jordi Muñoz, Gustavo Camps 91 Nutrición básica humana José Miguel Soriano del Castillo, ed. 92 Dret de la Unió Europea Luis Jimena Quesada 93 La filosofia medieval Alain de Libera 94 Fundamentos de electrónica analógica José Espí, Gustavo Camps, Jordi Muñoz 95 Mecànica de fluids A. Vicent Orchillés, Margarita Sanchotello 96 Fundamentos de bioquímica Juli Peretó, Ramon Sendra, Mercè Pamblanco, Carme Bañó



99 Transmissió de calor Margarita Sanchotello, A. Vicent Orchillés

100 Cardiología clínica Francisco Javier Chorro Gascó, Roberto García Civera, Vicente López Merino, eds. 101 Odontología en pacientes especiales Francisco Javier Silvestre Donat, Andrés Plaza Costa 102 Introducción a la historia económica mundial Gaspar Feliu, Carles Sudrià 103 Sistema fiscal: introducció a la imposició Asensi Descalç, Francesc J. Higón 104 Química general. Equilibri i canvi Amparo Olba 105 Patologia quirúrgica osteoarticular. Membre superior i raquis Manuel Sanchis-Guarner Cabanilles, ed. 106 Una lliçó de paleografia Armando Petrucci 107 Psicobiologia de l’esport i de l’activitat física Ferran Suay i Lerma, ed. 108 Sociologia de les relacions laborals Miquel Àngel Garcia Calavia 109 Càlcul numèric Francesc Aràndiga, Pep Mulet 110 Lógica. Conceptos clave en filosofía Laurence Goldstein, Andrew Brennan, Max Deutsch, Joe Y. F. Lau 111 Una introducció a l’economia pública Juan Carlos Dalmau Lliso, Asensi Descalç i Tormo 112 Economía española y del País Valenciano Vicent Soler i Marco, ed.

97 Un curso de números Gabriel Navarro Ortega

113 La filosofía alemana después de 1945 Gérard Raulet

98 Bases d’enginyeria ambiental Alberto Bouzas, Juan A. González, Vicente Martínez-Soria, Josep M. Penya-roja

114 Ecocardiografía-Doppler Francisco Javier Chorro, ed.