Etica de la empresa

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CLAVES PARA UNA NUEVA

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CULTURA EMPRESARIAL

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PRÓLOGO DE JOSÉ LUIS L. ARANGUREN

«Ética» y «empresa» parecen habitualmente térmi­ nos contrapuestos, como si llevar adelante una empresa implicara arrumbar necesariamente toda suerte de valores morales, o como si, desde la pers­ pectiva contraria, vivir moralmente nos exigiera evitar cualquier contacto con el mundo del negocio. ¿Es correcto este prejuicio tan extendido? ¿No des­ cansa en un modo inadecuado de entender tanto la ética como la empresa? Así parece, porque diversas experiencias mues­ tran que las empresas que sobreviven y logran mejores resultados son precisamente aquellas que también han incorporado en su quehacer cotidiano un conjunto de valores morales; valores que com­ ponen un nuevo modo de entender la empresa, una nueva cultura empresarial. La razón de esta necesi­ dad de valores no es difícil de sospechar: las empre­ sas cobran sentido y legitimidad social al prestar sus servicios del modo que reclama la sociedad de nuestro tiempo, y si no se atienen a él, si no cum­ plen lo éticamente exigido, pierden toda credibili­ dad y legitimidad. Ética de la empresa intenta ofrecer los rasgos de una nueva cultura de la empresa, situada en el nivel ético pr6pio de las sociedades democráticas, que es -creemos- un nivel dialógico. Desde él se ocupa en diseñar una ética económica, de la empresa y de la dirección, y también una asesoría ética; apor­ tando, por otra parte, una nutrida bibliografía sobre este novedoso ámbito y una relación de los centros en que actualmente se trabaja sobre él.

Ética de la empresa

Ética de la empresa Claves para una nueva cultura empresarial Adela Cortina

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COLECCIÓN ESTRUCTURAS Serie Filosofía

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PROCESOS

Primera edición: Segunda edición: Tercera edición: Cuarta edición: marzo Quinta edición: octubre

1994 1996 1998 2000 2000

© Editorial Trotta, S.A., 1994, 1996, 1998, 2000 Sagasta, 33. 28004 Madrid Teléfono: 91 593 90 40 Fax: 91 593 91 11 E-mail: [email protected] http://www.lrotta.es

© Adela Cortina, Jesús Conill, Agustín Domingo Moratalla, V. Domingo García Marzó, 1994 Diseño Joaquín Gallego ISBN: 84-8164-013-1 Depósito Legal: M-39641-2000 Impresión Área Printing, S.L.

CONTENIDO

Prólogo.........................................................................................

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Nota preliminar............................................................................

11

Introducción. La empresa: el tema de nuestro tiempo...................

13

l.

¿Qué es la ética? .... ................................ ......... .......................

17

2.

L a ética empresarial e n e l contexto d e una ética cívica...........

35

3.

Marco ético-económico de la empresa moderna ....................

51

4.

Ética de la empresa................................................................

75

5.

Ética de l a dirección...............................................................

95

6.

Asesoría ética e n l a empresa: hacia u n nuevo concepto d e empresa......................................................................................

123

Apéndice.......................................................................................

145

Índice ...........................................................................................

147

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PROLOGO

El libro que tengo la satisfacción de prologar es el más original que he leído sobre el tema. El alcance de lo que con esta afirmación quiero decir se entenderá mejor si situamos este concepto, a la vez antiguo y completamente actual, en su perspectiva histórica .. «Empresario » es gra­ maticalmente sinónimo de « emprendedor » , pero nada más. La Anti­ güedad no puede entenderse sin recurrir al concepto de «religión » . El mundo griego clásico erigió como central el liderazgo filosófico, susti­ tuido en la Roma dominante por el imperio pronto fusionado con el de religión católica, es decir, universal, para la cual, durante la Edad Media, las virtudes -martirio, santidad- eran, claro está, las más elevadas. Hasta que con la Modernidad se crea el concepto de « sociedad civil » . El capitalismo, en su surgimiento, no fue de ningún modo, ajeno al protes­ tantismo (ética protestante-puritana) que, desarrollándose cada vez más, pasó al concepto, hoy absolutamente central, y central en este libro, de « empresa » . Tres virtudes deberían presidir la actividad de toda empresa: la valentía y la justicia, desde luego, pero también la prudencia. El «em­ presario » o « emprendedor » antiguo era el capaz de emprender grandes hazañas. Sustituido el concepto heroico de las antiguas empresas (des­ cubrimientos, conquistas, etc.) por el de emprendedor sí, pero a la vez prudente. (Nuestro Baltasar Gracián fue quien, oscuramente, dio este giro a la prudencia clásica, convertida pronto por Hume en egoísmo a largo plazo). El fundador de la economía moderna, Adam Smith, hizo compatibles la «justicia » en el plano moral con la «prudencia » en el eco­ nómico. Lo cierto es que, nos guste o no, y se ve claramente en el presente libro, el concepto moderno de empresa es absolutamente central en la época actual: la producción, los negocios y los servicios constituyen el quehacer propio del capitalismo que, con frecuencia, cae en el utilitaris­ mo y el pragmatismo, o en el llamado «taylorismo » . Ahora bien, la tesis del presente libro consiste en la necesidad de vivir el concepto de « empresa » como quehacer moral, el quehacer por exce9

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lencia de nuestro tiempo, cuyos objetivos son no sólo la producción y los beneficios que de ella, de los bienes y servicios resultan, sino el desarro­ llo humano y el bien moral. Estamos, pues, ante un actual y a la vez nuevo concepto de empresa. En toda organización actual, la de los partidos políticos y el Estado mismo, los Gobiernos intervienen y son intervenidos por las economías. Pero la autora y sus colaboradores reclaman un capitalismo « de rostro humano » , en el cual se recobre para la Ética el antiguo concepto de empresa, empresa moral, de elevado tono vital, animosa, llena de ethos - en el doble sentido del vocablo (como estructura anímica y como conte­ nido moral). En una situación como la actual hay que recobrar la vitali­ dad ética, y especialmente frente a la corrupción puesta escandalosa­ mente de manifiesto, es oportuno recuperar « económicamente » la ética o, dicho con el título de un artículo muy reciente de Adela Cortina, la au­ tora principal, en el diario El País, valorar lo que ella denomina « el mercado en la ética » . _j Ahora bien, el concepto moderno de empresa, ha de ser no sola­ mente, como ya lo es, fundamentalmente organizatoria sino absoluta­ mente necesitada de asesoría, tanto informativa como normativa, que ayude a la toma de decisiones y a las exigencias morales en sentido uni­ versal, que responda a las exigencias ecológicas de la sociedad (experi­ mentos con seres humanos y animales, destrucción de la capa del ozono, contaminación, destrucción de los bosques, prohibición de instalar fá­ bricas peligrosas, etc . ) . Cada vez se redactan más « códigos éticos » que sin embargo no deben ser considerados como «catecismos», sustitutivos de la toma personal de decisiones, también « comités éticos » , lo que es importante. Pero sobre todo lo es un nuevo concepto de empresa, ple­ namente abierto a la moral. No quisiera terminar este prólogo sin mencionar los nombres de mi amigo Jesús Conill, marido de Adela Cortina, y los de Agustín Domingo y Domingo García Marzá, autores de sendos capítulos de la obra, y el de la Empresa Bancaixa de Valencia, estimuladora de ésta y otras investi­ gaciones semejantes. Y, naturalmente, Editorial Trotta. 27 de j unio de 1 994

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NOTA PRELIMINAR

Este libro, que pretende abundar en una cultura de la cooperación, como debe serlo la empresarial, es él mismo resultado de un esfuerzo co­ operativo. En principio, porque no hubiera existido sin la experiencia interdis­ ciplinar adquirida a través de la participación con empresarios y con pro­ fesionales del mundo de la universidad en seminarios, como el de Etica Económica y Empresarial que, patrocinado por Bancaixa, se ha venido celebrando en Valencia durante los cursos 1 9 9 1 /92 y 1 992/93, y también en jornadas y debates del mundo de la empresa, como la Primera Con­ ferencia Española de Ética, Economía y Dirección, organizada por la Asociación Española de Ética de la Economía y las Organizaciones (EBEN-España), y celebrada en Madrid en mayo de 1 993. Pero también este libro abona una cultura de la cooperación porque ha sido elaborado conjuntamente por cuantos en él colaboran, aunque los distintos capítulos fueran posteriormente distribuidos del siguiente modo: Jesús Conill es responsable del capítulo 3 ( « Marco ético-ec 9nó­ mico de la empresa moderna » ), Agustín Domingo, del capítulo 5 ( « Etica de la dirección » ) , V. Domingo García Marzá, del capítulo 6 ( « Asesoría ética en la empresa » ), y yo misma, de los capítulos 1 ( « ¿Qué es la ética ? » ), 2 ( « Ética empresarial en el contexto de una ética cívica » ) y 4 ( « Ética de la empresa » ), así como de la Introducción y coordinación. Confiamos en que el resultado de esta colaboración haya sido posi­ tivo, y que estas claves para una cultura empresarial sirvan de orientación en la aplicación a los casos concretos con que se enfrentan los agentes económicos. A. C.

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Introducción LA EMPRESA: EL TEMA DE NUESTRO TIEMPO

Cuando J. Ortega y Gasset publicó El tema de nuestro tiempo no podía sospechar la buena fortuna que un título semejante iba a hacer en el mundo de quienes ejercen el vicio de la pluma porque, en cuanto topan con un ámbito de cuestiones central para una época, se sienten tentados de bautizarle con el expresivo rótulo orteguiano. En esa tentación he caído al comienzo de este libro por tratarse en él de cuestión tan nuclear para nuestro tiempo como la ética de la empresa o, lo que es lo mismo, su carácter, sus valores, sus ideales morales, que es lo que en buena ley significa el vocablo griego ethos, del que la palabra « ética » procede. Que la naturaleza, carácter y valores de la empresa constituyen uno de los temas centrales de nuestro tiempo se echa de ver en la proliferación de revistas especializadas, en la constante publicación de libros sobre el tema, en la creación de cátedras e instituciones específicas de ética em­ presarial, en el hecho de que se haya convertido en asignatura de los pla­ nes de estudio de escuelas empresariales, facultades de ciencias econó­ micas, de filosofía y de humanidades, en el nacimiento de asociaciones nacionales e internacionales, y en la multiplicidad de simposia, confe­ rencias y cursos que sobre ética empresarial se celebran. Pero también se percibe el auge de este tipo de saber con sólo tomar el pulso a las socie­ dades postcapitalistas. Porque, según los expertos, es la nuestra una época managerial, y nuestra sociedad, una sociedad de organizaciones, en la que la empresa constituye el paradigma de todas las restantes. De suerte que algunos lle. gan a afirmar que si la salvación de los hombres ya no puede esperarse únicamente de la sociedad, como quería la tradición rousseauniana, ni tampoco del Estado, como pretendía el « socialismo real» de los países del Este, ni, por último, de la conversión del corazón, de la que hablaba cier­ ta tradición kantiana, es una transformación de las organizaciones la que puede salvarnos, siendo entre ellas la empresa la ejemplar. 13

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Por eso importa, no sólo a los miembros de las empresas, sino tam­ bién a quienes trabajan en las restantes organizaciones, aprender de la ética empresarial el modo de actuación que nuestro tiempo exige a las or­ ganizaciones que quieren sobrevivir, crecer y superarse. E importa a los miembros de la sociedad en general prestar atención a la conducta de esos personajes que encarnan como pocos los ideales de un tiempo: los lí­ deres del mundo empresarial. Porque el líder empresarial ha venido a des­ tacarse como el paladín de los más admirados valores, como el ejemplo de las más envidiadas cualidades y los más codiciados resultados, susti­ tuyendo al caballero andante de las gestas medievales, al burgués de la Revolución Industrial, al obrero revolucionario de la tradición socialista, a los héroes bélicos de nuestros relatos infantiles, al militante compro­ metido de nuestra temprana j uventud. Todos los hombres son inevitablemente morales -han dicho con acierto dos filósofos tan nuestros como Xavier Zubiri y José Luis L. Aranguren-, pero no son iguales a lo largo del tiempo y a lo ancho de las culturas los contenidos de esa moralidad, sino que se suceden los per­ sonajes admirados por las generaciones --el héroe, el santo, el sabio-, como expresión acabada de nuestras más íntimas aspiraciones. Aspira­ ciones que no son ajenas a las condiciones culturales, económicas y po­ líticas de la época correspondiente, sino todo lo contrario: constituyen uno de los mejores caminos para conocer los distintos ingredientes que componen su carácter y su temperamento, su éthos y su pathos. Si pasáramos una encuesta hoy en día, preguntando a jóvenes y no tan jóvenes qué personajes son los más admirados, aparecería sin duda el nombre de algún empresario, cosa absolutamente impensable en nues­ tro país tan sólo hace unos años. ¿Cuáles son las razones de este cambio de ideales? Que nuestra época -como hemos dicho- se autodefine como managerial y de organizaciones, y de ahí que los líderes de las orga­ nizaciones paradigmáticas -la empresas- sean contemplados con ve­ neración. Pero a ello se añade ese afán de transformar las organizaciones en su conjunto por ver si se realiza el sueño de lograr una sociedad mejor, cosa que suele hacerse intentando rehabilitar los sectores sociales oscurecidos en su capacidad moral por los diseñadores anteriores de sociedades me­ jores, y sacando a la luz los valores cuyo olvido trajo la corrupción o, lo que es idéntico, la desmoralización. Porque una sustancia corrompida ha perdido sus virtualidades y sus potencias positivas, y justo en esto con­ siste haber perdido la moral o estar desmoralizado: en haber perdido la capacidad para crear riqueza. Por eso, si los últimos diseños transformadores primaron, como fuen­ te de moralización, al Estado sobre la sociedad civil, al político elegido por mayoría sobre el empresario, los nuevos arquitectos de un orden so­ cial nuevo ponen su esperanza de moralización en la sociedad civil, en la iniciativa personal o grupal, en el empresario generador de riqueza y en una ética de las organizaciones e instituciones, que evite los defectos de 14

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las anteriores y proponga los valores adecuados a su reconstitución. Y para eso es esencial un ética de la empresa, que proponga aquellos valo­ res, antaño olvidados, que hoy vivenciamos como indispensables para construir una sociedad alta de moral, una sociedad en forma. En este orden de cosas es en el que un buen número de autores con­ cibe la empresa como un motor de renovación social, que goza de aque­ llas cualidades de las que carecen las viejas instituciones anquilosadas por la burocracia, asfixiadas por el imperio de los mediocres, represoras de todo aquel que innova, de todo aquel que destaca, manejadas, no por los caciques de siempre, pero sí por caciques, como siempre, aunque ahora los caciques consigan la mayoría numérica. Frente a las lacras de las viejas instituciones se entiende entonces que una empresa éticamente impecable, es decir, la que persigue los objetivos por los que una empresa existe (satisfacer necesidades humanas) se ca­ racteriza por la agilidad y la iniciativa, por el fomento de la cooperación -no ya del conflicto, como antaño- entre sus miembros, ya que a todos mueve un interés común, por la solidaridad al alza, por el riesgo razonable, por la corresponsabilidad. Pero todo ello dentro de un marco de justicia sin el que cualquier empresa es inmoral. De coordinarla se encarga un directivo, que ha de ser el más capaci­ tado para ello, porque tiene aptitudes para alcanzar los objetivos de la organización, aplicando el saber a producir resultados. Las cualidades ne­ cesarias son, en consonancia con el tipo de organización que dirige, el saber para actuar, la agilidad, la capacidad de proyectar e ilusionar con sus proyectos, la habilidad para colocar a los miembros de la empresa en el lugar oportuno, la imaginación, la capacidad de innovar para mejor adaptarse a una realidad social siempre cambiante. Y de él tienen que aprender cuantos en diferentes organizaciones --universidad, hospital, administración pública- deseen llevar adelante proyectos organizativos, contando con el recurso por excelencia: el recurso humano. Éstas son las razones por las que hemos creído conveniente escribir este libro y ordenar los temas que lo componen en el siguiente sentido: 1 ) el capítulo 1 intenta analizar qué es l a ética, partiendo de distintas tra­ diciones, para intentar aclarar cómo se entendería en concreto una ética de las organizaciones; 2) el capítulo 2 nos informa de que la empresa es una parte de la sociedad y, por tanto, su ética debe intentar asumir los valores propios de una ética cívica, de ahí que importe considerar cuáles son los valores de tal ética; 3) el capítulo 3 nos muestra el marco econó­ mico en el que nace la empresa moderna (el capitalismo) y trata de ex­ traer las consecuencias que para el funcionamiento ético de la empresa se siguen de los distintos modos de entender la ética del capitalismo; 4) el capítulo 4 analiza el nacimiento y desarrollo de la ética empresarial y los diversos modos de entenderla; 5) el capítulo 5, tras lo ganado en capítu­ los anteriores, intenta desentrañar cuál ha de ser el comportamiento ético del directivo; 6) el capítulo 6 nos muestra un modelo específico de asesoría ética en las empresas. 15

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Intentamos presentar, pues, en nuestro libro las claves de una em­ presa que sea a la vez ética y rentable, de una empresa en que la eficacia no venga reñida con la equidad. Por eso no puede ni debe optar lisa y lla­ namente por un liberalismo salvaje, sino que cualquier propuesta que realicemos se encuadrará en el marco de un Estado social y democrático de derecho, como también en un nivel moral de justicia, al que desde la tradición iniciada por L. Kohlberg se ha denominado «postconvencio­ nal » : aquel nivel en que son j ustas las decisiones que tomaríamos po­ niéndonos en el lugar de cualquier otro, lo cual excluye tener por justo lo que sólo satisface las necesidades de un grupo. Pretende ser, pues, la nuestra una ética que recuerda con Hegel que la moralidad debe realizarse en las instituciones, porque otra cosa es abs­ tracción engañosa, y que en tales instituciones son los mejores -los « excelentes »- quienes deben dirigirlas; pero también recuerda con Kant que las instituciones mismas se legitiman recurriendo al «punto de vista moral » , aquel punto en que ningún hombre puede ser preterido en sus necesidades ni relegado en su dignidad. ADELA CORTINA Universidad de Valencia

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Capítulo 1 ¿QUE ES LA ETICA?

l.

LA ETICA ES UN TIPO DE SABER QUE ORIENTA LA ACCION (UN TIPO DE SABER PRACTICO)

Definir términos que tienen una larga historia no es tarea fácil, porque a lo largo de los siglos sus usuarios los han ido enriqueciendo con matices diferentes, y querer encerrarlos todos tras las rejas de una definición re­ sulta imposible. Las palabras, como sabemos, son creaciones humanas que van ganando con el tiempo tal variedad de connotaciones, que cual­ quier intento de fij ar su significado resulta inevitablemente empobrece­ dor. Pero, por otra parte, como también el lenguaje es el medio de co­ municación por excelencia, conviene aclarar desde el comienzo el signi­ ficado que queremos dar a los términos con objeto de entendernos, aún corriendo el riesgo de caer en formulaciones esquemáticas. Hecha esta advertencia, nos arriesgaremos a decir que la ética es un tipo de saber de los que pretende orientar la acción humana en un senti­ do racional; es decir, pretende que obremos racionalmente. A diferencia de los saberes preferentemente teóricos, contemplativos, a los que no im­ porta en principio orientar la acción, la ética es esencialmente un saber para actuar de un modo racional. Pero no sólo en un momento puntual, como para fabricar un objeto o conseguir un efecto determinado, como ocurre con otro tipo de saber --el saber técnico-, sino para actuar racionalmente en el conjunto de la vida, consiguiendo de ella lo más posible, para lo cual es preciso saber or­ denar las metas de nuestra vida inteligentemente. Por eso, desde los orígenes de la ética occidental en Grecia, hacia el siglo IV a.C., suele realizarse una primera distinción en el conjunto de los saberes humanos entre los teóricos, preocupados por averiguar ante todo qué son las cosas, sin un interés explícito por la acción, y los sabe­ res prácticos, a los que importa discernir qué debemos hacer, cómo de17

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bemos orientar nuestra conducta. Y una segunda distinción, dentro de los saberes prácticos, entre aquellos que dirigen la acción para obtener un objeto o un producto concreto (como es el caso de la técnica o el arte) y los que, siendo más ambiciosos, quieren enseñarnos a obrar bien, racio­ nalmente, en el conjunto de nuestra vida entera, como es el caso de la ética. Ahora bien, las sencillas expresiones « racional» y «obrar racional­ mente » son más complejas de lo que parece, porque a lo largo de la his­ toria han ido ganando una multiplicidad de significados, que son los que han hecho que el saber ético se entendiera de diferente manera. De ex­ plicitar estos modos del saber ético vamos a ocuparnos a continuación.

II.

MODOS DEL SABER ETICO

(MODOS DE ORIENTAR RACIONALMENTE LA ACCION)

Estos modos serán fundamentalmente dos: aprender a tomar decisiones prudentes y aprender a tomar decisiones moralmente justas. 1.

La forja del carácter (tomar decisiones prudentes)

«Obrar racionalmente» significa, en principio, saber deliberar bien antes de tomar una decisión con objeto de realizar la elección más adecuada y actuar según lo que hayamos elegido. Quien no reflexiona antes de ac­ tuar sobre los distintos cursos de acción y sus resultados, quien no calibra cuál de ellos es más éonveniente y quien, por último, actúa en contra de la decisión que él mismo reflexivamente ha tomado, no obra racional­ mente. La ética, en un primer sentido, tiene por tarea mostrarnos cómo de­ liberar bien con objeto de hacer buenas elecciones. Pero, como hemos dicho, no se trata sólo de elegir bien en un caso concreto, sino a lo largo de nuestra vida. Por eso la ética invita desde su orígenes en Grecia a forjarse un buen carácter, para hacer buenas elecciones, como indica el significado etimológico del término « ética » . En efecto, la palabra « ética » viene del término griego ethos, que significa fundamentalmente « carácter » o « modo de ser » . El carácter que un hombre tiene es decisivo para su vida porque, aunque los factores externos le condicionen en un sentido u otro, el carácter desde el que los asume es el centro último de decisión. Por eso decía Heráclito de Éfeso que «el carácter es para el hombre su destino » : según el carácter que un hombre tenga, enfrentará la vida con ánimo o con desánimo, con ilusión y esperanza o con pesimismo y amargura. Sin duda las «circunstancias» también influyen, como dice la famosa expresión de Ortega «yo soy yo y mis circunstancias » , pero habitual­ mente se silencia la segunda parte de la expresión: «y si no salvo mis cir­ cunstancias, tampoco me salvaré yo » . Cosa que no puede hacerse sino 18

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desde un carácter que se encuentra « alto de moral » , en forma, como in­ dica la expresión « moral » , que significa lo mismo que «ética » . En efecto, e l término latino mas significa también « carácter» o « modo de ser » y por eso en la vida cotidiana hablamos indistintamente de «valores morales - valores éticos » o

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proyecto que constituye su carta de presentación ante el mercado, la so­ ciedad y sus propios miembros. Presentar, en definitiva, un marco de re­ ferencia común. Si bien cada empresa puede elaborar su propio código ético, la cola­ boración del especialista ético debe asegurar, en primer lugar, que no se convierta en un « sustituto » de la toma de decisiones, en un libro de re­ cetas donde encontrar las respuestas a todos los problemas posibles o, peor aún, en un catálogo dogmático para poder penalizar en ámbitos donde no lo puede hacer el derecho o no nos interesa que lo haga. Es decir, todo lo contrario del criterio de orientación para la acción empre­ sarial que pretende ser. En este sentido, García Echevarría realiza una interesante distinción. Una empresa que quiera subsistir en las condiciones actuales de mercado no puede concebirse como una empresa burocrática, sino como una em­ presa corporativa. La diferencia estriba en que las primeras están es­ tructuradas mediante imposición de reglamentos o cualquier tipo de re­ ferencias legales, esto es, a través de normas como regulaciones concretas de la acción. Mientras que las segundas lo están con respecto a valores, orientaciones generales de la acción, a partir de las cuales pueden cons­ truirse comunicativamente las normas que definen la coordinación dentro y fuera de la empresa. Sólo estas últimas permiten el grado de flexibili­ dad, la capacidad de innovación, de imaginación y, por tanto, de res­ ponsabilidad, que un mercado altamente diferenciado y complejo exige. En esta última dirección hemos presentado a lo largo de este trabajo los rasgos básicos de una ética empresarial. La aportación de la asesoría ética debe ir dirigida principalmente hacia el logro de esta flexibilidad, condición necesaria a su vez del éxito empresarial. La .« rentabilidad» de la ética debe verse entonces en su doble dimensión: hacia el exterior en las aportaciones de la empresa al entorno social; hacia el interior, en la reducción de los costes de coordinación. Desde estas premisas, si queremos que un código ético cumpla estos objetivos, esto es, si queremos que un código sea eficaz, debe alcanzar un mínimo de consenso entre todos los grupos implicados. Esto nos obliga a que en su elaboración participen, en la medida de lo posible, estos dife­ rentes grupos de intereses. Como es obvio, esta aplicación del principio del diálogo tiene que tener en cuenta las condiciones de su posible reali­ zación: la elección de representantes, la dificultad de calcular las conse­ cuencias, los límites de tiempo . . . De ahí que la tarea del especialista ético sea explicitar la normatividad que deriva, en cualquier situación, de este principio. La aportación del especialista ético consiste, dadas estas premisas, en una determinada configuración de estos valores básicos, de modo que sepa combinar las exigencias morales que se derivan de la necesidad de legitimación con las características propias de cada una de las empresas. Para ello, los códigos éticos deberían expresar, en mi opinión, tres com­ ponentes básicos: la filosofía, la cultura y la política empresarial. 139

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Filosofía empresarial

Consiste en la definición de la empresa, de su función y del lugar social y económico que ocupa o quiere ocupar. Para ello debe apoyarse, explíci­ ta o implícitamente en tres pilares básicos: una imagen del hombre, un modelo de orden social y un modelo de empresa. Si, como hemos visto en el capítulo anterior, partimos de un modelo de empresa, de lo que la empresa debe ser, como un instrumento econó­ mico para el enriquecimiento privado, estamos apoyándonos en deter­ minadas concepciones políticas y sociales que, a su vez, suponen una de­ terminada concepción ética del hombre y de sus relaciones. Si partimos de la empresa como un sistema que cumple diferentes funciones socio­ económicas, estamos utilizando otros supuestos básicos. La tarea del asesor ético es, en este aspecto, explicitar estos supuestos y darle una con­ figuración en el seno de la empresa. La filosofía empresarial aporta al código ético, en resumen, tres fun­ ciones básicas: una base normativa para el establecimiento de la política empresarial; una orientación sobre principios y objetivos de la empresa, esto es, una definición de lo que la empresa es y quiere ser; - un instrumento de Public-relations como presentación de la em­ presa. b)

Cultura empresarial

Se refiere a la concreción de las normas y valores necesarios para alcan­ zar los objetivos definidos por la filosofía de la empresa. Su finalidad pro­ pia es desarrollar un proyecto común que, apoyándose en los principios que rigen la empresa, posibilite la identificación corporativa de todos sus miembros. No hace falta insistir en que sólo esta identificación es capaz de asegurar una « responsabilidad compartida» y, con ello, reducir los costes de coordinación.

e)

Política empresarial

Apoyada a su vez en la filosofía y en la cultura empresarial, la política empresarial establece una determinada relación entre los diferentes inte­ reses. Nos define cuáles son los ejes centrales de actuación empresarial a través de una jerarquización de prioridades, de las que luego derivarán los objetivos estratégicos y operacionales. Desde el punto de vista ético, la tarea del asesor ético se dirige hacia la explicitación del potencial de acuerdo comunicativo que tal definición exige. La política empresarial debe explicitar claramente los tres elementos siguientes: - Las funciones de la empresa. Se trata de especificar la función económica básica que da carácter específico al sistema empresarial. 140

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- Los objetivos empresariales. La política empresarial debe expli­ citar los objetivos que permiten la realización de su función económica básica son referencia, al menos, a los siguientes aspectos: en el mercado (calidad del producto, innovación . . . ), rentabilidad (ganancias, aumento del capital, inversión . . . ), financiación económica ( liquidez, credibili­ dad . . . ), trabajadores (remuneración, seguridad social . . . ) , sociedad (in­ versiones sociales, no-contaminación . . . ) - Principios de conducta. Son normas superiores y líneas rectoras para el comportamiento «ante » y «frente» los distintos grupos que com­ ponen la empresa. Es aquí donde explícitamente cumple la ética su fun­ ción más básica. Para algunas empresas el código ético se restringe a esta última cuestión. Aunque éste fuera el caso, es imposible llevar a cabo esta tarea sin considerar todos los puntos que venimos analizando. .

1 .2.

Aspectos de un management ético

A la hora de confeccionar los principios metódicos por los que el mana­ gement puede cumplir su función de dirección, el concepto de empresa como institución social exige la introducción de la dimensión ética en esta tarea. Si entendemos por management el conjunto de medios y mé­ todos puestos en práctica para administrar una empresa, se hace nece­ sario distinguir tres niveles para alcanzar este fin: a) Management normativo. Se refiere a los problemas de legitima­ ción y conflictos entre los grupos. b) Management estratégico. Se refiere a la resolución de las tareas de complejidad e inseguridad del mercado. c) Management operativo. Se trata aquí de los problemas de efi­ ciencia y del desarrollo del potencial de productividad empresarial. La diferencia entre estos tres niveles quiere hacer patente que la di­ rección no afecta sólo a la dimensión técnica, sino también, y sobre todo, a las relaciones humanas. Un management profesional tiene que saber considerar a los trabajadores como sujetos y no como meros ins­ trumentos dentro del factor de producción. La aportación del especialista ético consiste en proporcionar los criterios básicos para que una media­ ción entre estos niveles sea posible. 1.3.

Valoración ética de la empresa

Dentro del grupo de la asesoría indirecta nos encontramos con la posi­ bilidad de una valoración global ética de la empresa como organización, exigida normalmente para impulsar su comportamiento ético y asegurar su lugar en el mercado. De esta forma se supone que las empresas pueden ser comparadas unas con otras desde el punto de vista ético (no es el primer caso que tales juicios han llevado hasta el boicot de la empresa). La valoración se realiza desde unos criterios éticos que responden, por lo general, a la si141

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tuación de la empresa como un sistema de bienes y servicios, en la que deben complementarse, como hemos visto, costes y beneficios sociales y ecológicos. En la actualidad existen múltiples empresas, Info Center por ejemplo, dedicadas exclusivamente a este tipo de valoraciones. La valoración debe saber combinar los criterios éticos con toda la in­ formación necesaria acerca de la empresa (capital, condiciones del mer­ cado, impuestos . . . ). Los siguientes criterios son algunos con los que trabaja, por ejemplo, el Schopping for a Better World, verdadera guía práctica estadounidense para establecer preferencias a la hora de comprar el producto o de relacionarse las empresas entre sí conforme a su calidad « ética » : defensa de las mujeres y de las minorías en la gerencia empresa­ rial y en la alta dirección, condiciones de trabaj o, consideración de las exigencias familiares, apoyo a las iniciativas locales en educación y vi­ vienda, política empresarial ecológica . . . 2.

·Asesoría ética directa: el papel de los comités éticos

El papel del asesor ético en la empresa no puede terminar con su contri­ bución a la especificación de estas cuestiones éticas de carácter general dentro de la empresa. Ninguna acción determinada puede identificarse del todo con las reglas básicas, más aún si éstas constituyen criterios ge­ nerales de acción. La realización de estas líneas maestras expresadas en el código ético exige hablar de una asesoría directa, donde el asesor se en­ cuentra frente a un cliente que quiere aclarar las implicaciones éticas de una propuesta, decisión o proyecto y discutir posibles estrategias de ac­ ción. Esta asesoría puede tener tres formas diferenciadas pero muy rela­ cionadas entre sí. - Consejo ético. Cuando el empresario busca una opinión acerca de un problema estructural determinado: la falta de motivación en el int�­ rior de la empresa, saber el nivel de desarrollo moral de los trabajac;lores, la potencialidad ética de un producto determinado, los límites de una campaña publicitaria, etc. - Juicio ético. Cuando no sólo se pide un consejo sino también una toma de posición ante una decisión o propuesta: una política empresarial ecológica, nuevos planes de organización ... - Examen ético (Revition, Audit): aquí se destacan los puntos fuer­ tes y débiles de una acción empresarial, sus deficiencias y los conflictos éticos correspondientes, así como la coherencia con otras decisiones y ac­ tuaciones en similares circunstancias. En estos casos, la función básica del asesor ético es explicitar los va­ lores y normas implícitos en cada una de las situaciones, así como los valores en conflicto ante los que se plantea la cuestión. Su manera de trabajar ya hemos visto que de ninguna manera puede ser la aplicación deductiva de los principios y normas generales. Consiste más bien en introducir en la discusión o en el proceso de decisión la dimensión ética que subyace al problema. Recordemos que las decisiones en las que 142

ASESORIA

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LA

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debe ayudar e l asesor ético son siempre una mezcla de problemas nor­ mativos (decisión de valores y actuaciones) y problemas informativos (análisis de medios-fines operativo o estratégico) . El primer paso en la toma de decisiones consiste en la aclaración misma del problema, en la presentación de los elementos esenciales de la situación. Aquí el ex­ perto ético presenta cuestiones como: ¿estamos ante un conflicto de de­ rechos?, ¿ se trata de intereses igualmente legítimos?, ¿es un problema de justicia distributiva o conmutativa ?, ¿ qué normas igualmente justas pue­ den aplicarse ?, ¿cómo decidir entre ellas ? Pero también en los siguientes pasos del proceso de decisión, en la elaboración de alternativas, en su valoración, en el seguimiento, se en­ cuentran problemas que afectan a la dimensión ética. Problemas que no pueden obviarse so pena de perder la legitimidad que apoya la exis­ tencia de la empresa. Recordemos que normalmente los supuestos nor­ mativos se hallan implícitos y es necesaria una lógica de la argumenta­ ción que sea capaz, por así decirlo, de « ponerlos sobre el tapete » . La asesoría ética directa puede ayudarse también de métodos cuan­ titativos que determinan las implicaciones éticas de una situación (catá­ logos de valores, sistemas de puntos . . . ). Pero tales métodos, a mi modo de ver, deben entenderse como lo que son: un instrumento más al servi­ cio de la argumentación práctica, como apoyos empíricos para dar soli­ dez a nuestras razones. En ningún momento deben sustituir al posible diálogo empresarial. Ya para terminar, es conveniente destacar un punto que afecta a todas estas diferentes posibilidades de asesoría. El asesor ético no puede actuar aisladamente. Puede desde su competencia aconsej ar sobre prin­ cipios morales básicos y criterios generales de acción. Pero en el caso de situaciones particulares, la respuesta debe venir desde equipos interdis­ ciplinares. De ahí que en el interior de muchas empresas funcionen ya los llamados comités o comisiones éticas. Estas comisiones pueden conver­ tirse en un «tercer brazo » para la dirección empresarial, en el sentido de que su misión es constituir una especie de defensa de la razón moral que ayude en la toma de decisiones. Básicamente estas comisiones tendrían tres funciones: 1 ) Vigilar el cumplimiento del código ético de la empresa. Algo así como un « public auditor » . Esto es, supervisar las decisiones éticamente relevantes de la empresa y emitir, en su caso, los juicios correspondientes. 2) También puede cumplir el papel de experto, para poder aplicar las líneas generales de la filosofía empresarial a los casos prácticos. 3) Se puede entender también como un centro de iniciativas para la generación, complementación y desarrollo de normas y líneas de acción relevantes para la resolución de conflictos. Que las comisiones puedan desarrollar o no estas funciones depende del apoyo de la empresa y del convencimiento de su necesidad, pero sobre todo de su composición. Aunque la regulación de sus miembros es 143

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algo que no puede hacerse a priori y de forma general, deberían siempre tener un equilibrio entre expertos y afectados. Ya hemos visto como sin esta presencia de los afectados o de sus representantes es difícil hablar de un diálogo empresarial y, por tanto, de la legitimidad o j ustificación social de la empresa. Nos queda, por último, la posibilidad de un asesoramiento al ámbi­ to empresarial en general. Algunas de las formas aquí expuestas exceden con mucho las posibilidades de las pequeñas y medianas empresas. De ahí también la conveniencia de la realización de cursos, seminarios o masters de ética empresarial, que puedan llegar a todos los directivos, empresarios y demás miembros de la empresa. En todo este abanico de posibilidades el asesor ético tiene que par­ tir de la idea de que la ética no es obstáculo sino condición, presupuesto, para el éxito empresarial. Si bien la conducta j usta de la empresa no lo garantiza por sí sola este éxito, el punto principal para la asesoría ética es que tampoco lo excluye. Más bien al contrario, la experiencia muestra que ciertos tipos de comportamiento conducen, en un plazo más o menos largo, al fracaso. La tarea del asesor ético es evitar que esto ocurra.

BIBLIOGRAFIA

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144

APENDICE1

l.

UNIVERSIDADES Y CENTROS CON DOCENCIA E INVESTIGACION EN ETICA ECONOMICA Y EMPRESARIAL

Alemania

- Universidad Católica de Eichstatt (Ingolstadt), Facultad de Ciencias Econó­ micas; Cátedra de Ética Económica: Prof. Karl Homann. - Universidad de Erlangen-Nürnberg, Facultad de Ciencias Económicas: Prof. Horst Steinmann, Dr. Albert Lohr. - Universidad de Münster, Centro de Investigación de Ética Económica en el Instituto de Ciencias Sociales: Dr. Josef Wieland. - Instituto de investigación en Hannover: Prof. Richard Schenk, Prof. Peter Koslowski, Prof. Reinhard Low. ·

Austria

- Universidad de Viena: Prof. Franz Rupert Hrubi. Gran Bretaña

- Universidad de Londres, Centro de Investigación de Ética de los negocios, King's College: Prof. Jack Mahoney. - Escuela de Negocios de Manchester, Cátedra de Responsabilidad Corporati­ va: Prof. Brian Harvey. Benelux

- Nijenrode Universiteit voor Bedrijfskunde, Cátedra de Ética Empresarial: Prof. Henk van Luijk. - Universidad Católica de Lovaina, Cátedra Hoover de Ética Económica y Social: Prof. Philippe van Parijs. y

l. Hemos aprovechado datos ofrecidos por el IWE (Instituto de Ética Económica) de St. Gallen por el Joumal of Business Ethics.

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ETICA

DE

LA

EMPRESA

España

ICADE: Prof. José Luis Fernández (Madrid), José Alegre (Zaragoza) ESADE: Prof. José M.ª Lozano IESE: Prof. Antonio Argandoña ETEA: Prof. Gaspar Rullán ESDEN ESIC: Simón Reyes Martínez Instituto de Empresa: Prof. Joaquín Garralda Universidad de Alcalá de Henares, Instituto de Dirección y Organización de Empresa: Prof. Santiago García Echevarría. Universidad de Navarra: Prof. José M.ª Ortiz. Universidad Jaime 1 de Castellón: Prof. V. Domingo García Marzá. - Universidad de Valencia: Prof. Jesús Conill. - Instituto Ciencias Seguro Mapfre: Prof. Jesús de Garay Estados Unidos

- Universidad de Notre Dame, College of Business Administration: Prof. George Enderle. Suiza

- Instituto de Ética Económica de la Escuela Superior de St. Gallen (IWE­ HSG ), Director: Prof. Peter Ulrich. 11.

GRUPOS DE TRABAJO Y ASOCIACIONES

International Society of Business, Economics and Ethics, Secretario General: Prof. R. T. DeGeorge, University of Kansas. - European Business Ethics Network (EBEN), Presidente: Prof. Henk van Luijk. - Mouvement Anti-Utilitariste dans les Sciences Sociales (MAUSS), Director: Prof. Alain Callé, Université de París I (Sorbonne). - Seminario de Ética Económica y Empresarial (SEEE), Bancaja, Valencia, Di­ rectora: Prof. Adela Cortina. - Wirtschaftsethisches Kolloquium Bern-Zürich-St. Gallen (J. L. Ami, M. Büscher, H. Kaiser, U. Knobloch, P. F. Müller, M. Osterloh, H. B. Peter, H. Ruh, B. Staffelbach, U. Thielemann, R. Tiemann, J. P. Thommen, P. Ulrich). - Ética, Economía y Dirección. Asociación española de ética de la economía y de las organizaciones (EBEN-España), Presidente: Prof. José Luis Fernández (ICADE-Madrid), Secretario: Prof. Antonio Argandoña (!ESE-Barcelona). - Fundación para la Ética de los Negocios y las Organizaciones (ETNOR-Va­ lencia): Adela Cortina. - Instituto Social Empresarial (ISE-Valencia): Vicente Oltra.

146

INDICE

Contenido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . .

7

Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

9

Nota preliminar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Introducción.

13

La empresa: el tema de nuestro tiempo..............................

Capítulo 1 ¿QUE.ES LA ETICA? l. La, ét�ca es un tipo de saber que orienta la acción (un tipo de saber practico) ......................................................................................... . II. Modos del saber ético (modos de orientar racionalmente la acción) l. La forja del carácter (tomar decisiones prudentes) ..................... . 1 . 1 . Fines, valores, hábitos ....................................................... . 1 .2 . El carácter de las personas y el de las organizaciones ......... . 1 . 3 . Ética de las organizaciones ................................................ . 2. El respeto de los derechos humanos desde una moral crítica (tomar decisiones moralmente justas) ........................................ . 2 . 1 . Moral crítica y derecho positivo ........................................ . 2.2. Moral crítica y moral social vigente ................................... III. Ética como filosofía moral (moral vivida y moral pensada) ............ IV. Las partes de la ética ....................................................................... . l . Fundamentación de la ética ....................................................... . 1 . 1 . Los hombres son estructuralmente morales ....................... . 1 .2. Los hombres tienden necesariamente a la felicidad (eudemonismo) .......................................................................... . 1 . 3 . Todos los seres vivos buscan el placer (hedonismo) ........... . 1 .4. Autonomía y dignidad humana (kantismo) ....................... . 1.5. Todos los hombres son interlocutores válidos (ética del i 2. Ética � ;:��d�::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: .

.

Bibliografía

.................................................·········...............····················

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17 18 18 19 21 24 25 26 27 28 29 29 29 29 29 30 31 32 33

1 NDICE

Capítulo 2 LA ETICA EMPRESARIAL EN EL CONTEXTO DE UNA ETICA CIVICA l. Una primera aproximación a la ética cívica ..................................... 11. El hecho del pluralismo moral .................. ...................................... III. El nacimiento de la ética cívica ........................................................ IV . Características de la ética cívica ....................................................... 1 . Ética de mínimos ........................................................................ 2. Ética de ciudadanos, no de súbditos ........................................... 3 . Ética de la Modernidad .............................................................. V. Contenidos mínimos de una ética cívica........................................... 1 . Los valores de libertad, igualdad y solidaridad ........................... 2. Los derechos humanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 . La tolerancia activa .................................................................... 4. Un e thos dialógico ..................................................................... VI. La ética empresarial en el contexto de una ética cívica..................... 1 . No es posible una ética empresarial sin una ética cívica.............. 2. No es posible una ética cívica sin una ética empresarial.............. VII. Funciones de una ética cívica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VIII. Ética, derecho y religión................................................................... 1. Tres formas de saber práctico estrechamente conectadas entre sí ................................................................................................ 2. Tres formas de saber práctico, que no se identifican entre sí....... 3 . Moral y derecho: ¿basta con cumplir la legalidad vigente para actuar moralmente bien?................................................................ Bibliografía .................................... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Capítulo 3 MARCO ETICO-ECONOMICO DE LA EMPRESA MODERNA l. Ética económica y ética empresarial................................................. 11. Ética de la economía moderna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 . Capitalismo y modernidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2. Racionalización social capitalista y empresa moderna ................ 111. ¿Ética del capitalismo? ..................................................................... IV . ¿Legitimación o transformación del capitalismo?............................. 1 . El empresario burgués ................................................................ 2 . El interés propio y la «mano invisible»....................................... 3 . El principio de utilidad y sus límites ........................................... 4. El interés general: la elección social ............................................ 5 . La justicia como equidad............................................................ 6. Las reglas de un contrato constitucional..................................... 7 . La coordinación del mercado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8. La eficacia del capitalismo democrático...................................... 9. Capitalismo social y management comunicativo......................... V. De la «casa» a la «empresa» : el progreso de la «mano visible» ........ 1 . El modelo «ecológico»: oikonomía versus crematística .............. 2. El poder creciente de la organización empresarial.......................

Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Capítulo 4 ETICA DE LA EMPRESA l. Dificultades de una ética empresarial ............................................... 1 . Desconfianza del empresariado .................................................. 2. ¿Cosmética o necesidad? ............................................................ 3. ¿No es imposible ser empresario y comportarse éticamente? De la ética de la convicción a la ética de la responsabilidad convencida . . . 11. Razones para el nacimiento de la ética empresarial.......................... 1 . Urgencia de recuperar la confianza en la empresa....................... 2. Necesidad de tomar decisiones a largo plazo .............................. 3 . La responsabilidad social de las empresas................................... 4. Necesidad de una ética de las organizaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5. Una época managerial ...... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6. La figura del directivo ................................................................ 7 . Un medio para recuperar la comunidad frente al individualismo 8. ¿Héroes? no, gracias................................................................... 9. Imposibilidad de eludir el nivel postconvencional....................... III. ¿Qué es la ética empresarial? ........................................................... 1 . L� ética de lo s negocios es un modo de resolver moralmente con_, flictos de acc1on.......................................................................... 2 . La ética de los negocios concierne a las relaciones externas e internas en la empresa ................................................................... 3 . Ética de la dirección y la gestión................................................. 4. La ética empresarial en el contexto de una ética de las instituciones 5 . La ética empresarial como concreción de una ética cívica ........... IV . Características de la ética empresarial .............................................. V. Dos modelos de empresa.................................................................. VI. Valores propios de una empresa postaylorista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Bibliografía ........... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Capítulo 5 ETICA DE LA DIRECCION l. El liderazgo empresarial como liderazgo moral................................ 11. El factor humano en la empresa....................................................... 1 . Niveles de acción empresarial..................................................... 2. La transformación de la cultura empresarial............................... 2 . 1 . Génesis y evolución del modelo taylorista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.2. Contradicciones del taylorismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 . 3 . El modelo postaylorista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3. La empresa como espacio ético: innovación, cooperación y justicia 4. Complementariedad de lo personal y lo institucional ................. 5. Un proyecto integral de empresa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . III. La identidad profesional del directivo .............................................. l . Profesión y vocación en un ethos laboral.................................... 2. ¿Dónde está la vocación en una ética de la dirección? ..... .......... 3 . La dignificación ética del management ....................................... 4. Autoridad, responsabilidad y liderazgo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 . La emergencia de una nueva cultura empresarial........................ 6. Principios básicos de acción........................................................ .

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IV. Autorregulación profesional y patrimonio moral ............................. l . La autorregulación en la dirección empresarial........................... 2 . Elementos de regulación y patrimonio moral.............................. Bibliografía ..... . . . . . ........... . ........ . . . . . . . ... .. .... . .. . ............ . ................ . .. . . . .. . .... .

I. II.

Capítulo 6 ASESORIA ETICA EN LA EMPRESA: HACIA UN NUEVO CONCEPTO DE EMPRESA Institucio?�lización de la ét}ca, �n la empresa ................................... Rasgos bas1cos de la asesona etlca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . l . Asesoría jn �ormativa y asesor�a normativa ................................. . .............................................. , etlca 2. Caractenst1cas de la asesona 3 . Niveles de la asesoría ética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La empresa como institución social.................................................. Dimensiones de la voluntad empresarial .......................................... 1 . Cuestiones internas..................................................................... 2. Actuaciones en el mercado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 . Exigencias de la sociedad ............................................................... Diferentes, fo_n!1as �e asesoría ética empresarial . . . . . . . . .. . .... . . . . . . . . . . . . . . . . l . Asesona etlca directa.................................................................. 1 . 1 . La elaboración de un código ético ...................................... 1 .2. Aspectos de un management ético ...................................... 1 . 3 . Valoración ética de la empresa ........................................... 2. Asesoría ética directa: el papel de los comités éticos ...................

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Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Apéndice . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Índice . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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III.

IV.

V.

150

Adela Cortina E s catedrática de Filosofía Jurídic a , Moral y Polí­ tica de l a Universidad de Valenci a ; como becaria de la DAAD y de la Alexander von Humboldt-Stiftung profundizó estudios en l a s Universidades de Munich y Francfort . Ha publicado , entre otros tra­ bajos, Razón comunicativa y resp onsabilidad soli­ daria ( 1 9 8 5 ) , Crítica y u topía . La Escuela de Fra n kfu rt ( 1 9 8 5 ) , É tica mínima ( 1 9 8 6 ) , É tica sin m o ral ( 1 99 0 ) , La m o ral del camaleón ( 1 9 9 1 ) y É tica ap licada y dem ocracia radical ( 1 9 9 3 ) .

Jesús Conill E s profesor titular de Filosofía Jurídica , Moral y Política de la Universidad de Valenci a . Como beca­ rio de la D AAD y de la Con sellería Valenci ana de Cultura , amplió estudios en las Universidades de Munich , Bonn y Francfort y en el In stitut für Wirt­ schaftsethik de St. Gallen . E ntre sus numerosas publicaciones cabe destacar: E l tiempo en la filos o­ fía de A ristóteles ( 1 9 8 1 ) , E l c repúsculo de la meta ­ fís ica ( 1 9 8 8 ) y E l enigma d e l a n imal fa ntástico

( 1 99 1 ) . Agustín Domingo Es profesor titular de Filosofía Jurídica , Moral y Política de la Universidad de Valenci a . Becado por la Consellería Valenciana de Educación , h a am­ pliado estudios en la Universidad de Lovain a . Entre sus publicaciones destacamos: Un humanismo del siglo xx: el personalismo ( 1 9 8 5 ) , El a rte de p o der no tener razó n: la hermenéutica dialógica de Gada ­ mer ( 1 9 9 1 ) y Ecología y so lidaridad ( 1 9 9 1 ) . V.

Domingo García Marzá

Es profesor titular de Filo sofía Jurídica , Moral y Política de la Universidad Jaume 1 de Castellón . H a ampliado estudios en la Universidad de Francfort y en el Institut für Wirtsch aftsethik de S t . Gallen mediante una beca de la Con sellería Valenciana de Cultura . E ntre sus múltiples trabaj o s , destaca n : É tica d e la jus ticia ( 1 9 9 2 ) , Teo ría d e l a dem ocracia ( 1 99 3 ) y , en colaboración con V . Martínez Guz­ mán , Teoría de E u ropa ( 1 993 ) .

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