Estudio Psicoanalítico de la Personalidad
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Biblioteca: Grandes Obras del Psicoanálisis

1- Erik H. Erikson: ÉTICA y PSICOANÁLISIS

2- D. W. Winnicott: CLÍNICA PSICOANALÍTICA INFANTIL

3- D. W. Winnicott: EL NIÑO Y EL MUNDO EXTERNO

4- Karl Abraham: ESTUDIOS SOBRE PSICOANÁLISIS Y PSIQUIATRÍA

5- Erik H. Erikson: INFANCIA y SOCIEDAD

6- Karl Abraham: PSICOANÁLISIS CLÍNICO

7- D. W. Winnicott: LA FAMILIA Y EL DESARROLLO DEL INDIVIDUO

8- W. R. Bion: VOLVIENOO A PENSAR

9- D. Meltzer: EL PROCESO PSICOANALÍTICO

10- Ernest Jones: VIDA y OBRA DE SIGMUND FREUD. TOMO I 11- Ernest Jones: VIDA y OBRA DE SIGMUND FREUD. TOMO II 12- Ernest Jones: VIDA y OBRA DE SIGMUND FREUD. TOMO III 13- W. R. Bion: ELEMENTOS DE PSICOANÁLISIS 14- P. Heimann- S. Isaacs- J. Riviere: DESARROLLOS EN PSICOANÁLISIS 15- Sandor Ferenczi: SEXO y PSICOANÁLISIS 16- Sandor Ferenczi: TEORÍA y TÉCNICA DEL PSICOANÁLISIS 17- Sandor Ferenczi: PROBLEMAS y MÉTODOS DEL PSICOANÁLISIS 18- W. Ronald D. Fairbairn: ESTUDIO PSICOANALÍTICO DE LA PERSONALIDAD

VOLUMEN

18

Presentación de la edición castellana .. .. .. .. ., .. " .. ..

7

Prefacio .. .. .. .. ., .. .. .. .. .. .. ..

II

Introducción " ., .. .. ., ., .. .. .. " .,

13

PARTE PRIMERA UNA TEORÍA DE LAS RELACIONES OBJETALES DE LA PERSONALIDAD

CAPÍTULO

I

Factores esquizoides en la perwnalidad (1940) .. .. .. .. .. 1. La tendencia a la orientación hacia un objeto parcial

(órgano corporal) .. .. .. .. .. .. .. ., .. .. 2. Predominio del tomar sobre el dar en la actitud li­ bidinosa .. .. .. .. .. " .. .. .. .. .. ,.. 3. El factor incorporativo en la actitud libidinosa 4. Vaciamiento del objeto como una implicación de la

actitud libidinosa '. .. .. .. .. .. .. .. .. .. CAPÍTULO

19

27

29

32

37

11

Revisión de la psicopatología de las psicosis. y psiconeuro­ sis (1940) , ., ., .. '.. .. .. .. .. Introducción .. .. .. .. .. .. ,. ., .. .. " .. .. .. Limitaciones intrínsecas de la teoría de la libido .. .. .. Teoría del desarrollo de las relaciones de objeto, basada en

el tipo de dependencia del objeto .. .. .. .. .. .. La etapa de transición entre la dependencia infantil y la

adulta, sus técnicas y su psicopatología .. " .. La etapa de dependencia infantil y su psicopatología .. .,

41

41

42

47

53

57

4

ÍNDICE DE MATERIAS

CAPÍTULO

111

.La represión y el retorno de los objetos malos .. .. .. Con especial referencia a las "neurosis de guerra" (1943) 1. La importancia de las relaciones de objeto 2. La naturaleza de lo reprimido .. " .. .. 3. Los objetos reprimidos .. .. .. .. .. .. 4. La defensa moral contra los objetos malos 5. La dinámica de la influencia de los objetos malos .. 6. La culpa como defensa contra la liberación de los objetos , .. .. .. .. .. .. .. .. malos .. " 7. Un pacto con el diablo .. .. .. .. .. .. .. ., " .. 8.- Las catexis libidinosas de los objetos malos como fuente de resistencia .. .. " .. " .. .. .. ., .. .. 9. Disolución de la catexis del objeto malo ... , .. .. .. 10. El retorno psicopatológieo de los objetos malos .. .. .. 11. La liberación traumática de los objetos malos con espe­ cial referencia a los casos militares .. .. .. .. .. 12. Nota sobre la compulsión a la repetición " ., .. 13. Nota sobre los instintos de muerte .. 14. Las psiconeurosis y psicosis de guerra .. .. .. CAPÍTULO

69 69 69 70 72 74 76 77 79 80 82 83 84 86 86 87

IV

Las estructuras endopsiquicas consideradas en términos de re­ laciones de objeto .. .. .. .. " .. " .. .. .. .. .. .. La psicología de las relaciones de objeto como principio ex­ plicativo de la internalización de los objetos .. .. .. La psicología del impulso y sus limitaciones .. .. .. .. ., La psicología de la estructura y la represión de las estruc­ turas .. .. .. " .. .. .. .. La posición esquizoide .. .. "De vuelta a la histeria" .. Una multiplicidad de yos .. Las relaciones de objeto del yo central y de los yos sub­ sidiarios .. .. .. .. .. .. " .. " .. .. .. .. .. La situación endopsíquica básica y revisión de la teoría de la estructura mental así establecida .. .. .. .. .. .. La disociación del yo y la represión consideradas como as­ pectos de un idéntico proceso de actuación en los esta­ dos 'esquizoides e histéricos .. .. .. .. .. .. " .. El origen de la situación endopsíquica básica y de la mul­ tiplicidad de yos .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .... La técnica de "Divide et impera" para la distribución de la libido y de la agresión.. .. .. .. .. .. .. .. ....

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ÍNDICE DE MATERIAS

La represron directa, la resistencia libidinosa y la repre­ sión indirecta .. .. .. .. .. .. .. .. El significado de la situación edipica .. .. .. .. Angustia neurótica y sufrimiento histérico .. .. La psicología de estructura dinámica y su base científica

general •. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. La psicología de estructura dinámica como sistema expli-

cativo .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. La cualidad dinámica de los objetos internalizados Addendum (1951) .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. CAPÍTULO

119

122

127

127

129

132

135

V

Relaciones objetales y estructura dinámica (1946) .. .. .. .. CAPÍTULO

5

139

VI

Estadios en el desarrollo de una teoría de relaciones ob[etales

de la personalidad (1949) .. ., .. .. .. .. .. .. .. ., 153

CAPÍTuLO

VII

Sinopsis del desarrollo de las ideas del autor sobre la estruc­ tura de la personalidad (1951) .. .. .. .. .. .. .. .. .. 163

PARTE SEGUNDA ARTÍCULOS CÚNICOS CAPÍTULO

I

Notas sobre las fantasías religiosas de una paciente (1927) Nota suplementaria (1951) .. .. .. .. .. .. .. .. CAPÍTULO

181

189

II

Aspectos en el análisis de una paciente con una anormalidad

física genital (1931) '. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 193

CAPÍTULO

III

El efecto de la muerte de un rey sobre pacientes en aruili­ sis (1936) .. .. .. . 215

6

ÍNDICE DE Mll.iERIAS

PARTE TERCERA MISCELÁNEA DE ARTÍCULOS CAPÍTULO

1

La significación sociológica del comunismo considerada a la luz

.. .. .. .. .. ., 223

del psicoanálisis .. .. .. .. .. Postcriptum (1951) .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ., 233

CAPÍTULO

11

La psicología como tema prescripto y proscripto (1939) CAPÍTULO

III

Las neurosis de guerra: Su naturaleza y significación (1943) El factor traumático .. .. .. .. .. .. .. El factor de dependencia infantil " .. .. Angustia de separación .. .. .. .. .. ., .. Pseudo-independencia " .. .. .. .. .. ., La compulsión a regresar al hogar .. .. .. .. .. .. Identificación emocional .. .. .. .. .. .. .. " El factor de la moral Observaciones finales .. ., .. " .. .. .. .. .. .. CAPÍTULO

235

243

243

246

251

252

256

259

262

269

IV

Tratamiento y rehabilitación de delincuentes sexuales ., íNDICE ANALÍTICO •• •. .• •• •• •• •. •• •• .• •• •• •• ••

271

285

PRESENTACIÓN DE LA EDICIÓN CASTELLANA Por el doctor

JORGE M. MOM

UBRO de Fairbairn, recopilación cronológica de contribuciones efectuadas en casi un cuarto de siglo. representa, especialmente en su parte primera ("Una teoría de las relaciones objetales de la personalidad") "no la elaboración de un punto de vista ya establecido, sino el desa­ rrollo progresivo de una línea de pensamiento". Entendemos esta aclaración del autor como básica para la lectura de este libro. Fairbairn es un autor complejo, valioso en muchas de sus ideas y que enfrenta, como el lector al leerlo, un problema muy especial tal cual es la tentativa de modificación de algunas de las concepciones ~n ocasiones, quizás, las más tempranas-- de Freud y de algunas de las figuras más importantes en la historia y evolución del pensamiento ana­ lítico. El lector interesado en la disciplina psicoanalítica pero posible­ mente más familiarizado con los conceptos de Freud y Abraham y, ulteriormente con las importantes aportaciones de Melanie Klein, encono trará seguramente, en la lectura de esta obra, afirmaciones y conceptos que podrán --quizás de entrada- someterlo a una dura prueba. Pero creemos que no es fácil apreciar las contribuciones de Fairbairn al psico­ análisis sin tomar en cuenta que lo que expresa a través de su libro es una "línea de pensamiento" que precisa, para su comprensión, un estu­ dio detenido de sus ideas tratando de ver qué quiere comunicar con y a través de ellas. No es fácil, tan sólo, de un fragmento de su obra. y esto es especialmente cierto en Fairbairn, motivo por el cual nos pa­ rece de sumo valor la aparición de este libro, que reúne y ordena su obra. El principio primero del que derivan las ideas de Fairbairn es que la libido no es primariamente búsqueda de placer sino búsqueda de ob­ jetos. Sobre esta base -y apoyado en consideraciones y reflexiones clí­ nicas a partir del análisis de enfermos esquizoides-- cuestiona los con­ ceptos freudianos de fin, objeto y zona erógena y la teoría de Abraham sobre el desarrollo libidinoso basado en la concepción de zonas eróge­ nas. En el capítulo 11 de la parte 1 el lector encontrará una detallada descripción crítica de la teoría de Abraham y la exposición de uno de

ESTE

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W. RONALD D. FAIRBAIRN

los puntos capitales del pensamiento de Fairhairn tal cual es la "Teoría del desarrollo de las relaciones do objeto". Es éste un capítulo que reco­ mendamos especialmente por la clarídad en la exposición del tema y porque integra -señalando, también, algunas diferencías- conceptos de Freud, Abraham y M. Klein, no siempre al alcance de una rápida ubicación. El énfasis puesto por Fairbairn en las relaciones objetales (y el hecho de que la base de su concepción y de su crítica esté ubicado allí) podría sug-erir equivocadamente al lector, que ni Freud ni Abraham tomaron en cuenta la importancia de este concepto. Nada más erróneo, ya que como el mismo Fairbairn destaca, la importancia de las relaciones obje­ tales es evidente en todo el trabajo de Ahraham y, por otro lado, "el entero sistema de pensamiento de Freud se ocupaba de relaciones obje­ tales". Aunque eso sí, Ahraham habla de fases libidinosas cuando en opinión de Fairbairn habría que hablar, en algunas de dichas fases, de técnicas empleadas por el individuo en sus relaciones objetales y Freud, por otro lado, se adhería al concepto de que la libido no tiene dirección mientras que Fairbairn sostiene que la libido es primariamente búsqueda. Es evidente que en el pensamiento de Fairbairn han influido de manera notable los esclarecedores conceptos de M. Klein (algo similar ocurrió también a la inversa) sobre la decisiva importancia de los obje­ tos internalizados y la posibilidad, sobre esa base, de comprender las relaciones objetales del individuo. A tal punto que sostiene que la des­ ventaja de Abraham fue el haber formulado su teoría antes de la apari­ ción de las ideas de M. Klein, a través de las cuales es posible reconocer la verdadera significación de los fenómenos que Abraham interpretó en función de fases. Otro de los conceptos básicos de Fairbairn es el que se refiere a la posición esquizoide (ampliada y desarrollada ulteriormente por M. Klein con su ya clásica posición paranoide-esquizoide), antecesora de la posi­ ción depresiva de M. Klein y base última -para Fairbairn- de todo desarrollo psicopatológico. Creemos decídidamente que este concepto de posición esquizoide que Fairbairn desarrolla en el capítulo IV de la parte primera es de fundamental importancia en sí y en las implicaciones que encierra. A través de la lectura de la parte primera el lector tiene ocasión de ir penetrando, paulatinamente, en el pensamiento de Fairbairn y en las similitudes y diferencias con Freud, Ahraham y M. Klein. En esta pri­ mera parte de la obra hay una serie de importantes aportaciones y revisiones, entre las que, quizás lo más destacado sea el concepto de la Psicología de Estructura Dinámica, cuya postulación exige, por un lado, la revisión crítica de la concepción de Freud del Aparato Mental en términos de ELLO, Yo y SUPERYÓ, y por otro, la consideración del Yo como una estructura original -a diferencia de Freud- que es, ella misma, fuente de tensión impulsiva. Esta Psicología de Estructura Di­

ESTUDIO PSICOANALÍTICO DE LA PERSONALIDAD

9

namica provee --en opinión del autor- una base mejor para la como prensión de los fenómenos de Grupo que cualquiera otra psicología. Aunque compartimos el valor de algunos de estos conceptos en el estu­ dio de la Psicología de Grupos, creemos que, infortunadamente, esta últi­ ma e importante afirmación de Fairbairn no es avalada por material demostrativo. La parte segunda, "Artículos clínicos", no requiere, en opinión de su autor, ningún comentario especial, salvo "Aspectos del análisis de una paciente con una anormalidad física genital", escrito en 1931 y consi­ derado por el mismo Fairbairn como preanunció de algunas de sus más recientes ideas contenidas en la parte primera. Aunque el artículo parezca no ofrecer motivos para especiales comentarios, entendemos que las refe­ rencias finales a los casos de personalidad múltiple, a la constitución del SUPERYÓ y a la estructura del aparato mental, como asimismo algunas hipótesis sobre la génesis de la envidia femenina y sobre la manía en su relación con el Yo y el ELLO, merecen detenida atención. En la parte tercera, "Miscelánea de artículos", que comprende una serie de temas de diferente valor, Fairbairn, sobre la base de los previos estudios de Freud en el orden sociológico, incursiona en los fenómenos grupales y en los problemas político-ideológicos. "La significación so­ ciológica del comunismo considerada a la luz del psicoanálisis" es un ejemplo en tal sentido. Aunque en el estudio de tales temas complej os podamos pensar en la necesidad de la concurrencia de varias disciplinas científicas, entendemos que se trata, sin duda, de un propósito valioso de Fairbairn ya que ningún intento de explicación de tales fenómenos puede ser considerado seriamente si no incluye el estudio de las moti­ vaciones de la conducta humana, descubiertas a través de la investigación psícoanalítica. "La psicología como tema prescripto y proscripto" constituye una aportación al estudio de las resistencias humanas a la comprensión de 8US propias motivaciones. Asimismo, destaca la manera como el grupo social, al limitar la libre indagación, busca proteger su integridad cul­ tural, en la medida que ella se ha erigido como defensa contra "las fuerzas oscuras y peligrosas que yacen escondidas en las profundidades de la naturaleza humana". Este artículo, escrito en el año 1939, bajo circunstancias, por tanto, muy especiales, tiene con todo el gran valor de mostrar cómo, pese a ciertas aparentes modificaciones, el fondo del pro­ blema, la posibilidad de cambio, continúa siendo un complejo tema de muy difícil solución. No cuesta ver que este libro de Fairbairn no es cosa de todos los días. Es imposible no llegar a la conclusión que el pensamiento y la creación de Fairbairn -tal como señala Jones en el prefacio de esta obra- son decididamente originales. Los artículos de Fairbairn han promovido discusiones, sin duda debidas, en gran parte, a la complejidad y por momentos a una no muy

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w.

RONALD D. FAIRBAIRN

clara expOSlClon del tema, a la inmediata reacción afectiva que las ideas nuevas pueden provocar y a la magnitud emocional de las personas cuyos conceptos revisiona. Pero más allá de esto podemos estar ciertos que muchas de sus investigaciones ampliaron y abrieron cauces nuevos en el pensamiento analítico. Y en no pocas oportunidades resultaron precur­ soras de conceptos hoy día fecundos en la teoría y en la práctica psico­ analítica.

PREFACIO del doctor Fairbaimeñ el campo del psicoanálisis es muy especial y de gran interés. Por vivir a cientos de millas de sus colegas más próximos, con los que rara vez se encuentra, tiene grandes ventajas, y también algunas desventajas. La ventaja principal es que, no estando sujeto a ninguna distracción ni interferencia, ha podido concentrarse en­ teramente en sus propias ideas a medida que éstas se desarrollan con su diaria experiencia de trabajo. Esta es una situación que conduce a la originalidad, y.la originalidad del doctor Fairbairn es indiscutible. Por otra parte, requiere muy especiales capacidades de autocrítica pasarse sin la valiosa discusión de los colaboradores, que dado el carácter de los temas, deben ser capaces de señalar consideraciones no advertidas por un trabajador solitario, o modificar el riesgo de un curso unilateral de pensa­ miento, No soy yo quien va a anticipar el juicio que se hará sobre el contenido de este libro, pero puede permitírseme expresar la firme opi­ nión de que seguramente resultará muy estimulante para el pensamiento. Si fuera posible condensar las ideas nuevas del doctor Fairbairn en una frase, podría hacerse más o menos como sigue: En vez de empe­ zar, como hizo Freud, de la estimulación del sistema nervioso procedente de la excitación de diversas zonas erógenas de la tensión interna que surge de la actividad .de las gónadas, el doctor Fairbairn empieza en el centro de la personalidad, el yo, y describe sus tentativas y dificultades eh su intento de alcanzar un objeto en el que pueda encontrar apoyo. El doctor Fairbairn ha elaborado este tema en las páginas que siguen, y ha trabajado sobre sus implicaciones tanto biológicamente, con respecto a los problemas del instinto, como psicológicamente, en el desconcertante intercambio de objetos internos y externos. Todo esto constituye un nuevo enfoque en psicoanálisis, que debe llevar a una muy provechosa dis­ cusión.

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del doctor Fairbairneñ el Cldt1po del psicoanálisis es muy especial y de gran interés. Por vivir a cientos de millas de sus colegas más próximos, con los que rara vez se encuentra, tiene grandes ventajas, y también algunas desventajas. La ventaja principal es que, no estando sujeto a ninguna distracción ni interferencia, ha podido concentrarse en­ teramente en 8US propias ideas a medida que éstas se desarrollan con su diaria experiencia de trabajo. Esta es una situación que conduce a la originalidad, y.la originalidad del doctor Fairbairn es indiscutible. Por otra parte, requiere muy especiales capacidades de autocrítica pasarse sin la valiosa discusión de los colaboradores, que dado el carácter de los temas, deben ser capaces de señalar consideraciones no advertidas por un trabajador solitario, o modificar el riesgo de un curso unilateral de pensa­ miento. No soy yo quien va a anticipar el juicio que se hará sobre el contenido de este libro, pero puede permitírseme expresar la firme opi­ nión de que seguramente resultará muy estimulante para el pensamiento. Si fuera posible condensar las ideas nuevas del doctor Fairbairn en una frase, podría hacerse más o menos como sigue: En vez de empe­ zar, como hizo Freud, de la estimulación del sistema nervioso procedente de la excitación de diversas zonas erógenas de la tensión interna que surge de la actividad .de las gonadas, el doctor Fairbairn empieza en el centro de la personalidad, el yo, y describe sus tentativas y dificultades en su intento de alcanzar un objeto en el que pueda encontrar apoyo. El doctor Fairbairn ha elaborado este tema en las páginas que siguen, y ha trabajado sobre sus implicaciones tanto biológicamente, con respecto a los problemas del instinto, como psicológicamente, en el desconcertante intercambio de objetos internos y externos. Todo esto constituye un nuevo enfoque en psicoanálisis, que debe llevar a una muy provechosa dis­ cusión. SITUACIÓN

ERNEST IONES li

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INTRODUCCIÓN ESTE LIBRO es una recopilación de diversas contribuciones que he hecho, poco a poco, durante el curso de casi un cuarto de siglo de prosecución, del punto de vista psicoanalítico, tal como yo lo entiendo. La mayoría de estas contribuciones ya han sido publicadas en forma de artículos en re­ vistas científicas, sea médicas, psicológicas, o estrictamente psícoanalíticas. Sin embargo, algunas no han sido previamente publicadas. Puede agre­ garse que muchas de las contribuciones incluidas en esta recopilación fueron primero presentadas verbalmente; pero en esos casos la versión oralmente presentada era en general un resumen de la versión escrita, que por consiguiente debe ser considerada como la original. Tal como están ahora presentadas, en forma de artículos reunidos, las contribuciones consisten en las versiones originales escritas, sujetas a la revisión que luego pareció necesaria o conveniente. Como la Galia de Julio César, este libro está dividido en tres partes. La parte 1 comprende una serie de artículos que representan la evolución de un punto de vista que extrae sus rasgos distintivos de la formulación explícita de a) una teoría de relaciones objetales de la personalidad, y b) una psicología de estructura dinámica. Esta serie particular de artículos ha sido titulada Una teoría de relaciones objetales de la per­ sonalidad, para indicar su tema principal; y el título del libro mismo fue elegido teniendo en cuenta especialmente los artículos comprendidos en estas series, ya que los considero como los más importantes de toda la colección. La parte 11, titulada "Artículos Clínicos", contiene tres estu­ dios clínicos. No se requiere aquí ningún comentario especial, excepto para el caso del artículo titulado Aspectos del análisis de una paciente con una anormalidad física genital. Este artículo es de interés especial porque, aunque en realidad fue escrito hace tiempo, en 1931, puede considerárselo ahora como preanuncio de algunas de las ideas formula­ das en la serie reciente de artículos contenidos en la parte I. La parte III, titulada "Miscelánea de Artículos", comprende cuatro artículos que tienen poco en común, aparte de su orientación psicoanalítica general. Estaban dirigidos a audiencias de diversos tipos; y el tipo de estas audiencias requería que fueran menos técnicos que los artículos comprendidos en las otras partes de este libro. 13

14

W. RONALD D. FAIRBAIRN

El lector observará en todo el libro que los artículos no están or­ denados cronológicamente, pero dentro de cada parte el orden es crono­ lógico. Este método de ordenamiento me pareció adecuado sobre la base de que tanto la comunidad de tema (como en la parte 1) Y la forma de tratarlo (como en la parte II) debían tener preferencia sobre consi­ deraciones exclusivamente cronológicas, ya que de otro modo la continui­ dad de interés debía ser sacrificada y el efecto general sería el de un rompecabezas no resuelto. Me parece que el ordenamiento adoptado tiene ventajas especiales en lo que respecta a los artículos de la parte 1. Estos artículos constituyen una serie, y me parece muy necesario llamar la atención sobre el hecho de que esta serie de artículos representa, no la elaboración de un punto de vista ya establecido, sino el desarrollo pro­ gresivo de una línea de pensamiento. En otras palabras, la serie abarca la elaboración de un punto de vista, paso a paso. Una de las consecuen­ cias inevitables de esto es que algunas de las ideas presentadas en las últimas partes de la serie estarán en conflicto con ideas presentadas antes, y esto es seguramente una desventaja. Pero una vez que se ha reconocido el carácter evolutivo de la serie, muy pocas de las contradicciones que hayan surgido serán consideradas de gran importancia, ya que en la mayoría de los casos las razones para reemplazar una opinión por otra están claramente formuladas en el argumento en pro de la última opinión. Por desgracia esto no es así en todos los casos, y cuando me ocupé de revisar estos artículos para su publicación, encontré una o dos contra­ dicciones serias que han permanecido no resueltas. He tratado de reme­ diar esto tanto en el "Agregado" a la "Estructura endopsíquica considerada en función de relaciones objetales", como en el párrafo final de "Sinopsis del desarrollo de las ideas del autor sobre la estructura de la personalidad", y espero haber tenido éxito en mi intento. Otra consecuencia desafor­ tunada, aunque menos seria, del hecho de que esta serie de artículos representa realmente la elaboración de un punto de vista, es que ha aparecido cierta repetición. En algunos casos esta repetición es, por su­ puesto, necesaria para el carácter del artículo en que aparece, como en el caso de la Sinopsis, a la que acabo de referirme, y como en el caso de Estudios en el desarrollo de una teoría de relaciones objetales de la per­ sonalidad. Pero en otros casos, la repetición es relativamente incidental y surge del carácter ocasional de los artículos, tal como fueron originalmente escritos (y sólo ahora recopilados en una serie). A primera vista puede parecer una tarea fácil la eliminación de tal repetición. Pero los intentos de emprender esta tarea pronto me demostraron que destruiría el equi­ librio de los artículos en los que tal intento parecía conveniente, incluso cuando la repetición no estaba tan inextricablemente ligada con el tema como para hacer imposible su eliminación. Pronto se me ocurrió que la aparición tanto de contradicciones como de repeticiones sólo podía evitarse si desechaba toda la serie de artículos en su forma actual y englobaba sistemáticamente su contenido en un trabajo nuevo. Esto habría impli­

ESTUDIO PSICOANALÍTICO DE LA PERSONALIDAD

15

cado mayor tarea, que me era imposible emprender en ese momento. Por consiguiente, decidí contentarme con someter a estos artículos a una revisión menor, y fui influido en esta decisión por la benevolente presión de pedidos de diversos sectores, de que mis artículos fueran más accesibles que hasta entonces. Me siento en cierta medida reconciliado con esta "elección hobso­ niana", del curso más fácil, por la reflexión de que, en lo que respecta al desarrollo de una línea especial de pensamiento, el estudio de los diversos pasos por los que se ha desarrollado gradualmente no es sólo cuestión de interés histórico, sino que en realidad ayuda a comprender las conclusiones a que se ha llegado, y a sopesar su valor. Finalmente deseo expresar mi gratitud para con los propietarios y editores de las siguientes revistas, por su permiso para incorporar a este volumen artículos que habían aparecido en ellas: The lntemational l ournal 01 Psycho-Analysis, The British l ournal 01 Medical Psychology, el British Medical lournal y el Edinburgh Medical lournal. También quisiera re­ conocer mi gratitud por lo que hizo el Instituto Tavistock de Relaciones Humanas para promover la publicación de este libro.

PARTE PRIMERA

UNA TEORIA DE LAS RELACIONES OBJETALES

DE LA PERSONALIDAD

CAPÍTULO

1

FACTORES ESQUIZOIDES

EN LA PERSONAUDAD (1940)

1

ÚLTIMAMENTE LOS PROCESOS mentales de carácter esquizoide han ocupa· do mi atención cada vez más; y los casos en los que tales procesos son lo bastante marcados como para impartir un tipo reconociblemente esqui. zoide a la personalidad, ahora me parece que proporcionan un material muy interesante y fructífero en el campo íntegro de la psicopatología. Entre las diversas consideraciones que apoyan este punto de vista, pueden seleccionarse las siguientes para mencionarlas en especial: 1 ) Ya que las condiciones esquizoides constituyen las más profundamente enraizadas entre todos los estados psicopatológicos, proveen una oportunidad sin igual para estudiar no sólo los cimientos de la personalidad, sino también de los procesos mentales más básicos. 2) El análisis terapéutico del caso esqui. zoide provee oportunidad de estudiar la gama más amplia de procesos psicopatológicos en un solo individuo, ya que en tales casos es común que se llegue al estado final después que se han utilizado todos los mé­ todos disponibles para defender la personalidad. 3) Contrariamente a la creencia común, los individuos esquizoides que no han hecho una gran regresión son capaces de mayor insight psicológico que cualquier otro tipo de persona, normal o anormal; esto es debido, por lo menos en parte, a que son introvertidos (esto es, que se ocupan tanto de la realidad interna), y que están familiarizados con sus propios procesos psicológicos más pro· fundos (procesos que, aunque no ausentes en individuos que ordinaria­ mente serían clasificados como simples "psiconeuróticos", están sin embargo excluidos de la conciencia de estos individuos por las defensas más obstinadas y las resistencias más tenaces). 4) También contraria­ mente a la creencia común, los individuos esquizoides se muestran ca­ paces de transferencia en grado notable, y presentan inesperadas posibi­ lidades terapéuticas favorables. En lo que respecta a condiciones esquizoides manifiestas, pueden diferenciarse los siguientes grupos: 1) Esquizofrenia propiamente dicha.

] Una versión abreviada de este artículo fue leída ante la Filial Escocesa de la Sociedad Psicológica Británica el 9 de noviembre de 1940. 19

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W. RONALD D. FAIRBAlRN

2) Personalidad Psicopática de Tipo Esquizoide; grupo que bien puede comprender la mayoría de los casos de personalidad psicopática (sin excluir las personalidades epilépticas). 3) Carácter esquizoide; amplio grupo que comprende individuos cu­ ya personalidad abarca definidos rasgos esquizoides pero que razonable­ mente no podrían ser considerados como psicopáticos. 4) Estado esquizoide, o episodio esquizoide transitorio; categoría bajo la que cae, en mi opinión, considerable proporción de "derrumbes nerviosos" de la adolescencia. Pero, aparte de estas condiciones esquizoides manifiestas, es frecuente encontrar rasgos de una naturaleza básicamente esquizoide, manifestados por pacientes en los que los síntomas que se presentan son esencialmente psiconeuróticos (por ejemplo, histéricos, íóbicos, obsesivos, o simplemente ansiosos). Tales rasgos, cuando están presentes, están por supuesto espe­ cialmente predispuestos a surgir cuando las defensas psiconeuróticas por las que la personalidad ha estado protegida se debilitan en el curso (y por acción) del tratamiento psicoanalítico; pero la mayor familiaridad con el trasfondo esquizoide subyacente hace posible al analista detectar la presencia de rasgos esquizoides en la entrevista inicial. En relación con esto es interesante anotar la incidencia de síntomas histéricos y obse­ sivos en la historia previa de treinta y dos esquizofrénicos, incluidos en una serie de 100 casos psiquiátricos estudiados por Masserman y Carmi­ chael (!ournal o/ Mental Science, vol. LXXXIV, págs. 893-946). Estos autores encontraron que "en no menos de quince de los treinta y dos pacientes, había una definida historia de síntomas histéricos que prece­ dieron al desarrollo del síndrome más francamente esquizofrénico", y con respecto a la incidencia de obsesiones y compulsiones señalan: "Éstas también aparecían con la mayor frecuencia en los esquizofrénicos"; se encontraron presentes obsesiones en dieciocho y compulsiones en veinte de los treinta y dos casos. Puede ser de interés agregar que, en una serie de casos de militares que he observado, cincuenta por ciento de los que fueron finalmente diagnosticados como "Esquizofrenia" o "Persona­ lidad esquizoide", fueron sometidos a la investigación con un diagnóstico provisional de "neurosis de ansiedad" o "histeria". En tanto que tales cifras son sugestivas como indicación de la extensión en que el paciente francamente esquizoide emplea defensas psiconeuróticas en un vano intento de defender su personalidad, no dan ninguna indicación de la extensión en que la tendencia esquizoide subyacente pueda haber quedado enmas­ carada por el éxito de tales defensas. Una vez que ha sido reconocida la predominancia de rasgos esencial­ mente esquizoides en casos en que los síntomas que se presentan son ostensiblemente psiconeuróticos, se hace posible en el curso del trata­ miento psicoanalítico detectar la presencia de rasgos similares en indi­ viduos que buscan ayuda analítica a causa de dificultades a las que es difícil adj udicar cualquier rótulo psicopatológico definido. Pueden ser

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incluidos en este grupo muchos de los que consultan al analista a causa de perturbaciones tales como inhibiciones sociales, incapacidad para concen­ trarse en el trabajo, problemas de carácter, tendencias sexuales perversas y dificultades psicosexuales, como impotencia y masturbación compulsiva. El grupo incluye también la mayoría de los que se quejan de síntomas aparentemente aislados (por ejemplo, temor a la locura o angustia exhi­ bicionista) o que manifiestan deseo de tratamiento analítico sobre bases aparentemente inadecuadas (por ejemplo, "porque siento que me haría bien", o "porque sería interesante"). Incluye igualmente a todos los que entran al consultorio con aire misterioso o perplej o, y que abren la con­ versación con una cita de Freud o con una observación como "en realidad no sé por qué he venido". Sobre la base de un estudio analítico de casos pertenecientes a las diferentes categorías que acabo de mencionar, se hace posible reconocer como esencialmente esquizoides fenómenos tales como completa desper­ sonalización y sensación de irrealidad, pero también perturbaciones re­ lativamente menores o transitorias del sentido de realidad, por ejemplo sensaciones de artificialidad (referidas a sí mismo o al ambiente), expe· riencias como la "sensación del vidrio", sensaciones de extrañeza ante personas o ambientes familiares, y sensaciones de familiaridad con lo extraño. Vinculada a la sensación de familiaridad con lo desconocido está la experiencia de déja vu, interesante fenómeno que igualmente debe ser considerado como involucrando un proceso esquizoide, Debe tomarse un enfoque similar de fenómenos disociativos tales como sonam­ bulismo, fuga, doble personalidad, y múltiple personalidad. En lo que respecta a manifestaciones de doble y múltiple personalidad, su carácter esencialmente esquizoide puede inferirse de un estudio cuidadoso de los numerosos casos descritos por Janet, William James, y Morton Prince. y aquí es oportuno señalar que muchos de los casos descritos por J anet como manifestación de fenómenos disociativos, sobre Ia base de los cua­ les formuló su clásico concepto de "Histeria", se comportaban sospecho­ samente como esquizofrénicos, hecho que yo interpreto en apoyo de la conclusión ya lograda sobre la base de mis propias observaciones, de que la personalidad del histérico contiene invariablemerlte un factor es­ quizoide en mayor o menor grado, por más profundamente que pueda estar sepultado. Cuando la connotación del término "esquizoide" se extiende de este modo gracias a la ampliación de nuestra concepción de los fenómenos esquizoides, la connotación del término sufre inevitablemente una ex­ tensión correspondiente; y se ve entonces que el grupo esquizoide resul­ tante se vuelve muy amplio. Se encuentra que, por ejemplo, incluye alto porcentaje de fanáticos, agitadores, criminales, revolucionarios, y otros elementos destructores de toda comunidad. Son también comunes las características esquizoides, aunque en forma menos pronunciada, entre miembros de las clases ilustradas. Así el desdén de los de clase alta por

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la burguesía y el desprecio del artista esotérico por el filisteo pueden ser considerados como manifestaciones menores de una naturaleza es­ quizoide. Debe notarse además que las ocupaciones intelectuales como tales, sean literarias, artísticas, científicas o de otro tipo, parecen ejercer atracción especial para individuos que poseen características esquizoides en uno u otro grado. En lo que respecta a empresas científicas, la atrac­ ción parecería depender de la actitud de desapego del individuo esqui­ zoide, no menos que de su sobrevaloración de los procesos de pensa­ miento, pues ambas características se prestan fácilmente a capitalizarse en el campo de la ciencia. Por supuesto que hace mucho que se ha reco­ nocido la atracción obsesiva por la ciencia, basada como está en la presencia de una necesidad compulsiva de ordenamiento cuidadoso y corrección meticulosa, pero la atracción esquizoide está menos definida y requiere por lo menos igual reconocimiento. Finalmente puede aven­ turarse la afirmación de que muchas figuras históricas sobresalientes se prestan a la interpretación de que eran o personalidades esquizoides o caracteres esquizoides; y realmente parecería que a menudo fueran éstos los que dejan sus huellas en la Historia. Entre las diversas características comunes al grupo aparentemente conglomerado de individuos que caen bajo la categoría esquizoide, tal como ha sido enfocada ahora, tres son lo bastante prominentes como para merecer la atención especial. Éstas son: 1) una actitud de omnipo­ tencia, 2) una actitud de aislamiento y desapego, y 3) una preocupa­ ción por la realidad interna. Sin embargo, es importante tener en cuenta que de ningún modo estas características están necesariamente manifies­ tas. Así la actitud de omnipotencia puede ser consciente o inconsciente, en cualquier grado. Puede también estar localizada dentro de ciertas esferas de actuación. Puede estar sobrecompensada y oculta bajo una actitud superficial de inferioridad o humildad, y puede ser consciente­ mente acariciada como un precioso secreto. En forma similar la actitud de aislamiento y desapego puede estar enmascarada por una fachada de sociabilidad o de adopción de papeles específicos; y puede estar acom­ pañada por considerable emotividad en ciertos contextos. En lo que respecta a la preocupación por la realidad interna, ésta es indudable­ mente la más importante de todas las características esquizoides; y no deja de estar presente cuando la realidad interna es sustituida por la realidad externa, identificada con la realidad externa o sobrepuesta a la realidad externa. No dejará de advertirse que el concepto de "Esquizoide" que surge de las consideraciones precedentes se corresponde en forma notable, particularmente en lo que respecta a su denotación, con el concepto de tipo "Introvertido" tal como fue formulado por Jung; y es significativo que en uno de sus primeros escritos (Collected Papers on. Analytical Psychology, 1917, pág. 347) Jung expresó la opinión de que la inci­ dencia de esquizofrenia (dementia praecox) se limitaba al tipo intro­

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vertido, indicando así que había reconocido una asociación entre el desarrollo de la introversión y el de la esquizoidia. La correspondencia entre el concepto de J ung de "introvertido" y el concepto de "esquizoi­ de" tal como es encarado ahora, no deja de tener interés en la medida en que provee confirmación de la existencia real del grupo descrito, particularmente ya 'que los dos conceptos fueron alcanzados por caminos completamente independientes. El reconocimiento de esto no implica, por supuesto, ninguna aceptación por mi parte de la teoría de lung de los tipos psicológicos fundamentales. En realidad., por el contrario, mi concepción del grupo esquizoide, está basada sobre una consideración, no de factores temperamentales, sino estrictamente psicopatológicos. Al mismo tiempo, puede parecer a algunos que, para el propósito de des­ cribir al grupo en cuestión, el término "introvertido" sería preferible al de "esquizoide" en vista de las asociaciones algo siniestras que se han enlazado con este último como resultado de su utilización original. Sin embargo, de los dos términos, el de "esquizoide" tiene la ventaja ines­ timable de que, a diferencia del término "introvertido", no es simple­ mente descriptivo, sino que es explicativo en sentido psicogenético. La crítica para la que debo ahora prepararme es que, según mi modo de pensar, todos sin excepción deben ser considerados como esqui­ zoides. En realidad estoy bastante preparado para aceptar esta crítica, pero sólo con una limitación muy importante, en ausencia de la cual mi concepto de "esquizoide" sería tan amplio que casi no tendría sen­ tido. La limitación que confiere sentido al concepto es que todo depende del nivel mental en que se lo considere. El fenómeno esquizoide funda­ mental es la presencia de disociaciones en el yo; y se necesitaría un hom­ bre audaz para proclamar que su yo está tan perfectamente integrado que es incapaz de revelar ninguna prueba de disociación en los nive­ les más profundos, o que tal prueba de disociaciones en el yo en nin­ guna circunstancia se manifestaría en niveles más superficiales, incluso en circunstancias de extremo sufrimiento, penalidades o privación (por ejem­ plo, en condiciones de grave enfermedad, o cuando se está en una exploración en el Ártico, o expuesto al peligro en un bote en medio del Pacífico, o a persecución inexorable, o a sujeción prolongada a los horrores de la guerra moderna). Aquí el factor más importante es la profundidad mental que es necesario sondear antes de que se revelen pruebas de disociación del yo. En mi opinión, de cualquier modo, cierto grado de disociación del yo está invariablemente presente en el nivel mental más profundo, o (para expresar 10 mismo en términos tomados de Melanie Klein) la posición básica de la psique es invariablemente una posición. esquizoide. Por supuesto que esto no sería cierto en el caso de una persona idealmente perfecta, cuyo desarrollo haya sido óp­ timo, pero no hay realmente nadie que goce de tal suerte. Es realmente difícil imaginar una persona con un yo tan unificado y estable en sus niveles más altos, que en ninguna circunstancia, sea cual fuere, apare­

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cería en la superficie en forma reconocible una prueba de disociación básica 2. Hay probablemente pocas personas "normales" que en ningún momento de su vida hayan experimentado un estarlo antinatural de calma y desapego ante alguna crisis seria, o una sensación transitoria de "mirarse a sí mismo" en alguna situación embarazosa o paralizadora, y probablemente la mayoría de la gente ha tenido alguna experiencia de esa extraña confusión de pasado y presente, o de fantasía y realidad, conocida como déja vu. Y estos fenómenos, me aventuro a sugerir, son esencialmente fenómenos esquizoides. Hay un fenómeno universal, empero, que prueba en forma bastante concluyente que todos sin excep­ ción somos esquizoides en los niveles más profundos: el sueño, ya que, como han mostrado las investigaciones de Freud, el soñador mismo está comúnmente representado en el sueño por dos o más figuras distintas. Aquí puedo decir que la concepción que yo mismo he adoptado ahora es que todas las figuras que aparecen en el sueño representan: o 1) alguna parte de la personalidad del paciente, o 2) un objeto con el que alguna par­ te de su personalidad tiene una relación, generalmente basado en la identificación, en la realidad interna. Sea como fuere, el hecho de que el soñador esté típicamente representado en el sueño por más de una figura no puede interpretarse de otro modo que, en el nivel de la con­ ciencia del sueño el yo del soñador está disociado. El sueño representa así un fenómeno esquizoide universal. El fenómeno universal del "su­ peryó", como lo describió Freud, debe interpretarse también como invo­ lucrando la presencia de una disociación en el yo; porque, en la medida en que "el superyó" es considerado como una estructura yoica capaz de diferenciarse del "yo" como tal, su existencia misma ipso lacto provee pruebas de que se ha establecido una posición esquizoide. El concepto de disociación del yo, del que extrae su significado el término esquizoide sólo puede ser considerado como concepto esclare­ cedor cuando se lo considera desde una perspectiva psicogenética. Es por consiguiente necesario considerar muy brevemente lo que está invo­ lucrado en el desarrollo del yo. La función del yo que' Freud más ha subrayado es su función adaptativa, la función que lleva a cabo al relacionar la actividad instintiva primaria con las condiciones prevale­ cientes en la realidad externa, y más especialmente con las condiciones sociales. Sin embargo, debe recordarse que el yo también realiza funcio­ nes integradoras, entre las cuales las más importantes son: 1) la inte­ gración de las percepciones de la realidad, y 2) la integración de la conducta. Otra función importante del yo es la discriminación entre la realidad interna y la externa. La disociación del yo tiene el efecto de comprometer el desarrollo progresivo de todas estas funciones, aun­ que, por supuesto, en grados y proporciones variadas. De acuerdo con esto, debemos reconocer la posibilidad de que el desarrollo resulte en 2 En este trabajo la palabra disociación traduce el término inglés splitting, [N. de la T.]

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todos los grados de integración del yo, y podemos concebir una escala teórica de integración tal, que una punta de la escala represente com­ pleta integración y la otra punta represente completo fracaso en la integración, con todos los grados intermedios. En tal escala los esquizo­ frénicos tendrían su lugar en el límite inferior, las personalidades es­ quizoides en un lugar más alto, los caracteres esquizoides en un lugar aún más alto, etc.; pero el lugar en el tope mismo de la escala, que re­ presentaría la integración perfecta y ausencia de disociación, debe ser considerado sólo como una posibilidad ideal. Si tenemos en la mente tal escala, debería ayudarnos a comprender cómo es posible para cualquier individuo manifestar algún rasgo esquizoide bajo condiciones suficien­ temente extremas, y cómo es que algunos individuos manifiestan pruebas de disociación del yo sólo en situaciones que implican readaptaciones tales como las que involucra la adolescencia, el casamiento, alistarse en el ejército durante la guerra; mientras que otros pueden manifestar tales pruebas incluso en las condiciones más ordinarias de la vida. Por su­ puesto que en la práctica real, la construcción de una escala tal como la que acaba de imaginarse implicaría dificultades casi insuperables, una de las cuales es la que surge de que bastantes manifestaciones esquizoides, como Freud en realidad señaló, son realmente defensas contra la disocia­ ción del yo. Pero si imaginamos una escala de esta clase, esto nos ayuda a apreciar la posición general con respecto a la disociación del yo. Aunque, en conformidad con las implicaciones del concepto clásico de Bleuler de "esquizofrenia", debemos considerar la disociación del yo como el fenómeno esquizoide más característico, los psicoanalistas se han ocupado siempre más (en realidad han limitado mucho su atención) de la orientación libidinosa implicada en la actitud esquizoide; y bajo la influencia de la teoría psicogenética de Abraham del desarrollo libidinoso, las manifestaciones clínicas de orden esquizoide han llegado a ser con­ sideradas como originándose en una fijación en la primera fase oral. Es presumiblemente durante la primera fase de la vida, y bajo la influencia de sus visicitudes sobre el bebé no desarrollado e inexperto, que empieza a ocurrir la disociación del yo; y así debe haber una asociación muy estrecha entre la disociación del yo y una actitud libidinosa de incorpo­ ración oral. En mi opinión, los problemas implicados en la disociación del yo merecen mucha más atención que la que hasta ahora han recibido; y cierta indicación de la importancia que adjudico a estos problemas puede deducirse de lo que hasta ahora se ha dicho. Sin embargo, en lo que sigue, me propongo considerar algunos de los desarrollos que parecen depender de, o estar poderosamente influidos por, una fijación en la primera fase oral, y que juegan así un papel prominente para determinar la pauta de la actitud esquizoide. El yo del bebé puede describirse ante todo como un "yo bucal"; y en tanto que este hecho ejerce una profunda influencia sobre el desa­ rrollo siguiente de todo individuo, su influencia es particularmente mar­

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cada en el caso de los que posteriormente manifiestan características esquizoides. En lo que respecta al bebé, la boca es el órgano principal de deseo, el principal instrumento de actividad, el principal medio de satisfacción y frustración, la principal vía de amor y odio, y, lo más importante de todo, el primer medio de contacto social íntimo. La primera relación social establecida por el individuo es la relación con la madre; y el centro de esta relación es la situación de succión, en la que el pecho de la madre es el punto central del objeto libidinoso, y la boca el punto central de la propia actitud libidinosa. De acuerdo con esto, el carácter de la relación así establecida ejerce una profunda influencia sobre las relaciones siguientes del individuo y sobre su si­ guiente actitud social en general. Cuando las circunstancias son tales que originan una fijación libidinosa en la temprana situación oral en cuestión, persiste en forma exagerada la actitud libidinosa apropiada a la primera fase oral y da lugar a efectos de gran alcance; y la naturaleza de estos efectos puede quizá ser considerada mejor a la luz de los aspectos principales que caracterizan la temprana actitud oral misma. Estos pue­ den resumirse como sigue: 1) Aunque la relación emocional involucrada es esencialmente una relación entre el niño y su madre como una persona, y aunque debe reconocerse que su objeto libidinoso es realmente su madre como un todo, sin embargo su interés libidinoso está esencialmente localizado en el pecho; y el resultado es que, en la proporción en que ocurran pertur­ baciones en la relación, el pecho mismo tiende a asumir el papel de objeto libidinoso, esto es, el objeto libidinoso tiende a asumir la forma de un órgano corporal u objeto parcial (en contraste con el de persona u objeto total). 2) La actitud libidinosa es esencialmente una actitud en la que predomina el aspecto .de tomar sobre el de dar. 3) La actitud libidinosa se caracteriza, no sólo por tomar, sino tam­ bién por incorporar e insernolizor, 4) La situación libidinosa es una situación que confiere tremenda significación a los estados de plenitud r vacío. Así, cuando el niño está hambriento, está, y presumiblemente se siente, vacío; y cuando ha sido alimentado hasta satisfacerse, está, y presumiblemente se siente, lleno. Por otra parte, el pecho de la madre, y presumiblemente desde el punto de vista del niño, la madre misma, está normalmente llena antes de la mamada y vacía después, condiciones maternas que el niño debe ser capaz de apreciar en función de su propia experiencia de estar Deno o vacío, En circunstancias de privación, el vacío llega a asumir para el niño un significado bastante especial. No sólo se siente él mismo vacío, sino que también interpreta la situación en el sentido de que ha vaciado a su madre, particularmente, ya que la privación tiene el efecto no sólo de intensificar su necesidad oral, sino también de impartirle una cualidad agresiva. La privación tiene el efecto adicional de aumentar

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el campo de su necesidad incorporativa, de modo que llega a incluir no simplemente los contenidos del pecho, sino también el pecho mismo, e incluso su madre como un todo. La ansiedad que experimenta ante la posibilidad de vaciar el pecho da así origen a -la ansiedad de destruir su objeto libidinoso: y el hecho de que habitualmente la madre lo deje después de la mamada debe tener el efecto de contribuir a esta impre­ sión. Consecuentemente su actitud libidinosa adquiere pa!a él la impli­ cación de que involucra la desaparición y destrucción de su objeto líbidi­ noso; una implicación que tiende a ser confirmada en un estado posterior cuando aprende que el alimento que es comido desaparece dei mundo externo, y que no puede al mismo tiempo "comerse la torta y tenerla" 3. Estos diversos aspectos de la actitud libidinosa que caracterizan la temprana fase oral se intensifican y perpetúan en la proporción en que ocurre una fijación a esta fase; y todos actúan como factores en la deter­ minación de la caracterología y sintomatología esquizoide. En lo que sigue se consideran algunos de los desarrollos a los que estos factores, a su turno, parecerían dar origen. 1. - LA TENDENCIA A LA ORIENTACIóN HACIA UN OBJETO PARCIAL (ÓRGANO CORPORAL)

Consideremos primero la influencia de este factor en la primera actitud oral. Su efecto es promover la tendencia esquizoide .a tratar a los otros no como personas con un valor intrínseco propio. Esta ten­ dencia puede ilustrarse con el caso de un hombre muy inteligente de tipo esquizoide, que vino a consultarme porque sentía que no podía hacer verdadero contacto emocional con su esposa, era indebidamente criticón con ella y se irritaba en ocasiones en las que hubiera sido más adecuada una manifestación de afecto. Luego de describir su egoísta actitud hacia su esposa, agregó que sus costumbres eran en general insociables, y que trataba a las otras personas más o menos como si fueran animales infe­ riores. De esta última observación no era difícil detectar una fuente de sus dificultades. Se recordará que los animales generalmente figuran en los sueños como símbolos de órganos corporales; y esto sólo sirve para confirmar que su actitud hacia su mujer, tanto como hacia otras personas, era una actitud hacia un objeto parcial, y no hacia una persona. Una actitud similar se reveló en un paciente francamente esquizofrénico, que describió su actitud hacia la gente con la que se encontraba, como la de un antropólogo entre una tribu de salvajes. Algo análoga era la actitud ma­ nifestada por un soldado cuya historia mostraba que siempre había sido una personalidad esquizoide, y que pasó a un estado esquizoide agudo durante el curso del servicio militar en tiempo de guerra. Su madre había muerto en su temprana infancia; y sólo podía recordar a su padre. Ha­ 3 Expresión idiomática inglesa similar a "tener la chancha y los veinte" en la Argentina pero más gráfica por su connotación oral. [N. de la r.]

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bía dej ado su hogar poco después de terminar la escuela; y nunca se había comunicado con su padre desde entonces. En realidad no sabía si su padre estaba vivo o muerto. Durante años vivió una vida errante e inestable, pero eventualmente se le ocurrió que le haría bien asentarse y casarse. Consecuentemente, hizo esto. Cuando le pregunté si había sido feliz en su matrimonio, apareció en su rostro una expresión de sorpresa, seguida de una sonrisa bastante desdeñosa: "Para eso me casé", replicó en tono de superioridad, como si eso proporcionara una respuesta sufi­ ciente. En tanto que, por supuesto, esta réplica provee un ejemplo del fracaso esquizoide para discriminar adecuadamente entre la realidad in­ terna y la externa, sirve también para ilustrar la tendencia de los que tienen características esquizoides al tratar a los objetos libidinosos como medios para satisfacer sus propias necesidades, más que como personas que poseen un valor intrínseco; y ésta es una tendencia que brota de una orientación oral temprana hacia el pecho corno objeto parcial. Aquí puede señalarse que la orientación hacia objetos parciales en individuos que manifiestan rasgos esquizoides, es en gran medida un fenómeno regresivo determinado por una relación emocional insatisfac­ toria con los padres, y en particular con la madre, en un estadio de la infancia siguiente a la temprana fase oral en la que se origina esta orientación. El tipo de madre especialmente apta para provocar esta re­ gresión es la madre que fracasa en convencer a su hijo por medio de expresiones espontáneas y sinceras de afecto, de que lo quiere como persona. Tanto las madres posesivas como las indiferentes caen dentro de esta categoría. La peor de todas es quizá la madre que produce la impresión tanto de dominación como de indiferencia: por ejemplo, la madre devota que está determinada a toda costa a no echar a perder a su único hijo. El fracaso por parte de la madre en convencer a su hijo de que realmente lo ama como persona, hace difícil para él sostener una relación emocional con ella sobre una base personal, y el resultado es que, para simplificar la situación, tiende regresivamente a restaurar la relación en su forma anterior y más simple, y a revivir su relación con el pecho de la madre como objeto parcial. Una regresión de este tipo puede ser ilustrada por el caso de un adolescente esquizofrénico que, en tanto que evidenciaba el más amargo antagonismo hacia su madre real, soñaba con yacer en la cama en una habitación de cuyo cielo raso manara leche; siendo la habitación en cuestión una que había en su hogar y que quedaba justo debajo del dormitorio de su madre. Este tipo de proceso regresivo puede ser quizá mejor descrito como [Iesper­ sotuilizacioti del Objeto; y está típicamente acompañado por una regre­ sión en la cualidad de la relación deseada. Aquí otra vez el movimiento regresivo va en interés de una simplificación de las relaciones; y toma la forma de una sustitución de contactos afectivos por corporales. Puede quizá ser descrita como una Des-afectivizacíón de la relación objetal.

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2. - PREDOMINIO DEL TOMAR SOBRE EL DAR EN LA ACTITUD LIBIDINOSA

En conformidad con la predominancia del tomar sobre el dar en la temprana actitud oral, los individuos con tendencia esquizoide experi­ mentan considerable dificultad ante dar en el sentido emocional. En conexión con esto es interesante recordar que, si la tendencia incorpo­ rativa oral es la más fundamental de todas las tendencias, las próximas en importancia para el organismo son las actividades excretorias (defe­ cación y micción). El fin biológico de las actividades excretorias es, por supuesto, la eliminación de sustancias inútiles y nocivas para el cuerpo; pero aunque en conformidad con su fin biológico, el niño pronto apren­ de a considerarlas como el medio clásico de tratar a los objetos libidi­ nosos malos, su primera significación psicológica parecería ser el de actividades creativas. Representan las primeras actividades creativas del individuo, y su producto. son sus primeras creaciones; los primeros con­ tenidos internos que externaliza, las primeras cosas que le pertenecen y que da. En este aspecto las actividades excretorias contrastan con la actividad oral, que esencialmente implica la actitud de recibir. Este contraste particular entre los dos grupos de actividad libidinosa no debe ser tomado como que excluye la coexistencia de otro contraste entre ellos, en un sentido opuesto, porque hay, por supuesto, también un aspecto en el que la actitud incorporativa oral hacia un objeto implica valora­ ción del objeto, en tanto que la actitud excretoria hacia un objeto implica su desvalorización y rechazo. Pero lo que es significativo para el propósito inmediato es que, en un nivel mental profundo, tomar es emocionalmente equivalente a acumular contenidos corporales, y dar es emocionalmente equivalente a perder contenidos corporales. Es ade­ más significativo que, en un nivel mental profundo, hay una equivalen­ cia emocional entre los contenidos mentales y corporales, con el resul­ tado de que la actitud del individuo hacia estos últimos tiende a refle­ jarse en su actitud hacia los primeros. En el caso del individuo con una tendencia esquizoide, de acuerdo con esto, hay una sobrevaloración de los contenidos mentales correspondientes a la sobrevaloración de los contenidos corporales implicada en la actitud incorporativa oral de la temprana infancia. Esta sobrevaloración de los contenidos. mentales se muestra, por ejemplo, en la dificultad que experimenta el individuo. con una tendencia esquizoide, para expresar emoción en un contexto social. Para este individuo, el elemento de dar que está involucrado en la expresión de afecto hacia otros tiene la significación de perder con­ tenidos, y es por esta razón que tan a menudo encuentra agotadores los contactos sociales. Así, si está mucho en compañía de otros, está dis­ puesto a sentir que "ha perdido su valor", y que requiere un período de quietud y soledad después para que el almacén interno de emociones tenga oportunidad de volver a llenarse. Así uno de mis pacientes se sentía incapaz de hacer citas con la que esperaba que llegaría a ser su

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novia en días consecutivos sobre la base de que, cuando la encontraba demasiado a menudo, sentía empobrecida su personalidad. En los casos en que la tendencia esquizoide es marcada, la defensa contra la pérdida emocional da lugar a represión del afecto y una actitud de desapego que lleva a los otros a verlos como distantes; y en casos más extremos, incluso como inhumanos. Tales individuos son comúnmente descritos como "personalidades cerradas"; y en vista de la extensión en que guardan encerrados sus contenidos emocionales, la descripción es singularmente adecuada. La angustia por la pérdida emocional a veces se manifiesta en formas curiosas. Tómese, por ejemplo, el caso de un joven que bus­ caba analizarse, en el que detecté en la primera consulta aquel aire vagamente misterioso que he llegado a considerar patognómico de una tendencia esquizoide subyacente, y que tan a menudo está acompañado de incapacidad para describir ningún síntoma concreto. Este paciente era un estudiante universitario; y en su caso el problema obj etivo con­ sistía en fracaso repetido para pasar los exámenes. Los exámenes orales presentaban para él una dificultad especial, y un rasgo notable de esta dificultad era que, incluso cuando realmente sabía la respuesta correcta a una pregunta, generalmente era incapaz de darla. Será obvio, por su­ puesto, que estaban involucrados problemas en su relación con su padre; pero la forma que asumió esta dificultad particular extraía su significación del hecho de que, en lo que a él se refería, dar la respuesta correcta re­ presentaba dar al examinador algo que él sólo había adquirido (o sea, internalizado) con dificultad, y así separarse de algo demasiado precioso como para perderlo. En un intento de superar las dificultades implicadas para ellos en el dar emocional, los individuos con propensión esquizoide se procuran diversas técnicas de las que aquí pueden mencionarse dos. Son: a) la técnica de representar roles, y b) la técnica del exhibicionismo. a)

La técnica de representar roles

Al representar un rolo actuar un papel adoptado, el individuo esqui­ zoide es a menudo capaz de expresar bastante sentimiento y hacer lo que parecen contactos emocionales bastante notables; pero al hacerlo, en reali­ dad no está dando nada ni perdiendo nada, porque ya que como sólo está representando un papel, su propia personalidad no está involucrada. Secretamente no reconoce como propio el papel que está representando, y así busca preservar su propia personalidad intacta e inmune a todo com­ promiso. Debe agregarse, empero, que en tanto que en algunos casos se representan papeles bastante conscientemente, en otros casos el individuo está bastante inconsciente del hecho de que está representando un papel, y sólo llega a darse cuenta de esto en el curso del tratamiento analítico. La representación consciente de un rol puede ilustrarse con el caso de un joven marcadamente esquizoide que entró a mi consultorio para la primera entre­ vista con una cita de Freud en sus labios. Buscaba así desde el principio establecerse ante mis ojos como un devoto del psicoanálisis, pero mi sos­

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pecha inmediata de que sólo estaba representando un papel quedó plena­ mente confirmada en cuanto comenzó el tratamiento analítico. El rol adop­ tado era en realidad una defensa contra un verdadero contacto emocional conmigo, y contra un dar emocional verdadero. b) La técnica exhibicionista Las tendencias exhibicionistas juegan siempre un papel prominente en la mentalidad esquizoide, y, por supuesto, están estrechamente rela­ cionadas con la tendencia a adoptar roles. Pueden ser en gran medida inconscientes, y a menudo están enmascaradas por la angustia. Pero inclu­ so así emergen bastante claramente en el curso del tratamiento analítico; y la atracción de las actividades literarias y artísticas para los individuos con disposición esquizoide se debe en parte al hecho de que estas activi­ dades proveen medios exhibicionistas de expresión sin implicar contacto social directo. La significación de la utilización del exhibicionismo como defensa yace en el hecho de que representa una técnica para dar sin dar, por medio de la sustitución de "dar" por "mostrar". Pero este recurso para intentar resolver el problema de dar sin perder, no deja de tener sus dificultades concomitantes, porque la ansiedad originalmente conec­ tada con el acto de dar está predispuesta a ser transferida al acto de mos­ trar, con el resultado de que "mostrar" asume el carácter de "mostrarse". Cuando esto sucede, las situaciones exhibicionistas pueden tornarse extre­ madamente dolorosas, y "ser visto" puede entonces dar lugar a aguda auto-observación. La conexión entre dar y mostrar puede ilustrarse por la reacción de una paciente soltera con un componente esquizoide en su personalidad, luego de leer en un periódico por la mañana, en 1940, que una bomba alemana había caído en la vecindad de mi casa durante la noche. Era claro para ella, por lo que decía el períodico, que la bomba había caído a suficiente distancia de mi casa como para estar segura de que yo estaría a salvo; y se sintió muy agradecida por esto. Pero su reserva emocional era tal que no podía obligarse a sí misma a dar ex­ presión directa de sentimientos sobre mí que, sin embargo, ella quería expresar. Lo que hizo, en un intento de bordear la dificultad, fue darme en la sesión siguiente un papel en el que había escrito, con considerable esfuerzo, cierta información sobre ella misma. Así, me dio realmente algo, pero lo que me dio fue una visión de ella, por así decirlo, reflej ada en papel. En realidad, en esta oportunidad se registró cierto progreso desde la actitud de mostrar hacia la actitud de dar; porque después de todo, en forma indirecta me dio realmente contenidos mentales, a los que atribuía gran valor narcisístico, y de los que le resultaba un esfuerzo desprenderse. También se advirtió cierto progreso desde una evaluación narcisística de sus propios contenidos mentales hacia la valoración de mí como objeto externo y como persona. A la luz de este incidente no es sorprendente que el análisis haya revelado en este caso un tremendo con­ flicto para desprenderse de contenidos corporales.

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3. - EL FACTOR INCORPORATIVO EN LA ACTITUD LIBIDINOSA

La actitud oral temprana es una actitud caracterizada, no sólo por tomar, sino también por incorporar o internalizar. El reestablecimiento regresivo de la actitud oral temprana parecería ser rápidamente provo­ cado por una situación de frustración emocional en la que el niño llega a sentir: a) que la madre no lo quiere realmente por él mismo como persona, y b) que su propio amor por su madre no es realmente valo­ rado y aceptado por ella. Esta es una situación muy traumática que da lugar a una situación consiguiente caracterizada por: a) El niño llega a considerar a su madre como un objeto malo en la medida en que no parece amarlo. b) El niño llega a considerar las expresiones exteriores de su propio amor como malas, con el resultado de que, en un intento de mantener su amor tan bueno como es posible, tiende a retenerlo dentro de sí. e) El niño llega a sentir que las relaciones de amor con objetos externos en general son malas, o por lo menos arriesgadas. El resultado neto es que el niño tiende a transferir sus relaciones con sus objetos al reino de la realidad interna. Este es un reino en el que su madre y el pecho ya han sido instalados como objetos internali­ zados, bajo la influencia de situaciones de frustración durante la tem­ prana fase oral; y bajo la influencia de situaciones de frustración si­ guientes, la internalización de los objetos es luego utilizada como técnica defensiva. Este proceso de internalización no está promovido, sino insti­ gado, por la naturaleza misma de la actitud oral, ya que el fin inherente al impulso oral es la incorporación. La incorporación en cuestión es por supuesto originalmente incorporación física, pero debemos creer que el estado emocional que acompaña los impulsos incorporativos tiene en sí mismo una coloración incorporativa. De ahí que cuando ocurre una fija­ ción a la fase oral temprana, la actitud incorporativa se entrelaza inevita­ blemente en la estructura del yo. En el caso de individuos con un com­ ponente esquizoide en su personalidad, de acuerdo con esto, hay una gran tendencia a que el mundo externo extraiga su sentido demasiado exclusivamente del mundo interno. En verdaderos esquizofrénicos esta tendencia puede llegar a ser tan fuerte que la distinción entre realidad interna y externa está muy oscurecida. Aparte de esos casos extremos, sin embargo, hay una tendencia general por parte de individuos con un componente esquizoide a acumular sus valores en el mundo interno. No sólo sus objetos tienden a pertenecer al mundo interno más que al ex­ terno, sino que tienden a identificarse a sí mismos demasiado intensa­ mente con sus objetos internos. Este hecho contribuye esencialmente a la dificultad que experimentan para dar afectivamente. En el caso de sujetos cuyas relaciones objetales están predominantemente en el mundo externo, dar tiene el efecto de crear y fortificar valores, y de promover

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el respeto por sí mismos; pero en el caso de individuos cuyas relaciones objetales están predominantemente en el mundo interno, dar tiene el efecto de desvalorizar valores, y de disminuir el respeto por sí mismos. Cuando estos sujetos dan, tienden a sentirse empobrecidos, porque cuan­ do dan, dan a expensas de su mundo interno. En lo que respecta a una mujer de este tipo, esta tendencia puede conducir a tremenda ansiedad so­ bre el parto, porque para ella el parto significa no tanto ganar un hijo, como perder contenidos con el vacío resultante. He tenido pacientes mu­ jeres de este tipo, en cuyo caso el profundo rechazo a separarse de sus contenidos originó un parto extremadamente dificultoso. En estos casos, por supuesto, se trata realmente de separarse de contenidos corporales, pero un fenómeno análogo dentro de una esfera más mental puede ilus­ trarse con el caso de un artista que, luego de terminar un cuadro, sentía no que había creado o ganado algo como resultado, sino que había per­ dido su propio valor. Este fenómeno explica ampliamente los períodos de esterilidad y descontento que siguen a los períodos de actividad creati­ va en el caso de ciertos artistas, y que explicaron el caso del artista al que me refería. Para mitigar la sensación de empobrecimiento que sigue al dar y crear, el individuo con un componente esquizoide emplea a menudo una interesante defensa. Adopta la actitud de que lo que ha dado o creado no tiene valor. Así el artista cuyo caso acabo de citar perdía todo interés por sus cuadros una vez que los había pintado, y trataba típicamente a sus cuadros terminados como simples mercancías o los abandonaba en un rincón del estudio. En la misma forma, las mujeres de mentalidad simi­ lar a veces pierden todo interés por sus hijos luego de que éstos han nacido. Por otra parte, una forma de defensa completamente opuesta contra la pérdida de contenidos puede ser adoptada por individuos con rasgos esquizoides, ya que pueden intentar preservarse a sí mismos con­ tra la sensación de pérdida tratando lo que han producido como si aún formara parte de sus propios contenidos. Así, lejos de ser indiferente a su hijo luego de que éste ha nacido, una madre puede seguir considerán­ dolo como a sus propios contenidos y sobrevalorarlo por esto. Estas ma­ dres son indebidamente dominadoras con sus hijos e incapaces de adjudi­ carles el status de personas separadas, con penosas consecuencias para los desafortunados niños. En forma similar, aunque con resultados menos penosos, un artista puede defenderse de la sensación de perder sus con­ tenidos, persistiendo en considerar sus cuadros como su propia posesión, en un sentido no realista, incluso luego de que han sido adquirido.. por otros. En conexión con esto podemos referirnos otra vez a esa forma de defensa que consiste en una sustitución de mostrar por dar. El artista "muestra" o exhibe sus cuadros, por supuesto, al hacerlo se revela a sí mismo indirectamente. En forma similar, el autor se revela a sí mismo al mundo, a la distancia, por intermedio de sus libros. Las diversas artes proporcionan así canales muy favorables para la expresión de individuos

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con una tendencia esquizoide. Por medio de la actividad artística pueden tanto sustituir dar por mostrar, y al mismo tiempo, producir algo que aún pueden considerar como parte de sí mismos, incluso después que ha pasado del mundo interno al externo. Otra manifestación importante de la ocupación por el mundo interno es una tendencia a la intelectualizacián ; y éste es un rasgo esquizoide muy característico. Constituye una técnica defensiva extremadamente po­ derosa; y esta sobrevaluación del pensamiento está relacionada con la dificultad que experimentan los individuos con tendencia esquizoide para establecer contactos emocionales con otras personas. Debido a la ocupa­ ción con el mundo interno y la represión del afecto que le sigue. tiene dificultad para expresar con naturalidad sus sentimientos hacia otros. v para actuar natural y espontáneamente en sus relaciones con ellos. Esto los lleva a hacer un esfuerzo para elaborar intelectualmente sus problemas emocionales en el mundo interno. Parecería que, en lo que respecta a la intención consciente, ~ us intentos para resolver intelectualmente sus problemas emocionales tienen en primer lugar el propósito de preparar el camino para una conuucta auaptativa en relación con los objetos exter­ nos. Pero como los conflictos emocionales que surgen de fuentes profun­ das en el inconsciente desafían esta solución, tienden cada vez más a sustituir con soluciones intelectuales de sus problemas emocionales, los intentos de lograr una solución práctica de ellos. dentro de la esfera afectiva de sus relaciones con los otros en el mundo externo. Esta ten­ dencia esta, por supuesto, fuertemente reforzada por la catexia libidinosa de los objetos internalizados. La búsqueda de soluciones intelectuales para lo que son propiamente problemas emocionales da lugar así a dos impor­ tantes desarrollos: 1) los procesos de pensamiento se tornan altamente Iibidinizados ; y el mundo del pensamiento tiende a convertirse en la esfe­ ra predominante de actividad creativa y autoexpresión ; y 2) las ideas tienden a sustituir a los sentimientos, y JOS valores intelectuales a los afec­ tivos. iSn lo que respecta a verdaderos esquizofrénicos, la sustitución de sen­ timientos por ideas es llevada a grados extremos. Cuando, en tales casos, los sentimientos llegan a imponerse, generalmente no están bastante en conformidad con el contenido ideativo, y son inadecuados a la situación; o alternativamente, como en el caso de la catatonia, la expresión emocional asume la forma de estallidos súbitos y violentos. La adopción del término "esquizofrenia" se basó, por supuesto, en primer lugar, en la observación de este divorcio entre el pensamiento y el sentimiento, sugestivo como es de una disociación dentro de la mente. Pero ahora debe reconocerse que la disociación en cuestión es fundamentalmente una disociación en el yo. Lo que se manifiesta en la superficie como un divorcio entre el pensamiento y el sentimiento debe por consiguiente ser interpretado como el reflejo de Urnl disociación entre: 1) una parte más superficial del yo que representa sus niveles superiores y que incluye la conciencia, y 2) una parte más

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profunda del yo que representa sus niveles inferiores y que incluye los elementos que están más altamente dotados de libido y que por eso son la fuente del afecto. Para el enfoque psicoanalítico dinámico, esta disocia­ ción sólo puede ser explicada en función de la represión; y sobre esta suposición, sólo podemos deducir que la parte más profunda y más libio dinal del yo es reprimida por la parte más superficial del yo, en la que los procesos de pensamiento están más desarrollados. En el caso de individuos en los que los rasgos esquizoides están pre· sentes en menor grado, el divorcio entre pensamiento y sentimiento es por supuesto menos marcado. Sin embargo, hay una tendencia característica no sólo a sustituir los valores emocionales por los intelectuales, sino tamo bién a una alta libidinización de los procesos de pensamiento. Estos individuos están a menudo más inclinados a construir sístemas intelectuales de tipo elaborado que a desarrollar relaciones emocionales con los otros sobre una base humana. Hay además una tendencia de su parte a con­ vertir en obj etos libidinosos a los sistemas que han creado. "Estar enamo­ rado del amor" parece un fenómeno de esta naturaleza; y los enamora­ mientos esquizoides a menudo tienen un elemento de este tipo. Los enamoramientos de esta clase pueden conducir a consecuencias bastante displacenteras para el objeto de amor ostensible; pero cuando encontramos una personalidad realmente esquizoide enamorada de alguna filosofía polí­ tica extremista, las consecuencias se hacen más graves, porque entonces la tasa de víctimas puede sumar millones. Una personalidad de este tipo, cuando está enamorada de un sistema intelectual que interpreta con rigidez y universalmente, tiene toda la estructura del fanático, que en verdad es lo que realmente es. Cuando además tal fanático tiene a su vez la incli­ nación y la capacidad para dar un paso e imponer despiadamente su sistema a los otros, la situación puede tornarse catastrófica, aunque a veces puede reconocerse que es potente tanto para el bien como para el mal. Sin embargo, no todos los que están enamorados de un sistema intelectual tienen el deseo o la capacidad de imponer de este modo su sistema en el mundo externo. En realidad es mucho más frecuente que se mantengan aparte, por lo menos en cierta medida, de la vida del mundo cotidiano, y que miren desde sus refugios intelectuales a la humanidad común con una actitud de superioridad (la actitud adoptada, por ejemplo, por miem­ bros de las clases altas hacia la burguesía). En este punto es conveniente llamar la atención hacia el hecho de que, en lo que respecta a sujetos con una tendencia esquizoide, está siempre presente en algún grado, la sensación interna de superioridad, in­ cluso cuando, como es frecuente, sea ampliamente inconsciente. Es bastante común que haya que superar considerables resistencias antes de que en el curso del tratamiento analítico se revele su presencia, y una resistencia aún más formidable se encuentra cuando se hacen esfuerzos para analizar las fuentes de las que brotan. Cuando se descubren sus fuentes, empero, se encuentra que esta sensación de superioridad está basada en: 1) una se·

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creta sobrevaloración general de los contenidos personales, tanto mentales como físicos; y 2) una inflación narcisística del yo que surge de la po­ sesión secreta de, y de considerable identificación con, objetos libidinosos internalizados (por ejemplo, el pecho materno y el pene paterno). Aquí sería difícil exagerar la importancia del elemento de secreto, Es esto lo que explica el aire de secreto y misterio que con tanta frecuencia desplie­ gan los individuos marcadamente esquizoides; pero incluso en el caso de aquellos en los que el componente esquizoide juega un papel relativamente menor, sigue siendo un factor importante en la situación inconsciente. La necesidad interna de secreto, está por supuesto determinada en parte por la culpa por la posesión de objetos internalizados, que son en cierto sentido "robados"; pero también, y en no poca medida, está determinada por el miedo a la pérdida de los objetos internalizados que parecen infi­ nitamente preciosos (incluso tan preciosos como la vida misma) y cuya internalización es una medida de su importancia y del grado de depen­ dencia de ellos. La posesión secreta de esos objetos internalizados tiene el efecto de llevar al individuo a sentir que es "diferente" de los otros, si no, es que como sucede a menudo, se siente realmente excepcional o único. Cuando se investiga esta sensación de ser diferente de los otros, sin em­ bargo, se encuentra que está estrechamente asociada con una sensación de ser "el que está demás"; y en los individuos en que está presente aparecen a menudo sueños con el tema de ser dejado fuera. A menudo se encuentra que ese sujeto ha sido el hijo que, aunque aparentemente en su casa era el nene de mamá, era todo menos un varón para los otros varones del colegio, y que dedicaba a la realización personal en el estudio toda la energía que los niños más comunes dedican a la participación en los juegos escolares. A veces, es cierto, puede buscarse la realización personal en el campo del deporte. Pero incluso cuando es así, generalmente hay pruebas de que ha habido dificultad en las relaciones afectivas con el grupo; y en cualquier caso, sigue siendo cierto que es hacia las reali­ zaciones en la esfera intelectual que se dirigen más comúnmente los in­ tentos para evitar esas dificultades. Aquí ya podemos detectar pruebas de la actuación de la defensa intelectual; y es llamativo cuán a menudo la historia previa de un verdadero esquizofrénico revela que él (o ella) fue considerado como un alumno prometedor durante por lo menos alguna parte de su carrera escolar. Si indagamos más aún en las fuentes de esa sensación de ser diferente de los otros que caracteriza a los individuos con un elemento esquizoide en su personalidad, encontramos pruebas de lo siguiente, entre otros rasgos: 1) que en su vida temprana lograron la creencia, sea a través de aparente indiferencia o aparente dominación por parte de la madre, de que ella no los quería y valoraba realmente como personas con derechos propios; 2) que influidos por la resul­ tante sensación de privación e inferioridad, quedaron profundamente fija­ dos a su madre; 3) que la actitud libidinosa que acompañaba a esta fija­ ción no sólo estaba caracterizada por extrema dependencia, sino también

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convertida en altamente autoconservadora y narcisista por la angustia ante una situación que se presentaba portadora de una amenaza para el yo; 4) que a través de la regresión a la actitud de la temprana fase oral, no sólo se intensificó la catexia libidinosa de un "pecho-madre" ya internali­ zado, sino que también el proceso de internalización misma se extendió demasiado a relaciones con otros objetos; y 5) que resultó una sobrevalo­ ración general del mundo interno a expensas del externo. 4. - VACIAMIENTO DEL OBJETO COMO UNA IMPLICACIÓN DE LA ACTITUD LIBIDINOSA

El vaciamiento del objeto es una implicación del carácter incorpora­ tivo de la temprana actitud oral; y cuando antes se llamó la atención hacia este rasgo (pág. 26) se dio cierta explicación de sus consecuencias psicológicas en el niño. Así se señaló cómo, en circunstancias de privación, la angustia que surge en la mente del niño por su propia vaciedad origina angustia porque la vaciedad pueda afectar al pecho de la madre. Se señaló también cómo llega ,a interpretar cualquier aparente o real vacie­ dad del pecho de la madre como debida a sus propios intentos de in­ corporación, y así llega a albergar angustia por ser responsable de la desaparición y destrucción, no simplemente del pecho de la madre, sino de la madre misma; angustia considerablemente incrementada por el efec­ to de la privación, que imparte una tonalidad agresiva a su necesidad libidinosa. Esta angustia encuentra una expresión clásica en el cuento de Caperucita Roja. Como se recordará, en la historia la niñita encuentra, horrorizada, que la abuela que ama ha desaparecido, y que está sola con su propia necesidad de incorporación en la forma del lobo devorador. La tragedia de Caperucita Roja es la tragedia del niño en la temprana fase oral. Por supuesto, el cuento de hadas tiene un final feliz, como tienen los cuentos de hadas. Y por supuesto, el bebé descubre. que la madre, a la que teme haber comido, eventualmente reaparece otra vez. Sin em­ bargo, a los niños en su infancia, aunque no les falta inteligencia, les falta, empero, la experiencia organizada, de la que de otro modo podrían extraer el reaseguramiento contra su angustia. A su debido tiempo ad­ quieren suficientes conocimientos conscientes como para darse cuenta de que en realidad la madre no desaparece a consecuencia de la aparente destructividad de sus necesidades de incorporación, y se reprime la ex­ periencia entera de la situación traumática que surgía de la privación durante la fase oral temprana. Al mismo tiempo, la angustia ligada a esta situación persiste en el inconsciente, lista para ser reactivada por cual­ quier experiencia siguiente de tipo análogo. En presencia de una mar­ cada fijación a la temprana fase oral, la situación traumática está parti­ cularmente predispuesta a reactivarse si el niño llega a sentir después que no es realmente amado y valorado como persona por la madre, y que ella realmente no aprecia ni acepta su amor como bueno.

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Es importante tener en cuenta la distinción entre la situación que surge en la fase oral temprana y la que surge durante la fase posterior, cuando emerge la tendencia a morder y toma su lugar j unto a la de suc­ cionar. En el estadio oral posterior aparece una diferenciación entre el amor oral, asociado con succionar, y el odio oral, asociado con morder; y el desarrollo de la ambivalencia es una consecuencia de esto. La tem­ prana fase oral es preambivalente, y esto es especialmente importante a la luz del hecho de que la conducta oral del niño durante esta fase pre· ambivalente representa la primera forma de expresar amor del individuo. La relación oral del niño con la madre en la situación de succión repre­ senta su primera experiencia de relación amorosa, y es por consiguiente el fundamento sobre el que se basan todas sus futuras relaciones con obje­ tos de amor. Representa también su primera experiencia de una relación social, y por consiguiente forma la base de su actitud siguiente hacia la sociedad. Teniendo en cuenta estas consideraciones, volvamos a la si­ tuación que surge cuando el niño fijado a la fase oral temprana llega a sentir que su madre no lo ama ni valora realmente como persona. Lo que sucede en estas circunstancias es que la situación traumática original de la fase oral temprana se reactiva y reinstala emocionalmente; y el niño siente entonces que el motivo de la aparente falta de amor de su madre hacia él, es que ha destruido su afecto y lo ha hecho desaparecer. Al mismo tiempo siente que el motivo de su aparente rechazo en aceptar su amor es que su propio amor es malo y destructivo. Esta es, por su­ puesto, una situación infinitamente más intolerable que la situación com­ parable que surge en el caso del niño fijado a la fase oral posterior. En este último caso, el- niño, esencialmente ambivalente, interpreta la situa­ ción en el sentido de que es su odio, y no su amor, lo que ha destruido el afecto de su madre. Es entonces en su odio donde le parece que reside su maldad; y así su amor puede permanecer bueno ante sus ojos. Esta es la posición que parecería subyacer a la psicosis maníaco-depresiva, y constituir la posición depresiva. En contraste, la posición subyacente a los desarrollos esquizoides parecería surgir en la temprana fase oral pre­ ambivalente, posición en la que el sujeto siente que su amor es malo por­ que parece destructivo hacia sus objetos libidinosos; y esto puede ser adecuadamente descrito como la posición esquizoide. Representa una si­ tuación esencialmente trágica; y provee el tema de muchas de las grandes tragedias de la literatura, tanto como un tema favorito de la poesía (como en el caso de los poemas Lucy de Wordsworth). No debe extrañar entono ces que individuos con considerable tendencia esquizoide experimenten tantas dificultades para mostrar amor; porque siempre tienen la profunda ansiedad expresada por Osear Wilde en La balada de la cárcel de Reading cuando escribió: "Todo hombre mata lo que ama". Tampoco es de ex­ trañar que experimenten dificultad en el dar emocional; porque nunca pueden escapar enteramente al temor de que sus regalos sean mortíferos, como los de un Borgia. De ahí la observación de uno de mis pacientes,

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que luego de traerme algunas frutas como regalo, empezó la sesión del día siguiente con la pregunta: "¿Ha sido usted envenenado?" Estamos ahora en situación de apreciar que el individuo con una tendencia esquizoide tiene otro motivo para guardar su amor dentro de sí, además del que surge de la sensación de que es demasiado precioso como para separarse de él. También mantiene encerrado su amor porque siente que es demasiado peligroso como para descargarlo en sus objetos. Así no sólo guarda su amor en una caja fuerte, sino que hasta lo guarda en una prisión. Pero la cuestión no termina ahí. Como siente que su propio amor es malo, está dispuesto a interpretar el amor de los otros en términos similares. Esta interpretación no implica necesariamente pro­ yección por su parte, pero por supuesto está siempre predispuesto a recu­ rrir a esta técnica defensiva. Queda ilustrada, por ejemplo, en el cuento de Caperucita Roja, al que ya nos hemos referido, porque aunque, como hemos visto, el lobo representa su propio amor incorporativo oral, la historia nos dice también que el lobo toma el lugar de la abuela en la cama, lo que significa, por supuesto, que atribuye su propia actitud incorporativa a su objeto libidinoso, que parece entonces convertirse en un lobo devorador. Así resulta que el individuo con características esqui­ zoides está predispuesto a sentirse impulsado a erigir defensas, no sólo contra su amor por los otros, sino también contra el amor de ellos hacia él, y fue a causa de esto que una joven bastante esquizoide, paciente mía, solía decirme a veces: "Haga usted lo que hiciere, nunca debe quererme". Cuando, acorde con esto, el individuo con tendencia esquizoide renuncia a contactos sociales, es ante todo porque siente que no debe amar ni ser amado. Pero no siempre se contenta con un mero distanciamiento pasi­ vo. Por el contrario, a menudo toma medidas activas para alej ar de él a sus obj etos. Para este propósito tiene a mano un instrumento dentro de él mismo en la forma de su propia agresión diferenciada. Moviliza los recursos de su odio, y dirige su agresión contra los otros, y particular­ mente contra sus objetos libidinosos. Así, puede pelearse con la gente, ser censurable, rudo. Al hacerlo, no sólo sustituye amor por odio en sus relaciones con sus objetos, sino también que los induce a odiarlo en vez de amarlo; y hace todo esto para mantener a distancia a sus objetos libidinosos. Como los trovadores (y quizás también los dictadores) sólo puede permitirse amar y ser amado desde lejos. Esta es la segunda gran tragedia a la que están expuestos los individuos con tendencia esquizoide. La primera es, como hemos visto, que siente que su amor es destructivo para los que ama. La segunda surge cuando está sujeto a una cornpul­ sión a odiar y ser odiado, en tanto que todo el tiempo anhela, muy en lo profundo, amar y ser amado. Pero hay dos motivos más por los que el individuo con tendencia esquizoide puede ser impulsado a sustituir amor por odio; es curioso que uno sea un motivo inmoral y el otro moral y, entre paréntesis, éstos parecerían ser motivos especialmente poderosos en el caso del revolucio­

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nario y el quinta-columnista. El motivo inmoral está determinado por la consideración de que, ya que el placer de amar parece vedado para él sin esperanzas, le está permitido entregarse al placer de odiar y obtener de él toda la satisfacción que pueda. Hace entonces un pacto con el diablo y dice: "Malo sé tú, mi bien". El motivo moral está determinado por la consideración de que, si amar implica destruir, es mejor destruir por el odio, que es abiertamente destructivo y malo, que destruir por el amor, que es creativo y bueno por derecho. Cuando por consiguiente entran en juego estos dos motivos, nos enfrentamos con una impresionante inversión de valores morales. Se convierte en cuestión, no sólo de "Malo sé tú. mi bien ", sino también de "Bueno sé tú, mi mal". Esta es una inversión oc valores, debe agregarse que raramente se acepta conscientemente, pero no deja por eso de jugar a menudu un papel extremadamente importante en el inconsciente; y que esto sea así la tercera gran tragedia a la que están expuestos Jos individuos con tendencia esquizoide.

CAPÍTULO

II

REVISIÓN DE LA PSICOPATOLOGÍA

DE LAS PSICOSIS Y PSICONEUROSIS (1940)

1

INTRODUCCIÓN

EN LOS ÚLTIMOS AÑOS, me he interesado vivamente y he prestado especial atención a los problemas que presentan los pacientes esquizofrénicos y esquizoides 2. Como consecuencia, he llegado a un punto de vista que, si está bien fundamentado, tendrá necesariamente amplias repercusiones, tan­ to en la psiquiatría en general como en el psicoanálisis en particular. Mis diversos hallazgos y conclusiones, involucran no sólo una considera­ ble revisión de las ideas predominantes con respecto a la naturaleza y la etiología de los estados esquizoides, sino también, de las ideas relacio­ nadas con el predominio de los procesos esquizoides y una correspondien­ te modificación en las concepciones clínicas actuales sobre las varias psiconeurosis y psicosis. Involucran también una reforma y reorientación de la teoría de la libido, juntamente con una modificación de diversos conceptos psicoanalíticos clásicos. Por varias razones este trabajo se limitará, en su mayor parte, a la consideración de los aspectos más generales del punto de vista al que he llegado por medio del estudio de los estados esquizoides. Sin embargo, es necesario aclarar que gran parte de los conceptos que expondré surgen principalmente de la conclusión de que el grupo esquizoide es mucho más amplio de lo que hasta ahora se ha supuesto, y de que un alto porcentaje de los estados de angustia y de los síntomas paranoides, Ióbicos, histéricos y ob­ sesivos, tienen una base definidamente esquizoide. El amplio significado que he llegado a atribuir al concepto de "esquizoide", será posiblemente mejor entendido si establecemos que, de acuerdo con mis hallazgos, el gru­ po esquizoide comprende a todos aquellos a los que sería aplicado el concepto jungiano de "introvertido". El rasgo fundamental de un franco estado esquizoide (tal como lo implica el término), lo constituye una 1 Fue publicado originariamente en The lnternational [ournal o/ Psycboanalvsis, vol. XXII. Ahora contiene modificaciones de poca monta. 2 El capitulo anterior se ocupa de este tema.

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disociación del yo, y lo común es que un análisis profundo: revele iaa di­ sociación, no sólo en individuos que padecen condiciones francamente psicopatológicas, sino también en aquellos que recurren a~ análisis por perturbaciones a las que no han sido- atribuidos definidos rasgos psicopa­ tológicos. El significado de disociación del yo puede apreciarse en su totalidad sólo cuando se lo enfoca desde el. punto de vista del desarrollo. (Tal como lo ha descrito Edward Glover [1932, J. Ment. Sci