El nuevo mapa del cerebro

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El nuevo mapa del cerebro

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EL

EVO MAPA DEL

Guía ilustrada de los descubrimientos más recientes para comprender el funcionamiento de la mente -----

RITA CARTER

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·­ r '

o;

Corlezo visual primono derecho V2Yisión estereosc6pica

V5 Movimiento

Cor1ezo visual pnmorio izquierda

Corteza visual asociativo

V3 Profvnd;dod de visión

/

..

V6 Posición

A>. Aquí considera una posible explicación de las acciones per­ versas efectuadas por estos anárquicos miembros.

a ser destinada a un solo lado del cuerp o . L a activación del l ado q u e en realidad n o

va

a moverse es muy débil , pero p u ede bastar para causar movimiento a menos que se pare . N or­ malmente , esta inhibición procede del l ado del AMS que ha de movers e ; éste envía un m ensa­ j e a su equivalente del lado opuesto que en la

Es muy tentador pensar que las travesuras de una mano aj ena son la expresión de un incon s ­

práctica dic e : «No sigas . . . déjame esto a mí» . Dado que este mensaj e atraviesa el cuerpo ca­

ciente anárquico dej ado e n libertad por el b i s ­

lloso , la situación expuesta no s e da en pacien­

turí del ciruj ano .

tes con el cerebro dividido . En consecuen ci a ,

Esta noción armoniza estupendamente con

ambos AMS envían mensaj e s d e «moverse» a sus

las concepciones populares de la neurosis : la idea

respectivos miembros, aun cuando el c erebro

de que baj o nuestra superficie racional yace

consciente planeaba rn oYer sólo uno de ellos .

otro yo travieso e infantil , mantenido bajo con­

¿Por qué , entonce s , las manos aj enas pare­

trol sólo por alguna clase de fuerza policíaca

cen siempre actuar en contra de la voluntad

cerebral .

consciente de una persona en lugar d e a su ser­

Sin embargo, puede que no sean necesarias floridas explicaciones psi cológi cas para aclarar por qué las manos aj enas parecen actuar en di ­ recta oposición a sus sensatas gemelas . Es po­ sible que , de una manera torpe, estos capri­ chosos miembros estén en realidad tratando de colaborar . El

área motora suplementa ria (AMS)

-el área que , j unto con el cuerpo calloso , está implicada en la mano aj ena- entra en acción

cuando el cerebro se prepara para ejecutar una acción corporal voluntaria compleja . En reali ­ dad no desencade na la acción misma , sino que actúa como director motor , envianda señales

de «movers e» a la corteza motora vecina la ' cual , a su vez, m anda el mensaje de «ponerse

en movimi ento» a los m úsculos correspondien­ tes . Como todas las demás partes del cerebro ,

vici o ? Podría ser q u e las que tan sólo en apari en­ cia son maliciosas travesuras de las manos aj e ­ nas no tengan , en e l fondo , esta perv e rsa in­ tención en absoluto,

sino

que

su

obstinada

determinación en deshacer todo lo que hace la otra mano sea tan sólo todo lo que ellas pue­ den hace r . Supongamos q ue h a y alguna tarea sencilla que hacer, como abri r una p uerta . La mano do­ minante efectúa debi damente la acción . Enton ­ ces la mano aj ena -c on retraso, corno sie mpre­ llega a la escena. La tarea a la que venía a con­ tribuir ya está hecha. Pero la mano «sabe» que h a sido enviada a hacer algo de este tipo y -sin el liderazgo de una m ente consciente y pen­ sante- hace lo m ás próximo a la maniobra de abrir la puerta: la cierra.

L A

G R A N

D l V 1 S l Ó N

Las manos ajenas entran en acción cuando el lado no dominante del cerebro toma momentáneamente el control.

H ay otras interpretaciones posibles . La aparen­

La noción de un umverso paralelo poblado por

te bifurcación que se observa en la conciencia d e

nuestras mitades -a las que no les queda m ás re­

pacientes con cerebro partido -y a veces e n la nues­

medio que ver cómo corremos por la vida sin ha­

tra-, bien podría reflej ar simplemente una alter­

cer caso de sus protestas respectivas- es la explica­

nancia repetida de conciencia entre un hemisferio y

ción más sensacional de todas . Pero Roger Sperry

otro -los rodeos de una corriente única y no dos

llegó a creer en ella después de observar pacientes

fluj os separados-.

también podría s er que exis ­

con cerebro partido que habían vivido meses en ré­

tieran muchas corrientes conscientes en cada uno de

gimen de aislamiento . «Todo cuanto hemos visto

nosotro s , y que la p ersonalidad partida observada en

indica que la cirugía ha d ej ado a esta gente con dos

P . S . s e debiera simplemente a que , dada su condi­

m entes distintas -escribía-. Esto e s , dos esferas de

ción , no era capaz de conectarlas .

conciencia separadas . » 1 3

O

53

CA PÍTULO

III

B AJ O L A S U PE R F I C I E

La arquitectura del cerebro es más complej a de lo q ue su9iere la fam iliar corteza arru9ada. En su

n úcleo se encuentra un 9rupo de módulos de extrañas formas conocido en conj u n to como sistema límbico. Es la central ener9ética del cerebro, 9eneradora de los apeti tos, i mpulsos, emociones y estados de ánimo que diri9en nuestra conducta. Nuestros pensamientos conscien tes son meros moderadores de las fu erzas

bi oló9icamente necesarias que sur9en de este m undo subterráneo i n consciente; cuando el pensamiento en tra en corif/i cto con la emoción, los circuitos neurales del cerebro prevén q ue esta iíltima prevalezca .

B A J O

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S U P E R F 1 C 1 E

Los exabruptos me empezaban en la barriga y en uno o dos segundos pasaban a todo el cuerpo, hasta llegar al pecho y a la boca, la garganta y las cuerdas vocales. Como si es­ tuviera «Vomitando verbalmente». Le ... su­ gerí [al personal del hospital] que el impul­ so [de gritar obscenidades] podía estar usando parte del circuito del estornudo, ya que las crisis y hasta los pensamientos que los acompañaban desaparecían por comple­ to en cuanto me tapaba la nariz deliberada­ mente. Decidieron que no tenía relación al­ guna... lo que yo sufría era un problema motivacional, y todo lo que tenía que hacer para que el problema desapareciera era de­ j ar escapar mi furia. Peter Chadwick, psicólogo y antiguo touretter . 1

L

AS PERSONAS con el síndrome de Gilles de

la Tourette suelen soltar una buena andana­

da de palabrotas en la calle más poblada. Se

zo consciente, o si se excitan emocionalmente, los tirones y los tics, los ruidos animales y los insultos

que escupen surgen desde el mundo oculto de su

tambalean con la cara crispada, hacen una serie de

inconsciente y salen a luz con fuerza explosiva .

cenidades- que brotan de la boca. Hay gente que

de que se le diera el nombre del médico francés

cuando alguien los insulta a ellos . La mayoría de la

siglo XIX . Varios informes medievales acerca de las

ruidos raros -ladridos, frases desarticuladas u obs­

se queda mirándolos; los niños se ríen; de vez en

gente pone cara de preocupación y se aparta de su camino.

Si estos encuentros casuales nos resultan bo­

chornosos a nosotros, intentemos imaginar lo que

El síndrome de Tourette ya existía mucho antes

George Gilles de la Tourette en la última mitad del

personas supuestamente poseídas por el diablo des­

criben los síntomas con claridad. En época más re­

ciente, los psicoanalistas freudianos han hecho uso

de este estado como demostración perfecta de lo

(los pacientes

que pasa cuando se reprime el enfado. « ¡ Vamos !

gencia normal o por encima de lo normal, y mu­

taba, por tanto, dirigido a esclarecer las raíces del

significan para los propios

touretter

que sufren el síndrome). La mayoría tiene inteli­

¡ Ese enfado tiene que salir fuera ! » El tratamiento es-·

chas veces son dolorosamente conscientes de lo ri­

supuesto enfado, o a favorecer que el paciente lo ex­

demás. La

resultados y muchas veces empeoraba las cosas. Pero

dículos o insultantes que les deben de parecer a los

coprolalia

(literalmente, lenguaje de

excrementos) es en especial doloroso para el pa­

presara con más franqueza. Esta conducta no daba

no por eso se la abandonó . Se sigue aplicando hasta

ciente, porque provoca que la gente rehúya su con­

hoy, corno bien pudo comprobar Peter Chadwick .

centrándose mucho en alguna actividad cerebral

mido» en el tratamiento del síndrome de Touret­

tacto. Algunos pueden controlar sus síntomas con­

L a base teórica del concepto d e «enfado repri­

-hay alrededor de una docena de touretters que

te fue puesta en duda sin vuelta de hoja por el des­

embargo, cuando dejan de hacer un intenso esfuer-

fármaco que reducía drásticamente los síntomas,

trabajan con bastante éxito como cirujanos- . Sin

cubrimiento hecho durante los años sesenta de un

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N U E

V

O

M A P A

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C E R E B R O

cuando no los eliminaba del todo . Parece que se acopla a los receptores d el neurotransmisor

mina .

dopa­

Satura estas «Cerraduras químicas» situadas

en la superficie de las células (es decir, las molé­ culas especializadas conocidas como «receptores») , y evita con ello que la dopamina active a las neuro­ nas , lo cual a su vez hace que los tics desaparezcan . Hoy se empieza a reconocer que el síndrome de Tourette es uno más dentro de una amplia gama de desórdenes mentales asociados al mal funciona­ miento del complicado sistema (sensible a los cam ­ bios químicos) , que está a cargo de que sean debi­ damente atendidas las necesidades que hacen p osible nuestra supervivencia . La función principal del cerebro es mantener vivo y en condiciones de reproducirse al organismo

volver al hogar , relacionarse- es recompensada p o r sensaciones positivas d e placer . Notemos q u e l o que cuenta es la acción , no solamente la comida, los ór­ ganos genitales o el hecho de estar en casa . Una sonda alimentaria nos mantiene con vida p ero no nos da el mismo placer que una comida p rep arada, servida, masticada y tragada . Por eso tantas funci o ­ nes esenciales son elaborados rituale s . Los prepara­ tivos de una fiesta , el cortej o que p recede al aco­ plamiento sexual , el viaj e de r etomo a casa. Todas estas cosas no son sólo prep arativos necesarios : son, en sí mismas , lo que hace agradable la vida .

Y , en tercer lugar , cuando se completa una ac­

ción , el caudal de placer se reemplaza por una sen­ sación de contento y -fijémonos en la palabra- de «realización» .

del cual forma parte . Todas sus otras virtudes -la

La mayor parte de las veces este sistema funcio­

capacidad de apreciar la música, de enamorarse, de

na callada y eficazmente, creando ciclos de «deseo­

elaborar una teoría unificada del universo- parten

acción-satisfacciÓn» que m oldean nuestro comporta­

de esa singular y avasalladora ambición . De manera

miento y constituyen el ritmo básico de nuestra

que no nos debiera sorprender demasiado el que

vida diaria . Sentirnos hambre cuando nuestros cuer­

una enorme parte de la estructura y la función ce ­

pos necesitan combustible ; entonces comernos, cosa

rebral sea usada para asegurar que las partes de su

que es agradab l e ; entonces nos sentimos saciados

vecino cuerpo hagan cualquier cosa que sea necesa­

-una sensación de serenidad que dura hasta que

ria para conseguir comida, sexo , seguridad y otras

nuestros cuerpos vuelven a necesitar combustible- .

necesidades vitales.

Sin embargo , a veces -la verdad es que con bas­ un

sistema de control

tante frecuencia- el sistema s e \iene abaj o : o bien

muy elaborado parecido al de «la zanahoria atada al

nuestras necesidades dejan de provocar las acciones

palo» . H ay tres pasos básicos . Primero, ante un es­

apropiadas, o bien nuestras acciones non11ales dejan

Lo logra por medio de

tímulo apropiado , el cerebro crea una necesidad que demanda ser satisfecha . Por ejemplo, si el estímulo es, digamos, un descenso del nivel de glucosa en sangre , la necesidad será el hambre. Si el estímulo es sexual, la necesidad será el apetito sexual . Estí­ mulos más complicados -como el aislamiento social

o la separación del entorno familiar- pueden pro­ ducir impulsos más difíciles de identificar -por ejemplo, el gusto por las reuniones sociales , o el im­ perioso deseo de volver a casa-. Sea cual sea la for­ ma que adopten, estos impulsos van muchas veces

acompañados de una sensación de «vacío» . Este va­ cío puede sentirse como un vacío real -un estóma­ go vacío, por ejemplo- o como algo más vago -un

vacío espiritual-. Sea cual sea la sensació n , su pro­ pósito es siempr e el mismo : desenca denar la acción .

En segundo lugar, la acción provista por el pri ­ mer paso -come r, buscar el acoplam iento sexual ,

de satisfacerlas . El p rimer tipo de fracaso del sistema puede ser desastroso . En los peores casos , la capacidad m ecá­ nica de hacer las cosas puede perderse , tal como en el mal de Parkinson o en trastornos moto res pare­

cidos . Cuando las áreas afectadas son las más altas del cerebro , los resul tados pueden ser más sutile s ,

pero igualmente destructivos para nuestra vi.da nor­ mal . Si una persona pierde el sentido de la necesi­

a sí mismo , por ejemplo , o si sus tendencia s natura les s e acentúan volviéndo la en ex­ tremo ambicios a -tal vez quiera escalar montaña s o

dad d e protegers e

ganar competiciones

deport ivas- s e hace temera ria

y puede provoc ar daños graves . Si pierde la necesi­ dad de manten erse limpia pondrá en peligro su sa­

lud . Si el hambr e no consigu e hacers e s entir o es domin ada por un e fecto d e autone gación consci en ­ te, la person a puede llegar a m orir de inanici ón .

57 B A J O

A la inversa, si las necesidades de una persona se hacen insaciables , d eja de comportarse de forma normal .

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S U P E R r I C I E

e

Las insistentes exigencias del cuerpo la

fuerzan a repetir una y otra vez las acciones que una vez le dieron alivi o : la comida se engulle; el sexo se busca en cualquier parte . La persona se permite a sí misma rituales de autocomplacencia tales como lavarse las manos sin parar , asegurarse de que la puerta esté cerrada o hablar por hablar hasta el ago­

tamiento . Y , sin embargo , el hambre , el deseo de

limpieza o la ansiedad persisten . Los tics fisicos como el de Tourette son un ej emplo de estas tendencias . Las rápidas contraccio­ nes musculares involuntarias son reliquias de anti­ guas capacidades -cada una de ellas es un eco degra­ dado de lo que una vez fue un movimiento de utilidad-. Resultan de andanadas de actividad dispa­ radas desde un área inconsciente del cerebro llama­ da

putamen .

El putamen es una parte del complej o

y entrelazado nudo de núcleos que fonnan los

glios basales,

gan­

situados en la parte profunda del

centro del cerebro . Su función es vigilar los movi­ mientos automáticos -aquellos que han sido apren­ didos por repetición- y mantenerlos en terso fluj o para que el cerebro consciente pueda hacerse cargo de otras cosas más importantes , como decidir la ma­ nera de dirigir esos movimientos y aprender otros nuevos . Por ej emplo , si el ciclista tiene experiencia, pedalear en una bicicleta es una actividad controla­ da por el putamen , mientras los movimientos que hacen falta para aprender un baile nuevo y compli­ cado son controlados por otras áreas del cerebro . Un inform e sobre

1 3 5 personas con el síndrome de Tourette llegó a la conclusión de que el 93 % podía identificar «impulsos premonitorios» y que ,

Los escanes de 50 personas con síndrome de Tourette mostraron una notoria falta de actividad en tres áreas del cerebro, todas ellas en el hemiiferio izquierdo Una era la corteza prefrontal dorsolateral (A), un área que se relaciona a la 9eneración de acciones apropiadas. Otra área era la de los 9an9lios basales izquierdos (B), relacionados con control automático de los movimientos. La tercera área era la corteza cin9ular anterior (C), área relacionada con concentrar la atención en las acciones. La falta de actividad en estas áreas permite que «estallen» jra9mentos de acciones inapropiadas, es decir, los tics. [Ref.: Moriarty et al « Brain Peifusion abnormalities in Gilles de la Tourette 's syndrome;; British journal ef P01chiatry 1 67 (2).- 249-25.+, a9osto de 1 995J

haciendo un esfuerzo consciente , podían reprimir movimientos que , de otro modo , se hubieran pro­

ducido . 2 Sin embargo , obstruir un tic de esta ma­

« Lo puedo evitar durante unos cuantos minutos,

nera no consigue terminar con é l . Hasta que la

incluso durante una hora si hace falta. Cuando aca­

necesidad ha sido traducida a movimiento sigue gol­

bo de conocer a alguien , o si estoy haciendo algo

peando las paredes de la conciencia, al igual que

importante , puedo parecer normal durante ese pe­

ocurre con un picor cada vez más intenso que exi­

ríodo. Pero cuando dejo de estar presionado, ten­

ge ser rascado.

go que compensar el exceso de esfuerzo -me sue­

Un hombre que sufre el complicado «ritual» de un tirón de hombro, combinado con la extensión de la mandíbula aproximadamente cada cinco mi­ nutos , afirma :

lo encerrar durante diez minutos en el baño para

hacerlo-. La gente entonces me dice : " Si lo puedes controlar , ¿por qué no lo dejas de hacer del todo?" . Les tengo que explicar : que es como aguantar la

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respirac1on; se puede hacer durante un rato , pero en algún momento vas a tener que respirar. Y cuan­ do lo haces , te quedas agitado por un buen rato .»3 Los gritos y las curiosas costumbres vocales de los pacientes con síndrome de Tourette derivan de una hiperactividad en otra parte de la vía alimen­ tada por la dopamina que conecta el cerebro in­ consciente con el consciente . Las vías afectadas aquí entran en contacto con las áreas de lenguaj e de la zona temporal. Las palabras son como residuos de pequeños fragmentos de frases olvidadas hace mucho tiempo: «Hola, Patsy» era una de las frases que pro­ nunciaba constantemente como tic el cirujano con síndrome de Tourette observado por Oliver Sacks en su libro Un antropólogo en Marte. «Feísimo» era otra. Patsy era una antigua novia. Pero el cirujano no sabía por qué ese saludo en particular se había instalado en su cerebro y lo forzaba a pronunciarlo décadas más tarde . El origen de «feísimo» le era del todo desconocido . Quizás alguna vez oyera la pala­ bra en circunstancias que favorecieran que se graba­ ra en su mente , y la repetición reiterada hiciera que quedara como una huella neural intacta, mucho des­ pués de que las memorias que la originaron se hu­ bieran borrado de la conciencia. El síndrome de Tourette -con sus manifestacio­ nes fisicas evidentes, y a veces acompañado de com­ portamientos extravagantes- parece a primera vista no tener absolutamente nada que ver con la callada angustia mental que siente la gente con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) . Sin embargo , los dos estados han sido , en tiempos recientes , reco­ nocidos como distintas manifestaciones de la misma alteración biológica de fondo .

Izquierda: las destrezas motoras corrientes están controladas por el putamen (A), que es parte del sistema límbico

inconsciente. Una compleja banda de fibras nerviosas (B) conecta el putamen a la corteza premotora -la parte del cerebro consciente que crea la necesidad de moverse-. Si se estimula el putamen, éste pasa un mensaje a la corteza contigua ( C) para que «Se entere;;. La corteza motora instruye entonces a los músculos apropiados para que se contraigan. En el síndrome de Tourette el putamen está hiperactivo y desencadena en momentos inapropiados la acción de fragmentos de capacidades aprendidas mucho antes.

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Arriba : cuando se eefrenta a la gente con TOC a situaciones en las cuales se siente intranquila, en su cerebro se pone en acción un ciclo de actividad neural. La actividad circula desde el caudado (A) -que desencadena la necesidad de «hacer algo;;- a través de la corteza orbital prefrontal (B) -que da la sensación de que «algo anda mal;;- y vuelve a través de la corteza cingular (C) -que mantiene fija la atención sobre la sensación de intranquilidad-.

En el TOC las necesidades se manifiestan de ma­ nera más compleja que en el síndrome de Tourette . Las personas con TOC, en vez de verse, por ejem­ plo, forzadas a gritar una palabra o a mover un miem­ bro determinado , sienten la necesidad de llevar a ca­ bo rituales complicados para calmar una sensación constante de indecisión o duda. Las rutinas pueden ser puramente mentales o pueden implicar rituales de comportamiento elabo­ rados . Contar números, por ej emplo , es algo bas­ tante corriente . Veamos el siguiente relato de una paciente : «Tengo que contar hasta siete entre cu­ charada y cucharada de comida. Si alguien me hace una pregunta mientras tengo la comida en la boca, tengo que terminar de contar antes de contestar para poder tragar. Si trato de tragar sin completar la secuencia, me da una arcada. Y si por algún mo­ tivo pierdo la cuenta, tengo que escupir la comida, contar hasta siete otra vez, y volver a tomar otra cucharada» . 4

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Otro paciente tiene la fijación del número cua­ tro . Cada cosa tiene que ser hecha cuatro veces : doblar cuatro veces la colcha de la cama al levan­

tarse , dar cuatro pasos hasta la puerta, cepillarse los dientes en series de cuatro movimientos , etc . Le tiene un horror muy especial a los número s i�1pa­

más comunes son lavarse y asegura rse de algo . A veces, la gente que necesita lavarse puede hacerlo hasta arrancarse la piel de la manos a fuerza de re­

fregadas con agua y j abón . La gente que necesita asegurarse de algo se puede encontrar con que la

actividad les consume prácticam ente todo su tiem­ po . Un paciente que sentía la necesidad de asegu­

res . Una vez su novia le dij o que le quería . El no estaba muy seguro de corresponderle, pero las pa­ labras «habían quedado suspendidas en el aire . . .

rarse de que no había atropellad o a nadie con el co­ che en cada viaje que hacía, tenía que levantarse al

de voz no fuera suficientemente convincente , de manera que la chica dijo de nuevo : «Te quiero» .

tes . El viaj e a casa lo repetía también de la misma manera. Y aun así , se preguntaba todo el día y toda

como si fueran un gran número uno» . De manera que le dijo que él también la quería. Quizás su tono

alba para tener tiempo de revisar el camino al tra­ baj o dos o tres veces, buscando rastros de acciden­

quedaban suspendidas

la noche si en su minuciosa revisión del camino no

Ahora,

claro,

las palabras

como un gran número tres . De manera que él las tuvo que repetir también para que llegaran a cua­

tro . Entonces la chica sí quedó contenta , y le dijo que se quería casar con él . Esta propuesta provocó una nueva cascada de promesas recíprocas . 5

se le habría pasado por alto algún cuerpo atropella­ do en la cuneta . 7 La

hipocondria

(necesidad de vigilar constan­

temente síntomas de enfermedades fisicas) y el

torno de dismorfia corporal

tras­

(convicción de que

Otras compulsiones internas pueden consistir en

hay algo mal en la propia apariencia corporal) son

pensar en un solo tema, excluyendo casi todo lo

variaciones de lo mism o . También se cree que el

demás . Volver una vez y otra a conversaciones pa­

TO C es la causa de alrededor de la mitad de los ca­

sadas . O sentir la necesidad de imaginar que se hace

sos registrados de estiramiento compulsivo del pelo.

algo terrible, como matar a alguien , por ej emplo .

Estos tics mentales y de comportamiento son,

Los pacientes que sufren TOC suelen ser excepcio­

igual que las contracciones fisicas que se ob senan

nalmente «buenos» en el sentido de que hacen lo

en el síndrome de Tourette , fragmentos de meca­

imposible por evitar hacer algo mal . Muchas veces están obsesionados con la moral y son en extremo honestos . La necesidad de ser sincero puede llegar

a límites absurdos , como con este paciente : «Si es­ tuviera hablando y mencionara que he visto a al­ guien con un vestido roj o , en cuanto lo hubiera di­

cho empezaría a pensar : ¿ Era realmente rojo? ¿No podría haber sido de otro color? Una vez que la idea de haber mentido se me hubiera metido en la ca­ beza, aunque no tuvi era la menor importancia de qué color fuera el vestido , empezaría a pensar : qu é

será mej or, ¿confesar que estaba equivocado en el color que he dicho, o vivir con la cu lpa? De ma ­ nera que intento evitar decir nada que pueda no ser

preciso. Por eso, antes de decir cualquie r cosa em. . . p1ezo siempre con "creo" , o "estoy casi seguro " , o " es posible" . Es una especie ele ritual -una manera de estar seguro ele que no puedo ele ninguna ma­ nera decir una mentira» . 6 Los comportamientos asociados con el TOC son más o menos los mismos en todo el mund o. Los

nismos automáticos potencialmente útiles y gené­ ticamente programados . No son memorias perso­ nales recogidas durante el tiempo de vida de una persona, sino aquellas que están incorporadas en las

especies a modo de instintos . El instinto de m ante­

nerse limpio; el de revisar el entorno sin cesar en busca de cualquier signo advers o ; el de la necesidad de mantener orden y equilibri o : todas estas cosas forman la base de la supenivenci a. En el T O C se

han salido, simplement e , de la superestructura de la supervivencia , y dan la sensación de hábitos aisla­ dos, inapropiad os y exagerado s .

Igual que en el síndrome de Tourette , parece su ceder que una vía neural determin ada está hipe­

ractiva . En este caso es una vía que va desde el ló­ bulo frontal (incluida el área premotora) hasta otra parte de los ganglios basale s : el núcleo caudad o . El núcleo caudado está conecta do al putamen , y en el embrión se desarrollan como una sola estruct u­

ra . La diferen cia principal entre ellos es que mien­ tras el putam en está conect ado sobre todo con la

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S U P E R !' 1 C 1 E

61

habían entendido l a conexión eri.tre azul-j ugo y ver­ de-sal , se intercambiaron las bebidas . Sin transición , los monos recibían una bebida salada cuando veían la luz azul . Si eso sucedía , se excitaba

un

área del

cerebro que hasta ese momento había estado «si­ lenciosa» . Las neuronas de la corteza orbital que se excitaban no estaban respondiendo simplemente al sabor salado de la bebida: la discriminación del sa­ bor y la simple reacción de « ¡ Aj ! » ocurren en otra parte del cerebro . Esta área particular se activaba claramente por el descubrimiento de que algo en su entorno no iba bien . Era una reacción de « ¡ Eh ! , aquí pasa algo raro» -un dispositivo creado para de­

Amígdala

tectar errores-. Una vez que los monos se acos­ tumbraron a que les dieran de vez en cuando la be­ bida salada en vez del j ugo de frutas , la reacción

El n úcleo caudado está estrechamente conectado con la amígdala, la cual hace surgir las sensaciones de miedo. En el TOC, el efecto de aviso de la actividad del n úcleo caudado podría explicar en parte por qué la gente con este trastorno sefre tal ansiedad.

desapareció . Desde entonces , los escanes del cerebro huma­ no han mostrado que esta área es especialmente ac­ tiva en personas con T O C . Cuando se le dice a una persona con la compulsión de lavarse las manos que se imagine estar en un sitio muy sucio, su núcleo caudado y su corteza orbital frontal se disparan una

corteza premotora, el núcleo caudado está en con­

barbaridad . Un área emplazada en el medio del ce­

tacto con los lóbulos frontales , donde se piensa, se

rebro -el

cíngulo cortical- también

responde in­

evalúa y se hacen planes -las tres formas más altas

tensamente . Ésta es la p arte del cerebro que regis­

del conocimiento-. En un cerebro normal, el nú­

tra las emociones conscientes , y el hecho de que esté

cleo caudado se ocupa de ciertos aspectos del pen­

implicada demuestra el malestar emocional que ge­

samiento automático , de la misma manera que el

nera el T O C .

putamen se ocupa de los movimientos automáticos .

Sólo podríamos generar u n canon d e actividad

El núcleo caudado es la parte del cerebro que nos

cerebral similar en una persona nonnal convencién­

empuj a a lavarnos automáticamente cuando estamos

dola de que pensara, concentrándose mucho , en un

sucios , que nos recuerda revisar si las puertas están

gran desastre -por ej emplo, ver quemarse su casa

cerradas antes de dejar la casa, y la que nos pone

con la familia dentro-. Una vez que estas fantasías

sobre aviso y fija nuestra atención sobre cualquier

han sido provocadas por los investigadores en

cosa que esté fuera de lugar .

paciente con T O C , cuando se le dice que puede re­

un

El núcleo caudado hace todo esto activando un

laj arse ya y olvidarse de estas horribles ideas , su nú­

área determinada del lóbulo frontal -un punto de

cleo caudado y su corteza orbital frontal siguen «en­

la corteza orbital, el área del lóbulo frontal que está

cendidas» bastante tiempo . Da lo mismo que tanto

j usto por encima de los oj os-. Ésta es la zona que

el laboratorio como sus manos estén relucientes y

se pone en marcha cuando pasa algo inesperado. La

limpias : la idea de que están contaminados no los

identificó por primera vez el profesor E. T . Rolls,

deja tranquilos . Una vez que hayan dejado el escá­

de la Universidad de Oxford , mediante estudios he­

ner y se hayan ido a lavar, es posible que la sensa­

chos en monos . Se les enseñaron luces verdes y

ción disminuya . En ese momento tal vez el escán

azules a los animales . Se los entrenó para asociar

demuestre poca actividad en el núcleo caudado o en

la luz azul con la recompensa de un j ugo de fruta y la luz verde con una bebida salada . Una vez que

la corteza orbital frontal . Pero en poco tiempo el circuito empezará a encenderse de nuevo y la ne-

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C E R E B R O

La insatisfa cción podría surgir a raíz de n iveles bajos de

dopamin a

Los tics se generan por corrientes de actividad en el putamen

Los trastorno s de la alimentación podrían deberse a fall os en el hipotálamo

cesidad de lavarse volverá a surgir. Por alguna ra­ zón, el mecanismo de detectar errores se ha que­ dado trabado en estado de alerta, y sea cual sea el número de veces que se ej ecute la acción apropia­ da para apagarlo , la alarma sigue sonando . El

TOC

se diagnostica cuando las obsesiones y

cion de errores hiperactivo ,

w1

circuito nenioso

que se enciend e muy fácil mente y se queda encen­ dido mucho tiempo . Lo mismo le puede pasar a la persona que se preocupa demasiado de l a impresión que pueda e s ­ tar causando a l os demás . Y así como la compul­

las compulsiones son tan graves que interfieren con

sión de lavarse y de revisar las puertas nace de la

la vida normal . Aproximadamente tres de cada cien

necesidad de s entir se guridad física , el miedo sobre

personas llegan a este estado -una proporción que

el propio com portamiento social puede nacer de l a

parece ser bastante constante en todos los lugares

necesidad d e sentir seguridad dentro d e un grupo .

en los que existen estadísticas disponibles-. 8 Pero

'""

""' .._,

Las caras humanas pueden expresar una amplia gama de emociones. En la ilustración podemos 1·er distintas ex.presiones que aparecen en el libro El arte de la pantomima, de Charles Aubrey, 1 92 7.

C L l M A

l N E S T A B L E

La sonrisa de il1ona Lisa (arriba a la izquierda) es una versión amable de la sonrisa de Ducbenne. La sonrisa ¡ra perdiendo su encanto a medida que se la ¡ra traniformando (por ordenador) desde una sonrisa de Ducbenne exagerada (arriba a la derecha) basta la típica «sonrisa social» (abajo).

puede ser suficiente para desencade­ nar el mecanismo de feedback, de tal manera que el cerebro concluye que está pasando algo bueno por alú fue­ ra, y genera un sentimiento de placer. Probablemente sea éste el motivo por el cual a los empleados que sir­ ven hamburguesas se les ordena que sonrían . Si activar el día entero los

músculos cigomáticos mayores

los mantiene en estado de continua alegría -como tendríamos que espe­ rar de acuerdo a los estudios ante­ riomente descritos- está por demos­ trarse.

El erifado

La expresión de las emociones no es siempre tan benigna como la sonrisa en un local de comidas rá­ pidas. La furia y el miedo hacen surgir una canti­ dad de reacciones (como los arrebatos de los con­ ductores , la matonería y las fobias) que hoy no nos salvan de nada y sólo sirven para hacer del mundo un sitio más sombrío de lo que podría ser. Igual que el sonreír, estas reacciones pueden o bien estar conectadas con alguna señal exterior o bien surgir a raíz de un espasmo de actividad en la mente inconsciente, espasmo sobre el cual la per­ sona puede tener poco o ningún control . Es posi­ ble hasta llegar a matar a una persona como resul­ tado de un reflejo de este tipo. Uno de cada tres homicidas declara no recordar nada acerca del momento en el cual cometió el cri­ m en . El caso de Patrick, contado por el neurólogo estadounidense Richard Restak, es típico. Después de dieciséis años de un matrimonio razonablemen­ te feliz, este hombre de cuarenta y dos años le dis-

paró a su mujer durante algo que, visto desde fue­ ra, parecía un ataque de celos. Sin embargo, Patrick declara no recordar nada del episodio : sólo una sen­ sación de «arrebato-aturdido-fuera-de-control», se­ guido por un espacio en blanco y luego por la vis­ ta de un cuerpo muerto y un arma humeante. Hay varias maneras de mirar el olvido selectivo de los homicidas . El enfoque psicoanalítico sostiene que el conocimiento de nuestros actos terribles es insoportable para el ego y, por tanto , lo reprime . La posición escéptica es que l a amnesia es un claro intento de conseguir una sentencia leve. Y la idea más reciente -y también más discutida- es que esta gente realmente no recuerda su crimen porque, a efectos prácticos, estaba «ausente» en el momento de cometerlo . ¿Es realmente posible que una persona mcons­ ciente saque un arma y haga todo lo necesario para prepararla, apuntar y disparar, todo ello mientras la víctima está probablemente gritando y temblando? Si creemos a quienes lo perpetran, la respuesta es que sí. Algunos incluso sostienen haber llevado a cabo

89

90

E L

N U E V O

M A P A

D l: L

C l: R E B R O

agresiones prolongadas y en apariencia calculadas en este estado, entre ellas violaciones . Investigaciones neurobiológicas recientes de la que tal vez sea nues­ tra emoción más poderosa -el enfado- sugieren que al menos algunos de ellos dicen la verdad . La amígdala , como hemos visto , es el sistema de alarma del cerebro , el generador central de estados de la mente que ha evolucionado para ayudamos a sobrevivir cuando estamos amenazados . Estimular

rápida que produce una respuesta automática casi instantánea -sonreír, saltar hacia atrás o lanzarse ha­ cia adelante-. S in embargo , un cuarto de segundo más tarde la información llega a la corteza frontal , donde se la adapta al contexto y se concibe un plan racional de acción para hacerse cargo de ella. Si el sentido común establece que es en efecto apropia­ da, una de las tres estrategias de supenivencia bá­ sicas continúa la reacción corporal que ya había em­

una parte de la amígdala produce la reacción de

pezado . Pero si la decisión racional es que se debe

miedo típica : una sensación de pánico combinada

responder más bien verbal que físicamente , la cor­

con el deseo de huir. Si estimularnos otra parte ,

teza manda un mensaj e al hipotálamo para que «cal ­

producimos lo que l a gente describe como «sensa­

me un poco l as cosas» . El hipotálamo le indica a su

ción cálida y arrulladora» y un comportamiento ex­

vez al cuerpo que pare o que eche atrás los cam ­

cesivamente amigable : apaciguamiento . Pero la ac­

bios que el cuerpo ya ha empezado a hace r . Esta

tividad de otro tercio de la amígdala resulta en

disminución de la reacción corporal se registra a su

explosiones de furia . Reunir los mecanismos que desencadenan las tres estrategias básicas de supervivencia (la fuga, la

vez en el hipotálamo vía el sistema de feedback, y

el

hipotálamo

manda mensajes inhibitorios

a la

amígdala para que también ella se calme .

lucha y el apaciguamiento) en sól o un pequeño pe­

De esta manera , las emoci ones son controladas

dacito de tejido tiene la ventaja de permitir que la

por las funciones más «elendas» del cerebro . En la

transición de una a otra se pueda hacer rápidamen­

mayoría de la gente el mecanismo funciona bastan­

te . Si un matón no cede ante una sonrisa -o ante

te bien. Entonces , ¿ por qué una minoría tiende a

la exhibición del trasero , si uno es un mono-, bas­

explosiones de furia aparentemente incontrolables ?

la

Existen dos fom1as bastante e\·identes de que se

amígdala para desencadenar la huida . Y si es impo­

pierda el control sobre las emociones . Una de ellas

sible huir, el aumento de actividad resultante nos da

sería que las señales mandadas de la corteza al sis­

el impulso necesa1io para atacar, combinado con un

tema límbico fueran demasiado débiles o no estu­

sentimiento de enfado .

vieran dirigidas para dominar la actiYidad que viene

ta una mínima amplificación de actividad en

La desventaj a es que vivimos en un m undo en

desde la amígdal a . La otra sería que la amígdala y

el que tanto la huida física como la lucha probable­

la corteza se activaran simul táneamente sin estímu­

mente tengan consecuencias más desastrosas que la

lo e xterno alguno .

amenaza original . Si, por ej emp l o , nos enfrentamos

La primera de las dos formas es obvia . La rela­

a un j e fe agresivo en w1a reunión de trabaj o , el apa­

tiva debilidad J,. difusa distribución de las señales

ciguamiento es la única opción que puede no ter­ minar en desastre, e incluso ésta tiene sus desven­ tajas: todos conocemos las palabras especialmente despreciativas que se usan para calificar a aquellos

corticales es la que hace que los nii"ios tengan muchos más arranques emocionales que los adultos . Los niiios no controlan sus emociones porque los ax ones que llcYan sei'ialcs ele l a corteza al sistema

que son demasiado conciliadores con sus superiores .

límbico todavía tienen que madurar. Y las células

Por tanto es esencial que las respuestas emociona­

del lóbulo prefrontal -donde tiene lugar el proce­

les generadas por la amígdala tengan la mediación

samiento racional de las emociones- no maduran

de la parte «pensante» del cerebro : la corteza .

del todo hasta la edad adulta . Por lo contrario ' la

Controlar las emociones es, en esencia , el pro ­ ceso in verso del que se hace para sentirlas . La amíg­ dala recibe primero los estímulos emocionales a tTa­ vés de lo que J oseph LeDoux ha denominado

«el

rápido camino de tierra» , es decir, el ataj o , una vía

amígdala está m ás o menos madura ya en el '-

111 0 -

mento del nacimiento y , por tanto , es capaz de ple-

na actividad . El cerebro j oven está en consecuencia claramente desequilibrado : la corteza inmadura no puede oponerse a la poderosa amígdala.

C L 1 M A

La madurez cortical puede acelerarse con el uso . Los niños a quienes se les fomenta que demuestren control de sí mismos probablemente se vuelvan más emocionalmente recatados que aquellos a quie­ nes se les permite que den rienda suelta a sus ra­ bietas . Se debe a que , en general, la estimulación constante de un grupo de células cerebrales deter­ minado -como el que se necesita para inhibir la amígdala- las hace más sensibles, y por tanto más fáciles de activar en el futuro. Es más o menos como dejar el televisor en standby. Por el mismo motivo, los niños que no activan a menudo el centro de control emocional de sus cerebros probablemente sean adultos con poco control de sí mismos cuan­ do crezcan: el material cerebral necesario no fue su­ ficientemente cuidado durante las etapas más críti­ cas del desarrollo . Los niños de orfanatos rumanos adoptados por familias occidentales a finales de la década de los ochenta son una de las demostracio­ nes más tristes a este respecto. Hasta ser adopta­ dos, se los estimuló poco o nada, no habían sido in­ dividualmente atendidos por adultos, y no habían recibido nada parecido al amor normal. De mane­ ra que, por mucho que los hayan querido en sus hogares adoptivos, gran número de ellos se han he­ cho adultos con profundos problemas emocionales y sociales . Una madre habla de su hija adoptiva de diez años: «Nicola no tiene la menor idea de lo que es el amor. La hemos tratado exactamente como a nuestros demás hijos, que son nonnales y cariñosos, pero ella nunca ha entendido de qué se trataba. No parece tener más relación con nosotros que con cualquier otra persona; cuando necesita cariño va a sentarse en las rodillas de un exb·año lo mismo que en las de alguno de nosotros. Es bastante inteligen­ te, pero no aprende a preocuparse por los demás. Por ejemplo, nunca tira de la cadena del váter cuando lo ha usado . Se lo decimos una y otra vez, pero no se molesta en hacerlo . No es que quiera irritarnos; más bien no parece tener conciencia de que existimos» . 1 2 Harry Chugani, del Hospital de Niños de Michi­ gan , ha hecho escanes de los cerebros de algunos de estos niños y ha encontrado que casi todos ellos muestran claras excenb·icidades funcionales en varias áreas relacionadas con las emociones. «La ventana por la cual se puede estimular emocionalmente a los

1 N E S T A B L E

Corteza /

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1

V

í l

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Tál amo

Señales que entran

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1

V

Amígdala

La i riformación emocional llega al cerebro consciente y a la amígdala a través de dos rutas. La vía hacia la amígdala es más corta, de manera que las reacciones emocionales inconscientes son más rápidas que las conscientes.

niños s1 se quiere que sientan esas emociones du­ rante el resto de su vida dura muy poco tiempo -dice Chugani-. É stos perdieron esa oportunidad y la evidencia aparece en sus cerebros.»1 3 Las lesiones en la corteza emocional también pueden reducir la capacidad de inhibir la actividad de la amígdala. Como hemos visto , la actividad en esta área puede producir tres tipos de reacción cla­ ros: el apaciguamiento -esa amabilidad excesiva­ mente ansiosa, nerviosa, que la mayoría de nosotros identificamos como poco sincera-, el miedo y la fu­ ria. Se ha visto que las pequeñas lesiones irritativas de esta área producen comportamiento agresivo y enfado, y cierto número de estudios de asesinos ha encontrado evidencia de lesiones y trastornos cere­ brales. Un estudio de escanes cerebrales en cuaren­ ta y un asesinos convictos (treinta y nueve hombres y dos m ujeres) enseñó que la mayoría tenía activi­ dad reducida en el lóbulo frontal. Esto, como ve­ remos en el CAPÍTULO VIII, puede comprometer se­ riamente la capacidad de una persona para controlar sus impulsos. 14 El valor de los estudios de este tipo es cuestionable, porque todavía hay mucho que

91

92

E L

N U E V O

M A P A

D E L

C E R E B R O

aprender acerca de las implicaciones prácticas de los trastornos cerebrales . Pero ciertamente sugieren que el cerebro con una actividad cortical débil de los lóbulos frontales es más propenso a la furia de lo normal. En cualquier caso, los trastornos del lóbulo fron­ tal no explican lo que le pasó a Patrick. ¿ Qué me­ canismo podría hacer que una persona lleve a cabo un acto prolongado de violencia y después no lo re­ cuerde? Una posibilidad es que las acciones de estas per­ sonas sean ataques epilépticos. La amígdala es una parte del cerebro particularmente irritable, y no le hace falta más que un estímulo eléctrico muy pe­ queño para disparar sus células. Esta propiedad dota a la amígdala de una alta capacidad para desa­ tar la epilepsia -los ataques empiezan muchas ve­ ces allí y se irradian hacia afuera-. El estado de agi­ tación de la amígdala previo a un ataque de este tipo es probablemente lo que provoca las sensacio­ nes de miedo y de mal presagio que refieren los epilépticos y que preceden a la pérdida de con­ ciencia de la crisis epiléptica. En su libro The Mind Machine (La máquina de la mente) , Colin Blakemore, profesora de la cátedra Waynflete de Fisiología en Oxford, refiere el caso de Julie, una mujer de veinte años en quien se de­ sarrollaba una combinación de ataques de pánico y extraños intervalos de estados de ensoñación, durante los cuales no sabía lo que estaba haciendo . «Esta extraña sensación se me venía encima -de­ cía-. Rara, más rara que el demonio. Una sensa­ ción aterradora. No tienes control sobre las reaccio­ nes de tu cuerpo . » Un día, mientras se encontraba en ese estado, le atravesó el corazón a otra mujer con un cuchillo. Entonces Julie fue estudiada por el neurocirujano de Boston Vincent Mark, quien in­ trodujo electrodos a través ele los huesos del cráneo de Julie hasta muy dentro del cerebro, de manera que llegaran al interior y alrededor de la amígdala. Entonces mandó una pequeña corriente eléctrica a través de cada uno de los electrodos . Cuando el es­ tímulo llegaba a cierto lugar -y sólo a ese lugar-, Julie empezaba de repente a lanzar golpes a su alrededor y a darse contra las paredes como si es­ tuviera furiosa . En cuanto terminaba el estímulo, Julie volvía a la normalidad, sin tener ningún re-

El cerebro de este asesino (arriba a la izquierda) rel'ela una falta de actividad significatii'a comparada con un cerebro normal. los estudios enseñan que el fenómeno es típico en criminales violentos. (De Raine et al. Seleaire reduaions in prefrontal glucose metabolism in murderersJJ, Biological Psychiatry, Vol. 36, septiembre de 1 99..J..) ,

tm

necesarias para la gramática universal , que ayu­

1

centenar de elemento s . Esta pauta espaciotempo­

dan a entender frases unas dentro de otras como,

ral es lo que yo llamo el «código cerebral» que

«creo que le vi salir para ir a casa», por medio

1

representa un obj eto o idea, el equivalente de un

de un árbol de mosaicos conectados que tocan

gen a nivel cortical .

juntos una sinfonía de voces armoniosas . Hasta

vidad dentro de una columna hexagonal de

(sexo ,

insularidad,

Los códigos son tablas de traducción basadas

las analogías pueden competir para generar una

en frases, como las de los telegramas bancarios y

capa de conceptos inexpresables salvo por me­

diplomáticos . Un código es una tabla de h·aduc­

dios indirectos e inadecuados , como cuando sa­

ción con el que a partir de cortas frases abstrae-

bemos cosas de las que no podemos hablar. 1

1 72

E L

N U 1: V O

M A P A

O E L

C

1:. R 1: B R O

El tejido cerebral extirpado del cerebro de H. hipocampo. Con él se fue su pasado.

M.

incluía al

significado por su cuenta , si no aparecen en el con­ texto de esa corriente. Si pudiéramos experimen­ tar un momento aislado , totalmente desinformados acerca de todos los momentos que han pasado an­ tes que ése , no tendríamos idea de lo que está pa­ sando . Nuestros planes , nuestras acciones, nuestros pensamientos, todos ellos dependen de la continui­ dad de la percepción. Hasta nuestra identidad ne­ cesita conocimiento de quiénes éramos hace un momento, y un momento antes de ése . H . M . no tiene la continuidad que nos permi­ te a la mayoría de nosotros sacar algo en limpio de nuestras vidas . Está continuamente atrapado en un Único momento congelado . La corriente de su vida dejó de fluir cuando tenía veinticinco años , de manera que para él su identidad quedó también suspendida entonces con la corriente . Cuando lo interrogan dice que es un hoÍnbre joven. Habla de su hermano y de sus amigos, muertos hace mu­ cho , como si estuvieran vivos . Cuando se le da un espej o para que se mire la cara se horroriza al ver que refleja la de un hombre viejo. La crueldad de inducirlo a mirar en un espejo sólo se atenúa por

el hecho de que después de unos cuantos minutos se olvida totalmente de lo que ha visto . H . M . es ya un hombre viejo y rara vez se le pide que forme parte de una investigación . A lo largo de los años, sin embargo, varios psicólogos le han hecho exámenes exhaustivos. Algunos de estos investigadores pasaron semanas seguidas con él, viéndolo día a día . Pero cada sesión tenía que empezar de la misma manera: con una presenta­ ción del investigador. H . M. no ha podido cono­ cer a nadie desde 1 9 5 3 -siempre está entre ex­ traños-. Jamás ha mostrado señales de irritación porque le pidan una y otra vez que haga las cosas tediosas de las cuales los psicólogos tanto apren­ den: dibujar líneas a lo largo de laberintos , repe­ tir palabras , nombrar objetos ; para él todas han sido , y siguen siendo, tareas nuevas. Aunque para H. M . cada procedimiento era siempre desconocido y su rendimiento en los pro­ cedimientos que requieren función de la memoria fue siempre calamitoso, había algunos en los cuales mejoraba cada vez que lo intentaba . Por ejemplo, la escritura especular. Intentar escribir mientras se controla lo que se hace a través de un espej o es extremadamente difícil al principio; pero con la práctica la mayoría de la gente llega a hacerlo bas­ tante bien. Después de varios intentos , también H . M . llegó a hacerlo bien . En los últimos inten­ tos su rendimiento lo sorprendía , porque no tenía m emoria de las veces que lo había aprendido an­ tes . De una manera parecida ha aprendido a tocar nuevas melodías en el piano , aunque en realidad no tenga memoria de que se las han enseñado antes . 1 1 Las destrezas que H . M . ha aprendido implican asentar cosas en la memoria de procesamiento --el almacén del «cómo», no el del «qué»-. Lo ha con­ seguido porque este tipo de memorización se hace en un área aparte -un circuito neural en el que es­ tán implicados el cerebelo y el núcleo subcortical llamado putamen, zonas que no se extirparon en la operación-. El mecanismo del «cómo» tiende a ser menos propenso a la degeneración que los que se hacen en el área hipocámpica , y muchas Yeces se conserva en pacientes con graYe pérdida de me­ moria . En aquellos que sufren la enfermedad de Alzheimer pueden mantenerse capacidades aisladas

L O S

E S T A D O S

D E

L A

M E N T E

-la capacidad de jugar al golf o de nadar mariposa, por ejemplo- mientras casi todos los otros recuer­ dos han desaparecido . La separación d e los recuerdos episódicos y de procesamiento es aún más marcada en otro am­ nésico muy estudiado : Clive Wearing, un músico de O xford que sufrió graves lesiones cerebrales después de un brote de encefalitis . Wearing se re­ cuperó de su enfermedad -durante la cual había es­ tado en coma- sintiéndose confundido y desorien­ tad o . Pero en vez de salir adelante y volverse a orientar, quedó atrapado en ese terrible momento, y nada de lo que le pasó después s e arraigó en su m em oria. Sin embargo , a pesar de su completa in­ capacidad de construir memorias nuevas, W earing era capaz de dirigir m úsica tan bien como lo hacía antes , porque el flujo de la música estaba progra­ mado dentro de su memoria de procesamiento . 1 2 La mayoría d e los casos de amnesia son pasaje­ ros , pero pueden ser profundamente angustiosos . El más dramático es el estado de «fuga» , que implica la pérdida de la m emoria episódica (personal) , pero con retención de la memoria semántica (hechos) . É sta es la conocidísima dolencia para todo uso, tan

A medida que progresa la erifermedad de Alzheimer, el cerebro se conmme y retrae. A la izquierda se enseña un corte a través de un cerebro normal. A la derecha se enseña un corte, en el mismo nivel, de un paciente en un estado avanzado de mal de Alzheimer.

socorrida en los culebrones donde la gente dice : «¿ Quién soy?» y no parece reconocer a su familia. La mayoría de los casos de fuga son provocados por

se una reVIs10n . Un escán cerebral reveló entonces

un trauma en la cabeza -como una conmoción-, o

la evidencia de un pequeño derrame en una de las

por un descenso temporal de la oxigenación del ce­

vías asociadas al reconocimiento .

rebro . El factor causal no tiene por qué ser catas­

Una de las más conocidas tramas de amnesia

trófico : el exceso de ejercicio fisico , las temperatu­

fingida es aquella en la que más tarde se descubre

ras extremas , hasta el contacto sexual , todos han

que la p ersona amnésica está engañando a todo el

sido considerados como aparentes desencadenan­ tes . 1 3 Un hombre refería a su médico un incidente

mundo, por lo común para librarse de una vida que no quiere vivi r . En realidad es bastante difícil

en el cual, en medio de una cena familiar en su

que una p ersona finja su amnesia convincentemen­

propia casa, de pronto miró a su alrededor y se vio

te . Los que lo intentan son en general descubier­

rodeado de gente que no reconocí a . Al mismo

tos , porque fingen una p érdida de memoria más

tiempo se dio cuenta de que era incapaz de recor­

completa d e la que es probable que ocurra en los

dar quién era él ni dónde estaba. El hombre no se

casos reales de amnesia .

tomó el trabajo de mencionar lo que le estaba pa­

A l contrario que H . M . y Clive W earing, la

sando a las demás personas sentadas a la mesa, y le

gente que padece fugas asienta bien, por lo común ,

dij o a su médico que no se sintió demasiado per­

l o s recuerdos nuevos y tiene su pasado entero al­

turbado, porque «parecían una pandilla simpática y

macenado . Sólo son incapaces de acceder a esas

me sentía bastante cómodo entre ellos , aunque no

memorias . Estas m emorias enterradas pueden apa­

supiera quiénes eran». Después de un rato su me­

recer sin que la persona amnésica se dé cuenta de

moria volvió , pero fue a ver al médico para hacer-

lo que está pasando . Por ej empl o , un predicador

1 73

1 74

E L

N U E V O

M A P A

O E L

C E R E B R O

llamado A . Bourne tuvo un período de fuga du­ rante el cual adoptó el nombre de A . Brown -un nombre curiosamente parecido a su nombre real-. A . Brown era un celoso asistente a misa y, en una ocasión , durant e una sesión especialmente fervo­ rosa de intercambio d e testimonios , habló de una

atractivas que las que no habían visto nunca. E n una elaborada variante d e este experimento , a al­ gunos de los mismos voluntarios se les pidió que se unieran a otras dos personas , A y B , para deci ­

dir cuál era e l sexo del autor de ciertos poemas . En realidad, el experimento no tenía nada que \'er

experiencia religiosa que había tenido realmente

con esa tare a . La persona A -pero no la persona

cuando era A . Bourne -aunque sostenía no recor­

B- estaba entre las caras que los Yoluntarios ya ha­

dar nada que le hubiera pasado mientras vivió la

bían visto antes muy bre Yemente , aunque n o lo

otra identidad-. O tra paciente amnésica se reen­

recordaban . Pero cuando (según habían com·enido

contró con su familia cuando su médico le sugirió

los investigadores) A y B no se ponían de acuer­

que marcara un número de teléfono al azar . El nú­ mero que eligió -sin saber por qué- resultó ser el de su madre . 1 4 La gente que sufre traumas mentales o físicos podría sufrir amnesia sólo de lo que pasó mientras

do acerca del sexo de algún poeta, y uno de los voluntarios tenía el voto decisiYo, lo decidía im'a­

riablemente a favor de la persona que , aunque sin saberl o , había visto antes durante un instante . Los psicólogos saben que el reconocimiento in­

duró el suceso, durante el tiempo que lo precede o

consciente de u n estímulo predispone , y el estí­

de lo que sucede más o menos de inmediato . Pero ,

mulo mismo -la cara fu gaz en nuestro caso- es el

otra vez, la gente parece retener muchas veces una

«predisponente» .

memoria inconsciente de lo que pasó. Por ej emplo,

'--

Como

enseña

el

e xperimento

anterior, los predisponentes benignos son, por lo

un hombre víctima de una violación homosexual se

general , preferidos . Y los predisponentes pen·er­

mostró muy perturbado y hasta intentó suicidarse

sos pueden hacer a la gente temerosa o agresi''ª

cuando se le enseñó un test de Roschard que , a

sm que sepa por que . .

,

menudo, los pacientes interpretan como una per­

Los recuerdos encubiertos que implican el mie­

sona que ataca a otra desde atrás . O tra víctima de

do son presumiblemente almacenados e n la amíg­

violación se agitó mucho cuando, sin saberlo , fu e

dala, y no en la corteza. Per ello ninguna inYoca­

llevada otra vez a l escenario d e la agresión . Era un

ción consciente puede lograr , por intensa que sea,

sendero de ladrillos y la mujer había contado antes

que aparezcan en la m e nt e , dado que la acti\idad

que las palabras «ladrillos» y «sendero» le surgían constantemente dentro de la cabeza . 1 5 Las memorias inconscientes -muchas veces lla­ madas

recuerdos encubiertos-

to hacemos .

permean cuan­

El psicólogo social Robcrt Zaj onc

cortical tiende a deprimir la actividad de la amíg­ dala, y no a aumentada . Tal vez por eso las me­ en la amíadala tienden morias traumáticas arrai�adas Q b

a aparecer en la conciencia cuando nos relajamos y

permitimos que nuestras mentes deambulen .

En

mostró , por ej emplo , que e n general la gente pre­

ello se basa b té cnica psicoanalítica de la asociación

fiere las cosas que ha vi sto antes , aunque no re­

libre , que tiene claras y profundas implicaciones

cuerde haberlas visto . De m anera parecida , nues­

para el debate acerca del tipo de recuerdos que ex­ perimenta la gente durante la terapia , corno e n el

tras reacciones hacia las personas cambian según que las hayamos visto antes o no , aunque no las recordemos . En un experimento se le enseñó a voluntarios cierto núm ero de caras en rápida

su­

cesión , demasiado rápida para que las registraran bi e n . Más tarde se le pidió a los voluntarios que j uzgaran otro grupo d e caras según su atractivo -algunas de ellas les habían sido enseñadas antes y otras eran nuevas-. A pesar de que los voluntarios eran incapaces d e recordar haber visto las caras expuestas ante s , las j u zgaban decididamente más

caso de Nadean Cool . Sus recuerdos fueron reco­ nocidos como falsos , pero eso no quiere d ecir que

no haya otros que no lo sean . Los recuerdos que se asientan en la corteza de manera fraa1nentada b

-pero que están grabados imborrablcment e en la amígdala-, bien pueden quedar enterrados hasta un momento más tardío de la ''ida . En efecto , en un in­

forme reciente acerca de 1 29 m uj eres que tenían historias bien documentadas en archivos hospitala­ rios de haber sufrido abusos sexuales , el 1 6 o/o re -

L O S

fería que en algún momento había olvidado l o que había p asado , y que el recuerdo l o habían recobra­ do m ás tarde . 1 6 Los recuerdos eran muchas veces fragmentarios , y ocurrían en forma de fogonazo , d e manera parecida a l a que se experimenta en el trastorno d e estrés postraumático . Lo cual sugiere que los recuerdos estaban situados en la amígdala y no en la corteza . En estos casos , los recuerdos corticales cons­

1: S T A D O S

D 1:

L A

M 1: N T E

en el cual las opm10nes profesionales (y públicas) están polarizadas . Algunos psiquiatras piensan que es una tontería, y observan que la apariencia del TM P es relativamente fácil de generar a través de la sugestión . Otros presentan evidencia no sólo de que existe l a citada entidad , sino también de que los pacientes en este estado muestran claras alteraciones de la organización cerebral y neuro­

cientes del trauma pueden ser de difícil acceso,

química, que corresponden a sus cambios de iden ­ tidad . 1 8

porque no s e han asentado de manera normal . Se

Hasta ahora no ha habido la suficiente investi­

ha mostrado que e l estrés prolongado afecta al hi­

gación de l aboratorio sobre TM P para demostrar

pocampo . En veteranos del Vietnam que sufren un

si el comportamiento visto en él emana de activi­

trastorno de estrés postraumático llamado neurosis

dad cerebral inusual o si, en determinadas cir­

de guerra se encontró un 8 % menos de tejido hi­

cunstancias, los procesos cerebrales «ordinarios»

pocámpico que en otros veteranos en condiciones

pueden producir el perfil clínico visto en estos pa­

comparable s . Y en un estudio sobre adultos que

cientes . Cuando l os pacientes de TMP sean some­

habían sufrido abusos de m enores se encontró que

tidos a E F C -como con seguridad l o serán algún

tenían un 1 2 % menos tejido hipocámpico . A es­

día- se revelarán sin duda algunos de los secretos

tas p ersonas se les encontró que tenían déficit de

de la personalidad humana . Incluso seamos tal vez

m emoria tanto para los traumas sufridos como para sucesos más recientes . 1 7

capaces de ver qué pasa en el cerebro de una perso­

E l daño del hipocampo visto en víctimas de

na cuando toma el control el «Otro» que all í vive .

trauma s e cree que surge a raíz del aumento sos­

¿Cuánto cabe en la memoria?

tenido d e las hormonas del estrés. Como hemos

El cerebro tiene 1 00 . 000 millones de conexiones

visto , una sola descarga de estas hormonas ayuda

que unen a miles de mill ones de neuronas , y cada

a formar memorias . P ero si el cerebro está cons­

unión tiene el potencial de ser parte de l a memo�

tantemente bañado en ellas parece que el hipo­

ria . De manera que, si partimos del supuesto de

campo puede ser dañado , con efectos nocivos para

que se almacena correctamente , l a capacidad de l a

la recuperación y consolidación de memorias .

memoria d e l cerebro humano e s prácticamente in­

Se ha sugerido que l os traumas de infancia po­

finita .

drían también permitir a l a m emoria que se divi­

La memoria humana difiere de l a de un orde­

diera en distintos compartimientos , generando lo

nador en que es selectiva. Los temas de interés

que p arecen ser varios caracteres distintos dentro

-aquellos que de alguna manera tienen algún inte­

trastorno mú­

rés para la supervivencia- se retienen mej o r que

El prim er caso

aquellos que no lo son . De manera que las me­

del mismo cerebro , y causando el

tiple de personalidad (TMP) .

de TMP fue registrado en 1 8 1 7, p ero este estado

morias personales y significativas pueden ser rete­

llamó la atención pública en 1 95 7 con la clásica

nidas por miles de millones , mientras que los he­

novela

chos desnudos aprendidos en la � scuela se pu_e den borrar pronto .

The Three Faces ef Eve

(Las tres caras de

Eva) , transformada en una exitosa películ a .

En

aquel tiempo aun aquellos que aceptaban que el

El

cerebro

también

funciona

por

enlace s .

estado era genuino creían que era muy raro . Hoy,

Cuando no podemos recordar un hecho, lo enlaza­

sin e mbargo, algunos m édicos aseguran que una

mos con una memoria significativa y usamos esta

proporción tan alta como el 1 % de la población

última para engancharlo . Algunas personas son ca­

de Estados Unidos sufre este trastorno .

paces de memorizar grandes cantidades de infonna­

E l T MP -que se conoce también como tras­

ción, usando varios trucos mnemotécnicos -guías

torno de disociación de la identidad- es otro tema

enteras de teléfonos , por ejemplo-. Hay quienes

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E L

N U E V O

M A P A

D E L

C E R E B R O

Lóbulo temporal

D EMENCIA SEMÁ NTICA

A LZHEIMER

CEREBRO SANO

H ipocampo

Lóbulo temporal encogido

H ipocampo encogido

Los distintos tipos de demencia producen cánones característicos de pérdida de memoria porque atacan distintas partes del cerebro. En la erifermedad de Alzheimer la primera área que tiende a perderse es el hipocampo (donde se almacenan los recuerdos personales). El hipocampo está también relacionado con el recuerdo de la manera de situarse en el espacio, que es el motivo por el cual los pacientes con demencia del tipo Alzheimer se suelen perder en la calle. En la demencia semántica resulta efectado primero el lóbulo temporal, de manera que la gente tiende a olvidar cosas generales como los nombres de los objetos y para qué sirven.

a raíz de este proceso : los receptores , normalmen­ te escondidos en l a pared de la célula , aparecen en la superficie . É stos hacen que la célula responda más a su vecina . La célula 2 se queda en este es­ tado de al erta , en

standby,

durante horas o quizás

días . Si la célula 1 se dispara de nuevo durante ese tiempo, sólo necesita hacerlo débilmente para de­

sencadenar una respuesta en la célula 2 . Cada vez que l as dos células se disparan sincrónicamente se

fortalece el l azo entre ellas . Con el tiempo quedan permanentemente unidas , de manera que , cuando una se dispara , se dispara la otra. Cuando un gru­ po de neuronas enlazadas se dispara , desencadena una n1e111ona .

incluso parecen capaces de hacerlo sin entrena­ miento especial .

Perder la memoria es uno de los síntomas precoces

La química del aprendizaje Los recuerdos son grupos de neuronas que se dis­ paran juntas en un mismo canon cada vez que se activan . Las conexiones entre las neuronas indi­ viduales -que las unen para formar un recuerdo único- se forman a través de un proceso al que se le ha dado el nombre de

plazo , proceso mo LTP.

La pérdida de memoria

potenciación a largo

que generalmente es conocido co­

L a célula 1 recibe u n estímulo que l a hace dis­ pararse . Si se dispara con la suficiente rapidez, ac­ tivará también a su vecina , la célula 2 , que tam­ bién se disparará . La célula 2 cambia químicamente

de la demencia , pero el tipo de memori a perdida depende de la forma de la demencia . La enferme­ dad de Alzheimer tiende a atacar al hipocamp o . El hipocampo es esencial para recuperar los recuerdos espaciales y a corto plazo , y para asentar l a mayo­ ría conceptual­ men te nada con lo que tuviéramos en la mente . Simplemente lo experimentaríamos, como si estu­ viéramos en trance . Pensar requiere cierto grado de atención, es decir, centrar la actividad en lo que nos interesa en ese momento e ignorar los estímulos que no tienen relación especial con ello . Hay dos tipos de atención : el empleo automático de los sen ti el os que ocurre cuando nuestro ojo e s «atrapado» por un relámpago de movimiento, y el hecho de diri­ gir deliberadamente la mente hacia un asunto de­ terminado . La atenci ón se genera por una inunda­ ción de neurotransmisores, que enciende áreas importantes y apaga las que no lo son . En el caso de la implicación automática de los sentidos, las áreas que se encienden son aquellas que sc nece­ sitan para explorar el entorno exterior, y las áreas que se apagan son aquellas que controlan la infor-

A UTISMO,

LA J !E.YTE DESCEXTRADA LITA FRITH ,

Prefesora de Desarrollo Cognosci t i ro, Colegio Unfrersitario de Londres

La falta de una «teoría de la men te» puede muy bien explicar la poca com­ prensión social de las personas au tistas (por ejemplo. no en tender que las perso­ nas se en9añen unas a otras). Sin em bar90, el autismo también tiene ras9os aso­ ciales característicos. Al9Lmos ejemplos: in teresarse obsesivamen te por el alum­ brado de los va9011es en ciertos trenes de pasajeros, insistir en recorrer exactamen­ te el mismo camino hasta el supermerca­ do y en se9uir una rutina establecida a la

l: N

hora de acostarse; reaccionar con angustia evidente al tacto de un botón metálico; sentirse inextricablemen te atraído al escu­ char el paso de un avión. Estos extraños comportamientos piden también una expli­ cación. N o todas estas características son desventajas. Por ejemplo, muchos autistas tienen talentos especia­ les, como memorias prodigiosas, capacidad de cálculo extraordinaria , habilidad para el dibujo, soberbia y entonación perfecta. Dos teorías cog­ noscitivas abordan estas características en gran parte inexploradas del autismo. U na de estas teorías se basa en los muchos pa­ ralelismos existentes con pacientes que han sufri­ do lesiones en el lóbulo frontal . De hecho, se han aplicado diversos tests de la función ejecutiva (como el test de clasificación de cartas de Wiscon­ sin) a individuos autistas que les resultaron nrny difíciles . La función ejecutiva es un término am­ plio que abarca los procesos cognoscitivos del orden más elevado , incluidas la flexibilidad y la detención de una conducta que se ha hecho ina­ propiada. Las dificultades en estas funciones ex­ plican la rigidez de los autistas en la vida coti­ diana (por ejemplo , la insistencia en recorrer el mismo camino; seguir obsesivamente un ritual a la hora de acostarse) , pero no pueden explicar los típicos islotes de talento del autismo y las proezas de extraordinario rendimiento. La idea de que los autistas hacen un uso rela­ tivamente menor del contexto y dedican una aten­ ción preferente a las partes y no al todo, contri­ buye en parte a explicar las ventajas observadas en el autismo, así como algunas de las deficiencias. Esta teoría de una débil coherencia central se ori­ ginó al intentar explicar por qué los nüfos autistas eran especialmente hábiles con los rompecabezas (incluso puestos al revés) y en recordar series de palabras al azar. Recuerdan material inconexo con sorprendente facilidad, cuando lo normal es re­ cordar material coherente. La mayoría de perso-

L A



A L T U R A �

nas tratan de coger lo esencial y no lo superficial de un mensaje. Se esfuerzan por buscar un signi­ ficado. Este impulso en pos de significado, que pa­ rece ser un principio general de organización de la mente, puede estar debilitado en el autismo. Si es así, podemos explicar por qué un niño autista se fij ará en un pendiente y no en la persona que lo lleva, y por qué este niño puede no entender un mensaje, pero sí repetirlo al pie de la letra. Algunos experimentos han demostrado los problemas resultantes de concentrarse en lo par­ ticular en lugar de en el significado global . Por ejemplo, las personas autistas pueden completar la frase «El mar sabe a sal y. . . » con la palabra «pimienta», y pronunciar la palabra «lead» como el metal al leer la frase « The lead 9uitarist arrived late» [lead, que en inglés significa «principal» en el contexto de la frase , se escribe igual, pero se pronuncia distinto, que la palabra que significa «plomo» ; una persona normal leería «El guita­ rrista principal llegó tarde» , mientras que el au­ tista podría decir «El guitarrista de plomo . . . »] . Por otra parte , hay también situaciones en que la débil coherencia central facilita mayores logros . Por ejemplo , las figuras ocultas de un rompeca­ bezas pueden encontrarse más fácilmente s1 se deja de lado el sentido global . Los problemas de la mente explican por qué las personas autistas son incapaces de establecer amistades. Los problemas en funciones ejecutivas explican por qué tienen dificultades para planear su vida cotidiana y no pueden vivir indepen­ dientemente a pesar de tener t,rrandes capacida­ des: sin ayuda, pueden dejar de eliminar la basu­ ra, o de pedir un médico cuando lo necesitan . Su débil coherencia central puede explicar por qué tienen intereses excesivamente estrechos y un co­ nocimiento enciclopédico sobre sus temas favori­ tos. También puede explicar por qué desarrollan una entonación perfecta y reaccionan despropor­ cionadamente a ciertas percepciones que se expe­ ri111entan normalmente dentro de un contexto con sentido, del cual derivan su valor.

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Sueño de onda lenta: El cerebro entero osci­

la en un suave ritmo muy distinto de las oscilacio­ nes fragmentadas que se ven durante la conciencia normal. Los escanes durante esta situación revelan actividad disminuida en el sistema límbico. Hipnosis: Los escáneres del cerebro muestran mayor actividad durante la hipnosis, particular­ mente en las áreas motoras y sensoriales. Esto su­ giere un estado en el cual aumenta la actividad imaginativa mental . La mayor corriente sanguínea en la corteza cingular anterior derecha sugiere que la atención se centra en eventos internos en vez de en el exterior. La activación del cerebro que se ve en ese estado es muy distinta de la que se ve durante la vigilia o el sueño nonnal . Esquizofrenia: La carencia de actividad en los lóbulos frontales es característica. En la esquizo­ frenia crónica, la corteza prefrontal dorsolateral está hipoactiva. Esto puede reducir el comporta­ miento planeado o espontáneo, y suele darse reti­ ro social. La corteza cingular anterior -el área que se cree distingue entre estímulos internos y ex­ ternos- también está hipoactiva. Éste puede ser un motivo por el cual los esquizofrénicos confunden sus propios pensamientos con voces externas. Los sueños : El estado del cerebro varia mucho durante el sueño de movimiento ocular rápido. Los sueños visuales muy vívidos pueden iluminar la corteza visual entera; las pesadillas desencade­ nan actividad en la amígdala , y el hipocampo se enciende de vez en cuando para revivir sucesos re­ cientes . Las áreas activas con más frecuencia son las vías que traen señales de alerta desde el tron­ co cerebral y la corteza auditiva, C'l área motora suplementaria y el área ele asociación visual . Entre todas, producirían el efecto de «realidad virtual» de los sueños. En la corteza prcfrontal clorsolate­ ral -asociada al pensamiento vigilante y al control de la realidad- disminuye la actividad. Meditación: Los escanes ele personas en esta­ do autoinducido de «atención pasiva» han enseñado que se apagan las áreas del cerebro que normal­ mente se relacionan a la elección de estímulos, in­ cluidas las cortezas parietal , antC'rior y premotora. •



Sueño de onda lenta

Hipnosis

Esquizofrenia



Sueños



Meditación

E N

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A L T U R A S

m ac10n que llega desde el cuerpo y desde otras p artes del cerebro . Por eso , la vista de una per­ sona especialm ente atractiva del sexo opuesto pue­ d e momentán eamente eliminar toda sensatez ' tras-

tornar nuestra capacidad d e poner un pie d elante de otro y hacer que nos olvidemos de la tortíco­ lis . También puede conseguir que se nos abra la boca y nos salten l os oj os como si nos esforzára­

mos por recoger cada molécula y cada rayo ele luz

que pueda reforzar nuestra p ercepción . Si , por el contrario , p ensamos d eliberadamente en una per­ sona de este tip o , se inhibirá nuestro aparato sen­ sorial extern o , mo ti vo por el cual una persona profundam ente absorbida por una fantasía puede dejar de oír la llamada a cenar . De manera pare­ cida, una p ersona que está luchando con un duro problema de razonamiento puede ignorar intere­ santes incidentes que ocurren a su alrededor, por­ que la atención necesita también una cierta canti­

Según el su1eto le esté prestando o no atención, el mismo estímulo activa distintas áreas del cerebro. Izquierda: Los escanes enseñan el cerebro de una persona que está oyendo hablar, pero está concentrada en su propia respiración. La corteza auditiva está respondiendo, pero pocas otras áreas del cerebro están activas. Derecha: El su1eto está escuchando activamente las palabras. Notemos cuántas áreas más del cerebro se han animado.

dad de capacidad cerebral de reserva . 7 H ay muchas regiones del cerebro implicadas en dirigir y controlar la atención . Una región, que se

ciones posibles.

ocupa en especial de mantener en fo co los estímu­

cada tipo de información tiene su propio nicho

corteza cin­

temporal de almacenamiento . Se ha encontrado ,

los generados internamente , es la

gular anterior, localizada en el extremo interior de la fisura longitudinal media,

Algunos estudios sugieren que

frontal

por ej emplo , que u n área e n los límites superio­

el pro­

res del lóbulo prefrontal del hemisferio derecho se

fundo precipicio que corre desde la frente cerebral

ilumina cuando una persona recibe información so­

hasta su extremo posterior . Esta región es sensible

bre obj etos que están temporalmente fuera de la

a la información del cuerpo , y parece desempeñar

vista . O tro punto cercano parece sostener la me­

un papel en la clasificación de l os estímulos según

na moria de cuántas veces hemos hecho antes all!ll o

vengan desde dentro o desde fuera . Se enciende in­

cosa . Esto puede ser parte de una especie de me-

tensamente cuando una p ersona siente dolor , y

tamemoria -la capacidad de «saber lo que sabe­

también se activa cuando tenemos emociones cons­ cientes . 8 En efecto , la imagen generada por un ce­

mos» y de reconocer cuándo una actividad en par­

rebro que experimenta dolor físico se parece a la

capacidades que muchas veces parecen faltar en las

del que siente dolor emocional (tal vez sea éste el

personas con lesiones en el lóbulo frontal-. 9

ticular

se

ha

repetido

hasta

el

hartazgo ,

dos

motivo de que las palabras que usamos para des­

Las lesiones en esta parte del lóbulo prefrontal

cribir los dos estados sean con tanta frecuencia las

disminuyen la capacidad de una persona de con­

mismas) .

trolar su propio rendimiento y de aprender de sus

Las tuercas y los tornillos del p ensamiento -las

errores . También puede destrozar su memoria de

que sostienen las ideas en la mente y las manipu­

trabaj o , haciéndola distraída e incapaz de l levar a

lan- están en una región de la corteza situada so­

cabo tareas como sumar números o hacer dos o

bre el lado superior y dorsolateral de la corteza

tres cosas en sucesión . Sin embargo , la memoria a

prefrontal . Esta localización es también la de la ac­

largo plazo puede no estar afectada . Es la capaci­

me­

dad de recordar m emorias , no la de recordar en

Los planes se hacen en esta

sí , la que con más frecuencia aparece estropeada

tividad (estrechamente relacionada) llamada

moria de trabaj o .

área y es aquí donde se elige entre las varias op -

en este tipo de lesiones .

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C E R E B R O

Las acciones que se realizan por elección propia implican mayor actividad cerebral, que aquellas que se realizan obedeciendo una orden. Los escanes enseñan el cerebro de una persona que está levantando un dedo por elección propia. Las áreas que están iluminadas son las relacionadas con la toma de decisiones y la concentración de la atención. Cuando al mismo sujeto se le pide que levante un dedo siguiendo una orden, estas áreas se mantienen apagadas.

ciendo mal , aunque el separador lo siga haciendo de la misma fom1 a . Las personas normales pronto abandonan el m étodo de selección original y prue­

ban otro , momento en el cual el inYestigador em­ pieza a alentarlos durante un rato para después empezar a decir otra vez que lo están haciendo mal . La persona normal n1elve entonces a cambiar de criterio , recurriendo a una estrategia global que le consigue la máxima aprobación. La gente con lesiones del lóbulo frontal muchas veces no lo consigu e . Una vez que ha recibido aprobación por

Una forma de revelarse esta clase de daño es

repartir de cierta manera , lo sigue haciendo de esa

por una especie de estasis mental . Las personas que

manera cuando se le dice que ya no es correcta .

lo sufren procesan el pensamiento con l entitud y

No

hace

falta demasiada imaginaci ón

para

ver

torpeza . Parecen estar mentalmente embotadas y

cómo el canon m ental que provoca esta conducta

atrapadas , incapaces de moverse en una nueva di­

le va a crear problemas en la vida diari a .

rección, incluso cuando las prácticas conocidas les son gratas. Un test llamado Wisconsin Card Sorting Task pone

muy claramente de manifiesto el trastorno . Se basa

La capacidad d e hacer u n plan de acción no tie­ ne utilidad sin la capacidad de llevarlo a cabo . U na de las cosas quC' contribuyó al derrumbamiento de Phineas Gagc , después de su accidente , era que ha­

en pedir a los participantes que separen tarj etas

cía una docena de planes al día y no era capaz de

con diferentes marcas y colores en distintas cate ­

llevar ninguno adelante . El requerimiento esencial

gorías. Pri mero se les pide q u e empiecen a sepa­

para llevar adelante un plan es el de dejar de lado

rar, pero no se les dice de acuerdo a qué -si por

las cosas que son más inmediatamente atractivas ,

los colores, si por la forma o si en pilas de igual

en favor ele aquellas que requieren una estrategia a

tamaño-. Cuando empiezan a poner las cosas en

largo plazo . Esta capacidad parece estar situada en

diferentes montones -cualquiera que sea el crite­

la

rio que elij an-, el entrevistador los alienta al prin­

trás del puente nasal , continúa hacia abajo por la

corteza orbitofrontal,

la región que está de­

cipio con su aprobación. Pero después de un rato

curva inferior del cerebro y prosigue en dirección

el investigador empieza a decirles que lo están ha-

anteroposterior hasta su raíz.

F. N

Como h emos visto , los impulsos básico s , las necesidades y los deseos que motivan el compor­ tamiento vi enen del cerebro inconsciente y son e sencial mente reflej os -respuestas automáticas a estímulos del entorno-.

Si vemos comida, por

ej emplo , nuestro hipotálamo está registrando ham ­ bre y nue stro cerebro inconsci ente nos im pulsa a comerl a . En l a práctica reprimimos la mayoría de estas necesidades a favor de un comportamiento más complicado -y en ú ltima instancia más beneficio­

L A S

A L T U R A S

quiera este pomposo don configura a la totalidad de la conciencia. El componente más importante de la conciencia no es la capacidad de hacer planes, de elegir o de llevar a cabo una estrategia a pesar de los insistentes requerimientos de nuestro cere­ bro inconsciente para que persigamos cada sombra que pasa . Es más bien el sentido intuitivo del sig­ nificado lo que reúne nuestras percepciones en un todo unitario y sin costuras , y l e da sentido a nues­ tra existencia . ¿Se puede localizar esto también?

so-. No comemos cuando vemos comida . Espera­

Por asombroso que suen e , parece que sí . E l

mos hasta haberla comprado , o hasta que ha sido

significado está inextricablemente ligado a la emo­

servida en un plato y puesta ante nostros sobre

ción . La depresión se caracteriza por una amplia

una mesa . Si estamos tratando de perder peso, po­

gama de síntomas, pero su característica cardinal

demos llegar a resistir la tentación de comerl a . De

es la pérdida del sentido de la vida . La gente en

esa manera logramos metas de l argo alcance : no ir

estado de depresión grave no consigue ver la vida

a prisión ; mantener un estilo civilizado de vida; vi­

como un canon global , y tiende en cambio a ver­

vir algunos años más .

la como una incomprensible secuencia fragmenta­

A los niños le s es más difícil resistirse a sus im­

da de sucesos sin sentido . Se cortan los lazos so­

pul sos . O curr e en parte porque no han aprendido

ciales , las actividades normales parecen no tener

aún que controlarse a sí mismo e s , por lo general,

propósito : todo parece que se desmorona. En con­

una estrategia útil . Y en parte porque los lóbulos

traste , los que padecen manía ven la vida como un

prefrontales maduran muy lentament e . Mientras

todo celestialmente ordenado e integrad o . Todo

los lóbulos prefrontales no funcionan del todo -lo

parece estar conectado con todo l o demás y los su ­

que puede no ocurrir hasta después de los veinte

cesos más pequeños parecen llenos de significado .

años- el sistema l ímbico es la fuerza mayor . Por

Una persona e n este estado e s eufórica, está ll ena

tanto , es correcto decir que una criatura no tiene

de energía y rezuma amor . También están en un

tanta voluntad como un adul to .

estado de alta creatividad . Las conexiones que ven

La corteza orbitofrontal tiene abundantes cone­

entre las cosas , muchas veces invisibles para los

xiones neurales con el cerebro inconsciente , don­

demás o pasadas por alto , ellos las u san a menu­

de se generan los impulsos y las emociones . Las

do para formar nuevos conceptos .

señale s hacia abaj o provenientes de la corteza inhi ­

E l área del cerebro que está más notab lemente

ben el reflej o de apretar y coger , y sin este con­

afectada , tanto en la depresión como en la manía ,

trol -como pasa a veces a causa de lesiones del ló­

es un área en la parte inferior de l a superficie in­

bulo frontal- el inconsciente reconquista el cuerpo .

apraxia

terna de la corteza prefrontal -la corteza ven­ tromedial o subgenual-. 1 º É sta, como hemos

Los pacientes que sufren este trastor­

vist o, es el centro de control emocional del cere­

no expl oran automáticamente el entorno en busca

bro . Tan excepcionalmente activa durante los bro­

de cualquier cosa que atraiga su atención y , cuan­

tes de manía, e inactiva (igual que otras áreas pre­

do aparece, se acercan y la cogen. A veces son in­

frontales) durante la depresión .

capaces de soltarla .

entre est a región y el sistema límbico que queda

Esto se ve en un extraño estado llamado

magnética.

Las conexiones

Parece entonces q u e l a corteza orbitofrontal e s

debaj o de ella son muy den sas , y unen estrecha­

e l área del cerebro q u e nos otorga la cualidad a l a

mente la mente consciente con el inconsciente .

que ll amamos libre albedrío . Sin embargo , n i si-

Esta configuración es probablemente la que le d a

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C F. R E B R O

E L DESCUIDO SISTEM Á TICO Y LA VISI Ó N PARCIAL

Un derrame había dejado semiparalizado al pa­ ciente , pero no parecía saberlo . Ésta es una conversación entre el paciente y su médico .

Médico : ¿Podría aplaudir , por favor? (El paciente levanta la mano derecha y hace en el aíre el movimiento de aplaudir. Luego baja la mano y la pone de vuelta sobre la cama, aparentemente sa­ tíifecho.) Médico : Ésa era sólo su mano derecha. ¿Podría levantar la mano izquierda y hacerlo otra vez con las dos manos , por favor? Paciente : ¿ Mi mano izquierda? ¡ Ah ! Hoy está un poco tiesa. Es mi artritis . Médico : ¿La podría tratar de levantar de todas maneras , por favor? (Pausa. El paciente no se mueve.) Médico (repite) : ¿Podría tratar de mover su mano izquierda, por favor? Paciente: Eso es lo que he hecho, ¿no lo vio? Médico: No lo vi. ¿ Crée usted que la movió? Paciente : Por supuesto que la moví . No debe haber estado usted mirando . Médico : ¿ La levantaría otra vez para que yo lo vea , por favor? (El paciente no se mueve.) Médico : ¿ La está moviendo? Paciente: Claro que la estoy moviendo. Médico (señalando la mano izquierda apoyada en la cama) : Y entonces ¿eso qué es? Paciente (mirando): ¡Ah, eso! Ésa no es mi mano. Tiene que ser la de alguna otra persona. La extraña negativa a encarar los hechos que muestra este paciente es un estado bien conoci­ do llamado anosognosia , palabra que quiere decir «falta de conocimiento de enfermedad». Lo causa el daño en un área del cerebro que está relacionada con el hecho de prestar atención al propio cuerpo. La anosognosia es bastante co-

/:

1

EE

La gente con cierto tipo de lesiones del cerebro no consigue reconocer la mitad del mundo -todo lo que está a un lado (en general el izquierdo) de la línea central de su visión es i9norado-. Los dibujos muestran el intento de reproducir los dibujos de la izquierda que hizo un paciente de este tipo.

mún entre pacientes que han sufrido derrames que han provocado parálisis del lado izquierdo . Se debe a que el área afectada en la anosogno­ sia se Jloja muy cerca de la corteza motora , y los derrames -u otras lesiones- que afectan la corteza motorJ derecha y, por tanto, el lado iz­ quierdo del cuerpo , afectan muchas veces tam­ bién el área relacionada J la anosognosia . A ve ­ ces esta peculiar disociación de la mitad del cuerpo surge sin parálisis. PJra el resto del mun­ do los pJcientes se comportan como si todo lo que está a un lado de la línea vertical , que se­ para el cuerpo en dos mitades , hubiera dejado de existir. Se olvidan de mover los miembros de ese lado . Si caminan, arrastran trJs de sí la pier-

l: N

L A S

A L T U R A S

La actividad cerebral pasa de un hemiiferio al opuesto cuando los sujetos vuelven su atención de un lado al otro. Los escanes enseñan los cambios en el cerebro de un sujeto ante un estímulo visual que está, primero a su izquierda -se ilumina el hemiiferio derecho-, y luego a su derecha.

na desatendida . Tampoco se peinan un lado del

mund o . Pero ésta no es una ceguera corriente .

pel o . A veces -en la m edida en la que les es po­

Las partes del cerebro que se relacionan excl u ­

sible la práctica- también se olvidan de ponerse

sivamente con la entrada de las señales visuales

ropa en una mitad del cuerpo . Este transtorno

(las

es una variedad de un curioso estado conocido como

descuido sistemático .

áreas visuales primarias)

están invaria­

blemente intactas y, en los escanes, se puede ver que procesan normalmente las imágenes

E l descuido sistemático puede dirigirse sólo

entrantes . La ceguera se produce en un nivel

a la p arte izquierda del cuerp o , o puede ex­

más alto del cerebro -el nivel en el cual la en­

tenderse hasta implicar todo l o que existe en

trada de señales sensoriales se convierte en

una mitad del campo visual . En general , la mi­

concepto en vez de seguir siendo un mero es­

tad en l a que todo queda en blanco es aquí

tímulo- .

también la del lado izquierdo .

L a gente con descuido sistemático n o pien­

Los pacientes con esta forma de descuido

sa: «No puedo ver hacia mi izquierda» . Sim­

sistemático no parecen ver o estar al tanto de

plemente , su izquierda no existe en su m ente

nada que esté a su izquierda . Dejan en el pla­

como una cosa en la cual se pueda pensar.

to l a comida del lado izquierd o , ignoran a la

Mientras una persona «normal» con una cegue ­

gente que se les acerca por el lado izquierdo ,

r a de m edio hemisferio compensaría la pérdida

y sólo giran hacia la derecha . Si se les pide que

dando vuelta a la cabeza y el cuerpo hacia el

dibuj en un reloj , dibujarán por l o común una

lado que no puede ver , una persona con des­

imprecisa semiesfera derecha con todos los nú­

cuido sistemático nunca siente la necesidad de

meros amontonados en ese lado .

hacer l o mismo . Cuando leen tienden a empe­

La unilateralidad se prolonoga normalmente

zar cada línea desde l a mitad de la página y

hacia dentro de la imaginación de la persona .

continuar haciendo l o mismo en cada línea pos­

Si se les pide que cierren los oj os e imaginen

terior , aunque el resultado sea que el texto no

que descienden caminando por una calle cono­

tenga ningún sentid o . Simplemente no se les

cida, describirán de m emoria los edificios del

ocurre que haya algo que mirar hacia l a iz­

lado derecho ,

quierda.

pero no mencionarán los del

otro lado . La única manera de hacerlos descri­

Como mej or se entiende el descuido siste­

bir e l otro lado d e la calle es conseguir que ha­

mático es como un defecto de la atención -una

gan girar su ojo mental , pidiéndoles que esta

incapacidad del cerebro de ser consciente de al­

vez caminen subiendo por la misma cal l e , pero en dirección contraria. 1 1 Para todos los efectos, la gente que padece de scuido sistemático es ciega a la mitad del

guna parte del mundo externo-. No podemos echar de m enos aquello de lo que no somos conscientes -de ahí que los pacientes pasen por alto su estado tan tranquilamente .

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M A P A

D

b

L

C f: R le ll R

O

Todos tenemos un deje de descuido siste­ mático visual . H ay u n punto ciego en el campo visual normal , que corresponde al área de la re­

a un fallo de la atención y están asoci ados a le­ siones del

gular

lóbulo frontal ,

la

corteza cin­

( el área que est á dentro de la profunda

tina donde el nervio óptico sale del oj o . No hay

fi sura entre los dos hemi sferi os) , y partes de los

neuronas fotosensibles

ganglios basales

en

ese

punt o ,

de

forma que no hay manera de que pueda ser re­

relacionados con el contro l

de los m ovi mientos .

gistrada en el ce1·ebro la luz que caiga sobre el

El aspecto específico de l a atención que pa­

punto . El disco en blanco que esto crea es bas­

rece estar afectado en el descu i d o si stemático

tante grande para borrar cinco o seis grados de

es e l del centrado auto mático de l a atención so­

cam po visual . Cuando m iram os las cosas con los

bre un tipo de estí m u l o , conocido como

dos oj os, cada oj o «cubre» al punto ci ego del

mulo de orientación .

otro . Pero si cerram os un oj o , tenemos un pun­

pro cesos i nconsci ent es ,

Igu al

que

estí­

m u cho

la o ri en taci ón

está

a

to ciego que está j usto en el centro de nuestro

cargo del hemi sferi o derecho del cerebro . U n a

cam po visual .

de l as razo nes , por la cual este hemisferio p o ­

P odemos comprobarlo m i rando con un solo

dría estar especializado e n la orientación ,

es

ojo a una de las dos cru ces de más abaj o , y des­

por estar equipado para dirigi r la atención tan ­

plazando el l ibro ante nu estra nari z . Una de las

to a la derecha como a l a izquierda. Por el con­

dos cruces desaparecerá; sin embargo , n o nos

trari o , el hemi sferio izquierdo o rie nta exclusi­

da n i ngun a sensación

consciente de ceguera .

vamente haci a l a derecha . Por eso las lesiones

Tenem os la impresión de que el campo visual

del hem isferi o i zquierdo dej a n , por lo común ,

está completo .

intacta

+

+

la

orientación

izqui erda- derech a .

En

cambi o , l as lesiones del cerebro derecho d ej a n a la persona sin dispositi,·o para orien tarse a l a izquierda. Se cree que por eso la gente con le­

Los m agos aprovechan a veces la e x istencia

siones en e l lado derecho del cerebro es m á s

del punto ciego para engañar litera l m ente a l a

propensa a desarro llar descuido sistem át i co q u e

gente delante d e sus narices . E n efect o , tales

aquel la c o n da11 o en el hemisferio izquierd o .

trucos de hacer desaparecer cosas sólo funcio ­

L a forma m ás extrema d e l a anosognosia es

n a n «debaj o de l as nari ces» porqu e , a m ayores

una res i stencia a admitir la ceguera total . Este

distancias,

estado se conoce como l a

el

punto

ciego

ocupa

demasiado

poco campo visual y está demasiad o bien c u ­

ilusión de Anto n ,

y l a gente quC' l o padC'ce parece m archar a tro­

bierto p o r el otro oj o para pro porci onar un ca­

pezones de ntro de un mundo Y i s u a l que es por

m uflaj e efecti v o . Los magos son también ex­ pertos en consegu ir que alej emos la atención de

completo de su pro p i a creaci ón . En e 1 otro extre m o de 1 cspt'ctro están las

así una forma tem poral de lo que hemos l l a ­

que nos afretan a toci o s . El estereotipo e s el

mado descu ido s i stemático .

pro fe sor d i straíd o q u e no se da cuenta de que

las cosas que n o quieren ll lll' Vl'am os , c1-eandu

Algunos casos de descuido sistemático pue­

den surgir a raíz de daño en l'l

lóbulo parie­

formas más sutiles del descu ido sistemático

está usando calcetines de d i stintos col o res · e l '

trabaj a dor c o m p u l s i Y o q u l' u n d ía

se

sorpren -

donde se cree que l levamos un m apa i n ­

de al YolYcr a casa y enco ntrar que su m u j e r

tern o , tanto de nuestro propio cuerp o , corn o

l o h a dej ado ; e l d e u d o r indiferente que n o p a ­

tal ,

d e l mundo e xterno . Es u n a especie de ampu­

tación conceptu al . Otros casos pueden debe1·se

rece ,·er l a s p i l as d e cuentas en

rojo

q u e se l e

acu m ulan ( todos é s t o s s o n C'j ernplos d e descu i -

E N

L A S

A L T U R A S

su rango especial : es, por así decirl o , la parte que do conceptu al que podrían tener base neu­ rológi ca) . Igual que es posible que una persona vea más las formas que los colores , porque tiene menos neuronas sensibles a los colores y más neuronas sensibles a l as formas , es probable que el profesor tenga menos neuronas en el

mej or incorpora el total de nuestro ser, haciendo que nuestras percepciones tengan sentido y urnen­ dolas para formar un todo significativo .

Problemas en la vang uardia Las

diversas

regiones

de la corteza prefrontal

producen , operando en conj unto , todas aquellas cualidades que consideramos más esencialmente

área del cerebro asociada al aspecto personal

humanas : la capacidad de hacer planes, de sentir

y más neuronas en el área relacionada con la

emoción , de controlar nuestros impulsos , de ele ­

resolución de problemas abstractos . El traba­

gi r y de ll enar de significado nuestro mundo .

j ador compulsivo podría también tener un

¿ Q ué pasa entonces con aquellos lóbulos frontales

défici t neural . O tal vez ande corto de algún neuro transmisor (la

occitocina,

que no funcionan como debieran?

probable­

El inform e sobre Phineas Gage ha dejado me­

m ente) que estimularía el área relacionada

moria en la histori a, porque fue el primer caso

con el hogar y la familia . La persona que se

bien documentado que planteaba la mal vista po­

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August 1 995

New

E L

N U l:: V O

M A P A

D l:: L

C E R E ll R ü

,

INDICE

acciones reflejas, 1 84, 1 89 acetilcolina (ACo), 29, 69

área preóptica media, hipotálamo, 70, 7 1 , 7 1 , 72-3

ceguera, 1 1 2- 3 ; apraxia oculon1otora, 1 87; ilusión ele Anton, 200- 1 ;

Ackerly, S.S. , 2 0 1 -2

áreas de asociación, 1 08 , 1 1 1 , 1 1 6

negligencia, 1 99 ; visión ciega, 1 84-9,

adicción, 2 1 , 6 3-9, 69, 76

áreas del lenguaje, 1 1 - 3 , 1 2 , 24, 2 8 ,

1 8../

adrenalina, 74, 8 3 , 1 8 3 , 1 86 afasia, 1 5 1 - 3

células ele neuroglia, 1 4

1 50, 1 52-3, 1 56

cerebelo, 1 5 , 1 5, 1 7; eYolución, 3 2 ,

1 OS

arte, 41 ,

afasia de Wernicke, 1 5 1 -3

asesinato, 89-9 3 , 92

aflicción, 4 1 -2

asociación libre, 1 74 - 5

agnosia, 1 1 6- 9 , 148

ataques de pánico, 95

agnosia aperceptiva, 1 1 6-7

atención, 23, 1 86-7, 1 92 , 1 95 , 1 95,

agnosia asocia ti Ya, 1 1 6-7

3 3; y babia,

1 55 ; memoria, 1 63,

1 72

9 0 , 91 , 98, 98; expresiones faciales, 8 5 -6; reconocin1icnto, 1 1 1

cerebro ele los mamíferos, 1 4-8, 32,

agresión, 72 , 9 1 , 202

Aubrcy, Charles, 88

alcoholismo, 6 3-4, 69

audición: alucinaciones, 1 29, 1 30;

13,

1 56 , 1 8 3-4,

1 9 1 , 203; expe1imentos de

separación cerebral, 5 1 - 3 ; libre albedrío, 1 9 1 , 1 97-20 1 , 206-7; ordenadores y, 203; y organización

cerebro consciente: cn1ociones, 8 3 ,

1 99-200, 205

conciencia, 1 5 , 1 80-207; autoconciencia, 23,

2 8 , 3 2 , 1 38, 1 39, 1../7, 1 47- 5 3 , 1../9,

afasia