El mundo en la encrucijada de la Gran Depresión: Eurasia y América Latina
 9789977831596

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El mundo en la encrucijada de la Gran Depresión: Eurasia y América Latina

Colección UNIVERSITARIA

DEI Departamento Ecuménico de Investigaciones

CONSEJO EDITORIAL Maryse Brisson Pablo Richard Elsa Tamez José Duque Silvia Regina de Lima Silva Germán Gutiérrez Tirsa Ventura Gabriela Miranda García Mario Zúñiga Anne Stickel Wim Dierckxsens

El mundo en la encrucijada de la Gran Depresión: Eurasia y América Latina

Observatorio Internacional de la Crisis

Comité Organizador del Observatorio Internacional de la Crisis Wim Dierckxsens (Sociólogo, economista — Holanda) Jorge Beinstein (Economista — Argentina) Antonio Jarquin T. (Médico, sociólogo — Nicaragua) Reinaldo Carcanholo (Economista — Brasil) Paulo Nakatani (Economista — Brasil) Rémy Herrera (Economista — Francia) www.observatoriocrisis.org

CORRECCIÓN: Guillermo Meléndez COMPOSICIÓN TIPOGRÁFICA: Lucía M. Picado Gamboa PORTADA: Olman Bolaños TRADUCCIÓN: Miguel Ángel de Armas Castro CORRECCION: Isabel Macdonald 327 011w

Wim Diercksens. Observatorio Internacional de la Crisis. El mundo en la encrucijada de la Gran Depresión: Eurasia y América Latina. Observatorio Internacional de la Crisis. Diercksens, Wim; ­— 1a. ed. — San José, Costa Rica: DEI, noviembre 2009; 136 págs.; 21 x 13 cms. (Colección Universitaria)



ISBN 978-9977-83-159-6

1. Crisis 2. Relaciones económicas internacionales 3. Capitalismo 4. América Latina I. Título Hecho el depósito de ley. Reservados todos los derechos. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de este libro. ISBN 978-9977-83-159-6 © Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI), de la edición en español, San José, Costa Rica, 2009. Esta obra ha sido posible publicarla gracias al financiamiento de la Fondazione G. Piccini de Italia Impreso en Costa Rica: Lara Segura & Asociados (506) 2256-1664 PARA PEDIDOS O INFORMACIÓN DIRIGIRSE A: Asociación Departamento Ecuménico de Investigaciones Apartado Postal 390-2070 SABANILLA SAN JOSÉ-COSTA RICA Teléfonos (506) 2253-0229 • 2253-9124 Fax (506) 2280-7561 Dirección electrónica: [email protected] http: //www.dei-cr.org

Contenido

Introducción...................................................................................... 7 1. Primera aproximación a la crisis en los EE. UU. ............... 9 2. Profundización de la crisis, ruptura de nuevas burbujas y una gran depresión como freno al capital ficticio.....................................................12

2.1. Contradicción estructural del sistema...................14 2.2. Especulación, crisis inmobiliaria y crisis de la economía real.................................................16 2.3. Crisis en la construcción comercial, insolvencia y depresión.......................................................18 2.4. La economía real y el empleo...................................22 2.5. La depresión más grande de la historia y el colapso de la economía estadounidense.............24

3. La amenaza de la desintegración del sistema monetario internacional.....................................27



3.1. El colapso del dólar y la profundización de la crisis..........................................29 3.2. Tres nuevas olas gigantes...........................................30 3.3. Neofascismo en Occidente versus lucha por un proyecto endógeno latinoamericano y caribeño...............................................31 3.4. El proteccionismo de las grandes potencias.......33 3.5. La desconexión y la reconexión en América Latina y el Caribe y el papel de las migraciones............................................35

4. Golpe de Estado en Honduras, Cuarta Flota, toma militar de Colombia: una ofensiva militar de los EE. UU. sobre América Latina y el Caribe..........................................................39 5. Estrategia militar estadounidense, retaguardia estratégica y América Latina y el Caribe......................................................42

5.1. La cumbre de UNASUR y las bases estadounidenses en Colombia.........................................46

6. La necesaria integración de América Latina y el Caribe para sobrevivir..........................................................50 7. El peligro del neofascismo.....................................................51

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7.1. Cambio civilizatorio o barbarie; una historia que puede repetirse.............................................................53 7.2. Guerra por los recursos naturales y decadencia........................................................56 7.3. Urge la lucha contra una gran guerra, amenaza cada vez más real................................................60

La “Doctrina Obama”

ante la depresión más grande de la historia: golpe militar en Honduras, América Latina y el Caribe bajo amenaza Observatorio Internacional de la Crisis*

Introducción Desde hace más de una década los miembros de este Observatorio y otros analistas han venido alertando * Wim Dierckxsens (Holanda); Antonio Jarquín T. (Nicaragua); Reinaldo Carcanholo (Brasil); Jorge Beinstein (Argentina); Paulo Nakatani (Brasil); Rémy Herrera (Francia). www.obeservatoriodelacrisis.org 7

sobre la presente crisis, la que explotó a partir del 2008 en el sector inmobiliario de las deudas ‘sub prime’ de los EE. UU. Gobiernos y élites del Primer Mundo, ante todo banqueros, conscientes de lo que venía ocurriendo, hacían preparativos para imponer sus intereses a través de una doctrina de guerra permanente, la que prevé el desarrollo de una guerra ampliada en Eurasia y quizás más allá, incluso con armas nucleares y otras de destrucción masiva. Es por esto que a pesar del fin de la Guerra Fría, el gasto militar, sobre todo en los EE. UU., continuó creciendo hasta las cifras alucinantes de la actualidad. O sea, conscientes de la insostenibilidad del actual sistema de “estafa permanente”, se ha venido preparando un nuevo holocausto de la humanidad para controlar el mundo, recolonizarlo, hundir los avances democráticos e imponer el neofacismo a nivel planetario. Lo que para Hitler era el III Reich para los siguientes mil años, para la nueva élite mundial de predominio estadounidense pasó a ser el planteamiento de control unipolar perpetuo del mundo. Una idea que como fue entonces con Hitler, también hoy es absurda e insostenible. La presente crisis es la convergencia de múltiples crisis acumuladas en el marco de crisis mayores, como la crisis financiera y de la economía real, la crisis de agotamiento de minerales y fuentes de energía no renovable, la crisis de alimentos, o la crisis ecológica, del clima y el calentamiento global. Por su complejidad e interconexiones hemos venido afirmando que, más que una crisis estructural del sistema capitalista, se trata en realidad de una gran crisis de la “civilización”, lo que pone en riesgo la supervivencia de miles de millones de personas en todo el planeta y a la civilización misma, tal y como la hemos conocido hasta ahora. Por las razones anteriores, los múltiples aspectos de esta “crisis de la civilización” deben ser abordados de ma8

nera integral y no solo en sus aspectos económicos, financieros, políticos, sociales, militares o ecológicos, por separado.

1. Primera aproximación a la crisis en los EE. UU. Ya para 1957 la deuda de los EE. UU. era un 186% mayor que su ingreso nacional, y para el 2008 había crecido a US$57 trillones, un 499% de dicho ingreso. Es decir, una deuda de 5 dólares frente a cada dólar de ingreso neto, con el agravante de que gran parte de ese dólar de ingreso se origina en el sector improductivo de riqueza (complejo militar industrial, especulación, servicios, comercio, finanzas, etc.). Esta situación será analizada luego con mayor profundidad. Como se comprenderá con base en los anteriores datos, en términos esenciales la economía estadounidense estaba técnicamente en quiebra desde hace varias décadas, situación que no podía ser sostenible de modo indefinido. ¿Cómo este país y su élite dominante lograron mantener esta situación de números rojos por tanto tiempo? Una primer respuesta es: mediante transferencias desde el Sur bajo las formas de intercambio comercial desigual, deuda externa, imprimiendo moneda y valores sin respaldo en la producción real, controlando mercados, procesos especulativos y otros; en síntesis: del subsidio creciente desde el Sur y los sectores más pobres del planeta, organizado como la “mayor estafa de la historia”. Para ese efecto han utilizado la coacción, el poder militar y el desarrollo de una gran capacidad para imponer o desestabilizar gobiernos, naciones y regiones. Esta situación resulta insostenible en el largo plazo sin una gran catástrofe planetaria, y 9

Gráfico No. 1 Deuda total de los EE. UU. vs. Ingreso Nacional

Los EE. UU. debían hasta 2008 un total de $57 trillones (millones de millones), la mayor deuda de la historia. Eso es $186,717 por cada hombre, mujer o niño o $746,868 por cada familia de 4 miembros. El incremento fue $32,104 más de deuda per cápita con relación al año anterior. En 2008 la deuda total se incrementó en $3 trillones (millones de millones), 8 veces más rápido que el GDP. Los intereses de su deuda externa subieron $1,2 trillones; 79% ($45 trillones) creados desde 1990. No se incluyen pensiones subfinanciadas y promesas médicas (Grandfather Economic Reports — updated May 2009). Se define la deuda como el total de la misma: deuda federal, estatal, de gobiernos locales, internacional, privada, familiar, sector financiero y de negocios, deuda federal a trust funds ($44,2 trillones son deudas privadas/ familiares/ de negocios/ sector financiero, más $12,8 trillones de deuda federal estatal y de gobiernos locales en dólares ajustados a la inflación). 10

no solo por la amenaza de guerra. La FAO estima que para este año 2009, cuando la depresión apenas está comenzando, el número de personas con hambre en el mundo ha crecido ya a 1.020 millones, de los cuales al menos 53 millones se encuentran en América Latina y el Caribe. Tal situación de saqueo planificado se oficializó al retirar el dólar del patrón oro bajo el gobierno de Richard Nixon, lo que permitió masivas emisiones de esta moneda y “valores ficticios” (R. Carcanholo) fabricados del aire y sin respaldo en valor real, y se amplió ya sin control a partir del inicio de la globalización neoliberal en los años noventa, cuando creció la emisión de los llamados “productos derivados” que contaminaron todas las finanzas y las economías de los demás países del planeta. Constituyen en realidad una gigantesca masa de “capital parasitario” (como lo llama Jorge Beinstein). Una muestra del crecimiento explosivo de tales “valores ficticios”, llamados “productos derivados” en la jerga de Wall Street, en comparación con el producto bruto mundial (PBM), se muestra en la siguiente gráfica. En consecuencia, de cada 20 dólares en papel moneda o títulos valores que circulan hoy por el mundo, apenas uno tendría respaldo y los 19 restantes serían “capital ficticio” sin respaldo en valor de ningún tipo. Esto explica la enorme invasión desde los países ricos —en primer lugar los EE. UU.— con montañas de “dinero” para comprar los países del llamado Tercer Mundo, sus riquezas y propiedades, que sí son valores reales. Tal es la naturaleza de la recolonización del Tercer Mundo impuesta sobre la amenaza de flotas y bases militares para trasformar papeles sin valor en riqueza real: para América Latina y el Caribe es como una reedición de la conquista española que entregaba espejos a los indígenas americanos a cambio de su oro y su plata. 11

Gráfico No. 2 Crecimiento explosivo de productos derivados

Según el Banco de Basilea, esos productos derivados (empa­pelamiento, acciones, deudas públicas, impresiones de dinero sin respaldo, deudas ficticias, etc.), serían para 2008 unos 1.000 billones de dólares: 20 veces el PBM (J. Beinstein, “Siete rostros de la crisis”).

2. Profundización de la crisis, ruptura de nuevas burbujas y una gran depresión como freno al capital ficticio Aunque se habla mucho de que se vislumbra una recuperación, los comentaristas olvidan que la crisis no se compone de la única burbuja de los bienes raíces inmobiliarios, que ya ha explotado y aún tiene problemas. Andrew Gavin Marshall plantea que la crisis tiene otras burbujas que harán parecer pequeño el estallido de la burbuja de la vivienda de 2008. Los indicadores muestran que el próximo posible estallido será el de la burbuja de los bienes raíces comerciales. Esta categoría 12

incluye edificios de apartamentos, hoteles, torres para oficinas y centros comerciales. Cuando la inversión residencial bajó un 28,9% entre 2006 y 2007, la inversión en bienes raíces comerciales aumentó un 24,9%. O sea, la inversión en bienes raíces comerciales sirvió como amortiguador a la caída en la inversión inmobiliaria. Con ello se atrasó su estallido. Pero los bienes raíces comerciales siguen las tendencias de la vivienda, y así lo hará también la crisis. El principal evento que se aproxima, sin embargo, es la “burbuja de la deuda de los rescates” y la burbuja de la deuda mundial en general, que arrastrará al mundo a una Gran Depresión de una dimensión nunca antes vista en la historia 1. Con la “burbuja de rescates” la Reserva Federal y el gobierno de los EE. UU. únicamente han conseguido retardar la inevitable crisis mundial, al suministrar cada vez más liquidez a una burbuja que ya estaba inflada. Hasta finales de marzo de 2009, ese gobierno y la Reserva Federal habían gastado, prestado o comprometido 12,8 billones de dólares en la “burbuja del rescate”, lo que casi equivale al producto interno bruto (PIB) de este país. Cálculos más recientes del mes de julio, estiman que la suma alcanzaba ya los 25 billones de dólares, esto es, casi el doble del PIB estadounidense. Por eso, el mercado bursátil y los jugadores en la bolsa se sienten de nuevo en la gloria después de un repunte del 50%. Tal parece que no quieren entender que un crédito por billones (trillones) de dólares no genera una recuperación real, ya que no está creando nada 2. Cuando esta mega-burbuja reviente, ello signi1

Véase, Andrew Gavin Marshall, “Entramos a la mayor depresión de la historia. Futuras burbujas a la espera de estallar”, en www.rebelion.org 2 Bob Chapman, “Collapse in the Wake of the Fed’s Wall Street Bubble?”, en www.globalresearch.ca 13

ficará el fin del ciclo de boom/quiebra de la actividad económica en todo el mundo desarrollado. Y cuando esta “burbuja del rescate” estalle, no tendrán más a su disposición los arreglos fiscales o las políticas monetarias para inflar otra y habrá que comprender, concluye Marshall, que como recurso último del Imperio podría sobrevenir una gran guerra.

2.1. Contradicción estructural del sistema La crisis inmobiliaria, cuyo epicentro se dio en los propios EE. UU., es la primera gran manifestación de una contradicción estructural del sistema capitalista con consecuencias mucho más profundas de lo que los medios divulgan hoy, afirma Reinaldo Carcanholo. Frente a la falta de rentabilidad en el ámbito productivo y real de la economía, el capital se dirigió desde los años setenta hacia el ámbito improductivo y especulativo, lo cual encontró una respuesta adecuada en la política neoliberal en el mundo entero, en particular en los países centrales. En la especulación el capital halló una rentabilidad más elevada que en el ámbito productivo y, naturalmente, en gran parte se dirigió hacia ella. Los gobiernos neoliberales favorecieron esta política desde el año 1973, cuando los EE. UU. abandonaron el patrón oro-dólar que permitió el inicio de la especulación con monedas. Toda la valoración especulativa de activos durante las últimas décadas, sean acciones, títulos o bienes inmuebles, implicó un crecimiento del patrimonio de sus poseedores, pero sin que significara ganancia en la economía real. Es decir, el poseedor de un activo de ese tipo percibe al final de cada año una ganancia y un aumento de su patrimonio, siempre y cuando la especulación mantenga el precio de esos ac14

tivos sobrevalorado. No obstante, por detrás de esas ganancias no existe nada real, y eso año tras año. Se trata, por lo tanto, de una economía especulativa de larga trayectoria que no se resuelve en un dos por tres como insinúan los medios de comunicación 3. El hecho de realizar ganancias ficticias en un de­ terminado año a partir del capital especulativo, implica que al año siguiente ese capital especulativo será mayor y aspirará a una remuneración igualmente mayor. Al mismo tiempo, la brecha entre las inversiones productivas y las improductivas se incrementa, pues cada vez hay más capital especulativo con aspiraciones a crecientes ganancias en comparación con el capital que genera ganancias en la economía real. Más aún, invertir en el último sector resulta siempre más desestimulante. O sea, existe una creciente contradicción entre la desacelerada producción de riqueza y la necesidad de un ascendente capital especulativo que busca apropiarse de ella. Tal apropiación básicamente se soluciona de manera temporal con la realización de nuevas ganancias ficticias, plantea Carcanholo, ya que el aumento en el grado de explotación de la fuerza de trabajo (propio del neoliberalismo) no da abasto para ello. El resultado es que con el crecimiento sin precedentes en la historia del capitalismo de la espiral especulativa, crece sin cesar la espiral del capital ficticio. Eso significa que año tras año, como en el “juego de la pirámide”, se necesita de un monto absoluto de remuneración mayor, buscando nuevas formas de capital especulativo como los “productos derivados”. La lógica especulativa opera como una bola de nieve en una pendiente, que se agranda con velocidad 3

Reinaldo Carcanholo, “Especulación con el dinero es la causa de la crisis”, en Semanario Universidad (Costa Rica), 29.07 al 04.08.2009, págs. 6s. 15

siempre mayor hasta que tropieza y revienta. La solución en lo inmediato consiste en dejar un problema cada vez mayor como herencia para el futuro. Ante la enfermedad latente y crecientemente grave, aumenta también de modo significativo la medicina a aplicar una vez que se manifieste la crisis. Sin embargo, mientras no se evidencia la contradicción y no revienta la “bola de nieve”, la ganancia ficticia aparece como real. En otras palabras, la enfermedad no se manifiesta. Esta “realidad” se mantiene en tanto las ganancias especulativas sean intercambiables por riqueza real. Tarde o temprano, no obstante, tiene que venir la crisis.

2.2. Especulación, crisis inmobiliaria y crisis de la economía real Hace años, los analistas del Observatorio Internacional de la Crisis la veíamos venir. Las apariencias decían lo contrario, pero en esencia la economía especulativa se agrandaba día a día. En la era de la globalización, la espiral especulativa se sostuvo durante mucho tiempo al involucrar al mundo entero. Esto diferencia la actual crisis de la Gran Depresión del siglo XX. Después de afectar muchos países periféricos, finalmente el sistema se reventó en el centro del Imperio y en su eslabón más débil: las hipotecas basura o ‘subprime’ en los EE. UU. Dado que a éstas las calificaron como seguras, fueron adquiridas por la banca en muchos países. Por eso, cuando la crisis crediticia estalló, se convirtió de inmediato en una crisis a nivel internacional. La consecuencia de la crisis fue una tasa de ganancia en brusca caída. Por lo demás, la especulación inmobiliaria fue un fenómeno común en todo Occidente y más allá. La crisis en los EE. UU. solo activó la crisis especulativa 16

en el mundo entero, y constituye por ello el epicentro de la misma 4. Gráfico No. 3

Ventas de propiedades comerciales en los EE. UU. 2006-2009

Tomado de The Economist, 01.08.2009.

Hoy, la crisis inmobiliaria pareciera estar detrás de nosotros, con todo, lo que dejó es una crisis en la economía real. Las inversiones productivas han declinado en el mundo y sobre todo en Occidente, acentuando la crisis en su economía real. Ésta repercute asimismo en el mercado de propiedades comerciales. Este mercado enfrenta en la actualidad, en la mayor parte del mundo, serias dificultades. Las propiedades comerciales en los EE. UU. alcanzan una tasa de desocupación de más del 11%. En Europa (Londres y París) la cifra llega al 20% y 4 Ídem.

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en China (Beijing) al 22%. Debido a sus crecientes tasas de desocupación, los precios de las propiedades comerciales están cayendo de manera dramática. Desde su pico en octubre de 2007, los precios de las propiedades comerciales estadounidenses cayeron en un 35%. En Europa la situación no es más alentadora. Solo disponemos de cifras para unas ciudades. Así por ejemplo, en Rusia (Moscú) los precios han caído en un 63% en apenas un año, y con ello ocupa el tercer lugar después ciertos distritos de Londres (West End) y París 5.

2.3. Crisis en la construcción comercial, insolvencia y depresión Los préstamos sobre propiedades comerciales han sido ligados a instrumentos financieros complejos conocidos en inglés como “Comercial Mortage Backed Securities” (CMBSS). Esto constituye otra espiral especulativa de capital ficticio que, probablemente, llegará a su límite antes de fines de este año. Todo esto suena a un “déjà vu” de la crisis inmobiliaria. Los ‘securities’ más riesgosos y que fueron emitidos en los EE. UU. entre 2005 y 2007, ya entraron en problemas serios debido a una creciente incapacidad de pago, incluso de los intereses. Se estima que en dicho país, hacia finales de 2009 la tasa de incapacidad de pago en este sector podría alcanzar el 12%. A esto se suma una crisis en los préstamos de riesgo en el ámbito de la construcción comercial. Tal situación conjunta podría generar otra crisis bancaria y financiera en los EE. UU. durante los últimos meses de este año, la cual afectaría princi5 The Economist, 01.08.2009, págs. 61s.

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palmente a bancos más pequeños 6. ¿Habrá capacidad para otro rescate bancario o será la última crisis que anunciará la crisis de los bonos del Tesoro al mostrar una suspensión de pago por incapacidad al nivel del propio gobierno estadounidense? Nosotros creemos que ocurrirá lo último. Estamos entrando, en otras palabras, en la Gran Depresión del siglo XXI. En los EE. UU., el Reino Unido, la Eurozona y Japón, habrá una recuperación sin recuperación (‘recoveryless recovery’), o sea, una recuperación de mentiras. La actual recesión consiste en una quiebra crediticia de una magnitud propia de tiempos de depresión. El sistema financiero, en efecto, se ha fundido. El sistema crediticio al por mayor (titularización) está paralizado. El sistema bancario es insolvente y el gasto en consumo está colapsando. Solo gracias a las inyecciones de la Reserva Federal las acciones bursátiles no han dejado de subir en los últimos meses. Los grandes bancos hacen un festín con los billones (trillones) que les han otorgado. Como adictos han vuelto al juego especulativo y de nuevo han subido las apuestas. Pretenden así hablar de una recuperación. Vale decir, el “capital ficticio” busca nuevas “ganancias ficticias” pues no invierte en la economía real, situación que precisamente ha sido la causa de la crisis. Se trata de la recuperación del capital ficticio rumbo a un colapso mayor. Sorprende el paralelismo con la crisis de los años treinta del siglo pasado. Hasta noviembre de 1929, la bolsa cayó un 35%, porcentaje casi idéntico a la caída de octubre-noviembre de 2008. Hubo después una acentuada recuperación que duró 155 días con un realce del 48%. La recuperación a partir del 9 de marzo alcanza en el mismo tiempo casi idénticas cifras. La correlación de 0,8 es inusualmente alta (véase el gráfico No. 4). 6 Ibid., pág. 62.

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Gráfico No. 4 Recuperación y recaída la de bolsa de los EE. UU. 1929-1930 y 2008-2009

Fuente: David Rosenberg, tomado de Graham Summers, “The Bear Market Is NOT Over, And Stocks Will CRASH This Fall”.

Obtener más capital ficticio aplaca el ansia, sin embargo agrava el problema de colocarlo y origina nuevas burbujas. Mientras tanto, la tensión crece entre los muy ricos y quienes perdieron su empleo, su casa, y suelen pagar intereses de usura a la banca y el sistema financiero por las deudas que no pueden pagar. Así, la riqueza de los hogares estadounidenses ha disminuido en un 14% desde el comienzo de la crisis, y el valor de la vivienda ha caído un 41%. El desplome de los precios inmobiliarios obliga a los hogares a recortar sus gastos, lo que debilita la demanda y eleva los despidos. Cada vez más gente es incapaz de pagar sus deudas en general y las de sus tarjetas de crédito en particular. 20

Los bancos cobran intereses de usura, aun así en la economía real continúa la caída de la demanda y nuevos negocios quiebran. Se trata de un círculo vicioso que termina en una ralentización del crecimiento. Las posibilidades de una recuperación son entonces casi nulas. ¿De dónde se supone que provengan los gastos de consumo que representaban un impresionante 70% de la actividad económica? Según Mike Whitney, no hay oportunidad alguna de recuperación 7. Gráfico No. 5

Fuente: Graham Summers, op. cit.

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“Por qué la economía no ha tocado todavía fondo”, en CounterPunch. 21

La crisis real no son los millones de millones (trillones) de dólares en valores que se hicieron humo. Esas eran cifras ficticias: cotizaciones en la bolsa, trampas contables o pirámides financieras, que son las ganancias ficticias que se esfumaron. Se compra acciones sobre la base de ganancias esperadas a futuro de las compañías. Esas ganancias hoy, son todavía más reducidas que durante la Gran Depresión de los años treinta. Los EE. UU. estaban ya en recesión en el año 2008, y las ganancias en el segundo cuatrimestre de 2009 se hallan un 31% por debajo de ese nivel. Desde su máximo en 2007, las mismas han caído en términos reales un 98%, como se observa en el gráfico No. 5.

2.4. La economía real y el empleo La crisis verdadera es la contracción de la economía real, el creciente desempleo, la disminución de los ingresos y el empleo precario. Actualmente, los ricos estafadores de Wall Street y de Londres se recuperan y todo el mundo político y mediático se ocupa de su prosperidad. Con todo, el salvamento de los ricos no salvará a la economía real, por cuanto su consumo suntuario y militar no basta para sostener la demanda efectiva. En otras palabras, no habrá una recuperación económica derivada de salvar al capital especulativo. Al contrario, en los próximos meses ni siquiera podremos hablar de una recuperación sin empleos (‘jobless recovery’) como tratan de vendérnoslo numerosos expertos en la materia. A principios de 2009, los inmensos despidos en los EE. UU. incrementaron la cantidad de nuevos desocupados entre 600.000 y 700.000 por mes. En los últimos meses, el nuevo desempleo ha aumentado “solo” en 500.000 por mes. A partir de esas cifras los medios concluyen que, como la cantidad de nuevas 22

personas que cobran prestaciones de desempleo está disminuyendo, hay signos de recuperación. La tasa de desempleo oficial en los EE. UU. llega casi al 10%. Lo cierto es que el desempleo sigue creciendo y a niveles mucho más elevados de lo que las estadísticas oficiales revelan. Las prestaciones de desempleo cubren únicamente la mitad de los trabajadores estadounidenses. El restante 50% no tienen derecho al seguro de desempleo y muchos de ellos (los inmigrantes ilegales en particular), simplemente no son registrados como desempleados por las estadísticas del Gobierno. Los desempleados crónicos con más de 59 semanas sin encontrar trabajo tampoco aparecen en las estadísticas (el límite superior para cobrar prestaciones de desempleo en ese país) en el momento preciso que la crisis se presenta y cuando las perspectivas de hallar pronto otro trabajo se esfuman. Si incluyéramos toda esa gente en la tasa global de desempleo de los EE. UU., tendríamos un desempleo superior al 18% y posiblemente cercano al 20%. Cifras oficiales de desempleo que abarcan el 20% de la población económicamente activa se encuentran en Europa (España) y África (África del Sur). Las tasas de desempleo en América Latina y el Caribe están oficialmente por debajo del 10%, las juveniles están con claridad por encima del 20%, y el desempleo por subempleo puede abarcar a más de la mitad de la población. Estas tasas de desempleo oficiales, sin embargo, podrían incluso duplicarse con una gran depresión 8. De ser así, casi la mitad de la población estadounidense estaría sin trabajo. Las consecuencias sociales y políticas se dejan adivinar y por eso el Estado policiaco está en plena marcha, en especial en dicho país. Lo anterior implica8

Dave Lindorff, “Vuelta a la realidad. La recesión no ha terminado, ni por asomo”. 23

rá un polvorín político que “los halcones” intentarán capitalizar para implementar un Estado neofascista. Al mismo tiempo habrá una fuerte polarización en los EE. UU., aunque todavía es hora de luchar por otra alternativa política. No necesitamos hablar de los efectos sociales que supondrá una depresión en los países periféricos.

2.5. La depresión más grande de la historia y el colapso de la economía estadounidense Contrariamente al discurso mediático y político dominante, no es posible esperar en absoluto el inicio de una recuperación en los próximos doce meses como se señalaba en agosto de 2009. Una contracción de la economía real y un notorio ascenso de las tasas de desempleo serán el panorama común en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Informes del Fondo Monetario Internacional (FMI) auguran que el PIB mundial se reducirá este año 1,3%, mientras que el Banco Mundial es más pesimista al afirmar que la disminución será del 3%, sin incluir a China ni a la India. En otras palabras, el mundo en su conjunto, pero sobre todo Occidente, ya está entrando a una gran depresión. Según cifras de The Economist 9, en el último cuatrimestre el PIB de los EE. UU. cayó en un 5,5%, el de la Unión Europea (UE) en 10% y el de Japón en más del 14%. Estas cifras suelen ser corregidas para mal meses después, al conocerse las definitivas. El panorama real, entonces, es todavía más grave. 9 The Economist, 01.08.2009, pág. 81.

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En América Latina y el Caribe la situación de la recesión es menos severa y un tanto diversa. En México (el país más anexado a la economía norteamericana), el PIB cayó en más del 21%. La lectura es que los EE. UU. dejan caer los efectos negativos de la crisis en primer lugar sobre México. De esta forma el vecino del Norte trata de salvar su economía interna. Las cifras son menos desalentadoras en países con un proyecto económico más endógeno. Así, Brasil, uno de los llamados países emergentes, aunque más conectado con el ámbito financiero y especulativo, sufrió una caída en su tasa de crecimiento económico del 3,3% y Chile, otro país fiel a las políticas neoliberales, 2,4%. En medio de la crisis, Argentina y Venezuela (país que procura alejarse más de las políticas neoliberales) mostraban todavía cifras levemente positivas 10. Cuanto más desacoplada esté una nación, menos fuerte será el impacto de la crisis. Por eso, el resultado anterior estimulará las políticas de desconexión en América Latina y el Caribe durante la gran depresión. Frente a este cuadro recesivo a nivel mundial, llama poderosamente la atención el crecimiento del PIB tanto en China (8%) como en la India (6%). La producción industrial de China aumentó, según The Economist, en más del 10% en junio de 2009, cifra que contrasta fuertemente con la caída del 14% de la producción industrial en los EE. UU., un 17% en la UE y un 23% en Japón. Si no hubiese sido por el gran incremento en el gasto de defensa durante la administración Obama, la cifra estadounidense hubiese lucido mucho peor. La producción industrial en Brasil, Argentina y México cayó en un 11%. Debido al creciente proteccionismo en Occidente, las exportaciones de China cayeron durante el último año en más del 40%. China solía exportar el 10 Ídem.

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40% de su PIB y, por lo tanto, se ve particularmente afectada por las medidas proteccionistas en Occidente. Gráfico No. 6 Balance comercial de China 2005-2009

Fuente: Goldman Sachs.

Al ver que al mismo tiempo que crece el PIB de China caen sus exportaciones, cabe formular dos interpretaciones posibles, cada una de las cuales explicará parte de la verdad. La economía de China podría estar creciendo, al menos en parte, por un ascenso del capital ficticio que suele ser contabilizado como si fuera real. Durante los primeros siete meses de 2009 la compra/venta de propiedades chinas subió en un 60% y la bolsa china de valores (SSEB) lo hizo (desde fines de 2008) en un 90%, mientras el índice bursátil a nivel mundial (MSCI) apenas subió un 14% en el mismo período. Sobre esta base podemos afirmar que la economía especulativa en China está en plena marcha 11. 11 Ibid.

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Una lectura alternativa es que el producto chino industrial ha sido absorbido, de manera significativa, por una demanda interna ascendente. Para lograrlo, China habría tenido que destinar reservas internacionales al fomento de su demanda interna y/o dejar de adquirir nuevos bonos del Tesoro de los EE. UU. Y, en efecto, desde setiembre del año 2008 el apetito chino por incrementar sus reservas de nuevos bonos del Tesoro estadounidense ha disminuido drásticamente, tal como sucedió a nivel mundial. El país contaba con las mayores reservas de divisas del mundo (2,13 billones de dólares), la mitad en bonos del Tesoro, el doble de reservas que poseía Japón, el segundo país en esa lista. China ha diversificado sus reservas internacionales comprando oro y materias primas, y también ha invertido en obras de infraestructura. Debido a las inversiones en la construcción de grandes obras de infraestructura en el interior del país, en los últimos doce meses los ingresos monetarios per cápita crecieron tanto en la zona urbana (11,2%) como en las áreas rurales (8,1%) 12. 

3. La amenaza de la desintegración del sistema monetario internacional El hecho de que desde setiembre de 2008 ya no haya demanda internacional de los bonos del Tesoro de los EE. UU., repercute en la economía de la principal potencia. Ciertamente, con sus gigantescos planes de rescate e histórico gasto de defensa, los EE. UU. requieren nuevos créditos externos por unos dos billones de dólares al año. Sin esas grandes inyecciones de crédito, el país ya se encontraría en una Gran Depresión. 12

Véase, Hedelberto López Blanch, “China, contra todos los huracanes”, en www.rebelion.org, 10.08.2009. 27

Por eso, los EE. UU. están en problemas desde fines del 2008. En realidad, desde setiembre pasado la Reserva Federal ha estado comprando los bonos del Tesoro de Estado ‘offshore’ (en las Bahamas) para dar la apariencia de que existe una demanda externa sostenida de bonos. Gráfico No. 7 Porcentaje de la deuda nacional de los EE. UU. en bonos (curva superior) y en billetes impresos (curva inferior), de mayo de 1995 a julio de 2009

Fuente: Mark Lundeen, “The 1929 and 2007 bearmarket race”, en www.Gold-Eagle.com

Con esa ‘garantía’, la Reserva Federal imprime dólares u otorga crédito sin límite aparente. Esos ‘dólares chatarra’ no se invierten luego en el ámbito productivo, sino que fundamentalmente van al mercado bursátil, a la guerra y al complejo industrial militar. Vender la idea de una recuperación a la vista, es la modalidad para prolongar el mayor tiempo posible 28

el que los países compradores de los bonos del Tesoro estadounidense y del Gilts británico mantengan un mínimo de confianza y no se deshagan por pánico de dichos bonos. Sin ese mínimo de confianza, el sistema financiero y monetario colapsaría. El resultado, no obstante, es que el sistema monetario mundial se desintegra cada vez más.

3.1. El colapso del dólar y la profundización de la crisis El mundo ha funcionado —y sigue funcionando— como una economía basada en deudas, esto es, en pagarés. Ello implica tratar de mantener la confianza a toda costa, aunque sea bajo amenaza de guerra. La deuda de los EE. UU. es mayor que la deuda de todos los demás países del mundo juntos, y por eso constituye el epicentro de la crisis. Ante el colapso inevitable del dólar, los rusos y los chinos aceleran su juego para situarse en la era posdólar. No hay mucho tiempo que perder. Como veremos más adelante, los EE. UU. mantienen bajo amenaza de guerra a China para que no venda masivamente los bonos del Tesoro, aun cuando han dejado de ser un fuerte importador de productos de ese país. Sobre la base de una amenaza de guerra los chinos no se atreven a deshacerse masivamente de dichos bonos, y así “se mantiene a flote” el dólar. En octubre de 2009, sin embargo, cuando se den a conocer los rendimientos negativos en la economía real, el mundo se percatará de que los productos hechos en los EE. UU. y en Gran Bretaña en particular, pero de Occidente en general, ya no tienen futuro. Esto crearía las condiciones para otro colapso en la bolsa de valores 13. 13

H. G. Fandrich, LEAP/E2020, “Tres olas gigantes”, en www.globalresearch.ca 29

Para cientos de millones de habitantes de América, Europa, Asia y África, el otoño boreal de 2009 podría anunciar una terrible transición hacia un empobrecimiento duradero de sus clases medias debido a las elevadas tasas de desempleo, y sin perspectivas de hallar otro trabajo antes de dos, tres o cuatro años; o debido a la evaporación de sus ahorros colocados directamente en el mercado bursátil, el colapso de los fondos de jubilación por capitalización, o por las colocaciones bancarias atadas a la bolsa; o bien debido a su inversión en las empresas empujadas a esperar con desesperación una calma que, al parecer, no vendrá en mucho tiempo.

3.2. Tres nuevas olas gigantes La Gran Depresión del siglo XXI se instalará con toda su fuerza en los próximos meses. El informe GEAB36, considera que a partir de los meses de setiembre y octubre de 2009 se producirá la convergencia de tres “olas gigantes” particularmente destructivas, reflejo de la profundización de la crisis, y que originará convulsiones históricas en términos económicos, sociales y políticos. Si bien no todas las regiones del mundo se verán afectadas de igual forma, en opinión de los autores del informe, todas, sin excepción, experimentarán una gran degradación de su situación durante el último cuarto del año. En los citados meses, la incapacidad de pago de los EE. UU. y del Reino Unido para financiar sus déficit públicos, ya descontrolados, será seriamente cuestionada en el debate internacional. La cesación de pago por parte de dichos países, ambos núcleo del sistema global en crisis, representará la primera ola económica, social y política, ya que podría conllevar la crisis terminal del dólar estadounidense y de la libra esterlina. En 30

segundo lugar, el informe GEAB36 prevé una ola de quiebras en serie: empresas, bancos, inmobiliarias, ciudades, regiones y hasta Estados, con otro gran impacto económico, social y político, pues conlleva una tercera ola: desempleo masivo, caída de ingresos, hambrunas, etc. Además, estas tres olas no serán sucesivas sino simultáneas, asincrónicas y no paralelas y, por ende, muy destructivas. Por su impacto sobre el sistema mundial, las tres olas marcarán la Gran Depresión del siglo XXI, lo que podría desembocar en el clima político para una gran guerra a escala ampliada o mundial 14. Según el economista estadounidense y profesor de la Universidad de Nueva York, Nouriel Roubini, se trata de una “recesión de doble caída” y cabe esperar, además, una subida de los precios del petróleo que frenará todavía más la actividad económica. En conclusión: la reanudación será fantasmagórica y la recaída inevitable. Una “recesión de doble caída” provocaría un frenazo brutal de la actividad, recalca Eswar Prasad, profesor de la Universidad de Cornell, en los EE. UU. 15.

3.3. Neofascismo en Occidente versus lucha por un proyecto endógeno latinoamericano y caribeño Desde el estallido de la crisis financiera hacia finales del año 2008, las exportaciones han caído a nivel mundial y sobre todo las de los principales países exportadores del mundo. En efecto, en los 15 países de mayores exportaciones, éstas cayeron en promedio un 30%, y en algunos de ellos como China, Taiwán y Rusia 14

Global Europe Anticipation Bulletin (GEAB), en www.leap2020.eu/ Espanol, 18.06.2009. 15 Jeremy Tordjman, París (AFP), 25.08.2009. 31

(aunque no figura entre los primeros 15), más del 40%. No hay ni un solo país donde las exportaciones crecieron. En México, Brasil y Argentina las exportaciones descendieron un 25%, es decir, algo por debajo de la media de las naciones con más exportaciones. En los países centrales, la caída relativa en el comercio estuvo por encima de la media. Así, las exportaciones de Francia, Alemania, Gran Bretaña y Canadá bajaron un 33% y las de Japón casi un 40%. El hecho de que las exportaciones estadounidenses lo hicieron solo en un 22%, probablemente se deba al creciente componente de las exportaciones de productos y servicios bélicos. El patrón en la caída de las exportaciones en los países centrales es mucho más agudo que la disminución del crecimiento de sus economías. La lectura es clara. A partir de la crisis, las economías centrales se volcaron más hacia adentro. Con ello procuran salvar a sus empresas para evitar una mayor caída de la propia economía. En una economía globalizada, el resultado inevitable de la contracción del comercio de una potencia es su contracción en otras naciones, esto en razón de las largas cadenas de producción construidas a nivel internacional con base en la globalización. El comercio mundial declina de una manera acentuada por esos efectos de encadenamiento a través del globo. Lo anterior a su vez impacta de nuevo negativamente en el comercio, y se origina así un círculo vicioso. Con todo, esta fuerte reducción comercial no guarda relación con el patrón observado en la baja de las tasas de crecimiento. En otras palabras, la caída en el comercio internacional no responde con exclusividad a la contracción de las economías centrales. Lo anterior significa que desde la crisis económica de 2008 ha aumentado el proteccionismo en el mundo, tendencia incentivada por el discurso de la economía de desacople, apenas anunciado en la crisis financiera estadounidense. 32

Comercio mundial se hunde Gráfico No. 8a Evolución anual de las exportaciones de los 15 mayores países exportadores (1991-02/2009) Gráfico No. 8b Evolución anual de las exportaciones de los 15 mayores países exportadores entre febrero de 2008 y febrero de 2009

3.4. El proteccionismo de las grandes potencias El proteccionismo es una política de “sálvese quien pueda” en un mundo que se hunde. Con el neoliberalismo en plena crisis, los países centrales se vuelcan hacia políticas más proteccionistas, o sea, importan menos, con lo cual los países periféricos exportarán menos. La composición de las exportaciones entre el centro y la periferia presenta un gran contraste. Las exportaciones de los países centrales poseen un alto 33

componente de bienes de capital, las de los países periféricos, en cambio, consisten principalmente de bienes de consumo y materias primas. Ahora bien, la caída en las exportaciones de bienes de consumo duradero entre los países emergentes como China, puede ser compensada por un alza de la demanda civil interna. Pero la caída en las exportaciones de bienes de capital en los centros del poder, solo se compensa elevando la ‘demanda’ (interna y externa) de productos bélicos de su complejo industrial militar. Éste es con claridad el caso estadounidense, cuyas exportaciones disminuyeron mucho menos que las de Alemania o Japón. La demanda efectiva del producto final de ese complejo industrial militar puede incrementarse mediante el impulso de la guerra permanente, transfiriendo con ello el costo improductivo de la guerra a otras naciones. He aquí el porqué de la inclinación de los EE. UU. y Gran Bretaña por el keynesianismo de guerra. Lo anterior crea el clima político en el centro de poder para lanzarse a una aventura militar más amplia y compleja. Por otro lado, al caer las posibilidades de exportación hacia los países centrales, las economías periféricas, quiéranlo o no, se ven obligadas a volcarse también más hacia adentro. Esta situación constituye una amenaza y una oportunidad a la vez. La crisis, que brinda la oportunidad de un proyecto más endógeno, origina asimismo la necesidad de un desacople. Luego, la contracción en el comercio internacional pone en crisis a las políticas de anexión inherentes al proceso de globalización neoliberal por medio de los tratados de libre comercio. Tales políticas económicas suelen trazarse en beneficio de los intereses transnacionales y financieros y, por consiguiente, están volcadas hacia la maximización de la apertura económica. Conforme se profundice la crisis mundial, habrá entonces una oportunidad más clara para América Latina y el Caribe de 34

recuperar su autodeterminación. Lo anterior, no obstante, representa una amenaza para los intereses imperiales y aquella fracción de las élites criollas conectada con los intereses transnacionales. Frente a la profunda crisis, los centros del poder se inclinan igualmente por una mayor protección en materia del empleo, al cual los nacionales consideran tener más derecho que los foráneos. En otras palabras, el desempleo siempre más generalizado en los países centrales engendra mayor xenofobia. Con ello, el ‘sálvese quien pueda’ se convierte también en un proyecto popular, excluyente y políticamente de extrema derecha. Sobre esta base se monta el proyecto proteccionista del empresariado. Existe una tendencia hacia la nacionalización de empresas en problemas. Éstas son financiadas o intervenidas por el Estado para salir a flote. El financiamiento que reciben es condicionado al fomento de la demanda interna. El lema es: ‘Buy american’, ‘Buy british’, etc. Vale decir, el nacionalismo está de regreso en las diferentes políticas de los países centrales. El mismo representa una actitud colectiva nacional de salvarse eventualmente a costa de las demás naciones. Estas tendencias proteccionistas, xenofóbicas y nacionalistas, son ingredientes que propician el neofascismo.

3.5. La desconexión y la reconexión en América Latina y el Caribe y el papel de las migraciones La consecuencia para los países latinoamericanos y caribeños es totalmente otra. Con la crisis económica y el consecuente desempleo aparece una migración de retorno y las remesas suelen ir en picada, como se observa en el gráfico abajo. Con ello se acaba el ‘sueño 35

estadounidense’, que actuaba como válvula de escape individual o familiar de cara a las dificultades económicas y la exclusión en el propio país. Con el neoliberalismo, que trajo más desempleo y exclusión, las migraciones siguieron operando como tal válvula de escape. Al poder salvarme a través de la migración, individualmente o con mi familia, dicha válvula, además de despolitizar, tendió a que los (potenciales) migrantes se alineasen con el sistema neoliberal que parecía brindar esas oportunidades. Gráfico No. 9 Descenso de la construcción en los EE. UU. y de las remesas a México 2007-2009

Tomado de The Economist, 01.08.2009.

Este ‘sálvese quien pueda’ a nivel individual o familiar del ‘sueño estadounidense’ se acaba conforme 36

la migración se dificulta cada vez más, y sobre todo cuando surge una migración de retorno por el desempleo en el país de destino y las remesas se desploman. Con la crisis, en efecto, termina la apertura económica para los migrantes y con ello la válvula de escape para solucionar los problemas económicos personales o familiares. La nueva situación demanda un proyecto endógeno que trascienda lo individual y familiar, es decir, un proyecto político alternativo “dentro de mi país”. Con la generalización de la crisis se cierran las oportunidades de trabajo más allá de las propias fronteras, y con ello crece la crítica popular al neoliberalismo y a los gobiernos que lo han propagado. Justamente en esta coyuntura se dio en marzo de 2009 el proceso electoral en El Salvador, donde se agotó el espacio del partido neoliberal Arena y triunfó el proyecto político del Frente Farabundo Martí con Mauricio Funes como presidente, fórmula que, a los ojos de los votantes, podría brindar alternativas más endógenas. Con la profundización de la crisis económica en los países latinoamericanos y caribeños se agudiza la necesidad de un proyecto político más endógeno, y los procesos en marcha tienden a profundizarse. De este modo, si antes resultaba imposible hablar de nacionalización de empresas, con la crisis esta práctica se pone de moda en los propios centros de poder. Si apartarse de las políticas neoliberales, esto es la desconexión, era antes algo dificilísimo de lograr, con la profundización de la crisis del neoliberalismo los proyectos más endógenos se tornan una necesidad frente a la brusca caída del comercio internacional y la exportación de la crisis al Sur. Al no poder importar todo lo necesario, surge la obligación de ver qué se puede producir local o regionalmente y sustituir importaciones extrarregionales. Lo anterior, además, protegería las monedas locales, 37

amenazadas ante un eventual hundimiento del dólar. La recuperación de la capacidad de producción agropecuaria para conseguir la soberanía alimentaria, constituye una de las mayores prioridades en este contexto. Frente a la esperable caída del ingreso, del empleo, las exportaciones y las remesas familiares, así como los esperables efectos negativos del cambio climático, la producción masiva de alimentos, la reforestación, la protección del ambiente y los recursos naturales, se vuelven estratégicas e impostergables para la sobrevivencia dentro de las fronteras nacionales y regionales en América Latina y el Caribe. Igualmente, el desarrollar un sistema solidario internacional regional para enfrentar desastres naturales debidos al cambio climático. Por último, fomentar el comercio intrarregional, ¡ojalá con monedas locales o una moneda única regional! Países suramericanos han comenzado a crear el Banco del Sur, iniciativa previa para la creación del sucre como moneda única 16. Concluyendo, a medida que se profundice la crisis, los países latinoamericanos y caribeños se verán forzados a volcarse más hacia adentro. Aun así, es obvio que para los países periféricos en general y en particular para los más pequeños, la autarquía no representa ninguna alternativa. Desconexión implicará entonces necesariamente una reconexión, pero con mayor grado de autodeterminación, soberanía y menor dependencia del Norte. En términos políticos, esto implica la reconexión primero que nada dentro del continente mismo. Y como los países periféricos (más pequeños) 16

Esto, entre otras cosas, venía siendo propuesto por miembros de nuestro Observatorio y otros en diversos foros internacionales: Conferencia de la SEPLA, Montevideo, septiembre de 2007; Conferencia del SERPAJ, Ecuador, febrero de 2008; Conferencia del Foro Mundial de Alternativas, Caracas, octubre de 2008. 38

dependen de modo especial de lazos externos, la integración latinoamericana y caribeña se vuelve una necesidad y, por ende, prioridad política en tiempos de crisis.

4. Golpe de Estado en Honduras, Cuarta Flota, toma militar de Colombia: una ofensiva militar de los EE. UU. sobre América Latina y el Caribe El golpe de Estado en Honduras ocurre justo en la coyuntura cuando la crisis neoliberal demanda un proyecto económico y político más endógeno. Sin entrar a discutir detalles sobre el gobierno derrocado (que corresponden más a asuntos internos de los ciudadanos hondureños), hay sin embargo aspectos que deseamos señalar. El presidente liberal, Manuel Zelaya, asumió el poder en 2006 y gobernó en tiempos en que la especulación petrolera provocó un brusco ascenso de los precios del combustible. Hubo entonces una huelga de transportistas y taxistas, y Zelaya se vio presionado a acercarse a Petrocaribe y a Venezuela para adquirir petróleo a precio preferencial y solucionar el conflicto y el problema energético. Su acercamiento al bloque ALBA afectó los contratos con las transnacionales Shell, Texaco y Esso. Debido a las presiones populares, Zelaya aumentó el salario mínimo contra la voluntad de la clase empresarial, pese a que apenas lo subió al límite del costo de la canasta básica de alimentos. A raíz del grave accidente de un avión de pasajeros en el aeropuerto civil capitalino, el Presidente anunció el traslado de éste a Palmerola, con apoyo financiero de Venezuela. En Palmerola está ubicada una base militar estadounidense. Con las tres medidas anteriores, 39

Zelaya entró el conflicto con las transnacionales, con la clase empresarial local y con el Pentágono. Esto fue pretexto suficiente para el golpe de Estado. Los países latinoamericanos y caribeños reunidos en la Organización de Estados Americanos (OEA) percibieron otros motivos: un ataque militar en contra de América Latina y el Caribe, empezando por el eslabón más débil, para revertir los avances democráticos, la recuperación de su soberanía y el control de sus recursos naturales en todo el continente. En efecto, desde 2008 bajo el gobierno de George W. Bush y coincidiendo con el desplazamiento de la Cuarta Flota estadounidense sobre los mares latinoamericanos y caribeños, se comenzó a diseñar el golpe de Estado en Honduras; algo parecido al ataque a bahía de Cochinos en Cuba, planeado bajo David Eisenhower y ejecutado bajo John Kennedy. En ese entonces el mundo estuvo al borde de la guerra nuclear. En el caso hondureño se menciona entre los involucrados y sus apoyos a fanáticos neoconservadores anticastristas cubano-estadounidenses; altos funcionarios de la administración Bush, primero, y ahora vinculados a la de Obama, como John Negroponte y Otto Reich; embajadores de los EE. UU. en Centroamérica; y a muchos otros, entre ellos el último excandidato presidencial republicano a la cabeza de unos diecisiete senadores republicanos más. Primero organizaron el aislamiento político de Zelaya en la democracia formal y representativa interna que desde la constitución de 1982 promovía la política neoliberal en beneficio de la clase empresarial. Los principales medios de comunicación en manos de una oligarquía muy conservadora, desplegaron campañas para desprestigiar al Presidente. Ante el aislamiento progresivo, Zelaya optó por un mayor apoyo popular mediante el camino de la democracia participativa e 40

ideó una encuesta para indagar la opinión del pueblo en torno a una nueva constituyente. De esta forma se abría el camino para un proyecto político más endógeno, popular y participativo. Todo parecía indicar que otro país latinoamericano caminaría hacia la desconexión relativa del proceso de globalización neoliberal demandada por la actual coyuntura, hasta el día del golpe militar. Éste no puede ser visto como un golpe tradicional más en un pequeño país, allá en tiempos de la Guerra Fría. Estuvo precedido por el despliegue de la Cuarta Flota en 2008, de un ataque militar de Colombia en territorio ecuatoriano, y es simultáneo al acuerdo de instalación de siete bases militares de los EE. UU. en Colombia, eventos que no pueden leerse desvinculados entre sí, sino ser percibidos como un ataque militar estadounidense en contra de “toda Latinoamérica”. Esos hechos, además del contexto local y regional, deben ser valorados y analizados dentro del contexto de la estrategia global de los EE. UU. sobre Eurasia y el resto del mundo posterior a la Guerra Fría, lo mismo que en el contexto de la gran crisis económica actual. En este contexto no es extraño que de inmediato los países del planeta, en bloque, condenaran el golpe. Coincidieron sin excepción todos los gobiernos de izquierda, centro o derecha. Ante semejante manifestación de solidaridad internacional, los EE. UU. se sumaron con cautela a la condena, dado el peligro de verse aislados del resto del mundo y dañar así el futuro político de su nuevo gobierno. Con todo, a pesar del rechazo del presidente Obama y de la secretaria de Estado Clinton al golpe, éste no se revertió. Es clara la imposibilidad de que el golpe militar se sostenga sin apoyo desde los EE. UU. De ahí la impresión de que: o bien Obama y Clinton habían mentido en sus declaraciones de intenciones 41

ante la previa cumbre presidencial del hemisferio en Trinidad y Tobago, o bien Obama —como Zelaya— era víctima de insubordinación de sus propios subalternos. Sería como otro golpe de Estado en contra del presidente Obama en su propio país, a manos de un posible gobierno oculto de neoconservadores heredados de la administración Bush, quizá hasta con el control de los armamentos nucleares estadounidenses. El presidente Obama se quejó luego de la “ironía” de pedirle a su país no intervenir en los asuntos internos latinoamericanos y caribeños, al tiempo que le pedían intervenir en Honduras. En realidad, lo que se le ha pedido no es “que intervenga”, sino que ordene el “alto a la intervención desde los EE. UU.” que montó, y ahora sostiene, ese golpe de Estado. Se le pidió que investigue y sancione a los responsables, y que suspenda todo tipo de relación y ayuda militar a los golpistas, tal como exigen las leyes estadounidenses y las internacionales. En el ínterin, los movimientos sociales han sostenido su lucha ya por más de dos meses. Por eso, su exigencia del regreso del presidente Zelaya se ha incrementado, a la vez que ha avanzado la estrategia de la lucha popular. En este entorno, Washington apenas ha empezado a presionar a los golpistas, mientras la lucha del pueblo se fortalece y va definiendo su propio rumbo más allá de Zelaya.

5. Estrategia militar estadounidense, retaguardia estratégica y América Latina y el Caribe Un creciente número de analistas y gobiernos coinciden en la creencia de que los EE. UU., dada su incapacidad para controlar la crisis económica, se prepara para empujar una gran guerra con un primer escena42

rio en Eurasia. Con tal fin utilizan a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y a Europa, que actuarían como punta de lanza para cercar a Rusia y China (la principal amenaza para los EE. UU.), sirviéndose de los países del viejo Pacto de Varsovia y de territorios de la antigua Unión Soviética, ocupando el sur de Asia y el Medio Oriente para penetrar en profundidad sobre la rica zona petrolera del mar Caspio y Asia Central. El proyecto contemplaría, eventualmente, separar a Siberia de Rusia y desmembrar a este país y a China en Estados menores y potencias militares de segundo o tercer orden, que no signifiquen un real peligro para el control unipolar de los EE. UU. del mundo. El problema es que este camino está lleno de grandes peligros, como el estallido de una guerra termonuclear en cualquier paso de dicha estrategia, aventura en la que los pueblos nunca deberán acompañar a los EE. UU. Por el contrario, la política prudente es que la región latinoamericana y caribeña declare su neutralidad en tal eventualidad. En un escenario de esta naturaleza, los EE. UU. precisan de una retaguardia estratégica segura, pletórica de petróleo, recursos minerales y otros, y esta retaguardia —al igual que durante la Segunda Guerra Mundial— es obviamente América Latina y el Caribe. Y la manera más rápida de asegurarla es revertir los avances democráticos en la región e imponer dictaduras militares con nuevos estilos, pero dóciles a los EE. UU. Por consiguiente, los únicos que estorban no son los gobiernos bolivarianos, como el del presidente Hugo Chávez, sino también los gobiernos de centro y de derecha moderada. Por eso, hasta cierto punto, el golpe en Honduras sirvió como cortina de humo para negociar las bases militares en Colombia. Una política prudente es no permitir a ningún país, en nombre de su soberanía particular, afectar la soberanía y la se43

guridad vital de los demás países. Resulta engañoso y absurdo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico con portaviones, destructores, submarinos y misiles balísticos de la Cuarta Flota estadounidense y con armas de última e intermedia generación apostadas en Colombia. En opinión de Rick Rozoff, el golpe en Honduras, lejos de ser un anacronismo, marca un precedente para el futuro. Así como Afganistán se ha convertido en el principal frente de guerra durante el último año (incluidos los meses de presidencia de Obama), de igual modo parece haber planes de agresión militar a América Latina y el Caribe, región relativamente apar­ tada de esos conflictos en los últimos diez años 17. El motivo geopolítico sería la eventual ampliación de la guerra en las cercanías de China y de Rusia, la cual demandaría una más segura oferta de petróleo y de recursos naturales para los EE. UU. Como en tiempos de guerra el transporte por los océanos es riesgoso e inseguro, este país necesita garantizarse los recursos naturales más cercanos, vale decir los latinoamericanos y caribeños. Y el peligro es que en la actual coyuntura de la crisis el continente ha estado definiendo con creciente autodeterminación su propio rumbo sobre tales recursos. Los EE. UU. han querido poner un alto a esta autodeterminación, y por eso el golpe militar en el eslabón más débil. De acuerdo con James Petras, con el golpe los EE. UU. persiguen hacer retroceder a regímenes críticos electos para imponer clientes acomodaticios, estrategia que opera en una multifacética política de abierta intervención militar o de operaciones encubiertas a través de la ‘sociedad civil’, hasta una retórica diplo17 Rick Rozoff, “US Escalates War Plans In Latin America”.

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mática aparentemente benigna de sutil persuasión que depende en mucho de la propaganda mediática. Agrega que creyeron que el ‘retroceso’ centroamericano serviría de advertencia a otros regímenes con mentalidad independiente en la región. Hoy, sin embargo, el centro-izquierda, e incluso numerosos regímenes electorales de la derecha, aquí y en cualquier parte del mundo, se oponen a los golpes militares porque los ven como una amenaza potencial para su propio futuro. Desde el punto de vista diplomático y político, por tanto, esa estrategia de retroceso ha sido costosa 18. Para la especialista mexicana Ana Esther Ceceña, El ataque a Sucumbíos en marzo 2008 marcó el inicio de un nuevo ciclo dentro de la estrategia estadounidense de control de su espacio vital: el continente americano. El golpe de Estado en Honduras… es el primer operativo de relanzamiento de esa escalada. Colombia… otorga inmunidad a las tropas estadounidenses… y permite la instalación de siete bases militares estadounidenses que se suman a las seis ya reconocidas por el Pentágono. Honduras constituyó… una cortina de humo… (para) el establecimiento de una sede regional de la llamada guerra preventiva en América, justo al lado del Canal de Panamá y… de la cuenca amazónica… Está en curso un proyecto de recolonización y disciplinamiento del continente completo. Con la seguridad económica que les establece al lado de la franja petrolera del Orinoco, equivalente a los yacimientos de Arabia Saudí… de los mayores yacimientos del planeta… 500 años después, los habitantes de América Latina tenemos que seguir deteniendo el saqueo, la colonización y las imposiciones… si no paramos la militarización y el asentamiento de las 18

James Petras, “La estrategia de retroceso de Obama: Honduras, Irán, Pakistán, Afganistán (y el efecto boomerang)”. 45

tropas de los EE. UU. en Colombia, las luchas de los últimos 500 años habrían sido en vano 19.

En la misma línea, Heinz Dietrich (14.08.2009) afirma que …con el ataque militar a Ecuador, la activación de la IV Flota, el golpe militar en Honduras y la iraquización de Colombia (bases militares), Washington ha re-implementado por la fuerza la Doctrina Monroe en América Latina.

El golpe militar, respaldado por los halcones estadounidenses, ha reafirmado el aislamiento político y diplomático de los EE. UU. en el Hemisferio. Más aún, ha evidenciado la creciente solidaridad entre los pueblos latinoamericanos y caribeños —y del mundo entero— en la lucha antiintervencionista. Difícilmente alguna región, país o alianza de importancia seguirá a los EE. UU. en su ocupación armada de un pequeño país periférico. El hecho de que los EE. UU. por medio de su secretaria de Estado se haya negado a considerar el golpe militar como un “golpe” (para mantener su ‘ayuda militar’ a los golpistas hondureños), ha reforzado la convicción entre estos países de que Washington trata de dividirlos y volver a los “viejos tiempos” de regímenes militares pro-estadounidenses.

5.1. La cumbre de UNASUR y las bases estadounidenses en Colombia Por su importancia nos referimos a la cumbre de UNASUR del 28 de agosto último, donde doce paí19 Ana Esther Ceceña, Alainet No. 447 (agosto, 2009).

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ses suramericanos condenaron de diversas formas o manifestaron su desacuerdo con el establecimiento u ocupación de bases militares en Colombia por parte de los EE. UU.. Este rechazo ha sido unánime desde todo el continente. Dichas bases militares, junto con el desplazamiento de la IV Flota y el golpe de Estado en Honduras, son vistos por muchos como un ataque estratégico de los EE. UU. sobre América Latina y el Caribe, en el marco de su estrategia global de dominación. El antecedente de invasiones, golpes de Estado e intervenciones de este país está muy vivo en la memoria continental, que lucha por desarrollar un proyecto más endógeno con una democracia más participativa. Por eso, no hay dudas de que el acuerdo con Colombia apunte a revertir los avances democráticos y al control militar de los recursos naturales de la región, mediante la reimposición de dictaduras militares. Muy pocos desean que el futuro de América Latina y el Caribe sea la reedición del socialismo del siglo XX con los estilos del Pacto de Varsovia, pero tampoco se quiere que sea la continuación del capitalismo del siglo XX y su pasado sangriento. Ambas experiencias han fracasado y carece de sentido repetirlas. Nadie ignora los errores —y excesos— que seguramente hay y habrá en la búsqueda de un mejor camino hacia una sociedad más justa, no obstante, cada vez más personas, movimientos y países lo ven ligado a la construcción de la paz, la democracia integral, la tolerancia, el respeto mutuo, la libertad y la armonía entre el ser humano y el ambiente tomando en cuenta las capacidades geofísicas del planeta. La experiencia es la de un mundo que durante el siglo pasado estuvo saturado de despotismo, explotación y autoritarismos de izquierda, centro o derecha, en medio de las guerras más destructivas de la historia. Nadie desea volver a este escenario. 47

Hemos afirmado la existencia de una estrategia global de las élites estadounidenses, las cuales al no hallar salidas frente a la crisis, se encaminan rápidamente hacia el terreno militar para posesionarse y controlar los recursos naturales mundiales y continuar con el derroche de los países ricos, insostenible ante la capacidad biofísica del planeta. Hemos señalado como un posible primer escenario de guerra Eurasia, y por ello también América Latina y el Caribe, siendo el continente la reserva estratégica de los EE. UU. Por ese motivo hay que acabar con las experiencias democráticas locales e instalar bases militares estadounidenses en la región. Este es el primer gran peligro, y ya empezó a materializarse en Honduras. Además del peligro anterior, existe asimismo el peligro de que en la eventualidad de una guerra ampliada o mundial, los países latinoamericanos y caribeños que alberguen bases militares estadounidenses, sus tropas y equipos, se conviertan automáticamente en un “objetivo de ataque incluso nuclear” con misiles estratégicos intercontinentales por parte de los enemigos de los EE. UU. En las bases planeadas para Colombia, Guyana Francesa, Curazao, y Recife en Brasil, se contempla el apoyo y abastecimiento a la flota de bombarderos estratégicos nucleares estadounidenses con destino a América del Sur y a África. Así se desprende de la denuncia del presidente de Venezuela en la cumbre de UNASUR del llamado “Libro Blanco del Comando de Movilidad Aérea de Estados Unidos”. No se trata pues —expresaron otros jefes de Estado— de “lucha contra el narcotráfico”. Ésta sería solo el pretexto para un proyecto geopolítico con propósitos militares distintos enmarcados en una estrategia militar global. Como es obvio, ningún pueblo o fuerza política responsable en el continente, con independencia de su ideología, desearía una dictadura militar o correr 48

el riesgo futuro de un devastador ataque nuclear de represalia sobre alguna base estadounidense en tiempos de guerra. Por esto, el rechazo continental a bases militares e intervenciones de los EE. UU. es crecientemente radical. Aunque el presidente de Colombia utilizó el argumento de la “soberanía” para la firma de ese acuerdo entre su país y los EE. UU., en realidad se trata de un asunto de “Seguridad Vital Continental” que está por encima de la soberanía de un solo país. De ahí que la presidenta argentina argumentara que “una soberanía debe ser la de todos, y no puede haber una soberanía que se imponga a las demás”. Los otros jefes de Estado rechazaron enfáticamente la instalación de las bases en Colombia. La declaración final de la cumbre contiene lo que podría ser el futuro posicionamiento de toda América Latina y el Caribe al decir que América del Sur debe ser una zona de paz y que hay que abstenerse de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial de otro Estado de UNASUR.

Reafirma el documento que La presencia de fuerzas militares extranjeras no puede con sus medios y recursos vinculados a objetivos propios, amenazar la soberanía e integridad de cualquier nación sudamericana y en consecuencia la paz y la seguridad de la región.

Además, la declaración instruye al Consejo Suramericano de Defensa para que en la primera quincena de septiembre analice el texto sobre “Estrategia Suramericana, Libro Blanco, Comando de Movilidad Aérea (AMC) (de los EE. UU.)” a fin de “considerar cursos de acción a seguir”. Una declaratoria de América Latina y 49

el Caribe —más allá de UNASUR— como zona de paz y neutral en tiempos de guerra, marcaría igualmente la “desconexión” de la región de las aventuras militares estadounidenses. La ofensiva de los EE. UU. empuja a la región a una carrera armamentista para adquirir armas convencionales modernas y hasta capacidades nucleares disuasivas para defenderse, lo que nada más serviría al negocio del complejo militar industrial. Éste sería un gravísimo error en el que los Estados latinoamericanos y caribeños no deben caer. No deseamos que la región vuelva a ser víctima del despotismo, ni sea convertida por el Pentágono en el escenario del mayor Viet Nam de la historia con ese país, o en un escenario de guerra con armas nucleares. Por esta razón, cabe al pueblo colombiano la responsabilidad de impedir que su Parlamento ratifique el tratado o convenio de bases con los EE. UU. Lo mismo vale para los otros países del continente. Los EE. UU. han demostrado una gran habilidad para escalar conflictos, pero muy poca capacidad para desacelerarlos, y en esto hay que ayudar a su pueblo.

6. La necesaria integración de América Latina y el Caribe para sobrevivir A partir del golpe militar en Honduras y los acuerdos en marcha de nuevas bases estadounidenses en Colombia, proyectos de integración como el ALBA, UNASUR, y la nueva integración Sur-Sur más allá del continente, además de una oportunidad económica, constituyen una creciente necesidad política de supervivencia frente a la amenaza que para los países latinoamericanos y caribeños representa la política actual de los EE. UU. 50

Ahora bien, con la crisis económica, las economías emergentes más grandes como China o Brasil han visto la oportunidad de obtener mayor beneficio y liderazgo en el nuevo orden mundial que podría emerger de la misma. La lección de Honduras y la ocupación militar de Colombia, sin embargo, han de ser una severa advertencia para Brasil. En efecto, de cara a un nuevo proyecto de integración regional y con su mayor peso político y económico a nivel internacional, este país debe valorar mucho ante una amenaza de intervención a nivel regional o de guerra a nivel mundial cada vez más concreta, si jugará el juego de los EE. UU. o si se sumará a la consolidación de aquel proyecto en afán de su propia sobrevivencia. El ‘sálvese quien pueda’ no salvará a ninguna nación latinoamericana y caribeña, tampoco a Brasil. Hoy más que nunca, es urgente la lucha social para invocar el internacionalismo y apelar a la solidaridad e integración de todos estos pueblos y más allá, como la única fuente de defensa posible ante una eventual guerra.

7. El peligro del neofascismo Con la actual crisis del neoliberalismo las democracias representativas formales se agotan, y aquí cabe la lucha social por democracias más participativas que permitan una creciente reconexión con los intereses populares. De no ser así, más bien existe el peligro del avance neofascista. La primera tendencia ha predominado en América Latina y el Caribe, mientras la última se desarrolla cada vez más en el Norte, y sobre todo en los EE. UU. En nuestros países el neofascismo no parece ser un proceso endógeno, pero adquiere más espacio cuando hay intervenciones desde afuera. 51

Sara Robinson identifica cinco fases para que una nación desemboque en el neofascismo, y sostiene que los EE. UU. se encuentran ya en la tercera. En primer lugar, emergería un movimiento racista, sexista, xenofóbico, excluyente, el cual reivindicaría una renovación nacionalista que restauraría el orgullo nacional perdido. En la segunda fase, los movimientos fascistas se asientan, ingresan a partidos políticos y se manifiestan en la mesa del poder. La Derecha se niega a aceptar a la Izquierda como un legítimo gobernante. La élite conservadora trabaja en conjunto con los fascistas y los acepta como fuerza de choque para tomar el gobierno estadounidense, aunque sea por la fuerza. Es en esta fase que se encuentra en este momento dicho gobierno, lo que permite entender mejor la división interna en torno al golpe de Estado en Honduras, que semeja siempre más un golpe de facto contra el propio Obama. La tercera fase, en la que podamos estar entrando, consiste en la transición hacia un fascismo de altos vuelos con un Estado policiaco. Aquí hay ya un Estado militarizado. Hay ya listas de gente sospechosa de todo tipo. Falta el momento crítico con una extrema derecha demandando mano dura para salir de la profunda crisis económica, social y política. En opinión de la autora, queda poco para que se dé este momento. Hoy no necesitamos de grandes oradores en estadios o plazas públicas repletas de gente para manipular las masas y conducirlas a aventuras extremas, por cuanto los medios de comunicación masiva se encargan de esta tarea demagógica. Estamos en esta fase poco antes de su momento crítico, pero todavía hay la oportunidad de pararlo, indica la autora. Pasado ese momento, sin embargo, el Estado policiaco suele instalarse, lo que puede degenerar en un genocidio sistemático dirigido desde la cúpula del poder. A partir de esta cuarta fase 52

nos hallamos frente al mayor peligro, el de una guerra de gran envergadura, que sería la quinta 20.

7.1. Cambio civilizatorio o barbarie; una historia que puede repetirse Desde hace años la economía productiva estadounidense se halla estancada, y el peso de las manufacturas en la estructura de su PIB es cada vez menor. Peor aún, existe un déficit profundo en su clasificación industrial porque casi todos los insumos de los productos finales son extranjeros. Los EE. UU. se han desindustrializado, y lo siguen haciendo. Una situación análoga se da en la UE, e incluso en Japón en algunos sectores. En la industria de textiles, automotores o informática, las empresas estadounidenses ya no son competitivas. Los EE. UU. carecen de tecnología suficientemente avanzada en la industria automotriz, y en otras ramas productivas, para competir con Japón o Alemania; ni con una mano de obra suficientemente barata para poder competir con las economías emergentes. Esta situación se agrava todavía más con el alza del precio del petróleo. Luego de una ola inicial de los biocombustibles, entre 2005 y 2007, en la actualidad el real negocio de este sector se acabó. Hoy los viejos países centrales apuestan a la fabricación de carros eléctricos, no tanto para crear nuevos empleos ni para lograr una recuperación ‘verde’ como pregonan los políticos, sino esperando un nuevo impulso al crecimiento y, por ende, apostando a una nueva fase de acumulación sostenible. 20

“Is the U.S. on the Brink of Fascism?”. By Sara Robinson, Campaign for America’s Future. Posted August 7, 2009. 53

Esta opción, con todo, no tiene mayor futuro. La crisis, además de económica, es ecológica, toda vez que la economía global representa una enorme pirámide de actividades y operaciones que demandan energía, cuya oferta ha llegado a sus límites con la energía no renovable (carbón, gas y petróleo, principalmente). Y las fuentes energéticas alternativas y renovables, ni siquiera juntas son capaces de sustituir a las fuentes de energía no renovable. Lo anterior implica, a no muy largo plazo, la insostenibilidad del modo de consumo occidental. Consumir menos sería la alternativa lógica, no obstante ello demanda un cambio civilizatorio. Una opción momentánea ya discutida en círculos de élites del Primer Mundo desde los tiempos en que Robert McNamara encabezó el Banco Mundial, ha sido la reducción de la población del planeta. En este sentido, armas de destrucción masiva nuclear y sobre todo las biológicas han sido consideradas y desarrolladas, y ahora incluso las farmacéuticas, capaces de provocar extensas pandemias. Es alarmante en este contexto que con meses de antelación se haya anunciado una nueva epidemia mortal en el mundo para el otoño boreal de este 2009. No hay que olvidar tampoco el hambre como arma de destrucción masiva para reducir al menos en un tercio la población mundial. En momentos de profunda crisis, una pandemia combinada con hambrunas tendría efectos particularmente mortales en aquellos países donde más hambre existe. Según las Naciones Unidas, cuando menos 1.020 millones de seres humanos viven ya en pobreza extrema, número que con la crisis y depresión consiguiente aumentará. Una nueva pandemia afectará de modo especial a los más vulnerables, así que más de mil millones de personas estarían bajo riesgo directo con semejante pandemia. Ante la decreciente capacidad geofísica de la tierra, la reducción de la población en los países perifé54

ricos no resulta para nada efectiva, ya que la sobreexplotación de los sistemas por el derroche se da en las sociedades más ricas. Un 15% de la población mundial absorbe anualmente el 80% de los recursos naturales extraídos con la contaminación correspondiente. Entonces, sustituir las cámaras de gas de Hitler por el asesinato por hambre, pandemias o guerra sobre un tercio de la población mundial, tampoco sirve para salvar al mundo de la sobreexplotación de la tierra. La única salida viable es una economía de decrecimiento. Es la única solución para salvar la vida humana y natural, pero ella implica una sentencia de muerte para el capital. Porque sin crecimiento económico sustentable no es posible una acumulación sostenida. Desde los intereses del capital, por consiguiente, hay que posponer esta situación crítica hasta donde se pueda, aun cuando empeore a diario la biocapacidad de la tierra, último límite (externo) del capital. Si los países emergentes obtuviesen la tecnología más avanzada, lo que es apenas cuestión de tiempo, la capacidad competitiva de Occidente en general y de los EE. UU. en particular, se acabaría. Para posponer ese momento, la política imperial busca obstruir un mayor acceso a los avances tecnológicos. Para ello, los países occidentales, y los EE.UU. en primer lugar, procuran mantener en sus manos los derechos de propiedad intelectual como un verdadero monopolio sobre el conocimiento. Tal monopolio se extiende al control de los alimentos y a su manipulación genética con semillas transgénicas controladas por transnacionales del Norte. Mientras tratan de vivir de manera improductiva de esa renta, Occidente en general y los EE. UU. en particular se lanzan al mal llamado proyecto productivo de ‘recuperación verde, especialmente en la industria automotriz. Solo que esta transición es muy costosa y un asunto de largo plazo. Sin una onerosa intervención 55

estatal, tal proyecto no es imaginable. Como el Estado estadounidense se encuentra muy endeudado, esta transición industrial se financia hoy con la masiva impresión de dólares sin respaldo, y de nuevo nos preguntamos, ¿dónde está el límite?

7.2. Guerra por los recursos naturales y decadencia Mientras tanto, el crecimiento económico en los países emergentes continúa basándose en el uso del petróleo y los recursos naturales. Conforme dichos países apuntan al crecimiento, la demanda de esos ‘commodities’ tiende a aumentar sin cesar. La consecuencia es un incremento progresivo de los precios de los recursos. Los países periféricos suelen ser exportadores netos de recursos naturales; los países centrales (con excepciones como Canadá y Australia), en cambio, son sus importadores netos. En la medida que el Sur destine más recursos naturales para su desarrollo interno, habrá menos para Occidente, y con ello el crecimiento de su economía real se complicaría cada vez más. De ahí la urgencia del Imperio por arrebatar sus recursos naturales a los llamados países tercermundistas. Frente a esto, América Latina y el Caribe debe organizarse para defender sus bienes comunes. La guerra por los recursos naturales en Medio Oriente, África y ahora también en América Latina y el Caribe, se acentuará aún más. Lo anterior quizás posponga la decadencia de Occidente, pero no la evitará. No hay posibilidad de sostener la demanda de recursos naturales infinitamente, pues su oferta se limita de forma creciente. El ‘peak-oil’ es una realidad hoy, lo mismo que el calentamiento global, y ni en la actual crisis la oferta acompaña a la demanda. A pesar 56

de que después de una ola especulativa su precio cayó en picada, el precio del crudo volvió a duplicarse. La tendencia futura será una cuota menor de los recursos naturales para los países centrales. Con ello el capitalismo se apagará primero en Occidente, situación que obligará a la búsqueda de un nuevo paradigma. Si bien no hemos llegado todavía a ese punto, tampoco estamos muy lejos de ello 21. Gráfico No. 10 Evolución de los precios de ‘commodities’ (plomo, cinc, níquel, cobre y petróleo), agosto 2008-julio 2009

Fuente: Mary Anne & Pamela Aden, “The commodity world is growing in stength”, en www.gold-eagle.com

En este momento Rusia y China negocian la instalación de enormes gaseoductos de Siberia a través de 21

Andrew McKillop, “Energy Transition The Long Revolution”, en www.financialsense.com 57

Xinjiang hacia China, lo que incidiría en una mayor integración de ambos países. Tal cohesión ruso-china a través de Asia Central (a menudo de las exrepúblicas soviéticas) es lo que Washington más teme, por tratarse de dos países emergentes vecinos que a la vez son dos de los tres principales acreedores de los EE. UU. y de los mejor armados después de éstos. El subsuelo de la Siberia oriental contiene 135 trillones de pies cúbicos de comprobadas reservas de gas natural. Solamente el gas de Kovykta, podría proveer a China durante los próximos diez años. Más aún, durante la actual crisis económica, Kazakstán recibió de China crédito por cinco mil millones de dólares para su sector petrolero y de gas. El ducto de petróleo Atasu-Alashankou y el gaseoducto entre China y Asia Central, son parte de una política de integración de los países de esta región a la economía china. Por eso, aun cuando Washington nunca lo admitirá, la guerra en Irak y en Afganistán, la creciente amenaza de guerra que pende sobre Irán y la reciente desestabilización en Xinjiang constituyen, en su conjunto, una sola modalidad de evitar lo ine­ vitable: la integración progresiva de la Organización de Cooperación de Naciones de Shanghai 22. Si a esto agregamos la relativa dependencia de la UE del gas natural de Rusia, el aliado más directo de los EE. UU. en un conflicto de gran envergadura internacional estaría, para colmo, relativamente neutralizado. El conflicto en Georgia se trató de esto mismo. El 40% del gas que requiere Europa transita por Rusia, por lo que se embarcó en la aventura de apoyar el ataque a los territorios pro-rusos de Osetia del Sur y Abjasia, en Georgia, y asegurarse así el tránsito del gas 22

F. William Engdahl, “Washington is Playing a Deeper Game with China”, en Global Research. 58

Gráfico No. 11 Oferta y demanda de petróleo 1987-2009

Gráfico No. 12 Evolución de la oferta de petróleo y su proyección 2002-2012

Fuente de los dos gráficos: Puru Saxena, “Peak Oil-Supply data”, www.gold-eagle.com 59

y del petróleo procedente del mar Caspio. Rusia dejó claro que no permitiría más acercamiento de la OTAN a su frontera sur, aplastó al ejército de Georgia y puso una pistola en el pecho de Europa. Fue un momento de gran tensión, en el que incluso pudo haberse detonado un conflicto nuclear con Europa como escenario. Los EE. UU., por su parte, observarían cómodamente desde el otro lado del Atlántico la destrucción del viejo continente. El arquitecto de la teoría de usar a Europa para crear por medio de la OTAN un cerco cada más cerrado sobre Rusia, ha sido Zbigniew Brezinski, consejero demócrata de seguridad durante la administración Carter y actualmente del presidente Obama.

7.3. Urge la lucha contra una gran guerra, amenaza cada vez más real La Gran Depresión del siglo XXI constituye una coyuntura de inauguración de una guerra a gran escala, la cual corre el riesgo de desembocar en una tragedia para la toda la humanidad. Los EE. UU. y la OTAN mueven sus fichas militares dentro de Ucrania, con una frontera de 2.300 kilómetros con Rusia. Otras fuerzas militares se desarrollan en la República Checa, Polonia, los países bálticos, Georgia y Azerbaiyán, mismas que avanzan por el mar en dos direcciones: por un lado, en los mares Báltico y en el de Barents, y por el otro, en los mares Negro y Caspio. El cerco que amenaza a Rusia ha avanzado considerablemente, al punto que por último, según parece, hasta a Canadá se le ha asignado el papel de servir de punto de lanza en una eventual confrontación con Rusia en el Ártico 23. 23

Rick Rozoff, “Arctic: Canada Leads NATO Confrontation With Russia”. 60

En opinión de Rozoff, el Polo Norte es tal vez el lugar más estratégico para el lanzamiento de misiles balísticos ya que permite a los submarinos llegar a un determinado lugar sin ser detectados y, además, acorta el tiempo requerido para llegar al objetivo de su contrincante. Rusia es la única nación en el mundo que cuenta con una triada nuclear —bombarderos estratégicos, misiles balísticos de largo alcance y misiles balísticos lanzados desde submarinos— que en su conjunto tienen la capacidad de defensa y contrarrespuesta inmediata ante el llamado “First Nuclear Strike”. El objetivo de disponer de una capacidad nuclear trifurcada, es reducir significativamente la capacidad del enemigo de destruir las fuerzas nucleares de una nación con el primer golpe nuclear. Esta capacidad de respuesta, a su vez, es una amenaza creíble ante un ‘primer golpe nuclear’ y la mejor defensa de una nación ante una amenaza nuclear. Rusia está concentrando su última línea de defensa contra semejante amenaza en el círculo polar 24. Una guerra internacional a gran escala acentuará la crisis ecológica y profundizará la crisis económica a nivel mundial. La tragedia humana que implique demandará la solidaridad y lucha de todos los pueblos contra el Imperio, para poner límite a la irracionalidad del capital. Ya la sola Gran Depresión del siglo XXI pondrá seriamente a prueba el paradigma vigente, y ni hablar cuando estalle una guerra ampliada a escala internacional. Así como durante el prolongado crecimiento negativo de la Gran Depresión del siglo XX Maynor Keynes propuso la “economía de démurrage”, con mayor razón se debatirá mañana, ya no solo a nivel académico, la urgencia de instaurar una economía

24 Ídem.

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con crecimiento negativo que promueva el ‘buen vivir’ de las grandes mayorías, que será demandada internacionalmente por los pueblos del mundo en lucha. Estamos, en otras palabras, ante un momento histórico: o triunfará la lucha por un cambio civilizatorio, o desembocaremos en la barbarie. La historia, con todo, nos enseña que la primera suele darse solo después y en medio de la segunda. Exigirá, pues, mucha lucha, solidaridad y unidad internacional para invertir esta lógica y UNASUR ha dado un buen paso, pero faltan muchos más.

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