El Libro De Thoth

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EL LIBRO de THOTH

Título en inglés: The Book of Thoth

CONTENIDO PRIMERA PARTE: TEORÍA DEL TAROT

páginas 3-47

I. Contenido del Tarot; Origen del Tarot; Teoría de las Correspondencias del Tarot; Pruebas de la Tradición Iniciática del Tarot; l.Eliphaz Lévi y el Tarot; 2. El Tarot en los Manuscritos Cifrados; 3.El Tarot y la «Orden Hermética de la Golden Dawn»; 4. Naturaleza de las Pruebas; Sumario de las Cuestiones Tratadas. II. El Tarot y la Santa Qábalah; El Arreglo de Napoles; El Tarot y la Fórmula del Tetragrammaton; El Tarot y los Elementos; Las Veintidós Claves, Atu, o Triunfos del Tarot. III. El Tarot y el Universo; Teorías de los Antiguos; El Árbol de la Vida; El Arreglo de Napoles; El Tarot y el Árbol de la Vida; Los Atu de Tahuti; Los Números Romanos de los Triunfos; El Tarot y la Magia; El Shemhamphorasch y el Tarot; El Tarot y la Magia Ceremonial; El Tarot y el Animismo; Las Cartas del Tarot como Seres Vivos. SEGUNDA PARTE: LOS ATU (CLAVES O TRIUNFOS)

53-145

0. El Loco; La Fórmula del Tetragrammaton; El «Hombre Verde» del Festival de Primavera. «El Loco de Abril». El Espíritu Santo; El «Gran Loco» de los Celtas (Dalua); «El Rico Pescador»: Percivale; El Cocodrilo (Mako, hijo de Set, o Sebek); Hoor-Pa-Kraat; Zeus Arrhenothelus; Dionisos Zagreus. Bacchus Diphues; Baphomet; Sumario. [ hasta XXI. El Prestidigitador; La Gran Sacerdotisa; La Emperatriz; El

Apéndice. El Loco—1. Silencio; 2. De Sapientia et Stultia; De Oráculo Summo; 3. De Herba Sanctissima Arábica; De Quibusdam Mysteriis, Quae Vidi; De Quodam Modo Meditationis; Sequitur De Hac Re; Conclusio De Hoc Modo Sanctitatis; De Via Sola Solis. El Mago— 1. De Mercurio; 2. El Señor de Ilusión; Fortuna, R.O.T.A.—La Rueda; Lascivia, Babalón; Arte, La Flecha; El Universo. El Universo Virgen. TERCERA PARTE: LAS CARTAS DE FIGURA

151-173

Observaciones Generales; Características Generales de los Cuatro Dignatarios; Descripción Resumida de las Dieciséis Cartas de Figura; Caballero de Varas; Reina de Varas; Príncipe de Varas; Princesa de Varas; Caballero de Copas; Reina de Copas; Príncipe de Copas; Princesa de Copas; Caballero de Espadas; Reina de Espadas; Príncipe de Espadas; Princesa de Espadas; Caballero de Discos; Reina de Discos; Príncipe de Discos; Princesa de Discos. CUARTA PARTE: LAS CARTAS MENORES

179-220

Los Cuatro Ases; Los Cuatro Doses; Los Cuatro Treses; Los Cuatro Cuatros; Los Cuatro Cincos; Los Cuatro Seises; Los Cuatro Sietes; Los Cuatro Ochos; Los Cuatro Nueves; Los Cuatro Dieces. La Raíz de los Poderes de Fuego—As de Varas; Dominio—Dos de Varas; Virtud— Tres de Varas; Consumación—Cuatro de Varas; Lucha—Cinco de Varas; Victoria—Seis de Varas; Valor—Siete de Varas; Rapidez—Ocho de Varas; Fuerza—Nueve de Varas; Opresión—Diez de Varas; La Raíz de los Poderes de Agua—As de Copas; Amor—Dos de Copas; Abundancia—Tres de Copas; Lujo—Cuatro de Copas; Frustración—Cinco de Copas; Placer—Seis de Copas; Corrupción—Siete de Copas; Indolencia—Ocho de Copas; Felicidad—Nueve de Copas; Saciedad—Diez de Copas; La Raíz de los Poderes de Aire—As de Espadas; Paz—Dos de Espadas; Aflicción—Tres de Espadas; Tregua—Cuatro de Espadas; Derrota—Cinco de Espadas; Ciencia—Seis de Espadas; Futilidad—Siete de Espadas; Interferencia—Ocho de Espadas; Crueldad—Nueve de EsXll

padas; Ruina—Diez de Espadas; La Raíz de los Poderes de Tierra—As de Discos; Cambio—Dos de Discos; Trabajos—Tres de Discos; Poder— Cuatro de Discos; Preocupación—Cinco de Discos; Éxito—Seis de Discos; Fracaso—Siete de Discos; Prudencia—Ocho de Discos; Ganancia—Nueve de Discos; Riqueza—Diez de Discos. INVOCACIÓN Y MNEMOTECNIA

221-223

APÉNDICE A

253-264

Funcionamiento del Tarot; El Significador; Primera Operación; Segunda Operación—Desarrollo de la Cuestión; Tercera Operación—Nuevo Desarrollo de la Cuestión; Cuarta Operación—Penúltimos Aspectos de la Cuestión; Quinta Operación—Resultado Final. Caracteres Generales de los Triunfos en la Adivinación. APÉNDICE B

269-294

Correspondencias; La Escala Clave; La Atribución General del Tarot; El Cosmos Chino; El Caduceo; Los Números de los Planetas; Los Elementos y sus Símbolos; Las Armas Elementales; La Esfinge; Las Dignidades Esenciales de los Planetas; Tablas de Correspondencia; Las Cuatro Escalas de Color; Atribuciones de las Cartas de Figura; Atribuciones de las Cartas Menores; Las Dignidades Esenciales de los Planetas; La Triple Trinidad de los Planetas; Las Triplicidades del Zodíaco; Las Triadas Vitales.

LISTA DE ILUSTRACIONES ILUSTRACIONES AL TEXTO

Xlll

XX.

LAMINAS El Hierofante I. II. III. IV. V.

Lascivia As de Espadas As de Discos Los Amantes TRIUNFOS—El Loco; El Mago; La Sacerdotisa; La Emperatriz VI. TRIUNFOS—El Emperador; El Hierofante; Los Amantes; La Carroza VII. TRIUNFOS—Ajuste; El Ermitaño; Fortuna; Lascivia VIII. TRIUNFOS—El Ahorcado; Muerte; Arte; El Diablo IX. TRIUNFOS—La Torre; La Estrella; La Luna; El Sol X. TRIUNFOS—El Aeón; El Universo XI. CARTAS DE FIGURA—Varas: Caballero; Reina; Príncipe; Princesa XII. CARTAS DE FIGURA—Copas: Caballero; Reina; Príncipe; Princesa XIII. CARTAS DE FIGURA—Espadas: Caballero; Reina; Príncipe; Princesa XIV. CARTAS DE FIGURA—Discos: Caballero; Reina; Príncipe; Princesa XV. CARTAS MENORES—Varas: As de Varas; Dominio; Virtud; Consumación XVI. CARTAS MENORES—Varas: Lucha; Victoria; Valor; Rapidez XVII. CARTAS MENORES—Varas: Fuerza; Opresión. Copas: As de Copas; Amor XVIII. CARTAS MENORES—Copas: Abundancia; Lujo; Frustración; Placer XIX. CARTAS MENORES—Copas: Corrupción; Indolencia; Felicidad; Saciedad xiv

portada interior 51 149 177 227 229 230 231 232 233 234

CARTAS MENORES—Espadas: As de Espadas; Paz; Aflicción; Tregua XXI. CARTAS MENORES—Espadas: Derrota; Ciencia; Futilidad; Interferencia XXII. CARTAS MENORES—Espadas: Crueldad; Ruina. Discos: As de Discos; Cambio XXIII. CARTAS MENORES—Discos: Trabajos; Poder; Preocupación; Éxito XXIV. CARTAS MENORES—Discos: Fracaso; Prudencia; Ganancia; Riqueza XXV. El Sol XXVI. ElUniverso XXVII. La Escala Clave XXVIII.Atribución General XXIX. El Cosmos Chino XXX. La Rosa y la Cruz XXXI. Los Números de los Planetas; Los Elementos y sus Símbolos; Las Armas Elementales; La Esfinge

244 245 246 247 248 251 267 270 272 274 277 281

235 236 237 238 239 240 241 242 243 \v

NOTA BIBLIOGRÁFICA Aleister Crowley fue iniciado en la Orden Hermética de la Golden Dawn el 18 de noviembre de 1898 e.v.; adoptó el lema mágico «Perdurabo»—«Perduraré hasta el fin»'. En febrero del año siguiente alcanzó el grado de Practicus y, consiguientemente, se le confiaron las atribuciones secretas del Tarot, especialmente las de los Atu (véanse págs. 5-10). Trabajó asiduamente con estos Manuscritos en gran medida bajo instrucción personal de G.H. Frater 7o = 4°, D.D.C.F. (S. Liddell Mathers) y V.H. Fratres 5o = 6o Iehi Aour (Alian Bennett, más tarde Sayadaw Ananda Metteya) y Voló Noscere (George Cecil Jones) en calidad de huésped o invitado de estos adeptos. Prosiguió por cuenta propia estos estudios durante su primer viaje alrededor del mundo en busca de la Sabiduría Oculta. El 8, 9 y 10 de abril de 1904 e.v. recibió el Libro de la Ley. Escogido por los Mestros para llevar a cabo su plan sublime, comenzó a preparar el camino para el establecimiento del Nuevo Aeón tal y como ellos le ordenaron (véase The Equinox of the Gods para un amplio y pormenorizado informe de este acontecimiento, el más importante de su carrera mágica). Consecuentemente, publicó las atribuciones anteriormente secretas del Tarot en el Libro 777. vel Prolegomena symbolica ad systemam Sceptico-mysticae viae explicandae, fundamentum hieroglyphicum sanctissimorum scientiae summae. Siguiendo la tradición de Eliphaz Lévi, gran parte de sus escritos mági-

cos están modelados o adornados por referencias al Tarot. Destacaremos a este respecto: Ambrosii Magi Hortus Rosarum (La Espada del Canto, 1904 e.v.). El Mundo Despierto (Konx Om Pax, 1907 e.v.). Liber XXX Aerum vel Saeculi sub figura CCCCXVIII: de los Angeles de los 30 Aétiros, la Visión y la Voz (1911 e.v.). El Libro de las Mentiras (1913 e.v.). Magia en Teoría y Práctica (Libro 4, Parte III), 1929 e.v. Siguiendo las pautas de los Manuscritos de la Orden Hermética de la Golden Dawn, escribió un amplio ensayo sobre el Tarot en The Equinox, Vol. I, Nos. 7 y 8(1912 e.v.). Durante todo este tiempo, el Tarot fue su compañero, guía y objeto cotidiano de investigación. Acertó a unir bajo el Esquema de la Santa Qábalah, del que el Tarot es el elemento particular más importante, todos los sistemas filosóficos y mágicos, incluido el chino. Esto y su «Arreglo de Napoles» son indudablemente sus éxitos eruditos más notables. Durante muchos años había deplorado la falta de un Texto auténtico del Tarot. Las barajas medievales están enormemente falseadas, compiladas por partidarios de sistemas políticos en boga o, si no, lejos de presentar la Verdad Antigua del Libro en un sistema coherente o en una forma de belleza lúcida. Ya desde los comienzos de su estudio había deseado fervientemente elaborar un Texto digno. El mismo Eliphaz Lévi había querido llevar a cabo una tarea semejante, pero sólo llegó a dejarnos dos Atu, «La Carroza» y «El Diablo». Muchos ocultistas más han abordado esta tarea, pero en muchos casos sin el conocimiento de las Atribuciones verdaderas. Sus tentativas han sido burdas, disparatadas, lamentablemente grotescas. Pero los Maestros que habían vigilado, guiado y disciplinado al autor este libro reservaban una recompensa a sus esfuerzos. Le pusieron en contacto con una gran artista, Frieda Harris, quien, aunque carecía de un conocimiento previo del Tarot, poseía en su fuero interno el Espíritu Esencial del Libro.

Juntos, aunaron sus fuerzas para la tremenda tarea de preparar las 78 cartas del Libro de Thoth. La idea original de Crowley era la de elaborar una baraja según la tradición de los Editores Medievales, corregida a la luz de las descripciones dadas en The Equinox, I, vii y viii. Pero la señora Harris encontró ciertas dificultades técnicas, tales como la de introducir «10 manos angélicas radiantes» por todas partes, cosa que producía un efecto grotesco, y observó también que las enseñanzas de Crowley, con el curso de sus explicaciones, se adentraban en campos mucho más sublimes y profundos que los que presentaban los modelos asequibles. En consecuencia, ella obligó al «hombre más perezoso del mundo» a emprender lo que, a todos los efectos, es una obra original que incluye los últimos descubrimientos de la ciencia moderna, la matemática, la filosofía y la antropología; es decir, a reproducir gráficamente toda su Mente Mágica sobre el armazón de la antigua tradición Qabalística. El aceptó esta tarea colosal; ello renovó su energía y entusiamo. Pero la tarea fue penosa: la obra que se preveía acabar en tres meses se alargó a cinco años. El acierto de la señora Harris como intérprete resulta increíble. Tenía que trabajar a partir de bocetos muy toscos hechos por Crowley y, a menudo, de simples descripciones o de una lectura entre líneas de las barajas antiguas. Ella dedicó todo su genio a la Obra. Cogió el ritmo con una rapidez asombrosa y, con una paciencia inagotable, se sometió a las correcciones del fanático negrero a quien había invocado, pintando a menudo la misma carta hasta ocho veces antes de que cumpliera las meticulosas exigencias de Crowley. ¡Que el apasionado «amor dirigido por la Voluntad» que ella ha depositado en este Tesoro de Verdad y Belleza brote del Esplendor y Fuerza de su obra para iluminar el mundo! ¡Que este Tarot sirva de mapa a los osados marineros del Nuevo Aeón y les guíe a través del Gran Mar del Entendimiento hasta la Ciudad de las Pirámides! S. H. Sóror l.W.E. 8° = 3o A.-.A.-.

PROLOGO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA El Libro de Thoth que ahora presentamos al público lector de habla castellana fue publicado en una edición de 200 ejemplares tres años antes de la muerte de Crowley. En él, tanto como a un estudio sistemático y una descripción exhaustiva de las cartas, asistimos a una exposición plagada de sugerencias de la filosofía mágica del autor. El siempre difícil equilibrio entre la Tradición, por la que a veces se ha abogado de manera hipócrita, y la «Revolución», a la que se suele invocar de forma harto inconsciente, queda patente en la obra de Crowley siempre que el lector encuentre y encarne el mensaje último. Quizá el Aeón de Horas sirva para aclarar con su Espada Thelémica esta aparente contradicción. No obstante, a la Diosa de la Verdad, Maat, corresponde sintetizar la paradoja en una pluma de Justicia (Ajuste o Equilibrio, que diría Crowley). De denostada, criticada y despreciada, la figura del Maestro Therion ha pasado a ser vindicada de forma unánime por los nuevos hijos del Aeón. Sin embargo, difícilmente puede convertirse en gurú quien habla al núcleo del individuo proclamando el «Haz lo que quieras». Pues sí, empeño imposible, quisiéramos resumir su pensamiento mágico, tendríamos que remitirnos a ese versículo del Libro de la Ley que dice: «Hacer lo que tú quieras será la totalidad de la ley. Hazla y nadie se opondrá». Como bien dice Lilly, espacio interior no hay más que uno, el propio. Y, aunque muchos los caminos de acceso, también una la llave, la Voluntad Verdadera. A esta Voluntad Verdadera es a la que invoca Crowley para llevarnos por un camino, el suyo, a nuestro propio espacio interior. Comprendido esto, la tarea que queda por delante es la de encarnar esta nueva simbología adaptada al Nuevo Aeón. El modo de llevarla a cabo depende de lo que cada cual «quiera». Con todo, se nos sugiere que, como Rueda que es, pongamos a rodar el Tarot en nuestra mente, lo llenemos y vaciemos, como si de una vasija se tratara, de significados y relaciones

Negro. Todo se reduce a la ecuación y economía sublime del Universo: Cambio = Estabilidad. Una larga vida consagrada a la más noble de las Artes, la de conocerse a sí mismo, que es conocer a NEMO, se ve coronada con la baraja Crowley/Harris, compendio de la sabiduría de la Bestia y la intuición y entendimiento de Sóror Tzaba. Los eternos Yang y Yin que se dan la mano para producir un nuevo Hijo Mágico. Y las condiciones para su alumbramiento no podían ser más felices; el valor qabalístico de Tzaba es 93, como Thelema, como Aiwaz. Y es también Tzaba la última shakti que asiste al Maestro en su iniciación última, la de Thanatos. Coincidencias todas ellas sublimes. La serpiente que se muerde la cola. Como en el propio texto, abundan en las cartas digresiones y referencias que, inmersas en la tradición del Tarot, nos obligan a transitar por los caminos hermanos de la filosofía y la ciencia. Y si las divergencias de cartas como El Loco, Lascivia o El Aeón respecto a las mismas cartas de otras barajas pueden prestarse a confusión en un primer momento, el estudio profundo nos revela una confirmación a nivel aeónico de la Tradición Una de la que proceden, la Santa Qábalah. Sirva ello para comprender también que la Fórmula del Tetragrammaton ha dejado de ser la rueda fatal y cerrada de nacimiento y muerte para transformarse en una máquina autoalimentada de evolución abierta y vida. Como en Líber AL, Líber Aleph, El Libro de las Mentiras y tantos otros escritos en Clases A y B, se nos hace imperiosa en El Libro de Thoth la tarea de la lectura entre líneas. El afán de transmitir tanto obliga al lector a ajustar todas las piezas de su maquinaria intelectual e intuitiva. Así pues, en el texto presente, de nada serviría una lectura precipitada. Case, por tanto, el lector cada reflexión y símbolo con su opuesto y complementario; transmute lo grosero de lo evidente en material más perfecto al que, con el mismo método de apasionadas uniones, se vaya purificando gradualmente de toda escoria.

I

AS DE ESPADAS

AS DE DISCOS

PRIMERA PARTE

TEORÍA DEL TAROT

.

I CONTENIDO DEL TAROT EL TAROT es una baraja de setenta y ocho cartas. Tiene cuatro palos, como las actuales cartas de juego, las cuales derivan de él. Pero las cartas de Figura son cuatro en lugar de tres*. Consta además de veintidós cartas llamadas «Triunfos», cada una de las cuales es un dibujo simbólico al que se le asigna un título. A primera vista podríamos suponer que esta ordenación es arbitraria, sin embargo, no lo es. Viene exigida, como veremos más adelante, por la estructura del universo y, en particular, del Sistema Solar tal y como está simbolizado por la Santa Qábalah. Todo esto se explicará a su debido tiempo. ORIGEN DEL TAROT El origen de esta baraja de cartas es muy oscuro. Algunas autoridades pretenden remontarlo hasta los antiguos Misterios Egipcios; otras los fechan en una época mucho más tardía, el siglo XV e incluso el XVI. Pero el Tarot ya existía indudablemente en lo que puede denominarse forma clásica en el siglo XIV, pues aún se conservan barajas de esta fecha y la forma no ha variado en ningún aspecto notable desde aquel entonces. En la Edad Media estas cartas fueron muy utilizadas para predecir la fortuna, especialmente por parte de los gitanos, de modo que era habitual hablar del «Tarot de los Bohemios» o «Egipcios». Cuando se descubrió que los gitanos, a pesar de la etimología, eran de origen asiático, hubo quien trató de hallar el origen del Tarot en el arte y la literatura de la India. Aquí no necesitamos entrar en debate sobre estos temas en litigio1. * N. del TV. Es decir, Caballero, Reina, Príncipe y Princesa en lugar de Sota, Caballo y Rey. 1 Algunos eruditos creen que la R.O.T.A. (Rota, rueda) estudiaba en el Collegium ad Spiritum —véase el Manifiesto «Fama Fraternitatis» de los Hermanos de la Rosa-Cruz— era el Tarot.

TEORÍA DE LAS CORRESPONDENCIAS DEL TAROT El presente ensayo nada tiene que ver con la tradición y la autoridad. La Teoría de la Relatividad de Einstein no depende del hecho de que, cuando su teoría fue puesta a prueba, fuera confirmada. La única teoría de esencial interés acerca del Tarot es la de que es una admirable ilustración simbólica del Universo basada en los datos de la Santa Qábalah. Convendría que, más adelante, describiéramos con cierta amplitud la Santa Qábalah y discutiéramos detalles relevantes. La parte de ella que aquí nos interesa se llama Gematría, ciencia en la que el valor numérico de una palabra hebrea, al ser cada letra también un número, liga a esa palabra con otras del mismo valor o de un valor múltiplo. Por ejemplo, AchD, unidad (l+8+4)=13, y AHBH, amor, (l+5+2+5)=13. Este dato sirve para indicar que «la naturaleza de la Unidad es Amor». Ahora bien, IHVH, Jehovah (10+5+6+5)=26=2xl3. Por consiguiente, «Jehovah es la Unidad manifestada en la Dualidad». Y así sucesivamente. Una interpretación importante de la palabra Tarot es la de que es un Notariqón* de la Torah hebrea, la Ley; también lo es de ThROA, la Puerta. Ahora bien, según las atribuciones Yetziráticas —véase la tabla del final— esta última palabra puede interpretarse como El Universo—el Sol renacido—Cero. Esta es la verdadera Doctrina Mágica de Thelema: Cero igual a Dos. Además, por Gematría, el valor numérico de ThROA es 671 =61 x 11. Pues bien, 61 es AIN, Nada o Cero, y 11 es el número de la Expansión Mágica; por consiguiente, también ThROA proclama ese mismo dogma, la única explicación filosófica satisfactoria del Cosmos, su origen, modo y objeto. Un absoluto misterio rodea la cuestión del origen de este sistema; cualquier teoría que dé razón de los hechos requiere suposiciones completamente absurdas. Para explicar tal misterio en su totalidad uno tiene que postular en el remoto pasado una asamblea fantástica de rabinos eruditos que calcularan solemnemente todo tipo de combinaciones de letras y números y crearan la lengua hebrea sobre esta serie de manipulaciones. Esta teoría es claramente contraria no sólo al sentido común, sino a los hechos históricos y a todo lo que sabemos sobre la formación del lenguaje. Con todo, la evidencia es igualmente fuerte en el sentido de que hay algo, un * N. del T.: Notariqón es una de las tres partes en las que se divide la Qábalah literal. Las otras dos son: Gematría y Ternura.

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algo nada desdeñable, que excluye todas las teorías razonables de coincidencia en la correspondencia entre palabras y números. Es un hecho innegable que cualquier número no es solamente uno más que el número anterior y uno menos que el posterior, sino que es una idea individual independiente, una cosa en sí misma, una substancia espiritual, moral e intelectual no sólo tanto como lo pueda ser cualquier ser humano, sino mucho más. Sus relaciones puramente matemáticas son indudablemente las leyes de su ser, pero ellas no constituyen el número, de la misma forma que las leyes físico-químicas de reacción de la anatomía humana no nos dan una imagen completa del hombre. PRUEBAS DE LA TRADICIÓN INICIATICA DEL TAROT 1. Eliphaz Lévi y el Tarot Aunque los orígenes del Tarot sean totalmente oscuros, hay una parte muy interesante de la historia moderna, historia bien presente en la memoria del hombre, que es sumamente significativa y que, a medida que se desarrolle la tesis, veremos que la corrobora de una forma harto notable. A mediados del siglo XIX apareció un gran Qabalista y erudito que aún incomoda a los espíritus más torpes con su hábito de divertirse a sus expensas tomándoles el pelo postumamente. Se llamaba Alphonse Louis Constant y era Abate de la Iglesia Romana. Como «nom-de-guerre» tradujo su nombre al hebreo, Eliphas Lévi Zahed, conociéndosele hoy generalmente por Eliphas Lévi. Además de un gran esteta literario y un bromista de la variedad llamada «Pince sans rire», Eliphas Lévi fue un filósofo y un artista y, al ser un artista y un profundo simbolista, se sintió desmedidamente atraído por el Tarot. Encontrándose en Inglaterra, propuso a Kenneth Mackenzie, famoso erudito del ocultismo y alto grado francmasón, reconstituir y publicar una baraja diseñada científicamente. En sus obras encontramos versiones nuevas y propias de los triunfos titulados La Carroza y El Diablo. Según parece, sabía que el Tarot era realmente una forma pictórica del Árbol Qabalístico de la Vida, que es la base de toda la Qábalah, hasta tal punto que escribió sus obras sobre este principio fundamental. Se propuso escribir un tratado completo sobre la Magia. Dividió el tema en dos partes —Teoría y Práctica— a las que llamó 5

Dogma y Ritual. Cada parte consta de veintidós capítulos, uno para cada uno de los veintidós triunfos, y cada capítulo versa sobre el tema representado por el dibujo expuesto por el triunfo. La importancia de la exactitud de la correspondiencia aparecerá a su debida hora. Y aquí se nos plantea una pequeña complicación. Los capítulos se corresponden, aunque de manera equivocada, y esto sólo se ha de explicar por el hecho de que Lévi se sentía comprometido por su juramento original de secreto a la Orden de Iniciados que le había confiado los secretos del Tarot. 2. El Tarot en los Manuscritos cifrados En los años del Renacimiento Mágico Francés de mediados del siglo XIX surgió en Inglaterra un movimiento de características semejantes. Centraba su interés en las religiones antiguas y en sus tradiciones iniciáticas y taumatúrgicas. Se fundaron o restauraron en aquella época sociedades eruditas, algunas de ellas secretas o semisecretas. Entre los miembros de un grupo de éstos, la Logia Francmasona Quatuor Coronati, se contaban estos tres hombres: el Dr. Wynn Westcott, un forense de Londres, el Dr. Woodford y el Dr. Woodman. Existe una pequeña controversia en lo que respecta a cuál de ellos fue a la calle Farringdon o si fue a esta calle adonde dirigieron sus pasos; pero es indudable que uno de ellos o bien compró un libro antiguo a un librero desconocido o en un tenderete ambulante, o lo encontró en una biblioteca. Esto sucedía alrededor de 1884 ó 1885. Sin embargo, nadie pone en duda que en este libro había algunos documentos sueltos; que estos documentos resultaron estar escritos en clave; que estos manuscritos cifrados contenían material para la fundación de una sociedad secreta con el objeto de conferir la iniciación por medios rituales, y que entre estos manuscritos había una atribución de los triunfos del Tarot a las letras del alfabeto hebreo. Si examinamos este asunto, se nos hace completamente evidente que la atribución equivocada de las letras que hizo Lévi era deliberada, que él conocía la atribución correcta y consideraba deber suyo ocultarla. (¡Camuflar sus capítulos le costó muchas dificultades!) Se decía que los manuscritos cifrados databan de los primeros años del siglo XIX, y hay una nota en una página que parece ser de puño y letra de Eliphas Lévi. Es muy probable que Lévi tuviera acceso a este manuscrito en la visita que hizo a Bulwer Lytton en Inglaterra. En cualquier caso, 6

como se señaló antes, Lévi da continuas muestras de que conocía las atribuciones correctas (con la excepción, claro está, de Tzaddi; el porqué lo veremos más adelante) y es evidente que intentó utilizarlas sin revelar indebidamente ningún secreto que hubiera jurado no desvelar. Tan pronto como uno posee las atribuciones verdaderas de estos triunfos, el Tarot cobra vida. Uno se queda intelectualmente anonadado ante su exactitud. Todas las dificultades creadas por las atribuciones tradicionales tal como las entiende el erudito ordinario desaparecen al instante. Por esta razón nos sentimos inclinados a dar crédito a la pretensión de los promulgadores del manuscrito cifrado en el sentido de que ellos eran los guardianes de una tradición de Verdad. 3. El Tarot y la Orden Hermética de la Golden Dawn Debemos hacer ahora un comentario sobre la historia de la Orden Hermética de la Golden Dawn, la sociedad reconstituida por el Dr. Westcott y sus colegas, con el fin de ofrecer pruebas adicionales de la autenticidad de la pretensión de los promulgadores del manuscrito cifrado. Entre estos documentos, aparte de la atribución del Tarot, había algunos rituales esquemáticos que daban a entender que contenían los secretos de la iniciación; se mencionaba como autoridad emanante el nombre (con dirección en Alemania) de una tal Fraülein Sprengel. El Dr. Westcott le escribió y, con su permiso, se fundó, en 1886, la Orden de la Golden Dawn. (La G.-.D.-. es simplemente un nombre para la Orden Externa o Preliminar de la R.R. et A.C., que es a su vez una manifestación externa de la A:.A.:., que es la verdadera Orden de Maestros1 —véase Magick, págs. 229-244.) El genio que hizo esto posible fue un individuo llamado Samuel Liddell Mathers. Después de un tiempo, Frl. Sprengel murió; una carta dirigida a ella que solicitaba un reconocimiento más avanzado fue respondida por uno de sus colaboradores. Esta carta informaba al Dr. Westcott de la muerte de Frl. Sprengel, añadiendo que el autor de la misma y sus compañeros no habían aprobado jamás la decisión de Frl. Sprengel de autorizar la puesta en funcionamiento de un grupo operativo, pero que, a tenor de la 1

Un grupo insolente, advenedizo y farsante que se autodenomina «Orden de Maestros Ocultos» ha aparecido y desaparecido recientemente.

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gran reverencia y estima en que se la tenía, se habían abstenido de presentarle una oposición abierta. Después pasaba a decir que «esta correspondencia debe cesar ahora», pero que si querían un conocimiento más avanzado podrían conseguirá sin dificultad utilizando de la manera adecuada el conocimiento que ya poseían. Con otras palabras, debían emplear sus poderes mágicos para contactar con los Jefes Secretos de la Orden (éste es, casualmente, un modo de proceder completamente normal y tradicional). Poco después, Mathers, que había tramado hacerse con la Jefatura operativa de la Orden, anunció que había efectuado este contacto, que los Jefes Secretos le habían autorizado a proseguir la obra de la Orden como cabeza única. Sin embargo, no hay pruebas de que dijera la verdad, pues la Orden no recibió ningún conocimiento nuevo de especial importancia; el que recibió resultó ser algo que Mathers pudo haber adquirido por medios normales de fuentes fácilmente asequibles, tales como el Museo Británico. Estas circunstancias y una buena parte de intrigas mezquinas produjeron un grave descontento entre los miembros de la Orden. La opinión de Frl. Sprengel de que el trabajo en grupo en una Orden como ésta era posible resultó estar equivocada en este caso. La Orden se disolvió el año 1900. El objeto de estos datos es el de mostrar simplemente que, en aquella época, la principal preocupación de todos los miembros serios de la Orden era la de ponerse en contacto con los Jefes Secretos. En 1904 unos de los miembros más jóvenes, Frater Perdurabo, alcanzó el éxito. Los detalles completos de este acontecimiento pueden verse en The Equinox of the GodsK No conviene hablar aquí de las pruebas que han de demostrar la veracidad de esta pretensión. Pero ha de señalarse que se trata de pruebas internas. Existen en el manuscrito mismo. Poco importa que el informe de alguna de las personas implicadas resultara ser falso. 4. Naturaleza de las Pruebas Estas digresiones históricas han sido imprescindibles para la comprenConsúltense especialmente págs. 61 a 119. El mensaje de los Jefes Secretos está en el Libro de la Ley, que ha sido publicado en privado para iniciados, y públicamente en The Equinox, Vol. 1, No. 7 y No. 10; también, con abundancia de detalles, en The Equinox of ¡he Gods, págs. 13 a 38 .Al final del volumen citado hay una reproducción fotolitográfica del manuscrito. También existe una edición barata de bolsillo del texto del Libro, Existen además

sión de las circunstancias de este estudio. Conviene que consideremos ahora la peculiar numeración de los Triunfos. A un matemático le parece lógico empezar la serie de números enteros con el Cero, pero eso mismo le resulta muy inquietante a la mente no disciplinada en las matemáticas. En los ensayos y libros tradicionales sobre el Tarot se presuponía que la carta número «0» se encontraba entre las cartas XX y XXI. El secreto de la interpretación iniciada, que ilumina todo el significado de los Triunfos, consiste simplemente en colocar esta carta número «0» en su lugar lógico, donde la hubiera colocado cualquier matemático, delante de la número Uno. Pero aún queda otra peculiaridad, un desorden en la secuencia natural. Se trata de que las cartas VIH y XI tienen que ser intercambiadas con el fin de salvaguardar la atribución. Pues la carta XI se llama «Fuerza»; en ella aparece un León, y se refiere evidentemente al signo zodiacal Leo, mientras que la carta VIII se llama «Justicia» y representa la figura simbólica convencional, entronizada, con espada y balanza, aludiendo así claramente al signo zodiacal de Libra, la Balanza. Frater Perdurabo había hecho un estudio muy profundo del Tarot desde su iniciación en la Orden el 18 de noviembre de 1898; pues, tres meses después, había alcanzado el grado de Practicus; en calidad de tal, estaba autorizado a conocer la Atribución Secreta. Estudió constantemente ésta y los manuscritos explicativos anexos. Confrontó todos estos atributos de los números con las formas de la naturaleza y no encontró incongruencia alguna. Pero cuando (el 8 de abril de 1940 e.v.) estaba escribiendo el Libro de la Ley que le dictaba el mensajero de los Jefes Secretos parece ser que planteó una pregunta mental, sugerida por las palabras del Capítulo I, versículo 57: «La ley de la Fortaleza y el gran misterio de la Casa de Dios» («La Casa de Dios» es un nombre del Triunfo del Tarot número XVI), en este sentido: «¿Tengo yo las atribuciones correctas?». Pues surgió una respuesta interpolada: «Todas esas viejas letras de mi libro son correctas, pero V no es la Estrella. También esto es secreto; mi profeta lo revelará al sabio». Esto era sumamente inquietante. Si Tzaddi no era «la Estrella», ¿cuál lo era? Y, ¿qué era Tzaddi? Durante varios años intentó intercambiar esta carta, «La Estrella», que es la número XVII, con alguna otra. No tuvo éxito. La solución llegaría muchos años después. Tzaddi es «El Emperador» y, por consiguiente, las posiciones de XVII y IV deben ser intercambiadas.

Sí, es mucho más que satisfactoria; es, para la mente lúcida, la prueba más convincente posible de que el Libro de la Ley es un mensaje genuino de los Jefes Secretos. Pues «La Estrella» se refiere en el Zodíaco a Acuario y «El Emperador» a Aries. Ahora bien, Aries y Acuario están a cada lado de Piscis, del mismo modo que Leo y Libra están a cada lado de Virgo; es decir, la corrección del Libro de la Ley ofrece una simetría perfecta en la atribución zodiacal, como si se formara un anillo en un extremo de la elipse que se correspondiera exactamente con el anillo existente en el otro extremo. Estos temas parecen algo técnicos; de hecho, lo son; pero cuanto más se estudia el Tarot, más se percibe la admirable simetría y perfección del simbolismo. Es más, hasta para el profano debe ser evidente que el equilibrio y la proporción son esenciales para cualquier perfección, y la aclaración de estos dos puntos oscuros en los pasados 150 años es indudablemente un fenómeno muy destacable. SUMARIO DE LAS CUESTIONES TRATADAS 1. Aun en el caso de que se conociera a ciencia cierta, el origen del Tarot es completamente irrelevante. Como sistema, el Tarot debe permanecer o morir por sus propios méritos. 2. Es indudablemente un intento deliberado por representar en forma pictórica las doctrinas de la Qábalah. 3. La evidencia de esto es muy semejante a la que se le presenta a una persona que hace un crucigrama. Sabe por las «Horizontales» que la palabra es «CRUJ casilla en blanco DO», de modo que está seguro, sin posibilidad de error, de que la casilla en blanco tiene que ser una «I». 4. Estas atribuciones son en cierto sentido un mapa convencional, simbólico; tal mapa pudo ser inventado por alguna persona o persona de gran animación y capacidad artística combinadas con una erudición y lucidez filosófica casi inconcebibles. 5. Tales personas, con todo lo lúcidas que podamos suponerlas, no serían completamente capaces de elaborar un sistema tan complejo en su conjunto sin la ayuda de seres superiores cuyos procesos mentales correspondieran, o correspondan, a una Dimensión superior. A modo de analogía, podríamos examinar el juego del ajedrez. El ajedrez se ha desarrollado a partir de unos orígenes muy simples. Al princi-

Hexagrama Unicurso Siempre se ha declarado imposible trazar un Hexagrama Unicurso; pero finalmente lo hemos conseguido. Las líneas son, sin embargo, estrictamente euclideanas; no tienen anchura.

Los Días de la Semana Si seguimos las líneas del Heptágono, veremos el Orden (mágico) de los Siete Planetas Sagrados. Siguiendo las líneas del Heptagrama, el orden de los días de la semana. (Se cree que este ingenioso descubrimiento lo hizo el desaparecido G. H. Frater D.D.C.F.)

XIV

El Anillo Doble del Zodíaco

pió era una batalla simulada para los guerreros cansados de los afanes de la guerra, pero las sutilezas del juego moderno —que ahora, gracias a Richard Réti, han transcendido todo cálculo para adentrarse en el mundo de la creación estética— ya estaban latentes en el invento original. Los creadores del juego estaban «haciendo más de lo que suponían». Claro está que se puede argumentar que estas sutilezas han aparecido con el curso de la evolución del juego, y está sin duda muy claro históricamente que los antiguos jugadores de cuyas partidas tenemos constancia no tenían un concepto consciente de nada que transcendiera una serie de estratagemas bastante burdas y elementales. Se puede argumentar también que el juego del ajedrez es simplemente uno de entre toda una serie de juegos que ha evolucionado, mientras que otros desaparecieron debido a algún accidente. También podemos sostener que es por pura casualidad el que el ajedrez moderno estuviera latente en el juego original. La teoría de la inspiración es realmente mucho más sencilla, y da cuenta de los hechos sin violar la ley del mínimo esfuerzo.

II

EL TAROT Y LA SANTA QABALAH LA CUESTIÓN que trataremos ahora es la Santa Qábalah. Este es un tema muy sencillo y no presenta dificultades al individuo inteligente ordinario. En el sistema decimal hay diez números y existe una razón genuina por la que en un sistema numérico que no es únicamente matemático, sino filosófico, debe haber diez números, y sólo diez. En este momento es necesario presentar el «Arreglo de Ñapóles». Pero antes de nada debemos comprender la representación pictórica del Universo dada por la Santa Qábalah (véase diagrama). Esta ilustración representa el Árbol de la Vida, que es un mapa del Universo. Debemos comenzar, como lo haría un matemático, por la idea del Cero, el Cero Absoluto, el cual, al examinarse, viene a significar cualquier cantidad que uno pueda escoger, pero no, como el profano puede suponer al principio, Nada, en el vulgar sentido de la palabra de «ausencia de cosa alguna» (véase «Berashith», París, 1902). 12

«EL ARREGLO DE NAPOLES» Los Qabalistas ampliaron esta idea de Nada y obtuvieron un segundo tipo de Nada al que denominaron «Ain Soph» —«Sin límite»— (esta idea no parece diferenciarse de la idea de Espacio). Después decidieron que para interpretar esta falta absoluta de medios de definición era necesario postular el Ain Soph Aur —«Luz Ilimitada»—. Con ella parecen haber dado a entender en gran medida lo que los últimos hombres de ciencia Victorianos daban o creían dar a entender con el Éter Lumínico (¿el Continuum Espacio-Tiempo?). Evidentemente, todo esto es informe y vacío; se trata de condiciones abstractas, no de ideas positivas. El paso siguiente tiene que ser la idea de Posición. Hemos de formular esta tesis: Si hay algo aparte de la Nada, tiene que existir dentro de esta Luz Ilimitada, dentro de este espacio, dentro de esta inconcebible Nada, la cual no puede existir en cuanto Nada, sino que tiene que concebirse como una Nada compuesta por la aniquilación de dos opuestos imaginarios. De este modo aparece El Punto, que no tiene «ni partes ni magnitud, sino sólo posición». Pero la posición no significa nada a menos que exista algo más, alguna otra posición con la que se pueda comparar. Tenemos que describirla. La única forma de hacerlo está en contar con otro Punto, y ello significa que tenemos que inventar el número Dos, haciendo entonces posible La Línea. Pero esta Línea no significa realmente mucho, pues aún no existe medida de longitud. En esta fase el límite del conocimiento es que existen dos cosas de las que ciertamente podemos hablar. Pero no podemos decir que estén cerca una de otra, o que estén lejos; lo único que podemos decir es que están separadas. Para discriminar entre estrellas debe existir una tercera cosa. Debemos contar con otro punto. Tenemos que inventar El Plano, tenemos que inventar El Triángulo. Al hacerlo, aparece, casualmente, toda la Geometría Plana. Ahora podemos decir que «A está más cerca de B que de C». Pero, hasta el momento, no hay substancia en ninguna de estas ideas. De hecho, no hay idea de ningún tipo, a no ser la idea de Distancia y quizá las ideas de Mediación y de Medida Angular, de modo que la Geometría Plana, que ahora existe en teoría, es después de todo completamente rudimentaria e incoherente. No ha habido ningún tipo de aproximación al 13

concepto de una cosa realmente existente. No se ha hecho más que dar definiciones, todas ellas en un plano puramente ideal e imaginario. Y he aquí que aparece El Abismo. No podemos continuar más en lo ideal. El paso siguiente debe ser lo Real —o, al menos, un acercamiento a lo Real—. Tenemos tres puntos, pero no tenemos idea de dónde está ninguno de ellos. Se hace imperioso un cuarto punto, y éste formula la idea de materia. El Punto, la Línea, el Plano. El cuarto punto, a no ser que resultara encontrarse en el plano, nos da El Sólido. Si queremos conocer la posición de un punto, tenemos que definirlo mediante el uso de tres ejes coordenados. Está a tantos pies de la pared norte, a tantos de la pared este y a tantos del suelo. Así se ha desarrollado a partir de la Nada un Algo del que puede decirse que existe. Hemos llegado a la idea de Materia. Pero esta existencia es sumamente endeble, pues la única propiedad de cualquier punto dado es su posición en relación con otros puntos; no es posible cambio alguno y nada puede suceder. Por ello nos vemos forzados en el análisis de la Realidad conocida a postular una quinta idea positiva, que es la de Movimiento. Este implica la idea de Tiempo, pues sólo a través del Movimiento, y en el Tiempo, puede tener lugar un evento dado. Sin este cambio y secuencia nada puede ser objeto de los sentidos. (Ha de advertirse que este n.° 5 es el número de la letra Hé del alfabeto hebreo. Esta es la letra consagrada tradicionalmente a la Gran Madre. Es la matriz en la que el Gran Padre, que está representado por la letra Yod, que es la reproducción pictórica de un Punto primario, se mueve y engendra la existencia activa.) Ahora es posible una idea concreta del Punto y, finalmente, es un punto que puede ser autoconsciente, ya que puede tener un Pasado, un Presente y un Futuro. Es capaz de definirse a sí mismo en términos de las ideas previas. He aquí el número Seis, el centro del sistema: autoconsciente, capaz de experiencia. En esta fase conviene apartarnos por un momento del simbolismo estrictamente Qabalístico. La doctrina de los tres números siguientes (al menos para algunas personas) no está expresada muy claramente. Debemos acudir al sistema Vedanta para hallar una interpretación más lúcida de los números 7, 8 y 9, si bien éstos se corresponden muy íntimamente con las ideas Qabalísticas. En el análisis hindú de la existencia los Rishis (Sabios) postulan tres cualidades: Sat, la Esencia del Ser mismo; Chit, Pensamiento 14

o Intelecto, y Ananda (palabra traducida normalmente por Bienaventuranza), el placer experimentado por el Ser en el curso de los acontecimientos. Este éxtasis es evidentemente la causa excitante de la movilidad de la existencia pura. Explica la asunción de imperfecciones por parte de la Perfección. El Absoluto sería Nada, permanecería en la condición de Nada; por consiguiente, para ser consciente de sus posibilidades y disfrutarlas debe explorarlas. Podemos intercalar aquí un extracto que guarda un estrecho paralelismo con esta doctrina del documento titulado El Libro del Gran Alca, con el fin de permitir al lector examinar el tema desde el punto de vista de dos mentes diferentes. «En un tiempo, todos los elementos deben haber estado separados —ése sería el caso del gran calor—. Pues bien, cuando los átomos llegan al Sol conseguimos ese calor inmenso y extremo y todos los elementos son otra vez ellos mismos. Imagina que cada átomo de cada elemento poseyera la memoria de todas sus aventuras combinadas. Por cierto que ese átomo, fortalecido con la memoria, no sería ei mismo átomo y, sin embargo, lo es, pues no ha ganado nada de parte alguna que no sea esta memoria. Consecuentemente, con el curso del tiempo y en virtud de la memoria, una cosa podría convertirse en algo más que ella misma, de modo que es posible una evolución real. Podemos ver entonces una razón por la que un elemento decida pasar por esta serie de encarnaciones, pues así, y sólo así, puede avanzar, y sobrelleva el lapso de memoria que tiene durante estas encarnaciones porque sabe que saldrá adelante sin sufrir cambio alguno. Por consiguiente, tú puedes tener un número infinito de dioses, individuales e iguales aunque diversos, cada uno de ellos supremo y absolutamente indestructible. Esta es además la ú.iica explicación de cómo un Ser pudo crear un mundo en el que existe .a Guerra, el Mal, etc. El Mal es sólo una apariencia, porque (como ei «Bien») no puede afectar a la substancia misma, sino sólo multiplu ir sus combinaciones. Esto es algo así como el Monoteísmo Místico; pero la objeción u esa teoría es que Dios tiene que crear cosas que son todas ellas parte de Sí Mismo, con lo que su interacción es falsa. Si presuponemos muchos elementos, su interacción es lógica.» Estas ideas de Ser, Pensamiento y Bienaventuranza constituyen las cualidades mínimas posibles que un Punto debe poseer si quiere tener una verdadera experiencia sensoria de sí mismo. Corresponden a los números 9, 8 y 7. La primera idea de realidad, tal como la entiende la mente, es, 15

por tanto, la de concebir el Punto en cuanto que formado por estos nueve previos desarrollos sucesivos del Cero. Y he aquí, finalmente, el número Diez. Con otras palabras, para describir la Realidad en forma de Conocimiento tenemos que postular estas diez ideas sucesivas. En la Qábalah se les llama «Sephiroth», palabra que significa «Números». Como veremos más adelante, cada número tiene una significación propia, y de tal modo están en correspondencia con todos los fenómenos que su disposición en el Árbol de la Vida, como se ve en los diagramas (págs. 270, '272 y 274), constituye un mapa del Universo. Estos diez números están representados en el Tarot por las cuarenta cartas menores.

EL TAROT Y LA FORMULA DEL TETRAGRAMMATON ¿Qué son, entonces, las Cartas de Figura? Esta cuestión implica otro aspecto del sistema de desarrollo. ¿Cuál fue el primer proceso mental? Obligados a definir la Nada, la única forma de hacerlo sin destruir su integridad era la de representarla como la unión de un Más Algo con un equivalente Menos Algo. Podemos llamar a estas dos ideas lo Activo y lo Pasivo, el Padre y la Madre. Pero aunque el Padre y la Madre pueden efectuar una unión perfecta, retornando con ello al Cero, lo cual constituye una regresión, también pueden proyectarse en la Materia, de modo que su unión da lugar a un Hijo y una Hija. La idea se resuelve en la práctica como un método de describir cómo la unión de dos cosas cualesquiera da lugar a una tercera que no es ninguna de ellas. El ejemplo más claro lo vemos en la química. Si tomamos hidrógeno y cloro, y hacemos pasar por ellos una chispa eléctrica, tiene lugar una explosión, y se produce ácido clorhídrico. Aquí tenemos una substancia real a la que podemos llamar el Hijo de la unión de estos elementos, y es un paso en dirección a la Materia. Pero además, en el éxtasis de la unión, se liberan Luz y Calor; estos fenómenos no son materiales en el mismo sentido que el ácido clorhídrico; este producto de la unión es por tanto de naturaleza espiritual y corresponde a la Hija. En el lenguaje de los alquimistas, estos fenómenos fueron clasificados convencionalmente bajo la figura de cuatro «elementos». El Fuego, el más puro y activo, corresponde al Padre; el Agua, aun pura pero pasiva, es la 16

Madre; su unión resulta en un elemento que participa de ambas naturalezas, aunque distinto de ellas dos, elemento al que llamamos «Aire». Debemos tener muy presente que los términos empleados por los filósofos antiguos y medievales no significan en absoluto lo que hoy se entiende por ellos. El «Agua» no significa para ellos el compuesto químico H 2 0; es una idea sumamente abstracta que existe por todas partes.La ductilidad del hierro es una cualidad ácuea1. La palabra«elemento» no da a entender un elemento químico; implica todo un conjunto de ideas; compendia ciertas cualidades o propiedades. Apenas parece posible definir estos términos de forma que su significado resulte claro para el lector. Este debe descubrir por sí mismo y mediante una práctica constante lo que para él significan. De esto no se sigue que llegue a las mismas ideas que otro lector. Ello no significará que uno tenga razón y el otro se equivoque, pues cada uno de nosotros tiene su propio universo, y éste no es el mismo que el universo de cualquier otra persona. La luna que ve A. no es la luna que ve B., quien, sin embargo, está a su lado. En este caso, la diferencia es tan pequeña que en la práctica no existe; con todo, la diferencia existe. Pero si A. y B. miran un cuadro en una galería, el cuadro no es de ningún modo el mismo para ambos, pues A. ha aprendido a contemplarlo según su experiencia de miles de otros cuadros, y B. ha visto probablemente un conjunto de cuadros completamente diferente. Sus experiencias coincidirán sólo en unos pocos cuadros bien conocidos. Aparte de esto, sus gustos son esencialmente diferentes en muchos otros aspectos. Así, si A. detesta a Van Gogh, a B. le enternece; si C. admira a Bougereau, D. se encoge de hombros. No tenemos razón ni nos equivocamos acerca de materia alguna. Esto es cierto hasta en temas de la ciencia más estricta. La definición científica de un objeto es universalmente correcta; y sin embargo no lo es por completo para cualquier observador individual. El fenómeno que llamamos Hija es ambiguo. Ha sido definido anteriormente como el ingrediente espiritual que resulta de la unión del Padre y la Madre; pero ésta es sólo una interpretación.

1 Asimismo, su virtud magnética es ígnea, su conductividad aérea, y su peso y solidez té- - e o s . Sin embargo, el peso no es sino una función de la curvatura del «continuum espaciotiempo»: «La Tierra es el Trono del Espíritu».

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EL TAROT Y LOS ELEMENTOS Los Antiguos concibieron el Fuego, el Agua y el Aire como elementos puros. Estos fueron relacionados con las tres cualidades de Ser, Conocimiento y Bienaventuranza antes mencionadas. También se corresponden con lo que los hindúes llamaban los Tres Gunas —Sattvas, Rajas y Tamas—, que pueden traducirse aproximadamente por «Calma», «Actividad» y «Oscuridad Inerte». Los alquimistas tenían tres principios semejantes de energía de los que se componen todos los fenómenos existentes: Azufre, Mercurio y Sal. Este Azufre es Actividad, Energía, Deseo; el Mercurio es Fluidez, Inteligencia, el poder de Transmisión; la Sal es el vehículo de estas dos formas de energía, pero posee en sí misma cualidades que reaccionan con ellas. El lector debe tener bien presentes todas estas clasificaciones tripartitas. En algunos casos, un grupo será más útil que otro. Por el momento, concentrémonos en la serie Fuego, Agua, Aire. Estos elementos están representados en el alfabeto hebreo por las letras Shin, Mem y Aleph. Los Qabalistas las llaman las Tres Letras Madres. En este grupo particular, los tres elementos implicados son formas completamente espirituales de energía pura; sólo se pueden manifestar en experiencia sensoria al incidir en los sentidos, al cristalizar en un cuarto elemento al que llaman «Tierra», representada por la última letra del alfabeto, la Tau. Esta es pues otra interpretación enteramente diferente de la idea de Hija, que aquí se considera como un apéndice del Triángulo. Es el número Diez que cuelga en el diagrama del 7, 8 y el 9. Debemos tener presentes simultáneamente estas dos interpretaciones. Los Qabalistas, después de inventar el Tarot, procedieron a hacer ilustraciones de estas ideas sumamente abstractas del Padre, la Madre y el hijo y la Hija, y las llamaron Rey, Reina, Príncipe y Princesa. Aunque pueda prestarse a confusión, también se las llamó Caballero, Reina, Rey y Princesa. A veces, al Príncipe y Princesa se les llama «Emperador» y «Emperatriz». La razón de este embrollo está relacionado con la doctrina del Loco del Tarot, el Legendario Errante que se gana a la hija del Rey, leyenda que está conectada con el plan antiguo y extraordinariamente sabio de elegir al sucesor del rey en base a la habilidad de aquel para ganarse a la Princesa 18

espués de vencer a todos los competidores. (La Rama Dorada de Frazer B una autoridad en el tema). Para nuestra baraja, se ha creído más conveniente adoptar los términos Caballero», «Reina», «Príncipe» y «Princesa» para representar la serie L adre, Madre, Hijo, Hija, pues la doctrina implicada, que es sumamente ompleja y difícil, así lo requiere. El Padre es «Caballero» porque aparece epresentado a caballo. Puede resultar esclarecedor describir los dos príngales sistemas, el Hebreo y el Pagano, como si fueran (y siempre lo han Sido) sistemas concretos y diferentes. El Sistema Hebreo es directo e irreversible; postula al Padre y la Madre de cuya unión nacen el Hijo y la Hija. Y aquí termina. Sólo fue la posterior especulación filosófica quien se encargó de derivar la Diada PadreMadre de una Unidad manifiesta, y quien aún más tarde buscó la fuente de esa Unidad en la Nada. Este es un esquema concreto, limitado y tosco, con su Principio sin causa y su estéril Final. El Sistema Pagano es circular, autogenerado, autoalimentado, autorrenovado. Es una rueda en cuyo borde están el Padre-Madre-Hijo-Hija; ellos se mueven alrededor del eje inmóvil del Cero; se unen a voluntad; se transforman uno en otro; para la Órbita no hay Principio ni Fin; ninguno es superior o inferior. La Ecuación «Cero=Muchos=Dos=Uno=Todos=Cero» está implícita en todas las modalidades de existencia del Sistema. Aunque esto sea tan complejo, se ha conseguido al menos un resultado muy deseable: explicar por qué tiene el Tarot cuatro cartas de Figura, no tres. Esto explica también por qué hay cuatro palos. Los cuatro palos se llaman: «Varas», atribuidas al Fuego; «Copas», al Agua; «Espadas», al Aire; y «Discos» («Monedas» o «Pentáculos»), a la Tierra. El lector advertirá esta interacción y reciprocidad del número 4. Es también importante que advierta que hasta en la ordenación decuple, toma parte el número 4. El Árbol de la Vida puede dividirse en cuatro palos: el número 1 corresponde al Fuego; los números 2 y 3, al Agua; los números 4 a 9, al Aire, y el número 10, a la Tierra. Esta división corresponde al análisis del Hombre. El número 1 es su esencia espiritual, desprovista de cualidad o cantidad; los números 2 y 3 representan sus poderes creativos y transmisores, su virilidad y su inteligencia; los números 4 a 9 describen sus cualidades mentales y morales concentradas en su personalidad humana; el número 6 es, por así decir, una elaboración concreta del número 1; y el número 10 corresponde a la Tierra, que es el vehículo físico de los nueve números 19

previos. Los nombres de estas partes del alma son: 1, Jechidah; 2 y 3, Chiah y Neschamah; 4 a 8, Ruach; y por último, 10, Nephesch. Estos cuatro planos corresponden también a los denominados «Cuatro Mundos», para entender la naturaleza de los cuales debemos remitirnos, con todas las reservas debidas, al sistema platónico. El número 1 es Atziluth, el Mundo Arquetípico; pero el número 2, en cuanto aspecto dinámico del número 1, es la atribución Práctica. El número 3 es Briah, el mundo Creativo en el que toma forma la Voluntad del Padre a través de la Concepción de la Madre, del mismo modo que el espermatozoo, al fecundar al óvulo, hace posible la producción de una imagen de sus padres. Los números 4 a 9 incluyen a Yetzirah, el Mundo Formativo, en el que se produce una imagen intelectual, una forma apreciable de la idea; y esta imagen mental se hace real y tangible en el número 10, Assiah, el Mundo Material. A través de todas estas atribuciones confusas (y a veces aparentemente contradictorias), con una paciencia inagotable y una pertinaz energía, se llega finalmente a una comprensión lúcida, a una comprensión que es infinitamente más reveladora que lo que podría ser cualquier interpretación intelectual. Este es un ejercicio básico en el sendero de la iniciación. En caso de que uno fuera un superficial racionalista, resultaría muy fácil encontrar defectos en todas estas atribuciones e hipótesis semifilosóficas; pero también resulta muy fácil demostrar matemáticamente que es imposible golpear una pelota de golf. Hasta ahora, el tema principal de este ensayo ha sido el Árbol de la Vida y, en su esencia, los Sephiroth. Conviene examinar ahora las relaciones de los Sephiroth entre sí. (Véase diagrama, pág. 272.) Se advertirá que para completar la estructura del Árbol de la Vida emplean veintidós líneas. A su debido tiempo explicaremos cómo es que éstas se corresponden con las letras del alfabeto hebreo. Señalaremos que, en ciertos aspectos, la forma en que están eslabonados los Sephiroth parece arbitraria. Curiosamente, hay un triángulo equilátero, compuesto por los números 1, 4 y 5, que podríamos considerar una base lógica para las operaciones de la Filosofía. Sin embargo, no hay líneas que unan el 1 con el 4, o el I con el 5. Esto no es casual. En ningún lugar de la figura aparece un triángulo equilátero con el vértice hacia arriba, si bien hay tres triángulos equiláteros con el vértice hacia abajo. Esto se debe a la fórmula original «Padre, Madre, Hijo», que se repite tres veces en una escala descendente de simplici20

dad y espiritualidad. El número 1 está por encima de estos triángulos, pues constituye una integración del Cero y cuelga del triple velo de lo Negativo. Pues bien, los Sephiroth, que son emanaciones del número 1, como ya se ha dicho, son cosas en sí mismas, en un sentido casi kantiano. Las líneas que los unen son Fuerzas de la Naturaleza de un tipo mucho menos completo; son menos abstrusas, menos abstractas. LAS VEINTIDÓS CLAVES, ATU, O TRIUNFOS DEL TAROT Aquí tenemos un excelente ejemplo de la omnipenetrante doctrina del Equilibrio. La ecuación establece siempre que ax2 + bx + x = 0. Si no es igual a 0, no es una ecuación. Y así, cuando quiera que un símbolo pierde importancia en un lugar de la Qábalah, la gana en otro. Las cartas de Figura y las cartas menores forman la estructura esquemática del Tarot en su función primordial de mapa de Universo. Pero, por la significación especial de la baraja en cuanto que Clave de fórmulas mágicas, los veintidós triunfos adquieren una importancia muy particular. ¿A qué símbolos están atribuidos? No pueden relacionarse propiamente con ninguna de las ideas, esenciales, pues ese papel lo han ocupado las cartas 1 a 10. No pueden representar básicamente el complejo Padre, Madre, Hijo, Hija, en toda su amplitud, pues ya han ocupado ese lugar las cartas de Figura. Están atribuidos de la manera siguiente: las tres letras Madres, Shin, Mem y Aleph, representan a los tres elementos activos; las siete letras llamadas dobles, Beth, Gimel, Daleth, Kaph, Pé, Resh y Tau, representan a los siete planetas sagrados. Las doce letras restantes, Hé, Vau, Zain, Cheth, Teth, Yod, Lamed, Nun, Samekh, A'ain, Tzaddi y Qoph, representan a los Signos del Zodíaco. En esta ordenación existe una ligera superposición o coincidencia. La letra Shin sirve tanto para el Fuego como para el Espíritu, de la misma forma en que el número 2 participa de la naturaleza del número I; y la letra Tau representa tanto a Saturno como al elemento Tierra. Estos puntos problemáticos encierran una enseñanza. Sin embargo, no podemos dejar por las buenas a un lado estas veintidós letras. La piedra que rechazaron los constructores se convierte en la piedra angular. Estas veintidós letras adquieren una personalidad propia: una personalidad muy curiosa. Sería del todo equivocado decir que represen21

tan un universo completo. Parece que representan ciertas fases bastante peculiares del universo. No parece factores esenciales de la estructura del universo. Cambian periódicamente en su relación con los acontecimientos en curso. Una ojeada a la lista de sus títulos no parece indicar ya el espíritu estrictamente filosófico y científico de la rígida clasificación que hallamos en las otras cartas. Nos asalta el lenguaje del Artista. Sus nombres son: el Loco, el Prestidigitador, la Gran Sacerdotisa, la Emperatriz, el Emperador, el Hierofante, Los Amantes, la Carroza, Lascivia, el Ermitaño, la Rueda de la Fortuna, Ajuste, el Ahorcado, Muerte, Arte, el Diablo, la Casa de Dios, la Estrella, la Luna, el Sol, el Aeón y el Universo. Evidentemente, no son representaciones simbólicas claras e íntegras de sus signos, elementos y planetas respectivos. Más bien, son jeroglíficos de misterios peculiares relacionados con cada una de ellas. Podemos empezar a pensar que el Tarot no es una mera representación clara del Universo a la manera impersonal del sistema del I Ching. El Tarot está empezando a parecerse a la propaganda. Es como si los Jefes Secretos de la Gran Orden, que es la guardiana de los destinos de la raza humana, se hubieran propuesto revelar ciertos aspectos particulares del Universo; establecer ciertas doctrinas especiales; proclamar ciertas formas de comportamiento adecuadas a la situación política existente. Pero ambos sistemas, Tarot y I Ching, difieren de la misma manera que una composición literaria de un diccionario. Ha sido muy desafortunado, aunque completamente inevitable, vernos obligados a adentrarnos tanto en esta controversia y que ésta haya supuesto tantas digresiones como preliminar a una descripción clara de la baraja. Puede que proceder a resumir lo ya expuesto nos facilite la tarea. He aquí una exposición sencilla del mapa del Árbol de la Vida. Los números, o Cosas-en-Sí-Mismas, son diez emanaciones sucesivas del triple velo de lo Negativo. Las cartas menores numeradas del 1 al 10 corresponden a los Sephiroth. Estas cartas aparecen en forma cuádruple, pues no son los números abstractos puros, sino símbolos particulares de esos números en el universo de manifestación, el cual está clasificado convencionalmente bajo la figura de cuatro elementos. Las cartas de Figura representan los elementos en sí, dividido cada uno de ellos en cuatro subelementos. Para facilitar su consulta, he aquí una lista de estas cartas:

Caballero de Varas, Reina de Varas, Príncipe de Varas, Princesa de Varas,

Fuego de Fuego Agua de Fuego Aire de Fuego Tierra de Fuego

Caballero de Copas, Reina de Copas, Príncipe de Copas, Princesa de Copas,

Fuego de Agua Agua de Agua Aire de Agua Tierra de Agua.

Caballero de Espadas, Reina de Espadas, Príncipe de Espadas, Princesa de Espadas,

Fuego de Aire Agua de Aire Aire de Aire Tierra de Aire

Caballero de Discos, Reina de Discos, Príncipe de Discos, Princesa de Discos,

Fuego de Tierra Agua de Tierra Aire de Tierra Tierra de Tierra

Los triunfos del Tarot son veintidós; representan a los elementos que hay entre los Sephiroth o Cosas-en-Sí-Mismas, de modo que su posición en el Árbol de la Vida está cargada de significado. He aquí uno o dos ejemplos. La carta llamada «Los Amantes», cuyo título secreto es «Los Hijos de la Voz, el Oráculo de los Dioses Poderosos», lleva desde el número 3 al número 6. El número 6 es la personalidad humana del individuo; el número 3, su intuición espiritual. Por consiguiente, es lógico y significativo que la influencia del 3 sobre el 6 sea la de la voz intuitiva o inspiradora. Es la iluminación de la mente y el corazón por parte de la Gran Madre. Examinemos ahora la carta que une el número 1 al número 6. Esta carta se llama «La Gran Sacerdotisa» y está atribuida a la Luna. La carta representa a la Isis Celeste. Es un símbolo de completa pureza espiritual; es la iniciación en su forma más secreta e íntima que desciende sobre la consciencia humana desde la consciencia divina última. Mirada desde abajo, es la aspiración pura y resulta del hombre a la Divinidad, su fuente. Convendrá que nos extendamos más en estos temas cuando tratemos las cartas por separado. 23

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Por lo ya dicho, habrá quedado claro que el Tarot ilustra, en primer lugar, el Árbol de la Vida en su aspecto universal, y en segundo lugar, el comentario particular que explica esa fase del Árbol de la Vida que es de especial interés para las personas encargadas de la tutela de la raza humana en el momento particular de la producción de cualquier baraja autorizada. Por tanto, es justo que esos guardianes modifiquen el aspecto de la baraja cuando les parezca oportuno. La baraja tradicional misma ha sido sometida a numerosas modificaciones, adoptadas por conveniencia. Por ejemplo: el Emperador y la Emperatriz de las barajas medievales se referían concretamente al Santo Emperador Romano y a su Consorte. La carta llamada originalmente «El Hierofante», que representa a Osiris (como lo indica la forma de la tiara), pasó a ser en la época renacentista el Papa. La Gran Sacerdotisa vino a llamarse la «Papisa Juana», que representaba cierta leyenda simbólica que circulaba entre los iniciados y que se vulgarizó en la fábula de la Mujer Papa. Aún más importante, «El Ángel» o «El Juicio Final», representaba la destrucción del mundo por fuego. Su jeroglífico es, en cierto sentido, profético, pues cuando el mundo fue destruido por fuego el 21 de marzo de 19041, nos llamó inevitablemente la atención la semejanza de esta carta con la Estela de la Revelación*. Al ser esta fecha el principio del Nuevo Aeón, nos ha parecido más propio representar los comienzos del Aeón, pues todo lo que se sabe sobre el siguiente Aeón, que He gara dentro de 2.000 años, es que su símbolo es la de la doble vara2. Pero el nuevo Aeón ha producido unos cambios tan fantásticos en el orden establecido que sería evidentemente absurdo intentar mantener las tradiciones antiguas; «los rituales de la antigüedad son negros»**. Consecuentemente, la tarea de este Escriba ha sido la de preservar esos caracteres esenciales del Tarot que son independientes de los cambios periódicos de Aeón, al tiempo que la de poner al día aquellos caracteres dogmáticos y

Véase Equinox ofthe Gods, loe. cit. * N. del T.: Estela funeraria de Ankh-af-na-Khonsu (XXVI Dinastía) donde ya se presagiaban los principios fundamentales del Aeón de Horus inaugurado con la recepción por Crowley en 1904 de El Libro de la Ley. 2

Véase AL III, 34. Hace referencia a Maat, Themis, la Señora del Equilibrio.

** N. del T.: Véase AL II, 5.

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artísticos del Tarot que se han vuelto ininteligibles. El arte del progreso está en mantener intacto lo Eterno; pero también en adoptar una posición de vanguardia, quizá en algunos aspectos semirrevolucionaria, con respecto a accidentes como los sujetos al imperio del Tiempo.

III

EL TAROT Y EL UNIVERSO EL TAROT es una representación Ilustrada de las Fuerzas de la Natualeza tal como las concebían los Antiguos de acuerdo a un simbolismo convencional. El Sol es una estrella. A su alrededor gira una serie de cuerpos a los que se llama Planetas, incluida la Luna, un satélite de la Tierra. Estos cuerpos giran en una sola dirección. El Sistema Solar no es una esfera, sino una rueda. Los planetas no permanecen en alineación exacta, sino que oscilan hasta cierto punto (relativamente poco importante) de un lado a otro del plano verdadero. Sus órbitas son elípticas. Los Antiguos imaginaron esta rueda mucho más claramente que lo que la suelen imaginar las mentes modernas. Prestaron especial atención al arco imaginario. Dentro de los límites de este arco, concibieron que las Estrellas Fijas que están más allá se encontraban relacionadas de forma especial con el aparente movimiento del Sol. A este arco o cinturón de la rueda lo denominaron Zodíaco. Les pareció entonces que las constelaciones que están fuera de este cinturón no afectaban tanto a la humanidad, pues no estaban en línea directa con la gran fuerza giratoria de la rueda (T.A.R.O.=R.O.T.A.=rueda).

TEORÍAS DE LOS ANTIGUOS 1. En la antigüedad se suponía que la Tierra era el centro del Universo. Se consideraba que los Cielos que estaban por encima de la Tierra —no 25

se tenía en cuenta que también estaban por debajo— eran de Naturaleza Divina. Y como se reconocieran imperfecciones e irregularidades en los asuntos mundanos, se pensó que los movimientos de los Cuerpos Celestes, que se observó que eran regulares, tenían que ser perfectos. Entonces se inició cierto tipo de pensamiento apriorístico. Los matemáticos tenían la idea de que el Círculo era un figura perfecta; por tanto (decían con el típico razonamiento teológico), todos los cuerpos celestes tienen que moverse en círculo1. Esta suposición religiosa causó grandes problemas a los astrónomos. Como sus mediciones se hicieran más extensivas y exactas, encontraron cada vez más difícil reconciliar observación y teoría, cuando menos, hacerlo sin exponerse a grandes inconvenientes en sus cálculos. De modo que inventaron los «ciclos» y «epiciclos» para explicar los movimientos observados. Finalmente, Copérnico se vio impulsado por esta incomodidad a sugerir que sería realmente mucho más práctico (si la idea no fuera tan perversa) imaginar que el Sol, y no la Tierra, era el centro del Sistema. En las matemáticas no hay hechos fijos. Bertrand Russell afirma que en este tema «nadie sabe lo que dice, y a nadie le importa si se tiene razón o no». Por ejemplo: Comencemos con la suposición de que la Luna es el centro inamovible del Universo. Nadie puede contradecirla; no tenemos más que manipular los cálculos para que cuadren. La objeción práctica es que no facilitaría la tarea de los navegantes. Es importante tener en mente esta idea, pues de otro modo uno no puede captar todo el espíritu de la Filosofía de la Ciencia moderna. Esta no persigue la Verdad; no concibe la Verdad (en cualquier sentido ordinario de la palabra) como algo posible; persigue el máximo de conveniencia. 2. Volvamos a la imagen del Sistema Solar. El Sol es el Cubo de la Rueda; el Planeta más exterior está sobre su llanta; y más allá, aunque lateralmente dentro de esta llanta, están las Doce Constelaciones del Zodíaco. ¿Por qué doce? La primera división aproximada del círculo es un cuatro, de acuerdo con las estaciones observadas. Esta decisión también puede haber estado influida por la división de los Elementos en Cuatro —Fuego, Aire, Agua, No sabían que el Círculo es sólo un caso de Elipse: aquél en que los focos coinciden.

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Tierra—. (Como ya se ha explicado, éstos no aluden a los objetivos que hoy entendemos con esas palabras.) Quizá porque se creía necesario introducir un número tan sagrado como el Tres en todo lo celeste, o porque resultaba que las constelaciones observadas estaban divididas naturalmente en doce grupos, se dividió el Zodíaco en doce signos, tres para cada Estación. Se observó que la Influencia del Sol en la Tierra cambiaba a medida que El pasaba por los Signos. Y que también cambiaban cosas completamente simples tales como la medida de tiempo entre la Salida y la Puesta del Sol. Cuando se dice que el Sol entra en el Signo de Aries, se quiere decir que si se trazara una línea recta desde la Tierra al Sol y se prolongara hasta las Estrellas, esa línea pasaría por el comienzo de esa Constelación. Supongamos ahora que uno observa la Luna Llena el primer día de Primavera; pues bien, uno podrá ver, tras ella, las estrellas del comienzo de Libra, el signo opuesto a Aries. Los antiguos observaron que la Luna tardaba aproximadamente veintiocho días en completar el ciclo; y a cada día se le asignó lo que se dio en llamar una Mansión. Se suponía que la influencia misteriosa de la Luna cambiaba en cada Mansión. Esta teoría no entronca directamente con el Tarot, pero debe* mencionarse para ayudar a despejar cierto confusionismo que está a punto de complicar la cuestión. 3. Los primeros astrónomos calcularon que el Sol tardaba 360 días en recorrer el Zodíaco. Este era un secreto celosamente guardado por los eruditos; de modo que lo ocultaron en el nombre divino Mithras, que, según la Convención Griega, suma (M 40-1 10-Th 9-R 100-A 1-S 200) 360. Observaciones más perfectas demostraron que 365 días era más exacto; de modo que se decidió llamarlo «Abraxas» (A 1-B 2-R 100-A 1-X 60-A 1-S 200). Cuando los primeros descubrieron esto, rectificaron alterando Mithras por Meithras, que (como Abraxas) suma 365. En este cálculo sigue habiendo un error de cerca de seis horas; de modo que, con el curso de los siglos, el Calendario se fue desajustando. No asumió su forma actual hasta tiempos del papa Gregorio. El Objeto de que dividieran el Círculo del Zodíaco en 360 grados está en que es una base cómoda para el cálculo. A cada medida angular de 10 grados la llamaron Decanato. Así pues tenemos treinta y seis Decanatos que dividen cada Signo del Zodíaco en 27

tres partes. Se suponía que la influencia del Signo era muy rápida e impetuosa en el primer Decanato, poderosa y equilibrada en el segundo, y espiritualizada y efímera en el tercero. Hagamos una breve digresión. Una de las doctrinas más importantes de los Antiguos era la del Macrocosmos y el Microcosmos. El Hombre es en sí mismo un Universo en pequeño; es una copia diminuta del gran Universo Este argumento fue, naturalmente, invertido; de manera que las características antes dadas de las cualidades de los Tres Decanatos del signo se debieron probablemente a una analogía con el curso de la vida del hom4. Las observaciones precedentes dan una idea bastante completa de la presentación arbitraria, o en gran medida arbitraria, del Cosmos por parte de los Antiguos. En primer lugar, la división en Cuatro Elementos. Estos Elementos lo impregnan todo. Algo así dirían acerca del Sol. Sostendrían que era básicamente Fuego por razones obvias; pero también tendría la cualidad Aérea de la Movilidad. La parte Ácuea estaría indicada por su capacidad de crear Imágenes; y la parte Terrena, por su inmensa Estabilidad. Asimismo, dirían de una Serpiente que su poder Mortífero es ígneo; su Rapidez, aérea; su movimiento ondulante,Acueo; y su habitat, Terreno. Estas descripciones son evidentemente del todo insuficientes; tienen que complementarse atribuyendo cualidades planetarias y zodiacales a todos los objetos. Así, el Toro es en el Zodíaco un signo Terreno, y es el signo central de los tres por los que pasa el Sol en Primavera. Pero el carácter bovino es también apacible, por lo que dijeron que Venus rige el Signo de Tauro Por otra parte, el principal animal que da leche es la Vaca, de modo que hicieron de ella la Gran Diosa-Madre, identificándola asi con la Luna, la Madre del Cielo de igual forma que el Sol es el Padre. Representaron esta idea diciendo que la Luna está «exaltada» en Tauro —es decir, que ejerce el aspecto más benéfico de su influencia cuando está en ese signo. 5 Advertir cómo se subdivieron y se unen todos estos Elementos resulta confuso en un principio, aunque sumamente instructivo y revelador cuando se ha asimilado perfectamente el mecanismo. Solo se puede llegar a comprender cualquiera de estos símbolos haciendo una imagen compuesta de él, una imagen formada por todos los demás en proporción variable Pues cada planeta confiere cierta parte de su influencia a cualquier 28

objeto dado. Este hábito mental lleva a una comprensión de la Unidad de la Naturaleza (junto con su exaltación justa y espiritual) que difícilmente podría alcanzarse de otro modo; ello produce una armonía interna que acaba en una aceptación de la Vida y la Naturaleza. Ha llegado ya el momento de analizar y definir las características tradicionales de estos símbolos; pero, antes de nada, quizá fuera más oportuno construir sobre un cimiento firme pasando a examinar el número Dos, que hasta ahora no ha sido tenido en cuenta. En el Universo sólo hay dos operaciones posibles, el Análisis y la Síntesis. Dividir y unir. Solve et coagula, decían los Alquimistas. Si se ha de cambiar algo, o bien debemos dividir el objeto en dos partes, o añadirle otra unidad. Este principio está en la base de todo pensamiento y trabajo científico. El primer paso del hombre de ciencia es la Clasificación, la Medición. El dice: «Esta hoja de encina es como aquella hoja de encina; esta hoja de encina es distinta de esta hoja de haya». Hasta que no se comprende este hecho, no se empieza a entender el Método Científico. Los Antiguos eran plenamente conscientes de esta idea. Los chinos, en particular, basaban toda su filosofía en esta división primaria de la Nada original. Debemos empezar con la Nada; de lo contrario se plantearía la cuestión: ¿De dónde surgió este postulado Algo? De modo que escribieron la ecuación —Cero igual a más uno más menos uno; 0=(+l) + (-1). Al Yang, o Principio Masculino, lo llamaban «Más Uno»; al Ying, o Principio Femenino, «Menos Uno». Estos se combinan después en proporción variable, dando así la idea de Cielo y Tierra en equilibrio perfecto, del Sol y Luna en equilibrio imperfecto, y de los Cuatro Elementos en forma desequilibrada. (Véase diagrama: El Cosmos Chino.) Esta ordenación china es pues decuple, y se ha demostrado que es prodigiosamente equivalente al Sistema que hemos examinado aquí. 6. El antiguo esquema de los Elementos, Planetas y Signos Zodiacales fue resumido por los Qabalistas en su Árbol de la Vida. Esta identidad entre los dos sistemas se mantuvo velada hasta hace muy poco1 porque los chinos continuaron con su sistema de duplicación, y transformaron así sus ocho trigramas en sesenta y cuatro hexagramas, 1

El autor de este libro descubrió esta identidad durante su estudio —aún incompleto—del I Ching. 29

mientras que los sabios del Asia Occidental unieron sus diez números del Árbol de la Vida mediante veintidós Senderos. Los chinos tienen pues sesenta y cuatro símbolos principales frente a los treinta y dos del Árbol; pero los Qabalistas cuentan con una concatenación de símbolos que se presta a una interpretación y manejo muy sutiles. Es también más adecuada para describir las relaciones internas de sus Elementos. Por otra parte, cada uno de ellos puede multiplicarse o subdividirse a voluntad, según lo requiera el momento. EL ÁRBOL DE LA VIDA I. Esta figura debe estudiarse con gran atención, pues es la base de todo el sistema en que se funda el Tarot. Resulta totalmente imposible dar una explicación completa de esta figura, pues (en cierto modo) es universal. Por consiguiente, no puede significar lo mismo para una persona que para otra. El universo de A no es el universo de B. Si A y B están sentados a la mesa uno frente a otro, A ve el lado derecho de la langosta, y B el izquierdo. Si se ponen uno al lado del otro y miran a una estrella, el ángulo es diferente; aunque esta diferencia sea infinitesimal, existe. Pero el Tarot es el mismo para todos de igual forma que cualquier verdad o fórmula científica es la misma para todos. Es sumamente importante recordar que las verdades de la ciencia, aunque umversalmente ciertas en lo abstracto, no son totalmente ciertas para observador alguno, pues aun cuando la observación de cualquier objeto ordinario se haga por dos personas de idénticas reacciones sensoriales y desde el mismo lugar, no puede hacerse directamente al mismo tiempo; y hasta la más pequeña fracción de segundo es suficiente para mover en el espacio a objeto y observador. Hay que hacer énfasis en este hecho, pues no se debe considerar el Árbol de la Vida como una fórmula fija. En cierto sentido, es un modelo eterno del Universo precisamente porque es infinitamente elástico; y ha de emplearse por ello como instrumento en nuestras investigaciones de la Naturaleza y sus fuerzas. No ha de hacerse de él una excusa para el Dogmatismo. El Tarot debe estudiarse a una edad tan temprana como sea posible; constituye un fulcro para la memoria y un esquema para la mente. Debe estudiarse continuamente, como ejercicio cotidiano, pues es umversalmente elástico, y se desarrolla en razón en un método sumamente ingenioso y perfecto para comprender la totalidad de la Existencia. 30

2. Es probable que los Qabalistas que inventaron el Árbol de la Vida estuvieran inspirados por Pitágoras, o que tanto éste como aquéllos sacaran su conocimiento de una fuente común de mayor antigüedad. En cualquier caso, ambas escuelas coinciden en un postulado fundamental, que es éste: Como mejor se define la Realidad Ultima es mediante los Números y su interacción. Es interesante señalar que la Física Matemática moderna ha llegado finalmente a una suposición similar. Es más, el intento de definir la Realidad mediante un único término concreto ha sido abandonado. El pensamiento moderno concibe la Realidad bajo la imagen de un círculo de diez ideas, tales como Potencial, Materia y demás. Ningún término tiene sentido en sí mismo; sólo puede entenderse en relación con los demás. Esta es exactamente la conclusión a que antes llegamos en este ensayo por lo que respecta a la forma en que los planetas, elementos y signos dependían entre sí y estaban compuestos unos por otros. Pero el posterior intento por penetrar la Realidad llevó a los Qabalistas a resumir las cualidades de estas ideas algo ambiguas y literarias refiriéndolas a los números de la escala decimal. Los números, pues, constituyen la mayor aproximación a la Realidad que se revela en este sistema. Así, por ejemplo, el número 4 no es precisamente el resultado de añadir uno a tres, de elevar dos al cuadrado, o de dividir ocho por dos. Es una cosa en sí misma con todo tipo de cualidades morales, sensorias e intelectuales. Simboliza ideas tales como Ley, Limitación, Poder, Protección y Estabilidad. En el sistema Qabalístico la idea original es el Cero1, que aparece bajo tres formas, a la manera de como (en la filosofía china) el Tao se manifiesta poco a poco a través del Teh, o de como (en el mejor sistema hindú) el dios de Destrucción y Aniquilación, Shiva, se manifiesta a través de la Energía Infinita, Sakti. El sistema comienza por tanto con Ain —Nada—, Ain Soph —Sin Límite—, y Ain Spph Aur—la Luz Ilimitada—. Ahora podemos proceder a imaginar cualquier punto en esta «luz», a seleccionarlo para su observación; el hecho de hacerlo así lo hace Positivo. Esto nos da el número 1, que se llama Kether, la Corona. Los demás números surgen por razón de la necesidad del pensamiento de la forma que se explica en la tabla siguiente: 1 La repetición que aquí hacemos con otras palabras de ideas ya expuestas en este ensayo es deliberada.

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EL ARREGLO DE NAPOLES1 61=0. 61 + 146 = 0 en cuanto que Indefinido (Espacio). 61 + 146 + 207 = 0 en cuanto que base de Posible Vibración. 1. El Punto: Positivo pero indefinible. 2. El Punto: Distinguible de otro 1. 3. El Punto: Definido por relación con otros 2. El Abismo —entre lo Ideal y lo Real. 4. El Punto: Definido por 3 coordenadas: Materia. 5. Movimiento (Tiempo) —Hé, el Útero; pues sólo por el Movimiento y en el Tiempo pueden acaecer los sucesos. 6. El Punto: ahora autoconsciente, pues es capaz de definirse en los términos precedentes. 7. La Idea del punto de Bienaventuranza (Ananda). 8. La Idea del Punto de Pensamiento (Chit). 9. La Idea del Punto de Ser (Sat). 10. La Idea del Punto de Sí Mismo colmado en su complemento, en cuanto que determinado por 7, 8 y 9. Se verá por lo anterior que mediante estos diez números positivos, pero no por ningún número menos, podemos llegar a una descripción positiva de cualquier objeto o idea. Hasta ahora, el argumento se ha erigido sobre una base rígida, matemática, concediéndole sólo un ligerísimo tinte filosófico para darle forma. Pero hemos llegado a un punto en que, para describir los objetos del Pensamiento y los Sentidos, nos vemos obligados a dar la mano a los astrólogos. El problema que ahora se plantea es éste: asignar al Número Puro las ideas morales que le correspondan. Esto es en parte un asunto de la experiencia, y en parte de la tradición derivada de una experiencia mayor. No sería prudente descartar la tradición con un desprecio absoluto, pues todo pensamiento está condicionado por las leyes de la mente misma, y la Mente ha sido formada en cada hombre a través de miles de años de evolución por los pensamientos de sus antepasados. Las células de todos los cerebros 1

vivos son tanto las hijas de los grandes pensadores del pasado como el desarrollo de los órganos y miembros. Hoy hay muy pocas personas que hayan oído hablar de Platón y Aristóteles. Ni una de entre mil, o quizá diez mil, de esas pocas personas ha leído jamás a ninguno de ellos, ni siquiera en traducciones. Pero cierto es también que hay muy pocas personas cuyo pensamiento, en cuanto tal, no esté condicionado por las ideas de esos dos filósofos. En el Árbol de la Vida encontramos pues el primer intento por conectar lo Ideal con lo Real. Los Qabalistas dicen, por ejemplo, que el número 7 encierra la idea de Venus, y el número 8 la de Mercurio, que el sendero que conecta el 1 y el 6 se refiere a la Luna, y el que une el 3 y el 6 al Signo de Géminis. Entonces, en la categoría de lo Real, ¿cuál es el verdadero significado de estos planetas y signos? Aquí nos enfrentamos de nuevo con la imposibilidad de dar una definición exacta, pues las posibilidades de investigación son infinitas; además, en cualquier momento de cualquier investigación, una idea determinada se funde con otra y empaña la definición exacta de las imágenes. Pero, naturalmente, éste es el objetivo. Todos éstos son pasos a oscuras por el camino que lleva a la Gran Luz: allí donde el Universo se percibe como uno, y, sin embargo, con todas sus partes, cada una de ellas necesaria y distinta. El comienzo de esta tarea es, no obstante, bastante fácil. No se precisa más que un conocimiento clásico elemental. Para empezar, las naturalezas de los planetas están definidas aproximadamente por las de los dioses de quienes tomaron nombre los cuerpos reales del cielo, de acuerdo ello con las antiguas ideas astrológicas sobre su influencia en los asuntos de los hombres. Esto mismo se puede aplicar, en menor medida, a los Signos del Zodíaco. No hay demasiada información disponible acerca de sus naturalezas; por eso será de utilidad señalar qué planeta rige a tal signo, y en qué signo están exaltados tales planetas. Las Estrellas Fijas individuales no tienen cabida en el sistema del Tarot. •

EL TAROT Y EL ÁRBOL DE LA VIDA El Tarot, aunque basado en estas atribuciones teóricas, fue diseñado como un instrumento práctico para los cálculos Qabalísticos y la adivina-

Así llamado porque fue elaborado por primera vez en esta ciudad.

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ción. En él hay poco sitio para ideas abstractas. El tema del libro —el Tarot se llama El Libro de Thoth o Tahuti— versa sobre la influencia de los Diez Números y las Veintidós Letras en el hombre, y sobre los mejores métodos del hombre para manipular las fuerzas de tales Números y Letras. No se mencionan por tanto los Tres Velos de lo Negativo que tratamos en la descripción del Árbol de la Vida. Comencemos con las «cartas menores» numeradas del 1 al 10. Estas cartas se dividen en cuatro palos, de acuerdo ello con los cuatro elementos. Así, el As de Varas se llama la Raíz de los Poderes del Fuego. Corresponde a Kether, y pretende representar la primera manifestación positiva de la idea de Fuego. El 2 corresponde a Chokmah. Pero aquí ya no tenemos la simplicidad de la idea de fuego. Una Idea en acción o manifestación ya no es la Idea pura. Esta carta está atribuida al primer Decanato de signo de fuego Aries, que está regido por Marte; esto nos da, pues, la idea de una fuerza violenta y agresiva. Por ello, esta carta se llama el Señor del Dominio. Esta degradación progresiva de la idea de Fuego continúa acrecentándose a lo largo del palo. Cada carta sucesiva se hace menos ideal y más real, cada vez más hasta que, con el número 6, que corresponde al Sol, el centro de todo el sistema, la idea ígnea resurge equilibrada; por consiguiente, pura, aunque compleja. Después de esto, la fuerza comienza a consumirse, o espiritualizarse, en las cartas de los Decanatos de Sagitario. Pero la mejor fijación de la fuerza ígnea se encuentra en el 9, número que constituye el cimiento de la estructura del Árbol de la Vida. Así pues, la carta se llama El Señor de la Fuerza. El fuego ha sido purificado, espiritualizado y equilibrado. Pero en el 10, que indica materialización completa y exceso, el efecto del fuego llega a su límite. Su muerte es inminente, pero reacciona contra ésta como puede al manifestarse como el Señor de Opresión, impresionante por fuerza, pero con las semillas de la podredumbre ya en germen. El lector puede aplicar fácilmente este resumen a los demás palos. Las cartas de Figura son dieciséis, cuatro para cada palo. Hay así una subdivisión de cada elemento en su propio sistema. Los Caballeros representan el elemento Fuego, de modo que el Caballero de Varas representa la parte ígnea de Fuego; el Caballero de Copas, la parte ígnea de Agua. Asimismo, las Princesas o Emperatrices representan la Tierra, de modo 34

que la Emperatriz de Discos (Monedas o Pentáculos) representa la parte terrea de Tierra. Estas cartas tienen muchas manifestaciones en los fenómenos naturales. Así, el Caballero de Varas tiene la atribución de Aries, y representa la violencia súbita del ataque, el relámpago. Pero la parte aérea del Fuego está en simpatía con Leo, la fuente firme de energía, el Sol. Finalmente, en la parte ácuea del Fuego, la armonía es con Sagitario, que indica el reflejo o translucidez debilitada y espiritualizada de la imagen del Fuego, y sugiere el Arco Iris. (Véase la tabla de las Triplicidades del Zodíaco.) LOS ATU DE TAHUTI1 O: Las Veintidós Casas de Sabiduría, O: Los Veintidós Triunfos del Tarot. El número de letras del alfabeto hebreo es veintidós. Este es también el número de los Senderos del Sepher Yetzirah. Estos senderos son los que unen los diez números en la figura que llamamos Árbol de la Vida. ¿Por qué hay veintidós? Pues porque ése es el número de letras del alfabeto hebreo, y porque a cada sendero se le asigna una letra. ¿Por qué ha de ser asi? ¿Por qué tienen que estar ordenados estos senderos en el Árbol de la forma que muestra el diagrama? ¿Por qué no tiene que haber senderos que unan los números 2 y 5, y 3 y 4? No podemos responder a ninguna de estas preguntas. ¿Quién sabe «Por qué A ordenó ser al buey, no al camello, como la G, dicen los judíos» (Browning)?* Lo único que sabemos es que ésta fue la ordenación convencional adoptada por quienquiera que inventara el Tarot. Lo que es peor, parece muy confusa, muy engorrosa; hace vacilar nuestra fe en estos grandes sabios. Pero al menos no hay duda de que es así. Las letras del alfabeto hebreo son veintidós. Hay tres Letras «Madres» para los Elementos, siete «Letras Dobles» para los Planetas, y doce Letras «Sencillas» para los Signos del Zodíaco. 1 Atu: Casa o Clave en el antiguo egipcio. Tahuti: Dios egipcio de la Sabiduría, la Magia, la Ciencia y también la Ilusión. En copto, Thoth; en griego, Hermes; en latín, Mercurio. Los correspondientes Dioses hindú y escandinavo son formas degradadas.

* N. del T.: Recordaremos tan sólo que Aleph significa Buey y Gimel, Camello.

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Pero hay cuatro Elementos, no tres. Y, si incluimos el elemento del Espíritu (una cuestión importante para los iniciados), cinco. Hay pues dos letras del alfabeto que tienen que cumplir una función doble. El elemento Fuego está muy íntimamente vinculado con la idea de Espíritu; de modo que podemos adoptar la letra Shin, que pertenece al Fuego, para representar también al Espíritu. Hay una razón especial por la que debe ser así, si bien sólo se aplicó en tiempos posteriores, después de ia introducción del dogma de que el Espíritu rige a los cuatro elementos, y de la formación del «Pentagrama del Salvación» relacionado con la palabra hebrea IHShVH, Yeheshuah. Respecto a la Tierra, se consideró adecuado hacer que la letra Tau, que pertenece a Saturno, se correspondiera también con ese Elemento. Estos añadidos son una clara prueba de que el Tarot dio pasos definidos y arbitrarios para hacer valer hace unos dos mil años los nuevos descubrimiencos mágicos; pues ningún sistema es más rígido que un sistema hebreo. Y el sistema del Sepher Yetzirah es el elemento del sistema hebreo que más arraigado está, el más dogmático de todos. El Tarot no se justifica por la fe, sino por las obras. Las divergencias respecto de la intransigente Qábalah original han sido justificadas por la experiencia. La cuestión (antes planteada) sobre el modo en que se han elegido los senderos para que unan ciertos números y no otros, vemos que revela doctrinas importantes relacionadas con las realidades de la iniciación. Debemos tener siempre presente que el Tarot no es sólo un atlas para registrar datos, sino un libro-guía que nos muestra el camino por estos países antes desconocidos. Los viajeros que llegan a China se quedan al principio algo desconcertados cuando se les dice que desde Yung Chang hasta Pu Peng hay 100 li, pero sólo 40 desde Pu Peng hata Yung Chang. La solución está en que el li es una medida de tiempo de marcha, no de longitud. La diferencia de cálculo nos revela que Pu Peng está en lo alto de la montaña. Con el Tarot sucede algo muy parecido. El 6 de Varas se refiere a Júpiter en Leo, y se llama el Señor de Victoria. Esto no sólo indica cómo es la victoria, sino también las condiciones que han de cumplirse para obtener la victoria. Se necesita la energía ígnea del palo de Varas, el equilibrio del número 6, la tenaz bravura de Leo, y también la influencia de Júpiter, el toque de suerte que inclina la balanza. Estas consideraciones son particularmente importante al tratar con los 56

Atu, o Triunfos. Los Planetas ya están representados en los números o Sephiroth del Árbol de la Vida. Pero también están atribuidos a ciertos Senderos. Algunos etimólogos de disposición singularmente vana han pretendido derivar la palabra francesa «atout» de la palabra egipcia ATU que significa Casa. Parece más sencillo sugerir que «atout» es una forma abreviada de decir «bon a tout», que significa «bueno para todo», pues casualmente un Triunfo gana a cualquier carta de cualquier palo. A los Atu de Tahuti, que es el Señor de Sabiduría, se les llama también Claves. Ellos son guías de conducta. Nos ofrecen el mapa del Reino de los Cielos, y también la mejor forma de tomarlo por la fuerza. Para poder resolver cualquier problema mágico es necesario tener antes una comprensión completa de él. El estudio y la acción desde fuera son siempre infructuosos. Comprender este carácter extraordinariamente específico de los Triunfos es de suma importancia. Decir que el Triunfo número III, titulado La Emperatriz, representa a Venus, significa mucho menos y al mismo tiempo mucho más que si se estudia a Venus desde un punto de vista estrictamente astrológico. Abandonamos la contemplación del todo para sacar ventajas prácticas de la parte. Vemos así cómo difiere la táctica de la estrategia. Un gran general no piensa en la guerra en abstracto, sino que limita su atención a una parte mínima de sus quizá grandes conocimientos del tema al considerar la disposición de sus fuerzas en un lugar y momento dados, y cómo emplearlas de la manera más adecuada contra su enemigo. Naturalmente que esto no sólo se aplica a los Triunfos, sino a todas las demás cartas; y tiene que aplicarse también a cualquier estudio especializado. Si entramos en una tienda y pedimos un mapa de un país determinado, no nos darán un mapa completo, pues un mapa así tendría que fundirse necesariamente con el Universo en tanto que tenía por objeto la totalidad, pues el carácter de un país está modificado por los países vecinos, y así sucesivamente. Ni siquiera un mapa útil sería completo en el más vulgar sentido práctico sin que no nos llevara a la confusión. El tendero querría saber si su cliente deseaba un mapa geológico, un mapa orográfico, un mapa comercial, un mapa que mostrara la distribución de la población, o un mapa estratégico; y así sucesivamente. 37 El estudiante del Tarot no debe esperar pues encontrar algo aparte de

una cuidadosa selección de datos acerca de una carta determinada, una selección hecha para un propósito mágico y muy concreto. Sin embargo, el Tarot sí que pretende resumir, en un sólo símbolo pictórico, tantos aspectos útiles de la idea como sean posibles. Al estudiar una carta, no deberíamos pasar por alto ninguna atribución, pues cada clase de atribución modifica la forma y color de la carta, y también su utilidad. Este ensayo procurará incluir en la parte que describe cada carta por separado tantas correspondencias como sean posibles. LOS NÚMEROS ROMANOS DE LOS TRIUNFOS1 Los Triunfos llevan números romanos para evitar confundirlos con los números arábigos de los Sephiroth. El que estos números vayan de 0 a XXI ha desconcertado a los escritores tradicionales sobre el Tarot. Ellos parecen haber creído que sería acertado suponer que el 0 era el Loco, pues éste era un cero a la izquierda, alguien que no servía para nada. Supusieron esto simplemente porque desconocían la doctrina secreta del Cero Qabalístico. Desconocían la Matemática Elemental. No sabían que los matemáticos inician la escala decimal con el Cero. Para dejar bien claro a los iniciados que ellos no comprendían el significado de la carta titulada El Loco, la colocaron entre las cartas XX y XXI, cosa que a la imaginación humana le resulta imposible entender. Consiguientemente, atribuyeron la carta número 1, el Prestidigitador, a la letra Aleph. De esta manera simple pero ingeniosa falsearon la atribución de todas las cartas excepto la XXI, El Universo. Entretanto, la atribución correcta se mantenía bien custodiada en el Santuario; sólo se hizo pública cuando el texto secreto confiado a los miembros del Grado de Practicus de la Orden Hermética de la Golden Dawn fue publicado a resultas de la catástrofe que afectó a la rama inglesa de la Orden el 1899 y 1900, e.v., y de la reconstrucción de toda la Orden en marzo y abril de 1904, e.v. Colocando la carta número 0 en su lugar correcto, donde la hubiera colocado cualquier matemático, las atribuciones adquieren un orden lógico que se ve confirmado por todo tipo de investigación. 1 Algunos párrafos de esta sección repiten, con frases ligeramente diferentes, lo que ya se dijo en páginas anteriores. Lo hacemos deliberadamente.

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Los títulos antiguos de estas cartas eran respectivamente «Fuerza» y «Justicia»; ellos son inadecuados o engañosos.

muy en profundidad por Godfrey Higgins y otros de su escuela. Aquí no es necesario extendernos más en el tema. El diagrama que se adjunta deja suficientemente clara esta argumentación*. Por primera vez, veremos ahora de un vistazo que hay una simetría perfecta en el Tarot. El acierto del cambio es evidente cuando examinamos la etimología. Es lógico que la Gran Madre esté atribuida a Hé, que es la letra que le corresponde en el Tetragrammaton, mientras que la letra Tzaddi es la letra lógica del Emperador en el sistema fonético original, como lo demuestran las palabras Tsar, Czar, Kaiser, Caesar, Sénior, Seigneur, Señor, Signor, Sir. EL TAROT Y LA MAGIA La Magia es la ciencia y el arte de hacer que se produzca el cambio en conformidad con la Voluntad. Con otras palabras, es Ciencia, Pura y Aplcada. Esta tesis ha sido desarrollada en gran medida por el Dr. Sir. J. G. Frazer. Pero en lenguaje vulgar, la palabra Magia ha sido empleada para dar a entender un tipo de ciencia que la gente en general no comprende. En este ensayo emplearemos esa palabra en este sentido limitado para la mayor parte. El objeto de la Ciencia es explorar la Naturaleza. Las primeras cuestiones que se plantea son: ¿Qué es esto? ¿Cómo se produjo? ¿Cuáles son sus relaciones con los demás objetos? El conocimiento adquirido puede utilizarse después en la Ciencia Aplicada, que se pregunta: ¿Cómo podemos emplear mejor tal y tal cosa o idea para el propósito que nos parece justo? Puede que un ejemplo nos aclare esta exposición. Los griegos de la antigüedad sabían que frotando el ámbar (al que llamaban Electrón) con seda, aquel adquiría la facultad de atraer objetos ligeros tales como trozos pequeños de papel. Pero no fueron más allá. Su ciencia estaba amordazada por teorías teológicas y filosóficas de tipo aprioristico. Esto sucedía hace más de 2.000 años antes de que este fenómeno se relacionara con otros fenómenos eléctricos. La idea de Medida apenas si era conocida por algunos matemáticos como Arquímedes, y por los astró* N. del T.: Se refiere al Anillo Doble del Zodíaco.

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nomos. Los cimientos de la Ciencia, tal como la entendemos hoy, apenas si se pusieron hace 200 años. Se tenía una cantidad inmensa de conomiento; pero casi todo él era cualitativo. La clasificación de los fenómenos dependía mayormente de analogías poéticas. Las doctrinas de «correspondencias» y «signaturas» se basaban en semejanzas fantásticas. Cornelius Agrippa hablaba de la «antipatía» entre el Delfín y el Remolino. Si una prostituta se sentaba debajo de un olivo, éste dejaría de dar fruto. Si una cosa se parecía a otra, participaba de alguna forma misteriosa de sus cualidades. A muchas personas de hoy les parece que esto no es más que ignorancia de clasificación, hasta donde llegó, era a veces bueno y a veces malo. Pero en ningún caso llegó muy lejos. La ingeniosidad innata de sus filósofos natos compensaba en gran medida la endeblez de sus teorías; y les llevó finalmente (en especial a través de la Alquimia, donde se veían obligados por la naturaleza del trabajo a añadir observaciones reales a sus observaciones ideales) a introducir la idea de Medida. La Ciencia moderna, obnubilada por el éxito práctico que acompañó a esta innovación, ha cerrado por las buenas la puerta a cualquier cosa que no pueda medirse. La Vieja Guardia se niega a someter esto a discusión. Pero la pérdida es inmensa. La obsesión con las cualidades estrictamente físicas ha bloqueado todos los auténticos valores humanos. La ciencia del Tarot se basa enteramente en este sistema más antiguo. Los cálculos implicados son muy precisos; pero nunca pierden de vista lo Inconmensurable y lo Imponderable. La teoría del Animismo siempre estuvo presente en la mente de los maestros medievales. Cualquier objeto de la naturaleza no sólo poseía sus propias características materiales, sino que era una manifestación de una idea más o menos tangible de la cual dependía. Es cierto que el Estanque era un estanque; pero también era el hogar de una ninfa. A su vez, ésta dependía de una ninfa de rango superior, la cual estaba mucho menos íntimamente ligada a un estanque determinado, y mucho más a los estanques en general; y así sucesivamente hasta llegar a la suprema Dama del Agua, quien ejercía una supervisión general sobre todo su dominio. Ella, naturalmente, estaba sujeta al Regente General de los Cuatro Elementos. Esta era exactamente la misma idea que en el caso del agente de policía, quien tiene su sargento, inspector, superintendente y comisario, haciéndose cada uno de ellos cada vez más nebuloso y remoto hasta llegar al difuso Minis41

tro del Interior, quien, a su vez, está al servicio de una sombra completamente intangible e incierta a la que se llama La Voluntad del Pueblo. Podemos preguntarnos hasta qué punto concebían real los antiguos a la personificación de estas entidades; en cualquier caso, la teoría era que aunque cualquiera podía ver el estanque, no podía ver a la ninfa si no era por alguna casualidad. Sin embargo, creían que un tipo superior de persona, a fuerza de investigar, estudiar y experimentar, podría adquirir este poder general. Una persona aún más avanzada en esta ciencia podría ponerse en contacto directo con las formas superiores, por ser más sutiles, de Vida. Tal vez podría hacer que se le manifestaran en forma material. Gran parte de esto se basa en la ideología platónica, que sostenía que cualquier objeto material era una copia impura e imperfecta de cierta perfección ideal. De modo que quienes deseaban progresar en la ciencia espiritual y la filosofía se esforzaban siempre por formularse la idea pura. Intentaban proceder de lo Particular a lo Universal; y este principio ha sido de la mayor utilidad para la ciencia ordinaria. La matemática de 6 + 5 = 11, y 12 + 3 = 15, aún estaba en pañales. El progreso sólo llegó cuando escribieron sus ecuaciones en términos generales. X2 Y2 = (X + Y) (X - Y) cubre todos los casos posibles de la operación de restar el cuadrado de un número del cuadrado de otro. De modo que lo Ininteligible y Abstracto, cuando se entiende, tiene mucho más sentido que lo Inteligible y Concreto. Estas consideraciones se aplican a las cartas del Tarot. ¿Qué significado tiene el Cinco de Varas? Esta carta está sujeta al Señor de Fuego porque es una Vara, y al Sephira Geburah porque es un Cinco. También está sujeta al signo Leo y al planeta Saturno, pues este planeta y este signo determinan la naturaleza de la carta. Esto es como decir que un Martini Seco se compone de enebro, alcohol, vino blanco, hierbas, un poco de piel de limón y hielo. Es un combinado armónico de diferentes elementos; una vez mezclados, forman un compuesto del que resultaría muy difícil separar los ingredientes; no obstante, todos los elementos son necesarios para el combinado. El Cinco de Varas es pues una personalidad; su naturaleza está resumida en el Tarot con el nombre «Lucha». Esto significa que si se usa pasivamente en la adivinación, cuando aparece, decimos: «Va a haber una lucha». Si se usa activamente, significa que la forma más adecuada de conducta es la de la pelea, pero en esta carta 42

hay otra característica más. Está gobernada desde el mundo angélico por dos Seres, uno durante las horas del Día, y el otro durante las horas de la Noche. Por consiguiente, para utilizar las propiedades de esta carta, una de las formas es la de ponerse en contacto con la Inteligencia correspondiente, e inducirla a que desempeñe su función particular. Hay pues setenta y dos «Angeles» que presiden las treinta y seis cartas menores*; estos «Angeles» están sacados del «Gran Nombre de Dios» de setenta y dos letras al que se llama Shemhamphorasch. EL SHEMHAMPHORASCH Y EL TAROT Esta palabra significa el Nombre Dividido. El «Nombre» es Tetragrammaton: I.H.V.H., llamado comúnmente Jehovah. El es el Señor Supremo de los Cuatro Elementos que componen básicamente todo el Universo. En el Éxodo (xiv, 19, 20, 21) hay tres versículos que contienen setenta y dos letras cada uno. Escribiendo el primero, y debajo de éste el siguiente versículo en sentido invertido, y debajo de éste el último versículo en su sentido normal, se obtienen setenta y dos columnas de tres letras cada una. Estas columnas se leen hacia abajo y, según sean masculinas o femeninas, se les añaden las terminaciones AL o AH. Además, cada una de estas Inteligencias está atribuida a uno de los quinarios o segmentos de cinco grados del Zodíaco; pero existen también muchos otros ángeles, diablos, imágenes mágicas, señores de triplicidades, ángeles auxiliares menores y demás con sus demonios correspondientes. Es completamente inútil estudiar todas estas atribuciones. Sólo podrían necesitarse en el caso de que quisiéramos ponernos en comunicación real con una de esas entidades para alguna finalidad especial. Mencionamos aquí estoá temas en consideración a ser lo más completos posibles; sin embargo, el Tarot perderá toda su vitalidad para quien se descarríe por causa de su pedantería. EL TAROT Y LA MAGIA CEREMONIAL El Tarot está, pues, íntimamente vinculado con las Artes puramente mágicas de la Invocación y la Evocación. Por Invocación se da a enteder la * N. del T.: Excluidos, naturalmente, los 4 Ases.

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aspiración a la forma más alta y más pura de la parte de uno mismo que se desea poner en acción. La Evocación es mucho más objetiva. No implica una simpatía total. Nuestra actitud ante el Ser evocado puede ser hasta hostil, al menos superficialmente. Pero, como es natural, cuanto más avanzado está uno en la iniciación, menos entra en nuestra mente la idea de hostilidad. «Tout comprendre, c'est tout pardonner». De modo que para comprender cualquier carta dada, debemos identificarnos por el momento completamente con ella; y una forma de hacerlo es inducir o apremiar a la Inteligencia regente de la carta a que se manifieste a los sentidos. Pues, como explicamos antes, la teoría antigua del Universo incluía la tesis de que todo objeto de la Naturaleza poseía un guardián espiritual. Generalmente, esto no se aplicaba en la misma medida a los objetos manufacturados, aunque hay excepciones, como en el caso de los Dioses del Hogar, el Dintel y demás; o de ángeles o espíritus que se supone se interesan por nuestra espada o nuestra lanza. Era probable que un arma particularmente poderosa consiguiera reputación de no haber sido fabricada por manos humanas, sino forjada en volcanes o en países fantásticos, e imbuida así de poderes sobrenaturales. Algunas espadas famosas tenían nombre, y se las consideraba seres vivos; eran propensas a salir volando por la ventana si el dueño tonteaba demasiado con ellas en lugar de matar a personas, como es más lógico. EL TAROT Y EL ANIMISMO Es lógico pues que en una época en que las representaciones pictóricas o escritas de ideas no eran comprendidas más que por unos pocos, cuando la Escritura misma se consideraba mágica y la Imprenta (como tal) una invención del Diablo, la gente consideraba los jeroglíficos (ya escritos o pintados) como cosas vivas con poder en sí mismas. Puede que, aun hoy, haya casas en el lóbrego Shropshire en las que a quien coloque otro libro sobre la cubierta de la Biblia familiar se le ordene no volver a poner los pies en la casa. Por todas partes se atribuyen acciones automáticas a objetos inanimados; por ejemplo, Herraduras en puertas. Hay toda una gama de supersticiones de éstas. La cuestión de cómo surgió una superstición dada no siempre se ha resuelto satisfactoriamente. Podemos deducir (equivocadamente) la tontería de sentarse trece a la mesa del relato de la Ultima Cena 44

(casualmente, aquella difícilmente puede haber sido la primera vez que aquellos trece se sentaban a la mesa). Pero las supersticiones realmente primitivas no pueden explicarse con tanta facilidad. Parece más probable que surgieran de la costumbre acientífica (sumamente común entre los hombres de ciencia) de generalizar a partir de unos pocos datos. Podría suceder por casualidad que de media docena de veces dentro de un corto período que salía un cazador de caza, era asesinado una noche de Luna Llena. Aparecía la antigua falacia de Post hoc propter hoc; y la aldea diría: «Salir de caza con Luna Llena es nefasto». Esto cobraría fuerza, en tanto que se repetía generación tras generación, en virtud de la indolencia mental; y no se alteraría debido a que el Tabú haría improbable que volviera a producirse la coincidencia original. Sin embargo, si ocurría algo semejante con la Luna Nueva, aparecería una nueva superstición; y pronto habría todo un aura de Tabú en torno a la Luna. Mencionemos un caso reciente. El difunto Sr. S. L. Mathers publicó en 1898-9 la traducción de un manuscrito titulado La Magia Sagrada de Abramelín el Mago en una pequeña edición privada. Unos cientos de personas compraron el libro. Un grupo concreto de compradores según escrutinio personal de Mathers sufrió en su mayor parte graves contratiempos. Al cabo de un año, la gente ya comentaba que era terriblemente peligroso tener el libro en casa. ¿Habría resistido esta teoría un examen estadístico? ¿Quién lo sabe? Pero, curiosamente, en 1938 e.v., alguien sacó de su escondite en algún estante apartado una copia olvidada. De inmediato, la mayoría de las personas implicadas y aquéllas con quienes tenían una relación íntima sufrieron toda una serie de calamidades. Post hoc propter hoc. Sin embargo, ¿quién puede estar seguro? LAS CARTAS DEL TAROT COMO SERES VIVOS La ciencia victoriana, alentada por su victoria sobre el Supernaturalismo, tenía toda la razón al declarar «Ilimitado» a lo Inconmensurable. Tenía derecho a hacerlo sobre bases técnicas, y era una necesidad estratégica de su ofensiva; pero se puso tropiezos a sí misma al limitar su alcance. Se expuso a los más implacables ataques de la Filosofía. Después, especialmente desde el punto de vista de la Física Matemática, sus propios propul45

sores revelaron su dogmatismo. Hoy día, la esencia de la Ciencia es muchísimo más misteriosa que lo que lo fueron las más nebulosas especulaciones de Leibnitz, Spinoza o Hegel; la definición moderna de Materia nos recuerda inevitablemente la definición de Espíritu dada por místicos como Ruysbroeck, Boehme o Molinos. El concepto del Universo que tiene un matemático moderno es singularmente reminiscente de los delirios de William Blake. Pero los místicos estaban completamente equivocados cuando mantenían una postura mojigata y aseguraban que sus misterios eran demasiado sagrados para ser analizados. Debieron haber introducido la idea de Medida. Esto es exactamente lo que hiceron los magos y Qabalistas. El problema ha estado en que las unidades de medida han sido algo elásticas; incluso tienden a ser literarias. Sus definiciones eran tan complejas como las de los filósofos de hoy, pero no más volátiles. Sus métodos, si bien se esforzaron por hacerlos precisos, eran empíricos en la medida que lo permitía la falta de medidas exactas y aparatos de medición, pues aún no habían formulado ninguna verdadera teoría científica. Sin embargo, obtuvieron muchos éxitos. Todo dependía de la habilidad individual. Preferiríamos poner nuestro mal en manos del médico por naturaleza que en las de los expertos de laboratorio de Battle Creek. Una de las grandes diferencias entre la Química antigua y la moderna es la idea de los Alquimistas de que la substancia en su estado natural es, de un modo u otro, una cosa viva. La tendencia moderna es insistir en lo mensurable. Podemos entrar en un museo y ver filas de esferas y botellas de cristal que contienen las substancias químicas que componen el cuerpo humano; pero esta compilación dista mucho de ser un hombre. Menos aún explica la diferencia entre Lord Tomnoddy y Bill Sykes. Los químicos del siglo XIX se empeñaron en analizar el opio y aislar sus alcaloides, algo así como el niño que desarma un reloj para ver qué lo hace funcionar. Lo consiguieron, pero los resultados no fueron del todo edificantes. La morfina tiene un efecto hipnótico mucho más directo que el opio; su acción es más rápida y más violenta; pero además es una droga muy peligrosa, y sus consecuencias suelen ser desastrosas. La acción de la morfina está sensiblemente moderada por los otros veintitantos alcaloides que hay en el opio. El efecto embriagador del alcohol difiere según se absorba en un Richebourg'29 o en una ginebra sintética. Un ejemplo aún más sorprendente lo tenemos en Venezuela, donde los mensajeros de a pie mascan hojas de 46

coca, cubren sus cien millas al día y duermen tranquilamente hasta recuperarse del cansancio. No sufren malas reacciones ni adquieren hábito. La cocaína es ya una historia diferente. Los adeptos del Tarot dirían simplemente: «Nosotros estamos vivos y la planta está viva, así que podemos hacernos amigos. Si primero matas la planta, ya te estás buscando problemas». Escribimos aquí todo esto en defensa del sistema de los artífices y usuarios del Tarot, de sus métodos de tratar con la Naturaleza, de hacer experimentos sin precocuparse excesivamente por conseguir las cosas al momento. Ellos solían exponer una mezcla a los rayos del sol o de la luna durante semanas o meses, pensando que todo se echaría a perder si la hacían hervir violentamente. Los procesos de la Naturaleza (decían) son lentos y mesurados; ¡copiémoslos! Puede que hayan existido fundamentos sólidos para esos puntos de vista. La experiencia nos lleva a esa conclusión. Esto es una especie de Introducción a una tesis sumamente necesaria para la comprensión del Tarot. Cada carta es, en cierto sentido, un ser vivo; y sus relaciones con sus vecinas son lo que podríamos llamar diplomáticas. Al estudiante le corresponde incorporar estas piedras vivas a su Templo viviente.

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SEGUNDA PARTE

LOS ATU (CLAVES o TRIUNFOS)

II

I

0. EL LOCO1 Esta carta está atribuida a la letra Aleph, que significa Buey; pero por su forma, la letra hebrea (según se dice) representa la reja de un arado; de modo que la significación es básicamente Fálica. Es la primera de las tres letras Madres, es decir, Aleph, Mem y Shin, quienes se corresponden entrelazadas de diferentes formas con todas las tríadas que aparecen en estas cartas, y especialmente con Fuego, Agua, Aire; Padre, Madre, Hijo; Azufre, Sal, Mercurio; Rajas, Sattvas y Tamas. La característica realmente importante de esta carta es que su número tiene que ser el 0. Este representa por tanto lo Negativo que está por encima del Árbol de la Vida, la fuente de todas las cosas. Es el Cero Qabalístico. Es la ecuación del Universo, el equilibrio inicial y final de los opuestos; por ello y quintaesencialmente, el Aire significa en esta carta vacío. En la baraja medieval, el título de la carta es Le Mat, adaptado del italiano Matto, loco o tonto; más adelante consideramos la conveniencia de este título. Pero existe otra teoría, o más bien, una teoría complementaria. Si aceptamos que el Tarot es de origen egipcio, podemos suponer que Mat (siendo ésta la carta clave de toda la baraja) representa realmente a Maut, la diosa buitre, que es una variante más temprana y sublime de la idea de Nuith que Isis. Hay dos leyendas relacionadas con el buitre. Una supone que el buitre tiene un pescuezo espiral; esto puede que tenga que ver con la teoría (recientemente sacada a la luz por Einstein, aunque mencionada por Zoroastro en sus Oráculos) de que la forma del Universo, la forma de esa energía a la que llamamos Universo, es espiral. 1

Adviértase que «Fool» (Loco) deriva de «follis», fuelle. Hasta la etimología atribuye la carta al Aire. Además, en el lenguaje de signos de Napoles, hinchar los carrillos es un gesto que indica disposición a crear. Menos felizmente, algunos Guardianes Ingleses de la Democracia se burlan de otros mediante la «Pedorreta».

La otra leyenda dice que el buitre se reproduce por la intervención del viento; dicho de otra forma, se considera que el elemento aire es el padre de toda vida manifiesta. Existe un paralelismo en la escuela filosófica griega de Anaxímenes. Por consiguiente, esta carta es tanto el padre como la madre en el sentido más abstracto de estas ideas. Esto no es una contradicción, sino una identificación deliberada de lo masculino y lo femenino, lo cual está confirmado por la biología. El óvulo fecundado es sexualmente neutro. Es sólo cierto determinante desconocido durante el curso del crecimiento quien determina el sexo. Es necesario hacerse a esta idea a primera vista extraña. Tan pronto como nos decidimos a considerar el aspecto femenino de las cosas, el elemento masculino debe aparecer para contrarrestarlo inmediatamente y en el mismo fogonazo mental. Filosóficamente hablando, esta identificación es completa en sí misma; sólo después debemos considerar la cuestión del resultado de formular el Cero como «más 1 más menos 1». El resultado de hacerlo así es formular la idea del Tetragrammaton. LA FORMULA DEL TETRAGRAMMATON Se ha explicado en este ensayo (véanse págs. 18, 35, et al.) que el Tarot se basa en el Árbol de la Vida, y que el Árbol de la Vida está relacionado con el Tetragrammaton. Podemos resumir muy brevemente la doctrina completa de la manera siguiente: La Unión del Padre y la Madre da lugar a Gemelos, proyectándose el hijo en la hija y devolviendo la hija la energía al padre; por este ciclo de cambio están aseguradas la estabilidad y la eternidad del Universo. Para comprender el Tarot es necesario retroceder en la historia hasta la Era Matriarcal (y exogámica), a la época en que la sucesión no se realizaba a través del hijo primogénito del Rey, sino de la hija. El rey no era pues rey por herencia, sino por derecho de conquista. En las dinastías más estables, el nuevo rey era siempre un extranjero, un forastero; es más, tenía que matar al rey viejo y casarse con su hija. Este sistema aseguraba la virilidad y capacidad de cada rey. El extranjero tenía que ganarse a su esposa en competición abierta. En las fábulas más antiguas, este motivo se repite

cuento de la Bella y la Bestia. Con frecuencia hay un correspondiente camuflaje en la hija del rey, como en el caso de Cenicienta y la Princesa Encantada. El cuento de Aladino nos ofrece íntegra esta fábula de una forma muy elaborada, repleta de historias técnicas de magia. He aquí pues la base de la leyenda del Príncipe Errante —y adviértase bien que él es siempre «el loco de la familia»—. La relación entre locura y santidad es tradicional. El que el tonto de la familia tuviera que entrar en el clero no era un desprecio. En Oriente se cree que el loco está «poseído», es un santo o profeta. Esta identidad es tan profunda que actualmente la encontramos presente en el lenguaje. «Silly» (tonto) significa vacío —el Vacío de Aire— Cero —«las horas tontas del día»—. Y la palabra deriva del alemán selig, santo, bendito. La inocencia es lo que más fuertemente caracteriza al Loco. Más adelante veremos lo importante que es este matiz de la historia. Por lo tanto, para asegurar la sucesión se planeó: primero, que la sangre real fuera realmente sangre real; y segundo, que esta disposición heredada, en lugar de verse debilitada por una endogamia constante, fuera fortalecida por la inserción del extranjero triunfador. En algunos casos esta teoría llevó muy lejos; hubo probablemente gran parte de superchería en torno a este príncipe disfrazado. Bien puede haber sucedido que el rey, su padre, le equipara con cartas muy secretas de presentación; en resumen, que el viejo juego político ya era viejo hasta en aquellos tiempos primitivos. Esta costumbre está admirablemente desarrollada e investigada por Frazer en La Rama Dorada. (Esta Rama es indudablemente un símbolo de la Hija misma del Rey.) «La hija del rey es toda gloria por dentro; sus vestiduras están forjadas en oro.» ¿Cómo se produjo tal estado de cosas? Puede que hubiera una reacción en contra del juego político; puede que se produjera una glorificación, en primer lugar, del «bandolero caballeroso», y finalmente, del simple jefe de bandidos, algo así como lo que hemos visto en nuestra propia época en reacción contra el victorianismo. Las credenciales del «príncipe errante» eran cuidadosamente examinadas; a menos que fuera un delincuente fugado no se le aceptaba para competir; tampoco era suficiente con que se ganara a la hija del rey en competición abierta, llevara una vida por todo lo alto hasta la muerte del anciano rey, v le sucediera en paz; estaba obligado a asesinar al anciano con sus propias

A primera vista puede parecer que la fórmula es la unión de lo sumamente masculino, la gran bestia rubia, con lo sumamente femenino, la princesa que no podía dormir si había un guisante debajo de sus siete colchones de plumas. Pero todo este simbolismo se autocompensa; lo blando se hace duro, lo rudo, tierno. Cuanto más profundizamos en la fórmula, mayor se hace la identificación de opuestos. La Paloma es el ave de Venus, pero también es un símbolo del Espíritu Santo; es decir, del Falo en su forma más sublimada. No hay pues por qué sorprenderse al observar la identificación del padre con la madre. Claro está que cuando ideas tan sublimes se vulgarizan dejan de mostrar el símbolo con claridad. El gran hierofante, enfrentado a un símbolo totalmente ambiguo, está obligado, justamente por su cargo de hierofante —esto es, el que revela el misterio— a no revelar todo el mensaje a quien no está preparado para él. Debe hacer esto mostrando un símbolo de la segunda orden, un símbolo adecuado a la inteligencia de la segunda orden de Iniciados. Este símbolo, en lugar de ser universal y transcender así la expresión ordinaria, debe estar adaptado además a la capacidad intelectual del grupo particular de personas a las que el hierofante quiera iniciar. Consecuentemente, tal verdad se manifiesta a los profanos como fábula, parábola, leyenda e incluso credo. En el caso de este amplio símbolo del Loco existe, por lo que hoy sabemos, varias tradiciones completamente diferentes y muy concretas, e, históricamente, muy importantes. Para comprender la doctrina única de la que surgieron todas ellas debemos examinarlas por separado. El «Hombre Verde» del Festival de Primavera. «El Loco de Abril»*. El Espíritu Santo Esta tradición representa la idea original adaptada a la comprensión del campesino medio. El Hombre Verde es una personificación de la influencia misteriosa que da lugar a los fenómenos de la primavera. Es difícil decir por qué tiene que ser así; sin embargo, es así: hay una relación con las ideas de irresponsabilidad, irreflexión, idealización, amoríos y ensoñaciones. * N. del T.: April Fool's Day (El Día del Loco de Abril) es una fiesta que se celebra en los países angloparlantes el 1 de abril. Aunque en su sentido popular tiene relación con la fiesta de los Santos Inocentes, responde a una tradición originalmente distinta. Sfi

El Loco se agita en todos nosotros con la vuelta de la Primavera y, debido a que nos sentimos un poco aturdidos, un poco desconcertados, se ha creído una costumbre saludable exteriorizar el impulso subsconciente por medios ceremoniales. Esta era una forma de facilitar la confesión. Puede decirse de todos estos festivales que son representaciones en la forma más simple, sin introspección, de un fenómeno completamente natural. Ha de observarse en particular la tradición del Huevo de Pascua y el «Poisson d'avril». (En otro lugar de este ensayo hablaremos del Salvador Pez. La precesión de los Equinoccios ha hecho que la Primavera comience con la entrada del Sol en Aries, el Carnero, en lugar de en Piscis, los Peces, como era el caso en los tiempos más antiguos de que tenemos constancia.) El «Gran Loco» de los Celtas (Dalua) En esta tradición hay un avance considerable con respecto a aquellos fenómenos puramente naturalistas antes descritos; en el Gran Loco hay una doctrina concreta. El mundo siempre está buscando un salvador, y la doctrina en cuestión es filosóficamente más que una doctrina, es una realidad patente. La salvación, cualquiera que sea su significado, no se consigue en base a términos razonables. La razón es un callejón sin salida, una maldición; sólo la locura, la locura divina, ofrece una salida. La ley del Ministro de Justicia no sirve; el legislador será un camellero epiléptico como Mahoma, un arrivista megalómano y provinciano como Napoleón o incluso un exilado con tres cuartas partes de sabio y una de loco, un residente en una buhardilla del Soho, como Carlos Marx. Entre tales personas sólo hay una cosa en común: todos ellos están locos, esto es, inspirados. Casi todos los pueblos primitivos poseen esta tradición, al menos en una forma diluida. Ellos respetan al lunático errante, pues cabe la posibilidad de que sea el mensajero del Altísimo. «¿Este extranjero excéntrico? Obsequiémosle con generosidad. Puede que estemos agasajando sin saberlo a un ángel.» Intimamente ligada a esta idea está la cuestión de la paternidad. Necesitamos un salvador. ¿Qué es lo único en claro acerca de sus requisitos? Pues esto, que no sea un hombre normal. (En los Evangelios los judíos dudaban de la afirmación de que Jesús era el Mesías porque procedía de Nazaret, una población bien conocida, y porque conocían además a su madre y a su familia; en resumen, sostenían que no cumplía los requisitos de candidato a Salvador.) El salvador tiene que ser una persona especialmente sa57

grada; que sea un ser humano es difícilmente creíble. Como mínimo, su madre tiene que ser una virgen y, para estar a su altura, su padre no puede ser un hombre normal; por consiguiente, su padre tiene que ser un dios. Pero como un dios es un vertebrado gaseoso, tiene que ser una materialización de un dios. ¡Muy bien! Que sea el dios Marte en forma de lobo; Júpiter en la de toro, de chaparrón de oro o de cisne; Jehovah en la de paloma, o alguna otra criatura fantástica, preferiblemente disfrazada de animal. Esta tradición tiene innumerables variantes, pero todas ellas coinciden en un punto: el salvador sólo puede manifestarse como resultado de algún accidente extraordinario, absolutamente contrario a todo lo que sea normal. La menor sugerencia de algo razonable en este tema, echaría por tierra toda la argumentación. Pero como tenemos que conseguir una imagen concreta, la solución general es representar al salvador por medio del Loco. (En la Biblia ya se hacen intentos por reflejar esta condición. Adviértase la «túnica multicolor» de José y de Jesús; el hombre vestido de colorines1 es quien saca a su pueblo de la esclavitud.) Más adelante veremos cómo está ligada ésta idea con la del misterio de la paternidad y, también, con la de la iridescencia del mercurio alquímico en una de las fases de la Gran Obra. «El Rico Pescador»: Pérchale La leyenda de Percivale, componente del misterio del Dios-Pez Salvador y del Sangraal o Santo Grial, tiene un origen muy debatido. Aparece ciertamente, en primer lugar, en Bretaña, el país amado de la Magia, la tierra de Merlín, de los Druidas, del bosque de Broceliande. Algunos eruditos creen que la forma galesa de esta tradición, que presta mucha de su importancia y belleza al Ciclo del Rey Arturo, es incluso anterior. Esto es aquí irrelevante; sin embargo, es esencial darse cuenta de que la leyenda, al igual que la del Loco, tiene un origen puramente pagano y nos llega a través de recensiones latino-cristianas; en las mitologías nórdicas no hay

' Llamémosle «Arlequín» y salta a la vista un Tetragrammaton evidentemente burlesco de la Sagrada Familia: Pantaleón, el viejo «bufón»; Polichinela y Arlequín, dos aspectos del Loco; y Columbina, la Virgen. Pero, al ser burlesca, la tradición es equívoca, con lo que se ha perdido su significado más profundo; de esta misma forma, la Representación Mistérica medieval de Poncio y Judas se convirtió en la farsa con las variantes tópicas de rigor, de «Punch y Judy».

rastro de ninguno de estos temas. (Percivale y Galahad eran «inocentes»: ésta es una condición para la Custodia del Grial.) Advirtamos también que Monsalvat, el monte de Salvación, sede del Grial y fortaleza de los Caballeros Custodios, está en los Pirineos. Conviene presentar ahora la figura de Parsifal, pues él representa la forma occidental de la tradición del Loco y su leyenda ha sido muy elaborada por iniciados eruditos. (La puesta en escena del Parsifal de Wagner fue dirigida por el entonces cabeza de la O.T.O.*.) En su primera fase, Parsifal es Der reine Thor, el Loco Puro. Su primera acción es abatir al cisne sagrado. Es la irreflexión de la inocencia. En el segundo acto, esa misma cualidad es la que le permite resistirse a las zalamerías de las damas del jardín de Kundry. Klingsor, el mago negro que creía cumplir con las leyes de la vida mediante la castración, al ver amenazado su imperio, arroja la lanza sagrada (que ha robado en la Montaña de Salvación) a Parsifal, pero ésta se queda suspendida por encima de la cabeza del muchacho. Parsifal la toma; con otras palabras, alcanza la pubertad. (Esta transformación podrá verse en las demás fábulas simbólicas, vide infra.) En el tercer acto, la inocencia de Parsifal ha madurado para convertirse en santificación; él es el Sacerdote iniciado cuya función es crear; estamos en el día de Viernes Santo, el día de tinieblas y muerte. ¿Dónde buscará él su salvación? ¿Dónde está Monsalvat, el monte de salvación que tanto tiempo ha buscado en vano? Rinde culto a la lanza: al momento, el camino, durante tanto tiempo cerrado para él, se abre; el paisaje gira vertiginosamente, él no necesita moverse. Ha llegado al Templo del Grial. Toda religión auténticamente ceremonial debe tener un carácter solar y fálico. La herida de Amfortas es quien ha alejado del templo la virtud. (Amfortas es el símbolo del Dios agonizante.) Consiguientemente, para redimir todo este estado de cosas, para vencer a la muerte y volver a consagrar el templo, no tiene más que hundir la lanza en el Santo Grial; así no sólo redime a Kundry, sino a sí mismo. (Esta es una doctrina que sólo apreciarán en su totalidad los miembros del Santuario Soberano de la Gnosis del noveno grado de la O.T.O.) * N. del T.: O.T.O.: Orden del Templo de Oriente de la que se hizo cargo Crowley en 1922 a la muerte de Theodor Reuss. Su actual Cabeza en el Exterior es Aossic-Aiwass 718. 59

El Cocodrilo (Mako, hijo de Set, o Sebek) Esta misma doctrina de máxima inocencia que se revela en una fertilidad máxima la encontramos en el Antiguo Egipto en el simbolismo del dios Cocodrilo Sebek. La tradición dice que el cocodrilo carecía de órganos reproductores (compárese con lo que anteriormente se dijo sobre el buitre Mat). A causa de esto, no a pesar de ello, era el símbolo de la mayor energía creativa. (Freud, como veremos más adelante, explica esta aparente antítesis*.) Una vez más invocamos al reino animal para que cumpla la función de padre del redentor. A orillas del Eufrates, se adoraba a Oannes, o Dagón, el dios pez. El pez en cuanto símbolo de paternidad, maternidad y perpetuación de la vida en general se repite una y otra vez. La letra N (Nun, N, significa Pez en hebreo) es uno de los jeroglíficos originales que representan esta idea, debido, según parece, a las reacciones mentales provocadas por la constante repetición de esta letras. Así pues, hay un buen número de dioses, diosas y héroes epónimos cuyas leyes están en función de la letra N. (Respecto a esta letra, véase Atu XIII.) Está relacionada con el Norte y, así pues, con los cielos estrellados que circundan a la Estrella Polar; también lo está con el viento Norte, y tiene que ver con los signos de Agua. De aquí que la letra N aparezca en los relatos del Diluvio y de los dioses-pez. En la mitología hebrea el héroe correspondiente es Noé. Adviértase también que el símbolo del Pez ha sido escogido para representar al Redentor o Falo, el dios en virtud de quien el hombre pasa a través de las aguas de la muerte. El nombre común que hoy se da en el sur y en otras partes de Italia a este dios es Il pesce. Asimismo, su consorte femenina, Kteis, está representada por la Vesica Piscis, la vejiga del pez, y esta imagen aparece repetidamente en muchas vidrieras de iglesias y en el anillo episcopal1. En la mitología del Yucatán se trataba de los «antiguos cubiertos de plumas que surgieron del maro. Hay quien ha visto en esta tradición una

referencia al hecho de que el hombre es un animal marino; nuestro aparato respiratorio aún posee branquias atrofiadas. Hoor-Pa-Kraat1 Llegados a una teogonia altamente sofisticada, aparece un símbolo totalmente claro y concreto de esta doctrina. Harpócrates es el Dios del Silencio, y este silencio tiene un significado muy especial (véase ensayo anexo, Apéndice). Lo primero es Kether, el Ser puro ideado como un aspecto de la pura Nada. En su manifestación, él no es Uno, sino Dos; sólo es Uno porque es 0. Existe; Eheieh, su nombre divino, que significa «Yo Soy» o «Yo Seré», es simplemente otra forma de decir que él No Es; porque el Uno no lleva a ninguna parte, que es de donde vino. Así que la única manifestación posible está en el Dos, y esa manifestación tiene que llevarse a cabo en silencio, pues el núero 3, el número de Binah —Entendimiento— aún no ha sido formulado. Con otras palabras, no hay Madre. Todo lo que tenemos es el impulso de esta manifestación, y ella debe tener lugar en silencio. Es decir, hasta ahora no tenemos más que el impulso, que está sin formular; sólo cuando es interpretado se convierte en el Verbo, el Logos (véase Atu I). Examinemos ahora la forma tradicional de Harpócrates. Es un niño, es decir, inocente, y todavía no ha llegado a la pubertad; como forma más sencilla de Parsifal aparece representado de color rosicler. Es el amanecer —el anuncio de la luz a punto de llegar, pero de ningún modo esa luz—; tiene un mechón de pelo negro que se ensortija alrededor de su oreja, y eso representa la influencia del Altísimo que desciende sobre el Brahmarandra Chakra. El oído es el vehículo de Akasa, Espíritu. Este es el único símbolo significativo, es el único signo de que él no es solamente el niño calvo, pues es el único color que hay en la burbuja rosicler. Pero, por otro lado, su dedo pulgar o está delante de su labio inferior o dentro de su boca; ¿dónde?, no lo sabemos. Sobre este punto hay dos escuelas de pensamiento en desacuerdo; si empuja hacia arriba su labio inferior, enfatiza el silencio en cuanto silencio; si su pulgar está dentro de su boca, recalca la doctrina de Eheieh: «Yo Seré». Pero, en el fondo, estas dos doctrinas son idénticas. 1

El Loco, evidentemente, también es un aspecto de Pan; pero esta idea está representada en su expresión más plena por el Atu XV, cuya letra es la semivocal A'ain, emparentada con Aleph.

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Este niño está dentro de un huevo azul, que es evidentemente el simbolo de la Madre. En cierta forma, este niño no ha nacido; el azul es el azul del espacio; el huevo se asienta en un loto, y este loto crece en el Nilo. Ahora bien, el loto es otro símbolo de la Madre, y el Nilo es también un símbolo del Padre que fertiliza a Egipto, el Yoni. (Pero el Nilo es también la morada del cocodrilo Sebek, quien amenaza a Harpócrates.) Sin embargo, Harpócrates no siempre aparece representado así. Algunas escuelas de pensamiento le representan de pie, de pie sobre los cocodrilos del Nilo (véase lo dicho sobre el cocodrilo, el símbolo de dos cosas totalmente opuestas). Aquí contamos con una analogía. Nos viene a la memoria Hércules —el Hércules niño que hilaba en la rueca de la Casa de las Mujeres—; el Hércules poderoso, inocente y, finalmente, loco que mató a su esposa e hijos. Este es un símbolo afín. Harpócrates es (en cierto sentido) el símbolo del Amanecer en el Nilo y del fenómeno fisiológico que acompaña al despertarse. Vemos, en el otro extremo de la octava de pensamiento, la relación de este símbolo con la sucesión del poder real antes descrita. El símbolo de Harpócrates tiende a ser de por sí puramente filosófico. El también es la absorción mística de la obra de creación; la Hé final del Tetragrammaton. En realidad, Harpócrates es el lado pasivo de su gemelo Horus. Pero al mismo tiempo es un símbolo muy completo de esta idea, que es viento, que es aire, la fecundación de la Diosa Madre. Es inmune a todo ataque debido a su inocencia, pues en esta inocencia hay absoluto silencio, que es la esencia de la virilidad. El huevo no es sólo Akasha1, sino el huevo original en sentido biológico. Este huevo surge del loto, que es el símbolo del Yoni. Hay un símbolo asiático emparentado con Harpócrates y, aunque no entronca directamente con esta carta, debe examinarse en relación con ella. Ese símbolo es el Buddha-Rupa. Este aparece representado con muchísima frecuencia sentado en un loto y detrás de él suele verse desplegada la toca de la Serpiente; la forma de esta toca también recuerda el Yoni. (Aviértanse los adornos habituales de esta toca, fálicos y fructiformes.) El cocodrilo del Nilo se llama Sebek o Mako —el Devorador—. En los rituales oficiales el propósito es normalmente el del pescador, quien desea protección de los ataques de su animal totémico. El Huevo Negro del elemento del Espíritu en algunas escuelas hindúes de pensamiento. De él proceden los demás elementos en el orden siguiente: Aire, Agua, Tierra y Fuego.

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Hay, no obstante, una identidad entre el creador y el destructor. En la mitología de la India Shiva cumple ambas funciones. En la mitología griega al dios Pan se le dirige con los término «Pamphage, Pangenetor», el que todo lo devora, el que todo lo engendra. (Adviértase que el valor numérico de la palabra Pan es 131, valor también de Samael, el ángel destructor hebreo.) Así también, en el simbolismo iniciado el acto de la devoración es el equivalente de la iniciación; como diría el místico, «mi alma ha sido absorbida en Dios». (Compárese esto con el simbolismo de Noé y el Arca, Jonás1 y la Ballena, y otros.) Debemos tener siempre presente la bivalencia de cada símbolo. La insistencia en una u otra de las atribuciones contradictorias inherentes a un símbolo no es más que un signo de ineptitud espiritual, y ello es algo que sucede repetidamente debido al prejuicio. La prueba más sencilla de iniciación es que se comprenda instintivamente que cada símbolo contiene en sí mismo este significado contradictorio. Préstese especial atención a este pasaje de la página 137 de La Visión y la Voz: «Se me ha revelado que este corazón es el corazón que se regocija y que la serpiente es la serpiente de Da'ath, pues allí todos los símbolos son intercambiables, ya que cada uno contiene en sí mismo a su propio opuesto. Y este es el gran Misterio de los Supernos que están más allá del Abismo. Pues bajo el Abismo la contradicción es división, pero sobre el Abismo la contradicción es Unidad. Y ninguna cosa podría ser verdad a no ser por virtud de la contradicción contenida en sí misma.» Es característico de toda alta visión espiritual que la formulación de cualquier idea sea destruida o anulada de inmediato por la aparición de la contradictoria. Hegel y Nietzsche ya tuvieron vislumbres de esta idea que, por otro lado, aparece descrita con gran amplitud y claridad en el Libro de la Sabiduría o la Locura (véase cita, infra, Apéndice). Esta cuestión del cocodrilo es muy importante, pues muchas de las variantes tradicionales de «El Loco» del Tarot incluyen la imagen del cocodrilo. En la interpretación tópica de la carta los escoliastas dicen que el dibujo es el de un joven alegre y despreocupado con un saco lleno de locuras Adviértase la N de Jonás y el significado del nombre: paloma.

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e ilusiones que baila al borde de un precipicio, sin darse cuenta de que el tigre y el cocodrilo representados en la carta están preparados para atacarle. Es la visión de la Pequeña Bethel*. Sin embargo, para los iniciados, este cocodrilo ayuda a determinar el significado espiritual de la carta en cuanto retorno al cero Qabalístico original, es el proceso de la «Hé final» en la fórmula mágica del Tetragrammaton. Como por arte de magia, ella (la Hé final) puede ser transmutada para reaparecer como la Yod original y repetir todo el proceso desde el principio. La fórmula inocencia-virilidad está sugerida una vez más por la inclusión del cocodrilo, pues una de las supersticiones biológicas sobre las que fundaron su teogonia era que el cocodrilo, al igual que el buitre, contaba con algún método misterioso de reproducción. Zeus Arrhenothelus Al considerar a Zeus nos vemos enfrentados de inmediato con esta mezcla deliberada de lo masculino y lo femenino. Lo mismo sucede en la tradición greco-latina. Dianus y Diana son gemelos y amantes; tan pronto como uno expresa lo femenino, tiende hacia la identificación con lo masculino, y viceversa, como es lógico en vista de los hechos biológicos de la naturaleza. Sólo en Zeus Arrhenothelus se llega a la verdadera naturaleza hermafrodita del símbolo en forma unificada. Este es un dato muy importante, especialmente para el objeto que nos ocupa, debido a que en la alquimia aparecen una y otra vez imágenes de este dios. Apenas si es posible definir todo esto con claridad; la idea corresponde a una facultad mental que está «por encima del Abismo»; sin embargo, hemos de decir que todas las águilas de dos cabezas con símbolos agrupados a su alrededor son alusiones a esta idea. El sentido último parece ser que el dios original es tanto masculino como femenino, lo cual constituye, naturalmente, la doctrina esencial de la Qábalah; los más difícil de entender respecto a la posterior tradición degradada del Antiguo Testamento1 es que represente al TetraN. del T.: Bethel o Betel. Casa (Beth) de Dios (El o Al). Véase Génesis XXVIII, 17-19. 1

Para los pueblos nómadas era una necesidad tribal contar con un Demiurgo no elaborado y sencillo por dios; las complejidades y refinamientos de los pueblos sedentarios eran para ellos simple debilidad. Obsérvese que en el momento en que se consiguió una Tierra Prometida y un Templo bajo el gobierno de Salomón, éste empezó a «putañear con mujeres extranjeras» y dioses foráneos. Esto enfureció a los profetas más intolerantes, y condujo a los pocos años a la escisión entre Judá e Israel, y con ello a toda una serie de desastres.

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grammatón como algo masculino, a despecho de sus dos componentes femeninos. Zeus se hizo muy popular y, consecuentemente, se acumularon en torno suyo muchísimas leyendas; pero el hecho importante a este respecto es que Zeus era especialmente el Señor del Aire1. Quienes buscaban el origen de la Naturaleza en los tiempos más remotos trataron de encontrar este origen en uno de los Elementos. (La historia de la filosofía da cuenta del desacuerdo entre Anaximandro y Zenócrates; después, Empédocles.) Puede que los autores originales del Tarot intentaran promulgar la doctrina de que el origen de todo era el Aire. Pero si así fuera, ello trastocaría todo el Tarot que hoy conocemos, pues el orden de origen hace del Fuego el primer padre. El Aire en cuanto Cero es quien reconcilia la antinomia. Cierto es que Dianus y Diana eran símbolos del aire, y los Vedas sánscritos dicen que los dioses de la tormenta fueron los dioses originales. Sin embargo, si los dioses de la tormenta presidieron realmente la formación del Universo que hoy conocemos, se trataba ciertamente de tormentas de fuego; los astrónomos convienen en esto. Pero esta teoría implica indudablemente una identificación de aire y fuego, y parece como si éstos hubieran sido concebidos antes que la Luz, esto es, el Sol, antes que la energía creativa, es decir, el falo, y se insinúa constantemente esta idea: que hay aquí alguna doctrina contraria a nuestra propia doctrina sumamente razonable, una doctrina en la que la mezcla confusa original de los elementos, el Tohu-Bohu*, ha de proponerse como la causa de orden, en lugar de como una masa plástica en la que se impone el orden por sí mismo. Ningún sistema verdaderamente Qabalístico hace del aire en el sentido convencional el elemento original, si bien Akasha es el huevo del espíritu, el huevo negro o azul oscuro. Este sugiere una forma de Harpócrates. En tal caso, por «aire» se quiere decir realmente «espíritu». Como quiera que sea, el símbolo real está completamente claro y debe aplicarse a su lugar apropiado. Dionisos Zagreus. Bacchus Diphues Conviene que estudiemos a estos dos dioses como si fueran uno. Za1

Los relatos más antiguos establecen la distribución de los tres elementos activos de la forma siguiente: Dis (Plutón) al Fuego, Zeus (Júpiter) al Aire, y Poseidón (Neptuno) al Agua. * N. del T.: Confuso y vacío. «Las tinieblas que cubren la haz del abismo» Génesis I, 2.

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greus sólo es importante para el propósito que nos ocupa porque posee cuernos y porque (en los Misterios de Eleusis) se dice que fue despedazado por los Titanes. Sin embargo, Atena rescató su corazón y se lo llevó a su padre, Zeus. Su madre era Démeter, de modo que él es el fruto de las nupcias del Cielo y de la Tierra. Esto le identifica con la Vau del Tetragrammaton, si bien las leyendas de su «muerte» se refieren a la iniciación, cosa que está en consonancia con la doctrina del Devorador. En esta carta, sn embargo, la forma tradicional expresa mucho más claramente a Bacchus Diphues, quien representa una forma de culto más superficial; el éxtasis característico del dios es más mágico que místico. Este último requiere el nombre Iacchus, por cuanto que Bacchus tuvo a Semele por madre, quien fue visitada por Zeus en forma de un rayo que la destruyó. Pero ella ya estaba preñada por él y Zeus salvó al hijo. Hasta la pubertad estuvo escondido en el «muslo» (i.e. el falo) de Zeus. Hera, en venganza por la infidelidad de su esposo con Semele, volvió loco al joven. Esta es la conexión exacta con la carta. La leyenda de Bacchus dice, en primer lugar, que él era Diphues, de naturaleza doble, y esto parece indicar que su carácter era más bisexual que hermafrodita. Su locura es también una fase de su embriaguez, pues él es primordialmente el dios del vino. Bacchus recorre Asia bailando y rodeado de varios acompañantes, locos todos ellos de entusiasmo; llevan varas coronadas con pinas y entretejidas de hiedras; también percuten címbalos y en algunas leyendas están equipados con espadas o abrazados por serpientes. Todos los semidioses del bosque son los compañeros masculinos de las Ménades. En las imágenes de Bacchus su cara de borracho y el lánguido estado de su lingam le relacionan con la leyenda ya mencionada del cocodrilo. Su fiel compañero es el tigre y, en todos los mejores ejemplos que quedan de la carta, el tigre, o pantera, aparece representado saltando sobre él desde atrás, mientras que el cocodrilo está listo para devorarle por delante. En la leyenda de su viaje por Asia se dice que iba a lomos de un asno, lo cual le relaciona con Príapo, de quien se dice que fue el hijo que tuvo con Afrodita. Esto también nos recuerda la entrada triunfal en Jerusalem el Domingo de Ramos. Resulta curioso además que en el nacimiento fabulado de Jesús la Virgen Madre esté representada entre un buey y un asno, y recordamos que la letra Aleph significa Buey. En el culto de Bacchus había un representante del dios, y se le escogía por su condición de hombre joven y viril, aunque afeminado. Con el paso 66

de los siglos, el culto, como es lógico, se degradó; otras ideas se sumaron a la forma original, y, debido en parte al carácter orgiástico del ritual, la idea del Loco tomó forma concreta. Por esto pasó a estar representado con un gorro de Bufón, evidentemente fálico, y vestido de colorines, lo cual nos recuerda una vez más la túnica multicolor usada por Jesús y José. Este simbolismo no es sólo Mercurial, sino Zodiacal; José y Jesús, con sus doce hermanos o doce discípulos, representan igualmente al sol en medio de los doce signos. Sólo fue muchísimo después cuando se le atribuyó a esto una significación alquímica, y ello en una época en que los eruditos renacentistas hacían todo lo que podían por encontrar algo serio e importante en símbolos que, en realidad, eran completamente frivolos. Baphomet No hay duda de que esta figura misteriosa es una imagen mágica de esta misma idea desarrollada en tanto símbolos. Su correspondencia pictórica se ve muy claramente en las imágenes de Zeus Arrhenothelus y Babalón, y en las representaciones sumamente obscenas de la Virgen Madre que se encuentran entre los restos de la antigua iconografía cristiana. El tema está tratado con amplitud considerable en la obra de Payne Knight, donde se investiga el origen del símbolo y el significado del nombre. Von Hammer-Purgstall tenía ciertamente razón al suponer que Baphomet era una forma del Dios-Toro o, más bien, del dios sacrificador de toros, Mithra, pues Baphomet debe escribirse con una «D> al final, así que es claramente una corrupción que significa «Padre Mithra»*. También aquí tenemos una conexión con el asno, pues fue como dios con cabeza de asno como se convirtió en objeto de veneración de los Templarios. También los primeros cristianos fueron acusados de adorar a un dios sano o con cabeza de asno, y éste también está relacionado con el asno salvaje del desierto, el dios Set, identificado con Saturno y Satanás (Vide infra, Atu XV). Set es el Sur, mientras que Nuit es el Norte; los egipcios contaban en esas regiones con un Desierto y un Océano. Sumario Nos ha parecido conveniente tratar separadamente estas formas básicas * N. del T.: Es decir, ABA MITHRA. A partir de esta palabra corresponderá a la filología explicar los pasos que llevan hasta Baphomet.

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de la idea del Loco, pero no se ha pretendido, ni debiera pretenderse, evitar que las leyendas se superpongan y mezclen. Las variantes de expresión, aun cuando aparentemente contradictorias, deben llevar a una aprehensión intuitiva del símbolo mediante una sublimación y transcendentalización de lo intelectual. Todos estos símbolos de los Triunfos existen fundamentalmente en una esfera que está más allá y por encima de la razón. El estudio de estas cartas tiene como meta más importante el disciplinar a la mente para que piense clara y coherentemente de esta forma exaltada. Esta ha sido siempre una característica de los métodos de Iniciación tal y como los entienden los hierofantes. En la época confusa y dogmática del apogeo Victoriano la ciencia necesitaba desacreditar todos los intentos por transcender el modo racionalista de enfocar la realidad; sin embargo, el progreso de la ciencia misma es quien ha vuelto a poner las cosas en su sitio. Desde los primeros años del siglo presente la ciencia práctica del mecánico y el ingeniero se ha visto cada vez más forzada a encontrar su justificación teórica en la física matemática. La matemática siempre ha sido la ciencia más rígida, abstracta y lógica. Y hasta en la matemática relativamente elemental de la primera enseñanza hay que tomar consciencia de lo irreal e irracional. Los números irracionales y las series infinitas son las formas-raíz mismas del pensamiento matemático avanzado. La apoteosis de la física matemática la constituye ahora la admisión de la imposibilidad de descubrir la verdad en ninguna idea inteligible dada. La respuesta moderna a la cuestión «¿Qué es esto?» es que está en relación con una serie de diez ideas, cualquiera de las cuales sólo se puede interpretar por referencia a las demás. Los gnósticos hubieran llamado indudablemente a esto una «cadena de diez aeones». De ningún modo se ha de considerar a estas diez ideas como aspectos de alguna realidad situada en el trasfondo. Así como la supuesta línea recta que era el patrón de cálculo ha resultado ser una curva, el punto, que siempre se había considerado el modelo de existencia, se ha convertido en círculo. Es imposible poner en duda que se está produciendo un acercamiento cada vez mayor entre la ciencia profana del mundo exterior y la sabiduría sagrada del Iniciado. * * * El diseño de la carta presente resume las principales ideas de las diser68

taciones anteriores. El Loco corresponde al oro del aire. Tiene los cuernos de Dionisos Zagreus, y entre ellos vemos el cono fálico de luz blanca que representa la influencia de la Corona1 en él. Aparece contra el fondo del aire, surgiendo del espacio, y su actitud es la de quien irrumpe inesperadamente en el mundo. De acuerdo con la tradición de la Primavera, está vestido de verde, pero su calzado es del oro falico del sol. En la mano derecha porta la vara del Padre-Todo rematada por una pirámide blanca. En la mano izquierda lleva el cono piñonero flamígero, el cual tiene un significado similar, aunque indica más propiamente el crecimiento vegetal, y de su hombro izquierdo cuelga un racimo de uvas púrpura. Las uvas simbolizan fertilidad, dulzura y la base del éxtasis. Este éxtasis está representado por el rabo del racimo qe evoluciona en espirales irisadas. La Forma del Universo. Esto sugiere el Triple Velo de lo Negativo manifestándose, por mediación del Loco, en luz divina. Sobre esta espiral vemos otros atributos divinos: el buitre de Maut, la paloma de Venus (Isis o María) y la hiedra consagrada a los devotos del Loco. Se ve también la mariposa de tono multicolor y el globo alado con sus serpientes gemelas, un símbolo repetido y reforzado por los niños gemelos que se abrazan sobre la espiral central. Sobre ellos pende la bendición de tres flores en una. Vemos al tigre haciéndole zalamerías y, bajo sus pies, en el Nilo con sus tallos de loto, se agacha el cocodrilo. Resumiendo todas sus muchas formas e imágenes multicolores en el centro de la figura, el foco del microcosmos es el sol radiante. Todo el dibujo es un símbolo de la luz creativa. 1. EL PRESTIDIGITADOR [O EL MAGO] Esta carta se refiere a la letra Beth, que significa casa, y está atribuida al planeta Mercurio. Las ideas relacionadas con este símbolo son tan complejas y diversas que nos parece oportuno adjuntar a esta descripción general ciertos documentos que tratan sobre diferentes aspectos de esta carta. El conjunto formará entonces una base adecuada para la plena interpretación de la carta mediante su estudio, meditación y utilización. El título francés de esta carta en la baraja medieval es «Le Báteleur>, el Kether: véase la posición del Sendero de Aleph en el Árbol déla Vida.

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Portador del «Báton»1. Mercurio es primordialmente el portador de la Vara: Energía emitida. Esta carta representa, pues, la Sabiduría, la Voluntad, el Verbo, el Logos por quien fueron creados los mundos, (véase el Evangelio según San Juan, capítulo 1.) Representa la Voluntad. En resumen, él es el Hijo, la manifestación real de la idea del Padre. El es el equivalente masculino de la Gran Sacerdotisa. Que no haya aquí malentendidos a cuenta de la doctrina fundamental del Sol y la Luna en cuanto los Segundos Armónicos respecto al Lingam y el Yoni, pues, como veremos en la cita de La Operación París (véase Apéndice), el Mercurio creativo es de la naturaleza del Sol. Sin embargo, Mercurio es el Sendero que lleva a Kether a Binah, el Entendimiento, y, como El es el mensajero de los dioses, representa precisamente a ese Lingam, el Verbo de creación cuya palabra es el silencio. Sin embargo, Mercurio representa la acción en todas sus formas y fases, El es la base fluida de toda transmisión de actividad y, según la teoría dinámica del Universo, él mismo es su substancia. En la terminología de la física moderna corresponde a esa carga eléctrica que constituye la primera manifestación del anillo de diez ideas indefinibles que se explicó anteriormente. De modo que él es creación continua. Lógicamente, al ser el Verbo, él es la ley de causa o de necesidad o posibilidad, que es el significado secreto del Verbo, su esencia, y la condición de su expresión. Siendo así y, especialmente debido a que él es dualidad, representa tanto la verdad como la falsedad, la sabiduría como la locura. Al ser lo inesperado, desestabiliza cualquier idea establecida, y por consiguiente se muestra burlón. Al ser creativo, no tiene escrúpulos. Si no puede lograr sus fines mediante el juego limpio, recurre al juego sucio. Las leyendas del joven Mercurio son, pues, leyendas de carácter astuto. No puede ser comprendido porque es la Voluntad Inconsciente. Su posición en el Árbol de la Vida revela al tercer Sephira, Binah, Entendimiento, como Sephira aún no formulado; menos aún el Sephira falso, Da'ath, Conocimiento. Por todo lo anteriormente dicho deduciremos que esta carta es la seVariante: LE PAGAD. Origen desconocido. Sugerencias: (1) PChD, terror (esp. pánico), un título de Geburah. También un muslo: i.e. membrum virile. Por analogía árabe, PAChD, causante de terror: ¡Valor 93! (2) Pagoda, un monumento fálico: Sugerencia semejante e igualmente válida.

gunda emanación de la Corona y, por ello, en cierto sentido, la forma; adulta de la primera emanación, el Loco, cuya letra es Aleph, la Unidad. En estos exaltados planos del pensamiento estas ideas son tan sutiles y tenúes que resulta imposible dar una definición. Ni siquiera es deseable darla, pues la naturaleza de estas ideas es la de fluir una en otra. Lo único que podemos decir es que cualquier jeroglífico dado representa un ligero énfasis en alguna forma particular de una idea pantomorfa. En esta carta el énfasis recae en el carácter creativo y dualista del sendero de Beth. En la carta tradicional el disfraz es el de un Prestidigitador. Esta representación del Prestidigitador es una de las más toscas y menos satisfactorias de la baraja medieval. Normalmente aparece representado con un tocado que tiene la forma del signo matemático del infinito (esto aparece en detalle en la carta titulada Dos de Discos). Lleva una vara con una protuberancia en cada extremo, lo cual estaría relacionado probablemente con la polaridad dual de la electricidad; pero es también la vara hueca de Prometeo que transmite el fuego del Cielo. Sobre una mesa o altar, detrás de la que está él de pie, se ven las otras tres armas elementales. «Con la Vara crea. Con la Copa preserva. Con la Daga destruye. Con la Moneda redime.» Liber Magivv. 7-10 La carta presente se ha dibujado principalmente en base a la tradicion greco-egipcia, pues la comprensión de esta idea estaba realmente mas avanzada cuando estas filosofías entraron en contacto que en ningún otro tiempo y lugar. El concepto hindú de Mercurio, Hanuman, el dios mono, está odiosamente degradado. En su culto no encontramos ninguno de los aspectos superiores del símbolo. El propósito de sus adeptos parece haber sido principálmente la producción de una encarnación temporal del dios mandando a las mujeres de la tribu todos los años a la selva. Tampoco encontrarnos leyenda alguna de cierta profundidad o espiritualidad. Hanuman es ciertamente poco más que el Mono de Thoth. La característica principal de Tahuti o Thoth, el Mercurio egipcio, es en primer lugar, que tiene cabeza de ibis. El ibis es el símbolo de la con-

centración porque se creía que este ave permanecía continuamente apoyada en una pata, inmóvil. Este es evidentemente un símbolo del espíritu meditativo. Puede que también haya tenido algo que ver con el misterio central del Aeón de Osiris, el secreto tan celosamente velado al profano, en el sentido de que la intervención del macho era necesaria para la producción de nuevos seres. En esta versión de Thoth se le ve portando la vara fénix, la cual simboliza la resurrección mediante el proceso generativo. En la mano izquierda lleva el Ankh, que representa la correa de la sandalia; es decir, el medio de progreso a través de los mundos que constituye a su vez el signo distintivo de la divinidad. Pero, por su forma, este Ankh (crux ansata) es realmente otra forma de la Rosa y la Cruz, y este hecho quizá no sea en absoluto tan accidental como los egiptólogos modernos, ensimismados en su pretendida refutación a la Escuela Fálica de Arqueología, nos harían creer. La otra forma de Thoth le representa básicamente como la Sabiduría y el Verbo. En la mano derecha lleva el Estilo y en la izquierda el Papiro. Es el mensajero de los dioses; transmite la voluntad de los dioses al iniciado mediante jeroglíficos inteligibles, y registra las acciones de esos mismos dioses; sin embargo, se vio desde muy antiguo que el uso del habla o la escritura implicaba la aparición de la ambigüedad en el mejor de los casos y de la falsedad en el peor; por ello se representó a Thoth seguido por un mono, el cinocéfalo, cuya función era la de distorsionar la Palabra del dios, burlar, simular y engañar. En lenguaje filosófico se puede decir que la manifestación implica ilusión. Esta doctrina la encontramos en la filosofía hindú, donde al aspecto de Tahuti del que estamos hablando se le llama Mayan. Esta doctrina también la encontramos en la imagen central y típica de la escuela budista Mahayana (realmente idéntica a la doctrina de Shiva y Shakti). Una visión de esta imagen se hallará en el documento titulado «El Señor de Ilusión» (véase Apéndice). La presente carta pretende representar todos los conceptos ya dados. Pero ninguna imagen verdadera es posible, pues, en primer lugar, todas las imágenes son necesariamente falsas en cuanto que imágenes, y en segundo lugar, como el movimiento es perpetuo y su velocidad la límite, c, la velocidad de la Luz, cualquier estasis contradice la idea de la carta: esta imagen es, pues, poco más que un apunte mnemotécnico. Muchas de las ideas expresadas en el dibujo están debidamente expuestas en los extractos de La Operación París (véase Apéndice). 72

II. LA GRAN SACERDOTISA Esta carta está asignada a la letra Gimel, que significa Camello (el simbolismo del camello se explica más adelante). La carta se refiere a la Luna. La Luna (que es el símbolo general femenino, el símbolo del orden segundo que corresponde al Sol del mismo modo que el Yoni al Lingam) es universal, y va desde lo más alto a lo más bajo. Es un símbolo que se repetirá con frecuencia en estos jeroglíficos. Pero en los primeros Triunfos el interés se centra en la Naturaleza por encima del Abismo; la Gran Sacerdotisa es la primera carta que conecta la Tríada Superna con la Hexada, y su sendero, como se ve en el diagrama, establece una conexión directa entre el Padre en su aspecto más alto y el Hijo en su manifestación más perfecta. Este sendero está en perfecto equilibrio en el pilar central. Aquí tenemos, pues, el concepto más puro y más exaltado de la Luna. (En el otro extremo de la escala se encuentra el Atu XVIII, q.v.) La carta representa la forma más espiritual de Isis, la Virgen Eterna, la Artemisa de los griegos. Tan sólo la cubre el luminoso velo de luz. Es importante que para la alta iniciación consideremos la Luz no como la manifestación perfecta del Espíritu Eterno, sino más bien como el velo que oculta a ese Espíritu. Así lo hace tanto más eficazmente por cuanto que su resplandor es incomparablemente deslumbrante1. De modo que ella es luz y el cuerpo de luz. Es la verdad que está tras el velo de luz. Es el alma de luz. Sobre sus rodillas vemos el arco de Artemisa, que es también un instrumento musical, pues ella es cazadora y caza por medio de encantamientos. Ahora bien, consideremos esta idea desde detrás del Velo de Luz, el tercer Velo de la Nada original. Esta luz es el menstruum de manifestación, la diosa Nuith, la posibilidad de forma. Esta manifestación primera y más espiritual de lo femenino toma para sí un correlativo masculino al formular en ella misma cualquier punto geométrico desde el que contemplar la posibilidad. Esta diosa virginal es, pues, potencialmente la diosa de la fertilidad. Es la idea que está detrás de toda forma; tan pronto como la 1 La tradición de las mejores escuelas de misticismo hindú registra un paralelismo exacto. El obstáculo final para la Iluminación completa es precisamente esta Visión del Esplendor Informe.

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influencia de la triada desciende por debajo del Abismo, tenemos la consumación de la idea concreta. El siguiente capítulo del Libro de las Mentiras (así llamado falsamente) puede ayudar al lector a comprender esta doctrina si medita en él con la intensidad necesaria.

bolo de la Iniciación suprema. Ahora bien, una condición de la Iniciación es que sus claves sean comunicadas por aquellos que las posean a todos los verdaderos aspirantes. Esta carta es, pues, muy especialmente un símbolo de la obra de la A:..A:. En este otro capítulo del Libro de las Mentiras se da alguna idea de la fórmula:

DIABLOS DE POLVO

LA OSTRA

En el Viento de la mente surge la turbulencia que llaman Yo. Estalla y se precipitan los pensamientos estériles. Toda vida muere de asfixia. Este desierto es el Abismo donde se halla el Universo. Las Estrellas no son sino abrojos en esa inmensidad. Pero este desierto no es más que un lugar maldito en un mundo de dicha. De vez en cuando los Viajeros cruzan el desierto; vienen del Gran Mar y al Gran Mar se dirigen. Y mientras avanzan derraman agua; un día regarán el desierto hasta hacerlo florecer. ¡Mirad! ¡Cinco huellas de Camello! V.V.V.V.V. (Para la descripción clásica del Abismo el lector debe consultar Liber 418, La Visión y la Voz, especialmente el Décimo Aétiro. The Equinox, Vol. I, N.° 5, Suplemento.) Consiguientemente, en la parte inferior de la'carta se ven formas nacientes, espirales, cristales, semillas y vainas, simbolizando con ello los comienzos de la vida. En medio está el Camello que se menciona en el capítulo antes citado. Esta carta contiene el único vínculo entre los mundos arquetípico y formativo. Hasta aquí por lo que se refiere a este sendero considerado como algo que se proyecta hacia abajo desde la Corona; pero para el aspirante, es decir, para el adepto que ya está en Tiphareth, para aquel que ha alcanzado el Conocimiento y Conversación del Santo Ángel Guardián, éste es el sendero que lleva hacia arriba, y esta carta, titulada en cierto sistema la Sacerdotisa de la Estrella de Plata, es un símbolo del pensamiento (o, más bien, de la radiación inteligible) de aquel Ángel. Es, en pocas palabras, un sím74

Los Hermanos de la A:. A.:., son uno con la Madre del Hijo. Los Muchos son tan adorables para el Uno como el Uno para los Muchos. Este es Su Amor; creación-parto es la Dicha del Uno; coito-disolución es la Dicha de los Muchos. El Todo, así entrelazado de Estos, es Dicha. La Nada está más allá de la Dicha. El Hombre goza al unirse con la Mujer; la Mujer al separarse del Hijo. Los Hermanos de la A :.A:., son Mujeres; los Aspirantes a la A:.A:. son Hombres. Es importante tener en cuenta que esta carta es completamente femenina, completamente virginal, pues representa en sí misma la influencia y los medios de manifestación (o, desde abajo, de logro). Representa la posibilidad en su segunda fase sin asomo alguno de consumación. Ha de observarse especialmente que estas letras consecutivas, Gimel, Daleth, Hé (Atu II, III, XVII), revelan el Símbolo Femenino (Yin) en tres formas que componen una Diosa Triuna. A esta Trinidad le siguen de inmediato los tres Padres respectivos y complementarios, Vau, Tzaddi, Yod (Atu IV, V, IX). Los Triunfos 0 y I son hermafroditas. Los catorce Triunfos restantes representan estas Quintaesencias Primordiales del Ser en conjunción, función o manifestación. III. LA EMPERATRIZ Esta carta está atribuida a la letra Daleth, que significa puerta, y se refiere al planeta Venus. En su aspecto más superficial, esta carta es el complemento del Emperador, pero sus atribuciones son mucho más universales. 75

En el Árbol de la Vida Daleth es el sendero que lleva de Chokmah a Binah, uniendo así al Padre con la Madre. Daleth es uno de los tres senderos que están completamente por encima del Abismo. Tenemos además el símbolo alquímico de Venus, el único símbolo planetario que abarca todos los Sephiroth del Árbol de la Vida. La doctrina implicada es que la fórmula fundamental del Universo es Amor. [El círculo toca los Sephiroth 1, 2, 4, 6, 5, 3; la Cruz está formada por los 6, 9, 10 y 7, 8.] Resulta imposible resumir los significados del símbolo de la Mujer por esta misma razón, porque ella se repite de forma constante e infinitamente variada. «La hija de Zeus de muchos tronos, muchos gustos y muchas tretas.» En esta carta aparece representada en su manifestación más general. Combina las cualidades espirituales más sublimes con las materiales más densas. Por esta razón, es idónea para representar una de las tres formas alquímicas de energía, la Sal. La Sal es el principio inactivo de la Naturaleza; la Sal es materia que debe ser energizada por el Azufre para mantener el equilibrio rotante del Universo. Los brazos y torso de la figura sugieren en consecuencia la forma del símbolo alquímico de la Sal. Ella representa a una mujer con corona y vestimenta imperiales; está sentada en un trono cuyos montantes sugieren llamas enroscadas azules que simbolizan el origen áureo de la Emperatriz, el elemento femenino, fluido. En la mano derecha lleva el loto de Isis; el loto representa el poder femenino o pasivo. Sus raíces están en la tierra que hay bajo el agua o en el agua misma, pero abre sus pétalos al Sol, cuya imagen es el seno del cáliz. Es, por tanto, una forma viva del Santo Grial, santificado por la sangre del Sol. Posadas en los montantes en forma de llama de su trono se ven dos de sus aves más sagradas, el gorrión y la paloma; lo fundamental de este simbolismo ha de buscarse en los poemas de Catulo y Marcial. Sobre su vestido hay abejas; también fichas de dominó rodeadas por líneas espirales sin fin; el significado es similar en todas partes. A su alrededor, por cinturón, vemos el Zodíaco. Bajo el trono vemos un suelo tapizado y bordado con flores de lis y peces; parecen estar adorando a la Rosa Secreta que figura en la base del trono. El significado de estos símbolos ya se ha explicado. En esta carta todos los símbolos son afines debido a la sencillez y pureza del emblema. Aquí no hay contradicción; la oposición que parece haber es sólo la oposición necesaria para el equilibrio. Y esto lo demuestran las lunas rotantes. 76

La heráldica de la Emperatriz es duple: por un lado, el Pelícano de la tradición que alimenta a sus crías con la sangre de su propio corazón; por el otro, el Águila Blanca del Alquimista. Respecto al Pelícano, su simbolismo completo sólo está a disposición de los Iniciados del Quinto grado de la O.T.O. En términos generales, su significado podrá insinuarse al identificar al Pelícano mismo con la Gran Madre y su prole, con la Hija en la fórmula del Tetragrammaton. El que la hija pueda ser elevada al trono de la madre se debe a que es su hija. Con otras palabras, hay una continuidad de vida, una herencia de sangre que vincula a todas las formas de la Naturaleza. No hay brecha entre luz y tinieblas. Natura non fácil saltum. Si se comprendieran perfectamente estas consideraciones, se haría posible reconciliar la teoría cuántica con las ecuaciones electro-magnéticas. El Águila Blanca de este triunfo está en correspondencia con el Águila Roja de la carta Consorte, el Emperador. Aquí es necesario maniobrar hacia atrás. Pues en estas cartas superiores se hallan los símbolos de la perfección, tanto la perfección inicial de la Naturaleza como la perfección final del Arte; no sólo Isis, sino Nephthys. Consiguientemente, los detalles de la obra corresponden a cartas posteriores, especialmente al Atu VI y al Atu XIV. En el fondo de la carta se ve el Arco o Puerta, que es el significado de la letra Daleth. Esta carta, en conjunto, puede llamarse la Puerta del Cielo. Sin embargo, debido a la belleza del símbolo y a su presentación omniforme, el estudiante que se quede perplejo ante cualquier manifestación particular acabará extraviándose. En ninguna otra carta es tan necesario prescindir de las partes para concentrarse en el todo. IV. EL EMPERADOR Esta carta está atribuida a la letra Tzaddi, y se refiere al signo Aries del Zodíaco. Este signo está regido por Marte, y en él está exaltado el Sol. Así que el signo es una combinación de energía en su forma más material con la idea de autoridad. El signo TZ o TS insinúa todo esto en la forma lingüística original, onomatopéyica. Deriva de raíces sánscritas que significan Cabeza y Edad, y hoy lo encontramos en palabras como César, Zar, Sirdar, Senado, Sénior, Signor, Señor y Seigneur. La carta representa una figura masculina coronada, con el atuendo y

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las insignias imperiales. Se sienta en un trono cuyos capiteles están formados por las cabezas del carnero salvaje himalayo, pues Aries significa Carnero. A sus pies, vemos el Cordero yacente y la Bandera, quienes confirman esta atribución en el plano inferior; pues el carnero es por naturaleza un animal salvaje, brioso y solitario en parajes apartados, mientras que cuando se le domestica y se le hace pacer en verdes praderas, no queda sino el animal dócil, cobarde, gregario y suculento. Esta es la teoría de la autoridad. El Emperador es también una de las cartas alquímicas más importantes; con los Atu I y III, compone la tríada: Azufre, Mercurio y Sal. Sus brazos y cabeza forman un triángulo con el vértice hacia arriba; debajo, las piernas cruzadas representan la Cruz. Esta figura es el símbolo alquímico del Azufre (véase Atu X). El Azufre es la energía ígnea masculina del Universo, el Rajas de la filosofía hindú. Es la veloz energía creativa, la iniciativa de todo Ser. El poder del Emperador es una generalización del poder paterno; de aquí símbolos tales como la Abeja y la Flor de Lis que aparecen en esta carta. Respecto a la cualidad de este poder, debe señalarse que representa una actividad repentina y violenta, aunque no permanente. Si perdura demasiado tiempo, quema y destruye. Distíngase de la Energía Creativa de Aleph y Beth; esta carta está por debajo del Abismo. El Emperador lleva un cetro (coronado por la cabeza de un carnero por las razones antes dadas) y un orbe rematado por una cruz de Malta, lo cual significa que su energía ha llegado a un resultado fructífero, que ha sido establecida su autoridad. Hay otro símbolo importante más. En su escudo aparece el águila de dos cabezas coronada por un disco carmesí. Representa la tintura roja del alquimista, de naturaleza de oro, mientras que el águila blanca que aparece en el Atu III corresponde a su consorte, la Emperatriz, y es lunar, de plata. Finalmente, ha de observarse que la luz blanca que cae sobre él indica la posición de esta carta en el Árbol de la Vida. Su autoridad deriva de Chokmah, la Sabiduría creativa, el Verbo, y se ejerce sobre Tiphareth, el hombre organizado. V. EL HIEROFANTE Esta carta está asignada a la letra Vau, que significa Clavo; y nueve son 78

los clavos que aparecen en su parte superior; sirven para fijar el rosetón que está detrás de la figura principal. La carta está atribuida a Tauro; de aquí que el Trono del Hierofante esté rodeado por elefantes, que son de la naturaleza de Tauro; y, de hecho, él está sentado sobre un toro. A su alrededor se ven las cuatro bestias o Querubines, uno en cada esquina de la carta; pues éstos son los guardianes de todo santuario. Pero la principal referencia que se hace es al arcano particular que comporta la tarea básica, el elemento esencial, de todo trabajo mágico; la unión del microcosmos con el macrocosmos. En consecuencia, el rosetón es diáfano; ante el Revelador del Misterio hay un hexagrama que representa al macrocosmos. En su interior vemos un pentagrama en el que aparece un niño bailando. Este simboliza la ley del nuevo Acón del Niño Horus, el cual ha suplantado a aquel Aeón del «Dios Agonizante» que rigió al mundo durante dos mil años. Ante él se ve la mujer que ciñe una espada; ella representa a la Mujer Escarlata en la jerarquía del nuevo Aeón. Este simbolismo se ve completado en el rosetón, donde, detrás del tocado fálico, florece la rosa de cinco pétalos. El simbolismo de la culebra y la paloma se refiere a este versículo del Libro de la Ley —cap. I, versículo 57—: «hay amor y amor. Existe la paloma, y existe la serpiente». Este símbolo vuelve a aparecer en el triunfo número XVI. El fondo de toda la carta es del azul oscuro de la noche estrellada de Nuit, de cuyo vientre nacen todos los fenómenos. Tauro, el signo del Zodíaco representado por esta carta, es en sí el Querubín Toro; esto es, Tierra en su forma más fuerte y equilibrada. La regente de este signo es Venus; ella está representada por la mujer que vemos de pie delante del hierofante. El capítulo III del Libro de la Ley, versículo XI, dice: «Que la mujer ciña una espada ante mí». Esta mujer representa a Venus tal y como se nos presenta en este nuevo Aeón; no ya el simple vehículo de su consorte masculino, sino armada y militante. En este signo está «exaltada» la Luna; su influencia no sólo está representa por la mujer, sino por los nueve clavos. En la época presente es imposible explicar a fondo esta carta, pues sólo el curso de los acontecimientos puede mostrar de qué modo se desarrollará la nueva corriente de iniciación. Este es el Aeón de Horus, del Niño. Aunque el rostro del Hierofante 79

parece benigno y sonriente, y el mismo niño nos parezca alegre en su jovial inocencia, no se puede negar que en la expresión del iniciador hay algo misterioso, incluso siniestro. Parece estar gozando de una broma muy secreta a expensas de alguien. Hay un aspecto claramente sádico en esta carta; lo cual no deja de ser lógico, pues deriva de la Leyenda de Pasiphae, el prototipo de todas las leyendas de dioses-toro. Estas aún perduran en religiones como el shaivismo, y (tras múltiples degradaciones) en el propio cristianismo. El simbolismo de la Vara es peculiar; los tres círculos entrelazados que la rematan pueden considerarse como representantes de los tres Aeones de Isis, Osiris y Horus con sus fórmulas mágicas encadenadas. El anillo superior está teñido de escarlata para representar a Horus; los dos anillos inferiores, de verde para Isis, y de amarillo claro para Osiris. La base de todos estos colores es-el índigo oscuro, el color de Saturno, el Señor del Tiempo. Pues sabemos que el ritmo del Hierofante es tal que sólo cambia a intervalos de 2.000 años. VI. LOS AMANTES [O LOS HERMANOS] Esta carta y su gemela, XIV, Arte, son los Atu más oscuros y difíciles. Cada uno de estos símbolos es doble en sí mismo, de modo que los significados forman una serie divergente, y la integración de la Carta sólo puede recobrarse mediante repetidos emparejamientos, identificaciones y alguna forma de Hermafroditismo. Pero la atribución es sumamente sencilla. El Atu VI alude a Géminis, signo que está regido por Mercurio. Significa Los Gemelos. La letra hebrea correspondiente es Zain, que significa Espada, y el entramado de la carta es por tanto el Arco de Espadas, debajo del cual tiene lugar la Boda Real. La Espada es fundamentalmente un arma de división. En el mundo intelectual —que es el mundo del palo de Espadas— representa el análisis. Esta carta junto con el Atu XIV conforma la gran máxima alquímica: Solve el coagula. Esta carta es en consecuencia una de las más importantes del Tarot. Es la primera en la que aparece más de una figura. [El Mono de Thoth del Atu I es sólo una sombra.] En su forma original, era el relato de la Creación. SO

Por su interés histórico, he aquí la descripción de esta carta en su forma primitiva sacada de Líber 418: «Existe una leyenda asiría de una mujer y un pez, y también una leyenda de Eva y la Serpiente, pues Caín fue el hijo de Eva y la Serpiente, y no de Adán y Eva; y por tanto, cuando hubo matado a su hermano, que fue el primer asesino*, y hubo sacrificado cosas vivas a su demonio, recibió Caín la marca sobre la frente, que es la marca de la Bestia de la que se habla en el Apocalipsis y que constituye el signo de Iniciación. El derramamiento de sangre es necesario, pues Dios no escuchó a los hijos de Eva hasta que se derramó sangre. Y eso es religión externa; pero Caín no habló con Dios ni recibió la marca de la iniciación sobre la frente, con lo que fue evitado por todos los hombres, hasta que hubo derramado sangre. Y esta sangre fue la sangre de su hermano. Este es un misterio de la sexta clave del Tarot, que no debiera llamarse Los Amantes, sino Los Hermanos. En el centro de la carta se ve de pie a Caín; en la mano derecha lleva el Martillo de Thor con el que ha matado a su hermano, el cual está manchado de sangre. Y tiene abierta la mano izquierda en signo de inocencia. A su derecha está su madre Eva, alrededor de quien se enrosca la serpiente con la toca desplegada por detrás de su cabeza; y a su izquierda se ve una figura de cierto parecido con la Kali hindú, aunque mucho más seductora. Pero yo sé que se trata de Lilith. Y por encima de él vemos el Gran Sigilo de la Flecha, con la punta hacia abajo, si bien atraviesa el corazón del niño. Este niño es también Abel. Y el significado de esta parte de la carta es oscuro, pero ése es el diseño correcto de la carta del Tarot; y ésa es la fábula mágica correcta de la que los escribas hebreos, que no eran perfectos Iniciados, tomaron su leyenda de la Caída y los sucesos subsiguientes.» Es muy significativo que casi cada frase de este pasaje parezca trastocar el significado de la anterior. Ello se debe a que la reacción es siempre igual y opuesta a la acción. Esta cuestión es, o debiera ser, simultánea en el mundo intelectual, donde no hay gran intervalo de tiempo entre dos fenómenos relacionados; la formulación de cualquier idea crea su opuesta casi en el mismo momento. Lo contrario de una proposición dada está implícito en sí misma. Esto es necesario para que se preserve el equilibrio del * N. del T.: Unos párrafos más adelante aludirá Crowley a las aparentes contradicciones de este extracto de Líber 418, La Visión y la Voz. 81

Universo. La teoría ha quedado explicada cuando tratamos el Atu I, el Prestidigitador, pero ahora debemos hacer otra vez hincapié en ella para interpretar esta carta. La clave está en que la Carta representa la Creación del Mundo. Los Jerarcas sostenían que este secreto era de transcendental importancia. Consiguientemente, los Iniciados que pusieron en circulación el Tarot para su uso durante el Aeón de Osiris, reemplazaron por otra la carta original antes descrita en «La Visión y la Voz». Les interesaba crear un nuevo Universo propio; eran los padres de la Ciencia. Sus métodos de trabajo, agrupados bajo el término genérico de Alquimia, jamás se han hecho públicos. Lo verdaderamente interesante es que todos los avances de la ciencia moderna de los últimos cincuenta años han dado a la gente inteligente y culta la oportunidad de considerar que la tendencia global de la ciencia ha consistido en un retorno a las metas y (mutatis mutandis) métodos alquímicos. La reserva observada por los alquimistas se hizo necesaria por el poder de las Iglesias opresoras. Además de luchar entre sí con la ferocidad del fanatismo, estaban igualmente interesadas en destruir la Ciencia naciente que, como instintivamente reconocían, acabaría con la ignorancia y la fe de las que dependían su poder y riqueza. El objeto de esta carta es el Análisis, seguido por la Síntesis. La primera pregunta que se hace la ciencia es: «¿de qué se componen las cosas?». Respondida ésta, la siguiente cuestión es: «¿cómo podemos volver a combinarlas para mayor provecho nuestro?». Esto resume toda la política del Tarot. El personaje encapuchado que ocupa el centro de la Carta es otra forma de Ermitaño, figura que se explica ampliamente en el Atu IX. En sí mismo es una forma del dios Mercurio descrito en el Atu I; está completamente velado, como para indicar que la razón última de las cosas se halla en una esfera que está más allá de la manifestación y el intelecto. (Como ya se ha explicado, sólo dos operaciones son en el fondo posibles —análisis y síntesis—). Aparece de pie en el Signo del Que Entra, como si proyectara las misteriosas fuerzas de la creación. Alrededor de sus brazos se ve un rollo de pergamino que sugiere el Verbo, que es a su vez la esencia y el mensaje de este mismo personaje. Pero el Signo del Que Entra es también el Signo de Bendición y de Consagración; así que su acción en esta carta corresponde a la Celebración del Matrimonio Hermético. Tras él se ven las figuras de Eva, Lilith y Cupido. Se ha incorporado este simbolismo para 82

preservar en cierta medida la forma original de la carta, y para mostrar su procedencia, su herencia, su continuidad con el pasado. En el carcaj de Cupido está inscrita la palabra Thelema, que es la Palabra de la Ley. (Véale Líber AL, cap. I, versículo 39.) Sus dardos son quanta de Voluntad. Se indica así que esta fórmula fundamental de trabajo mágico, análisis y síntesis, persiste a lo largo de los Aeones. Ahora podemos pasar a examinar el Matrimonio Hermético propiamente dicho. Esta parte de la Carta ha sido simplificada a partir de «las Bodas Químicas de Christian Rosenkreutz», una obra maestra demasiado larga y difusa como para citarla aquí con provecho. Sin embargo, la esencia del análisis es el continuo vaivén de ideas contradictorias. Este es un símbolo de dualidad. Los personajes Reales que toman parte son el Rey Negro o Moro de corona dorada, y la Reina Blanca de corona de plata. A él le acompaña el León Rojo, y a ella el Águila Blanca. Estos son símbolos de los principios masculino y femenino de la Naturaleza; son asimismo, en diferentes fases de manifestación, Sol y Luna, Fuego y Agua, Aire y Tierra. En la química se manifiestan como ácido y álcali, o (más propiamente) metales y no metales, considerando aquellas palabras en su más amplio sentido filosófico para incluir así el hidrógeno por un lado y el oxígeno por el otro. En este sentido, la figura encapuchada representa el elemento proteico del carbono, la semilla de toda vida orgánica. El simbolismo de lo masculino y lo femenino se amplía aún más por medio de la presentación de las armas del Rey y la Reina; él lleva la Lanza Sagrada, y ella el Santo Grial; sus otras dos manos están unidas, como aviniéndose al Matrimonio. Sus armas están sostenidas por dos niños gemelos cuyas posiciones están intercambiadas; pues el niño blanco no sólo sostiene la Copa, sino que lleva rosas, mientras que el niño negro, además de agarrar la Lanza de su padre, lleva también el basto, un símbolo equivalente. En la parte inferior de la carta vemos el fruto del Matrimonio en forma primitiva y pantomórfica; es el huevo Orfico alado. Este huevo representa la esencia de toda esa vida que surge bajo esta fórmula de lo masculino y lo femenino. Mantiene el simbolismo de las Serpientes con las que está bordado el manto del Rey, y el de las Abejas que adornan el manto de la Reina. El huevo es gris, una mezcla de blanco y negro; de modo que indica la cooperación de los tres Supernos del Árbol de la Vida. El color de la Serpiente es púrpura, Mercurio en la escala de la Reina. Es la influencia 83

de ese Dios manifiesta en la Naturaleza, mientras que las alas están teñidas de carmesí, el color (en la escala del Rey) de la gran Madre Binah. En este símbolo hay pues un emblema completo del equilibrio necesario para comenzar la Gran Obra. Pero, en lo que respecta al misterio final, queda sin resolver. El plan para producir vida es perfecto, pero la naturaleza de esta vida se halla oculta. Es capaz de tomar cualquier forma posible; pero, ¿qué forma? Eso depende de las influencias que acompañen a la gestión. La figura suspendida en el aire presenta ciertas dificultades. La interpretación tradicional de la figura dice que se trata de Cupido; pero al principio no está claro qué tenga que ver Cupido con Géminis. No arroja nin-guna luz sobre este particular el considerar la posición del sendero en el Árbol de la Vida, pues Géminis lleva de Binah a Tiphareth. Se nos plantea en consecuencia toda la cuestión de Cupido. Los dioses romanos representan normalmente un aspecto más material de los dioses griegos de quienes derivan; en este caso, Eros. Eros es el hijo de Afrodita, y la tradición difiere en si su padre fue Ares, Zeus o Hermes —es decir, Marte, Júpiter o Mercurio—. Su presencia en esta carta sugiere que el verdadero padre es Hermes; y este punto de vista está confirmado por el hecho de que no resulta del todo fácil distinguirle del mercurio niño, pues ambos tienen en común la irreflexión, la irresponsabilidad y la afición a gastar bromas. Pero en esta imagen hay características peculiares. El lleva un arco y unas flechas en un carcaj de oro. (A veces se le representa con una antorcha.) Tiene alas doradas y una venda en los ojos. Por esto, puede parecer que representa la Voluntad inteligente (y, al mismo tiempo, inconsciente) del alma para unirse con todo, como ya se ha explicado en la fórmula general respecto a la angustia de separatividad. En las representaciones alquímicas no se asigna a Cupido una importancia muy especial. Sin embargo, en cierto sentido, él es la fuente de toda acción; la libido que expresa el Cero en cuanto Dos. Desde otro punto de vista, puede considerársele como el aspecto intelectual de la influencia de Binah en Tiphareth, pues (en una tradición) el título de la carta es «Los Hijos de la Voz, el Oráculo de los Dioses Poderosos». Desde este punto de vista, él es un símbolo de inspiración que desciende sobre la figura encapuchada que, en este caso, es un profeta que dirige la conjunción del Rey y la Reina. Su flecha representa más bien la inteligencia espiritual necesaria en las operaciones alquímicas que el simple deseo de realizarlas. Por otro lado, la flecha es especialmente un símbolo de dirección, y, por ello, es

justo inscribir la palabra «Thelema» en letras griegas en el carcaj. Ha de observarse también que la carta opuesta, Sagitario, significa el Portador de la Flecha, o el Arquero, figura que no aparece por ningún lado en el Atu XIV. Estas dos cartas son tan complementarias que para su interpretación completa no pueden estudiarse por separado. VII. LA CARROZA El Atu VII está asignado al signo zodiacal Cáncer, signo en el que entra el Sol en el Solsticio de Verano1. Cáncer es el signo cardinal del elemento Agua2, y representa la irrupción primera y vehemente de ese elemento. Cáncer también representa al sendero que lleva desde la gran Madre Binah hasta Geburah, y es así la influencia de los Supernos que desciende a través del Velo de Agua (que es sangre) sobre la energía del hombre, y así la inspira. Se corresponde de este modo con El Hierofante, quien, en el otro lado del Árbol de la Vida, transmite el fuego de Chokmah. (Véase diagrama.) El diseño de la presente carta ha sido influido en gran medida por el Triunfo pintado por Eliphaz Lévi. El dosel de la Carroza es del color azul del cielo nocturno de Binah. Las columnas son las cuatro columnas del Universo, el régimen del Tetragrammaton. Las ruedas escarlata representan la energía original de Geburah que pone en marcha el movimiento giratorio. De esta carroza tiran cuatro esfinges que están formadas por los cuatro Querubines, el Toro, el León, el Águila y el Hombre. Estos elementos estan intercambiados en cada esfinge; de modo que el conjunto representa los dieciséis subelementos. El Auriga está cubierto con la armadura de color ámbar propia del signo. Más que conduciendo la carroza está entronizado en ella, pues todo el

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sistema de marcha está en perfecto equilibrio. Su única función es la de llevar el Santo Grial. Sobre la armadura vemos diez Estrellas de Assiah, la herencia de rocío celeste de su madre. Lleva por encima el Cangrejo propio del signo. Se observa que la visera del yelmo está bajada, pues nadie puede mirarle a la cara y seguir vivo. Por la misma razón, no está expuesta ninguna parte de su cuerpo. Cáncer es la casa de la Luna; hay pues ciertas analogías entre esta carta y la de la Gran Sacerdotisa. Pero además, Júpiter está exaltado en Cáncer, y aquí nos viene a la memoria la carta titulada Fortuna (Atu X) atribuida a Júpiter. La característica fundamental y más importante de la carta es su centro —El Santo Grial—. Es de color amatista puro, el color de Júpiter, pero su forma sugiere la luna llena y el Gran Mar de Binah. En el centro hay sangre radiante; se infiere la vida espiritual; luz en las tinieblas. Además, sus rayos giran, recalcando el elemento jupiteriano del símbolo. VIII. AJUSTE Esta carta se titulaba en la baraja antigua Justicia. Esta palabra no tiene más que un sentido puramente humano y, por consiguiente, relativo; de modo que no ha de considerarse como una de las realidades de la Naturaleza. La Naturaleza no es justa según ningún punto de vista teológico o ético; sin embargo, la Naturaleza es exacta. Esta carta representa el signo de Libra, que está regido por Venus; en él está exaltado Saturno. Por este signo se simboliza el equilibrio de todas las cosas. Es el ajuste final en la fórmula del Tetragrammaton, cuando la hija, redimida por su matrimonio con el Hijo, es elevada por ello al trono de la madre; y así, finalmente, ella «despierta la Ancianidad del Padre-Todo». Sin embargo, en el simbolismo más importante de todos, el simbolismo que está más allá de todas las consideraciones planetarias y zodiacales, esta carta es el complemento femenino del Loco, pues las letras Aleph Lamed constituyen la clave secreta del Libro de la Ley, y ésta es la base de todo un sistema cabalístico de mayor profundidad y sublimidad que ningún otro. Los detalles de este sistema aún no han sido revelados. No obstante, se ha creído razonable insinuar su existencia equiparando los diseños de 86

estas dos cartas. Y ello no sólo porque Libra sea un signo de Venus, sino porque ella es la compañera del Loco, es la Diosa que se representa bailando, sugiriéndonos así el Arlequín. La figura es la de una mujer joven y delgada en perfecto equilibrio sobre las puntas de los pies. Está coronada con las plumas de avestruz de Maat, la diosa egipcia de la Justicia, y sobre su frente se ve la serpiente Uraeus, el Señor de Vida y Muerte. Está enmascarada, y su expresión revela su íntima satisfacción secreta por su control de todo elemento de desequilibrio en el Universo. Esta condición está simbolizada por la Espada Mágica que sostiene con ambas manos, y por los platillos o esferas en los que pesa el Universo; Alpha, lo Primero, en perfecto equilibrio con Omega, lo Ultimo. Estas son el Judex y los Testes del Juicio Final; los Testes son particularmente símbolos del desarrollo secreto del juicio por el que toda experiencia ordinaria es absorbida, transmutada y finalmente llevada, en virtud de la operación de la Espada, a una nueva manifestación. Todo esto tiene lugar dentro del diamante formado por la figura, que es la Vesica Piscis oculta a través de la que esta experiencia sublimada y ajustada pasa,a su siguiente manifestación. Ella guarda el equilibrio ante un trono formado por esferas y pirámides (en número de cuatro, con lo que dan a entender Ley y Limitación) que mantienen la misma equidad que ella manifiesta, si bien en un plano completamente impersonal, en el marco dentro del que tienen lugar todas las operaciones. Fuera, en las esquinas de la carta, vemos esferas equilibradas de luz y tinieblas; y los rayos siempre en equilibrio que surgen de estas esferas forman una cortina, la interacción de todas esas fuerzas que ella resume y juzga. Debemos profundizar más en el aspecto filosófico de esta carta; el Triunfo representa a La Mujer Satisfecha. El equilibrio está al margen de los prejuicios individuales; por ello, en Francia, el título debería ser Justesse. En este sentido, la Naturaleza es escrupulosamente justa. Es imposible dejar caer un alfiler sin dar lugar a una reacción correspondiente en cada Estrella. Esta acción ha alterado el equilibrio del Universo. Esta mujer-diosa es Arlequín; es la compañera y complemento del Loco. Ella es la ilusión última que se expresa en manifestación; es la danza, multicolor y seductora, de la Vida misma. Al girar constantemente, todas las posibilidades son disfrutadas bajo el espectáculo ilusorio del Espacio y Tiempo: todas las cosas son reales, y el alma es la superficie, precisa87

mente porque son compensadas al instante por este Ajuste. Todas las cosas son armonía y belleza; todas las cosas son Verdad: pues ellas se anulan mutuamente. Ella es la diosa Maat; lleva sobre su nemis las plumas de avestruz de la Doble Verdad. De esta Corona, tan delicada que el más débil aliento mental podría agitarla, cuelgan, mediante cadenas de Causa, los Platillos donde Alpha, lo primero, guarda perfecto equilibrio con Omega, lo último. Los platillos de la balanza son los Dos Testigos en quienes se probará cada palabra. Por todo ello hemos de entender a esta mujer como quien enjuicia la virtud de cada acto y demanda una satisfacción exacta y precisa. Más aún, ella es la fórmula completa de la Diada; la palabra AL es el título del Libro de la Ley, y su número es el 31, la clave numérica.más secreta de este Libro. Ella representa la Manifestación, que siempre puede ser anulada mediante el equilibrio de opuestos. Está envuelta en una capa de misterio, sumamente misteriosa por diáfana; es la esfinge sin secreto, pues ella es puramente un asunto de cálculo. En la filosofía oriental corresponde al Karma. Sus atributos desarrollan esta tesis. Venus rige el signo de la Balanza; y ello, para exponer la fórmula: «El amor es la ley, el amor dirigido por la voluntad». Pero Saturno representa por encima de todo el elemento Tiempo, sin el cual no puede tener lugar el ajuste, pues toda acción y reacción tienen lugar en el tiempo, y por tanto, al ser el tiempo mismo solamente una condición de los fenómenos, todos los fenómenos son nulos debido a que no están compensados. La Mujer Satisfecha. Del manto de vistosidad suma de sus alas danzantes vemos salir sus manos; ellas sujetan la empuñadura de la espada Fálica del mago. Sostienen la hoja entre los muslos. Esto es también un jeroglífico del «Amor es la ley, el amor dirigido por la voluntad». Cada forma de energía debe dirigirse, debe aplicarse íntegramente a la plena satisfacción de su destino. IX. EL ERMITAÑO Esta carta está atribuida a la letra Yod, que significa Mano. De aquí que la mano, que es la herramienta o instrumento por excelencia, aparezca en el centro de esta ilustración. La letra Yod es la base de todas las de-

más letras del alfabeto hebreo, que son simplemente diferentes combinaciones de ella. La letra Yod es la primera letra del nombre Tetragrammaton, y simboliza al Padre, que es Sabiduría; él es la forma suprema de Mercurio, y el Logos, el Creador de todos los mundos. Consiguientemente, su representante en la vida física es el espermatozoo; por esto es por lo que la carta se titula El Ermitaño. La figura del mismo Ermitaño recuerda la forma de la letra Yod, y el color de su manto es el color de Binah, donde él se gesta. En su mano porta una Lámpara cuyo centro es el Sol, pintado a semejanza del Sigilo del gran Rey de Fuego (Yod es el Fuego secreto). Parece como si estuviera contemplando —y en cierto modo adorando— al huevo Orfico (de color verdoso) debido a que éste linda con el Universo, mientras que la culebra que lo rodea es multicolor para indicar la iridiscencia de Mercurio. Pues él no sólo es creativo, sino que es la esencia fluida de Luz, que es la vida del Universo. El simbolismo más sublime de esta carta es, por tanto, la Fertilidad en su sentido más exaltado, y esto se refleja en la atribución de la carta al signo de Virgo, que es otro aspecto de la misma cualidad. Virgo es un signo terreno, y está especialmente referido al Cereal, de modo que el fondo de la carta es un campo de trigo. Virgo representa la forma interior, más receptiva y más femenina de tierra, y forma la corteza que cubre el Hades. Pero no sólo está Virgo regido por Mercurio, sino que también Mercurio está exaltado en este signo. Compárese esto con el Diez de Discos, y con la doctrina general de que el climax del Descenso en la Materia es el signo para la completa restauración por el Espíritu. Esta es la Fórmula de la Princesa, la forma de completar la Gran Obra. Esta carta recuerda la Leyenda de Perséphone, en la que encontramos un dogma. Oculta en Mercurio hay una luz que permea todas las partes del Universo por igual; uno de los títulos de Mercurio es Psicopompos, el guía del alma a través de las regiones inferiores. Todos estos símbolos están sugeridos por su Vara Serpiente, que está brotando realmente del Abismo, y se trata del espermatozoo desarrollado como un pez que manifiesta al feto. Le sigue Cerbero, el Perro tricéfalo del Infierno al que ha domesticado. En este Triunfo se revela todo el misterio de la Vida en sus operaciones más secretas. Yod = Falo = Espermatozoo = Mano = Logos = Virgen.

Hay una perfecta Identidad, no mera Equivalencia, entre los Extremos, la Manifestación y el Método. X.

FORTUNA

Esta carta está atribuida al planeta Júpiter, «la Fortuna Mayor» de la astrología. Corresponde a la letra Kaph1, que significa la palma de la mano, en cuyas líneas, según otra tradición, puede leerse la fortuna de su poseedor. Sería de corto alcance pensar en Júpiter como buena fortuna; él representa el elemento de suerte. El factor incalculable. Esta carta representa pues al Universo en su aspecto de continuo cambio de estado. Por encima, el firmamento de estrellas. Estas aparecen distorsionadas, si bien están equilibradas, siendo unas brillantes y otras oscuras. De ellas, y a través del firmamento, surgen relámpagos; estos lo sumen en un tropel de penachos azules y violetas. En medio de todo esto vemos suspendida una rueda de diez radios, en consonancia con el número de Sephiroth y con la esfera de Malkuth, que sugiere el control de los asuntos físicos. Sobre esta rueda hay tres figuras, la Esfinge con Espada. Hermán ubis y Tiphón; ellas simbolizan las tres formas de energía que rigen el movimiento de los fenómenos. La naturaleza de estas cualidades requiere una descripción cuidadosa. En el sistema hindú hay tres Gunas —Sattvas, Rajas y Tamas—. La palabra «Guna» es intraducibie. No es exactamente un elemento, una cualidad, una forma de energía, una fase, o un potencial; si bien entran en su naturaleza todas estas ideas. Todas las cualidades que puedan predicarse de cualquier cosa pueden asignarse a uno o más de estos Gunas: Tamas es oscuridad, inercia, indolencia, ignorancia, muerte e ideas semejantes; Rajas es energía, agitación, fuego, resplandor, inquietud; Sattvas es calma, inteligencia, lucidez y equilibrio. Corresponden a las tres principales castas hindúes. Uno de los aforismos más importantes de la filosofía hindú es: «los Gunas giran». Esto significa que, según la doctrina del cambio continuo, nada puede permanecer en una fase en la que predomine uno de estos Gunas;

con todo lo densa e inerte que pueda ser una cosa, llegará la hora en que comience a agitarse. El fin y recompensa del esfuerzo es un estado de quietud lúcida que, sin embargo, tiende a sumirse finalmente en la inercia original. Los Gunas están representados en la filosofía europea por las tres cualidades, azufre, mercurio y sal, ya ilustradas en los Atu I, III y IV*. Pero en esta carta la atribución es algo diferente. La Esfinge está formada por los cuatro Querubines que aparecen en el Atu V, el toro, el león, el águila y el hombre. Estos corresponden además a las cuatro virtudes mágicas, Saber, Querer, Atreverse y Guardar Silencio1. Esta Esfinge representa el elemento azufre, y está exaltada, temporalmente, sobre la parte superior de la rueda. Está armada con una espada corta romana que apunta hacia arriba entre las garras del león. Ascendiendo por la parte izquierda de la rueda vemos a Hermanubis, quien representa el Mercurio alquímico. Es un dios compuesto; pero predomina en él el elemento simiesco. En el lado derecho, precipitándose hacia abajo, vemos a Tiphón, quien representa el elemento sal. Sin embargo, en estas figuras hay también cierto grado de complejidad, pues Tiphón era un monstruo del mundo primitivo que encarnaba el poder destructor y la furia de los volcanes y los tifones. En la leyenda trató de conseguir la autoridad suprema tanto sobre los dioses como sobre los hombres; pero Zeus le fulminó con un rayo. Se dice que él es el padre de los vientos tempestuosos, tórridos y ponzoñosos; también de los Arpías. Pero esta carta, como el Atu XVI, también puede interpretarse como una Unidad de realización y dicha supremas. Los relámpagos que destruyen, también engendran; y la rueda puede considerarse como el Ojo de Shiva que al abrirse aniquila el Universo, o como una rueda del Carro de Jaganath, cuyos devotos alcanzan la perfección en el momento en que son aplastados por ella. * N. del T.: Como puede observarse las cualidades alquímicas no se corresponden en ese orden con los Atu citados. ¡Quizá nos estemos enfrentando a las paradojas y dobles sentidos, justificados en cualquier caso, que con tanta profusión nos obsequia el autor! ' Estas son equiparables a los cuatro elementos que resumidos en un quinto, el Espíritu, forman el Pentagrama; y su correspondiente Virtud Mágica es Iré, ir. «Ir» es el signo de la Divinidad, como se explicó al referirnos a la correa de la sandalia o Ankh, la Crux Ansata, que a su vez es idéntico al símbolo astrológico de Venus, el cual abarca los 10 Sephiroth. (Véase diagrama.)

En el Apéndice ofrecemos una descripción de esta carta, que está extraída de La Visión y la Voz, con algunos significados internos. XI. LASCIVIA Antiguamente este Triunfo se titulaba Fuerza. Sin embargo, implica mucho más que fuerza en el sentido ordinario de la palabra. El análisis técnico revela que el Sendero correspondiente a la carta no es la Fuerza de Geburah, sino la influencia de Chesed en Geburah, el Sendero equilibrado tanto vertical como horizontalmente en el Árbol de la Vida (véase diagrama). Por esta razón se ha creído oportuno cambiar el título tradicional. Lascivia no sólo implica fuerza, sino el gozo de la fuerza ejercida. Es el vigor y el éxtasis del vigor. «¡Poneos, oh hijos, bajo las estrellas y saciaos de amor! Yo estoy sobre vosotros y en vosotros. Mi éxtasis está en el vuestro. Mi alegría es ver vuestra alegría.» 1 «La belleza y la fuerza, la exultante risa y la deliciosa languidez, el vigor y el fuego son nuestros.» «Yo soy la serpiente que da Conocimiento y Dicha y gloria resplandeciente, y animo los corazones de los hombres con embriaguez. Para adorarme tomad vino y drogas extrañas de las que yo diga a mi profeta, y ¡embriagaos con ellas!.No os perjudicarán en absoluto. Es una mentira, esta tontería contra mí. La pretensión de inocencia es una mentira. ¡Sé fuerte, oh hombre!, codicia, disfruta de todas las cosas de los sentidos y el éxtasis: no temas que algún Dios te rechace por ello.» «¡He aquí que estos misterios son importantes!; pues también tengo amigos que son ermitaños. Pero no penséis encontrarles en el bosque o en la montaña; sino en lechos de púrpura, acariciados por magníficas bestias de mujeres de grandes miembros, y fuego y luz en sus ojos, y largas melenas de cabello ardiente; allí les encontraréis. Les veréis gobernando, en ejércitos victoriosos, llenos de alegría; y habrá en ellos una alegría un millón de veces más grande que ésta. ¡Guardaos de no enfrentar a uno contra otro, Rey contra Rey! Amaos los unos a los otros con corazones ardientes; pisotead a los viles con la briosa lascivia de vuestro orgullo en el día de vuestra ira.» 92

í

«Hay una luz ante tus ojos, on proteta, una luz no aeseaaa, sumamente deseable.» «Me he elevado en tu corazón; y los besos de las estrellas diluvian sobre tu cuerpo.» «Estás exhausto en la voluptuosa plenitud de la inspiración; la expiración es más dulce que la muerte, más rápida e hilarante que una caricia del gusano mismo del Infierno.» Este Triunfo está atribuido al signo Leo del Zodíaco. Este es el Querubín de Fuego, y está regido por el Sol. Es la más poderosa de entre las doce cartas zodiacales, y representa la más crítica de todas las operaciones de magia y alquimia. A diferencia de la forma más artificial ilustrada en el Atu VI, representa el acto del matrimonio original tal y como se manifiesta en la naturaleza; en esta carta no se pretende dirigir el curso de la operación. El tema principal de la carta alude al conjunto más antiguo de leyendas o fábulas. Aquí es necesario adentrarnos un tanto en la doctrina mágica de la sucesión de los Aeones, que está conectada con la Precesión de los Equinoccios. Así, el pasado Aeón, el de Osiris, está asignado a Aries y Libra, mientras que el Aeón anterior, el de Isis, estaba especialmente vinculado con los signos de Piscis y Virgo, en tanto que el presente, el de Horus, está vinculado con Acuario y Leo. El misterio central del pasado Aeón era el de la Encarnación; todas las leyendas de hombres-dios se fundaban en algún relato simbólico de ese tipo. Lo esencial de todos estos relatos estaba en negar la paternidad humana al héroe u hombre-dios. En la mayoría de los casos se dice que el padre es un dios con forma animal, siendo elegido el animal en consonancia con las cualidades que los creadores del culto desearan ver reproducidas en el hijo. Así, Rómulo y Remo fueron gemelos engendrados en una virgen por el dios Marte, y amamantados por una loba. Sobre esto se fundó toda la fórmula mágica de la ciudad de Roma. En este ensayo ya se ha hecho alusión a las leyendas de Hermes y Dionisos. Se dice que el padre de Gautama Buddha era un elefante con seis colmillos que se le apareció a su madre en su sueño. Existe también la leyenda del Espíritu Santo en forma de paloma que fecunda a la Virgen María. He aquí una referencia a la paloma del Arca de 93

Noe que trajo la buena nueva de la salvación del mundo de las aguas. (Los moradores del Arca son el feto, y las aguas, el fluido amniótico.) Encontraremos fábulas similares en todas las religiones del Aeón de Osiris: es la fórmula típica del Dios Agonizante. En esta carta se nos presenta pues la leyenda de la mujer y el león, o más bien león-serpiente. (Esta carta está atribuida a la letra Teth, que significa serpiente.) Los videntes de los primeros días del Aeón de Osiris previeron la Manifestación de este Aeón en el que ahora vivimos, y lo consideraron con un terror y un miedo espantosos, pues no comprendían la precesión de los Acones y juzgaban cada cambio como una catástrofe. Esta es la correcta interpretación y la razón de las diatribas contra la Bestia y la Mujer Escarlata en los capítulos XIII, XVII y XVIII del Apocalipsis; pero en el Árbol de la Vida, el sendero de Gimel, la Luna, que desciende desde lo más alto, Corta el sendero de Teth, Leo, la casa del Sol, de modo que se puede considerar que la Mujer de la carta es una forma de la Luna, completamente iluminada por el Sol, e íntimamente unida a él como para producir, encarnar en forma humana, al representante o representantes del Señor del Aeón. Ella monta a horcajadas sobre la Bestia; con la mano izquierda sujeta las riendas, que representan la pasión que los une. Con la derecha sostiene en alto la copa, el Santo Grial en llamas de amor y muerte. En esta copa están mezclados los elementos del sacramento del Aeón. El Libro de las Mentiras dedica un capítulo a este símbolo. Flor- Waratah Siete son los velos de la joven que danza en el harén de IT. Siete son los nombres, y siete las lámparas junto a su lecho. Siete eunucos La protegen con espadas desenvainadas; Nadie puede acercarse a Ella. En su copa de vino hay siete chorros de sangre de los Siete Espíritus de Dios. Siete son las cabezas de LA BESTIA en la que Ella cabalga. La cabeza de un Ángel: la cabeza de un Santo: la cabeza de un Poeta: la cabeza de una Adúltera: la cabeza de un Hombre Valeroso: la cabeza de un Sátiro: y la cabeza de un León-Serpiente. 94

Siete letras tiene Su santísimo nombre; y éste es

Este es el Sello del Anillo que está en el índice de IT: y éste es el Sello de las Tumbas de aquellos a quienes Ella ha matado. He aquí la Sabiduría. Que el que tenga Entendimiento cuente el Número de Nuestra Señora; pues es el Número de una Mujer; y Su Número es Ciento Cincuenta y Seis. En La Visión y la Voz se da una descripción adicional. (Véase Apéndice). En esta carta hay una embriaguez o éxtasis divinos. La mujer se nos revela más que un poco borracha y más que un poco loca; también el león arde de lascivia. Esto indica que el tipo de energía descrito es de orden primigenio, creativo, es completamente independiente de la crítica de la razón. Esta carta ilustra la voluntad del Aeón. En el fondo vemos las imágenes exangües de los santos sobre las que avanza la figura principal, pues toda la vida de esos santos ha sido absorbida en el Santo Grial. «Ahora sabréis que el sacerdote escogido y apóstol del espacio infinito es el príncipe-sacerdote la Bestia, y en su mujer, llamada la Mujer Escarlata, está dado todo el poder. Ellos reunirán a mis hijos en su redil; llevarán la gloria de las estrellas a los corazones de los hombres. »Pues él es siempre un sol, y ella, una luna. Pero para él es la llama secreta alada, y para ella, la luz estelar que se inclina.» Este sacramento es la fórmula físico-mágica para lograr la iniciación, para realizar la Gran Obra. Corresponde en la alquimia al proceso de destilación, producido por fermentación interna y por la influencia del Sol y la Luna. 95

Detrás de las figuras de la Bestia y su Esposa vemos diez círculos luminosos rayados; son los Sephiroth latentes y aún en desorden, pues cada nuevo Aeón requiere un nuevo sistema de clasificación del Universo. En la parte superior de la carta vemos un emblema de la nueva luz junto con diez cuernos de la Bestia, que son serpientes, dispuestos en todas direcciones para destruir y recrear el mundo. Puede hacerse un estudio adicional de esta carta mediante un examen atento de Líber XV (Magick, págs. 345 ss.). XII. EL AHORCADO Esta carta, atribuida a la letra Mem, representa el elemento Agua. Quizá fuera más exacto decir que representa la función espiritual del agua en la economía de la iniciación; es un bautismo que es también una muerte. En el Aeón de Osiris esta carta representaba la fórmula suprema del adeptado, pues la figura del ahogado o ahorcado tiene su propio significado especial. Las piernas están cruzadas de tal modo que la pierna derecha forma ángulo de 60°, como para formar un triángulo equilátero; esto resulta en el símbolo del Trángulo coronado por la Cruz, que representa el descenso de la luz en las tinieblas para redimirlas. Por esta razón hay discos verdes —el verde, el color de Venus, significa Gracia— en los extremos de piernas, brazos y cabeza. El aire que se ve sobre la superficie del agua es también verde, un verde impregnado por los rayos de luz blanca de Kether. La figura pende en conjunto del Ankh, otra forma de representar la fórmula de la Rosa y la Cruz, mientras que alrededor del pie izquierdo vemos a la Serpiente, creadora y destructora, que produce todo cambio. (Esto lo veremos en la carta siguiente.) Es significativo que exista un aparente aumento de oscuridad y solidez a medida que se manifiesta el elemento redentor, pero el verde es el color de Venus, de la esperanza que hay en el amor. Ello depende de la formulación de la Rosa y la Cruz, de la aniquilación del yo en el Amado, la condición de progreso. En esta oscuridad inferior de la muerte comienza a agitarse la serpiente de la nueva vida. En el pasado Aeón, el de Osiris, el elemento Aire, que es la característi. ca de ese Aeón, está en simpatía tanto con el Agua como con el Fuego; el compromiso era un signo de aquel período. Pero ahora, bajo un señor Íg. neo del Aeón, el elemento ácueo, en tanto que el agua está por debajo del 96

Abismo, es claramente hostil, a no ser que la oposición sea la oposición correcta implicada en el matrimonio. Pero en esta carta la única cuestión es la de la «redención» del elemento sumergido y, por consiguiente, todo está al revés. Esta idea de sacrificio, en el análisis final, es una idea erróea. «Yo doy alegrías inimaginables en la tierra: certidumbre, no fe, durante la vida, en la muerte; paz indecible, descanso, éxtasis; nada pido en sacrificio.» «Cada hombre y cada mujer es una estrella.» Toda la idea del sacrificio es un concepto falso sobre la naturaleza, y estos textos del Libro de la Ley aclaran la cuestión. Sin embargo, el agua es el elemento de Ilusión; podemos considerar este símbolo como un desafortunado legado del viejo Aeón; utilizando una analogía anatómica, se trata de un apéndice vermiforme espiritual. El agua y los Moradores del Agua fueron quienes mataron a Osiris; son los cocodrilos quienes amenazan a Hoor-Pa-Kraat. Esta carta es bella de una forma extraña, inmemorial y moribunda. Es la carta del Dios Agonizante; su importancia en la presente baraja es simplemente la del Cenotafio. Dice así: «Si por ventura las cosas vuelven a funcionar otra vez mal en la nueva Era Oscura que parece amenazarnos, esta es la forma de enderezarlas». Pero si hay que enderezarlas, quiere decir que están muy torcidas. La meta más importante de los sabios debería ser la de liberar a la humanidad de la insolencia del autosacrificio, de la Calamidad de la castidad; la fe debe ser aniquilada por la certidumbre, y la castidad por el éxtasis. En el Libro de la Ley está escrito: «¡No os apiadéis de los caídos! Jamás los conocí. No soy para ellos. Yo no consuelo: odio al consolado y al que Consuela». Redención es una palabra inadecuada; implica una deuda. Pues cada estrella posee una riqueza ilimitada; la única forma acertada de tratar a los necios es hacerlos conocer su herencia estelar. Para hacerlo es necesario comportarse como cuando queremos establecer buenas relaciones con los animales y los niños: tratarlos con tal respeto e, incluso, en cierto sentido, Con reverencia. * * * Nota sobre la Precesión de los Aeones. «El Ahorcado» es un invento de los Adeptos de la fórmula I.N.R.I. —I.A.O.—; en el Aeón que precedió al 97

Osiriano, el de Isis (Agua), él es «El Ahogado». Los dos soportes verticales de la horca que vemos en las barajas medievales eran, en el sistema partenogenético de explicar y dirigir la Naturaleza, el fondo del Mar y la quilla del Arca. En este Aeón se consideraba que todo nacimiento era una emanación, sin intervención masculina, de la Diosa-Madre o Estelar, Nuit, y toda muerte un retorno a Ella. Esto explica la atribución original del Atu al Agua, y el sonido M el retorno al Silencio Eterno, como en la palabra AUM. Esta carta está, pues, consagrada especialmente a lo Místico, y la actitud de la figura es una postura ritual de la Práctica llamada «El Sueño de Shiloam». *

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El sentido Alquímico de esta carta es tan ajeno a toda implicación dogmática qe nos ha parecido oportuno tratarlo por separado. Sus propiedades técnicas son independientes de cualquier tipo de doctrina; tenemos aquí un asunto de orientación estrictamente científica. El estudiante puede tomarse la molestia de leer en relación con estas observaciones el Capítulo

XII deMagick. El Atu representa el sacrificio de «un niño de total inocencia y gran inteligencia» —estas palabras se escogieron con el mayor cuidado—. El significado de su actitud y del hecho de que cuelgue de un Ankh, un equivalente de la Rosa-Cruz, ya que ha sido explicado; en algunas cartas antiguas la horca es un Pilón o la rama de un Árbol que por la forma sugiere la letra D a l e t h , Venus, Amor. Su fondo es un emparrillado sin fin de cuadrados pequeños; son las Tablillas Elementales que exhiben los nombres y sigilos de todas las energías de la Naturaleza. Mediante la Obra del Ahorcado es engendrado un Niño, como vemos por la Serpiente que se agita en las Tinieblas del Abismo que hay por debajo de él. Con todo, la carta en sí es esencialmente un símbolo de Agua; Mem es una de las tres grandes Letras Madres, y su valor es 40, el poder de Tetragrammaton plenamente desarrollado por Malkuth, el símbolo del Universo bajo el Demiurgo. Además, el Agua es particularmente la Letra Madre, pues tanto Shin como Aleph (las otras dos) representan ideas masculinas, y, por Naturaleza, el Homo Sapiens es un mamífero marino, y nuestra existencia intrauterina discurre en el Fluido Amniótico. El relato de Noé, el Arca y el Diluvio no es más que una presentación hierática de los he-

chos de la vida. Es, pues, en el Agua donde los Adeptos han buscado siempre la continuidad (en un sentido u otro), la prolongación y quizá la renovación de la vida. El relato de los Evangelios, al considerar los Misterios Mayores de la Lanza y la Copa (los del dios Iacchus=Iao) más importantes que los Misterios Menores (los del Dios Ion=Noé, y los dioses-N en general) en los que la Espada mata al dios para que su cabeza pueda ser ofrecida en un Plato o Disco, dice: Y un soldado con una lanza le atravesó el costado; entonces salió sangre y agua. Este Vino fue recogido por su Discípulo Amado y la Virgen-Madre, que esperaban bajo la Cruz o Árbol con ese fin, en una Copa o Cáliz; éste es el Santo Grial o Sangréal (Sangraal) de Monsalvat, la Montaña de Salvación. [Grial (gréal) significa realmente disco: O.F. graal, greal, grasai, probablemente degradadas del tardío grádale latino, forma degradada a su vez de cráter, un cuenco.] Este sacramento está exaltado a |U Cénit en Cáncer; véase Atu VII Es sumamente necesario que el Estudiante dé vueltas y vueltas a esta Rueda de simbolismo hasta que las figuras se fundan imperceptiblemente unas en otras en una embriagadora danza de éxtasis; hasta que no lo haya logrado no será capaz de participar del Sacramento, y consumar para sí mismo —¡y para todos los hombres!— la Gran Obra. Pero ¡que también recuerde el secreto práctico encerrado en todos estos pasillos de música azotados por el viento, la elaboración efectiva de la Piedra de los Sabios, la Medicina de los Metales y el Elixir de la vida! XIII.

MUERTE

Esta carta está atribuida a la letra Nun, que significa pez, el símbolo de vida bajo las aguas, la vida que viaja a través de las aguas. Se refiere al signo zodiacal de Escorpio, que está regido por Marte, el planeta de energía ígnea en su aspecto más bajo*, y que es, pues, necesario para proveer el impulso. En alquimia esta carta explica la idea de putrefacción, el nombre técnico dado por sus adeptos a la serie de cambios químicos que propicia la forma final de vida a partir de la semilla original latente en el huevo Orfico. * N. del T.: Recordemos en este sentido que a Escorpio se le llama la Casa Nocturna de Marte. Aries, el signo del Carnero, es su Casa Diurna.

Este signo es uno de los dos más poderosos del Zodíaco, pero no cuenta con la sencillez e intensidad de Leo. Se divide formalmente en tres partes; la inferior está simbolizada por el Escorpión, de quien pensaban los primeros observadores de la Naturaleza que se suicidaba cuando se veía rodeado de fuego o en una situación desesperada. Representa la putrefacción en su forma más baja. La tensión del medio ambiente se ha vuelto intolerable y el elemento atacado se somete de buena gana al cambio; así, el potasio arrojado al agua entra en ignición y acepta el abrazo del radical hidróxilo. La interpretación central de este signo viene dada por la serpiente, que, además, es el motivo principal del signo1. La serpiente es sagrada, Señora de Vida y Muerte, y su modo de avance sugiere la ondulación rítmica de esas fases gemelas de vida que llamamos vida y muerte. La serpiente es también, como se explicó previamente, el principal símbolo de la energía masculina. Veremos por todo ello que esta carta es, en un sentido muy estricto, la conclusión de la carta titulada Lascivia, Atu I; al tiempo que el Atu XII representa la solución o disolución que las une. El aspecto superior de la carta es el Águila, quien representa la exaltación sobre la materia sólida. Los primeros químicos comprendieron que, en ciertos experimentos, los elementos presentes más puros (i.e, más tenues) eran liberados como gas o vapor. De modo que en esta Carta están representados los tres tipos esenciales de putrefacción. La carta en sí representa la danza de la muerte; la figura es un esqueleto que empuña una guadaña, y tanto el esqueleto como la guadaña son básicamente símbolos saturnianos. Esto puede parecer extraño, pues Saturno no tiene una conexión clara con Escorpio; sin embargo, Saturno representa la estructura esencial de las cosas existentes. Corresponde a ese carácter elemental de las cosas que no es destruido por los cambios ordinarios que

se producen en las operaciones de la Naturaleza. Además, la figura lleva 1a corona de Osiris; representa a osiris en las aguas del Amennti. Aún más, é es el Dios masculino creativo, secreto y original: véase Atu XV. «Redeun Saturnia regna.» Sólo fue la corrupción de la Tradición, la confusión cor Set, y el Culto del Dios Agonizante malentendido, deformado y tergiversado por la Logia Negra, quienes hicieron de él un símbolo senil y diabólico. A golpe de guadaña crea burbujas en las que empiezan a tomar cuerpc las nuevas formas que él crea en su danza, y estas formas también danzan. En esta carta el símbolo del pez es de importancia capital; el pez (IL pesce, como se le llama en Napoles y en muchos lugares más) y la serpiente son los dos principales objetos de adoración en los cultos que predica ban las doctrinas de resurrección o reencarnación. Así, encontramos E Oannes y Dagón, dioses-pez, en el Asia occidental; existen cultos semejantes en muchas otras partes del mundo. Hasta en el cristianismo Cristo estaba representado como un pez. Se pensaba que la palabra griega IXThUS «que significa pez Y simboliza muy acertadamente a Cristo como nos recuerda Browning, era un notariqón, las iniciales de una frase que signifia «Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador». Tampoco es una casualidad que San Pedro fuera pescador. También los Evangelios están llenos de milagros relacionados con el pez, y el pez está consagrado a Mercurio debido a su sangre fría, su velocidad y su brillo. Tiene además un simbolismo sexual, Esto nos vuelve a recordar la función de Mercurio como guía de los muertos y como el elemento elástico y permanente de la naturaleza. Debemos considerar, pues, esta carta como algo de mayor importancia y universalidad que lo que se podría esperar de la simple atribución zodiacal. Llega incluso a ser un compendio de energía universal en su forma más secreta. XIV.

Los Qabalistas incorporaron en el Libro del Génesis, Caps. I y II, esta doctrina de regeneración. NChSH, la Serpiente del Edén, vale 358; el mismo valor tiene MShIH, Mesías. Consiguientemente y en la doctrina secreta, éste es el Redentor. Esta tesis puede desarrollarse con gran amplitud de detalles. En la Biblia, la doctrina reaparece más adelante con un simbolismo ligeramente diferente en el relato del Diluvio que explicamos en otra parte de este Ensayo. Indudablemente, el Pez es en esencia idéntico a la Serpiente; pues Pez = NVN = Escorpio = Serpiente. También Teth, la letra de Leo, significa Serpiente. Pero el Pez es también la Vesica o Útero, y Cristo —y así sucesivamente—. Este símbolo resume toda la Doctrina Secreta.

ARTE

Esta carta es el complemento y consumación del Atu VI, Géminis. Corresponde a Sagitario, el signo opuesto en el Zodíaco a Géminis y por ello es «de otra manera» uno con él. Sagitario significa Arquero, y la carta es (en su forma más simple y primitiva) una representación de la Cazadora Diana. Diana es primordialmente una de las diosas lunares, si bien los romanos la degradaron bastante de la «virgen Artemisa» griega, quien es

también la Gran Madre de Fertilidad, la Diana de los efesios, la de Muchos Pechos. (Una forma de Isis —véase Atu II y III—.) La relación entre la Luna y la Cazadora viene dada por la forma del arco, y el significado oculto de Sagitario es la flecha que atraviesa el arco iris; los tres últimos senderos del Árbol de la Vida forman la palabra Qesheth, arco iris, y Sagitario porta la flecha que atraviesa el arco iris, pues su sendero lleva desde la Luna de Yesod hasta el Sol de Tiphareth. (Esta explicación es altamente técnica; sin embargo, es necesaria debido a que la carta representa una importante fórmula científica que no puede expresarse en palabras que se acomoden a la comprensión común.) Esta carta representa la Consumación del Matrimonio Real que se celebró en el Atu VI. Los personajes negro y blanco están unidos ahora en una sola figura andrógina. Hasta las Abejas y Serpientes de sus mantos han hecho una alianza. El León Rojo se ha vuelto blanco y ha aumentado en tamaño e importancia, mientras que el Águila Blanca, igualmente ampliada, se ha vuelto roja. El ha intercambiado su sangre roja con el gluten blanco de ella. (No es posible explicar estos términos más que a los estudiantes avanzados de alquimia.) El equilibrio e intercambio están perfectamente plasmados en la figura misma; la mujer blanca tiene ahora cabeza negra, y el rey negro, cabeza blanca. Ella lleva la corona dorada con una banda de plata; él, la corona de plata con una tira de oro; pero la cabeza blanca de la derecha se proyecta en acción mediante un brazo blanco en la parte izquierda de la carta que sostiene la copa de gluten blanco, mientras que la cabeza negra de la izquierda tiene el brazo negro en la derecha, el cual sostiene la lanza que se ha convertido en una antorcha que derrama su sangre ardiente. El fuego consume el agua; el agua apaga el fuego. El vestido de la figura es verde, color que simboliza el crecimiento vegetal: esto constituye una alegoría alquímica. En el simbolismo de los padres de la ciencia, se consideraba que todos los objetos «reales» estaban muertos; la dificultad de transmutar metales estaba en que los metales, tal como se nos presentan en la naturaleza, tenían la misma naturaleza que los excrementos, pues no crecían. El primer problema de la alquimia era elevar la vida mineral a vegetal; los adeptos pensaban que la forma correcta de hacerlo era imitar los procesos de la naturaleza. La destilación, por ejemplo, no era una operación a realizarse calentando algo en una retorta sobre el fuego; debía tener lugar de forma natural, aun cuando se necesita-

ran meses para consumar la Obra. (En aquella época de la civilización los meses estaban a plena disposición de los espíritus investigadores.) Gran parte de lo que las personas consideran hoy ignorancia, ignorando ellas mismas lo que pensaban los hombres de la antigüedad, procede de este concepto erróneo. En la parte inferior de esta carta, por ejemplo, vemos Fuego y Agua armoniosamente mezclados. Pero éste no es más que un tosco símbolo de la idea espiritual, que es la satisfacción del deseo del eleemento incompleto de un tipo por completar su fórmula mediante la asimilación de su igual y opuesto. Esta etapa de la gran Obra consistía, pues, en la mezcla de los elementos contradictorios en un caldero. Este aparece representado aquí como un caldero dorado o solar, pues el Sol es el Padre de toda Vida y preside (en particular) la destilación. La fertilidad de la Tierra es mantenida por la lluvia y el sol; la lluvia se forma por un proceso lento y mesurado, y cobra eficacia gracias a la cooperación del aire, que en sí mismo es alquímicamente el resultado del Matrimonio de Fuego y Agua. Así también, la fórmula de vida continua es la muerte o putrefacción. Aquí está simbolizada por la capul mortuum del caldero, un cuervo posado en una calavera. En érminos agrícolas, es la tierra de barbecho. Existe una interpretación particular de esta carta que sólo será entendida por los Iniciados del Noveno Grado de la O.T.O., pues contiene una forrmula mágico-práctica de tal importancia que resulta imposible comunicarla abiertamente. Saliendo del caldero, como resultado de la operación allí llevada ¿ cabo, vemos un haz de luz que se convierte en dos arco iris; éstos formar la esclavina de la figura andrógina. En el centro, una flecha sale disparada hacia arriba. Todo esto está relacionado con el simbolismo general ante; explicado, la espiritualización del resultado de la Gran Obra. El arco iris es además un símbolo de otra fase del proceso alquímico En cierto modo, como resultado de la putrefacción, se observa un fenóme no de luces multicolores. (La «túnica multicolor que se dice llevaron Jose y Jesús en las leyendas antiguas se refiere a esto. Véase también Atu 0, e Atavío de Colorines del Hombre Verde, el Soñador-Redentor.) Resumiremos diciendo q u e el conjunto de la carta representa el conténido oculto del Huevo descrito en el Atu VI. Es la misma fórmula, pero er una fase más avanzada. La dualidad original ha sido completamente com-

pensada, pero al nacimiento le sigue el crecimiento; al crecimiento, la pubertad, y a la pubertad, la putrefacción. Por lo tanto, en esta carta está prefigurada la fase final de la Gran Obra. Detrás de la figura, teñidos sus bordes con el arco iris que ha surgido ahora a partir de los arco iris gemelos que forman la esclavina de la figura, hay un aura que lleva la inscripción VISITA INTERIORA TERRAE RECTIFICANDO INVENIES OCCULTUM LAPIDEM. «Visita las partes interiores de la tierra: mediante la rectificación encontrarás la piedra oculta.» Sus iniciales forman la palabra V.I.T.R.I.O.L., el Disolvente Universal que trataremos más adelante. (Su valor es 726 = 6 x 112 = 33x22.) A esta «piedra oculta» también se le llama Medicina Universal. Unas veces se la describe como una piedra; otras, como un polvo, y otras, como una tintura. Se divide a su vez en dos formas, el oro y la plata, lo rojo y lo blanco, pero su esencia es siempre la misma y su naturaleza no se ha de comprender sino por la experiencia. A que los alquimistas trataran como substancias al borde de la «materia» se debe el que nos resulte tan difícil comprenderles. El tema que tratan la química y la física modernas es lo que ellos habrían llamado el estudio de las cosas muertas, pues la verdadera diferencia entre cosas vivas y muertas es, en primer lugar, su conducta. Las iniciales del lema alquímico antes dado forman la palabra Vitriolo. Este no tiene nada que ver con los sulfatos de hidrógeno, hierro o cobre, como podríamos suponer hoy. Representa una combinación equilibrada de los tres principios alquímicos, Azufre, Mercurio y Sal. Estos nombres no tienen relación alguna con las substancias así denominadas por el vulgo; ya han sido descritas en los Atu I, III y IV. El consejo de «visitar el interior de la tierra» es una recapitulación (en un plano superior) de la primera fórmula de la Obra que ha sido la constante de estas disertaciones. La palabra fundamental del mandato es la central: RECTIFICANDO; ésta implica la dirección correcta de la nueva substancia viva por el sendero de la Voluntad Verdadera. La piedra de los Filósofos, la Medicina Universal, ha de ser en cualquier caso un talismán útil, un vehículo completamente elástico y completamente rígido de la Voluntad Verdadera de los alquimistas. Ha de fecundar y llevar a Vida manifiesta el Huevo Orfico. La Flecha, tanto en esta carta como en el Atu VI, es de capital importancia. La Flecha es en realidad el emblema más sencillo y puro de Mercu104

rio, pues es el símbolo de la Voluntad dirigida. Es razonable recalcar, ues, este hecho mediante un extracto del Quinto Aétiro, LIT*, de La Visión y la Voz. (Véase Apéndice.) ,

XV. EL DIABLO

Esta carta está atribuida a la letra 'Ayin, que significa Ojo, y está asignada en el Zodíaco a Capricornio. En las Eras Oscuras del cristianismo fue completamente malentendida. Eliphaz Lévi la estudió muy en profundidad debido a la relación de la carta con la magia ceremonial, su tema favoito, y la volvió a diseñar equiparándola con Baphomet, el ídolo con cabea de asno de los Caballeros del Temple1. Pero en esa época la investigaión arqueológica no había llegado aún muy lejos; no se conocía perfectaente la naturaleza de Baphomet. (Véase Atu 0, suprá). Lévi acertó al raeos a identificar al macho cabrío representado en la carta con Pan. En el Árbol de la Vida los Atu XIII y XV están colocados simétricaente; llevan desde Tiphareth, la consciencia humana, hasta las esferas en ue se despliegan el Pensamiento (en un lado) y la Bienaventuranza (en el otro). Entre ellos, el Atu XIV lleva igualmente hasta la esfera que formula la Existencia. (Véase nota sobre el Atu X y la ordenación en el Árbol.) Estas tres cartas pueden resumirse, pues, en un jeroglífico de los procesos por los que la idea se manifiesta en forma. Esta carta representa la energía creativa en su forma más material; en el Zodíaco, Capricornio ocupa el Cénit. Es el signo más exaltado; es el macho cabrío que salta furioso sobre las cimas de la tierra. El signo está regido por Saturno, quien fomenta la consciencia de la personalidad y la perpetuidad. En este signo está exaltado Marte, quien muestra en su mejor aspecto la energía ígnea, material, de la creación. La carta representa a Pan Pangenetor, El que Todo lo Engendra. Es el Árbol de la Vida visto contra el fondo de las formas exquisitamente tenues, complejas y fantásticas de la locura, la locura divina de la primavera ya prevista en la locura medita* N. del T.: En el texto inglés de Thoth hay una errata al equiparar a LIT con el Cuarto Aétiro. LIT corresponde indudablemente al Quinto. Según las atribuciones del Sistema Enoquiano las letras de LIT están asignadas respectivamente a Cáncer, Sagitario y Caput Draconis. ' También los Primeros Cristianos fueron acusados de adorar a un Asno, o dios con cabeza de asno. Véase Browning, The Ring and the Book (El Papa).

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bunda del invierno, pues el Sol gira hacia el norte al entrar en este signo. Las raíces del Árbol son transparentes para mostrar las innumerables palpitaciones de la savia; ante él vemos al macho cabrío himalayo, que tiene un ojo en el centro de la frente, representando así al dios Pan sobre las montañas más altas y secretas de la tierra. Su energía creativa está velada en el símbolo de la Vara del Adepto Exento, Vara coronada por el globo alado y las serpientes gemelas de Horus y Osiris. «Óyeme, Señor de las Estrellas, Pues siempre te he adorado Con cicatrices, manchas y penas, Con gozoso, gozoso Empeño. Óyeme, oh niveo macho cabrío, Crespo como un matorral espinoso, El de la garganta adornada con un collar de oro, Y los cuernos con un lazo escarlata.» El signo de Capricornio es tosco, severo, oscuro e incluso ciego; el impulso creativo no tiene en cuenta la razón, la costumbre o la prudencia. Es de una falta de escrúpulos divina; su indiferencia por el resultado es sublime. «No tienes derecho más que a hacer tu voluntad. Hazla, y nadie se opondrá. Pues la voluntad pura, desprovista de propósito, libre de la codicia del resultado, es siempre perfecta.» AL. I, 42-4. Ha de señalarse también que el tronco del Árbol atraviesa los cielos; a su alrededor se ve el anillo del cuerpo de Nuith. Asimismo, el mango de la Vara desciende hasta el centro de la tierra. «Si levanto la cabeza, Yo y mi Nuit somos uno. Si inclino la cabeza y lanzo veneno, entonces es el éxtasis de la tierra, y Yo y la tierra somos uno.» (AL. II, 26.) La fórmula de esta carta es, pues, el darse perfecta cuenta del valor de todas las cosas existentes. El no se regocija menos en lo escabroso y lo estéril que en lo plácido y lo fértil. Todas las cosas le exaltan igualmente. Representa el descubrimiento del éxtasis en cada fenómeno por repugnante que en sí sea; él transciende todas las limitaciones; es Pan, es Todo. Es importante señalar algunas correspondencias más. Las tres consonantes volcánicas del alfabeto hebreo, Aleph, Yod, 'Ayin, forman el nombre sagrado de Dios IAO. Estos tres Atu, IX, 0 y XV, nos ofrecen así una triple explicación de la energía creativa masculina, pero esta carta representa especialmente la energía masculina en su aspecto más masculino.

Saturno, el regente, es Set, el dios de cabeza de asno de los desiertos egipcios; él es el dios del sur. El nombre alude a todos los dioses que contienen estas consonantes, como en el caso de Shaitán o Satán. (Véase Magick, págs. 336-7.) Esenciales para el simbolismo son los alrededores —parajes estériles y especialmente elevados—. El culto de la montaña constituye un paralelismo exacto. El Antiguo Testamento está lleno de ataques a reyes que celebraban el culto en «lugares elevados», y esto, ¡siendo Sión mismo una montaña! Este sentimiento persistió incluso hasta los días del Aquelarre Brujeril, celebrado, si era posible, en una cima desolada y (si no había ninguna asequible) como mínimo en un lugar salvaje, no contaminado por el artificio humano. Adviértase que Shabbathai, la «esfera de Saturno», es el Sabbath. Históricamente, el odio hacia las brujas tiene que ver con el temor a los judíos, cuyos ritos, suplantados por las formas cristianas de Magia, se habían vuelto misteriosos y terribles. El pánico hacía creer que los niños cristianos eran robados, sacrificados y devorados. Aún hoy perdura esta creencia. En cada símbolo de esta carta se hace alusión a las cosas más sublimes y remotas. Hasta los cuernos del macho cabrío son espirales, representando con ello el movimiento de la energía omnipenetrante. Zoroastro define a Dios como «el que tiene una fuerza espiral». Compárese esto con los más recientes, aunque menos profundos, escritos de Einstein1. XVI. LA TORRE [O: GUERRA] Esta carta está atribuida a la letra Pé, que significa boca, y está asignada al planeta Marte. En su interpretación más simple alude a la manifestación de energía cósmica en su forma más densa. La imagen ilustra la destrucción de la materia existente por el fuego. Puede considerarse como el prefacio del Atu XX, el Juicio Final, i.e., el Advenimiento de un Nuevo Aeón. Siendo así, parece indicar la cualidad quintaesencial del Señor del

I Aeón2.

' Compárese a Saturno, en un extremo de los Siete Errantes Sagrados, con la Luna en el otro: el anciano y la jovencita —véase «La Fórmula del Tetragrammaton»—. Están más vinculados que otros dos planetas cualesquiera, pues 32 =9, y cada uno contiene en sí mismo los extremos de su propia idea. (Véase también Apéndice: Atu XXI.) 2 Véase Liber AL. III, 3-9; 11-13; 17-18; 23-29; 46; 49-60; 70-72.

En la parte inferior de la carta vemos, pues, la destrucción del antiguo Aeón por relámpagos, llamas y máquinas de guerra. En la esquina inferior derecha se ven las fauces de Dis, que vomitan fuego sobre el cimiento de la estructura. Figuras de la guarnición caen destrozadas de la torre. Se advertirá que han perdido su forma humana. Se han convertido en meras expresiones geométricas. Esto sugiere una interpretación más (y completamente diferente) de la carta. Para comprenderla es necesario remitirse a las doctrinas del Yoga, especialmente a aquéllas tan difundidas en la India meridional, donde es primordial el culto de Shiva, el Destructor. Shiva aparece representado danzando sobre los cuerpos de sus devotos. A la mayoría de los occidentales no le resulta fácil comprender esto. En pocas palabras, la doctrina es que la realidad última (que es Perfección) es Nada. De aquí que todas las manifestaciones, por esplendorosas y exquisitas que sean, son manchas. Para obtener la perfección, todas las cosas existentes deben ser aniquiladas. Puede considerarse por ello que la destrucción de la guarnición da a entender la emancipación de sus moradores de la prisión de vida sistematizada que les estaba limitando. Su ignorancia consistía en apegarse a ella. Lo dicho debería dejar claro que los símbolos mágicos han de entenderse siempre en un doble sentido, contradictorio el uno del otro. Estas ideas armonizan de modo natural con la significación superior y más profunda de la carta. En el Libro de la Ley se hace referencia directa a esta carta. En el Capítulo I, versículo 57, la diosa Nuith dice: «¡Invocadme bajo mis estrellas! El amor es la ley, el amor dirigido por la voluntad. Que los necios no confundan el amor, pues hay amor y amor. Existe la paloma y existe la serpiente. ¡Escoged bien! El, mi profeta, que conoce la ley de la fortaleza y el gran misterio de la Casa de Dios1, ya ha escogido». El rasgo dominante de esta carta es el Ojo de Horus. Este es también el Ojo de Shiva, que al abrirse da por resultado, según la leyenda de este culto, la destrucción del Universo. Aparte de esto hay un significado mágico-técnico especial que sólo se explica abiertamente a los iniciados del Undécimo grado de la O.T.O., un grado tan secreto que ni siquiera figura en los documentos oficiales. No se 1 Por esta razón se ha mantenido el hoy no muy inteligible título antiguo. De no haber sido así, se hubiera titulado Guerra

puede entender ni mediante el estudio del Ojo del Atu XV. Quizá sea lícito decir que los sabios árabes y los poetas persas han escrito, no siempre veladamente, sobre el tema en cuestión. Bañadas en el fulgor de este Ojo (que asume ahora hasta un tercer sentido, el indicado en el Atu XV) vemos a la Paloma, que lleva una ramita de olivo, y a la Serpiente: como en la cita anterior. La Serpiente aparece representada en forma de la Serpiente-León Xnoubis o Abraxas. Representan las dos formas de deseo, lo que Schopenhauer hubiera llamado la Voluntad de Vivir y la Voluntad de Morir. Representan los impulsos femenino y masculino; la nobleza de la segunda se basa posiblemente en el reconocimiento de la futilidad de la primera. A esto quizá se deba el que la renuncia del amor en todos los sentidos habituales de la palabra haya sido proclamada constantemente como el primer paso hacia la iniciación. Este punto de vista no es necesariamente rígido. El triunfo que estamos considerando no es la única carta de la Baraja ni tampoco son imcompatibles la «voluntad de vivir» y la «voluntad de morir». Esto se hace evidente tan pronto como la vida y la muerte se entienden (véase Atu XIII) como fases de una sola manifestación de energía. XVII. LA ESTRELLA Como ya se ha explicado, esta carta está atribuida a la letra Hé. Se refiere al signo zodiacal de Acuario, el aguador. La imagen representa a Nuith, nuestra Señora de las Estrellas. Para comprender todo el significado de esta frase es necesario haber entendido el primer capítulo del Libro de la Ley. La figura de la diosa aparece en manifestación, es decir, no como el espacio circundante del cielo expuesto en el Atu XX, donde ella es la pura idea filosófica continua y omniforme. En esta carta está personificada concretamente como una figura de apariencia humana; se la representa con dos copas, una dorada que sostiene en alto y con la que derrama agua sobre su cabeza. (Estas copas semejan pechos, pues, como está escrito: «la leche de las estrellas de sus pezones; sí, la leche de las estrellas de sus pezones».) El Universo se reduce aquí a sus elementos últimos. (Nos sentimos tentados a hacer una cita de la Visión del Lago Pasquaney, «Vacío, plagado de centellas..., pero \qué centellas!».) Tras la figura de la diosa se ve el glo-

bo celeste. Su rasgo más destacado es la Estrella de Venus de siete puntas, que parece declarar que la característica principal de su naturaleza es el Amor. (Véase de nuevo la descripción del Capítulo I del Libro de la Ley.) Con la copa dorada vierte este agua etérea, que es también leche, aceite y sangre, sobre su propia cabeza, lo cual sugiere la renovación eterna de las categorías, las inagotables posibilidades de existencia. La mano izquierda, que cuelga hacia abajo, sostiene una copa de plata con la que también derrama el licor inmortal de su vida. (Este licor es el Amrita de los filósofos indios, el Nepente y la Ambrosía de los griegos, el Alkahest y Medicina Universal de los Alquimistas, la Sangre del Grial, o, más bien, el néctar que es la fuente de esa sangre.) Lo vierte sobre el punto de unión entre tierra y agua. Este agua es el agua del gran Mar de Binah; en la manifestación de Nuith en un plano inferior, ella es la Gran Madre. Pues el Gran Mar roza las orillas de la tierra fértil, como se representa con las rosas de la esquina inferior derecha de la carta. Pero entre el mar y la tierra está el «Abismo», y éste se halla oculto por las nubes que giran como una prolongación de su cabello: «mi cabello, los árboles de la Eternidad». (AL. I, 59.) En la esquina superior izquierda de la carta vemos la estrella de Babalón, el sigilo de la Hermandad de la A:.A:. Pues Babalón es una materialización adicional de la idea original de Nuith; ella es la Mujer Escarlata, la Ramera sagrada que es la señora del Atu XI. De esta estrella, que está detrás de la esfera celeste, surgen los rayos ondulantes de luz espiritual. El cielo mismo no es más que un velo ante el rostro de la diosa inmortal. Puede verse que todas las formas de energía de esta carta son espirales. Zoroastro dice: «Dios es quien tiene cabeza de halcón, quien tiene una fuerza espiral». Es interesante observar que este oráculo parece anticipar el presente Aeón, el del Señor de cabeza de halcón, y también el del concepto matemático de la forma del Universo calculada por Einstein y su escuela. Las formas de energía proyectada sólo muestran caracteres rectilíneos en la copa inferior. En este simbolismo podemos tomar consciencia de la doctrina que establece que la incapacidad de la humanidad para ver toda la belleza y maravilla del Universo se debe a esta ilusión de rectitud. Es significativo que Riemann, Bolyai y Lobatchewsky resulten haber sido los profetas matemáticos de la Nueva Revelación. Pues la geometría eucli-

a pensar que la línea recta no tenía una verdadera correspondencia con la realidad'. En el primer capítulo del Libro de la Ley la conclusión que se saca es de importancia práctica. Facilita la fórmula precisa para el logro de la verdad. «Yo doy alegrías inimaginables en la tierra: certidumbre, no fe, durante la vida, en la muerte; paz indecible, descanso, éxtasis; nada pido en sacrificio.» «Pero amarme es mejor que todas las cosas: si bajo las estrellas de la noche quemas pronto en el desierto mi incienso ante mí, invocándome con corazón puro y con la llama de la Serpiente en él, vendrás a acostarte un poco en mi seno. Por un beso estarás dispuesto a darlo todo, pero quien dé una mota de polvo perderá todo en esa hora. Vosotros acumularéis bienes y abundancia de mujeres y especias; llevaréis finas joyas; superaréis a las naciones de la tierra en esplendor y orgullo, pero siempre en mi amor, y así vendréis a mi gozo. Os encargo seriamente que os presentéis ante mí con una túnica sencilla y cubiertos con un lujoso tocado. ¡Os amo! ¡Os anhelo! Clara o púrpura, velada o voluptuosa, yo que soy todo placer y púrpura y embriaguez del sentido más interno, os deseo. Poneos las alas y despertad el esplendor enroscado en vuesto interior: ¡Venid a mí! »En todas mis citas con vosotros dirá la sacerdotisa —y arderán sus ojos de deseo cuando permanezca desnuda y deleitándose en mi templo secreto—: ¡A mí! ¡A mí!, haciendo prender la llama de los corazones de todos con su canto de amor. »¡Dedicadme arrebatadores cantos de amor! ¡Quemadme perfumes! ¡Llevad joyas por mí! ¡Bebed por mí, pues os amo! ¡Os amo! »Yo soy la hija de párpados azules del Ocaso; soy el esplendor desnudo del voluptuoso cielo nocturno. »¡A mí! ¡A mí! »La Manifestación de Nuit toca a su fin.»

XVIII. LA LUNA El Decimoctavo Triunfo está atribuido a la letra Qoph, que está asignada en el Zodíaco a Piscis. Se titula La Luna. Piscis es el último Signo; representa la fase final del invierno. Podría muy bien llamarse la Puerta de Resurrección (la letra Qoph significa la parte posterior de la cabeza y está relacionada con los poderes del cerebelo). En el sistema del viejo Aeón la resurrección del Sol no sólo lo era del invierno, sino de la noche, y esta carta representa la medianoche. «Hay en la medianoche una mañana que germina», escribía Keats. Por esta razón vemos en la parte inferior de la carta, debajo del agua teñida de gráficas de abominación, al Escarabajo sagrado, al Khephra egipcio que lleva en sus mandíbulas el Disco Solar. Este Escarabajo es quien transporta al Sol en Silencio por las tinieblas de la Noche y los rigores del Invierno. Sobre la superficie del agua se ve un paisaje lúgubre y siniestro. Vemos un sendero o arroyo, suero teñido de sangre, que sale de una brecha entre dos montañas estériles; nueve gotas de sangre impura en forma de Yod caen desde la Luna sobre el sendero. La Luna, que participa de lo más alto y lo más bajo, y que cubre todo el espacio intermedio, es el Planeta más universal. En su aspecto superior desempeña el papel de Lazo entre lo humano y lo divino, como puede verse en el Atu II. En este Triunfo, su avatar más bajo, une la esfera terrena de Netzach con Malkuth, la culminación material de todas las formas superiores. Esta es la luna menguante, la luna de la brujería y los actos abominables. Es la oscuridad ponzoñosa que es al mismo tiempo condición para el renacimiento de la luz. Este sendero está custodiado por Tabú. Ella representa la impureza y la hechicería. Sobre las colinas se alzan las torres negras de misterio, horror y espanto sin nombre. Todos los prejuicios, supersticiones, tradiciones muertas y abominaciones ancestrales se dan cita para oscurecer el rostro de Tabú ante los ojos de los hombres. Se necesita un valor inquebrantable para atreverse a hollar este sendero. He aquí un mundo fantasmal y engañoso. El sentido ígneo se ha malogrado. La luna carece de aire. El caballero que se aventura por este camino tiene que confiarse a los tres sentidos 112

inferiores: tacto, gusto y olfato1. La luz que allí pueda haber es más mortífera que las tinieblas, y el silencio se ve roto por el aullido de bestias salvajes. ¿A qué dios pediremos ayuda? A Anubis, el vigía del crepúsculo, el dios que permanece de pie en el umbral, el dios chacal de Khem que veIrnos en forma doble entre los Caminos.. A sus pies, en vela, acechan los chacales para devorar los cadáveres de aquellos que no Le hayan visto o no hayan conocido Su Nombre. Este es el umbral de la vida; es también el umbral de la muerte. Todo rs incierto, misterioso y tóxico. No la intoxicación benigna y solar de Dionisos, sino la terrible locura de las drogas perniciosas; es una embriaguez de los sentidos después de que la mente ha sido anulada por el veneno de esta Luna. Esto es lo que se dice de Abraham en el Libro del Génesis: «Le sobrevino un espanto de profundas tinieblas». Nos viene a la memoria el eco mental de la percepción subconsciente, esa iniquidad suprema que los místicos han proclamado constantemente en sus relatos de la Noche Oscura del Alma. Pero los mejores, los verdaderos hombres, no consideran en absoluto el tema en tales términos. Cualesquiera que sean las calamidades que aflijan al alma, las abominaciones que susciten la aversión del corazón y los temores que asalten la mente, la respuesta es en cada caso la misma: «¡Qué espléndida es la Aventura!». XIX. EL SOL Esta carta representa, en lenguaje heráldico, «el Sol, engastado con una rosa, sobre un monte verde»2. Esta es una de las cartas más sencillas: representa a Heru-ra-ha, el Señor del Nuevo Aeón, manifestado al género humano como el Sol espiritual, moral y físico. El es el Señor de Luz, Vida, Libertad y Amor. Este Aeón tiene por objeto la liberación completa de la raza humana. La rosa representa el florecer de la influencia solar. Alrededor de toda la carta vemos los signos del Zodíaco en su posición normal, esto es, Aries ascendiendo por el Este y así sucesivamente. La libertad comporta sensaVéase el Libro de las Mentiras, Cap. TIB, Bortsch. 2

Véase el Escudo de Armas de la familia del Autor de este libro.

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tez. El Zodíaco es una especie de representación infantil del cuerpo de Nuith, una diferenciación y clasificación, un cinturón escogido por una serie de razones, un ceñidor de Nuestra Señora del espacio infinito. La conveniencia de la descripción justifica el artificio. El montículo verde representa la tierra fértil; su forma aspira, por así decir, a los cielos. Pero en torno a la parte superior del montículo hay un muro que indica que la aspiración del nuevo Aeón no significa ausencia de control. Fuera de este muro se ve a los niños gemelos que, de una u otra forma, han aparecido con tanta frecuencia en todo este simbolismo. Representan lo masculino y lo femenino eternamente jóvenes, libres de vergüenza e inocentes. Bailan a la luz y, sin embargo, habitan en la tierra. Representan la etapa siguiente a que ha de llegar la humanidad, etapa en la que la libertad completa es tanto la causa como el efecto del nuevo acceso de energía solar a la tierra. La restricción de ideas tales como pecado y muerte en su antiguo sentido ha sido abolida. A sus pies están los signos más sagrados del viejo Aeón, la combinación de la Rosa y la Cruz de la que han surgido y que, no obstante, sigue constituyendo su punto de apoyo. La carta en sí simboliza esta ampliación de la idea de la Rosa y la Cruz. La Cruz está ahora expandida en el Sol, de quien, por supuesto, derivó originalmente. Tiene doce rayos —no sólo el número de signos del Zodíaco, sino el del título más sagrado de los santísimos Ancianos, quienes son Hua—. (La palabra HUA, «él», tiene el valor numérico 12.) La limitación de la ley mundana, que ha estado siempre asociada con el número Cuatro, ha desaparecido. Han desaparecido también los cuatro brazos de la Cruz limitada por la ley; la energía creativa de la Cruz se expande libremente; sus rayos atraviesan en todas direcciones el cuerpo de Nuestra Señora de las Estrellas. Respecto al muro, debe advertirse que rodea por completo la parte superior del montículo; con ello se viene a recalcar el hecho de que la fórmula de la Rosa y la Cruz sigue siendo válida en los asuntos terrestres. Pero ahora hay, como nunca antes hubo, una alianza íntima y clara con lo celeste. También es sumamente importante observar que la fórmula de la Rosa y la Cruz (sugerida por el montículo cercado) ha consumado el cambio ígneo en «algo rico y extraño», pues el montículo es verde, cuando sería de esperar que fuera rojo, y el muro es rojo, cuando sería de esperar que fuera 114

Verde o azul. La sugerencia de este simbolismo es que uno de los grandes pasos para la adaptación del nuevo Aeón debe ser el de resolver llanamente y sin prejuicios los terribles problemas que han surgido con el desarrollo de la civilización. El hombre ha progresado hasta ahora a partir del sistema social, si bien no era un sistema, del hombre de las cavernas; a partir del concepto primitivo de propiedad en carne humana. Ha progresado hasta ahora a partir de Una tosca clasificación anatómica del alma del ser humano; consecuentemente, ha caído en el más espantoso cenagal de psicopatología y psicoanáIsis. Los prejuicios de personas que datan moralmente de alrededor del año 25.000 a. de C. son fastidiosos y difíciles de sobrellevar. Debido en gran parte a su propia intransigencia, esas personas han nacido bajo una ley espiritual diferente; se ven a sí mismas no sólo perseguidas por sus antepasados, sino aturdidas por su propia inseguridad del terreno donde pisan. La tarea de los pioneros del nuevo Aeón debe ser la de corregir este estado de cosas. XX. EL AEON En esta carta ha sido necesario apartarse completamente de la tradición e las cartas para preservar precisamente esa tradición. La carta antigua se titulaba El Ángel o El Juicio Final. Representaba a un Ángel o Mensajero que tocaba una trompeta a la que estaba sujeta un estandarte que exhibía el símbolo del Aeón de Osiris. Bajo el Ángel se abrían las tumbas y resucitaban los muertos. Estos eran tres. El del centro tenía las manos alzadas en ángulos rectos formados por codos y hombros, como para insinuar así la letra Shin, la cual está referida al Fuego. De modo que la carta representaba la destrucción del mundo por el Fuego. Esta destrucción tuvo lugar el año 1904 de la era vulgar, cuando el dios ígneo Horus reemplazó como Hierofante en el Este al dios aéreo Osiris (véase Atu V). Al principio, pues, de este nuevo Aeón, conviene exponer el mensaje de aquel ángel que trajo la noticia del nuevo Aeón a la tierra. La nueva carta es así necesariamente una adaptación de la Estela de la Revelación*. * N. del T.: Remitimos al lector a la nota que sobre la Estela de la Revelación se hizo en 1." Parte, II, Las Veintidós Claves, Atu, o Triunfos del Tarot.

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Alrededor de la parte superior de la carta vemos el cuerpo de Nuith, la diosa estelar, quien constituye la categoría de la posibilidad ilimitada; su compañero es Hadit, el punto de vista ubicuo, el único concepto de la Realidad que puede sostenerse filosóficamente. Está simbolizado por un globo de fuego que representa la energía eterna; está alado para sugerir su capacidad de Ir*. Como fruto del matrimonio de estos dos nace el niño Horus. Sin embargo, a éste se le conoce bajo su nombre especial Heru-raha. Este es un dios doble; su forma extrovertida es Ra-hoor-khuit, y su forma pasiva o introvertida es Hoor-pa-kraat. (Vide supra, la Fórmula del Tetragrammaton.) Tiene además naturaleza solar y por ello se le representa surgiendo con luz dorada. Todo este simbolismo se explica a fondo en el Libro de la Ley. Por cierto que debería advertirse que el nombre Heru es idéntico a Hru, que es el gran Ángel asignado al Tarot. Este nuevo Tarot puede considerarse, por tanto, como una serie de ilustraciones del Libro de la Ley; la doctrina de este Libro está implícita en todas partes. En la parte inferior de la carta vemos la letra Shin en una forma que sugiere una flor; las tres Yods están ocupadas por tres figuras humanas que se levantan para participar de la Esencia del nuevo Aeón. Detrás de esta letra hay una representación simbólica del Signo Libra; éste representa un vago presagio del Aeón que ha de seguir al presente presumiblemente dentro de unos 2.000 años —«la caída del Gran Equinoccio; cuando se levante Hrumachis y la de la doble vara** ocupe mi trono y lugar»—. El presente Aeón es demasiado joven como para dar una representación más concreta de este acontecimiento futuro. Pero a este respecto debe prestarse atención a la figura de Ra-hoor-khuit: «Yo soy el Señor de la Doble Vara de Poder; la vara de la Fuerza de Coph Nia; pero mi mano izquierda está vacía, pues he aplastado un Universo y nada queda». Hay muchos detalles más referentes al Señor del Aeón que debiera estudiarse en el Libro de la Ley. También es importante estudiar a fondo este Libro y meditar en él para poder evaluar los acontecimientos espirituales, morales y materiales que han marcado la catastrófica transición del Aeón de Osiris al de Horus. La * N. del T.: En una nota a pie de página que aparece en la exposición del Atu X, Fortuna, ya nos decía el autor de este libro que la Virtud Mágica del quinto elemento y el signo de la Divinidad era «Iré». ** N. del T.: AL. III, 34. Se refiere a la Thmaist dual en cuanto que Thmais y Thmait. De ella deriva la Themis griega, la diosa de la justicia.

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hora del nacimiento de un Aeón parece estar indicada por una gran concentración de poder político acompañada por los consiguientes adelantos en los medios de transporte y comunicación, por el desarrollo general de la filosofía y la ciencia y por la necesidad general de consolidar el pensamiento religioso. Resulta muy aleccionador comparar los acontecimientos de los quinientos años que precedieron y siguieron a la crisis de hace aproximadamente 2.000 años con los de un período de la misma duración centrado en el año 1904 de la vieja era*. De ningún modo puede confortar a la generación presente la opinión de que es probable que nos sobrevengan 500 años de Tiempos Oscuros. Pero si la analogía no falla, eso será lo que suceda. Afortunadamente, hoy tenemos antorchas más luminosas y somos más quienes las portamos. XXI. EL UNIVERSO La característica principal y más obvia de esta carta está en que es la última de la serie y, por tanto, el complemento del Loco. Está atribuida a la letra Tau. Las dos cartas juntas forman consiguientemente la palabra Ath, que significa Esencia. Así que toda realidad está comprendida en la serie de la que estas dos letras forman el principio y el fin. Este principio fue Nada, de modo que el fin tiene que ser igualmente Nada, pero Nada en su expansión completa, como ya se explicó anteriormente. Como base de esta expansión y para ampliar el «universo de discurso», en lugar del número 2, se escogió el 4 en parte y sin lugar a dudas por conveniencia, y en parte para recalcar la idea de limitación. La letra Tau significa el Signo de la Cruz, esto es, de la extensión, y esta extensión está simbolizada en forma cuádruple debido a la conveniencia de construir el símbolo giratorio del Tetragrammaton. En el caso del número 2 la única salida es el retorno a la unidad o a lo negativo. Ningún proceso continuo puede simbolizarse adecuadamente, pero el número 4 se presta no sólo a esta rígida extensión, los hechos inexorables de la naturaleza, sino también a la transcendencia de espacio y tiempo mediante un cambio que se autocompensa continuamente. La letra Tau está atribuida a Saturno, el más exterior y lento de los sie* N. del T.: Crowley se refiere con el término «vieja era» a ese periodo que según él acabó el año 1904 con la recepción por parte suya del Libro de la Ley.

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te planetas sagrados; debido a estas cualidades sombrías y pesadas, al símbolo se le impuso el elemento tierra. Al pensamiento primitivo le bastaba con los tres elementos originales, Fuego, Aire y Agua; Tierra y Espíritu representan una adición posterior. No encontramos a ninguno de los dos en los veintidós Senderos originales del Sepher Yetzirah. El mundo de Assiah, el mundo material, no aparece sino como un apéndice del Árbol de la Vida. Del mismo modo, el elemento Espíritu está atribuido a la letra Shin como adorno adicional, algo así como cuando se dice que Kether está simbolizado por el punto más alto de la Yod del Tetragrammaton. Es necesario que distingamos siempre entre los símbolos de la teoría filosófica y esos símbolos más elaborados basados en aquéllos y que son esenciales en el trabajo práctico. Saturno y Tierra tienen ciertas cualidades en común —la pesadez, la frialdad, la aridez, la inmovilidad, la monotonía y otras por el estilo—. Pero Saturno aparece en Binah en razón de su negrura en la escala de la Reina, que es la escala de la Naturaleza Observable; pero siempre, tan pronto como llega al final de un proceso, se vuelve automáticamente al principio. En la Química son los elementos más pesados quienes no pueden soportar en condiciones terrestres la presión y la tensión de sus estructuras internas; consecuentemente, irradian partículas de la naturaleza más tenue y la mayor actividad. En un ensayo escrito en Cefalú, Sicilia, sobre la segunda ley de Termodinámica, se sugería que al cero absoluto del termómetro de aire podría existir un elemento más pesado que el uranio, y de una naturaleza tal que sería capaz de reconstruir toda la serie de elementos. Esto era una interpretación química de la ecuación 0=2. Es, pues, razonable deducir analógicamente que, puesto que el fin tiene que engrendrar un principio, el simbolismo seguirá adelante; de aquí que también la negrura esté atribuida al sol según cierta tradición hace mucho tiempo perdida. Uno de los sobresaltos que recibían los candidatos a los «Misterios» era la revelación «Osiris es un dios negro». Saturno es, por lo tanto, masculino; es el dios viejo, el dios de fertilidad, el sol en el sur, pero es, asimismo, el Gran Mar, la gran Madre, y la letra Tau aparece en el Árbol de la Vida como una emanación de la luna de Yesod, cimiento del Árbol y representante del proceso reproductivo y del equilibrio entre cambio y estabilidad o, más bien, de su identificación. La 118

influencia del sendero desciende a la tierra, Malkuth, la hija. Aquí vuelve a aparecer la doctrina de «sentar a la hija en el trono de la Madre». En esta carta tenemos consecuentemente un símbolo de la terminación de la Gran Obra en su más alto sentido, del mismo modo que el Atu del Loco simboliza su comienzo. El Loco es lo negativo que se proyecta en manifestación; el Universo es esa manifestación que, cumplida su meta, se apresta a regresar. Las veinte cartas intercaladas entre estas dos nos muestran la Gran Obra y sus agentes en diferentes fases. La imagen del Universo es en este sentido y, consiguientemente, la de una doncella, la letra final del Tetragrammatón. En la carta presente aparece representada como una figura danzante. Manipula con sus manos la fuerza radiante espiral, lo activo y lo pasivo, poseedor cada cual de una polaridad dual. Su compañero de danza se revela como el Heru-Ra-Ra del Atu XIX. «El Sol, la Fuerza y la Visión, la 'Luz; éstos son para los siervos de la Estrella y la Serpiente.» Esta forma final de la imagen de la Fórmula Mágica del Dios combina y transforma tantos símbolos que la descripción resulta difícil y, en cualquier caso, sería inútil. El método correcto de estudiar esta carta —y, sin duda, todas, aunque especialmente ésta— es la meditación continua. El Universo, así lo establece la tesis, es la Celebración de la Gran Obra consumada. En las esquinas de la carta vemos a los cuatro Querubines, quienes sugieren el Universo establecido, y alrededor de la figura danzante hay una elipse compuesta por setenta y dos círculos que simbolizan los quinarios del Zodiaco, el Shemhamphorasch. En el centro de la parte inferior de la carta aparece representado el plaíno esquemático de la construcción de la casa de la Materia. Muestra los noventa y dos elementos químicos conocidos, ordenados según su rango en la jerarquía. (El diseño se lo debemos al genio del desaparecido J. W. N. Sullivan: véase The Bases ofModern Science.) En el centro, una rueda de Luz esboza la forma del Árbol de la Vida, revelando así los diez cuerpos principales del sistema solar. Pero este Árbol no es visible más que para aquellos de corazón totalmente puro. 1. El primum mobile, representado por Plutón. (Compárese con la doctrina de las partículas alpha del radio.) 2. La esfera del Zodíaco o estrellas fijas, representada por Neptuno. 3. Saturno. 119

4. 5. 6. 7. 8. 9. 10.

El Abismo. Este está representado por Herschel, el planeta de la desintegración y explosión. Júpiter. Marte. El Sol. Venus. Mercurio. La Luna. La Tierra. (Los Cuatro Elementos.)

Todos estos símbolos flotan y danzan en un ámbito complejo pero continuo de curvas y espirales. El color habitual de la carta tradicional es algo oscuro; representa la confusión y tinieblas del mundo material. Pero el Nuevo Aeón ha traído abundancia de Luz; en el Minutum Mundum, la Tierra ya no es negra o de colores mezclados, sino que es de un verde puro y luminoso. Asimismo, el índigo de Saturno está sacado del azul aterciopelado del cielo de medianoche, y la doncella de la danza representa el fruto de éste y, a través de éste, regresa al Eterno*. Esta carta es hoy tan luminosa y resplandeciente como cualquier otra de la Baraja.

* N. del T.: Convendría que el lector consultara y estudiara a fondo la Fórmula del Tetragrammaton, que, como la serpiente, se muerde la cola, para llegar a entender este pasaje un tanto oscuro.

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APÉNDICE Presentamos aquí algunos textos que versan sobre temas afines a este ensayo. Su atenta lectura puede ayudar a comprender totalmente su significado.

EL LOCO 1. SILENCIO1 De entre todas las virtudes mágicas y místicas, todas las gracias del Alma y todos los logros del Espíritu, ninguno ha sido tan mal entendido, aun cuando se haya percibido en su totalidad, como el Silencio. Sería imposible enumerar los errores más comunes; es más, puede decirse que pensar en él constituye en sí mismo un error; pues su naturaleza es Existencia Pura, es decir, Nada, ya que está más allá del intelecto o la intuición. De modo que, como mucho, apenas si nuestro Ensayo puede ser cierta Custodia, por así decir, un Techado de la Logia donde puede consumarse el Misterio del Silencio. Para justificar esta actitud contamos con una sólida autoridad tradicional; a Harpócrates, Dios del Silencio, se le llama «El Señor de Defensa y Protección». Pero Su naturaleza no corresponde de ningún modo a ese silencio negativo y pasivo qué normalmente connota la palabra; pues El es el Espíritu que todo lo recorre a la ventura, el Caballero Errante Puro y Perfecto que responde a todos los Enigmas y abre el Portal cerrado de la Hija del Rey. Pero el Silencio en sentido vulgar no constituye la respuesta al Enigma de la Esfinge; es, en cambio, aquello que se crea mediante esa respuesta. Pues el silencio es el Equilibrio de Perfección; de modo que Harpócrates es la Clave omniforme y universal de todo tipo de Misterio. La Esfinge es el «Rompecabezas o Pucelle», la Idea Femenina para la que sólo hay un complemento, siempre diferente en forma y siempre idéntico en esencia. De Liltle Essays loward Truth.

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Este es el significado de la imagen del Dios; se nos revela con mayor claridad en Su forma adulta en cuanto el Loco del Tarot y Bacchus Diphues, e inequívocamente cuando se nos presenta como Baphomet. Si nos adentramos más en Su simbolismo, la primera cualidad que atrae nuestra atención es indudablemente Su inocencia. No sin gran sabiduría se Le llama Gemelo de Horus; y éste es el Aeón de Horus; pues fue El quien envió a Su ministro Aiwaz a proclamar el advenimiento del Nuevo Aeón. El Cuarto Poder de la Esfinge es el Silencio; para nosotros, pues, que aspiramos a este poder como corona de nuestra Obra, será de sumo valor alcanzar Su inocencia en toda su extensión. En primer lugar, debemos saber que la raíz de la Responsabilidad Moral, de la que el hombre se enorgullece estúpidamente como lo que le diferencia de los demás animales, es la Restricción, que es la Palabra de Pecado.* En verdad que tiene razón el relato hebreo en cuanto a que el conocimiento del Bien y del Mal acarrea la Muerte. Recuperar la Inocencia es recuperar el Edén. Debemos aprender a vivir sin la consciencia fatal de que cada aliento que damos hincha las velas que llevan a nuestros frágiles barcos a las Puertas de la Tumba. Debemos combatir el Miedo mediante el Amor; al considerar que todos los Actos son un Orgasmo, su resultado final no puede ser otra cosa que el Nacimiento. Además, el Amor es la ley: así que cada acto tiene que ser Rectitud y Verdad. Esto puede entenderse y establecerse por medio de ciertas Meditaciones; y ello debería hacerse tan a fondo que llegáramos a ser inconscientes de nuestra Santificación, pues sólo entonces se perfecciona la Inocencia. Este estado es, de hecho, una condición necesaria para cualquier consideración correcta de lo que estamos acostumbrados a reconocer como primera tarea del Aspirante, la solución a la cuestión: «¿Cuál es mi Voluntad Verdadera?». Pues hasta que no nos hagamos inocentes, es seguro que intentaremos juzgar nuestra Voluntad desde fuera, en tanto que la Voluntad Verdadera debería manar, como una fuente de Luz, desde dentro y desembocar libremente y rebosante de Amor en el Océano de Vida. Este es el verdadero concepto de Silencio; es nuestra Voluntad que surge completamente elástica y sublimemente Proteica para llenar todos los intersticios del Universo de Manifestación que encuentra a su paso. No hay sima demasiado profunda para su fuerza inconmensurable, ni proble* N. del T.: En AL I, 41, se dice: «La palabra de Pecado es Restricción».

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ma irresoluble para su imperturbable sutileza. Se adapta con precisión absoluta a toda necesidad; su fluidez es la garantía de su fidelidad. Su forma se ve siempre alterada por la de la imperfección particular con que tropieza: su esencia es la misma en cada caso. El efecto de su acción es siempre Perfección, esto es, Silencio; y esta Perfección, como es perfecta, es siempre la misma; y sin embargo, siempre diferente, pues cada caso presenta su propia cantidad y cualidad particular. A la inspiración misma le resulta imposible entonar un ditirambo de Silencio; pues cada nuevo aspecto de Harpócrates es digno de la música del Universo por los Siglos de los Siglos. Yo me he visto forzado simplemente por mi fiel Amor a esa extraña Raza en la que me hallo encamado a escribir esta humilde estancia de la infinita Epopeya de Harpócrates como una faceta de Su fecundo Resplandor que ha refractado la luz más necesaria sobre mi oscura Entrada a Su santurario de Divinidad fulminante e inefable. Alabo el exuberante Arrebato de Inocencia, el Éxtasis viril y pantomorfo de la Realización Total; alabo al Niño Coronado y Conquistador cuyo nombre es Fuerza y Fuego, cuya sutileza y poder aseguran la calma, y cuya energía y resistencia consuman el Logro del Virgen del Absoluto; quien, manifestado, se presenta como el Tañedor del caramillo de siete agujeros, el Gran Dios Pan, y, retirado en la Perfección que siempre ha deseado, es Silencio. 2.

DE SAPIENTIA ET STULTITIA1

Oh Hijo mío, en este Colofón a mi Epístola recordaré su Título y Encabezamiento; esto es, el Libro de la Sabiduría o la Locura. Proclamo Bendición y Culto a nuestra Señora Nuith y a su Señor Hadit, para el Milagro de la Anatomía del Niño Ra-Hoor-Khuit, tal y como se revela en el esquema del Minutum Mundum, el Árbol de la Vida. Pues aunque la Sabiduría sea la Segunda Emanación de Su Esencia, hay un sendero que las separa y las une, siendo su Referencia Aleph, que por cierto es Uno, pero también Ciento Once en su Ortografía completa; lo cual da a entender la Santísima Trinidad. Y por metátesis corresponde a Tinieblas Espesas y a 1

De Líber Aleph: The book of Wisdom or Folly.

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Muerte Súbita*. Este es también el Número de AUM, que es AMOUN, y la Raíz del Sonido OMNE, o, en griego, PAN; y es un Número del Sol. Y sin embargo es el Atu de Thoth que corresponde a aquel que lleva el CERO, y su Nombre es MAT, del que he hablado anteriormente, y su imagen es El Loco. Oh hijo mío, reúne todos estos Miembros en un Cuerpo y alienta sobre él con tu Espíritu para que viva; después abrázalo con la Lascivia de tu Virilidad y entra en él y conócelo; así seréis Una Carne. Y al final, con el Refuerzo y Éxtasis de esta Consumación sabrás por qué Inspiración escogiste tu Nombre en la Gnosis, me refiero a PARZIVAL**, «der reine Thor», el Verdadero Caballero que obtuvo la Realeza en Monsalvat, curó la herida de Amfortas, ordenó a Kundry en el Servicio Santo, recuperó la Lanza y restauró el Milagro del Sangraal; sí, y también consumó al fin su propia Obra: «¡Hóchsten Heiles Wunder! ¡Erlosung dem Erlóser!» Esta es la última Palabra del Cantar que compuso tu Mentor Richard Wagner para la Adoración de este Misterio. Ahora, mientras me despido de ti en esta Epístola, ten en cuenta, Oh Hijo mío, que la Cima de Sabiduría es la Apertura del Camino que lleva a la Corona y Esencia de todo, al Alma del Niño Horus, el Señor del Aeón. Este Camino es el Sendero del Loco Puro. DE ORÁCULO SUMMO

I

3. DE HERBA SANCTISSIMA ARÁBICA

Recuerda, Oh Hijo mío, la Fábula que los Hebreos trajeron de la Ciudad de Babilonia en la que el Gran Rey Nabucodonosor, sientiéndose afligido de Espíritu, se retiró de entre los Hombres por un período de Siete Años y comió Hierba como un Buey. Pues bien, este Buey es la letra Aleph, y es aquel Atu de Thoth cuyo número es el Cero, y cuyo Nombre es Maat, Verdad; o Maut, el Buitre, la Madre-Todo, que es una Imagen de Nuestra Señora Nuith, pero también se le llama el Loco, que es Parsifal, «der reine Thon>, y alude así a aquel que va por el Camino del Tao. También es Harpócrates, el Horus Niño que camina (como dice Daud, el Badawi que llegó a Rey, en sus Salmos) sobre el León y el Dragón; es decir, él está en Unidad con su propia Naturaleza Secreta, como te he revelado en mis Palabras sobre la Esfinge. Oh Hijo mío, ayer tarde tuve el Animo de comer yo también la Hierba de los Árabes, y por Virtud de su Hechizo contemplé aquello que puede que esté designado para la Iluminación de mis Ojos. Pero de esto no puedo hablar, ya que implica el Misterio de la Transcendencia del Tiempo, de manera que en Una Hora de nuestro Cómputo Terrestre hice la Cosecha de un Aeón, y en Diez Vidas no podría ponerla en palabras. DE QUIBUSDAM MYSTERIIS, QUAE VIDI

¿Y quién es este Loco Puro? He aquí que en las Sagas de la Antigüedad, en la Leyenda del Escaldo, del Bardo, del Druida, ¿no aparece el Verde como la Primavera? ¡Oh tú Gran Loco, tú Agua que eres Aire, en quien se resuelve todo complejo! ¡Sí, tú, el de Vestiduras andrajosas, el de la Vara de Príapo y el Pellejo de Vino! ¡Permaneces sobre el Cocodrilo, como Hoor-pa-Kraat; y el Gran Gato se abalanza sobre Ti! ¡Sí, y todavía más, he sabido que Tú eres Bacchus Diphues, ninguno y dos, en tu nombre IAO! Ahora, al Final de todo, me llego a Tu Ser, más allá de la Potencialidad, y clamo en alto mi Palabra, que fue dada al Hombre por tu Mentor Alcofribas Nasier, el oráculo del Frasco de BACBUC. Y esta Palabra es TRINC. * N. del T.: Es decir, APL y ASN. Como podrá observarse, ASN (Muerte Súbita), que también vale 111, no es exactamente una metátesis de ALP (Aleph). ** N. del T.: Uno de los lemas mágicos de Charles Stansfeld Jones, el «hijo mágico» de Crowley que descubrió la clave del Libro de la Ley y a quien está dedicado este libro epistolar titulado Líber Aleph, El Libro de la Sabiduría o la Locura.

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Así como el Hombre puede levantar un Memorial o Símbolo para denotar Diez Mil Veces Diez Mil, también puedo yo tratar de informar a tu Entendimiento por medio del Jeroglífico. Y aquí nos servirá tu propia experiencia, ya que un Signo de Rememoración le basta a aquel que está familiarizado con un Tema, Tema que, para quien no conoce el Signo, no se pondría de manifiesto ni en un Año de Instrucción. He aquí en primer lugar una de entre las Innumerables Maravillas de aquella Visión: sobre un Fondo más negro e intenso que el Terciopelo estaba el Sol de todo Ser, solo. A su alrededor había pequeñas Cruces Griegas que cubrían todo el Cielo. Estas cambiaban de Forma en Forma geométrica, una Maravilla devorando a otra Maravilla, Mil Veces Mil en su Curso y Secuencia, hasta que por su Movimiento el Universo se fundió en la Quintaesencia de Luz. En otro momento contemplé todas las cosas como Burbujas iridescentes y luminosas, autorresplandecientes en todos los Colores y en todas las Com125

binaciones de Color, Diez Mil sucediendo a otras Diez Mil hasta que por su perpetua Belleza agotaron la Capacidad de mi Mente para percibirlas, y la anonadaron, de manera que yo me sentía feliz de retirarme de la Carga de aquel Esplendor. Sin embargo, Oh Hijo mío, la Suma de todo esto ni siquiera tiene el Valor de la tenue Luz Crepuscular de Nuestra Verdadera Visión de Santidad. DE QUODAM MODO MEDITATIONIS Hablaré ahora de lo más Importante que me fue otorgado; es decir, la Aprehensión de esos deseados Cambios o Transmutaciones de la Mente que llevan a la Verdad, y que son como Escaleras al Cielo, o al menos así los llamé en aquel Entonces, buscando una frase que exhortara al Escriba que atendía a mis Palabras a que grabara un Balaustre sobre la Estela de mi Operación. Pero me esfuerzo en vano, oh Hijo mío, en registrar este Tema en Detalle; pues la Cualidad de esta Hierba es la de acelerar la Operación del Pensamiento puede que Mil Veces, y la de ilustrar además cada Peldaño en Imágenes complejas y arrolladuras de Belleza, de modo que uno no tiene Tiempo en el que concebir, y mucho menos expresar, Palabra alguna como Nombre de ninguna de ellas. Además, tal era la Multiplicidad de estas Escaleras, y su Equivalencia, que la Memoria no conserva ya ninguna de ellas, sino sólo cierta Comprensión del Método, que carece de palabras en Razón de su Sutilidad. Ahora pues debo hacer por medio de mi Voluntad una Concentración poderosa y terrible de mi Pensamiento para dar Expresión a este Misterio. Pues este Método es de gran Virtud y Provecho; que por él llegues sin obstáculos y con Dicha a la Perfección de la Verdad, sin que importe a partir de qué Pensamiento des el primer Salto en tu Meditación, para que sepas así que cada Camino termina en Monsalvat y en el Templo del Sangraal. SEQUITUR DE HAC RE Creo en general que tanto en el Campo de la Teoría como en el de la Experiencia, de la que tengo tan poca, el Hombre debe estar en primer lugar Iniciado y establecido en Nuestra Ley antes de que pueda utilizar este Método. Pues en él hay una Insinuación de nuestra Iluminación Secreta en cuanto a que la Naturaleza del Universo es absolutamente Perfección. 126

hora bien, cada Pensamiento es una Separación, y su Medicina es casar a Cada Uno con su Contradictorio, como ya he revelado anteriormente en muchos Escritos. Y tú unirás el uno al otro con Vehemencia de Espíritu, con la rapidez de la Luz misma, para que así el Éxtasis sea Espontáneo. De manera que es conveniente que ya hayas viajado por este Sendero de Antítesis, conociendo perfectamente la Respuesta de cada Símbolo o Problema, y que, con ello, tu Mente esté preparada. Pues por la Propiedad de esta Hierba todo pasa con incalculable Velocidad de Entendimiento, y una Duda te confundiría, rompiendo tu Escalera y obligando a tu Mente a recibir Impresiones del Medio Ambiente, como cuando empezaste. En verdad que la Naturaleza de este Método es la Solución y la Destrucción de cada Complejidad por una Explosión de Éxtasis, al tiempo que cada Elemento suyo es completado por su Correlativo y aniquilado (ya que pierde Existencia separada) en el Orgasmo que se consuma en el Tálamo de tu Mente. SEQUITUR DE HAC RE Bien sabes, oh Hijo mío, que un Pensamiento es imperfecto en dos Dimensiones, pues está separado de su Contradicción y limitado además en su Alcance, ya que por esa Contradicción (normalmente) no completamos el Universo, sino sólo el de su Discurso. Así, si contrastamos la Salud con la Enfermedad, no incluimos en su Esfera de Unión más que una Cualidad puede predecirse de todas las Cosas. Además, a la Mayoría no le resulta fácil encontrar o formular la verdadera Contradicción de un Pensamiento cualquiera como Idea positiva, sino sólo como Negación Formal en Términos vagos, de manera que la Respuesta a mano no es más que una Antítesis. Así, a «Blanco» no se responde con la Frase «Todo aquello que no es Blanco», pues esto es vacuo, informe; no es claro, ni sencillo, ni positivo en Concepto; sino que uno responde «Negro», pues éste cuenta con una Imagen de su Significación. Así que la Cohesión de Antitéticos sólo los destruye en Parte, y uno se hace consciente al momento del Residuo que queda insatisfecho o desequilibrado, y cuya Imagen salta en tu Mente con un Esplendor y un Gozo indecibles. No dejes que ésta te engañe, pues su Existencia prueba su Imperfección, y tu debes sacar a la luz a su Compañero, y destruir a ambos por el Amor, como con lo anterior. Este Método es continuo, y procede siempre de lo Grosero a lo Sutil, y de lo Particular a lo General, disolviendo todas las Cosas en la Substancia Una de Luz. 127

CONCLUSIO DE HOC MODO SANCTITATIS Ten ahora en cuenta que las Impresiones de los Sentidos tienen Opuestos que se conciben fácilmente, como lo largo y lo corto, o la luz y la oscuridad; y lo mismo sucede con las Emociones y la Percepciones, como el Amor y el Odio, o lo Falso y lo Verdadero; pero cuanto más Violento es el Antagonismo, más vinculado está a la Ilusión, más determinado por la Relación. Así, la Palabra «Largo» no tiene Sentido a no ser que esté referida a un Patrón de Medida; pero el Amor no es tan ininteligible, pues el Odio es su gemelo, el cual, participa generosamente de una Naturaleza Común con aquél. Pues bien, escucha lo siguiente: en mis Visiones de los Aétiros, estando en el Desierto del Sahara, cerca de Tolga, al Borde del Gran Erg Oriental, se me confió que sobre el Abismo la Contradicción es Unidad, y que ninguna cosa podía ser verdadera a no ser por Virtud de la Contradicción que se contiene en sí misma. He aquí pues que con este Método llegarás en breve a Ideas de este Orden que incluyen en sí mismas su propia Contradicción, y que no tienen Antítesis. He ahí tu Palanca de Antinomia rota en tus Manos; pero, al estar en verdadero Equilibrio, puedes remontarte, apasionado y vehemente, de Cielo en Cielo, por la Expansión de tu Idea y su Exaltación, o por la Concentración a medida que entiendas, por Virtud de tus Estudios del Libro de la Ley, su Palabra respecto a Nuestra Señora Nuith, y a Hadith, que es el Corazón de cada Estrella. Y este último Paso sobre tu Escalera es fácil si estás verdaderamente Iniciado, pues el ímpetu de tu Fuerza en Antítesis Transcendental sirve para impulsarte, y la Emancipación de los Grilletes del Pensamiento que has conseguido en esa Praxis del Arte permite al Remolino y Gravitación de la Verdad atraerte a ella misma. DE VIA SOLA SOLIS Este es el Fruto de mi Intoxicación con esta Hierba santa, La Hierba del Árabe: que ella me ha revelado este Misterio (además de otros muchos) no como una Nueva Luz, pues yo ya la tenía anteriormente, sino que por su rápida Síntesis y Manifestación de una larga Secuencia de Acontecimientos en un Momento tuve Juicio para analizar este Método y para descubrir su Ley Esencial, la cual había escapado antes al Foco de la Lente de mi Entendimiento. No hay más Verdadero Sendero de Luz, Oh Hijo 128

mío, que aquel que he puesto de relieve anteriormente; y sin embargo, en cada Sendero hay Provecho si eres capaz de percibirlo y asirlo. Porque a menudo obtenemos la Verdad por medio de la Reflexión, o por medio de la Composición y Selección de un Artista en su Presentación de ella, cuando de lo contrario estaríamos ciegos para verla, faltos del Grado de Luz del Artista. Con todo, ese Arte no sería de ningún valor a menos que nosotros no tuviéramos ya la Raíz de esa Verdad en nuestra Naturaleza, y un Capullo presto a florecer a Requerimiento de aquel Sol. A Fe que ni el Joven ni la Piedra tienen conocimiento de las Secciones del Cono ni de sus Propiedades; pero tú puedes enseñárselas al Joven mediante una Presentación co--ecta, ya que él tiene en su Naturaleza aquellas Leyes de la Mente que están en consonancia con nuestro Arte Matemático, y sólo tiene Necesi-ad de Echar a Volar (así puedo expresarlo) para aplicarlas conscientemente a la Obra, al tiempo que estando todo en Verdad, esto es, en las Relaciones necesarias que gobiernan nuestra Ilusión, llegará a su Debido Tiempo a la Comprensión.

EL MAGO 1. DE MERCURIO1 He aquí una descripción muy completa de la naturaleza de Mercurio en varios aspectos, especialmente en su relación con Júpiter y el Sol: «En el Principio era el Verbo, el Logos, que es Mercurio; y ha de identificársele por tanto con Cristo. Los dos son mensajeros; los misterios del nacimiento de ambos son semejantes; también lo son sus travesuras infantiles. En la Visión del Mercurio Universal se ve a Hermes descendiendo sobre el mar, el cual se refiere a María2. La Crucifixión representa el Caduceo; los dos ladrones son las dos serpientes; el precipicio de la visión del Mercurio Universal es el Gólgota; María no es otra que Maia con la R solar en su vientre. La controversia en torno a Cristo entre los evangelistas sinópticos y Juan fue en realidad una disputa entre los sacerdotes de Bac1

De The París Working. El sendero de Beth en el Árbol de la Vida le representa descendiendo desde Kether, la Corona, sobre Binah, el Gran Mar. (Véase diagrama.) 2

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chus, el Sol, y Osiris; quizá también entre los de Adonis y Attis por un lado, y los de Hermes por el otrc, en un tiempo en que los iniciados de todo el mundo creyeron necesario, debido al auge del Imperio Romano y a la apertura de nuevas vías de comunicación, sustituir Politeísmos conflictivos por una Fe sintética.» «Para continuar con la identificación, comparemos el descenso de Cristo a los infiernos con la función de Hermes como guía de los muertos. También la resurrección de Eurídice por Hermes con la de la hija de Jairo por Cristo. Se dice que Cristo resucitó al tercer día, y sabemos que al Planeta Mercurio le cuesta tres días en hacerse visible después de separarse del orbe del Sol. (Puede advertirse aquí que Mercurio y Venus son los planetas que están entre nosotros y el sol, como si la Madre y el Hijo fueran los mediadores entre nosotros y el Padre.) Consideremos a Cristo en función de Sanador y observemos también su propia frase: «El Hijo del Hombre llega como un ladrón en la noche». También este texto de Mateo xxiv, 24-7: «Porque como el relámpago que sale del Oriente y brilla hasta el Occidente, así será la venida del Hijo del Hombre». Adviértanse también las relaciones de Cristo con los cambistas, sus frecuentes parábolas y el hecho de que su primer discípulo fuera un publicano, i.e., un recaudador de impuestos. Reparemos también en Mercurio como el liberador de Prometeo. También una parte del símbolo del Pez es común a Cristo y a Mercurio; el pez está consagrado a Mercurio (debido presumiblemente a su capacidad de movimiento y a su sangre fría). Muchos discípulos de Cristo eran pescadores, y él hizo repetidos milagros que tenían por motivo principal al pez. Reparemos también en Cristc como el mediador: «Nadie llega hasta el Padre si no es a través de mí», y en Mercurio como Chokmah, «sólo a través del cual podemos acercarnos a Kether. «El Caduceo entraña un símbolo completo de la Gnosis. El sol alado o falo representa la alegría de la vida en todos los planos, desde el más bajo al más alto. Las serpientes (aparte de ser lo Activo y lo Pasivo, Horus y Osiris, y todas sus otras atribuciones bien conocidas) corresponden a esas cualidades del Águila y el León de las que sabemos pero no hablamos. Es el símbolo que une al Microcosmos con el Macrocosmos, el símbolo de la 130

operación Mágica que lleva a cabo esta unión. El Caduceo es la Vida misma y es de aplicación universal. Es el disolvente universal.» «Ahora lo comprendo todo; la fuerza viril de Marte está muy por debajo de él. Todos los demás dioses son meros aspectos de Júpiter formulados por Hermes. El es el primero de los Aeones.» «El sentido del humor de este dios es muy acusado. No es sentimental respecto a su función básica; considera que el Universo es una broma excelente, pero reconoce que tanto Júpiter como el Universo son serios, aunque se ríe de ellos por serlo. Su único deber es transmitir la fuerza desde Júpiter, no se interesa por nada más. El mensaje es Vida, si bien en Júpiter la vida está latente.» «Respecto a la Encarnación, la teoría heliocéntrica es correcta. A medida que dominamos las condiciones de un planeta, encarnamos en el siguiente planeta hacia dentro; hasta que regresamos al Padre de Todo, cuando nuestras experiencias se eslabonan, se hacen inteligibles, y una estrella habla con otra estrella. La Tierra es el último planeta donde los cuerpos están hechos de polvo; en Venus son fluidos; en Mercurio, aéreos; mientras que en el Sol están modelados en fuego puro1.» «Ahora veo encenderse súbitamente la estrella de ocho puntas de Mercurio; está formada por cuatro flores de lis con rayos semejantes a anteras y con forma de espadaña entre ellos. El núcleo central tiene el cifrado del Gran Maestre, pero no el que tú conoces. Sobre la cruz se hallan la Paloma, el Halcón, la Serpiente y el León. Además, hay un símbolo aún más secreto. Ahora contemplo espadas ígneas de luz. Todo esto es a escala cósmica. Todas las distancias son astronómicas. Cuando digo "Espada", tengo clara conciencia de un arma de muchos millones de millas de larga.» 2. EL SEÑOR DE ILUSIÓN2 Esta es la imagen del Mago del Taro; en su brazo derecho, la antorcha en llamas que se disparan hacia arriba; en el izquierdo, la copa de veneno, una cascada que se precipita en el Infierno. Y sobre la cabeza, el talismán del mal, blasfemia y blasfemia y blasfemia, en forma de círculo. Esta es la mayor de las blasfemias (i.e. que el círculo sea profanado. Este círculo del 1 2

«En los Soles recordamos; en los Planetas olvidamos». Eliphaz Lévi. Extracto de Líber CDXVII1, La Visión y la Voz: 3" Aétiro. (Ed. Princ, pág. 144.)

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mal está formado por tres anillos concéntricos). A sus pies tiene guadañas, espadas y hoces, dagas, cuchillos, todas las cosas afiladas —multiplicadas por un millón y todas en una—. Y ante él se halla la Mesa de la perversidad, la Mesa de cuarenta y dos lados. Esta Mesa está relacionada con los cuarenta y dos Jueces de los Muertos, pues ellos son los Acusadores a quienes el alma debe burlar, y con el nombre de Dios de cuarenta y dos letras, pues éste es el Misterio de Iniquidad que jamás hubo un principio. Y este Mago rasga por el poder de sus cuatro armas velo tras velo; un millar de colores resplandecientes que desgarran y hacen jirones el Aétiro, de modo que éste se asemeja a sierras dentadas o a dientes desiguales en el rostro de una joven, a la destrucción o la locura. Hay un horrible sonido chirriante, enloquecedor. Este es el molino en el que la Substancia Universal, que es éter, fue pulverizada en materia. Una voz exclama: «Contempla el resplandor del Señor, cuyos pies se asientan sobre quien perdona la ofensa. Contempla la Estrella de seis puntas que arde en la Cripta, el sello del matrimonio del gran Rey Blanco con su esclava negra». Así que miré en la Piedra y contemplé la Estrella de seis puntas: todo el Aétiro es como nubes leonadas, como la llama de un horno. Y hay una poderosa hueste de Angeles azules y dorados que lo atestan todo y claman: ¡Santo, Santo, Santo eres tú a quien no hacen temblar ni los terremotos ni los truenos! ¡Nos ha llegado el fin; el día de nuestra unión contigo está próximo! Pues él ha creado un Universo y lo ha destruido para complacerse en ello. Y ahora, en medio del Aétiro, contemplo a ese dios. Tiene mil brazos y en cada mano lleva un arma de terrible poder. Su rostro es más espantoso que la tormenta, y de sus ojos salen relámpagos de un resplandor intolerable. De su boca fluyen mares de sangre. Sobre su cabeza hay una corona de cosas funestas. Sobre su frente se ve la Tau erecta, y a cada lado de ella hay signos de blasfemia. Y en torno a él se adhiere una joven, como la hija del Rey que apareció en el noveno Aétiro. Pero ella se ha vuelto sonrosada por causa de la fuerza del dios y su pureza ha teñido de azul al negro del dios. Se estrechan en un abrazo furioso, de forma que ella se rompe en pedazos por el espanto del dios, pero tanto se abraza a él que éste resulta estrangulado. Ella echa hacia atrás la cabeza del dios y su garganta se pone lívida por la presión de sus dedos. Su grito al unísono es de una angustia 132

intolerable y, sin embargo, es un grito de éxtasis, de modo que todo dolor, toda calamidad, toda aflicción y cada muerte de cada una de las cosas del universo entero no es más que una pequeña ráfaga de viento en esa tempestad de gritos de éxtasis1. Y un Ángel dice: «He aquí que esta visión está más allá de tu entendimiento. Sin embargo, te has de esforzar por unirte con el espantoso lecho nupcial». De modo que soy desgarrado, nervio a nervio, vena a vena, y aún más íntimamente —célula a célula, molécula a molécula, átomo a átomo—, y al mismo tiempo todos ellos se apiñan, (Advierte que el desgarrarse es un reagruparse.) Todos los fenómenos dobles son sólo dos formas de considerar un único fenómeno, y el único fenómeno es Paz. Ni mis palabras ni mis pensamientos tienen sentido. «Surgieron rostros a medio formar.» Este es el significado de ese pasaje; intentos de interpretar el Caos. Pero el Caos es Paz. El Cosmos es la Guerra de la Rosa y la Cruz. Así que aquello de lo que hablé era un «rostro a medio formar». Todas las imágenes son inútiles. Sí, al igual que en un espejo, también en tu mente, que está respaldada por el falso metal de la mentira, todo símbolo se interpreta al revés. He aquí que todo en lo que has confiado te confunde y que aquello de lo que huíste era tu salvación. Por ello gritaste en el Aquelarre cuando besaste el trasero peludo del macho cabrío, cuando te despedazó el dios nudoso, cuando te arrebató la cascada helada de la muerte. Grita, pues, grita fuerte; mezcla el rugido del león corneado y el mugido del toro herido, el grito del hombre lacerado por las garras del Águila y el chillido del Águila estrangulada por las manos del Hombre. Mézclalos en el alarido de muerte de la Esfinge, pues el ciego ha profanado su misterio. ¿Quién es este ciego, Edipo, Tiresias, Erinies? ¿Quién es éste, que es ciego y vidente, un loco por encima de la sabiduría? ¿A quién persiguen los perros del cielo y acechan los cocodrilos del infierno? Su nombre es Aleph, Vau, Yod, Ayin, Resh y Tau2. Bajo sus pies está el Reino, y sobre su cabeza la Corona. El es espíritu y 1

Esta imagen se encuentra pintada (normalmente en seda y repetida de diferentes formas que a menudo representan a los planetas alrededor de su gloria central) en los Estandartes sagrados que adornan los santuarios del Tíbet. 2 Estos son los Senderos que forman en el Árbol de la Vida la Secuencia 1-2-6-8-9-10.

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materia; es paz y poder; en él está el Caos y la Noche de Pan, y en su concubina BABALON, quien le ha embriagado con la sangre de los santos con que ella ha llenado su copa de oro, ha engendrado él a la virgen a la que ahora desflora. Y esto es lo que está escrito: Malkuth será elevado y colocado en el trono de Binah. Y ésta es la piedra de los filósofos colocada como un sello sobre la Tumba del Tetragrammaton y el elixir de vida que se destila de la sangre de los santos, y el polvo rojo, que es la moledura de los huesos de Choronzón. ¡Terrible y maravilloso es su misterio, oh, Titán, que has subido al lecho de Juno! A buen seguro que estás atado y despedazado sobre la rueda y, sin embargo, has desnudado al Santo, y la Reina del Cielo siente los dolores del parto, y el nombre del hijo será Vir, y Vis, y Virus, y Virtus, y Viridis, en un nombre que es todos éstos y está por encima de ellos1. * * * El fragmento siguiente de Liber Aleph, el Libro de la Sabiduría o la Locura, también puede contribuir a aclarar el significado de esta carta. «Tahuti, o Thoth, confirmó la Palabra de Dionisos continuándola, pues El demostró que mediante la Mente era posible dirigir las Operaciones de la Voluntad. Por la Crítica y la Memoria, el Hombre evita el Error y la Repetición del Error. Pero la verdadera Palabra de Tahuti fue AMOUN, mediante la que hizo comprender al Hombre su Naturaleza secreta, es decir, su unidad con su Yo Verdadero o, como entonces se denominaba, con Dios. Y le reveló el Camino de este Logro y su relación con la Fórmula de INRI. Además, mediante su Misterio del Número preparó el Sendero para que Su Sucesor expusiera la Naturaleza de todo el Universo en su Forma y Estructura, por así decir, un Análisis del Universo, haciendo con ello por la Materia lo que el Buddha estaba destinado a hacer por el Espíritu.»

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Vi Veri Vniversum Vivus Vici, el lema mágico del Maestro Therion como 8o = 3 n .

FORTUNA R.O.T.A.—LA RUEDA1 «He aquí que un pavo real entra en la piedra y llena todo el Aire. Es como la visión que llamamos el Pavo Real Universal o, más bien, como una representación de esa visión. Y ahora hay un sin fin de nubes de ángeles blancos que llenan el Aire mientras se desvanece el pavo real. »Detrás de los ángeles hay arcángeles con trompetas. Estas obligan a todas las cosas a manifestarse de inmediato, de forma que hay una tremenda confusión de imágenes. Y ahora percibo que todas estas cosas no son sino velos de la rueda, pues todas ellas se agrupan en una rueda que gira a una velocidad increíble. Esta tiene muchos colores, aunque todos ellos traspasados por una luz blanca, con lo que son transparentes y luminosos. Esta rueda sola es a la vez cuarenta y nueve ruedas colocadas en ángulos diferentes, de manera que forman una esfera; cada rueda tiene cuarenta y nueve radios y cuarenta y nueve llantas concéntricas equidistantes del centro. Y allí donde se encuentran los radios de dos ruedas cualesquiera, se produce un cegador fogonazo de gloria. Debe saberse que, aunque sean visibles tantos detalles de la rueda, la impresión es, sin embargo, y al miesmo tiempo la de un simple y solo objeto. »Parece como si esta rueda estuviera movida por una mano. Aunque la rueda ocupa todo el Aire, la mano es mucho más grande que la rueda. Y, aunque esta visión sea tan grande y espléndida, no hay gravedad ni solemnidad en ella. Parece como si la mano hiciera girar la rueda por puro placer —por divertirse, diríamos mejor. »Se oye una voz: Porque él es un dios jovial y travieso y su risa es la vibración de todo lo que existe y el terremoto del alma. »Soy consciente del estrépito de la rueda, que me hace estremecer como una descarga eléctrica que pasara a través de mi cuerpo. »Ahora veo las figuras de la rueda que han sido interpretadas como la Esfinge con espada, Hermanubis y Tiphón. Y eso es falso. El borde de la rueda es una culebra de color esmeralda intenso; en el centro de la rueda hay un corazón escarlata, e imposible de explicar cómo es, el escarlata del La Visión y la Voz (4.° Aétiro).

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corazón y el verde de la culebra son aún más intensos que el cegador brillo blanco de la rueda. »Las figuras de la rueda son más oscuras que la rueda misma; en realidad, son manchas en la pureza de la rueda, y por esa razón y debido a la rotación de la rueda no puedo verlas. Pero en la parte superior parecen estar el Cordero y la Bandera que aparecen en algunas medallas cristianas, y una de las cosas inferiores es un lobo y la otra un cuervo. El símbolo del Cordero y la Badera es mucho más brillante que los otros dos. Sigue haciéndose cada vez más brillante, hasta que ahora lo es más que la misma rueda y ocupa más espacio que antes. »Y él dice: Soy el más grande de los farsantes, pues mi pureza e inocencia seducirán al puro e inocente, quien, si no fuera por mí, llegaría al centro de la rueda. El lobo sólo engaña al avaro y al traidor; el cuervo, sólo al melancólico y al deshonesto. Pero yo soy aquél de quien está escrito: Engañará hasta a los elegidos. »Pues en el principio el Padre de Todo convocó a los espíritus embusteros para que cribaran a las criaturas de la tierra en tres cedazos, según las tres almas impuras. Y escogió al lobo para la lascivia de la carne y al cuervo para la lascivia de la mente, pero a mí me escogió por encima de todos para simular el puro distado del alma. A los que han caído presa del lobo y el cuervo no les he hecho daño, pero a los que me han rechazado los he entregado a la ira del cuervo y el lobo. Y las fauces del uno los han despedazado y el pico del otro ha devorado los cadáveres. Por ello es blanca mi bandera, porque nada he dejado con vida sobre la tierra. Me he regalado con la sangre de los Santos, pero los hombres no sospechan que yo sea su enemigo, pues mi bellón es blanco y cálido y mis dientes no son los de quien desgarra carne; mis ojos son dulces y los hombres no me saben el jefe de los espíritus embusteros que el Padre de Todo echó fuera de su vista en el principio. »(Se le atribuye la sal; al lobo, el mercurio, y al cuervo, el azufre.) »Ahora el Cordero comienza a menguar y la rueda y la mano que la hace girar vuelven a quedar solas. »Y entonces dije: "Por la palabra de poder, doble en la voz del Maestro; por la palabra que es siete, y uno en siete, y por la gran y terrible palabra 210, te ruego, oh, Señor mío, que me concedas la visión de tu Gloria". Y ahora todos los radios de la rueda confluyen en mí, y soy fulminado y cegado por la luz. Quedo atrapado en la rueda. Soy uno con la rueda. Soy 136

más grande que la rueda. Permanezco en medio de una miríada de relámpagos y contemplo su rostro. (A cada segundo soy rechazado violentamente a la tierra, con lo que no puedo concentrarme del todo.) »Todo lo que obtengo es un fuego líquido de oro claro. Pero su fuerza radiante sigue rechazándome. »Y digo: Por la palabra y la voluntad, por la penitencia y la oración, permíteme contemplar tu rostro. (No puedo explicar esto, hay confusión de personalidades.) Yo que te hablo, comprendo lo que te digo, pero yo, que le veo, no puedo comunicármelo a mí, quien te habla. »Si uno pudiera mirar fijamente al sol de mediodía, sería como su substancia. Pero la luz no tiene calor. Esta es la visión de Ut en los Upanishads. Y de esta visión han surgido todas las leyendas de Bacchus, Krishna y Adonis. Pues la impresión es la de un joven que danza y que canta. Pero tú debes saber que él no hace eso, pues está inmóvil. Ni siquiera la mano que hace girar a la rueda es suya, sino sólo una mano energizada por él. »Y ahora es la danza de Shiva. Estoy tendido bajo sus pies, soy su santo, su víctima. En mi esencia, mi forma es la del dios Phtah, pero la forma del dios Seb es mi forma. Y esta es la razón de la existencia, que en esta danza que es pura delicia deben estar tanto el dios como el adepto. También la tierra es santa, y el sol y la luna danzan sobre ella atormentándola de dicha.»

LASCIVIA BABALON1 En el Atu VII el auriga porta el Grial desde la Gran Madre. He aquí la Visión: «El auriga habla con voz baja, solemne e imponente, como si fuera una campana muy grande y lejana: Que mire a la copa donde está mezclada su sangre, pues el vino de la copa es la sangre de los santos. Glorifiquemos a la Mujer Escarlata, Babilonia, la Madre de Abominaciones que cabalga sobre la Bestia, pues ella ha derramado la sangre de los santos por todos los De La Visión y la Voz.

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confines de la tierra y he aquí que la ha mezclado en su copa de prostitución. »Con el aliento de sus besos ella ha fermentado la sangre, y ésta se ha convertido en el vino del Sacramento, el vino del Sabbath, y en la Santa Asamblea lo ha escanciado a sus adoradores, y ellos se han embriagado con él, de modo que han contemplado a mi Padre cara a cara. Así se han hecho dignos de participar del Misterio de este vaso santo, pues la sangre es vida. Ella se sienta de era en era, y los rectos nunca se cansan de sus besos, y con sus crímenes y fornicaciones seduce al mundo. Allí se manifiesta la gloria de mi Padre, que es Verdad. »(Este vino es tal que su virtud irradia a través de la copa, y yo me tambaleo bajo sus efectos. Todo pensamiento es destruido por él. Permanece sólo y su nombre es Compasión. Yo entiendo por "Compasión" el sacramento del sufrimiento del que participan los verdaderos adoradores del Altísimo. Y éste es un éxtasis en el que no hay rastro de dolor. Su pasividad [= pasión] es como la entrega del yo al amado.) »La voz continúa: Este es el Misterio de Babilonia, la Madre de Abominaciones, y éste es el misterio de sus adulterios1, pues ella se ha entregado a todo lo que vive y con ello se ha hecho partícipe de su misterio. Y como se ha hecho sierva de todos, se ha convertido también en señora de todos. Todavía tú no puedes comprender su gloria. »¡Qué bella y deseable eres, oh Babilonia!, pues te has abandonado a todo lo que tiene vida, y tu debilidad ha subyugado a su fuerza. Pues en esa unión tú sí que entendiste. Por ello se te llama Entendimiento, ¡oh Babilonia, Señora de la Noche! »Esto es lo que está escrito: "¡Oh Dios mío, permíteme lograr en un último éxtasis la unión con los muchos!". Pues ella es Amor, y su amor es uno; y ha dividido el único amor en infinitos amores, y cada amor es uno e igual con El Uno; y así ha pasado ella "de la unión, la ley y la iluminación de la anarquía de la soledad y las tinieblas. Pues siempre así debe ella velar el resplandor de Su yo". »Oh Babilonia, Babilonia, Madre poderosa que cabalgas sobre la bestia coronada, déjame embriagarme con el vino de tus fornicaciones, que tus ' La doctrina aquí expuesta es idéntica a la de todo el Misterio de Perfección, que se comprende a través de la experiencia de toda Imperfección posible, como ya se explicó en otra parte de este Ensayo.

besos desenfrenados me lleven a la muerte para que también yo, EL portador de tu copa, entienda. »Ahora, a través del brillo rojizo de la copa, puedo percibir muy por encima, e infinitamente grandiosa, la visión de Babilonia. Y la Bestia sobre la que cabalga es el Señor de la Ci dad de las Pirámides que yo contemplé en el decimocuarto Aétir . »Ahora todo se desvanece en el resplandor de la copa, y el Ángel dice: Todavía no puedes entender el misterio ue la Bestia, pues no pertenece al misterio de este Aire, y pocos de los renacidos al Entendimiento son capaces de ello. »La copa brilla cada vez más esplendorosa y fulgurante. Todos mis sentidos tiemblan golpeados por el éxtasis. »Y entonces dice el Ángel: Bienaventurados los santos, pues que su sangre está mezclada en la copa y jamás volverán a estar separados. Pues Babilonia la Bella, la Madre de abominaciones, ha jurado por su santo kteis, del que cada punto es una punzada de dolor, que no cejará en sus adulterios hasta que haya reunido en su copa la sangre de todo lo que vive, haya almacenado, elaborado y consagrado su vino, y lo haya hecho digno de alegrar el corazón de mi Padre. Pues mi Padre está agotado por los achaques de la vejez y no visita su lecho. Pero este vino perfecto será la quintaesencia y el elixir, y con un trago de él recobrará su juventud, y así será por los siglos de los siglos, en tanto que los mundos se disuelven y cambian era tras era, y el Universo se abre como una Rosa y se cierra como la Cruz que se pliega en el Cubo. »Y esta es la comedia de Pan que se representa por la noche en el bosque frondoso. Y el misterio de Dionisos Zagreus que se celebra en el monte sacro de Kithairon. Y el secreto de los hermanos de la Rosa-Cruz, y el núcleo del ritual que se lleva a cabo en la Cripta de los Adeptos escondida en el Monte de las Cavernas, en el Monte Santo Abiegnus. »Y este es el significado de la Cena de Pascua, siendo el derramamiento de la sangre del Cordero un ritual de los Hermanos Negros, pues ellos han sellado el Pilón con sangre para impedir la entrada del Ángel de la Muerte. De ese modo se excluyen de la compañía de los santos. Se apartan de la compasión y el entendimiento. Malditos son, pues que no dejan salir la sangre de sus corazones. imploran »Eluden a los la falsa besosluna. de mi SeMadre comprometen Babilonia, cony en un sus juramento, solitariasyfortalezas con una

gran maldición. Juntos conspiran con malevolencia, tienen poder y dominio, y en sus calderos elaboran el vino acerbo del engaño mezclado con la ponzoña de su egoísmo. »Así le hacen la guerra al Santo, proyectando su engaño en los hombres y en todo lo que tiene vida. De modo que a su falsa compasión se le llama compasión, y a su falso entendimiento se le llama entendimiento, pues éste es su hechizo más poderoso. »Y, sin embargo, con su propio veneno perecen, y en sus fortalezas solitarias serán devorados por el Tiempo, quien les ha embaucado a que le sirvan, y por el poderoso diablo Choronzón, su maestro, cuyo nombre es la Segunda Muerte, pues la sangre con la que han rociado su Pilón, que es una barrera contra el Ángel de la Muerte, es la llave con la que éste entra.»

«ARTE» LA FLECHA1 ¡He aquí ahora que la cabeza del dragón no es sino la cola del Aétiro! Muchos son los que se han afanado por abrirse paso de mansión en mansión de la Casa Eterna y, contemplándome al fin, han regresado diciendo: «Pavoroso es el aspecto del Poderoso y Terrible». Bienaventurados los que me han conocido por lo que soy. Y gloria para el que haya hecho de mi garganta una galería para su flecha de verdad y haya purificado su luna. Mengua la luna. Mengua la luna. Mengua la luna. Pues en esa flecha está la Luz de Verdad que supera a la luz del sol, por medio del que ella brilla. La flecha está equipada con las plumas de Maat, que son las plumas de Amoun, y el astil es el falo de Amoun el Oculto. Su lengüeta es la estrella que viste allí donde no había Dios. Y de entre los que custodian la estrella, no se halló a nadie digno de usar la flecha. Y de entre los que rendían culto, a nadie se halló digno de contemplar la Flecha. Pues la estrella que viste no era sino la lengüeta de la Flecha, y no tuviste ni el talento para empuñar el astil ni la pureza para adivinar las plumas. Así que bienaventurado el nacido bajo el signo de la De La Visión y la Voz, 5.° Aétiro.

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Flecha y bienaventurado el que tenga el sigilo de la cabeza del león coronado y el cuerpo de la Culebra y la Flecha con él. Pero distingue entre la Flecha que apunta hacia arriba y la que apunta hacia abajo, pues la primera tiene dificultades en su vuelo y es disparada por una mano firme, pues Jesod es Jod Tetragrammaton, y Jod es una mano; pero la flecha que apunta hacia abajo es disparada por el punto más alto de la Jod, y esa Jod es el Ermitaño y es el punto diminuto no extendido que está muy cerca del corazón de Hadit. Y ahora se te ordena que abandones la Visión, y al día siguiente, a la hora fijada, se te concederá más en tanto que sigas meditando en este misterio. Y tu convocarás al Escriba, y lo que se escriba estará escrito. Con lo que me retiro tal y como se me ordenó. El Desierto entre Benshrur y Tolga. 12 de diciembre de 1909. 7-8. Medianoche. Te has aproximado ahora a un augusto Arcano; en verdad que has llegado a la antigua Maravilla, la luz alada, las Fuentes de Fuego. El Misterio de la Lengüeta. Pero no soy yo quien puede revelarlo, pues a mí, que no soy más que el vigía del umbral del Aétiro, jamás se me ha permitido contemplarlo. Mi mensaje ha sido comunicado, y mi misión cumplida. Y yo me retiro, cubriendo mi rostro con mis alas, ante la presencia del Ángel del Aétiro. También el Ángel se fue con la cabeza inclinada y las alas replegadas. Y he aquí que aparece un niño pequeño en medio de una bruma de luz azul; tiene el cabello dorado y ensortijado y unos profundos ojos azules. Sí, es completamente dorado, de un oro vivo e intenso. Y en cada mano tiene una culebra; en la derecha, una roja, y en la izquierda, una azul. Y por vestimenta no lleva más que unas sandalias rojas. Y dice: ¿No es la vida una larga iniciación al dolor? ¿No es Isis la Señora del Dolor? Ella es mi madre. Se llama Naturaleza, y tiene una hermana gemela, Nephthys, cuyo nombre es Perfección. Isis debe ser conocida por todos, pero ¡qué pocos conocen a Nephthys! Como ella es oscura, los hombres la temen. Pero tú que la has adorado sin temor, que has hecho de tu vida una iniciación en su Misterio, que no tienes madre ni padre, hermana ni hermano, esposa ni hijo, que te has hecho solitario como el cangrejo ermitaño que habita en las aguas del Gran Mar, he aquí que después que suenen los 141

sistros y proclamen las trompetas la gloria de Isis, se hará al fin el silencio y conversarás con Nephthys. Y conocidas éstas, quedan las alas del Buitre Maut. Puedes estirar al máximo el arco de tu voluntad mágica; puedes soltar el astil y traspasarle el corazón. Yo soy Eros. Toma después el arco y el carcaj de mis hombros y mátame, pues a no ser que me mates, no desvelarás el Misterio del Aétiro. Así que hice lo que me ordenó; en el carcaj había dos flechas, una blanca y otra negra. No podía decidirme a poner una flecha en el arco. Y entonces se oyó una voz: Tiene que ser forzosamente así. Y yo dije: Nadie puede hacerlo. Y la voz respondió como si fuera un eco: Nemo hoc faceré potest. Entonces comprendí y tomé las Flechas. La blanca no tenía lengüeta, pero la negra tenía una que parecía un bosque de púas; estaba revestida de bronce y había sido embadurnada con veneno mortal. Después puse la flecha blanca en la cuerda y la disparé contra el corazón de Eros y, aunque disparé con todas mis fuerzas, cayó inocua a mis pies. Pero en ese momento la flecha negra me atravesó el corazón. Me agobia una agonía espantosa. Y el niño sonríe y dice: Aunque tu dardo no me haya herido y la lengüeta envenenada te haya traspasado, yo he muerto y tú vives y triunfas, pues yo soy tú y tú eres yo. Diciendo esto desaparece, y el Aétiro se resquebraja con un estrépito de diez mil truenos. Y ¡he aquí La Flecha! Las plumas de Maat, colocadas alrededor del disco, son su corona. Esta es la corona Ateph de Thoth; también veo el astil de luz candente y, debajo, una lengüeta de plata. Me estremezco y tiemblo ante la visión, pues por todas partes hay torbellinos y torrentes de fuego tempestuoso. Las estrellas del cielo quedan atrapadas en las cenizas del fuego. Ahora son completamente oscuras. Lo que era un sol resplandeciente es una motita de ceniza. ¡Y en medio arde la Flecha! Veo que la corona de la Flecha es el Padre de toda Luz, que el astil de la Flecha es el Padre de toda Vida, y que la lengüeta de la Flecha es el Padre de todo Amor. Pues esa cuña de plata es como un loto, y el Ojo que está dentro de la Corona Ateph exclama: Yo contemplo. Y el Astil exclama: Yo trabajo. Y la Lengüeta exclama: Yo espero. Y la voz del Aétiro repite: Destella. Arde. Florece. Y he aquí que surge un extraño pensamiento; esta Flecha es el origen 142

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de todo movimiento; es movimiento infinito y, sin embargo, no se mueve, de modo que el movimiento no existe. Y, por consiguiente, no existe la materia. Esta Flecha es la mirada del Ojo de Shiva. Pero como no se mueve, el universo no es destruido. El universo es desplegado y engullido en el temblor de las plumas de Maat, que son las plumas de la flecha, pero esas plumas no tiemblan. Y se oye una voz: Lo que está arriba no es como lo que está abajo. Y otra voz le responde: Lo que está abajo no es como lo que está arriba. Y una tercera voz replica a estas dos: ¿Qué está arriba y qué está abajo? Pues existe la división que no divide y la multiplicación que no multiplica. Y el Uno es los Muchos. He aquí que este Misterio está más allá del entendimiento, pues el globo alado es la corona, el astil es la sabiduría y la lengüeta es el entendimiento. Y la Flecha es una, y tú estás perdido en el Misterio, tú que no eres sino un bebé en el vientre de la madre de ese Misterio, tú que aún no estás preparado para la luz. Y la visión me anonada. Se aturden mis sentidos: mi vista se anubla: mi oído ensordece. Y se oye una voz: Buscaste remedio al dolor; por ello todo el dolor se te da por dote. Esto es lo que está escrito: «Dios ha descargado en él la iniquidad de todos nosotros». Pues así como tu sangre está mezclada en la copa de BABALON, tu corazón es el corazón universal. Pero él está ceñido por la Serpiente Verde, la Serpiente de Delicia. Se me ha revelado que éste corazón es el corazón que se regocija, y que la serpiente es la serpiente de Daáth, pues allí todos los símbolos son intercambiables, ya que cada uno contiene en sí mismo a su propio opuesto. Y éste es el gran Misterio de los Supernos que están más allá del Abismo. Pues bajo el Abismo la contradicción es división, pero sobre el Abismo la contradicción es Unidad. Y ninguna cosa podría ser verdad a no ser por virtud de la contradicción contenida en sí misma. No puedes imaginarte lo maravillosa que es esta visión de la Flecha. Y jamás podría desaparecer, como no fuera porque los Señores de Visión agitaran las aguas del estanque, la mente del Vidente. Pero ellos mandan un viento que es una nube de Angeles que baten el agua con los pies y hacen que se formen pequeñas olas —son los recuerdos—. Pues el vidente no tiene cabeza; ésta se encuentra expandida por el universo, un mar vasto y silente, coronada por las estrellas de la noche. Pero en su mismo centro está 143

la flecha. Pequeñas imágenes de cosas que fueron son ahora la espuma de las olas. Y hay una lucha entre la Visión y los recuerdos. Imploré a los Señores de Visión diciendo: Oh Señores míos, no os llevéis esta maravilla de mi vista. Y ellos dijeron: Así debe ser. Regocíjate, pues siquiera por un momento se te ha permitido contemplar esta flecha, la austera, la majestuosa. Pero la visión ha terminado y nosotros hemos desatado contra ti un fuerte viento. Pues tú, que la has rechazado, no puedes penetrar por la fuerza ni por la autoridad, pues la has pisoteado con tus pies. Estás privado de todo menos de entendimiento, ¡oh tú que no eres sino un montoncito de polvo! Y las imágenes se levantan contra mí y me oprimen, de modo que el Aétiro se cierra ante mí. Sólo me están permitidas las cosas de la mente y el cuerpo. La piedra que revela es opaca, pues lo que en ella veo es sólo un recuerdo.

EL UNIVERSO EL UNIVERSO VIRGEN1 «Henos aquí en un palacio en el que cada piedra es una joya distinta engastada con millones de lunas. »Y este palacio no es sino el cuerpo de una mujer orgullosa, delicada y más bella de lo que se pueda imaginar. Es como una niña de doce años. Sus párpados son muy oscuros, y largas sus pestañas. Tiene los ojos cerrados o entornados. No hay palabras para describirla. Está desnuda; cubre todo su cuerpo un vello de oro puro, llamas eléctricas que son lanzas de Angeles poderosos y terribles cuyos petos son las escamas de la piel de la mujer. Y su cabello, que le cae hasta los pies, es la luz misma de Dios. De todas las maravillas contempladas por el Vidente en los Aétiros no hay una digna de compararse con la uña de su dedo meñique. Pues, aunque él no puede participar del Aétiro sin los preparativos ceremoniales, la simple contemplación de este Aétiro desde lejos es como participar de todos los Aétiros anteriores. »E1 Vidente se pierde en una maravilla que es Paz.

»Y el círculo del horizonte por encima de ella es una compañía de Arcángeles gloriosos que, con las manos unidas, permanecen en pie y cantan: Esta es la hija que BABALON la Bella ha dado a luz para el Padre de Todo. Y para todos. »Esta es la Hija del Rey. La Virgen de Eternidad. Aquélla a la que el Santo ha arrebatado al Gigante Tiempo y la recompensa de quienes han triunfado sobre el Espacio. Aquella que se sienta en el Trono del Entendimiento. Santo, Santo, Santo es su nombre; no ha de pronunciarse entre los hombres. Ellos la han llamado Koré, Malkah, Betulah y Perséfone. »Los poetas han fingido cantos sobre ella, los profetas han dicho vanidades y los jóvenes han soñado sueños fútiles: pero ella es la inmaculada cuyo nombre no se puede pronunciar. El pensamiento no puede traspasar la gloria que la protege, pues el pensamiento cae herido de muerte ante su presencia. La memoria nada recuerda, y en los libros más antiguos de Magia no hay palabras para conjurarla ni adoraciones con que alabarla. La Voluntad se doblega como un junco en las tempestades que azotan las fronteras de su reino y la imaginación no puede concebir ni un pétalo de los lirios en los que ella se apoya en el lago de cristal, en el mar de vidrio. »Ella es quien ha engalanado su cabello con siete estrellas, los siete alientos de Dios que mueven y hacen estremecer su magnificencia. Y lo ha adornado con siete peinetas en las que están grabados los Arcángeles, ni el Jefe de los ejércitos del Señor. »Santa, Santa, Santa eres, y bendito sea por siempre tu nombre, tú para quien los Aeones no son sino los latidos de tu sangre.»

' De La Visión y la Voz, 9.° Aétiro.

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