El Final Del Poema

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A g a m b c ii

El final del poema E s tu d io s d e p o é tic a y lite r a tu r a

Traducción i^pról-ogo de Empardo D ob ry

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P o é t i c a s in e s p e r a d a s :

A g a m b jen

y la p o e s í a

Giorgio Agamhen reunió sus ensayos sobre poesía y litera cura bajo ei títu lo original tic Categoría: iudlane de­ bido a que, como explica cn el prefacio, los primeros de ellos fueron escritos para una revista que iba a poner en marcha junto a Tralo Cal vi no y al editor Claudio Rugaiiori. Esa publicación iba a p i votar ¿ubre pares de conceptos coordinados u opuestos; Calvino estaba trabajando ya en lo que hubieran debido ser sus Conferencias Norton, en Harvard! |la muerte inesperada, en 1933^ impidió que se dictaran), y que se convertirían en su pósLum o Seis

propuestas para el próximo milenio-, Acatnben se propuso trabajar sobre los pares “tragedia/comedia” y “biografía/ fíbula” (entre otros), ya que se ocupaba cn ese momento de Ja “titulación cómica1' del poema de Dante. F.l hecho es que !a revista, concebida cn París, nunca llegó a publi­ carse y que, en lo que respecta a los ensayos que Agaraben reuniría más tarde en el presente libro exceden el marco nacional que le sirvió de germen: lo exceden en el espacio y en el tiempo (ni Arnaut Daniel ri Dante pueden consi­ derarse sencillamente"italianos'’), en el aparato conceptual (la tensión en la lengua entre “la serle semiótica y la se lie

(Jio r^ io A g im b c n

sem ántica' que, según et ancor; define la poesía, vale como mínimo para todo el ámbito occidental) y en el lingüístico (puesto que bilingüismo, diglosia, gloso.alia y fricción entre lengua viva y lengua muerta, acontecimientos que aparecen en muchos de lo.s trabajos aquí reunidos, son de primera importan da para ia tradición italiana, pero em apolabies a otras series nacionales o idiomÍLÍcas). I.o “italiano”, entonces, equivale casi siempre a ‘europeo’' o ai menos 3 b parce de la literatura, europea escrita. en lenguas romance. Las prevenciones que e.se título puso en m ardía, sin embargo, mantuvieron este volumen alejado del lector en castellano —aunque no del inglés (T h eE n d of iba Poem, 1999) ni del francés (La fin dupoém e , 2 0 0 2 )-. X o es casualidad que tanto en la edición en inglés como en la edición en francés se haya declinado traducir el título original italiano por el de uno de Los ensayos que contiene el volumen, una opción que liemos .seguido aquí también. Se trata de desucar, precisamente, que algunos de los asuntos más importantes tratados er. estos ensayos .son válidos para ios estudios de poética en cualquier len­ gua moderna. La paradoja reside en que buena parte de las ideas más fuertes que aquí se desarrollan, corno por ejem­ plo que "la posibilidad del encabalgamiento’ es la única definición formalmente sostenibls del poema en verso (y que, por lo canto, el final deí poema sería indistinguí!) e de la prosa), han sido citadas, parafraseadas s imitadas en infinidad de ocasiones, sin que tuviéramos hasta ahora un acceso al riguroso desarrollo y con texto-en que esas ideas aparecen y son argumentadas.

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El final ¿el poema

Eí pensamiento contemporáneo emerge, er. varios tic sus momentos cent raí es, de una forma inesperada tic leer poesía.: Nietzsdie inaugura esa línea con su insólita interpreracion de la tragedia griega que, a conrracorrieme de la disciplina filológica, .iba a aportar !a base para la filosofía post metafísica del siglo X X ; Heidegger (a cuyos últimos seminarios asistió Agamben) la radicaliza con sus opera­ ciones críticas sobre Holderlin -p rincip alm ente- y Riike; íjti el ámbito francés. S&rtre dio categoría o otológica a la obra del poeta Francis Ponge y, más recientemente, Alain Badiou emprendió su resumen intelectual del siglo X X a partir de unos versos de Ossip Mandelstam -curiosám en­ te, el mismo poema, “El siglo'1, que utilizaría Agamben para responder a la pregunta acerca de qué. .significa .ser contemporáneo, en el volumen Desnudez-, kn los antí podas de la República platónica, que proclamaba incom ­ patibles poesía y filosofía, la palabra poética aparece en la sase del pensamiento filosófico desde la segunda mirad del siglo X IX y hasta nuestros días, A diferencia de a guno.s de los autores que hemos cita­ do —noro ñámente. 1 Icidcgger lector de Holderlin, como lo demostraron, por caminos distintos, Th, W, Adorno y Paul de Man , Agamben no fuerza a :os poetas a decir lo que su sistema o doctrina necesita que sea. dicho; se trata de encontrar —como se afirma en “Corrí", uno de los ensayos más curiosos y estimulantes, en el encuentro entre líríca trovadoresca, exégesis crítica y anatomía hu­ m ana- “la esencia pensante de la poesía y la poetizante del pensamiento”: lucra de ese “quiasmo invertido7' no exigen

ni poesía ni pensamiento. ¿Se trata de un pliegue de la filosofía sobre ia filología? R! pumo del que se parte es, más bien, la convicción de que 110 hay pensamiento verdadero sin sospecha, sin indagación, ¿cerca de k forma tradicional de leer y ordenar k historia literaria. Agamben se enfrenta a k pregunta acerca de por qué D ante llama Comedid a una obra que, visiblemente, no tiene forma ni intención cómica, ¿ partir de esta ce”reza: "Hasta que se p-uebe lo contrario, consideramos que Dance, corno 'hombre de mucha prudencia’) no puede haber escogido su ínctpit con ligereza o superficialidad. Al contrario, precisamente ei hecho de que k titulación cómica pueda parecer díacardante respecto a cnanto conocemos desús ideas y de las ideas propias de su tiempo, debe hacemos suponer que esa decisión fue atentamente meditada'. Donde la tradición crítica ha visto una incoherencia y acaso un capricho -y por eso se ha abstenido de meditar una respuesta a ese in­ terrogante , el filósofo encuentra, al contrario, la clave de bóveda de lo que debe sor pensado paru entender la obra y d contexto cultural en ei que fue concebida. Y persigue esa línea hasta sus ultimas consecuencias, como k tarea.- e¿petifien de la lectura crítica, a partir de uno de los documentos más explorados, k carta de Dante a Cangrandc della Scak: uRs licito preguntarse ¡...] sí los argumentos materiales’ aportados por Dar.te

■J en su aparento superficialidad no

esconden acaso una intención, cuya expl icitación incumbe a la crítica como su tarea especifica'. La respuesta involu­ cra, mediante el poema, a la. teología y a la ética, desde el momento en que es puesta en relación con la divergencia

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y !a propensión hacia clasificaciones teóricas tilas, ab­ surdas a nuestro juicio, eran can grandes, que no resulta inverosímil esa carta.

Hasta cierto punto, al menos por lo que respecta a la comprensión de las raüxmes de la elección cómica de Dante, la crítica moderna no ha ido mucho más allá de las observad oríes de Bcnvenuto de í mola o de las de Boccaccio quien, después de liaber enumerado las razones por las que “parece [...] no convenir a este libro el nombre de comedia", concluía de este modo su comentario ai titulo dd poema: jQ ué diremos aquí de las observadores ene se han he­ cho? Creo nfc EL, II, IV. 8.

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C io rg in A gam b ért

la canción, género poético supremo, tom o aequaímm

stantiarum sine reíponsorio migiaí conhigariú, taños ostaulimtts a¡m dkimus “Donne. che avete intcllciLo d’amorc’'. Quoa autern dkimus tnigka coniugatioy est quia cum comí ce fíat hec coniugato cantifcnam vocamus per diminutionem [un conjunto de estilo trágico a estancias iguajes sin repetición, como nosotros lo demos tramos, cuando decimos “Do une chc avece imelletto d’amore”. Y lo llamamos conjunto de ^stiJo trágico porque cuando sucede do modo cómico lo llamamos despectivamente tonadilla],* La titulación có­ mica del poema implica; entonces, ante todo, una ruptura y una torsión respecto del propio pasado y del propio itinerario poético; un verdadero “cam bio caregóricu” que, como tal, no puede haberse decidido sin una m oti­ vación consciente y vital. Esta conciencia de las razones tic la propia elección parece afirmarse implícitamente en un pasaje de la carta a Cangrande. Aquí Dante, de- una denmeión quo, formalmente, repite lugares comunes de la lexicografía medieval,7 extrae una consideración que no se encuentra en ninguna de sus presumibles fuentes.

Et en comedia -e s c r ib e - gem s quodditmpoetice mznationis ab ómnibus dliis diffirens [Y la comedia es cierro género

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, II, VTTI, H.

L is fuenten icxÍLugcilicas d í Ú siítí

indicada? por Payet Toynbcc

{D ante Studk.¿andRmetirchei, Lo;i¡ircs, M éd iu m , 1 9 02; p- 192) y poi R a;u s; en elíacudiúya diadu, ILJ hccho dcliaUei buscado ;a s fjin tts d = D am csó io en obtsts .eidcográikas y granutliviiles es. rsTiln.í ptiéticnis. La carca a Cangrande señala, cn esu perspectiva, im pasaje de nríi tr:.]i;iilícLóii to ctiatriparúl'tn) i una yuKtEpü.’ic.iiSn, de la que rio “ i l¿ci. cn ron erar antecedentes. I: "Sun* et afogeneró namiíianampoíCiiiirxm. vrUicet carmen ¡atcsiiacm. tiegiu. s/irim, ¿t semental venva, m eiiü M p a ü m tiutn pa t?!?p otest; ?t m a f?DfSi-ia¡ sed de ¡ais adprarrrto nihii diccndtiw ¿s: [Hay ut m .-; irss ginctos de narran une.' píiÉu^as, ¿ saj-cr. el carmen bucólico. s flfoia, ln s:iti:n v I;. Eüllicncia votiva, tcirno '.üiobiín puede hacerse evidente cu cJ.A'izppoétW.a lie H orado; peto pof r.fiíjTu nada niy que decir :;l n ésp ilo]", D . Aiigbir:r: , Ffi, a d'ingnir.de, 3 2 . Hay que -señalai' tjac cn d rrarrn icn lo «Jtí la Li'lgcdja y de la comedia eri ia IbétSCS

G io r g io A g a m i a

de por sí indicio suficiente de la fuerte conciencia de la acep ción de esos dos féíñp^ó-S.

La égloga a Giovanni di Virgilio constituye! en este aspecto, una ulterior comprobación. En ella Dante dude al propio poema con la expresión cómica verba |palabras cómicas],H La ÍQterp'retaéióS í|éestí pasaje íue.desvirmaHa por una glosa de Rocaedo que explicaba “cemktt¡ id cst

vulgaria [có raí cas, esto es, vulgares/, cuya influencia na ddo ©ái tenaz que incluso en ¡a reden tt; Eruidopetiiádantesca se puede leer que Dan te i tai su primera égloga, habría identificado abiertamente lL¡o cómico con d vulgar . De este modo, un texxo que podía arrojar aJ°una luz acerca de la opción cómica de Dame se volvía en cambio iürelevante, porque la identificación enere estilo cómico y lengua vulgar es claramente insostenible.n Lna lectura a renta oe ajisío-cc.ka estes tíos géneros no son púdico?; eí.prcsíirnaUí' éfi úpOiLciór■ Ei único Lugar :n d que Arlstóides pone cti opcsJeiÓJt] e?;pJfc,iiJ. irugcdi-í y comedia es un rápido pasaje del D e gen etrur. (.^jÓ fc$| en ti i^ue se let (jut :,tun luí jnLsmas Itiras sd jíliülIsii hacei cuno ii'agtdiii cojijo to medias” . En el-t'ocneniíLrkííiesie piisajt/lomr.:; observa: ''btpvnitfxrm ptttm in w m v n ii/u s

ifiVTum ptiTfid prirxspict i’idw iiibiliti ?n>:r !irt?rr>e; H. eisdem .-ruten} htTin:.. trarjím iiK th snru.tiíííw ordínem ¡» a posiuvnem , fiim : dtvers; ;f r w i f í paUi eomoedta. quae ji^íárwsó de rebus urhanis.. ei tragadla.. íjücie ex serme, de reixu bH lirh [Y confirma d cicmp o en el ..ziviuak rayos primeros principios l d .iiiib iíí so o [as letms, y a pajúrtic i¿s iuísíbliií Jeitu , iiiteti-únemdi’.s st^ún ardt::i y fiOü igj&'ü, surttn I ciíí di.vcrs;)K len^iLiijen. tiíjt e^ümpio, l:i CíJUiíBia tjiLf éí Li! i Jt[iLíU3i¡e iobre ütuntL'i j.rlxi]]Oi, y Jü tri^red i1 tí je ailii icos IjÍILcíM,. I ■ "détfiiLii riíírtr;i:

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tjüls.b'f3í cn tsm iwfwBí materia*:, /fuam mtionestyii w-ig&risbumilií [de e&ca comcdia, estí) t í, de es a obra, que si *u: