El Discurso Televisivo

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JESÚS GONZÁLEZ REQUENA

EL DISCURSOTELEVISIVO: E spectáculode la posmodernidad

CUARTA EDICION

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Reservadostodos los derechos.El contenido de estaobra estáprotegido por la Ley, que establecepenasde prisión y/o multas, ademásde las correspondientesindemnizacionespor dañosy perjuicios, para quienesreprodujeren,plagiaren, distribuyeren o comunicaren públicamente,en todo o en parte,una obra literaria,artística o científica,o su transformación,interpretacióno ejecución artlsticafijada en cualquiertipo de soporteo comunicada a travésde cualquiermedio,sin la preceptivaautorización.

@ JesúsGonzálezRequena EdicionesCátedra,S. 4., 1999 JuanIgnacio Luca de Tena, 15. 28027 Madrid Depósitolegal: M. 23.998-1999 ISBN: 84-376-0756-6 Printed in Spain Impreso en Lavel, S. A. Pol. Ind. Los Llanos,C/ Gran Canaria,12 Humanesde Madrid (Madrid)

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Indice Ix.rnolrt'rl:tt)x E s p , r r : t os r . : r u l ( i T r (\r't) . r S p¡ \cl (p)st( r ) ,\N ,\t.i Tl c( ) .... F,l provecto semiírtico. Discurso y función-signo F,l discurso v el sujeto L o s i m b ó l i c o v l o i m a g i n a r i o .... Lo icónico: signo e imagen, arbitrariedad v analogia

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Televisi de Eisenstein evidenteencuentra ásí su más paradóiica rcalización -aunque, en la desempeñara que semántico trabaio del mente, vaciada soviético). del cineasta poética z. Sistemática redundanciat t) cada spzt es un fragmento destinado a ser repetido periódicamente; z) en su dimensión semántica, cada spot se agota en la reiteración incesante de una determinada connotación -----aquellasobre la que se elabora la imagen del objeto- que impregna, de manera totalmente redundante, cada uno de los parámetros -visuales y sonoros- que lo constituyen; 3) finalmente, el coniunto de la cadena de spots es también redundante en Ia reiteración de la interpelación seductofa dirige al espectador. que ' de 1. Ofrtt^ incesante de un mundo fragmentado en multitud -pues' alguno esfuerzo sin accesibles obietos absolutamente

recordémoslo, son, antes que cualquier otra cosa, obietos ofrecidos al consumo de la mirada espec(tac)ular.

T¡'revlsróN, uN uNIvERSo puBLrcITARro De hecho, los rasgos má,s característicos del discurso televisivo dominante que hemos analizado hasta aquí muestran cómo la lógica discursiva del spot se expande por todo el telido de la programación:

Digámoslo btevemente: este mundo ¡ la vez ftagmentado y totalizador, ofrecido a la mirad¡ vonz del espectador en una relación dual, imaginaria, escópica, se parece inquietantemente a ese otro mundo, a la vez fragmentado, seductor y absoluto que lo constituyera todo para el individuo en el comienzo de su existencia. El psicoanálisis lo llama la madre primordial.

r. Aparente phna legibilidaá constreñido por la exigencia de maxtmizar la audiencia, todo programa se pretende absolutamente comprensible para cualquier espectador, lo que conduce a una total obviedad en la que el contenido informativo termina por vaciarse haciendo inútil cualquier trabajo real de lectura. z. Absoluta acce¡ibilidad:ausencia de cualquier tipo de trabajo por parte del espectador: la imagen televisiva llega a él sin demandade esfuerzo alguno temporal (espera), espacial (desplazamiento), electivo (nada se pierde, pues todo será de nuevo ofrecido en uno u otro canal) o semántico (absoluta inteligibilidad). j. Sistenática fragmentación. roto el marco comunicativo del discurso, el fragmento sólo es consumible en una economía escópica, espectacular, que se desenvuelve al margen de todo proceso de lectura. 4. Cortinüdad permanente (carencia de clausura): oferta al espectador de un vínculo imaginario ininterrumpido, absoluto. t, Sisnmática redundaneia:repetición constante de fragmentos equivalentes, informativamente obvios y escópicamente excitantes. 6. Constante oferta de imágenes (o más exactamente fragmentos) de impacto espectacular gar:intizaldo (constante excitación escópica de la que spot y el video-clip, pero también los modernos reportajes informativos, constituyen buenos ejemplos). Todo, en cada momento, debe ser absolutamente inteligible -inmediatamente accesible- es decir, obvio. Así es el spot publicitario, modelo ejemplar del discurso televisivo -y, por ende, paradigma de la cultura electrónica-: pregnante, seducior, pero esencialmente hueco, reinado pleno de la'repetición. Y así, el discurso televisivo dominante en su conjunto realiza y expande la ofetta publicitaria, es decir, esa ofefta incesante de un mundo -imaginadofragmentado en multitud de objetos y sucesos absolutamente accesibles sin esfuerzo alguno, plenamente ofrecidos al consumo de la mirada espec(tac)ular. rt2

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Digámoslo rápidamente: el Discutso Televisivo Dominante posee lodos los rasgos Pertinentes que permiten reconocerlo como discurso y sin embargo, a Ia vez, los inscribe en una dinámica de absoluta espec(tac)ulaÁzaciín que erosiona profundamente su funcionamiento discursivo. O en otros términos: nos encontramos ante un discuso límite, es decir, ante un discurso que apunta h¿cia el límite mismo de su disolución discursiva:

El discurso psicótico de la posmodernidad Recapltur¡clóN,

Br DIScuRSoTELEVISIVoDoMINANTE

Es hora, ya, de sentar algunas conclusiones. A lo largo de la primera mitad de este libro expusimos toda una serie de factores semióticos que permitían, en nuestra opinión, analizar el fenómeno de las programaciones televisivas en términos de discurso: lo hemos nombrado Discurso Televisivo Dominante. Luego, en la segunda mitad, hemos tratado de analizar la tendencia, cada vez más acentuada, que conduce a este discurso a configurarse como un espectáculo incesante y omnipresente. Tendencia esta que, así lo pensamos, confiere al Discurso Televisivo Dominante unas características harto peculiares, que, como hubimos de advertir, constituían un auténtico desafio para los marcos convencionales del saber semiótico, hasta el extremo de exigir una revisión de la noción misma de discurso tal y como es hoy definida en este campo. Fue esto lo que nos obligó a recurrir al psicoanálisis y a la antropologí^ para tratar de elaborar unas, sin duda primarias, en estado bruto, teorías del Espectáculo y de la Representación que pudieran permitirnos pensar, tanto lógica como históricamente, la emergencia de tan insólito fenómeno discursivo. Queremos ahora, como movimiento final de esta indagación, y situándonos ya de manera abierta en el ámbito de la antropología cultural ----cntendida, aunque no sea este el uso habitual, como espacio donde la semiótica del discurso, enriquecida por la reflexión psicoanalitica sobre el lenguaje, se ve obligada a articularse sobre las nociones de suieto, inconsciente y deseo-, ofrecer unas últimas reflexiones sobre las insólitas peculiaridades del discurso televisivo y sobre las latencias que introduce en nuestro universo contemporáneo. r46

¡. Un discurso que exige a cada uno de sus segmentos una plena legibilidad (su umbral máximo de compleiidad semántica se éstablecé partir del mínimo común denominador de competencia ^ decodificadora definido por el espectador medio del que se postula además, para cada momento de emisión, un gtado-mínimo áe atención) y qt. se ve por ello condenado a la obviedad' a la banalidad, a la redundancia. z. Un discurso que se quiere plena y constantemente accesible y compatible, p^ra su destinatario, con cualquier otra activid"d, y que eicluye, por tanto, caulquier tipo de esfuerzo, de trabaio de lectufa. l. Un discurso caiente de clausura en el que el par continuidad/fragmentación romPe todo marco comunicativo para las unidadei discursivas que contiene y que tiende a abolir todo contexto referencial a tr^vés de un sistemático cierre autorreferencial. 4. Un discurso que construye un universo lábil, transparente, vaciado del contenido informativo, sistemáticamente fragmentado y redundante, articulado sobre la repetición constante de fragmentos equivalentes, informativamente obvios y escópicamente excitantes, que ofrece a su destinatario un vínculo imaginario ininterrumpido, absoluto' t. Un discutso, por ello, saturado de marcas de Ia enunciación en el que la hipertrofia de la función fática vacia de identidad diferencial a enunciador y enunciatatio para, a través de una interpelación incesante, postular su fusión especular. 6. Un discurso, Por tanto, que se agota en la construcción de un.universo espec(tac)ular cerrado sobre sí mismo, intransitivo, autorreferencial, todo él volcado a una relación dual con el espectador a través de la omnipresencia del contracampo heterogeneo. 7. Un discurso, en suma, que tiende a construir una réplica del universo rcal y imaginaria -'irrcalizada y descorporeizadade los individuos las relaciones en sistemáticamente que media r 47

con éste invitándoles a una cotidianización de la experiencia vicaria (y, pot ello, a una universalizaciín del kixcb). 8. Un universo donde el trabajo (el esfuerzo, el sacrificio) y el cuerpo (la realidad corporal) están excluidos y donde toda dimensión simbólica, todo sistema axiológico tiende a ser vaciado, uno donde los únicos valores reinantes (pero ya no son en ningún caso valores axiológicos) son el look y el ligbt, el sexo (visual) y el dinero en su calidad de fetiches uniersales. 9. Y un universo desimbolizado, imaginario, especular, que tiende a resquebrajarse y a hacer emerger tan insistente como compulsivamente lo que tendía t^p^ri lo real-siniestro -lo real ^ ausente de toda estructuración simbólica y de toda configuración imaginariacomo aguiero negro que rechaza todo sentido y todo deseo. El DrscuRso PsrcóTrco Rasgos en su conjunto sorprendentes y desconcertantes, pero que sin embargo adquieren una nueva luz si los observamos en relación con un cierto fenómeno discursivo que ha sido puesto sobre el tapete por el cruzamiento del análisis semiótico con el análisis clínico: nos referimos al discarsopsicótico, El habla del psicótico se descubre como un fenómeno de primera magnitud para la reflexión semiótica: un espacio del lenguaje donde, literalmente, el discurso es objeto de toda una serie de tensiones que apuntan hacia su fractura, hacia su disolución. En é1, señala Lacan, se manifiesta todo lo que el lingüista puede imaginar como descomposiciones de la función del lenguaiel. El psicótico trata desesperadamentede afirmarse en el lenguaie, de aferrarse al orden del significante, pero su discurso sufre el despliegue separado y puesta en iuego de todo eI aptato significante:disociación,fragmentación,movilizacióndel significante en tanto palabn, palabra iaculatoria, insignificante o demasiadosignificante,plena de insignificancia,descomposición del discurso interior, que marca toda la estructura de la psicosis2. I Jacques Lrcan, El Seninario lll: Las Psicosis,Barcelona, Paidos, 1984, pá9. ,+; 2 Jacques Lrcan, op. cit., pág. 417

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El discurso del psicótico' en su disociación, se hace incesante y vacío, cargado de estribillos que se-repiten una y otra vez' Se prolonga ináefinidamente en busca de. una coherencia que sin imb"rgt se manifiesta una y otra vez imposible: habla todo el tiempo.'. no cesade hablar Para no decir nada3' Todo, en él habla del psicótico, señalaun déficit de simbolizanegro que desarticula la red del ción, un determinado "g.t¡.to lenguaje y resquebraja, fiagmenta su discurso. Déficit de simboli, ii6n'qir, r.gú.t L"."tt, résponde a la ausencia ---al fracaso- de la función Paterna (del Nombre-del-Padre), es decir'- de esa instancia extirior a la relación dual, y heterogénea a sus elementos especulares,que permita ordenar y distanciar las identificaciones imaginarias. la E., ,o ausencia, en ausencia de la función simbólica de del al estadio p^libr^, se prod.rc. en el psicótico una regresión espejoa: Un loco es precisamenteaquelque se adhierea eseimaginario, pura y simPlementes. Tiene lugar, Pues una verdadera invasión imaginaria de la subietividad"' hay una dominanciarealmenteimpactantede la relaciónen espeio'una impreslonantedisoluciónclelotro en tanto que identidad"'6' En los marasmos de la identificación imaginaria no hay' pues' suieto posibilidad alguna de identidad (de diferenciación) para el .,r.t, vivencia de desperso¡alizaciín-, sino tan l-bo."do "rl " sólo encuentro con el doble como imagen especular: Ahora bien, la captura por el doble es correlativa de la aparición de lo que puede llamarse el discurso Permanente' l" itttc.ipción que se hace en el curso de la ,oby"..nt. " histbria del suieto, y que dobla todos sus actosT' oP. eit', Pág. r|z' I1".q,t* ^c^1, Errilos 2, a Iacques Ltczn, P^9. 2J3. , j".{"., ti, Eilo en la teoría dc Freudl en la ¡ácniu pricoarralític¿, L^. n, Et Srri*rii Barcelona,Paidos, 1981, Píg' 16S' op. eit'' pátg' t4r' 6 Jacques Lalcal;4 El Seni¡ario lll' ? Jacques Lrctn, oP' eit., Píg. 299.

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Discurso permanente que nace de la tensión entre la lucha del sujeto pot afrmar su identidad (su diferencialidad) a través del lenguaje y el retorno del doble especular que lo anula a la vez que desarticula su discurso haciendo surgit a su alrededorel puro y simple de la relaciónal otro, el ^p^t^to farfulleo vacío...8. En otros términos: un discurso permanente y hueco, a modo de un que manifiesta una expansión de la relaci6n fática () en el que la incesante inscripción ^p^rato del enunciador y del enunciatario, lejos de producir dos identidades subjetivas diferenciales, se agota en el juego de la identificación espectacular. La realidad (el contexto referencial) se ve abocada a su desmoronamiento delirante en ausenciadel aparato simbólico que permita ^rticul^i^i Para que haya realidad,para que el accesoa la re¿lidadsea suficiente, para que el sentimiento de realidad sea un justo guia, para que la realidad no sea lo que es en la psicosis, es necesarioque el complejo de Edipo haya sido vivido. La equilibración,la situacióniusta del sujeto humano en la realidaddependede una experienciapuramentesimbólica...de una experienciaque implica la conquistade la realidadsimbólica en cuanto tal9. El delirio se manifiesta, entonces, como la expansión incontrolada de lo imaginario que invade, somete y aniquila la realidad. Y en este proceso del delirio en el que la realidad se pliega al espejo y en el que el propio espejo deja de estar distanciado y ordenado por lo simbólico, la estabilidad misma de la imagen especular se ve amenazada,z par¿ que todo no se reduzca de golpe a nada, para que toda la tela de la relación imzginaria no se vuelva a enrollar de golpe, y no desaparezc eÍ una oquedad sombría,..es necesariaesa red de naturalezasimbólica que conserva cierta estabilidad de la imagen en las relacionesinterhumanaslO.

t Lacan, op, cit,, pág. 4o3. ;".q,to e Jacques Lrcan, op. eit., pig. 283. ro Jacques Lrcan, op. cit., pig. r41.

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En ausencia de esa red, el psicótico se encuentracon otro puramenteimaginario,el otro disminuido y caído con quien sólo son posiblesrelacionesde frustación: este otro lo niega, literalmentelo mata. Este otro es lo más radical que puede haber en la alienaciónimaginariall. Cortocircuito en la relación afectiva, que hace del otro un en el ser de puro deseo,el cual sólo puedeser,en consecuencia, registro del imaginario humano, un ser de pura interdestrucción. Hay en esto una relaciónpuramentedual, que es la fuente más radical del registro mismo de la agresividadl2. En suma: la agresividad imaginaria termina por resquebraiar el espejo, por despedazarlL imagen hasta hacerla irreconocible: y Io real retorna como siniestro. DrscuRso rElEvrsrvo y DlscuRso PSICóTICo No resulta dificil, pues, reconocer los rasgos psicóticos que caracterizan al discurso televisivo dominante y que se manifiestan, lo hemos advertido, como una sistemática : disociación, fragmentación, descomposición general del discurso y, a la vez, prolongación incesante (continuidad, carencia de clausura), multiplicación de (estribillos>... Un discurso, en suma, que , que (