El atlas de la revolución de las mujeres : las luchas históricas y los desafíos actuales del feminismo
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LE MONDE

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El Atlas de la revolución de las mujeres Las luchas h is tó ric a s y los desafíos actuales del fem inism o

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H T I Capital intelectual

Staff Coordinación

Creusa Muñoz Edición e investigación estadística

Luciana Garbarino Creusa Muñoz Laura Oszust Ana Useros Diseño original y diagramacíón

El Atlas de la revolución de las mujeres Las luchas históricas y los desafios actuales del feminismo

Ariana Jenik Jnfografías, mapas y gráficos

www.trineo.com.ar Corrección

Alfredo Cortés Publicidad

Maia Sona [email protected] Producción y comercialización

Por decisión editorial, hemos respetado ei len­ guaje empleado por cada una de ias autoras en

Esteban Zabaljauregui

sus versiones originafes. Algunas de ellas han de­

® 2018, Capital Intelectual S.A Capital Intelectual edita el periódico mensual Le M o nd e d ip lo m a tiq u e , edición Cono Sur

cidido emplear el lenguaje indusrvo.

Le Monde diplomatique, edición Cono Sur Director

José Natanson Redacción

Pablo Stanoanelli (editor) Creusa Muñoz (editora) Luciana Garbarino Laura Oszust Piagramación

Cristina Meló Corrección

Alfredo Cortés Diseno original

Javier Vera Ocampo Secretaria

Patricia Orfila [email protected] Publicidad

Maia Sona msona(cDcapin.com.ar Paraguay 1535 (C1061ABC), Ciudad de Buenos Aires, Argentina Teléfono: (54-11) 4872-1300 www.eldiplo.org

Hecho el depósito que ordena la Ley 11.723 Libro de edición argentina. Impreso en Argentina Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento sin el permiso escrito de la editorial.

La imagen de tapa pertenece a la manifestación del 8M, Madrid, 8-8-18 (Reuters / Susana Vera).

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Sumario PRESENTACIÓN Creusa Muñoz

1

6

3

ENTRE PATRIARCADO Y MODERNIDAD

Las tres olas del feminismo. La histórica lucha por la igualdad Dora Barrancos Sororidad. Un pacto entre mujeres María Luisa Femenías Cartografía. La unión de las mujeres Feminismo argentino. La gesta nacional Susana Beatriz Gamba y Aida Maldonado Zapletal Peronismo. Matrimonios y algo más Carolina Barry Guerrilla. Una revolución incom pleta Miriam Lewin Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Un g rito eterno Marta Seoane

10

Estados Unidos. La misoginia de Donald Trump Soledad Vailejos

16 18

Kurdistán. Una revolución en todos los frentes Roma Vaquero Díaz Economía. A mayor trabajo, más pobreza Violeta Carolina Guitart

74

22

Migraciones. Un lugar en el mundo Paloma Moré Corral

78

26 28

Gestión menstrual. ¿Un asunto sólo de mujeres? Eugenia Tarzibachi

PRESAS EN SUS PROPIOS CUERPOS

Brujas. La persecución de las mujeres Fernanda Gil Lozano Violencia de género. Cicatrices de la desigualdad M3bel Blanco

36

Territorios feminicldas. México, el país más peligroso para ser m ujer 44 Ivonne Ramírez Ramírez Pueblos originarios. La resignificación de la lucha indígena Karina Bidaseca Aborto. El derecho a tener derechos Mabel Bellucci y Viviana Norman Trata de personas. Un delito oculto a la vista de todos Susana Chiarotti Trabajo sexual, el debate. ¿Esclavas del siglo XXI? Nora Pulido

46 48 54 58

Trabajo sexual, el debate. Descriminalizar, un modelo distinto

60

Georgina Orellano Narcotráfico. Marche presa

62

lleana Arduino

Acceso a puestos de poder. Carreras de obstáculos y laberintos de crista l 66 Virginia García Beaudoux

14

La cuarta ola argentina. La generación "Ni una menos" 30 María Florencia Alcaraz y Agustina Paz Frontera

2

UNA INCLUSION EXCLUYENTE

Maternidad. El sentido de dar vida Carolina del Olmo

70

84

Monoparentalidad. La decadencia de la "fam ilia tipo" 86 Patricia Merino LGTBQIA+. Vulnerables, disidentes, resistentes Fefa Vila Núñez

88

iglesia Católica. En nombre del patriarcado Sol Prieto Educación. Una paridad dispar María del Carmen Feijoó

92

Investigación científica. Ciencia para pocas Agostina Mileo

96

4

94

EL ARTE DE LA REBELIÓN

Literatura. Mujeres invisibles Anna Caballé

100

Militancia escrita. Imaginarios fem inistas Gabriela Borrelii Azara y Florencia E. González Lenguaje. Hablar sin sexismos Mercedes Bengoechea Medios de comunicación. Un espejo del m achismo Luciana Peker

102 104 106

Deporte. Juego lim pio Sonia Santoro Infancia. Muñecas y autitos Carolina Duek

no

Música. Canción con todas

114

Mercedes Liska, Malvina Silba y Carolina Spataro Humor feminista. Resistir desde la risa Tamara Tenenbaum

116

Las autoras

118

112

6 O EL ATLAS DE LA REVOLUCIÓN DE LAS MUJERES

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Presentación Creusa Muñoz

olonizadores e indígenas, blancos y negros, burgueses y proletarios... La historia de la domi­ nación es inagotable. Pero de todas las innume­ rables relaciones que involucraron a un opresor y a un oprimido, la del yugo patriarcal sobre las mujeres, constituye la más extensa, y aún hoy se perpetúa. Es cierto que estamos lejos de la sociedad anterior a la Revolución Industrial donde las mujeres estaban recluidas prácticamente al ámbito privado e incluso allí, encorsetadas en ese mínimo espacio, era el hombre el que ejercia el dominio exclusivo del hogar, el que tenía la patria potestad sobre los hijos, la última palabra en la administración de las cuentas y el que incluso tenía e! derecho, si lo consideraba oportuno, de recluir a su mujer en un psiquiátrico sin las garantías del debido proceso. Pero esa opresión doméstica a la que estaban confinadas las mujeres no concluía ni se restringía al ámbito privado. Se extendía, reproducía e incluso recrudecía en el espa­ cio público. Las mujeres no tenian cabida en el mundo educativo, económico y profesional, y mucho menos en el ámbito del poder político.

C

Una a p e rtu ra desigual El advenimiento del capitalismo y del liberalismo politico a fines del siglo XVIII despertó esa fuerza emancipadora que había permanecido muchas veces adormecida y otras tantas acallada en las mujeres. La industrialización que se irradiaba de Gran Bretaña al resto del planeta, produjo el cambio de un régimen político y económico feudal, basado en la explotación de la tierra, a otro con eje en la industria, en el que el propio interés de lucro del capital impulsó el ingreso de las mujeres al ámbito laboral. Era, ciertamente, una conquista de las mujeres pero también representaba una incipiente libertad económica que era utilitaria a los intereses capitalistas, y en cuya matriz la desigualdad de género seguía estando presente. Los sala­ rios de las trabajadoras eran sustancialmente inferiores al

de los hombres, trabajaban en condiciones deplorables, y los puestos decisorios seguían estando reservados exclu­ sivamente para los hombres. El sufragio universal establecido posteriormente no fue en su origen precisamente fiel a su calificativo. Seguia siendo exclusivo para los hombres. Y aunque desde hacía muchos años se escuchaban voces femeninas que clama­ ban por el establecimiento del derecho avotar,como la de Olympe de Gouges en Francia (1791) o las que se alzaron en la Convención de Seneca Falls en Nueva York (1848), recién se reconocería un siglo después en la mayoría de los países del mundo. A partir de entonces se asistiría a una intensificación y empinamiento de los feminismos (1).

D e c o n s tru ir p a ra c o n s tru ir Estos derechos que fueron conquistando las mujeres tras cientos de años de luchas, siguen estando erigidos sobre cimientos endebles, en los que la desigualdad de g'énero continúa delineando y condicionando su inserción en la sociedad. La puja de intereses no se ha desvanecido en absoluto, sigue latente, impregnando todas las áreas de la vida social, mermando las libertades que han sido recono­ cidas a las mujeres. Representa claramente una apertura del espacio público al género femenino pero coexiste con desigualdades sociales concretas más imperceptibles, que permanecen subyacentes. Una violencia simbólica en donde la soberanía masculina se establece y perpetúa a través de la naturalización social de las desigualdades de género reproducidas y legitimadas por las propias instituciones. Porque, como afirma Ana María Fernández, “un grupo dominador no puede imponerse en el plano económico y político si al mismo tiempo no logra una hegemonía en el plano cultural y simbólico” (2). Esta naturalización social es la que ha permitido y permite hoy la invisibilización de la violencia no sólo simbólica, que se reproduce de forma vertical (a través de los techos de cristal impuestos a las mujeres para los

altos cargos) y horizontal (transversal a todos los ámbi­ tos), sino también de aquella más ostensible y explícita, la violencia física. Según Naciones Unidas, 64.000 femicidios se producen al año en el mundo. La muerte, los golpes, el usufructo del cuerpo a través de la trata y el tráfico, despojan a las mujeres de toda libertad, esclavizándolas y vaciando de sentido su existencia. Esta opresión no es exclusiva de las democracias occi­ dentales; se extiende y exacerba en el mundo musulmán y oriental. Pero en nuestras sociedades es donde se cuestiona con más vigor la legitimidad de esta dominación de género. Como diría Simonc de Beauvoir: “Toda opresión crea un estado de guerra. Y este caso no es una excepción. [,„] Ya no se trata de una guerra entre individuos encerrados cada cual en su esfera: una casta reivindicadora se lanza al asalto y es tenida en jaque por la casta privilegiada. Son dos trascendencias que se afrontan; en vez de reconocerse m utuamente” (3). Es esta tensión, este cuestionamiento de la legiti­ midad de la dominación patriarcal, lo que se aborda en este Atlas de la mano de las mejores especialistas, acompañando cada una délas páginas con infografias, gráficos y cartografías. Una obra indispensable, elabo­ rada por el equipo femenino de Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, para d econstruir las arraigadas construcciones sociales de género. ©

1. Dora Barrancos señala que entre los m ovim ientos precursores se encuentran los vinculados con la extinción de la esclavitud de población negra (véase página 10 de este Atlas). 2. Ana María Fernández, Las lógicas sexuales: amor, política y violen­ cias, Ediciones Mueva Visión, Buenos Aires, 2009, 3. Simone de Beauvoir, El segundo sexo, Debolsiüo, Buenos Aires, 2017.

© Le M onde diplomatique, edición Cono Sur

[

Entre patriarcado y modernidad D e s p u é s de s ig lo s de lucha, las m u je r e s s ig u e n i n t e n t a n d o q u e b r a r los a r r a ig a d o s p a t r o n e s de la d o m in a c i ó n p a tr ia r c a l que, co n d if e r e n t e s in te n s id a d e s , aún s ig u e n v ig e n t e s en to d a s las s o c ie d a d e s del m u n d o . Una g u e r r a p e r p e t u a p o r a lc a n z a r la ig u a ld a d de g é n e r o y p o r r o m p e r de u na vez p o r t o d a s los in to le r a b le s la s tr e s de una c u lt u r a c o n s e r v a d o r a .

10 o EL ATLAS DE LA REVOLUCIÓN DE LAS MUJERES

Las tres olas del feminismo

La histórica lucha por la igualdad Dora Barrancos

Si bien hubo experiencias anteriores, se considera que la primera ola del feminismo comenzó en el siglo XIX. Desde entonces tres ciclos de intensas luchas por alcanzar ia igualdad de derechos entre hombres y mujeres vienen cambiando una sociedad donde la dominación patriarcal sigue muy arraigada.

Hacia la e m a ncip ación

13 Ola (1840-1960) 1791 Olympe de Gouges realiza una adaptación de la ''Decla­ ración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano" a la que denominó "Declara­ ción de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana”. El texto propone la emancipa­ ción femenina y la equipara­ ción juridica de ta mujer, la igualdad de derechos y el sufragio femenino.

1789 Revolución Fran­ cesa. Se proclama la “declaración de los Derechos del Hombre y del Ciu­ dadano".

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1848 La Asamblea de Seneca Falls en Nueva York elabora una proclama de derechos a la que denominó 'Declaración de sensibilidad', do­ cumento que denunciaba ¡as restricciones, sobre todo políticas, a las que estaban so­ metidas las mujeres en Estados Unidos. 1836 --------------Francia establece el derecho de las mujeres a la ense­ ñanza primaria.

1792 Mary Wollstonecraft publica el ensayo Vindicación de los dere­ chos de la mujer en el que denun­ cia que la posición deficitaria de las mujeres se debe a una distri­ bución inequitativa de (as oportu­ nidades educativas.

— 1789 Fuente: Elaboración propia.

1857 El @de marzo, obre­ ras de la industria textil de Estados Unidos organizan una pro­ testa en busca de mayores salarios y mejores condicio­ nes laborales.

1882 Hubertine Auclert, des­ tacada militante france­ sa, empleó el término "feminismo", en su pe­ riódico La Ciftoyenne. 1893 Nueva Zelanda se convierte en el primer país donde se establece el derecho al voto femenino.

1873 ^ En la ciudad de Boston, en Estados Unidos, se inaugura la primera universi­ dad totalmente accesible a las mujeres.----------

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1850

1908 Cerca de quince mil muje­ res, bajo el eslogan "Pan y Rosas", se manifiestan en las calles de Nueva York, para exigirla reducción de horas de trabajo, mejores salarios, el derecha al voto y el fin del trabajo infantil. •



Marie Curie obtiene el Premio Nobel. Es la primera mujer en ser reconocida con este galardón en la disciplina

1909 Se celebra por primera vez el Dia Internacio­ nal de la Mujer.

1. ENTRE PATRIARCADO Y MODERNIDAD • l l

l feminismo es una corriente de acción política cuyo propósito central es obtener derechos para las mujeres en igualdad con los varones. En rigor se impone el plural “feminismos” debido a las enormes variaciones alcanzadas por las experiencias de los colec­ tivos reivindicativos, a la diversidad de sus programas y a las formulaciones locales de su desarrollo más allá de que se identifiquen por sostener la inexorable equidad entre los sexos. Las agitaciones que condujeron a sostener programas feministas surgieron, como mucho, a fines del siglo XVIII, pero conviene reservar el concepto para las acciones deci­ didamente orientadas a la conquista de prerrogativas ocurridas durante el siglo XIX. La historiografía ba subra­ yado el decisivo empinamiento de los feminismos a partir de 1840, apuntando a las características de sus primeras adherentes, por lo general mujeres que habían tenido mejores oportunidades educativas. Entre los fenómenos precursores que culminaron con la creación de la agencia feminista se encuentran los vinculados con la extinción de la esclavitud de la población negra. Es bien conocida la actitud de muchas mujeres que pasaron a identificar su situación de modo especular con la de la población esclava, y que el movimiento abolicionista enraizó con el reclamo por la liberación de las mujeres sometidas a padres, hermanos o maridos.

E

No pueden eludirse las referencias a dos figuras conspi­ cuas de fines del siglo XVIII que contribuyeron a moldear las expectativas que fluyeron medio siglo más tarde: la francesa Olympc de Gouges y la inglesa Mary Wollstonecraft. Entre sus múltiples aportes, el legado más importante de Olympe fue la adaptación que realizó en 1791 de la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano” aprobada dos años antes y que denominó “Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana”. Mary Wollstonecraft, por su parte, en 1792 publicó su ensayo más notable: Vindicación de los derechos de la mujer, ganándose un lugar entre las precursoras del feminismo, Si bien Mary estuvo lejos de elaborar un programa reivindicativo para las mujeres, su ensayo mostró las primeras trazas del fondo de la cuestión: la posición deficitaria de las mujeres no se debía a una circunstancia inherente al sexo, sino a una distribución inequitativa de las oportunidades educativas.

L a g e s ta Las feministas de la llamada “primera ola”, es decir del prim er ciclo que examinó las causas del sometimiento de las mujeres y actuó de diversas maneras para revertirio, tejieron redes colectivas desde 1840. La asamblea de Seneca Falls (Nueva York) en 1848 se constituyó en un hito debido a la proclama de derechos que planteó la “Decla­ ración de sensibilidad" elaborada en la reunión gracias-*

3- Ola (1980 a la actualidad)

1989

1910 Conferencia Interna­ cional de mujeres socialistas en Co­ penhague. Deciden organizar anualmente una jornada de ia mujer para re­ forzar su lucha por el sufragio femenino universa).

1920 Rusia se con­ vierte en el primer país que legaliza el aborto.

1911 + El 25 de marzo en una fábrica textil de Nueva Ycrk, Trian gle Shirtwaist Company, mueren más de 140 obreras en un trágico incendio.

1948 Se aprueba la Declaración Uni­ versal de los De­ rechos Humanos en donde se re­ conoce el sufra­ gio femenino.

1915 Se organiza en La Haya una reunión convocan­ do a los diferentes mo­ vimientos de mujeres.

1955 Detención de Rosa Parks por negarse a ceder su asiento a un hombre blanco en un autobús en Montgomery, Alabama. Un gesto de dignidad que la convirtió en un símbolo de lucha por ios derechos civi­ les de las personas de color. 19BC Sirimavo Bandaranaike se convierte en Primera Ministra en SriLanka, la pri­ mera mujer en ; ocupar un cargo de esta envergadura ¡ en un Estado.

Teresa de Lauretis escribe Tecnología del género. Un año después publica su workshopen la Uni­ versidad de California "Teoría queer'. Caída del Muro de Berlín. 1963 Betty Frledan escri­ be Lo místico de la feminidad.

1950

2004 Marcela Lagarde, académica femi­ nista mexicana, difunde la traduc­ ción del concepto "feminicidio" realizado por ella a raíz del texto de Diana Russell y Jill Radford, Femícltie: ThePolitics of Woman Killing. 2014 r Malala Yousafzai obtiene el Premio Nobel de la Paz convirtiéndose en la persona más joven en conseguir este galardón. 2017 ii Surge el grupo f f #MeeToo que denuncia !a agresión y el acoso sexual.

1975 El 8 de marzo Naciones Unidas conmemora por pri­ mera vez el Día Internacio­ nal de la Mujer,

-B-+1910

1999 Judith Butler escribe El género en disputo. La ONU establece el 25 de no­ viembre como el Día Internacio­ nal de la Eliminación de Violencia contra la Mujer.

201B

Primera huelga mundial de las mujeres. Gran adhesión en todo el planeta.

a 2018

12 O EL ATLAS DE LA REVOLUCIÓN DE LAS MUJERES •

Olympe de Gouges "La mujer nace libre y debe permanecer igual al hombre en derechos [...]. La ley debe ser la expresión de la voluntad general; todas ias ciudadanas y ciudadanos deben contribuir, personalmente o por medio de sus representantes, a su formación Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, 1791. a la labor de Lucrecia Mott, Elizabeth Cady Stanton y Jane Hunt, entre otras. La Declaración sostenía como “verdad evidente: que todos los hombres y mujeres son creados iguales; que están dotados por el Creador de ciertos derechos inalienables, entre los que figuran la vida, la libertad y el empeño de la felicidad; que para asegurar estos derechos son establecidos los gobier­ nos, cuyos justos poderes derivan del consentimiento de los gobernados”. Fue firmada por un centenar de participantes, entre los cuales un 30% eran varones. La forja de una identidad feminista resultó siempre difícil, aunque no era ese el nombre con el que se iden­ tificaban las militantes. Las adversidades desde luego tuvieron que ver con los ambientes de inserción. En Estados Unidos, por ejemplo, las mujeres habían tenido más grados de libertad que en Europa, lo que no signi­ ficaba que estuvieran exentas de las severas reglas de “ser mujer”. Las inglesas estaban singularmente some­ tidas al mandato patriarcal, a las fórmulas sojuzgadas de padres y maridos, al acatamiento de las funciones “propias del sexo”. Las francesas, aunque igualmente sometidas a las normas patriarcales, parecían mostrar líneas de fuga en términos de moral sexual. Las alema­ nas, especialmente de las clases trabajadoras, tampoco se libraban de los presupuestos patriarcales, y como las austríacas socialdemócratas sufrieron enconados ataques debido a las posiciones pacifistas con el esta­ llido de la Gran Guerra en 1914. Sin embargo, con el correr de las décadas, las defensoras de los derechos de las mujeres consiguieron aumentar el número de simpatizantes y emergieron en la mayoría de los países, al menos occidentales. El concepto de “feminismo” se atribuye a Hubertine Auclert, destacada militante francesa que lo empleó en su periódico La Cittoyenne en 1882. A fines del siglo XIX se realizaron numerosos congresos feministas, y al iniciarse el XX, la corriente se ensanchó con la participación de mujeres que reclamaban contra el sojuzgamiento y reivindicaban los derechos civiles y cívicos de los que gozaban los varones. Para sintetizar, la agenda de los feminismos de la “primera ola” podría sistematizarse en los siguientes cuatro aspectos: 1) igualdad jurídica toda vez que las normas inferiorizaban a las mujeres; 2) conquista del

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derecho a votar y a ser votada, tal como habían logrado los varones en la mayoría de los países; 3) garantía del derecho a la educación bajo cualquier circunstancia, y 4) reconocimiento de la maternidad, aspecto acentuado en las primeras décadas del XX cuando las diversas manifestaciones feministas reclamaron asignaciones estatales según el número de hijos.

Un fe m in is m o re n a c id o El feminismo vivió un relativo estancamiento durante los años de la Segunda Guerra Mundial y los posterio­ res. El retorno a las antiguas urgencias vindicativas tal vez se explique por el hecho de que en la mayoría de los países occidentales se habían ganado reformas sociales y jurídicas que habían permitido una cierta mejora del estatus de las mujeres. Pero esa adaptación era una renuncia a la completa emancipación. En este contexto, la aparición del libro La mística de la fem ini­ dad de Betty Friedan en 1963 sirvió como un sacudón a la adormecida conciencia feminista, aunque no puede descartarse la influencia de El segundo sexo de Simone de Beauvoir, cuya traducción al inglés ocurrió en 1953. Sin embargo, como manifestó la propia autora en una entrevista en 1976: “La mayor parte de las mujeres que se volvieron activas en el movimiento eran muy jóvenes cuando el libro fue lanzado, en 1949-50, para ser influenciadas por él. Lo que me halaga, claro, fue que ellas lo hayan descubierto más tarde”. Más allá del número de lecturas a Friedan o a Beau­ voir, sus contribuciones fueron fundamentales para la aparición de un fenómeno completamente novedoso: el surgimiento de la teoría feminista. La segnnda ola modificó por completo la agenda y tornó irreprimible el advenimiento de una epistemología que se irradió más allá de la cantera de las ciencias sociales y las humanidades. El feminismo renacido a mediados de los 60 tenía un doble lazo: una nueva inscripción en materia de derechos y un esfuerzo vigoroso para la densidad teorética. La segunda ola fue im petuosa, no faltaron las confrontaciones estridentes y tuvo mucho que ver con el contexto internacional: la Guerra Fría, la guerra de Vietnam, los procesos de descolonización y las insur-

Mary W oltstonecraft "Las desigualdades entre los hombres y las mujeres son tan arbitrarias como las referidas a) rango, la clase o los privilegios; todas aquellas que el racionalismo ¡lustrado había criticado e identificado".

Vindicación de los derechos de la mujer, 1792.

1. ENTRE PATRIARCADO Y MODERNIDAD * 13