Trabajo Individuo E Historia

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A n to n in o

In fra n ca

TRABAJO, INDIVIDUO, HISTORIA EL CONCEPTO DE TRABAJO EN LUKÁCS

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Herramienta

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© 2005 Ediciones Herramienta, Buenos Aires, Argentina Av. Rivadavia 3772 - Io B - (C1204AAP) Buenos Aires, Argentina Tel. (+5411) 4982-4146 Correo electrónico: [email protected] www.herramienta.com.ar

Diseño de tapa: Mario a de Mendoza F. Diseño interior: Gráfica del Parque Traducción: Gabriel Livov Coordinación de edición: Andrés Méndez

Printed in Argentina Impreso en la Argentina, agosto de 2005

ISBN 987-21194-5-7 Todos los derechos reservados Hecho el depósito que marca la Ley 11.723

Infranca, Antonino Trabajo, individuo, historia : el concepto de trabajo en Lukács / Antonino Infranca - laed. - Buenos Aires : Herramienta, 2005. 320 p. ; 23x16 cm. Traducido por: Gabriel Livov ISBN 987-21194-5-7 1. Filosofía I. Livov, Gabriel, trad. II. Título

1

In d ic e

Introducción

C apítulo 1. El trabajo en la O ntología La teleología del trabajo O ntología e historicidad del trabajo

11

25 26 68

C apítulo 2. El trab ajo entre la ética y la política Trabajo y dem ocracia Etica y trabajo

105 112 126

C apítulo 3. Trabajo y arte Trabajo y poiesis A rte y hum anidad La crítica a la división capitalista del trabajo Trabajo y obra

141 142 1 53 160 172

C apítulo 4. La herencia histérico-filosófica de la categoría de trabajo: E l jo v e n H egel E l trabajo en El joven H egel Trabajo y alienación en la Fenom enología del espíritu A rb e itjT e lo s Teleología e historia Complejo de com plejos

191 196 213 225 235 238

Trabajo, individuo, histo ria . El concepto de tra b a jo en Lukács

C apítulo 5. La Fenom enología d el trabajo: H istoria y conciencia de clase D e la O ntología del ser social a H istoria y conciencia de clase E l fen ó m en o de la reificación La crítica de la filosofía burguesa La superación de la reificación La alienación en la O ntología

263 263 274 283 289 303

Bibliografía

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E l individuo es un producto histórico. Gyórgy Lukács

In t r o d u c c ió n

Lukács ha descripto acabadam ente su concepto de trabajo en la O ntolo­ gía del ser social. Considero, por lo tanto, la acepción ontológica de es­ te, concepto com o la síntesis de lo que Lukács ha expuesto en el curso de su extensa producción teorética. H e partido precisam ente de esta última obra sistem ática de Lukács para reconstruir todo lo relativo a la refle­ xión lukacsiana sobre el trabajo. El procedim iento es, por lo tanto, a r­ queológico en el doble sentido de esta palabra. El prim er sentido es el de una búsqueda hacia atrás en el tiempo, desde las reflexiones m ás re­ cientes y m ás cercanas al m om ento de la m uerte de Lukács hasta las obras juveniles, sus prim eros trabajos teóricos. El segundo sentido es el descubrim iento del trabajo como concepto dom inante en la producción teorética de Lukács, uno de los pocos conceptos que han dom inado com ­ pletam ente su pensam iento. O tros conceptos, com o totalidad o extraña­ m iento, son en el fondo dependientes del trabajo, com o confirm ación del carácter dom inante que el trabajo asum e en la reflexión de Lukács. El trabajo ha sido tam bién el modelo de su concepto de praxis, otro con­ cepto siem pre presente en el pensam iento lukacsiano. Pero sólo partien­ do del análisis de la Ontología ha sido posible captar el carácter dom i­ nante del trabajo en una carrera teorética que ha cubierto m ás de seis decenios del siglo pasado. D e este modo, la búsqueda de las reflexiones m ás antiguas y del concepto dom inante, y así arqueología del pensa­ m iento, pertenecen en el fondo al m ism o e idéntico m étodo, un método ontológico-genético, com o lo habría denom inado el m ism o Lukács, el cual indaga siem pre en torno a la necesidad histórica de un evento, de un concepto, de una obra: A través de la unidad filosófica de la teoría marxiana, el camino pa­ ra su universalidad. Y ello en nuevos contextos: vieja tendencia: lla­ mado a la vida de la orientación hacia la ontología. El viejo planteo 11

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gnoseológico de los problemas: ‘se da... ¿cómo es posible?', pensa­ do a fondo suena: ‘se da... ¿a raíz de qué necesidad histórica ha sur­ gido?' ¿Cuál ha sido y es su función real en el despliegue histórico del ser social?i

Es necesario definir inicialm ente el trabajo en Lukács com o un concepto/categoría, porque a menudo Lukács, a partir de la definición de trabajo - e s decir, del concepto, para decirlo con A ristó teles-, tennina por ordenar, analizar y reconstruir nudos teoréticos de alta com p leji­ dad, vale decir, utiliza el trabajo co m o una categoría kantiana. A prove­ cho esta introducción para aclarar la función del trabajo en el pensam iento de Lukács. Es un concepto, pero sirve también para descri­ bir la esencia necesaria del ser hum ano, su capacidad de v ivir en com u ­ nidad; m ás aún, el trabajo es el auténtico fundam ento de una com unidad humana, porque p en n ite instituir relaciones (en alem án G em e in sc h a ft, que es tam bién la categoría kantiana de la relación recíproca) entre se ­ res hum anos, relaciones prácticas, sociales, axio ló g ica s y lingüísticas. En este sentido, el trabajo es fundam ento en cuanto causa de la sociab i­ lidad del ser hum ano, es causa del ser social, el cual, por otra parte, co n ­ taba ya con una naturaleza dispuesta a la sociabilidad. El trabajo es, por lo tanto, una posibilidad concreta que ha perm itido a un anim al predis­ puesto genéticam ente el pasaje a la humanidad. Pero la genericidad ensí del hom bre puede pasar a su genericidad para-sí m ediante el trabajo y, entonces, el trabajo es tam bién m edio de expresión, de realización de la esen cia necesaria del hombre, su humanidad. A sí, el trabajo es una e s­ tructura necesaria del ser social, que permite instaurar con exion es co n s­ tantes entre seres sociales. En el fondo es éste principio/fundam ento, sustancia, m edio de exteriorización de la esen cia necesaria, en cuanto realiza la universalidad del género humano. El trabajo es, por lo tanto, para Lukács un com plejo de com plejos, un conjunto de m om entos categoriales vinculados por una serie de relaciones recíprocas. D ebe tenerse presente que para el concepto del trabajo en Lukács vale el proverbio marxiano “la anatom ía del hom bre es la clave para la anatom ía del m on o”, que expresa por otra parte una m etod ología de in ­ vestigación , que he usado para el análisis del desarrollo del concepto de trabajo en el pensam iento de Lukács. El m om ento categorial, ciertam en­ te fundam ental para com prender ese com plejo de com plejos que es el trabajo, es el valor. El valor representa el resultado del proceso de traba­ jo y, por lo tanto, el m om ento en torno al cual pueden instaurarse rela­ cion es sociales. Por otra parte, el valor es el fenóm eno detrás del cual se oculta el objeto, que im plica inm ediatam ente una relación con el sujeto, 12

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principalm ente con la necesidad del sujeto, que el objeto debe y puede satisfacer. El valor es tam bién elem ento que im pulsa a la socialización, cuando de valor de uso se transform a en valor de cam bio. A dem ás el va­ lor, en cuanto es resultado del proceso productivo, contiene en sí todos los m om entos anteriores. Lukács sostiene que así como el deber ser, en cuanto factor determinante de la praxis subjetiva en el proceso de trabajo, solo puede desempeñar este pa­ pel específicamente determinante porque el fin así planteado es va­ lioso para el hombre, así el valor no puede realizarse, en un proce­ so tal, si rio está en condiciones de colocar al deber ser de su realización como parámetro de la praxis en el hombre que trabaja.2

El valor pone, en cuanto deber-ser, una obligatoriedad de com por­ tam ientos en el interior del proceso productivo. Este carácter regulador del valor es posible porque en el fondo contiene bajo form a de deber-ser todos los m om entos de la teleología lukacsiana: el objetivo, la investi­ gación de los m edios para realizar tal objetivo y el objetivo realizado, es decir el resultado del proceso de trabajo. Es am pliam ente sabido que Lu­ kács ha deducido esta estructura categorial de la lógica de Hegel y que, a fin de cuentas, ha utilizado una form a de dialéctica a m itad de cam ino entre la hegeliana y la m arxiana. D igo “a m itad de cam ino” porque si una categoría com o el valor aparece ponderada por Lukács en toda su im portancia teorética es gracias principalm ente al análisis que ya M arx había conducido; al ir luego a considerar todos los m om entos de la te­ leología lukacsiana, aparece claram ente la deuda de Lukács tam bién con la dialéctica hegeliana: No es, pues, en absoluto sorpresivo que grandes pensadores fuerte­ mente orientados a la existencia [Dasein] social, como Aristóteles y Hegel, hayan concebido de la manera más clara el carácter teleoló­ gico del trabajo, y que sus análisis estructurales solo necesiten de al­ gunos aditamentos y de correcciones para nada decisivos a fin de conservar todavía hoy su validez.3

La teleología para H egel es el punto de pasaje de la objetividad a la idea. En la concepción lukacsiana del trabajo encontram os precisa­ m ente lo contrario: es el pasaje desde la idea a la objetividad. D igo “pre­ cisam ente” porque uno de los m odos de leer la lógica hegeliana, pero en general de aplicar la dialéctica hegeliana, es justam ente el de invertirla, com o sugería M arx tanto en los M anuscritos económ ico-filosóficos co­ mo en una fam osa nota de E l capital'. “Se confirm a aquí, com o en las 13

Trabajo, individuo, histo ria . El concepto de tra b a jo en Lukács

ciencias naturales, la exactitud de la ley descubierta por H egel en su L ó ­ g ic a , según la cual cam bios m eram ente c u a n tita tivo s al llegar a cierto punto se truecan en diferencias c u a lita tiv a s " 4 Esto confirmaría la co ­ rrecta lectura lukacsiana de H egel, correcta porque realizada por un marxista de acuerdo con lo que M arx había sostenido. Pero Lukács va más allá: acentúa el hecho de que en el trabajo “las p osicion es teleológicas, y las series causales puestas, que han sido desencadenadas por tales po­ sicion es, son el fundam ento ontológico-estructural” .5 Por lo tanto, la te­ leología sería hegelianam ente el auténtico concepto de trabajo en la Onto lo g ía de Lukács. El concepto de trabajo tom a el lugar del desarrollo de la idea, es exactam ente el pasaje a la objetividad. Es el sujeto que tras­ pasa en el objeto. Este m ovim ien to de pasaje no es un trans-ducere, que deja inmutados los dos elem entos a través de los cuales el m ovim ien to pasa, en nuestro caso el sujeto y el objeto, sino de un e-d u cere, de un lle ­ var hacia afuera de ambos: el sujeto exterioriza su propia idea en la rea­ lidad, el objeto real recibe una fon n a con base en sus propias ley es na­ turales. Lukács afirma que en la M e ta físic a de A ristóteles se hallan presentes esos m om entos categoriales que pueden proporcionar el fun­ damento teorético del trabajo: Las alternativas concretas del trabajo en la determinación del fin y en la realización siempre contienen, pues, en última instancia, ante todo una elección entre lo correcto y lo incorrecto. Esto constituye su esencia ontológica, su poder para transfonnar en cada caso la dynamis aristotélica en una realización concreta.6 Es precisam ente lo que suced e en la teleo lo g ía lukacsiana, es d e­ cir el pasaje de la potencia al acto, del sujeto hacia el objeto y del m is­ m o m odo, si recordam os lo m encionado acerca del deber-ser, del objeto hacia el sujeto. Por otra parte, A ristóteles m ism o había ubicado la causa final y la causa eficiente entre las causas originarias del ser. Es sabido, gracias a las diversas reconstrucciones autobiográficas del m ism o Lukács, que la posibilidad de abordar una on tología y una éti­ ca marxistas com en zó a madurar en su pensam iento en M oscú en 1930, co m o consecu encia de la ilum inante lectura de los M a n u sc rito s e c o n ó ­ m ic o -filo só fic o s de Marx. D e esa ilu m in ación Lukács aprendió dos c o ­ sas: la manera de leer a H egel y la definición de esencia genérica. Esta últim a es la esen cia necesaria del hom bre, que se m an ifiesta y se d esa­ rrolla en el trabajo. A l m ism o tiem po, la inversión operada por M arx en relación con la dialéctica hegeliana, le abrió la perspectiva de una nu e­ va relectura de H egel. A partir del problem a de la alienación 14

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arranca, precisamente, la gran discusión del joven Marx con el pro­ blema filosófico central de Hegel. Esta discusión es uno de los mo­ mentos más importantes de la inversión de la dialéctica idealista en dialéctica materialista, de la crítica del idealismo hegeliano y, al mismo tiempo, de la asunción de la herencia dialéctica por la nueva ciencia del materialismo dialéctico.? Por otra parte, la lectura de la F e n o m en o lo g ía , realizada a la luz de este m étodo, revela a Lukács la im portancia de la con cien cia, que no só ­ lo se aliena en el proceso de trabajo, sino que antes bien se forma en él. Por lo tanto es H eg el, adem ás de M arx, quien proporciona a Lukács la posibilidad de una nueva definición del ser social a partir del trabajo. Pero gracias a la interpretación de M arx, Lukács reconoce que también en H egel “la dialéctica del trabajo, de la actividad humana, de la práctica social en general, queda inserta en la dialéctica de la relación mercantil y subordinada a ella” .8 A través de la reflexión sobre el joven H egel, yendo hacia atrás en dirección a H istoria y co n cie n cia d e clase, se sigue notando cóm o el fetiche de la mercancía oculta la verdadera on­ tología del trabajo: la mercancía es un fenóm eno que oscurece la esen­ cia necesaria del trabajo, tanto en la vida cotidiana de los hombres co­ mo en sus relaciones sociales. El viejo Lukács reconocía una validez ontológica también a su propia obra juvenil: “Tam poco hay que negar que en m uchos pasos del libro hay conatos de una exposición de las ca­ tegorías dialécticas en su real objetividad y en su real m ovim iento, y que por lo tanto apuntan en el sentido de una auténtica ontología marxista del ser social”.9 Una ontología carente de una fenom enología, com o es la de la m ercancía descripta en H isto ria y co n cie n c ia d e c la se , no es hipotetizable, al m enos según los cánones filo só fic o s clá sico s. Jugando con las com paraciones, puede afirmarse que, así com o H egel ha escrito la F enom enología antes de llegar a la lógica, Lukács ha podido definir una nueva ontología del ser social, precisamente en base a los análisis de H isto ria y co n cie n cia d e c la se y también de su m ism a revisión auto­ crítica. He aquí por qué la ilum inación de la lectura de los M a n u scrito s eco n ó m ico -filo só fico s fue tan fulgurante. Pensar una ontología del ser social y, luego de ésta, una ética mar­ xista, asume un preciso significado en el pensam iento de Lukács. Lukács siente la exigencia de confrontarse con una tradición de pensam iento que parte de A ristóteles y llega hasta Marx a través de H egel. A Lukács no se le escapa que “hay una ciencia que estudia al ente en cuanto ente y las determ inaciones que por sí le pertenecen”.10 Es sabido que para Aristóte­ les la ontología es una de las fonnas de m etafísica y Lukács era bien consciente y tenía claro también que hablar de m etafísica no tenía ningún 15

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sentido para un cierto tip o de marxistas, del m ism o m odo que para las c o ­ rrientes más de m oda dentro del panorama filo só fico del siglo ^ X . Lu­ kács retom a precisamente esta drástica concepción de la filosofía: “Hay sólo una ciencia unitaria de la historia que va desde la astronomía hasta la así llamada sociología” .11 El sentido de esta frase reside en la reconsi­ deración de la filosofía com o m etafisica, com o ciencia del fundam ento del ser. Sólo la com prensión del fundam ento del ser nos permite la d efi­ nición de las leyes que regulan el desarrollo de la historia. Vale para la O n tología de Lukács lo que Kant escribe: Si sobre algún objeto hay alguna filosofía (un sistema de conoci­ mientos racionales por conceptos), entonces tiene que haber tam­ bién para esa filosofía un sistema de conceptos racionales puros, in­ dependientes de toda condición de la intuición, es decir, una m etafísica}2 N o hay duda de que el concepto de trabajo en Lukács tiene un uso m etafísico. El trabajo es el principio del desarrollo de la humanidad y, al m ism o tiem po, es el fundamento de tal desarrollo, precisam ente porque la historia es “historia de los m ed ios de producción” y de las relaciones de producción, com o quiere la con cep ción materialista de la historia. E s­ ta con cep ción respeta casi literalmente las palabras de H egel respecto del com ienzo: “el p rin c ip io tiene que ser tam bién com ienzo, y lo que es a n ­ terio r (prius) para el pensam iento, tiene que ser también p rim e ro en el cu rso d el pensam iento”.13 Precisam ente del “com ien zo”, adem ás que de la teleología, deriva el carácter del trabajo co m o “form a originaria” y co ­ mo “m odelo” de toda forma de praxis humana. Ya H egel en otras obras había captado esta función del trabajo, pero só lo Marx la supo ponderar en toda su profundidad teorética. Lukács repite tal operación en el inten­ to de ofrecer una base teorética a lo que lo urgía m ayonnente: el renaci­ miento del marxismo después de la desastrosa experiencia estalinista. Pe­ ro, para estar a la altura de esta tarea de refundación del m arxism o, es necesario retroceder respecto de M arx y confrontarse principalmente con H egel, es decir, volver a los orígenes del m ism o pensam iento de Marx. Sin una rigurosa reconstrucción de este origen se deja espacio libre a la dictadura, al arbitrio, a la inercia conform ista, que fueron características tanto del m arxism o positivista de la Segunda Internacional com o del rí­ gido m ecanicism o estalinista. Según Lukács, desde Lenin en adelante no hubo ningún significativo desarrollo teorético del m arxism o en la direc­ ción ya abierta por Marx, es decir una profundización crítica de la filo ­ sofía hegeliana. Marx ha invertido el sistem a hegeliano, rastreando el ser en el pensam iento: 16

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Marx retoma estas realidades en su específica determinación históri­ ca y las redefine en términos y con conceptos dialécticos, capaces de dar cuenta del movimiento histórico sin eternizar, deificándola, a nin­ guna fase particular. De este modo devuelve al hombre su historia y la historia, en Marx, de naturaleza vuelve a transformarse en cultura, es decir conciencia, obra y responsabilidad del hombre, de la concien­ cia social que se apropia, comprende y transforma el ser social.14

Lenin estaba continuando la tarea m arxiana de revisión crítica de la filosofía burguesa a partir de H egel, cuando la lucha política lo im pul­ só a la realización en la práctica de lo que había hasta entonces expresa­ do en la teoría. La interrupción de la investigación fue reforzada por el estalinismo: He dicho que el marxismo como teoría general de la sociedad ha su­ frido efectivamente una interrupción. Se ha detenido. Se puede de­ cir que el marxismo concebido [...] como teoría general de la socie­ dad y de la historia no existe más, ha terminado hace tiempo. Por esta razón hay, y habrá todavía por mucho tiempo, estalinismo. [... | El estalinismo no es sólo una interpretación errónea y una defectuo­ sa aplicación del marxismo. Es en realidad su negación.15

La atención de Lukács al trabajo nace de la preocupación de refundar el marxismo con un originario y auténtico m étodo dialéctico. No de­ be olvidarse que precisam ente sobre el método, en H istoria y concien­ cia de clase, Lukács aseguraba el respeto de la ortodoxia marxista: “En cuestiones de m arxism o, la ortodoxia se refiere exclusivam ente al m éto­ do”.16 Todavía sobre el método, el Lukács todavía no m arxista vislum ­ braba una suerte de m etafísica im plícita en el m arxism o: El hecho de que el materialismo histórico, el método sociológico hasta ahora más significativo, se haya transformado casi siempre en metafísica histórico-filosófica, no debe hacer olvidar el valor, que hace época, del método sobre el cual éste se funda y del cual, sim­ plemente, hasta hoy no hemos tenido una elaboración clara.17

Evidentem ente, Lukács en 1915 no podía saber cuán idealista, en el sentido gentiliano, era lo que afirmaba. Pero las palabras de Lukács son el síntom a de algo m ás profundo, es decir de la conciencia de que para afron­ tar ciertos problem as teoréticos es necesario conducirlos más allá del pla­ no de la realidad, precisam ente en el sentido originalm ente griego de m e­ ta tá phusiká [más allá de la física]. Es la m isma conciencia que en el período juvenil, en el D iario 1910-1911, lo im pulsaba a expresarse del si­ guiente modo: “ Lo que conviene hacer se plantea com o un dilema claro: 17

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trabajar o perderse en la frivolidad. Y, en este sentido, m e he vuelto inca­ paz para el trabajo”.18 Era un sentido de absoluta impotencia, de la cual se buscaba un cam ino de salida ante todo existencial: “Así pues, si no su­ cede ningún m ilagro y no alcanzo a vivir mi D am asco (lo que provoca­ ría la transform ación de mi tipo hum ano), mi vida depende de la lógica cuestión del juicio existencial”.19 Es precisam ente una poiesis, una pro­ ducción creativa, lo que Lukács buscaba. N o por azar esta exigencia de­ bió ser resuelta a partir de cierta form a de m etafísica, en la “ m etafísica de la tragedia” o en la m etafísica dostoievskiana de la novela. Sólo su adhe­ sión al m arxism o le aclara en qué ám bito intentar la síntesis extrem a, el cam po del desarrollo de la genericidad humana, o m ejor dicho de la his­ toria, allí donde este desarrollo se ve determ inado por la propiedad de los instrum entos de producción. Esta exigencia juvenil de una refundación de la m etafísica nunca desapareció de la perspectiva filosófica de Lukács. Lukács ha heredado de Thom as M ann la posibilidad de pensar una con­ junción de m etafísica y socialismo: “El contraste entre m etafísica y so­ cialism o, entendido como ateo, desacralizado, m aterialista [...] no es ya adm isible” .20 En Thom as M ann, L ukács veía el prototipo de la ética b u r­ guesa y él m ism o quiso fundar una ética m arxista que surgiera de una m etafísica de la historia. La fundación de una ética y de una ontología del ser social llega a una com pleta m aduración después de una reflexión prolongada por más de sesenta años. H a exigido un extenso y esforzado período de gesta­ ción. La grandeza de Lukács consiste precisam ente en el hecho de que en la definición del concepto de trabajo se halla siempre presente el in­ tento de definir al in-dividuum m oderno, lo que nosotros som os, nuestra esencia necesaria en el m undo de la globalización actual. Por otra parte, Lukács aporta un carácter de universalidad indispensable precisam ente hoy, cuando el futuro de una dem ocracia m adura se presenta com o po­ sibilidad concreta o com o quim era inalcanzable. Si Lukács hubiera d e­ finido una ética m arxista, sin antes haber definido el sujeto al cual la éti­ ca se refería, su concepción habría tenido una única solución: la de ser interpretada com o una ética clasista, es decir, una ética del proletariado. Esta definición habría sido ofrecida com o un ulterior instrum ento para una contraposición frontal entre una ética del proletariado y una ética de la burguesía. Lukács habría recaído en el error, típico del estalinism o, de proceder m ediante contradicciones que no se deben superar en una sín­ tesis, sino que antes bien deben cristalizar en contraposiciones eternas. El ser social, sujeto de la ética, es universal porque se halla fundado so­ bre una categoría a su vez universal, el trabajo. Este nuevo sujeto social, en cuanto universal, no tiene ya características de clase: no existe un ser 18

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social burgués o proletario, porque no existe un concepto de trabajo b u r­ gués o proletario. La ética lukacsiana es universal com o la kantiana, aun si no es categórica. Lukács destaca la indispensable relación con K ant para quien quiera definir una nueva ética: En el ánimo moral como tal está contenida, por una parte, una inten­ ción de universalidad -rasgo esencial que Kant ha elaborado teoréti­ camente del modo más cargado-, y como la tendencia a rebasar la particularidad inmediata del sujeto tiene por fuerza que mantenerse dentro del ámbito del ánimo, de la subjetividad, es claro que la inten­ ción apuntará, con mayor o menor claridad, a lo que en ellos es es­ pecífico.21

De este m odo Lukács puede superar todas las divisiones sociales para llegar a un in-dividuum , que en cuanto tal es universal. Sobre la uni­ versalidad del individuo se refunda la ontología m arxista de Lukács, que es una respuesta a las m etafísicas del siglo XX y a la crítica de Heidegger a la m etafísica. El pensam iento de L ukács es un pensam iento que va en busca del fundam ento, es un pensam iento fu e rte .22 El rol del filósofo en la sociedad contem poránea se halla hoy pro­ fundam ente en crisis, precisam ente a causa del abandono de problem as fundam entales de la filosofía. La relación problem ática entre filosofía y política, con la consiguiente exigencia de la definición de una nueva éti­ ca, que son hoy exigencias propuestas por no filósofos (sobre todo por econom istas), son en realidad problem as fundam entales de la filosofía. Son cuestiones que deberían im pulsar a los filósofos a reflexionar sobre el fundam ento del m ism o pensam iento y de la realidad histórica en que viven y pocos filósofos se dedican a esta reflexión. Lukács ha sido uno de ellos. El era un enano del pensam iento filosófico, pero se ha ubicado sobre las espaldas de gigantes como A ristóteles, H egel y Marx, dem os­ trando así que el pensam iento “fuerte” es la verdadera tradición de la fi­ losofía. En el período de la disolución de las ideologías, resulta oportu­ no acordarse de que ningún ideólogo puede ponerse de pie sobre espaldas de gigantes; sólo un filósofo lo puede hacer. D espués de la caí­ da del com unismo se puede releer a Lukács m ás librem ente, sin el m ie­ do de tener que etiquetarlo o de tener que inscribir la propia lectura en esquem as ideológicos preexistentes. Se ha entendido finalmente que los ideólogos, de cualquier signo que sean, son siem pre “débiles” o, mejor dicho, producen “falsa conciencia” . Es tiempo de volver a interpretar la palabra ideología en su significado originario: lógos del eulos, es decir un discurso sobre las ideas. Intentemos, entonces, discutir sobre las ideas de Lukács, que es un filósofo de tipo clásico, no es un ideólogo, y por 19

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lo tanto debe ser leíd o sin considerarlo ya a través de esquem as id eoló ­ gicos, sino sólo filo só fico s. Lukács nos lanza una invitación: Es necesario estudiar lo que Marx no ha estudiado jamás a fondo. [ ...] es claro que Marx no ha estudiado jamás seriamente la econo­ mía asiática, africana o latinoamericana. [ ... ] Habría que estudiar estos países y sus economías según una perspectiva marxista y con el método de Marx. Pero en lugar de eso sólo se realizan abstraccio­ nes; no existe un análisis serio .23 Es precisam ente desde estas regiones, donde las víctim as del sis­ tema del capitalism o globalizado son centenares de m illones, que debe­ ríamos com enzar nuestro trabajo de intelectuales, co m o nos indicaba Marx, es decir, el de alinearnos junto a las víctim as para juzgar al siste­ ma y darles esa palabra que de lo contrario no tienen. El pensam iento de Lukács d ev u elv e el sentido al pensam iento fi­ losófico, y el sentido sería el m ism o p á th o s (experiencia sufrida) del pensam iento, para hacer p osib le el co-sentim iento, una com -pasión, que sign ifica vivir el propio tiem po histórico, la propia vida cotidiana. La m etafísica ha sido a m enudo para los filó so fo s el espacio teórico al cual retirarse cuando la historia se transformaba en un espacio peligroso pa­ ra habitar. A sí fu e para Platón en la A tenas de los com erciantes que co n ­ denaban a muerte a los filó so fo s, para A ristóteles con Alejandro M agno, para Cam panella con la Iglesia de la Contrarreforma, para H egel con el Estado absolutista prusiano, para Hartmann con el nazism o y tam bién para Lukács con el estalinism o. En estos casos, sin embargo, el filó so fo vaga por sus lu g a res n a tu ra le s, en su típico esp acio teórico, para inten­ tar la aventura de la transform ación de la realidad histórica según pro­ yectos m etafísicos. M uchos filó so fo s intentan luego realizar estas ideas en la realidad histórica, son afectados por un “ síndrome platónico” - e s ­ toy refiriéndom e al Platón que intenta convencer a los tiranos de Siracusa de realizar en la realidad histórica su proyecto filo só fic o de una ciu ­ dad id ea l-, es decir, al deseo de ser los nuevos dem iurgos de la realidad. La experiencia histórica, siem pre desastrosa, si no directam ente trágica, deja su marca. El m ism o Lukács, después de 1956, com en zó a p ro y ec­ tar la escritura de una ética m arxista para relanzar en el ámbito estricta­ mente teórico el desafío al M efistó feles de la historia. La perspectiva ontológica le perm ite a Lukács comprender en su intim idad y, al m ism o tiem po, con claridad las contradicciones de su propia realidad histórica. Sobre la base de esta com prensión se pueden fundar las leyes del futuro desarrollo histórico y se puede nuevam ente volv er a hablar, pero en sen­ 20

Introducción

tido fuerte, de libertad. La lección de Lukács es la m ism a de A ristóteles, que explica con precisión cuál es la relación entre m etafísica y libertad: “Es obvio, pues, que no buscamos ese conocim iento en virtud de una ul­ terior utilidad. Y así com o llam am os libre al hom bre que tiene su fin en sí m ism o, y no es fin de otro, así decim os que ésta es la única ciencia li­ bre, puesto que es la única que tien e su propio fin”.24 Si un individuo es libre tanto política com o económ icam ente, es decir es libre de reprodu­ cir am pliam ente su propia vida, entonces podrá hablar de libertad. Si un filósofo es todavía Capaz de leer dentro de la historia, a pesar de sus tra­ gedias, entonces queda la esperanza de volver a escuchar hablar de li­ bertad, y ello no es jam ás un sim ple ejercicio de palabras. He iniciado este libro hace veinticinco años bajo la form a de una tesis de licenciatura. El capítulo sobre E l jo v e n H eg el fue mi tesis de m aes­ tría. Finalm ente, los capítulos sobre la O ntología, sobre E l jo v e n H egel y sobre H istoria y conciencia de clase, com pletam ente reescritos, con­ form aron la tesis de doctorado presentada en la A cadem ia H úngara de las Ciencias. E ntretanto, había transcurrido tres años de investigaciones en el L ukács Archivum de Budapest. No se trata de un Lebensw erk, si­ no de un trabajo que he revisado, reescrito y profundizado durante nue­ ve años, hasta 1989, cuando lo abandoné com pletam ente. La fecha es indicio de lo que estaba sucediendo en ese m om ento histórico.25 Pasé a estudiar el pensam iento de Gentile en relación con su cultura de origen y luego la Filosofía de la Liberación de Enrique Dussel. En 1998 pasé a vivir en Argentina y los sucesos del 2001 -e l así llam ado A rgentm azó­ m e convencieron de que una reflexión sobre el trabajo y sobre las pers­ pectivas de un pensam iento crítico volvían a estar vigentes; m ás aún, re ­ sultaba im perativa una reflexión sobre los fundam entos del ser social. Veía en la ontología lukacsiana la prem isa p ara la definición de una éti­ ca de la liberación. La E tica de la Liberación de D ussel era la continua­ ción ideal de la ontología de Lukács. Así retom é este antiguo trabajo y después de dos años de prof'undizaciones, conducidos tam bién gracias a los cursos de doctorado im partidos en ese período en la U niversidad de Buenos Aires, he llegado a la redacción definitiva. Prácticam ente todo el trabajo ha sido reescrito y se han agregado los capítulos sobre la éti­ ca y la política y el capítulo sobre la E stética, los ensayos de crítica li­ teraria y las obras juveniles. A sí, después de veinticinco años, ese trab a­ jo juvenil encuentra su form a de libro, libro sin duda inactual según la opinión filosófica corriente, absolutam ente actual para quien tiene un m ínim o de atención hacia los m ovim ientos sociales y las exigencias de liberación de hoy.

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Trabajo, individuo, histo ria . El concepto de trabajo en Lukács

Durante estos veinticinco años he acum ulado una deuda de gratitud hacia cinco am igos que han acom pañado mi desarrollo intelectual. No hay naturalm ente un orden de im portancia o de prioridad, sino sólo una sucesión cronológica, po r lo tanto en esta ocasión vuelvo a agradecer a estos cinco am igos, principalm ente por los sentim ientos de afecto que si­ guen dem ostrándom e y los tantos consejos intelectuales que me han d a­ do y que siguen dándom e. El orden cronológico pone en prim er lugar a G iuseppe Nicolaci, mi tutor científico en la Universidad de Palermo (Ita­ lia), luego A lberto Scarponi, el traductor de la O ntología en italiano, en H ungría mis tutores científicos fueron Denés Zoltai, antiguo discípulo de Lukács, y János K elem en, profundo conocedor del pensam iento de Lu­ kács y de la cultura italiana; en A rgentina y últim o en la sucesión crono­ lógica, M iguel Vedda, el traductor de la O ntología al castellano: sin su úl­ timo, y por lo tanto determ inante, estím ulo no habría retom ado el trabajo juvenil y no lo habría llevado a térm ino. Estoy convencido de ser un hombre afortunado que puede contar con por lo menos cinco am igos y “padres espirituales”, y soy tam bién un escritor afortunado porque tendré al menos cinco atentos lectores. Tengo el orgullo de ser su amigo.

Notas 1. G. Lukács, Pensiero vissuto. Autobiografía informa di dialogo, interv. de I. Eórsi, ed. it. de A. Scarponi, Roma, Editori Riuniti, 1983, pág. 219 2. G. Lukács, Ontologia del ser social. El trabajo, edición al cuidado de A. Infranca y M. Vedda, trad. M. Vedda, segunda parte, cap. I, § 2, Buenos Aires, Ediciones Herra­ mienta, 2004, pág. 129-130. 3. Idem, segunda parte, cap. I, § 1, pág. 62. 4. K.. Marx, El capital, trad. P. Scaron, México, Siglo XXI, 1999, tomo 1, vol. 1, Libro Primero, cap. IX, pág. 374. 5. G. Lukács, Ontologia del ser social. El trabajo, cit., segunda parte, cap. I, § 2, pág. 103. 6. Idem, cap. I, § 1, pág. 99. 7. G. Lukács, El joven Hegel y los problemas de la sociedad capitalista, trad. M. Sacris­ tán, Barcelona, Grijalbo, 1972, cap. IV, § 4, pág. 525. 8. Idem, cap. IV, § 3, pág. 469. 9. G. Lukács, Prólogo de 1967 a Historia y conciencia de clase, trad. M. Sacristán, Ma­ drid, Sarpe, 1985, vol. 1, pág. 49 10. Aristóteles, Metafísica, Libro IV, cap. 1, 1003a 20, trad. H. Zucchi, Buenos Aires, De­ bolsillo, 2004, pág. 192. 11. G. Lukács, Conversazioni, tr. it. C. Pianciola, Bari, De Donato, 1968,pág. 17. 12. I. Kant, Metafísica de las costumbres, trad. A. Cortina Orts y J. Conill Sancho, Bar­ celona, Altaya, 1996, Segunda Parte, Prólogo, pág. 223. I 3. G. Hegel, Ciencia de la lógica, trad. A. y R. Mondolfo, Buenos Aires, Solar, 1993, Li­ bro I, “¿Cuál debe ser el comienzo de la ciencia?”, vol. 1, pág. 88. 22

Introducción

14. F. Ferrarrotti, CoUoquio con Lukács, Milano, Franco Angelí, 1975, pág. 20. 15. Idem cit, pág. 15. 16. G. Lukács, “¿Qué es marxismo ortodoxo?” en Historia y conciencia de clase, cit., vol. 1, pág. 74. 17. G. Lukács, “Filosofía della societá e del diritto” en G. L., Sulla povertá di spirito, ed. de P. Pullega, Bologna, Cappelli, 1981, pág. 149. El ensayo es de 1915. 18. G. Lukács, Diario I9I0-I9H, trad. P. J. Braclifeld, Barcelona, Península, 1985, pág. 1 20 .

19. Idem, pág. 114. 20. Tilomas Mann, “Adesione al socialismo”, in Opere, vol. XII, Milano, Mondadori, 1958. 21. G. Lukács, Estética, trad. M. Sacristán, Barcelona, Grijalbo, 1982, cap. VII, § 3, vol. 2 pág. 251. 22. No lian faltado las criticas a este intento. Las más significativas provinieron del am­ biente más cercano a Lukács, de sus mismos discípulos. Agnés Heller se lia distingui­ do en esta obra de demolición del pensamiento del maestro. Después de haber reto­ mado la Ontologia del ser social en su Sociología de la vida cotidiana, Heller define a la Ontologia como un “fracaso” (cfr. A. Heller, “Lukács’ Later Pliilosopliy” in Lu­ kács Revalued, ed. de A. Heller, Oxford, Basil Blackwell, 1983, págs. 177-190). Na­ turalmente, también ella divide el desarrollo intelectual de Lukács en periodos, con el objeto de retomar lo que le sirve, y llega incluso a inventar fechas y conceptos. De es­ te modo, Lukács habría comenzado laEstética después delamuertede Stalin en 1953 (cfr, pág. 181), dado que en ese entonces se daban las condiciones políticas para una reflexión más libre, cuando en realidad la Estética, como sostiene el mismo Lukács, fue iniciada a fines de los años cuarenta. Asi, Lukács en ia Estética se referiría al de­ ber, aun habiendo debido reconocer que “Lukács himself does not use the ivord 'Ought’but speafa, rather, o f perspective" [Lukács mismo no usa la palabra “deber”, sino que habla de perspectiva]. El estilo de falsificación conceptual se vuelve aun más evidente en el discípulo de la Heller, Gáspar M. Tamás (cfr. “Lukács’ Ontology. a Metacritical Letter”, in Lukács Revalued, cit.., págs. 154-176) que sostiene que en la On­ tología no estaría presente una sustancia histórica (cfr. pág. 159), en ella el ser apare­ ce separado del hombre (cfr. p. 160), ésta no es una obra generalizable (cfr. pág. 164), y last but not least, el socialismo de Lukács carece de una moral. Tamás niega la exis­ tencia de una genericidad (cfr. pág. 163), de este modo toda acción contra la humani­ dad deviene posible, porque la humanidad misma es sólo un concepto y no una reali­ dad ontológica. Tamás confunde la ontologia de Lukács con unaontologíareligiosay así puede usar a gusto las típicas críticas contra el argumento ortológico de San An­ selmo. Es un estilo clásico de aquellos que atribuyen al pensamiento de sus oponen­ tes los argumentos que luego desean criticar, pero actuando de esta manera en reali­ dad critican lo que ellos mismos han querido plantear. Su pensamiento es como “la noche en la que todas las vacas son negras”. La investigación filosófica se lleva ade­ lante también de este modo, según su hábito científico. 23. F. Ferrarrotti, Colloquio con Lukács, cit., págs. 13 y 17. 24. Aristóteles, Metafísica, cit., libro I, cap. 1, 982 b 25, pág. 123. 25. He descripto la caída del régimen comunista húngaro en A. Infranca, “Cómo cae un régimen y se construye uno nuevo: Hungría, octubre de 1989”, enHerramienta, N" 12, primavera/verano 1999, Buenos Aires, págs. 51-70. Me hallaba precisamente en aquellos meses en Hungría y fui asi testigo de un acontecimiento histórico, la caída de los regímenes comunistas de la Europa centrooriental, de alcance mundial.

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C a p ít u l o 1

E l tra b a jo en l a O n t o l o g ía

La O ntología del ser social constituye el gran esfuerzo del filósofo hún­ garo porrefun^lar el marxismo. N o hablaría de “renacim iento” del m ar­ xism o sino de “refundación” 1, precisam ente por la utilización fundacio­ nal del concepto de trabajo en la Ontología. El volum inoso tam año de la obra, el lenguaje utilizado por el autor, redundante y repetitivo, y las crí­ ticas de sus m ism os discípulos, que determ inaron a su vez la negativa recepción de la obra entre los am bientes filosóficos2, term inaron por li­ m itar su conocim iento. En realidad, la obra fue más allá de las intencio­ nes del autor y fue asum iendo un carácter m onum ental que el juicio de N icolás Tertulian logra captar en su real dimensión: “Lukács pretendía poner en valor tanto la tradición de la M etafísica de A ristóteles com o la de la L ógica de H egel p ara erigir su propia ontología. Su obra, p o r lo tanto, quería ser sim ultáneam ente una ‘m etafísica’ y una ‘crítica de la ra­ zón histórica’”.3 La opinión de Tertulian ha captado y reunido en un unicmn m etafísica y crítica de la razón histórica. La Ontología, por lo tan­ to, sostiene la am bición, no sólo de proseguir las tradiciones clásicas de la filosofía, sino de m antener el discurso filosófico en un nivel de eleva­ da especulación.4 Por cierto que las críticas a este m odo de enten d er una auténtica refundación de la m etafísica no podían faltar, teniendo en cuenta que la Ontología fue publicada a comienzos de la época de la m oda heideggeriana de dem olición de la ontología y del subsiguiente pensam iento dé­ bil.5 Paralelam ente a las críticas hubo un silencio ensordecedor en torno a la obra, silencio unido con incom prensión y hostilidad.6 D ecisivo fue el rechazo de la Ontología por parte de quienes estim aban al joven Lu­ kács, principalm ente aquellos que sostuvieron una oposición, a decir verdad inexistente, entre la Ontología e H istoria y conciencia de clase. Esta últim a categoría de críticos es sin duda la m ás num erosa7, lo cual no significa que todos hayan sido tam bién conocedores de la obra. Por 25

Trabajo, individuo, histo ria . El concepto de tra bajo en Lukács

tal m otivo, es m ás bien exiguo el conjunto de adeptos a la O ntologias; pero la relación y la confrontación con las tradiciones clásicas del pen ­ sam iento filosófico han hecho de ella un clásico que perm anecerá en la historia de la filosofía durante m ucho tiem po m ás de lo que puedan lle­ gar a perdurar los ecos de las críticas, sobre todo si se tiene en cuenta los pulpitos de los cuales proceden y las argum entaciones m ediante las que han sido articuladas. A quellos pocos que la han leído y estudiado han rechazado su pre­ tensión inequívocam ente exhaustiva respecto de los problem as funda­ m entales de la historia de la filosofía, com o nos recuerda Tertulian: La sorpresa que la Ontología del s e r social de Lukács reserva a sus críticos y adversarios consiste en haber mantenido en armoniosa síntesis dos exigencias consideradas por éstos como “irreconcilia­ bles”. Por un lado, la tesis de la irreductibilidad de la ontología a la lógica, del plano de la existencia respecto del de la conciencia, con la consecuente y mordaz crítica de todo logicismo; por el otro, la vasta empresa de liberar a las principales categorías de la dialéctica hegeliana de los esquemas del idealismo y de la teleología.9

La teleología del Srabajo El concepto central de la O ntología d e l ser so c ia l es el trabajo: “El tra­ bajo puede ser considerado, pues, com o fenóm eno originario \Urphcinom en ], como modelo del ser social” .10 Urphcinomen es un término de cu­ ño goethiano. Lukács designa indirectam ente al trabajo bajo el término “fo rm a originaria” (U rform )n cuando se refiere al deber ser que surge a partir del trabajo. En los Prolegóm enos a la ontología del ser social, el trabajo aparece definido com o “fundam ento” (F undam ent) y “caso-m o­ delo ” 12 (M odellfall). N o puede pasarse por alto la contradicción, o al m enos la confusión term inológica de Lukács. “Fenóm eno”, “Form a” y “ Fundam ento” son térm inos que en la historia de la filosofía han sido utilizados con significados profundam ente distintos e incluso contradic­ torios unos con otros. “Fenóm eno” se halla seguram ente en relación de contradicción con “F undam ento” y tam bién con “F orm a”, si entende­ m os form a com o “esencia” (en alemán IVesen), es decir, com o la enten­ día Platón, com o eidos-ousía (form a esencial): el fenóm eno es aparien­ cia de una idea que se funda sobre un ente. Pero com o ha sido dicho antes, L ukács retom a el significado goethiano de “fenóm eno origina­ rio”, térm ino que proviene de las ciencias naturales, m ás precisam ente biológicas, y que indica la presencia de una fo rm a de ser a partir de la 26

El tra b a jo en la Ontología

cual se generan otras form as de ser. En este sentido, com o el ser inorgá­ nico es fundam ento del ser orgánico y éste es fundam ento del ser social, el trabajo es el fenóm eno originario que perm ite el pasaje desde el ser orgánico al ser social, lo cual im plica que el ser orgánico contiene ya en sí la posibilidad de devenir ser social. Aquí encontram os el significado hegeliano del término “fundam ento”: “ La razón de ser [Grund, que en alemán es también “fundam ento”] es la esencia que es en sí, y esta es esencialm ente razón de ser; y sólo es razón en cuanto es razó n de algu­ na cosa, de un otro”.13 H egel, por otra parte, retom a el significado de fundamento que L eibniz había entendido com o “razón suficiente” y Lu­ kács se inscribe en esta tradición filosófica. Como sabem os, Lukács no pudo revisar la O ntologia d el ser social antes de su publicación y, por lo tanto, quedó en la obra cierta confusión terminológica. Podem os considerar al trabajo com o Urform, form a origi­ naria, que en tanto originaria es “principio”, es decir “inicio” y “ funda­ mento”, y es bajo este significado que pretendo utilizar el térm ino “tra­ bajo” en este ensayo. Como “form a originaria”, el trabajo es también forma esencial o esencia necesaria, porque permite el pasaje desde el ser orgánico al ser social y habilita el desarrollo de com plejos pertenecientes al ser social que se hallan fundados sobre el trabajo. El trabajo es enton­ ces arjé, “principio” (en alemán Anfang), “com ienzo”, “ inicio”, “prim e­ ra causa”, pero tam bién “fundam ento” y “dom inio”, “potencia”, es decir algo a partir de lo cual un ser llega a existir. En tanto implica todos estos deslizamientos sem ánticos, el trabajo perm anece en el fenóm eno porque es derivado a partir de un fundam ento/principio que resulta dominante respecto del fenóm eno mismo. En este sentido, entonces, el trabajo es Übergreifendes M o m en t (m om ento dom inante) y tam bién perm anencia del principio/fundam ento en el ser que deriva a partir de él. En la Ontologia Lukács ha planteado una jerarquía triádica de las form as de ser, en la cual el nivel m ás bajo se encuentra ocupado por el ser inorgánico, el segundo nivel por el ser orgánico y el tercero por el ser social. Lukács toma de la teoría de Marx el principio de distinción entre ser inorgánico, vida orgánica y ser social sobre la base de la identifica­ ción del ser en general con el ser orgánico. El ser orgánico es ya una es­ pecificación del ser en general, una superación o m ejoram iento o, en pa­ labras m ás exactas, una subsunción (Aitjhebung) de una form a de ser (Seinsform ) anterior en la form a de ser sucesiva. Lukács no tom a en cuenta la fundación de la filosofía a partir de Tales en el ser orgánico (bíos, “vida”), sino que se inscribe dentro de la tradición del m aterialis­ mo clásico, según la cual el ser es la naturaleza misma, y a en sus nive­ les m ás bajos de com plejidad m aterial. En la m edida en que se verifica 27

Trabajo, individuo, historia. El concepto de tra bajo en Lukács

un pasaje desde una fon n a de ser a su forma subsiguiente y superior, la historicidad en Lukács, así com o en M arx, se transforma en el principio­ /fundam ento de ser. N o tenem os ya que contar con un fundamento está­ tico, a la manera del ser parm enídeoH, sino con un n uevo principio/fun­ damento que es el devenir ( Werden) continuo e incesante, en la línea de la más correcta tradición hegeliana y marxista. El trabajo representa el principio/fundam ento a partir del cual emergen las formas de ser social a partir de las formas de ser anteriores, es decir, desde el ser inorgánico y desde el ser orgánico. En efecto, com o destaca Lukács, el m étodo dialéctico de Marx permite la reconstrucción de la génesis del ser dado, del ser h ic et nunc, descom poniendo este ser en sus elem entos esen ciales e identificando en estos elem entos los funda­ m entos propios del ser, aun teniendo siempre presente su carácter histó­ rico. La consecuencia es que podernos conocer una forma de ser en su to­ talidad sólo después (p o s tfe s tu m repite continuamente M arx) de que ésta se ha realizado enteramente. 15 Lukács tiene siempre presente la frase de Marx que resume la epistem ología y también la m etodología del marxis­ mo: “La anatomía del hombre es la clave de la anatomía del m ono”. En este punto resulta oportuno detenerse a analizar el planteo epis­ tem ológico del concepto de trabajo en la O n to lo g ía para reconstruir su herencia no sólo marxiana, sino tam bién hegeliana, en la medida en que el uso que Lukács hace de la dialéctica marxiana se orienta a resaltar la derivación de esta últim a a partir de la dialéctica h egeliana e in clu so en ciertos aspectos Lukács tiende a retrotraerse directamente a H egel, o p e­ rando una suerte de re c o n o c im ien to de la herencia hegeliana en Marx. De hecho, si la adopción del trabajo corno fundam ento para la estructu­ ra del ser social evid en cia en Lukács la herencia m arxista, al m ism o tiem po rem ite tam bién, por lo que con cierne a la forma de la estructura­ ción sistem ática, a tem as ya presentes en el pensam iento hegeliano. Por lo dem ás, en E l jo v e n H e g e l Lukács había dedicado un profundo análi­ sis a la con cep ción ju ven il hegeliana del trabajo, mostrando su paralelo con el análisis de M arx. Pero esto lo volverem os a ver en el capítulo de­ dicado a E l j o v e n H eg el. En térm inos más generales, las categorías fundam entales que nu­ tren el discurso com plejo de la O n to lo g ía aparecen tomadas de H eg el al m ism o tiem po que de Marx. Por este m otivo, analizar la últim a obra lu­ kacsiana puede representar un m odo de llegar a un balance de la sin gu ­ larísima relación entre H egel, Marx y el m ism o Lukács. La relación con H egel y M arx, por otra parte, ha estado siem pre presente en la produc­ ción filosófica de Lukács desde su adhesión al marxismo y en cierta m e­ dida también an tes16, pero sobre este último punto, que exced e los lím i­ 28

i¡,

El tra bajo en la Ontología

tes de este ensayo, no me detendré.17 En efecto, me urge destacar el h e­ cho de que, paralelam ente a su relación con H egel y M arx, Lukács co n ­ sidera el trabajo com o fundam ento del ser social, tanto es así que se p o ­ dría reconstruir su génesis y el desarrollo de la relación de Lukács con los dos m áxim os pensadores del siglo XIX perm aneciendo ligados sólo a la problem ática del trabajo. Resulta oportuno recordar que ya en H istoria y conciencia de cla­ se Lukács pone en evidencia las características reificantes y alienantes del trabajo, profundizando la crítica m arxiana de la sociedad capitalis­ ta .18 A nticipo aquí tem as que serán tratados e n o tro s capítulos del libro, pero es conveniente recordar, aun si sólo rápidam ente, que en la obra de 1923, Lukács se encontró a sí m ism o reproponiendo el ju icio expre­ sado por M arx sobre el trabajo alienado y se esforzó con una profunda capacidad de análisis por reponer a partir de E l ca p ita l y las otras obras m aduras de M arx la problem ática en torno a la alienación que en los M anuscritos económ ico-filosóficos d e 1844 había sido tratada m ás am ­ pliam ente. Pero este hecho resulta por dem ás singular, dado que Lukács no podía conocer en ese período las obras de juventud de M arx, porque fueron publicadas sólo en 1933. Por lo tanto, en los prim eros años de su militancia marxista, Lukács instaura una relación muy estrecha de con­ frontación especulativa esencialm ente con M arx y, por lo tanto, com ien­ za a utilizar desde el punto de vista m etodológico la revisión m arxista de la dialéctica hegeliana. El resultado de este cam bio es el ensayo sobre el jo v en Hegel, en el cual llega a ser cada vez más claro el uso categorial de la dialéctica hegeliana. El tema del trabajo aparece desarrollado desde un punto de vista constructivo y com ienzan a em erger algunas categorías que en H is­ toria y conciencia de clase eran sólo marginales: teleología, intercam bio orgánico con la naturaleza, valor del instrum ento, satisfacción de las ne­ cesidades, rol de la conciencia cognoscente, etcétera. Son tem as que de­ vienen dom inantes para el futuro desarrollo filosófico de Lukács. Por lo tanto, el estudio del jov en H egel y del joven M arx abre a Lukács una nueva perspectiva y nuevas dimensiones problem áticas que al desple­ garse desem bocarán en la O ntología. Creo, en consecuencia, que puede afirm arse que en E l jo v en H egel se encuentran in nuce los elem entos fundam entales que serán desarrollados explícitam ente en la Ontología. Es com o si Lukács, al explicitar su propio interés histórico-filosófico respecto del joven H egel, hubiera reconocido la necesidad de definir una nueva ontología. En la Ontología, finalmente, la relación con H egel asume un valor fundante. Cuando el trabajo se convierte no sólo en principio/fundamento

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Trabajo, individuo, historia. El concepto de tra b a jo en Lukács

de la sociabilidad y de la historicidad, punto d e observación del ser social en su totalidad, la ontología dialéctica hegeliana proporciona las principa­ les categorías de una articulación teórica de este tipo. En este contexto, Marx no es por cierto olvidado o dejado de lado; sin embargo, se acentúan esos elem entos característicamente hegelianos del pensam iento marxiano. Se trata de una operación a rq u eo ló g ica -d e a rjé entendido com o “dom i­ nio” o, mejor, “principio dominante”- , en el sentido de que Lukács hace subir a la superficie la herencia hegeliana de la reflexión de M arx, com o elem ento que domina y caracteriza al pensam iento marxiano. Lukács pa­ rece casi mantener una singular relación de contemporaneidad con Marx, dado que ambos comparten la común herencia hegeliana. Todo ello im pli­ ca indudablemente un riesgo, cuando resulta de aquí un “Marx leído a tra­ vés de lentes hegelianas” y por lo tanto, en algunos aspectos, t i Marx de­ formado: el riesgo consiste en olvidar el rol revolucionario de una teoría del trabajo que exprese el aspecto efectivam ente humano liberado del com ponente de alienación que ocultaba su esencia, para privilegiar en tér­ m inos abstractos el m ism o concepto de trabajo com o extrínseco a la esen­ cia humana. Pero Lukács no c o n e este riesgo y controla adecuadamente entre ambas concepciones del trabajo un equilibrio que caracteriza a toda su producción filosófica marxista. En este sentido se hallan del todo injus­ tificadas algunas críticas planteadas a Lukács, y no es casualidad que la O ntología marque el distanciam iento respecto de Lukács por parte de sus discípulos de la así llamada “escuela de Budapest”, que defendían un mar­ xism o por la mitad, es decir, sólo fen om en ológico y no por cieilo funda­ do sobre una ontología que representaba la propuesta de algo efectiva­ mente nuevo y renovador en el panorama del marxismo occidental. La utilización categorial de la problem ática del trabajo en Hegel y M arx, por parte de Lukács, unida a una inteligente reform ulación de al­ gunos conceptos de la M e ta físic a de A ristóteles, im prime al concepto del trabajo un sello de gran valor especulativo. D esd e las primeras refle­ xio n es sobre el tem a del trabajo y sobre su im portancia em erge su valor fundante respecto del ser social. A sí se expresa L ukács en un escrito de 1947, de título “L es taches de la philosophie m arxiste dans la nouvelle dem ocratie”: “Selon notre conception l'h om m e se form e dans son travail et á travers son travail” .19 Por lo tanto desde el primer surgim iento de los intereses on tológicos de Lukács, el trabajo asum ió un rol funda­ mental y fundante respecto del hom bre, entendido com o individuo y co ­ m o ser social. El trabajo e s e l principio del proceso d e hom inización del hombre, permite al hom bre pasar del estado anim al al estad o en el cual em ergen primero lábilm ente, y luego cada v ez m ás claram ente, las características 30

El tra bajo en la Ontología

peculiares del ser hum ano. También E n gels en la D ia lé c tic a d e la n a tu ­ ra leza había expresado una concep ción del trabajo que Lukács utiliza corno punto de referencia: “El trabajo es la primera condición funda­ mental de toda la vida humana, hasta tal punto que, en cierto sentido, de­ beríam os afinnar que el hombre m ism o ha sido creado por el trabajo” .20 N o desentona en relación con este punto la con cep ción de Marx que veía en el trabajo un elem ento del tocio nuevo respecto del estado anterior ele anim alidad. El m ism o Lukács retoma ambas caracterizaciones del valor del trabajo en relación con los orígenes del hom bre y, com o los dos fun­ dadores del m arxism o, concibe el origen del trabajo com o surgimiento a partir de un estado anterior.21 De este modo resulta evidente la inversión por parte de M arx y E n gels de la dialéctica hegeliana, así com o a su v ez por parte del m ism o Lukács. Tanto Marx com o Lukács fundan su epis­ tem ología evidenciando una estrechísim a relación con H egel, y com par­ ten una m ism a visión histórica, en el sentido de que las fo n n a s de ser surgen en un progreso continuo a partir de un estado anterior respecto de otro que es su cesivo o superior. Lukács, en la parte histórica de la O n to ­ logía, destaca el hecho de que H egel haya concebido la ontología com o historia, com o m ovim iento desde abajo, un proceso que va desde el e s­ tado m ás sim ple hasta las ob jetivacion es m ás com plejas de la naturale­ za humana. La historicidad, delineada por M arx com o esencia del ser, em erge en el ser social a partir del hecho de que éste surge com o cu lm i­ n ación de una estratificación y contiene en su interior, al m ism o tiem po, las determ inaciones categoriales de la vida orgánica y de la naturaleza inorgánica. El ser social representa el m om ento resolutivo que contiene en sí a las otras deten n in acion es categoriales. Si en la realidad surgen formas de ser más com plejas, com o por ejem plo la sociedad, las catego­ rías de la ontología general deben permanecer presentes com o m om en­ tos superados, y el superar tiene en H egel conectarnente también el sig ­ nificado de conservar.22 A primera vista parece muy estrecha la relación que esta con cep ­ ción de la naturaleza y del proceso de hom inización m antiene con Schelling, aunque no m e a n iesg a ría a hablar de una “filosofía de la naturale­ za”. N o hay duda de que la filo so fía de la naturaleza de Schelling, principalm ente el S iste m a d e l id e a lism o tra scen d en ta l, ha ejercido su in­ fluencia sobre la filo so fía de la naturaleza hegeliana, pero esta influen­ cia no ha traspasado ni hacia M arx ni hacia Lukács. R especto de las di­ ferencias entre am bas filosofías de la naturaleza, Lukács es m uy preciso: También en este aspecto Hegel es mucho más desapasionado y rea­ lista que Schelling. Mientras que para este último la diferencia entre naturaleza y mundo humano consistía en el hecho de que el sujeto31

Trabajo, individuo, histo ria . El concepto de tra bajo en Lukács

objeto idéntico es portador de la objetividad, de sus relaciones, de sus movimientos, etcétera, en la primera de modo inconsciente, en el segundo de manera consciente, para Hegel en la naturaleza no existe ningún principio subjetivo activo.23 Lukács, por lo tanto, rechaza la con cep ción de la naturaleza del primer Schelling dado que en ella no se hallaría suficientem ente marca­ do lo nuevo, que es el trabajo, fundam ento/principio del m undo huma­ no, lo cual no permitiría com prender que la sociedad sería una se g u n d a naturaleza y no una continuación de la naturaleza en la sociedad. N atu­ ralmente, en otros pasajes de la O n to lo g ía Lukács no oculta la analogía de la estructura lógica de Schelling con la de H eg el.24 A partir de la nueva concepción de la ontología com o historia y del trabajo com o principio del hombre, se com prende que Lukács repropone, en términos dialécticos, problemas que desde el nacim iento del pensa­ m iento filosófico se han situado com o fundamento de la especulación de más alto valor teorético. El trabajo, incluso en los términos en que Engels25 lo entendía, representa realmente el punto de partida para el proce­ so de hom inización del hombre; proceso intrínsecamente dialéctico e his­ tórico. El trabajo para Lukács, en cuanto principio del hombre corno individuo y com o ser social, es aún más principio del hombre com o ser histórico: el hombre con el trabajo ha puesto en m ovim iento una serie cau­ sal que ha tenido com o primera consecuencia el pasaje desde lo animal a lo humano. El m ism o autor del acto de trabajo se ha visto, forzosamente y en virtud de su m ism o acto, empujado hacia el interior de un proceso histórico que ha negado su origen, conservando en sí sus elem entos fun­ damentales. El hombre no ha perdido su animalidad luego de haber co ­ menzado a trabajar, sino que la ha transforniado en una nueva esencia, la humanidad que, en tanto sobreviene luego d el acto originario, lu eg o del principio, resulta la antítesis del ser que se hallaba a n tes del principio. Lukács se da cuenta de que no puede describir todos los m om entos de la mediación que el acto laboral ha realizado desde el ser meramente animal, aun habiendo alcanzado un elevado grado de d esa n o llo biológico y p sico ló g ico , hasta el ser humano; entonces, está obligado a recurrir a la categoría de “salto”. Podernos describir el estado de ser anterior y el esta­ do de ser posterior, pero no podernos reconstruir el instante, el momento del pasaje, m ás que idealmente. El salto desde una funna de ser a la otra es una construcción ideal que nos permite hacer frente al hecho de que aquí está excluido de antemano un retroceso experimental a las tran­ siciones de la organicidad predominante en la socialización. El hic et nunc social de un estadio de transición semejante no puede ser 32

El tra bajo en la Ontología

reconstruido en forma experimental, precisamente por la penetrante irreversibilidad del carácter histórico del ser social. [ ... ] El salto si­ gue siendo, no obstante, un salto, y solo puede ser esclarecido con­ ceptualmente, en última instancia, a través del ya mencionado expe­ rimento intelectuaJ.26 La historia, para Lukács, nos condena a la ig n o ra n cia o, mejor di­ cho, al m ero con ocim ien to de los dos extrem os, el de partida y el de lle ­ gada del proceso laboral. Lukács reconoce que el problem a de Darwin del m issin g lin k (eslabón perdido) no es só lo un problem a de las ciencias, sino del pensam ien to m ism o que, en cierto sentido, n o puede explicar su propio surgim iento en el acto del nacim iento del hombre. Paradójica­ m ente, de esta misma im potencia suya el pensam iento ha hecho un in s­ trum ento m etodológico de con ocim ien to.27 El trabajo es principio siem pre inm anente al proceso de desarrollo: “el p r in c ip io tiene que ser también com ien zo, y lo que es a n terio r (p riu s) para el pensam iento, tiene que ser tam bién p rim e r o en el curso d e l p en sam ien to”^ 8 Para Lukács, el “co m ien zo ” del hombre es la cate­ goría en que éste se forma y se expresa, la propia esencia humana, el tra­ bajo; por lo tanto, este últim o debe considerarse com o el m od elo de to­ da form a de praxis hum ana,29 En consecuencia, Lukács repite en los ténninos que Engels había planteado la inversión del pensam iento h egeliano, identificand o en un principio concreto y real el cam bio que H egel había puesto en el pensam iento. La fu n ción de principio que el trabajo asum e en relación c o n el hombre, en los térm inos qu e Lukács usa -e s to es, utilizando el armazón teorético del “co m ien zo ” hegelian o de la C ie n ­ cia de la ló g ic a —, podría ser comprendido com o un en ésim o intento m etafísico, pero Lukács logra eludir este peligro.30 En efecto, tiene bien claro el lím ite de todos lo s discursos acerca del fundam ento o del prin­ cip io aparecidos en la historia de la filosofía, siem pre parciales y reductivos a causa del hecho de que no pod em os reconstruir el m om ento de la gén esis del ser social, co m o h em os visto arriba, y las varias fases de pasaje desde una fon n a de ser a la otra. Toda reconstrucción es una in ­ terpretación, dado que resulta aproxim ativa, teniendo en cuenta que el pensam iento no puede desandar el irreversible curso de la historia. En definitiva es la historia la que n o s dice qué p od em os observar y qué no; y ninguna reconstrucción puede ser exhaustiva. Entonces el salto puede ser entendido com o el m om ento necesario del pasaje desde una form a de ser a otra cualitativam ente distinta, pero el carácter histórico de este m is­ m o salto im pide reconstruir su dialéctica interna m ás que después de que ha tenido lugar, recién cuando ha dado vida a una form a de ser. Es de­ cir, cuando estam os frente a las con secu en cias de su h a b er sido. 33

Trabajo, individuo, historia. El concepto de trabajo en Lukács

El procedim iento lukacsiano parece repetir el esq u em a de los d is­ cu rsos teológicos de la escolástica m ed ieval, cuando los filó so fo s se preguntaban có m o había sucedido la dinám ica de la creación. Pero e x is­ te una profunda diferencia con esa teología: ésta no partía del ser lúe et n u n e (aquí y ahora); es m ás, lo negaba, mientras que la on tología de Lu­ kács es un discurso acerca del ser lúe e t n u n c. N aturalm ente no se qu e­ da atrás ante la necesidad de ir m ás allá del ser lú e e t n u n c para d escu ­ brir la dinám ica de su generación y este ir m ás allá puede tam bién ser entendido com o el grieg o m e ta tá p h u sik á (m ás allá de la física ) y, en e ste sentido, la O n to lo g ía es una m etafísica. N a d a de escandaloso hay allí, a m en os que uno se cuente entre aq u ellos que am an escandalizar­ se: la filo so fía es un perenne e incesante superar las apariencias, las for­ m as dadas del ser, para reconstruir y com prender sus determ inaciones originarias. Por lo dem ás, el m ism o Marx n os recuerda que si no h u b ie­ ra diferencia entre apariencia y esen cia no existiría ni siquiera la cie n ­ cia, y la o n to lo g ía es qu izás la form a m ás antigua de ciencia: “ hay una ciencia que estudia al ente en cuanto ente y las d eten n in acion es que por sí le pertenecen”.31 L ukács renueva esta gran tradición y la aplica al hombre m ism o en una antropología m etafísica que es m ás que una an­ tropología, porque es tam bién adopción de la historicidad corno funda­ mento ep istem ológico. Para explicar todo esto L ukács reactualiza en térm inos ep istem oló­ gicos la lección de Marx, principalm ente la que se d educe de la fam osa frase acerca de la “anatom ía del m on o”. E s nuestro mismo ser histórico el que nos ilumina, nuestro lúe et nunc es el que perm ite superar ideal­ m ente la irreproductibilidad real del salto, aun si intentam os reproducir sus m om entos con un acto intuitivo y no lo p o d em o s hacer con una e x ­ plicación racional. Todo esto im plica, obviam ente, que para Lukács el m arxism o, en cuanto cien c ia d e la h isto ria , puede también ser interpre­ tado corno un intento de explicar dialécticam ente el despliegue de la h is­ toria desde su m ism o principio, el trabajo, que en tanto principio del hombre es también principio de la historia, dado que no hay otro sujeto de la historia más allá de los hombres: ello s “hacen la historia, pero no lo saben”. D e aquí surge una nueva rehabilitación del m arxism o com o cien ­ cia de la historia, en la cual su ser ciencia se funda sobre el m étodo del que extrae una inteipretación, pero no la verd a d 32, porque la verdad “est lentem ent en m arche et á la fin des fins ne l ’arretera”, com o sosten ía Lu­ kács, reescribiendo una conocida frase de Zola. La verdad es histórica y en cuanto tal no puede congelarse en una frase o en un ju icio, porque ni bien aparece expuesta es ya som etida a u nacrítica roedora. La O n tología es una obra que pretende refundar el m arxism o, privilegiando el materia­ 34

El tra bajo en la Ontología

lismo histórico ante la ortodoxia del materialismo dialéctico de tipo estalinisla, que ha distorsionado su esencia y el gran valor crítico que, en cuanto tal, debe ser dirigido también contra el mismo marxism o.33 Una vez analizado de qué m odo la Ontología propone un principio del hom bre y junto con él un principio de la historia, debe indagarse la razón de por qué L ukács considera al trabajo como modelo de todo ac­ to del hombre que se plantea la realización de un fin. Debe, entonces, entenderse la dialéctica de la estructura interna del acto de trabajo y su rol histórico. El trabajo, al ser principio del hombre, es origen de dos se­ ries causales-casuales: el individuo y el ser histórico-social. Entiendo aquí por “individuo” un com plejo que es sustancialm ente in-dividuum, esto es, un ente indivisible entre la singularidad y la sociabilidad o ge­ nericidad hum ana, que en cuanto hum ana es social.34 Estas dos series se hallan entrelazadas hasta tal punto que su disolución resulta imposible y, por lo tanto, no se puede considerar a un hom bre particular a la manera de K ierkegaard, separado de la sociedad histórica en la cual se ha for­ mado, así como no puede considerarse al individuo como un hombremasa, una entidad confusa y carente de identidad. Estas dos series se ha­ llan estrecham ente interconectadas, pero por eso mismo en contraste entre sí, y en todo caso los dos polos que delimitan [el proceso social total] en sentido po­ sitivo y negativo, destruyendo viejas bañeras y poniendo nuevas, son por un lado el proceso reproductivo en su totalidad extensiva, por el olio los elementos singulares cuya reproducción en tanto sin­ gulares constituye la base de ser de la reproducción total.35

Por lo tanto, entre individuo y ser social nace una form a muy par­ ticular de relación dialéctica, por la cual el individuo, aun manteniendo intacta toda su autonomía en relación con el proceso social total del que necesariam ente form a parte en la medida en que es también ser social adem ás de individuo, por eso mismo es determinado, principalmente en base a la posición adoptada por él en relación con el fundamento del pro­ ceso social, es decir del trabajo y de sus mom entos constitutivos. En to­ do caso resulta de aquí que la formación del individuo en tanto indivi­ duo es el reflejo del form arse del ser social. Pero, en el fondo de ambos “el devenir hom bre en tanto hombre es, como proceso total, la misma cosa que el constituirse del ser social en tanto especie de ser peculiar”.36 En la base del discurso lukacsiano reside siempre el devenir del hombre como refle jo de la constitución del ser social a través del trabajo y su historia. El devenir del hombre como ser social y, al mismo tiempo, como individuo, como ser genérico y ser particular, se halla completa35

Trabajo, individuo, histo ria . El concepto de tra bajo en Luliács

m ente fundado sobre el trabajo com o principio y m otor del devenir en di­ rección hacia la consecución del ser en-sí-y-para-sí del hombre. Lukács describe este devenir a pailir de los m om entos que com ponen el acto de trabajo en sí, por lo cual resulta necesario un análisis profundizado de é s­ tos para reconstruir todo su desarrollo histórico. Para indicar cuáles son los m om entos fundam entales del acto labo­ ral, Lukács recurre una v ez m ás al uso categorial de la sección “T eleolo­ gía” de la C iencia d e la lógica, a lo largo del hilo conductor de la profundización que Marx lleva a cabo en el célebre pasaje de E l ca p ita l acerca de la abeja y del arquitecto. De este modo, Lukács demuestra haber apren­ dido la lección marxista de la inversión que Marx operó sobre la filosofía hegeliana. En efecto, Lukács mantiene casi inalterado el juicio de Marx acerca de la filosofía hegeliana, cuando afirma que la ontología hegeliana tiene un doble carácter de “verdad” y de “falsedad”. Por lo cual H egel ha­ bría captado correctamente los n exos categoriales fundam entales del ser social y su carácter teleológico, sólo que lo s habría insertado en un siste­ ma jerárquico de categorías37, privilegiando así el aspecto lógico y no lo concreto del trabajo. N o se puede negar que sin embargo H egel compren­ dió el carácter histórico de las categorías, aun si mantuvo tma historicidad vertical, es decir creciente, con una teleología im plícita que conducía ha­ cia la foim ación.de un A bsoluto. Esta posición filosófica es naturalmente rechazada por todo marxista e, in p rim is, también por Lukács. Por otra parte, Lukács denuncia la extensión de la teleología del tra­ bajo por parte de Hegel a principio universal38, que recae en el en or de Aristóteles y de todas las ontologías religiosas.39 Error que, com o el ante­ rior, se halla dictado probablemente por el hecho de que en Hegel se ha­ lla ausente una auténtica ontología del trabajo y está presente sólo el con­ cepto de trabajo; por lo demás, el trabajo en la C iencia d e la lógica de Hegel ocupa un lugar bien preciso: el del pasaje desde la objetividad a la Idea, m otivo por el cual acentúa el m om ento ideal en la realización del fin. La teleología para H egel se divide en tres mom entos: la posición del fin subjetivo, la investigación de lo s m edios para realizar tal fin y el fin rea­ lizado, con la consecuente conservación del m edio usado. Según H egel, la teleología presupone un contenido y ,p o r lo tanto, un concepto; un conte­ nido de esta clase no puede ser finito, antes bien, en tanto fin racional, el concepto debe ser una totalidad en sí infinita. “La relación de finalidad, por lo tanto, es m ás que un juicio, es el silo g ism o del concepto libre inde­ pendiente, que, por medio de la objetividad, concluye con sí m ism o” .40 El concepto se presenta com o realización del fin, en tanto unidad de ser objetivo con el fin m ism o. El único m odo de conectar un fin con la objetividad es el m edio para realizar tal fin. El mundo a través del m e­

t El tra bajo en la Ontología

dio se presenta con la forma de la exterioridad y de la negatividad. El m edio, así, cumple la misma función que el térm ino m edio de un silo ­ gism o form al, es decir es al m ism o tiem p o o b jeto inm ediato y relación extrínseca hacia el extrem o del fin; este últim o dota de determ inación exterior al medio y de objeto m ecánico lo transforma en instrumento. En definitiva el fin es subjetividad y, al m ism o tiem po, actividad.41 El as­ pecto teleo ló g ico del trabajo es, por lo tanto, el m om ento en que la sub­ jetividad se objetiviza o lo racional se hace real. E l carácter silo g ístico de la categoría de la teleología en la C iencia d e la ló g ic a hegeliana em erge a partir del hecho de que el silo g ism o en la dialéctica del proceso laboral se halla expresado por la objetividad, en un extrem o, y por la subjetividad del fin, en el otro; am bos se m ediati­ zan a través del m edio. La acción del m edio sobre el objeto representa el retorno de la objetividad al concepto y a sí m ism a. Lukács reconoce la profundidad analítica de la temática hegeliana y recupera el concepto de “astucia de la razón” (L ist d e r Vernunft) en su acep ción originaria, ex ­ presada en la C iencia d e la ló g ic a 4 Para H egel, la a stu cia d e la razón representa el avanzar ele lo universal a través de las particularidades téc­ nicas; ésta es, por lo tanto, una ley universal del desarrollo histórico y ele la relación individuo-sociedad. Con la astucia de la razón H egel ex­ plica dialécticam ente el surgim iento de lo n u evo a partir de la relación ele dos entes naturales: m edio y objeto a transfonnar con el trabajo. A l retomar el planteo categoiial de la teleo lo g ía h egeliana43, L u­ kács pone ele relevancia el interés de H egel en relación con el instrumen­ to de trabajo, considerado com o m edio ele dom inio sobre la naturaleza y m ediante el cual el proceso teleo ló g ico puede ser considerado com o la traducción del concepto en la realidad. H egel fue m ás allá de una inter­ pretación ele tal clase, captando el carácter no sólo de m e d iu m del instru­ m ento, sino también el hecho de que éste representa el perdurar del tra­ bajo en el tiem po, demostrando, de este m odo, una concep ción objetiva del trabajo. En consecuencia, H egel le recon oce al instrumento una v a ­ lidez superior al fin, dado que el instrum ento puede servir a diversas sin­ gularidades. Esta interpretación de la teleo lo g ía hegeliana perm ite a Lu­ kács expresar los nudos con cep tu ales alrededor de los cuales se fon n ó la concepción m aixiana del desarrollo de la historia com o consecuencia de la relación del trabajo con la propiedad objetiva de los instrumentos de producción. Marx vo lv ió a enunciar claram ente, aunque con una valencia revo­ lucionaria y una centralidad práctico-teórica inéditas hasta ese m om en­ to, lo que H egel había expresado in n u ce en su sistem a. El intento de Lu­ kács de señalar una continuidad entre am bos filó so fo s alem anes, no 37

Trabajo, individuo, histo ria . El concepto de tra b a jo en Lukács

ex en ta naturalm ente de episódicas soluciones, em erge en este aspecto de la dialéctica del trabajo de form a aun m ás nítida que en otras ocasiones. Ya en E l jo v e n H egel Lukács había captado la im portancia que asum e el instrum ento aun en las obras del prim er Hegel. D esde las obras ju v e n i­ les resulta claro el hecho de que el instrum ento necesita d e un sujeto consciente que pueda infundirle la actividad, elim inando la pasividad m aterial del instrum ento y haciendo em erger su verdadera esencia: la fi­ nalidad transf ormadora. P or m edio del fin racional la actividad laboral perm ite la transform ación de un objeto m aterial y natural; Lukács reco ­ noce la enorm e im portancia de esta fo rm a de plantear la categoría de la teleología: El análisis concreto de la dialéctica del trabajo humano supera en Hegel la contraposición antinómica de causalidad y teleología, es decir, muestra cuál es el lugar concreto que ocupa la consciente y humana posición de fines en el seno de la total conexión causal, sin romper esta conexión, sin rebasarla, sin apelar a ningún principio trascendente ni perder tampoco [...] las determinaciones específicas de la posición de fines en el trabajo.44

Más adelante, siem pre en el mismo lugar, Lukács hace referencia a la identidad de perspectiva entre M arx y H egel acerca del carácter te­ leológico del trabajo en relación con los nexos naturales-causales que el su jeto actuante se encuentra transform ando según su fin racional-ideal. En el intento de reconstruir la génesis del concepto lukacsiano de teleología a través de la relación estrechísim a con H egel, que a su vez cumple la función de abrir el cam ino incluso a la especulación marxiana, queda abierta una cuestión: ¿por qué Lukács en la Ontología apela más a la Ciencia cíe la lógica, precisam ente a la sección de la “Teleología”, y no al capítulo de la Fenom enología del espíritu sobre la “Cosa M ism a”, donde tam bién aparece expuesta una concepción de la teleología? O bvia­ mente, la respuesta puede venir sólo después de un atento análisis del tex ­ to hegeliano, dado que la cuestión se relaciona con el planteo que Hegel ha ofrecido de la teleología en las dos obras: más ontológica en la Cien­ cia de la lógica, más fenom enológica en la Fenom enología del espíritu. Perm anece la cuestión com o una m arca del em peño de Lukács p o r supe­ rar un aspecto fenom enológico del concepto de trabajo, en cierto sentido presente en H istoria y conciencia de clase, para arribar a una ontología científico-genética del trabajo, que exigía una lectura atenta del planteo lógico-científico de la Ciencia de la lógica antes que el histórico-fenom enológico de la Fenom enología de! espíritu. E sta explicación m e perm ite enlazar las dos m ayores obras m arxistas de Lukács, pero volverem os más 38

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El tra bajo en la Ontología

detenidam ente sobre esta cuestión al com ien zo del capítulo dedicado al análisis del trabajo en H isto ria y co n cien cia d e cla se. D ebe tenerse tam­ bién en cuenta el hecho de que en la O nto lo g ía Lukács es más libre de los condicionam ientos de la dogm ática estaliniana, según la cual el viejo H egel era el representante de la reacción prusiana, mientras que el joven H egel era todavía un revolucionario y, por lo tanto, en la O ntología pue­ de analizar m ás libremente las categorías de la C iencia d e la lógica y no limitarse a las de la F en o m en o lo g ía d e l espíritu. El fin puesto en el trabajo es para Marx, así com o para Lukács, el m om ento en que el ideal se convierte en un elem ento fundamental de la realidad social-m aterial, en cuanto determina la serie causal de las deter­ m inaciones de ser. Es el m om ento en que Marx retoma el momento ideal y lo recupera al interior de su perspectiva materialista. El ral ele la teleo­ logía aparece enfatizado por el hecho de que ésta, a través del trabajo y su función de principio en relación con lo social, se convierte en el ele­ m ento fundante de la sociabilidad; por lo tanto, la g én esis de la sociedad reside ta m b ién en el pensam iento del hombre. A lineándose a lo largo ele esta continuidad entre H egel y M arx, Lukács vu elve a recorrer todas las etapas del pensam iento marxiano de la dialéctica del trabajo y rastrea en la d yn a m is (potencia) aristotélica, así com o había hecho Marx, el instru­ m ento para la em ergencia de una nueva objetividad. A ristóteles asume un rol importante en el planteo teorético de la O n to lo g ía y la lectura que Lukács ofrece del filó so fo griego es por cierto “m oderna”, com o reco­ noce A gnés H eller.45 Resulta ahora oportuno reconstruir los momentos que com ponen la categoría teleo ló g ica del trabajo y hacer mención del reflejo, donde más claramente aparece la relación con A ristóteles. La W ied ersp ieg elu n g sth eo rie (teoría del reflejo) ocupa un lugar central en la O n tolo g ía y, al m ism o tiem po, representa el punto de ma­ yor distanciam iento respecto de las obras ju v en iles, sobre todo de las críticas de H isto ria y co n cie n cia de clase referentes al r e le jo . El reflejo sería una actividad g n oseológica, según la cual la mente humana sería capaz de reproducir a su m odo el objeto con ocid o, y por lo tanto no re­ produciéndolo fotográficam ente, sino según la s'm odalidades subjetivas del proceso de conocim iento. Es probable que la revisión por parte del viejo Lukács de algunas de sus p osicion es ju v en iles y protomarxistas acerca del tema del reflejo haya atraído las críticas más duras por parte de los aficionados a su p eríod oju ven il, entre quienes se cuentan sus m is­ m os discípulos.46 En la E stética , Lukács había tom ado distancia del re­ chazo de la teoría del reflejo, expresado en H isto ria y conciencia de cla­ se. En la O n tología el reflejo goza de cierta centralidad dentro de su concepción del trabajo. 39

Trabajo, individuo, historia. El concepto de tra bajo en Lukács

En efecto , el m ism o Lukács pone en evidencia la relación inescindible entre reflejo y ppsición teleológica, si bien entre ellos son hetero­ gén eos.41 En el acto de reproducir en la con cien cia el ser en sí de los ob­ jeto s naturales, el reflejo opera una superación del alejam iento entre sujeto y objeto, superación que, en este estadio del proceso de trabajo, se hallap resen te só lo en la conciencia, en el mundo ideal. La superación nos indica la exactitud que debe tener un reflejo para lu ego pasar a la po­ sición del fin y la precisión, aunque aproxim ativa, necesaria com o para producir los objetos y transformarlos en posesiones espirituales del ser social. El reflejo se funda sobre la categoría de la p o s ib ilid a d ^ en la m e­ dida en que se puede crear una realidad y hacerla interactuar con la rea­ lidad natural, trasformándola en una nueva objetividad que, aun siendo una nueva entidad dentro del ser socia l, no es de la misma naturaleza de lo que es reproducido.49 Se genera un tercer m om ento respecto del suje­ to y el objeto que sirve de m ed iación .50 Lukács concibe el reflejo dentro de la concien cia com o el primer paso para diferenciar al hombre del ani­ mal; en efecto, con el reflejo la con cien cia cum ple un rol primario para la fijación del fin a realizar, mientras que en los anim ales ella es un m e­ ro epifenóm eno. El reflejo reenvía a la objetivación del fin, que él m is­ m o contribuye a definir, com o su reflejo-acabam iento. A su vez, sin em ­ bargo, la objetivación determina la finalidad del reflejo m ism o5', volvién d ose sobre lo que la ha puesto en m ovim iento. L lega así a for­ marse un proceso dialéctico que, puesto en m ovim iento por el reflejo del objeto natural en la con cien cia humana, crea una cadena causal que al­ tera su propio principio, se concretiza en una nueva objetivación y d e­ term ina la adquisición de otras propiedades del ser social y representa lo n u evo que se ha form ado en la con cien cia co m o consecuencia del acto de reflejo. Es precisam ente en este punto que es posible captar el carác­ ter dialéctico de la concepción lukacsiana de la conciencia. C o m o había escrito antes, el reflejo es una categoría de derivación aristotélica. Lukács se sirve am pliam ente de lo que considera el carácter intrínsecam ente d ialéctico de la d y n a m is ontológica de A ristóteless2, en­ tendida tam bién com o posibilidad que se halla subsumida en el acto de conocim iento del objeto. En la práctica, el su jeto vislum bra en el objeto ciertas posibilidades de transformación que el objeto contiene en sí en el nivel de una sim ple posibilidad. D e este m odo, Lukács retoma algunas concepciones kantianas que en los P ro leg ó m en o s indica con el térm ino de “finalidad sin fin”.53 N o olvidem os que el con cep to aristotélico de m i­ m esis (im itación), del que Lukács se apropia, representa en el d esa n o llo del pensam iento aristotélico uno de los m om entos del distanciam iento respecto del pensam iento platónico, precisam ente por la separación pla­ 40

El tra bajo en la Ontología

tónica efe m ente y cosa. La m ente hum ana en todo caso contiene “la ver­ dad de las cosas”.54 Recordem os que Tomás de A quino hizo precisam en­ te del reflejo el punto fuerte de su ontología religiosa, cuando sostenía la adaequatio intellectus ad rem55, es decir la adecuación entre el intelecto a la cosa, gracias a la capacidad cognoscitiva que Dios asignaba al inte­ lecto humano, capaz de reproducir en sí mismo toda la com pleja arqui­ tectura de la creación. Las cosas naturales asumían la función de medi­ da de exactitud de la capacidad del intelecto de conocer. A pesar de ser radicales críticos de la escolástica tomasiana, D escartes sostiene explíci­ tam ente que “entre m is pensam ientos, algunos son com o las imágenes de las cosas, y sólo a éstos conviene propiam ente el nom bre de idea”5