Rex, sapientia, nobilitas : estudios sobre la Península Ibérica medieval
 9788433838438, 8433838431

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REX, SAPIENTIA, NOBILITAS. ESTUDIOS SOBRE LA PENÍNSULA

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IBÉRICA MEDIEVAL

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REX, SAPIENTIA,

N OBILITAS.

ESTUDIOS SOBRE LA PENÍNSULA IBÉRICA MEDIEVAL

UNIVERSIDAD DE GRANADA

2006

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Reservados todos los derechos. Está prohibido reproducir o transmitir esta publicación, total o parcialmente, por cualquier medio, sin la autorización expresa de Editorial Universidad de Granada, bajo las sanciones establecidas en las Leyes.

© ADELINERUCQUOI. © UNIVERSIDAD DE GRANADA.

REX, SAPIENTIA, NOBILITAS. ESTUDIOS SOBRE LA PENÍNSULA IBÉRICA MEDIEVAL. ISBN: 84-338-3843-1. Depósito legal: GR./1.016-2006. Edita: Editorial Universidad de Granada. Campus Universitario de Cartuja. Granada. Diseño de Cubierta: Rosa María Rodríguez Mérida. Fotocomposición:Natale's, S. L. Granada. Imprime: Imprenta Comercial. Motril. Granada. Printed in Spain

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PREFACIO Vista desde fuera, España es diferente de Francia o Inglaterra. También lo es de Italia y del imperio germánico, de los reinos escandinavos o de los beréberes. En ello radica probablemente la mayor riqueza del Occidente medieval: su aparente uniformidad encierra en realidad una enorme variedad de conceptos, historias, lenguas, creencias, organizaciones territoriales, modos de gobierno, leyes o costumbres. No se puede apreciar lo que llamamos "el Occidente medieval" sin tener en cuenta su riqueza y su enorme capacidad de invención, adaptación, elaboración de conceptos, evolución e interacción. No me parece sostenible una visión del Occidente medieval que estableciera una jerarquía, desde un "centro" arbitrariamente escogido hasta unas "periferias" no menos arbitrariamente determinadas. En todo caso, si hubo un "centro" en la perspectiva medieval, éste seguía siendo el mar Mediterráneo, que ocupa de hecho este lugar en portulanos y mapas. La reflexión sobre el concepto y la práctica del poder en la Península medieval sirve de hilo conductor de esta selección de trabajos. El poder del rey es el primero que

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viene a la mente, y las fuentes revelan que, en su esencia y su forma, se aproxima más al poder del emperador o del papa que al de los reyes de Inglaterra y Francia. Al haber adoptado la Sabiduría como atributo particular, los reyes tienen el doble deber de saber más que los otros mortales, y de ser los magistri de su pueblo. De allí que la enseñanza, en su aspecto formal tanto como en sus contenidos, no se pueda desvincular de la función real y que tenga por fin el summum bonum, el bien supremo del hombre, antes que la veritas divina. A su vez, los universitarios reflexionarán sobre el poder y sobre la forma ideal de gobierno. Pero el rey no ejerce el poder solo: las Partidas indican muy claramente que quienes están asociados al gobierno de la res publica, o sea a la administración del reino, y su defensa por las armas y el saber, son nobles. De categoría jurídica, la nobleza se convertirá en el siglo XV en calidad ontológica del hombre, dando de paso una respuesta al problema de la salvación final y permitiendo una división social determinada por la oposición limpieza / suciedad. Familias aristocráticas y ciudades tendrán entonces a bien enarbolar los signos distintivos de la nobleza: exención de pechos, armas, blasones, pendones y genealogías. Pero la Fortuna es inconstante y el poder puede volverse en contra de quien ha contribuido a su afianzamiento: queda entonces la f arna, inmortalidad entre los hombres. Debo a la gran amistad de Rafael G. Peinado Santaella y a la generosidad de la Universidad de Granada el que vea la luz este elenco de artículos, publicados entre 1993 y 2004. A ambos quiero expresar aquí mis más calurosos agradecimientos por haber aceptado incluirlos en su colección de bolsillo. Adeline Rucquoi

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DE LOS REYES QUE NO SON TAUMATURGOS: LOS FUNDAMENTOS DE LA REALEZA EN ESPAÑA Hace ya casi setenta años, Marc Bloch publicaba Los reyes taumaturgos, obra que sigue gozando en Francia y fuera de Francia de una fama y un prestigio de los que testimonia el prefacio que escribió Jacques Le Goff, en 1983, para su reedición. Desde entonces, los estudios relativos a ritos, símbolos y demás "insignias" reales en la Europa medieval se han multiplicado y más aún en los últimos años merced a la renovación, al "redescubrimiento" de la llamada "historia del poder" o "historia de las formas de poder" por la que, seguramente alentados por las reflexiones de Michel Foucault, se interesaron los historiadores 1• No hay que olvidar, por otra parte, que, en 1954-1956, Percy

1. Para Francia, véase en particular el estudio de Colette Beaune, Naissance de la nation France, París, 1985, que da una fina cronología de la aparición de los diversos ritos, mitos y leyendas relativos a la monarquía.

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Ernst Schramm publicaba en tres volúmenes un catálogo casi completo de los "signos del poder y simbología del Estado" (Herrschaftszeichen und Staatssymbolik) que, curiosamente, no fue objeto de ninguna traducción al español, al francés o al inglés, aunque siga siendo un estudio fundamental para todos los especialistas de los ritos y gestos que rodearon a los monarcas medievales. Al tiempo que Percy E. Schramm publicaba en Alemania su estudio -centrado, ante todo, en la liturgia y las representaciones propias a la función imperial y a los reyes que se referían a ella en su elaboración· de ritos específicos-, Ernst Kantorowicz escribía en Princeton una obra dedicada a "los dos cuerpos del rey" (The King s Two Bodies, 1957) en la que estudiaba el desarrollo, en Inglaterra y luego en Francia, a finales de la Edad Media, de la teoría del doble cuerpo del rey, uno "humano" o sea mortal frente a otro "político" e inmortal -de ahí la proclamación: "¡El Rey ha muerto, viva el Rey!"-. Si pocos historiadores son actualmente capaces de leer la obra original de Percy Schramm -por no existir traducciones-, en cambio, los reyes taumaturgos de Marc Bloch y Los dos cuerpos del rey de Ernst Kantorowicz son las obras fundamentales de la antropología histórica del poder y de sus representaciones en la Edad Media 2 • Ninguna de estas obras, sin embargo, menciona siquiera de pasada la existencia de monarquías fuera de la trilogía Imperio-Francia-Inglaterra. El mismo Papado no ha sido objeto de ningún estudio específico, ni por Marc Bloch ni por Ernst Kantorowicz que, sin embargo, se referían constantemente a la Iglesia y a sus obispos. Fieles, aunque a veces sin saberlo, a la idea lanzada a principios de este

2. Marc Bloch, Los reyes taumaturgos, México, 1988 (la traducción española está hecha a partir de la edición francesa y no incluye el prefacio de Jacques Le Goff para la edición de 1983). Ernst H. Kantorowicz, los dos cuerpos del rey. Un estudio de teología política, Madrid, 1985.

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siglo por Henri Pirenne en su libro Mahoma y Carlomagno -que, con siglos de distancia, reflejaba la propaganda de los clérigos del propio emperador carolingio-- 3, Bloch, Schramm y Kantorowicz compartían obviamente la idea de una translatio imperii, de un deslizamiento geográfico del mundo político hacia el norte de Europa a partir de las conquistas musulmanas de principios del siglo VIII. El Mediterráneo, mare nostrum del mundo romano, se habría convertido entonces en zona fronteriza entre la Cristiandad y el Islam y, por lo tanto, en región periférica de esa Cristiandad, cuyo centro se encontraba en adelante en la región delimitada por Aquisgrán, París y luego Londres. La teoría centro-periferia elaborada por Immanuel Wallerstein, con sus consecuencias económicas de explotación de la periferia por el centro -o sea, de recesión y declive de las zonas "marginales" en provecho de un enriquecimiento progresivo del "centro"- permitió, desde los años 1970, "explicar" el auge de la Europa septentrional en los siglos XVII a XIX a partir de unos "orígenes" que había que situar, en adelante, en el siglo VIII. A lo largo de los años 80, se multiplicaron los coloquios, congresos y estudios dedicados a la "periferización" (sic) de la Europa medieval meridional 4 • Los estudios dedicados a las formas y representaciones del poder en Francia, Inglaterra y el Imperio se convirtieron, pues, en estudio de las únicas formas, posibles si no

3. Sobre la formación de los grandes medievalistas del siglo XX, sus fuentes y sus ideologías, véase Norman F. Cantor, Inventing the Middle Ages. The Lives, Works, and Ideas of the Great Medievalists of the Twentieth Century, Nueva York, 1991. 4. Entre los últimos ponentes de la teoría de una Europa medieval dotada de un centro que, curiosamente, coincide con los centros de poder económico e intelectual del siglo XIX, se encuentra Robert Bartlett, The Making of Europe, 950-1350, Londres, 1993 (trad. esp.: La formación de Europa. Conquista, Civilización y cambio cultural, 950-1350, Valencia, 2003).

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concebibles, del poder en la Edad Media. Comentando a Marc Bloch, Jacques Le Goff puede así pasar, sin levantar mayores objeciones, de la descripción de los ritos elaborados por los reyes de Francia e Inglaterra para dotarse con un poder "milagroso" de curanderos a afirmaciones como "lo que hace del rey de Francia el cristianísimo rey de finales de la Edad Media, lo que lo coloca por encima de los demás reyes de la Cristiandad", o "Dios, además de los santos, escoge a dos reyes de dos naciones para obrar milagros en su nombre". Lo que aquí se vislumbra- y el texto de Jacques Le Goff como el de Marc Bloch son claros a ese respecto -no es la esencia del poder real en la Europa medieval sino el intenso esfuerzo de propaganda que hicieron los medios que rodeaban entonces a los reyes de Francia y de Inglaterra 5 • La descripción de Marc Bloch, como la que elaboró años después Emst Kantorowicz en su obra Los dos cuerpos del rey, es el resultado de la puesta en práctica de un método de investigación histórica, la antropología histórica. Demasiados historiadores, sin embargo, no han separado el método de los resultados obtenidos y, a partir del estudio de unas formas específicas de realeza, de un sistema de representaciones desarrollado en un medio particular -Francia e Inglaterra en los siglos XII a XIV-, el libro de Marc Bloch, como luego el de Ernst Kantorowicz, se convirtieron en descripción del "modelo" de la realeza medieval. Inconscientemente influidos por la teoría de

S. También se vislumbra, detrás de la fascinación por los modelos franco-ingleses, la adopción inconsciente de una visión "germánica" de la historia que, elaborada a lo largo del siglo XVIII en contra de la visión predominantemente "romanista", ganó fuerza con el romanticismo y con la escuela filosófica alemana, para convertirse en el único modelo de desarrollo histórico, en el momento preciso en que se crearon las escuelas históricas en Inglaterra, Francia y Alemania.

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Pirenne, la mayor parte de los medievalistas parece haber tomado la frase: "lo que lo coloca [al rey de Francia] por encima de los demás reyes de la Cristiandad" como axioma y no como discurso político propagandístico emitido por los medios cortesanos franceses del siglo XIII. Partiendo del postulado de que la monarquía francesa o la inglesa constituyen el modelo más elaborado de realeza en la Edad Media, los escasos medievalistas que se han interesado recientemente por el problema de los fundamentos del poder real en la España medieval han adoptado posturas divergentes. Teófilo F. Ruiz fue el primero en publicar un artículo sobre el tema, artículo que apareció en 1984 en la revista Annales bajo el título "Una realeza sin consagración: la monarquía castellana a finales de la Edad Media" 6 • Teófilo Ruiz señalaba esencialmente la ausencia de unción, consagración, coronación y ritos alrededor de la monarquía en Castilla cuando precisamente éstos existían en Francia e Inglaterra, atribuyendo en parte esta ausencia a la persistencia de rituales más "germánicos", heredados de los visigodos, como el levantamiento del pendón o el izar al nuevo rey sobre un escudo. Sin embargo, su estudio no dejaba de ser, para cualquier lector familiarizado con Bloch, un catálogo de lo que "no" tenían los reyes castellanos, en clara referencia a un modelo preestablecido: el de las monarquías ungidas, consagradas, coronadas y milagrosas de Francia e Inglaterra. Esta visión negativa fue ardientemente combatida por José Manuel Nieto Soria que publicó, en 1988, bajo el título de Fundamentos ideológicos del poder real, un intento de "legitimación" de la realeza en

6. Teófilo F. Ruiz, "Une royauté sans sacre: la monarchie castillane du bas Moyen Áge", Annales ESC, 1984, pp. 429-453; reed.: "Unsacred Monarchy: the Kings of Castile in the Late Middle Ages", en S. Wilentz (ed.), Rites of power. Symbolism, Ritual & Politics since the Middle Ages, Filadelfia, 1985, pp. 109-144.

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Castilla que, según el autor, encajaba perfectamente dentro de la descripción hecha por Kantorowicz, convertida ésta en modelo de la realeza medieval7. En un caso como en otro, sea para comprobar las "ausencias" o para demostrar, al contrario, las "semejanzas", no deja de ser cierto que lo que nunca se pone en tela de juicio es la validez de las teorías relativas a la realeza en Francia y en Inglaterra para estudiar otras monarquías medievales. ¡No hubieran podido soñar mayor triunfo los clérigos y cortesanos que rodeaban a un Enrique II o un Eduardo I de Inglaterra, a un Felipe Augusto, un Luis IX o un Felipe el Hermoso de Francia! 8 • Sin embargo, pese a lo atractivo que pueda resultar el estudio de Marc Bloch sobre Los reyes taumaturgos, pese a lo sugerente que sea el libro de Kantorowicz sobre Los dos cuerpos del rey9 , quizás convenga recurrir más al método -la antropología histórica y el estudio del medio natural- para evaluar en su justa medida el valor del ritual, del ceremonial con que se rodearon estos dos reyes medievales. Al contrario de lo que ocurría en el mundo mediterráneo -o sea, en la Europa meridionallas regiones del norte de Francia, de Alemania y del sur de

7. José-Manuel Nieto Soria, "Imágenes religiosas del rey y del poder real en la Castilla del siglo XIII", En la España Medieval, V ( 1986), t. 2, pp. 709-729; Fundamentos ideológicos del poder real en Castilla (siglos XIII-XVI), Madrid, 1988; Ceremonias de la realeza, Madrid, 1993. La "demostración" queda a menudo invalidada por la falta de crítica de las "pruebas" y la yuxtaposición de documentos sacados de su contexto. 8. Luis Krus, "Os heróis da Reconquista e a realeza sagrada medieval peninsular: Afonso X e a Primeira Crónica Geral de Hespanha", Penélope. Fazer e desfazer História, 4 (nov. 1989), pp. 6-18 ofrece en cambio una visión mucho inás matizada de la problemática. 9. A cuya lectura conviene añadir el reciente libro y, en parte, refutación de dicha teoría, de Alain Boureau, Le simple corps du roi, París, 1988.

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Inglaterra en los siglos XI y XII eran zonas esencialmente rurales en las que el crecimiento demográfico, notable a partir del año mil, empezaba a convertir bosques y yermos en campos cultivados, donde las ciudades eran escasas y, con excepción de las sedes episcopales, no constituían aún centros de poder. La fragmentación del poder en manos de ·"señores" de toda índole era un hecho que ya empezaban a revelar las fórmulas documentales y la existencia de un "señor de los señores", el rey, si bien se reconocía formalmente, no tenía en la práctica gran vigencia. El derecho escrito, romano, que nunca había tenido gran peso en estas regiones septentrionales, había desaparecido con la instalación de las monarquías "bárbaras" en el siglo VI y la "costumbre" de cada lugar servía de referencia en caso de litigios. Los libros de confesión redactados en el sur de Alemania revelan, por otra parte, la existencia de numerosas supersticiones y prácticas mágicas, vinculadas a menudo a lugares "sagrados", probablemente precristianos, de bosques y aguas. Dentro de ese mundo rural y superficialmente cristianizado, los centros que conservaban y difundían el conocimiento eran escasos y dispersos; la orden borgoñona de Cluny o las escuelas de las catedrales de Laon, Chartres o París funcionaban en circuito casi cerrado, sin tratar de establecer contactos que no fuesen con los demás centros monásticos y catedralicios de la Cristiandad. El valor concedido al gesto, al rito que "manifiesta", que "revela" y traduce de forma visible una realidad trascendente e invisible -por ejemplo, el traspaso de la posesión del feudo o la investidura de un poder de origen divino-, depende ante todo de la sociedad en la que se efectúa y del grado de abstracción de ésta. En una sociedad rural e iletrada -donde lo escrito desempeña un papel muy secundario-, el gesto, la puesta en escena "teatral", visible por todos y susceptible de ser contada, se convierte en fundamental: el gesto requiere la presencia de testigos -15-

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que, por haberlo visto con sus ojos, validarán el acto y de una simbología inmediatamente comprensible por todos. Por ejemplo, la entrega del feudo -traspaso del derecho de usufructo de una propiedad- se hará en presencia de testigos oculares mediante un toque con un haz de paja; de ahí que la ruptura del vínculo social que conlleva la aceptación de ese usufructo, el "vasallaje", se manifieste. por la exfestucatio, lanzamiento o rompimiento del mismo haz de paja. El establecimiento de lazos personales, que sustituyan a los vínculos sociales desaparecidos -sean de vasallaje o de servidumbre-, requerirá asimismo de un ritual visible y público, que tiene su contrapartida en caso de ruptura del vínculo. La entrada en el clero, con la ceremonia de la tonsura, el ingreso en una orden religiosa o en la "orden" de caballería tendrán, cada una, su ritual. El gesto, visible, público y ritualizado, es el que fundamenta el acto; su realización concede, además, una fuerza, un poder mágico, sobrenatural, a ese acto. Los testigos desempeñan en él un papel esencial al poder contar lo que han visto y oído, mientras que el acta escrita -cuando la hay- es una mera memoria de lo que ocurrió y de quiénes fueron sus testigos -recordemos las listas interminables de grandes personajes, laicos y eclesiásticos, que figuran en toda la documentación anterior al siglo XIII-. La sociedad llamada "feudal", propia de ciertas regiones de la Europa septentrional de los siglos XI y XII, fue, en efecto, una sociedad predominantemente oral y, en parte, mágica, en la que los testigos que "sabían" la costumbre y "vieron" los gestos ritualizados podían atestiguar la existencia de las realidades invisibles y facilitar su difusión, su "popularidad". El gran mérito de los clérigos que rodeaban a los reyes de Francia y de Inglaterra -entre el Sena y el Támesis- es, sin duda, el haber sabido utilizar la necesidad de ritual, propia de la sociedad rural en la que vivían, para asentar y afirmar el poder real: un poder -16-

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de origen divino -merced a la unción con el óleo sagrado-, que se ejerce sobre los hombres -la coronación y sus objetos-, y que pertenece al campo de lo mágico -la curación de las escrófulas-. Las diversas fases de la ceremonia -con sus rituales, espacios y momentos específicoseran públicas, anunciadas con tiempo y recordadas por los testigos presenciales que, a su vez, lo transmitían a aquéllos que no habían tomado parte activa en ellas. Cuando los gestos, a partir del siglo XIII -el siglo de las universidades y de la difusión de una cultura escrita en el norte de Europa-, requieran de una justificación teológica, jurídica o histórica, no faltarán los tratados y la elaboración de mitos y leyendas para atribuir a cada una de las fases del ceremonial un sentido acorde con las . . nuevas ex1genc1as. El sur de Inglaterra y de Alemania y el norte de Francia no constituían, sin embargo, más que una pequeña parte de la "Europa medieval", entendida como Cristiandad y, además, una parte situada en sus márgenes septentrionales. Pocos son los mapas que han sido conservados de la alta y plena Edad Media, pero los que existen, fieles a la geografia antigua y a Isidoro de Sevilla, siguen situando el Mediterráneo en el centro del mundo, representándolo verticalmente. En medio del Mediterráneo se encuentra Roma, a mitad de camino entre Jerusalén -centro del mapa- y España: tenemos así en una misma línea, de arriba hacia abajo, los tres grandes lugares de peregrinación medievales, Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela. A la derecha del mapa se extiende África y, a su izquierda, Europa, cuyos contornos están igualmente indefinidos. Cuando, en el siglo XII, el rey normando de Sicilia, Roger 11, pidió un mapa al geógrafo árabe al-Idrisi, éste figuró al Mediterráneo en medio del mapa, horizontalmente, con África en la parte superior y Europa en la inferior; aunque África ocupe un espacio mayor que en los mapas cristianos, ni éste ni el -17-

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atribuido a Europa tienen delimitaciones precisas. El mapa de Juan de la Cosa, fechado en 1500, aún seguirá fiel a un concepto del espacio que se organizaba a partir del Mediterráneo. La historiografia actual, que presta un interés mayor a las "representaciones" mentales de las sociedades, no ha concedido aún a la representación geográfica --que tan sólo cambió en el siglo XVI con la irrupción de América dentro del paisaje mental europeo- la importancia que merece. De hacerlo, quizás dejaría de tener validez, consciente o inconscientemente, la tesis de Henri Pirenne expresada en Mahoma y Carlomagno. Los estudios llevados a cabo en Italia y en España -así como los que se interesan por el sur de Francia- muestran, en efecto, que no hubo tal ruptura con el mundo antiguo, que el Mediterráneo no se convirtió en "lago islámico", que las relaciones comerciales e intelectuales no fueron cortadas entre el sur de Europa, el Oriente Medio y el norte de Africa aunque sus ag~ntes cambiaran, que la civilización urbana y el derecho escrito pervivieron en el sur de Francia, en Italia y en la Península Ibérica. Más aún y por mucho que en el año 800 el papa hubiese coronado emperador a Carlomagno, un "bárbaro", dentro de una política de presiones mutuas y de rivalidades con el emperador bizantino, éste último siguió siendo el verdadero heredero del imperio romano, explícitamente reconocido como tal por los califas de Damasco, Bagdad y Córdoba e implícitamente por la corte de Ramiro 111de León que adoptó, hacia 966, el título de basileus. Roma, centro de la Cristiandad y del espacio medieval, acrecentó su papel con la "eliminación" de Bizancio, religiosa en 1054 y militar en 1204, mientras que la recuperación de los Santos Lugares se convertía en una empresa europea que sobrevivió a lo largo de los siglos. Todos los caminos llevaban a Roma y, accesoriamente, a Jerusalén y Compostela, verdaderos "centros" a los que se acudía desde

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los "márgenes", las "periferias" del mundo cristiano. El emperador era "rey de los romanos" y Federico II abandonó sin remordimientos su herencia paterna Staufen en Alemania por Sicilia, reino de su madre 10• La larga rivalidad entre franceses e ingleses tuvo por objeto, en particular, Aquitania en el suroeste de Francia y, ya en el siglo XIII, el rey de Francia se apoderó en cuanto pudo del condado de Toulouse, del Lenguadoc y de Provenza, que le proporcionaron una fachada mediterránea. El derecho romano y su corolario, el derecho canónico, se difundieron desde 1130-1140 a partir de Bolonia en Italia, mientras que la llamada "escuela de traductores de Toledo", activa desde los años 1130 y hasta la segunda mitad del siglo XIII, facilitaba el acceso a la filosofia aristotélica, a los pensadores árabes y a la medicina del mundo antiguo, heredada por judíos y musulmanes. Del mismo modo que el "renacimiento carolingio" del siglo IX se debe, en gran parte,, a la emigración hacia el Norte de visigodos huyendo de los musulmanes 11, el "renacimiento del siglo XII" no se entiende sin las escuelas de Bolonia, de Toledo y de Palermo, o sea, sin la cultura exportada del Mediterráneo. No se pueden estudiar, pues, los fundamentos del poder real en la península ibérica medieval sin tener en cuenta esta configuración mental y estas realidades. Lejos de constituir una "periferia" en la Edad Media, España, al igual que Italia, se sitúa dentro del antiguo mundo romano, de los países mediterráneos tempranamente urbanizados, romanizados y evangelizados, en el centro del mundo.

1O. Más que el estudio casi hagiográfico que le dedicó en 1928 Emst Kantorowicz, Frederik //, véase David Abulafia, Frederick 11. A Medieval Emperor, Londres, 1988. 11. Éstas fueron, en particular, las conclusiones del coloquio L'Europe, héritiere de l'Espagne wisigothique, Madrid, 1992.

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En el siglo XI, cuando se inició la reconquista territorial, la península ibérica gozaba de una antigua tradición urbana -desde Córdoba, Toledo, Barcelona, Sevilla o Cádiz, a las que se añadieron en los siglos VIII y IX Oviedo, León, Burgos-, poseía un derecho civil escrito, la Lex Wisigothorum o liber Iudicum, y una colección canónica, la Hispana Collectio -que perpetuaban el concepto de un poder monárquico unificador-, y tenía una larga historia de autonomía eclesiástica que incluía reglas monásticas tempranas, mártires de los romanos y de los musulmanes, y controversias teológicas -podríamos contrastar las herejías de Pelayo y Elipando con los ritos mágicos de la Europa septentrional-. Las empresas bélicas llevadas a cabo en contra de los musulmanes del Sur se convirtieron, con la bula de Pascual II de 1102, en "cruzada" y cada palmo de territorio reconquistado en un "engrandecimiento" de la Cristiandad; a partir de 1270 y de la muerte de Luis IX de Francia en Túnez (que puso fin a las Cruzadas organizadas por los reyes septentrionales), los hispanos -castellanos, aragoneses y portugueses- fueron los únicos en proseguir la lucha contra el enemigo de la Cristiandad, dentro de una perspectiva aún mediterránea de recuperación del antiguo mundo romano. En una sociedad mayormente urbanizada, con tradición de centralización del poder y con una legislación escrita que garantiza sus derechos a todos los súbditos del rey, el gesto -con su "teatralización" y el poder mágico que conlleva- no desempeña el mismo papel que en las sociedades orales de los lindes del mundo civilizado. Los ritos visibles del vasallaje y de la investidura del feudo, como los de la unción y de la coronación, sólo aparecerán en las regiones en contacto con el mundo septentrional: el condado de Barcelona -antigua Marca Hispánica del imperio carolingio- entre los siglos XI y XIII, y el reino de Navarra a partir de la llegada al trono de la dinastía de -20-

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Champaña en 123412• En las demás regiones de la península -donde se irán conformando los reinos de Aragón, Castilla y Portugal- ni la sociedad ni los círculos palatinos tuvieron necesidad de recurrir al arsenal de ritos, liturgia y símbolos procedentes de lo que seguía siendo, en el sistema de representación medieval, la periferia de la Cristiandad. Aún en 1434, en el concilio de Basilea, Alfonso de Cartagena, obispo de Burgos y jefe de la embajada castellana, recordará a los ingleses que no se puede comparar un rey que reina sobre islas excéntricas con su "señor, el rey de Castilla" que gobierna un reino en el que, además, crecen el olivo y la vid, como en los países bíblicos 13• Los fundamentos del poder en España distan mucho de ser estudiados y analizados en profundidad, sin referencia -más que comparativa- a las formas del poder elaboradas en Francia e Inglaterra. Presentaremos aquí, pues, una problemática y unas vías de investigación susceptibles de ser matizadas, completadas o invalidadas por estudios posteriores. La naturaleza del poder real en la península ibérica medieval deriva del derecho romano, revisado a mediados del siglo VII por los visigodos bajo la influencia de grandes obispos como Leandro e Isidoro de Sevilla, quienes veían, en un monarca estrechamente controlado por el poder eclesiástico, la mejor garantía para la Iglesia. No hay que olvidar, por otra parte, las estrechas relaciones que existieron en los

12. Es, precisamente, entre Navarra y Cataluña donde hay que situar el episodio, relatado por Marc Bloch en Los reyes taumaturgos, pp. 148-149, del intento de "sanctificación" del príncipe de Viana, hijo de Juan II de Aragón - y hermanastro de Fernando el Católico -, muerto en 1461 durante la guerra civil en Cataluña. 13. Alfonso de Cartagena, Discurso sobre la preeminencia del rey de Castilla sobre el rey de Inglaterra,Madrid, Biblioteca de Autores Españoles, 116 ("Prosistas castellanos del siglo XV"), 1955, pp. 205-233.

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siglos VI y VII entre la península y Constantinopla: Leandro de Sevilla, hermano de Isidoro, estudió en Constantinopla en la época del emperador Mauricio y fue condiscípulo de Gregorio Magno. El concepto teodosiano de basileus, emperador que domina a la vez lo espiritual y lo temporal -mencionado por Jacques Le Goff en su "Prefacio" a la edición de los reyes taumaturgos de Marc Bloch- no era ajeno a la idea del poder en la Hispania visigótica y fue transmitido a la España cristiana al mismo tiempo que el conocimiento del derecho romano, tal y como lo había codificado Justiniano en la misma Constantinopla a principios del siglo VI 14• Los grandes monarcas de la alta Edad Media, Alfonso 11 el Casto en Oviedo (791-842) y Alfonso 111un siglo después (866-91 O), se rodearon con clérigos letrados -en parte oriundos del sur de la península-, empeñados en sus crónicas en reivindicar la herencia romano-visigótica, en cuyo nombre se encomendaba a los reyes la tarea -casi mesiánica- de vencer a los enemigos de la fe; en estas crónicas, los españoles no figuran jamás como tales sino únicamente como "cristianos". El rey, en esta perspectiva, tiene el deber de dirigir la lucha de los "cristianos" en contra de los musulmanes y no el de recobrar -como "español"- un territorio que le hubiera sido arrebatado. Al mismo tiempo, con motivo de la entronización o muerte de los reyes, los cronistas atestiguan la vigencia de un concepto del poder heredado de la Roma antigua: los reyes son electi in regnum, adepti regnum, successores in regnum, 14. A la muerte de Sancho I en 966, el rey de León, Ramiro 111, tenia cinco años. Su tia Elvira asumió la regencia; fue llamada dominissima, "reina, basilea y madrina del rey", hizo ungir a su sobrino, lo rodeó con esplendor y le hizo dar los títulos de "Flavius", "princeps magnus" y "basileus" (Historia de España, dir. por R. Menéndez Pida), t. VI, p. 149).

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o bien ellos suscipiunt o accipiunt un regnum del que, a la hora de la muerte, se abstulerunt 15• El regnum figura aquí como una hereditas, un patrimonio cuya transmisión se rige por el derecho sucesorio y que, hasta que sea "recibido" o "aceptado" por el heredero, puede ocupar el lugar del difunto, "representarlo" 16• A raíz de la toma de Toledo en 1085, el rey de Castilla y León, Alfonso VI, adoptó el título de "emperador": imperator totius Hispaniae, título que seguirá usando su nieto, Alfonso VII, tras exigir de los demás reyes y magnates de la península un juramento de vasallaje. El título de "emperador" que llevaron los reyes de Castilla y León entre 1086 y 1157 ha planteado problemas a numerosos historiadores, acostumbrados a un único "emperador" en la Europa medieval, el descendiente de Carlomagno, rey de los romanos y emperador en Alemania -que no "de" Alemania-. Plantearlo así es hacer caso omiso de la tradición jurídica propia a la España medieval, tradición que permite distinguir entre potestas, auctoritas e imperium, siendo este último el poder supremo, el de vida y muerte; al titularse imperatores, Alfonso VI y luego Alfonso VII dejaban constancia de que, además de ser "reyes" -o sea, "regidores"-, ejercían el imperium, la forma suprema del

15. Crónica de Alfonso III, ed. Antonio Ubieto Arteta, Valencia, 1971: "Post Adefonsi discessum, Froila filius eius successit in regnum" (p. 38), "Silo [ ...] adeptus est regnum" (p. 41 ), "Post Adefonsi discessum, Ranimirus filius Veremundi principis, electus est in regnum" (p. 44). Historia Si/ense, ed. Justo Pérez de Urbel y Atilano González Ruiz-Zorrilla, Madrid, 1959: "Ordonius in regnum successor extitit" (p. 145), [Ramiro 11] "ipse se ex proprio regno abstulit" (p. 168), [Ramiro 111]"suscepit regnum patris sui". 16. Yan Thomas, Le probleme de la subrogation et de la construction de la personne mora/e en droit romain, seminario dado en 1992-1994 en la EHESS de París.

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poder dentro de la península, por ser herederos de los reyes visigodos que reinaron en Toledo. Tardarán dos siglos los juristas franceses en elaborar, para su rey, la teoría del "rey es emperador en su reino", que fue formulada en Francia en la época de Felipe el Hermoso dentro de un proceso de reivindicación de independencia frente a las pretensiones del emperador alemán. La no pertenencia de la península al antiguo imperio carolingio -con la excepción del condado de Barcelona- y la tradición jurídica romana daban así, en el siglo XI, a los "sucesores" de los reyes visigodos, plena libertad para ejercer, dentro del territorio peninsular, el imperium -sin necesidad de largos tratados y de argucias jurídicas-. No hay que olvidar, por otra parte, que el imperium es, por definición, aeternum, mientras que el concepto de poder elaborado por los reyes franceses e ingleses está íntimamente vinculado a su persona fisica, de ahí la necesidad de crear una teoría que separe el poder (inmortal) de quien lo ejerce (mortal). El concepto de imperium, en el sentido que le da el derecho romano de poder supremo que se ejerce sobre un espacio -llamado "imperio"- 17, nos parece fundamental dentro del concepto del poder que elaboró España a lo largo de la Edad Media. El imperium no consiste en la "posesión" de un territorio y no presupone la unidad política, lingüística, fiscal o religiosa del espacio dentro del que se ejerce; exige, en cambio, que todos los que le están sometidos, independientemente de sus costumbres, lenguas o religión, reconozcan su autoridad. Alfonso X, en el siglo XIII, pudo así figurar como "rey de las tres

17. Dentro de este concepto, adquiere otro y mayor significado la aserción de Antonio de Nebrija que figura en la dedicatoria de su Gramática, publicada en 1492, primera gramática de una lengua vernácula: "La lengua es compañera del imperio".

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religiones", del mismo modo que era rey de Castilla, rey de León, rey de Toledo, rey de Jaén, del Algarve, de Córdoba, de Sevilla, de Murcia, señor de Vizcaya y de Molina. El imperium real exige un reconocimiento por parte de los súbditos, sean éstos cristianos, moros o judíos, sean de habla gallega, castellana o aragonesa, estén exentos de impuestos o pecheros, sigan el fuero de León o el de Toledo. El territorio sobre el que se ejerce este imperium no necesita, pues, unificación o, mejor dicho, "uniformización" -no se impondrá, por ejemplo, una lengua "nacional" en el siglo XVI como en Francia; ésta sólo se deberá a los Borbones cuyo concepto de poder estaba basado, precisamente, en la centralización uniformizadora-. De esta noción de imperium, que heredaron los reyes medievales de la tradición romana conservada por los visigodos, se deriva asimismo la aparente contradicción entre un poder real, absoluto en su definición, y un mosaico de fueros, privilegios, libertades, lenguas, sistemas fiscales y de representación, grandes y pequeños "estados" nobiliarios. "Obedézcase, pero no se cumpla": la famosa fórmula, acuñada en el siglo XV, atestigua, sin lugar a dudas, la supremacía de un concepto de poder abstracto y de su reconocimiento por todos, más allá de su efectividad. Bajo el imperium, existe una "libertad de movimientos" mucho mayor que la que se dio en otras formaciones monárquicas medievales; Francia fue una creación de sus reyes, llevada a cabo, no en función de un concepto abstracto del poder sino por una dinastía concreta que unió a su alrededor -dentro de un concepto de vínculos personales y mediante un proceso de uniformización- todas las regiones que se consideraban parte de la antigua Francia carolingia. La permanencia de la herencia romana, alterada en el Liber Iudicum o Fuero Juzgo pero recuperada a partir de la renovación del derecho romano en el siglo XII -la obra jurídica de la época de Alfonso X, desde el Fuero Real y -25-

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las Partidas hasta los tratados de Jacobo de las Leyes y de Bernardo de Brihuega, lo atestigua-, supone la existencia en la península ibérica de un cesaropapismo, semejante al de Constantinopla-Bizancio y, como él, heredado de Constantino y Teodosio. No hubo necesidad en España -al contrario de lo que subrayaba Jacques Le Goff a propósito de Francia, Inglaterra y hasta del papa- de distinguir entre lo espiritual y lo temporal. Al igual que sus antecesores visigodos, el rey medieval tenía por obligación primera el velar, no sólo por el bien de la Iglesia sino ante todo por la fe de sus súbditos: el Libro I, tanto del Fuero Real ( 1255) como de las Partidas ( 1260-1280), trata de "qué cosas son las leyes e fabla de la Sancta Trinidat e de la fe católica e de los artículos della e de los sagramientos de Santa Eglesia, e del apostóligo e de los otros prelados que los pueden dar, en qué manera deven seer onrrados e guardados, e de los clérigos e religiosos, e de todas las otras cosas tan bien de previlegios cuerno de los otros derechos que pertenescen a Santa Eglesia" 18, temas más propios de concilios y sínodos que del derecho civil. Inocencio 111y sus sucesores no podían permitir semejante injerencia en asuntos considerados como propios del poder espiritual -desde tiempos de Gregorio VII- e iniciaron, a partir de principios del siglo XIII, una lucha para reservarse el nombramiento de los prelados y de sus beneficios, cobrar las rentas de las sedes vacantes y, en el siglo XlV, controlar estrechamente la jerarquía y las rentas eclesiásticas. Pero, ya en el siglo XIII, aquélla era, para los obispos de Roma, una lucha perdida 19•

18. Alfonso X el Sabio, Primera Partida, ed. de Juan Antonio Arias Bonet, Valladolid, 1975, pp. 3-4. 19. Peter A. Linehan, The Spanish Church and the Papacy in the Thirteenth Century, Cambridge, 1971; ed. española, La Iglesia Española y el Papado en el siglo XIII, Salamanca, 1976.

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Pero la Reconquista no era una mera empresa militar de apropiación de tierras, consecuencia del crecimiento demográfico que experimentó Europa entre los siglos XI y XIII. La primera cruzada fue predicada en Clermont por el papa Urbano IV en 1095. Tan sólo siete años después, Pascual II prohibió a los hispanos que participaran en las cruzadas ultramarinas, encomendándoles la liberación de su propio territorio, liberación que se dotaba con todas las indulgencias y privilegios concedidos a los cruzados en Tierra Santa. La Reconquista encontró así su justificación como guerra santa, guerra justa y cruzada, término éste tan evocador para la mentalidad medieval. Cruzados permanentes -lo que no eran ni el emperador alemán ni los reyes de Inglaterra y Francia-, los reyes peninsulares que contribuían a la extensión de la Cristiandad y, como lo recordaron sin cesar cronistas y tratadistas, habían ganado sus reinos con la sangre de los españoles -o sea que no lo debían a ningún poder externo, imperial o papal22-, se situaban en una posición de "defensores" o "protectores" de la Cristiandad, papel que asumirán todavía Carlos V frente a los protestantes y Felipe II en Lepanto. Cruzados permanentes, ni los reyes ni sus súbditos necesitaban, por otra parte, de la intervención del clero para ganar el cielo, mientras que la Iglesia sí necesitaba del rey y de los españoles para recobrar su territorio. Las menciones de

22. Véase a este respecto los capítulos dedicados al "nacionalismo" precoz del canonista Vicente de España de principios del siglo XIII en Gaines Post, Studies in Medieval Legal Thought. Pub/ic Law and the State, 1100-1322, Princeton, 1964 y los alegatos del obispo Alfonso de Cartagena en el concilio de Basilea en su Discurso sobre la preeminencia del rey de Castilla sobre el de Inglaterra de 1434. La reivindicación de que el reino se ganó con la sangre de los españoles hace referencia, por otra parte, al derecho de propiedad real sobre todos los territorios conquistados: España pertenece al rey que, luego, encomendará su explotación, su defensa y su gobierno a ciudades, órdenes militares o religiosas, obispos o nobles.

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Los reyes ibéricos añadieron, de hecho, al concepto de imperium heredado de su pasado romano, unos fundamentos más "modernos", más propiamente medievales, que reforzaron aún más su autoridad, dentro y fuera de sus reinos. La Reconquista, empresa a la vez militar y religiosa, fue indudablemente una de las bases del poder real en la España medieval. Empresa de carácter militar, la Reconquista permitió al rey ser un defensor patriae perpetuo, un noble y un caballero y ejercer así, en su más alto grado, la función guerrera propia de la casta nobiliaria medieval. En sus sellos -a partir del siglo XIII-, los reyes escogieron preferentemente las representaciones ecuestres, que subrayaban su papel militar2°. Cuando se extendió por toda Europa, en el siglo XIII, la "orden de caballería", los reyes de Castilla -que, como Alfonso X con el futuro Eduardo I de Inglaterra, no dudaban en recibir en su corte a jóvenes nobles y conferirles dicha orden (lo cual siempre introducía una relación de dependencia entre el nuevo caballero y su "autor")--, se proveyeron de una estatua articulada de Santiago, cuyo brazo armado con una espada los armaba caballeros 21 : sin intervención humana, por lo tanto sin sujeción a ningún hombre, los reyes de Castilla se convertían en caballeros, reforzando así su papel de primus in ter pares dentro del grupo nobiliario.

20. Teófilo F. Ruiz, "L'image du pouvoir a travers les sceaux de la monarchie castillane", en Adeline Rucquoi (ed.), Génesis medieval del Estado Moderno: Castilla y Navarra (1250-13 70), Valladolid, 1987. 21. La estatua, que data de mediados del siglo XIII y cuyo sistema de articulación no funciona ya, se conserva en el monasterio de Las Huelgas de Burgos. Las crónicas sólo mencionan la ceremonia a la que se sometió Alfonso XI en 1330. Véase Peter Linehan, "Alfonso XI of Castile and the Arm of Santiago (with a Note on the Pope's Foot)", en P. Weimar y A. García y García (eds.), Studi Domenico Ma.ffei, Padova, 1991.

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apariciones de Santiago a ciertos reyes de los siglos IX y X, para anunciarles la victoria contra los moros, refuerzan esta convicción de una conexión directa entre los "cristianos" y su rey con Dios. Dentro del juego de poderes que caracteriza a la península en la Edad Media, la Iglesia no consiguió atribuirse un papel preponderante: en la España medieval no hubo -si exceptuamos las obras de algunos universitarios- una teoría de los tres órdenes, en la que el ordo de los que rezaban estuviera separado y fuera superior a los otros, ya que, en una empresa de cruzada permanente, no son necesarios los intermediarios entre el hombre y Dios. En cambio, a partir de la primera mitad del siglo XIII, la asimilación entre Reconquista y cruzada permitió a los reyes desviar hacia sus arcas parte de las rentas eclesiásticas. Las "tercias reales" -dos novenas partes del diezmo eclesiástico- se añadieron a las rentas de los obispados vacantes, a los préstamos forzosos exigidos de los prelados y a las bulas de Cruzada para subvencionar parte de la política real23; la monarquía hispana, defensora de la Cristiandad, no dudó jamás en recurrir a fondos eclesiásticos para llevar a buen término sus empresas. El concepto de poder como imperium o poder absoluto se enriqueció, por lo tanto, con la valoración del rey como noble y cruzado, defensor de su reino y de la Cristiandad, cabeza de una sociedad organizada para la guerra 24 • Finalmente, la reflexión teológica del siglo XII añadió un nuevo elemento al concepto del poder real en España, al dotar a los reyes con un atributo divino, signo y señal de su papel

23. Véase Miguel Ángel Ladero Quesada, La Hacienda Real en Castilla en el siglo XV, La Laguna, 1973 y Fiscalidad y poder real en Castilla (1252-1369), Madrid, 1993. 24. James F. Powers, A Society organized for War. The lberian Municipal Militias in the Central Middle Ages, 1000-1284, Berkeley, 1988.

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como "lugartenientes de Dios en la tierra". En la Francia del siglo XIII, la justicia se convirtió en el atributo divino que compartían los· reyes y se difundió la imagen de san Luis haciendo justicia -la expresión francesa dice: "devolviendo la justicia"- debajo de un roble. Los letrados y clérigos que rodeaban a los reyes de Navarra y Castilla entre finales del siglo XII y principios del XIII escogieron para ellos la sabiduría y a Sancho VI el Sabio de Navarra (1150-1194) sucedió Alfonso X el Sabio de Castilla (12521284)25 • "Compañera del trono de Dios", creada por él antes del mundo, instrumento de su poder, la Sabiduría es indudablemente el más alto atributo divino que se puede encontrar en las :E,scrituras. Por su parte, el Libro de la Sabiduría es el prototipo de los De regimine principum o libros. destinados a la educación de los príncipes, como aquél que escribirá el dominico Gil de Roma para el hijo de san Luis a mediados del siglo XIII. Saber de f os saberes, la Sabiduría divina permite a quien la posee "ordenar los pueblos", "someter las na~iones de las gentes", "ser rey y juez" .y, además, conocer los secretos de la tierra y de los elementos, de los tiempos y de las estrellas y hasta de las cosas más ocultas y desconocidas de los hombres. El scriptorium de Alfonso X llevó a cabo, en la tercera parte de la General Estoria, una traducción al "romance" -o sea, al castellano- del Libro de la Sabiduría26, claro testimonio de la manera en que el rey lo había escogido como programa: el rey Alfonso el Sabio 1

25. Adeline Rucquoi, "El rey sabio: cultura y poder en la monarquía castellana medieval", III Curso de Cultura Medieval (23-28 septiembre 1991), Aguilar de Campoó, 1994. 26. General Estoria, tercera parte, inédita. Real Biblioteca de El Escorial, Mss. Cast., Y-1-8, fols. 131v-142v. Mientras no se publique esta tercera parte en una edición critica, seguirá siendo dificil poder apreciar realmente el pensamiento polftico de Alfonso X.

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quiso también ser autor de libros de derecho, historia, astronomía, juegos, lapidarios y poesía, del mismo modo que mandó edificar templos y catedrales. Siguiendo el ejemplo de Salomón, a quien la Edad Media atribuyó siempre la autoría del Libro de la Sabiduría -lo que le permitía verse como el continuador de su padre, Femando 111,convertido en nuevo David-, Alfonso X el Sabio no dudó en afirmar que "son los reyes en los sesos mas agudos que los otros omnes'~27 , afirmación· que conllevaba, para los reyes, el deber de comunicar esta sabiduría, de sacar a sus pueblos de la ignorancia, considerada ésta como pecado. Semejante afirmación no constituía, sin embargo, ninguna "novedad" en la Castilla medieval sino, al contrario, el entronque con la tradición visigótica, tal y como la habían expresado los concilios de Toledo del siglo VII: lgnorantia mater errorum28. La afirmación de que todo saber viene de Dios y acerca a Dios y de que los reyes, por ser reyes, tienen más saber y entendimiento, confería a la función real un carácter clerical, si no sacerdotal: no sólo el rey compartía el saber con los miembros de la Iglesia -recordemos que, cuando aparece, en los siglos XII y XIII, la figura del "intelectual" es ante todo una figura eclesiástica 29- sino que lo poseía en su mayor grado. Por otra parte -y se-

27. Véase Francisco Rico, Alfonso X el Sabio y la "General Estoria ". Tres lecciones, Barcelona, 1972 (reed. 1984), en particular pp. 130 y 133. 28. Dentro de este contexto no resulta sorprendente que, a principios del siglo XIII, un canónigo de Osma -en Castilla-, Domingo de Guzmán, fundara la primera orden "sapiencial", la de los dominicos, que exigía estudios y conocimientos por parte de sus miembros, y escogiera como lema Veritas. 29. Jacques Le GofT,Les intellectuels au Moyen Age, París, Seuil, 1957 (trad. esp.: Los intelectuales en la Edad Media, Buenos Aires, 1965, y Barcelona, 1986).

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gún los modelos hagiográficos anteriores al final del siglo XIIIsantidad y sabiduría estaban estrechamente ligadas, creencia que compartían, por cierto, algunos filósofos árabes30. Rex sapiens, el rey hispánico es asimismo un rey santo, al tiempo que reafirma su participación en ambos estados, el laico y el eclesiástico y se sitúa por encima de ellos. La ley 2 del título II del Fuero Real dirá: "Nuestro Señor Jesuchristo puso primeramientre la su corte en el cielo Et desí ordenó la corte terrenal en aquella misma guisa e en aquella manera que era ordenada la suya en el cielo, e puso el rey en su logar, cabeza e comenzamiento de todo el pueblo, así como puso a sí cabeza e comienzo de los angeles e de los arcángeles. Et diol poder de guiar su pueblo [... ] [el rey] es su cabeza e puesto por Dios para adelantar el bien e para vengar e vedar el mal" 31• La elección de Salomón como modelo real no fue exclusiva de Alfonso X sino que consta dentro de las representaciones que acompañaron a la monarquía de finales de la Edad Media. La primera miniatura que adorna el Libro de los castigos e documentos para bien vivir, atribuido al rey Sancho IV, representa al rey Salomón confiriendo autoridad a un personaje arrodillado que debe de ser el propio rey castellano 32 • Tema frecuente en retablos, pinturas y esculturas diversas, Salomón constituye también una

30. Michel Chodkiewicz, "Le saint illettré dans l'hagiographie islamique", Cahiers du Centre de Recherches Historiques, 9 (1992), pp. 31-41. Marc Gaborieau, "Sainteté et sacralisation du pouvoir chez les musulmans indiens", /bid., pp. 43-52. 31. Alfonso X el Sabio, Fuero Real, ed. de la Real Academia de la Historia, Madrid, 1836, ed. facsímil, Valladolid, 1979, pp. 9-1 O. 32. Ana Domfnguez Rodríguez, "La ilustración de los manuscritos", en Hipólito Escobar (ed.), Los manuscritos españoles, vol. I de la Historia ilustrada del libro español, Madrid, 1993.

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figura muy mencionada por cronistas, poetas y autores de cancioneros. La comparación entre el modelo y la persona real no se estableció, por cierto, siempre en favor de ésta última, como lo muestra Fernán Pérez de Guzmán, hacia 1450, a propósito de Juan 11, en Generaciones y Semblanzas: "Ca la principal virtud del rey, despues de la fee, es ser industrioso e diligente en la governa~ion e rigimiento de su reyno, e pruevase por aquel mas sabio de los reyes, Salamon, el cual, aviendo mandamiento de Dios que pidiese lo que quisiese, non demando salvo seso para rigir e hordenar el pueblo" 33 • Cual nuevo Salomón Juan 11, sin embargo, sabía latín y filosofia, honraba a "las personas de sciencia", amaba la música y el baile y se había rodeado con una verdadera corte literaria. Hacia 1440-1450, la chancillería real acuñará la fórmula:"de mi ~ierta s~ien~ia e sabiduría e de mi poderío real absoluto", reafirmando así el vínculo que une indisolublemente poder y sabiduría en la realeza medieval castellana 34 • Un concepto abstracto del poder absoluto fundamentado en el derecho, el imperium, la función militar magnificada por la asimilación entre Reconquista y cruzada y la adopción de la sabiduría como atributo divino propio de los reyes constituyeron, pues, los fundamentos del poder real en la península ibérica medieval y, más precisamente, en Castilla. Dentro de esta perspectiva, los reyes, verdaderos lugartenientes de Dios en la tierra, protectores de la Iglesia, no solamente tenían el deber de regir a sus pueblos sino, ante todo, el de velar por su fe y su educación. Las universidades fueron fomentadas, no por la Iglesia sino por los reyes, en Palencia hacia 1180, en Salamanca hacia

33. Fernán Pérez de Guzmán, Generaciones y Semblanzas, ed. de J. Domfnguez Bordona, Madrid, 1979, p. 119. 34. Y afirmando, al mismo tiempo, su autonomía frente a la cancillería pontificia que usaba la misma fórmula.

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1218, en Valladolid y en Sevilla a mediados del siglo XIII, en Alcalá de Henares en 1293 -tan sólo sobrevivieron Salamanca y Valladolid-, en Lérida y en Lisboa en 1300. Los Reyes Católicos, amén de precipitar la conversión de los judíos en 1492 -que se transformó de hecho en una expulsión- y la de los musulmanes nueve años después, tomaron en 1502 la primera medida de censura de los libros; dentro de la misma perspectiva y fieles a su misión, los reyes se reservaron -en 1480, fecha de creación del Santo Oficio- el nombramiento del Gran Inquisidor. ¿Qué papel desempeñó el ritual, qué valor se concedió a los gestos y símbolos, cuáles fueron estos símbolos, las "insignias" o señales del poder real en la España medieval? Indudablemente, los fundamentos del poder en la península pertenecían al campo del derecho y de la teología más que al de la magia y de las representaciones materiales, y si bien el rey estaba rodeado por una serie de objetos, éstos nunca tuvieron el valor que se llegó a atribuir en Francia a la corona real, a las espuelas de la coronación y a la bandera u oriflama. Las representaciones de reyes elaboradas en el siglo XII y que nos han conservado, en particular, los cartularios catedralicios -las miniaturas que adornan el Liber Testamentorum de 1125 de la catedral de Oviedo, las veintinueve miniaturas del Tumbo A de la catedral de Santiago de Compostela, de hacia 1129, y las ocho miniaturas del Liber Testamentorum o Libro de las Estampas de la catedral de León de la segunda mitad del siglo XII- muestran reyes sentados en sillas-tronos cuyo origen se remonta a la silla curul de los ediles romanos, con las piernas medio cruzadas en señal de majestad -comparémosles con las representaciones del Pantócrator de la misma época-, coronados y provistos de un cetro; la única corona medieval que ha llegado hasta nosotros, que perteneció a Sancho IV de Castilla, lleva por ornamentos -en las placas de plata sobredoradas que la componen- cuatro zafiros y cuatro -34-

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camafeos romanos, atestiguando una vez más el vínculo entre las monarquías ibéricas medievales y el modelo romano 35 • La figura real suele ir acompañada por la de un armiger o escudero que lleva un escudo y la espada, el pendón o el "báculo" propio del poder imperial36 • En los sellos y ciertas monedas de los siglos XIV y XV, los reyes privilegiaron una representación menos mayestática y, mediante la figura ecuestre, pusieron el acento sobre su función militar37 : la espada desempeñó entonces un papel más importante que el cetro pero la corona seguía definiendo al rey. Espada, corona y cetro son, efectivamente, los símbolos que los reyes ibéricos comparten con los demás

35. J. M. Relanzón García-Criado, "La corona y la espada de Sancho IV de Castilla", Boletín de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, XXXIII-XXV, n.01 69, 70 y 71, 1959. Siguiendo la tradición, el propio Sancho IV, en su Lucidario, atribuía los '" fafires cardenes" al planeta Venus (Richard P. Kinkade, Los "Lucidarios" españoles, Madrid, 1968, p. 262). Venus, tercer planeta, "porque ha nonbre femenino, por esso le ffazían ffigura de duenna ffermosa. Et esto sse entiende por grant piadat de Dios que ovo contra nos en ssiete maneras( ...). Et por ende todas las vertudes e las amistades que dieron a Venus, a la piadat de Dios las devyeran dar: ca en él yazen más que omne non puede asmar" (Alfonso el Sabio, Setenario, ed. de K-H. Vanderford, Buenos Aires, 1945, pp. 83-84). 36. Comparemos, por ejemplo, la representación de Fernando I de León y Castilla ( 1035-1065) en el Diurno de la Biblioteca de la Universidad de Santiago de Compostela, las de los reyes Sancho II y Ramiro en el Códice Albeldense de 976 y la de Alfonso 111en el Liber Testamentorum de Oviedo de 1125, con la miniatura que representa al emperador Otón 11 o 111del Museo de Condé en Chantilly: llevan el mismo báculo. En cambio, Alfonso II el Casto y Ordoño I están definidos por el escudo y la espada en el mismo Liber Testamentorum, y Fruela II por el escudo y el pendón. 37. Teófilo F. Ruiz, "I.:image du pouvoir ...", op. cit., pp. 217-227. Faustino Menéndez-Pidal de Navascués, "Sellos, signos y emblemas de los Reyes de Navarra, desde el Restaurador a los Teobaldos", Príncipe de Viana, Anejo, 8 (1988), pp. 105-116.

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reyes y a los que se daba quizás el mismo valor que en el resto de las monarquías medievales -no vayamos a caer en el anacronismo de considerar a los monarcas hispánicos medievales como los representantes de una racionalidad propia de los siglos XVIII y XIX-; son aquellos de que se despojará en 1464 a la efigie de Enrique IV durante la llamada "farsa de Avil a" o destronamiento del rey por los partidarios de su hermanastra, Isabel38 • Ahora bien, si no hay rey sin corona, tampoco la existencia de ésta implica necesariamente una ceremonia específica de coronación y un valor casi mágico atribuido a dicho símbolo. Escasísimos son los reyes de los que se nos dice que fueron "coronados" en la Castilla medieval -al contrario de lo que ocurría en Aragón desde principios del siglo XIII y en Navarra a partir de 1234- y el Rito de coronación o "ritual escurialense" que encargó Alfonso XI al obispo de Coimbra, don Remón -hacia 1330- nunca fue utilizado; recordemos aquí el cuadro conservado en el museo del Prado que nos muestra al Niño-Dios depositando directamente la corona sobre la cabeza de Fernando de Aragón, mientras que la Virgen concedía la mitra a Sancho de Rojas. En cambio, sabemos que, en algunas ocasiones, el rey de Castilla llegó a donar su corona a algún invitado al que quería agasajar especialmente, muestra ésa del valor relativo que se concedía al objeto corona. Tampoco tenemos menciones de cetros o espadas particulares que se transmitieran de padre a hijo, hasta convertirse en símbolos del poder y de su continuidad.

38. Sobre el significado de esta ceremonia ritual, ver la interesante polémica que se levantó entre Angus MacKay y Kristin Zappalac en Past & Present. Angus MacK.ay, "Ritual and Propaganda in Fifteenth-Century Castile", Past & Present, 107 ( 1985), pp. 3-43 y Kristin Sorensen Zapalac, "Ritual and Propaganda in Fifteenth-Century Castile"; Angus MacKay, "A Rejoinder", Past & Present, 113 (1986), pp. 185-208.

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En la hora de su muerte, no sintieron los reyes peninsulares la necesidad imperiosa de dotarse de un ceremonial particular -las narraciones de muertes reales en las crónicas abundan en descripciones de reyes despojándose de sus hábitos reales para vestirse humildemente, cubrirse a veces con cenizas y morir, no como reyes, sino como cristianos-. Una vez abandonados los antiguos lugares de entierro --que habían sido Oviedo hasta el 91O y, luego, León- tampoco hubo panteón real en la Castilla medieval: las catedrales de León, Toledo, Sevilla, los monasterios de Las Huelgas y de Miraflores, así como otros cenobios conservan los restos de los monarcas y de sus familiares 39 • Los estudios de Bloch, Kantorowicz, A. Erlande-Brandenburg, Ralph E. Giesey y Richard A. Jackson han mostrado el papel simbólico fundamental que desempeñaron, en Francia y en Inglaterra, los panteones establecidos en Saint-Denis y en Westminster y las ceremonias propias de los funerales reales. Sin embargo, lo primero que llama la atención del medievalista, cuando estudia esas descripciones de la muerte del rey en la Europa septentrional, es la omnipresencia de la Iglesia, bien para organizar el conjunto de los ritos funerarios, bien para constituirse en "guardián" de los reyes difuntos, manifestación visible de la continuidad dinástica. Los reyes castellanos, que se sitúan por encima de su Iglesia, no la necesitan para organizar su muerte -mueren como cristianos penitentes y, en los casos más sonados (por ejemplo, los de Fernando I el Magno a mediados del siglo XI y de Alfonso VI a principios del XII) saben de antemano, 39. Denis Menjot, "Les funérailles des souverains castillans du has Moyen Age racontées par les chroniqueurs: une image de la souveraineté", Mélanges Jean Larmat, Niza, 1982; "Les funérailles royales en Castille a la fin du Moyen Áge", La idea y el sentimiento de la muerte en la historia y en el arte de la Edad Media, Santiago de Compostela, 1988, pp. 127-138.

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mediante un anuncio celestial, la fecha de su muerte-, y menos aún para promover una especie de culto a la continuidad dinástica. Al escoger su lugar de descanso definitivo en función de su devoción personal o de lugares por ellos reconquistados -Fernando 111está sepultado en Sevilla, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón se encuentran en Granada-, los reyes hacen de toda la península su panteón, última manifestación quizás de un poder entendido como imperium, identificación entre el que ejerció ese poder y el espacio sobre el que se ejerció 40 • Si bien en la España medieval no hubo objetos cargados con un poder simbólico y casi mágico, ni gestos y ceremoniales a los que se concedieron significados especiales, ni poderes milagrosos atribuidos al rey -Alfonso X enviaba a los que le pedían curación a rezar a la Virgen, mientras que el "talento de exorcista" que Marc Bloch había creído ver en la realeza castellana no pasó nunca de ser una acusación, lanzada por Alvaro Pelayo en 1344, que fue luego recogida en el siglo XVIl 41-, si bien tampoco hubo panteón que recordase la línea dinástica, no por ello dejaron de existir,

40. Sobre la muerte del rey en Castilla, el estudio más interesante hasta la fecha es el de Ariel Guiance, "La mort du roi: sacralité et pouvoir politique dans la Castille médiévale", en Lothar Kolmer (ed.), Der Tod des Miichtingen. Kult und Kultur des Todes spiitmittelalter/icher He"scher, Padebom-Múnich-Viena-Zurich,1997,pp. 299-320, que afirma que la originalidad de las muertes reales castellanas reside en la "piedad" y la devoción que se atribuían a los reyes, con claros fines propagandísticos. Agradezco al autor que me haya permitido ver este artículo antes de su publicación. 41. Marc Bloch, op. cit., pp. 146-147. Álvaro Pelayo, Speculum Regum, R. Scholtz ed., Uberkannte Kirchenpolitische Streitschriften, 11, p. 517. Véase Frei Alvaro Pais, Bispo de Silves, Espe/ho dos Reis. Estabelecimento do texto e tradu~ao do Dr. Miguel Pinto de Meneses, 2 vols, Lisboa, 1972. Álvaro Pelayo, penitenciario del papa en Aviñón hacia 1330 y, por poco tiempo, obispo de Silves en Portugal, escribió en Aviñón un De p/anctu Ecclesiae sobre los males que afectaban a la Iglesia e inició el Speculum Regum que dedicó a Alfonso XI con el recuento de setenta y

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en la península ibérica, conceptos, objetos y ritos capaces de fomentar el sentimiento nacional y de realzar el papel de la monarquía dentro del reino. Los emblemas y figuras heráldicas, propios de una sociedad guerrera en la que se exaltan los valores nobiliarios, se convirtieron -en el siglo XIII- en representación del reino de Castilla y León. A partir de la unión definitiva de las dos coronas en 1230, los emblemas del castillo y del león se multiplicaron hasta invadir las monedas, los sellos, las vestimentas, los adornos de los caballos y hasta los paramentos de las paredes y los cubrecamas. Las miniaturas del siglo XIII muestran personajes enteramente revestidos con castillos y leones repetidos infinitas veces, mientras que estos mismos motivos sirven para enmarcar esculturas o pinturas, adornar tumbas, bonetes, interiores de viviendas, dificultando en particular la identificación de las monedas entre 1230 y 1312, ya que sólo figuran un castillo en el anverso, un león en el reverso y el nombre del rey -"Fernando" puede ser, por ejemplo, Femando 111(1230-1252) o Femando IV (1295-1312)-. La "moda" de los emblemas heráldicos utilizados como motivo ornamental típico de la Castilla medieval, no estuvo, sin embargo, reservada al rey: las tumbas del siglo XIII atestiguan que los miembros de la familia real y otros familiares de la corte llevaban los mismos emblemas42 • Los emblemas heráldicos del castillo y del león no constituyen una representación monárquica, como podrían serlo la corona o el cetro. Simbolizan, en cambio, el reino en su conjunto y no deja de ser significativo que la mone-

dos pecados y males propios de los reyes: De malis regibus et principibus et in quibus peccant 42. Faustino Menéndez-Pidal de Navascués, "Los emblemas heráldicos en la sociedad medieval",/// Curso de Cultura Medieval (23-28 septiembre 1991), Aguilar de Campoo, 1994.

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da -monopolio real por excelencia-, en vez de llevar la figura del rey, difunda el símbolo del reino. No podemos aquí sino recordar la enorme importancia que las crónicas hispánicas, desde la alta Edad Media, concedieron a la palabra "tierra". La historia que relatan no es la de los "españoles" luchando por "España" sino la de los "cristianos" dando su sangre por recobrar su "tierra". El concepto de "tierra" -en la mentalidad medieval hispánica- merecería un estudio en profundidad, que no fuera solamente cuantitativo: no olvidemos que, dentro del mundo cristiano, la tierra, unida y opuesta al cielo, reino de Dios, fue el ámbito entregado al hombre antes de convertirse en el "exilio", en el "valle de lágrimas" en el que todo ser humano ha de realizar su salvación. El vínculo que, desde la alta Edad Media, une en España los hombres a la tierra en la que viven es primordial. A partir del siglo XII, este vínculo adquiere una connotación de inalienabilidad dentro de los nuevos conceptos jurídicos que definen el "derecho natural" como derecho superior: se es "natural" de Castilla, Portugal o Aragón y no "súbdito" de sus reyes aunque, obviamente, la "naturaleza" implique un reconocimiento del monarca. La ruptura del vínculo entre el rey y ciertos nobles descontentos -en las luchas civiles tanto de la época de Alfonso X como de Enrique 11,Juan I o Juan 11- se tradujo siempre por la "desnaturalización" de éstos: la asimilación es total entre el rey y el espacio dentro de1 que ejerce su poder. Las crónicas escritas por y para la nobleza en los siglos XIV y XV intentaron, efectivamente, presentar a ésta como "guardián" de la "tierra", encargada de aconsejar al rey para que no se desviara de sus obligaciones para con ella 43•

43. Adeline Rucquoi, "La lutte pour le pouvoir en filigrane de l'historiographie trastamariste", en A. Rucq~oi (ed.), Genese médiévale

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Sin embargo, un gesto y un objeto simbolizan la realeza en la España medieval. El signo de reconocimiento del rey en Castilla es, nos dicen los tratados de ~obleza del siglo XV 44 , el "besamano", lo que confirma los relatos de los cronistas que lo exaltan como signo de reconocimiento, por parte de los nobles, del nuevo monarca. Gesto de sumisión muy antiguo -incluido dentro de las ceremonias de entronización de los reyes visigodos- el besamano pertenece, por otra parte, al conjunto de gestos específicos de la sociedad feudal y está reservado a la nobleza. Su significado se inscribe, pues, tanto dentro del papel del rey corno imperator, heredero de los conceptos teodosianos, como dentro del que asumía de caudillo de la Reconquista, caballero cruzado, cabeza de la nobleza. En su Nobiliario Vero, escrito hacia 1475-1480 y editado en Sevilla en 1492, Fernando de Mexía hablará del rey como del "padre" de su nobleza a la que debe de guiar como "madre". Fuera del besamano, no parece que, en la España medieval, la persona real estuviera rodeada de un ceremonial específico: las fiestas, juegos y torneos en las que participaba el rey eran fiestas propias de la aristocracia, en las que el monarca desempeñaba el mismo papel que los demás nobles 45• Tan sólo la llegada al trono

de 1 'Espagne Moderne. Du refus a la révolte: les résistances, Niza, 1991, pp. 127-144. 44. Ver, por ejemplo, el Cirimonial de Príncipes de Diego de Valera, redactado hacia 1460: "Ante los otros reyes se acostunbra poner tres vezes la rodilla en el suelo; a los reyes d' España solamente se besa la mano; a los reyes de Napol la mano y el pie como al Santo Padre..." (Mario Penna, Prosistas castellanos del siglo XV, BAE, t. 116, Madrid, 1959, p. 163). 45. Teófilo F. Ruiz, "Festivités, couleurs et symboles du pouvoir en Castille au XV- siecle. Les célébrations de mai 1428", Annales ESC, 1991, 3, pp. 521-546.

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de Carlos V introducirá en la corte española una etiqueta rígida, procedente de la corte de Borgoña46 • El pendón, con su forma específica, está asimismo íntimamente vinculado al concepto de poder monárquico en la España medieval y figura ya en las miniaturas de la primera mitad del siglo XII. El reconocimiento del nuevo rey por parte de las ciudades -que, con la nobleza, constituyen el conjunto de la sociedad civil- se realiza, a finales de la Edad Media, mediante el alzamiento del pendón al grito de "¡Castilla, Castilla por el rey X!" o "¡por la reina X!". Bandera militar, el pendón llegó también a simbolizar el poder real. En la segunda mitad del siglo XIV, los toledanos reivindicaban en voz alta su privilegio de no servir --en las expediciones militares- si no fuera "bajo el pendón del rey"; manifestaban así su negativa a prestar el servicio de las armas bajo el mando de cualquier miembro de la nobleza, aunque se tratara de campañas organizadas por el rey47 • En los tratados de nobleza y heráldica que empezaron a florecer a partir de la segunda mitad del siglo XV -para multiplicarse desmedidamente a lo largo de los dos siglos siguientes-, el "pendón" encabezará siempre la descripción de las diversas banderas y enseñas entonces en uso. Ahora bien, si el pendón simbolizó de alguna forma el poder real

46. Pese a que el apellido paterno, Habsburgo, sirviera para definir a la dinastía que empezó con Carlos V, la familia alemana de los Habsburgo estaba arruinada y babia perdido peso en Alemania; la mayor parte de las "novedades" introducidas en España -incluyendo la etiqueta de corte y la moda de lo negro en el vestir- provinieron de la corte de Borgoña, en las que se habían forjado a lo largo del siglo XV. La España del siglo XVI es el producto de la conjunción de Castilla con Borgoña. Con la llegada de la herencia borgoñona entrarán también en España historias relativas a un poder "milagroso" de los reyes como exorcistas. 47. Véase Adeline Rucquoi, "Des villes nobles pour le Roi", en A. Rucquoi (ed. ), Realidad e Imágenes del Poder. España a fines de la Edad Media, Valladolid, 1988, pp. 195-214.

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en Castilla, no existió un objeto único y específico, un "pendón" que se guardara en un lugar sagrado y tan sólo saliera a la luz en grandes ocasiones como la oriflama francesa, que no podía utilizarse si no era en guerras justas 48 • Nos quedaría por valorar, dentro del conjunto de imágenes y representaciones de la realeza en la Castilla medieval, las imágenes de todos los reyes que, tallados en madera policromada, ornaban una de las salas del alcázar de Segovia. Las estatuas desaparecieron durante un incendio en el siglo XIX y las dos series de dibujos que existen no coinciden. Ignoramos, por lo tanto, la función que se les atribuía: ¿Serían una manifestación de la continuidad monárquica? ¿Fueron realizadas a finales de la Edad Media cuando la sociedad española erigió a la nobleza como valor supremo y a la Antigüedad como su fundamento? ¿Quién encargó tal obra y en qué circunstancias? Ni unción, ni consagración, ni coronación, ni poderes milagrosos de curación, ni siquiera panteón real: obviamente, los fundamentos de la realeza en la España medieval no pertenecen al mismo ámbito cultural y social en los que florecieron estos ritos y gestos, fundadores del poder de los reyes de Francia e Inglaterra. Profundamente enraizada en el mundo mediterráneo, heredera de la tradición romana y cristianizada desde muy temprano, organizada alrededor de una red urbana y de una economía ganadera y de comercio, entregada a la máxima empresa cristiana, la cruzada, la península ibérica elaboró una teoría y una práctica del poder monárquico mucho más acordes a los conceptos clásicos y cristianos que a las "supersticiones" y la "psicología colectiva"

48. Philippe Contamine, "L'oriflamme de Saint-Denis aux XIV: et XV siecles. Étude de symbolique religieuse et royale", Annales de 1 'Est, 3 (1973), pp. 179-244. Sobre la oriflama y su apreciación por un castellano, ver Gutierre Diez de Games, El Victoria/. Crónica de don Pero Niño, conde de Bue/na, ed. por Juan de Mata Carriazo, Madrid, 1944.

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de las sociedades superficialmente romanizadas del norte de Europa. El conocimiento de los autores griegos a través de sus traducciones árabes se unió al que se conservaba, en la España altomedieval, de las obras literarias, poéticas, apologéticas y tratadistas latinos y se enriqueció, a partir del siglo XII, con el estudio del derecho romano y de los maestros franceses; las estrechas relaciones mantenidas con Italia entre los siglos XIII y XV permitieron una rápida extensión del humanismo florentino y romano, mientras que el imaginario literario y poético absorbía los temas orientales difundidos por el mundo musulmán y los mitos septentrionales -artúricos, en particular-. Situada en la confluencia de varios mundos -el mediterráneo clásico, el oriental y el nórdico-, la península medieval se caracteriza por una cultura en la que resulta dificil distinguir claramente entre "lo popular" y "lo culto", ya que los temas que ponen por escrito autores eclesiásticos -desde Petrus Alfonsi a principios del siglo XI hasta el arcipreste de Talavera en el XV,pasando por Gonzalo de Berceo en el XIII y el arcipreste de Hita en el XIV- y miembros de la aristocracia como Alfonso X en el siglo XIII, don Juan Manuel en el XIV y el marqués de Santillana en el XV -pertenecen a ambos medios y son comprensibles por todos los grupos sociales, al igual que las hazañas del Cid o los relatos míticos de Hércules -fundador de España-. La elección de la lengua vernácula como lengua de la chancillería real, a mediados del siglo XIII, facilitó su uso como lengua de derecho, de literatura, de filosofia y de poesía en Castilla como en Portugal y, más tarde, en Cataluña. No existió, pues, en la España medieval, el abismo que pudo separar, en Francia e Inglaterra, al grupo de los consejeros y letrados del rey de la "opinión común", de un pueblo iletrado y necesitado de gestos y ritos visibles, de "signos". La pervivencia y la reivindicación del concepto de imperium -poder supremo heredado de los emperadores

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romanos y codificado en Constantinopla por Justiniano--, la Reconquista asimilada a una cruzada -que justifica al rey y le permite situarse como cabeza de su nobleza y protector de su Iglesia-, la adopción de la Sabiduría divina como atributo propio de los monarcas y la profunda relación que existe entre la "tierra" y sus habitantes -una "tierra" de la que el rey es guardián y sus súbditos "naturales"-, nos parecen caracterizar y fundamentar la realeza en la España medieval. Los objetos y signos externos de esta realeza, si bien existieron como en las demás monarquías medievales, nunca adquirieron el carácter sobrenatural y mágico que les dieron otras sociedades; no era necesaria ninguna "sacralización" de la realeza, en la medida en que ésta no era puesta en tela de juicio. Los pensadores españoles medievales tampoco sintieron la necesidad de proclamar la "superioridad" de su rey sobre los demás, excepto en contadas ocasiones. En una controversia con el canonista alemán Johannes Teutonicus, Vicente de España, a principios del siglo XIII, subrayó en Roma la independencia de su patria -a la que llama "santa España"- frente al papa y al emperador porque los españoles la habían ganado con su propia sangre y por el hecho de que España poseía su propio código de derecho. En el siglo XV, Alfonso de Cartagena reivindicará la superioridad de Castilla sobre Inglaterra alegando su mayor nobleza, su papel en el "engrandecimiento" de la Cristiandad y su independencia frente a los demás poderes -el papa y el emperador-.

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ALFONSO VIII DE CASTILLA Y LA REALEZA Las crónicas castellanas redactadas durante la primera mitad del siglo XIII, quizás para servir de modelo para el infante Alfonso, futuro Alfonso X, alaban unánimamente el bisabuelo de éste, Alfonso VIII. El autor de la Crónica Latina de los Reyes de Castilla relata así la muerte de este rey al que califica como flos regni, decus mundi, omni morum probitate conspicuus, iustus, prudens, strenuus, largus y del que dice que ex nulla parte maculam in gloria sua posuit 1• En su Chronicon mundi escrito hacia 1236, Lucas de Tuy, aunque favorable al monarca de León, llama el rey de Castilla un alter Salomon con motivo de la construcción del monasterio de Las Huelgas, menciona el hecho de que evocavit magistros theologicos et aliarum artium liberalium, que Palentiae scholas constituit, que escogió el castillo como símbolo heráldico de su reino y señala que 1.

Crónica Latina de los Reyes de Castilla, ed. Luis Charlo Brea,

1984, p. 42.

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fue gloriose sepultus en el monasterio de Burgos, tras reinar durante cincuenta y cinco años2 • El arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, es bastante más elocuente en el De rebus Hispaniae, que terminó poco tiempo después de la obra del canónigo leonés. En el capítulo dedicado a la muerte de Alfonso VIII, Jiménez de Rada no duda en escribir que la noticia de su fallecimiento suscitó luctus omnium et desolatio magnatorum, necnon et omnium populorum, que corda omnium vulneravit relatio mortis eius, quasi quilibet improvise sagite iaculo feriretur, y que, con él, el reino podía creer que desaparecían strenuitas, largitas, curia/itas, sapiencia et modestia, cualidades que el rey poseía ab infancia, dice el texto. Anteriormente, el arzobispo había subrayado otras vitudes del rex nobilis, recordando la construcción del monasterio de Las Huelgas y del hospital de Burgos, la creación del studium omnium facultatum en Palencia, el conjunto de sus cualidades y de sus mercedes, su paciencia y la tolerancia que mostraba frente a la tam diversa, tam varia, tam extranea multitudo que lo rodeaba, las donaciones públicas y privadas hechas a los pobres y a los menesterosos 3 • El modelo de "buen rey", así presentado al joven Alfonso X, ofrece una serie de características tanto más interesantes cuanto que mezclan elementos antiguos y nuevos. No nos detendremos, pues, en las "antiguas" cualidades que debe de poseer cualquier rey, entre las cuales destaca como más específica su valor o valentía en el combate -la strenuitas-. Las otras virtudes reales, directamente alabadas por

2. Lucas de Tuy, Chronicon mundi (1236), ed. por Andreas Schott, Hispania illustrata, vol. IV, Fráncfort, 1608, p. 109 y 112. 3. Roderici Ximenii de Rada, Historia de rebus Hispanie sive Historia gothica, ed. por Juan Femández Valverde, Corpus Christianorum, Continuatio Mediaevalis 72, Turnhout, 1987, pp. 279-280, 255-256 y 262-263.

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Jiménez de Rada e indirectamente por Lucas de Tuy, son las que deben de llamarnos la atención, en la medida en que son propias de un nuevo modelo de realeza que se difunde paulatinamente a lo largo de la segunda mitad del siglo XII. Nos proponemos estudiar con algo más de detenimiento las que el arzobispo de Toledo designa bajo los nombres de curia/itas y de sapiencia, que él sitúa en el mismo nivel que el valor militar y la liberalidad. Numerosos estudios fueron ya dedicados a la época de Alfonso VIII, desde la publicación por Julio González del conjunto de los documentos expedidos por la chancillería 4 hasta el seminario que tomó por tema en 1990 "Alfonso VIII y su época" y resultó en veintiséis contribuciones de historia e historia del arte 5 • Sin embargo, pocos trabajos han tomado por objeto el ideal monárquico propuesto por Rodrigo Jiménez de Radaen la descripción de lo que él define como prerogativa virtutum del rey, usando de un término sacado del vocabulario jurídico. La "elección" de aquél que es el "primero" o el "otorgante"- praerogativa 6- se apoya de forma especial en la curia/itas, neologismo creado en la segunda mitad del siglo XII, curia/itas presentada como cualidad, como virtud del rey. En la traducción española que nos da del retrato de Alfonso VIII, Juan Fernández Valverde no parece haberse detenido en esa palabra, que sin embargo surge a menudo bajo la pluma del cronista: el curiali applausu con el cual el rey participaba en las ceremonias militares y que revela una actitud propia de 4. Julio GonzáleZy El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, 3 vols., Madrid, 1960. S. Alfonso VIII y su época, 11Curso de Cultura Medieval (Aguilar de Campoo, 1-6 octubre 1990), Aguilar de Campoo, 1992. 6. Según el Glossarium mediae et infimae latinitatis de Du Cange, praerogator tiene, en Isidoro de Sevilla, el sentido de dispensator, a raíz de una confusión con prorogator.

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los ambientes cortesanos se ha convertido en la simpática camaradería, mientras que la curia/itas de la que el monarca hacía alarde y que apreciaban in suspirium los que lo rodeaban sólo se traduce por la palabra camaradería'. Ahora bien. El vocablo remite directamente a la corte real, a la curia regis, y su aparición en el vocabulario de finales del siglo XII revela una nueva forma de estar y comportarse en la corte. Curiales y curia/itas constan, según el Thesaurus linguae latinae, en el vocabulario de Amiano Marcelino, Agustín, Casiodoro, Prisciano e Isidoro de Sevilla, pero a partir de mediados del siglo XII adquieren un sentido nuevo, que Felipe de Pérgamo en el Catón moralizado resumía así: Curia/itas est quasi idem quod nobilitas morum (.. .) Si cut virtus lega/is, quae est justitia, est omnis virtus ex eo, quod facit actum omnis virtutis, sic curia/itas, quae dicitur a curia, est magna domus nobilium quantum ad mores (...) [lile qui] curia/is est libera/is est, quia prompte tribuit: et est magnificus, quia magnos sumptus fuit in magnis operibus, et est temperatus (...) affabilis ... 8 • La curia/itas apunta, pues, a un cambio en la percepción del papel de la corte y de aquellos que la constituyen, tal y como lo analizó Egbert Türk en el caso de la corte de Enrique II de lnglaterra 9 ; se substituye al antiguo ideal de urbanitas y se define ante todo como un tipo de compor7. Rodrigo Jiménez de Rada, Historia de los hechos de España, trad. y notas de Juan Fernández Valverde, Madrid, 1990, p. 311. El texto latino dice: (...) curiali app/ausu faustibus militaribus occurrebat (...) Id

in ipso operabatur benignitas ut prece/lencia uideretur equalitas, sapiencia grauitate conspersa sic omnia miniabat, ut hiis fieret eius curia/itas in suspirium et strenuitas in exemp/um ... (Roderici Ximenii de Rada,Historia de rebus Hispanie sive Historia gothica, p. 262). 8. Du Cange, G/ossarium mediae et infimae /atinitatis, vocablo "curiales". 9. Egbert Türk, "Nugae curialium ". Le regne d'Henri II Plantagenet ( 1145-1189) et / 'éthique poli tique, Ginebra, 1977.

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11( 1157-1188) y Alfonso IX ( 1188-1230), ya que las similitudes superan ampliamente las discrepancias políticas o militares que opusieron castellanos y leoneses durante ese período. Se trata efectivamente aquí de la emergencia de un nuevo "modo de gobierno", de una nueva forma de la realeza.

LA ESCUELA PALATINA La existencia, en el palacio, de una escuela en la que los jóvenes de la nobleza recibían una instrucción consta desde la época visigótica, pero ningún texto permite afirmar que esta institución sobreviviera a la desaparición de la corte toledana tras el 711. Y si bien la Historia Silense recuerda que el rey Fernando I mandó enseñar a sus hijos e hijas las artes liberales, no especifica dónde los infantes recibieron esa educación 12• En el siglo XII, en toda la parte occidental de la península, se multiplican las menciones relativas a la enseñanza. En primer lugar, en los cabildos catedralicios, donde aparece la dignidad de magister scholarum, en Palencia a finales del siglo XI, a principios del XII en Braga, Compostela, Oviedo, luego en Coimbra, Toledo, Burgos, Valladolid, Salamanca y León13• Todavía no es más que un movimiento general, propio de la Iglesia gregoriana. Paralelamente, la documentación nos descubre la existencia de una enseñanza más dificil de apreciar en la medida en que parece haber sido impartida

12. Historia Silense, ed. por Justo Pérez de Urbel & Atilano González Ruiz-Zorrilla, Madrid, 1959, p. 184: Rex vero Fernandus filios suos et filias ita censuit instruere, ut primo liberalibus disciplinis, quibus et ipse studium dederat, erudirentur. 13. Adeline Rucquoi, "Éducation et société dans la Péninsule ibérique médiévale", Histoire de l'Éducation, 69 (enero 1996), pp. 3-36.

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tamiento, caracterizado por la adopción de nuevos valores culturales y sociales, lo que dará en castellano "cortesía" y "cortés" 1º. En la obra titulada Planeta, que terminó hacia 1218, el canciller del rey Alfonso VIII de Castilla, Diego García de Campos no dudó en hablar de sancta curia/itas a propósito de la verdadera liberalidad, y definió al verdadero curia/is, no como aquél que prodiga bromas para hacer reir o finas exquisiteces, risas lascivas o burlas, mímicas o sarcasmos, sino aquél que, curialiter, haciendo alarde de comedimiento en lo alto de su dignidad, se muestra libre y exento de toda rusticidad, demuestra su madurez en sus bromas,. modestia en su risa, gravedad en su serenidad y moderación en su alegría 11• Nos gustaría esbozar aquí brevemente los principales rasgos que nos parecen más característicos de la corte de Alfonso VIII de Castilla (1158-1214), no para ofrecer un estudio institucional, sino para encontrar en ella los componentes de esta curia/itas que permite al rey resplandecer en medio de una "multitud tan diversa y tan variada y tan cosmopolita". Incluiremos en este análisis la corte que, en la misma época, rodeó a los reyes de León, Fernando

1O. Jacques Le Goff, seminario dado en el EHESS, París, 19 de noviembre de 1991. 11. Diego García de Campos, Planeta, ed. Manuel Alonso, Madrid, 1943, p. 164: Largitatis, proh dolor, adulterina filia est inanis gloria, que ab ipsa indirecte nascitur et oblique: et eius insidiando ca/caneo: eam hostiliter comittatur. Verum, ut estimo, liberalitatem sequitur quedam sancta curia/itas, nec vidisse me recolo vere largum: rudem hominem et agrestem. Tam maturum igitur et tam gravem dominum curialem assero, non ut quidam facetias risibiles ve/ lepares disseminet exquisitos. Non, ut lascivio risu ve/ iocosis verbis mimice disso/vatur. Non ut gestu tornatili vel vultu insipido sarcasmos faciens vultum mutet. Set ut curialiter salvo dignitatis fastigio temperatus, ab omni rusticitate sit liber penitus et immunis. Est igitur quod est mirum, in ipsis iocis maturus, in ipso risu modestus, in ipsa serenitate gravis, in ipsa letitia verecundus.

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fuera del marco de las escuelas catedralicias. Numerosos testamentos redactados en León, Toledo o en otras ciudades incluyen efectivamente entre sus beneficiarios un personaje que el testador llama magister meus. En Toledo, el alcalde Domingo Antolín mandó así a su magister, el sacerdote Juan de la iglesia de Santa Leocadia, dos mizcales en 1161; en 1179, Juan Petrez Mocarram estipuló que, cuando muriese, su heredera diese a su magister, don Domingo de la iglesia de San Zoilo, un mizcal; el año siguiente, doña Leocadia ordenó por su testamento que se entregara un mizcal a su · magister por su trabajo; Eulalia, nieta y heredera de Juan Petrez Mocarram, otorgó a su vez un testamento en 1185, y mandó a su magister don Servando un mizcal; en 1192 todavía, doña Cristina dejaba a su magister el sacerdote don Juan Bayán, por su trabajo como maestro, un mizcal 14 • En León, donde hay menos menciones por el tipo de la documentación conservada, Michael Arivaldes hizo su testamento en la primera mitad del siglo XII, y dejó a meo magistro un maravedí, una capa y tres estopos; en 1143, doña Gontrodo Cítiz instituyó por mansesor, con el abad Martín de San Marcelo, a meus magister archidiaconus domnus Arias; hacia 1159, este mismo arcediano Arias, enfermo, mandó a magistro meo, el arcediano Petrus Giraldi un vaso de plata; el arcediano Tomás, que falleció el 6 de febrero de 1l 85, figura como magistrum meum en el testamento sin fecha de Rodrigo Pelagii 15• En Oviedo, en 1136, un tal Pedro Ovequiz hizo también una donación

14. Ángel González Palencia, Los mozárabes de Toledo en los siglos XII y XIII, 3 vol s., Madrid, 1926-1928, n.º l O14 ( 1161), n. º 736 ( 1179), n. 0 1018 (1180), n.º 1016 (1185) y n.º 226 (1192). l S. José Maria Fernández Catón, Colección documental del archivo de la catedral de León, t.V(1109-1187), León, 1990, n. 0 1465, n. 0 14381439 (1143), n. 0 1506 (11S9), y n.º 1S32.

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al arcediano Femando, magistro meo 16• Por su parte, los maestros tienen alumnos, sean alumpni o alumpnae, como aquéllos a los que el arcediano Arias de León mandaba en 1159 diversas ropas y un salterio 17, o esos "hijos, nietos y parientes de nobles" a los cuales el subdiácono toledano Juan enseñaba a leer a cambio de un salario en los primeros años del siglo XIII 18• A partir de estos textos, que descubren, más allá de la existencia de una enseñanza organizada, los estrechos vínculos que unían los maestros con su o sus alumnos, hay que volver a estudiar una serie de protocolos en la documentación real. En el primer cuarto del siglo XI, Sancho el Mayor de Pamplona hizo así diversas donaciones al monasterio de San Martín de Albelda y a su abad, al que llama domno magistro nostro patri spirituali Leioario. En 1054, uno de los subscriptores de un diploma otorgado en Oviedo, un tal Adeganus, lleva el calificativo de magister regis. En marzo de 1090, el rey Alfonso VI tomó bajo su protección y concedió numerosos privilegios a la iglesia de Palencia y a su obispo, Raimundo, magistro nostro, viro nobili et Deum timenti 19• El obispo de Segovia, Pedro (1115-1148) es designado como magister meus por la infanta

16. Francisco Javier Fernández Conde, La Iglesia de Asturias en la alta Edad Media, Oviedo, 1972, pp. 94 y 98. 17. José Maria Fernández Catón, Colección documental del archivo de la catedral de León, t.V (1109-1187), n.º 1506: (...) Mando Marine alumpne mee unam mantam et unum a/Jamar et unum plumazum (...) Mando Dominico alumno meo unum psa/terium preciosum ... 18. Ángel González Palencia, Los mozárabes de Toledo en los siglos XII y XIII, t. I, n.0 369 ( 1209). 19. Antonio Ubieto Arteta, Cartulario de Albelda, Zaragoza, 1981, n.º 30, p. 40-41. Pedro Floriano Lloren te, Colección diplomática del monasterio de San Vicente de Oviedo (años 781-1200), Oviedo, 1968, n.º 49, pp. 105-107. Teresa Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), Palencia, 1986, n.º 15.

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doña Sancha, hermana de Alfonso VII, en un documento 20 • El 7 de agosto de 1183, en León, Femando II y su hijo Alfonso IX toman bajo su protección al antiguo obispo de León, Juan Albertino, y le dan una exención. El obispo, que había gobernado la diócesis entre 1139 y 1181, es definido por el rey como alumpnus mei patris imperatoris felicis memorie; un poco más adelante, el soberano indica que la concesión se hace a vobis karissimo mei patris imperatoris pie recordationis alumno meoque fideli amico utique et vasallo. Dos años después, Fernando II califica el sucesor de Juan Albertino, Manrique de Lara, como alumpnus meus, y exime, el 2 de enero de 1186, de cualquier tributo a los vasallos del precentor de la iglesia de León, Rodrigo Aprilis, alumpno meo21• Diez años antes, en enero de i 176, el rey de León había concedido la mitad de los derechos reales sobre Ciudad Rodrigo al obispo de la ciudad, Petrus de Ponte, pro bono servitio quod nobis alumn_usnoster civitatensis episcopus multo temporis spatio liberaliter exhibuit; entre 1164 y 1171, este mismo Petrus de Ponte acumulaba el cargo de magister scholarum de la catedral de Compostela con los de notarius y de cancellarius regis. En 1182, la Iglesia de Lugo obtuvo la confirmación de sus privilegios en un diploma dirigido por el rey a alumne noster domine Ruderice JI eiusdem ecclesie electe; cuatro años después, el monarca donaba Riego a la iglesia de Astorga y a su obispo, don Fernando, alumno meo22 •

20. Luis-Miguel Villar García, Documentación medieval de la catedral de Segovia (1115-1300), Salamanca, 1990, n.º 60. 21. José María Femández Catón, Colección documental del archivo de la catedral de León, t. V (1109-1187), n.º 1642 (1183), n.º 1653 (1185) y n.º 1660 (1186). 22. Julio González, Regesta de Fernando JI, pp. 444, 485, 507; Antonio López Ferreiro, Historia de la Santa A. M. Iglesia de Santiago

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Parece ser, pues, que la corte fue el lugar de formación de una serie de futuros prelados que mantenían luego vínculos privilegiados, no sólo con el rey/magister, sino también y en primer lugar con el futuro rey, la familia del soberano y los hijos de nobles, asimismo educados en la corte; la Iglesia de Palencia fue regida por un avuncu/us de los reyes Sancho 111de Castilla, Fernando II de León y Alfonso VIII de Castilla, mientras que el obispo de Sigüenza y futuro arzobispo de Toledo Cerebrunus es llamado patrino meo por Alfonso VIII en 1166, y que el obispo de Burgos Fernando González ( 1202-1205) es calificado por el rey Alfonso VIII como karissimus atque dilectissimus nepos meus 23 • El parentesco no siempre es real, y el rey de Castilla se dirige en febrero de 1170 al obispo de Calahorra Rodrigo como a patri meo spirita/i 24 • En la segunda Partida, Alfonso X el Sabio, tras definir a la corte como el lugar donde "se allegan todos aquellos que han de honrrar e de guardar al Rey e al Reyno", lugar de buen gobierno y de justicia que debe su nombre al hecho de que "las bondades e los otros enseñamientos buenos, a que llaman cortesia, sienpre los fallaron e los aprisieron en las cortes", recordará que "por ende fue en España sienpre acostunbrado de los ornes honrrados de embiar sus fijos a criar a las cortes de los Reyes, por que aprisiessen a ser corteses e enseñados, quitos de villania e de yerros, e se acostumbrassen bien

de Compostela, rv, Santiago de Compostela, 1901, pp. 88, 98-99, 104, 11O y 116. 23. Teresa Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), n. 0 49, 61 y 63; Julio González, El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, 11, n. 0 90, p. 154; José Manuel Garrido Garrido, Documentación de la catedral de Burgos (1184-1222), Burgos, 1983, n.º 368-369. 24. Julio González, El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, 11, n. º 133, p. 227.

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assi de dicho como de fecho, por que fuessen buenos e los señores oviessen razon de les fazer bien" 25 • El papel del rey como "maestro" y el vínculo creado con sus alumpni implican ante todo unas relaciones de fidelidad. Ponen de relieve también, a mi parecer, otra de las virtudes del rey destacada por Rodrigo Jiménez de Rada, la sapientia. Aparte de la mención de las artes liberales que los hijos y las hijas de Fernando I habrían aprendido, los documentos de la época no ofrecen información alguna sobre la educación impartida en la corte. Resulta, sin embargo, dificil no evocar el texto de Lucas de Tuy que alababa el rey Alfonso VIII por haber llamado a su reino unos "maestros en teología y en las demás artes liberales", y le atribuía la creación de las "escuelas" de Palencia. Está ahora comprobado que el studium genera/e que se instaló en Palencia hacia 1180 era una fundación real y no tenía vínculos con la escuela catedralicia 26 ; quizás sea entonces como "prolongación", como "ampliación" de la escuela palatina y del papel del rey como magister, como convendría enfocar la creación de la universidad en Palencia. Por su parte, en septiembre de 1192, el rey Sancho I de Portugal asignó una cantidad anual para el mantenimiento de los canónigos de Santa Cruz de Coimbra qui in partibus Galliae studiorum causa commorantur21 • La representación ideal del rey sapiens 28, magister de su pueblo, que recibió de Dios un mayor entendimiento

25. Alfonso X el Sabio, Las Siete Partidas, Salamanca, 1555. Segunda Partida, Tit. IX, ley XXVII. 26. Adeline Rucquoi, "La double vie de l'université de Palencia (c. l l 80-c.1250)", Studia Gratiana, XXIX (1998) (Homenaje a D. Antonio García y García), pp. 723-748. 27. Joaquim Verissimo Serrio, Les Portugais a l 'université de Montpellier (XII•-XYl/e siecles), París, 1971, p. 27. 28. La Crónica latina de los reyes de Castilla (ed. por Maria

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que el resto de los hombres, según afirmará Alfonso X, y es, pues, responsable ante Él del nivel de conocimientos de sus naturales 29 , se implanta así a lo largo de la segunda mitad del siglo XII dentro del marco especifico de la corte del rey, microcosmo de ese macrocosmo que seria el reino. Porque, al igual que éste, llevando quizás la voz cantante, la curia no es solamente una escuela, es también el lugar de encuentro, dice Rodrigo Jiménez de Rada, de una tam diversa, tam varia, tam extranea multitudo.

EL COSMOPOLITISMO DE LA CORTE

Al principio del capítulo dedicado al retrato de Alfonso VIII, el arzobispo de Toledo insiste, pues, en la dificultad que encontró el rey para gobernar -ad regendum- semejante muchedumbre; más adelante, el texto vuelve sobre el tema : "Aunque los usos de los extranjeros sean diversos y difieran en sus costumbres de los de los indígenas, porque la virtud maestra -virtus magistra- distingue todas las usanzas, [Alfonso VIII] pudo satisfacer a todos, él que supo conservar en sí las virtudes de todos y, como si no fuera él natural de una sola patria, supo asumir en sí mismo los usos de todos, para así no ser visto como distinto por sus costumbres de nadie" 3º. La curia es, pues, el lugar donde Desamparados Cabanes Pecourt, Zaragoza, 3.• ed. 1985), probablemente debida a la pluma del canciller don Juan y que llega hasta 1236, dice de Alfonso VIII que fue rex nobilis et gloriosus asf como vir sapiens et discretus (pp. 26 y 31). 29. Adeline Rucquoi, "El rey sabio: Cultura y poder en la monarquía medieval castellana", Repoblación y Reconquista, Actas del 111Curso de Cultura Medieval (Aguilar de Campoo, 1991), Aguilar de Campoo, 1993, pp. 77-87. 30. Roderici Ximenii de Rada, Historia de rebus Hispanie sive Historia gothica, p. 263: Et quamuis diuersus esset ritus alienigenarum

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concurren los extranjeros, atraídos por su brillo y las posibilidades que ofrece 31• La imagen del rey que de ello se desprende es la de una universalidad, de un rey que reina sobre todos los pueblos, y resulta dificil no evocar aquí el modelo real por antonomasia, Salomón. No cabe duda de que los extranjeros fueron numerosos en la corte y alrededor del rey. La boda, en 1169, de Alfonso VIII con Leonor, hija de Enrique II de Inglaterra y Leonor de Aquitania, contribuyó a reforzar los vínculos que ya unían la península con Inglaterra. En los siglos XII y XIII, numerosos fueron los ingleses que encaminaron sus pasos hacia los reinos de Alfonso VII, Alfonso VIII, Fernando 11,Alfonso IX o Femando 111,fuesen ellos cruzados como los que ayudaron al conde Af onso Enriques en la toma de Lisboa en 1147, o peregrinos como la reina Matilda que fue a Compostela en 112532 • Algunos optaron por quedarse más tiempo en el reino, a menudo para estudiar "la ciencia de los árabes" y poner en práctica sus conocimientos científicos. Roberto de Chester o de Ketton, por ejemplo,

et in moribus ab indigenis dissiderent, quia mores omnes virtus magistra diiudicat, potuit omnibus satis/acere, qui virtutes omnium in se potuit conseruare et, quasi non unius patrie incola, sic mores omnium in se sciuit assumere, ut nulli videretur a suis moribus dissidere. 31. Alfonso X el Sabio señalará que "pusieron los sabios antiguos semejan~a de la mar a la corte del rey" ya que, como ésta, la corte debe poder acoger "e sofrir e dar recabdo a todas las cosas que a ella vinieren, de qualquier natura que sean: ca alli se han de librar los pleytos grandes, e tomarse los grandes consejos e darse los grandes dones" (Segunda Partida, Salamanca, 1555, Tit. IX, ley XXVIII). 32. Luis Vázquez de Parga, José María Lacarra & Juan Uria Riu, Las peregrinaciones a Santiago de Compostela, 3 vols., Madrid, 1948, t. l. pp. 59-60 y 62. Las menciones relativas a los reinos de la península ibérica, casi inexistantes antes de mediados del siglo XII en la Chronica Majora de Matthieu París, aumentan en número y precisión a partir de 1155 (MatthewParís, Chronica majora, ed. Henry Richards Luard, t. II, Londres, 1874).

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al que contrató, en 1142, el abad Pedro el Venerable para que le tradujera el A /corán, se dedicaba de hecho al estudio de la astronomía y de la geometría y terminó, en 1145, la traducción del Algebra de Kwharizmi en Segovia antes de volver a su patria 33 • Dariiel de Morlay, tras una estancia en París donde no le gustó el tipo de enseñanza, se marchó a España en busca de la doctrina Arabum, siguió las clases que impartía el italiano Gerardo de Cremona en Toledo y volvió a Inglaterra cum pretiosa multitudine librorum 34• Unos años después, Alfredo de Sareshel o Alfredus Anglicus residió probablemente también en España, y rinde homenaje, en una de sus obras, a magister meus Salomon Avenraza 35• Finalmente, por los años 1210-1217, el escocés Michael Scot vivió en la península y tradujo en Toledo varias obras, en particular el De animalibus de 33. Artículo "Robert the Englishman, Robert de Ketene or Robert de Retines", en el Dictionnary of National Biography, XLVIII, Londres, 1896; Charles C. Haskins, Studies of Mediaeval Science, Harvard University Press, 1927, pp. 120-123; Richard Lemay, "De la scolastique a l'histoire par le truchement de la philologie: l'itinéraire d'un médiéviste entre Europe et Islam", La diffusione del/e scienze islamiche ne/ Medio Evo europeo, Roma, 1987, pp. 448-449. El mismo Roberto de Chester indica en el prólogo de su traducción del Alcorán: Istud quidem tuam minime latuit sapientiam, quae me compulit interim astronomiae geometriaeque studium meum principa/e praetermittere (PL, 189, 659). 34. Gregor Maurach, "Daniel von Morley 'Philosophia"', Mittellalteinisches Jahrbuch, 14 (1974), pp. 204-255; K. Sudhoff, "Daniels von Morley Liber de naturis inferiorum et superiorum nach den H.S. Cod. Arundel 337 Brit. Mus.", Archiv ftir Geschichte der Naturwissenschaft und der Technik, VIII ( 1918). 35. Clemens Biumker, Die Stellung des Alfred von Sareshel (Alfredus Anglicus) und seiner Schrift 'De motu cordis' in der Wissenschaft des beginnenden 13. Jahrhunderts, Múnich, 1913; Auguste Pelzer, "Une source inconnue de Roger Bacon. Alfred de Sareshel, commentateur des Météorologiques d' Aristote", Archivum Franciscanum Historicum, 1919, pp. 44-67; Josiah C. Russell, "Hereford and Arabic Science in England about 1175-1200", /sis, 18 (1932), p. 19.

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Aristóteles. Poco tiempo después, el filósofo y teólogo Odón de Cheriton pasó asimismo unos años en la península, y es posible que también haya enseñado, hacia 1221-1230, en el studium de Palencia 36 • Sin embargo, las relaciones entre Inglaterra y los reinos de Castilla y León no se limitaron al mero interés que podía presentar España en materia de estudios científicos, y las influencias en el campo artístico descubren la presencia de numerosos pintores y escultores originarios de o formados en la Islas Británicas; lo atestiguan las miniaturas de la Biblia de Burgos, probablemente confeccionadas en San Pedro de Cardeña hacia 1170-1175, las del Commentario al Apocalipsis de Beato de Liébana procedente de San Andrés de Arroyo, y hasta algunas esculturas del monasterio de Santo Domingo de Silos 37 , mientras que, como lo hizo el de Pamplona con Roberto de Chester hacia 1143, varios cabildos catedralicios acogían a prelados y beneficiados que venían de Inglaterra. En junio de 1190, Alfonso VIII instituyó una renta anual de 100 aureos en favor del monasterio de Fontevrault donde descansaba en adelante el cuerpo del rey Enrique II de Inglaterra, su suegro 38 • El poder de atracción de los reinos peninsulares parece también haberse ejercido sobre Italia, Provenza y el Lenguadoc y, hacia 1134, el magister Rainiero, originario de Pistoia y que había estudiado en Inglaterra, consiguió el cargo de 36. Albert C. Friend, "MasterOdo of Cheriton", Speculum, XXIII,n.º 4 (1948), pp. 641-658; cf Adeline Rucquoi, "La double vie de l'université de Palencia (c.1180-c.1250)", op. cit. 37. Historia del Arte de Castilla y León, vol. 11 Arte románico, pp. 278-292. Dulce Ocón Alonso, "Alfonso VIII, la llegada de las corrientes artísticas de la corte inglesa y el bizantinismo de la escultura hispánica a fines del siglo XII'', Alfonso VIII y su época. II Curso de Cultura Medieval (Aguilar de Campoo, 1990), Aguilar de Campoo, 1992, pp. 307-320. 38. Julio González, El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, 11,n.º 551, pp. 945-947.

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magister scholarum en Compostela, mientras mantenía una activa correspondencia con el obispo de su ciudad natal, san Atón 39 • Gerardo de Cremona, llegado a Toledo por los años 1135-1145 en busca del Almagesto de Ptolemeo, acabó abriendo en esa, ciudad una escuela donde se enseñaba la doctrina Arabum, o sea, las disciplinas del quadrivium; en ella Daniel de Morlay se codeó entre otros con el húngaro Thaddeus y el mozárabe Galipo 40 • Entretanto, en Burgos se había instalado la familia del milanés Anderico o Arderico de Palacio, cuyo nieto, Arderico, fue obispo de Palencia en la época en que el studium fundado por Alfonso VIIl 41 acogía juristas italianos y en que el cabildo de la catedral ofrecía prebendas al lemosín Guillermo -Wilelmus Lemoian-, al lombardo Gerardo -Geraldo Lombardo, Palentine ecclesie archidiacono- y al italiano magister Lanfranco, antes de darle una al maestro Odón de Cheriton 42 • Ugolino da Sesso, también originario de Cremona y que estudió en Bolonia antes de enseñar en Montpellier, es probablemente uno de esos sapientes a Galliis et Ytalia que el rey Alfonso VIII reunió en su reino, si hay que creerle a Rodrigo Jiménez

39. Antonio López Ferreiro, Historia de la Santa A. M. Iglesia de Santiago de Compostela, t. IV, Santiago de Compostela, 1901, p. 172. 40. Richard Lemay, "Gerard of Cremona" en el Dictionary of Scientific Biography, XV, pp. 173-192; Gregor Maurach, "Daniel von Morley «Philosophia»", Mittellateinisches Jahrbuch, 14 (1974), pp. 204-255; Gerardo da Cremona, ed. Pierluigi Pizzamiglio, Cremona, 1992. 41. Luciano Serrano, El obispado de Burgos y Castilla primitiva desde el siglo V al XIII, 3 vols., Madrid, 1935-1936, t. 111,pp. 373, 380 y 383; Gonzalo Martinez Diez, "La universidad de Palencia. Revisión critica", Actas del II Congreso de Historia de Palencia, t. IV, Palencia, 1990, pp. 163-164. 42. Teresa Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), n.º 105 y 151; José Manuel Garrido Garrido, Documentación de la catedral de Burgos (1184-1222), n.º 353 a 357.

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. de Rada 43 ; diversos textos jurídicos redactados por él hacia 1190 revelan que fue probablemente uno de los maestros del studium de Palencia 44 • Los "franceses" que se establecieron entonces en Castilla y en León no solían proceder del norte del Loira y los documentos los definen más bien bajo el calificativo de Galli. La primera ola de immigración procedente del norte de los Pirineos no tuvo gran influencia cultural o social en España: los obispos y arzobispos, que Rodrigo Jiménez de Rada evoca un siglo después, se contentaron a menudo con delimitar sus respectivas diócesis mediante el falso diploma elaborado en Toledo y conocido como División de Wamba, y con obtener para sus sedes la mayor cantidad posible de privilegios; por su parte, los primeros abades cluniacenses desaparecieron tempranamente, sin dejar ninguna huella cultural duradera de su existencia 45 • Pero otros muchos "franceses" se establecieron en España, en particular en Santiago de Compostela, desde el magister de doctrina eloquentiae contratado poco antes de 111 O y que es el probable autor del Registrum, redactado hacia

43. Roderici Ximenii de Rada, Historia de rebus Hispanie sive Historia gothica, op. cit., p. 256: Set ne fascis Jcarismatum, que in eum a Sancto Spiritu confluxerunt, virtute a/iqua fraudaretur, sapientes a Galliis et Yta/ia convocavit, ut sapiencie disciplina a regno suo nunquam abesset. El arzobispo de Toledo escribe en una época en que todavía se establece una distinción entre la Gal/ia y la Francia, situándose esta última al norte del Loira mientras que las "Galias" incluyen Aquitania, Toulouse, Lenguadoc y hasta Provenza. 44. Domenico Maffei, "Fra Cremona, Montpellier e Palencia nel seco lo XII: Ricerche su Ugolino da Sesso", Revista Española de Derecho Canónico, 41 (1990), pp. 34-51. 45. Un análisis pormenorizado de los obispos "franceses" de la primera mitad del siglo XII cotejándola con la datación de los movimientos culturales en la península infirma de hecho la tesis de Marcelin Defourneaux, Les Fran,ais en Espagne aux x¡. et Xll• siecles, París, 1949.

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1121-1124 para enaltecer la figura del arzobispo Diego Gelmírez, hasta los compiladores de la mayor parte del Liber sancti Iacobi o Codex Calixtinus 46 • En Toledo, donde privilegios especiales habían sido concedidos a losfrancos, muchos individuos originarios de Poitiers y de Aquitania parecen haber conseguido beneficios en la catedral, como el arcediano y futuro arzobispo Cerebrunus y el arcediano y futuro canciller del rey Willelmus Astafort que subscriben juntos ciertas actas en 1147 y 114847 ; sin embargo, siempre en Toledo, la documentación descubre la presencia de inmigrantes de procedencia social menos alta, como este Richel el francés que, en diciembre de 1154, compró tierras en Villaseca, o también Alardo el francés quien adquirió, en 1165, con su mujer doña Morisquita una casa en Santa María 48• Unas décadas después, hacia 1120-1230, Lucas de Tuy menciona entre los "herejes" de León a un tal Arnaldo, scriptor velocissimus originario de ultra-Pirineos, que falsificaba los opúsculos de los Padres de la Iglesia para "darlos o venderlos" a los buenos cristianos, y que fue castigado por san Isidoro el día de la traslación de sus reliquias 49 •

46. Fernando López Alsina, La ciudad de Santiago de Compostela en la Alta Edad Media, Santiago de Compostela, 1988, pp. 48-77; Historia Compostellana, ed. Emma Falque Rey, Turnhout, 1988. Liber Sancti /acobi. Codex Calixtinus, ed. William M. Whitehill, Santiago de Compostela, 1944. 4 7. Francisco J. Hemández, Los cartularios de Toledo. Catálogo documental, Fundación Ramón Areces, Madrid, 1985, n.º 60-61, pp. 6364. Guillermo Astaffort, probablemente originario de la ciudad del mismo nombre al sur de Agen, fue arcediano de Madrid, y luego canciller de Alfonso VIII entre abril y mayo de 1178, año probable de su muerte. 48. Ángel González Palencia, Los mozárabes de Toledo en los siglos XII y XIII, t. I, Madrid, 1926, n.º 46, p. 31 et n.º 75, pp. 53-54. 49. Lucas de Tuy, De altera vita fideique controversiis, ed. Juan de Mariana, Ingolstadt, 1612.

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No cabe duda, pues, que los extranjeros fueron numerosos en España en el siglo XII. Ahora bien, ¿estuvieron en la corte real estos sabios matemáticos y astrónomos ingleses o italianos, estos juristas italianos y provenzales u occitanos, estos prelados franceses? Dejando aparte la de los arzobispos y cancilleres, la presencia de los extranjeros en la corte empieza con las idas y venidas de las embajadas, como la que preparó la boda de Alfonso VII el Emperador con Rica de Polonia, sobrina del emperador Federico; o la que negoció la paz firmada por Alfonso II de Aragón y Alfonso VIII de Castilla en Zaragoza en 1170; la que obtuvo que la paz fuera firmada entre Navarra y Castilla en agosto de 1176; la que solicitó la mediación del rey Enrique II de Inglaterra en 1177; y aún la que trató la boda proyectada entre el hijo del emperador Federico y la hija de Alfonso VIIl 5º. Se pueden evocar también otras "embajadas", tales como la que llevó a España al abad de Cluny, Pedro el Venerable, en 1141-1142, o la peregrinación en 1155 del rey de Francia Luis VII, casado con una hija de Alfonso VII el Emperador. En algunos casos, como lo notó Rodrigo Jiménez de Rada, el rey en persona parece haber atraído a extranjeros. El canciller Pedro de Cardona, mencionado en agosto de 1178 como abad de Santa María de Husillos y que obtuvo, como tal, la confirmación de todos los bienes y privilegios de su iglesia, procedía de Cataluña y había enseñado derecho en Montpellier; sucedió en el cargo de canciller a Guillermo de Astaffort, que venía de Aquitania. En 1181, el rey lo llama dilectissimus consanguineus meus 51; Pedro de Cardona era entonces arzobispo de Toledo, sede que gobernó hasta

50. Julio González, El reino de Castilla en la época de A /fonso VIII, 11,n.º 147, 267, 277, 278, 279, 499. 51. lbidem, 11, n.º 304, p. 498-500, n. 0 357, pp. 606-607.

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su muerte en 1182. La llegada de juristas italianos, como Ugolino da Sesso o el lombardo Gerardo, es probablemente coetánea y quizás debida a la de Pedro de Cardona, ya que el futuro obispo de Vercelli también había sido profesor en Montpellier52 • Hay que prestar atención además a los trobadores, ya que son un elemento constitutivo de la corte; su presencia está atestiguada en Castilla a partir del reinado de Alfonso VII, cuya hermana estaba casada con Raimundo de Toulouse, mientras él mismo había tomado por esposa a una hermana de Ramón Berenguer IV, y la casa de Lara, por su parte, establecía alianzas matrimoniales con la de Narbona. La Chronica Adefonsi imperatoris recuerda que, encontrándose sola en la ciudad de Toledo amenazada por los musulmanes, la reina Berenguela se presentó en lo alto de una torre, sentada en un trono -in solio regali-, vestida con sus ropas más ricas y rodeada con una gran muchedumbre de honestarum mulierum cantantes in tympanis et citaris et cymbalis et psalteriis; ante semejante manifestación, los sitiadores se retiraron sine honore et victoria 53 • Manuel Milá y Fontanals, que evoca este acontecimiento, menciona también las bodas de la infanta de Castilla doña Sancha con el rey García de Navarra en León en 1134, bodas a las que amenizó una maxima turba strionum et mulierum et puellarum canentium in organis et tibiis et cytharis et psalteriis et

52. Domenico Maffei, "Fra Cremona, Montpellier e Palencia nel secolo XII. Ricerche su Ugolino da Sesso", op. cit.; Gonzalo Martfnez Diez, "Tres lecciones del siglo XII del estudio general de Palencia", Anuario de Historia del Derecho Español, 40 ( 1991), pp. 391-450. S3. Chronica Adefonsi Jmperatoris, ed. por Antonio MayaSánchez in Chronica Hispana saeculi XII, t. I, Corpus Christianorum, Continuatio Mediaevalis 71, Turnhout, 1990, p. 220.

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omni genere musicorum 54 • El trobador Marcabrú debió de llegar a la corte de Alfonso VII en la época de la toma de Almería y Baeza en 1147; unos diez años después, Pedro de Auvernia le dedicaba un poema a Sancho 111de Castilla. Bajo el reinado de Alfonso VIII, Bertrán de Bom, Folqueto de Marsella, Guiraldo de Calansó, Guevaudán, Pedro Vidal, Aimerico de Pegulhá y muchos otros trobadores provenzales fueron acogidos, quienes alabaron el rey y sus empresas militares, lamentaron la muerte del infante don Fernando y dejaron a veces el retrato de una corte que congregaba "man cavayer e man joglar / En la cort et man ric baró", en la que dominaba "el pus savi rei / Que anc fos de neguna lei" 55 • Fuesen embajadores extranjeros, trobadores en busca de un protector o simples visitantes, muchos de los que residían en la corte debían de recibir, como lo estipulan los privilegios otorgados a los caballeros de la Orden de Santiago en abril de 1182 y a los de la Orden de Calatrava en diciembre de 1188, una porcio, o sea la comida, la bebida y una renta "mientras estuvieren en la corte". En 1185, subrayando que convenía a la majestad real proteger los bienes de aquellos que ejercían oficios en la corte, Alfonso VIII había específicamente puesto bajo su protección los de Martín González en Peñafiel56 • De hecho, el cosmopolitismo de la corte y la diversidad de costumbres que en ella se expresaba no se debían sólo a los extranjeros. Muchos miembros de la curia regis y del círculo de los reyes viajaron, como Martín de León, Diego

S4. Chronica Adefonsi lmperatoris, p. 192; Manuel Milá y Fontanals, De los trovadores en España, reed. Barcelona, 1966, p. 73. SS. Manuel Milá y Fontanals, De los trovadores en España, pp. 70-83 y 112-126. 56. Julio González, El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, 0 11, n. 388, p. 672; n.º 514, pp. 882-884; n.º 438, pp. 754-755.

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García de Campos, y aun Rodrigo Jiménez de Rada. Para empezar, un sinfín de prelados estuvo en Roma, bien para recibir el pa/lium de la investidura pontificia, bien con motivo de concilios, cuando no como embajadores. En febrero de 1170, el rey Fernando II de León hizo así una donación a la Iglesia de Astorga, siguiendo el consejo de o instigado magister Buidonis fidelis nostri, qui nobis por -intuituin curia romana fidele servitium exhibuit51; en 1183, este mismo rey nombraba canciller del reino al arzobispo de Compostela, Pedro Suárez de Deza, que había estudiado derecho en Bolonia 58 • Martín de León, quien murió en 1203, autor de una monumental Concordantia Veteris atque Novi Testamenti para la cual se benefició de la ayuda de la reina Berenguela, había viajado mucho en su juventud, desde Compostela a Jerusalén, de Constantinopla a París e Inglaterra, de Irlanda hasta Lenguadoc 59 • Diego García de Campos, que parece haber disfrutado un beneficio en la Iglesia de Toledo, fue canciller del rey Alfonso VIII a partir de diciembre de 1192, luego de su sucesor Enrique I en 1214 y de Fernando 111hasta los años 1218-1220, años en que debió de morir; había estudiado teología en Francia y había sacado partido de su estancia para acudir al Monte Saint-Michel, y entrar en contacto con varios personajes como "la virgen Gerois" y la que vivía cerca de Sens, Aupais nomine censabatur, el acólito Nicolás y la reclusa María que recibían visiones, una tal Alda de Brolium que hablaba con los ángeles, y hasta el abad Adán de Persei-

57.

Julio González, Regesta de Fernando II, Madrid, 1943, p.

411.

58. Vicente Beltrán de Heredia, Cartulario de la Universidad de Salamanca, t. I, Salamanca, 1970, p. 91. 59. Antonio Viñayo, "Santo Martino de León y su noticia histórica: biografia, santidad, culto", Santo Martino de León, León, 1987, pp. 339-350.

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gne60 • Rodrigo Jiménez de Rada (1170-1247), arzobispo de Toledo, consejero de Alfonso VIII antes de ser gran canciller del rey Fernando 111,también parece haber estudiado en el extranjero, primero en Bolonia y quizás luego en París, antes de conseguir por poco tiempo la sede de Osma en 1207; fue a él a quien Diego García de Campos dedicó su obra, y fue bajo su amparo como Marcos de Toledo realizó en 1209-1210 una nueva traducción del Alcorán acompañada por textos de lbn Tumart61• El cosmopolitismo de la corte y la diversidad de costumbres suscitaron en Castilla, al igual que en Francia, en Inglaterra o en el Imperio en la misma época, el interés y la curiosidad por "el otro" así como por todo lo que salía de lo normal. En el prólogo del Planeta dedicado al arzobispo de Toledo, Diego García de Campos pasa revista tanto a las virtudes de los pueblos como a la descripción de los vicios que agobiaban los reinos y principados de España, Francia, Flandes, Italia o Inglaterra, de los que no se salvaban los miembros de la Iglesia. El arzobispo Rodrigo, dice, mejora e incluso supera gallecos in /oque/a, legionenses in eloquencia, campesinos in mensa, castellanos in pugna, sarranos in duricia, aragonenses in constancia, cathalanos in leticia, navarros in leloa, narbonenses in miniatura (...) brictones in instrumentis, provinciales in rithmis, turonenses in metris, vascones in traiectis, normannos in amicitiis, francos in strenuitate, anglicos in calliditate, alemannos in fidelitate, polonos in serenitate (...) scothos in studio, hybernos in rariloquio, dachos in balneo, boemos in gelicidio, flandrenses in tyrocinio, campanienses in prelio, vultrannos in hospitio (...) (...) parisienses in theologia,

60. Diego García de Campos, Planeta, pp. 126-133. 61. Marie-Thérese d' Alvemy & Georges Vajda, "Marc de Tolede, traducteur d'Ibn Tumart", AI-Andalus, 17 (1951), pp. 99-140.

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bononienses in iusticia, salernitanos in phisica, athenienses in phylosophia, priscianistas in grammatica, arystotilicos in dialectica, tullianos in rethorica. Sin embargo la descripción no se detiene solamente en las virtudes de cada pueblo, también incluye sus principales defectos: los armenios y los rutenos comen verduras muliebriter, los vascos y los provenzales se cortan el pelo deformiter, los españoles arreglan su cabello "como si de arcos de medio punto se tratara" y transforman sus caras en garcetas, los griegos llevan una perilla, los franceses y los flamencos se afeitan la barba hasta la raíz, los venecianos y los pisanos se contorsionan de doble manera, la parte superior como tirada por fórceps, la inferior por puñales. Pero los hombres también se distinguen por sus ropas, cuya variedad llega a veces a lo ridículo mientras los asemeja a animales -quibusdam vero non sufficit pantheras et capreas hynulosque cervorum discoloresque bestias, picas et eppupas avesque varias imitari, nisi marinum polipum in caudis inferioribus menciantur-, al tiempo que su calzado "no protege sus pies del frío ni las plantas de sus pies de la suciedad, y que lo que tú encuentras maravilloso resulta ser en realidad una gran cantidad de agujeros en sus zapatos, cuando éstos se rompieron y desde el principio se desgastaron siendo todavía nuevos" 62• Del mismo modo que sus coetáneos en las cortes inglesa o imperial, el canciller prestaba un interés muy particular a los juegos de palabra, a la risa -lnterdum ipsum invenies, vel cum Macrobio de saturnalibus ve/ cum Valerio de vafre dictis lepores venustos et facetias plausibiles, vel cum Enodio ve/ cum Synodio mordaces sales et mordicantes iocos, hec ad fugam illa ad electionem iocundissime peragrantem, y también Hyspani contexta risibilium iocorum serie gloriantur,

62.

Diego García de Campos, Planeta, pp. 178-179 y 194.

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mientras que galli Jeto verborum compendio succinguntur-, y alaba el arzobispo Rodrigo por ser salva eruditione facetus. El interés que concede a los diversos idiomas hablados se añade, por otra parte, al que muestra por la educación y al alarde que hace de su erudición; lamenta en particular que España haya sido devastata, y explica que en ella se encuentran "palabras romanas, galas, teutónicas, góticas, griegas, árabes y de diversas formas bárbaras, procedentes tanto de los suevos como de los vándalos, y palabras introducidas por no sé qué otros o de qué manera" 63 • Se manifiesta aquí el interés "etnográfico", que también se vislumbra en la obra de Lucas de Tuy, y del que hacían muestra, en la misma época, los curiales de la corte de Inglaterra, Juan de Salisbury, Giraud de Barri, Pedro de Blois, Gautier Map en su De nugis curialium, Nigellus Wireker y Juan de Auville, y también Gervais de Tilbury 64 • Como muchos de ellos, empero, Diego García de Campos hace también obra de moralista y fustiga Estados, príncipes y cortes de su tiempo. Escribiendo "cuando el mundo degenera casi en su totalidad ( ...) desde los más altos príncipes hasta los campesinos idiotas", le reprocha al rey de Portugal el "despreciar, sentirse molesto por y con frecuencia desheredar a" sus barones; al de León el hecho de "no perdonarles ni a sus hijos ni a sus vasallos" y de tener por norma el castigar más duramente los delitos menores; al de Castilla que se enorgullece de ser constante en su fidelidad el perseguir a los hijos de sus señores con tanta desvergüenza como empeño; al de Navarra su obesidad frente a la delgadez de sus semejantes; al de Aragón ser "más incapaz por culpa de su cuerpo que por su edad"; a Cataluña el lamentarse sobre su suerte en vez

63. 64.

lbidem, pp. 170, 171, 162 y 181. Gervaisde Tilbury, Le livre des merveil/es, París, 1992.

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de actuar; al País Vasco su inconstancia que no perdona ni a los peregrinos, amigos o desconocidos, ni a los vecinos o parientes; a los del Poitou, de Tours, Angers, a los bretones y los de Neustria el "no servir fielmente ni al Carlos de los francos ni al Arturo de Bretaña"; a Flandes, "viuda de su príncipe español", el no vengarlo y no vindicar su cautiverio; a Campania el estar sometida a una mujer, lo que la hace semejante a la afeminada Armenia; a la belicosa Francia el haber sido castigada por los griegos, los ingleses y los provenzales; a Inglaterra el verse abocada a la masacre de sus rudos señores; a Alemania el dudar entre Otón y Federico; a Italia el darse a las guerras y las herejías; a la "todo poderosa" Roma el dejarse despojar "por los cardenales más sutilmente que por los césares"; a Grecia el haberse rendido y que "el príncipe de las provincias haya sido reducido a la condición de esclavo". En la corte, escribe, los cortesanos se entregan desenfrenadamente a bromas, burlas, mímicas y sarcasmos. Estos "pobres pecadores, estos enemigos de Dios y de los hombres" son illi miseri, illi vaniloqui et linguosi, ex sola rusticitate loquaces, ex sola invidia detractores, ex sola egestate divites, ex sola inopia copiosi, nostrorum obtrectatores temporum; el "monje negro se vuelve canónigo regular, el regular secular, el canónigo secular caballero, el caballero bufón"; este mismo monje "impúdica y no imprudentemente se transforma histriónicamente en pantomimo", y cada uno se hace llamar lo que no es, el viejo dice ser joven, el joven adolescente, el adolescente niño, el peón criado, el criado alférez, el alférez caballero, el caballero barón, el barón conde y el conde se hace llamar rey. No escapan a esta regla los obispos, que no cumplen con su deber y también se entregan a los juegos cortesanos: Ab opposito, ex insolencia vilet episcopus totus curialiter militaris qui fugientes curias indefesse persequitur, qui -72-

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iocis risibilibus se distorquet, qui habet promptius iocos dicere quam audire 65 • Martín de León, que se beneficiaba con las dádivas de la reina Berenguela, tampoco-dudó en fustigar "los monjes y canónigos que tienen la osadía de estar en la corte", y a los que llama monachus sive canonicus curia/is, no sin precisar lo que entendía por curiales: Qui enim saecularium hominum consortia diligunt, qui se consiliis principum libenter ingerunt, qui secretorum conscii fiunt, curiales appellari possunt. La incriminación de la corte va aún más lejos ya que, al contrario de los que viven a la sombra de los claustros y complacen a Dios al obrar bien, los habitatores curiae illicita agendo illum ad iracundiam provocant; la corte se caracteriza por el tumulto -ordo tumultuosus-, la turbulenta et periculosa habitatio, y el interés prestado a las razas de perros y a la cría de los halcones; el que la frecuenta "alaba lo que no debe, defiende lo que no hay que defender, hace lo que no está permitido y habla de lo que no conviene"66 • Unos años después, Rodrigo Jiménez de Rada, en su De rebus Hispaniae, mencionará expresamente el papel de los rumores y de los chismes de la corte en las decisiones tomadas por Femando II y luego Alfonso IX de León 67• En la segunda mitad del siglo XIII, Alfonso X se preocupará por reglamentar estos ejercicios cortesanos.

65. Diego García de Campos, Planeta, pp. 196-197, 164, 165, 183 y 185. 66. Martinus Legionensis, Sermo nonus Ne monachii sive canonici regis curiam frequentare praesumant, PL, 209, c. 126-132. 67. Roderici Ximenii de Rada, Historia de rebus Hispanie sive Historia gothica, p. 233: Rex autem Fernandus, cum esset pius, misericors et benignus, susurronum lamen linguis aures credulitate facili inc/inabat (...) '6, y p. 246: "(...) Aldefonsus. Hic fuit homo pius, strenuus et benignus, set susurronum vicissitudine mutabatur.

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Mientras reconoce que el rey debe disfrutar al "oyr cantares, e sones de estrumentos, e jugar axedrez o tablas o otros juegos semejantes destos; E esso mismo dezimos de las estorias, e de los romances, e de los otros libros que fablan de aquellas cosas de que los ornes reciben alegria", prohibirá "que ningun orne non sea osado de cantar cantigas, nin dezir rimas, nin dictados que fuessen fechos por deshonrra o por denuesto de otro", aun cuando esté fundada la acusación, "porque el mal que los ornes dizen unos de otros por escriptos o por rimas es peor que aquel que dizen de otra guisa por palabra, porque dura la remembran~a dello para siempre si la escritura non se pierde" 68 • Espacio de aprendizaje y de encuentros, la corte efectivamente se ha convertido en un microcosmo en el que se codean seglares y eclesiásticos, castellanos o leoneses y extranjeros, donde se habla de los demás, fuesen cercanos o lejanos, donde se desvelan ante la mirada pública y la burla tanto los vicios como las virtudes, pero también espacio donde el clérigo ambicioso puede hacer carrera, donde el noble adquiere prestigio e influencia, donde el poeta puede esperar una renta. Porque la libera/itas, que alababa Diego García de Campos a propósito de Rodrigo Jiménez de Rada y que asociaba tan estrechamente a la curia/itas, se ha convertido asimismo en un elemento de este nuevo modo de gobierno, que Fernando II de León ponía en práctica ya en 1167 al afirmar haber tomado una decisión seduloque rogatu ac famulatu fidelissimo dilecti nostri domini Johannis lucensis episcopi cum consi/io et deliberatione episcoporum comitum et baronum nostrorum, o todavía en 1180 al hacer donación de una iglesia al 68. Alfonso X el Sabio, Las Siete Partidas, Salamanca, 1555. Segunda Partida, Tit. V, ley XXI, y Setena Partida, Tit. IX, ley 111.

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parece indicar la existencia de un patronazgo real ejercido mediante la concesión de un beneficio eclesiástico, lo que aquí recuerda de nuevo el caso de la corte de Enrique 11 Plantagenet, el suegro de Alfonso VIII. En el reino de León, Femando II recompensó así diversos "clérigos del rey", como Rodrigo Menéndez clerico meo en julio de 1155, Nuño Díaz calificado en 1162 como imperatoris patri mei clerico et meo, el canónigo de León Femando Martínez quien, ese mismo año, consiguió una exención fiscal para su casa, Martin Xira clerico meo en 1164, sin contar Femando Pando, dilecto clerico meo, quien recibió en julio de 1172 una recompensa pro bono servitio quod mihi a pueritia mea fecistis; en 1179, el rey recompensó con la donación de una iglesia al canónigo de Mondoñedo magistro Pe/agio Eniquiz clerico meo, mientras que cuatro años después una donación semejante iba destinada a dilectissimo clerico meo et domus mee homini et creato dilecto Martino Rebolo 11• En 1209, Alfonso VIII de Castilla daba una tierra a dompno Petro, capellano regine, dilecto clerico meo72 • Los "clérigos del rey" no siguen automáticamente al rey cuando se desplaza la corte. En cambio, diversas donaciones revelan los nombres de individuos más estrechamente vinculada a ésta. En febrero de 1192 por ejemplo, el rey de Castilla concede una tierra a su alférez Martín Pérez, por dos motivos, por una parte impelido por la inspiración divina, por otra para recompensar al inventor de piezas musicales-partim divino intuitu, partim quia presentis vite usui aptus est examina tus cantilenarum inventor- 13 • Pero 71. Julio González, Regesta de Fernando II, p. 345, pp. 371 y 251252, p. 380, p. 426. p. 463, p. 492. José Maria Femández Catón, Colección documental del archivo de la catedral de León, t. V, n.º 1520. 72. Julio González, El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, 111,n. 0 844, pp. 478-479. 73. lbidem, 111,nº 580, pp. 35-37.

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monasterio de Villanueva de Lorenzana "por habérselo pedido la curia", y que Alfonso VIII de Castilla ponía de relieve en 1190 al señalar que iustum est et racio id exigit ut qui regio adherent lateri et in regum obsequio assiduis curis et laboribus afjliguntur dignam unusquisque pro sui mediocritate et merito retributionem percipiant69•

EL MECENAZGO REAL Las dádivas del monarca constituyen así una de sus principales virtudes, y se despenden en todos los campos, desde las rentas concedidas a ciertos miembros de la corte o del círculo del rey hasta la política de construcción de grandes edificios, en la que es dificil no ver, además de la continuación de una antigua tradición, el deseo de asemejarse al modelo salomónico. Las iglesias del reino, así como las de otras regiones -Rocamador y Tulle en 1181, Fontevrault en 1190, Iranzo en 1200, sin contar Aix-les-Bains en octubre de 1204 70-, se beneficiaron ampliamente de ello, al igual que las Órdenes Militares y religiosas y los hospitales. Empero, dentro de la corte, la libera/itas del rey se ejerce, en primer lugar, en pro de ciertos individuos específicos. El fenómeno de los clerici regis, que la documentación descubre a partir del siglo XI y sobre todo en el XII, muestra que los monarcas practicaban una política de mecenazgo privado: el "clérigo del rey o de la reina", de hecho, no parece desempeñar funciones específicas, y no habría que confundirlo con un capellán. En realidad, este título nos 69. Julio González, Regesta de Fernando JI, p. 39S y p. 467; Julio González, El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, 11, n. º 563, p. 966. 70. Julio González, El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, 0 11,n. 372, pp. 642-645; 111,n. 0 690, pp. 221-222; n.º 765, pp. 335-336.

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el rey premió del mismo modo a su almoxarife Abu Ornar Aben Fusen en julio de 1186 -dilecto et fideli almoxerifo meo-, a algunos de sus ballesteros, como García Núñez en junio de 1201 y en julio de 1202 -dilecto et fideli balistario meo de mea creatione- o Paschasius cuatro años después -dilecto balistario meo-, a sus reposteros, como • Fernando Sánchez en septiembre de 1201, y luego en julio ·de 1204 y en abril de 1210 -dilecto et fideli repostario meo-, a su mayordomo en 1206 -Petro Ferrandi, dilecti mayordomo meo- tras el de la reina, diez años antes -Garcia Martínez, dilecto meo-, a unos médicos como Gonzalo en mayo de 1184 o maestro Diego de Villar en julio de 1202 y en agosto de 1209 -dilecto meo, pro grato obsequio quod in sanandis meis hominibus vulneratis (...)-, a algunos personajes que cuidaron de sus asuntos, como Petre Vidas en 121O --pro multis et gratis obsequiis (...) in negociis meis-, sin olvidar aquéllos que se ocuparon de la educación de sus hijos, como las nodrizas de sus hijas Berenguela y Sancha así como el mayordomo del infante don Fernando 74 • Hemos omitido en esta lista, de forma deliberada, a los individuos que fueron recompensados por el rey "por buenos servicios" sin que sus vínculos con la corte hayan sido establecidos. En cambio, el empleo del calificativo 14. lbidem, 11 y 111:n. 0 457; n.º 705; n. 0 721; n.º 785; n.º 709; n.º 762; n. 0 865; n.º 654; n.º 784; n.º 849; n. 0 722; n.º 878; n. 0 530 y n. 0 549; n. 0 717. En agosto de 1150, Alfonso VII el Emperador babia hecho una donación a su cocinero, Juan Achui -meo cocinario- por servicios prestados durante el sitio de Córdoba (José Maria Fernández Catón, Colección documental del archivo de la catedral de León, t. V, León, 1990, nº 1462). El vocabulario de la chancillería real en esa época incluye así un variado léxico de términos que designan a los nobles, los oficiales palatinos y los altos cargos públicos (Maurilio Pérez González, El latín de la cancillería castellana, 1158-1214, Salamanca-León, 1985, pp. 196-203 ).

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dilectus subraya aquí los lazos personales que se crean, dentro de la corte, entre el rey y sus criados, y también sus médicos y algunos de sus guardias. En diciembre de 1190, Alfonso VIII otorgó un diploma en favor de magistro Mice, dilecto et fideli notario meo15 • La frecuentación de la corte, quizás durante su juventud, aclaran también las relaciones de familiaridad que unen el rey con algunos de los prelados de su reino: en octubre de 1189, el obispo Martín de Sigüenza es llamado por Alfonso VIII venerabilis viri et diserti domini Martini, Segontine episcopi, dilecti et familiaris amici mei; unos años después, convertido en arzobispo de Toledo, Martín es calificado por el rey como prudentissimo viro et amicissimo meo y la donación que se le hace lo es in signum sinceri amoris et afectus quem erga vos gero16• El segundo obispo de Cuenca, Julián, se ve también llamado karissimo ac venerabili amico meo por Alfonso VIII en julio de 120377 • Espacio privilegiado de las dádivas reales, lugar de encuentro y de puesta en práctica de un comportamiento específico, caracterizado por nuevos valores sociales y culturales, la corte desempeñó un papel preeminente en el mecenazgo literario y artístico de la época, dándole una nueva orientación. Al contrario del período anterior, en el que habían salido muchas crónicas, sean la Historia Compostellana, la Historia Silense en León, la Historia Roderici, la Chronica Najerensis sin hablar de la Chronica Adefonsi Imperatoris, a partir de la segunda mitad del siglo XII el mecenazgo real favorece la diversidad. La corte apoyó abiertamente la obra de los trovadores, como ya se ha visto. En el reino de León, le proporcionó a Martín de 75. Julio González, El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, 11, n. 0 563, pp. 965-967. 76. lbidem, 11, n. 0 536, pp. 919-921; 111,n.º 606, pp. 77-79. 11. lbidem, 111,n.º 748, pp. 311-312.

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León los medios necesarios para llevar a cabo su obra: de hecho, Lucas de Tuy menciona que Martín, afligido con fuertes reumatismos, escribía sobre tabletas de cera que siete escribanos, debidos a la generosidad de la reina, transcribían luego en pergamino 78• También es en la corte donde el canciller del reino de Castilla, Diego García de Campos, redactará, unos años después, hacia 1210-1218, el Planeta que dedicó a su sucesor, el arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada. Y es probablemente en esos mismos círculos que acogían a caballeros, poetas, miembros de Órdenes Militares, embajadores, juristas y otros, y en los que se comentaban victorias y derrotas frente a los musulmanes, donde se pudo elaborar el Poema de mio Cid (1207), mientras que el Libro de Alexandre es a la vez una prueba del interés suscitado en Castilla por la Antigüedad -en la época en que Benoit de Sainte-Maure redactaba su Histoire de Troie y Gautier de Chatillon el Alexandreis- y un manual de educación de príncipes 79 • Las dádivas reales pueden también haber propiciado, aunque indirectamente, el desarrollo de la produción científica. El número de los traductores aumenta a partir de la segunda mitad del siglo XII, mientras que en Toledo son verdaderas escuelas las que acogen los estudiantes llegados de Inglaterra, Alemania, Hungría incluso, que escudriñaban los arcanos del quadrivium, aprendían el árabe y disertaban sobre la filosofía natural. Es en Toledo donde, provisto de un beneficio eclesiástico, Gundisalvus es el primero que intente conciliar la filosofía árabe y la 78. Migne, Patrologia Latina, 208, 9-11; Antonio Viñayo, "Santo Martino de León y su noticia histórica", op. cit., pp. 339-350. 79. Sobre la fecha de composición y las características del Libro de Alexandre, cf. Amaia Arizabaleta, La translation d 'Alexandre. Recherches sur les structures et les significations du 'Libro de Alexandre ', París, 1999.

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teología cristiana, al ir más allá de las ideas de Avicena y llegar a una mística de la unión, modo de operar que comparte con los metafisicos árabes de su época 80• Pero, si bien Toledo parece ser una de las cunas de la filosofia natural, afamada en particular por el arcediano Mauricio, futuro obispo de Burgos, cuyas obras fueron prohibidas en la Sorbona en 1215 y para quien Marcos de Toledo tradujo hacia 1209-1213 el Alcorán y compuso una compilación de textos de lbn Tumart 81, se ganó ante todo una reputación como centro de estudios en astrología y geomancia. Giraud de Cambri, en su De instructione principis, señala así con motivo de la predicción de diversas catástrofes para el año 1185, que Hanc autem perturbationem tantam et mundi commotionem philosophi nostri temporis et astronomici tam Toletani similiter quoque et Appuli necnon et alii mu/ti, per annum ante ve/ amplius ex planetarum cursibus et motibus arte magica providerunt et predixerunt8 2 ; Michael Scot, quien realizó varias traducciones en España antes de acudir a la corte de Federico 11, rendirá luego homenaje al astrónomo toledano autor de la predicción, magister Johannes Hispanus, arcediano de Toledo y luego obispo de

80. Alain de Libéra, La phi/osophie médiéva/e, Paris, 1993, pp. 1S7159 y 349, afirma pues que Gundisalvus, primer introductor de Avicena en el mundo latino, es plenamente un filósofo "español". De hecho, fuesen cristianos o musulmanes, los metafisicos de los años 1165 cumplen con el mismo gesto filosófico: "acabar la filosofia peripatética en una mística de la unión, la contemplación de los intelegibles en el conocimiento del Absoluto". Sobre el pensamiento de Gundisalvus, arcediano de Talavera entre 1157 y 1178, a menudo confundido con su coetáneo, el arcediano de Cuéllar Dominicus Gundisalvi, cf Noburu Kinoshita, El pensamiento filosófico de Domingo Gundisalvi, Salamanca, 1988. 81. Marie-Thérese d' Alverny & Georges Vajda, "Marc de Tolede, traducteur d'lbn Tumart", Al-Andalus, 17 (1951 ), pp. 99-141. 82. Monumenta Germaniae Hist., SS, t. 27, p. 404.

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Albarracín, que falleció en 121583 • Pero Toledo no fue el único centro donde se estudiara la filosofia natural: Pedro Muñoz o Muñiz, que fue deán del cabildo de la catedral de León antes de convertirse en obispo de su ciudad en 1205, y luego en arzobispo de Compostela en 1206 -y por lo tanto en canciller del reino de León-, había mantenido una controversia intelectual con Martín de León. Dejó a su sucesor, el arzobispo Bernardo, una biblioteca que incluía numerosas obras de astronomía, medicina, filosofia natural y matemáticas, y la posteridad hará de él un especialista en artes mágicas y nigromancia 84• El interés que mostraban filósofos y astrónomos por el mundo natural y la razón humana coincide, pues, perfectamente con el que caracteriza a Diego García de Campos cuando se dedica, con ojo de etnógrafo, a estudiar los usos y costumbres de los pueblos de la tierra, cuyos representantes en gran número frecuentaban la corte del rey. La curia/itas no es sólo un modo de comportamiento que incluya los juegos de palabra y el uso de la risa, la manifestación de sentimentos afectuosos y amistosos, y el interés por los demás; no se la puede separar de un medio intelectual que descubre las mavillas del mundo y de la razón humana. El ideal de sabiduría, reivindicado por reyes que han tomado

83. Charles Burnett, "Magister lohannes Hispanus: Towards the ldentity of a Toledan Translator'', Comprendre et maitriser la nature au Moyen Age. Mélanges d'histoire des sciences offerts a Guy Beaujouan, París-Ginebra, 1994, pp. 425-436. 84. Manuel de Castro, "La biblioteca de los franciscanos de Val de Dios de Santiago (1222-1230)", Archivo Ibero-Americano, 53 (1993), pp. 151-162; Luis García Ballester, "Naturaleza y ciencia en la Castilla del siglo XIII. Los orígenes de una tradición: el studium franciscano de Santiago de Compostela ( 1222-1230)", V/" Semana de Estudios Medievales de Nájera (1995), Instituto de Estudios Riojanos, 1996, pp. 145-169; Antonio López Ferreiro, Historia de la Santa A. M. Iglesia de Santiago de Compostela, t. V, Santiago, 1902, pp. 73-74.

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a Salomón como modelo 85 , nace en el seno de la corte, curialiter. Como si fueran "nuevos Salomones", también los reyes favorecen con sus liberalidades la producción artística. Las relaciones con los arquitectos y maestros de obras de los grandes edificios de la época revelan otro aspecto del mecenazgo real, ya que muestran que, más allá de la simple financiación de las obras, el rey seguía muy de cerca su desarrollo y mantenía tratos personales con los constructores. En Toledo, el maestro de obras de la catedral, Fruchel, mandó sus bienes al rey de Castilla adoptándolo -cum ipse me in filium adoptaverit-; en mayo de 1199, el abad Diego recibió los bienes que en su tiempo el rey había concedido a maestre Garsiónfabricator de la iglesia de Santo Domingo de la Calzada; en julio de 1203, Alfonso VIII recompensó a magistro Ricardo y su mujer Alda por la construcción del monasterio de Las Huelgas de Burgos -pro laudabili obsequio quod in constructione Burgensis monasterii nostri Sancte Marie Regalis nobis exhibuistis- 86• En el reino de León, Fernando II había premiado, en febrero de 1168, al maestro Mateo qui operis prefati Apostoli primatum obtines magisterium con una renta annual de 100 maravedís 87 • A finales de siglo, la reina Berenguela accediendo a los ruegos de Martín de León mandó edificar en San Isidoro, según cuenta Lucas de Tuy, un santuario dedicado a la Trinidad, donde fueron depositadas muchas reliquias 88 •

85. Adeline Rucquoi, "El Rey Sabio: Cultura y poder en la monarquía medieval castellana", Repoblación y Reconquista. Actas del III curso de cultura medieval, Aguilar de Campoo, 1993, pp. 77-87. 86. Julio González, El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, 111,n.0 582, pp. 38-40; n. 0 679, pp. 201-202; n.º 747, pp. 309-311. 87. Julio González, Regesta de Fernando II, p. 399. 88. Lucas de Tuy, De miraculis sancti Jsidori, cit. por Encamación

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Con los reinados de Alfonso VIII en Castilla ( 11581214), Femando II y Alfonso IX en León (1156-1230), se puso, pues, en práctica un nuevo modo de gobierno, que no tenía nada que envidiar al que caracterizaba entonces los reinados de Enrique II Plantagenet ( 1145-1189) o de Felipe Augusto en Francia. La corte y los valores nuevos que impuso -las relaciones personales de amistad con el rey, la cortesía, el saber, el manejo de la poesía tanto como el de las armas, la risa y la burla, el interés por "lo otro", el gusto por lo maravilloso, el mecenazgo artístico- se hicieron inseparables del concepto de poder real. El desarrollo de la filosofia natural en Castilla a lo largo de la primera mitad del siglo XIII, la refundación de la Universidad de Salamanca por Fernando 111en 1243, la presencia de trovadores provenzales y españoles 89, las traducciones científicas, el movimiento literario conocido como mester de clerecía, la obra histórica de Lucas de Tuy y Rodrigo Jiménez de Rada, la construcción de las catedrales de Toledo y Burgos, muestran que no se había abandonado la política cultural anterior, mientras que el rey mantenía con sus oficiales y prelados las relaciones de amicitia que se crean dentro de la corte 90 • Alfonso X se nos presenta en adelante, no ya como Martín López, Patrimonio cultural de San Isidoro de León. Documentos de los s. X-XIII, León, 1995, p. 201. 89. Además de los trovadores señalados por Manuel Milá y Fontanals, De los trovadores..., op. cit., pp. 145-146, hay que evocar el nombre de Maria Peres Balteyra (Pierre Blasco, Les chansons de Pero Garcia Burgalés, París, 1984). 90. El rey llama a Gonzalo Rodríguez di/ectus maiordomus meus en noviembre de 1217; tanto el obispo Domingo de Avila como el de Plasencia son llamados venerabili amico meo en 1221; el año siguiente, el arzobispo de Toledo aparece como venerabili patri et amico meo; el abad de Valladolid, Juan, es el dilectus cancel/arius noster en 1226 y, en noviembre de 1231, García Álvarez y su mujer Urraca son recompensados pro multis serviciis que mihi in nutriendo A/fonsum, filium meum

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el inventor de un "concepto cultural" caracterizado por el papel de rex magister, la puesta en obra de las traducciones, el interés por la historia y la política universitaria 91, sino como el heredero de una larga tradición hispánica. Pocos historiadores especialistas del reinado del rey Sabio han dedicado sus estudios al papel de la corte con sus valores específicos de "cortesía", como lugar de certámenes literarios y poéticos, como centro de difusión de los nuevos saberes, como lugar de encuentro cosmopolita donde se codeen oficiales del rey, grandes del reino, jóvenes nobles, extranjeros, judíos, musulmanes, embajadores y trovadores. La segunda Partida indica que la corte es el lugar "do es el Rey e sus vasallos e sus oficiales, con el que le han cotidianamente de consejar e de servir, e los ornes del reyno que se llegan y, o por honrra del, o por alcan~ar derecho, o por fazerlo o por recabdar las otras cosas que han de ver con el" [ 1x, 27]. Al rey lo acompañan su familia, sus oficiales, los grandes administradores del reino, sus consejeros, capellanes, médicos, mayordomo, alférez y jueces, y él debe no sólo ser moderado en sus costumbres, buen conocedor de los saberes de su tiempo, limpio y ricamente vestido, sino además "conoscer los ornes" -su origen o linaje, sus costumbres y hechos-, mostrarse generoso y franco, y finalmente saber alternar entre ocio y trabajo [v]. En la corte de Alfonso X, el franciscano Juan Gil de Zamora, heredero

primogenitum, /acitis et fecistis (Julio González, Reinado y diplomas de Fernando III, t. 11:Diplomas, 1217-1232, Córdoba, 1983, n ..,. 8, 145, 146, 153, 217, 370). Por su parte, el obispo de León, Martín Fernández, fue alumpnus regís, según lo menciona el Obituario de la catedral para el 4 de abril a propósito de Fernando 111el Santo (Mauricio Herrero Jiménez, Colección documental del archivo de la catedral de León, X Obituarios medievales, León, 1994, p. 371). 91. Francisco Márquez Villanueva, El concepto cultural alfonsí, Madrid, 1994, que parece ignorar o quiere ignorar los precedentes de su "héroe", Alfonso X.

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tanto de la idea de curia/itas como de sus críticas, escribirá que certe fortuna ti in omnibus, si adiscere voluerunt omnem curialitatem edocti et universum insinuamentum, nec stetit nisi per eos qui perfectionem omnem attingerent 92 •

92. Fray Juan Gil de Zamora, De preconiis Hispanie, ed. por Manuel de Castro y Castro, Madrid, 1955, p. 73.

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LAS DOS VIDAS DE LA UNIVERSIDAD DE PALENCIA (c.1180 - c.1250)

En el Chronicon mundi, cuya redacción terminó hacia 1240, el cronista Lucas de Tuy subrayó entre las grandes virtudes del rey Alfonso VIII de Castilla (1158-1214) el haber llamado a maestros en teología y otras artes liberales y el haber instituido las escuelas de Palencia, que administró Tello el obispo de la ciudad, porque, dice el texto, la sabiduría de las escuelas siempre existió allí: Eo tempore rex Adefonsus evocavit magistros theologicos et aliarum artium liberalium et Palentiae scholas constituit procurante reverendissimo viro Tellione eiusdem civitatis episcopo. Quia ut antiquitas refert semper ibi viguit scholastica sapientia viguit et militia 1• Por su parte también, el arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, elogiaba

1. Lucae Tudensis, Chronicon mundi, liber IV, in: A. Schott, Hispania 1/lustrata, t. 4, Fráncfort, 1603, p. 109.

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al rey Alfonso VIII en su De rebus Hispaniae liber, y le atribuía el hecho de haber invitado a sabios desde las Galias e Italia "para que jamás faltara en su reino la disciplina del saber", y el haber reunido en Palencia a maestros de todas las facultades: Set ne fascis karismatum que in eum a Sancto Spiritu confluxerunt virtute aliqua fraudaretur, sapientes a Ga/liis et Ytalia convocavit, ut sapiencie disciplina a regno suo nunquam abesset, et magistros omnium facultatum Palencie congregavit, quibus et magna stipendia est largitus, ut omni studium cupienti quasi manna in os influeret sapiencia cuiuslibet facultatis; el studium había sufrido una interrupción, pero seguía existiendo cuando se escribió el texto, probablemente en los años 1240-1245 2 • Redactada unos veinte años después, la Primera Chronica General recogió el texto de Rodrigo Jiménez de Rada e indicó que Alfonso VIII había mandado buscar sabios en Francia y en Lombardía, había contratado a maestros de todas las ciencias, los había reunido en Palencia, y los pagaba muy bien: "envio por sabios a Francia e Lombardia ( ...) et tomo maestros de todas las sciencias e ayuntolos en Palencia( ...) e di oles grandes soldadas" 3 • Desaparecida ya a mediados del siglo XIII, la Universidad de Palencia ha sido objeto de múltiples hipótesis que llegaron hasta poner en duda su existencia misma. Empero, la mayor parte de los eruditos, como ya lo hacía el arcediano Alonso Fernández de Madrid en la Silva Palentina que terminó hacia 1536-1539, atribuye la fundación del studium de Palencia al rey Alfonso VIII de Castilla en la época en que Tello Téllez de Meneses gobernaba la sede episcopal

2. Rodericus Ximenez de Rada, De rebus Hispaniae liber, ed. J. Fernández Valverde, Turnholt, 1987, p. 256. 3. Primera Chronica General, ed. R. Menéndez Pidal, Madrid, 1977, p. 686.

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( 1208-124 7)4 • A finales del siglo XVIII, el erudito Rafael Floranes hizo numerosas investigaciones sobre el "Origen de los Estudios en Castilla" y llegó a la conclusión de que el de Palencia había sido elevado al rango de universidad hacia 1212-1214, únicas fechas en las que coinciden plenamente el final del reinado de Alfonso VIII y el principio del episcopado de Tello Téllez, después de cuatro años durante los cuales sólo fue electus 5 • Comúnmente aceptada por todos los que trabajaron sobre los inicios de la Universidad en Palencia, o sea en la península ibérica, donde Salamanca no aparece hasta los años 1218, esta datación se sostiene sólo a partir de una cierta lectura del testimonio de Lucas de Tuy. En efecto, Rodrigo Jiménez de Rada, que escribió en la misma época, atribuye al rey solamente la reunión de los sabios en Palencia, y sitúa el acontecimiento entre la fundación del monasterio de Las Huelgas de Burgos y la conquista del País Vasco, o sea entre 1185 y 1200. Por otra parte, una lectura pormenorizada del texto de Lucas de Tuy pone de manifiesto que el procurante (...) Tellione eiusdem civitatis episcopo no indica forzosamente la simultaneidad. En los años 1235-1240, cuando el canónigo Lucas redactaba su Chronicon mundi en San Isidoro de León o ya en Galicia, Tello Téllez de Meneses administraba efectivamente el studium de Palencia; la mención de su nombre, asociado 4. A. Fernández de Madrid, Silva Palentina, ed. J. San Martfn Payo, Palencia, 1976, p. 156. 5. R. Floranes, Origen de los Estudios de Castilla (1793), BN Madrid, Ms. 10839, fol. 90. Esta fecha es la que recientemente admite B. Bartolomé Martfnez en el capftul o que dedica a "Las universidades medievales. Los primeros colegios universitarios", en Historia de la acción educadora de la Iglesia en España, Madrid, 1995, pp. 328-329, mientras que R. González Navarro, "Los estudios generales de Alcalá de Henares", en Alcalá de Henares y el estudio general, Alcalá de Henares, 1996, p. 67, prefiere la de 1208.

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al del fundador del studium, puede así no ser sino un homenaje rendido por el autor a un protector o a un amigo, suyo o de la reina Berenguela para la que se escribió la obra 6 • Alfonso VIII había creado el studium que dirigía, en tiempos de Lucas, el obispo Tel10. De hecho, una serie de indicios, señalados a lo largo de los últimos años, muestra que el studium existía antes de finalizar el siglo XII, y proporciona algunos datos sobre las disciplinas que allí se enseñaban. El primero proviene de la Vita de santo Domingo de Guzmán, escrita por su discípulo Jordán de Sajonia hacia 1233-1234. El joven Domingo, nacido quizás en Caleruega hacia 1170, recibió los primeros rudimentos del saber en casa de un tío arcipreste; a continuación fue enviado a Palencia para estudiar el trivium y el quadrivium, estudios que abandonó para dedicarse ad studium theologie. Provisto de una canonjía en Osma a partir de 11917, habría enseñado la teología en Palencia hacia 1194-1199, época en que, para aliviar la miseria de las víctimas del hambre, habría vendido sus libros, glosados de su mano: Vendens itaque libros quos sibi oppido necessarios possidebat cum omni supellectili sua eleemosinam quandam instituens dispersit dedil pauperibus 8 • El testimonio de Jor-

6. F. J. Femández Conde, "El biógrafo contemporáneo de Santo Martino: Lucas de Tuy", en Santo Martino de León, León, 1987, pp. 303-334. 7. J. Lopeniez Corvalán, Descripción histórica del obispado de Osma, t. 3, Madrid, 1788 (Madrid, 1978), pp. 41-43: entre los testigos de la concordia hecha entre el obispo Martín de Osma y el monasterio de Santo Domingo de Silos el l de abril de 1191 figura un Dominicus Oxomensis subprior [o sacrista según el documento publicado por M. C. Vivancos Gómez, Documentación el monasterio de Santo Domingo de Silos (954-1254), Burgos, 1988, pp. 116-117. 8. lordani de Saxonia, Libellus de principiis Ordinis Praedicatorum (Monumenta Ordinis Praedicatorum Histories, t. 16), Roma, 1935, pp. 28-31.

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dán de Sajonia, corroborado por el segundo biógrafo del fundador de los dominicos, Rodrigo de Cerrato, que llega incluso hacia 1270 a señalar que éste missus est Palenciam ubi tune jlorebat studium generale 9 , fecha pues la llegada de Domingo a Palencia para estudiar las artes liberales en 1184, y sus estudios de teología en 1190-119410• Los hagiógrafos de la Orden de Predicadores añaden que otro eminente miembro de su orden, san Pedro González Telmo ( 1180-1246), también habría estudiado las artes liberales en Palencia hacia 1195-1200, antes de disfrutar una canonjía en esa ciudad y tomar finalmente el hábito dominico; no consta, sin embargo, la presencia de ningún canónigo con este nombre entre los que suscribieron documentos a principios del siglo XIII en Palencia 11• El segundo indicio no tiene que ver con los estudios de teología sino de derecho. El canonista Ugolino da Sesso redactó tres tratados jurídicos, De appellationibus, De recusatione iudicis y De testibus, actualm~nte conservados en el Archivo de la Corona de Arag6n 12, en los que aparecen expresamente mencionados "el obispo de Palencia", "Palencia", "Burgos", "España", "Castilla" y su rey. Fueron sin duda elaborados esos textos mientras su autor se encon-

9. V. D. Caro, Domingo de Guzmán. Historia documentada, Madrid, 1973, p. 777. 1O. M-H. Vicaire, Histoire de saint Dominique, París, 1957, cit. por J. J. Vallejo, "San Domingo de Guzmán y el monasterio de Santa Maria de la Vid", en Santo Domingo de Ca/eruega, 111Jornadas de Estudios Medievales, Salamanca, 1995, ed. C. Aniz Iriarte - L. V. Dfaz Martín, p. 323. 11. P. H. Florez, España Sagrada, t. 23, Madrid, 1770, p. 245 cit. por S. Rodriguez Salcedo, "Historia de los centros palentinos de cultura" en, Publicaciones del Instituto Te/lo Téllez de Meneses, 2 ( 1946), pp. 13-39. Para los canónigos, véase T. Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), Palencia, 1986. 12. Archivo de la Corona de Aragón, Ms. San Cugat 55, fol. 138-145.

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traba, o había estado, en Castilla y, más precisamente, en Palencia. Para Domenico Maffei, habría que situar dicha estancia antes del año 1187; Gonzalo Martínez Díez prefiere situarla hacia l 195-1196 13• Sabemos que Ugolino da Sesso, nacido hacia 1160, estudió en Bolonia antes de iniciar su carrera en Cremona, continuarla en Montpellier, donde conoció al jurista catalán Pere de Cardona, y trasladarse a Castilla; en diciembre de 1194, Ugolino se encontraba de nuevo en Italia, donde acabó sus días como obispo de Vercelli (1214-1235). Pere de Cardona fue llamado a Castilla por Alfonso VIII, quien lo hizo su canciller en 1179 antes de conseguir para él, en 1180, la sede arzobispal de Toledo, que sólo rigió durante dos años. ¿Podríamos situar la llegada a Castilla del jurista italiano en la misma época en que era llamado a ella su colega catalán? Ugolino sería así uno de estos sapientes a Galliis et Ytalia convocados por Alfonso VIII, según relata la crónica de Jiménez de Rada, cuya estancia y docencia deberían por lo tanto situarse entre 1179 y 1194. Estos indicios confirman la aseveración de Rodrigo Jiménez de Rada, quien colocaba la creación del studium por los años 1185-1200. De hecho, Domingo de Guzmán y Ugolino da Sesso dan fe de la existencia de una enseñanza de las artes liberales, de la teología y del derecho en Palencia en las dos últimas décadas del siglo XIl 14 • La 13. D. Maffei, "Fra Cremona, Montpellier e Palencia nel secolo XII: Ricerche su Ugolino da Sesso", Revista Española de Derecho Canónico, 47 (1990) pp. 34-51. G. Martinez Diez, "La Universidad de Palencia. Revisión critica", en Actas del lJ Congreso de Historia de Palencia, t. 4, Palencia, 1990, p. 175. G. Martinez Diez, "Tres lecciones del siglo XII del Estudio General de Palencia", Anuario de Historia del Derecho Español, 40 (1991), pp. 391-450. 14. A esta misma conclusión habfa llegado C. M. Ajo O. y Sáinz de Zúñiga, Historia de las universidades hispánicas. Orígenes y desarrollo hasta nuestros días, t. l, Madrid, 1957, pp. 196-198, lo que corrobora O.

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naturaleza de este studium no deja de plantear muchos problemas. Bajo la influencia del modelo parisino, en su afán por encontrar el origen de la "universidad" de Palencia, numerosos historiadores intentaron vincular esa institución a la escuela episcopal. Partiendo de la frase de Lucas de Tuy Quia ut antiquitas refert semper ibi viguit scholastica sapientia viguit et militia, algunos recordaron que ya existía una escuela episcopal en Pallantia en el siglo VII, en la que se había ilustrado el obispo Conancio (607-638) y se había formado San Fructuoso de Braga 15• La proliferación de los magistri entre los miembros del cabildo catedralicio de Palencia a partir de 1183 serviría así para reforzar la idea de una escuela episcopal que se hubiese transformado en studium alrededor del año 1180. De hecho, las listas de miembros del cabildo conservan sólo los nombres de dos magistri antes de esta fecha: un tal domnus Garsias Fornelle magister en febrero de 1160 y un magister Martinus en abril de 116616• En cambio, en este mismo cabildo, entre mayo de 1183 y mayo de 1200 aparecen los nombres de ocho maestros, entre los que figuran unos castellanos como Guillermo de Peñafiel, quizás algunos aragoneses como el maestro Pons, e indudablemente varios italianos, como Girardo y Lanfranco. Analizando Martinez Diez, "La Universidad de Palencia. Revisión crítica", en Actas del JI Congreso de Historia de Palencia, t. 4, Palencia, 1990, p. 156. 15. L. F. Martínez Arconada, "Orígenes de la Universidad en España: Palencia. Del Estudio General a la Universidad", en L'université en Espagne et enAmérique Latine du Moyen Áge anosjours, t. 1, Tours, 1991, pp. 11-22. Sostenía ya esta misma tesis S. Rodríguez Salcedo, "Historia de los centros palentinos de cultura", en Publicaciones del Instituto Te/lo Téllez de Meneses, 2 (1946), pp. 22-25 y J. San Martín Payo, "El cabildo de Palencia", en Publicaciones del Instituto Te/lo Téllez de Meneses, 12 (1956), pp. 241-242. 16. T. Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), Palencia, 1986, pp. 122-124 y 141-143.

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estos hechos, los historiadores intentaron precisar mejor la fecha de fundación del studium y determinar, de entre los titulares de la sede episcopal, cuál habría podido llevar a cabo semejante empresa. Muy respetuoso con la tradición todavía, Cándido Maria Ajo la atribuyó al obispo Tel10 Téllez de Meneses, antes incluso de su elección como obispo 17• Otros, influidos por un cronista de la Orden de Santiago que escribía en 1731, fijaron la fecha de fundación en 1185, o sea, a principios del episcopado de Arderico (1184-1207); hay que decir que el objetivo de José López Arguleta era asentar la anterioridad de los estudios de Uclés, casamadre de la Orden, de donde habría salido el studium de Palencia. Gonzalo Martínez Díez, quien rechaza justamente este argumento, propone atribuir la creación del studium al predecesor de Arderico, el obispo Raimundo 11 (1148-1184) 18• Raimundo II parece haber tenido unas relaciones muy estrechas con los reyes de su tiempo: Sancho 111de Castilla en 1154 lo llama avuncu/us meus, fórmula a menudo empleada por Alfonso VIII quien le añadió las de fidelis vasal/us meus y pater karissimus, no sin señalar en 1175 que él era deudor suyo pro multis et maximis serviciis que vos mihi devote ac fideliter fecistis; en cambio, los documentos reales dirigidos a Arderico suelen contentarse con un mero vobis domno Arderico 19• Ahora bien, no parece que Raimundo II de Palencia haya tenido grandes inquietudes intelectuales. Dedicó ante 17. C. M. Ajo G. y Sáinz de Zuñiga, Historia de las universidades hispánicas. Orígenes y desarrollo hasta nuestros días, t. 1, Madrid, 1957, p. 198. 18. G. Martínez Diez, "La Universidad de Palencia. Revisión critica", en Actas del II Congreso de Historia de Palencia, t. 4, Palencia, 1990, pp. 161-165. 19. T. Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), Palencia, 1986, n.º 49, 61, 76, 82, 107.

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todo sus esfuerzos a la recuperación de las rentas y derechos enajenados durante la minoría de edad de Alfonso VIII, y consiguió así dejarle a su sucesor una de las sedes más prestigiosas y ricas del reino. Una constitución, dada en abril de 1151, fija en sesenta el número de las canonjías, asegura a sus titulares una posesión vitalicia, y estipula que el beneficio del año empezado se entregaría íntegramente pro remedio animarum suarum a los que fallecieren; los canónigos, que desde el año 1084 gozaban de una mesa separada de la del obispo, disfrutaban además desde 1090 de los privilegios reservados a los infanzones, o sea, de la condición nobiliaria 20 • Del rey, el obispo Raimundo no sólo consiguió múltiples donaciones que redondearon el patrimonio de su iglesia, sino también la restauración de sus derechos como señor de la ciudad de Palencia, un señorío que se remontaba al año 1035 y cuyos habitantes habían intentado liberarse en los años 1160-1180. De hecho, el fuero dado por el obispo a su ciudad en marzo de 1180, y que menciona tanto las violencias recientes como un fuerte crecimiento urbano, no hace ninguna alusión a la existencia de una escuela o de estudiantes 21• Volviendo a los cronistas del siglo XIII, éstos unánimemente atribuyen la fundación del studium al rey Alfonso VIII y, aparte de Lucas de Tuy, quien menciona el nombre de un contemporáneo suyo, el obispo Tello Téllez, ninguno asocia al nombre del monarca el de un prelado. Porque, si

20. T. Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), Palencia, 1986, n.º 44 ( 1151), 13 ( 1084), 15 (1090). 21. T. Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), Palencia, 1986, n.º 1 (1035), 88 (1180). J. l. Corla Colino, "La ciudad de Palencia de fines del siglo XII hasta la mitad del siglo XIII: Organización municipal", en Santo Domingo de Caleruega. Contexto cultural (111Jornadas de Estudios Medievales, Salamanca, 1995), ed. C. Aniz Iriarte - L. V. Diaz Martín, pp. 208-212.

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Palencia posee un studium a finales del siglo XII, éste es anterior a la institución universitaria en París. Entonces hay que buscar su modelo entre los studia existentes en la época, o sea, en el de Bolonia y, quizás, en Montpellier o Aviñón. Ninguna de estas "escuelas" parece haber tenido como origen la escuela episcopal, y la primera se caracteriza por la presencia de numerosos maestros y estudiantes extranjeros. A diferencia de París u Oxford, que fueron creadas conjuntamente por la Iglesia y por los reyes, siguiendo así el modelo occidental (romano), Bolonia se inserta en la tradición griega, inspirada por Bizancio, y sus escuelas eran puramente "urbanas" 22• Y a lo largo de la segunda mitad del siglo XII, las influencias bizantinas se difundieron ampliamente en el reino de Castilla: el traductor Hermán el Dálmata vivió entre León y Tolosa por los años 1135-1145, Martín de León, como muchos otros antes y después de él, tras ir en peregrinación a Tierra Santa pasó por Constantinopla, y hasta el arte atestigua el gusto por unas formas hieráticas de inspiración bizantina. Paralelamente, muchos españoles salían para estudiar o enseñar en Bolonia y en Montpellier23 • La congregación de maestros y estudiantes en Palencia en los años 1180 dista mucho de ser un movimiento espon-

22. A. García y García, Estudios sobre la canonlstica portuguesa medieval, Madrid, 1976, p. 24. A. García y García, "The Faculties of Law", en History of the University in Europe t. 1, Cambridge, 1992, pp. 388-408. 23. A. Rucquoi, "Las rutas del saber. España en el siglo XII", en Homenaje a D. Claudio Sánchez Albornoz, Cuadernos de Historia de España, 15 (1998-1999), pp. 41-58. Historia del arte de Castilla y León, t. 2: Arte románico, Valladolid, 1994, pp. 213-292. D. Ocón Alonso, "Alfonso VIII, la llegada de las corrientes artísticas de la corte inglesa y el bizantinismo de la escultura hispana a fines del siglo XII", en Alfonso VIII y su época (II Curso de Cultura Medieval, Aguilar de Campoo, 1992), pp. 307-320.

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medidas tomadas en los años 1179-1180, tanto por Alfonso VIII cuando restauró el señorío episcopal como por Raimundo II cuando otorgó un fuero a la ciudad, puede haber tenido por objetivo el definir con precisión la naturaleza del poder señorial en el momento en que Palencia acogía a nuevos residentes: los testimonios de una gran actividad en el sector de la construcción refuerza dicha hipótesis 26 • Las facilidades de abastecimiento y la existencia, desde 1156, de una feria en Valladolid, abadía situada en la diócesis de Palencia, facilitaban además la consecución de materias primas como el pergamino o el papel27, y quizás la tinta y los pigmentos necesarios para la escritura y la iluminación. Y si bien no parece que la catedral de Palencia haya tenido un scriptorium muy activo, los maestros y los estudiantes podían abastecerse, bien con los escribanos, bien en los centros cercanos de San Isidoro de León, San Pedro de Cardeña, Santo Domingo de Silos, Santa María de Benevívere, San Zoilo de Carrión u otros. Además, la prosperidad del cabildo catedralicio bajo los episcopados de Raimundo 11 y Arderico proveyó a un cierto número de maestros con los 26. T. Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), Palencia, 1986, n.º 85 (1179) y 88 (1180). El primer articulo del texto recuerda que todo aquel que comprare una casa en Palencia estarla sometido al fuero del obispo, excepto illo quod exanchabunt seu ampliabunt intra casas suas et corrales in quibus morantes erunt, nullis aliis casis interpositis nec aliquo solari nec, etiam, parte solaris heremi ve/ populati interposita. Et ille que comparaverit exanchaduram illam . facial unum forum. 27. Fabricado en Játiva, en al-Andalus, ya en el siglo X, el papel era conocido en toda la península ibérica en la primera mitad del siglo XII, época en la que Pedro el Venerable se asombra de ello en una carta dirigida a Bernardo de Claravalle (Patrologia latina, 189). Molinos de papel funcionaban en Toledo en la segunda mitad del siglo y, hacia 1230, los hereges en León di fundían su doctrina merced a unas schedulas perfumadas que diseminaban por los campos. Vid. Lucae Tudensis, De altera vita fideique controversiis, Ingolstadt, 1612, ed. J. de Mariana, p.184.

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táneo, debido a su sola iniciativa, y, pese a los diversos privilegios que recibiera con motivo de la minoría de edad del rey, tampoco parece que el concilium de la ciudad fuera su promotor. Si efectivamente se trata de una decisión regia, fórmula que adoptarán posteriormente Alfonso IX de León en 1218 en Salamanca y Federico II en 1224 en Nápoles, no se encontrará su huella entre la documentación eclesiástica. Tan sólo la documentación municipal permitiría saber si la política de Alfonso VIII para con los maestros del studium fue la descrita, años después y a propósito de la creación de las escuelas de Atenas, por la General Estoria de Alfonso X: "despues todos los reyes que vinieron e ayuntaron y todos los maestros de los saberes, e dieronles los principes della grandes soldadas, e fizieron les alli leer e ensennar a qui quier qui viniesse a aprender" 24• No se deben, pues, buscar los orígenes del studium de Palencia en la escuela episcopal; en cambio, quizás convendría buscarlos en la escuela palatina, herencia visigoda de la que sabemos que todavía existía en el siglo XIl 25 . La localización de Palencia, en medio del reino, a igual distancia entre las provincias vascas entonces codiciadas por Castilla y la zona de poblamiento, todavía poco segura, del sur del Tajo, evidencia los motivos que impulsaron a escogerla para la instalación de un studium. La serie de

24. Alfonso el Sabio, General Estoria, t. l, Madrid, 1930, ed. A. G. Solalinde, p. 192. 25. En 1089, Alfonso VI resolvió un conflicto merced al consejo de comitum, baronum suorum et maiorum de sua escola (...) cunctis vocatis ad suam curiam [J.M. Ruiz Asensio, Colección documental del archivo de la catedral de león, t. 4, León, 1990, n.º 1244]; casi un siglo después, en 1183, Fernando II de León colmó de bienes el obispo de León, Juan Albcrtinus, alumpnus mei patris imperatoris felicis memorie, y, dos años después, le hizo una donación a su sucesor, Manrique de Lara, alumpno meo [J. M. Fernández Catón, Colección documental del archivo de la catedral de león, t. 5, León, 1990, n.º 1642 y n.º 1653].

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recursos necesarios para su estancia en Palencia. Se explica así la aparente brevedad de la presencia de estos magistri: Garsias Fornelle sólo se menciona una vez, en 1160, Martín en 1166, Odón en 1183, Parens en 1190, Guillermo de Peñafiel figura en las listas de canónigos sólo entre 1183 y 1190, Pons entre 1184 y 1190, Girardo y Lanfranco entre 1200 y 1213. La mención de estos magistri en la catedral tiene que ver con la existencia del studium tan sólo porque el cabildo proporcionaba beneficios a algunos de ellos, del mismo modo que el de Pamplona había acogido, entre 1143 y 1145, al traductor Roberto de Chester. Fundado por la autoridad pública, poco antes de que el rey de Portugal ofreciera becas a los canónigos de Santa Cruz de Coimbra para que pudiesen estudiar in partibus Galliae28, el studium de Palencia se especializó en el estudio del derecho con los italianos. Los magistri Lanfranco y Girardo, que disfrutaban una prebenda en Palencia desde finales del siglo XII, eran efectivamente oriundos de Lombardia. En 1197, Girardus o Geraldus era magister scolarum de Palencia y subdiaconus del papa Celestino 111 quien le había encomendado la resolución de un conflicto en la diócesis de Sigüenza; tres años después, el arcediano de Palencia Giraldus Lombardus recibió de Innocencio 111el encargo de mediar en una serie de litigios entre el obispo de Burgos y los abades de Oña y Arlanza. Quizás se trate del magister Giraldus regis notarius, Petro de Cardona existente cancellario, de los años 1178-1181 y del Geraldus regis notarius et palentinus archidiaconus quien firma los documentos de Alfonso VIII hasta diciembre de 118429 •

J. Verissimo Serrao, Les Portugais a l 'université de Montpels.), París, 1971, p. 27. A. Moreira de Sa, "Primórdios da lier (XJJ~-xv11~ Cultura Portuguesa", en Arquivos de História da Cultura Portuguesa, t. 1, n.º 1, Lisboa, 1967, p. 21. 29. L. M. Villar García, Documentación de la catedral de Segovia 28.

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Presente todavía en el cabildo en 1212, Girardus Lombardus parece haber sido un jurista, cuya llegada a Castilla coincidió con las de Ugolino da Sesso y de Pere de Cardona. Su colega Lanfrancus, quien actuó como juez en 1200 en un conflicto entre el obispo de Palencia y el abad de Valladolid, y también en 1206 en el litigio que surgió entre el obispo y el cabildo acerca del reparto de las rentas entre las mesas, sirvió además de testigo, en agosto de 1200, cuando creó la diócesis de Albarracín el obispo de Sigüenza 30 • La fuerte presencia de juristas italianos en Palencia a fines del siglo XII coincide con el episcopado de otro italiano, Arderico ( 1184-1207), que había disfrutado un · arcedianato en Burgos a partir de 1165, antes de ser promovido al obispado de Sigüenza en 1178, y elegido para la sede de Palencia en 1183. Según el Obituario de la catedral de Burgos, Arderico era el nieto de un tal Andericus de Palacio, muerto en Milán en 1151, y el hijo de un Jacobo de Palacio que falleció en 1211, al mismo tiempo que su mujer María; había tenido un hermano, llamado Lanfranco, muerto en 124231• Naciera en Italia o en Castilla, Arderico estudió probablemente el derecho en Bolonia, lo que acreditan tanto la red de sus amistades como las numerosas

(1115-1300), Salamanca, 1990, p. 145. J. M. Garrido Garrido, Documentación de la catedral de Burgos (1184-1222), Burgos, 1983, pp. 142-148. F. J. Hemández, Los cartularios de Toledo. Catálogo documental, Madrid, 1996, pp. 177, 181, 183, 197, 198. J. González y González, El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, Madrid, 1960, doc. 429, cit. por G. Martfnez Diez, "La universidad de Palencia. Revisión critica", en Actas del II Congreso de Historia de Palencia, t. 4, Palencia, 1990, p. 157. 30. T. Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), Palencia, 1986, pp. 231-234 y 238-241. F. J. Hernández, Los cartularios de Toledo. Catálogo documental, Madrid, 1985, pp. 250-251. 31. L. Serrano, El obispado de Burgos y Cqstilla primitiva desde el siglo V al XIII, t. 3, Madrid, 1936, pp. 373, 380, 383.

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ocasiones en que puso en práctica sus conocimientos: en marzo de 1180 con motivo de un conflicto entre la condesa doña Mayor y el abad de Covarrubias, en junio de 1184, acerca de los límites diocesanos entre Burgos y Oviedo, en junio de 1194, a propósito del pago de la parte legítima al obispo de Burgos por el monasterio de San Juan, y sobre todo para defender sus derechos como señor frente al conci/ium de Palencia, sus prerogativas de obispo frente a los clérigos de su diócesis y a los prebendados de la catedral, y los límites de su diócesis frente a la de Segovia32• Aparte de Arderico, Girardo y Lanfranco, cuyos nombres se conservan en el archivo catedralicio, y de Ugolino da Sesso, que dejó una huella de su paso por Palencia en sus Summulae, hay que reconocer que no sabemos nada de los maestros que enseñaron las artes liberales a Domingo de Guzmán y a Pedro González Telmo, y la teología al primero. Si se puede dar crédito a los relatos hagiográficos que atribuyen a éste unos años de docencia en Palencia, tendríamos así el único nombre de un maestro de teología del studium antes del año 1200. Pero cuando, unos veinte años después, el presbiter Fernandus, capellán de Frómista, de edad de cuarenta y cinco años, afirmaba saber lo que significaba "prescripción", ya que, explicaba, iverat ad seo/as et addiscerat, se refería sin duda alguna a lo que se estudiaba preferentemente en Palencia hacia 1190: el derecho 33•

32. F. J. Hemández, Los cartularios de Toledo. Catálogo documental, Madrid, 1985, p. 180. J. M. Garrido Garrido, Documentación de la catedral de Burgos (ll84-1222), Burgos, 1983, pp. 6-8, 109-111. T. Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), Palencia, 1986, pp. 202-241. 33. J. A. PérezCelada, Documentación del monasterio de San Zoilo de Carri6n (1047-1300), Palencia, 1986, n.º 84, 144. J. González, Reinado y diplomas de Fernando 11/, t. 1, Córdoba, 1980, p. 17.

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La muerte de Arderico en olor de santidad, el 4 de agosto de 120734 , coincidió con el inicio de un período de disturbios, que afectaron en primer lugar a la sede episcopal. En efecto, dos obispos figuran como electi a partir de 1208, un tal Adán en la documentación pontificia, y Tello Téllez de Meneses en los diplomas reales. Hijo del señor de Meneses, hermano de miembros influyentes de la corte de Alfonso VIII, éste subscribió cerca de cuarenta documentos emitidos por la cancillería real entre 1208 y 1212; ese último año, tuvo que entregar la mitad de las rentas del obispado para financiar la campaña militar que se terminó con la victoria de Las Navas de Tolosa y, dos años después, al morir el rey, se convirtió, con el arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada, en consejero de la regenta doña Berenguela. Su primera actuación consistió en mandar devolver a la iglesia de Palencia las tasas y los derechos enajenados por el rey, y conseguir además el cobro de la mitad de los impuestos reales pagados por los vasallos del obispado 35 • La rivalidad entre Adán y Tello Téllez, la ausencia de éste que parece haber vivido mayormente en la corte, y los problemas financieros originados por la expedición de 1211-1212 debieron de menguar las rentas del cabildo y, por lo tanto, las posibilidades de ofrecer prebendas temporales a algunos de los maestros del studium. Debió de perjudicar más directamente al estudio la guerra civil en la que se enfrentaron, entre 1214 y 1217 durante la minoría de edad de Enrique I, diversas facciones

34. A. Femández de Madrid, Silva palentina, Palencia, 1976, ed. J. San Martfn Payo, p. 148.

35. M. Salcedo, "Vida de D. Tello Téllez de Meneses, obispo de Palencia", Publicaciones de la Institución Tello Téllez de Meneses, 53 ( 1985) pp. 81-266. T. Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), Palencia, 1986, n.º 139.

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de la nobleza, en particular los Téllez de Meneses con el conde Alvar Núñez de Lara. Éste arrasó la región de Palencia, feudo de los Téllez de Meneses, y ocupó la ciudad en 1217: "ell conde venosse pora Palen~ia con el ninno, et acaes~iol de posar en las casas dell obispo; et gastava alli et destruye las cosas de la eglesia como enemigo" 36 • En junio de ese mismo año, en Palencia, el joven Enrique caía mortalmente herido durante un juego; Beringuela, con el obispo Tello Téllez, esperó a su hijo Fernando y lo acompañó hasta Valladolid donde se le proclamó rey. Mientras tanto, Alfonso IX de León invadía el reino de Castilla, hasta firmar la paz con su hijo Femando 111en agosto de 1218. Los historiadores, siguiendo las indicaciones dadas por Lucas de Tuy, colocan poco después de esta fecha la fundación del studium de Salamanca por Alfonso IX, a la vuelta de una corta campaña en Cáceres: Hic, salutari consilio evocavit magistros peritissimos in sacris scripturis et constituit scholas fieri Salamantice 31 • Tel10 Téllez se puso a remediar los daños hechos a su iglesia y obtuvo del papa Honorio 111, en marzo de 1219, la concesión de indulgencias con motivo de la consagración de la nueva catedral de Palencia, cum nobili structura erecta esse dicatur de novo ecclesia palentina. Cuatro años después, a petición del obispo y del cabildo, el papa autorizó un aumento del número de los canónigos; de sesenta, previsto por la constitución de 1151, el

36. Primera Chronica General, Madrid, 1977, ed. R. Menéndez Pidal, p. 712. 37. Lucae Tudensis, Chronicon mundi, liber IV, en A. Schott, Hispania 11/ustrata, t. 4, Fráncfort, 1603, p. 113. J. González, "Notas sobre los orígenes de la Universidad de Salamanca", en Boletín de la Biblioteca Menéndez Pe/ayo, 22 (1946), pp. 45-61. V. Beltrán de Heredia, "Los orígenes de la universidad de Salamanca", en La Ciencia tomista, 81 (1954), pp. 69-116.

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número de los prebendados pasó entonces a ochenta. Se dió confirmación de esta autorización en Letrán a 17 de febrero de 122538 • Por otra parte, la inseguridad, las destrucciones y la desaparición de las rentas habían perjudicado en sumo grado al studium creado por Alfonso VIII, lo que recordó Rodrigo Jiménez de Rada hacia 1240-1245: Et licet hoc studium fuerit aliquando interruptum, tamen per Dei graciam adhuc durat. En 1211 y 1212, los nombres de algunos magistri figuran todavía en la documentación del cabildo, como los de Guillermo de Maranac, Aprilis, Lupus, Michael y Enricus; pero, en 1217, tan sólo nos ha llegado el nombre de un magister Robertus y no pertenecía al clero 39 • En los años 1219-1220, el rey Fernando 111y el obispo Tello Téllez de Meneses iniciaron la restauración de las escuelas, satagentes reformare studium a ciare memorie Aldefonso rege Castel/e in civitate Palentie institutum, y mandaron que la cuarta parte de las tercias que le correspondían a la Iglesia se destinara para el salario de los maestros y ello durante cinco años. Obtuvieron el año siguiente, el 20 de octubre de 1220, una bula del papa ut quarta tertiarum cuiuslibet ecclesie diocesis palentine deputatarum ad fabricam pro magistrorum salario usque ad quinque annos integre conferatur. El papa especificó además que se pagaría ese sueldo a los maestros en teología, decretos, lógica y "autoridades" que el obispo nombraría: ut ea, per manus ipsorum in magistrorum salario provide distributa, studiums

38. T. Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), Palencia, 1986, n.º 144 (1219), n.º 152 (1223) y n.º 165 (1225). J. San Martín Payo, "El cabildo de Palencia", en Publicaciones de la Institución Te/lo Téllez de Meneses, 12 (1956), 229-248. 39. T. Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), Palencia, 1986, n.º 128 (1211), 129 y 130 (1212), 142 (1217).

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ipsum, propter quod ídem episcopus teologum, decretistam, logicum et auctoristam, sicut ex litteris eius accepimus, iam vocavit, laudabiliter valeat reformari. Pocos meses después, en marzo de 1221, Honorio 111,respondiendo a una petición del obispo y ad dandam statutis scientia plebi tue, ac aquas sapientie salutaris quibuslibet dividendas, in civitate tua seo/as Theologie, sacrorum canonum et aliarum facultatum, puso bajo la protección de San Pedro seo/as ipsas necnon personas magistrorum et scolarum. En enero de 1225, se prorrogó por cinco años la autorización de asignar la cuarta parte de las tercias para salario de los maestros y otros miembros de las escuelas 40 • Finalmente, en 1228, el concilio nacional de Valladolid, presidido por el legado Juan de Abbeville, estipuló, en la constitución De beneficiatis illiteratis, que, para que volviera a su estado original el studium de Palencia, todos los maestros que impartieran docencia y todos los que siguiesen las clases de teología cobrasen sus beneficios durante cinco años, así como si residiesen en sus respectivas iglesias 41 • Por lo tanto, la fórmula procurante reverendissimo viro Tellione, eiusdem civitatis episcopi, de Lucas de Tuy se refiere indudablemente, no a la fundación del studium, sino a su restauración a partir de 1219. De hecho, el obispo parece haber desempeñado un papel activo a lo largo de los años siguientes, suscitando así la gratitud de los maestros que trabajaban en él. Lo acredita la dedicatoria inicial de una

40. T. Abajo Martf n, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), Palencia, 1986, n.º 146 (1220), 148 (1221) y 161 (1225). Vid. G. Martínez Diez, "La Universidad de Palencia. Revisión crítica", en Actas del JI Congreso de Historia de Palencia, t. 4, Palencia, 1990, pp. 180-182. 41. M. Risco, España Sagrada, t. 36, Madrid, 1787, pp. 217-218. Tejada y Ramiro, Colección de cánones y de todos los concilios de la Iglesia de España y de América, Madrid, 1859-1867, t. 3, p. 325.

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gramática en versos, el Verbiginale, durante mucho tiempo atribuída a Pedro de Blois pero que luego se devolvió a su verdadero autor, Petrus Palentinus, al decir: Ad honorem tamen domini T. venerabilis episcopi palentirii, per quem Palencie virgineus Elicon vigere studium gratulatur; cuius moribus, liberalitate et eloquencia, /argitate, magnanimitate et magnificencia ceterisque virtutibus non solum conmemorata civitas sed tota Hispania a primis cunabulis ipsius jloruit, jloret in perpetuum et jlorebit4 2 • La alusión a la generosidad y a la munificencia del obispo en relación con el studium nos lleva a seguir a Estrella Pérez Rodríguez cuando propone fechar este prólogo a principios de los años 1220; la fuente principal del tratado es Uguccio de Pisa, pero Pedro de Palencia también parece haber conocido el Doctrina/e de Alejandro de Villadei. Hacia la misma época se redactó en Palencia, probablemente por un clérigo oriundo de Zamora, un Ars dictandi, que en la actualidad se conserva en Barcelona 43• La obra, breve, incluye un formulario, un De ordine epistolae, un cursus en versos sobre la cadencia rítmica de las frases, y finalmente un conjunto de normas morfológicas. Entre las cuarenta y dos fórmulas ejemplares de la primera parte de la obra, ocho están directamente referidas a Palencia y seis a su studium. Las menciones del rey Alfonso de León ( 1188-1230), del papa Honorio 111( 1216-1227) y de un obispo M. de Zamora, que bien podría ser Martín Rodríguez (1219-1238), permiten atribuir a la elaboración de

42. E. Pérez Rodríguez, El "Verbiginale ". Una gramática castellana del siglo XIII, Valladolid, 1990, p. 167. G. Martfnez Diez, "La Universidad de Palencia. Revisión critica", en Actas del JI Congreso de Historia de Palencia, t. 4, Palencia, 1990, p. 169. 43. A. M. Barrero García, "Un formulario de cancillería episcopal castellano-leonés del siglo XIII", en Anuario de Historia del Derecho Español, 46 (1976), pp. 671-711.

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este tratado una fecha comprendida entre 1219 y 1227, o sea inmediatamente después de la restauración del studium. Por su parte, Gonzalo Martínez Díez propone fijar la fecha de redacción antes de la fundación del de Salamanca, para el cual los clérigos originarios del reino de León habrían abandonado el de Palencia 44 • Sin embargo, la fecha de creación del studium de Salamanca, que está basada en el solo testimonio de Lucas de Tuy, no deja de suscitar dudas, cuanto más si se tiene en cuenta que el primer diploma real conocido, fechado en 1243, pone de manifiesto el deseo del rey de que haya escuelas en Salamanca: "Porque entiendo que es pro de mio regno e de mi tierra, otorgo e mando que haya escuelas en Salamanca. E mando que todos aquellos que hy quisieren ve•nir a leer, que vengan seguramientre. E yo recibo en mi comienda e en mio def endimiento a los maestros e a los escolares que hy vinieren a e sos homes e a sus cosas cuantas que hy trojieren". Fernando 111prosigue en el preámbulo señalando que quiere y manda "que aquellas costumbres e aquellos fueros que hobieron los escolares en Salamanca en tiempo de mio padre cuando establecio hy las escuelas, tambien en casas como en otras cosas, que esas costumbres e esos fueros hayan"45 • El studium fundado por Alfonso IX hacia 1218 o 1219 debió, pues, de tener una vida efimera o irregular. Se explica así que, en marzo de 1228, el rey de León donara al obispo de Palencia y no al de Salamanca las tercias pontificias de varias iglesias, donación confirmada

44. G. Martínez Diez, "La Universidad de Palencia. Revisión critica", en Actas del II Congreso de Historia de Palencia, t. 4 (Palencia, 1990) pp. ·165-169. 45. E. Esperabéy Arteaga, Historia de la Universidad de Salamanca, t. 1, Salamanca, 1914, p. 19. A. García y García, "Los diflciles inicios (siglos XIII-XIV)", en La Universidad de Salamanca, t. 1, Salamanca, 1989, p. 19.

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en 1239 por Femando 11146 • Veinticinco años después de la supuesta fecha de "fundación" del studium, el rey manifestaba el deseo de que hubiera uno en Salamanca. Se puede entonces suponer que Palencia fue el único studium de la Península ibérica a lo largo de la primera mitad del siglo XIII. Aunque originario de Zamora, el autor del Ars dictandi pudo perfectamente escribir en él su tratado por los años 1220-122 7, poco tiempo después de la restauración de las escuelas por Tello Téllez de Meneses. En 1224, el teólogo y predicador inglés, maestre Odo de Cheriton terminaba sus Sermones dominicales in epistolas, a los que siguieron, hacia 1225-1227, unas Narrationes o Parabolae, una recopilación de Sermones in festis y, quizás, una Expositio Cantica Canticorum conservada en la catedral de Osma. Las tres primeras obras llamaron la atención de los especialistas en la medida en que parecían dirigidas a un público hispano por un autor que conocía bien España. Varias palabras en árabe aparecen en el relato del sitio de una fortaleza, uno de los sermones habla de un clérigo inglés que había aprendido nigromancia en Toledo, otro de un obispo que aconsejó a un clérigo perezoso "Curre Romam, perge Tholetum", un tercero de la historia de un hermano Predicador en España, una de las Narrationes indica el nombre de un pájaro "dicitur Sancti Martini in Hispania", otra pone en escena un rey de Aragón que dilapidó las riquezas de su reino; además, el texto de las Parabolae se convirtió, en el siglo xrv, en su traducción castellana, en el Libro de los Gatos. Ahora bien, Odo de Cheriton estudió en París donde obtuvo en 1210 el grado de magister y donde terminó en diciembre de 1219 unos Sermones dominicales de tempore que parecen dirigirse a

46. T. Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), Palencia, 1986, n.º 176 y 189.

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un público únicamente francés. En su Inglaterra natal, su presencia está comprabada en 1220-1221, y a partir de 1232 hasta su muerte en 124647 • Una de las pocas listas de canónigos de la época de Tel10 Téllez revela, en abril de 1223, la presencia de un magister Odo en Palencia, que Jaime Ferreiro Alemparte identifica con Odo de Cheriton 48 • El teólogo inglés podría por lo tanto haber vivido, y enseñado, en Palencia entre 1222 y 1231. La documentación de los años que siguen es relativamente pobre y no facilita más que unos pocos nombres de miembros del cabildo; tan sólo se mencionan a un magister Petrus, escribano del obispo en mayo de 1224, a un magister Francus, citado en enero de 1239, a un magister García que figura de paso en un documento en junio de 1244, a un magister Domingo en 1251 y a un magister Almerich en 126049 • Jaime Ferreiro Alemparte emite la hipótesis de que Hermán el Alemán, que terminó en junio de 1240 en Toledo la traducción de la Ética a Nicomaco a partir de un texto árabe, haya quizás enseñado en Pmencia entre 1230 y 1240; si se trata efectivamente del personaje que Clemente IV nombró obispo de Astorga en 1266 y que, en su testamento, dejó al cabildo de la catedral de Palencia una serie de bienes, se explicaría esta manda por la acogida

47. A. C. Friend, "Master Odo of Cheriton", en Speculum, 23/4 ( 1948), pp. 641-658. El Libro de los Gatos, Madrid, 1958, ed. J.E. Keller. 48. T. Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), Palencia, 1986, n.º 151. J. Ferreiro Alemparte, "Hermann el Alemán, traductor del siglo XIII en Toledo", en Hispania Sacra, 35 (1983), p. 31, n. 8. 49. T. Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), Palencia, 1986, n.º 159 (1224), n.º 186 (1239), n.º 195 (1244). J. San Martín Payo, "Catálogo del archivo de la catedral de Palencia", en Publicaciones de la Institución Te/lo Téllez de Meneses, 50 ( 1983), n.º 1235 (1251) y 324 (1260) .



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recibida durante su estancia en el studium 50 • Finalmente, no ya entre los maestros sino entre sus alumnos, el clérigo y poeta Gonzalo de Berceo, hacia 1222-1227 y quizás incluso más tarde, parece haber estudiado en Palencia donde conoció al obispo Tel10 al que menciona en sus Milagros de Nuestra Señora; el movimiento literario conocido como mester de clerecía, para diferenciarlo del "mester de juglaría", estaría así estrechamente vinculado con la Universidad de Palencia que le habría proporcionado unos modelos originados en Francia 5 1• La presencia en Palencia de maestre Odo de Cheriton y de Hermán el Alemán, ambos antiguos estudiantes en París, y la de uno de sus posibles discípulos, Gonzalo de Berceo, se apoyan en conjeturas. Pero esta serie de conjeturas refuerza la hipótesis de que, lejos de "restaurar" el studium creado por Alfonso VIII cerca de cuarenta años antes, el obispo Tel10Téllez sacó partido de su declive para crear una nueva institución, que sólo tenía en común con la anterior el nombre. Si bien el derecho parece ser la disciplina que se enseñó prioritariamente a fines del siglo XII, tal y como le conviene a una institución de origen laica y real, las artes y la teología caracterizaron la docencia impartida a partir de los años 1220, como cumple así en el caso de una escuela fundada por un obispo con la bendición papal. Las bulas de Honorio 111del 30 de octubre de 1220 y del 18 de marzo de

50. J. Ferreiro Alemparte, "Hermann el Alemán, traductor del siglo XIII en Toledo,,, en Hispania Sacra, 35 (1983), pp. 9-56. 51. B. Dutton, "Gonzalo de Berceo: unos datos biográficos", en Actas del Primer Congreso Internacional de Hispanistas, Oxford, 1964, pp. 249-254. F. Rico, "La clerecía del Mester", en Hispanic Review, S3 (1985), pp. 1-23 y 127-150. Sobre la importancia del "mesterdejuglaria", véase M. Mita y Fontanals, De los trovadores en España, Barcelona, 1861 = Barcelona, 1966.

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1221 confirman tanto la toma de control eclesiástica sobre el studium como la orientación de los estudios, al especificar que éstos serían "de teología, derecho canónico y otras facultades", y que el obispo había llamado a maestros en "teología, decreto, lógica y autoridades". A finales de los años 1170, el rey Alfonso VIII había reunido a su alrededor a sabios a Galliis et Ytalia, tal y como lo escribía todavía Rodrigo Jiménez de Rada quien había nacido hacia 1170. Un siglo después, hacia 1270, los redactores de la Primera Chronica General habían olvidado la distinción entre Galliae y Francia y tradujeron el texto del arzobispo de Toledo diciendo que el rey había llamado a sabios de Francia y Lombardía. Ahora bien, en el siglo XII, antes de la cruzada de Simón de Montfort y la incorporación de los condados meridionales a la corona de Francia, dicha distinción existía: los juristas Pere de Cardona y, probablemente, Ugolino da Sesso fueron reclutados cuando se encontraban en Montpellier, o sea a Galliis, en esas regiones que no habían olvidado su pasado romano 52 y que se distinguían así de la Francia, situada al norte del Loira. Con el obispo Tello Téllez, fueron maestros parisinos los que acudieron a Palencia y, dentro de las Facultades de Artes, se privilegió las disciplinas del trivium, como lo acreditan el Verbiginale de Petrus Palentinus y el Ars dictandi anónimo. Aunque no participara en el IV concilio de Letrán, el obispo de Palencia parece, sin embargo, haber puesto en práctica sus prescripciones relativas a la formación del clero. De hecho, la orientación de los estudios hacia la gramática, la filosofia y la teología interesaba ante todo a los viros idoneos y a sus coadjutores in praedicationis

52.

C. Lauranson-Rosaz, "La romanité du Midi de 1'An Mil", en la France de rAn Mil, Paris, 1990, ed. R. Delort, pp. 49-73.

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officio verum etiam in audiendis confessionibus previstos por los cánones del concilio de 1215. Poco tiempo después, hacia 1218, el canciller del rey Diego García de Campos evocaba con elogios en su Planeta los clérigos seo/ares que viven en el mundo, traducen como San Jerónimo, exponen como San Ambrosio, disputan como San Agustín, y siguen a San Gregorio en sus Moralia; son la Iglesia militante, la de los catholici, de los moderni y de los fideles que, en su prefacio, Diego García oponía a los phylosophi, los antiqui y los gentiles 53• La obra del canciller fue dedicada a Rodrigo Jiménez de Rada que, como él, había estudiado en Francia. ¿Se podria ver en la política del obispo de Palencia, y en particular en la creación de un studium de teología, una consecuencia de la rivalidad que le opuso a su arzobispo, Rodrigo Jiménez de Rada? En efecto, el 9 de agosto de 1221, a raíz de largas discusiones y de la intervención de varios jueces, Tello Téllez de Meneses se vió obligado a reconocer el ius metropolitanum del arzobispo de Toledo54• La creación, en los años 1219-1220, de un convento de Predicadores en Palencia refuerza esta hipótesis. En agosto de 1217, Domingo de Guzmán dispersó a sus discípulos y envió a siete de ellos a París con el encargo de fundar una casa cerca de la universidad para que los hermanos pudieran frecuentarla como estudiantes o como maestros. El año siguiente, el antiguo canónigo de Osma viajó a España y la tradición le atribuye la fundación del convento de Palencia que, después del de las dominicas de Madrid, es uno de los primeros en Castilla. Desde este punto de vista, resulta muy interesante la leyenda de Gil de Vouzela

53. Diego García, Planeta, Madrid, 1943, ed. M. Alonso, pp. 406-407 y 161. F. Rico, "La clerecía del Mester'', en Hispanic Review, 53 (1985), pp. 7-9. 54. T. Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), Palencia, 1986, n.º 147.

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(c. 1190-1265). Hijo de uno de los oficiales mayores del rey de Portugal Sancho I, Gil de Vouzela cuando iba hacia París fue desvíado por el diablo, quien lo incitó a estudiar medicina y nigromancia en Toledo; provisto de estos conocimientos, el joven portugués hizo luego una brillante carrera en París donde obtuvo los mayores honores, tal y como se lo había prometido su protector. Pero Gil se arrepintió del pacto, quemó todos sus libros de magia y volvió caminando a Portugal. A su paso por Palencia, maravillado por el ardor y el entusiasmo de los Predicadores que estaban construyendo su convento, ingresó en la orden; un año después, enviado a Santarem, hizo penitencia hasta que la Virgen se le apareciera y le devolviera el contrato firmado con el diablo 55 • Dejando aparte su finalidad edificante, el relato muestra la estrecha connexión que existía, por los años 1220, entre el studium de Palencia, la Universidad de París y los dominicos. El studium del obispo don Tello ya no era el lugar de formación de juristas con el cual habría soñado Alfonso VIII, en el momento en que se dotaba con sus estatutos la Universidad de Bolonia donde un buen número de maestros hispanos impartía docencia 56 • En cambio, la prioridad concedida a las disciplinas del trivium, a la filosofla y la teología, puede aclarar un movimiento relativamente misterioso, el de los "herejes" mencionados en dos bulas de Gregorio IX

55. Quetif-Echard, Scriptores Ordinis Praedicatorum, t. 1, pp. 15-16. Cit. por J. Ferreiro Alemparte, "La escuela de nigromancia de Toledo", en Anuario de Estudios Medievales, 13 (1983), pp. 220-221. 56. S. Kuttner, "Bernardus Compostellanus Antiquus. A Study in the Glossators of the Canon Law", en Traditio, 1 (1943), pp. 277-340. A. García y García, "La canonf stica ibérica medieval posterior al Decreto de Graciano", en Repertorio de Historia de las Ciencias Eclesiásticas en España, t. 1, Salamanca, 1967, pp. 397-434, y t. 2, Salamanca, 1971, pp. 183-214.

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en 1236-1237. El primero de estos documentos, dirigido el 1O de agosto de 1236 al obispo de Palencia, señala que algunos fieles de su diócesis, condenado ·s por el rey Fernando 111por herejes, afirmaban haber abjurado omnem heresim y deseaban recibir los ecclesiastica sacramenta; el papa le instaba, pues, a Tello T éllez a que accediera a esa solicitud, después de haber hecho una investigación acerca de la veracidad de su conversión, cautione ne ulterius in hereticorum contagia relabantur sibi, y esto sin menosprecio de los decretos regios. La segunda bula, fechada el· 21 de marzo de 1237, fue enviada al rey a raíz de una queja del obispo de Palencia, que pedía que los bienes confiscados a quibusdam civibus palentinis de heresi infamatis le fuesen entregados a él en su calidad de señor de la ciudad 57 • El caso de los "herejes" de Palencia trae a la memoria, naturalmente, el de los "herejes" de León, cuya existencia se conoce esencialmente por el testimonio de 1236 del canónigo Lucas de Tuy. Infelizmente titulado De altera vita fideique controversiis adversus Albigensium errores libri /// por su editor Juan de Mariana en 1612, el tratado de Lucas de Tuy cuenta, en su tercer libro, varias historias de haereticorumfraudes 58• El minucioso análisis que le dedicó Ángel Martínez Casado pone de manifiesto el hecho que muchos de esos "herejes", lejos de ser los albigenses que creía en el siglo XVII el padre Mariana, en realidad eran unos filósofos aristotélicos,qui philosophorum seu naturalium nomine gloriantur, malunt vocari naturales seu philosophi.

57. T. Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), Palencia, 1986, n.º 183 y 184. D. Mansilla Reoyo, Iglesia castellano-leonesa y curia romana en los tiempos del rey san Fernando, Madrid, 1945, pp. 148-149. 58. Lucae Tudensis, De altera vitafideique controversiis, Ingolstadt, 1612, ed. J. de Mariana, pp. 156-196.

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Escrita en principio para convencer a los que dudaban de la supervivencia personal después de la muerte, del valor de las indulgencias, de la existencia del infierno y de la providencia divina, la obra se transformó en un requerimiento contra sus destinatarios 59• Los "herejes" denunciados en León por Lucas de Tuy en los años 1230-1235 son probablemente los mismos que aquéllos que, en virtud de su título de defensor fidei, Fernando 111había condenado antes de 1236 en Palencia; a esta misma corriente debió de pertenecer Vidal de Arvial, de Burgos, quien, en septiembre de 1238, tras presentarse ante el papa, consiguió de éste el perdón por haber mantenido contactos, comerciales en particular, con los "herejes" seis años antes 60 • Recordemos aquí que el obispo Mauricio de Burgos (1213-1238), antiguo canónigo de Toledo, es probablemente el Mauricius hispanus cuyas obras fueron prohibidas en París en 1215 por el canciller Roberto, al mismo tiempo que las de David de Dinant, de Amalrico de Bene y los libri Aristotelis de Metaphysica et de Naturali Philosophia, nec summae de iisdem 61• Los vínculos que existen entre los obispos de Burgos y de Palencia, la presencia de Mauricio de Toledo en Burgos, y la orientación del studium de Palencia hacia las artes, la filosofia y la teología contribuyeron sin duda a que existiera en Castilla un grupo de "filósofos naturales". Los "racionalistas", tachados por Lucas de Tuy como temerarios,

59. A. Martínez Casado, "Cataros en León. Testimonio de Lucas de Tuy", en Archivos Leoneses, 14 (1983), pp. 263-311. 60. F.J. Fernández Conde, "Albigenses en Castilla y León a comienzos del siglo XIII", en León medieval, León, 1978, p. 114. J. González, Reinado y diplomas de Fernando III, t. 1, Córdoba, 1980, p. 15. 61. C. Jourdain, lndex chrono/ogicus chartarum pertinentium ad historiam universitatis parisiensis, París, 1862, 4, n.º 17. M. Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, t. 2, Madrid, 1947, pp. 199-202.

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son los que buscan sin cesar lo novedoso y no respetan la autoridad de los Padres de la Iglesia. Estas acusaciones de novitates semper quaerere y de dictis Patrum detrahere recuerdan la querella entre "antiguos" y "modernos" que conmovió a parte del mundo intelectual en el siglo XII. Hacia 1180, Daniel de Morlay le escribía al obispo Juan de Norwich que, tras haber visto en París a unos bestiales in scholis gravi auctoritate sedes occupare, que no enseñaban más que los autores antiguos, él se había marchado a Toledo donde se enseñaba la "doctrina de los árabes", y donde se podía escuchar a los sapientiores mundi philosophos 62 • Las diversas traducciones de obras filosóficas hechas en Toledo a lo largo de la segunda mitad del siglo XII dieron a conocer los textos de Aristóteles, al mismo tiempo que sus comentadores árabes descubrieron a al-Farabi, al-Ghazali y Avicena, y proporcionaron los elementos necesarios para conocer el mundo físico: astronomía, matemáticas, medicina. En España, en el siglo XIII, la filosofía estuvo indudablemente muy influida por el aristotelismo que incluía tanto una física como una cosmología 63 , con una interpretación orientada por el avicenismo o el averroismo, y al que acompañaba siempre un enorme interés por los fenómenos naturales. En Compostela, los franciscanos leían y comentaban las obras de David de Dinant y el De animalibus de Aristótetes, traducido por Miguel Scot; de las cuarenta y ocho obras prestadas por los arzobispos Pedro Muñiz y Bernardo II a una serie de dominicos y franciscanos entre 1220 y 1230, treinta y tres trataban de

62. J. F. Rivera Recio, La Iglesia de Toledo en el siglo XII (10861208), t. 2, Roma, 1976, pp. 292-293 y 298-302. 63. L. Bianchi-E. Randi, Vérités dissonantes. Aristote a la fin du Moyen Age, Friburgo, 1993, pp. 4-5.

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astronomía, filosofia natural, matemáticas y medicina 64 • El interés por la medicina, la astronomía, la astrología, las matemáticas y el ajedrez, acreditado por las traducciones que se hicieron entre 1220 y 1270, revela la persistencia de una mentalidad "científica" en la España del siglo XIII; lo atestigua también la General Esto ria de Alfonso X que dice que el trivium hace al hombre razonable y el quadrivium le confiere la sabiduría65 • El aristotelismo de un Pedro Hispano (c.1215-1277), tanto como la obra filosófica y científica de Raimundo Lulio (c.1232-1316), sólo se entienden dentro de este contexto general, en el que la astronomía y la medicina desempeñan un papel fundamental 66 • Podemos así suponer que los "filósofos naturales", considerados "herejes" en los años 1230-1240 en Palencia, Burgos y León, pertenecían a esas corrientes intelectuales que, aunque condenadas en París, no lo eran fuera de París. Sin embargo, los vínculos entre las Facultades de Artes o de Teología de París y Palencia podrían explicar el porqué, tras la nueva prohibición, decretada en abril de 1231 por Gregorio IX, de utilizar en París los libris autem illis naturalibus 61, se llevasen a cabo 64. L. García Ballester, "Naturaleza y ciencia en la Castilla del siglo XIII. Los orígenes de una tradición: Los Studia franciscano y dominico de Santiago de Compostela ( 1222-1230)", en VI Semana de Estudios Medievales (Nájera, 1995), Logroño, 1996, pp. 145-169. 65. Alfonso el Sabio, General Estoria, t. 1, Madrid, 1930, ed. A. G. Solalinde, p. 194: "ca por las tres del trivio se dizen los nombres a las cosas e estas fazen al omne bien razonado, e por las quatro del quadruvio se muestran las naturas de las cosas, e estas quatro fazen sabio el omne; pues aprendet por aqui que el trivio faze razonado el omne y el quadruvio sabio". 66. L. García Ballester, "Universidad y nueva profesión médica en la Europa latina medieval: siglos XIII y XIV", en Universidad, cultura y sociedad en la Edad Media, Alcalá de Henares, 1994, ed. S. Aguadé Nieto, pp. 105-129. M. V. Amasuno Sárraga, La escuela de medicina del estudio salmantino (siglos XIII-XV), Salamanca, 1990. 67. C. Jourdain, lndex chronologicus chartarum pertinentium ad

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en Castilla unas inquisiciones que tuvieron por resultado el descubrimiento de focos de "herejía". El studium de Palencia deseado por Tello Téllez, bendito por el papa y orientado hacia las artes y la teología, indudablemente fue un centro de difusión de las modas y de una cultura importadas de Francia, y de lo que Gonzalo de Berceo es el mejor exponente. Pero no fue solamente eso. Más allá de ser la fuente de obras como el Libro de Alexandre (cuya fecha de redacción probablemente se deba de adelantar a la primera década del siglo XIll 68), el Libro de Apolonio o los poemas hagiográficos de Gonzalo de Berceo, la enseñanza impartida en Palencia habrá inspirado la enorme cantidad de obras didácticas compuestas durante los reinados de Fernando III y de Alfonso X: el Liber XXIV Philosophorum, cuya versión latina fue probablemente hecha en Toledo, va a la par del Libro de los Doce Sabios, las Flores de Filosofia, el Poridad de las Poridades o el Libro de los buenos proverbios 69 • Si bien la Universidad de París le sirvió de modelo al obispo a la hora de crear una nueva institución hacia 1219-1220, ésta no se convirtió automáticamente en centro de difusión de las corrientes intelectuales francesas. La segunda etapa del studium español se

historiam universitatis parisiensis, París, 1862, 6, n. º 34. M. Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, t. 2, Madrid, 1947, p. 195. 68. R. S. Willis, The Relationship of the Spanish Libro de Alexandre to the Alexandreis of Gautier de Chátil/on, Princeton, 1934, pp. 73-74. N. J. Ware, "The Date of Composition of the Libro de Alexandre: a Reexamination of Stanza 1799", Bulletin of Hispanic Studies, 42 (1945), pp. 252-255. 69. A. de Libera, La phi/osophie médiévale, París, 1993, pp. 344-352. D. Menjot, "Enseigner la sagesse. Remarques sur la littérature gnomique castillane du Moyen Age", en El discurso politico en la Edad Media, Buenos Aires, 1995, ed. N. Guglielmi-A. Rucquoi, pp. 217-231.

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caracterizó también por la primacia de corrientes filosóficas aristotélicas, en el marco de una tradición iniciada más de un siglo antes por los primeros traductores. La condena de los "herejes" de Palencia y de Burgos, y la acusación montada contra los de León por el futuro obispo de Tuy, Lucas, quizás le incitaron a Fernando 111 a reanudar con la política de su abuelo: en abril de 1243, vuelve a crear en Salamanca las escuelas que fundara su padre. El privilegio que éstas recibieron de Alfonso X el 8 de mayo de 1254, con el título de "universidad de los escolares", y la bula Inter ea del 6 de abril de 1255, ponen de manifiesto que la iniciativa tenía por finalidad fomentar los estudios de derecho. En 1254 el rey dota una cátedra de Leyes, ayudada por un bachiller, una de Decretos, dos de Decretales, dos de Lógica, dos de Gramática y dos de Física 70 • La Universidad de Salamanca tomó así el relevo del antiguo studium de Palencia, aquel que creara Alfonso VIII y que había desaparecido a raíz de su conversión, por Tello Téllez, en escuela de artes y teología. La reiteración de la condena de las obras de filosofia natural en París en 1231, la creación de la Inquisición en Aragón en 1233 bajo la influencia del penitenciario del papa, el dominico Raimundo de Peñafort, y las medidas tomadas contra los "herejes" de Castilla quizás contribuyeran al declive del estudio de Palencia. Cuando murió Tello Téllez, en la primavera de 1246, la sede quedó vacante casi un año hasta que el papa Inocencio IV nombrara a un jurista, su capellán el magister Rodericus Palentinus 71• Los siete años de episcopado de Rodrigo, y después los de sus sucesores, parecen caracterizarse por unas dificultades

70. V. Beltrán de Heredia, "Los orígenes de la Universidad de Salamanca", La Ciencia tomista, 81 ( 1954), pp. 73-83. 71. A. García y García, "Magister Rodericus Palentinus", en Homenaje a Fr. Justo Pérez de Urbe/, t. 2, Silos, 1976, pp. 111-115.

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financieras que, para muchos historiadores, causaron la desaparición del studium 12 • A esta desaparición también pueden haber contribuido los conflictos entre el obispo y el cabildo, y entre la ciudad y el obispo, que llevaron a Alfonso X, enjulio de 1256, a conceder a Palencia unfuero en lengua vernácula y a resolver a continuación una serie de litigios 73 ; en el capítulo de las Partidas donde describió el emplazamiento ideal del studium, Alfonso X señaló que éste requería ser bien abastecido, dotado con buenas casas a precio asequible, y que los moradores del lugar debían de honrar y proteger a los maestros y a los estudiantes y también a sus posesiones 74• Hay que añadir que el declive de Palencia fue inversamente proporcional al desarrollo de una aglomeración cercana, Valladolid, que, desde la primera ~itad del siglo XIII, consolidaba su vocación como capital política y comercial; y, como lo hace decir Alfonso X a 72. J. Menéndez Peláez, "El IV Concilio de Letrán, la Universidad de Palencia y el mester de clerecía", en Studium Ovetense, 12 (1984), pp. 34-35. Sobre las dificultades financieras de la Iglesia castellana, ver P. Linehan, The Spanish Church and the Papacy in the Thirteenth Century, Cambridge, 1971. 73. T. Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), Palencia, 1986, n.º 199. J. San Martín Payo, "Catálogo del archivo de la catedral de Palencia", en Publicaciones de la Institución Te/lo Téllez de Meneses, 50 (1983), n.º 316, 322, 324, 326. J. González, Historia de Palencia, t. 1, Palencia, 1984, pp. 256-259. J. l. Corla Colino, "La ciudad de Palencia de fines del siglo XII hasta la mitad del siglo XIII: Organización municipal", en Santo Domingo de Caleruega. Contexto cultural (III Jornadas de Estudios Medievales, Salamanca, 1995), ed. C. Aniz Iriarte - L. V. Diaz Martín, pp. 222-250. 14. Las Siete Partidas (Salamanca, 1555 = Madrid, 1985), Partida 11,Tit. XXXI, Ley 11: "Otrosi deve ser ahondada de pan e de vino, e de buenas posadas en que puedan morar e passar su tiempo sin grand costa. Otrosi dezimos que los cibdadanos de aquel logar do fuere fecho el estudio deven mucho guardar e honrrar a los maestros e a los escolares, e a todas sus cosas".

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civiles de la época sólo permite hacer conjeturas sobre esta primera etapa. Las Vitae de Santo Domingo hacen pensar que también se enseñaba la teología en Palencia hacia 1190, pero ningún texto permite saber cuál era su contenido 77 • Desaparecido durante la guerra civil que siguió a la muerte de Alfonso VIII, el studium fue creado de nuevo por el obispo Tello Téllez de Meneses que lo transformó en una escuela de artes y teología, tomando por modelo la Universidad de París. Controlado en adelante por el poder eclesiástico, el studium sirvió para preparar a esos clérigos seo/ares que, mediante la predicación, la inserción en la vida cotidiana y la enseñanza, debían de renovar la Iglesia, tal y como lo preconizaban tanto el concilio de Letrán IV como el canciller Diego García de Campos. Pero la influencia parisina no fue la única en ejercerse, y la aparición de la "herejía" de los filósofos naturales en los años 1230 muestra la vitalidad de una corriente intelectual más específicamente hispana. Las repetidas condenas de la cosmología aristotélica, del averroismo y del avicenismo, así como la progresiva desconfianza manifestada por las Universidades de París y Oxford hacia unas ciencias en adelante consideradas como mágicas, o sea demoníacas, pueden explicar el declive, a partir de los años 1240, y la posterior desaparición del studium de Palencia. Los monarcas castellanos reanudaron 77. Ningún elemento permite afirmar que se conocieran en Castilla los textos franceses, en la medida en que sólo figuran en las bibliotecas posteriormente. Martín de León, quien escribió hacia 1185-1203, sería el primer introductor de las Sententiae de Pedro Lombardo. Diego García de Campos acaba la redacción de su Planeta sólo después de 1218. Lucas de Tuy elabora su obra por los años 1230-1246. Por lo tanto, no podemos adherimos plenamente a las conclusiones de G. Celada, "La enseñanza de la teología en los estudios medievales y Santo Domingo", en Santo Domingo de Caleruega. Contexto cultural (III Jornadas de Estudios Medievales), Salamanca, 1995, ed. C. Aniz lriarte-L. V. Díaz Martín, pp. 113-142.

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Prisciano: "e otrosi mas saberes de bien se fallan en las ci,bdades que en las aldeas, e en las grandes pueblas que en las pequennas, e veemos que esto assi es oy" 75• En 1263, el papa Urbano IV, recordando que Erat enim in palentina civitate (. ..) scientiarum studium genera/e rudes erudiens, rediens debiles studiosos et veros efficiens virtutum varietate faecundos horumque graciosa faecunditas literarum dogmate plurimo instruebat, concedió al obispo de Palencia Fernando que los maestros y los estudiantes de la ciudad pudiesen disfrutar los mismos privilegios, indulgencias, libertades e inmunidades quibus magistri et scholastici gaudent Parisiis16• Pero el studium de Palencia ya pertenecía al pasado. Alfonso X no se había contentado con otorgar a las escuelas de Salamanca el título de universidad y un buen número de privilegios; había también fundado studia, para el latín y el árabe en Sevilla, para el derecho en Valladolid, para las artes y la medicina en Murcia. A lo largo de sus cerca de setenta años de existencia, la "Universidad" de Palencia pasó por lo tanto por dos etapas profundamente diferentes. Fundado por el poder real en los años 1180, a partir del modelo ofrecido por Bolonia y quizás Montpellier, el primer studium no tuvo vínculos con la escuela episcopal, aunque, llegado el caso, el cabildo ofreciera beneficios a algunos de los maestros que impartieron en el su docencia. Al igual que sus modelos, Palencia se especializó entonces en el estudio del derecho, tal y como lo atestiguan las Lectiones de Ugolino da Sesso y la ingente presencia de italianos en la ciudad; hay que reconocer que la desaparición de los archivos urbanos y

75. Alfonso el Sabio, General Estoria, t. 1, Madrid, 1930, ed. A. G. Solalinde, p. 76. 76. G. Martfnez Dfez, "La Universidad de Palencia. Revisión critica", en Actas del II Congreso de Historia de Palencia, t. 4, Palencia, 1990, pp. 185-187.

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con la tradición fundando escuelas donde se estudiaban el derecho, la medicina y el árabe; sólo pidieron la aprobación del papa para las primeras, y en adelante tanto la filosofia como la teología se estudiarían sólo en los studia de las órdenes mendicantes, en algunas escuelas episcopales y en las universidades cuya ortodoxia era garantizada: París o Toulouse. A finales de siglo, sin embargo, en el Lucidario que se le atribuye, el rey Sancho IV ( 1284-1295) se fijaba todavía por objetivo el poner fin a "la contienda que era entre los maestros de la thologia e los de las naturales que heran contrarios unos de otros en aquellas cosas que son sobre naturas" al llevarlos a "concordamiento e a servi~io e a enxal~amiento de la nuestra fe" 78 •

78.

Los "Lucidarios " españoles, Madrid, 1968, ed. R. P. Kinkade,

p. 80.

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STUDIA GENERAL/A Y PENSAMIENTO HISPANO MEDIEVAL Con la excepción de algunos especialistas, como Horacio Santiago-Otero, los historiadores de los años 1970 y 1980 , no concedieron sino una atención distraída a la historia de la enseñanza. Los estudios precursores de Vicente Beltrán de Heredia acerca de la formación del clero en España en los siglos XII, XIII y xrv, y sobre las universidades hispánicas hasta mediados del XVI1, constituyeron durante mucho tiempo las únicas referencias útiles, amén de algunos trabajos más antiguos referidos a las universidades o a la historia de ciertos campos muy específicos de la historia del pensamiento 2 • Sin embargo, desde hace unos años, el

1. Vicente Beltrán de Heredia, "La formación intelectual del clero en España durante los siglos XII, XIII y XIV", Revista de Teología, 6 (1946), pp. 313-357; Bulario de la Universidad de Salamanca (12191549), 3 vols., Salamanca, 1966-1967; Cartulario de la Universidad de Salamanca (1218-1600), 6 vols., Salamanca, 1970. 2. Marcelino Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, Madrid, 1882. Vicente de la Fuente, Historia de las universidades,

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estudio de las universidades, los colegios y las escuelas goza de un renovado interés, que ha dado lugar ya a numerosas monograflas y a· uno que otro intento de síntesis 3 • Gran parte de estos trabajos suministran informaciones relativas a la existencia de alguna escuela episcopal o municipal, a la fecha y las circunstancias de fundación de cada universidad, a las instituciones propiamente universitarias y sus mecanismos de financiación. Se conocen ahora mejor el problema de los orígenes de los studia 4 , las relaciones con la ciudad que los albergó 5, el reclutamiento de los

colegios y demás establecimientos de enseñanza en España, 4 vols., Madrid, 1884-1889. Eduardo de Hinojosa, Historia general del Derecho Español, Madrid, 1887. Tomás Carreras y Artau & Joaquín Carreras y Artau, Historia de la filosofia española. Filosofia cristiana de los siglos XIII al XV, 2 vols., Madrid, 1939-1943. Cándido Maria Ajo y Sáinz de Zúñiga, Historia de las universidades hispánicas. Orígenes y desa"ollo desde su aparición hasta nuestros días, Madrid, 1957. 3. Historia de la educación en España y América, t. I: La educación en la Hispania antigua y medieval, Madrid, 1992. Historia de la acción educadora de la Iglesia en España, t. I: Edades antigua, media y moderna, Madrid, 1995. Adeline Rucquoi, "Education et société dans la Péninsule ibérique médiévale", Histoire de l'Education, 69 (1996), pp. 3-36. 4. Estudios sobre los orígenes de las universidades españolas, Valladolid, 1988. Gonzalo Martínez Diez, "La Universidad de Palencia. Revisión critica", Actas del II Congreso de Historia de Palencia, Palencia, 1990, pp. 155-191. Antonio García y García, "Los diflciles inicios (siglos XIII-XIV)", La Universidad de Salamanca, t. l, Salamanca, 1989, pp. 13-34. José García Oro, La Universidad de Alcalá de Henares en la etapa fundacional (1458-1578), Santiago de Compostela, 1992. 5. Adeline Rucquoi, "Sociétés urbaines et universités en Castille au Moyen Age", Milieux universitaires et mentalité urbaine au Moyen Age, ed. Daniel Poirion, París, 1987, pp. 103-117. Maria Isabel del Val Valdivieso, "Universidad y oligarquía urbana en la Castilla bajomedieval", Universidad, cultura y sociedad en la Edad Media, ed. Santiago Aguadé Nieto, Alcalá de Henares, 1994, pp. 131-146.

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maestros y estudiantes 6 , los métodos de enseñanza' y el impacto que ésta tuvo en los clérigos 8, mientras que otros estudios permiten descubrir los sistemas educativos en los medios urbanos o señoriales 9 • Paralelamente, se llevaron a 6. Antonio García y García, "The Medieval Students of the University of Salamanca", History of Universities, t. X, Oxford, 1991, pp. 93-115. Id., "Universidad y sociedad en la Edad Media española", Universidad, cultura y sociedad en la Edad Media, ed. Santiago Aguadé Nieto, Alcalá de Henares, 1994, pp. 147-157. 7. Juan Alfonso de Benavente, Ars et doctrina studendi et docendi, ed. Bernardo Alonso Rodríguez, Salamanca, 1972. Antonio García y García, "Vocabulario de las escuelas en la Península ibérica", Vocabulaire des écoles et des méthodes d'enseignement au Moyen Age, ed. Oiga Weijers, Tumhout, 1992, pp. 157-176. Id., "La enseñanza del Derecho en la universidad medieval", Manuels, programmes de cours et techniques d'enseignement dans les universités médiévales, ed. Jacqueline Hamesse, Lovaina, 1994, pp. 201-234. 8. Santiago Aguadé Nieto & M.ª Dolores Cabañas González, "La formación intelectual del clero conquense a fines de la Edad Media", El horizonte histórico-cultura/ del ViejoMundo en vísperas del descubrimiento de América, Madrid, 1981, pp. 6-7. Susana Guijarro González, "La formación cultural del clero catedralicio palentino en la Edad Media (siglos XIV-XV)", Actas del JI Congreso de Historia de Palencia, t. 4, Palencia, 1990, pp. 651-665. Id., "La formación cultural del clero catedralicio en la Salamanca medieval (siglos XII al XV)", I Congreso de Historia de Salamanca, Salamanca, 1991, pp. 449-460. Adeline Rucquoi, "La formation culturelle du clergé en Castille a la fin du Moyen Age", Le e/ere séculier au Moyen Age, París, 1993, pp. 249-262. José Maria Soto Rábanos, "Disposiciones sobre la cultura del clero parroquial en la literatura destinada a la cura de almas (siglos XIII-XV)", Anuario de Estudios Medievales, 23 (1993), pp. 257-356. 9. José Sánchez Herrero, "El estudio de San Miguel de Sevilla durante el siglo XV", Historia. Instituciones. Documentos, 1O ( 1983), pp. 297-323. Id., "Centros de enseñanza y estudiantes de Sevilla durante los siglos XIII al XV", En la España medieval, IV (1984), pp. 875-898. Jeremy N. H. Lawrance, "The Spread of Lay Literacy in Late Medieval Castile", Bulletin of Hispanic Studies, 62 (1985), pp. 79-94. Isabel Beceiro Pita, "Educación y cultura en la nobleza (siglos XIII-XV)", Anuario de Estudios Medievales, 21 (1991), pp. 571-589. Id., "Las vías

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cabo investigaciones sobre las bibliotecas y su contenido, bibliotecas que a menudo testimonian la formación universitaria que recibieron sus respectivos dueños. Respecto de los actores de la vida cultural, en el Repertorio de Historia de las Ciencias Eclesiásticas en España listas de juristas y teólogos fueron progresivamente elaboradas y publicadas, mientras que las ediciones de textos literarios, jurídicos, científicos o medicinales cuentan ahora con un estudio previo, a menudo exhaustivo, de los autores y del contexto de redacción de la obra 10• Sin embargo, el estudio global de la evolución intelectual de la Península ibérica durante la Edad Media, que ya anhelaba hace más de veinticinco años Charles B. Faulhaber, sigue sin haber visto la luz: la Historia crítica del pensamiento español, por ejemplo, publicada en 1979 por José Luis Abellán, reduce éste a la mera filosofia y dedica a la época medieval tan sólo 170 páginas del primer volumen 11• Con razón o sin ella, se suele estudiar la vida intelectual del siglo XIII en adelante en estrecha correlación con las universidades o studia generalia. El modelo ideal que escogió la Edad Media fue la "escuela de Atenas", y la idea de un traslado de los saberes desde Oriente hacia Occidente se difundió a partir de finales del siglo XII. En Francia, a lo largo del siglo XIII se fue elaborando, desde

de acceso a la instrucción en la Baja Edad Media", Alcalá de Henares y el Estudio General, ed. Antonio Castillo Gómez, Alcalá de Henares, 1996, pp. 25-58. l O. En el campo científico, por ejemplo, vid. la introducción que precede a la edición de Johannes Aegidius Zamorensis, Historia natura/is, por Avelino Domínguez García & Luis García Ballester, 3 vols., Valladolid, 1994. 11. Charles B. Faulhaber, Latin Rhetorical Theory in Thirteenth and Fourteenth Century Castile, Berkeley, 1972, pp. 20-21. José Luis Abellán, Historia crítica del pensamiento español, t. I, Madrid, 1979, pp. 181-356.

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Helinando de Froimont hasta Martín de Troppau, pasando por Vicente de Beauvais, el concepto de una translatio studii de Atenas a Roma, y luego de Roma a París. A cada "traslado de escuela" correspondía un cambio de orientación de ésta, mediante lo cual se podía caracterizar cada época, y la translatio había llevado así a los intelectuales de la filosofia griega al derecho romano, y luego de éste a la teología parisiense. Filosofia, derecho y teología se encontraban situados en el mismo nivel, cada uno sustituyéndose al anterior, y la teología triunfando finalmente como "el" saber de una Cristiandad simbolizada por la Universidad de París. Esta construcción ideal prevaleció en Francia donde, a principios del siglo XVI todavía, el 65 por ciento de los "escritores galos" censados por Symphorien Champier eran teólogos 12• En la península ibérica, desde Isidoro de Sevilla se consideraba a Atenas como la mater liberalium litterarum et philosophorum nutrix, en asociación con las escuelas filosóficas y con Minerva, que inventara las artes, quia et litterae et artes diversorum studiorum et ipsa philosophia veluti templum Athenas habuerunt 13• La imagen ideal de la escuela no era, pues, la de filosofia, sino del conjunto de las artes liberales, cuyo conocimiento debía de llevar a una fisica y una cosmología. En León, en 1143, el traductor Hermann el Dálmata attribuyó a una visita nocturna de Minerva la inspiración que lo movió a escribir su tratado de filosofia natural, el De Essentiis 14• Un siglo después, el arzobispo

12. Colette Beaune, Naissance de la nation-France, París, 1985, pp. 292 y 300-306. 13. Isidoro de Sevilla, Etimo/ogias, ed. José Oroz Reta & Manuel A. Marcos Casquero, Madrid, 1983, XIV, 4, 1O y VIII, 6, 8; 6, 11; 11, 2; 11, 9; XV, 1, 44. 14. Hermann el Dálmata, De Essentiis, ed. Manuel Alonso Alonso, Santander, 1946. Prólogo: Meministi, opinor, dum nos ex aditis nostris in

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de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, que sin lugar a dudas conocía las teorías parisinas relativas a la translatio studii, afirmó en el De rebus Hispaniae liber que un tal Dicineus, en los tiempos de Sylla, había enseñado a los visigodos omnem philosophiam, fisicam, theoricam, practicam, logicam, disposiciones XII signorum, planetarum cursus, augmentum /une et decrementum, so/is circuitum, astrologiam et astronomiam, et naturales sciencias 15, mostrando así que la translatio de los saberes se había efectuado directamente, y ello gracias a los visigodos; éstos, al identificarse luego con España, trasladarían allí los conocimientos filosóficos y cosmológicos adquiridos en oriente. Hacia 1260-1270, el grupo de colaboradores del rey Alfonso X de Castilla optó por volver a la relación entre "escuela" y "saberes" y fechó la fundación de las "escuelas de Atenas" en la tercera edad del mundo y, en el Libro del Génesis, en la época de la muerte de Isaac. La descripción de la concentración de "todos los maestros de los saberes", a los que el rey habría asignado buenos salarios, de la edificación en el centro de la ciudad de un amplio edificio provisto con numerosas puertas "por que fuesse el pala~io bien lumbroso como era mester pora los maestros et pora los escolares", y de una reunión semanal de todos los maestros con sus estudiantes para debatir públicamente, evoca sin duda el studium ideal tal y como se lo concebía en la España de la segunda mitad del siglo XIII. Citando después a Donato, Prisciano y Remigio (de Auxerre), Alfonso X indica brevemente que los latinos recibieron su

pub/icam Minervae pompam prodeuntes, circumjlua multitudo inhienter miraretur (...) Que cum nobis iam cubili receptis (...) cuneta somno tenente desuper adveniens altissima dea verticem meum dextra tetigit... 15. Roderici Ximenii de Rada, Historia de rebus Hispanie sive Historia gothica, ed. Juan Fernández Valverde, Tumhout, 1987, p. 32.

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saber de dichas escuelas de Atenas 16• El saber legado por Atenas no era, según lo aclara a continuación el texto, la filosofia sino el conjunto de los saberes, divididos en siete artes liberales, o sea la suma del trivium y del quadrivium, que coronara una filosofia concebida como "sistema global de la naturaleza" 17• En ese interés por las "artes", de la lengua como de las ciencias matemáticas, se encuentra a nuestro parecer la diferencia fundamental que hay entre las escuelas hispánicas y parisinas. La institucionalización de los studia generalia y de las universidades en el siglo XIII pone sin duda de manifiesto la madurez y, quizás, "una falta de aliento", si no el "principio de una decadencia" de la efervescencia intelectual anterior 18, en la medida en que las escuelas se convirtieron en lugares de formación profesional. Si, en adelante, "pensar es un oficio cuyas leyes estan minuciosamente establecidas", en palabras de Marie-Dominique Chenu, las instituciones encargadas del aprendizaje de dicho oficio ya no pueden ser consideradas como centros "intelectuales". El pensamiento original, la creación personal, la cultura en general ya no encuentran allí su sitio, sino excepcional o espóradicamente. Un filósofo como Raimundo Lulio no frecuentó jamás las universidades, mientras que un Pedro Hispano, futuro papa Juan XXI, redactó sus obras fuera de las escuelas donde había estudiado. Los studia, según la definición que les dan los juristas del círculo del rey Alfonso X el Sabio, son "ayuntamiento

16. Alfonso el Sabio, General Estoria, ed. Antonio G. Solalinde, Madrid,1930, pp. 192-193. 17. Luca Bianchi & Eugenio Randi, Vérités dissonantes. Aristote a la fin du Moyen ge, Friburgo, 1993, p. 4. 18. Jacques Le Goff, Les intellectuels au Moyen Áge, París, 1976, p. 73 (trad. esp.: Los intelectuales de la Edad Media, Buenos Aires, 1965; la primera edición francesa es de 1957).

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de maestros e de escolares que es fecho en algun lugar con voluntad e entendimiento de aprender los saberes". Al contrario de los studia particulares, en los que un maestro imparte su enseñanza a ciertos estudiantes en una ciudad, y que son de creación episcopal o urbana, los studia generalia se caracterizan por la presencia de "maestros de las artes assi como de gramatica e de la logica e de retorica e de arismetica e de geometria e de astrología e otrosi en que ay maestros de decretos e señores de leyes" y son de fundación papal, imperial o real; a falta del conjunto de las materias, la enseñanza de la gramática, la lógica, la retórica, el derecho civil y canónico era suficiente para que existiera un studium genera/e 19• El studium de Palencia, que fue fundado, hacia 1180, por el rey Alfonso VIII, era sin duda genera/e ya que el monarca congregó allí, nos dice Rodrigo Jiménez de Rada, magistros omnium facultatum provistos con magna stipendia, y que se impartía la enseñanza del derecho; con motivo de su transformación por el obispo Tello Téllez de Menese_sen escuela de teología y decretos, Palencia figura en la documentación pontificia como studium ipsum o seo/as ipsas, probablemente porque Roma, celosa de sus prerrogativas, sólo quería ver allí una mera fundación episcopal2°. El studium de Salamanca, fundado hacia 1218 por Alfonso IX de León y nuevamente fundado en 1243 por Femando 111,recibió de Alfonso X el calificativo de universitas del studium en los

19. Alfonso X el Sabio, Las Siete Partidas, Salamanca, 1555, Partida 11,Tit. XXXI, ley I y ley 111. 20. Roderici Ximenii de Rada, Historia de rebus Hispanie sive Historia gothica, ed. Juan Fernández Valverde, p. 256. Teresa Abajo Martín, Documentación de la catedral de Palencia (1035-1247), Palencia, 1986, n.º 146 y 148. Vid. Adeline Rucquoi, "La double vie du studium de Palencia (c. l l 80-c.1250)", Studia Gratiana (Homenaje a D. Antonio García y García), XXIX (1998), pp. 723-748.

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estatutos que le otorgó en 1254, y el de genera/e studium al año siguiente por el papa Alejandro IV que le concedió diversos privilegios semejantes a aquellos que disfrutaba Bolonia 21 • De los demás studia que creara Alfonso X, el de Sevilla para el estudio del latín y el árabe, el de Murcia para artes y medicina, y el de Valladolid para derecho, tan sólo sobrevivió éste último. La documentación real lo califica a menudo como estudio, por ejemplo en los Libros de Cuentas de Sancho rv, que recuerdan la cantidad que le fue atribuida en 1292, o en el documento de fundación, en Alcalá de Henares en 1293, de un "estudio de escuelas generales" dotado con todas las franquicias que tenía el de Valladolid22 ; sin embargo, en marzo de 1333, trece años antes de la bula de Clemente VI que instituía allí un genera/e studium, Alfonso XI recordaba a los magistrados de Valladolid los privilegios otorgados por él y, sobretodo, por sus predecesores: "las mercedes que vos ffizieron en rrazon del estudio de Valladolit, en que tovieron por bien que oviesse y estudio general, et vos dieron para el dicho estudio las ter~ias de Valladolit et de ssus aldeas" 23 • De fundación real, Valladolid, que fue siempre financiado por

21. Vicente Beltrán de Heredia, Bulario de la Universidad de Salamanca, I, Salamanca, 1966, n.º 1O a 16. Id., "Los orígenes de la Universidad de Salamanca", La Ciencia Tomista, 81 ( l 954), 73-102. La Universidad de Salamanca, I, Salamanca, 1989, pp. 13-34. 22. Francisco J. Hemández, Las rentas del rey. Sociedad y fisco en el reino castellano del siglo XIII, Madrid, 1993, I, pp. 91-92. Una hora de España. Vil Centenario de la universidad complutense, Catálogo de la exposición, Madrid, mayo-junio 1994, p. 65 (transcripción por Santiago Aguadé Nieto). 23. Fernando Pino Rebolledo, Catálogo de los pergaminos de la Edad Media (1191-1393), Valladolid, 1988, n.º 40 (Privilegio de Alfonso XI, 10 de marzo 1333). Vicente Beltrán de Heredia, Bulario de la Universidad de Salamanca, III, Salamanca, 1967, n.º 1407 (Bula de Clemente VI, Aviñón 31 de julio 1346).

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las autoridades civiles, debe, pues, ser considerado como studium genera/e desde los tiempos de Alfonso X. Fuera de las fronteras del reino de Castilla, accediendo a una petición de sus prelados, el rey Dionís I de Portugal fundó en 1288 en Lisboa unos studia de artes, derecho canónico y civil, y medicina; en 1308, Clemente V dió su apoyo a la decisón real de trasladar ese studium genera/e a Coimbra 24 • Por su parte, los reyes de Aragón habían favorecido ampliamente el studium de Montpellier, que recibió del papa en 1289 la licentia ubique docendi; a finales de siglo fue fundado en Lérida un studium genera/e, que se benefició de la protección pontificia a partir de 1297 y consiguió la aprobación regia tres años después. En 1349, año de la venta de Montpellier al rey de Francia, Pedro IV creó en Perpiñán un studium genera/e, que no obtuvo confirmación papal sino treinta años después; en 1354, otro studium genera/e hizo su aparición en Huesca, en el que se enseñaban las artes, la teología, la medicina, el derecho y la filosofla. Gerona y Barcelona se dotaron finalmente con studia generalia, en 1446 y 1450 respectivamente. De hecho, Barcelona ya tenía un studium controlado por la ciudad que, según lo expusieron en 1346 los magistrados a sus colegas de Lérida, ofrecía desde hacía luengo tiempo cursos de gramática, lógica, derecho canónico y civil, medicina y filosofia 25• De cuatro a finales del siglo XIII, los studia generalia llegaron, pues, a ser ocho a finales del XV. Sin embargo,

24. Vicente Beltrán de Heredia, Bulario de la Universidad de Salamanca, 111,Salamanca, 1967, n.º 1358 (Bula de Nicolás rv, Orvieto 9 de agosto 1290) y n.º 1359 (Bula de Clemente V, Poitiers 26 de febrero 1308). 25. Salvador Claramunt, "Las universidades en la Corona de Aragón durante la Edad Media", Universidad, cultura y sociedad en la Edad Media, ed. Santiago Aguadé Nieto, Alcalá de Henares, 1994, pp. 53-66.

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no fueron los únicos centros de formación intelectual de la Península, y así lo atestigua el studium particular de Barcelona, entre otras ciudades. En el siglo XIII, la escuela episcopal de Santiago de Compostela no tenía nada que envidiarle a Palencia 26 • Por otra parte, nos parece que hay que incluir asimismo a la corte real entre los centros intelectuales, ya que alrededor de los reyes, en León, Toledo, Sevilla u otro lugar, traductores, científicos, juristas, cronistas y poetas contribuyeron al desarrollo de un pensamiento original, y en la medida en que, en el siglo XV todavía, la corte podía ser habilitada para conceder los títulos de maestro e incluso de doctor27 • La localización de los studia dominicos y franciscanos permite finalmente completar la geografia de los saberes en la península ibérica. Los estudios de árabe en Murcia y Játiva, la enseñanza de la filosofia y la teología en Lérida, Barcelona, Huesca, Salamanca, Valencia y Valladolid fueron complementarios, por lo general, de aquellos cursos que se impartían en los studia generalia e incluso en los colegios que, entre finales del siglo XIV y finales del XV, hicieron su aparición en

26. Manuel C. Dfaz y Dfaz, "Problemas de la cultura en los siglos XI-XII: la escuela episcopal de Santiago", Composte/lanum, 16 (1971), pp. 187-200. Vicente Beltrán de Heredia, Cartulario de la Universidad de Salamanca (1218-1600), I, Salamanca, 1970, pp. 59-99. Luis García Ballester, "Naturaleza y ciencia en la Castilla del siglo XIII", VI Semana de Estudios Medievales (Nájera, 1995), Instituto de Estudios Riojanos,

1996, pp. 145-169. 27. Robert l. Burns (ed.), Emperor of Culture.Alfonso X the Learned of Castile and His Thirteenth-Century Renaissance, Filadelfia, 1990. Manuel González Jiménez, Alfonso X (1252-1284), Corona de España I, Reyes de Castilla y León, Palencia, 1993, pp. 253-286. En 1411, el papa autorizó al médico Femando Dfaz de Toledo para obtener magisterii seu doctoratus honorem et docendi licentiam en cualquier universidad o en la corte (Vicente Beltrán de Heredia, Bulario de la Universidad de Salamanca, 11, Salamanca, 1966, n.º 453).

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Lérida, Salamanca, Alcalá de Henares, Valladolid, Toledo, Pallars y Granada 28 • No se puede estudiar la contribución de los studia generalia al pensamiento hispánico medieval sin tener en cuenta estos elementos. Establecer, como lo hizo con gran mérito Vicente Beltrán de Heredia, la lista de los profes ores de la Universidad de Salamanca pone ante todo de manifi~sto los nombres de gran número de maestros desconocidos, cuyas enseñanza y cualidades ignoramos, y que no dejaron obra personal alguna 29• Del mismo modo, pocas polémicas intelectuales tuvieron resonancia fuera de los recintos universitarios, con la excepción de la que enfrentó, en el campo de la teología, a los dominicos Juan López de Salamanca y Pedro de Ocaña con Pedro Martínez de Osma por los años 1470 y, poco después, de la que suscitó Antonio de Nebrija contra ciertos colegas cuyo latín deficiente fustigaba. En conclusión, la impresión general que se desprende de la lectura de los trabajos dedicados a las universidades hispánicas es la de una enseñanza poco original, dominada por el derecho y la medicina, aunque ésta última en menor medida, y que se contentó con proporcionar a las diversas administraciones del gobierno, central o local, los letrados que éste necesitaba. En resumen: unas escuelas de funcionarios para preparar a funcionarios. Sin embargo, nos parece posible acotar y destacar ciertas líneas maestras del pensamiento hispánico medieval, que tienen vínculos indudables con los studia generalia,

28. Thomas Kaeppeli, Scriptores Ordinis Praedicatorum Medii Aevi, Roma, 1970-1980. 29. Vicente Beltrán de Heredia, Cartulario de la Universidad de Salamanca (1218-1600), I, Salamanca, 1970, pp. 83-99 (maestros de la universidad en el siglo XIII); Bulario de la Universidad de Salamanca (1219-1549), I, Salamanca, 1966, pp. 55-80 (maestros del siglo XIV hasta finales del Gran Cisma) y pp. 155-168 (maestros del siglo XV).

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bien porque surgen directamente de la enseñanza que allí se impartía, bien porque a su vez ejercieron una influencia sobre ella. El modelo ideal de "escuela" era, pues, en la península ibérica, el de Atenas donde se enseñaban las siete artes liberales que coronaba la filosofia. La medicina encontraba de forma natural un lugar en esta construcción ya que el cuerpo humano era la representación del universo, microcosmo que se integraba dentro del macrocosmo. Finalmente, el derecho era la herencia de las escuelas de Roma, saber práctico antes que especulativo, que permitía la gobernación de los pueblos. La sabiduría, que reivindicaron los reyes de la península, era así una cosmología, suma de todos los saberes sobre el universo y conocimiento de Dios30 •

EL TRIVIUM El estudio de las artes liberales se inicia con el de las materias del trivium, que el rey Alfonso X indicaba como la gramática, la dialéctica y la retórica, y que debían "fazer al omne bien razonado" 31• Los inventarios de bibliotecas del siglo XIII muestran que, además de las tradicionales obras de Casiodoro, Donato, Prisciano, Isidoro de Sevilla y Julián de Toledo, la Retórica de Cicerón, la Aurora de Pedro de Riga y otros manuales de lógica, gramática y retórica circulaban entonces en la península ibérica 32• En

30. Adeline Rucquoi, "El rey Sabio: cultura y poder en la monarquía medievalcastellana",Repoblación y reconquista. Actas del III Curso de Cultura Medieval, Aguilar de Campoo, 1993, pp. 77-87. 31. Alfonso el Sabio, General Estoria, t. I, ed. Antonio G. Solalinde, Madrid, 1930, p. 194: " ... ca por las artes del trivio se dizen los nombres a las cosas e estas fazen al omne bien razonado". 32. Vid. por ejemplo los inventarios de Silos (Léopold Delisle,

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este campo, los maestros o los antiguos estudiantes de los studia hicieron contribuciones propias. En Palencia, donde el obispo Tello Téllez de Meneses había transformado el antiguo studium en escuela de artes, lógica y teología, un maestre Petrus Palentinus redactó, hacia 1220-1225, una gramática en versos, limitada al estudio de los verbos y ordenada según el orden alfabético, el Verbiginale; esta obra, que se enmarca dentro del conjunto de los manuales normativos y descriptivos orientados hacia la retórica antes que hacia la dialéctica, y cuya principal fuente fueron las Derivationes de Huguccio de Pisa, fue utilizado y comentado a lo largo de los dos siguientes siglos. El primer comentario que nos haya llegado, casí contemporáneo a la elaboración de la obra, coloca a la gramática por encima de las demás materias del trivium, aquella que permite alcanzar la morada de la filosofia, quia omnis scientia absque grammatica inordinata est; parafraseando a Isidoro de Sevilla, el autor desconocido de este comentario añadió más adelante que la filosofia era rerum humanarum divinarumque cognitio cum studio bene vivendi iuncta y que se dividía en tres ramas, la fisica "que llamamos natural", la ética o "moral" y la lógica o "racional" 33• El papel fundamental atribuido Mélanges de Paléographie et de Bibliographie, París, 1880, pp. 105107) y Burgo de Osma (Timoteo Rojo Orcajo, Catálogo descriptivo de los códices que se conservan en la Santa Iglesia Catedral de Burgo de Osma, Madrid, 1929, pp. 9-13), así como aquellos de las bibliotecas de los arzobispos de Toledo (Manuel Alonso Alonso, "Bibliotecas medievales de los arzobispos de Toledo", Razón y Fe, 1941, pp. 295-309) y Compostela (Antonio García y García & Isaac Vázquez Janeiro, "La biblioteca del arzobispo de Santiago de Compostela, Bemard 11(t 1240)", Antonianum, 61, 1986, pp. 540-568). 33. Estrella Pérez Rodríguez, El Verbiginale. Una gramática castellana del siglo XIII, Valladolid, 1990. Ver en particular la introducción pp. 5-157 y el comentario del manuscrito de Madrid, BN, 1578 (mediados del siglo XIII), pp. 318 y 320.

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a la gramática por el comentador del Verbiginale pone de relieve, más que unas preferencias personales, el peso de la tradición isidoriana en la España del siglo XIIl34• En España, al igual que en Italia, la gramática tenía por finalidad la retórica antes que la dialéctica. Los maestros hispánicos del siglo XIII no desdeñaron, por lo tanto, las artes dictandi, fuesen éstas teóricas o simplemente prácticas. El tratado más antiguo que conozcamos fue elaborado asimismo dentro del marco del studium de Palencia en los años 1220-1227, e incluye un formulario seguido por un tratado teórico que finaliza con una lista de normas morfológicas; el formulario, que comprende 39 modelos de cartas, parece haber sido compilado por un notario eclesiástico, aunque seis documentos traten asuntos laicos y una carta sea "de un médico a otro solicitando su ayuda" 35• Unas décadas más tarde, hacia 1240, Hermán el Alemán tradujo el comentario de Al-Farabi a la Retórica de Aristóteles y, en 1256, terminó la traducción del comentario de Averroes a la misma obra; en la introducción del primero, afirmaba que, al contrario de lo que opinaban Cicerón u Horacio, había que considerar a la retórica y la poética como corolarios de la lógica36• En 34. Eleuterio Elorduy, "San Isidoro. Unidad orgánica de su educación reflejada en sus escritos: la gramática ciencia totalitaria", Miscellanea Isidoriana, Roma, 1936, pp. 293-322, cit. por Charles B. Faulbaber, latin Rhetorical Theory in Thirteenth and Fourteenth Century Castile, Berkeley, 1972, p. 62, n. 40. 35. Ana María Barrero García, "Un formulario de cancillería episcopal castellano leonés del siglo XIII", Anuario de Historia del Derecho Español, 46 (1976), pp. 671-711. Gonzalo Martínez Diez, "La Universidad de Palencia. Revisión critica", Actas del JI Congreso de Historia de Palencia, t. IV, Palencia, 1990, pp. 165-169. 36. José S. Gil, la escuela de traductores de Toledo y sus colaboradores judíos, Toledo, 1985, p. SS. James J. Murphy, Rhetoric in the Middle Ages. A History of Rhetorical Theory from St. Augustine to the Renaissance Berkeley, 1974, trad. esp. la retórica en la Edad Media. Historia de la

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1281, el franciscano Juan Gil de Zamora, que había aprovechado la enseñanza impartida en el studium generale de Salamanca antes de tomar el hábito y conseguir, en París hacia 1276-1277, el grado de magister en teología, añadió a la larga lista de sus obras, que incluían un Prosodion seu de Accentu et Dubilibus Biblie y un Ars Musica, el Dictaminis Epithalamium, que dedicó a fray Felipe de Perugia. Las dos partes tradicionales del ars dictandi, teórica y práctica, van aquí precedidas con palabras o locuciones relativas a las virtudes y los vicios. Sin embargo, al contrario del Ars epistolarium ornatus, dedicado por Geoffroy de Everseley al rey Alfonso X unos años antes, y que insistía sobre la parte teórica, el Dictaminis Epithalamium es esencialmente una obra de la práctica concebida para ser útil in descriptionibus cronicorum et in titulis preconiorum. Inspirado en los tratados de Guido Faba, Boncompagno de Florencia y Pedro de Blois, el Dictaminis de Juan Gil de Zamora fue conocido y probablemente utilizado durante toda la Edad Media, ya que el único manuscrito que nos lo haya transmitido es una copia del siglo XV, que procede del Colegio de San Bartolomé de Salamanca 37• De la segunda mitad del siglo XIII data probablemente la traducción castellana de las Etimologías de Isidoro de Sevilla. Conservada en un manuscrito único del siglo XV, esta traducción ofrece en su prólogo, después de algunas informaciones sobre Isidoro, un epistolarium, y a

teoría de la retórica desde San Agustín hasta el Renacimiento, México, 1986, pp. l 03-104. 37. Juan Gil de Zamora, Dictaminis Epithalamium, ed. Charles B. Faulhaber, Pisa, 1978. Acerca del Ars epistolarium ornatus de Geoffroy de Everseley y del Episto/arium de Pons de Provenza, asimismo dedicado al rey Alfonso X el Sabio, vid. Charles B. Faulhaber, Latin Rhetorical Theory in Thirteenth and Fourteenth Century Castile, Berkeley, 1972, pp. 98-103.

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continuación la traducción integral de los libros relativos a la gramática, la retórica y la dialéctica, la matemática, la medicina, las leyes, y los libros IX y X que facilitan un vocabulario 38 • Indudablemente se trata aquí del primer tratado sobre gramática y retórica latinas traducido en lengua vernácula. La definición de la retórica -bene dicendi scientia in civilibus quaestionibus- como "s~ien~ia de bien dezir en las ~ibdadanas demandas", la de la ley dentro del marco de la retórica, y luego la diferencia que se establece entre dialéctica y retórica, la primera, asimilada a la lógica, "viene sienpre a las escuelas", mientras que la segunda "sale cutianeramente al mercado", no podían sino reforzar la idea normativa de la retórica dentro del marco de una vida social regulada por la ley. Los conocimientos de la lengua no se limitaron a los meros estudios de gramática y retórica latina. En un medio intelectual convencido de la unidad del saber y de la pluralidad de las lenguas que facilitan su acceso, y donde el ejemplo lo daba la propia corte, diversos studia de lenguas fueron creados ya en la primera mitad del siglo XIII. Dominicos y franciscanos fundaron escuelas de árabe y hebreo en Barcelona, Túnez, Murcia, Játiva y Valencia, donde destacaron Raimundo de Peñafort y Raimundo Martí en el siglo XIII, Alfonso Buenhombre en el XIV39 . La finalidad de los studia de árabe y hebreo era, naturalmente, las misiones en África y la conversión de judíos y musulmanes. No todos, sin embargo, se ciñaron a este objetivo; cuando,

38. Joaqufn González Cuenca, Las Etimologías de San Isidoro romanceadas, 2 vols., Salamanca, 1983. 39. José MariaColl, "Escuelas de lenguas orientales en los siglos XIII y XIV",Analecta Sacra Tarraconensia, 17 ( 1944), pp. 115-138. Thomas Kaeppeli, Scriptores Ordinis Praedicatorum Medii Aevi, 111(Roma, 1980), pp. 281-287 y I (Roma, 1970), pp. 48-55. Adolfo Robles Sierra, Fray Ramón Martl de Subirats, Burgos, 1986.

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en 1311, Raimundo Lulio solicitó la creación, en cada studium ·genera/e de Occidente, de una cátedra de hebreo, una de árabe y una de caldeo (siriaco), se trataba tanto de una exigencia de saber lingüístico como de una enseñanza con fines utilitarios. La contribución hispánica a las materias del trivium fue, pues, en la primera época de los studia, esencialmente práctica. La gramática, presentada según la tradición isidoriana como ciencia global, y las artes dictandi concebidas, según la tradición ciceroniana, como útiles a las ciencias civiles, o sea fundamentalmente al derecho, entran en la categoría de las obras didácticas específicas de lo que W. K. Percival llamaba la "tradición gramatical meridional", frente a las corrientes especulativas y teóricas que habrían caracterizado a Europa del norte 40 • El interés por una enseñanza práctica del latín más que por un a~álisis de sus estructuras lingüísticas quizás se explique por la adopción en el siglo XIII, tanto por Castilla como por Cataluña, de sus respectivas lenguas vernáculas y su elevación al rango de "lenguas sabias" capaces, al igual que el latín, el árabe, el hebreo o el griego, de expresar desde los conceptos más abstractos hasta las cosas más concretas; este mismo interés por la práctica explica probablemente también la rápida evolución del latín, que los teóricos del norte de Europa intentaban entonces preservar a partir de modelos arcáicos. En todo caso, se le debe de poner en paralelo con el florecimiento de múltiples obras didácticas, escritas en lengua vulgar a lo largo del siglo y que transmitían la "filosofia" griega, con el Secretum secretorum atribuido a Aristóteles por ejemplo,

40. W. K. Percival, "The Grammatical Tradition and the Rise of Vernaculars", Historiography of Linguistics. Current Trends in Linguistics, La Haya, 197S, pp. 231-275, cit. por Elena Pérez Rodrfgucz, El Verbiginale ... , p. 35.

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del mismo modo que la sabiduría oriental, en el Sendebar o el Calila e Dimna 41 • La afición a la gramática y la retórica no desapareció luego, tal y como lo demuestra el gran número de manuscritos conservados de los siglos XIV y XV42 • Algunos autores hispánicos aportaron aquí también su contribución. De finales del siglo XIII o principios del XIV data un Doctrina/e prosaicum, actualmente conservado en Basilea y debido a la pluma de un maestre Martín, dominico aragonés43,aunque, en los dominios de la Corona de Aragón, el gran maestro en la materia fuera sin duda alguna Raimundo Lulio quien acabó, en Chipre en 1301, una Rhetorica nova antes de redactar, en 1305, y luego en los años 1312-1313, varias Artes praedicandi 44 • Finalmente, a principios del siglo xrv, aunque algunos historiadores todavía se inclinen por la segunda mitad del siglo XII, un tal magister Pedro de Compostela redactó un De consolatione rationis, claramente imitado del De consolatione philosophiae de Boecio, que dedica 84 versos a la gramática, la lógica y la retórica, y 98 a la aritmética, la música y la geometría; salido quizás de la pluma del dominico Pedro Peláez quien había sido asignado al studium de Compostela en 1299 como maestro de gramática, el tratado, de corte extremadamente clásico, muestra ante todo el peso de la tradición y cierta influencia del Anticlaudianus y del De planctu naturae de Alano de

41. Denis Menjot, "Enseigner la sagesse. Remarques sur la littérature gnomique castillane du Moyen Áge", El discurso político en la Edad Media, ed. Nilda Guglielmi & Adeline Rucquoi, Buenos Aires, 1995, pp. 217-231. 42. Estrella Pérez Rodríguez, El Verbiginale... , p. 34. 43. Thomas Kaeppeli, O. P., Scriptores Ordinis Praedicatorum Medii Aevi, 111,Roma, 1980, p. 106. 44. Tomás & Joaquín Carreras y Artau, Historia de la Filosofla Española. Filosofta cristiana de los siglos XIII al XV, t. I, Madrid, 1939, p. 294, 305 y 309-31o.

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rias enseñadas en los studia generalia. El predominio de los juristas, a menudo originarios de Italia, caracterizó la primera etapa del studium de Palencia, que corre desde los años 1180 hasta la muerte del rey Alfonso VIII en 1214, y dejó huellas en las lectiones de Ugolino da Sesso 47 • En los estatutos que concedió en 1254 a petición de los "estudiantes de la universidad del studium de Salamanca", Alfonso X dotó generosamente las cátedras de un maestro de leyes con la ayuda de un bachiller, un maestro en ·decretos y dos maestros en decretales, además de dos cátedras de lógica, dos de gramática y dos de fisica. Estas materias son las que los compiladores de las Partidas definieron como necesarias y suficientes para que existiera un studium genera/e. El derecho, sin embargo, ocupaba entre ellas un lugar particular ya que "la sciencia de las leyes es como fuente de justicia e aprovechase della el mundo mas que de otra sciencia", lo que hacía de los maestros que lo enseñaban unos súbditos privilegiados: las Partidas especificaron que tenían derecho al título "de maestros e de cavalleros e llamaronlos señores de leyes", que en su presencia cualquier juez debía levantarse para acogerlos, que los guardas del rey no debían hacerles esperar ante la puerta, que quedaban exentos de una serie de impuestos y, finalmente, que después de enseñar el derecho durante veinte años se les debía de honrar al igual que los condes 48•

4 7. Gonzalo Martfnez Dfez, "Tres lecciones del siglo XII del Estudio General de Palencia", Anuario de Historia del Derecho Español, 40 (1991), pp. 391-449. Vid. Adeline Rucquoi, "La double vie du studium de Palencia (c.1180-c.1250)", Studia Gratiana (Homenaje a D. Antonio García y García), XXIX (1998), pp. 723-748. 48. Alfonso X el Sabio, Las Siete Partidas, Salamanca, 1555, Partida 11,Tit. XXXI, ley 111y ley VIII. Así como lo anota Antonio García y García ("La Universidad de Salamanca en la Edad Media", Universita in Europa. Le istituzioni universitarie da/ Medio Evo ai nostri giorni. Strutture, organizzazione, funzionamento, ed. A. Romano, Messina, 1995,

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Lille 45 • Durante esta misma primera mitad del siglo XIV, un maestre Martín de Córdoba parece ser el autor de un Breve compendium artis rhetorice mientras residía en París. La distinción que establece entre la dialéctica que "nos dispone para conocer la verdad" y la retórica que "nos empuja a querer el bien" -Unde sicut illa disponit nos ut sciamus verum, ita ista nos inclinat ut velimus bonum- recuerda la preocupación didáctica, casi "social" de los antecedentes hispánicos de maestre Martín, entre los que conviene mencionar al De divisione philosophiae de Gundisalvus. Aquí de nuevo la retórica va íntimamente ligada al derecho, y el autor desarrolla la idea de un cuerpo político divido en iudices, consejeros y pueblo: el orator, cuando se dirige a los primeros, debe fundamentar su discurso en la justicia y la igualdad, a los segundos debe mostrar lo que es útil y práctico, y ante el pueblo debe alabar la virtud y condenar el vicio 46 •

EL DERECHO El estudio de la gramática y, más aún, el de la retórica tenían así por objetivo, en la península ibérica, llevar no tanto a la búsqueda de la "verdad" como a la del "bien", de lo moral. Desemboca, pues, de forma natural, no en la filosofia sino en el derecho, que fue la reina de las mate-

45. Charles B. Faulhaber, Latin Rhetorical Theory in Thirteenth and Fourteenth Century Castile, Berkeley, 1972, pp. 54-56. Petri Compostellani, De conso/atione rationis libri duo, ed. Petrus Blanco Soto, Münster, 1912. Acerca de la fecha del tratado y su autor, vid. Lucas Modri, "De Petro Compostellano qui primus assertor Immaculatae Conceptionis dicitur", Antonianum, 29 ( 1954), pp. 563-572. 46. Charles B. Faulhaber, Latin Rhetorical Theory in Thirteenth and Fourteenth Century Castile, Berkeley, 1972, pp. 121-139 y 148-150.

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Con el propósito de favorecer la enseñanza del derecho, Alfonso X cuidó de conseguir del papa Alejandro lV, en 1255, que se concediera a todos los estudiantes de la universidad, con la única excepción de los clérigos regulares, la autorización de dedicarse al estudio del derecho civil, pese a la prohibición de 1219 que había sido incluida en las Decreta/es en 123449 • El estudio del derecho civil comprendía naturalmente el del conjunto del Corpus iuris civilis -Digestum vetus, lnforciatum, Digestum novum, Código de Justiniano, Institutes y Novellae, a los que se añadían las Consuetudines feudorum- del mismo modo que los canonistas debían de conocer el Corpus iuris canonici que, en la segunda mitad del siglo XIII, sólo incluía el Decreto de Graciano y las Decreta/es de Raimundo de Peñafort. Los libros legados por algunos canónigos de Salamanca en el siglo XIII testimonian del interés prestado al derecho civil y a sus comentadores, ya que en 1240 maestre Pedro, chantre de la catedral, poseía la Summa Azzonis, y que el arcediano Alfonso Pérez mandó la Glosa de Acursio al cabildo de su ciudad natal en Galicia en 126450 • pp. 17-35), se trata de un ideal, y no de la descripción de la realidad. Sin embargo, la importancia del derecho y los privilegios que disfrutaban los maestros en derecho civil fueron reales en la España medieval. 49. Vicente Beltrán de Heredia, "Los orígenes de la Universidad de Salamanca", La Ciencia Tomista, 81 (1954), pp. 90-9S. SO. Antonio García y García, "The Faculties of Law", History of the University in Europe, t. 1, Cambridge, 1992, pp. 393-397. Id., "La enseñanza del Derecho en la universidad medieval", Manuels, programmes de cours et techniques d 'enseignement dans les universités médiévales, ed. Jacqueline Hamesse, Lovaina la Nueva, 1994, pp. 201-234. Vicente Beltrán de Heredia, Cartulario de la Universidad de Salamanca (12181600), I, Salamanca, 1970, p. 89. Antonio García y García, "La diócesis de Mondoñedo y la Universidad de Salamanca en los siglos XIII-XV", Estudios Mindonienses, 4 (1988), pp. 499-S06.

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Sin embargo, no parece que ninguna obra original de derecho civil haya sido elaborada en el marco de los studia generalia, aun si añadimos a los de la península el de Bolonia donde estudiaron numerosos españoles, e incluso si tenemos en cuenta que dos de los hijos de Acursio, Cervotto y Guillermo, se encontraban en Salamanca hacia 127551 • No obstante, resulta difícil no ver la influencia y el peso de los studia generalia tras la inmensa obra legislativa y jurídica del reinado de Alfonso X. Con la elaboración, en lengua vernácula, del Espéculo ( 1256), el Libro del Fuero de las Leyes (hacia 1265) y las Partidas (hacia 1272), el rey no intentaba solamente unificar las costumbres y derechos municipales, o reivindicar el monopolio legislativo; creaba de hecho un derecho exclusivo para Castilla. Emanación de la tradición castellana -Liber Iudicum, fueros y costumbres-, las Partidas incorporan el derecho canónico, el ius commune, las consuetudines feudorum, la Política de Aristóteles, las obras de Cicerón, Séneca, Tomás de Aquino y las Sagradas Escrituras para crear un derecho nuevo, limitado tan sólo por la fe 52 • En 1348, el Ordenamiento de Alcalá establece un orden de prelación de las fuentes del derecho que hacía del rey, en última instancia, el único habilitado para crear el derecho, modificarlo e interpretarlo; sin embargo, en relación con el estudio del derecho civil y del canónico, Alfonso XI

51. F. Soetenneer, "Un professeur de l 'université de Salamanque au XIIIe siecle: Guillaume d' Accurse", Anuario de Historia del Derecho Español, SS (1985), pp. 7S3-765. 52. Aquilino Iglesia Ferreirós, "La labor legislativa de Alfonso X el Sabio", España y Europa. Un pasado jurídico común, Murcia, 1986, pp. 27S-599. Jerry R. Craddock, "The Legislative Works of Alfonso el Sabio", in Robert l. Bums, Emperor of Culture. Alfonso X the Learned of Castile and His Thirteenth-Century Renaissance, Filadelfia, 1990, pp. 182-197.

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precisaba: "Enpero bien queremos e sofrimos que los libros de los derechos que los sabios antigos fezieron, que se lean en los estudios generales de nuestro sennorio, por que a en ellos mucha sabidoria e queremos dar logar que los nuestros naturales sean sabidores e sean por ende mas onrrados"s 3 • Una glosa, colocada en el margen de uno de los manuscritos de las Partidas, mencionaba que el Ordenamiento de 1348 había sido elaborado por los "doctores". Dió lugar a Comentarios, en particular por el obispo Vicente Arias de Balbona y por el doctor Díaz de Montalvo 54 • Los "cuadernos de leyes" y los "cuadernos de peticiones" de las Cortes de los siglos XIV y XV ponen de relieve las reflexiones sobre la ley, sobre la omnipotencia legislativa del monarca, sobre el papel de los procuradores frente a esta reivindicación. A raíz de las Cortes de Briviesca de 1387, las Cortes consiguieron, de facto pero también de iure, limitar de forma considerable el poder legislativo del rey; éste, en 1442 y luego en 1445 en Olmedo, reafirmó su absoluta potestas en lo que se refiere a la creación y la interpretación del derechoss. Evidentemente, los argumentos que apoyaban estos dos conceptos del mejor régimen político en la Castilla de los siglos XIV y XV procedían de los juristas del rey y de los de las ciudades, salidos de los studia generalia del reino. Estos mismos juristas, que 53. Cortes de los antiguos reinos de León y Castilla, t. I, Madrid, 1861, pp. 492-593, en particular pp. 541-543. 54. Ramón Fernández Espinar, Manual de Historia del Derecho Español, l. Las fuentes, Madrid, 1989, pp. 458-462. Biblioteca Nacional, Madrid, Ms. 71O:Glosas y comentarios al Fuero Real por el doctor Vicente Arias, obispo de Plasencia (1403-1414). 55. Benjamín González Alonso, "De Briviesca a Olmedo (Algunas reflexiones sobre el ejercicio de la potestad legislativa en la Castilla bajomedieval)", El Dret comú i Catalunya, ed. Aquilino Iglesia Ferreirós, Barcelona, 1995, pp. 43-74.

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a menudo enseñaban o habían enseñado en Salamanca y Valladolid, encontraron también la oportunidad de definir sus conceptos del poder dentro del marco de la querella entre conciliaristas y papalistas que surgió con el Gran Cisma 56 • La contribución de las universidades al pensamiento jurídico se dió, pues, en lengua vulgar en Castilla y Portugal. Permitió afinar los conceptos de monarquía absoluta, participación de las ciudades en el poder legislativo y la misma noción de ley. En Cataluña, la recepción del derecho romano y la del derecho canónico, favorecida por la ingente presencia de estudiantes en Bolonia, fue precoz y, con el nombre de "derecho común", ambos fueron aplicados siempre y cuando el "derecho particular", esencialmente los Usatges de Barcelona de mediados del siglo XI, revisados en el XII y promulgados en Barcelona en 1251, no era suficiente; sin embargo, a partir de finales del siglo XIII, los juristas de los diversos reinos de la Corona de Aragón, mediante comentarios y disposiciones tomadas en las Cortes, consiguieron limitar el poder real y erigirse en últimos intérpretes de la ley. La búsqueda del bonum, del bien común, parece pues haber prevalecido en la formación que impartían los studia generalia de la península. Lo moral, al que se vincula la retórica, es esa parte de la hominis perfectio que, para Martín de Córdoba, consistía in amore virtutis y que tenía por objetivo el invenire vias ut inflammet auditores ad amorem iusti et equi, al contrario de la dialéctica, especulativa, confinada en las escuelas, que "busca razones y argumentos ad cognoscendum". Si lo moral y la virtud guardan una es56. Adeline Rucquoi, "Démocratie ou monarchie. Le discours politique dans l'université castillane au XV: siecle", El discurso político en la Edad Media, ed. Nilda Guglielmi & Adeline Rucquoi, Buenos Aires, 1995, pp. 233-2S5.

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trecha relación con la acción, el derecho viene a constituir su más alta expresión ya que permite ordenar la sociedad humana por medio de las leyes y formas de gobierno. La primera contribución de los studia generalia al pensamiento hispánico medieval fue sin duda alguna este arraigamiento en la realidad, ese deseo profundo de actuar en y sobre el mundo, y de implantar en él una moral cuya expresión y cuya garantía fuera el derecho.

LA FILOSOFÍA La dialéctica, que lleva a la filosofia y a la teología, aunque menos cultivada, consta entre las materias del trivium, y los studia dominicos y franciscanos, y luego las universidades, ofrecieron una enseñanza de la lógica, la filosofia natural y la teología a lo largo de toda la Edad Media. Aquí también, la primera impresión que se tiene es la de una normalidad de buen tino, sin ninguna originalidad, ni en las obras estudiadas ni en la producción intelectual. Las historias generales de la filosofia en Occidente sólo citan, y en el mejor de los casos, los nombres de Gundisalvus, Petrus Hispanus y Raimundo Lulio, mientras conceden a la península ibérica un papel preponderante en el movimiento de las traducciones de los siglos XII y XIII y la elaboración de las filosofias musulmana y judía 57 • ¿Se limitó, pues, el papel de España al de intermediario, de simple "trujamán" de conceptos lógicos y filosóficos que otros, en París u Oxf ord, recogieron, comentaron y utilizaron en obras que, a su vez, fueron leídas y enseñadas en los studia de la península? El problema, sin lugar a dudas, es mucho

57. Julián Marías, Historia de la filosofia, Madrid, 1941. Alain de Libéra, La philosophie médiévale, París, 1993.

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más complejo y, en el estado actual de la investigación, existen tan sólo unos cuantos indicios que nos permitan resolverlo. Contrariamente a una idea demasiado fácilmente aceptada, los traductores del siglo XII eran ante todo, en su campo, verdaderos sabios que, ayudados por su dominio del árabe, tenían acceso directo a los textos. Su primer objetivo, pues, no era traducir sino saber y, en consecuencia, elaborar obras personales: las Quaestiones naturales de Adelardo de Bath, el Epitome totius astrologiae de Iohannes Hispalensis, el De essentiis de Hermán el Dálmata, el De divisione philosophiae y las demás obras atribuidas a Gundisalvus lo atestiguan. Parece, pues, lógico que las materias traducidas, astrología y astronomía, medicina, matemáticas y filosofia hayan ejercido su influencia en los medios intelectuales cercanos a estos "traductores". En Toledo, donde habían sido traducidos el De anima de Avicena y el Fons Vitae de Avicebrón por Johannes Hispalensis, la Física, las Meteorológicas, los tratados De coelo y De generatione et corruptione de Aristóteles, la Enumeración de las ciencias de al-Farabi, y diversos tratados de lógica por la escuela de Gerardo de Cremona, el De intellectu de al-Farabi, el de al-Kindi y el de Alejandro de Afrodisias por Dominicus Gundisalvi, y el Liber de causis que se atribuyó durante mucho tiempo a Aristóteles, el cabildo catedralicio contaba entre sus dignatarios, entre 1209 y 1214, con un magister Mauricio, que fue luego promovido a la sede episcopal de Burgos (1214-1238) 58• Se trata probablemente del Mauricius Hispanus cuyas obras fueron condenadas en París por el canciller Roberto, a la

58. Francisco J. Hernández, Los cartularios de Toledo. Catálogo documental, Madrid, 1985. Luciano Serrano, Don Mauricio, obispo de Burgos y fundador de su catedral, Madrid, 1922.

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par que los libri Aristotelis de Metaphysica et de Naturali Philosophia, nec summae de iisdem 59 ; en 1248, su sobrino, Juan de Medina de Pomar, a la sazón arzobispo de Toledo, mandaba por su testamento "libros omnes de gramatica et de pholisophia (sic) et omnes legales" a un sobrino suyo60 • En la época del episcopado de Mauricio en Burgos, un movimiento "herético" surgió en la región de Palencia, León y Burgos; sabemos de su existencia a través de la condena que pronunció el rey Fernando 111en 1236, de una carta de perdón concedida a un tal Vidal de Arvial de Burgos y, sobre todo, de un tratado de Lucas de Tuy. La presencia de Mauricio en Burgos es absolutamente coetánea de la segunda etapa del studium genera/e de Palencia, entonces orientado hacia las artes y la teología, y de las menciones de "herejes" en la región. Ahora bien, con la excepción de unos cuantos goliardos, parece ser que los "herejes" que suscitaban la ira de Lucas de Tuy eran en realidad filósofos naturales -qui philosophorum seu naturalium nomine gloriantur, dice el texto-. La insistencia que puso el antiguo canónigo de San Isidoro de León, Lucas, en recomendar a los clérigos que evitasen los novitatis assertores, en afirmar que Isidoro de Sevilla y Gregorio Magno eran los Ecclesiae Dei philosophos, en recordar las virtudes de los sacramentos y de las peregrinaciones, o en indicar las imágenes apropiadas para las iglesias, tenía por objetivo el fustigar a aquellos filósofos que malunt vocari naturales seu philosophi, cum antiqui philosophi ab haereticis parum distent, et modernorum naturalium piures haeretica /abe sordescant. Según Lucas de Tuy, algunos de estos herejes

59. C. Jourdain, lndex chronologicus chartarum pertinentium ad historiam universitatis parisiensis, París, 1862, 4, n.º 17. 60. Manuel Alonso Alonso, "Bibliotecas medievales de los arzobispos de Toledo", Razón y Fe, 123/41 (1941), pp. 295-309.

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habían tomado la apariencia de clérigos seculares, frailes o monJes. Esos filósofos pretendían revisar las Sagradas Escrituras, y sostenían, por ejemplo, que Eva no había sido sacada de la costilla de Adán, sino que intelligendum est que había sido formada a partir de la tierra húmeda gracias al calor de Adán, unde vir est calidior faemina. Afirmaban que, una vez acabada la creación, Dios había transferido a la naturaleza el poder de hacer; las oraciones resultaban pues ser inútiles, quia nihil potest in hoc mundo fieri nisi quod determinatum esta natura. Lucas de Tuy les reprocha también el decir que todas las cosas de este mundo -omnia inferiora- se mueven según el curso de los planetas y no secundum voluntatem divinam 61• Resulta dificil no ver en ello un intento de explicación racional de los fenómenos naturales, hecho por filósofos aristotélicos que tenían entre sus manos ille liber qui Perpendiculum Scientiarum dicitur y predicaban que De spina legitur rosa et de philosophorum libris pulchra sapientia. Angel Martínez Casado, que se interesó por el problema, encuentra entre las acusaciones del canónigo leonés los mismos temas que luego, en París en 1270, constarán en la prohibición de Étienne Tempier62 • Se había creado así, alrededor del studium de Palencia, un grupo de filósofos naturales, que disponían de medios adecuados para dar a conocer su pensamiento. Algunos de ellos "predicaban", o sea, que exponían públicamente sus ideas. Otros, tal y como lo descubre la anécdota del hereje Arnaldus, que venía

Lucae Tudensis, De altera vita fideique controversiis, ed. Juan de Mariana,Ingolstadt, 1612, Libro 111,cap. 1 y 2. 62. Lucae Tudensis, De altera vita fideique controversiis, Libro 111,2. Angel Martinez Casado, "Cátaros en León. Testimonio de Lucas de Tuy", Archivos Leoneses, 14 (1983), pp. 263-311, en particular pp. 279, 291 y 292-296. 61.

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de confinibus Galliae, preferían una difusión por escrito: scriptor velocissimus, Arnaldus revisaba -"corrompía" dice Lucas- los escritos patrísticos antes de vender o dar sus obras "a los católicos para seducirlos con semejantes artificios y embaucar las mentes de los lectores desprevenidos". Para Lucas de Tuy, había una relación directa de causa a efecto entre estos filósofos, que infundían el venenum erroris, y la "secta de los Maniqueos" 63 • No resulta nada sorprendente la existencia de una escuela de filosofía natural en Castilla en la primera mitad del siglo XIII, si tenemos en cuenta la ingente empresa de traducciones llevada a cabo desde hacía más de un siglo en Galicia, León, Segovia, Pamplona, Tarazona, Barcelona, y luego en Toledo. Desde el mismo momento de su aparición, franciscanos y dominicos se interesaron por las obras de filosofia natural, tal y como lo descubre la lista de los libros que pidieron prestados, entre 1222 y 1230, de los arzobispos de Compostela y que incluían las obras de David de Dinant y el De animalibus de Aristóteles, traducido por Miguel Escoto; el primero de estos arzobispos, Pedro Muñiz (1206-1224), quien anteriormente había sido deán y luego obispo de León, gozó de una fama de "nigromante" y especialista en "artes mágicas", lo que significa que era probablemente matemático, astrólogo y quizás alquimista o médico 64 • Antonio de Lisboa-Pádua utilizó, para los Sermones que redactó en Pádua hacia 1229, la traducción del De 63. Lucae Tudensis, De altera vita fideique controversiis, Libro 111,20, 17 y l. 64. Manuel de Castro, "La biblioteca de los franciscanos de Val de Dios, de Santiago (1222-1230)", Archivo Ibero-Americano, 53 (1993), pp. 151-162. Luis García Ballester, "Naturaleza y ciencia en la Castilla del siglo XIII", VI Semana de Estudios Medievales (Nájera, 1995), Logroño, 1996, pp. 145-169. Antonio López Ferreiro, Historia de la S. A.M. Iglesia de Santiago de Compostela, t. V, Santiago, 1902, pp. 73-74.

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animalibus que Miguel Escoto había realizado en Toledo hacia 1217, época en que el futuro santo estudiaba en Santa Cruz de Coimbra; los trece libros que el scriptorium de Santa Cruz entregó en 1218 a un magister Gil demuestran que la biblioteca tenía entonces la Retórica de Cicerón, numerosas obras de astronomía, medicina astrológica y geometría, así como lapidarios y libri fisicales 65 • A Petrus Hispanus (1210-1277), autor de las Summulae logicales, se le ha considerado a menudo como "un ejemplo típico de universitario parisino de las tercera y cuarta décadas del siglo XIIl"66 . Sus estudios de artes y medicina, su afición por Aristóteles, al que conocía a través de las traducciones efectuadas en Toledo, su amistad con el traductor franciscano Pedro Gallego muestran en realidad que la educación que recibiera en Lisboa y Compostela fue determinante; su estancia en París sin duda le permitió ampliar el campo de sus intereses a lo especulativo, la lógica y la teología, pero sus comentarios al De anima y al De sensu et sensato de Aristóteles, anteriores a sus Summulae logicales, el que dedicó al De animalibus y las numerosas obras de medicina que se le atribuyen pertenecen plenamente al pensamiento hispánico del siglo XIIl 67 • Pedro Gallego (c.1200-1267), que

65. Jacqueline Hamesse, "L'utilisation des florileges daos l'oeuvre d' Antoine de Padoue. A propos de la philosophie naturelle d' Aristote", Congresso Internacional «Pensamento e Testemunho». 8 Centenário do Nascimento de Santo António, l, Braga, 1996, pp. 111-117. Artur Moreira de Sa, "Primórdios da Cultura Portuguesa", Arquivos de História da Cultura Portuguesa, l, n.º l, Lisboa, 1967, p. 21. 66. Joaquín Carreras Artau & Juan Tusquets Terrats, Apports hispaniques a la philosophie chrétienne de l 'Occident, Lovaina, 1962, p. 16. 67. Tomás & Joaquín Carreras y Artau, Historia de la Filosofia Española, Filosofía cristiana de los siglos XIII al XV, I, Madrid, 1939, pp. 101-144. El estudio detallado de los medios intelectuales hispánicos entre 11SO y 1250 infirma algunas de las conclusiones de

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fue confesor del futuro Alfonso X, provincial de Castilla y luego obispo de Cartagena, adquirió su formación en Compostela y Toledo, ciudad donde tomó el hábito franciscano en 1220; amante de la astronomía y de los libri naturales de Aristóteles y Averroes, tradujo y adaptó entre 1250 y 1267 el De animalibus, el In regitiva domus, y compuso una Summa astronomica68 • El interés por la filosofia natural, y de ahí por Aristóteles y sus comentadores, no decayó con las condenas de Lucas de Tuy y la desaparición del studium de Palencia después de 1250. El franciscano Juan Gil de Zamora (c.1240-c.1320), pese a que hubiera obtenido su título de maestro en teología en París en la época en que el obispo Étienne Tempier prohibía las _trece tesis de origen aristotélica y averroista, dedicó gran parte de su vida a temas de filosofia natural; la enciclopedia De historia natura/is, probablemente empezada hacia 1275, y el tratado Contra venena et animalia venenosa, redactado hacia 1290-1295, muestran el deseo del autor de dar a conocer al mayor número posible de lectores, mediante el sistema alfabético, el mundo de las res naturales, manifestación del poder divino 69 • La Historia natura/is manifiesta, sin embargo, que Juan Gil de Zamora conocía las condenas de 1277, ya que cuidó de colocar,

Carreras y Arta u que no concedían a la penf nsula influencia alguna en la educación de Petrus Hispanus y, pese a las traducciones realizadas en Toledo, ningún papel en cuanto a su interés por las obras de Aristóteles o por la medicina. 68. Auguste Pelzer, "Un traducteur inconnu: Pierre Gallego, franciscain et premier éveque de Carthagene ( 1250-1267)", Micellanea Francesco Ehrle. Scritti di Storia e Paleografia, vol. I, Citta del Vaticano, 1924, pp. 407-456. José García Oro, Francisco de Asís en la España medieval, Santiago de Compostela, 1988, pp. 216-218. 69. Johannes Aegidius Zamorensis, Historia natura/is, ed. Avelino Domínguez Garcfa & Luis García Ballester, 3 vols., Valladolid, 1994, pp. 42-7S.

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como conocimiento último, el de Dios. Aunque se opusiera al averroismo, Raimundo Lulio ( 1233-1315), el doctor illuminatus al que los especialistas ~spañoles conceden un lugar preeminente mientras que otros no parecen saber en dónde situarlo'°, también intentó en su Ars Magna hacer una obra enciclopédica que incluyera y superara la lógica aristotélica. A finales de siglo, en el Lucidario que se le · atribuye, el rey Sancho IV de Castilla se dió como objetivo el llevar "a concordamiento e a servi~io e a enxal~amiento de la nuestra fe ( ...) los maestros de la thologia e los de las naturas que heran contarlos unos de otros en aquellas cosas que son sobre naturas" 71 • En el siglo XIV, en los studia de los dominicos, la adopción del tomismo se inscribe, pues, dentro de una perspectiva de continuidad en cuanto al interés por la filosofia natural que había marcado el siglo XIII en su conjunto. La Summa totius /ogicae Aristotelis, de principios del siglo XIV, que fue durante mucho tiempo considerada obra de Tomás de Aquino, muestra que las teorías artistotélico-tomistas fueron tempranamente enseñadas en los studia dominicos de Castilla 72 • En particular, la teoría de la "ley natural", que ya figuraba en las primeras obras jurídicas de Alfonso X el Sabio, se vuelve a encontrar tanto en la novela del Caballero Zifar de 1300, como en las obras del príncipe 70. Tomás & Joaquín Carreras y Artau, Historia de la fi/osofla española. Filosofla cristiana de los siglos XIII al XV, 2 vols., Madrid, 1939-1943, dedican más de 600 páginas a Raimundo Lulio y al lulismo, mientras que Alain de Libéra, la phi/osophie médiéva/e, París, 1993, sólo menciona su nombre dos veces en su capitulo relativo al siglo XIII (pp. 415 y 418). 71. R. P. Kinkade, los "Lucidarios" españoles, Madrid, 1968, p. 80. 72. Tomás & Joaquín Carreras y Artau, Historia de la fi/osofla española. Filosofla cristiana de los siglos XIII al XV, t. 11,Madrid, 1943, pp. 444-447.

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don Juan Manuel, y aun en el prólogo del Libro de la montería o Libro de la caza, redactado hacia 1340-1350 73 • En Aragón, Galicia y Navarra, los franciscanos que habían obtenido su título de maestro en teología empezaron, al igual que Gonzalo de Valboa (muerto en 1313), a elaborar una teología espiritual opuesta al predominio de la filosofía aristotélica y "científica" que hasta entonces había prevalecido dentro de la orden; pronto se adhirieron a las tendencias escotistas, cuyas figuras señeras son indudablemente Antonio Andrés, el doctor dulcifluus (c. 1250-1320), Pedro Tomás, el doctor strenuus et invincibilis (c.1280-c.1337), Pedro de Navarra (c.1280-c.1347) y Alvaro Pelayo (c.1285-1348), quien fue penitenciario del papa y se orientó hacia el derecho político y la represión de las herejías. A partir de Gonzalo de Valboa, la "contemplación teológica" se separó claramente de la filosofía al erigirse, no sólo como motor de la devoción, sino también como asequible a todos, independientemente del grado de conocimientos 74 • Los franciscanos que siguieron esa vía pertenecían, aunque quizás a pesar suyo, a la tradición hispánica, aquella que pretendía poner al alcance de la mayoría los conceptos intelectuales y "universitarios": la filosofía natural en el siglo XIII, la teología en el XIV. La denuncia de la corrupción de la Iglesia a la que se dedicó Alvaro Pelayo hacia 1320-1330, tanto como los fogosos sermones del dominico Vicente Ferrer a principios del siglo

73. Dennis P. Seniff, "lntroduction to Natural Law in Didactic, Scientific and Legal Treatises in Medieval Iberia", The Medieval Tradition of Natural law, ed. H. J. Johnson, Kalamazoo, 1987, pp. 161-178. 74. Tomás & Joaquín Carreras y Artau, Historia de la filosofia española. Filosofía cristiana de los siglos XIII al XV, t. 11, Madrid, 1943, pp. 459-480. Historia de la teología española, I, Madrid, 1983, pp. 474-487.

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XV, siguen enmarcándose en una lógica del bonum, de lo moral, más que de la especulación acerca de la veritas 15 • No obstante, la filosofia natural y la teología se mantuvieron estrechamente vinculadas entre sí. Y cuando Salamanca en 1381, y luego Valladolid en 1418, recibieron del papa la autorización de enseñar teología, en el marco del cursus universitario se concedieron las cátedras de teología a aquellos que anteriormente habían enseñado "lógica" y "filosofía natural" a través de comentarios a las Sententiae y a los doce libros de la Metafísica de Aristóteles. Fue en particular el caso, durante el siglo XV, de los representantes de una corriente heterodoxa en la universidad de Salamanca: Alfonso de Madrigal (1410-1455), Pedro Martínez de Osma (c.1420-1480), Antonio de Nebrija (1441-1522) 76 • Nebrija, precisamente, pasó a la posteridad como el primero de los humanistas frente a los "bárbaros" que seguían la tradición medieval. Titular de la cátedra de artes, o sea de gramática y retórica, en Salamanca entre 1475 et 1487, elaboró una nueva gramática latina, las Introductiones latinae, diversos vocabularios y la primera gramática de una lengua vernácula, la Gramática de la lengua castellana (1492). Con las Introductiones, Nebrija se sitúa en la vía de una vuelta hacia el latín clásico, vía abierta por Lorenzo Valla y Perottus, oponiéndose a la tradición que había encamado, en su traducción y comentario de la Retórica de Cicerón, el

75. Alvaro Pais, Estado e pranto da lgreja (Status et planctus Ecc/esiae), ed. Miguel Pinto de Meneses, 4 vols., Lisboa, 1988-1994. Pedro M. Cátedra, Sermón, sociedad y literatura en la Edad Media. San Vicente Ferrer en Castilla (1411-1412), Salamanca, 1994. 76. José Riesco Terrero, "La metaflsica en España (siglos XII al XV)", Repertorio de Historia de las Ciencias Eclesiásticas en España, 4, Salamanca, 1972, pp. 203-259. Adeline Rucquoi, "Démocratie ou monarchie. Le discours politique dans l'université castillane au XV siecle", El discurso político en la Edad Media, op. cit., pp. 233-255.

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obispo Alfonso de Cartagena (1386-1456). Sin embargo, las Introductiones no son una gramática especulativa, sino un manual mejor adaptado que sus antecesores a las exigencias de los estudiantes de finales del siglo XV, y la Gramática de la lengua castellana pone de manifiesto la preocupación didáctica propia del antiguo maestro del studium de Salamanca 77 , preocupación compartida por otros colegas 78 • Hacia 1460, el antiguo titular de la cátedra de teología de Salamanca, el dominico Lope de Barrientos, había elaborado, para un público no universitario, una síntesis de los principios elementales de la filosofia y teología, la Clavis Sapientiae 19 •

LA MEDICINA El interés que suscitó la medicina en la península ibérica durante la Edad Media guarda una estrecha relación con la filosofia natural. Entre principios del siglo XII y mediados del XIII, los traductores cuidaron de dar a conocer en lengua latina el Secretum secretorum del Seudo-Aristóteles, las obras de Hipócrates y Galeno, de al-Razi, Abu-1-Qasim, lbn Ridwan, Hunayn ibn Ishaq (Johannicius), y el canon de Avicena. La medicina, por la que se interesaron numerosos 77. Francisco Rico, Nebrija frente a los Bárbaros, Salamanca, 1978. Carmen Codoñer, "Las lntroductiones /atinae de Nebrija: tradición e inovación", Nebrija y la introducción del Renacimiento en España, ed. V. García de la Concha, 111,Salamanca, 1983, pp. 105-122. 78. Ángel Gómez Moreno, "Gramática castellana de Palacio: un nuncio de Nebrija", Revista de Literatura Medieval, I (1989), pp. 41-51. Expreso aquí mis agradecimientos a Víctor Infantes quien me facilitó esta referencia, así como las relativas a Nebrija mencionadas en la nota anterior. 79. Ángel Martínez Casado, Lope de Barrientos. Un intelectual de la corte de Juan II, Salamanca, 1994, pp. 149-166.

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filósofos, como Petrus Hispanus -autor, entre otras obras, del Thesaurus pauperum que fue utilizado como manual en las universidades medievales-, Juan Gil de Zamora, Raimundo Lulio y Arnaldo de Vilanova, experimentó un fuerte desarrollo con la creación de las universidades. Alfonso X instauró dos cátedras de "fisica" en Salamanca en 1254, y se enseñó la medicina en Lisboa y Lérida desde el momento mismo de la aparición de sus respectivos studia generalia a finales del siglo XIII. Los conceptos básicos de la medicina sabia, o sea la equalis complexio o equilibrio entre los diversos elementos del cuerpo, y la humiditas radica/is que depende también del medio ambiente y de la dieta alimenticia, se fundamentaban en las categorias aristotélicas, al igual que la búsqueda de las causas de la enfermedad. El método del médico es así semejante al del filósofo natural, su campo de interés, las res naturales, es el mismo, y ambos trabajan sobre una cosmología. Sin despreciar la medicina práctica y experimental, que se apoyaba en y producía los Antidotarius, Regimen sanitatis y hasta tratados de botánica, los médicos egresados de los studia generalia querían ante todo conseguir un conocimiento racional del cuerpo humano considerado como "cosa natural", y descubrir las causas de la "ruptura de equilibrio" que es la enfermedadªº. Las universidades favorecieron, pues, la "profesionalización" de la medicina y la "medicalización" de la sociedad: en la época misma en que Tomás de Aquino, comentando la Política de Aristóteles, encomendaba a los magistrados urbanos el cargo de contratar a buenos médicos para cuidar la salud de sus conciudadanos, Alfonso X el Sabio, en la segunda Partida, definía a los médicos

80. Luis García Ballester, "Universidad y nueva profesión médica en la Europa latina medieval, siglos XIII y XIV", Universidad, cultura y sociedad en la Edad Media, ed. Santiago Aguadé-Nieto, Alcalá de Henares, 1994, pp. 105-129.

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como los que "non tan solamente han a puñar de toller las enfermedades a los ornes, mas a guardarles la salud de manera que non enfermen" (Tít. IX, ley X). Más todavía que la filosofia natural, de la cual procede directamente, la medicina tiende hacia la práctica, el bonum, y se asemeja en ello al derecho. A partir de finales del siglo XIII, las ciudades contrataron a médicos del mismo modo que contrataban a letrados conocedores del derecho. Y si bien las bibliotecas de los médicos contenían obras en latín, el saber médico se difundió rápidamente, tanto en lengua vulgar como en árabe y hebreo. En los estados de la Corona de Aragón, mientras los Aforismas de Hipócrates, el Albucasis, un Regimen sanitatis ad rege Aragonum, el Thesaurus pauperum de Petrus Hispanus, diversos tratados de cirugía y aun el Antidotarius Nicolai eran traducidos al catalán, Raimundo Lulio y Arnaldo de Vilanova escribían directamente en lengua vulgar sus obras de medicina 81• En Castilla, donde la peste hizo su aparición en 1301 ya, fueron redactados diversos tratados, como la Epistola et regimen de pestilencia que compuso en Montpellier en 1348 Alfonso de Córdoba, magister artium liberalium et artis medicinae, o la Sevillana medicina que compiló en 1382 Juan de Aviñón; hacia 1411-1414, el médico del rey de Castilla, Alfonso Chirino, se preocupó por redactar dos obras generales en castellano, el Espejo de medef ina y el Menor daño de la medicina; Gómez García de Salamanca, quien enseñó medicina en Salamanca entre 1430 y 1464, fue también el autor de un Compendio de medicina, de diversos opúsculos especializados y de un Recetario contra pestilencia; por su parte, el bachiller Alfonso López 81. Lluis Cifuentes, "Los textos medievales en catalán. La lengua catalana en la difusión y la vulgarización de la ciencia en la Baja Edad Media", conferencia pronunciada en el Colegio de España, París, el 12 de diciembre de 1994.

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de Valladolid, maestrescuela de Compostela, redactó a petición de su arzobispo hacia 1437-1439, un Regimiento contra la pestilencia; en .1489, el médico del Rey Católico, Francisco López de Villalobos, elaboró un Sumario de la medicina inspirado en el Canón de Avicena y, unos años después, el valenciano Gaspar Torrella ofrecía, en su Tractatus cum consiliis contrapudendagram seu morbum gallicum, la primera descripción de la sífilis 82• La medicina nunca fue un saber monopolizado por la universidad y numerosos médicos se iniciaron en su oficio siendo aprendices de su padre o de un maestro; los judíos y musulmanes también lo ejercían, lo que obligó a los "fisicos", "~irujianos" y "médicos" a conocer los textos escritos en árabe o en hebreo. Sin embargo, los studia generalia consiguieron controlar parcialmente la profesión, a través del otorgamiento de diplomas tanto a los que habían estudiado fuera del marco universitario como a cierto número de no-cristianos 83• Concebida desde sus orígenes como aplicación práctica de la filosofia natural y como utilitas, la medicina se enseñó en la península ibérica más como práctica que como especulación, y buscó los medios

82. Marcelino V. Amasuno Sárraga, La peste en la corona de Castilla durante la segunda mitad del siglo XIV, Valladolid, 1996. Id., Alfonso Chirino. Un médico de monarcas castellanos, Valladolid, 1993. Id., Medicina castellano-leonesa bajomedieva/, Valladolid, 1991. Id., El «Regimiento contra la pestilencia» de Alfonso López de Valladolid, Valladolid, 1988. María Teresa Herrera, Menor daño de la medicina de Alonso Chirino. Edición crítica y glosario, Salamanca, 1973. Francisco López de Villalobos, Sumario de la medicina con un Tratado de las pestíferas bubas, ed. Maria Teresa Herrera, Salamanca, 1973. Vid. Luis García Ballester, "La medicina" en el t. XVI de la Historia de España R. Menéndez Pida), Madrid, 1994, pp. 633-651. 83. Marcelino V. Amasuno Sárraga, La escuela de medicina del Estudio salmantino (siglos XIII-XV), Salamanca, 1990, pp. 60 y 61.

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necesarios para "preservar la salud" de la mayoría antes que especular sobre la oposición entre Galeno y Aristóteles 84 • Se desarrollaron asimismo, de acuerdo con la medicina y el pensamiento aristotélico, los conocimientos relativos a la farmacopea, en particular los tratados sobre venenos, o sobre las propiedades de los metales y de las piedras. La traducción de varias obras de alquimistas árabes por Roberto de Chester, Hugo de Santalla y la escuela de Gerardo de Crémona hacia 1140-1170 dió a conocer al mundo hispánico, ya no meras prácticas sino una filosofia que ordenaba los elementos, los jerarquizaba, establecía relaciones entre ellos o analizaba las "transmutaciones" que podían sufrir. El Lapidario y un Relogio del argent vivo elaborados en la corte de Alfonso X el Sabio 85 , la traducción de la Clavis sapientiae y del Picatrix 86, un gran número de artículos de la Historia natura/is de Juan Gil de Zamora, diversas proposiciones de Amaldo de Vilanova, el Testamentum y el Compendium animae transmutationis atribuidos a Raimundo Lulio 87, sin olvidar la breve mención de las piedras en el De 84. Luis García Ballester, "El papel de las instituciones de consumo y difusión de ciencia médica en la Castilla del siglo XIII: el monasterio, la catedral y la universidad", Dynamis, 4 ( 1984), pp. 3363. Marce lino V. Amas uno Sárraga, La escuela de medicina del Estudio salmantino (siglos XIII-XV), Salamanca, 1990. Danielle Jacquart & Fran~oise Micheau, La médecine arabe et roccident médiéva/, París, 1990, pp. 167-203. 85. Nonnan Roth, "Jewish Collaborators in Alfonso's Scientific Work", Emperor of Culture. Alfonso X the Learned of Castile and His Thirteenth-Century Renaissance, ed. R. l. Burns, Filadelfia, 1990, pp. 59-71. 86. Juan Vemet, La cultura hispanoárabe en Oriente y Occidente (1978), trad. fr: Ce que la culture doit aux Arabes d'Espagne, París, 1985, pp. 228-234. 87. Tomás & Joaquín Carreras y Artau, Historia de la fi/osofla española. Filoso/la cristiana de los siglos XIII al XV, I, pp. 219-221 y 11, pp. 45-55. Antonio Linage & Antonio González Bueno, El Occidente

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consolatione rationis de Pedro de Compostela, muestran el interés que suscitó la disciplina en los siglos XIII y XlV. Sin embargo, más adelante las plantas y los animales prevalecieron sobre las piedras y los metales y no parece que el problema de la "piedra filosofal" haya suscitado grandes investigaciones en la península ibérica.

EL QUADRIVIUM

La identificación abusiva de la "universidad" medieval con el desarrollo de la lógica, la filosofia y la teología, reduce a menudo a un olvido más o menos consciente aquella otra sección de las facultades de artes, las disciplinas del quadrivium. Si las materias del trivium debían de "fazer al omne bien razonado", las del quadrivium tenían por objetivo, según la General Estoria de Alfonso X de Castilla, el "f azer sabio el omne" ya que por ellas "se muestran las naturas de las cosas" y, aunque las cosas hayan existido antes de que se les diera un nombre, sólo se podía enseñar el quadrivium después del trivium porque "las cosas non se pueden enseñar nin aprender departida mientre si non por las vozes et por los nombres que an" 88• Por lo tanto, los saberes que permiten conocer el número y la medida de las cosas son la aritmética, la música, la geometría, y la astrología "que muestra a omne mesurar et saber los movimientos del ~ielo e de las planetas, et faze a omne conoscer todos los cuerpos celestiales e las quantias de todas estas cosas Medieval Cristiano, n.º 6 de Akal. Historia de la Ciencia y de la Técnica, Madrid, 1992, p. 50. Georg Lockemann, Historia de la Química, I, México, 1960, pp. 46-50. Lynn Thorndike, A History of Magic and Experimental Science, Londres, 1923, pp. 841-873. 88. Alfonso el Sabio, General Estoria, t. I, ed. Antonio G. Solalinde, Madrid, 1930, p. 194.

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complida mientre"; el texto precisa luego que el nombre de dicho arte fue formado a partir de astros, "que nos llamamos estrella", y de logos o "razón" 89 • Un studium generale debía, pues, ofrecer dicha enseñanza, aunque no fuera más que al nivel de la f acuitad de artes. Pero, ¿se estudiaban las materias del quadrivium en los studia generalia? Mucho antes de inclinarse por los tratados filosóficos, los "traductores" o científicos del siglo XII se habían interesado por la astronomía y, a lo largo de la primera mitad del siglo, habían leído, traducido y adaptado obras relativas al astrolabio y al movimiento de las estrellas, tratados de Abu Mashar (Albumasar), al-Fargani, al-Battani, al-Qabisi (Alkabitius), Abenragel, Messalah, Abu Bakr (Abubacer), Albucasim, Saul ben Birsch (Zael), al-Kindi, al-Biruni y Umar ibn al-Farrukhan (Ornar Tiberiadis). El estudio de las matemáticas y de la geometría, con el propósito primordial de calcular el movimiento de los astros, y el de la astronomía parecen haberse desarrollado, en el siglo XIII, en la corte real mayormente. Las traducciones que patrocinara el rey Alfonso X, como el el conjunto de los Libros del saber de astronomía, el Libro de las formas et de las ymagenes de los cielos, el Libro de las cruzes, el Libro conplido de los juicios de las estrellas y hasta el Setenario, crearon un vocabulario científico en castellano en un campo que, para los intelectuales de la península, estaba estrechamente vinculado a la cosmología aristotélica; el rey, dice el prólogo del Libro de las cruzes que fue acabado en 1259, "porque el leyera, et cada un sabio lo affirma, el dicho de Aristotil que dize que los cuerpos de yuso, que son los terrenales, se mantenen et se goviernan por los movementos de los corpos de suso, que son los celestiales, por voluntat de Dyos entendio et connocio que la sciencia et el saber en 89.

Ibídem, p. 196.

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cuerpos celestes y cuerpos terrestres, entre mundo superior y mundo inferior, podía llevar a prácticas que la Iglesia reprobaba y que numerosos alemanes, ingleses y franceses tacharon de mágicas 93 • En 1434, el rey Juan II de Castilla mandó quemar parte de la biblioteca del noble Enrique de Villena, cerca de 50 volúmenes de "malas artes"; el instrumento de dicha purga, el dominico Lope de Barrientos, escribió poco tiempo después un tratado entero dedicado al arte de la magia y a sus prácticas, el Tractado de la divinanf a 94 • Sus contemporáneos describieron al arzobispo de Toledo Alfonso Carrillo (1446-1482) como un hombre al que "plaziale saber esperiencias e propiedades de aguas e de yervas e otros secretos de natura", y cuya apetencia de riquezas "le fizo entender muchos años en el arte del alquimia" 95 • La astrología fue enseñada conjuntamente con la medicina, y los estatutos de la Universidad de Salamanca de 1529, que insistían en la utilización del latín por los estudiantes so pena de multa, permitieron, sin embargo, a los maestros "de gramatica y musica y retorica e astrologia" hablar en lengua vernácula "quanto les conbiniere para bien de declarar" 96 • En 1404, el rey Enrique IV dotó

93. Jaime Ferreiro Alemparte, "La escuela de nigromancia de Toledo", Anuario de Estudios medievales, 13 (1983), pp. 205-268. Alvaro Pais, Espelho dos Reis (Speculum regum), ed. Miguel Pinto de Meneses, 2 vols., Lisboa, 1972, t. I, cap. XXVIII. Julio Samsó, "Las ciencias exactas en Castilla durante la Edad Media", Historia de una cultura, ed. Agustín García Simón, t. 11,Valladolid, 1995, pp. 661-689. 94. Pedro M. Cátedra, Tratado de astrología atribuido a Enrique de Vi/lena, Barcelona, 1983. Paloma Cuenca Muñoz, El «Tractado de la Divinanfa» de Lope de Barrientos. La magia medieval en la visión de un obispo de Cuenca, Cuenca, 1994. 95. Fernando del Pulgar, Los claros varones de España, Sevilla, 1500, ed. facsfmil, Madrid, 1971, Tit. XX "Del ar~obispo de Toledo". 96. José Luis Martín, "Ambiente científico de la Universidad de

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connocer las significationes destos corpos celestiales sobredichos sobre los corpos terrenales era muy necessaria a los homnes" 9º. En la primera mitad del siglo XlV, la fama de astrónomo que se labrara Alfonso X hasta le reportó la atribución de tablas astronómicas, elaboradas en París pero difundidas bajo el nombre de "Tablas alfonsinas" 91• La búsqueda de un saber "útil", antes que la de una ciencia "verdadera", explica que el estudio de los astros se orientara, en la península ibérica, hacia la scientia iudiciorum stellarum, o astrología, antes que hacia el análisis matemático de la forma y la apariencia de los movimientos celestes o astronomía. El deseo de entender la naturaleza según sus principios específicos y de conocer las relaciones que unen el individuo al cosmos contribuyó a vincular durante varios siglos las ciencias de las res naturalia con la astrología92• La fama de centro de nigromancia, que adquirió Toledo a ojos de los extranjeros en el siglo XIII y que fue retomada por don Juan Manuel en su Conde Lucanor con la historia "De lo que acaes~ió a un dean de Sanctiago con don Illán, el gran maestro que morava en Toledo", la que atribuyó a la corte del rey Alfonso XI de Castilla ( 13121350) el franciscano Alvaro Pelayo en su Speculum regum, y finalmente la que gozó Salamanca en los siglos XV y XVI, constituyen un testimonio indudable de la vitalidad de esta corriente científica: el estudio de las relaciones entre 90. Alfonso el Sabio, Libro de las cruzes, ed. Lloyd A. Kasten & Lawrence B. Kiddle, Madrid-Madison, 1961, p. 1. 91. Emmanuel Poulle, "Les Tables alphonsines et Alphonse X de Castille", Comptes-Rendus de rAcadémie des Jnscriptions et Belles-Lettres, enero-marzo 1987, pp. 82-102, y "The Alphonsine Tables and Alfonso X of Castile", Journa/for the History of Astronomy, 19 (1988), pp. 97-113. 92. Emst Cassirer, lndividuum und Kosmos in der Philosophie der Renaissance, ed. española: Individuo y cosmos en la filosofia del renacimiento, Buenos Aires, 1951, pp. 134-137. Eugenio Gario, Lo zodiaco della vita, Bari, 1976.

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una cátedra de "fisica" en la Universidad de Valladolid, mientras que las constituciones otorgadas en 1411 por el papa Benedicto XIII a la Universidad de Salamanca ordenaban la creación de nuevas cátedras, en particular dos de medicina y una de astrología 97 • El maestro en artes y teología Alfonso de Madrigal (1410-1455), quien había también estudiado derecho civil y canónico en Salamanca, dejó el recuerdo "que en la ciencia de las artes e theologia e filosofia natural e moral, e assi mismo en el arte del astrologia y astronomia, no se vido en los reynos de España ni en otros estraños se oyo aver otro en sus tienpos que con el se conparase" 98 • El judío Abraham Zacuto, que enseñó matemáticas y astrología en Salamanca antes de refugiarse en Portugal en 1492, publicó un Almanach Perpetuum sobre la declinación del sol, que permitió poco después el cálculo de las latitudes. Diego de Torres, tras haber sido sustituto de retórica y lógica en 1469, luego de medicina en 1471 y de filosofia natural en 1477, obtuvo en 1481 la cátedra de astrología; alabado por Lucio Marineo Sículo, escribió en 1485 un Eclipse del Sol y en 1487 un Astrologicum commentarium mientras practicaba la medicina 99 • Unos años después, Pedro Sánchez Ciruelo quien había

Salamanca", Universidad, cultura y sociedad en la Edad Media, cd. Santiago Aguadé-Nieto, Alcalá de Henares, 1994, p. 89. 97. Marce lino V. Amasuno Sárraga, La escuela de medicina del Estudio salmantino (siglos XIII-XV), Salamanca, 1990, pp. 48-51. 98. Fernando del Pulgar, Los claros varones de España, Sevilla, 1500, ed. facsímil, Madrid, 1971, tit. XXIII "Del obispo de Avila". 99. Francisco Cantera Burgos, El judío salmantino Abraham Zacuto. Notas para la historia de la astronomía en la España medieval, Madrid, 1931, pp. 317-335. Marcelino V. Amasuno Sárraga, La escuela de medicina del Estudio salmantino (siglos XIII-XV), Salamanca, 1990, pp. 113-118. Mariano Esteban Piñeiro, "Matemáticas, astrología y navegación en la Castilla del siglo XVI", Historia de una cultura, cd. Agustín García Simón, t. 11,Valladolid, 1995, pp. 691-739.

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estudiado en Salamanca redactó un curso de enseñanza de las matemáticas, que él consideraba fundamentales para el estudio de las demás disciplinas; completó su Tractatus arithmetica practica, qui dicitur Algorismus (París, 1505) con un Cursus quattuor Mathematicarum artium liberalium, editado en 1516 y que dedicaba numerosas páginas a la música, a la exposición de nuevos teoremas, a una teoría matemática de la refracción astronómica y, hacia 1530, a una Reprovación de las supersticiones y hechicerías 100• En 1474, los maestros y administradores de la Universidad de Salamanca ordenaron la construcción de una biblioteca, cuya bóveda fue ornamentada con motivos astronómicos y astrológicos. Numerosos libros científicos fueron allí guardados, que el inventario realizado en 161O catalogó bajo el epígrafe de "Astrología". Fiel a su política de utilitas, el studium optó por proveerse con los testos commo lecturas, o sea con los textos fundamentales y sus comentarios, pero otras fuentes muestran que se leían y compraban en Salamanca las obras raras, en particular las que interesaban a la astrología 101• Al finalizar este breve repaso de la aportación de los studia generalia a las diversas disciplinas del saber medieval en España, algunas conclusiones, provisionales sin duda, se imponen.

1OO. Acisclo Fernández Vallín, Cultura científica en España en el siglo XVI, Discurso leí do ante la Real Academia de Ciencias exactas, flsicas y naturales, Madrid, 1898 (ed. facsímil: Sevilla, 1989), p. 34. Paloma Cuenca Muñoz, El «Tractado de la Divinanfa» de Lope de Barrientos. La magia medieval en la visión de un obispo de Cuenca, Cuenca, 1994, pp. 55-58. 101. Guy Beaujouan, Manuscrits scientifiques médiévaux de / 'université de Salamanque et de ses «Colegios Mayores», Burdeos, 1962, pp. 1-14.

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La visión cosmológica, preconizada por una filosofia natural inspirada en Aristóteles y sus comentaristas árabes, tomó por objeto al hombre y a su universo. No parece que hubiera, en el pensamiento medieval hispánico, separación entre los saberes, aunque existiera la especialización. Un médico era al mismo tiempo gramático y filósofo natural, un jurista habría estudiado filosofia y teología, un matemático conocerá la astrología, la retórica y la filosofia. En la medida en que el ideal propuesto no era un saber en particular -la filosofia/teología, por ejemplo-, sino el dominio de las siete artes liberales, y en que el objetivo perseguido era la búsqueda del summum bonum, un estudio del pensamiento hispánico medieval, en el marco principalmente de la influencia ejercida por las universidades, no puede obviamente limitarse a un solo campo. Pensamiento jurídico, filosófico y científico son las diversas facetas de un mismo saber. Hay que ver en ello, probablemente, una influencia de las teorías de Averroes y Maimónides, quienes habían definido a la filosofia como verdad y a las religiones como imágenes de aquella: siendo la verdad única, el filósofo, independientemente del sistema de creencias y ritos de su comunidad de origen, comparte con los demás filósofos el acceso directo a dicha verdad. Poco importaba entonces que ésta fuera transmitida en árabe, hebreo o latín, ya que es superior a todas las religiones elaboradas por esas mismas lenguas. El Libro del gentil y de los tres sabios, que redactara Raimundo Lulio hacia 1272, en árabe primero y luego en catalán (Llibre del gentil e deis tres savis), retomó el tema de la exposición de las tres religiones frente a un "pagano" que, en realidad, es un filósofo. Por otra parte, el rechazo sistemático de un saber que fuera únicamente especulativo, celosamente reservado a los especialistas y al recinto de las universidades, se plasmó en la península ibérica en un verdadero humanismo, cuyas primeras expresiones se remontan al siglo XIII. El hombre, -171-

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parte de la naturaleza, se encuentra así en el corazón del pensamiento hispánico medieval, mucho antes de que los "humanistas" italianos se sintieran en la obligación de reaccionar en contra de las corrientes intelectuales parisinas. La atención prestada a los sentidos, sentimientos, virtudes y debilidades del ser humano es una de las principales características de las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio y se ha hablado, a propósito de esta obra, de un "humanismo" precoz. No se trata aquí de una corriente aislada, según lo atestiguan las manifestaciones artísticas de la época. La filosofia natural se encuentra, pues, en el origen del interés por el hombre, hombre que se expresa con la ayuda de la gramática y la retórica, hombre viviendo en sociedad, del que se ocupa el derecho, hombre en estado de equilibrio fisico, que la medicina estudia e intenta preservar, y hombre en sus relaciones con el macrocosmo para la astrología que escudriña los "mundos de arriba" para entender su relación con éste de abajo. Inspira también la idea de una amplia difusión de la cultura, y los studia generalia favorecieron el acceso de la mayoría, clérigos y laicos, al conocimiento y no dudaron en enseñarlo en lengua vulgar. La filosofia natural, que fue cultivada con pasión por la península ibérica, establecía el vínculo entre todos los saberes, que, conjuntamente, debían de hacer al hombre "razonado y sabio"; colocaba al hombre como centro de la naturaleza y tenía por objetivo la transformación de uno y otra. Los conocimientos adquiridos en los studia desembocaron efectivamente en aplicaciones prácticas: la enseñanza de la moral y de la virtud mediante los sermones o las obras didácticas redactados por aquellos que habían estudiado las ciencias de la lengua, el mantenimiento de la justicia que garantizaban los que sabían derecho, la posibilidad de conocer los venenos y luchar contra la peste que proponf an los médicos, el cálculo de las latitudes, la cartografia y la -172-

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navegación que fue facilitado por la ciencia de las matemáticas y de la astrología. El lugar central que le fue concedido al hombre y la curiosidad por la naturaleza explican así el interés que mostraron, en el siglo XVI, conquistadores y misioneros en América por las costumbres y las lenguas de los indios, la flora y la fauna del Nuevo Mundo. El "hombre de bien" que la universidad hispánica medieval pretendía formar era, pues, un "filósofo", curioso de los saberes y capaz de utilizarlos para ejercer una acción positiva sobre sí mismo y sobre lo que lo rodeaba. A finales del siglo XV, el cronista Fernando del Pulgar, que ya había alabado la "ciencia de las artes e theologia e filosofia natural e moral, e assi mismo el arte del astrologia y astronomia" de Alfonso de Madrigal, exaltaba las virtudes del marqués de Santillana porque "tenia gran copia de libros e davase al estudio, especialmente de la filosofia moral e de cosas peregrinas e antiguas". Los studia generalia -universidades, centros de estudio conventuales o urbanos, y hasta la corte- contribuyeron así, entre los siglos XIII y XVI, a la elaboración de un pensamiento original, humanista, práctico y moral, entre cuyos representantes más notables se cuentan Alfonso de Cartagena, Alfonso de Madrigal, Melchor Cano y Francisco de Vitoria 102• La influencia de la filosofia natural, aristotélica y avicenista, desempeñó aquí un papel esencial que requiere todavía de un análisis en profundidad a través de las múltiples obras, literarias, jurídicas, teológicas, científicas y medicinales que constituyen el testimonio histórico de su influencia y de sus características específicas.

102. Vicente Muñoz Delgado, Lógica, ciencia y humanismo en la renovación teológica de Vitoria y Cano, Humanismo, Reforma y Teología. Cuadernos de Historia de la Teología, n.º 11, Madrid, 1980.

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DEMOCRACIA O MONARQUÍA: EL DISCURSO POLÍTICO EN LA UNIVERSIDAD CASTELLANA (SIGLO XV) No vale la pena insistir sobre el papel primordial que desempeñaron los especialistas en derecho egresados de las universidades, los letrados, en la Castilla de los Trastámara. Desde que, en 1975, Salvador de Moxó llamara la atención de los historiadores sobre el ascenso de los letrados en la corte de Alfonso XI1, se multiplicaron los estudios que han puesto de manifiesto el aumento a partir de las primeras décadas del siglo XIV del número de los universitarios en todos los campos de la administración real, eclesiástica, urbana y aristocrática. Los letrados del círculo de Alfonso XI solían conseguir sus títulos en el extranjero, en Bolonia, Montpellier, Toulouse o París; pero, en 1333, la suspensión de las restricciones impuestas a la licentia ubique docendi 1. Salvador de Moxó, "La promoción política y social de los letrados en la corte de Alfonso XI", Hispania, 129 (1975), pp. 5-29.

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-que impedía a los graduados de Salamanca enseñar en Bolonia y en París- favoreció indudablemente el studium de Salamanca y, en 1351, el doctor Pedro Yañez, que se había formado en él, añadía a sus cargos como canciller y alcalde del rey Pedro I el de oidor de la Audiencia Real2. Los centros de estudio se multiplicaron a partir de finales del siglo XIV, en el momento mismo en que la Universidad de Salamanca y, en menor medida, la de Valladolid adquirían una notoriedad que traspasaba las fronteras de Castilla 3 • El colegio de San Clemente de los Españoles fue fundado en Bolonia por el cardenal Albornoz, en 1367, año en que la guerra civil asolaba a Castilla. Pero, en 1386, los fundadores escogieron su propia patria: al Colegio llamado "del Pan y el Carbón" de Salamanca se sumaron el Colegio de San Bartolomé en 1401 y el de Cuenca en 1500; se fundó un Colegio en Alcalá de Henares en 1458, mientras que el cardenal de España creaba en Valladolid en 1479 el Colegio de Santa Cruz, y que, en 1508, en Alcalá el cardenal Cisneros elevaba el suyo al rango de universidad 4 •

2. Pedro Yañez, que ya era doctor en 1342 (Florencio Marcos Rodríguez, Catálogo de documentos del archivo catedralicio de Salamanca (siglos XII-XV), Salamanca, 1962, doc. 562-563), y desempeñó un gran papel en la administración real entre 1352 y 1365 (Luis Vicente Dfaz Martfn, Los oficiales de Pedro I de Castilla, 2.ª ed., Valladolid, 1987, pp. 103-105), es indudablemente el doctor Salamantin. autor de dos comentarios de derecho canónico cuya lectura recomendaba Benedicto XIII en 1411 (Vicente Beltrán de Heredia, Bulario de la Universidad de Salamanca (1219-1549), Salamanca, 1966, 11,n.º 444). 3. Antonio García y García, "Los dificiles inicios (siglos XIII-XIV)" y "Consolidaciones del siglo XV", en La Universidad de Salamanca, Salamanca, 1989, l, pp. 13-58. 4. Adeline Rucquoi, "La formation culturelle du clergé en Castille a la fin du Moyen Áge", en Le clerc séculier au Moyen Age, París, 1993, pp. 249-262.

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La multiplicación de los centros de estudio y, consecuentemente, la de los estudiantes y sobre todo de los graduados responden a las exigencias de la sociedad del siglo XV. La obtención de un título universitario, fuese de bachiller, licenciado o doctor, implicaba una inversión cuyo rendimiento era tanto económico como social. Los cabildos catedralicios y de las abadías seculares abrieron ampliamente sus puertas a los graduados en derecho, y además les dieron la posibilidad de seguir con sus estudios mientras percibían los frutos de sus beneficios, como en Sevilla desde 13955, o pagaron los gastos de la obtención del título que sancionaba el final de los estudios, medida de la que se benefició el bachiller Juan Martinez de Grajal que recibió del cabildo de León 40 florines de oro en 1421 para recibirse de licenciado 6 • El porcentaje de los universitarios en los cabildos no dejó de aumentar a lo largo del siglo XV, mientras que, siendo peritos en derecho y a menudo entrados al servicio de algún prelado importante, acumulaban los beneficios y accedían a veces a los más altos cargos. Uno de los cuatro criterios de la reforma del clero que se hizo bajo los Reyes Católicos estipulaba que las sedes episcopales se diesen exclusivamente a letrados'; así se cumplía un largo proceso iniciado con el Cisma, formulado en los concilios de Constanza en 1415 y luego de Pavía-Siena en 1423, antes de que el concilio de Ba~

5. José Sánchez Herrero & Isabel Montes, "Los colegiales sevillanos del Colegio Espaflol de San Clemente de Bolonia (1368-1600)", en Estudios sobre los orígenes de las universidades españolas, Valladolid, 1988, pp. 137-142 y 171-181. 6. Mateo Bautista, Maria Teresa García & Maria Isabel Nicolás,

Documentación medieval de la iglesia catedral de León (1419-1426), Salamanca, 1990, n.º 74, p. 82. 7. Tarsicio de Azcona, La elección y reforma del episcopado español en tiempos de los Reyes Católicos, Madrid, 1960, pp. 224-228.

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silea, inaugurado en 1432, lo convirtiera en un requisito obligatorio 8 • Ahora bien, si los rollos de expectativas y el posterior desarrollo de las carreras eclesiásticas permiten apreciar el impacto que tuvieron estos prelados egresados de la universidad en Castilla en el siglo XV, en cambio el que pudieron tener los seglares es mucho menos conocido y a menudo totalmente ignorado. Sin embargo, no todos los universitarios eran clérigos, y un buen número de vástagos de la nobleza, alta y mediana, siguió los estudios de artes, derecho e incluso teología y medicina en la universidad. Algunos enseñaron después en ella, como Juan Alfonso de Benavente que impartió artes y derecho canónico en Salamanca durante cerca de sesenta años, desde 1403 hasta 1463 9 • Otros ejercieron un cargo en su ciudad natal, como Femando de Mexía que, en 1492, publicaba una refutación de Bartolo de Sassoferrato en la que sólo reivindicaba para sí el título de veinticuatro de Jaén 10, o entraron al servicio del rey, como el poeta Juan de Mena, nombrado cronista y secretario de Juan II hacia 1444, que acumuló esas funciones con la de veinticuatro de Córdoba 11• Tampoco eran clérigos los oficiales de la administración real

8. Un Memorial presentado en 1415 en el concilio de Constanza por los universitarios afirmaba que la auctoritas del concilio residía in pre/atis, doctoribus et a/iis literatis personis, incluso si no eran muchos, a falta de los demás. En Siena se exigió que los procuradores fuesen peritos en derecho y retórica. Véase José L. de Orella y Unzué, Partidos políticos en el primer renacimiento (1300-1450), Madrid, 1976, p. 366 y p. 396. 9. Bernardo Alonso Rodríguez, Juan Alfonso de Benavente, canonista salmantino del siglo XV, Roma, 1964. l O. Libro intitulado Nobiliario, perfetamente copylado e ordenado por el onrrado caval/ero Ferrando Mexía veynte quatro de Jahen, Sevilla, Petrus Brun & Juan Gentil, 1492. 11. Juan de Mena, Laberinto de Fortuna, Madrid, 1989. Prólogo de Miguel Ángel Pérez Priego, pp. 12-14.

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o municipal que, desde los miembros del Consejo Real hasta los alcaldes, pertenecían al círculo de los letrados, y no lo eran los numerosos bachilleres, licenciados e incluso doctores que encontraron donde servir en las casas nobles 12 • El peso de la universidad y de los colegios parece, pues, haber sido determinante en la sociedad castellana a la hora de estudiar el discurso político o, más exactamente, los discursos sobre la política susceptibles de informarla, conformarla o deformarla y que, indiscutiblemente, se encontraban detrás de cualquier idea si no de cualquier acto político. Conocemos los fundamentos de la enseñanza impartida en Salamanca, y probablemente también en Valladolid, en esa época. En el Ars et doctrina studendi et docendi que redactó en 1453, el canonista Juan Alfonso de Benavente se preocupó por indicar las fuentes y los autores necesarios a los que seguían sus cursos: amén de los textos fundamentales del derecho canónico y del civil, Séneca, Aristóteles, Catón, Terencio, Cicerón se encontraban junto con las Sagradas Escrituras, Agustín, Hugo de San Víctor, Tomás de Aquino y los gramáticos Donato, Prisciano y Pedro de Blois 13• Estudiante aplicado, el bachiller Alfonso de Toledo terminó en 1467 su Invencionario con la lista de las "autoridades" en las que se apoyó; al lado de los textos y autores del derecho civil y canónico, menciona entre otros a Pedro Comestor, Flavio Josefo, Eusebio de Cesárea, Duns

12. Adeline Rucquoi, Valladolid au Moyen Áge, París, 1993, pp. 287-301 y 406-409. Marie-Claude Gerbet, La noblesse dans le royaume de Castille. Étude sur ses structures sociales en Estrémadure de 1454 a 1516, París, 1979, pp. 331-336. Véase también Jeremy N. H. Lawrance, "The Spread of Lay Literacy in Late Medieval Castile", Bulletin of Hispanic Studies, LXII (1985), pp. 79-94. 13. Juan Alfonso de Benavente, Ars et doctrina studendi er docendi, ed. por Bernardo Alonso Rodríguez, Salamanca, 1972, pp. 15-19.

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Escoto, Ricardo de San Víctor, Pedro Lombardo y Tolomeo de Luca 14• En conjunto, se trata de una enseñanza tradicional, que Antonio García y García califica como "medieval y anterior al humanismo del Renacimiento" 15• Indudablemente, los grandes problemas planteados a lo largo del siglo XV fueron de índole jurídica más que humanística, y obligaron a los especialistas en derecho canónico y civil a precisar tanto el concepto de communitas o de universitas, y en consecuencia su modo de representación, como el de potestas, a menudo bajo su forma de iurisdictio 16• De hecho, el final del Cisma, gracias al concilio de Constanza, había levantado la cuestión del conflicto de poderes: ¿era superior el poder del papa al del concilio, o bien era éste, en tanto que representante de la Iglesia universal, el depositario de un poder superior al del papa? Durante casi medio siglo, los partidarios de las dos opciones polemizaron por medio de discursos y de tratados que intentaban establecer la libera et irrefragabile potestas del papa (según la fórmula de Rodrigo Sánchez de Arévalo) frente a la plenitudo potestatis del concilio representando la Iglesia universal (lo que reivindicaba Nicolás Tudeschis, el Panormitano). Los españoles, que habían participado poco en las primeras asambleas del final del Cisma, entraron en liza a partir de los años 1420 y desempeñaron un papel fundamental en ambos campos durante el concilio de Basilea-Ferrara, o sea, en los años 1432-1445. Bajo los auspicios del cardenal Juan de Torquemada, el legado Juan de Mella, el cardenal

14. Alfonso de Toledo, Invencionario, B. N. París, Ms. Esp. 204, fols. 100-1 OSv. 1S. Antonio García y García, "Consolidaciones del siglo XV", op. cit., pp. S 1-S2. 16. António M. Hespanha,As Vésperas do Leviathan, ed. esp. Madrid, 1989, pp. 231-2S6.

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Juan de Carvajal, y el secretario de Torquemada, Rodrigo Sánchez de Arévalo, tomaron partido a favor del papa, mientras que bajo la égida de Juan Alfonso de Segovia, Alfonso de Madrigal, Juan González de Sevilla, Andrés de Escobar y Alfonso de Cartagena siguieron las teorías de los "conciliaristas"; entre tanto, algunos pasaban de un bando al otro, como el cardenal Juan de Cervantes y el decretista Juan de Palomar. La polémica ha sido objeto de numerosos estudios por parte de los especialistas de historia religiosa y eclesiástica, así como de los historiadores de las universidades europeas del siglo XV 17• El análisis del poder del papa y de sus fundamentos, tanto como del poder de la Iglesia unida en concilio, recurre de forma inevitable a la analogía con el poder temporal. Un Memorial dirigido por los cardenales al papa en 1431 empezará insistiendo sobre esa analogía: In qualibet monarchia tam ecclesiastica quam mundana ad honorem Dei et utilitatem hominum feliciter dirigenda, antes de exigir una mayor participación en el poder dentro de la Iglesia 18• El movimiento conciliarista y sus adversarios desempeñan, pues, un papel fundamental en la definición de nociones

17. En el caso de España, donde son menos numerosas, las investigaciones fueron a menudo hechas por unos eclesiásticos que veían en el conciliarismo un "grave error" cuando no una herejía. Es el caso de Vicente Beltrán de Heredia, Cartulario de la Universidad de Salamanca (1218-1600), Salamanca, 1970, I, pp. 250-409, y también de José Goñi Gaztambide, autor del artículo "Conciliarismo" en el Diccionario de Historia Eclesiástica de España, Madrid, 1972, Supl. l. En cambio, el mejor estudio se debe a José L. de Orella y Unzué, Partidos políticos en el primer renacimiento (1300-1450), Madrid, 1976, que facilita una amplia bibliografia sobre el tema y analiza el contenido de los conceptos presentados por los principales actores de estas controversias. 18. O. Raynaldus, Annales ecclesiastici, Roma, 1641 y ss., año 1431, n.º 5, p. 91, cit. por José L. de Orella y Unzué, op. cit., pp. 435-436.

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puramente "políticas", como la monarquía y la democracia, a partir de su fonnulación aristotélica. Todos los que se interesaron por la evolución del pensamiento político en la Edad Media concuerdan en la gran importancia que tuvo la controversia entre "papalistas" y "conciliaristas" en la formación de lo que Brian Tierney llama "el pensamiento constitucional" 19• En la medida en que hacía de la Iglesia universal y no del papa el depositario de la plenitudo potestatis divina, el movimiento conciliarista reducía notablemente los poderes del titular de la Santa Sede. Al problema de la superioridad en el seno de la Iglesia, se agregó entonces la cuestión de la condonación o no de los pecados en la tierra, que tenía como corolario el problema de las indulgencias, o sea, la del perdón de los pecados después de la muerte. Hacia 1464-1465, Rodrigo Sánchez de Arévalo dedicó así buena parte de su Libellus sobre la "libre e infrangible autoridad" del pontífice romano para demostrar que la potestas papa/is incluía la virtud de atar y desatar incluso en el fuero interno20. Sin embargo, muchos dudaban de ese poder, aunque no todos llegaron a negarlo como lo hizo Pedro Martinez

19. Véase en particular John B. Morrall, Political Thought in Medieval Times, Londres, 1958. Antony Black, Council and Commune, Londres, 1979. Antony Black, Monarchy and Community. Politica/ Ideas in the Later Conciliar Controversy, Cambridge, 1970. Brian Tiemey, Religion, Law and the Growth of Constitutional Thought (1150-1450), Cambridge, 1982. Antony Black, Political Thought in Europe, 1250-1450, Cambridge, Cambridge University Press, 1992 (trad. esp.: El pensamiento político en Europa, Cambridge, 1996). En cambio, Jean-Jacques Chevallier, Histoire de la pensée politique, t. I, París, 1983, sólo le dedica unas lineas, p. 212. 20. Antonio García y García, "Un opúsculo inédito de Rodrigo Sánchez de Arévalo: De libera y irrefragabi/i auctoritate Romani Pontificis", Salmanticensis, 4 (1957), p. 484: ... potestas papa/is includit virtutem ligandi y solvendi etiam in foro conscientiae. Sed cardinales nec communitas christiana non habent ex se talem potestatem ...

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de Osma en el quinto artículo de su Quodlibetum, redactado hacia 147521 • La proliferación de los tratados canónicos y teológicos sobre la penitencia evidencia tanto el interés que ese problema suscitó en Castilla en el siglo XV, como, a través de la discusión sobre la remisión de los pecados en este mundo y en el otro, la prolongación de la controversia acerca del poder en la Iglesia. Fuesen seglares o eclesiásticos, muchos oficiales de la corona estudiaron en Salamanca a lo largo del siglo XV. En palabras de Helen Nader, en el brillante estudio que dedicó a la familia de los Mendoza, el ascenso de los letrados en la administración central a expensas de la nobleza, en particular durante el .reinado de los Reyes Católicos, significó el triunfo de "la teoría política escolástica", del "derecho romano", de la historia considerada "como la realización de la voluntad de Dios" y de la interpretación del cambio como "un premio o un castigo providenciales"; la exclusión de la alta nobleza vino así a ser la de las ideas y conceptos nuevos, humanísticos, y el obispo de Burgos, Alfonso de Cartagena (1386-1456), aparece como el paradigma de esos universitarios anclados en tiempos pasados 22 • La Universidad de Salamanca -en la que se impartía una enseñanza, según Antonio García y García, "medieval y anterior al humanismo del Renacimiento"-, habría formado -o deformado- unos letrados que, como Alfonso de Cartagena, "estaba a la cabeza de un movimiento

21. Las proposiciones de Pedro Martfnez de Osma fueron condenadasen Alcalá en 1479 y su De confessione fue públicamente quemado en Salamanca el 15 de junio ante las puertas de la facultad de derecho canónico. Véase nota 61. 22. Helen Nader, The Mendoza Family in the Spanish Renaissance (1350-1550), New Brunswick, 1979, pp. 128-149, en particular p. 130 (trad. esp.: Los Mendoza y el Renacimiento español, Madrid, 1986, pp. 155-178, en especial, pp. 157 y 158).

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antirenacentista", ya que "desde sus comienzos se orientó la universidad castellana a promover la profesión de jurista", en detrimento de la teología "muy descuidada desde las primeras fundaciones universitarias en el siglo XIII", y al mismo tiempo "no ofrecían oportunidad de estudiar ese idioma como disciplina humanística" 23 • Fuera del postulado que supone que no hay universidad digna de ese nombre en la Edad Media sin teología, ¿no se trata aquí de una visión extremadamente reductora si no simplemente maniquea del contenido de la enseñanza que Salamanca ofrecía a sus estudiantes en el siglo XV? Entre las grandes personalidades cuyas ideas y discursos hicieron mella en la controversia conciliarista, y de los que sabemos que habían estudiado y a veces enseñado en Salamanca, figuran los nombres de cuatro teólogos: el cardenal Juan de Cervantes (1382-1453), que era también doctor utriusque iuris, Alfonso de Madrigal el Tostado (1410-1455), que al mismo tiempo era magíster artium y bachiller en derecho canónico, Juan Alfonso de Segovia (c. 1393-1458) y el cardenal Juan de Torquemada (1388-1458); hay que añadirles dos canonistas: Juan González de Sevilla (c. 1365-1440) y el cardenal Juan Alfonso de Mella (1397-1467), y tres civilistas: Alfonso de Cartagena ( 1386-1456), el cardenal Juan de Carvajal (c. 1399-1469) y Rodrigo Sánchez de Arévalo (1404-1470) que tenía también conocimientos de derecho canónico. Si bien parece que se cuentan más teólogos en las filas de los conciliaristas y más juristas del lado del papa, muchos de los que ostentan un título universitario en una disciplina poseen al mismo tiempo un buen conocimiento de las otras: Juan de Cervantes acumuló los títulos de maestro en teología, doctor en derecho civil y derecho

23.

lbidem, pp. 160, 171, 172 y 174.

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canónico, y Juan Alfonso de Segovia cita tanto los textos del derecho canónico como los de los teólogos y filósofos. A mediados de siglo, Juan Alfonso de Benavente, en su Ars et doctrina studendi et docendi, aconsejará el estudio de la gramática, la dialéctica y la retórica, pero denostará los estudiantes que se dedican a las misturas scientiarum en vez de dedicar todos sus esfuerzos a los textos del derecho canónico 24• Pese a esas advertencias, la lista de los autores puesta por Alfonso de Toledo al final del Invencionario muestra que el saber adquirido en Salamanca abarcaba las artes, el derecho y la teología. En esas condiciones, se vuelve dificil establecer una distinción, en el siglo XV, entre los especialistas en derecho, que caracterizaría una mentalidad escolástica y "medieval", y los teólogos, versados en gramática, retórica y filosofia, que defenderían los valores del humanismo. Entre los numerosos profesores de la Universidad de Salamanca en el siglo XV, dos parecen haber ejercido una profunda influencia sobre sus estudiantes: Alfonso de Madrigal, el Tostado, y Juan Alfonso de Benavente. El primero enseñó la filosofia moral y la teología entre 1435 y 1454, el segundo enseñó las artes durante quince años, las decretales durante treinta, y finalmente el derecho canónico durante otros quince años, cubriendo así el período 1403-146325•

24. Juan Alfonso de Benavente, op. cit., p. 52: Scientiae necessariae ad studium, y pp. 58-59: Sexto dicitur "misturas scientiarum ", quia hoc enormiter studentes ledit, quod ante quam in una scientia sint formati, ad audiendum alias diversas scientias transferuntur, y taliter scientias crebro mirant quod numquam bene in una firmantur. 25. Alfonso de Madrigal, cuyas Opera omnia fueron publicadas en Venecia entre 1507 y 1531, ha sido objeto de múltiples estudios, en particular P. Silvano, Alfonso Tostado. Vita ed opere, Roma, 1952; José de Orella y Unzué, op. cit., pp. 420-425; y Nuria Belloso Martín, Política y humanismo en el siglo XV. El maestro Alfonso de Madrigal, el Tostado, Valladolid, 1989. Juan Alfonso de Benavente fue asimismo objeto de

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Se les puede añadir Juan González de Sevilla, quien fue obispo de Cádiz en 1426, y sobre todo Juan Alfonso de Segovia, mejor conocido bajo el nombre de Juan de Segovia, que, aunque sólo enseñara la teología en Salamanca de forma intermitente entre 1418 y 1432, hizo donación a la universidad en 1457, pocos meses antes de su muerte, de ciento y un volúmenes entre los cuales constaban sus propias obras 26 • Juan González de Sevilla, cuyo nombre aparece ya en 1387 en un rollo de expectativas de la Universidad de Salamanca, fue bachiller en 1408, licenciado en 1414 y finalmente doctor en derecho canónico en 1418. Ocupó la cátedra de prima de las scholarum novarum hasta 1424. Autor, hacia 1421, de un Tractatus contra duos pontifices contendentes de papatu, fue siempre fiel a las ideas conciliaristas y tomó partido en 1432 contra Eugenio IV; redactó en esa ocasión unas Allegationes de potestate concilii en las cuales afirmaba que la plenitudo potestatis est in ipsa Ecclesia seu universitate Ecclesiae tamquam in fundamento 21 • Juan de Segovia aparece en todas las obras que tratan del concilio de Basilea como uno de los adalides de los conciliaristas, probablemente por haber llevado hasta sus últimas consecuencias la reflexión acerca del poder dentro

algunos trabajos desde Antonio García y García, "Un canonista olvidado: Juan Alfonso de Benavente, profesor de la universidad de Salamanca en el siglo XV", Revista Española de Derecho Canónico, 15 (1960), pp. 655-669, en particular Bernardo Alonso Rodríguez, Juan Alfonso de Benavente, canonista salmantino del siglo XV, Roma, 1964. 26. Julio González, El maestro Juan de Segovia y su biblioteca, Madrid, 1944, completado por Benigno Hemández Montes, Biblioteca de Juan de Segovia. Edición y comentario de su escritura de donación, Madrid, 1984. 27. José L. de Orclla y Unzué, op. cit., pp. 481-484. Véase también Vicente Beltrán de Heredia, Cartulario de la Universidad de Salamanca, I, pp. 286-299.

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de la Iglesia. Sus principales obras de eclesiología, estudiadas por Gonzalo Vera Fajardo28, presentan la Iglesia como una societas de criaturas racionales, a la vez spontanea et universa/is, inmediatamente instituida por Dios; es el cuerpo místico de Cristo, su organicum, animado por la fe y asociado en la unidad del espíritu. En el seno de tal sociedad ¿dónde reside la potes tas? A partir de una comparación con Lucifer, que había recibido el poder de presidir la asamblea de los ángeles -comparación que podía tener graves consecuencias en lo que al papa se refiere, y que Lutero se encargará de utilizar un siglo después-, Juan de Segovia concluye que el poder reside en la asamblea, la de los ángeles o la Iglesia, que, cuando yerra la cabeza visible, tiene el derecho y el deber de oponerse a ella en la medida en que la única verdadera cabeza de la Iglesia es Cristo. La potestas de la comunidad es "la virtud, la facultad y la autoridad de asegurar su propia conservación", "de vencer y dominar sobre sus adversarios", "de orientar todos sus hijos hacia las obras de la fe, la esperanza y la caridad" 29 • El ejercicio de ese poder o iurisdictio reside finalmente en la Iglesia universal por medio del concilio que la representa 30 • 28. Gonzalo Vera Fajardo, "La eclesiologfa de Juan de Segovia en la crisis conciliar (1435-1447)", Boletin de la Institución Sancho el Sabio, 11 (1967), pp. 51-86, y La eclesiología de Juan de Segovia en la crisis conciliar (1435-1447), }\orna, 1968. Véase también José L. Orella y Unzué, op. cit., pp. 412-417. 29. Gonzalo Vera Fajardo, "La eclesiologia ...", op. cit., pp. 56, 58 y 65: Virtus, facultas seu auctoritas semetipsum conservandi in ea quam primo acceperat unitatem (...) adhuc vincendi adversarios y superandi, Quoniam potes tas Ecclesie est dirigendi omnes filios suos ad opera fidei, spei y caritatis. 30. Ecclesia ipsa universa/is exercet jurisdictionem suam per concilium ipsam representans, cit. por José L. Orella y Unzué, op. cit., p. 429.

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Los argumentos avanzados por Juan de Segoviano eran sólo teológicos. Su propia experiencia de la enseñanza de la Biblia le permitía aseverar que la afirmación del poder monárquico del papa estaba basada en el derecho positivo, elaborado por los juristas, mientras que las reivindicaciones comunitarias o conciliaristas remitían al derecho natural o divino 31 • En 1426, cuando enseñaba en Salamanca, Juan de Segovia ya había dedicado una repetitio al problema de la superioridad y de la excelencia del poder eclesiástico y espiritual. No resulta, pues, sorprendente que una de las obras que compuso en Basilea, un tratado sobre la autoridad de los concilios y de la Iglesia redactado hacia 1433, tuviera por título De insuperabili sanctitate et summa auctoritate generalium conciliorum; unos años después, elaboró ·un Liber de magna auctoritate episcoporum in synodo generali y una justificación de la condena de Eugenio IV por el concilio de Basilea 32 • En medio de los libros que donó a su universidad figuran unos "Tratados compuestos en favor de la autoridad de los concilios generales desde Pisa hasta 1442", que incluían entre otros los escritos del cardenal Zabarella, de la Universidad de París, de Juan Gerson, de Antonio de Butrio y del Panormitano 33 • 31. Benigno Hemández Montes, op. cit., p. 61. 32. Además de las obras anteriormente citadas, véase Antonio García y García, "La canonistica ibérica posterior al Decreto de Graciano", Repertorio de Historia de las Ciencias Eclesiásticas en España [RHCEEJ, Salamanca, 1971, 2, pp. 195:198. Horacio Santiago Otero, Manuscritos de autores medievales hispanos, Madrid, 1987, pp. 20-23 y 101-128. 33. Benigno Hemández Montes, op. cit., p. 97, n.º 58: Tractatus compositi in favorem auctoritatis generalium conciliorum a tempore Pisani usque ad annos Domini mil/e cccc.XL11. maximi voluminis, XXXYJ y amplius sexternos continens, de marca majori. Sunt autem tractatus LYJ, autores XII, videlicet: Franciscus de Zambarellis, Antonius de Butrio, Universitatis Parisiensis, Petrus de Ancarano, Johannes Gerson, Cardinalis sancti Marci,

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crático, pese a sus excesos -que lleguen a dominar illi qui indocti sunt et naturaliter apti ad serviendum-, viene a ser el mejor: apud totum populum maneat principatus et omnes aequaliter dominentur. Alfonso de Madrigal no emplea aquí los términos propios del derecho, la potestas, la auctoritas o incluso la iurisdictio, sino el de principatus, que se refiere al ejercicio mismo del poder. Éste se manifiesta a través de la elaboración de leyes que, del mismo modo, no deben de ser en sí mismas las mejores sino establecer un ordenamiento jurídico encaminado a asegurar el bien de la comunidad: el legislador debet eligere politiam convenientem huic populo, del mismo modo que debet eligere leges convenientes illi populo et politiae. Y Alfonso de Madrigal cuida de señalar que sus conclusiones se aplican tanto a la Iglesia como a los príncipes laicos 35 • El principatus que reside en el pueblo se delega por elección en un rey; en la Iglesia, el concilio es el representante de la comunidad. El 21 de junio de 1443, de viaje por Italia, Alfonso de Madrigal expuso ante un consistorio de prelados entre los que figuraba Juan de Torquemada una serie de proposiciones de las que tres fueron condenadas como erróneas y heréticas 36 • Contestando a ello, el profesor de Salamanca redactó un Defensorium trium conclusionum que pone en evidencia, en la segunda parte, unas posturas abiertamente conciliaristas, en la línea de su anterior defensa del régimen democrático. Afirma que "la Iglesia universal no puede errar", que "el concilio general no puede errar en materia de fe o de costumbres" mientras que el papa puede caer en la herejía, que "Cristo instituyó su tribunal supremo en la Iglesia en el sagrado concilio, incluso por encima del 35. Nuria Belloso Martín, op. cit., pp. 142-156. Seguimos aquí a la autora y citamos el texto a partir de su transcripción. 36. Vicente Beltrán de Heredia, Cartulario de la Universidad de Salamanca, I, pp. 480-490.

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En la época en que Juan de Segovia abandonaba la Universidad de Salamanca para acudir al concilio de Basilea en el séquito del cardenal Juan de Cervantes, Alfonso de Madrigal el Tostado conseguí a el grado de magister artium y ya ejercía como titular de la cátedra de filosofla moral. Diez años después, obtuvo el título de maestro en teología mientras enseñaba Biblia como sustituto. Tras un viaje a Italia en 1442-1443, durante el cual mantuvo en Siena una controversia sobre veintiuna proposiciones teológicas y tuvo entre sus adversarios al cardenal Juan de Torquemada, volvió a Salamanca donde enseñó teología y Biblia hasta 1454, año en que fue elevado a la sede episcopal de Avila. En 1436, cuando tenía unos veintiséis años, Alfonso de Madrigal compuso una repetitio, la De optima politia, en la que comentaba el II libro de la Política de Aristóteles, o sea, los fundamentos de la vida en comunidad y el mejor régimen politico 34• Sumamente práctico, el joven profesor ponía como ideal el régimen monárquico, por ser el que más se parece a los principios naturales. También le parecía ofrecer ventajas el régimen aristocrático, o gobierno de los elegidos secundum gradum virtutis. Empero, siendo los hombres seres imperfectos, la cuestión que se planteaba no era la elección del régimen mejor en teoría sino del más eficaz. Dentro de esa perspectiva realista, el régimen demo-

Johannes patriarche Antiochenus, N. autor incognitus sed tune presumptus Julianus presidens, Universitates studiorum generalium Parisiensis, Viennensis, Elfordensis, Coloniensis, Lubicensis, N. doctor carthusiensis, Johannes de Segobia, Nico/aus Panormitanus. 34. Biblioteca Universitaria de Salamanca, Ms. 55.809. Una traducción parcial fue hecha por Juan Candela Martinez, "El De optima politia de Alfonso de Madrigal, el Tostado", Anales de la Universidad de Murcia. Derecho, 13 (1954-1955), pp. 61-108. Un buen análisis con numerosas citaciones en Nuria Belloso Martín, op. cit., pp. 42-50.

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papa" ya que el concilio, que es la ecclesia congregata, es el único capaz de sufficienter repraesentare la Iglesia universaP 7• Las proposiciones condenadas en Siena no se limitaban, sin embargo, al mero campo político. Tocaban la cuestión del pecado y de la remisión del pecado, que, como hemos visto, es una cuestión vinculada a la esencia del poder. Interesándose por la naturaleza del pecado de los ángeles y de los pecados mortales, Alfonso de Madrigal afirmó que, aunque ningún pecado fuera irremesible, a poena tamen aut a culpa Deus non absolvit nec aliquis absolvere potest38 • La distinción, teológica, se encontraba en la diferencia entre el acto, el peccatum, y la culpa o voluntad de pecar. Juan de Torquemada, que le contestó en un Tractatus in quo ponuntur impugnationes quarumdam propositionem Alphonsi de MadrigaP 9 , lo comprendió peñectamente: la proposición iba en contra de una serie de artículos de la fe, disminuía la virtud de los sacramentos empezando con el bautismo, era incompatible con la doctrina del purgatorio -y por lo tanto de las indulgencias-, remataba en el problema de la justificación por la gracia40 • La potestas ligandi et solvendi se encuentra en el alma del discurso sobre el poder en el siglo XV. Al tiempo que Juan de Segovia y luego Alfonso de Madrigal enseñaban las Sagradas Escrituras y la teología, Juan Alfonso de Benavente desempeñaba una de las cátedras de derecho canónico de Salamanca. De origen humilde, Juan Alfonso se había formado en la universidad en la que,

37. Nuria Belioso Martín, op. cit., pp. 154-155. 38. Esta proposición le valió a Alfonso de Madrigal el figurar entre los heterodoxos estudiados por Marcelino Menéndez y Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, Madrid, 1947, t. 11,pp. 363-364. 39. Biblioteca del Vaticano, Ms. Vat. Lat. 976, fols. 118-131v. 40. Vicente Beltrán de Heredia, op. cit., 1, pp. 482-489.

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hacia 1403, empezó a enseñar "la ética de Aristóteles y la retórica"; a partir de 1418, sólo se dedicó a enseñar derecho canónico, aunque había estudiado también derecho civil. El conjunto de las repetitiones que dió entre 1444 y 1465 ha llegado hasta nosotros, así como una serie de tratados y de compilaciones 41 • Siguiendo el método que él mismo definió en su Ars et doctrina studendi et docendi, Juan Alfonso de Benavente empieza planteando problemas, como "la nulidad de las sentencias", "el ayuno", "la oración", "la restitución de los bienes malamente adquiridos", "la enajenación de los bienes eclesiásticos", "el derecho de patronato", "la inmunidad eclesiástica"; los expone a continuación de forma escolástica presentando los argumentos contradictorios ofrecidos por los textos, para finalmente llegar a la solutio 42 • Ahora bien, aparte de esas cuestiones que pertenecen únicamente al campo del derecho, Juan Alfonso de Benavente dedicó numerosos trabajos a la penitencia y a la confesión. La primera repetitio que dió después de recibir el grado de doctor es un comentario sobre el capítulo "De la penitencia" del Decreto de Graciano; once años después, en 1455, su repetitio trató De potestate et arbitrio confessoris; del año siguiente data una compilación de los cánones penitenciales y hechos de los confesores; finalmente, en una fecha indeterminada pronunció una repetitio sobre el bautismo. El conjunto de esos textos fue publicado por su hijo, Diego Alfonso de Benavente, en 1498 con el título Tractatus de penitentiis. 41. 42.

Bernardo Alonso Rodríguez, op. cit. Juan Alfonso de Benavente, Ars y doctrina .., p. 93: Debet ergo

docens /ibrum, rubrum, suprascriptum noter, y textum passim y punctuatum legere ( .. ) y post simpliciter notare y post rationes, causas y oppositiones, questiones y solutiones circa textum y circa glossas querere; y post, ex omnibus istis, notas mixtas y supremas tam circa textum quam circa glossas y doctores elicere, y omnia ad textum applicare.

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Si bien las respuestas ofrecidas suelen ser tradicionales, en la medida en que cualquier intento de solución original se encuentra ahogado en la ingente cantidad de las auctoritates citadas, la formulación de las cuestiones podía suscitar, en los estudiantes, otras preguntas que la técnica jurídica era luego incapaz de resolver. La repetición De penitentia de 1444 planteaba, por ejemplo, el problema an confessio sacerdotalis sit necessaria, la de 1455 la cuestión de quibus confessoribus est data potestas ligandi et solvendi in foro penitentiali, mientras que el "Tratado sobre los penitentes" incluía la de cui Papa debet confiteri. Del mismo modo, en la repetición de 1458 dedicada a la restitución de los bienes malamente adquiridos, Juan Alfonso de Benavente señala los límites de lá potestas papae al responder al problema de utrum Papa possit dispensare quod quis non teneatur restituere aliena et mala ablata43 • No todos los profesores de Salamanca eran partidarios del régimen democrático, del conciliarismo o de la limitación de los poderes de la jerarquía eclesiástica en relación con la remisión de los pecados. Lo atestigua el hecho de que gran parte de los adalides de la teoría hierocrática también proviene de las escuelas de Salamanca. El cardenal Juan Alfonso de Mella, por ejemplo, que pronunció en 1433 una alocución en favor del papa en el concilio de Basilea, y desempeñaba desde 1423 un cargo de oidor del Palacio Apostólico, había obtenido en 1420 su doctorado en derecho canónico en Salamanca44 • El cardenal Juan de Carvajal, que entró al servicio de la Santa Sede en 1438 como oidor del Tribunal de la Rota y sirvió como embajador del papa en varias ocasiones en Alemania y Hungría, había estudiado

43.

Bernardo Alonso Rodríguez, op. cit., pp. 104, 153, 171 y

222. 44. Vicente Beltrán de Heredia, Cartulario ... , I, pp. 500-528. Antonio Garcfa y García, "La canonf stica ibérica ...", op. cit., pp. 191- 192.

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derecho canónico y derecho civil en Salamanca, donde había conseguido el grado de licenciado en Leyes en 1436; sus escritos son unas alegaciones en favor del poder papal 45 • De hecho, la teoría del cuerpo y de la cabeza que lo ordena, manda y es una con él, es indudablemente la que debía de prevalecer en Salamanca donde las Partidas, que presentaban así el rey y su reino, eran uno de los textos estudiados por los juristas 46• Dos antiguos estudiantes de Salamanca se distinguen por la solidez de sus argumentos en favor de la hierocracia, o, en otros términos, de la "monarquía", en la controversia conciliarista: Juan de Torquemada y Rodrigo Sánchez de Arévalo. Juan de Torquemada estudió en Salamanca en los años anteriores al concilio de Constanza y obtuvo el grado de doctor en teología en París en 1425; fue nombrado maestro del Sacro Palacio en 1431 y cardenal de San Sixto en 143947 • Rodrigo Sánchez de Arévalo siguió los cursos de derecho en Salamanca en 1418-1420 y luego de nuevo en

45. Lino Gómez Canedo, Don Juan de Carvajal. Un español al servicio de la Santa Sede, Madrid, 1947. Antonio Garcfa y García, "La canonística ibérica ...", op. cit., pp. 192-193. Diccionario de Historia Eclesiástica de España, Madrid, 1972, article "Carvajal, Juan de". 46. José Antonio Maravall, "La idea de cuerpo místico en España antes de Erasmo" (1956), en Estudios de Historia del Pensamiento Español (1966), 3.ª ed., Madrid, 1983, pp. 181-189, cita también las Flores de la Filosofia de la época de Alfonso X, donde aparece la fórmula "Sabed que el rey e su regno son dos cosas e commo una persona", y un texto del doctor Femando Diaz de Toledo, de mediados del siglo XV, diciendo del rey "e el pueblo e los pueblos son su cuerpo e miembros, e él se dize ser vida del pueblo". 4 7. Vicente Beltrán de Heredia, "Colección de documentos inéditos para ilustrar la vida del cardenal Juan de Torquemada", Archivum Fratrum Praedicatorum, 30 (1960), pp. 53-148 y Cartulario de la Universidad de Salamanca, I, pp. 482-489. Ramón Hernández, "Teólogos dominicos españoles pretridentinos", RHCEE, Salamanca, 1971, 3, pp. 189-202. José L. de Orella y Unzué, op. cit., pp. 447-449.

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1428-1430; consta allí como bachiller in utroque y doctor en Leyes en 1441, pero a veces lleva también los títulos de bachiller en teología y profesor de artes. Embajador del rey de Castilla, participó en el concilio de Basilea en el séquito del obispo Alfonso de Cartagena, se unió en 1439 al grupo de los anticonciliaristas y se convirtió en el más ardiente defensor del régimen monárquico y hierocrático, instalándose en Roma a partir de 144848 • Juan de Torquemada y Rodrigo Sánchez de Arévalo, pese a la controversia que sostuvieron acerca del poder imperial en 1467, tras la publicación por el segundo de su De monarchia orbis et de differentia cuiusvis humani principatus tam imperialis quam regalis49, concuerdan a la hora de decir que el fundamento de cualquier poder es Dios y que él delegó ese poder en el papa exclusivamente. Juan de Torquemada afirma, pues, que el papa tiene el poder de convocar y disolver los concilios, y que es en virtud de su auctoritas que los padres del concilio tienen el ius y la potestas; en cuanto a la universitas que, para los conciliaristas, era la depositaria del poder divino non habet animam, y la cabeza es la única que pueda estructurarla al ser la fuente del poder y del orden; el regnum se identifica con el rex50•

48. Teodoro Toni, Don Rodrigo Sánchez de Arévalo, 1404-1470: su personalidad y actividades. El tratado De pace y bello, Madrid, 1941. R. H. Trame, Rodrigo Sánchez de Aréva/o, 1404-1470. Spanish Diplomat and Champion of the Papacy, Washington, 1958. Juan Maria Laboa, Rodrigo Sánchez de Aréva/o, alcaide de Sant'Angelo, Madrid, 1973. José L. de Orella y Unzué, op. cit., pp. 452-459. 49. Publicado en Roma en 1521. Juan de Torquemada le replicó con un Opusculum ad honorem Romani imperii y dominorum romanorum (Ms. Vat. Lat. 974, fols. 65ra-67vb), al que a su vez respondió Rodrigo Sánchez de Arévalo en su Clipeus monarchiae Ecclesiae (Ms. Vat. Lat. 4881, fols. 49-96). SO. José L. de Orella y Unzué, op. cit., p. 449 y pp. 466-467. Véase

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Pasando revista a los diversos regímenes políticos de las sociedades humanas en la Suma de la política que redactó en castellano hacia 1455-1456, Rodrigo Sánchez de Arévalo sentó, al contrario de Alfonso de Madrigal, la necesidad del régimen monárquico: para él, tanto como para Torquemada, la "cibdad y la comunidad civil, que es toda cibdad o reino" se caracteriza en primer lugar por el desorden, la división. Deberá, pues, ser sometida al príncipe "porque el príncipe es como la cabe~a en el cuerpo humano" y la cabeza tiene dos cualidades: es "más alta y más excellente que los otros miembros" y "endere~a, rige y govierna a todos los otros miembros, ca en la cabe~a es la imaginación y entendimiento" 51 • En su De libera et irrefragabile auctoritate Romani Pontificis, escrito hacia 1467 para apoyar las pretensiones del papa frente a los cardenales, explicará que la potestas papae es de otra naturaleza y de otro orden que la de los cardenales ya que proviene de Dios de forma inmediata, mientras que la de los cardenales les viene del papa 52• La controversia mantenida con Torquemada pone finalmente de manifiesto que Rodrigo Sánchez de Arévalo no admite la superioridad del poder imperial sobre el real. Discípulo en ello de Alfonso de Cartagena 53, muestra cómo el poder real -en España y en Francia-, en la medida en que se fundamenta en el derecho natural y el ius gentium, es superior al poder,

el articulo de José Antonio Maravall, "La idea de cuerpo místico ...", op. cit., en particular las pp. 181-182 y 195-196. 51. Rodrigo Sánchez de Arévalo, Suma de la politica, ed. por Mario Penna, en Prosistas castellanos del siglo XV, BAE, 116, Madrid, 1959, pp. 294-295 y 302. 52. Antonio García y García, "Un opúsculo inédito de Rodrigo Sánchez de Arévalo ...", op. cit., p. 487. 53. Alfonso de Cartagena, Discurso sobre la precedencia del rey de Castilla sobre el rey de Inglaterra, ed. por Mario Penna, op. cit., pp. 205-233.

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impuesto por la violencia, del emperador que sólo depende del derecho civil; la única universa/is monarchia totius orbis reside en el sumo pontífice y el poder de los reyes es superior al de los emperadores 54 • Las teorías monárquicas y hierocráticas de estos dos antiguos estudiantes de Salamanca se debatieron en Roma donde ambos residían. Sin embargo, se les conoció también en Salamanca, merced a la donación, por Juan de Segovia, de un ejemplar del Tractatus de potestate ecclesiae et concilii genera/is de Juan de Torquemada; por su parte, la biblioteca de la universidad se hizo con varias obras de Sánchez de Arévalo 55 • En el inventario de la biblioteca de la catedral de Salamanca figuran muchos libros del cardenal Zabarella y de Alfonso de Madrigal, la Summa Ecclesiae de Juan de Torquemada y dos ejemplares de un Liber de potestate papae et imperatoris 56• En lo que la concierne, la biblioteca . del Colegio de Santa Cruz de Valladolid, fundado en 1479, poseía un volumen que contenía diversos tratados de índole conciliarista, en particular uno de Juan de Segovia y dos del cardenal Pierre Bertrand 57 • Juan de Torquemada y Rodrigo Sánchez de Arévalo son contemporáneos de Juan de Segovia, Alfonso de Madrigal y Alfonso de Cartagena. Formados en Salamanca, los dos primeros prefirieron el servicio del papa a la enseñanza, dejando ésta al cuidado de los "conciliaristas". Sin embar-

54. José L. de Orella y Unzué, op. cit., pp. 4S2-459. SS. Florencio Marcos Rodríguez, "Los manuscritos pretridentinos hispanos de ciencias sagradas en la Biblioteca Universitaria de Salamanca", RHCEE, Salamanca, 1971, 3, pp. 455-456 (Juan de Torquemada), 375, 443-444 y 467-469 (Rodrigo Sánchez de Arévalo). 56. Florencio Marcos Rodríguez, "La antigua biblioteca de la catedral de Salamanca", Hispania Sacra, 14 ( 1961), pp. 1-39 y en particular pp. 21, 19, 34. 57. M.ª de las Nieves Alonso Cortés, Catálogo de manuscritos de la Biblioteca de Santa Cruz, Valladolid, 1976, n.º 89, pp. 84-85.

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go, la aparente victoria de la teoría monárquica a partir de mediados del siglo XV, alabada con alivio por los autores de las monografias españolas dedicadas al conciliarismo, no se verifica en la universidad. El ejemplo más notable de ello lo constituye Pedro Martínez de Osma (c. 1420-1480), quien, entrado en el Colegio de San Bartolomé en 1444, obtuvo tres años después el grado de maestro en artes, enseñó la filosofia moral y a continuación la teología en la universidad entre 1463 y 1478. Discípulo confesado de Alfonso de Madrigal, buen conocedor y comentador de Aristóteles 58, autor de cerca de cuarenta y tres textos, hizo suyas las criticas de su maestro relativas al pecado, a la penitencia y a las indulgencias. Se le debe así un Quodlibetum de confessione, un Tractatus brevis de peccato origina/e et actuali, una "cuestión" titulada Utrum peccans statim cum potest teneatur confiteri y finalmente un Tractatus de confessione en 147659 • Sus reflexiones sobre el pecado y su remisión lo llevaron progresivamente, en la línea de Alfonso .de Madrigal, a cuestionar el poder del papa y de la jerarquía eclesiástica 60 • El Tractatus fue

58. Antonio García y García & Vicente Muñoz Delgado, la Suma de Pedro de Osma sobre La Politica de Aristóteles, Madrid, 1982. 59. Los estudios dedicados a Pedro Martínez de Osma, que Marce lino Menéndez y Pelayo coloca entre los heterodoxos notorios, son muy numerosos. Se puede consultar: Klaus Reinhardt, Pedro Martínez de Osma y su comentario al simbo/o Quicumque vult, Madrid, 1977. Pedro Martínez de Osma (t 1480). Homenaje en el Y centenario de su muerte, Celtiberia, n.º 58 (1980), número monográfico. J. V. Frías Balsas, "Pedro Martfnez de Osma, vida y obra", Burgense, 20 ( 1979), pp. 552-564, "Pedro Martínez de Osma, catedrático salmantino del siglo XV", Celtiberia, 51 ( 1979), pp. 65-88, y "El Compendium Metaphysicae de Pedro de Osma", Revista de Investigación, 1980, pp. l 08 y ss. Horacio Santiago Otero, Fe y cultura en la Edad Media, Madrid, pp. 269-280. 60. En un sermón sobre el tema Quecumque alligaveritis super terram erunt ligata et in coelo, Pedro de Osma expuso la teoría ortodoxa de la cesión, por Cristo a Pedro, de tres potestates, la papa/is potestas,

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considerado herético en Zaragoza, Alcalá y Salamanca en 1479 y fue solemnemente quemado ante las puertas de la universidad, mientras él se encontraba en Madrigal; murió el año siguiente. Sólo conocemos las proposiciones de Pedro Martínez de Osma a través de la refutación que de ellas hicieron el teólogo dominico Juan López de Salamanca, que se había convertido en rector de los estudios en el convento de San Esteban un año antes de que su futuro adversario ocupara la cátedra de filosofia moral en la universidad, y Pedro Díaz de Costana que fue profesor de teología en Salamanca61• El primero de los once artículos litigiosos que se debatieron en Alcalá en presencia del arzobispo de Toledo estaba así formulado: "Los pecados mortales, en cuanto a la culpa y a la pena en el otro mundo, los borra la mera contrición del corazón sin otra referencia a las llaves de la Iglesia"; el segundo indicaba que la confesión pertenecía al derecho eclesiástico y no divino; el sexto sostenía que "el papa no puede condonarle a alguién vivo las penas del purgatorio"; y el séptimo que "la Iglesia de Roma puede equivocarse" 62• la episcopa/is potes tas y la potes tas sacerdotalis. Puso, sin embargo, de manifiesto, a propósito de la primera, que quidam moderni dicant quod haec potestas non fuerit instituta a Christo sed ab aposto/is ve/ eorum successoribus, spiritu sancto dictante, mostrando así su conocimiento de las ideas contrarias [Klaus Reinhardt, "Sermón para la fiesta del apóstol San Pedro", Celtiberia, n.º 59 (1980), pp. 71-77]. 61. JuanLópez de Salamanca, Pedro Martfnez de Osma, La confesión y las indulgencias. Prerreforma y tradición, ed. por Ramón Hernández, Salamanca, 1978. 62. Friedrich Stegmüller, "Pedro de Osma. Ein Beitrag zur spanischen Universitits Konzil und Ketzergeschichte", Romische Quartalschrift für Christliche Altertumskunde und Kirchengeschichte, 43 (1935), pp. 242243. La primera de las 11 conclusiones condenadas era: Peccata mortalia, quantum ad culpam y poenam a/terius saeculi, delentur per solam cordis contritionem sine u/lo ordine ad claves ecclesiae, y la sexta sentaba que Papa non potest indulgere alicui vivo in poenam purgatorii.

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El debate es ante todo de índole teológica. Pero también pertenece al campo de lo político en la medida en que, al negarle al papa el derecho de conceder indulgencias, al sentar la confesión como una institución humana y al denegar la infalibilidad pontificia, Pedro de Osma se vinculaba con la corriente antipapalista, y por lo tanto anti-monárquica. El papel concedido a la remisión per solam cordis contritionem minaba los fundamentos mismos del poder de la jerarquía dentro de la Iglesia al hacer responsable de su propia salvación a cada cristiano; quizás haya que ver en ello una reminiscencia del "omnes aequaliter" de Alfonso de Madrigal. Pedro Martínez de Osma, cuyas teorías fueron refutadas por los teólogos Juan López de Salamanca, Pedro Díaz de Costana y Pedro Ximénez de Préxano63 , encontró un defensor en Femando de Roa (c.1448- c.1502), que había seguido sus cursos en Salamanca. Maestro en artes en 1477, Femando de Roa ocupaba desde 1473 la cátedra de filosofia moral que su maestro había dejado vacante; en 1494, obtuvo la de teología que también había desempeñado Pedro de Osma 64 • En 1479, con otro profesor de la universidad, el teólogo dominico Diego de Deza, formó parte del pequeño grupo de los defensores de Pedro de Osma en Alcalá, lo que le valió ser a su vez objeto de sospecha. Coetáneo de Antonio de Nebrija, que también había seguido los cursos de Pedro de Osma y que ocupó entre

63. lsafas Rodríguez, "Autores espirituales en la Edad Media", RHCEE, Salamanca, 1967, 1, pp. 322-323. Pedro Ximénez de Préxano redactó un Confutatorium errorum contra claves Ecclesiae para refutar las tesis de Pedro de Osma. Véase F. Llamas, "Pedro Ximénez de Prexano y su doctrina sobre la 'potestas ordinis' y 'iurisdictionis"', Teología del Sacerdocio, X, Burgos, 1978, pp. 149-193. 64. Jesús Luis Castillo Vegas, Política y clases medias. El siglo XV y el maestro salmantino Fernando de Roa, Valladolid, 1987.

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1475 y 1487 la cátedra de gramática -y publicó en 1481 sus Introductiones latinae-, Femando de Roa desarrolló en sus comentarios In Politicorum libros Aristotelis los temas de la comunidad civil y del mejor régimen político. Prefiriendo, como ya lo había hecho Alfonso de Madrigal, el término principatus al de potestas y definiendo el carácter específico del poder real como regale imperium, Femando de Roa se muestra favorable al civile imperium que presupone un principatus civilis porque los ciudadanos son iguales y tienen derecho a aequalis honor et aequalis dignitas. Más fiel que Alfonso de Madrigal al sentido de la obra de Aristóteles que comenta, puntualiza, sin embargo, que por cives él entiende los que son virtuosos y capaces; los esclavos, los pobres y los artesanos que se dedican a oficios viles no son los pares de los ciudadanos en quienes reside el poder65• En su Repetitio de iustitia et iniustitia, comentando probablemente la /ex de imperio que fue redescubierta en Roma a mediados del siglo XIV, Fernando de Roa negará que el pueblo hubiese transferido al príncipe su potestas y, fiel discípulo de Pedro de Osma, se apoyará en Tomás de Aquino para decir que la facultad de fundar la ley pertenece "o a toda la multitud o a la persona pública que tiene el cargo de toda la multitud" 66•

65. lbidem, pp. 34-44. Jesús L. Castillo Vegas ve en el sistema de Femando de Roa un rechazo de la nobleza en favor de las "clases medias". Nos parece que más bien se trata de la rivalidad entre dos categorías de la nobleza, en la medida en que las cualidades exigidas del cives son las que Femando de Mexia, en la misma época, atribuye en su Nobiliario vero a la verdadera nobleza. Véase más adelante el trabajo "Ser noble en España (siglos XIV-XVI", pp. 211-248. 66. lbidem, p. 45. El texto, sed aliqui dicunt quod illud eral verum olim non autem hodie quia populus transtulit hanc potestatem in imperatorem, hace claramente referencia a la lex de imperio de época augustea y al texto del Digesto, I, 3, 31 [C/ Ian Thomas, Cours donné a l' École des

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Alfonso de Madrigal, Pedro de Osma y Fernando de Roa enseñaron filosofla y teología. A sus clases no acudieron solamente los futuros licenciados o maestros en artes y en teología. Gonzalo Jiménez de Cisneros, que decidió en 1484 ingresar en la orden franciscana y se hizo llamar en adelante Francisco Jiménez de Cisneros ( 1436-1 S 17), estudió en Salamanca donde consiguió el título de bachiller en derecho canónico; había sido también uno de los discípulos de Fernando de Roa 67 , e invitó, años después, a Antonio de Nebrija a que enseñara en la universidad que había fundado en Alcalá. A lo largo de sus estudios en Salamanca, el futuro cardenal siguió probablemente las clases de Juan Alfonso de Benavente, tal y como lo había hecho Pedro González de Mendoza, cardenal de España y uno de los promotores del humanismo en Castilla, que vivió en Salamanca entre 1446 y 1452 y obtuvo el grado de doctor utriusque iuris 68 • Elio Antonio de Nebrija por su parte había seguido los cursos impartidos por Pedro de Osma y tres de sus obras muestran que también había adquirido conocimientos de derecho 69 • Gonzalo García de Villadiego (c. 1445-1487), Juan López de Segovia (1441-1496) y Juan de Castilla (c.14601S 1O) enseñaron el derecho canónico en Salamanca en la época en que Pedro de Osma, Fernando de Roa y Antonio de Nebrija ocupaban las cátedras de artes y teología. El

Hautes Études, París, 1991-1992. Peter Brunt, "Lex de imperio Vespasiani", Journal of Romance Studies, 1977]. 67. Vicente Beltrán de Heredia, Miscelánea Beltrán de Heredia, IV, Salamanca, p. 160, cit. por Jesús Luis Castillo Vegas, op. cit., pp. 25-26. 68. Francisco Javier Villalba Ruiz de Toledo, El cardenal Mendoza (1428-1495), Madrid, 1988. 69. Antonio García y García, ''Nebrija y el derecho", lnsula, 551 ( 1992), pp. 19-20.

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primero obtuvo en 1472 el título de doctor en derecho canónico, aunque algunos documentos le concedan el de doctor utriusque iuris; enseñó en Salamanca entre 1468 y 1477, fecha en que se marchó a Roma70 • Apoyándose tanto en el derecho civil como en el canónico, en Aristóteles como en Tomás de Aquino, Gonzalo García de Villadiego sostiene algunas tesis que evocan las de Fernando de Roa en la medida en que define a la Iglesia como conjunto de los fieles, una collectio fidelium. Sin embargo, difiere de los conciliaristas en que, para él, la ecclesia representata que constituye el concilio general no es representativa; tan sólo la ~ollectio omnium fidelium no puede errar, "porque, aunque todos los fieles se equivocasen, Dios proveería que uno de los fieles tuviese una visión recta, y así a ése se le llamaría Iglesia" 71• Mientras que Juan López de Segovia se interesaba por diversas cuestiones, como De libertate ecclesiastica o De bello et bellatoribus 12 , Juan de Castilla, que fue rector de la Universidad de Salamanca en 1486 y titular de la cátedra de derecho canónico el año siguiente, declaraba tener por maestro a Juan Alfonso de Benaven-

70. Servando García Cruzado, Gonzalo García de Villadiego, canonista salmantino del siglo XV, Roma, 1968. 11. lbidem, pp. 159-206: Repetitio in cap. flnali De Prescriptionibus (1471). Gonzalo García de Villadiego hace la pregunta: Qualiter ergo intelligitur illum vulgatum quod ecclesia non potest errare? Dicendum quod non intelligitur de ecclesia representata, ut est concilium genera/e, set de vera que est col/ectio omnium fide/ium que errare non potest, nam etiam si omnes fldeles errarent, semper Deus taliter provideret quod a/iquis fidelium recte sentiret y tune iste diceretur ecc/esia (p. 186). Plantea aquí el problema de la universitas ad unum redit, planteado por el Digesto, 3, 4, 7, 2, y glosado entre otros por Acursio. 72. Antonio García y García, "La canonística ibérica medieval posterior al Decreto de Graciano", op. cit., pp. 428-429, y artículo "López de Segovia, Juan" en el Diccionario de Historia Eclesiástica de España, Madrid, 1972.

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te 73 • En 1487, en su Repetitio sobre el último capítulo de la decretal De poenis, trató el problema del derecho de patronato real, lo que le llevó a aseverar que el papa no tiene plenos poderes en cuanto a la colación de beneficios ya que "Cristo no dió el poder de ejercer los sacramentos a Pedro solo, sino a todos los apóstoles" y que, si el sumo pontífice dilapida o distribuye los bienes de la Iglesia a sus parientes, "los reyes y súbditos no están obligados a obedecerle" 74 • Pese a ello, Juan de Castilla pertenece a la corriente monárquica, defendida con brillantez por Rodrigo Sánchez de Arévalo, por el papel que concede a sus reyes. En el caso de Castilla -a la que están sometidos los demás príncipes de la Península, añade en inciso-, los reyes tienen la potestas seu consensus eligendi y en ningún caso puede el papa confirmar la elección sin su consentimiento previo; por "una antigua costumbre siempre respetada y nunca violada", los reyes tienen el ius presentandi y el ius providendi 15 • Lo cierto es que en la época en que escribe esa Repetitio, un antiguo estudiante de la universidad, que había enseñado la filosofia moral en los años 1458-1463 antes de ingresar en la orden de los Jerónimos, Hernando de Talavera, era consejero de la reina y no se mostraba particularmente favorable a los ideales democráticos o aristocráticos de algunos de sus profesores 76 •

73. Tarsicio de Azcona, Juan de Castilla, rector de Salamanca, Salamanca, 1975. 14. Ibidem, p. 90: Prima est subtilis y vivissima, videlicet quod Christus non tribuit potestatem exercendi sacramenta soli Petro sed omnibus aposto/is; p. 92: quia summo pontifici bona ecclesie dissipanti ve/ distribuendi in consanguineos, reges y subditi non tenentur obedire. 15. Jbidem, p. 107: et petatur ah eo potestas seu consensus eligendi,· p. 109: quod non debet papa u/lo modo confirmare electos ad dignitates ecclesiasticas nisi precedente epistula regia y eius conssensu; y p. 114. 76. Luis Resines Llorente, Hernando de Talavera, prior del monasterio del Prado, Salamanca, 1993.

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Naturalmente, sólo se trata aquí de alegaciones hechas dentro de discursos más amplios que no tienen por objeto el problema del poder del papa o de la Iglesia, del rey o del pueblo. Sin embargo, nos han parecido interesantes en la medida en que ponen de manifiesto, en la enseñanza general que podía recibir en Salamanca a lo largo de la segunda mitad del siglo XV un estudiante clérigo o seglar, la existencia de tendencia similares a las que existían en la época de los concilios de Constanza y Basilea. Existe sin lugar a dudas una corriente "democrática" o "constitucional" en España en la época de los Trastámara 77 ; ésta coexiste con la corriente más tradicional de los defensores de la monarquía, fuese ésa papal, imperial o real. Los partidarios de ambos puntos de vista, en su controversia, se vieron en la obligación de definir, no tanto la fuente del poder ya que nadie duda que lo sea Dios, sino su depositario, el monarca o la communitas, y por lo tanto las relaciones establecidas entre ellos. Convertido en dignatario de la Iglesia o simple prebendado, gran oficial del reino o escribano de una ciudad, miembro del Consejo Real o letrado en una casa nobiliaria, el antiguo estudiante debía a sus maestros y a sus lecturas una formación política que, como hemos visto, podía preconizar la democracia frente a la monarquía o a la aristocracia. El problema se planteó varias veces a lo largo del siglo XV, época del enfrentamiento entre el rey y la nobleza. En 1439 como en 1464, el proyecto de ésta parece haber sido la obtención de un mayor control de los órganos del poder que administraban la repartición de las rentas. Para ello, los nobles tuvieron que optar por un "conciliarismo"

77. José Antonio Maravall, "La fórmula 'Quod omnes tangit' y la corriente democrática medieval en España", Anciens Pays y Assemblées d'État, XXXII (1964), pp. 1-13.

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político en el cual, congregados -la ecclesia congregata-, representaban el reino en su conjunto; el rey no era más que el primero de ellos, y su función se encontraba sometida a su control78 • El conjunto de cartas y documentos intercambiados durante la primavera de 1439 entre el rey y la liga nobiliaria, ambos asistidos por un gran número de letrados, lo evidencia ampliamente 79 • También lo atestigua el contenido de una de las cartas dirigidas al rey Enrique IV en 1464 por "los prelados, ricos homes y cavalleros de los reinos de Castilla y de León, en voz y en nombre de los tres estados de vuestros reinos, por servicio de Dios y vuestro, e en bien de la cosa publica ( ...) juntos" 8º. Frente a esa postura, si no democrática por lo menos conciliarista, los letrados del círculo del rey tuvieron el cuidado de señalar, en las fórmulas de la chancillería, que éste actuaba "con ciencia cierta y deliberada voluntad y poderlo real absoluto" y emplearon la palabra "soberanía" para designar el poder supremo81• Tras la victoria del rey

78. Véase Isabel Beceiro Pita, "Doléances y ligues de la noblesse dans la Castille de la fin du Moyen Áge (1420-1464)" y Adeline Rucquoi, 'La lutte pour le pouvoir en filigrane de l'historiographie trastamariste", en A. Rucquoi (dir.), Genese médiévale de /'Espagne moderne. Du refus a la révolte: les résistances, Niza, 1991, pp. 107-126 y 127-144. 79. Nancy F. Marino, El "Seguro de Tordesillas" del conde de Haro don Pedro Fernández de Ve/asco, Valladolid, 1992. 80. Madrid, Real Academia de la Historia, Colección Salazar, 9/430, fol. l 80v-l 89. La carta en la que los nobles le reprochan al rey su política empieza con "Muy alto principe e muy poderoso rey y señor, los prelados, ricos homes y cavalleros de los reinos de Castilla y de León, en voz y en nombre de los tres estados de vuestros reinos, por servicio de Dios y vuestro, e en bien de la cosa publica y de todos vuestros reinos y señorios, que somos juntos y conformes". 81. Nancy F. Marino, op. cit., p. 84: " ... y declarar de mi cierta ciencia y deliberada voluntad y poderlo real absoluto y de plenitudine meae potestatis" ( 16 de junio de 1439). José Luis Bermejo, "Orígenes medievales en la idea de soberania", REP, 201-202 (1975), pp. 283-291.

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sobre la liga, en Olmedo en 1445 las Cortes recordaron, en un capítulo dedicado a la traición, que el rey, vicario y lugarteniente de Dios en la tierra, "es cabe~a e cora~on e alma del pueblo e ellos son sus mienbros" 82 ; todos los textos legales en Castilla, desde las Partidas de Alfonso X el Sabio hasta los ordenamientos de las Cortes, establecían en efecto la inseparabilidad y la complementaridad del rey y del pueblo, concebidos como un cuerpo místico. Los ideales constitucionales o democráticos, ardientemente combatidos por los Reyes Católicos, sobrevivieron sin embargo y, en 1518, las Cortes se sintieron en la obligación de recordarle al joven rey Carlos "que fue escojido e llamado por rey" para mantener la justicia, "e ansy vuestra alteza deve hacer, pues en verdad nuestro mercenario es, e por esta causa asaz sus súbditos le dan parte de sus frutos e ganancias suias, e le syrven con sus personas" 83 • Dos años después, la Santa Junta de las ciudades, en la que desempeñaron un papel fundamental los letrados, declaraba asumir sola el gobierno del reino y eliminaba el Consejo Real, dando así la señal de una revolución si no democrática por lo menos "constitucional" 84•

82. Cortes de los antiguos reinos de León y Castilla, Madrid, 1866, t. 111,p. 483: " ... el rrey, cuyo cora~on es en las manos de Dios e lo el guia e inclina a todo lo quel plaze, el qual es vicario e tiene su logar en la tierra e es cabe~a e cora~on e alma del pueblo e ellos son sus mienbros". 83. Cortes de los antiguos reinos de León y Castilla, t. IV, p. 261 (Cortes de Valladolid de 1S 18): " ... E muy poderoso sennor, ante todas cosas, queremos traer a la memoria de vuestra alteza se acuerde que fue escojido e llamado por rey ( ...) e el buen regir es facer justicia ( ... ) e ansy vuestra alteza deve hacer, pues en verdad nuestro mercenario es, e por esta causa asaz sus súbditos le dan parte de sus frutos e ganancias suias, e le syrven con sus personas todas las veces que son llamados". Cit. por Joseph Pérez, La revolución de las "Comunidades" de Castilla (1520-1521), Madrid, 1977, pp. 119-120. 84. Joseph Pérez, op. cit., pp. 187-199.

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La actitud favorable hacia las Comunidades de Castilla de la que dió muestras en 1520-1521 el presidente de la Chancillería, Diego Ramírez de Villaescusa, quien se había beneficiado de la enseñanza de Fernando de Roa e incluso había sido su substituto, se ha atribuído a veces a la influencia de éste. Pero se atribuye al mismo Fernando de Roa un papel importante en la formación del futuro cardenal Cisneros que fue uno de los defensores activos del poder monárquico; la creación, en Alcalá de Henares, de una universidad en la que predominaban las artes y la teología y en la que no se enseñaba derecho se debería a su influencia 85• Profesores de artes, maestros en teología y doctores en derecho canónico y civil elaboraron así, y enseñaron durante más de un siglo a los futuros "ejecutivos" de la administración real, eclesiástica y nobiliaria, un discurso político en el que, a través de los comentarios de Aristóteles, la cuestión de la superioridad del concilio o el problema de la penitencia, analizaban los diversos regímenes políticos y definían las relaciones entre la comunidad y su rey. Lejos estamos del monolitismo arcaizante de los letrados que Helen Nader oponía a la flexibilidad de una nobleza abierta a las corrientes nuevas. El humanismo y la reflexión sobre el poder formaron parte de la enseñanza universitaria. Las Cortes siguieron desempeñando un gran papel en el siglo XVI después de la derrota de las Comunidades, y el "absolutismo" de los reyes de la dinastía de los Habsburgo fue un absolutismo limitado, aunque poseyera todos los atributos que Jean Bodin definirá para la soberanía 86•

85. Jesús Luis Castillo Vegas, op. cit., pp. 25-27. 86. Salustiano de Dios, "Sobre la génesis y carácteres del estado absolutista en Castilla", Studia Histórica. Historia Moderna, 111,3 (1985), pp. 11-46; "La evolución de las Cortes de Castilla durante los siglos XVI y XVII", Hispania. Entre derechos propios y derechos nacionales, Milán,

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¿No se podría ver en ello un legado del discurso político enseñado en Salamanca desde principios del siglo XV?

t. II, 1990, pp. 593-755; Gracia, merced y patronazgo real. La Cámara de Castilla entre 1474-1530, Madrid, 1993. Véase también Juan Candela Martínez, "Para una teoria política española del Consejo y de la representación", Anales de la Universidad de Murcia. Derecho, pp. 907-948.

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SER NOBLE EN ESPAÑA (SIGLOS XIV-XVI)

En España, al igual que en las demás naciones europeas, el siglo XV se caracteriza por una proliferación de los tratados de nobleza, y correlativamente de tratados de caza, de armas o de etiqueta cortesana. La aparición de movimientos sociales igualitarios y milenaristas, como el de los partidarios de Wycliff en Inglaterra en los años 1380 o el de Jan Hus en Bohemia en la primera mitad del siglo XV, pudo desempeñar un papel en la elaboración de ese "discurso sobre el origen de la desigualdad". No se puede plantear el problema de la nobleza, de su origen -¿creó Dios la nobleza? ¿la quiso? ¿la permitió?- y de su justificación fuera del marco social en general; y lleva entonces ineludiblemente a una reflexión sobre la sociedad, sociedad ideal y real, sociedad política y sociedad humana. Por tanto, la reflexión sobre la nobleza, capa superior y privilegiada de la sociedad, no se circunscribe sólo a los "tratados de nobleza"; en España, invade escritos y representaciones iconográficas, se desliza entre las líneas de una traducción o en el prólogo de una obra, se refuerza con el pretexto de un poema o un tratado teológico. Quien explica -211-

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el lugar y el papel de la nobleza explica de paso los del otro o de los otros estamentos de la sociedad, dentro de un orden querido por Dios y sancionado por el derecho. Su primera manifestación la constituye indudablemente la evocación de las hazañas de los "antiguos y gloriosos caballeros", notable ya en 1417 en la obra de Enrique de Villena, Los doze trabajos de Hércules 1; tiene su continuación hacia 1450 con las Generaciones y Semblanzas de Fernán Pérez de Guzmán 2 y encuentra una nueva forma de expresión en 1485 en los Claros varones de España del cronista real Fernando del Pulgar 3 • En correlación con esas vidas de caballeros ejemplares, ciertos miembros de la nobleza empezaban a poner por escrito sus propias aventuras, tal y como lo hizo el conde Pero Niño en El Victoria/, que redactó su escudero Gutierre Díez de Games .hacia 14484 • Las traducciones del De re militari de Vegecio se multiplicaron y dieron lugar a tratados de imitación, como el del dominico Alfonso de San Cristóbal titulado "Vegecio espiritual" 5 ; la lectura del De militia de Leonardo Bruni de Arezzo suscitó asimismo otra serie de reflexiones. Sin demora, varios nobles se dirigieron a especialistas acerca de puntos precisos: la significación y los atributos del título de duque, por ejemplo, sobre los cuales el poeta Juan de

1. Enrique de Villena, Los doze trabajos de Hércules, ed. por Margherita Morreale, Madrid, 1958. 2. Fernán Pérez de Guzmán, Generaciones y Semblanzas, ed. por J. Domfnguez Bordona, Madrid, 1979. 3. Fernando del Pulgar, Los claros varones de España, ed. por Robert B. Tate, Oxford, 1971. 4. Gutierre Diez de Games, El Victoria/, ed. por Juan de Mata Carriazo, Madrid, 1940. 5. La Biblioteca Nacional de París conserva así dos traducciones castellanas de Vegecio de mediados del siglo XV, una que es fiel al texto original (Mss. Esp. 295) y la otra, quizás obra de Alfonso de San Cristóbal, enteramente glosada (Mss. Esp. 211).

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Mena redactó un pequeño tratado6, o el origen de los privilegios de los caballeros y sus deberes, cuestión planteada por el marqués de Santillana a la que aportó una respuesta el obispo de Burgos Alfonso de Cartagena 7 • Dos tratados entera y únicamente dedicados a la nobleza, el Espejo de verdadera nobleza de Diego de Valera, escrito hacia 1441, y el Doctrinal de caba.lleros de Alf onso de Cartagena redactado cuatro años después, permiten responder a la pregunta: ¿qué es ser noble en España en la primera mitad del siglo XV? Sus autores no pertenecen al mismo grupo social, aunque ambos provengan de familias judías convertidas al cristianismo. Alfonso de Cartagena (1386-1456), hijo de un rabino mayor de Burgos hecho luego obispo de la ciudad, que sucedió a su padre en la sede episcopal, había estudiado derecho en Salamanca, e hizo une brillante carrera que lo llevó a ser oidor de la Audiencia Real, miembro del Consejo Real, embajador en Portugal y en Bohemia, y jefe de la delegación castellana en el concilio de Basilea en 1434-1439; fue autor de múltiples obras y de traducciones de Cicerón, Séneca y Boccaccio. Mosén Diego de Valera (1412-1488), hijo de un médico del rey, se crió en la corte, participó en campañas militares contra Granada y realizó numerosos viajes que lo llevaron a Francia, Bohemia, Dinamarca, Inglaterra y a la corte del duque de Borgoña; además de una serie de escritos relativos a la nobleza, a las armas y a los príncipes, dejó diversas

6. Juan de Mena, Tratado sobre el título de Duque [dirigido en 1445 al conde de Niebla, Juan de Guzmán], ed. por L. Vasvari Fainberg, Londres, 1976. 7. Alfonso de Cartagena, Respuesta a una quistion fecha por el marqués de Santillana [c.1444], ed. por Mario Penna, Prosistas castellanos del siglo XV, Biblioteca de Autores Españoles, t. 116, Madrid, 1959, p. 235-245; un año después, Alfonso de Cartagena redactó un Doctrinal de caballeros [c.1445], que fue publicado en Burgos en 1487.

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crónicas, un buen número de cartas y una traducción del Árbol de las Batallas de Honoré Bouvet 8• El gran prelado con estudios universitarios y el cortesano perito en las armas coinciden, sin embargo, en su definición de la nobleza. "Es noble aquél a quien el príncipe o la ley fazen noble", dice Diego de Valera. Previamente los autores señalan que existen "tres maneras de nobleza", la nobleza "teologal" concedida por la gracia divina, la nobleza "natural" que procede de las obras -los animales, o los artesanos serán llamados "nobles" en función de sus obras-, y finalmente la nobleza "civil o política" que diferencia el noble del "plebeyo". La división tripartita de la nobleza está de hecho conforme con la división del derecho tal y como fue establecida en la Edad Media: si la primera nobleza pertenece al campo de los teólogos -y depende del ius natura/e- y la segunda pertenece al ius gentium, la tercera se enmarca dentro del ius civilis, campo de los juristas. Por ese motivo, dejando aparte los otros campos, los tratados se refieren sólo a la nobleza "civil o política", "o fidalguía por nosotros llamada" apunta Diego de Valera9 • La nobleza se define dentro del marco del derecho. Se adquiere en derecho y según las modalidades prescritas por la ley. Además de las fuentes bíblicas o filosóficas, Alfonso de Cartagena y Diego de Valera se apoyan en los 8. Mario Penna, Prosistas castellanos del siglo XV, Madrid, BAE., t. 116, p. XXXVII-LXXy XCIX-CXXXVI. 9. Diego de Valera, Espejo de verdadera nobleza, in Mario Penna, op. cit., p. 92: "la tercera nobleza es civil o politica por la qual es fecha cierta diferencia entre el noble y el plebeo ( ...) asi cerca de nos es noble aquel a quien el principe o la ley fazen noble". Alfonso de Cartagena, Discurso sobre la precedencia ... , in Mario Penna, op. cit., p. 208: "Bartolo ( ...) dice que se puede desir que hay tres noblesas: la primera llama theologal; la segunda, natural; la tercera, civil".

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En la segunda mitad del siglo XIII, el fin de las operaciones militares en la península ibérica originó la elaboración de conceptos que eran al mismo tiempo una justificación de la nobleza. Las novelas de caballería aparecieron en la península con la Gran conquista de Ultramar en el último tercio del siglo XIII, obra en parte inspirada en la de Guillermo de Tyr que exaltaba la valentía de los primeros cruzados y evocaba los orígenes maravillosos de algunos de ellos 11• Escrito a principios del siglo xrv, el Libro del caballero Cifar se enmarcaba todavía dentro de una tradición hispana influida por los cuentros orientales, pero pronto hicieron su aparición en la península los libros de caballería del ciclo artúrico. En la segunda mitad del siglo XIII, abordaron el problema los colaboradores del rey Alfonso X que, a través de sus obras históricas, científicas y jurídicas, intentaban dar una visión coherente de la naturaleza y de la sociedad, en particular en la obra conocida como Partidas, redactada entre 1272 y 1284. La lenta elaboración explica un cierto número de imprecisiones. El Título XXIII de la IV Partida, por ejemplo, que trata del "estado" y de la "condición" de los hombres, se contenta con señalar que no se juzga del mismo modo el hombre libre y el siervo, los hidalgos y "los otros de menor guisa", los clérigos y los legos, los hijos legítimos y los "de ganancia", y finalmente los cristianos y los moros o judíos. La II Partida, esencialmente dedicada al rey y al gobierno del reino, no define la nobleza como un grupo dotado con privilegios específicos, sino como el conjunto de los que están asociados al gobierno del reino:

11. Maria José Lacarra & Francisco López Estrada, Orígenes de la Prosa, Madrid, 1993, p. 59-69.

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textos jurídicos y en particular en las Partidas de Alfonso X de Castilla. El concepto de nobleza que prevalece en España en el siglo XV se forjó, pues, entre 1250 y 1350, y las obras de Acursio, Baldo, Cino da Pistoia y Bartolo de Sassoferrato, con las Partidas, desempeñan en ello el papel de auctoritates. La nobleza es una categoría jurídica. El final de las grandes campañas de reconquista que habían desembocado en la toma de Córdoba en 1236, de Valencia dos años después, de Jaén en 1246, de Sevilla en 1248, de Faro el año siguiente y finalmente en la incorporación al reino de Castilla de Cádiz en 1263 y de Murcia en 1264, hizo probablemente necesaria una nueva definición de la nobleza en el momento mismo en que ésta veía desaparecer lo que había sido su razón de ser desde hacía más de dos siglos. Al norte de los Pirineos, la reflexión sobre la nobleza tendía a presentar la "chevalerie" como quintaesencia de los valores "nobles", idea que se impuso entre mediados del siglo XII y principios del xrv, y que era deudora del De laude novae militiae de Bernardo de Claraval tanto como de las obras de Chrétien de Troyes, y del poema anónimo del Ordene de chevalerie tanto como del Libre de chevalerie de Godofredo de Charny 10• Paralelamente, en Italia, los juristas interesados en la transmisión de la ciudadanía romana redujeron progresiva y radicalmente el número de generaciones requerido para gozar de este derecho; a un ius sanguinis que se remontaba a los orígenes, sustituyeron un ius limitado al padre o al abuelo: el hijo o el nieto podía así disfrutar de los privilegios del origo, del lugar de origen de éstos.

1O. Richard Barber, The Knight and Chivalry, 1970, Nueva York, 1982; Maurice Keen, Chivalry, New Haven & Londres, 1984, p. 1-17 (trad. esp.: La caballería, Barcelona, 1986, pp. 13-33).

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Cabe~a del reyno llamaron los sabios al rey, por las razones que de suso son dichas, e a los ornes nobles del reyno pusieron como miembros, ca bien assi como los miembros fazen al orne apuesto e fermoso e se ayuda dellos, otrosi los ornes honrrados fazen al reyno noble e apuesto, e ayudan al Rey a defender lo e acrescentar lo (Tit. IX, ley v1),

y añade que uno es noble "por linaje" o "por bondad", o sea, por buenas maneras y costumbres; aquel que concilie linaje y virtud es llamado a aconsejar al rey 12• Cuando se trata de saber quiénes son los nobles, el texto tiende a colocar en un mismo nivel los "otros grandes e honrrados señores que non son emperadores nin reyes" -duques, condes, marqueses y jueces-, y los oficiales de la casa del rey entre los que figuran los ricos hombres, hombres de linaje y virtud, así como los consejeros, el camarero, el capellán o los médicos del monarca. La ley 111del Título X de esta misma Partida utiliza la comparación entre el reino y una huerta cuyos árboles serían el pueblo: e el Rey es señor della, e los officiales del Rey (que han de iuzgar, e han de ser ayudadores a complir la justicia) son como labradores, los ricos ornes e los cavalleros son como asoldadados para guardarla, e las leyes e los fueros e los derechos son como valladar que la cerca. E los juezes e justicias como paredes e setos, porque se amparen que non entre ninguno a fazer daño 13•

Más adelante, tras dedicar un largo capítulo a los castillos y a su defensa, y luego a las obligaciones del pueblo para con el rey y para con "la tierra", la II Partida da una 12. Alfonso X, Segunda Partida, Salamanca, Andrea de Portonariis, 1555, Tit. IX, ley VI, p. 23r. 13. Alfonso X, Segunda Partida, Tit. X, ley 111,p. 31.

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definición del caballero "a quien los antiguos dizen defensores", y señala que "los que son escogidos para cavalleros son mas honrrados que todos los otros defensores". El caballero, pues, debe ser hidalgo y poseer la "gentileza" que viene del linaje, del saber o de la "bondad de costumbres e de maneras"; la hidalguía, puntualiza aquí el texto "es nobleza que viene a los ornes por linaje" 14• Ricos hombres y caballeros son, pues, los defensores del reyno, y unos defensores asalariados, ya que el rey efectivamente remuneraba los miembros de la alta nobleza que prestaban el servicio militar durante la hueste real. Sin embargo, no parece que se conceda a su papel superioridad alguna en relación con el de los oficiales y magistrados que ayudan al buen mantenimiento del reino-huerta. La ley v111 del Título XXXI de la II Partida añade al conjunto de los que se encuentran asociados al gobierno del reino una nueva categoría, la de los maestros y doctores en derecho. Los que alcanzan el grado de maestros "han nome de maestros e de cavalleros" -sunt autem milites et domini legum dicuntur, dice la traducción latina-, y cuando han enseñado el derecho durante veinte años "deven aver honrra de condes"; gozan de privilegios honoríficos así como de exenciones fiscales y militares 15• 14. Alfonso X, Segunda Partida, Tit. XXI, p. 70v-71. 15. Alfonso X, Segunda Partida, Tit. XXXI, ley VIII: "E por ende los Emperadores que fizieron las leyes otorgaron privillejo a los maestros de las escuelas en quatro maneras. La una, ca luego que son maestros han nome de maestros e de cavalleros, e llamaronlos Señores de leyes ( ...) e despues que ayan veynte años tenido escuelas de las leyes deven aver honrra de condes (...) E por ende tenemos por bien que los maestros sobredichos ayan en todo nuestro señorío las honrras que de suso diximos, asi como la ley antigua lo manda. ( ...) que deven ser quitos de pecho e non son tenidos de yr en hueste nin en cavalgada, nin de tomar a otro oficio, sin su plazer''.

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Las Partidas constituyen una reflexión sobre el derecho y sobre la sociedad que no siempre conoció una aplicación práctica inmediata. Sin embargo, otros pensadores en la península compartían el concepto de nobleza que desarrollaban. A finales del siglo XIII, el mallorquín Raimundo Lulio empezó a redactar un Libre qui es de / 'Ordre de cavallería donde intentaba definir las virtudes del caballero: la lealtad en particular, pero también la valentía, la prudencia, la castidad y la misericordia, el saber que debía poseer, los conocimientos que debía de adquirir sobre las armas y los caballos, y la misión a él confiada de guardar y defender la fe católica, ayudar al gobierno del reino, ejercer oficios reales, contribuir al respeto de la justicia, defender a viudas y huérfanos, proteger los caminos y los labradores, y perseguir los traidores y los ladrones. El linaje, o sea la sangre, confería una especie de "garantía" a este conjunto de virtudes, pero no era indispensable para ser armado caballero. La opinión de Raimundo Lulio coincidía así con la del círculo de Alfonso X de Castilla en la medida en que, entre las funciones del noble, colocaba el servicio de la res publica a través del ejercicio de oficios vinculados al gobierno o a la justicia, y el deber de aconsejar el rey. Sin embargo, Raimundo Lulio no parece haber atribuido, como lo hacían los juristas de Alfonso el Sabio, un papel particular en el gobierno del reino a los poseedores de títulos universitarios o a los maestros en derecho. El "honor", en cambio, es para él la virtud esencial del caballero que, como tal, deben de tener los príncipes y grandes señores. Raimundo Lulio hacía, pues, de la caballería uno de los florones de la nobleza, de la que no proponía una definición específica. Buen conocedor de España, Dante, en su // Convivio, desarrollaba paralelamente el concepto de "nobleza filosófica", en la que la virtud -propia del caballero- proviene de la -219-

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nobleza pero no está vinculada a un linaje, y que sitúa en el alma la sede de la nobleza 16• El concepto de una nobleza "de servicio", fuera por las armas o la administración, tiene indudablemente su origen en la época romana. Los patricios de la aristocracia romana debían efectivamente su título y sus privilegios al ejercicio de las más altas magistraturas en tiempos de la república y a la antigüedad de su linaje 17• Los inventarios de las bibliotecas hispanas ponen de manifiesto el gusto que todavía suscitaban algunos autores latinos, Julio César, Cicerón, Tácito, Suetonio y también Virgilio; y nunca decayó el interés por el derecho, que se estudiaba en Bolonia desde mediados del siglo XIl 18• Las obras de los juristas italianos de la primera mitad del siglo XIV, Baldo, Bartolo de Sassoferrato y Cino da Pistoia, daban de hecho más fuerza a la definición de la nobleza como parte asociada al gobierno de la res publica. Se estableció entonces de forma clara la división de la nobleza en tres categorías dependiendo de los diversos iura 16. Dante, Le Banquet fil Convivio], ed. por Philippe Guiberteau, París, 1968, en particular Libro IV, cap. XX y XXI. En el capítulo XX (p. 386), Dante explica que "la virtud es una mezcla de nobleza y de pasión, pero como la nobleza es más fuerte, la virtud obtiene de ella su nombre y es llamada bondad"; en el capítulo siguiente (p. 388), puntualiza a propósito de la "bondad": "Para tener un conocimiento más perfecto de todo lo bueno en el hombre, bondad de la que procede en nosotros el principio del bien, y que se llama nobleza". Vuelve a apareceraquí la "bondad" de la que hablaba la II Partida de Alfonso X y que es igual que la "virtud". 17. Véase André Magdelain, "La plebe et la noblesse dans la Rome archaique", Jus. lmperium. Auctoritas. Études de droit romain, Roma, 1990, pp. 471-495. 18. Antonio García y García, Estudios sobre la canonísticaportuguesa medieval, Madrid, 1976; y "Escolares ibéricos en Bolonia, 1300-1330)", Estudios sobre los orígenes de las universidades españolas, Valladolid, 1988, pp. 113-134.

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-natural, de las gentes, y civil-. La "nobleza política", definida por el derecho civil, sólo podía ser concedida por el príncipe, o por la ley en tanto que emanación de la voluntad del príncipe, y esto como recompensa por los servicios prestados a la república. Tres eran las vías de acceso a la nobleza: el servicio de las armas, el ejercicio de oficios reales y la obtención de títulos universitarios. El De nobilitate y el De insignis et armis de Bartolo de Sassoferra to en particular fueron sistemáticamente leídos y adoptados por los autores de tratados de nobleza en España a finales de la Edad Media. Diego de Valera explicó así que la nobleza civil "o hidalguía" "es una calidad dada por el principe, por la qual alguno paresce ser más acepto allende los otros onestos plebeos" 19• El origen de la nobleza es puramente histórico ya que, dice, "es de presuponer que en la primera hedad todas las cosas fueron comunes"; pero "después la malicia en el mundo cresciendo", los más fuertes o "tiranos" se apropiaron lo que anteriormente era de todos y "por más nobles fueron tenidos". A la inversa, "los menos fuertes quedaron en yugo de servidunbre detenidos por rústicos o villanos". A los primeros nobles o "tiranos" se fueron luego sumando los que, bien "por fuer~a e tirania", bien porque "bivían virtuosamente", bien "ayudándoles la fortuna", alcanzaron la nobleza y "fueron tenidos por semejante de aquellos" 2º. Cualquiera puede así esperar que sus méritos o

19. Diego de Valera, Espejo de verdadera nobleza, in Mario Penna, op. cit., p. 92. 20. Diego de Valera, Espejo de verdadera nobleza, in Mario Penna, op. cit., pp. 95-97. La visión de un mundo en el que los más fuertes tiranizan los más débiles está muy influida por San Agustín: cf. Brian Tiemey, Religion, Law and the Growth of Constitutional Thought (1150-1650), Cambridge, 1982 (ed. francesa: Religion et droit dans le développement de la pensée constitutionnelle, París, 1993, p. 57).

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la fortuna le permitan acceder a esta dignidad que sólo puede sancionar el príncipe, en tanto que lugarteniente de Dios en la tierra. Se equiparan de esta forma nobleza y dignitas -siendo ésta el ejercicio de un cargo u oficio público-. En cuanto a la caballería, que en su origen proviene del "amor del bien público" y del "deseo de atribuir honor devido a la virtud", constituye una "orden" cuyos fundamentos son el ejercicio de la virtud y la defensa de los más débiles, pero Diego de Valera reconoce con amargura que los caballeros de su tiempo sólo buscan evadir los impuestos, "señorear" la res publica, y acumular riquezas aun siendo "mercadores e usar de oficios f.un mas deshonestos" 21 • En la respuesta a la cuestión planteada por el marqués de Santillana sobre el origen de la caballería, Alfonso de Cartagena -que confiesa no haber leído todavía el De militia de Leonardo Bruni- puntualiza que existe una "caballería armada" y una "caballería desarmada", siendo la primera la de los que defienden el reino con las armas, mientras que los clérigos y letrados constituyen la segunda22 • El origen de la "caballería armada", objeto de su tratado, se remonta a Rómulo quien escogió a "mill para guerrear" o bien "de cada millar uno solo", justificando así el nombre de miles, explica el obispo de Burgos apoyándose en Isidoro de Sevilla y en las Partidas; estos caballeros están "ordenados" y, para ello, deben de prestar juramento. El caballero "armado por rey u otro que armarlo pueda" se suma aquí a los meros 21. Diego de Valera, Espejo de verdadera nobleza, in Mario Penna, op. cit., pp. 105-108. 22. Alfonso de Cartagena, Respuesta a una quistion ... , in Mario Penna, op. cit., p. 239: "Mas a semejan~a de ella, extendiéndolo más anchamente, otros algunos que por otras vias la defienden suelen las escripturas llamar cavalleros: como los sacerdotes que orando delante del trono divino, e los letrados alegando delante los tribunales humanos trabajan por escapar a los que son en peligro".

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combatientes y a los que sirven a caballo, ya que a todos se les llama caballeros en los textos 23 • Alfonso de Cartagena, que se interesa solamente por los "caballeros", o sea, por una fracción de la nobleza "civil", precisa que éstos deben de preservar su hidalguía que "es nobleza que viene a los ornes por linaje" y por lo tanto no mezclar su sangre con una sangre "vil" 24 ; coincide aquí con Diego de Valera que ponía como sinónimos hidalguía y nobleza. Los textos definen, pues, la nobleza desde una perspectiva esencialmente jurídica: pertenece al ius civilis, procede del príncipe y constituye la sanción por la ayuda prestada en la defensa y el buen gobierno del reino. La reutilización del concepto en España en el siglo XV, en el momento en que la aristocracia intenta controlar en beneficio propio el poder real y, sobre todo las rentas que éste origina 25 , puede no ser más que un mero discurso de propaganda pro-nobiliaria. ¿Estamos aquí ante una elaboración "intelectual" o corroboran la realidad de los siglos XIV y XV estos tratados? La historia misma de la nobleza en la España medieval da la razón a los juristas. La reconquista había sido una empresa común y tempranamente se había organizado la

23. Alfonso de Cartagena, Respuesta a una quistion ... , in Mario Penna, op. cit., p. 241. Si Diego de Valera parece estar bajo la influencia del pesimismo agustiniano, Alfonso de Cartagena vincula más bien su pensamiento a las ideas aristotélicas desarrolladas en la Política e insertas en las Partidas de Alfonso X el Sabio. Citó también a Aristóteles en sus intervenciones en el concilio de Basilea; cf Brian Tiemey, op. cit., p. 82 (Brian Tiemey lo cita con el nombre de "Alfonso García"). 24. Alfonso de Cartagena, Doctrinal de los caballeros (c. 1445), Burgos, Fadrique Alemán, 1487 (B.N. París, Rés. Om. 43), fol. 7. 25. Isabel Beceiro, "Doléances et Ligues de la noblesse dans la Castille de la fin du Moyen Age ( 1420-1464)", in Adeline Rucquoi (ed. ), Genese médiévale de l'Espagne moderne. Du refus a la révolte: les résistances, Niza, 1991, pp. 107-126.

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sociedad en función de ese hecho. A finales del siglo IX ya, los populatores que, en virtud del derecho de aprisio o de presura, habían ocupado paulatinamente el norte de la cuenca del Duero se habían organizado para defender su territorio, y los primeros fueros de población, otorgados por los reyes o sus condes, a partir de finales del siglo X ofrecieron exenciones y privilegios a los que mantuviesen caballos y armas en las ciudades y villas, mientras recordaban la obligación, para todos los habitantes, de contribuir a la defensa de su territorio y ayudar al rey en su hueste. Al lado de una antigua nobleza de servicio, heredada de la tradición romana, esencialmente constituida por los miembros del círculo del rey y los comites y judices que administraban las circunscripciones territoriales, había surgido así "otra nobleza", compuesta por hidalgos e infanzones de origen rural en las regiones más septentrionales, y por combatientes a caballo en las ciudades, en los amplios concilia que favoreció la política real a partir de los años 1050. La permanencia de la guerra facilitó así, no sólo la emergencia de un grupo de hombres de armas en las comunidades urbanas, sino también una gran movilidad social ya que cualquiera podía esperar adquirir el caballo y las armas adecuadas que daban acceso a la condición privilegiada de caballero 26• La bula de Pascual II de 1102, que asimilaba reconquista y cruzada, había hecho de la primera una "guerra justa" y había contribuido a legitimar todo lo que con ella se relacionaba. Al igual que el noble del círculo real, el hidalgo de las montañas del Norte y el caballero de las ciudades luchaban por la Cristiandad en contra de los enemigos 26. Muchas son las obras dedicadas a la nobleza en la España de los siglos X a XIII. Entre las más recientes, James F. Powers, A Society organized for War. The Jberian Municipal Militias in the Central Middle Ages, 1000-1284, Berkeley, 1988.

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de la fe. La exaltación que hizo Bernardo de Claraval de los caballeros de las Órdenes Militares participaba de un sentimento general del que se hizo eco, a finales del siglo XII, Martín de León 27 • El final de las grandes operaciones de reconquista coincidió con el inicio de un periodo dificil en Europa. En tales circunstancias, la definición de la nobleza propuesta por Alfonso X y su círculo contribuyó a mantenerla al servicio de la res publica. Los caballeros urbanos, lejanos herederos de los curiales de la época romana, recibieron el monopolio de la representación de sus ciudades y desempeñaron los oficios municipales que requerían en adelante la investidura real; de esta forma, siendo magistrados o regidores, contribuían al buen gobierno del reino 28 • El ascenso a lo largo de la primera mitad del siglo XIV de un nuevo grupo social, el de los letrados egresados de la universidad y generalmente especialistas en derecho, coincidió con la desaparición de gran parte de la vieja aristocracia, diezmada por la guerra o la peste 29 • La alta nobleza, que ocupaba un lugar social y políticamente preeminente en la época en que escribían Alfonso de Cartagena y Diego de Valera, procedía de una pequeña aristocracia que había sacado pingües beneficios de los servicios prestados a Enrique de Trastámara durante 27. Martinus Legionensis, Concordia novi ac veteris testamenti, Patrología Latina, t. 209, c. 44-45 (Sermo VI, In fes to sane ti Michae/is archange/i). 28. Lo atestiguan los privilegios que acompañaron la concesión, por Alfonso X, del Fuero Real a una serie de ciudades de su reino entre 1255 y 1265. Véase Adeline Rucquoi, Valladolid au Moyen Age, París, 1993, pp. 67-72 y 46-48. 29. Salvador de Moxó, "La elevación de los «letrados» en la sociedad estamental del siglo XIV", XII Semana de Estudios Medievales (1974), Pamplona, 1976, pp. 183-215; "De la nobleza vieja a la nobleza nueva. La transformación nobiliaria castellana en la baja Edad Media", Cuadernos de Historia. Anexos de la Revista Hispania, 3 ( 1969), pp. 1-21O.

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la guerra civil de 1362-136930 ; tenía asiento en el Consejo Real y en la Audiencia Real al lado de los miembros del alto clero y de letrados, que provenían a menudo del mundo urbano31• Nobles "de linaje" que prestaban el servicio militar, letrados poseedores de títulos universitarios e individuos diversos que ejercían oficios públicos: se encuentran así asociadas al "buen gobierno" las tres categorías que señalaban los juristas y los autores de tratados de nobleza. Otros indicios muestran claramente que era efectiva la equiparación entre los miembros de las oligarquías urbanas que ejercían oficios públicos, los poseedores de títulos universitarios y los nobles. Las familias del patriciado de Valladolid, organizadas en dos linajes de cinco "casas" que se repartían los oficios municipales, adoptaron en el transcurso del siglo XV un ceremonial riguroso para la entronización de los nuevos miembros; éstos se veían obligados a hacer pleito homenaje al linaje, ritual que excluía automáticamente a los no nobles 32• Por otra parte, las ordenanzas con que se dotaron los linajes oligárquicos establecían, sin contestación posible, la nobleza de los poseedores de títulos universitarios. En 1438, por ejemplo, las de la "casa" de Corral del linaje de Reoyo estipulaban que "todas y qualesquier personas, asi Doctores como licenciados, Cavalleros, Escuderos y bachilleres de qualquier estado o dignidad o preeminencia 30. Luis Suárez Fernández, Nobleza y Monarqula, Valladolid, 3.ª ed., 1975. 31. Salustiano de Dios, El Consejo Real de Castilla (1385-1522), Madrid, 1982. 32. El pleito homenaje figura entre las condiciones de ingreso requeridas en las Ordenanzas de la Casa de Esteban García, del linaje de Reoyo, en 1431 (Narciso Alonso Cortés, "Ordenanzas de la Casa de Esteban García en 1431", Revista de Estudios Históricos, 1918, pp. 812); lo exigen también en 151O las Ordenanzas de las cinco Casas del linaje de Tovar (Adeline Rucquoi, Valladolid au Moyen Age, Parfs, 1993, pp. 751 y 756).

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que de aqui adelante en la dicha Casa de los Corrales quisieren entrar" deberían ofrecer a los demás miembros un banquete "de buenas gallinas"; en 1526, nuevas ordenanzas prohibieron que los oficios de procurador en Cortes fuesen dados "a ninguna persona por antigua que sea si no fuere cavallero o letrado o persona grave de honra e que este estimado e tenido por tal" 33 • La equiparación entre caballeros, doctores y licenciados, así como entre escuderos y bachilleres, parece, pues, ser admitida en la vida cotidiana. En Burgos, en el siglo XV, la cofradía de los caballeros de Santiago, que se consideraba una "orden de caballería", reservaba el ingreso en su seno a tres categorías de individuos: los que "tyenen o tovieren los oficios de la justicia e govemacion desta cibdad", los que "tovieren vasallos", y los que tienen el título de doctor o licenciado 34 • Los "señores de vasallos" y los doctores o licenciados pertenecen, pues, al mismo grupo que los que desempeñan los oficios municipales, hecho comprobado por los innumerables pleitos de reconocimiento de hidalguía entablados ante la Chancillería real y las pruebas de nobleza exigidas por las Órdenes Militares: más de un titular de oficios municipales figura entre los antepasados "notoriamente" nobles35 • En ello, la Iglesia no se quedó atrás. En

33. León de Corral, Don Diego de Corral y Arellano y los Corrales de Valladolid, Madrid, 1905, pp. 72 y 76-77. 34. El Libro de la Cofradia de Santiago de Burgos, ed. facsímil, Burgos, 1977, cit. por Hilarlo Casado Alonso, "Oligarquía urbana, comercio internacional y poder real: Burgos a fines de la Edad Media", in Adeline Rucquoi (ed.), Realidad e imágenes del poder. España afines de la Edad Media, Valladolid, 1988, p. 340. 35. Los testigos que hablaron en favor de la nobleza del calcetero Antón Velázquez señalaron que su abuelo, Pedro Alfonso, había desempeñado el oficio de tasador de Valladolid "que hera ofi~io que non se dava salvo a onbres que fuesen de la casa de los linajes de la dicha villa segund lo hera el dicho Pedro Alonso" (Archivo de la Real Chancillería

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1425, el cabildo de la catedral de Palencia consiguió del obispo, Gutierre de Toledo, la modificación de uno de los estatutos que estipulaba que no se podía obtener una canonjía sin haber servido antes dos años como prebendado; la nueva reglamentación eximió de dicha obligación a los doctores, licenciados y bachilleres en derecho canónico y derecho civil, a los maestros y licenciados en teología, así como a los miembros de las familias de la nobleza 36 • El acceso a la nobleza siguió siendo fácil en España, incluso después del final de la reconquista, y el rey concedió generosamente esta dignitas. El hijo de un tal Juan Ruiz, que había sido armado caballero en la Vega de Granada por sus hazañas frente al enemigo, obtuvo en 1453 del rey Juan 11 la confirmación de ese privilegio para que él mismo y sus descendientes "para sienpre jamas seades e sean avidos

de Valladolid, Ejecutorias, leg. 49, Octubre 1492). Los del escribano Juan Pérez de Otalora testificaron que el padre y el abuelo del demandante habían servido el rey en sus campañas militares y que el padre había tenido "la vara del alcaldia de la dicha villa e la tovo dos años e otros años ser regidor della" (ARCV, Ejecutorias, leg. 51, Diciembre 1492). Los testigos de Juan de Portillo alegaron que su abuelo, el bachiller Femand Gon~áles de Aguilar, había sido uno de los cuatro regidores perpetuos designados por los linajes Portillo, hasta el dfa en que lo mataron cuando era corregidor en el País Vasco en los años 1440 (ARCV, Ejecutorias, leg. 52, Febrero 1493). El expediente de ingreso de Cristóbal de León en la Orden de Santiago deja patente que su padre era o había sido alcalde de la villa de Medina del Campo (Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, Santiago, expediente 4440, año 1527). El regidor Alfonso de Montemayor, que acudió para atestiguar la hidalguía del joven Diego Osorio y Herrera, recordó que su abuelo, Juan de Herrera, babia sido regidor de Valladolid (AHN, Órdenes Militares, Santiago, expediente 6077, año 1528). 36. Archivo de la Catedral de Palencia, Armario IV, legajo 1, fol. l0v-12. El compromiso, firmado el 26 de febrero de 1425, fue ratificado por una bula del papa Martín V fechada en Roma, el 11 de noviembre de 1425 (ACP, Armario IV, legajo 6).

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e tenidos por ornes fijosdalgo notorios" y, como tales, pudiesen aceptar los desafios o desafiar, prestar el homenaje y recibirlo, y gozar del conjunto de los privilegios de los hidalgos del reino; en 1489, los otros hijos de Juan Ruiz y sus descendientes recibieron confirmación del privilegio37. El ingreso en la nobleza, categoría jurídica, no era incompatible con el ejercicio de ciertos oficios, siempre y cuando no fuesen viles 38. En octubre de 1492, el calcetero vallisoletano Antón Velázquez consiguió una ejecutoria en favor de su hidalguía, condición otorgada a su abuelo que era sellero. Entre los testigos que presentó en 1486 Gonzalo de Evia, vecino de Zamora, figuraba un tal Lope Rodríguez "carpintero, ve~ino e morador en Zamora, orne fijodalgo". El privilegio de hidalguía otorgado en agosto de 1466 por Enrique IV de Castilla a 85 vecinos de Valladolid que le habían prestado ayuda contra la alta nobleza sublevada dió a selleros, sombrereros y cinteros, tejedores, carreteros, carniceros y pescaderos, dos escribanos, un pintor, varios hortelanos y armeros, y un cirujano, las exenciones fiscales y los privilegios propios de la hidalguía 39. Aunque los juristas habían definido una nobleza que, al lado de los defensores armados del reino, sólo incluía los oficiales del rey y los letrados -lo que Alfonso de 37. AHN, Madrid, Clero, Valladolid, San Benito, legajo 7721, s.n. 38. Una glosa en el margen del Nobiliario manuscrito de Femando de Mexfa de 1478 señala entre los "oficios viles" los de "pregonero, sayon, o linpiador de susios lugares o los que tiran el bol o la xabega, los que sacan las bestias muertas que disen de la palanca, en fin todos aquellos que se alquilan para qual quier ministerio corporal, agora para cabar, agora para segar, agora para qual quier otro ofi~io vil asi como son los aguadores e a~acanes e todos los otros jornaleros" (BN Madrid, Ms. 3311, fol. 123v-124). 39. ARCV, Ejecutorias, Octubre 1492 y Marzo 1486; Archivo General de Simancas, Mercedes y Privilegios, legajo 4, n.º 37.

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Cartagena llamaba la "caballería armada" y la "caballería desarmada"-, un número creciente de españoles parece haber disfrutado la condición y los privilegios de la nobleza. Pese a que el obispo de Burgos, preocupado por la buena fama de sus compatriotas, hubiese afirmado en el concilio de Basilea que los castellanos no valoraban mucho las riquezas y tenían en más alta estima la calidad de las buenas obras que la cantidad del dinero 40 , en 1441 Diego de Valera se quejaba de todo lo contrario: "Ya son mudados por la mayor parte aquellos propósitos con los quales la cavalleria fue comenzada: estonce se buscaba en el cavallero sola virtud, agora es buscada cavalleria para no pechar; estonce a fin de honrar esta orden, agora para robar el su nombre; estonce para defender la república, agora para señorearla; estonce la orden los virtuosos buscavan, agora los viles buscan a ella por aprovecharse de solo su nombre" 41 • Cierto es que la exención de pechos era uno de los más significativos privilegios de la condición nobiliaria. Pero no dejaba de ser un privilegio honorífico tanto como económico. Numerosos diplomas reales habían eximido progresivamente de pecho a ciudades y regiones, ya que la mayor parte de los recursos de la corona de Castilla provenía de las tasas ad valorem cobradas en las transacciones 42 • En cambio, los 40. Alfonso de Cartagena, Discurso sobre la precedencia del rey Católico sobre el de Inglaterra, in Mario Penna, op. cit., p. 228. Este texto, cuyo único objetivo es mostrar la mayor nobleza de los castellanos frente a los ingleses, se ha tomado en más de una ocasión al pie de la letra. lan A. A. Thompson, después de Américo Castro, lo define todavía como "una actitud tradicional en la Castilla del siglo XV" ("Neo-noble Nobility: Concepts of hidalguía in Early Modern Castile", European History Quater/y, XV (1985), p. 386). 41. Diego de Valera, Espejo de verdadera nobleza, in Mario Penna, op. cit., p. 107. 42. Sobre la hacienda caste11ana medieval, véase Miguel Angel Ladero Quesada, La Hacienda Real de Castilla en el siglo XV, La Lagu-

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"nobles" estaban obligados al servicio militar y lo prestaban efectivamente. Hacia 1455, el regidor de Burgos Femando de la Torre comunicó al rey Enrique IV de Castilla que había defendido con brillo la excelencia de su patria frente a un caballero francés; uno de los argumentos que esgrimía era que en pocas horas el rey podía levar, "dentro del ~erco de un solo pueblo de Sevilla o de Córdova", tres mil hombres de armas y caballeros, "e otras muchas e diversas ~ibdades e villas e tierras por el consiguiente, más o menos, segund su grandor e comarca do están asentadas" 43• Aportan la prueba de ello los testigos en los pleitos de hidalguía entablados ante la Chancillería de Valladolid a finales de siglo: el abuelo de Gonzalo de Evia había servido el rey Juan 11 "en la Vega de Granada", mientras que su padre había participado en el sitio de Zamora contra el rey de Portugal; el padre y el abuelo de Pedro González de Escobar participaban en todos los alardes de los omes fijosdalgo e iban a la guerra con armas y caballos; el abuelo del escribano público Juan Pérez de Otalora había servido con el infante don Femando en la toma de Antequera, y su padre JJlandaba las huestes enviadas por Azpeitia en el sitio del castillo de Burgos; el abuelo de Alonso Arias había participado, con el rey Juan 11de Castilla, en "una guerra contra el rey de Navarra" 44 • Varias décadas después, en 1570, el edicto de alistamiento de todos los hidalgos del reino contra los turcos y "los franceses herejes" es a ese respecto significativo. Los corregidores tuvieron que hacer la lista de los hidalgos de

na de Tenerife, 1973, y Fiscalidad y poder real en Castilla (1252-1369), Madrid,1993. 43. M.ª Jesús Dfez Garretas, La obra literaria de Fernando de la Torre, Valladolid, 1983, p. 347. 44. ARCV, Ejecutorias, Marzo 1486 (Gonzalo de Evia), Marzo 1488 (Pedro González de Escobar), Diciembre 1492 (Juan Pérez de Otalora), Enero 1493 (Alonso Arias).

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su circunscripción, que a veces catalogaron como hidalgos notorios, de solar conocido, de ejecutoria y de privilegio, como caballeros armados, universitatjos, hidalgos en litigio, hidalgos dudosos, escuderos de lanzas, poseedores del título de "don" y magistrados municipales -alcaldes y regidores-. En Burgos, se presentaron 8 universitarios, así como 145 caballeros con sus caballos -los ricos mercaderes de la ciudad- y casi 350 que servían a pie; en cambio, el corregidor de Badajoz se quejó de que muchos hidalgos notorios no se hubiesen presentado mientras que otros se presentaban diciendo ser hidalgos 45 • Si bien la alta nobleza, en la época de los Reyes Católicos, sólo la constituía una veintena de familias en el sentido amplio de la palabra, hay que añadirle todos los que, en razón del servicio armado que prestaban, de los títulos universitarios que ostentaban y del ejercicio de un cargo público o de un oficio real, disfrutaban el mismo estado y condición, así como los habitantes del señorío de Vizcaya en su totalidad 46 • Poseían todos los privilegios y las exenciones de la fida/guía; entre el 1O y el 20 por ciento del conjunto de la población castellana pertenecía así a la nobleza, en un sentido amplio. Ahora bien, en esta segunda mitad del siglo XV, la nobleza volvía a perder su primera justificación, el mo-

45. Archivo General de Simancas, Contaduría Antigua, 73. Debo estos datos a Javier Vela Santamaria que transcribió el documento y tuvo la amabilidad de entregarme los resultados de esta investigación; que reciba aquí la expresión de mi gratitud. 46. Algunos valles de la "montaña" de Santander gozaban de los mismos privilegios. En 1570, cuando el alistamiento de los hidalgos y caballeros, el "valle de Peña Mellera" aportó 700 hidalgos, mientras que el Valle de Mena presentaba a 800, la Junta de San Cudeyo 600 y la Junta de Siete Villas 300. En esa misma época, las ciudades de Cáceres o Jaén alistaban tan sólo cada una 114 hidalgos entre sus vecinos (AGS, Contaduría Antigua, 73).

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nopolio de la "defensa" del reino, precisamente cuando se multiplicaban los "títulos" nobiliarios. Los disturbios de los años 1464-1474 no habían puesto sólo de manifiesto las divisiones existentes en el seno de la aristocracia y entre ésta y las oligarquías urbanas. Habían contribuido a depreciar la imagen misma de la nobleza, considerada en adelante como un peligro para la seguridad de las personas y de los bienes, contra la que se habían organizado unas "hermandades" de ciudades, dotadas con hombres de armas para la policía y el mantenimiento de la justicia, hermandades que los reyes utilizarán en provecho propio a partir de 147647 • La guerra de Granada entre 1482 y 1491, y luego la de Nápoles encabezada por Gonzalo Fernández de Córdoba, el "Gran Capitán", otorgaron además un papel creciente a las tropas mercenarias, en detrimento de la nobleza y de las milicias urbanas 48 • Se planteaban nuevas cuestiones acerca de la nobleza y de su justificación, que pedían una respuesta. La búsqueda de una nobleza que fuese verdadera y de una caballería fiel a sus orígenes que diferenciara realmente a sus miembros del resto de la sociedad se articuló entonces alrededor de dos temas complementarios, el de la sangre y el de la justificación del hombre después del pecado original. El tema de la sangre de Cristo, derramado para salvar a los hombres y que, como el agua bautismal, lava los pecados, había llevado a una reflexión sobre la limpieza y la purificación; la antinomia limpio/sucio empezaba a extenderse 47. Véase en particular William D. Phillips, Jr., Enrique IV and the Crisis o/ Fifteenth-Century Castile, 1425-1480, The Mediaeval Academy of America, 1978; Carlos Barros, Mentalidad justiciera de los irmandiños, siglo XV, Madrid, 1990; Antonio Álvarez de Morales, Las hermandades, expresión del movimiento comunitario en España, Valladolid, 1974. 48. Sobre la guerra de Granada, cf. Miguel Angel Ladero Quesada, Castilla y la conquista del reino de Granada, Granada, 1987.

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al campo justo/pecador y de ahí al del cristiano frente al judío o al descendiente de judío 49 • Sobre esta antinomia se desarrollará el tema de la sangre noble. Sin embargo, las transformaciones del concepto de nobleza provinieron ante todo de la reflexión sobre el pecado original y sus consecuencias, reflexión propia a toda Europa en los siglos XV y XVI. El pesimismo agustiniano que caracterizaba la ideología de los franciscanos y los agustinos se difundió tanto en el pueblo como en las élites que leían los estóicos y los humanistas. Y el problema de la decadencia del hombre a raíz del pecado original dio lugar a una profunda reflexión de la que testimonia en particular el poema conocido como Tresenario de contenplafiones por estilo rrimado que se remonta a los años 1470; al igual que un sinfin de otras obras, el poema insiste en el estado de perfección del hombre en el momento de su creación, en la mancilla del pecado y la pérdida del honor y de la dignidad en que resultó para el ser humano 50 • La constancia de la indignidad humana plantea entonces el problema de la salvación y de los medios para alcanzarla, problema al que intentarán dar una respuesta en el siglo XVI tanto las reformas protestantes como la reforma católica. Una obra aquí aclara perfectamente los nuevos conceptos que brotaban en la sociedad, obra de la que existe una copia manuscrita datada en los años 1478-1479 y que se publicó en Sevilla en 1492, el Nobiliario vero de Fernando de Mexía. Miembro de la oligarquía urbana de Jaén en Andalucía -donde ejerció uno de los oficios municipa-

49. Adeline Rucquoi, "Noblesse des conversos?", "Qu 'un sang impur... .. Les conversos et le pouvoir en Espagne a la fin du Moyen Age, Aix-en-Provence, 1997, pp. 89-108. 50. Maxim P. A. M. Kerkhof, "Le Tresenario de contenplafiones por estilo rrimado. Texte anonyme espagnol du XVt siecle", Gesammelte Aufsiitze zur Kulturgeschichte Spaniens, 31 (1984), pp. 286-369.

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les-, caballero provisto con una formación universitaria de la que testimonian las referencias y las fuentes de su obra, Fernando de Mexía se proponía refutar a Bartolo de Sassoferrato. Se trata en realidad de una nueva elaboración que se apoya en el sistema jurídico anterior para superarlo y ofrecer una definición ontológica de la nobleza 51 • Profundizando en el tema de la perfección de la Creación para mejor subrayar la amplitud de la pérdida causada por el pecado original, Fernando de Mexía plantea como premisa que Dios "crio todas las cosas buenas e al onbre noble" y que "por el pecado fue perdida toda la nobleza" 52 • La nobleza no es aquí una creación histórica; no se debe ni a la "malicia" de los hombres, manifestación de la tiranía ejercida por los más fuertes sobre los más débiles como en Diego de Valera, ni a la elección de uno de cada mil para defender la patria como en Alfonso de Cartagena. Dios efectivamente creó a los hombres iguales, pero los creó nobles: la nobleza es el estado de perfección del hombre, que se perdió por el pecado original, es una virtud ontológica. En 1621, Bernabé Moreno de Vargas defendió el privilegio que tenía el rey de ennoblecer, ya que al hacerlo sólo le devolvía al hombre su "nobleza primera" 53 ; efectuaba de algún modo una restitutio in natalibus.

51. Femando de Mexfa, Nobiliario vero, BN Madrid, Ms. 3311 (Copia acabada en 1479 para D. Alvaro de Mendoza, conde de Castro y señor de Astudillo); publicado en Sevilla por Pedro Brun y Juan Gentil el 30 de junio de 1492 (BN París, Rés. G. 550, in-fol.; BN Madrid, R. 100.035). 52. Femando de Mexia, Nobiliario vero, Sevilla, 1492, Libro I, cap. 54: "Ovieron comien~o de nuestro fazedor que crio todas las cosas buenas e al onbre noble ( ...) Pero como dicho es por el pecado fue perdida toda la nobleza". 53. Bemabé Moreno de Vargas,Discursos de la nobleza de España, Madrid, 1621.

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La pérdida de la nobleza se debe al pecado original. La falta de nobleza caracteriza por lo tanto al hombre caído. Porque, si bien para Diego de Valera la nobleza tenía su origen en la tiranía de los fuertes sobre los débiles, para Femando de Mexía es la falta de nobleza la que se debe a la voluntad humana: "los malos, desviandose deste prin~ipio que es Dios, perdieron la nobleza ( ...) desviandose de la tal nobleza, siguiendo el desconos~imiento de su prin~ipio fueron fechos obscuros e sin linaje a ~ercandose sienpre a la villanía e obscuridad del pecado e de las malas costunbres, asi mismo dandose o metiendose a viles ofi~ios e torpes maneras" 54• El no noble es el que se niega a ser noble, que se niega a volver a su origen -Diosy escoge deliberadamente el pecado; es probablemente por ello que en 1559 Juan Arce de Otalora negó que el rey pudiera otorgar la verdadera nobleza porque ni la virtud personal ni la voluntad real pueden "mejorar la sangre de un plebeyo" 55 • Ahora bien, los descendientes de Adán pueden salvarse, afirma la Iglesia: el bautismo lava el pecado original, los méritos acumulados a lo largo de la vida permiten estar en estado de gracia ante el Creador, y el tiempo pasado en el Purgatorio después de la muerte -durante el cual sólo los vivos pueden todavía rezar por los difuntos, de ahí la creciente boga de las "cofradías de ánimas del Purgatorio"- asegura la salvación final del cristiano. La nobleza también, asevera Femando de Mexía, puede ser recuperada por el hombre. Las etapas de esta "recuperación", que constituyen un verdadero "camino de perfección", ofrecen numerosas coincidencias con el recorrido del cristiano hacia la salvación.

54. Fernando de Mexfa, Nobiliario vero, Sevilla, 1492, Libro 1, cap. 40. 55. Juan Arce de Otalora, Summa nobilitatis Hispaniae, Granada, 1559.

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ese punto que, refutando Bartolo de Sassoferrato y, de allí, Acursio, devuelve al tiempo -el linaje- la facultad de hacer noble. "Solo aquel se puede llamar noble que noble es por si e de noble e claro linaje", escribe, "e no otro alguno aun que en el esten todas las virtudes teologales, cardinales, morales e yntellectuales, asi mismo aun que tenga grandes rriquezas e grandes fuer~as ni todos los otros benefi~ios e gra~ias de natura" 58• Del mismo modo que tan sólo la perseverancia en la adquisición de méritos permite al cristiano esperar la salvación, sólo el tiempo permite adquirir la virtud de noble, tiempo que se manifiesta a través de la existencia del "linaje". Las virtudes y buenas costumbres, la autoridad del príncipe, la "sufi~iencia", el "orden de cavalleria" o los "grados de la ~ien~ia" y, finalmente, la perseverancia constituyen, pues, los cinco hitos del camino de perfección que permite al noble que lo es por "obra de fuera, la qual esta syn perfe~ion" -la concesión del título de nobleza por el rey- alcanzar la nobleza interior o perfecta mediante "la purifica~ion que por medio de la genera~ion se faze". "Así", prosigue Femando de Mexía, "el plebeo o pechero o villano no se puede ser linpio ni purgado por via del prin~ipio de su nobleza fasta el quarto grado en el qual es fidalgo. En el qual grado es alinpiado de la vileza del linaje. E luego, traspasando al otro quarto grado, sus des~endentes seran nobles por genera~ion e antiguedad de linaje" 59 • Porque efectivamente, el plebeyo se encuentra "ensuziado de la vileza de sangre de villanía ques el noche, la qual es la tiniebra de su vil linaje", de lo que debe de salir lavándose en el "agua que son la linpieza de las virtudes"; alcanzará 58. cap. 72. 59. cap. 23.

Fernando de Mexia, Nobiliario vero, Sevilla, 1492, Libro 1, Fernando de Mexfa, Nobiliario vero, Sevilla, 1492, Libro 11,

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Al igual que los juristas italianos y en particular Bartolo de Sassoferrato, Fernando de Mexía reconoce la existencia de tres tipos de nobleza, e indica limitarse a la "nobleza civil o política". Ésta, aquí equiparada con la "caballería", sólo puede ser otorgada por unos reyes que sean caballeros y a aquellos que practiquen las "buenas costumbres", o sea la "defension de la patria, e sostenimiento e anparo de la comunidad, e justo governamiento de la cosa publica" 56 • El "defensor", el "caballero" o el "noble" -las tres palabras aparecen como equivalentes- debe ser "virtuoso", tener virtudes que son a la vez morales y fisicas. El "zelo, amor y defendimiento de la patria", la fuerza moral, el "grandes~imiento", la castidad, la fidelidad y "antiguas rriquezas" -porque "la feli~idad humana o politica ha menester bienes e fortuna e exteriores propiedades"- se suman así a las cualidades fisicas del noble, a la "dispusi~ion de mienbros", a la excelencia de su cuerpo y de su corazón 57 • Pero, de todas las condiciones exigidas para que el rey sancione, mediante la concesión de un título, la nobleza del candidato, la "claridad de linaje" o de la "generación" es, a ojos de Fernando de Mexía, la más importante y es en

56. Femando de Mexia, Nobiliario vero, Sevilla, 1492, Libro I, cap. 49: "Por que al rrey pertenes~e fazer o armar cavalleros. Pues como fuese rrey e no fuese cavallero, el non podria fazer cavallero"; cap. 54: "Mas es de saber que las tales costunbres avian de ser e eran atadas con una coyunda muy fermosa e muy onesta, la qual avia de ser o era defension de la patria, e sostenimiento e anparo de la comunidad, e justo govemamiento de la cosa publica"; cap. 63: "Otrosí pares~e claro pues de las dignidades pro~edio la nobleza". 57. Femando de Mexfa, Nobiliario vero, Sevilla, 1492, Libro I, cap. 55: ''toda la salud de la comunidad o poli~ia es en los cavalleros, los quales deven ser muy ex~elentes asi en linaje como en cuerpo e en cora~on"; cap. 66: "La ultima e postrimera es antiguas rriquezas ( ...) ca el cavallero o noble que rico no fuese pocas vezes se podría excusar de no se enbolver en actos baxos o ofi~ios desonestos "; cap. 62 y 52.

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entonces, por la tarde, el "orden" de caballería o los grados de la ciencia -los títulos universitarios- y finalmente, en la cuarta generación, al haber caído la noche sobre su "obscuridad", su descendiente "descansa delectandose a ~erca de la membran~a de ser alongado de su baxo e obscuro comien~o " 6º. Linaje y antigüedad estuvieron siempre relacionados con la nobleza. Para Alfonso X, como para Raimundo Lulio y más tarde Diego de Valera, esta antigüedad era concebida como una acumulación: generación tras generación, para no desmerecer frente a los antepasados, los nobles acumulaban las virtutes y el saber necesario para cumplir con su deber. Al final del proceso, el linaje, que poco poseía al principio, conseguía adquirir un amplio capital de virtudes, conocimientos y buenas costumbres. En cambio, para Fernando de Mexía, el linaje es una garantía de depuración, de abandono de las antiguas costumbres, de las huellas de un origen a la vez bajo, grosero y pecador. El más noble ya no es el que adquirió, sino el que se deshizo de, que perdió lo que caracterizaba su familia al principio. El ejercicio de la virtud, de las armas o de los oficios públicos, la obtención de títulos universitarios constituyen en adelante unos méritos previos que permiten alcanzar el

60. Fernando de Mexfa, Nobiliario vero, Sevilla, 1492, Libro 11, conclusión 3: "Pues bien asi el onbre plebeo ensuziado de la vileza de sangre de villanía ques el noche, la qual es la tiniebra de su vil linaje, conviene que salga de las alvergadas do mora, las quales son las costunbres de sus padres, e se lave en agua que son la linpieza de las virtudes. E tornara en la tarde, la qual es la orden de cavalleria o grados de ciencia. E enton~es entraran en las alvergadas de fidalguia sus descendientes despues de puesto el sol de su obscuridad, que asi como puesto el sol todas las cosas fuelgan e descansan. Asi el onbre plebeo e obscuro e sin linaje, en la noche de olvidanca de su principio que es en la quarta generacion, descansa delectandose a cerca de la membranca de ser alongado de su baxo e obscuro comien~o".

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"bautismo" que es la adquisición de la condición de hidalgo. La necesidad de una purificación, que sólo el tiempo puede efectuar, introduce aquí el tema de la "sangre" noble, o sea del linaje: del mismo modo que el cristiano sólo puede esperar la salvación después de acabar sus días y pasar un tiempo en el purgatorio, la recuperación de la nobleza ontológica requiere cuatro generaciones. Esta purificación de la sangre del noble, que debe de llevarlo, mediante la ingestión de alimentos ligeros, al entendimiento y alejarlo de la bajeza de lo terrenal 61, le permite en primer lugar aproximarse al modelo divino, sirviendo aquí de referencia la "preciosa sangre" de Cristo; al final del proceso, puede esperar recuperar el estado de perfección del hombre, anterior al pecado original. "Cristiano" y "noble" se vuelven casi sinónimos, de la misma manera que "noble" y "santo" lo eran en los orígenes de la caballería; como contrapartida, el ser vil o innoble, o sea, no noble, es equiparado con el pecador. La lengua española nunca inventará un antónimo social para "noble": no hay "roturiers" en España, tan sólo hay "villanos", "viles" "obscuros", "innobles", y "pechero" -contribuyentefue adquiriendo un sentido peyorativo. El paso de una nobleza ''jurídica" a una nobleza "teológica" puede deberse a una mera confusión entre los campos del ius civilis y del ius naturalis, al cubrir este último el conjunto de los demás derechos, como lo proponía en el siglo XII Placentinus en su Summa Institutionum. Se con-

61. Fernando de Mexfa, Nobiliario vero, Sevilla, 1492, Prólogo del Libro I y Ms. 3311, fols. 97v-98: "Otrosy es de notar que toda cosa sotyl es mas digna e mas noble que lo grueso e lo ralo mas que lo espeso. Esto pares~e asy que lo sotyl sube al ~ielo, va por ysando. E del ~ielo des~iende e cae espesado ( ...) asy mismo delicados, sotyles e dyrigibles manjares trae natural e aun heredytaria mente mas sotyles umores, lo qual es cabsa de asotalisar el yngenio a elevar el entendimiento, e a puryfycar, e a generar mas lynpia e mas pura sangre".

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fundirían así en adelante la "nobleza teologal" y la "nobleza civil". En una obra publicada en 151O, Ildefonso Pérez de Lara habló de una ratio nobilitatis, en virtud de la cual un beneficio eclesiástico debía ser atribuido preferentemente a un noble62 • Tal cual el nuevo concepto ofrecía una respuesta a los grandes problemas que conmovían la sociedad: ¿quién se salvará? ¿quién será justificado? ¿cómo escapar del pecado original y purificarse de esa mancilla primitiva? ¿cómo eludir la damnación eterna? De paso también ofrecía -aunque probablemente tal no era la ambición de un Femando de Mexía- un modelo, no a un grupo, sino al conjunto de la sociedad. Dentro de esa perspectiva se explica la obsesión por la nobleza que caracteriza los españoles de los siglos XV y XVI. A partir del momento en que la nobleza no es solamente un estamento social dotado con privilegios fiscales y honoríficos sino que aporta una respuesta a problemas ontológicos, se convierte en el summum bonum al cual aspirar. Convertirse en hidalgo o caballero ya no es sólo una forma de eludir los impuestos; es el reconocimiento por la sociedad de un proceso de salvación. Poco importa que el hidalgo sea pobre o que el caballero no tenga caballo para servir al rey. El hecho de haberse librado de la "villanía", la "bajeza", la "obscuridad" de los "sin linaje", que son pecadores abocados a la damnación, tiene un significado social fundamental. La proliferación de las genealogías nobiliarias ofrece un primer testimonio de la importancia del factor tiempo que crea distinciones dentro de la misma nobleza. La antigüedad

62. Ildefonso Pérez de Lara, De anniversariis et capellaniis libri duo, Ostii Moguntinorum, 1S 1O, p. 300: "In spiritualibus habetur ratio nobilitatis, et sic nobiles praefcruntur in bencficiis", cit. por André Devyver, Le sang épuré. Les préjugés de race chez les gentilshommes fran,ais de l'Ancien Régime (1560-1720), Bruselas, 1973, p. 223.

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del linaje ya no es solamente la garantía de una acumulación de virtudes y de honor, sino un proceso de limpieza de la sangre, de depuración de lo que hacía al hombre vil y pecador, y la expresión de su deseo de acercarse a Dios. El "verdadero" noble debe tener tras de sí a tres nobles, pero será siempre menos noble que el que puede alardear de provenir de muchas generaciones de nobles. Poco antes de 1450, el poeta Juan de Mena dedicó al condestable de Castilla Alvaro de Luna un Memorial de algunos linajes de Castilla, mientras que Barrantes Maldonado redactaba unas Ilustraciones de la Casa de Niebla. En 1454, Lope García de Salazar acabó una Chronica de los señores de Bizcaya y de los señores de Ayala y de Salsedo, que incluyó veinte años después en sus Bienandanzas e Fortunas. Una historia de la familia de los Zúñiga vio la luz hacia 1464, y es también de la segunda mitad del siglo XV que data un manuscrito titulado Origen del linaje de la Cerda y de las casas e mayorazgos que de ella proceden 63 • En el reinado de los Reyes Católicos florecieron las obras que, con los nombres de "Genealogías", "Nobiliarios", "Blasones de armas de los principales linajes de Castilla o "Libro de los linajes", compilaron fielmente las "historias" particulares de las familias de la aristocracia para mostrar y demostrar la antigüedad de su linaje, la virtud de sus antepasados y la limpieza de la sangre que corría en sus venas64 • A lo 63. Juan de Mena, Memorias de algunos linajes de Castilla, BN Madrid, Ms. 3390, fols. 101-122v.; Barrantes Maldonado, Ilustraciones de la Casa de Niebla, Memorial Histórico Español, t. X, Madrid, 1857; Lope García de Salazar, Bienandanzas e fortunas, ed. por Ángel Rodríguez Herrero, 4 vols., Bilbao, 1967; Sabino Aguirre Gandarias, Las dos primeras crónicas de Vizcaya, Bilbao, 1986, pp. 13-106; Duque de Alba, "Archivos de España. El de la Casa de Alba", Hidalguía, 1 (1953), p. 155; Origen del linaje de la Cerda y de las casas e mayorazgos que de ella proceden, BN, Madrid, Ms. 3454. 64. Pedro Gracia Dei, Blason general y nobleza del universo, Co-

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largo de los dos siglos siguientes no cesó de extenderse ese movimiento. Con algo de retraso, las ciudades castellanas que, desde hacía cerca de un siglo, poseían títulos de nobleza, blasones, armas y pendones se pusieron a redactar sus "genealogías". A partir de la segunda mitad del siglo XV, la antigüedad de la fundación y el valor de algunos "hijos" ilustres contribuyeron a la "nobleza" de ciudades que compartían la nueva visión de una sociedad dividida en viles y nobles, en pecadores y justos 65 • El lugar de la monarquía dentro de la sociedad experimentó un cambio. El rey ya no era solamente el vicario de Dios en la tierra, como lo afirmaban las Partidas, y su poder no se encontraba determinado sólo por la ley. Encabezó naturalmente la nueva jerarquía que se estaba instaurando. Femando de Mexfa en 1478-1479 hacia de él el "padre de la nobleza", un padre que tenía que cuidar que se respetaran las buenas costumbres, y que debía de amar a su nobleza "como una madre"; la alta nobleza, decía, procedía de una fuente divina y de una temporal, "la sylla real tenporal, de donde fue nas~ida, produsida e engendrada esta alta

ria, 1489; Genealogía y blason de los Reyes de Castilla comen,ando de los Reyes Godos de Hespaña, Blasones de las armas e ynsignias de los mejores e mas principales linajes de Castilla, Hispanic Society of America, New York, Ms. B2423, fols. 12-58v; Coplas de Gracia Dei, llamado Vergel de Nobles de los linajes de España, BN Madrid, Ms. 3231 y Ms. 3769; Gonzalo Femández de Oviedo, Las quinquagenas de la nobleza de España, Madrid, 1880; Diego Femández de Mendoza, Nobiliario General, Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España (CODOIN), t. XIX, Madrid; Casti11a,Armas de los reinos de Europa, España y linajes españoles, BN Madrid, Ms. 3518; Libro de los linajes, Real Biblioteca de El Escorial, Códices, &-11-17. 65. Adeline Rucquoi, "Des villes nobles pour le Roi", in Adeline Rucquoi (ed.), Realidad e imágenes del poder. España afines de la Edad Media, Valladolid, 1988, pp. 195-214.

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noblesa" 66 • En la dedicatoria inicial de un Breve compendio de las crónicas de los Reyes de España, escrito hacia 1493 para Fernando el Católico, el autor puso de manifiesto la antigüedad del linaje real que lo situaba a la cabeza de la sociedad: "Et como las aguas quanto de mas alto lugar pro~eden mas suavidat traen y quanto de mas lexos y porlongado prin~ipio vienen tanta mas purifica~ion re~iben, asy el linaje de los reyes de Castilla, de que vuestra alteza viene por amos respetos, es muy e~elente ca pro~ede de la muy alta e clara sangre de los famosos reyes godos ( ... ) pues no menos se consydera la e~elen~ia de vuestra clara progenia, si antiguedat tan alongada et contyna sub~esyon, viniendo por reta linea un rey de otro de su propio linaje a oy ~erca de mili años, syn re~ebir en tanto tyenpo esta real su~esion ninguna mudan~a, ni entrevenir en ella rey de pelegrina ni extraña genera~ion, lo que en muy pocos de los reyes xristianos se halla" 67 • En 1441 Diego de Valera señalaba que "es de saber que el rey tiene en su reino el soberano grado de la nobleza" 68 ; medio siglo después, este axioma se ha convertido en una proposición demostrable: el rey es el más noble porque su linaje es el más antiguo y sin mezcla, porque su sangre es la más limpia.

66. Fernando de Mexfa, Nobiliario vero, BN Madrid, Ms. 3311, fol. 1: " ... sy la alta noblesa es produsida de dos tan gloryosas fuentes, la una santa, dyvina ( ...) la otra fuente es la sylla Real tenporal, de donde fue nas~ida, produsida e engendrada esta alta noblesa ..."; fol. 1v: " ... Pues vos, como padre de la dicha noblesa, ynquezydor o investigador de las dichas costumbres, fallareys en la presente escriptura todas sus costumbres e, falladas, la gloryosa corona Real de vuestra magestad amarlas ha como madre e, amando las, amara la noblesa e defenderla ha ...". 67. Breve compendio de las crónicas de los Reyes de España, BN París, Ms. Esp. 11O, fol. l. 68. Diego de Valera, Espejo de verdadera nobleza, in Mario Penna, op. cit., p. 101.

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Nobleza y cri~tianismo están aquí parejas, tal y como lo acreditaban, en 1468, las constituciones dadas a la Orden de Montesa por el abad Guillermo II de Morimond. El artículo 9 en efecto mandaba que nullus ignobi/is ve/ neofitus aut qui de prosapia militari procreatus non fuerit fuese admitido en la Orden; del mismo modo, un mes antes, el abad había prescrito a la Orden de Calatrava, en la constitución 62, que nullus ignobilis ve/ non generosus fidalgus ad modum Hispanie, y en particular ningún converso, pudiera ingresar en la Orden, cuyos oficios serían desempeñados por boni et fideles antiqui catholici et timentes Deum 69 • Así, nobleza y limpieza de sangre también están equiparadas. La bula de fundación del Colegio de San Bartolomé de Salamanca, concedida en 1414 por Benedicto XIII, preveía que se mantuviera a quince estudiantes ad hoc habiles, integrae famae et opinionis, ex puro sanguine procedentes, idoneae, corroborando así la correlación entre la nobleza otorgada por "los grados de la ciencia" y la limpieza de sangre 70 • Varios "Estatutos de limpieza de sangre" fueron implantados en la época de los Reyes Católicos. Los primeros que exigieron la "limpieza de sangre" parecen ser los jerónimos en 1486. Las constituciones adoptadas dos años después por el Colegio de Santa Cruz de Valladolid sólo excluían a los judíos; en 1503, imitando las que el abad de Morimond había dado en 1468 a las Órdenes de Calatrava y Montesa, excluyeron a los conversos. Los dominicos en 1496, el cabildo de la catedral de Badajoz en 1511, el de

69. Joseph O'Callaghan, "Las definiciones medievales de la orden de Montesa (1326-1468)", Miscelánea de Textos Medievales, 1 (1972), p. 249; "Definiciones of the Order of Calatrava enacted by Abbot William 11of Morimond, April 2, 1468", Traditio (1958), pp. 263-264. Agradezco aquí a Pierre Bonneaud quien me señaló esos textos. 70. Francisco Ruiz de Vergara, Vida del Ilustrísimo señor D. Diego de Anaya ... , Madrid, 1661, p. 47.

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Sevilla en 1515, el Colegio de San Ildefonso de Alcalá de Henares en 1519, los franciscanos en 1524, los agustinos el año siguient~, el cabildo de Córdoba en 1530, luego el de Toledo hacia 1545 adoptaron esos estatutos de limpieza de sangre, de "sangre pura" 71 • Ahora bien, al contrario de lo que afirmaron muchos historiadores, esos estatutos no toman exclusivamente en consideración los descendientes de judíos. Los estatutos de limpieza de sangre tenían como objetivo primero la exclusión de todos los que no fuesen nobles, dentro de un sistema en el que la falta de nobleza es una prueba de obstinación en el pecado. Los descendientes de judíos fueron así excluidos de un gran número de instituciones, al igual que lo fueron todos los que no podían demostrar, con testigos y privilegios o ejecutorias, su hidalguía 72 • Por su parte, los candidatos al hábito de una Orden Militar debían de dar pruebas de su hidalguía, de la ortodoxia de la fe de sus padres y abuelos, de que disponían de riquezas en cantidad suficiente y de que no ejercían ningún oficio vil73• Esta transformación de la nobleza tuvo numerosas implicaciones. Los "estatutos de limpieza de sangre", que contribuyeron a rebajar al nivel de los "viles" e "innobles" muchos conversos que su modo de vivir, sus riquezas y su papel social equiparaban con los nobles, dimanan probablemente de esta búsqueda de una respuesta al problema de la salvación. El que no buscaba la nobleza -fuese comprándola, amañando una genealogía, haciéndose armar por el rey, entrando al servicio de la res publica, consiguiendo un

71. Maria de los Ángeles Sobaler, Los colegiales de Santa Cruz. Una élite de poder, Valladolid, 1987, pp. 151-162. 72. Adeline Rucquoi, "Noblesse des conversos?", op. cit. 73. Elena Póstigo Castellanos, Honor y privilegio en la corona de Castilla. El Consejo de las Ordenes y los caballeros de hábito en el siglo

XVII, Valladolid, 1988, pp. 133-144.

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privilegio o una ejecutoria- rechazaba la gracia divina y la salvación. España dió quizás así una respuesta "social" al problema de la justificación y de la salvación que originaba, en otros lugares, un cisma dentro de la Iglesia. ¿No estaba constituida la nueva orden que fundó Ignacio de Loyola por un "ejército" bajo el mando de un general? ¿No era ésa la caballería al servicio de la Iglesia? Por otra parte, la idea de la limpieza de la sangre de la nobleza, ya plenamente elaborada en Femando de Mexfa hacia 1478-1479, tuvo probablemente una profunda influencia en la nobleza francesa. En su estudio sobre la aparición, a mediados del siglo XVI, del concepto de "sangre depurada" -sang épuré-, André Devyver evoca la teoría de Jean Scohier, publicada en 1597, según la cual existirían una "nobleza principiante" -"la que el Príncipe nuevamente erigió y creó"-, una "nobleza creciente" - "la que se conserva y mantiene por matrimonios nobles, por los cuales se acrecienta y tiende a la perfección futura" -y una "nobleza perfecta"- "la que inmemorialmente lio tuvo principio, sino que descendió de tan lejos de padres a hijos que supera los Abates y Ataves, remontándose usque ad maiores"14 • Las etapas del "camino de perfección" de la nobleza de Jean Scohier parecen proceder directamente del Nobiliario vero de Femando de Mexia, redactado más de un siglo antes. El tradicional concepto de una nobleza otorgada por el ejercicio de una "dignidad" y fundada en la autoridad del príncipe antes que en el linaje no desapareció en la España

74. Jean Scohier, L'Estat et le comportement des armes, contenant I 'institution des armoiries et méthode de dresser les généalogies ... , Bruselas, 1597, p. 62, cit. por André Devyver, Le sang épuré. Les préjugés de race chez les genti/shommesfranfais de /'Ancien régime (1560-1720), Bruselas, 1973, p. 213.

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de los siglos XVI y XVIl 75 • Permitió a los miembros de las oligarquías urbanas, a los letrados de las universidades, a numeroso mercaderes extranjeros alcanzar la condición nobiliar. Pero el discurso sobre una nobleza equiparada al estado de perfección del hombre creó una división en la sociedad entre los nobles y "los demás", división que no dejaba lugar para una tercera categoría; no hay ninguna "burguesía" en la España de los Habsburgo ya que, fuera de la nobleza, no hay salvación. Y cuando empezaron a circular numerosos panfletos que descubrían que gran parte de la alta nobleza tenía sangre judía, "sucia", en sus venas 76, los cristianos viejos "plebeyos" afirmaron ser los únicos verdaderos nobles en España: el Alcalde de Zalamea se hará eco de esa reivindicación 77 • En el siglo XVII, nobleza y catolicismo, indisolublemente unidos, siguen siendo el modelo propuesto.

75. Ian A. A. Thompson, "Neo-noble Nobility: Concepts of hidalguía in Early Modern Castile", European History Quaterly, XV (1985), pp. 379-406. 76. Víctor Infantes, "Luceros y tizones: Biografla nobiliaria y venganza política en el siglo de oro", El Crotalón. Anuario de Filología Española, l (1984), pp. 115-127. 77. Quizás convendría matizar el papel atribuido al alcalde en la obra de Pedro Calderón de la Barca ya que, de por la función que ejerce como oficial de justicia, pertenece indudablemente a la nobleza y por lo tanto no es un "plebeyo".

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MANCILLA Y LIMPIEZA: LA OBSESIÓN POR EL PECADO EN CASTILLA A FINES DEL SIGLO XV ¿Fue el final del siglo XV una época de temores escatológicos, de espera de llegada del Anticristo o de profunda melancolía en el reino de Castilla? ¿Vivieron los castellanos de finales de la Edad Media acompañados por el miedo y la angustia de la muerte? Todos los indicios que hemos podido reunir nos ofrecen, al contrario, la imagen de una nación en plena expansión y que no sólo está rematando una empresa iniciada siglos antes, sino que ve abrirse ante ella la perspectiva de conquistar un nuevo mundo .. Objetivamente, todo apunta a que no fue ese periodo un momento de crisis espiritual, moral o incluso económica en Castilla, pese a los cronistas oficiales que hicieron de Juan II un monarca débil, poco interesado en el gobierno y dominado por el condestable Alvaro de Luna, e intentaron presentar el reinado de Enrique IV como época de disolución de las costumbres y caos político. Cualquier ojeada a la situación real del reino a lo largo del siglo XV permite comprobar el crecimiento de las ciudades, el desarrollo del

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comercio interno y externo, la introducción de nuevas técnicas para la explotación de la tierra, el peñeccionamiento en la reglamentación de la industria textil, el afianzamiento de los instrumentos de ejercicio del poder real, y el papel fundamental desempeñado por los españoles en los concilios y la curia romana. Castilla no vivió una guerra "de Cien Años" con ningún país vecino y las relaciones con Aragón y Portugal fueron restablecidas desde principios del siglo XV. Numerosas ferias fueron creadas a partir de los años 1420 mientras que el libre tránsito era garantizado por las hermandades, el derecho de tanteo a favor de los fabricantes de paños fue institucionalizado en 1462, los mercaderes de Burgos se unieron en una universidad antes de mediados del siglo XV y obtuvieron jurisdicción propia en 1494 a través de la creación del Consulado, la artesanía de lujo se desarrolló añadiéndose a la tradicional. Los ingresos de la corona de Castilla le permitieron tener asoldada a gran parte de la nobleza a través de los acostamientos y las "tierras" y costear finalmente la campaña de Granada, mientras que la creación de nuevas Audiencias llevaba la justicia del rey hasta los confines del reino. Reformados o en trance de serlo, jerónimos, dominicos, franciscanos, benedictinos y clero secular rivalizaban con la alta y mediana nobleza en la construcción de monasterios, capillas, castillos y palacios en los que se mezclaban las técnicas arquitecturales gótica, mudéjar y renacentista. La Universidad de Salamanca obtuvo un reconocimiento universal, varios colegios fueron abiertos en las ciudades universitarias y en otras, y las bibliotecas particulares se enriquecieron con obras italianas y francesas, humanísticas y científicas. Dentro del campo especifico de las mentalidades y de la espiritualidad, no se advierten por lo tanto sino las manifestaciones comunes al conjunto de la Cristiandad: una religiosidad más íntima y personal, que recurre a las Artes moriendi y conoce la lmitatio Christi desde la primera mitad

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del siglo XV, religiosidad individual que se combina con manifestaciones públicas paulatinamente más ostentosas, en las que las procesiones y los autos de fe desempeñan un papel fundamental. Las lamentaciones sobre el estado del reino, como el Decir sobre el estado del reino de Juan Alfonso de Baena 1 o las que hizo el marqués de Santillana hacía 1440-1445 En prophefia de la segunda destruyfion de España y en un Soneto fecho al itálico modo 2, así como las afirmaciones del "Exercicio", en el Tratado de la perfección del Triunfo Militar de Alfonso de Palencia, de que "la común tristeza atormenta la España", la cual es "una nación muy oscura e dañosa por una entrañable saña afecionada a pensamientos muy malinos "3 , están aisladas en medio de un sentimiento general de orgullo y amor a la patria, cuyos mejores exponentes son el obispo de Burgos, Alfonso de Cartagena, y el regidor Fernando de la Torre4 •

1. Cancionero de Baena, ed. por J. M. Azáceta, Madrid, 1966, t. 111,p. 1206. 2. Iñigo López de Mendoza, Obras, ed. por J. Amador de los Ríos, Madrid, 1852, pp. 483-486 y p. 289. 3. Alfonso de Palencia, Tratado de la perfección del Triunfo Militar, ed. por Mario Penna en Prosistas castellanos del s. XY, BAE 116, Madrid, 1959, pp. 356 y 357. 4. El Discurso de Alfonso de Cartagena Sobre la precedencia del rey Católico sobre el de Inglaterra en el concilio de Basilea en 1440 (en Mario Penna, Prosistas castellanos del siglo XY, op. cit., pp. 205-233) y la Carta dirigida por Fernando de la Torre en 1454 al rey nuestro señor, al rey don Enrrique /Y des te nonbre (en Maria Jesús Diez Garretas, La obra literaria de Fernando de la Torre, Valladolid, 1983, pp. 343-360) se añaden a otros muchos loores de la patria y de los reyes, como el tributo que rindió a Juan II Juan de Mena en su Laberinto de Fortuna (ed. por J. M. Blecua, Madrid, 1943, estrofas l, 142, 220 y 221 ), unas Coplas dedicadas por Juan Álvarez Gato a Enrique IV (ed. por Jenaro Artiles Rodríguez, Madrid, 1928, pp. 108-109), un Sermón trovado para Femando el Católico de fray Iñigo de Mendoza (ed. por J. Rodríguez Puértolas, Madrid, 1968, pp. 303, 316-318) y hasta la Consolatoria de

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A ojos de Antonio de Ferrariis, alias Galateo, que los vió en Nápoles a principios del siglo XVI, los españoles hacían gala de sus antepasados godos, desplegaban mucho lujo en su comer y su vestir, y afirmaban que los italianos habían aprendido de ellos 5• Las reservas emitidas por los españoles a la hora de aceptar los presupuestos de los humanistas italianos del siglo XV nos dan otra clave para entender las mentalidades hispánicas de finales del siglo XV. Cuando Leonardo Bruni d' Arezzo defendía la necesidad de traducir las obras de los antiguos romanos literalmente, Alfonso de Cartagena abogaba a favor de una traducción que fuera adaptación; el primero creaba así ex nihi/o una "antigüedad clásica", después de la cual sólo existían una "edad media" y una degradación del latín, mientras que el segundo se situaba dentro de una continuidad ininterrumpida en la que la lengua evolucionaba con el tiempo. En la Carta-Prohemio con la que dedicaba en 1427 al rey Juan II su traducción de la Eneida, Enrique de Villena alababa la "castellana lengua", originada del latín y cercana a él, que permitía así una traducción literal de la obra de Virgilio 6 • A mediados del siglo XV, el continuador Castilla escrita por Juan Barba para Isabel la Católica (ed. por Pedro Cátedra en La historiografía en verso en la época de los Reyes Católicos, Salamanca, 1989, pp. 169-332). 5. Antonio de Ferrariis, dit Galateo, De educatione (1505), ed. por Cario Vecce, Poi Tordeur y Pierre Jodogne, Lovaina, 1993. 6. Jean Lemartinel, "Marquis de Villena, «Carta-Prohemio»", Cahiers de Linguistique Hispanique Médiévale, 13 (1988), pp. 35-51, en particular p. 48: «Pues que ha Dios plogo tancto beatificar la castellana lengua que en aquella tan esmerada fuese trasladada ystoria et por ella conservada biviese cerca de los romancistas tan provechosa doctrina que de la lengua no han noticia latina endo fue originada e se mantiene cerca de los entendidos onde su dolcor mas sabrosa es mejor sentida. E maguer algunos provaron trasladar la presente memorada Eneyda en la ytalica lengua ( ...) empero fasta la presente hora non ha parescido quien

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anónimo de la traducción que hiciera, a principios del siglo XIV, Gonzalo de Hinojosa del De Hispaniae rebus Liber de Rodrigo Jiménez de Rada, indicó con cierto orgullo, en el capítulo de las diversas lenguas el mundo, donde el arzobispo de Toledo sólo hablaba del latín y de las lenguas no latinas, que "en España hay una lengua, mas por eso bien conoscemos cúal es gallego e cuál castellano"'. Y si Alfonso de Toledo en 1467, en el prólogo de su Invencionario, determinó de "ordenar en plano estillo e ditar en lengua materna" una obra que, según decía, "mucho mas fa~il fuera a mi ordenar en latyn" 8, tanto Alfonso de Madrigal el Tostado como Alfonso de Cartagena, Lope de Barrientos, Rodrigo Sánchez de Arévalo o el jurista Juan Alfonso de Benavente escribieron indiferentemente en latín y en castellano. El siglo XV fue de hecho para los castellanos la época de culminación de un largo proceso cuyas raíces se remontaban más de un milenio antes. Los movimientos mesiánicos y milenaristas que se habían extendido por la península ibérica en los siglos VIII y IX, si bien se fundaban en los textos tradicionales -la visión de Nabucodonosor en el Libro de Daniel, las profecías de Ezequiel, el Apocalipsis de san Juan y ciertas obras de Justino 9-, estuvieron ante su ymagen representase de palabra ha palabra el concebido entendimiento transf eriendo en algun de las vulgadas lenguas segund aqui fize en la castellana por vuestro mandado e instancia epistolar ...» 7. La crónica de España del arzobispo don Rodrigo Jiménez de Rada. Tradújola en castellano y la continuó hasta su tiempo don Gonzalo de Hinojosa, obispo de Burgos, y después un anónimo hasta el año de 1454, CODOIN t. CV y CVI, Madrid, 1893; t. CV, p. 14. 8. Alfonso de Toledo, Invencionario, ed. por Philip O. Gericke, Madison, 1992, pp. 16-17. 9. Todas estas obras se encuentran en las bibliotecas altomedievales, como lo atestiguan, entre otros, los inventarios de libros hechos en 882 (Escorial, R-11-18, fols. 90-90v, ed. por lohannes Gil, Corpus Scriptorum

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todo influidos por la Revelatio Pseudo-Methodi del siglo VII y las condenas del islam por hereje que hizo Juan Damasceno a principios del siglo VIII. El apogeo del movimiento no se situó alrededor del año 800 como en otras regiones de la Cristiandad occidental, y como lo afirmaba Beato de Liébana 10, sino en el 883 con la Crónica Profética que anunciaba el fin de la dominación musulmana en España 11• Reavivado a partir del siglo XIV gracias a los espirituales franciscanos, el milenarismo se nutrió entonces del Oraculum Cyrilli y de los Vaticinia de summis pontificis 12, de los escritos de Arnau de Vilanova, así como de las profecías de Juan de Rocatallada y Tomasuccio da Foligno 13; a ese conjunto de profecías se añadieron las de santa Brígida, a cuyo servicio se dedicó a partir de 1368 el

Muzarabicorum, Madrid, 1973, pp. 707-708) y en 927 en el monasterio de san Cosme y san Damián de Abellar (Emilio Sáez, Colección documental del archivo de la catedral de León, vol. I (775-952), León, 1987, n.º 75, pp. 124-127). En cambio no he encontrado indicios de que se conocieran los Oráculos Tiburtinos. l O. Juan Gil, "Los terrores del año 800", Actas del Simposio para

el estudio de los códices del «Comentario al Apocalipsis» de Beato de Liébana, Madrid, 1978, pp. 215-247. 11. Adeline Rucquoi, "Mesianismo y milenarismo en la España medieval", Medieva/ismo. Boletín de la Sociedad Española de Estudios Medievales, 6 ( 1996), pp. 9-31. 12. Que circulaban por la penf nsula ya en esa época. Vid. Hélene Millet & Dominique Rigaux, «Un puzzle prophétique dans le manuscrit 6213 de la Biblioteca Nacional de Madrid», Revue Mabillon, nouvelle série 3, 64 (1992), pp. 139-177. 13. José Perarnau Espelt, Dos tratados «espirituales» de Arnau de Vilanova en traducción castellana medieval, Roma, 1976. Jeanne Bignami-Odier, Eludes sur Jean de Roquetaillade, París, 1952. Martin Aurell, «Prophétie et messianisme politique. La Péninsule ibérique au miroir du Liber ostensor de Jean de Roquetaillade», Mélanges de l'École Franraise de Rome, 102-2 (1990), pp. 317-361. José Adriano Freitas de Carvalho, Nas origens na Peninsula ibérica: do franciscanismo a Ordem de S. Jerónimo. O itinerário de fr. Vasco de Portugal, Oporto, 1984.

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obispo de Jaén Alfonso Femández Pecha, por consejo del devotus et laudabilis heremita fray Lorenzo de España, y cuyas revelaciones amparó hacia 1446 el cardenal de San Sixto Juan de Torquemada14• La victoria final sobre el Islam seguía siendo, sin embargo, el eje del mesianismo hispánico: textos de Amau de Vilanova y la Venguda de Antichrist y Reprobació de Mahoma de fray Joan Alamany alimentaron la esperanza de que apareciera un rey "encubierto", nuevo David que encabezaría la lucha contra los musulmanes, los judíos y los malos cristianos 15• La esperanza de la derrota del Islam suscitó una exaltación de la época visigoda, hasta el punto de que las profecías que designaban a Femando el Católico como el Nuevo David, destinado a "destruyr todos los moros y herejes", fueron atribuidas a Isidoro de Sevilla y a san Juan 16• El "visigotismo" imperante a lo largo del siglo XV dió lugar a obras tan dispares como la Crónica Sarracina de Pedro de Corral, el proemio del Victoria/ redactado por Gutierre Diez de Games, las Vidas de san Ildefonso y san Isidoro del Arcipreste de Talavera, las "profecías" de Rodrigo Ponce

14. Sophie Cousscmacker, L'Ordre de saint Jéróme en Espagne, 1373-1516, tesis de doctorado dactilografiada, Universidad de París X-Nanterre, 1994, t. I, pp. 147-163. Eric Colledge,