Obras completas

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',\nibus,

«

(2uicumqiie

negabo eiim coram Paire meo. ..y

Vestios con piel de lobos,

•asiendo ovejas»?...

sigan

«

octiltos.-»

es lícita la

me ^s

VI

Añade

de

aunque sigáis

Si no hay otro modo de descubrirlos, vale

la ed.

más que

que, en materias de Religión, sobre todo, no

más leve mentira, y que

Tomo

dijo Jesucristo:

los lobos,

otras redes

herejes, en especial la predicación evangélica

(t)

negaverit coram homi-

Cuándo

para descubrir á

No

Maurina.

y

hay para coger á la

los

refutación de los

no

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

errores de

la

Aconseja, sobre todo, que combata

secta.

la

Libra de

Dictinio.

Más

adelante, Consencio volvió á consultar á San Agustín sobre

dogmas de

cinco puntos, que tenían relación remota con los liano: l.°,

cuerpo del Señor conserva ahora

si el

y demás formas de

carne;

la

cómo ha de

2.°,

los huesos,

Prisci-

sangre

interpretarse aquel

lugar del Apóstol: Caro et sanguis regniim Dei nonpossidehunt;

cada una de

si

Dios;

basta

4.°, si

aventuranza;

alma de

el

A ma

á

en

hálito

ó era

la tierra;

á

la tercera,

Creador; á

la

de Dios sobre

que basta afirmar que

y que todo

lo

demás

el cielo el

las

obras de

creó

el

la fe sin las

alma no

mismo cuerpo que la

carne son los

y produce

naturaleza obra

que

la cuarta,

Adán

obispo hiponense que es dog-

el

segunda, que la

rostro de

el

misma alma.

la

que

sido formada por

los bautizados, para lograr la eterna bien-

que Cristo conserva en

fe el

tuvo en cios;

la fe,

5.°, si el

éste,

humano ha

partes del cuerpo

primera pregur^ta contesta

la

de

las

3.",

dirigida por el

obras es muerta; á

es partícula

de

la

vi-

la quinta,

sustancia divina,

es cuestión ociosa.

Todavía hay otra carta de Consencio, preguntando algunas dudas sobre

Los

el

misterio de la Trinidad

priscilianistas se distinguían

por entero

tir

las

los

Curandum

videndiim ut falsati códices^

nos de estos libros.

.

así

del

Antiguo como del

«.Miilios corruptissimos

ergo est

lectionis habeantury>

demás gnósticos en admi-

introducían en los textos osadas variantes,

según advierte San León: invenimus:

de

Sagradas Escrituras,

Nuevo Testamento. Pero

usu

(l).

et

et

sacerdotali diligentia

códices...

máxime pro-

a sincera veritate discordes^ in nullo

Todavía en

Qué

eorum

el siglo vii

vio

San Braulio algu-

alteración tenían, no hallamos dato algu-

no para determinarlo. Pero sabida cosa es que cada secta gnóstica alteró la Biblia la

conforme á sus particulares enseñanzas, puesto que

tenían por colección de libros exotéricos^ inferior en

mucho á

los

apócrifos que ellos usaban.

El rótulo de libros apócrifos se ha aplicado á producciones de

muy diverso (i)

linaje.

Como

la

cizaña en

Cartas ccv y ccx de San Agustín.

medio

del trigo, aparecieron

.

LIBRO

desde

primer siglo de

ei

CAPITULO

I,

mezclados con

la Iglesia,

Actas y Epístolas canónicas, innumerables veces á dar sano alimento á cir

la

III

2.°

devoción de

los fieles,

otras á espar-

y

de

como

Libro de Enoch,

el

de los doce Patriarcas,

Vida de Adaní,

la

etc., los libros

pueden reducirse á cuatro

Testamento

el

San

Lticas y

las

caciones fueron obra de sectas heterodoxas.

2. '^Libros

el

Evangelio de perfección,

mucho menos de

las

rodoxos

al

Una de

ellos

que atribuían á

ferir el

punto de contener hoy

el

las

mujeres

compuesto ó alterado por

el fin

de

toles.

más sazonado de de

las

la

la

literaria. 4.^

Clementinas ó Recognitiones,

Apócrifos ortodoxos y fabricados

de

los fieles

narración evangélica, ó

Son generalmente posteriores

de

en

los

puntos que

Actas de

los

Após-

á los libros heréticos, con

cuyos

nos vale de estos apócrifos cristianos, es

formada quizá en

doctrina de

esta parte de la

la

las

despojos se arrearon más de una vez. El más conocido y

días,

las

los Ebionitas, el cual pudiera calificarse

satisfacer la curiosidad

toca de pasada

po-

de predicar y aun de con-

la facultad

fruto

el

literatura apócrifa, es el libro

con

muy

obras más conocidas de este grupo, son

las

bautismo. Pero

de verdadera joya

han sufrido va-

pasar de unas sectas á otras, y aun de los hete-

Actas de San Pablo y Tecla, escritas para confirmar los

Grande y Pe-

A este género pertenecen casi todos

pueblo católico, hasta

cas herejías.

el

doctrinas de ninguna

que conocemos, advirtiendo que algunos de

rias refundiciones al

pere

Libros que, sin contener una

etc. 3.*

secta, encierran algunos errores. los

Han

Evangelio de Judas Iscariote, com-

el

queño interrogatorio de María, exposición dogmática, ni

falsifi-

apócrifos del

todo heréticos, y con marcada intención de propaganda.

puesto por los cainitas;

Epístolas

Marción. Todas estas

las refundió

cido casi todos, verbigracia,

Ley

Libros canónicos, completamen-

clases: i.^

como

la

apócrifos de origen cristiano

te alterados, por ejemplo, el Evangelio de

de San Pablo, tales

obras

las

compuestas por judíos á nombre de Patriarcas y Profetas de Antigua,

unas

escritos, dirigidos

diversos errores. Prescindiendo

cautelosamente

Evangelios,

los

la

el

compilación del

que mefalso

Ab

-

el siglo y\.

El interés histórico y

literario

de todos estos

libros,

aun de

los

medianos, es grandísimo. Allí están en germen cuantas leyendas y piadosas tradiciones encantaron la fantasía de la Edad Media: allí

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

112

derramó por primera vez en

se

arte el sentimiento cristiano,

y á

veces con una esplendidez y un brío que asombran.

las •

el

Los

de España se valieron de

priscilianistas

de mu-

los apócrijos

chas sectas anteriores, aumentados con nuevas falsificaciones. Para

formar en

lo posible el catálogo, servirán la epístola

de Santo Tori-

y Ceponio, y la de Orosio á San Agustín. Actas de San Andrés. Citadas por Toribio. Eran

bio á Idacio



I.

buidas á Leucio.

puede

Hoy conocemos un

leerse en la colección

que

le

texto griego de las Actas, que

lo

(l),

menos refundido por algún

quitó los resabios de maniqueísmo, aprovechando la

parte narrativa. Pruébase

que poseemos

el

atri-

de Tischendorf (págs. 105 á 131)

pero es distinto del de Leucio, ó á católico

las

el

la

diversidad de los textos, por faltar en

singular pasaje que cita

San Agustín (Contra

Manichaeos, cap. xxxviii), relativo á aquella Maximilla que, por no pagar á su marido

débito conyugal, que juzgaba pecado, incurrió

el

nada menos que en

el

de lenocinio ó tercería. Sábese que los mani-

queos y priscilianistas condenaban el matrimonio y la propagación de la especie. La refundición, hoy conocida, de las Actas, debe de ser antigua, puesto

que San Beato de Liébana y Eterio de

con elogio un pasaje en su impugnación de

citan

la

Osma

herejía de

Elipando.

Actas de San Juan.

IL

desde

la

pág.

266 á

que deben de ser

la

—En

276, se lee

el

relato

tado cxxiv In Joannem,

misma colección de Tischendorf, el

texto griego de estas Actas

por Toribio á Leucio, y convienen

las atribuidas

poco ó nada con

la

de Abdías. San Agustín, en

cita

y censura un

pasaje de

Actas, en que se afirma que

el

Apóstol no murió como

hombres, sino que duerme en

el

sepulcro aguardando

Salvador, y á las veces remueve con su aliento bre.

Gran riqueza de

fantasía

aparecieron por vez primera

(

I

)

mostró

zig, 185 1.)

tra-

nuestras los

demás

venida del

polvo que

le

cu-

autor de estas Actas. Allí

el

la historia

Acia Apostolorum Apocrypha ex triginta

el

la

el

del

capitán de foragidos

antiqtiis codicibus graecis. (Leip-

Sigo constantemente esta edición, que parece ]amás completa en

lo relativo á

apócrifos griegos.

Pueden verse además:

J.

Alberti Fabricii, Codex

Pseudepigraphtis Novi Tesiame?iti (Hamburgo, 1703), y Thilo. (Leipzig, 1832.)

la

Nova

Collectio,

de

LIBRO

I,

CAPÍTULO

II3

2."

más valor

convertido por San Juan, y otra que literariamente tiene é importancia,

rado de

la

de aquel Calimaco de Efeso, furiosamente enamo-

la cristiana

Drusila, hasta

tentos sacrilegos su cadáver.

monja de Gandersheim,

el

De

el

punto de desenterrar con

tomó

allí

célebre Hroswita,

la

argumento de uno de sus dramas,

limaco^ verdadera maravilla literaria del siglo x,

que muchos

— Conocemos dos

otro siriaco. El segundo tiene

y

que

el

según

muchas más

primero, y no fué estampado hasta

W. Wright

bida

los

si

el

Ca-

fuera auténtico,

dudan.

lo

Actas de Santo Tomás.

III.

in-

en sus Actas apócrifas de

1

uno griego

textos,

huellas de gnosticismo

87 1, en que

ca-

publicadas

los Apóstoles^

manuscritos sirios del Museo británico

le dio

Estas Actas pa-

(i).

recen traducidas del griego, pero no del texto que hoy poseemos, sino de otro

más antiguo y mucho más

gnóstico.

dos himnos curiosísimos, especialmente

hermosa

fábula,

de

desemejante de

la

en

la

las

la

de Sophia.

Tampoco hay

Las Actas de Santo Tomás refieren

y parecen haber

la

el

perla de Egipio^

La

y no himno

sectarios,

nombre de Abdías.

predicación del Apóstol en

sido escritas para

la castidad.

griego faltan

huella de este

recomendar

luta continencia. Cristo se aparece á dos esposos

perseverar en

el

que tanto empleaban aquellos

bárbara redacción latina que lleva

la India,

de

el

En

y

la

más absoexhorta á

les

secta ascética de los apotactistas ó

cataros (puros), una de las ramas de los encratistas, 6 discípulos de

Taciano, hizo grande uso de estas Actas, que por principios adoptaron los maniqueos, priscilianistas

la

comunidad de

y otras muchas

disgregaciones del gnosticismo.

Pero,

como cada

cual había puesto

mano en

aquel texto, resultó

sembrado de doctrinas que admitían unos y rechazaban las Actas que llaman de Santo Tomás (escribe Toribio) nota

y

de execración

el

es

lianistas. ^ (Specialiter in illis actibus,

,

aunque no

de los

se

montes,

•»chos pueblos,

y se levantará sobre los collados, y vendrán á ella nmy dirán: Venid, subamos al monte del Señor y á la

Dios de

•»casa del

Jacob es su

Jacob,-» El

monte

es Cristo, la casa del

congregarán todos

Iglesia: allí se

los pueblos.

Dios de

Y

por eso

torna á decir Isaías: «Levántate, ilumina á Jerusalem,, porque viene •»tu

luz,

•agentes y>la

ȇ

y á

la gloria del

ttt

y

los hijos

y mira:

de

me

la Iglesia

y

acudirán las

todos esos están congregados y vinieron

de los peregrinos edificarán tus muros, y sus reyes

^'servirán de -ministros...

Fuerza

ti;

lumbre, y los pueblos al resplandor de tu Oriente. Dirige

vista en derredor, ti,

Señor ka brillado para

-i»

es acortar esta

española, y

más

sublime efusión, este canto de triunfo triste es

aún para mí tener que agre-

gar, en desaliñado estilo crítico, algunas reflexiones de esas

man de

que

filosofía de la historia, sobre el maravilloso suceso

conversión de

te

los visigodos.

^Qué palabras, y más

las mías,

lla-

de

la

no han

de parecer débiles y pálidas después de las palabras de San Leandro, que por tan alta manera supo interpretar el espíritu universal

humano y Bajo

el

civilizador del cristianismo?

aspecto religioso no hay para qué encarecer

tancia de la abjuración de Recaredo, Cierto

que

la

impor-

los visigodos

eran españoles, que su herejía había penetrado poco ó nada en

no la

1

86

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES



población indígena; pero

cabo establecidos se hallaban en

al

un peligro para

nínsula, eran

la

Pe-

menos como perse-

la fe católica, á lo

y una remora para

guidores,

la

unidad, esa unidad de creencias tan

profundamente encomiada por San Leandro. Logróse esta unidad en

el

tercer Concilio Toledano,

mana

mo

tiempo que

al

la

gente hispano-ro-

estaba del todo concorde y extinguido ya casi

el priscilianis-

gallego. Sólo faltaba la sumisión de aquellos invasores

que por

rudeza é impericia habían abrazado una doctrina destructora de! principio fundamental del catolicismo: la acción inmediata

nua de Dios en creador, ra

el

mundo,

Verbo encarnado. Con

el

rebajar

al

de Cristo, rompíase esta unión y enlace, y

vían á quedar aislados, y

una

la

hermosa Regula

los

la

ftdei

siglos,

timable tesoro de

la

por

el

por

unidad los

los albigenses

la

y

la

viva,

el

Padre

humano la figumundo Dios vol-

nivel el

}'•

redención eran obra de

encontrarse frente á frente con

el

española.

ella;

y

Y

ésta triunfó por-

victoria fué

que nos

desdichado en que vivimos,

religiosa^

ase-

el ines-

no quebrantada por Elipando

secuaces del panteísmo oriental en

y valdenses,

ni

el si-

por Pedro de Osma,

ni

protestantismo del siglo xvi, que puso en conmoción á Eu-

ropa, ni por los alumbrados

por

al

la Iglesia

hasta

por Hostegesis, ni por XII, ni

de

verdad estaban con

guró por largos

glo

creación

mismos visigodos

ánimo de

que Dios y

la

y

conti-

de un demiurgo. Tan pobre doctrina debió vacilar en

criatura,

el

ni

divinidad personal

la

y

impiedad de

la

y

molinosistas, ni por el jansenismo, ni

centuria pasada, porque todas estas sectas

manifestaciones heréticas vánieron á estrellarse en

muro levantado por

los Concilios

españoles pudieron extraviarse:

la

el

Toledanos. Algunos,

y

diamantino

muy

pocos,

raza española no apostató nunca.

Quiso Dios que por nuestro suelo apareciesen, tarde ó temprano, todas las herejías, para que en ninguna manera pudiera atribuirse á aislamiento ó intolerancia esa unidad preciosa, sostenida con titáni-

cos esfuerzos en todas edades contra

por misericordia divina, puede escribirse esta

que todas

y

las

heterodoxias pasaron, pero que

mayor número de

la

historia,

Y

hoy,

mostrando

verdad permanece,

como

los

mismos

pasaron los errores antiguos,

así

aconte-

hoy deslumbran, y volveremos á tener un

solo co-

á su lado está el

adversarios confiesan. cerá con los que

del error.

el espíritu

Y

si

españoles,

LIBRO

razón y una alma

sola,

y

la

I,

CAPÍTULO

unidad, que hoy no está muerta, sino

oprimida, tornará á imponerse, traída por

gran pueblo, ante indiferentes.

No

de nada grande

el

187

3.°

la

unánime voluntad de un

cual nada significa la escasa grey de impíos é

negativa é impotente, incapaz

era esa oposición

fecundo, propia de tiempos y caracteres degene-

ni

rados, la que encontraron Liciniano, Fulgencio, dro: era la positiva contradicción de te

de

una raza joven y

de voluntad, no maleada en cuerpo

nía el

poder exclusivo,

justicia;

mando de

el

en espíritu; y esa raza

ni

No

la convirtieron, la ci-

ella,

en una palabra. ¿Y

por coacción

ni fuerza

cómo

se verificaron

de armas, puesto que

intentona de Hermenegildo fué aislada, y quizá tan política religiosa, sino

con

la

te-

ley del conquistador á los

la

vencidos, y, sin embargo, triunfaron de

estos milagros?

fanática, fuer-

los ejércitos, la administración

podía aplicar, y aplicaba,

vilizaron, la españolizaron,

Mausona y Lean-

la

como

caridad, con la persuasión, con la ciencia.

¿Cuáles fueron las consecuencias políticas y sociales del grande acto de Recaredo? Antes había en recelosos siempre

uno del

el

la

Península dos pueblos rivales,

otro, separados

tumbres, en lengua, condenados á ser

el

en religión, en cos-

uno víctima y

el

otro ver-

dugo, regidos por leyes especiales y contradictorias. Semejante estado de cosas se oponía de todo en todo

una de

las razas

sacrificar, él,

si

debía ceder á

sacrificio fué,

la otra,

que vertió sobre

progreso de

y no bautismo y regeneración,

Roma

la

la cultura;

y Recaredo tuvo valor para

monarca godo, cabeza de un imperio

co, el

al

militar,

copa de

la

suya; y

vastago de Alari-

las iras del

Señor, vino á

doblar la frente, para levantarla con inmensa gloria, ante aquellos

Obispos, nietos de los vencidos por

les

por

el

culto,

la fe.

hordas visigodas, esclavos

entendimiento y por el brío inApenas estuvieron unidos godos y españo

suyos, pero grandes por contrastable de

las

la luz del

comenzó rápidamente

la fusión,

y paso

tras

paso

olvidaron los primeros su habla teutónica, para adoptar las dulces y

sonoras modulaciones del habla latina; y tras de Recaredo vino Recesvinto para abolir

mixtos,

la ley

de razas que prohibía

los

matrimonios

y hubo reyes bárbaros casados con romanas y reyes bárba-

ros que escribieron en

La organización

la

lengua de Virgilio.

del Estado, hasta entonces ruda, selvática

y gro-

*

1

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

88

sera,

como de gente

nacida y criada en los bosques, modificóse

puesta en contacto con

Así, insensiblemente, por

bre

admirable ordenación de los Concilios.

la

el

natural predominio de la ilustración so-

rudeza, comenzaron éstos á entender en negocios civiles, con

la

uno ú otro carácter, con una ú otra forma. Los males del sistema electivo se aminoraron en lo posible; disminuyóse la prepotencia militar; fué

sas

cercado de presidios y defensas,

que alejasen toda arbitrariedad,

al

par que de cortapi-

trono; moderóse (porque ex-

el

elemento de opresión y de desorden,

tinguirlo fuera imposible) todo

y hasta se suavizó el rigor de las leyes penales. Por tal influjo, el Fuero Juzgo vino á exceder á todos los códigos bárbaros, y no fué bárbaro más que en parte: en

lo

que nuestros Obispos no podían

destruir so pena de aniquilar la raza visigoda.

Dicen que

los Concilios

usurparon atribuciones que no

cernían. ¿Quién sostendrá semejante absurdo.? el

saber,

y de qué parte

la

ignorancia?

de educar y

Iglesia el cargo

les

con-

¿De qué parte estaba

¿A quién había de ceder nuevos

dirigir á sus

¿Acaso á

hijos?

Witericos, Chindasvintos ó Ervigios, que escalaban

el

la

los

trono con

el

asesinato de su antecesor ó con algún torpe ardid para privarle de la

corona? ¡Mucho hubiera adelantado

La

cipes!

tutela

de

los Concilios vino,

traída por ley providencial

y

humanidad bajo

la

no impuesta

solicitada

por

los

tales prín-

amañada, sino

ni

mismos reyes

visi-

godos.

No cia

todo

el

pueblo arriano consintió en

la

abjuración, por desgra-

suya y de aquella monarquía. Hubo, aparte de algunos Obispos

intrusos,

un elemento guerrero,

hostil é intratable,

que

ni se ajustó

á la civilización hispano-romana, por él no comprendida, ni

enseñanzas de

la Iglesia;

antes

la

persiguió, siempre

conjuras ó levantamientos contra los monarcas que

oyó

las

que pudo, en

ella

amparaba.

Esta oposición militar y herética, representada prihiero por Witerico,

aparece más ó menos embozada en

la

usurpación de Chindas-

y Paulo contra Wamba, y sobre ó quienes quiera que fuesen los trai-

vinto, en la guerra de Hilderico

todo en Witiza y en sus

hijos,

dores que abrieron á los árabes

por

cierto, su inicua

las

puertas del Estrecho. Lograron,

venganza, mas para quedar anulados

ción en justo castigo de tanta perfidia.

La

como

na-

raza que se levantó para

LIBRO

recobrar palmo á palmo

el

CAPÍTULO

I,

l8g

3.°

suelo nativo era hispano-romana; los bue-

nos visigodos se habían mezclado del todo con estirpe

de

cer en

el

los nobles

océano de

Tornemos

el

patria,

Dios

En

cuanto á

la

hizo desapare-

la

la historia.

á Recaredo,

San Gregorio

A la

que vendieran su

ella.

el

cual había participado su conversión á

Magno, que ocupaba entonces

la Silla

de San Pedro.

acompañada, como en ofrenda, de un

carta del rey visigodo,

de oro y piedras preciosas, contestó el Papa en 591 remitiéndole varias reliquias y una discreta epístola, para Recaredo honrosícáliz

sima:

«Apenas puedo explicar con palabras

suelan tu vida

y

acciones.

el

decir

y

cías,

en

mudanza procede de

yo en tú

el día del juicio

Bien puedo exclamar con

la diestra del Excelso. ..^ ,jQué

cuando

me

el

la

Pro-

podré

presente con las manos va

fieles,

que por

ti

han entrado

gracia de Jesucristo?» Previénele después contra la vanagloria,

la

la

pureza de alma y de cuerpo, y

gobierno con los subditos dencia con

(l).

y envió más tarde pobres de San Pedro.

Hizo quemar en Toledo los librepensadores

la

clemencia y buen

Recaredo siguió en buena correspon-

el Pontífice,

limosna para los

cho

fe.

conduciendo á una legión de

recomienda

le

con-

pueblo de los godos ha pasado de

herejía arriana á la verdad de la feta: Luietiae Parisiorum, 1705,

La

quemó, y

leerse en

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

igo

se perdieron. Pocos debían de ser los libros arríanos,

desapareció hasta su memoria. Es más:

raíz

escritor

ni

cuando tan de

un solo nombre de

visigodo conocemos anterior á Bulgarano ó á Sísebuto.

¿Quién escribiría toda esa inmensa biblioteca devorada por las ho-

gueras del fanatismo}

De

las

obras de los priscilianistas y de otros

herejes, tenemos, por el contrario, largas noticias, el criterio

por

¿Hemos de medir

de Recaredo, que tendía á dar unidad social á su pueblo,

de un arqueólogo ó paleógrafo descontentadizo de nuestros

el

días?

Fáltanos dar noticia de del hijo de Leovigildo.

como

referimos en

el

las

En

tentativas arrianas durante

reinado

el

587, Sunna, Obispo intruso de ]Mérida,

capítulo anterior, conjuróse

conSegga, Wite-

y otros nobles y gobernadores de ciudades de los que decíamos haber llevado á mal la conversión del rey y de su pueblo (l). Era rico

principal intento de los conjurados asesinar á Alausona

el

que Claudio, que tenía

la

iglesia

de

la

el

al

du-

gobernación de Alérida y era hispano-ro-

mano; Romanis parentibus encargado de dar

y

progenitiis, dice Paulo.

Witerico fué

golpe á Mausona y á Claudio en

el atrio

de

el

la

de Mérida; pero por más esfuerzos que hizo no logró sacar vaina

el

acero, como si estuviese sujeto con férreos clavos^

y

Mausona y le descupudo evitarse un nue-

arrepentido de su crimen echóse á los pies de brió toda la trama.

vo

Merced

á esta revelación,

Sunna y sus parciales determinaron acabar con MausoClaudio y demás católicos emeritenses, acometiéndolos al volver

peligro.

na,

de una procesión que hacían en tiempo de Pascua, desde á la basílica

en carros de

(i)

«Anno

de Santa Eulalia, extramuros. Escondieron trigo,

et

ni

Recaredi secundus annus, quídam ex Arianis,

B ¿ciar e?ise.)

«Sunna namque Gothicus Episcopus... this nobilibus genere,

quibusdam

espadas

Segga cum quibusdam, tyrannidera assumere cupientes

deteguntur...» (Chronicon del

in

las

ciudad

y determinaron no dejar con vida hombres

vi Mauricii qui est

Sunna Episcopus

la

irritatus a Diabolo,

opibusque perquam

civitatibus comités a

ditissimis, e

Rege fuerant

quibusdam Go-

quibus etiam nonnulli

constituti, consilio diabóli-

co persuasit, cosque de Catholicorum agmine... separavit.(Pauli, De vita Pa-

trum Emeritensium, caps, xvii y xviii.) Paulo cuenta largamente esta conjuración, y en su narración está fundada la del texto.

LIBRO

mujeres, viejos

CAPÍTULO

I,

Frustróse

ni niños.

á cuchillo á los que resistieron.

morir en defensa de

él,

A

el ardid,

Sunna

se le ofreció el

perdón

si

con tenacidad digna de mejor causa, juró

religión aprendida desde sus primeros años.

la

Los jueces de Recaredo no quisieron darle le

I91

y Claudio, avisado por asesinos, prendiendo á muchos' y pasando

Witerico, cayó sobre los

se hacía católico; pero

3.°

la

aureola del martirio,

y

desterraron á Mauritania. Segga fué enviado á Galicia después de

cortarle las manos. Witerico

quedó

refugiado con su mujer é hijos en

como

adscrito

siervo á la

misma

sona, poniéndole en libertad

condición previa que diencia

la

libre,

la basílica

Vacrila, que se había

de Santa Eulalia, fué

sentencia que revocó

iglesia,

y restituyéndole

Mau-

sus bienes, sin otra

de correr un corto trecho, en señal de obe-

vasallaje, delante del caballo del

y

y

diácono Redempto

(l).

Otros cómplices de Sunna padecieron destierro y confiscación de haciendas.

Por

el

mismo tiempo

se levantaron

en

la Galia

Narbonense un

Obispo arriano llamado Athaloco y dos comités: Granista y Wildigerno. El ejército de Recaredo sofocó la rebelión, y Athaloco, que odiaba de muerte á los católicos, murió en un arrebato de cólera.

Nueva conjuración formaron en 588 contra Recaredo su madrastra

Gosuinda, verdugo de Ingunda, y

el

Obispo

Uldila.

Entrambos

y profanaban en secreto la hostia consagrarey y desterro á Uldila. Gosuinda murió al poco

fingíanse conversos, da. Descubriólo el

tiempo

(2).

Triunfaba Recaredo de todos sus enemigos interiores y exteriores.

Su brazo en

guerra,

la

el

á los francos, acaudillados por

para largos días. El la del

mismo

duque Claudio, destrozó en Carcasona el

éxito

rey Gontrán, infundiéndoles terror

que

las

conspiraciones pasadas tuvo

duque y cubiculario Argimundo, que

(i)

Vid. Paulo Emeritense, cap. xix.

(2)

«Anno vu

fué mutilado

de una

Mauricii qui est Recaredi tertius annus, Uldila Episcopus

cum Gosuinta regina insidiantes, Recaredo manifestantur, etFidei catholicae communionem quam sub specie christiana quasi sumentes projiciunt, publicantur. Quod malum in cognitionem hominum deductum, Uldila exilio condemnatur, Gosuinta clarense.)

vero... vitae

tune terminum dedit.» {Chronicon del Bi-

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

ig2

mano, decalvado y paseado en un asno por año 589.

La debilidad de Liuva, to

de comprometer

hijo

de Toledo

y sucesor de Recaredo, estuvo

A

obra de su padre.

la

las calles

los

el

á pun-

dos años del nuevo

reinado, Witerico, el sicario de Mérida, esta vez afortunado, le cortó la cabeza

y

mano

la

derecha. Vinieron en pos seis años de reac-

ción arriana, en que aquel príncipe acabó por hacerse odioso á sus

y españoles, que le dieron de puñaladas en un conNo tenemos noticia más particular de estos sucesos. En el año

subditos godos vite.

de Cristo 6 10 subió

X.

En

el

trono Gundemaro.

al

— Herejía de los acéfalos.

Concilio Hispalense

II,

presidido por San Isidoro en 619,

año noveno del reinado de Sisebuto, presentóse un Obispo de nación

siria,

que negaba

y afirmaba que

la distinción

de

las

dos naturalezas en Cristo,

Divinidad había realmente padecido.

la

En un

error

y eutiquianos por huir del llamados, según San Isidoro,

los monofisitas

semejante habían caído

nestorianismo; pero los Acéfalos, así

por no saberse quién fué su cabeza ó corifeo, ó por negar

la impasi-

bilidad del Padre (como otros suponen), se distinguieron de ellos en creer pasible á

la

Divinidad. Los Padres del Concilio de Sevilla re-

futaron esta herejía en los términos siguientes (Can.

que mostremos

estas blasfemias conviene Cristo,

y que

sólo padeció en cuanto

la

xiii):

«Contra

doble naturaleza de

hombre, para que ninguno

torne á caer en este error, ni se aparte de

la

verdad

católica.

Con-

fesamos que nuestro Señor Jesucristo, nacido eternamente del Pa-

temporalmente de

dre,

las

entrañas de la gloriosa Virgen María,

tuvo en una sola persona dos naturalezas: tes

de todos los

siglos, la

la divina,

engendrada an-

humana, producida en tiempo. Esta

dis-

tinción de las dos naturalezas se deduce: primero, de las palabras

de

la

Ley; después, de los Profetas, de los Evangelios y de los es-

critos apostólicos. Primero:

«He

por aquellas palabras del Éxodo

aquí que envío á mi ángel que irá delante de

nombre

está en él.»

Aquí

se

demuestra

la

ti...,

(xxiii):

porque mi

naturaleza divina.

Y aque-

.

LIBRO

«En

Génesis (xxn):

lio del

gentes», esto

es,

en

CAPÍTULO

I,

los

carne de Cristo, que desciende de

la

Salmos muestra David en

Cristo: la divina

humana en

la

te-»;

el

psalmo

el

lxxx:

«Eructavit cor

xLiv:

el

1

las

la

dos naturalezas en

«Ex

cix:

la

persona de

útero ante Liiciferum genuí

«Homo factus

La divina en humana en el

est in ea-».

meum verbum bonum»;

la

la sola

riam>-¡>\ la hwaxssva:.

«Ecce virgo in útero concipiet

divina: «Rorate coeli desuper, et nubes

na: «Aperiatur térra et

nobis».

En

la

germinet Salvatorem»

unum

pariet filium-»

huma-

«Parvulus natus

,

la

la

est

naturaleza divina de

y >

presagian por los astros (in astris augu-

Astrólogos: los que

rantur).

porque consideran

»Genetliacos:

doce signos

destino

el

del

el

día natal

hombre. El vulgo

y someten los

á

los

llama mate-

máticos; antiguamente magos. Esta ciencia fué permitida antes del Evangelio.

San

(Dijo esto

Isidoro,

acordándose de

los

Reyes

Magos.)

^Horóscopos

(sic):

los

que especulan

la

hora del nacimiento del

hombre. » Sortílegos: los

invocando á

los

que con

apariencia de religión echan suertes,

falsa

Santos ó abriendo cualquier libro de

(Restos de las sortes honicricae

y

virgilianae, tan

la

Escritura.

comunes en

la

an-

tigüedad.) »Salisaiores: los

que anuncian sucesos prósperos ó

tristes

por

observación de cualquier miembro saliente ó del movimiento de

la

las

arterias.»

A todo

lo cual

deben agregarse

para ciertas enfermedades,

Atribuye á los frigios,

el

mágicas empleadas

las invocaciones, los caracteres, etc.

sabio prelado hispalense la invención de los agüeros

el arte

á los etruscos, que

(i)

las ligaduras

de

los praestigiatores á

la

aprendieron de un cierto Tages

Mercurio,

la

aruspicina (l).

Todas

Praeclarissintwn opus divi Isidori Hispalensis Episcopi quod ethimolo-

giarum intUulaiur

(París, 1499), fols.

42 vuelto y 43.

He

consultado además

la

de Arévalo y un hermoso códice de la Ambrosiana de Milán, comprensivo sólo de los diez primeros libros, y procedente de la abadía de San Columbano de Bovio.

edición

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

266 estas artes

son para San Isidoro vitandas, y dignas de

la

execración

de todo cristiano. didáctica de este pasaje, la falta de referencias con-

La tendencia temporáneas, y

fundado

el estar

casi

todo en reminiscencias griegas

y romanas, sobre todo de nuestro Lucano, tan leído siempre en España, no permiten darle el nombre de documento histórico, sino de estudio erudito. Pero que

muchas de aquellas supersticiones vivían

más ó menos oscuramente en

el

pueblo español y en

el

visigodo,

muéstranlo con repetidas prohibiciones los Concilios Toledanos y el

Fuero-Jtizgo.

(año

El cuarto Concilio Isidoro, escribe en

ro ó

cuya alma fué

mismo San

el

canon xxix: «Si algún Obispo, presbíte-

su

consulta á magos, arúspices, arlólos, augures, sor-

clérigo

tílegos,

633),

que profese

ó á cualquiera

artes

ilícitas,

sea depuesto

de su dignidad y condenado á perpetua penitencia en un monasterio».

El Concilio V, reunido en tiempo de Chintila (año 636), anate-

matiza en su canon iv

cuándo morirá

el rey,

al

que pretenda adivinar por medios

para sucederle en

el

ilícitos

trono.

Crecía, á par con la decadencia del imperio visigodo, el contagio de las artes mágicas;

y Chindasvinto y su

hijo Recesvinto trata-

ron de cortarlo con severas prohibiciones. Las leyes título

II,

Fuero-Juzgo^ hablan de

libro VI del

i,

iii

y

iv,

del

los aviólos^ arúspices

y

magos

é

vaticinadores que predecían la muerte de los reyes; de los

incantatores^ agentes de las tronadas (tempestarii ó nuberos)^ asela-

dores de

las

mieses, invocadores

y ministros

del demonio; de los

pulsadores ó ligadores^ cuyas ataduras se extendían á hombres y animales. Mataban, quitaban rilizar los frutos

de

la tierra.

habla (obmutescere), y podían esteEl hombre ingenuo que en tales prevael

ricaciones incurriese, quedaba sujeto á pérdida de bienes

dumbre

perpetua;

el

y

servi-

esclavo podía ser azotado, decalvado, vendido

en tierras ultramarinas (probablemente en Mauritania), atormenta-

do de diversos modos (diverso genere tormentorum)^ puesto á

la

ver-

güenza (utalíi corrigantur), y encarcelado perpetuamente, de modo

que no pudiera hacer daño habeant). Imponíaseles

á los vivos (ne viventibus nocendi adituní

además

la

pena del Tallón, en vidas ó ha-

LIBRO ciendas,

habían conspirado contra

si

malas artes

¡Y

CAPÍTULO

I,

bienestar del prójimo con

el

(l).

embargo, Recesvinto, de quien algunas de estas leyes

sin

emanaron, sacrificaba d mágicas,

si

los

demonios, es decir, se daba á las artes

hemos de creer á Rodrigo Sánchez de Arévalo, en su

Historia Hispánica: Buit autem pessimus,

Ignoro de dónde tomó esta noticia

biisl

267

4.°

Este culto de los -demonios, estas

muy

gio de la idolatría,

que se había quejado

nam

sacrijicabat daemoni-

castellano de Santángelo.

el

aí'tes

mágicas, eran

extendido en España y en

En

tercer Concilio Toledano.

el

de Ervigio llegó á su colmo

las

el sacrile-

Gallas, de

los tristes días

desorden, y hubo de condenar

el

el

Concilio XII de Toledo (681) á los adoradores de ídolos, encargando

á sacerdotes y jueces que extirpasen tal escándalo. Excomunión y destierro para los ingenuos, azotes para los esclavos, son las penas

que

canon impone.

el

La ley

Hbro

título 11,

iii,

muéstranos bien toda

que para investigar dores

la

la

profundidad de aquella

verdad de

los

arúspices. El legislador les

y

confiada á

impuso

Aún non

I

cabía

la

decisión de adivinos

la

mayor descenso;

condenación de

los

el

llaga.

Jueces había

crímenes acudían á vaticina-

cuenta azotes (quinquagenis verberibus) ticia,

dada por Ervigio,

vi del Fiiero-Juzgo,

(2).

y

la

pública pena de cin-

¡Cómo andaría

la jus-

hechiceros!

Concilio

XVI

renueva en su ca-

adoradores de ídolos, veneradores de

piedras, fuentes ó árboles, de los que encendiesen antorchas los augures

y encantadores.

y de

[Cultores idolorum, venei-atores lapidum,

accensores facularum, exco lentes sacra fontium vel arborum, augnratores qnoqiie sen praecantato?'es.) El

deponer

al

y último

delirio á

Toda

esta parte

modo que apenas los Ríos,

en

el

de

las

paña, de 19 de

Y

en

llegar

ca-

el

supersticiones visigodas fué tratada, de un

deja lugar á emulación, por mi docto maestro D. José A. de

tomo

i

de su Historia

crítica de la literatura española

artículos sobre Artes mágicas en el suelo ibérico, insertos

(2)

manda

que puede

entendimiento torcido por voluntades perversas.

(i)

v,

sacerdote que para cansar la muerte de otro, diga -misa de

difuntos, superstición execrable el

XVII, en su canon

Noviembre de

Cien azotes dice

la

1870.

traducción castellana.

en

la

y en

Revista de

los

Es-

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

208

non XXI de

arroja de

los supletorios

Iglesia al

la

clérigo

que sea

mago ó encantador, ó haga los amuletos llamados phylacteria quae snnt magna obligamenta animarum. Como costumbres más ó menos paganas, quedaban entre los godos, fuera

de

las artes

mágicas, los epitalamios, que San Isidoro de-

«Cantares de bodas, entonados por los estudiantes en loor del

fine:

novio y de

novia» (carmina niLbcntiimi quae cantantur a sckolas-

la

hoiiorem sponsi et sponsac); los trenos, que eran obligado

ticis in

acompañamiento de

los funerales (similiter

mmc,

iit

dice

mismo

el

y del anfiteatro, con su antigno San Isidoro, en el libro xviii, ca-

Santo); los juegos escénicos del teatro carácter de superstición gentílica. pítulos XLi

y

Lix,

exhorta á los cristianos á abstenerse de

ellos. Sise-

buto, conforme se infiere de sus cartas, reprendió á Ensebio, Obis,

po de Barcelona, por consentir representaciones profanas en su diócesis.

Pero de todos estos elementos el

de

las artes

letales,

ninguno tan funesto como

mágicas, propias para enturbiar

mente de

var la voluntad, henchir la

conciencia, ener-

la

prestigios

terrores, alimen-

y

ambiciones y concupiscencias y borrar, finalmente,

tar codicias,

noción del propio albedrío.

No

razón se ha contado á

hasta

la

estas

supersticiosas prácticas entre los hechos

sin

que aceleraron

la

ruina de la gente visigoda. Pueblo en que la voluntad flaquea, aun-

que

el

entendimiento y

la

mano

estén firmes, es pueblo muerto.

entre los visigodos, nadie se libró de ni jueces, ni

pueblo

la

Y

dolencia, ni rey, ni clero,

(l).

Otras supersticiones y abusos gentílicos duraban, además de

la

magia, entre los cristianos españoles. ¡Lástima grande que se haya

perdido

(i)

el libro intitulado

Cervus ó Kerbos, que escribió San Pacia-

El Sr. Navarro Villoslada, en

Amaya d tos

vascos en el siglo

la

linda novela que, con el título de

VIII, publicó en

La

Ciencia Cristiana, habla

de una sociedad secreta de astrólogos vascos, enemigos jurados del Cristianismo,

al

paso que

muy

tolerantes con las

cho por ficción del novelista; á

no hay memoria de

menos, en

tales asociaciones.

ganizarse entre nosotros

cindimos de los

lo

como

priscijianistas,

demás

religiones.

las fuentes

Ni creo que

la

Tengo

este he-

por mí consultadas

astrología llegara á or-

colegio sacerdotal ó sociedad secreta,

que no penetraron en

tierra eüskara.

si

pres-

LIBRO

no de Barcelona, contra

CAPÍTULO

I,

Enero con

pecialmente de ciervo, para correr de

y cometer

las

Carnestolendas

En

(l).

tal

suerte las calles pidiendo

las fiestas

cuanto á

su origen romano, aunque no sea

de animales, y es-

pieles

mil excesos

de estas costumbres quedan, ya en en

269

costumbre que tenían sus diocesanos de

la

disfrazarse en las kalendas de

estrenas ó aguinaldos

4.°

y abominaciones! Parte de principio de año, ya

las estrenas,

más que por

¿quién desconoce

la elegía

de Tibulo:

Mariis romani festae venere Kalendael

Hace notar San Paciano que taciones, los barceloneses

vula, 6 fiesta del ciervo,

á despecho de sus pastorales exhor-

no dejaron de celebrar año siguiente y con

al

la

el

Hennula Cer-

mismo

ruido y

escándalo que de costumbre.

Dícese que este mal uso,

tal

como

él lo

describe, duró hasta fines

del siglo pasado en algunos puntos del Mediodía de Francia.

(1)

De

alude á

este escrito habla

él el

San Jerónimo én

mismo San Paciano

al

el cap. cvi

frente de su Paraenesis.

[Sobre disfraces con pieles de animales, véase

William Hawkes:

La féte

De viris illustribus, y

->

los

die, Paschalifesti

hacían los

andaluces,

una semana,

21, en vez de

una ogdoada, cosa en todo contraria

se dila-

de

rito

al

del

la

Iglesia (l).

Fuera de este punto

denaban no de

herejía, sino

de

falta

la

sentencia de los que con-

Papa

califica

de sentido común: ipsius quoque

intelli-

abstención a sangtiine

la

y de

disciplinario, et

suffacato

(lo

cual el

gentiae communis prorsus extraneum), había en la Bética reñidas controversias sobre la predestinación, exagerando unos el libre albedrío

á

manera pelagiana, y yéndose otros

la

forzar el decreto

y potestad divinos

niones extremas con al

las

presbítero Eugippo:

al juicio;

de Dios

(i)

no á

si

«No han con

quod non oportet

ab

inferís

ellos es el

dos opi-

obrar mal:

(Praedestinatos impíos non

¡i>

quae

est

prima et sancta

in sabbato quarta

dies,

Dominica quae

prima Luna, rationis ordo exigit

in ipso

ad

pro eo

est sancta

a Christianis

Sanc-

decima Luna adveneri, non

subsequens Dominica, quinta decima videlicet Lunae

venerantes eamdem Dominicam, quae

ter,

las

quarto décimo Lunae die, quod est pleni-

occurrerit,

tum Pascha celebrandum. Nam

jubente Deo,

De

al castigo.

in ea jejunare, intermissis in alia

et prima dies, vicésima

est intermittenda

El Papa refuta

(2).

es-

sido predestinados al pecado, sino

justicia.

nempe septem diebus a

Dominica tamen

extremo opuesto por

palabras de San Fulgencio en el opúsculo

impiedad, sino

el castigarlos

«His

lunium,

la

al

mundi exordio,

est

prodiit, in

carne resurrexit.» (Epíst.

11

dies,

prima sabbatorum dies in qua lux,

del

qua et vera

lux, Salvator nos-

Papa Adriano, tomo v de

la

Es-

paña Sagrada). (2)

«Illud

autem quod

sive ad mortem, in Dei

Deum

alii

sit

ex

potestate. Alii

ne vincamur tentatione, quod

arbitrii.»

quod praedestinatio ad vitam iterum dicunt, ut quid rogamus

ipsis dicunt,

in

nostra est potestate, quasi libértate

LIBRO

CAPITULO

II,

I.°

277

ad judicium, non ad impietatem sed ad p-unitionem... ením opus est quod impie faciunt^ Dei autem opus est qiiod

peccatiim sed Ipsortim

Además de

juste recipüint.)

todo esto, y por

convivencia con

y musulmanes, introducíanse muchos desórdenes; eran

judíos

cuentes los matrimonios mixtos,

canónicas y

A

la

el

Combatir

divorcio, las ordenaciones anti-

el

concubinato de los clérigos tales prevaricaciones

(l).

había ido Egila; pero

locura tiene algo de contagiosa, también testifica

él

cayó de

una tercera carta del Papa Adriano á todos

España (ómnibus

episcopis

fre-

como

la

la

manera que

los

Obispos de

per universam Spaniam commorantibus)'

«Recomendónos Wulchario, Arzobispo en

las Galias, á

un

cierto

Egilán, para que le enviásemos á predicar á vuestras tierras. Acce-

diendo á su petición, dímosle

la

acostumbrada licencia para que exa-

minase á Egilán canónicamente, y le

consagrase Obispo y

le

si

le

encontraba recto y católico,

mandase á España, no para invadir ó

usurpar ajenas Sedes, sino para procurar

Y ahora

ha llegado á nuestros oídos

la

el

bien de las almas...

fama de que

el

(2).

dicho Egilán

no predica doctrina sana, sino que defiende y quiere introducir los errores de un tal Migecio, maestro suyo. Lo cual os ruego que no consintáis en

manera alguna»

(3).

Veamos quién era Migecio y qué mos á su adversario Elipando.

«Multi dicentes calholicos se

(i)

et

non baptizatis

e nseñaba,

y con eso conocere-

communem vitam gerentes cum Judaeis cum alio benedicant, et sic populo

paganis... Ipsi filias suas

Etiam vívente viro mulieres connubio

gentili tradentur...

(Tomo

sibi sortiantur ipsi

España Sag?'ada, pág. 536.) «Dudum vero quod Wulcharius Archiepiscopus Galliarum suggesit (2) nobis pro quodam Egila, ut eum episcopum consecraret, valde nimisque eum pseudo-sacerdotes.s>

v,

moribus atque actibus laudans, ut consecratum vestris partibus emitteret ad praedicandum. Nos uero praedicti Wulcharii Archiepisin fide catholica et in

copi petitioni credentes, consuetam

examinaret, quatenus

eum

si

illi

licentiam tribuimus, ut canonice

eum

post discussionem et veram examinationem rectum et

Episcopum ordinaret, et nullam quamlibet alienara sedem ambieret vel usurparet, sed solum modo animarum lucra Deo offerret...» catholicum

(3)

invenisset,

«Ejus fama

errores

in

auribus nostris sonuit: non recte

quosdam Mingentii

ille

Egila predicat, sed

magistri sui sequens, extra catholicam discipli-

nara, ut fertur, conatur docere», etc.

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

278

III.

Ignoro

—MlGECIO. — Es

patria de Migecio,

la

como Elipando

tano,

yan á disputarse

dice;

REFUTADO POR ElIPANDO.

que

pero no creo que nuestras ciudades va-

punto, y parece inverisímil que sus risibles

errores pudieran seducir á nadie, la

vez fué hispalense ó hispali-

de ese Homero. Era Migecio ignorante é

la gloria

idiota hasta el último

maba que

tal

primera persona de

y menos la

al

Obispo Egilán. Afir-

Trinidad era David^ por aque-

Eructavit cor nieuyn verbum bonum, y por este otro pasaje: derelinques animam meam in inferno, ñeque dabis Sanctum tuum

llo de:

Non

La segunda persona

videre corruptionem.

era Jesucristo, en cuanto del

Padre Eterno:

David secundum carnem. El

Espíritu Santo,

hombre, porque descendía de David; esto

Qui factus en

la

est

de semine

Trinidad de Migecio, era

dijo:

el

es,

Apóstol San Pablo, porque Cristo

Patre meo procedit. Ule vos docebit omnem

Spiritus qui a

veritatem.

«¿Por qué los sacerdotes se llaman peca-

Preguntaba IMigecio: dores siendo santos? carse

al altar?»

Para

de Roma, porque

Y

si

son pecadores, ¿por qué se atreven á acer-

él la Iglesia

allí

católica estaba reducida á la ciudad

todos eran santos y de

ella

estaba escrito:

Tu

super hanc petram aedijicabo Ecclessiam meapi; y por ser nueva Jerusalén que San Juan vio descender del cielo. Re-

es Petrus, et

Roma

la

probaba finalmente Migecio que

el fiel

comiera con

el

infiel:

Quod

cibus infidelimn polluat mentes fidelitim.

Era á

la

sazón Metropolitano de Toledo

cido de estirpe goda

do por modulo hereje.

(i)

el

celo de la

libellari

No

(l), fe,

famoso Elipando, na-

en 25 de Julio de 717

contestó

al libro

al

mismo

escasea, por cierto, las invectivas ni los sarcasmos: « Vi-

sangre de los godoss>, repite en

á Félix.

inflama-

de Migecio (epistolam tiiam

(íElipandus ex antigua gothorum gente prognatus

En

(2); el cual,

aptatam) en una larga carta enderezada

su Historia latina. ,

dice Mariana en

muestra, venza de la antigua

(lib. vii,

cap.

viii).

de 799 tenía ochenta y dos años, según consta en su carta

LIBRO

mos^y nos burlamos de se

á nosotros

II,

tu fatua

el fetidísimo olor

y

ser curado con vino

CAPÍTULO

y

I.°

279

ridicula locura.-» «Antes que llega-

de tus palabras. »

aceite^ sino

con el hierro.-»

«

Tu

No

desvario no debe

encontró dificul-

tad Elipando para dar buena cuenta de las aberraciones de Migecio.

¿Cómo David había de mo:

ser

¿Cómo

peccavi^ ego qui inique egi?-»

qtii

el



mis-

me mater Espíritu

Santo había de ser San Pablo, trocado de perseguidor en Apóstol, después de haber custodiado

Esteban y oído en ie,

^quid

el

las

vestiduras de los que lapidaban á

camino de Damasco aquella voz: «Saule, San-

me persequerisH

Enfrente de

la

Trinidad corpórea de Migecio, coloca Elipando

dogma ortodoxo de

el

las tres personas, «espij'ituales^ incorpóreas, in-

divisas, inconfusas, coesenciales consustanciales, coeternas, en .,

una

di-

vinidad, poder y majestad, sin principio nifin, de las cuales el Profeta tres veces dijo: Santo, Santo, cielos

y

En

Señor Dios Sabaoth:

llenos están los

la tierra de tu gloria.»

lo relativo á los sacerdotes, asienta

cuerdamente

el

Metropo-

de Toledo que, siendo pecadores, non naturae viribus sed

litano

propositi adjumento per gratiam adquirimus sanctitatem. Por lo que

hace á

la

comida con

los infieles, bastóle recordar

comido con publícanos y pecadores. Ni de hacer á

Roma

único asiento de

orbis terrae.»

hanc petram,

etc.,

orbe, de la cual el niente,

y

No

toleró Elipando el absurdo

la Iglesia católica,

expreso: «Dominabitur a mari usque

ad términos

que Cristo había

ad mare

de sola

Roma

et

cuando

está

a fluminibus usque

dijo el Salvador:

Super

sino de la Iglesia católica extendida por todo el

mismo Señor

se recostarán

dijo:

«Vendrán de Oriente y Po-

con Abraham, Isaac y Jacob en

el

reino

los cielos» (l).

Todos (i)

ta

estos

buenos razonamientos de Elipando están afeados con

Increíble parecería,

si

no supiéramos cuánto ciega

á los hombres más eminentes, que

el

el espíritu

de sec-

protestante Walchio, autor de

la

mejor y más docta monografía que tenemos sobre el Adopciomsíno, se empeñe, apoyado en estas frases de sabor y doctrina tan católicos, en tener á Elipando por precursor de

la

Reforma, faltándole poco para incluir

politano de Toledo en el Catalogus iesimm veritaiis.

al

Metro-

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

28o

alguna expresión de sabor adopcionista

y muchos

ultrajes á Migecio

al cual apellida

hoca cancerosa^ saco de todas las inmundicias^

improperios de

la

De

laya.

otra carta de Elipando,

cio juntaba á sus la

misma

Pascua.

En

libro, tejido

IV.

que

demás yerros

el

citaré luego, infiérese

concerniente á

la

que Mige-

celebración de

algunos códices del Chronicon de Isidoro de Beja, es-

Complutense y en el de la Biblioteca Mazarina (l), chantre toledano Pedro compuso contra ese error un

pecialmente en se lee que el

otros

y

el

de sentencias de

—El adopcjonismo

los

Padres

en España.

(2).

— Impugnaciones de Beato

Y Heterio

Grande

humano, y muy expuesto que mas seguro y encumbrado se juzgaba. Tal acon-

es la flaqueza del entendimiento

está á caídas el

teció á nuestro Elipando, que, con haberse mostrado adversario valiente

de

la

impiedad de Migecio, cayó en

el

error adopcionista,

defendido por Félix, Obispo de Urgel, y de su nombre llamado herejía Feliciana.

Por testimonio de Eginhardo consta que Félix era español, aun-

que algunos modernos (como pusieron francés.

de su ascensión á

No

el falsario

son conocidos

la prelacia.

Tamayo de

ni el

Salazar) le su-

año de su nacimiento

Convienen sus propios adversarios en

que era hombre docto y de vida loso de la pureza de la fe: y que

religiosa é irreprensible,

muy

ce-

se afanaba por convertir á los sa-

rracenos, con uno de los cuales tuvo por escrito controversia,

(i)

ni el

París, 1671.) (2)

«Vos

potuisse,

igitur quia pauci estis,

quam quod

¿unde putatis vos aliquid verius invenire

sancta universalis toto orbe diffusa tenet Ecclesia?

tegmine alarum illarum requiescite, ne vos ávida diaboli rapacitas, veniat, nefando gutture devoret. Redite ad Illa

vos foveat et nutriat, dúnec occurratis

nera corporis.» (Labbé, tomo vn, Synodus

Sub

si foris in-

pium Matris Ecclesiae gremium. in virum perfectum et plenitudirancofordiana.)

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

.302

Como

discere desiderañs.

do

aquel hereje había traído en pro de su erra-

de

sentir textos alterados

luego), así

los

Carlo-Magno como

padres toledanos (según veremos

los prelados francofordienses, dijeron

por ignorancia que «no era extraño que

los hijos se pareciesen á

los padres».

Dos años después, en en

de 79Ó, y no en

el

el

791, fecha que tiene

colección de Labbé, convocó Paulino de Aquileya

la

Aunque expresamente no

ForojuUense 6 del Frioul.

sus cánones á Félix, contra

dividen

él

Concilio

nombre en

se

se dirige la condenación de los

de Dios en natural y adoptivo

al hijo

el

(l).

En

que

Symbolwm

el

Fidei se repite: «.Non putativus Dei filius sed verus: non adoptivus

minquam fuit propter hominem

sed proprius, qiiia

paire alienus-»

Ni se

qiiem assumpsit a

(2).

satisfizo

con esto

el

celo de Paulino. Tres libros

compuso,

Contra Felicem Urgelliianum Episcopiim^ precedidos de una larga dedicatoria á Carlo-Aíagno, obra en que

de mucho

buena intención supera

valor literario, por ser Paulino escritor de gusto pueril

al

y estragado^

la

como

bras del proemio:

Masdeu

nuestro «.

le califica.

Basta leer estas pala-

Reverendorum siquidem apicuní vestrorum sacris

veneranter inspectis syllabis, saepiíisque dulcedinis exigente recensitis est pabulimi siiavitatis ejiís in ore

sapore.factmn et

ce,

tanquam

ibifliii distilla?itis

favl, mellitae suffuscae guttitlae

faucibus meis, totum me procul dubio ex dulcedinis sapor possedit...-»

Apenas

se concibe

Lo peor

es

que

jos del blanco,

)

(2)

ttim sub

el

obra.

afectación en la barbarie.

tomo

la

divinidad del Hijo

non credimus qui

illis

dum unus idemque

leiensi in

contigit,

Patriarca de Aquileya dio en su refutación le-

filium dividere,

Vid, en

commodis

acusando á sus adversarios de arrianos y macedonia-

«Similiter et

tum Dei tur,

el

eo qiiod

A este tenor prosigue lo más déla

empeñado en demostrarles

nos.,

(i

mayor

meo quasi mel dul-

dum sit

vii

in

dúos videntem

y

del Espíritu

filios

unum

Chris-

illum naturalem et adoptivum affirmare moliun-

Dei hominisque

filius.»

de Labbé Concilium ForojuUense a Paulino Aqui-

causa Sacrosanctae

Tri7iitatis et ificarjtaiionis vcrbi

Hadriano Papa I anno

DCCXCl. Los

Divini congrega-

cánones son catorce, precedi-

dos de una larga arenga de Paulino. Pagi, Madrisio y Muratori señalan cilio la indicada fecha de 796.

al

Con.

LIBRO

CAPÍTULO

II,

Santo, que ellos no negaban. AI

promulgata

styli

ie,

Nate Dei^

el

la

Regula jidei

coeli

qui sidera

qui luce gubernas, torques...

(

i).

Metropolitano aquileyense en esta contien-

fama de su saber y doctrina

Islas Británicas.

obra pone

la

grande Alcuino, maestro de Carlo-Magno,

da: á su lado lidiaba el la

mundum

07n7tipote7is,

Pero no estaba sólo

quien por

de

303

mucrone, en versos algo mejores que su prosa:

Te Pater

Et

fin

1.°

Comenzó

le

había hecho venir de las

escribiendo á Félix una carta en tono de

exhortación cariñosa y no de polémica, y Félix

le

replicó en

un ex-

tenso libro, hoy perdido, fuera de algunos trozos que en su refuta-

Llamaba Félix á Cristo nuncupativum Deum^

ción conservó Alcuino.

pero exponía óptimamente

unidad de

la

la Iglesia.

decir de su adversario) la doctrina de

(al

Siete libros

yerro nestoriano con

empleó Alcuino para argüir con-

autoridad de

y de

los

Padres, sin olvidar entre ellos á los españoles Juvenco y San

Isi-

tra el

doro

la

la

Escritura

(2).

Pero antes de poner mano en su respuesta, había declarado con loable modestia Alcuino que él solo no bastaba (Ego solus non sufficio

ad

de

la

y suplicó á Carlo-Magno que enviase copias obra de Félix á Paulino, Richbodo y el español Teodulfo, obisresponsionem)

po de Orleans dos

(si

(i)

dices

(4).

(3),

Ya hemos

se escribieron),

no han llegado á nuestros

Así este opúsculo, como (col. 1.766

visto la del primero: las

y siguientes) en

de

días.

el Libellus sacrosyllabus, figuran

las

los otros

como apén-

Obras de Alalino ed. de Andrés Querceta,

no (Duchesne), París, 1617, que es

la

una edición más correcta de todas

las

que he tenido presente. Walchio

cita

obras de Paulino de Aquileya, hecha

por Madrisio. (2)

Magistri Albini Flacci Alchiiini contra

libri septem.

Véase este tratado en

tis

782 y

sigs.)

cálamo non contentionis y

(3)

Ep.

«De

F. Alcuini opera qiiae hacienus reperiri po-

Andreae Quercetani

iiiertint, studio et diligeniia

riim, 1617. (Col.

Felicetn Urgellitanum Episcopum,

Turone^isis, Luietiae Parisio-

«Scripsi Epistolam pridem Felici Episcopo, charita-

stimulo-¡>,

dice al principio.

VIII.

non Magistri sed subversoris placet mihi valde quod vestra sanctissima voluntas et devotio habet curam respondendi ad defensionem fidei catholicae. Sed obsecro si vestrae placeat pietati, ut exem(4)

libello

vero

infelicis

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

304 Escribió

además Alcuino una Epístola

cokortatoria á Elipando,

convidándole á desistir de su error, y á que persuadiera á Félix á

mismo

lo

(l).

Mas de poco

altanero Metropolitano por

la tal carta. Irritado el

de Francfort y león herido,

los

tono manso y reposado de

le sirváó el

la

condenación

nuevos ataques á su doctrina, revolvióse como

y en un acceso de verdadero

delirio

ordenó aquella

in-

vectiva larga, erudita, punzante, mordaz, que lleva el rótulo á^ Epístola

Elipandí ad Alcuínum. Así empieza: «Al reverendísimo diáco-

no Alcuino, no sacerdote de llamado por

así

Cristo, sino discípulo del infame Beato,

nuevo Arrio que ha aparecido en

antífrasis: al

tie-

rras de Austrasia, contrario á las doctrinas de los Santos Padres

Am-

brosio, Agustín, Isidoro

si

y Jerónimo; eterna

convirtiere de su yerro; carta, apartada

como

la

de

si

llena

fe,

llama del azufre. Al negar

la

manchado con

tro el antifrasio Beato,

illius libelli

triarchae, similiter tris,

domno

como

tu maes-

las

inmundicias de

la carne,

y pseudo-profeta»

dirigatur Apostólico, aliad

Richbodo

et

se

adopción de Cristo no sigues

arrojado del altar de Dios, pseudo-Cristo

plarium

Señor,

de superstición, horrible

verdad, antes estás lleno del espíritu de mentira,

la

el

no, eterna condenación. Recibimos tu

verdadera

la

salud en

queque Paulino Pa-

Theodulpho Episcopis, Doctoribus Et tempore

ut singulis pro se respondeant...

(2).

et

Magis-

praefinito a vobis ferantur

vestrae auctoritati singulorum responsa. Et quidquid in

illo libello

vel sen-

tentiarum vel sensuum contra Catholicam fidem inveniantur, omnia Catholicis

exemplis destruantur.» (Ep

(i)

iv

Ad

Carolum Magnum.)

Epístola cohortatoria in Catholica fide. Empieza: (2)

Véase Obras de Alcuino^

«Reverendissimo

fratri

col. 902.

Albino Diácono, non Christi ministro sed An-

tempore

tiphrasii Beati, foetidissime discipuli,

gloriosi Principis in finibus

Austriae exorto, novo Arrio, Sanctorum Venerabilium Patrum Ambrosii, Augustini, Isidori,

suae, a

Hieronymi, doctrinis contrario,

Domino aeternam

Epistolam tuam a rectae

salutem, et

fidei

si

si

converterit ab errore viae

noluerit,

aeternam damnationem.

tramite deviam, nítore sulfúreo horrificam, su-

sermone exaratam, accepimus... Quod vero asseris nuUam carnis adoptionem in Filio Dei secundum formam servi de gloriosa Dei Virgine sus-

perstitioso

cepisse,

non vera persequeris, sed mendacio plenus esse ostenderis,

sicut et

magister tuus Antiphrasius Beatus Antichristi discipulus, carnis inmundicia foetidus, ab altare las

Dei extraneus, pseudo-Christus et pseudo-propheta.» (En

Obras de Alcuino y en

el

tomo v de

la

España Sagrada.)

LIBRO

Por semejante

estilo

CAPÍTULO 1°

II,

305

prosigue desatándose contra Beato y Alcui-

no, acusándolos de perseguir al santo confesor Félix., en los montes

y

hasta en las entrañas de la tierra. Confiesa que les quedaban pocos

porque

partidarios en España,

la perdición ancho; repite á ría^ la

ella

Con todas

Liébana.

camino de la vida es estrecho y

el

de

Alcuino que no se hinche con su sabidu-

cual no es bajada de

aunque merced á

el

sino terrena, animal, diabólica,

lo alto,

haya infestado á Francia, como su maestro

estas invectivas sazona Elipando

la

un largo catá-

logo de autoridades de Santos Padres, arrancadas de su lugar, en-

tendidas mal ó á medias, para que vinieran en apoyo de su

Apenas

se

cionista este

comprende que haya

sido invocado

de San Isidoro: «Cuando vino

la

pos, el Hijo de Dios, para salvación nuestra,

y

se hizo hombre-» (l).

vertencia

y

como

tomó forma de

deliberación, v. gr., este del Misal Gótico ó Muzárabe:

supone del referido Misal en

dum

hominis passionem

hay rastro en nuestra timentum carnis que

Y

siervo

Otros textos estaban falsificados con plena ad-

(2),

escribe adoptionem. Otros son de propia invención,

to.

texto adop-

plenitud de los tiem-

Hodie Salvator noster post assumptionem carnis

tivi

tesis.

la fiesta

v. gr.,

este

que

de Jueves Santo: Qui per adop-

suo non indiilget corpori, de

liturgia, ni

cita

donde Elipando

tampoco

lo cual

no

del adoptivi hominis ves-

Elipando como de

la

misa de San Espera-

todo esto lo atribuía á San Isidoro, á San Ildefonso, que dijo

en términos expresos que Cristo no era adoptivo, sino adoptador^ á

San Eugenio y San Julián, que en Concilios toledanos anatematizaron el nestorianismo.

Muy

bien y con harta elocuencia, aunque fuera de propósito, de-

muestra Elipando

la

humanidad de

Cristo,

que imagina negada por

sus adversarios; pero pronto cae en su error, al extremar con sutileza alejandrina la distinción

de Dios y

la

de

del siervo adoptado.

las

Y

dos formas en Cristo:

te

por dentro más amargas que la

manchará mi

cabeza...

¡Ay de

ti,

forma

una y otra vez llama á Alcuino

discípulo de Beato, no sin añadir: «^tus palabras

fluas,

la

hiél

por fuera son meli-

y el ajenjo... Nunca tu acei-

Austrasia, ay de

ti,

Alejandría,

i

(i)

mam (2)

«Postquam venit plenitudo temporis, propter salutem nostram, servi accepit, et factus est hominis filius.» Infesto Ascensionis.

Meséndez y Pelayo. — Heterodoxos.

II.

ao

for-

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

306

que has engendrado

iin

y

nuevo Arrio para oscurecer

destruir la fe

católica]-»

No puede

más

presentarse

sa elocuencia de Elipando

empeña en

se

su herejía,

brillante

prueba del ingenio y ardoro-

que esta descaminada

cuando defiende

lo

carta.

que nadie negaba, está

«No podían

enérgico, vehemente, hasta inspirado:

Cuando no

vínculos del cautiverio (dice en alguna parte)

(l) si

ser rotos los

un hombre de

nuestro linaje y naturaleza, exento del original pecado, no borraba

con su propia sangre ordenado en

la

el

signo de muerte

plenitud de los

y servidumbre. Así estaba tiempos: de muchos modos, por con-

tinuos testimonios, había sido repetida la promesa, hasta que llegó

anhelado efecto. Grande es

el

el sacrilegio

de

los

que fingiendo hon-

rar á la Divinidad, niegan la verdad de la carne en Cristo, la

que nos

salva. Si el

Verbo no

hubiera podido salvarse, ni (i)

«Nam

niti

homo

non teneretur

ret, sicut

mundo

hecho carne,

ser reconciliado

carne

ni la

con

Dios...

quia captivitatis nostrae resolví originalia vincula non poterant,

nisi existeret

cio

el

se hubiera

verdad

nostri generis, nostraeque naturae, qui peccati praejudi-

et qui

inmaculato sanguine suo Chirographum letale dilue-

ab initio erat divinitus praeordinatum:

ita

estin plenitudine praefi-

temporis factura, ut multis modis significata promissio in diu expectatum

veniret effectum... In festat impietas,

magno autem

cum sub

sacrilegio se versari haereticorum mani-

specie Deitatis honorandae,

Cum

humanae

carnis in Chris-

secundum promissionem omnia saecula percurrentem, mundus sit reconciliatus in Christo, ut si non Verbum dignaretur caro fieri, nulla posset et caro salvari... Non ergo quisquam sibi erubescendum existimet Christianus de nostri in Christo corporis veritate, quia omnes Após-

to negant veritatem...

tol!

Apostolorumque

ita

discipuli et praeclari Ecclesiarum

quique doctores qui

ad martyrii coronara vel confessionis meruerunt gloriara pervenire, in hujus fidei luraine

spienduerunt, consonis ubique sententiis intonantes quod in Do-

mino Jesu Christo

Deitatis et carnis una sit confitenda persona. ¡jQuia

rationis siraüitudine,

autem

qua divinorura voluminum portione haeretica impietas

se existimet adjuvari, quae veritatem negat corporis Christi?

Cum

hanc non

lex testificari, non Propheta praecinere, non Evangelia docere, non ipse destiterit

Christus ostendere: quaerant per

omnem seriem Scripturarum, quo

te-

nebras suas fugiant, non quo verum lumen obscurent, et per omnia saecula ita

veritatem invenient coruscantem, ut raagnum hoc et mirabile Sacra-

mentum ab

initio

Sagrada^ tomo col. 910.)

v,

completum

videant creditum quod est

in fine

págs. 573 y 574, ó en las

Obras de Alalino, ed. citada,

..»

(España

LIBRO

Ningún



307

I

avergüence de confesar

cristiano se

Cristo, puesto

CAPÍTULO

II,

que todos

los

y preclaros doctores de la gloria de la confesión y

lo real del

cuerpo de

Apóstoles, y discípulos de los Apósto-

y cuantos merecieron

llegar

les,

la Iglesia,

á

del martirio, resplandecieron tanto por

la

lumbre de

pronunciando todos en concordes sentencias

esta fe,

unión personal de

Divinidad y

la

con qué testimonios de

nes,

cuando

niegan,

ciarla, ni los

ni la ley dejó

Recorran

no para oscurecer

do desde

de

las

el

la

Profetas de anun-

mismo

Cristo de

mos-

Escrituras para huir de las tinie-

y verán esperado y vemos cumplido.»

verdadera

la

principio lo que en

el

testificarla, ni los

Evangelistas de enseñarla, ni

trarla clarísimamente? blas,

carne en Cristo. ¿Con qué razo-

la

Escritura se ampararán los que

la

la

luz,

el fin

creí-

¿Es posible que Elipando, que de esta manera comprendía y ex-

dogma de la personalidad de Cristo, no parase mientes en que él mismo tiraba á destruirla con su fantástica adopción} Grande ejemplo de humana flaqueza es este Obispo toledano, tap ardienpresaba

el

y convencido, pero descaminado por un yerro de inteligencia y un instinto soberbio, que le llevaron á morales caídas y aberracio-

te

nes, á falsificar textos

á calumniar

y

impudentemente

á sus adver-

sarios.

Por este tiempo

Félix,

andaba errante y perseguido, por Elipando ruega á su contradictor que mitigue la indignación

había vuelto á caer en lo cual

de Carlo-Magno con rey

la

que (como vimos por su réplica á Alcuino)

el

la herejía,

Obispo de Urgel, para que Dios no pida

sangre de su siervo.

Aumentaba cada primirlos juntó

el

día el

número de

Papa León

III

año 799. Hablan de este Sínodo del (l)

al

y

el

el

sectarios de Félix,

y para re-

un Concilio de 57 Obispos, en

mismo Félix en

adicionador de Paulo Diácono.

De

el

su Confessio Fi-

las actas sólo

quedan

fragmentos, que publicó por primera vez .Sirmond, y pueden verse

en todas

las

colecciones.

Harto confusa anda (i)

copi

«In

la

cronología de estos acontecimientos. El

qua Synodo, praesente Leone Apostólico,

numero

lvii residentes et

beatissimi Petri Apostoli, per tras excluserunt.i

plerique presbyteri ac

cum eo caeteri Episdiaconi cum eis in domo et

quorum omnium auctoritaíem

sententias nos-

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

308

Arzobispo Pedro de Marca

(l)

habla de otro Concilio celebrado en

año de 799, al cual asistieron, por comisión del Obispos Leidrado, de Lyon, y Nefridio, de Narbona, con el

el referido

Urgel

Papa, los

abad Benedicto y otros prelados de la Galia Aquitánica. Pero Walchio tiene semejante Concilio por invención de Pedro de Marca, y el Padre Villanueva se acuesta á su opinión ese Leidrado no sea otro que

el

(2),

dando por probable que

Leidej'edus praesul almae genitricis

Dei Mariae in Urgello gratia Dei Sede praesidente, que firma una donación en 806, y que pudo ser sucesor de Félix, ya depuesto.

Admitido que

el

Concilio sea una ficción, porque ni quedan actas

ni testimonios antiguos

demos

afirmar es

do, Nefridio

extirpar los la Galia

el

que acrediten su

viaje

de

tres

existencia, lo único

enviados de Carlo-Magno, Leidra-

y Benedicto Anianense á Ürgel, para reducir á Félix y restos de su herejía. Á ellos y á los demás prelados de

Gótica enderezó Alcuino una epístola, que se lee

de sus libros contra Elipando Llegados

que po-

(3).

De

dos Obispos y

los

el

aquí nació

la fábula del

frente

al

Sínodo.

abad á Urgel, Leidrado puso

en manos de Félix un salvoconducto para presentarse á Carlo-

Magno

(4).

Y Félix compareció, no ante

un Concilio, sino en una conferencia

teológica habida en Aquisgram,

donde estaba Cario Magno,

muy

aficionado á aquellas deleitosas termas, conforme refiere Eginhardo:

vaporibus

Delectabatiir...

aquarmn

naturaliter calentinin. Por eso

cantó Manzoni: ;

Oh Mosa

err aniel ¡oh tepidi

Lavacri d'Aquisgrano! Ove, deposta Vorrida

Maglia,

il guerrier

sovrano,

Scendea del campo a iergere II novile sudor (5).

(1)

(2j

Vid.

Marca

Hispánica, cois. 260, 270 y 345.

Viaje literario,

tomo

x, pág. 25.

(3)

Vid. Obras de Alcuino, col. 920 y sigs. (Ed. citada.)

(4)

Dícelo

el

mismo Félix en

la

Confcssio Fidei: iPoslquam

domini nostri Caroli regis perductus sum, licentiam ab rabilis (5)

eo,

secundum quod

domimis Laidradus, Episcopus nobis in Urgello pollicitus Adelchi, coro del acto 4.°

ad praesentiain

est,

et vene-

accepimus.*

LIBRO

Lo que en Aquisgram

II,

CAPÍTULO

3O9

I.°

pasó, sabérnoslo por relación del

mismo

y de Alcuino. Expuso Félix su sentencia de la adopción; replicáronle varios Obispos con autoridades de San Cirilo, de San Gregorio Félix

Magno, de San León, y con

el

las

decisiones del Sínodo

Y entonces Félix, no por violencia^

799.

dad (non

sino

por

romano de

la fuerza

de la ver-

qualihet violentia^ sed ratione veritatis), abjuró por tercera

vez, ex toto corde (según él afirma), en presencia de

muchos sacerdo-

y monjes, prometiendo hacer penitencia de su pasado error y perjurios. Lo mismo hicieron, á ejemplo suyo, muchos de sus discípulos. tes

A los

que en Cataluña quedaban,

dogma de

Este documento, que en dirigido á los presbíteros

el

Nestorio con todas sus consecuencias.

Apéndice pueden ver

los lectores, está

Elmano, Ildesindo, Exuperio, Gundefredo,

Sidonio, Ermegildo, á los diáconos Vittildo

más

profesión de fe,

que abiertamente rechaza y condena, absque

del todo católica, en ulla simiilatione^ el

les dirigió ur\2i

ñeles de la Iglesia de Urgel

y

Witirico,

y

á los de-

(l).

Alcuino inserta una carta de Elipando á Félix, escrita poco después de

la

conversión de éste, que

en

está

da en

latín

el

de Toledo ignoraba. La

tal epístola

sumamente bárbaro y lleno de solecismos, como redacta-

estilo familiar,

y es útil, por tanto, para la historia de los orígenes

de nuestra lengua. Juzgúese por

el

comiendo: Sciente vos reddo, quia

exeunte lulio v estro scripto accepi, et exeunte Augusto vobis item conscripsi.

Nótase en toda la carta un absoluto olvido de los casos de la de-

clinación,

y abundan

frases construidas

de Sciente vos reddo

la

(te

de un

modo

tan extraño, como

hago sabedor). Comparada esta carta con

las

demás de Elipando, gramaticalmente escx'itzs, se reconocerá, sin duda, la

existencia de un dialecto familiar al lado del latín culto

de

la

época.

(i)

rre,

en

La el

maron de

De ese dialecto fueron naciendo

las

y

erudito

lenguas romances

(2).

Confessio Fidei se halla en las colecciones de Labbé, Mansi y Agui-

tomo xcvi de la las

Patrología de Migne y en otras partes.

Todos

la to-

Obras de Alcuino, donde también hay una breve epístola de

Félix, Filiae in Christo charissimae, previniéndola contra el adopcionismo.

Son

los únicos escritos

(2)

que de

él

conocemos.

Ducange (Glossarium mediae el

,

prefacio, núms. 29

También la inserta el Padre Apéndice, tomada de las Obras de Alcuino.

á 31) pone por ejemplo esta carta.

reproduzco en

et infimae latinUaiis

Flórez.

Yo

la

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

310

Refiere Elipando en su carta, que un cierto Militen^ hereje de su

bando, qui recta de Deo tra Beato.

había enviado unos cuadernos con-

sentit^ le

Alude luego á su propia contestación al

hijo del

Averno,

al nuevo Arrio, Alalino, discípulo, no de Cristo, sino de aquel que

Pondré mi trono en

dijo:

Recomienda dadera

fe,

á un tal

el Aquilón,

y dice haber remitido

Cuando Elipando

seré semejante al Altísimo.

Ermedeo, para que Félix

á los adopcionistas) la carta

cir,

y

á los

de

le

instruya en la ver-

hermanos de Córdoba

(es

de-

Félix.

escribió esta carta, tenía ochenta

y dos

años,

y

no mostraba grandes deseos de convertirse. Pagi, Tamayo de Salazar

y algún

otro,

aseguran que

lo hizo,

plausible. Doloroso es decirlo, pero el

pero sin alegar fundamento

rumor de

la

abjuración de

Elipando es sólo una piadosa creencia, acogida de buen grado por escritores á quienes

muerto en

repugnaba que un Arzobispo de Toledo hubiese

la herejía.

Los

falsos cronicones,

peregrinas circunstancias, que la

dignidad de

la Historia,

ni

que con tantas y tan

recordar he querido por respeto á

exornaron

la

narración de los errores de

Elipando, fingiendo hasta cartas de Ascárico ó Ascario á á Ascario, no dejaron de llenar con

forjó

y de

él

mejor intención ese vacío y é invencionero Román de la

la

salvar tropiezo tan grave. El falsario

Higuera

él,

una carta del diácono Eutrando, en que se hablaba de

gran penitencia de Elipando. Gabriel Vázquez, que era teólogo y no investigador, aceptó como legítimo ese documento en su libro

la

sobre

adopcionismo

(l).

Disptiiationes duae contra errores Felicis et Elipaiidi, de servituie et adop-

(i)

iione

el

Chrisü

in Concilio Franco/urdie?isi damnatos. Auciore

muy

P. Gabriele Váz-

aunque de interés más científico que histórico. En excusa de Elipando escribió también el Padre Nieremberg una carta á Ramírez de Prado. Publicóla éste en su edición del Falso Luitprando. quez... Compluii,

La vida de como tomada

1594. Libro

S. Beato,

falsos,

que Tamayo de Salazar publicó en su Martirologio

del Leyendario asiuricetise, es, en

sino apócrifa, y obra del

mente

curioso,

como

el

mi

sentir,

mismo Tamayo. Contiéneuse en

afirmar que Félix

ixít francés

no sólo interpolada,

ella

hechos evidente-

y discípulo de Elipando,

la

de Beato y Heterio al Concilio de Francfort, un supuesto Concilio de Toledo (por confusión con la Junta de Aquisgram), en que Elipando abjuró asistencia

con lágrimas y sollozos su doctrina, etc. El falsario manifestó tanta ignorancia como atrevimiento. Lo extraño es que autores de seso le hayan seguido.

LIBRO

Lo

311

I.°

Único que sabemos ya de Elipando, es que Alcaino

contra sibi

CAPÍTULO

II,

él

una obra titulada

quatuor Alciiini contra epistolam

Libelli

ab Elipando directam, qtdbtis evacuat pt'avas

refutando su error Félix.

Lo que de

illas assertiones,

ala conversión con el ejemplo de

y amonestándole

este libro nos interesa es la confesión

hace de no encontrarse en

los

nistas que Elipando citaba:

Hijo de Dios: Juvenco

compuso

Padres españoles

que Alcuino

las frases adopcio-

«San Isidoro nunca llamó adoptivo

al

llama expresamente hijo propio: San Julián

le

nada dice que favorezca tu opinión,

ni

en los Sínodos Toledanos

puedes apoyarte... Bien sabido tenemos que has alterado perversa-

mente y con inaudita temeridad sus sentencias, lo cual he podido comprobar después de la conversión de Félix, ahora compañero nuestro»

(i).

De

esta

manera reparó Alcuino

agravio inferido á

el

nuestra Iglesia por los Padres de Francfort, que admitieron cual legítimos los textos de los doctores alegados por Elipando, después de haberle convencido de falsario en citas de San Agustín

rónimo

y San

Je-

(2).

Si oscui'O es el fin

de Elipando, no menos

puesto algunos que tornó á su

Silla

estos versos del poeta sajón, analista

Quo

de Félix. Han su-

el

y á sus honores, fundados en de Carlo-Magno:

praesente, Petri correctus

in.

aede Beaii

Pontificum coram Sancto, celebrique Senaiu

Da?nnauit prius infcliciter a se

Oriam perfidiae

Ad propriae

secia^n,

meruitque revertí

rursus retinetidum sedis honor em.

Pero, ¿quién no ve, por los versos que á estos preceden, que el

autor se refiere á

la

primera abjuración de

del Concilio Ratisbonense,

y no á

la

P'élix

en Roma, después

de Aquisgram? ¿No

lo dice

bien claro

(i)

«Sententias vel perverso interpretari sensu, vel pérfida vos inmutare

temeritate agnovimus, veluti in aliquibus probavimus

locis,

dum

ad nos per

Felicem, olim vestrum, nunc autem nostrum commilitonem, plures vestri erroris pervenerunt litterulae.» (Lib. (2)

«Sanctorum Patrum per

perfidiae

veneno corrupta.»

ii

Contra EUpandum.)

loca, testimonia

invenimus posita, sed male

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

312

Hinc ad

catholici deduchis Principis atilam

{ídem Regina

A multis Est

ibi

nam ium

Praesulibus Synodoque frecuenti

auditibus, et errorem docuisse

Cotivictus^ post haec

Si el

hyemavit^ in urbe)

nefandum

Adriano miititur almo?

Papa era Adriano, ¿cómo hemos de suponerle vivo en 799?

Es extraña

de Masdeu en esta parte.

la alucinación

Fuera de controversia parece que Félix murió en Lyon (Lugdunum), según unos en 8oo, según otros en 804, y no

falta

quien retrase

fecha hasta 8 1 8. Durante sus últimos años había dado muestras

la

de tornar

al

antiguo error. Refiérelo San Agobardo, Obispo lugdu-

nense: «Enseñó Félix á algunos que nuestro Señor Jesucristo, según la carne,

había ignorado dónde estaba

el

sepulcro de Lázaro, puesto

hermanas: ^uhi posmstis eum? y que había ignorado verdaderamente el día del juicio, y lo que hablaban en el cami-

que preguntó á

no

las

los dos discípulos

de

las

cosas que habían pasado en Jerusalén,

y que tampoco había sabido quién de sus discípulos le amaba más, dado que preguntó: {Simón Petre,amas me plus hisi De todo esto deducía Félix que

no

el

el hijo

adoptivo podía ignorar estas cosas, pero

propio». Agobardo, sabedor de las predicaciones del antiguo

Obispo de Urgel, procuró convencerle con razones y autoridades de

los

Santos Padres, que los modos de hablar humanos que

no han de entenderse á

gelio usa,

el

Evan-

en material sentido. Pro-

la letra ni

metió Félix enmendarse, pero después de su muerte se supo que había explicado á

muchos

la crucifixión

Isaac. El cordero era para él

con

el símil del sacrificio

símbolo del hombre adoptado que había

de padecer en la cruz, en vez del Isaac celeste, que impasible.

Christos

y

De

aquí á

el

hombre

males, encontró

(i)

la distinción

Jesús,

Felicis...

como

gnóstica ó nestoriana entre

no había gran

Agobardo entre

«Post obitum

de

distancia. Para

los papeles

inventa est a nobis

sub specie interrogationis et responsionis:

tal

era

el

Eon

colmo de

de Félix una cédula

quaedam cédula ab eo

quam cum

(l),

edita

legentes considerare-

mus, inspeximus hominem diligenter et fraudulenter instaurasse, quantum in se fuit,

omnem

pravitatem dogmatis... qui

licet aliqua verba,

quae prius

imprudenter efferebat, postea suppresserit, aliqua tamen nunc addidit quae tune reticuit.»

LIBRO

II,

CAPÍTULO

313

I.°

donde en forma de preguntas parecía volver

á su antiguo error, aña-

diendo frases de marcado sabor nestoriano. Refutólas San Agobardo

dogma Felicis Episcopi Urgellensis: Ad Ludovicum Pium Imperatorem. Más que dudoso es, por tanto, el final arrepentimiento de Félix. Aunque el escrito discreta

y templadamente en

hallado por San

demás nueva

indicios pasan de

defiende,

le

derando

fuese anterior á la profesión de fe., los

vehementes. Sin embargo,

se proponía hacer

y

y oscuridades de

llegase á hacerlo,

el

padre Villa-

una apología extensa, pon-

de Félix, haciendo notar

las virtudes

contradicciones

no

Agobardo

su Liber adversus

anacronismos,

los

su historia, etc. Es lástima que

me

porque su monografía

hubiera servido mu-

cho para este capítulo. Tantas abjuraciones y recaídas, tanto variar de opinión á cada paso, dieron á Félix reputación de si

hombre

bien se mira, su carácter lo explica todo.

santo: la iglesia de Urgel le

En

ha venerado como

costumbres era un

tal,

bardo confiesa que muchos admiraban y seguían lix,

movidos sólo por

la

rectitud de su vida

(l).

tornadizo. Pero

y

liviano

y

la

el-

mismo Ago-

doctrina de Fé-

Pero á sus buenas

cualidades mezclaba una debilidad grande de genio, una desdichada

tendencia á dejarse arrastrar de cualquier viento. Por huir del error

de Eutiques cayó en le

y

retractarse.

cía recaer

muy

explicar á su to, sin la

Pero quedábale

pronto.

el

tenía reparo en ab-

torcedor de

La monomanía de

modo y por

y no

la

duda, y

la adopción^ el

extraños caminos

unión hipostática y sustancial de

la

le

ha-

empeño de

personalidad de Cris-

las naturalezas, trajéron-

toda su vida inquieto y desasosegado.

No los

así á

que

guida.

y

de Nestorio^ dice San Agobardo. Convencían-

á veces los argumentos de los católicos,

jurar

le

el

Elipando, hombre de otro temple, altanero y tenaz, de

se casan

y todos

llevan á suponer

(1)

nia

la dejan,

De Elipando no sabemos ninguna

su carácter

y en

con una opinión y no

sus actos,

que no dudó

las agitaciones

y hasta

ni vaciló

máxime

si

es perse-

abjuración total ni parcial, el

tono de sus polémicas,

nunca. Félix, en su dulzura

de su conciencia, se parece á Melancton. Eli-

«Qui incaute admirantes vitam praedicti Felicis, probanda putant om-

quae

dixit.»

(Véase

irum, pág. 238 del

el

tomo

tratado de

xiv.)

Agobardo en

la

Bibliotheca Veterum

Pa-

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

314

pando, por

mal en rios

la

y de

lo fanático

pluma

agresivo, recuerda á Lutero.

y

afrentas.

abad Calordo y á

l(js

Hay en

de intento para condenar et

fecha del año

V

Félix

al

y

de San Saturnino de Taber-

otros,

mismos

á quienes enderezó Félix su

esta escritura

una frase que parece puesta

que son precisamente

guem pro nos

donación del Obispo Leideredo

presbíteros Ucanno, Eldesindo, Exuperio, Gon-

thefredo, Sidonio, Ermegildo

Confessio Fidel.

personajes que en esta

relativo á los

(l)

herejía intervienen, es la citada

Con

sentarían

del fraile sajón aquellas epístolas, llenas de dicte-

El último documento

nols,

No

los

el

adopcionismo: per g'/oriosissimo homine^

pro nostra salute

suscepit.

de Carlo-Magno, S06 de

y Elipando murió

el

Tiene este instrumento la

era cristiana

la

(2).

y no podía tener cavilaciones. Lo ex-

adopcionismo,

otra suerte una herejía nacida de particulares

traño es que durase tanto y pusiera en conmoción á media Europa, y tuviera buen número de secuaces, aunque pocos nombres se han

conservado. Investigando-sus causas, hallárnoslas, hasta cierto punto,

en

las reliquias

de

Constancio, y en tal

las

Rústico consultó

de Theudis

(3).

tormenta, sin

doctrina nestoriana, censurada por Vital

la

al

Obispo de Valencia, Justiniano, en tiempo

Pero nada de esto hubiera bastado á producir aquella

las sutilezas

y

espíritu

quedad y fanatismo de Elipando. En

(i)

vertir

y

opiniones bonosiacas, acerca de las cuales un

movedizo de

y

Félix,

la ter-

anterior poco hubieran

el siglo

Para apurar cuanto acerca de esta herejía conozco, no dejaré de ad-

que Benedicto Anianense, prelado de Septimania,

escribió

taUo adversus Feliciananí impietatem, que publicó Baluze en

una Dispu-

el libro iv

de sus

Misceláneas.

Algunas de

las epístolas

Nótese sobre todo

de Alcuino se refieren asimismo á esta cuestión.

la lxix,

error de los españoles. Acaso (2)

Ad fr aires hubo

higdimeiises exhortándolos á huir del ,

otras refutaciones,

Véase en Villanueva, Viaje

literario,

tomo

x,

hoy perdidas. apéndice, documento

iv,

págs. 225 y siguientes. (3)

Lo mismo

«Nec lubet

diffiteri

a Bonosiacis in ciliis

opina Walchio en su Historia Adoptionorum:

mihi probabile videri, doctrinam de adoptione Christi

Hispaniam esse illatam atque ab eo tempore, clandestinis con-

conservatam: a Felice denique emendatam magis eaque quae

Christo

Deo

dixerant, ad Christum

hominem

revelata fuisse.»

illi

de

LIBRO

CAPÍTULO

II,

influido estas circunstancias: Concilios

en su nacer aquella saba

y

Pero

secta.

los

y doctores habrían ahogado

desdichados tiempos que atrave-

Península ibérica, conquistada en su

la

315

I.°

mayor parte por árabes

francos, eran propicios á cualquiera revuelta teológica,

á todo linaje de prevaricaciones.

En

aciagos

momentos

voz del Metropolitano de Toledo, para secundar Urgel, y dividir, más que lo estaba,

ciendo

al

cuando no

se levantó la

la del

Obispo de

pueblo cristiano, introdu-

confusión en las almas y llenando de tinieblas los enten-

la

Una

dimientos.

sutileza vana,

que en otros tiempos hubiera sido

materia de disputa para teólogos ociosos, levantó inmensa hoguera»

porque toda controversia y división entre

migo llamaba

á las puertas, era echar leña

que principiase

el

desorden y

la

cristianos, al

cuando

el

ene-

fuego. Triste cosa fué

rebelión por la cabeza,

y que

el

Obispo de Toledo, sucesor de Ildefonso, de Julián y de Eugenio, en vez de animar á los fieles al martirio ó á la guerra santa, esparciese entre los suyos

la cizaña,

trayendo nueva tribulación sobre

la Iglesia

española.

Pero no

lo

dudemos: esta tribulación, como todas,

á la vez

que

providencial castigo de anteriores flaquezas, fué despertador para

nuevas y generosas hazañas. Ella aguzó el ingenio y guió la mano de Beato y Heterio, para que defendiesen la pureza de la ortodoxia

con

mismo

el

invasores los restos de

en

los

que había defendido Pelayo de extraños

brío con

la

montes cántabros.

doriana, ritanos,

allí

civilización

Allí se

hispano-romana, amparados

guardaba intacta

vivía el salvador espíritu de Osio

y de

de Liciniano, de Maussona y de Leandro.

la

los

tradición

isi-

Padres Ilibe-

Y la

herejía fué

vencida

restos de ella quedaron.

España

la

al

arrianismo, que antes

habían

y humillada por Beato: ni rechazó como al priscilianismo y

amenazado. llas

No hubo

la

Inquisición ni tormentos que sofocasen aque-

doctrinas, ¿Quién había de encender las hogueras? El impulso

venía de arriba. Los adversarios eran un pobre monje de Liébana

un Obispo

sin diócesis. c'Q'Jé

vivía entre los

y

podía temer de ellos Elipando, que

musulmanes? Cierto que

el

adopcionismo fué conde-

nado en Francia y Germania, y que escribieron contra él Alcuino y Agobardo; mas ¿por ventura se cometió algún acto de violencia con Félix ó sus parciales, siquiera abjurasen y reincidiesen, y tornasen

3l6

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

á levantarse?

No hay

el

error murió, porque ningún error

¿No hubiera sido muy de temer

arraiga en España.

una

duda:

la

fundación de

cisma acompañado de

Iglesia nestoriana, es decir, el

¿Cuándo hubo circunstancias más propicias á Elipando de hacerse Patriarca y cabeza de

ello?

¿Quién privaba á

la Iglesia

tendría alguna vez este mal pensamiento,

la herejía?

de España? ¿No

tan independiente y

él,

tan despreciador de toda autoridad que contradijera sus abe-

altivo,

rraciones?

No

creo necesario insistir en su doctrina. Virtualmente queda ya

expuesta por boca de amigos y enemigos: documentos hartos para juzgarla tiene el lector así en el texto

como en

habrá visto que Félix no fué arriano, ni iconoclasta, por más que con todas estas culpas

mal informados

(l).

le

Ya

los apéndices. ni

macedoniano^

hayan cargado historiadores

Walchio redujo con buena

crítica los capítulos

de condenación del adopcionismo á cinco: I.

— La

distinción

en Cristo,

hijo propio

humanidad II.

aXXwe xal

de Dios según

(non similiter sed dissimiliter) la

Divinidad, adoptivo según la

(2).

— La regeneración de

del bautismo, III.

álltác,

y en

él

Cristo,

que como hombre tuvo necesidad

fué adoptado

(3).

— La frase Dios nuncupativo, fórmula inepta y errónea,

parece indicar que Félix no entendió

la

unión hipostática ni

la la

cual

com-

municatio idiomatum. IV.



forma

1^3.

usada en

De

del siervo, entendiendo

mal

la frase

servum Dei^

las Escrituras.

modo

en su reciente y hermosa monografía Les Biblioiheques espagnoles du Haut-Moyen-Age, contando á (1)

distinto

yerra

el

Padre Tailhan,

Claudio de Turín (cuyo yerro fué únicamente

la

S. J.,

iconomaquia) entre los prosé-

litos del adopcionismo. (2)

ter

Dícelo Agobardo: «Utrum Christus Dominus ¡n utraque natura simili-

sit filius

Del an

dissimiliter. Ule respondit:

non

similiter sed dissimiliter...

quia sicut in se continet duas naturas... ita duobus modis creditur Dei

Secundum

divinitatis

substantia: juxta tate, plácito, (3)

essentiam natura, veritate, proprietate, genere... atque

humanitatem vero non natura, sed

^ratia, electione,

volún-

praedestinatione, adsumtione et caetera.»

Compruébalo Alcuino: «Refert quoque

mo indiguisse

filius...

volens, ut videtur,

eum

in

(Félix)

eum

(Christum) baptis-

baptismo adoptari, sicut et nos.»

LIBRO

V.

— El

CAPÍTULO

II,

I



317

suponer ignorancia en Cristo, por mala inteligencia de

varios lugares del

Nuevo Testamento.

Comparaba Félix

la

adopción de Cristo con

de

la

los Santos,

con

diferencia de estar el primero exento de todo pecado: «.Adoptio-

la

nem

Christi adoptioni

caruerit

omni

piorum

peccato.-¡>

El

esse similem:

hac tamen

nombre de Dios

ut Ule

lege.,

sólo podía aplicarse á

hombre, como extensivo y común á entrambas naturalezas, non de esseniia sed de nomine, quod comniune sit utrique Cristo, en cuanto

naturae

(i).

El adopcionismo, sin ser un juego de palabras

Mosheim y

otros teólogos protestantes afirman,

como Basnage,

es

una herejía de

carácter bizantino, una sutileza dialéctica, sin trascendencia en la historia del pensamiento.

en

manera cómo

la

Pero en

la

fué expuesta

naturaleza

y combatida por

tenemos un

brillante ejemplo del estado

aquel

En

siglo.

la

alto

la

ortodoxos,

los

de España en

intelectual

la

ignorancia

servidumbre. Aquí no: se disputaba acerca del

de

la cuestión,

otra nación hubiera brotado una herejía grosera,

propia de entendimientos oscurecidos por

por

misma de

Christologia,

la

y abatidos punto más

consustancialidad del Verbo; los argu-

mentos, sobre todo en los impugnadores, eran unas veces otras profundos,

De una y

como de gente amaestrada en

otra parte

menudeaba

la

la

razón.

erudición bíblica, y Beato

y He-

merecen y obtienen el lauro de Cuánto habían estudiado los Sagrados terio

las

de

sutiles,

las lides

muy entendidos libros,

expositores.

cuan presentes tenían

obras de los Padres latinos y de algunos griegos, muéstralo

comentario de nuestro doctor montañés exposición, verdadera

peregrina

(i)

(2),

al

Catena Patriim, agotó

y merced

á él

Para aclarar más y más

el

Apocalypsis. S.

invisibilia condidit,

han llegado á nosotros considerables

verdadero espíritu de

sed per illum qui non est

la doctrina,

est

(2)

nequáquam adoptivum

Divinitate,

mundum

repro-

de Virgine

filius

visi-

adoptione sed

genere: ñeque gratia sed natura. Et per istum Dei filium, adoptivum nitate, et

esta

Beato su erudición

duzco este trozo de Elipando: «Non per illum qui natus bilia et

En

el

huma-

redemit.»

Esta Exposición fué impresa por primera y única vez en 1770, gracias

ala diligencia del Padre Flórez. Fué de

las

obras más estimadas en

la

Edad

Media, y ha llegado á nosotros en códices de grande importancia paleográ-

historia de los heterodoxos españoles

3t8

fragmentos de obras hoy perdidas. Félix era en Francia respetado

como

por su saber, y tuvo discípulos tan notables

español Clau-

el

Obispo de Turín. El hombre más señalado que en

dio,

de Carlo-Magno,

la corte

el

en su réplica, y

él

solici-

de otro español, Theodulfo, Obispo de Orleans, por-

auxilio

que no se atrevía á

lidiar él sólo contra adversarios tan temibles

Félix y Elipando, dice Hauréau

nota publicada por

realidad

la

(l).

como

Parece, en efecto, según una

Padre Montfaucon, que Theodulfo escribió

el

contra Elipando, aunque

En

poseía

bretón Alcuino, pagaba justo tributo á

de Beato, quedando inferior á

la ciencia

taba

el

letras

herejía

el libro

misma

no se conserva.

(y se

puede hablar de

que no tiene sectarios

ella

con toda

libertad,

porque hace

como no

sea alguno de esos impíos modernos, que tienen la pere-

siglos

apologistas,

ni

grina ocurrencia de aprobar toda heterodoxia, por lo que tiene de negativa, sin reparar

contradictorias), la herejía,

no deja de mostrar alguna perspicacia y lucidez en sus auto-

dicro,

No

res.

que aplauden cosas

de ocurrirse á cual-

es el 7iestorianismo puro, error fácil

quiera que se ponga á desbarrar acerca de la Encarnación, sino

un término medio algo

original é ingenioso.

Excusado

es advertir

que no tenía condición de vida, y estaba, además, en el aire. Por ser nestorianismo vergonzante, no se apartaba menos que el error de Nestorio de la verdad católica. Era

mo de

los krausistas

con relación

al

como

el

panentkeis-

panteísmo espinosista ó

al

de

Schelling.

Pasó, pues, el sistema de tantas otras extravagancias

fica,

de

como

los

la

adopción

al

y caprichos

sepulcro del olvido, teológicos,

que sólo han

de Urgel, Gerona, Valladolid, San Millán (hoy de

la Historia), y

San Isidoro de León (hoy de

la

como

la

Academia

Biblioteca Nacional). Se di-

vide en doce capítulos, y está dedicada á Heterio. [Vid. A. Blázquez: Los manuscritos de los Comentarios al Apocalipsis de S. Juan por S. Beaio de Liébana,

en

la

Revista de Archivos^ Bibliotecas y Museos del año 1906; P. G. Antolín; íín

códice visigodo de la

Explanación del Apocalipsis por

S.

Beato de Liébana, en

Lxx y Lxxi de La Ciudad de Dios, donde demuestra que la Explanación atribuida a Apringio de Beja, fué escrita por Beato de Liébana, y describe un códice escurialense que la contiene; y A. Bonilla: Historia de la Filo-

los vols.

sofía española, (i)

i,

275-277. (A.

B.)'\

Singularités historiques ei litter aires.

,

— Theodulphe.

.

LIBRO servido para dividir las doctrinas.

CAPITULO

II,

I.°

y embrollar

la Iglesia,

319

más

la

santa,

y pura de

Pero indirectamente fué ocasión de un desarrollo de

apologética cristiana no despreciable

(l).

Fuentes de este capítulo. Aunque ya quedan indicadas, conviene

(i)

reunirías.

de Migne, tomo xcvi de

Chronico7i del Pacense (sigo la ed.

Papa Adriano (dos á Egila y Juan, otra á tomo v de la España Sagrada.

Epístolas del

En

el

la Patrología);

Obispos españoles).

los

Elipando: Epístolas. Son siete. Las dirigidas á Migecio, á los Obispos de las Gallas y á Carlo-Magno, fueron impresas por el Padre Flórez en el citado

tomo

V.

La que

se endereza

al

abad Fidel, está en

Las encabezadas á Alcuino y á Félix, en

el

el

de Alcuino.

Heterio y Beato: Líber de adoptione Christi, (En

de Migne, ó en

logía

Lyon,

de

el xiii

Máxima

la

de Beato y Heterio.

libro

tomo xcvi de

el

Biblíotheca

la

Patro-

Veierum Patrtiin.

1677.)

Alvaro Cordobés: Epístolas

i

y

iv

en

el

tomo

xi

de

la

España Sagrada, que

contiene las obras de los santos varones cordobeses.

En

Félix: Confessio Fídeí.

las

obras de Alcuino.

Paulino de Aquileya: Contra Felícem episcopum. Libri

de Alcuino ó en

las del

mismo

En

En

las

obras

Paulino. (Ed. de Madrisio.)

Alcuino: Contra Felícem, libri septem. tra Elipandum.

tres, etc.

— Epístola ad Elípa?idum. — Líbellí conDu Chesne

de Andrés Quercetano ó

sus obras. (Ed.

París, 16 1 7.)

Synodus Francofiír diana. tertii.

(En

las

— Líbelliis

sacrosyllabus.

— Syriodtis

Leonis Papae

colecciones de Concilios.)

— Amiales

Francorum Fuldenses ab anno 714 ad Anuales rerum Francicarum ab amio 741 ad annum 814. Caroli

Qhronicojí Aloissiacense.

annum goo. — Magní vita ab íncerto auctore. — Egínhardi, Vita Caroli Magni. Poeta sajón: De gestís Caroli Magní, libri quinqué, etc. En los tomos y 11 de la colección





i

de

Du Chesne:

Historiae Francorum scríptores coaetanei ab ipsius gentis origine

ad nostra usque témpora. S.

París, 1636.

Agobardo: Adversus dogma

Felicís.

En

el

tomo xiv de

la

Max.

Bíbl. Vet.

Pat. Ed. lugdunense.

Gabriel Vázquez: Disputatíojies duae. (Vid. supra.) Después fueron incorporadas en sus comentarios á

la

Summa,

tratado

De

Incarnatione.

Nieremberg: Carta á Ramírez de Prado en Luitpraitdi opera quae

exta7it...

y de poca cuenta. Pedro de Marca y Esteban Baluze: Marca Hispánica, sive Limes Hispanicus

notis illustrata. A?ituerpiae, 1640. Libro apócrifo

París, 1688, lib. ni, cap. xii.

Flórez:

España Sagrada, tomo

v.

Es rico en noticias y documentos.

Christiani Guill. Franc. Walchii: Historia Adoptionorum. Goettinguae, sumpti-

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

320

bus Dan. Frid. Kuebleri^ 1755, xn-288 págs. Es el mejor trabajo sobre la ma-

aunque no inmune de resabios de secta (el autor era luterano). Cita algún otro trabajo anterior y breve de Jacobo Basnage, Mosheim, etc., y sobre todo la disertación de Madrisio (Madru de Udina), De Felicis ei Elipandi teria,

haeresi, incluida

en

el

Thesmirus theologicus del Padre Zacearla, tomo

ix,

pá-

gina 353. Villanueva: Viaje literario,

de Urgel en

la

tomo

x.

Suple en algún

modo

la falta

del

tomo

Esp. Sag.

Véanse además

de Ambrosio de Morales, Mariana

las Historias generales

(que dedicó un buen capítulo á este asunto), Perreras, Masdeu (que incurre

en graves errores, como la secta

bonosiaca, en

etcétera), los Anales

(lleno

paña

en

esto,

de convertir

al

antiguo hereje Bonoso, padre de

monje de Liébana, compañero de

de Baronio,

como en

del doctor

el

lo

las notas

de Pagi,

demás, de fábulas),

La Fuente,

la

el

S.

Beato y escritor,

Martirologio de

Tamayo

Historia eclesiástica de Es-

etc.

No he querido hacer mérito de las invención de Román de la Higuera.

supuestas cartas de Ascárico ó Asearlo,

COMPLEMENTO DEL CAPÍTULO

II

(LIBRO

I)

OPÚSCULOS DE PRISCILIANO

"

Y MODERNAS PUBLICACIONES ACERCA DE SU DOCTRINA

*

I

Á excepción

del Concilio Iliberitano, ningún episodio de nuestra

primitiva historia eclesiástica (entendiendo por

romana) despierta tanto interés versias

como

siglo IV.

tema cio

la

La muy

larga,

España

puede promover tantas contro-

este sis-

que fué objeto;

el supli-

teológico; las varias condenaciones de

en Tréveris de sus principales secuaces (primera sentencia capi-

torias noticias

herejía); el

que acerca de

y, finalmente, el misterio la secta,

cia

la

aunque contrastada vida que logró

movimiento de ideas

todo este obscurísimo proceso se

de

de

aparición y desarrollo del priscilianismo á fines del

por delito de

tal

ni

tal la

él

religiosas

que en

vagas y aun contradic-

refleja; las

nos transmiten los contemporáneos,

que envuelve todos

bastan para justificar

los actos

el interés del

de cualquier nuevo dato relativo á

tema y

y opiniones la

importan-

él.

El resultado de las investigaciones, que ya

podemos llamar

anti-

acerca de esta materia, y que hoy es forzoso rehacer casi por entero, puede encontrarse resumido en la notable disertación de

guas.,

Francisco Girves, *

bro vos,

De

historia priscilüanistarum dissertatio in ditas

Insertamos en este lugar, á título de complemento del capítulo

ii

(li-

por Menéndez y Pelayo en la Revista de ArchiBibliotecas y Museos del año 1899 (núms. i, 2, 3, 4, 8, 9 y 10). (A. B.)

i),

los artículos publicados

Menéndez t Pblayo. — Heterodoxos.

II.

21

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

322

partes disiributa (Roma, 1750); en lianistanim haeresi

(1751); en la de

et historia

Dissertatio critica de priscillianistís

De priscil-

Th. Cacciari,

la del P.

Simón de

Vries,

eorumque fatis, doctrina etmori-

bus (Trajecti ad Rkenum, 1745); en

Geschichte des Priszillianis-

la

M. Mandernach (185 1); en los Estudios histórico-criticos sobre el priscilianismo, del sabio Canónigo de Santiago D. Antonio mus, de

J.

López Ferreiro (1878), y en doxos españoles (1879);

sin

tomo

el

de mi Historia de

i

contar una porción de libros que más

incidentalmente tratan de este asunto, tales siásticas

de España, de

gnosticismo,

como

Gams y

como

las historias ecle-

Lafaente; las historias generales del

de Matter (1833), y del maniqueísmo, como

la

de Baur (Das manichdische Religious System^ i^Si)) y simo estudio de Jacobo Bernays sobre (Berlín,

1

los hetero-

la

el

la

importantí-

Crónica de Sulpicio Severo

861).

Claro es que no todos estos trabajos tienen

procediendo

casi

el

mismo

valor,

y

que,

todos de teólogos de diversas comuniones, adole-

cen más ó menos del carácter polémico y del punto de vista confesional propio de sus autores. Pero la parte

cede siempre de

las

pero, Montano, Santo Toribio,

su tesis

textos que reunió

Idacio,

San

Isidoro, algunas actas de Conci-

y concordó

con que muchas de

Enr. Bern. Luebkert en

los discípulos

se fundan en tradiciones orales de

picio Severo,

escribe de un

Véase

que

es el

modo

la lista

muy

exiguas, aun contando

no son de contemporáneos de

ellas

mo. Casi todas hablan de

(i)

J.

(i).

Estas referencias son evidentemente

y

San León Magno, San Prós-

muy útil De haeresi prisciílianistarum exfontibus denuo colla-

(Hauniae, 1840)

tis

histórica pro-

mismas fuentes (Sulpicio Severo, San Jerónimo,

San Agustín, Orosio, Bachiario,

lios, etc.),

meramente

más bien que

muy

priscilianis-

del maestro,

dudosa procedencia. Sul-

que nos ofrece una narración más seguida,

retórico, imitando

completa de

los

inoportunamente á Salustio,

documentos y autores que extracta:

Acia Conciliorum. — Ambrosius. — Angustinus. — Bachiarius. — Damasus. — Hie-

— Idatius. — Innocentius — Isidorus. — Leo Magnus. — Maximus impera— Montanus. — Orosius. — Pacatas. — Philastrius. — Praedesiinaius. — Prosper. — Prudentius. — Siricius. — Sulpicius Severus. — Theodosianus codex. — TurriMus. — Vincenüus Lerinensis. ronymus. ior.

OPÚSCULOS DE PRISCILIANO

323

y hace sospechar de su imparcialidad histórica por el manifiesto empeño que pone en realzar á toda costa la figura de San Martín de Tours, y representar con odiosos colores á los Obispos españoles

que disintieron de su opinión. Por otra parte, habiendo sido Prisciliano un teólogo, un pensador religioso,

un

jefe

por más de dos

de

secta,

cuyo

hondo que

influjo ñaé tan

persistió

apenas conocíamos su doctrina más que por

siglos,

testimonio de sus adversarios; y

único fragmento que se citaba

el

de sus escritos era tan corto y tan obscuro, que por

él

era imposi-

ble formar juicio de sus ideas ni de las contradictorias acusaciones

de que fué víctima.

No

había, pues,

más

y á él habíamos que comparar to-

recurso,

acudido todos los expositores del priscilianismo,

dos estos insuficientes datos con lo que arrojan de nerales del gnosticismo:

por

la

método muy ocasionado á

manera fragmentaria con que

el

dogma

en los dos escritos que más de propósito

le

fuentes ge-

sí las

errores, tanto

priscilianista

combaten

aparece

(es á saber,

Commonitorium de Orosio y en la decretal de San León el Magno), cuanto por ser uno y otro posteriores á la edad de Prisci-

en

el

liano

y presentarnos acaso una

derivación ó recrudescencia de

enseñó

te

el

ella

más bien que

de lo

la herejía,

una

que directamen-

célebre Obispo de Ávila.

Es notorio entre año 185 1

fase secundaria

los aficionados á estos estudios,

la historia del

gnosticismo entró en una nueva fase con

publicación simultánea de dos te últimos libros

de

los

que desde

monumentos de primer orden:

el

la

los sie-

Philosophumena, que primeramente se

atri-

buyeron á Orígenes y luego á San Hipólito, texto griego traído á París por Mynoide Mynas, y dado á luz en Oxford, por Miller; y el libro copto

de

la Pistis

Sophia, traducido

atribuido por leves conjeturas editor

Petermann

ción por parto de los ophitas (l).

(

I

)

risino 1

85

i:

se inclina la

por Schwartze

heresiarca Valentino,

más bien

si

y

bien su

á tener tan extraña lucubra-

delirante fantasía de algún afiliado á la secta de

Pero estos tratados, concernientes á

Orzgenis Philosophumena sive

mmc primum edidit 4.°

al

al latín

omnium haereswn

las sutilísimas

Refuiatio.

E códice Pa-

Efiimanuel Miller. Oxonü, e Typographeo Académico,

El códice era relativamente de poca antigüedad (siglo xiv),

Pistis Sophia.

Opus Gnosíicum Valentino adjudicatum^

e códice

manuscrip-

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

•324

doctrinas de

rentesco tenía con

muy muy

pa-

profesada en Galicia, eran para nosotros de

la

indirecto auxilio; ni

dor español

muy remoto

primitiva gnosis oriental, que sólo

la

tampoco prestaba nueva

luz al investiga-

magnífico Corpus Haereseologicum, de Oehler, por

el

atentamente que se escudriñasen sus páginas.

Pero

la luz

vino por

fin,

Cualquiera pensaría que

y vino de donde menos podía esperarse.

las

obras de Prisciliano, caso de existir en

alguna parte, yacieran escondidas en alguna biblioteca española, y más señaladamente en alguna biblioteca de Galicia, centro principal de aquella famosa herejía. traño!), los

lioy,

Y,

embargo

sin

(¡caso

por demás ex-

once opúsculos de Prisciliano de cuyo texto gozamos

han aparecido en una biblioteca de Baviera,

dad de Würzbourg. Débese

la

de

este feliz descubrimiento,

más

la

Universi-

que no duda-

mos en

calificar

historia

de España que en estos últimos años se han hecho, á

ricia

y

de uno de

los

curiosos é interesantes para la la pe-

que en 1885 encontró

diligencia del Dr. Jorge Schepss,

di-

chos tratados, sin nombre de autor, en un códice de fines del siglo v ó principios del

vi;

y persuadido por su

lectura de

que ningún otro

que Prisciliano podía ser su autor, divulgó su descubrimiento siguiente en una curiosa

Memoria, que comienza con

la

al

año

reproduc-

ción en facsímile de una hoja del manuscrito original, que presenta

evidentes caracteres de escritura española llevó á término, bajo los auspicios de la na, la publicación

con

ellos

el

de

tomo

to

mismo Dr. Schepss

El

Academia Imperial de Vieen 1889, formando

los escritos priscilianistas

xviii del

Corpus [Scriptoruní] Bcclesiasticorum

Latinorum, que con gran provecho de

dando

(l).

á luz aquella docta Corporación,

la

erudición patrística va

y en

el

cual son ya varios

Londinensi. Descripsit et Latine vertit M. G. Scliwartze. Edidit

H. Petermann.

Texto copto y traducción latina. Petermann dice en el prólogo: «Tantum abest ut ego Valentinum auctorem agnoscam, ut re ab ullo quidem eius assecla, sed ab ophita quodam seriore Berolini,in Frid. Duemleri Libraría, 1851.

potius scriptum esse arbitror.» ( I

)

Priscillian,

Vortrag gelialten

Ein Neuaufgeftmdener Lat. Schriftstelhr des

am

18

Mai i886/«

xu Wiirtzburg von Dr. Georg Sc/iepss, X. Shidienlehrer sium.

Mit einem

Blatl in

4.

Jahrhunderts

der Pliilologisch-Historisclien Gesellschaft

Or iginalgr'óssc facsitnilednick

burg, A. Si7tber's Verlagsbuchhandlung,

1

886.

am

Huvtanisí. Gynma-

des Manuscripies

Würiz-

OPÚSCULOS DE PRISCILIANO

tomos de particular

los

sólo da á conocer

325

España

interés para

(l).

Eáta edición na

con toda exactitud paleográfica

el

texto del

nuscrito de Würtzbourg,

que comprende

que incluye también

Cánones del Obispo Peregrino

los

ma-

once tratados, sino

los

en

(sólo

Padre Zacearla y por Angelo Mai), y Commonitoriuní de Orosio, sobre los errores de priscilianistas y

parte publicados antes por el

el

origenistas, ilustrando todas estas piezas

con variantes de

los diver-

sos códices, anotaciones críticas é índices-

Una

publicación de

tal

novedad, no podía menos de suscitar

desde luego importantes comentarios en

escuelas teológicas

las

de Alemania, donde nunca faltan expositores y defensores para sistemas

los

más obscuros, para

las

causas

más abandonadas.

Un

joven profesor del Seminario Evangélico de Tubinga, Dr. Federico

Paret, se

convirtió en

enamoró de

figura teológica de Prisciliano,

la

un santo y en un padre de

vindicarle de todos sus enemigos,

un grueso volumen,

y compuso sobre

lleno de erudición

y talento

cual predomina el criterio teológico sobre

demasiado

tan

las

emprendió

Iglesia,

la

su doctrina

pero en

(2),

histórico,

el

le

el

y apun-

preocupaciones sectarias y escolásticas de su

autor.

No toria



que en España,

á quien

cundariamente importan, por

la

Tampoco en difusión

que

crédito

el

priscilianismo tuvo

y

que apenas merecerían recuerdo á no

difusión del periódico

que

Academiae Litterarum Caesareae Vindobonensis.

ei Origenistaruvt.

Priscilliamis.

Em

1

889.

Reformaior des vierten Jahrhunde^-ts. zii

impen-

Communitorium de errare

Vwdobonae, F. Temésky,

geschichtliche Siudie ziigleiclt ein Komme7itar cillians

consilio ei

Vol. xviii. Priscilliani qtiae

supersunt. Recensuü Georgius Schepss. Accedit Orosii

PriscilUanistarum

ser por el

los publicó (3).

Corpus Scripiorum Ecclesiasticorum Latinortim editum

(1)

(2)

Francia, á quien se-

Galia meridional, se ha hecho alusión á ellos, salvo en dos

la

ligeros artículos,

sit

la his-

de Prisciliano, haya dado nadie cuenta de estas publicaciones,

á pesar del tiempo transcurrido.

en

en primer término interesa

Eitie Kirchen-

den erhalienen Schriften Pris-

von Friedrich Parct Dr. Phil. Repetentam Evang-Theol. Seminar iu

Tübingen; Würzburg, A. Stuber's Verlagsbuchhandlung, 1891.

Le Temps,

y 18 de Febrero de 1891. Une Résurrection. Dos artículos firmados por Andrés Lavertujon. (3)

17

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

326

Y

puesto (\ue otros más competentes que yo en materias teo-

lógicas lija,

no se deciden á emprender

esta tarea árida, ingrata

y pro-

modo

por lo

cuyas dificultades no quiero ocultar de ningún

mismo que no tengo

la

pretensión de vencerlas, intentaré yo, pro

virili parte, suplir este vacío

y cumplir con mi propia conciencia,

corrigiendo de paso cuanto encuentre digno de corrección en mi ya

antiguo

dome

al

y

casi infantil estudio

acerca del priscilianismo, y afirmán-

propio tiempo en todo aquello que después de los nuevos

descubrimientos continúa pareciéndome verdadero.

Para desprenderme enteramente de toda preocupación que en

mi ánimo hayan podido

dejar,

ya mis antiguos estudios, ya

las

no-

vísimas lucubraciones de Paret y otros (que utilizaré, sin embargo,

en

lo

que tienen de comentario), tomaré por única guía

ción de Schepss, exponiendo minuciosamente

el

la publica-

contenido de cada

tratado, traduciendo íntegros los principales pasajes en cuanto lo

permita

la

incorrección

y

la

barbarie del estilo de Prisciliano, com-

parándolo con los datos conocidos antes acerca de esta herejía, y procurando formar de todo ello un juicio recto y desapasionado. No disimularé que

la

labor es poco amena,

y que quizá

los resultados

sean exiguos; pero no puedo menos de acometerla, por lo

soy uno de

los

namente de

pocos españoles que mal ó bien han tratado moder-

estas materias,

progresos de

mismo que

y que procuran

la historia religiosa

en

lo

seguir con atención los

que á nosotros atañe.

II

El códice de Würzbourg, que contiene los once tratados de Prisciliano, está escrito

principios del

vi,

en hermosas

y consta de

letras unciales

de

fin del sfglo

v ó

18 cuadernos, que contienen en todo

146 hojas. Es imposible averiguar ahora qué vicisitudes pudieron llevarle á

Alemania. Schepss conjetura que puede ser de

procedencia que

en

la Biblioteca

Como

el

la

misma

códice del Breviario de A¿arico, existente hoy

de Munich (22.501).

quiera que sea, es copia,

y con muchas enmiendas, pero

OPÚSCULOS DE PRISCILIANO todas ó casi todas de

la

misma

letra

que

327

La

primitivo texto.

el

tura es continua, es decir, sin división de palabras.

Son

rarísimos los

puntos, excepto los llamados de excelencia, que se colocan

mayores

letras

La

bíblicas.

la división

de

escrita

que tenía á

y

pálida

letra

la vista,

y

y

el

principio de las citas

encontrándose una

fluctuante,

el

amanuense

nuevo cotejo del

ori-

pasajes con tinta

más

hizo

y aumentó muchos

las abreviaturas.

más menuda.

La latinidad de

Prisciliano tiene singulares caracteres,

grado de barbarie que parece inverisímil en los siglos espúreas en

de

la falta

de diversos modos. Abundan

Las enmiendas prueban que ginal

los párrafos

ortografía es varia

misma palabra

al fin

de puntuación y copista dejó frecuentes espacios, y marcó con

algunos nombres propios. Pero para suplir facilitar la lectura, el

escri-

la

declinación y en

la

iv

llega á

y y

v.

un

Formas

conjugación, y una sintaxis casi

anárquica, especialmente en lo que toca al régimen de las preposi-

ciones

y

al

este texto,

Orosio, logo,

si

uso de los casos del nombre, llenan de espinas y abrojos

que no parecería escrito en

de Prudencio y de

no nos hiciésemos cargo de que Prisciliano era un puro teó-

que apenas había saludado

de conocer

las fábulas antiguas,

la

cultura clásica,

y que

y provincial de su tiempo. Quizá por tratados

la patria

mayor

aunque

escribía en la lengua plebeya

esto

mismo pueden

interés filológico; pero ésta es materia

de tratar aquí, puesto que nos

se jactase

faltan datos

ofrecer sus

que no hemos

y competencia para

dilucidarla.

Gran parte de

estos libros son

Escritura, debiendo advertirse

(aunque más en ción de

la

el

un mosaico de

que

citas

estas citas difieren

Antiguo Testamento que en

el

Sagrada

la

muchas veces

Nuevo) de

Vulgata; y es de presumir que correspondan

bíblico usado

importancia.

en España en tiempo de su autor,

Hay

también, aunque en

y reminiscencias de

los

lo cual les

la lec-

al

texto

da grande

mucho menor número,

citas

Santos Padres, especialmente de San Hilario,

cuyas interpretaciones alegóricas parecen haber sido

de

de

muy

del gusto

Prisciliano.

Previas estas generales observaciones, que pueden verse

más de-

talladamente expuestas en los prolegómenos de Schepss, acometa-

mos ya

la difícil

empresa de dar cuenta de cada tratado, empezando

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

328

por

más curiosos y de carácter más

los tres

bién los primeros:

Liber Apologeticzis,

el

el

copum y el Liber defide et de apocryphis. Es notorio á cuantos hayan saludado la

que son tam-

histórico,

Damasum

Liber ad

epis-

historia del priscilianismo,

que á principios de Octubre del año 380 se reunió en Zaragoza un Concilio de Obispos de España

y de

Galia Aquitánica,

la

al

cual

concurrieron, entre otros, Pitadlo, de Agen, Delfino, de Burdeos; Eutiquio, Ampelio, Auxencio, Lucio, Itacio, de Ossonoba; Splendo-

de Zaragoza; Idacio, de Mérida; Sinfosio y Carterio.

nio, Valerio,

Allí,

al

condenada

decir de Sulpicio Severo, fué

heresiarca gallego,

y

la

doctrina del

se pronunció sentencia de excomunión, no sólo

contra Prisciliano, sino contra sus discípulos Elpidio, Instancio y Salviano,

y contra todos

los

Idacio é Ithacio, Obispos de

que comunicasen con la

ellos,

dándose á

provincia lusitana, especial comisión

de proceder contra aquellos sectarios. Pero es singular que en

los

ocho cánones que tenemos de este Concilio, cuyas actas probable-

mente no

se

Prisciliano

y

han conservado íntegras,

á sus secuaces, aunque, por otra parte, las prácticas

supersticiones anatematizadas

buían á los

Da

son análogas á

allí,

y han repetido

aquellos herejes no comparecieron ante

nados en rebeldía. Pero

que

si

de Itacio

libelo

las

que se

y

atri-

priscilianistas.

á entender Sulpicio Severo,

inéditos,

una sola vez se nombre á

ni

y

una Apología, que es

Concilio

demás, que

y fueron conde-

según revelan estos opúsculos

lo cierto es,

bien Prisciliano no (l)

el

los

asistió,

tuvo conocimiento del

se defendió contra él por escrito, presentando el

más extenso

descubiertos por Schepss. Antes de

de los tratados

é importante él

había escrito otros, á los

«Sacrilegii nefas in aures nostras legens Itacius induxit.» Este pasaje

(i)

del primer tratado haría creer

ragoza el libelo de Itacio,

si

que

Prisciliano

oyó leer en

no estuviese contradicho por

el Concilio la

de Za-

declaración

mu-

cho más explícita del Liber ad Damasum: «Denique in conventu episcopali qui Caesaraugustae fuit

nemo

convictus,

nemo

e nostris reus factus tenetur,

nemo damnatus

est...

nemo

accusatus,

nemo ut evocaretur non dicam necesDatum nescio quod ad Hydatio ibi

sitatem sed nec sollicitudinem habuit.

commonitorium tamen,

etsi

est

absentes

quod velut agendae

vitae poneret disciplinam...

ibi fuimus...»

Estas últimas palabras no dejan lugar á ninguna duda.

Nos

cuales alude en

OPÚSCULOS DE PRISCILIANO

329

como también

á los de sus correli-

prefacio, así

el

y Asarbio

gionarios Tiberiano

(l).

Estas noticias concuerdan á maravilla con

(De

viris Illustribíis

compuesto en

^

estilo

las

que San Jerónimo

cap. cxxiii) consignó acerca de un Apologético

rimbombante y

enfático (tumenti compositoque

sermone) por un Tiberiano Bético, acusado de herejía juntamente

con Prisciliano, y que después de la condenación de éste en Tréveris fué relegado á una isla cuyo nombre se lee con variedad en los códices,

y vencido por

abjurar de sus errores.

el

En

la fatiga del destierro,

y

tedio

cuanto á Asarbio, puede

acabó por

muy

bien ser

misma persona que otro priscilianista de los decapitados por orden del Emperador Máximo, y á quien en las ediciones de Sulpicio Severo se llama generalmente Asarino^ si bien no falta algún ma-

la

nuscrito que le designa con

ximo

á la forma

Oigamos

lo

dada por

más

nombre de Asarivo, mucho más pró-

el

Prisciliano.

substancial

cíe

la

vindicación de éste, que co-

mienza por defenderse del cargo de profesar doctrinas secretas y de

haber formado tenebrosos conciliábulos

mundo, y que cree su corazón. Con este mo-

ñanza y su vida están en plena luz y á

que nunca desmentirá su boca

alegando que su ense-

(2),

lo

la vista

de todo

el

tivo habla de su persona, de su noble alcurnia, de la posición

obscura que había ocupado en

el

mundo

antes de entregarse

cetismo, de su larga experiencia de la vida, literaria;

le

motejaba Sulpicio Severo,

«Etsi fides nostra offendiculis impedita

tionis iter

al as-

y hasta de su cultura

mostrando, aunque ligeramente, aquella satisfacción de

propio de que

(i)

nada

tenens ad

Deum

libera

sit,



por otra parte,

el cual,

securum catholicae disposi-

tamen quia zabolica

(sic)

obtrectatione

pulsata in eo quod percutitur plus probatur, gloriosum nobis vidimus, beatissimi sacerdotes, libellis locuti

ut non redarguente conscientia, quamvis frequentibus

fidem nostram, hereticorum

omnium docmata

mus, et libello fratrura nostrorum Tiberiani, Asarbi

bus nobis una

fides et

unus

videantur esse damnata

est sensus, cuneta

sint et

quia id vultis, sicut scribtum

et

(sic)

damnaveri-

ceterorum,

cum

qui-

docmata quae contra Christum

probata quae pro Christo, tamen etiam nunc

(sic) est,

parati

semper ad confessionem omni

poscenti nos rationem de fide et spe quae est in nobis, tacere noluimus

quod (2)

iubetis.»

«Nulla tenebrosae conversationis secreta sectemur.»

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

330

reconocía las mismas cualidades que

le

confesión autobiográfica

(l).

otorga en esta curiosa

él se

Aunque no son enteramente

claros

algunos de los términos de que se vale, y quizá deban entenderse, no en sentido literal, sino espiritual y místico, parece inferirse de ellos

que

que por largo tiempo no pasó

Prisciliano había sido gentil, ó

de catecúmeno

ni recibió el

bautismo hasta

terpretación se conformaría bien con

en su doctrina reminiscencias de

la

los

la

edad madura. Tal

in-

hipótesis que cree reconocer

antiguos cultos peninsulares.

Pero sobre esta materia ardua, y en nuestro concepto insoluble toda-

ya diremos más adelante

vía,

modos, resulta confirmada erudito, elocuente,

de

rico

sonaje,

poco que se nos alcanza.

semblanza del

le tenía

De

todos

Prisciliano, noble, rico,

que trazó con elegante pluma

las Galias, el cual

aunque

la

lo

el

cristiano retó-

parece haber mirado con simpatía

por hereje gnóstico y maniqueo

al

per-

(2).

El primer cargo teológico de que Prisciliano determinadamente se defiende, es el de negar la unidad divina é inclinarse al partido

de

los

que llama Binionitas

(3).

Tal acusación

que más frecuentemente se repetían contra sándolos unas veces de profesar

(i)

«Quamvis enim

obscuro

ita

editi

gloriari in his

Ad

dualismo,

en efecto, de

y sus

y otras

las

discípulos, acuel docetisino

de

quae fuimus non oporteat, tamen non

ad saeculum loco aut insipientes vocati sumus, ut fides

Christi et eruditio credendi

lutem.

el

él

es,

haec enim, ut

mortem

nobis potius adferre potuerit

ipsi novitis, peractis

quam

sa-

ómnibus humanae vitae expe-

rimentis et malorum nostrorum conversationibus repudiatis, tanquam in por-

tum securae

quietis intravimus.

Agnoscentes enim quoniam nemo

aqua et spiritu sancto renatus ascenderet animas nostras ad obaudiendum desideriis, in

fidei

in

nisi

ex

regna caelorum, castificavimus

per spiritum, et repudiatis prioris vitae

quibus erubescebamus, ad innovatae

iter gratiae

simbolum ca-

thoHcae observationis acepimus quod tenemus, ut intrantes lavacrum, re-

demptionem corporis

nostri et baptizati in Christo induti Christum,

saeculi gloriam respuentes, ipsi uni vitam nostram sicut (2)

inanem

dedimus dederemus.»

«Familia nobilis, praedives opibus, acer, facundus, multa lectione eru-

ditus, disserendi ac disputandi promptissimus». (3)

ma,

«Quis enim est qui legeas scribturas ("«¿-j et

unum Deum

unam

fidem,

unum

baptis-

credens, hereticorum dogmata stulta non damnet, qui,

dum

volunt humanis comparare divina, dividunt unitam in Dei virtute substantiam, et

magnitudinem

Christi tripartito Eclesiae fonte venerabilem Binionitarum

scelere part¡untur?>

1

OPÚSCULOS DE PRISCILIANO algunas sectas gnósticas, y suponer que

Cruz era un eon de categoría

inferior.

33

el

Christos muerto en la

A una

y otra inculpación pro-

cura responder Prisciliano con una profesión de

parecen enteramente ortodoxos matiza también Padre, y no

el

la

sas

términos expresivos anate-

herejía de los Patripassianos,

Hijo, había sido crucificado

que multiplicaban los

En

(ij.

que empleaban como símbolos

y

«Ipse est

(i)

al

de

los

Novacianos,

(4)

y de

(3);

las sectas misterio-

las

que todavía prestaban algún

la

Luna, á Jove, á Marte, á Mercurio, á

fuit et

íuturus est et visus a saeculis, verhunt ca?-o

Sol y á

enim qui

facium inhabitavit

(2); la

el

«grifos, águilas, asnos, elefantes,

y de

otras bestias (5)»,

género de culto

que sostenían que

bautismo como sacramento de penitencia

el

nefandos sacrilegios de los Nicolaitas

serpientes

cuyos términos

fe,

in nobis, et crucifixus, devicta morte, heres effectus est, ac

tertia die resurgens factus futuri forma, spem nostre resurrectionis ostendit,

et ascendens in cáelos venientibus ad se iter construit, totus in Patre et

Pater in ipso».

«Anathema enim

(2)

sit

qui Patripassianae heresis

malum

credens, cathó-

licam fldem vexat... Nobis autem unus Deus Pater, ex que omnia et nos in ipso, et (3)

unus dominus Jesús Christus, per quem omnia et nos per ipsum».

«At quorum stultitiam Novatiana accedit heresis, quasi vero crudes-

cente semper errore peccati repetitis baptismatibus purgarentur, baptisma, (4)

unam

unum Deum

fidem,

cum unum

apostólica scriptura testetur...»

«Qui autem negat Jesum Christum

in

carnem

venisse, hic Antechris-

Anathema autem sit doctrina Nicholaitorum partemque cum Sodoma habeat et Gomora quisque odibilia Den tus est, et perditio eius

non

indormiet...

sacrilegia aut instituit aut sequitur». (5)

«Anathema

sit

qui legens grifos, aquilas, asinos, elefantes, serpentes

et bestias supervacuas, confusibilis observantiae vanitate captivus, velut

mys-

terium divinae religionis adstruxerit; quorum opera et íormarum detestabilitas natura

daemoniorum, non divinarum

«quorum Deus venter

est, et gloria in

veritas gloriarum est.

pudendis eorum»;

Hi sunt enim

hi sunt qui

dubios

evertunt et ad perditionis suae excidia deducunt, et sacramentum vocant

quod, secundum scripturas Dei; perditionis nesciunt esse mysterium... Et digni sunt

quorum deus Sol scimus quia nihil

verbis, et

si

daemonis

sacrificant, et

Nos autem divinarum Scripturarum edocti idolum est in hoc mundo, sed quae sacrificant,

sit.

non Deo, elaboramus tamen

est intellegentes (sic) versutias

sermonum

Deo sumus,

et operantes,

quod

totum

Dei teneat disciplina».

Christi

in

ut sicut scribtum (sic)

et interpraetationes parabolarum,

nihil in nobis

bestiarum figura habeat, sed

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

332

Venus y

á Saturno

(l).

Es

muy

de notar, y aun

chosa, la insistencia con que trata estos puntos,

llega á ser sospe-

y particularmente

grandísimo empeño que pone en defenderse de

el

de adhesión á cultos secretos; de reminiscencias de nismo; y de interpretar en sentido

literal

las

acusaciones

idolatría

y no parabólico

y paga-

los símiles

de monstruos y bestias.

Su procedimiento apologético consiste en acumular

sin tasa cen-

tones bíblicos; pero, en medio de esta pesada impedimenta, no deja

de encontrarse de vez en cuando algún rasgo personal. Así vemos á Prisciliano jactarse de haber leído,

fábulas de la antigua mitología,

cuando andaba en

aunque

el siglo, las

sólo para instrucción

y

alar-

de de ingenio, y demostrar implícitamente con su testimonio que en España persistía

el

culto solar,

y que todavía conservaban ado-

radores Mercurio, entre los buscadores de tesoros; Venus, entre los libidinosos; la Luna, entre los

que supersticiosamente observaban

meses y los días (2). más curioso lo que se refiere

los años, las estaciones, los

Pero todavía es

al

culto de los de-

«lUud autem, beatissimi sacerdotes, quod idolicas formas, Saturnum,

(i)

Venerem, Mercurium, lovem, Martem, ceterosque déos gentilium protulerunt, etiam

tam

si

otiosi

ad

Deum

et nulla eruditi per scripturas fide vivere-

mus, tamen cum adhuc in conversatione mundialis scientiae delectaremur, sapientia saeculari licet adhuc inútiles nobis, haec

tamen

fidei

nostrae ad-

versa cognovimus, et déos gentilium depraehendentes risimus stultitias saecu-

quorum tanquam ad

lares et infelicitates,

bamus. Sed et fiat

ingenii

instrumentum opera lege-

etiam in his professionis nostrae fides quaeritur, anathema

si

mensa eorum

in

laqueum

et in

scandalum

his qui

lovem, Martem, Mercurium, Venerem vel Saturnum, caeli,

quos

adscivit,

Solem, et Lunam,

omnemque

militiam

caerimoniis Sacrorum ritus et ignarus deo gentilium error

déos dixerit, et qui eos,

veneratur. (2)

sibi in

sit

cum

sint idola detestanda

gehennae digna,



deum suum Solem quibus gehennae ignis habitatio est, et aelementum (sic), qui deum Christum nolunt sibi esse Confiteantur in malis suis deum Lunam qui circumducti omni

«Dicant

eius se confiteantur

principium...

vento doctrinae, lant

dies,

témpora

et

annos et menses observare disponunt... Co-

Mercurium deum qui terrenorum thesaurorum

rentes,

caduceum

oportet expectant.»

adqui-

Venerem autem velut deum etreciprocam mercedem erroris quod

eius venerantur aut sacculum...

venerentur qui operantur turpitudines

tiniantes, sácenlos

OPÚSCULOS DE PRISCILIANO

333

monios, que era otro de los capítulos de acusación contra lianismo

La demonología de

(l).

Prisciliano tiene doble interés,

mismo que difiere en parte de tal como la conocemos por San lo

gistas.

general demonología gnóstica,

la

Ireneo, Teodoreto

nombres de Saclarn

los

Nasbodeo (Asmodeo),

Apolleon griego y con

el

(Satán), Nebroel^

Abaddon

Belial,

Exterminador

y con especial ahinco

.se le acusaba,

fornicaciones de los nicolaítas;

llama «hijos de víboras» turnino y Basílides, catafrigas

y

«Anathema

(i)

y otros apolo-

Beliam omnesque

el

f3),

3/

Samael, Belze-

con

(asimilado

de que

las herejías

dualismo maniqueo

el

el

latino).

Prosigue nuestro autor anatematizando todas

tas,

por

El catálogo de los espíritus infernales dado por Prisciliano,

comprende buth,

el prisci-

la perfidia

de

los

con menos detalle

las

(2);

á quienes

ofitas,

las sectas

de Sa-

arrianismo y los errores de los homitñcioni-

borboritas (4).

sit

qui Saciara, Nebroel, Samael, Belzebuth, Nasbodeum,

tales,

quia daemones sunt,

infelici,

caeremoniarum

sanctifi-

catione venerantur aut dicunt esse venerandos... In qualibet enim se species, formas,

quam

esse

nuncupationes zabolus inmutet, scimus quia

zabolus, et sive

Abaddon hebraice

aliud potest

nihil

sive Apolleon graece sive la-

tine Exterminans nuncupetur, sive bestia abens septem capita

et

decem

cor-

nua, sive serpens ponatur aut draco, scimus quia zabolus est.»

«Anathema

(2)

sit

qui Maneten et opera eius, doctrinas atque instituta

non damnat, cuius peculiariter turpitudines persequentes posset, ad inferes mitteremus ac pervigili...

Quorum

si

gladio, si

fieri

quid est deterius gehenne tormentoque

divino indicio ut impuritas non lateret, etiam saeculari-

bus

iudiciis

mala prodita sunt. Extra enim ea quae

tes

Solem

et

Lunam

erraticis sensibus

rectores orbis terrarum déos putaverunt...

adserenIta

infe-

licium sacrilegiorum stultitias ampliarunt, ut obpressas caecitate mentes, quo nefarius obligarent, religiosius consecrare se dicerent.»

«Anathema

(3)

in scribturis

cum

eorum opera filii

sit

qui Nicolaitarum fornicationes et multimoda ostensa

discipulis et doctoribus suis

daemonia non damnat

seclantur. Pereant qui Ofitarum in se perfidiam receperuot et

viperarum

facti,

similem deum suum et

dominum

coufitentur.»

«Et quia longum est iré per singula, omnes hereses, quas

(4)

vel qui

mente corrupti

et naufragi a fide, vel

ex canonicis

sibi

homines

ex

apocrifis

scripturis vel

fabricarunt supra ea quae scripta sunt, uuus adversus alterum inflatus pro alio, et

silide

quidquid aut Saturnina heresis induxit aut Novatiana protulit aut Ba-

docente monstravit aut Patrepassiana erudiit aut Homuncionita menti-

ta est aut Catafriga persuasit aut arripuit Borborita...»

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

334 Si

por tan viva defensa hemos de juzgar del ataque, resultará con-

firmado,

mucho más que

que acerca del carácter

debilitado, lo

sin-

nos contaron los Padres antiguos, pues

crético del priscilianismo

apenas hay error alguno de los divulgados hasta su tiempo, aun los

más obscuros, de que no crea necesario

mismo tiempo con todos

particular erudición

ellos.

Así

le

la

familiaridad algo sospechosa

vemos mencionar expresamente

gnósticos, Armaziíl^ Mariame,

chazar

y

vindicarse, mostrando al

á los eones

Balsamo y Barbilon

loel.

y

(i),

re-

hipótesis de un quinto Evangelio (2).

Pero entre

las

acusaciones que contra

él

había acumulado Itacio,

ninguna parece haber conmovido tanto á Prisciliano como cantador ó

nialeficus,

porque llevaba aparejada pena

más que en

la

capital,

de maniqueísmo se fundó

de en-

y quizá senten-

en

ella

cia

condenatoria de Tréveris. Culpábase, pues, á Prisciliano de en-

todavía

la

la

cantar los frutos de la tierra mediante ciertos prestigios y cantares mágicos, consagrándolos

al

Luna

Sol y á la

(3).

Y

parece, por los

términos de su defensa, que estos ritos se enlazaban con cierto concepto teosófico del mundo, suponiendo participación de leza Divina en animales, plantas

y

(i)

y otro femenino

y explicando la geneser de Dios de un princi-

el

(4).

«Nobis autem scientibus quoniam non est aliud

lesura sub coelo

datum hominibus,

Natura-

piedras,

ración de las cosas por la distinción en pio masculino

la

in

quo oporteat

nomen

fieri

praeter Cristum

ñeque Armaziel ñeque

Mariame ñeque loel ñeque Balsamus ñeque Barbilon deus est, sed Cristus lesus. '¿Si qui autem inflati sunt nihil scientes et extra quaiuo?- evangelia quin(2) tum aJiquod Evangelium veljíngunt vel

confitentur^

cun hoc ad n ostra m, qui

ta-

lium respuimus infelicitates, profertur invidiam.» (3)

«ínter

quae tamen oovum dictum,

et

non dicam

facto,

damnabile nec ullo ante hoc herético auctore prolatum

sed et relatione

sacrilegií nefas ia

aures nostras legens Itacius induxit, magicis praecantionibus primitivorum

fructuum vel expiad vel consecran oportere gustatus unguentumque maledicti Solí et lit,

Lunae,

cum quibus

deficiet,

credidit, fecit, habuit, induxit,

«lili,

legit,

protu-

non solum anathema maranatha, sed etiam

non

sinatis

vivero

legentes scripturas, saxeum, corneum, lapideum

deum

putent:

gladio persequendus est, (4)

consecrandum: quod qui

quoniam scriptum

est:

«maléficos

Opus

lilis

enim, sicut ab infelicibus dicitur, masculo-femina putetur Deus...

non

errático et carnis sensu confusibilibus carnalium luxuriarum typis divi-

ni sermonis aestimare naturam...»

OPÚSCULOS DE PRISCILIANO

Esto es

más

lo

substancial que contiene el Líber Apologeticiis

presentado por Prisciliano algún

modo

suple

puesto que en

él

335

la

al

Concilio de Zaragoza

pérdida de

y que de

parte dogmática de sus actas,

la

tenemos condensadas

réplica del acusado. Esta apología

(l),

no

las

denuncias de Itacio y

satisfizo á los

la

Padres del Con-

y probablemente no hizo más que empeorar la causa de Prisciliano. En cambio, á Paret y á Lavertujón y otros modernos les ha parecido triunfante y sincera, bastándoles con ella para dar por cilio,

calumnioso

el

relato de Sulpicio Severo; por inicua la condenación

de Tréveris, y por absurdas todas la noticias del Commonitorhim; y en suma, para rechazar todos los testimonios de origen antiprisciúnicos que se conocían hasta ahora.

lianista,

Antes de dar mi humilde parecer sobre tan ardua cuestión, tengo que analizar los restantes Tratados del Códice de bourg. Continuaremos, pues, en llana ni agradable,

de descifrar

próximo

el

Würz-

artículo la tarea,

nada

galimatías teológico de Prisciliano,

el

III

Todavía más interesante bajo gético,

de Prisciliano, es

Würzbourg, que él

el

aspecto histórico que

segundo de

el

lleva por título Líber

los

la

opúsculos del códice de

lo

que aconteció desde

llegada de Prisciliano á

ción que en parte completa, y en parte aclara, fica, lo

multa rios

(i)

Apolo-

ad Damasuní Episcopum. En

tenemos una relación detallada de todo

Concilio de Zaragoza hasta

el

Roma;

más bien que

relarecti-

que escribió Sulpicio Severo. Habla éste vagamente de

et foeda

hubo en

certamina, que entre los priscilianistas

Galicia

y Lusitania;

«Et ideo, beatissimi sacerdotes,

dogmatibus testimonium

y,

si

los

sus adversa-

según su costumbre, carga

la

satisfactum, damnatis heresibus et

et fidei expedita abseveratione, et veritati, invidia

y

el

Deo

putatis et vobis, dantes

nos malivolae obtrectationis absolvite, et refe-

rentes ad fratres vestros ea quae maledicorum sunt verbis vexata sánate, quoniam fructus vitae est probari ab his qui fidem veri expetunt, non qui sub no-

mine religiosorum domesticas

inimicitias persequuntur.»

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

336

mano

á Idacio é Itacio (l), los cuales, á principio del año 381, soli-

citaron

y obtuvieron

Emperador Graciano

del

á los priscilianistas el destierro extra onines térras^ según la

maba

no ha de tomarse

enfática expresión del cronista, la cual

de

rescripto que inti-

el

letra,

la

meramente como

sino

únicamente de

la

destierro de España,

Papa San Dámaso

justificarse ante el

muy

y

pie

acaso

provincia lusitana, en que eran Obispos Instancio,

Roma con

Salviano y Prisciliano. Los tres se encaminaron á

de

al

despacio, dogmatizando en

la

el viaje

Aquitania, especialmente en

ciudad de Blusa (cerca de Auch), y en

donde catequizaron á una noble y

pero hicieron

(2);

intento

la

comarca de Burdeos,

la

rica señora,

llamada Eucrocia,

viuda del retórico y poeta Delpidio. Prescindo, para no escandalizar los castos oídos de los neo-priscilianistas (que no quieren admitir

en su héroe ni sombra de impureza), de todo

añade acerca de esta Eucrocia, y tuvo en

el

camino de

con hierbas, da

el

etc.

Porque

fácil

siglo iv! tra

de

la

el

verdad es que

aborto procurado

tales maledicencias

y averiguada,

honestidad de

la

sino

que

de

de

la

las

consigna

las

hominum.

rumores malévolos del

los

pendencia de

amancebamiento de

si

no

ni

en con-

andariega doncellita Prócula, para no re-

la

Don

Quijote con Cárdenlo

Reina Aladasima con aquel bellacón

que debían tener

estas cosas tan

viejas,

fondo son de mera curiosidad, con

el

muy

presente siempre

obscuras,

tan

mismo

calor

y que en

el

y mal empleado

discutiesen doctrinas ó sucesos contemporáneos.

El segundo opúsculo de Prisciliano gía

el

Prócula

hija

Abstengámonos, pues, de romper lanzas en pro

que tratan

celo que

y

Prisciliano,

es ahora aquilatar el valor

del Maestro Elisabad; caso los

amores que su

que Sulpicio

corrió en su tiempo: Ftiit in sermone

petir el chistoso caso

sobre

la

con

cronista por cosa cierta

como un rumor que ¡Y

Roma

los

lo

es,

precisamente,

la

apolo-

que en Roma presentó á San Dámaso, como en recurso de ape-

lación contra el Metropolitano de Mérida. Por tal concepto sería ya

curioso este eclesiástica, (i)

documento en

aunque no

«Parum

lo

los

fuese

fastos

de

además por

primitiva disciplina

las noticias históricas

sanis consiliis judices saeculares adeunt... Extra

propelli jubebantur.» (2)

la

«Ut apud Damasum... objecta purgarent».

omnes

térras,

OPÚSCULOS DE PRISCILIANO

que

Un

encierra.

punto, sin embargo, hay sobre

Me

no da explicación alguna. según

337 cual Prisciliano

el

episcopado de Ávila, que,

refiero á su

narración de Sulpicio, obtuvo por favor de sus parciales

la

después del Concilio de Zaragoza. Los ithacianos do-epíscopus; pero

verdad es que,

la

si

modo de nombramiento

pueblo, único

le

llamaban pseu-

fué electo por el clero

y

el

episcopal conocido en su

tiempo, y no fué intruso en iglesia que tuviese ya legítimo pastor (lo

cual en ninguna parte consta), tan Obispo fué

como

cualquier

y querer borrar su nombre del episcopologio de Avila, es candidez no menor que la del buen cura de Fruime, de regocijada otro;

memoria, que de ningún modo quería pasar porque Prisciliano fuese

y se empeñaba en

gallego,

leer

Gallatia

donde Sulpicio Severo

dice Galléela.

Daremos á conocer de

Prisciliano,

á la

xa

segunda vindicación

y con una nueva profesión de fe ortodoEs evidente que las multiplicaba demasiado, y que ponía es(l)

Deum

«Etsi catholica fides dati per

(1)

esta

que comienza con un formal testimonio de adhesión

Sede Apostólica

(2).

más notable de

lo

gloriam potius expedit

quam

symboli

iter possidens,

credendi

loquendi, quoniam quae veritate sui enixa sunt

interpraetandi ingenium non requirunt... tamen, temporis necessitate cogente,

quam

nobis inrogata per Hydatium episcopum in posuit injuria, licet sem-

per patientiae partes secuti simus fueritque in studio sustinere potius aliquem

quam moveré, gratulamur

sic

rerum venisse rationem,

ut

apud

te,

qui sénior

oranium nostrum es et ad Apostolicae sedis gloriam vitae experimentis nutritus

beato Petro exhortatore venisti, quod credimus et loquamur.» «In

(2)

multiplici

quo

in

Christum induentes,

quidem dispositione sublimem sed

rabilern, sicut

num

et nos, baptizati in Christo

corde credimus,

ita

ad

et

fidem veri

unita unius Dei potestate vene-

omnium salutem

qui falsiloquio sermo-

scandalum missi sunt confitemur.»

Nos tamen, non omittentes saeculi,

venimus Romam,

in causa fidei

nulli graves,

sanctorum indicium malle quan

hoc solum desiderantes ut te primum

adiremus, ne taciturnitas metus conscientiae iudicaretur, sed magis libellum tradentes rei gestae ordinem

et,

quod ómnibus maius

est,

fidem catholicam in

qua vivimus panderemus.

»Nam

et

si

de scribturis quibusdam, quas Hydatius de armario suo profe-

rens in calumniosas fábulas misit, quaeritur de nobis sententia, id nobis cordi est et

semper

íuit ut

omnia

in scribturis sub cuiuslibet apostoli,

episcopi auctoritate prolatis, quae Christum

deum Dei

profetae,

filium profetant aut

praedicant et consentiunt canoni evangeliis vel profetis non posse damnari:

quae autem contra canonem tur,

cum ómnibus

fidem catholicam sentiunt vel loquun-

et contra

doctoribus discipulisque damnanda.» (Sobre esta impor-

tante cuestión de los libros apócrifos, trataremos de propósito en el articulo

que

sigue, puesto

que á

ella se refiere

íntegramente

el

tercer opúsculo de

Prisciliano.)

«Propter quod venerabiles sensus tuos petimus, ut,

(i)

nis nostrae, tat, si

sunt,

secundum quod

tu relictam tibi

fides professio-

tradis, in

eclesiarum nostrarum testimonia pacificis epistulis scribta si

factus,

nemo

auditus,

nemo

in Concilio depositus,

esset laicus, obiecti criminis probatione nihil prosit et possit sacerdos

damnatus

est, licet

Deo

{sic)

cons-

non de-

nemo nosnemo etiam cum

de scribturis aliud nec sentiré possumus nec debemus,

trum reus tium

de apostolis

si

si

noxio sacerdo-

deponi qui laicus meruit aute damaa-

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

344

IV

Si interesantes

son bajo

acabamos de examinar, no pudiéramos llamar

aspecto histórico los dos opúsculos que

el

lo es

menos para

el

estudio de

«literatura priscilianista», el tercero

de

la

que

los trata-

dos del códice de Würzbourg, que lleva por título Liber de fide

et

apocryphis. Sabíase de antiguo que los priscilianistas habían hecho entrar en su canon cierto

número de

libros seudepígrafos, usados

ya

por sectas anteriores; y algunos también de su propia composición que,

al

parecer, encerraban la parte esotérica de su doctrina. Testi-

muy

monios

tardíos en verdad,

luciones de aquella herejía;

bros

las

Cofmnonitoi'ium, de Orosio,

Actas de San Andi'és,

las

de San Juan,

otras semejantes á éstas [et his similia),

mente las

se refieren á las últimas evo-

y

la

epís-

de Santo Toribio á Idacio y Ceponio, enumeran entre estos

tola

y

el

y que

las

compilación

la

que serían probable-

atribuida

al

ir

juntas con

maniqueo Leucio

Orosio menciona, además, cierta Memoria Apostolonmi, Toribio una especie de

y Santo

de Santo Tomás

de San Pedro y San Pablo, pues solían

anteriores en

(siglo iv).

las

li-

hiimidorum

et

poema cosmogónico, De

de principe ignis, obras originales,

al

principe

parecer;

y

aun indican que había otros apócrifos más ocultos, y que sólo se comunicaban á los iniciados y perfectos. Consta, además, que tenían himnos, de los cuales San Agustín, en su carta á Cerecio,

conservó

de Argirio. Y, finalmente, se

el

corrompido

ri,

códices de

acomodadas

riantes

eorum

los

la

Biblia,

les

acusaba de haber

introduciendo en ellos va-

á su sentir doctrinal.

códices invenimtis, dice la decretal

Mitltos corruptissimos

de San León; y estos có-

praestes audientiam, deprecamur, quia ómnibus sénior et primus

tium

facías conveniri, ac

ni sacerdotti

iniuriam

non

quam

lile

si

omittat...

confidet aliquit probare de nobis,

Vel

Hyda-

coronam aeter

insitae tibí benignitatis adfectu nulli vis

nobis imposuit inrogare, des ad fratres tuos Hispanienses

episcopos litteras depraecamur.

mus, ut concilio constituto legerint,

si

es;

et

Omnes enim

petimus, ne cui iniuriam feceri-

Hydatio evocato quos reos factos inpraesentes

non audiant inauditos.>

OPÚSCULOS DE PRISCILIANO dices existían todavía en el siglo

Braulio

vii,

345

según afirmación de San

(i).

El Liber de fide

et

apoayphis está mutilado por desgracia. No tiempo en que fué compuesto,

lleva indicio alguno del

de

ni

la

per-

sona ó tribunal á quien fué presentado, circunstancias que acaso constasen en

encabezamiento, que es precisamente

el

de

argumentación ha quedado, y esta argumentación, que no carece de habilidad dialéctica, es una falta.

Pero todo

parte que

la

lo substancial

defensa paladina de

canon

bíblico

es demostrar

como

lectura de los apócrifos. Para Prisciliano el

la

no está cerrado

que en

mucho menos; y todo

ni

mismos

los

libros recibidos

por

su

la

empeño

ortodoxia

sagrados se hace mención de escrituras apócrifas y se concede

autoridad á su testimonio.

que deben

to,

la

«Veamos

ser los maestros

alguna cosa que no está en labras del libro de

faceré mdiciimi contra

et

el

(dice)

si

Apóstoles de Cris-

los

de nuestra vida y doctrina, leyeron

canon. El Apóstol Judas cita unas pa-

Enoc: Ecce venit dominus in

arguere omneni

eum peccatores: ¿Quién

et

sanctis militibus

de ómnibus duris quae locuti sunt

Enoc, á quien invoca San Judas

es este

en testimonio de profecía? ¿No tenía otro profeta de quien acordarse

más que de

éste,

cuyo

libro hubiera

debido condenar canónicamente

fuese cierta la opinión de nuestros adversarios? ¿Pero por ventura

si

no mereció ser llamado profeta Enoc, de quien

dijo

Epístola á los Hebreos, a.nfe translationem testimonium habuisse;

la

aquél á quien en los principios del mundo, cuando

de los primeros hombres, conservando fresca original,

no creía posible

quiso

Señor trasladarle entre

te? tal el

San Pablo en

Y

el si

la

suyos y eximirle de

los

son de tan poco momento como las

si

textos concernientes á

donde

ella,

la

muer-

tuvieron por

trato

de que tratamos

estas materias

jugásemos á

ficciones de la escena?

Véase en mis Heterodoxos (tomo prisciliatiisia,

le

la culpa,

condenar á un profeta que predica

nombre de Dios? ¿Por ventura

(i)

huella del pecado

la

de esto no hay duda y los Apóstoles

recreásemos con

naturaleza ruda

conversión á Dios después de

profeta, ¿quién será osado á

Literatura

la

i,

los

dados ó

¿Hemos de

si

nos

seguir

págs. 125-137) el capítulo titulado

extensamente esta materia y reúno

por lo cual excuso repetirlos aquí.

los

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

346

á los hombres del siglo y despreciar

palabras de los

las

Após-

toles?» (l).

«Y aunque un de

solo testimonio sea suficiente para confirmar la fe

con diligencia

Sagradas Escrituras, y se encontrarán otros no menos claros y terminantes. Recuérdese lo los santos, escudríñense

que dice

el viejo

las

Tobías en los consejos que dio á su

prophetarmn sumus; Noe profeta fuit

omnes paires nostri qui ab

canon se ha leído

libro

et

initio saeculi

Abraham

hijo:

Nos filii lacob

et Isac et

et

profetaverunt. ¿Cuándo en el

alguno del profeta

Noé

de Abraham?

ni

¿Quién ha oído hablar nunca de que Isaac profetizase? ¿Quién vio en

canon

el

y

de Jacob? Pues

la profecía

dio testimonio de ellos en

que á

él le

sirvió

Tobías leyó á esos profetas,

libro canónico, ¿por qué, lo

mismo

de mérito y edificación, ha de ser ocasión para que

otros sean reprendidos tal

un

si

condenación en

la

y condenados? Por nuestra

buena compañía de

parte, preferimos

los profetas

de Dios, más

bien que arrojarnos á vituperar cosas que son verdaderamente reli-

no ha de temblar de encontrarse á Noé de acusador

giosas. ¿Quién

ante

el

(i)

tribunal de Dios?»

«Videamus ergo,

si

(2).

Y por este estilo prosigue declamando.

apostoli Christi lesu, magistri nostrae conversatio-

Quis est hic Enoc

nis et vitae extra cañonera nil legerunt...

quem in

testimo-

nium profetiae apostulus ludas adsumpsit? An qui profetasset de deo, alium non habebat nisi profetiam hujus poneret, quam, si vera dicuntur, canónica ipse ordinatione damnasset? Aut fortassis Enoc profeta esse non meruit quem Paulus in epistula ad Hebreos facta ante translaíionem testimonium habuisse testatur, aut quem in principio generis, cum adhuc mundi forma et natura rudis saeculi,

peccatum decepti hominis

retinens, futuram

conversionem ad deum

post peccata non crederet, transferre inter suos deus maluit

quo

si

non ambigitur

et apostolis creditur

quod profeta

est...

quam

De deum

perire.

praedicans

propheta damnatur? Aut numquid de trivialibus rebus agimus, et tesserae ter

manus nostras sunt aut scaenae

saeculi

ludibria tractamus, ut,

dum hominis

in-

huius

sequimur, apostolorum dicta damnemus?»

Nótese

la

curiosa alusión á los espectáculos teatrales, tanto

recogerse, cuanto son

más

más digna de

raras las alusiones de este género en escritores

hispano-romanos de época tan tardía como Prisciliano. (2)

«Quando

in

dispositi canonis

canone profetae Noe liber lectus

Abrahae librum

legit?

quis

est? quis inter profetas

quod aliquando

Isac profetasset

edocuit? quis profetiam lacob quod in canone poneretur audivit? Quos bia legit et testimonium prophetiae in canone promeruit, qualiter,

quod

si

To-

illi

ad

OPÚSCULOS DE PRISCILIANO

Aquí ya

es patente la soñstería

y

la

mala

controversia. Podía deslumhrar la cita de

disputarse

si

la tradición.

libro,

está

tomada del apócrifo

Pero de todas suertes,

como no

canoniza

al

la

347

de PriscUiano en esta

fe

San Judas, aunque pueda

libro

de Enoch ó meramente de

mera

cita

no podía canonizar

poeta cómico Menandro

que de un verso de su Thais hizo San Pablo en

la

la

el

transcripción

primera epístola

á los Corintios (xv, 33), ni á Arato aquella sentencia suya recor-

dada por [Act. el

Ap.

el

mismo Apóstol de

XVII, 28).

Gentes en su discurso de Atenas

las

Pero todavía era recurso de peor ley confundir

don de profecía que tuvieron muchos Patriarcas de

gua con

los escritos proféticos

propiamente dichos.

que Noé, Abraham é Isaac hubiesen escrito

No

libros

Ley Anti-

la

era menester

para que se

los

llamase profetas; y en cuanto á Jacob, ^£íVot

ZSíav aí'psatv utaxeué

auxó? ev

éyevóixYjv

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Xéywatv

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ó

Sé ó

TtpOXpÉTlWV

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,

y.pío¿i3) et alibi: scio quia (4) non inhabitat in me, hoc est in carne mea, bonum; nam mente seruio legi dei, carne autem hoc loquens ait: in montem altum ascende, qui euangelizas Sion; exalta uiribus uocem tuam qui euangelizas Hierusalem; exalta, ne timeas; dic populo huic «omnis caro ut faenum et omnis gloria hominis ut ños faeni; aruit faenum et ños decidit, uerbum autem domini manet in aeternum» (5). Et alibi ait: ego stabo super speculationem meam, ut uideam et audiam, quis loquatur in me et quid respondeam in accusatione mea (6); et alibi: audi, populus meus, qui beatificant uos seducunt uos et semitas pedum uestrorumi conturbant (7). Quorum si naturam intellegimus et uitiorum consortium non habcmus, necessario regnum quod caro et sanguis non percipiet (8), consequimur. Sic denique Rebecca (9) ad fidem mysterii operantis electa duorum in útero suo populorum pugnas uidens Esau dolore partus sui edidit, qui primitiua

legi peccati.

|

Sic et profeta de

||

(i)

Gal.

Í5)

Es. 40,

9.

(6)

Habac.

2,

sqq.;

Rom.

— 6— —

3, 27.

8;

i.

9, 10

(2) I.

(7)

sqq.

Sap. Petr.

Es.

— 24 —

9, 15.

3,

i,

(3)

Rom.

7, 23.



(4J

7,

18. 25.



Sabatarü cod. Colb. ad Marc. 1,3. (8) I. Cor. 15, 50. (9) cf. Gen. 25, 22

al.;

12.

Rom.



LXXI

APÉNDICES

quem Chrístus faceret heredem. In quo et uos, dilectissimi fratres, tamquám fideles seriü et, sicut scribtum est, fili dei et coheredes Christi (l) operantes in testimonio loquendorum castificate animas uestras ad obaudiendum fidei (2) nec configurantes (3) uos ignorantes uitae desideriis in quibus (4) erubescitis stipendia (5) uellitis accipere peccatí, sed iter psalmidici sermonis intrantes ambulate in lege (6) domini, ut tamquam lignum quod plantatum est iuxta decursus aquarum (7) diuino rum sermonum fontibus inrigati uirentis intellectus palmites proferatis maturos (8) et permanentes honestae uitae sua perderet, et lacob protulit in salutcm, |

II

fructus (9), quos non corruptibilis habitaculi uoluptarium tempus eduxit, sed quos diuini sermonis eruditio fecundarit, ut non

decidentibus

foliis

(lo)

mandatorum perpetua

peccatorum supplicia respuere rum per lesum Christum. (i)

Rom.

8, 17; cf. Prisc.

can.

et

luce contecti

réquiem possimus habere iusto-

LXXII et LXXVIll. — (2) ubi in eodem uersu habes

I.

Petr.

i,

22.



(3)

«ignorantiae»; pro supra 9, 24 uocab. «uitae», quod utroque loco in nostro códice occurrit, It. et Uulg. exhibent «uestrae». (6) cf. Ps. 118, i. (5) cf. Rom. ó, 23. (4) Rom. 6, 21. - (7) Ps. 1,3- (8) cf. Apoc. 14, 18. (9 y 10) cf. Ps. I, 3. I.

Petr.

I,

14; uid.





— —



8

PRISCILLIANI TRACTATÜS PSALMI TERTII «Domine, quid multiplicati sunt qui tribulant me? multi insurgunt aduersus me» et reliqua, Licet psalmi titulus gestorum ordinem teneat, cur Dauid sanctus animi a fací e Abessalon fili (l) (A) declinauerit, nobis tamen caelestia opera dicentibus non rerum carnalium perscrutanda sunt, ut inuenta in secretum ¡nquisitionis indagine inuenti praemia operis adsequamur, sicut scribtum est: quaerite, inquid, et inuenietis, púlsate et aperietur uobis (2), et alibi: omnia possibilia credenti (3). Acta itaque per speciem per fidera (4) colligere debe|

mus

et

opera

uisibilia

inuisibili

mentis indagare secreto.

Omnia

enim in figura gesta apostolus adseuerat et nostri typum (5) anteacta monstrare, ut opus laboris per scientiam legis inluminet, quos ignorantia tenebris ante uelabat, ut apostoli ad Efesios dictum est: eratis enim aliquando tenebrae, nunc autem lux in domino; ut fili lucis ambulate (6). Agere ergo nos oportet ex cubias, qui iunctus est (7), qui si temporis mutatione corrumpitur, sed in dies ille renouatur, ut non quae in oculos sed quae in mentem ueniunt magnifica ducamus, non studentes II

corporalibus sed spiritaÜbus, laborantes, ut apostolus Paulus

(i) II.

Ps.

Cor.

Mig. 20, Act.

— 1019 C. — 3,

5,

2,

7.

I.



(2)

Matth.

I.

Cor.

(6)

Eph.

(5)

7, 7;

10, 5,

6;

Luc. cf.

11, 9-

Prisc.

8; Prisc. can.



(3)

LXVIII

can.

VI.

Marc.



(7) cf.

9,

22.



(8),

(4)

et Bachiarn Exod. 12, 4.

cf.

fid.,



(8)

9, 15.

(A) Hilarüís, prolog. in ca7itica quiHclecim grad., 2: In plerisque psalmis

multa secundum historiae ordinem in superscriptionibus eorum esse legimus, ut «cum fugit Dauid a facie filii sui Abessalon» etc.; íbid., ad psalm. CXIX 1 : Propheíicus sermo licet communi usu humani sermonis utatur, tamen non eandem quae communi sensui adiacet significantiam continet. Namque quamuis, prout possemus iutellegere, rerum caelestium enuntiationem temptarit, uirtutem tamen significantiae suae moderata licet



uerborum electione

seruauit.

APÉNDICES

LXXIII

electuní uas Christi (A), gentium doctor (l), ponit et dicit: lex (2), inquid, spiritalis est, ego uero carnalis, et beatissimus Petrus: omnis, ait, profetía uel scribtura interpraetationem indiget (3). Hinc nobis nocte (4) ac die in dominica (5) le ge meditatio, hinc in eam, quantum |

meriti est, curiosae mentis intentio, hinc nostri agnitio, hinc fiducia gloriandi repudiare quae carnis sunt et elegere

tiam cordis in agnitionem ueritatis

tium secreta cognoscere,

Unde

cit (6), prouidere.

quae spiritus, arguintendere, praeceptorum caeles-

dum

animae,

utilitati

m pus

te

suffi-

mihi, fratres, sacrae lectionis prouiden-

tiam curiosius intuenti non (in) mérito per profetam ordo psalmo-

rum

digestus uidetur nec incondite quae

expósita,

cum rudem

dictauit

dei

spiritus

||

hominis natiuitatem simpHci innocentiae pú-

parem beatis, qui non abiit

ntate formatam

si

in his

maneat, ostendit dicens:

beatus uir, in consilio inpiorum et in uia •peccatorum non stetit (7); secundo incorporatum inuidiae uirus exspauit, cum ait: quare fremuerunt gentes et populi meditati sunt inania? (8) hoc in tertio odium fili in patrem

Tum

docet a nobis nasci, quae nos persequantur ostendens. carissimi:

illud,

sensum

legentis

admonuit

et

mentem

et sollicitam

I

cum

quae regni sui fine perpessus est, profetiam credo uitae hominis aptando et saecularis mali circumbscribendo naturam. P'ormae uel aetatis ignoueri inquisitione tardauit,

in principiis posuit,

rantiae iactata turbinibus peccatis acerba sunt, tranquillo aeui fiunt

Ídem praecatur: peeignorantiae ne memi-

scientiae emendatione matura, pro quibus

meae

cata, inquid, iuuentutis neris,

deus

(9);

H

et apostolus

et

ad libertatem

cum enim serui iustitia; quem ergo frucquibus nunc erubesci-

peccati in nobis redarguens seruitutem sic

«ssetis peccati, liberi fuistis a tum habuistis tune in his in tis? (i)

(10) Tertius enim hic psalmus i.

Thess. .cf. I.

Tim. 2, 9;

Petr.

2, 7.

4,



(2)

Thess.

ÍI.

3.



Rom.

3,

7, 14.

— (3)

8 et Prisc. can.

(7) Ps.

I,

r.



est, II.

i.

ait:

ut Abessalon tertius filius

Petr.

XXXIX.

(8) Ps. 2,

nos excitans

iustitiae



i,



^9)

20. (5)

— (4) cf.

cf. Ps. i, 2; I.

Ps. 118, 97.

Ps. 24, 7.

— (10)

— (6)

Rom.

6,

20. 21.

(A) JJilarius, de irin. V, 32: ab apostólo et doctore gentium;

uase docuisti,



— F/,

— melius...

20 uas electionis; VI, 44 electionis est l doctor hic gentium; VIII 2/ electionis Saluiani, epist. est uas et gentium doctor; VIH, 27. 48] IX, 62; XI, 23; ed. Pauly p. 205, 4: Paulus electionis uas, magister fidei; al. Cypr., ed.

.electione uas...

magister

gentium;— VIIf,





Hartel.

I,

301,

i:

ponit et dicit;

al.

APÉNDICES

LXXIV

ínpius crudelis iniustus, qui occiso fratre ueniam consecutus religiO'

sum

et

indulgentissimum patrem bello persequi, regno exuere, uita

Ouae omnia ad nos

priuare conatus est.

tram formam

|

(l)

arbitror esse referenda nobisque contraria, quae a nobis generantur,

existere.

Hinc prima inlecebra

malum occasionem

(2)

praestat inimico;

inpulsu uoluntatis urguetur et ostenditur.

Prima

cunda uoluntatis

(4)

homo

reatum

nutrit

idest

tum

cf. lo.



i.

Cor.

17, 12; II.

apparentiae

in decliue scelerum-

filius

perditionis

enim concupiscentiae culpa

adiectio, tertia desiderati operis inpletio.

contrario in operibus bonis lectione cognoui (i) cf.

et

10, 6; Prisc.

Thess.

2, 3.

canon. LXVIII.

— (4)



||

(mus)

(2) cf.

cf. lac. i, 14. 15.

est,

(3) se-

Ouae e

...

Rom.

7, 8. 11.

— (3)



PRISCILLIANI TRACTATUS AD POPULUM

I

non posse monstraret, sicut profeta (l) ait: quis sapiens et percipiet haec et intelleget et sciet ea? quia rectae sunt uiae domini et iusti ibunt in illas, inpii autem languiscent in eis. Propter (2) quod et uos induti (3) fidei armis castificate (4) animas uestras ad obaudiendum per spiritum et aedificantes (5) uos in templum domini caritatem (6) in fraternitate simplicem in gloriam diuinae dilectionis adhibete, quoniam sic scribtum est: omnis (/) caro ut faenum et omnis gloria flos faeni; aruit faenum et flos decidit» hominis ut faceré

|

uerbum autem domini manet

aeternum,

in

euuan-

ut in

dominus: intrate (8) per angustum ostium, quia dico uobis multi quaerunt introire et non poterunt. In quo non quod angustus sanctorum constituatur ingressus, sed quia omnis amicitia mundi inimica est dei (9) et humana natura facilius oblectatione quam labore suadetur, nos intellegamus quod,

gelio

ait

ubi rerum praesentium uoluntas quaeritur, futurae

j]

uitae

promis-

non habetur. Sic denique in euuangelio gratior est dracma (lo) pauperis; requietio (ll) Abrahae sinus dicitur et Finees (12); inmisericordis diuitis gehennae ignis habitaculum repperitur, non quod absolute diuitibus poena ponatur et reuertendi ad dominum

sio

desperatio constituta locupletibus

principiis

nihil in

sed quia

sit,

statutum est nec uUus per praerupta conscensus est (A), sicut

Hos.

(i) I.

(4) I.

Petr.

13,

14,

Petr. I,

366 B.

Num.

I,

10.

22.

24. — — (10)





(8) cf.

(2) cf. (5)

supra.

Petr. 2,

— 5.

24. —

(3)



cf.

(6)

Luc. 13, (9) lac. Marc. 12, 43; Luc. 21,

Rom. I.

4, 4; 3.

13, 12;

Petr.



i,

cf.

22.

Ephes.

— (7)

Damasi

(i i) cf.

6, 11

sqq.

Es. 40, 6

epist.



8;

apud Mig.

Luc. 61,22.



(12) cf.

25, 11; Ps. 105, 30.

(A) Hilar ins, de trin. nisi

I.

/,

20: sed quia nullus per praerupta conscensus est,

substratis paulatim gradibus

feratur gressus ad

summa

e. q. s.

LXXVI

APÉNDICES

diuitibus huius saeculi praecipe non superbe sapere ñeque sperare in incerto diuitiarum, sed diuites esse in operibus bonis (l), ut, dum per elemosynas et bonam uitam tendendi ad dominum iter facimus, tamquam subtractis paulatim gradibus ad ea quae sunt summa ueniamus. apostolus

(i)

i.

Tim.

ait:

6,

|

17. 18.

10

PRISCILLIANI TRACTATUS AD POPULUM

II

Profetici historia sermonis diuinis inbuta uerbis (A) et proniintiantis tituli uelut propositi

memo-

thematis gesta clisponens non

riam mortalium temporum, quae conhiuentia humano sensui fortuitis semper motibus in aliquid existunt, tamquam ad doctrinam

pubHcae opinionis

eloquitur, sed referens gesta

aUum ut uincat inpugnat, hoc operis munus est docet post euasio ter

do

unicum

qviod

nem

|

dum

al-

in nobis profetici

eoriim quae sunt in

mun-

uitiorum conscientiam

in cupiditate perditae uitae inter tot bella

ab omni culpa liberam conseruare et

regnorum,

sic tanti

muneris

deum paren-

quod profeta in persecutione sustinuit et Christus deus in passionem suam uicit, ad doctrinam nostram scribta (l) esse cognouerit, utili ac necessaria ad intellegendum mandatorum uia nitens inter tot inexploratas humaqui omne,

temque deberé cognosci,

ut,

nae uitae molestias

indignas deo saeculi mensurabiles pugnas,

et

||

luricam iustitiae, confidentiae galeam, scutum aequitatis (2) et, sicut scribtum est, gladium ex utraque parte acutum (3) diuini oris adsumat et indutus íidei armis (4) studio animi flagrantis se diuinae

(in)

census disruptis

unde profectus

debitor et imagini testis

deo Christo, cuius similiter

est naturae e

est,

reddat intellegens quod inter diuino-

homo totus est, euomnem narrationem rerum in no-

rum deambulacra uerborum omnis uangelico sermone testante

uinculis totum

(5) saeculi

scribtura

|

conpletam (6), sicut et Paulus ait: siue Paulus siue Apollo siue Caefas siue mundus siue mors siue uita, omnia uestra sunt, uos autem Christi, Christus autem

bis

fuisse

dei (7);

quoniam

in

quorum exemplarium uiuentes

Rom. 15, 4. — (2) cf. I. Thess. 5, Rom. 13, 12; Eph. 6, 11 sqq. (5)

(i) Cf. (4) cf. I.

Cor.



8;

3, 22; cf. Laodic. u. S.

(A) Uid. quos citaui supra Hilarii locos.

Eph.

cf.

6,

— —

14.

Ps. 2, 3.

in saeculo siue

(3)

(6)

cf.

Luc.

Apoc. i,

i.

i,

16.

— (7)

APÉNDICES

LXXVIII instituto

bonae

indolis siue cupiditate uitae praeuaricantis intramus,

•eorum post morteni siue Et ideo qui conuersus

in |1

omnia quae per dominum

gloriam consortiis congregamur...

ad fidem Christi prima media postrema facta et quae post sunt futura cognoue-

necessario temporaria de perpetuis, falsa de ueris et segregans

rit,

caduca de

certis,

difFerentem

diuinum ge ñus

ubi se

(l) uiderit,

deuní retinens in ea quae ñeque

sibi

unum

et in-

exordio ñeque

in

obnoxiantur exultat; sed omne quod Dauid sanctus inter incerta certaminum et alienigenorum excidia bellorum confidens deo culi scribtum accipit, sed quid cgit, non tamquam memoriale sae fini

|

partim nostro partim corporis metu cotidianorum bella peccaminum et saecularium uarietas uoluntatum, dum pro certis in nobis

incerta sectamur et inter aliena contendimus, ualeat recognoscit,

dicente ipso Dauid in psalmis

{2):

domine, ab occultis meis

ab alienis parce seruo tuo, quoniam (3) iniquitatem meam ego agnosco et peccatum meum contra me est semper. Omnia (4) enim, quae uel gesta uel scribta sunt, ideo sic scribta sunt, ut dei sensus uisibilibus libera

me

et

||

demonstra ns

inuisibilia

(5)

aptissimo ad

tiam sermone loqueretur omnisque

homo

qui

humanam intellegendeum uellet, quidquid

tempore die mense oblectatione certamine acceptabile in scribturis deo cerneret, si se per ea quae sunt per deum prouisa disponens ad opinionem religiosae ¡ntellegentiae profecisset, omne quod scribtum est de se scribtum esse cognosceret et ambulans in nouitate uitae (6), siue quid (7) potestatibus (8) daretur aut regibus, ünicum hoc profeticis uocibus adpraehenderet quod quidquid amielectione populi patriae profetarum loco

in

|

cum

omomnis

saeculo est Christo inuenitur inimicum, dicente apostólo:

nis amicitia

mundi inimica

concupiscentia

est dei (9), et iterum: carnis et uoluntas oculorum et ambitio

sunt de patre sed de hoc mundo sunt et raundus praeterit et concu piscentia eius, uerbum autem domini manet in aeternum (lO). Ouamuis enim humani (A) intellectus infirmitas cogat profetici sermonis eloquia rerum species terrenarum tamquam superiorum uirtutum Índices

humanae

uitae

nom

||

(i) Act. 17, 28.

Prisc. can. {7)

Rom.



LXVIII.

6, 4.

— (8)



(2) Ps. t8, 13.

— (5) cf.

Rom.

Tit. 3,

i.

i,



(3) Ps. 50,

tria. /, ig; uid.



(4)

cf.

20 et Prisc. can. VIIII. (9) lac. 4, 4.

1,25.

(A) Hilarius, de

5.

supra.

— (10)

I.

I.



Cor.

(6)

10, 11

Luc.

lo. 2, 16. 17;

et

22, 37. I.

Petr.

LXXIX

APÉNDICES Apostolus igitur paulus de divinitate

tum loquens

ita dicit:

et

multifarie multisque

humanitate eius conmix-

modis olim deus loquutus

est patribus nostris in profetis. novissimis diebus loquutus est nobis

in filio

quem

et sécula.

heredem universorum per quem etiam fecit splendor glorie et figura substantie ems portans

constituit

Quum

sit

que omnia verbo virtuti§ sue purg ationem peccatormn faciens sedet

ad dexteram maiestatis in excelsis tanto melior angelis to differentius pre

illis

nomen

hereditabit: Cui

enim

eff"ectus

quan-

dixit aliquan-

meus es tu. ego odie genui te: Et iterum quum introduceret in orbem terre dicit: adorent eum omnes angeli eius. »His premissis Sanctorum Patrum sententijs assertionibus nostris roboratis in commune decrevimus: ab eorum decretis nullo modo do

filius

deviare vestigiis. set studiose custodire preceptis. Ita ut in uno

eodemque

una persona duabus quoque esse naturis plenis atque perfectis. dei et hominis. Domini et servi. visibilis adque invisibilis tribus quoque substantijs. verbi scilicet anime et carnis. ut credatur esse in una eademque dei et hominis persona et homo deificus. et humanatus deus. luxta beati augustini eloquium dicentis: Ex forma enim servi crucifixus est: et tamen dominus maiestatis dicitur crucifixus: talis enim erat illa susceptio qua et Deum hominera faceret et hominem deum. Et post aliqua inter iecta: Qui cum in forma dei esset. non rapinam arbitratus est esse se equalem deo. Quid est non rapinam a^'bitratus est non usurpavit equalitatem dei set erat in illa in qua natus erat: Formam servi accipiens. non amittens quod erat. set accipiens quod non erat. ítem ipse: In eo etiam quod de illo scribtum est quod acceperit adeo promissio-

nem

dei et hominis

filio:

In

Spiritus Sancti et eífuderit utraque natura monstratus est hu-

Accepit quippe ut homo, effudit quippe ut Deus: et post pauca: Ipse ergo Christus dei filius. et deus et homo, et dedit de celo ut deus. et accepit in térra ut homo: ítem ipse dei

mana

scilicet et divina:

filius

inmutabiliter bonus. Ipse

piens

quod non

erat.

manens quod

erat. et a nobis acci-

Preter sue nature detrimentum nostre dignatus

que quidem omnia ideo ad verbum refferuntur. ut una filij dei persona insinuetur: ne quasi dúo Christi videantur: unus deus et alter homo. Ita sane factum ut ibi non soest inire consortium.

ítem

ipse:

lum verbum dei et hominis caro, set etiam rationalis hominis anima: adque hoc totum et deus dicatur esse propter deum et homo prop-

APÉNDICES ter

CXXXIX

hominem. Unus ergo Christus non confusione substantie

set un¡-

tate persone:

^Diversa quidem substantia est deus pater et

homo mater

scilicet

deus virgo maria non tamen diversa substantia deus pater et deus filius sicut non est diversa substantia homo mater et homo filius. Set audi quid dicat in profeta iste filius: De ventre inquit matris mee deus meus es tu: ut ostenderet patrem hinc esse 2incilla et

homo factus est: Homo enim de ventre matris est natus. Et secundum hominem ex virgine natus est deus: Ut non solum pater illi esset qui eum de se ipso. hoc est de sua substantia deum suum

genuisset:

minem

quia

verum etiam deus

creabit:

quum

que de ventre matris holegimus ergo verbum caro factum est et abieius esset: et

verbum intelligimus verum dei filium: In carne agnoscimus verum hominis filium: et utrumque simul in unam personam dei et hominis filium. inefí"abilis gratie largitate coniunctum. Propter quod et de illo lohannes dicit: vidimus gloriam eius quasi

tabit in nobis: In

gloriam unigeniti a patre: et post pauca: Itegerrime confitemur et

hominem

in

deo dei filium

et

deum

in

hominem virginis filium: Est eodemque Christo. In quo

plenisíima et fidelissima ratio vel in uno

ad unitatem persone intra uterum virginalem divinitas humanitasque compacta est sicut hominem deus ita etiam hominem deum genuisse

quod suscepit una sit in Trinitate persona ñeque enim homine adsumta quaternitas facta est. set tricredatur: Ita ut qui suscepit et

nitas mansit

adsumtione

illa

ineffabiiiter faciente

persone unius

in

homine veritatem: Proinde Christus lesus dei filius est et deus et homo: deus ante omnia sécula, homo in nostro seculo: deus quia dei verbum: deus enim erat verbum: homo autem quia in unitatem sit quia in vnitatem persone accessit verbo anima rationalis et caro. Quo circa in quantum deus est ipse et pater unum sunt. In quantum homo est. pater maior est illo: Quum enim esset unicus dei filius: non adobtione set genere ñeque gratia set natura: ut esset etiam plenus in formam servi adobtione et gratia factus est hominis filius. ídem ipse utrumque ex utroque unus Christus, qui cum in forma dei esset, non rapinam arbitratus est: quod natura est. ídem esse equalis deo: ac per hoc et minor factus est et mansit equalis: utrumque vnus. sicut dictum est. set aliud propter Verbum. aliud propter hominem. Idemque dei filius non dúo filij: deus et homo sed unus dei filius. Deus sine initio. homo accepto initio. Dominus noster Jesús Christus. Deus enim et homo, non dúo set unus est Christus. vnus autem non conversione divinitatis in carne sed adsumtione humanitatis in Deum: quia sicut in vno queque homine deo

et

APÉNDICES

CXL

due sunt quidem substantie set una persona est anima et caro ita etiam in domino et salvatore nostro: Licet utraque substantia integritatem suam servet ut scilicet nec in carne, coaguletur divinitas nec in divinitate resolvatur humanitas utraque tamen unus est Christus:

ut

vnus mundi redemtor

et

dominus: Cuius

quecumque humana sunt deo

unitatis tanta ratio est

adscribantur: et ideo

cum

filium

Christum dicimus íiominem non separamus: nec rursus cum eundem Christum filium hominis dicimus: separamus Deum. secundum hominem namque in térra erat non in celo ubi nunc est: quandei

do dicebat nemo ascendit in celum, nisi qui de celo descendit filius hominis qui est in coelo. Et iterum ipse post aliqua. ínter deum et homines mediator apparuit ut in unitatem persone copulans utramque naturam: et sólita sublimaret insolitis. et insólita solitis temperaret.

Has

igitur tanti doctoris sententias: ideo in nostra defen-

sione protulimus. ut unigenitum dei filium sine tempere ex patre

genitum credamus non adobtione

set

genere ñeque

gratia. set

na-

humani generis in formam servi carnem adsumendo de virgine secundum apostolum primogenitum Ínter fratres in una eademque dei et hominis persona, non genere, set adobtione ñeque natura set gratia. In ea forma qua equalis matri non in ea qua equalis est patri: quia in forma servi servus ideo adobtivus. In forma autem domini. dominus servi: De qua forma servitutis Deus pater. profetam loquitur dicens: ecce intelleget servus meus: et iterum ecce servus meus suscipiam eum. electus meus complacuit sibi in illo anima mea: Set quare egre suscipiat quisquís ille est. Secundum humanitatem in filio dei adobtionem quum de eo psalmista dicat minorasti eum paulo minus ab angelis. et ipse de semet ipso per psalmistam ego autem sum vermis et non homo obprobium hominum et abiectio plebisl et propheta de illo. Vidimus eum et non erat aspectus. et nos putabimus eum quasi leprosum et percussum a Deo et humiliatum ecce quia tanta de eius humilitate dicta sunt quur non adserimus adobtionem carnis in filio dei esse quisquís ille est: numquid ignominiosius aut deterius est dicere adobtionem in filio Dei potius quam servitutem quum etiam apostura: In finera vero temporis pro salute

de eius servitute confirmet dicens: Christus lesus qui forma Dei esset. non rapinam arbitratus est. esse se equa-

tolus paulus

quum

in

lem deo.

set

semet ipsum exinanivit formam servi accipiens. humi-

usque ad mortem. mortem autem crucis. Quur dicere quisquís ille est pabeat adobtivum. quem sermo profeticus non formidat. dicere servum. Numquid honoratior est nomen servi: potius quam filij adobtivi? Adobtivus enim adfiliatus dicitur: Et tu quisquís

liabit se

.

CXLI

APÉNDICES

adobtivum? Profoeta dicit. et nos putabimus eum quasi leprosum, et tu pabes dicere adobtivum. ¿Quare ista vies pabes dicere

ille

liora in

filio

autem humilia-

dei dicta sunt? Profeta respondeat: Ipse

tus est propter iniquitates nostras. et adtritus est propter scelera

eum et livore eius sanati suiniquitatem omnium nostrorum. Obla-

nostra. disciplina pacis nostre super

mus: et dominus posuit

eo

in

tus est quid ipse voluit et iradidit in viortejii pro salute fratrum. Si

volúntate occubuit dicere

eum non

impiorum subdidit

gellis

et

aborruit Qui corpus proprium

manus proprias

a delicto innoxias in

cruce extendit: ut nos de dominatu antiqui hostis

quam

fla-

poúns

iusti//creaturae exhibentem. Et ñeque dúos filios dicimus, ñeque dúos »dominos: quoniam unus Filius Patris secundum substantiam, Deus .>>ret,

»Verbum

unigenitus Filius Patris, sicut iste conjunctus et particeps

communicat nomine et honore. Dominus secundum »essentiam Deus Verbum, cui iste conjunctus honore communicat. »Et ideo ñeque dúos filios hos dicimus, ñeque dúos homines: quia »manifesto constituto secundum substantiam Domino et P"ilio inse»constitutis Filii

»parabilem, tenet ad

eum

copulationem, qui causa nostrae salutis

»assumptus confertur nomine et honore Domino et Pllio, non sicut »unusquisque nostrum secundum seipsum constitutus est P'ilius.

»Unde

secundum beatum Paulum dicimus filii, sed solus »praecipuum habens hoc quod ad Dei Verbi copulationem, adoptio»nem et dominationem participans: aufers quidem omnem suspicio»nem dualitatis filiorum et dominorum. Praestato vero nobis in copu»lationem ad Domini Verbum, bonam haberet ipsius fidem, et et multi

»intelligentiam et theoriam: pro quibus et adorationem, per relatio-

»nem Dei ab ómnibus »et

Dominum

»quidem

Christum, per

Deum Verbum

»Dominum »unxit

coepit creatura,

quem omnia

igitur

Filium dicimus

facta sunt: principaliter

intelligentes substantialiter Filium Dei et

conspirantes autem

Deus

Unum

assumptum Jesum

spiritu et virtute, sic in

a Nazareth,

quem

Verbi Dei copulationem adopsecundus Adán.»

»tionis participantem et dominationis, qui et

APÉNDICES

CL

»Haec est sententia Nestorii haeretici, qui purum hominem absque Deo Virginis útero genitum impie astruebat. In quem hominem ex eadem Sancta Virgine procreatum et genitum, post nativitatem ejus,

Verbum

Dei, hoc est divinitatem Filii Dei, descendisse et habi-

¡mpudenter praedicabat. Et ob hoc, sicut in Christo duas naturas, ita et duas personas in eo satis improbe vin-' dicare contendebat. Nos vero ejus impietatem anathematizantes, quaedam testimonia ex Hbris Sanctorum Patrum, quos Ecclesia venerabiliter recipit, decerpentes, huic epistolae subnectimus, per quae nos ad viam veritatis post pristinum errorem nostrum reversi sumus, vobis subter ascriptam direximus: per quae et vos de dicta intentione veritatem fidei plenius agnoscere potestis, et ad rectum

tasse prae caeteris sanctis

tramitem ñdei reverti. Contra quas sententias Patrum dissentiens, aliter quam illae nos informant credere aut docere voluerit, et adoptionem et nuncupationera in carne Salvatoris, credere vel praedicare praesumpserit, anathema

sit.

A quo jaculo anathemis,»

Siguen á la carta los textos de San San Gregorio Nazianceno y San León. (i)

Cirilo,

etc., etc. (l).

San Gregorio, San Atanasio,

ADICIONES Y CORRECCIONES

8, linea 26. Dice:

Página

I.

«Jaungoicoa» significa ie

Como

«Jaun-goicon, Dios-luna».

liter almente: 'í'S^^víox á^?yxv\\i-íi>.

es sabido,

(Corrección del P. Ugar-

de E.)

Página

II.

«Btnsen». Léase: «Bunsen».

S, línea 44. Dice:

En un ejemplar del tomo I de la primera

III.

perteneció

edición de los

á Menéndez y Pelayo y ahora posee su

«

Heterodoxos^

ilustre discípulo

las

qtie

Lomrefiriéndolas á

D.

reproducimos, ba, constan las siguientes adiciones autógrafas, que

,

J. R.

páginas del presente volumett:

Página

A)

12, al

margen de

«Padeció martirio antes que nin-

la linea g:

gún otro Apóstol [cerca del año 42], y sus [siete] discípulos»... etc. las costas galleB) Página /2, como nota de la linea 10: (

VI.

de

11, iS

Página 31Ó, linea

cha en París, Pelayo que

el

4.'^

de la nota

i.".

Añádase: