Narradores indígenas y mestizos de la época colonial (siglos XVI-XVII) : zonas andina y mesoamericana [Primera edición digital.]
 9786124714085, 6124714086

Table of contents :
Don Hernando de Alvarado Tezozomoc (ca. 1525-ca. 1610) / por Rocío Cortés --
Diego Muñoz Camargo (1529-1599) / por Juan José Daneri --
Don Fernando de Alva Ixtlilxóchitl (ca. 1578-1650) / por Amber Brian --
Domingo Francisco de San Antón Muñón Chimalpáhin Cuatlehuanitzin (1579-1660) / por Verónica Rodríguez y Monica Styles --
Don Juan Benaventura Zapata y Mendoza (ca. 1620-ca. 1688) / por Camilla Townsend --
El Popol Wuj y la colonialidad / por Carlos López --
Titu Cusi Yupanqui (ca. 1526-1570) / por Ben Post --
Blas Valera (1544-1597) / por Sabine Hyland --
Garcilaso Inca de la Vega (1539-1616) / por Margarita Zamora --
Felipe Guaman Poma de Ayala (ca. 1534-ca. 1640) / por Jaime Vargas Luna --
Joan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua (finales del siglo XVI y principios del XVII) / por Kallie Abreu González --
Manuscrito de Huarochirí (ca. 1598-1608) / por Laura León Llerena.

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NARRADORES INDÍGENAS Y MESTIZOS DE LA ÉPOCA COLONIAL (SIGLOS XVI-XVII): ZONAS ANDINA Y MESOAMERICANA

ROCÍO CORTÉS Y MARGARITA ZAMORA (EDITORES)

NARRADORES INDÍGENAS Y MESTIZOS DE LA ÉPOCA COLONIAL (SIGLOS XVI-XVII): ZONAS ANDINA Y MESOAMERICANA

Narradores indígenas y mestizos de la época Colonial (siglos XVI-XVII): zona andina y mezoamericana © Rocío Cortés y Margarita Zamora © Latinoamericana Editores © Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar-CELACP Av. Benavides N.º 3074 - La Castellana - Lima 18 Teléfono: (51) (1) 4490331 E-Mail: [email protected]

Diagramación y composición de interiores Pakarina Ediciones Imagen de carátula: Nazca-Paracas mantle, cotton and camelid fiber, 1-100 CE, Brooklyn Museum

Primera Edición: 2016 ISBN: 978-612-47140-0-9 Primera Edición Digital : 2016 e-ISBN: 978-612-47140-8-5

Prohibido la reproducción total o parcial de las características gráficas de este libro por cualquier medio sin permiso previo por escrito de la editorial.

A Alex, Juliana y Rebecca.

ÍNDICE

Agradecimientos

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Imágenes

15

Presentación

17

por Rocío Cortés y Margarita Zamora

PARTE I: ZONA MESOAMERICANA

Don Hernando de Alvarado Tezozomoc (ca. 1525-ca. 1610)

27

por Rocío Cortés Crónica mexicana

33

Lecturas recomendadas

59

Diego Muñoz Camargo (1529-1599)

61

por Juan José Daneri Historia de Tlaxcala

67

Lecturas recomendadas

84

Don Fernando de Alva Ixtlilxóchitl (ca. 1578-1650)

85

por Amber Brian Historia de la nación chichimeca Lecturas recomendadas

90 109

Domingo Francisco de San Antón Muñón Chimalpáhin Cuatlehuanitzin (1579-1660) 111 por Verónica Rodríguez y Monica Styles Conquysta de Mexyco y otros reynos y provyncias 117 de la Nueva España que hizo el gran capytan Fernando Cortés su autor Don Domingo de San Anton Muñon Quauhtlehuanitzin Lecturas recomendadas

Don Juan Benaventura Zapata y Mendoza (ca. 1620-ca.1688)

134

135

por Camilla Townsend Historia cronológica de la Noble Ciudad de Tlaxcala

139

Lecturas recomendadas

151

El Popol Wuj y la colonialidad

153

por Carlos López PopolWuj

161

Lecturas recomendadas

173

PARTE II: ZONA ANDINA Titu Cusi Yupanqui (ca. 1526-1570)

177

por Ben Post Instrucción del Inga Don Diego De Castro Titu Cusi 182 Yupangui para el muy Ilustre Señor el licenciado Lope Garçía de Castro Gobernador que fue de estos reinos del Pirú, tocante a los negocios que con su majestad en su nombre por su poder ha de tratar. La cual es esta que sigue Lecturas recomendadas

202

Blas Valera (1544-1597) 203 por Sabine Hyland Historia Occidentalis (pasajes citados en los Comentarios reales por el Inca Garcilaso de la Vega)

209

Relación de las costumbres de los antiguos del Pirú

217

Vocabulario (citado por Anello Oliva)

222

Lecturas recomendadas

223

Garcilaso Inca de la Vega (1539-1616)

225

por Margarita Zamora Comentarios reales de los Incas Segunda parte de los Comentarios reales (o Historia general del Perú)

229

Lecturas recomendadas Felipe Guaman Poma de Ayala (ca.1534-ca.1640)

254 267 269

por Jaime Vargas Luna Primer nueva corónica y buen gobierno

276

Lecturas recomendadas

292

Joan De Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua (finales del siglo XVI- y principios del XVII)

297

por Kallie Abreu González Relación de antigüedades deste reyno del Pirú

302

Lecturas recomendadas

320

Manuscrito de Huarochirí (ca.1598-1608)

321

por Laura León Llerena Manuscrito de Huarochirí

327

Lecturas recomendadas

345

Glosario Nahua

347

Glosario Quechua

351

Glosario Popol Wuj

355

Bibliografía General

363

Colaboradores

381

AGRADECIMIENTOS

Esta antología de narradores indígenas y mestizos de los siglos XVI y XVII es el resultado de una necesidad pedagógica y académica. Nuestro objetivo es facilitar el estudio de doce importantes narradores de la historia y cultura mesoamericana y andina proporcionando, en un compacto volumen, introducciones a la vida y obra de cada uno y selecciones de sus textos. Ambas metas hubieran sido imposibles de realizar sin la colaboración de colegas especialistas en las diversas literaturas y culturas de los Andes y Mesoamérica de la época colonial. Es por ello que las editoras comenzamos estos agradecimientos reconociendo nuestra deuda intelectual con los autores de los capítulos de la antología: Amber Brian, Juan José Daneri, Camilla Townsend, Carlos López, Verónica Rodríguez, Monica Styles, Ben Post, Sabine Hyland, Kallie Abreu González, Laura León Llerena, Brenda Stelter y de manera muy especial, a Jaime Vargas Luna tanto por su colaboración como por su ayuda en la publicación de este volumen. También agradecemos a las personas y entidades que accedieron a la publicación de las selecciones e imágenes incluidas en esta antología: la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos (Rare Book Kraus Collection), Biblioteca del Museo Nacional de Antropología e Historia de México, Biblioteca Nacional de Francia, Bavarian State Library de Munich, Newberry Library de Chicago (Ayer Collection), Early Americas Digital Archive, Det Kongelige Bibliotek de Dinamarca, Biblioteca de la Universidad de Uppsala, Suecia, Museo de Brooklyn (Alfred W. Jenkins Fund), British Library y Biblioteca Nacional de Madrid. Agradecemos con especial atención a la señora Matilde María Sybila Arredondo de Arguedas por permitir la reproducción de la traducción española del Manuscrito de Huarochirí por José María Arguedas. Asimismo agradecemos in memoriam a autores y entidades que han pasado al dominio público.

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NARRADORES INDÍGENAS Y MESTIZOS DE LA ÉPOCA COLONIAL

Al Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar y a Gonzalo Cornejo Soto damos muy especial agradecimiento por haber publicado esta antología, así como a los evaluadores del texto por sus valiosas recomendaciones. Por último, el volumen no habría podido ser publicado sin el apoyo de la Universidad de Wisconsin-Madison, mediante el fondo Nave Faculty Publication Supplement y de la Universidad de Wisconsin-Oshkosh, a través del fondo Faculty Development Grant.

Rocío Cortés y Margarita Zamora

IMÁGENES

1. Mapa de Uppsala o Mapa de Santa Cruz (Libros raros y manuscritos de la Universidad de Uppsala, Suecia). 2. Mapa Mundi de Guaman Poma de Ayala (Biblioteca Real de Dinamarca). 3. Joan De Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua “Las ventanas y los árboles del origen”. 4. El segundo mundo de Noé (Biblioteca Real de Dinamarca). 5. Buen gobierno. Le cortan la cabeza al Inca Topa Amaro en el Cuzco (Biblioteca Real de Dinamarca). 6. Corregidor de Minas (Biblioteca Real de Dinamarca). 7. Camina el autor (Biblioteca Real de Dinamarca).

PRESENTACIÓN

Rocío Cortés y Margarita Zamora

La difusión de narraciones sobre México y Perú escritas por europeos durante los dos primeros siglos después de la conquista española de las civilizaciones maya, nahua e inca ha sido bastante amplia. Hernando Cortés, Bernal Díaz del Castillo, Pedro Cieza de León y José de Acosta, entre otros, son escritores imprescindibles en las antologías de la historia colonial mesoamericana y peruana. Mucho menos difusión han tenido la mayoría de los narradores indígenas y mestizos reunidos en esta antología, quienes no solo relatan el pasado prehispánico de sus comunidades, sino también narraciones de primera mano sobre la conquista y la situación colonial. A excepción de Garcilaso de la Vega, el Inca y Felipe Guaman Poma de Ayala, nombres reconocidos por los especialistas así como por los curiosos lectores no especializados en la literatura colonial, los demás autores en esta antología son poco leídos. No por falta de interés en la escritura de los primeros autores nativos, diríamos, en vista del éxito que han tenido los anteriormente mencionados, sino más bien por el difícil problema de acceso a sus textos. Sin duda, el pecado de omisión es atribuible a las instituciones editoriales que, atentas a las presiones económicas del momento, publican año tras año ediciones y antologías que responden a la convencional demanda del mercado. Esta antología, trabajo de equipo de un grupo de académicos especializados en la cultura y la literatura de “la zona de contacto” entre las civilizaciones europeas y americanas, intenta responder al problema de acceso, ofreciendo un conjunto de textos representativos del especial dinamismo de intercambio lingüístico y cultural que resultó de dicho contacto en las zonas mesoamericana y andina durante los transformativos siglos XVI y XVII. No obstante la violencia de aquel encuentro y las relaciones de poder desiguales que produjo el colonialismo español en América, las narraciones de indígenas y mestizos producidas durante el asentamiento colonial

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son reveladoras no solo de los inevitables conflictos en el encuentro entre culturas con visiones del mundo distintas, con sistemas para registrar el pasado y el presente disímiles, sino también de la complementariedad, simpatía y colaboración inesperadas que se revelan en los proyectos intelectuales de los europeos (religiosos en su mayoría) y los narradores americanos. La antología se compone de doce obras: seis de la zona de Mesoamérica —cinco de la zona nahua y el Popol Wuj de la maya— y seis de la región andina. Incluimos selecciones de la Historia de Tlaxcala de Diego Muñoz Camargo, la Historia de la nación chichimeca de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, la Conquysta de Mexyco y otros reynos y provyncias de la Nueva España que hizo el gran capytan Fernando Cortés de Francisco López de Gómara copiada por Domingo de San Antón Muñón Chimalpahin, la Crónica mexicana de Hernando de Alvarado Tezozomoc y la Historia cronológica de la noble ciudad de Tlaxcala de Juan Buenaventura Mendoza y Zapata y el Popol Wuj. De la zona de Perú, se incluyen fragmentos de varios textos de Blas Valera, citados en Comentarios reales de los Incas por el Inca Garcilaso de la Vega y en la Historia del reino y provincias del Perú por Giovanni Anello Oliva, de Guaman Poma de Ayala, fragmentos textuales e imágenes de Primer nueva corónica y buen gobierno, de Joan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua, un extracto de la Relación de las antigüedades deste reyno del Pirú, de Titu Cusi Yupanqui, pasajes de la Instrucción del Inca don Diego de Castro Titu Cusi Yupanqui al licenciado don Lope García de Castro, del Manuscrito de Huarochirí de autor anónimo de la provincia del mismo nombre, partes de varios capítulos y del Inca Garcilaso de la Vega, selecciones de capítulos infrecuentemente reproducidos de los Comentarios reales de los Incas e Historia general del Perú (o segunda parte de los Comentarios reales). Si bien la escritura alfabética había sido introducida por los europeos tanto en México como en el Perú, principalmente por frailes misioneros involucrados en la evangelización de las masas indígenas, proporcionó asimismo la herramienta a éstos para participar en lo que Ángel Rama ha llamado “la ciudad letrada”1. Indígenas y mestizos alfabetizados, no solo escribieron historias para continuar el legado ancestral o documentar lo que ocurría en su momento histórico; escribieron también para apelar derechos, privilegios y tierras para sí mismos y para sus comunidades. Además de que las narraciones de mestizos e indígenas son ricas 1

Usamos el concepto de Rama a pesar de que él no admite la participación de indígenas en la “ciudad letrada” porque nos parece que las características de muchos de los textos con los que estamos trabajando justifican su inclusión.

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en contenido histórico, nos revelan también los ajustes que se dan en la traducción y transcripción de historias cuyos registros —pictográficos, quipus2, orales— eran muy distintos a la escritura alfabética. Asimismo, las obras de estos narradores, instruidos en el cristianismo, revelan la aceptación de la fe cristiana, por convicción o necesidad, como la religión oficial. Por ejemplo, don Hernando de Alvarado Tezozomoc y Joan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua al narrar algunas costumbres basadas en creencias religiosas prehispánicas, tienden a comentar la equivocación en la que se habían encontrado sus antepasados por no haber conocido la religión cristiana. Pero aunque los escritores condenen algunas prácticas religiosas tradicionales, en las narraciones sobre la propia comunidad, se exalta el grado de civilización en el énfasis que ponen en el orden y el buen gobierno de sus colectividades. Ciertamente uno de los escritores que se destaca por su maestría para resaltar el grado de alta civilización de sus antepasados es el Inca Garcilaso de la Vega al comparar a los incas con los romanos y el quechua al latín. Con fina ironía, Garcilaso propone que igual que los incas, también los romanos habían sido paganos. Otro escritor que exalta los adelantos de los incas, así como el valor de la lengua quechua es el mestizo jesuita Blas Valera. Aunque se han perdido casi todas sus obras, sobreviven en fragmentos citados en los Comentarios reales de su compatriota Inca Garcilaso de la Vega y en otras fuentes. De igual manera, don Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, castizo (hijo de mestiza y español) de Texcoco, en la historia de su comunidad convierte su ciudad natal en el lugar privilegiado de la civilización precristiana, como una especie de preparatio evangelica para la llegada de la fe cristiana predicada por los españoles (Velazco 2003, 44). Otros escritores escriben de primera mano sobre aspectos a veces de importancia histórica o sobre la cotidianidad de la sociedad colonial. Por ejemplo, Guaman Poma de Ayala en su copiosa carta a Felipe III sobre el buen gobierno de los incas, incluye eventos y sucesos posteriores a la conquista española para fustigar el mal gobierno colonial. En su carta incluye comentarios sobre abusos por frailes, sacerdotes, africanos, administradores e indígenas colaboradores de los colonizadores. En una entrada, que incluimos en esta antología, expone la corrupción del gobierno colonial al hacer gobernadores a los indígenas ricos que pagan tributo y no a los que tienen el derecho legítimo de sucesión. Don Juan de Buenaventura Zapata y Mendoza, indígena de Tlaxcala, escribe un diario en donde nos narra que fue víctima de un robo en su propia casa, 2

Sistema mnemotécnico a base de cuerdas de lana o algodón que se compone de nudos de distintas maneras, de uno o varios colores de las culturas andinas.

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o sobre asuntos de poca envergadura como que construyó un horno para hacer pan. Pero en su diario también incluye sucesos que nos dan una visión de la interacción entre los distintos grupos que formaban la colonia. Escribe que fray Juan, era feliz y que para evangelizar se paraba cerca de una cruz y señalaba con el dedo el cielo como paraíso, y el infierno como lleno de sapos y culebras. Nos cuenta también situaciones que revelan los conflictos de la conversión religiosa y cómo los mismos indígenas allegados a los frailes son los que ayudan cuando la situación lo requería. Narra que el indígena Necoc Yaotl “andaba engañando a la gente, estorbando para que nadie estudiara, nadie se bautizara” por lo que lo azotaron en público y los indígenas, alumnos de los sacerdotes comenzaron la investigación sobre la idolatría. Las narraciones compiladas en la antología, sobre todo las de los mestizos, revelan alianzas de identidad, que en casi todos los casos, se afirman con el lado indígena. No obstante, el caso del mestizo Diego Muñoz Camargo es notable en vista de que se identifica con los españoles en su Historia de Tlaxcala. Esta identidad, pudo ser el resultado de carecer de un nombre de abolengo indígena que lo identificara con las casas más aristócratas del Centro de México (Velasco 2003, 128). Sea lo que fuera, la Historia de Muñoz Camargo es un texto que también nos revela el aspecto utilitario de la escritura ya que en ésta Muñoz Camargo resalta la importancia del cabildo tlaxcalteca como colaboradores con la conquista de México por los españoles para obtener privilegios de la administración colonial. De igual manera, la Instrucción de Titu Cusi Yupanqui es una narración que recuerda a los españoles la contribución a la conquista de su padre, Manco Inca, pero también es un texto que revela la crisis de su alianza con los conquistadores por el asesinato de éste. De gran interés es también el trabajo de amanuense de algunos escritores indígenas. Por ejemplo, tenemos al gran escritor y copista don Domingo de San Antón, Muñón Chimalpahin, quien no se limitó a escribir historias de su comunidad de Chalco Amecameca y de otras comunidades sino también, copió y editó materia escrita por españoles como fue la Conquista de México de Francisco López de Gómara. Lo significativo de esta obra es que no es una copia fiel al texto del cronista español. Chimalpahin, como se le conoce generalmente, inserta comentarios, edita pasajes y añade material que él cree necesario sobre los nahuas en la conquista de México. De manera que su “copia” de la historia de Gómara constituye una contribución original al género de la historia de la conquista (Schroeder, 2010, 4). Si bien mucho del enfoque de nuestra antología se hace en los autores de las narraciones, incluimos también los textos anónimos del Popol Wuj, y el Manuscrito de Huarochirí que nos

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presentan aspectos sobre el corpus cognitivo, religioso, epistemológico y del sistema de representaciones simbólicas de las culturas mayas y andinas pre-coloniales, que también operan en la producción de las historias pre hispánicas de escritores como Tezozomoc. Estas narraciones no solo se transcriben y traducen de la oralidad y la pictografía al alfabeto romano, sino que la atmósfera de la colonia fue un escenario que influye en su producción. Al mismo tiempo, incluimos la historia, la recepción y aspectos sobre las múltiples traducciones que ha tenido del Popol Wuj desde el siglo XVIII hasta nuestro tiempo. Como marco histórico contextual hemos incluido el Mapa de Uppsala, también conocido como Mapa de Santa Cruz (1550) y el Mapa Mundi de Guaman Poma de Ayala. El primero [Figura 1], cuya elaboración es bastante seguro que corrió por pintores indígenas en el Colegio de Tlatelolco3, representa el México del albor colonial. Éste nos muestra una ciudad llena de vida donde vemos animales, plantas y hombres trabajando, pescando o haciendo quehaceres cotidianos. Se identifican importantes casas de indígenas gobernadores, iglesias y centros como el convento de Tlatelolco en donde se ubicaba el famoso e importante Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco. En éste se originó la educación superior de los primeros intelectuales indígenas que fueron formando la “ciudad letrada” en la que participaron varios de nuestros narradores. Que los pintores hayan tenido una relación con tan prestigioso Colegio puede reflejarse en que se distinga Santiago de Tlatelolco y su mercado al dibujarse de mayor tamaño y al encuadrarse con líneas claras que le dan un resalte especial. No es mera coincidencia que el estilo y las escenas lacustres se asemejen a las pintadas en la caja de agua que se encontó en el 2002 en las instalaciones del Colegio de Tlatelolco. Su estilo también se ha comparado con otros documentos producidos en el Colegio o patrocinados por franciscanos como el Códice florentino, el Códice Cotzcatzin y el Códice Badiano.4 De manera que el Mapa de Uppsala es una ventana, a la sociedad híbrida de ese mundo colonial en el que vivieron la mayoría de

3

Aunque el Mapa de Uppsala estaba entre los papeles de Santa Cruz y tiene una dedicación a Carlos V, refleja un estilo parecido a un mapa indígena más que al que elaboraría un cosmógrafo como Santa Cruz. La Newberry Library en su catálogo cartográfico resalta la gran probabilidad de que este mapa se hiciera en el Colegio de Tlateloclo por pintores indígenas que habían aprendido estilos europeos. De hecho, existe otro mapa, Plano de Tenuxtitlan, de unos seis años después, que se le atribuye a Santa Cruz y que aparece en su “Islario general de todas las islas del Mundo” (Biblioteca Nacional de Madrid). Es muy probable que Santa Cruz hiciera este mapa basándose en el Mapa de Uppsala.

4

Para un estudio sobre la caja de agua y su estilo ver Salvador Guilliem Arroyo. “La pintura mural de la caja de agua del imperial Colegio de la Santa Cruz de Santiago Tlatelolco”. Anales del México de América 15 (2007) 50.

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los escritores de la zona de Mesoamérica que incluimos en esta antología. El Mapa Mundi de las Indias del Perú de Guaman Poma de Ayala (Nueva corónica y buen gobierno, 1000-1003) [Figura 2] demuestra la influencia de la tradición cartográfica europea desde el título. A semejanza de los mappaemundi cristianos, representa el mundo de las Indias del Perú en forma de disco rodeado del océano y copiosamente ilustrado. Sin embargo, Guaman Poma modifica el género sustancialmente. Sitúa en el extremo norte del mapa la cordillera andina e incorpora el simbolismo cosmológico andino de las cuatro partes del mundo, representado gráficamente por dos líneas diagonales en cuyo punto de intersección en el centro del mapa se encuentra Cuzco.5 De esta manera, divide el mundo habitable en cuatro zonas, cada una de las cuales, contiene una de las secciones jerárquicas, aunque complementarias, del imperio inca. A la misma vez, incorpora la cuadrícula ptolemaica cuyas líneas de latitud y longitud ordenan el mundo geométricamente de norte a sur y de este a oeste. En estos aspectos, entre otros, el Mapa Mundi de Guaman Poma intenta integrar y armonizar, mediante un simbolismo híbrido, dos concepciones del mundo, europea y andina, dificilmente reconciliables. Cada capítulo de la antología incluye una introducción sobre el autor en la que se destacan aspectos biográficos, contexto histórico y producción narrativa y se establece una coherencia analítica con las narraciones seleccionadas. En el caso del Popol Wuj al ser una obra anónima, la introducción se enfoca en la producción del texto y sus subsecuentes ediciones y traducciones. De la misma manera, en el caso del Manuscrito de Huarochirí, también de autor anónimo, la introducción detalla la temática y el contexto histórico y social en el que se escribe. Conjuntamente, incluimos una bibliografía básica de lecturas recomendadas para cada autor. Al final del volumen y para facilitar la lectura de los textos, proporcionamos un glosario de términos nahuas, quichés y quechuas. El glosario quiché es mucho más detallado y amplio por resaltarse las múltiples traducciones que ha tenido el Popol Wuj en los distintos momentos históricos en los que se han hecho ediciones de esta narración. En nuestra edición utilizamos una ortografía actualizada para facilitar la lectura de los lectores contemporáneos, pero solo hasta el punto de no comprometer el lenguaje original. Para los textos con manuscritos originales en donde la ortografía y puntuación es arcaica, se explican los criterios de edición y se incluyen generosas notas. Es nuestra intención que esta amplia compilación de textos escritos por autores indígenas y mestizos, mesoamericanos y andinos, contribuya a la difusión y al conocimiento de los orígenes del legado intelectual y la narrativa de América. 5

En los mappaemundi cristianos, Jerusalén ocupa el punto central del mapa.

Figura 1, Mapa de Uppsala, también conocido como Mapa de Santa Cruz (1550).

Figura 2, Mapamundi de Guaman Poma de Ayala.

PARTE I

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DON HERNANDO DE ALVARADO TEZOZOMOC (CA. 1525-CA. 1610)

Rocío Cortés

Conocido generalmente como “Tezozomoc” a este escritor, de alcurnia, nieto de Moctezuma1 Xocoyotl (1466-1520) e hijo de Diego Huanitzin, tlahtoani o gobernante de Ecatepec, se le han atribuído la Crónica mexicana en español y la llamada Crónica mexicayotl en náhuatl. En ambas, se narra la historia de la formación del imperio mexica-tenochca mejor conocido como el imperio azteca. La gran riqueza de información sobre política, prácticas culturales, religiosas, sociedad y sobre las genealogías más importantes del imperio, ha contribuido a que sus narraciones sean unas de las más citadas para la historiografía prehispánica del imperio. No tenemos información, hasta ahora, sobre la fecha de su nacimiento ni de su muerte; tampoco tenemos noticias de su estado civil ni de su educación. Sin embargo, aunque no se le mencione como estudiante del importante Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, inaugurado en 1536, quizá pudo andar por sus aulas en las que su cuñado, don Antonio Valeriano fue maestro. La evidencia de un adiestramiento en una educación superior es evidente en el estilo y en referencias que habría aprendido sobre España en sus lecturas. Por ejemplo, cuando compara la práctica de echar por los escalones de la pirámide a los sacrificados tlaxcaltecas indica que eso era “como lo hacían en España antiguamente, cuando algún grande justiciaban lo despeñaban de la gran Peña de Martos” (Cap. 102, fol. 144v), o cuando los esclavos huastecas son llevados a Tenochtitlan después de la guerra contra Maztitlan dice que “daban 1



La ortografía de este gobernante es variada: Moctezuma, Montezuma, Motecuzoma, Moteuczoma. Aunque sería más propio escribir Motecuzoma Mo (reverencial) tecutli (señor) zoma (ceño fruncido), en este trabajo utilizaré el de Moctezuma por ser el común en México. Moctezuma Xocoyotl es también conocido como Moctezuma II. En la selección que incluimos de Tezozomoc el nombre de este tlahtoani aparece como Montezuma. Pongo todos los nombres y palabras que vienen del náhuatl en letra bastardilla. Incluyo en el glosario únicamente las palabras que no quedan entendidas en el texto.

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alaridos, motenhuitequi, que así hacían los moros en Granada, dando alaridos y silbos” (Cap. 60, fol. 77v). Podemos imaginar a Tezozomoc en el nacimiento de la Nueva España del siglo XVI y principios del XVII. Sin duda presenció las llegadas de los virreyes, el establecimiento de las Audiencias, la construcción del palacio virreinal, de las iglesias, de las escuelas para alfabetizar, incluyendo la del Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco. Pero también durante su vida le tocó ver el declive de la población indígena—de unos 15 millones entre 1532 y 1605—2y el desmantelamiento de los edificios de la Gran Tenochtitlan cuyas piedras y techos habían servido para la edificación de la Nueva España como lo indica en la Crónica mexicana. Los albores del establecimiento de la colonia en la Nueva España en la que crece Tezozomoc es un momento histórico complejo. Crece durante los años en que los señores principales mexica-tenochca, su padre y varios de sus parientes, se ajustan a los requisitos del establecimiento de la colonia española. Por un lado, Tezozomoc todavía pudo conocer y convivir con los sabios y gobernantes que se habían formado en la tradición pre-hispánica e igual que un Garcilaso de la Vega el Inca en el Perú, pudo escuchar las historias de sus antepasados por boca de los transmisores de la antigua palabra; por otro, creció durante la formación de la colonia, con gente distinta a los nobles mexicas que aunque en apariencia tenían sistemas operativos similares en ser culturas sedentarias, con una organización social y jurídica sofisticada, en profundidad no lo eran. Quizá interpretaciones culturales basadas en una creencia de entendimiento mutuo o una Double Mistaken Identity 3 en palabras de J. Lockhart contribuyó a que se diera una flexibilidad para adaptarse a las formas jurídicas y escriturales españolas como parte de la negociación política y cultural para participar en el nuevo régimen. Sea como fuera, Tezozomoc es una especie de eslabón entre el pasado prehispánico y el presente colonial. Es parte de una generación, a punto de desaparecer que todavía mantuvo fuertes lazos con los sabios y con la antigua nobleza y que probablemente, presenció sus conversiones al cristianismo y sus alianzas con los europeos. Don Antón Muñón Chimalpahin Quatlehuanitzin o “Chimalpahin” a secas, más joven, pero contemporáneo todavía de Tezozomoc, e incluido también en esta antología, nos comunica

2

W. Borah 26.

3

James Lockhart acuñó el término Double Mistaken Identity que se podría traducir como “doble identidad equivocada” basada en suposiciones de igualdad cultural que da ocación a malos entendidos. En otras palabras, el grupo de los europeos y el de los mexicas encontraron puntos comunes en la organización social y política que unos y otros asumieron que entendían los sistemas de uno y otro. Ver Of Things of the Indies, p. 98-119

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en su llamado Diario que el martes 25 de febrero de 1600, Tezozomoc representó la figura de su abuelo, Moctezuma Xocoyotl. Aunque no nos dice de qué celebración se trataba, por la fecha podemos deducir que sería un martes de Carnaval. Lo llevaban en un trono con palio y algunos indígenas iban bailando. Llegó hasta el palacio del virrey don Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conocido como el Conde de Monterrey (77). Se podría decir que la representación de Tezozomoc como su abuelo llegando a las mismas puertas del palacio del virrey podría tener el pragmatismo de recordar o confirmar públicamente las alianzas que los antiguos señores principales, como su padre, don Diego Huanitzin, habían establecido con el nuevo gobierno colonial como conversos e intermediarios; también era una manera de hacer hincapié en el vínculo de Tezozomoc con la antigua nobleza mexica y de su presencia como autoridad para las generaciones que nacieron justo después de la conquista y las posteriores. Al tratarse de una representación pública en un contexto político y social específico, esta escena nos da pistas sobre la capacidad de Tezozomoc para moverse entre las fronteras sociales, étnicas y culturales en su momento histórico. Sabemos que Tezozomoc gozaba de un cierto estatus como letrado, también tenía fama como nahuatlato (experto en el Náhuatl) como lo evidencian dos documentos de delimitación de tierra y uno en el que fungió como testigo en 1610.4 Por 1600, cuando en la celebración representa a su abuelo, trabajaba para el mismo virrey Conde de Monterrey en las congregaciones de tierra a su cargo. La relación que tiene Tezozomoc con los dos documentos mencionados son fuentes que perfilan la importancia de este escritor en la sociedad de principios del siglo XVII. Durante los siglos XVI y XVII en la Nueva España, en una situación de desigualdad política y social entre “vencedores” y “vencidos”, el lugar de “en medio” se ha visto como el locus o lugar de negociación desde donde habla el sujeto, en donde chocan, se yuxtaponen y compiten sistemas culturales distintos y en situaciones en que las relaciones de poder vertical y horizontal son siempre dinámicas (Focault). Muy a propósito, en el caso de Tezozomoc, sus narraciones y las de otros indígenas y mestizos, se producen en un contexto histórico complejo. De manera que Tezozomoc es un eslabón en varios sentidos; es un vínculo entre las 4

En el Tlalamatl Huauhquilpan sobre la delimitación de tierras del pueblo San Pedro Huauhquilpan —Estado de Hidalgo—se reconoce el nombramiento de Tezozomoc como intérprete del náhuatl para dicha delimitación por orden del virrey, Conde de Monterrey. También se le menciona en otro documento de delimitación de Tolcayuca. Funge como testigo de la genealogía de doña Francisca de Guzmán en 1610. Ver Rocío Cortés El ‘nahuatlato alvarado’ y el Tlalamatl Huau[h]quilpa[n]: Mecanismos de la memoria colectiva de una comunidad indígena. en Hispanic Seminary of Medieval Studies, Colonial Spanish Series.(Madison, WI), 2011.

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generaciones de indígenas del pasado y del presente colonial; es intérprete; es traductor. En otras palabras, su(s) posición(es) oscila(n) entre espacios de “en medio” o nepantla desde donde distribuye las múltiples fronteras de significación particulares de una zona de contacto (Pratt); entre el ayer prehispánico y el ahora colonial, entre el cristianismo y sus creencias religiosas o éticas autóctonas, entre su afiliación cristiana y su afiliación indígena, entre el español y el náhuatl. En la gran producción historiográfica indígena de los siglos XVI y XVII bajo el auspicio de franciscanos, dominicos y jesuitas éstos identifican en varias ocasiones, quienes y bajo qué condiciones se hace la recopilación de las distintas historias indígenas. Sin embargo, no hay evidencia de que Tezozomoc escribiera a petición de nadie. El que haya escrito la historia de sus antepasados, pudo tener varios motivos. Por un lado, las historias locales sirvieron a indígenas nobles como textos apelativos para la retribución de antiguas pertenencias y petición de mercedes y privilegios. El declive de la población indígena había acrecentado cambios sociales y políticos que difuminaban el sistema de clases tradicional, y se había incrementado una población cada vez más mezclada que competía con puestos antes otorgados a los indígenas nobles (Romero Galván passim). Si bien el motivo económico y social es de gran peso para proponer la producción de las narraciones de Tezozomoc, es necesario también considerar qué impacto tuvo la producción narrativa por otros nativos, mestizos, criollos y europeos sobre lenguas y costumbres nativas en sus propios escritos. Tezozomoc era contemporáneo de varios de los escritores que incluimos en esta antología como Diego Muñoz Camargo, don Fernando de Alva Ixtlilxóchtil y don Domingo de San Antón Muñón Chimalpahin. En la época prehispánica, las historias locales eran acervos de la etnia, servían de cohesión del grupo étnico, y contenían todo lo importante de lo que acontecía política y socialmente en el alteptl o pueblo. Por lo cual, cada comunidad componía en grupo la versión oficial de los mismos acontecimientos. En el ímpetu de compilar el conocimiento de los pueblos más importantes del centro de México para una mejor evangelización/colonización la escritura había codificado varias versiones traducidas y/o escritas por los indígenas que sirvieron de intermediarios y traductores. Este acervo comenzó a quedar como fuente de consulta para los letrados con acceso a tal corpus. Sabemos que varios de los ayudantes indígenas de Bernardino de Sahagún que escribieron la visión de la conquista de México contenida en el Libro XII del llamado Códice Florentino eran del altepetl de Tlatelolco sujeto a México-Tenonchtitlan. En la introducción a la Crónica mexicayotl Tezozomoc hace referencia a recuperar la historia y legado que este grupo usurpaba (Codex Chimalpahin: I, p. 60). Así mismo, atestigua

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y afirma la autenticidad de la historia que se cuenta y afirma que él es el custodio de tal acervo, el cual escuchó de boca de su padre, y de las de otros parientes. De manera que Tezozomoc es el que posee la versión o versiones oficiales de su propio altepetl. Además, cada familia noble designaba a un descendiente como guardián de los libros donde se había documentado la historia. Estos guardianes tenían la obligación de entregarlos al próximo descendiente. Quizá el que Tezozomoc no hubiera sido gobernante en su tiempo a la muerte de don Luis de Santa María Nanacazicpatzin, último heredero mexica, se ha visto como evidencia de que se le había nombrado guardián de la historia5. Con lo cual, habría sido parte de su obligación dejar su versión de la historia local, y oficial que comenzó con el mismo imperio mexica. Su Crónica mexicana (ca.1598), aunque está escrita en español y se divide en capítulos, tiene una estructura indígena en que sigue la trayectoria de un sol: se presenta la aurora, el cenit y el ocaso del imperio mexica-tenochca (Peperstraete p. 598). Vemos también en la estructura de la Crónica el énfasis en la grandeza mexica-tenochca y un razonamiento de las ganancias o pérdidas del imperio de acuerdo a una estructura mítica, por medio de la cual, se ajustan los hechos. Procedente de un llamado texto base conocido como Crónica X que comparte aspectos importantes con la Historia de las Indias del dominico Diego Durán, la Crónica mexicana se compone de relatos orales, pictográficos y escritos. La rescritura de la Crónica mexicana revela la tradición cíclica de los libros adivinatorios en que el presente histórico, solo se puede entender por medio del ajuste del pasado. La noción de que Moctezuma Xocoyotl (1502-1520), tlahtoani de México-Tenochtitlan, confundió a don Hernando Cortés con Quetzalcóatl es tan aceptada que se ha convertido en un lugar común. En el Libro XII del Códice florentino y en otros escritos, el mayor reto que nos presentan este tipo de narraciones escritas por indígenas después de la llegada de Cortés a México es que se escriben después de la conquista, en un momento en que la producción de sentido y representación es compleja. No por nada se ha propuesto que los recuentos de la llegada de los españoles, y el encuentro entre Cortés y Moctezuma deben de ponerse en un contexto particular (Townsend 2003; Elliott 2002) y se debe tomar en cuenta lo que asume alguien como Cortés con las palabras de bienvenida expresadas por Moctezuma en su “Segunda Carta de relación”. Entre otros aspectos, el uso de teotl como “dios” para referirse a los españoles pudo tener otros usos que no son exclusivos de 5

Ver Susan Schroeder, “Writing Two Cultures: The Meaning of Amoxtli, ‘Book’, in Nahua New Spain”, in New World, First Nations, eds. David Cahill and Blanca Tovías, Brighton, Sussex Academic Press, 2006, p. 13-35.

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“deidad” (Lockhart 1993, 18). De manera que quizá los estudiantes del Colegio y los mismos frailes, dieron al encuentro entre Cortés y Moctezuma un significado que no tenía (Lockhart, 1993, 18). Además de malos entendidos y prejuicios regionales, por parte de indígenas y españoles, las narraciones que tenemos son solo un fragmento de un trasfondo más extenso de hechos y tradiciones. Para añadir a lo anterior, las distintas versiones sobre la historia antigua de los altepemê más importantes del centro de México nos indican que, si bien cada altepetl tenía sus propias versiones, la noción de conciencia histórica nativa estriba en los ajustes necesarios del pasado para el entendimiento del presente y del futuro. Los grupos más afectados por la conquista fueron los nahuas del centro de México, entre los que se encontraban los mexica-tenochca de Tenochtitlan, grupo al que pertenecía Tezozomoc. No por nada, es extenso el corpus sobre el pasado de los altepemê más importantes del imperio. Aunado a lo anterior, nuevas interpretaciones surgieron tal vez por la naturaleza cíclica dinástica de los mexica que se adaptó en base a distintas interpretaciones a posteriori. La selección que inlcuímos aquí de la Crónica mexicana, proviene del manuscrito más temprano (MS 117) que se encuentra en la Colección H.P. Kraus en la Biblioteca del Congreso 6. Incluimos casi todo el texto de los últimos siete capítulos. En éstos se observa la dinámica de la tradición histórica indígena que vemos en el Libro XII del Códice Florentino, y en otros recuentos, en que varios presagios funestos anuncian un inevitable fin que se conoce ya cuando se escribe la historia. Hay también evidencia de una apropiación de elementos mitológicos de tradición europea, que pueden reconocerse en algunos de los monstruos de los viajes de John de Mandeville, que al combinarse con los de tradición indígena continuan el sistema de coherencia cíclico antiguo. De los ocho presagios funestos del Códice Florentino, que también aparecen en el Códice Ramírez, aparecen solo cuatro en la Crónica mexicana. En éstos la pérdida del imperio se razona en base al inevitable fin que la historia cíclica antigua predecía para cada imperio. En esta narración, escrita, más de setenta años después de la conquista, es patente que ya había ocurrido una asociación entre don Hernando Cortés y Quetzalcóatl como parte de la explicación histórica de la pérdida del imperio mexica-tenochca. 6

Cortesía de Rare Book and Special Collection Division of the Library of Congress, Krauss Collection MS117. Este manuscrito contiene los 112 capítulos que menciona el caballero Lorenzo Boturini Benaducci en su catálogo Idea de una historia general de la América septentrional. Las copias que se hicieron durante el siglo XVIII a petición del conde de Revillagigedo incluyen 110 de las que Orozco y Berra hace su edición. En un artículo discuto las discrepancias entre las copias del siglo XVIII y la del MS 117. Ver Rocío Cortés, “Los capítulos perdidos en la Crónica mexicana de Hernando de Alvarado Tezozomoc”.

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Crónica mexicana7

Del gran premio y paga que el rey Montezuma dio a los canteros que labraron su figura en Chapultepec 8 , y de las cosas que pasaba en su real casa con los enanos y corcobados, y de la gran tristeza que tenía (Capítulo 105).

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Uso los siguientes Criterios de edición. Ortografía: He modificado la ortografía para facilitar la lectura: ç se ha sustituido por z: teçoçomoc por Tezozomoc; z por c: dezia por decía; ç por s y x por s: estenço por extenso; q por c: qual por cual; las líquidas ll por rl: dezille por decirle; g por h: agora por ahora; b por v: benir por venir; v por b: beer por ver; doble rr por r al principio de la oración: rreçibimiento por recibimiento; y por i: oydor por oidor, ymperio o ynperio por imperio, yr por ir, oydo por oído, ymportunar por importunar, ynposible por imposible, yd por id, ynfierno por infierno, yntenta por intenta; x por j: exercitos por ejércitos o biexos por viejos; g por j: muger o muxer por mujer; e por i: nenguna por ninguna; i por e: tiñir por teñir, priesa por prisa; u por a: truje por traje; u por o: durmir por dormir; rn por dr: bernán por vendrán, ternemos por tendremos; terné por tendré. Otros casos de ortografía: Modifico norabuena por enhorabuena y añado h: abía por había, a por ha, emos por hemos, ay por hay, onrras por honras, erederos por herederos, oras por horas, ai por ahí. Se quita la h en algunas ocasiones: hechar por echar. Imperativos. He dejado el lugar original de los objetos directo, indirecto y reflexivo y marco en notas la versión moderna. Por ejemplo: començáronlas, en la nota reza las comenzaron; traídolo, habiéndolo traído; lleváronlo, lo llevaron; habránlas, las habrán; llamólo, lo llamó; dixoles, les dijo; díxole, le dijo; díxome, me dijo; oydolo, habiéndolo oído; partióse, se partió; hizole, le hizo; contóle, le contó; comenzáronse, se comenzaron; házelle, le hace; le cantar, cantarle; ayóse, se halló; ase de cumplir, se ha de cumplir. He separado preposiciones al uso actual: desostros por de esos otros; dellos por de ellos; del por de él. He modificado ll por dl: Cogellos por cogedlos, o en la trasposición de ld, he puesto dl: dezilde por decidle, llevalde por llevadle. He añadido d al final del imperativo: mira por mirad, vivi por vivid. Añadiduras: Marco las palabras añadidas con un corchete: “de buelta los mexicanos laparte llaman Taçiticatyan…” por “de vuelta los mexicanos [de] la parte que llaman Tiziticatian”. Contracciones: En los casos en los que hay contracción como q’ añado lo faltante: q’ por q[ue], v’ros por v[uest]ros, n’ros por n[uest]ros, d’ho por d[ic]ho. Para las contracciones de nasales añado la nasal; e’ por e[n], e’tendido por e[n]tendido, e’cargo por e[n]cargo, e’bia por e[n]vía, e’tierro por e[n]tierro, e’trar por e[n]trar, e’cantadores por e[n]cantadores, ordenare por ordenaren, gra’d por gra[n], e’bajada por e[m]bajada, e’briagado por e[m]briagado, e’tapmelos por e[n]tap[iád]melos dese’barcó por dese[m]barcó co’migo por co[n]migo. Añado también la h en los verbos y palabras que comienzan con esa letra. Para ver una edición transcrita del manuscrito MS117 ver Hernando de Alvarado Tezozomoc. Crónica Mexicana. Edición y transcrito de Gonzalo Díaz Migoyo con la introducción por Germán Vazquez. Las Rozas, Madrid: Dastin, 2001. Agradezco a Gonzalo Díaz Migoyo su asesoría en nuestras conversaciones. Literalmente “Cerro del Chapulín” lugar frondoso con un lago que pertenecía a México-Tenochtitlan.

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[Desde el capítulo 102 comienzan una serie de señales a manera de presagios. Los ayudantes de Moctezuma ven una luz blanca que aparece en el horizonte. Moctezuma pide consejo a Nezahualpilli, gobernante de Texcoco a quien respeta como a una especie de adivinador y éste le dice que es una señal de que se le ha terminado el tiempo a Moctezuma de gobernar. Inmediatamente después, muere Nezahualpilli. Moctezuma pide a sus canteros que lleven a Tenochtitlan una enorme piedra de los alrededores de Chalco (ciudad al sur de la Ciudad de México que tributaba al Imperio azteca) para dejar memoria de sí mismo. La piedra habla y les dice que no se moverá porque ya le llegó el fin a Moctezuma. La piedra quiebra un puente, se cae al agua llevándose a varios indígenas y desaparece. La encuentran buzos después, devuelta en Chalco. Moctezuma envía a los canteros a hacer su figura en una piedra en Chapultepec. Esta vez, tienen éxito en labrarla. Moctezuma no sólo aprueba la hechura, sino que la encuentra perfecta. Premia a los canteros con tributo y los despide. La narración continúa con la mención a las leyes y al tipo de gobierno de este gobernante] [Moctezuma les dice a los canteros a manera de despedida y agradecimiento] “Yd con Dios a vuestras casas a descansar”. Comenzaron los catorce canteros a llorar de ver la gran magnificencia largueza de príncipe tan valeroso como era en él, de este príncipe solo más que todos los reyes pasados. Y en lo que era de magnífico en largueza y mercedes, era bravo, cruel con el enemigo y mucho más cuando en una persona halla media tilde de haber errado contra él o contra la república, luego a la hora moría por ello. Mandó en sus leyes, más aventajado que los otros reyes, que al que hallasen en él una mentira de poca importancia lo arrastraban los mozos del estudio telpochcalco hasta dejarlo casi muerto; el que hurtaba era luego cañavereado con cañas atestadas de arena, poníanlo9 en una canoa, desde lejos le tiraban tantas varas que le abollaban la cabeza y cuerpo; el adúltero que se le averiguaba, lo apedreaban; con otras cosas tocantes a los principales que lo tal cometían, tenían sus sentencias más crueles que no la de las gentes comunes. Venía a visitar cada semana en Chapultepec su figura que le adornaron los canteros y albañis 10 el aposento alto muy bien labrado. Tomaba tanta tristeza que lloraba y revolviendo pensamientos, no entendía de morir y decía a los enanos y corcovados: “Vámonos, hijos, por ay11 delante”. Respondían: “Señor, como tú quieres y tu voluntad más fuere. Iremos contigo”. Dezía-

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Lo ponían.

10 Albañiles. 11 allí.

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les12: “Pues sea enhorabuena. Buscaré a donde vamos”. Pasados algunos días, subióse13 el rey Montezuma a una azotea alta de su palacio y mirando a todas partes, bido14 hacia la parte de Tezcuco una nube blanca que subía hacia el cielo, estúbola15 mirando. Y lo que significó fue, estando arando un indio en el cerrillo de Quetzaltepetl 16 , vino una águila caudal17 y sin sentirlo ni verlo el indio, le asió de los cabellos y lo llevó encima de un cerro muy alto y de súpito18 lo metió en una sala, el [la] mejor que jamás viera, y la propia águila no vio, sino un principal gran señor. Díxole19: “Ven acá, no tengas temor. Toma esta rosa y este perfumador, huélgate. Pero mira cuál está aquí tendido Montezuma borracho perdido, que no sabe de sí. Hiérele en un muslo. Mira que te torno a decir que20 le hieras. No aprovecha. Hiérele, que no sabe de sí”.[150r] entonces le hirió en un muslo, recio. Dijo el principal: “¿Veis cómo no tiene sentido, de borracho perdido que está, pues no siente el fuego con que le quemaste? Pues ve ahora al mundo y dile lo que te dije que le hicieras en su muslo y dile que cese ya lo que ahora anda haciendo, que ya es acabado su término, que él lo buscó por sus manos, que tal prisa dio a su voluntad y deseo. ¿Has entendido?” Luego habló el miserable indio, díxole “Señor mío muy esclarecido que me hiciste digno de tan glorioso misterio y milagro, no siendo yo digno de ello, ya voy y le contaré lo que me tienes mandado”. Y así, luego le arrebató el águila y lo llevó a la propia parte que él araba, con su rosa y perfumador, y díxole: “Mira no olvides lo que te tengo dicho, digo, lo que te dijo el rey que viste, y mira que vayas luego derecho allá a México y cuéntaselo al propio Montezuma”. Díxole: “Ya voy luego derecho allá”, y fuese luego. Tomó el camino en la mano a toda prisa llevando la rosa en la mano y el perfumador apagado, entró luego de rendón 21 sin hablar a nadie, díxole: “Grande y poderoso rey, hijo y nieto nuestro tan querido, escuchad con atención lo que me ha sucedido. Soy natural de Coatepec en Tezcuco. Estando arando en mi sementera, de súpito me arrebató una águila por los cabellos y luego me llevó muy alto

12 Les decía. 13 Se subió. 14 vio. 15 La estuvo. 16 Literalmente, “Cerro del quetzal”. Hay una localidad así llamada cerca de Oaxaca. Sin embargo, no parece ser ésta ya que el indígena dice después que es de las cercanías de Texcoco. 17 Lo mismo que águila real. 18 Súbito o súbitamente. 19 Le dijo. 20 Cuando. 21 Entrar de golpe (El Tesoro de la lengua p. 8).

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a un monte y de súpito me llevó a un solemne y mejor palacio que entendimiento humano puede pensar, y hallé asentado a un valeroso rey y le saludé con muy gran reverencia, diciéndole: ‘Muy alto y esclarecido rey, estéis mucho de enhorabuena’. Díxome22: ‘Ven acá macehual. Ves ay23 a Montezuma tendido, borracho perdido, porque está aquí y no está ya en México. Toma esta rosa y este perfumador. Heridle en un muslo, que no lo sentirá, que está muy perdido, borracho su corazón y todo su cuerpo’. Tornome24 a decir: ‘¿No entiendes lo que te digo? Hiérele en el muslo con el fuego de este perfumador’. No osando yo hacerlo, “¿No quieres, macehual, obedecerme?” Luego, visto esto, le herí al bulto en el muslo con el perfumador por parte del fuego. Díxome “Pues ¿tú no ves que ya no siente de borracho perdido que está? Anda, vete ahora. Tornar te ha llevar el águila y ve derecho a México, derecho a Montezuma, y cuéntale la embajada que te tengo dicho”. Y cata aquí traigo el perfumador por fe de mi creencia ser verdadera”. E luego llamó Montezuma a Petlacalcatl, díxole25: “Llevad a ese borracho y apedreado muera luego, e dejadlo encerrado en una tapia hasta que muera”. Después que lo hubo dejado, llamó a Petlacalcatl, díxole: “Oídme como a medianoche, me comenzó a doler este muslo que parecía que me lo abrazaban, y ahora me duele. Y este bellaco que me truxo26 esta nueva debe de ser algún encantador o embiador. Muera allí, que si es de alguien enviado, sea quien quisiere”. Y desde entonces no salía acá a su real sala. Y fuese adonde había sido criado y nacido, en Aticpac27, por el dolor del muslo. Hizo llamar a todos los mayordomos, díxoles: “Buscadme remedio, que me muero del dolor del muslo, que parece que se me abraza”. E los mayordomos le truxeron 28 luego una raíz y las mujeres de Montezuma le curaron y dentro de cuatro días sanó y se fue al palacio, no dejando siempre de tener gran pena del pensamiento que le había dado de la figura de piedra. Y llamó una vez a todos los enanos y corcovados, y xolome, tusones29, sus criados, díxoles: “Hijos, ya he hallado a dónde habemos de ir y todos vosotros conmigo, que es en Cincalco 30. Y hemos de estar en compañía del que andaba ya 22 Me dijo. 23 allí. 24 Me tornó. 25 Le dijo. 26 trajo. 27 Al Norte de la Ciudad de México. 28 trajeron. 29 Trasquilados. 30 Lugar de la Casa de las mazorcas. Lugar mítico que en la historia Tolteca estaba en Chapultepec cuyo umbral, era una cueva en un cerro. Este lugar está asociado con Tlalocan un tipo de lugar a donde iban los que morían en ciertas circunstancias que generalmente tenían que ver con agua, ya que la deidad de Tlalocan es Tlaloc,

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ha muchos años a en Tula, que nos truxo aquí, que se llama Huemac. Y si allá entramos, jamás moriremos, sino vivir[150v] para siempre adonde hay cuantos géneros de comida hay en el mundo y bebidas y todo género de rosas y todo género de árboles frutales, porque todos los moradores que allá, están los más contentos del mundo, y el rey de ellos, que es el Huemac, está el más ufano, contento del mundo. Allá hemos de ir y estar en su compañía”. Los corcovados estaban muy contentos y alegres del mundo e le rogaban que el gran dios Huitzilopochtli se lo pagase la gran voluntad y alegría con que les quería llevar a Cincalco o, mejor, al infierno31 derecho. Comenzó a buscar los mejores nigrománticos que se hallasen y vístoles32, dixéronle: “¿Qué nos mandas, señor nuestro?” Dijo Montezuma: “que vais a una embajada que os enviaré, pero aguardad, llevaréis un presente”. Hizo venir a todos los principales y envió a hacer traer mucha suma de vino blanco y se embriagó con ellos y hizo luego que a cuatro de los cautivos sacrificasen luego al ídolo Huitzilopochtli y, hecho, mandó que los desollasen, que era menester los cueros de ellos, y así fue hecho. Díxoles: “Id a la parte que llaman Cincalco y de mi parte le besaréis las manos al rey Huemac”.

Trata en este capítulo como envió a los encantadores por embajadores al rey Huemac que está en el paraíso y deleite de Cincalco, con los presentes de los cueros de los sacrificados, y a los enanos y corcovados suyos (Capítulo 106). Acabados de desollar los cueros de los que fueron sacrificados, le llevaron los cueros de ellos a Montezuma. E otro día llamó a los nigrománticos, llamó luego a los xolos, sus esclavos, y dióles33 aquellos cueros y esclavos a los mensajeros, díxoles: “Id al paraíso de Cincalco y dadles estos xolos y cueros al rey Huemac. Decidle: “Montezuma, vuestro vasallo, os envía muchas encomiendas y os ruega que le queráis recibir para que le sirva de su barrendero, y terné34 cuenta de servir en todo lo que me mandare”. Y fueron y entraron en la cueva de Cincalco. Hallaron una de las deidades más ancestrales asociadas con el agua. Tlalocan está también asociado con un tipo de paraíso identificado con la luna en la geografía del cosmos mítico Cincalco. (M. Graulich, 302; A López Austin, 226). 31 Nótese el problema del uso de “infierno” ya que Cincalco se describe como un paraíso. En la Crónica mexicana existe otro pasaje en el que el “infierno” se describe como un lugar deleitoso (Capt. 42, fol 54v). 32 Habiéndolos visto. 33 Les dio. 34 Tendré.

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cuatro caminos caminando todos para abajo, y caminando por un camino para abajo, no muy lejos toparon al viejo Totechicahua que venía con un bordón en la mano. Díxoles: “¿Quién sois vosotros? ¿De dónde sois?” Dijeron: “Señor, venimos a ver al rey de aquí, que le traemos embajada”. Dijo: “¿A qué rey buscáis” Dijeron: “Al señor de aquí que es Huemac, que nos envía Montezuma”. Dijo entonces Totec: “Sea enhorabuena. Yo os guiaré y llevaré”. Llegados a donde estaba Huemac, díxole el que guiaba: “Rey y señor, son venidos macehuales del mundo, que los envía Montezuma”. Díxoles el rey: “¿Qué es lo que dice Montezuma?” Señor, te envía estos cueros y te envía a besar los reales pies y manos tuyos y te envía a rogar que lo quieras recibir en tu servicio para que te sirva de barrendero y de todo lo demás que es a tu real servicio. Dijo el Huemac: “¿Qué es lo que dice que quiere? Porque el señor que me endonó este reino y esta morada me lo endonó como gran señor. Decidle que pobre de él, que qué es la pena que tiene, que me lo envíe a decir para remediarle. Andad, volveos y decidle lo que os tengo dicho”. Llamólos35 otra vez, díxoles: “Tomad y llevadle estos chilchotes y xitomate y cempoalxochitl y elotes y xilotes tiernos”. Y así, se volvieron al mundo y le hablaron a Montezuma la respuesta del rey Huemac y le dieron los presentes a Montezuma y le dijeron la respuesta del rey, de la manera que dicho es. Mandó luego llamar a [151r] Petlacalcatl mayordomo, muy enojado, díxole: “Llevadme a estos bellacos a sus cárceles de tablones, que han de morir apedreados. Llamó a sus jolos, esclavos, díxoles: “Mirad que vais a Cincalco y le beséis las manos por mí al rey Huemac, por mí, su siervo, Montezuma, y decidle que le ruego muy encarecidamente, como a tan valeroso rey que es, que me quiera recibir por su mínimo criado que le sirva de barrendero y lo demás tocante a su real oficio. Y le llevaréis este presente de cueros de gente. Y mirad que os aviso que no digáis a ánima viviente a dónde vais con mensaje, so pena que en vivas llamas de fuego os echaré vivos y a vuestras mujeres e hijos”. Con esto, fueron secretamente y entraron en la cueva y andando no muy mucho toparon con uno natural de allá que es como ciego, que no ve, ixtepetla, que tenía los ojos tan delgados que parecían la punta de una paja y la boca tenía por lo consiguiente36, y preguntóles: “¿Quién sois vosotros? ¿De dónde sois? ¿Qué queréis?” Dixéronle: “Señor mío, somos mensajeros de Montezuma que venimos a hablar al rey”. Preguntó: “¿Por qué rey preguntáis?” Dije-

35 Los llamó. 36 Ixtepelta Molina traduce este vocablo como “ciego del todo con carnaza en los ojos”. Como dijimos, Cincalco está en el mundo subterráneo o en la cueva donde Huemac se encuentra. Este personaje moraba en ese mundo oscuro y por ello sus ojos no eran comunes. Aquí dice el narrador que sus ojos eran delgados como la punta de una paja y su boca también.

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ron: “Al rey Huemac”. Dijo: Sea enhorabuena, vamos allá”. Llegados37, díxole: “Rey y señor, traigo a estos del mundo que os quieren ver y hablar”. Dijo el rey: “Venid acá. ¿Qué queréis? ¿Quién os envía?” Dijeron que el rey Montezuma y que le besaba los reales pies y manos, que le rogaba que le quisiera recibir para servirle de su barrendero y de lo demás tocante a su real servicio”. “Y os envía este pequeño presente y que la pena que tiene es que al tiempo que quería fenecer le dijo ciertas cosas [el señor] que era38 el Nezahuilpilli, que le da gran pena, que no sosiega porque dijo que [algo] había de venir sobre él y que qué es lo que sobre él ha de venir, que también se lo dijo el principal Cuitlahuac: [lo] que sobre él había de venir, que era [el señor] Tzompanteuctli39, que qué es lo que sobre él ha de venir40, porque le dijo que mirando hacia el cielo a medianoche veía venir, del cielo una nube blanca y, acabado de engrosar, echaba humo hasta casi el día claro, porque dice que no la quiere ver. Antes que ello así sea que qué es esto, qué significa, y se lo declares”. Dijo el Huemac: “¿Qué es lo que dice Montezuma? ¿Piensa que es como allá en el mundo? De la manera que reina no lo ha de poder sufrir una hora, quantimás 41, un día. ¿Piensa que yo acá como ni visto jamás ni todos los que aquí están? Porque ya no son como cuando en el mundo estaban, sino de otra forma y manera, que cuando estaban en el mundo tenían alegría, descanso, contento. Ahora es todo tormento, que no es este lugar como allá el refrán dicen que es, un deleitoso paraíso de contento, sino un continuo tormento. Decidle esto a Montezuma, que si viese este lugar de puro temor huyera hasta meterse en una dura piedra. Que ahora se puede glorificar en gozo, alegría y placer y gozar de las piedras preciosas, oro, plumería rica, géneros de lindas mantas, y las preciadas comidas y bebidas. Que no cure de saber más. Id y contádselo”. Tornados al mundo, le cuentan a Montezuma de la manera dicha, muy por extenso. Habiéndolo oído, fue muy enojado. Llamó a Petlacalcatl, dijo: “Llevad a estos a la cárcel del apremio de tablones. Buscadme luego a dos de los que hayan con embajada a cierta parte”. Díxoles: “Id, 37 Habiendo llegado. 38 Aquí “que era” parece referirse al “señor que era Netzahualpilli” frase al que le sobraría el “el” antes de Neztahualpilli. En la edición de Orozco y Berra éste omite “que era” y deja “que al tiempo que quería fenecer Nezahuilpilli, dijo ciertas cosas, que le dan grande pena” (674). En este caso “que era” parece haber sido parte del estilo del escritor ya que unas líneas más abajo, lo repite cuando se refiere al señor Tzompanteuctli. 39 Igual que arriba en este caso “que era” se refiere a que Tzompanteuctli es el señor de Cuitlahuac. 40 Esta repetición está en el manuscrito. Además de que puede reflejar la repetición oral o “paralelismo” como recurso nemotécnico, aquí la repetición de la misma idea da énfasis a la desesperación de Moctezuma sobre la incógnita de su futuro. 41 Cuanto más.

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abuelos míos a la cueva de Cincalco con embajada al rey Huemac”. Y contóles todo por extenso la significación que le dejó Nezahualpilli de la visión de la nube blanca del cielo “que sobre mí había de venir. Que qué es [151v] esta significación o misterio que me ha de sobrevenir, que me declare lo que es, que [es] ésta la merced y limosna que le pido, pues no me quiere admitir en su compañía. Y mirad que no lo digáis a nadie ni persona en el mundo lo sepa, porque traes buen despacho, os haré que tengáis vasallos que mandéis y juzguéis y sentenciéis, y si lo descubrís habéis de morir por ello y vuestras mujeres e hijos y vuestras casas se han de derribar hasta que de allí salga agua. Y esto que tengo dicho de que os haré señores, no dudéis de ello”. Tomada licencia, se fueron llevando consigo más cueros de persona en unos chiquihuites. Llegados a la cueva, entran y toparon a uno llamado Acuacuauh. Preguntóles 42: “¿Quiénes sois vosotros?” Dijeron: “Señor mío, somos mensajeros de Montezuma que traemos embajada al rey”. Preguntando por qué rey, dijeron: “Por Huemac”. Díxoles: “Pues vamos”. Y llevólos 43 a donde estaba el Huemac. Hincáronse 44 de rodillas ante él, díxeronle: “Rey y señor nuestro, vuestro leal vasallo el Montezuma nos envió. Te traemos este pequeño presente. El cual dice que no le pongas excusas, sino que te ha de venir a servir porque no quiere ver lo que le sucederá en vida con tanta vergüenza y afrenta y deshonra: “Pues quiero que sepa que es pobre y él propio se lo quiso y lo buscó en la manera de su vivir. Y es que ya está dicho y nombrado su propio nombre, que ello fue demasiada soberbia y crueldad suya inhumana con sus prójimos. Dile que comience a hacer penitencia y que ayune y no coma las preciadas comidas que comía y todo cuanto señorío y mando tenía, poco a poco lo vaya dejando, las preciadas rosas, flores, perfumes adobados, se vaya desviando de ello, y lo que comiere sean unos bollos de michihuauhtli y el agua que bebiere se la cuezan primero, y una cucharada de frijol cocido. Y sobre todo, se vaya quitando y apartando de sus mujeres, que no llegue a ellas. Y con esta penitencia que hiciere, volverse a lo sentenciado contra él y si no, yo seré con él de cuando en cuando. Decidle eso”. Hecha gran reverencia, se volvieron y vueltos al mundo, tornaron al rey Montezuma de la manera susodicha. Estuvo muy atento. “Y que si lo cumplías, te vendrá a recibir, que estará encima de Chapultepec, en la parte que llaman Tlachtonco. Y que acabado esto, te llevará en su compañía: “que le estaré mirando, que ha de ir en Tlachtongo anepantla, [que es] en medio de la laguna y agua, y que allí iré por él. que lo mande muy bien aderezar, que de allí lo traeré conmigo”. Esto es señor lo que nos mandó el rey Huemac”. en42 Les preguntó. 43 Los llevó. 44 Se hincaron.

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tonces se holgó muy mucho el rey Montezuma de esta buena y buena nueva. Mando que se asentasen a descansar y comieron muy bien. Luego le mandó a Petlacalcatl que le truxese 45 lo que tenía en guarda de mantas de a diez y de a cinco brazas, ricas y mantas muy ricas para ellos, pañetes, a cada, dos cargas de cacao y canoas de maíz, fardos de chile, fardos de algodón, chian, pepita, naguas, huepiles. Y llamó a todos los principales, díxoles: “Mirad, señores y hermanos, que estos dos han de estar con vosotros a juzgar y sentenciar cosas leves que es a vuestro cargo, como uno de vosotros”[…] [Después de que Moctezuma recompensó a los principales que hicieron el tercer viaje a Cincalco, se prepara para hacer penitencia dejando sus ropajes, comidas, mujeres y todas sus comodidades como se lo había ordenado Huemac].

Trata en este capítulo como, acabados los ayunos que hizo Montezuma de su penitencia, envió a los dos mensajeros a interrogar al rey Huemac, dios del infierno, y como fueron y la respuesta que trajeron de allá (Capítulo 107). [Los mensajeros van a Cincalco donde Huemac les dice que esperará a Montezuma en el Cerro de Chapultepec en cinco días (“de mañana en cuatro días”) y le indica que aderece el lugar llamado Tlachtonco. Los hombres que Moctezuma pone a vigilar le informan que ven una luz blanca. Moctezuma los envía a que construyan un lugar en medio de la laguna, en Tlachtonco donde Huemac se llevaría a Moctezuma con sus señores acompañantes. Dice Moctezuma:] “Aderezaos todos y vamos, que han de venir por nosotros. Ya dejamos a México Tenunchtitlan e iremos a Cincalco en la casa de Huemac”. E luego comenzaron a llorar los corcovados y enanos. Díxoles: “No lloréis que para siempre viviremos a placer contentos y no habrá memoria de muerte”. Y así con esto, se embarcaron en las canoas y fueron a dar a Tachtonco en medio de la laguna, que fue con los corcovados y enanos remando hasta allá. Llegados 46, bístese 47 con un cuero de persona y en la trenzadera de la cabeza con plumería de ave tlauhquechol y una bezolera de esmeralda, orejeras de oro y un brazalete de oro y en las gargantas de la mano y el pie collarejos de cuero dorado y colorado y su sonajera omichicahuaz, y unas cuentas de chalchihuitl muy rico, y a todos los corcovados vestidos y con sartales de muy rico chalchihuitl, y todo con plumas como amoxqueadores 48 45 Trajese. 46 habiendo llegado. 47 Se viste. 48 Mosqueadores son una especie de abanico.

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para que pareciesen todos ante el rey Huemac de la gran cueva infernal, y todos los criados con asentaderos 49 de hojas de zapote, y solo Montezuma en el asiento que llaman quecholicpalli asentadero de rica pluma. [152v] E aquí do vieron venir a Huemac, que venía relumbrando como si fuera mediodía, cada vez que relumbraba se aparecían las casas y las sierras todas. Y descansó en la parte que llaman en Tlenamacoyan, que es en la parte junto a la primera cruz a la parte del valle de Atlixucan, y que parecía que hacía resonido, y los traslados figurados del tzoncoztli50 lo tenían en guarda los que ayunaban un año y los llamados de los hermanos de tzoncoz, y los que hubieren de ayunar un año va a traer las cabelleras de cabellos rubios, que los tiene a cargo el mayordomo de Cuextlaxtlan51, y al tiempo de los ayunos lo ponen debajo de sus almohadas cuando descansan a dormir, y tienen una lumbrera a donde duermen los tales ayunadores. Entonces la abusión o demonio le silba por su nombre, le llama: “¿Es posible que tanto duermes y has de tener cuidado de velar? Mal lo haces. Levántate”. Y así como se levantó, díxole: “Mira estos veladores que velan al tzoncoztli”. Y estaban los veladores roncando. Díxole el bulto o visión: “Ven acá. Mira cuál está Montezuma. ¿Qué es su pretensión? Maldita la vergüenza que tiene. ¿Qué han de decir de él todos los pueblos que están a la redonda de este imperio? ¿Qué dirán ahora a nuestros enemigos de nosotros y de Montezuma, más en especial los de Huexocingo. Cholula, Tlaxcala, Tliluhquitepec y Metztitlan, Mechuacan, Yupitzinca? Es muy grande afrenta y vergüenza. Pues ¿no ha de ver y suceder y venir sobre él lo que vendrá?; que presto será, que está prometido y hase52 de cumplir, que no puede ser menos ni ser revocado. Y que allá adonde quiere ir no es posible que él allá vaya, que a eso me envía acá el señor de los aires, tierra, mar, ríos, montes para darle este aviso, que a esto le vino atajar a Huemac que acá no llegase porque, en viéndome que me bido53, se volvió habiendo oído el mandato de Dios que sustenta el cielo y la tierra y todo el mundo54. Dadle aviso de esto, que 49 Asientos. 50 Se traduce como “cabellos amarillos” es el representante de la divinidad Tezcatlipoca. De allí que diga “los traslados figurados”. Es el que revela el primer presagio del fin del Imperio mexica, obliga a Moctezuma a no huir y enfrentar su destino (G. Olivier, p.368-370). Diego Durán llama a este personaje Texiptla (imagen del dios). 51 Quizá estos ayunadores sean los cautivos de guerra que representarían a algunas deidades (G. Olivier, 369). 52 Se ha. 53 Vio. 54 Este uso de “Dios” queda bastante vago. En la Cronica mexicana se refiere constantemente a Huitzilopochtli como la deidad de los aires, tierra, mar, ríos, montes. Pero aquí no se le menciona. El usar “Dios” podría ya referirse, sea por convicción o no, al cristiano ya que se escribe ochenta años después de la colonia.

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se vaya a su casa, que no cure de importunar a Huemac, que es imposible. Y con esto id allá y se lo tratad, que luego a la hora se vuelva a su casa”. Y luego se fue, no lo vio más. Y el tzoncoztli tomó una canoa y fue derecho remando a Tlachtitlan a hablar a Montezuma. Llegado, saltó en tierra y díxole: “Señor mío Montezuma, ¿qué es lo que hacéis aquí? ¿Sois quienquiera? ¿No sois vos cabeza del mundo? Mirad señor, que parece mal que una persona de grandísimo valor como sois, emperador de mexicanos. Respondedme”. Y Montezuma a callar. “Mirád señor que soy yo el trasunto tzoncoztli, que soy enviado. Pues no me habláis, yo os tomo este manojo de plumería rica del trenzado”. Entonces habló Montezuma, díxole: “Yo soy mancebo”. Díxole el tzoncoztli: “¿No es muy grande la afrenta que vos, señor, queréis tomar y causarlo a todo este imperio? Apartaos del camino que queréis tomar, que todo el mundo tiembla de vos y queréis darles osadía a que vengan extraños [a] arruinar al monarca de esta cabeza del mundo por solo vuestro apetito. ¿Qué tenéis señor? ¿Qué vano y qué bajo pensamiento queréis tomar, habiendo sido el primer pensamiento vuestro de sojuzgar a fuerza de vuestro gran corazón hasta los límites del cielo, y ahora los habéis puesto en la mayor poquedad y bajeza del mundo? ¿Qué dirán los grandes señores de vuestro desaparecimiento? ¿Qué os queréis meter secretamente al infierno? [153r] En echando os menos los principales mexicanos, ¿en qué turbamulta y escándalo se pondrán a buscaros? No sólo vuestra persona ni vuestra decencia de reyes es la afrenta y vergüenza de puro temor de lo que por vos ha de venir, y es fuerza que ha de ser porque está mandado que lo habéis de ver. Y ahora, con esto, tomad valeroso y esfuerzo, dejad aparte vanos y cobardes pensamientos con temor. Habéis de ser vos solo, sino primero todos nosotros55. Y quiero os decir cómo lo sé. Yo dormía y me despertó llamándome por mi nombre. Díxome: “Pues es a vuestro cargo la vela y la guarda y ayuno, y dormís, levantaos luego. Mirad lo que intenta de hacer Montezuma. Pues no lo intente, que no ha de salir con ello”. Porque venía por vos Huemac y le atajó este que me llamó, le dijo: “Vuélvete a donde saliste, que no es de tu poder llevar lo ajeno. ¿entendías llevar a Montezuma? Pues dice el muy alto dios y señor de los señores y señor de los montes, ríos, aires, aguas profundas: “Y hecho de junto mi casa al Huemac”. Y que cuando otra vez allá enviares, te eche, porque, si no, al Huemac le pondrá cadenas. Y esto me dijo que te dijese. Y más me dijo, que esta canoa en que vine, él la tenía aparejada. Y con esto, se fue, que no le vi más de mis ojos. Y esto es y vámonos luego, que viene ya amaneciendo. No padezca vuestra real persona afrenta y deshonra”. Entonces habló, dijo Montezuma: “Vamos, mancebo”. E díxole:

55 Esta oración se entiende mejor si “sino” tiene el sentido de “pero”.

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“No digas esto a persona del mundo, porque vos habéis de morir, sino pondremos una tu figura”. Dijo Montezuma: “Sea enhorabuena y bajó a la canoa”. Llegados, lo dejó en su palacio y a todos sus corcovados y enanos, díxoles: “entraos, que viene ya amaneciendo”. Y el tzoncoz se fue a su vela y guardia y de allí se fue a casa del Cuetlaxtecatl y dijo el tzoncoz a los ayunadores de un año: “¿Es posible que tanto dormís que no pudisteis recordar56 cuándo por aquí pasé? Y si yo caminara ya, yo estuviera más de ocho leguas de aquí. Tampoco sabéis a donde fui. Por eso, hermanos, velad, pues es a vuestro cargo”. Dijeron: “Mancebo y señor, erramos como torpes. Perdonaos y no lo digáis, que lo alcanzará a saber. Si se publica no tenemos más pena que perder las vidas. Pues confiados que no haréis merced de lo callar, nos consolamos”. E luego que fue de día les dijo tzoncoz: “Vamos, hermanos ayunadores, al palacio a ver que se ofrecerá al rey Montezuma, qué mandarnos”. E llegados a palacio, preguntando por los principales si había venido o si acaso había salido a real sala Montezuma, respondieron que no había salido acá afuera. Díxoles: “Estará cansado o estará reposando”. Y el tzoncoz se asentó para aguardar lo que le mandaba Montezuma. En todo el día no salió acá afuera Montezuma, y era de vergüenza del trasunto tzoncoztli, ni en cuatro días no salió acá afuera. Y visto esto, el tzoncoz, trasunto, entró dentro de sus casas, que jamás nadie entraba y, llegando ante él, hincóse de rodillas diciéndole: Señor, nuestro hijo tan amado y querido del mundo, vamos acá afuera, que están vuestros principales con gran pena entendiendo estás enfermo. Deja aparte lo pasado. No se te ponga nada por delante, que no lo sabía yo, que también dormía yo y me despertó el que me llamó por mi propio nombre y me dijo todo lo pasado. No tengas pena alguna que en mi pecho hasta la fin de mis días se ha de podrir antes que yo publicarlo57”. Y con esto el Montezuma le tomó nuevamente [153v]58 a interrogar le tuviese gran secreto, al cual se lo prometió con toda fidelidad, so pena de muerte. “Dejando esto aparte, mirad, señor, que, fuera lo que vuestra voluntad quería, ¿a quién dexavadéis59 en vuestro lugar, siendo vuestro señorío y gobierno? Y pues está dicho y prometido el venidero tiempo y en donde se dijo y pronunció, no tengáis de esto tristeza, desechadla; si no, mirad, señor, lo que hoy se trata del Ce teuchtli que eran un señor principal este Ce teuchtli que llevó consigo Quetzalcoatl. ¿No fueron a morir a Tlapalan por la Mar del Cielo arriba? Y sus principales de ellos llamado Matlaxcochitl y Ozomatli y Timal, que 56 Despertar. 57 Este es un caso en que cambio ll por rl. En el manuscrito está publicallo 58 En el manuscrito el folio 153 v termina con nue- y el fol 153v comienza con -vamente. 59 Dejaríais.

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fueron estos los mayores nigrománticos del mundo en Tula, y al cabo ¿no vinieron a morir?, que los llevó su rey y señor Quetzalcoatl, no están ahora en el mundo. Ahora, señor, ¿de qué te fatigas, que has60? Torna en sí y ahora más alegría que nunca tuviste en la vida, ahora goza de tu noble juventud, florece y 61 ese ánimo ahora mayor que nunca que le tuviste, ahora mucho regocijo, fiestas, alegrías en jardines, huertas”. “Abeisme62 hecho mucho placer y me habéis dado mucho consuelo. ¿Quién me consolará como ahora me habéis consolado? Pues ha de ser y no puede ser otra cosa, consuélome63 de ello que la pena que tengo es de mis hijos, lo que será de ellos. Yo pondré otro en vuestro lugar, no os quitéis de mi casa, andaréis conmigo”. Y así fue ello, que lo traía por los bosques, huertas, jardines de Cuaauhnahuac y de Guaxtepec y por las cuevas de Cuyuacan, con cerbatana, y güertas64 suyas del Montezuma, hasta que fenecieron los días de tzoncoz y murió.

Trata en este capítulo como Montezuma mandó a todos los sacerdotes y algunos principales y otros comunes, así hombres como mujeres, que si le soñasen se lo dijesen para pronosticar su declaración de él (Capítulo 108). [Al principio de este capítulo Moctezuma ordena a los ancianos que le cuenten sus sueños. Algunos de los sueños se asemejan a los presagios funestos del Libro XII del Códice Florentino, por ejemplo, un anciano sueña que el templo de Huitzilopochlti se quemaba y que habría una inundación en la que la casa de Moctezuma quedaría destruida. Moctezuma no agradece tales presagios y encarcela a los que sueñan presagios. Sin embargo, continúan dándose situaciones extrañas de encantadores que desaparecen o se hacen invisibles. Moctezuma castiga a los encantadores y a sus familias. Luego se anuncia la llegada de los navíos españoles]. […]E dende luego otro día vino un macehual natural de Mictlancuauhtla[n] 65 que no lo envió nadie o principal alguno, sólo de su autoridad. Llegado que llegó, fuese derecho al palacio de Montezuma, díxole: 60 Tienes. 61 En la edición de Orozco y Berra dice “florida”. 62 Me habéis. 63 Me consuelo. 64 Huertas. Este es otro caso como el de Guaxtepec en el que la oclusiva sonora /g/ interfiere. 65 Este lugar es interesante ya que Mictlan es el lugar de los muertos y Cuauhtlan es un lugar que bien pudo ser físico ya que hay un Cuautla[n] en el estado de Morelos.

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“Señor y rey nuestro, perdóname mi atrevimiento. Yo soy natural de Mictlancuauhtlan y llegué a la orilla de las aguas del cielo, la mar grande. Bide66 andar como una sierra o cerro grande en medio de la mar, que andaba de una parte a otra y no llega a las orillas. Y esto jamás lo hemos visto y como guardadores que somos de las orillas de la mar”. Dijo Montezuma: “Sea enhorabuena. Descansad”. Y este indio que vino con esta nueva no tenía orejas que era desorejado, tampoco tenía dedos en los pies, que los tenía cortados. Díxole a Petlacalcatl: “Llevad a este y ponedlo en la cárcel del tablón y mirad por él. Hizo llamar a un Teuctlamacazqui, díxole: “Id a Cuetlaxtlan y decidle al que guarda el pueblo que si es verdad que andan por la Gran Mar no sé qué ni lo que es, que lo vayan a ver y que qué es lo que guarda no es lo que guarda la Gran Mar del Cielo 67. Y esto sea con toda brevedad y presteza. Y llevad consigo en vuestra compañía a Cuitlalpitoc”. Llegados a Cuetlaxtlan, cuéntanle la embajada de Montezuma y estaba tan atento escuchando el Cuetlaxtlan, llamado Pinotl. Respondió” “Señor, descansad y vayan luego prácticos que vean y anden a las orillas de la mar y verán lo que es”. Volvieron a toda prisa a dar noticia al calpixque Pinotl68 como era verdad que andaban dos como torres o cerros pequeños por encima de la mar. Dijo el teucnenque a Pinotetl69 : “Señor quiero ir en persona a verlo como son para dar fe como testigo de vista y estaré con esto satisfecho y haré la relación conforme”. Y así fue luego con otros tres, que era el Cuitlalpitoc y otro Cuetaxtecatl. Como llegaron y los vieron que andaban ya por la orilla de la mar y habían salido con un barco y estaban pescando siete u ocho de ellos con anzuelos. Y el Teucnenenqui [155r] y el Cuitlalpitoc se subieron en un árbol que llaman árbol blanco, con mucha copa, y los estaban mirando desde allí como cogían el pescado y acabados de pescar, se volvieron otra vez a la nao con su batel o barquillo. Dijo el Teucnenenqui: “Vámonos, Cuitlalpitoc”. Baxáronse70 del árbol y se bolviéronse71 al pueblo de Cuetlaxtlan y así con esto, se despidieron de Pinotetl. Bolviéronse con toda la brevedad del mundo a la gran ciudad de México Tenuchtitlan a dar la razón de lo que habían ido a ver. Llegados a México, fueron derechos al palacio de Montezuma, al cual hablaron con la reverencia y humildad debida. Dixéronle: “Señor y rey nuestro, es verdad que han venido no sé qué gentes habían llegado a las orillas de 66 Vi. 67 Esta oración se lee “que es lo que guarda o no la Gran Mar del Cielo”. 68 Nombre del mayordomo o recolector de tributo de Cuetlaxtecat que se escribe tanto como Pinotl como Pinotetl en el manuscrito. 69 Variación de Pinotl. 70 Se bajaron. 71 Se volvieron.

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la Gran Mar, los cuales andaban pescando con cañas y otros con una red que echaban, hasta ya tarde, que luego entraron en una canoa pequeña y llegaron hasta las dos torres muy grandes y subieron dentro. Y las gentes serían como obra de quince personas, unos como sacos colorados, otros de azul, otros de pardo y de verde y una color mugrienta como nuestro ychtilmatle o anjeo,72 y otros de encamado. Y en las cabezas algunos puestos unos paños colorados, y eran bonetes de grana, y otros muy grandes, redondos, a manera de comales pequeños, que deben ser guardasol, que son sombreros y las carnes de ellos muy blancos, más que nuestras carnes, excepto que todos los más tienen barba larga y cabellos hasta la oreja les da”. Y Montezuma estaba cabizbajo que no habló cosa ninguna.

De la gran tristeza que Montezuma tenía de haber llegado navíos al puerto de San Juan de Lúa o Veracruz y gente española en ella, y como envió a que le sacasen de la cárcel al mensajero de Mictlancuauhtlan, y no le hallaron (Capítulo 109). [Moctezuma manda llamar al mensajero de Mictlancuauhtlan y no lo hallaron en la cárcel que lo habían puesto. Luego manda labrar presentes como muñequeras de oro, adornos con plumas para llevar a los que habían llegado, que eran los españoles. Cuando está todo listo dijo Moctezuma:] […] “Ya está acabado lo que habéis de llevar y es que os habéis de partir a dar este presente a los que son ahora venidos, que entiendo que el dios que aguardamos Quetzalcoatl, porque los viejos de Tulan tienen por muy cierto que les dejó dicho su dios Quetzalcoatl que había de volver a reinar en tula en toda la comarca de este mundo y que cuando se iba llevaba e iba dejando, que iban tras de él los montes, los ríos, los mineros de oro y piedras preciosas, que hoy las tenemos y gozamos. Y pues se tiene por cierto ha de volver, éste que ahora vino debe de ver73, pues dejó dicho en Tula que todo había cumplimiento de sus tesoros de todo género de este mundo y que había de volver de donde iba al cielo a ver al otro dios, que llamado el lugar que iba y fue Tlapalan74 que fue por la mar arriba; y, en efecto, debe de haber vuelto a gozar lo que es suyo, 72 Especie de lienzo basto. 73 En el original dice “ver”, pero por el contexto debe ser “ser”. 74 Después de una estancia en el oeste Tlapallan, Quetzalcoatl toma el aspecto de la Estrella Vespertina. Quetzalcoatl resucita en el este como Estrella de la Mañana (G. Olivier 236).

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que este trono silla y majestad suyo es, que de prestado lo tengo como tal su teniente. Iréis a Cuextlan y diréis a Pinotetl que luego mande hacer todo género de comidas, tamales muy bien hechos, vayan calientes, tortillas comunes y con frijol y redondos como gordas varas, y todo género de aves cocidas, asadas, codornices, venados en barbacoa, conejos, todo género de chilmole y quilites cocidos de muchos géneros y frutas, como son plátanos, anonas, güeyabas, chayotes. Y si biéredes75 que comen de todo género de esto, verdaderamente es el que aguardamos Quetzalcoatl. [156r] Y viendo que todo esto no quiere comer, en esto veremos que no es él. Y si quisiere carne humana y os comiere, mucho de enhorabuena, que yo tomo a mi guarda, cargo y amparo de vuestra casa, mujer, hijos, para siempre. No dudéis de ello. Y si como digo, fuere él, que por estas señas le veréis, vestidle y adornadle de todas las preseas que llevaréis y a la postre le presentaréis las piezas acabadas de oro y pedrería y de plumería, que le ruego y suplico humildemente que venga a gozar su silla y trono que le tengo en guarda como su teniente. Luego de mañana os podéis partir y llevaréis consigo a Cuitlapitoc. Y si allá lo comieren, para eso fue comprado como esclavo, que es que os torno a ratificar, si os sucediere lo contrario, yo les señalo dos mayordomos a vuestros hijos, de dos pueblos, para que de ello coman y vistan para siempre jamás. E irán otros cuatro mexicanos macehuales con vos, que llevan cargado lo que habéis de llevar”[...]. […]Cuando vino amanecer estaban a las orillas de la mar con todo lo que habían traído y dijo a los tamemes que se volviesen todos salvo uno y Cuitlalpitoc. Y como salió el sol estaban mirando a las naos, y los marineros dixéronlo76 al capitán como tres indios daban de mano y llamaban. Luego mandó el capitán echar el batel y saltaron tres o cuatro de ellos y a poco rato llegaron a donde ellos estaban preguntándoles que quién eran, de dónde eran, y los mexicanos, como no entendían sino con señas que hacían, que les llevasen a donde está el señor de ellos, que le quieren ver y dar todo aquello. Y así, comenzaron a meter en la balsa todas las comidas y lo que llevaban, y embarcados, llegaron a la capitana, a donde estaba un estandarte real, y el Tilancalqui estuvo atento mirando el estandarte, lo que en él estaba figurado. Y en todos los navíos estaban mirando en las compuertas los españoles la gente nueva. Y asomado el capitán y Marina77, intérprete india que traían en las naos, la que dieron y presentaron al capitán Don Fernando Cortés con otras

75 Si veis. 76 Lo dijeron. 77 Aquí se refiere al capitán Hernando Cortés y a Marina su intérprete también conocida como Malintzin, Malinalli o con el nombre popular actual Malinche.

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indias en Potonchan, la que tenemos arriba hecha mención de ella, como se verá, díxoles: “Venid acá ¿De dónde sois naturales?” La respondieron, dijeron: “Señora, somos de la gran ciudad de México Tenuchtitlan”. Díxoles ella: “¿A qué venís por acá?” Dixéronle: “Señora e hija nuestra, a solo ver a este señor que traéis con vos”. Tornó a entrar la Marina y habló al capitán. Luego tornó asomar en la compuerta, díxole: “¿Cómo se llama vuestro rey y señor?” Dijeron: “Señora, llámase78 Montezuma”. Replicó ella, que dijo: “Pues ¿para qué os envió acá?” Respondieron los mexicanos, dijeron: “Quiere saber a dónde va o qué viaje lleva el señor”. Respondió ella, dijo: “Dice este dios vuestro, teutl que solamente [quiere] ver y visitar al rey Montezuma: “Decidle, hija y señora, que solamente le queremos ver y dar este pequeño presente ‘y que su silla y trono en que yo estoy es suyo, que lo tengo en tenencia y posesión’”. Y luego desde allí le dieron los presentes de oro, plata, joyas, plumería que traían para él y toda [156v] plumería. Luego que fue recibido del capitán, fueron miradas de todos lo que con el venían, españoles, y lo tomaban de mano en mano del uno al otro. Y luego le dijeron a los mexicanos: “Señora, hija, también traemos esta comida fresca para él y bebidas de muy buen cacao que beba el dios”. Y dijo “La comida, dice el dios que él la comerá si primero lo coméis de todo y de cada cosa, para que lo vea”. Entonces los mexicanos comenzaron de comer y beber muy a su placer de todo género de comidas y bebidas, y a esto estaban mirando todos los españoles como todos los tres naturales comían de todo género de comidas, bebidas y frutas. Y luego, tras de ellos comieron luego todos los españoles y les supo muy mucho de ver comida fresca que tanto gusto les diese. Al cabo y a la postre les dijo: “Decidles a estos nuestros hijos y hermanos que en recompensa de este regalo que le daré y enviaré que coman esta comida de camino”. Y les dieron sendas semitas79 algo añejas[…] [Les dan vino y prometen volver en ocho días].

Trata en este capítulo de la despedida del capitán don Fernando Cortés a los mensajeros de Montezuma y de los presentes que envió el capitán al rey Montezuma de Mexico y lo que más fue (Capítulo 110). [Los mensajeros vuelven a Moctezuma y le cuentan que habían visto las armas tirar fuego, los caballos, las dagas y que les dieron de comer cajeta. Le mostraron a Moctezuma las vestimentas de los españoles y le contaron sobre doña Marina. Le informaron que don Fernando Cortés se 78 Se llama. 79 La ortografía es “cemitas”, diminutivo de cema, una especie de pan de acemite.

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fue en busca de dos navíos más. Con la información y con los presentes que le había enviado Cortés Moctezuma se entristece. Dijo Moctezuma:] […] “Verdaderamente me ha hecho mucha merced el dios Quetzalcoatl, el que estaba y residió con nosotros en Tula. Y creo verdaderamente ser el Ce Acatl y Nacxitl, el dios de la una caña caminador”. Visto las acemitas80 que les dieron al Tilancalqui y a Cuitlalpitoc, llamó al mayordomo Petlacalcatl que fuego le trajesen un pedazo de canto, que llaman tepetlatl, como en algunos caminos hay suelo empedernido. Traídolo81, lo comparó a ello. Llamó a todos sus corcovados y enanos y esclavos, xolome, díxoles: “Comed de esto y mirad lo que os parece de ello, qué sabor tiene”. Como lo comieron, dijeron: “Señor, dulce es, buen sabor, excepto que es duro”. Entonces Montezuma partió y comió de ello, dijo: “Es verdad que es dulce y sabroso”. Dijo: “Esta comida, ¿no es del infierno?, que parece ahumado. Bien será que, pues esto es el principio de la venida de Tulan, que se lo presentemos al tetzahuitl Huitzilopochtli”. Y así, lo pusieron en una xicara nueva azul y lo taparon con una toalla muy delgada, lo llevaron al gran cu del diablo y pusieron en el agujero de la piedra redonda de la gran batea cuauhxicalli, y los sacerdotes del templo lo comenzaron a sahumar. Acabado esto, le llevaron al pueblo de Tulan y le pusieron en un cofre de piedra labrado que llaman toptanaco, envuelto en unas muy ricas mantas. Dado a los sacerdotes del templo de Tula, dixéronles: “Tomad y enenterrad esto en el templo que era de Quetzalcoatl”. Y allí lo enterraron y comienzan de sahumarlo y degollar codornices y rociarlo con la sangre de ellos, comienzan de tocar las bocinas de caracoles. Cumplido esto, llamó a Tlilancalqui y a Cuitlalpitoc, díxoles Montezuma: “en verdad que tenía por cierto que estos dioses os habían comido, pero pues no fue así, tampoco comieron de nuestras comidas82, abránlas83 olvidado, que a más de trescientos años que se fue Quetzalcoatl al cielo y al infierno. Ahora, Tlilancalqui, descansad, que en fin, soy rey y señor. Yo daré de comer y vestir a vuestra mujer e hijos y en el inter buscaremos la raíz propincua de donde vinieron estos dioses”. E luego aquel día llamó a Petlacalcatl, mayordomo, llevaron a la casa de Tlilancalqui entero tributo del pueblo de Tuzpan y de Tziuhcoaacatl y de Itzhuincuitlapilco y Tuchtepec y Oztoman, de manera que quedó Tilancalqui rico de mucha ropa rica, plumería, oro, piedras ricas, cacao y muchos mantenimientos de maíz, frijol, pepita, chian, algodón en fardos

80 Cemitas. 81 Habiéndolo traído. 82 Aquí Moctezuma se sorprende de que los españoles no se hayan comido a sus mensajeros ni que tampoco hubieran comido de la comida que les envió con ellos. 83 Las habrán.

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y fardos de chile y pilones de sal blanca y esclavas y esclavos. Le dice: “Señor, este tributo os da y haga buen provecho con ellos, que para siempre jamás serán vuestros pueblos [157v]. E también os hace donación de una su casa que está en el barrio de Tozanitlan, otra llamada Moyotlan”. Como le dio y entregó las casas el mayordomo a Tlilancalqui, llamólo84 otro día, díxole: “Venid acá, Tlilancalqui. [¿]Cómo tendremos nueva cierta de estos dioses, de qué parte, de qué lugar vinieron? Hacedme traer luego al afamado pintor llamado Tocual para que saque y dibuje de la manera que visteis estas gentes de los dioses, navíos, armas, artillería, caballos, lebreles, la manera de su asiento, comida, mesa, policía”, “de la manera que os fuere diciendo el Tlilancalqui, muy al natural, sin exceder punto. Y mirad que no lo digáis a persona del mundo, so pena de muerte a vos y a vuestra mujer, hijos, hasta los cimientos de vuestra casa será destruida, y parientes vuestros por lo consiguiente”. Comenzó luego el pintor a pintar de la manera que vio al capitán y soldados y marineros, de muchas colores sus trajes y vestidos, los rostros blancos, barba larga y algunos con coleta a lo antiguo y sombreros grandes en las cabezas, que les llamaron cuaapaz. Acabado de pintar, lo llevó a Montezuma, que quedó bien admirado y espantado, en especial el grande humo que salía de los tiros gruesos de campo y arcabuces y la manera de los arcabuces, ballestas, lanzas. Preguntó al pintor, como era viejo, díxole: “Venid acá. ¿Qué dijeron los antiguos? ¿Nuestros padres abuelos, dejaron declarado algo de estas cosas, los que habían de venir a señorear esta tierra y mundo, conforme ahora habéis pintado? Venid acá. Vos decís que no alcanzáis a entender nada de lo que os pregunto. Pues preguntádselo a todos los pintores vuestros amigos y otros viejos, porque ahora son cuatro generaciones de los que somos, que van muriendo y multiplicando, que es de cien a cien años. Y la pena que tengo es que quisiera saber y entender qué gentes han de venir a señorear estas nuestras tierras”. Y como hubiese uno ni ninguno que tal supiese ni declarase, fue con esta respuesta al rey Montezuma. Dijo: “Pues yo quiero enviar a saberlo a los pueblos de Malinalco y otros muchos pueblos de Chalco y Tierra Caliente”. Venidos los mensajeros de muchas partes y lugares, venidos los viejos que fueron a traer, hácelle85 mueva interrogación para que viesen y de lo por él tan deseado. Después de haber dado su satisfacción de no saber ni entender cosa de los que los antiguos habían dicho, salvo que algunos antiguos les dejaron profetizado que los que habían de venir a reinar y poblar estas tierras que habían de ser llamados tzozuilycxique86

84 Lo llamó. 85 Le hace. 86 De tzozuitl = jilguerito y icxitl = pie.

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y por otro nombre centeycxiques87, que son aquellos que están en los desiertos de Arabia que el alto sol enciende, que son, que tienen un pie solo, de una pata muy grande, con que se hacen sombra, y las orejas les sirven de frazadas, que tienen la cabeza en el pecho. 88 “Y esto dejaron declarado los antiguos nuestros antepasados al tiempo que vinieron a poblar estas tierras. Y esto es lo que entendemos [158r] y no otra cosa de lo que, señor, preguntáis”. Replicó Montezuma, dijo: “Grandes sabios han sido los naturales de Cuitlahuac. Vayan a llamarlos para informarme de ellos lo que tanto deseo, y a los de Mizquic”. Venidos ante él, les hace las preguntas que a los de los otros pueblos. Dijeron en respuesta que los antiguos viejos predestinaron, como sabios que eran, que había de volver Quetzalcoatl en otra figura y los hijos que había de traer eran muy diferentes de nosotros: “Más feroces y valientes, de otros trajes y vestidos y habla muy cerrada, que no los habemos de entender, los cuales han de venir a regir y gobernar estas tierras, que es suya de tiempo inmemorial. Y éstos han de venir, abrir sus haciendas de entre todas las sierras, montes, ríos, y que jamás se irán, que harán asiento perpetuamente. Y esto dejaron declarado los antiguos”.

Tratará en este capítulo como no conformasen las preguntas de los profetas falsos con los que habían visto Tlilancalqui, envió a llamar a los de Suchimilco y a otras partes para declaración de ello (Capítulo 111). Habiendo visto la profecía de los de Cuitlabac y Mizquic no conformando con lo dibujado, dijo a Tlilancalqui que aquello no conformaba. Envió mensajeros a llamar a los viejos de Suchimilco, dijo a Tlilancalqui que luego enviare. Dijo Tlilantzin 89: “Señor, también creo si es vivo en Suchimilco en Quilaztli, gran sabio, ya envío por él, porque les dejó dicho su dios a éstos que trajeron cargando a su dios, que son llamados teomamaque, lo cual estos dejaron profetizado, y será bueno que yo vaya a traerlo y no otra persona”. Y así, fue y trajo al Quilaztli. Díxole Montezuma la misma razón que a los otros viejos sabios y díxole: “Las

87 De centetl =uno y de icxitl = pie. 88 Se puede notar en este pasaje la mezcla de mitos de occidente de hombres monstruosos que aparecen en el Liber Chronicarium (1493) y que anteriormente se les incluyó en obras como la Historia Natural de Plinio o incluso en la Ciudad de Dios de San Agustin. Aquí se hace referencia al Sciapodes o Skiapodes, hombre de un pie que se hacía sombra, al fenicio de orejas largas y al hombre con la cabeza en el pecho, todos aparecen en el Liber Chronicarium. 89 El sufijo –tzin es honorífico. Es otra manera de subrayar la alcurnia de Tlilancalqui. Equivale al “don” español.

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gentes que han de venir a señorear estas partes, ¿por dónde han de venir?, ¿es el oriente o poniente? ¿Qué gentes serán, de qué manera, qué trajes, qué altura tendrán, o bajarán del cielo? Y esto es, padre, lo que quisiera saber de vos”. Respondióle90 Quilaztli a Montezuma, dijo: “Hijo y señor nuestro, no te tengo de decir sino la verdad de lo que dejaron dicho y escrito los antiguos viejos cargadores de nuestro dios, y por esta pintura lo verás. Y han de venir unas gentes que serán llamados coayxeequee, caras de culebras y caras de pescado grandes y pies de gusanos, gentes de un pie y caballeros en águilas ligeras. Y han de venir a caballo en unas grandes culebras, y estos muy grandes, que parecen cerros los caballos. Y estas gentes han de ser mucha suma de ellos y han de dormir encima de sus cabalgaduras; y en lo que han de venir, allí su dormitorio y guisar sus comidas, como si fueran sus casas propias allí. Y venir por la Mar del Cielo, partes del oriente. Vendrán luego otros de un pie y han de venir otras gentes que no tienen cabezas sino en los pechos cabeza, cara y boca. 91 Vendrán otros caballeros en tonacamazatl, que son sus cabalgaduras como unos muy grandes siervos, venados poderosos. Y han de venir por Tzonapan, por cima de la Gran Mar, muy blancos de rostro y todo el cuerpo y de muy largas barbas y los vestidos de muchas diferentes maneras y de muchas colores. Y éstos serán los más primeros que después vinieren”. Acabada la plática, muéstrale la pintura a Montezuma. Estaba tan espantado de ver la manera de las pinturas y de ver las gentes blancas y en caballos de muy grandes ciervos aderezados, llamados tonacamazatl, y encima de las cabezas puestos como unos lebrillos pequeños, debían de ser sombreros. Comenzó de enmudecer Montezuma y llorar amargamente. Llamó a Tlilancalqui, díxole: “Venid acá. Llegaos a ver estas figuras ¿Parecen las que fuisteis a ver?” Dijo: “Verdaderamente son estos los que fui a ver que vinieron de la Mar del Cielo”. Llamó asimismo al de Suchimilco, que cotejase uno con otro de las pinturas. Dijo que casi conformaban con su pintura antigua. Le dijo Montezuma: “Pues has de saber que estas gentes vinieron del cielo y llegaron a la orilla de la Gran Mar, junto a mis pueblos de Cuetlaxtlan y Cempoalan”. Díxole: “Mirad, padre Quilaztli, ahora acabo de entender y creer que te dejaron grandes sabios en las artes mágicas, porque cotejando uno con otro, son los propios que han venido. Por eso te aviso que lo tengas esto en gran secreto, no lo publiquéis. Y mirad que no has de volver a tu tierra a Suchimilco, porque aquí te señalo casas buenas en que vivas con tu mujer e hijos y te doy de mis tierras adonde comas tú y tus hijos, y te asentaré en el trono que se 90 Le respondió. 91 En este párrafo, se vuelven a apreciar referencias a los mitos occidentales mencionados en la nota 44.

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sientan mis principales y has de juzgar y sentenciar como ellos. Y esto te prometo y será veramente92 así como te digo”. Dijo después de esto: “Dime, abuelo mío Quilaztli, ¿estas gentes volverán otra vez acá?” Díxole: “Señor, ya ancho camino por la mar, que hoy, que mañana, que de aquí algunos días volverán, o de hoy en un año serán con nosotros. No tengas duda de esto que te digo, sino que volverán. Y mira, señor, que, dándome mi ventura algunos días de vida y en días alcanzo a ver esto, te acordarás de lo que te certifico, y si muriese de veras creerás te traté verdad. Y si de hoy en un año o dos o tres y, a más tardar, cuatro años, y hallares en contra de lo que te digo, mi mujer, hijos mueran por ello si yo muero primero”. Dijo Montezuma: “Aguardemos los venideros tiempos lo que será, que mediante nuestro dios, aire, sol, aguas, montes, que ellos lo saben que en ellos tengo esperanza de su ida para siempre o su vuelta’. Y habló al mayordomo de Cuetlaxtlan llamado Teutlitzin: Mirad que os mando que sobre todo tengáis especial cuenta y cuidado de que cada tres días enviéis a visitar a las Mares del Cielo si tornaren a volver los dioses que habían venido. Entendiendo que no habían de volver más los españoles, al cabo de un año y parte de dos, estando quieto y pacífico, teniendo entendido que jamás volverían, puso por señores a sus hijos Montezuma y sobrinos: el uno puso en Hecatepec, llamdo Huanitl 93, y otro sobrino puso en Azcapuzalco, llamado Oquizqui, otro puso en Suchimilco, llamado Omacatl, otro puso, que era su hijo, en Tenayucan, llamado Acamapich. Puestos estos sobrinos suyos y a propio hijo en [159r] las partes dichas, dende94 a pocos días pasados, y a los dos años, volvió de Cuetlaxtlan el mayordomo diciendo: “Señor, el mayordomo mayor de Cuetlaxtlan, Tentlitzin, dice, señor, que aparecieron ya en las orillas de la Mar del Cielo los navíos que habían venido la otra vez,95 que vienen ya cuatro tan grandes como un cerro. ¿Qué mandas que haga de su real mandato?” Oydolo96 Montezuma se puso cabizbajo a pensar, gran tristeza en su corazón, que no habló palabra ninguna. Fue luego de mensajero con mandato de Montezuma, díxole: “Dile a Pinotl y a Tentlitzin que tuviesen gran cuenta si se llegaban con sus canoas pequeñas que los dioses traen, si se desembarcan o qué hacen; que luego envíen mensajero a dar aviso”. Otro día vino a desembarcar el capitán don Fernando Cortés con mucha gente española. Co-

92 Verdaderamente. 93 Éste era el padre de don Hernando de Alvarado Tezozomoc, nuestro escritor. 94 Desde. 95 Se ha notado que Tezozomoc confunde la primera llegada de los españoles con la de Cortés y no con la de Juan de Grijalva por 1518. Fue al año siguiente que llegó Cortés. 96 Habiéndolo oído.

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menzaron a desembarcar los caballos y artillería en Chalchiuhcueehecam, que hoy es la ciudad de la Veracruz, por ser viernes santo, veinte y ocho de marzo del año de mil quinientos y diez y nueve del santo nacimiento de Nuestro Señor XesuX[cristo] 97. Vinieron luego los mensajeros de los de Cuetlaxtlan a dar aviso a Montezuma como habían desembarcado en Chalchiuhcuehecan y como habían parado todos sus navíos allí cerca. Dijo Montezuma: “Decid a los mayordomos que cuando todos hubieren desembarcado que luego vayan con treinta o cuarenta cargas de todo género de comidas, gallinas, pavas asadas y cocidas con chile y mucho género de tamales, bollos con frijoles y muchos géneros de toda fruta, que no falte cada día”. Llamó a Tlilancalqui, díxole: “Ya me parece que son venidos y desembarcados los dioses en Chalchiuhcuehecan”. Dijo Tlilancalqui: “No será cosa decente enviar a algún principal, porque quizá no les harán tan buen recibimiento ni de la manera que yo los recibí la vez primera. Y así dándome vuestra merced licencia, iré luego”. Y así, había licencia, partióse98 luego. Caminando de día y de noche llegó a Cuextlan. Avisado al mayordomo de los géneros de comidas y géneros de frutas, que habían de ir cantidad de cincuenta cargas cada día, en especial gallinas asadas y fruta y cacao molido, que no sabían los españoles beberlo, llegado con todas las cargas de géneros de comida y fruta, les estuvieron un rato los indios viendo los que andaban pescando. Avisaron al capitán de ello. Vinieron dos bateles por ellos, embarcándolo todo. Llegados, saludaron a la mujer Marina, en la lengua mexicana y dijo ella: “¿Quién sois? ¿De dónde venis?: Dijo Tlilantzin. “Hija, yo soy el mensajero de ahora tres años, cuando otra vez vinieron estos dioses, y vengo otra vez con esta comida para ellos y a besar las manos al señor de parte del valeroso rey Montezuma, señor de este imperio mexicano”. Lo cual, interpretado Marina, comieron todos los soldados muy bien, que les supo como si se hubieran criado con aquellas comidas. Acabados de comer, dijo Marina a Tlilantzin que le han hecho mucha merced al rey Montezuma, que qué es lo que manda ahora. Dijo Tlilantzin: “no más de que después de besado las manos por el rey, dice que aquel trono, imperio y estrado es de él como Montezuma lo posee, y le ruega que si se ha de llegar allá que le aguardará como [159v] a tan valeroso señor como es el capitán, especialmente ser suyo el imperio como por él lo tiene, y que será tenido por dichoso de verle y adorarle y ponerle su persona en su lugar”. Dijo Marina a esta respuesta que se lo tenía en muy gran merced, que allá iría, que estaba allí aguardando a otro capitán hermano suyo, en venido que fuese. Y

97 Jesucristo. 98 Se partió.

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enviando otro mensajero el rey Montezuma, luego se pusieron en camino de ir allá a México Tenuchtitlan a ver y hablar con él, que luego se volvieran él y todos a su tierra, que había mucho tiempo que habían salido de allá. Con esta resolución Tlilancalqui se partió camino de México caminando de día y de noche y dando aviso a todos los señores de los pueblos recibiesen a los dioses por expreso mandato del rey Montezuma, so pena de muerte.

Trata en este capítulo como llegó a México Tlilancalqui, mensajero del rey Montezuma, y de la gran tristeza que hubo de sus hijos y como se los dejaba muy encargados a Tlilantzin después de él muerto (Capítulo 112). Llegado a México Tlilancalqui, principal, ante el rey Montezuma, hízole99 gran recibimiento, contóle100 por extenso de la manera que fue a ver al gran capitán Don Fernando Cortés y la respuesta que le dio, conforme a lo arriba referido, todo por extenso. Quedó cabizbajo Montezuma imaginando lo que adelante se le siguió puntualmente. Agradeció a Tlilantzin el trabajo del camino. Después le propuso lo siguiente, díxole: “Ya sabéis, Tlilancalqui, que la voluntad que siempre os he tenido, conforme a las obras buenas que de mi habéis recibido, la quiero yo ahora recibir de vos. Y es que ya que los dioses se cansaron y nos dejaron en poder de extraños, estos nuestros dioses, el tiempo y señor, Tloquee yn Nahuaque, nuestro señor, la noche, el aire, a su albedrío, cuyos esclavos somos Titlaacahuan, pues sea mucho de enhorabuena, vengan los que han venido. ¿Dónde podemos ir? Mirad, hijo que lo que más os encargo, que pobres de mis hijos, llamados Yhuiltemoc y Chimalpupuca y Acatlxoxouhqui y Acamapich y Nezahualtecolotl y Axayaca y Tlacahuepan. Mirad que cuando yo sea muerto a manos de los que ahora vienen, que los mexicanos como malos y crueles, con este enojo, los han de matar, que los escondáis y abriguéis y amparéis, porque, después de yo muerto, ¿qué miramiento han de tener de ellos?, antes acaballos101de matar. Y para esto, desde ahora los pongo en vuestro poder. Haced cuenta que son vuestros hijos o nietos, de esconderlos en vuestros rincones si escaparen o el uno o el otro o cualquiera de ellos. Abéislos102 de querer conforme a voluntad y querer que os he tenido. Porque, mirad no dudéis [de que] ello ha de ser así, que han de 99 Le hizo. 100 Le contó. 101 Los acabarán. 102 Los habéis.

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costar muchas muertes este señorío que han de tener en estos reinos de este mundo, que lo tengo predestinado muchos días, y todo cuanto me dejó dicho el rey Nezahualpilli ha de ser a la letra porque jamás faltó de lo que decía. Y mirad lo que os digo, que los rigieren y gobernaren por mandado de ellos, que no es ni ha de ser señorío, sino sujetos como esclavos.[160r] Y si los dioses os dieren vida os acordaréis de lo que aquí os digo. Y si todavía escapare yo con la vida, ya no seré rey sino tequitlato y en mí se vendrán a consumir los señores, tronos, sillas, estrados que los antiguos reyes vieron y gozaron, porque en mí que soy Montezuma, se acabará todo”. Acabada su razón, se paró cabizbajo, derramando infinitas lágrimas salidas del corazón, que ponía gran dolor y compasión. Comenólo103 a consolar Tlillantzin en tanta manera que se consoló y dijo Montezuma: “Todavía favorezcámonos y ayudemos a estos miserables indios, pobres de ellos, que a más no poder en sus manos de los dioses estamos. Y para esto tengo acordado que hay muchos nigrománticos en Tierra Caliente, como son los pueblos de Cuauhnahuac, Yauhtepec, Cuaxtepec, y Acapichtlan, Xohuitoco, Ocuila y Malinalco, Tenancingo, grandes hechiceros y encantadores que comen los corazones de los hombres vivos y llevan a cuestas de noche durmiendo, que van encantados. Probemos con ellos. Quiérolos 104 enviar a llamar”. Enviados muchos embajadores que los llamasen vinieron luego todos ellos y vinieron asimismo los que se tornan leones, lobos, culebras, sierpes volantes. “Y si caso no vinieren, yo enviaré mis gentes contra ellos”. Venidos ante Montezuma, hízoles una larga oración, que fuesen a empecer a los venidos por la Mar del Cielo “y que ya volverse no quieren. Y el remedio de ello es que vais y hagáis vuestros poderíos en tanta manera que tendrán de llegar acá y se vuelvan, o sobre ello echadles profundos sueños que los llevéis a medianoche a cuestas y los despeñéis en unas hondas peñas y barrancas o comedles los corazones. Y si no pudieres con ellos, dejadlos que leguen acá, que aquí haréis a vuestro gusto de ellos en manera que les pese de haber venido”. Partidos otro día, habiéndoles dado Montezuma preseas de ropas, llegados cerca de la Veracruz, que les vieron, comenzáronse a repartir unos por un cabo, otros por otro, de manera que tomaron en medio a los cristianos, cada cuadrilla de un oficio, por lo más secreto que pudieron. Dijeron los encantadores que se tornaban bravos animales: “Nosotros queremos probar nuestra ventura y si no bastare, les comeremos los corazones”. Y así como a ellos llegaron, por demás fue su trabajo, que nunca les pudieron empecer porque no les hallaban

103 Lo comenzó. 104 Los quiero.

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corazones como aquellos que eran católicos cristianos, porque les pareció a ellos que los corazones tenían escurana 105 y humo e les pareció a ellos no tener corazones. Fueron con esto otros, los que echaban culebras ponzoñosas y alacranes. Tampoco les pudieron empecer. Fueron los hechiceros que comían corvas y pantorrillas y tampoco pudieron hacer nada con ellos porque entendían no tener corvas ni pantorrillas. Fueron a la postre los que encantaban con sueños y los llevaban a cuestas a despeñar y como fueron hallaron guardas y velas, que unos dormían, otros velaban a los que dormían, y con esta vela y centinela jamás pudieron empecerles. Y dijeron todos: “Probemos cuatro noches”.[160v] Probados cuatro noches, no pudiendo empecerles, dijeron:”Volvamos a nuestro rey, como hemos todos nuestros poderíos y no les podemos empecer”. Y llegados a México, cuentan a Montezuma lo sucedido a cada uno de ellos. Otro día Montezuma llamó a un principal llamado Huitznahual Motelchiuh, díxole: “Id al camino de la Veracruz llamado Chalchiuhcuehecan y adonde quiera que os topares a los dioses que ya vienen decid a la mujer que traen consigo que yo os envío, que aquí aguardo al gran capitán y dios”. Llegado en la parte que llaman Chichiquila y visto a Cortés, vio a la Marina y explicóle106 la embajada de Montezuma y como se dejaba mandado que en todos los pueblos de los caminos le habían de recibir y con muchos bastimentos. Llegados a un pueblo que era señor de él Cuatlpopoca, hizo noche allí Cortés. Preguntóle Marina al principal que cuál era el camino mejor y más breve. Díxole y llevóles 107 una madrugada por una senda honda a donde se fueron a morir en unas barrancas más de diez soldados. En esto el cacique huyó. Tornaron a volver y le hallaron y, preguntado la causa de su traición, que era verdad que adredemente lo hizo, lleváronlo maniatado a México. Llegados a Tecoac, vino mensajero les hiciesen buen hospedaje a los dioses, con muchos bastimentos. Azoráronse108 los otomíes de Teocac, dijeron: “¿Por dicha somos sus vasallos de estos que vienen? ¿Ganónos109 en justa guerra? ¡Ea, chichimecos, a las armas contra ellos¡”, y como gente serrana, tomaron luego armas. Y como venían dando alarido, tirando varas, tocan alarma y dan en ellos una rociada de pelotas y luego tiros de campo, que en un hora no hubo qué hacer y quedó el campo cubierto de cuerpos muertos. Otro día que hizo noche allí el ejército cristiano de mañana asoma una gran cuadrilla de gente que venían de paz. Preguntó Marina que de dónde eran. 105 Oscuridad. 106 Le explicó. 107 Los llevó. 108 Se azoraron. 109 Nos ganaron.

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Dijeron: “Somos principales de Tlaxcala”. Preguntado si eran todos unos con los mexicanos, dijeron que no, antes eran enemigos capitales de ellos. Dijéronles cómo salieron éstos muertos de guerra. Dijeron: “Su merecido tienen que como otomíes mal domados, entendiendo que eran mexicanos, acometieron al señor”. Dijeron: “Pues que así es, vamos, señores, a nuestra tierra en Tlaxcala a donde seréis bien recibidos de todos los principales de la ciudad y descansaréis”. Y así visto esto el capitán Don Fernando Cortés, tomaron el camino allá, llevando siempre los principales que les vinieron a recibir, y ellos siempre enviando a su ciudad el aviso como allá iban los dioses y avisándoles que de los chichimecas de Tecoac, valientes, uno ni ninguno que quedaron por su locura de querer acometer a los dioses tan valerosos. Y así, llegaron a Tlaxcalan, a donde fueron muy bien recibidos y servidos muy bien. Y a esto, cada día tenía Montezuma aviso de lo que pasaba en los caminos y como quedaban en Tlaxcala, y hizo llamamientos de todos los principales de sus comarcas para hacer acuerdo y cabildo, como adelante se dirá en otro cuaderno.

Lecturas recomendadas Alvarado Tezozomo, Hernando. Crónica mexicana. 4ta ed. Edición por Manuel Orozco y Berra. México: Porrúa 1987. —. Crónica mexicana. Edición por Gonzalo Díaz Migoyo y Germán Vázquez. Las Rozas, Madrid: Dastin, 2001. —. Crónica mexicayotl. Traducción por Adrián León. México: UNAM, 1975 y 1998 [1949]. —. Crónica mexicayotl. En Codex Chimalpahin. Vol. 1. Editado y traducido por Arthur J.O. Anderson and Susan Schroeder. Norman y Londres: University of Oklahoma Press. 61-177, 1997. Peperstraete, Sylvie. La “Chronique X” Reconstitution et analyse d’une source perdue fondamentale sur la civilisation Aztèque, d’après l’Historia de las Indias de Nueva España de D. Durán (1581) et la Crónica mexicana de F.A Tezozomoc (ca. 1598). Oxford, England: BAR International Series 1630, 2007. Rabasa, José. “ In the Mesoamerican Archive: Speech, Script, and Time in Tezozomoc and Chimalpahin”. Without History: Subaltern Studeis, The Zapatista Insurgency, and The Specter of History. Pittsburg: University of Pittsburg Press, 2010. 205-229.

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Romero-Galván, José Rubén. Los privilegios perdidos: Hernando de Alvarado Tezozomoc su tiempo, su nobleza y su Crónica mexicana. México: UNAM, 2003. Velazco, Salvador. Visiones de Anáhuac: Reconstrucciones historiográficas y etnicidades emergentes en el México colonial: Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Diego Muñoz Camargo y Hernando Alvarado Tezozomoc. México, Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 2003.

DIEGO MUÑOZ CAMARGO (1529-1599)

Juan José Daneri

En toda historia colonial, uno de los aspectos más controvertidos, y por ello fascinantes, es la colaboración de parte de grupos nativos con la invasión extranjera. Dicha participación no solo le presenta al lector contemporáneo una imagen compleja del pasado, frecuentemente cargada de contradicciones, sino que también le invita a examinar ese pasado desde perspectivas inusitadas pero acaso más precisas. En palabras del novelista inglés L.P. Hartley, el pasado es un país extranjero, y eso que llamamos “México colonial” no corresponde precisamente al México actual. Por esto, la notable cooperación de Tlaxcala con el ejército español en el asedio a Mexico-Tenochtitlan y los artefactos culturales que se generaron en aquella localidad a partir de dicha coalición son una excelente entrada a ese territorio movedizo que es la historia del altiplano central de México en 1519. A la llegada de los europeos, la que luego se llamará provincia de Tlaxcala era una confederación de altepemeh (ciudades-estado étnicas) y pueblos autónomos que ocupaba unos 25 kilómetros de radio con centro en Atlihuetzía en el valle del río Atoyac. Contaba con una población estimada de 250 mil habitantes, compuesta por dos etnias de culturas y lenguas propias: la dominante teochichimeca (tlaxcaltecas de habla náhuatl) y la otomí.1 Antes de la existencia de la ciudad de Tlaxcala, construida después de la caída de Tenochtitlan, prevalecían los altepemeh de Ocotelulco, regido por Maxixcatzin, y Tizatlán, al mando de Xicotencatl. Entre las naciones independientes y enemigas de la Triple Alianza (Mexico-Tenochtitlan, Texcoco, Tlacopan), se destaca la confederación tlaxcalteca no solo porque estaba totalmente rodeada por territorio bajo dominio mexihcah sino también debido a que desde

1 Gibson, Tlaxcala in the Sixteenth Century 1-12; 141.

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mediados del siglo XV era víctima de la xochiyaoyotl o guerra florida. 2 La confederación tlaxcalteca, por tanto, poseía una larga experiencia militar y una disciplinada historia independiente, lo que, junto al desgaste por la guerra y el cerco mexihcah, explica la vigorosa resistencia militar inicial a las tropas españolas y sus aliados indígenas, especialmente de parte de las fuerzas de Xicotencatl “el mozo”, hijo del señor homónimo de Tizatlán, quien más tarde acabaría ajusticiado por Hernán Cortés en Texcoco. Si bien la obra a continuación menciona dicha resistencia, ésta y otros eventos relacionados con las dudas indígenas respecto de los españoles aparecen significativamente atenuados. Y es que la Historia de Tlaxcala, terminada en 1592 por Diego Muñoz Camargo, se inscribe dentro de una tradición nacionalista que refleja especialmente los intereses del Cabildo indígena de Tlaxcala de la segunda mitad del siglo XVI. En esta versión de los hechos, pasada la breve etapa de oposición militar consistente en meras “escaramuzas”, se produce una serie de negociaciones políticas entre los señores de diferentes altepemeh tlaxcaltecas, y entre éstos y Cortés, las que desembocan en una rápida alianza militar y religiosa entre ambos grupos que identifica un enemigo común, los mexihcah de Tenochtitlan. En la «historia oficial» del Cabildo no solo se borra el hecho de que la alianza con los invasores es producto de la derrota militar tlaxcalteca por los españoles sino que se incorpora y resalta el famoso aunque apócrifo bautizo de los cuatro señores de Tlaxcala. Gracias a su activa participación en la caída de Tenochtitlan en agosto de 1521, y a pesar de la coalición forzada con Cortés, los tlaxcaltecas, según la historiadora Andrea Martínez Baracs, “no se consideraban derrotados sino conquistadores; nunca tributarios, sino nobles a la par que los españoles”.3 Aunque la relación entre ambos grupos nunca fue simétrica, entre 1535 y 1589 la ahora ciudad y provincia colonial de Tlaxcala recibió beneficios de parte de la Corona que le brindaron una condición especial aunque frágil: el título de “Muy Noble y Muy Leal”, la prohibición de interferir con transacciones mercantiles indígenas, la exclusión del régimen de la encomienda y la exclusividad franciscana en sus territorios, el derecho a dirigirse directamente al rey y un tributo

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Batallas anuales pactadas pero impuestas a ciertos señoríos independientes por los mexihcah, cuyo objetivo era conseguir víctimas para ceremonias oficiales de sacrificio en Tenochtitlan.

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Un gobierno de indios 73.

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indígena reducido, entre otros.4 La acumulación de fueros en constante disputa corría paralela a la creación y consolidación tanto de un cabildo indígena local como de la ciudad misma de Tlaxcala, producto de un proceso de centralización que acabaría beneficiando sobre todo al gobierno virreinal. La construcción de la ciudad de Tlaxcala se inició en 1528 y hacia 1560 exhibía una plaza rodeada por el mesón (hotel), la prisión, diversas tiendas, las casas reales ocupadas por la alhóndiga, donde se almacenaba el tributo en maíz, y la sala del Cabildo. Éste fue creado por la Audiencia de México en 1545 y respondía a la necesidad de mantener la estabilidad política y el efectivo gobierno de la provincia. El Cabildo contaba con un gobernador que rotaba entre las cuatro “cabeceras” en que se dividió la provincia colonial, Ocotelulco, Tizatlán, Quiahuiztlán y Tepetícpac. El gobierno local funcionaba con los cuatro tlahtohqui (señores) representantes de cada cabecera y el gobernador español, además de 220 electores indígenas y una serie de oficiales designados localmente. Entre aproximadamente 1550 y 1590, el Cabildo desarrolló una estrategia de defensa de los “fueros” de la provincia de cara a la baja inaudita en la población indígena y al asedio sostenido de españoles, mestizos y miembros de la nobleza local sin representación política.5 Dicha estrategia consistió no solo en apelaciones directas al rey sino también en la persistente utilización de la versión oficial tlaxcalteca de los eventos de 1519-1521 como herramienta de propaganda interna y externa. Los conocidos murales que ilustraban la versión tlaxcalteca de su alianza con los españoles y participación en la derrota de Mexico-Tenochtitlan se ubicaban en la sala principal de las casas reales, lugar donde sesionaba el Cabildo ordinariamente. Aunque los murales han desaparecido, versiones basadas en estas imágenes sobreviven no solo en el Lienzo de Tlaxcala sino también visual y verbalmente en dos obras de Diego Muñoz Camargo.6 Esta familia de artefactos ideológicamente afines patrocinados por el Cabildo ofrece el contexto desde el 4 Ver Recopilación de Leyes de los Reynos de las Indias, Libro VI, Título I, leyes XXXIX a XLV. Gibson incluye una lista anotada de privilegios reales a la ciudad (Tlaxcala in the Sixteenth Century 229-234). 5 Población indígena estimada: 250 mil habitantes en 1531; 80 mil habitantes en 1593 (Gibson, Tlaxcala in the Sixteenth Century 141). 6 El Lienzo es una copia de manuscritos perdidos de mediados del siglo XVI; contiene ochenta imágenes que siguen la versión oficial del Cabildo indígena. Ver Mario de la Torre, ed., El Lienzo de Tlaxcala, México, D.F.: Cartón y Papel de México, S.A. de C.V., 1983. El único antecedente escrito de la obra de Muñoz Camargo es una historia perdida de Tadeo de Niza escrita en 1548, la cual sobrevive en los fragmentos que Fernando de Alva Ixtlilxóchitl incorporó a su Historia de la nación chichimeca (ca.1625).

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cual se comprende mejor lo que la Historia de Tlaxcala de Muñoz Camargo muestra y oculta de los eventos históricos ocurridos en la primera mitad del siglo XVI. Sin embargo, como se verá a continuación, dicho contexto no alcanza a explicar ciertas características significativas de la obra del autor. Diego Muñoz Camargo (c.1529-c.1599) fue hijo ilegítimo de Juana de Navarra, indígena principal, y del conquistador español Diego Muñoz, quien ya viudo y junto a su segunda esposa criaron a Diego y su hermano Juan en un ambiente español. Muñoz Camargo fue un mestizo de origen noble, educado como español y con competencia lingüística en náhuatl. A la edad de 8 ó 9 años, el futuro cronista se desempeñó como catequista de los indígenas que llegaron con Álvar Núñez Cabeza de Vaca de La Florida. Como su padre, fue un exitoso ganadero, de quien Antonio Herrera dijo que “con dos ovejas vino a tener más de cuarenta mil en diez años”, y ejerció asimismo como intérprete oficial en múltiples ocasiones y como teniente del alcalde mayor de Tlaxcala en 1583. Poseyó propiedades en la provincia y participó activamente en la compra-venta de tierras, en tanto que se convirtió en prestamista y empresario de la carne y la sal. Durante un año, administró el mesón de la ciudad y en oportunidades fungió como abogado en litigios entre indígenas y españoles.7 Fue asimismo propietario de esclavos africanos que trabajaban en sus fincas ovejeras y contrató mano de obra indígena. La participación política del autor estaba estrechamente ligada al Cabildo indígena y alcanzó su punto más alto cuando éste le solicitó no solo preparar la “Relación geográfica de Tlaxcala” sino entregársela en mano a Felipe II en Madrid como cabeza de la sexta misión tlaxcalteca a la corte entre 1584 y 1585. En recompensa por su relativamente exitosa expedición, es nombrado procurador de la ciudad, cuya labor consistía en administrar la hacienda provincial y representar a Tlaxcala en sus litigios. Dos años más tarde, el Cabildo lo beneficia con la “donación” de una propiedad comunitaria. Luego, por iniciativa del segundo Virrey Velasco, Muñoz Camargo proporcionó las provisiones necesarias a las familias tlaxcaltecas encargadas de colonizar San Luis de Potosí (Tlaxcalilla) y Mezquitic, donde distribuyó predios agrícolas. En reconocimiento por estas labores el Virrey le otorgó el título de “Proveedor y repartidor de tierras”.

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Para una lista comprensiva de cédulas que revelan las múltiples actividades económicas de la familia Muñoz Camargo hasta el año 1707, ver la edición de Reyes García de la Historia de Tlaxcala, 294-366.

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Se conservan tres obras del autor: la Descripción de la ciudad y provincia de Tlaxcala (1580-85), o “Relación Geográfica de la provincia de Tlaxcala”; la Suma y epíloga de toda la descripción de Tlaxcala (158890); y la Historia de Tlaxcala (1592). Todas sus obras reflejan un conocimiento detallado de la historia y cultura locales tanto indígena como española, y ofrecen una visión bastante completa de aspectos políticos, económicos, étnicos, etc. Aunque inconclusa, la Historia es quizás la versión más pulida de sus trabajos, ya que se trata del texto base de la Descripción que el autor continuó revisando después de su vuelta a Nueva España. Relata cronológicamente la historia de Tlaxcala desde su fundación hasta 1585 y, aunque reproduce la versión oficial del Cabildo indígena de la historia local, presenta a un narrador que se identifica étnicamente con los españoles. De hecho, el narrador no solo utiliza el “nosotros” para referirse a los españoles sino que condena consistentemente la religión indígena calificándola de “idolatría”. Esta aparente contradicción ha sido también identificada en la Descripción por Salvador Velazco, quien la llama “ambivalencia discursiva”: por un lado, el discurso etnográfico demoniza la cultura amerindia, especialmente en el aspecto religioso; por otro, el discurso historiográfico defiende los intereses del Cabildo indígena, es decir, de la facción de la nobleza local que controlaba dicho organismo en la época. 8 Dicha ambivalencia revela la compleja red de relaciones entre los intereses corporativos del Cabildo indígena de Tlaxcala, el provecho personal y familiar de Diego Muñoz Camargo, la ortodoxia católica franciscana y los beneficios económicos y políticos esperados por las autoridades virreinales, y también de un modo más general entre la política, la economía, la religión y la escritura de la historia en una situación de colonialidad. El texto seleccionado de la Historia de Tlaxcala de Diego Muñoz Camargo abarca aproximadamente las tres o cuatro semanas que van desde fines de agosto a mediados de septiembre de 1519, es decir, desde los primeros contactos entre soldados tlaxcaltecas otomíes y los españoles y sus aliados indígenas hasta pactada la alianza militar hispano-tlaxcalteca para conquistar Tenochtitlan. Junto con la narración de eventos, el texto incluye notables diálogos entre los señores tlaxcaltecas, y entre éstos y Cortés, y los macehualtin (vasallos) de Tlaxcala, los cuales muestran las grandes diferencias culturales entre tlaxcaltecas y españoles, y los complejos procesos de negociación y cálculo políticos que se llevaron a cabo al interior de las comunidades indígenas cuando se enfrentaron a la invasión militar europea.

8 Velazco, Visiones de Anáhuac 127-195.

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Nuestra selección consiste en los capítulos III, IV y el primer párrafo del capítulo V del Libro II de la Historia de Tlaxcala en la edición de Chavero9, páginas 183 a 206, correspondientes a los párrafos 262 a 308 en la edición paleográfica de Reyes García de 1998. Para facilitar la lectura, se ha insertado párrafos y en ocasiones añadido o reemplazado texto considerando la transcripción de Reyes García. Las definiciones léxicas a pie de página se basan en Covarrubias (1943) y el Diccionario de Autoridades (1969). Los términos náhuatl en notas siguen la ortografía de Karttunen (1992) y por tanto muestran ocasionales diferencias con el texto de la Historia. Así por ejemplo, cuando el texto utiliza el gentilicio náhuatl castellanizado “culhuas” o “culhuaques” para referirse a la etnia que habitaba Mexico-Tenochtitlan, en nota aparece colhuah y colhuahqueh, singular y plural respectivos para dicha nación.

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Esta edición, publicada en 1892 es de dominio público.

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Historia de Tlaxcala

Habiendo pues tomado Cortés la razón de toda la tierra y de la grandeza y majestad de Moctecuhzoma10 y de sus contrarios en Cempoala,11 escribió una carta a la provincia de Tlaxcala a los cuatro señores de ella, diciéndoles cómo él había llegado a esta tierra con deseo de verlos y conocerlos y ayudarles en todos sus trabajos y necesidades, que bien sabía estaban apretados y opresos12 de las grandes tiranías de los culhuas mexicanos.13 Y que él venía en nombre de un gran señor que se llamaba el Emperador Don Carlos, y que traía consigo al verdadero Dios, porque los dioses que ellos adoraban eran falsos y hechos a mano por mano de hombres mortales, y que el Dios que él y sus compañeros adoraban era el que había creado el cielo y la tierra y todo lo que en él había. Y que allí les enviaba un sombrero, una espada y una ballesta para que viesen la fortaleza de sus armas, las cuales traía para socorrer y favorecerlos como a hermanos contra aquel tirano y fiero carnicero de Moctecuhzoma, porque él sabía que los tenía muy enojados. Estas cosas y otras de gran presunción contenía la carta, pero como no sabían leer, no pudieron entender lo que contenía. Los mensajeros que la traían dijeron de palabra estas razones relatadas, porque Malintzin se las dio bien a entender para que de palabra así las dijesen a los señores y caciques14 de Tlaxcala. Y como llegasen los mensajeros cempoales, dieron la espada, carta y ballesta y sombrero de seda tafetán carmesí,15 que antiguamente se usaban unos chapeos16 velludos de seda, y con estas cosas y otras que los mensajeros añadieron pusieron en extraña alteración a toda la República de Tlaxcala.

10 Tlahtoani de Mexico-Tenochtilan, una de las tres altepemeh que conformaban la Triple Alianza comúnmente llamada “imperio azteca”. 11 Altepetl totonaca en la costa del actual estado de Veracruz. Tributaria de la Alianza desde su caída en 1458, fue el primer centro urbano indígena al que llega Cortés en México. 12 Apretado: acosado, maltratado. Opreso: oprimido. 13 Doble afiliación que describe el origen étnico de los habitantes de Mexico-Tenochtitlan. Después de una serie de casamientos estratégicos entre colhuahqueh y sus vasallos advenedizos mexihcah, se produjo un arreglo político en 1375 mediante el cual el colhuah Acamapichtli se convierte en el primer tlahtoani de Tenochtitlan. 14 Cacique: término taíno; jefe indígena local. 15 Tafetán: seda delgada. 16 Chapeo: sombrero.

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Ayuntados17 los cuatro señores de las cuatro cabeceras,18 y los más principales y demás caciques, sobre lo que se determinaría en este caso, si por ventura matarían a los mensajeros de Cempoala, por ser como eran vasallos de mexicanos, no viniesen de industria con19 asechanza de parte de los culhuaques de México, o si era prodigio o abusión20 de alguna mala nueva. Y estando en esta consulta, salió resuelto de que no los matasen, sino que dijesen a aquellas gentes que eran tenidos por dioses, que fuesen bien venidos, que cuando les pareciese venir a su tierra serían bien recibidos. Y en este ayuntamiento dijo el gran Xicotencatl a Maxixcatzin, y a Citlalpopocatzin y a Tlehuexolotzin: “Ya sabéis, grandes y generosos señores, si bien os acordáis, como tenemos de nuestra antigüedad cómo han de venir gentes de la parte de donde sale el sol, y que han de emparentar con nosotros, y que hemos de ser todos uno, y que han de ser blancos y barbudos, que han de traer celadas21 en las cabezas por señal de gobierno, que han de ser zancudos,22 y que han de traer armas muy fuertes y más fuertes que nuestros arcos (por la ballesta que así la llamaban) que no las podemos enarcar23, y con espadas de delicados filos, que nuestras armas (comparadas) con éstas no son muy tenidas ni estimadas en nada; éstos son y estos nos vienen a buscar, y no son otros.24 ¿En qué mejor tiempo que éste pueden venir, que llevamos de vencida la provincia de Huexotzinco,25 que los tenemos arrinconados en las faldas de la Sierra Nevada, y desde allí están pidiendo socorro a Moctecuhzoma? No curemos26 de más venganza. Estos dioses u hombres, veamos lo que pretenden y quieren, porque las palabras con que nos saludan son de mucha amistad, y bien deben de saber nuestros trabajos27 y continuas guerras, pues nos lo envían a decir”.

17 Yuntado: reunido. 18 Cabecera: término español; ciudad capital. 19 De industria con: con el propósito de. 20 Prodigio: señal anticipatoria o profética. Abusión: mal agüero. 21 Celada: parte de la armadura que cubre la cabeza. 22 Zancudo: alto. 23 Enarcar: doblar, torcer. 24 Referencia al mito de la vuelta de Quetzalcóatl; para una revisión crítica del tema, ver Camilla Townsend, “Burying the White Gods: New Perspectives on the Conquest of Mexico”, American Historical Review 108.3 (2003): 659-687. 25 Altepetl independiente de la Triple Alianza al suroeste de Tlaxcala. Cayó bajo control tlaxcalteca en 1508 y parte de la nobleza local se exilió en territorio de la Alianza, desde donde se fraguaba una posible invasión. 26 Curar: preocupar. 27 Trabajo: dificultad, necesidad.

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Con esto los mensajeros se volvieron a Cortés, y en el ínterin 28 los sacrificios de sus dioses infernales, ritos y supersticiones no cesaban, antes [los hicieron] con más fervor y cuidado. Ya en este tiempo los dioses mudos se caían de sus lugares: había temblores de tierra y cometas del cielo que corrían de una parte a otra por los aires; [y también] los grandes lloros y llantos de niños y mujeres, de gran temor y espanto, de que el mundo perecía y se acababa, que no hay lengua ni pluma que lo pueda ponderar y encarecer. 29 Y como Cortés no hacía sino marchar, llegó a los confines y términos de esta provincia con su gente buena y católica compañía, donde fue recibido con algazara, escaramuzas y gran aspereza de guerra30, donde mataron un español y dos caballos, como atrás dejamos declarado, por los indios otomíes de Tecohuactzinco,31 guardarraya y fronteros, que guardaban aquella frontera. Mas sabido por los tlaxcaltecas, les fueron mandados y enviados los mensajeros, que fueron Coztomatl y Tolinpanecatl, para que no los enojasen y que los dejasen pasar por donde quisiesen. Y así fue que, habiendo estado algunos días en este pueblo de Tecohuactzinco, se movieron de allí y se vinieron a Tlaxcala, donde el gran señor Xicotencatl recibió a Cortés de paz y a sus compañeros, cuyo recibimiento fue el más solemne y famoso que en el mundo se ha visto ni oído, porque en tierras tan remotas y extrañas y apartadas, nunca a príncipe alguno se había hecho otro tal, porque salieron los cuatro señores de las cuatro cabeceras de la señoría y reino de Tlaxcala con la mayor pompa y majestad que pudieron, acompañados de otros muchos tecuhtles y piles32 y grandes señores de aquella república, más de cien mil hombres que cubrían los campos y calles, y que parece cosa imposible. El primer recibimiento se les hizo en Tzompanzinco, lugar muy principal de Tlaxcala, y allí [Cortés] fue recibido de los principales en

28 Ínterin: entre tanto. 29 Ponderar: examinar, exagerar. Encarecer: exagerar. Referencia a los portentos que supuestamente anticiparon la llegada de los españoles; existen leves diferencias con los vistos en Tenochtitlan. Ver Códice florentino, Libro XII, cap. 1. 30 Algazara: griterío moro de guerra. Escaramuza: lucha, pelea. Aspereza: furia; desagrado. 31 Tecoac, al este de Tlaxcala cerca de Huamantla, es sitio de la primera de dos grandes batallas entre fuerzas tlaxcaltecas (otomíes) y españolas. Bernal Díaz del Castillo explica que Xicotencatl “el joven” comandaba el ejército local en los enfrentamientos del 2 y 5 de septiembre de 1519, donde éste sufre significativas pérdidas. Muñoz Camargo trata el tema de Xicotencatl “el joven” anteriormente en una digresión a la historia del linaje de Xicotencatl; ver Libro I, cap. IX. 32 Castellanización de teuctli y pilli; ver Glosario.

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aquel pueblo. 33 De allí pasaron los nuestros a otro lugar muy grande que llamaban Atlihuetzan, 34 de aquí salieron otros tecuhtles y piles de muy gran valor y estima, donde salió Piltecuhtli acompañado de gran muchedumbre de gente, y de este lugar bajaron a Tizatlán, que es el lugar de la cabecera de Xicotencatl. Aquí en este lugar y casas de Xicotencatl, por ser muy viejo, no salió de su casa más que hasta un patio donde había unas gradas de poca bajada. Aquí estuvieron todos los demás señores de las cabeceras, que eran Maxixcatzin, Citlalpopocatzin, Tlehuexolotzin y demás señores al respecto, para hacer tan solemnísimo recibimiento. Llegados los nuestros y puestos en ordenanza a donde debían ser recibidos, llegó Xicotencatl a abrazar a Hernando Cortés y hacerle la salva, 35 como en efecto lo hizo. Mas Cortés, como hombre sagaz y astuto y no en ningún caso descuidado, asimismo le abrazó, mas siempre con gran recato le asió de la muñeca del brazo derecho y no se consintió apretar el cuerpo. Y de esta forma y término lo hizo con Maxixcatzin, Citlalpopocatzin y Tlehuexolotzin. Hecha esta ceremonia tan famosa, se fueron Xicotencatl, Cortés y Malintzin mano a mano hasta donde habían de ser alojados y aposentados, tratando de su venida y de cómo [Cortés] los venía a visitar y ayudar en lo que se les ofreciese, y a castigar a Moctecuhzoma, su capital enemigo, y toda la demás gente de Culhua, que en aquella sazón prevalecía y predominaba en toda la máquina36 de este nuevo orbe, donde era tan temido, y adorado y reverenciado como si fuese un dios, teniendo señorío, poder y mando en este tan remoto y apartado imperio y monarquía, sobre todas las naciones de estas tan extrañas partes. Aposentados, como tenemos referido, los nuestros en los palacios de Xicotencatl, con mucho cuidado fueron de él regalados y servidos, donde presentaron a Cortés muchas joyas de oro y pedrería de gran precio y valor, y muchedumbre de ropa de algodón muy ricamente labrada de labor tejido, 37 y otras ropas de pluma de estima, y gran suma de bastimentos38 de aves, gallinas y codornices, liebres y conejos, venados

33 La estructura flexible de la confederación tlaxcalteca permitió que los señores de Tzompantzinco, Atlihuetzía y Tecoac hicieran pactos individuales con Cortés antes de la coalición hispano-tlaxcalteca (Gibson, Tlaxcala in the Sixteenth Century 10-11). 34 Atlihuetzía. Señorío independiente tlaxcalteca cuyos tlahtohqui Acxotecatl y Piltecuhtli le ofrecen ayuda a Cortés. 35 Salva: recibimiento formal a una autoridad. 36 Máquina: extensión. 37 Labor tejido: tejido a mano. 38 Bastimentos: pertrechos, provisiones.

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y otros géneros39 de caza, que son y eran de las carnes que usaban comer los señores de esta tierra, sin el maíz y frijol y otras legumbres de la tierra. Finalmente se les dio todo lo necesario para el sustento de los nuestros. Luego a los principios, en el lugar y pueblo de Tecohuactzinco en la provincia de Tlaxcala, entendieron los naturales que el caballo y el que iba encima eran todo una cosa, como los centauros u otra cosa monstruosa, y así daban ración a los caballos como si fuesen hombres, de gallinas y cosas de carne y pan. El cual engaño duró muy poco, porque luego entendieron que eran animales irracionales que se sustentaban de hierbas en el campo, aunque también estuvieron mucho tiempo en opinión de ser animales fieras que se comían a las gentes, y que por esta causa decían que los hombres blancos les echaban frenos en las bocas atrailladas contra ellos. Cuando acaso algún caballo traía ensangrentada la boca, decían que se había comido algún hombre. Por manera que sospechaban que eran de tanto entendimiento, que los mandaban los dioses para lo que habían de hacer, sin entender el secreto del gobierno 40 del freno y espuelas. Y así cuando relinchaba un caballo decían que pedía de comer y que se lo diesen luego [para que] no se enojase. Y de esta manera procuraban tener contentos a los caballos, en darles de comer y de beber muy cumplidamente. De estas novedades y casos no vistos, venían gentes forasteras y extrañas secretamente a saber lo que pasaba, y qué gentes eran estas que habían venido, de dónde y de qué parte y qué cosas las que traían.41 Los de Tlaxcala les decían muchas más cosas de las que pasaban para ponerles temor y espanto, y que publicasen todas estas cosas en toda la tierra, como en efecto se puso, y se decía afirmativamente que los nuestros eran dioses, o que no había poder humano que pudiese pugnar contra ellos, ni quien los pudiese ofender42 en el mundo ni enojarlos. Estando pues los nuestros en este buen alojamiento, presentaron a Cortés más de trescientas mujeres hermosas de muy buen parecer y muy bien ataviadas, las cuales le daban para su servicio porque eran esclavas que estaban dedicadas para el sacrificio de sus ídolos, y estaban presas y condenadas a muerte por excesos y delitos que habían cometido contra sus leyes y fueros. Y pareciendo a los caciques que no había mejor en qué emplearlas, las dieron en ofrenda y sacrificio a los nuestros,

39 Género: tipo, especie. 40 Gobierno: mando, control. 41 Referencia a los mensajeros mexihcah que frecuentemente visitaban a los españoles por orden de Moctecuhzoma. 42 Ofender: hacer daño, injuriar.

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las cuales iban llorando su gran desventura, a padecer crueles muertes considerando el cruel sacrificio que habían de padecer, y después de muertas [iban a] comérselas los dioses nuevamente venidos. Algunos han querido afirmar en este particular que estas mujeres eran hijas de señores y principales, lo cual no pasó así, porque de su antigüedad tenían esclavos y esclavas habidas en despojos de guerras y de gentes extranjeras venidas y traídas de otras naciones, y esta esclavonía43 sucedía en los hijos e hijas de esclavos y esclavas, y pasaba muy adelante esta sucesión hasta los bisnietos. Finalmente, aquestas 44 trescientas mujeres se dieron y ofrecieron al capitán Cortés para que le sirviesen a él y a sus compañeros, y al tiempo que se las presentaron no las quiso recibir sino que se las tornaron a llevar, respondiéndoles que se lo agradecía mucho y que no la[s] quería recibir porque en su religión cristiana no se permitía aquello, porque si no fuesen cristianas bautizadas no se podía hacer. Y cuando esto hubiese de ser, sería para tomarlas por su única mujer y compañía por orden de la Santa Madre Iglesia [pero] que no las podían tener porque su ley lo vedaba, como adelante mediante Nuestro Señor lo verían. Mas con todo esto, con grandes ruegos y persuasiones, las recibió a título de que se recibían para que sirviesen a Malintzin, advirtiendo de que sienten mucho los indios cuando no les reciben los presentes que dan, aunque sea una flor, porque dicen que es sospecha de enemistad y de poco amor y de poca confianza del dante y del que presenta la cosa, que así se usaba entre ellos. Cuando así tenían una mujer principal, la acompañaban muchas mujeres para que la sirviesen, de manera que para el servicio de Marina, se quedaron en servicio del capitán Cortés para que acompañasen y sirviesen a Marina. Y así se quedaron en servicio del capitán y de sus compañeros, las cuales como referido tenemos se quedaron éstas y otras muchas que después les dieron en adelante, y viendo que algunas se hallaban bien con los españoles, los propios caciques y principales daban sus hijas propias con el propósito de que, si acaso algunas se empreñasen, quedase entre ellos generación de hombres tan valientes y temidos. Y así fue que el buen Xicotencatl dio una hija suya hermosa y de buen parecer a Don Pedro de Alvarado por mujer, que se llamó Doña María Luisa Tecuhcihuatzin, porque en su gentilidad45 no había más matrimonio que el que se contraía por voluntad de los padres, y así daban 43 Esclavonía: esclavitud. 44 Aquestas: esta. 45 Gentilidad: paganismo, idolatría.

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sus hijas a otros señores, que aunque se usaban muchas ceremonias de sus ritos gentílicos, como atrás lo dejamos declarado, los señores absolutamente tomaban las mujeres que querían y se las daban como a hombres poderosos.46 Y por esta orden se dieron muchas hijas de señores a los españoles, para que quedase de ellos casta y generación por si se fuesen de esta tierra. Llamaron los naturales a Hernando Cortés chalchiuh capitán, que quiere decir tanto como si dijéramos capitán de gran estima y valor, y este es el natural sentido que se le daba porque el chalchiuhuitl es de color de esmeralda, y las esmeraldas son tenidas en mucho entre los naturales, son muy preciadas. Y así compararon la persona de Cortés con estas piedras, llamándole chalchuihuitl capitán, comparando al buen español con los chalchihuites y esmeraldas, o como si ahora dijésemos esmeralda capitán o muy preciado caballero, llamándole así por excelencia chalchihuitl capitán. Por lo consiguiente llamaron a Don Pedro de Alvarado el sol, porque decían que era hijo del sol por ser rubio y colorado, de muy lindo rostro, donaire y disposición y buen parecer, y así entre los naturales no le daban otro renombre, porque después del capitán Hernando Cortés no hubo otro más querido ni amado de los naturales que Don Pedro de Alvarado, especialmente de los de Tlaxcala. Y como estuvieron los españoles en este buen acogimiento en las casas y palacios del gran Xicotencatl, procuró Maxixcatzin con grandes ruegos que Cortés y toda su gente se pasasen a su barrio y cabecera y a sus casas, y que ahí le serviría y regalaría, que es en el barrio y cabecera de Ocotelulco. Lo cual Cortés le agradeció mucho, y se pasó a su señorío y cabecera él y sus compañeros, así por darle gusto y contentarle, como también porque así le convenía dar contento a todos y ganarles la voluntad, particularmente a Maxixcatzin.47 Tuvieron allí descanso algunos días con mucho regalo y regocijo, con buenos entretenimientos de fiestas a su usanza. Al cabo de todo esto y pasadas sus fiestas, habiéndose congregado los cuatro señores de las cuatro cabeceras y demás principales y caciques, procuraron de tratar con Cortés con palabras blandas, y le rogaron y suplicaron con mucho encarecimiento, diciendo de esta manera: “Te pedimos, por merced, valeroso capitán, único señor de los hombres blancos y barbudos, que ya que os tenemos por hermanos y muy verdaderos amigos, que os declaréis con nosotros en decirnos y

46 Según el autor, los tlaxcaltecas eran inicialmente monógamos pero el demonio los había inducido a la poligamia; sin embargo, reconocían solo a una mujer como legítima. Ver Libro I, cap. XVI. 47 Aunque Xicotencatl es el mayor de los tlahtohqui y Maxixcatzin el menor, es éste quien tiene más poder e influencia política a la llegada de Cortés.

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declararnos sin doblez ninguno, sino sencillamente y con abierto pecho y claras entrañas, qué es lo que buscáis y lo que queréis. ¿Qué es vuestro designio y principal propósito, y a qué habéis venido a nuestras tierras? Porque ya nosotros aquí estamos y aquí nos tenéis en paz a vuestra voluntad, y limpia y segura amistad, con fe y palabra inviolable de que os tenemos por amigos con presupuesto de jamás quebrantarla nosotros, ni los nuestros ni nuestros hijos. Decidnos ahora bajo de esto 48 vuestra voluntad y de toda la realidad de la verdad, primeramente si sois hijos de dios y si sois hombres mortales como nosotros. O si tenéis alguna deidad, o si sois dioses y de qué partes del mundo sois venidos. Y si es cierto que habéis bajado del cielo como se ha imaginado, desengañadnos de todo punto porque queremos estar desengañados, seguros y satisfechos, porque sabido vuestro intento, aquí nos tenéis para todo lo que quisiereis hacer e intentar, y nos hallaréis muy prontos y aparejados para todo. Y si habéis de pasar adelante, os daremos favor y todo lo necesario para el matalotaje, o si traéis intención de vivir entre nosotros, mirad donde os parece buen sitio para hacer vuestro asiento y donde estaréis mejor acomodados, porque os daremos tierras y montes y aguas, y os ayudaremos a hacer vuestras casas para que podáis vivir a vuestro contento. Y cuando esto no sea de todo lo que os preguntamos, decidnos si nos traéis alguna embajada de los altos soberanos dioses a cuya deidad estamos sujetos. Decidnos y declaradnos la verdad, que a cualquiera cosa que se nos dijese de parte de ellos, estamos muy prestos para cumplirlo, así por guerras como por sacrificios o cualquiera otro modo y manera que lo tengan ordenado, según fuese su voluntad, que suyos somos y sus vasallos. Por tanto, valeroso capitán, no nos tengáis así suspensos, declaradnos vuestra voluntad, pues la nuestra bien la sabéis y la habéis conocido, que de ilustres y nobles caballeros es declararse con los amigos, y aun con los enemigos”. A las cuales razones que hubieron hablado Maxixcatzin y Xicotencatl respondió Cortés mediante y por lengua de Malintzin y Aguilar, diciendo a los cuatro señores de las cuatro cabeceras: “Yo os agradezco mucho, generosos y amigos míos, vuestra lealtad y amigable voluntad. Bien parece vuestro principado ser de mucha alteza y estima y gran valor. Pues así es, y queréis saber particularmente de mí y de mis compañeros quiénes somos, y de dónde y de qué parte venimos; justa razón pedís y es muy bien que se os diga, y estéis desengañados de las dudas en que estáis y de las cosas que ignoráis. Habéis de saber que mis compañeros y yo somos venidos de muy lejanas partes y de tierras muy remotas y apartadas de éstas. Nos llamamos cristianos, porque lo somos 48 Bajo de esto: en estos términos.

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por ser hijos del verdadero Dios, de aquel que creó el cielo y la tierra, y todas las demás cosas que en el mundo hay y se ven. Y somos venidos de parte del Emperador Don Carlos de Austria, que es muy gran señor, el cual nos ha enviado a visitaros porque sabe y entiende la necesidad en que estáis, así de fuerzas temporales como de fe. Y para que también os demos noticia, dándoos a entender cómo no hay más que un solo Dios verdadero, porque todos los demás que tenéis y adoráis por dioses son dioses falsos y de mentira, llenos de vanidad, obrados y hechos por mano de otros hombres bestiales y torpes, porque al fin son dioses mudos e insensibles que no se mueven, y así su ser es compuesto de ninguna fuerza, ni valor ni de ningún efecto, para lo cual soy venido a desengañaros del engaño en que vivís y habéis estado, y a traeros y daros otra ley mejor que la vuestra porque es la del verdadero Dios, limpia y clara sin ningún género de engaño ni duda, fuera de tanta barbarie de sacrificios crueles y abominables, como son los que usáis en vuestros ritos. Y asimismo vengo a declarar y decir cómo después de esta vida hay otra que es eterna y sin fin, cuya claridad se os será mostrada y enseñada por los ministros de Dios,49 para que estéis enterados de las cosas de nuestra Santa Fe Católica, que para ello el gran señor de cuya parte soy venido os [los] enviará muy en breve tiempo. Y así os ruego y amonesto que tengáis por bien, sin recibir pesadumbre alguna, pues tanta amistad me tenéis, que quiero derribar estos vuestros ídolos, aquestos50 que tenéis y adoráis por dioses, que os tienen ciegos y engañados. “Que esta ha sido mi principal venida, y después de esto vengo a ayudaros y a dar muy cruda guerra a Moctecuhzoma, vuestro capital enemigo, y vengar vuestras injurias, en cuya venganza y castigo veréis que mi amistad es firme y muy verdadera, para que después vengados de vuestros crueles enemigos y crueles adversarios, [yo pueda] vivir con descanso entre vosotros, sin jamás desampararos. Quería sacar51 [después] de esto, generosos señores, que os persuadieses a querer seguir ante todas cosas mi sacra religión, mi santísima ley y fe verdadera, que es la del verdadero Dios Jesucristo nuestro Señor, Unigénito Hijo de Dios y Salvador del mundo, y que os bautizases con el agua del Espíritu Santo, para que quedaseis lavados y limpios de todas vuestras culpas, mancillas y pecados. Y con esto tendré por cierto que me queréis bien, y con este vínculo de amor quedará confirmada nuestra amistad para siempre jamás, y [podré] llamaros cristianos como yo me llamo y se llaman y apellidan todos mis compañeros, que es el más alto blasón, 49 Ministro de Dios: prelado; sacerdote. 50 Aquesto: esto. 51 Sacar: manifestar, explicar.

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renombre y apellido que podemos tener, porque es derivado y tomado del Santísimo Nombre del Hijo de Dios verdadero, Jesucristo Nuestro Señor y Redentor del género humano. Y que con esto cesen los crueles y horrendos sacrificios y endemoniados ritos que tenéis, y que con esto dieses de mano52 al demonio que os tiene ciegos y engañados, dando al través53 con todas estas cosas a que el enemigo del género humano con sus malicias y astucias os ha incitado, que no vieses54 más en el engaño en que vosotros y vuestros antepasados vivían y hasta ahora habéis vivido. Olvidad y desarraigad de vuestros corazones tan gran engaño y torpeza y error, destruyendo totalmente el nombre que tenéis de idólatras, sacrificadores y comedores de carne humana y de vuestras propias carnes y sangre, cuyos nefandos y aborrecibles pecados55 e infernales hechos son reprobados entre hombres de razón y de ley de naturaleza. Porque un crimen tan atroz y uso tan cruelísimo y abominable entre todas las generaciones del mundo, pésimo, detestable y de tan horrenda abominación, jamás se ha visto, ni oído ni hallado en todas las naciones del universo, pues que fieros animales aborrecen comerse unos a otros, siendo gobernados tan solamente por instinto natural, como más largamente os podría decir y traer otros muchos más ejemplos con urgentísimas razones, las cuales omito por dar fin a mi respuesta. “Por tanto, señores y amigos míos generosos, pues me habéis pedido razón de mi venida y os he querido satisfacer, ya os la he dado muy por extenso sin haberos ocultado cosa alguna, sino que clara y abiertamente os he descubierto mi pecho, y así lo podréis decir e informar a todas vuestras gentes, y a aquellos que quisiesen seguir mi amistad y venirse de paz y tornarse cristianos y ser del gremio de nuestra Santa Madre Iglesia de Roma, y recibir el verdadero bautismo, que [así] serán libres del demonio, y seremos todos uno, incorporados en un gremio. Y en lo que toca a decir que si somos dioses o si somos hombres, sabed y tened por cierto que no somos dioses sino hombres humanos y mortales como vosotros, pero la ventaja que tenemos de los otros hombres sólo es en ser como somos cristianos, por servir como servimos a un solo Dios verdadero. Y la diferencia que hay entre nosotros y vosotros es que vosotros servís a las estatuas e ídolos semejantes al demonio, y nosotros servimos a Dios, que creó el cielo y la tierra, como os lo tengo significado desde el principio de mi plática”.

52 Dar de mano: despreciar, rechazar. 53 Dar al través: destruir, abandonar. 54 Verse: hallarse en cierto estado. 55 Pecado nefando: sodomía.

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Y con lo cual acabó el valeroso capitán con semblante muy severo, y así quedaron y estuvieron los cuatro señores de las cuatro cabeceras de la señoría de Tlaxcala absortos, admirados y suspensos de las cosas que el buen capitán les había dicho y respondido. Habiendo estado muy atentos a todo y habiendo oído tan blandas y amorosas palabras, tan vivas y de tan grande eficacia que les penetraban los corazones, infundiendo en ellos milagrosamente la gracia el Espíritu Santo, y estando llenos de esta plenitud, respondieron muy tiernamente y lagrimosos a estas y tan profundas palabras, diciendo de esta manera: “¡Oh, valeroso capitán y más que hombre! Verdaderamente no podemos creer sino que sois hijo de los dioses y el más valiente y esforzado príncipe de la tierra y gran señor de los hombres blancos y barbudos, y el más temido varón que hasta hoy hemos visto los nacidos, ni oído en el mundo. ¿Cómo deshaces y tienes en poco56 con tan gran atrevimiento la deidad de nuestros dioses y suma alteza de aquellos que desde el cielo gobiernan la tierra? ¿Por ventura nos habláis por engaño y cautela, para que ignoremos que sois vosotros los que habéis bajado del cielo para remedio de los hombres que vivimos en la tierra? Declaraos ya con nosotros, y no queráis que con torpe engaño caigamos en otros mayores errores, porque si así es como decís, que no hay más de un solo Dios, y que todos los demás son compuestos y fabricados por manos de hombres, y que no hablan ni se mueven, y que son estatuas sin sentido, así [entonces] es verdad, te lo concedemos y confesamos. “Mas estos bultos y estatuas a quien servimos y adoramos son imágenes, figuras y simulacros de los dioses que en la tierra fueron hombres, y por sus hechos heroicos y famosos subieron al cielo, allá donde viven en eterno descanso, como ahora vosotros que sois como dioses, que quedando acá sus estatuas entre nosotros se fueron a residir a sus lugares y moradas de gozo, donde viven con descanso, y desde allá nos envían a la tierra, con sus divinas influencias, con su virtud y gran poder, todo lo necesario, viendo que sus bultos y figuras son adoradas de las gentes. Y así no sabemos, ilustre capitán, cuál sea la causa que traéis inclinado contra ellos, por qué nos dices y amonestas que no hay más de un solo Dios, que este es creador del cielo y de la tierra, que es el verdadero, y que a éste servís y adoráis tú y tus compañeros, y a éste nos persuades que creamos, y que creyendo en él seremos todos uno, echándonos agua en las cabezas en nombre y virtud del mismo Dios, y que nos llamaremos cristianos, quedando con esto limpios y lavados de nuestras culpas y pecados, [y] que seremos hijos suyos. Y porque esto tenga efecto y sea válido, que ante todas cosas hemos de consentir que 56 Deshacer: quitar, borrar. Tener en poco: menospreciar.

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nos derribes y desbarates nuestros ídolos, que son semejanza de nuestros dioses a los cuales adoramos y reverenciamos de tantos siglos atrás nosotros y nuestros antepasados, que con tanta religión observaron y guardaron en el culto de ellos. ¿Cómo quieres tú que con tanta facilidad los dejemos y consintamos que con tus violentas y sacrílegas manos te dejemos profanar los dioses que en tanto tenemos y estimamos? ¡Valeroso capitán! ¿Para qué queréis mover ahora negocio tan intratable, alterando los corazones de los nuestros en querer intentar un caso tan duro y tan dudoso como éste, quebrantando un fuero tan inviolable? Que si con tan denodado atrevimiento y tan temerario lo hicieseis, los hombres que vivimos en la tierra y tan sujetos a la voluntad de los dioses, no lo habrías [si quiera] comenzado a poner por obra cuando ellos todos se indignarían contra todo el mundo y lo destruirían, y tornarían por57 su propia causa y deidad cuando viesen que los hombres los menospreciábamos en la tierra. Nos enviarían hambres, pestilencias y otros desastres, infortunios y calamidades, desechándonos y expeliéndonos como a hombres malditos y apartados de su amistad, y no nos hablarían más ni nos responderían como nos responden. El sol y la luna y demás estrellas relumbrantes se enfadarían contra nosotros, y ya no nos mostrarían más su luz ni claridad. Mira pues, señor y muy temido caballero de los dioses blancos y barbudos, lo que quieres emprender. Mira que te queremos mucho y te rogamos que no lo hagas, no te suceda algún trabajo, porque tenemos por experiencia que, cuando así algunos de nosotros llegamos con insolencia a algunas de estas reliquias indignamente, caen sobre nosotros grandes relámpagos, rayos y truenos del cielo, en castigo de tan grande osadía y atrevimiento. “Y dejando aparte este negocio que toca a los dioses, todas las demás cosas que nos has dicho, que es ir contra [los] culhua[s mexicanos] a asolar y destruir por fuerza de armas con cruda y fuerte guerra, todo nos parece poco ponerlo debajo de tu señorío, y el mando no lo estimamos y tenemos en nada, en comparación de lo que nos has dicho, ni el tenerte por amigo ni el reconocer por tal al gran señor que te envía, que es el que nos dices que se llama Emperador monarca del mundo, aquel que de tan lejanas partes nos envía a saludar y visitar. [Y] para corresponder a tan gran merced como ésta, nos obliga a que le sirvamos y agradezcamos, ayudándole con todo lo que se le ofreciese, teniéndolo siempre por verdadero señor y amigo nuestro. Mira lo que ha menester de nosotros, dinos si quiere algo de las cosas de nuestra tierra, que por la amistad que le tenemos y a ti te hemos cobrado, lo haremos muy de veras y cumplidamente, porque esta nuestra paz y amistad ha de ser para siempre 57 Tornar por: defender, velar.

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eterna y perdurable hasta el fin de los siglos futuros y advenideros. Por tanto mira lo que quieres, que aquí estamos muy prontos para todas las ocasiones que se te ofrecieren a ti y tus valerosos compañeros, así en la paz como en la guerra, como se lo puedes decir al gran señor que te ha enviado”. Este razonamiento propuso en nombre de todos el poderoso y gran señor Maxixcatzin, que era muy discreto y el más mozo de los cuatro caciques, a las cuales palabras nuestro animoso e invencible español Cortés respondió replicando con cristianismo y católico pecho y con la mayor osadía que hombres pudieran tener, diciendo de esta manera constreñido del celo cristiano del que estaba armado: “Bien he visto, leales amigos y muy estimados señores, el amor y amistad que me tenéis sin género de doblez alguno, a lo cual no puedo dejar de acudir de hacer vuestra voluntad, especialmente siendo cosa que conviene a vuestro propio remedio, porque para destruir yo y asolar este mundo y todas cuantas naciones en él hay, no lo estimaría yo en nada cuanto deseo vuestra salvación y que salgáis del error en que vivís, porque teniéndoos de mi parte y bando, todo se me facilita y allana. Pero es recio caso, amigos y señores míos, que no seáis cristianos y de la cristiana parcialidad,58 [y que] siendo yo cristiano e hijo del verdadero Dios, cuya ley y doctrina guardo, que viva entre gentes que saben y adoran dioses de falsedad y mentira. Y en cuanto a esto que decís que han de destruir el mundo mostrando grande ira contra los hombres, que enviarán fuego del cielo, hambres y pestilencias y otras calamidades como habéis referido, es negocio de poco momento59 e imaginación vana, lo cual tomo a mi cargo para avenirme con ellos, porque no son dioses ni son nada, ni tienen ningún poder. “Finalmente, que como amigo fiel os ruego y aconsejo que no creáis en ellos, sino que los derribemos y volemos, despedazándolos y quebrantándolos de manera que no quede nombre ni memoria de ellos en el mundo, porque es muy gran lástima que señores principales tan claros y generosos sean sujetos a abominables figuras. Persuadíos por tanto, amigos míos, a ser cristianos, y no seáis incrédulos ni tan obstinados en vuestros errores. Mirad con los ojos del entendimiento lo que os he significado, porque es la pura verdad: dejad la pertinacia endurecida de vuestros corazones, animaos a ser hijos de Dios, que os infundirá su divina gracia y os dará verdadera claridad y lumbre para que mejor entendáis lo que con palabras no os puedo explicar”.

58 Parcialidad: unión, partido, amistad. 59 Momento: importancia.

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Oído negocio tan duro y pesado para un tan arraigado uso y costumbre, quedaron por muy gran rato sin poder hablar ni responder cosa alguna. Mas al cabo, habiendo bien considerado lo que con tanto espíritu el capitán Cortés les decía, le respondieron de común consentimiento que pues [como] ellos le habían dado sus corazones y amistad, que era lo mejor de sus personas, ellos en este caso se rendían y no tenían qué responder, sino que ejecutase su voluntad e hiciese lo que por bien tuviese, [que] derribase los ídolos y los diese por ningunos.60 Pero que si algo sucediese, que no fuese a su cargo, y que fuese visto y entendido que ellos no querían enojar a los dioses ni era tal su voluntad, ni menos los querían ya creer, sino al Dios verdadero de los cristianos, que era aquel que había creado los cielos y la tierra, y en aquel en quien creían, y que querían tornarse cristianos y echarse agua en las cabezas, como ellos tenían de costumbre, y ser bautizados y guardar su ley y mandamientos, como ellos los guardaban, [y] finalmente, seguir y guardar sus buenas y santas costumbres. Y porque sus gentes no se alborotasen, que ellos [mismos] les querían hablar, dándoles a entender todas aquellas cosas de que habían sido informados, [para] que en el ínterin se estuviesen quietos y sosegados, y que apaciguasen en sus corazones. Tomando pues la mano61 en esto los cuatro señores, hicieron grandes juntas en sus pueblos, barrios y cabeceras, donde dieron entera noticia de lo que el capitán quería y pretendía hacer en destruir y disipar 62 sus dioses, y que no tan solamente venía a castigar a los injustos hombres sino que también quería tomar venganza de los dioses inmortales, “porque nos ha dicho que nos quiere dar otra nueva ley, limpia y loable, y que para esto tengamos por bien que recibamos otro dios que él nos trae y nos lo quiere dar porque es sobre todos los dioses”. Este modo de hablar y decir, que les quería dar otro dios, es a saber, que cuando estas gentes tenían noticia de algún dios de buenas propiedades y costumbres, le recibían admitiéndole por tal, porque otras gentes advenedizas trajeron muchos ídolos que tuvieron por dioses, y a este fin y propósito decían que Cortés les traía otro dios. Y así decían: “De manera que en éste hemos de adorar y servir, porque él lo servía y adoraba en muy diferente modo y manera que nosotros servimos a nuestros dioses, pues no le sacrifican corazones de hombres humanos, ni menos con sangre viva, como nosotros lo hacemos con nuestros dioses, sino solamente con oraciones y bautismo de agua”. Y esto le habían

60 Ninguno: nulo, sin valor. 61 Tomar la mano: iniciar una discusión o razonamiento. 62 Disipar: demoler, destruir.

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prometido de seguir, y que ninguno se lo estorbase ni le fuese a la mano, sino que “le dejemos hacer lo que él quisiere, pues viene a ayudarnos y favorecernos, por lo cual no nos conviene que le seamos contumaces, ni rebeldes ni traidores. [Que] haga lo que quisiese y por bien tuviere, que lo tome a su cargo, que es negocio de entre ellos. Dioses son los unos y los otros, allá ellos entenderán, cada uno volverá por sí y por lo que le tocare, mas a nosotros nos conviene su amistad para que nuestras gentes vivan seguras”. Oído negocio tan duro por los de la República, volvieron los rostros al cielo en señal de gran dolor y sentimiento, y muy llorosos, que era de verlos cosa de espanto y lástima, de tal manera decían algunos a sus señores: “Decid al capitán y respondedle, ¿por qué nos quiere quitar los dioses que tenemos y que tanto tiempo ha[ce] que servimos nosotros y nuestros antepasados? Que sin quitarlos ni mudarlos de sus lugares sagrados pueden poner a su dios entre los nuestros, a quien también serviremos, y le adoraremos, haremos casas y templos aparte y de por sí,63 y será también dios nuestro. Y le guardaremos el decoro y respeto que su deidad y santidad merece, guardando sus leyes y mandamientos como lo hemos hecho con otros dioses que nos han traído de otras partes”. A las cuales palabras torpes y sin fundamento respondieron sus señores y caciques que ya no había remedio a cosa ninguna de las que pedían, sino que precisamente había de hacerse lo que el capitán quería y que no se tratase más de ello. Y así fue que luego callaron y comenzaron a ocultar y esconder secretamente muchos ídolos y estatuas, como después adelante andando el tiempo se vio y ha visto, donde secretamente muchos de ellos los servían y adoraban como antes, aconsejándoles el demonio que no desmayasen, ni los hombres advenedizos los engañasen, lo cual les decía en sueños y otras apariencias, mayormente cuando tomaban y bebían cosas provocativas a ver visiones, que para semejantes casos las tenían y tomaban.64 Por cuya causa muchos de ellos estuvieron muy endurecidos,65 rebeldes y obstinados para su conversión. Y así ahora en nuestros tiempos, que fue el año de mil quinientos setenta y seis, muchos principales viejos pidieron agua del bautismo, porque de

63 De por sí: separado. 64 El consumo ceremonial de hongos alucinógenos (teonanacatl) y la práctica simultánea de religión indígena (privada) y cristiana (pública) están documentados en el siglo XVI no sólo en Tlaxcala. Muñoz Camargo tuvo acceso a las obras de franciscanos como fray Toribio de Motolinía, quien hace referencia a ambos fenómenos culturales (Historia de los indios de la Nueva España, Tratado I, cap. II; Tratado II, cap. VIII). 65 Endurecido: intransigente, testarudo.

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vergüenza y empacho no se habían querido bautizar, los cuales habían quedado de aquellos que habían sido duros y pertinaces en dejar los ídolos. Y como después vieron que toda la gente de la tierra venía a la conversión, se quedaron muy engañados, y después, de pura vergüenza, como eran principales,66 no se atrevían a venir al santo bautismo. Y aunque eran casados en haz67 de la Santa Madre Iglesia y tenían nombres cristianos, y que confesaban y comulgaban cada un año, no osaban decir que no estaban bautizados, hasta este año, habiendo sido alcaldes y regidores en esta República. Pasó esto que vimos por vista de ojos, mas fue Nuestro Señor servido de que en los últimos días de su vida conocieran su error en que habían estado y vivido, y recibieron el santo bautismo y acabaron católicamente dentro de pocos días este año. Tornando a nuestro asunto y principal propósito, estas y otras muchas cosas torpes hacían y decían, y en resolución Maxixcatzin y Xicotencatl y los demás principales caciques y señores dijeron a Cortés que no reparase en cosa alguna, sino que ejecutase su intento y que absolutamente hiciese lo que le pareciese y le estuviese bien, porque ellos estaban determinados de creer en Dios y en Santa María, su Santísima Madre, y guardar sus mandamientos sagrados y divinos preceptos. Y que desde luego daban por ninguna su ley de idolatría y engaño en que vivían y habían vivido, y que en esta ley nueva tan santísima querían vivir para siempre jamás, y que desde luego pedían el agua del bautismo [por]que querían ser bautizados. Y que para que fuese notorio a todas sus gentes, se pusiese luego por obra, que en ello no hubiese dilación [por]que el tiempo no daba lugar a ello. Visto por Cortés cuán bien se acudía a lo que él tanto deseaba, no podía estar de gozo, dando inmensas gracias a Nuestro Señor por tan grandes y señalados beneficios y mercedes como le hacía, porque este fue el principal fundamento de su venida, y el camino y principio de todo su bien, como lo fue en esta vida, y para conseguir y alcanzar la gloria y dejar en esta vida eterna [e] inmortal fama. Y con extenso, solemne y celebrado regocijo, fueron luego bautizados los cuatro señores de las cuatro cabeceras por mano de Juan Díaz, presbítero que venía por capellán de la armada.68 Hecha esta general y pública conversión a honra y gloria de Nuestro Señor y de su benditísima Madre, la siempre Virgen María y Señora nuestra, se comenzaron a bautizar luego los otros 66 Principal: ilustre, miembro de la nobleza. 67 Haz: frente. 68 La rápida conversión simultánea de los cuatro señores sólo aparece en las versiones tlaxcaltecas patrocinadas por el Cabildo indígena. Ver, Gibson, Tlaxcala in the Sixteenth Century 28-33.

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muchos señores y caciques de esta República, tras lo cual se comenzaron a derribar por los suelos los ídolos y estatuas de los falsos dioses, y [en] presencia de todos a profanarlos y tenerlos en poco, como se hizo hasta que totalmente cada día se iban y fueron asolando y se ha venido a perder el nombre de ellos, y la pésima idolatría tuvo fin, que tantos siglos de años había que duraba en estas gentes. Fueron padrinos de los cuatro señores, Don Hernando Cortés, Pedro de Alvarado, Andrés de Tapia, Gonzalo de Sandoval y Cristóbal de Olid. Tomó por nombre Xicotencatl llamarse Vicente y después se llamó Don Vicente, Maxixcatzin se llamó Lorenzo, Citlalpopocatzin [se llamó Bartolomé] y Tlehuexolotzin [se llamó Gonzalo]. Este día de su bautismo y conversión se hicieron muchas fiestas a modo castellano, con muchas luminarias de noche y carreras de caballos, aunque pocos con cascabeles. Los naturales vieron y conocieron estas muestras de alegría, y ellos a su modo hicieron grandes bailes y danzas que llaman mitotes, según su antiguo uso y costumbre, con muchas comidas, dádivas y presentes de ropas y esclavos, joyas de oro y piedras de precio que dieron a los españoles aquel día. Y no nos pararemos a contar sus géneros y maneras de comidas, cómo y de qué manera las servían y daban, porque otros lo han escrito muy por extenso, y cierto que hay en ello mucho de contar, mas sólo diré una curiosidad y cuidado que se tuvo. Al tiempo de bautizarlos se tenía esta orden: un día que se bautizaban los varones se llamaban Juanes, otro en que se bautizaban las mujeres se llamaban Anas, otro día Pedros, otro Marías, de suerte que venían por días los nombres de los varones, y les daban una cedulita en que se escribían para que no se olvidasen los nombres de los bautizados aquel día. Así se usó en esta provincia de Tlaxcala muchos años, que llevaban por memoria los nombres, porque muchos nombres se olvidaban y venían a buscarlos en el padrón del bautismo, y así mismo vi yo en otras provincias de esta tierra hacer la misma diligencia. Habiendo pues acabado Cortés un negocio tan heroico y arduo, de haberse convertido por su orden y mano los cuatro caciques y cabeceras de Tlaxcala, desde allí en adelante se comenzaron a tratar los negocios tocantes a la conquista, cómo y de qué manera se podía entrar y tomar a México y ganar las demás ciudades y provincias para que asimismo viniesen en conocimiento de Dios y de la verdadera lumbre de nuestra santa fe, y que fuesen bautizados y se diesen de paz sin derramamiento de sangre ni muertes de hombres. Y que cuando éstos no quisiesen venir ni hacerlo por bien, ni serles amigos, castigarlos muy de veras, vengarse de ellos y de sus injurias como se lo tenían prometido. De manera que

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desde allí en adelante no se trataba de otra cosa que de hacer gente69 contra los culhuas mexicanos, lo cual dentro de muy breve tiempo se hizo por no dar lugar a que éstos se confederasen con los tlaxcaltecas. Y por evitar malos pensamientos y otras nuevas ocasiones y propósitos, procuró Cortés de no dejar de la mano70 a sus nuevos amigos y confederados, usando como siempre de sus astucias, como astuto capitán, de la buena ocasión que presente tenía.

Lecturas recomendadas Martínez Baracs, Andrea. Un gobierno de indios: Tlaxcala, 1519-1750. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica; Fideicomiso Colegio de Historia de Tlaxcala; Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 2008. Mignolo, Walter D. “El mandato y la ofrenda: La Descripción de la ciudad y provincia de Tlaxcala de Diego Muñoz Camargo, y las relaciones de Indias”. Nueva revista de filología hispánica 35.2 (1987): 451-484. Miller, Marylin. “Covert Mestizaje and the Strategy of ‘Passing’ in Diego Muñoz Camargo’s Historia de Tlaxcala”. Colonial Latin American Review 6.1 (1997): 41-58. Velazco, Salvador. Visiones de Anáhuac. Reconstrucciones historiográficas y etnicidades emergentes en el México colonial: Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Diego Muñoz Camargo y Hernando Alvarado Tezozómoc. Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 2003. Ward, Thomas. “From ‘People’ to the ‘Nation’: An Emerging Notion in Sahagún, Ixtlilxóchitl and Muñoz Camargo”. Estudios de cultura náhuatl 32 (2001): 223-234.

69 Gente: ejército. 70 Dejar de la mano: soltar, liberar.

DON FERNANDO DE ALVA IXTLILXÓCHITL (CA. 1578-1650)

Amber Brian

Don Fernando de Alva Ixtlilxóchitl es uno de los cronistas mestizos de mayor importancia e influencia de Nueva España. Sus obras, todas escritas en castellano, constan de cuatro relaciones y de su obra maestra, Historia de la nación chichimeca, las cuales han influido a muchos historiadores, como a Francisco Javier Clavijero (1731-1787) y a William Prescott (1796-1859). Los textos tratan sobre la historia de los nahuas del centro de México; pero Alva Ixtlilxóchitl se enfoca mayormente en el pasado de Tetzcoco, el altepetl de donde provenían sus antepasados, incluyendo al rey, o tlatoani, Nezahualcóyotl. Las historias de Alva I xtli l xóch itl son producto de un ambiente colonial, y muestran tanto un conocimiento del pasado precolombino como un manejo de los discursos europeos. La comparación implícita, o aún explícita, entre el viejo y el nuevo mundo se anuncia en la primera línea de la dedicatoria a la Historia de la nación chichimeca donde dice Alva Ixtlilxóchitl: “Desde mi adolescencia tuve siempre gran deseo de saber las cosas acaecidas en este Nuevo Mundo, que no fueron menos que las de los romanos, griegos, medos, y otras repúblicas gentílicas que tuvieron fama en el universo” (CC, 2:fol 1r). En su proyecto historiográfico, Alva Ixtlilxóchitl pretende probar que hay una tradición estimable de política, liderazgo y arte en los tiempos precolombinos y estas señas de civilización se centran en la ciudad de Tetzcoco. Por el lado de su madre, Alva Ixtlilxóchitl era descendiente de los grandes líderes de Tetzcoco, Nezahualcóyotl, Nezahualpilli y el último tlatoani de aquel altepetl, Ixtlilxóchitl, su tatarabuelo. Como la madre de Alva Ixtlilxóchitl era mestiza y su padre español, en los términos de la época el autor era castizo. Sin embargo, Alva Ixtlilxóchitl estaba muy identificado con la comunidad nativa y de muchas maneras servía de mediador entre el pueblo indio y el sistema colonial del virreinato de Nueva España. Trabajaba como intérprete en el Juzgado de Indios y

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fue nombrado juez gobernador de Tetzcoco (1612), Tlalmanalco (1616) y Chalco (1619). Estas tres ciudades pertenecían a la República de Indios. Esta denominación correspondía al sistema bi-partita del virreinato en el que se creaba una división burocrática y legal entre las ciudades hispanas, y los pueblos autóctonos, denominadas como República de españoles y República de Indios. Las actividades de Alva Ixtlilxóchitl como intérprete y administrador en la República de Indios le facilitaron la comunicación con una diversidad de indígenas que mantenían conocimiento de la historia de los antiguos. Por medio de esta red de informantes, Alva Ixtlilxóchitl acumuló una gran colección de textos escritos en náhuatl y español, textos pictográficos y también cantos orales que servían como fuentes para sus historias. Él mismo, en la dedicatoria a la Historia de la nación chichimeca, anuncia que ha encontrado la base para su historia en “las pinturas de las historias y anales, y [en] los cantos con que las observaban” y para entender estos textos y tradiciones orales, juntó “a muchos principales de esta Nueva España” (CC, 2:fol 1r). La Historia de la nación chichimeca es una obra de doscientas cincuenta páginas y noventa y cinco capítulos que presenta la historia de Anáhuac desde los tiempos precolombinos hasta la conquista. Comenzando con la llegada de los toltecas, Alva Ixtlilxóchitl narra los eventos por medio de una óptica doble por la cual intenta captar tanto la cronología e historia nahua como la hispano-católica. Eso lo vemos en las primeras líneas del segundo capítulo del texto: “En esta cuarta edad llegaron a esta tierra de Anáhuac, que se dice al presente Nueva España, la nación tultuca . . . en el año que llamaron ce técpatl, que fue en el de 387 de la encarnación de Cristo nuestro señor” (CC, 2:fol 2v). El texto termina de manera abrupta en medio del último sitio de Tenochtitlan en 1521. En la “Décimatercia relación” del Compendio histórico, Alva Ixtlilxóchitl presenta la historia completa de la conquista de Tenochtitlan en 1521 y también la expedición de Hernando Cortés a Honduras en 1524. A pesar de ser una versión incompleta de los eventos de la conquista, la Historia de la nación chichimeca es sin duda la obra más trabajada, pulida y extensa de Alva Ixtlilxóchitl. Gran parte de la Historia de la nación chichimeca se enfoca en Nezahualcóyotl (1402-1472), representado por Alva Ixtlilxóchitl como el rey-poeta de Tetzcoco. A manera del rey David de Israel, Nezahualcóyotl es representado por Alva Ixtlilxóchitl como un líder fuerte que logró consolidar el estado polítco de Tetzcoco por sus poderes militares, su juicio administrativo y su talento como poeta. Alva Ixtlilxóchitl trata la vida completa de Nezahualcóyotl, desde su nacimiento hasta su muerte.

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Según el autor, Nezahualcóyotl era “el más poderoso, valeroso, sabio y venturoso príncipe y capitán que ha habido en este nuevo mundo” (CC 2:fol 60r). Una de las características llamativas de la representación de Nezahualcóyotl que se da en la obra de Alva Ixtlilxóchitl es que creía el tlatoani tetzcoca en un solo dios: “tuvo por falsos a los dioses que adoraban los de esta tierra” (CC 2:fol 60v). Según Alva Ixtlilxóchitl, a diferencia de los otros nahuas que creían en un panteón de dioses, Nezahualcóyotl anticipó la evangelización católica y creía en un dios omnipotente que llamó “in tloque in nahuaque” (CC 2:fol 60v). Así, además de ser el líder más impresionante del Anáhuac precolombino, Nezahualcóyotl establece el precedente del monoteísmo cincuenta años antes de la llegada de los españoles. Siguiendo con la importancia del papel de la nueva fe, en la versión de Alva Ixtlilxóchitl, su tatarabuelo, Ixtlilxóchitl, fue uno de los primeros en convertirse al catolicismo. Siendo el aliado de Cortés más importante, según Alva Ixtlilxóchitl, como el último tlatoani de Tetzcoco, Ixtlilxóchitl facilitó el dominio español de Anáhuac y también el proyecto evangélico. Por toda la Historia de la nación chichimeca, Alva Ixtlilxóchitl construye el altepetl de Tetzcoco como el centro de cultura y actividad intelectual en Anáhuac. Allí, Nezahualcóyotl estableció los archivos de la ciudad como resguardo del conocimiento nativo. Pero, según lo cuenta Alva Ixtlilxóchitl en el capítulo noventa y uno, durante la conquista, dieron fuego a estos archivos y en términos simbólicos y concretos se destruyeron las memorias de los tetzcoca. El proyecto historiográfico de Alva Ixtlilxóchitl es mantener viva esta historia de Tetzcoco en parte porque los ancianos de la comunidad, que tenían recuerdos de los tiempos precolombinos, estaban muriendo para principios del siglo XVII. Los manuscritos de puño y letra de Alva Ixtlilxóchitl y la gran colección de otros textos indígenas que el autor había acumulado durante su vida se pasaron de los hijos de Alva Ixtlilxóchitl al criollo letrado, don Carlos de Sigüenza y Góngora (1645-1700). Posteriormente, al morir Sigüenza, las cinco obras de Alva Ixtlilxóchitl pasaron al Colegio de San Pedro y San Pablo en la Ciudad de México. Allí varios historiadores en el siglo XVIII, tales como Lorenzo Boturini Benaduci (1698-1755) y Mariano Fernández Echeverría y Veytia (1718-1780) hicieron copias de su colección. Estas copias han servido como la base para las ediciones publicadas de las obras de Alva Ixtlilxóchitl, entre las que se incluye la mejor realizada de Edmundo O’Gorman, Obras históricas, Fernando de Alva Ixtlilxóchitl (1975). En 1982, se descubrieron los manuscritos autógrafos originales de las cinco obras de Alva Ixtlilxóchitl en la colección de la British and

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Foreign Bible Society en Inglaterra. La Historia de la nación chichimeca y las cuatro relaciones aparecen en los primeros dos volúmenes de una serie de tres volúmenes de materiales relacionados a los indígenas de Nueva España. Hay una inscripción en la portada del primer volumen que anuncia que “Este libro es de la famosa colección de don Carlos de Sigüenza y Góngora”. En mayo de 2014, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México le compró a la Bible Society los manuscritos y con esta compra logró repatriar un ejemplo de patrimonio cultural de gran importancia e influencia. Además de los textos de Alva Ixtlilxóchitl, los tres volúmenes incluyen obras de Chimalpahin y Muñoz Camargo. Las selecciones de la Historia de la nación chichimeca que se presentan en esta antología son una transcripción de los manuscritos originales que ahora se encuentran en la biblioteca de INAH y se conocen por el nuevo nombre “Códice Chimalpahin”.1 Las primeras dos selecciones son textos introductorios a la Historia de la nación chichimeca: una dedicatoria y un prólogo. En estos párrafos, Alva Ixtlilxóchitl explica claramente su proyecto historiográfico y las fuentes y recursos en los que se basa. Los capítulos treinta y seis y treinta y siete que siguen tratan de los palacios del tlatoani Nezahualcóyotl. Estos capítulos son una muestra de la opulencia de Tetzcoco bajo el liderazgo de Nezahualcóyotl y la organización política y social que caracteriza el altepetl. Los últimos dos capítulos provienen de la última parte de la Historia y tratan de la época de la conquista española. Alva Ixtlilxóchitl enfatiza el papel imprescindible de Ixtlilxóchitl en la derrota de los mexica de Tenochtitlan. Según el cronista tetzcoca, es la alianza con Ixtlilxóchitl más que la alianza con los tlaxcalteca la que es decisiva en el éxito de Cortés. Juntas estas selecciones trazan las líneas más salientes en el proyecto historiográfico de Alva Ixtlilxóchitl: recalcar el alto nivel de organización política y los logros culturales de Tetzcoco que se expresan en el liderazgo magistral de sus líderes, los tlatoque Nezahualcóyotl, Nezahualpilli e Ixtlilxóchitl. La edición del texto que se presenta aquí intenta representar de manera fiel el manuscrito original. Sin embargo, para facilitar la lectura, hemos hecho algunas intervenciones editoriales. Hay muy poca puntuación en el original, y en esta edición hemos añadido puntos y comas para aclarar el sentido de la narración. Igualmente, hemos actualizado el uso de mayúsculas y hemos desarrollado las abreviaturas. La ortografía se ha actualizado, modernizando grafías y añadiendo acentos donde ahora se esperan. Sin embargo, hemos mantenido la ortografía

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Cortesía de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia de México.

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de términos indígenas. Por ejemplo, hoy día se conocen los habitantes de Tula como los “toltecas,” mientras que el autor escribía “tultecas”. En un punto relacionado, Alva Ixtlilxóchitl no empleaba signos diacríticos de manera que hicieron los jesuitas que estudiaban el náhuatl, como Horacio Carochi. Así que, no hemos modificado su representación gráfica de términos del náhuatl. Por ejemplo, el plural para los habitantes de Tlaxcala es “tlaxcalteca” que Carochi escribía con un acento circunflejo sobre la última “a,”: “tlaxcaltecâ”. Pero, como Alva Ixtlilxóchitl no usaba el signo diacrítico, no se usa en esta edición. El nombre del altepetl de los antepasados de Alva Ixtlilxóchitl se escribe de varias maneras en los textos coloniales y en los estudios contemporáneos Texcoco, Tezcuco, Tetzcoco son las variaciones que se ven. La última, Tetzcoco, ha llegado a ser la forma preferida por representar mejor en forma escrita la pronunciación fonética del nombre del altepetl. Sin embargo, Alva Ixtlilxóchitl escribía “Tezcuco” y así lo mantenemos en esta edición. Y, como es la costumbre, lo que aparece entre corchetes son nuestras añadiduras. 2

2

La reproducción del los capítulos incluídos aquí ha sido permitida por el Director de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, Dr. Baltazar Brito Guadarrama.



*Le agradezco a Sandra Lucía Castañeda Medina por su ayuda con la transcripción de estos pasajes del manuscrito original. Igual, le agradezco el apoyo brindado por la Arts and Humanities Initiative de la Universidad de Iowa.

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Historia de la nación chichimeca

[Dedicatoria] Ilustrísimo señor: Desde mi adolescencia tuve siempre gran deseo de saber las cosas acaecidas en este nuevo mundo que no fueron menos que las de los romanos, griegos, medos y otras repúblicas gentílicas que tuvieron fama en el universo. Aunque con la mudanza de los tiempos y caída de los señoríos y estados de mis pasados quedaron sepultadas sus historias por cuya causa he conseguido mi deseo con mucho trabajo y peregrinación y suma diligencia en juntar las pinturas de las historias y anales y los cantos con que las observaban. Y sobre todo, para poderlas entender, juntando y convocando muchos principales de esta Nueva España, los que tenían fama de conocer y saber las historias referidas. Y de todos ellos [en] solos dos hallé entera relación y conocimiento de las pinturas y caracteres que daban verdadero sentido a los cantos que por ir compuestos con sentido alegórico y adornados de metáforas y similitudes son dificilísimos de entender; con cuya ayuda pude después con facilitad conocer todas las pinturas e historias y traducir los cantos en su verdadero sentido con que he satisfecho mi deseo siguiendo siempre la verdad. Por cuya causa no me he querido aprovechar de las historias que tratan de esta materia por la diversidad y confusión que tienen en sí los autores que tratan de ellas por las falsas relaciones y contrarias interpretaciones que se les dieron. Sólo me resta ahora el amparo y protección de un príncipe tan grande como lo es vuestra señoría ilustrísima debajo del cual saldrá a luz mi trabajo a quien he querido ofrecer y dedicar esta relación sumaria de la historia general desta Nueva España. 3 Como a quien le pertenece y le viene de derecho y así por esto como por la particular afición que siempre mis mayores e yo tuvimos a las cosas de vuestra señoría ilustrísima a quien suplico humildemente la reciba y ampare y el deseo y voluntad con que se le ofrece cuya vida nuestro señor guarde muchos años y estado acreciente como sus criados deseamos y tenemos necesidad.

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La dedicatoria y el prólogo que sigue pertenecen a la obra conocida como Historia de la nación chichimeca, pero aquel título llamativo se puso en el siglo dieciocho. El manuscrito original lleva el título sencillo de Sumaria relación. Se desconoce el nombre del recipiente de la dedicación.

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Prólogo al lector Considerando la variedad y contrarios pareceres de los autores que han tratado las historias de esta Nueva España no he querido seguir a ninguno de ellos y así me aproveché de las pinturas y caracteres que son con que están escritos y memorizadas sus historias por haberse pintado al tiempo y cuando sucedieron las cosas acaecidas y de los cantos con que las observaban autores muy graves en su modo de ciencia y facultad.4 Pues fueron los mismos reyes y de la gente más ilustre y entendida que siempre observaron y adquirieron la verdad y esto con tanta cuenta y razón cuanta pudieron tener los más graves y fidedignos autores y históricos del mundo porque tenían para cada género sus escritores unos que trataban de los anales poniendo por su orden las cosas que acaecían en cada un año con día, mes y hora; otros tenían a su cargo las genealogías y descendencias de los reyes y señores y personas del linaje asentando por cuenta y razón los que nacían y borraban los que morían con la misma cuenta. Unos tenían cuidado de las pinturas de los términos, límites y mojoneras de las ciudades, provincias, pueblos y lugares y de las suertes y reparamientos de las tierras cuyas eran y a quien pertenecieron. Otros de los libros de las leyes, ritos y ceremonias que usaban en su infidelidad y los sacerdotes de los templos de sus idolatrías y modo de doctrina idolátrica y de las fiestas de sus falsos dioses y calendarios. Y finalmente los filósofos y sabios que tenían entre ellos, estaba a su cargo el pintar todas las ciencias que sabían y alcanzaban, y enseñar de memoria todos los cantos con que observaban sus ciencias e historias todo lo cual mudó el tiempo. Y con la caída de los reyes y señores referidos y trabajos y vasallos no tan solamente no se prosiguió lo que era bueno y no contrario a nuestra santa fe católica sino que lo más de ellos se quemó inadvertida e inconsideradamente por orden de los primeros religiosos que fue uno de los mayores daños que tuvo esta Nueva España. Porque en la ciudad de Tezcuco estaban los archivos reales de todas las cosas referidas por haber sido la metrópolis de todas las ciencias, usos y buenas costumbres porque los reyes que fueron de ella se preciaron de esto y fueron los legisladores de este nuevo mundo.5 Y de los que escapó de los incendios y calamidades 4

Entre los materiales que consultó Alva Ixtlilxóchitl se cuentan tres fuentes pictográficas producidas después de la conquista: el Códice Xolotl, el Mapa Quinatzin y el Mapa Tlohtzin. La copia manuscrita de los cantos nahuas Romances de los Señores de Nueva España está en puño y letra de Alva Ixtlilxóchitl y hoy se encuentra en la Colección de Genaro García de la Biblioteca Benson en Austin, Texas.

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La representación de Tetzcoco como centro cultural de Anáhuac se elabora en los capítulos 36 y 37.

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referidas, que guardaron mis mayores, vino a mis manos, de donde he sacado y traducido la historia que prometo aunque al presente en breve y sumaria relación; alcanzada con harto trabajo y diligencia en entender la interpretación y conocimiento de las pinturas y caracteres, que eran sus letras, y la traducción de los cantos en alcanzar su verdadero sentido. La cual [relación] irá sucinta y llana sin adorno ni ayuda de ejemplos ni tampoco trataré de las fábulas y ficciones que parecen en algunas de sus historias por ser cosas superfluas y así pido muy encarecidamente al discreto lector supla los muchos defectos que hubiere en mi modo de narrar que lo que es la historia puede estar seguro que es muy fidedigna y verdadera y aprobada por tal de toda la gente principal e ilustre de esta Nueva España.

Capítulo 36 de cómo Nezahualcoyotzin edificó unos palacios para su morada que fueron los mayores que hubo en la Nueva España y de su descripción 6 En esta división y repartición de las tierras de los pueblos y lugares del reino de Tezcuco fue lo mismo en el [reino] de México y Tlacopan porque los otros dos reyes y cabezas del imperio fueron siempre admitiendo sus leyes y modo de gobierno por parecerles ser el mejor que hasta entonces se había tenido.7 Y así lo que se trata y describe del reino de Tezcuco se entiende ser lo mismo lo de México y Tlacopan de más de que las pinturas, historias y cantos que sigo siempre comienzan por lo de Tezcuco y lo mismo hace la pintura de los padrones y tributos reales que hubo en esta Nueva España en tiempo de su infidelidad. 8 Y así lo de las casas del rey Nezahualcoyotzin lo saco de una pintura antiquísima que por ella se echa de ver muy a la clara su grandeza de edificios, salas, aposentos y otros cuartos de retretes, jardines, templos, patios y lo demás que contenía la casa, como muy a la clara el día de hoy se echa de ver por sus ruinas.9 Estas casas las edificaron todas las tres cabeceras desta Nueva España Tezcuco, México y Tlacopan con

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La terminación náhuatl "-tzin" es indicación de respeto o cariño y se notará que se usa por el texto con el nombre Nezahualcóyotl.

7

En 1428, se estableció una alianza entre Tenochtitlan, Tetzcoco y Tlacopan. Itzcoatl, el tlatoani, de México-Tenochtitlan, y Nezahualcóyotl, el tlatoani de Tetzcoco, arreglaron la Triple Alianza que funcionó como un imperio llegando a dominar la mayor parte de México.

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"Infidelidad" es el término que usa Alva Ixtlilxóchitl durante la obra para marcar los tiempos precolombinos, antes de la llegada de los españoles y el catolicismo.

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Es probable que aquí se refiere al Mapa Quinatzin.

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todos sus llamamientos en donde andaban ocupadas más de doscientas mil personas cada día. Los obreros mayores que eran destas casas fueron Xilomantzin señor de Culhuacan y Moquihuitzin de Tlaltelolco aunque a lo más dello asistió el rey Nezahualcoyotzin personalmente.10 Tenía las casas de longitud que corrían de oriente a poniente cuatrocientas y once medidas y media que reducidas a nuestra medida eran mil y doscientas y treinta y cuatro varas y media y de latitud que es de norte a sur trescientas veinte y seis medidas que hacen novecientas y setenta y ocho varas por la cuadra que caía hacia la parte del sur y oriente era la cerca de una pared muy fuerte de adobes y el cimiento era de muy fuertes argamasa que tenía de grueso dos varas y de alto tres estados. Y por la parte del poniente que era hacia la laguna y la del norte estaba cercada de una muralla muy fuerte que tenía cinco estados de alto y esta muralla, hasta el tercio de la altura, iba disminuida a manera de estribo y los dos tercios de allí para arriba a plomo cuadrada. En medio de toda esta cuadra, estaban los cuartos de la vivienda del rey y las salas de los consejos y los demás cumplimientos que se irán describiendo. Tenían estas casas, para lo que era la vivienda y asistencia del rey, dos patios principales que el uno y más grande era lo que servía de plaza y mercado, que el día de hoy lo es de la ciudad de Tezcuco, y el otro que era más interior en donde estaban las salas de los consejos tenía por la parte de oriente sala del consejo real en la cual tenía el rey dos tribunales en medio de la cual estaba un fogón grande en donde de ordinario estaba el fuego sin que jamás se apagase. Y por el lado derecho del fogón estaba un tribunal que era el supremo a quien llamaban Teohicpalpan que es lo mismo que decir asiento y tribunal de Dios.11 Demás de estar más alto y encumbrado que el otro, la silla y espalda eran de oro engastado de piedras turquescas y otras piedras preciosas delante del qual estaba en uno como a manera de sitial y en él una rodela y macana y un arco con su aljaba de flechas y encima de todo una calavera y sobre ella una esmeralda piramidal en donde estaba hincado el plumaje o plumero que se llama tecpilotl, que atrás queda referido, unos montones de piedras preciosas.12 A los lados servían de alfombra

10 Culhuacan y Tlatelolco son otros altepetl nahua en el Valle de México. Tlatelolco se encontró en el norte la isla principael en el Lago Tetzcoco donde también se estableció Tenochtitlan. 11 Con el ejemplo de teohicpalpan aquí, y en otros casos que se presentan en la obra, Alva Ixtlilxóchitl explica los términos nahuas que emplea. Este término no aparece en Molina (1571) y parece único a los textos de Alva Ixtlilxóchitl. La definición que se le da es "asiento o tribunal de Dios”. 12 Encontramos aquí un ejemplo de la variación del significado en el texto de Alva Ixtlilxóchitl. Como se explica en el glosario arriba, Molina le da el sentido de a tecpilotl "hidalguía, nobleza, buena crianza y cortesía”.

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unas pieles de tigres y leones y mantas hechas de plumas de águila real en donde asimismo estaban por su orden cantidad de brazaletes y grebas de oro.13 Las paredes estaban entapizadas y adornadas de unos paños hechos de pelo de conejo de todos colores con figuras de diversas aves y animales y flores y tras de la silla puesto de plumería rica a manera de dosel y en medio unos resplandores y rayos hechos de oro y pedrería. El otro tribunal que llamaban del rey tenía su silla y asiento más llano y asimismo otro dosel hecho de plumería con las insignias del escudo de armas que solían usar los reyes de Tezcuco. En este tribunal de ordinario asistían en el los reyes en donde hacían sus despachos y audiencias públicas y cuando determinaban las causas graves y de entidad o confirmaban algunas sentencias de muerte se pasaban al tribunal que llamaban de Dios poniendo la mano derecha sobre la calavera y en la izquierda una flecha de oro que les servía de cetro y entonces se ponían la tiara que usaban que era como media mitra. Asimismo estaban tres destas tiaras en el sitial referido la una era de pedrería engastada en oro y la otra era de plumería la tercera tejida de algodón y pelo de conejo de color azul. En esta sala asistían los catorce grandes del reino por su orden y antigüedades la cual sala hacía tres divisiones la primera era donde estaba el rey.14 La segunda en donde estaban seis de los grandes en sus asientos y estrados: el primero de la mano derecha era el señor de Teotihuacan el segundo el de Acolman el tercero el de Tepetlaóztoc y por el lado izquierdo estaban el primero el señor de Huexotla el segundo el de Cuatlichan el tercero el de Chimalhuacan. Y en la tercera división estaban otros de sus señores que era la más exterior por su orden y antigüedades: por el lado derecho el primero era el señor de Otompan, el segundo el de Tolantzinco, el tercero el de Quauhchinanco, el quarto el de Xicotepec. Y por el lado izquierdo el primero era el de Tepechpan, el segundo el de Tetzoyocan, el tercero el de Chicohnauhtlan, el cuarto el de Chiauhtla. Asimismo se seguía otra sala que estaba en par de ésta por la parte de oriente que se dividió en dos partes en la una que caía por la parte interior había en lo más principal y en los primeros puestos ocho jueces que los cuatro eran nobles y caballeros y los otros cuatro eran de los ciudadanos y después de

13 Aquí claramente no se refieren a los gatos grandes de África o Asia, sino al jaguar y el león de montaña o puma que sí son nativos de América. 14 Las descripciones que siguen sobre los gobernantes, sus poderes y los símbolos de estos poderes dan la idea de una organización política y administrativa compleja que incluía a una diversidad de representantes de varios pueblos indios, cada uno con una función específica. El poder se estructuraba de manera jerárquica donde los catorce líderes de pueblos menores apoyaban a Nezahualcóyotl, tlatoani de Tetzcoco. Luego, Tetzcoco formó parte de la Triple Alianza con Tenochtitlan y Tlacopan.

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ellos se seguían otros quince jueces provincianos que eran naturales de todas las ciudades y pueblos principales del reino de Tezcuco los cuales oían de todos los pleitos así civiles como criminales que se incluían debajo de las ochenta leyes que estableció Nezahualcoyotzin y no duraban el más grave más de ochenta días. En la otra parte de la sala que caía a la parte exterior estaba un tribunal en donde estaban cuatro jueces supremos que eran los cuatro presidentes supremos de los consejos y un postigo por donde entraban y salían a comunicar con el rey por la parte del norte de este patio se seguía otra sala muy grande que llamaban de ciencia y música en donde estaban tres tribunales supremos: en el uno que caía frontero del patio estaba el tribunal y asiento del rey de Tezcuco y por un lado a la mano derecha estaba el otro tribunal que era del rey de México y por el lado izquierdo estaba el del rey de Tlacopan en donde estaban muchas insignias como eran rodelas, borlas, penachos y otras insignias de plumería rica y cargas de mantas de mucho precio y muchas joyas de oro y pedrería en los cuales se sentaban y asistían los reyes cuando estaban. Y allí en medio estaba un instrumento musical que llaman huéhuetl en donde de ordinario estaban y asistían los filósofos, históricos y poetas y algunos de los más famosos capitanes del reino en donde de ordinario estaban cantando los cantos de sus historias y cosas de moralidad y sentencias.15 Tras de esta sala se subía hasta que estaba sobre una muralla fuerte en donde están muchos capitanes y soldados valerosos que eran los de la guarda del rey y luego se seguía otra casi opuesta a la sala real en donde asistían los embajadores de los reinos de México y Tlacopan. Y luego estaba un tránsito por donde se entraba a este patio del otro grande de la plaza y en el otro lado de él estaba otra sala grande del consejo de guerra en donde asistían en lo más principal de ellas seis capitanes naturales de la ciudad de Tezcuco, tres nobles y tres ciudadanos y después de ellos se seguían otros quince capitanes naturales de las ciudades y pueblos más principales del reino de Tezcuco a quienes se despachaban todos los negocios pertenecientes al consejo de guerra. Y luego por la parte del medio día se seguían otras dos salas en donde estaban y asistían otros tantos jueces y por la orden como está dicho del consejo de hacienda tras de ella se seguía la segunda sala en donde estaban cierta dignidad de hombres que eran como jueces pesquisidores que salían fuera de la ciudad a las provinçias y ciudades a averiguar y castigar lo que el rey les mandaba. Y luego después de ésta se seguía otra que era

15 Alva Ixtlilxóchitl hace hincapié en las actividades culturales que existían al lado de las actividades administrativas. Además de ser un altepetl de gran autoridad política y militar, Tetzcoco, en los textos de Alva Ixtlilxóchitl, es el centro de letras y cultura en Anáhuac.

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el almacén de las armas y por la parte interior estaban los cuartos de la reina y otros de las damas y las cocinas y los cuartos y retretes en donde el rey dormía con muchos patios y laberintos con las paredes de diversas figuras y labores. Cada una de estas salas que eran casi cuadradas eran de largo cincuenta varas y de ancho pocas menos y otras tenían a más y a menos por la parte del medio día. Y por la de oriente de las salas y cuartos referidos estaban los jardines y recreaciones del rey con muchas fuentes de agua, estanques y acequias con mucho pescado y aves de volatería lo cual estaba cercado de más de dos mil sabinas que hoy está la mayor parte de ellas en pie. Y asimismo había en los jardines otros muchos laberintos que estaban en los baños que el rey tenía en donde entrando los hombres no daban con la salida con muchos torreones y chapiteles adornada la casa. [En] el otro patio, que era el mayor y servía de plaza en medio de él, estaba el juego de la pelota y hacia la la entrada del segundo patio estaba un brasero muy grande sobre una peana el cual ardía de día y de noche sin que jamás se apagase. Esta plaza estaba cercada de portales y tenía asimismo por la parte de poniente otra sala grande y muchos cuartos a la redonda que eran la universidad en donde asistían todos los poetas históricos y filósofos del reino divididos en sus clases y academias conforme era la facultad de cada uno. Y asimismo estaban aquí los archivos reales que por un lado de estos cuartos era una de las entradas y puertas principales de palacio y luego se seguían otros cuartos con su patio salas y aposento en donde se aposentaban los reyes de México cuando iban a Tezcuco y luego se seguían los cuartos en donde se recogían y guardaban los tributos de la provincia de Cuauhnahuac y luego otros de la provincia de Chalco todos los estados y provincias tenían sus cargos de tributos dentro de palacio. Y todos los demás los tenían fuera en casas particulares que estaban dedicadas para este efecto. Por la parte del norte junto a donde caían los templos como adelante se describirá y por la parte de afuera de la muralla referida se seguían las casas en donde se aposentaban los reyes de Tlacopan cuando iban de esta ciudad. Y más adelante frontero de los templos estaba la casa de aves en donde el rey tenía todos cuantos géneros y diversidad de aves y animales, sierpes y pez y culebras traídas de diversas partes de esta Nueva España. Y las que no podían ser habidas estaban sus figuras hechas de pedrería y oro y lo mismo era de los peces así de los que hay y se crían en la mar como en los ríos y lagunas. De tal modo que no faltaba allí ave, pez ni animal de toda esta tierra que no estuviese vivo o hecha su figura y talla en pisos de oro y pedrería. Y finalmente contenía toda la casa del rey, entre salas grandes y medianos, y aposentos y retretes más de trescientas piezas todo ello edificado con mucha arte de arquitectura. Y al tiempo

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cubrían algunas de las salas queriendo cortar las maderas y planchas por los extremos y quitar las maromas con que las habían arrastrado que eran de increíble grandeza les mandó el rey que las dejasen así, tiempo vendría que sirviesen a otros y no tenían trabajo de hacerles nuevos huracos ni ponerles nuevas maromas para arrastrarlas. Y así se hizo e yo los he visto dentro de los huecos de los pilares y portadas sobre que cargaban y se cumplió su profecía pues lo han desbaratado y aprovechándose de la madera.

Capítulo 37 que prosigue en la descripción de las casas de Nezahualcoyotzin y templos que dentro de ellas tenía Estas casas que hemos ido describiendo no tenían más de tan solamente tres puertas y entradas principales que la una caía por la parte de hacia la laguna, que es al poniente, y la otra hacia la montaña, a que es hacia el oriente, y la otra caía hacia el mediodía, que eran a manera de calles que tenían diez y ocho varas de ancho. Otras entradas y portadas tenía la casa, que caían hacia donde estaban los templos, los cuales las tenían unas gradas por donde en las entradas de ellas tenían unos prados [que] subían y bajaban dentro destos palacios. Y en la parte de poniente de los templos estaban otros cuartos con su patio, salas y aposentos que se llamaban tlacateco en donde criaban y adoctrinaban los hijos del rey, en donde asistían con ellos sus ayos y maestros que les enseñaban toda la policía de su buen modo de vivir y todas las ciencias y artes que sabían y alcanzaban hasta las mecánicas de labrar oro y pedrería y plumería y las demás. Asimismo el ejercicio militar, con tanto cuidado que no les dejaban un punto estar ociosos. Y en otros que estaban divididos de estos se adoctrinaban y criaban las hijas del rey. Y cada ochenta días era ley que el rey con todos sus hijos y deudos con sus ayos y maestros y los grandes del reino entraban en una sala grande que estaba en estos cuartos de tlacateco y asimismo todas las hijas con sus ayas16 y maestras, aunque fuesen las muy pequeñas. Sentándose por su orden los varones a una parte y las hembras por otra, y aunque fuese el rey, iban vestidos de unas mantas groseras de nequen.17 En donde se subía en un teatro a manera de púlpito un orador y allí comenzaba desde el rey hasta el más pequeño a reprender todos los vicios y cosas mal hechas, trayendo a la memoria los daños 16 Persona encargada en las casas principales de custodiar niños o jóvenes y de cuidar de su crianza y educación. 17 Henequén planta oriunda de México.

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que de ello se seguían y encareciendo la virtud, sus provechos y utilidades y allí relataba las cosas que habían sido mal hechas en aquellos ochenta días. Si el rey había hecho algunos agravios se los relataba de manera que no quedaba cosa que allí no pareciese y fuese representada con toda la libertad del mundo y traía a la memoria las ochenta leyes, que tenía constituidas el rey, y como se debían guardar y ejecutar. Hacia esta plática muy elocuente este orador que abominaba todos los vicios y engrandecía todas las virtudes y lo que de ellas se seguía hasta mover al afecto de las lágrimas y otras muchas cosas buenas que decía y persuadía de muy buena moralidad. Los templos eran más de cuarenta pero el principal y mayor que era de Huitzilopochtli y Tlaoc [sic, por Tláloc] cuadrado y macizo, hecho de cal y canto las paredes de la parte de afuera y lo de adentro terraplenado de barro y piedra. Tenía en cada cuadro ochenta brazas largas y de alto este terraplén o cue veinte y siete estados que se subía por la parte de poniente por unas gradas que eran ciento y sesenta. Comenzaba su edificio por el cimiento ancho y cómo iba levantándose se iba disminuyendo y estrechando de todas partes en forma piramidal con sus grandes relieves, que como iba subiendo, asimismo le iban disminuyendo, y de trecho a trecho de las gradas hacia un descanso. Y encima estaba edificado el templo con dos capillas la una mayor que la otra. La mayor caía a la parte de sur en donde estaba el ídolo Huitzilopochtli y en la menor que estaba a la parte del norte era del ídolo Tlaloc que estas capillas y sus ídolos miraban a la parte del poniente.18 Y por delante de este templo hacia un patio prolongado de norte a sur, en donde cabían muy bien quinientos hombres, y en medio de las puertas de las dos capillas, estaba una piedra tumbada que llamaban téchcatl en donde sacrificaban los cautivos en guerra y tenían cada una destas capillas tres sobrados que se mandaban y es la parte de adentro por unas escaleras de madera movedizas, y los sobrados estaban llenos de todo género de armas, como eran macanas, rodelas, arcos, flechas, lanzas y guijarros y todo género de vestimentos arreos y adornos de guerra. Los demás templos casi todos eran a este talle, unos tenían dos y tres y más capillas y algunos que no tenían más de sólo una. Había más de cuatrocientas salas y aposentos en donde estaban estos templos para la viviendas de los sacerdotes y ministros del templo y en donde se criaban y adoctrinaban los muchachos de la ciudad. Y entre estos templos había uno en donde había muchas mujeres reclusas y encerradas y asimismo se criaban y adoctrinaban algunas de las hijas de los señores y ciudadanos. Había 18 Como el templo mayor en Tenochtitlan, los templos de Tetzcoco eran dedicados al dios de la lluvia, Tláloc, y el dios de la guerra, Huitzilopochtli, lo cual es indicación de una influencia de la cultura mexica en la cultura tetzcoca.

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un templo redondo que era de Quetzalcoatzin, dios del aire, y asimismo un estanque de agua que se decía Tlezapam en donde se lavaban todos los vasos de los sacrificios y los que se sacaban sangre se iban a lavar allí.19 Asimismo había en un cercado cantidad de árboles y matas de todo género de espinas llamado Teotlalpan que significa la tierra de Dios. Tenía esta máquina de edificios más de cuarenta patios entre grandes y chicos sin los jardines y laberintos y porque la compostura y ornato de los templos, ídolos y diversidad de sacerdotes lo tratan muchos autores así no se especifica ni se trata aquí. 20

Capítulo [91] que trata del orden que dio Cortes para ir sobre la ciudad de Mexico y el viaje que hizo hasta llegar a la ciudad de Tezcuco 21 Los maestros y carpinteros a esta sazón andaban muy ocupados haciendo la tablazón y ligazón necesaria para los bergantines que tenía Cortés ordenado de hacer para la conquista de la ciudad de México y como vio que tenían hecho razonable obra envió a la Veracruz por todo el hierro y clavazón que hubiese, velas, jarcia y otras cosas nesesarias para ellos. Y el segundo día de pascua de navidad del dicho año de 1520 hizo alarde y halló cuarenta de a caballo y quinientos y cinquenta peones repartiendo a los de a caballo en cuatro cuadrillas y de los peones hizo nueve Capitanías de a sesenta peones cada una. Y porque no se le enfriasen los amigos ni sus compañeros, echó luego fama que quería ir a cercar a la ciudad de México con determinación de no alzarse de ella hasta destruirla. De que se holgarían ynfinito los de Tlaxcalan y los demás sus amigos porque deseaban mucho vengarse de aquella ciudad, que los tenía tiranizados. [Cortés] hizo a los suyos una larga plática poniéndoles delante lo que otras veces y rogándoles, que pues habían conmenzado a dilatar y publicar la fe de Cristo nuestro señor entre aquellos gentiles idólatras, no desmayasen hasta que de todo punto hubiesen extirpado la idolatría y las abominaciones con que Dios era tan deservido en aquellas tierras tan ricas. 22 Porque demás del premio que

19 Este término no aparece en Molina. 20 Alva Ixtlilxóchitl escribe muy poco de la cuestión del sacrificio humano en Historia de la nación chichimeca, pero sí reconoce el rito. Al fin de este capítulo está claro que el autor no quiere dar mucho espacio al tema. 21 Este capítulo trata los eventos después de la retirada de Cortés durante la "noche triste" en el verano de 1520, cuando los españoles y sus aliados indígenas tuvieron que escaparse de la ciudad de Tenochtitlan después de una rebelión de los mexica. 22 Hay una variación en este pasaje el manuscrito de la edición de O'Gorman: donde Alva Ixtlilxóchitl escribe "aquellas tierras" en el manuscrito, la otra edición que

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les daría en el cielo se les seguiría en este mundo grandísima honra y riquezas inestimables y descanzo para la vejez. Todos les mostraron grandísima voluntad, ofreciéndole las vidas y cuanto tenían y que guardarían inviolablemente ciertas ordenanzas que constituyó convenientes para el servicio de Dios y ley que profesaban que eran todas cosas santísimas y de bueno y cristiano capitán. 23 Hizo después otro razonamiento largo a la señoría de Tlaxcalan y todos los de ella y otros amigos que allí se hallaban le ofrecieron sus vidas y haciendas para la guerra de México. Antes que Cortés saliera de Tepeyácac por ver si el Rey de Tezcuco, que a la sazón era Coanacotzin, le era amigo despachó a un caballero llamado Huitzcacamatzin natural de aquesta ciudad, deudo suyo de los que fueron con Cortés a la retirada de Tlaxcalan, enviando a decir al Rey Coanacotzin que tenía presupuesto de proseguir en la guerra hasta sojuzgar a los mexicanos. 24 Y que así [Coanacotzin] le hacía saber de su última determinación que hubiese por bien de admitirle en su reino, sin dar lugar a que hubiese ningunas contiendas pues desde principio él y los de su reino se habían dado de paz al rey don Carlos su señor y otras muchas razones sólo a fin de traerle a su amistad porque con esto fácilmente desde la ciudad de Tezcuco podía sitiar la de México y tener las espaldas seguras. Despachado que fue Huitzcacamatzin y dada su embajada a Coanacotzin y, como era del bando de los mexicanos, no le quiso oír sino que antes le mandó hacer pedazos. Y viendo Cortés que se detenía Huitzcacamatzin, despachó segundo mensajero. Y para que fuese creído y con su autoridad se despachase con brevedad, acordó de enviar a Tocpacxochitzin, y por otro nombre Cuicuitzcatzin, uno de los que cuatro infantes hijos del Rey Nezahualpiltzintli que se dieron en rehenes a Cortés, el cual llegado que fue a la ciudad de Tezcuco y dada su embajada al rey su hermano hizo lo mismo que con el primer mensa-

se basa en copias del original dice "nuestras tierras”. El cambio marca cambio de perspectiva. 23 En la Historia de la nación chichimeca, Alva Ixtlilxóchitl pone énfasis en el papel evangelizador de Hernando Cortés. En la "Relación decimotercia" del Compendio histórico que también narra los eventos de la conquista, Cortés no se representa como el "capitán cristiano" y tampoco es el único personaje central; el tatarabuelo de Alva Ixtlilxóchitl, Ixtlilxóchitl, se presenta como el aliado imprescindible del conquistador. 24 En los años antes de la llegada de Cortés, emergió una rivalidad entre los hijos de Nezahualpilli por el reino de Tetzcoco. Coanacotzin e Ixtlilxóchitl eran hermanos y, según Alva Ixtlilxóchitl, eran los hijos legítimos de Nezahualpilli. Cacama también era hijo de Nezahualpilli y medio hermano de Coanacotzin e Ixtlilxóchitl. Además, era sobrino de Motecuzoma, el tlatoani de Tenochtitlan. Los tres hermanos se encargaban de porciones del reino del altepetl de Tetzcoco en el momento de la llegada de Cortés. Cortés mató a Cacama en 1520; el conquistador mató a Coanacotzin en 1525 durante la expedición de Cortés a Honduras. Después de la muerte de estos dos, Ixtlilxóchitl oficialmente se reconoció como el tlatoani de Tetzcoco.

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jero Huitzcacamatzin. Ixtlilxóchitl por grandes inconvenientes que halló en la ciudad y en lo más del reino de Tezcuco desde la rebelión de los mexicanos y retirada de Cortés se estuvo en unas labranzas que tenía en términos de Tepepolco, una de las provincias que le eran sujetas, y quando supo que Coanacotzin, su hermano, había muerto a los dos mensajeros de Cortés, y que le impedía la entrada en su reino, se vino a la ciudad de Tezcuco sólo a fin de oponerse contra el rey su hermano y favorecer a Cortés. 25 Y llegó a tiempo que ya estaba de partida y apercibiéndose en Tlaxcalan, salió [Cortés] de Tlaxcalan en nombre de Dios, día señalado de los inocentes [28 de diciembre] del año de mil y quinientos y veinte, con veinte mil hombres de guerra de los amigos. Y siguiendo la relación de Tlaxcalan que tengo citada fue por el camino de Tetzmelocan que va a salir a Tlepehuacan con tan buen pie que sin acontecerle ningún desmán en toda la sierra llegó en las vertientes de acá. Y en la parte referida de Tlepehuacan le salió a recibir Ixtlilxóchitl, dándole en señal de paz y confirmación de la amistad antigua un pendón de oro, dándole la bienvenida y rogándole se fuese a la ciudad de Tezcuco, que allí sería servido y regalado y que le pesaba mucho de sus trabajos y de los bandos y rebeliones que habían causado sus tíos y deudos los señores mexicanos y los que seguían su bando. Y que si por esta causa hallaba que el rey su hermano y los de su corte tuviesen alguna culpa, los perdonase. Que en su nombre venía a disculparlos y a ofresérsele en su servicio. Mucho se holgó Cortés de ver a Ixtlilxóchitl y recibirle en nombre de su hermano con tanto amor que era lo más que él deseaba aquel día. Hicieron noche en Caotépec, sujeto a la ciudad de Tezcuco, y otro día lunes, último de diciembre, fueron siguiendo su camino hasta entrar en la ciudad de Tezcuco en donde fueron aposentados Cortés y los suyos por Ixtlilxóchitl y se les dio todo lo nesesario. Más el rey [Coanacotzin], sabiendo que Cortés traía quejas de que hubiesen muerto cuarenta y cinco españoles y trescientos tlaxcaltecas por su orden, y les habían quitado los despojos que le daban de la ciudad de México, y que podía redundarle algún daño desto y de otras cosas, y porque siempre fue del bando de los Mexicanos, luego aquella tarde se embarcó con todos los señores y caballeros que eran de su opinión llevando consigo sus haciendas y mujeres, se fueron a la ciudad de México desamparando la de Tezcuco. Con cuyo desmán, los ciudadanos se comenzaron a alborotar, yéndose unos tras del rey por la laguna y otros por la montaña, quedándose solo y desamparando Ixtlilxóchitl deteniendo la gente. Y esto no se pudo hacer sin que Cortés y los suyos no lo echasen de ver y 25 En el manuscrito original, como se ve aquí, se nota más claramente la oposición de Ixtlilxóchitl a su hermano. En la edición de O'Gorman, se dice simplemente: "sólo a fin de oponerse y favorecer a Cortés”.

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así visto el desmán que había y entendiendo que había algún trato doble quiso saquear la ciudad y castigar a los que la alborotaban, Ixtlilxóchitl le detuvo y fue a la mano, rogándole que mirase y se condoliese de la gente mísera. Y sin culpa y por mucho que hizo, todavía los tlaxcaltecas y otros amigos que Cortés traía, saquearon algunas de las casas principales de la ciudad y dieron fuego a lo más principal de los palacios del rey Nezahualpiltzintli. 26 De tal manera que se quemaran todos los archivos reales de toda la Nueva España que fue una de las mayores pérdidas que tuvo esta tierra porque con esto todas las memorias de sus antiguallas y otras cosas que eran como escrituras y recuerdos perecieron desde este tiempo y la obra de las cosas era la mejor y más artificiosa que hubo en esta tierra. Y habiéndose quietado la ciudad, y despachado a los tlaxcaltecas, huexotzincas y otros amigos para sus tierras en Tlepehuacan, que es a la subida de la sierra, los ejércitos mexicanos les dieron alcance y mataron a muchos dellos y si no tuvieran socorro de Cortés lo pasaran muy mal. Y así el socorro les puso hasta las vertientes de Texmelocan, desde donde fueron seguros a sus casas. Cortés, teniendo gran voluntad a Tecocoltzin, que había quedado solo de los quatro infantes hijos del rey Nezahualpiltzintli que se le dieron en rehenes, le nombró por señor de aquella ciudad y Ixtlilxóchitl se holgó y hizo que todos le reconociesen y respetasen. Pues su hermano el rey había desamparado la ciudad y a él no le estaba a cuento conforme a su reputación y honra gobernarla, estando vivo su hermano, que le tendrían por tirano mas con todo el reino siempre a él le reconoció por cabeza principal y según las relaciones y pinturas de la provincia de Chalco parece que los señores y principales que eran Omacatzin, Itzcahuetzin, Nequemetzin, Quetzalcoatzin, Citlaltzin, Yaoxeuhcatzin, y otros se juntaron y trataron de lo que debían de hacer en razón si recibirían de paz a Cortés y a los suyos o si juntarían sus gentes en favor de los mexicanos para lo cual enviaron a la ciudad de Tezcuco por sus embajadores a Citlaltzin, Yaoxeuhcatzin para que de su parte se informasen de Ixtlilxóchitl, lo que debian hacer. Ixtlilxóchitl habiendo oído su emabajada les dijo que dijesen a los señores de la Provincia de Chalco que de ninguna manera levantasen armas contra Cortés y sus compañeros, que sería muy gran mengua y afrenta de su provincia si tal hiciesen. Sino que antes procurasen el bien y favor de los cristianos y que se quietasen todos y de paz recibiesen la santa fe católica. Y vista por los señores de Chalco la determinación de Ixtlilxóchitl luego enviaron unos mensajeros a Cortés dándosele por su amigo. Asimismo se redujeron algunos pueblos que habían estado de la parte del rey Coanacotzin como fueron Otompan, Huexotla, 26 Cabe notar que aquí Alva Ixtlilxóchitl les echa la culpa por la destrucción de los archivos a los tlaxcalteca y a otros pueblos indígenas. No les culpa a los españoles.

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Coatlichan, Chimalhuacan, Atenco aunque de todo punto todo el reino de Tezcuco quedó de la parte de Ixtlilxóchitl en favor de Cortés. Y de los suyos y echaron de sus tierras y términos los ejércitos mexicanos yendo en donde fue necesario algunos españoles en su favor para el efecto como fue el capitán Gonzalo de Sandoval que vino en favor de los de la provincia de Chalco hasta que de todo punto echaron de sus tierras y términos a los mexicanos. Estuvo Cortés pertrechándose en la ciudad de Tezcuco de todo lo nesesario para sitiar y sujetar la ciudad de México y hizo traer la tablazón y ligazón que habían dejado haciendo en la ciudad de Tlaxcalan para los bergantines sin la que se cortó en la ciudad de Tezcuco. Para el efecto en uno de los bosques de los reyes de ella que los de la provincia de Tolantzinco plantaron en tiempo de Nezahualcoyotzin con que hubo bastantísima madera y se comenzaron a aderezar y armar los bergantines y para poderlos entrar en la laguna, por traza y orden de Cortés, mandó hacer Ixtlilxóchitl una sanja profunda que tenía más de media legua de longitud con la profundidad nesesaria que corría desde dentro de los grandes palacios del rey Nezahualcuyotzin, su abuelo, hasta dentro de la laguna. Y para esta obra mandó que en cincuenta días que duró, trabajasen un xiquipil, que son ocho mil hombres, cada día. Y estos fuesen hombres suficientes para la milicia que fue un tanteo sólo por ver qué cantidad de gente podía poner en campaña de sola la provincia de Tezcuco, lo que se llama Aculhuacan.27 Y halló doscientos mil hombres por copia, de que se holgó infinito, para las ocaciones que se habían de ofrecer en favor de los cristianos y dio de ello parte a Cortés, que no menos se holgó de ver el gran poder que el reino de Tezcuco tenía. Pues de sólo lo que era de la nación aculhua se podían poner doscientos mil hombres en campaña. Asimismo hizo juntar todos los bastimentos que fueron necesarios para sustentar el ejército y guarniciones de gente que andaban en favor de Cortés. Y así hizo traer a la ciudad de Tezcuco el maíz y frijoles que había en las trojes y graneros de las provincias sujetas al reino de Tezcuco. Y fortalecío muy bien esta ciudad de Tezcuco y particularmente las casas y grandes palacios de su abuelo el Rey Nezahualcoyotzin, que era en donde posaban Cortés y los suyos para que si acaso los mexicanos los vencían y derrotaban viniesen a guarecerse en ella. Por otra parte el rey [de México-Tenochtitlan] Cuauhtémoc, Coanacotzin y Tetlepanquetzaltzin sus aliados, con mucha diligencia y cuidado se pertrechaban y fortalecían su ciudad de gente, vituallas y todo lo demás necesario para defenderse de sus enemigos y aun ofenderles si pudiesen. Y así andaban sus embajadores [de Cuauhtémoc] requiriendo a todos los señores que eran de su bando y los que

27 Acolhuacan es otro nombre para el reino de Tetzcoco.

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habían atraído a su voluntad que, como atrás queda referido, fue uno de ellos el rey de Michoacan, que era muy poderosísimo y su gente muy belicosa. Y que si Dios por su infinita misericordia no guiara las cosas de Cortés por su mano, sin duda que con el favor y ayuda de su Rey, no consiguiera su intento. Mas hizo Dios un caso milagroso, y fue que cuando fueron a verle la primera vez los embajadores de estos reyes al de Michoacan, Tangajuan, le dieron por extenso relación de lo que Cortés y los suyos habían hecho con los de Cholula y Pedro de Alvarado con los de México, tratándolos de crueles y tiranos, que se alzaban con los estados y señoríos. 28 Hallóse presente la hermana del Rey y oyendo decir las crueldades que los embajadores significaban de Cortés y de los suyos y teniendo por cosa cierta profetizada por sus mayores que esta nación habían de poseer y ser señores de la tierra desesperadamente por no verlos ni oírlos se dejó matar de hambre y fallecida que fue como era costumbre en aquella tierra a los reyes y grandes señores meterlos en un sótano del templo mayor y velarlos allí ciertos días y al cabo de ellos quemarles el cuerpo y guardar sus cenizas. Haciendo con ella la misma ceremonia como hermana que era del rey al cabo de cuatro días que ella había fallecido, resucitó y mandó a los que la velaban llamasen al rey su hermano que tenía negocios graves que comunicar con él muy importantes al bien de todo su reino y de sus súbditos y vasallos de que quedaron todos espantados y admirados. Y fueron a llamar al Rey, el cual venido que fue, le dijo que se quietase, no se alborotase y con toda atención le escuchase todas las cosas que de parte del verdadero Dios señor del cielo y de la tierra le quería anunciar y revelar. Y estando el rey su hermano atento, le dijo que luego de parte de Dios le mandaba dejase las armas y despidiese las gentes que tenía juntas en los llanos que llaman de Avallos para ir a favorecer a los de México, porque de ninguna manera convenía impedir la entrada de aquellas nuevas gentes que venían a plantar la ley del verdadero Dios. Y que antes procurasen de admitirlos y recibirlos de paz en su reino para que asimismo en él se plantase esta ley y conocido y adorado este Dios y que en testimonio de lo cual de más del gran milagro que había usado con ella en resucitarla y darle unos quince años más de vida. El día de la feria principal de la ciudad, de que era cabeza de su reino, vería por la región del aire venir por la parte de oriente un mancebo con una luz en la una mano que excedería a la del sol y en la otra una espada que en la arma que esta nación recién venida

28 El rey de Michoacán, Tangajuan, también se describe por su título tarasco, "calzonzi”. Michoacán se había mantenido independiente del control de la Triple Alianza y, como anuncia Alva Ixtlilxóchitl, tenía fama de ser un estado fuerte y valiente. Se puede imaginar que los tarascos no sabían de las masacres hechas por los españoles en Cholula (1519) y en México-Tenochtitlan (1520).

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usaba y pasando por encima de la ciudad iría a perderse por la de occidente. Y que de ninguna manera no porfiase en ser contra esta nación que traían por defensa y amparo una cruz, que todos los enemigos en viéndola se le rendían, y que ella había visto el lugar donde iban a pasar todos los que no conocían al verdadero Dios, que eran de penas intolerables y eternas, donde estaban todos sus padres y abuelos padeciendo. Y asimismo vido la de la gloria donde estaban gozando de la presencia de este Dios que eran todos aquellos que se salvaban mediante la fe y ley, que estas nuevas gentes traían. El rey Tangajuan quedó admirado de oír todas estas razones y ver a su hermana resucitada hasta la visión que le dijo y así dejó las armas y no quiso socorrer a los mexicanos despidiendo doscientos mil hombres que había juntado en campaña para irlos a socorrer que los cien mil eran michhuaques que llaman tarascos y los otros cien mil eran los teochichimecas gente la más belicosísima que a habido en toda esta Nueva España todo esto que aquí se ha escrito fue sacado de las relaciones y pinturas del reino de Michhuacan y que se lo oí contar muchas veçes a don Constantino Huitzimengari nieto deste rey que era cacique y señor de aquella provincia. 29

Capítulo [92] que trata del combate de Iztapalapan y vista que dio Cortés a México la guerra de Acapuchtlan Había más de siete días que los mexicanos no entraban por las tierras y términos de Tezcuco ni los nuestros habían hecho ninguna salida, ocupados en fortalecerse y en unas cosas necesarias para su defensa e ofensa de los enemigos. Salió Cortés de la ciudad con doscientos españoles y más de cuatro mil naturales de la ciudad de Tezcuco y algunos de Tlaxcalan y otras partes que estaban con Cortés y con ellos Ixtlilxóchitl, acaudillando a los suyos, fueran costeando la laguna hasta llegar a Itztapalapan. 30 Que siendo reconocidos desde el peñol de Tepepolco dieron aviso a los de México y así dos leguas antes de llegar a Itztapalapan, por agua y por tierra, comenzaron a pelear con los nuestros. Y así en todas aquellas dos leguas fueron revueltos, peleando con

29 Don Constantino Huiztimengari era contemporáneo de Alva Ixtlilxóchitl. Como el cronista tetzcoca, era descendiente de los nobles de un pueblo indio y administrador en la República de Indios. 30 Cabe notar que aquí dos aspectos significantes de la relación de Alva Ixtlilxóchitl: primero, Alva Ixtlilxóchitl pone más importancia en la ayuda y apoyo de los tetzcoca que en la de los tlaxcalteca, los que son reconocidos por los cronistas españoles como los aliados más importantes de Cortés; y, Alva Ixtlilxóchitl se acerca a equiparar la autoridad de Ixtlilxóchitl con la de Cortés.

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los enemigos, así con los de la tierra como con los que andaban en la laguna. Mas cuando llegaron a la ciudad de Itztapalapan todas las casas que estaban en tierra firme las habían despoblado y pasádose a las de la laguna. Y aunque se defendieron y pelearon reciamente, los hubieron de vencer los nuestros metiéndolos por el agua. Y les saquearon la mayor parte de las casas que tenían en la laguna y murieron de ellos más de seis mil personas. Y, como sobrevino la noche, recogió Cortés sus gentes y puso fuego a algunas de las casas de aquella ciudad, hasta que se acordó que había pasado una calzada que dividía las dos lagunas, donde podían tener alguna celada en daño de sus enemigos. Y así comenzó a marchar a toda prisa y cuando llegó a la calzada fue fuerza pasarla a volapié, 31 y se ahogaron algunos de los amigos, y se perdió todo el despojo porque los enemigos habían rompido la presa y echado el agua por aquel paso. Y cuando vino a amanecer, vieron innumerables canoas cargadas de gente de guerra que habían venido a cogerles el paso y fueron prosiguiendo su camino hasta Tezcuco, peleando a ratos con los que salían de la laguna. Sólo un español murió en esta refriega. Llegados que fueron los tlaxcaltecas con la tablazón y ligazón de los bergantines en donde venían de carga más de ocho mil y de guerra más de veinte mil con ellos el alguacil mayor y capitán Gonzalo de Sandoval, con doscientos españoles de a pie y diez y seis de a caballo. Mientras duraba la obra quiso dar una vista Cortés a la ciudad de México por su comarca y así, sin dar parte a nadie de su intento, por no tener aún entera satisfacción de la lealtad de los tetzcocanos, que se recelaba de ellos, no diesen aviso a los de México de sus designios y no era de espantar que hubiese este recelo porque sus enemigos y los desta ciudad eran todos deudos y parientes muy cercanos. Mas después el tiempo los desengañó, y vido la gran lealtad de Ixtlilxóchitl y de todos, salió con veinte y cinco de a caballo y trescientos y cinquenta de a pie y seis tiros pequeños de campo y treinta y dos mil amigos de los tlaxcaltecas y tetzcucanos iban por caudillos principales, chichimecatl tecuhtli, de los tlaxcaltecas y Ixtlilxóchitl de los aculhuas tetzcucanos y fueron a dormir por los llanos entre Chicuhnauhtlan y Xaltocan en donde tuvieron una refriega con un esquadrón de los enemigos que luego los desbarataron. Y otro día dieron sobre Xaltocan, lugar fuerte que estaba asentado en medio de la laguna y aunque era perteneciente a Tezcuco, era de la parte de Coanacotzin y mexicanos. Y se defendieron: los de dentro los echaron fuera y quemaron mucha parte del pueblo y aquella noche fueron a dormir una legua de allí. Y otro día, tomando muy de mañana su viaje, por el camino les salieron con mucha grita los enemigos con 31 Dicho de pasar un río, una laguna, etc., trabajosamente unas veces pie en el fondo y otras nadando.

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los cuales fueron escaramuzando hasta llagar a Cuauhtitlan, que estaba despoblada en donde hicieron noche y otro día siguiente pasaron adelante. Llegaron a Tenayocan, donde no se les hizo resistencia ninguna y de aquí a Azcapotzalco y de allí a la ciudad de Tlacopan que era el puesto que iba a ver Cortés para ojear y tantear desde allí la ciudad de México. Y aunque hubo muy gran resistencia de los enemigos, los hubieron de echar de la ciudad y apoderarse de ella y como era ya tarde no hicieron más de aposentarse en los palacios del rey de Tlacopan, que eran unas casas muy grandes en donde cupieron todos los del ejército de Cortés muy a placer. Y, el día siguiente, los amigos comenzaron a saquear y a quemar toda la ciudad. Estuvieron en ella seis días y en todos ellos hubieron muchos reencuentros y escaramuzas con los enemigos, hasta llegar cerca de la ciudad de México, en donde procuró Cortés ver si podía hablar con Cuauhtémoc y tratar de algunos medios de paz. Y como no pudo tratar de cosa y vido y tanteó lo que convenía para sitiar la ciudad de México, acordó de volverse a Tezcuco para dar prisa en ligar y acabar los bergantines para que por el agua y por la tierra, ponerles cerco. Vinieron a hacer noche en Cuauhtitlan, y otro día en Acolman y por todo el camino tuvieron revueltas y escaramuzas con los enemigos. Que como les vieron volver entendieron que de miedo se volvían, en donde matan a muchos de ellos y alancearon los de a caballo a infinitos. Y el día siguiente entraron a mediodía en la ciudad de Tezcuco, en donde fueron muy bien recibidos y festejados. Y el siguiente se fueron los tlaxcaltecas a su tierra cargados de despojos. Los mexicanos a esta ocasión afligían mucho a los de la provincia de la Chalco porque eran amigos de los nuestros y así Cortés a su pedimento envió a Gonzalo de Sandoval con veinte de a caballo y trescientos peones y llegado que fue halló la gente apercebida y en su favor los de Huexotzinco y Quauhquecholan que le estaban esperando y dado orden en lo que se debía hacer se partieron para Huaxtépec donde estaba la gente de México en guarnición y de donde hacían daño los de la provincia de Chalco pelearon con ellos hasta ganar aquel pueblo y otros de la comarca como fue Zacapichtlan que ganaron con harta dificultad por ser el lugar fuerte. 32 Y mataron y despeñaron a muchos de [los] enemigos de tal manera que en más de dos horas no pudieron beber agua del río que por allí por ir teñido en sangre. Y dado fin a esta jornada, de dejando bien castigados a los enemigos, y de paz aquellas poblaciones, se volvió Sandoval con toda la gente a la ciudad de Tezcuco. Mas los señores mexicanos, quisieron castigar a los de Chalco y enviando un razonable ejército sobre ellos les salieron al encuentro y pelearon tan esforzada-

32 El original dice Zacapichtlan, pero la edición de O'Gorman dice aquí "Acapuchtlan”.

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mente que vencieron y echaron de toda su tierra a los mexicanos, matando a muchos de ellos. Y captaban más de cuarenta personas principales del ejército mexicano, y aunque pidieron socorro a Cortés, cuando llegó Sandoval que iba al efecto y a los Chalcas se habían defendido como dicho es allí estuvo algunos días en las fronteras del Chalco y viendo que ya los mexicanos no acometían se volvió a Tezcuco. A esta sazón llegaron nuevas de la Veracruz como habían llegado al puerto tres navíos con mucha gente, caballos y armas que luego la despacharon. Y fue este socorro milagroso por la mucha nesesidad que de todo tenía Cortés y fue les fácil porque ya todo el camino desde la ciudad de Tezcuco hasta el puerto estaba seguro de enemigos. El miércoles santo, que fue 27 de marzo del año de 1521, despachó dos principales mexicanos de los cuarenta que los de Chalco prendieron en la guerra pasada a la ciudad de México, que éstos se animaron a ello porque los demás no osaron de temor que serían sacrificados allá. Enviando con ellos Cortés a requirir a los señores mexicanos se diesen de paz y dejasen la guerra que él les perdonaría todo lo pasado. Los mensajeros pidiéronle una carta suya para que fuesen creídos de los reyes Cuauhtémoc, Coanacotzin y Tetlepanquetzatzin, que él los enviaba el cual se la dio para el efecto que se la pidieran y nunca más volvieran con la respuesta porque los [sacrificaron] al pie de la letra que los otros los recelaban [porque] era ley entre ellos que el señor noble que era cautivo no podía volver para su patria. pena de [ser muerto o] sacrificado. 33 Ixtlilxóchitl procuraba siempre de atraer a la devoción y amistad de los cristianos no tan solamente a los del reino de Tezcuco, sino aún a los de las provincias remotas, enviándoles a decir que todos se procurasen a dar de paz al capitán Cortés. Y aunque de las guerras pasadas algunos tuviesen culpa que era tan afable y que deseaba tanto la paz que luego al punto los recibiría en su amistad. Y de los que así se iban, fueron a esta sazón los de las provincias de Tozapan, Maxcaltzinco, Nauhtlan y otros de su contorno, los cuales habiendo visto a Ixtlilxóchitl, y de darle cantidad de mantas y otras cosas. De las tres cabezas de aquellas provincias las hizo que diesen al capitán Cortés y se le dieran por sus amigos dando la obediencia a su majestad y en señal de ella cantidad de mantas de algodón. Cortés lo agradeció mucho y les dio su palabra que siempre les tendría por amigos y se volvieron muy contentos. 34 33 Estos son los reyes de los estados de la Triple Alianza: Cuauhtémoc era rey de Tenochtitlan, Coanacotzin de Tetzcoco, y Tetlepanquetzatzin de Tlacopán. 34 En la mayoría de los casos donde Alva Ixtlilxóchitl emplea términos nahuas, los explica en castellano. En el glosario se dan las definiciones, según Fray Alonso de Molina (1571) y Frances Karttunen (1983), de los términos que aparecen en la selección de Historia de la nación chichimeca. Se notará que la explicación de Alva Ixtlilxóchitl no siempre sigue la definición que han dado Molina o Karttunen.

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Lecturas recomendadas Adorno, Rolena. “Arms, Letters, and the Native Historian in Early Colonial Mexico”. En 1492/1992: Re/Discovering Colonial Writing, eds. René Jara y Nicholas Spadaccini. Minneapolis: The Prisma Institute, 1989, 201-224. Brian, Amber. “The Original Alva Ixtlilxochitl Manuscripts at Cambridge University,” Colonial Latin American Review 23.1 (2014): 84-101. García, Pablo. “La historia al servicio de la patria: el patriota mexicano Carlos María de Bustamante (siglo XIX) edita al historiador novohispano Fernando de Alva Ixtlilxóchitl (siglo XVII),” Colonial Latin American Historical Review 16.1 (2007): 37-64. [2010]. Velazco, Salvador. “La imaginación historiográfica de Fernando de Alva Ixtlilxochitl”. En Visiones de Anáhuac: Reconstrucciones historiográficas y etnicidades emergentes en el México colonial: Fernando de Alva Ixtlilxochitl, Diego Muñoz Camargo y Hernando de Alvarado Tezozomoc. Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 2003, 43-125.

DOMINGO FRANCISCO DE SAN ANTÓN MUÑÓN CHIMALPÁHIN CUATLEHUANITZIN (1579-1660)

Verónica Rodríguez y Monica Styles

Domingo Francisco de San Antón Muñón Chimalpáhin Cuatlehuanitzin1 nació en 1579 en Chalco Amaquemecan 2 como el autor mismo nos lo dice en su Séptima relación. Descendiente de cierta nobleza perteneciente al señorío de Tzacualtitlan Tenanco, se mudó a la ciudad de México en 1593 entrando a servir en la iglesia de San Antonio Abad en Xoloco, lugar en que se llevaría a cabo el primer encuentro entre Moctezuma y Cortés. Fue durante estos años que Chimalpáhin como analista, compilador, traductor y copista, realizó su obra la cual consta de varios manuscritos cuya estructura en conjunto es tan dispersa como rica en contenido. Se desconoce el orden en que escribió o copió la amplia producción de escritos o si algunos se quedaron en proceso de producción; pero sea como fuese el corpus dejado por Chimalpáhin es muestra de un proyecto intelectual que sobrepasa una mera función de copista o traductor sino que pasa a corregir y así reelaborar la historia del mundo indígena para generaciones futuras. Su trabajo puede entenderse entonces como el resultado de la realidad cultural en un México colonial cuya población no era unitaria ni estática dentro de la denominada República de Indios sino que realmente florecía como una cultura bastante compleja y no binaria entre conquistados y conquistadores. Este dinamismo del México colonial le permitió a Chimalpáhin, y a otros escritores indígenas y mestizos, echar mano de varias fuentes en la producción de sus obras. En el caso de Chimalpáhin, su función como copista y estancia en San Antonio Abad, tal vez, fue lo que le acercó a grupos y bibliotecas, como la de San Francisco, que tenían una amplia colección de documentos que nuestro autor hábilmente utilizó. Chimal-

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Quatlehuanitzin en la versión náhuatl.

2

Amequemeca o Amequameca son las dos versiones en que aparece este lugar, hoy en día Amecameca.

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páhin se caracteriza además, a diferencia de otros intelectuales mestizos de su época como Hernando de Alvarado Tezozomoc o Fernando de Alva Ixtlilxóchititl, por el hecho que no era una figura pública como éstos pero aun así consiguió tener acceso y escribir sobre el pasado y el presente indígena ya que le interesaba, como él lo dice, que las generaciones futuras conociesen su historia. Las obras de Chimalpáhin, de hecho, al igual que las de estos y otros escritores mestizos e indígenas, pasaron más tarde a contribuir al corpus de un legado histórico utilizado por criollos intelectuales en la formación de un proto-nacionalismo mexicano. Las ocho relaciones, el Memorial de Colhuacan y el Diario son los trabajos más conocidos y estudiados de Chimalpáhin. En Las ocho relaciones, el autor escribe sobre la historia precolombina de México hasta la llegada de Cortés y los primeros años de la conquista. En ella Chimalpáhin recopila versiones orales de la formación del llamado imperio azteca a la vez que conserva la historia de las migraciones de las diferentes poblaciones que llegarían a conformar dicho imperio (Tena, Las ocho relaciones y el memorial de Colhuacan, 17-18). Su otra obra importante, El Diario, relata episodios de la época del México colonial, muchos de los cuales fueron presenciados por Chimalpáhin mismo. Se caracteriza por haber sido preparado en el género de los anales prehispánicos que típicamente son sobre altepemê específicos pintados por los tlacuiloque. Se componen de entradas cronológicas que documentan desde actividades cotidianas hasta eclipses, fiestas, nacimientos de reyes, etc. (Shroeder, “Chilmapahin Rewrites the History” 102). En los escritos de Chimalpahin se aprecia también la importancia que el altepetl tenía como forma de organización de la sociedad indígena así como su influencia en la manera que tenían de conceptualizar y representar su mundo. Esta forma de organización socio-político-económica prehispánica continuó funcionando, con sus variantes, a pesar de los cambios que sufrieron los diversos altepemê en su integración al nuevo orden colonial después de la conquista. Chimalpáhin, a través de sus intervenciones y numerosos detalles en sus obras, nos muestra entonces la importancia del pertenecer o identificarse con un altepetl en el cual la individualidad funcionaba en relación a un todos, un nosotros o un ellos, que se imponía en sus formas de organización y representación. De ahí que nuestro escritor nos ofrezca referencias a unos grupos, a altepemê, que se distinguen unos de otros pero dentro de los cuales sus miembros trabajan en conjunto y en los que sus tlaloque, sobre los cuales Chimalpáhin provee información detallada, actúan en función a esta relación que guardan con su altepetl.

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Otro trabajo importante de Chimalpáhin es La historia de la conquista de México la cual es una copia en español de la obra del mismo título de Francisco López de Gómara. Hasta hoy en día se desconoce el paradero del manuscrito original a mano de Chimalpáhin del cual se piensa que hubo también una versión traducida al náhuatl. Se presume que la versión de Chimalpáhin fue pensada inicialmente como una simple copia de La historia de la conquista de México de Gómara, publicada originalmente en 1552. En ésta, Gómara alaba a Cortés, al cual conocía personalmente, presentándolo como un hombre valiente y cristiano que se esfuerza en pacificar la Nueva España para el beneficio de la corona española. Por ejemplo, a pesar de que Cortés no siguió las órdenes de Diego de Velázquez3, quien inicialmente había enviado a Cortés a explorar las costas de Yucatán, Gómara consigue caracterizar la desobediencia de éste último como un acto a favor de la corona. Chimalpáhin modifica la Historia de Gómara añadiendo información sobre la participación de indígenas en la conquista con lo cual la victoria de los españoles va más allá de ser producto del esfuerzo de un solo hombre, Cortés, en compañía de sus soldados. De este modo, Chimalpáhin interviene en la Historia de Gómara múltiples veces añadiendo nombres de nobles, títulos, lugares y detalles de cuestiones indígenas que no aparecen en la versión de Gómara “renovando”, como diría él, la información hasta entonces tenida4. Estas intervenciones son características del corpus de Chimalpáhin en el cual se aprecia la forma en que los elementos y las tradiciones de las culturas prehispánicas sobrevivieron a la conquista a pesar de que la vida indígena hubiese sido ciertamente influenciada por la española. Esta continuación de aspectos culturales se convierte en un legado que Chimalpáhin deja por escrito para futuras generaciones. Entre los aspectos interesantes que incluye en su Historia se encuentran las rivalidades entre varios altepemê que ya existían y de las que se sirvieron los españoles para llevar a cabo la conquista. Otros detalles de interés son nombres específicos de la nobleza así como también una detallada descripción de lugares y algunos elementos indígenas como la lengua, las costumbres, las divisiones comunales, las formas de narrar y algunas estructuras socioeconómicas que habían permanecido en la colonia.

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Conquistador y gobernador de Cuba que organizó la exploración de la costa de Yucatán.

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Chimalpáhin no solamente hizo una copia del texto de Gómara sino que además borró, corrigió, enmendó e interpoló abundante información sobre los Nahuas pensando que había algo más que decir.

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Un ejemplo de las intervenciones de Chimalpáhin en la Historia con referencia a lo que se ha mencionado en relación a los sitios, costumbres y la participación de personajes indígenas pueden apreciarse en el capítulo “120 de como trajeron los bergantines a Tezcuco los de Tlaxcallan”. En éste, Chimalpáhin defiende los esfuerzos de los señores tlaxcaltecas y su habilidad en cuestiones de guerra a pesar de que habían peleado del lado del españoles. Al respecto, añade que el “Chichimecateuhctli,” o líder de Tlaxcala, exigió ir al frente del ejército y no detrás como le había insistido el capitán Diego Sandoval. Aunque Sandoval ocupa una posición importante en el ejército de Cortés, en la versión escrita por Chimalpáhin el señor de Tlaxcallan también merece una posición honrada. Esta anécdota de Chichimecatuehcli es un ejemplo del importante papel de la nobleza indígena en el éxito de los españoles en las guerras para conquistar y pacificar México lo cual se lee en la discusión entre Sandoval y Chichimecateuhclti que relata Chimalpáhin cuyo texto está en negritas: Y si antes estuvo enojado Chichimecateuhctli, mal lo estuvo en este punto, porque no le dejaron con [Chichimecateuhctli] los españoles, diciendo que no tenía razón el Señor Sandoval de echarle con los españoles, porque después de que sirvió al Señor Cortés, que nunca le había dejado atrás, sino que siempre en las guerras, y batallas que tuvo con [los] mexicanos, y las demás naciones, que él había sido el delantero, que esto bien lo sabía el Señor Salvador, y que pues los Señores de Tlaxcallan, y demás amigos, le eligieron por Capitán de su tierra, que se mira bien que lo merecía, y no se le quitase su mando, que él era hombre honrado, y daría buena cuenta de su cargo, y que se afrentaba de que no se hacía caso de él, que era gran influencia, y deshonor a su patria, que no se fiaba de él, o no le tenía por leal caballero, pero al fin hubo de dejarlo el Capitán Sandoval en el delantero como descubridor del campo. (fol.171-172)

Además de esta intervención, otro ejemplo que se relaciona a la obra en general Chimalpáhin es el capítulo en el cual añade información sobre su tierra natal Chalco. A diferencia de Gómara, quien brevemente menciona que ésta es una provincia importante, Chimalpáhin, explica la historia de las vinculaciones entre México y Chalco, el cual era un lugar estratégico para los mexicas, y aprovecha para describir la tierra fértil de Chalco cuyas cosechas se enviaban a Tezcuco 5 antes de ser conquistado por los mexicas. La selección que se presenta a continuación fue tomada de la Conquysta de Mexyco y otros reynos y provyncias de la Nueva España que

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Hoy en día Texcoco.

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hizo el gran capytan Fernando Cortés su autor Don Domingo de San Anton Muñon Quauhtlehuanitzin. Esta es una copia de 18086 en cuya primera página se lee que “se halla la copia original de esta historia (que hasta ahora no se ha descubierto su autor ni da a luz) en letra antigua en la Librería del Colegio de San Pedro y San Pablo de la Ciudad de México en la que se sacó esta copia para el señor Don José María Espino en el año de 1808” (fol. 1). Este Colegio es precisamente el mismo al que fueron a parar los manuscritos de Chimalpáhin después de haber estado en manos del erudito mexicano Carlos de Sigüenza y Góngora quien a su vez los recibió de la familia de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl en pago de un favor. De los doscientos veintiún capítulos que contiene la Historia, Chimalpáhin interviene escasamente en los primeros cincuenta y después del ciento treinta sus adiciones se enfocan en dar nombres, títulos o posiciones dentro de la sociedad indígena. Los capítulos sobre la descripción de Tlaxcala, Cholula, las embajadas entre Cortés y Moctezuma para permitirle entrar en la ciudad de México, el encuentro con Moctezuma así como la descripción de algunas tradiciones contienen añadiduras más extensas y recurrentes. Las primeras selecciones de La conquista de México de Chimalpáhin incluidas en la antología tratan precisamente sobre el primer encuentro entre Moctezuma y Cortés. En los capítulos siguientes no incluidos aquí, y que carecen de intervenciones por parte de Chimalpáhin, Moctezuma muere y Cuauhtémoc asciende al reino de México. Mientras esto sucede, se aumentan las tensiones entre los mexicas y los españoles hasta el punto que Cortés huye de México pero regresa a conquistar con la ayuda de los tlaxcaltecas siendo el capítulo “121 en que se cuenta [la] primera vista que dio el capitán Cortés a México con trescientos españoles, y amigos,” en el que se destacan de nuevo las intervenciones de Chimalpáhin sobre el regreso de Cortés y la conquista de otros reinos. Para la presente edición, se ha puesto en negritas las intervenciones de Chimalpáhin que no aparecen en la versión de Gómara. Se ha modificado en un mínimo la puntuación solo añadiendo puntos donde las

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Una copia más antigua del manuscrito de Chimalpáhin fue descubierta recientemente en 1986 en manos del Dr. Browining quien lo donó a la Newberry Library en 1991 donde ahora se encuentra. El Manuscrito Browning, como también se le conoce a la Historia de Chimalpáhin es una copia que data de 1746 y fue hecha por Lorenzo Bouturini Benaduci. Recientemente Susan Schroeder en colaboración con Anne Cruz, Cristián Roa-de-la-Carrera y David Tavárez transcribieron el texto originalmente en español, y lo publicaron en inglés como Chimalpahin’s Conquest: A Nahua Historian’s Rewriting of Francisco López de Gómara’s La Conquista de México. Stanford: Stanford University Press, 2010.

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oraciones fuesen demasiado largas o el tema cambiase. Se ha respetado el uso del “y” como marcador de oralidad que está ciertamente presente en las intervenciones de Chimalpáhin. Algunas adiciones entre corchetes se utilizaron cuando eran necesarias para mantener el sentido de la oración. Se ha actualizado además la ortografía usando la “z” en vez de “s”, zanja-sanja; la “c” por “q”, escuadrón -esquadrón; la “ce” por “ze”, escaramuceaban-escaramuzeaban; la “g” por” j”, recogerse-recojerse; y la “v” en vez de la “b”, varas-baras. También se ha añadido “h” en palabras como abed-habed y se han puesto acentos para facilitar la lectura.

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Conquysta de Mexyco y otros reynos y provyncias de la Nueva España que hizo el gran capytan Fernando Cortés su autor Don Domingo de San Anton Muñon Quauhtlehuanitzin7

Cap. 60 La consulta que Moctezuma tuvo para dejar ir Cortés a México

Mucho deseaba Cortés no dar pesadumbre ni riña con Moctezuma antes de entrar en la corte de México, mas tampoco quería tener tantas palabras ni excusas, niñerías y ocasiones como le decían. Así, se quejó reciamente con sus embajadores diciéndoles que se maravillaba que un tan gran príncipe como era el señor Moctezuma y que con tantos y tales caballeros le había dicho que sería su amigo anduviese buscando maneras para matarle o dañarle por mano ajena por excusarse sino le sucedía bien, pues no guardaba su palabra ni mantenía verdad que como quería ir antes se mostraba amigo y de paz y ahora le mostraba enemistad y que pues así era, determinaba ya ir como enemigo, y de guerra, que o sería con bien para ellos, o con mal. Ellos dijeron sus disculpas y le rogaron tanto a Cortés que perdiese la saña y enojo que les tenía, y diese licencia a uno de ellos para que fuese a México a dar aviso de su ida y que dentro de seis días volvería con respuesta. El capitán Cortés amorosamente le dijo que le daba licencia a uno para que fuese y volviese, como lo hizo a los dichos seis días con respuesta con otro compañero que fue poco antes, y le trajeron diez platos de oro a hechuras de jícaras labradas por extremo y mil quinientas mantas de algodón labradas de muchos colores de pelo de conejo que ellos usan y mucha suma de gallipavos, panes, cacao y cierto vino que ellos componen del mismo cacao, maíz y otros menjurjes 8 . Dieron o dijeron que no había tenido parte su rey en la conjuración de Cholula 9 ni había sido por su mandado ni consejo sino que aquella gente de guarnición que allí estaba era de Acazinco y Azazan, dos provincias suyas y vecinas de Chololla con quienes tenían alianza, competencias y guerras como enemigos vecinos los cuales a inducimientos de aquellos vasallos 7

La selección de los folios fol 86r-87v, 91r-93v, 95v-97r, 172v-175v, 177v-180v. proviene de una copia de 1808 ubicada en Biblioteca Estatal de Baviera (BSB) en Bayerische Staatsbibliothek, [BSB-Hss Cod. hisp. 83], Publicación por cortesía de la misma institución.

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El Manuscrito Browning incluye más información añadida por Chimalpáhin que la copia utilizada.

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Chololla es una de las ortografías del manuscrito, aunque actualmente es Cholula. Chimpalpáhin utiliza las dos. Así que se mantienen todas las formas que el autor utilizó.

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urdieron aquella maldad que los perdonase que en adelante le serían buenos y leales y Moctezuma buen amigo como lo vería y como siempre lo había sido y que fuese muy enhorabuena que le recibiría a él y a toda su compañía y amigos con mucho gusto. Gran gusto recibió Cortés con esta embajada. Moctezuma tuvo temor cuando supo la matanza y quema de Chololla10 y dijo “mirad hijos que esta es gente que nuestro Dios me dijo que había de venir a señorear esta tierra” y así dijeron estos que luego que los despacho11 se fue a los templos a visitar sus Dioses y se encerró en uno de ellos donde estuvo en oración y ayuno ocho días. Sacrificó muchos hombres para aplacar la ira de sus Dioses que estarían enojados por ver que la gente extraña llegaba y allí le habló el Diablo esforzándoles que no temiese a los españoles que eran pocos y que luego que llegase haría de ellos a su voluntad que no cesase en los sacrificios porque no le aconteciese algún desastre y tuviese favorables a sus dioses Uitcilopuchtli12 y Tezcatlipuca13 para guardarle porque Quetzalcouatl14 dios de Chololla estaba muy indignado porque le sacrificaban pocos y esos muy mal porque no supieron defenderse de los españoles por lo cual y porque Cortés le había enviado a decir que iría de guerra pues de paz no quería y que pues le había otorgado que fuese a México a verle que le aguardase. Ya el capitán Cortés cuando llegó a Chololla iba poderoso y pujante de ejército pero allí se hizo mucho más de gente y de armas que luego voló la nueva y fama por toda aquella tierra del señorío del rey Moctezuma y de como hasta entonces le temían y maravillaban los propios amigos de verle con tanto ánimo y se animaban no haciendo caso de tantos inconvenientes como les ponían los enemigos, de ásperos caminos, trabajos, hambres y enfermedades y que habían de ser entregados a crueles carniceros según se mostraba en comer carne humana15 y fortaleza de la ciudad de México, la multitud de millares de hombres y poblaciones, y su voluntad que era más fuerte cosa pues cuantos señores había en aquella tierra la temían y obedecían. Todo esto le habían puesto delante los embajadores mexicanos porque no fueran a México los españoles y 10 El Manuscrito Browning contiene más información en esta sección. 11 Incursión de información recibida por informantes, característica de la escritura de Chimalpáhin. 12 Mantenemos todas las formas que aparecen. Huitzilopochtli; aparece en tres ocasiones además de aparecer como Uitcilopuchtli. 13 Tezcatlipoca. 14 Quetzalcóatl. 15 Chimalpáhin menciona el canibalismo en dos ocasiones. Primero como el arma que utilizaban los indígenas para espantar y el segundo en su comentario sobre las restricciones que había en cuanto a quienes comían carne humana (ambos capítulos incluidos en esta selección).

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amigos suyos pero no aprovechó cosa ninguna porque Dios todo poderoso los encaminaba a buenas esperanzas ni basto que el rey Moctezuma lo quisiese convencer con mil dádivas y como vio su porfía y le parecía afrenta juntar ejército para tan poquitos españoles, gente extranjera que decían eran embajadores y por no incitar la gente suya de guerra contra sí, que es lo más cierto, pues estaba claro que luego, serían contra él los otomíes, tlaxcaltecas y otras naciones para destruir a los mexicanos, como en efecto, así que se declaró dejarlo entrar en México llanamente, creyendo que sería para hacer de los españoles que tan pocos eran a su voluntad lo que quisiesen para destruirlos como el demonio le había dicho que un día se los almorzase si lo enojasen.

Cap. 62 del admirable recibimiento que hizo el rey Moctezuma al capitán Cortés. Desde Iztacpalapan 16 a México hay más de dos leguas por una calzada muy ancha en la que caben ocho caballos a la par y están tan niveladas que alguien con buena vista alcanza a ver la ciudad y sus puertas. Al lado izquierdo del camino hay muchos pueblos y ciudades que están en tierra firme. El pueblo de Mecaltzinco17 tenía más de cuatro mil vecinos y adelante, hacia el sur, cerca de media legua hay otro pueblo que se dice Uitzilopochtli y Pochtlan en que se juntan cinco mil vecinos. Otro pueblo que se dice Culhuacan tiene más de seis mil vecinos y adelante hacia el poniente una legua está Cuyuacan 18 de más de seis mil vecinos. Tenían estas ciudades muchísimos templos con tantas torres que las hermoseaban y gran trato de sal del cual se beneficiaban y vendían a todos los pueblos de estas tierras, a las ferias o tianguis19 , que así se llaman. Sacan agua de la laguna salada porque hay dos lagunas. La de agua dulce es de ocho leguas desde su empiezo en la provincia de Chalco y de Ayotzinco y Quetlavac y Xuchimilco 20 , otra buena provincia a donde se juntan todos los manantiales. El uno viene a desembocar a la parte del norte y delante de este pueblo de Mexicaltzinco y de allí va a dar este río caudaloso a la gran ciudad de Mexicotenuchtitlan 21 a un lado hacia el oriente a la laguna 16 Más adelante aparece nuevamente como Iztacpalapan. Hoy en día, Iztapalapa. 17 Mexicaltzinco en el resto de la Historia, Mexicaltzingo hoy en día. 18 Coyoacán. 19 Tianguis es un “mercado al aire libre”. 20 Xochimilco. 21 México Tenochtitlan.

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mayor que es salada y no tiene salida. Así tiene doce lenguas de largo hacia el norte y de ancho siete, y en ella entran otros muchos ríos de la parte del norte y de la parte del oriente y de esta agua salada se aprovechan para la sal y de caza que en ella cogen los naturales mucha pesca. En ella hay de peces chicos que llaman los españoles pez rey, que es chico y blanco, y hay otros géneros de pescados de tamaño de una tercia 22 y de a cuarta 23 que llaman amilotes24 , blancos de muy sabrosa carne, y otro que llaman xouiles25 , pescados morenos pero muy sabrosos, y otros diversos, como ranas, camaroncillos y almejas, menos chicas que los ostiones de la mar. En todo el año hay de estos pescados así que el abastecimiento que tiene la ciudad en contorno de ella se sustentan tantos pueblos y principalmente de la sal, que la cuajan en unos hoyos que ellos hacen adonde se destila el agua, y la cuecen, donde la hacen panes redondos y pelotas, aunque es trabajosa sacan de aquí gran renta para el rey26 . En esta calzada hay a trechos puentes levadizos sobre los ojos de agua adonde corren, se juntan y entran en la laguna mayor. Desde aquí empezó a caminar el capitán Cortés con su gente en concierto, hasta llegar cerca de la ciudad y allí se junta en otra calzada, en una que viene de muchas tierras de hacia la parte del sur. Llevaba sus cuatrocientos españoles y atrás venían las cargas y amigos, hasta seis mil hombres tlaxcaltecas, zempohualtecas27, cholultecas y otros pueblos. Apenas podían andar con la apretura de la mucha gente que salía de todas partes por ver a los españoles y ya que [Cortés] llegó al baluarte28 que cerca estaba muy fuerte de dos estados de alto con dos torres a los lados, y en medio un pretil almenado y dos puertas bien fortalecidas, dijo el capital a sus artilleros que pusiesen delante los primeros seis tiros en sus carretones, y otros otras para que fuesen guardando al ejército español y de esta manera llegaron a la entrada de la ciudad. Allí empezaron a venir tres mil caballeros cortesanos y ciudadanos a recibirle vestidos muy ricamente a su usanza todos de una manera y cada uno de estos caballeros llegaba a tocar con la mano derecha la tierra y la besaba y se humillaba y pasaban adelante. Por el orden que venían, tardaron una

22 Covarrubias, medida de longitud equivalente a once pulgadas. 23 Ibid., también conocido como palmo, es la medida del dedo pulgar al meñique, (aproximadamente 20 centímetros, 12 pulgadas). 24 Molina lo identifica de forma similar como pescado blanco, como albur. 25 Ibid., lo describe como un pescado de a palmo que parece trucha. 26 Se lee Moctezuma en vez de “rey” en la versión de Gómara. 27 cempoales. 28 Obra de fortificación que sobresale en el encuentro de dos cortinas o lienzos de muralla. Real Academia Española, 9/7/2012, < http://www.rae.es/rae.html>.

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hora en esto, que fue cosa maravillosa, y de ver el concierto que traían y desde esta albarrada 29 o baluarte se sigue una calle principal hasta el Palacio Real, y en este paso estaba un puente levadizo de grandes maderos muy fornidos que tenían más de doce pasos de ancho y por allá pasa el ojo de agua de un peñol que está fuera de la ciudad hacia la parte poniente que se dice Chapultepec, jardín y recreación cercana del Gran Señor. Hasta esta puerta llegó el capitán y allí hizo alto con su gente y detrás de esta gente ciudadana venía el rey Moctezuma a recibir al capitán Cortés, debajo de un palio30 de pluma verde guarnecido con hojas de oro fino, y mucha argentería 31 alrededor. Lo llevaban cuatro señores de los más privados y estos iban muy ricamente vestidos y venía el señor en medio y le traían de los brazos sus dos sobrinos, Cacamatzin rey de Tescuco y el otro sobrino era Cuetlauatzin 32 señor de Iztacpalapan, (aunque aquí hace el autor Francisco Rodríguez de Gómara, por sobrino del gran señor a Cuetlauatzin no era sobrino, sino hermano carnal de un padre y madre digo yo don Domingo de San Antón Muñoz Quauhtlehuanitzin 33) y luego le seguían grandes señores principales de gran dictado, como eran Tetlepanquezal 34 rey de Tlacopan 35 , y Yzquauhtzin Tlacochcalcatl, señor o teniente de Tlatilulco 36 , hijo que fue hijo del rey Tlacahteutl 37 en dicho pueblo o ciudad de Tlatilulco que era tesorero del rey Moctezuma y Atlixcatzin Tlacatecatl, capitán general, que fue hijo del rey Ahuitzotl de México, y Tepehuatzin, Tlacochcalcatl, que fue hijo del rey Tizocic38 de México y Totomotzin, esto se dice que fue hijo del hijo del gran capitán general y presidente del dicho supremo consejo, o juez mayor, Tlacaelelcihuacohuatl 39 , fundador del imperio mexicano, y Quezalaztatzin Ticocyahuacatl, y Ecatenpatiltzin, y Quahu[a] piatzin. Venían el Rey y sus sobrinos muy ricamente adornados de una manera, salvo que el señor traía grandísima presencia, al fin como 29 Ibid., pared de piedra seca. 30 S. Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española (pág. 1187), cielo debajo del cual se acostumbra llevar el santísimo sacramento. 31 Bordadura brillante de oro o plana. Real Academia Española, 9/7/2012, < http:// www.rae.es/rae.html>. 32 Cuitlahuatzin. 33 Quauhtlehuantzin, esta es una interesante intervención de Chimalpáhin que repite en otras obras ya que se inscribe en medio de la narración. 34 Tetlepanquezatl. 35 Hoy conocido como Tacuba. 36 En la tradución de S. Schroeder et al., Chilmapáhin’s Conquest, aparece como Tlate. 37 Tlacateotl. 38 Schroeder, et al, deletrea Tizocic como Tizoctzin. 39 En la traducción de S. Schoeder et al., Tlacaelel Cihuacoatl.

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rey, con unos zapatos de oro y piedras ricas engastadas, con muchas piedras, y perlas, preciosas, que solamente las suelas eran prendidas con correas, como se pintan a lo antiguo que parecían alpargatas. Traían por pajes muchos gibados 40 , y enanos por grandeza, y estos traían en las manos unas mantas pintadas de varios colores que las tendían delante del señor por donde pasaba. Seguían luego, doscientos señores como en procesión, todos descalzos, y con ropas de otra más rica librea que los tres mil primeros y venían muy en concierto arrimados a las pareces, los ojos en tierra, muy humildes que no osaban mirarlo al rostro porque lo tenían por desacato. Así como hicieron alto llegó el capitán Cortés y se apeó del caballo, y como se juntaron fue a abrazarlo a nuestra usanza, y los que le traían del brazo, lo detuvieron que no llegase a él porque era pecado tocarlo; pero se saludaron por los intérpretes, Mali[n]tzin 41 y Aguilar que iban al lado del capitán 42. Entonces, Cortés le echó al cuello un collar de margaritas, y diamantes, y otras piedras preciosas, y echa su mesura, el rey Moctezuma se volvió delante con su sobrino Cacamatzin y al otro le mandó viniese con el capitán Cortés y le llevase de la mano por mucha honra, y así por medio de la calle comenzaron a irse con gran majestad. Traía puesta en su cabeza una diadema, o corona real, alta de adelante como mitra de obispo, toda ella engastada de margaritas en el oro con que se ceñía detrás, y con dos señores que mosqueaban con unos mosqueadores altos. El rey estimó mucho el collar de margaritas que le puso Cortés, y en retorno de él le puso al capitán, dos cadenas de camarones colorados, como caracoles que estimaban mucho los naturales, y de cada uno de ellos colgaban ocho camarones de oro de labor perfectísima y de a jeme 43 cada uno, y se los puso en el cuello al capitán Cortés, con sus propias manos, que le tuvieron a grandísimo favor, y se maravillaron de ellos, y en esto acabaron de pasar la calle, que era bien

40 Jorobados, Real Academia Española, 9/7/2012, < http://www.rae.es/rae.html>. 41 Bernal Díaz del Castillo, Capítulo XVI de Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/historia/bernal/16. html, explica que “doña Marina…desde su niñez fue gran señora y cacica de pueblos y vasallos…su padre y madre eran señores y caciques de un pueblo que se dice Painala, y tenía otros pueblos sujetos a él”. Díaz del Castillo escribe que al morir el padre de doña Marina, la madre de ésta junto con su nuevo esposo la entregan a unos indios de Xicalango quienes la regalan a los indígenas de Tabasco y éstos a su vez, la obsequian a Cortés. 42 Esta intervención puede contrastarse a la de Cortes en Cartas de relación en la cual no aparecen interlocutores/ intérpretes entre él y Moctezuma. Esta no es la única ocasión en que Chimalpáhin añade a Malintzin. 43 S. Covarrubias, xeme, geme es género de medida y es lo que se alcanza desde la punta del dedo pulgar hasta el índice.( Tesoro de la lengua castellana o española, 1397).

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larga hasta las casas reales, derecha y ancha y muy hermosa llena de casas por entre ambas ceras, en cuyas puertas ventanas y azoteas había tanta gente para ver a los españoles que no sé quien se maravillase más o los nuestros de tanta muchedumbre de hombres y mujeres, que aquella gran ciudad tenía, o ellos de la artillería, barbas, caballos y trajes de hombres, que nunca habían visto. Llegaron, pues, a un patio grande que a lo que dijeron los mexicanos era recamara de sus ídolos y fue casa de Axaiacatzin44, que fue rey, y a la puerta de la entrada vino el rey Moctezuma, y tomó por la mano al capitán y lo metió en una gran sala, y lo hizo sentarse en un rico estrado adornado de colgaduras de ricas mantas, y entre ellas muchas rodelas de plumas de varios colores, y labradas que campeaban muy vistosas, y cada rodela o adarga tenía unos largos penachos verdes de más de a vara que ellos llaman quetzalli, y eran verdes y tan lindos que lucían de lejos, y más con muchos brazaletes y sus plumajes y otras insignias todas puestas en orden, y el suelo esterado de ricas espadañas que dicen tolli, que de esta ahí mucha en las lagunas, y al fin de haberle sentado, le dijo en palabras del rey al capitán Cortés, en vuestra casa estáis, comed, descansad, y habed placer que yo tornaré breve. Tal como habéis oído fue el recibimiento que a Fernando Cortes, hizo el rey Moctezuma, rey poderosísimo de esta gran ciudad de México, a ocho días del mes de noviembre, día de los cuatro santos coronados año de mil quinientos diecinueve que Cristo nuestro señor nació.

Cap. 64 Fisonomía del rey Moctezuma y limpieza con que se servía. Era Moctezuma hombre mediano, no muy alto, de pocas carnes, de color muy bazo, moreno como lodo, según son todos los indios, traía el cabello largo hasta el hombro y muy negro poca barba y muy rara que se podían contar larguillas de a jeme 45; tenía los ojos grandes y arqueadas las cejas y negras tenía el mirar venerable de mucha presencia y ancha frente con un remolino al cuello que el agraciaba y así dicen los naturales se parecía a sus antepasados los reyes de quien descendía era bien acondicionado aunque muy justiciero, afable, y bien hablado, gracioso, pero muy gran cuerdo, y con mucha gravedad que se hacía temer y venerar. Moctezuma quiere decir hombre sañudo y grave a los

44 Axacayatzin. 45

Distancia que hay desde la extremidad del dedo pulgar a la del índice, separado el uno del otro todo lo posible. Medida de aproximadamente 12 centímetros.

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cuales nombres propios de reyes y señores 46 añaden esta silaba cin que es por cortesía o dignidad como a nosotros el don y lo propio a las mujeres, a los moros, muley, y a los turcos sultán, y así dicen Moteczumacín, tenía con los suyos tanta majestad que no les dejaba sentar delante de sí ni traer zapatos ni mirarle a la cara sino era a poquísimos y grandes señores y esos parientes cercanos. Era muy aficionado a los españoles y se holgaba con su conversación y porque los tenía en mucho no les consentía estar en pie, trocaba con ellos sus vestidos si les parecía bien los de España mudaba tres o cuatro vestidos al día y ninguno tornaba a ponérselo segunda vez y esta ropa se guardaba para dar albricias, para hacer presentes y para dar a criados y mensajeros y a los soldados que peleaban y hacían algunas hazañas y prendía a algún enemigo que es gran merced y como un privilegio y de estas mantas eran aquellas muchas que por tantas veces envió a Hernán Cortes con los embajadores. Andaba Moctezuma muy pulido y limpio a maravilla y así se bañaba dos veces cada día muy pocas veces salía fuera de la cámara sino era a comer. Comía siempre solo pero muy solemnemente y en grandísima abundancia la mesa era una almohada o un par de cueros dorados como gamuzas de colores, la silla en que se sentaba era como un banquillo bajo de cuatro pies hechos de una pieza con cojinillos de pluma el banquillo cavado y el asiento muy labrado y bien pintado. Los manteles pañuelos, servilletas y toallas de algodón muy blancas y nuevas pues no se servían más que una vez. Traían la comida cuatrocientos pajes, caballeros, hijos de señores, la ponían toda junta en la sala y salía él luego a verla y señalaba las viandas que más le agradaban. Luego ponían debajo de ellas braceros con ascuas para que no se enfriasen ni perdiesen el sabor y pocas veces comía de otras que no fuese algún buen guisado que le alabasen los mayordomos. Antes de que se sentase, venían hasta veinte mujeres suyas de las más hermosas, favorecidas o semaneras y le servían las fuentes con mucha humildad. Tras de esto, se sentaba y luego llegaba el maestre sala y echaba una red de palo que atajaba la mesa de la gente que no se cargase encima y el solo quitaba y ponía los platos que los pajes no llegaba a la mesa ni hablaban palabra ni aun hombre de cuantos allí estaban mientras el rey comía sino que fuese truhan o alguno que le preguntase algo todos estaban y servían descalzos. El beber no era con tanta pompa y ceremonia. Asistían siempre al lado del rey aunque algo desviados seis señores ancianos y estos eran como oidores o jueces a los que les daba algunos platos del majar que le sabía bien. Ellos los tomaban con gran reverencia y los comían luego allí con mayor respecto sin mirarle a la cara que era la mayor humildad

46 En el Manuscrito Browning aparece más información.

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que podían mostrar delante de él. Tenía comiendo, música de zampoña, flauta, caracol, hueso, atabales, y otros instrumentos así que mejores no los alcanzaban ni voces, pues no sabían canto, ni eran buenas. Había siempre al tiempo de la comida enanos y gibados, contrahechos y otros así y todos por grandeza o por risa a los cuales daban de comer con los truhanes y chocarreros al cabo de la sala de los relieves. De lo demás que sobraba comían tres mil hombres de guardia ordinaria que siempre estaban en los palacios y plaza y por esto decían siempre que se traían tres mil platos de manjar, tres mil jarros de bebida de cacao y de vino que ellos usan y que nunca se cebaba la botelleria ni despensa que era como ver lo que en ellas había y no dejaban de guisar ni de tener cada día de cuanto en la plaza se vendía que era según diremos después de infinitas cosas y más lo que traían los cazadores, renteros y tributarios. Los platos, escudillos, tazas, tarros, ollas y el demás servicio era todo de barro vidriado y llano muy bueno y no se servía al rey más de una vez en una comida también tenía vajilla de oro y plata grandísima pero poco se servía de ella, dicen los naturales que no servía más que en algunas grandes fiestas generales y por eso se guardaba y de que también guisaban niños y los comía Moctezuma era falso. Solamente sacrificados comía los pies y calcañales que tenía por más sabrosa carne y estas pocas veces los Reyes pasados eran inhumanos y los comían, más Moctezuma, pero esto no de ordinario y de otra manera no comía carne humana. Alzados los manteles llegaban aquellas mujeres que todavía se estaban en pie allí, como los hombres, a darle al rey aguamanos con el acatamiento que primero y después se iban a su aposento a comer con las demás y así hacían todos y hacían aquellos seis señores conversación al rey un rato mientras ellas comían salvo los caballeros y pajes que les tocaba la guarda que nunca faltaban de allí, de noche y de día y hacían sus centinelas y guardia a su señor.

Cap. 121 En que se cuenta la primera vista que dio el capitán Cortés a México con trescientos españoles y amigos. Reposaron los tlaxcaltecas algunos días, hasta tanto que se armaron los bergantines, y entre tanto mandó Cortes que se armaran a gran prisa y se hiciese una zanja ancha con la gente para echar los bergantines al agua; como veía están sus soldados ociosos, quiso primero salir entre tanto, con veinte y cinco caballos y trescientos españoles, en que había cincuenta escopeteros y ballesteros y de otras armas, con cinco tiros, y fue al camino que va para México, y a cuatro leguas andadas, le salieron al encuentro, un escuadrón de enemigos

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mexicanos que estaban en espía en un llano que se llama Tecamma47, donde tuvo una refriega Cortés con ellos, que los rompieron los de a caballo y fueron desbaratados y muertos muchos de ellos, y así los demás huyeron a unas lagunas cenagosas donde pararon los de caballo y entre tanto llegaron los a pie, y fueron los tlaxcaltecas en seguimiento de ellos, y mandaron muchos de los que quedaron, dieron saco a este pueblo y prendieron muchas mujeres que enviaron a sus tierras por esclavas, y como Cortés lo supo llamó a los señores y capitanes, y les dijo que bastaba el saco que habían hecho, que no llevasen las mujeres por esclavas, que él no venía a hacer agravios a los naturales, sino a librarlos de la servidumbre que todas estas naciones tenían y como vieron los capitanes este mandato de su capitán general las volvieron a sus casas; como era ya cerca de noche, asentaron su real con cuidado y avisó como que estaban entre amigos; otro día de mañana echaron por el camino de Xaltocan, un lugar puesto en una laguna, que por tierra tiene muchas acequias anchas y hondas, llenas de agua para que no pudieran pasar los caballos y como los del pueblo estaban en el rincón de ella cercados de agua, salían los indios a hacer burla de los nuestros con grita y alaridos que daban en verlos que andaban alrededor de ellos sin poder entrar, ni atinar donde tenían sus entradas, mas al fin los amigos entraron como pudieron uno a nado, y otros saltando los camellones, llegaron con mucho peligro porque se defendían ellos con armas, flechas, piedras y hondas, y así fueron retirando a su pueblo y entre tanto hallaron los españoles paso hasta dar con ellos por las acequias, los enemigos que vieron como habían pasado los nuestros, apretaron el combate con sus armas tirando tantas piedras, que los de pie saltaban como si bailaran a son de música que los hacían reír, al fin combatieron el lugar y entraron aunque con trabajo y echaron fuera a los vecinos a cuchilladas y quemaron buena parte de las casas, y las mayores, y mejores de los señores sus mexicanos, que era donde tenían sus fuerzas: no quiso parar allí Cortés, sino [que] se fueron a dormir una legua adelante de Xaltocan y en este pueblo hallaron en una casa, encima de la portada por armas o divisa, una araña, o tarántula que en lengua mexicana se dice Tocatl48 , y Xal49 , se dice arena, que todo ello llaman Xaltocan50, fueron a hacer noche a un pueblo

47 P. Gerhard explica que Tecama era sujeto de Tlatelolco y se le dio como encomienda al conquistador Juan (González de Ponce León en 1522 (A Guide of of Historical Geography of New Spain 226-227). 48 Tokatl: araña. aulex.org/nah-es/?busca=tokatl. 49 Xali: arena. aulex.org/nah-es/?busca=xali. 50 Schroeder et al, The Conquest of Mexico, 290, Chimalpahin no explica bien el significado de Xaltocan. Tocatl no puede ser araña porque xal-, “arena,” to-, y –can,

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grande que se dice Quauhtitlan que con ser gran población de indios se despoblaron de miedo y allí durmieron hasta otro día que pasaron por un cerro que se dice Tanayucan: a la bajada de este cerro estaba un río, aunque no de mucha agua, sin parar fueron a dar a Azcaputzalco51 y sin resistencia hasta Tlacopan, la cual estaba llena de gente de guarnición, cercada de fosos con muchísima agua y, aunque se defendieron, no dejaron de entrar los nuestros a gran fuerza donde mataron muchos y echaron fuera a todos; con la huida de ellos les sobrevino la noche y durmieron allí en un palacio grande donde cupo todo el ejército, aunque con cuidado, y a la mira, no se desmandasen los de México contra ellos antes que amaneciese saquearon las casas reales, que eran de los reyes que antiguamente señoreaban, y fue poco lo que hallaron de oro, y plumería, porque los vecinos lo sacaron todo para esconderlo: vinieron los amigos tlaxcaltecas, las pegaron fuego en pago del daño que a los españoles hicieron cuando fue la huida de ellos de aquella noche tenebrosa en México estuvo aquí Cortés con su gente y amigos, seis días, y en estos escaramuceaban con los enemigos, y con gran rebato y grita tanta, que hacían espantar a los nuestros, y los amigos tlaxcaltecos, los resistían fuertemente, que daban en ellos tal rociada de flechazos que mataban muchos, y de los nuestros muy pocos herían, y a veces peleaban bravamente a brazo partido, que admiraban mucho los españoles las maravillas, y hechos de nuestros tlaxcaltecos, y tlacopanecos52, y como unos, y otros eran valientes, había bien que ver, y así pasaron entre ellos muchas razones, y debates, con amenazas e injurias que quien los oía, perecía de risa, y algunas veces los llamaban en desafío, y ellos venían, uno a uno, y dos a dos, y luchaban, unos a brazo partido, y otros a cuchilladas, que se daban con macanas53 de encina, y los filos de navajas de pedernal, y era de suerte, que el golpe que daban unos a otros, se quedaban mancos, y cojos, y abiertas las cabezas, y a veces muertos a los pies del contrario, y después de muerto uno, peleaban con otro, y si vencía al enemigo, quitaba la cabeza al vencido, y con los cabellos la prendía en el cuello, y se la llevaba al señor más principal o capitán, para que le hiciese caballero, y si llevaba tres o cuatro, cabezas, lo hacían señor de un lugarejo, o capitán de una compañía, y así en este ínterim salían de México, por la calzada

“donde,” –to- es la [t] ligadura auxiliar, y [o] es la forma auxiliar del verbo onoc, “estar echada,” así que significa “donde está echada la arena”. 51 Hoy en día, Azcapotzalco. 52 Tlacopan/Tacuba es miembro de la Alianza Triple, (A Guide to the Historical 180). 53 Arma ofensiva, a manera de machete o de porra, hecha con madera dura y a veces con filo de pedernal, que usaban los indios americanos. Real Academia Española. 9/7/2012, < http://www.rae.es/rae.html>.

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adelante, y llegaban los enemigos a llamar a los españoles con amenazas para que los siguiesen, y así como que huían a México para que fueran los cristianos tras ellos y los tomasen en medio los enemigos en celadas que ellos hacían, y otras veces los convidaban a la ciudad diciéndoles cá54 hombres entrad a holgaros, que lindas riquezas tenemos para vosotros, que os hartaréis de ellas, volveréis a vuestras tierras ricas, otros decían enojados a regañadientes, entrad enemigos nuestros que aquí moriréis todos como fue con vuestros amigos el año pasado, y otros decían, idos a vuestra tierra, que ya no hay otro Muteczuma, que haga a vuestra voluntad, y favor, porque ya se acabó, se llegó pues una vez Cortés un día entre semejantes pláticas a una puente que estaba alzada e hizo señas de hablar con ellos, para tratarles de paz, y que quería hablar al señor, respondieron a ello muy airadamente, todos estos que veis aquí juntos, todos son señores, decid todo lo que le queréis, Cortés como vio que hablaban arrogantemente, no les quiso hablar más, le dijeron mil injurias, que como él no los entendía se volvió a los suyos, con que aumentaron los baldones deshonrando a nuestro buen capitán, a esto estaba allí un valiente español que les dijo a ellos, mirad enemigos que estáis cercados de nosotros y que moriréis de hambre, mejor os será que os quitéis de palabras, que aquí haremos al capitán nuestro que no os dé más guerra, y así daos y rendíos; tornaron a replicar a voces, que ellos no tenían falta de pan, que harto les sobraba, que los nuestros eran los hambrientos, que a nuestros padres comíamos vivos, que ni daremos el pan que nos sobra y antes lo daremos porque os vayáis a vuestra tierra, y ellos tomaron no sé que tortillas y las arrojaron ante nosotros, y ciertos bollos de pan, que eran tamales con que se sustentan, diciendo, tornad, y comed si tenéis hambre, que nosotros estamos satisfechos, y nos sobra, y si queréis, venid que acá os hartaremos muy cumplidamente, y pocas gracias a nuestros dioses; pero lo que queremos es que os retiréis atrás a vuestras tierras, y si no queréis aquí moriréis a nuestras manos, y haremos grandes convites a los nuestros de vuestras carnes, que sois sabrosas de comer: Acabadas estas razones, empezaron a gritar, con tanto alarido que asombraba a todos, y pelearon bravamente por muchas horas aquellos días, y escaramucearon los a caballo con ellos, mas aunque caían algunos alanceados, luego eran todos en su lugar, y así nunca desmayaban hasta que al fin fueron cansados, de una parte, y otra, y luego que habían descansado, tornaban los españoles a darles refriega, hasta que huyeron los enemigos, y desampararon el relejo; Cortés 54 Del lat. quia. 1. conj. causal desus, porque. 2. interj. Coloq U. para denotar incredulidad o negación. Moliner, que, elipses, exclamación que niega cosa que otro afirma. Real Acadademia Española, 9/07/2012 http://www.rae.es/rae.html.

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llamó a su gente con su trompeta a recogerse que estaban esparcidos, y bendito Dios fueron pocos los heridos, y ninguno muerto, mas quedaron cansados los amigos, y algunos de ellos muertos: Cortés estaba enfadado de ver que los tacubanos y mexicanos no querían paz, ni amistad, y así se volvió otra vez a Tezcuco para repararse bien en los bergantines, y lo otro ver que por bien, ni por mal, nunca quiso salir el rey Quauhtimoccín 55 que asistía en México, y desde allí enviaba su gente contra Cortés. Los enemigos que le vieron volver así entendieron que de cobardía se iba, y luego se juntaron infinitos para ir tras de ellos dando guerra en la retaguardia siempre; pero no le ofendieron en cosa alguna, Cortés quiso castigar su atrevimiento, enviando toda su gente y ejército, infantería española con cinco de caballo y otros seis los hizo poner en celada a un lado del camino, y cinco al otro, y tres en otra parte, y él se escondió con los demás tras unos árboles: Los enemigos como no vieron caballos, arremetieron desesperados a nuestra escuadrón, luego que pasaron, salió Cortés a ellos, y dio voces diciendo Santiago, en ellos, San Pedro en vuestra ayuda, y a ellos, que era la señal para los de caballo que estaban en celada y como los cogieron de través, y por las espaldas, los alancearon bravamente, y se quedaron muchos tendidos por el camino, y como los desbarataron a los primeros golpes los siguieron más de dos leguas por un buen llano, que va a dar a Tlanepantla hasta el pueblo, y en el alcance murieron infinitos enemigos, donde se vengó bien el capitán Cortés, con esta victoria entraron triunfando en Acolman56 (dos leguas de Tezcuco): quedaron tan hostigados los tacubanos, y mexicanos de aquella emboscada que en muchos días no se dejaron ver de afrentados; Cortés descansó en Acolman dos días, aunque el ejército ya estaba descansando en Tezcuco, y a otro día fue a su real, donde halló sus amigos muy contentos de la victoria. Así como llegó pidieron los tlaxcaltecas licencia para irse a sus tierras, y a repararse para la vuelta; muy ricos, ufanos y victoriosos y con muchas cargas de sal, y que habían ganado en buena guerra, Cortés muy gustoso les dio licencia, y se fueron con Dios, y antes avisó a sus capitanes, y entre ellos, a Chichimecateuhctli, diciéndole Malintzín, que decía el capitán Cortés, no emperezase pues se iba a su patria, que se mira bien por los que eran a su cargo, y que en llegando empezase a hacer gente esforzada, y buena, que la que quedaba en guarda suya, era muy poca, que acudiese con gente, y en tal caso, no le faltase.

55 Aparece más adelante como Cuauhtimoccín, hoy en día Cuauhtémoc. 56 En la versión de Gómara se usa Alcolman.

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Cap.123 En que se cuenta el peligro que los nuestros pasaron en tomar dos peñoles y otras cosas. Estando el capitán Cortés en Tezcuco dando prisa a los bergantines, con mucha diligencia, quiso informarse de los cuarenta mexicanos que trajo el capitán Sandoval, de las cosas de México, y del rey Cuauhtimoccín, y sus designios; y dijeron que los que pretendía el rey, era[n] haberse ligado con el señor de Tacuba, que se decía Tetepanquetzatzin 57, y de los demás aliados de la parte del norte, o que había enviado a llamar a todos los capitanes, y señores de los pueblos de aquella parte, y así también que los mexicanos, hacían muchas prevenciones para su ciudad, y que hacían mercedes a los señores extranjeros, con dádivas, y que estaba muy reparado de vituallas para más de dos años, y que la ciudad en contorno la cercaba con una anchísima cava, y quitaba las puentes levadizas por si iban los españoles a conquistarla, así en otras mil invenciones, y que cada día tenía alarde de su gente, y otras muchas diferentes de que se componía su ejército, que según era, no se tenía cuenta de la cantidad de personas, con muchas máquinas, y pertrechos de armas, como arcos, flechas, macanas, lanzas, rodelas, sacos de algodón tupido, y otras mil maneras de armas, que estaban a la mira, y tenían señaladas sus capitanías a los mejores hombres de la tierra: el capitán Cortés, y sus españoles, se maravillaron de oírlas, aunque no dejaban de tener temor al escucharlas; pero Cortés les animaba, y entendida bien la relación de estos mexicanos, para defenderse, y no ser amigos de los cristianos, y pareciéndole larga, y dificultosa la guerra, quisiera más con ellos paz, que enemistad, y lo otro por descansar, y no andar cada día, con peligro: les rogó a estos prisioneros dándoles libertad, que se fuesen seguros a México a tratar paces con el rey Tuauhtimoctzin, que pues él no les quería matar, ni destruir pudiéndolo hacer, mas los prisioneros que oyeron esto, dijeron a Cortés que no se atrevían a llevar tal mensajería, sabiendo la gran enemistad, que su señor le tenía, no obstante fue tanta la importunación de Cortés, que al fin hubieron de aceptar dos de ellos, y así pidieron cartas, y otras señas, no porque las entendía el rey, que no sabía de letras, sino porque les diese crédito de ello, y seguro, el capitán escribió, y las dio a estos dos mensajeros, con cincuenta hombres de caballo que los acompañasen hasta cerca de México, y como llegaron fueron ante su señor, y las dieron en las manos; pero reprehendió a estos dos mensajeros, y no quiso dar respuesta ninguna a ninguno de ellos, antes se

57 Schroeder, et al, deletrea el nombre del rey “Tetlepanquetzatzin,” (Chimalpahin’s Conquest... 297).

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enojó por ver papeles, y dijo, que él no cuidaba de ver cartas de hombres que le venían a quitar el reino, que no quería paz, sino guerra, y vengar las injurias, y muertes de sus vasallos; por tanto que se fuesen a la tierra que era de sus antepasados, y que se fuesen a Tlaxcallan, y a los demás señoríos que en toda ella había ganado, que él era señor absoluto, que le dejase su reino, y que él mirase por lo suyo pues lo había ganado, y derramado su sangre: mas poco le aprovecho porque él no quiso antes cuando él la pedía, mas la reusaban ellos pensando que lo hacía de flaqueza, y por tomarle las espaldas: envió el rey más de cincuenta mil indios, a la provincia de Chalco, y en tanto que los enviaba, avisaron los chalcanos a Cortés pidiéndole favor, y ayuda con socorro de españoles, y enviándole un paño de algodón donde estaban pintados los pueblos, y gente que sobre ellos tenía, y los caminos que traían; él les envió a decir, que no tuviesen pena, que antes de diez días sería allá; pero que antes no podía por ser viernes Santo, y luego la pascua de su Dios, de esta respuesta quedaron tristes los chalcanos, y así hubieron de aguardar, y al tercer día de Pascua vinieron otros mensajeros, a dar prisa por socorro, que entraban ya por su tierra los enemigos, y así en este tiempo se vinieron ciertos señores del pueblo de Acoapan Mexicatzinco, Nauhtlan, y otros sus convecinos a darse, y dijeron al capitán, que ellos se presentaban con sus mujeres, e hijos, al emperador don Carlos que fuese servido de admitirlos a la Corona Real, y el capitán lo hizo así, y tornaron a decir que ellos nunca tuvieron enemistad con los cristianos, ni menos muerto alguno, y dieron de presente muchas cargas de algodón, y mantas, que oro, no tenían, y los consoló, enviándolos a sus tierras contentos, y les mandó, que los consoló, enviándolos a sus tierras contentos, y les mandó, que nunca más admitiesen a gente de México, y así se fueron alegres, y como Cortés estaba de partida para la provincia de Chalco, a defenderla de los mexicanos, se partió luego con treinta de a caballo, y trescientos compañeros, e hizo capitán a Gonzalo de Sandoval, y de los amigos cerca de veinte mil tlaxcaltecas y tezcucanos, y fue a dormir a la cabecera de Chalco por ser fortaleza de México, (donde fueron recibidos los suyos, y bien proveídos por mandado de los señores de la provincia, y antes de llegar allá, salieron los dos señores del pueblo, que el uno se llamaba Omatatzin Teohuateuhctlí, que después de cristiano se llamó don Hernando de Guzmán que era señor del barrio de Apochhuacantlacochalco58 , el segundo señor era Tequanxayacatzín, que después de cristiano se llamó don Juan de Sandoval, también se intituló después Teohuateuchtli, principal natural [del] barrio de Tlayllotlocan del pueblo de Amaquemecan, este en-

58 S. Schoeder et al, se lee Opochhuacan Tlacochcalco (pág. 299).

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vió por embajador a su hermano don Tomás de San Martín Quetzalmazatzín Chichimecatlatlí que era señor de uno de los cinco barrios, o cabeceras dentro [del] pueblo de Amaquemeca, que se díce Itztlacocauhcan, vino a recibir al capitán Cortés, y lo guió a su pueblo) [y] el otro pueblo de Tlalmanalco donde tenían su guarnición los de Chalco, y a otro día se le juntaron más de cuarenta mil, y como Cortés [vio] el gran ejército de los naturales, se holgó: Al otro día siguiente supo que los enemigos los esperaban en el campo, oyó misa él, y sus compañeros, y luego caminó con ellos, pasaron por Amequemeca hasta dar con un peñol muy alto, y agrio de subir, estaban en la cumbre mucha infinidad de mujeres, y niños, en las faldas a[l]rededor muchos hombres armados con arcos, y rodelas, que luego como descubrieron los nuestros, empezaron a hacer ahumadas, y dieron tantos alaridos las mujeres, que fue cosa maravillosa, y los hombres que más abajo estaban, comenzaron a tirar muchas varas, saetas con que hicieron bastante daño en los que llegaron cerca, y fueron muchos descalabrados, más al fin se retiraron atrás, no pudieron combatirla al principio por ser fuerte, y si se retiraban les parecía cobardía, y mostrar poco ánimo, creyendo que de miedo se darían, o de hambre, acometieron los nuestros con grande ánimo, por tres partes, la primera fue Cristóbal de Corral, Alferes59 de setenta españoles, de la guarda de Cortés, y subió por lo más dificultoso, y agrio, y a Juan Rodríguez de Villafuerte, capitán de cincuenta españoles, por otra parte aunque no tan mala, y Francisco Verdugo con otros cincuenta soldados también subió por otra parte, todos estos iban bien armados de buenos coseletes, y arcabuces, con sus espadas; de allí a rato hizo señal una trompeta, y siguieron a los primeros, Andrés de Monjarás y Martín de Hirzo 60 cada uno con cuarenta españoles, de que también eran capitanes, y Cortés iba con los demás del resto, y aunque ganaron dos vueltas del peñol, y bajaron después hechos pedazos, porque ya no se podían tener con pies, y manos, según era mala la subida, porque cuanto más peleaban por subir, tanto mas era áspero de subir, en este interim murieron doce españoles, y muchos indios amigos, que se habían adelantado, y quedaron muchos heridos, y todo fue con piedras, pedazos de canto que de arriba arrojaban, y como se quebraban en el camino en muchos pedazos, saltaban, y daban en los nuestros, y así los cogía por delante que los mataban, y aun si tuvieran los enemigos algún ingenio, no dejaran español vivo, y cuando ya los nuestros dejaron

59 “Noble arábigo...llamamos alférez comúnmente al que encomienda el capitán la bandera” Covarrubias Horozco, Sebastián de. Tesoro de la lengua castellana o española. http://fondosdigitales.us.es/fondos/libros/765/126/tesoro-de-la-lengua-castellana-o-espanola/. 60 Hircio en Gomara, posible error del copista. Se encuentra también como Dircio.

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el peñol, y se remolinaron para hacerse fuertes, y como habían venido tantos indios en socorro de los cercados, con intento de pelear, que cubrían el campo, Cortés, y los de a caballo que estaban a pie, montaron en sus caballos, y arremetieron a ellos en lo llano, y diciendo Santiago, a ellos, los echaron fuera, a puras lanzadas, mataron allí, y en el alcance que duró hora, y media, muchos de ellos; al tiempo que los iban siguiendo los de a caballo, vienen [a] otro peñol aunque no tan fortalecido, tan agrio, y ni con tanta gente; pero tenía alrededor muchos lugares; y Cortés se fue con todos los suyos a dormir allá, aquella noche pensando cobrar la reputación que [en] el día perdió, y por ver que no había hallado agua aquella jornada; la gente de aquel peñol hizo toda la noche mucho ruido, como lo tienen por costumbre con bocinas, atabales, y gritería; a la mañana miraron los españoles lo más flaco, y fuerte del peñol, y era todo él mal, y fuerte de combatir, y tomar, por que tenía dos padrastros cerca, en que estaban hombres con armas, y Cortés dijo a los suyos, que los siguiesen todos, que quería tentar a las dos peñas, y comenzaron a subir la sierra a gran prisa, y así como iban llegando, los otros que la guardaban, iban huyendo por la otra parte del peñol, pensando que los españoles iban a combatirlo, Cortés que vio el desconcierto de los enemigos, mandó a un capitán que fuese con cincuenta españoles compañeros, y tomase el más agrio, y cercano padrastro, y entonces él con los demás, arremetió al peñol, y así luego les ganó una vuelta, y entonces subió muy bien, y un capitán puso su bandera en lo más alto del cerro, y allí dispuso las escopetas, y ballestas que llevaba, con que hizo más miedo que daño; porque los indios se maravillaban, y así soltaron luego las armas en el suelo, que fue señal de rendirse, y se dieron, Cortés les mostró alegre rostro, y mandó que no se les hiciese mal ninguno; ellos viendo tanta humanidad, enviaron a decir a los otros del peñol, que se diesen a los españoles, que eran buenos, y les hacían creer que tenían alas para subir adonde querían, con otras muchas razones que les dijeron, pero la principal era, que ellos tenían falta de agua, y por irse seguros a sus casas, y luego como oyeron estas razones, tuvieron por bien de darse a Cortes, y pedir perdón por los españoles que mataron, y los demás amigos tezcucanos, y tlaxcaltecas; el capitán Cortés les dio luego perdón general, y se apiadó de ellos, que como no dieron ocasión de guerra, no les quiso hacer mal, y así Cortés se holgó mucho que se le diesen aquellos que tenían la victoria por su parte, porque era ganar buena fama con los de aquella provincia.

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Lecturas recomendadas Benoist, Valérie. “La construcción de una comunidad nahua/española en las Relaciones de Chimalpahin”. Estudios de Cultura Nahuatl 4: 2003, 205-218. León Portilla, Miguel. “Un testimonio de Sahagún aprovechado por Chimalpáhin: los olmecas en Chalco-Amaquemecan”. Estudios de la Cultura Nahuatl 14: 1980, 95-125. Schroeder, Susan. “Chimalpáhin, Don Carlos María de Bustamante and The Conquest of Mexico as Cause for Mexican Nationalism”. Estudios de Cultura Nahuatl 39:2009, 287-309. Tavárez, David E. “Reclaiming the Conquest: An Assessment of Chimalpahin’s Modifications to La conquista de México”. Chimalpahin’s Conquest: A Nahua Historian’s Rewriting of Francisco López de Gómara’s La conquista de México. Stanford: Stanford University Press, 2010.

DON JUAN BENAVENTURA ZAPATA Y MENDOZA (CA. 1620-1688)

Camilla Townsend

Don Juan Buenaventura Zapata y Mendoza nació durante los primeros años del siglo diecisiete de una familia noble de la parcialidad de Quiahuiztlan, en Tlaxcala. A los linajes nobles en Tlaxcala se les conocía con el nombre de teccalli (casa señorial), y cada tecalli tenía su propio jefe dinástico o teuctli. El abuelo de don Juan, don Buenaventura Zapata, había sido teuctli, y por ello tenía numerosas tierras que pertenecían a la comunidad y a las que se les daba el nombre de cacicazgo.1 Don Buenaventura Zapata inculcó a su hijo y a su nieto la obligación de servir en el cabildo indígena y les infundió un gran sentido de responsabilidad para defender a su comunidad. La historia de Tlaxcala de principios de la colonia es de alguna manera peculiar. La comunidad recibió ciertas recompensas por haber apoyado a Hernando Cortés relativamente pronto en la guerra de la conquista. Pagaban su tributo directamente a la Corona, en vez de que se entregaran en encomienda, y ninguna ciudad española de importancia se construyó dentro de su comunidad. Como resultado, sobrevivieron un buen número de costumbres culturales indígenas por más tiempo en Tlaxcala que en otros lugares, entre ellas, el privilegio de las líneas nobles hereditarias. Sin embargo, si algunas familias antiguas mantenían una gran porción de su riqueza y poder —igual que antes de la conquista— también había familias que se encontraban en la difícil posición de negociar con los españoles y que tuvieron una larga historia de servir sentencias en prisión por insubordinación (generalmente por no recolectar el tributo). En 1641, cuando Zapata todavía era muy joven, una desastrosa epidemia se extendió por la región, matando a sus padres y a muchas otras 1

Para una biografía completa de don Juan Buenaventura Zapata y Mendoza, ver Camilla Townsend, “Don Juan Buenaventura Zapata y Mendoza and the Notion of a Nahua Identity,” en Susan Schroeder, ed., The Conquest All Over Again (Sussex Academic Press, 2010) pp.144-180.

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personas. Poco después, Zapata comenzó una relación con una joven del lugar, pero no era de su condición social por lo que no se casó con ella. Sin embargo, Zapata siempre habló afectuosamente de ella y de los dos hijos que tuvieron. Cerca de diez años después, Zapata se casó con doña Petronila de Paredes, hija de otro linaje noble, y estableció un hogar con ella. Por este tiempo, Zapata fue elegido varias veces para servir en el cabildo indígena; incluso, en 1651 fue jefe del cabildo, o gobernador. Durante el periodo en que Zapata ocupó cargos oficiales, la comunidad padeció varias crisis relacionadas con la política y el tributo. Trató constantemente de defender lo mejor que pudo, el interés de la comunidad como él lo entendía. Generalmente, prefirió una política de no interferencia por parte de individuos fuera de la comunidad, tanto de mestizos como de españoles, pero a menudo se vio forzado a hacer pactos con autoridades fuera de su grupo. Por las fechas en que sirvió como gobernador de Tlaxcala, Zapata comenzó a escribir un xiuhpohualli, o recuento anual. 2 Tradicionalmente había sido parte del ámbito de la competencia de la clase noble servir como historiadores e intelectuales de la comunidad. Antes de la conquista, se habían pintado símbolos pictográficos junto a un calendario linear en una hoja desplegada, hecha de papel maguey o de corteza. Los glifos servían como recursos mnemónicos, que recordaban a los intérpretes los sucesos particulares de cada año, y sobre lo que debían de comunicar a una audiencia. Después de la conquista, muchos de los jóvenes indígenas educados en el alfabeto romano por los Franciscanos habían transcrito algunos de esos recuentos orales a la escritura alfabética, para la posteridad. Más tarde, otros individuos comenzaron a añadir registros de sus propias experiencias en tiempos posteriores. En casi todas las áreas de México, la tradición de recitar la historia comenzó a desaparecer un siglo después de la conquista por la pérdida de los sistemas de archivo de géneros antiguos. Sin embargo, en la región de Tlaxcala, probablemente por su relativo aislamiento, el xiuhpohualli siguió vivo. Una red de personas interesadas se prestaba sus recuentos anuales entre ellas mismas, y copiaban las partes que les interesaban y añadían sus propios segmentos. Frances Krug ha demostrado que todos los anales de la región que hoy en día son alrededor de 24, es-

2

El manuscrito está actualmente en la Biblioteca Nacional de Francia, Paris, Colección Grupo Mexicano. Una excelente edición publicada, con transcripción y traducción, es Juan Buenaventura Zapata y Mendoza, Historia cronológica de la Noble Ciudad de Tlaxcala, ed. Luis Reyes García y Andrea Martínez Baracs (Tlaxcala: Universidad Autónoma de Tlaxcala, 1995).

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tán “genéticamente relacionados” debido al préstamo mutuo y constante entre éstos.3 El trabajo de Zapata, no obstante, es el más largo y el más notable de todos. Zapata investigó y escribió mucho más ampliamente que cualquier otro de sus contemporáneos. Curiosamente, y a diferencia de historiadores indígenas que habían escrito en años anteriores en el área de la Ciudad de México (como Chimalpahin), Zapata rechazó todas las fuentes españolas escritas. Zapata podía leer y escribir en español, pero demostró un tipo de “indigenismo” antes de su época. En su historia de Tlaxcala, solo le interesaba incluir recuentos en náhuatl, por los representantes del teccalli tradicional, y no perspectivas de gente fuera de su comunidad. Probablemente por la misma razón, frecuentemente usaba un léxico náhuatl tradicional que para esa época, se encontraba en desuso por los mismos nativos. Zapata aprobaba que un religioso español predicara en náhuatl y no en español o latín. Al parecer, Zapata recolectó todos los recuentos en náhuatl por nahuas en todos los rincones posibles. Algunos recuentos los escribió al entrevistar él mismo a los antiguos portadores o se los dio gente de su conocimiento como amigos y vecinos. Algunos de los recuentos de periodos de antes de su época, parecen venir de sus conocidos en el área de la Ciudad de México, a la cual periódicamente viajaba para tratar asuntos públicos; otros, los recibió seguramente como herencia de su propia y distinguida familia. La primera selección que incluimos aquí, que viene de las primeras páginas del manuscrito de doscientas páginas de Zapata, parece ser de éstas últimas fuentes mencionadas. Esto se nota en algunas pistas textuales que nos indican que el recuento oral se hizo por la segunda mitad del siglo dieciséis por un tlaxcalteca que todavía tenía memoria de la conquista y que está narrando los hechos a un receptor que no los vivió. De hecho, la selección probablemente incluye varias narraciones similares puestas una después de la otra, sin relación entre ellas. La voz narrativa cambia de la de un narrador oral tradicional que narra con orgullo la historia beligerante e independiente de Tlaxcala (que nunca fue conquistada por los mexica), a un receptor que aparentemente escuchó a los primeros frailes españoles predicar y con quienes parece simpatizar, a la de un narrador que conocía gente que había sufrido de la violencia por parte de los españoles y que todavía estaba profundamente resentido con lo que había pasado. Tradi-

3

Frances Krug, “The Nahuatl Annals of the Tlaxcala-Puebla Region,” Tesis doctoral sin completar bajo la dirección de James Lockhart, Departmento de Historia, Universidad de California, Los Ángeles. Para un resumen de su contribución, ver Frances Krug y Camilla Townsend, “The Tlaxcala-Puebla Family of Annals,” en Sources and Methods for the Study of Post-conquest Mesoamerican Ethnohistory, ed. James Lockhart, Lisa Sousa y Stephanie Wood. Publicación electrónica 2007: pp.1-12.

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cionalmente, había sido práctica común en el xiuhpohualli poner juntos varios testimonios no relacionados. De manera que los segmentos del texto que incluimos es algo común en este tipo de género.4 La primera selección que se incluye aquí nos ofrece una variedad de reacciones indígenas a la presencia de los españoles y nos revela que para Zapata, todas las distintas perspectivas que incluye tenían valor. Entre los años de 1675 y 1676 Zapata escribió sobre sus propias experiencias en la Historia. Algunas de esas entradas se incluyen en el segundo apartado de las selecciones. Era buen escritor, su pueblo y su tiempo cobran vida en su historia de manera fascinante para los lectores. Pero también tenía un profundo compromiso en mantener la tradición del xiuhpohualli según lo concebía. De manera que comienza cada entrada anual con un contenido clásico: los nombres de gobernantes. Por supuesto ya habían pasado los días cuando los reyes nacían, gobernaban y morían. Lo que narra en su momento histórico tiene que ver con cuál de los indígenas nobles habrían sido electos para servir en el cabildo. Presta mucha atención a cada una de las cuatro parcialidades tradicionales, igual que si hubiera vivido en el siglo anterior. Pero luego suceden hechos imprevistos en el año y éstos hacen que dirija su atención a asuntos cotidianos que de muchas maneras, difieren de los del pasado como lo verán los lectores. Cuando Zapata murió en 1688, dejó sus posesiones, la responsabilidad de su cargo en el cabildo indígena, y su xiuhpohualli al hijo que tuvo con Petronila. Casualmente, su hijo dejó el xiuhpohualli a un amigo de la familia, don Manuel Santos y Salazar, un indígena que a fuerza de perseverancia pudo asistir a la universidad donde se ordenó de sacerdote. Don Manuel cuidadosamente preservó el manuscrito y lo pasó a otros que, como él, lo apreciaron. Gracias a Don Manuel, ha sobrevivido hasta nuestros días.

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Camilla Townsend, “Glimpsing Native American Histoiography: The Cellular Principle in Sixteenth-Century Nahuatl Annals”. Ethnohistory 56, 4 (2009): 625-50.

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Historia cronológica de la Noble Ciudad de Tlaxcala5

De cuando vinieron los chichimeca se dice, se menciona que llegaron, que bajaron, que salieron 6 desde Chicomoztoc. Uno de ellos que se llamaba Uno Pedernal7 los guiaba. Sólo en Oconenetl descansaron. Etc. 8 Cuando vinieron a salir hacia México, ya había varios mexica en el tular, en la caña, de la laguna. Entonces sólo los pasaron. No se asentaron al lado de los mexica. Por eso vinieron a asentarse a la orilla de la laguna que llamaron Teopoyauhtlan, en la mitad de la orilla de [l río] Cohuatlichan. Allí pusieron en pie a Camaxtle, lo establecieron como un dios. Quizás fue solamente el anciano sabio, el barbudo—su barba era muy larga—que lo hizo.9 Y se dice que la diadema que llevaba encima se parecía a la mitra que ahora llevan las autoridades eclesiásticas, los obispos. Allí está la manta.10 Está tejida con turquesas. Y otros adornos que llevaba eran el arco y la flecha, así como aparece en algunas de sus pinturas. Y los dichos chichimecas siempre flechaban, andaban trayendo su arco y su flecha. Y se dice que tenían flechas de abeja, flechas de fuego, flechas perseguidoras. Aun dicen que sus flechas buscaban a la gente. Cuando iban a cazar, su flecha iba adonde querría—si su flecha había ido hacia arriba, veían que venía con un águila. Y si su flecha no veía nada arriba, venía a caer sobre algo, quizás puma, ocelote, culebra, venado, conejo o codorniz. Iban a ver lo que había cazado su flecha. Eso comían los chichimecas, lo asaban. Los dichos chichimecas eran muy molestos. Al ver a los mexica tepaneca, en sus espaldas rayaban con plumas. Existía un refrán: “En las espaldas de otros rayan con plumas”.11 Por haber escuchado este tipo 5

La selección viene del manuscrito Historia cronológica de la noble ciudad de Tlaxcala. MS. Mexicain 212. Bibliotheque Nationale, Paris, traducción de la autora quien permite su publicación en esta antología.

6

En el texto náhuatl, el estilo poético usaba el difrasismo, el emparejamiento de palabras o metáforas que se iluminaban la una a la otra. Generalmente (aunque no siempre) se crea un tercer concepto.

7

Las fechas (casi siempre del nacimiento de alguien) comúnmente servían de nombre.

8

El uso de “Etc” indicaba que había más en el cuento original que el narrador (o copiante) decide omitir.

9

El narrador parece sugerir que quizá solamente los sacerdotes eran responsables por la idolatría en los primeros años, no la gente en general.

10 Aquí queda claro que el narrador se refiere a un texto pictórico tradicional. 11 El narrador está tratando de explicar un viejo dicho a su audiencia. La idea puede ser que era una manera efectiva de burlarse de otros, al escribir a sus espaldas sin

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de cosa, se enojaron mucho los mexica culhuaque. Por eso los desterraron de Poyauhtlan hacia acá. Se dice que los mexica declararon: “Nunca estarán junto a nosotros estos chichimecas. Son muy molestos. Que se vayan. Empujémoslos hacia el oriente”. Luego los mexica hicieron la guerra. Combatieron allá en Poyauhtlan. Tequanitzin, el teuctli chichimeca, compuso una canción. Dicen que fue en el año Uno Conejo. Aquí mencionan como oraban allí en Poyautlan.12 Todos los que vinieron a hacer la guerra, los mexica tepaneca, vinieron a morir. Los chichimeca se hicieron grandes teteuctin. A los que no murieron les cortaron el pecho en la casa de Camaxtle. Y se dice que la sangre de los muertos llegó a la laguna que está allá, llegó casi junto a México. Y cuando habían causado terror a la gente, los chichimecas dijeron, “¿Cuánto tiempo estaremos entre los mexica tepaneca?” Y su sacerdote13 les llamaba, les decía, “Cuando alumbre el sol, cuando amanezca, ya no estaremos aquí. Vayamos al oriente”. Por eso salieron, vinieron a salir hacia Amecameca, rodearon el Popocatepetl.14 Vinieron a salir hacia Ocopetlayucan, Quauhquecholan, Atlixco, Teyacac, Calpan, y Huexotzinco. Algunos se fueron quedando, fueron a Cholula, Totomihuacan, Quauhtitlan,15 Tecalco, Oztoticpac. Cuando vinieron al lugar que llamaban “Texcallan” [Tlaxcala], vieron que allá en Xochitecatitlan, Tetenayocan, Mitzco, y Huepalcalco vivían los que se llamaban olmeca xicallanca. Por eso sólo pasaron y subieron a la cima del cerro, al llamado Texcalticpac. El cerro actual es visible donde en su cima residían los chichimeca, en el bosque, en el herbaje. Y traían consigo nueve de los que llamaban mamalhuaztli, que son instrumentos para hacer fuego. Con sólo dos o tres veces que frotaban con las manos, rápidamente salía el fuego, con lo que incendiaban, hacían lumbre. […]Mientras los chichimeca estaban en Texcallan, en Huexotzinco se hizo tlatoani uno que se llamaba Xiuhtlehuin. El observa que encima de Texcaltepetl se levanta una humareda.16 El llama a la gente, diciendo, que ellos se dieran cuenta. Un ejemplo, hoy día sería pintar encima de las fotografías bigotes u otras partes del cuerpo como burla. 12 El narrador parece no querer dar explicaciones sobre aspectos que refieren a la religión pre-hispánica. 13 Literalmente dice, “el supuesto poseedor del diablo,” un comentario sutil sobre la práctica de los españoles de llamar a los sacerdotes de la antigua religión “guardianes de demonios”. 14 El Popocatepetl es un volcán famoso a la orilla del valle central de México. 15 Esto es un error. Cuauhtinchan, no Cuauhtitlan, está localizado entre Totomihuacan y Tecalco. 16 El narrador cambia al presente cuando comienza a montar lo que en efecto es una mini-pieza dramática. Esto era típico en xiuhpohualli. Casi podemos escuchar a los personajes hablar.

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“¿Quiénes son? Vayan a mirar a los que hacen humo en Texcalticpac. Que vayan a ver si es de los chichimeca de Teoponyauhtlan”. Los vinieron a ver y en verdad eran ellos los chichimeca que hacían el humo. Lo que comían era un pavo silvestre.17 Etc. Y después crecía el señorío de los mexica. Ahuitzotzin y Axayacatzin conquistaban por medio de la guerra. A ellos les pertenecían Tlatelolco y Xochimilco. Por esto vinieron a enfrentarse a Tlaxcala, Huexotzinco y Cholula, que en aquel tiempo constituían un sólo altepetl.18 El mexica, el acolhua y el tepanecatl nos rodeaban con su guerra. … En Tlaxcala, los tlatoque eran Xicotencatl, Maxixcatzin, Yyactzin y Tlehuexolotzin, y en Huexotzinco el tlatoani era Tecayehua, el chichimecatecuhtli. El impedía a los tlaxcalteca allá en Atlixco que cogieran algodón, y les quitaban sus cosas. Los cholulteca le hablaron sobre el asunto. Los huexotzinca aconsejaban a la gente otomí que nos rodean, a los de Hueyotlipan, Techalotepec, Atlancatepec, Atzonpa y Tecohuactzinco. Les daban escudos de pieles, insignias militares y mantas. Los huexotzinca querrían que, cuando vinieran a hacernos la guerra y los tlaxcalteca fueran vencidos, se dividieran la tierra y los macehuales entre los huexotzinca y los otomíes. Cuando iban los huexotzinca a aconsejarles esto, [los otomí ] vinieron acá a comunicarlo [a nosotros]. Luego lo manifestaron a los cuatro tlatoque de Tlaxcala. Ellos dijeron, “Respondan correctamente a Tecayehua, tomen lo que les dan. ¿Ustedes lo están pidiendo?”19 Cuando empezó la guerra, los huexotzinca gritaron y llegaron a Xiloxochtlan. Tomaron las milpas de la guerra que eran de los tlatoque tlaxcaltecas. Allí murió él que se llamaba Tizatlacatzin. Lo tomaron prisionero los huexotzinca. Así quedó establecida la guerra. Y los tlaxcalteca persiguieron con calma a los huexotzinca, justo hasta sus casas llegaron. Quemaron sus casas. 20 Sobre ellos vino una gran hambre. La casa de Tecayehua, que tenía en Atlmoyahuacan, se quemó. Allí vino a establecerse en el palacio de Atlauhtzacan, para ampararlo. Más o menos tres años antes de que llegaran los españoles, los huexotzincas pasaban grandes sufrimientos. Por eso fueron a México 17 El comentario implícito es Los de Tlaxcala están disfrutando mientras el rey Huexotzinca está frustrado. 18 Un “altepetl” o “estado étnico” ha sido traducido como casi sinónimo al concepto de “pueblo” hoy día. En realidad, “altepetl” eran uniones políticas que podían ser conglomerados. 19 Las preguntas retoricas eran contestadas con un gran “No!” Los de Tlaxcala están diciendo que como los otomí nunca pidieron un regalo de armas, no era inmoral tomarlas y usarlas contra ellos. 20 Aquí “las casas” significa “casas y estancias”. En otras palabras, sus tierras fueron quemadas.

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en el tiempo de Moctezuma. El les ayudó. Todos los huexotzincas fueron a ponerse a salvo en la tierra de los mexicas. Y los macehuales mexicas vigilaban en Huexotzinco, Ocopetlayocan, Quauchquecolan, Itzocan, Tepexic, Tepeyacac, Tecamachalco, Tzauctlan y otros lugares. El difunto Moctezuma verdaderamente quería derrotar a los tlaxcaltecas para establecer control de sus tierras. De noche21 midió la tierra de Tlaxcala. Ordenó que en un sólo día los que nos rodeaban, en un sólo día entrarían secretamente para derrotarnos a los tlaxcaltecas. Decía que él sería el poblador. Cuando ocurrió, no se sabía. Ante los tlatoque de Tlaxcala se jugaba la pelota en Tozcoc. Todo el mundo estaba allá. Y al atardecer decían que ellos, nuestros enemigos, los mexicas, vinieron para ser vencidos. Sólo los labradores, los que viven en las tierras de cultivo les hicieron frente. Tomaron [como botín] muchas flechas, trajeron muchas insignias militares. Se convirtieron en teteuctin. 22 Lo que vino a saberse es que los que murieron eran los mexicas. En Tlachco y Tecamalucan fueron vencidos los totonacas, zacatecas y tozapanecas. Fueron innumerables y grandes señores, los que murieron. Y los acolhuas y los de Tepeyacac verdaderamente lo intentaron. En esto se conoció la fuerza de los tlaxcalteca. Cuando vino el capitán general don Hernando Cortés bautizaron a los tlatoque. El clérigo era Juan Díaz y los tlatoque Xicotencatl, Maxixcatzin, Citlalpopocatzin y Tlehuexolotzin. Todavía no se comprendía muy bien. Los otros tlatoque se bautizaron cuando vinieron tres de los llamados frailes. Dos de ellos hacían misa. Uno era fray Juan. Al otro no le conocimos su nombre, y el tercero se llamaba fray Pedro de Gante. El difunto fray Juan era feliz. Verdaderamente deseaba enseñar a la gente, pero todavía no hablaba náhuatl. Allá donde estaba el mercado, arriba en donde se llamaba Tozcoc, allá erigieron una cruz. Allá se paraba. Juntaba a la gente, y nada más señalaba con el dedo al cielo y decía “Dios” y “Santa María, siempre verdadera virgen”. Y señalaba con el dedo a mictlan y decía “culebras… sapos...” Parado allí arriba, enseñaba. Año de 1524. 23 Fray Martín de Valencia era custodio. El primer guardián de Tlaxcala fue fray García de Cisneros. Sus compañeros fueron fray Martín de la Coruña y fray Andrés de Córdova. El custodio fray Martín de Valencia aquí se había establecido y a veces iba a México, donde era guardián fray Toribio de Paredes. Era guardián de Tetzcoco 21 Se insinúa que Moctezuma midió las tierras en secreto. 22 Los hombres podían llegar a ser jefes por virtud de sus valientes hazañas en guerra. 23 Aquí el texto toma las características de un xiuhpohualli clásico, dando un año específico seguido por eventos relacionados.

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fray Antonio Ciudad, de Cuernavaca fray Francisco Jiménez y de Huexotzinco fray Juan Flores. El guardián de Tlaxcala era fray García de Cisneros. Cuando fray García reunió a la gente, primeramente enseñaba el Percigno Crucis, el Pater Noster y Ave María. Bautizaban en varios lugares—allá en el templo que aún era una sala grande, otras veces en el mercado y otras en los lugares donde se hacían fiestas. Todavía no bautizaba a las personas grandes, sólo a los que enseñaban. Allí donde aprendían se bautizaban. El que enseñaba el Pater Noster y el Ave María era el difunto don Juan Tzohuacpopocatzin. El enseñaba las cuentas y la cartilla. Cuando se fue fray García, sacaron la cartilla. Al difunto Benito Izcacmacuextli y a Lucas García, padre de don Juan Ponce de León,24 les dieron un libro grueso sobre el cual estudiaban. Pero ellos eran verdaderamente discípulos del difunto fray Martín de la Coruña. Separados estaban agrupados los alumnos de fray García. Y todos tenían terminada la mitad de su cartilla [cuando tuvieron que pararse]. 25 Eran muchos los muchachos que estudiaban. Año de 1526. Cuando fray Francisco de Soto se hizo guardián de Tlaxcala, y su compañero fue fray Luis de Fuensalida, entonces se empezó cada siete días, el domingo, a reunir a los teteuctin, los piplitin, y los macehuales, junto con las mujeres. Allí empezó a enseñar y a predicar fray Luis. A veces Soto, el guardián, enseñaba, con sus ojos en el libro. Sus palabras salían con dificultad, porque ya era anciano. Entonces se inició el bautizo de los teteuctin, los pipiltin, las cihuapipiltin 26 y los macehuales. Fray Luis bautizó al difunto don Antonio Calmecahua. Al mismo tiempo, fray Luis empezó a confesar a la gente durante la Pascua Florida. Por primera vez se dio el Santísimo Sacramento. Comulgaron aquellos que estudiaban al lado de los sacerdotes, la gente de la iglesia. En ese entonces apareció él que se llamaba “Necoc Yaotl”.27 Andaba engañando a la gente, estorbando para que nadie estudiara, nadie se bautizara. El pedía papeles [ceremoniales], codorniz e incienso [para sacrificios].28 Una vez fueron a aprehender a Necoc Yaotl en el mercado de San Sebastián Matlahuacala. Lo azotaron ante fray Luis y la gente convocada. Entonces empezó la investigación de la idolatría en todas partes

24 Es importante tomar en cuenta que los nombres indígenas fueron gradualmente reemplazados por nombres españoles. 25 Esto parece ser el significado implícito, pero puede ser que haya otro significado. 26 Mujeres de la nobleza. Tradicionalmente, hubiera sido raro que los dos sexos estuvieran juntos en la instrucción, o que los nobles se reunieran con los plebeyos. 27 Éste era otro nombre para el dios Tezcatlipoca (y para los humanos que lo representaban en las ceremonias). 28 Los tres objetos eran necesarios en las ceremonias de los sacrificios.

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de Tlaxcala. La hicieron ellos, los alumnos de los sacerdotes. Vino fray Juan de Rivas a cambiar a fray Luis. El hablaba bien el náhuatl. Tradujo muchísimas cosas a nuestro idioma. Tradujo la doctrina mientras vivía en Huexotzinco. Año de 1527. Bajaron aquí a Chalchihuapan 29 en la Pascua del Espíritu Santo. La iglesia era todavía sólo un jacal, donde ahora es el patio del hospital. Entonces ahorcaron a los tlatoque-Temilotecuhtli, Tlaltochtzin de Quiahuiztlan, Quauhtotohua de Atenpan, don Francisco Tecpanecatl y a Tenamascuicuiltzin de Topoyanco. 30 Adúlteros los mataron, aún como eran. Mataban sin razón. Y don Cristóbal Acxotecatl mató a su hijo. Primero él —que también se llamaba Cristóbal— incendió, le destruyo los ídolos a su padre. Después [el padre] mató a la madre del hijo. Por esta razón lo ahorcaron. Entonces empezó el terror. Cuando murieron los tlatoque, fue entonces que en multitud fueron al bautizo.

Experiencias de don Juan Buenaventura Zapata y Mendoza en la Historia [f.92] Ahora en el año nuevo, el primero de enero del año de 1675, don Diego Martín Faustino de Ocotelolco se hizo juez-gobernador por primera vez. Los ocotelolca llevarán [la gubernatura] por el segundo año; con esto el término se completa. El nuevo alcalde [de Ocotelolco] es don Manuel de los Santos, los regidores, don Juan Francisco—que vive en Tepeitic—y don Diego Felipe Nahualtzintli. El nuevo alcalde de Tizatla es don Luis Diego, los regidores, don Juan Nicolás and don Juan Nicolás [sic]. El nuevo alcalde de Quiahuiztlan es don Diego Pérez Cuixcocatzin, habitante de San Francisco Temetzontlan, los regidores, don Juan Nicolás Tezpantzin and don Sebastián Gabriel Zárate. Para Tepeticpac, [el nuevo alcalde es] don Diego Martín Pérez, los regidores, don Nicolás Salvador and don Juan Pérez. Don Josef de San Francisco es alguacil ma29 Otros anales de la región dejan claro que a la gente de las áreas cercanas se les pidió que se asentaran en Chalchihuapan. 30 Diego Muñoz Camargo nos dice que “Tlaltochtzin Temilotzin” era gobernador de Quiahuiztlan, una de las cuatro parcialidades de Tlaxcala, y que Quauhtotohua era un guerrero famoso de Atenpan en Tizatlan (otra parcialidad) que rehusó ser bautizado. En esta parte da la impresión de que el narrador trata de buscar cuatro nombres, que representen a cada una de las cuatro parcialidades, en la clásica costumbre náhuatl, y entonces añade a uno de Topoyanco, que estaba en Ocotelolco (la tercer parcialidad). El cuarto individuo en la lista no está identificado, pero después en el texto, Zapata le da otro nombre, el de Acxotecatl de Atlihuetzyan (la cuarta parcialidad).

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yor por primera vez. El notario del cabildo es Juan Pablo. El gobernador español es el mismo don León de Arsa, cuya esposa es doña Tomasina. En este año [la construcción de] los pilares [del puente] comenzó el 11 de enero31, y ahora la mitad acaba de terminarse al final del mes de marzo, todo lo que está en el lado de San Miguel.32 Entonces comenzó [la construcción] en la parte de nuestro lado. 33 Quien pagó por todo fue Josef de Alva, cobrador del cabildo. 34 Hoy35 16 de febrero, del mismo año de 1675, se comenzó el canal de tierra para darle corriente al río Zahuatl. Únicamente tres altepetl lo cavaron—Ocotelolco, Quiahuiztlan y Tepeticpac. La gente de Tizatla no quizo hacerlo. Les pagaron trecientos pesos que los tres altepetl dividieron entre ellos. A principios de marzo comenzaron a cerrar [el río] [f.92v] para desviarlo. Pero no lo pudieron controlar. Hasta el final de marzo no pudieron cerrarlo en la orilla. Sólo se abría. La gente de los tres altepetl estaba muy disgustada. Y la gente de Tizatla que no lo querían y lo contradijeron pasaron un mes y medio en la cárcel grande. Los iban a azotar en las calles36 y a desterrarlos, pero todo el cabildo apelaron por él y nuestro padre predicador Diego Martín de Valdés le

31 El puente que cruzaba el Zahuatl había sido destruido por una inundación en Septiembre del año anterior y habían comenzado la construcción de los nuevos pilares el 19 de diciembre. Entonces deben haber tomado unos días de descanso por los días de fiesta. La reciente tesis doctoral de Brad Skopyk, “Undercurrents of Conques: The Shifting Terrain of Indigenous Agriculture in Colonial Tlaxcala, Mexico,” en el departamento de Historia en la Universidad de York (2010), Canadá, muestra que el Zahuatl comenzó a inundarse más seriamente que antes en 1670, en los ochentas (y en años posteriores) debido a cambios en prácticas agrícolas que se agravaron en la década de los sesentas del siglo XVII—principalmente, el brusco incremento de cultivo de plantas como el maguey que causan erosión a parcelas de tierra cuyos propietarios viven lejos de éstas. 32 San Miguel se identifica en otras numerosas referencias en Zapata como un establecimiento localizado cerca, en el lado de Ocotelolco de la parte del río (en el mismo lado de la traza de Tlaxcala). 33 Esto se puede explicar por el hecho de que el otro lado del río era territorio de Quiahuiztlan y por ello Zapata se refiera como “nuestro lado” aunque hay suficiente evidencia en el texto que su residencia principal era en el centro de Tlaxcala, justo cerca de los arcos bajo el monasterio franciscano que por cierto, existen todavía. 34 A Josef de Alva se le identifica en todos lados como español. El año anterior, al comienzo de los disturbios públicos sobre la imposición de impuestos que habían ocurrido, se había decidido que el recolector del tributo no sería más un indígena (itiotzin, en palabras de Zapata). Un español estaría encargado de manejar los asuntos financieros. 35 Zapata no escribió cada entrada diariamente, a pesar de cómo comienza cada una. Ese estilo es más bien una fórmula para introducir cada entrada nueva. 36 Es posible que signifique “los iban a hacer desfilar atados”. Luis Reyes traduce la frase de las dos maneras, y James Lockhart también. La gente de aquel tiempo y lugar sabía que quería decir.

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rogó a don León de Arsa para que los perdonara. Prometieron que obedecerían. Hoy domingo, 24 de marzo del año de 1675, en las vísperas de nuestra amada Madre de la Encarnación, acusaron ante la justicia a un hechicero de Santa María Acuitlapilco. Ya habían dado las 9 cuando lo sacaron de la cárcel. Lo llevaron a la casa del vicario, Antonio González Laso. Ahí le pusieron una cuerda alrededor del cuello y le pusieron una vela verde en las manos. Una vez que lo llevaron a la iglesia de San Josef, la misa comenzó. El la escuchó de rodillas. Lo amonestaron con lo que decía el sermón. Todos los que pertenecían a nuestra capilla fueron a San Josef. Lo llevaron amarrado de vuelta a la cárcel. Hoy en la fiesta, al amanecer de la fiesta de San Juan Papa Mártir, el martes 27 de mayo, del mismo año de 1675, seis ladrones entraron en nuestra casa. Dos de ellos entraron por la ventana. El primero entró. El que los guiaba me tomó primero que a nadie. Cuando lo estaba venciendo, pidió ayuda a su amigo para que entre los dos me sujetaran. Cuando tomé su cuchillo, me hirió las manos. Los otros cuatro vigilaban afuera de mi casa. Llevaban espadas y un arcabuz. De dinero, 200 pesos [se llevaron]. De nuestra ropa, no se llevaron. Ni siquiera un trapo se llevaron. Y no nos dejaron heridos. Hoy, lunes 20 de junio, fue cuando comenzó, empecé un horno. En la fiesta de San Silverio Papa Mártir, 37 comenzó el cimiento. El que lo comenzó fue también el que lo terminó. Se llama Juan Gabriel, un viejo como yo. Se prendió por primera vez el jueves 11 de julio. Nuestro padre predicador, Diego Martínez de Valdés, quien vive aquí al lado de mi casa, vino a bendecirlo en la fiesta de San Pío Papa Mártir. Se prendió el horno por dos días. Salió pan 38 por primera vez justo en las vísperas de San Buenaventura, mi santo, el sábado para la madrugada del domingo, el precioso día de don Juan Buenaventura Zapata y Mendoza. [al margen, casi en una columna paralela] Y en este momento los pipiltin fueron a ver el lindero, donde termina [o colinda] el lindero de los tlaxcaltecas Tepeyacac. Se hará un camino allí. Don Leon de Arsa fue personalmente, junto con el gobernador [indígena], don Martin Fausti-

37 Zapata era un cristiano educado, pero quizá cometa algunos errores. San Silverio fue realmente Papa y fue atormentado por Theodora, pero no fue mártir. Quizá Zapata se confundió porque lo menciona entre San Juan Papa Mártir y San Pío Papa Mártir. 38 Zapata usa “tlaxcaltzintli”, que viene de la palabra“tlaxcala,” que quiere decir literalmente “tortilla”. Sin embargo, en este contexto, es claro que la palabra se usa para referirse a un tipo de pan español de trigo, como se decía frecuentemente.

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no, y los alcaldes, los regidores, el cabildo entero. La expedición se hizo exactamente este día mes y año; en ese momento, yo, Juan Buenaventura Zapata y Mendoza, era teniente. Hoy en la fiesta de San Apolinar Obispo Mártir, Martes, 23 de julio, dos días antes del día del Señor Santiago, el río Zahuatl se salió y derribó el puente nuevo que había hecho el tlatloani don León de Arsa junto con Josef de Alva. De inmediato la mitad [más lejos] fue arrastrada hacia el lado de San Miguel. Después el Zahuatl se llevó la parte hecha primero, y la ladeó [llevándosela] hacia los solares que van a San Juan Totollan. Hoy lunes 25 de julio el Zahuatl se volvió a salir volvió a derribar, así que se llevó todo, entonces se empezó un puente nuevo, un puente de madera. [f93v] Nuestro padre Juan Merino se esforzó mucho. En seguida, nuestro padre el guardián cuyo nombre es fray Juan Moreno fue a verlo para poder cortar cipreses [para el proyecto] en Quaquauhxiuhtla. Se cortaron cuatro, después se arrastraron y se llevaron a la ribera del río, donde están ahora. Después recogieron limosna los tres curas, Antonio González, Juan Merino y el predicador, Diego Martín de Valdés. Todos trajeron sus ofrendas—españoles, mestizos, indios y mulatos—lo que pudieron. Todo se hizo voluntariamente. Juan Merino estaba allí cuando se hizo; pasó todos los días allí; hasta comió allí. Hoy 15 de agosto, en la preciosa fiesta de nuestra preciosa reverenda madre, Santa María de la Asunción, la fiesta del altepetl se festejó en grande. Nunca se había festejado así, como se hizo [esta vez] la fiesta de la amada señora Santa María, desde los tiempos de nuestros padres y madres. Hubo fogatas cuando se le sacó y fue llevada en procesión. Y cuando se le regresó a [la iglesia de] San Josef, hubo grandes cohetes cuando 13 árboles [castillos] grandes fueron quemados. La gente de los pueblos de alrededor se maravilló. Toda la gente dio las gracias—los sacerdotes, los españoles, todos los diferentes tipos de gente. En cada altar de flores39 se prendían los cuetes del árbol [castillo]. [f.94] Hoy martes 20 de agosto, un martes [sic] se bendijo el puente 40 cuando nuestra preciosa madre Santa María quien es patrona de Ocotlan,

39 Muchos pueblos nahuas creaban enormes construcciones decoradas con flores que funcionaban como estaciones en procesiones religiosas. 40 Casi siempre Zapata se refiere a los puentes usando el vocablo español. En esta ocasión ceremonial, sin embargo, él, conscientemente emplea la palabra náhuatl “quapantli” para preservar la tradición de su comunidad.

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estaba en [la iglesia] de San Josef. Se la trajo desde allí. Hubo muchas andas y se cantaron letanías mientras se la llevaba al puente. Todos los sacerdotes iban en procesión, y los tres curas se ataviaron. Cuando llegó al puente, estaba muy bien decorado. Se puso un altar del lado de San Miguel. Allí pusieron a nuestra preciosa madre de Ocotlan, y allí se terminaron de cantar las letanías. El vicario Antonio González Laso bendijo el puente. Fue por todas partes incensando y rociando agua. Cuando se la regresó a San Josef, hubo una misa mayor. Para las 10 se había terminado y concluido. [f.94v] Ahora en el año de 1676 se instalaron nuevos funcionarios. Hoy el primer día de enero, miércoles, del año nuevo de 1676, don Diego de Santiago de Tizatla se hizo gobernador por primera vez. El nuevo alcalde [de Tizatla] es don Juan de la Corona, sus nuevos regidores don Diego de Santiago y don Luis. De Ocotelolco el nuevo alcalde es don Juan Francisco de Tepeitic, los nuevos regidores don Diego Osorio y don Juan Pascal. De Quiahuiztlan el nuevo alcalde es don Salvador Ramírez, sus regidores don Simon de la Cruz y don Juan Francisco. De Tepeticpac el alcalde es don Francisco Ruiz, un anciano, y sus regidores son don Nicolás Salvador y don Diego Ruiz, un nuevo regidor que es el hijo de don Francisco. El nuevo notario del cabildo es don Manuel de los Santos. El alguacil mayor de la prisión es Miguel de Celis. No fue electo; otro fue electo. Solo se lo dieron a él el próximo día. El tlatoani es el mismo don León de Arsa, y el notario Miguel de Ortega. [Alcaldes de] provincia: para San Francisco Topoyanco, don Francisco Ximenes por el segundo año. Para San Luis Huamantla en Tizatla salió de allí el llamado don Juan Antonio, yerno de don Francisco Cecetzin. Para San Felipe el nuevo alcalde es don Pascual Ramírez y para San Juan Atlancatepec, don Josef Pérez, un habitante de allí. Esos mencionados arriba son todos los funcionarios que fueron instalados. [f. 95r] Hoy, domingo 16 de febrero del año 1676 la iglesia de Jesús Nazareno fue consagrada a San Pablo Apetatitlan. Se hicieron muchas cosas [para celebrar], incluyendo un palo volador.41 Los tres curas de aquí fueron. El lunes y el martes hubo corrida de toros. Y el miércoles se estableció un nuevo mercado. Al principio solo poca gente fue y puso puestos. Mis

41 Zapata usa términos tradicionales en náhuatl para referirse a este arte, que no se ha perdido, sino que continua actualmente en México.

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hijos Juan Gabriel y Juan Cristóbal42 llevaron su pan; fueron los únicos. La próxima semana ya hubo mucha gente vendiendo cosas. Fue el día de cenizas [El Miércoles de Ceniza]. El cura de Santa Ana Chiauhtempan, cuyo nombre es Mateo Rivera, fue él que invitó a la gente, y fue bendecida por su mano, la iglesia de Jesús de Nazareno. Hoy el primer día de mayo de 1676, en la tarde del viernes a las 4 horas, llegó un documento del [nuevo] tlatoani don Melchor Melo Ponce de León. En el dio autorización [al cabildo] para recibir al que será teniente en la víspera antes del día de San Felipe y Santiago, [que vendrá] al amanecer el sábado. Y don Gerónimo de la Fuente recibió el cargo durante la noche, quizá a las 9 o 10 de la noche. En ese entonces le cayó una piedra en un pie a don Francisco Ruiz [el alcalde anciano de Tepeticpac]. Estaba abriendo el postigo del cabildo cuando se le cayó en el pie. Ellos solo lo cargaron, lo llevaron a su casa. En la madrugada del sábado ya estaba enfermo. Ya había gran ansiedad porque don León de Arsa y el notario, Miguel de Ortega, estaban enemistados. De los alcaldes, solo tres aparecieron, los de Tizatla, Quiahuiztlan y Tepeticpac. Fueron los únicos que tomaron sus lugares.43 [f.95v] Hoy el tlatoani don Melchor Melo Ponce de Leon entró [Tlaxcala], el martes 3 de junio de 1676. Fuimos a encontrarlo. A las cinco horas vino a San Felipe y fuimos a encontrarlo en San Nicolás. Le dieron su bastón de mando 44 aquí. No le leyeron su comisión, pero solo fue a orar 42 Estos fueron hijos de Zapata de su primera relación. Eran ilegítimos pero bien amados. 43 Zapata (por razones propias) ha escogido omitir todas las referencias a una gran crisis que la gente tuvo con el alcalde español, don León de Arsa. Los otros anales de Tlaxcala nos dicen que el año anterior, en la fiesta de San Lorenzo, que ahora se celebra el 10 de agosto, los indígenas lucharon en su contra y contrató guardias para que lo protegieran. Ahora parece que es reemplazado, ya que estaban esperando órdenes de don Melchor, quien llegaría a la ciudad unas semanas después. Al principio del año siguiente, está registrado que don Melchor se renueva como gobernador español. Esta es la primera vez que Zapata explícitamente afirma que él ha reemplazado a don León. Lo único que se nos informa aquí es que los españoles (gobernador y notario) están discutiendo entre ellos antes de la llegada del reemplazo. Posiblemente Zapata sentiría una lealtad al gobernador, ya que él mismo servía como alcalde de Quiyahuiztlan cuando llegó, participó en la recepción, y desde entonces hizo varias cosas importantes como inspeccionar los linderos con él. En cualquier caso, el faccionalismo era un gran problema en aquel tiempo, y parece que en este caso Zapata no habría querido mencionar la discordia. La gente de Ocotelelolco había estado en la vanguardia de las protestas; quizá sea por eso que no llegó ninguna delegación en ese momento. 44 Las palabras específicas parecen ser: itopil mataleleluachi. Quizá Zapata estaba tratando de representar un vocablo español o una expresión local poco usada. Ni

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en el cabildo. Vino directamente a la iglesia, pasó afuera de nuestra capilla, entró a San Josef, y de allí entró al cabildo. Luego fue al palacio a quedarse. Eso fue cuando fuimos por el teniente que estaba en el mercadito. Lo trajimos en nuestros caballos cuando pasamos por el palacio. Todos fueron—alcaldes, regidores, y los pipiltin que ahora no tienen oficios. Hoy, viernes, 2 de octubre de 1676, en la fiesta de Santo Tomás Obispo, llegó un documento que anunciaba que vendría el Obispo de Guadalajara. Vendrá aquí porque viene a tomar cargo de [el obispado] de Cuetlaxcohuapan [Puebla]. [Santos Salazar añade en español: su nombre es doctor don Manuel Fernández de Santa Cruz]. Hoy, miércoles 28 de octubre del año de 1676, justo en la fiesta de San Simón Judas, a las 11 horas, leyeron el documento que vino de México que anunciaba que nuestro tlatoani rey de allá en España ha sido coronado y ha tomado posesión de su cargo. Todo el día tañeron las campanas. Y a las cuatro horas se hizo una proclamación. Los pipiltin fueron en procesión tocando instrumentos de viento para él, y el notario español anduvo requiriendo que se hicieran fogatas en todo el pueblo. El próximo día, jueves y también el viernes, hubo corridas de toros. Una semana después también en jueves y viernes hubo corridas de toros otra vez. Hubo una procesión del gobernador, alcaldes, regidores, y de todos los pipiltin que ahora no tienen oficios. Se pusieron en formación. Primero iba el clarín, después las chirimías. Luego encima de la iglesia tocaron un gran tambor y exhibíeron el escudo real.45 Todos iban a caballo, ninguno iba a pie. Salieron del palacio y pasaron la puerta de la iglesia, luego doblaron en el mesón camino a Quaquauhxiuhtla. Fueron directamente hacia el mercado. Siguieron la misma ruta que toman en las procesiones de la Cuaresma.

Luis Reyes ni James Lockhart estaban seguros de ese uso. 45 No estamos seguros de cómo se exhibían las armas reales. Zapata parece decir que “había también pequeños maceros” (usando el término español poco familiar) sobre el techo. El Diccionario de Autoridades define “macero” como “él que lleva la maza delante de los reyes o gobernadores”. Quizá quería decir que había jóvenes que llevaban librea real en el techo de la iglesia.

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Lecturas recomendadas Buenaventura Zapata y Mendoza, Juan. Historia cronológica de la Noble Ciudad de Tlaxcala, ed. Luis Reyes García y Andrea Martínez Baracs. Tlaxcala: Universidad Autónoma de Tlaxcala, 1995. Gibson, Charles Tlaxcala in the Sixteenth Century. New Haven: Yale University Press, 1952. Lockhart, James. The Nahuas After the Conquest. Stanford: Stanford University Press, 1992. Martínez Baracs, Andrea. Un gobierno de indios: Tlaxcala, 1519-1750. México: Fondo de Cultura Económica, 2008. Townsend, Camilla. Here in This Year: Seventeenth-Century Nahuatl Annals of the Tlaxcala-Puebla Valley Stanford: Stanford University Press, 2010.

EL POPOL WUJ Y LA COLONIALIDAD

Carlos López

Por referencias dejadas en las primeras décadas de la colonización sabemos que los pueblos nativos tenían una gran variedad de artefactos para registrar sus conocimientos y discursos culturales. Estos registros fueron muy prolíficos en las culturas de Centroamérica, sobre todo entre los mayas, mixtecos, nahuas, tlaxcaltecos, y otros. Casi la totalidad de esos artefactos fueron destruidos por frailes y la Inquisición; otros, fueron perdiéndose paulatinamente en los escondrijos donde fueron ocultados por los indígenas. El mismo Fray Francisco Ximénez, en su Historia de la Provincia de Chiapa y Guatemala, recoge el testimonio de algunos frailes que participaron en la primera hora de la colonización, tales como Bartolomé de las Casas, Domingo de Vico, Antonio de Remesal, Gerónimo Román, entre otros, y certifica que aquellos “libros de antiguallas” eran muy abundantes en todos lados. Trescientos años después, en 1856, el Dr. Carl Scherzer también afirma haber visto varios calendarios con sus referencias adivinatorias en diversos pueblos de Guatemala, todos ellos similares al descrito por Ximénez (160). Esos documentos eran mucho más que meras guías para los rituales adivinatorios (interpretación de las cargas, o significados del tiempo y su repercusión en la vida humana). En esos registros se guardaban también las recopilaciones históricas junto a la filosofía, religión, tradiciones, y los conocimientos astronómicos y matemáticos. El manuscrito que hoy conocemos con el nombre de Popol Wuj es una compilación de algunos de aquellos registros que hacia el año 1500 se conservaban en las tierras altas de la actual Guatemala, que por aquel entonces era el Reino K’iche’. De las culturas mayas solo han sobrevivido cuatro de los llamados Códices: el Dresden, el Madrid, el Paris, y el Grolier. Estos artefactos se conservan como eran originalmente, es decir, están escritos-pintados sobre largas tiras de amate estucado y plegadas a la manera de un

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acordeón (del Grolier se conservan solo fragmentos). De ellos solo se ha podido hacer un desciframiento parcial. El otro documento sobreviviente, y del mismo origen, es el Popol Wuj. Éste texto sí es inteligible para nosotros porque fue escrito en lengua k’iche’ pero con caracteres latinos. No tenemos datos precisos sobre la primera redacción de estas historias, pero podemos presumir que fue de autoría colectiva y anónima, porque el manuscrito dice “escribiremos” [xchiqatz’ib’aj] (f.1 r., líneas 23-24). Más adelante encontramos (f. 50v., líneas 45-47) que el narrador dice “en esta ciudadela de Q’umarq Aj, / que vino a ser bendecida por el Señor Obispo” [Francisco Marroquín, en el año 1539. Énfasis agregado] (Sam Colop, 2008: 194). Esta referencia indica que estaban escribiendo las “historias” en Q’umarkaaj antes de 1555, cuando la ciudad fue trasladada a unos dos kilómetros con el nombre de Santa Cruz, el mismo sitio donde hoy se encuentra. Sam Colop dice que los autores pertenecían a los tres linajes principales de Q’umarkaaj: los Kaweq, los Nija’ib, y los Ajawk’iche’ y que gracias a ellos ese legado se salvó del olvido o de las llamas de la Inquisición (2008, 14). No sabemos si esa redacción obedeció a una iniciativa propia de los k’iches’, o si les fue solicitada por los monjes que querían enterarse en detalle de sus creencias. El hecho fue que probablemente alrededor del año 1555 el documento ya estaba redactado (Recinos, 30). También es razonable pensar que hubo más de una copia, porque la versión manejada por Fray Domingo de Vico (?—1555) en su Theología Indorum no es exactamente igual a la que utilizara Fray Gerónimo Román (1536-1597), o a la copia hecha por el presbítero Ramón de Ordóñez y Aguilar alrededor de 1790 en su Historia de la Creación del Cielo y de la Tierra, pese a que todas ellas son básicamente iguales. Quiere decir que hubo un período de unos dos siglos en los que estos relatos estuvieron circulando a través de copias que tenían ligeras variantes. Entre 1701 y 1704 Fray Francisco Ximénez encontró en la iglesia de Chichicastenango una copia del manuscrito escrito en Santa Cruz (¿el original?). Como era hombre curioso e interesado en las cosas de la tierra donde ejercía el ministerio, lo copió y posteriormente tradujo al castellano, redactando también los Escolios (notas explicativas). De manera que primero hizo un borrador a dos columnas —a la izquierda en k’iche’ y a la derecha en castellano— que luego pasó en limpio en su Historia de la Provincia (Capítulos II al XXI). Ese borrador a dos columnas, luego de estar en Europa, fue a parar a los archivos de la Newberry Library de Chicago, Illinois, donde está identificado con el número de catálogo Ayer MS 15151 . 1

Ver el facsimilar online; referencia en la Bibliografía.

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Estos dos momentos claves, 1555 y 1701, definieron el carácter peculiar del Popol Wuj como texto escrito. Por un lado tenemos el hecho reconocido unánimemente —tanto por los mayas como por los estudiosos no mayas— aceptando que esta compilación de tzijs (ver nota 336) incluida en el Popol Wuj contiene en forma casi intacta una parte significativa del corpus cognitivo, religioso, epistemológico y del sistema de representaciones simbólicas de las culturas mayas pre-coloniales. Por el otro lado también es cierto que la versión escrita que hoy conocemos se inscribe dentro de las condiciones de colonialidad (en el sentido que lo manejan Aníbal Quijano y Walter Mignolo)2 a las que han estado sometidos todos los pueblos indígenas del continente Americano. Veamos por partes algunas características del segundo rasgo de este doble carácter. En primer lugar, los textos que se incluyen bajo el título de Popol Wuj son muy diversos, tanto por su antigüedad como por su posible lugar de origen, pese a que todos ellos son incuestionablemente mayas. Esta particular compilación —como ya lo señalara Recinos (36)— y la forma como se ordenaron los relatos, fue hecha después de 1524, año en que Q’umarkaaj cayó en manos españolas. Por lo tanto es razonable preguntarse quién los ordenó de la manera en que hoy los leemos, y que tal vez los jóvenes escribas k’iche’s solo hayan escrito fragmentos de historias, o imágenes que ellos recordaban, los que seguramente pertenecían a diferentes wujs (ver glosario). Adrián Chávez (“Explicación necesaria”, XIX) sostiene que algunos de los tzijs tienen una antigüedad de cuatro mil años. No me animaría a ir tan lejos. En mi trabajo Los PopolWuj y sus epistemologías propuse (López, Capitulo 1, 33-68) que hay tres grandes corpus de tzijs a los que luego se le agregaron interpolaciones esporádicas, o fragmentos como el preámbulo (f. 1r.). El primer corpus corresponde a la creación del mundo, los animales y el ser humano; estos tzijs probablemente sean los más antiguos, tal vez compuestos entre 1700 a 2500 años atrás. El

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En este trabajo el término es utilizado en un sentido amplio. Básicamente se refiere a todas aquellas condiciones en las cuales no se verifican rasgos estrictamente coloniales en el significado tradicional (como tropas de ocupación permanente, autoridades administrativas, etc.). Sin embargo, la explotación de los recursos naturales y de la población local, como así mismo las diversas formas de control de la economía, la política, los aparatos culturales y simbólicos, la religión, etc., hacen que las poblaciones vivan en condiciones semejantes a las que tenían bajo los sistemas coloniales clásicos. En este sentido es una categoría muy dúctil y eficaz para explicar realidades muy diversas como las que se viven en Latinoamérica y otras partes del mundo. Sin embargo, esto no significa desconocer que desde la perspectiva de las comunidades mayas actuales la realidad es, además, en cierto sentido ‘neo-colonial’ y por lo tanto la ‘descolonización’ y la ‘de-colonización’ son tareas a seguir desarrollando.

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segundo corpus está formado por los relatos de Wuqub’ Kak’ix (Siete Guacamaya) junto a Sipakna y Kab’raqan, más las historias de las dos parejas de Gemelos (Jun Junajpu y Wuqub’ Junajpu, y sus hijos Junajpu e Xb’alanke) en su interacción con los Señores de Xib’alb’a (los señores del inframundo donde están representadas las calamidades y padecimientos). Estos relatos seguramente fueron elaborados en distintos lugares entre 1700 y 1000 años atrás. Por último, al tercer corpus pertenecen los relatos llamados históricos, en los cuales se cuenta el origen de los linajes k’iche’ desde su partida de Tulán hasta el asentamiento en las tierras altas, y concluye con la llegada de Pedro de Alvarado, a quien se le apoda “Donadiu” ( f. 55v., línea 13), y con el catálogo de las tres principales dinastías. Estos relatos tienen a Tojil como la divinidad central. Posiblemente este corpus se elaboró entre comienzos del siglo XI y el año 1555 (Don Juan Cortés, último rey k’iche’ mencionado, vivió por lo menos hasta 1557, cuando fue a entrevistarse con el Rey Felipe II). Curiosamente, la invasión y sometimiento a España es apenas mencionada cuando nombran a Donadiu (del náhuatl Tonatiuh, “Sol, o hacer calor”), apodo de Alvarado que según San Colop no es una simple referencia a su cabellera rubia sino que más bien aludía a la práctica de quemar vivas a las víctimas (2008, 215). El siglo XVIII marca el otro momento clave en la formación del carácter del Popol Wuj como texto redactado bajo el canon de occidente. Los monjes ya no estaban tan preocupados con recoger información sino más bien en ordenarla y darle un nuevo sentido de acuerdo al posicionamiento de los imperios en Europa. Por ese entonces se estaba difundiendo el paradigma que ya en 1665 representara visualmente Fredrik de Witt con su Nova Orbis Tabula. Había que darle una clasificación, jerarquización, y sentido racional a las cosas que pasaban en el mundo entero. Desde la perspectiva de los intelectuales que vivían en las colonias —básicamente monjes— la tarea era consolidar un sistema de representaciones que explicara y legitimara lo que pasaba en las colonias. Es decir, había que justificar la brutalidad del sistema colonial. Los ecos de la Junta de Valladolid (1550-1551, donde Fray Bartolomé de Las Casas defendió los derechos de los pueblos indígenas) no estaban del todo apagados, y justificar el sometimiento de los nativos seguía siendo un tema inquietante. El punto central era demostrar la ‘herejía innata’ del pensamiento y creencias de los nativos. Durante los siglos XVI y XVII utilizaron la estrategia de la destrucción o el silenciamiento. Por ejemplo, Fray Antonio de Remesal decidió no hablar sobre los “ídolos” de aquellos ‘paganos’ (Scherzer, 160); otras veces directamente quemaron o destruyeron cuanto registro escrito cayó en sus manos. Pero en el Siglo de las Luces, y pese a que España no estaba a la vanguardia de las corrientes

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iluministas, el esfuerzo por conocer y explicar las culturas nativas basándose en un raciocinio que fuera más allá del argumento meramente religioso, emergió como una necesidad. Ximénez, entre otros, cumplió un papel importante en el desarrollo de esta nueva corriente. Este monje continuó la tradición de escribir crónicas en las que polemizaba tanto con autores del pasado como con contemporáneos. En este sentido su obra magna fue la Historia de la Provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala. Al escribirla tuvo la audacia de comenzar la crónica con las narraciones del PopolWuj. Para justificar esta intrepidez utilizó un argumento de gran peso en ese entonces. Ximénez retomó la tradición, particularmente a Fray Domingo de Vico (Escolios, f. 2r., líneas 18-ss), de explicar el origen de los pueblos nativos como descendientes de las diez tribus perdidas de Israel y el vínculo con Cam y su descendencia africana, desde donde luego habrían llegado hasta las Américas cruzando el océano (Historia de la Provincia, 63,64, y capítulo XXVI). A partir de esta explicación, Ximénez desarrolla la tesis de que por ser la lengua k’iche’ de una gran perfección, se probaría que estaba directamente relacionada a la lengua de Adán, que era la más perfecta de todas (Historia de la Provincia, 65-66). De esta manera los mayas quedaban satisfactoriamente integrados al sistema eurocéntrico cristiano al mismo tiempo que se justificaba su sometimiento y el papel redentor de la colonización. Hacia finales del siglo XVIII el presbítero Ordóñez y Aguilar insiste en esta interpretación. En su Historia de la Creación del Cielo y de la Tierra reafirma el origen hebreo de los indígenas, y pone especial énfasis en que éstos salvaguardaron las antiguas tradiciones de los tiempos de Noé y el diluvio (6). A partir de su descubrimiento de Palenque (1773) afirma que los “Culebras” (los mayas) fueron muy cuidadosos en preservar aquellas escrituras arcaicas (3, 7), solo que tergiversadas por su condición de gentiles. Por eso dice que “los Culebras resivieron la Fécatholica, permitio Dios, que, por sus maldades, apostassen de ella…” [textual] (7). Con el desarrollo del nuevo paradigma de la modernidad y las ciencias del siglo XIX se inició un ciclo diferente en la manera de abordar los textos. En el año 1861 Brasseur de Bourbourg publicó en París el manuscrito en lengua k’iche’ y la traducción al francés, por primera vez con el título de Popol Vuh. La novedad fue que el trabajo pretendía fundarse en una suerte de ‘asepsia’ objetiva en lugar de insertarse en una abierta polémica. Sin embargo, como bien lo hace notar un siglo más tarde Don Adrián Chávez, la fonetización de la lengua k’iche’ llevada a cabo por los primeros escribas ya tenía importantes distorsiones (“Explicación”,

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XX). Entre otros motivos, porque aquellos escribas no eran expertos en la escritura con caracteres latinos, y además, estaban limitados por el alfabeto castellano, en el cual muchos sonidos del k’iche’ no tienen un grafema que les corresponda. A esto hay que sumarle las sucesivas copias, en las cuales no es de extrañar que haya habido repetidas lecturas e interpretaciones equivocadas. De todos modos, lo importante de esa primera edición impresa del texto k’iche’ fue que puso el acento en la lengua nativa, y en las posibles formas de entenderla desde la perspectiva de otras lenguas y culturas. A partir de entonces ha habido un creciente énfasis en esta forma de abordar el Popol Wuj. Las ediciones bilingües se han multiplicado (ver bibliografía), y como se puede ver en las notas, la complejidad y formas de entender el texto k’iche’ es enorme. La trascripción de Ximénez sigue el texto que encontró, pero al mismo tiempo es problemática porque escribió desde la posición del colonizador, y esto implicaba cumplir eficazmente con la tarea requerida y encomendada por el sistema. En otras palabras, su tarea intelectual era parte del aparato colonial, y eso implicaba, más allá de su conciencia, entender las cosas desde la perspectiva de la agenda colonial. Tomemos un ejemplo que ilustra cómo su lectura del k’iche’ era inevitablemente tendenciosa, cosa que tal vez influyó su interpretación de la fonética. En el inicio del relato de la creación del Hombre maíz, dice que este alimento vino de un lugar llamado Paxil y Kayala’. En el Ayer MS 1515 escribe “paxil, y de cayala” (f.32), pero en la versión de la Historia de la Provincia pone “Pampaxilá y Pancallala”, y en una nota agrega: “Esto sin duda alude al paraíso, porque Pancayalá es: agua que eleva y admira y Pampahilá es el agua que se parte y divide como fue la fuente del paraíso que se dividía en cuatro ríos”. (34). Ximénez no ve en este sitio un lugar exuberante con frutos perfumados de sabores y colores extraordinarios, sino que ve simplemente la réplica del Jardín bíblico (ver glosario). Este ejemplo muestra cómo opera la colonialidad en el campo intelectual e ideológico: hace una superposición que anula y a la vez reinscribe la voz del colonizado. Este fenómeno ha estado en el centro tanto de la ‘colonización’ como de la contemporánea ‘descolonización’ del Popol Wuj como texto escrito, y también estuvo presente durante la formación del estado ‘nacional’ de Guatemala con la “ladinización”3 de la sociedad, como ya lo planteé en 3

“Ladinización” deriva de la palabra ladino, que en Guatemala significa mestizo. En el contexto de este trabajo se refiere al proceso que se inició a partir de la independencia (1821) con la conformación del estado nacional moderno. Desde el gobierno los ladinos implementaron una ‘modernización ’que excluyó a las culturas indígenas pero al mismo tiempo asimilaba en el discurso el pasado maya al proyecto ‘nacional’. De manera que el ‘presente’ maya quedaba borrado. Así por ejemplo,

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un artículo anterior (“The Popol Wuj: Repositioning”, 74-ss). Ordóñez y Aguilar ofrece un ejemplo muy interesante de ‘colonización’ filológica. En su esfuerzo por demostrar el origen hebreo de los mayas dice que los “Americanos”, cuando hablan de un borracho, dicen “Bacho-veel”, que según él quiere decir “hombre que va por el camino de Bacho, Dios del vino; phrase bastante usada en la Sagrada Escritura…” (16). En el otro extremo tenemos el caso de quién, pese a estar trabajando para desmontar el aparato ideológico colonizador incrustado en la lengua, por su fe religiosa termina transfiriendo la cosmogonía hegemónica al texto indígena. Adrián Recinos, un k’iche’ católico, interpreta la teología maya como esencialmente monoteísta, y sostiene que el universo y el ser humano son la obra de un “Creador” (“Explicación”, XXVIII). Por ese motivo entiende que los nombres de las divinidades no son otra cosa más que epítetos para un mismo ser divino (ver glosario, kab’awil, y nota #14). Similares dificultades y riesgos también están presentes en otros esfuerzos intelectuales y prácticas culturales que se proponen descolonizar el texto. A veces estos enfoques caen en reduccionismos que terminan mutilando el potencial germinal de discursos como el Popol Wuj. Por ejemplo, Carlos Guzmán Böckler olvida la existencia del ‘hiato colonial’ cuando sostiene que la lengua es un reservorio cultural y epistemológico para sobreponerse a la colonización (“20 años después”, xvi), lo cual es cierto, pero al mismo tiempo sostiene que Chávez recupera la ‘continuidad histórica’ del pueblo k’iche’ (“Prologo”, XI). Este razonamiento expresa el anhelo del proyecto indigenista pero no considera los efectos de la fractura colonial a la cual los mayas no escapan. Guzmán Böckler deja de lado la problemática que enfrenta una ‘nueva’ hermenéutica pensada para abordar textos pre-coloniales fijados dentro de la colonialidad. Por ese motivo, la ‘continuidad histórica’ no deja de ser un constructo elaborado hoy. Es cierto que el trabajo liberador de Chávez coincidió con una resurgencia de la conciencia colectiva de los k’iche’, como lo sostiene Daniel Matul Morales, pero al considerar que a través de esa búsqueda de las raíces se fue “re-velando la esencia recóndita y real del pensamiento Maya” (xii-xiii; énfasis agregado) de hecho está planteando la existencia de una esencia. Este argumento puede llevar a un reduccionismo que implique resultados similares al de la colonización, aunque sea por el extremo opuesto. La ‘esencia’ puede ser otro constructo tan ajeno a lo que fue la cultura y el pensamiento maya reivindicaron al desaparecido Tecún Umán como ‘héroe nacional’, pero los edificios de Q’umarkaaj, donde había crecido este guerrero que enfrentó a Alvarado, en pocas décadas de ladinización sufrieron una devastación mucho mayor que durante los trecientos años de la colonia. Lo mismo sucedió en los demás ámbitos de la cultura y comunidades mayas; o lo que pasó con el manuscrito del Popol Wuj.

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pre-colonial como lo fue la lectura de los monjes. La razón para ello es que la colonialidad sigue operando hoy después de haber eliminado los sistemas políticos, económicos, y epistemológicos que varios siglos atrás originaron textos como el Popol Wuj. Ese pasado está extinguido, por lo tanto restaurar un mundo forjado dentro de aquella realidad es la utopía de un proyecto de hoy, pero no es el pasado redivivo. Intentar descolonizar, ya sea artefactos culturales o instituciones sociales, o tradiciones rituales, es una empresa de una enorme complejidad cuando aún siguen vigentes las mismas condiciones que definieron el carácter que hoy tienen. Es una tarea compleja tanto para los intelectuales y líderes espirituales mayas, como para los que no pertenecen a las comunidades indígenas pero estan genuinamente interesados en aprender, respetar, y contribuir a perpetuar ese legado. Una lectura abierta hacia el futuro —en lugar de hacia el pasado— tal vez sea el camino para esa descolonización. Debemos ser conscientes que siempre acechan los mismos riesgos que atraparon a Ximénez, a Ordóñez, o a Don Adrián Chávez. Por eso, tal vez la búsqueda debería orientarse a descubrir la gran variedad de elementos que están germinalmente guardados en textos como el Popol Wuj, y que puedan cuestionar, dinamizar, re-orientar, fecundar y proyectar nuevas perspectivas sobre el mundo de valores y la cosmovisión en la que hoy se asienta la cultura dominante del siglo XXI.

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Tzij de la Hechura y Formadura de la Vida Desde el universo, la gestación de la tierra y las plantas, los animales, el Hombre de barro, el Hombre de madera, y el Hombre de maíz.

PopolWuj4

[Folio 1 r] Este es el principio de las antiguas historias aquí en el Quiche.5 Aquí escribiremos y empezaremos las antiguas historias,6 su principio, y comienzo de todo lo que fue hecho en el pueblo de el Quiche, su pueblo de los indios quiches; y de aquí tomaremos su Ser declarado y manifestado, y su ser relatado, la escondedura y aclaradura,7 por el Formador, Criador Madre, y Padre que así se llaman, Hun Ahpu Vuch8 , Hun Ahpu Utiu, Zaquinima Tzijz, Tepeu, Gucumatz, Uqux Cho, Uqux Palo (nombres , o atributos, que significan: Un Tirador Tacuazín, Un Tirador Coyote, Blanco Pizote, Señor fuerte Culebra, Corazón de la Laguna, Corazón del Mar.) El del verde cajete, el de la verde jícara son llamados. Y juntamente es dicho, y hablado. De aquella Abuela, y Abuelo que se llamaban: Xpiyacoc y Xmucane. Nombres propios, amparadores, y cubridores dos veces Abuela, y dos veces Abuelo son dichos en las historias quichés. Que comunicaron todo con los que hicieron después en el estado de la claridad y en la palabra de claridad. Esto escribiremos ya en la ley de Dios, en la cristiandad, lo sacaremos porque ya no ay Libro Común,9 4

Transcripción con paleografía modernizada tomada del AYER MS 1515 de la Newberry Library, y otras ediciones del mismo documento que están en el dominio público.

5

La ortografía actual de “Quiché” es K’iche’. Cuando cito palabras en original k’iche’ emplearé la ortografía estandarizada de la Versión Poética K’iche’ del Popol Wuj de Sam Colop (1999).

6

En el manuscrito dice “oher tzih”, cuya ortografía actual es “ojer tzij”, esto es, ‘antigua palabra’, ‘historias del pasado’ en el sentido de narraciones. En el Diccionario K’iche’ se define como “algo cierto”, la “verdad”. O sea que, dada esta amplia riqueza semántica de la palabra tzij, no tiene una traducción exacta al castellano o al inglés.

7

“escondedura y aclaradura” significa lo que estaba oculto y fue revelado.

8

En el manuscrito las palabras en k’iche’ no están enfatizadas tipográficamente, pero por ser esta una versión paleográfica y modernizada las transcribimos en bastardillas.

9

El manuscrito dice “popo vuh”, pero en el folio 54r., línea 13, Ximénez escribió “popolvuh”. Este tema de la grafía se ha discutido a partir de la interpretación que hiciera Adrián Chávez cuando sostuvo que debía ser Pop Wuj. Para la mayoría de los traductores significa ‘Libro de la Comunidad’; para Chávez “’Libro del Tiempo’ o ‘Libro de acontecimientos’, vale tanto como decir ‘Historia del Universo’” (Expli-

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original donde verlo.10 De la otra parte de el mar es venido donde se ha visto; que es dicho su ser enseñada nuestra obscuridad con la miradura de la clara vida.11 Antiguamente había [un] libro original que se escribió antiguamente; sino que está escondido al que lo mira, y al que lo piensa. Grande es su venida, y su ser enseñado. Cuando se acabó de formar todo el cielo, y la tierra, su ser cuadrado, su ser repartido en cuatro partes, su ser señalado, su ser amojonado con estacas,12 su ser medido amecates, o cuerdas, y su ser estirada la cuerda en el cielo, y en la tierra; quees dicho de cuatro esquinas,13 y cuatro lados por el Formador, y Criador, su Madre. y su Padre de la Vida, y de la Creación. Queda respiración, y resuello, paridos, y cuidados, de la paz, claridad de los hijos, pensador, y en— [Folio 1 v.] tendedor de toda hermosura que hay en el cielo, tierra, lagunas y mar. Este es su ser dicho cuando estaba en suspenso, en calma, en silencio, sin moverse, sin cosa sino vacío el cielo. I esta es la primera palabra, y elocuencia. Aun no avía hombres, animales, pájaros, pescado, cangrejo, palo, piedra, hoyo, barranca, paja, ni monte; sino solo estaba el cielo. No se manifestaba la haz de la tierra; sino que solo estaba el mar represado, y todo lo de el cielo; aún no había cosa alguna junta, ni sonaba nada, ni cosa alguna se meneaba, ni cosa que hiciera, mal, ni cosa que hiciera cotz. Esto es ruido, en el cielo. Ni había cosa que estuviese, ni que estuviese parada en pie; solo el agua represada, solo la mar sosegada, solo ella represada, ni cosa alguna había que estuviese; solo estaba en silencio, y sosiego, en la obscuridad, y la noche; solo estaba el Criador y Formador, Señor Culebra fuerte, las Madres, y Padres están en el agua, en una claridad abierta y estaban cubiertos en plumas verdes, por eso se llama Gucumatz, grandes sabios, y de grandes entendimientos su ser.14 cación necesaria, XXVII-XXVIII). La ortografía actual de esta expresión es Popol Wuj (Sam Colop), pese a que los seguidores de Chávez insisten en utilizar Pop Wuj. 10 El o los escribas del proto-manuscrito —en torno al año 1555, primero en Q’umarkaajy luego en Santa Cruz, hoy capital del Departamento del Quiché— deja constancia que había tales wujs, pero que habían sido destruidos, y él quiere salvarlos del olvido. 11 Se refiere a que se podía entender el origen de la vida. 12 Sam Colop señala que es una metáfora del Universo tomada de la forma de señalar los límites de una milpa, con una estaca en cada esquina (24). 13 Edmonson traduce este fragmento como: “The womb of heaven, / The womb of earth. / Four creations, / Four humiliations,” [El vientre del cielo / el vientre de la tierra / cuatro creaciones / cuatro caídas] (8). Es la menos literal de todas las traducciones pero tal vez sea la que mejor refleja la cosmovisión maya precolonial. 14 Alomy K’ajolom son los nombres que designan las propiedades progenitoras y engendradoras, masculina y femenina, que tiene la capacidad de generar vida (ver Catálogo de nombres). Ximénez en sus Escolios (f. 4r.) dice que el demonio les dio a entender todo por “duodeidad” (línea 27) porque siempre nombra de a pares.

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Y así por eso esta el cielo, y hay también su Corazón del Cielo, este es su nombre que se le dice a aquel ídolo.15 Y entonces vino aquí su palabra, vino con los Señores Tepeu, Gucumatz aquí en obscuridad, en la noche, y habló con Tepeu, Gucumatz. Y dijeron, cuando consultaron, y cuando pensaron, se juntaron, hicieron consejo, cuando se declararon, y pensaron unos a otros. Y en entonces aparecieron las criaturas, cuando consultaron la hechura, y creación, de los palos, mecates, y la hechura de la vida, y de la creación, en la obscuridad, y tinieblas, por el corazón de el cielo, q’ se llama Huracán. (Esto es de un píe, [su] nombre propio). El primero se llama: Caculha Huracán (nombre proprio que dice: rayo de una pierna.) El Segundo: Chipí Caculha (nombre propio que dice: el más pequeño de los rayos),[Fol 2r] y el tercero: Raxa Caculha (nombre propio que dice: verde rayo)16 con que suertes aquel su Corazón del Cielo,17 que vinieron con Tepeu, Gucumatz, entonces se consultó la vida, y la creación; pues como se sembrara, y aclarar, quien será hecho alimentador, y sustentador, dad vuestro voto.



En este capítulo de los Escolios titulado “Del Ser de Dios” (f. 4r) Ximénez discute ampliamente el tema de la multiplicidad de “nombres” que le daban los mayas a “dios”. Adrián Chávez es el único que tiene una posición radicalmente diferente en este punto (“Explicación necesaria”, XXII). Sostiene que Junajpu, Xb’alake “son dos nombres de un mismo ser: el primero alude al oficio de ser cazador, y el segundo es nombre propio. Es como si dijésemos: El Divino Maestro, Jesucristo…”

15 En el manuscrito, línea 31, dice cabauil (kab’awil). Con esta palabra Ximénez está identificando el mundo divino como una sola entidad y lo traduce como “ídolo”, que es derogatorio (Corazón del Cielo, Uk’u’xKaj, y en su Historia de la Provincia [7] también lo identifica con Q’ukumatz pero lo traduce como “Dios”). Brasseur (9), Recinos (86), Burgess y Xec (7), y Sam Colop (2008, 26) lo traducen como “Dios” (9). Villacorta y Rodas lo traducen como “el que ve en lo oculto, Dios” (405). Chávez como “Doble Mirada”, “significa que mira de noche y de día: cerca y en el infinito” (2a). Edmonson como “deity” (10), y Tedlock (73) y Christenson (69) como “god”. Tedlock aclara que kab’awil generalmente se refiere a las deidades del linaje k’iche’, pero en este caso se refiere al dios cristiano (247). Christenson en cambio dice que son los “antiguos dioses” (69). La traducción de kab’awil ha estado en el centro de las polémicas desde la primera hora de la colonización. Como ya lo discutí en un trabajo anterior (The PopolWuj: Repositioning, 73) Dominicos y Franciscanos tuvieron posiciones opuestas con respecto a si “cavauil” lo debían traducir como Dios o como ídolo. El Popol Wuj sigue la versión de los dominicos. 16 Esta trilogía resultó para los monjes muy semejante a la “Santísima Trinidad”, por ejemplo Ximénez (Historia de la Provincia, 54-55) y Ordóñez y Aguilar, quién dice: “los Culebras [los mayas] hablaban de las tres Personas en la que subsiste la Unidad de la Divina Esencia…” (25). 17 Ramón de Ordóñez y Aguilar sostiene que Corazón del Cielo (Uk’u’xKaj) y Huracán (Jurakan) son sinónimos, y se remite a la transcripción que él manejó (un texto muy parecido al de la Newberry Library). El pasaje se refiere al momento cuando Xpiyakok e Ixmukane echaron suertes con el tz’ite’ y el maíz invocando a las deidades genésicas con estas palabras: “a Huracanle dixeron así: Y tú, ó Corazón del cielo, avergüénzate de Tepeu-Cucumatz”. (29, 57).

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Esta agua salga, desembarace para que se produzca la tierra, y sea su juntura, y así se siembre, y aclare el cielo, y la tierra, y así no les será embarazo a las criaturas, y nuestras hechuras, cuando fueren criados los hombres criaturas, y formadoras, y dijeron cuando se formó la tierra por ellos, de solo decirlo se hizo la tierra, y estuvo su Ser formado. Tierra dijeron, y luego al instante fue hecha. Así como la neblina, y como nube su ser formado, en retazos cuando se puso como cangrejo sobre el agua el cero fue hecho. Solo por milagro, y maravilla fue hecho, y en un instante juntamente se formó su producir cipreses, y pinabetes en su haz. Y así se alegró Gucumatz: “Está bien tu venida Corazón del Cielo, tú Huracán, y tu Chípi Caculha, Raxa Caculha, se perfeccionara nuestra obra, y criaturas” dijeron. Primeramente se crío la tierra, los montes, y llanos, se dividieron los caminos del agua, y anduvieron muchos arroyos entre los cerros y en señaladas partes se paró, y detuvo el agua, y entonces se mostraron los grandes cerros. Y así su ser formada la tierra, cuando se crío por aquellos que se llaman el Corazón del Cielo, y el Corazón de la Tierra,18 y esto es lo primero que discurrieron estando el cielo y la tierra dentro del agua, y así su ser discurrido aquello que discurrieron, cuando pensaron su ser perfeccionado, y su ser hecho por ellos. Folio 2 v. Y después discurrieron los animales del monte guardianes suyos de los montes todos, sus criaturas del monte, el venado, el pájaro, el león, el tigre, la culebra, la víbora, el cantí guarda de los mecates. Y dijo el criador sí solo ha de estar en silencio, o han de estar en suspensión debajo de los palos, y mecates? Y solo ha de estar bueno el que haya quien los guarde, dijeron cuando lo consultaron, y parlaron19 y luego fueron producidos venados, y pájaros, y entonces les repartieron sus casas a los venados, y a los pájaros. Tú, venado, en los caminos del agua y en las barrancas dormiréis, aquí estarás, en la paja, y en las yerbas, en el monte te multiplicarás. En cuatro pies andarás, y en cuatro pies te parará les fue dicho cuando se les afirmó su morada. A los grandes, y pequeños pájaros. Vosotros, vosotros pájaros sobre los palos, y mecates haréis casas, y habitación, y allí [os] multiplicaréis, os sacudiréis sobre las ramas de los palos, y mecates les fue dicho a los venados y pájaros cuando hicieron sus obras. Todos tomaron sus dormitorios, y sus habitaciones. Y así se les dio la tierra por casa por el criador. Y ya estando acabados todos los venados y pájaros.

18 En el manuscrito, línea 42, reza vquxuleu (Uk’u’xUlew), que quiere decir Corazón de la Tierra, complemento (femenino) de Uk’u’xKaj, el cielo en el sentido de Universo. 19 Parlaron: parlar, forma arcaica de hablar.

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Entonces se les dijo otra vez por el criador y formador a los venados, y a las aves: hablad, gritad, no hagáis íol, íol,20 no gritéis, hablad cada uno en su especie, en cada diferencia, se les fue dicho a los venados y pájaros, a los leones, tigres, y culebras decid nuestro nombre, alabadnos, decid que somos vuestras Madres, y vuestros Padres, Huracan, Chípí Caculha, Raxa Caculha Uqux Cah, Uqux Uleu, Formadores, Críadores, Madres y Padres. Hablad, invo – [Folio 3 r.] cadnos , saludadnos se les fue dicho. Y no pudieron hablar como los hombres; sino que chillaron, y cacaraquearon, y gritaron diciendo voh, voh. 21 No apareció su habla, sino que cada uno gritó, y chilló diferentemente y cuando los Formadores oyeron que no hablaron dijeron otra vez entre sí, no se pudo acabar que dijesen nuestro nombre, porque somos nosotros sus Formadores y Criadores, no está bien dijeron entre si aquellos Formadores. Y se les fue dicho: seréis trocados porque no pudisteis hablar, y así mudamos nuestra palabra, vuestra comida pasto, y vuestro dormitorio, y habitación serán las barrancas, y montes, porque no acabasteis de saludarnos, no nos invocasteis, todavía hay quien nos invoque, haremos otra vez quien nos obedezca. Tomad este oficio: vuestra carne será mascada y de eso serviréis, se les fue dicho cuandose les notificó a todos los animales chicos y grandes que hay sobre la tierra. Y entonces quisieron otra vez probar su día, 22 y quisieron reprobar otra vez, y quisieron juntar otra vez, su salutación, y ya no se entendieron su habla entre sí mismos, de ninguna suerte se ajustó, ni se pudo hacer, y así fueron ultrajados y desechadas sus carnes, tributaron, fueron comidos23 y muertos todos los animales que hay aquí sobre la tierra y así probaron otra vez otras criaturas por el criador, y pruébese otra vez, ya se acercó la sembradura y amanecimiento, 24 hagamos sustentador nuestro, y mantenedor nuestro. Como seremos invocados, y que se acuerden de nosotros sobre la Tierra, ya

20 El manuscrito reza: mixyonolikinik, / mixsik’inik! (Sam Colop, 1999: 28) Ximénez no traduce literalmente y prefiere una onomatopeya (iol, iol, equivalente a pío, pío) para referirse al gorjeo de los pájaros. Lo que las divinidades están pidiendo es que los animales hablen y los alaben, pero obviamente no pueden. 21 Caso similar al anterior, que equivale a graznaban, chillaban, cacareaban; es decir, no podían articular palabras. 22 Posiblemente esta expresión sea una referencia a la práctica calendárica de los días propicios o nefastos. Dentro de la cosmogonía maya, para que una empresa sea exitosa debe ser llevada a cabo durante un día favorable. 23 En el texto reza: “[todos]” Se han respetado las tachaduras para mostrar las dudas y posibles superposiciones lingüísticas. 24 El manuscrito reza: mixyopijrawexik, / usaquirik? (Sam Colop, 1999: 30) En nota aclaratoria dice que yopij significa ‘acercarse’, y rawexik ‘plantar, sembrar’ (al igual que Brasseur) pero Recinos la traduce como “el amanecer y la aurora” (90), y Chávez “¿No habrá amanecido?” (5a). Evidentemente es una metáfora que alude a la llegada de un momento propicio para emprender un nuevo intento de creación.

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probamos nuestras primeras hechuras, y formaduras, y [Folio 3 v] no se pudo componer25 que nos alabaran, y nos aclararan, y así probemos su ser hecho y obedecedor, sustentado nuestro dijeron cuandofue formado y hecho [con] tierra, [con] lodo fue hecho su cuerpo, y no pareció bien, sino que se desbarataba, y estaba blando, y apelmazado, y desmadejado, y se desmoronaba, y se humedecía, no se movía su cabeza sino que en una parte se estaba su cara, era ciego, y no miraba para atrás, aunque hablaba, no tenía entendimiento, sino que se revenía en el agua, no era fuerte. 26 Y dijeron otra vez los hacedores, y formadores será peor después, y no andará y no se multiplicará cuando fuere hecho, solo de su entendimiento lo dijeron, y entonces lo desbarataron, y lo volvieron a amasar su formadura, y fábrica, y dijeron: como lo haremos otra vez, [y] que pueda alabarnos, e invocarnos, dijeron cuando consultaron otra vez lo diremos a la Xpíyacoc, y a Xmucane, y a Hun Ahpu Vuch y a Hun Ahpu Utíu. 27 Probemos otra vez nuestro día, su ser formado, x dijeron unos a otros los Formadores, y Fabricadores. Y entonces lo dijeron a la Xpíyacoc, y a Xmucane. Y después su ser dicho aquello a los adivinos, Abuela del día, o Sol, y de la Luna que así eran llamados por los Hacedores, y Fabricadores, y estos eran los nombres de Xpíyacoc y Xmucane. Y dijeron aquel Huracán, con Tepeu y Gucumatz cuando le dijeron al del sol, o adivino, al formador adivino alcanzó, y se unió de ello otra vez se haga nuestro hombre formado, y nuestro hombre edificado otra vez sustentado, y alimentado, que nos invoque, y que se acuerde de nosotros. Entrad en la consulta Abuela, y Abuelo nuestro Xpíyacoc y Xmucane, como se podrá sembrar y aclarar, nuestro ser invocado, [Folio 4 r.] nuestro ser adorado, nuestro ser acordado por el hombre formado, y edificado. Y por el hombre nuestro pobre, y así se diga, mostrad vuestro nombre Hun Ahpu Vuch, Hun Ahpu Utiu dos veces Madre, dos vezes Padre, grandes, Grande Pizote, el de los chalchihuites, el de el loricón, el de la tabla, o trono, el de el toltecat Abuela de el Sol, Abuela de la Luna, así seáis dichos por nuestros formados, y criaturas. Echad suertes con maíces, y con tzité y sea solo hecho, sí saldrá, sí labraremos, y lo tallaremos su boca y su cara de palo se les fue dicho a los adivinos. Y luego su

25 “componer” tiene el sentido de hacer, fabricar, crear. 26 Este relato de la creación de la especie humana a partir del barro puede parecer que se asemeja al segundo relato del Génesis bíblico (2, 4-b:25). Sin embargo, este mitema es recurrente en muchas culturas y el significado varía. En este tzij del Popol Wuj es evidente que el intento de creación del humano es totalmente fallido, con lo que queda claro que su significado es bien diferente al relato bíblico. 27 Xpiyakok, Xmukane, Junajpu Wuch, Junajpu Utiw, son la pareja de abuelos, y la pareja de deidades del amanecer y anochecer, tal como traduce estos nombres Sam Colop (2008, 34).

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echadura de las suertes, su se[r]28saludado lo que sortearon con el maíz y el tzité, a sola formadura dijeron una vieja y un viejo a ellos. Y el viejo era el de las suertes del tzité, y se llamaba Xpíyacoc, y la vieja adivina del Sol, y de la formadura, se llamaba Chíracán Xmucane. 29 y dijeron cuando empezaron a adivinar el Sol solo se junten y se aúnen decid nuestra nueva, nuestro oído habla[d], parlad, si es conveniente sea labrado el palo por los formadores, y sí es este el que se ha de sustentar, y alimentar, cuando se siembre, y acabare, di maíz, tu tzité, tu Sol, tu formadura llamad, y seguid le dijo al maíz, y al tzité, al sol, y a la formadura. Y tu Corazón del Cielo tened vergüenza, no afrentéis a Tepeu, y Gucumatz. Y entonces respondiendo el tzité y el maíz dijeron la verdad hacedlo así que así estará bien, y hablará el palo en labrándolo. Y luego fue hecha la imagen del hombre de palo, y habló como hombre. Y este fue el hombre que hicieron, y se multiplicaron, tuvieron, hijos, e hijas, empero salieron tontos sin corazón, sin entendimiento; y así no se acordaron más de su criador; sino que en vano estuvieron, y anduvieron sobre la tierra, y así no se acorda– [Folio 4 v.] ron más del Corazón del Cielo, y así dieron de hocicos, empero esto fue solo probar, a pararlos, y hacerlas gente. Hablaban, empero estaba seca su cara, estaban abromados, 30 y pesados, en pies y manos. No tenían sangre, ni sudor, ni gordura, estaban secas, y pálidas sus mejillas. Estaban sus pies amarillos, y secos, y las manos, y amarilla su carne, y así no se acordaron más de su Criador, y Hacedor, el que los había creado; y estos eran ya muchos, y se multiplicaron sobre la tierra. Y después fueron acabados, y destruidos, y muertos, todos estos hombres de palo. Fue31 consultado por el Corazón del Cielo, y se hizo un gran diluvio que vino sobre ellos; de palo de corcho32 era la carne de los hombres, y de esa material fueron hechos, y labrados, por el 28 En el original la ‘r’ aparece tachada (r) 29 Según Recinos (93) es lo mismo que Gran Ixmucané. Sam Colop (2008, 36), siguiendo a Tedlock sostiene que chiraqan quiere decir la persona que asiste, por eso lo traduce como “la abuela sacerdotisa, / creadora asistente,” es decir que “Ixmukane asiste a Xpiyakok en la ceremonia de adivinación”. A continuación en el original aparece tachado “y esta vieja adivina de el sol” 30 Forma antigua de abrumar, que provenía cuando el fondo de los buques se llenaban de bromas, un molusco vermiforme que perfora la madera de los barcos causándoles serios daños. 31 En el original aparece tachado “embiado”. 32 En k’iche’ dice: Tz’ite’ utyo’jilriachij taxaja xikrumal Tz’aqol, B’itol; / ixoq, sib’akk’ututyo’jilixoqxrajokikrumalTz’aquol, B’itol. (Sam Colop, 1999: 35). Esto quiere decir que la carne del hombre fue hecha con madera de pito (tz’ite’), y la de la mujer de sib’ak (en el manuscrito, línea 24, dice zibac), es decir espadaña (Recinos) o junquillo (Sam Colop). Alrededor de 1773 el presbítero Ordóñez y Aguilar (30) dice que Si-bac quiere decir “hueso de leña” (si: leña, bac: hueso), de dónde interpreta que la mujer

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criador; y las mujeres fueron hechas de corazón de espadaña y esa fue la voluntad del Criador, hacerlos de esa material, empero no hicieron memoria, ni agradecieron al Criador que los crío el haberlos criado. Y así fueron muertos y anegados. Vino gran resina, y pez del cielo, y un pájaro llamado: Xecotco Vach 33 vino y les saco los ojos, y vino otro que se llamaba Camalotz y les cortó las cabezas, y vino otro animal llamado Cotz Balam, y les comió sus carnes, y el que se llama Tucúm Balam, que les quebró los huesos, y los nervios, y los hicieron harina y esto fue en castigo y escarmiento porque no hicieron gracias delante de su Padre y Madre, y Señor el Corazón del Cielo, que se llama Huracán, y por ellos se obscureció la haz de la tierra, y empezó una llovizna de noche y de día. Y vino todo género de animales chicos y grandes, y los palos, y las piedras, y les dieron en rostro, y afrentaron, y todos hablaron, las piedras, comales, platos – [Folio 5 r.] cajetes, 34 ollas, perros, y tinajas. Todos cuantos hubo les afrentaron, y les dijeron, muy mal nos trataste, nos mordiste, y así os morderé más ahora, dijeron los perros, y las gallinas. Y las piedras de moler dijeron. Fuimos muy atormentadas por vosotros todos, todos los días a la tarde a la mañana; siempre haciendo holí, holí, huquí, huquí (esto es el sonido de la piedra, y el chiflido que hacen al moler). 35 Y este fue nuestro trabajo en vuestras caras, y fuerais bienquistos,36 y pues no lo fuisteis, ahora probareis nuestras fuerzas, moleremos vuestras carnes, y haremos harina vuestros cuerpos. Esto les dijeron las piedras de moler. Y los perros dijeron cuando hablaron: porque no nos dabais nuestra comida, sino que solo estábamos mirándoos, y nos corríais, y nos arrojabais, y siempre estaba prevenido un palo para darnos cuandocomíais, y así nos tratabais porque no hablábamos, quizás no hubierais muerto ahora porque no mirasteis por vosotros? Así nos perdimos, ahora probareis nuestros dientes, que están en nuestra boca, os comeremos. Dijeron los perros que les dieron en rostro. Y los comales, y las ollas l[e]s hablaron en esta forma: dolor, y pena nos disteis. Nuestras bocas, y nuestros rostros tiznados, siempre estábamos cociendo sobre

fue hecha de un hueso del hombre. De esta manera remeda el mitema bíblico de la creación de la mujer a partir de un hueso del hombre y equipara ambos relatos. 33 En k’iche’ dice k’otk’owach, que según Sam Colop quiere decir “escarbador de cara” (2008, 38). O sea, el que les destruyó el rostro a picotones. Según Estrada Monroy este animal es un buitre, o zopilote (270). 34 En Centroamérica designa una cazuela honda y gruesa de barro cocido y rústico, sin vidriar. 35 El jolí, jolí, juk’i, juk’i, como lo escribe Sam Colop (2008, 40), es un recurso onomatopéyico del discurso para referirse a la molienda del maíz en el metate (mortero de piedra en el que se muele manualmente el maíz y otros granos). 36 Bienquisto: de buena fama y estima (RAE). El texto dice winaq, es decir gente, humanos. Por eso Sam Colop lo traduce “cuando aún eran gente” (2008, 40).

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el fuego, nos quemasteis, y no sentimos el dolor, probaréis ahora, y os quemaremos, dijeron las ollas todas dándoles en rostro. Y las piedras que eran tenamastes37 con furia venga el fuego, nuestras cabezas puestas para la olla nos hicisteis, y causasteis dolor. Y andaban corriendo, desatinados, y queriendo subirse sobre las casas, y se les caía la casa, y venían abajo. Y querían subir sobre los palos, y los arrojaban los palos, [Folio 5 v.] y queriendo meterse en los hoyos, y se les cerraban. Y así fueron destruidos, y aniquilados, y afrentados todos, y así fue dicho señal de esta gente son los monos que ahora andan por los montes. Y por eso quedaron por señal porque solo fueron de palo hechos por el criador. Y el mono por eso se parece al [h]ombre, porque es señal de otro género de hombres hechos de palo. Folio 32 v. 38Y aquí empieza cuando se dispuso hacer al hombre, y el buscar cosa que fuese carne del hombre y dijeron los Criadores, y los formadores Tepeu, y Gucumatz, que así se llamaban, ya se acercó el tiempo, del amanecer, y de que se acabe de perfeccionar todo, todo y de ser hechos los sustentados nuestros, esclarecidos vasallos, se han secado los hombres vivientes de la tierra dijeron. Se juntaron, y vinieron de montón y fueron a aconsejarse en la obscuridad de la noche, y buscando, se aconsejaron, y consultaron, y se entristecieron aquí. Y así salió a luz su sabiduría a la claridad, y hallaron lo que buscaban que fuese carne de el hombre y faltaba ya poco para que amaneciese el sol, [la] luna y [las] estrellas, sobre los formadores. De Paxil, y de Cayaláque así se llamaba, vinieron las mazorcas amarillas, y blancas. Y estos eran los nombres de los animales q’ trajeron la comida. El gato de monte, el lobo, el chocoy y el cuervo. Estos cuatro animales [Folio 33 r.] manifestaron las mazorcas amarillas, y blancas a ellos. Y como se traían de Paxilque era el paraíso. Y enseñaron el camino para Paxil, y esto fue lo que hallaron la comida, y de esto se hizo la carne del hombre que fue formado y esto fue la sangre de el hombre, y esto fue puesto por los criadores aquellas mazorcas. Y así se alegraron por haber hallado una hermosa tierra, llena de dulzuras, de muchas mazorcas amarillas y blancas, mucho pataste y caco. No eran contables los zapotes, las anonas, jocotes, nances, matasanos, miel, que todo estaba llena de suaves bastimentos, en aquel pueblo de 37 Cada una de las tres piedras que forman el fogón y sobre las que se coloca la olla para cocinar (RAE). En su traducción al inglés Dennis Tedlock sugiere que las tres piedras podrían ser las estrellas Altinak, Saiph, y Riegel de la constelación de Orión (261). 38 En el manuscrito de la Newberry Library a partir de este folio se insertan los relatos de Wuqub Kak’ix, de los Señores de Xibalba, de Ixkik, y de los Gemelos (Jun Junajpu y Wuqub Junajpu, y sus hijos —también gemelos— Junajpu e Xbalamke). En el folio 32 (verso) se continúa el relato con la formación y hechura del hombre de maíz.

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Paxil, y de Cayalá. Que así se llamaba y había bastimento de todas suertes chico, y grande, plantas pequeñas, y grandes, y fue manifestado el camino por los anímales. Y moliendo entonces las mazorcas amarillas, y las blancas; hizo la Xmucane nueve bebidas, 39 y entraron de comida, y bebida, y luego se crío la gordura, y grosura del hombre, cuando lo hicieron los Formadores que se llamaban Tepeu, Gucumatz, y luego pusieron en platica40 el criar a nuestros primeros Padres, y Madres. Y solo fueron mazorcas amarillas y blancas su carne, y solo comida fueron sus brazos; y piernas de los hombres, nuestros primeros Padres que fueron cuatro los criados, y solo comida fue su carne de ellos. Estos fueron los nombres de los primeros hombres que fueron formados, el primer hombre se llamaba: Balam Quítzé. El segundo: Balam Acab. El tercero Mahucutah. Y el cuarto Iqui Balam. Y estos son los nombres de nuestros primeros Padres, y Madres. Sólo formaduras, y criaturas son dichos, no tuvieron Padres, ni Madres, solo los llamamos Hombres que no nacieron de mujeres ni tampoco fueron engendrados por el Criador, sino que por milagro fueron formados, y criados, por el Criador

39 En k’iche’ dice b’elejeb’ k’uukal, lo que literalmente significa “nueve molidas” (Sam Colop, 2008: 129). Esta expresión dio origen a dos traducciones diferentes. Por un lado tenemos a Ximénez en 1703, luego Brasseur en 1861 (197), Recinos en el año 1947 (176), y finalmente Villacorta en 1962 (219) lo tradujeron como nueve bebidas. Sin embargo Burgess y Xec (1955), Adrián Chávez (1979), Tedlock (1985), Christenson (2003), y Sam Colop (2008) dicen que Ixmucane hace nueve pasadas en el metate moliendo los granos de maíz. Normalmente se hacen dos pasadas, por lo tanto esta vez se quiere enfatizar que es un molido muy fino. Pero además, como lo indican los traductores mencionados, el número nueve es significativo porque se refiere a los nueve meses de gestación del feto humano. Edmonson es el único que traduce esta expresión como “nine bushels” (nueve medidas, o unidades de volumen). Lo explica diciendo que Q’al significa “armload”, es decir el máximo que se puede cargar en los brazos, y que tal vez esta unidad de medida fueran veinte semillas de cacao (147). 40 Sam Colop indica que en k’iche’ dice xkikojpa tzij (“los pusieron en la palabra”) y agrega que es “una metáfora para decir ‘les dieron vida.’” (2008, 129). Esta interpretación es la que hizo Villacorta en 1962: “pusieron en la palabra la creación” (219), y Chávez en 1979: “pusieron en palabra su construcción” (65a). En cambio Burgess y Xec dicen: “ellos [las divinidades] describen la creación y la formación…” (174). En dos de las versiones en inglés lo traducen como “they put into words” (Edmonson, 148), Tedlock (164); en cambio Christenson dice “their frame and shape were given expression” (195). En 1861 Brasseur siguió a Ximénez en la forma de traducir esta expresión: “Aussitôt ils commencèrent à parler de faire et de former…” (197), y Recinos dice “entraron en plática” (176). Como se ve hay dos formas básicas de interpretar el pasaje: una es refiriéndose a un poder demiúrgico (creador) de la palabra, la otra es que las divinidades consultaron entre sí para decidir la creación y sus particularidades. A partir de esta diferencia se pueden derivar diferencias en la interpretación del conjunto, sobre todo en lo que se refiere a la ontología del ser creado. Por ejemplo, ¿es creado primero el soporte material y luego el componente no material (espíritu, vida, naturaleza humana…)? ¿el soplo creador forma ambas cosas simultáneamente? ¿no existe tal diferencia? Etcétera.

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que se llamaba Tepeu, y Gucumatz. Y cuando fueron hechos hombres, o a su imagen fueron hombres que hablaron, y parlaron, [Folio 33 v.] vieron, y oyeron, anduvieron, y palparon. Eran buenos hombres, y hermosos, y sus semejanzas 41 fueron de hombres, y tuvieron respiración, y mirando, llego su vista a verlo todo y supieron todo cuanto hay en el mundo, y cuando miraban, luego volvían a ver, y revolvían la vista a todo lo que está en el cielo, y lo que hay en la tierra y no había cosa que les pudiese impedir la vista de todo cuanto hay, y no había menester andar, ni correr nuestros primeros Padres para ver todo lo que hay en el cielo, sino que en una parte se estaban cuando lo veían todo. Mucha era su sabiduría, y sobrepujó su semejanza42 a los árboles, a las piedras, a la laguna, al mar, al monte, y al llano. Y eran muy preciosos hombres el Balá Quitze, BaláAcah, Mahucu, Iquiba. 43 Y entonces fueron preguntados por el criador: Como es vuestro estado? Oís por ventura? Veis por ventura? Por ventura es bueno vuestro andar, y hablar? Mirad, y ved todo el mundo, veis claramente los cerros, y los llanos? Probad a verlo todo, les fue dicho. Y luego lo vieron todo cuanto había en el mundo, y luego dieron gracias al Criador, y Formador diciendo: De verdad os damos muchas veces /gracias/44 porque nos habéis criado hombres, nos disteis boca, cara, y que hablásemos, y oyésemos, nos meneamos, y andamos. Y tenemos gusto, y supimos todo lo que esta distante, y cerca, y también vemos lo grande, y lo pequeño, el cielo, y la tierra. Y así os damos gracias que nos criasteis, y fuimos criados, y formados. Tú eres nuestra Abuela, y nuestro abuelo dijeron dando gracias de su creación. Y acabaron de saberlo todo, y de verlo hasta los cuatro rincones del cielo, y de la tierra, y lo que había dentro del cielo, y dentro de la tierra. Y no les pareció bien esto a los Formadores y Criadores, no está bien esto que dijeron nuestras criaturas, que dicen saber cuánto hay [Folio 34 r.] chico, y grande. Y así otra vez consultaron los Criadores,45 que haremos otra vez con estos, que solo lo que está cerca vean? Sino que un poco de la haz de la tierra vean sus ojos, porque no es bueno esto que dicen. Por ventura no son solamente criaturas? Por ventura han de ser ellos también dioses? Y sí no se multiplican cuando ya sea tiempo de que amanezca, y sí no se aumentan? Desbaratémoslos un poco, porque todavía les falta que

41 Su aspecto, su apariencia. 42 “sobrepujó su semejanza”: Ximénez quiere decir que su mirada iba más allá de los árboles, piedras, etc. 43 Aunque esta es la ortografía en el manuscrito, se está refiriendo obviamente a B’alam Kitze’, B’alam Aq’ab’, Majukutaj, e Ik’iB’alam 44 Las barras indican que en el manuscrito la palabra “gracias” está sobrescrita entre líneas. 45 Se reunieron en consejo para decidir qué hacer.

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hacer. No está bueno esto que vemos. Por ventura hemos de igualarnos todos, que sabemos todo cuanto hay, y lo vemos todo? Les fue dicho por el Corazón del Cielo, Huracán, Chípí Caculha, Raxa Caculha, Tepeu, Gucumatz Criador.46 Y al viejo Xpíyacoc y a la Xmucane, que son llamados Criadores. Y después dispusieron de otra suerte a sus criaturas. Y luego les fue echado vaho en los ojos por aquel que era el Corazón del Cielo, y se los empañó. Así como sí soplando un espejo que se empaña, así le empaño los ojos. y así solo pudo ver lo que estaba cerca, solo aquello le estaba claro. Y así fue perdida la sabiduría, y entendimiento de los cuatro hombres, primeros. Y así fueron formados nuestros primeros Padres por el corazón del Cielo, y de la Tierra. Y entonces se les fueron dadas sus mujeres, y así mismo milagrosamente, consultaron otra vez.47 Y están durmiendo ellos, tomaron el consejo, y una Hermosa mujer esta con Balam Quitze y otra con Balam Acab, y otra con Mahucutah, y otra Iquí Balam y ya tenían a sus mujeres cuando despertaron del sueño.48 Y luego se alegraron con sus mujeres. Y estos eran los nombres de sus mujeres: Caha Paluma la mujer de Balam Quitze. Chumíha, la mujer de Balam Acab. Tzununíha la mujer de Mahucutah. Y Caqúíxahala mujer de Iquíbam. Y estos fueron los nombres de las mujeres, que fueron hechas Señoras. Y estos fueron los que multiplicaron [Folio 34 v.] todos los pueblos, chicos y grandes, y estos son el origen de nosotros los 46 En este caso, cuando Ximénez traduce al castellano Tepew, Q’ukumatz le agrega “criador”, cosa que en k’iche’ no está. Vale la pena observar que en la columna en k’iché no hay comas separando ninguno de los nombres de las divinidades mencionadas en el renglón dieciocho, en cambio en las otras líneas si las hay. O sea que la palabra “criador” es una interpolación de Ximénez. Esta intervención dio origen a distintas interpretaciones. Brasseur (203) y Recinos (178), Villacorta (225), Edmonson (152), Christenson (200) ,Burgess y Xec (180), Chávez (67a), Tedlock (166), y Sam Colop (2008, 133). Esto es parte de la controversia de si son dos nombres porque se refieren a dos deidades diferentes, o si en cambio se refieren a dos cualidades de la misma divinidad, ya sea como títulos o epítetos. 47 Obsérvese que en la línea 34 del manuscrito se lee la palabra “cabauil” (kab’awil), pero Ximénez lo omite en su traducción, sólo pone Uk’u’xKaj y Uk’u’xUlew (Corazón del Cielo y de la Tierra) —ver nota #14. 48 Dennis Tedlock en una interesante nota (298) hace la aclaración de este mitema que parece referirse al segundo relato del Génesis bíblico. Sin embargo, hay cuatro diferencias fundamentales. Primero, el texto k’iche’ no afirma que haya sido un sueño real sino que dice “como si”. Segundo, se crearon cuatro hombres y luego cuatro mujeres, y no una pareja por vez. Tercero, las mujeres no fueron hechas con partes del cuerpo de los hombres (costillas, por ejemplo). Cuarto, la diferenciación de sexos prexiste a la humana porque las divinidades eran unas masculinas y otras femeninas. La traducción de Ximénez para K’eje (en el manuscrito, línea 35: quehe), es “estando durmiendo ellos”, o sea que afirma que era un sueño real, y su interpretación es seguida por Brasseur (205), Recinos (179), Burgess y Xec (180), y Edmonson (153). En cambio Villacorta y Rodas propusieron “durante una especie de sueño” (303) al igual que Chávez (67a) Tedlock (298), Christenson (201), y Sam Colop (2008, 134).

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quiches, y muchísimos fueron los poderosos. Y no solo fueron cuatro; sino que solo cuatro fueron los padres de nosotros los quiches, y fueron diferentes los nombres de cada uno cuando se multiplicaron allá en el oriente. Y fueron muchos los nombres de la gente.49

Lecturas recomendadas Carmack, Robert M. y Francisco Morales Santos. Nuevas Perspectivas sobre el Popol Vuh. Guatemala: Editorial Piedra Santa. 1983. Chávez, Adrián I. “Explicación necesaria”, en Pop Wuj. México: Ediciones de la Casa Chata. 1979. Xix-xxx. Christenson, Allen J. “Translator’s Preface” and “Introduction”. In POPOL VUH.The Sacred Book of the Maya. Vol. I. Winchester, U.K., and New York, U.S.A.: Books. 2003. 14 – 56. Colop, Sam. “Introducción”. En POPOL WUJ. Guatemala: CHOLSAMAJ. 2008. 13 – 20. De la Garza, Mercedes. “Prólogo”. En Literatura Maya. Caracas, Venezuela: Editorial Ayacucho. 1980. ix-lii. López, Carlos M. Capítulos 1 “Las lecturas de los textos”; “El Popolcabauil: Las divinidades del mitogénesis”; “El infinito del Génesis”. En Los PopolWuj y sus epistemologías. Las diferencias, el conocimiento y los ciclos del infinito. Quito: Editorial Abya-Ayala, 1999. < http://mds. marshall.edu/languages_faculty/1 V Congreso Internacional sobre Pop(ol) Wuj. Reencuentro con el conocimiento de nuestros ancestros, Q’umarkaj y las artes. Quetzaltenango, Guatemala: Centro de Estudios Mayas “Adrián Inés Chávez” – TIMACH. 2011>. Tedlock, Dennis. “Preface” and “Introduction”. En POPOL VUH. The Definitive Edition of the Mayan Book of the Dawn of Life and the Glories of Gods and Kings. New York: Simon & Schuster. 1986. 13 – 65.

49 A partir de este punto el relato continúa con el catálogo de los pueblos descendientes de estos primeros cuatro Padres y Madres. Menciona a los Oloman, K’ojaj, K’enechajaw, Tamub, Ilokab, Rabinaleb, Kaqchikeleb, Ajtz’ikina Ja, y muchos otros. Señala que Balam Ki’tze fue el abuelo de las nueve casas de los Kaweq, Balam Aq’ab de las nueve casas de los Nija’ib, y Majuk’utajde las cuatro casas de los AjawK’iche’.

PARTE II

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TITU CUSI YUPANQUI (CA. 1526-1570)

Ben Post



Titu Cusi Yupanqui, nieto del último gran emperador de los incas, Huayna Cápac, nació alrededor de 1530, dos años antes de la llegada de los españoles a Cajamarca. En aquellos años, una controversia acerca de la sucesión incaica amenazaba la unidad del Tahuantinsuyu, el imperio compuesto de cuatro partes centradas en Cuzco, ciudad capital en la que Huáscar, uno de los dos contendientes por el trono, tenía su base de apoyo. Atahualpa, su rival, iba ganando la guerra civil desde su base en Quito cuando llegaron los conquistadores españoles. El Inca Garcilaso, en 1609, describe la manera en que Atahualpa intentó romper el poder y la cohesión del clan de Huáscar: Mayor y más sedienta de su propia sangre que la de los otomanos fue la crueldad de Atahualpa, que, no hartándose con la de doscientos hermanos suyos, hijos del gran Huaina Cápac, pasó adelante a beber la de sus sobrinos, tíos y parientes, dentro y fuera del cuarto grado, que, como fuese de la sangre real, no escapó ninguno, legítimo ni bastardo. (543)

Citamos a Garcilaso en esta introducción a la Instrucción de Titu Cusi Yupanqui por dos razones. Primero, porque esta cita, como el texto de Titu Cusi, revela las fuertes emociones provocadas por las guerras civiles indígenas, aun décadas después de la muerte de Huayna Cápac (en el caso de Garcilaso, quien no presenció estos eventos, son recuerdos “heredados”). Segundo, porque estas palabras desmesuradas—Atahualpa como caníbal—demuestran, de manera paralela a la Instrucción, el hecho de que toda historia, en la época colonial y en la nuestra, es historia interesada. La voz narrativa de Garcilaso deriva su autoridad del linaje de Huáscar: sus informantes son parientes de Huáscar; su conocimiento del quechua (lengua “mamada en la leche”, como suele repetir) proviene de otro pariente de Huáscar, la madre del autor; además, el escritor puede autodenominarse “El Inca Garcilaso” porque desciende por

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línea materna de la familia real. Cuando el autor defiende la legitimidad de Huáscar, entonces, protege su propio derecho de escribir una historia verdadera de la civilización incaica. Titu Cusi Yupanqui era hijo y partidario de otro hijo de Huayna Cápac: Manco Inca, quien, según su hijo, era el heredero legítimo. Esta afirmación es discutible, en el siglo XXI como en el XVI, pero lo que nos interesa aquí no es la verdad histórica-legal de lo que dice Titu Cusi, sino su importancia en el texto que estamos para leer. Defender al padre muerto (su legitimidad en las guerras incaicas, su lucha justificada contra los españoles) es defender, no solo el derecho de Titu Cusi de narrar historia, sino también su derecho de reinar sobre Vilcabamba, el estado neo-inca fundado por su padre al noroeste del Cuzco sobre las cenizas del imperio conquistado por los españoles. Se trata, aquí, de algo más concreto que el proyecto de Garcilaso, quien nació aproximadamente una década después de Titu Cusi y escribió sus Comentarios reales, defendiendo la civilización inca contra ciertos escritores que la habían calumniado, treinta y nueve años después de la Instrucción. En Titu Cusi, vemos una guerrilla de varias décadas contra ejércitos y hacendados españoles, en contraste con la guerra de pluma de Garcilaso. Como veremos en esta selección de la Instrucción, se trata de incursiones militares dentro de territorio español para liberar indígenas de las haciendas españolas; se trata de disputas sobre la tierra, y de la búsqueda de vías para asegurar la persistencia de las tradiciones y las instituciones políticas incaicas. La Instrucción es un texto de resistencia; sin embargo, también representa una búsqueda de acomodación entre dos mundos. Titu Cusi utiliza estratagemas políticas y legales que permiten que Vilcabamba juegue—y a veces gane—por las reglas nuevas del sistema colonial. Una nota biográfica es necesaria aquí: de joven, Titu Cusi vivió varios años entre los españoles, después de ser cautivado en Vitcos. La descripción breve de este cautiverio, no citada en nuestra selección de la Instrucción, no entra en el estado sicológico del joven: y me llevaron a mí, y otras muchas coyas; y mi padre se escabulló lo mejor que pudo con algunos, y los españoles se tornaron al Cuzco con la presa que llevaban y conmigo, muy contentos. Y aportados que fuimos al Cuzco, un fulano Oñate me recogió a mí en su casa y me hizo mucho regalo y buen tratamiento.

Tampoco incluye muchos detalles cuando relata la manera en que fue liberado de Oñate: mensajeros de su padre “me hurtaron del Cuzco a mí y a mi madre y me trajeron escondidamente hasta el pueblo de Vitcos” (91). No sabemos casi nada, entonces, sobre los años que Titu Cusi

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pasó en la casa del “fulano Oñate”, pero resulta claro que el joven conocía, de primera mano, el mundo de los españoles, desde una posición que estaba, paradójicamente, dentro y afuera del mundo español. En la casa de Oñate vive rodeado de españoles, pero permanece en un mundo, digamos, interior (nunca aprendió el castellano, ni cómo utilizar el sistema ortográfico occidental; solo espera reestablecer contacto con su padre ausente). Estos años de cautiverio pueden servir como metáfora de su situación como monarca de Vilcabamba en 1570, año de la redacción de la Instrucción: aunque Vilcabamba está rodeada por tierras en manos de los españoles, Titu Cusi intenta mantener contacto con el padre difunto, y con lo que él representa: legitimidad, derecho, tradición, valor. Preservar este mundo interior, en Vilcabamba como en la casa de Oñate, requiere negociar con el mundo colonial. La Instrucción pertenece a dos mundos, como podremos ver en la retórica y el contenido del texto. Puesto que Titu Cusi ni habla ni escribe castellano, el texto que tenemos ha sido filtrado por un doble proceso de traducción: el Inca da un discurso largo en quechua, el cual es traducido oralmente por el fraile agustino Marcos García; las palabras de García, a su vez, son copiadas por el escribano Martín de Pando y llevadas por Lope García de Castro, antes gobernador del Perú, a España. Un “texto” quechua se traduce al castellano; a la misma vez, el discurso oral se traduce al código alfabético. Podríamos citar aquí el lugar común italiano traduttori, traditori (el traductor es traidor). Claro que hay cambios, cosas añadidas por el fraile o por el escribano; las definiciones que el texto ofrece de términos en quechua, por ejemplo, obviamente no son de Titu Cusi. Sin embargo, el texto se presenta como el testimonio del Inca, como un documento legal, y así debe leerse: es una historia interesada, pero también una historia que utiliza los códigos del derecho occidental, en el cual la verdad puede ser garantizada por listas de testigos y de firmas (como las que se encuentran al final de esta selección). La Instrucción, entonces, es en cierta medida un documento occidental, en el cual Titu Cusi nombra a Lope García de Castro como su intermediario ante la corte española y le confiere una serie de poderes legales, enumerados en una de las selecciones del texto que reproducimos aquí. Esta acción, de dar una cantidad enorme de poderes a un ex-gobernador del Perú colonial, no debe leerse como sometimiento. Es precisamente lo opuesto: es una estratagema legal que intenta mantener la independencia de Vilcabamba. La conversión de Titu Cusi, también descrita en una de las selecciones que reproducimos, parece funcionar de una manera semejante: el Inca cede algo para mejor guardar lo que verdaderamente le interesa.

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El texto en sí intenta, a la misma vez, acomodarse al mundo colonial y resistirlo. Este segundo aspecto de la Instrucción se revela en el contenido del documento, como la descripción de la codicia de Gonzalo Pizarro que hemos incluido, y en una imagen, quizás añadida por el traductor, que describe lo que pasa cuando los españoles masacran al ejército de Atahualpa: los indígenas son “como ovejas” (12). Pero no es solamente el contenido de la Instrucción que intenta valorizar o defender la civilización incaica. Su forma también reproduce elementos de un género “literario” andino: el discurso en loor de los antepasados, lo que Martín Lienhard llama el “homenaje ritual al Inca”1. Este homenaje se basa en la tradición oral autóctona, lo cual explica la gran cantidad de diálogos y monólogos en la Instrucción. Así que la oralidad fundamental de este texto, su carácter de epopeya andina, no deja de lucirse. De hecho, los dos subtextos de la Instrucción, el discurso oral autóctono y el documento legal occidental, coexisten de manera conflictiva y a la vez creativa. Para facilitar la lectura de este texto del siglo XVI, hemos modernizado la mayoría de los rasgos anticuados de la lengua de Titu Cusi—o, para ser más exacto, de la lengua de Martín de Pando, el escribano mestizo que redactó el documento que actualmente se encuentra en la biblioteca de El Escorial. En cuanto a los nombres de personas y lugares, se respeta la ortografía original. En esta selección, hemos incluido tres fragmentos de la Instrucción de Titu Cusi Yupangui, que componen más de la tercera parte de los sesenta y seis folios de la obra en total. Hemos optado por una vista más panorámica del texto, la cual, aunque resulta en omisiones inevitables, incluye muchos de los pasajes de más interés de este documento tan heterogéneo. La primera selección abarca los primeros siete folios, desde la introducción de Titu Cusi hasta la llegada de los españoles. La figura de Manco Inca, en este pasaje y en el resto de la Instrucción, es de suma importancia. Aunque Titu Cusi narra eventos bien conocidos como la masacre de los soldados de Atahualpa en Cajamarca, lo más importante en esta parte es la relación que Manco Inca, el heredero legítimo de

1

“Dada la personalidad del autor, no cabe dudar de la inspiración incaica de la narración de los hechos; si bien el propósito inmediato es diplomático (la reivindicación de ciertos derechos dinásticos), su presentación obedece a las normas del homenaje ritual al Inca” (186). Según Lienhard, el homenaje ritual consiste en “una reflexión dramatizada acerca del poder, las responsabilidades y las prerrogativas inherentes a la función suprema en la pirámide jerárquica del estado inca, la de qapaq inka”. (176)

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Huayna Cápac, establece con los españoles. La meta, por el momento, es describir los muchos servicios que Manco Inca ha ofrecido a los Habsburgo —servicios que deben ser reciprocados. La segunda selección, de aproximadamente cuatro folios, aparece hacia la mitad del texto. Aquí, las relaciones entre Manco Inca y los españoles han empezado a deteriorar por la codicia española: Gonzalo Pizarro prende al monarca, pidiendo riquezas minerales y, con más osadía, también captura a la hermana de Manco Inca, la coya Cura Ocllo. No es la primera vez que los españoles prenden al emperador, ni será la última, pero es el cautiverio que más se desarrolla en la Instrucción, y marca un cambio en el padre de Titu Cusi: Manco Inca, el amigo fiel de los españoles, iniciará una guerra justa contra los conquistadores. Este pasaje consiste en una serie de diálogos o monólogos, de los cuales hemos suprimido dos —la “increpación” de los capitanes de Manco Inca y la respuesta de los españoles— para mejor desarrollar el personaje principal del texto, el padre del narrador, quien es, como dice Lienhard, “la cúspide indiscutible del universo textual” (191). La última selección, de trece folios, es la más larga y la más variada. Narra el asesinato de Manco Inca (presenciado por Titu Cusi) y el discurso en contra de la acomodación que el padre moribundo le dirige a su hijo; después, describe la manera en que el narrador decide aceptar el bautismo y permitir la entrada de los misioneros españoles a Vilcabamba. La última parte de esta última selección es un documento plenamente legal, en que el autor/narrador confiere, como hemos visto, varios poderes legales al ex-gobernador del Perú, Lope García de Castro. Aunque estos últimos párrafos carecen del dramatismo de las descripciones de batallas, son imprescindibles. Más que cualquier otro pasaje del texto, estos dos últimos folios de terminología legal señalan el carácter de la Instrucción: es historia interesada, es homenaje al Inca, pero también es un documento que intenta efectuar algo. Estas últimas palabras, pronunciadas por Titu Cusi y después traducidas y firmadas, transforman el mundo real al transferir el poder del Inca a su emisario. El texto tiene efectos inmediatos —Lope García de Castro adquiere el derecho, por ejemplo, de comprar haciendas en nombre del Inca— pero también busca hacer algo más amplio: garantizar la sobrevivencia de las instituciones políticas de Vilcabamba y los privilegios personales de Titu Cusi. Titu Cusi no “escribe” solo para escribir, sino para actuar. El Inca rebelde murió en 1571. Los españoles invadieron el próximo año y ejecutaron en breve a su heredero, Túpac Amaru, dando el golpe decisivo contra el estado neo-Inca de Vilcabamba, aunque sin poder extinguir por completo el espíritu autonomista que Vilcabamba encarnaba.

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Instrucción del Inga Don Diego De Castro Titu Cusi Yupangui para el muy Ilustre Señor el licenciado Lope Garçía de Castro Gobernador que fue de estos reinos del Pirú, tocante a los negocios que con su majestad en su nombre por su poder ha de tratar. La cual es esta que sigue.2

Por cuanto; yo don Diego de Castro Titu Cusi Yupangui, nieto de Guaina Cápac e hijo de Mango Inga Yupangui, señores naturales que fueron de los reinos y provincias del Pirú, he recibido muchas mercedes y favor del muy ilustre señor el licenciado Lope Garçia de Castro, Gobernador que fue de estos reinos por Su Majestad del Rey don Phelipe nuestro señor, me ha parecido que pues su señoría va de estos reinos a los de España y es persona de valor y gran cristiandad, no podría yo hallar quién con mejor titulo y voluntad me favoreciese en todos mis negocios que ante Su Majestad haya de presentar y tratar, así en cosas a mí necesarias como a mis hijos y descendientes, para lo cual, por el gran crédito que de su señoría tengo, no dejaré de ponerlos todos en su mano para que así en uno como en otro, pues en todo hasta aqui me ha hecho tanta merced, en ésta tan principal me la haga como yo espero de su muy ilustre persona. Y porque la memoria de los hombres es débil y flaca y si no nos ocurrimos3 a las letras para aprovecharnos de ellas en nuestras necesidades, era cosa imposible podernos acordar por extenso de todos los negocios largos y de importancia que se nos ofreciesen4; por eso, usando de la brevedad posible, me será necesario hacer recopilación de algunas cosas necesarias, en las cuales su señoría, llevando mi poder para ello, me ha de hacer merced de favorecerme ante su Majestad en todas ellas, como a la clara de yuso irá declarado y relatado, la recopilación de las cuales cosas, es ésta que se sigue:

2

Esta edición se preparó a base de la edición electrónica del Early Americas Digital Archive, la cual proviene de Diego de Castro Titu Cusi Yupanqui (1530?-1571), Relación de la Conquista del Perú y hechos del Inca Manco II. Ed. Horacio H. Urteaga, Colección de Libros y Documentos relativos a la Historia del Perú, t. II. Lima: Imprenta y Librería San Martí y Compañía, 1916. Se proporciona este texto gratuitamente siempre y cuando se le añada la información proveída sobre la fuente.

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Recurrir a un juez o autoridad

4

Titu Cusi no menciona aquí los quipu, las cuerdas anudadas que fueron utilizadas para recordar “todos los negocios largos y de importancia que se nos ofreciesen”, no solo en tiempos anteriores, sino también en Vilcabamba en el momento de crear este documento.

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Primeramente, que su señoría me haga merced, llegado que sea con bien a los reinos de España, de dar a entender a su Majestad del Rey don Phelipe nuestro señor, debajo de cuyo amparo yo me he puesto, quién soy y la necesidad que, a causa de poseer su Majestad y sus vasallos la tierra que fue de mis antepasados, en estos montes padezco. Y podrá su señoría dar la dicha relación siendo de ello servido, por esta vía, comenzándolo primero por quién yo soy, y cúyo hijo, para que le conste a su Majestad más por extenso la razón que arriba he dicho para gratificarme. Bien creo que por nuevas de muchas personas se habrá publicado quién[es] fueron los señores naturales antiguos de esta tierra y de dónde y cómo procedieron, y por eso no me quiero detener acerca de esto, sólo me hará su señoría merced de avisar a su Majestad de cómo yo soy el hijo legítimo, digo el primero y mayorazgo, que mi padre Mango Inga Yupangui dejó entre otros muchos5, de los cuales me mandó [que] tuviese cargo y mirase por ellos, como por mi propia persona; lo cual yo he hecho desde que él falleció hasta hoy, y lo hago y haré mientras Dios me diere vida, pues es cosa tan justa que los hijos hagan lo que sus padres les mandan, en especial en sus postrimeros días. También que su Majestad sepa que mi padre Mango Inga Yupangui, hijo que fue de Guaina Cápac, y nieto de Topa Inga Yupangui, y así por sus abolengos descendiendo, por línea recta, fue el señor principal de todos los reinos del Pirú, señalado para ello por su padre Guaina Cápac, tenido y obedecido por tal en toda la tierra, después de sus días como yo lo fui, soy y he sido en ésta después que el dicho mi padre falleció: y también dará a entender a su Majestad la razón por donde yo ahora estoy con tanta necesidad en estos montes, en los cuales me dejó mi padre con ella al tiempo que los españoles le desbarataron y mataron. Y también que sepa su Majestad por extenso, como abajo irá declarado, la manera y cómo y en qué tiempo los españoles entraron en esta tierra del Pirú, y el tratamiento que hicieron al dicho mi padre todo el tiempo que en ella vivió hasta darle la muerte en ésta que yo ahora poseo, que es la que se sigue.

5

Titu Cusi no dice la verdad aquí, puesto que su hermano mayor, Saire Topa, reina después de Manco Inca

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Relación de cómo los españoles entraron en el Pirú y el suceso que tuvo Mango Inga en el tiempo que entre ellos vivió. En el tiempo que los españoles aportaron a esta tierra del Pirú, que llegaron al pueblo de Caxamarca, ciento y noventa leguas poco más o menos de aquí, mi padre Mango Inga estaba en la ciudad del Cuzco, en esa era con todo su poderío y mando, como su padre Guaina Cápac se lo había dejado, donde tuvo nueva por ciertos mensajeros que vinieron de allá de un hermano suyo mayor, aunque bastardo, llamado Ataguallpa, y por unos indios yungas tallanas6 que residen a la orilla del Mar del Sur, quince o veinte leguas del dicho Caxamarca, los cuales decían que habían visto llegar a su tierra ciertas personas muy diferentes de nuestro hábito y traje, que parecían Viracochas, que es el nombre con el cual nosotros nombramos antiguamente al Criador de todas las cosas, diciendo Tecsi Viracochan, que quiere decir principio y hacedor de todos; y nombraron de esta manera a aquellas personas que habían visto, lo uno porque diferenciaban mucho nuestro traje y semblante, y lo otro porque veían que andaban en unos animales muy grandes, los cuales tenían los pies de plata: y esto decían por el relumbar de las herraduras. Y también los llamaban así, porque les habían visto hablar a solas en unos paños blancos como una persona hablaba con otra, y esto, por el leer en libros y cartas; y aun les llamaban Viracochas por la excelencia y parecer de sus personas y mucha diferencia entre unos y otros, porque unos eran de barbas negras y otros bermejas, y porque les veían comer en plata; y también porque tenían yllapas, nombre que nosotros tenemos para los truenos, y esto decían por los arcabuces, porque pensaban que eran truenos del cielo. De estos Viracochas trajeron dos de ellos unos yungas a mi tío Ataguallpa que a la sazón estaba en Caxamarca, el cual los recibió muy bien y dando de beber al uno de ellos con un vaso de oro de la bebida que nosotros usamos, el español en recibiéndolo de su mano lo derramó, de lo cual se enojó mucho mi tío; y después de esto, aquellos dos españoles le mostraron al dicho mi tío una carta o libro, o no sé qué diciendo que aquélla era la quíllca7 de Dios y del rey, y mi tío como se sintió afrentado del derramar de la chicha, que así se llama nuestra bebida, tomó la carta, o lo que era, y lo arrojó por allí, diciendo “¿Qué sé yo que me dais ahí? anda vete”; y los españoles se volvieron a sus compañeros, los cuales irían por ventura a dar relación de lo que habían visto y les había pasado con mi tío Ataguallpa. 6

Los yungas vivían en las regiones menos elevadas de Tahuantinsuyu

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quillca: papel o carta

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De allí a muchos días, estando mi tío Ataguallpa en guerra y diferencias con un hermano suyo Váscar Inga sobre cuál de ellos era el rey verdadero de esta tierra, no lo siendo ninguno de ellos por haberle usurpado a mi padre el reino, a causa de ser muchacho en aquella sazón, y querérsele levantar con él por los muchos tíos y parientes que tenían el uno y el otro; los cuales decían que por qué había de ser rey un muchacho aunque su padre en sus postrimeros días le hubiese nombrado por tal, que más razón era [que] lo fuesen los grandes y no el chico. La cual razón no se pudo llamar tal sino pasión de codicia y ambición, porque ellos descendían, aunque hijos de Guaina Cápac, de parte de las madres de sangre soez y baja, y mi padre fue hijo legítimo de sangre real, como lo fue Pachacuti Inga, abuelo de Guaina Cápac; y estando estos en estas diferencias, como dicho tengo, uno contra otro, aunque hermanos en diferentes asientos, llegaron a Caxamarca, pueblo arriba nombrado, dicen que cuarenta o cincuenta españoles en sus caballos bien aderezados, y sabido por mi tío Ataguallpa, que cerca de allí estaba en un pueblo llamado Guamachuco haciendo cierta fiesta, luego levantó su real, no con armas para pelear, ni arneses para defenderse, sino con tomes y lazos, que así llamamos los cuchillos nuestros para cazar aquel género de nuevas llamas, que así llamamos el ganado nuestro, y ellos lo decían por los caballos que nuevamente habían aparecido; y llevaban los tomes y cuchillos para desollar y descuartizarlos, no haciendo caso de tan poca gente ni de lo que era; y como mi tío llegase al pueblo de Caxamarca con toda su gente, los españoles los recibieron en los baños de Conoc, legua y media de Caxamarca. Y llegados que fueron les preguntó que a qué venían, los cuales les dijeron que venían por mandado del Viracocha a decirles cómo le han de conocer; y mi tío como les oyó lo que decían atendió a ellos y calló y dio de beber a uno de ellos de la manera que arriba dije para ver si se lo derramaban como los otros dos; fue de la misma manera, que ni lo bebieron ni hicieron caso. Y visto por mi tío que tan poco caso hacían de sus cosas, dijo: “Pues vosotros no hacéis de mí ni yo lo quiero hacer de vosotros”. Y así se levantó enojado y alzó grita, a guisa de querer matar a los españoles; y los españoles que estaban sobre aviso tomaron cuatro puertas que había en la plaza donde estaban, la cual era cercada por todas partes. Desde que aquella plaza estuvo cercada y los indios todos dentro como ovejas, los cuales eran muchos y no se podían rodear a ninguna parte, ni tampoco tenían armas, porque no las habían traído, por el poco caso que hicieron de los españoles, sino lazos y tomes, como arriba dije. Los españoles con gran furia arremetieron al medio de la plaza, donde estaba un asiento del Inga en alto, a manera de fortaleza, que nosotros llamamos usnu, los cuales se apoderaron de él y no dejaron subir allá a

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mi tío, mas antes al pie de él le derrocaron de sus andas por fuerza, y se las trastornaron, y quitaron lo que tenía y la borla, que entre nosotros es corona. Y quitado todo lo dicho, le prendieron; y porque los indios daban grito, los mataron a todos con los caballos, con espadas, con arcabuces, como quien mata a ovejas, sin hacerles nadie resistencia, que no se escaparon de más de diez mil, doscientos. Y desde que fueron todos muertos, llevaron a mi tío Ataguallpa a una cárcel, donde le tuvieron toda una noche, en cueros, atada una cadena al pescuezo. Y otro día por la mañana le dieron su ropa, y su borla, diciendo: “¿Eres tu el rey de esta tierra?” Y él respondió que sí, y ellos dijeron: “¿No hay otro ninguno que lo sea sino tú? porque nosotros sabemos que hay otro que se llama Mango Inga. ¿Dónde está éste?” Y mi tío respondió: “En el Cuzco”. Y ellos replicaron: “pues ¿dónde es el Cuzco?” A esto respondió mi tío: “Doscientas leguas de aquí está el Cuzco”. Y más tornaron a decir los españoles: “Pues luego ése que está en el Cuzco, porque como nosotros tenemos por nueva es la cabeza principal de esta tierra, debe ser el rey”. Y mi tío dijo: “De ser, si es porque mi padre le mandó que lo fuese, pero porque es muy mozo gobierno yo la tierra por él”. Y los españoles dijeron: “Pues aunque sea mozo, será justo que sepa nuestra llegada y cómo venimos por mandado del Viracochan, por eso avísaselo”. Y mi tío dijo: “¿A quién queréis que envíe, pues me habéis muerto toda mi gente y yo estoy de esta manera?” Y esto decía porque no estaba bien con mi padre y temía que si le avisaba de la llegada de los Viracochas, por ventura se harían con él, porque le parecían gente poderosa, y aun pensaban que eran Viracochas, por lo que arriba dije. Los españoles, como vieron que mi tío Ataguallpa se detenía de dar aviso a mi padre de su llegada, acordaron entre sí de hacer mensajeros, y en este medio tiempo que los españoles enviaban o no, lo entendieron los tallanas yungas, y porque tenían mucho a mi padre, porque le conocían por su Rey, acordaron entre sí, sin dar aviso a los españoles ni a mi tío, de ir ellos a dar la nueva a mi padre, y así lo hicieron y se partieron luego para el Cuzco. Y llegado que fueron allá, dijeron a mi padre estas palabras: “Sapay Inga —que quiere decir tú solo señor— venimos a decirte cómo ha llegado a tu tierra un género de gente no oída ni vista en nuestras naciones, que al parecer sin duda son Viracochas, como dije dioses; han llegado a Caxamarca, donde está tu hermano, el cual les ha dicho y certificado, que él es señor y rey de esta tierra; de lo cual nosotros, como tus vasallos, recibimos gran pena, y con ello por no poder sufrir a nuestros oídos semejante injuria sin darte parte, te venimos a dar aviso de lo que pasa, porque no seamos tenidos ante ti por rebeldes ni descuidados a lo que toca a tu servicio”.

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Y mi padre, oída su embajada, quedó fuera de sí diciendo: “¿Pues cómo en mi tierra ha sido osada a entrar semejante gente sin mi mandato ni consentimiento; qué ser y manera tiene esa gente?” Y respondiendo los mensajeros dijeron: “Señor: es una gente que sin duda no puede ser menos que no sean Viracochas, porque dicen que vienen por el viento y es gente barbuda, muy hermosa y muy blancos, comen en platos de plata, y las mismas ovejas que los traen acuestas, las cuales son grandes, tienen zapatos de plata; echan yllapas como el cielo. Mira tú si semejante gente y que de esta manera se rige y gobierna, si serán Viracochas; y aun nosotros los hemos visto por nuestros ojos a solas hablar en paños blancos y nombrar a algunos de nosotros por nuestros nombres sin decírselo nadie, no más de por mirar al paño que tienen delante; y más que es gente que no se les parecen otra cosa sino las manos y la cara; y las ropas que traen son mejores que las tuyas porque tienen oro y plata; y gente de esta manera y suerte ¿qué pueden ser sino Viracochas?” A esto mi padre, como hombre que de hecho se deseaba certificar de lo que era, tornó a amenazar los mensajeros diciéndoles así: “Mirad, no me mintáis en lo que me habéis dicho, que ya sabéis y habréis entendido cuáles mis antepasados y yo solemos parar a los mentirosos”. Y ellos tornando a replicar con algún temor y grima dijeron: “Sapay Inga: si no lo hubiéramos visto por nuestros ojos y te tuviéramos el temor que tenemos, por ser como somos vasallos, no te osáramos ver ni venir a ti con semejantes nuevas, y si no nos queréis creer, envía tú a quien tú quisieres a Caxamarca, y allí verán a esta gente que te hemos dicho que esperando están la respuesta de nuestro mensaje”. Y viendo mi padre que aquellos tan de veras se certificaban en lo que decían, y dándoles en ello les dijo: “Pues que tanto me ahincáis en certificarme la llegada de esa gente, andad y traedme aquí algunos de ellos, para que viéndolos yo lo crea a ojos vistos”. Y los mensajeros hicieron lo que les mandaba mi padre y volvieron a Caxamarca con no sé cuántos indios que mi padre envió a certificación de lo dicho y a rogar a los españoles [que] se llegase alguno de ellos donde él estaba, porque deseaba en extremo ver también a gente que con tanto ahinco los yungas tallanas le habían certificado que era. Y finalmente, todos los mensajeros, unos y otros, se partieron del Cuzco, por mandado de mi padre, para Caxamarca a ver la gente que era aquellos Viracochas; y llegados que fueron al Marqués don Françisco Piçarro, los recibió muy bien y se holgó con saber de mi padre y con no sé qué cosillas que les envió, el cual, como dicho tengo, les enviaba a rogar [que] se viniesen con él algunos de ellos; los cuales lo tuvieron por bien y acordaron de enviar dos españoles a besarle las manos, llamados el uno fulano Villegas y el

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otro Antano, que no le supieron los indios dar otro nombre; y salieron de Caxamarca por mandado del Marqués y consentimiento de los demás y llegaron al Cuzco sin temor ni embarazo ninguno. Mas antes, mi padre, desde que supo mucho antes que llegasen su venida, les envió al camino mucho refresco, y aun había mandado a los mensajeros que fueron del Cuzco a llamarlos que los trajesen en hamacas, los cuales lo hicieron así, y llegados que fueron al Cuzco y presentados delante de mi padre, él los recibió muy honradamente y los mandó aposentar y proveer de todo lo necesario. Y otro día les hizo venir a donde estaba, y haciendo una gran fiesta con mucha gente y aparato de vajillas de oro y plata, en que había muchos cántaros y vasos y librillos y barrañones de lo mismo; y los españoles como vieron tanto oro y plata dijeron a mi padre que les diese algo de aquello para llevarlo a enseñar al Marqués y sus compañeros y significarles la grandeza de su poderío. Y mi padre lo tuvo por bien, y les dio muchos cántaros y vasos de oro y otras joyas y piezas ricas que llevasen para sí y sus compañeros; y los despachó con mucha gente al Gobernador diciéndoles que pues le habían venido a ver y venían de parte del Viracochan, que entrasen en su tierra, y si querían venir a donde él estaba, viniesen mucho de enorabuena. [Atahualpa asesina a Huáscar, y muere a las manos de los españoles; Hernando Pizarro prende a Manco Inca, quien se rescata con tesoro]

Revuelta del Gonçalo Piçarro contra el Inga No pasaron, según mi padre me dijo, tres meses, cuando la envidia, que es enemiga de toda bondad, reinó en Gonçalo Piçarro, lo uno por ver que a su hermano le habían dado tanta cantidad de oro y plata por no más de que había preso a mi padre con codicia cuando era corregidor y lo otro, porque como se vio con vara y mando por la ausencia del Marqués don Françisco Piçarro, que a la sazón se había partido para Lima, despidiéndose de mi padre con gran amor y amistad estando siempre conformes, quiso mostrar fausto y autoridad con la vara a costa de mi padre, achacándole que se quería alzar, diciendo que una noche había de dar sobre ellos estando durmiendo, y con este achaque falso, el dicho Gonçalo Piçarro se procuró de armar y tomar consigo a su hermano Juan Piçarro y a otros para ir a prender a mi padre. Los cuales todos se fueron a la casa donde mi padre estaba holgándose con toda su gente en una fiesta que a la sazón hacía. Y llegados que fueron, mi padre, no sospechando la traición que tenía armada, los recibió con gran bene-

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volencia y afabilidad, y ellos, como llevaban la traición dañada, aguardaron a que se saliese a alguna cosa a su casa y luego fueron tras de él y, en ella, al tiempo que quiso salir, le prendieron, diciendo el Gonçalo Piçarro estas palabras:

Segunda prisión de Mango Inga por Gonçalo Piçarro “Señor Mango Inga: El otro día quedasteis con mi hermano Hernando Piçarro de no urdir ni tratar más negocios y me parece que no habéis guardado lo que prometisteis, que informados estamos cómo tenéis concertado de dar sobre nosotros esta noche, y para eso tenéis junta tanta gente; por tanto, sed preso por el rey y no penséis que ha de ser ahora como el otro día, que dijisteis que no tendríais en nada todas nuestras prisiones; ahora lo experimentaréis si se quiebran o no”. Y luego, de mano a boca, mandó traer Gonçalo Piçarro unos grillos y una cadena que aherrojasen a su sabor a mi padre; los cuales grillos y cadena mandó que luego se le echasen, y mi padre viendo que con tanto vituperio le querían parar de aquella suerte, se quiso defender diciendo:

Respuesta de Mango Inga “¿En qué andáis aquí conmigo cada triquete haciéndome befas? ¿Vosotros no sabéis que yo soy hijo del Sol e hijo del Viracochan, como vosotros os jactáis? ¿Soy quienquiera o algún indio de baja suerte? ¿Queréis escandalizar toda la tierra y que os hagan pedazos a todos? No me maltratéis, que no os he hecho por qué. ¿Pensáis que se me da nada por vuestras prisiones? No las tengo en lo que huello”. Gonçalo Piçarro y sus alfereces como vieron a mi padre con tanta furia, [ar]remetieron todos contra él para echarle la cadena al pescuezo, diciendo: “No os defendáis Mango Inga: mira que os ataremos pies y manos de arte que no sea bastante cuantos hay en el mundo a desataros, porque si os prendemos, es en nombre y voz del Emperador y no de nuestra autoridad; y que lo fuere, nos habéis de dar ahora mucho más oro y plata que el otro día y más me habéis de dar a la señora coya 8 Cura Ocllo, vuestra hermana, para mi mujer”. Y luego, incontinente todos de mancomún como alli estaban, le echaron la cadena al pescuezo y los grillos a los pies.

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coya: reina o princesa

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Parlamento de Mango Inga segunda vez estando en la prisión Mi padre, como se vio así atado y preso de aquella manera, con tanta ignominia y deshonra, dijo con mucha lástima estas palabras: “¿Por ventura soy yo perro o carnero o algún oyva 9 vuestro que porque no me huya me atáis de esta manera? ¿Soy ladrón o he hecho alguna traición al Viracochan o a vuestro Rey? Sí que no, pues si no soy perro ni ninguna cosa que las que dicho tengo, ¿qué es la causa por la cual de tal manera me tratáis? Verdaderamente ahora digo, y me afirmo en ello, que vosotros sois antes hijos de supay 10 que criados del Viracochan, cuanto y más hijos; porque si, como arriba dicho tengo, vosotros fuesen, no digo yo hijos verdaderos, sino criados del Viracochan, lo uno, no me trataríais de la manera que me tratáis, mas antes miraríais a quién yo soy y cúyo hijo, y el poderío que he tenido y tengo, el cual por vuestro respecto he dejado; y lo otro, miraríais que no ha habido en toda mi tierra, después que entrasteis en ella, cosa ninguna, alta y baja, pequeña ni grande, que se os haya negado; mas antes, si riquezas yo tenía, vosotros las poseéis; si gente, a vosotros sirven así hombres como mujeres, chicos y grandes, y menores; si tierras, las mejores que en mi tierra hay debajo de vuestro poderío están; pues ¿qué cosa hay en el mundo de que hayáis tenido necesidad que yo no la haya proveído a vosotros?; ingratos, cierto sois, y dignos de toda confusión”. [Después de varios parlamentos entre Mango Inga, sus capitanes y los españoles, el monarca Inca reúne el tesoro que Gonzalo Pizarro le pide como rescate]

Parlamento del Inga a los españoles “Apo cuna —que quiere decir señores— los días pasados cuando me prendisteis la otra vez, os dije que no era posible que fuéseis hijos del Viracochan, pues tan mal tratabais a quien tanto bien os ha deseado hacer, y ha hecho, y hace, y os di las razones bien equivalentes para ello; y ahora que esta segunda vez tan pesadamente y tan sin piedad habéis agraviado mi molestia, doblándome las prisiones y tiempo, pues hace ya más de dos meses que estoy preso y aherrojado como perro, no dejaré de deciros que lo habéis hecho no como cristianos e hijos que decís 9

oyva: cebón; animal que ha sido cebado para comer

10 supay: diablo

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que sois del Viracochan, sino como siervos del supay, cuyas pisadas vosotros seguís, haciendo mal a quien os hace bien y aun peores sois vosotros que él, que él no busca plata ni oro porque no la ha menester, y vosotros la buscáis y la queréis sacar por fuerza de donde no la hay; peores sois que los yungas, los cuales por un poquito de plata matarán a su madre y a su padre y negarán todo lo del mundo; y así vosotros no acordándose de tanto bien que de mí habéis recibido, amándoos yo con tanta voluntad y deseando vuestra amistad, me habéis negado por un poco de plata, me [habéis] tratado por causa de ella peor que tratáis a vuestros perros, por donde parece que tenéis en más un poco de plata que la amistad de todos los hombres del mundo; pues por amor de ella habéis perdido la mía y la de todos los de mi tierra, pues por vuestra importunación y demasiada codicia, yo y ellos nos hemos desposeído de nuestras joyas y riquezas, las cuales vosotros nos habéis tomado a puras fuerzas y molestias y agrias importunaciones. Yo os digo que a lo que yo entiendo, no os ha de lucir mucho esto que a mí con mi gente nos tomáis tan sin justicia y razón; hayan juntado esos pobres indios con harto trabajo, no sé qué. Mandadlo recibir y acaba ya de quitarme de esta prisión”. Todo esto decía mi padre con mucha lástima y aun con lágrimas de sus ojos, por verse tratado de aquella suerte.

La manera de cómo los españoles quisieron soltar a Mango Inga de la segunda prisión y de cómo les dio la Coya Pues como los españoles oyeron lo que mi padre les dijo, con alguna alegría y placer por la plata que estaba junta, dijeron que se holgaban mucho de ello, y haciendo algún ademán de quererlo ir a soltar, lo cual todo era fingido, salió muy de presto Gonçalo Piçarro y dijo “¡Qué! ¡voto a tal! no suelte, que primero nos ha de dar a la señora coya su hermana, que el otro día vimos; que prisa tenéis vosotros de quererlo soltar sin que os lo manden. Ea, señor Mango Inga, venga la señora coya, que lo de la plata bueno está, que eso es lo que principalmente deseábamos”.

La manera de dar de la Coya Mi padre, como los vio que con tanta importunidad le pedían la coya y que no se podía evadir de ellos de otra suerte, mandó sacar una india muy hermosa peinada y muy bien aderezada para dársela en lugar de la coya que ellos pedían; y ellos como la vieron, desconociendo la coya, di-

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jeron que no les parecía a ellos que era aquélla la coya que ellos pedían, sino otra india por allí; que les diese la coya y que acabase de negocios; y mi padre, por tentarlos, hizo sacar otras más de veinte, casi de aquella suerte, unas buenas y otras mejores, y ninguna les contentaba. Ya que le pareció a mi padre que era tiempo, mandó [que] saliese una, la más principal mujer que en su casa tenía, compañera de su hermana la coya, la cual le parecía casi en todo, en especial si se vestía como ella, la cual se llamaba Inguill, que quiere decir flor, y que aquélla les diesen. La cual salió allí en presencia de todos, vestida y aderezada ni más ni menos que coya —que quiere decir reina— y como los españoles viesen salir de aquella suerte tan bien aderezada y tan hermosa, dijeron con mucho regocijo y contento “ésta sí; ésta sí, pese tal, es la señora coya que no las otras”. Gonçalo Piçarro, como era el que más lo deseaba que todos, pues particularmente la había pretendido, dijo a mi padre estas palabras: “Señor Mango Inga: si ella es para mí, déseme luego, porque ya no lo puedo sufrir”. Y mi padre, como la tenía bien catequizada, dijo: “Mucho de enorabuena, haced lo que quisiereis”. Y él así, delante de todos, sin más mirar a cosa, se fue para ella a besar y abrazarla como si fuera su mujer legítima de lo cual se rio mucho mi padre y los demás puso en admiración, y a la Inguill en espanto y pavor. Como se vio abrazar de gente que no conocía daba gritos como una loca, diciendo que no quería arrostrar a semejante gente, mas antes se huía y ni por pensamiento los quería ver. Y mi padre como la vio tan zahareña y que tanto rehusaba la ida con los españoles, por ver que en aquélla estaba el ser él suelto o no, la mandó con mucha furia que se fuese con ellos, y ella viendo a mi padre tan enojado, más de miedo que de otra cosa, hizo lo que le mandaba y se fue con ellos. [Después de dejar libre a Mango Inga, los españoles vuelven a prenderlo una tercera vez. El emperador inicia una sublevación, gana varias batallas, y establece una base en la región de Antisuyu. Después de varios años, Mango Inga da refugio a un grupo de siete españoles, quienes huyen de la sociedad española “por delitos que habían hecho” en las guerras civiles entre Almagro y los Pizarro] Después ya de algunos días y años, estos españoles arriba dichos estuvieron en compañía de mi padre en el dicho pueblo de Vitcos, en la misma casa de mi padre. Estaban un día con mucho regocijo jugando al herrón solos mi padre y ellos y yo, que entonces era muchacho, sin pensar mi padre cosa ninguna ni haber dado crédito a una india de uno de ellos, llamada Bauba, que le habían dicho muchos días antes que le

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querían matar aquellos españoles. Sin ninguna sospecha de esto ni de otra cosa se holgaba con ellos como antes; y en este juego, como dicho tengo, yendo el dicho mi padre a levantar el herrón para haber de jugar, descargaron todos sobre él con puñales y cuchillos y algunas espadas; y mi padre, como se sintió herido, con la rabia de la muerte, procuraba de defenderse de una parte y de otra; mas como era sólo y ellos eran siete, y mi padre no tenía arma ninguna, al fin le derrocaron al suelo con muchas heridas, le dejaron por muerto. Y como era pequeño y vi a mi padre tratar de aquella manera, quise ir allá a guarecerle; y se volvieron contra mí muy enojados, arrojándome un bote de lanza con la misma lanza de mi padre, que a la sazón allí estaba, que erraron poco que no me mataron a mí también. Y yo, de miedo, como espantado de aquello, huíme por unos montes abajo, porque aunque me buscasen no me pudiesen hallar; y ellos, como dejaron a mi padre ya para expirar, salieron por la puerta con mucho regocijo, diciendo: “Ya hemos muerto al Inga; no hayáis miedo”. Y unos andes 11, que a la sazón llegaron, y el capitán Rimache Yupangui, les pararon luego de tal suerte, que antes que pudiesen huir mucho trecho, a unos tomaron el camino mal de su grado, derrocándolos de sus caballos abajo, y trayéndolos por fuerza para hacer de ellos sacrificio. A todos los cuales dieron muy crudas muertes, y aun algunos quemaron. Y aun después de todo esto vivió el dicho mi padre tres días; el cual antes que muriese mandó llamar a todos sus capitanes y a mí para hablarnos antes que se muriese. El cual dijo estas palabras a los capitanes:

Parlamento que hizo Mango Inga a sus capitanes cuando estaba a la muerte “Hijos: ya me veis de la manera que estoy por haberme fiado tanto de esta gente española, en especial de estos siete que aquí vosotros habéis visto, que me han guardado tanto tiempo aquí y que les he tratado como a hijos; por el cual tratamiento me han puesto de esta suerte. Bien creo que no escaparé de ésta. Por vuestra vida que se os acuerde de lo que tantas veces os he dicho y amonestado en el Cuzco y en Tambo, y en todas las demás partes adonde os habéis juntado a mi llamamiento, y por las partes adonde habéis andado conmigo, lo cual porque sé que lo tenéis todo en la memoria, no me quiero más alargar, lo uno porque mi dolor excesivo no me da más lugar y lo otro, porque no hay por qué más molestaros. Os encomiendo mucho a mi hijo Titu Cusi Yupangui para que miréis por él, pues sabéis que es la lumbre de mis ojos y que yo le 11 andes: gente de Antisuyu, región amazónica del imperio incaico

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tenía a ese muchacho no solamente por hijo, mas por hermano, por el mucho entendimiento que tiene; y así le he encomendado yo [que] mire y tenga cuenta con todos vosotros y con todos mis hijos, como yo pudiera tener. Y os ruego que así como lo habéis hecho conmigo, lo hagáis con él, que yo tengo de él tal concepto que os lo agradecería y pagará muy bien; por tanto llamádmele acá para que le dé mi bendición y diga lo que ha de hacer”.

Parlamento que Mango Inga hizo a su hijo al punto de la muerte “Hijo mío muy amado: bien me ves cuál estoy y por eso no tengo que significarte por palabras más mi dolor de lo que las obras dan testimonio; no llores, que si alguien había de llorar había de ser yo, si pudiera, por haberme a mí mismo yo propio parado de la suerte que estoy, fiándome tanto de semejante [gente] que ésta y haciéndoles tanto regalo como les he hecho, no mereciéndolo ellos; que como tú sabes vinieron aquí huyendo de sus compañeros por delitos que allá habían de haber hecho; a los cuales recogí, favorecí con entrañas de padre. Mira que te mando que perpetuamente nunca tengas ley perfecta con semejante gente que ésta, porque no te acontezca a ti otro tanto como a mí; no consientas que entren en tu tierra, aunque más te conviden con palabras, porque sus palabras melosas me engañaron a mí y así harán a ti si los crees. “Te encomiendo a tus hermanos y hermanas, y a tu madre para que mires por ellos y los remedies y favorezcas, como yo hiciera a ti; y mira que no des pena a mis huesos tratando mal a tus hermanos y madre, porque bien sabéis vosotros que la recibirán grande”. “Te encomiendo también a estos pobres indios, que mires por ellos, como es razón; y mira cómo me han seguido y guardado y amparado en todas mis necesidades, dejando sus tierras y naturaleza por amor de mí; no les trabajes demasiado, no les acoces, no le[s] riñas ni castigues sin culpa, porque en ello darás mucho enojo al Viracochan. Yo les he mandado a ellos que te respeten y acaten por señor en mi lugar, pues eres mi primer hijo y heredero de mi reino, y ésta es mi postrimera voluntad. Yo confio de su bondad de todos ellos que te acatarán y respetarán por tal, y que no harán más de lo que yo les he mandado y tú les dijeres”. El cual luego finó y me dejó a mí en el pueblo de Vitcos; y de allí me vine a este Villcapampa, donde estuve más de veinte años, hasta que me desasosegaron unos indios de Guamachuco por mandado de la justicia del Cuzco puesto por Gonçalo Piçarro, que a la sazón andaba alterado contra el rey.

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Aquí comiença la manera y modo por la vía que yo, don Diego de Castro Titu Cusi Yupangui, vine a tener paz con los españoles, de la cual paz, por la bondad de Dios, a quien nosotros antiguamente llamábamos Viracochan, vine a ser cristiano. La cual es Ésta que sigue: En lo sobredicho arriba por mí declarado, di a entender, llana y sucintamente, la manera como mi padre Mango Inga Yupangui fue señor natural de estos reinos del Pirú, y el modo y la manera de la entrada de los españoles en su tierra, y cómo y a qué efecto se les reveló, que fue por sus muchos malos tratamientos, y el discurso y fin de vida. En ésta quiero declarar el cómo yo me he habido después de sus días, y la manera por donde me he venido a tornar cristiano y tener paz con los españoles, que fue mediante Dios, por ser su señoría del señor Gobernador el Licenciado Lope Garçía de Castro, quien regía y gobernaba los reinos del Pirú. La cual manera pasa así. En el tiempo que fue virrey de los reinos del Pirú el Marqués de Cañete me envió a esta tierra a donde yo estoy, un padre de la orden de[l] señor Santo Domingo para que tratase conmigo de estarme allá fuera al Cuzco, diciendo que el señor virrey traía mandato del Emperador don Carlos para que saliendo yo allá fuera y queriendo ser cristiano, me darían de comer, conforme a mi calidad, y yo, acordándoseme del tratamiento que los españoles habían hecho a mi padre estando en el Cuzco en su compañía, y por lo que el dicho mi padre me dejó mandado al fin de sus días, pensando que por ventura me acontecería a mí lo que a mi padre, no quise entonces dar consentimiento a lo que el padre fray Melchor de los Reyes, que fue el que vino con la embajada, y un Joan Sierra su compañero, por mandado del señor virrey me dijeron; antes, para certificarme de lo que el padre y su compañero me decían, si era así o no, envié con el dicho padre ciertos capitanes míos al Marqués para que ellos me trajesen la certeza del negocio y que si era así como me decían, enviaría un hermano mío allá fuera en mi lugar; esto para que experimentase la vivienda de los españoles y me diese aviso de cómo lo hacían con él, y que si lo hiciesen bien, entonces yo saldría. Después de pasado un año volvió el dicho padre con los dichos mis capitanes, con la certeza de todo; y yo, visto que una persona como aquélla me lo rogaba tanto, y que me daba tan cierta certificación de que me darían de comer, envié al dicho mi hermano Saire Topa, al cual di industria de cómo se había de haber; y dada, se fue con el dicho padre al virrey, el cual le recibió muy bien y le dio de comer en el valle de Yucay y otros repartimientos, donde murió cristiano. Y yo desde que supe su muerte recibí gran pena, pensando que los españoles le habían

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muerto, como mataron a mi padre; con la cual pena estuve algunos días hasta que del Cuzco me envió el Licenciado Polo con Martín de Pando, mi notario, que hasta hoy día me guarda, con Joan de Betanços12 la certeza de cómo mi hermano don Diego Saire Topa había muerto su muerte natural; por mí visto, detuve en mi tierra al dicho Martín de Pando y dejé ir a Joan de Betanços con la respuesta, y así me estuve algunos días hasta que por parte del Conde de Nieva, virrey sucesor de[l] Marqués de Cañete, me vinieron otros mensajeros con cosas tocantes a la paz que de mí pretendían con los españoles. El cual me enviaba a decir lo mismo que el Marqués, y yo respondí que como me gratificasen algo de lo mucho que el rey poseía de las tierras de mi padre, aparejado estaba para tener paz. Los cuales mensajeros se fueron con esta respuesta. Todas estas paces entiendo yo que procuraban los españoles por una de tres vías: o por entender que yo andaba dando saltos en sus tierras y trayéndoles mucha gente de los naturales; o porque el Rey se lo mandaba, por lo que le dictaba la conciencia acerca de lo que de mi padre posee, o, por ventura, sería por quererme tener allá consigo en su tierra para certificarse que no les hacía más mal como estuviese allá, porque como yo no estaba industriado en las cosas de la fe, no sospechaba que fuese la principal causa, como ahora sospecho, el quererme hacer cristiano. Pero ahora, después que los padres me lo dicen, alcanzo que fue una de las causas dichas y más principal aquélla. Después de idos los mensajeros arriba dichos, que vinieron por parte del Conde de Nieva, volvió otra vez con el mismo mensaje el tesorero Garçía de Melo a rogarme que porque tuviesen sosiego los españoles, me quietase yo a mí mismo y que no anduviese de acá para allá, que el rey me daba su palabra de gratificármelo como yo consintiese que entrasen en mi tierra sacerdotes a predicar la palabra de Dios. Al cual yo respondí que a lo que decía de quietarme yo y no hacer mal a los indios ni inquietar a los españoles, que yo le daba mi palabra de que no dándome ellos ocasión, que yo me quietaría muy a gusto, como lo vería por las obras y a lo que decía de que consintiesen que entrasen sacerdotes en mi tierra, que yo no sabía nada de aquel menester, que se efectuase una vez la paz y después se haría lo que fuese justo. Con la cual respuesta se fue el tesorero Melo la primera vez. En estos medios de idas y venidas del Cuzco a mi tierra y de mi tierra al Cuzco, estando por corregidor en él el doctor Quenca oidor de su

12 Juan de Betanzos, escribano español que se entromete en las guerras civiles peruanas, aprende el quechua, y se casa con la hermana de Atahualpa. Escribe la Suma y narración de los incas... a pedido del virrey en 1551.

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Majestad, acaeció que unos indios encomendados en Nuño de Mendoça, que residían lindes de esta mi tierra, en un río llamado Acobamba, por ciertos malos tratamientos que recibieron de un español que los tenía a cargo, se huyeron de él y se pasaron a esta mi tierra a reconocerme por señor. Lo cual sabido por el doctor Quenca, pensando que yo los había traído por fuerza, me escribió una carta, muy descomedida, en la cual me decía que volviese los indios a su dueño, y si no, que me había de dar la más cruda guerra que se había dado a hombre. La cual carta como yo la vi13, recibí mucha pena con ella y respondí que no era así lo que me importunaban y que si guerra querían, aparejado estaba para cada y cuándo que viniesen. Y con este enojo apercibí mi gente para el efecto y mandé poner espías por no sé qué partes, porque no me cogiesen descuidado los que me quisiesen hacer mal. El cual doctor Quenca nunca más me respondió cosa ninguna, mas antes yo fui al camino por donde había de pasar para ver si todavía me quería dar la guerra dicha; y de esta salida traje para casa más de quinientos indios de diversas partes, y me volví a quietar a mi casa; en la cual recibí una carta del dicho doctor Quenca escrita en Lima, que no sé por dónde me pasó, en la cual se me ofrecía mucho y me rogaba que lo pasado fuese pasado. Después de esto tornó otra vez a venir el tesorero Garçía de Melo con despachos de vuestra señoría; el cual me aconsejó, por lo que yo le advertí, que casásemos a mi hijo don Phelipe Quispe Tito con su prima doña Beatriz, y así lo concertamos como se hiciesen las paces, que después hicimos en Acobamba, por mandado de vuestra señoría, él y yo, trayendo para ello los testigos que vuestra señoría señaló, a lo cual se halló presente Diego Rodríguez como corregidor, y Martín de Pando como secretario. El cual concierto y capitulación cómo y de la manera que pasó, porque vuestra señoría lo tiene allá más por extenso y lo podrá enseñar a su Majestad, no lo pongo aquí, ni ninguna cosa pondré especificada, pues de todo es vuestra señoría el autor, si no fuere lo de Chuquichaca, de la venida de Hernando Matienço, y mi conversión y bautismo, lo cual quiero que su Majestad entienda de mí que fue vuestra señoría la principal causa de todo. Como vuestra señoría sabe, cuando me envió a Diego Rodríguez que fuese corregidor de esta mi tierra, yo lo recibí por mandarlo vuestra señoría, y por ver que convenía para la ratificación de la paz, que yo había dado mi palabra de tener con el Rey nuestro señor y con sus vasallos; la cual ratifiqué de todo en todo; lo uno, con el recibimiento que hice al oidor licenciado Matienço en la puente de Chuquichaca, dándole a en-

13 Es probable que Titu Cusi era analfabeto

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tender algunas cosas que en mi tierra me pasaban; y lo otro, en recibir sacerdotes en mi tierra para que industriasen a mí y a mi gente en las cosas de Dios, como fue al padre Vera que vuestra señoría me envió; el cual bautizó a mi hijo don Phelipe Quispe Tito y estuvo en la tierra casi año y medio. El cual salió por la venida de los frailes agustinos, que vinieron a bautizarme. Da también testimonio de esta paz, y lo confirma en todo, la renunciación que yo a vuestra señoría hice en nombre de su Majestad de todos mis reinos y señoríos, ni más ni en menos que mi padre los poseía. Lo cual todo concluyó el tesorero Melo en Acobamba, pues dejadas todas cosas aparte, siendo como es vuestra señoría testigo de todo como principal actor, es ésta la manera que yo tuve y he tenido en mi cristianismo hasta ahora por escribirme vuestra señoría muchas cartas rogándome que me volviese cristiano, diciendo que convenía para seguridad de la paz. Procuré de inquirir de Diego Rodríguez y de Martín de Pando quién era en el Cuzco la persona más principal de los religiosos que en ella había, y cuál religión más aprobada y de más tono y me dijeron que la religión de más tono y de más autoridad y que más florecía era la de[l] señor San Agustín, y el prior de ella, digo de los frailes que residen en el Cuzco, era la persona más principal de todos los que en el Cuzco había; y sido y entendido ser esto así, me aficioné en gran manera a aquella orden y religión más que a otra ninguna y determiné de escribir al dicho prior muchas cartas rogándole que me viniese a bautizar él en persona, porque me daba gusto ser bautizado por su mano, por ser persona tan principal, antes que por otro y así, siendo como es tan honrado religioso, me hizo merced de tomar el trabajo y llegarse a esta mi tierra a bautizarme, trayendo consigo a otro religioso y a Gonçalo Pérez de Vivero y Tilano de Anaya, los cuales llegaron a Rayangalla, a doce dias del mes de agosto del año de mil y quinientos y sesenta y ocho, a donde yo salí de este Villcabamba a recibir el bautismo como entendí que me lo venían a dar. Y allí, en el dicho pueblo de Rayangalla, estuvo el dicho prior llamado fray Joan de Vivero con su compañero y los demás, catorce días industriándome en las cosas de la fe, a cabo de los cuales, día del glorioso doctor San Agustín, me bautizó el dicho prior, siendo mi padrino Gonçalo Pérez de Vivero, y madrina doña Angelina Siça Ocllo; y desde que me hubo bautizado estuvo otros ocho días el dicho prior rectificándome de todo en todo en las cosas de nuestra santa fe católica y enseñándome las cosas y misterios de ella. Acabado todo, uno y otro, se fue el dicho prior con Gonçalo Pérez de Vivero, y me dejó en la tierra al compañero llamado fray Marcos Garçía para que me fuese poco a poco advirtiendo de las cosas que el dicho prior me había enseñado, porque no se me olvidasen, y para que enseñase y predicase a la gente de mi

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tierra la palabra de Dios. Y antes que se fuese, les di a entender a mis indios la causa por la cual me había bautizado y traído aquella gente a mi tierra, y el efecto que de bautizarse los hombres sacaban y para qué quedaba este padre dicho en la tierra; todos me respondieron que se holgaban de mi bautismo y de que quedase el padre en la tierra, que ellos procurarían de hacer otro tanto en breve, pues el padre quedaba para dicho efecto en la dicha tierra. Pasados dos meses que este dicho padre estuvo en Rayangalla, después que se fue el prior, enseñando e industriando en las cosas de la fe y bautizando algunas criaturas por consentimiento de sus padres, acordó de ir con Martín de Pando a visitar la tierra que está de la otra parte de los puertos, hacia Guamanga, en la cual estuvo cuatro meses haciendo el mismo oficio y poniendo cruces y haciendo iglesias en los pueblos adonde llegó, que fueron ocho los pueblos y tres las iglesias, y en los demás, cruces. Bautizó en todos ellos noventa criaturas, lo cual hecho todo y dejando muchachos para que dijesen la doctrina se volvió al dicho pueblo de Rayangalla, donde estuvo sólo siete meses, bautizando y enseñando a los indios de toda la comarca; y por el mes de septiembre le vino otro padre compañero, y ambos juntos se estuvieron en aquella tierra hasta que yo los traje a este Villcabamba, donde ahora estamos. No han bautizado aquí ninguno porque aún es muy nueva la gente de esta tierra en las cosas que han de saber y entender tocantes a la Ley y mandamientos de Dios. Yo procuraré que poco a poco lo sepan; por tanto, porque entienda vuestra señoría y me haga merced de darlo a entender a su Majestad, he procurado por la vía arriba dicha declarar sumariamente, sin especificarlo más, la manera y vivienda de mi padre y el suceso y el fin de mis negocios hasta el fin y punto en que ahora estoy. Si acaso fuera menester que vaya uno y otro declarado más por extenso, cómo y de la manera que fue y ha sido hasta ahora, cuando vuestra señoría fuese servido me podrá avisar para que lo haga como vuestra señoría lo mandare. Por ahora me parece que basta esto, aunque había otras muchas cosas que avisar y que decir, en especial de nuestro origen y principio y trajes y manera de nuestras personas, conforme a nuestro uso. Todo lo dejo por evitar prolijidad y porque no hacen a nuestro propósito acerca de lo que vamos tratando; sólo suplicaré a vuestra señoría, pues en todo me ha hecho merced, en dar muy de veras y con todo calor a entender esto que aquí va escrito a su Majestad, [que] me haga merced muy grande, pues tengo entendido que siempre me ha de favorecer como mi señor; y porque me parece que me he alargado mucho, ceso con esto. Fue hecho y ordenado todo lo arriba escrito, dando aviso de todo el ilustre señor don Diego de Castro Titu Cusi Yupangui, hijo de Mango Inga Yupangui, señor natural que fue de los reinos del Pirú, por el muy reverendo padre

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fray Marcos Garçía, fraile presbítero de la orden de[l] señor San Agustín, que reside en esta Provincia de Villcabamba, teniendo como tiene a cargo la administración de las ánimas que en toda ella residen, a honra y gloria de Dios todopoderoso, Padre e Hijo y Espíritu Santo, tres personas y un solo Dios verdadero, y de la gloriosa Reina de los ángeles Madre de Dios Santa María, nuestra señora, ahora y para siempre jamás, amén. Yo, Martín de Pando, escribano de comisión por el muy ilustre señor el licenciado Lope Garçía de Castro, gobernador que fue de estos reinos, doy fe que todo lo arriba escrito lo relató y ordenó el dicho padre a insistencia del dicho don Diego de Castro, lo cual yo escribí por mis manos propias de la manera que el dicho padre me lo relataba, siendo testigos a verlo escribir y relatar, el reverendo padre fray Diego Ortiz, profeso, presbítero de la dicha orden, que juntamente reside en compañía del autor de esto y tres capitanes del dicho don Diego de Castro, llamados el uno Suya Yupangui, y Rimache Yupangui y Sullca Várac; y porque haya fe todo lo susodicho, lo firmé de mi nombre. Hecho en San Salvador de Villcabamba, a seis de febrero del año de mil y quinientos y setenta años. Lo cual, para que haga más fe, lo firmaron de sus nombres el dicho padre fray Marcos Garçía y fray Diego Ortiz y yo, el dicho Martín de Pando.

Fray Marcos García. Digo que lo vi escribir.



Por testigo: fray Diego Ortiz.



En testimonio de verdad: Martín de Pando, escribano.

Yo, don Diego de Castro Titu Cussi Yupangui, hijo que soy de Mango Inga Yupangui, señor natural que fue de estos reinos del Pirú, digo: que por cuanto me es necesario hacer relación al Rey don Phelipe nuestro señor de cosas convenientes a mí y a mis sucesores, y no sé la frase y la manera que los españoles tienen en semejantes avisos, rogué al muy Reverendo Padre fray Marcos Garçía y a Martín de Pando que conforme al uso de su natural, me ordenasen y compusiesen esta relación arriba dicha, para enviarla a los reinos de España al muy ilustre señor el licenciado Lope Garçía de Castro, para que por mí y en mi nombre, llevando como lleva mi poder, me haga merced de enseñar y relatarla a su Majestad del Rey don Phelipe nuestro señor, para que, vista la razon que yo tengo de ser gratificado, me haga mercedes para mí y para mis hijos y descendientes, como quien su Majestad es; y porque es verdad lo sobredicho, di ésta, firmada de mi nombre. Que es hecho día mes y año susodicho. Don Diego de Castro Titu Cussi Yupangui.

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Poder para el Señor Gobernador el licenciado Lope Garçia de Castro Sepan cuantos esta carta de poder vieren, como yo el Sapay Inga don Diego de Castro Titu Cusi Yupangui, hijo mayorazgo que soy de Mango Inga Yupangui, y nieto de Guaina Cápac, señores naturales que fueron de estos reinos y provincias del Pirú, digo: que por cuanto yo tengo necesidad de tratar en los reinos de España muchas cosas y negocios con el Rey don Phelipe nuestro señor y con otras justicias de cualquier estado y condición que sean, así seglares como eclesiásticas, y juntamente con algunas otras personas que de estos reinos hayan ido a los de España que allá puedan residir y residan, y no podría hallar persona que con más calor y solicitud pudiese solicitar mis negocios, como es el señor gobernador, el licenciado Castro, que a los reinos de España ahora va, ni quien con más amor los haga ni pueda hacer, como ha tenido y tiene de costumbre de hacerme merced, que por ésta con la confianza que de su persona tengo, le doy todo mi poder bastante, libre y suficiente, cual de derecho más puede valer, así como yo lo he y tengo, y de derecho en tal caso se requiere, para que por mí y en mi nombre, y como mi persona misma, pueda parecer ante su Majestad y presentar a su real nombre cualesquier petición o peticiones y decir y declarar todo lo que le fuere preguntado tocante a mis negocios, de la misma manera que si yo lo dijese y declarase; y pueda parecer ante cualesquier consejos, audiencias, alcaldes y regimiento, y ante otras cualesquier justicias de su Majestad, así eclesiásticas como seglares; y pedir y demandar, amparar y defender todas y cualesquier cosas que vean que me puedan y deban pertenecer; las cuales pueda poseer, regir y adjudicar, como si yo mismo las poseyese, rigiese y adjudicase con mi propia persona; y para lo que así hubiere de pesos de oro y plata, haciendas, rentas, ganados y otras cualesquier cosas que hubiere me las pueda enviar a estos reinos a mi costa y mención. Y para que por mí y en mi nombre, si le pareciere, de cualesquier pesos de oro que me pertenezcan me pueda hacer comprar y compre cualesquier haciendas, rentas y mercadurías que le parezca que me convengan, así muebles como raíces. Así mismo, para que pueda hacer cualesquier pedimientos, requirimientos, juramentos de calumnia y decisorio, decir verdad, responder a lo hecho de contrario, concluir, presentar testigos, probanzas, escrituras, promisiones, cédulas reales y otro género de prueba y sacarlo, contradecir los de en contrario; poner cualesquier recusaciones, sospechas, objetos; jurarlos, apartarse de ellas; tomar y aprehender en mi nombre cualesquier posesiones de cualesquier mis bienes y haciendas que me convengan; y sobre la aprehensión hacer lo que fuere justo y convenga a los dichos bienes; oír sentencia en favor; consentir, lo de en contrario, apelar y suplicar adonde y

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con derecho deba; seguir la causa hasta la final conclusión, pedir costas y jurarlas en efecto; hacer todo aquello que yo podría, aunque aquí no vaya declarado ni expresado, y sean cosas de calidad que requieran mi presencia, que cuán cumplido poder como tengo y de derecho se requiere dar y otorgar, otro tal, ese mismo lo doy y otorgo, con todas sus incidencias, anexidades y conexidades, y con libre y general administración, y para que este dicho poder lo pueda sustituir en una o más personas, como le pareciere, y revocarlos. A los cuales y al relievo en forma y para firmeza de ellos, obligo los bienes, tributos, rentas, haciendas, que así me convengan, muebles raíces, habidos y por hacer. Y para testimonio de lo susodicho lo firmé de mi nombre. Que es hecho seis días del mes de febrero de mil y quinientos y setenta años. Testigos que fueron presentes a verlo sacar, los muy reverendos padres fray Marcos Garçía y fray Diego Ortiz, y don Pablo Guallpa Yupangui y don Martin Cosi Guaman, don Gaspar Xulca Yánac. Yo Martín de Pando, escribano de comisión por el muy ilustre señor gobernador el licenciado Castro, doy fe de cómo es verdad todo lo susodicho, y que el dicho Inga don Diego de Castro dio este poder al dicho señor licenciado Castro, gobernador que fue de estos reinos, cómo y de la manera que de derecho se requiere: en testimonio de lo cual puse en su nombre don Diego de Castro en su firma como abajo parecía en el original.

Don Diego de Castro Titu Cusi Yupangui.



Por testigo: fray Marcos Garçía.



Por testigo: fray Diego Ortiz.

Y en testimonio de verdad hice aquí este mi signo. Martín de Pando, escribano de comisión.

Lecturas recomendadas Chang-Rodríguez, Raquel. La apropiación del signo: Tres cronistas indígenas del Perú. Tempe, Arizona: Center for Latin American Studies, 1988. —. El discurso disidente: Ensayos de literatura colonial peruana. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 1991. Mazzotti, José Antonio. Coros mestizos del Inca Garcilaso. Lima: Fondo Editorial de Cultura, 1996.

BLAS VALERA (1544-1597)

Sabine Hyland

Después de cuatrocientos años de su muerte, Blas Valera, el enigmático cronista jesuita, ha originado numerosas controversias, pero aún así, sus escritos continúan influyendo nuestra visión del periodo antiguo de América del Sur. Valera mantuvo una visión exaltada del Imperio Inca, elogiando al gobierno, la religión y la lengua de los incas con los mejores términos posibles. Aclamado por su compañero jesuita, Giovanni Anello Oliva, como “muy inteligente de la lengua Quechua, y grande escudriñador de las antiguallas del Perú y de sus Incas” (Anello Oliva, 1998 [1631], 95), las obras de Valera tuvieron un profundo impacto en escritores posteriores sobre la historia de los incas, y en especial en Garcilaso de la Vega, El Inca, en sus Comentarios reales de los Incas (1609). No obstante, con la excepción de un texto corto titulado, De las costumbres antiguas de los naturales del Pirú, (1594), todas las obras de Valera se han perdido. La mayoría de sus prolíficos escritos, entre los que se encuentra su magistral Historia Occidentalis [Historia del Occidente], sobreviven únicamente por las citas de otros autores. De acuerdo a documentos jesuitas, Valera nació en Chachapoyas, Perú, en 1544, hijo natural del español conquistador Luis Valera y una indígena de nombre Francisca Pérez (Monumenta Peruana 1966-86 1: 284). Se sabe poco de la madre de Blas; sin embargo, varios estudiosos han especulado que era una noble inca de la corte del emperador Inca Atahuallpa (Esteve Barba 1966, xliii; González de la Rosa 1907, 190). Aunque no hay evidencia sólida al respecto, parece seguro que era descendiente inca y no chachapoyana. La lengua que su madre le enseñó fue el quechua, que es la lengua de los Incas. Su hijo Blas era muy parcial a los incas a expensas de otros grupos nativos de los Andes. Igualmente era un fuerte partidario a favor del emperador Atahuallpa en contra de su hermano y rival para el trono, Huascar; todos estos hechos han sugerido a los investigadores que Valera y su madre pertenecían a un grupo

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étnico inca de la zona Norte. Aunque Francisca nunca se casó con Luis, vivió en sus propiedades y aparentemente dio a luz a por lo menos otro hijo, Jerónimo, quien llegaría a ser un escritor Franciscano de primera en Perú (Hyland 2003, 22-27). De joven, Blas se trasladó a Trujillo, ciudad de la costa norte, donde estudió Latín, teología y las artes liberales (Monumenta peruana 1966-86 2:141). Mientras estaba en Trujillo aparentemente conversó muchas horas con los historiadores de Atahuallpa, de quienes aprendió de primera mano sobre las leyendas de la corte inca del norte en Quito. En noviembre de 1568, se unió a la orden jesuita en Lima, y comenzó su carrera como sacerdote, escritor y misionero. Entre 1570 y 1583, Valera se dedicó a evangelizar a indígenas en Huarochirí, Lima, Cusco, Juli y Potosí. Sus años en Cusco a mediados de 1570 parecen haber sido particularmente importantes para Valera. Mientras estaba en Cusco fungió como consejero espiritual a una confraternidad cristiana de nobles incas que se reunían los miércoles por la tarde para llevar a cabo discusiones espirituales. Estas conversaciones se enfocaban en las similitudes entre las creencias incas y las cristianas, una cuestión que se convertiría en un tema primordial en los escritos de Valera (Monumenta peruana 1966-86 2:140-141). La fluidez lingüística de Valera en las lenguas nativas, quechua y aimara, facilitó su trabajo misionario e inicialmente le ganó los elogios de sus superiores jesuitas (Monumenta peruana 1966-86 1:266). Para 1582, Valera se había trasladado a Lima donde tradujo el catecismo del Tercer Consejo Provincial de Lima al Aimara. Mientras trabajaba en su traducción, ofrecía lecciones sin costo alguno de Quechua a cualquier persona que quisiera aprender la lengua, fuera persona laica o religiosa (AGI 1583). Para abril de 1583, sin embargo, se encontró en prisión por misteriosos cargos. Sus superiores jesuitas afirmaron que había sido encarcelado por la Inquisición española por el crimen de seducción de mujeres, pero investigaciones recientes han mostrado que fue encarcelado secretamente por los mismos jesuitas por el tenor anti-español y heterodoxo de su enseñanza que condenaba la dominación española en Perú y equiparaba el cristianismo con la religión inca (Hyland 2011, 19-32). Después de tres años de prisión en la cárcel subterránea de los jesuitas en su casa de Lima, y de ocho años de arresto domiciliario, Valera fue exiliado a España. Llegó a Cádiz en 1596, solo para ser fatalmente herido en el ataque inglés a la ciudad varios meses después. La mayoría de los papeles de Valera se quemaron en el ataque. Fue transferido a Málaga donde, de acuerdo, a los registros jesuitas, murió de sus heridas el dos de abril de 1597 los cincuenta y tres años de edad (Durand 1987).

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Durante sus años de misionero con los nativos de los Andes, Valera conversó con historiadores locales sobre cuestiones de historia indígena y religión. Consultó los khipus locales —los dispositivos de registro inca por medio de nudos y cuerdas— y a sus custodios a través del imperio para aprender más sobre prácticas religiosas y civiles nativas. El erudito jesuita también tuvo acceso a numerosos manuscritos que se han perdido, a juzgar por sus referencias a estas obras. Estos escritos incluyen la obra de Marcos Jofre Itinerario, la de Falconio Aragonés De Libertate Indorum Servanda (On Preserving the Liberty of the Indians), la de Juan de Oliva Annales, y una Relación por Francisco de Chaves, un pariente de Luis Valera y amigo de confianza del conquistador del Perú, Francisco Pizarro. Otras voces incluidas en el corpus de Valera provienen de autores pro indígenas poco conocidos u olvidados como el mercedario Melchor Hernández, el noble inca Don Luis Inca, y el abogado pro indígena Francisco Falcón. Todos esos escritos se han perdido y se conocen únicamente por las citas que dejó Valera. Se cree que Valera escribió por lo menos cuatro obras. Su primera monografía, un relato de la conversión de los nativos andinos al Cristianismo, la terminó para 1579 y se encuentra hoy perdida. También escribió un Vocabulario que contenía extensas discusiones de términos nativos y de importantes individuos de la historia andina. Este trabajo, ahora perdido, fue citado repetidamente por Anello Oliva, quien se refería a éste como, “un vocabulario antiguo de mano (que sin duda sería de persona) del Padre Blas Valera, que traxo consigo el padre [Diego] de Torres Vásquez desde Cádiz… que como thesoro escondido teníamos guardado en la librería del Colegio de Chuquiabo y por buena dicha huve a mis manos” (Anello Oliva 1998 [1631], 95). Las citas en la relación de Anello Oliva revela que el Vocabulario era más bien una enciclopedia que diccionario, porque proporcionaba extensas explicaciones que hacen hincapié en algunos de los temas centrales de Valera, como la espiritualidad del imperio inca y la grandeza de sus gobernantes. La gran obra de Valera Historia Occidentalis, escrita en Latín, comprende por lo menos cinco libros, cada uno con múltiples capítulos. Fue escrita probablemente mientras se encontraba en su arresto domiciliario en Lima. El manuscrito de esta historia fue dañado en el saco de Cádiz en 1596 y sus restos calcinados se llevaron al escritor mestizo peruano, Garcilaso de la Vega, El Inca, quien vivía en España en ese momento. Garcilaso tradujo del Latín al Español los pasajes de Valera y los citó libremente a través de su obra maestra, los Comentarios reales. Muchos de los pasajes que Garcilaso cita discuten con admiración el gobierno inca, la religión y la lengua mientras condenan la conquista española de los Andes. Un autor jesuita posterior, Alonso de Sandoval, tuvo acceso

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a otra copia de la Historia Occidentalis en Sud América en una fecha tan tardía como 1647, pero esta redacción no se ha encontrado. Un trabajo final es la Relación de las costumbres de los antiguos del Pirú que, aunque es anónimo, la mayoría de los investigadores lo atribuyen a Valera (véase Hyland 2011, 105-109). Este texto fue escrito en 1594, cuando Valera había caído enfermo en Quito mientras estaba en ruta a su exilio en España. Durante los muchos meses de su recuperación en Quito, dictó su texto, una descripción de la religión inca seguida por un examen a menudo crítico de la evangelización cristiana en el Perú. La Relación es un trabajo menos formal que la Historia Occidentalis. Este texto más corto, similar a un trabajo de posición argumentativa contemporáneo, parece haberse escrito principalmente para difundirlo entre sus compañeros jesuitas. Es probable que le haya inspirado la entonces recién publicación en España de la Historia natural y moral de las Indias (1590) de José de Acosta. En la Historia natural y moral, Acosta, quien era el superior jesuita de Valera en el Perú, a menudo proporciona interpretaciones críticas de la religión andina. Aunque Valera nunca critica a Acosta directamente en la Relación, enfatiza su desacuerdo con Acosta en varios asuntos que conciernen prácticas y creencias religiosas de los incas (Hyland 2011, 35-37). A través de la Relación, el autor defiende la religión inca al equipararla tanto con el paganismo romano como con el cristianismo. De igual manera, ensalzó las virtudes de los andinos cristianos recientemente convertidos, a quienes elogió como verdaderos cristianos, en contraste con la actitud de muchos clérigos en la Iglesia peruana que condenaban a los pueblos andinos como paganos sin posibilidad de regeneración, quienes no merecían ningún derecho humano. A principios del siglo XX, surgió una controversia en las páginas de la Revista Histórica del Perú sobre la naturaleza de la contribución de Valera a los Comentarios reales de Garcilaso. El respetado historiador, Manuel González de la Rosa, afirmó que Garcilaso tuvo acceso a la obra, ahora perdida, de Valera Historia Occidentalis, y que había plagiado la totalidad de los Comentarios reales directamente de la obra de Valera (González de la Rosa, 1907). En su respuesta del año siguiente, José de la Riva Agüero defendió magistralmente la integridad y originalidad de Garcilaso (Riva Agüero 1908). En los 1990s varios documentos del siglo 17 fueron descubiertos en Nápoles, Italia, que contenían sorprendentes afirmaciones sobre el cronista jesuita, a raíz de las cuales se inició una contenciosa controversia entre los estudiosos de Valera. Dichos documentos se encuentran en la colección privada de Clara Miccinelli e incluyen un texto latino atribui-

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do a Valera; otro texto biográfico en una mezcla de Latín y Castellano sobre la vida del jesuita; un relato de Francisco de Chaves; un khipu andino; y varios manuscritos que contienen dibujos de diversos quipus y otras figuras (Laurencich Minelli, 2005). Estos textos sostienen que la muerte de Valera en 1597 fue simulada por los jesuitas quienes querían expulsarlo de la Sociedad. Después de 1597, según dichos documentos, Valera regresó en secreto al Perú y escribió la Nueva corónica y buen gobierno, la monumental crónica sobre historia andina firmada por el indio, Guaman Poma de Ayala. Además, los manuscritos afirman que Valera instruyó a sus seguidores en un sistema fonético secreto de los khipus, así como una versión andina del Cristianismo. También describen la resistencia que experimentó Valera entre sus superiores jesuitas a causa de su posición pro-indígena y sostienen que esa política resultó en su encarcelamiento y exilio. Aunque algunos estudiosos han defendido la veracidad de los documentos napolitanos (Cantú 2001; Laurencich Minelli 2005), la mayoría no ha aceptado como auténtica mucha de la información que contienen, especialmente las afirmaciones sobre la muerte simulada de Valera y su supuesta autoría de la Nueva corónica. Algunos han argumentado que son falsificaciones recientes (Adorno 1998; Estenssoro 1997), aunque existe un creciente consenso entre los estudiosos que son falsificaciones de la época colonial escritas secretamente en el Perú por algunos jesuitas que querían promover el legado radical de Valera después de su muerte en 1579 (Hyland 2003, 195-236; Hyland 2011, 17-32; Albó 1998, 344; Medina 1999; Mumford 2000, 45). El apasionante debate suscitado por los documentos encontrados en Nápoles demuestra la persistente relevancia de Valera y sus ideas en la actualidad. Las siguientes selecciones de la obra de Valera provienen de citas extensas que aparecen en los Comentarios reales del Inca Garcilaso y la Historia del reino y provincias del Peru de Giovanni Anello Oliva, así como de la Relación de las costumbres antiguas.1 Las selecciones se centran en la apasionada defensa que hace Valera de los Incas, y su representación idealizada del Incario, un estado caracterizado por la abundancia y la justicia regida por monarcas-filósofos. Según Valera, el gobierno y la religión de los Incas eran excelentes, pero la lengua general del Incario, el Quechua, merecía el mayor respeto, puesto que estaba a la altura

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Las fuentes vienen de manuscritos originales o del dominio público. Primera parte de los comentarios reales. 1723, Madrid (la autora ha modernizado la ortografía); De las costumbres antiguas de los naturales del Pirú. C. 1594. Biblioteca Nacional (Madrid), Ms. 3177; Juan Anello Oliva, S.J. Varones insignes en sanctidad de la Compañía de Jesús de la Provincia del Perú, 1631. Additional MS 25.327. British Library. Los transcritos fueron por la autora con permiso de publicación de la autora.

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lingüística del Latín, el Griego y el Hebreo y era superior al Español y a las otras lenguas andinas. Sostenía que el conocimiento del Quechua mejoraba la inteligencia de las personas ayudándolos a comprender los conceptos religiosos, por lo cual era el idioma más idóneo para la evangelización del pueblo andino. La expansión del Quechua en los Andes, gracias a los Incas y su creciente imperio, era por lo tanto producto de la intervención divina, cuyo propósito sería la preparación de los indígenas para la eventual evangelización por los españoles en el siglo 16. De esa manera, el Incario de acuerdo con Valera, se antojaba un imperio precristiano señalado por Dios.

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Historia Occidentalis (pasajes citados en los Comentarios reales por el Inca Garcilaso de la Vega)

Cómo llegaron a manos del Inca Garcilaso los papeles de Valera 2 “… otro insigne varón, religioso de la Santa Compañía de Jesús, llamado el Padre Blas Valera, que escribía la historia de aquel Imperio en elegantíssimo latín, y pudiera escribirla en muchas lenguas, porque tubo don dellas; mas por la desdicha de aquella mi tierra, que no mereció que su república quedara escrita de tal mano, se perdieron sus papeles en la ruina y saco de Cádiz, que los ingleses hicieron año mil y quinientos y noventa y seis, y él murió poco después. Yo hube del saco las reliquias que de sus papeles quedaron, para mayor dolor y lástima de los que se perdieron, que se sacan por los que se hallaron; quedaron tan destrozados que falta lo más y mejor. Hízome merced dellos el Padre Maestro Pedro Maldonado de Saavedra, natural de Sevilla, de la misma religión, que en este año de mil y seiscientos lee Escritura en esta ciudad de Córdoba”. (Libro I, Capítulo 6, Comentarios reales).

El gobierno y las leyes de los Incas “El Padre Valera dice del gobierno de los Incas lo que se sigue, que, por ser tan conforme a lo que hemos dicho, y por valerme de su autoridad, lo saqué a la letra de su galaníssimo latín: “Los indios del Perú, comenzaron a tener alguna manera de república, desde el tiempo del Inca Manco Capac y del Rey Inca Roca 3, que fue uno de sus Reyes. Hasta entonces en muchos siglos atrás, habían vivido en mucha torpeza y barbariedad, sin ninguna enseñanza de leyes, ni otra alguna policía. Desde aquel tiempo criaron sus hijos con doctrina, comunicáronse unos con

2

Aunque el pasaje no fue escrito por Valera, se incluye aquí porque nos brinda la explicación de Garcilaso sobre cómo llegaron a sus manos los papeles de Valera.

3 La lista de los Incas más reconocida por los cronistas del Perú es la siguiente: (1) Manco Capac; (2) Sinchi Roca; (3) Lloque Yupanqui; (4) Mayta Capac; (5) Capac Yupanqui; (6); Inca Roca; (7) Yawar Huacac; (8) Viracocha Inca; (9) Pachacuti Inca Yupanqui; (10) Topa Inca Yupanqui; (11) Huayna Capac. Después de la muerte de Huayna Capac en 1528, sus herederos, Atahuallpa y Huascar iniciaron una guerra civil para controlar el Imperio que su padre había dividido entre ellos. En 1532 Atahuallpa, quien había tomado a Huascar de prisionero, se estaba preparando para celebrar la victoria cuando los españoles, liderados por Francisco Pizarro, llegaron a Tahuantinsuyu y capturaron a Atahuallpa.

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otros; hicieron de vestir para sí, no solo con honestidad, mas también con algún atavío y ornato; cultivaron los campos con industria y en compañía unos de otros; dieron en tener juezes, hablaron cortesanamente; edificaron casas, así particulares como públicas y communes; hicieron otras muchas cosas deste jaez, dignos de loor. Abrazaron muy de buena gana las leyes que sus príncipes, enseñados con la lumbre natural, ordenaron, y las guardaron muy cumplidamente. En lo cual tengo para mí que estos Incas del Perú deben ser preferidos, no solo a los chinos y japoneses y a los indios orientales, mas también a los gentiles naturales de Asia y de Grecia. Porque, bien mirado, no es tanto de estimar lo que Numa Pompilio padesció y trabajó en hacer leyes para los romanos, y Solón para los atenienses y Licurgo para los lacedemonios, porque supieron letras y ciencias humanas, las cuales enseñan a trazar y componer leyes y costumbres buenas, que dejaron escritas para los hombres de sus tiempos y de los venideros. Pero es de grande admiración que estos indios, del todo desamparados destos socorros, y ayudas de costa, alcanzassen a fabricar de tal manera sus leyes (sacadas las que pertenecen a su idolatría y errores); innumerables dellas vemos que guardan hoy los indios fieles, todas puestas en razón y muy conformes a las leyes de los muy grandes letrados; las cuales escribieron, y encomendaron distintamente a los ñudos de los hilos de diversas colores que para sus cuentas tenían4 , y las enseñaron a sus hijos y descendientes, de tal manera que las que sus primeros reyes establecieron, de seiscientos años a esta parte, tienen hoy tan en la memoria como si ahora de nuevo se hubieran promulgado…” ( Libro V, Capítulo XI, Comentarios reales).

Cómo conquistaban y gobernaban los Incas “La orden y manera que los Incas tenían de conquistar las tierras, y el camino que tomaban para enseñar las gentes a la vida política y ciudadana, cierto no es de olvidar ni de menospreciar; porque desde primeros los Reyes, a los cuales imitaron los sucesores, nunca hicieron guerra sino movidos por alguna razón que les parecía bastante, come era la necesidad que los bárbaros tenían de que los redujesen a vida hu-

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Los khipus consistían en cordeles de diversos colores en los cuales se introducían nudos para representar cierta información. La mayoría de khipus incaicos estaban compuestos de un cordel principal del cual pendían otros cordeles con nudos. Teñian los cordeles de diversos colores e introducían diferentes tipos de nudos según la clase de información a representar. Según las descripciones de los españoles, los khipus incaicos codificaban una gran variedad de información numérica, pero también relatos históricos, biografías, poesía y asuntos religiosos.

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mana y política; o por injuries y molestias que los comarcanos hacían a sus vasallos; y antes que moviesen la guerra, requerían a los enemigos una y dos y tres veces. Después de sujetada la provincia, lo primero que el Inca hacía era que, como en rehenes, tomaba el ídolo principal que aquella tal provincia tenía y lo llevaba al Cuzco; mandaba que se pusiese en un templo hasta que el cacique y sus indios se desengañasen de la burlería de sus vanos dioses y se aficionasen a la idolatría de los Incas, que adoraban al Sol. No echaban por tierra los dioses ajenos, luego que conquistaban la provincia, por la honra della, porque los naturales no se desdeñasen del menosprecio de sus dioses hasta que los tenían cultivados en su vana religión. También llevaban al Cuzco al cacique principal y todos sus hijos, para los acariciar y regalar, y para que ellos, frecuentando la corte, aprendiesen, no solamente las leyes y costumbres y la propriedad de la lengua, mas también sus ritos, ceremonias y supersticiones; lo cual hecho, restituía al curaca en su Antigua dignidad y señorío, y, como Rey, mandaba a los vasallos le sirviesen y obedeciesen como a señor natural. Y para que los soldados vencedores y vencidos se reconciliasen y tuviesen perpetua paz y amistad y se perdiese y olvidase cualquiera enojo o rancor que durante la guerra hubiese nacido, mandaba que entre ellos celebrasen grandes banquetes, abundantes de todo regalo, y que se hallasen a ellos los ciegos, cojos, y mudos y los demás pobres impedidos, para que gozasen de la liberalidad real. En aquellas fiestas había danzas de doncellas, juegos y regocijos de mozos, ejercicios militares de hombres maduros. Demás desto les daban muchas dádivas de oro y plata y plumas para adornar los vestidos y areos de las fiestas principales. Sin esto les hacían otras mercedes de ropa de vestir y otras preseas, que entre ellos eran muy estimadas. Con estos regales y otros semejantes, regalaba el Inca los indios nuevamente conquistados, de tal manera que, por bárbaros y brutos que fuesen, se sujetaban y unían a su amor y servicio con tal vínculo que nunca jamás provincia alguna imaginó rebelarse. Y porque se quitasen del todo las ocasiones de producir quejas, y de las quejas se causasen rebeliones, confirmaba y de nuevo (porque fuesen más estimadas y acatadas) promulgaba todas las leyes, fueros y estatutos antiguos, sin tocar en cosa alguna dellos, si no eran contrarios a la idolatría y leyes del Imperio. Mudaba, cuando era menester, los habitadores de una provincia a otra5 ; proveíanles de heredades, casas, criados y ganados, en abundan5

Los colonos se llamaban mitimaes (del vocablo Quechua mitmaq, “forastero” ). Se trataba del traslado de grandes cantidades de súbditos a los territorios recién conquistados.. La presencia de los mitimaes tenía el propósito de disminuir el riesgo

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cia bastante; y en lugar de aquellos llevaban ciudadanos del Cuzco o de otras provincias fieles, para que, haciendo oficio de soldados en presidio, enseñasen a los comarcanos las leyes, ritos y ceremonias y la lengua general del reino. Lo restante del gobierno suave que los Reyes Incas tubieron, en que hicieron ventaja a todos los demás reyes y naciones del Nuevo Mundo, consta claro, no solamente por las cuentas y ñudos anales de los indios, mas también por los cuadernos fidedignos, escritos de mano, que el visorrey Don Francisco de Toledo mandó a sus visitadores y jueces y a sus escribanos que escribiesen, habiéndose informado largamente de los indios de cada provincia, los cuales papeles están hoy en los archivos públicos, donde se ve claro cuán benignamente trataron los Incas Reyes del Perú a los suyos. Porque, como ya se ha dicho, sacadas algunas cosas que convenían para la seguridad de todo el Imperio, todo lo demás de leyes y derechos de los vasallos se conservaban sin tocarles en nada. Las haciendas y patrimonios, así comunes como particulares, mandaban los Incas se sustentasen libres y enteras, sin disminuirles parte alguna. Nunca permitieron que sus soldados robasen ni saqueasen los provincias y reinos que por armas sujetaban y rendían; y a los rendidos, naturales dellas, en breve tiempo les proveían en gobiernos de paz y en cargos de la guerra, como si los unos fueran soldados viejos del Inca, de mucho tiempo atrás, y los otros fueran criados fidelíssimos. La carga de los tributos, que a sus vasallos imponían aquellos reyes, era tan liviana que parecerá cosa de burla lo que adelante diremos, a los que lo leyeren. Empero, los Incas, no contentos ni satisfechos con todas estas cosas, distribuían con grandíssima largueza las cosas necesarias para el comer y el vestir, sin otros muchos dones, no solamente a los señores y a los nobles, mas también a los pecheros y a los pobres6, de tal manera que con más razón se podrían llamar diligentes padres de familias o cuidadosos mayordomos, que no reyes, de donde nació el renombre Capac Titu con que los indios les solían llamar: Capac, lo mismo es que príncipe poderoso en riquezas y grandezas, y Titu significa príncipe de las rebeliones. A la inversa, un grupo étnico rebelde podia ser dividido en varios grupos de mitimaes trasladados a otras partes del imperio para evitar nuevas rebeliones. Los mitimaes se especializaban en ciertas labores: el tejido, la cerámica, la minería, o la agricultura. 6

Los Incas empleaban un sistema económico redistributivo en el cual los súbditos le debían al gobierno un impuesto laboral. A cambio de su mano de obra, el gobierno les proveía ciertos productos de lujo: la coca, la cerveza, y finos tejidos. En caso de que la cosecha local fallara, el estado apoyaba a los afectados con sus masivos depósitos de comestibles y ropa. Los discapacitados y los desvalidos eran mantenidos a expensas del Inca.

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liberal, magnánimo, medio Dios, augusto. De aquí también nació que aquellos reyes del Perú, por haber sido tales, fuesen tan amados y queridos de sus vasallos que hoy los indios, con ser ya cristianos, no pueden olvidarlos, antes en sus trabajos y necesidades, con llantos y gemidos, a vozes y alaridos los llaman uno a uno por sus nombres; porque no se lee que ninguno de los reyes antiguos de Asia, Africa, y Europa haya sido para sus naturales vasallos tan cuidadoso, tan apacible, tan provechoso, franco y liberal, como lo fueron los reyes Incas para con los suyos…” (Libro V, Capítulo XII, Comentarios reales).

La veneración del dios Ticci Viracocha “Habiendo sujetado el Inca cualquiera nueva provincia, y mandado llevar al Cuzco el ídolo principal della, y habiendo apaciguado los ánimos de los señores y de los vasallos, mandaba que todos los indios, así sacerdotes y adivinos como la demás gente común, adorasen al Dios Ticci Viracocha 7, por otro nombre llamado Pachacamac, como a Dios poderosíssimo, triunfador de todos los demás dioses. Luego mandaba que tuviesen el Inca por rey y supremo señor, para le servir y obedecer; y que los caciques, por su rueda fuesen a la corte cada año o cada dos años, según la distancia de las provincias, de lo cual se causaba que aquella ciudad era una de las más frecuentadas y pobladas que hubo en el Nuevo Mundo. Demás desto, mandaba que todos los naturales y moradores de la tal provincia se contasen y empadronasen, hasta los niños, por sus edades y linajes, oficios, haciendas, familias, artes y costumbres; que todo se notase y asentase como por escrito, en los hilos de diversas colores…” (Libro V, Capítulo XIII, Comentarios reales).

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El misterioso dios creador Viracocha no tenía nombre único. Se denominaba metafóricamente, según los diversos aspectos de sus poderes. En una versión común del relato de la creación, se dice que Viracocha surgió del lago Titicocha y creó una raza de gigantes a quienes luego destruyó. Luego invocó al Sol, la Luna, y las Estrellas para que salieran de una isla del lago Titicaca y los colocó en el cielo. Finalmente creó a los seres humanos de las piedras que encontró en las orillas del lago. Adorado en el temple cusqueño de Quishuarcancha, también fue venerado en el temple de Raqchi, situado entre Cusco y el lago Titicaca. No fue celebrado en ninguna ceremonia en particular, pero fue venerado en todas las fiestas religiosas mayores de los Incas.

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Acerca de la lengua general de los Incas, Quechua “Resta que digamos algo de la lengua general de los naturales del Perú, que, aunque es verdad que cada provincia tiene su lengua particular, diferente de las otras, una es y general la que llaman Cuzco, la cual, en tiempo de los Reyes Incas, se usaba desde Quito hasta el reino de Chile, y hasta el reino Tumac, y ahora la usan los caciques, y los indios que los españoles tienen para su servicio y para ministros de los negocios. Los Reyes Incas, desde su antigüedad, luego se sujetaban cualquiera reino o provincia, entre otras cosas que para la utilidad de los vasallos se les ordenaba, era mandarles que aprendiesen la lengua cortesana del Cuzco y que la enseñasen a sus hijos. Y porque no saliese vano lo que mandaban, les daban indios naturales del Cuzco que les enseñasen la lengua y las costumbres de la corte. A los cuales, en las tales provincias y pueblos, daban casas, tierras y heredades para que, naturalizándose en ellas, fuesen maestros perpetuos ellos y sus hijos. Y los gobernadores Incas anteponían en los oficios de la república, así en la paz como en la guerra, a los que mejor hablaban la lengua general. Con este concierto regían y gobernaban los Incas en paz y quietud todo su Imperio, y los vasallos de diversas naciones se habían como hermanos, porque hablaban una lengua…” “La facilidad de aprenderse en breve tiempo y con poco trabajo la lengua general del Perú, la testificaron muchos que la han procurado saber, y yo conocí muchos sacerdotes que, con mediana diligencia, se hicieron diestros en ella. En Chuquiabo hubo un sacerdote teólogo, que de relación de otros no aficionados a esta lengua general de los indios, la aborreció de manera, que aun de oírla nombrar se enfadaba, entendiendo que de ninguna manera la aprendería, por la mucha dificultad que le habían dicho que tenía. Acaesció que antes que en aquel pueblo se fundara el Colegio de la Compañía, acertó venir un sacerdote della, y paró allí algunos días para doctrinar los indios, y les predicaba en público en la lengua general. Aquel sacerdote, por la novedad del hecho, fue a oír un sermón, y como viese que declaraba en indio muchos lugares de la Santa Escriptura, y que los indios, oyéndolos, se admiraban y se aficionaban a la doctrina, cobró alguna devoción en la lengua. Y después del sermón habló el sacerdote, diciendo, “?Es possible que en una lengua tan bárbara se puedan declarar y hablar las palabras divinas, tan dulces, y misteriosas?”. Fuéle respondido que sí, y que si él quería trabajar con algún cuidado en la lengua general, podría hacer los mismo dentro en cuatro o cinco meses. El sacerdote… trabajó de manera que, pasados seis meses, pudo oír las confesiones de los indios y predicarles

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con suma alegría suya y gran provecho de los indios”. (Libro VII, Capítulo III, Comentarios reales).

La evangelización en Quechua “Pues hemos dicho, y probado cuán fácil es de aprender la lengua cortesana, aun a los españoles que van de acá, necesario es decir y conceder cuánto más fácil será aprenderla los mismos indios del Perú, aunque sean de diversos lenguajes; porque aquélla parece que es de su nación, y propria suya. Lo cual se pruebe fácilmente, porque vemos que los indios vulgares, que vienen a la Ciudad de los Reyes o al Cuzco o a la Ciudad de la Plata o a las minas de Potosí, que tienen necesidad de ganar la comida, y el vestido por sus manos y trabajo, con sola la continuación, costumbre y familiaridad de tratar con los demás indios, sin que les den reglas ni manera de hablar, en pocos meses hablan muy despiertamente la lengua del Cuzco, y cuando se vuelven a sus tierras, con el nuevo y más noble lenguaje que aprendieron, parecen más nobles, más adornados, y más capaces en sus entendimientos; y lo que más estiman es que los demás indios de su pueblo los honran y tienen en más, por esta lengua real que aprendieron. Lo cual advirtieron y notaron los Padres de la Compañía de Jesús en el pueblo llamado Sulli, cuyos habitadores son todos Aymaraes, y los mismo dicen y afirman otros muchos sacerdotes, y los jueces, y corregidores de aquellas provincias, que la lengua cortesana tiene este don particular, digno de ser celebrado, que a los indios del Perú les es de tanto provecho como a nosotros la lengua Latina; porque demás del provecho que les causa en sus comercios, tratos y contratos y en otros aprovechamientos temporales y bienes espirituales, les hace más agudos de entendimiento y más dóciles y más ingeniosos para lo que quisieren aprender, y de bárbaros los trueca en hombres políticos y más urbanos. Y así los indios Puquinas, Collas, Urus, Yuncas, y otras naciones, que son rudos y torpes, y por su rudeza aun sus proprias lenguas las hablan mal, cuando alcanzan a saber la lengua del Cuzco parece que echan de sí la rudeza y torpeza que tenían y que aspiran a cosas políticas y cortesanas y sus ingenios pretenden subir a cosas más altas; finalmente, se hacen más capaces y suficientes para recibir la doctrina de la Fe Católica, y cierto, los predicadores que saben bien esta lengua cortesana se huelgan de levantarse a tratar cosas altas y declararlas a sus oyentes sin temor alguno; porque así como los indios que hablan esta lengua tienen los ingenios más aptos y capaces, así aquel lenguaje tiene más campo

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y mucha variedad de flores y elegancias para hablar por ellas, y desto nace que los Incas del Cuzco, que la hablan más elegante y más cortesanamente, reciben la doctrina evangélica, en el entendimiento y en el corazón, con más eficacia y más utilidad. Y aunque en muchas parte y entro los rudíssimos indios Uriquillas y los fieríssimos Chiriguanas, la divina gracia, muchas veces sin estas ayudas ha obrado grandezas y maravillas, como adelante diremos; pero también se ve que por la mayor parte corresponde y se acomoda a estos nuestros humanos medios. Y cierto que entro otros muchos de que la Divina Majestad quiso usar para llamar y disponer esta gente bárbara y ferina a la predicación de su Evangelio, fue el cuidado y diligencia que los Reyes Incas tuvieron de doctrinar estos sus vasallos con la lumbre de la ley natural y con que todos hablasen un lenguaje, lo cual fue uno de los principales medios para lo que se ha dicho. Lo cual todos aquellos Reyes Incas (no sin divina providencia) procuraron, con gran diligencia y cuidado, que se introdujese y guardase en todo aquel su Imperio”. 8 (Libro VII, Capítulo 4, Comentarios reales).

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Muchas de las autoridades españolas no compartían la opinión de Valera sobre la excelencia del Quechua. Por ejemplo, el gran jurista Juan Solórzano Pereyra, sostenía que era imposible explicar los misterios de la fe cristiana en Quechua ni en cualquier otro idioma indígena de las Américas.

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Relación de las costumbres de los antiguos del Pirú

La naturaleza de la religion incaica Creyeron y dijeron que el mundo, cielo y tierra, y sol y luna, fueron criados por otro mayor que ellos: a este llamaron Illa Tecce, que quiere decir Luz eternal [marginal note: “Illa es lo mismo que El, hebreo; Ela, sira; Theos, griego; Deus, latino”.]9 . Los modernos añadieron otro sobre nombre que es Viracocha…. Estuvieron los del Pirú gran suma de años sin ídoles, sin estatuas, sin imagines, porque solamente adoraban las luminarias del cielo y las estrellas [nota marginal: “Autores: Polo, en la Averiguación; Juan de Oliva, en sus Anales, al principio; fray Melchior Hernández, en sus Anotaciones, verbo Tocapu; los quipos de Yutu Inga, los de Huallpa Inga y la común tradición]. El sol dijeron que era hijo del gran Illa Tecce, y que la luz corporal que tenía, era la parte de la divinidad que Illa Tecce le había comunicado, para que rigiese y gobernase los días, los tiempos, los años y veranos y a los reyes y reinos y señores y otras cosas [marginal note: “Autores: los mismos, y Fray Melchior, en el verbo Punchao, y el licenciado Falcón en su Apologia pro Indis, y diversos quipos]. La luna, que era hermana y mujer del sol, y que le había dado Illa Tecce parte de su divinidad y héchola señora de la mar y de los vientos, de las reinas y princesas, y del parto de las mujeres y reina del cielo [marginal note: “Llamábala Coya que es Reina].

Ministros mayores Tres diferencias había en la gran Pirua de ministros de los ídolos y templos y sacrificios. La primera, de los que atendían a la inteligencia de las cosas de su falsa religión, que eran maestros de las ceremonias y ritos que habían de usar. Estos enseñaban al pueblo el número de sus dioses y de sus

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Con esta afirmación, Valera contradice a su superior jesuita, José de Acosta, quien escribió lo siguiente: “Porque si queremos en lengua de indios hallar vocablo que responde a este Dios, como en latín responde Deus y en griego Theos, y en hebreo El y en arábigo Alá, no se halla en lengua del Cuzco, ni en lengua de México”. (José de Acosta, Historia natural y moral de las Indias. 1987 [1590]. Editado por José Alcina Franch. Madrid: Historia 16, p. 315).

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ídolos o estatuas, y declaraban las leyes y estatutos que acerca de su religión habían hecho, o los reyes, o la república, o el ministro mayor, que era como pontífice máximo; promulgaban las que de nuevo se hacían, y a ellos pertenecía la interpretación dellas y la declaración de todas las dudas que ocurrían, así de los demás ministros como del pueblo. De entre estos se eligían ciertos jueces para que conociesen y castigasen todos los delitos y males… [y] se eligía el gran Vilahoma, que era como pontífice máximo entre ellos, que en los tiempos antiguos tenía jurisdicción sobre los reyes… El gran Vilahoma era como supremo árbitro y juez en las cosas de su religión y de los templos, a quien reconocían y reverenciaban los reyes y señores y todos los del pueblo y los ministros. Su vida era como religioso, de mucha abstinencia; jamás comía carne, sino hierbas y raíces, acompañadas de su manera de pan de maíz; su casa era el campo, y muy pocas veces en poblado; su hablar poco; vestido común, llano, de llana, pero muy honesto… no bebía de su vino, sino siempre agua. El vivir en el campo era por contemplar y meditar más libremente en las estrellas, que tenía por sus dioses, y en las cosas de su religión…10

Adivinos La segunda diferencia de ministros eran los que servían de adivinar los casos venideros, o los presentes por muy remotos del lugar donde estaba, que comúnmente se llamaban huatuc, esto es, adivinos; en estos entraban los agoreros y los que recibían el oráculo en el templo… Las divinaciones que hacían era por el vuelo de las aves, o por las intestinas de los sacrificios, o por suertes que echaban, o por contemplación de las estrellas y de sus constelaciones, o por las respuestas que daban los oráculos… Al tiempo de oír el oráculo, se tomaba el tal ministro de un furor diabólico que ellos decían utirayay, y después delcaraba al pueblo lo que el oráculo le había dicho…

10 La visión idealizada del Vilahoma (Quechua = Willaq Umu) puede haber sido influida por la idea cristiana de la virtud. El Vilahoma usualmente era hermano del Inca reinante, por lo cual sería la segunda persona más poderosa del imperio, y quizás haya tenido también un importante papel militar. Su intervención en la selección del nuevo Inca era de una importancia central. El Vilahoma de Atahuallpa fungió de mariscal de campo en la guerra civil contra Huascar. Titu Cusi Yupanqui, líder de la temprana resistencia contra los españoles desde Vilcabamba, fue Vilahoma y luego emperador durante los 1560s.

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Sacrificios – Humu La tercera diferencia de ministros era de los que llamamos humu, hechicero, nacac, carniceros o desolladores de animales para el sacrificio. Estos eran como siervos y ministros de los de la primera y segunda diferencia. Su oficio principal era aderezar los templos, limpiarlos y proveer de todo lo necesario para los sacrificios: leña, flores, ramos, animales, aves, ropa, coca, sebo, conchas, pan, vino, mieses, frutas, ollas, asadores, platos, tazas de oro y de plata. Ellos mataban la res, la desollaban, abrían y observaban, para ver lo que decían, y adivinaban por las entrañas y asadura; y conforme a esto, lavaban la carne tantas o tantas veces, la asaban o cocían, o hacían lo que acerca dello estaba determinaba. Si sacrificaban carne con sangre, se decía Harpay; si carne sin sangre, Aspay, si oblaciones, como pan y mieses, Cocuy. Al tiempo del sacrificio cantaban los cantores muchas cantares, tañían trompetas, fistulas y bocinas hechas de caracoles grandes, y cornetas. Cuando era menester hacer sus procesiones, llamadas Huacaylla o Tomariy, salían acompañados de los otros ministros… y estos de la tercera diferencia llevaban las andas donde iba el ídolo.

Religiosos indios … Había en el Pirú dos maneras de religiosos: unos que servían al gran Illa Tecce Viracocha, el cual confesaban ser el criador del universo, y del sol, y de la luna, y de las estrellas, y de los hombres. Vivían estos al principio cuando trataban de ser Huancaquilli o Uscavillullu (que este era el nombre que tenían) en congregación, para deprender todo lo que era menester, y estaban como en noviciado, que ellos llamaban Huamac, y al mismo novicio también llamaban así…. Cuando estos parecían estar firmes en su propósito y aprovechados en el modo de vivir y en las penitencias, íbanse con licencia de su Tocrico, que era como prelado suyo, al monte o yermo a vivir en soledad y penitencia estrecha, y allí, demás del Titoy y Huñicuy, que son castidad y obediencia, que habían prometido, añadieron otra promesa de Uscaruy, mendiguez o pobreza, o Villulluy, miseria y desprecio de pobre mendigo, y guardaban estas dos cosas puntualmente. De aquí es que había muchos destos solitarios en los montes y quebradas muy apartadas de los caminos. El pueblo llamaba a estos comunmente Huancaquilli, esto es,

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desheredados y desechados de todas las riquezas, y desterrados; y aún tiempo hubo que se iban las viejas hechiceras a tener otra tal soledad en los montes. Allí contemplaban al sol, la luna, y las estrellas, y las adoraban casi sin cesar; no carecían de sus idolillos: los montes, las cuencas de los ríos, las peñas, les servían de templos, de oratorios, y sanctuarios…. Dormían en el suelo, comían raíces, bebían agua fría, disciplinábanse con cordeles bien añudados, y así como los antiguos anachoretas fueron antiguamente muy visitados de los fieles, así también lo fueron estos de los infieles. El que había perdido algo precioso, iba a ellos para que adivinasen dónde estaba o quién lo había llevado; la que tenía ausente su marido en la guerra o en la mar, los preguntaba si volvería con salud, si se moriría allá; la que estaba de parto, los enviaba a rogar orasen a la reina del cielo, que así llamaban ellos a la luna, para que la alumbrase; finalmente, acudían a ellos en sus necesidades. Si morían, eran enterrados por los demás solitarios convencinos con grandes llantos y supersticiones.11

Acllas, vírgines religiosas … La segunda manera de ministros quiso que fuesen vírgines12 escogidas, hermosas y de sangre noble, llamadas acllas, esto es, electas y consagradas al Sol; y así se llamaban ellas intip chinan o punchaopa chinan, esto es, criadas del Sol, siervas de la luz del día, pero nunca intip huarmin or punchaopa huarmin, mujeres del Sol.13 Tenían su manera de noviciado, y llamábanse las novicias Huamac aclla, recién electa, nuevamente escogida; porque, en cierto tiempo de año, acudían ciertos magistrados que tenían cargo de que no faltasen doncellas en el templo, a los pueblos, y mandaban echar bando y pregón, que cualquiera vírgen que quisiese de su voluntad ir a ser aclla 11 Los ermitaños no cristianos en los Andes aparentemente son de orígen precolombino. Los frailes agustinos se encontraron con uno de ellos en el norte del Perú a principios del siglo 16. La descripción más complete de las actividades de dichos ermitaños, que incluía la divinación, es la de Valera. 12 vírgenes 13 Además de las obligaciones religiosas, las acllas eran tejedoras de finas telas y hacían una excelente cerveza de maíz que se consumía en grandes cantidades en las ceremonias y sacrificios al Sol. Las telas y cerveza de las acllas eran destinadas a la familia real así como a los nobles quienes las recibían como regalo de la mano del Inca.

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en el templo del Sol, que lo pudiese hacer y se viniesen a registrar; y si quisiesen sus padres ofrecerlas a sus dioses, que se las entregasen, y entonces sus padres o sus tutores entregaban a las que de su voluntad querían ir, al magistrado que había de llevarlas al templo. Y a la verdad, era para muchos indios que tenían muchas hijas gran alivio esto, fuera de que en el templo eran tan tenidas, tan regaladas, y adornadas, que había muchas doncellas que se ofrecían a ello… Duraba tres años el noviciado, y en todo este tiempo las enseñaban a hilar y tejer y broslar, hacer vinos preciosos, pan y manjares delicados, gobernar la casa y familia y todas las cosas de su falsa religión, aliñar el templo y conservar el fuego sagrado, que llamaban nina villca, y otras muchas cosas. Estaban las novicias apartadas de las antiguas, y aunque no había llaves ni puertas, porque no usaron sino de antepuertas de paño o lienzo, era tanta la subiección14 y obediencia de éstas, que no pasaban de las antiguas a las novicias ni de las novicias a las antiguas, si no tenían licencia de la abadesa o de la maestra mayor. La abadesa era comúnmente hija del rey o de algún gran señor que descendiese de la casta real; las demás superioras eran también muy nobles…. [Terminado el noviciado] las vestían de blanco y las ponían una guirnalda de oro llamado coriuincho y unos calzados preciosos y un velo blanco llamado pampacuna; y habiendo hecho ciertos sacrificios y rogativos al Sol y otras ceremonias, las entregaban a los varones eunuchos que tenían cuidado del monasterio, y ellos a la que era como abadesa, la cual, si era doncella, se decía Mama aclla, o Aclla mamanchic; si era viuda, Mamanchic. Mamacona es del número plural, muchas superioras viudas: Aclla mamacona: muchas superioras vírgines. Ahí estaban éstas en el templo toda su vida; tejían ropa finísima para el templo, para los dioses, para el Vilahoma y para el rey y la reina y para sus padres y hermanos, so los tenían, o para sus tutores y curadores. Iban a visitar los templos y los santuarios que había en el pueblo, y a limpiarlos y aderezarlos; pero cada vez que iban, de dos en dos (y en ninguna manera solas), iban con ellas ciertas mujeres ancianas y sus criadas y dos lictores, que eran los guardas del templo, y traían una lanza en la mano y un arco con sus flechas. No podían salir sin este acompañamiento; porque, fuera de que eran grandemente estimadas por toda la tierra, todos tenían gran cuidado de que estas fuesen siempre enteras y limpias, pareciéndoles que mientras éstas estuviesen así en su virginidad, les serían muy propicios sus dioses. El principal oficio destas era guardar

14 Sujeción

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y conservar el fuego de los sacrificios, que ellos llamaban nina villca, fuego sagrado… No se sabe ni tal historia ni quipo hay que tal diga, de que alguna destas acllas vírgines hayan caído en flaqueza de carne; y cuando entraron los españoles en la tierra, hallaron algunos monasterios junto a Cajamarca y Huaylas, y aunque pensaron ellos que eran hechiceras, con todo, averiguaron después lo que era, y muchas dellas, recibiendo el baptismo sagrado, se quedaron vírgines, ofreciéndose nuevamente por acllas de Jhesu Christo Nuestro Señor, y otras huyeron al monte. Las monjas del Cuzco hicieron los mismo, que se convirtieron al Señor más de dos mil dellas, y las más permanecieron vírgines hasta la muerte, y otras casaron con indios recién baptizados y otras se huyeron a diversas partes; aunque todas o las más vinieron a ser cristianas, y las que más florecieron en devoción y honestidad fueron éstas.

Vocabulario (citado por Anello Oliva) “Atahuallpa, el último Rey Inca del Perú, a quien tiránicamente e injustamente mató el tirano Francisco Pizarro, cuyo castigo exemplar se vio poco después porque murió a manos de sus enemigos, no indios sino españoles sin confesión.15 El Rey Atahuallpa era hijo de Huayna Capac y hermano menor de Huascar Inca; muerto el padre se dividió el Reyno entre estos dos hermanos. Y aunque la división fue por testamento del padre, con todo Huascar Inca no pasó por ello, y movió guerra al hermano. Y en cierta batalla fue vencido Huascar, y murió en el Cuzco de las heridas. Entonces entró Pizarro en la tierra; y siendo recibido de paz en Cajamarca, él usó de traición, y diciendo mil mentiras incitó a sus compañeros a que en tiempo de mayor descuido prendiessen al Rey con mano armado. Prendiéronle; prometiéronle la vida, con que diese el rescate; dio el rescate muy rico; tomólo Pizarro, y quitó al Rey la vida. El cual fue más dichoso que sus matadores, porque en medio de sus aflicciones creyó en Jesu Christo nuestro Señor, y baptizándose y poniéndose por nombre Don Juan, murió con grandes lágrimas a manos del tirano y de su verdugo. Ganóse el cielo y trocó el reyno de la tierra por el de la Vida Eterna. Algunos dicen que el Rey tomó por nombre Don Francisco; bien pudo ser que tomase ambos nombres: más es muy cierto que tuvo nombre Juan 15 Este apartado revela que Valera era fervoroso partidario de Atahuallpa y no de su rival cusqueño, Huascar.

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y tomó este nombre por respecto de Doña Juana Reyna, madre del Emperador Carlos Quinto. Fue su muerte el año de 1533. Reynó tres años, dos en compañía de su hermano, y uno solo; de manera que nuestro Señor fue conservando los Incas, y su Reyno hasta que llegase este buen Atahuallpa, que era el electo y querido, y se lo llevó a la Gloria, y cesó el Imperio Incano”.

Lecturas recomendadas Cervantes, Fernando and Andrew Redden, eds. Angels, Demons and the New World. Cambridge: Cambridge University Press, 2013. Hyland, Sabine.. The Jesuit and the Incas. Ann Arbor: University of Michigan Press, 2003. —. Gods of the Andes: An Early Jesuit Account of Inca Religion and Andean Christianity. University Park: Pennsylvania State University Press, 2011. MacCormack, Sabine. Religion in the Andes: Vision and Imagination in Early Colonial Peru. Princeton: Princeton University Press, 1993. Mujica Pinilla, Ramón. El Barroco Peruano I. Lima: Banco de Credito del Perú, 2002.

GARCILASO INCA DE LA VEGA (1539-1616)

Margarita Zamora

Gómez Suárez de Figueroa, bautizado en Cuzco con el nombre del abuelo paterno, nació en 1539, siete años después del primer encuentro entre los españoles y los incas en Cajamarca. Hijo ilegítimo del conquistador Sebastián Garcilaso de la Vega y la palla1 Isabel Suárez Chimpu Ocllo, 2 abandonó el Perú a los veinte años para emigrar a España. Allí transformaría su nombre en versiones progresivas hacia la definitiva, Garcilaso Inca de la Vega (o “El Inca Garcilaso de la Vega”), para identificarse a la vez con el linaje real de los Incas al cual pertenecía por el lado materno y el noble linaje paterno español. Aunque nunca se casaron, el conquistador y la palla tuvieron dos hijos y vivieron juntos diez años, hasta que el capitán tomó la decisión de contraer matrimonio con una española. El hijo siguió residiendo en la casa de su padre hasta que éste falleció en 1559, pero también mantuvo un estrecho lazo con su madre y la familia materna. El joven mestizo se crió con los privilegios que le corresponderían al hijo de una princesa Inca y un prominente conquistador español en las primeras décadas de la colonia peruana. Su temprana educación, junto a la madre y sus parientes, habría sido en Quechua, idioma que Garcilaso consideraba su lengua nativa a lo largo de su vida. De los tutores indígenas aprendería la historia oral incaica y las costumbres y tradiciones de los incas. En sus escritos relata las frecuentes reuniones con la parentela materna, las cuales a menudo tenían un aspecto docente. Cuenta Garcilaso que le fascinaba escuchar de boca de su tío abuelo, el anciano Cusi Huallpa, las historias orales de la grandeza imperial del Incario y 1

El equivalente en español sería ‘princesa’. Chimpu Ocllo era sobrina del emperador Huayna Capac.

2

La palla Doña Isabel era hija de Huallpa Túpac Inca, uno de los hijos de Túpac Inca Yupanqui y de la palla Mama Ocllo, su legítima mujer, padres del Inca Huayna Cápac.

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cómo, el niño, saciaba su curiosidad haciéndole preguntas sobre la vida en Tahuantinsuyu3 antes de la llegada de los españoles. De su educación formal europea solamente conocemos lo que nos dice el propio Garcilaso en sus obras y epistolario personal. En una carta de 1592 al anticuario Juan Fernández Franco, Garcilaso alude a su esporádico estudio del Latín hasta los catorce años. A esa edad el último de los tutores que instruían a los jóvenes mestizos cuzqueños abandonó el Perú. A raíz de la creciente turbulencia causada por las guerras civiles, los muchachos tuvieron que dejar de estudiar para dedicarse al ejercicio de las armas y caballos.4 Al morir el padre, el joven Gómez, como se llamaba entonces, recibió una modesta herencia para viajar a España y completar su educación formal. No existe evidencia alguna de que Garcilaso haya seguido el consejo paternal. Sabemos que se estableció en Andalucía en 1560, pero se dedicó no al estudio formal sino a la carrera militar. La explicación que da el autor sobre cómo adquirió los conocimientos necesarios para escribir sus eruditas obras demuestra su fino sentido de la ironía. Según Garcilaso, el escaso reconocimiento que recibió el capitán del Rey en las guerras de las Alpujarras contra los moriscos (1570-71), junto con el demasiado ocio de la vida civil, lo impulsaron hacia el estudio y la escritura para no malgastar el tiempo. Todo lo que conocemos de la etapa literaria de su vida sugiere que Garcilaso fue esencialmente un autodidacta. No obstante la falta de educación formal, su biblioteca, sus relaciones intelectuales y sus obras ubican a Garcilaso entre la élite intelectual humanista de Andalucía. El inventario de libros que le pertenecían al momento de su fallecimiento demuestra la predilección del Inca por los autores del Renacimiento italiano y la Retórica clásica. Entre las obras que figuraban en su biblioteca personal se encontraban la Retórica de Aristóteles, de Cicerón y la Arte rhetorica de Francisco de Castro dedicada a Garcilaso por su autor. La biblioteca también contenía una nutrida colección de textos historiográficos sobre historia europea y americana. Como se esperaría de un cristiano educado de la época, el inventario contiene un número considerable de obras devocionales. Al llegar a España, Garcilaso se estableció en Montilla, un pequeño pueblo andaluz donde vivía el hermano de su padre, Alonso de Vargas. Allí escribió tres obras: La traducción del indio de los tres diálogos de

3

Tahuantinsuyu es el nombre quechua del imperio de los Incas. Significa ‘las cuatro partes del mundo’.

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Algunos de aquellos condiscípulos de Garcilaso fueron líderes de las insurrecciones de mestizos que sacudieron el Perú en la década de1560.

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amor de León Hebreo (1590), la Relación de la descendencia de Garci Pérez de Vargas (1596) y La Florida del Inca (1605).5 En 1591 vendió la casa de Montilla y se trasladó definitivamente a Córdoba donde terminó de escribir los Comentarios reales de los Incas (1609) y la segunda parte de la historia peruana publicada póstumamente en 1617 con el título de Historia general del Perú. Al iniciar su carrera la literaria, cambió de nombre definitivamente a Garcilaso Inca de la Vega, abandonando todo vestigio del bautismal Gómez Suárez de Figueroa, quizás para identificarse más estrechamente con el ilustre pariente paterno, el poeta renacentista Garcilaso de la Vega y con el apellido del padre. El Inca ocupa un lugar señalado entre los grandes historiadores de Indias.6 Fue el primer nativo del Nuevo Mundo y la primera persona de ascendencia indígena en publicar un libro en Europa. En pocos años sus exitosas obras fueron traducidas a varias lenguas europeas, empezando con una selección de los Comentarios reales en inglés de 1625 y el texto completo en francés de 1633. En su obra maestra Garcilaso incorporó por primera vez aspectos de la historia oral indígena en el discurso historiográfico occidental, transformando de esa manera el género histórico renacentista hacia una historiografía híbrida que se prestara a las realidades indianas. La selección que se incluye en este volumen abarca las dos partes de los Comentarios reales, la historia del Imperio Inca y la historia de la conquista y colonización del Perú por los españoles. Los capítulos seleccionados se centran en la representación por Garcilaso de lo que hoy en día podría llamarse la “zona de contacto” colonial.7 Me refiero a los nuevos espacios sociales, intelectuales, políticos, económicos, espirituales etc., que surgen del violento contacto de dos culturas radicalmente diferentes que se encuentran en relaciones de poder desiguales. Al hablar de la temprana historia peruana, Garcilaso nos brinda conmovedores cuadros de los efectos del colonialismo español en su tierra nativa, vistos a través de la compleja mirada del escritor mestizo que los refracta desde múltiples perspectivas y los proyecta sobre los trasfondos de la historia indígena y la occidental. En los últimos capí5

Se trata de tres obras muy diferentes. La primera es una traducción magistral del italiano al español de los diálogos neoplatónicos del judío Judah Abarbanel. La segunda consiste en una narración genealógica de la ascendencia de la familia Vargas. La tercera es una típica historia renacentista sobre la exploración y conquista de la Florida.

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Los españoles llamaban a sus colonias americanas “las Indias”.

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El término es de Mary Louise Pratt, “I use this term to refer to social spaces where cultures meet, clash, and grapple with each other, often in contexts of highly asymmetrical relations of power, such as colonialism, slavery, or their aftermaths as they are lived out in many parts of the world today”. “Arts of the Contact Zone”, Profession 91, New York: MLA, 1991. 33-40.

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tulos de la Historia general del Perú, Garcilaso relata el fin del mundo de los Incas y las injusticias perpetradas por el virrey Toledo desde las perspectivas española, indígena y mestiza en un enjuiciamiento inigualado en su mesura ni en su condenación ético-política del virrey. 8 Garcilaso era, además de magistral historiador, el primer y más penetrante estudioso de la zona de contacto andina. En los capítulos incluidos en esta selección, considera cuestiones filológicas y sociolingüísticas, tales como el efecto sobre una lengua dominada de la lengua dominante, la dificultad de traducir entre sistemas lingüísticos radicalmente diferentes y sus consecuencias en el acto de comunicación, la jerga racista y los prejuicios raciales que surgen en la sociedad peruana a raíz de la colonización.9 Nos brinda también una aguda y conmovedora mirada sobre las causas, motivaciones y consecuencias de la insurrección mestiza cuzqueña. Considera cuestiones filosóficas, geográficas y teológicas antiguas como la unidad esencial del mundo y la existencia de las antípodas, para ofrecer a sus lectores novedosas interpretaciones de esos temas pensados desde el descubrimiento y la conquista del Nuevo Mundo. En el cuento del náufrago Pedro Serrano, nos invita a reflexionar sobre los conceptos de alteridad e identidad y una posible alternativa al violento encuentro histórico en las Indias. Comparte con sus lectores experiencias clave, íntimas y personales, reveladoras del proceso que condujo al escritor a pensarse como intelectual mestizo y a conceptualizar su carrera historiográfica y literaria a manera de servicio y compromiso con su patria peruana, quizás su contribución más original a las letras americanas. Vista en conjunto, la obra del Inca Garcilaso es una perspicaz meditación sobre el mestizaje como producto de la colonización que ofrece nuevos paradigmas de agencia mestiza hacia un futuro mejor. La selección a continuación intenta captar el surgimiento del intelectual mestizo, mediador entre dos culturas, prestando especial atención a los pasajes que revelan el criterio, siempre ético, del autor. En éste y tantos otros aspectos, el proyecto historiográfico y literario del brillante peruano, incomparable en su tiempo, sigue siendo pertinente en el nuestro.10 8

Véase Margarita Zamora, “Regarding Colonialism in Garcilaso’s Historia general del Perú”, en Entre la espada y la pluma: El Inca Garcilaso de la Vega y sus Comentarios reales, Raquel Chang-Rodríguez, ed., (2010) 131-148.

9

Sobre estos temas véase, Margarita Zamora, Language, Authority & Indigenous History in the Comentarios reales de los Incas (1982; 2005) y “Sobre la cuestión de la raza en los Comentarios reales”, en Renacimiento mestizo: Los 400 años de los Comentarios reales, José Antonio Mazzotti, ed., (2010) 381-380.

10 La selección de los Comentarios reales proviene de Primera Parte De Los Comentarios Reales, Que Tratan, De El Origen De Los Incas, Reies, Que Fueron Del Perù, De Su Idolatria, Leies, Y Govierno, En Paz, Y En Guerra, De Sus Vidas, Y Conquistas, Y De

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Comentarios reales de los incas

Proemio al lector Aunque ha habido españoles curiosos que han escrito las repúblicas del Nuevo Mundo, como la de México y la del Perú, y las de otros reinos de aquella gentilidad, no ha sido con la relación entera que de ellos se pudiera dar, que lo he notado particularmente en las cosas que del Perú he visto escritas, de las cuales, como natural de la ciudad del Cozco, que fue otra Roma en aquel Imperio, tengo más larga y clara noticia que la que hasta ahora los escritores han dado. Verdad es que tocan muchas cosas de las muy grandes que aquella república tuvo, pero escríbenlas tan cortamente que aun las muy notorias para mí (de la manera que las dicen) las entiendo mal. Por lo cual, forzado del amor natural de la patria, me ofrecí al trabajo de escribir estos Comentarios, donde clara y distintamente se verán las cosas que en aquella república había antes de los españoles, así en los ritos de su vana religión como en el gobierno que en paz y en guerra sus reyes tuvieron, y todo lo demás que de aquellos indios se puede decir, desde lo más ínfimo del ejercicio de los vasallos hasta lo más alto de la corona real. Escribimos solamente del imperio de los Incas, sin entrar en otras monarquías, porque no tengo la noticia de ellas que de ésta. En el discurso de la historia protestamos la verdad de ella, y que no diremos cosa grande que no sea autorizándola con los mismos historiadores españoles que la tocaron en parte o en todo; que mi intención no es contradecirles, sino servirles de comento y glosa y de intérprete en muchos vocablos indios, que, como extranjeros en aquella lengua, interpretaron fuera de la propriedad de ella, según que largamente se verá en el discurso de la historia, la cual ofrezco a la piedad del que la leyere, no con pretensión de otro interés más que de servir a la república cristiana,11 para que se den gracias a Nuestro Señor Todo Lo Que Fue Aquel Imperio, Y Su Republica, Antes Que Los Españoles Pasaran, a él. Segunda impresión, enmendada y añadida la vida de Inti Cusi Titu Iupanqui, penultima inca ... (Madrid, en la Oficina Real) 1723. Internet. y de Historia General Del Perú: Trata, El Descubrimiento, De El, Y Como Lo Ganaron, Los Españoles, Las Guerras Civiles, Que Huvo Entre Pizarros Y Almagros, Sobre La Partija De La Tierra, Castigo Y Levantamiento De Tyranos, Y Otros Sucesos Particulares ... / Escrita Por El Ynca Garcilaso De La Vega ... Segunda impresión, enmendada, y añadida con dos tablas, una de los capítulos, y otra de las materias. (Madrid: en la Oficina Real) 1723. Internet ambas obras en el dominio público. 11 Comunidad de los creyentes. El concepto de república cristiana incluye a los indígenas y mestizos cristianos. También incluye a los negros y mulatos cristianos, desde luego.

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Jesucristo y a la Virgen María su madre, por cuyos méritos e intercesión se dignó la Eterna Majestad de sacar del abismo de la idolatría tantas y tan grandes naciones y reducirlas al gremio de su Iglesia Católica Romana, madre y señora nuestra. Espero que se reciba con la misma intención que yo la ofrezco, porque es la correspondencia que mi voluntad merece, aunque la obra no la merezca. Otros dos libros se quedan escribiendo de los sucesos que entre los españoles, en aquella mi tierra, pasaron hasta el año de 1560 que yo salí de ella. Deseamos verlos ya acabados para hacer de ellos la misma ofrenda que de éstos. Nuestro Señor, & c.12

Advertencias acerca de la lengua general de los indios del Perú Para que se entienda mejor lo que con el favor divino hubiéremos de escribir en esta Historia (porque en ella hemos de decir muchos nombres de la lengua general de los indios del Perú), será bien dar algunas advertencias acerca de ella. La primera sea que tiene tres maneras diversas para pronunciar algunas sílabas, muy diferentes de como las pronuncia la lengua española, en las cuales pronunciaciones consisten las diferentes significaciones de un mismo vocablo: que unas sílabas se pronuncian en los labios, otras en el paladar, otras en lo interior de la garganta, como adelante daremos los ejemplos donde se ofrecieren. Para acentuar las dicciones se advierta que tienen sus acentos casi siempre en la sílaba penúltima y pocas veces en la antepenúltima y nunca jamás en la última; esto es no contradiciendo a los que dizen que las dicciones bárbaras se han de acentuar en la última, que lo dicen por no saber el lenguaje. También es de advertir que en aquella lengua general del Cozco (de quien es mi intención hablar, y no de las particulares de cada provincia, que son innumerables) faltan las letras siguientes: b, d, f, g, j jota; l sencilla no la hay, sino ll duplicada, y al contrario no hay pronunciación de rr duplicada en principio de parte ni en medio de la dicción, sino que siempre se ha de pronunciar sencilla. Tampoco hay x, de manera que del todo faltan seis letras del a.b.c. español o castellano y podremos decir que faltan ocho con la l sencilla y con la rr duplicada. Los españoles añaden estas letras en perjuicio y corrupción del lenguaje, y, como los indios no las tienen, comúnmente pronuncian mal las dicciones españolas que las tienen. Para atajar esta corrupción me sea lícito, pues soy indio,13 que en esta historia
 yo escriba como indio con las 12 Et cetera. 13 Garcilaso no era indio, sino mestizo, aunque alterne entre esas identidades a lo largo de su carrera literaria, identificándose como indio sobre todo cuando se trataba

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mismas letras que aquellas tales dicciones 
se deben escribir. Y no se les haga de mal a los que las leyeren ver la novedad presente en contra del mal uso introducido, que antes debe dar gusto leer aquellos nombres en su propiedad y pureza. Y porque me conviene alegar muchas cosas de las que dicen los historiadores españoles para comprobar las que yo fuere diciendo, y porque las he de sacar a la letra con su corrupción, como ellos las escriben, quiero advertir que no parezca que me contradigo escribiendo las letras (que he dicho) que no tiene aquel lenguaje, que no lo hago sino por sacar fielmente lo que el español escribe. También se debe advertir que no hay número plural en este general lenguaje, aunque hay partículas que significan pluralidad; sírvense del singular en ambos números. Si algún nombre indio14 pusiere yo en plural, será por la corrupción española o por el buen adjetivar las dicciones, que sonaría mal si escribiésemos las dicciones indias en singular y los adjetivos o relativos castellanos en plural. Otras muchas cosas tiene aquella lengua diferentísimas de la castellana, italiana y latina; las cuales notarán los mestizos y criollos curiosos, pues son de su lenguaje, que yo harto hago en señalarles con el dedo desde España los principios de su lengua para que la sustenten en su pureza, que cierto es lástima que se pierda o corrompa, siendo una lengua tan galana, en la cual han trabajado mucho los Padres de la Santa Compañía de Jesús (como las demás religiones) para saberla bien hablar, y con su buen ejemplo (que es lo que más importa) han aprovechado mucho en la doctrina de los indios. También se advierta que este nombre vecino se entendía en el Perú por los españoles que tenían repartimiento de indios, y en ese sentido lo pondremos siempre que se ofrezca. […]

Si hay muchos mundos. Trata de las cinco zonas Habiendo de tratar del Nuevo Mundo, o de la mejor y más principal parte suya, que son los reinos y provincias del imperio llamado Perú, de cuyas antiguallas y origen de sus reyes pretendemos escribir, parece que fuera justo, conforme a la común costumbre de los escritores, tratar aquí al principio si el mundo es uno solo o si hay muchos mundos; si es llano o redondo, y si también lo es el cielo redondo o llano; si es habitable toda la tierra o no más de las zonas templadas; si hay paso de la una templada a la

de su competencia lingüística Quechua. 14 Léase quechua.

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otra; si hay antípodas y cuáles son de cuáles, y otras cosas semejantes que los antiguos filósofos muy larga y curiosamente trataron y los modernos no dejan de platicar y escribir, siguiendo cada cual la opinión que más le agrada. Mas porque no es aqueste mi principal intento, ni las fuerzas de un indio pueden presumir tanto, y también porque la experiencia, después que se descubrió lo que llaman Nuevo Mundo, nos ha desengañado de la mayor parte destas dudas, pasaremos brevemente por ellas, por ir a otra parte, a cuyos términos finales temo no llegar. Mas confiado en la infinita misericordia [de Dios], digo que a lo primero se podrá afirmar que no hay más que un mundo, y aunque llamamos Mundo Viejo y Mundo Nuevo, es por haberse descubierto aquél nuevamente para nosotros, y no porque sean dos, sino todo uno. Y a los que todavía imaginaren que hay muchos mundos, no hay para qué responderles, sino que se estén en sus heréticas imaginaciones hasta que en el infierno se desengañen de ellas. […] (Lib. I, Cap. I)

Si hay antípodas A lo que se dice si hay antípodas o no, se podrá decir que, siendo el mundo redondo (como es notorio) cierto es que las hay. Empero tengo para mí que por no estar este mundo inferior descubierto del todo, no se puede saber de cierto cuáles provincias sean antípodas de cuáles, como algunos lo afirman; lo cual se podrá certificar más aína respecto del cielo que no de la tierra, como los polos el uno del otro y el Oriente del Poniente, dondequiera que lo es por la equinoccial. Por dónde hayan pasado aquellas gentes, tantas y de tan diversas lenguas y costumbres como las que en el Nuevo Mundo se han hallado, tampoco se sabe de cierto; porque si dicen por la mar, en navíos, nacen inconvenientes acerca de los animales que allá se hallan, sobre decir, ¿cómo o para qué los embarcaron, siendo algunos de ellos antes dañosos que provechosos? Pues decir que pudieron ir por tierra, también nacen otros inconvenientes mayores, como es decir que si llevaron los animales que allá tenían domésticos ¿por qué no llevaron de los que acá quedaron, que se han llevado después de acá? Y si fue por no poder llevar tantos ¿cómo no quedaron acá de los que llevaron? Y lo mismo se puede decir de las mieses, legumbres y frutas, tan diferentes de las de acá, que con razón le llamaron Nuevo Mundo, porque lo es en toda cosa, así en los animales mansos y bravos como en las comidas, como en los hombres, que generalmente son lampiños, sin barbas. Y porque en cosas tan inciertas es perdido el trabajo que se gasta en quererlas saber, las dejaré, porque tengo menos suficiencia que otro para inquirirlas. Solamente trataré del

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origen de los reyes Incas y de la sucesión de ellos, sus conquistas, leyes y gobierno en paz y en guerra; y antes que tratemos de ellos será bien digamos cómo se descubrió este Nuevo Mundo, y luego trataremos del Perú en particular. (Lib. I, Cap. II)

La descripción del Perú Los cuatro términos que el imperio de los Incas tenía cuando los españoles entraron en él son los siguientes: al Norte llegaba hasta el río Ancasmayu, que corre entre los confines de Quitu y Pastu; quiere decir, en la lengua general del Perú, río azul; está debajo de la línea equinoccial casi perpendicularmente. Al Mediodía15 tenía por término al río llamado Maulli, que corre Leste hueste pasado el reino de Chili,16 antes de llegar a los Araucos, el cual está más de cuarenta grados de la equinoccial al Sur. Entre estos dos ríos ponen poco menos de mil y trecientas leguas de largo por tierra. Lo que llaman Perú tiene setecientas y cincuenta leguas de largo por tierra desde el río Ancosmayu hasta los Chichas, que es la última provincia de los Charcas, Norte Sur; y lo que llaman reino de Chili contiene cerca de quinientas y cincuenta leguas, también Norte Sur, contando desde lo último de la provincia de los Chichas hasta el río Maulli. Al Levante tiene por término aquella nunca jamás pisada de hombres 
ni de animales ni de aves, inaccesible cordillera de nieves que corre desde Santa Marta hasta el estrecho de Magallanes, que los indios llaman Ritisuyu, que es banda de nieve. Al poniente confina con la Mar del Sur, que corre por toda su costa de largo a largo. Empieza el término del imperio por la costa desde el cabo de Pasau, por donde pasa la línea equinoccial, hasta el dicho río Maulli, que también entra en la Mar del Sur. Del Levante al Poniente es angosto todo aquel reino. Por lo más ancho, que es atravesando desde la provincia Muyupampa por los Chachapuyas, hasta la ciudad de Trujillo, que está a la costa de la mar, tiene ciento y veinte leguas de ancho, y por lo más angosto, que es desde el puerto de Arica a la provincia llamada Llaricosa, tiene setenta leguas de ancho. Estos son los cuatro términos de lo que señorearon los reyes Incas, cuya historia pretendemos escribir mediante el favor divino. Será bien, antes que pasemos adelante, digamos aquí el suceso de Pedro Serrano, que atrás propusimos, por que no esté lejos de su lugar

15 El Sur. 16 Chile.

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y también por que este capítulo no sea tan corto. Pedro Serrano salió a nado a aquella isla desierta que antes de é1 no tenía nombre, la cual, como él decía, tenía dos leguas en contorno; casi lo mismo dice la carta de marear, porque pinta tres islas muy pequeñas, con muchos bajíos a la redonda, y la misma figura le da a la que llaman Serranilla, que son cinco isletas pequeñas con muchos más bajíos que la Serrana, y en todo aquel paraje los hay, por lo cual huyen los navíos de ellos, por no caer en peligro. A Pedro Serrano le cupo en suerte perderse en ellos y llegar nadando a la isla, donde se halló desconsoladísimo, porque no halló en ella agua ni leña ni aun yerba que poder pacer, ni otra cosa alguna con que entretener la vida mientras pasase algún navío que de allí lo sacase, para que no pereciese de hambre y de sed, que le parecía muerte más cruel que haber muerto ahogado, porque es más breve. Así pasó la primera noche llorando su desventura, tan afligido como se puede imaginar que estaría un hombre puesto en tal extremo. Luego que amaneció, volvió a pasear la isla; halló algún marico que salía de la mar, como son cangrejos, camarones y otras sabandijas, de las cuales cogió las que pudo y se las comió crudas, porque no había candela donde asarlas o cocerlas. Así se entretuvo hasta que vio salir tortugas; viéndolas lejos de la mar, arremetió con una de ellas y la volvió de espaldas; lo mismo hizo de todas las que pudo, que para volverse a enderezar son torpes, y sacando un cuchillo que de ordinario solía traer en la cinta, que fue el medio para escapar de la muerte, la degolló y bebió la sangre en lugar de agua; lo mismo hizo de las demás; la carne puso al sol para comerla hecha tasajos y para desembarazar las conchas, para coger agua en ellas de la llovediza, porque toda aquella región, como es notorio, es muy lluviosa. De esta manera se sustentó los primeros días con matar todas las tortugas que podía, y algunas había tan grandes y mayores que las mayores adargas, y otras como rodelas y como broqueles, de manera que las había de todos tamaños. Con las muy grandes no se podía valer para volverlas de espaldas, porque le vencían de fuerzas, y aunque subía sobre ellas para cansarlas y sujetarlas, no le aprovechaba nada, porque con él a cuestas se iban a la mar, de manera que la experiencia le decía a cuáles tortugas había de acometer y a cuáles se había de rendir. En las conchas recogió mucha agua, porque algunas había que cabían a dos arrobas y de allí abajo. Viéndose Pedro Serrano con bastante recaudo para comer y beber, le pareció que si pudiese sacar fuego para siquiera asar la comida y para hacer ahumadas cuando viese pasar algún navío, que no le faltaría nada. Con esta imaginación, como hombre que había andado por la mar, que cierto los tales en cualquier trabajo hacen mucha ventaja a los demás, dio en buscar un par de gui-

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jarros que le sirviesen de pedernal, porque del cuchillo pensaba hacer eslabón, para lo cual, no hallándolos en la isla, porque toda ella estaba cubierta de arena muerta, entraba en la mar nadando y se zambullía, y en el suelo, con gran diligencia, buscaba, ya en unas partes, ya en otras, lo que pretendía, y tanto porfió en su trabajo, que halló guijarros y sacó los que pudo, y de ellos escogió los mejores, y quebrando los unos con los otros, para que tuviesen esquinas donde dar con el cuchillo, tentó su artificio, y, viendo que sacaba fuego, hizo hilas de un pedazo de la camisa, muy desmenuzadas, que parecían algodón carmenado, que le sirvieron de yeca, y, con su industria y buena maña, habiéndolo porfiado muchas veces, sacó fuego. Cuando se vio con él, se dio por bienandante, y, para sustentarlo, recogió las horruras que la mar echaba en tierra, y por horas las recogía, donde hallaba mucha yerba que llaman ovas marinas y madera de navíos que por la mar se perdían y conchas y huesos de pescados y otras cosas con que alimentaba el fuego. Y para que los aguaceros no se lo apagasen, hizo una choza de las mayores conchas que tenía de las tortugas que había muerto, y con grandísima vigilancia cebaba el fuego por que no se le fuese de las manos. Dentro de dos meses, y aun antes, se vio como nació, porque, con las muchas aguas, calor y humedad de la región, se le pudrió la poca ropa que tenía. El sol, con su gran calor, le fatigaba mucho, porque ni tenía ropa con que defenderse ni había sombra a que ponerse; cuando se veía muy fatigado se entraba en el agua para cubrirse con ella. Con este trabajo y cuidado vivió tres años, y en este tiempo vio pasar algunos navíos, mas aunque él hacía su ahumada, que en la mar es señal de gente perdida, no echaban de ver en ella, o por el temor de los bajíos no osaban llegar donde él estaba y se pasaban de largo, de lo cual Pedro Serrano quedaba tan desconsolado que tomara por partido el morirse y acabar ya. Con las inclemencias del cielo le creció el vello de todo el cuerpo tan excesivamente que parecía pellejo de animal, y no cualquiera, sino el de un jabalí; el cabello y la barba le pasaba de la cinta. Al cabo de los tres años, una tarde sin pensarlo, vio Pedro Serrano un hombre en su isla, que la noche antes se había perdido en los bajíos de ella y se había sustentado en una tabla del navío y, como luego que amaneció, viese el humo del fuego de Pedro Serrano, sospechando lo que fue, se había ido a él, ayudado de la tabla y de su buen nadar. Cuando se vieron ambos, no se puede certificar cuál quedó más asombrado de cuál. Serrano imaginó que era el demonio que venía en figura de hombre para tentarle en alguna desesperación. El huésped entendió que Serrano era el demonio en su propria figura, según lo vio cubierto de cabellos, barbas y pelaje. Cada uno huyó del otro, y Pedro Serrano fue diziendo: “Jesús, Jesús, líbrame, Señor, del demonio!" Oyendo esto se

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aseguró el otro, y, volviendo a él, le dijo: "No huyáis, hermano, de mí, que soy cristiano como vos"; y para que se certificase, porque todavía huía, dijo a voces el Credo, lo cual oído por Pedro Serrano, volvió a él, y se abrazaron con grandísima ternura y muchas lágrimas y gemidos, viéndose ambos en una misma desventura, sin esperanza de salir de ella. Cada uno de ellos brevemente contó al otro su vida pasada. Pedro Serrano, sospechando la necesidad del huésped, le dio de comer y de beber de lo que tenía, con que quedó algún tanto consolado, y hablaron de nuevo en su desventura. Acomodaron su vida como mejor supieron, repartiendo las horas del día y de la noche en sus menesteres de buscar marisco para comer y ovas de leña17 y huesos de pescado y cualquiera otra cosa que la mar echase para sustentar el fuego, y sobre todo la perpetua vigilia que sobre él habían de tener, velando por horas, por que no se les apagase. Así vivieron algunos días, mas no pasaron muchos que no riñeron, y de manera que apartaron rancho, que no faltó sino llegar a las manos (por que se vea cuan grande es la miseria de nuestras pasiones). La causa de la pendencia fue decir el uno al otro que no cuidaba como convenía de lo que era menester; y este enojo y las palabras que con él se dijeron los descompusieron y apartaron. Mas ellos mismos, cayendo en su disparate, se pidieron perdón y se hicieron amigos y volvieron a su compañía, y en ella vivieron otros cuatro años. En este tiempo vieron pasar algunos navíos y hacían sus ahumadas, mas no les aprovechaba, de que ellos quedaban tan desconsolados que no les faltaba sino morir. Al cabo de este largo tiempo, acertó a pasar un navío tan cerca de ellos que vio la ahumada y les echó el batel para recogerlos. Pedro Serrano y su compañero, que se había puesto de su mismo pelaje, viendo el batel cerca, por que los marineros que iban por ellos no entendiesen que eran demonios y huyesen de ellos, dieron en decir el Credo y llamare el nombre de Nuestro Redentor a voces, y valióles el aviso, que de otra manera sin duda huyeran los marineros, porque no tenían figura de hombres humanos. Así los llevaron al navío, donde admiraron a cuantos los vieron y oyeron sus trabajos pasados. El compañero murió en la mar viniendo a España. Pedro Serrano llegó acá y pasó a Alemania, donde el Emperador18 estaba entonces. Llevó su pelaje como lo traía, para que fuese prueba de su naufragio y de lo que en él había pasado. Por todos los pueblos que pasaba a la ida (si quisiera mostrarse) ganara muchos dineros. Algunos señores y caballeros principales, que gustaron de ver su figura, le dieron ayudas de costa para el camino, y la majestad imperial,

17 La frase “ovas de leña” se refiere a las algas marinas que usaba Pedro en lugar de leña para hacer el fuego, debido a que en la isla no había árboles ni arbustos. 18 Carlos V.

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habiéndole visto y oído, le hizo merced de cuatro mil pesos de renta, que son cuatro mil y ochocientos ducados en el Perú. Yendo a gozarlos, murió en Panamá, que no llegó a verlos. Todo este cuento, como se ha dicho, contaba un caballero que se decía Garci Sánchez de Figueroa, a quien yo se lo oí, que conoció a Pedro Serrano y certificaba que se lo había oído a él mismo; y que después de haber visto al Emperador se había quitado el cabello y la barba y dejádola poco más corta que hasta la cinta, y para dormir de noche se la entrenzaba, porque, no entrenzándola, se tendía por toda la cama y le estorbaba el sueño. (Lib. I, Cap. VIII)

El origen de los Incas reyes del Perú Viviendo o muriendo aquellas gentes de la manera que hemos visto, permitió Dios Nuestro Señor que de ellos mismos saliese un lucero del alba que en aquellas oscurísimas tinieblas les diese alguna noticia de la ley natural, y de la urbanidad y respetos que los hombres debían tenerse unos a otros, y que los descendientes de aquél, procediendo de bien en mejor, cultivasen aquellas fieras y las convirtiesen en hombres, haciéndoles capaces de razón y de cualquiera buena doctrina; para que cuando ese mismo Dios, sol de justicia, tuviese por bien de enviar la luz de sus divinos rayos a aquellos idólatras, los hallase no tan salvajes, sino más dóciles para recibir la fe católica y la enseñanza y doctrina de nuestra santa madre iglesia romana, como después acá la han recibido, según se verá lo uno y lo otro en el discurso de esta historia; que por experiencia muy clara se ha notado cuánto más prontos y ágiles estaban para recibir el evangelio los indios que los Reyes Incas sujetaron, gobernaron y enseñaron, que no las demás naciones comarcanas, donde aún no había llegado la enseñanza de los Incas, muchas de las cuales se están hoy tan bárbaras y brutas como antes se estaban, con haber setenta y un años que los españoles entraron en el Perú. Y pues estamos a la puerta de este gran laberinto, será bien pasemos adelante a dar noticia de lo que en él había. Después de haber dado muchas trazas y tomado muchos caminos para entrar a dar cuenta del origen y principio de los Incas, reyes naturales que fueron del Perú, me pareció que la mejor traza y el camino más fácil y llano era contar lo que en mis niñeces oí muchas veces a mi madre y a sus hermanos y tíos, y a otros sus mayores, acerca de este origen y principio; porque todo lo que por otras vías se dice de é1 viene a reducirse en lo mismo que nosotros diremos, y será mejor que se sepa por las propias palabras que los Incas lo cuentan que no por las de

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otros autores extraños. Es así que, residiendo mi madre en el Cozco, su patria, venían a visitarla casi cada semana los pocos parientes y parientas que de las crueldades y tiranías de Atauhuallpa (como en su vida contaremos) escaparon, en las cuales visitas siempre sus más ordinarias pláticas eran tratar del origen de sus reyes, de la majestad de ellos, de la grandeza de su imperio, de sus conquistas y hazañas, del gobierno que en paz y en guerra tenían, de las leyes que tan en provecho y favor de sus vasallos ordenaban. En suma, no dejaban cosa de las prósperas que entre ellos hubiese acaecido que no la trajesen a cuenta. De las grandezas y prosperidades pasadas venían a las cosas presentes, lloraban sus reyes muertos, enajenado su imperio y acabada su república, & c.. Estas y otras semejantes pláticas tenían los Incas y Pallas en sus visitas, y con la memoria del bien perdido siempre acababan su conversación en lágrimas y llanto, diciendo: "Trocósenos el reinar en vasallaje", & c.. En estas pláticas yo, como muchacho, entraba y salía muchas veces donde ellos estaban, y me holgaba de las oír, como huelgan los tales de oír fábulas. Pasando pues días, meses y años, siendo ya yo de diez y seis o diez y siete años, acaeció que, estando mis parientes un día en esta su conversación hablando de sus reyes y antiguallas, al más anciano de ellos, que era el que daba cuenta de ellas, le dije: “Inca, tío, pues no hay escritura entre vosotros, que es la que guarda la memoria de las cosas pasadas, ¿qué noticia tenéis del origen y principio de nuestros reyes? Porque allá los españoles y las otras naciones, sus comarcanas, como tienen historias divinas y humanas, saben por ellas cuándo empezaron a reinar sus reyes, y los ajenos y el trocarse unos imperios en otros, hasta saber cuántos mil años ha que Dios crió el cielo y la tierra, que todo esto y mucho más saben por sus libros. Empero vosotros, que carecéis de ellos ¿qué memoria tenéis de vuestras antiguallas?, ¿quién fue el primero de nuestros Incas?, ¿cómo se llamó?, ¿qué origen tuvo su linaje?, ¿de qué manera empezó a reinar?, ¿con qué gente y armas conquistó este grande imperio?, ¿qué origen tuvieron nuestras hazañas”? El Inca, como que holgándose de haber oído las preguntas, por el gusto que recibía de dar cuenta de ellas, se volvió a mí (que ya otras muchas veces le había oído, mas ninguna con la atención que entonces) y me dijo: “Sobrino, yo te las diré de muy buena gana; a ti te conviene oírlas y guardarlas en el corazón (es frasis de ellos por decir en la memoria). Sabrás que en los siglos antiguos toda esta región de tierra que ves eran unos grandes montes y breñales, y las gentes en aquellos tiempos vivían como fieras y animales brutos, sin religión ni policía, sin pueblo ni casa, sin cultivar ni sembrar la tierra, sin vestir ni cubrir sus carnes, porque no sabían labrar algodón ni lana para hazer de vestir; vivían de

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dos en dos y de tres en tres, como acertaban a juntarse en las cuevas y resquicios de peñas y cavernas de la tierra. Comían, como bestias, yerbas del campo y raíces de árboles y la fruta inculta que ellos daban de suyo y carne humana. Cubrían sus carnes con hojas y cortezas de árboles y pieles de animales; otros andaban en cueros. En suma, vivían como venados y salvajinas, y aun en las mujeres se habían como los brutos, porque no supieron tenerlas propias y conocidas”. Adviértase, porque no enfade el repetir tantas veces estas palabras, "nuestro padre el Sol", que era lenguaje de los Incas y manera de veneración y acatamiento decirlas siempre que nombraban al Sol, porque se preciaban descender de él, y al que no era Inca no le era lícito tomarlas en la boca, que fuera blasfemia y lo apedrearan. Dijo el Inca: “Nuestro Padre el Sol, viendo los hombres tales como te he dicho, se apiadó y hubo lástima de ellos y envió del cielo a la tierra un hijo y una hija de los suyos para que los doctrinasen en el conocimiento de nuestro padre el Sol, para que lo adorasen y tuviesen por su Dios y para que les diesen preceptos y leyes en que viviesen como hombres en razón y urbanidad, para que habitasen en casas y pueblos poblados, supiesen labrar las tierras, cultivar las plantas y mieses, criar los ganados y gozar de ellos y de los frutos de la tierra como hombres racionales y no como bestias. Con esta orden y mandato puso nuestro padre el Sol estos dos hijos suyos en la laguna Titicaca, que está ochenta leguas de aquí, y les dijo que fuesen por donde quisiesen y, dondequiera que parasen a comer o a dormir, procurasen hincar en el suelo una barrilla de oro de media vara en largo y dos dedos en grueso que les dio para señal y muestra que donde aquella barra se les hundiese con solo un golpe que con ella diesen en tierra, allí quería el Sol nuestro padre que parasen y hiciesen su asiento y corte. A lo último les dijo: "Cuando hayáis reducido esas gentes a nuestro servicio, los mantendréis en razón y justicia, con piedad, clemencia y mansedumbre, haciendo, en todo, oficio de padre piadoso para con sus hijos tiernos y amados, a imitación y semejanza mía, que a todo el mundo hago bien, que les doy mi luz y claridad para que vean y hagan sus haciendas y les caliento cuando han frío y crío sus pastos y sementeras, hago fructificar sus árboles y multiplico sus ganados, lluevo y sereno a sus tiempos y tengo cuidado de dar una vuelta cada día al mundo por ver las necesidades que en la tierra se ofrecen, para las proveer y socorrer como sustentador y bienhechor de las gentes. Quiero que vosotros imitéis este ejemplo como hijos míos, enviados a la tierra sólo para la doctrina y beneficio de esos hombres, que viven como bestias. Y desde luego os constituyo y nombro por Reyes y señores de todas las gentes que así doctrináredes con vuestras buenas razones, obras y gobierno". Habiendo declarado su voluntad Nuestro Padre el Sol a sus dos hijos, los despidió de sí. Ellos

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salieron de Titicaca y caminaron al Septentrión19, y por todo el camino, dondequiera que paraban, tentaban hincar la barra de oro y nunca se les hundió. Así entraron en una venta o dormitorio pequeño, que está siete u ocho leguas al Mediodía de esta ciudad, que hoy llaman Pacarec Tampu, que quiere decir venta o dormida que amanece. Púsole este nombre el Inca porque salió de aquella dormida al tiempo que amanecía. Es uno de los pueblos que este príncipe mandó poblar después, y sus moradores se jactan hoy grandemente del nombre, porque lo impuso nuestro Inca. De allí llegaron él y su mujer, nuestra reina, a este valle del Cozco, que entonces todo él estaba hecho montaña brava. (Lib. I, Cap. XV)

Protestación del autor sobre la historia Ya que hemos puesto la primera piedra de nuestro edificio, aunque fabulosa, en el origen de los Incas Reyes del Perú, será razón pasemos adelante en la conquista y reducción de los indios, extendiendo algo más la relación sumaria que me dió aquel Inca con la relación de otros muchos Incas e indios naturales de los pueblos que este primer Inca Manco Capac mandó poblar y redujo a su Imperio, con los cuales me crié y comuniqué hasta los veinte años. En este tiempo tuve noticia de todo lo que vamos escribiendo, porque en mis niñeces me contaban sus historias como se cuentan las fábulas a los niños. Después, en edad más crecida, me dieron larga noticia de sus leyes y gobierno, cotejando el nuevo gobierno de los españoles con el de los Incas, dividiendo en particular los delitos y las penas y el rigor de ellas. Decíanme cómo procedían sus Reyes en paz y en guerra, de qué manera trataban a sus vasallos y cómo eran servidos de ellos. Demás de ésto, me contaban, como a propio hijo, toda su idolatría, sus ritos, ceremonias y sacrificios, sus fiestas principales y no principales, y cómo las celebraban. Decíanme sus abusos y supersticiones, sus agüeros malos y buenos, así los que miraban en sus sacrificios como fuera de ellos. En suma, digo que me dieron noticia de todo lo que tuvieron en su república, que, si entonces lo escribiera, fuera más copiosa esta historia. Demás de habérmelo dicho los indios, alcancé y vi por mis ojos mucha parte de aquella idolatría, sus fiestas y supersticiones, que aun en mis tiempos, hasta los doce o trece años de mi edad, no se habían acabado del todo. Yo nací ocho años después que los españoles ganaron mi tierra y, como lo he dicho, me crié en ella hasta los veinte anos, y así vi muchas cosas de las que hacían los indios en aquella su gentilidad, las cuales contaré diciendo que las vi. Sin la relación que 19 Cultismo que significa ‘Norte’.

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mis parientes me dieron de las cosas dichas y sin lo que vi, he habido otras muchas relaciones de las conquistas y hechos de aquellos Reyes. Porque luego que propuse escribir esta historia, escribí a los condiscípulos de escuela y gramática, encargándoles que cada uno me ayudase con la relación que pudiese haber de las particulares conquistas que los Incas hicieron de las provincias de sus madres, porque cada provincial tiene sus cuentas y nudos con sus historias anales de la tradición de ellas, y por esto retiene mejor lo que en ella pasó que lo que pasó en la ajena. Los condiscípulos, tomando de versa lo que les pedí, cada cual de ellos dio cuenta de mi intención a su madre y parientes, los cuales, sabiendo que un indio, hijo de su tierra, quería escribir los sucesos de ella, sacaron de sus archivos las relaciones que tenían de sus historias y me las enviaron, y así tuve la noticia de los hechos y conquistas de cada Inca, que es la misma que los historiadores españoles tuvieron, sino que ésta será más larga, como lo advertiremos en muchas partes de ella. Y porque todos los hechos de este primer Inca son principios y fundamento de la historia que hemos de escribir, nos valdrá mucho decirlos aquí, a lo menos los más importantes, porque no los repitamos adelante en las vidas y hechos de cada uno de los Incas, sus descedientes, porque todos ellos generalmente, así los Reyes como los no Reyes, se preciaron de imitar en todo y por todo la condición, obras y costumbres de este primer príncipe Manco Capac. Y dichas sus cosas habremos dicho las de todos ellos. Iremos con atención de decir las hazañas más historiales, dejando otras muchas por impertinentes y prolijas, y aunque algunas cosas de las dichas y otras que se dirán parezcan fabulosas, me pareció no dejar de escribirlas por no quitar los fundamentos sobre que los indios se fundan para las cosas mayores y mejores que de su Imperio se cuentan. Porque, en fin, de estos principios fabulosos procedieron las grandezas que en realidad de verdad posee hoy España, por lo cual se me permitirá decir lo que conviene para la mejor noticia que se pueda dar de los principios, medios y fines de aquella monarquía, que yo protesto decir llanamente la relación que mamé en la leche y la que después acá he habido, pedida a los propios míos, y prometo que la afición de ellos no sea parte para dejar de decir la verdad del hecho, sin quitar de lo malo ni añadir a lo bueno que tuvieron, que bien sé que la gentilidad es un mar de errores, y no escribiré novedades que no se hayan oído, sino las mismas cosas que los historiadores españoles han ecrito de aquella tierra y de los Reyes de ella y alegaré las mismas palabras de ellos donde conviniere, para que se vea que no finjo ficciones en favor de mis parientes, sino que digo lo mismo que los españoles dijeron. Sólo serviré de comento para declarar y ampliar las cosas que ellos asomaron a decir y las dejaron imperfectas por haberles faltado relación

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entera. Otras muchas se añadirán que faltan de sus historias y pasaron en hecho de verdad, y algunas se quitarán que sobran, por falsa relación que tuvieron, por no saberla pedir el español con distinction de tiempos y edades y division de provincias y naciones, o por no entender al indio que se la daba o por no entenderse el uno al otro, por la dificultad del lenguaje. Que el español que piensa que sabe más de él, ignora de diez partes las nueve, por las muchas cosas que un mismo vocablo significa y por las diferentes pronunciaciones que una misma dicción tiene para muy diferentes significaciones, como se verá adelante en algunos vocablos, que sera forzoso traerlos a cuenta. Demás de esto, en todo lo que de esta república, antes destruida que conocida, dijere, será contando llanamente lo que en su antigüedad tuvo de su idolatría, ritos, sacrificios y ceremonias, y en su gobierno, leyes y costumbres, en paz y en guerra, sin comparar cosa alguna de éstas a otras semejantes que en las historias divinas y humanas se hallan, ni al gobierno de nuestros tiempos, porque toda comparación es odiosa. El que las leyere podrá cotejarlas a su gusto, que muchas hallará semejantes a las antiguas, así de la Santa Escritura como de las profanas y fábulas de la gentilidad antigua. Muchas leyes y costumbres verá que parecen a las de nuestro siglo, otras muchas oirá en todo contrarias. De mi parte he hecho lo que he podido, no habiendo podido lo que he deseado. Al discreto lector suplico reciba mi ánimo, que es de darle gusto y contento, aunque las fuerzas ni el habilidad de un indio nacido entre los indios y criado entre armas y caballos no puedan llegar allá. (Lib. I, Cap. XIX)

Rastrearon los Incas al verdadero Dios Nuestro Señor Demás de adorar al Sol por dios visible, a quien ofrecieron sacrificios y hicieron grandes fiestas (como en otro lugar diremos), los reyes Incas y sus amautas, que eran los filósofos, rastrearon con lumbre natural al verdadero sumo Dios y Señor Nuestro, que crió el cielo y la tierra, como adelante veremos en los argumentos y sentencias que algunos de ellos dijeron de la Divina Majestad, al cual llamaron Pachacamac: es nombre compuesto de Pacha, que es mundo universo, y de Camac, participio de presente del verbo cama, que es animar, el cual verbo se deduce del nombre cama, que es ánima. Pachacámac quiere decir el que da ánima al mundo universo, y en toda su propia y entera significación quiere decir el que hace con el universo lo que el ánima con el cuerpo.

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Pedro de Cieza, capítulo setenta y dos, 20 dice así: "El nombre de este demonio quería decir hacedor del mundo, porque Cama quiere decir hacedor y Pacha, mundo", & c.. Por ser español no sabía la lengua tan bien como yo, que soy indio Inca. Tenían este nombre en tan gran veneración que no le osaban tomar en la boca, y, cuando les era forzoso tomarlo, era haciendo afectos y muestras de mucho acatamiento, encogiendo los hombros, inclinando la cabeza y todo el cuerpo, alzando los ojos al cielo y bajándolos al suelo, levantando las manos abiertas en derecho de los hombros, dando besos al aire, que entre los Incas y sus vasallos eran ostentaciones de suma adoración y reverencia, con las cuales demonstraciones nombraban al Pachacamac y adoraban al Sol y reverenciaban al rey, y no más. Pero esto también era por sus grados más y menos: a los de la sangre real acataban con parte de estas ceremonias, y a los otros superiores, como eran los caciques, con otras muy diferentes e inferiores. Tuvieron al Pachacamac en mayor veneración interior que al Sol, que, como he dicho, no osaban tomar su nombre en la boca, y al Sol le nombran a cada paso. Preguntado quién era el Pachacamac, decían que era el que daba vida al universo y le sustentaba, pero que no le conocían porque no le habían visto, y que por esto no le hacían templos ni le ofrecían sacrificios, mas que lo adoraban en su corazón (esto es mentalmente) y le tenían por dios no conocido. Agustín de Zárate, libro segundo, capítulo quinto, 21 escribiendo lo que el Padre Fray Vicente de Valverde dijo al Rey Atahuallpa, que Cristo Nuestro Señor había criado el mundo, dice que respondió el Inca que él no sabía nada de aquello, ni que nadie criase nada sino el Sol, a quien ellos tenían por Dios y a la tierra por madre y a sus guacas; y que Pachacamac lo había criado todo lo que allí había, & c. De donde consta claro que aquellos indios le tenían por hacedor de todas las cosas. […] Los indios no saben de suyo o no osan dar la relación de estas cosas con la propia significación y declaración de los vocablos, viendo que los cristianos españoles las abominan todas por cosas del demonio, y los españoles tampoco advierten en pedir la noticia de ellas con llaneza, antes las confirman por cosas diabólicas como las imaginan. Y también lo causa el no saber de fundamento la lengua general de los Incas para ver

20 Se refiere seguramente a la obra del conquistador e historiador Pedro de Cieza de León, Crónica del Perú (Primera parte, Sevilla, 1553). La segunda parte, Del señorío de los Incas, permaneció inédita en la biblioteca del Escorial hasta el siglo 19. Es posible que Garcilaso haya tenido acceso al manuscrito. 21 Se refiere a la obra del historiador Agustín de Zárate, Historia del descubrimiento y conquista del Perú (Amberes, 1555).

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y entender la deducción y composición y propia significación de las semejantes dicciones. Y por esto en sus historias dan otro nombre a Dios, que es Tici Viracocha, que yo no sé qué signifique ni ellos tampoco. Este es el nombre Pachacamac que los historiadores españoles tanto abominan por no entender la significación del vocablo. Y por otra parte tienen razón, porque el demonio hablaba en aquel riquísimo templo haciéndose Dios debajo de este nombre, tomándolo para sí. Pero si a mí, que soy indio cristiano católico, por la infinita misericordia, me preguntasen ahora cómo se llama Dios en tu lengua?", diría "Pachacamac", porque en aquel general lenguaje del Perú no hay otro nombre para nombrar a Dios sino éste, y todos los demás que los historiadores dicen son generalmente impropios, porque o no son del general lenguaje o son corruptos con el lenguaje de algunas provincias particulares o nuevamente compuestos por los españoles, y aunque algunos de los nuevamente compuestos pueden pasar conforme a la significación española, como el Pachayachacher, que quieren que diga hacedor del cielo, significando enseñador del mundo –que para decir hacedor había de decir Pacharurac, porque rura quiere decir hacer–, aquel general lenguaje los admite mal porque no son suyos naturales, sino advenedizos, y también porque en realidad de verdad en parte bajan a Dios de la alteza y majestad donde le sube y encumbra este nombre Pachacamac, que es el suyo propio, y para que se entienda lo que vamos diciendo es de saber que el verbo yacha significa aprender, y añadiéndole esta sílaba chi significa enseñar; y el verbo rura significa hacer y con la chi quiere decir hacer que hagan o mandar que hagan, y lo mismo es de todos los demás verbos que quieran imaginar. Y así como aquellos indios no tuvieron atención a cosas especulativas, sino a cosas materiales, así estos sus verbos no significan enseñar cosas espirituales ni hacer obras grandiosas y divinas, como hacer el mundo, & c.., sino que significan hacer y enseñar artes y oficios bajos y mecánicos, obras que pertenecen a los hombres y no a la divinidad. De toda la cual materialidad está muy ajena la significación del nombre Pachacamac, que, como se ha dicho, quiere decir el que hace con el mundo universo lo que el alma con el cuerpo, que es dar ser, vida, aumento y sustento, & c.; […] (Lib. II, Cap. II)

De muchos dioses que los historiadores españoles impropiamente aplican a los indios Volviendo a la idolatría de los Incas, decimos más largamente que atrás se dijo que no tuvieron más dioses que al Sol, al cual adoraron exteriormente. Hiciéronle templos, las paredes de alto abajo forradas con

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planchas de oro; ofreciéronle sacrificios de muchas cosas; presentáronle grandes dádivas de mucho oro y de todas las cosas más preciosas que tenían, en agradecimiento de que él se las había dado; adjudicáronle por hacienda suya la tercia parte de todas las tierras de labor de los reinos y provincias que conquistaron y la cosecha de ellas e innumerable ganado; hiciéronle casas de gran clausura y recogimiento para mujeres dedicadas a él, las cuales guardaban perpetua virginidad. Demás del Sol adoraron al Pachacamac (como se ha dicho) interiormente, por dios no conocido: tuviéronle en mayor veneración que al Sol; no le ofrecieron sacrificios ni le hicieron templos, porque decían que no le conocían, porque no se había dejado ver; empero, que creían que lo había. Y en su lugar diremos del templo famoso y riquísimo que hubo en el valle llamado Pachacamac, dedicado a este dios no conocido. 22 De manera que los Incas no adoraron más dioses que los dos que hemos dicho, visible e invisible. Porque aquellos Príncipes y sus amautas, que eran los filósofos y doctores de su república (con ser gente tan sin enseñanza de letras, que nunca las tuvieron), alcanzaron que era cosa indigna y de mucha afrenta y deshonra aplicar honra, poderío, nombre, fama o virtud divina a las cosas inferiores, del cielo abajo. Y así establecieron ley y mandaron pregonarla para que en todo el Imperio supiesen que no habían de adorar más de al Pachacamac por supremo Dios y señor, y al Sol, por el bien que hacía a todos, y a la luna venerasen y honrasen, porque era su mujer y hermana, y a las estrellas por damas y criadas de su casa y corte. Adelante, en su lugar, trataremos del dios Viracocha, que fue una fantasma que se apareció a un príncipe heredero de los Incas diciendo que era hijo del Sol. Los españoles les aplican otros mucho dioses a los Incas por no saber dividir los tiempos y las idolatrías de aquella primera edad y las de la segunda. Y también por no saber la propriedad del lenguaje para saber pedir y recibir la relación de los indios, de cuya ignorancia ha nacido dar a los Incas muchos dioses o todos los que ellos quitaron a los indios que sujetaron a su Imperio, que los tuvieron tantos y tan extraños como arriba se ha dicho. Particularmente nació este engaño de no saber los españoles las muchas y diversas significaciones que tiene este nombre huaca, el cual, pronunciada la última sílaba en lo alto del paladar, quiere decir ídolo, como Júpiter, Marte, Venus, y es 22 La aparente contradicción entre esta afirmación y la anterior –que no le hacían al Pachacámac sacrificios ni templos– se debe a que el dios o huaca venerado en el templo del valle de Pachacámac no era de origen inca sino ichma. Los ichmas fueron conquistados por los incas, quienes les permitieron mantener el culto a Pachacámac y luego lo asimilaron a su propio panteón, pero no le construyeron nuevos templos.

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nombre que no permite que de él se deduzca verbo para decir idolatrar. Demás de esta primera y principal significación tiene otras muchas, cuyos ejemplos iremos poniendo para que se entiendan mejor. Quiere decir cosa sagrada, como eran todas aquellas en que el demonio les hablaba, esto es, los ídolos, las peñas, piedras grandes o árboles en que el enemigo entraba para hacerles creer que era dios. Asimismo llamaban huaca las cosas que habían ofrecido al Sol, como figuras de hombres, aves y animales, hechas de oro o de plata o de palo, y cualesquiera otras ofrendas, las cuales tenían por sagradas, porque las había recibido el Sol en ofrenda y eran suyas, y, porque lo eran, las tenían en gran veneración. También llaman huaca a cualquier templo grande o chico y a los sepulcros que tenían en los campos y a los rincones de las casas, de donde el demonio hablaba a los sacerdotes y a otros particulares que trataban con él familiarmente, los cuales rincones tenían por lugares santos, y así los respetaban como a un oratorio o santuario. También dan el mismo nombre a todas aquellas cosas que en hermosura o excelencia se aventajan de las otras de su especie, como una rosa, manzana o camuesa o cualquiera otra fruta que sea mayor y más hermosa que todas las de su árbol; y a los árboles que hacen la misma ventaja a los de su especie le dan el mismo nombre. Por el contrario llaman huaca a las cosas muy feas y monstruosas, que causan horror y asombro, y así daban este nombre a las culebras grandes de los Antis, que son de a veinte y cinco y de a treinta pies de largo. También llaman huaca a todas las cosas que salen de su curso natural, como a la mujer que pare dos de un vientre; a la madre y a los mellizos daban este nombre por la extrañeza del parto y nacimiento; a la parida sacaban por las calles con gran fiesta y regocijo, y le ponían guirnaldas de flores con grandes bailes y cantares por su mucha fecundidad; otras naciones lo tomaban en contrario, que lloraban, teniendo por mal agüero los tales partos. El mismo nombre dan a las ovejas que paren dos de un vientre, digo al ganado de aquella tierra, que, por ser grande, su ordinario parir no es más de uno, como vacas o yeguas, y en sus sacrificios ofrecían más aína de los corderos mellizos, si los había, que de los otros, porque los tenían por de mayor deidad, por lo cual les llaman huaca. Y por el semejante llaman huaca al huevo de dos yemas, el mismo nombre dan a los niños que nacen de pies o dobla-dos o con seis dedos en pies o manos o nace corcovado o con cualquiera defecto mayor o menor en el cuerpo o en el rostro, como sacar partido alguno de los labios, que d eéstos había muchos, o bisojo, que llaman señalado de naturaleza. Asimismo dan este nombre a las fuentes muy caudalosas que salen hechas ríos, porque se aventajan de las comunes, y a las piedrecitas y guijarros que hallan en los ríos o

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arroyos, con extraños labores o de diversas colores, que se diferencian de las ordinarias. Llamaron huaca a la gran cordillera de la Sierra Nevada que corre por todo el Perú a la larga, hasta el Estrecho de Magallanes, por su largura y eminencia, que cierto es admirabilísima a quien la mira con atención. Dan el mismo nombre a los cerros muy altos, que se aventajan de los otros cerros, como las torres altas de las casas comunes, y a las cuestas grandes que se hallan por los caminos, que las hay de tres, cuatro, cinco y seis leguas de alto, casi tan derechas como una pared, a las cuales los españoles, corrompiendo el nombre, dicen Apachitas, y que los indios las adoraban y les ofrecían ofrendas. De las cuestas diremos luego, y qué manera de adoración era la que hacían y a quién. A todas estas cosas y otras semejantes llamaron huaca, no por tenerlas por dioses ni adorarlas, sino por la particular ventaja que hacían a las comunes; por esta causa las miraban y trataban con veneración y respeto. Por las cuales significaciones tan diferentes los españoles, no entendiendo más de la primera y principal significación, que quiere decir ídolo, entienden que tenían por dioses todas aquellas cosas que llaman huaca,y que las adoraban los Incas como lo hacían los de la primera edad. […] (Lib. II, Cap. IV)

La poesía de los Incas amautas, que son filósofos, y haravicus, que son poetas No les faltó habilidad a los amautas, que eran los filósofos, para componer comedias y tragedias, que en días y fiestas solemnes representaban delante de sus Reyes y de los señores que asistían en la corte. Los representantes no eran viles, sino Incas y gente noble, hijos de curacas y los mismos curacas y capitanes, hasta maeses de campo, porque los autos de las tragedias se representasen al propio, cuyos argumentos siempre eran de hechos militares, de triunfos y victorias, de las hazañas y grandezas de los Reyes pasados y de otros heroicos varones. Los argumentos de las comedias eran de agricultura, de hacienda, de cosas caseras y familiares. Los representantes, luego que se acababa la comedia, se sentaban en sus lugares conforme a su calidad y oficios. No hacían entremeses deshonestos, viles y bajos: todo era de cosas graves y honestas, con sentencias y donaires permitidos en tal lugar. A los que se aventajaban en la gracia del representarles daban joyas y favores de mucha estima.

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De la poesía alcanzaron otra poca, porque supieron hacer versos cortos y largos, con medida de sílabas: en ellos ponían sus cantares amorosos con tonadas diferentes, como se ha dicho. También componían en verso las hazañas de sus Reyes y de otros famosos Incas y curacas principales, y los enseñaban a sus descendientes por tradición, para que se acordasen de los buenos hechos de sus pasados y los imitasen. Los versos eran pocos, por que la memoria los guardase, empero muy compendiosos, como cifras. No usaron de consonante en los versos; todos eran sueltos. Por la mayor parte semejaban a la natural compostura española que llaman redondillas. Una canción amorosa compuesta en cuatro versos me ofrece la memoria; por ellos se verá el artificio de la compostura y la significación abreviada, compendiosa, de lo que en su rusticidad querían decir. Los versos amorosos hacían cortos, por que fuesen más fáciles de tañer en la flauta. Holgara poner también la tonada en puntos de canto de órgano, para que se viera lo uno y lo otro, mas la impertinencia me excusa del trabajo. La canción es la que se sigue y su traducción en castellano: Caylla llapi Puñunqui Chaupituta Samúsac. Quiere decir: Al cántico Dormirás Media noche Yo vendré. Y más propiamente dijera: vendré, sin el pronombre yo, haciendo tres sílabas del verbo, como las hace el indio, que no nombra la persona, sino que la incluye en el verbo, por la medida del verso. Otras muchas maneras de versos alcanzaron los Incas poetas, a los cuales llamaban haráuec, que en propia significación quiere decir inventador. En los papeles del P[adre] Blas Valera hallé otros versos que él llama espondaicos: todos son de a cuatro sílabas, a diferencia de estos otros que son de a cuatro y a tres. Escríbelos en indio y en latín; son en materia de Astrología. Los lncas poetas los compusieron filosofando las causas segundas que Dios puso en la región del aire, para los truenos, relámpagos y rayos, y para el granizar, nevar y llover, todo lo cual dan a entender en los versos, como se verá. Hiciéronlos conforme a una fábula que tuvieron, que es la que se sigue: Dicen que el Hacedor puso en el cielo una doncella, hija de un Rey, que tiene un cántaro lleno de agua, para derramarla cuando la tierra la ha menester, y que un hermano de

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ella lo quiebra a sus tiempos, y que del golpe se causan los truenos, relámpagos y rayos. Dicen que el hombre los causa, porque son hechos de hombres feroces y no de mujeres tiernas. Dicen que el granizar, llover y nevar lo hace la doncella, porque son hechos de más suavidad y blandura y de tanto provecho. Dicen que un Inca poeta y astrólogo hizo y dijo los versos, loando las excelencias y virtudes de la dama, y que Dios se las había dado para que con ellas hiciese bien a las criaturas de la tierra. La fábula y los versos, dice el Padre Blas Valera que halló en los nudos y cuentas de unos anales antiguos, que estaban en hilos de diversas colores, y que la tradición de los versos y de la fábula se la dijeron los indios contadores, que tenían cargo de los nudos y cuentas historiales, 23 y que, admirado de que los amautas hubiesen alcanzado tanto, ecribió los versos y los tomó de memoria para dar cuenta de ellos. Yo me acuerdo haber oído esta fábula en mis niñeces con otras muchas que me contaban mis parientes, pero, como niño y muchacho, no les pedí la significación, ni ellos me la dieron. Para los que no entienden indio ni latín me atreví a traducir los versos en castellano, arrimándome más a la significación de la lengua que mamé en la leche que no a la ajena latina, porque lo poco que de ella sé lo aprendí en el mayor fuego de las guerras de mi tierra, entre armas y caballos, pólvora y arcabuces, de que supe más que de letras. El P. Blas Valera imitó en su latín las cuatro sílabas del lenguaje indio en cada verso, y está muy bien imitado; yo salí de ellas porque en castellano no se pueden guardar, que, haviendo de declarar por entero la significación de las palabras indias, en unas son menester más sílabas y en otras menos. Ñusta quiere decir doncella de sangre real, y no se interpreta con menos, que, para decir doncella de las comunes, dicen tazque; china llaman a la doncella muchacha de servicio. Illapántac es verbo; incluye en su significación la de tres verbos, que son tronar, relampaguear y caer rayos, y así los puso en dos versos el P. M. [aestro] Blas Valera, porque el verso anterior, que es Cunuñuun significa hacer estruendo, y no lo puso aquel autor por declarar las tres significaciones del verbo illapántac. Unu es agua, para es llover, chichi es granizar, riti nevar. Pacha Cámac quiere decir el que haze con el universo lo que el alma con el cuerpo. Viracocha es nombre de un dios moderno que adoraban, cuya historia veremos adelante muy a la larga. Chura quiere decir poner, cama es dar alma, vida, ser y sustancia. Conforme a esto diremos lo menos mal que supiéremos, sin salir de la propria significación del lenguaje indio. Los versos son los que se siguen, en las tres lenguas:

23 Se refiere a los khipu.

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Cumac Nusta Torallaiquim Puiñuy quita Páquir cayan Hina mántara Cunuñunun Illapantac Camri ñusta Unuiquita 
Para munqui Mai ñimpiri Chichi munqui Riti munqui Pacha rurac Pacha camac Vira cocha 
Cai hinapac Churasunqui Camasunqui *** Pulchra Nimpha Frater tuus Urnam tuam Nunc infringit Cuius ictus Tonat fulget Fulminatque Sed tu Ninpha Tuam limpham Fundens pluis Interdumque Grandinem, seu Nivem mittis Mundi factor Pacha camac, Viracocha Ad hoc munus Te sufficit
 Ac praefecit

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*** Hermosa doncella, Aquese tu hermano El tu cantarillo Lo está quebrantando, Y de aquesta causa Truena y relampaguea, También caen rayos. Tú, real doncella, Tus muy lindas aguas Nos darás lloviendo; También a las veces Granizar nos has, Nevarás asimesmo. El Hacedor del mundo, El Dios que le anima, El gran Viracocha, Para aqueste oficio Ya te colocaron Y te dieron alma Esto puse aquí por enriquecer mi pobre historia, porque cierto, sin lisonja alguna, se puede decir que todo lo que el P. Blas Valera tenía escrito eran perlas y piedras preciosas. No mereció mi tierra verse adornada de ellas. Dícenme que en estos tiempos se dan mucho los mestizos a componer en indio estos versos, y otros de muchas maneras, así a lo divino como a lo humano. Dios les dé su gracia para que le sirvan en todo. […] (Lib. II, Cap. XXVII)

Nombres nuevos para nombrar diversas generaciones Lo mejor de lo que ha pasado a Indias se nos olvidaba, que son los españoles y los negros que después acá han llevado por esclavos para servirse de ellos, que tampoco los había antes en aquella mi tierra. De estas dos naciones se han hecho allá otras, mezcladas de todas maneras, y para las diferenciar les llaman por diversos nombres, para entenderse por ellos. Y aunque en nuestra historia de la Florida dijimos algo de esto, me pareció repetirlo aquí, por ser éste su proprio lugar. Es así que al español o española que va de acá llaman español o caste-

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llano, que ambos nombres se tienen allá por uno mismo, y así he usado yo de ellos en esta historia y en la Florida. A los hijos de español y de española nacidos allá dicen criollo o criolla, por decir que son nacidos en Indias. Es nombre que lo inventaron los negros, y así lo muestra la obra. Quiere decir entre ellos negro nacido en Indias; inventáronlo para diferenciar los que van de acá, nacidos en Guinea, de los que nacen allá, porque se tienen por más honrados y de más calidad, por haber nacido en la patria, que no sus hijos, porque nacieron en la ajena, y los padres se ofenden si les llaman criollos. Los españoles, por la semejanza, han introducido este nombre en su lenguaje para nombrar los nacidos allá. De manera que al español y al guineo nacidos allá les llaman criollos y criollas. Al negro que va de acá, llanamente le llaman negro o guineo. Al hijo de negro y de india o de indio y de negra dicen mulato y mulata. (A los hijos de éstos llaman cholo. Es vocablo de las islas de Barlovento; quiere decir perro, no de los castizos, sino de los muy bellacos gozcones; y los españoles usan de é1 por infamia y vituperio. A los hijos de español y de india o de indio y española, nos llaman mestizos, por decir que somos mezclados de ambas naciones; fue impuesto por los primeros españoles que tuvieron hijos en indias, y por ser nombre impuesto por nuestros padres y por su significación, me lo llamo yo a boca llena, y me honro con él. Aunque en Indias, si a uno de ellos le dicen "sois un mestizo" o "es un mestizo", lo toman por menosprecio. De donde nació que hayan abrazado con grandísimo gusto el nombre montañés, que, entre otras afrentas y menosprecios que de ellos hizo un poderoso, les impuso en lugar del nombre mestizo. Y no consideran que aunque en España el nombre montañés sea apellido honroso, por los privilegios que se dieron a los naturales de las montañas de Asturias y Vizcaya, llamándoselo a otro cualquiera, que no sea natural de aquellas provincias, es nombre vituperoso, porque en propria significación quiere decir cosa de montaña, como lo dice en su vocabulario el gran maestro Antonio de Lebrija, 24 acreedor de toda la buena latinidad que hoy tiene España; y en la lengua general del Perú, para decir montañés dicen sacharuna, que en propria significación quiere decir salvaje, y por llamarles aquel buen hombre disimuladamente salvajes, les llamó montañés; y mis parientes, no entendiendo la malicia del imponedor, se precian de su afrenta, habiéndola de huir y abominar, y llamarse como nuestros padres nos llamaban y no recibir nuevos nombres afrentosos, &c. A los hijos de español y de mestiza, o de mestizo y española, llaman cuatralvos, por decir que tienen cuarta parte de indio y tres de español. A los hijos de mestizo y de india o de indio y de mestiza llaman tresalvos,

24 Se refiere Garcilaso a Antonio de Nebrija (o Lebrija), el gran filólogo humanista.

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por decir que tienen tres partes de indio y una de español. Todos estos nombres y otros que por excusar hastío dejamos de decir, se han inventado en mi tierra para nombrar las generaciones que ha habido después que los españoles fueron a ella; y podemos decir que ellos los llevaron con las demás cosas que no había antes. Y con esto volveremos a los Reyes Incas, hijos del gran Huaina Capac, que nos están llamando para darnos cosas muy grandes que decir. (Libro IX, Cap. XXXI)

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Segunda parte de los Comentarios reales (o Historia general del Perú)

Prólogo A los indios, mestizos y criollos de los reinos y provincias del grande y riquísimo imperio del Perú, el Inca Garcilaso de la Vega, su hermano, compatriota y paisano, salud y felicidad. Por tres razones, entre otras, señores y hermanos míos, escribí la Primera y escribo la Segunda Parte de los Comentarios Reales de esos Reinos del Perú. La primera, por dar a conocer al universo nuestra patria, gente y nación, no menos rica al presente, con los tesoros de la sabiduría y ciencia de Dios, de su fe y ley evangélica, que siempre por las perlas y piedras preciosas de sus ríos y mares, por sus montes de oro y plata, 'bienes muebles y raíces suyos, que tienen raíces sus riquezas; ni menos dichosa por ser sujetada de los fuertes, nobles y valerosas españoles, y sujeta a nuestros Reyes Católicos, monarcas de lo más y mejor del orbe, que por haber sido poseída y gobernada de sus antiguos príncipes, los Incas peruanos, Césares en felicidad y fortaleza. Y porque de virtud, armas y letras suelen preciarse las tierras, en cuanto remedan al cielo; de éstas tres prendas puede loarse la nuestra, dando a Dios las gracias y gloria, pues sus coterráneos son de su natural dóciles, de ánimos esforzados, entendimientos prestos y voluntades afectas a piedad y religión, desde que la cristiana posee sus corazones trocados por la diestra del muy alto, de que son testigos abonados en sus cartas anuas los Padres de la Compañía de Jesús, que, haciendo oficio de apóstoles entre indios, experimentan su singular devoción, reforma de costumbres, frecuencia de sacramentos, limosnas y buenas obras, argumento del aprecio y estima de su salvación. En fe de lo cual, atestiguan estos varones apostólicos que los fieles indianos, sus feligreses, con las primicias del espíritu, hacen a los de Europa casi la ventaja que los de la iglesia primitiva a los cristianos de nuestra era, cuando la católica fe, desterrada de Inglaterra y del Septentrión, su antigua colonia, se va de un polo a otro, a residir con los antípodas, de cuyo valor y valentía hice larga mención en el primer volumen de estos Reales Comentarios, dando cuenta de las gloriosas empresas de los Incas, que pudieran competir con los Daríos de Persia, Ptolomeos de Egipto, Alejandros de Grecia y Cipiones de Roma. Y de las armas peruanas, más dignas de loar que las griegas y troyanas, haré breve relación en este tomo, cifrando las hazañas y proezas

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de algunos de sus Héctores y Aquiles. Y baste por testimonio de sus fuerzas y esfuerzo lo que han dado en que entender a los invencibles castellanos, vencedores de ambos mundos. Pues ya de sus agudos y sutiles ingenios, hábiles para todo género de letras, valga el voto del doctor Juan de Cuéllar, canónigo de la Santa Iglesia Catedral de la imperial Cozco, que, siendo maestro de los de mi edad y suerte, solía con tiernas lágrimas decirnos: "O hijos! y cómo quisiera ver una docena de vosotros en la Universidad de Salamanca!", pareciéndole podían florecer las nuevas plantas del Perú en aquel jardín y vergel de sabiduría. Y por cierto que tierra tan fértil, de ricos minerales y metales preciosos, era razón criase venas de sangre generosa y minas de entendimientos despiertos para todas artes y facultades, para las cuales no falta habilidad a los indios naturales y sobra capacidad a los mestizos, hijos de indias y españoles o de españolas e indios, y a los criollos, oriundos de acá, nacidos y connaturalizados allá. A los cuales todos, como a hermanos y amigos, parientes y señores míos, ruego y suplico se animen y adelanten en el ejercicio de virtud, estudio y milicia, volviendo por sí y por su buen nombre, con que lo harán famoso en el suelo y eterno en el cielo. Y de camino es bien que entienda el mundo viejo y político que el nuevo (a su parecer bárbaro) no lo es ni ha sido sino por falta de cultura, de la suerte que antiguamente los griegos y romanos, por ser la nata y flor del saber y poder, a las demás regiones, en comparación suya, llamaban bárbaras, entrando en esta cuenta la española, no por serlo de su natural, mas por faltarle lo artificial, pues luego, con el arte, dio naturaleza muestras heroicas de ingenio en letras, de ánimo en armas, y en ambas cosas hizo raya entonces, en el Imperio Romano, con los sabios Sénecas de Córdoba, flor de saber y caballería, y con los augustísimos Trajanos y Teodosios de Italia. […] El segundo respecto, y motivo, de escribir esta Historia fue celebrar (si no digna, al menos debidamente) las grandezas de los heroicos españoles que con su valor y ciencia militar ganaron para Dios, para su Rey y para sí, aquese rico imperio, cuyos nombres, dignos de cedro, viven en el libro de la vida y vivirán inmortales en la memoria de los mortales. Por tres fines se eternizan en escritos los hechos hazañosos de hombres en paz y letras o en armas y guerras señalados: por premiar sus merecimientos con perpetua fama; por honrar su patria, cuya honra ilustre son ciudadanos y vecinos tan ilustres; para ejemplo e imitación de la posteridad, que avive el paso en pos de la antigüedad, siguiendo sus batallas, para conseguir sus victorias. A este fin, por leyes de Solón y Licurgo, legisladores de fama, afamaban tanto a sus héroes las repúblicas de Atenas y Lacedemonia. Todos tres fines creo y espero se conseguirán con esta historia, porque en ella serán premia-

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dos con honor y loor, premio digno de sola la virtud, por la suya esclarecida, los clarísimos conquistadores del nuevo orbe, que son gozo y corona de España, madre de la nobleza y señora del poder y haberes del mundo; la cual, juntamente, será engrandecida y ensalzada, como madre y ama de tales, tantos y tan grandes hijos, criados a sus pechos con leche de fe y fortaleza, mejor que Rómulo y Remo. Y finalmente los hidalgos pechos de los descendientes y sucesores, nunca pecheros a cobardía, afilarán sus aceros con nuevo brío y denuedo, para imitar las pisadas de sus ma- yores, emprendiendo grandiosas proezas en la milicia de Palas y Marte y en la escuela de Mercurio y Apolo, no degenerando de su nobilísima prosapia y alcuña, antes llevando adelante el buen nombre de su linaje, que parece traer su origen del cielo, donde, como a patria propria y verdadera, deben caminar por este destierro y valle de lágrimas, y, po- niendo la mira en la corona de gloria que les espera, aspirar a llevársela, entrando por picas y lanzas, sobrepujando dificultades y peligros, para que, así como han con su virtud allanado el paso y abierto la puerta a la predicación y verdad evangélica en los reinos del Perú, Chile, Paraguay y Nueva España y Filipinas, hagan lo mismo en la Florida y en la Tierra Magallánica, debajo del Polo Antártico, y habida victoria de los infieles enemigos de Cristo, a fuer de los emperadores y cónsules romanos entren los españoles, triunfando con los trofeos de la fe, en el empíreo Capitolio. La tercera causa de haber tomado entre manos esta obra ha sido lograr bien el tiempo con honrosa ocupación, y no malograrlo en ociosidad, madre de vicios, madrastra de la virtud, raíz, fuente y origen de mil males, que se evitan con el honesto trabajo del estudio, digno empleo de buenos ingenios, de nobles ánimos, de éstos para entretenerse ahidalgadamente, según su calidad, y gastar los días de su vida en loables ejercicios, y de aquéllos para apacentar su delicado gusto en pastos de ingenio y adelantar el caudal en finezas de sabiduría, que rentan y montan más al alma que al cuerpo los censos, ni que los juros de las perlas de Oriente y plata de nuestro Potosí. A esta causa escribí la corónica de la Florida, de verdad florida, no con mi seco estilo, mas con la flor de España, que, trasplantada en aquel páramo y eriazo, pudiera dar fruto de bendición, demostrando a fuerza de brazos la maleza del fiero paganismo y plantando con riego del cielo el árbol de la cruz y estandarte de nuestra fe, vara florida de Aarón y Jesé. También por aprovechar los años de mi edad y servir a los estudiosos, traduje de italiano en romance castellano los diálogos de filosofía entre Filón y Sofía, libro entitulado León Hebreo que anda traducido en todas lenguas, hasta en lenguaje peruano (para que se vea a do llega la curiosidad y estudiosidad de los nuestros), y en latín corre por el

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orbe latino con acepción y concepto de los sabios y letrados, que lo precian y estiman por la alteza de su estilo y delicadeza de su materia. Por lo cual, con justo acuerdo, la Santa y general Inquisición de estos reinos, en este último expurgatorio de libros prohibidos, no vedándolo en otras lenguas, lo mandó recoger en la nuestra vulgar, porque no era para vulgo. Y pues consta de su prohibición, es bien se sepa la causa, aunque después acá he oído decir que ha habido réplica sobre ello. Y porque estaba dedicado al Rey, nuestro señor Don Felipe Segundo, que Dios haya en su gloria, será razón salga a luz la dedicatoria, que era la siguiente: […]25 Ultra de esta dedicatoria, hice otra, de nuevo manoescrita, la cual dio a Su Majestad un caballero, gran señor mío, con un libro de los de nuestra traducción, que es la que se sigue, que, por haber salido en aquel tiempo la Premática de las Cortesías, no se puso otro título: Señor: Por haber dicho en la dedicatoria que a Vuestra Católica Majestad hice de este libro todo lo que aquí me convenía decir, no lo repetiré en ésta. Solamente servirá de suplicar a Vuestra Majestad, como a mi Rey y señor, se digne de mandar leer y oír aquélla, que sólo este favor deseo y pretendo por gratificación, así del trabajo de mi estudio como del ánimo que a vuestro real servicio siempre he tenido. La obra, para que Vuestra Majestad la vea, es prolija, aunque la grandeza de su autor merece cualquiera merced que Vuestra Majestad le haga. De mi parte no hay en ella cosa digna de ser recibida en cuenta, si no fuese el atrevimiento de un indio en tal empresa, y el deseo que tuve de dar con ella ejemplo a los del Perú, donde yo nací, de cómo hayan de servir en todo género de oficio a Vuestra Católica Majestad. Con este mesmo deseo y pretensión quedo ocupado en sacar en limpio la relación que a Vuestra Majestad se ha de hacer del descubrimiento que vuestro gobernador y capitán general Hernando de Soto hizo en la Florida, donde anduvo más de cuatro años. La cual será obra de importancia al aumento de la felicísima Corona de España (que Dios ensalce y en suma monarquía ponga, con larga vida de Vuestra Majestad), porque con la noticia de tantas y tan buenas provincias como aquel capitán descubrió, que hasta ahora están incógnitas, y vista la fertilidad y abundancia de ellas, se esforzarán vuestros criados y vasallos a las conquistar y poblar, acrecentando su honra y provecho en vuestro servicio. Concluida esta re25 Aquí Garcilaso citó a la letra la “Dedicatoria al Rey” de La traducción del indio de los tres diálogos de amor de León Hebreo. La dedicatoria se encuentra en la gran mayoría de las ediciones del texto, por lo cual no la incluimos en esta selección.

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lación, entenderé en dar otra de las costumbres, ritos y ceremonias que en la gentilidad de los Incas, señores que fueron del Perú, se guardaban en sus reinos, para que Vuestra Majestad las vea desde su origen y principio, escritas con alguna más certidumbre y propiedad de lo que hasta ahora se han escrito. A Vuestra Católica Majestad suplico que con la clemencia tan propria de vuestra real persona se humane a recibir el ánimo de este pequeño servicio que en nombre de todo el Perú he ofrecido y ofrezco. Y el favor que reten do y espero es para que todos los de aquel Imperio, así indios como españoles, en general y particular, lo gocen juntamente conmigo, que cada uno de ellos lo ha de tomar por suyo propio, porque de ambas naciones tengo prendas que les obligan a participar de mis bienes y males, las cuales son haber sido mi padre conquistador y poblador de aquella tierra, y mi madre natural e della, y yo haber nacido y criádome entre ellos. Y porque mi esperanza es conforme a mi fe, ceso suplicando a Dios Nuestro Señor guarde a Vuestra Católica Majestad como vuestros criados deseamos, amén. De las Posadas, juridicción de Córdoba, 7 de noviembre 1589. La Católica Majestad, habiendo leído la una y la otra, mandó llamar a su guardajoyas y le dijo: "Guardadme este libro, y cuando estuviéremos en el Escorial, acordadme que lo tenéis. Ponedlo por escrito; no se os olvide". En llegando el guardajoyas al Escorial, acordó al Rey de cómo tenía allí el libro, y Su Majestad mandó llamar al prior de aquel real convento de San Jerónimo y le dijo: "Mirad este libro, Padre, a ver qué os parece de él. Mirad que es fruta nueva del Perú". Es también muy de estimar la estima que de nuestro León Hebreo tuvo el ilustrísimo señor Don Maximiliano de Austria, que murió Arzobispo de Santiago de Galicia, varón no menos insigne en valor y prudencia que en sangre. Enviome Su Señoría una carta en aprobación de mi traducción, con que me obligó a dedicarle el prólogo de ella. Y para su calificación baste la que le dio el señor Don Francisco Murillo, maese escuela y dignidad de esta Sancta Iglesia Catedral de Córdoba, porque ahora veinte y cinco años, recién venido yo a vivir en esta ciudad, tuve conocimiento y amistad con el licenciado Agustín de Aranda, uno de los curas de la iglesia matriz, al cual di un libro de éstos, y él lo dio al maese escuela, cuyo confesor era. El maese escuela, que había sido veedor general de los ejércitos y armadas de Su Majestad, habiendo visto el libro, dijo a su confesor que deseaba conocerme, y el confesor me lo dijo a mí, una, dos y tres veces. Yo, como extranjero, no me atrevía a poner delante de tan gran personaje. Al fin, por importunación del licenciado Aranda, fui a besar las manos al señor maese escuela, y le llevé un libro de éstos,

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bien guarnecido y muy dorado. Hízome mucha merced en todo, aunque estaba en la cama, tullido de gota. Y las primeras palabras con que me saludó fueron éstas: "Un antártico, nacido en el Nuevo Mundo, allá debajo de nuestro hemisferio, y que en la leche mamó la lengua general de los indios del Perú, ¿qué tiene que ver con hacerse intérprete entre italianos y españoles? Y ya que presumió serlo, ¿por qué no tomó libro cualquiera, y no el que los italianos más estimaban y los españoles menos conocían?" Yo le respondí que había sido temeridad soldadesca, que sus mayores hazañas las acometen así, y si salen con victoria los dan por valientes, y si mueren en ella los tienen por locos. Rió mucho la respuesta, y en otras visitas me la repitió muchas veces. Ni es de menor abono de nuestro León Hebreo romanzado la calidad que le dio alabándolo su Paternidad del muy reverendo Padre Fray Juan Ramírez, del Orden del Seráfico San Francisco, que lo calificó por mandato del Santo Oficio de Córdoba. No quisiera, señores, haber cansado a vuesas mercedes, cuyo descanso quiero más que el mío, porque sólo mis deseos son de servirles, que es el fin de esta corónica y su dedicatoria, en que ella y su autor se dedican a quienes en todo y por todo desean agradar y honrar, reconocer y dar a conocer; y así les suplico y pido por merced me la hagan tan grande de aceptar este pequeño presente, con la voluntad y ánimo con que se ofrece, que siempre ha sido de ilustrar nuestra patria y parientes, derecho natural y por mil títulos debido a ley de hijo de madre Palla e infanta peruana (hija del último señor y príncipe gentil de aquesas opulentas provincias) y de padre español, noble en sangre, condición y armas, Garcilaso de la Vega, mi señor, que sea en gloria. Y vuesas mercedes, plega al Rey de Gloria, la alcancen eterna en el cielo, y aquí la que merecen y yo pretendo darles en ésta su historia, pues tanta les es debida a título de su nobleza, fundada en la virtud de sus pasados y ennoblecida con la propria, ya en armas, con las cuales, venciendo los trabajos de Hércules, han trabajado valiente y valerosamente en tantas contiendas, haciendo rostro a los golpes de fortuna, ya en artes liberales y mecánicas, en que tanto se han aventajado, principalmente en la astrológica y náutica, con que pasean los cielos y navegan por ese océano a islas y tierras nunca de antes conocidas; también en la agricultura, con que cultivan el suelo fértil del Perú, tornándolo fertilísimo de todo lo que la vida humana puede apetecer. No digo nada de las artes domésticas de comida regalada, aunque reglada, y traje de vestidos, cortados al talle, de que pudo ser muestra admirable y gustosa una librea natural peruana que di que ver y admirar en esta ciudad de Córdoba, en un torneo celebrado en la fiesta de la beatificación del bienaventurado San Ignacio, patriarca de la Sagrada Compañía de Jesús, cuya traza y forma

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al natural yo di al Padre Francisco de Castro, y, si la pasión no me ciega, fue la cuadrilla más lucida y celebrada, y que llevaba los ojos de todos por su novedad y curiosidad. Sea Dios bendito, el cual, por su bondad y clemencia, galardone y remunere los méritos de vuesas mercedes con su gloria, a que tienen acción y derecho por su cristiandad y virtudes celestiales de fe, amor, justicia, misericordia y religión, de que los ha dotado, en prendas de los dotes de gloria, donde vayan a gozarla por una eternidad, después de muchos y largos años de próspera salud y vida. El Inca Garcilaso de la Vega

La elección de Don Francisco de Toledo por Visorrey del Perú. Las causas que tuvo para seguir y perseguir al Príncipe Inca Túpac Amaru, y la prisión del pobre Príncipe. Al Licenciado Lope García de Castro, Presidente y Gobernador general del Imperio llamado Perú, sucedió Don Francisco de Toledo, hijo segundo de la casa del Conde de Oropesa. Fue elegido por su mucha virtud y cristiandad, que era un caballero que recibía el Santísimo Sacramento cada ocho días. Fue al Perú con nombre y título de Visorrey. Fue recibido en la Ciudad de los Reyes con la solemnidad acostumbrada. Gobernó aquellos reinos con suavidad y blandura; no tuvo rebeliones que aplacar ni motines que castigar. Pasados dos años, poco más o menos de su gobierno, determinó sacar de las montañas de Uillcapampa al Príncipe Túpac Amaru, legítimo heredero de aquel Imperio, hijo de Manco Inca y hermano de Don Diego Sayri Túpac, de quien hemos dado larga cuenta en este octavo libro. Pertenecíale la herencia, porque su hermano mayor no dejó hijo varón, sino una hija, de la cual diremos adelante. Deseó el Visorrey sacarle por bien y afabilidad (a imitación del Visorrey Don Andrés Hurtado de Mendoza)', por aumentar su reputación y fama que hubiese hecho una cosa tan grande y heroica como era reducir al servicio de la Católica Majestad un Príncipe tal que andaba fugitivo, metido en aquellas montañas. Para lo cual intentó seguir al Visorrey pasado por algunos caminos de los que aquél llevó y anduvo. Y envió mensajeros al Príncipe, pidiéndole y amonestándole que saliese a vivir entre los españoles como uno de ellos, pues eran ya todos unos. Que Su Majestad le haría mercedes, como las hizo a su hermano, para el sustento de su persona y casa. No le salieron al Visorrey las diligencias de provecho alguno ni de esperanza, porque el Príncipe no correspondió a ellas, porque al Visorrey le faltaron muchos de los ministros, así indios como españoles, que en aquel particular sirvieron y ayudaron a su antecesor. Y de parte

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del Príncipe también hubo dificultades para no aceptar partido alguno, porque los parientes y vasallos que consigo tenía, escarmentados de la salida de su hermano y de la poca merced que le hicieron y de lo poco que vivió entre los españoles, haciendo de todo ello sentimiento y queja, como que los españoles la hubiesen causado, aconsejaron a su Inca que en ninguna manera saliese de su destierro, que mejor le estaba vivir en él que morir entre sus enemigos. Esta determinación de aquel Príncipe supo el Visorrey de los indios que entraban y salían de aquellas montañas, así de los que él envió como de los indios domésticos que vivían con los españoles, que lo dijeron a sus amos más claro y descubierto. Y todo fue a oídos del Visorrey, el cual pidió parecer y consejo a sus familiares, los cuales le aconsejaron que pues aquel Príncipe no había querido salir por bien, lo sacase por fuerza, haciéndole guerra hasta prenderle y aun matarle, que a la Majestad Católica se le haría mucho servicio y para todo aquel Reino sería gran beneficio, porque aquel Inca estaba cerca del camino real que va del Cozco a Huamanca y a Rímac; que sus indios y vasallos salían a saltear y robar a los mercaderes españoles que pasaban por aquel camino, y hacían otras grandes insolencias, como enemigos mortales. Demás de esto dijeron los consejeros que aseguraría aquel Imperio de levantamientos, que aquel mozo, como heredero, con el favor y ayuda de los indios Incas, sus parientes, que vivían entre los españoles, y de los caciques, sus vasallos, y de los mestizos, hijos de españoles y de indias, podía hacer siempre que lo pretendiese, que todos holgarían de la novedad, así los indios vasallos como los parientes, por ver los unos y los otros restituido a su Inca, y los mestizos por gozar de los despojos que con el levantamiento podían haber, porque todos (según se quejaban) andaban pobres y alcanzados de lo necesario para la vida humana. Sin esto, le dijeron que con la prisión de aquel Inca se cobraría todo el tesoro de los Reyes pasados, que, según la pública voz y fama, lo tenían escondido los indios, y una de las joyas era la cadena de oro que Huayna Cápac mandó hacer para la solemnidad y fiesta que se había de celebrar al poner nombre a su hijo primogénito Huáscar Inca, como atrás queda referido. Dijeron que aquella pieza y todo el demás Tesoro era de la Majestad Católica, pues era suyo el Imperio y todo lo que fue de los Incas pasados, que lo ganaron los españoles sus vasallos con sus armas y poder. Sin esto, le dijeron otras muchas cosas para incitar al Visorrey a que le prendiese. Volviendo a las acusaciones que al Príncipe hacían, decimos que es verdad que muchos años antes, en vida de su padre Manco Inca, hubo algo de robos en aquel camino, que sus vasallos hicieron, pero no a

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los mercaderes españoles, que no tenían necesidad de sus mercadurías, sino a los indios o castellanos que de una parte a otra llevaban a trocar y vender ganado natural de aquella tierra; que la necesidad de no tener su Inca carne que comer les forzaba a saltearla, porque en aquellas brabas montañas no se cría ganado alguno manso, sino tigres, leones y culebras de a veinte y cinco y treinta pies de largo, sin otras malas sabandijas, que aquella región de tierra y otras de su suerte (de las cuales hemos hecho larga mención en la historia) no dan otro fruto. Por lo cual su padre de este Príncipe mandó hacer algunos robos en el ganado, diciendo que todo aquel Imperio y cuanto en él había era suyo; que quería gozar, comoquiera que pudiese, de lo que tanta falta tenía para su comer. Esto pasó mientras vivió aquel Inca, que yo me acuerdo que en mis niñeces oí hablar de tres o cuatro saltos y robos que sus vasallos habían hecho; pero muerto el Inca, cesó todo aquel alboroto y escándalo. El Visorrey, movido con estos consejos y avisos, determinó hacer guerra a aquel Príncipe comoquiera que pudiese, hasta prenderle, porque le parecía, según los consejeros decían, que era grande inconveniente que aquel Inca viviese en frontera y enemistad de los españoles, alborotando la tierra, salteando los caminos y robando los mercaderes, todo lo cual era de mucho des[a]sosiego y poca o ninguna seguridad para aquel Reino, y que los indios, según decían las espías, andaban inquietos viendo su Príncipe tan cerca de ellos, y que no pudiesen gozar dé1 ni servirle como quisieran. Convencido el Visorrey con estas persuasiones, nombró por capitán de la jornada a un caballero que se decía Martín García Loyola, que años atrás, en ocasiones grandes, había hecho muchos servicios a Su Majestad. Mandóle hacer gente, echando fama que era para ir a socorrer al Reino de Chile, donde los araucos traían muy apretados a los españoles que en aquel Reino vivían. Juntáronse para la jornada más de doscientos y cincuenta hombres, y con toda brevedad fueron a Uilcapampa, bien apercibidos de armas ofensivas y defensivas. Pudieron entrar en aquellas bravas montañas porque, desde que salió el Príncipe Don Diego Sayri Túpac, se habían allanado y facilitado todos los caminos que entraban y salían de aquel puesto, sin que hubiese contradicción alguna. El Príncipe Túpac Amaru, sabiendo la gente de guerra que entraba en su distrito, no asegurándose del hecho, se retiró más de veinte leguas por un río abajo. Los españoles, viendo su huida, hicieron a prisa muy grandes balsas, y le siguieron. El Príncipe, considerando que no podía defenderse porque no tenía gente, y también porque se hallaba sin culpa, sin imaginación de alboroto ni otro delito que hubiese pensado hacer, se dejó prender. Quiso más fiarse de los que iban a prenderle que perecer huyendo por aquellas montañas y ríos grandes que salen al río que llaman de la Plata. Entregóse al capitán Martín García Loyola y

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a sus compañeros, con imaginación que antes habrían lástima de él, de verlo desamparado, y le darían algo para sustentarse, como hicieron a su hermano Don Diego Sayri Túpac, pero que no le querrían para matarle ni hacerle otro daño, porque no había hecho delito. Y así se dio a los españoles. Los cuales recogieron todos los indios e indias que con él estaban, y a la infanta, su mujer, y dos hijos y una hija que tenían, con los cuales volvieron los españoles y su capitán, y entraron en el Cozco muy triunfantes con tales prisioneros, donde los esperaba el Visorrey, que, sabiendo la prisión del pobre Príncipe, se fue a ella para recibirlos allí. (Libro VIII, Cap. XVI)

El proceso contra el Príncipe y contra los Incas parientes de la sangre real, y contra los mestizos, hijos de indias y de conquistadores de aquel Imperio. Luego que vieron preso al Príncipe, le crearon un fiscal que le acusase sus delitos, el cual le puso los capítulos que atrás apuntamos: que mandaba a sus vasallos y criados que saliesen de aquellas montañas a saltear y robar a los caminantes mercaderes, principalmente a los españoles; que los tenía a todos por enemigos; que tenía hecho trato y concierto con los Incas, sus parientes, que vivían entre los españoles, que, a tal tiempo y en tal día, concertándose con los caciques, señores de vasallos, que habían sido de sus padres y abuelos, se alzasen y matasen cuantos españoles pudiesen. También entraron en la acusación los mestizos, hijos de los conquistadores de aquel Imperio y de las indias naturales de él. Pusiéronles por capítulo que se habían conjurado con el Príncipe Túpac Amaru y con los demás Incas para alzarse con el Reino, porque algunos de los mestizos eran parientes de los Incas por vía de sus madres, y que éstos, en su conjuración, se habían quejado al Príncipe Inca, diciendo que, siendo hijos de conquistadores de aquel Imperio y de madres naturales de él, que algunas de ellas eran de la sangre real y otras muchas eran mujeres nobles, hijas, sobrinas y nietas de los curacas, señores de vasallos, y que ni por los méritos de sus padres, ni por la naturaleza y legítima de la hacienda de sus madres y abuelos no les había cabido nada, siendo hijos de los más beneméritos de aquel Imperio, porque los Gobernadores habían dado a sus parientes y amigos lo que sus padres ganaron y había sido de sus abuelos maternos, y que a ellos los dejaron desamparados, necesitados a pedir limosna para poder comer, o forzados a saltear por los caminos para poder vivir, y morir ahorcados. Que Su Alteza, el Príncipe, se doliese de ellos, pues que eran naturales de su Imperio, y los

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recibiese en su servicio y admitiese en su milicia, que ellos harían como buenos soldados, hasta morir todos en la demanda. Todo esto pusieron en la acusación de los mestizos; prendieron todos los que en el Cozco hallaron de veinte años arriba, que pudiesen ya tomar armas. Condenaron algunos de ellos a quistión de tormento, para sacar en limpio lo que se temía en confuso.
 En aquella furia de prisión, acusación y delitos, fue una india a visitar su hijo, que estaba en la cárcel; supo que era de los condenados a tormento, Entró como pudo donde estaba el hijo, y en alta voz le dijo: "Sabido he que estás condenado a tormento; súfrelo y pásalo como hombre de bien, sin condenar a nadie, que Dios te ayudará y pagará lo que tu padre y sus compañeros trabajaron en ganar esta tierra para que fuese de cristianos y los naturales de ella fuesen de su Iglesia. Muy bien se os emplea que todos los hijos de los conquistadores muráis ahorcados, en premio y paga de haber ganado vuestros padres este Imperio". Otras muchas cosas dijo a este propósito, dando grandísimas voces y gritos, como una loca sin juicio alguno, llamando a Dios y a las gentes, que oyesen las culpas y delitos de aquellos hijos naturales de la tierra y de los ganadores de ella, y que, pues los querían matar con tanta razón y justicia como decían que tenían para matarlos, que matasen también a sus madres, que la misma pena merecían por haberlos parido y criado y ayudado a sus padres, los españoles (negando a los suyos proprios), a que ganasen aquel Imperio. Todo lo cual permitía el Pachacamac por los pecados de las madres, que fueron traidoras a su Inca y a sus caciques y señores, por amor de los españoles. Y que pues ella se condenaba en nombre de todas las demás, pedía y requería a los españoles y al capitán de ellos que, con toda brevedad, ejecutasen y pusiesen por obra su voluntad y justicia y la sacasen de pena, que todo se lo pagaría Dios muy largamente en este mundo y en el otro. Diciendo estas cosas y otras semejantes a grandes voces y gritos, salió de la cárcel, y fue por las calles con la misma vocería, de manera que alborotó a cuantos la oyeron. Y valió mucho a los mestizos este clamor que la buena madre hizo, porque, viendo la razón que tenía, se apartó el Visorrey de su propósito, por no causar más escándalo. Y así no condenó ninguno de los mestizos a muerte, pero dióles otra muerte más larga y penosa, que fue desterrarlos a diversas partes del Nuevo Mundo, fuera de todo lo que sus padres ganaron. […] (Lib. VIII, Cap. XVII)

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La ejecución de la sentencia contra el Príncipe. Las consultas que se hacían para prohibirla. El Visorrey no quiso oirlas. El buen ánimo con que el Inca recibió la muerte. Determinado el visorrey de ejecutar su sentencia, mandó hacer un tablado muy sole[m]ne en la plaza mayor de aquella ciudad, y que se ejecutase la muerte de aquel príncipe, porque así convenía a la seguridad y quietud de aquel Imperio. Admiró la nueva desto a toda la ciudad, y así procuraron los caballeros y religiosos graves de juntarse todos y pedir al Visorrey no se hiciese cosa tan fuera de piedad, que la abominaría todo el mundo dondequiera que se supiese; y que su mismo rey se enfadaría dello. Que se contentase con enviarlo a España en perpétuo destierro, que era más largo tormento y más penoso que matarlo brevemente. Estas cosas y otras platicaban los de aquella ciudad, determinados de hablar al Visorrey con todo el encarecimiento posible, hasta hacerle requerimiento y protestaciones para que no ejecutase la sentencia. Mas él que tenía espías puestas por la ciudad para que le avisasen cómo tomaban la sentencia los moradores de ella, y qué era lo que platicaban y trataban acerca della, sabiendo la junta que estaba hecha para hablarle y requerirle, mandó cerrar las puertas de su casa, y que su guardia se pusiese a la puerta y no dejase entrar a nadie, so pena de la vida. Mandó asímismo que sacasen al Inca y le cortasen la cabeza con toda brevedad, porque se quietase aquel alboroto, que temió no se le quitasen de las manos. Al pobre príncipe sacaron en una mula con una soga al cuello, y las manos atadas, y un pregonero delante que iba pregonando su muerte y la causa de ella, que era tirano, traidor contra la corona de la Majestad Católica. El príncipe, oyendo el pregón, no entendiendo el lenguaje español, preguntó a los religiosos que con él iban. Qué era lo que aquel hombre iba diciendo? Declaráronle que le mataban porque era auca26 contra el rey, su señor. Entonces mandó que le llamasen aquel hombre, y, cuando le tuvo cerca, le dijo: “no digas eso que vas pregonando, pues sabes que es mentira, que yo no he hecho traición, ni he pensado hacerla, como todo el mundo lo sabe. Di que me matan porque el Visorrey lo quiere, y no por mis delitos, que no he hecho ninguno contra él ni contra el rey de Castilla. Yo llamo al Pachacamac, que sabe que es verdad lo que digo. Con esto pasaron adelante los ministros de la justicia. A la entrada de la plaza salieron una gran banda de mugeres de todas edades, algunas de ellas de su sangre real, y las demás mugeres y hijas de los caciques

26 Significa traidor en Quechua.

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de la comarca de aquella ciudad; y con grandes voces y alaridos, con muchas lágrimas (que también las causaron en los religiosos y seculares españoles) le dijeron: "Inca ¿por qué te llevan a cortar la cabeza? ¿Qué delitos, qué traiciones has hecho para merecer tal muerte? Pide a quien te la da que mande matarnos a todas, pues somos tuyas por sangre y naturaleza, que más contentas y dichosas iremos en tu compañía que quedar por siervas y esclavas de los que te matan". Entonces temieron que hubiera algún alboroto en la ciudad, según el ruido, grita y vocería que levantaron los que miraban la ejecución de aquella sentencia, tan no pensada ni imaginada por ellos. Pasaban de trecientas mil ánimas los que estaban en aquellas dos plazas, calles, ventanas y tejados para poderla ver. Los ministros se dieron priesa hasta llegar al tablado, donde el príncipe subió, y los religiosos que le acompañaban y el verdugo en pos de ellos, con su alfanje en la mano. Los indios, viendo a su Inca tan cercano a la muerte, de lástima y dolor que sintieron levantaron otro murmullo, vocería, gritos y alaridos; de manera que no se podían oír. Los sacerdotes que hablaban con el príncipe le pidieron que mandase callar aquellos indios. El Inca alzó el brazo derecho con la mano abierta, y la puso en derecho del oído, y de allí la bajó poco a poco, hasta ponerla sobre el muslo derecho. Con lo cual, sintiendo los indios que les mandaba callar, cesaron de su grita y vocería, y quedaron con tanto silencio que parecía no haber ánima nacida en toda aquella ciudad, de lo cual se admiraron muy mucho los españoles, y el Visorrey entre ellos, el cual estaba a una ventana, mirando la ejecución de su sentencia. Notaron con espanto la obediencia que los indios tenían a sus príncipes, que aun en aquel paso la mostrasen, como todos la vieron. Luego cortaron la cabeza al Inca, el cual recibió aquella pena y tormento con el valor y grandeza de ánimo que los Incas y todos los indios nobles suelen recebir cualquiera inhumanidad y crueldad que les hagan, como se habrán visto algunas en nuestra historia de la Florida, y en ésta y otras en las guerras que en Chile han tenido y tienen los indios araucos con los españoles, según lo han escrito en verso los autores de aquellos hechos, sin otros muchos que se hicieron en México y en el Perú, por españoles muy calificados, que yo conocí algunos de ellos, pero dejárnoslos de decir por no hacer odiosa nuestra historia.
 Demás del buen ánimo con que recibió la muerte aquel pobre Príncipe (antes rico y dichoso, pues murió cristiano), dejó lastimados los religiosos que le ayudaron a llevar su tormento, que fueron los de San Francisco, Nuestra Señora de las Mercedes, de Santo Domingo y San Agustín, sin otros muchos sacerdotes clérigos; los cuales todos, de lástima de tal muerte en un príncipe tal y tan grande, lloraron tiernamente y dijeron muchas misas por su ánima, y se consolaron con la magnanimidad que

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en aquel paso mostró, y tuvieron qué contar de su paciencia y actos que hacía de buen cristiano, adorando las imágenes de Cristo Nuestro Señor y de la Virgen, su Madre, que los sacerdotes le llevaban delante. Así acabó este Inca, legítimo heredero de aquel Imperio por línea recta de varón, desde el primer Inca Manco Capac hasta él, que, como lo dice el Padre Blas Valera, fueron más de quinientos años y cerca de seiscientos. Éste fue el general sentimiento de aquella tierra y la relación nacida de la compasión y lástima de los naturales y españoles. Puede ser que el Visorrey haya tenido más razones para justificar su hecho. Ejecutada la sentencia en el buen Príncipe, ejecutaron el destierro de sus hijos y parientes a la Ciudad de los Reyes, y el de los mestizos a diversas partes del Nuevo Mundo y Viejo, como atrás se dijo. Que lo antepusimos de su lugar por contar a lo último de nuestra obra y trabajo lo más lastimero de todo lo que en nuestra tierra ha pasado y hemos escrito, porque en todo sea tragedia, como lo muestran los finales de los libros de esta Segunda Parte de nuestros Comentarios. Sea Dios loado por todo. (Lib. VIII, Cap. XIX)

Lecturas recomendadas Chang-Rodríguez, Raquel, Ed. Entre la espada y la pluma: El Inca Garcilaso de la Vega y sus Comentarios reales. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica, 2010. Garcilaso de la Vega, el Inca. Primera Parte De Los Comentarios Reales, Que Tratan, De El Origen De Los Incas, Reies, Que Fueron Del Perú, De Su Idolatria, Leies, Y Govierno, En Paz, Y En Guerra, De Sus Vidas, Y Conquistas, Y De Todo Lo Que Fue Aquel Imperio, Y Su Republica, Antes Que Los Españoles Pasaran, a él. Segunda impresión, enmendada y añadida la vida de Inti Cusi Titu Iupanqui, penúltimo inca ... En Madrid: en la Oficina Real, 1723. . Garcilaso de la Vega, el Inca. Historia General Del Perú: Trata, El Descubrimiento, De El, Y Como Lo Ganaron, Los Españoles, Las Guerras Civiles, Que Huvo Entre Pizarros Y Almagros, Sobre La Partija De La Tierra, Castigo Y Levantamiento De Tyranos, Y Otros Sucesos Particulares ... / Escrita Por El Ynca Garcilaso De La Vega ... Segunda impresión, enmendada, y añadida con dos tablas, una de los capítulos, y otra de las materias. En Madrid: en la Oficina Real,1723.

Mazzotti, José Antonio, Ed. Renacimiento mestizo: Los 400 años de los Comentarios reales. Madrid: Iberoamericana, 2010. Pupo-Walker, Enrique. Historia, creación y profecía en los textos del Inca Garcilaso. Madrid: Porrúa, 1982.

FELIPE GUAMAN POMA DE AYALA (¿1534/1556?-¿1615/1644?)

Jaime Vargas Luna

Hacia 1615, el indio Felipe Guaman Poma de Ayala terminaba de escribir una larguísima carta al rey Felipe III. En ella contaba su particular versión de la historia de las Indias, denunciaba los errores de la administración virreinal y proponía reformas a lo largo de casi 1200 páginas, un tercio de las cuales eran ilustraciones puestas allí “para que la variedad de ellas y de las pinturas y la invención y dibujo a que Vuestra Majestad es inclinada, haga fácil el peso y molestia de una lectura falta de invención”. El documento, cuyo autor llamó Primer nueva corónica y buen gobierno, había sido cuidadosamente compuesto no solo para ser leído por el rey, sino también para su publicación. Su rastro, sin embargo, se pierde pronto y —con la posible excepción de fray Buenaventura de Salinas y Córdoba—, no parece haber sido leído ni conocido por nadie hasta que, en 1908, Richard A. Pietschmann declaró el hallazgo del manuscrito en la Biblioteca Real de Copenhague, en Dinamarca. A partir de entonces se han multiplicado las ediciones, estudios e interpretaciones sobre la Nueva corónica y su autor1. El libro integra a nivel formal escritura y dibujo, y español y quechua; y a nivel de contenido historia, mitología y cosmogonía de los Andes y Occidente. El resultado es una obra que revela, a la vez, la con-

1

Tras su hallazgo en 1908, Pietschmann estudió el manuscrito por décadas, aunque no alcanzó a publicar la traducción que tenía planeada. Tras ello, Paul Rivet preparó la primera edición facsimilar del texto, publicada en París en 1936 y que sirvió de base para las ediciones críticas que se publicaron en las décadas siguientes. No es sino hasta 1980 que apareció la edición crítica a cargo de Rolena Adorno y John Murra, primera que usó como base el manuscrito de la Biblioteca Real, en lugar del facsímil de París, y que muestra algunas diferencias sustanciales; y en 2001, la Biblioteca Real realizó una edición digital y de libre acceso del manuscrito.

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tinuidad del pensamiento precolombino y el fuerte mestizaje cultural ocurrido a las élites intelectuales indígenas hacia inicios del siglo XVII. Como el Inca Garcilaso en sus Comentarios reales, publicados en Lisboa en 1609, apenas seis años antes de la finalización de la Nueva corónica, Guaman Poma narra en su texto una historia de las Indias que, siendo anterior a la llegada de los españoles, no entra en contradicción con la historia occidental, “universal”. A diferencia de Garcilaso, Guaman Poma no desciende de los Incas del Cusco sino de los Yarovilca 2, y es parte de una familia que ha servido por generaciones a algún poder foráneo: primero al Inca, ahora al Rey. De este modo, tanto su visión del pasado como del presente difieren radicalmente de las de Garcilaso3. Guaman Poma no privilegia a los Incas en su narración de las Indias. Para él, estos representan únicamente la más reciente dinastía andina; no hay en su relato nostalgia del incario ni aspira el autor a una combinación armónica entre aristocracia indígena e hispana. Proveniente de una élite local dominada, confía en las alianzas políticas entre élites locales y poder central, inca o español, como estrategias para mantener una autonomía relativa. Condena el mestizaje y aspira a que se preserven las costumbres, culturas y poblaciones indígenas, que ve en rápida destrucción. Pero esto no le impide servir a la corona española tanto en la extirpación de idolatrías como en las composiciones de tierras, dos fuertes instrumentos de destrucción cultural4. Al contrario, estas contradicciones del sujeto Guaman Poma nos ayudan a comprender la complejidad de la vida para las élites indígenas en los primeros siglos de la administración virreinal.

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Según Espinoza Soriano (1975: 17-19) los Yarovilca fueron una civilización de origen aimara que se asentó en parte de los Andes centrales y norteños, incluyendo zonas de Cajamarca, Chachapoyas, Huánuco y Ayacucho en el actual territorio del Perú.

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Para una comparación con la visión del mundo andino precolombino que presenta el Inca Garcilaso véase el capítulo sobre Los comentarios reales, incluido en este mismo volumen.

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Las campañas de extirpación de idolatrías fueron los intentos de la corona española para eliminar todos los vestigios de las religiones precolombinas en los Andes obteniendo información sobre las creencias locales para luego destruirlas. Uno de los grandes extirpadores fue Cristóbal de Albornoz, de quien Guaman Poma fue ayudante. Por otro lado, se llamó composición de tierras al proceso de legalización de la ocupación de facto de territorios por distintas razones. Aunque la composición implicaba en teoría el ordenamiento justo de la propiedad, en realidad funcionó como un proceso de legitimación de la apropiación de tierras de indígenas por parte de los españoles. Para una explicación más detallada ver Rowe (1957).

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No se sabe mucho de la biografía del autor. Indio puro de origen Yarovilca y de procedencia mitimae o mitmaqkuna5, al parecer, su familia provenía de Huánuco y se había afincado en la región de Huamanga en el siglo XV, donde él nació —según declara— tras la caída de los incas. Jan Szeminski propone que hablaba hasta tres variedades del quechua y dos de aru, familia del aimara, además del español; aunque no se sabe cuál o cuáles eran sus lenguas nativas. Sabemos también que quien le enseñó a leer y escribir fue un cura mestizo, Martín de Ayala, quien —según propone Rolena Adorno— sería su medio hermano. Trabajó en la región de Huamanga y Lucanas, sirviendo a la corona española. Colaboró en las primeras extirpaciones de idolatrías de Cristóbal de Albornoz. El tono condenatorio que emplea hacia las creencias religiosas andinas revela el fuerte impacto que le dejó esa tarea. A la vez, su trabajo al servicio de la Iglesia en los años posteriores al Concilio de Trento, que aconsejaba el uso de imágenes como medio de persuasión religiosa, pudo haber influido en su decisión de incorporar tan gran número de ilustraciones en su carta al rey. Hacia 1595 sirvió de intérprete en Huamanga como “protector de naturales”, y a lo largo de esa misma década participa en una disputa de tierras en Chiara contra los Chachapoyas, a quienes acusa de advenedizos 6 . En 1600 pierde el juicio por tierras y es sentenciado a 200 latigazos y a un destierro de dos años de Huamanga, castigándosele por llamarse “don” sin serlo. En los años siguientes, hará una autocrítica, asumiendo en su Nueva corónica el rol de defensor de los indios El manuscrito aparece fechado en 1613 y 1615. De este último año data también una carta del autor al rey Felipe III, que se halla en el

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Durante el incario, se llamaba mitmaqkuna (que podría traducirse como “los que se van”, “los que se separan”, “los que huyen”) a las personas, familias o grupos de familias que dejaban sus lugares de origen para habitar otras provincias, ya fuese por voluntad propia o por encargo o imposición de las autoridades incaicas. Los mitmaqkuna llegados de una región leal se desempeñaban usualmente como funcionarios del Estado y gozaban de gran prestigio social. De este término deriva la etiqueta colonial “mitimae” que engloba a distintos grupos indígenas, que comparten el no pertenecer originalmente a la provincia o región en la que habitan. Para profundizar acerca del funcionamiento de este sistema puede verse Anders (1990), entre otros.

6 Bajo la administración española, para determinar la propiedad de la tierra debía probarse la antigüedad en el territorio. Por esta razón, a diferencia de los mitmaqkuna en el incario a quienes se refiere la nota anterior, las familias de origen mitimae eran llamadas forasteras y/o advenedizas en el virreinato. Les era mucho más difícil que a los “naturales” de algún lugar demostrar sus derechos de propiedad y no gozaban de ningún prestigio social. Para un caso concreto de la evolución de mitmaqkuna en mitimaes, ver por ejemplo Salas (2012).

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Archivo General de Indias de Sevilla, por lo que 1615 es la fecha que se asume como la del final de la escritura de la carta. No se sabe qué recorrido tuvo el manuscrito entre 1615 y 1908, fecha en que Pietschmann declara su hallazgo en la Biblioteca Real de Copenhague, sin embargo, el libro aparece ya en el primer catálogo general de la biblioteca, realizado en 1785. Es muy probable que el manuscrito haya llegado allí durante el siglo XVII a través de algún embajador y por razones políticas7. En cualquier caso, la Biblioteca Real danesa posee una de las más importantes colecciones europeas de materiales de la inquisición española, por lo que no debe parecer tan extraordinaria su presencia allí. Primer nueva corónica y buen gobierno presenta una gran complejidad formal. Hay una clara preocupación del autor por lo visual, evidente en la inclusión de 398 páginas de ilustraciones que son un componente fundamental de su narrativa, pero también en la organización del texto, en las distintas tipografías empleadas, e incluso en el hecho de que el propio autor numeró el contenido de su carta, y lo hizo usando el sistema moderno de paginación, en lugar del entonces más común de foliación. De este modo, las imágenes ocupan en Guaman Poma un lugar más privilegiado que en ningún otro texto de sus contemporáneos. Además de lo visual, está la multiplicidad lingüística y organizativa del texto. Aunque escrita fundamentalmente en castellano, la Nueva corónica inserta fragmentos en por lo menos algunas variantes de quechua; además de emplear una sintaxis que a la vez refleja un alto dominio de la retórica de la época y una fuerte influencia de las lenguas indígenas andinas sobre el castellano. El libro también presenta una gran complejidad a nivel de contenido. Entre otros aspectos fundamentales podemos contar la distinción hecha por el autor entre el poder central cusqueño y el de las élites locales, a las cuales defiende; la legitimación de su propia persona y ascendencia; y el intento por conseguir una reforma concreta de la administración colonial que asegure la pervivencia de la sociedad indígena. Como consecuencia del cambio de perspectiva en relación al valor de los incas y de las élites locales, Guaman Poma disminuye la importancia de la conquista (y con ella del rol de Francisco Pizarro).

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Rolena Adorno (2001) sostiene que esto es muy posible ya que ya en 1802 se preguntaba el director de la biblioteca si el manuscrito habría llegado gracias a un embajador danés en España o a uno español en Dinamarca. También afirma que sobre lo que no hay duda es que hubo en Dinamarca varios coleccionistas interesados en materiales españoles del siglo XVII, siendo la Biblioteca Real de Copenhague una de las bibliotecas europeas con las colecciones más completas sobre la inquisición española. Así, para esta autora, el testimonio gráfico de los horrores de la presencia española en América servía a los intereses de la biblioteca.

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El autor propone que no hubo conquista sino un continuum histórico en el cual los Incas entregan —a través de la embajada de un ancestro del autor— el gobierno al rey de España. Con estrategias como la inclusión de la embajada de su ancestro, o del trato a sí mismo, como don, cacique principal y príncipe, Guaman Poma se nombra interlocutor válido de la corona hispana. A la vez, según Mercedes López-Baralt, el autor inaugura el mito del Inkarrí y el mesianismo andino al graficar los degollamientos de Atahualpa y Túpac Amaru I8 . Es posible ver en Guaman Poma, además, una ruptura de la dicotomía mito/historia, integrándolas. Esto sucede tanto con la historia occidental como con la andina. En ambas mezcla mitos de origen con sucesiones políticas y organizaciones sociales, para hacerlas coincidir. Por su riqueza, el Primer nueva corónica y buen gobierno permite —y ha sido objeto de— múltiples interpretaciones y polémicas9. La singular posición de su autor en el campo cultural peruano de inicios del siglo XVII, la riqueza gráfica y lingüística del texto, la densidad y complejidad de su contenido, y la particular historia del propio manuscrito, lo convierten en texto fundamental de los estudios coloniales latinoamericanos. Por lo tanto, la selección que aquí ofrecemos busca ser representativa para evidenciar su relevancia, a la vez que hacer el texto accesible al lector no especializado. Para nuestra selección, intentamos seguir la estructura básica del manuscrito, aunque por razones editoriales la cantidad de ilustraciones seleccionadas no representa el tercio que estas ocupan en el texto original. Como en este, sin embargo, la selección inicia con la carta del 8

El mito de Inkarrí —muy difundido en la tradición oral andina—, plantea que se está preparando el regreso de Inkarrí, el Inca rey, quien al volver, restituirá la civilización incaica, cumpliendo la utopía andina. Como explica Mercedes López-Baralt, de un modo simplificado el mito “cuenta cómo Atahualpa fue decapitado por los españoles, su cabeza enterrada, mientras bajo la tierra el cuerpo se va reconstituyendo. El relato termina con la promesa del regreso de Inkarrí —el Inca rey— una vez cabeza y cuerpo se integren” (López-Baralt 1993: 33). Históricamente, sin embargo, Atahualpa no fue degollado sino asesinado con el método de tortura por estrangulamiento llamado garrote o garrote vil. A partir de esta tergiversación de la historia, es que López-Baralt señala a Guaman Poma como el primer autor que da cuenta por escrito de este importante mito. Sobre la relación entre Guaman Poma y el mito del Inkarrí ver López-Baralt (1993); sobre el desarrollo de este mito en los Andes ver Ortiz Recaniere (1973); y sobre la utopía andina en general, véase principalmente Flores Galindo (1986).

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Entre las polémicas existentes en torno al Nueva Corónica, sin duda la más saltante es la de su autoría, discutida principalmente por Laura Laurencich Minelli desde 1996, tras el hallazgo de los llamados Documentos Miccinelli, supuestos documentos secretos jesuitas que probarían que el autor de la Nueva Corónica sería en realidad el mestizo Blas Valera, de quien Guaman Poma habría sido informante. Para comprender mejor la propuesta de la autora puede verse Laurencich (2007); y para una discusión de su propuesta Albó (1998).

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autor al rey, y es seguida por dos grandes secciones: Nueva corónica, y Buen gobierno. En la sección Nueva corónica, incluimos dos fragmentos sobre las edades del mundo. El primero vincula al Noé de la mitología judeocristiana con el poblamiento de las Indias, y el segundo a los Incas con el nacimiento de Jesús. En ambos casos se producen relatos sincréticos que mezclan historia y mito. Alterando la organización del manuscrito, pero con la intención de facilitar su lectura para un público no especializado, mantenemos en la sección Nueva corónica varios fragmentos que denominamos “Gobierno de los Ingas” y que corresponden a la vida andina prehispánica. Colocamos también un fragmento de las ordenanzas de los incas que revela un sentido de justicia distinto al occidental; además de uno sobre el calendario de fiestas que revela parte de la organización simbólica andina; y otro sobre las idolatrías, importante tanto por el valor que tiene para la comprensión de la cultura andina y su destrucción, como por haber sido fundamental para la propia biografía del autor. Finalmente, incluimos un fragmento sobre el encuentro entre Francisco Pizarro y Atahualpa en Cajamarca, momento clave de la historia y la mitología andina, desde el siglo XVI hasta hoy. La sección Buen Gobierno empieza con un episodio similar, la injusta captura y degollamiento de Túpac Amaru I, legítimo descendiente de los incas y primera muestra del abuso del poder virreinal, al ser asesinado por un funcionario de rango inferior: el virrey, ya que Túpac Amaru, al ser Inca, solo podía ser castigado por alguien de su misma jerarquía, el Rey. Tras este fragmento, se incluye otro que da cuenta de los abusos de corregidores y encomenderos, actores centrales del poder virreinal. También se incluye un fragmento sobre Cristóbal de León, personaje indígena que es defensor de los indios y sufre en su persona los abusos del poder virreinal. Cristóbal de León aparece repetidas veces a lo largo de la extensa carta, por lo que parecía pertinente la inclusión de algún fragmento específico sobre él. El otro episodio sobre abusos que se incluye es el de los mineros, también personajes centrales del abuso colonial. El único actor importante del libro y de la estructura de abusos coloniales que no tiene un fragmento propio en nuestra selección es la iglesia. Esto se debe en parte a que pese a su omnipresencia en el libro, no protagoniza ninguno de sus eventos centrales, y también por la posición ambivalente del autor ante esta, que lo hace no ser tan directo en sus críticas como lo es para con las demás autoridades. Finalmente, se incluye un fragmento de la parte última del libro, bajo el título “Del mundo vuelve el autor a su casa”. En esta parte el autor narra y justifica su viaje a Lima, su reclamo al rey, y la composición de la carta cuyos fragmentos ahora leemos.

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Como anunciamos antes, esta selección se propone acercar al lector a la complejidad de este texto fundamental intentando, a la vez, hacerlo accesible para quien no es especialista. La tarea es ardua pues el manuscrito original del Primer nueva corónica y buen gobierno fue redactado en el castellano del siglo XVII, de por sí difícil para cualquier lector; posee variantes propias del castellano andino; términos (a veces frases enteras) en lenguas indígenas; y, además, una ausencia casi absoluta de signos de puntuación. Así, para los fines divulgativos de este volumen, era necesario seleccionar fragmentos breves pero representativos del libro, y hacerlos accesibles al lector contemporáneo, insertando signos de puntuación y modernizando las grafías, aunque sin modificar en lo sustancial el texto del autor. Se han mantenido los giros de la época y los términos en quechua, traduciéndolos siempre y explicándolos cuando era necesario en el glosario del volumen. En general, se han conservado los nombres del modo en que los emplea Guaman Poma, salvo evidente inconsistencia. Además, hemos insertado notas solo cuando nos ha parecido indispensable para no incomodar al lector no especializado; para un lector que busque información más detallada, incluimos una bibliografía mínima al final del capítulo.10

10 Permiso de reproducción del texto y de las imágenes Det Kongelige Bibliotek de Dinamarca.

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Primer nueva corónica y buen gobierno

Carta de don Felipe Guaman Poma de Ayala a Su Majestad el Rey Felipe Muchas veces dudé, S[acra] C[atólica] R[eal] M[ajestad], aceptar esta dicha empresa, y muchas más después de haberla comenzado me quise volver atrás juzgando por temeraria mi intención, no hallando sujeto en mi facultad para acabarla conforme a la que se debía a unas historias sin escritura ninguna, no más de por los quipos y memorias y relaciones de los indios antiguos, de muy viejos y viejas sabios testigos de vista, para que den fe de ellos y que valga por ello cualquier sentencia juzgada. Y así colocado de varios discursos pasé muchos días y años indeterminando, hasta que vencido de mí y tantos años, comienzo de este reino acabo de tan antiguo deseo, que fue siempre buscar en la rudeza de mi ingenio y ciegos ojos y poco ver y poco saber, y no ser letrado ni doctor ni licenciado ni latino como el primero de este reino; con alguna ocasión con qué poder servir a Vuestra Majestad, me determiné de escribir la historia y descendencia, y los famosos hechos de los primeros reyes y señores y capitanes, nuestros abuelos; y de los principales y vida de indios, y sus generaciones y descendencia, desde el primer indio llamado Uari Uiracocha Runa, Uari Runa, que descendió de Noé del diluvio11. Uari Runa, y de Purun Runa y de Auca Runa y de los doce Ingas y de sus idólatras y herronías12, y de sus mujeres, reinas coyas y ñustas princesas, pallas señoras, curaca uarme principalas, y de los capitanes generales sincheconas13 , y de los duques y condes, marqueses, capac apoconas, y demás indios mandoncillos14. Y de la contradicción del Inca legítimo Topa Cusi Gualpa Uascar Inga con su hermano bastardo Atagualpa Inga, y de su capitán general y mayor Chalco Chima Inga, Aua Panti Inga, Quis Quis Inga, Quizo Yupanque Inga, Mango Inga, que 11 Al hablar del primer indio Uari Uiracocha Runa, y Uari Runa, así como Auca Runa poco después, el autor se refiere no a un personaje específico sino a los primeros habitantes de los Andes, a quienes describe en otra parte del libro. 12 Término en desuso para herejías. 13 kuna es en quechua el marcador del plural. Así, sinchikuna es el plural de sinchi [valeroso], y el término sincheconas aquí empleado por el autor es una castellanización gramatical del plural quecha. Esto se repite muchas veces a lo largo del libro. 14 En este párrafo, el autor hace a la vez una traducción lingüística y cultural de las jerarquías hispana e inca, poniendo ‘coya’ al lado de ‘reina’, ‘ñusta’ al lado de ‘princesa’, etc. Nótese que el término quechua antecede al castellano en todas las referencias femeninas y viceversa en todas las masculinas. Para la explicación detallada de los términos en quechua de este párrafo véase el glosario.

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se defendieron de los daños de los españoles en tiempo del Emperador. Y después de la conquista de este vuestro reino de las Indias del Pirú, y del alzamiento contra vuestra corona real, don Francisco Pizarro y don Diego de Almagro, y Gonzalo Pizarro Carbajal y Francisco Hernández Girón, con los demás capitanes y soldados. Y del primer vuestro visorrey Blasco Núñez Vela15, y del virrey don Antonio de Mendoza del hábito de Santiago, y del virrey don Andrés, marqués de Cañete, del virrey don Francisco de Toledo, y del virrey don Martín Enríquez, y del virrey don García Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete, y del virrey don Luis de Velasco del hábito de Santiago, del virrey don Gaspar Zúñiga Acevedo Monterrey, conde, y del virrey don Juan de Mendoza y de la Luna, marqués. Y de la vida de vuestros corregidores y escribanos, y de tenientes y de encomenderos, y padres de las doctrinas y de los dichos mineros, de los dichos españoles caminantes que pasan por los tambos reales y caminos y ríos y mojones y todo el reino del Pirú de las Indias. Y de los dichos visitadores y jueces, y de los caciques16 principales y de indios particulares pobres, y de otras cosas. He trabajado de haber para este efecto las más verdaderas relaciones que me fueron posibles, tomando la sustancia de aquellas personas. Aunque de varias partes me fueron traídas, al fin se reducían todas a la más común opinión. Escogí la lengua e frasis17 castellana, aymara, colla, puquina, conde, yunga, quichiua, inga, uanca, chinchaysuyo, yauyo, andesuyo, condesuyo, collasuyo, cañari, cayanpi, quito18 . Pasé trabajo para sacar con el deseo de presentar a Vuestra Majestad este dicho libro, intitulado Primer nueva corónica de las Indias del Perú, y provechoso a los dichos fieles cristianos. Escrito y dibujado de mi mano e ingenio para que la variedad de ellas y de las pinturas y la invención y dibujo a que Vuestra Majestad es inclinada, haga fácil aquel peso y molestia de una lectura falta de invención, y de aquel ornamento y pulido estilo que en los grandes ingeniosos se halla. Para ejemplo y conservación de

15 Visorrey y virrey son términos equivalentes que nombran al representante del Rey en el virreinato. Para el autor, los virreyes poseían un rango menor al del Rey y también al del Inca. En concordancia con esta visión del autor (cuyas implicancias se evidencian en la sección sobre Atahualpa) empleamos minúsculas al referirnos a ellos, en oposición a las mayúsculas, con las que nombramos al Rey, al Inca y al Papa, las máximas autoridades que Guaman Poma acepta. 16 De uso común en el castellano actual, cacique es un vocablo caribe con el que los españoles denominaban a los distintos jefes indígenas. Su equivalente en el mundo andino es curaca. Guaman Poma emplea ambos indistintamente. 17 Término en desuso, equivale a habla o lenguaje. 18 La enumeración de hablas que hace el autor corresponden a regiones andinas que en su mayoría usan hoy el aimara y el quechua. Idiomas como el puquina se han extinguido recientemente y de casi todos los demás no existen referencias.

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la santa fe católica y para la enmienda de las herronías y provecho para infieles de su salvación de sus ánimas, ejemplo y enmienda de los cristianos, así de los sacerdotes y corregidores y encomenderos y mineros y españoles caminantes, caciques principales y de indios particulares. Reciba Vuestra Majestad benignamente este humilde pequeño servicio acompañado de mi gran deseo, y esto me será un dichoso y descansado galardón de mi trabajo. De la provincia de los Lucanas a primero de enero de 1613 años. Su humilde vasallo, don Felipe de Ayala19, autor.

Edades del mundo Segunda edad del mundo20, desde el arca de Noé del diluvio, seis mil seiscientos doce años21: Mandó Dios llover cuarenta días y cuarenta noches aún pasó sin escampar y esto bastó para anegar el mundo. Primero sintió Elías el estruendo y el temblor de la tierra y el torbellino que trastornaban los montes, y después de esta tempestad siguióse aquel aire delgado en que venía Dios, y cesaba el castigo de Dios; y así quedó castigado el mundo por mandato de Dios. Noé salió del arca y plantó viña, y de ello hizo vino y vivió del dicho vino y se emborrachó, y sus hijos edificaron la torre de Babilonia por mandato de Dios. Tuvieron diferentes lenguajes aunque antes tuvieron una lengua. En esta edad vivieron los hombres cuatrocientos o trescientos años. Mandó Dios salir de esta tierra, derramar y multiplicarse por todo el mundo de los hijos de Noé. De estos dichos hijos de Noé uno de ellos trajo Dios a las Indias, otros dicen que salió del mismo Adán. Multiplicaron los dichos indios, que todo lo sabe Dios, y como poderoso puede tener aparte esta gente de indios. [Ver Imagen 1]22 19 Nótese que en esta firma, el autor suprime “Guaman Poma”, su nombre andino. Según López-Baralt (1995) es una constante en Guaman Poma emplear únicamente su nombre hispano en los documentos legales. 20 En la primera parte de su libro, el autor divide el mundo en edades, que integran el mundo occidental y el andino; y describe cada una. 21 En la obra de Guaman Poma los años cumplen una función simbólica, nunca referencial. 22 Todas las imágenes se tomaron de El primer nueva corónica y buen gobierno. Edición facsimilar en línea acompañada de documentos críticos bajo la dirección de Rolena Adorno. Copenhague: Royal Danish Library, 2001.

Quinta edad del mundo En este tiempo nació el Salvador, Nuestro Señor Jesucristo. En este tiempo de las Indias, desde el primer Inga Mango Capac reinó y comenzó a gobernar sólo la ciudad del Cuzco, [que] primero se llamaba la ciudad Aca Mama, sin que pasara a ningún pueblo. Y murió y dejó a su hijo legítimo llamado Sinche Roca Inga. Reinó el Cuzco hasta el Collao y Potosí, y conquistó a todos los indios orejones y collas, quispi llacta, cana, canche, condes. Desde la edad que fue este dicho Inga Sinche Roca que tenía ochenta años23, nació Jesucristo en Belén […]. En tiempo de éste [Roberto de Palatinado, nombrado rey de romanos entre 1400 y 1410] se publicó el reino de las Indias, de cómo era tierra de riquezas de oro y plata, y que había unos camellos chicos24. Comenzaron a hacer gente en Castilla. Sucedió Segismundo, Alberto, Maximiliano. En tiempo de éste fue la conquista de las Indias orientales y de este reino por el embajador de la reina de España, doña Juana, Emperador Maximiliano, y vinieron por embajadores los capitanes don Francisco Pizarro y don Diego de Almagro. A fin y muerte de los dichos […], se alzaron Gonzalo Pizarro y don Diego de Almagro el Mozo, mestizo, contra la corona real del gloriosísimo Emperador don Carlos, Emperador de romanos, Rey de Castilla; y en Roma, Carlos, Fernando, Maximiliano, ahora tiene apoderado el muy Santo Padre Papa en Roma.

Del nacimiento de Nuestro Señor y Salvador del mundo Jesucristo Nació en tiempo y reino [de] Sinche Roca Inga, cuando fue de edad de ochenta años. Y en su tiempo de Sinche Roca Inga padeció martirio y fue crucificado y muerto y sepultado, y resucitó y subió a los cielos y se asentó a la diestra de Dios padre, y envió al Espíritu Santo para darles su gracia a los santos apóstoles para que fuesen a todo el mundo a predicar su evangelio. Y así le cupo la suerte al santo apóstol San Bartolomé, y salió al Collao; y por sus santos milagros dejó la Santa Cruz de Carabuco. Y hasta fin de los Ingas y muerte de Guascar Inga legítimo, y de su hermano Atagualpa Inga bastardo, y hasta este tiempo de los susodichos, y desde Mango Capac Inga comenzó y acabó y

23 La referencia a los ochenta años, repetida en varias ocasiones, parece significar en Guaman Poma ancianidad y sabiduría. 24 A lo largo del texto, el autor llama indistintamente camellos chicos, carneros blancos y carneros negros a los camélidos sudamericanos (llamas, alpacas, vicuñas y/o guanacos).

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reinó mil quinientos cuarenta y ocho años, quitados los ochenta del nacimiento del Inga Sinchi Roca y de Mango Capac Inga. Los dichos ciento sesenta que los dichos dos Ingas, doscientos cuarenta años que son de los susodichos dos Ingas, desde el nacimiento de Nuestro Salvador Jesucristo a mil seiscientos trece, y reinando Sinche Roca Inga, y muerto sucedió su hijo legítimo Lloque Yupanqui Inga en el reino. Como dicho es, que en tiempo de Sinche Roca Inga nació [el] niño Jesús en Belén, parió Santa María siempre virgen, adonde fue adorado de los tres reyes de [las] tres naciones que Dios puso en el mundo: los tres reyes magos, Melchor indio, Baltazar español, Gaspar negro; según fue adorado por los tres reyes del mundo según la escritura y la experiencia muestra, el nacimiento del Criador del mundo fuese adorado así.

Gobierno de los Ingas Ordenanzas: El gran gobierno de los Ingas de este reino, y demás señores y principales grandes de este reino que en aquel tiempo había y se gobernaba la tierra en este reino. [Las] leyes y ordenanzas de estos reinos de este Pirú son como se sigue: Primeramente, de la primera ley, aunque se añadió los dichos Ingas con sus idólatras y guardar fiestas y pascuas en el año y meses, y ayunar y uarachicos y rotochicos y pacaricos y uacachicos; y sacrificios de escoger vírgenes y depósitos y otras cosas de ceremonias de los demonios guardaron los Ingas. Dice así Topa Inga Yupanqui y los demás auquiconas y señores grandes, capac apoconas y coracaconas, allicac, camachicoccunas, tawantin suyo camachiconchic, dice así: “Ordenamos y mandamos en estos reinos y señoríos que se guarde y que se cumpla so pena de muerte los que no las guardaren, ellos y sus hijos y descendientes, porque serán castigados, y serán muertos y condenados a muerte, y se acabará toda su generación y consumirán sus pueblos; y se sembrará sal en ellas y vivirán animales, luycho [venado], poma [puma], atoc [zorro], usco [gato montés], condor [cóndor] y guaman [halcón]”. Estas dichas penas tenían puestas, mandadas [y] ejecutadas perpetuamente en todo este reino, y así no había pleito jamás con esta dicha sentencia, estaba fija la ley y justicia en este reino.

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“Ordeno y mando en esta gran ciudad, cabeza de estos reinos, haya un pontífice hechicero mayor llamado Ualla Uiza, Conde Uiza, y otros de Chinchay Suyo y de Ande Suyo, de Colla Suyo y de Conde Suyo25”. A éstos [se] les llamaba uiza, layca, camascacona. Estos tenían en el templo del Sol, y otros muchos tenían en otros templos y uacas de este reino, como en Pariacaca, Caruancho, Uallullo, Saua Ciray, Pito Ciray, Coropona, Suri Urco, Titicaca; y en otros templos tenían sacerdotes como obispos y canónigos y sacristanes, los que les servían y confesaban [y] enterraban. Estos fueron laycaconas, uizaconas, camascaconas. Estos dichos estaban en los templos y dioses de todo el reino, y tenían muy entablada esta ley de los idólatras y ceremonias de los demonios en este reino. “Ítem: Mandamos que haya otro Cuzco en Quito y otro en Tumi y otro en Guanoco y otro en Hatun Colla y otro en Charcas. Y la cabeza que fuese el Cuzco y que se ajuntasen de las provincias a las cabezas, al consejo y fuese ley”. “Ítem: Mandamos que en este reino que ningún árbol frutal o madera aumente, o paja que no fuesen quemados ni lo cortasen sin licencia, so pena de la muerte y castigos”. “Ítem: Mandamos que todos enterrasen a sus difuntos en cada [una de] sus bóvedas y pucullos, y que no los enterrasen dentro de sus casas. Y que enterrasen al uso de su natural con sus vajillas y comida y bebida y ropa”. “Ítem: Mandamos que los mozos y niños, que fuesen muy obedientes a sus padres y madres y a los demás viejos, ancianos, señores grandes y a los mayorazgos de todo este dicho reino. No cumpliendo por la primera fuese azotado, por la segunda fuese desterrado a las minas de plata o de oro”. “Ítem: Mandamos que no haya ladrones en este reino ni que haya salteadores, suua poma ranra [ladrones de caminos], y que por la primera fuesen castigados quinientos azotes, y por la segunda que fuesen apedreados y muertos, y que no enterrasen sus cuerpos, que los comiesen las zorras y cóndores”. “Ítem: Mandamos que [a] ninguno, después de haber muerto, no [se] le pida deuda ni pague la mujer ni el marido ni el padre por el hijo 25 Antes de la llegada de los españoles, los Incas tenían organizado su territorio en cuatro regiones o suyos, Chinchaysuyo, Antisuyo, Collasuyo y Contisuyo. La suma de los cuales formaba el Tawantinsuyo, cuya traducción literal sería simplemente las cuatro regiones.

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ni el hijo por el padre, ni para otra alguna, sino que lo pida en día de su vida y no se pague por ser sospecha y mentira, y se dejare en el testamento que lo pague de su hacienda. Y si fuere el difunto pobre, que lo pierda”. “Ítem: Mandamos que en este reino que no tengan veneno ni ponzoña ni hechicería ninguna para matar a persona ni la maten. Al que matare le condenamos a muerte despeñado y descuartizado. Y si fuere contra el Inga o de los señores grandes, rebeldes y traidores que fuesen hechos tambor de persona, de los huesos flauta, de los dientes y muelas gargantilla, y de la cabeza mate de beber chicha. Es la pena del traidor y ha de alzarse públicamente, y se dice: yscay songo auca [doble corazón, traidor]”.

Fiestas. Octubre, Uma Raymi Quilla En este mes sacrificaban a las uacas principales, ídolos y dioses para que les enviasen agua del cielo; otros, cien carneros blancos [llamas]. Y ataban otros carneros negros en la plaza pública, y no les daban de comer a los dichos carneros atados para que ayudasen a llorar. Asimismo, ataban a los perros. Como veían dar voces a la gente y gritos, también de su parte daban aulladas ladrando, y a los que no ladraban les daban de palos. Y así hacían grandes llantos, así hombres como mujeres, y de su parte los dichos niños, y por su parte los enfermos, cojos y ciegos, y de su parte los viejos y viejas, y cada uno de estos. Los que tenían perros los llevaban, iban haciendo gritar pidiendo agua del cielo a Dios Runa Camac, diciendo estas oraciones y doctrina: “ayauya uacaylli ayauya puypuylli lluto puchac uamrayque uacallasunquim” [ay, ay, en llanto; ay, ay, flotando, tus hijos de orejas perforadas te lloran]. Acabadas estas oraciones, todos comienzan a dar gritos y llanto y dicen a gran voz alta: “¡Runa camac micocpac rurac! Uari Uiracocha Dios, ¿maypim canqui? ¡Runayquiman yacoyquita unoyquita cacharimouay!” [¡Creador del hombre, hacedor de los alimentos! Dios Uari Uiracocha, ¿dónde estás? ¡Envía tu agua, tus aguas, a tu pueblo!]. Con esto andaban en cerro en cerro haciendo procesión, dando voces y gemidos muy de veras; con todo corazón pidiendo agua al Dios del cielo Runa Camac.

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Ídolos, uacas del Inga y de los demás de este reino que fue en tiempo del Inga, es como se sigue Lo primero, de cómo Topa Inga Yupanqui hablaba con las uacas y piedras y demonios, y sabía por suerte de ellos lo pasado y lo venidero, de ellos y de todo el mundo, y de cómo habían de venir españoles a gobernar. Y así por ello el Inga se llamó Uiracocha Inga, pero lo demás de cosas de Dios no le enseñó a saber, aunque dicen que decían que había otro señor muy grande, más que ellos. Eran diablos y así decían supay [demonio], que por tal le conocían, por supay. Y así de ellos sabían todo lo que pasaba en Chile, en Quito, de preguntar a estos supayconas. Tenían oficio los hechiceros pontífices llamados cunti uiza, ualla uiza. Y así hablaba con ellos Topa Inga Yupanqui, y quiso hacer otro tanto Guayna Capac Inga, y no quisieron hablar ni responder en cosa alguna. Y mandó matar y consumir a todas las uacas menores, salváronse las mayores. Dicen que Pariacaca respondió que ya no había lugar de hablar ni gobernar porque los hombres que llaman Uiracocha 26 habían de gobernar y traer un señor muy grande en su tiempo o después sin falta. Esto le respondieron las dichas uacas ídolos al Inga Guayna Capac. De ello fue muy triste a Tomi, que los ingas tienen tierra señalada en todo este reino para sacrificios, llamada usno, que es para sacrificar siempre capacocha al Sol y a las uacas, uaca caray, al caminar apachita. Es la ley y sacrificio de los ingas. De cómo el Inga sacrificaba a su padre el Sol con oro y plata, y con niños y niñas de diez años que no tuviesen señal ni mancha ni lunar y fuesen hermosos. Y para ello hacía juntar quinientos niños de todo el reino y sacrificaba en el templo de Curi Cancha, que todas las paredes altas y bajas estaban guarnecidas de oro finísimo, y en lo alto del techo estaban colgados muchos cristales y a los dos lados dos leones apuntando el Sol, alumbraba de las ventanas la claridad de las dos partes, soplaban dos indios y se… [falta en el original], entraban el viento del soplo y salía un arco que ellos les llaman cuychi [arco iris]. Y allí en medio se ponía el Inga, hincado de rodillas, puestas las manos [y] el rostro al Sol y a la imagen del Sol. Y decía su oración y respondían los demonios lo que pedía, y detrás sus hechiceros pontífices, ualla uiza, conde uiza, haciendo ceremonias de los demonios, y por las ventanas los principales haciendo oración, adorando al Sol. Y tenía el dicho Inga otra ermita y sacri-

26 Desde su llegada a los Andes, se llamó wiraqocha a los españoles. Con el tiempo, el término fue empleado en el mundo andino para referirse a españoles, europeos, y blancos en general, connotando siempre una distinción racial y social, pues nombra siempre a los que detentan, por imposición, el poder en los Andes.

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ficio de la luna que llamaba Pumap Chupan. Sacrificaban a la luna, dios de las mujeres, y entraba la Coya a sacrificar con sus hechiceras, como el Inga haciendo sus oraciones pedía lo que quería. Otro templo del lucero Chasca Cuyllor, Chuqui Ylla, uaca villcacona [huacas sagradas], que entraban a sacrificar a las auquiconas y ñustaconas, príncipes que eran dioses de ellos, de los menores. Y entraban con sus hechiceros y pedían lo que querían en su oración. Mandó Topa Inga Yupanqui que los indios de tierra caliente o los indios de la sierra fuesen a lo caliente, llegasen al apachita; en ello adorasen al Pacha Camac y por señal amontonasen piedras. Cada cual llevase una piedra y la echase en ella, y por señal dejasen flores o paja torcida a la izquierda. Hasta hoy lo hacen los indios de este reino este vicio de apachita. Cómo el primer Inga Mango Capac dio sentencia de que fuesen adorados los uacas ídolos, y que los sacrificasen con las uñas y pestañas y cabellos. Y así mandó que no se las cortasen los indios y las indias de este reino, y los pontífices tenían las uñas como perros y demonios, ellos y sus mujeres e hijos de aquella casta mala.

Conquista

Atagualpa Inga: Don Francisco Pizarro, don Diego de Almagro y fray Vicente de la orden del señor San Francisco, cómo Atagualpa Inga desde los baños se fue a la ciudad y corte de Cajamarca, y llegado con Su Majestad y cercado de sus capitanes con mucha más gente, doblado de cien mil indios en la ciudad de Cajamarca, en la plaza pública, en el medio en su trono y asiento, gradas que tiene, se llama usno, se asentó Atagualpa Inga. Y luego comenzó don Francisco Pizarro y don Diego de Almagro a decirle con el lengua Felipe, indio guancavilca. Le dijo que era mensajero y embajador de un gran señor y que fuese su amigo, que sólo a eso venía. Respondió muy atentamente lo que decía don Francisco Pizarro, y lo dice el lengua Felipe indio, responde el Inga con una majestad y dijo que será la verdad que [de] tan lej[ana] tierra venían por mensaje, que lo creía que será gran señor, pero no tenía que hacer amistad, que también que era él gran señor en su reino. Después de esta respuesta entra con la suya fray Vicente, llevando en la mano derecha una cruz y en la izquierda el breviario, y le dice al dicho Atagualpa Inga que también es embajador y mensajero de otro

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señor muy grande, amigo de Dios, y que fuese su amigo y que adorase la cruz y creyese el evangelio de Dios, y que no adorase en nada, que todo lo demás era cosa de burla. Responde Atagualpa Inga y dice que no tiene que adorar a nadie sino al Sol, que nunca muere, ni sus guacas y dioses también tienen en su ley, aquello guardaba. Y preguntó el dicho Inga a fray Vicente quién se lo había dicho. Responde fray Vicente que le había dicho evangelio el libro, y dijo Atagualpa: “Dámelo a mí el libro para que me lo diga”. Y así se lo dio y lo tomó en las manos, comenzó a ojear las hojas del dicho libro y dice el dicho Inga que “¿Cómo no me lo dice ni me habla a mí el dicho libro?” Hablando con gran majestad, asentado en su trono, y lo echó el dicho libro de las manos el dicho Inga Atagualpa. Cómo fray Vicente dio voces y dijo “¡Aquí caballeros, con estos indios gentiles son contra nuestra fe!”, y don Francisco Pizarro y don Diego de Almagro de la suya dieron voces y dijeron “¡Salgan caballeros contra estos infieles que son contra nuestra cristiandad y de nuestro Emperador y Rey, demos en ellos!”. Y así luego comenzaron los caballeros y dispararon sus arcabuces y dieron la escaramuza. Y los dichos soldados [comenzaron] a matar indios como hormigas, y de espanto de arcabuces y ruido de cascabeles y de las armas, y de ver primer hombre jamás visto, de estar llena de indios la plaza de Cajamarca, se derribaron las paredes del cerco de la plaza de Cajamarca, y se mataron entre ellos, de apretarse y pisarle y tropezarle los caballos. Murió mucha gente de indios, que no se puede contar.

Cómo le prendieron y estado preso Atagualpa Inga Estando preso le robaron toda su hacienda don Francisco Pizarro y don Diego de Almagro, y todos los demás soldados y españoles; y tomaron toda la riqueza del templo del Sol y de Curi Cancha y de Uana Cauri. Muchos millones de oro y plata, que no se pueden contar porque sólo [en] Curi Cancha todas las paredes y la cobertura y suelo y las ventanas [están] cuajados de oro. Dicen que la persona que entra dentro, con el rayo de oro parece difunto en el color del oro. Y del Inga Atagualpa y de todos sus capitanes, y de señores principales de este reino, y las dichas andas de oro y plata que pesaban más de veinte mil marcos de oro fino, el tablón de las dichas andas y veinte mil marcos de plata fina, un millón trescientos veintiséis mil escudos de oro finísimo. Asimismo, les quitó sus servicios hasta quitarle su mujer legítima, la Coya. Y como se vio tan mal tratamiento y daño y

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robo, tuvo muy gran pena y tristeza en su corazón, y lloró y no comió. Como vio llorar a la señora Coya lloró y de su parte hubo grandes llantos en la ciudad de los indios. Cantaba de esta suerte: ¡Aray araui! ¡Aray araui! Sapra aucacho Coya atiuanchic llazauanchic? Ma, Coya. ¡Suclla uanosonamatac acuyraque cacachuncho! Paracinam uequi payllamanta urman cam coya hinataccha [¡Aray, qué pena, aray, qué tristeza! ¿Podrá el enemigo de barba, Coya, apesadumbrarnos, vencernos? No, Coya, vamos juntos a morir. Evitemos la desgracia. Las lágrimas ya caen como lluvia. Así ha de ser]. De cómo estando preso conversaba Atagualpa Inga con don Francisco Pizarro y don Diego de Almagro, y con los demás españoles; y jugaba con ellos en el juego de ajedrez, que ellos les llaman taptana. Y era muy apacible príncipe, y así se contentaba con los cristianos y daba su hacienda y no sabía con qué contentarles y regalarles. De cómo estando preso Atagualpa Inga todos sus vasallos e indios y capitanes y señores grandes de su reino le desampararon y no le sirvieron. De cómo procuró de rescatar su vida Atagualpa Inga con todos sus capitanes, y dio a don Francisco Pizarro y a don Diego de Almagro y a todos los soldados mucho oro, que una casa señaló. Con su propia espada le midió don Francisco Pizarro media pared que era de largo ocho brasas y de ancho cuatro brasas, henchió de oro y lo tomó don Francisco Pizarro y don Diego de Almagro con todos los demás españoles. Partieron toda la riqueza, despacharon al Emperador todos de España, cada uno a sus deudos y parientes y amigos. De cómo había pronunciado un auto y sentencia don Francisco Pizarro a cortarle la cabeza a Atagualpa Inga. No quiso firmar don Diego de Almagro ni los demás la dicha sentencia porque les daba toda la riqueza de oro y plata, y lo sentenció. Todos dijeron que lo despachase al Emperador preso para que allá restituyese toda la riqueza de este reino. Atagualpa Inga fue degollado y sentenciado, y le mandó cortar la cabeza don Francisco Pizarro. Y le notifica con un lengua indio, Felipe, natural de Guancavilca. Este dicho lengua le informó mal a don Francisco Pizarro y los demás. No le gustó la dicha sentencia y no le dio a entender la justicia que pedía y merced Atagualpa Inga, por tener enamorado de la Coya, mujer legítima. Y así fue causa que le matasen y le cortasen la cabeza a Atagualpa Inga, y murió mártir cristianísimamente, en la ciudad de Cajamarca acabó su vida.

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Buen gobierno Topa Amaro Inga: [El c]apitán Martín García de Loyola fue a la conquista de Topa Amaro Inga por mandato de don Francisco de Toledo, visorrey. Su capitán de la guarda prendió a Topa Amaro Inga y a sus capitanes Curi Paucar, Mana Cutana, Atoc, Uaca Mayta, Rumi Songo y otros capitanes, auquiconas y ñustaconas, y a todas las mamaconas [señoras]. Los trajeron al Cuzco presos. A Topa Amaro Inga le traen preso como a Rey Inga, infante coronado como a Rey y señor de este reino, y descalzo lo trajo el capitán Martín García de Loyola. Las manos con una esposa y en el cuello atado con una cadena de oro. Y el otro capitán llevaba delante su dios del Sol, oro fino, y su ídolo de Uana Cauri con todas sus armas y capitanes, y a los niños auquiconas y niñas ñustaconas. E hizo pasar por la calle del vecino Diego de Silva, adonde posaba el dicho don Francisco de Toledo. Se asomó por una ventana a la calle y miró todo y tuvieron preso a Topa Amaro Inga y a don Carlos Paullo Topa Inga y a don Alonso Atauchi, y a los demás Ingas de la ciudad del Cuzco. Cómo don Sebastián de Lartaún, obispo de la ciudad del Cuzco se hincó de rodillas ante el virrey don Francisco de Toledo y pidió la vida de Topa Amaro Inga. Juntamente pidieron todos los sacerdotes y canónigos y conquistadores y vecinos y principales indios de este reino, y daban mucha cantidad de plata a Su Majestad por la vida del Inga, y no hubo remedio aunque entraban mujeres principales del Cuzco. Cómo don Francisco de Toledo se enojó muy mucho contra Topa Amaro Inga porque le habían informado que había dicho el Inga, como muchacho y con razón cuando le envió a llamar, dijo que no quería ir a un mayordomo de un señor Inga como él. Y de esto hubo odio y sentenciar a muerte de enojo contra el Inga, y lo sentenció a cortarle la cabeza a Topa Amaro Inga. ¡Oh cristiano soberbioso que habés hecho perder la hacienda de Su Majestad! De los millones que daba la ciudad y los tesoros escondidos de sus antepasados, y de todas las minas y riquezas ha perdido Su Majestad por quererse hacer más señor y Rey don Francisco de Toledo, ¡No seáis como él! [Ver Imagen 2]

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Abusos De cómo tienen amistad con los encomenderos los dichos corregidores27: Entre los dos andan al trato y granjería, el uno dice que es para el señor encomendero, el encomendero dice que es para el señor corregidor, y así no hay remedio de pedir justicia porque entre los dos desuellan a los pobres indios de este reino. Cómo tienen amistad los dichos corregidores con los caciques principales, y por qué causa la tienen y razones y se hacen compadres entre ellos. Y así pasan mucho trabajo los indios pobres porque todo cuanto puede cargarse a los indios se carga en este reino. Y no hay remedio. Cómo los corregidores y padres y encomenderos hacen gobernadores a indios tributarios, y a los que tienen derecho se los manda quitar, y a las mujeres legítimas o hijas de derecho se las quita el derecho que tienen desde los Ingas y posición por favorecer al rico indio. Por qué causa no se ejecutan las provisiones ni decretos de Su Majestad ni de su visorrey y de su audiencia real, y responde de ellas por insistencia; y porque no tiene reales y es pobre no se le oye. Y así pierden los pobres su hacienda en este reino. Que los dichos corregidores, padres y encomenderos quieren muy mal a los indios ladinos28 que saben leer y escribir, y más si saben hacer peticiones, porque no le pida en la residencia de todos los agravios y males y daños; y si puede le destierra del dicho pueblo en este reino.

27 Como premio a los conquistadores de los distintos territorios americanos, la corona española instituyó pronto las encomiendas, institución a través de la cual otorgaba grandes extensiones de tierra a los conquistadores para su administración y usufructo, pasando estos a llamarse de conquistadores a encomenderos. Esta institución fue muy importante a lo largo del siglo XVI, siendo a la vez resistida y criticada. Para cuando Guaman Poma escribe su Corónica, ya las encomiendas no tienen la importancia que este les da, pero es evidente que poseen gran carga simbólica para él. En cambio, para principios del siglo XVII, ya los corregidores van ocupando un rol similar al que tuvieron los encomenderos en el siglo anterior, tanto por el grado de poder adquirido como por la cantidad de abusos que cometen, las más de las veces impunemente. 28 En los primeros siglos de la colonia, se llamaba indios ladinos a aquellos que tenían algún grado de instrucción, ya fuese en la lectura o escritura del español o latín; eran por lo tanto, miembros de las elites indígenas.

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[A] don Cristóbal de León29 le molesta el dicho corregidor de la provincia de los Lucanas Este dicho don Cristóbal, hijo de don García Mullo Guamani, segunda persona de don Diego Luca, del ayllo Oma Pacha, del pueblo de San Pedro de Queca, fue discípulo del autor de este dicho libro. Y tuvo [el autor] otros muchos discípulos y han salido cristianos y ladinos principales, amigos de defender a los pobres. Y así se dio este indio en tanta habilidad y ánimo, aunque los padres y curas y corregidores encomenderos han perseguido y han hecho falsas informaciones contra el susodicho don Cristóbal de León, y se ha defendido. Y todo el trabajo ha sido por defender a los indios porque no ha querido dar indios a trajinar vino de los llanos para el Cuzco ni ha querido dar indios para rescates ni ha querido hacer ropa ni ha consentido ocupar tanto a los indios pobres como los demás caballos, asnos, de don Fernando Cacya Marca, don Diego Luca, don Juan Pillcone, y los demás lucanas, soras. Todos ellos con sus mujeres e hijas hilan, tuercen y tejen la ropa del dicho corregidor, y así tienen compañía con el dicho corregidor. De todo ello fue a quejarse y pedir justicia al señor visorrey. Le prendió este dicho corregidor y le castigó y le afrentó y le quiso desterrar a las galeras y le tuvo preso en un sepo con unos grillos y con una esposa en las manos. No le daba lugar que hablase con su mujer siquiera, y siempre le amenazaba y le escribía mentiras a Su Excelencia sólo por vengarse del dicho don Cristóbal de León, y le decía que había de desterrarlo a las galeras o ahorcarlo. Y así por no pasar tanto trabajo no quieren los otros principales defender a los indios de tanta mala ventura. Si este dicho indio no fuera borracho, fuera tanto como español en la habilidad y brío y cristianísimo. Tiene tantos cófrades y policía, y [es] amigo de que sus vasallos sean ricos. Y así [se] ha defendido del corregidor, padre, encomendero y demás españoles y tenientes y demás ladrones.

Capítulo de los mineros En las dichas minas de Guancavilca de azogue, es adonde tienen tanto castigo los indios pobres, y reciben tormentos y mucha muerte de indios, adonde se acaban y pasan tormentos los caciques principales de

29 Don Cristóbal de León aparece repetidas veces a lo largo del texto de Guaman Poma, como un indígena que es vasallo fiel de la corona española y, a la vez, defiende a los indígenas de los abusos de la mala administración. A cambio, recibe siempre castigos del mal gobierno. Para profundizar en esta figura ver Chang-Rodríguez (2005).

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este reino. Asimismo, en todas las demás minas de Potosí de plata, de Chocllo Cocha de plata, de Carabaya de oro y minas de otras partes de estos reinos, los dichos mineros y mayordomos, españoles, mestizos o indios son tan señores absolutos que no temen a Dios ni a la justicia, porque no tienen residencia ni visita general30 de cada tercio y año. Y así no hay remedio. Cuelgan de los pies al cacique principal y a los demás les azotan encima de un carnero. Y a los demás les ata desnudos en cueros en el rollo, y los castiga y trasquila. Y a los demás les tienen en la cárcel pública, presos en el sepo, con grillos, sin darles de comer ni agua y sin darles licencia para proveerse. Toda la dicha molestia y afrenta lo hacen con color de que faltan algunos indios de la mita. Se hacen estos castigos a los señores de este reino, de la tierra que tienen título por Su Majestad. Castigan muy cruelmente como si fueran ladrones o traidores. Con estos trabajos se han muerto afrentados. Y no hay remedio. [Ver imagen 3]

Del mundo vuelve el autor a su casa El medio de este reino, la provincia de los Andamarcas, Soras, Lucanas, y pueblo medio y cabeza de San Cristóbal de Suntunto, Nueva Castilla de Santiago, Chipao, águila y león real de este reino, entró. Lo primero, visitó a todos los pobres, enfermos y viejos y huérfanos, y visitó la iglesia, edificó en ella buenas cosas. Y luego vio derribado y entrado en posesión y destruido el pueblo y provincia. Treinta años estando sirviendo a Su Majestad, halló todo en el suelo y [que habían] entrado en sus casas, sementeras y pastos. Y halló a sus hijos e hijas desnudos sirviendo a indios pecheros31. Que sus hijos y sobrinos y parientes no le conocieron porque llegó tan viejo, sería de edad de ochenta años, todo cano y flaco y desnudo y descalzo. Porque solía andar todo de seda y de cumbes [tela fina], y se regalaba como señor y príncipe, nieto del décimo Rey. Se hizo pobre y desnudo sólo para alcanzar y ver el mundo con la merced, licencia y vista de ojos de parte de Su Majestad. ¿Qué cristiano hará esto? ¿Dejar hijos y hacienda valor de veinte mil y desnudarse, meterse con los pobres treinta años? 30 Podría equivalerse las visitas coloniales con el concepto más moderno de censo. Como refiere Adorno en su edición de la Corónica (Guaman Poma, 2001), la primera visita general del virreinato Peruano se realizó en 1549. 31 Que pagaban tributos.

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Estaba muy cansado y muy pobre y no tenía un grano de maíz ni cosa alguna, de haber andado tantos años en el mundo el dicho autor sirviendo a Dios, a Su Majestad, a Su Santidad y a los señores visorreyes, señores grandes, duques y condes, marqueses y consejo real de Su Majestad, de Castilla y de este reino, para el servicio de la corona real y bien, provecho, aumento y multiplico de los indios pobres de Su Majestad. Estando en este estado, pretendió el dicho autor de ir a presentarse a Su Majestad para que fuese ejecutado su servicio y trabajo de tantos años. Y así luego dijeron los indios tributarios que se hacían por fuerza curacas. Dijeron a los dichos sacerdotes y curas de las doctrinas para que le echasen de la provincia al dicho autor. Luego le dijeron al dicho corregidor Juan de León Flores. Este dicho corregidor mandó llamar al dicho autor y el dicho corregidor pasado Pedro López de Toledo. Entonces el dicho autor le notificó de cómo tenía oficios y cargos, y de cómo era cacique principal y mayor de la dicha provincia, y de cómo eran sus abuelos Apo Guaman Chaua y don Martín Guaman Malqui de Ayala, príncipe y mayor de este reino y segunda persona y su visorrey de Topa Inga Yupanque el décimo Rey, y Guayna Capac Inga el onceno Rey, y Tupa Cusi Guallpa Uascar Inga el doceno Rey Inga sirvió. Y después con este oficio sirvió a Dios y al Rey Emperador don Carlos de la gloriosa memoria, y al Rey don Felipe el segundo, y después sirvió el autor al Rey y Monarca sobre todo el mundo que Dios crió don Felipe el tercero, monarca del mundo. Notificado de todo ello responde el corregidor pasado Pedro López de Toledo, dijo que era mentira y merecía castigo, que si viniera en su tiempo había de castigarlo. Y en esto responde el corregidor Juan de León Flores que había de honrar al dicho autor y ponerle en una silla, y había de ayudarle en sus cosas. Responde el dicho autor al dicho corregidor que no convenía honra vendiendo a los pobres de Jesucristo, y que cómo daba de más fuera de la ropa y obligación de la tasa; ochenta piezas de ropa a tejer en su pueblo de Santiago de Chipao, y en los demás mucha cantidad, quinientas piezas, y tenía pulperías en los pueblos y otros rescates, y pedía cien indios trajinadores y otros rescates, y [emolumentos] a los pobres indios. Y dijo el autor que los dejasen a los pobres de tanto trabajo, entonces habían de ser muy grandes amigos. Y responde el dicho corregidor que había de hacerlo trabajar, para ello pedía merced a Su Excelencia, y que con una doncella de su casa se casaba, y que el secretario le favorecía, y que no temía a nadie. Y así no quiso meterle a su derecho, posición y de ser señor en la dicha provincia. Y no quiso darle y volverle sus casas y sementeras, y lo echó de la provincia sin obedecer las provisiones reales de Su Majestad. Y así comenzó el dicho autor a requerirle y protestarle

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al dicho corregidor y a su escribano, y así se vino para la Ciudad de los Reyes de Lima, a presentarse a Su Majestad en favor de sus pobres. [Ver imagen 4]

Lecturas recomendadas Adorno, Rolena. Guaman Poma: Writing and Resistance in Colonial Peru. Austin: University of Texas Press, 1986. Andrien Kenneth J.; Adorno, Rolena. Transatlantic Encounters. Berkeley: University of California Press, 1991. Guaman Poma de Ayala, Felipe. El primer nueva corónica y buen gobierno [1615]. Ms. Gammel Kongelig Samling (GKS) 2232, 4°. Biblioteca Real de Dinamarca, Copenhague. Digitalizado y acompañado de una transcripción y de diversos recursos críticos. http://www.kb.dk/ permalink/2006/poma/titlepage/es Guaman Poma de Ayala, Felipe. El primer Nueva corónica y buen gobierno [1615], editado por John V. Murra y Rolena Adorno, traducciones del quechua por Jorge L. Urioste. 3 tomos. México, D.F.: Siglo Veintiuno, 1980. [1615] Guaman Poma de Ayala, Felipe. Nueva corónica y buen gobierno, editado por Franklin Pease G.Y., vocabulario y traducciones del quechua por Jan Szeminski. 3 tomos. Lima: Fondo de Cultura Económica, 1993. [1615] Murra, John V. El mundo andino. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2002. Salomon, Frank. “Testimonies: The Making and Reading of Native South American Historical Sources”. Salomon, Frank; Schwartz, Stuart B. Eds. The Cambridge History of the Native Peoples of the Americas. Vol.3: South America. Part 1. Cambridge: Cambridge University Press, 1999. (19-95)

Imagen 1, El segundo mundo de Noé

Imagen 2, Buen gobierno. Le cortan la cabeza al inca Topa Amaro en el Cuzco.

Imagen 3, Corregidor de Minas.

Imagen 4, Camina el autor.

JOAN DE SANTA CRUZ PACHACUTI YAMQUI SALCAMAYGUA (FINALES DEL SIGLO XVI - PRINCIPIOS DEL XVII)

Kallie Abreu González

Existen muchas dudas con respecto a Joan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua y su Relación de las antigüedades deste reyno del Pirú, y hasta el momento, la única fuente disponible para resolverlas es la misma Relación. A diferencia de otros cronistas indígenas y mestizos, no se han encontrado documentos que nos informen sobre su vida; de manera que toda la información que tenemos hoy sobre Joan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua es la que él mismo nos revela al principio de su obra. En ella, dice que es oriundo de la provincia de Canas y Canchis, una región al oeste del lago Titicaca. Afirma ser cristiano de una familia indígena que se contaba entre las primeras en convertirse sinceramente a la Fe. También subraya su estatus de hijo legítimo y curaca principal como sus antepasados. El énfasis que pone en ser hijo legítimo, curaca, y cristiano de linaje demuestra su familiaridad con el mundo español que valoraba la pureza de sangre además del estatus social. La falta de información histórica sobre su persona, junto con la ausencia de una dedicatoria o prólogo a su Relación, impide saber con certeza a quién fue destinado el texto y qué propósito hubiera tenido el autor al escribirlo. Solo podemos imaginarlo mediante un análisis cuidadoso del texto mismo, mientras esperamos que algún día aparezcan otros documentos que arrojen luz sobre el autor y su obra. La condición de Pachacuti como una persona bicultural es evidente desde las primeras páginas de la Relación, tanto en la representación autobiográfica del escritor como en el lenguaje y el contenido del texto. Pachacuti escribe mayormente en una variante del castellano andino del siglo XVII pero también incluye muchas palabras sueltas, varias frases y aun himnos enteros en quechua. Ninguno de los himnos o frases en el idioma andino son traducidos al castellano. Parecería entonces que el libro fue destinado a un lector bilingüe.

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A quién precisamente se dirige y para qué propósito persisten como enigmas, sin embargo, la historia del manuscrito, vista a la luz de su contenido, puede ofrecer algunas pistas. El manuscrito se halló en un cuaderno del padre Enrique Flórez (1702-1773), de la Orden de San Agustín. Se especula que antes pertenecía al padre jesuita, Francisco de Ávila (1573-1647), ya que su caligrafía está presente en varios de los documentos que se encuentran en el mismo cuaderno. Todos los textos allí reunidos comparten una temática religiosa respecto a los Andes, y todos podrían haber servido en los esfuerzos de extirpación de la idolatría realizados por el padre Ávila1. Entre los textos que figuran en el cuaderno, se encuentra una copia de la Relación de las fábulas y ritos de los incas de Cristóbal de Molina, el manuscrito anónimo de Huarochirí, y el Tratado y relación de los errores, falsos dioses y otras supersticiones y ritos diabólicos en que viuían antiguamente los yndios de las provincias de Huarocheri, Mama, y Chacllayay y hoy también viuen engañados con gran perdición de sus almas del padre Ávila, además de un resumen de Comentarios reales de los Incas del Inca Garcilaso de la Vega. La inclusión de la Relación de Pachacuti es intrigante. ¿Podría revelar algo del propósito para el que fue escrita o meramente indica una de las maneras posibles en que fue utilizada por los misioneros? A pesar de que no sabemos exactamente cuándo se escribió la Relación2 , seguramente data de principios del siglo XVII, época que corresponde a las campañas de extirpación de idolatría que surgieron en parte como reacción al movimiento milenario del Taki Onqoy3, que surgió alrededor del año 1565 en las provincias sureñas de lo que hoy en día es Ayacucho. Fue un movimiento complejo que incluía elementos

1

La campaña de extirpación de idolatría llevada a cabo por el padre Ávila comenzó en 1608 después de haber encontrado pruebas de idolatría el año antes en su parroquia, San Damián, que está cerca de Lima. Después de recoger todas formas de prueba de idolatría allí, Ávila recibió el título de visitador con el cargo de investigar si ocurrió lo mismo en Huarochirí, Chaclla, y Mama. Sin embargo, algunos en su propia época, además de varios estudiosos hoy, piensan que el verdadero motivo de la campaña de Ávila fue la venganza contra los indios, los cuales le llevaron a juicio el año antes. Para otros, el denuncio hecho por los indios fue en sí una forma de venganza ya que ocurrió poco después de que el padre Ávila les dijo que había descubierto las prácticas idolátricas.

2

Durante una gran parte del último siglo, se tomaba el año de 1613 como la fecha de composición de la crónica de Pachacuti. Sin embargo, el hecho de que quedó sin publicarse hasta 1879, junto con la falta de referencias al tiempo en que se escribía dentro de la crónica, dificultan fijar una fecha precisa para la redacción del texto. Más recientemente, los críticos, por diversas razones, han argüido que la fecha debe posponerse a, por lo menos, 1618, y quizás, hasta 1640.

3

Taki Onqoy significa “enfermedad del canto”.

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religiosos, políticos y culturales, pero el retorno a la adoración de los huacas (ídolos andinos) fue una de sus características principales. En la persecución de idólatras en los Andes participaron también otros misioneros como Cristóbal de Molina, Francisco de Ávila, y Pablo Joseph de Arriaga, quienes escribieron libros durante las próximas décadas sobre las antiguas religiones, costumbres, y lenguas de los indígenas andinos con el fin de facilitar la cristianización y erradicar las prácticas idolátricas. El propósito principal de esta literatura misionera parece haber sido informar a los catequistas cristianos sobre la cultura andina antigua para ayudarles a detectar la presencia de la idolatría en costumbres indígenas que, de otro modo, podrían parecer inofensivos. El Francisco de Ávila que aquí se menciona es el mismo sacerdote de origen cuzqueño a quien pertenecía el manuscrito de la Relación de Pachacuti. Él utilizó su conocimiento del quechua para explicar varios términos en lengua andina que Pachacuti no tradujo. Aunque los escritos de Ávila contribuyeron a la preservación de muchas de las tradiciones antiguas peruanas, fue un gran enemigo de los indios. En varias ocasiones sus feligreses andinos presentaron quejas y acusaciones contra él frente a un juzgado eclesiástico por inmoralidades y abusos económicos que él supuestamente perpetró contra ellos. Estas acusaciones culminaron con su breve encarcelamiento en 16074. Una persistente duda respecto al proyecto intelectual de Pachacuti es la relación entre el autor y Francisco de Ávila. Raquel Chang-Rodríguez y otros piensan que Pachacuti participó en las campañas de extirpación de idolatrías lideradas por Ávila. Se sabe que muchos misioneros dependieron de la ayuda de indios ladinos5 en estas campañas. Guamán Poma de Ayala afirma haber ayudado como traductor a Albornoz en las suyas. Otros críticos sugieren que el libro de Pachacuti fue redactado a pedido de Ávila para instruir a las élites indígenas. Rosario Navarro Gala reconoce varios puntos de contacto ideológico entre los textos de los dos hombres. Sin embargo, ella no está convencida del vínculo entre ellos (aunque no niega que sería posible) porque falta documentación o una dedicatoria para apoyarlo. De ser así, habría que ubicar la redacción del texto entre 1618-1633 cuando ambos se encontraban en el área de Chuquisaca6. 4

Eventualmente, los detractores retractaron sus denuncias y el padre Ávila fue liberado de la cárcel.

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Los indios ladinos eran indígenas hispanizados. Hablaban español y solían servir como intermediarios culturales entre el mundo español y el indígena.

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Durante este período, el padre Ávila estuvo en Chuquisaca, hoy Sucre, que queda muy cerca de la ciudad fronteriza de Santa Cruz. Esta ciudad sirvió como el centro de expediciones misioneras ya que fue rodeada por indios no evangelizados.

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Las dudas sobre la motivación y la meta del proyecto intelectual de Pachacuti han sido los temas de más interés para los estudiosos. En esta antología hemos incluido tres selecciones (ya que Pachacuti no dividió su obra en capítulos) que ofrecen una oportunidad de explorar ambos temas. La primera selección es del principio de la Relación y consta de la introducción autobiográfica del autor, seguida por la famosa saga de Tonapa. La segunda selección empieza en medio de la narración sobre el segundo Inca, Sinchi Roca, y continúa con la historia de los próximos dos Incas, Lloque Yupanqui y Mayta Capac. Sirve como un ejemplo de la manera en que Pachacuti enfoca la historia de los reinados incaicos en la conducta moral. La tercera selección viene del fin del texto, pero continúa el discurso religioso de las anteriores de una manera que vincula la historia del pasado al presente colonial. Además, incluye algo del discurso político que caracteriza la última parte de la Relación. El discurso religioso de Pachacuti es, sobre todo, cristiano, aunque, como el Inca Garcilaso, parece querer elevar al indígena a un nuevo nivel social reinterpretando su historia religiosa para incluir al indio en la historia universal cristiana. Mientras que el Inca Garcilaso se centró en el monoteísmo de los Incas como preparatorio del camino hacia la cristianización por los españoles, Pachacuti intenta explicar la caída del imperio incaico por medio de un análisis de la conducta moral de sus líderes. Los Incas, según Pachacuti, no lograron seguir el ejemplo que les dejó Tonapa, el personaje legendario a quien Pachacuti, entre otros de sus contemporáneos, identifica como Santo Tomás. Tonapa aparece en los Andes después del tiempo de Purunpacha, una época caracterizada por el caos y el predominio de los hapiñuños (demonios). Después de la Pasión de Cristo, los hapiñuños son vencidos, y Tonapa (Santo Tomás) llega a predicar en Perú. Durante sus visitas a diferentes pueblos, Tonapa condena a los huacas y los curacas que los apoyan adorándolos. Para Luis Millones, esta historia de Tonapa en los Andes sirve para justificar el dominio incaico vinculando a los Incas desde la edad más temprana al Evangelio de manera que los coloca definitivamente dentro de la historia cristiana como una gente elegida de Dios. Muchos críticos aluden al carácter bicultural de la historia de Tonapa que mezcla representaciones de tiempo indígena y cristiano, además de historias bíblicas y andinas. La inclusión de esta saga de Tonapa que lo trata como el heroico Santo Tomás también es importante, según Pierre Duviols, porque es una de varias razones para retrasar la fecha de 1613 hasta 1620-1640, ya que en ese tiempo la devoción a Santo Tomás proliferó de nuevo dentro de la Iglesia.

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Entre las tres selecciones incluidas aquí, Pachacuti narra casi 1500 años de historia incaica7. Aunque doce Incas reinaron, él solo trata de once de ellos, resumiendo sus éxitos o fracasos militares y religiosos, los cuales, en el texto, siempre aparecen vinculados a la manera en que los líderes siguen, o no, los preceptos de Tonapa. De esta manera la narración va acercándose al momento de la llegada de los españoles que se encuentra en la última selección. Sin embargo, primero se detiene para hablar en detalle de los reinados de los últimos cuatro Incas para establecer una relación clara entre la idolatría y el deterioro de la sociedad incaica que comenzó con la muerte de Pachacuti pero que culminó bajo el liderazgo de Guáscar. Al representar estos últimos reinados como el comienzo del deterioro del Tahuantinsuyu en vez del apogeo de su civilización como suelen hacer los cronistas españoles, Pachacuti presenta una versión alternativa de la historia peruana a sus lectores. Es una época caracterizada por las pestes, la escasez, las guerras, y la idolatría de huacas engañadores. Para algunos críticos, como Millones, Pachacuti representa la entrada de los españoles en el Perú como una oportunidad para redimirse después de tantos años perdidos en el pecado de la idolatría. Sin embargo, Chang-Rodríguez, a pesar de detectar en la representación de la Conquista lo que podría parecer un discurso pro-español, insiste en la importancia de la crítica de la empresa colonial que se vislumbra hacia el final de la Relación. En la presente edición, se ha modernizado el castellano de la Relación y se han corregido los errores gramaticales para facilitar la lectura del texto. Sin embargo, se preserva la curiosa mezcla de tiempos verbales que caracteriza la Relación. Por lo tanto, es importante recordar al leer el texto que Pachacuti a veces utiliza el presente histórico para hablar del pasado, pero también emplea el pretérito indefinido y el imperfecto. Se han mantenido las variantes ortográficas en los términos quechua y en los nombres propios típicos del estilo de Pachacuti. Es importante también notar que la edición de 1879 en que se basa esta selección incorpora dentro del cuerpo del texto muchas de las notas que el mismo Pachacuti hizo en los márgenes del manuscrito, las añadiduras y clarificaciones suyas y las que interpoló alguien que se supone fue su escribano.

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Aunque Pachacuti no hace ninguna mención concreta del tiempo en su texto, sabemos que la Relación trata de un período de aproximadamente 1500 años debido a las referencias a eventos ya fechados que sirven como los límites temporales de la historia contada: la Pasión de Cristo y la llegada de los españoles al Perú.

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Relación de antigüedades deste reyno del Pirú8

Introducción y la saga de Santo Tomás Yo Don Joan de Santacruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua9, cristiano por la gracia de Dios Nuestro Señor, natural de los pueblos de Santiago de Hananguaygua y Huringuaiguacanchi de Orcusuyo, entre Canas y Canchis de Collasuyo, hijo legítimo de Don Diego Felipe Condorcanqui y de Doña María Guayrotari; nieto legítimo de Don Baltasar Cacyaquivi y de Don Francisco Yamquiguanacu, cuyas mujeres, mis abuelas, están vivas; y lo mismo soy bisnieto de Don Gaspar Apoquivicanqui y del general Don Joan Apoyngamaygua; tataranieto de Don Bernabé Apohilas Urcunipoco y de Don Gonzalo Pizarro Tintaya10 y de Don Carlos Huanco, todos caciques principales que fueron en la dicha provincia y cristianos profesos en las cosas de nuestra santa fe católica. Como digo, fueron los primeros caciques que acudieron en el tambo de Caxamarca a hacerse cristianos, negando primero todas las falsedades y ritos y ceremonias del tiempo de la gentilidad inventados de los enemigos antiguos del género humano, que son los demonios y diablos, en la lengua general se llaman hapiñuñu, achacalla; porque como aquellos sacerdotes, primeros predicadores apostólicos que entraron con la ley evangélica de Nuestro Señor Jesucristo a esta nobilísima provincia de Tauantinsuyo, con el celo santo de ganar un alma para Dios Nuestro Señor, como buenos pescadores con sus atalayas de suaves y amorosas palabras, predicándoles y catequizándoles el misterio de nuestra santa fe católica; y después cuando fueron los dichos mis antepasados ya declarados y ya bien instruidos en las cosas de nuestra santa fe católica, fueron bautizados, al fin los11 negaron diciendo: renunciamos Satanás y

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La selección viene de “Relación de antigüedades deste Reyno del Pirú”. 1613. Tres relaciones de antigüedades peruanas. Ed. Marcos Jiménez de la Espada. Madrid: Imprenta y Fundición de M. Tello, 1879 que es de dominio público.

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Desde esta primera frase, se nota la identidad culturalmente mestiza de Pachacuti. Juan José Vega explica en detalle la importancia de los varios apellidos quechuas de Santa Cruz Pachacuti. Tal vez lo más importante dado el contexto en que trata de establecer su autoridad, es que sus apellidos sirven para vincularse a los principales de la historia. Yamqui Pachacuti fue el capitán famoso que ayudó al Inca Yupanqui, el que creó el Imperio Andino. Fue honrado cuando el Inca decidió adoptar su nombre. De igual modo, Yamqui lo vincula a la aristocracia incaica.

10 El nombre de su tatarabuelo sugiere un vínculo con el famoso conquistador Gonzalo Pizarro (1510-1548), el medio hermano de Francisco Pizarro. Fue gobernador de Perú y encabezó la rebelión de los encomenderos de 1544 contra la Corona española en reacción a las Leyes Nuevas que limitaron sus privilegios. 11 En esta oración tan larga, puede ser difícil recordar a qué se refiere el pronombre del objeto directo aquí. La referencia es a los hapiñuños.

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a todos sus secuaces y promesas falsas y a todos sus ritos. De modo, después de haberse hecho cristianos, hijos adoptivos de Jesucristo Nuestro Señor, y así con aquesta santa fe católica se acabaron haciéndose verdaderos cristianos, mostrándose ser enemigos de todas las idolatrías y ritos antiguos, y como tales los persiguieron a los hechiceros, destruyéndoles y derribándoles a todos los guacas y ídolos, manifestándolos a los idólatras, castigándoles a sus súbditos y vasallos de toda aquella provincia, y como a tales Nuestro Señor Dios los conservó a los susodichos mis antepasados y a nosotros sus nietos y descendientes masculinos y femeninos nos ha dado su santa bendición. Al fin estoy por la misericordia de Su Divina Majestad con su divina gracia creyendo en su santa fe católica, como debo. Al fin todos mis antepasados paternos e maternos fueron bautizados por la misericordia de Dios y librados de la servidumbre del yugo infernal en que estaban metidos, como gentiles, metidos en las ironías y esclavitudes con gran riesgo y conocido peligro como lo eran, a cuyas almas Nuestro Señor tenga piedad y misericordia de perdonarles de todas las ofensas hechas de los tiempos pasados, llevándoles a sus almas para donde fueron criadas12 a su imagen y semejanza. Y yo, como nieto y descendiente legítimo de los susodichos, siempre, desde que soy hombre, y procurando ser firme y estable en el misterio de nuestra santa fe católica, exhortándoles a los próximos que fueran a más adelante en ser buenos cristianos con intención y celo de guardar los diez preceptos de la ley de Dios, creyendo en Jesucristo Nuestro Señor, a imitación de nuestra santa madre Iglesia de Roma; de modo que la santa madre Iglesia romana lo cree lo que yo Don Juan de Santacruz lo creo, y así en ella quiero vivir y morir en el temor de Dios trino y uno que vive y reina para siempre sin fin13. Como digo, creo en Dios trino y uno, el cual es poderoso Dios que crió al cielo y tierra y a todas las cosas en ellas que están, como el sol y luna, estrellas, luceros, rayos, relámpagos y truenos, y a todos los elementos, &14; y luego crió al primer hombre Adán, progenitor del género humano, a Eva, su mujer y semejanza, &, cuya descendencia somos los naturales de Tauantinsuyo, como las demás naciones que están pobladas en todo el universo mundo, así blancos como negros, por cuyos remedios y saludes, Hijo de Dios vivo, que es Jesucristo Nuestro Señor, por obras del Espíritu Santo, encarnó en las entrañas de la Virgen Santa María, bajando del cielo imperio solo a librarle al género humano de la servidumbre infernal de los demonios en que estaban metidos; el cual 12 Criadas aquí es un ejemplo de una vacilación vocálica propia del castellano andino. Resultó de la existencia de solo tres vocales en quechua en comparación con las cinco del castellano. Por lo tanto, a veces la o se convierte en u (tudo en vez de todo) y la e en i (creado se convierte en criado). 13 El lector reconocerá aquí una paráfrasis del Credo católico. 14 El signo &, llamado et, es muy común en los textos antiguos. En la Relación sirve para expresar la fórmula latina, et cetera.

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Cristo Nuestro Señor, viviendo entre los hombres treinta y tres años y siendo Dios y Hombre verdadero, en cuanto hombre padeció la muerte de cruz en Jerusalén, para redimir al género humano, y [f]ue muerto y sepultado, y entró a los infiernos y sacó las ánimas de los santos padres, y resucitó de entre los muertos al tercer día, y estuvo cuarenta días en cuerpo y alma, y subió a los cielos y se asentó en el gran poder de Dios Todopoderoso, de donde envió sobre los apóstoles y discípulos aquel Don del Espíritu Santo, para que los apóstoles y discípulos fuesen más esforzados y exactos en las cosas espirituales de Dios para predicarles, &: Dios es verdadero Dios sobre todos los dioses, poderoso Dios nuestro Criador, el cual es el que gobierna por su orden al cielo imperio y a todos los cielos y de los siglos como supremo Señor y Juez y Señor misericordioso. Digo que hemos oído, siendo niño, noticias antiquísimos y las historias, barbarismos y fábulas del tiempo de las gentilidades, que es como se sigue, que entre los naturales, las cosas de los tiempos pasados siempre las suelen parlar &: Dicen que en tiempo15 de purunpacha16 todas las naciones de Tauantinsuyo17 vinieron de hacia arriba de Potosí tres o cuatro ejércitos en forma de guerra, y así los vinieron poblando, tomando los lugares, quedándose cada una de las compañías en los lugares baldíos; a este tiempo le llaman ccallacpacha18 o tutayachacha19 ; y como cada uno cogió lugares baldíos para sus viviendas y moradas, esto se llaman purunpacha raccaptin, este tiempo. Pasaron muchísimos años, y al cabo, después de haber estado ya poblados, había gran falta de tierras y lugares, y como no había tierras, cada día había guerras y discordias, que todos en general se ocupaban en hacer fortalezas, y así cada día ha habido encuentros y batallas, sin haber la paz en este tiempo de tantos combates y guerras injustos, que los unos y los otros estaban jamás seguros, sin alcanzar quietud. Y por entonces, a medianoche oyeron que los hapiñuños se desaparecieron dando temerarios quejas, diciendo: “¡vencidos somos, vencidos somos! ¡ay que pierdo mis tierras!” A esto se entiende que los demonios fueron vencidos por Jesucristo Nuestro

15 La Relación consta de cuatro períodos temporales. Purunpacha es el primero. Los otros tres son: primero, la época en que Tonapa estuvo con ellos, que correspondería al tiempo inmediatamente después de la Pasión de Cristo; segundo, la edad de los Incas que dura casi 1500 años en el relato; y finalmente, el tiempo de la Conquista que empieza en el relato en 1533. 16 Purum significa “desierto, yermo” y pacha significa “tiempo, suelo, lugar, ropa, vestidura” según el Arte y vocabulario de la lengua general del Perú llamada Quichua, y en la lengua Española (1614) de Bertonio. Purunpacha (purumpacha) se refiere aquí al espacio temporal antes de la civilización, sin cultura. 17 Tahuantinsuyo se refiere al territorio del Imperio de los Incas. 18 Ccallacpacha significa “al principio” según el Arte y vocabulario de Bertonio. 19 Tute significa noche, y tutayan significa anochecer según el Padre Diego González Holguín. Tutayachacha (tutuyacpacha) significa el tiempo de anochecer.

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Señor quedo en la cruz en el monte Calvario, porque antiguamente, en tiempo de purunpacha, dicen que20 los hapiñuños andaban visiblemente en toda esta tierra, que no había seguridad de andar en anocheciendo, porque a los hombres y mujeres y muchachos y criaturas los llevaban arrebatándoles, como tiranos infernales y enemigos capitales del género humano, &. Y pasado algunos años después de haberlos ido y echado a los demonios hapiñuños y achacallas de esta tierra, había llegado entonces a estas provincias y reinos de Tauantinsuyo un hombre barbudo, mediano de cuerpo y con cabellos largos, y con camisas algo largas, y dicen que era ya hombre pasado más que de mozo, que traía las canas, era flaco, el cual andaba con su bordón, y era que enseñaba a los naturales con gran amor, llamándoles a todos hijos e hijas, el cual no fue oído ni hecho caso por los naturales, y cuando andaba por todas las provincias ha21 hecho muchos milagros, & visibles; solamente con tocar a los enfermos los sanaba, el cual no traía interés ninguno ni traía hatos22, el cual dicen que todas las lenguas hablaba mejor que los naturales, y le nombraban Tonapa o Tarapaca23

20 “Dicen que…” se repite frecuentemente en el texto de manera que siempre nos recuerda del origen oral de la información comunicada. También, nos recuerda de que el relato no se basa en las experiencias personales del autor, como es típico en el género de la relación, sino en lo que ha escuchado de otra gente. 21 Se notará en el texto el uso del presente histórico para hablar de acciones que claramente ocurrieron en el pasado. La vacilación, dentro del mismo párrafo y aun dentro de la misma oración, entre el uso del pretérito indefinido y el presente histórico es característico del texto de Pachacuti. Los lingüistas concurren en que la mezcla de tiempos verbales aquí es el resultado de la interferencia del quechua o aimara, de no ser el castellano la lengua materna de Pachacuti, y finalmente, de la interferencia de la narración oral en el relato escrito. Igual que en otros géneros de la tradición oral como las épicas y romances populares, el presente histórico se usa para actualizar lo contado. Lo hace más vivo. En el caso particular de Pachacuti, Navarro Gala piensa que también sirve para destacar acciones importantes para el discurso ideológico del autor. 22 El término hato en el tiempo de Pachacuti tenía varios significados incluso ropa, compañía o junta, y muchedumbre de cosas. Sin embargo, el significado que parece más iluminante en este caso sería el que nos da el Diccionario de autoridades que dice, “el rebaño o manada que consta de muchas cabezas de ganado; como hato de ovejas, de carneros”. Pachacuti aprovecha del lenguaje bíblico y evangélico tradicional en varias ocasiones a través de su Relación. Por esta razón no sorprendería que su referencia al hato (de ovejas) en este momento fuera una alusión a la parábola de la oveja perdida en Lucas 15:1-7 y Mateo 18:12-13. Hablar de cómo los milagros de Tonapa no “traían hatos” en esta ocasión sería, entonces, dentro de la teología cristiana, una referencia al hecho de que la predicación del santo no dio fruto, ya que no atraía a las almas perdidas de los andinos. 23 Francisco de Ávila clarifica en el manuscrito que “Tarpaca quiere dezir águila”.

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Viracochanpachayachicachan o Pacchacan24 y Bicchhaycamayoc Cunacuycamayoc25. Los indios de aquel tiempo dicen que suelen burlar diciendo, tan parlero hombre, aunque los predicaba siempre, no fue oído, porque los naturales de aquel tiempo no hicieron caudal ni caso del hombre. Pues se llamó a este varón Tonapa viracochampacachan, pues no será este hombre el glorioso apóstol santo Tomás?26 Este varón dicen que llegó al pueblo de un cacique llamado Apotampo , cuyo sujeto fue el pueblo, y dicen que llegó muy cansado en una fiesta, cuando estaban en las bodas, y así por el Apotampo fueron oídos sus razonamientos con amor, y los indios de él sujetos los oyeron mala ganas; al fin por aquel día fue huésped el peregrino, el cual dicen que dio un palo de su bordón al dicho Apotampo, reprehendiéndoles con amor afable, y por el dicho Apotampo lo oyeron con atención, recibiéndole el dicho palo de su mano, de modo que en un palo recibieron lo que les predicaba, señalándoles y rayándoles cada capítulo de las razones. Los viejos modernos del tiempo de mi padre, don Diego Felipe, suelen decir que casi casi era el mandamiento de Dios, principalmente los siete preceptos; no les faltaba solamente nombre de Dios nuestro señor, y de su hijo Jesucristo nuestro señor les faltaba, que es público notorio entre los viejos; y las penas eran graves para los que quebrantaban. 27

24 Ávila anota que esto “Quiere dezir sieruo ó criado, y vicchaicamayoc quiere dezir predicador”. 25 Este cuarto epíteto de Tonapa significa aconsejador según Guamán Poma. 26 El mito de Santo Tomás en los Andes surgió en la zona de Titicaca cuando en algún momento la historia bíblica se sincretizó con los mitos andinos. Llegó a ser un tópico de la crónica indiana apareciendo en varios momentos vinculado a diferentes lugares. A veces el santo fue otro, como se ve en el relato de Guamán Poma sobre San Bartolomé. En Perú, el mito de Tonapa comenzó a propagarse alrededor del año 1548 de modo que aparece por escrito ya en 1549 en la crónica de Cieza de León. Francisco de Ávila también incluye el mito en su Tratado de los Evangelios (1648) con el fin de hacerles a los indios sentirse culpables por no haber seguido los principios enseñados por Tonapa. Por lo tanto, es uno de los puntos de contacto entre el discurso religioso del autor y Ávila. Sin embargo, de las muchas variaciones, la saga en la Relación de Pachacuti se considera una de las más elaboradas. Es importante recordar que la afirmación del mito tenía fuertes implicaciones en la época ya que estableció el hecho de que los andinos habían escuchado el Evangelio antes de la llegada de los españoles y lo abandonaron. Esta acción de rechazo del cristianismo los pondría en la misma categoría que los musulmanes y judíos, de modo que serían vulnerables a la Inquisición. 27 Francisco de Ávila anota en el margen del manuscrito que el Apotampo del texto se refiere a Paccaroctapu o Paccarec Tanpu. Paccarec Tampu, según varios cronistas, se refiere a la cueva de dónde salieron las cuatro parejas de fundadores de los Incas.

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Este varón llamado Thonapa dicen que anduvo por todas aquellas provincias de los Collasuyos, predicándoles sin descansar, hasta que un día entró al pueblo de Yamquesupa, pueblo principal, en donde fue echado el varón con gran afrenta y vituperio; el cual dicen que muchas veces dormía en el campo, sin otra ropa más de que traía camisa larga y manta y libro; el cual dicho Thonapa dicen que lo maldijo al dicho pueblo, de que vino a hacer anegado con agua, y el día de hoy se llama Yamquiçupacocha, la laguna, que los indios de este tiempo casi todos lo saben que como antiguamente era pueblo principal y ahora es laguna. Lo uno dicen que en un cerro muy alto, llamado Cachapucara, estaba o había un ídolo en figura de mujer28, al cual dicen que Tunapa tuvo gran odio con el dicho ídolo, y después le echó fuego y se abrasó el dicho cerro con el dicho ídolo, reventándoles y derritiéndoles como una cera el dicho cerro, que hasta el día de hoy hay señales de aquel milagro espantable, jamás oído en el mundo. Y el otro milagro sucedió en los Quinamares: dicen que con amorosas palabras los comenzó a predicar en un pueblo en donde había gran fiesta y banquetes de unas bodas, en donde los indios de aquel pueblo, sin hacer caso de las predicaciones de Tunapa, y así fueron maldecidos, convirtiéndolos en piedra, que hasta el día de hoy se echa de ver; y lo mismo sucedió que él en Pucara y otras partes. Este varón, dicen que andando predicando, llegó a los Andes de Caravaya, y en ella29 hizo una cruz muy grande, y la trajo por sus hombros, hasta ponerla en un cerro de Carapucu, en donde les predicó dando grandes voces, echando lágrimas. Y en ella, una hija de un cacique de aquella provincia, dice que fueron echados en la cabeza con agua, y los indios, viendo aquella manera, se entendieron que [les] lavaba la cabeza, y así lo trasquilaron después que fue preso el Tunapa a buen recaudo, junto en la laguna grande de Carapuco. Carapuco quiere decir cuando cantan cuatro veces muy a la madrugada un ave llamada pucupuco. Dicen que al amanecer entró a Tunapa donde estaba preso un mancebo muy hermoso, y le había dicho: “no tengas pena, que ya vengo a llamaros en nombre de la matrona que os está aguardando sola, la cual está para irse al lugar de holguras”. Y diciendo así, dicen que tocándole con los dedos a los cordeles, que estaban atados de los cuatro brazos30, manos y pies; y en ella dicen que había mucha gente de guardia, que estaba ya sentenciado el dicho Tunapa a muerte cruel. Como digo, que al amanecer, como a las cinco horas de la

28 Aquí Francisco de Ávila anota en el manuscrito que “A este ydolo offrecian personas”. 29 Se refiere aquí a la provincia. 30 “Los cuatro brazos” se refiere a los cuatro puntos de la cruz a los cuales se atan las manos y los pies durante una crucifixión.

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mañana, entró en la laguna juntamente con el dicho mancebo, tendiéndoles sobre el agua de la laguna la manta que traía, el cual manta sirvió en lugar de balsa, de cuya llegada en el dicho pueblo de Carapuco y provincia de ella alteraron los curacas y principales de ella, por haber visto caer y derribarse ídolo de ellos: dicen que como viento voló el dicho ídolo; en una puna31 donde jamás llegaban los hombres, estaba el dicho ídolo y guaca llorando, lamentándose como desterrado y la cabeza abajo, y por un indio fue hallado y oído el dicho ídolo; por cuya noticia lo sintieron grandemente los curacas de la llegada de Tunapa, de que, como dicho tengo, fue preso. Dicen que el dicho Tunapa, después de haberse ya librado de las manos de aquellos bárbaros, estuvo buen rato encima de una peña llamada Titicaca, y después de allí dicen que pasó por Tequeña, hacia Chacamarca, en donde le vio un pueblo llamado Tiyaguanaco, que en él dicen que estaba la gente de aquel pueblo entendiendo en sus borracheras y bailes, adonde dicho Tunapa, a la despedida, lo ha llegado a predicarles como solía hacer, el cual no fue oído; y dicen que de puro enojo les dijo, alzando los ojos al cielo en la lengua de aquella tierra. Y como se partió de aquel lugar, toda la gente que estaba bailando se quedó hecha piedras, convirtiéndose, que hasta el día de hoy se echa de ver. Remito a los que han pasado por allí. Dicen que el dicho Tunapa pasó siguiendo al río de Chacamarca, hasta topar en la mar. Entiendo que pasó por el estrecho hacia la otra mar. Esto han averiguado por aquellos incas antiquísimos. Dicen que aquel dicho palo que había dejado el dicho Tunapa, entregándolo en las manos del dicho Apotampo, se convirtió en oro fino en el nacimiento de su descendiente, llamado Mancocapacynca, cuyos hermanos y hermanas eran siete, llamados Ayarcachi, Ayaruchu, Ayaraoca, &. El cual dicho Apomancocapac32, después que murieron su padre y madre, llamados Apotampo, Pachamamaachi, y viéndose ya sin padre, huérfano, y siendo ya hombre, hizo la reseña de su gente, para ver qué fuerzas tenía para la nueva conquista que pretendía hacerla, y como le halló algunas dificultades y contradicciones, y como le vio todo aquello, hizo su concierto con sus hermanos para buscar tierras, tomando sus vestidos ricos y armas, sacando aquel palo que había dejado el dicho Tunapa, el cual palo se llamó

31 El Arte y vocabulario de Bertonio define puna como páramo. 32 La variación más grande en la manera de anotar nombres se ve en las referencias a los Incas. Los prefijos y sufijos, apu (señor rico, grande y poderoso), ynga (Inca, soberano), y capac (rey, rico, poderoso, ilustre) pueden aparecer en diferente orden respecto al nombre propio. Así, por ejemplo, Pachacuti se refiere al primer Inca llamándole Mancocapacynca, Apomancocapac, Apomanco Capac, y sencillamente, Mancocapac.

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tupayauri, y dos aquillas33 de oro pequeños con que había bebido el dicho Tunapa se llamó tupacuri; y llamando a sus hermanos, y así se partió hacia el cerro de donde sale el sol, o mediodía. Y viniendo así, dicen que llegó al dicho cerro más alto de todo aquel lugar, y en donde, junto del dicho Apomanco Capac, se levantó un arco del cielo muy hermoso, de todos colores, y sobre el arco pareció otro arco, de modo que el dicho Apomanco Capac se vio en medio del arco, y lo había dicho: “¡buena señal, buena señal tenemos!;” y dicho esto, dicen que dijo: “muchas prosperidades y victorias que hemos de alcanzar en viniendo el tiempo con el deseado;” y después, dicho esto, se paseó con gran alegría, y lo comenzó a cantar el canto de chamaiguarisca, de pura alegría. Y después se bajó hacia Collcapampa, y con sus hermanos juntos, desde el pueblo de Sañuc, vieron desde lejos [a] un bulto de persona, y corrió uno de sus hermanos, entendiendo que era algún indio, y llegado, dicen que le vio sentado como a un indio más fiero y cruel, los ojos colorados. Luego como llegó uno de los hermanos, que fue el menor, el dicho que parecía persona, le llamó junto a sí, y luego como lo llegó, lo tentó de la cabeza, diciendo: “muy bien habéis venido en mi busca, al fin me hallasteis, que yo también andaba en busca vuestra, al fin estáis ya en mi mano”. Y el dicho Mancocapac, como su hermano tardó tanto, envió a su hermano para que lo llamase; y lo mismo se quedó el uno y el otro, ojeado de aquel guaca de Sañuc. Y por el dicho Mancocapac viendo que el uno y el otro se tardaban tanto, vino con gran enojo en donde halló a los dos hermanos ya medio muertos, les preguntó como se tardaban tanto, y entonces dicen que el uno y el otro le respondieron con señas quejándose de una piedra que estaba allí en medio de los dos; y oído aquello, llegó junto a ellos a preguntarles de qué se quejaban; y como les dijo que aquel ídolo y guaca los había hecho aquel mal, entonces el dicho Apomancocapac dio coses a la dicha piedra y guaca con grande enojo, dándole con la vara de topayauri en la cabeza al dicho ídolo; y luego, dentro de aquella piedra comenzó a hablar como si fuera persona, y cabizbajo, y comenzó a decir al dicho Mancocapac: “que si no hubieras traído aquella vara que os dejó aquel viejo vocinglero, no os perdonara, que también os hiciera a mi gusto. Andad, que habéis alcanzado gran fortuna, que a este tu hermano y hermana lo quiera gozar, porque sí pecaron gravemente pecado carnal, y así conviene que esté en el lugar donde estuviere yo;” el cual se llamaría pituçiray, sauasiray34 .

33 Según el Arte y vocabulario de Bertonio, aquilla significa “copa de plata”. 34 El padre Ávila explica en el manuscrito “que quiere dezir estarán juntos apegados o uno sobre otro”.

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Después que vio a sus hermanos en aquel peligro, el dicho Mancocapac echó lagrimas con gran sentimiento y dolor natural, partió de allí al lugar donde la primera vez le había visto aquel arco del cielo, llamado cuychi o turumanya o yayacarui. Y llegado allí a aquel lugar, sintió de la falta de la compañía de sus hermanos, [y] él dijo: “pobre de mí desventurado, sin padre y madre”. Y así, viéndose así afligido, se esforzó echando de sí todas aquellas aflicciones y pesadumbres: guaynacaptiy o guaynacapriy llaypuni chicachiqui cunachay amovan35 . Y desde entonces se llamó el lugar Guaynacaprii36 . Y de allí se partió para Collcapampa con su tupayauri en la mano y con una hermana que tenía, llamada Ypamamauaco, y con otra hermana y un hermano llegaron al lugar de Collcapampa; y allí se partió para Guamantianca, en donde estuvieron algún tiempo; y de allí se partió para el lugar de Coricancha, en donde se hallaron lugar propio para una población, en donde halló buen agua de Hurinchacan y Hananchacan37, que son dos manantiales; y después le vio una peña que los naturales de allí, que son los Allcayvicças y Cullinchimas y Cayaocachis, les llamaban Kuzko casa o rumi, y de allí se vino a llamarse Cuzco pampay, y los incas, que después se intitularon cuzcocapac o cuzcoynca. Este inca Apomancocapac se casó con su hermana carnal llamada Mamaocllo, y este casamiento lo hizo por no haber hallado su igual, lo uno por no perder la casta; y a los demás no los consintió por ningún modo, que antes lo prohibió. Y así comenzó [a] poner leyes morales para el buen gobierno de su gente, conquistándole a los inobedientes muchas provincias y naciones de los Tauantinsuyos; vinieron ellos mismos de sus bellas gracias con presentes ricas; y la nueva de nuevo inca les había corrido con gran fama, dándoles en que entender; unos estuvieron muy alegres, otros afligidos, por cómo oyeron que era más poderoso que ninguno de los más valientes y más venturosos en las armas, y más amados de los valientes y capitanes, en general de los pobres y de gente común, y todas sus cosas se iban con más prósperos y acrecentamientos.

35 Al consultar varios vocabularios de la época, parece que “Guaynacaptiy llaypuni chicachiqui cunachay amovan” significa que “siendo mozo siempre tuve tantas grandes desdichas!” 36 Francisco de Ávila anota aquí en el manuscrito, “Uanacaori; y después aca otros yngas pusso una piedra muy bien labrado, á manera de buitre, que significasse el buen senal, y que se llamase incap vayna capren. Los yndios después aca los començaron á ydolatrar, y de la piedra les començaron á labrar, que después los yre apuntando alla á la postre en sus lugares”. 37 Aquí anota Francisco de Ávila que “Por eso se llamo hanancuzco, hurincuzco”.

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Este inca lo mandó hacer a los plateros una plancha de oro fino, llano, que significase que hay Hacedor del cielo y tierra, y era de esta manera38 la cual les hizo fijar en una casa grande, y le llamó coricancha pachayachachicpac uaçin39 . Este inca Mancocapac fue enemigo de las guacas, y como tal los destruyó al curaca Pinaocapac con todos sus ídolos; y lo mismo lo venció a Tocaycapac, gran idólatra, y después lo mandó que labrara al lugar donde nació. Al fin lo labraron los indios por orden de Mancocapac, deshaciendo la casa y defecando 40 canterías, a manera de ventana, que eran tres ventanas que significaban la casa de sus padres, de donde descendieron, los cuales se llamaron, el primero Tampottoco; el segundo Marasttoco; el tercero Suticttoco, que fueron de sus tíos, abuelos maternos y paternos, que son como este;

yncaptampotocon, o Pacarinancacpaunanchan. En lengua india se llaman Paccaritampotoco. Estos dos árboles significaban a su padre y madre Apotampo y a Pachamamaachi 41. Y más lo había mandado que los calzasen raíces de oro y de plata, y los hizo que colgase en los dos árboles frutas o pipitas de oro, de manera que llamasen corichaochoc collquechaochoc tampo y uacan; que quiere decir que los dos árboles significasen a sus padres, y que los incas que 38 Aquí Pachacuti inserta un dibujo sencillo de un óvalo para representar la plancha. 39 Coricancha es el templo del Sol de los Incas. Literalmente, se traduce como “patio o corral de oro” ya que en el Arte y vocabulario de Bertonio se explica que cori es oro y cancha es coral o patio. Uaçin significa casa. La frase completa del quechua entonces se traduce como “Coricancha, casa del Hacedor del Mundo”. 40 El significado de defecar en este contexto no es el común sino el de eliminar las impurezas de algo. 41 “Las ventanas y los árboles del origen” se tomaron de Jesús María ed. An Account of the Antiquities of Perú. Narratives of the Rites and Laws of the Yncas. 1873. Está en el dominio público en Sacred Texts, .

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procedieron, que eran y fueron como frutas, y que los dos árboles se habían de ser tronco y raíz de los incas; pues han puesto todas estas cosas para sus grandezas. Y así mandó que los vestidos y trajes de cada pueblo fuesen diferentes, como en [el] hablar, para conocer, porque en este tiempo no echaban de ver y conocer a los indios qué nación o qué pueblo eran; y por ser más conocidos, los mandó que cada provincia y cada pueblo se escogiesen o hiciesen de donde descendieron, o de donde vinieron; y como en general los indios eran tan idiotas y torpes, con poca facilidad, y por ser tan haraganes, los escogieron por su pacarisca o pacarimusca42 , unos a las lagunas, otros a manantiales, otros a las peñas vivas y otros a los cerros y quebradas; de modo que cada provincia tomaron y escogieron para sus pacariscas; y así a esta gente, idiotas y sin letras, los demonios y diablos hapiñuños los engañaron con poca facilidad, entrando en los dichos falsos pacariscas los mismos demonios, hablando con promesas falsas; y así cada día iban creciendo estos pacariscas. La causa de pacarinim43 fue el Pacaritambo, para que todas las provincias y naturales dijesen: pacariscanchic, luccsisscanchic omachunchicpa paccariscan44 . Pues la causa principal que hizo inventar el pacarinim fue, como muchas veces el Yncamancocapac que no los conocía ni se echaban de ver [de] qué pueblo eran, pues solo para conocer a los indios en trajes, los había inventado [según] los lugares ya dichos por los indios. Este mismo inca los había mandado que atasen las cabezas de las criaturas, para que sean simples y sin ánimo, porque como los indios de gran cabeza y redonda suelen ser atrevidos para cualquier cosa, mayormente son inobedientes. Y así tuvo por su hijo legítimo a Sinchi Rucaynga, el cual heredó todo el estado de su padre; y los hijos menores, así naturales y bastardos, por ser menores, se llamaron Chimapanacaayllo.

42 Pacarisca y pacarimusca son sinónimos que significan en este caso el lugar de origen. Estos lugares llegaron a ser sagrados para los indígenas. Sin embargo, el vocablo pacarisca es de enorme complejidad semántica. Al consultar varios vocabularios misioneros de la época, uno ve que se relaciona tanto con el concepto de origen como con los de nacimiento, costumbres, y leyes. 43 Pacarinim se refiere al “nacimiento por condición natural” según el Padre Diego González Holguín. 44 “Pacariscanchi, luccsisscanchi o machunchicpa paccariscan” fue traducido por Itier como “El lugar donde nacimos, de donde salimos, de donde nacieron nuestros antepasados” (Itier 148). El Arte y vocabulario de Bertonio explica que lloccini significa salir, un machu es un viejo o un abuelo, mientras que chicpa señala que estos abuelos son de nosotros.

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Sobre los próximos tres Incas: Sinchi Ruca, Lloqque Yupanqui, y Maytacapac Muerto el dicho viejo, se quedó con el señorío el dicho Sinchiroca, su hijo 45, el cual, como ya dije, fue hombre más altivo. En este tiempo habían hallado a unos mozos y mozas que se amaban demasiadamente, los cuales, por el dicho inca, dicen que fueron preguntados los dichos mozo y moza, y los confesaron en acto público que no podían ser apartados; entonces les preguntaron y hallaron en los dichos amancebados unas pedrezuelas muy redondas, y preguntados, dijeron [que] se llamaba soncoapa chinacoc46, huaca chinacoc; y después acá como estas cosas hubieron tantos, así gotas de agua como las pajas, así de palos, & 47. Entonces, dicen que un pobre mozo llamamichi48 y todo andrajo[so] había entrado en la casa del inca Sinchiroca, y una doncella muy querida del dicho inca se había ido tras de aquel pobre indio, y como se desaparecieron, los hizo buscar hasta que les trajeron al uno y al otro y les mandó dar tormentos, y la india les confesó, diciendo que [le] había robado el amor el dicho llamamichi, al fin, después de haber hecho parecer un guacanqui dado por un demonio, y entonces dicen que el inca les preguntó que dónde [se lo] había dado: el cual dicho indio había tenido pacto con el demonio en unas cuevas. En fin, el dicho inca no entendió que eran cosas del enemigo antiguo, y como las hubo en su mano, le había sucedido mucho más que antes con el indio, y los indios sus sujetos

45 Esta información que identifica a Sinchi Ruca como el heredero aparece dentro del texto en la edición de Marcos Jiménez de la Espada. Sin embargo, en el manuscrito aparece en la forma de una nota en el margen hecha por Francisco de Ávila. 46 Aquí anota Francisco de Ávila que “Çonccoylla es huacanqui”. El padre quiere decir que concoylla es un sinónimo de huacanqui. Según Meyers, concoylla y huacanquiyoc significan hechicero o curandero. González Holguín explica que los hechiceros usan los huacanquis para hechizos de amor. En este caso, toman la forma de amuletos amorosos llamados soncoapa chinacoc and huaca chinacoc. El padre González Holguín dice que soncco apak significa “el amable robador de corazones”. Algunos estudiosos piensan que Pachacuti establece la relación entre estos amuletos y los guacas al llamarlos también, huaca chinacoc mientras que Itier considera otro significado de huaca para traducir la frase como “Que atrae los corazones uno hacia otro, que los hace llorar uno a otro” (149). 47 Pachacuti se refiere a los huacanquis que mencionará más adelante. Guacanqui (huacanqui) significa “Unas hierbas o chinitas señaladas de la naturaleza, u otras cosas así con que engañan los hechiceros y los dan por hechizos de amores” según el padre Diego González Holguín. Guaman Poma elabora diciendo que “dizen de los dichos uacanquis que son unos páxaros llamado tunqui de los Andes. Otros dizen que son espinas’ otros dizen que son agua, otros dizen que son piedras, otros dizen que son hojas de árboles” (249). 48 Aquí anota Francisco de Ávila que significa “pastor”.

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los procuraron de haberlos en las manos los guacanquis, &; y desde entonces dicen que en los cerros y manantiales parecieron muchos guacas idólatras sin vergüenza, y así [el Inca] los había mandado que hubiese sacrificadores en cada pueblo y parcialidades, al fin en todos los lugares no cupieron guacas; en este tiempo los había comenzado [a] sacrificar con sangre humana y con corderos blancos, y conejos, cocas y mollos49 , y con cebo y sanco50 . Este desventurado Sinchiruca dicen que siempre entendió en regalarse, el cual dicen los mandó buscar chotarpo vanarpo51, para acostumbrar en las fornicaciones, y así ha habido tantos vacanques52 que los indios los iban con aquellos presentes. Este desventurado inca dicen que apenas tuvo a un hijo llamado inca Lluquiyupangui. Al fin había fallecido, siendo ya hombre hecho, y los había dejado por su heredero al dicho inca Lluquiyupangui, al cual dicen que fue muy ayunador, que no había querido conocer mujeres hasta que fue muy viejo; este había prohibido las fornicaciones, y de las borracheras; dicen que fue gran trabajador de chácaras; no había hecho las conquistas como su abuelo, aunque al cabo de vejez, para dar espantos a los enemigos que tenía, los había hecho ejércitos de guerra, visitando a sus provincias, y dicen que también los ordenó que todos los hombres de su señorío se pelasen las barbas y que fuesen como él lampiños53. Y también había mandado que todas las naciones a él sujetas les atasen las cabezas de las criaturas para que sean largas y quebrantadas de frente, para que fuesen obedientes; y lo mismo había mandado hacer casas para las acllas54 , que son cuatro maneras, yuracaclla, vayruaclla, pacoaclla, yanaaclla; á estas, dicen, las señalaron a cada una de las cuatro casas, a la primera para el Hacedor, llamado Viracochanpachayachachi, a los vayruracllas para sus doncellas, y a los pacoacllas para las mujeres de apocuracas, y a los yanaacllas para los indios comunes. Y lo mismo habían criado a 49 Mulli es “un árbol y su frutilla” según González Holguín. 50 Jiménez de la Espada explica que sanco es una “especie de bollo ó tortilla de maíz, usado en varias ceremonias y actos religiosos”. 51 Anota Francisco de Ávila que “El chutarpo es el macho para adaptarse á la fornicación y el huanarpu es para lo contrario”. El padre Juan Pérez Bocanegra en su Ritual formulario e institución de curas (1631) explica que el chutarpo (huanarpo) es un tipo de guacanqui. El huanarpo macho se refiere a un árbol mediano en el Perú que se ha usado durante siglos como un afrodisíaco y para estimular el libido masculino. La forma femenina del árbol, huanarpo hembra, tiene el efecto opuesto en los hombres, ya que es un antiafrodisíaco. 52 Escrito vacanquest en la edición de Jiménez de la Espada, parece ser una errata del texto por vacanques, variación ortográfica de huacanquis. 53 Francisco de Ávila anota aquí que “Paccllacoqui es el lampiño, y la tenacilla con que repelan las barbas se dice canipacho”. 54 Acllas son “mugeres que estaban dedicadas al Sol” según el Arte y vocabulario de Bertonio.

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muchos muchachos para que no las conozcan mujeres; estos sirvieron después para los soldados de guerra, principalmente los había servido en tiempo de su hijo, &. Dicen que siendo ya el dicho inca Lluquiyupangui muy viejo caduco, engendró en una mujer llamada Mumatancarryyachi chispo urma cuca, hija de un curaca del pueblo de Tancar, la cual dicen que parió al inca Maytacapac al cabo de un año; y dicen que estando en el vientre de su madre le había llorado muchas veces; de éste dicen que dentro de pocos meses comenzó a hablar55; y más dicen, que siendo niño de diez años los vencía a sus enemigos peleando valerosamente; y siendo así, dicen que los gobernó muy bien, haciendo ordenanzas morales y leyes, prohibiéndoles las malas costumbres, &, y añadiéndoles otras cosas naturales, poniéndoles en ejecución de las cosas de recogimiento de los indios. Este inca Maytacapac56 dicen que pronosticó la venida del santo Evangelio, alabándole, que había de ser generalísimo provecho, y que el señorío y reino de sus descendientes, que había de ser hasta tantas edades, hasta en tiempo del segundo Mancoynga, y les había pronosticado que había de ser gran prosperidad, y al último, muchas guerras entre los hermanos, y que esto había de ser el general destrucción del reino, y que habría gran derramamiento de sangre. Este lo había mandado, siendo mancebo, hacer todos los ídolos y guacas de su reino a la ciudad del Cuzco, prometiéndoles que haría procesión y fiesta general, y después de haber visto todos los guacas, y ídolos en su mano, los habían hecho gran burla á los muchadores de guacas, haciendo con todos los ídolos y guacas cimientos de una casa que para ello estaba hecho a posta; y dicen que muchos ídolos y guacas se huyeron como fuegos y vientos, y otros en figura de pájaros, como Ayssavillca y Chinchaycocha y guaca de los Cañares, y Villcanota, Putina, Coropuna, Antapucu y Choquiuacra Choquepillo &. Y de esta burla del dicho inca dicen que toda la tierra los tembló más que en otro tiempo de sus pasados.

55 Francisco de Ávila dice que “Trata de la ciudad de Rimac o de los Reyes, cómo había sido pronóstico el Maytacapac. Este dicen que puso leyes, y los había mandado que hedieran caminos hasta la boca de la mar, para la salida del Evangelio, desde Carminca a Limactampo y a Guaynalmac, y Apolimac y Limac, entrando por el camino de Chaclla a Mama, y por Uallca y Pacssi, que es el palacio del virrey, y Uallcaypaccha; y de allí, como digo, a Lima, que son unos paredones que como vamos al puerto del Callao”. 56 Francisco de Ávila anota en el margen que “Este mayta capac se llamó [así] porque siempre solía decir siendo niño: mayta ccapac, como si dijese creador señor ¿adónde estás? Y siempre hacía estas consideraciones con deseos de conocer al criador”.

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Este inca dicen que fue gran enemigo de los ídolos, y como tal, lo había dicho a toda su gente que no hiciese caso del sol y de la luna, diciéndole, que el sol y la luna y todos los elementos eran mandados para el servicio de los hombres; al fin, todos los rectos dicen que no acostumbraban públicamente a idolatrar como en tiempo de su abuelo.

[Pachacuti continúa narrando la historia de los otros ocho Incas que gobernaron el Imperio antes de la llegada de los españoles. La próxima selección marca el fin de esta edad de los Incas y el principio de la Conquista. Ocurre en medio de la guerra civil entre los hermanos Atahualpa y Huascar]57.

La llegada de los españoles Al fin, en aquellos días, el dicho Quisquis58 manda matar a todas las mancebas e hijos de Guascarynga, y al día siguiente a todos los criados y servicios, que serían por todos algunos mil y quinientas personas, con las mancebas, solos, que estaban dentro del palacio de Pucamarca, &. Y después el dicho Quisquis despacha a Guscarynga y a su mujer y madre y un hijo grande con una criatura varón, y con él a Guancauque y a los apocuracas más privados y consejeros del dicho inca, con cien hombres de guerra, a buen recaudo, para que fuera preso ante el Ataoguallpaynga. Y tras de esto, dentro de pocos días, llegó la nueva que como los españoles habían desembarcado y saltado en Tombis, de la cual nueva todos quedan atónitos; y entonces, por consejo de dicho Quisquis, esconden gran máquina de riqueza bajo de tierra; y más dice, que por orden del dicho Guascarynga, antes que hubiera habido guerras y batallas, los escondieron una maroma de oro y tres mil cargas de oro y otras tantas o más de plata hacia en Condessuyo. Al fin, todos los cumbis59 y ricos vestidos de oro también los escondieron, y por los indios lo mismo.

57 Cuando el padre de Húascar y Atahualpa, Huayna Capac, se murió de viruela junto con su hijo heredero, Ninan Coyuchi, el Imperio quedó sin un heredero evidente, por lo cual estalló la guerra civil entre los hermanos Huáscar y Atahualpa. Inicialmente, Huáscar tomó el mando de Cuzco mientras que Atahualpa asumió el gobierno de Quito. 58 Quisquis fue uno de los generales de Atahualpa. Durante la guerra civil entre Atahualpa y Huáscar, Quisquis logró capturar a Huáscar. 59 Cumbi se refiere a un tejido fino con que se hacía la ropa de la nobleza incaica.

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En este tiempo, fulano del Barco y Candia60 llegan al Cuzco, sin toparse con Guascarynga, y en este tiempo, dicen que también lo prendió a Challcochima61, y el Guascarynga ya iba acercando a Caxamarca. Y en este tiempo, el Francisco Pizarro prende a Topaataoguallpaynga, en Caxamarca, en medio de tanto número de indios, arrebatándoles, después que acabó hablar con el padre fray Vicente de Valverde62, &, y en donde los dichos indios, de doce mil hombres, fueron matados, quedándose muy pocos; y por ellos entendieron que era el mismo Pachayachachi Viracocha63 , o sus mensajeros, y esto los dijeron; y después, como tiraron las piezas de artillería y arcabuces, creyeron que eran Viracocha; y como por los indios fueron avisados que eran mensajeros, así no los tocó mano ninguna, sin que los españoles recibiesen siquiera ser tocados. Al fin, al Ataoguallpa echan preso en la cárcel, y allí canta el gallo, y Ataoguallpaynga dice: “hasta las aves saben mi nombre de Ataoguallpa”. Y así, desde entonces, a los españoles les llamaron Viracocha. Y esto les llamó, porque los españoles desde Caxamarca lo avisaron al Ataogualpaynga, diciendo que traían la ley de Dios Hacedor del cielo, y así los llamaron a los españoles Viracocha y al gallo Ataoguallpa. Al fin, como digo, el dicho Ataoguallpa, estando preso, despacha mensajeros a Antamarca, para que acabase de matar a Guascarynga, y después de haber enviado, se hace falso triste, dando a entender al capitán Francisco Pizarro. Al fin, por orden del dicho Ataogualpaynga, lo mataron a Guascarynga en Antamarca, y asimismo a su hijo, mujer y madre, con gran crueldad. Y el marqués sabe todas estas cosas, por quejas y querellas de los curacas agraviados. Al fin, se bautizó y se llamó D. Francisco. Y después, fue ajusticiado el dicho Ataoguallpaynga, por traidor. 60 Marcos Jiménez de la Espada señala en su edición del texto que la identidad de estos dos mensajeros no queda clara. Agustín de Zárate y el Inca Garcilaso afirman que los primeros españoles mandados a Cuzco desde Cajamarca por Pizarro fueron Hernando de Soto y Pedro del Barco. Sin embargo, otras crónicas y testimonios sostienen que estos mensajeros en realidad fueron Martín Bueno y Pedro Martín de Moguer, y tal vez, un tercero, Zárate. 61 Chalcuchimac fue otro general principal de Atahualpa. Ganó muchas batallas contra los españoles. Luego, fue tomado preso cuando visitó a Atahualpa. Tras ser acusado de ayudar a Quisquis al pasarle información sobre los españoles, fue quemado vivo por los españoles como castigo. 62 El fraile dominico, Vicente de Valverde, fue el primer obispo de Cuzco. Bautizó a Atahualpa antes de que éste fuera estrangulado a garrote por el asesinato de su hermano, Huáscar. 63 El Arte y vocabulario de Bertonio explica que Viracocha se refiere al “Dios que adoraban los indios, y de all[i por cosa divina llamaban a los españoles viracocha, como hijos de aquel Dios”. Pachayachachic se refiere a un atributo del dios, el de hacedor del mundo.

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Y después, el capitán Francisco Pizarro parte juntamente con el padre Fray Vicente para el Cuzco, y entonces trujo a un hijo bastardo de Guaynacapac por inca, y el cual fallece en el valle de Xauxa64. Y de allí llega el dicho capitán Francisco Pizarro con sus sesenta o setenta hombres españoles a la puente de Aporima, adonde había venido Mangoyngayupangui65 con todos los orejones66 y curacas a dar la obediencia y hacerse cristianos; al fin, todos allí se juntaron por bien de paz, adorando la cruz de Jesucristo Nuestro Señor, ofreciéndose a su vasallaje del emperador D. Carlos; y de allí llegaron a Villcaconga, donde los apocuracas y orejones, de puros alegres y contentos, hicieron escaramuzas. Al fin, aquel día llegaron a Saquixaguana, en donde al día siguiente, el padre Fray Vicente con el capitán Francisco Pizarro le dicen a Mangoyngayupangui que lo quería ver vestido de Guaynacapacynga67, su padre, el cual se hace mostrar, y visto por el capitán Pizarro y Fray Vicente, les dice que vistiera aquel vestido más rico. Al fin, se vistió el mismo Pizarro en nombre del Emperador. Al fin, el dicho Pizarro y todos parten para el Cuzco, y el Mangoyngayupangui en sus literas. Al fin, los españoles y curacas vinieron con mucha orden, y el inca con el padre y capitán Francisco Pizarro, que después de mucho tiempo se llamó Don Francisco Pizarro. Como digo, todos vinieron al Cuzco, y en junto del pueblo de Anta toparon con Quisquis, capitán tirano del dicho Ataoguallpaynga. Al fin, le dieron batalla todos los orejones y con los españoles. Y así, se fueron hacia Capi; y el marqués con el inca, en compañía del Santo Evangelio de Jesucristo Nuestro Señor, entraron con gran aparato real y pompa de gran majestad; y el marqués con sus canas y barbas largas representaba la persona del emperador Don Carlos 5º, y el padre Fray Vicente con su mitra y capa, representaba la persona de San Pedro, pontífice romano, no como Santo Tomás, hecho pobre; y el dicho inca con sus andas de plumerías

64 Se refiere a Túpac Huallpa (llamado Toparpa en muchas crónicas españolas). Nombrado por los españoles como Inca, fue un títere político. 65 Manco Inca fue nombrado emperador Inca por los españoles, pero tras de tantos abusos a sus manos, él llegó a ser uno de los incas rebeldes que se refugió en Vilcabamba. Eventualmente, fue asesinado en 1544 o 1545 por algunos españoles que le traicionaron. Titu Cusi Yupanqui narra en su crónica la vida y muerte de su padre, Manco Inca. 66 Los orejones fueron los gobernantes de cada región del Imperio incaico. El horadarse las orejas era privilegio únicamente de los que pertenecían a la etnia de los Incas. Se ponían aros cada vez más grandes para aumentar el tamaño de los lóbulos, una marca que les distinguía del pueblo, y de allí viene el nombre orejones. 67 Huayna Cápac fue el undécimo y penúltimo rey de los Incas. Sucedió a su padre, Túpac Yupanqui. Fue uno de los grandes líderes del Imperio. Logró expandir el territorio norteño de Tahuantinsuyo a través de sus exitosas campañas militares.

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ricas, con el vestido más rico, con su suntorpaucar68 en la mano, como rey, con sus insignias reales de capac unancha69 ; y los naturales gran alegría, y tantos españoles! Al fin, el dicho Fray Vicente va derecho a Coricancha, casa hecha de los incas antiquísimos para el Hacedor; al fin, la ley de Dios y su Santo Evangelio tan deseado, entró a tomar la posesión a la nueva viña, que estaba tanto tiempo usurpado de los enemigos antiguos, y allí predicaba en todo el tiempo como otro Santo Tomás el apóstol, patrón de este reino, sin descansar, con el celo de ganar almas, haciéndolos convertir, bautizándoles a los curacas con hisopos no más, porque no pudieron echar agua a cada uno, que si hubiera sabido la lengua, hubiera sido mucha su diligencia, más por intérprete hablaba; no estaba desocupado como los sacerdotes de ahora; ni los españoles por aquel año se aplicaba a la sujeción de interés, como ahora; lo que es llamar a Dios, había mucha devoción en los españoles, y los naturales eran exhortados de buenos ejemplos.

Que Dios Nuestro Señor sea alabado por siempre jamás70.

68 El padre Ávila explica que suntorpaucar se refiere al cetro de oro. Es un sinónimo de topa yauri. 69 Se sabe que capac en el quechua de la época significaba “rey, rico, poderoso, ilustre” según el Arte y vocabulario en la lengua general del Perú... (1614) y el Padre Diego González Holguín traduce unancha en su Vocabulario… (1608) como “señal, estandarte, insignia, escudo de armas”. Por lo tanto, en Pachacuti, capac unancha se refiere al estandarte del rey, del Inca 70 Navarro señala que el texto comienza y termina con invocaciones cristianas, lo cual es un ejemplo de cómo Pachacuti se aprovecha de la retórica cristiana en su relato.

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Lecturas recomendadas Chang-Rodríguez, Raquel. La apropiación del signo: tres cronistas indígenas del Perú. Tempe, AZ: Arizona State University, 1988. Duviols, Pierre y César Itier. Relación de antigüedades deste reyno del Pirú: Estudio etnohistórico y lingüístico de Pierre Duviols y César Itier. Cusco, Perú: Institut Français d’Études Andines; Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de Las Casas, 1993. Millones, Luis. Los dioses de Santa Cruz: Comentarios a la crónica de Juan de Santa Cruz Pachacuti Yanqui Salcamaygua. Lima, Perú: Pontificia Universidad Católica del Perú, 1978. Navarro Gala, Rosario. La Relación de antigüedades deste Reyno del Pirú: Gramática y discurso ideológico indígena. Madrid: Iberoamericana, 2007. Pachacuti Yamqui, Don Joan de Santacruz. “Relación de antigüedades deste Reyno del Pirú”. 1613. Tres relaciones de antigüedades peruanas. Ed. Marcos Jiménez de la Espada. Madrid: Imprenta y Fundición de M. Tello, 1879. Salomon, Frank. “Crónica de lo imposible: Notas sobre tres historiadores indígenas peruanos. Chungara: Revista de Antropología Chilena 12 Agosto 1984: 81-97.

MANUSCRITO DE HUAROCHIRÍ (CA.1598-1608)

Laura León Llerena

El llamado Manuscrito de Huarochirí es el único texto de autoría indígena con extensión y formato de libro escrito en lengua quechua durante el período colonial. El documento no lleva título, nombre de un autor ni tampoco fecha de creación. Sin embargo, el texto presenta información que indica que se trata de un manuscrito creado en la provincia de Huarochirí, al sudeste de la actual ciudad de Lima (Perú), alrededor de 1598 y 1608, es decir, aproximadamente siete décadas después del primer encuentro entre españoles e Incas. A lo largo de los 50 folios (96 páginas) del manuscrito se encuentran detallados relatos y descripciones sobre los orígenes, la estructura social, las creencias y las prácticas de los habitantes de Huarochirí desde el pasado remoto hasta el presente colonial. También se presentan una serie de sutiles reflexiones sobre el proceso de conversión al cristianismo, la transformación de la vida cotidiana y la re-articulación de las identidades de aquellos que pasaron a ser llamados “indios” en el período colonial. Las singulares características de los relatos que lo componen así como las condiciones históricas de su creación han llevado a algunos especialistas a describir al Manuscrito de Huarochirí como “una especie de Popol Vuh de la antigüedad peruana; una pequeña biblia regional” (Arguedas 1966: 9), y como un “testamento” de creencias andinas prehispánicas y coloniales (Salomon 1991:1) e inclusive ha sido calificado como “una de las más importantes obras literarias producidas en América del Sur en la época colonial” (Taylor 2008:11). La única copia conocida de este manuscrito en quechua se encuentra en la Biblioteca Nacional de España (Madrid), pero no se han podido determinar las circunstancias que lo llevaron allí. Las primeras referencias a la existencia de este documento circularon en la segunda mitad del siglo diecinueve pero el manuscrito completo solo fue publicado en

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el siglo veinte en traducciones al alemán (Trimborn, 1939, 1967), latín (Galante, 1942), español (Arguedas, 1966; Urioste, 1983; Taylor, 1987, 2008), francés (Taylor, 1980), polaco (Szeminski, 1985), holandés (Adelaar, 1988) e inglés (Salomon y Urioste, 1991). A continuación se presentará una descripción sobre el contenido y la organización del manuscrito, y se discutirán dos de los aspectos más desafiantes del manuscrito: la lengua empleada en su escritura y las hipótesis sobre su autoría. En el breve texto que, a manera de introducción, da inicio al Manuscrito de Huarochirí el narrador anónimo se refiere a lo que parecen ser los objetivos generales del documento. En primera instancia, hacer uso de la escritura alfabética latina, tecnología introducida con la conquista europea de América, para evitar que se perdiera la memoria de los ancestros. En segundo lugar emplear el libro, un objeto cultural nuevo en la región andina, para conservar información sobre Huarochirí. Si bien el narrador declara que su intención es presentar relatos sobre la vida de los pobladores de cada comunidad que habitaba Huarochirí, en las páginas siguientes el punto de vista predominante será el del ayllu Checa, al que muy probablemente pertenecía el narrador. El ayllu es la unidad política y productiva básica en la sociedad andina. Un ayllu también es una unidad social, ritual y territorial, aunque actualmente es usual el empleo de esta palabra como equivalente a comunidad. El Manuscrito de Huarochirí presenta relatos sobre la fundación mítica de algunos ayllus, gracias a la acción de algún huaca o divinidad. El Manuscrito de Huarochirí está dividido en treinta y un capítulos y dos suplementos. Todos los capítulos aparecen encabezados por la palabra “capítulo” en español y el número correspondiente. La mayoría de los capítulos lleva también un título, y excepto por los seis primeros que fueron escritos en español, los demás títulos fueron escritos en quechua. Por lo general los capítulos están organizados por temas que incluyen mitos de origen que dan estructura a la cosmología regional; las conquistas territoriales de algunos dioses y el establecimiento de sus devotos en nuevos territorios; y la compleja relación entre el pasado prehispánico y la vida presente de los indígenas en el contexto de la colonización hispánica y la evangelización católica. Aunque en el documento no se identifica explícitamente a un autor, las narraciones del manuscrito ofrecen algunas pistas que permiten afirmar que se trata de un indígena de la provincia de Huarochirí que ya había sido convertido al cristianismo y que además de su lengua materna (probablemente aru) también sabía la variedad de quechua conocida

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como la “lengua general” y el español. Parece muy probable que el autor anónimo haya sido asistente o ayudante del cura Francisco de Ávila, quien fue enviado a Huarochirí a convertir y adoctrinar a los indígenas al cristianismo y de quien se hablará en detalle más adelante. El autor anónimo usualmente asume una voz narrativa colectiva bajo la forma de “nosotros los runakuna” (ñuqanchik runakunapas) pero también se identifica como “nosotros los cristianos” (ñuqanchik christianokuna). En el primer caso, se identifica a “nosotros” como los “runa”, término quechua empleado para referirse a sí mismos como hombres o humanos que comparten una visión del mundo, una cultura. Este término de auto identificación se opone a “indio”, palabra ampliamente usada por los colonizadores para identificar a los habitantes nativos de toda América. El punto de vista cristiano —consciente de que muchos de los rituales y dioses indígenas eran condenados por los evangelizadores como idolatrías— no es un impedimento para que la voz narrativa describa e intente explicar las costumbres de otros ‘indios’ no del todo cristianos sin establecer un juicio contra ellos, como se observa por ejemplo en los capítulos 3 y 28 incluidos en esta antología. Lo que “ellos”, los no cristianos, cuentan sobre su pasado y lo que creen aun en el presente colonial es la esencia de todos los relatos del manuscrito. Tras la conquista europea, las entidades sagradas indígenas fueron condenadas como “ídolos” y su adoración ritual, considerada “idolatría”, fue prohibida. En el proceso de conversión de los indígenas americanos a la fe católica, los evangelizadores fueron progresivamente adoptando una postura inflexible hacia expresiones de sincretismo religioso. En ese sentido resulta notable que si bien el Manuscrito de Huarochirí identifica a los huacas o deidades más importantes de la provincia (Pariacaca, Chaupiñamca, Cuniraya, Tutayquiri, Chuquisuso, Pachacamac, Macahuisa, Huallallo Carhuincho) evita llamarlos ídolos. Más bien, los relatos que tienen a los huacas como protagonistas presentan con cierto orgullo las hazañas pasadas de esas deidades. Hay que enfatizar que en los relatos del manuscrito las divinidades no aparecen tan alejadas de la esfera de la vida cotidiana de los hombres: algunos huacas se presentaban como hombres pobres para ocultar su identidad, mientras que otros huacas demostraban su astucia engañando y burlándose de los humanos y de otros huacas (véase el capítulo 2). Incluso un ser humano podía, eventualmente, convertirse en un huaca, como se explica en los capítulos 6 y 7 con la historia de una mujer llamada Chuquisuso.

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La palabra huaca, de particular importancia en la mitología andina, nombra a una entidad sagrada y poderosa que podía materializarse bajo la forma de una persona, un objeto (una planta, un animal, una piedra, una momia, etc.) o un lugar (una montaña, una laguna, etc.). Los huacas cumplían un rol importante en el mundo simbólico de cada comunidad o ayllu pero también en la organización política y en el establecimiento del equilibrio de poder en las sociedades andinas prehispánicas. El desenlace de los enfrentamientos entre diferentes ayllus o distintas etnias por la conquista de recursos naturales y humanos usualmente implicaba también una reorganización de la jerarquía en el panteón sagrado del grupo vencido que debía reconocer la superioridad de los huacas de los vencedores sin que eso significara descartar a las propias deidades. Esa parece haber sido la dinámica seguida por los incas cuya influencia se extendió hasta Huarochirí, pero como se explica en el capítulo 18 reconocieron y respetaron la importancia del huaca Pariacaca. En cuanto a los incas, hay que subrayar que el narrador del Manuscrito de Huarochirí deja en claro en todo momento que su identidad no está directamente relacionada con la cultura incaica prehispánica. Los incas aparecen en la narración como elementos periféricos a la cultura local con la que, sin embargo, se señala una relación pacífica. El Manuscrito de Huarochirí también revela hasta qué punto los relatos y rituales relacionados a los huacas daban sentido a la relación entre los hombres, la geografía que habitaban, los recursos que explotaban y los fenómenos naturales. En casi todos los capítulos incluidos en esta antología puede apreciarse de qué manera la narración reconstruye las rutas transitadas por los dioses y señala elementos del paisaje que han quedado como pruebas de esos recorridos: piedras, montañas, canales de riego, etc. Aunque a primera vista los relatos incluidos en el Manuscrito parecen estar organizados de manera cronológica (desde un tiempo incalculablemente remoto hasta el presente colonial del narrador), los acontecimientos en algunos de los relatos se estructuran con una temporalidad que no corresponde al concepto histórico lineal occidental. Así, por ejemplo, en el capítulo 5 el hijo humano nace antes que el dios considerado “padre” (Huatyacuri y Pariacaca). También hay que recalcar que si bien en algunos de los capítulos iniciales se detectan ciertos ecos de las narraciones bíblicas que se enseñaban a los indígenas cristianizados, las historias del Manuscrito mantienen una distancia y extrañeza en relación a las tradiciones narrativas occidentales. En una nota al margen del folio 91r del Manuscrito de Huarochirí se lee “De la mano y pluma de Thomas”. Sin embargo, la ausencia de alguna

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mención a alguien llamado Thomas en el texto central del Manuscrito y en otros documentos escritos sobre Huarochirí alrededor de la misma época hace pensar que Thomas no fue el autor del Manuscrito. Más bien Thomas pudo haber sido un escribano que utilizó ese folio para practicar su escritura y que el Manuscrito de Huarochirí pudo haber llegado a sus manos posteriormente a su creación. Aunque no se ha podido determinar la identidad exacta del autor y existen varias hipótesis al respecto (Acosta, 1987; Durston, 2007a; Duviols, 1966; Taylor, 1987), quienes se han especializado en el estudio del Manuscrito de Huarochirí concuerdan en señalar que quien escribió y probablemente también editó el texto sería un indígena bilingüe convertido al cristianismo, nativo de Huarochirí y que probablemente tuvo algún tipo de relación con el cura Francisco de Avila. No era inusual que los llamados indios ladinos - indígenas cristianizados que habían adquirido diferentes grados de costumbres europeas y que en algunos casos también podían leer y escribir en español- sirvieran de ayudantes e incluso informantes de los sacerdotes encargados de adoctrinar a los nativos y acabar con sus creencias y rituales prehispánicos. Francisco de Ávila, cura doctrinero de Huarochirí desde 1598, anunció en 1608 al arzobispo de Lima el descubrimiento de una serie de rituales “idolátricos” y adoratorios prehispánicos que los pobladores de Huarochirí, muchos de ellos ya bautizados, habían mantenido en secreto. Desde entonces Ávila llevó a cabo una intensa campaña de extirpación de idolatrías consistente en la búsqueda y destrucción de objetos y lugares sagrados prehispánicos en Huarochirí. Ávila contaba con la ayuda de dos jesuitas pero también de informantes indígenas que le indicaban el lugar y el nombre de los “ídolos”. En algunos de los capítulos del Manuscrito de Huarochirí se menciona a Ávila y su recorrido de extirpación, lo que ha llevado a algunos investigadores a suponer que el documento quechua fue creado entre 1598 y 1608 con el objetivo de recopilar información de fuentes indígenas locales que fuera útil a la misión de Ávila. No cabe duda de que Ávila leyó por lo menos algunos de los capítulos del manuscrito quechua. Constancia de ello son las notas marginales de su puño y letra escritas en español en las que pide aclaraciones de ciertos pasajes o mayor información sobre lo descrito en los capítulos. Esas notas marginales también establecen que Ávila no fue el autor del Manuscrito quechua pues además de que su grafía se diferencia de la que se empleó en el Manuscrito se hace evidente que lo escrito no le era totalmente inteligible (León Llerena, 2014).

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La inteligibilidad del Manuscrito de Huarochirí es también un desafío para los investigadores actuales. Esto se debe, por un lado, a la complejidad de los conceptos y a la estructura narrativa de los capítulos que componen el Manuscrito. Por otro lado, la lengua en la que fue escrito el documento es un desafío adicional. El Manuscrito de Huarochirí fue escrito en su mayor parte en la “lengua general”, es decir, una variedad de la lengua quechua promovida y empleada por la Iglesia católica para evangelizar a los indígenas. Se imprimió un gran número de textos de contenido pastoral (sermonarios, catecismos, etc.) en “lengua general”, lo que ayudó a una amplia difusión de esa variedad desde el primer siglo de colonización de los Andes (Durston, 2007b; Mannheim, 1991). Y aunque el autor anónimo del Manuscrito de Huarochirí dominaba la variante de la “lengua general” utilizada en la provincia, se detectan en el texto elementos léxicos y fonéticos de influencia aru y también hay rasgos de otros idiomas locales, muchos de ellos actualmente extintos (Taylor, 2008: 10-14) A continuación se presenta una selección abreviada de algunos capítulos del Manuscrito de Huarochirí. En esta antología se ha recurrido a la traducción realizada por el antropólogo y novelista peruano José María Arguedas, publicada en Lima en 1966. Esta traducción es particularmente interesante porque Arguedas intentó reproducir en ella la experiencia de la comunicación oral, respetando el ritmo que se impone en la oralidad con ciertas repeticiones o con frases como “dijo, diciendo” o “así dijo, hablando”. 1 Las aclaraciones entre paréntesis así como las comillas empleadas para indicar el inicio y el fin de un diálogo fueron incluidas por Arguedas, pero no aparecen en el original en quechua. En esta selección se ha añadido negritas para indicar los hispanismos originalmente incorporados en el manuscrito quechua. También se incluye entre corchetes un breve párrafo introductorio a cada capítulo para guiar al lector.

1

Permiso de publicación de la traducción del quechua al español por José María Arguedas del Manuscrito anónimo de Huarochirí en Dioses y hombres del Huarochirí por la heredera de los derechos, la señora Matilde María Sybilla Arredondo de Arguedas.

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Introducción 3 Si los indios 4 de la antigüedad hubieran sabido escribir, la vida de todos ellos, en todas partes, no se habría perdido. Se tendrían también noticias de ellos como existen sobre los españoles5 y sus jefes; aparecerían sus imágenes.6 Así es, y por ser así y como hasta ahora no está escrito eso, yo hablo aquí sobre la vida de los antiguos hombres de este pueblo llamado Huarochirí, antiguos hombres que tuvieron un progenitor, un padre; sobre la fe que tenían y de cómo viven hasta ahora. De eso, de todo eso, ha de quedar escrito aquí (la memoria), con respecto a cada pueblo, y cómo es y fue su vida desde que aparecieron. [En el capítulo 1 se ofrece una reflexión sobre la aparente incompatibilidad entre la humanidad y la inmortalidad, así como el modo en que los dioses del pasado intervinieron para ordenar la vida de los hombres. Pero la aparente organización genealogía de las divinidades mencionadas no corresponde a la jerarquía que tenían en la región: ni Yanañamca Tutañamca ni Huallallo Carhuincho, los primeros en ser nombrados, tienen un rol protagónico en el conjunto de relatos del MH ni poseen una jerarquía elevada en el panteón de las deidades regionales. Los huacas Pariacaca y Cuniraya, mencionados muy breve y confusamente son, en cambio, dos de los dioses más importantes de Huarochirí.]

2

Cada capítulo (excepto por la “Introducción”) va precedido por un breve párrafo introductorio (entre corchetes para) guiar al lector. Los términos marcados con asterisco (*) aparecen explicados en el glosario, al final de la selección de capítulos.

3

En el documento original no hay un título en esta sección, pero el contenido parece tener la función de una introducción a los capítulos siguientes.

4

El texto en quechua dice, literalmente, “las personas llamadas indios”. Esto indica que el narrador asume una distancia crítica sobre un término que en el período colonial aglomeraba a los habitantes indígenas de diferentes partes de América y que poseían distintas lenguas y culturas. El término “indio” aparece muy pocas veces en el Manuscrito de Huarochirí

5

En el texto quechua se utiliza el término “viracocha” (o huiracocha) para hacer referencia a los españoles. El término hace referencia a uno de los dioses principales del mundo andino, y volverá a aparecer relacionado a los españoles en el capítulo 18.

6

Parece referirse a la visibilidad de la escritura alfabética y los libros -breviarios, crónicas- empleados por los españoles.

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Capítulo 1.7 Cómo fue antiguamente los ídolos8 y cómo guerreó entre ellos y cómo había en aquel tiempo los naturales.9 En tiempos muy antiguos existió un huaca* llamado Yanañamca Tutañamca. Después de estos huacas, hubo otro huaca de nombre Huallallo Carhuincho. Este huaca venció. Cuando ya tuvo poder, ordenó al hombre que sólo tuviera dos hijos. A uno de ellos lo devoraba, al otro, al que por amor escogieran sus padres, lo dejaba que viviera. Y desde entonces, cuando moría la gente, revivían a los cinco días, y del mismo modo, las sementeras maduraban a los cinco días de haber sido sembradas. Y estos pueblos, los pueblos de toda esta región, tenían muchos yuncas*. Por eso aumentaron tanto y, como se multiplicaron de ese modo, vivieron miserablemente, hasta en los precipicios y en las pequeñas explanadas de los precipicios hicieron chacras*, escarbando y rompiendo el suelo. Ahora mismo aún se ven, en todas partes, las tierras que sembraron, ya pequeñas, ya grandes. Y en ese tiempo las aves eran muy hermosas, el huritu y el caqui10, todo amarillo, o cada cual rojo, todos ellos. Tiempo después, apareció otro huaca que llevaba el nombre de Pariacaca.11 Entonces, él, a los hombres de todas partes los arrojó. De esos hechos posteriores y del mismo Pariacaca vamos a hablar ahora. En aquel tiempo existió un huaca llamado Cuniraya (...). Pero no sabemos bien si Cuniraya fue antes o después de Pariacaca, o si ese Cuniraya existió al mismo tiempo o junto con Viracocha, el creador del hombre; porque la gente para adorar decía así: “Cuniraya Viracocha, hacedor del hombre, hacedor del mundo, tú tienes cuanto es posible tener, tuyas son las chacras, tuyo es el hombre: yo”. Y cuando debían empezar algún trabajo difícil, a él adoraban, arrojando hojas de coca al suelo: “Haz que recuerde esto, que lo adivine Cuniraya Viracocha” diciendo, y sin que pudieran ver a Viracocha, los muy antiguos le hablaban y adoraban. (...) [En el capítulo 2 se observa uno de los motivos recurrentes en los relatos del MH: un ser sabio o poderoso que se oculta tras la apariencia

7

Título en español en el original.

8

Esta palabra solo aparece dos veces en todo el MH, a diferencia de la frecuencia con la que es empleada en tratados y crónicas de la época cuando se describen las deidades indígenas.

9

La falta de concordancia gramatical (número y género) en este y otros títulos de los siguientes capítulos escritos en español podría ser indicación de que esta no era la lengua nativa de quien escribió el Manuscrito.

10 Podría referirse al tucán y a algún tipo de loro (Salomon 1991; Taylor 2008) 11 Se trata de la deidad más sobresaliente en todo el Manuscrito de Huarochirí. Actualmente aún se identifica como Pariacaca a una montaña con doble cima nevada, ubicada en el departamento de Junín.

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de pobreza. El huaca Cuniraya Viracocha, astuto y burlón, interviene en el mundo enseñando a los humanos cómo modificar la naturaleza para su beneficio y determinando el rol de cada uno de los animales que encuentra a su paso. El relato de la seducción de Cavillaca tiene ecos de la narración bíblica de la inmaculada concepción, pero el desenlace es propiamente andino: la virgen o doncella Cavillaca y su hijo acaban transformándose en piedras, incorporándose a la geografía sagrada de la región.]

Capítulo 2. Como sucedió Cuniraya Viracocha en su tiempo y cómo Cahuillaca12 parió a su hijo y lo que pasó.13 Vida de Cuniraya Viracocha14. Este Cuniraya Viracocha15, en los tiempos más antiguos, anduvo, vagó, tomando la apariencia de un hombre muy pobre; su yacolla (manto) y su cusma (túnica) hechas jirones. Algunos, que no lo conocían, murmuraban al verlo: “Miserable piojoso”, decían. Este hombre tenía poder sobre todos los pueblos. Con sólo hablar conseguía hacer concluir andenes bien acabados y sostenidos por muros. Y también enseñó a hacer los canales de riego arrojando (en el barro) la flor de una caña llamada pupuna; enseñó que los hicieran desde su salida (comienzo). Y de ese modo, haciendo unas y otras cosas, anduvo, emperrando (humillando) a los huacas de algunos pueblos con su sabiduría. Y así, en ese tiempo, había una huaca llamada Cavillaca. Era doncella, desde siempre. Y como era hermosa, los huacas, ya uno, ya otro, todos ellos: “Voy a dormir con ella” diciendo, la requerían, la deseaban. Pero ninguno consiguió lo que pretendía. Después, sin haber permitido que ningún hombre cruzara las piernas con las de ella, cierto día se puso a tejer al pie de un árbol de lúcuma. En ese momento Cuniraya, como era sabio, se convirtió en pájaro y subió al árbol. Ya en la rama tomó un fruto, le echó su germen masculino e hizo caer el fruto delante 12 Arguedas transcribe el nombre de esta mujer huaca como Cahuillaca y también Cavillaca. 13 En español en el manuscrito original. 14 En quechua en el original. 15 Cuniraya y Viracocha eran dos dioses diferentes, el primero reconocido en toda la región de Huarochirí, mientras que el culto del segundo fue probablemente difundido por los Incas (Taylor 2008: 159 nota 5). Pero en el Manuscrito a veces aparece como una sola entidad.

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de la mujer. Ella, muy contenta, tragó el germen. Y de ese modo quedó preñada, sin haber tenido contacto con ningún hombre. A los nueve meses, como cualquier mujer, ella parió así doncella. Durante un año crió dándole sus pechos a la niña16. “¿Hija de quién será?”, se preguntaba. Y cuando la hija cumplió el año justo y ya gateaba de cuatro pies, la madre hizo llamar a los huacas de todas partes. Quería que reconocieran a su hija. Los huacas, al oír la noticia, se vistieron con sus mejores trajes. “A mí ha de quererme, a mí ha de quererme” diciendo, acudieron al llamado de Cavillaca. (…) “Ved hombres, poderosos jefes, reconoced a esta criatura. ¿Cuál de vosotros me fecundó con su germen?”. Y preguntó a cada uno de ellos a solas: “¿Fuiste tú?”, les iba diciendo. Y ninguno de ellos contestó: “Es mío”. Y entonces, como Cuniraya Viracocha, (...) sentado humildemente, aparecía como un hombre muy pobre, la mujer no le preguntó a él. “No puede ser hijo de un miserable” diciendo, asqueada de ese hombre harapiento, no le preguntó; porque este Cuniraya estaba rodeado de hombres hermosamente vestidos. Y como nadie afirmara: “Es mi hijo”, ella le habló a la niña: “Anda tú misma y reconoce a tu padre”(...). Entonces, la criatura empezó a caminar a cuatro pies hasta el sitio en que se encontraba el hombre haraposo. (…) Cuando la madre vio esto, se enfureció mucho: “¡Qué asco! ¿Es que yo pude parir el hijo de un hombre tan miserable?”, exclamando, alzó a su hija y corrió en dirección del mar. Viendo esto: “Ahora mismo me ha de amar”, dijo Cuniraya Viracocha y, vistiéndose con su traje de oro, espantó a todos los huacas (…) y dijo: “Hermana Cavillaca, mira a este lado y contémplame; ahora estoy muy hermoso”. (…) Pero ella ni siquiera volvió los ojos hacia el sitio en que estaba Cuniraya; siguió huyendo hacia el mar. “Por haber parido el hijo inmundo de un hombre despreciable voy a desaparecer”, dijo, y diciendo, se arrojó al agua. Y allí, hasta ahora, en ese profundo mar de Pachacamac17 se ven muy claro dos piedras en forma de gente que allí viven. Apenas cayeron al agua (madre e hija) se convirtieron en piedra. Entonces, ese Cuniraya Viracocha: “Mi hermana ha de verme, ha de aparecer” diciendo, llamándola y clamando, se alejó del sitio (Anchicocha). Y se encontró con un cóndor antiguo. Le preguntó al cóndor: 16 El sexo del hijo no aparece claramente determinado, el sustantivo empleado en quechua para referirse a un infante no define el sexo. Arguedas asume que se trata de una niña aunque otros traductores discrepan. 17 Se refiere al nombre de un gran santuario aún visible al sur de la actual ciudad de Lima, a donde acudían personas de diferentes regiones a rendir culto al dios Pachacamac desde tiempos pre-Incaicos .

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“Hermano, ¿dónde te encontraste con ella, con esa mujer?”. “Muy cerca de aquí – le contestó el cóndor – has de encontrarla”. Y Cuniraya le dijo: “Tendrás una larga vida. Cuando mueran los animales salvajes […] tú comerás su carne. Y si alguien te matara, ése, quien sea, también morirá”. Así le dijo. Después se encontró con el zorrino. Y cuando le preguntó: “Hermana, ¿adónde te encontraste con ella, con esa mujer?”; el zorrino le contestó: “Ya nunca la encontrarás; se ha ido demasiado lejos”. “Por haberme dado esa noticia tú no podrás caminar durante el día nunca, pues te odiarán los hombres; y así odiado y apestando, sólo andarás de noche y en el desprecio padecerás”, le dijo Cuniraya. (…) Y así, a cualquiera que le daba buenas noticias, Cuniraya le confería dones, y seguía caminando, y si alguien le desalentaba con malas noticias, lo maldecía, y continuaba andando. (…) Y volvió hacia Pachacamac, y allí entonces llegó hasta donde vivían dos hijas jóvenes de Pachacamac18. Las jóvenes estaban guardadas por una serpiente. Poco antes de que llegara Cuniraya, la madre de las dos jóvenes fue a visitar a Cavillaca en el fondo del mar en que ella se arrojó; el nombre de esa mujer era Urpayhuachac. Cuando la mujer salió de visita, este Cuniraya Viracocha hizo dormir a la mayor de las muchachas, y como pretendió él dormir con la otra hermana, ella se convirtió en paloma y se echó a volar. Y por eso a la madre la llamaron: “la que pare palomas”. En aquel tiempo, dicen, no existía ni un solo pez en el mar. Únicamente la mujer a quien llamaban “la que pare palomas” criaba (peces) en un pequeño pozo que tenía en su casa. Y el tal Cuniraya, muy enojado: “¿Por qué esta mujer visita a Cavillaca en el fondo del agua?” diciendo, arrojó todas las pertenencias de Urpayhuachac al gran mar. Y sólo desde entonces, en el lago grande19, se criaron y aumentaron mucho los peces. Entonces ése, al que nombraban Cuniraya, anduvo por la orilla del gran lago; y la mujer Urpayhuachac, a quien le dijeron cómo sus hijas habían dormido, enfurecida persiguió a Cuniraya. Y cuando venía persiguiéndolo y llamándolo, “!Oh!” diciendo, se detuvo. Entonces le habló [ella]: “Únicamente voy a despiojarte”. Y empezó a despiojarlo. Y cuando ya estuvo despiojado, ella, en ese mismo sitio, hizo elevarse un gran precipicio y pensó: “Voy a hacer caer allí a Cuniraya”. Pero en su sabiduría,

18 Se trata de un huaca masculino. La “madre” de las jóvenes, como se aclara más adelante, era una mujer llamada Urpayhuachac. 19 El mar.

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sospechó la intención de la mujer. “Voy a orinar un poquito, hermana” diciendo, se fue, se vino hacia estos lugares y permaneció en ellos, en sus alrededores o cercanías, mucho tiempo, haciendo caer en el engaño a los hombres y a los pueblos. [En el capítulo 3 el narrador anónimo reconoce la similitud entre lo que “ellos”, los indios no cristianos, cuentan sobre una gran inundación en el pasado remoto, y la historia bíblica sobre el diluvio universal.]

Capítulo 3. Cómo pasó antiguamente los indios cuando reventó la mar. 20 En esta parte volveremos a las cosas que cuentan los hombres muy antiguos. 21 Lo que ellos cuentan es como sigue: en tiempos antiguos este mundo estuvo en peligro de desaparecer. Una llama macho que pastaba en una montaña con excelente yerba, sabía que la Madre Lago (el mar) había deseado (y decidido) desbordarse, caer como catarata. Esta llama entristeció; se quejaba: “in, in” diciendo, lloraba, y no comía. El dueño de la llama, muy enojado, la golpeó con una coronta de choclo: “Come, perro – le dijo –, tú descansas sobre la mejor yerba”. Entonces la llama, hablando como si fuera un hombre, le dijo: “Ten mucho en cuenta y recuerda lo que voy a decirte ahora: de aquí a cinco días, el gran lago ha de llegar y todo el mundo acabará”, así dijo, hablando. Y el dueño quedó espantado; le creyó. “Iremos a cualquier sitio para escapar. Vamos a la montaña Huillcacoto, allí hemos de salvarnos; lleven comida para cinco días”, ordenó [la llama]. Y así, desde ese instante, el hombre se echó a caminar, llevando a su familia y a la llama. Cuando estaba a punto de llegar al cerro Huillcacoto, encontró que todos los animales estaban reunidos: el puma, el zorro, el huanaco, el cóndor, todas las especies de animales. Y apenas hubo llegado el hombre, el agua empezó a caer en cataratas; entonces allí, apretándose mucho, estuvieron hombres y animales de todas partes, en el cerro de Huillcacoto, en un pequeño espacio, sólo en la punta, hasta donde el agua no pudo alcanzar. Pero el agua logró tocar el extremo del rabo del zorro y lo mojó, por eso quedó ennegrecido. Y cumplidos los cinco días el agua empezó a descender, se secó; y la parte seca creció; el mar se retiró más, y retirándose y secándose mató a todos los hombres. Sólo ese de la montaña vivió y con él volvió a aumentar la gente, y por él existe el hombre hasta hoy. Y nosotros bendecimos esta 20 En español en el documento original. 21 En quechua en el original.

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narración ahora; los cristianos bendecimos ese tiempo del diluvio, tal como ellos narran y bendicen la forma en que pudieron salvarse, en la montaña Huillcacoto. [El orígen del huaca Pariacaca está enmarcado en el capítulo 5 en un relato sobre el problema del reconocimiento de lo sagrado: ¿cómo distinguir a una deidad verdadera de un falso dios? Pero esta narración también contiene un comentario, desde la experiencia de un hombre miserable, sobre las estructuras (los ayllus) y las jerarquías sociales. La narración también involucra el reconocimiento de diversos lugares que forman parte de la geografía donde se combina lo humano y lo sagrado y una observación sobre las relaciones entre los hombres y los animales.]

Capítulo 5. Cómo antiguamente apareció Pariacaca en un cerro llamado Condorcoto [bajo la forma de] cinco huevos y lo que sucedió. 22 Desde este punto de nuestra narración ha de comenzar la historia de la aparición de Pariacaca. 23 Ya, sí, en los cuatro capítulos anteriores, hemos contado la vida del mundo antiguo, pero no sabemos cómo apareció24 en esos tiempos el hombre, en qué sitio apareció, y cómo luego de aparecido, en esos tiempos25, vivieron odiándose, luchando entre ellos. Sólo reconocían como curacas*a los ricos y a los poderosos. A ellos, a esos antiguos, los llamamos hombres montaraces, silvestres. En ese tiempo, el denominado Pariacaca, nació de cinco huevos en el sitio llamado Condorcoto. Un hombre pobre llamado Huatyacuri, de quien se dice era hijo de Pariacaca, fue el primero que supo, que vio el nacimiento. (...) En aquel tiempo, el tal llamado Huatyacuri vivía comiendo miserablemente; se alimentaba sólo de papas asadas en la tierra calentada (“guatia”o “huatia”), y por eso le dieron el nombre (despectivo) de Huatyacuri. En la misma época vivía un muy poderoso, grande y rico jefe: se llamaba Tamtañamca. En ninguna parte había una casa tan grande; (...) estaba techada con alas de pájaros, las llamas que poseía eran amarillas, rojas, azules, toda clase de llamas tenía. (...) mostrándose como si fuera un sabio, engañando con su poco entendimiento a muchísi22 En español en el documento original. 23 En quechua en el original. 24 El acto de “aparecer” del hombre de la antiguedad se refiere al origen mítico que le daría derecho de habitar aquel lugar (Salomon y Urioste 1991: 36 n86) 25 Varios siglos antes del período incaico (Salomon y Urioste 1991: 36 n88)

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mos hombres, vivió. Así pudo hacerse considerar como un verdadero sabio, como un dios,este llamado Tamtañamca; así fue, hasta que una horrible enfermedad lo atacó. Y como pasaron muchos años y él seguía enfermo, y se creía que era hombre sabio y grande, la gente hablaba: “Tiene un mal grave”. Y tal como los huiracochas (los españoles) hacen llamar a los sabios (amautas) y a los doctores, también él hizo llamar a los que conocían bien de todo, a los sabios. Pero ninguno pudo descubrir la causa de su enfermedad. Entonces ese Huatyacuri, caminando de Uracocha hacia Sieneguilla, en el cerro por donde solemos bajar en esa ruta se quedó a dormir. Ese cerro se llama ahora Lautazaco. Mientras allí dormía, vino un zorro de la parte alta y vino también otro zorro de la parte baja (...). El que vino de abajo preguntó al otro: “¿Cómo están los de arriba?”. “Lo que debe estar bien, está bien - contestó el zorro - , sólo un poderoso, que vive en Anchicocha, y que es también un sacro hombre que sabe de la verdad, que hace como si fuera dios, está muy enfermo. Todos los amautas han ido a descubrir la causa de la enfermedad, pero ninguno ha podido hacerlo. La causa de la enfermedad es ésta: a la parte vergonzosa de la mujer (de Tamtañamca) le entró un grano de maíz mura saltando del tostador. La mujer sacó el grano y se lo dio a comer a un hombre. Como el hombre comió el grano, se hizo culpable; (...) y es por esa causa de esa culpa que una serpiente devora las cuerdas de la bellísima casa en que vive, y un sapo de dos cabezas habita bajo la piedra del batán. Que esto es lo que consume al hombre, nadie lo sospecha”. (...) Luego de oír a los dos zorros, Huatyacuri dijo: “Está sufriendo ese tan grande jefe que simula ser dios porque está enfermo; dicen que ese hombre tenía dos hijas, a la mayor la ha unido con un hombre muy rico”. Y así, ese miserable Huatyacuri (...) llegó hasta donde estaba el hombre enfermo. Ni bien llegó, empezó a preguntar: “¿No hay en este pueblo alguien que sufre un mal grave?” Entonces la menor de las hijas (de Tamtañamca): “Mi padre es quien está enfermo”, dijo. “Júntate conmigo, por tí sanaré a tu padre”, le propuso (Huatyacuri).No sabemos el nombre de esta mujer, aunque se dice que después la llamaron Chaupiñamca. Ella no esperó y se llevó al desconocido. “Padre mío, aquí hay un pobre miserable que dice que puede sanarte”, dijo. Al oír estas palabras, todos los sabios que estaban sentados protestaron: “No lo hemos podido curar nosotros y va a poder ese pobre miserable”, dijeron. Pero, como el poderoso hombre anhelaba sanar: “Que venga ese hombrecito, cualquiera que sea” ordenó, e hizo llamarlo. (...) Huaytacuri, entrando, dijo: “Padre, si deseas sanar yo te sanaré, en cambio me convertirás en tu hijo”. “Me parece bien”, contestó el jefe. Al oír esta respuesta, el ma-

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rido de la hija mayor se enfureció. “Cómo ha de unirla con este pobre miserable, siendo ya nosotros ricos y poderosos?”. (...) Cuando [Huatyacuri] empezaba a curar al enfermo, le dijo: “Tu mujer es adúltera. Y por ser ella así te ha enfermado; y quienes te hacen padecer son dos serpientes que viven en el techo de tu excelsa casa y un sapo de dos cabezas que habita debajo del batán. Vamos a matarlos y te aliviarás. Una vez que estés sano adorarás a mi padre26, prefiriéndolo a quienquiera: mi padre ha de llegar pasado mañana. Tú no tienes verdadero poder, pues si lo tuvieras no te habrías enfermado gravemente”. Al oír esto, el enfermo se atemorizó mucho y dijo: “Voy a desatar mi hermosa casa”, y entristeció. (...) La mujer se vió obligada a contar lo que había ocurrido y a declarar que Huatyacuri decía la verdad. (...) Después de que ocurrieron estos sucesos, el hombre sanó; y cuando ya hubo sanado, el tal Huatyacuri fue, en el turno fijado, hasta Condorcoto. Allí estaba el huaca denominado Pariacaca, echado en forma de cinco huevos27. Cuando llegó al sitio, el viento empezó a soplar; en los tiempos antiguos el viento no soplaba. Y como el hombre, ya curado, le había dado a su hija menor, Huatyacuri la llevó consigo. En el camino pecaron los dos. El cuñado de la mujer, de quien hablamos antes, supo que la mujer había pecado; se enfureció, habló: “Voy a afrentarlo, lo dejaré en la mayor vergüenza” diciendo, fue a desafiarlo. “Hermano, vamos a competir en lo que quieras - dijo a Huatyacuri-. Tú, que eres un miserable, has tomado por mujer a mi cuñada que es rica y poderosa”. “Esta bien, acepto”, contestó el pobre, y fue donde su padre a contarle lo que le había ocurrido. Éste le dijo: “Está bien cualquiera cosa que te proponga, pero ven a avisarme inmediatamente”. Y la competencia se hizo del modo siguiente: Un día le dijo a Huatyacuri: “Hoy vamos a competir en beber y cantar”. Entonces Huatyacuri, el pobre, fue a consultar con su padre. Él le dijo: “Anda a una montaña; allí finge ser un huanaco muerto y échate al suelo.Por la mañana, temprano, vendrán a verme un zorro y un zorrino con su mujer. Traerán chicha* en un porongo (jarra peque-

26 Se refiere a Pariacaca. 27 Los cinco huevos podrían hacer referencia a diferentes héroes o huacas locales que tenían funciones similares a las de Pariacaca (Taylor 2008: 161 nota 35).

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ña), y también una tinya (tamborcillo). Creyendo que eres un huanaco muerto, pondrán en el suelo la tinya y el porongo, luego empezarán a comerte. El zorro, muy aturdido, dejará esas cosas en la tierra y también una antara (flauta de Pan) y comenzará a devorarte: entonces, tú te levantarás, mostrándote como hombre que eres, y gritarás fuerte, como para que duela. Los animales huirán olvidándose de todo. Tú te llevarás el porongo y la tinya e irás a competir”. (...) Y así, ya en el sitio donde había de hacerse la competencia, la empezó el hombre rico. Se puso a cantar y a bailar con las mujeres, y cuando hubo cantado como unas doscientas canciones, concluyó. Entonces entró a cantar el pobre, acompañado únicamente por su mujer (...). Y cuando el hombre cantó acompañándose con el tambor del zorrino, el mundo entero se movió. Y Huatyacuri ganó la competencia. Luego, se inició la de beber. El hombre rico invitó a los hombres que estaban en todos los sitios; bebió con ellos sin descanso. (...) Entonces, Huatyacuri entró a competir. Comenzó a beber con toda la gente, sirviéndole de su cantarito. Y la gente se reía: “!Cómo puede creer que ha de satisfacer a tanta gente con ese poronguito!”, decían. Pero Huatyacuri invitó a los concurrentes. Empezando desde un extremo, mientras los otros reían, les sirvió con gran rapidez, y todos cayeron embriagados. (...) Como había vencido en todo, este hombre pobre le dijo a su rival, obedeciendo instrucciones de su padre: “Hasta ahora hemos competido en pruebas que tú has propuesto; en seguida lo haremos en otras que yo voy a proponer”. (...) Y Huatyacuri propuso: “Vistámonos con huara (pañete que cubría la cintura y piernas) azul y que nuestra cusma (túnica) sea blanca; de ese modo vestidos, cantemos y bailemos”. “Está bien”, volvió a responder el rico. Y como él había iniciado las competencias, empezó también a cantar, y cuando estaba así, cantando, el tal Huatyacuri lanzó un grito desde afuera: toda su poderosa fuerza se expandió en el grito, y el hombre rico, aterrado, se convirtió en venado y huyó. (...) (...) el hombre convertido en venado escaló la montaña y desapareció. Luego se convirtió en devorador de seres humanos, y así fue en la antigüedad. Mucho después, se multiplicaron estos venados; aumentaron tantos hasta que, cierta vez, se reunieron para acordar de qué modo devorarían a los hombres. Entonces, una cría se equivocó y dijo: “¿Cómo nos han de comer los hombres?”. Al oír estas palabras, los ve-

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nados sintieron temor y se dispersaron. Desde entonces se convirtieron en comida humana. (...) [En el capítulo 6 queda claramente ilustrada la rivalidad entre los yuncas, seguidores del huaca Huallallo Carhuincho, y los devotos del huaca Pariacaca (como los checa). El agua, constantemente mencionado en el MH, aparece en este relato como el instrumento usado por Pariacaca para castigar a quienes no lo reconocen como divinidad, y también como un regalo divino para las poblaciones afectadas por la sequía.]

Capítulo 6. Cómo Pariacaca nació [en forma de] cinco halcones y después tornó en personas y cómo estando ya vencedor de todos los yuncas de Anchicocha empezó a caminar al dicho Pariacaca 28 y lo que sucedió por los caminos. 29 Cuando ya Pariacaca tomó figura humana y hubo crecido, se hizo grande, empezó a buscar un enemigo. El nombre de su enemigo era Huallallo Carhuincho30, devorador de hombres. (...) (...) En ese tiempo, en una estrecha quebrada que había muy abajo de Huarochirí, existía un pueblo yunca; se llamaba Huayquihusa. Los hombres de ese pueblo celebraban una gran fiesta; (...) cuando estaban bebiendo, así, en grande, Pariacaca llegó a ese pueblo. Pero no se dio a conocer; se sentó en un extremo del sitio que ocupaba la concurrencia, como si fuera un hombre muy pobre. Y como se sentó de ese modo, en todo el día ni una persona le convidó nada. Una mujer común se dio cuenta del aislamiento en que estuvo Pariacaca; “¿Cómo es posible que a este pobre hombre no le hayan invitado nada?” diciendo, le llevó chicha en un mate grande, blanco. Entonces él le dijo: “Hermana, eres bienaventurada por haberme servido esta chicha; de hoy a cinco días más no sabes todo lo que ocurrirá en este pueblo. Por eso, aquel día, tú no debes estar aquí, no sea que confundiéndote a tí y a tus hijos con los otros, les pueda matar yo mismo. Estos hombres me han causado ira” y siguió hablándole: “No has de comunicar nada de lo que te digo a estos hombres, porque si algo les dijeras, a tí también te mataré”. 28 El dios Pariacaca camina hacia la montaña que lleva su nombre. 29 En español en el documento original. 30 Era el dios de los yuncas.

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Obedeciendo a la advertencia, esa mujer se retiró del pueblo antes del quinto día en compañía de sus hijos y sus hermanos. Mientras tanto, los hombres del pueblo siguieron bebiendo sin temor ni pena. (...) Pariacaca subió hasta una montaña que está en la parte alta de Huarochirí. Esa montaña se llama ahora Macacoto y el otro cerro próximo se llama Puypuhuana (...). En esa montaña, Pariacaca empezó a crecer, y haciendo caer huevos de nieve (granizo) roja y amarilla, arrastró a los hombres del pueblo y a todas sus casas hasta el mar, sin perdonar a uno solo de los otros pueblos. Fue entonces que las aguas, corriendo en avalanchas, formaron las quebradas que existen en las alturas de Huarochirí. Y cuando desapareció todo, algunos de los hombres del pueblo (de Huayquihusa) bajaron a la zona caliente (yuncacuna), silenciosamente, sin hablar y sin que nadie los advirtiera. Se fueron hasta las chacras de Cupara. Y allí, los que habitaban ese pueblo Cupara, padeciendo de la sequedad de la tierra, sobrevivieron llevando agua de un manantial. El manantial salía de una montaña grande que está hacia arriba de San Lorenzo. Esa montaña, ahora, se llama Sunacaca. Allí había una laguna grande. De ella guiaban el agua hasta otras lagunas pequeñas, y llenándolas, se surtían de agua para regar. En aquel tiempo, vivía una mujer muy hermosa en el pueblo del que hablamos; ella se llamaba Chuquisuso. Un día regaba, llorando, su campo de maíz; lloraba porque la poquísima agua no alcanzaba a mojar la tierra seca. Entonces Pariacaca bajó, y con su manto tapó la bocatoma de la laguna pequeña. La mujer lloró más dolorosamente, viendo que la poquísima agua desaparecía. Así la encontró Pariacaca, y le preguntó: “Hermana, ¿por qué sufres?”. Y ella le contestó: “Mi campo de maíz muere de sed”. “No sufras -le dijo Pariacaca-. Yo haré que venga mucha agua de la laguna que tienen ustedes en la altura, pero acepta dormir antes conmigo”. “Haz venir el agua primero. Cuando mi campo de maíz esté regado, dormiré contigo”, le contestó ella. “Está bien”, aceptó Pariacaca, e hizo que viniera mucha agua. La mujer, feliz, regó todos los campos, no sólo el suyo. Y cuando acabó de regar los sembrados, “Ahora vamos a dormir”, le dijo Pariacaca. “Todavía no, pasado mañana”, le dijo ella. Y como Pariacaca la amaba mucho, le prometió de todo, porque deseaba dormir con ella. “Voy a convertir estos campos en tierra con riego, con agua que vendrá del río”, le dijo. “Haz primero esa obra, después dormiré contigo”, dijo ella. “Está bien”, contestó Pariacaca y aceptó. En ese tiempo, los pueblos yuncas tenían, para regar sus tierras, un acueducto muy pequeño que salía de una quebrada que se llamaba Cocochalla y que estaba un poco arriba de San Lorenzo.Pariacaca con-

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virtió ese acueducto en una acequia ancha, con mucha agua, y la hizo llegar hasta las chacras de los hombres de Huracupara. Los pumas, los zorros, las serpientes, los pájaros de toda clase barrieron el piso del acueducto, lo hicieron ellos. Y para hacer el trabajo, todos los animales se organizaron. “¿Quién va a guiar la faena, quién va a ir por delante?”, dijeron. Y todos quisieron ser los guías. “Yo antes que todos”, “Yo”, “Yo”, reclamaban. Ganó el zorro. “Yo soy el curaca; yo voy a ir por delante”, dijo. Y comenzó el trabajo, encabezando a los otros animales. El zorro guiaba la obra, los otros le seguían. Y cuando iba avanzando el trabajo, por encima de San Lorenzo, en un cerro, de repente se echó a volar una perdiz. Saltó: “!Pisc, pisc!”, gritando. El zorro quedó aturdido; “!Huac!” diciendo, se cayó; rodó hacia abajo. Los otros animales se enfurecieron e hicieron subir a la serpiente. Dicen que si el zorro no se hubiera caído, el acueducto hubiera seguido por una ruta más alta; ahora pasa un poco por debajo. Y aún se ve muy claro dónde cayó el zorro; el agua baja por allí mismo. Cuando el acueducto estuvo concluido, Pariacaca le dijo a la mujer: “Vamos a dormir”. Pero ella contestó: “Subamos hacia los precipicios altos; allí dormiremos”. Y así fue. Durmieron sobre un precipicio que se llama Yanaccacca. Y cuando ya hubieron dormido juntos, la mujer le dijo a Pariacaca: “Vamos a cualquier sitio, los dos”. “Vamos”, respondió él. Y se llevó a la mujer hasta la bocatoma del acueducto de Cocochalla. Cuando llegaron al sitio, esa mujer llamada Chuquisuso dijo: “Voy a quedarme en el borde de este acueducto”, e inmediatamente se convirtió en yerta piedra. Pariacaca siguió cuesta arriba, siguió caminando hacia arriba. Pero de este suceso hablaremos después. En la bocatoma de la laguna, sobre el acueducto, una mujer de helada piedra está; ella es la que se llamaba Chuquisuso. (...) [En el capítulo 7 Chuquisuso, personaje que apareció en el capítulo anterior, sigue teniendo un rol protagonico. En primer lugar se narra la transformación de la mujer Chuquisuso en una piedra adorada como huaca. En segundo lugar, Chuquisuso aparece como un elemento que conecta el pasado y el presente (colonial) de manera problemática: los rituales ancestrales relacionados a la limpieza colectiva de los canales de irrigación pasan a ser en el presente del narrador actos de “idolatría” que generan tensiones entre los pobladores indígenas, sus autoridades y los sacerdotes cristianos.]

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Capítulo 7. Cómo los Cupara adoran a esa mujer llamada Chuquisuso31 El ayllu32 que se llamaba Cupara forma parte de la reducción 33 de San Lorenzo de Quinti. Existe hasta ahora. De este ayllu se formó otro llamado Chahuincho; Chuquisuso pertenecía a la parte del antiguo ayllu que ahora es Chahuincho. Por eso, los habitantes de este ayllu limpian el acueducto conforme lo hacían en la antigüedad, en el mes de mayo. En esa ocasión todos, toda la gente, iba hasta la piedra en que se convirtió Chuquisuso. Llevaban chicha, una clase de comida que se llama ticti y cuyes y llamas para adorar a esa mujer demonio. Concluida la ceremonia, se encerraban en un cerro de troncos de quishuar, y desde allí saludaban a Chuquisuso durante cinco días, sin moverse. Después de esta adoración limpiaban el acueducto. Concluida la limpieza de la acequia, la gente bajaba al pueblo cantando y bailando. Con mucho respeto y temor traían una mujer, y decían: “Ésta es Chuquisuso”, y se rendían ante ella como si fuera la misma a quien representaba (...). Y así, bebían y cantaban durante toda la noche y celebraban una fiesta muy grande. Desde entonces, aún cuando vivía el antiguo y poderoso don Sebastián 34, en el día de Corpus y en la Pascua grande35: “Soy Chuquisuso” diciendo, una mujer servía chicha en una vasija de gran tamaño y, con un poto* también grande, servía a toda la gente, de un extremo a otro: “Es la chicha de nuestra madre”, decía. Ella misma, también, entregaba a cada persona una porción de maíz tostado que llevaba en un gran mate. Cuando se había concluido de limpiar la acequia, los hombres se convidaban unos a otros maíz, porotos, toda cosa buena. (...) Del mismo modo, aún ahora, cuando han concluido de limpiar la acequia, todo cuanto presienten que deben hacer, hacen, adoran (a la acequia). Los alcaldes36 y otra clase de personas no los atajan de hacer estas costumbres (...). Siguen festejando la limpieza de la acequia por-

31 En quechua en el original. 32 Unidad social; véase ensayo introductorio para una explicación más detallada. 33 Las reducciones o “pueblos de indios” eran los espacios en los que algunas poblaciones indígenas fueron reubicados por la fuerza durante el período colonial. 34 Parece referirse al curaca don Sebastián Quispe Ninavilca, un indígena cristianizado que ayudó a las autoridades españolas en el proceso de reubicación de las poblaciones nativas en reducciones y que apoyó a los jesuitas en varias misiones de evangelización que pasaron por ese territorio en la década de 1570 (Salomon y Urioste 1991: 65 nota171). 35 Corpus Christi y Pascua, festividades cristianas. 36 Cargo de autoridad introducida por los españoles en los Andes. En este caso se trata de un alcalde indígena que debía vigilar que la población no practicara más los rituales prehispánicos.

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que los vence el deseo de cantar y beber con los demás, hasta embriagarse. “He limpiado la acequia, sólo por eso voy a beber, voy a cantar”, dicen, mienten al padre37. Y esto (...) lo hacen los hombres de todas partes. Pero algunos, cuando tienen un buen padre, lo olvidan; y otros, adoran y beben a escondidas. Y así, de este modo, viven hasta hoy. [El relato del capítulo 18 se ubica en tiempos muy próximos a la llegada de los españoles a los Andes. Un hombre considerado rudo y primitivo vaticina, leyendo las entrañas de una llama, el final de un mundo gobernado por dioses como Pariacaca. También se explica la importancia regional, y no sólo local, de ese huaca, reconocido y venerado inclusive por los Incas.]

Capítulo 1838 Ya, sí, hablamos de cómo el Inca veneró a Pariacaca y respetó a los huacsas*. Él, el propio Inca, dicen que ordenó: “De los Yauyo de Arriba y los Yauyo de Abajo han de servir a Pariacaca, treinta, en el mes de Pura39”. Y por eso, hasta entonces, treinta le sirvieron, quince por cada zona, dándole de comer. Y así, un día, le adoraron sacrificando una llama cuyo nombre era Yaurihuanaca. De los treinta servidores, uno de ellos, que se llamaba Llacuas 40 Quita Payasca Pariasca, en el momento en que los treinta hombres contemplaban el corazón y el hígado de la llama41, en ese instante, dijo: “¡Ah, atac! No está bien el mundo (...). No pasará mucho tiempo y nuestro padre Pariacaca se convertirá en silencio (...)”. Los otros le contestaron: “No, sólo tu boca habla.¿Qué sabes tú?”(...). “¿Por qué señalas tú lo nefasto que ha de suceder? En este corazón habla muy bien nuestro padre Pariacaca” (...). Y tanto este hombre como los otros arrojaron a Quita Payasca Pariasca en un lodo de insultos (...).

37 Sacerdote Cristiano. 38 Este capítulo no lleva título. 39 No es claro el sentido de esta frase; puede referirse al período de luna llena (Taylor 2008: 85 nota 125) 40 Hombre de la montaña. Se trata de un término despectivo que connota primitivismo. 41 Se trata de un ritual en el que se “leen” las entrañas de la llama para conocer los acontecimientos futuros.

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A los pocos días que ocurrió esta disputa, oyeron todos la noticia: “Los huiracochas (españoles) han aparecido en Cajamarca42”. En ese tiempo, aquí en Checa vivía un anciano de Pariacaca, del ayllu de Cacasica, se llamaba Tamalliuya Caxalliuya. De los treinta sacerdotes que tenía Pariacaca, este Tamalliuya Caxalliuya era el más sabio, el que mejor guardaba la memoria. Cuando llegaron los huiracochas (españoles) preguntaron: “¿Dónde está la plata y los trajes de este huaca?”. Ninguno de los sacerdotes quiso confesar. Entonces los españoles, enfurecidos, prendieron fuego, rápidamente, con unas yerbas secas. Decidieron quemar a Caxalliuya.Sopló el viento cuando el fuego empezaba a subir de un costado al cuerpo de Caxalliuya. El hombre sufría, padecía; los otros le entregaron a los españoles todo lo que pidieron y había. Ocurrido esto, exclamaron todos: “Gran verdad nos dijo ese Llacuas Quita Pariasca. Hermanos, dispersémonos. El mundo ya no está bien”, y así, se dispersaron por todos los pueblos. Y, entonces, el hombre de Checa a quien casi quemaron vivo los españoles, consiguió guiar hasta su pueblo a un hijo de Pariacaca. El hijo se llamaba Macahuisa y el pueblo del hombre de Checa, Limca, de Quinti. De esos sucesos hablaremos en el capítulo siguiente. [En el capítulo 28 se relata el modo en que los indígenas asimilan la evangelización cristiana: las creencias y rituales prehispánicos en honor a los muertos continúan en el presente colonial porque se perciben similitudes con las creencias y prácticas cristianas.]

Capítulo 28.43 Cómo eran las ánimas en el tiempo de Pariacaca y de qué modo celebraban el día de Todos los Santos 44 Ya, sí, en capítulos anteriores hemos hablado de cómo, al tiempo de ir a rendir culto a Pariacaca, lloraban y veneraban a sus muertos, les daban de comer, de esas cosas hablamos algo ya45.

42 Lugar donde ocurrió el primer encuentro entre el Inca Atahualpa y los españoles comandados por Francisco Pizarro el 16 de noviembre de 1532. Los españoles mataron a una gran parte de los seguidores y sirvientes del Inca y capturaron a éste. Un año después, tras recibir una recompensa para su liberación, los españoles ejecutaron al Inca en esa ciudad. 43 Titulo en quechua en el original. 44 Todos los Santos: se celebra el 1 de noviembre. 45 Se refiere a los relatos incluidos en capítulos anteriores.

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Recordando esas ofrendas que entregaban a sus muertos, ahora, quienes aún no se ha hecho buenos cristianos, suelen decir: “Ahí está: los españoles también en este Todos Santos sirven a sus muertos. Vayamos nosotros, igual que ellos y como lo hacían antes, sirvamos en la iglesia a nuestros muertos 46”. Y llevaban comida a la iglesia, potajes especialmente preparados, como en los tiempos antiguos 47. Y cuando moría un hombre, recordando también los tiempos muy antiguos decían: “Nuestro muerto ha de volver dentro de cinco días. Esperémoslo”. Y lo esperaban. Transcurridos los cinco días, el muerto aparecía. Y al término de esos cinco días, una mujer muy bien vestida se dirigía hacia Yarutini. “Yo he de guiarlo; he de esperarlo” diciendo, partía; llevaba chicha y comida. Y así, dicen que a la salida del sol, en Yarutini, el muerto aparecía, llegaba. En los tiempos antiguos, afirman que dos o tres moscas muy grandes se posaban sobre la ropa nueva que llevaba la mujer. A estas moscas las llamaban llasca anapilla. Y la mujer permanecía sentada muy largo rato, hasta que se iban algunos de los gusanos que se llamaban huancuy; entonces, ella decía: “Vamos ya al pueblo”. Levantaba una piedra, de las más pequeñas: “Él es”, decía. Y regresaba al pueblo llevando la piedra. Cuando la mujer llegaba, encontraba limpia la casa del difunto, muy bien barrida, y porque ya estaba así limpia, le servían de comer (a la mujer) y, luego que concluía de comer, le daban de beber. Y los deudos también comían porque el muerto estaba comiendo. Por la noche (...) cantaban cinco veces, llorando, todo el ayllu. Concluidos los cantos (...), arrojaban la piedra pequeña a la calle. “Ahora vete; no vamos a morir nosotros”, le decían al muerto, al tiempo de arrojar la piedra. Ese mismo día trataban de adivinar con una araña48, preguntándose: “¿De qué enfermedad se me habrá muerto?”. Y si les respondían: “Porque éste se enojó o se enojó aquél; ésos, y también Pariacaca”, sacrificaban un cuye a quienquiera hubiera sido ofendido o le dedicaban cualquier ofrenda, Son éstas las cosas ciertas que sabemos de estos hombres, de cuando han muerto.

46 Se refiere a los indígenas bautizados como cristianos que habían fallecido. 47 La preservación de los cuerpos de los muertos era un elemento importante de la tradición andina prehispánica: los muertos debían ser visitados, vestidos y alimentados por los vivos. El entierro cristiano era problemático para los andinos porque les hacía imposible cuidar físicamente de sus muertos (Salomon y Urioste 1991: 364 nota 699). 48 Las arañas eran usadas como parte de los rituales de adivinación.

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Del mismo modo, también en Huarochirí o en Quinti, el día de Todos Santos, decían: “Vamos a poner en la iglesia sólo cosas calientes”. Y así, llevaban a la iglesia papas cocidas, charqui con buen ají, maíz tostado, como para ser inmediatamente servido a la gente, y los depositaban en el suelo. Además, cada persona llevaba un cantarillo con chicha. Y cuando ellos ofrendan esas cosas y las ponen, seguramente sus muertos las reciben y comen y beben. Rememorando estas creencias, ha de ser que llevan comidas no frías, de cualquier clase, y las ofrecen (en la iglesia). [El relato del capítulo 29 se refiere a las observaciones que los antiguos pobladores andinos hacían de los astros para entender los efectos que las estrellas - reverenciadas como huacas- podrían tener en la fertilidad de la tierra y los animales, y en la prosperidad de los hombres.]

Capítulo 29. Cómo alguien llamado Yacana baja desde el mundo de arriba (cielo) para beber agua. De eso y de las otras estrellas hemos de hablar, y de cuáles son sus nombres49 Dicen que este Yacana al que hemos nombrado es como una sombra del llama, un doble de este animal que camina por el centro del cielo, pues es una oscuridad del cielo. Nosotros los hombres también, sí, lo vemos venir así, oscuro. Dicen que este Yacana (al llegar a la tierra) anda por debajo de los ríos.50 Es muy grande, sí; más negro que el cielo nocturno avanza, su cuello con dos ojos, y muy largo, viene. Los hombres lo nombran Yacana. Cierto hombre, en un instante de felicidad, de ventura, vio cómo Yacana iba cayendo sobre él; luego que llegó a la tierra, fue a beber agua en un manantial muy cercano. Mientras tanto, el hombre empezó a sentirse como aplastado por copos de lana que otros hombres esquilaban. Esto ocurrió durante la noche. Cuando amaneció el día siguiente, el hombre fue a ver la lana que habían cortado. Era azul, blanca, negra, amarilla oscura, de colores mezclados; se parecía a toda cosa que tuviera color. Y, como no tenía llamas, vendió toda la lana inmediatamente y, en el mismo sitio en que cayó Yacana, allí lo reverenció.

49 En quechua en el original. 50 En el documento original se hace referencia a un solo “río”. Otros traductores consideran que el río es una metáfora de la vía láctea (Salomon y Urioste 1991: 372; Taylor 2008:125).

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Luego compró un llama macho y otro hembra. Y, de esa sola pareja, llegó a tener hasta dos y tres mil llamas. Afirman que visiones como la que contamos se presentaron ante muchas personas en esta provincia. Dicen que este Yacana baja a la media noche, cuando no es posible que lo sientan ni vean, y bebe del mar toda el agua. Dicen que si no bebiera esa agua, el mundo entero quedaría sepultado. A la mancha oscura que va un poco adelante de esta sombra que llaman Yacana, le dan el nombre de Yutu (perdiz). Y dicen que Yacana tiene hijos y que, cuando ellos empiezan a lactar, despierta. También hay tres estrellas que brillan casi juntas. A ellas les llaman Cóndor, y a otras les dan el nombre de Gallinazo y de Halcón. Y cuando las Cabrillas aparecen de gran tamaño, dicen: “Este año vamos a tener maduración excelente de los frutos”, pero cuando se presentan muy pequeñitas, dicen: “Vamos a sufrir”. A las estrellas que brillan moviéndose y en conjunto las llaman Pichcaconqui. Pero a las que vienen grandes, muy grandes, las llaman Pocochorac, Huillcahuarac, Canchohuarac, así las nombran. En la antiguedad, una parte de la gente rendía culto a estas estrellas grandes. “Ellas crean, mandan”, decían. Otros veneraban a estos huacas cuando ya aparecían; pasaban la noche sin dormir ningún instante: “Desde aquí voy a hacer que venza”, afirmaban. Eso es todo lo que sabemos.

Lecturas recomendadas Arguedas, José María. y Duviols, Pierre, Dioses y hombres de Huarochirí : Narración Quechua . Lima: Museo Nacional de Historia e Instituto de Estudios Peruanos, 1966. Charles, John. Allies at Odds: The Andean Church and Its Indigenous Agents, 1583-1671. Albuquerque: University of New Mexico Press, 2010. Duviols, Pierre. La destrucción de las religiones andinas. Conquista y colonia. Universidad Nacional Autónoma de Mexico, Mexico: Instituto de Investigaciones Históricas, 1977. Estenssoro Fuchs, Juan Carlos. Del paganismo a la santidad: La incorporación de los indios del Perú al catolicismo, 1532-1750. Lima: Instituto Francés de Estudios Andinos e Instituto Riva Agüero, 2003.

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Mills, Kenneth. Idolatry and Its Enemies. Colonial Andean Religion and Eextirpation. 1640-1750. New Jersey: Princeton University Press, 1997. Salomon, Frank. “How the Huacas Were: The Language of Substance and Transformation in the Huarochirí Quechua Manuscript”. RES: Anthropology and Aesthetics, No. 33, Pre-Columbian States of Being (Spring, 1998): 7-17. Spalding, Karen. Huarochirí, an Andean Society Under Inca and Spanish Rule. Stanford, California: Stanford University Press, 1984. Taylor, Gerald. Camac, camay y camasca y otros ensayos sobre Huarochirí y Yauyos. Lima: Instituto Francés de Estudios Andinos and Centro de Estudios Regionales Andinos “Bartolomé de Las Casas”, 2000.

GLOSARIO NAHUA1

ABREVIATURAS RAE Diccionario de la Real Academia Española ( Virtual) http://www.rae. es/rae.html AM Vocabulario en Lengua Castellana y Mexicana y Mexicana y Castellana de Antonio de Molina (1992) K Kartunnen, An Analytical Dictionary of Nahuatl, (1983). NDV Nahuatl Dictionary virtual http://whp.uoregon.edu/dictionaries/nahuatl/index.lasso GO Guilhem Olivier Tezcatlipoca burlas y metamorfosis de un dios azteca (2004)

altepetl (pl. altepemê, altepemeh): pueblo (AM). amilotes, amilotetl: huevos de pescado blanco (AM). anepantla: en medio del agua. calpixque, calpixqui: mayordomo o recolectores de tributo (NDV). cempoalxochitl: un tipo de flores amarillas que se pueden comer. Se utilizan como adorno durante el día de muertos. centeycxiques: de centetl-uno y de icxitl-pie.

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Por Rocío Cortés, Juan José Daneri, CamilleTownsend, Amber Bryan, Verónica Rodríguez, Mónica Styles y Brenda Stelter.

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NARRADORES INDÍGENAS Y MESTIZOS DE LA ÉPOCA COLONIAL

Cincalco: la casa de las mazorcas, lugar mítico. chalchihuitl: piedra verde (AM). Chapultepec: literalmente “Cerro del Chapulín” lugar frondoso con un lago que pertenecía a México-Tenochtitlan. chayotes: Fruto de la chayotera, de aproximadamente diez centímetros de longitud, de color verde claro, forma alargada y superficie rugosa con algunos pelos punzantes. Es comestible. (RAE). chian, chia: cierta semilla de la que sacan aceite (AM). Chicomoztoc: Siete cuevas, el origen de los antepasados de los nahuas en casi todos los recuentos míticos. chilchotes, chilchotl: chile. chilmole: chile con mole. chiquihuites, chiquihuitl: cesto o canasta (AM). cihuapipiltin: mujeres nobles. coayxeequee: De coatl-serpiente y de ixeh-alguien que tiene cara, ojos buena vista, cabeza, inteligecia (K). comales: De comalli donde se cuecen las tortillas (AM). cuauhxicalli: batea o cosa semejante, hecha de madera (AM). cuetaxtecatl: líder de la gente de Cuetlaxtlan. cuitlalpitoc: que era dependiente, un líder subordinado (NDV). elote, elotl: mazorca de maíz verde que ya tiene cuajados los granos (AM). huéhuetl: atabal (AM). huepiles, hueypiles, huipiles, uipilli: camisa de mujer (AM). Huitzilopochtli: Deidad principal de los mexica-tenochca principales del llamado imperio azteca y residentes de México-Tenochtitlan. ichtilmatle. ychtilmatle: De Ichtli-cerro o copo de maguey matatl-red. Se entiende que es del color del hilo del maguey con que se hacían las redes. Es decir de color crudo. ixtepetla: ciego del todo con carnaza en los ojos. (AM) jolos: lo mismo que xolos.

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macana: arma ofensiva, a manera de machete o de porra, hecha con madera dura y a veces con filo de pedernal (RAE). macehual, maceualli: vasallo o indígena común, sin nobleza (AM). michihuauhtli: cierto género de bledos (AM). mictlan: La tierra nahua de los muertos, o “el infierno”. omichicahuaz: de omichicauazoa, tocar o tañer cierto hueso cuando bailan o danzan (AM). Petlacalcatl: mayordomo de Moctezuma Xocoyotl o II. pilli (pl. pipiltin): persona perteneciente a la nobleza nahua. quecholicpalli: de quecholli-plumaje de pájaro rojizo y de icpalli-silla de autoridad. Una especie de trono o silla de autoridad. quetzalli: una pluma rica larga y verde (AM), el plumaje del quetzal (K). quilite, quelite: yerbas comestibles. tamemes: cargadores. tecpilotl: hidalguía, nobleza, buena crianza y cortesía (AM). téchcatl: piedra sobre que sacrificaban y mataban hombres delante los ídolos (AM). tecuhtli, teuctli: caballero o principal(AM), líder de un linaje. telpochcalco, telpochcalli: Literalmente, casa de muchachos. Era un tipo de escuela donde se educaba a jóvenes, principalmente en los oficios de la guerra. teotlalpan (teotlalli + sufijo -pan): sobre la valle, o desierto de tierra llana y larga (AM). tepetlatl: tosca o cuculla (AM). Tosca es una piedra caliza y porosa que se forma de la cal de algunas aguas (RAE). teomamaque: cargadores de los dioses. tequitlato: capataz. teteuctin: plural de teuctli o tecuhtli. tetzahuitl: cosa escandalosa, o espantosa, o cosa de agüero (AM). teucnenque: De Tecuhtli o Teuctli-caballero o principal (AM). Nenenque o nenque-azote (NDV).

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teuctlamacazqui: sacerdote señorial superior. teuctli o tecuhtli (pl. teteuctin): caballero, principal (AM) o persona perteneciente a la alta nobleza nahua. teutl o teotl: una especie de divinidad o ser extranjero. tianguis: mercado al aire libre. tlacateco: residencia de la alta nobleza; templo dedicado a Huitzilopochtli (K). tlachtonco: literalmente es el lugar donde se juega la pelota. Lugar sagrado. tlatoani (pl. tlatoque): hablador (el que tiene la palabra), gran señor (AM), jefe, rey. tlauhquechol: Pluma rica y bermeja (AM). tloquee yn nahuaque: El dueño del cerca y del junto. Deidad nahua, creadora de la primera pareja de humanos. Dios del misterio y de lo desconocido. tocatl: araña. tolli: caña (AM). tonacamazatl: de To-nuestra, nacatl-carne y mazatl-venados. Era el nombre que los indígenas les dieron a los caballos, ya que no había de estos animales en el continente americano. toptanaco: cofre de piedra. tzompanteuctli: uno de los gobernantes de Cuitlahuac. tzozuilycxique: de tzozuitl-jilguerito y icxitl-pie. xali: arena. xaltocan: “donde está echada la arena”. Ciudad en la época pre hispánica situada en el lago del mismo nombre al norte de la Ciudad de México. xilotes, xilotl: mazorca de maíz tierna sin cuajar (AM). xiquipil: costal, talega, alforja, o bolsa (AM); utilizado con sentido metafórico para referirse al número ocho mil (K). xitomate: tomates. xolos, jolos, xolome: De xolo-paje o mozo (AM) me-el plural. Pajes o mozos. xouilles, axoxouilli: abismo de agua profunda (AM).

GLOSARIO QUECHUA1

ABREVIATURAS FC Canto, Francisco del. Arte y vocabulario en la lengua general del Perú llamada Quichua, y en la lengua Española. Lima: 1614.

allicac: noble o de origen noble. apachita (apacheta): grupo de piedras apiladas en un camino, por lo general en una intersección. Sirve como adoratorio. apo (apu; pl. apocona, apukuna): señor grande, rico, poderoso (FC). aquilla: vaso de plata (FC). atoc: zorro (FC). auqui (awki; pl. auquicona, awkikuna): príncipe. ayllu (ayllo): familia, tribu (FC). ccallacpacha (calla pacha, ccallacpacha): al principio (FC). camachicoc (kamachikuq; pl. camachicoccuna, kamachikuqkuna): asamblea general de los miembros de un ayllu. Autoridad de rango menor. camasca (kamasqa; pl. camascacona, kamasqakuna): poseedor de facultades sobrenaturales por haberlas recibido directamente de una uaca. capac (qhapaq): rey, rico, poderoso, hombre de sangre noble (FC). capacocha (qhapaqocha): ritual en el que se sacrificaban niños.

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Por Jaime Vargas Luna y editado por Brenda Stelter

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chacra: tierra de cultivo. chicha: bebida hecha a base de fermento de maíz. conde uiza (cunti uiza, kunti wisa): sacerdotes o hechiceros principales. coya: reina, princesa (FC). curaca (coraka, kuraka; pl. curacacuna, corakakuna): señor, hermano mayor (FC), cacique, alcalde, gobernador o líder local. curaca uarme (kuraka warmi): Mujer del curaca. Alcaldesa, gobernadora o líder local. çupai (supay, zupay; pl. supaykona): diablo, demonio (FC). guancavilca (wanka willka): Lugar y etnia andina. hapiñuño: fantasma (FC). huaca (guaca, uaca): ídolo adoratorio o cualquier cosa señalada por la naturaleza (FC). huanca (uanca): piedra labrada dura (FC). huacsa: persona encargada de realizar los rituales indígenas. Inga (Inka): Máxima autoridad del Tawantinsuyu o incario. Miembro de la alta nobleza incaica. Por extensión, miembro de la cultura inca. layca (layqa pl. laycacona, layqakuna): brujo. mate: recipiente hecho de calabaza. mita: trabajo forzado realizado por los indios en las propiedades de los españoles durante el virreinato. ñusta (pl. ñustacona, ñustakuna): princesa, mujer de sangre noble (FC). pacarico (paqarikuy): ritual para velar a los muertos que incluía vigilia y ayuno. palla: mujer noble, señora (FC). poto: mate o vasija de calabaza. pucullo (pukullu): construcción funeraria. puna: páramo (FC). poma: puma, león (FC). quillca: escritura, carta (FC).

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quipu (quipo): nudo (FC). rotochico (rutuchikuy): corte ceremonial de cabello. Primer corte de cabello. rumi: piedra (FC). sinche (sinchi; pl. sinchecona, sinchikuna): valeroso, autoridad militar. supay: véase “çupai”. tambo (tampu): posada, taberna (FC). tumi (tomi): cuchillo de cobre (FC). uaca (waka): nombre genérico para las divinidades locales y los sitios en los que se encontraban. uaca caray (waka qaray): alimentar a las uacas. uacachico (wakachikuy): invocación a las guacas o divinidades locales como parte de alguna ceremonia ritual, fundamentalmente velorios. ualla uiza (wallawisa): sacerdotes o hechiceros principales. uarachico (warachikuy): ritual militar incaico que marcaba el paso de la niñez a la madurez. uiza (wisa; pl. uizacona, wisakuna): hechicero. usno (usnu): tarima, plataforma, construcción ceremonial incaica, por lo general en forma tronco piramidal. warmi (uarmi): mujer, esposa (FC). yunga: 1. (adj.) natural de los valles cálidos que hay a un lado y otro de los Andes. 2. (sust.) valles cálidos que hay a un lado y otro de los Andes. yuncas: Habitantes originarios de los valles cálidos de la costa peruana que, en algunas historias del manuscrito de Huarochirí, aparecen siendo desplazados o invadidos por poblaciones provenientes de regiones montañosas lideradas por el huaca Pariacaca. Huallallo Carhuincho era el dios principal de los yuncas.

GLOSARIO POPOL WUJ

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Términos en k’iche’ y otras lenguas en el manuscrito del Popol Wuj

ABREVIATURAS RAE Diccionario de la Real Academia Española XFN Francisco Ximénez Historia natural del Reino de Guatemala, (1967) XFP Francisco Ximénez. POPOL WUJ y Escolios (2007) XFV Francisco Ximénez. Historia de la Provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala (1929) SC

Sam Colop POPOL WUJ traducción (2008)

SCV Sam Colop Popol Wuj. Versión Poética K’iche’ (1999) AES Agustín Estrada Monroy (Paleografía y notas). Popol Vuh (1973) AC Allen J Christenson, Popol Vuh. (2003) AV

Antonio Villacorta Popol-Vuh (1962)

AVFR Antonio Villacorta y Flavio Rodas. Manuscrito de Chichicastenango (1927) ME

Munro Edmonson. The Book of Counsel (1971)

AM Antonio de Molina Vocabulario en Lengua Castellana y Mexicana y Mexicana y Castellana (1992) AR Adrián Recinos. POPOL-VUH. Las antiguas historias del Quiché (1947) ACH Adrián Chávez, POP WUJ. (1979) 1

Por Carlos López, editado por Rocío Cortés.

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BDPX Dora Burgess y Patricio Xec. Popol Wuj (1955) DT

Dennis Tedlock. POPOL VUH (1986)

CHB Charles Brasseur de Bourbourg. Popol Vuh. (1961)

Anona: (k’awex en k’iche’) “Árbol de la familia de las Anonáceas, de unos cuatro metros de altura, de tronco ramoso, con corteza oscura, hojas grandes, alternas, lanceoladas, lustrosas, verdinegras por encima y más claras por el envés, flores de color blanco amarillento, solitarias, de mal olor, y fruto como una manzana, con escamas convexas, que cubren una pulpa blanca, aromática y dulce, dentro de la cual se hallan las semillas, que son negras, duras y correspondientes una a cada escama del mismo fruto”. (RAE) “manjar blanco de los árboles”, “son de tal gusto, dulzura, y olor,” “son árboles grandes, y la flor es muy olorosa”. (XFN, 263) Camalotz: En k’iche’ kamalotz (SC 38), “murciélago decapitador”. Caco: En k’iche’: chi peq, / chi kako (SCV 120). Son dos plantas diferentes, la primera es el pataxte (Theobroma bicolor), y la segunda es la que conocemos como cacao (Theobroma cacao). Del náhuatl pataxtli, pataxte sería un cacao ordinario (AES, AV y AC). Cacao y chocolate (ME). Cantil: Serpiente venenosa que llega hasta un metro de longitud, de color café rojizo en el dorso con manchas oscuras, y de hábitos terrestres y acuáticos (RAE). Cotz: Ruido. Cotz Balam: En k’iche’: kotzb’alam (SCV 34),“mejilla jaguar” ( 38). Es decir, ‘el tigre que deforma el rostro masticándolo’. Estos animales predadores serían los que están representados en el Códice Borgia, folio 44 (AC 95). Chalchihuites: Jade verde (RAE). Es palabra del náhuatl que significa “esmeralda basta” (AM). Otras traducciones: “esmeralda” (AR 92), “piedras preciosas” (SC 35), “fuertes misterios” (ACH 7a). Chocoy: En k’iche’ dice k’el, cocoyo, o sea cotorra: “Ave prensora americana, parecida al papagayo, con las mejillas cubiertas de pluma, alas y cola largas y puntiagudas, y colores varios, en que domina el verde”. (RAE) Huracán (Jun Raqan) Torbellino de una pierna; Chipí Caculhá (Ch’ipi Kaqulja) rayo pequeño, y Raxa-Caculha (Raxa Kaqulja), rayo verde, tal vez se refiere al trueno o al relámpago. En conjunto se refieren a las poderosas descargas de energía que conectan el cielo con la tierra.

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Jocote: (Spondias purpurea) deriva del náhuatl xocotl, que significa ‘fruto’. Es una planta de la familia de las “cashew” (Anacardiaceae), originaria de las zonas tropicales de las Américas, cuyo fruto, comestible, es rojo o amarillo, y mide aproximadamente tres centímetros, de forma ovoide. Planta abundante que XFN dice que “muchos los llaman ciruelas, porque se asemejan algo en la forma y color, y a las que llaman blancas (…) tiene la pepita grande, y poca carne, y lo más es agua”. ( 266) kab’awil: (en el manuscrito cabauil) “ídolo”(XFP), “el que ve en lo oculto” (AVFR 303), “Dios mismo” (AR 179), “Dios” (BDPX 180), “Dos Miradas” (ACH 67a), “the gods” (los dioses) (ME 153), “the same gods” (los mismos dioses) (TD 167), “the gods” (AC 201), “Los mismos dioses” (SC 134). kamalotz “Murciélago decapitador” (SC 38). Kotzb’alam “Mejilla jaguar” (SCV 38). Loricón: artesano, escultor. Mecate: es traducido como bejuco, planta trepadora de los bosques tropicales. Pero también podría referirse a la planta llamada cabuya (amarilidácea) con cuya fibra se fabrican cuerdas, o al cáñamo, con la que también se hacen cuerdas. Matasano: en k’iche’ ajache’ (Casimiroa edulis). “Árbol centroamericano de las Rutáceas, de hasta doce metros de altura, hojas alternas, digitadas, flores verdosas en panículas y corimbos terminales o axilares con cinco pétalos y seis estambres, fruto verde o amarillo pálido, semejante a una manzana, que se come generalmente en sopa”. (RAE) La pulpa del fruto es cremosa y tiene un sabor mezcla de durazno, avocado y vainilla, y tiene entre tres y cinco semillas. XFN zapote blanco “[E]s árbol grande, y la médula de la fruta es muy tierna, y tiene dentro dos o tres pepitas…” (266-267) Nance: tapa’l en k’iche’, (Byrsonima crassifolia) “Arbusto de la familia de las Malpigiáceas, cuyo tronco tiene la corteza externa color café oscuro y la interna rosácea, de hojas elípticas, con vellos suaves en el envés, flores amarillas y fruto comestible, pequeño y aromático”. (RAE) Su fruto se come cuando está bien maduro y su sabor es dulce con un dejo amargo, y tiene un color amarillo intenso. Paxil y Kayala’: lugares mitológicos donde se ubica en el texto el origen del maíz. Se han propuesto dos posibles lugares geográficos: uno es sobre el Golfo de México, en la región totonaca, actualmente Veracruz, o en Tabasco (CHB), y el otro lugar sobre la costa del Pacífico

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en la zona de la frontera entre México y Guatemala (DT). ACH observa que por los frutos que había en ese lugar es evidente que tiene que haber sido una región costera, calurosa, y que luego el maíz se adaptó a las tierras altas más frías, pero no especifica ninguna región en particular (nota en página 65a). Pinabete: Según la RAE es una palabra compuesta de pino y abeto. Del abeto dice: “ Árbol de la familia de las Abietáceas, que llega hasta 50 m de altura, con tronco alto y derecho, de corteza blanquecina, copa cónica de ramas horizontales, hojas aciculares y persistentes, flores poco visibles y fruto en piñas casi cilíndricas. Crece en parajes frescos y elevados,…” Estos son los árboles típicos del K’iche’. De acuerdo al diccionario Merriam-Webster sería la especie Akies religiosa. Pizote: Palabra náhuatl pitzotl puerco (AM). Toltecat: Se refiere al que trabajaba la plata, por extensión al artesano de cosas valiosas y delicadas. Del náhuatl toltecatl “oficial de arte mecánica, o maestro”. (AM) Tucum Balam: Este predador significa “el tigre que destroza a zarpazos”. (AES 270) AR y según el Códice Borgia (95), este predador estaría representado por un cocodrilo. Tz’ite’: Fruto del árbol de pito (Erythrina corallodendron) (AR 92 y SC 36). Las semillas son unos granos rojos con la forma de frijoles que se usan para el ritual de las adivinaciones. Las flores son rojas dispuestas en racimos. Cada flor tiene la forma de una vaina alargada, semejante a un pito, de allí el nombre del árbol. Comienza a florecer y dar frutos en enero. Una infusión con hojas de este árbol tiene propiedades somníferas muy fuertes. Pese a esto, las simillas de tz’ite’ se utilizan como ingrediente importante de muchas comidas. Wuj: Vuh proviene de la palabra maya uúh, equivalente en nahua a amatl (Ficus cotinifolia), que era el material hecho con corteza y que era utilizado como soporte de la escritura (AR 83). Zapote: “Árbol americano de la familia de las Sapotáceas, de unos diez metros de altura, con tronco recto, liso, de corteza oscura y madera blanca poco resistente, copa redonda y espesa, hojas alternas, rojizas en racimos axilares, y fruto comestible, de forma de manzana, con carne amarillenta oscura, dulce y aguanosa, y una semilla gruesa, negra y lustrosa”. (RAE) XFN dice que hay gran variedad de estos frutos, diferenciándose por el color, y agrega que “Y estos son muy frescos, y comida sana (…) que cualquier enfermo las puede comer”. (262-263)

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Catálogo Deidades y Progenitores Parejas de deidades mito-genésicas de acuerdo al patrón masculino/femenino. Obsérvese que se mencionan un total de trece deidades (como en el calendario). Otras traducciones:

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* CHB omite el segundo nombre de esta pareja. El “punzador” sería el que hacía las perforaciones para los sacrificios de sangre. Luego separa Tepew y Q’ukumatz como dos entidades diferentes. Con respecto a Xpiyakok e Ixmucane dice que son nombres de muy difícil traducción y los deja en K’iche’. ** ME y AC individualizan dos nombres y no interpretan como que Q’ukumatz es el adjetivo de Tepew. *** SC habla de marcadores agentivos unidos al sustantivo, es decir, que son nombres asociados a la ‘capacidad de’: “El que tiene la capacidad de crear”, “La que tiene la capacidad de crear”, etc.. Para el significado de Uk’ux Cho y Uk’ux Palo sigue la interpretación de AR (82).

Para consultar una lista más detallada de este catálogo, ver en Los Popol Wuj y sus epistemologías (López, 1999) el “Apéndice IV” (245-258). B’alam Kitze’, B’alam Aq’ab’, Majukutaj, e Ik’i B’alam (SCV: 121). Algunas de las más traducciones más conocidas son:

* “acepillar” forma antigua del verbo cepillar, que puede aludir a la condición de desprolijo, o de tosco, basto, o grosero.

• CHB (199) sigue textualmente a XFV en el significado de los nombres (199). • AR (176), quién también sigue a XFV en la traducción de los nombres, observa que la palabra balam (jaguar) también tiene la acepción de lo que él llama “brujo”, que sería lo que los mayas actuales definen como ‘Guías espirituales’. O sea que los primeros cuatro padres serían los grandes Guías, sabios, entendidos en el relacionamiento entre el humano, el cosmos, y la naturaleza en su conjunto. Se podría extender ese carácter a la condición ontológica del ser humano, la que se diferenciaría del resto de las criaturas por tener privativamente la capacidad de conocimiento del universo.

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Kaja Paluna, Chomi Ja, Tz’ununi Ja, Kaq’ixa Ja (SCV 126). En nota aclara que en lugar de Kaja debería ser kaqa, “rojo”. Algunas de las más traducciones más conocidas son:

** AR (179) aclara que gorrión es el nombre vulgar para colibrí. *** ME señala en nota que de acuerdo a documentos kaqchikeles y k’iche’s se debería esperar que los nombres femeninos correspondieran a los nombres de los linajes, que deberían terminar en Ja (Casa); por eso el primer nombre lo lee Kaqa Palova Haa (Haa era la forma fonética sajona que corresponde a la ortografía actual Ja. **** SC interpreta que la palabra del manuscrito “ha” corresponde a ja’ (agua) y no a ja (casa). En el Diccionario K’iche’ figura la diferencia Jah (casa) y Ja’ (agua).

• CHB (205), y AR (179) siguen textualmente a XFV en la traducción de los nombres de las primeras cuatro mujeres.  

BIBLIOGRAFÍA GENERAL

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—. “Glimpsing Native American Histoiography: The Cellular Principle in Sixteenth-Century Nahuatl Annals”. Ethnohistory 56, 4 (2009): 625-50. Taylor, Gerald. “Introducción a la edición de 1987”. Ritos y tradiciones de Huarochirí del siglo XVII. Anónimo. 2a ed. Instituto de Estudios Peruanos e Instituto Francés de Estudios Andinos, 1987, xiii-xxxiv. —. “Introducción”. Ritos y tradiciones de Huarochirí. Edición bilingüe quechua normalizado-castellano. Ed. Gerald Taylor. Lima :Instituto Francés de Estudios Andinos, Instituto de Estudios Peruanos, Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2008. 9-20. Varner, John G. El Inca: The Life and Times of Garcilaso de la Vega. Austin: University of Texas Press, 1968. Vega de la, Inca Garcilaso. Comentarios reales de los Incas. México: Porrúa, 2006. —. Primera Parte De Los Comentarios Reales, Que Tratan, De El Origen De Los Incas, Reies, Que Fueron Del Perù, De Su Idolatria, Leies, Y Govierno, En Paz, Y En Guerra, De Sus Vidas, Y Conquistas, Y De Todo Lo Que Fue Aquel Imperio, Y Su Republica, Antes Que Los Españoles Pasaran, a él. Segunda impresión, enmendada y añadida la vida de Inti Cusi Titu Iupanqui, penultima inca ... En Madrid: en la Oficina Real, 1723. . —. Historia General Del Perú: Trata, El Descubrimiento, De El, Y Como Lo Ganaron, Los Españoles, Las Guerras Civiles, Que Huvo Entre Pizarros Y Almagros, Sobre La Partija De La Tierra, Castigo Y Levantamiento De Tyranos, Y Otros Sucesos Particulares ... / Escrita Por El Ynca Garcilaso De La Vega ... Segunda impresión, enmendada, y añadida con dos tablas, una de los capítulos, y otra de las materias. En Madrid: en la Oficina Real, 1723. . Velazco, Salvador. Visiones de Anáhuac: Reconstrucciones historiográficas y etnicidades emergentes en el México colonial: Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Diego Muñoz Camargo y Hernando Alvarado Tezozomoc. México, Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 2003. Villacorta, J. Antonio, y Flavio Rodas. Manuscrito de Chichicastenango (Popol Buj). Guatemala. 1927. Ximénez, Francisco. Historia de la Provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala. Guatemala: Biblioteca “Goathemala” de la Sociedad de Geografía e Historia. 1929. Ximénez, Francisco. Historia Natural del Reino de Guatemala. Guatemala: Editorial “José de Pineda Ibarra”. 1967.

ZONA ANDINA

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Yupanqui, Titu Cusi. Instrucción del Inca Don Diego de Castro Titu Cusi Yupanqui al Licenciado don Lope García de Castro. Ed. Ralph Bauer. Maryland Institute for Technology in the Humanities, 2002. . —. Relación de la Conquista del Perú. Ed. Horacio H. Urteaga. Lima: San Martí y Compañía, 1916. Zamora, Margarita. Language, Authority, and Indigenous History in the ‘Comentarios reales de los incas.’ Cambridge: University Press, 1988. —. “Regarding Colonialism in Garcilaso’s Historia general del Perú”, en Entre la espada y la pluma: El Inca Garcilaso de la Vega y sus Comentarios reales, Raquel Chang-Rodríguez, ed., 2010. 141-138. —. “Sobre la cuestión de la raza en los Comentarios reales”, en Renacimiento mestizo: Los 400 años de los Comentarios reales, José Antonio Mazzotti, ed., (2010) 381-380. Zoppi, Ugo. 2001. “I documenti Miccinelli: Il contributo offerto dalle analisi radiometriche”. En Guaman Poma y Blas Valera: Tradición andina e historia colonial. Ed. Francesca Cantú. Rome: Antonio Pellicano, 2001, 171-180.

COLABORADORES

KALLIE ABREU-GONZÁLEZ ( ABD University of Wisconsin-Madison) ha presentado trabajos en varias conferencias, la más reciente Mid-America Conference on Hispanic Literature (2014). Actualmente escribe su tesis doctoral en la Universidad de Wisconsin-Madison sobre el Indianismo en la literatura antillana. AMBER BRIAN (PhD University of Wisconsin-Madison) es Assistant Professor en el Departamento de Español y Portugués de la Universidad de Iowa. Es autora de varios artículos sobre don Fernando de Alva Ixtlilxóchitl. Ha publicado Alva Ixtlilxochitl’s Native Archive and the Circulation of Knowledge in Colonial Mexico (Vanderbilt University Press, 2015). Con dos colegas ha traducido la “Décimotercia relación” de Alva Ixtlilxochitl: The Native Conquistador: Alva Ixtlilxóchitl’s Account of the Conquest of New Spain (en prensa). Con el apoyo de una beca de la National Endowment for the Humanities, trabaja con tres colegas en la traducción y edición de la Historia de la nación chichimeca. ROCÍO CORTÉS (PhD University of Wisconsin-Madison) es Associate Professor de Literatura Colonial Latinoamericana en el Departamento de Lenguas y Literaturas Extranjeras en la University of Wisconsin, Oshkosh. Es autora de El ‘nahuatlato alvarado’ y el Tlalamtl Huau[h]quilpa[n]: Mecanismos de la memoria colectiva de una comunidad indígena (Colonial Spanish Series of the Hispanic Seminary of Medieval Studies, 2011) y de Archivo y memoria indígena en la Nueva España: El nahuatlato Don Hernando de Alvarado Tezozomoc y sus crónicas (bajo consideración). Ha publicado varios artículos sobre el indígena intelectual don Hernando de Alvarado Tezozomoc y sobre el pragmatismo de la escritura por 
otros intelectuales nativos durante la colonia temprana en la Nueva España.

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NARRADORES INDÍGENAS Y MESTIZOS DE LA ÉPOCA COLONIAL

JUAN JOSÉ DANERI (PhD Washington University, St. Louis MO) es Associate Professor de Estudios Hispánicos en el Departamento de Lenguas y Literaturas Extranjeras en la East Carolina University. Su investigación se enfoca en la economía e historiografía del México colonial. Actualmente termina un libro sobre el mito colonial de la Ciudad de Césares en Patagonia. SABINE HYLAND (PhD Antropología, Yale University), especialista en antropología y etnohistoria andina, es Reader en el Departamento de Antropología Social de la Saint Andrews University, en Escocia. Es autora de varios libros, entre los que se encuentran The Jesuit and the Incas (Michigan 2003), The Quito Manuscript (Yale 2007, 2010), y Gods of the Andes (Penn State 2011). Ha recibido varias becas de investigación de la National Endowment for the Humanities, de la Fundación Andrew W. Mellon, y de la National Geographic Society. Actualmente hace investigación sobre khipus patrimoniales de los Andes con una beca del Fondo de Exploración Global de la National Geographic Society. LAURA LEÓN LLERENA (Ph.D. Princeton University) es especialista en Estudios Coloniales Latinoamericanos con un énfasis en historia y literatura andina. Su trabajo combina acercamientos históricos y literarios en el estudio de textos nativos andinos escritos durante los siglos XVI y XVII. Su investigación se ha publicado en revistas académicas y libros en los Estados Unidos, España, Argentina, Chile y Japón. Actualmente es Assistant Professor en el Departamento de Español y Portugués en Northwestern University. CARLOS M. LÓPEZ (Ph.D. Ohio State University) es Full Professor en el Departamento de Lenguas Modernas en Marshall University, Huntington, West Virginia. Su investigación se enfoca en el estudio del Popol Wuj y en la producción de textos en condiciones de “colonialidad”. Entre sus traba- jos está el libro Los Popol Wuj y sus Epistemologías. “Las diferencias, el conocimiento y los ciclos del infinito”, publicación facsimilar en Inter- net del Popol Wuj. (http://library.osu.edu/sites/popolwuj/). Es también autor de numerosos artículos sobre el Popol Wuj. BEN POST (ABD University of Wisconsin-Madison). Es co-traductor de Like Leaven in the Dough: Protestant Social Thought in Latin America, 1920-1950 (2010); actualmente escribe su tesis doctoral sobre la conversión en el teatro mexicano colonial. VERONICA RODRIGUEZ (ABD University of Wisconsin-Madison) Ha presentado su trabajo de investigación en conferencias. Actualmente escribe su tesis doctoral sobre intelectuales indígenas en el México del siglo XVI.

ZONA ANDINA

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MONICA STYLES (ABD Wisconsin-Madison) se especializa en la representación de los descendientes de africanos en el contexto de la colonia española. Actualmente escribe su tesis doctoral, “Fluid Boundaries: Cultural Production and the Presence of the African and the Afro-Descended Subject in the Colonial Caribbean”. CAMILLA TOWNSEND (Ph.D. Rutgers University) es Full Professor de historia en la Universidad de Rutgers en New Brunswick, New Jersey. Es autora de varios libros entre los que se encuentran Malintzin: una mujer indígena en la conquista de México (Ciudad de México: Ediciones Era, 2015); Here in This Year: Seventeenth-Century Nahuatl Annals of the Tlaxcala-Puebla Valley (Stanford, 2010); American Indian History: A Documentary Reader (Wiley-Blackwell, 2009); Pocahontas and the Powhatan Dilemma (Hill & Wang, 2004); Tales of Two Cities: Race and Economic Culture in Early Republican North and South America (Texas, 2000). En 2010, recibió la prestigiosa beca de la fundación John Simon Guggenheim para continuar su estudio de anales en Nahuatl entre los que se incluye el trabajo de don Juan Buenaventura Zapata y Mendoza. JAIME VARGAS LUNA (ABD University of Wisconsin-Madison) Actualmente escribe su tesis doctoral sobre el temprano Perú borbónico según lo imaginan y representan sus élites indígenas. Sus intereses de investigación incluyen literatura, historia y cultura andina de los siglos XVIII, XIX y XX. Ha publicado artículos en libros y revistas académicas sobre literatura y cultura popular latinoamericana contemporánea y ha sido consejero académico de la Casa de la Literatura Peruana en Lima. MARGARITA ZAMORA (Ph.D Yale University) es Professor Emerita de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Wisconsin-Madison. Es autora de Language, Authority, and Indigenous History in the Comentarios reales de los Incas (Cambridge University Press, 1988 & 2004), Reading Columbus (University of California Press, 1993; Katherine Singer Kovacs Prize, MLA, 1994); y editora de Cuba: contrapuntos de cultura, historia y sociedad/Counterpoints on Culture, History, and Society (San Juan, P.R.: Ediciones Callejón, 2007). Ha publicado numerosos artículos sobre historia literaria y cultural, memoria, alteridad, transtextualidad, paratextualidad, género, poética, historia intelectual y traducción.