Marcadores del discurso y linguistica contrastiva en las lenguas románicas 9788491921165, 9783964569370, 9783964569387

Las relaciones de la lingüística contrastiva con su objeto han cambiado con la comprensión de cómo se construye el habla

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Marcadores del discurso y linguistica contrastiva en las lenguas románicas
 9788491921165, 9783964569370, 9783964569387

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Índice
Prólogo
¡Atención, se escriben! Algunas consideraciones sobre la relación entre la escritura y el estudio de los marcadores en el discurso
La evidencialidad desde el enfoque dialógico de la argumentación y de la polifonía. Un estudio contrastivo de los empleos inferencial y citativo del marcador evidencial así que
Visiblement en français, visiblemente en espagnol : des marqueurs évidentiels de perception directe ou d’inférence ?
Marqueurs discursifs dans les langues romanes : convergences et divergences fonctionnelles (fr. alors / roum. atunci)
Les marqueurs c’est-à-dire (que) et cioè (a dire) : analyse contrastive français-italien
En torno a los valores de la forma portuguesa já y sus correspondencias en español
Avverbi focalizzanti additivi prototipici in tre lingue romanze: italiano, francese e rumantsch grischun a confronto
Afinal, como se traduz afinal? Usos e traduções do marcador em context de debate parlamentar
Marcadores discursivos e outros funcionamentos discursivos: o caso de então e alors
Les marqueurs du discours dans la modalité signée : une étude contrastive des balises-listes et des palm-ups
Segnali discorsivi e contatto linguistico. Il caso di no?
Marcadores discursivos, estructuras discursivas y tradiciones del habla: el caso de pues en las Cartas marruecas de Cadalso
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l volumen Marcadores del discurso y lingüística contrastiva en las lenguas románicas quiere contribuir a la comparación y a la traducción de los marcadores del discurso en las lenguas románicas. Lo conforman doce capítulos que suponen distintos aportes a la lingüística contrastiva (ya tenga un fin en sí misma o ya sea instrumento para otros fines teóricos, descriptivos o aplicados) y que consiguen fortalecer un enfoque fundamental para un mejor conocimiento del lenguaje, de las lenguas concretas y de las formas de construir discursos.

ÓSCAR LOUREDA es catedrático del Instituto de Traducción e Interpretación y del Centrum für Ibero-AmerikaStudien (HCIAS) de la Universidad de Heidelberg. MARTHA RUDKA es investigadora de la Universidad de Heidelberg en el Centrum für Ibero-AmerikaStudien (HCIAS) y coordinadora del laboratorio de investigación Heidelberg University Language and Cognition Lab. GIOVANNI PARODI es catedrático del Instituto de Literatura y Ciencias del Lenguaje en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Marcadores del discurso y lingüística contrastiva en las lenguas románicas

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79 MARTHA RUDKA ÓSCAR LOUREDA LAMAS GIOVANNI PARODI (EDS.)

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ÓS C A R LOUR E DA • M A R T HA R UDK A G I OV A NNI P A R ODI ( E DS . )

Marcadores del discurso y lingüística contrastiva en las lenguas románicas I B E R O A M E R I C A N A

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Óscar Loureda, Martha Rudka, Giovanni Parodi (eds.) Marcadores del discurso y lingüística contrastiva en las lenguas románicas

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LINGÜÍSTICA IBEROAMERICANA V

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DIR E C TOR E S :

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B J , Université Paris VIII B , Universidad Complutense de Madrid, Real Academia Española de la Lengua A B G , Universitat de València G C , Universidad de Buenos Aires C C , Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México S D , University of Michigan, Ann Arbor R E , Université de Lausanne M T F M , Universidad de Salamanca D J , Albert-Ludwigs-Universität, Freiburg im Breisgau J K , Universität Zürich E R. L M , Universidad Complutense de Madrid R P , University of London

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Iberoamericana  Vervuert  2020

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Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47) Reservados todos los derechos © Iberoamericana, 2020 Amor de Dios, 1 – E-28014 Madrid Tel.: +34 91 429 35 22 Fax: +34 91 429 53 97 © Vervuert, 2020 Elisabethenstr. 3-9 – D-60594 Frankfurt am Main Tel.: +49 69 597 46 17 Fax: +49 69 597 87 43 [email protected] www.iberoamericana-vervuert.es ISBN 978-84-9192-116-5 (Iberoamericana) ISBN 978-3-96456-937-0 (Vervuert) ISBN 978-3-96456-938-7 (e-Book) Depósito Legal: M-11774-2020 Diseño de la cubierta: Carlos Zamora Impreso en España Este libro está impreso íntegramente en papel ecológico blanqueado sin cloro

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ÍNDICE

Óscar Loureda Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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José Portolés Lázaro ¡Atención, se escriben! Algunas consideraciones sobre la relación entre la escritura y el estudio de los marcadores en el discurso . . . . . . . . . . . . . .

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María Marta García Negroni/Manuel Libenson La evidencialidad desde el enfoque dialógico de la argumentación y de la polifonía. Un estudio contrastivo de los empleos inferencial y citativo del marcador evidencial así que . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Patrick Dendale/Anne Vanderheyden/Dámaso Izquierdo Alegría Visiblement en français, visiblemente en espagnol : des marqueurs évidentiels de perception directe ou d’inférence ? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Cecilia Mihaela Popescu Marqueurs discursifs dans les langues romanes : convergences et divergences fonctionnelles (fr. alors / roum. atunci) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Hélène Vassiliadou Les marqueurs c’est-à-dire (que) et cioè (a dire) : analyse contrastive français-italien. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123 Rogelio Ponce de León/Isabel Margarida Duarte En torno a los valores de la forma portuguesa já y sus correspondencias en español . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147 Anna-Maria De Cesare Avverbi focalizzanti additivi prototipici in tre lingue romanze: italiano, francese e rumantsch grischun a confronto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163

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Cornelia Plag/Ana Paula Loureiro/Conceição Carapinha Afinal, como se traduz afinal? Usos e traduções do marcador em contexto de debate parlamentar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 181 Maria Antónia Coutinho/Matilde Gonçalves Marcadores discursivos e outros funcionamentos discursivos: o caso de então e alors . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199 Sílvia Gabarró-López Les marqueurs du discours dans la modalité signée : une étude contrastive des balises-listes et des palm-ups . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213 Ilaria Fiorentini Segnali discorsivi e contatto linguistico. Il caso di no? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233 Angela Schrott Marcadores discursivos, estructuras discursivas y tradiciones del habla: el caso de pues en las Cartas marruecas de Cadalso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 251

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PRÓLOGO Óscar Loureda

La comparación constituye una operación cognoscitiva fundamental. Permite fijar intuitivamente, en la vida cotidiana, o reflexivamente, en la ciencia, un análisis de diferencias y semejanzas que genera conocimiento nuevo. La lingüística contrastiva es la forma que se han dado las ciencias del lenguaje para observar sistemáticamente su objeto a partir de la comparación. La lingüística de contrastes, con un fin en sí misma o como instrumento para otros fines teóricos, descriptivos o aplicados, debe asumirse como una disciplina que contribuye a un mejor conocimiento del lenguaje, de las lenguas concretas y de las formas de construir discursos. La comprensión de cómo se construyen los discursos ha cambiado sustancialmente las relaciones de la lingüística contrastiva con su objeto. El análisis de las diferencias y analogías existentes en el nivel de la langue, en general, y del sistema lingüístico, más particularmente, ha ido cediendo espacio al análisis contrastivo de las distintas dimensiones de los discursos en tanto que nivel último y más concreto del lenguaje. La adopción del discurso como objeto de comparación significa que se pueden considerar los espacios y dinámicas socio-comunicativas que se construyen en el hablar, la doble dimensión del texto como actividad y como producto, y, finalmente, los signos, las unidades y las estructuras empleadas o la actividad cognoscitiva que provocan su comprensión y su producción. A la construcción del discurso contribuyen de forma decisiva los marcadores del discurso. Actúan de acuerdo con un contenido fundamentalmente procedimental: limitan el contexto accesible y guían conforme a sus propiedades morfosintácticas, semánticas y pragmáticas las inferencias durante la comunicación (Blakemore 2002, Portolés Lázaro 2001 [1998]). Los marcadores del discurso constituyen una clase funcional. No suponen propiamente una función discursiva, concepto que indicaría que las funciones de los marcadores se actualizan en el discurso pero que no deja del todo claro que, en realidad,

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son funciones previstas en la propia lengua, de ahí que en la gramática del texto (por ejemplo, Casado Velarde 1993, a partir de distinciones clásicas de Coseriu) se hable de funciones idiomáticas, tan “idiomáticas” como las de los pronombres, los verbos, los sustantivos o los adjetivos, por ejemplo. Es importante, en este sentido, tener en cuenta que el discurso es también una unidad de estructuración de la lengua y no solo la concreción del hablar mediante un sistema lingüístico. Por ello, los marcadores del discurso deben considerarse “unidades funcionales de un idioma para el discurso”. Esto explica que el concepto de clase funcional sea aceptado con ciertas reservas por algunos estudiosos (por ejemplo, Portolés Lázaro 2014), que extienden la característica de “desempeñar la función discursiva” a todas las unidades y construcciones lingüísticas: El principal problema de hablar de clase discursiva o función discursiva se encuentra en que, si se reconocen estos valores discursivos en una serie de palabras, ¿carecen de ellos el resto? ¿No son “discursivos” los nombres o los verbos cuando se utilizan en enunciados concretos? [...] Existe una tendencia —que no comparto— dentro de los estudios lingüísticos que envía al discurso o a la pragmática las unidades lingüísticas o las construcciones sintácticas que no reflejan o contribuyen con claridad a la proposición semántica: ahora bien, todas las unidades y construcciones —desde las más sencillas para el gramático hasta las más complejas— poseen en su uso real valores discursivos y condicionan una interpretación contextualizada de acuerdo con su gramática y su semántica (Portolés Lázaro 2014: 204).

La clase funcional de los marcadores del discurso se define por un haz de criterios (cfr. Portolés Lázaro 2014). Constituye una clase integrada por un conjunto de elementos que originariamente pueden pertenecer a varias clases de palabras pero que se caracterizan, en su conjunto, por haber perdido la flexión morfológica o haberla reducido en extremo (criterio morfológico), por no formar, en general, parte de la estructura predicativa de la oración (criterio sintáctico), lo que favorece su movilidad respecto del enunciado en el que incide, y por no alterar las condiciones de verdad del enunciado (criterio semántico). A estos rasgos hay que añadir un cuarto: funcionan como guías de rutas inferenciales en el procesamiento del texto: Los “marcadores del discurso” son unidades lingüísticas invariables, no ejercen una función sintáctica en el marco de la predicación oracional —son, pues,

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Prólogo

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elementos marginales— y poseen un cometido coincidente en el discurso: el de guiar, de acuerdo con sus distintas propiedades morfosintácticas, semánticas y pragmáticas, las inferencias que se realizan en la comunicación (Martín Zorraquino/Portolés Lázaro 1999: 4057).

Esta última propiedad supone la diferencia entre un significado conceptual y un significado procedimental, conceptos que han sido desarrollados muy especialmente por los autores de la Teoría de la Relevancia (Sperber/Wilson 1995, Wilson/Sperber 2012, Blakemore 1987 y 1992). Los marcadores discursivos son elementos que tienen fundamentalmente un significado procedimental y no son capaces de suscitar, primariamente, representaciones en la mente de los hablantes. La distinción entre significado conceptual y significado procedimental en relación con los marcadores discursivos subraya la función interpretativa de estas unidades, y con ello, su dimensión cognitiva. Como aproximación cognitiva, la Teoría de la Relevancia parte de la hipótesis de que la mente humana procesa la información en forma de representaciones mentales y que realiza distintos tipos de procesos de computación o procesamiento de esas representaciones: En su origen está la constatación de que no todos los elementos lingüísticos contribuyen del mismo modo al proceso interpretativo: algunos lo hacen aportando representaciones conceptuales, y otros, por el contrario, lo hacen especificando la manera en que tales representaciones deben combinarse, entre sí y con la información contextual, para obtener la interpretación del enunciado, es decir, imponiendo restricciones sobre la fase inferencial de la interpretación (Leonetti Jungl/Escandell Vidal 2004: 1728).

Los marcadores discursivos como clase delimitada por su significado instruccional son objeto de la investigación lingüística desde hace poco tiempo. Hay tres causas por las cuales estas unidades han sido relativamente marginadas y en las que viene incidiendo en distintos trabajos López Serena (por ejemplo, 2005, 2007, 2008, o López Serena/Borreguero Zuloaga 2010): la primera, que la comunicación haya sido explicada durante mucho tiempo desde la lengua (= como una copia alejada del ideal de la lengua); la segunda, que la perspectiva común de las gramáticas y muchos ensayos haya sido “lexicocentrista”, es decir, que identifica explícita o implícitamente el significado fundamental de la palabra con el significado léxico, aquel que corresponde o parece dejar entrever la categorización que las lenguas hacen del mundo; y la

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tercera, que el paradigma dominante haya sido “escriptista”, en la medida en que interpreta la oralidad desde la escritura. Si pensamos que los adverbios modales y los marcadores conversacionales aparecen fundamentalmente en la inmediatez comunicativa (cfr. Koch/Oesterreicher 2007 [1990]), y si consideramos que ambos conjuntos son dos de los tres tipos principales de marcadores (junto con los conectores y operadores discursivos que actúan en el plano de la formulación, de la argumentación o de las organizaciones estructural e informativa de los discursos (cfr. Briz Gómez 2008), podremos tener una idea bastante aproximada de por qué no han sido objeto central de la discusión léxica y gramatical. Sobre los marcadores discursivos existen muchos trabajos de carácter teórico y descriptivo, menos con un carácter contrastivo y aplicado a partir del contraste, especialmente en el español (cfr. Loureda Lamas/Acín Villa 2010, Fuentes Rodríguez 2010). Podemos decir, en general, que hay un objetivo propio de la lingüística contrastiva, rama de la lingüística aplicada que se ocupa de comprobar los contrastes interidiomáticos sobre todo con fines prácticos, por ejemplo, en la enseñanza de lenguas. Pero en la traducción, por poner otro caso, en realidad contrastamos discursos. Tomando una expresión coseriana, nos preguntamos “¿qué se dice efectivamente en la lengua B en una situación análoga o con referencia al mismo hecho?”, y no en términos de “¿cómo se dice ‘lo mismo’ en la lengua B?”, ya que cuando “se compara el hablar por medio de lenguas diferentes, se comprueba que en situaciones análogas se dice también algo totalmente distinto de lo que se podría decir, y hasta que no se dice nada, aunque algo podría decirse (y en otras lenguas se dice)” (Coseriu 1978: 84-85). Así, escriben Aschenberg y Loureda Lamas, se puede afirmar que mientras que el tertium comparationis de la lingüística contrastiva consiste en la equivalencia virtual en el nivel de la lengua, el de la traducción consiste en la equivalencia efectiva en el nivel del habla. Sin embargo, hay que tener en cuenta que se puede observar inmediatamente solo la equivalencia efectiva. La equivalencia virtual, en la que, por ejemplo, se basa el diccionario bilingüe, es un punto de referencia hipotético, construido sobre la base de los hechos lingüísticos estudiados (Aschenberg/Loureda Lamas 2011: 18).

Dicho en términos más cognitivos, el objetivo de un traductor o de un intérprete no es buscar un equivalente, sino lograr crear una representación mental en el lector/oyente a partir de la traducción que le permita realizar las mismas inferencias que si hubiera podido acceder al discurso original (Hatim/

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Mason 1995, Gutt 1991). Entonces, quizá sean los marcadores del discurso un buen anclaje para conseguir una buena traducción. Más específicamente, el problema de la traducción de los marcadores discursivos es notable, y constituye en la actualidad un importante foco de atención de la bibliografía, aunque casi siempre desde un enfoque descriptivo. En otro lugar (Aschenberg/Loureda Lamas 2011), discutimos este problema de la equivalencia. Quizá valga la pena retomar estas palabras: Dado el carácter lingüístico particular de los marcadores del discurso, no se pueden equiparar con las palabras llamadas “llenas”. Puesto que, al contrario de estas, el significado conceptual de los marcadores es, según el tipo que representan, más bien un residuo semántico, resultado de un proceso de gramaticalización subyacente [véase Murillo Ornat 2010] y cuyas funciones dependen en un alto grado de los contextos en los que aparecen, el tertium comparationis no se puede concebir a partir de una denotación comparable del mundo o de un mensaje “análogo”. Por esta razón, la analogía o el tertium comparationis supuesto en la comparación o traducción de los marcadores debe definirse a partir de sus valores comunicativos. Se añade, además de las diferencias consabidas entre los sistemas y las normas de dos o más lenguas, el problema de las diferencias en las tradiciones discursivas: no es solamente distinto el inventario de estas unidades en las lenguas históricas —se atribuye en general un inventario muy diferenciado al alemán y al griego—, sino también la frecuencia de su uso en los textos y discursos (Portolés Lázaro 2002: 158).

En Portolés Lázaro (2002), por ejemplo, se abordan problemas teóricos de la traducción. Las dificultades de traducción de los marcadores del discurso, se dice allí, no son pocas: – primero, porque pueden no existir en las lenguas marcadores del discurso equivalentes; – segundo, porque las instrucciones de procesamiento que presentan no son siempre equivalentes a las de los marcadores del discurso de la lengua de llegada; – y tercero, aun cuando dos lenguas presentaran marcadores del discurso equivalentes con análogos comportamientos discursivos, el traductor/ intérprete debe considerar que tal vez sea preciso en esa lengua utilizar un marcador del discurso, pero también que es muy posible que no sea conveniente guiar las inferencias expresamente con un marcador del discurso, y que las inferencias se consigan mostrar por otros medios.

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El objetivo del presente volumen, Marcadores del discurso y lingüística contrastiva en las lenguas románicas, es contribuir al conocimiento, al contraste y a las posibilidades de traducción de los marcadores del discurso en las lenguas románicas. La monografía tiene su origen en una parte de las comunicaciones presentadas en el IV Coloquio Internacional Marcadores del Discurso en las Lenguas Románicas: un enfoque contrastivo, realizado en Heidelberg entre el 6 y el 9 de mayo de 2015 y organizado por el Centro de Estudios para Iberoamérica1. Los doce capítulos que se recogen aquí presentan pautas metodológicas y aplicadas: – para el estudio de los marcadores discursivos en otras lenguas a partir de propiedades presentes en el español (Portolés Lázaro y García Negroni/ Libenson); – para el contraste de marcadores del discurso desde el francés en relación con el español (Dendale/Vanderheyden/Izquierdo), con el rumano (Popescu), con el portugués (Coutinho/Gonçalves) y con el italiano (Vassiliadou); – para el contraste de marcadores del discurso entre el portugués y el español (Duarte/Ponce de León); – para el contraste múltiple, en tres lenguas (De Cesare) o en cuatro (Plag/ Loureiro/Carapinha); – para el contraste entre lenguas naturales y lenguas de signos (Gabarró-López); – y para la comparación en la que intervienen variables del hablar, como una situación de contacto (Fiorentini) o los géneros discursivos y las tradiciones discursivas (Schrott). Agradecemos a los autores muy sinceramente el haber aceptado nuestra invitación para escribir una parte de este volumen. Esperamos que los lectores interesados en estos temas disfruten del libro y que logren encontrar inspiración para potenciar esta área de estudio.

1 Este coloquio se constituyó en la continuidad de los realizados previamente en la Universidad Complutense de Madrid (5 a 7 de mayo de 2010), Buenos Aires (5 a 7 de diciembre de 2011) y Campinas (22 a 26 de abril de 2013).

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Prólogo

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Referencias A B — — B

C C F G H K L L

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, Heidi/L L , Óscar (eds.) (2011): Marcadores del discurso: de la descripción a la definición. Madrid/Frankfurt am Main: Iberoamericana/ Vervuert. , Diane (1987): Semantic constraints on relevance. Oxford: Blackwell. (1992): Understanding utterances. Oxford: Blackwell. (2002): Relevance and Linguistic Meaning: the Semantics and Pragmatics of Discourse Markers. Cambridge: Cambridge University Press. G , Antonio (2008): “Reflexiones sobre el Diccionario de partículas discursivas del español (DPDE). Más allá de lo estrictamente lexicográfico”, en: Veyrat Rigat, Montserrat et al. (eds.): La lingüística como reto epistemológico y como acción social. Estudios dedicados al profesor Ángel López García con ocación de su sexagésimo aniversario. Madrid: Arco/Libros. V , Manuel (1993): Introducción a la gramática del texto del español. Madrid: Arco/Libros. , Eugenio (1978): Gramática, semántica, universales: estudios de lingüística funcional. Madrid: Gredos. R , Catalina (2010): “Los marcadores del discurso y la lingüística aplicada”, en: Loureda Lamas, Óscar/Acín Villa, Esperanza (coords.): Los estudios sobre marcadores del discurso, hoy. Madrid: Arco/Libros. , Ernst-August (1991): Translation and Relevance: Cognition and Context. Oxford: Blackwell. , Basil/M , Ian (1995): Teoría de la traducción: una aproximación al discurso. Barcelona: Ariel. , Peter/O , Wulf (2007 [1990]): Gesprochene Sprache in der Romania: Französisch, Italienisch, Spanisch. Tübingen: Niemeyer. Jungl, Manuel/E V , M.ª Victoria (2004): “Semántica conceptual / semántica procedimental”, en: Villayandre Llamazares, Milka (coord.): Actas del V Congreso de Lingüística General. Madrid: Arco/Libros, vol. 2, 1727-1738. S , Araceli (2005): “Las Limitaciones de la Lingüística del Código, ¿Constricciones Epistemológicas o Escriptismo Velado?”, en: Cazorla Vivas, M.ª del Carmen/Contreras Izquierdo, Narciso M./García Aranda, M.ª Ángeles/Moreno Moreno, M.ª Águeda: Estudios de Historia de la Lengua e Historiografía Lingüística. Madrid: Compañía Española de Reprografía, S.A., 255-264. (2007): Oralidad y escrituralidad en la recreación literaria del español coloquial. Madrid: Gredos. (2008): “El sesgo escriptista en la historia de la reflexión sobre el lenguaje y en la ciencia lingüística contemporánea: la escritura como instrumento conceptual y filtro analítico falaz”, en: Lynx: a monographic series in linguistics and world perception, vol. 7, 135-154.

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S , Araceli/B Z , Margarita (2010): “Los marcadores discursivos y la variación lengua hablada vs lengua escrita”, en: Loureda Lamas, Óscar/Acín Villa, Esperanza (coords.): Los estudios sobre marcadores del discurso, hoy. Madrid: Arco/Libros. L , Óscar/A V , Esperanza (coords.): Los estudios sobre marcadores del discurso, hoy. Madrid: Arco/Libros. Z , María Antonia/P L , José (1999): “Los marcadores del discurso”, en: Bosque, Ignacio/Demonte, Violeta (dirs.): Gramática de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe, vol. 3, 4051-4213. O , Silvia (2010): “Los marcadores del discurso y su semántica”, en: Loureda Lamas, Óscar/Acín Villa, Esperanza (coords.): Los estudios sobre marcadores del discurso, hoy. Madrid: Arco/Libros. L , José (2001 [1998]): Marcadores del discurso. Barcelona: Ariel. (2002): “Marcadores del discurso y traducción”, en: Fuentes Morán, María Teresa/García Palacios, Joaquín (eds.): Texto, terminología y traducción. Salamanca: Almar, 145-167. (2014): “Gramática, semántica y discurso en el estudio de los marcadores”, en: García Negroni, María Marta (ed.): Marcadores del discurso: perspectivas y contrastes. Buenos Aires: Santiago Arcos, 203-233. , Dan/W , Deirdre (1995): Relevance. Oxford: Blackwell. , Deirdre/S , Dan (2012): Meaning and Relevance. Cambridge: Cambridge University Press.

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¡ATENCIÓN, SE ESCRIBEN! ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA RELACIÓN ENTRE LA ESCRITURA Y EL ESTUDIO DE LOS MARCADORES EN EL DISCURSO José Portolés Lázaro Universidad Autónoma de Madrid

Introducción1 La relación entre la escritura y el estudio de los marcadores discursivos tiene dos vertientes fundamentales: una se refiere a qué se estudia y otra a cómo se estudian los marcadores. De contribuir a la respuesta a la primera pregunta se ocupará este primer apartado, mientras que se atenderá a la contestación de algunos aspectos de la segunda cuestión en los apartados 1 a 3. En el ámbito anglosajón los estudios sobre marcadores del discurso tienen como referente el libro Discourse Markers de Deborah Schiffrin (1987). Esta investigadora se acerca a algunas unidades léxicas y sintagmáticas del inglés en el discurso oral a partir de un corpus de entrevistas realizadas por ella misma con hablantes de la comunidad judía de Filadelfia (Schiffrin 1987: 31-48). Se trata, pues, de un estudio de unidades seleccionadas por su frecuencia e interés dentro de un corpus conversacional de datos; con otras palabras, no es un estudio exhaustivo de todas las unidades que se correspondan a una definición previa de marcador del discurso. Posteriormente, en diversas publicaciones, los datos seleccionados por Schiffrin han servido como canon para diferenciar unas unidades orales y unas unidades escritas, hasta el punto de proponerse denominaciones distintas para cada grupo. Una posibilidad ha consistido en hablar de “marcadores pragmáticos” (pragmatic markers) para referirse a unidades con un uso Esta investigación se ha financiado gracias al proyecto FFI2013-41323-P del Ministerio de Economía español. 1

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predominantemente oral y con una función relacionada con los actos ilocutivos y la interacción (v.gr. claro, bueno, pues, mira o ¿eh?), y en denominar “marcadores discursivos” (discourse markers) a unidades con un uso predominantemente escrito y con la función de indicar relaciones entre las secuencias del discurso (v.gr. por tanto, con todo o pues bien) (Aijmer/Simon-Vandenbergen 2011; Romero-Trillo 2013). No obstante, se ha de observar que unos y otros marcadores no forman conjuntos disjuntos. A comienzos de la década de 1960, investigadores provenientes de distintas disciplinas como Eric Havelock —estudios clásicos—, Jack Goody —antropología— o Marshall McLuhan —literatura inglesa— se interesaron por las consecuencias de la alfabetización y de la nueva cultura letrada que trajo consigo (Havelock 2013 [1991]). Dentro de esta corriente, el jesuita Walter Ong en su obra Orality and Literacy propuso la distinción entre una oralidad primaria (primary orality) —la de las personas que desconocen por completo la escritura— y una oralidad secundaria (secondary orality), la propia de la televisión, la radio o el teléfono, que para su existencia dependen de la escritura a mano y de la impresión, tanto en su creación como en su uso (Ong 2002 [1982]: 11 y 133-134). En realidad, actualmente es difícil encontrar una sociedad exclusivamente de oralidad primaria. Quienes leemos o escuchamos discursos que previamente han sido planificados gracias a la escritura reproducimos en nuestros discursos orales estructuras y unidades que nacieron gracias a una cultura escrita. Nos situamos dentro de lo que el folclorista Thomas Pettitt (2013) denomina “paréntesis de Gutenberg” (Gutenberg Parenthesis): una cultura de lo escrito-impreso que domina desde 1600 a 2000, momento en que, en su opinión, el uso de las nuevas tecnologías ha permitido una restauración de algunas de las anteriores maneras de comunicación —se recuperan, por ejemplo, las autorías colectivas de textos—. Para el estudio de los marcadores discursivos es pertinente tener presente nuestra inclusión dentro del paréntesis gutenberguiano, pues el pertenecer la mayor parte de los hablantes a una cultura de oralidad secundaria hace que los marcadores del discurso frecuentes en el escrito puedan mudar al oral, esto es, se puedan escuchar, aunque sea con una frecuencia menor. Martin Hummel (2012: 2) denomina “ósmosis” a este paso de elementos más frecuentes en la oralidad al escrito y viceversa. Ciertamente, y sirva de ejemplo, en su tesis sobre conectores contraargumentativos del español en la conversación coloquial, Garrido Rodríguez (2004) comprueba que, frente a la larga lista de conectores de los estudios generalistas, en el corpus conversacional del

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grupo Val.Es.Co.2, se documentan unos pocos y con una frecuencia muy dispar: pero y aunque son los habituales, sin embargo lo halla únicamente en cuatro ocasiones, en cambio lo emplea un único hablante y por el contrario o no obstante no aparecen. Con todo, no diferencia entre dos sin embargo o en cambio distintos, uno oral y otro escrito, ni tampoco aprecia que el hecho de no documentar por el contrario o no obstante signifique que no se pudieran emplear al hablar. Un ejemplo más complejo de la ósmosis entre lo oral y lo escrito sería el de la partícula discursiva razón de más. Un uso dialogal como: (1)

—No nos queremos casar porque no creemos en el matrimonio. —Razón de más. Si no creéis en el matrimonio, ¿qué más os da casaros? (A. Marsillach, Se vende ático [Españ+a, 1995, CREA)

No surge de la conversación cotidiana en español, sino de traducciones decimonónicas —sobre todo, literarias— del francés raison de plus (Portolés Lázaro 2016). Brevemente, el texto escrito en francés pasa a un texto escrito en español y, de ahí, aprendido por la lectura, a ser posible su uso en conversaciones de hispanohablantes. En suma, transita de la oralidad fingida escrita a su aparición en la interacción oral. Así pues, no ha de extrañar que en un completo estado de la cuestión Fischer (2006a) recoja una serie de dimensiones para concretar el grupo de unidades que denomina “partículas discursivas” (discourse particles). En una de estas dimensiones, en un extremo se localizarían los marcadores que se documentan en textos hablados y escritos (spoken and written texts) y en otro únicamente los que se hallan en la conversación (conversation), es decir, no propone una dicotomía entre los modos oral-escrito, sino entre un género del modo oral del discurso —la conversación— y otros productos discursivos. El criterio del modo de comunicación —oral o escrito— no es, por ende, suficiente para diferenciar entre un conjunto de marcadores pragmáticos (orales) y un conjunto disjunto de marcadores discursivos (escritos). Formar parte del paréntesis de Gutenberg hace difícil trazar una frontera absoluta entre una lista de marcadores escritos y otra de marcadores orales. 2 Emplea una primera edición de 1995 que se acrecentará con algunas conversaciones más en la edición posterior (Briz Gómez/Grupo Val.Es.Co. 2002). Obsérvese que, frente a la selección de la investigación de Schiffrin (1987), en este caso se va de la definición a los datos y, en consecuencia, se recogen todos aquellos marcadores que se acomodan a ella.

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Pese a todo, esta realidad no significa identificar todos los usos orales y escritos de un mismo marcador. El conector además, por ejemplo, puede hallarse tanto en el discurso escrito como en el oral; con todo, en este último es posible documentar casos en los que no existe un primer miembro discursivo expreso con el que el marcador conecte (Portolés Lázaro 2013). Así, en: (2)

Laura y el pequeño↑ Santi↑ tuvieron un accidente de moto... entonces fue el veintiocho de abril/ yo↑ me llamóo– la hermana me llamó al día siguiente↑ estaban ingresaos en Castellón↑/ y yo me fui zumbada porque además fue el puen-te del uno de marz– del uno de mayo/ y yo me fui a quedarme con la niña porque el chiquito estaba en la Uvi (Briz Gómez/Grupo Val.Es.Co. 2002: 351-352).

No se advierte una conexión con además entre los miembros discursivos expresos me fui zumbada y fue el puente del uno de mayo. Esto se debe a que en la conversación es más sencillo que el interlocutor infiera argumentos tácitos —v.gr. la situación de los accidentados o la cercanía de las dos capitales levantinas (Castellón y Valencia)—, con los que se vincularía el argumento expreso —además fue el puente del uno de mayo—. En definitiva, no hay dos además distintos, uno escrito (marcador discursivo) y uno oral (marcador pragmático), sino diferentes usos de una misma unidad en entornos contextuales, tradiciones discursivas y posibilidades de planificación extremadamente diversos. 1. La escritura como variación modal: los datos Hasta aquí una respuesta —parcial— a la pregunta ¿qué se estudia? En cuanto a la respuesta a la influencia de la escritura en cómo se estudian los marcadores, se ha de tener presente que, como mantiene Emilia Ferreiro (2002: 168), las personas alfabetizadas están condenadas a suponer que hablan como escriben, “porque la escritura genera una falsa conciencia del habla. La representación escrita revierte sobre la conciencia de lo oral. La realidad psicológica de la lengua es su representación escrita”. Siendo consciente de esta realidad, la especialista en lectura y escritura infantiles Ana Teberosky (2002) utiliza el concepto de filtración para dar cuenta de la proyección del instrumento de análisis —la escritura— sobre lo analizado —el lenguaje

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oral— en los estudios psicolingüísticos. Como se va a comprobar, esta filtración también se puede percibir en los estudios sobre marcadores del discurso. Recordemos que el mensaje escrito se diferencia del oral de dos maneras principales: el medio o modo y la variación concepcional3. Con medio o modo se hace referencia a la manera en que el mensaje es transmitido y recibido: lo escrito se lee y lo oral se escucha4. A esta distinción discreta se une una variación concepcional gradual, que se refleja en la formulación del mensaje y que se explica por la diversidad entre la inmediatez (prototípicamente hablada) y la distancia (prototípicamente escrita) de los interlocutores y de sus contextos. En estos dos aspectos se filtra la escritura en el estudio de los marcadores discursivos. Como modo, influye tanto en los datos que se manejan (§ 1) como en los métodos de estudio (§ 2) y, en relación con la variación concepcional, la tradición de la escritura académica condiciona los resultados de las investigaciones sobre los marcadores (§ 3). 1.1. La ortografía El análisis de los marcadores en la conversación por medio de transcripciones conlleva consecuencias que quien recurre a ellas debe tener en cuenta. De acuerdo con el psicólogo David R. Olson (2013 [1991]), mientras que el habla toma como objeto el mundo exterior, la escritura toma como objeto el habla y, de este modo, crea una conciencia lingüística. El hecho de escribir analiza el lenguaje de un modo determinado, por lo que quien lee tiene presente la realidad que se intenta comunicar, pero también el propio lenguaje de un modo condicionado por la escritura. Con el aprendizaje de la lectura, se comienza a oír y a reflexionar sobre el habla de una manera diferente; en las lenguas que utilizan el alfabeto latino, por ejemplo, la escritura distingue sonidos, que representa por medio de letras; palabras, con blancos entre ellas, o cláusulas, que marca con puntuación5. Por ello, el análisis metalingüístico propio de los

3 López Serena (2007) y López Serena y Borreguero Zuloaga (2010), quienes, a su vez, continúan las propuestas de Koch y Oesterreicher (2001). Sobre los modos de comunicación, cf. Kress (2010). 4 Y se lleva a cabo con una estrecha relación con la gestualidad (Moreno Cabrera 2011). 5 Para un estado de la cuestión sobre la relación entre la alfabetización de los niños y su desarrollo metalingüístico, cf. Homer (2009). Scholes y Willis (2013 [1991]) y Zamudio Mesa (2010) recogen distintas pruebas en las que se muestra la relación de la alfabetización con el

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investigadores del lenguaje se basa, al menos en parte, en el metalenguaje previo de la escritura. No ha de extrañar, pues, que existan filtraciones de la escritura en los datos que se manejan para los análisis. En el caso que nos ocupa, una de ellas sería confundir la existencia de un único marcador con la imposibilidad de escribir de maneras distintas con escritura alfabética aquello que, de hecho, son signos lingüísticos diversos, es decir, con diferentes significados y significantes. Tomemos un ejemplo extremo. En un estudio sobre modalizadores epistémicos del inglés de Singapur, se recoge la existencia un modalizador what (un ejemplo, A: This is lobster ah? B: Lobster what!), pero, como explica Gupta (2006: 250), pese a su homografía —ella utiliza “homofonía”—, no proviene del inglés sino del chino cantonés y, en consecuencia, se debiera haber escrito wo o woh. Se ha recurrido, por tanto, a una palabra gráfica del inglés reconocible para representar una unidad distinta. Se puede considerar conveniente el concepto de homografía junto a los de polisemia o polifuncionalidad para dar cuenta de la relación entre significantes y significados en el estudio de los marcadores6. Frente a un primer acercamiento más gramatical en el estudio de las conversaciones y de las unidades que las componen, en la actualidad el desarrollo reciente de medios mecánicos de análisis ha permitido una mayor atención a la prosodia (Pons Bordería 2014a: 6). No obstante, si bien la transcripción de la prosodia —unidades suprasegmentales— se procura con nuevos signos gráficos convencionales añadidos en la línea de transcripción, la transcripción de las unidades segmentales no varía de la tradicional con la escritura alfabética. Es sabido que la escritura tiene graves problemas para objetivar realidades vocales no fonológicas. En inglés se habla de “reducir” (reducing) el lenguaje hablado al escrito con la transcripción. Se trata de una metáfora que sugiere que algo se pierde (Halliday 2004: 15). La idea es antigua; en una glosa al texto de Donato “Littera est pars minima uocis articulata”, un escriba medieval de las Islas Británicas añadió en un manuscrito que se conserva en el monasterio austriaco de San Pablo de Lanvanttal: “Vocis duae sunt partes: articulata et confusa. Articulata est que scribi potest, quae subest articulis, id reconocimiento, ante todo, de fonemas, pero también de morfemas e, incluso, de construcciones sintácticas elaboradas. 6 López Serena y Borreguero Zuloaga (2010: 439; [Borreguero Zuloaga/López Serena] 2011) consideran que el enfoque funcional es el único posible para estudiar los marcadores discursivos y la variación oralidad/escritura; Hummel (2012) y Llopis Cardona (2014: 66) comparten una opinión semejante.

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est digitis qui scribent, uel quod artem habeat et exprimat. Confusa est quae scribi non potest” (cito por Parkes 2012: IX, 6). Esta limitación de la escritura es manifiesta, pongamos por caso, en la transcripción de las vocalizaciones paralingüísticas que tienen funciones conversacionales. Así, en el corpus Val. Es.Co. (Briz Gómez/Grupo Val.Es.Co 2002), se recogen como mm más de 150 vocalizaciones paralingüísticas. Ni que decir tiene que estas vocalizaciones —que incluyen entre otras funciones las de continuador conversacional, afirmación, titubeo o pausa oralizada para mantener el turno— no poseen todas ellas la misma realización fonética y, pese a ello, se transcriben del mismo modo —como un sonido nasal— y esto se debe a que la escritura alfabética no es adecuada para representar estos hechos sonoros no fonológicos7. A un anglolector tal vez le extrañe que no se recurra en algunos de los casos a um, mhm o ahm; bien, muy posiblemente se deba a la distinta fonología del inglés y a los recursos gráficos ya asentados en su representación escrita, que permitirían a alguien sin una formación especial leerlos. Por cierto, no es extraordinario que, si quien transcribe está alfabetizado en otra lengua, tome las formas ortográficas asentadas en su escritura para representar mejor estas diferencias de sonido no fonológicas, por ejemplo, la interjección alemana äh —como marcador de duda— frente a ah —como marcador de entendimiento— en un corpus de hispanohablantes chilenas elaborado por la lingüista alemana Bettina Klugge (cito por Hummel 2012: 66). Se podría pensar que el problema se solucionaría con un signo no alfabético que intentara diferenciar distintos (mm); pues bien, supongamos que lo consiguiéramos y que, por medios mecánicos, lográramos agrupar las vocalizaciones nasales diversas con nuevos signos. Pese a ello, la comunicación de estas diferentes realidades fonéticas muy posiblemente continuaría siendo un fracaso. Si en el primer caso, quien escribe —el investigador— escoge un signo ómnibus (mm) que el lector — la comunidad científica— puede leer; en el segundo, el investigador elegiría distintos signos que la comunidad científica a la que se dirige no sabría leer. Pero la dificultad de diferenciar unidades distintas bajo una misma escritura no se limita a las vocalizaciones paralingüísticas. Antonio Hidalgo (2015), después de un detenido análisis fonético, comprueba que distintas interpretaciones de los marcadores bueno, hombre y ¿eh? están condicionadas por su prosodia, y, si bien este hecho se atestigua por las representaciones gráficas 7 El buscador del Corpus Val.Es.Co. 2.0 proporciona 12 casos de mhm y 227 de mm (consulta el 27 de abril de 2015). No es seguro que las dos transcripciones recojan dos vocalizaciones paralingüísticas diferentes.

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que proporcionan programas específicos de análisis fonético —en su caso, praat ()—, queda velado por cualquier transcripción que únicamente recurra a signos ortográficos y tipográficos, donde, pese a una prosodia distinta, se emplea una idéntica palabra escrita. Igualmente, otros autores diferencian un uso de bueno que indica desacuerdo (Martín Zorraquino/Portolés Lázaro 1999: 4176-4177; Martín Butragueño 2006; Pons Bordería en línea; Llopis Cardona 2013). Este uso se reconoce por una prosodia y unas posiciones particulares —si bien no uniformemente descritas por todos los investigadores—, y adquiere un significado difícilmente agrupable con otros más frecuentes8. (3)

A: =me ha dicho§ C: § bueno↑ yo no he dicho naa(da)¿eeh? ha si(d)oo- [ha si(d)o por decir ((con))=] (Conversación 219, L 133, Nuevo corpus digitalizado Val.Es.Co.) (cito por Llopis Cardona 2013)

No obstante, y pese a las diferencias prosódicas con el resto de bueno, por tratarse su particularidad de fenómenos no segmentales, no se reflejan en la ortografía. Una pregunta pertinente sería, pues, hasta qué punto se trata de una función más de un único bueno polifuncional o, si, con otro planteamiento, se podría mantener que existen, al menos, dos bueno diferentes que se agrupan bajo una única palabra gráfica no porque se oigan de igual modo, ni signifiquen lo mismo, sino porque, dados los condicionantes de la escritura del español, se escriben de un mismo modo. Un último ejemplo, algunos de los usos de o sea en una conversación española se apartan del significado reformulativo habitual. (4)

Sí, pero... per es que además, no sé, ya es que es por, no sé, por tenerlo porque mi hermana más pequeña lo tiene ya. Es que... o sea, es que mi hermana más pequeña, se lo han dado antes que a mí, o sea, yo ya pregunté que si lo estaban haciendo a letra por día, o sea, por curiosidad (Esgueva/Cantarero 1981: 321).

A pesar de que se transcriba este o sea del mismo modo que aquel que se puede documentar en un texto escrito planificado, ni su fonética —sería extraño con una pronunciación sin reducción fónica— ni su significado son 8

Llopis Cardona (2013, 2014) denomina estos usos desviados de lo habitual “explotaciones”.

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idénticos. De nuevo, se podría pensar que la escritura alfabética del español esconde realidades distintas bajo una misma palabra gráfica9. En suma, dentro de los estudios del discurso oral, es habitual referirse a una multifuncionalidad o polifuncionalidad de sus marcadores. Este planteamiento permite conservar el principio de monosemia —generalizado en los estudios sobre marcadores (Fischer 2006a: 14), en aplicación del principio metodológico de la navaja de Occam modificada o navaja de Grice— y, al tiempo, recopilar los múltiples usos que se recogen. Con todo, una pregunta pertinente es hasta qué punto esta polifuncionalidad o polisemia de los marcadores —en ocasiones forzada, sobre todo en el caso de los orales (Pons Bordería 2008)— es debida, al menos en parte, a la unión llevada a cabo por la tradición ortográfica de agrupar bajo una misma palabra gráfica —homografía— elementos fonética y semánticamente distintos. A la dificultad de la escritura para reconocer ciertos hechos fonéticos se unen los condicionamientos propios de la ortografía establecida en una lengua. Esta ortografía puede proscribir o no discriminar ciertas realidades fonéticas. En español, por ejemplo, existen usos del marcador discursivo pues átonos (v.gr. pues no) y otros tónicos —principalmente, como conector consecutivo— (v.gr. Te llamará, pues, más tarde), pero la ortografía del español no los diferencia. En la ortografía académica no se acentúan los monosílabos y solo se emplean tildes diacríticas con ciertos elementos tónicos frente a sus correspondientes átonos. Con pues, las Academias de la lengua no ha considerado conveniente diferenciar una tilde diacrítica para marcar usos átonos y tónicos —pues/pués— como la que se emplea para distinguir dos adverbios aun/aún10. Ello trae consigo que, en los estudios, generalmente se agrupen los dos como variantes de un mismo pues y después se clasifiquen teniendo en cuenta más cómo se leen en silencio —el significado que se interpreta— que cómo se dicen —su fonética—11.

Briz Gómez (en línea), en su entrada de o sea, lo califica de muletilla que se utiliza como pausa léxica y Pons Bordería (2014b) se refiere a él como o sea “formulativo”. 10 Estos últimos tienen unos sinónimos (incluso/todavía) que facilitan distinguir por sustitución aun de aún; ello no sucede con pues, si al tónico le podría corresponder por tanto, con el átono no habría sustitución posible. 11 Santos Río (2003: 539), con el meritorio cuidado por la fonética que caracteriza su obra, sí da al pues tónico una entrada distinta. Por lo general, sin embargo, se diferencian por su significado sin mencionar su prosodia (v.gr. Portolés Lázaro 1989; Fuentes Rodríguez 2009: 241). 9

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Se presentan como homógrafas unidades que no son homófonas ni tienen idéntico significado. Asimismo, es más sencillo que se diferencie como una única unidad así pues, que si se sigue la costumbre gráfica así, pues. (5)

El 18 de noviembre, a la vez que anunciaba la partida de Ramfis del país, la televisión hizo saber que los seis asesinos del jefe [...] habían huido, luego de asesinar a tres soldados que los regresaban a la prisión de La Victoria después de una reconstrucción del crimen. Frente a la pantalla de televisión, no pudo contenerse y rompió en sollozos. Así, pues, sus amigos —el Turco, su amigo del alma— habían sido asesinados, junto a tres pobres guardias, como coartada de la pantomima (M. Vargas Llosa, La Fiesta del Chivo. Madrid: Alfaguara, 2000, 491).

La identificación de combinaciones de partículas como nuevos marcadores independientes dependerá, en gran medida, de su escritura. Sería más fácil que se considerara pues nada un marcador si se escribiera puesnada que con el blanco intermedio actual12. No obstante, dada su tradición ortográfica, será complicado que este agrupamiento en una única palabra gráfica se produzca alguna vez en español; compárense, por ejemplo, el español sobre todo, el francés surtout, el portugués sobretudo y el italiano soprattutto. 1.2. La doble descontextualización de la transcripción Como ya hemos visto, David Olson (1998, 2001, 2009) mantiene que la escritura constituye, de hecho, un primer análisis de la realidad lingüística y que, una vez alfabetizados, nos lleva a comprender la lengua a partir de su escritura. Otra característica descrita por Olson consiste en que, como también se ha mencionado, la escritura es una representación parcial de lo dicho y, en consecuencia, se pierde la intención comunicativa13, que es manifiesta en la comunicación oral cara a cara. Ello conduce a que los textos escritos se

Mientras Fuentes Rodríguez (2009: 295-296) considera la existencia de dos pues nada con entradas diferenciadas, Porroche (en línea) aprecia una fórmula conversacional fruto de la combinación de dos marcadores, es decir, no redacta una entrada independiente (consulta del 4/04/2015). 13 Olson utiliza “fuerza ilocutiva” por recurrir a la terminología de Searle. 12

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interpreten más fácilmente que los discursos orales de un modo diferente a la intención que tuvo su autor. Para construir una explicación más lingüística de su idea, Olson mantiene que esta independencia se debe a que los textos escritos se interpretan como una cita —un discurso reproducido— en la que el lector, más que como un oyente, se enfrenta al texto escrito como un oyente de modo casual (overhearer) y no como un interlocutor al que se dirige directamente el mensaje (Olson 2001: 248; 2009: 394). Esta propuesta trae consigo que, si en cualquier texto escrito este hecho hace que sean más fáciles las interpretaciones alejadas de la intención del autor que en las conversaciones cara a cara, en las transcripciones sea todavía más sencillo que se dé una interpretación personal del lector. Al fin y al cabo, sería una cita —por ser escritura— de otra cita —por tratarse de una transcripción de un discurso directo reproducido por escrito—; dicho con otras palabras, se recogen las intervenciones de unos participantes en una conversación que no se dirigen a nosotros, que somos lectores, sino a otros personajes del propio texto. Así, al leer la transcripción de una conversación que forma parte de un corpus que el investigador no ha recopilado, este se convierte en un oyente casual que interpreta las intenciones de los hablantes más a partir de su contexto mental y del resto del texto transcrito que de las intenciones reales de los verdaderos intervinientes, que solo puede suponer a partir de la lectura14. Este hecho condiciona especialmente los estudios sobre marcadores. Estos se centran, por lo general, en su significado y este, por no corresponder con una realidad extralingüística, es más difícil de descubrir a partir de los ejemplos a los que se accede únicamente por su transcripción. Veamos un ejemplo. María Marta García Negroni y Ana M.ª Marcovecchio (2013) comienzan una publicación sobre el marcador discursivo igual explicando que su clara diferencia de significado en Argentina y España la percibieron con sus estudiantes en un curso en Madrid. En Argentina se interpreta como “de todas maneras/ de cualquier manera” y en España se comprende como “tal vez/quizá”. Es

14 Como profesor de análisis del discurso, he aprendido que mis interpretaciones de las conversaciones que presentan mis estudiantes en audio y transcripción se distancian en muchas ocasiones de las suyas. Esto se debe a que han estado presentes en la conversación que comentan y conocen personalmente a sus participantes. Ellos comprenden la comunicación ostensiva de los participantes; el profesor, que no ha frecuentado a los participantes, tan solo la recrea escuchando una grabación mientras simultáneamente lee su transcripción. Para los problemas epistemológicos para la recogida de corpus y su consulta, López Serena (2006).

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decir, tanto los lectores españoles como los argentinos han leído e, incluso, han escuchado los usos de igual de los otros hablantes del Atlántico, pero los interpretan de un modo que se acomoda al significado que pertenece a su dialecto. El ejemplo que presentan Negroni y Marcovecchio (2013) es de un cartel leído —ciertamente machista— en Buenos Aires: “A las mujeres no se las golpea, igual no entienden”, donde los porteños interpretan: “de cualquier modo, no entienden”; mientras los españoles comprenden: “tal vez, no entiendan”. Otros especialistas no americanos han propuesto un significado concesivo de igual (“a pesar de ello”) en América —Argentina, Uruguay Paraguay y Chile15—; no obstante, no hacen hincapié en el significado de reformulación de distanciamiento (“de todos modos”), que es el más adecuado para los ejemplos propuestos por ellos mismos, de acuerdo con la interpretación de los informantes americanos consultados. Nada tiene de extraordinario, ya que los sentidos argumentativos —como “a pesar de ello”— son relativamente sencillos de recrear en un marcador que no pertenece al ideolecto del investigador por el cotexto expreso anterior y posterior al marcador, pero no sucede lo mismo con los significados reformulativos de distanciamiento —como “de todos modos”—, pues estos vinculan el miembro del discurso en el que se encuentran con otro previo expreso, pero también con su negación —aproximadamente, “sea o no sea cierto lo que acabo de decir”—. 2. La escritura como variación modal: los métodos de estudio 2.1. Leer con espacios y en silencio Walter Ong (2002 [1982]: 12) mantiene que, si se le pide a un hablante alfabetizado pensar en nevertheless (“no obstante”), se hará una imagen mental de la palabra escrita, ya que no existe otra realidad a la que se pueda referir; pues bien, recordemos que esta actitud está favorecida por el modo de escritura y de lectura actuales16; en la Antigüedad, sin embargo, pese a que las primeras inscripciones griegas conservaban la separación entre las palabras con puntos (interpuntuación o interpalabra), pronto la perdieron, y este hábito de Fuentes Rodríguez (2009, s.v. igual2) y Hummel (2012: 120 [igual3]). “El recurrir a los datos históricos es la única manera que tenemos los investigadores —usuarios de la lengua escrita en un momento dado de su evolución histórica— para modular nuestra visión normativa” (Ferreiro et al. 1996: 33). 15 16

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separación también desapareció en Roma desde finales del siglo . Esta pérdida se puede explicar porque, de una parte, no se buscaba una lectura rápida y, de otra, la habitual lectura en voz alta de la época permitía la comprensión del texto en scriptio continua. La separación entre palabras individuales la recuperaron los copistas irlandeses y anglosajones en la Alta Edad Media por medio de espacios en blanco y, de ahí, saltó al continente. En el siglo los blancos entre palabras ya eran habituales en Francia, Alemania y Lorena. Esta nueva forma de escritura permitió la lectura silenciosa desde la Edad Media (Cavallo 1998; Parkes 1998; Saenger 1998, 2013 [1991]). Así pues, durante unos mil años, incluso para quienes estaban alfabetizados, muy posiblemente imaginar una palabra aislada no fuera tan sencillo como pudiera ser en la actualidad para los lectores acostumbrados a la separación de las palabras con espacios y a la lectura silenciosa. Recuérdese que la lectura silenciosa propia de las sociedades actuales no se corresponde con una verbalización de un discurso oral. El lector reconoce la palabra gráfica en sí misma sin necesidad de comprenderla como un signo escrito subsidiario de un signo oral, es decir, busca su significado sin necesidad de darle un sonido (Zamudio Mesa 2010). De hecho, en la actualidad existen palabras gráficas que se leen, pero que no se verbalizan. Una palabra que comienza con mayúscula —Ángeles, por ejemplo— no se lee de una manera distinta a una palabra escrita en minúscula —ángeles—; esta convención ortográfica facilita la interpretación, no la pronunciación (Olson 1998: 102). Otros ejemplos que se leen, pero que no admiten una lectura oralizada serían está(n) triste(s), conductor/a, niñ@s o niñxs. En definitiva, reconocer los marcadores como unidades visualmente aisladas tiene mucho que ver con una situación determinada dentro de la historia de la escritura y su reconocimiento exclusivamente por la vista y no simultáneamente con el oído, con la historia de lectura. Por ello, las investigaciones con la lectura monitorizada con el eye tracker sobre marcadores discursivos (Loureda Lamas 2010; Loureda Lamas/Nadal 2011; Loureda et al. 2013), que tan interesantes resultados están ofreciendo, son posibles gracias a experimentar con unos lectores que esperan reconocer palabras aisladas y que no llevan a cabo una lectura oralizada simultánea17. 17 Sin separación entre las palabras, los estudios de eye tracking a partir de textos han constatado una menor memoria del lector de lo previamente leído (Saenger 2013 [1991]: 270-271). Ello dificultaría las regresiones oculares en búsqueda de unidades más distantes, es decir, si con la lectura se descubre un elemento focal, pongamos por caso, difícilmente se podría volver

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2.2. La falacia del texto escrito Los manuales de análisis de la conversación insisten en que la transcripción es simplemente una ayuda para la memoria y no un sustituto de la grabación (Sidnell 2010: 35)18; con todo, los investigadores saben que cualquier estudio lingüístico precisa volver una y otra vez sobre los datos y que los datos se recuperan, en primer lugar, a través del texto transcrito y después, si es posible, del audio. Esta actuación se puede comprobar en la propia redacción de los trabajos sobre marcadores del discurso oral; así, no es extraño que, hablando de las diferentes interpretaciones de un marcador en un modo oral se proponga, por ejemplo, describir los significados invariantes y enumerar las “lecturas” (readings) individuales (Fischer 2006a: 14; 2006b: 439, 443) o que se explique que en el análisis se ha buscado un patrón distribucional que depende de “line-by-line analyses” (Schiffrin 2006: 318) o que se diga que las intervenciones de una hablante ocupa 18 000 letras sin contar espacios o se mantenga que el marcador bueno tiene dos caras: una hacia la izquierda —anafórica— y otra hacia la derecha —catafórica— (Hummel 2012: 14 y 60), lo que se corresponde con la visión lineal de la escritura19. A ello se añade que, aun cuando el investigador posea el audio del corpus transcrito, lo habitual es que publique sus resultados sin él y que la comunidad científica que los recibe solo lea fragmentos de una transcripción como ejemplos de oralidad. De este modo, el lector debe confiar en que la transcripción y la intención que el investigador ha encontrado en los intercambios verbales comentados son las adecuadas. Por otra parte, el hecho de trabajar sobre textos escritos o transcritos conduce a lo que he llamado “falacia del texto escrito” (Portolés Lázaro 2004: 56). Este paralogismo consiste en la interpretación equivocada del hecho discursivo ocasionada por el hábito de comprender todo tipo de discurso como un texto escrito, esto es, como una representación unitaria, visual y permanente. En el caso de las transcripciones, se trata de comprender el uso del marcador dentro la mirada para recuperar su alternativa y, en consecuencia, haría difícil el uso de esta técnica experimental en el análisis lingüístico. 18 La “alineación” en los nuevos corpus permite la sincronización de la transcripción con la grabación, de manera que se pueda consultar como una partitura con la música y la letra. 19 Esta obra de Hummel (2012: 13-16) está basada en el corpus transcrito por Bettina Kluge —parcialmente publicado en 2005— de unas conversaciones grabadas en Chile en 1995, de ahí que se ocupe de letras y palabras gráficas —unas 70 000—, y no de tiempo de las intervenciones. El propio autor reconoce expresamente esta carencia de su estudio en relación con la entonación, si bien amplía esta falta a la mayor parte de las publicaciones sobre marcadores orales.

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de un conjunto textual mayor que el esperable de la memoria operativa de un hablante por encontrarse toda la transcripción presente para el investigador, si bien el hablante, de hecho, carece de la memoria verbatim que le proporciona la transcripción al estudioso20. De este modo, aunque el lingüista se refiera a las estructuras conversacionales como un producto emergente —esto es, como un resultado no buscado en sí mismo—, la misma presentación en el análisis de un esquema conversacional que se ve en un solo golpe de vista hace difícil no comprender una estructura permanente y, en consecuencia, planificada. Se puede encontrar un ejemplo de este modo de actuar en las primeras publicaciones de la Escuela de Ginebra en la década de 1980 (Roulet et al. 1985). La compleja estructura que encuentra el estudioso se puede trazar por tener delante el texto transcrito y no por haber oído la conversación ni como interlocutor en la conversación —oyente autorizado—, ni como investigador —oyente casual—. Del mismo modo, cualquier sistema de unidades conversacionales debe tener presente quién recurre a la unidad. Los análisis de unidades conversacionales acostumbran a tener dos criterios: la prosodia y la intención comunicativa —semántica y pragmática— de quien comunica, ya que el estudio exclusivamente prosódico no parece suficiente21. Al pasar el criterio de lo puramente material —prosodia— a lo interpretativo, la situación se complica. Una pregunta inmediata sería: ¿la unidad conversacional se reconoce porque el hablante la maneja como tal o porque es el investigador quien la distingue en su análisis? Parece que un primer requisito para que fuera el hablante, consistiría en que se tratara de una unidad que, de algún modo, pudiera permanecer en su memoria operativa; en consecuencia, cuanto más duren en el tiempo las unidades que se reconocen en un análisis más difícil será que las adjudiquemos al hablante y no al investigador. En su estudio de las unidades conversacionales, el grupo Val.Es.Co. diferencia: subacto, acto, intervención y diálogo (Briz Gómez/Grupo Val.Es.Co 2003; Briz Gómez/Pons Bordería 2010). A estas unidades que el participante en la conversación reconocería, aunque fuera de un modo inconsciente, Estellés Arguedas y Pons Bordería (2014) añaden una más abarcadora: el discurso. Su justificación se basa en 20 “La memoria a corto plazo es el principal embudo que hay en el procesamiento humano de la información. Solo podemos mantener simultáneamente en la memoria unos pocos elementos (que se suelen estimar en siete más/menos dos), y estos están sometidos a un rápido desvanecimiento o sustitución por otros nuevos” (Pinker 1995: 221). El número 7, más menos dos, lo propuso George Miller en un artículo de 1956 (Gleick 2012: 263). 21 Cabedo Nebot (2014: 166) hace referencia a una “pragmaprosodic combination”.

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usos particulares de ciertos marcadores como bueno frente a por cierto u otras marcas como saludos y vocativos. El problema se encuentra en que, si bien el hablante puede interpretar cuándo comienza un “discurso” o también cuándo termina, no puede tener en la mente la unidad discurso que va de un comienzo a un fin. Esta unidad únicamente es recuperable por el investigador que la ha grabado y transcrito. Así pues, tal vez fuera más apropiado referirse a “fin de discurso” o “inicio de discurso” como posiciones que sí maneja quien habla. Por lo demás, se puede pensar que esta situación ocurre únicamente con las transcripciones, que transforman lo oral en escrito, pero también sucede con la lectura de los textos redactados. Si se lee un párrafo, se puede volver a leer el principio una vez que hemos llegado al final, pero, cuando se hace, se olvida en la mayor parte de los casos la literalidad de aquel final del que partimos. Lo que se retiene en la memoria de un texto después de leerlo no es tanto el texto en sí, sino la interpretación que se le ha dado. Así y todo, la situación no es idéntica a la oral. Si el lector del texto escrito generalmente no vuelve una y otra vez a lo anterior, no actúa del mismo modo su autor: el escritor sí acostumbra a retomar las veces que considere oportuno el texto anterior y tener en cuenta su literalidad para proseguir o enmendar su escritura. 3. La escritura como variación concepcional Después de revisar algunos hechos que tienen relación con la escritura como medio o modo, apuntaremos un par de fenómenos del aspecto concepcional propio de la escritura académica que influyen en los estudios sobre marcadores: las estructuras nominales complejas y la elaboración de listas. 3.1. Las clasificaciones científicas Es sabido que los textos escritos tienen una mayor densidad de sustantivos modificados por adjetivos y sintagmas preposicionales que las conversaciones (Biber/Conrad 2001: 190-191). Este uso de sustantivos también se da con las clasificaciones científicas y, en particular, con las clasificaciones de marcadores22. De acuerdo con la metáfora de la palabra como contenedor (Lakoff/ Llopis Cardona (2014: 261-265) recoge en un apéndice de su libro distintas clasificaciones de marcadores y todas ellas son de sustantivos con diferentes modificadores. 22

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Johnson 1986 [1980]), estos sintagmas nominales —“conectores contraargumentativos”, pongamos por caso— constituyen distintos contenedores dentro de los cuales se introducen las diferentes unidades que se desean clasificar: sin embargo se sitúa “dentro” de los conectores contraargumentativos y por tanto en un contenedor distinto. Con este punto de partida, es complicado comprender que una misma unidad esté en dos contenedores distintos. Supóngase que los marcadores discursivos se clasifican por su significado de procesamiento (Portolés Lázaro 1998; Martín Zorraquino/Portolés Lázaro 1999) y que se coloca el conector en cambio dentro del contenedor de los “conectores contraargumentativos”; ahora bien, también se puede considerar que existe otra instrucción en su significado que obligaría a acomodar esta unidad en otro contenedor, el de “estructuradores de la información” (Portolés Lázaro 2010: 303). (6)

A Prullàs aquel tabaco tan áspero, en ayunas, le producía náuseas. Don Lorenzo Verdugones, en cambio, se mostraba la mar de satisfecho (E. Mendoza, Una comedia ligera. Barcelona: Seix Barral, 1996, 198). Prótasis

Apódosis

Alternativa expresa

A Prullás

aquel tabaco le producía náuseas

Foco no exhaustivo

Don Lorenzo Verdugones

se mostraba la mar de satisfecho

Se habla de dos personajes de una novela: Prullàs y Lorenzo Verdugones. Se trata de dos individuos de los que se van a predicar dos informaciones en las que se diferencian: a uno le desagrada un tipo de tabaco que gusta al otro. Se produce, pues, una oposición. Por otra parte, en cambio también indica que, entre los dos miembros del discurso que conecta, se ha de interpretar una relación propia de la estructura informativa: el paralelismo de un contraste. Así, “un conector contraargumentativo” participa, simultáneamente, de un significado que corresponde a otro contenedor, el de los “estructuradores de la información”. A este hecho se une que el léxico terminológico utilizado acostumbra a estar formado por sustantivos deverbales —marcar/marcador, reformular/ reformulador o modalizar/modalizador—. Ello encamina a que con su denominación se clasifique la unidad que se estudia por una única característica, la que denota el verbo primitivo, aunque esta singularización confunda por su simplificación.

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3.2. Las listas y su presentación Junto al uso de sintagmas nominales complejos, otra de las características propias de la cultura escritura es la elaboración de listas (Goody 1990, 2000). Quienes describen una realidad con pretensión científica lo hacen por escrito y distribuyen la información que quieren proporcionar en apartados que no se pueden leer de forma simultánea, sino consecutiva. A esta primera condición se unen otras propias de la ortotipografía de las revistas actuales en papel23. No debe olvidarse que, como sucede con la oralidad, la escritura también es multimodal (Kress 2010). A las letras se unen las condiciones propias de la caligrafía, cuando se escriben a mano, o de la tipografía, cuando se imprimen. Por ejemplo, después de los primeros incunables que, como sucedía con los manuscritos medievales, todavía tenían textos impresos en dos colores, los textos se imprimieron en un único color24. Se pierde, pues, un modo de diferenciar los elementos listados. Del mismo modo, el difícil manejo en la composición de las cajas de letras de los chibaletes hizo que se generalizaba el uso de un solo tipo de letra en los textos impresos (Martínez de Sousa 2005: 44). Incluso, en la actualidad, cuando los cambios de cuerpos, familias de letra y colores son ya sencillos, se limita por poco estético su uso, que en las publicaciones científicas se circunscribe a cursivas y negritas en unos escasos casos de modalidad autonímica. En definitiva, se lee en las dos dimensiones del papel y con pocos recursos tipográficos, lo que obliga a uniformar de un modo icónico lo que no necesariamente es uniforme. En consecuencia, una propuesta, como la modular de Roulet y otros (2001) para las conversaciones, aunque se presente como no jerárquica —heterárquica—, es difícil no comprenderla con una lectura habitual: de arriba abajo y de izquierda a derecha, y con los distintos elementos con un valor semejante —por tener un grafismo similar— en el resultado final.

23 El formato electrónico de los textos académicos reproduce actualmente la versión en papel, pese a que su soporte permita otras configuraciones. 24 Griffin (2009: 229) explica las dificultades de la impresión en dos colores en las primeras imprentas.

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Conclusión Quienes investigamos sobre marcadores del discurso habitamos en el “paréntesis gutenberguiano” de Pettitt. Somos desde nuestra infancia lectores y, cuando difundimos nuestros resultados, escritores. La escritura es un a priori que condiciona nuestra tarea: vemos el discurso más que lo escuchamos. Como miembros de una sociedad con oralidad secundaria, las propiedades del discurso escrito contaminan nuestra oralidad (§ Introducción) y, por el mismo motivo, la escritura también se filtra en nuestros estudios, tanto en lo analizado, que se comprende, en gran medida, a partir de la palabra escrita que se emplea para representarlo (§§ 1-2), como en el acercamiento teórico a esa realidad, condicionado por la tradición conceptualizadora y expositiva propia de la escritura (§ 3). Si bien es difícil escapar de todo ello, no se ha de olvidar esta realidad permanente. Referencias bibliográficas A B B

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LA EVIDENCIALIDAD DESDE EL ENFOQUE DIALÓGICO DE LA ARGUMENTACIÓN Y DE LA POLIFONÍA. UN ESTUDIO CONTRASTIVO DE LOS EMPLEOS INFERENCIAL Y CITATIVO DEL MARCADOR EVIDENCIAL ASÍ QUE María Marta García Negroni Manuel Libenson Universidad de San Andrés Universidad de Buenos Aires

Introducción Habitualmente analizada desde perspectivas referencialistas o cognitivistas, la evidencialidad suele definirse como el dominio semántico relacionado con la marcación de la fuente de la información transmitida por un hablante en su enunciado y con la especificación de qué tipo de fuente (directa o indirecta) se trata (Aikhenvald 2004). Se dice que la fuente es directa cuando el conocimiento del hablante ha sido adquirido por medio de una percepción sensible originada en alguno de sus sentidos (vista, oído y olfato, fundamentalmente). Se afirma que es indirecta, en cambio, cuando dicho conocimiento procede ya de una inferencia razonada, ya de la cita de un discurso ajeno (Anderson 1986; Willett 1988). Se asume, asimismo, que, según sea directa o indirecta, la fuente implica distintos grados de confiabilidad, los que, a su vez, repercuten sobre la actitud epistémica del hablante frente a lo que comunica (Chafe 1986; Plungian 2001; Dendale/Tasmowski 2001). En este trabajo, nos ocuparemos del marcador de discurso así que en peticiones indirectas de confirmación, el que, según pondremos de manifiesto, vehiculiza un significado evidencial indirecto, ya inferencial —cf. (1)—, ya citativo —cf. (2)—.

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(1)

En el Servicio médico de la Unesco le dijeron: —¿Alergia? mmmmm ¿Sarampión? ejem, ejem. Veamos un poco su legajo, ¿así que usted es una supernumeraria contratada solo por el período de la Conferencia? En ese caso no se inquiete, claro que puede continuar trabajando (CREA, Argentina, Futuransky, L., De Pe a Pa (o de Pekín a París), Barcelona, Anagrama, 1986).

(2)

Bueno, la cosa es que estábamos en pleno tira y afloje, cuando me llamó Franconieri, un periodista de Crónica: Hola, Diego, ¿así que ya está hecho lo de River? Yo lo cacé al vuelo, me quería sacar de mentira verdad, así que lo dejé hablar un poco y enseguida me jugué: “No, no voy a firmar porque me llamó Boca” (CREA, Argentina, Maradona, D., Yo soy el Diego. Barcelona, Planeta, 2000).

Ahora bien, para dar cuenta de ese significado, nos apartaremos de varios de los presupuestos que en general subyacen en los estudios sobre evidencialidad (Anderson 1986; Aikhenvald 2004; Willett 1988; Bermúdez 2004, 2005; Cornillie 2007; Rodríguez Ramalle 2008, 2014, entre otros) y propondremos una aproximación novedosa a la luz del enfoque dialógico de la argumentación y de la polifonía (García Negroni 2009, 2016a, 2016b; García Negroni/ Libenson 2016). De acuerdo con la hipótesis que buscaremos defender, la estructura con así que vehiculiza un punto de vista evidencial que exige la búsqueda de un marco de discurso sobre el que se funda la enunciación que contiene dicho punto de vista y al que esa enunciación responde a través de un posicionamiento subjetivo. La identificación de ese marco de discurso — sostendremos— resulta de un proceso de selección de alguno de los discursos argumentativos en los que interviene el conector consecutivo así que del que deriva el marcador evidencial. Este obligará a seleccionar así el empleo abductivo del conector cuando el significado vehiculizado es el inferencial; serán, en cambio, discursos argumentativos de tipo conclusivo los que estarán en la base del significado evidencial citativo del marcador. El trabajo se organiza como sigue: en primer lugar, se pasa revista a algunas investigaciones que se han ocupado de así que (§ 1). Luego, y tras presentar los vínculos que pueden establecerse entre el enfoque dialógico de la argumentación y de la polifonía, por una parte, y el abordaje del significado evidencial (§ 2), por otra, describimos y analizamos de manera contrastiva los significados evidenciales indirectos inferenciales y citativos que se manifiestan en peticiones indirectas de confirmación introducidas por así que (§ 3).

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1. A propósito del marcador evidencial así que: un breve estado de la cuestión Tal como en general se la define, la locución conjuntiva así que presenta “el miembro de discurso que introduce como consecuencia de un miembro anterior” (Martín Zorraquino/Portolés Lázaro 1999: 4099), por lo que, en general, es caracterizada como semejante a en consecuencia, de suerte que, por lo cual (RAE 2014). En esta misma línea, Montolío (2001: 104) agrega que “el conector así que expresa una consecuencia que se obtiene siempre de un proceso deductivo personal”. La autora explica de este modo la diferencia con así pues, que introduce consecuencias que se presentan como más generales y constatativas. De hecho, “así que resulta parafraseable por ‘de lo anterior deduzco que...’, mientras que así pues equivale más bien a ‘a la vista de los hechos, se concluye que...’” (Montolío 2001: 104). El valor consecutivo de así que puede expresarse en el encadenamiento de dos segmentos del discurso a cargo de un mismo locutor —cf. (3)—, pero también, y tal como sostiene Bravo Cladera (2005: 150), “en el intercambio conversacional, en las intervenciones de distintos hablantes”. Es lo que ocurre, por ejemplo, en (4), en el que el segundo hablante inicia su turno de habla con así que. De este modo, y dado su carácter interrogativo, su intervención se presenta como un pedido de confirmación sobre la posible conclusión del discurso del primer hablante (Bravo Cladera 2005: 150). (3)

Estoy cansada así que me voy a ir a dormir.

(4)

María: —No, yo he estado en Chile una vez. Fue como hace diez años atrás Gabriel: —Así que no te acuerdas mucho? (ejemplos de Bravo Cladera 2005)

En cuanto al tipo de conexión que así que puede establecer, Álvarez (1999: 3793) llama la atención sobre el hecho de que así que y otros conectores consecutivos “tienen en común la capacidad de cohesionar las oraciones disponiendo sus significaciones ya en una relación de causa-efecto, ya de explicación-deducción”. Los siguientes enunciados ejemplificarían, respectivamente, una y otra relación:

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(5)

Hace calor, así que Juan fue a la playa.

(6)

Juan fue a la playa, así que hace calor.

Por nuestra parte, consideramos que, si bien (5) y (6) constituyen casos de encadenamientos argumentativos normativos en por lo tanto, la relación semántica que se manifiesta en (5) es de tipo conclusivo (A por lo tanto B), en tanto que la de (6) es de naturaleza abductiva (B por lo tanto A). En términos de la teoría de los bloques semánticos (Carel 2004; Carel/Ducrot 2005), ambos encadenamientos evocan el mismo bloque, aquel que establece una interdependencia semántica entre sus dos segmentos constitutivos (i.e., el calor del que se trata es el que lleva a ir a la playa; la ida a la playa de la que se habla es la que queda justificada por el calor)1, pero mientras que el locutor de (5) solo se identifica con el aspecto hace calor por lo tanto Juan fue a la playa, el de (6) hace algo más. Según Carel (2004), al ser abductivo, un encadenamiento como (6) pondría en evidencia que el locutor, además, rechaza el aspecto transpuesto del mismo bloque (i.e., no hace calor sin embargo fue a la playa). Carel intenta explicar así el “efecto de extrañeza” que, según la autora, Peirce asocia a las abducciones. Más adelante, y para explicar los distintos significados evidenciales indirectos (citativos o inferenciales) vehiculizados por las peticiones de confirmación introducidas por así que, retomaremos esta diferenciación entre encadenamiento conclusivo y encadenamiento abductivo. En relación con la caracterización de así que como marcador de evidencialidad, Rodríguez Ramalle (2014: 239) sostiene que ese significado surge cuando así que encabeza oraciones aisladas que buscan confirmación y que no presuponen un contexto discursivo previo. Para la autora, así que puede analizarse como locución conjuntiva evidencial: en tanto tal, puede manifestar evidencialidad perceptiva (visual o auditiva), inferida o transmitida, pues la causa de la que parten [las locuciones conjuntivas evidenciales], si bien no necesita estar establecida necesariamente en el contexto, siempre aparece fijada en la fuente u origen de los conocimientos que posee el hablante: lo que ha oído, lo que ve, lo que le han dicho, lo que conoce porque forma parte de su acervo cultural.

En el siguiente apartado, se exponen con más detalle algunos de los presupuestos de la teoría de los bloques semánticos. 1

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Por su lado, y aunque no utiliza el término evidencial, Santos Río (2003) también afirma que, en tanto enlace extraoracional deíctico anafórico consecutivo, así que puede aparecer sin proposición precedente y vehiculizar la cita de un discurso previo y conocido. Según Santos Río (2003: 206), así que puede servir para introducir peticiones indirectas de confirmación de un hecho o incluso como recurso de sonsaque (o aun de reproche irónico); en todos estos casos el hecho a cuya descripción o predicción precede así que figura ya como un dato en el ambiente, sea como rumor o “comidilla”, sea como una sospecha compartida (la cursiva es nuestra).

Coincidimos con estos dos últimos autores en que las peticiones de confirmación con así que como iniciador de la enunciación sin discurso adyacente del mismo locutor hacen ver la enunciación de así que P como causada por algo que debe descubrirse para poder acceder al sentido del enunciado. Ahora bien, tal como intentaremos mostrar en lo que sigue, ese algo no debe identificarse con una fuente empírica de información del hablante, sino con el marco de discurso sobre el que se funda la enunciación que contiene a así que y a la que esa enunciación responde dialógicamente2. En este sentido, trataremos de poner de manifiesto que el marcador así que vehiculiza un punto de vista evidencial que obliga a buscar la causa fundante de la enunciación que lo contiene en encadenamientos argumentativos de carácter general (i.e., marcos de discurso) relativos a indicios o a voces citadas y a los que esa enunciación responde con un determinado posicionamiento subjetivo. De esta manera, y contrariamente a lo que afirma Rodríguez Ramalle, sostendremos que así que nunca vehiculiza un significado evidencial directo y, a diferencia de Santos Río, propondremos que el significado evidencial indirecto de así que no debe restringirse al citativo. Más aún, tal como adelantamos, la especificación de uno u otro tipo de marco de discurso es el resultado de un proceso de selección de alguno de los discursos argumentativos (abductivos o conclusivos) evocados por el conector consecutivo así que del que deriva el marcador evidencial.

2 Inspirado en la noción de espace discursif propuesta por Anscombre (1989), el concepto de marco de discurso que aquí se propone se define como “los encadenamientos argumentativos, en por lo tanto y en sin embargo, que se presentan como el lugar a partir del cual surge o se desencadena la enunciación actual” (García Negroni 2016a: 56).

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2. El abordaje del significado evidencial a la luz del enfoque dialógico de la argumentación y de la polifonía Como queda dicho, nuestro análisis del significado evidencial se enmarca en el enfoque dialógico de la argumentación y de la polifonía (de aquí en más, EDAP). Tributario de las teorías fundantes del dialogismo (Bajtín 1982), de la polifonía (Ducrot 1984) y de la argumentación en la lengua (Anscombre/ Ducrot 1983; Anscombre 1995; Ducrot 2004; Carel/Ducrot 2005), el enfoque que proponemos caracteriza los discursos y puntos de vista intrínsecamente argumentativos que toda enunciación evoca como respuesta siempre dialógica frente a discursos previos o potenciales3. Dicho de otro modo, en la medida en que el enunciado es concebido como un eslabón en la cadena discursiva (Bajtín 1982), definimos el sentido en términos de discursos evocados frente a los cuales siempre queda constituido dialógicamente un posicionamiento subjetivo de respuesta. Así, el EDAP aboga por ver en el funcionamiento polifónico-argumentativo del lenguaje el lugar de plasmación lingüística de las relaciones intersubjetivas, al tiempo que analiza las dinámicas argumentativas intrínsecas a la lengua como esencialmente dialógicas4. Siguiendo los presupuestos de la semántica argumentativa, el EDAP mantiene el principio según el cual el sentido de nuestras palabras, expresiones o enunciados no está constituido por las cosas, los hechos o las propiedades que denotan, ni por los pensamientos o las creencias que sugieren, sino por los encadenamientos o discursos argumentativos a los que esas palabras, expresiones o enunciados aluden. En términos de Ducrot (2004: 364), “el sentido de una entidad lingüística no es nada más que un conjunto de discursos que esa entidad evoca”. Ese conjunto de discursos argumentativos, que admiten ser evocados con mayor o menor grado de fuerza argumentativa, pueden ser Nos referimos, en particular, a los puntos de vista evidenciales citativos. En efecto, desde nuestra perspectiva, este tipo de puntos de vista evidenciales puede aludir no solo a discursos o a enunciados previos, sino también a discursos que eventualmente podrían sostenerse. Este último caso es el que se manifiesta, por ejemplo, en ciertos empleos del futuro simple (cf. Enemigo mío no es; en todo caso, será mi adversario). Al respecto, podrá consultarse García Negroni (2016b) en el que se analizan los distintos empleos evidenciales citativos de los futuros del español (morfológico y perifrástico). 4 Esta es quizás la diferencia fundamental que plantea nuestra perspectiva respecto de los últimos desarrollos de la Teoría de la argumentación, la Teoría de los bloques semánticos (Carel/Ducrot 2005), en la que queda eliminada toda preocupación por la subjetividad y desalojado todo rastro de dialogismo de la descripción del sentido. 3

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normativos o transgresivos (Carel/Ducrot 2005). En el primer caso, el encadenamiento aparece articulado por conectores conclusivos del tipo de por lo tanto, si... entonces, porque, en consecuencia, así que, etc. (realizaciones de un conector abstracto , abreviado como ); en el segundo por conectores concesivos del tipo de sin embargo, a pesar de que, aunque, aun si, etc. (realizaciones de un conector abstracto , abreviado como ). Recordemos aquí que, según la teoría de los bloques semánticos, un bloque semántico expresa la relación de interdependencia semántica entre dos predicados X e Y y que, dado que X puede tener la forma de A o de Neg. A e Y, la forma de B y de Neg. B, se pueden construir ocho conjuntos de encadenamientos o aspectos relacionados mediante o . Estos ocho aspectos teóricamente posibles pueden agruparse en dos bloques semánticos de cuatro aspectos cada uno: se dice que los aspectos (1) A B; (2) A Neg. B; (3) Neg. A Neg. B y (4) Neg. A B pertenecen al BS1, mientras que los aspectos (1’) A Neg. B; (2’) A B; (3’) Neg. A B y (4’) Neg. A Neg. B pertenecen al BS2. La teoría de los bloques semánticos agrega que entre los distintos aspectos de un mismo bloque existen relaciones semánticas de diferente tipo. Así, entre (1) y (2) y entre (3) y (4), la relación es de conversión; entre (1) y (3) y entre 2 y (4), es de reciprocidad; finalmente, entre (1) y (4) y entre (2) y (3), es de transposición. Pero hay más: esos discursos argumentativos son vehiculizados a través de distintos tipos de puntos de vista que se materializan en la enunciación y que no necesariamente deben ser atribuidos a un mismo y único sujeto. En efecto, y tal como se recordará, las instrucciones polifónicas —contenidas en elementos de la morfología, la sintaxis, el léxico o la prosodia— obligan al interpretante del enunciado a localizar si hay uno o más responsables de la enunciación (i.e., el locutor en tanto tal), a reconocer los distintos puntos de vista argumentativos introducidos en ella, a identificar a qué sujetos discursivos deben eventualmente imputarse esos puntos de vista y a determinar la actitud o posicionamiento enunciativo que el locutor adopta frente a ellos, i.e., rechazo, aprobación, acuerdo, indiferencia, distanciamiento (Ducrot 1984). Ahora bien, si la semántica ducrotiana define el sentido en términos de encadenamientos discursivos evocados y contempla la puesta en escena de una multiplicidad de puntos de vista para la descripción del sentido, nada dice acerca de la inserción de los enunciados en la red interdiscursiva, ni de cómo esa inserción repercute en la construcción del sentido y de la subjetividad. Desde nuestra perspectiva, en cambio, ambas consideraciones deben ser

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tenidas en cuenta para explicar, entre otros fenómenos semánticos, los puntos de vista que vehiculizan significados evidenciales. Como ya indicamos, estos comportan instrucciones que obligan a interpretar la enunciación que los contiene como desencadenada por un marco de discurso previo que debe ser identificado y que se muestra como la causa de la enunciación. Así, en estos casos, la enunciación queda presentada ya como causada por encadenamientos argumentativos referidos a percepciones que la autentifican (Fui testigo perceptual de algo por lo tanto puedo dar fe de ese algo), ya como surgida de un marco de discurso conjetural (Veo/Dicen algo por lo tanto infiero algo diferente), ya como motivada por un encadenamiento relativo a discursos previos (Dicen algo por lo tanto ese algo es posible / Dicen algo sin embargo ese algo no me consta / Dicen algo sin embargo no es así, entre otros posibles). En simultáneo, la presencia de estos puntos de vista evidenciales implica posicionamientos diversos por parte del locutor. En respuesta dialógica a los marcos de discurso sobre los que se funda la enunciación, esos posicionamientos pueden ir desde la asimilación con el punto de vista evidencial —en el caso de la evidencialidad directa— hasta su rechazo absoluto pasando por el distanciamiento y la precaución epistemológica —en el caso de la evidencialidad indirecta— (García Negroni 2016a, 2016b; García Negroni/Libenson 2016). En el siguiente apartado nos ocuparemos de describir y analizar desde la perspectiva del EDAP los significados evidenciales indirectos inferenciales y citativos que se manifiestan en peticiones indirectas de confirmación con así que. 3. A propósito del significado evidencial de así que A partir del valor deíctico-anafórico propio de así, el conector así que pone en relación de interdependencia semántica dos segmentos X e Y5. Unidos por así que y siempre explícitos, dichos segmentos pueden aparecer en el discurso de un mismo locutor o en intervenciones seguidas de locutores diferentes. Por otro lado, y como adelantamos a propósito de (5) y (6), la conexión establecida por así que es siempre de tipo normativa en por lo tanto y puede ser tanto conclusiva —cf. (5)— como abductiva —cf. (6)—. A diferencia del conector, el marcador evidencial así que introduce peticiones indirectas de confirmación, aparece siempre como iniciador de

5

Recuérdese que X puede tener la forma de A o de Neg. A e Y, la forma de B y de Neg. B.

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intervención y, tal como lo muestra la imposibilidad de (1’) y (2’), no admite como paráfrasis conectores consecutivos del tipo así es que, por lo tanto, en consecuencia, etc. (Rodríguez Ramalle 2014: 238). (1’)

*¿Alergia? mmmmm ¿Sarampión? ejem, ejem. Veamos un poco su legajo, ¿por lo tanto/en consecuencia/por ello usted es una supernumeraria contratada solo por el período de la Conferencia? En ese caso no se inquiete, claro que puede continuar trabajando.

(2’)

*Bueno, la cosa es que estábamos en pleno tira y afloje, cuando me llamó Franconieri, un periodista de Crónica: Hola, Diego, ¿por consiguiente/así es que/ por ende ya está hecho lo de River? Yo lo cacé al vuelo, me quería sacar de mentira verdad, así que lo dejé hablar un poco y enseguida me jugué: “No, no voy a firmar porque me llamó Boca”.

Esta última restricción explica que la enunciación del marcador evidencial nunca establezca conexión con ningún miembro adyacente previo como sí puede ocurrir en el caso del conector así que —cf. supra (4)—, en el que B inicia su turno de habla para solicitar confirmación de la conclusión a la que implícitamente conducía, según B, el discurso de A. Obsérvese que, a diferencia de (1’) y (2’), (4’) no plantea ningún problema de interpretación. (4’)

María: —No, yo he estado en Chile una vez. Fue como hace diez años atrás Gabriel: —Así es que/por lo tanto/ en consecuencia/ por consiguiente no te acuerdas mucho?

A continuación, consideraremos sucesivamente los diversos modos en los que quedan plasmadas las instrucciones asociadas al significado evidencial indirecto inferencial o citativo vehiculizado por el marcador así que. Como buscaremos mostrar, el significado será inferencial si el marco de discurso previo que el marcador obliga a recuperar como la causa de la enunciación tiene la forma de un encadenamiento argumentativo normativo abductivo (Veo/ Dicen algo por lo tanto infiero algo diferente); el significado será citativo si el marco de discurso fundante de la enunciación tiene la forma de un encadenamiento argumentativo normativo conclusivo (Dicen algo por lo tanto ese algo es posible).

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3.1. Grupo A: así que como marcador de evidencialidad indirecta inferencial Como queda dicho, el marcador así que introduce un punto de vista evidencial indirecto que exige recuperar un marco de discurso previo a partir del cual se interpreta la enunciación que contiene dicho punto de vista. En el caso del significado inferencial, ese marco de discurso está constituido por encadenamientos argumentativos relativos a indicios perceptuales o discursivos que justifican inferencias abductivas. Consideremos al respecto (7), (8) y (9): (7)

¿Pintás cuadros?

(8)

Durante una reunión familiar en la casa de los Yoma, se sentaron en un sofá de tres cuerpos de color celeste, cada uno en un extremo. “¿Así que pintás?”, le preguntó Carlos Menem, mirando los cuadros que colgaban de la pared. Paisajes coloridos de pueblitos de la costa y retratos de la familia (CREA, Argentina, Wornat, O., Menem-Bolocco, 2001).

(9)

—Ya, como casi todo el mundo. Nueva York es magnífica pero debería venir al Sur. Aquello es distinto, ¿sabe?, es... —y entonces cerró el puño de la mano derecha, y envió a su brazo detrás para dibujar en el aire una especie de curva enfática y grotesca, una muestra de entusiasmo teatral, tan emparentada con la jubilosa histeria de los anuncios de Coca-Cola que Sara contuvo la risa con dificultad—. Es auténtico. —The real thing. —Justo. Así que habla usted inglés...6 (CREA, Grandes, A., Los aires difíciles, 2002).

Como puede constatarse, a diferencia de (7), que se presenta como un pedido de información, (8) exige interpretar la enunciación interrogativa ¿Así que P? como una conjetura basada en una abducción a partir de un indicio, en este caso perceptual (Veo muchos cuadros, por lo tanto infiero que pintás) y de la que se solicita confirmación. Por su parte, en (9), así que vehiculiza un punto de vista evidencial inferencial a partir, en este caso, de un indicio discursivo (Lo oigo hablar en inglés, por lo tanto infiero que usted sabe hablar ese idioma). En ambos casos, y como se observa en las paráfrasis (8’) y (9’), (8) y (9)

Los ejemplos (8) y (9) han sido tomados de Rodríguez Ramalle (2014) con el fin de discutir la caracterización que la autora propone a propósito del significado evidencial de así que. 6

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admiten la explicitación de la causa de la petición de confirmación con así que inferencial mediante porque + marco de discurso fundante de la enunciación: (8’)

Te pido confirmación acerca de si pintás porque(veo cuadros y por lo tanto infiero que pintás).

(9’)

Le pido confirmación acerca de si usted habla inglés porque(lo oigo hablar en inglés y por lo tanto infiero que usted sabe hablar ese idioma).

Dicho de otro modo, la presencia del marcador así que obliga a recuperar dialógicamente el marco de discurso que se presenta como la causa de la enunciación (Ɛ) que contiene el marcador. Se trata de una instrucción dialógico-causal asociada al significado evidencial y la representamos como una flecha retroactiva hacia la izquierda7. Esta primera instrucción se complementa con una segunda de orden, esta vez, dialógico-polifónico y que insta a reconocer el posicionamiento de respuesta frente a ese marco fundante o causante de la enunciación. La graficamos con una flecha hacia la derecha.

marco de discurso conjetural

Causa de la Ɛ(Veo/Oigo algo PLT infiero algo diferente)

Ɛ de pedido de confirmación con así que inferencial posicionamiento subjetivo de respuesta: precaución epistemológica

Nos apartamos así de la propuesta de Rodríguez Ramalle (2014: 239), para quien los empleos de así que en (8) y (9) constituyen ejemplos de evidencialidad directa. Para la autora, la razón por la que pregunto si pintas es que veo unos cuadros; [...] el motivo por el que afirmo que hablas inglés es porque te oigo decir en inglés unas palabras: digo

Ampliamos, así, la caracterización de las instrucciones causales que, según Ducrot (1984), forman parte, junto con las polifónicas, las argumentativas y las ilocucionarias, de la calificación que el enunciado brinda de su propia enunciación. Se observará, no obstante, que en nuestra concepción las instrucciones causales exigen, además, tener en cuenta la caracterización semántica de los enunciados en tanto eslabones en la cadena discursiva. 7

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que hablas inglés porque te oigo hablar en esa lengua. Esto es, la procedencia o “fuente de la evidencia”, sobre la que se basa la pregunta o afirmación: lo que veo, lo que oigo, lo que percibo, contiene la causa de mi afirmación. Son dos ejemplos de evidencia directa.

Por nuestra parte, consideramos que no deben confundirse los casos de evidencialidad directa del tipo de (10) (10) “La encontré bien, asumiendo el rol con todas las dificultades subjetivas y la encontré fuerte”, dijo en relación a cómo había visto a Milagro Sala. (Eugenio Zaffaroni visitó a Milagro Sala. Disponible en LibertadaMilagro [[email protected]])

con aquellos de evidencialidad indirecta inferencial a partir de indicios perceptuales o discursivos, como (8) y (9). En efecto, desde la visión no referencialista del sentido que proponemos, determinar el tipo de significado evidencial vehiculizado en estos enunciados no consiste en reconocer elementos exteriores a la enunciación como las fuentes o las causas empíricas que la desencadenan. De lo que se trata, más bien, es de dar cuenta de los distintos marcos de discurso que se muestran como la causa fundante de la enunciación. Es cierto que en (8), (9) y (10) interviene, como parte del sentido vehiculizado, la alusión a una percepción. Sin embargo, en tanto que (10), y por la presencia de la estructura encontrar + objeto directo + predicativo objetivo, obliga al interpretante a asumir que la enunciación se presenta como causada y autentificada por el registro perceptivo de una determinada situación, (8) y (9) presentan lo percibido como un indicio que justifica una inferencia abductiva. Así, mientras que las enunciaciones de (8) y de (9) se presentan como desencadenadas a partir de marcos de discurso conjeturales, la interpretación de (10) pone en juego el reconocimiento de un marco de discurso perceptivo autentificante —cf. (10’)—: (10’) Afirmo que Milagro Sala está bien y fuerte porque(la vi en persona y puedo dar fe de su estado).

Esquemáticamente:

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marco de discurso perceptivo autentificante

Causa Ɛ(Fui testigo presencial de algo PLT puedo dar fe de ese algo)

Ɛ con encontrar + OD + predicativo posicionamiento subjetivo de respuesta: fuerte compromiso epistémico

Dicho de otro modo, no es la percepción visual o auditiva de un supuesto referente la que intervendría como parte del significado evidencial, sino los encadenamientos argumentativos (i.e., marcos de discurso) que construyen diferentes representaciones discursivas a propósito de esa percepción. En suma, en su empleo como iniciador de peticiones indirectas de confirmación de conjeturas basadas en indicios ya perceptuales ya discursivos, el marcador evidencial así que obliga a identificar un marco de discurso conjetural (Veo/Oigo algo por lo tanto infiero algo diferente) como la causa de la enunciación que lo contiene. La estructura argumentativa de ese marco de discurso recupera uno de los dos tipos de encadenamientos normativos que el conector así que habilita: el abductivo8. Y es precisamente ese marco conjetural el que queda seleccionado en los empleos inferenciales del marcador. Pero además de esta instrucción causal, la estructura Así que P vehiculiza también una instrucción dialógico-polifónica que, tal como adelantamos, exige reconocer un posicionamiento de respuesta frente al marco de discurso fundante de la enunciación. Dado que ese marco es conjetural, la posición del locutor es de precaución epistemológica, actitud que queda acentuada por la petición de confirmación9. En términos polifónicos, el locutor muestra precavidamente su acuerdo frente al punto de vista inferencial, pero se identifica (i.e., hace de él el objeto de su enunciación) con el punto de vista de la petición de confirmación. Permítasenos una última observación. Además de la selección del marco de discurso conjetural operada por el marcador evidencial en su empleo 8 Recordemos aquí que en su función como conector así que habilita argumentaciones normativas tanto conclusivas (A por lo tanto B) como abductivas (B por lo tanto A). 9 En (10), en cambio, el posicionamiento subjetivo de respuesta que queda configurado a través de la enunciación de encontrar+OD+predicativo es de fuerte compromiso epistemológico. Ello se explica en virtud del marco de discurso perceptivo autentificante que funciona como fundante de la enunciación.

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inferencial y del posicionamiento enunciativo del locutor frente a ese marco, hacemos notar que la conjetura sobre la que se pide confirmación en Así que P necesita ser interpretada a la luz de un determinado aspecto del bloque semántico aludido en el sentido del segmento P. En el caso de (8) y de (9), esos aspectos (de aquí en más ) que pertenecen, respectivamente, a los bloques BS(8): El placer de haber producido ciertas obras–conlleva a–desear exhibirlas BS(9): Saber un idioma–conlleva a–poder hablarlo

son los siguientes: (8): pintás por lo tanto exhibís tus cuadros [A B] (9): usted sabe inglés por lo tanto usted habla en ese idioma [A

B]

Y como las instrucciones semánticas asociadas al significado evidencial inferencial del marcador seleccionan el empleo abductivo del conector, son precisamente estos aspectos los que aparecen, invertidos (i.e., B A), en los marcos de discurso conjeturales fundantes de la enunciación de (8) y de (9): Marco de discurso conjetural de (8): Veo cuadros en tu pared por lo tanto infiero que pintás [B A] Marco de discurso conjetural de (9): Oigo que usted habla en inglés por lo tanto infiero que usted sabe hablar ese idioma [B A]

En el siguiente apartado nos ocuparemos de los empleos evidenciales citativos de Así que X. 3.2. Grupo B: así que como marcador de evidencialidad indirecta citativa En este segundo grupo, el marcador así que introduce un punto de vista evidencial que obliga a recuperar un marco de discurso previo relativo a un juicio epistémico surgido como consecuencia de voces que se citan o rememoran a propósito de algo (dicen algo por lo tanto ese algo es posible) y sobre el que se pide confirmación. En tanto marcador de evidencialidad citativa, así que selecciona el empleo conclusivo (y no el abductivo como en el Grupo A) del conector del que deriva. Consideremos a modo de ejemplo (11):

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(11) ¿Así que te vas mañana?

Al igual que en los empleos inferenciales a partir de indicios discursivos (cf. 9), el marco de discurso fundante de la enunciación de (11) hace intervenir la alusión a un discurso previo como parte del encadenamiento argumentativo. Sin embargo, y a diferencia de los casos de evidencialidad inferencial, en los de evidencialidad citativa, la representación del decir evocado es otra. Ya no se trata de un decir que, en tanto indicio discursivo, habilita ciertos encadenamientos abductivos, sino de un decir que, a modo de cita rememorada, permite justificar un juicio epistémico respecto del objeto de ese decir. En este sentido, la instrucción que obliga a encontrar el marco de discurso causante de la petición de confirmación con así que citativo puede explicitarse en la paráfrasis (11’) y visualizarse en el esquema que le sigue: (11’) Te pido confirmación acerca de si te vas mañana porque(me dijeron/oí que te vas mañana por lo tanto es posible que así ocurra).

Pero no solo el marco fundante de la enunciación es diferente en el caso de así que citativo. También lo es en parte el posicionamiento de respuesta adoptado. Es cierto que en ambos casos el locutor queda representado como identificado con el pedido de confirmación y que su actitud frente al punto de vista evidencial es de precaución epistemológica. Pero mientras que dicha precaución surge, en el caso de así que inferencial, como consecuencia del marco conjetural sobre el que se funda la enunciación, en el de así que citativo, ese posicionamiento de precaución debe relacionarse con el hecho de que el marco fundante alude siempre a un discurso ajeno y del que, por lo tanto, el locutor nunca es responsable. marco de discurso citativo

Causa de la Ɛ(Dicen algo PLT ese algo es posible)

Ɛ de pedido de confirmación con así que citativo posicionamiento subjetivo de respuesta: precaución epistemológica

En cuanto al bloque semántico evocado en el sentido del segmento P y sobre el que se sustenta el marco de discurso citativo, la interpretación de (11) pone en juego el siguiente:

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BS(11): irse de un lugar–conlleva a–estar ausente de ese lugar

Y como ese bloque se expresa bajo el aspecto normativo (11): te vas por lo tanto estarás ausente [A

(11)

B]

el marco de discurso citativo puede, entonces, rescribirse como sigue: Marco de discurso citativo: Dicen sible

[A

B] por lo tanto

[A

B] es po-

Hacemos notar que en tanto huella del bloque semántico en el que se basa el discurso rememorado en así que citativo, P puede evocarlo a través de aspectos normativos o transgresivos según las instrucciones semánticas asociadas al léxico, a la prosodia, a ciertos marcadores del discurso, etc. que participan de la enunciación de Así que P. De este modo, en el caso de (12) y por la presencia del verbo rechazar, (12) P: —Hablemos ahora con el doctor Marcos Aguinis, médico psiquiatra y escritor. ¡Buenas tardes, doctor Aguinis! ¿Cómo está usted? A: —Buenas tardes, Pinky. Muy bien, gracias. P: —¡Así que ha rechazado un homenaje en el honorable Senado de la Nación! (CREA, Argentina, oral)

el bloque semántico al que alude P, a saber, BS(12): el ofrecimiento de algo —conlleva— a la aceptación de ese algo

queda expresado bajo el aspecto transgresivo (12): ofrecimiento sin embargo Neg. aceptación [A

Neg. B]

De este modo y teniendo en cuenta el aspecto argumentativo evocado por P en (12), la instrucción evidencial relativa a la causa de la enunciación de Así que P citativo puede esquematizarse así:

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marco de discurso citativo

Causa de la Ɛ(Dicen ASP[A SE Neg.B] por lo tanto ASP[A SE Neg.B] es posible) citativo

Ɛ de pedido de confirmación con así que posicionamiento subjetivo de respuesta: precaución epistemológica

Un caso particular de así que como marcador de evidencialidad indirecta citativa es el de las enunciaciones irónicas de reproche. Consideremos al respecto (13): (13) Así que no teníamos de qué preocuparnos, ¿eh? (ejemplo de Santos Río 2003)

Como se observa y análogamente a (11) y (12), el punto de vista evidencial vehiculizado en (13) fuerza a recuperar un marco de discurso específico del tipo dijiste algo por lo tanto ese algo era posible. P, por su parte, y tal como queda mostrado a través de la enunciación de (13), evoca el bloque BS(13): los problemas —conllevan a— la preocupación

bajo el aspecto (13): no había problemas por lo tanto no había de qué preocuparse [Neg. A Neg. B]

De allí que el marco de discurso fundante de la enunciación de (13) sea el que sigue: Marco de discurso citativo: Dijiste A Neg. B] era posible

[Neg. A

Neg. B] por lo tanto

[Neg.

Sin embargo, a diferencia de (11) y de (12), y dada la presencia tanto del tono irónico como del marcador fático ¿eh?, no se trata en (13) de un verdadero pedido de confirmación, sino de un reproche sarcástico que tiene como blanco ese discurso previo del otro. Interpretar (13) exige entonces releer ese

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discurso como absurdo, por lo que es el aspecto recíproco A B (i.e., había problemas por lo tanto había de qué preocuparse) el que resulta finalmente validado. Así, bajo la forma de un supuesto pedido de confirmación y de una aparente actitud de precaución epistemológica, el posicionamiento de respuesta frente al marco de discurso fundante de la enunciación implica en (13) un alto grado de distanciamiento. Y ello, como consecuencia del descrédito al que resulta sometido el discurso ajeno aludido en el marco.

marco de discurso citativo

Causa de la Ɛ (Dijiste ASP[Neg. A PLT Neg.B] por lo tanto ASP[Neg. A PLT Neg.B]era posible) con así

Ɛ de supuesto pedido de confirmación que citativo sentido de reproche sarcástico por relectura ASP: A PLT B posicionamiento subjetivo de respuesta: alto grado de distanciamiento

De este modo, tanto en (11) y (12) como en (13), el significado del marcador evidencial así que citativo contiene la instrucción dialógico-causal que exige buscar e identificar un marco de discurso citativo del tipo Dijo/Dijiste por lo tanto es/era posible. La particularidad del empleo de así que en (13) reside pues en la instrucción dialógico-polifónica que, vehiculizada por el tono irónico y el marcador fático ¿eh?, obliga a reinterpretar el discurso ajeno aludido en dicho marco como absurdo. De allí que el posicionamiento de respuesta adoptado difiera del de los otros casos analizados. Conclusiones A lo largo de estas páginas, hemos propuesto un abordaje del significado evidencial desde el enfoque dialógico de la argumentación y de la polifonía (EDAP). Para llevar a cabo esa tarea, hemos estudiado de manera contrastiva los empleos inferencial y citativo del marcador evidencial así que. Hemos buscado demostrar que mientras que el inferencial obliga a recuperar, a través de la selección del empleo abductivo del conector del que deriva, un marco de

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discurso conjetural, el segundo exige identificar un marco de discurso citativo mediante la selección del empleo conclusivo del mismo conector. En ambos casos, el marco de discurso (conjetural o citativo) se muestra como la causa fundante de la enunciación que contiene el punto de vista evidencial vehiculizado por el marcador así que. En efecto, acceder al sentido de los enunciados con así que implica descubrir los encadenamientos argumentativos que constituyen el fundamento de su enunciación. Estos encadenamientos son discursos o percepciones que justifican inferencias (i.e., marco de discurso conjetural) o discursos rememorados que justifican juicios epistémicos (i.e., marco de discurso citativo). Como habrá podido constatarse, nuestro análisis se distancia fuertemente de los presupuestos que, en general, se sostienen en los estudios sobre evidencialidad, a saber: a) en el discurso, se transmite información; b) esa información procede de una fuente que se representa como real y que determina diferentes actitudes epistémicas del hablante según el tipo de fuente (directa o indirecta) de la que se trate; c) el hablante perfila de modo estratégico la información que transmite; d) en tanto sujeto real, el hablante tiene intenciones que puede plasmar siempre sin conflicto en su enunciado; e) el sentido del enunciado es composicional. Y es que, según el EDAP, dar cuenta del significado evidencial no consiste en describir la actividad mental de un sujeto hablante real que informaría acerca de cómo él obtuvo el conocimiento de lo que afirma, sino en caracterizar el modo en que el enunciado muestra la causa desencadenante de su enunciación y el posicionamiento subjetivo de respuesta implicado. Tal como queda plasmado a partir de la investigación aquí presentada, el enunciado no señala una supuesta fuente de información de manera directa, sino que su sentido comporta instrucciones dialógico-causales que, asociadas a los puntos de vista evidenciales, obligan a buscar y a identificar el marco de discurso sobre el que se funda la enunciación que contiene esos puntos de vista. La presencia de puntos de vista evidenciales obliga a interpretar así la enunciación ya como causada por encadenamientos argumentativos referidos a percepciones que la autentifican (Fui testigo perceptual de algo por lo tanto puedo dar fe de ese algo), ya como surgida de un marco de discurso conjetural (Veo/Dicen algo por lo tanto infiero algo diferente), ya como motivada por encadenamientos relativos a discursos previos (Dicen algo por lo tanto ese algo es posible / Dicen algo sin embargo ese algo no me consta / Dicen algo sin embargo no es así, entre otros). Dicho de otro modo, lo propio del significado evidencial

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no reside en identificar las percepciones, las inferencias o las citas que serían el origen del conocimiento del hablante, sino en recuperar los encadenamientos que, mostrados a través de la enunciación, construyen una determinada representación argumentativa de las percepciones, de las abducciones y de los discursos citados. En cuanto a la actitud epistémica que habitualmente se asocia al significado evidencial, hemos demostrado que ella no se deriva del tipo de “fuente de información”, sino del posicionamiento dialógico de respuesta que queda configurado frente al marco de discurso sobre el que se funda la enunciación. Teórica y metodológicamente diferente de las perspectivas referencialistas y cognitivistas, nuestra aproximación permite explicar, por ejemplo, por qué un mismo tipo de evidencialidad puede permitir la expresión de distintos posicionamientos subjetivos. Pensamos en particular en el caso de la evidencialidad citativa en el que, según el marco de discurso al que la enunciación con el punto de vista evidencial responda, podrá habilitar la expresión tanto de la precaución o del distanciamiento como del rechazo absoluto. Un último señalamiento debe realizarse respecto del modo en que, según el EDAP, se manifiesta la subjetividad en el sentido y, en particular, en aquellos enunciados que contienen puntos de vista evidenciales: el sujeto no es concebido como una entidad exterior al funcionamiento del lenguaje (i.e., el hablante), sino como una figura interna que surge de las relaciones dialógicas que manifiesta el enunciado frente a la alteridad siempre constitutiva. Bibliografía A Á

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A B B — B C C C C D D — G — —

G M

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M P R R — S W

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VISIBLEMENT EN FRANÇAIS, VISIBLEMENTE EN ESPAGNOL : DES MARQUEURS ÉVIDENTIELS DE PERCEPTION DIRECTE OU D’INFÉRENCE ?1 Patrick Dendale Anne Vanderheyden Université d’Anvers Dámaso Izquierdo Alegría ICS, Universidad de Navarra

Introduction Dans cette étude, nous nous proposons de donner une analyse sémantique de l’adverbe français visiblement et de son équivalent espagnol visiblemente par rapport à la catégorie de l’évidentialité et ses sous-catégories. Nous nous basons pour cela sur un large corpus d’exemples français et espagnols contemporains et sur les conclusions d’études antérieures sur cet adverbe dans plusieurs langues. Trois problématiques seront abordées. Du point de vue sémantique, nous postulerons que visiblement (en français actuel) — comme beaucoup d’autres adverbes — a (au moins) deux significations et modes de fonctionnement différents : (i) en tant qu’adverbe de constituant, il signale la manière dont un procès se déroule ou dont un état se manifeste (avec accessoirement une signification d’intensificateur ; nous désignerons cet emploi comme M, manière) ; (ii) en tant qu’adverbe de

1 Cette étude s’inscrit dans le projet « El discurso público: estrategias persuasivas y de interpretación », du groupe GRADUN au sein de l’ICS de l’Université de Navarre, le projet « Entre la libertad de expresión y el derecho al honor: en busca de criterios lingüísticos para el análisis de textos potencialmente difamatorios y denigratorios », grâce au financement du Centro Tecnológico ABANTOS, S.L., et la demande d’année sabbatique (2016-2017) obtenue par P. Dendale à l’Université d’Anvers (BOF 2016).

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phrase, il signale la façon dont le locuteur a acquis l’information qu’il communique (nous appellerons cet emploi S, source, et le considérerons comme évidentiel). Du point de vue contrastif, nous montrerons que visiblemente en espagnol n’a de valeur S, évidentielle, que très sporadiquement et que les deux adverbes ne sont donc pas de simples équivalents l’un de l’autre. Par rapport aux différentes sous-catégories de l’évidentialité traditionnellement distinguées, nous avançons l’hypothèse — en opposition avec certaines analyses existantes — que visiblement S doit être considéré en français non pas comme un marqueur évidentiel de perception directe, mais comme un marqueur évidentiel d’inférence (l’emploi étant rare en espagnol) et que visiblement(e) M2, bien qu’ayant un trait sémantique qui a à voir avec la perception directe, n’est pas à considérer comme un évidentiel. 1. Visiblement, visiblemente et la problématique de l’évidentialité Si l’évidentialité, au départ, était une catégorie linguistique utilisée dans l’analyse d’unités langagières, principalement grammaticales et de langues non européennes, qui marquent la « source de l’information », elle a été employée très vite aussi pour l’analyse d’unités lexicales et dans des langues européennes, dont certains disent qu’elles n’ont pas de système grammatical d’évidentialité (Guentchéva 1994 : 10 ; 2014 : 39 ; Lazard 2001 : 360 ; Aikhenvald 2004 : 10 ; 2007). C’est ainsi qu’un nombre grandissant d’unités langagières en français et en espagnol, parmi d’autres langues, commencent à être décrites comme évidentielles3. Les adverbes visiblement en français et visiblemente en espagnol constituent à priori de bons candidats au statut évidentiel par le fait que leur base lexicale (visible > vis-) réfère directement à l’un des trois processus épistémologiques centraux dans les études sur l’évidentialité : la perception visuelle, le type de perception sensorielle directe par excellence — cf. les distinctions

2 Dorénavant, nous utiliserons la dénomination visiblement(e) quand on a affaire de façon simultanée au fr. visiblement et à l’esp. visiblemente, pour éviter des répétitions des deux adverbes. 3 Pour une bibliographie rétrospective des analyses de marqueurs évidentiels (potentiels) en français, voir Dendale/Izquierdo Alegría (2014). Pour l’espagnol, voir Estrada (2013), Izquierdo Alegría (2016) et Izquierdo Alegría/González Ruiz/Loureda Lamas (2016).

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Visiblement en français, visiblemente en espagnol

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évidentielles identifiées par Willett (1988 : 57, 96) ou Aikhenvald (2004 : 63-64). Voici quelques exemples de ces adverbes pris dans la littérature spécialisée : (1)

La rivière baisse visiblement (cité par Nilsson-Ehle 1941 : 161).

(2)

Visiblement fatigué, il ajoutait d’un ton lugubre qu’il allait se lancer « avec enthousiasme » comme numéro deux dans la campagne (cité par Hansén 1982 : 94).

(3)

Il m’arrivait de lui demander où était Sophie. Elle répondait d’un geste vague. Visiblement, quelque chose n’allait plus entre elles (cité par Nøjgaard 1993 : 216).

(4)

El buen hombre se alegró visiblemente al saber que venía para enseñar en la escuela (cité par Haßler 2005 : 240).

(5)

«[...] El empate nos dejaba una posibilidad más cercana», explicó, visiblemente contrariado (cité par Izquierdo Alegría 2016 : 106).

(6)

Cuando llegué [...] encontré la verja del jardín cerrada y todas las luces apagadas. Visiblemente, en aquella casa todo el mundo se había ido a dormir (cité par Cuartero Sánchez 2011 : 50).

Relativement peu étudiés encore pour eux-mêmes, ces deux adverbes, français et espagnol, de même que certains de leurs équivalents dans d’autres langues, ont néanmoins déjà eu dans la littérature spécialisée un « traitement évidentiel », c’est-à-dire ont été analysés comme des expressions marquant la façon dont le locuteur a acquis l’information qu’il communique dans son énoncé4. Et, de façon plus spécifique, il y a des auteurs qui rattachent Voir Dendale (1991 : 52), Dendale/Tasmowski (1994 : 5), Grossmann/Tutin (2010 : 281), Haßler (2014 : 164-165) pour le français visiblement ; Haßler (2005 : 239-240), Cuartero Sánchez (2011 : 57), Torner (2016 : 264-267) pour l’espagnol visiblemente ; Bednarek (2006 : 640), Clark (2010 : 149), Ifantidou (2010 : 146), Carretero (2014 : 145), Grund (2016 : 163, n. 8) pour l’anglais visibly ; Lehmann (2008) pour l’allemand offensichtlich ; Hirschová (2013 : 134) pour le tchèque viditelně ; Ivanová (2015) pour le slovaque viditel’ne ; Ruskan (2015) pour le lituanien ryškiai ; Müürsepp (2013) et Org (2016) pour l’estonien nähtavalt et silmanähtavalt. Nous sommes conscients que tous les adverbes d’autres langues que nous citons ici ne sont pas 4

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— explicitement ou implicitement — ces adverbes à l’évidentialité directe et qui les considèrent donc comme des marqueurs évidentiels de perception visuelle directe : L’adverbe [visibly, clearly] traduit le fait que c’est un vécu expérientiel directement perçu par l’énonciateur qui fait l’objet de l’énonciation (Guimier 1988 : 253, nos italiques). Le français dispose pour ce faire d’une série d’expressions [...] permettant d’exprimer les principales catégories évidentielles. On peut accorder cette fonction à certains adverbes de phrase, tels que apparemment, visiblement (constatation), certainement, sûrement (inférence, supposition), à des constructions impersonnelles telles que [...] il paraît que (ouï-dire), [...] (Dendale/Tasmowski 1994 : 5). A nuestro juicio, los adverbios aquí analizados [esp. visiblemente, perceptiblemente, notoriamente, manifiestamente, ostensiblemente] podrían considerarse índices de evidencialidad directa en la medida en que indican que la fuente del mensaje es lo percibido por el propio hablante mediante sus sentidos (Cuartero Sánchez 2011 : 57, nos italiques). The kind of evidentiality expressed by these adverbs [angl. visibly, manifestly, noticeably, patently] is personal direct (Carretero 2014 : 145, nos italiques).

Il y a toutefois des raisons de douter de la justesse de ces analyses. C’est pourquoi nous voudrions resoumettre ici ces adverbes à une analyse, dont la question de recherche fort restreinte est : Est-ce que les adverbes fr. visiblement et esp. visiblemente peuvent être considérés comme des marqueurs évidentiels de perception directe ? Notre réponse à cette question, qui tiendra compte de la polysémie de ces adverbes, sera négative. Nous présenterons ici des données et des arguments qui étayent cette position. Nos recherches se fondent principalement sur une étude systématique de corpus (Frantext, , frTenTen12, esTenTen115), mais certains des exemples que nous citerons proviennent d’autres sources, telles que Google Livres ou les journaux espagnols El País et ABC. à considérer comme des « équivalents » parfaits et que des différences sémantiques resteraient à analyser. Seule la comparaison entre fr. visiblement et esp. visiblemente fera l’objet de cette étude. 5 Voir Jakubíček et al. (2013) pour plus d’informations sur les corpus frTenTen et esTenTen.

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Visiblement en français, visiblemente en espagnol

2. Deux significations et modes de fonctionnement pour fr. visiblement et esp. visiblemente L’examen minutieux des contextes dans lesquels apparaissent les adverbes fr. visiblement et esp. visiblemente oblige à postuler deux significations, deux modes de fonctionnement nettement différents pour visiblement en français, et aussi, mais de manière beaucoup plus contrainte, pour visiblemente en espagnol. Nous symboliserons ci-dessous ces deux significations par M (manière) et S (source). 2.1. Visiblement / visiblemente M 1. Dans une première série d’exemples, visiblement et visiblemente suivent le verbe ou son/ses complément(s) et portent sémantiquement sur ceux-ci, qualifiant la manière dont se réalise le processus désigné par le verbe, plus éventuellement son/ses complément(s). Ils sont alors ce qu’on appelle « adverbes de manière ». Les deux y ont une incidence et une portée restreintes, limitées au verbe (et ses compléments). Ils y sont endophrastiques6 : (7)

Rain Bow est gêné, rougit visiblement et ne sait pas quoi faire (frTenTen12).

(8)

Pour enchérir sur un véhicule, il suffit de lever visiblement la main en direction du Commissaire-Priseur (frTenTen12).

(9)

Le sujet F triche visiblement, [...] (Google Livres).

(10) Las vainas de los tendones se pueden hinchar visiblemente por la acumulación de líquido y por la inflamación, [...] (esTenTen11).

Nous utiliserons ici la terminologie proposée par Guimier (1988, 1996), qui distingue adverbes endophrastiques et exophrastiques. Pour lui, les adverbes endophrastiques, d’un point de vue sémantique, sont « des constituants internes à la phrase, qui affectent le contenu même de l’élément sur lequel ils portent et, ce faisant participent à la construction du sens référentiel de la phrase », et les exophrastiques sont « des constituants externes à la phrase, en ce sens qu’ils ne participent pas à la construction du sens référentiel, mais représentent des traces de l’intervention du locuteur, qui commente tout ou partie de son énoncé ou de l’acte qui le produit » (Guimier 1996 : 6). 6

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(11) Los traductores a otras lenguas se quedaban callados esos momentos tratando con muchas dificultades de hilar de manera lógica el discurso de la mexicana, a tal grado que una traductora al francés, desesperada, movía visiblemente las manos para manifestar que no entendía nada (esTenTen11). (12) Este hombre, conocido en el pueblo por su testarudez, vigilaba su rebaño con celo continuo, y en muchas ocasiones portaba visiblemente la escopeta sobre el hombro, [...] (esTenTen11).

Dans tous ces exemples, visiblement / visiblemente peuvent être paraphrasés en français par « de (manière / façon) visible » (Balibar-Mrabti 1980 : 1 ; Molinier/Levrier 2000 : 38) et en espagnol par « de (manera / forma / modo) visible », paraphrases métalinguistiques qui sont d’ailleurs utilisées aussi dans le langage normal, comme le montrent les exemples (13) à (17), ce qui fait dire à Seghouani que visiblement « commute avec l’expression d’une manière visible » (2009 : 43). (13) Votre permis doit être affiché de manière visible dans votre exploitation (frTenTen12). (14) La police était présente de façon visible dans des dizaines de trains et de gares à travers tout le pays (frTenTen12). (15) Según ha informado el Ayuntamiento, en las inspecciones se controlarán diferentes aspectos, como que los locutorios expongan de forma visible el cartel de información al público y que este figure en castellano (esTenTen11). (16) El usuario podrá utilizar, reproducir, transmitir o difundir el material objeto de tales derechos siempre que se cite correctamente y de modo visible la procedencia (esTenTen11). (17) Los efectos del daño celular se manifiestan en la piel de manera visible, [...] (esTenTen11).

Les adverbes visiblement et visiblemente et les groupes prépositionnels de manière / façon visible et de manera / forma / modo visible peuvent être paraphrasés à leur tour de deux façons : par « de façon qu’on puisse le voir / percevoir », « de tal manera / forma / modo que se pueda ver » (lecture

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intentionnelle : « faire exprès de »)7, et par « de façon qu’on peut le voir / percevoir (clairement) », « de tal manera / forma / modo que se puede ver (claramente) » (lecture non intentionnelle : « la conséquence, non visée, du processus est que... »). C’est la nature du processus qualifié par ces deux adverbes plus le contexte d’emploi du verbe qui déterminent l’intentionalité / non-intentionalité, les adverbes mêmes étant sémantiquement sous-déterminés par rapport à cette distinction. Ainsi dans (8) et (11), la lecture est clairement intentionnelle : dans (8) on demande de faire en sorte que le signe fait de la main soit visible, et dans (11), le traducteur bougeait les mains avec l’intention que ce fût visible. Dans (7) et (10), la nature du processus (où n’intervient aucun agent humain) est telle que la lecture ne peut être que non intentionnelle. L’exemple (9) permet les deux lectures : intentionnelle (le sujet F fait exprès de tricher d’une telle manière qu’on s’en aperçoive) et non intentionnelle (le sujet effectue une triche qui se révèle être voyante, plus voyante que voulu). De même, dans (12) l’homme portait le fusil sur les épaules de manière visible, soit parce qu’il le voulait ainsi, soit sans qu’il en fût nécessairement conscient. Il en est de même de (14), avec la paraphrase de manière visible, qui, dans son cotexte minimal, autorise les deux lectures. 2. Une deuxième série d’exemples montre un visiblement / visiblemente M qui se combine avec des adjectifs ou groupes adjectifs, des participes passés ou groupes participes passés autonomes, exprimant des états (ex. fatigué) ou des propriétés (ex. intelligent, beau) : (18) Oui, oui, murmurait Olivia, le front contrarié, visiblement occupée à penser ailleurs (Frantext). (19) Le jeune homme, visiblement gêné par les questions, refusera de trop commenter l’affaire de Hydra (frTenTen12). (20) Durante la mañana de ayer se acercaron, entre otros, Rocío Carrasco, quien con el semblante visiblemente emocionado no quiso detenerse con los periodistas (ABC, 01/06/2011).

Pour cette valeur intentionnelle, Kotschi (1998 : 30) propose une autre paraphrase, empruntée au Nouveau Petit Robert : « de manière à être vu ». 7

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(21) «[...] Pensaba que el partido estaba casi terminado. El empate nos dejaba una posibilidad más cercana», explicó, visiblemente contrariado. (El País, 15/02/2013).

Dans (18)-(19), visiblement fait savoir que la manière dont Olivia est occupée à penser ailleurs et celle dont le jeune homme est gêné peuvent être qualifiées de visibles ; de même, dans (20)-(21), le locuteur indique que différents individus sont émus, contrariés d’une manière visible. Bref, dans tous ces cas, l’adverbe présente l’état/la propriété désignés par l’adjectif ou le participe comme visibles. Il y a dans la littérature tout un débat autour de la question de savoir si un adverbe de manière peut porter sur un adjectif ou un participe passé. Amiot/ Flaux (2005 : 81) sont d’avis que les adverbes de manière incidents à des adjectifs « refuseraient catégoriquement » la paraphrase de manière Adj, affirmation contredite par Fohlin (2008, 2009) au moyen d’exemples — pas très communs cependant — comme (22), où un adjectif (malheureux) est modifié par une série de périphrases en de manière Adj (y compris de manière visible), montrant par là que cette périphrase — et donc aussi, par transitivité, l’adverbe de manière visiblement — peut s’appliquer à un adjectif : (22) Tout amour est malheureux, de manière visible ou de manière invisible — malheureux de manière comique, ou malheureux de manière tragique (Fohlin 2008 : 67 ; 2009 : 34).

Dans les corpus que nous avons consultés, même si la plupart des occurrences de de manière / façon visible (fr.) et de manera / modo / forma visible (esp.) qualifient des verbes ou des participes, nous trouvons aussi des exemples où ces locutions modifient des adjectifs : (23) Faldo était encore plus protecteur depuis que Maria était enceinte de manière visible (frTenTen12). (24) Debemos buscar asumir una conducta que contribuya a que en nuestros trabajos y las ciudades detengan su funcionamiento normal o, en ambos casos, las cosas sean más lentas de manera visible (esTenTen11).

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Nøjgaard (1995 : 19-31) et Guimier (1996 : 20) pensent, eux aussi, qu’il est bel et bien possible d’avoir des adverbes de manière auprès d’adjectifs. Parmi les nombreux exemples qu’ils donnent, citons ceux-ci : (25) [Les] stations de taxis soigneusement vides (Nøjgaard 1995 : 30) (26) Une chambrette sobrement moderne (Guimier 1996 : 21) (27) Les trois hommes avaient été curieusement immobiles (Guimier 1996 : 10)

Pour (27), une des interprétations que Guimier privilégie pour curieusement est que la manière dont les trois hommes sont immobiles est curieuse, surprenante, où la portée de l’adverbe se limite au seul adjectif immobile. Stosic (2011 : 122-124), dans son aperçu des différentes manières d’exprimer langagièrement la manière, cite des exemples où un « complément de manière » « modifie un adjectif » : (28) Imprudemment confiant (Stosic 2011 : 124). (29) Avant d’ouvrir le livre carré à couverture chaudron, il pose son regard sur cette femme merveilleusement belle et inquiétante, sensuelle, presque inhumainement [...] (Stosic 2011 : 122).

L’effet qu’un adverbe de manière a sur un adjectif est comparé généralement dans la littérature à l’effet qu’un adjectif a sur un substantif, sauf que l’adverbe de manière qualifie alors une qualité (quand il porte sur un adjectif) plutôt qu’un procès (comme quand il porte sur un verbe) : quel que soit le tour syntaxique utilisé, le rôle du complément de manière est de spécifier un mode de réalisation particulier du procès exprimé par le prédicat verbal. La présence du complément avec beaucoup de sincérité à côté du verbe parler en [Leurs enfants parlaient avec beaucoup de sincérité] permet de diversifier l’action de parler, tout comme un adjectif épithète accompagnant un nom permet de diversifier une classe d’entités en la subdivisant en types selon un des paramètres possibles : couleur (une voiture blanche), taille (une petite bouteille), forme (une table rectangulaire), etc. Le même phénomène interprétatif semble être à l’œuvre lorsqu’un adverbe ou un autre constituant syntaxique modifie un adjectif (ex. imprudemment confiant), la seule différence étant que cette fois c’est

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la qualité (d’être confiant) qui est diversifiée et non pas le procès (Stosic 2011 : 124, nos italiques).

Il nous semble raisonnable de suivre la piste tracée par ces auteurs et de l’appliquer à visiblement : l’adverbe peut donc exprimer la manière (visible) dont se manifestent un état ou une propriété dénotés par un adjectif, tout comme un adjectif auprès d’un substantif (ex. une colère visible) peut exprimer une manière d’être de cet état. 3. À l’interprétation de manière de visiblement(e) M s’ajoute souvent une valeur supplémentaire d’intensification ou de quantification, aussi bien quand l’adverbe porte sur l’adjectif (30)-(31) que quand il porte sur le verbe (32)-(33) : (30) Il médita longuement, raide, tendu, visiblement ému, devant le cercueil qui contient les restes du petit caporal (Frantext). (31) Visiblemente afectados, los padres del joven aprovecharon la repercusión mediática para arremeter contra Ares [...] (El País, 15/07/2012). (32) [...] le palais est devenu la cible des artilleurs syriens ou de leurs alliés, dont la précision s’est visiblement améliorée (Google Livres). (33) Hablan de su riqueza, de su patrimonio, que ha aumentado visiblemente (Google Livres).

Visiblement ne s’y laisse pas uniquement interpréter comme un adverbe de manière qualitatif, mais acquiert dans ces contextes spécifiques une nuance intensive ou quantitative8, paraphrasable par des adverbes intensifs purs comme fr. fort ou esp. muy (30)-(31) ou quantitatifs purs comme fr. beaucoup (32) et esp. mucho (33), ou encore par d’autres adverbes de manière devenus adverbes intensificateurs, tels que sensiblement, sérieusement... Visiblement n’a cependant pas (encore) atteint le stade où la signification d’intensité / quantification s’est complètement détachée de l’indication de la manière et est devenue autonome de celle-ci (comme cela est par exemple le cas avec terriblement dans je suis terriblement content). Nous n’avons trouvé aucun cas Cf. Nøjgaard (1995) pour les termes d’adverbe intensif et quantitatif (12), intensif pur (242) et quantitatif pur (110). 8

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dans nos corpus où la signification d’intensification, que nous symboliserons par INT, n’est pas doublée d’une signification M. Nous ne traiterons pas ici de plus façon détaillée ce sens INT, car il n’est pas directement lié à l’évidentialité et il n’est pas autonome par rapport au sens M. 2.2. Visiblement / visiblemente S 1. Dans la série d’exemples qui suit, c’est à un autre type de visiblement que l’on a affaire en français : l’adverbe y est détaché rythmiquement et intonativement — et, à l’écrit, souvent aussi par la ponctuation (virgules) — du reste de la phrase, qu’il se trouve en tête, en incise médiane ou en finale de phrase : (34) Visiblement, ces circonstances avaient tout de suite amusé les Lang (Frantext). (35) Mais visiblement le départ avait été précipité : le repas était sur la table, les paquetages dans les couloirs [...] (Frantext). (36) Pescatore, visiblement, pensait (Frantext). (37) Nous sommes plusieurs autour de la table, sur cette image photographique. C’est la fin du repas, visiblement. Nous en sommes au café, au cigare des messieurs (Frantext).

Dans aucun de ces cas, visiblement ne porte sur un verbe / groupe verbal ou sur un adjectif / groupe adjectival seul. Partout, il porte sur la proposition en entier. Du point de vue syntaxique, il est « adverbe de phrase » ; sémantiquement parlant, il est adverbe exophrastique. La fonction de visiblement dans ces exemples n’est pas de signaler la manière dont un processus se déroule ou dont un état se manifeste — car l’adverbe qualifie toute la proposition —, mais de signaler que le locuteur en est arrivé à conclure à l’état de choses décrit dans la proposition à partir de certaines choses qu’il a vues, perçues9. Visiblement indique comment le locuteur a obtenu l’information transmise, c’est-à-dire qu’il signale quelle est

9

Nous reviendrons plus loin (§ 3.2) sur l’objet précis de cette perception.

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la source de l’information10 pour le locuteur. Nous le symboliserons comme visiblement S (source). 2. En espagnol, en revanche, visiblemente S, adverbe de phrase, est très rare, du moins en espagnol européen standard. Si Santos Río (2003 : s.v. visiblemente) indique que « el empleo como adv. orac. modalizador propio y disjunto también es posible (Visiblemente, se encontraba muy cansado. Visiblemente no se encontraba cómodo) » , Torner (2016 : 266) explique que « [s]olo tangencialmente, visiblemente puede funcionar como adverbio oracional, empleo que en los corpus se documenta en un número de casos ciertamente reducido », de même que Cuartero Sánchez (2011 : 50), qui signale pour visiblemente que « su empleo como adverbios oracionales en este corpus [ ] es a todas luces minoritario » , dans lequel cet auteur ne trouve qu’une vingtaine d’occurrences de visiblemente S à côté d’une vaste majorité d’exemples de visiblemente M. S’il est vrai que l’on trouve des occurrences réelles de visiblemente S, celles-ci ne sont attestées que de façon très limitée dans certaines variétés américaines de l’espagnol (38), ou s’expliquent par interférence avec d’autres langues, comme le français (39) (Fernando Arrabal est un auteur espagnol installé en France depuis les années cinquante)11 ou le catalan, où l’adverbe équivalent semble fonctionner sans problème comme adverbe de phrase (40)12 10 À comprendre comme « la façon dont le locuteur a eu connaissance de l’état de choses qu’il décrit dans une proposition (par perception sensorielle directe, au moyen d’une inférence ou à travers les propos d’un autre énonciateur) ». Si nous utilisons ici le terme source pour désigner le sémantisme codé par les évidentiels, c’est parce que le mot est utilisé dans la plupart des caractérisations de l’évidentialité dans la littérature spécialisée. Nous sommes cependant réticents à l’emploi du terme source comme mot-clé préférentiel dans la définition de l’évidentialité parce que, à notre avis, l’ambiguïté de ce substantif a fait qualifier d’« évidentielles » de nombreuses unités langagières dans des langues européennes dont les valeurs sont très éloignées de celles de morphèmes qui font partie des paradigmes évidentiels dans des langues où l’évidentialité a une expression grammaticale. L’espace alloué ici ne nous permet pas d’introduire des précisions terminologiques et notionnelles, proposées ailleurs (voir Izquierdo Alegría 2017, 2019). 11 Voir aussi l’exemple (6), cité par Cuartero Sánchez (2011 : 50) pour illustrer l’usage de visiblemente comme adverbe de phrase en espagnol : l’auteur en est Jorge Semprún, dont le gros de la production littéraire est en français. 12 Au moins à en juger par des exemples en catalan comme ceux-ci, venant du Corpus Textual Informatitzat de la Llengua Catalana ( ): (i) visiblement, la ironia va prendre en ell un to diferent del que tenia en la conversa en curs [...]. (ii) no és, visiblement, sant de la seva devoció. L’horripila en Russinyol; accepto el judici.

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(Pere Gimferrer est un auteur qui a développé sa carrière littéraire aussi bien en écrivant en espagnol qu’en catalan). (38) Su idea central, basada en la lectura de la Política de Aristóteles, era que por naturaleza había hombres destinados a mandar y otros a obedecer. Los indios, visiblemente, estaban destinados a obedecer (esTenTen11, Mariano Dubin, Argentine). (39) D .- No se trata de pensar... Tienen que estar convencidos de que estamos dispuestos a todo, a matar. T .- Visiblemente, ganan tiempo (En la cuerda floja, Fernando Arrabal). (40) [...] pero, visiblemente, pese a no terminar en la muerte de Piccoli, Vuelvo a casa enlaza de modo directo con Viaje al principio del mundo, por cuanto [...] asistimos al epílogo de una existencia, y es este el motivo central del relato fílmico (esTenTen11, Pere Gimferrer).

L’adverbe de phrase en espagnol qui traduit le mieux le sens de visiblement S du français est claramente. Une traduction espagnole naturelle pour (36) serait : (36)’ Pescatore, claramente, estaba pensando.

Il faut noter toutefois que l’adverbe claramente n’équivaut pas exactement, du point de vue sémantique, au français visiblement. Claramente s’utilise pour indiquer qu’un état de choses se manifeste clairement, de façon évidente, à travers certains indices qui ne sont pas nécessairement (et même pas majoritairement) visuels (41), encore que ceux-ci ne soient pas exclus (42). Comme adverbe de phrase, esp. claramente se paraphrase par « il est clair que »13. (41) Medio centenar de estudiosos de la naturaleza han establecido qué especies de aves viven y se reproducen en la provincia de Granada, cómo se encuentran y cuál es su hábitat. Al tratarse únicamente de las especies que se reproducen en la provincia de Granada se descartan las que lo hacen en 13 Il faut noter qu’en plus de son fonctionnement exophrastique, l’adverbe esp. claramente n’a pas perdu la possibilité d’être endophrastique (‘de façon claire, avec clarté’) : (i) Es muy importante que su médico le explique claramente esta diferencia (EsTenTen).

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otros lugares y se pueden considerar visitantes. Es, claramente, un catálogo de pájaros con denominación de origen (esTenTen11). (42) En otra ocasión, entramos todos casi en fila india, yo iba en medio y, además, me parece que iba incluso con el maletín y llevando alguna bolsa con el equipamiento, e igualmente me pararon, como diciendo «Aquí van veinte hombres y una mujer, esta mujer se está colando, claramente, es la mujer de uno de ellos, o la novia, o la prima, y pretende colarse» ( ).

2.3. Extensions de sens de visiblement / visiblemente M et S Dans tous les exemples que nous avons étudiés jusqu’ici, l’adjectif visible dans visiblement(e) était à prendre « littéralement », mobilisant une perception visuelle, physique. Or, visiblement a connu au moins deux types d’extensions de sens, que nous présentons par deux séries d’exemples. 1. Première série : (43) Il a fait une déclaration dimanche soir à 20h, et ce fut d’une voix visiblement fatiguée et désabusée qu’il annonça [...] (Frantext). (44) Con la voz visiblemente tomada, reconoció que «estoy un poco resfriado, pero no es nada» (esTenTen11).

Dans ces exemples, visiblement et visiblemente s’utilisent pour parler d’une réalité auditive : extension donc du visuel à l’auditif14. 2. Deuxième série (extension plus fréquente et plus ancienne que celle illustrée par la première série d’exemples) : (45) Rien n’empêche de vérifier la justesse des règles du syllogisme en faisant voir [...] que, dès qu’on enfreint ces règles, on est conduit à des raisonnements visiblement faux et absurdes (Cournot 1851 ; dans Frantext). Extension qui semble aussi exister pour la périphrase de visiblement M, de manière visible : (i) L’isolation acoustique de chaque pièce (mur, sol et plafond) se trouve ainsi fortement renforcée. hydropanel contribue donc à améliorer de manière visible — et surtout audible ! — le confort des différents espaces (frTenTen12). 14

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(46) Visiblement, les préoccupations de l’auteur vont plus à ses conclusions qu’à ses présupposés méthodologiques (cité par Hansén 1982 : 92).

Les visiblement utilisés dans ces exemples — M en (45), S en (46) — sont glosés par les dictionnaires comme « qui est évident pour l’esprit » (TLFi : s.v. visiblement). Il s’agit d’un emploi plus abstrait de l’adverbe, où dans le raisonnement interviennent des éléments, des prémisses qu’on a de plus en plus de mal à qualifier de visibles / perceptibles. On pourrait parler dans ce cas de « perception cognitive, intellectuelle » : dans (45) par exemple on comprend que les raisonnements sont faux, absurdes ; le fonctionnement de l’exemple (46) deviendra plus clair avec les explications dans § 3.2. Voici un exemple parallèle pour l’espagnol visiblemente, où l’adverbe claramente serait toutefois plus naturel : (47) Comprar una botella de un buen vino no es asequible para el bolsillo de cualquier persona y menos si se trata de un vino ecológico. Pero aunque los precios son visiblemente más caros, su demanda en el mercado es cada vez mayor (esTenTen11).

Cette extension de sens n’est pas propre à visiblement et visiblemente, mais a été observée et décrite pour de nombreuses expressions langagières désignant au départ la perception visuelle physique, et ceci pour de nombreuses langues15 : « Discourse markers derived from the verb voir are interesting to study because this verb may activate both perceptive and cognitive meanings (access to knowledge) » (Bolly/Degand 2013 : 214). Elle existait déjà pour le latin videre16 (cf. Grossmann/Tutin 2010 : 282). L’extension se laisse bien illustrer par les verbes fr. voir, et esp. ver (Marcos Sánchez 2016), qui peuvent signifier aussi bien « percevoir des yeux » (4849) que « comprendre » (50-51), mais elle touche en fait de très nombreuses Cf. Enghels : « La perception cognitive équivaut à un acte de connaissance en ce sens que voir que quelqu’un a raison revient à savoir que quelqu’un a raison » (2007 : 16). 16 Cela expliquerait pourquoi on trouve des instanciations très anciennes de cette métaphore conceptuelle dans les langues romanes. En espagnol, par exemple, Izquierdo Alegría (2016 : 489-490) a trouvé des occurrences de la locution a primera vista (‘à première vue’) datant du e siècle qui marquent une « perception cognitive » et non visuelle : (i) Esta fabula nos amonesta que non creamos de ligero alas palabras blandas & engañosas avn que a primera vista parescan verdaderas (Anonyme, Esopete ystoriado, 1482, ). 15

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expressions ayant à voir avec la perception : fr. tu vois ?, vu que, à ce que je vois, à ce que j’ai pu voir (Rodríguez Somolinos 2010 : 359), à première vue (Lenepveu/Gosselin 2013) ; esp. por lo visto (González Ramos 2016), se ve (que) (Albelda Marco 2016), a primera / simple vista (Izquierdo Alegría 2016 : 487-490) ; et donc aussi visiblement et visiblemente. (48) Je m’avance un peu et je vois qu’il y a un musée dédié à Churchill [...] (frTenTen12). (49) Al ir hacia el garaje, veo que hay correo en la mesita de la entrada (esTenTen11). (50) Ma chère amie, dit Mimi piquée, je vois où vous en voulez venir [...] (Murger, TLFi, s.v. voir). (51) Cuando pierdes tu aureola de autor joven te conviertes en un autor de alto riesgo. Veo que no hay manera de seguir una trayectoria coherente (esTenTen11).

3. Visiblement / visiblemente par rapport aux sous-catégories de l’évidentialité La question de recherche qui sous-tendait cette étude est de savoir si les adverbes fr. visiblement et esp. visiblemente peuvent être considérés comme des marqueurs d’évidentialité directe, plus précisément comme des marqueurs de perception directe, visuelle, comme pourrait le suggérer la composition morphosémantique (cf. § 1) (vis-) de l’adverbe. À cette question, on trouve dans la littérature spécialisée deux réponses diamétralement opposées. Une première (cf. par exemple Dendale/Tasmowski 1994 : 5 ; Cuartero Sánchez 2011 : 57 ; Haßler 2012 : 85) consiste à dire que visiblement est bel et bien un « marqueur évidentiel de perception directe », de « constatation » (apportant de la « direct perceptual evidence »). Une deuxième, apparemment moins bien représentée (Seghouani 2009 : 42-52 ; Mélac 2014 : 184-185), est qu’il s’agit d’un marqueur d’évidentialité indirecte (apportant donc de l’« indirect evidence » à l’affirmation), plus précisément d’un marqueur évidentiel d’inférence.

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Au problème de cette analyse éclatée s’ajoute le problème que plusieurs auteurs, examinant le statut évidentiel de visiblement (ou de ses équivalents dans d’autres langues), recourent indifféremment à des exemples avec visiblement S et M. Or, nous montrerons que la réponse à la question posée ci-dessus est différente selon qu’on a affaire à un visiblement S ou M, et qu’il faut donc bien les distinguer et leur réserver une analyse différente par rapport à l’évidentialité, en tout cas pour le français, où les deux modes de fonctionnement de l’adverbe coexistent. 3.1. État de la question : analyses de visiblement / visiblemente comme marqueurs évidentiels de perception directe de l’état de choses décrit 1. La première étude linguistique où visiblement a été qualifié explicitement de marqueur évidentiel de perception directe est sans doute Dendale (1991 : 52)17. L’exemple avec visiblement qu’il donne (au passage et sans l’analyser), (52), est toutefois, selon toute vraisemblance, un cas de visiblement M (pouvant avoir une interprétation supplémentaire INT) : (52) Épuisé, visiblement énervé, Alexander Haig a trébuché sur la marche du 10 Downing Street (cité par Dendale 1991 : 53).

2. Quelques années avant l’« ère évidentielle », Hansén avait déjà noté, dans son étude sur les adverbes en -ment, qu’un locuteur se sert de visiblement (« au sens propre »), « parce qu’il voit de ses yeux ce dont il parle » (1982 : 90). L’auteur reste vague sur ce qu’il met sous « ce dont il parle », donc sur la nature de ce qui est perçu — ce qui a d’importantes conséquences pour une analyse évidentielle — : l’état de choses dans sa totalité (par une perception directe) ou autre chose, par exemple quelque chose qui est en rapport plus ou moins distant avec cet état de choses (donc par une inférence à partir de quelque chose qu’on perçoit). 3. Le même problème d’ambiguïté ou de sous-détermination touche certaines formulations dans plusieurs publications de Haßler parues entre 2002 et 2015, traitant (entre autres) des adverbes visiblement / visiblemente. En 2014,

17

Ce n’est plus l’analyse qui sera proposée ici.

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l’auteur écrit, à propos d’exemples avec visiblement trouvés dans Frantext, qu’ils « expriment que le contenu de l’énoncé provient de la vision » (2014 : 164, nos italiques). Faut-il supposer que l’objet de la vision pour l’auteur est l’état de choses même, décrit par « le contenu de l’énoncé » ? Dans un autre article (Haßler 2012 : 85, nos italiques)18, une formulation très proche est utilisée pour décrire (entre autres) visiblemente en espagnol : [les adverbes espagnols visiblemente, aparentemente et evidentemente] désignent, par leur signification propre et directe, l’accès visuel immédiat au contenu de la proposition.

Ici, l’auteur ajoute « accès visuel immédiat »19. Outre le fait que cette formulation ne peut constituer qu’un raccourci d’expression, étant donné que ce n’est pas le contenu de la proposition qui est perçu, mais l’état de choses extralinguistique décrit dans la proposition, il n’est pas à 100% clair si par « accès visuel immédiat » il faut comprendre ou non perception directe de l’état de choses même. Ce qui est clair en revanche, c’est qu’en 2005, Haßler ne devait pas (encore) considérer visiblemente comme un marqueur d’inférence, car l’auteur opposait à cette époque visiblemente en espagnol, marqueur de « visual access », à des marqueurs comme devoir épistémique en français, qu’elle considérait, eux, comme des marqueurs d’inférence ; dans le même texte de 2005, elle rejette la phrase (53), dont le contenu décrit un état de choses futur, comme étrange, sur la base du principe que « el adverbio visiblemente normalmente expresa explícitamente la accesibilidad visual del comunicado » (2005 : 230, nos italiques), ce qui semble suggérer qu’elle le considère comme un marqueur de perception directe : (53) Visiblemente, Pedro vendrá mañana20. Même formulation encore dans la version anglaise de l’article (Haßler 2015 : 191). Dans encore une autre version en espagnol de son analyse de visiblement(e), Haßler ajoute — non sans importance — « a la obtención » : « Se podría decir que los adverbios visiblemente, aparentemente y evidentemente indican el acceso visual a la obtención del contenido de la proposición » (2005 : 231, nos italiques). 20 Cet exemple, créé ad hoc par Haßler (2005) pour illustrer son fonctionnement comme adverbe de phrase, nous semble en effet peu naturel en espagnol, mais pour d’autres raisons que celles évoquées par Haßler, à savoir que c’est un emploi comme adverbe de phrase ayant donc l’interprétation S, dont nous avons dit plus haut qu’il est rare en espagnol standard. Il serait tout à fait naturel si, à la place de visiblemente, on utilisait claramente. 18 19

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4. Tout comme Haßler, Cuartero Sánchez considère visiblemente et quelques autres adverbes espagnols comme des marqueurs d’« evidencialidad directa », parce qu’ils « indican que la fuente del mensaje es lo percibido por el propio hablante mediante sus sentidos » (2011 : 57, nos italiques). 5. Hirschová (2013 : 134) décrivant l’équivalent tchèque de visiblement, viditelně, affirme qu’il marque « direct evidence —[...] visual evidence », et ceci sur la base d’exemples qui, dans leur traduction anglaise en tout cas, nous paraissent relever de la signification M : (54) Byl viditelně vyčerpaný (He was visibly exhausted). (55) Ta nabídka ho viditelně zaskočila (He was visibly abashed by the suggestion).

6. Pour l’anglais, Bednarek (2006 : 640) range visibly dans la catégorie de la « sensory perception », dans le même groupe que les verbes look et see et l’adverbe audibly. De même, Clark (2010 : 149) catégorise l’adverbe anglais visibly comme un « marker of sensory evidence », et Grund (2016) comme un marqueur d’évidentialité visuelle (« signaling visual evidentiality »). 7. On trouve aussi des auteurs dont la position est moins claire, comme Torner (2016), qui semble hésiter entre une analyse comme marqueur de perception directe (première citation ci-dessous) et une analyse comme marqueur d’inférence (seconde citation) : En conclusión, visiblemente es un adverbio que indica en todos sus usos percepción visual (2016 : 267). El adverbio indica, pues, percepción directa, si bien en el caso de los adjetivos que indican estados de ánimo la percepción directa se produce sobre los efectos de dicho estado de ánimo, que el emisor infiere a partir de ellos (2016 : 265).

Cela semblerait aussi être le cas d’Ivanová, dans sa description de l’équivalent slovaque de visiblement, viditel’ne : « This investigation proves

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that viditel’ne covers both the subdomain of direct evidence as well as the perception-based inference » (2015 : 107)21. Après ce survol rapide de la littérature, réexaminons successivement le statut évidentiel de visiblement S en français (§ 3.2) et de visiblement / visiblemente M en français et en espagnol (§ 3.3). 3.2. Examen du caractère évidentiel de visiblement S en français Comme la signification S est rare pour visiblemente en espagnol, nous nous limiterons ici à l’examen de visiblement S en français. 1. Comparons les phrases simples, fabriquées sous (56), où l’adverbe est clairement détaché du verbe sur lequel il porte, avec celle sous (57), où rien n’empêche que l’adverbe porte sur le verbe monter : (56) a. Visiblement, l’eau montait. b. L’eau, visiblement, montait. (57) L’eau montait visiblement.22

L’adverbe dans (57) est dans une position typique pour avoir un fonctionnement endophrastique : immédiatement après le verbe sur lequel il porte, non séparé de celui-ci par des éléments linguistiques ou des signes typographiques, contribuant à la description du monde en exprimant la manière dont évolue la montée de l’eau, à savoir de manière visible, voire bien visible (lecture M, + éventuellement INT). Dans (56), l’adverbe est exophrastique : il ne porte pas seulement sur le verbe monter et n’exprime donc pas la manière dont se réalise le processus désigné par ce verbe, mais constitue un commentaire « externe » 21 Ivanová (2015 : 106) liste les collocations de viditel’ne et y repère des verbes qui expriment des « actions that can be directly perceived », comme pâlir, perdre du poids. Or, il est impossible d’évaluer, à défaut d’exemples, si l’auteur distingue bien les emplois M et S de l’adverbe. 22 Exemples attestés avec visiblement dans ces positions syntaxiques et avec cette signification : (i) Il n’y avait plus guère de bougie ; à peine quelques minutes de lumière, et l’eau montait visiblement. Il ne restait de sec qu’un bout de plancher devant le placard (Bosco, Google Livres). (ii) Visiblement, l’eau ne monte pas pour fabriquer les glaçons [...] (frTenTen12).

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sur la proposition entière l’eau montait (le fait que l’eau montait était visible). La nuance d’intensité ou de quantification attribuable à (57) (lecture INT) y est également absente. 2. Une autre différence, du point de vue évidentiel, entre visiblement M, illustré par (57), et visiblement S, représenté par des exemples comme (56), apparaît lorsqu’on compare le sens de cette paire d’exemples (fabriqués) : (58) a. Il est, visiblement, déjà 22h passées. b. Il est, je vois, déjà 22h passées.

Il est difficile pour un locuteur d’utiliser (58)a., avec visiblement S, lorsqu’il vient de consulter sa montre et d’y lire distinctement l’heure ; l’emploi de la phrase (58)b. avec je vois ne pose pas ce problème dans ce contexte d’emploi23. Un contexte d’énonciation plus naturel pour (58)a. avec visiblement S serait par exemple quand le locuteur constate qu’il fait déjà noir ou que tel ou tel établissement, qui ferme normalement à 22h, est déjà fermé24. De ces données, on peut conclure que visiblement S n’autorise pas une lecture de la phrase selon laquelle l’état de choses décrit dans la proposition est directement perceptible. Il ne peut donc signaler la perception directe. 3. Qu’est-ce qui est alors « visible » dans les exemples avec visiblement S ? L’hypothèse que nous voudrions avancer — et que nous appellerons « Hypothèse de la double incidence » — est qu’il y a en fait deux types d’éléments qui peuvent être qualifiés de « visibles » quand on a affaire à visiblement S.

Cela tient au fait que je vois peut exprimer aussi bien la perception directe que l’inférence basée sur une perception (d’autre chose). 24 En ce qui concerne l’espagnol, la position de Cuartero Sánchez (2011 : 52-53) est contraire à celle que l’on prend ici. Pour cet auteur, l’énoncé Visiblemente, Laura está en casa, porque la estoy viendo ne poserait pas de problèmes, tandis que l’énoncé ?Visiblemente, Laura está en casa, porque estoy viendo su abrigo ne serait pas acceptable parce que l’adverbe visiblemente « por su propio significado léxico, apunta[n] más directamente a la evidencia basada en lo que se percibe o se puede percibir mediante los sentidos » (Cuartero Sánchez 2011 : 52). Nous sommes en désaccord avec cette analyse, comme nous venons d’indiquer. Les deux énoncés nous semblent peu naturels à cause de l’usage de visiblemente S, très peu fréquent en espagnol. 23

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Un premier type d’éléments qualifiables de visibles (ou exceptionnellement de perceptibles) sont des éléments extralinguistiques, périphériques à l’état de choses décrit, que le locuteur a été en mesure de percevoir, à partir desquels le locuteur a inféré sa conclusion. Le propre de visiblement S comme marqueur évidentiel inférentiel est que l’adverbe précise la nature des indices, en les qualifiant de « visibles » au sens prototypique de « perception visuelle » ou — plus rarement et par extension — au sens élargi de « perception non visuelle », auditive par exemple. Or, cela ne suffit pas pour décrire le fonctionnement de visiblement S. L’adverbe qualifie aussi de « visible », au sens cognitif de « évident, clair à l’esprit » cette fois-ci, le fait que ces éléments périphériques ont le statut d’indices, de symptômes, de signes pour une conclusion. Ce qui est « évident, clair à l’esprit, (cognitivement) visible » c’est le lien qu’il y a entre ces éléments périphériques (perceptibles) et l’état de choses auquel le locuteur conclut. Ce faisant, visiblement souligne la force (d’évidence) de la conclusion et, partant, le degré élevé de certitude d’une affirmation avec visiblement. Cela explique par exemple pourquoi une affirmation avec visiblement est ressentie comme plus forte qu’une affirmation avec apparemment, qui dit seulement que ce lien est apparent, et par implicature qu’il peut ne pas être réel, suggérant ainsi un plus faible degré de certitude. 4. Il est important de noter que les indices visibles, perceptibles à partir desquels le locuteur effectue l’inférence signalée par visiblement S sont rarement explicités25. Dans (59) à (61), on a des éléments qui ont pu servir d’indices de l’inférence faite par le locuteur (en italiques dans les exemples) et on a affaire à un visiblement S : (59) Nous sommes plusieurs autour de la table, sur cette image photographique. C’est la fin du repas, visiblement. Nous en sommes au café, au cigare des messieurs (Frantext). (60) Ils sont remontés en voiture. Aucun problème pour redémarrer, visiblement le moteur n’avait rien (Frantext).

Ceci est également le cas pour d’autres marqueurs d’inférence, plus typiques, comme devoir épistémique par exemple, cf. Dendale (1994 : 29). 25

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(61) Il avait visiblement pour les langues peu de dons car, plusieurs années après, il n’avait appris que peu de français (Frantext).

Or, même quand on a affaire à visiblement M, on peut avoir des éléments qui paraissent des indices. Ainsi dans l’exemple fabriqué (62) : (62) Il est visiblement ému : il tremble et sanglote démesurément.

visiblement est M : il qualifie le type d’émotion qui est attribuée à l’autre (une émotion visible) (voir plus loin § 3.3). Cela n’empêche toutefois pas le locuteur, après avoir dit la « perceptibilité » de l’état interne de l’autre, de décrire le comportement de l’autre et de confirmer ainsi la perception que lui-même a faite. La présence d’éléments éventuellement interprétables comme indices n’est donc pas un critère d’identification fiable pour interpréter une occurrence comme visiblement S. 5. L’analyse des exemples précédents permet de poser que visiblement S doit être rangé, notionnellement, dans la classe des marqueurs évidentiels inférentiels. La présence dans la phrase de visiblement S invite l’interprétant à chercher dans le contexte extralinguistique des éléments en rapport avec l’état de choses décrit qui ont pu être perceptibles pour le locuteur — et que le locuteur a donc pu percevoir au moment des événements — et indique ainsi qu’à partir de ces éléments, le locuteur a inféré, par un processus inférentiel, dont la nature exacte reste à être précisée26, l’état de choses décrit dans la proposition. Visiblement S est donc à ranger ainsi non pas dans la sous-catégorie évidentielle des marqueurs de perception directe, mais dans celle des marqueurs d’évidentialité indirecte, de type inférence. Cette conclusion rejoint globalement celle à laquelle sont arrivés pour visiblement / visiblemente ou ses équivalents dans d’autres langues des auteurs comme Guimier (1988 : 256-257 ; 1996), Seghouani (2009), Mélac (2014 : 184-185) ou Ivanová (2015 : 107). Visiblement S est ainsi à mettre dans le même paradigme que des adverbes comme manifestement, apparemment ou de toute évidence et des locutions comme à ce que je vois, expressions entre lesquelles il y a des différences sémantiques sensibles, qui restent à être décrites dans le détail. 26 Mais qui est probablement typiquement abductif (cf. Desclés/Guentchéva 2001 ; Dendale/De Mulder 1996), se basant sur ce qu’on appelle dans la littérature « circumstancial evidence ».

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À l’intérieur de la catégorie des évidentiels inférentiels, visiblement S constitue en outre un cas à part et intéressant parce qu’au lieu de dénoter directement l’opération d’inférence même, il renvoie à une propriété (la perceptibilité) d’une composante de ce que nous appelons le « scénario inférentiel », c’est-à-dire les éléments périphériques, et au statut d’indice de ces éléments en faveur d’une conclusion, suggérant par là que le locuteur a inféré cette conclusion à partir de ces indices. Si donc c’est un marqueur évidentiel inférentiel, il l’est par un mécanisme sémantique indirect. 3.3. Examen de la nature (non) évidentielle de visiblement / visiblemente M 1. Pour examiner la nature évidentielle ou non évidentielle de visiblement / visiblemente M, prenons également deux phrases simples, l’une où visiblement M accompagne un verbe, l’autre où il accompagne un adjectif : (63) a. Il triche visiblement. b. Reduce visiblemente las arrugas. (64) a. Elle est visiblement fatiguée. b. Está visiblemente emocionado.

Endophrastique, visiblement / visiblemente M dans ces deux paires d’exemples a une incidence sur les verbes tricher et reducir et les adjectifs fatiguée et emocionado. L’effet de leur présence est de créer, en combinaison avec ces verbes ou adjectifs, des notions complexes ou composites, que nous proposons de désigner par les mots-valises forgés, visi-tricher, visi-reducir, visi-fatigué et visi-emocionado, dont la forme est censée suggérer que l’idée de visibilité, signifiée par visiblement, y est fusionnée avec les notions désignées par les mots sur lesquels porte l’adverbe (triche, reduce, fatigué et emocionado), qui qualifient à l’interne, mais de manière explicite, voire emphatique, la tricherie, la réduction, la fatigue et l’émotion en question comme étant d’un type particulier, de type visible. On peut les gloser par : « tricher / réduire d’une telle manière que ce soit / que c’est (intentionnellement ou non) visible, que cela se remarque » pour (63), et pour (64) « fatiguée / ému d’une manière qui rend la fatigue, l’émotion visibles à l’extérieur ». Glosé ainsi, on comprendra que visible dans le cas de visiblement M ne peut pas signifier autre chose que « directement visible », jamais « indirectement, médiatement visible ».

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Le trait de visibilité présent dans le sémantisme de ces notions composites (comme dans leurs paraphrases) y est du même type que celui que contient l’adjectif visible comme adjectif attribut dans des phrases comme : (65) a. Sa triche était visible. b. La reducción de las arrugas era visible. (66) a. Sa fatigue était visible. b. Su emoción era visible.

S’il est clair qu’ontologiquement parlant ce ne peut être que les symptômes de la fatigue et de l’émotion ou les effets de la tricherie et de la réduction des rides qui peuvent être dits visibles27 — vu qu’il s’agit d’états internes ou d’actions dissimulées par le sujet (ex. la tricherie) —, l’adjectif visible et l’adverbe visiblement M présentent la tricherie, la réduction des rides, la fatigue, l’émotion comme directement visibles. 2. Qu’est-ce que cela nous permet de conclure concernant le statut évidentiel de visiblement / visiblemente M ? Est-ce que visiblement(e) M peut être considéré comme un marqueur évidentiel et est-ce qu’il se range alors dans la catégorie des marqueurs de perception directe ? Même si nous venons d’expliquer que visiblement(e) M a à voir avec la perceptibilité directe, nous répondrons non à la première question : visiblement(e) M n’est pas un marqueur évidentiel, par ses caractéristiques et la façon dont il fonctionne. Clarifions. 2.1. Une première chose qu’il faut noter est que dans les emplois M et S de visiblement(e), visible ne dit pas la perception effective, mais la perceptibilité, c’est-à-dire la possibilité de perception, la perception virtuelle. Cela est dû à la présence du morphème -ible dans visible, qui amène, compositionnellement, un trait de virtualité (tout comme le font ses variantes morphologiques -able et -uble28). Il n’y a donc en tout cas pas lieu de parler de marqueur de perception directe, mais tout au plus de marqueur de perceptibilité directe. 27 Il s’agit évidemment d’un simple processus de désignation métonymique, où l’état ou le processus est mis pour les symptômes de cet état, de ce processus : Sa triche était visible = Les symptômes de sa triche étaient visibles. Cf. Kleiber (1991) : Paul est bronzé = La peau de Paul est bronzée. 28 Pour une analyse détaillée de ce morphème, voir Dendale (1988) ; Leeman/Meleuc (1990) ; Anscombre/Leeman (1994).

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2.2. Un deuxième élément dont il faut tenir compte est le fait que visiblement(e) M est incident à un mot ou un groupe de mots (adjectif/participe, groupe adjectival, verbe ou groupe verbal...) (cf. § 2.1). Visiblement(e) M, on l’a vu, qualifie au niveau de la « référence virtuelle » — avant insertion et actualisation dans l’énoncé — du mot/groupe de mots sur lequel il porte, avant même sa « référence actuelle » (cf. Milner 1976 : 64). C’est ainsi que visiblement dans visiblement fatigué précise (à l’abstrait, au niveau du sens lexical, avant insertion dans la phrase) que la fatigue dont il est question dans la phrase est d’un type particulier, à savoir une fatigue qui s’affiche à l’extérieur et qui serait par conséquent directement perceptible. Cela signifie aussi que visiblement(e) M opère en fait, sémantiquement, au niveau « notionnel » : l’idée de visibilité / perceptibilité qu’il injecte dans la notion, la rendant ainsi composite, n’a d’autre statut que celui d’un trait sémantique29 dans le sémantisme de la notion désignée par le « mot-valise » qu’il crée (visi-fatigué). Et un mot qui ne fait qu’ajouter un trait sémantique à l’intérieur du sémantisme d’un mot n’est pas un marqueur évidentiel. Dans son emploi M, visiblement n’a donc pas le fonctionnement nécessaire pour être qualifié de marqueur évidentiel. 2.3. Avec visiblement(e) M, on est donc loin du fonctionnement de visiblement S (en français). Ce dernier, adverbe exophrastique, est incident à une proposition et apporte un commentaire (externe) sur le contenu de la proposition, commentaire qui a à voir avec la façon dont le locuteur a obtenu ce contenu. Avec ça, sa fonction d’adverbe de manière est détournée, s’est altérée en une fonction plus globale, celle d’indiquer comment le locuteur a eu accès à l’information contenue dans la proposition. Ce marqueur le fait non pas en qualifiant de visible l’état de choses décrit par la proposition, mais en qualifiant de visibles les éléments périphériques à l’état de choses (appelés indices) et d’évident (visible à l’esprit) leur statut comme indices en faveur d’une conclusion. Avec visiblement S, la « visibilité » n’est pas un simple trait sémantique d’une notion à l’intérieur de la phrase, mais est une qualification du moyen dont l’information dans la phrase a été obtenue. D’où on peut dire que seul visiblement S peut être qualifié d’évidentiel.

29 Ivanová (2015 : 92), parlant des adverbes qui sont des « predicate modifiers », constate la présence d’un « semantic component of visual perception in their semantic profile » (nous dirions, pour visiblement, « perceptibilité »).

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3.4. Sur la nécessité de bien distinguer notionnellement visiblement M et visiblement S 1. Avec ce que nous avons exposé sous § 3.3, il ne nous semble pas adéquat de qualifier visiblement — comme le fait Carretero (2014 : 143) pour visibly en anglais — d’« evidential adverb of manner ». Pour nous, visiblement, dès qu’il apparaît à l’intérieur d’un énoncé, y est soit « adverb of manner » (emploi M), soit « evidential adverb » (emploi S). Il est toujours l’un ou l’autre : l’interprétation en contexte de visiblement s’arrêtera inévitablement, à l’interprétation, sur l’un des deux pôles, M ou S. Les deux emplois sont en distribution complémentaire, se manifestent en alternance, pas en superposition l’un à l’autre, ni en mélange ou en fusion. Si on pouvait parler d’une signification M-S, ce serait toujours « in absentia », comme polysémie au niveau du lexique, ou sinon en « alternance mentale », jamais dans le sens d’une « coexistence simultanée, superposée » des deux interprétations dans un cotexte concret. La raison est que l’on peut difficilement paraphraser visiblement sans contradiction comme « qui est directement et immédiatement perceptible à tout le monde » et « qui doit être inféré à partir d’éléments périphériques, perceptibles (parce que non directement perceptible) ». Nous ne parlerons donc pas, comme Carretero, de « merged meanings of manner [M] and evidentiality [S] », ou de « coexistence of the two meanings [M et S] », certainement pas dans des « concrete occurrences » de l’adverbe : These adverbs [manifestly, noticeably, patently, visibly] are here considered as evidential adverbs of manner since they have a semantic feature of perceivable manner, which permits the coexistence of the meanings of manner and evidentiality (Carretero 2014 : 151, nos italiques). Those adverbs which display merged meanings of manner and evidentiality differ from others that only express evidentiality, in that [they] can be modified by adverbs of degree such as more, so or too. According to this test, all the adverbs of our concern express manner (Carretero 2014 : 144-145, nos italiques). The meanings of manner and evidentiality can coexist in concrete occurrences of some linguistic expressions (Carretero 2014 : 144, nos italiques).

Ce serait comme dire, pour devoir dans (67), que son sens en contexte est un mélange, une superposition d’obligation (déontique) et de probabilité

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(épistémique) : une « obligation probable » ou une « probabilité obligatoire ». Il nous semble que là aussi on doit choisir l’une ou l’autre de ces interprétations et on ne peut pas les activer toutes deux en même temps. (67) Il doit être à Paris.

2. Nous ne dirions donc pas que l’expression de la manière dont un processus est effectué (M) peut servir de « source of evidence », d’indication évidentielle pour l’énoncé (S), ni que cela rend inadéquate une distinction tranchée (either/or distinction) entre les significations M et S, comme l’affirme Carretero : The meaning of evidentiality seems to be derived from that of manner: perceivable manner provides evidence for the truth of the proposition (Carretero 2014 : 144, nos italiques). The way in which a process is performed can serve as source of evidence in favour of the truth of the proposition. Due to this an either/or distinction between manner and evidential meanings is not adequate (Carretero 2014 : 144, nos italiques).

Nous avons montré ici que les adverbes visiblement M et visiblement S fonctionnent à des niveaux différents, que leur sémantisme est fort différent (même concernant l’accès épistémologique à l’information). Conclusions La question de recherche principale de cette étude était de savoir si visiblement en français et visiblemente en espagnol peuvent être considérés comme des marqueurs évidentiels de perception directe dans les deux significations ou modes de fonctionnement que l’on peut distinguer pour eux, M (manière, adverbe endophrastique, adverbe de constituant) et S (source, adverbe exophrastique, adverbe de phrase). Ce que nous avons essayé de montrer dans cette étude peut être résumé en huit points. 1. La signification S est rare en espagnol. 2. Seul visiblement S (en français) peut être considéré comme un marqueur évidentiel, parce que c’est le seul des deux emplois qui a une fonction évidentielle, qui opère au niveau de la proposition entière.

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3. Visiblement S est un marqueur d’inférence et non pas de perception directe, contrairement à ce que certaines études — qui ont souvent mis dans le même panier les emplois M et S — ont essayé de montrer. 4. Visiblement M, bien qu’on puisse lui attribuer un trait sémantique de « perceptibilité directe », un trait qui a clairement à voir avec la source de l’information ou l’accès au savoir et que l’on pourrait donc considérer comme évidentiel, ne peut pas être considéré comme un marqueur évidentiel. La raison est que la référence à la source de l’information opère seulement au niveau de la notion à laquelle réfère le mot modifié par l’adverbe visiblement(e) M et intégré au contenu propositionnel. La référence à la perception directe n’est donc qu’un trait sémantique et pas une fonction sémantique globale du mot. 5. Si on reconnaît la différence fondamentale de ses emplois M et S, visiblement ne peut pas être considéré comme un marqueur « mixte » de manière (M) et de source (S). Ces deux idées s’excluent et ne peuvent donc ni fusionner, ni se superposer, ni coexister, ni amener l’une l’autre dans un contexte. 6. L’adjectif visible dans l’adverbe visiblement S (en français) a un double point d’incidence : (i) les éléments périphériques à l’état de choses décrit sont visibles ou perceptibles et (ii) le statut sémiotique d’indice de ces éléments périphériques est évident, clair à l’esprit (visibilité « cognitive »). 7. Le mécanisme sémantique qui mène à la fonction évidentielle d’inférence pour visiblement S a été décrit comme mobilisant : (i) le caractère exophrastique de l’adverbe S, (ii) le double point d’incidence de l’adjectif visible qui le compose, (iii) le trait de perception virtuelle véhiculée par -ible. 8. Ce mécanisme explique aussi le haut degré de certitude et de prise en charge exprimé par visiblement S (par rapport à des adverbes comme apparemment). Références A , Alexandra Y. (2004) : Evidentiality. Oxford : Oxford University Press. — (2007) : « Information source and evidentiality: what can we conclude? », in : Rivista di Linguistica, 19/1, 209-227. A M , Marta (2016) : « La expresión de la evidencialidad en la construcción se ve (que) », in : Spanish in Context, 13/2, 237-262. A , Dany/F , Nelly (2005) : « Les adverbes en -ment dérivés des noms propres de personnes », in : Goes, Jan (éd.) : L’adverbe : un pervers polymorphe. Arras : Artois Presses Université, 69-87.

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Patrick Dendale / Anne Vanderheyden / Dámaso Izquierdo Alegría

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Visiblement en français, visiblemente en espagnol

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MARQUEURS DISCURSIFS DANS LES LANGUES ROMANES : CONVERGENCES ET DIVERGENCES FONCTIONNELLES (FR. ALORS / ROUM. ATUNCI) Cecilia Mihaela Popescu Université de Craiova

Introduction Par cette approche, nous nous proposons de vérifier les équivalences aussi bien que les divergences fonctionnelles des marqueurs discursifs romans, (roum.) atunci et (fr.) alors, dans un corpus de traductions parallèles d’un texte fictionnel (il s’agit, plus précisément, de la traduction en français et en roumain du roman Harry Potter and the Sorcerer’s Stone, écrit par J. K. Rowling). D’ailleurs, ce thème de recherche concernant le polyfonctionnement de l’adverbe atunci dans la langue roumaine actuelle à l’instar de son correspondant français alors représente l’une de nos préoccupations plus anciennes, matérialisée récemment par quelques études (Popescu 2012 : 152168 ; Popescu 2014 : 222-236) représentant aussi le cadre théorique de cette communication (qui sera décrit infra sous 1.2). En outre, il faut avouer que cette approche dérive en quelque sorte du desideratum lancé à la fin de l’une de ces études où nous avons affirmé que « les résultats de notre recherche devraient être confrontées et développées (notamment du point de vue quantitatif) par un corpus beaucoup plus élargi » (Popescu 2012 : 166). En ce qui concerne l’analyse proprement dite du corpus choisi, celle-ci se configure autour de deux directions méthodologiques. Ainsi, une première séquence de cette intervention vise-t-elle à faire le point sur le polyfonctionnent des deux unités discursives romanes d’origine adverbiale qui, notamment au niveau transphrastique/interdiscursif, fonctionnent souvent comme instruments de floor-holding, comme instruments de maintenir la parole, comme POP-markers, comme focalisateurs, comme démarqueurs, comme instruments

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de contrôle sur la réception, comme instruments de l’expression de l’accord de la part de l’allocutaire ou comme instruments pour céder le tour de parole (Popescu 2014 : 222-236). La deuxième partie de notre intervention sera dédiée à l’analyse des équivalences de traduction des deux unités discursives romanes, de même qu’à l’examen attentif des mécanismes cognitifs, énonciatifs et pragmatiques qui déterminent soit les divergences de fonctionnement de ces lexèmes, soit leur omission. Une telle démarche pourra mettre en exergue la grande complexité des situations de communication, aussi bien que la forte dépendance des marqueurs discursifs de l’environnement communicatif. Pour ce qui est de la nature du corpus utilisé, il faut aussi avouer que, en dépit de la pratique traditionnelle qui consacre une bonne partie des études à l’examen des marqueurs discursifs dans divers corpus oraux spontanés, nous avons opté pour les traductions littéraires d’un texte fictionnel sur plusieurs considérations. Premièrement, un tel choix nous permettra d’entamer une analyse dans des contextes presque identiques contrôlables. Malheureusement, faute de plusieurs variantes de traduction du même roman notamment en roumain, nous ne pourrons pas nous prononcer sur des aspects de nature qualitative de la traduction, bien qu’une telle démarche puisse influencer sérieusement notre analyse. Ensuite, un autre avantage est que, par rapport aux productions orales, dans les emplois écrits les marqueurs discursifs présentent un degré d’ambiguïté beaucoup plus réduit, le narrateur explicitant (par différents moyens, linguistiques ou graphiques — comme, par exemple, le cumul dans la même phrase de plusieurs types de marqueurs discursifs) leur sens et, par la suite, la signification de l’ensemble du contexte communicatif. L’analyse contrastive dressée par nos études antérieures a mis en évidence une multitude de valeurs pragmatiques de atunci (un adverbe provenu du lat. * – – , apud Tiktin/Miron 1985-1989; DLR 1958-2009; DEX 1998) et de alors (une agglutination, datant du Moyen Âge, du préfixe a et de lors résultée du lat. , apud TLFi) qui se manifestent dans différents types d’occurrences. Nous avons démontré que, si en français contemporain alors est de loin l’un des plus utilisés marqueurs discursifs, cette situation n’est pas tout à fait similaire pour le correspondant roumain atunci. Cependant, on a observé que, dans la langue roumaine des dernières décennies, celui-ci est employé non seulement comme opérateur temporel ou comme adverbe de coordination, mais aussi avec des valeurs cognitives et des fonctions interactionnelles ou métatextuelles. Il faut retenir donc d’emblée que pour les

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deux langues envisagées, ces deux unités discursives sont « avant tout des anaphoriques qui fonctionnent comme repères énonciatifs indicateurs d’ancrage interpropositionnel ou même interdiscursif » (Popescu 2012 : 154 ; v. aussi Gerecht 1987: 69), arrivant par rayonnement à un polyfonctionnement pragmatique : opérateurs argumentatifs, connecteurs consécutifs / conclusifs ou marqueurs discursifs. Voyons en résumé ce parcours de pragmaticalisation ! Premièrement, en vertu de leur signification originaire, atunci et alors ont une valeur centrale temporelle anaphorique indiquant plusieurs types de rapports chronologiques, tels que : (i) (ii) (iii) (iv)

la concomitance pleine entre deux prédications ; la succession des prédications construisant une séquence narrative ; l’antériorité par rapport à un certain point de repère ; la postériorité ou bien la concomitance partielle entre deux prédications.

Cette dernière valeur anaphorique rendue en relation avec un point de repère passé ou futur — beaucoup plus transparente en roumain qu’en français1 — conduira au développement d’une autre fonction des unités discutées, celle de connecteurs (temporels) anaphoriques, hypostase qui se relève dans deux types de matrices discursives du niveau intraphrastique : (a) d’un côté, atunci et alors apparaissent comme corrélatifs d’une conjonction conditionnelle dans des structures du type [(fr.) si/(roum.) dacă p, q], situation où ils acquièrent une valeur logique et argumentative (forte), représentant de véritables marqueurs discursifs focalisateurs, comme dans l’exemple suivant : (1)

Dacă nimic nu e adevărat, atunci se poate afirma orice (Camil Petrescu, Ultima noapte..., apud GALR II 2005 : 732). Si rien n’est vrai, alors on pourrait affirmer n’importe quoi.

(b) de l’autre côté, ces deux unités lexicales servent à relier deux propositions principales, souvent à référent passé, situation où atunci et alors ont une valeur cumulative logico-temporelle, fondée à la fois sur leur sens 1 Dans ce cas, atunci apparaît accompagné en roumain par l’antécédent adverbial când et/ ou par l’adverbe tocmai (când). Dans de telles occurrence, alors cède la place en français à la locution au moment où ou à en ce moment-là.

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anaphorique et sur leur signification temporelle originaire — il s’agit en fait d’une transposition de la relation de succession de la zone temporelle vers la zone factuelle et argumentative (v. Zafiu 2009 : 784) —, comme dans le célèbre exemple repris sous (2) : (2)

Paul trase. Atunci Pierre se prăbuşi (trad. apud Gerecht 1987 : 73). Paul tira. Alors Pierre s’écroula (Gerecht 1987 : 73).

Enfin, à partir de ce type de fonctionnement argumentatif et logico-temporel, les deux lexèmes pris en charge ont développé toute une série de valeurs repérables tant au niveau cognitif2, qu’au niveau de l’interaction. Tout cet ensemble de valeurs se manifeste au niveau intradiscursif (v. 3 et 4) et, avec prédisposition, au niveau interdiscursif où atunci et alors établissant la connexion entre deux situations de communications. (3)

Ai mâncat, ai cântat, te-ai odihnit, atunci¸ ce mai vrei? (Popescu 2014 : 229). Tu as mangé, tu as chanté, tu t’es reposé, alors/donc qu’est-ce que tu veux encore?

(4)

Sunt şi persoane care bănuiesc că o duc bine, sunt liniştite şi atunci toate aceste tranzite nu vin pe un fond biografic încărcat (Popescu 2014 : 229). Il y a aussi des gens qui considèrent qu’ils vivent bien, qui sont tranquilles et alors tous ces changements ne surviennent pas sur un fond biographique de tension.

Comme marqueurs discursifs, les deux lexèmes analysés s’enregistrent avec deux grands types de fonctions : une fonction interactive ou bien une fonction métatextuelle. Dans le premier cas, ils s’emploient souvent dans des formules qui finissent une conversation, actualisant l’accord/l’adhésion entre les participants au dialogue ou, le plus souvent, une demande de confirmation ou, tout simplement, une réaction de la part de l’interlocuteur. Dans une conversation téléphonique ou radiophonique, atunci, de même que alors, Par exemple, dans la zone de l’épistémique où ils modifient subjectivement l’énoncé tout en soulignant le doute ou le degré de confiance que le locuteur accorde au contenu propositionnel asserté par son interlocuteur. Aussi, au niveau de la structuration discursive, ces unités lexicales signalent-ils souvent la conclusion de tout un ensemble argumentatif ou bien l’articulation de différentes parties du discours. 2

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fonctionne dans des occurrences semblables à (5), avec la valeur de contrôle sur la qualité de la réception de l’énonciation du locuteur par son allocutaire. Dans bien d’autres cas, leur valeur est celle d’indicateurs d’un nouveau topique (v. 6) ou d’une nouvelle phase de l’activité. Il y a aussi des situations discursives où chacun des deux lexèmes apparaît avec la fonction de signal de prise de parole (fonction de floor-holding), comme un instrument de maintenir la parole, comme un instrument pour céder le tour de parole ou pour impliquer l’interlocuteur dans la conversation (comme sous 7). (5)

A: B: A: B: A: A: B: A: B: A:

Atunci, rămâne să va sun în seara asta. [+conclusion] Nu. Cred că ajung târziu acasă. Bine, atunci cum facem? [+conclusion et maintien du tour de parole] Te sun eu când pot. Ochei! Bine-atunci. Mulţumesc mult. [+conclusion et contrôle sur la réception] (IVRLA 202, apud GALR II 2005 : 733). Alors, je vous appellerai ce soir. Non. Je crois que je rentrairai trop tard. On fait comment, alors ? Je te téléphonerai quand je serai libre. O.K. ! Bon ! Grand merci.

(6)

A: Nu-mi face plăcere acest subiect. B: Că bine zici! Atunci hai să vorbim despre altceva! (Popescu 2014 : 233). A: Je n’aime pas ce sujet. B: Tu as bien raison! Alors parlons d’autre chose!

(7)

Să zicem că nu ai bani şi nu ştii să faci prea multe. Ce poţi face atunci? (Popescu 2014 : 229). Supposons que tu es sans argent et que tu ne sais pas faire beaucoup de choses. Que peux-tu faire alors ?

Enfin, il ne faut pas omettre la gamme variée de nuances affectives et attitudinales (telle que l’expression du reproche, de l’indignation, de la satisfaction, de la surprise, etc.) que l’emploi de ces marqueurs discursifs dégage tant au niveau interdiscursif, qu’au niveau intradiscursif. Par exemple, sous (3), la valeur conclusive de atunci / alors est doublée par l’expression de la surprise ou de l’appréciation négative.

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Comme démarqueur, atunci (accompagné par şi) et alors (accompagné par et) ont le rôle argumentatif de faire continuer ou de développer les interventions conversationnelles résultées d’une expérience, d’une manière de penser commune et d’assurer ainsi la cohésion discursive. En roumain, ce type de fonctionnement est caractéristique notamment pour le niveau intradiscursif et il est plutôt rare pour l’échange dialogique, du type suivant : (8)

A: B: A: B: A: A: B: A: B: A:

Şi-atuncea nemţii când le văd aşa, îmbrăcate... Păi da, da’ nemţii nu-s obişnuiţi NU-S obişnuiţi şi-atuncea să tolereze Şi-atuncea, când le văd aşa, zic... (CORV, apud GALR II 2005 : 770). Et alors les Allemands, lorsqu’ils les voient vêtues ainsi... Oui! C’est vrai, mais les Allemands, ils ne sont pas habitués ILS NE SONT PAS habitués et alors à tolérer Et alors, lorsqu’ils les voient, ils disent...

À la différence du correspondant roumain, alors s’enregistre avec beaucoup d’autres valeurs discursives illustrant notamment la fonction métatextuelle (Popescu 2014 : 235). En ce qui concerne la position occupée dans l’énoncé par ces marques discursives, elles peuvent se trouver en position initiale, médiane ou finale. On remarque pourtant une plus grande disponibilité du mot français pour la dislocation alors que atunci manifeste — surtout au niveau interdiscursif — une tendance à être placé en position initiale (rarement finale). Dans les occurrences à valeur temporelle atunci et alors sont obligatoires non pas pour la grammaticalité de l’énoncé, mais pour l’explicitation de l’ordre temporel. En revanche, dans les structures où ces unités ont une valeur argumentative ou pragmatique ils peuvent être absents sans affecter la grammaticalité ou le sens de l’énoncé. 1. Analyse fonctionnelle sur corpus des marqueurs discursifs alors et atunci Cette partie de notre intervention sera dédiée en premier lieu à l’étude statistique des occurrences de chacun des lexèmes pris en charge et ensuite à l’analyse de ses principaux usages dans la perspective théorique exposée supra.

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1.1. Dans la traduction roumaine il y a 56 occurrences de atunci. Rapportées à la catégorisation établie supra, celles-ci se répartissent de la manière suivante:      

34 occurrences (c’est-à-dire 60,7% de l’ensemble des emplois) ont une valeur temporelle anaphorique ; 19 occurrences (34%) ont une valeur pragmatique ; 3 occurrences (5,3%) ont une valeur argumentative et celles-ci se rencontrent exclusivement dans des structures hypothétiques du type [dacă p, q].

Cette enquête statistique peut être représentée graphiquement de la manière suivante :

Fig. 1 : Répartition des occurrences de atunci dans la traduction roumaine de Harry Potter and the Sorcerer’s Stone

1.1.1. En ce qui concerne les occurrences purement temporelles, celles-ci sont majoritaires dans notre corpus. Atunci y actualise tous les rapports chronologiques institués par la grille d’analyse exposée sous 1.1. Plus précisément, les emplois temporels-anaphoriques de cet adverbe illustrent : – soit la concomitance pleine entre deux prédications — situation enregistrée seulement pour trois occurrences —, comme, par exemple, sous (9) : (9)

Îl văzuse pe Quirrell chiar atunci, dăduse mâna cu el la „Ceaunul crăpat”. Il avait vu Quirrell ce jour-là, il lui avait serré la main au « Chaudron Baveur ».

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– soit la succession des prédications par lesquelles la séquence narrative se déroule (toujours, uniquement trois occurrences), comme on peut voir sous (10) où la valeur de atunci est en quelque sorte ambiguë, cette unité lexicale cumulant la fonction de circonstanciel temporel et celle de connecteur à valeur métatextuelle ; (10) Harry îi spuse că nici măcar n-avea de gând să încerce aşa ceva. Atunci, turbanul se făcu din ce în ce mai greu, iar când încercă să şi-l scoată de pe cap văzu că era bine fixat. Harry répondait qu’il ne voulait pas aller à Serpentard. Le turban devenait alors de plus en plus lourd. Harry essayait de l’enlever mais il lui serrait douloureusement la tête.

– soit l’antériorité par rapport à un certain point de repère (12 occurrences), dans la plupart des cas la signification de atunci étant désambiguïsée et renforcée à la fois par la préposition până « jusque », comme sous (11) : (11) Până atunci, bietul Neville câştigase doar un punct pentru casa lui. Jusqu’alors, le pauvre Neville avait gagné un seul point pour sa maison.

– soit la postériorité — comme sous (12) — ou bien la concomitance partielle — comme sous (13) — entre deux prédications (16 occurrences au total). Dans de telles occurrences, atunci apparaît accompagné par les prépositions de, pe ou par les adverbes abia « à peine », tocmai « justement » ou când « quand ». (12) De atunci, l-am slujit cu credinţă, deşi s-a întâmplat să-l mai şi dezamăgesc de câteva ori. Depuis lors, je l’ai servi fidèlement bien qu’il me soit arrivé le décevoir quelques fois. (13) Tocmai atunci, sosi poşta. C’est exactement au moment où la poste arriva.

1.1.2. De l’autre côté, les occurrences à valeur argumentative sont faiblement représentées dans notre corpus. Atunci apparaît avec une telle valeur uniquement à l’intérieur des structures hypothétiques, en corrélation avec la conjonction dacă « si », comme dans l’exemple suivant :

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(14) Iar dacă, într-adevăr, părinţii lui sunt vrăjitori, atunci te asigur că a fost crescut în respect şi admiraţie pentru numele Harry Potter! Et si, en effet, ses parents sont des sorciers, alors puis-je vous assurer qu’il a été élevé dans le respect et l’admiration pour le nom de Harry Potter !

Sous (14), atunci a été dépossédé de sa valeur temporelle originaire. Il a maintenant la fonction de relier deux énoncés successifs, l’hypothèse p, « dacă, într-adevăr, părinţii lui sunt vrăjitori », à la conclusion q : « te asigur că a fost crescut în respect şi admiraţie pentru numele Harry Potter! », devenant ainsi un marqueur discursif focalisateur, à fonction métatextuelle. 1.1.3. En ce qui concerne les emplois à valeur pragmatique, ceux-ci se retrouvent au niveau intradiscursif, mais ils sont prédominants notamment dans les interactions dialogiques où atunci actualise une variété de fonctions pragmatiques. Il y a, par exemple, un nombre de 7 occurrences (3 au niveau intradiscursif et 4 appartenant au niveau interdiscursif) où atunci — accompagné dans ce cas de şi « et » — est un démarqueur dont le rôle est celui de faire continuer le topique ou le dialogue et d’assurer ainsi la cohésion discursive : (15) Quirrell se rostogoli la pământ, dându-i drumul lui Harry, cu faţa plină de arsuri şi băşici. Şi atunci Harry ştiu că nu-i putea atinge pielea, fără să sufere cumplit. Quirrell fit la culbute, laissant place à Harry, son visage plein de brûlures et de cloques. Et puis Harry savait qu’il ne pouvait pas toucher son visage, sans qu’il souffre terriblement. (16) Ştiu că nu-ţi place deloc ce auzi, dar va veni o zi când vei fi pregătit şi atunci o să afli. Je sais que vous n’aimez pas du tout ce que vous entendez, mais viendra un jour où vous seriez prêt et alors vous en irez apprendre.

Avec fonction interactive, atunci apparaît souvent en fin de conversation pour actualiser soit une demande de confirmation (2 occurrences), soit une demande de réaction de la part de l’interlocuteur (3 occurrences), comme sous (18) :

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(17) — Cum de-ai aflat de Fluffy? se miră el. Da, e câinele meu, l-am adus din Grecia. I l-am împrumutat domnului Albus Dumbledore, ca să păzească... — Da... Da? făcu Harry, curios foc. — Ei, nu mă mai întrebaţi şi voi atâtea, e un mare secret! — Dar Plesneală vrea să-l fure... — Aiurea! Plesneală e profesor la Hogwarts, n-ar face niciodată aşa ceva! — Atunci, de ce a încercat să-l omoare pe Harry? întrebă Hermione. — Vous avez vu Touffu ? s’exclama-t-il. Il est à moi. Je l’ai acheté à un ami grec que j’ai rencontré dans un pub l’année dernière. Je l’ai prêté à Dumbledore pour garder... — Garder quoi ? demanda avidement Harry. — Non, ça suffit, ne me posez plus de questions, répondit Hagrid d’un ton bourru. C’est top secret ! — Mais Rogue essaye de voler... — Ce sont des bêtises ! Rogue est un professeur de Poudlard, il ne ferait jamais une chose pareille ! — Alors, pourquoi a-t-il essayé de tuer Harry ? s’écria Hermione (18) — Stăpâne, nu mai pot să-l ţin! Ah, mâinile mele! — Atunci, omoară-l, idiotule, să se termine totul odată! strigă Cap-de-Mort. — Seigneur, je ne peux pas le garder ! Ah, mes mains ! — Alors, tue-le, espèce d’imbécile, pour mettre fin à tout à la fois ! s’écria Voldemort.

Dans un autre nombre d’occurrences, l’emploi de atunci est très important pour le développement des échanges dialogués, il indique la prise de parole (fonction de floor-holding), comme sous (19), le maintien du tour de parole (v. 20) ou bien il est un signal pour céder le tour de parole (v. 21) : (19) — Nu vă spun nimic! zise Hagrid, rece. — Atunci, trebuie să aflăm singuri, spuse Ron şi plecară spre bibliotecă, lăsându-l pe Hagrid nemulţumit. — Je ne dirai rien, répondit simplement Hagrid. — Dans ce cas, on cherchera tout seuls, dit Ron. Et ils filèrent vers la bibliothèque tandis que Hagrid les regardait d’un air mécontent. (20) — Vrei să spui că piatra se află în siguranţă numai atâta timp cât Quirrell îi poate ţine piept lui Plesneală? întrebă Hermione, alarmată. — Atunci, până marţi e gata furată! făcu Ron. [+conclusion et instrument de maintenir le tour de parole]

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— Ce qui veut dire que pour protéger la Pierre, il faut que Quirrell tienne tête à Rogue, dit Hermione, inquiète. — Dans ce cas, elle aura bientôt disparu ! conclut Ron. (21) — Am terminat cu învăţatul! suspină Ron, fericit. Nu mai fi aşa preocupat, Harry, mai avem o săptămână până aflăm cât de prost am făcut, avem tot timpul să ne întristăm atunci! — Fini les révisions, soupira Ron avec bonheur en s’étirant dans l’herbe. Tu pourrais être plus joyeux, Harry, on a une semaine de tranquillité avant de savoir tout ce qu’on a fait de travers. Pour l’instant, plus la peine de s’inquiéter. [Que vous voyez alors des motifs pour pleurer !]

Sous (21), atunci — placé à la fin d’un énoncé marqué au niveau graphique par un signe d’exclamation — acquiert une valeur cumulative, exprimant la conclusion de toute une série de raisonnements et suggérant à la fois l’action énonciative de céder le tour de parole. En même temps, une faible nuance temporelle semble être elle aussi contenue dans la signification de atunci. D’ailleurs, le cumul des fonctions pragmatiques et des rôles discursifs est une question fréquente pour la plupart des occurrences où atunci (et — on va voir infra — de alors aussi) apparaît comme marqueur discursif. Par exemple, sous (22), ce lexème exprime d’emblée une demande de réaction de la part de l’interlocuteur et le maintien du tour de parole : (22) — Ce cauţi, băiete? — Nimic! răspunse Harry. — Atunci, ai face mai bine să pleci din sectorul ăsta, îi zise Madam Pince, bibliotecara. — Qu’est-ce que tu cherches, mon garçon ? — Rien, dit Harry. — Dans ce cas, tu ferais mieux de filer. Allez, dehors ! lui dit Madame Pince, la bibliothécaire.

Il y a un seul exemple dans notre corpus où le marqueur discursif analysé représente un véritable instrument désignant un nouveau topique et remplissant ainsi une fonction métatextuelle : (23) — Eu nu am nevoie de o pelerină, ca să mă fac invizibil, zise Albus Dumbledore, cu blândeţe. Poţi să-mi spui ce crezi că ne arată nouă, tuturor, această oglindă fermecată?

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Harry clătină din cap. — Atunci, hai să-ţi explic eu. Cel mai fericit om de pe pă mânt va putea folosi oglinda asta, ca pe orice altă oglindă, adică se va uita în ea şi se va vedea aşa cum e el. Te-ai lămurit? — Moi, je n’ai pas besoin de cape pour devenir invisible, dit Albus Dumbledore d’une voix douce. Et maintenant, tu comprends ce que nous montre le Miroir du Riséd ? Harry fit « non » de la tête. — Alors, je vais t’expliquer. Pour l’homme le plus heureux de la Terre, le Miroir du Riséd ne serait qu’un miroir ordinaire, il n’y verrait que son reflet. Est-ce que cela t’aide à comprendre ?

Pour ce qui est de la place occupée par le marqueur discursif roumain, celui-ci ne se retrouve que dans deux occurrences à la fin de l’énoncé, dans toutes les autres situations discursives occupant la position initiale. Cet aspect peut être souvent révélateur pour la signification de atunci au niveau discursif. Comparons dans ce sens les exemples suivants : (24) Într-un târziu, şopti nesigur: — Treizeci şi... — Treizeci şi nouă, scumpul meu! sări Mătuşa Petunia. — Oh! făcu Dudley şi se lăsă greoi pe scaun, luând pachetul cel mai la îndemână. Bine, atunci! Enfin, il dit lentement : — Donc, j’en aurai trente... trente... — Trente-neuf, mon canard adoré, dit la tante Pétunia. — Bon, dans ce cas, ça va. Dudley se laissa tomber lourdement sur une chaise et attrapa le paquet le plus proche. (25) Draco nu se clinti din loc. Se uită furios la Hagrid şi apoi plecă privirea. — Bine, atunci, zise Hagrid. Ascultaţi-mă bine, fiindcă e foarte periculos ce avem de făcut în noaptea asta şi nu vreau ca cineva să rişte inutil. Veniţi cu mine aici! Malefoy ne bougea pas. Il lança à Hagrid un regard furieux, puis il baissa les yeux. — Alors, très bien, dit Hagrid, et maintenant écoutez-moi bien, tous les quatre, parce que c’est dangereux ce que nous allons faire cette nuit. Je ne veux pas que vous preniez des risques. Suivez-moi par là !

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On observe que dans les deux occurrences, atunci actualise prioritairement l’accord des participants aux échanges communicatifs, signification renforcée aussi par l’emploi de l’adverbe appréciatif bine « bien, bon » à côté du marqueur discursif pris en compte. Mais, dans le premier exemple, atunci — placé à la fin du tour de parole — fonctionne aussi comme un instrument pour impliquer l’interlocuteur dans la conversation, tandis que sous (25), la même unité discursive — située en tête de phrase et accompagnée par un verba dicendi — représente un instrument pour maintenir la parole. 1.2. Dans la traduction française du roman Harry Potter and the Sorcerer’s Stone, il y a 171 occurrences de alors, c’est-à-dire un nombre triple d’emplois par rapport à la situation décelée en roumain. Leur répartition au niveau des trois types catégoriels institués auparavant se réalise de la manière suivante :     

110 occurrences (ce qui représente 64,32% de l’ensemble des emplois) ont une valeur temporelle anaphorique ; 51 occurrences (30%) ont une valeur pragmatique ; 10 occurrences (5,9%) ont une valeur argumentative.

De nouveau, cet examen statistique peut être représenté graphiquement de la manière suivante :

Fig. 2 : Répartition des occurrences de alors dans la traduction française de Harry Potter and the Sorcerer’s Stone

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1.2.1. Les occurrences purement temporelles représentent de nouveau la partie majoritaire de l’ensemble des emplois analysés. Toutes les relations temporelles illustrées par le correspondant roumain se retrouvent aussi dans le fonctionnement anaphorique de alors qui indique : – la concomitance pleine entre deux prédications, situation observable pour 78 des occurrences, comme, par exemple, sous (26) ou (27) où la signification de l’anaphorique temporel est explicitée par la présence dans la même séquence discursive de la locution au même moment. Il faut remarquer pourtant que le nombre élevé de ce type d’usage est déterminé aussi par l’emploi (19 occurrences, c’est-à-dire 17,43%) de la locution conjonctivale alors que (v. 28) : (26) Il cligna à nouveau des yeux et distingua alors le visage souriant d’Albus Dumbledore. (27) Une douleur foudroyante lui traversa alors la tête, une douleur comme il n’en avait encore jamais ressenti. C’était comme si sa cicatrice avait soudain pris feu. À moitié aveuglé, il recula en titubant. Au même moment, il entendit des bruits de sabots qui galopaient derrière lui, puis quelque chose lui sauta par-dessus et fonça vers la silhouette. (28) Il avait passé dix ans chez les Dursley, dix années sinistres, depuis que ses parents étaient morts dans cet accident de voiture alors qu’il n’était encore qu’un bébé.

– la succession des prédications par lesquelles la séquence narrative se déroule, qui est la signification occupant la deuxième position sur l’ensemble des occurrences (29 occurrences) (v. infra 29 et 30) : (29) Quelques instants plus tard, ils arrivèrent dans le couloir du deuxième étage. Ils virent alors Peeves qui faisait des plis dans le tapis pour faire trébucher les gens. (30) Il s’avança. La reine blanche abattit alors son bras de pierre sur sa tête.

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– l’antériorité par rapport à un certain point de repère. Celle-ci est faiblement représentée — uniquement une seule occurrence — et l’adverbe alors apparaît accompagné cette fois-ci par la préposition jusque : (31) Ron et Hermione se levèrent pour acclamer Neville qui avait le teint livide et disparut bientôt sous les embrassades. Jusqu’alors, il n’avait pas gagné le moindre point pour les Gryffondor.

– la concomitance partielle3, comme sous (32), enregistrée toujours dans une seule occurrence : (32) Lorsque tout le monde se fut bien rempli l’estomac, ce qui restait dans les plats disparut peu à peu et la vaisselle devint étincelante de propreté. Ce fut alors le moment du dessert : crèmes glacées à tous les parfums possibles, tartes aux pommes, éclairs au chocolat, beignets, babas, fraises, gâteau de riz.

1.2.2. En ce qui concerne les (dix) occurrences à valeur argumentative et logico-temporelle de alors, celles-ci sont plus nuancées comme signification et plus variées comme matrices fonctionnelles par rapport aux tournures du même type décelées supra pour le correspondant roumain. Alors fonctionne cette fois-ci comme un connecteur servant à relier deux énoncés au niveau intradiscursif, soit comme démarqueur dans le cadre de structures hypothétiques du type [si p, q] (uniquement deux occurrences ; v. 33), soit comme marque actualisant (au même niveau) une conséquence (v. 34) ou une conclusion (v. 35) de tout un ensemble argumentatif. Il faut observer dans les exemples ci-dessus que dans ce type d’occurrences, alors a souvent (mais pas de manière obligatoire) des éléments corrélatifs, tels que si, puis ou bien la forme verbale de conditionnel, auraient-ils pu (sous 35), qui se constitue comme une protase implicite. (33) Pourtant, si à chaque fois, on continue à le retarder, alors il est possible qu’il ne reprenne jamais le pouvoir.

Nous n’avons trouvé dans notre corpus aucune occurrence où alors actualise le rapport de postériorité. 3

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(34) Il prit son oreille gauche entre deux doigts et la tira vers le haut. Sa tête bascula alors vers la droite et tomba sur son épaule comme si elle était rattachée à son cou par une charnière. (35) Comment auraient-ils pu perdre cent cinquante points en une nuit ? L’histoire commença alors à se répandre : c’était Harry Potter, le célèbre Harry Potter, le héros des deux derniers matches de Quidditch, qui leur avait fait perdre tous ces points, lui et deux autres idiots de première année.

1.2.3. Une remarque similaire concernant la souplesse des sens et la richesse des structures dialogiques est pertinente aussi pour les occurrences à valeur pragmatique de alors. Dans ce sens, une synthèse des fonctions pragmatiques de alors à l’intérieur des 51 structures de ce type pourrait être la suivante: Emploi métatextuel :  alors, démarqueur (7 occurrences) : (36) — Non, répondit-elle sèchement. Pourquoi ? — Ils ont dit un truc bizarre à la télé, grommela Mr Dursley. Des histoires de hiboux [...], d’étoiles filantes... et il y avait tout un tas de gens qui avaient un drôle d’air aujourd’hui. —Et alors ? lança Mrs Dursley. —Rien, je me disais que... peut-être... ça avait quelque chose à voir avec... sa bande...  fonction « d’attaque de discours » (Bouacha 1981: 45) (1 occurrence) : (37) Satisfait de voir les regards ébahis des nouveaux élèves, Quasi-Sans-Tête remit son chef en place. — Alors, les nouveaux Gryffondor, dit-il, j’espère que vous allez nous aider à gagner la coupe des Quatre Maisons, cette année ? Il y a tellement longtemps que Gryffondor ne l’a pas obtenue !  instrument désignant le passage à un nouveau topique (6 occurrences) : (38) Il ouvrit la boîte. À l’intérieur, il y avait quatre balles de tailles différentes.

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—Alors, voilà, dit Dubois. Le Quidditch a des règles très simples même s’il est très difficile d’y jouer. Chaque équipe comporte sept joueurs. Trois d’entre eux sont des poursuiveurs.  instrument désignant la conclusion de toute une série de raisonnements ou la conséquence [± justification discursive] (7 occurrences): (39) Il pointa le doigt vers le front de Harry. Celui-ci releva sa mèche pour lui montrer la cicatrice en forme d’éclair. Ron la contempla avec des yeux ronds. —Alors, c’est là que Tu-Sais-Qui... —Oui, dit Harry, mais je ne m’en souviens pas.

Emploi interactionnel :  demande de confirmation (4 occurrences) : (40) Harry s’éloigna aussitôt, avant que Rogue ait eu le temps d’enlever d’autres points à Gryffondor, et remonta l’escalier quatre à quatre. — Alors, tu l’as eu, ton livre ? demanda Ron lorsqu’il eut rejoint la salle commune. Eh bien, qu’est-ce qui t’arrive?  demande de réaction de la part de l’interlocuteur (7 occurrences) : (41) Tout en maintenant Harry par terre avec ses genoux, Quirrell lâcha son cou et contempla d’un air incrédule les paumes de ses mains. Harry voyait qu’elles étaient complètement brûlées, écarlates, la chair à vif. — Alors, tue-le, imbécile ! Qu’on en finisse ! couina Voldemort de sa voix suraiguë.  prise de parole (fonction de floor-holding) (4 occurrences) : (42) — Alors, dit-il, c’est fini, ces examens ? Vous voulez boire quelque chose ? — Non, on est pressés, dit Harry. —  [Hai] Salut, îi întâmpină el, zâmbind. Aţi terminat examenele? Vreţi ceva de băut? — Nu, suntem grăbiţi, zise Harry.

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 maintien du tour de parole (4 occurrences) : (43) — Alors, vous vouliez me demander quelque chose ? dit Hagrid. — Oui, répondit Harry.  signal pour céder le tour de parole (2 occurrences) : (44) Harry crispa les doigts sur les bords du tabouret. «Pas à Serpentard, pas à Serpentard», pensa-t-il avec force. — Pas à Serpentard ? dit la petite voix. Tu es sûr ? Tu as d’immenses qualités, sais-tu ? Je le vois dans ta tête et Serpentard t’aiderait singulièrement sur le chemin de la grandeur, ça ne fait aucun doute. Alors ? Non ? Vraiment? Très bien, si tu es sûr de toi, il vaut mieux t’envoyer à... GRYFFONDOR !  alors indique soit l’adhésion du locuteur envers l’énonciation de l’interlocuteur soit il fonctionne comme un POP-marker (1 occurrence) : (45) — Merci, dit Harry en relevant d’un doigt une mèche de cheveux trempés de sueur. — Qu’est-ce que c’est que ça ? demanda soudain l’un des jumeaux en montrant la cicatrice en forme d’éclair. — Ça alors ! s’exclama l’autre frère, ce ne serait pas... — Si, c’est sûrement lui, dit le premier jumeau. C’est bien ça ? ajouta-t-il à l’adresse de Harry.  signal pour attirer l’attention à l’interlocuteur [± différents états affectifs ou attitudinaux de la part du locuteur] (8 occurrences) : (46) Madame Bibine, le professeur de vol, arriva bientôt. Elle avait des cheveux courts et gris et des yeux jaunes comme ceux d’un faucon. — Alors, qu’est-ce que vous attendez ? aboya-t-elle. Mettez-vous chacun devant un balai. Allez, dépêchez-vous ! Harry jeta un coup d’œil à son balai : il était vieux et pas en très bon état.

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2. Convergences et divergences des marqueurs discursifs alors et atunci La démarche statistique et l’analyse du fonctionnement syntaxique, sémantique et pragmatique dressées jusqu’à présent nous permettent d’envisager dans ce chapitre les équivalences aussi bien que les divergences fonctionnelles des unités discursives prises en compte, afin de mettre en exergue la grande complexité des situations de communication, aussi bien que la forte dépendance des marqueurs discursifs de l’environnement communicatif. À ce point, il faut noter que toute cette démarche comparative est le résultat exclusif de l’analyse de la traduction française et de la traduction roumaine, sans prendre en charge le texte original en anglais. Un tel examen comparatif est sans aucun doute extrêmement nécessaire, mais nous lui consacrons une approche toute spéciale. En tout premier lieu, il faut remarquer que le pourcentage des occurrences temporelles, argumentatives et pragmatiques des deux lexèmes est, sous aspect statistique, à peu près identique dans les deux cas, malgré le nombre triple des emplois de alors dans la traduction française. Cela démontre une fréquence d’utilisation élevée et confirme le fait que le sens primaire temporel anaphorique des deux adverbes n’est pas disparu. Au contraire, il reste encore la signification la plus usuelle dans les deux langues envisagées. D’ailleurs, c’est ici, dans le cadre des emplois non pragmatiques qu’on peut observer les cas de similitudes de traduction les plus nombreux, pour l’expression de tous les types de rapports chronologiques discutés. Atunci aussi bien que alors actualisent (i) la concomitance pleine entre deux prédications, (ii) la succession des prédications qui assurent le déroulement de la narration, (iii) l’antériorité par rapport à un certain point de repère et (iv) la postériorité ou bien la concomitance partielle entre deux prédications. Il faut pourtant observer à ce niveau un rapport statistique inverse : seulement deux occurrences temporelles de alors explicitent les rapports chronologiques désignés sous (iii) et sous (iv), alors que pour le correspondant roumain, c’est justement l’expression de l’antériorité et notamment celle de la postériorité qui semble être la signification temporelle prédominante. La valeur anaphorique de atunci se relève donc plus forte en antériorité ou en postériorité par rapport à R (de Reichenbach point of reference) à la différence de alors qui semble préférer l’expression de la simultanéité entre deux prédications. L’examen comparatif des deux traductions nous a amené à distinguer aussi, pour les emplois non pragmatiques, un nombre réduit d’équivalences

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fonctionnelles/partielles, comme on peut voir supra sous (9), (12) et (13), où le traducteur français a préféré une explicitation de l’anaphore temporelle avec des tournures beaucoup plus transparentes, telles que ce jour-là, c’est exactement au même moment ou bien dès lors. La deuxième catégorie d’emplois, ceux à valeur argumentative et logico-temporelle, est faiblement exploitée dans les traductions prises en compte. Cela pourrait s’expliquer par le fait qu’une telle signification est plus abstraite que la signification d’origine. Se situant au niveau de la syntaxe de phrase, elle met en œuvre des mécanismes cognitifs logiques des locuteurs. Or, cela contrevient en quelque sorte à la structuration discursive des textes de fiction qui imitent la configuration du discours oral où l’expression de la conclusion ou de la consécution par exemple, reste le plus souvent implicite. D’autre part, si dans notre corpus atunci fonctionne uniquement comme corrélatif de la marque conditionnelle dacă, servant dans ce cas à relier deux énoncés successifs [v. la conclusion à sa/ses hypothèse(s) sous (14)], alors apparaît non seulement comme marqueur discursif focalisateur, mais il sert à actualiser de manière explicite une conséquence discursive (v. 34) ou une conclusion épistémique (v. 35), en corrélation souvent avec si, puis, etc. Enfin, l’examen de la troisième catégorie d’énoncés de atunci et de alors, ceux à valeur pragmatique — représentant un peu plus d’un quart de l’ensemble des emplois de chaque mot — nous offre les informations les plus instructives concernant les équivalences et les divergences de traduction et, implicitement, sur les facteurs cognitifs, énonciatifs et pragmatiques qui déterminent tel ou tel usage. Dans cette perspective, il faut remarquer dès le début qu’une équivalence totale de la signification de atunci et de alors comme marqueurs discursifs s’enregistre uniquement dans quatre occurrences du niveau transphrastique où les deux lexèmes servent à exprimer une demande de confirmation et le maintien du tour de parole, comme, par exemple, supra sous (17) ou infra sous (47), une demande de réaction de la part de l’interlocuteur (48) ou bien l’accord du locuteur (25) repris maintenant sous (49) : (47a) Harry le regarda fixement. Puis il se souvint. — La Pierre ! s’écria-t-il. C’était Quirrell ! C’est lui qui a volé la Pierre ! Vite ! — Calme-toi, mon garçon, tu es un peu en retard, dit Dumbledore. Quirrell n’a pas volé la Pierre. — Alors, qui ? — Du calme, sinon, Madame Pomfresh va me jeter dehors.

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(47b) Harry se uită fix la el. Apoi, îşi aduse aminte totul. — Domnule, Piatra! E la Quirrell! Repede! Domnule... — Stai liniştit, băiete, râse Dumbledore. Eşti cam în urmă cu evenimentele. Quirrell n-a pus mâna pe Piatra Filozofală! — Atunci, cine? Domnule profesor, eu am încercat... — Harry, stai liniştit, te rog! Altfel, Madam Pomfrey o să mă dea afară!... (48a) — Alors, tue-le, imbécile ! Qu’on en finisse ! couina Voldemort de sa voix suraiguë. (48b) — Atunci, omoară-l, idiotule, să se termine totul odată! strigă Cap-de-Mort. (49a) Malefoy ne bougea pas. Il lança à Hagrid un regard furieux, puis il baissa les yeux. — Alors, très bien, dit Hagrid, et maintenant écoutez-moi bien, tous les quatre, parce que c’est dangereux ce que nous allons faire cette nuit. Je ne veux pas que vous preniez des risques. Suivez-moi par là ! (49b) Draco nu se clinti din loc. Se uită furios la Hagrid şi apoi plecă privirea. — Bine, atunci, zise Hagrid. Ascultaţi-mă bine, fiindcă e foarte periculos ce avem de făcut în noaptea asta şi nu vreau ca cineva să rişte inutil. Veniţi cu mine aici!

Dans la plupart des autres occurrences, le traducteur de chaque texte a choisi une équivalence fonctionnelle — d’ailleurs, c’est à ce point que la prise en compte du texte anglais serait très illustrative ! Par exemple, pour les cas de alors fonctionnant comme marqueur discursif à valeur interactionnelle, la traduction roumaine enregistre la question şi ce ? (qui sert à exprimer une demande de confirmation ou le maintien du tour de parole) ou bien les interjections ei !, hei !, măi, (măi) !, ha ! utilisées lorsqu’on veut impliquer l’interlocuteur dans le dialogue (pour lui attirer l’attention ou le faire agir d’une certaine manière). De l’autre côté, lorsque alors a une valeur métatextuelle, il a pour équivalents dans la traduction roumaine soit les prophrases aşa, ei bine !, de fapt lorsqu’il exprime un nouveau topique, soit la prophrase şi, lorsque alors est un démarqueur ou bien la locution aşa că pour l’actualisation d’une conséquence. Il faut pourtant remarquer que les cas les plus nombreux d’équivalence fonctionnelle sont ceux où alors est rendu par deci, une conjonction conclusive qui dans la langue parlée actuelle est un marqueur discursif très fréquent qui fonctionne avec valeur métatextuelle : comme instrument désignant la conclusion de tout une série de raisonnements, avec la fonction « d’attaque de

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discours » ou bien comme signal pour indiquer un nouveau topique. À valeur interactionnelle, deci s’enregistre comme équivalent de alors dans le cas où celui-ci exprime une demande de confirmation que le locuteur adresse à son interlocuteur. Inversement, atunci a pour équivalent fonctionnel la tournure nominale dans ce cas enregistrée dans la plupart des occurrences à valeur interactionnelle, tandis que pour la fonction de démarqueur, il apparaît transposé dans la traduction française par la locution et puis. En dehors des équivalences totales ou partielles signalées ci-dessus, il y a évidemment un bon nombre de situations divergentes. Par exemple, presque un quart des occurrences pragmatiques de alors ne retrouve pas une correspondance explicite dans la traduction roumaine. Dans ses cas, la signification peut être récupérée de l’environnement discursif et, de ce point de vue, le discours écrit est en avantage, car, comme on a affirmé au début de cette démarche, le narrateur offre des explicitations ailleurs dans le contexte, par différents moyens, linguistiques ou graphiques. Par exemple, faisant appel à un impératif ou aux formules de salut — v. supra la traduction roumaine de l’exemple (42) —, le traducteur roumain peut se dispenser de atunci à valeur interactionnelle. D’ailleurs, l’analyse contextuelle est très informative non seulement pour l’étude des cas de divergence mais aussi pour pouvoir déceler la nuance exacte d’un marqueur pragmatique dans telle ou telle situation de communication. À ce point, il faut souligner l’homonymie fonctionnelle de ces unités discursives dont les valeurs pragmatiques sont le plus souvent amalgamées. Par exemple, sous (36), alors n’a pas seulement la fonction de démarqueur (servant à relier deux énoncés successifs), il actualise aussi l’adhésion du locuteur envers la vérité des interventions antérieures. Une situation similaire apparaît aussi sous (38), un exemple qui illustre la « valeur métatextuelle : instrument désignant le passage à un nouveau topique », bien qu’une telle occurrence puisse bel et bien illustrer la fonction d’« attaque de discours », car alors y a aussi le rôle d’assurer la captatio benevolentiae. Dans tous ces cas, la désambiguïsation se réalise le plus souvent contextuellement, comme, par exemple, sous (38), où la présence du présentatif voilà à côté d’un verba dicendi renforce et désambiguïse à la fois la valeur métatextuelle de alors. Mais il y a des situations dans notre corpus où il est presque impossible de cerner entre l’une ou l’autre des significations des marqueurs pragmatiques discutés. Un exemple illustratif dans ce sens est (50) où alors

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peut être considéré comme (a) un instrument indiquant un nouveau topique, (b) comme un signal de prise de parole, (c) comme une marque de l’adhésion du locuteur envers l’énonciation de l’interlocuteur, (d) comme une unité lexicale traduisant la conclusion d’une suite de raisonnements et (e) comme un indice d’un certain état affectif du locuteur (la surprise). Nous sommes d’avis que dans l’occurrence en question il y a un cumul de significations. (50a) Ron et Hermione, bon public, l’écoutaient en étouffant des exclamations aux bons moments. Et lorsqu’il raconta ce qu’il y avait sous le turban de Quirrell, Hermione poussa un cri. — Alors, la Pierre n’existe plus ? dit Ron lorsque Harry eut terminé. Et Flamel va mourir? — C’est ce que je lui ai dit, mais Dumbledore m’a répondu... Comment c’était, déjà ? Ah oui, « pour un esprit équilibré, la mort n’est qu’une grande aventure de plus ». (50b) Ron şi Hermione erau publicul perfect. Punctau povestea, în momentele ei mai picante, cu „Ah!” şi „Vai!”, iar când Harry le povesti ce se afla sub turbanul lui Quirrell, urlară de-a binelea. — Deci, Piatra a fost distrusă? întrebă Ron. Flamel şi soţia lui vor muri în curând? — Şi eu m-am mirat de asta, dar domnul profesor Dumbledore a spus... Stai, cum a spus? Da, „pentru o minte sănătoasă şi bine organizată, moartea nu este decât pasul spre o nouă aventură!”

Par le biais de cette polyvalence on peut aussi expliquer les équivalences de traduction partielles et même les solutions divergentes, comme, par exemple sous (51), où alors a une forte valeur interactionnelle signalant une demande de réaction de la part de l’interlocuteur. Qu’est qui se passe avec la traduction roumaine de ce point de vue ? Le traducteur préfère l’omission de atunci avec une telle valeur. Et pour faire cela, il transpose le discours direct en discours indirect et passe du niveau interactionnel à celui transphrastique par la coordination de plusieurs prédications. Dans ce cadrage discursif, atunci peut être implicite, cette fois-ci en fonction de démarqueur. (51a) — Tout le monde est casé ? cria Hagrid qui était lui-même monté dans un bateau. Alors, EN AVANT ! (51b) — S-a urcat toată lumea? întrebă Hagrid, aşteptă puţin şi  [atunci] dădu semnalul de plecare.

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Considérations finales Le point de départ envisagé au début de cette communication a été celui de vérifier et de développer (notamment du point de vue quantitatif) la grille d’analyse proposée dans des contributions antérieures, ainsi que d’établir le degré de pragmaticalisation de atunci par correspondance avec le fonctionnement du mot français alors. Par rapport à ces aspects, nous sommes de nouveau forcée de constater que atunci s’enregistre aussi bien avec des valeurs cognitives qu’avec des fonctions interactionnelles ou métatextuelles de même que son correspondant français dont le polyfonctionnement discursif est très riche, complexe et varié. En outre, l’examen contrastif concernant les équivalences totales ou partielles aussi bien que les solutions divergentes proposées par les traducteurs pour rendre la signification la plus appropriée des unités discursives prises en charge illustre en tout premier lieu la complexité de l’activité de traduction. Le même exercice démontre aussi la grande complexité de l’encrage communicatif et la forte dépendance des marqueurs pragmatiques de la matrice discursive où ils s’enregistrent. La décodification par rapport au contexte/cotexte peut neutraliser (dans la plupart des cas) toute ambiguïté, en dépit de la souplesse du fonctionnement de ces mots et de la finesse des nuances sémantico-pragmatiques acquises. Références bibliographiques Corpus et ouvrages théoriques B

, Abdelmadjid Ali (1981) : « Alors dans le discours pédagogique : épiphénomène ou trace d’opérations discursives ? », in : Langue française 50, 39-52. D J , Laurenţia (2002) : Corpus de română vorbită – CORV. Eşantioane. Bucureşti : Oscar Print. GALR = Academia Română/Institutul de Lingvistică, Iorgu Iordan – Al. Rosetti” (2005) : Gramatica Limbii Române, vol. I: Cuvântul, vol. II: Enunţul. Bucureşti : Editura Academiei Române. G , Marie-Jeanne (1987) : « Alors: opérateur temporel, connecteur argumentatif et marqueurs de discours », in : Cahiers de linguistique française 8: 69-79.

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Marqueurs discursifs dans les langues romanes

I P — R



Z

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-R , Liliana (éd.) (2002) : Interacţiunea verbală în limba română actuală. Corpus IVRLA (selectiv). Schiţă de tipologie. Bucureşti: Editura Universităţii din Bucureşti. , Mihaela (2012) : « La pragmaticalisation de deux adverbes : roum. atunci vs. fr. alors », in : Annales de l’Université de Craïova. Seria Ştiinţe Filologice, Langues et littératures romanes XVI, 1 , 152 -168. (2014) : « Romanian atunci and French alors : Functional and discourse properties », in : Ghezzi, Chiara/Molinelli, Piera (eds.) : Discourse and Pragmatic Markers from Latin to the Romance Languages. Oxford: Oxford University Press, 222-236. , Joanne K. (1998) : Harry Potter à l’École des Sorciers, traduction en français par Jean-François Ménard. Paris : Gallimard. En ligne sur le site Internet (dernière consultation: 25. 09. 2016) : (2005) : Harry Potter şi Piatra Filozofală, traduction en roumain par Ioana Iepureanu. Bucureşti, Editura Egmont. En ligne sur le site Internet (dernière consultation: 25. 09. 2016): , Rodica (2009) : « Evoluţia adverbelor de timp atunci, acum, apoi către statutul de mărci discursive », in : R. Zafiu, Rodica/Stoica, Gabriela/Constantinescu, Mihaela N. (éds.) : Limba română. Teme actuale. Bucureşti : Editura Universităţii din Bucureşti, 779-793.

Dictionnaires DEX = Academia Română/Institutul de Lingvistică „Iorgu Iordan” (19982). Dicţionarul explicativ al limbii române. Bucureşti : Univers Enciclopedic. DLR = Academia Română (1958-2009). Dicţionarul limbii române, Serie nouă. Bucureşti : Editura Academiei Române. Tiktin/Miron = Tiktin, Hariton/Paul Miron (1985-1989 [1895]). Rumänisch-Deutsches Wörterbuch. Wiesbaden : Harrassowitz. TLFi = Trésor de la langue française informatisé http://atilf.atilf.fr/tlf.htm (consultation: août 2016).

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LES MARQUEURS C’EST-À-DIRE (QUE) ET CIOÈ (A DIRE) : ANALYSE CONTRASTIVE FRANÇAIS-ITALIEN Hélène Vassiliadou Université de Strasbourg

Introduction La perspective contrastive est essentielle dans les études portant sur les marqueurs discursifs, non seulement parce qu’elle contribue au repérage des correspondants dans des langues différentes, mais également et surtout parce qu’elle permet de préciser la spécificité des emplois de chaque marqueur (Degand 2009). Une précision méthodologique s’impose toutefois : il est d’usage de considérer qu’une analyse contrastive ne se justifie que si le marqueur étudié reçoit dans l’autre langue plus d’un correspondant. Comme nous le verrons, c’est-à-dire (ci-après càd) jouit d’une certaine polyvalence. Mais comment prédire qu’une langue, en l’occurrence l’italien, ne dispose pas d’un item d’une polyvalence égale à celle de càd et dont les emplois se rejoignent1 ? Il est ainsi possible que, eu égard à ses propriétés générales, càd puisse être traduit uniquement par cioè. Il est envisageable enfin que d’autres marqueurs traduisent càd et se substituent au marqueur italien et vice-versa. Nous admettrons alors provisoirement que s’il existe plusieurs correspondants pour chaque emploi de càd, il sera possible de rendre compte d’un éventail plus grand de ses emplois. Mais le marqueur italien peut très bien partager tous les emplois et tous les effets de sens de càd, sans pour autant discréditer l’intérêt d’une analyse contrastive. Au contraire, elle conduirait sûrement à appréhender de manière plus générale les marqueurs appartenant à une même famille sémantico-pragmatique. 1 De même, des études comme celle de Dal Negro et Fiorentini (2014) sur des sujets bilingues en situation de contact de langues apportent un éclairage nouveau dans le domaine des marqueurs du discours.

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1. Càd (que) et cioè : bref aperçu de leurs emplois2 Càd (que) et cioè sont des marqueurs de reformulation par excellence par le biais desquels le locuteur cherche à rendre son exposition plus claire, à résoudre des conflits potentiels engendrés par sa première formulation, à corriger, à énumérer et à garder la cohésion de son discours. Les exemples de (1) à (9) donnent un aperçu de cette diversité d’emplois. Les deux marqueurs instituent une relation d’équivalence entre deux segments X et Y en développant le sens de X et en donnant en Y une définition et/ou une explication. Le locuteur construit ainsi une stratégie explicative qui prend souvent les allures d’une définition. En outre, leur sémantisme ne se formule pas en termes vériconditionels, mais se fonde sur la (les) fonction(s) qu’ils assurent. Toutefois, leur valeur sémantique intrinsèque ainsi que le degré de pragmaticalisation sont des paramètres susceptibles d’expliquer bon nombre de leurs emplois. Ainsi, les inférences peuvent varier en fonction de contextes en dépit du sens de base qui reste le même. On trouve ainsi à côté des emplois « standards » en (1)3, où ils introduisent une reformulation au sens large du terme, (1)

Il s’agit d’une « grève sèche », càd non reconductible (Le Parisien 21/01/2004). (1a) Loro lo pagano. Lui intasca e poi dice: «Bakshish?», cioè mancia (La Repubblica 10/11/2003).

d’autres exemples pour lesquels il est difficile de parler de reformulation. Il s’agit d’emplois identificatoires (2) et/ou dénominatifs (3)4 dans lesquels les deux marqueurs n’apportent pas une information sur le mot, mais sur le référent. Ils servent alors à fixer le lien référentiel entre X et Y, lien qui peut être métonymique, spatial, numéral, temporel, etc. : Pour càd, voir, entre autres, Gülich/Kotschi (1987), Fløttum (1994), Vassiliadou (2005, 2008b). Pour cioè : Ferrini (1985), Bazzanella (1990), Renzi/Salvi (1995), Manzotti (1999), Rossi (2001), Flores Acuña (2009), Pelo (2010), Corino (2011), Ciabarri (2013). 3 Nous ne mentionnons qu’un exemple par langue qui n’épuise pas l’éventail de différents emplois reformulatifs pour la simple raison que ce phénomène est très bien décrit dans la littérature et ne présente pas de problèmes particuliers. 4 Les études italiennes ne parlent pas de ce point en ces termes. Pour notre part, nous pensons qu’il est important de différencier reformulation et dénomination ou fixation du lien référentiel. Voir aussi la discussion dans Pons Bordería (2013). 2

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(2)

Un juge militaire doit examiner sa détention mardi 20 octobre, càd demain (europarl).

(3)

Le Président de la République française, càd Nicolas Sarkozy, a annoncé qu’il faut maintenir le cap en période de crise (JT Belgique 2010).

(2a) Se ne andrà tra qualche giorno, cioè la settimana prossima (http://www. grandidizionari.it). (3a) Una pace con un costo, da ottenere attraverso una battaglia che l’Eletto, cioè Neo, interpretato da Keanu Reeves [...] (Il Mattino 05/11/2003).

Dans la majorité de leurs emplois, les deux marqueurs n’auront pas vocation à expliquer la signification, mais à indiquer à quoi correspond dans la réalité le signe X. Càd et cioè, partageant le même sens descriptif, coïncident dans leurs emplois prototypiques d’explication du sens qui peut revêtir plusieurs formes. Dès lors, il est facile de concevoir le passage à des emplois moins paraphrastiques, argumentatifs (surtout conclusifs) (exemples 4-5) et/ ou pragmatico-discursifs (6-7) qui se situent entre maintien et changement de perspective énonciative : (4)

Pierre travaille jour et nuit pour un salaire misérable, càd qu’il se fatigue pour rien (Corpus V = Vassiliadou 2004). (4a) Perché molto spesso poi :: in raltà, quello che si perde non è l’amore :: quello che si perde è l’ideale dell’amore, cioè uno spesso si sposa un partner, si sposa un concetto di famiglia; l’idea che c’era nelle testa di construirsi una famiglia! Che poi molto spesso è legato à un senso di sicurezza! Cioè molti di noi desiderano più essere ressicurati dai rapporti che viverli (Rossi 2001 : 62).

Partant, càd / cioè interviennent dans des relations argumentatives qui vont de l’explicitation d’un implicite, d’un acte illocutoire, d’une voix jusqu’à l’explicitation de la valeur d’acte de langage attachée à X : (5)

A : Ah, j’en ai marre. Tous les hommes sont des salauds. B : Càd que ton mari est un salaud aussi ? A : Lui le premier (Corpus V). (5a) A : Che stai facendo? B : Ti sto solo dando qualcos’altro da fare. A : Stai solo, cioè, provando a farmi innervosire (Opus).

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Dans des contextes plus pragmatiques, ils sont considérés comme des marqueurs de prise de parole dont le but peut être de surmonter une difficulté communicative ou de changer de topique. Ils sont alors accompagnés de pauses et de marqueurs d’hésitation et signalent une implication émotionnelle du locuteur (Bazzanella 1990 : 634 ; Vassiliadou 2013b). En tant que marqueurs démarcatifs placés en incipit, ils contribuent à l’organisation de la structure argumentative du texte, une valeur consécutive et justificative leur est associée : (6)

A : Viendrez-vous vous promener avec nous ? B : Càd que je ne suis pas libre (Grand Larousse 1971 : 653).

(7)

A : J’ai 400 pages à lire. B : Jusqu’à quand ? A : Càd que c’est encore les vacances, je peux traîner quoi (Corpus V).

(6a) — Non posso venire alla festa. — No? — No, cioè, ho altri programmi (Opus). (7a) — Perchè ti fa schifo? — No, tutt’altro ma è che... — E che cosa? — ... (niente niente) ... cioè (va bene) (Ciabarri 2013 : 121).

Ce dernier type d’emploi serait propre au français (Vassiliadou 2013a), les correspondants de càd dans les langues romanes se traduiraient plutôt par diciamo en italien (ou par rien Ø) et par es que ou o sea en espagnol, par exemple. Les langues anglo-saxonnes opteraient pour well (Beeching 2011) et so ou na ja (Bertrand 2006). Le correspondant grec (δilaδi), malgré sa grande souplesse syntaxique et pragmatique, peine également à apparaître dans ce type de contexte, les traducteurs lui préfèrent ksereis (= ‘tu sais’ ; Vassiliadou 2004). Mais les choses ne sont pas aussi tranchées que l’on pensait et le choix du recours aux traductions s’est révélé primordial pour la détection de changements de sens (Aijmer et al. 2006). Les exemples en (6)-(7) ci-dessus font le pont entre les emplois reformulatifs / explicatifs et ceux plus marginaux que l’on peut regrouper sous

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l’étiquette de correction puisque l’état de chose exprimé dans Y permet de corriger celui évoqué dans le premier segment (X)5 : (8)

Je l’ai vu hier... càd avant-hier. (Mais : *càd il y a 15 jours) (GLLF)

(9)

Une étudiante offre du caviar à A : A : Ah, merci ! Je le mangerai cet après-midi avec les autres intervenants. B : Mais, non, moi, je l’ai apporté pour vous, càd vous faites ce que vous voulez maintenant (Corpus V).

(8a) — Voi state nella casetta? — Si, cioè, ci saremo questa sera (Opus). (9a) modelli crawler... cioè no... volevo dire... modeli scaler RC - Generale (Word reference forum).

Dans ce groupe d’emplois, càd (que) / cioè Y constituent une nouvelle prédication sémantique ; les corrections concernent le contenu propositionnel, la force illocutoire ou la forme de X. Quoique marginaux, ce sont des emplois répertoriés tôt par les lexicographes, comme le montre l’extrait du dictionnaire de Petrocchi (1912 : 477) : Cioè : particelle che serve a spiegare, completare o corrègere cose dette innanzi : Volevo scrivervi, cioè, vi avevo gia scritto. Scrive bene ; scrive male, cioè. Spero che m’amiate, che sappiate, cioè, scufarmi.

La plupart du temps nous avons affaire à des rectifications plutôt qu’à des infirmations, ce qui est remis en cause n’est pas la valeur de vérité de X mais son degré de précision. Ainsi, le locuteur en (8a) s’empresse d’expliquer pourquoi il a dit oui dans un premier temps : cioè nuance la réponse donnée par si en même temps qu’il la justifie. On aurait pu s’en tenir là et conclure que cioè et càd ont globalement les mêmes emplois. Toutefois, l’examen des traductions (§ 2-3) ouvre des pistes que les études individuelles sur càd et sur cioè ne permettaient pas de découvrir. Premièrement, la question des contextes où càd est en fonction « dilatoire » 5

C’est également le cas dans d’autres langues romanes (Bach 1996 ; Cuenca 2003).

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reste ouverte. Si càd et cioè sont interchangeables, a-t-on le même effet pragmatique ? Le cas échéant, pourquoi les traducteurs de l’italien vers le français optent-t-ils pour je veux dire ou enfin ? Deuxièmement, il s’avère que la syntaxe de cioè est beaucoup moins contrainte que celle de càd : quelles sont les répercussions sur le sémantisme des deux marqueurs ? Puis, la présence/absence de a dire et de che aux côtés de cioè influe-t-elle sur ses emplois ? Si cioè peut être traduit indifféremment par à savoir et càd, peut-on conclure que càd et à savoir sont de parfaits synonymes ? Dans la négative, cioè aurait-il des emplois préférentiels dont seul à savoir pourrait rendre compte ? Qu’apprend-on sur cioè, à savoir et càd ? On le comprend bien, l’analyse contrastive est une sorte de gymnastique qui consiste à manipuler des données et qui, ce faisant, soulève de nombreuses nouvelles questions à traiter et impose de nouveaux marqueurs à examiner. 2. Du français vers l’italien L’examen des dictionnaires bilingues permet dans un premier temps de constater que si la palette des correspondants proposés pour càd est assez riche, les suggestions de traduction restent souvent peu opératoires. Les dictionnaires constituent de toute façon des outils à manier avec prudence ; généralement, ils ne distinguent pas les niveaux de langue, et se contentent d’énumérer quelques équivalents sans toujours donner d’indications relatives aux emplois répertoriés. Il est difficile alors, en pratique, pour un usager français ou italien de choisir le terme approprié dans tel ou tel contexte. Le marqueur italien dominant dans les traductions est cioè à côté duquel figurent aussi vale a dire, ovvero, ossia, veramente, vuol dire che, ciò significa che ou une explicitation de la valeur dilatoire de càd par no (perché) ou diciamo. Sans entrer dans les détails6, on observe que les lexicographes italiens s’ingénient à regrouper les usages de càd en deux catégories correspondant aux emplois paraphrastiques et non paraphrastiques du connecteur. Certains réservent même une entrée à càd que et ne le traduisent pas par cioè mais par ciò vuol dire che ou ciò significa che :

6 Plusieurs supports ont été utilisés — version papier et/ou online — qui ne figurent pas forcément dans le corpus pour faute de place. On n’y présente qu’une synthèse de nos recherches. Voir aussi le projet GALAPRO.

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(10) Vous refusez mon offre, càd que vous la jugez insuffisante : lei rifiuta la mia offerta, ciò significa che la giudica inadeguata (Dizionario di Bouvier).

Quant aux différentes traductions, la distinction entre les emplois de connecteur d’équivalence, de dénomination, d’argumentation et de correction ne se manifeste pas clairement. Cioè peut d’ailleurs parfaitement se substituer à càd dans quasiment tous les cas, même si les autres marqueurs sont proposés. Mais là encore on le sait — et l’étude de Corino (2011 : 179) le confirme — qu’il s’agit des concurrents de cioè. Dans le corpus NUNC par exemple (A et B, discours formel et informel), ossia (traduit7 par ou, à savoir, càd dans les dictionnaires bilingues) et ovvero (traduit8 par c’est-à-dire, ou, ou bien) sont les « synonymes » les plus fréquents de cioè avec plus de 2000 occurrences et in altre parole et in altre termini sont selon Corino — contre toute attente — plus fréquents dans le discours informel que formel : (11) [...] de fonctionner en mode duplex intégral, càd d’envoyer et de recevoir des données simultanément [...] / [...] di funzionare in modalità Full-duplex, ovvero di inviare e ricevere dati contemporaneamente [...] (http://classic. www.axis.com/). (12) En France, le statut du volontaire est reconnu, càd qu’il a des droits et des devoirs. / In Francia lo status del volontario è riconosciuto, ossia possiede dei diritti e dei doveri ben precisi (Reverso). (13) Une fois votre annonce créée et diffusée, vous aurez sans doute envie de voir exactement où elle apparaît sur la page de résultats de recherche Google, càd de connaître sa position. / Dopo l’attivazione dell’annuncio, non vedrai l’ora di vedere dove appare esattamente nella pagina dei risultati di ricerca, in altre parole, la posizione dell’annuncio (http://www.babla.fr/ francais-italien).

Nous avons également trouvé à plusieurs reprises le marqueur quindi (‘donc’) — non répertorié par les dictionnaires — non pas avec une fonction argumentative stricto sensu mais glosatrice : 7 Dans reverso context (consulté le 5 mai 2015), ossia est traduit majoritairement par càd (environ 2200 occ.) suivi de près par à savoir (1870 occ.) et loin derrière par autrement dit (175 occ.). 8 Dans reverso context, ovvero est rendu par à savoir et càd avec pratiquement le même nombre d’occurrences (1124 et 1100 respectivement). Voir aussi Atayan/Sergo (2013).

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(14) D’après mes informations, l’OIN devrait déjà avoir un marquage prêt pour l’été 1999, càd dans quelques mois. / Sulla base delle informazioni ricevute, l’ISO dovrebbe avere pronto un marchio già nell’estate del 1999, quindi tra pochi mesi (europarl).

Par ailleurs, une recherche rapide dans le dictionnaire contextuel Reverso montre que sur environ 10 000 résultats pour càd9, ossia et cioè arrivent en tête dans les traductions proposées (2154 et 1655 occurrences respectivement), suivis de près par vale a dire (1335 occ.). Succèdent, par ordre de fréquence, ovvero (963), come (660) et quindi (331), sans compter les 2872 « autres traductions » comportant vuol / voglio dire, dunque, nel senso che, in altre parole/termini, in particolare, id est, intendo dire, per cosi dire, ad (per) esempio (ou ad es.), questo (ciò) significa, in quanto ou encore Ø (diverses périphrases verbales, deux points, parenthèses...), bref tous les concurrents quasi synonymes de cioè selon le contexte syntaxique ou selon l’effet de sens sur lequel le traducteur estime devoir insister : (15) Je citerai comme troisième exemple les groupes à risque, càd les jeunes qui n’ont pas accès au marché de l’emploi / Terzo esempio: i gruppi a rischio, come i giovani che non trovano accesso al mercato del lavoro (europarl). (16) Les contre-indications chez les patients insuffisants hépatiques (càd cirrhose ou ...) / Controindicazione per i pazienti con insufficienza epatica (ad esempio, cirrosi o...) (Opus). (17) Il est essentiel que cette directive puisse entrer en vigueur dès que possible, càd demain. / È fondamentale che questa direttiva possa entrare in vigore quanto prima, e ciò significa domani (europarl). (18) Il est raisonnable de garantir la restauration de l’économie vivrière au niveau local par l’intermédiaire du marché régional, càd que les produits alimentaires puissent être fournis [...] / É logico che la ripresa di quest’economia di sussistenza venga garantita a livello locale e tramite i mercati regionali, è logico dunque che a fornire i prodotti alimentari ad una nazione [...] (europarl). 9 Il faut ajouter à ce chiffre les 39 000 résultats pour l’abréviation de c’est-à-dire dans Reverso : c.-à.-d. Les statistiques concernant les traductions restent les mêmes, cioè et ossia arrivant en première position.

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Il est intéressant à ce stade d’entamer le processus inverse et voir quels sont les correspondants que les traductions et dictionnaires français proposent pour cioè. 3. De l’italien vers le français Nous pouvons signaler d’emblée que dans Reverso Context, cioè est traduit à peu près avec la même fréquence par je veux dire (2737 occ.) et càd (ou c-à-d ou c’est à dire ; 280010 occ.), suivis par à savoir (1282 occ.). Nous trouvons également dans les premières places enfin (622 occ.), donc (466 occ.) et sous l’étiquette « autres traductions » c’est...que, cela signifie que, ou plutôt, donc, autrement dit, en d’autres termes, en l’occurrence, ainsi, notamment, etc. ou à nouveau l’absence de marqueur français (Ø) : (19) Perché pensavo... cioè sapevo quanto brutto sembrasse. / Parce que je pensais... je veux dire je savais de quoi ça avait l’air (Opus). (20) Entrambi presentano le stesse utilizzazioni finali, cioè devono essere transformati / Tous deux ont la même utilisation finale, à savoir qu’ils sont destinés à être transformés (Directorate General for Translation). (21) Marty, cioè Clint, accompagno Clara a casa. / Marty... Ø Clint, j’accompagne Clara à la maison (Opus). (22) — Non sei nonna ? — Oh grazie al cielo. Oh, cioè, un giorno quando sarò pronta. / Dieu merci. Enfin, un jour, quand je serai prête (Opus). (23) Bisognerà vedere, cioè, se tutti insieme sapremo partire da questo testo per muoverci in un disegno coerente [...] / En d’autres termes, il faudra voir si nous sommes capables, tous ensemble, de partir de ce texte pour évoluer vers [...] (europarl).

Ce chiffre est approximatif, la graphie de càd n’étant pas la même, le calcul est difficile à faire avec précision. 10

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Les dictionnaires, quant à eux, relèvent aussi pour cioè deux grandes fonctions : paraphrase vs correction, mais ils recourent plus volontiers au connecteur plutôt plus prototypique de la correction. Ceci est très intéressant, car si on renouvelle l’opération pour chaque traduction, les résultats ne sont plus les mêmes. Ainsi, ou plutôt est traduit en italien par o meglio, o piuttosto, anzi, oppure, o dovrei dire mais pas par cioè pour lequel les lexicographes admettent toutefois une fonction corrective. On voit alors que les choix des traducteurs portent sur le « core meaning » des marqueurs, i.e. ils préfèrent les marqueurs les plus prototypiques. On notera encore la distinction opérée par les dictionnaires italiens et bilingues entre deux natures grammaticales pour cioè (conjonction et adverbe), et du coup la différence de traduction avec l’introduction de à savoir, sans autres précisions. Et cela, en dépit du fait que la fonction est explicative dans les deux cas. Une rapide comparaison des données françaises et italiennes nous amène à constater que les lexicographes restent proches des emplois prototypiques de deux marqueurs, mais que les traductions sont beaucoup plus variées, ce qui confirme la polyvalence de leurs emplois. Le correspondant qui rend compte du plus grand nombre d’emplois de càd est effectivement cioè donné toujours comme premier choix dans les dictionnaires bilingues. Il en va de même de l’italien vers le français. Que conclure ? La proximité entre les deux marqueurs est évidente. On pourrait même aller jusqu’à dire que cioè et càd sont presque de parfaits correspondants. Mais ce « presque » nous pousse à discriminer plus avant les contextes d’apparition dans lesquels la substitution de càd à cioè et inversement semble rendre certains énoncés moins naturels. 4. Càd vs cioè 4.1. Une syntaxe différente L’étude de Ferrari et Ricci (2011 : 36) montre bien que les phénomènes de désémantisation qui touchent les marqueurs du discours ou les « émergences interprétatives du sens lexical » de base sont liés à leur position syntaxique. La position initiale est souvent signe de structuration énonciative dans les conversations, les positions dites insérées sont associées à une valeur reformulative et les valeurs conclusives ou récapitulatives se partagent entre la zone initiale et finale.

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Cioè, en dépit de son statut d’élément parenthétique relevé dans toutes les études, a une syntaxe nettement plus libre que càd, et ce constat n’est pas restreint aux emplois les plus pragmatiques : (24) A: Perché non sei stato a scola ieri? B: Sono andato a New York, eh non ho potuto dormire fino a ... cioè 2 di mattina!! (Word reference forum Italian English, Google). (25) Questa è un puntata bianca che attiene cioè alla communicazione, all’informazione, eh : all’articolo 21 [...] (Rossi 2001: 64). (26) La conversione, cioè, dalla poesia di Virgilio a quella di Davide, che ebbe come conseguenza la parte più matura della produzione petrarchesca [...] (A. Gramsci, Il materialismo storico, 1977: 35). (27) — C’è solo un problema. — E cioè? (Opus) (28) E questo cioè che faccio per il signor Widmore (Opus). (29) Sfortunatamente Gippix lo conosco dal 1980 e lavoriamo insieme, oltre ad essere nella stessa compagnia cioè (NUNC, Corino 2011: 176). (30) «Miei concittadini, noi stiamo progredendo, con fiducia e fede». Bush cioè paragona s é stesso all’ uomo che vinse [...] (NUNC, Corino ibidem). (31) Io, sinceramente, mi intendo poco di vini e chiedevo se può essere interessante e cioè se c’ è richiesta per vini di questo tipo (NUNC-Cucina, 24 décembre 2014).

Cioè peut en effet occuper une position initiale, intermédiaire et finale avec une préférence pour une postposition au terme reformulé (X, Y cioè). Il semble ainsi changer de valeur selon la place qu’il occupe dans l’énoncé. Cette liberté syntaxique n’est pas un fait nouveau qui découlerait d’une pragmaticalisation par exemple ; elle est attestée dans des textes de l’italien ancien et cela même quand il s’agit d’une glose plus ou moins contrôlée, ajoutée par

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le vulgarisateur (ex. 32)11, et l’est également dans les dictionnaires de langue ancienne comme celui de Tommaseo (1861) : (32) (I.9.4) e se più vi s’aggiugne non è grado, ma corso, il quale diffinire non si puote, ed a fare corso i più giovani spezialmente si debbono adusare per queste cagioni cioè, o che maggiore [...] (Giamboni, Bono Arte della guerra di Vegezio Flavio volgarizzata a. 1292 (fior.) L.I, cap. 9, 16.9, Dizionario dei Volgarizzamenti). (33) Scrive bene: non troppo bello cioè. / Spero che voi m’amiate; che sappiate cioè compatirmi (Tommaseo).

Corino (2011) dit très justement que quand cioè est placé en deuxième position (entre le sujet et le verbe ou même entre le verbe et l’objet), sa valeur consécutive ou modale s’exprime plus clairement. Malheureusement, elle n’explore pas cette piste plus avant et reste en quelque sorte prisonnière de son corpus (exclusivement constitué de newsgroups) dans lequel il y aurait une absence totale d’occurrences de ce type. Selon elle, cette structure serait réservée au discours formel. Pour notre part, nous n’avons pas procédé à des statistiques poussées, mais les exemples de ce type sont loin d’être minoritaires dans notre corpus et de surcroît dans LIP (corpus oral)12. Càd est au contraire très contraint syntaxiquement : il est toujours antéposé par rapport à l’énoncé-reformulé et il lie deux segments contigus. D’ailleurs, càd Y forment un bloc syntaxique. Nous n’avons trouvé que deux occurrences de càd postposé au segment reformulé sur 4500 de notre corpus (tout genre confondu) : (34) — [...] car voici une dame compromise par vous. — Par nous, càd, s’écria d’Artagnan (A. Dumas, Trois Mousquetaires, Frantext). (35) — Mais... càd, qu’est-ce qu’on vous a fait en 1998 ? — La diffamation càd de la vérité (Corpus V). Il s’agit en effet d’une glose absente du texte latin : « Quicquid addideris, iam cursus est, cuius spatium non potest definiri. Sed et cursu praecipue adsuefaciendi sunt iuniores, ut maiore impetu in hostem procurrant [...] ». 12 Les équivalences de position avec quindi dans ce type de contexte sont assez parlantes. Mais il s’agit ici d’une question qui mérite d’être creusée. 11

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De plus, cette cohésion avec Y peut se justifier historiquement, Y était le complément essentiel de dire dans càd. Il retient alors de son origine d’expression propositionnelle la nécessité d’un contact avec son élément Y ainsi que d’un contact antérieur (marqué par ce). La présence obligatoire de à dire dans la composition de càd joue un rôle décisif pour la syntaxe de ce marqueur et par extension pour ses emplois, surtout si on admet que la syntaxe des mots du discours influence leurs valeurs d’emploi. En revanche, on ne peut pas vraiment affirmer que cioè est en concurrence avec cioè a dire13, ce dernier est apparu plus tard et est considéré aujourd’hui comme une forme renforcée et formelle (cf. Treccani). Nous pouvons mentionner, à titre d’illustration, que pour les 13e et 14e siècles, dans ReMediA, nous n’avons trouvé que 9 occurrences de cioè a dire sur un total de 100 cioè. Quand cioè est accompagné par dire, sa syntaxe est plus contrainte comme pour càd en français : une symétrie syntaxique des constituants gauche et droit des marqueurs est conservée. Càd ne peut pas non plus se combiner avec les conjonctions de coordination du français (vs e cioè dans des emplois explicatifs ; cf. aussi Manzotti 2018) ni apparaître dans des énoncés comportant une forme du verbe dire — cf. aussi (41) : cioè voglio dire vs *càd je veux dire —, ni être focalisé contrairement à cioè : (36) A : Quindi era una mostra di falsi o no? B: Io credo di no. Certo era di disegni molto strani... A: Cioè stai dicendo che euh (cité dans Rossi 2001: 60). Vs. *càd, tu es en train de dire que... (37) Va be’ non è il posto hai capito male e poi per dire cioè vuoi sempre fare l’estremista (LIP, Milano, type A, conv. 4). (38) Vorrei sapere come sarebbe possibile risolvere questo problema riuscendo cioè a sentire una sola lingua e cioè l’italiano (Nunc).

On observe en espagnol et en catalan le phénomène inverse de l’italien. D’après Cuenca et Bach (2007), esto es et això és sont beaucoup moins fréquents que leurs homologues es decir et es a dir et sont plutôt utilisés dans le discours écrit et formel. Pour l’italien, nous trouvons une remarque intéressante chez Tommaseo : « Cioè a dire può unirsi, e giova forse » (http:// www.tommaseobellini.it). 13

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(39) No: ragazzi ma cioè vi rendete conto: c’ è un casino che è veramente incredibile (LIP, Florence, type C, conversation 3). (40) È cioè piu difficile (Opus) vs *c’est càd plus difficile vs c’est donc plus difficile

Toutes les contraintes syntaxiques de càd peuvent s’expliquer par le fait que même s’il s’agit d’une locution figée, son sens global reste motivé par les éléments qui le composent. Le caractère métalinguistique — allusion au dire — est d’ailleurs clair. De plus, le à dire donne une instruction quasi déontique qui oriente plus vers l’interprétation que vers l’équivalence. Càd n’a pas toutefois d’entrée propre dans les dictionnaires français (le cas est similaire en catalan et en espagnol selon Bach 2001). Les données lexicographiques sont à cet égard très éclairantes, il y a hésitation à le faire figurer aux entrées dire ou ce. Ainsi, malgré son apparition précoce14 dans les dictionnaires, il apparaît selon les éditions soit à l’entrée dire (cas majoritaires), soit sous ce. De même, le dictionnaire de l’Académie française le mentionne à l’article ce pour ses trois premières éditions et à l’article dire à partir de la quatrième édition de 1762. Cioè a au contraire sa propre entrée dans les dictionnaires italiens dès la première édition du dictionnaire de l’Académie de la Crusca (1612 : 184). Il fait partie des connecteurs qui ont le plus évolué phonologiquement : il se prononce de plus en plus comme c’è. C’est une forme courte, plus opaque et syntaxiquement simple. Et comme les locuteurs italiens n’ont probablement pas conscience de ses constituants initiaux15, ceci favorise les sens plus pragmatiques : (41)

Una randellata sui coglioni come questa davvero nn me la aspettavo... cioè voglio dire... sapevo che il sig B. era un coglionazzo, ma non mi sarei mai aspettato che [...] [un coup de matraque sur les couilles comme ça je ne m’y attendais vraiment pas... enfin je veux dire... je savais que M. B. était un couillon, mais je n’aurais jamais imaginé que...] (Corino 2011: 158).

14 Nous trouvons càd pour la première fois dans le dictionnaire bilingue de Jean Nicot (1606) à l’entrée dire et est traduit en latin par id est et hoc est. Il est également mentionné dans le dictionnaire de Furetière (1690) sous l’étymon dir-. 15 Les constituants de cioè étaient autrefois non grammaticalisés : ciò sono / fu / era (Pelo 2010). Voir aussi la forme agglutinée accioè (Giovanni delle Celle, Lettere, ca 1347/94, pag. 262.20) ou la forme régionale vénitienne çoè (Pamphilus volg. C. 1250). Il est également intéressant de noter que cioè figure sous le vocable a (préposition) dans TLIO.

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4.2. De la syntaxe à la pragmasémantique Parmi les valeurs véhiculées par cioè se trouve ce qu’on appelle communément le maintien du flux qui constitue une catégorie dans laquelle les interventions ne participent pas à l’élaboration thématique, « mais où le travail de thématisation se réduit à une activité minimum de gestion assurant la continuité du fil tissé par l’interlocuteur » (Bruxelles/Traverso 2001 : 47). L’emploi massif de cioè dit focalisateur, pragmatique, phatique, etc. dans le discours oral est souvent ressenti comme abusif par les locuteurs italiens (cf. l’analyse de Manzotti 1999 sur le fameux cioè ‘stolido’ ‘stupide’). Or, les études sur l’analyse du discours montrent que de tels emplois ne peuvent plus être traités de « scories » (Teston-Bonnard 2010) : à la jonction de deux unités qui forment une période, cioè est bien le signal du lien de dépendance existant entre les unités et est de ce fait un organisateur de périodes. Les extraits (42)-(43) sont représentatifs du phénomène cioè, bien décrit dans la littérature italienne sous l’étiquette de « gli anni del cioè » (Goldoni 1977). Le film Un sacco bello est tenu d’ailleurs par certains comme responsable de sa prolifération dans le langage des jeunes16. Il s’agit ici bien sûr de considérations sur le poids de la norme qui dépassent le cadre de cet article. En (42), un apprenant anglais de l’italien veut savoir si cioè est un phatique (‘filler word’) au même titre que well ou I mean17. Il ajoute : « I hear it all the time and it really gets annoying after a while. Also, during conversations, cioè sounds very much like c’è and you can barely tell them apart » : (42) Cioè is used very often! Most of all among young people! (It became also the title of the most popular teen-magazine in Italy!!) Cioè doesn’t have a particular meaning in the sentence, we say it every time we can’t explain ourselves... or when we can’t find a word, or when we are not sure of what we have said just before. After cioè there could be a pause, cause the speaker is thinking. Ex. Ieri si è rotta la radio, cioè... l’altroieri... Volevo dirti che ci son rimasto male... cioè, mi dispiace! Teen-agers use it more often and is very difficult to explain the rules of its presence! Ex. Cioè, ma è possibile?!? Nooo, cioè, non ci credo! There is nothing wrong with filler words when they are used sparingly. The trouble is that many kids use cioè in this

Les locuteurs français font généralement les mêmes remarques à propos de càd dilatoire. Cioè est traduit en anglais majoritairement par I mean (10 100 occ.) suivi de loin par that is (553 occ.) (Reverso 15 avril 2015). 16 17

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way every few words. I’ve watched a few esami di stato and it was painful to hear those kids using cioè maybe a hundred times in the span of half an hour, not in casual speech, where it belongs, but while discussing literature or history or physics (Word reference forum Italian English, consulté le 25 août 2010). (43) Ruggero: [...] però io, cioè, io ero, abbastanza sicuro, cioè, anzi no, ero sicurissimo proprio perchè lui mi difendeva proprio con la lunghissima spada di fuoco, cioè, quando la mattina ci svegliammo, no, cioè lui, il maestro, no, mi disse, adesso prosegui, vai sempre dritto [...] (Un sacco bello, Carlo Verdone, Citazioni, consulté le 22 avril 2015).

Càd peut également prendre de telles valeurs sans pour autant endosser une valeur phatique, en dépit d’exemples (surtout dans ESLO2) dans lesquels il est utilisé comme stratégie de recherche de paroles. En réalité, sa fonction est de marquer le passage à un « autre objet de discours sur le mode du coup de force » (Sitri 2003 : 170) tout en le posant comme relié à ce qui précède : (44) WT646 : des initiations GF429 : càd euh ben hm on on p- euh càd qu’on se retrouve avec des gens euh on a des des répliques d’armes et... càd on s’amuse à se tirer dessus euh à éviter à garder [...] (ESLO2, Entretien jeunes).

Quand il correspond à une formule de « dénégation ou de refus » (Murat/Cartier-Bresson 1987), il se place majoritairement en position initiale, le plus souvent au début d’une réponse. Selon Beeching (2011 : 101), càd pourrait jouer le même rôle que well, mais elle considère que ce n’est pas encore une fonction hautement codée en français et qu’il s’agit d’une implicature contextuelle. Nous n’adhérons pas entièrement à cette idée, car le nombre important d’exemples dans le corpus oral montre que càd tend vraiment à se spécialiser en tant que construction inférentielle qui modalise l’énonciation (Vassiliadou 2013b) et a ainsi des valeurs similaires à celles de c’est que18 ou de ès que en catalan (Romera 2003 : 113 ; Cuenca 2013). Dans ce cas, càd On trouve très peu d’occurrences de cioè che (18 / 1655 dans Reverso, 30 avril 2015), et il s’agit toujours de contextes explicatifs comme dans « Quello che succede, cioè che Rugova ed altri invocano sempre più l’indipendenza, l’autonomia, lo spostamento dei confini, è per noi inaccettabile (europarl) ». De même ciò che et c’è che n’apparaissent pas dans ce type de contextes. 18

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est accompagné par ben, bien et des marques d’hésitation comme euh. Les autres connecteurs de la même famille du français n’apparaissent pas dans ce type de contextes, surtout quand il s’agit de la position initiale. Mentionnons uniquement l’exemple de je veux dire qui semble être a priori un bon candidat pour remplir le même rôle que càd (que) : (45) A : Vous venez manger avec nous ce soir ? B : ?? Je veux dire que ce soir j’ai des choses à faire.

Malgré l’élément déictique qui figure dans sa structure, je veux dire présuppose un je veux dire par là. Or, si ce là n’est pas exprimé, il ne peut pas être introduit dans le discours. Ainsi, càd est plus adéquat : (46) BB733 : hm hm on ne dit pas cela on ne devrait MB : pas dire cela ? BB733 : eh bien càd que ça ne se dit pas dans les genres, vous comprenez ? (ESLO1, Entretien)

Cioè, malgré ses emplois quasi similaires, n’apparaît pas directement en début de réponse ou en tout cas, il ne peut pas être directement assimilé à une formule de refus. Il est pratiquement toujours précédé par non et il enchaîne sur cette réponse afin d’apporter une justification ou une correction. En somme, l’effet pragmatique n’est pas le même dans les deux langues19 : (47) A : Perché sembri così sorpreso ? B : No, io... cioè, non mi sembravi il tipo da Drago (Opus). (48) A : Voi state nella casetta? B : Si, cioè, ci saremo questa sera (Opus).

Par ailleurs, la valeur « conflictuelle » serait mieux représentée par cioè qui, comme le note Bazzanella (1994 : 157), interrompt des tours de parole20. La reformulation — et surtout l’hétéro-reformulation — introduite par ce 19 Ici les traducteurs préfèrent c’est (juste) que, ce qui confirme notre analyse pour càd (Vassiliadou 2013b). 20 Cela ne veut pas dire que les autres connecteurs ne peuvent pas être utilisés pour interrompre un tour de parole ou encore que cioè ne peut pas atténuer un énoncé. Il s’agit

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marqueur est motivée par la volonté du locuteur de reprendre, de fausser, de modifier la parole de son interlocuteur. Le locuteur moyen italien manifesterait ainsi une attitude conversationnelle « beaucoup plus agressive » que le locuteur français qui privilégie surtout la réussite de l’interaction. La langue italienne a selon Rossi (2001 : 70-71) une tendance à la reformulation « à visée polémique » : (49) A : Quindi era una mostra di falsi o no? B: Io credo di no. Certo era di disegni molto strani... A: Cioè stai dicendo che euh B: Aspetta A: Cioè il sospetto che sia stata come dire aperto un fronte di falsi per quello B: no, no no non voglio dire questo ti elenco solo i fatti (Rossi 2001: 60). (50) Aspettiamo la formulazione parlamentare, poi vedremo di cosa vanno cianciando. Aspettiamo e vediamo... cioè ti rendi conto che hai scritto un mucchio di cazzate e batti in ritirata? / Attendons la formulation parlementaire, puis on verra de quoi ils causent. Attendons et on verra bien... je veux dire, tu te rends compte que tu as écrit un tas de conneries et tu bats en retraite ? (Corino 2011 : 157)

4.3. Le cas de à savoir Ce petit tour d’horizon des différences entre les deux marqueurs s’achève sur celle qui est à nos yeux la plus révélatrice de leur fonctionnement. À propos des traductions de cioè en français, nous avons signalé plus haut la prépondérance de à savoir (et vice-versa) : (51) Ma un punto non è stato realizzato, cioè la responsabilità politica dei governi nazionali / Mais il reste un point à régler, à savoir la responsabilité politique des gouvernements nationaux. (europarl) (52) Questo è in sostanza quanto ha risposto circa un anno fa, cioè che21 sta esaminando la questione. / C’est plus ou moins ce que vous avez répondu il y a un an, à savoir que vous examiniez le dossier (europarl) simplement d’une tendance générale. Mais force est de constater que càd ne serait pas naturel dans l’exemple (50). 21 Cioè che apparaît le plus souvent dans ces contextes où càd n’est pas naturel.

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(53) J’aimerais aborder un second élément de cette proposition qui nous semble essentiel, à savoir, la question de la suppression des contrôles au sein de l’Union européenne. Vorrei inoltre esaminare un secondo aspetto di questa proposta legislativa e cioè la questione dell’abolizione dei controlli all’interno dell’Unione. (europarl)

Mais, tout d’abord, càd ne peut apparaître dans aucun de ces exemples à la place de à savoir. En réalité, ils ne commutent que dans très peu des cas, et essentiellement dans des gloses métalinguistiques pour lesquels l’équivalence entre X et Y ne va pas de soi (Vassiliadou 2008a, 2014). Dans tous ces exemples, il n’y a pas de contiguïté effective entre l’occurrence de càd et l’occurrence de X puisque X n’a pas encore été donnée matériellement, ou n’a pas encore donné accès au référent visé. Ainsi, comme le référent n’a pas été introduit, càd ne peut servir ni à son identification ni à le mettre dans le focus de l’interlocuteur : à savoir fait appel à une connaissance, il véhicule l’instruction générale Y est un nouveau savoir, tandis que càd oscille entre rappel d’une information et introduction d’une nouvelle information. À savoir apparaît, dans la quasi-totalité d’exemples, pour introduire des spécifications et plus rarement pour reformuler un X. Cioè, grâce à l’opacité de sa forme, introduit très facilement des spécifications, c’est même selon les études sa fonction de prédilection (Ciabarri 2013). Puis enfin, il est vrai qu’en italien, on ne trouve pas de connecteur *a sapere formé sur le même modèle que à savoir (contrairement à l’espagnol). Il n’a pas eu en somme un concurrent direct pour ces types d’emplois (à part peut-être ossia). Conclusion La partie descriptive de càd a trait à l’opération de catégorisation ou de recatégorisation d’un référent grâce à la présence de ce dans son sémantisme. Dans son sens descriptif, il comprend l’instruction dynamique de à dire qui lui permet de présenter un discours à venir comme une explication, comme une justification ou comme une conclusion équivalentes à un X antérieur. Cioè, plus opaque sémantiquement, est désormais une séquence toute faite, stockée dans la mémoire à laquelle les locuteurs italiens ont un accès facile. Nous avons également confirmé que les études contrastives et celles en traduction sont essentielles, en ce qu’elles nous permettent de mieux saisir les

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particularités d’emplois des marqueurs analysés. Nous avons enfin pu faire ressortir la particularité de à savoir en français. Bibliographie A A

B — B — B B B C

C C —

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C D D

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F F G G

M — M N

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P P P R R R

S T V — —

— —

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Corpus CITAZIONI FILM & CINEMA () CRUSCA : Vocabolario degli accademici della crusca () DIVOWEB : Corpus di Dizionario dei Volgarizzamenti () ESLO 1 & ESLO 2 : L’Enquête Socio-Linguistique à Orléans () EUROPARL () FRANTEXT (ATILF, Nancy) GALAPRO () LIP: Lessico di frequenza dell’Italiano parlato () NUNC: NewsGroups UseNet Corpora () OVI dell’Italiano Antico (48707 occurrences de cioè) () OPUS ( / Tiedemann, J., 2012, Parallel Data Tools and Interfaces in OPUS, Proceedings of the 8th LREC) ReMediA: Repertorio di Medicina Antica () REVERSO () TLIO: Tesoro della Lingua Italiana delle Origini () TOMMASEO online () TRECCANI ()

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EN TORNO A LOS VALORES DE LA FORMA PORTUGUESA JÁ Y SUS CORRESPONDENCIAS EN ESPAÑOL Rogelio Ponce de León Isabel Margarida Duarte Universidade do Porto

Introducción En trabajos anteriores (Ponce de León/Duarte 2013; Duarte/Ponce de León 2015), hemos venido analizando las consecuencias que pueden tener en diferentes dominios las divergencias semánticas de los marcadores discursivos pertenecientes a lenguas próximas, como es el caso del portugués y del español. En dichos trabajos, nos centrábamos en el análisis del signo polifuncional aliás y en su contraste con los marcadores correspondientes en español (Ponce de León/Duarte 2013), así como en el estudio del contraste de las formas portuguesas assim mesmo/mesmo assim y de la española asimismo (Duarte/Ponce de León 2015). En el presente trabajo, en la línea de los estudios citados, nos detenemos en el par portugués-español já/ya, analizando sus valores a la luz de la literatura científica y de la gramaticografía, y contrastando dichas formas en la lexicografía bilingüe correspondiente a estas lenguas. En la segunda parte del estudio, se analiza la aceptabilidad de las diversas correspondencias de já en las traducciones al español de textos literarios portugueses. 1. En torno a los valores de já (y de já agora) En portugués, já se incluye tradicionalmente en la clase de los adjuntos adverbiales temporales, asumiendo, según Óscar Lopes (1971: 229), como valor más prototípico y relevante —más que el temporal—, el aspectual perfectivo, como en (1):

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(1)

Uma pessoa quando tem 70 anos já escreveu tudo o que tinha a escrever (Corpus do Português).

En efecto, son pocas las situaciones en las que funciona como localizador temporal, siendo sinónimo, en tales casos, de ‘inmediatamente’, como en (2): (2)

Carlos, tenha a bondade de marchar já para a cama (Os Maias, 73).

Lopes (2003) y Sérgio Matos (1999) señalan, asimismo, otros valores no tempoaspectuales de já —que Matos denomina “pragmáticos”—; a saber: i) la localización en una escala predicativa, con modalización apreciativa (Campos 1997: 67), como en (3) o (4): (3)

Ai, é verdade, à Senhora da Saúde. Aí está já um passeio bonito. Vê? (A Morgadinha dos Canaviais, 113).

(4)

A bebé, sacudida nos braços da mãe, desatou a gritar, Pedro correu, envolveu-as ambas no mesmo abraço já enternecido, já humilde; e tudo terminou num longo beijo (Os Maias, 35).

ii) el “valor contrastivo, em contextos de conexão interproposicional” (Lopes 2003: 411), con una concomitante indicación de alteración del tópico, como en (5): (5)

[...] então, se, se você cozinha deve ter um prato que é o predilecto dos seus filhos. qual é? -> ah! do meus filho é, do caçula é carne assada. - ham. -> adora carne assada. boto linguiça e boto toucinho de fumeiro, não é, assim por, ele adora! ele catuca e tira aquelas, aquelas, aquelas linguiça toda de dentro. eu não aguento com ele. ele é engraçado mesmo. e o mais velho gosta de galinha. - é? -> já meu marido adora macarrão. - ham. -> adora ma[..], quando eu faço macarronada. - conta para gente como você faz a sua carne assada (Corpus Virtual Camões – Oral).

En cuanto a este último valor, estamos de acuerdo con Morais (2004) cuando afirma que este último tipo de já tiene valor discursivo y anuncia “a introdução de um segmento discursivo que se constitui em torno a um subtópico frásico”, así como “a transição para uma nova etapa de desenvolvimento do discurso” (2004: 488) y el contraste entre las dos unidades que une. Pero, en la

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mayor parte de los contextos en los que aparece este tipo de já, funciona también, simultáneamente, en nuestra opinión, como focalizador; es decir, destaca un elemento pragmáticamente significativo. Por lo demás, Morais (2004) resume los valores de já a tres centrales: i) el valor tempoaspectual (dentro del cual considera el valor temporal, ejemplificado en [1], indicador de la distancia mínima), ii) el valor aspectual de “transição entre estados de coisas” (como en [4]) y iii) el “valor de contraste, possivelmente derivado do seu valor de focalização” (Morais 2004: 487), como en (5). Con el fin de explicar los diferentes usos de la forma objeto de la presente comunicación, Lopes (2003) señala un valor semántico base, a saber: el valor transicional de marcación de frontera de fase que fácilmente se amplía al de transición de tópico. Por su parte, Matos (1999) señala que hay una utilización excesiva de já en los textos orales, especialmente de sus usos no temporales, defendiendo que la transición de los valores temporales hacia los no temporales configura un “processo escalar de perda ou esvaziamento do significado lexical em favor de um significado funcional” (Matos 1999: 442). Dicho investigador indica, como básico, el valor de operador de fase; esto es: un valor aspectual cuya función sería especificar fases de un estado de cosas, tal como ocurre en (4), donde já marca la transición de fase de lo negativo a lo positivo, el inicio de una escala (temporal, axiológica), y este valor escalar, según Matos (1999), estaría relacionado con el de transición, que fácilmente se puede conectar con el de contraste. Por consiguiente, já sería un operador perfectivizador, por oposición a ainda (en español, aún o todavía), siendo já y ainda operadores duales. Considerando ahora las principales gramáticas del portugués, las referencias a já en estas son, en términos generales, breves y poco explicativas. Solo la Gramática do Português, publicada recientemente (2013), de Eduardo Paiva Raposo et al., y la Gramática Houaiss da Língua Portuguesa (2008), de José Carlos Azeredo, dedican a já la debida atención. Raposo (2013) incluye dicha forma entre los adverbios aspectuales, reconociendo que dicho grupo es de difícil descripción: já indicaría que una situación tuvo lugar, o inicio, “num momento anterior à enunciação” (Raposo 2013: 1651) —es el caso de (2)—; más interesante, sin embargo, es la referencia breve al hecho de que já puede “ter um uso semelhante ao dos advérbios focalizadores [...], servindo para contrastar uma entidade A com outra entidade B relativamente à maneira como o falante encara a participação da entidade A numa determinada situação, em comparação com B” (2013: 1653), como en (4). Por su parte,

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Azeredo incluye já en un subgrupo de adverbios de tiempo que considera “complexo; não se refere a épocas mas a representações do processo na sua duração (aspecto)” (2008: 194). Dicho autor subraya, para estos adverbios, la función “argumentativa, uma vez que servem para realçar premissas ou suscitar inferências” (2008: 195). Por otro lado, la forma já se inserta en numerosas locuciones, algunas de las cuales con un valor típicamente discursivo, usadas, sobre todo, en contexto de interacción informal. Hemos analizado, para el presente trabajo, la partícula já agora, estudiada por Morais (2004), dado su valor claramente discursivo, como se puede apreciar en (6): (6)

— Cruza os braços, corre os olhos à volta, pelas paredes, pelo tecto. Depois leva a mão à testa, salta para o chão: — Já agora, pedia-lhe para sair um bocadinho enquanto me meto na cama. Estou com uma enxaqueca que não me mexo (Balada da Praia dos Cães, 154).

Morais (2004) considera dicha locución un marcador discursivo, destacando su valor de estructurador textual, que introduce un segmento de carácter digresivo, al mismo tiempo que sitúa al hablante en el discurso: “prefacia um segmento discursivo, assinalando a sua integração na estrutura temático-informacional” (2004: 479). Al ser la suma de algunos de los valores de já y agora, reúne, por consiguiente, los valores de transición, proximidad y novedad informacional. 2. Acerca de los valores de ya Por lo que se refiere a la forma etimológicamente correspondiente en español, como adverbio, hasta hace relativamente poco tiempo, las gramáticas no parecen haberla analizado suficientemente, como sostiene José Millán Urdiales Campos en su extenso estudio monográfico —y añadiríamos que pionero— de 1973 sobre los valores de ya (1973: 151-152). Conviene, no obstante, reconocer que, en los últimos años, se ha corregido, en cierto modo, dicha situación de “olvido”; por ejemplo, el adverbio ya se analiza —de forma quizás un tanto fragmentaria, como, por otro lado, observa también Nicole Delbecque (2006: 44)— en diferentes capítulos de la Gramática descriptiva de la lengua española, como adverbio “cuantitativo aspectual” (Kovacci

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1999: 707) y, más concretamente, como adverbio de fase (García Fernández 1999: 3153). Por su parte, la Nueva gramática de la lengua española analiza este adverbio con algún pormenor dentro de los aspectuales (RAE 2009: 2328) —aunque, también, se subraya su uso temporal (RAE 2009: 2337)— y, dentro de estos, también como adverbio de fase (RAE 2009: 2330), así como otros valores, como el enfático o el de afirmación. No sería justo, en cualquier caso, silenciar un conjunto de trabajos sobre diversos valores de ya —y, según los estudios, también de todavía—, publicados en el último tercio del siglo pasado, entre los que destacan el ya citado trabajo de Urdiales Campos (1973), el de Girón Alconchel (1991) o el de Garrido Medina (1991). En este último estudio, se resalta la relación entre la información semántica de la oración a la que modifica el adverbio ya (y también, en el artículo, todavía) y las presuposiciones o implicaturas correspondientes a dichas oraciones, poniendo de manifiesto la orientación pragmática del uso del adverbio (Garrido Medina 1991: 19-23). Por lo que se refiere a su función extraoracional, el estudio ya referido de Urdiales Campos sobre los valores de ya intuyó relativamente bien el registro conversacional en el que se utiliza, así como su valor: Aparte de los numerosos casos ejemplificados en nuestro trabajo, hay que mencionar aquí el frecuente empleo de ya, repetido o no (ya, ya, e incluso a veces, en ciertas regiones yayá), como señal de aquiescencia a la comunicación o noticia que el hablante nos está dando. En este tipo de uso la entonación es muy importante y puede tener variados matices: de comprensión, de simpatía, de tolerancia, de sorpresa, de escepticismo, de ira, enriquecidos y completados por el contexto lingüístico y extralingüístico (1973: 53).

En cuanto a las gramáticas del español más relevantes, la Nueva gramática de la lengua española tan solo lo clasifica como “conector adverbial simple” (2009: II, 2359), sin llegar a analizar su uso. Bastante más claro es el capítulo de la Gramática descriptiva de la lengua española, firmado por Martín Zorraquino y Portolés Lázaro (1998: 4051-4213), quienes analizan la unidad ya como un marcador discursivo de la oralidad, más concretamente como un metadiscursivo conversacional, si bien los propios autores reconocen la polifuncionalidad de la forma, según el contexto y/o el cotexto: [...] el análisis de ya permite apreciar que las fronteras entre lo metadiscursivo y lo modal o lo relativo al enfoque de la alteridad son borrosas. Ya puede presentar

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matices de ironía o de incredulidad, valores modales —expresivos (sintomáticos de la actitud del hablante ante el mensaje)— superpuestos a (o combinados con) la metadiscursividad propiamente dicha (la pura recepción del mensaje). Además, después de ya, el oyente puede tomar la palabra y proseguir la conversación o no (Martín Zorraquino/Portolés Lázaro 1998: 4192).

En la misma línea, otros autores analizan el marcador ya; por ejemplo, López Serena y Borreguero Zuloaga lo clasifican como un marcador de la lengua hablada, con una función de contacto conversacional —y, más concretamente, fática—, si bien —con arreglo a la polifuncionalidad a la que también se refieren dichas investigadoras (López Serena/Borreguero Zuloaga 2010: 444)— puede adoptar también la función de tipo reactivo —concretamente, de reacción colaborativa—. Cabe, en fin, subrayar un uso extraoracional de ya que analiza Delbecque (2006: 56-59) como enmarcador de la estructura discursiva, o, dicho de otra manera como una partícula metadiscursiva del registro escrito, como se puede apreciar en (7): (7)

Estas cosas, como

he dicho, le pueden pasar a cualquiera.

Para la investigadora citada, “[c]on ya, se instaura un vínculo suplementario entre el discurso citado y el discurso actual: ambos vienen a concebirse como la manifestación cíclica de un entendimiento que trasciende a la vez la base del conceptor inicial y la del conceptor actual” (Delbecque 2006: 56). Dicho valor la autora lo integra en un análisis de tipo cognitivo amplio, en el que, tanto en su uso intraoracional como extraoracional, se deduce un valor prototípico: “ya instaura una progresión dinámica sobre una base programática” (Delbecque 2006: 46). 3. Contraste de las formas já/ya como partículas discursivas De la descripción que, hasta el momento, se ha trazado de los valores del par já/ya en portugués y en español como adverbios y como partículas discursivas podemos llegar a la conclusión de que, por lo que se refiere a su uso primario (como adverbios), en el contraste, se detecta, en términos generales, una convergencia semántica; sin embargo, en lo que atañe a su valor extraoracional, a partir de lo que se ha mostrado, se detectan fuertes contrastes, en

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tanto en cuanto los valores que asumen las formas objeto de estudio no coinciden en absoluto1, como se puede apreciar en el siguiente cuadro: Portugués

Español

já (registro escrito / registro oral)

en cambio; por su parte; a su vez...

já agora (registro oral)

por cierto; a propósito...

pois; claro...

ya (registro oral)

Tal divergencia semántica, como hemos tenido ocasión de comprobar en trabajos anteriores a propósito de otras partículas discursivas (Ponce de León/ Duarte 2013; Duarte/Ponce de León 2015), puede tener repercusiones en diferentes dominios; destacamos, como en nuestros trabajos anteriores, dos áreas en la que se puede manifestar dicho contraste: la lexicografía bilingüe portugués-español y la traducción al español de textos literarios portugueses. En lo que respecta a los diccionarios bilingües de portugués y de español, a pesar de la clara mejora en la lexicografía bilingüe de estas dos lenguas en los últimos 15 años, en cuanto al par de formas analizadas, no se puede decir que haya un registro satisfactorio de las correspondencias —al menos por lo que toca a los valores discursivos—, dado que solo se registran los sentidos habituales de la forma como adverbio, así como la locución conjuntiva de tipo causal já que, sin mencionar las funciones discursivas: el já contrastivo y digresivo o su combinación con el elemento agora —con un valor, como hemos visto, también digresor—. Valga como ilustración de dicha ausencia la entrada de já en el Diccionario bilingüe de uso español-portugués / português-espanhol de Francisco Moreno Fernández y Neide Maia González: já 1 adv. Ya, ahora, inmediatamente: quero que este serviço seja feito já=quiero que este servicio se haga ya; já não se fazem mais músicos como antigamente=ya no se forman músicos como antiguamente. 2 Ya, en tiempo pasado: Isabel já foi duas vezes a Paris=Isabel ya ha ido dos veces a París; quem já viu o novo filme do Almodovar?=¿quién ha visto ya la nueva película de Almodovar? 3 Ya, en el momento: quando os convidados chegarem o jantar já estará pronto para ser servido=cuando los invitados lleguen, la cena ya estará lista para ser servida. ~ 1 No consideramos aquí el sentido metadiscursivo del registro escrito de ya al que hace alusión Nicole Delbecque (2006: 56-59), que, por lo demás, comparte también la forma já en portugués.

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4 conj. Ora, ya, a veces: os dias foram passando, já melhores, já piores=los días fueron pasando a veces mejores, a veces peores.  ora / ora; □ desde já, desde ya, desde este momento, de antemano: agradeço desde já o apoio oferecido por todos=agradezco desde este momento el apoyo oferecido por todos; □ já, já, enseguida, ahora mismo: espere um minuto que já, já falo com você=espera un minuto que enseguida hablo contigo.  logo; □ já que, ya que, dado que: os alunos foram para suas casas, já que a aula fora cancelada=los alunos se fueron a sus casas ya que la classe había sido suspendida (Moreno Fernández/González 2003: II, 643).

Bien es verdad que, de los diccionarios analizados2, hay alguno que registra y proporciona información más ajustada en términos discursivos, como la última edición del Dicionário Porto Editora de Portugués-Espanhol en sus dos versiones: já adv. 1 (tempo presente) ya, ahora, inmediatamente; já podes começar ya puedes empezar; vem aqui já! ¡ven aqui inmediatamente!; 2 (tempo passado) ya; já falei com ele ya he hablado con él ● já agora a propósito; já, já enseguida; já que ya que. (Dicionários Académicos. Dicionário Português-Espanhol 2006). já adv. 1 (tempo presente) ya, ahora, inmediatamente; já podes começar ya puedes empezar; vem aqui já! ¡ven aqui inmediatamente!; 2 (tempo passado) ya; já falei com ele ya he hablado con él ● já agora a propósito; já, já enseguida; já que ya que; desde já desde este momento; para já ahora mismo; en este momento (Dicionários Porto Editora. Dicionário de Português-Espanhol 2010).

No obstante, como se puede apreciar en los fragmentos reproducidos, no se registra el valor discursivo de já, de tipo contrastivo con alteración de tópico. Acabamos de indicar que las divergencias semántico-discursivas en el par já/ya podrían tener repercusiones negativas —al menos trabajamos con esta hipótesis— en la (problemática) traducción de já al español —hemos visto que los instrumentos lexicográficos de los que disponen los traductores adolecen, en el mejor de los casos, por lo que respecta al par objeto del presente trabajo, de ciertas carencias—. Para tratar de corroborar o no dicha hipótesis, hemos tomado como referencia las traducciones de textos literarios —concretamente, de novelas—, para analizar las opciones del traductor en los contextos en los que aparece já con valor extraoracional, en combinación o no con el signo Presentamos el corpus de diccionarios consultados —tanto bilingües, como monolingües— en las referencias bibliográficas. 2

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agora (no nos hemos detenido, para este trabajo, en los valores discursivos del elemento para já), asume valores de partícula discursiva. Por lo que se refiere al uso extraoracional del elemento já, los traductores optan por dos soluciones: i) la correspondencia con ya y ii) la omisión de la forma en el texto de llegada. Véanse, a modo de ilustración, los pasajes del siguiente cuadro: Portugués

Español

Também este modo repentista de ser indicava aos outros, por vezes, o que deviam sentir. E eles ficavam gratos por isso. Já o sogro (que era dono de uma fábrica na Covilhã) não lhe apreciava o feitio, pouco grave para a seriedade dos negócios (Aparição, 9).

1) Correspondencia con ya Además, este modo espontáneo de ser indicaba a los otros, a veces, lo que debían sentir. Y ellos quedaban contentos por ello. Su suegro (que era dueño de una fábrica en Covillá) ya[!] no estimaba sus «maneras», poco sentadas para la seriedad de los negocios (Aparición, 83).

Ouvindo falar de legião cívica, a multidão levanta-se outra vez, sempre como um só homem, quem diz legião diz farda, quem diz farda diz camisa, agora só faltará decidir qual vai ser a cor dela, não é questão para resolver aqui, em todo o caso, para não nos chamarem macacos de imitação, não a escolheremos nem preta nem castanha nem azul, já o branco suja-se muito, o amarelo é desespero, o vermelho Deus nos livre, o roxo pertence ao Senhor dos Passos, portanto, não resta mais que o verde, e é muito bom o verde, digam-no os garbosos moços da Mocidade, que, à espera de que lhes chegue a vez de receberem uniforme, não sonham com outra coisa (O Ano da Morte de Ricardo Reis, 258).

2) Omisión de la partícula Oyendo hablar de la legión cívica, la multitud se levanta otra vez, siempre como un solo hombre, quien dice legión dice uniforme, quien dice uniforme dice camisa, ahora solo falta decidir el color, no es cuestión para resolverla aquí en todo caso, para que no nos llamen monos de imitación, no la elegiremos ni negra ni parda ni azul, Ø el blanco se ensucia mucho, el amarillo es desesperación, del rojo Dios nos libre, el violeta es el color del Señor de los Pasos, no queda, pues más que el verde, y es muy bueno el verde, que lo digan si no los garbosos muchachos de la Mocidade que, a la espera de que les llegue el turno de recibir uniforme, no sueñan con otra cosa (El año de la muerte de Ricardo Reis, 505).

En cuanto al primer criterio, el traductor interpreta erróneamente el sentido de dicha partícula como (parece ser) aspectual, lo que distorsiona el sentido del texto de partida, pues la forma portuguesa, en este contexto, asume un valor cercano al de la partícula discursiva en cambio. Por lo que se refiere al segundo criterio, pese a no ser, en nuestra opinión, una solución adecuada, no deja de ser bastante más aceptable que la anterior, dado que el valor digresor-contrastivo puede no marcarse en el discurso por medio de una partícula.

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Por lo que atañe a la traducción de la partícula já agora, del corpus analizado podemos inferir cuatro criterios de traducción en los textos de llegada: i) traducción de la forma palabra a palabra, ii) traducción parcial de la secuencia, iii) correspondencia con una locución conjuntiva causal y iv) omisión de la partícula en el texto de llegada. Tales criterios pueden ejemplificarse en los fragmentos reproducidos en el siguiente cuadro: Portugués

Começara a sentir as dores de madrugada, vagas, distantes, quase gostosas. E, a esse primeiro aviso, resolvera partir. Já agora, por mais um pouco, era levar a cabo aquele timbre (Os Bichos, 26).

Español 1) Traducción palabra a palabra Los dolores habían comenzado de pronto, vagos, distantes, casi gustosos. Y ella, antes este primer aviso, resolvió partir luego. Ahora ya[!], por un poco más, había que llevar a cabo aquel designio (Bichos, 36 [1946]). Había empezado a tener los dolores de madrugada, vagos, espaciados, casi placenteros, y, a este primer aviso, había decidido ponerse en marcha. Ahora[!] poco le quedaba ya[!] para dejar salvo su buen nombre (Bichos, 46 [1998]). 2) Reproducción parcial de la forma — ¡Ah, creí que iba usted a su casa, consejero! — Ahora[!] quiero acompañarla, si usted me lo permite. ¿No seré, ciertamente, indiscreto? — ¡Vamos! De ningún modo (El Primo Basílio, 298).

— Ah! Pensei que ia para casa, Conselheiro! — Já agora quero acompanhá-la, se Vossa Excelência mo permite. Decerto não sou indiscreto? — Ora essa! De modo nenhum (O Primo Basílio, 155). E como? Ser-me-á lícito penetrar no segredo do tratamento? — Há já agora uma única maneira de o salvar. — E é.. — Apaixoná-lo (A Morgadinha dos Canaviais, 520).

— Menos mal. Pero ¿cómo? ¿No puedo penetrar en el secreto del tratamiento? — Ya[!] solo queda para usted una salvación. — ¿Y es...? — Enamorarse (La Mayorazga de los Cañaverales, 346).

O advogado da famosa atleta anunciou que a sua constituinte se submeteu a uma importante operação para mudar de sexo, dentro de poucos dias será um homem autêntico, como de nascimento, já agora não se esqueçam de mudar-lhe também o nome [...] (O Ano da Morte de Ricardo Reis, 15).

3) Traducción como locución conjuntiva causal El abogado de la famosa atleta anunció que su cliente se sometió a una importante operación para cambiar de sexo, dentro de pocos días será un hombre auténtico, pues que[!] no se olviden de cambiarle también el nombre [...] (El Año de la Muerte de Ricardo Reis, 34).

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Aquilo dos ciúmes misturados com o crime, diz em voz lenta, pensada. Já agora, porque é que te veio o palpite dos ciúmes do arquitecto? E depois: Alguma coisa que ouviste pelo caminho? (A Balada da Praia dos Cães, 154). Cruza os braços, corre os olhos à volta, pelas paredes, pelo tecto. Depois leva a mão à testa, salta para o chão: Já agora, pedia-lhe para sair um bocadinho enquanto me meto na cama. Estou com uma enxaqueca que não me mexo (A Balada da Praia dos Cães, 159).

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4) Omisión de la partícula discursiva Oye, y eso de los celos mezclados con el crimen, dice en voz baja y lenta, muy pensada, ¿Ø cómo se te ocurrió lo de los celos de lo arquitecto? Y luego: ¿Oíste algo por el camino? (La Balada de la Playa de los Perros, 193). Cruza los brazos, pasea los ojos alrededor, por las paredes, por el techo. Después de llevar la mano a la frente, salta al suelo: Ø Le agradecería que saliera mientras me meto en la cama. Tengo una jaqueca horrible (La Balada de la Playa de los Perros, 199).

Por lo que se refiere a la primera opción, en los textos de llegada se registra una traducción literal de la secuencia, interpretando el ya como temporal —si bien, en ciertos contextos, podría entenderse como aspectual—; dicha solución, aparte de ser claramente errónea, fuerza a los traductores a adaptarla, con el fin de tornarla aceptable en español —por medio de la posposición inmediata del adverbio ya o con intercalación de pausa en ambos elementos—. El segundo criterio consiste en la reproducción parcial de la secuencia, omitiendo, según las traducciones, el adverbio ya o ahora, lo que distorsiona de nuevo, en el texto original, el sentido de cambio de tópico de la partícula, cercana al marcador del español por cierto. De acuerdo con la tercera opción que hemos deducido, la partícula discursiva se interpreta —también de forma errónea— como una locución conjuntiva causal, si bien, en nuestro corpus hay un caso que, en portugués, puede suscitar alguna duda pues parece haber una combinación de la locución causal já que y del marcador já agora: Português

Espanhol

— Perdão. Outra coisa. Já agora que entrei no caminho das admoestações, permitame mais uma, antes de perder o ar grave que hei de por força ter (A Morgadinha dos Canaviais, 93).

— Perdón. Otra cosa. Ya que entré por el camino de las amonestaciones, perdóneme una más, antes de perder el aire de gravedad que a la fuerza he de tener (La Mayorazga de los Cañaverales, 76).

Por lo que se refiere, en fin, al cuarto criterio de traducción —esto es: la no traducción de la partícula discursiva—, como se ha observado a propósito del

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contrastivo já, sin parecernos adecuada, es, sin duda, la más aceptable de las opciones adoptadas por los traductores. Consideraciones finales De todo lo dicho hasta el momento, se puede observar, a modo de conclusión, que los marcadores discursivos con mayores contrastes semánticos, en el cotejo de sus correspondencias en otras lenguas, parecen ofrecer más dificultades a los traductores y a los lexicógrafos; quizás, asimismo, haya mayores dificultades cuando las unidades que se contrastan pertenecen a lenguas próximas, como es el caso del portugués y del español. Una buena muestra de ello, como acabamos de ver, lo constituye el haz de sentidos convergentes y divergentes en el contraste de já y ya, estableciendo su nivel más alto de divergencia semántica en el uso de já (y de já agora) como partícula discursiva. Dicha muestra y la aún escasa existencia de trabajos en la que se contrastan los marcadores discursivos en portugués y en español muestran —así lo esperamos nosotros— la utilidad de este y de otros estudios sobre pragmática contrastiva que tengan como objeto de análisis unidades de estas lenguas. Bibliografía A C D D

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En torno a los valores de la forma portuguesa já

G G K L

L L

M M M

P

R R U

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AVVERBI FOCALIZZANTI ADDITIVI PROTOTIPICI IN TRE LINGUE ROMANZE: ITALIANO, FRANCESE E RUMANTSCH GRISCHUN A CONFRONTO Anna-Maria De Cesare Università di Basilea1

Introduzione Il presente contributo è dedicato al sottoinsieme sintattico-semantico degli avverbi focalizzanti di tipo additivo (d’ora in poi AFA), che fa parte della classe degli avverbi focalizzanti (AF), a sua volta inclusa nella categoria funzionale dei segnali discorsivi (è così per esempio in Bazzanella 20112). Più in particolare, ci interessano gli AFA prototipici di tre lingue romanze: l’italiano, il francese e il rumantsch grischun (d’ora in poi semplicemente rg.). Gli AFA dell’italiano (anche) e del francese (aussi) sono già stati descritti contrastivamente in vari contributi recenti (cfr. De Cesare 2015a/b; De Cesare/ Borreguero Zuloaga 2014; Andorno/De Cesare 2017); quelli del rg. (er-era) non sono invece finora stati studiati né da un punto di vista intralinguistico né interlinguistico. L’intento del presente contributo consiste dunque nel proporre una prima descrizione degli AFA prototipici del rg. e nel cogliere le principali differenze e somiglianze sintattico-semantico-stilistiche tra gli AFA prototipici delle tre lingue romanze considerate. Si persegue in sostanza qui un obiettivo di natura in primis contrastivo-descrittiva, che si raggiunge sulla base di un’analisi corpus-based per lo più qualitativa.

Vorrei ringraziare il collega Prof. Dr. Matthias Grünert (Università di Friborgo) per i preziosi suggerimenti forniti su una versione precedente di questo lavoro. 2 In Bazzanella 2011, la funzione principale degli AF (detti focalizzatori) è metatestuale e consiste nel sottolineare un elemento del discorso. In questo contributo, non ci soffermeremo in modo puntuale su quest’aspetto, già discusso altrove (cfr. De Cesare 2010). 1

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L’analisi contrastiva qui perseguita si articola in tre parti: il § 1 descrive le proprietà (socio)linguistiche definitorie degli AFA in italiano e francese, mettendo anche in luce le principali somiglianze e divergenze tra i prototipi anche e aussi; il § 2 si concentra invece sul solo rg., fornendo una descrizione più approfondita, ed empiricamente fondata, dei due AFA usati in questa lingua (l’analisi verte su 150 occ. delle forme er-era tratte da testi scritti tipologicamente differenziati); il § 3, infine, confronta le tre lingue romanze, facendo sostanzialmente vedere che, pur condividono le proprietà centrali della classe, gli AFA prototipici di questi sistemi linguistici presentano alcune peculiarità spiegabili alla luce di differenze di ordine sociolinguistico e tipologico. 1. Gli avverbi focalizzanti additivi prototipici in italiano e francese In linea con la proposta di König (1991: 15), che la applica all’intera classe degli AF, concepiamo la classe degli AFA come una categoria prototipica (sull’idea che la classe degli AF si componga di elementi centrali, prototipici, e di elementi periferici, cfr. anche De Cesare 2015b): agli elementi centrali della classe (che rispondono in modo positivo a tutte le proprietà semantiche, sintattiche e socio-stilistiche definitorie) si oppongono quelli periferici (che rispondono solo ad alcune di queste proprietà). La Tabella 1 rende conto di questa concezione, anche se in modo semplificato: all’interno del gruppo degli AFA periferici vi sono infatti forme che si avvicinano più di altre agli elementi centrali della classe degli AFA; basti pensare all’AFA également, molto più vicino ad anche che non idem. AFA prototipici

AFA periferici

italiano

anche

pure / u/egualmente / parimenti / altresì

francese

aussi

également, idem

Tabella 1. La classe dgli AFA come categoria prototipica in italiano e francesee

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Avverbi focalizzanti additivi prototipici

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Le proprietà semantiche e sintattiche che definiscono gli elementi prototipici della classe degli AFA, ormai ben note3, possono essere illustrate con gli esempi dati ai punti (1) e (2): (1)

Stella legge anche il rumantsch grischun.

(2)

Stella lit aussi le rumantsch grischun.

A livello semantico, gli AFA anche/aussi attivano una serie di inferenze, tra cui un’inferenza relativa alla validità delle proposizioni alternative a quella espressa. Più precisamente, il valore additivo (associato in modo convenzionale a questi avverbi) consiste nel veicolare l’idea che almeno una delle proposizioni alternative a quella effettivamente espressa è valida nella situazione comunicativa. Le proposizioni alternative sono costruite sostituendo all’elemento sul quale opera l’AFA (detto dominio di associazione) uno o più elementi concettualmente simili, che sono anche rilevanti nel contesto enunciativo. Nel caso degli esempi (1) e (2) proposti sopra, le proposizioni alternative conterranno dunque, al posto del SN il/le rumantsch grischun, il nome di un’altra lingua (Stella legge l’italiano/il francese/il tedesco ecc. Stella lit l’italien/le français/ l’allemand etc.). La semantica dell’it. anche differisce tuttavia in un punto importante da quella del fr. aussi: solo anche può associarsi a un valore scalare, e veicolare un significato simile a quello codificato in modo convenzionale dagli AF it. pers/fino e addirittura (cfr. Andorno/De Cesare 2017). Da un punto di vista sintattico, gli AFA anche/aussi rispondono a due proprietà definitorie (e distintive) della classe degli AF: sono mobili e possono operare su forme e funzioni sintattiche molto varie (per questo motivo, sono considerati alla stregua di operatori transcategoriali). Queste due proprietà sintattiche sono naturalmente legate: visto che possono operare su un ventaglio molto ampio di strutture sintattiche (SN, SP, SA, SAvv, SV o parte di esso), gli AF possono occupare varie posizioni all’interno di una stessa clausola (con il variare del dominio di associazione dell’avverbio cambia però anche la semantica della frase). Le posizioni che gli AFA anche/aussi possono occupare nell’ambito di una clausola con ordine non marcato dei costituenti (ossia con 3 Cfr. Ricca 1999 e Andorno 1999, 2000 per l’italiano; Nølke 1983 e Perrin-Naffakh 1996 per il francese. Per una prospettiva contrastiva italiano-francese, rimandiamo ai lavori citati nella introduzione.

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ordine SVO) sono indicate dai numeri romani posti nei principali slot delle strutture date in (3) e (4). Si osservi che aussi conosce una restrizione ignota ad anche: quando modifica il SN soggetto di una clausola non marcata, aussi tende a seguire il suo dominio di associazione (nella clausola data in (4) il nome proprio Stella), ponendosi nella posizione II (su questo punto, cfr. De Cesare 2015a/b): (3)

I Stella II ha III imparato IV il romancio V a Coira.

(4)

#

I Stella II a III appris IV le romanche V à Coire.

Oltre ai tratti definitori di natura semantica e sintattica descritti sopra, consideriamo che gli AFA prototipici dell’italiano e del francese (ma non solo) presentino tratti definitori anche da un punto di vista socio-stilistico. La proprietà più importante da questo punto di vista è legata alla distribuzione testuale degli AFA: gli AFA prototipici dell’italiano e del francese compaiono infatti in tutte la varietà di queste lingue. In altri termini, non sono legati a specifiche varietà diafasiche, diamesiche, diastratiche e/o diatopiche. Questo punto è fondamentale perché aiuta a spiegare perché alcuni AFA sono da considerare come periferici. Si pensi al caso dell’it. altresì, percepito come di livello elevato e appartenente a registri sostenuti (per alcune riflessioni sociolinguistiche legate all’uso di pure, si rimanda a De Cesare 2017). 2. Avverbi focalizzanti additivi prototipici in rumantsch grischun In rg. il posto occupato nella Tabella 1 da anche e aussi è riempito da due forme: er ed era; in questa parte del lavoro si farà vedere che l’impiego di queste due forme è motivato in primis dalla situazione particolare che caratterizza il rg. e in misura minore dalla semantica di queste forme. Prima di soffermarci in modo puntuale sugli AFA del rg., ci sembra però doveroso iniziare col proporre una breve descrizione geo- e sociolinguistica delle varietà romanze che costituiscono il romancio e il rg.

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2.1. Breve caratterizzazione geo- e sociolinguistica del romancio e del rumantsch grischun Il rg. è una varietà romanza standardizzata (perlopiù scritta) della Confederazione elvetica, usata soprattutto nel Cantone dei Grigioni. A livello federale e cantonale, il rg. è legato allo statuto del romancio, con il quale non deve essere confuso4. 2.1.1. Statuto del romancio e distribuzione geografica Lo statuto del romancio è fissato nella nuova Costituzione federale (del 1999) e nella Legge sulle lingue decisa nel 2007 ed entrata in vigore nel 2010; a livello cantonale, invece, il suo statuto è decretato nella nuova Costituzione del Cantone dei Grigioni (del 2003). A livello federale, il romancio ha lo statuto di lingua nazionale —cfr. il primo comma dell’Art. 4 sulle lingue nazionali, riportato al punto (5)— e solo in parte anche ufficiale —cfr. primo comma dell’Art 5 riprodotto al punto (6)—. Nel Cantone dei Grigioni, invece, il romancio è lingua ufficiale e ha uno statuto giuridico equivalente a quello del tedesco e dell’italiano —cfr. l’Art. 3 sulle lingue, al punto (7)—. Il comma 2 dell’Art. 3 —riportato al punto (8)— sancisce anche la necessità — a livello cantonale, ma provvedimenti simili esistono anche a livello federale — di salvaguardare, nonché di promuovere il romancio5. (5)

Le lingue nazionali sono il tedesco, il francese, l’italiano e il romancio (Art. 4, Lingue nazionali; Costituzione federale). 1

In Svizzera, come del resto in Italia, il termine romancio designa in modo generico la quarta lingua nazionale della Confederazione elvetica; nei due paesi, l’area linguistica cha abbraccia i Grigioni fino al Friuli è invece chiamata in modo diverso: retoromanzo (o anche retoromancio) in Svizzera, ladino in Italia. Il ladino designa però anche alcune parlate dolomitiche o l’insieme formato da puter e vallader (su questi aspetti terminologico-concettuali, cfr. Gross 2004: 13-14). 5 Com’è noto, il romancio è una tra le tante varietà linguistiche europee minacciate di estinzione. Secondo il censimento del 2000, il romancio conosce un netto regresso come lingua materna/miglior lingua nel Canton Grigioni: in punti percentuali, è infatti passato da 39.8% nel 1880 al 14.5% nel 2000. Secondo i dati del nuovo censimento (rilevamenti strutturali 20102012), il romancio è parlato in famiglia, dentro e fuori la regione linguistica, da 38.091 persone (cfr. Pandolfi/Casoni/Bruno 2016: 105). 4

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(6)

1

Le lingue ufficiali della Confederazione sono il tedesco, il francese e l’italiano. Il romancio è lingua ufficiale nei rapporti con le persone di lingua romancia. 2 Le autorità federali usano le lingue ufficiali nella loro forma standard (Art. 5, Lingue ufficiali, Legge sulle Lingue, decisione del 5.10.2007).

(7)

1

(8)

2

Il tedesco, il romancio e l’italiano sono le lingue cantonali e ufficiali equivalenti dei Grigioni (Art 3., Lingue, Costituzione del Cantone dei Grigioni). Il Cantone e i comuni sostengono e prendono i provvedimenti necessari per la salvaguardia e l’incentivazione delle lingue romancia e italiana. Essi promuovono la comprensione e gli scambi fra le comunità linguistiche (Art. 3, Costituzione del Cantone dei Grigioni).

L’area di lingua romancia comprende — proseguendo da ovest per andare verso est del Canton Grigioni — la valle del Reno anteriore (Surselva), parti della valle del Reno posteriore (Sutselva), le vallate dell’Alvra e della Gelgia (Surmeir), l’Alta Engadina e la Bassa Engadina con la Val Monastero. Ognuna di queste cinque regioni coincide con un’area linguistica autonoma, che possiede la propria lingua regionale codificata e scritta, a cui si dà rispettivamente il nome di sursilvano, sutsilvano, surmirano, puter e vallader. Queste varietà, dette idiomi6, si sovrappongono a decine di dialetti locali (Gross 2004: 13). Gli idiomi sono solo in parte intercomprensibili poiché presentano caratteristiche linguistiche proprie (per un esempio, cfr. Gross 2004: 29; per una descrizione delle principali caratteristiche degli idiomi, in particolare del sursilvano, cfr. Liver 2014, § 3). Gli idiomi più usati nei Grigioni sono il sursilvano e il vallader (più dettagli sono proposti in particolare in Liver 2014 e, a livello numerico, in Gross 2004: 31). Il calo preoccupante del romancio (riferito nella nota 5) ha portato la Lia Rumantscha (l’organizzazione mantello di tutte le persone e organizzazioni di lingua romancia; per un ritratto, si rinvia alle pagine del sito della LIR: ) a elaborare un programma per la salvaguardia e la promozione del romancio. Dal 1982 esiste dunque una lingua scritta sovraregionale, il rg., elaborata dal romanista zurighese Heinrich Schmid (cfr. Schmid 1989). Sia

6 L’uso del termine idioma (come chiarisce Liver 2014: 413) si spiega con il bisogno di mettere in luce il carattere indipendente delle cinque principali regioni linguistiche grigionesi; come abbiamo visto, infatti, ciascuna regione possiede una propria forma scritta standardizzata.

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la Confederazione sia il Cantone dei Grigioni hanno dichiarato il rg. la forma ufficiale per il loro uso amministrativo e giuridico, almeno con i cittadini di lingua romancia —cfr. Commi 1 e 2 dell’Art. 5 della legge sulle lingue al punto (6)—. Oggi il rg. è dunque impiegato in un’ampia gamma di tipologie testuali: oltre ai testi giuridici e burocratico-amministrativi, è usato nella redazione di testi giornalistici ed espositivo-informativi (quali enciclopedie e grammatiche). 2.1.2. Elaborazione del rumantsch grischun Il rg. è costruito secondo un principio maggioritario, inteso come soluzione di compromesso atta a promuovere l’intercomprensione tra i romanciofoni. La Tabella 2 propone alcuni esempi illustrativi del modo in cui il lessico del rg. è concepito: nei casi in cui i tre idiomi più importanti (sursilvano, surmirano, vallader) impiegano la stessa parola, come pasch ‘pace’, il rg. adotta naturalmente il termine senza grosse difficoltà (questo termine è accolto secondo il principio maggioritario di 3:0); non sono molto problematici nemmeno i casi in cui uno stesso termine, come alv ‘bianco’, è usato in due dei tre idiomi principali (vige infatti ancora qui il principio maggioritario). Problematici sono invece i casi come quello della particella affermativa sì o il pronome personale di 1a pers. sing. io, che hanno forme diverse nei tre idiomi. In questo caso, la forma scelta per il rg. può coincidere con la variante di un quarto idioma (come il sutsilvano gea ‘sì’) o di un dialetto (come lo jau ‘io’, dello jauder della Valle Monastero)7. sursilvano

surmirano

vallader

rg.

Principio

pace

pasch

pasch

pasch

pasch

3:0

bianco

alv

alv

alb

alv

2:1



gie

ea

schi

gea

0:3 sutsilvano

io

jeu

ia

eu

jau

0:3 jauder

Tabella 2. Il principio maggioritario nella creazione del lessico del rg. (Gross 2004: 92)

Il sutsilvano è la varietà romancia più minacciata (Liver 2014: 414). A sua volta, il dialetto della Valle Monastero (detto jauder) è vicino al vallader. 7

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2.2. Gli avverbi focalizzanti additivi in rumantsch grischun 2.2.1. Dati da fonti lessicografiche e da una grammatica di riferimento Stando ad alcune importanti fonti lessicografiche, come il Vocabulari fundamental tudestg-rumantsch grischun (Darms 1983) e il Dizionario Langenscheidt Wörterbuch Rätoromanisch [= il rg.] (1989), il tedesco auch si traduce in rg. con due forme distinte, ma al tempo stesso molto simili: er ed era (riportate come er(a) nei dizionari consultati). Queste forme, di cui i dizionari citati non riportano esempi, sono descritte come appartenenti alla categoria delle congiunzioni. Une ricerca di er-era nella versione elettronica del dizionario bilingue rg.-tedesco pledari grond (disponibile all’indirizzo ) permette di chiarire che l’uso di queste forme in funzione di congiunzione coincide, oltre che con il tedesco auch ‘anche’, con ebenso ‘altrettanto’, ebenfalls ‘anche’ e ausserdem ‘inoltre’. Le forme er-era entrano poi in una serie di espressioni con funzione di congiunzione, tra cui sco er(a), ted. sowie ‘così come’ ed er(a) sche, ted. obwohl ‘anche se’. L’idea che er-era siano congiunzioni si trova anche nella grammatica per l’insegnamento del rg. redatta da Caduff/Caprez/Darms 2009: nel § 50, si legge infatti che, in funzione condizionale, la congiunzione sche ‘se’ può combinarsi con una congiunzione di coordinazione, dando luogo all’espressione er sche ‘anche se’ (cfr. p. 30). La forma er, che si traduce però con anche, è dunque considerata una congiunzione di coordinazione (in rg. la congiunzione di coordinazione coincide tuttavia con e/ed). Accanto all’uso di congiunzione, il dizionario elettronico bilingue tedesco-rg. pledari grond (nella voce dedicata al ted. auch) riporta esempi in cui era (non compare mai er) funge da AFA. Ecco gli esempi riportati nel dizionario (per chiarezza espositiva, d’ora in poi metteremo in rilievo gli AFA del rg. con il corsivo): (9)

ted. ich auch ‘anch’io’ rg. era jau ‘anch’io’ o jau era ‘io anche’

(10) ted. wer A sagt, muss auch B sagen (fig.) ‘chi dice A deve anche dire B’ rg. tgi che di A sto era dir B

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Del quadro sopra delineato è soprattutto degno di nota il fatto che il rg. dispone di due AFA diversi (er-era), anche se nei pochi esempi proposti nei dizionari consultati compare solo era. Altrettanto notevole è poi il fatto che entrambi gli AFA compaiono nel testo della grammatica di Caduff/Caprez/ Darms 2009, vale a dire nelle parti descrittive ed esplicative della grammatica, di cui si riportano due esempi a titolo puramente illustrativo8: (11) regularmain tranter vocals, savens er tranter n, l, r ed in vocal (p. 18) ‘regolarmente tra vocali, spesso anche tra n, l, r e una vocale’ (12) Frasas pon damai esser simplas u era fitg cumplexas. (p. 19) ‘Le frasi possono dunque essere semplici o anche molto complesse.’

Alla luce di queste considerazioni, bisogna dunque chiedersi come mai il rg. conosce due AFA diversi, in particolare se le forme er-era sono intercambiabili a livello linguistico ma riflettono differenze regionali (appartengono cioè a idiomi o dialetti diversi) o se la differenza tra er ed era è motivata in primis a livello linguistico, in particolare a livello semantico e sintattico. 2.2.2. AFA in rumantsch grischun e negli idiomi romanci Nella Tabella 3 si riportano le forme equivalenti ad anche nei cinque idiomi romanci e nel rg. (questa lista e le considerazioni a seguire si ricavano da una parte da una ricerca nel dizionario bilingue italiano-rg. disponibile all’indirizzo , dall’altra dalla voce eir del Dicziunari Rumantsch Grischun). Questi dati permettono di osservare che la forma era è usata solo in sursilvano, che conosce però anche er (accanto a una terza forma: e, spesso scritta è, una variante colloquiale, che prevale nel parlato). Gli altri idiomi usano invece una forma di AFA senza -a finale (queste forme si distinguono poco nella pronuncia).

Le traduzioni dal rg. in italiano che non sono seguite da uno specifico riferimento a una fonte sono mie. 8

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sursilvano

surmirano

vallader

sutsilvano

puter

rg.

era (er, e)

er

eir-er

er-ear

eir

er-era

Tabella 3. Il sistema degli AFA nei cinque idiomi romanci e nel rg.

Le forme di AFA impiegate nel rg. trovano dunque la loro origine in idiomi in parte diversi: era è propria solo del sursilvano; er (ovvero una forma senza -a finale) è invece comune a vari idiomi impiegati fuori dalla Surselva, in particolare negli altri due idiomi che formano la base del rg. (surmirano e vallader). Chi scrive il rg. dispone dunque di un certo margine di libertà nel decidere quale forma usare. Per capire meglio l’impiego degli AFA in rg., abbiamo analizzato un corpus di 150 occ. di er-era tratte da testi perlopiù redatti in rg. come lingua originale (vale a dire non tradotti da un’altra lingua9; qui va tuttavia sottolineato che non esistono parlanti nativi del rg.) pubblicati tra il 2011 e il 2015 e appartenenti a due macro-categorie testuali: testi informativi di tipo enciclopedico e giornalistico e testi burocratico-amministrativi. La maggior parte dei dati proviene da La Quotidiana (LQ), un giornale fondato nel 1997 con l’intento di promuovere gli idiomi (usati nelle notizie locali relative alle cinque regioni linguistiche di cui abbiamo riferito nel § 2.1.1.) e di diffondere il rg. (usato nelle notizie d’interesse sovra-regionale); il giornale esce ogni giorno lavorativo e il venerdì include sempre un articolo dal sito , una banca dati che raccoglie testi in rg.10. Dato che LQ non dispone di una versione elettronica gratuita, i testi in rg. di questa testate sono stati raccolti direttamente nella banca dati chattà.ch. Alcuni di questi testi compaiono in una rubrica speciale del giornale, intitolata La preschentaziun da l’emna (“la presentazione della settimana”). La seconda fonte da cui abbiamo raccolto il materiale è il Lexicon Istoric Retic (LIR; ), il primo dizionario tematico della Svizzera romancia. I testi analizzati, che rientrano nella tipologia dei testi informativi, sono legati in particolare alla storia grigionese e alla cultura retoromancia. Come ha mostrato Grünert 2008, i testi tradotti dal tedesco in romancio (ovvero in rg.) presentano una serie di peculiarità, anche morfosintattiche, chiaramente ascrivili a fenomeni di contatto linguistico. 10 Una descrizione succinta di questa pubblicazione è disponibile in inglese, all’indirizzo: . 9

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Le voci del sito da noi analizzate, redatte apposta per il LIR, sono le seguenti: ‘Rumantsch Grischun’, ‘Lia Rumantscha’, ‘Surselva Romontscha’ (redatte da Manfred Gross); ‘Flem, Crap da’, ‘Flem’, ‘Chasa da purs’, ‘Chastè’ e ‘Cuira’ (a cura di altri autori; in alcuni casi, una stessa voce è scritta da più autori). Infine, una parte più ridotta dei dati esaminati è tratta da testi redatti e diffusi dalla Confederazione elvetica (nelle sue pagine ufficiali; per cui cfr. ); si tratta perlopiù di direttive e testi informativi legati alle votazioni federali. Diversamente dagli altri dati raccolti, in questo caso i testi in rg. sono il frutto di una traduzione (dal tedesco e/o da un’altra lingua ufficiale della Svizzera). 2.2.3. Distribuzione di er-era nei testi redatti in rumantsch grischun La distribuzione testuale degli AFA er-era è piuttosto complessa. Vi sono testi in cui compare solo una delle due forme e vi sono testi (come la grammatica di Caduff/Caprez/Darms 2009 di cui abbiamo riportato esempi nel § 2.2.1.) in cui si trovano entrambe le forme. L’AFA era è l’unica forma (o quasi: abbiamo rilevato qualche raro caso di er) che compare nei testi tratti dal LIR. Si veda, a titolo esemplificativo, il caso seguente (rilevato in un testo in cui vi sono 3 altre occ. di era in funzione di AFA): (13) Il vicari general era in canoni resident ed occupava savens era la funcziun da l’uffizial [...] (LIR/LQ, 8.4.2015). ‘[...] Il cappellano generale era un residente fisso e ricopriva spesso anche la carica di funzionario/ufficiale.’

I testi in cui compare solo l’AFA er sono tipologicamente più differenziati: si tratta da una parte di articoli diffusi da LQ (nella rubrica La preschentaziun da l’emna), dall’altra di testi ufficiali redatti dalla Confederazione elvetica (è così in una direttiva, nei foglietti informativi redatti dal Consiglio federale prima delle votazioni e in altri testi burocratico-amministrativi emanati dalle autorità federali). Si veda, per tutti, il brano riprodotto in (14), dove compaiono due occ. di er (laddove la versione italiana contiene un solo anche; lo stesso si verifica nella versione tedesca: si trova auch solo nel primo impiego di er).

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(14) Questa imposiziun da taglia tenor las expensas vegn er numnada imposiziun pauschala. Ella vegn applitgada en 21 chantuns ed er tar la taglia federala directa (libretto votazioni, p. 5; 30.11.2014). Questa imposizione secondo il dispendio − chiamata anche imposizione forfettaria − è applicata in 21 Cantoni e per l’imposta federale diretta (idem, versione in italiano).

Infine, vi sono testi in cui si trovano sia era sia er (entrambi in funzione di AFA). Nei dati analizzati, abbiamo osservato l’alternanza di queste due forme soprattutto negli articoli pubblicati in LQ (nella rubrica La preschentaziun de l’emna). Di seguito, un esempio rappresentativo: (15) Tgi che visita la citad da Berna vul savens er vesair ils renumads urs da la citad. [...] Ordaifer il temp da chalur (matg fin zercladur) vivan ils urs solitariamain en territoris da percurs fixs ch’els pon dentant era bandunar da temp en temp (LQ, 18.2.2011, p. 10). ‘Chi visita la città di Berna vuole spesso anche vedere i rinomati orsi della città.’ [...] ‘Al di fuori dal periodo in cui vanno in calore [...] gli orsi vivono solitariamente in territori dai percorsi fissi che possono però anche abbandonare ogni tanto.’

Alla luce di quanto è emerso finora, possiamo proporre di descrivere l’uso degli AFA er-era in rg. nei termini seguenti: (i) in contesti normati, come quello che caratterizza la codificazione dei testi ufficiali redatti dalla Confederazione elvetica, l’impiego esclusivo di er è sicuramente dovuto a una decisione interna, possibilmente spiegabile in termini di trasparenza semantica; l’impiego dell’AFA er permette di evitare fenomeni di ambiguità, o casi di difficile lettura, causati dall’omonimia associata alla forma era: questa forma funge infatti sia da AFA sia da verbo (all’imperfetto: jau era ‘io ero’; el/ella era ‘lui/ lei era’; per un esempio si veda la prima occ. di era al punto (13); era funge anche da ausiliare essere nei tempi composti: jau era partì ‘[io] ero partito’). L’uso verbale di era è illustrato nel brano (16): (16) En il passà era l’immigraziun en Svizra adina orientada vers il martgà da lavur e suttamessa a fluctuaziuns conjuncturalas (libretto votazioni, p. 18; 30.11.2014). In passato, l’immigrazione in Svizzera è stata dettata dalle esigenze del mercato del lavoro e dalle fluttuazioni congiunturali (idem, versione in italiano).

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(ii) in contesti non normati (per esempio nell’ambito dei testi giornalistici), chi scrive è più libero di scegliere tra era ed er; l’impiego diffuso di era (nei testi del LIR) può essere dovuto da un lato al fatto che si tratta della forma propria dell’idioma noto ai più (il sursilvano), dall’altro al fatto che chi scrive si appropria di una variante di AFA sconosciuta nel proprio idioma (fuori dalla Surselva si conoscono unicamente varianti non uscenti in -a); l’impiego di entrambe le forme nell’ambito di uno stesso testo (cfr. la grammatica del rg. e i testi pubblicati in LQ) potrebbe invece denotare il bisogno di trovare un’altra soluzione di compromesso in un caso in cui il principio maggioritario non può essere applicato in modo univoco. Quest’ultima ipotesi è accreditata dal fatto che l’uso di er ed era non sembra di primo acchito motivato a livello linguistico, in particolare fonologico: er-era si usano davanti a parole che iniziano sia con consonante sia con vocale. Gli AFA er ed era sembrano perfettamente intercambiabili anche a livello sintattico e semantico. Nel paragrafo che segue, dedicato alle proprietà sintattiche più salienti di er-era in rg, non si distingueranno dunque più queste due forme. 2.2.4. Proprietà sintattiche degli AFA er-era Gli AFA er-era del rg. rispondono ai due criteri sintattici definitori del gruppo degli AF prototipici (cfr. § 1): sono sintatticamente mobili e modificano costituenti appartenenti a categorie sintattiche diverse (SN, SP ecc.). Essi operano generalmente su un SN con funzione di oggetto diretto o su un SP con funzione di complemento obliquo, entrambi perlopiù collocati alla fine della clausola, come in (17), vale a dire in posizione di end-focus (negli esempi che seguono, il dominio di associazione degli AFA è sottolineato). Gli AFA er-era del rg. possono anche modificare un SN soggetto collocato in posizione non marcata, prima del verbo; in questo caso, come illustra (18), l’AFA precede il soggetto. L’esempio proposto al punto (19) permette infine di osservare che era (ma lo stesso dovrebbe valere per er) può modificare un SN soggetto (Says) posto tra l’ausiliare (ha) e il participio passato (appartegnì) di un verbo composto. In questo caso, l’AFA occupa una posizione interausiliare. (17) Il mir da tschinta e la tur principala han solitamain curnischs dentadas ed ina passarella da defensiun. Intgins chastels possedan era in’atgna chaplutta [...] (LIR, v. chastè). ‘Alcuni castelli possedevano anche [o perfino] una propria cappella.’

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(18) Er il num dal schember (Pinus cembra) deriva d’in linguatg preroman (LQ, 11.2.2015) ‘Anche il nome del cembro (Pinus cembra) deriva da una lingua preromanza’ (19) Cuntrari als auters vischinadis da la dretgira da Razén ha Favugn aderì il 1535 a la cretta refurmada ed è vegnì germanisà gia baud. La baselgia è menziunada il 1305, il patrocini da S. Tumasch il 1481. Fin il 1526 ha era Says appartegnì a la plaiv da Favugn. (LIR/LQ, 25.3.2015) Lett. ‘Fino al 1526 ha anche Says appartenuto alla comunità di Favugn.’ ‘Fino al 1526 anche Says ha appartenuto alla comunità di Favugn.’

3. Avverbi focalizzanti additivi prototipici in italiano, francese e rumantsch grischun: somiglianze e differenze Alla luce di quanto è emerso in questo studio, si possono trarre due conclusioni principali: A) a prescindere dal fatto che i tre sistemi romanzi presentino notevoli peculiarità tipologiche (in questo studio abbiamo fatto soprattutto riferimento alla sintassi del rg., su cui cfr. del resto anche sotto), l’it. anche, il fr. aussi e i rg. er-era condividono le proprietà centrali della classe degli AF e possono dunque essere considerati come i prototipi degli AFA nelle tre lingue romanze. Queste forme condividono infatti le caratteristiche semantiche, sintattiche e socio-stilistiche centrali non solo della classe degli AF, ma anche del sottoinsieme degli AFA: (i) codificano un valore additivo (più precisamente, veicolano un’inferenza relativa alla validità di una o più proposizioni alternative); (ii) sono dotati di mobilità sintattica e hanno lo statuto di operatori transcategoriali; (iii) sono manifestazioni tipiche della varietà standard delle tre lingue romanze. B) al tempo stesso, gli AFA prototipici delle tre lingue romanze differiscono in modo più o meno notevole e possono essere raggruppati in almeno due modi: (i) da una parte fanno sistema l’it. anche e i rg. er-era perché condividono una serie di proprietà semantiche e sintattiche sconosciute al fr. aussi: da un punto di vista semantico, solo l’it. anche e i rg. er-era (cfr. l’esempio (17) e la rispettiva traduzione) sono compatibili con una lettura scalare, simile a quella veicolata in modo convenzionale dagli AF italiani perf/sino e addirittura; a livello sintattico, poi, solo l’it. anche e i rg. er-era si collocano in modo naturale prima del soggetto nel caso in cui modificano il soggetto di una clausola non

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marcata; aussi, invece, non può occupare questa posizione sintattica se non quando si comporta da connettivo con valore consecutivo —cfr. i giudizi di grammaticalità legati allo slot I delle clausole date in (1) e (2)—; (ii) dall’altra, fanno sistema l’it. anche e il fr. aussi; da un punto di vista socio-stilistico, infatti l’italiano e il francese conoscono un solo AFA prototipico (anche e aussi), mentre il rg. dispone di due forme distinte: er-era (diversamente distribuiti in testi normati e non normati). Si tratta di varianti dello stesso lessema, che sono connotate a livello regionale e il cui uso è solo in parte motivato semanticamente (pensiamo all’impiego esclusivo dell’AFA er, nei testi ufficiali della Confederazione elvetica, per evitare i fenomeni di omonimia che sorgono con la comparsa di era, che funge sia da avverbio focalizzante sia da verbo). Il rg. non occupa un posto particolare all’interno del sistema romanzo solo per quanto riguarda le proprietà socio-stilistiche associate agli AFA er-era. A quanto detto sopra bisogna infatti ancora aggiungere una peculiarità sintattica di questi AFA, che li discosta dai loro equivalenti nelle altre due lingue romanze. Le forme er-era dispongono di un’opzione distribuzionale sconosciuta ad anche/aussi in quanto possono far parte di una clausola con ordine marcato dei costituenti in cui modificano il soggetto posto tra le due componenti di un verbo composto (in una zona verbale che può essere comparata al Mittelfeld ‘campo medio’ del tedesco, che si apre quando è impiegato un verbo composto). Gli AFA er-era presentano dunque una proprietà che li avvicina al tedesco. La traduzione tedesca dell’esempio riportato in (19), vale a dire Fin il 1526 ha era Says appartegnì a la plaiv da Favugn sarebbe infatti la seguente: Bis 1526 hat auch Says zur Gemeinde Favugn gehört (dove si osserva però che in tedesco la parte non finita del verbo occupa l’ultima posizione della frase). Questa peculiarità sintattica degli AFA prototipici del rg. si spiega facilmente con il fatto che, pur essendo una varietà romanza, il rg. è un sistema linguistico che presenta alcuni tratti sintattici propri delle lingue germaniche. Similmente al tedesco, il rg. è una lingua a V2: il verbo principale (temporalizzato) occupa la seconda posizione della frase e una forma verbale composta può accogliere al suo interno almeno il costituente che funge da soggetto (in una zona topologica che può essere avvicinata al Mittelfeld della frase tedesca).

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AFINAL, COMO SE TRADUZ AFINAL? USOS E TRADUÇÕES DO MARCADOR EM CONTEXTO DE DEBATE PARLAMENTAR Cornelia Plag Ana Paula Loureiro Conceição Carapinha Universidade de Coimbra

Introdução Os marcadores discursivos (MD) têm constituído um atrativo campo de pesquisa. Vários trabalhos apresentam reflexões acerca do seu estatuto teórico, da sua distribuição e do seu funcionamento numa determinada língua, quer na modalidade oral quer na modalidade escrita, e são inúmeros os quadros teóricos aplicáveis ao tema em questão1. A maior parte da investigação parte de uma perspetiva semasiológica, ou seja, procura, através da análise de um determinado MD, encontrar os diferentes sentidos que ele atualiza em contexto; em contrapartida, e mais raramente, os estudos de cariz onomasiológico pretendem compreender quais os MD que, numa língua, instanciam um determinado sentido. Também a área dos estudos de tradução tem trabalhado este tópico, sobretudo tendo em conta a dificuldade em traduzir MD gerada pela complexidade de encontrar, na língua de chegada (LCh), um equivalente que veicule o mesmo sentido (Brinton 1996: 34; Chaume 2004: 844; Bazzanella et al. 2007: 11; Aijmer 2008: 95). Os estudos contrastivos sobre pares de MD em contexto de tradução podem, ainda assim, contribuir para uma análise mais fina dos sentidos de um determinado MD na língua de partida (LP) (Noёl 2003; Aijmer 1 Entre outros, salientam-se a Teoria da Relevância (Sperber/Wilson 1995; Blakemore 2002 e, especificamente para a Tradução, Gutt 1989), a Análise Conversacional (Blas Arroyo 2011) e a Teoria da Estrutura Retórica do Texto (Mann/Thompson 1988).

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et al. 2006). Como afirma Furkó (2014: 182), “finding translation correspondences is in many ways a more reliable method of describing individual DMs than providing paraphrases and glosses, or establishing co-occurrence patterns, exemplified by the majority of monolingual research”2. O objetivo deste artigo é analisar a tradução do MD afinal — muito frequente no discurso oral, espontâneo ou preparado — a partir do corpus Europarl e verificar como esta partícula foi traduzida em três línguas românicas — espanhol, francês e italiano3. Tanto quanto é do nosso conhecimento, neste setting institucional específico, os MD só foram analisados por Cartoni, Zufferey e Meyer (2013) e por Lopes, Matos, Cabarrão et al. (2015). As perguntas que balizaram a nossa investigação são as seguintes: (i) quais são os sentidos de afinal no corpus? (ii) Como se relacionam entre si? (iii) Quais os equivalentes, no corpus, para esses sentidos nas três línguas? (iv) Em que medida as traduções ajudam a refinar os sentidos de afinal? (v) Haverá procedimentos padronizados de tradução deste MD que sejam caraterísticos deste setting e/ou deste género discursivo? A estrutura do artigo é a seguinte: na secção 1, discutiremos os problemas encontrados na tradução de MD; na secção 2, far-se-á o levantamento dos valores prototípicos do MD em português europeu contemporâneo (doravante PEC); na secção 3, analisaremos os equivalentes de afinal nos dicionários monolingues e bilingues; a secção 4 fará a apresentação do corpus e analisará os dados obtidos. O artigo conclui com a súmula dos pontos relevantes. 1. Dificuldades inerentes à tradução de MD Usados abundantemente nos enunciados para orientar os interlocutores na articulação de diferentes segmentos textuais e no processamento da informação, bem como para facilitar a gestão das relações interpessoais, os MD estão presentes em todas as línguas. Aijmer e Simon-Vandenbergen (2004: 1782) defendem a mesma ideia: “We argue that the translation method contributes to specifying how markers function intralinguistically [...].” 3 O presente estudo enquadra-se num projeto de investigação em curso, mais amplo, sobre a tradução de marcadores discursivos, no âmbito do centro de investigação CELGA-ILTEC (http://celga.iltec.pt/news.html) 2

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Todavia, o funcionamento dos MD é específico de cada língua e por isso raramente um determinado MD na LP tem um e um só MD equivalente na LCh, ainda que essas línguas sejam tipologicamente aparentadas e ainda que marcadores aparentemente equivalentes tenham a mesma etimologia. É sabido que os marcadores se desenvolvem a partir de lexemas plenos que vão perdendo, ao longo de sucessivas diacronias, o conteúdo semântico original e a autonomia para se tornarem, formas cada vez mais gramaticais; ora, esse processo de gramaticalização não é simultâneo em todas as línguas, podendo MD equivalentes em duas ou mais línguas apresentar-se em diferentes fases desse continuum (Hansen 1998: 238). Por isso, Bazzanella et al. (2007: 9) salientam que para cada MD haverá certamente um conjunto de funções mais centrais e outras mais periféricas e que essas funções centrais podem não ser as preferidas pelo equivalente lexicográfico do MD na LCh, podendo ocorrer aqui discrepâncias claras com implicações para o processo tradutivo. Por outro lado, o facto de o uso de MD ser mais frequente em algumas línguas do que noutras (Michailinienė 2007: 47), e o facto de a ocorrência de MD poder variar em função do género textual podem ainda trazer problemas acrescidos ao tradutor menos experiente. Por outro lado, os traços que definem os marcadores complexificam a tarefa de encontrar equivalentes adequados nas LCh. A sua sensibilidade aos contextos impede o levantamento exaustivo de todas as funções de um MD, em todos os possíveis contextos, numa determinada língua, pelo que o leque de possíveis equivalentes desse MD em qualquer outra língua é também, pelo menos virtualmente, impossível de delimitar. A sua polifuncionalidade constitui, consequentemente, um problema de tradução (Nord 1997: 64 ss.), pois um único MD pode ter diferentes sentidos e, não raro, esses sentidos podem surgir amalgamados; é, pois, necessário que o tradutor consiga detetar esse cluster de sentidos de forma a encontrar um equivalente adequado na LCh4. O facto de não contribuírem para o conteúdo proposicional do enunciado faz com que sejam frequentemente omitidos aquando da tradução, sobretudo quando há outras questões a ter em conta, quer de ordem técnica, como acontece com as constrições de espaço na tradução audiovisual (Chaume 2004: 855) quer de ordem informacional, como ocorre com a priorização do conteúdo referencial na interpretação em sala de audiências (Hale 1999: 80). 4 O termo cluster designa, habitualmente, conjuntos de dois ou mais MD que coocorrem consecutivamente num enunciado. Adotámos o termo para referir a amálgama de sentidos que um só MD pode ter num só contexto.

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Em suma, a tradução de MD constitui um desafio para os tradutores e são muitos os autores que ressaltam precisamente essa dificuldade: “The nature of discourse markers adds a complication to the already difficult process of translation” (Mariano 2002: 3). 2. Os valores de afinal em Português Europeu Contemporâneo Etimologicamente oriundo do adjetivo final, o MD afinal teve, em outras sincronias, um valor temporal — marcando a última de uma sequência ordenada de ações — que entretanto, no corpus analisado por Lopes (2011), não foi detetado. Hoje em dia, e segundo a mesma autora, afinal pode sinalizar quatro valores distintos: a) contraexpectativa — parafraseável por ‘ao contrário do que se supunha’, afinal sinaliza que o enunciado seguinte cancela uma expetativa gerada pelo enunciado ou texto anterior. Veja-se o exemplo seguinte5: (1)

Hoje, sabemos que muitos dos seus auto-retratos são afinal retratos feitos pelos seus alunos [...] (par=ext191745-nd-91b-2).

b) reforço epistémico — afinal prefacia a introdução de um novo argumento que vai robustecer a linha argumentativa do falante, como se verifica no exemplo subsequente, e é parafraseável por ‘de facto’, ‘na verdade’, ‘como se sabe’, ou ‘vistas bem as coisas’: (2)

Eram 13h00 locais (mesma hora em Lisboa) quando milhares de eleitores de 220 dos 628 cantões do reino começaram a afluir às urnas, onde a Noruega vai decidir um futuro a solo ou na companhia da maioria dos países que integram afinal o mesmo espaço geográfico, económico e político (par=ext97614-pol-94b-2).

c) justificação/explicação — afinal funciona aqui no plano pragmático, pois articula um enunciado (normalmente assertivo) com a enunciação anterior, cuja ocorrência quer justificar. Este uso envolve uma pausa forte (na Os exemplos que constam desta secção foram retirados do CETEMPúblico, um corpus de imprensa escrita contemporânea, disponível online em . 5

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escrita frequentemente marcada por travessão), uma entoação específica, e é parafraseável por ‘ao fim e ao cabo’ e ‘no fim de contas’6. Analise-se o exemplo seguinte: (3)

«Pedimos-lhe para convidar a Presidência da República e o Ministério dos Negócios Estrangeiros, porque era evidente que se tratava de uma visita com interesse para o país - afinal, não é todos os dias que o presidente de todos os presidentes, como de alguma forma o é o secretário-geral da ONU, vinha ao Porto e a Portugal (par=ext591787-soc-91b-2).

d) síntese conclusiva — frequente em frases interrogativas, afinal indica que o segmento seguinte surge como pergunta/asserção final, após disputa de opiniões divergentes. Parafraseável por ‘em suma’ e ‘depois de tudo ponderado’. Veja-se o exemplo: (4)

Mas afinal, foi ou não foi infringida alguma regra com a sua «venda» do edifício? (par=ext320501-nd-95b-1)

3. Afinal nos dicionários Atentemos agora nas aceções previstas para afinal nos dicionários monolingues e nos equivalentes lexicográficos do marcador propostos pelos bilingues. De acordo com o Dicionário da Língua Portuguesa Contemporânea (da Academia das Ciências) (DLPC), afinal apresenta as seguintes aceções: (i) Num tempo posterior a tudo o resto; (ii) No fim de tudo e em conclusão; (iii) Ao contrário do que se esperava ou do que se pensava; (iv) Realça alguma coisa verdadeira, evidente. As três primeiras aceções aparecem também contempladas, mas na ordem inversa, na lista apresentada nos dicionários Porto Editora em linha (Infopédia): (i) contrariamente ao que se esperava; (ii) concluindo; (iii) por fim, finalmente.

6 Em termos semânticos, afigura-se-nos como mais adequada, por ser mais explícita, a paráfrase “e digo isto porque”. No entanto, esta expressão tem constrições de ordem sintática que impedem o seu uso generalizado.

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O Dicionário Houaiss da Língua Portuguesa (DHLP) regista dois grupos de valores (sob a forma de sinónimos) para este advérbio: (i) por fim, enfim, finalmente; (ii) afinal de contas e no final. No Dicionário Houaiss de Sinónimos e Antónimos (DHSA), apresentam-se duas aceções: “1. finalmente” e “2. no final”. Conforme se verifica, a primazia concedida ao valor temporal (final), que surge ainda, em primeiro lugar, nas definições de todos os dicionários consultados, à exceção do dicionário Porto Editora, onde surge como terceira aceção, contrasta claramente com o estudo de Lopes (2011). Em contrapartida, podemos observar que pelo menos os dois primeiros dicionários coincidem na identificação dos valores ‘conclusivo’ e de ‘contraexpectativa’, dados que convergem com os sentidos a) e d), atestados Lopes (2011), e que o DLPC considera ainda um valor de ‘verdade factual’, o qual tende a aproximar-se do sentido b) da mesma autora. Atentemos agora nos dicionários bilingues (edições online da Porto Editora). No caso do par de línguas PT→ES, o dicionário apresenta as seguintes possibilidades: al fin; por fin; finalmente; después de todo; entonces. No caso PT→FR, o dicionário propõe as expressões: finalement; à la fin; enfin; après tout. O dicionário prevê, para o último par de línguas em análise, PT→IT, os equivalentes seguintes: infine; finalmente; insomma; dopotutto. Em sentido inverso (ES/FR/IT→PT), aquando da análise de todos estes equivalentes, constatou-se que todas as expressões italianas apresentam, como equivalente, afinal, embora, no caso do francês, apenas duas (enfin e après tout) o façam e, no caso do espanhol, apenas uma (al fin). Ao analisar estes equivalentes lexicográficos, verifica-se, mais uma vez, que todos os dicionários apresentam, em primeiro lugar, expressões detentoras de um claro valor temporal [al fin; por fin (ES); finalement; à la fin (FR); infine; finalmente (IT)]. Os restantes equivalentes propostos convergem sobretudo com o valor de síntese conclusiva [valor d) de Lopes (2011)]: enfin; après tout; insomma; dopotutto. Esta primeira observação permite desde já afirmar que a maioria das definições lexicográficas propostas pelos dicionários bilingues não dá conta, de forma adequada, do uso da expressão na atualidade, isto é, a leitura descontextualizada dos equivalentes não pemite identificar os valores de contraexpectativa, de reforço epistémico e de justificação.

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Por outro lado, e como veremos, os dados do corpus analisado evidenciam que alguns destes equivalentes lexicográficos estão completamente ausentes do conjunto dos marcadores selecionados pelos tradutores; de facto, se excetuarmos o caso do MD finalement, com sete registos (17,9% do total dos MD das traduções para o Francês), os poucos que aparecem no corpus apresentam um número de ocorrências muito residual. Nenhum dos equivalentes dicionarizados coincide, assim, com os MD mais frequentes (com mais de 30% de casos) no conjunto das traduções. 4. Metodologia e análise dos dados Para a análise dos dados, recorremos ao corpus Europarl7 (Koehn 2005) — um corpus multilingue que envolve os debates ocorridos no Parlamento Europeu e as respetivas traduções em 23 línguas em paralelo — no qual operámos um recorte, selecionando apenas as intervenções produzidas por parlamentares portugueses, entre janeiro de 2007 e junho de 2011. Nesse período, encontrámos 53 ocorrências de afinal em PT (LP) e, analisando o corpus paralelo, identificámos todos os equivalentes de afinal usados pelos tradutores nas três línguas românicas em estudo, constituindo assim o corpus aqui em análise. Este subcorpus não garante que todos os sentidos possíveis do MD estejam aqui instanciados, pois não é suficientemente representativo para nos permitir generalizar os resultados obtidos; por outro lado, trata-se de um corpus muito específico, na medida em que resulta de um determinado contexto institucional e de um género discursivo muito particular, que certamente favorecerá alguns usos em detrimento de outros. Num primeiro momento, tentámos apurar os diferentes sentidos de afinal, no corpus, partindo da tipologia apresentada por Lopes (2011). Para tal, substituímos afinal por outros marcadores que pudessem figurar no mesmo contexto, com o mesmo valor, tal como proposto pela autora. Ao fazer uso desse teste, observou-se que muitas das ocorrências respondiam igualmente bem a diferentes marcadores, o que, numa primeira fase, nos permitiu concluir que afinal combina um cluster de sentidos em muitos destes contextos. Observe-se o exemplo seguinte8: Corpus acessível a partir de . Por razões de economia de espaço, tivemos de reduzir os exemplos e cingir-nos ao segmento mais relevante. 7 8

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(5)

Aqueles que repetem até à exaustão que a nova proposta de tratado está impregnada de democracia são, afinal, os mesmos que, e mais uma vez, congeminam a forma de fugir à realização de referendos nacionais e vinculativos9...

Neste exemplo estão presentes quer o sentido de contraexpectativa (pois afinal é comutável por ‘ao contrário do que se esperava’) quer o valor de reforço epistémico (parafraseável por ‘na verdade’, ‘no fundo’). Há, de facto, um número elevadíssimo de enunciados em que afinal atualiza pelo menos dois sentidos, sendo escassíssimas as ocorrências de afinal que veiculam um valor semântico único. Vejamos um dos poucos exemplos em que afinal ocorre apenas com um valor, neste caso, o justificativo. (6)

Pergunte aos Europeus [...] e eles, olhando para o mensageiro, acabarão por sorrir, porque afinal o sentido de humor não paga imposto10.

Numa segunda fase, tentámos identificar os diversos clusters, tendo observado que a combinatória entre o valor de síntese conclusiva e o valor de reforço epistémico surge como a mais frequente, o que decorre, certamente, do contexto institucional (Sanders 1997). Atente-se no exemplo seguinte: (7)

Tal comportamento evidencia, afinal, a atitude submissa e passiva do Conselho face às chantagens e imposições dos EUA11.

Como facilmente se verifica, a substituição de afinal por uma só das possíveis paráfrases não esgotaria o potencial semântico do exemplo, e o mesmo ocorre com numerosos exemplos do corpus. Há, entretanto, alguns aspetos interessantes a assinalar. Conforme verificámos, o valor conclusivo, que no estudo de Lopes (2011) nem sequer ocupa um lugar proeminente e surge tipicamente associado a estruturas interrogativas, Documento disponível em http://www.statmt.org/europarl/v7/europarl.tgz ,ficheiro: ep07-06-27-006 10 Documento disponível em http://www.statmt.org/europarl/v7/europarl.tgz ,ficheiro: ep10-04-20-004 11 Documento disponível em http://www.statmt.org/europarl/v7/europarl.tgz ,ficheiro: ep-07-01-31-019 9

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emerge aqui de forma destacada, como o mais frequente, e não necessariamente ligado a perguntas. Por outro lado, embora a análise do nosso corpus tenha permitido, com efeito, confirmar todos os sentidos atestados pela autora, evidenciou também a presença de um sentido temporal (final), que nunca ocorre sozinho, mas aparece mesclado com os restantes em alguns contextos. Mais do que assumir um valor temporal em sentido estrito, nestes casos, afinal sinaliza o termo de um processo (ou sequência) concetual e/ou argumentativo, como se verifica no exemplo seguinte: (8)

E que, face às exigências dos EUA, os diferentes Estados-Membros da UE se dividiram, evidenciando, afinal, as suas prioridades12...

O valor de afinal patente neste exemplo poderia ser evidenciado recorrendo à seguinte paráfrase: no fim (de tudo). Este valor temporal-final aparece em filigrana, combinado com outros, parecendo ser especialmente compatível com o valor de contraexpectativa e de síntese conclusiva. Uma vez mais, o contexto institucional e o género discursivo podem explicar o recurso a estas combinatórias, já que o discurso europarlamentar incide sobretudo sobre processos políticos, económicos e sociais complexos, que se desenrolam e são avaliados ao longo do tempo, permitindo confirmar ou infirmar, no caso da contraexpectativa, determinados pressupostos ou permitindo tirar conclusões. Passamos agora à análise das soluções de tradução, identificadas nas três línguas (ES, FR e IT), para as ocorrências de afinal. Considerando esse conjunto, começámos por observar que grande parte das soluções encontradas para a tradução do valor de afinal no corpus passa também pelo recurso a marcadores na LCh. Esta estratégia observa-se em 76% do total das traduções. Aliás, perto de 60% das traduções de afinal correspondem a casos em que um MD ocorre simultaneamente nas três línguas. Vejamos o seguinte exemplo: (9)

(PT) [...] Trata-se afinal de assegurar a igualdade e o desenvolvimento. (ES)[...] A fin de cuentas, se trata de garantizar la igualdad y el desarrollo. (FR)[...] En fin de compte, il s’agit d’assurer l’égalité et le développement.

12 Documento disponível em http://www.statmt.org/europarl/v7/europarl.tgz ,ficheiro: ep-08-05-22-011 por escrito.

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(IT) [...] Dopo tutto si tratta di garantire parità e sviluppo13.

Os restantes 24% do total dos resultados de tradução distribuem-se por diferentes outros mecanismos que apresentam, individualmente, pesos mais ou menos residuais no conjunto das soluções. Em primeiro lugar, destaca-se a simples omissão, que ocorre em 11% dos casos, sendo apenas dois os segmentos que apresentam omissão simultânea nas três línguas. (10) (PT) [...] afinal não podemos definir metas vinculativas [...] (ES) [...] ø no podemos fijar objetivos vinculantes [...] (FR) [...] ø nous ne pouvons pas fixer d’objectifs contraignants [...] (IT) [...] ø non possiamo fissare obiettivi vincolanti [...]14.

Em segundo lugar, refira-se outra estratégia (com um peso de 3,9%), que passa pela inserção de verbo (auxiliar ou outro) (cf. ex. 11) (11) Afinal, a soberania é só para alguns [...]. (ES) Parece que no todos los países tienen derecho a la soberanía [...]. (FR) Il semble que tous les pays ne soient pas égaux face à la souveraineté [...]. (IT) Sembra che non tutti i paesi concedano il diritto di sovranità [...]15.

O recurso a advérbios, como estratégia substitutiva, constitui também uma solução, embora pouco expressiva. Curiosamente, esta solução não se verifica nas três línguas em simultâneo, com exceção do exemplo seguinte, em que o sentido de afinal é veiculado através de uma solução híbrida — e descontínua, no caso do espanhol e do francês — que associa um adjetivo a um advérbio. (12) A significativa rejeição das alterações apresentadas pelo nosso Grupo parlamentar dão [sic] conta de qual é afinal o objectivo: liberalizar [...]. 13 Documento disponível em http://www.statmt.org/europarl/v7/europarl.tgz ,ficheiro: ep11-04-04-017 14 Documento disponível em http://www.statmt.org/europarl/v7/europarl.tgz ,ficheiro: ep10-12-14-018 15 Documento disponível em http://www.statmt.org/europarl/v7/europarl.tgz ,ficheiro: ep08-07-09-007 por escrito.

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(ES) El rechazo en general de las enmiendas presentadas por nuestro Grupo revela claramente el objetivo final: liberalizar [...]. (FR) Le vaste rejet des amendements déposés par notre groupe révèle clairement l’ultime objectif: libéraliser [...]. (IT) L’ampio rifiuto degli emendamenti presentati dal nostro gruppo rivela chiaramente l’obiettivo ultimo: liberalizzare [...]16.

O outro caso, que se verifica apenas na tradução italiana de afinal, passa pela construção sintática è finita que substitui, de modo muito eficaz17, o verbo estar e o marcador afinal. (13) Onde afinal está a tão proclamada solidariedade ao nível da União Europeia? (IT) Dove è finita la tanto ostentata solidarietà dell’intera Unione europea? Non è che stiamo sollevando solo un grande polverone per niente18?

No essencial, a distribuição das estratégias de tradução parece reproduzir-se globalmente para cada uma das línguas, consideradas individualmente. Há, no entanto, duas notas a destacar: a omissão parece ser mais frequente em espanhol e o recurso a adjetivos mais frequente em francês. Para além dos aspetos já referidos, os exemplos revelam dois procedimentos de tradução distintos. Se por um lado, há casos que indiciam o recurso a uma língua pivô, como acontece com o exemplo (12), uma vez que todas as traduções apresentam o mesmo padrão sintático e as mesmas escolhas lexicais, por outro lado, outros segmentos denotam uma grande variedade de opções sintáticas e lexicais [cf. ex. (14)] que afastam essa possibilidade, o que em última análise, não permite concluir acerca de procedimentos homogéneos e uniformes na gestão das traduções. Veja-se o exemplo seguinte: (14) [...] eu pergunto-me se o resultado não será dizer afinal que todas as centrais nucleares estão de muito boa saúde e se recomendam. 16 Documento disponível em http://www.statmt.org/europarl/v7/europarl.tgz ,ficheiro: ep08-05-08-009 17 Agradecemos ao nosso Colega Alberto Sismondini a ajuda na interpretação desta sequência. 18 Documento disponível em http://www.statmt.org/europarl/v7/europarl.tgz ,ficheiro: ep09-05-06-002

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(IT) — [...] mi domando se il risultato non sarà, alla fine, un responso di “buona salute” per tutte le centrali nucleari, il cui utilizzo sarebbe dunque raccomandato. (FR) — [...] Dans ce cas, je me demande si le résultat final ne sera pas de déclarer la bonne santé de toutes les centrales nucléaires et d’en recommander le maintien. (ES) — [...] me pregunto si el resultado no será concluir que todas las centrales nucleares gozan de buena salud y deben recomendarse19.

No que respeita à tradução de afinal por MD, o corpus revela que, em qualquer uma das línguas, os MD selecionados são vários e apresentam uma distribuição de frequência muito desigual, com uma concentração evidente em apenas dois ou três items, conforme se atesta na tabela abaixo: ES en última instancia al final

37% 32%

FR en fin de compte finalement en définitive

36% 18% 13%

IT alla fine in fin dei conti

41% 13%

Tabela 1

Os restantes marcadores apresentam valores de frequência muito baixos, ocorrendo, na sua maioria, apenas uma vez no corpus. No subcorpus de espanhol, as restantes traduções recorrem aos marcadores al fin y al cabo, de hecho, después de todo, en breve, finalmente, en otras palabras, en resumen, en definitiva, a fin de cuentas. Do subcorpus de francês, constam as seguintes traduções: en dernière analyse, après tout, en fait, en résumé, au bout du compte, ainsi, ainsi finalement, en d’autres termes, en bref, enfin. Em italiano, registámos a presença dos MD infine, in definitiva, in realtà, en breve, in altre parole, alla fin fine, finalmente, dopo tutto, poi, almeno, a ben guardare, in buona sostanza. Considerando agora apenas os MD com um peso superior a de 30% no total dos MD de cada língua, observámos que eles ocorrem em segmentos que apresentam igualmente um marcador nas duas outras línguas: por exemplo, mais de 90% das ocorrências de en fin de compte (FR) e de al final (ES) são traduzidas por um MD também nas outras duas línguas. Desta regularidade, pode depreender-se a existência de um padrão ou, pelo menos, de equivalentes 19 Documento disponível em http://www.statmt.org/europarl/v7/europarl.tgz ficheiro: eppreferenciais.

11-06-09-005

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Relativamente às relações de correspondência entre os pares de MD mais frequentes nas três línguas — al final e en ultima instancia (ES); en fin de compte (FR); alla fine (IT) — observámos que tendem a surgir como equivalentes nos mesmos segmentos do corpus. Analisando esses segmentos, constata-se que estes marcadores são usados para traduzir todo o leque de sentidos de afinal, conforme dá conta a tabela seguinte: PT

Sentido proeminente

Com alguma ironia, a rejeição [...] destes denominados “acordos de parceria Valor de reforço económica” por parte de epistémico países africanos representa um verdadeiro exemplo do que, afinal, deverá ser a badalada “boa governação”, tão propagada pela UE.

Traduções (ES) - [...] representa un verdadero ejemplo de lo que, al final, [...]. (FR) - [...] constitue un véritable exemple de ce qu’est, en fin de compte, [...]. (IT) - [...] di ciò che alla fine rappresenta veramente [...]

(ES) - [...] y le diremos a la población europea que, al final, fue una promesa vacía [...]. [...] dizer aos nossos cidadãos e (FR) - [...] et nous dirons alors à nos às nossas cidadãs que afinal foi Valor de concitoyens qu’en fin de compte, uma promessa vã e que nada contraexpectativa c’était une promesse en l’air [...]. disso se vai passar [...]. (IT) - [...] e alla fine annunceremo all’opinione pubblica europea di aver fatto promesse a vuoto [...]. A flexibilização e (ES) - Al final, el incremento desregulamentação laborais, de la flexibilidad [...] y la [...] a liberalização e desreglamentación [...] fueron, desregulação do comércio todos juntos, los instrumentos que internacional, são afinal, provocaron la situación actual. [...] os instrumentos que nos (FR) - En fin de compte, la flexibilité conduziram à situação actual. Valor de síntese [...] et la dérégulation [...] ont, conclusiva ensemble, contribué à la situation actuelle. (IT) - Alla fine, la maggiore flessibilità [...] e la deregolamentazione [...] sono stati, [...] gli strumenti che hanno condotto all’attuale situazione.

Tabela 2

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A partir destes dados, poder-se-á concluir que al final (ES), en fin de compte (FR) e alla fine (IT) detêm, nas respetivas línguas, o mesmo espectro de sentidos que afinal pode instanciar em português? E esta pergunta poderá articular-se com uma outra: em que medida as opções dos tradutores podem trazer alguma luz à delimitação de sentidos do MD na LP? Relativamente à primeira questão, a resposta que podemos avançar, tendo em conta os dados analisados, é negativa. O espanhol apresenta o MD al final como um dos mais usuais para veicular os três sentidos mais comuns de afinal. Todavia, al final tem dois significados principais: um claramente temporal-final e outro de natureza mais conclusiva, sendo através deste último que podemos, eventualmente, estabelecer a ligação com o valor de contraexpectativa. De facto, embora al final esteja sobretudo vocacionado para contextos de síntese conclusiva, ele pode sinalizar, por inferência, a presença de uma conclusão ou de um resultado contrário ao que se prefigurava inicialmente. No que respeita ao MD en última instancia, o mais utilizado em termos percentuais, a distância relativamente a afinal é ainda maior. A expressão en última instancia é usada para estabelecer uma hipótese ou uma condição, refletindo um maior ou menor grau de probabilidade e equivalendo a ‘caso seja necessário’ ou ‘como último recurso’, sentidos que afinal não tem. No caso do francês, en fin de compte parece também não abranger o mesmo espectro de sentidos do português afinal. Tal como o MD espanhol al final, a expressão francesa recobre os valores temporal-final e conclusivo e, mais uma vez, o valor de contraexpectativa só é apreensível implícita e contextualmente. O mesmo se passa com o MD italiano alla fine. Recorrente na oralidade e dotado de forte pendor enfático e argumentativo, alla fine está completamente destituído do valor de contraexpectativa. A frequente opção por estes quatro MD revela que nem todos os valores de afinal são identificados ou valorizados pelos tradutores. Com efeito, se, em português, o MD afinal pode recobrir um conjunto de cinco valores e se esses diferentes valores podem surgir amalgamados em diversas combinatórias que não encontram correspondência nas LCh, é óbvio que o tradutor terá de prescindir de algum deles. Nos casos analisados, foi dispensado o valor da contraexpectativa. Por conseguinte, e no atinente à segunda pergunta, podemos afirmar que as opções dos tradutores não contribuem para enriquecer a análise dos valores de afinal na LP. Pelo contrário, ao reduzirem esse leque de valores, concentrando

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as suas escolhas em equivalentes que apenas dão relevância aos valores conclusivo e temporal-final, restringem a amplitude semântica do MD na LP. Ao equacionarmos esta tendência do ponto de vista do género discursivo em causa, é óbvio que, ao deixarem cair uma função — a da contraexpectativa —, estas traduções introduzem um desvio relativamente à mensagem original. Entretanto, é importante frisar que este valor de contraexpectativa cumpre uma função no discurso político, encontrando-se, por exemplo, ao serviço de uma estratégia retórica que visa jogar com as expectativas dos ouvintes, conduzi-los ao longo de um raciocínio que os leva a constatar o cancelamento de uma crença ou de uma ideia prévias, envolvendo-os na argumentação e tentando aproximá-los de uma determinada tese. Ora, ao anular esse sentido, a tradução empobrece e neutraliza o discurso original. Conclusões O presente estudo visou analisar a forma como o MD afinal foi traduzido em espanhol, francês e italiano no corpus Europarl e testar se os sentidos que o marcador apresenta, em PT, coincidem, ou não, com os sentidos ativados pelos equivalentes escolhidos pelos tradutores. A análise dos dados em PT possibilitou a apreensão de todos os sentidos previstos em Lopes (2011) (contraexpectativa; reforço epistémico; justificação; síntese conclusiva) e revelou ainda que, neste corpus, por um lado, os sentidos surgem, na sua esmagadora maioria, agregados em clusters, nos quais é difícil apreender qual o sentido mais saliente, embora se destaque, em termos numéricos, a presença do valor de síntese conclusiva e o justificativo como o sentido menos representado. Por outro lado, e divergindo do que se afirma nos estudos da área, os exemplos escrutinados indiciaram que ainda persiste o valor temporal-final; não será alheio a este facto o contexto argumentativo em que é proferido o discurso político, com debates motivadores dessa perspetiva temporal que, por sua vez, favorece a emergência do sentido de síntese conclusiva. O estudo das traduções revelou, por seu turno, vários aspetos relevantes. Em primeiro lugar, evidenciou a discrepância entre as propostas lexicográficas dos dicionários bilingues e as escolhas dos tradutores, o que mostra que os dicionários fornecem uma orientação muito genérica e confirma a relevância do contexto na identificação da carga semântica do MD. Em segundo lugar, salientou o leque muito amplo de potenciais soluções para a tradução do MD (muitas delas de ocorrência única), o que contrasta

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com a preferência dos tradutores por um número reduzidíssimo de MD, configurando assim um padrão. Os casos observados sugerem aliás, que, aquando de diferentes opções nas três línguas, a riqueza semântica dos textos de chegada tenta reproduzir a do texto de partida [cf. ex. (14)]. Em terceiro lugar, e perante a combinatória de sentidos do MD em PT, é verdade que o recurso ao MD, na LCh, nem sempre será a solução mais adequada, como confirmam as várias traduções propostas para o ex. (14); no entanto, a reformulação sintática acaba por ser mais exigente do ponto de vista cognitivo, pelo que a preferência dos tradutores parece recair nos MD. Neste caso, e este constitui o último ponto a salientar, os equivalentes disponíveis parecem não cobrir a mesma amplitude semântica de afinal, obrigando os tradutores, na maioria dos casos, a ter de priorizar um dos sentidos e a descartar outro. Ao que os dados analisados indicam, o sentido sacrificado é, maioritariamente, o de contraexpectativa, por não haver, nos equivalentes disponíveis em cada uma das três línguas, nenhum MD que combine esse valor com os restantes aqui presentes. A análise contrastiva evidencia, assim, o grau de correspondência e de divergência entre os MD afinal, al final, en fin de compte e alla fine, demonstrando, ao mesmo tempo, a necessidade de dar mais atenção à tradução destas partículas. Bibliografia A A A B B B B

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C

C F G H H K L L M M

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MARCADORES DISCURSIVOS E OUTROS FUNCIONAMENTOS DISCURSIVOS: O CASO DE ENTÃO E ALORS Maria Antónia Coutinho Matilde Gonçalves Universidade Nova de Lisboa

Introdução1 Os marcadores discursivos (doravante MD) motivaram, e motivam ainda, numerosos estudos em diversas áreas que focam a linguagem, para questionar quer a sua natureza, quer a sua função. Esta problematização relaciona-se com o perfil indubitavelmente heterogéneo dos MD, como testemunham as diversas designações que lhes são mais ou menos próximas: marcadores pragmáticos, palavras do discurso, partículas discursivas, partículas enunciativas, conetores, organizadores textuais, entre outras (Roulet 1982; Fraser 1999; Dostie/Pusch 2007). O presente trabalho2 situa-se na área da linguística do texto e do discurso, com enfoque no uso e no funcionamento da língua (Fonseca 1992), e visa analisar, em particular, como determinados marcadores funcionam discursivamente, em duas línguas — português e francês. Para tal, foram selecionados o marcador então em português e o marcador alors em francês. Ainda que os usos de então e de alors se correspondam frequentemente, verificar-se-á que, em determinadas situações, então não pode ser traduzido por alors, ocorrendo, nesses casos, donc. Este uso diferenciado entre então, alors e donc motiva uma reflexão em torno da categoria discurso, que constituirá os pontos 1 e 2 deste artigo. De facto, ainda que a escolha deste termo pareça ser consensual, um olhar mais atento indica que a noção de discurso abrange diversas aceções 1 Este artigo foi financiado pelos Fundos Nacionais da FCT – Fundação para a Ciência e Tecnologia, Projeto Estratégico UID/LIN/03213/2013. 2 Obrigada à Noémia Jorge pela leitura e revisão.

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— como, de resto, a categoria marcador discursivo (já atrás referida). Uma vez que os termos (discurso e marcador discursivo) se implicam reciprocamente, parece-nos fundamental clarificar as noções em causa. No ponto 3, pretende-se sistematizar o trabalho desenvolvido, a partir dos dados analisados, contribuindo assim para uma reflexão sustentada sobre as possíveis articulações entre as noções em destaque. 1. Marcadores discursivos e discurso Como referido na introdução, um dos objetivos do presente trabalho consiste em articular as noções de MD e de discurso. A questão impõe-se na medida em que nem sempre se compreende qual a noção de discurso subjacente ao entendimento dos MD. É o caso, por exemplo, de Dostie/Pusch (2007), que assumem — aparentemente, como uma evidência — a existência de “formas não discursivas”: Ce phénomène [de la migration d’une classe à l’autre] est particulièrement perceptible en ce qui concerne la classe des MD qui se construit, pour une part importante, à partir de la décatégorisation/recatégorisation d’unités appartenant, initialement, à d’autres classes grammaticales. À ce propos, il est frappant de remarquer que les MD ont souvent un correspondant non discursif sur le plan de la forme (ex.: tu vois expression verbale versus tu vois MD et toujours adverbe versus toujours MD). Ce correspondant représente, dans bien des cas, l’unité source du marqueur (Dostie/ Pusch 2007: 5, destaque nosso).

A hipótese de reconhecimento de formas linguísticas que seriam não discursivas poderá, a nosso ver, corresponder a dois entendimentos diferentes: ou se assume uma oposição entre formas discursivas e formas gramaticais (encaradas estas últimas do ponto de vista do sistema da língua, e não do seu uso ou funcionamento); ou se pressupõe a distinção benvenistiana entre histoire e discours (Benveniste 1966). A última hipótese não pode estar subjacente às palavras de Dostie/Pusch acabadas de citar, uma vez que um dos exemplos referidos como “não discursivo” — “tu vois expression verbale” — corresponde inequivocamente a discurso, no sentido benvenistiano, e não a histoire, ou enunciação histórica. A primeira hipótese parece ser, portanto, a que convém reter; mas, a ser assim, vê-se reforçado o problema que assinalamos: uma coisa será considerar na expressão “tu vois” as formas gramaticais (pronominal

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e verbal) em ocorrência; outra será dar conta dessa mesma expressão (gramatical) em contexto de uso. Como sustentar que seja ainda “não discursiva”? Não nos propomos, no âmbito deste trabalho, abordar questões de ordem da gramaticalização (nem discutimos a provável ordem de gramaticalização entre formas ditas não discursivas e os MD). Defenderemos, no entanto, a inexistência de formas não discursivas — o que não exclui a possibilidade, obviamente legítima e de enorme utilidade — de analisar as formas linguísticas do ponto de vista da sua estrutura gramatical. Na secção seguinte, começaremos por expor de forma mais detalhada a conceção de discurso assumida, de forma a evidenciar, em seguida, o funcionamento discursivo quer de alguns MD quer das formas respetivas (geralmente tidas como “não discursivas”). 2. Funcionamento discursivo A perspetiva mais comum sobre discurso reenvia para uma conceção dicotómica — língua (ou gramática) vs. discurso (fala). A publicação em 2002 de Écrits de linguistique générale, de Saussure, permitiu evidenciar uma “nova” dimensão referente a discurso, na perspetiva saussuriana. Com efeito, se o termo discurso não consta no Cours de linguistique générale (1916), na obra de 2002, pelo contrário, é posto em destaque o papel do discurso nos processos linguísticos: “Il revient à constater que toute la langue entre d’abord dans notre esprit par le discursif”. Língua e discurso relacionam-se dialeticamente, isto é, o discurso impulsiona a criação, a utilização e a transformação dos recursos linguísticos, dado que o discurso é assumido como realidade primeira da língua — a língua existe pelo discurso e para o discurso — e a utilização da língua materializa e estabiliza o discurso. A evidenciar esta interação dinâmica, destacam-se as seguintes citações: Toutes les modifications, soit phonétiques, soit grammaticales (analogiques) se font exclusivement dans le discursif (Saussure 2002: 95). Il n’y a aucun moment où le sujet soumette à une révision le trésor mental de la langue qu’il a en lui, et crée à tête reposée des formes nouvelles [...] qu’il se propose, (promet) de “placer” dans son prochain discours. Toute innovation arrive par improvisation, en parlant, et pénètre de là soit dans le trésor intime de l’auditeur ou celui de l’orateur, mais se produit donc à propos du langage discursif (Saussure 2002: 95).

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La langue n’est créée qu’en vue du discours, mais qu’est-ce qui sépare le discours de la langue, ou qu’est-ce qui, à un certain moment, permet de dire que la langue entre en action comme discours ? (Saussure 2002: 277)

O facto de a língua “entrar em ação como discurso” pode desde já evidenciar a inevitabilidade discursiva das formas linguísticas (enquanto formas em ação). Desenvolveremos a seguir o entendimento desta questão no quadro do interacionismo sociodiscursivo. 2.1. Discurso e tipos discursivos, na perspetiva do interacionismo sociodiscursivo O interacionismo sociodiscursivo (ISD) surge no seguimento do interacionismo social, que se desenvolveu no início do século e envolveu autores como Vygotsky e Mead (entre outros); esta corrente de pensamento assumia três princípios gerais: 1) tratamento paralelo da problemática da construção do pensamento consciente e da problemática da construção dos fatos sociais e culturais, enquanto vertentes do desenvolvimento humano; 2) papel interventivo das ciências humanas (no terreno/nas práticas concretas do terreno) visto ser a sociedade o lugar propício para a avaliação da sua pertinência; 3) contestação da divisão das ciências humanas, oriunda do positivismo de Comte, em múltiplas disciplinas e subdisciplinas. Herdeiro do interacionismo social e procurando dar-lhe continuidade, o ISD propõe-se contribuir para uma ciência do humano, focando o desenvolvimento humano ao longo da vida. A particularidade do ISD reside precisamente no facto de assumir que a linguagem desempenha um papel fundamental quer a nível do desenvolvimento e funcionamento psíquico quer no desenvolvimento das atividades coletivas (Leontiev 1979). De acordo com a tese partilhada por Saussure (2002) e Vygotsky (2007) segundo a qual os signos de linguagem fundam a constituição do pensamento consciente, o ISD visa analisar as práticas de linguagem situadas — textos e discursos — enquanto principais recursos para o desenvolvimento humano. Não sendo uma noção central no presente trabalho, limitar-nos-emos a assinalar que os textos são entendidos, neste âmbito, como unidades comunicativas globais — em cuja composição podem entrar diferentes tipos discursivos. Vejamos então, com mais detalhe, o que está aqui em causa.

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Na perspetiva de Bronckart (1997, 2008), o discurso, enquanto “língua em ação”, comporta duas vertentes: uma psicológica e outra linguística. Na vertente psicológica, estão em causa operações psicológicas que refletem a criação de mundos discursivos, isto é, mundos virtuais criados pela atividade de linguagem. A dimensão linguística diz respeito à semiotização (linguística) dos mundos discursivos, entendidos, assim, como tipos discursivos: correspondem a segmentos estáveis que se constituem e se dão a ver através de um conjunto específico de recursos linguísticos, que entram como elementos constitutivos dos textos de diferentes géneros; e são em número limitado (razão pela qual podem ser considerados tipos). Os mundos discursivos são então semiotizados ou colocados em língua pelos tipos discursivos, o que significa que os últimos são as manifestações linguísticas desses mundos psicológicos. A noção de tipos discursivos, tal como acabamos de a introduzir, enquadra-se numa tradição de que se destacam Benveniste (1966), Weinrich (1973), Simonin-Grumbach (1975) e Genette (1986). Na continuidade destes autores, a proposta de Bronckart situa o cerne dos tipos discursivos na base de dois subconjuntos de operações: o primeiro diz respeito à relação entre as coordenadas que organizam o conteúdo temático e as coordenadas do mundo real. Pode existir conjunção entre as coordenadas espacio-temporais da ação representada no texto e as coordenadas da ação de linguagem (ou da situação de enunciação); ou disjunção, quando as coordenadas espacio-temporais se posicionam num momento diferente do da situação de enunciação. Desta primeira ordem de operações resultam duas possibilidades: a ordem do expor (quando há conjunção) e a ordem do narrar (em caso de disjunção). O segundo subconjunto corresponde ao posicionamento do agente produtor perante o que é semiotizado no texto. Assim, pode ser criada uma relação de implicação ou de autonomia entre o produtor e os parâmetros materiais da ação de linguagem. Da articulação entre os dois subconjuntos de operações resultam quatros mundos discursivos (vertente psicológica): mundo do expor implicado, mundo do expor autónomo, mundo do narrar implicado e mundo do narrar autónomo; estes mundos discursivos são percetíveis através dos tipos discursivos correspondentes (vertente linguística): discurso interativo, discurso teórico, relato interativo, narração. Apresenta-se a seguir um esquema (Quadro 1) que dá conta dos tipos discursivos correspondentes às relações que se estabelecem entre a organização atorial e temporal.

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Organização temporal

Organização atorial

Conjunção

Disjunção

Ordem do EXPOR

Ordem do NARRAR

Implicação

Discurso interativo

Relato interativo

Autonomia

Discurso teórico

Narração

Quadro 1: Organização temporal e atorial e tipos discursivos (Bronckart 2008: 71)

3. Tipos discursivos e marcadores discursivos De acordo com o que acabámos de expor, não existem formas linguísticas em uso que não sejam discurso ou que não ocorram no quadro de um posicionamento discursivo específico. É nesta perspetiva que retomaremos a problematização inicialmente colocada, evidenciando que não existem formas “não discursivas” e identificando os tipos discursivos em que, predominantemente, ocorrem os MD em análise (então/ alors). Em trabalho anterior (Coutinho 2008), mostrámos o funcionamento discursivo de então nos seus múltiplos usos — a incluir, naturalmente, o que é reconhecido como MD. Retomaremos essa mesma análise, de forma a confrontá-la, no ponto seguinte, com os usos de alors, em francês. 3.1. Então Em Coutinho (2008), a análise desenvolvida partiu da descrição de então no português europeu, proposta por Ana Cristina Macário Lopes (1997). Segundo a autora, a forma em análise pode ocorrer com valor temporal de carácter anafórico (exemplos 1 e 2), com valor argumentativo (exemplos 3 a 6) e como MD marcador conversacional (exemplo 7)3. (1)

O João contou tudo à irmã. Sentiu-se, então, muito aliviado.

(2)

No ano 2000, haverá moeda única na Europa. Terei, então, 40 anos.

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(3)

Esta inferência pode ser cancelada sem contradição. Então, é uma implicatura.

(4)

Queres entrar em medicina? Então estuda!

(5)

A: A Patrícia vem jantar? B: Vem. A.: Então, fico em casa.

(6)

A: Cheiras a tabaco. B: E então?

(7)

Então, não vens?

A análise desenvolvida mostrou que os funcionamentos de então que acabam de ser exemplificados podem ser entendidos como discursivos — embora estejam em causa diferentes tipos discursivos. Vejamos, de forma mais detalhada, cada uma das possibilidades. Nos casos em que então manifesta valor temporal, estaremos necessariamente num mundo discursivo da ordem do narrar: o caráter anafórico de então retoma uma localização temporal distinta do tempo da enunciação, localização essa que pode aparecer expressa através de um adverbial temporal (como no exemplo 2) ou não (correspondendo, no entanto, da mesma forma, à localização temporal do acontecimento linguístico representado, como se vê no exemplo 1). Havendo nos dois casos disjunção temporal, que institui a ordem do narrar, o exemplo 1 manifesta autonomia atorial (ausência de quaisquer formas com valor de deixis pessoal), enquanto no exemplo 2 se verifica implicação (atestada pelas marcas de tempo e de pessoa); trata-se, portanto, em (1), de narração, e em (2), de relato interativo. Os exemplos (3) a (5), em que então assume valor argumentativo, não são todos equivalentes, apesar de se tratar sempre do mundo discursivo do expor. Os casos exemplificados em (4) e (5) correspondem a segmentos de discurso interativo, como atestam várias ocorrências: formas de primeira e de segunda pessoas, valor deítico do presente gramatical, imperativo, frases não declarativas. Em (3), não encontramos nenhuma das formas atrás apontadas (o presente gramatical em ocorrência, neste caso, tem valor gnómico), embora ocorram formas frequentemente associadas ao discurso interativo: a expressão nominal com caráter ostensivo e o verbo modal. Sem co(n)textualização do exemplo, é difícil perceber se a expressão nominal tem efetivamente valor ostensivo, a remeter para a situação de enunciação, ou se, pelo contrário, lhe

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cabe um funcionamento anafórico. Seja como for, consideramos que se trata, neste caso, de discurso teórico, uma vez que se verifica um grau relativamente significativo de autonomia relativamente aos parâmetros da situação de produção4. Como se assinala em Lopes (1997), em todos estes casos (e ao contrário do que se passa com a construção condicional típica se...então...), então pode comutar com outras expressões: com portanto, quando introduz uma conclusão garantida por uma assunção prévia, como mostra o exemplo (3); com nesse caso (ou sendo assim), quando, nos termos da própria autora, “se trata de marcar que a conclusão é legitimada pelo raciocínio do falante” (Lopes 1997: 184), o que se pode ver exemplificado em (4) e (5). O caso do exemplo 6 é diferente, uma vez que, ainda segundo a mesma autora, é impossível a comutação entre então e portanto; a ocorrência de e então marca o facto de o falante solicitar a explicitação de uma conclusão, assinalando ao mesmo tempo a irrelevância da asserção anterior. O funcionamento como MD — exemplificado em (7) — corresponde inequivocamente a discurso interativo, evidenciado pelo valor deítico do presente do indicativo (parafraseável como [vens agora]) e pelas marcas de 2.ª pessoa do singular (sujeito nulo e flexão verbal). Importa sublinhar que estamos aqui perante o que alguns autores designam como “marcador de estruturação conversacional” (cf. Lopes 1997: 186; Adam 2011 [2005]: 147). Nestes casos, e de acordo com a autora que vimos seguindo, então introduz um constituinte discursivo, ou intervenção, que pode ser iniciativa ou reativa; em função do carácter anafórico que parece preservado, funciona como “mecanismo de sinalização de continuidade discursiva”, mesmo nos casos em que desencadeia a intervenção (Lopes 1997: 186). Se esta descrição se reveste da maior pertinência, parece-nos, no entanto, discutível associar o funcionamento em causa a um quadro de “língua oral”. Com efeito, esta expressão — que ocorre, nomeadamente, em Dostie/Pusch (2007: 5) — pode considerar-se ambígua ou mesmo simplista: nela se confundem as noções de língua (como sistema) e de modalidade(s) de realização linguística, através dela se apaga e se ignora a noção de discurso. Na sequência do que temos vindo a sustentar, parece-nos fundamental, em termos de coerência teórica, identificar o tipo discursivo associado aos usos em questão — e distinguir o tipo discursivo das circunstâncias em que ocorre (entendam-se essas circunstâncias em termos de 4 Bronckart (1997: 193) assume que a fronteira entre discurso interativo e discurso teórico é pouco rígida, sugerindo a necessidade de pensar em termos de graus de autonomia do discurso teórico.

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modalidade de realização oral ou escrita ou em termos genológicos, como nos pareceria ainda mais adequado). Já atrás ficou assinalado que o exemplo em análise corresponde a discurso interativo e podemos com alguma segurança associá-lo a um contexto de conversa (no sentido de género do quotidiano realizado na modalidade oral). Imaginemos, no entanto, que, cansada de esperar por uma amiga que nunca mais chega ao local combinado, lhe envia uma SMS nos termos do exemplo (7), que aqui retomamos: (7)

Então, não vens?

Tratando-se evidentemente de uma mensagem escrita, parece difícil manter que se trate de “língua oral” — mesmo que possa ser adequado e conveniente sublinhar a semelhança entre os dois usos. Essa semelhança diz respeito às características do discurso interativo, independentemente da realização oral ou escrita. 3.2 Alors O marcador alors, extremamente polivalente, pertence às formas mais estudadas em língua francesa — quer em trabalhos que focam o contexto oral, quer em estudos contrastivos entre alors e donc (veja-se, deste ponto de vista e a título de exemplo, Zenone 1982; Jayez 2005; Kallen-Tatarova 2011). Na continuidade da análise que acabámos de apresentar para então, limitar-nos-emos aqui a verificar se os usos de alors podem igualmente ser associados a diferentes tipos discursivos — a incluir o uso de alors como MD.

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Exemplos

Valores

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« Mathilde aujourd’hui sait ce qu’alors elle ignorait et sur quoi la mère fondait sa sécurité... » F. Mauriac, Génitrix,1923, p. 338. (In http://www.cnrtl.fr/definition/alors)

Neste exemplo o alors marca um valor de temporalidade com o objetivo particular de construir um tempo disjunto da situação temporal de referência marcada pelo localizador temporal aujourd’hui. De sublinhar que este aujourd’hui não reenvia para a situação de enunciação, mas sim à diegese (a utilização do localizador temporal alors edifica uma referência temporal disjunta da diegese principal). No presente caso, está-se perante o tipo discursivo narração.

(9)

« Comment, vous êtes française, Madame! ... Mais, alors, vous connaissez de nom Angers... et Bordeaux... » S. Guitry, Le Veilleur de nuit,1911, I, p. 6. (In http://www. cnrtl.fr/definition/alors)

No caso do exemplo 2, o marcador alors assume um valor argumentativo acentuado pelo recurso do conector mais (Ducrot, 1980). Em termos de funcionamento discursivo, é manifesto o discurso interativo, marcado sobretudo pela implicação do produtor através do recurso ao pronome vous e pela conjunção temporal com o presente do indicativo.

(10)

« Avec le livre vert de mars 2005 consacré aux défis démographiques, la Commission avait ouvert un débat sur la nécessité de renforcer la solidarité entre les générations. [...] Le débat qui s’est alors engagé en Europe à propos du vieillissement démographique a enrichi cette perspective. Il a révélé que l’équilibre des sociétés européennes repose sur un ensemble de solidarités intergénérationnelles plus complexes que par le passé : les jeunes adultes sont hébergés plus longtemps par leurs parents [...] » (In http://eur-lex. europa.eu/legal-content/FR/ TXT/?uri=CELEX:52007DC0244 )

Neste exemplo, alors manifesta um valor temporal anafórico, como confirma a possível substituição por à ce moment-lá. Assim, alors marca a sequencialidade temporal (anafórica) relativamente à localização temporal disjunta, recuperável através da ocorrência do modificador (de mars 2005) e do plus-queparfait.

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O tipo discursivo construído é o relato interativo, edificado pela disjunção temporal descrita, mas também, simultaneamente, pelo recurso a nomes com referência fixa (“nomes próprios”), como Europa e Comissão [Europeia], que funcionam como elementos espaciais e identitários reais assegurando, desta forma, a implicação do produtor [Comissão Europeia] no texto.

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« Si le triangle est isocèle, alors il a au moins deux côtés égaux. » (In http://perso.ens-lyon.fr/jacques. jayez/doc/alors-donc.pdf)

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No exemplo em apreço, alors surge acompanhado do si e constrói um valor de consequência, como confirma a possibilidade de comutação: [le triangle est isocèle donc il a au moins deux côtés égaux]. O tipo discursivo é o teórico. De facto, não existem marcas de implicação por parte do produtor textual e a referência temporal construída pelo presente do indicativo não se demarca da situação de enunciação.

(12)

« Bah alors... Tu viens plus aux soirées? » (In http:// www.babypopleblog.com/ archives/2010/11/22/19666517. html)

Neste caso — que corresponde ao funcionamento de alors como MD — podemos observar as características linguísticas do discurso interativo, especificamente as formas pronominais e verbais de 2.ª pessoa, a marcarem de forma explícita a interpelação do interlocutor. Correspondendo ao título de um post em blogue, o exemplo em análise não pode ser simplesmente considerado um caso de oralidade.

Pelos exemplos analisados destacam-se as seguintes observações: o uso e o funcionamento do alors não se esgotam nem se restringem ao domínio oral, como apontam parte dos estudos sobre marcadores discursivos referentes a esta forma (a título de exemplo, Dostie/Pusch 2007; Hwang Young-ai 1993). De facto, somente o exemplo (9) se enquadra na oralidade reconstruída numa peça de teatro, enquanto os restantes exemplos pertencem à modalidade escrita. Inúmeros estudos avançam semelhanças e diferenças entre alors e donc (Zenone 1982; Jayez 2005; Kallen-Tatarova 2011). Partindo dos exemplos, como já foi referido, é possível comutar alors com donc quando se trata de funcionamento discursivo integrado no discurso teórico (cf. exemplo 11); nos outros exemplos, pelo contrário, não se podem permutar as duas formas. Uma via para compreender a razão pela qual no exemplo 11 é possível comutar alors com donc e nos outros não poderá ser a construção de conhecimento e, em particular, a relação entre os tipos discursivos e os raciocínios implicados (Bronckart 2005). Ora veja-se, no caso do exemplo (11), o raciocínio é lógico, hipotético-dedutivo (Piaget 1987) e é criado no âmbito do discurso teórico, no caso dos exemplos (8) e (10), associados à utilização do relato interativo e

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da narração, são mobilizados raciocínios de tipo cronológico (Ricœur 1983); no caso do exemplo (9), o discurso interativo convoca um raciocínio prático (Piaget 1936). (Re)pensar os MD em função do uso e do funcionamento discursivo possibilita indubitavelmente uma apreensão global dessas formas, quer a nível psicológico, quer linguístico. Perspetivas conclusivas Os exemplos analisados mostram que, tanto em português (europeu) como em francês, os usos das formas analisadas podem — e devem — ser entendidos como discursivos. Por sua vez, o funcionamento específico como MD não pode ser linearmente associado à oralidade: ainda que essa circunstância possa ser a mais frequente, isto é, ainda que os MD ocorram sobretudo em textos realizados na modalidade oral, este facto está longe de ser exclusivo e encontram-se, nas duas línguas, ocorrências em textos realizadas na modalidade escrita. Estas constatações permitem levar mais longe o contributo de Dostie/Pusch (2007: 5) para a compreensão dos MD, quando afirmam: Qu’une nouvelle classe émerge à partir d’unités difficiles à ranger dans les catégories usuelles ne devrait guère surprendre, si l’on considère que l’édifice grammatical traditionnel s’est développé à partir de la langue écrite [...].

Com efeito, se a compreensão dos MD depende de se tomarem em consideração usos que uma observação exclusiva de textos realizados na modalidade escrita não pode evidenciar, convém não iludir, com esse facto, uma conceção teórica coerente relativamente à própria noção de discurso. Neste sentido, e de acordo com o que mostrámos, as ocorrências de então e alors como MD não se podem opor, como formas discursivas, às outras ocorrências (com valor temporal ou argumentativo), que seriam não discursivas. A especificidade de então e alors como MD tem a ver com o facto de apenas ocorrerem em discurso interativo (o que não impede que nesse mesmo tipo discursivo possam também ocorrer formas com valor temporal e argumentativo). Em última análise: a noção de MD não pode dispensar uma noção explícita e coerente de discurso.

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LES MARQUEURS DU DISCOURS DANS LA MODALITÉ SIGNÉE : UNE ÉTUDE CONTRASTIVE DES BALISES-LISTES ET DES PALM-UPS1 Sílvia Gabarró-López Université de Namur

Introduction Les langues des signes (désormais LS) sont les langues naturelles utilisées par les personnes sourdes ou malentendantes partout dans le monde. Contrairement aux idées reçues, les LS sont des langues à part entière partagées par un groupe d’individus, c’est-à-dire par les différentes communautés de sourds. Il n’existe pas de LS universelle et une LS n’est pas un transcodage gestuel de la langue vocale (désormais LV) du pays. La caractéristique la plus saillante des LS est qu’elles reposent sur la modalité visuo-gestuelle, ce qui implique l’utilisation des deux mains et d’éléments non manuels (les yeux, le visage, la tête et le corps). De plus, les LS n’ont pas de tradition écrite, elles ont été transmises de génération en génération à « l’oral ». On ne connaît pas le moment précis où les LS ont émergé, mais elles sont étudiées en tant que langues naturelles depuis une soixantaine d’années depuis la parution de l’ouvrage Sign Language Structure (Stokoe 1960). Dans un premier temps, les recherches se basaient sur quelques données vidéo qui étaient transcrites à la main et qui permettaient des études morphosyntaxiques. L’avènement des technologies digitales au début des années 2000 a permis la création des corpus de LS, leur stockage et leur annotation. Le volume La présente étude a été réalisée grâce à un mandat d’aspirant (1.A.697.14F) et à un mandat d’impulsion scientifique (F.4505.12) octroyés par le F.R.S.-FNRS. L’auteure remercie vivement Gemma Barberà, Laurence Meurant et Aurélie Sinte de leurs commentaires et leurs corrections, les informateurs du Corpus LSFB et le LSC Lab pour les données fournies pour cette recherche. 1

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de données a considérablement augmenté et s’est diversifié, ce qui a permis d’étendre les études au niveau discursif. La présente étude concerne deux éléments qui sont de potentiels marqueurs de discours (désormais MD) en langue des signes de Belgique francophone (LSFB) et en langue des signes catalane (LSC) : les balises-listes (BL) et les palm-ups (PU). Les recherches qui comparent des LS sont encore peu nombreuses à ce jour et elles se focalisent essentiellement sur des questions de morphosyntaxe. À une plus large échelle, cet article porte sur des aspects discursifs afin de voir comment les MD qui partagent la même forme agissent dans deux LS qui partagent certaines caractéristiques syntaxiques (voir Gabarró-López 2017 pour plus de détails), mais qui ont un lexique très différent. Le manque d’études interlinguistiques induit la croyance commune selon laquelle les LS sont très similaires entre elles, contrairement aux LV qui ne partagent que peu d’éléments communs. En analysant ces deux éléments (BL et PU) qui sont identiques en LSFB et LSC, cet article démontre que, malgré la similarité de forme, il existe des différences d’utilisations même dans deux LS pas très éloignées. 1. État de l’art Les deux éléments dont on va étudier le statut potentiel de marqueur de discours sont les balises-listes et les palm-ups. Chacun de ces éléments est réalisé sous la même forme dans les deux LS étudiées ici. Les BL sont des chiffres articulés à une main (voir Image 1) qui sont introduits au cours du discours et maintenus pendant que l’autre main continue à signer. Ils permettent d’associer des référents (1 à 5) aux différents doigts de la main (Liddell 2003). Les BL ont été étudiées dans plusieurs LS, mais encore peu de recherches sont consacrées exclusivement à ces éléments comme les études sur la LS allemande — DGS (Hansen/Hessman 2015) — et sur la LS espagnole — LSE (Villameriel 2014). Il s’agit des premières descriptions dans ces langues qui couvrent différents genres discursifs et différents profils de signeurs ; cependant, elles n’abordent pas les BL en tant que possibles MD. En LSFB, Gabarró-López et Meurant (2014) proposent une première description des différents types de balises2, dont les BL, à travers différents genres. La conclusion Les BL font partie d’un groupe beaucoup plus large appelé « buoys » (Liddell 2003) et qu’on traduit comme « balises » en français. Ce sont différents types de signes articulés à une 2

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principale tirée de cette recherche sur les BL est qu’elles peuvent contribuer à la structure d’ensemble d’un discours ou jouer un rôle de structuration très local. Pour la LSC, aucune recherche n’a encore été menée à ce jour sur le sujet.

Image 1 : Exemple d’une balise-liste

Les PU (voir Image 2) ont été identifiés dans diverses LS et se caractérisent par un mouvement du poignet vers l’extérieur provoquant le positionnement des paumes vers le haut (Loon 2012). Les PU en LS viennent d’un geste similaire qui accompagne la parole dans la plupart de LV et leur signification dépend des éléments non manuels qui les accompagnent et du contexte. Les PU ont été étudiés en LS danoise — DTS (Engberg-Pedersen 2002) —, en LS américaine — ASL (Colin et al. 2003) —, en LS néerlandaise — NGT (Kooij et al. 2006 ; Loon 2012) —, en LS turque — TÍD (Zeshan 2006) —, en LS néozélandaise — NZSL (McKee/Wallingford 2011) —, en LS norvégienne (Amundsen/Halvorsen 2011), et en LSC (Jarque et al. 2013). Les descriptions des PU dans ces LS mettent en exergue différentes fonctions. Parmi ces fonctions, soit le PU est considéré comme un geste qui accompagne

main qui sont introduits au cours du discours et maintenus pendant que l’autre main continue à signer.

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le discours (par exemple, quand le PU remplit des pauses vides), soit comme un élément grammaticalisé (conjonction, marqueur de négation, etc.). McKee et Wallingford (2011) et Amundsen et Halvorsen (2011) reconnaissent dans les PU des caractéristiques de MD, mais soulignent la nécessité d’une étude systématique.

Image 2 : Exemple d’un palm-up

Cet article a pour but de répondre à ce besoin en étudiant dans quelle mesure les BL et les PU fonctionnent comme des MD en LSFB et en LSC au niveau intralinguistique et au niveau interlinguistique. D’une part, il s’agira d’étudier la fréquence d’apparition des BL et des PU chez les différents signeurs et leur fonction dans le discours signé en tant que MD. Tenant compte du fait que le sens du PU vient au moins en partie des non manuels qui l’accompagnent, il convient d’observer de plus près ces éléments non manuels. D’autre part, il s’avère pertinent de comparer la fréquence d’utilisation des BL et des PU dans les deux langues et leurs fonctions de MD dans le discours signé. Étant donné que d’autres LS (notamment la NZSL et la NGT) utilisent les mêmes non manuels pour l’expression de la modalité (McKee/Wallingford 2011 ; Loon 2012), on pose ici l’hypothèse que les deux LS étudiées sollicitent les mêmes non manuels pour une même fonction de MD.

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2. Méthodologie Les données qui ont été analysées dans les recherches précédentes sur les BL en LSFB (Gabarró-López/Meurant 2014) et les PU en LSC (Jarque et al. 2013) ne sont pas réutilisables pour ce travail puisqu’elles ne sont pas comparables. Les données en LSFB se basent sur les monologues d’un signeur, tandis que les données en LSC sont des entretiens de huit signeurs différents. Afin d’avoir des données comparables à tous les niveaux, les ressources utilisées sont tirées du Corpus LSFB (Meurant 2015) et du Corpus LSC (Institut d’Estudis Catalans, à paraître). Ces deux corpus contiennent des conversations appartenant à différents genres discursifs, menées entre paires de signeurs sourds de la même tranche d’âge et de la même région. Ces entretiens sont guidés par un modérateur sourd. Un dialogue argumentatif a été sélectionné pour chaque langue entre un homme et une femme âgés de 30 à 49 ans. La consigne donnée par les modérateurs touche à des éléments sensibles dans les deux communautés de sourds : en LSFB la question portait sur les avantages et les inconvénients d’être sourd ou d’être entendant, et en LSC sur l’avenir des foyers pour sourds. La durée de ces dialogues est de 7’10ˮ pour la LSFB et de 5’32ˮ pour la LSC. Les vidéos des deux corpus ont été annotées à l’aide du logiciel ELAN3, qui est un outil fréquemment utilisé pour la recherche en LS parce qu’il permet l’alignement des fichiers vidéo et de leurs annotations (introduites manuellement). En ce qui concerne l’annotation de la fonction des différentes BL et PU, on se basera sur un protocole d’annotation des MD pour les LV à l’oral (Crible 2014). Ce protocole s’est avéré adapté à la présente analyse dans la mesure où il prend comme point de départ le potentiel MD et en étudie la fonction occurrence par occurrence. La procédure d’annotation consistera donc à séparer les éléments qui sont des MD de ceux qui ne le sont pas. Pour ce faire, on suivra la définition de MD proposé par Crible (2014) : [Discourse markers] are a grammatically heterogenous, multifunctional type of pragmatic markers, hence syntactically optional and non-truth-conditional, constraining the inferential mechanisms of interpretation processes. Their specificity as part of the [pragmatic marker] category is to function on a metadiscursive level as a cue to situate the host unit in a co-built representation of on-going 3

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speech. They do so by either signaling a discourse relation between the host unit and its context, expliciting the structural sequencing of discourse segments, expressing the speaker’s meta-comment on his phrasing, or contributing to interpersonal collaboration (Crible 2014 : 3-4).

Une fois le statut de MD repéré, il faudra d’abord établir quel est son « domaine » (ou « macro-fonction »). Il existe quatre domaines prédéfinis : 1) l’idéationnel, qui lie des événements réels, 2) le rhétorique, qui fait référence au métadiscours du locuteur, 3) le séquentiel, qui structure le discours et 4) l’interpersonnel, qui gère l’échange entre locuteurs. Chaque domaine a des fonctions différentes (30 au total) qui spécifient la relation discursive ou fonction pragmatique du marqueur (Crible 2014 : 8). Il peut y avoir deux domaines et deux fonctions différents attribués à un même MD afin d’éviter des choix arbitraires lorsque ce MD joue plusieurs rôles simultanément. Par ailleurs, les fonctions qui apparaissent dans ce protocole seront complétées par une typologie multimodale parole-geste pour l’annotation des MD (Bolly/Crible 2015). Cette typologie s’inspire du protocole précédent et ajoute 16 fonctions (46 au total) parmi lesquelles des fonctions anaphoriques, déictiques, représentationnelles et interpersonnelles (marqueurs de savoirs partagés et de planification). 3. Résultats Cette section se divise en trois parties. La première (3.1) et la deuxième (3.2), consacrées aux résultats en LSFB et en LSC, partagent la même structure : tout d’abord, l’analyse de la répartition du total des BL et PU par signeur, ensuite la description des fonctions des BL et des éléments non manuels qui les accompagnent, et enfin la description des fonctions des PU. La troisième partie (3.3) présente la comparaison des résultats qui auront été décrits pour les deux LS. 3.1. Langue des signes de Belgique francophone (LSFB) 3.1.1. Répartition par signeur La vidéo analysée pour cette étude contient un total de 759 signes qui sont produits par les deux signeurs. Parmi ces 759 signes, 2 BL qui partagent la

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même forme (deux doigts allongés) et 52 PU ont été trouvés, ce qui veut dire que les BL ne représentent même pas 1% du total des signes et que les PU représentent 6,8% des signes produits dans ce discours. La différence entre le nombre de BL et PU est sans doute due à la pluralité des fonctions remplies par les PU (voir 3.1.3). Il n’y a pas de différence en ce qui concerne la répartition des BL par signeur : chacun produit une seule BL. Le nombre des PU varie d’un signeur à l’autre, le signeur en articule 33 tandis que la signeuse en articule 19, et si on tient compte du nombre de signes produit par chaque signeur (432 le signeur et 327 la signeuse) l’homme produit 7,6% de PU dans son discours et la femme 5,8%. 3.1.2. Fonction des balises-listes Gabarró-López et Meurant (2014) ont montré que les BL peuvent contribuer à la structure d’ensemble d’un discours ou jouer un rôle de structuration très local. Le premier s’assimile à un rôle de MD, tandis que le deuxième joue un rôle syntaxique. Dans notre échantillon, aucune BL agissant comme un MD n’a été repérée. Leur rôle reste donc limité au niveau syntaxique, de façon à produire des énumérations exprimant une conjonction ou une disjonction à travers des éléments non manuels. Dans l’un des cas rencontrés, l’énumération exprime une conjonction qui est accompagnée d’un hochement de tête, et dans l’autre, l’énumération exprime une disjonction qui est accompagnée du balancement du corps d’un côté vers l’autre. 3.1.3. Fonction des palm-ups Parmi les 52 PU trouvés dans l’échantillon, 23 sont des MD. Un seul d’entre eux s’est vu attribuer deux domaines et deux fonctions (voir exemple 2). Même si les quatre domaines (idéationnel – IDE, rhétorique – RHE, séquentiel – SEQ et interpersonnel – INT) sont représentés, la grande majorité de PU se retrouve dans le domaine séquentiel, comme on peut voir dans le Graphique 1.

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Graphique 1 : Domaines des MD en LSFB

Parmi les 30 fonctions possibles dans le protocole de Crible (2014) et les 16 fonctions qui les complètent dans la typologie multimodale de Bolly et Crible (2015), 8 sont apparues dans l’échantillon. Seule l’une d’elles (la planification) n’appartient qu’à la typologie multimodale, les autres figurent également dans le protocole d’origine. La distinction entre la fonction de planification et la fonction de ponctuation n’apparaît pas dans Crible (2014), mais bien dans Bolly et Crible (2015). Le Tableau 1 présente les différentes fonctions avec le domaine auquel elles appartiennent, leur définition et le nombre de PU pour chacune.

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Domaine

Fonction

Idéationnel

Conséquence

Rhétorique

Opposition Ouverture du tour de parole Fermeture du tour de parole

Séquentiel

Ponctuation Planification

Interpersonnel

Vérification Accord

Définition Relation entre deux énoncés dont l’un est l’effet (logique) de l’autre Relation entre deux énoncés de contraste ou concession pragmatique ou épistémique Prise de parole ou début d’une nouvelle séquence dans un même sujet (p. ex. une énumération) Clôture d’une liste, unité thématique ou tour de parole Séparation, articulation et/ou accentuation au début ou à la fin des énoncés Marque d’un effort cognitif du locuteur pour éditer un terme ou pour planifier le discours qui suit S’assurer de la compréhension du message et d’avoir l’attention de l’interlocuteur Exprimer l’accord et/ou la compréhension

Nombre de PU 1 1 1 10 4 2 1 3

Tableau 1 : Domaine, fonction, définition et nombre de PU dans l’échantillon de LSFB

Mis à part le domaine séquentiel qui regroupe les deux fonctions les plus répandues (celle de fermeture du tour de parole et celle de ponctuation), il n’y a pas une grande variété de fonctions dans les différents domaines. Ces deux fonctions sont représentées dans l’exemple 1, où l’informatrice explique qu’elle a eu de gros problèmes de communication avec les entendants quand elle était petite. Le premier PU ponctue ce passage en mettant l’accent sur la première partie, tandis que le deuxième clôture le tour de parole et provoque la réaction de son interlocuteur. (1)

[MANQUE++ FORT PT:PRO1] [FORT COMMUNICATION-NEG FORT] 4

4 Par convention, les exemples en LS se glosent en majuscules. Le sigle ++ s’utilise pour marquer la répétition d’un signe ; le tiret sépare deux mots de la LV (p. ex. PALM-UP), la modification de l’aspect d’un signe (p. ex. COMMUNICATION-NEG) ou les lettres d’un mot épelé (p. ex. B-R-O-K-E-R-S), PT:PRO1 fait référence au pronom de première personne du singulier et PT:DET indique un déterminant. Les crochets séparent les propositions et les marqueurs de discours sont mis entre chevrons.

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J’ai manqué beaucoup de choses, oui, j’avais de gros problèmes de communication quoi (http://www.corpus-lsfb.be/, session 21, tâche 4, signeur S045, 00:37 – 00:41).

En ce qui concerne les non manuels, il apparaît que les deux fonctions sont accompagnées d’un regard adressé vers l’interlocuteur, mais que la fonction de ponctuation est accompagnée d’un mouvement de tête tandis que celle de clôture du tour de parole ne l’est pas. Il est aussi intéressant de remarquer que la fonction de planification est la seule qui est accompagnée par un regard flottant, c’est-à-dire non dirigé vers l’autre signeur, ce qui nous permet de différencier aisément cette fonction de celle de ponctuation. Même si ceci est rare dans l’échantillon, il se trouve un cas où un même PU reçoit un double domaine et une double fonction. Il s’agit d’un PU qui se place au début du tour de parole, quand le signeur veut répondre à la demande du modérateur. Tout d’abord, le signeur articule le PU en regardant le modérateur puis, un peu plus tard, il hoche la tête pour montrer qu’il a compris et qu’il est d’accord avec ce que le modérateur vient de dire. (2)

[PT:PRO1 NAMUR] [C-EST ASSOCIATION NAMUR] Oui, moi je suis allé au foyer des sourds de Namur (http://www.corpus-lsfb. be/, session 21, tâche 4, signeur S044, 03:24 – 03:28).

Face à ce PU avec double fonction, la question se pose de savoir s’il a des caractéristiques différentes de ceux qui n’en ont qu’une seule. D’autres études, notamment celle de McKee et Wallingford (2011), ont déjà montré qu’il est difficile de trouver une relation systématique entre la variation phonologique et la fonction ; c’est-à-dire que le fait que le PU soit articulé avec une ou deux mains n’indique aucune différence significative de fonction. Dans notre cas, on ne peut pas encore étudier ce rapport entre forme et fonction vu le faible nombre d’occurrences présentes dans cette première étude exploratoire. Cependant, on a remarqué que la durée de ce PU avec double fonction (544 ms) est supérieure à la moyenne de la durée des PU articulés par ce signeur (321 ms). Il se pourrait donc que les PU avec double fonction soient plus longs que ceux qui ne n’ont qu’une. En effet, la combinaison d’éléments non manuels qui les accompagnent est plus complexe. Dans notre exemple, le signeur passe d’abord un temps avec le regard adressé au modérateur et sans altération des autres éléments non manuels pour après exprimer l’accord par des hochements de tête.

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3.2. Langue des signes catalane (LSC) 3.2.1. Répartition par signeur Aucune BL n’apparaît dans les données de LSC. Par contre 24 PU ont été trouvés, ce qui représente 3,1% du total des signes (760) articulés dans ce discours. En ce qui concerne la répartition entre les deux signeurs, 19 sont articulés par le signeur et 5 par la signeuse. Si on tient compte du nombre de signes par individu (412 dans le discours de l’homme et 348 dans celui de la femme), le premier produit 4,6% de PU et la seconde 1,4%. Même s’il s’agit de faibles pourcentages, celui du signeur est trois fois supérieur à celui de la signeuse. Il serait dès lors intéressant de voir si cette différence se reproduit avec un échantillon de signeurs plus large, ce qui confirmerait ou infirmerait une différence due au genre5. 3.2.2. Fonction des balises-listes Même si l’existence de BL ayant rôle morphosyntaxique utilisé à l’échelle discursive a été documentée en LSC (Barberà 2007), aucune BL n’a été repérée dans cet échantillon. Bien qu’il y ait des occasions où les BL pourraient être utilisées, les informateurs utilisent d’autres structures et marqueurs. 3.2.3. Fonction des palm-ups 11 des 24 PU repérés dans l’échantillon sont des MD. Des PU ont été retrouvés dans le domaine idéationnel, séquentiel et interpersonnel, mais pas dans le domaine rhétorique. Encore une fois, le domaine présentant le plus grand nombre de PU est le domaine séquentiel (voir Graphique 2).

5 En sociolinguistique des LS, on trouve (surtout au niveau lexical) des différences d’usage entre homme et femme. Ces différences sont dues à la séparation entre les écoles spécialisées pour les filles et les écoles spécialisées pour les garçons. Étant donné que ces élèves n’ont pas reçu des cours formels en LS, la LS pratiquée a évolué différemment d’une école à l’autre.

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Graphique 2 : Domaines des MD en LSC

Seules 5 fonctions ont été repérées pour les PU, dont une (la planification) qui appartient à la typologie multimodale (Bolly/Crible 2015), les autres appartenant au protocole de Crible (2014). Le Tableau 2 montre les différents domaines, fonctions, définitions et le nombre de PU pour la LSC. Domaine Idéationnel

Séquentiel Interpersonnel

Fonction

Définition

Relation entre deux énoncés dont un est la condition et l’autre la conséquence Fermeture de tour (Voir Tableau 1) de parole Ponctuation (Voir Tableau 1) Planification (Voir Tableau 1) Vérification (Voir Tableau 1) Conditionnel

Nombre de PU 1 1 3 3 3

Tableau 2. Domaine, fonction, définition et nombre de PU dans l’échantillon de LSC

Malgré la diversité des fonctions au sein du domaine séquentiel, les fonctions les plus répandues (ponctuation, planification et vérification) se répartissent entre le domaine séquentiel et l’interpersonnel. Ci-dessous, on présente

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deux exemples6 qui illustrent la fonction de planification (domaine séquentiel) et la fonction de vérification (domaine interpersonnel). (3)

[SIGNER DE BESOIN POUR TRAVAILLER VENDRE BOURSE] [MEME THEME B-R-O-K-E-R-S] À la bourse, on a besoin des signes pour travailler... donc... c’est le cas des brokers

(4)

[AUTRE PAYS EXEMPLE AVOIR PT:DET] [DIRE AUTRE PAYS]

Un autre pays où ça s’est passé ? Dis-moi un autre pays, tu vois ?

Dans l’exemple 3, le signeur dit qu’il croit que les LS ne vont jamais disparaître parce que même les entendants les utilisent pour travailler à la bourse. Le signeur produit la première partie du message et utilise un PU lorsqu’il réfléchit à la suite. Dans l’exemple 4, la signeuse demande à son interlocuteur de citer un pays où les foyers de sourds n’ont pas disparu. Elle finit son tour de parole par un PU qui est maintenu assez longtemps (636 ms) en attendant que l’autre lui réponde. Les non manuels qui accompagnent ces deux fonctions sont différents. La planification est accompagnée par un regard flottant pour couper l’interaction avec l’interlocuteur, tandis que la vérification est accompagnée par un regard adressé et la bouche entrouverte. En ce qui concerne l’autre fonction plus courante, à savoir la ponctuation, on ne trouve pas de combinaison d’éléments non manuels claire : deux occurrences avec mouvement de tête et regard flottant, et une occurrence sans mouvement de tête mais avec regard adressé. 3.3. Étude interlinguistique 3.3.1. Fréquence par langue Les résultats de l’étude intralinguistique présentent des différences quantitatives en ce qui concerne l’utilisation des BL et des PU. Pour les BL, 2 occurrences ont été retrouvées en LSFB et aucune en LSC. Ce manque d’occurrences dans les deux argumentations choisies s’expliquerait par plusieurs Les données du Corpus LSC ne sont pas encore disponibles en format libre accès. À ce jour, on ne peut donc donner que les gloses. 6

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facteurs. D’abord, les discours sont spontanés, ce qui veut dire que le modérateur lance une question et laisse toute liberté de réponse aux informateurs. Le fait de ne pas avoir le temps de réfléchir et de discuter spontanément pourrait diminuer le nombre de BL comme Hansen et Hessman (2015) l’ont suggéré pour la DGS. Ensuite, les énumérations dans les deux discours sont peu fréquentes. Généralement, les BL sont utilisées quand les signeurs veulent lister des éléments dans une coordination (énumération locale) ou des arguments pour ou contre quelque chose (énumération organisant le discours). Dans ces discours, on ne trouve presque pas d’énumérations locales. Le discours est organisé par d’autres MD, ce qui serait le troisième argument justifiant l’absence de BL. En LSC, le signeurs utilisent plutôt les MD OU ou A-PART pour exposer leurs arguments. Dans nos données en LSFB, on ne trouve pas de MD pour l’exposition d’arguments parce que les signeurs expliquent plutôt des expériences personnelles. Les PU sont plus fréquents dans les données en LSFB (52) qu’en LSC (24). En tenant compte du chiffre total de signes (759 en LSFB et 760 en LSC), on observe que 6,8% du total des signes en LSFB sont des PU contre seulement 3,1% en LSC. Autrement dit, le pourcentage d’occurrences en LSFB est deux fois plus élevé que celui de la LSC, ce qui pourrait amener à formuler deux hypothèses. La première serait que le PU est plus courant en LSFB qu’en LSC ; et la deuxième serait que les PU accompagnent moins souvent les discours où on expose des arguments que les narrations d’événements. Pour vérifier ces hypothèses, des tests statistiques sur un échantillon plus large qui comprend plus de signeurs et de productions du même style sont nécessaires. Une autre différence d’utilisation est liée au genre de l’informateur. Dans les deux LS, les hommes utilisent des PU plus fréquemment que les femmes : 7,6% contre 5,8% en LSFB et 4,6% contre 1,4% en LSC. Pour le moment, au regard de la taille de l’échantillon, il serait risqué d’attribuer cette différence à des facteurs sociolinguistiques. Nous pensons qu’il s’agit plutôt de différences liées au style personnel de chaque signeur. Cela devrait également être confirmé ou réfuté sur la base d’un échantillon plus large de signeurs. Finalement, le nombre plus élevé de PU que de BL s’explique par le double statut du PU : soit en tant que geste qui accompagne le discours (par exemple, quand il remplit des pauses), soit en tant qu’élément grammaticalisé quand il fonctionne comme un MD. Dans les deux cas, les PU ont une grande variété de fonctions (voir 3.3.3), tandis que les BL semblent avoir un rôle beaucoup plus stable.

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3.3.2. Utilisations des balises-listes Les seules BL trouvées dans les deux échantillons choisis appartiennent à la LSFB, ce qui rend la comparaison interlinguistique impossible. Cependant, comme exposé précédemment, leur existence étant attestée en LSC, il est fort probable qu’on en trouve dans un échantillon plus large. Les deux occurrences de BL en LSFB n’ont pas de rôle discursif, mais elles permettent la construction d’énumérations qui expriment soit une conjonction soit une disjonction. On s’attend à ce que ces fonctions grammaticales repérées en LSFB et les non manuels qui les accompagnent soient également attestés en LSC comme ils l’ont été dans d’autres LS comme l’ASL (Davidson 2012). 3.3.3. Utilisations des palm-ups On retrouve une plus grande variété de fonctions en LSFB qu’en LSC dans les PU de nos échantillons, mais ceci pourrait être dû au nombre plus élevé d’occurrences en LSFB. Le Graphique 3 montre le nombre d’occurrences par fonction dans chaque langue.

Graphique 3 : Fonctions des PU en LSFB et en LSC

Pour le domaine idéationnel, on peut observer qu’il n’y a qu’un seul exemple par fonction et donc qu’il n’y a pas de fonction partagée par les deux LS : un PU exprime la conséquence (CONS) en LSFB, tandis que le PU de la

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LSC exprime la condition (COND). Le domaine rhétorique n’est représenté qu’en LSFB et la seule occurrence est une fonction d’opposition (OPP). Le domaine séquentiel présente aussi des fonctions différentes, la plupart partagées par la LSFB et la LSC : fermeture du tour de parole (CLOSE), ponctuation (PUNCT) et planification (PLAN) pour les deux langues, et ouverture du tour de parole (OPEN) seulement pour la LSFB. Malgré ces fonctions partagées, la fréquence par fonction dans chaque langue est différente : la fermeture du tour de parole est la fonction la plus courante en LSFB (avec 10 occurrences, elle représente presque la moitié des fonctions de MD), tandis que la LSC ne présente qu’une seule occurrence recevant cette fonction. Les fonctions les plus courantes en LSC sont la ponctuation et la planification : 3 occurrences chacune. Cela ne s’éloigne pas des chiffres en LSFB : 4 ponctuations et 2 planifications. Finalement, certaines fonctions sont aussi partagées dans le domaine interpersonnel : la vérification (MONI) en LSFB et en LSC, et l’accord (AGR) seulement en LSFB. Encore une fois, les fréquences par langue varient : la vérification est plus courante en LSC qu’en LSFB (3 vs 1), tandis que l’accord est très courant en LSFB et inexistant en LSC. En ce qui concerne les éléments non manuels associés à des fonctions particulières, l’hypothèse de départ semble se confirmer. Les deux LS partagent un mouvement de tête pour la fonction de ponctuation et un regard flottant pour la fonction de planification. Il se peut que le regard soit l’élément non manuel le plus constant, étant donné que le regard du signeur est généralement adressé vers son interlocuteur pour la plupart des fonctions à l’exception de la planification. Conclusions Cette étude a permis une première description et une comparaison des MD en LSFB et en LSC, en particulier des balises-listes (BL) et des palm-ups (PU). Dans les données, très peu de BL ont été trouvées, et aucune remplissant une fonction du niveau discursif. Ceci s’explique par le fait que les discours sont spontanés et que les signeurs semblent avoir recours à d’autres MD. En ce qui concerne les PU, on en a trouvé dans les deux langues: 6,8% en LSFB et 3,1% en LSC. Ceci pourrait être dû à la différence du discours produit dans les deux LS. Même si dans les deux cas les modérateurs donnent une

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consigne pour éliciter une conversation argumentative, seuls les signeurs de LSC exposent des arguments. Ceux de LSFB choisissent plutôt de raconter des expériences personnelles. On a aussi remarqué une fréquence plus élevée d’utilisation des PU par les hommes que par les femmes (7,6% et 5,8% en LSFB et 4,6% et 1,4% en LSC). Le discours signé présente une diversité des fonctions des PU dans les deux LS. Les seules fonctions partagées sont la fermeture du tour de parole, la ponctuation, la planification et la vérification. Elles appartiennent aux domaines séquentiel et interpersonnel, qui regroupent le plus grand nombre de PU dans nos échantillons. En ce qui concerne les non manuels, on observe que le regard du signeur est adressé pour les différentes fonctions sauf pour la fonction de planification. Ceci souligne le rôle capital du regard par rapport à d’autres éléments non manuels, mais qui à lui seul n’est pas suffisant pour attribuer une fonction de MD. Le contexte reste un élément déterminant. Étant donné le caractère exploratoire de cette première étude, certaines questions restent ouvertes. Afin d’y répondre, il conviendrait, d’une part, d’élargir notre corpus pour prendre en considération plus de signeurs et plus de genres discursifs (pour vérifier l’influence de ces variables). Ceci permettrait d’observer des combinaisons plus claires par rapport à l’utilisation des non manuels. D’autre part, il conviendrait d’étudier la position de ces marqueurs à l’aide d’une méthodologie de segmentation du discours signé (Gabarró-López/Meurant 2016). Ceci conduirait à affiner leur description et à observer si leur position est un facteur déterminant dans l’attribution d’une fonction particulière. Références A

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C C D E

G

G



H I J K L L

Sílvia Gabarró-López

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Une étude contrastive des balises-listes et des palm-ups

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M K , Rachel/W , Sophia (2011) : « “So, well, whatever” Discourse functions of palm-up in New Zealand Sign Language », in : Sign Language & Linguistics, 14.2, 213-247. M , Laurence (2015) : Corpus LSFB. Corpus informatisé en libre accès de vidéo et d’annotation de langue des signes de Belgique francophone. Namur: Laboratoire de langue des signes de Belgique francophone (LSFB Lab), F.R.S-FNRS, Université de Namur. S , William C. (1960) : Sign Language Structure: An Outline of the Visual Communication Systems of the American Deaf. New York: University of Buffalo. Studies in linguistics: Occasional papers 8. V , Saúl (2014) : « Signos lista de la LSE y espacios mentales implicados en su construcción », en : La lengua de signos española hoy. Actas del Congreso CNLSE sobre la investigación de la lengua de signos española 2013. Madrid: Real Patronato sobre Discapacidad, 225-245. Z , Ulrike (2006) : « Negative and interrogative structures in Turkish Sign Language (TÍD) », en : Zeshan, Ulrike (ed.) : Interrogative and Negative Constructions in Sign Languages. Nijmegen: Ishara Press, 128-164.

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SEGNALI DISCORSIVI E CONTATTO LINGUISTICO. IL CASO DI NO?1 Ilaria Fiorentini Università di Bologna

Introduzione Il presente contributo indaga usi e funzioni del segnale discorsivo italiano no? in una specifica situazione di contatto linguistico, ovvero l’area ladinofona del Trentino-Alto-Adige, successivamente confrontandolo con il suo omologo spagnolo in un’analoga area di contatto, Gibilterra. I due casi in esame sono accomunati dalla presenza di un repertorio bilingue dilalico (Berruto 1987), in cui la lingua ufficiale co-occorre nei domini informali con una varietà di minore prestigio; nel primo caso, le lingue in contatto sono l’italiano e il ladino, lingua di minoranza, mentre nel secondo si tratta di una varietà spagnola substandard e dell’inglese come lingua post-coloniale. L’analisi, che si basa principalmente su un corpus di ladino parlato raccolto nelle tre valli di Fassa, Badia e Gardena, approfondirà in generale il comportamento dei segnali discorsivi con funzione interazionale in situazione di contatto linguistico, mettendo in evidenza come in tali contesti queste forme siano particolarmente soggette al passaggio da una lingua all’altra. In particolare, ci soffermeremo su no?; solitamente situato alla periferia destra dell’enunciato, questo segnale discorsivo ha funzioni primariamente interazionali e intersoggettive (Degand 2014), indicando che il parlante intende includere l’ascoltatore come partecipante nel discorso, invitandolo a una conferma della comprensione o dell’accordo. Proprio il valore fortemente intersoggettivo di no?, si vedrà, porta questa forma a essere particolarmente propensa all’inserimento nel discorso bilingue. Ringrazio Eugenio Goria per il fondamentale aiuto e i preziosi consigli forniti durante la stesura del contributo, in particolare per quanto riguarda il paragrafo 3.3. 1

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Ilaria Fiorentini

Il contributo è strutturato come segue: dopo un’introduzione sui segnali discorsivi in situazione di contatto linguistico (par. 1.), verranno brevemente descritti l’area oggetto di indagine, la raccolta dati e il corpus (par. 2.). L’analisi dei dati darà in primo luogo una panoramica generale sui segnali discorsivi nel ladino parlato (par. 3.1.), per poi soffermarsi su no? (par. 3.2.). I risultati saranno in seguito messi a confronto con il corrispettivo spagnolo di no? in un corpus di parlato bilingue (inglese/spagnolo) raccolto a Gibilterra (par. 3.3.). Le conclusioni relative a quanto emerso dall’analisi dei dati sono riportate al par. 4. 1. Segnali discorsivi in situazione di contatto linguistico I segnali discorsivi formano una classe formalmente eterogenea, definibile non su base morfologica o lessicale, ma su base funzionale, composta da elementi provenienti da varie categorie lessicali (cfr. per l’italiano in particolare Berretta 1984; Bazzanella 1995, 2006, 2011). Tale classe si presta particolarmente bene a essere studiata in situazioni di contatto linguistico: Brody (1987: 508) sottolinea come proprio la natura sia grammaticale sia lessicale delle “discourse particles” le renda un luogo favorevole per i fenomeni di commutazione di codice. In particolare, è stato rilevato come le lingue di minoranza siano particolarmente soggette alla replicazione di questi elementi dalle lingue dominanti, tendendo verso la fusione (fusion) del proprio inventario di forme con quello di queste ultime (Matras 2007: 68). Inoltre, i segnali discorsivi spesso co-occorrono con l’alternanza di lingue (Maschler 2000), il che suggerirebbe che siano percepiti dai parlanti bilingui come una categoria distinta, tanto da essere espressi in una lingua diversa rispetto all’enunciato adiacente. Le situazioni di contatto risultano dunque ideali per lo studio dei segnali discorsivi, perché permettono di osservarne le funzioni, mettendo in evidenza “what these often very different elements of language have in common from a functional perspective, in terms of where and how they are employed in actual conversation” (Maschler 2000: 437-438). Più nello specifico, è stato dimostrato come i segnali discorsivi interazionali e intersoggettivi siano più soggetti al prestito linguistico rispetto alle altre sottofunzioni della classe (individuate da Bazzanella 1995, 2006, 2011), precedendo dunque quelle più soggettive, ovvero metatestuale e cognitiva

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(Fiorentini 2017)2. Ciò permette di ipotizzare una gerarchia di prestito implicazionale (che raffina quella di Matras 1998) anche all’interno della categoria, con una differenziazione netta tra le diverse funzioni: interazionale > metatestuale > cognitiva

Il fenomeno è stato ampiamente studiato in letteratura (cfr. tra i molti lavori Salmons 1990, Maschler 1994, 1997, 2000, Matras 2000, 2007), ma risulta relativamente poco indagato in contesto italiano (con alcune eccezioni, tra cui Dal Negro 2005, Dal Negro/Fiorentini 2014; Stolz 2007, Fiorentini 2014, 2016, 2017), nonostante la presenza sul territorio nazionale di numerose lingue di minoranza e dialetti che convivono da lungo tempo, in contatto con l’italiano e fra di loro. In particolare, l’area di lingua ladina del Trentino-AltoAdige, oggetto di indagine del presente lavoro, risulta ideale per studio di questi fenomeni; la gerarchia sopra riportata si riflette particolarmente bene, come vedremo nel corso dell’analisi dei dati (in particolare al par. 3.1.), nel ladino parlato, in cui i segnali discorsivi interazionali risultano mutuati quasi esclusivamente dall’italiano. 2. Area di ricerca, raccolta dati e corpus L’analisi si concentrerà in particolare sul ladino parlato nelle tre valli ladine del Trentino-Alto-Adige, ovvero Val di Fassa (provincia di Trento), Val Badia e Val Gardena (provincia di Bolzano). I repertori delle tre valli sono qualitativamente e quantitativamente differenti; la Ladinia dolomitica, nonostante l’unitarietà geografica conferitale dalla contiguità territoriale delle aree che la compongono, si presenta “tutt’altro che come un’area minoritaria compatta e unanime” (Berruto 2007: 50). Berruto rileva, sulla base dei dati di Dell’Aquila In breve, la funzione interazionale comprende tutti i segnali discorsivi che regolano l’interazione tra parlante e ascoltatore, come i segnali relativi al turno, all’avvenuta ricezione o comprensione del messaggio, alla richiesta di spiegazioni e così via; la funzione metatestuale comprende i segnali discorsivi relativi all’organizzazione del testo, ed è ulteriormente suddivisa in demarcativi (relativi all’articolazione in parti del discorso), focalizzatori e indicatori di riformulazione; infine, la funzione cognitiva comprende i segnali discorsivi relativi all’atteggiamento del parlante nei confronti dell’enunciato (indicatori epistemici, relativi alla soggettività del parlante, e meccanismi di intensità, relativi e ai processi cognitivi in corso) (Bazzanella 1995, 2006, 2011). 2

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/Iannàccaro (2006), come nella Ladinia gardenese e badiotta la presenza del tedesco (e del dialetto sudtirolese) porti “ad un repertorio trilingue e dilalico, coi gradini di un rapporto diglottico H e L entrambi triplicemente occupati [...], mentre nell’area sottosellana si ha un repertorio bilingue e dilalico più semplice” (Berruto 2007: 42). I repertori si configurerebbero dunque come riportato in tabella 1 e tabella 2 (ibidem; si veda Dell’Aquila/Iannàccaro 2006 per una disamina più ampia dei repertori e dei rapporti fra codici): H ITALIANO ladino ________________________________________________ L

italiano

LADINO

veneto/trentino

Tabella 1. Repertorio linguistico della Val di Fassa

H ITALIANO TEDESCO ladino __________________________________________________ L

italiano

LADINO

sudtirolese

Tabella 2. Repertorio linguistico di Val Badia e Val Gardena

Il corpus su cui si basa la presente ricerca è composto da brevi interviste semi-strutturate, consistenti in una traccia di 15 domande relative alle lingue e ai dialetti conosciuti e parlati dall’intervistato, ai suoi atteggiamenti nei confronti del ladino, al futuro della lingua di minoranza e così via. Durante l’intervista, le domande venivano poste in italiano, secondo un ordine variabile determinato dal fluire della conversazione. Le risposte erano richieste sempre in ladino; per verificare che i parlanti non fossero influenzati dalla presenza della ricercatrice italofona, sono state registrate anche tre conversazioni (una per valle) alla presenza di soli parlanti ladinofoni3. Il corpus così raccolto (tabella 3) consiste di 12 ore di registrazione di parlato, prodotto da 20 parlanti uomini e 38 donne di età compresa tra i 19 e gli 86 anni, per un totale di 62.246 parole.

3

I risultati generali della ricerca sono presentati in Fiorentini (2014, 2017).

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Valle

Parlanti

Ore

Parole

Fassa

37

8.5

38.6344

Gardena

12

2.5

13.282

Badia

8

1.5

10.330

Totale

57

12.5

62.246

Tabella 3: Corpus

Come anticipato, i dati raccolti nelle valli ladine saranno in seguito messi a confronto con esempi tratti da un corpus di parlato bilingue (spagnolo/inglese) elicitato a Gibilterra, consistente in circa 22 ore di interviste registrate. Nonostante le due aree siano profondamente diverse per tipo di parlanti e di repertori coinvolti5, si rilevano alcuni aspetti comuni: in particolare, si tratta in entrambi i casi di situazioni di bilinguismo sbilanciato (nel primo caso, lingua nazionale vs lingua di minoranza; nel secondo, lingua ex-coloniale vs lingua indigena). Il confronto con questi dati fornirà un’ulteriore dimostrazione dell’effettiva sensibilità al contatto linguistico dei segnali discorsivi interazionali in generale e, più specificamente, del fenomeno indagato. 3. Analisi dei dati 3.1. I segnali discorsivi italiani nel ladino parlato Abbiamo già sottolineato (par. 1.) come, in situazioni di contatto linguistico, sia possibile ipotizzare una gerarchia implicazionale di prestito tra le diverse funzioni dei segnali discorsivi, che vede in cima la funzione interazionale, seguita da quella metatestuale e in ultimo da quella cognitiva. Per quanto riguarda il ladino parlato, l’implicazionalità della gerarchia emerge in maniera

4 Dato lo sbilanciamento quantitativo tra i dati fassani e quelli gardenesi e badiotti, nel corso dell’analisi ci si soffermerà in particolare sui primi. 5 Nel caso di Gibilterra, l’unica lingua ufficiale è l’inglese, mentre la varietà locale di spagnolo è ampiamente diffusa presso la popolazione; questo porta a un frequente code-switching, perlopiù valutato positivamente dai parlanti, al punto da essere considerato una sorta di “terza lingua” (cfr. Goria 2016).

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Ilaria Fiorentini

particolarmente evidente dal confronto tra le tre valli6; se in Val di Fassa, dove l’italiano è la lingua pragmaticamente dominante7 (Fiorentini 2014, 2016, 2017), il sistema di segnali discorsivi italiani ha quasi totalmente sostituito quello ladino in tutte e tre le sottofunzioni (con una maggiore resistenza della funzione cognitiva; cfr. Fiorentini 2017), i parlanti gardenesi e badiotti, meno esposti al contatto con l’italiano (cfr. Dell’Aquila/Iannàccaro 2006), tendono a utilizzare forme italiane (e talvolta tedesche) quasi esclusivamente8 con funzione interazionale. Si confrontino a tal proposito i seguenti esempi: (1)

1 /VF_04/9

canche i é a scola i se troa che: i volesse: //

‘[i bambini] quando sono a scuola si trovano che vorrebbero’ 2

i volesse magari saer parlar miec no? e allora ogne tant proon ‘vorrebbero magari saper parlare meglio, no? e allora ogni tanto proviamo’

6 Come si vedrà di seguito (par. 2), i repertori delle valli differiscono sia per la presenza del tedesco in Gardena e Badia, sia per un uso dell’italiano più limitato, in domini più ristretti, nelle stesse valli. 7 Con lingua pragmaticamente dominante (pragmatically dominant language) si intende la lingua verso cui il parlante dirige il massimo sforzo mentale nel corso dell’interazione (Matras 2000: 521). 8 Fanno eccezione in particolare i connettivi avversativi ma e però (cfr. Fiorentini 2014); sulla maggiore tendenza delle forme avversative al passaggio da una lingua all’altra si veda in particolare Matras (1998). 9 I parlanti sono indicati con una sigla che riporta la valle di provenienza (VF= Val di Fassa, VB= Val Badia, VG= Val Gardena) e un numero progressivo; /I/ indica sempre l’intervistatrice. Convenzioni di trascrizione adottate: Corsivo Ladino Tondo Italiano : Allungamento vocalico / Pausa di un secondo // Pausa di due o più secondi = Sovrapposizione hh Pausa piena xxx non comprensibile Per la trascrizione degli esempi si è adottato il sistema ortografico del ladino fassano standard del Dizionario Italiano – Ladino Fassano (DILF, AA.VV. 1999) e della Gramatica del ladin fascian (Chiocchetti/Iori 2002).

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(2)

/VB_conv_A/10

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allora mësses t’ chirì n cherstian da chilò spo impares dessigü ‘allora devi trovarti un uomo di qui così impari sicuramente’

Dall’esempio (1), tratto dai dati fassani, si evince come i segnali discorsivi italiani forniscano la struttura del discorso in ogni funzione, da quella interazionale (no?; cfr. infra), a quella metatestuale (allora con valore consecutivo), a quella cognitiva (magari con funzione epistemica). Al contrario, l’esempio (2), tratto dai dati badiotti, mostra come in questo caso solo la funzione interazionale (allora, in posizione iniziale di turno) sia coperta da una forma italiana, laddove quella metatestuale (spo ‘così’ con valore consecutivo) e cognitiva (dessigü ‘sicuramente’, con valore epistemico) sono espresse con forme ladine11. 3.2. Il segnale discorsivo italiano no? nel ladino parlato Nel corso del paragrafo precedente è stato evidenziato come, dall’analisi generale dei dati raccolti, risulti evidente la tendenza dei parlanti ladini a mutuare i segnali discorsivi (d’ora in avanti, SD) dalle lingue di maggioranza del repertorio (in particolare l’italiano, e in misura minore il tedesco; cfr. Fiorentini 2017), soprattutto per quanto riguarda la funzione interazionale. Il presente paragrafo si concentrerà in particolare sul SD italiano no?, posizionato da Bazzanella (1990: 631) in cima all’elenco di SD interazionali dell’italiano. Nell’italiano parlato, no? può fungere da tag question, come richiesta di accordo o di avvenuta ricezione; solitamente si trova all’interno o alla fine dell’enunciato, ed è considerato tra le forme più frequentemente impiegate nella cessione del turno (Bazzanella 1995: 241). Nell’esempio (3) (tratto da Bazzanella 1990: 637), no? ha funzione di richiesta di conferma da parte dell’interlocutore; in (4) (tratto da Ghezzi 2012: 141) a essere richiesto è un generico assenso su quanto affermato:

L’esempio è tratto da una conversazione avvenuta alla presenza di soli ladinofoni (v. par. 2). 11 La questione è naturalmente più complessa; per una disamina più esaustiva dei dati e del trattamento dei segnali discorsivi italiani nelle diverse valli ladine cfr. Fiorentini 2014, 2016, 2017). 10

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(3)

A. Era il lavoro delle (0.3) che avevo fatto sull’altro lavoro, no?= B. = sì, sì.

(4)

in effetti partigiani eh: adesso ‘somma sono: (.) hanno: una certa età (.) come dire (.) e: e vi hanno passato un po’ il testimone no?

In entrambi i casi, si evidenzia l’estrema intersoggettività di no?, che da un lato presuppone un “agreement of shared knowledge” (Bazzanella 1990: 640; cfr. esempio 4), mentre dall’altro richiede esplicitamente una reazione dell’interlocutore (cfr. esempio 3). Ghezzi (2012) parla in questo caso (così come anche per capisci?) di “responsive intersubjectivity”, poiché si presuppone l’elicitazione di “a behaviour or speech act by the hearer, thereby aiding cooperation or discourse continuity and coherence” (Ghezzi 2012: 95). In generale, inoltre, le tag questions (tra cui no?) possono modificare il modo in cui l’enunciato si relaziona con “presuppositions, expectations, and attitudes of speaker and hearer” (Kimps/Davidse/Cornillie 2014: 2), facendo riferimento in questo senso non solo alle conoscenze del parlante, ma anche a “what can be taken to be an addressee’s state of knowledge” (Downing 2001: 251). Per quanto riguarda il ladino parlato, no? risulta presente in tutte e tre le valli indagate, e in tutti i casi è il SD interazionale più frequente in assoluto. In particolare, nei dati di ladino fassano (in cui si riscontrano anche alcune occorrenze del corrispettivo ladino noe, cfr. infra) si contano 129 occorrenze su 572 totali di SD interazionali; no? arriva dunque a coprire il 22,55% delle occorrenze, seguito da ma/mah e, in misura molto minore, dalle interiezioni ah ed eh, come si evince dalla tabella 4, in cui riportiamo i SD interazionali più frequenti:

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Forma

%

Occorrenze

no?

22,55

129

ma/mah

16,78

96

ah

11,53

66

eh (?)

9,44

54



7,16

41

beh

6,46

37

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Segnali discorsivi e contatto linguistico

241

allora

4,54

26

mh mh

3,49

20

ei

3,32

19

na

2,44

14

okay

1,92

11

noe?

1,04

6

aspetta

0,87

5

esatto

0,69

4

Tabella 4: I SD interazionali nei dati di ladino fassano parlato

Nei dati fassani, no? può comparire sia con funzione di richiesta di accordo e/o conferma, “per verificare la corretta ricezione dell’enunciato da parte dell’interlocutore” (Bazzanella 1994: 155; cfr. anche Ghezzi 2012: 95), sia con funzione fàtica di richiesta di attenzione e comprensione (Poggi 1995: 425). Non rappresenta necessariamente una cessione di turno, poiché compare prevalentemente all’interno del turno del parlante (es. 5, riga 3 e 4), in posizione parentetica, sebbene possa situarsi anche in posizione finale (es. 6, riga 3; in quest’ultimo caso, prevale la sollecitazione dell’accordo rispetto alla verifica della ricezione, che porta a una reazione dell’interlocutore, riga 4): (5)

1 /VF_24/ 2 3 4 5

(6)

1 /VF_26/ 2 /I/

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i copaa duc chei che no la pissaa / ‘uccidevano tutti quelli che non la pensavano’ desche: descheche che la peissa: / ‘come la pensano’ ic no? / ‘loro no?’ i copaa e bon no? / ‘li ammazzavano e basta no?’ e canche l’é ruà a ancona con chest [...] ‘e quando è arrivato ad Ancona con questo...’ iò peisse che l talian i lo empara a scola ‘io penso che l’italiano lo imparano a scuola’ mh mh mh infatti

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242

Ilaria Fiorentini

3 /VF_26/ 4 /I/

la scola l’é aposta per ensegnar dalvers no? ‘la scuola esiste apposta per insegnarlo bene no?’ mh mh

Spesso, no? è iterato più volte all’interno dello stesso turno. Nell’esempio (7), il parlante lo impiega per rimarcare ogni ulteriore argomento portato a sostegno dell’affermazione principale (riga 1). Solo alla riga 5 l’interlocutore dà un effettivo segnale di conferma12, che a sua volta si sovrappone con un’ulteriore marca di accordo da parte del parlante, l’italiano ecco, solitamente impiegato per sottolineare un elemento (Bazzanella 2011), con funzioni interazionali e argomentative (De Cesare 2010): (7)

1 /VF_27/ 2 3 4 5 6 /I/

gé spere che la jent la perle ladin no?/ ‘io spero che la gente parla ladino no?’ ence perché i fascegn/ ‘anche perché i fassani’ hh // i à n’economia segura no? ‘hanno un’economia sicura no?’ perché chiò vegn la jent no? ecco= ‘perché qui viene la gente13 no? ecco’ =mh mh

Com’è evidente dagli esempi precedenti, no? può sovente entrare a far parte di strutture argomentative; si vedano in particolare gli esempi (6) e (7), nei quali no? co-occorre con SD argomentativi come perché (esempio 7, riga 5) o con espressioni relative alla soggettività del parlante come peisse ‘penso’ (esempio 6, riga 1). In questo caso, nuovamente, no? tende a non situarsi a fine turno (cfr. Bazzanella 1995: 241), ma all’interno, marcando il progredire dell’argomentazione e richiedendo nel contempo l’accordo dell’interlocutore. In (8), nonostante l’interlocutore si inserisca (riga 3) con un segnale di feedback (mh mh), no? (riga 2) risulta comunque incassato tra due segmenti, inserito al termine di un inciso che interrompe la continuità sintattica e che costituisce l’argomentazione della parlante.

12 Va sottolineato come la prosodia delle tre istanze di no? da parte del parlante rimanga invariata. 13 Con ‘gente’ ci si riferisce in questo caso specifico ai turisti.

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(8)

1 /VF_15/ 2 3 /I/ 4 /VF_15/

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chesta chiò del zenter de: de fascia / ‘questa qui del centro di Fassa’ fosc proprio percheche la è defenuda no? / ‘forse proprio perché è difesa, no?’ mh mh l’é mingol un’isola felice ‘è un po’ un’isola felice’

Infine, va rilevato come, nel fassano parlato, no? sembri aver sostituito il corrispettivo ladino noe? (cfr. DILF, AA.VV. 1999), presente nel corpus con soltanto 6 occorrenze, tutte prodotte da un unico parlante, VF_26, nel corso della telefonata da lui ricevuta durante la registrazione dell’intervista. È interessante notare come lo stesso parlante impieghi regolarmente no? durante il resto dell’interazione (cfr. es. 6), nonché durante la stessa telefonata, con le funzioni che abbiamo individuato negli esempi precedenti. Com’è evidente dall’esempio (9), gli usi di noe? differiscono da quelli di no?, poiché non richiedono l’avvenuta comprensione o l’accordo, quanto piuttosto sollecitano una risposta da parte dell’interlocutore a una domanda specifica del parlante, e sono parafrasabili in questo senso con ‘va bene?’, ‘okay?’: (9)

/VF_26/

fame n chiam che no l me desmentie che m’é vegnù te l ciaf xxx olà noe? ‘fammi una chiamata [così] che non me lo dimentico, che mi è venuto in mente [incomprensibile] dove, va bene?’

Si può dunque ipotizzare che l’italiano no? abbia sostituito il corrispettivo ladino, assumendone pressoché in toto le funzioni; gli ambiti d’uso di noe? si sono di conseguenza ridotti, e la forma risulta specializzata nell’unica funzione rilevata nell’esempio precedente (funzione da cui, va sottolineato, no? è escluso). Per quanto riguarda i dati badiotti e gardenesi, si rileva relativamente a no? una situazione molto simile a quanto visto per il ladino fassano. In particolare, nei dati badiotti no? risulta la più frequente tra le forme italiane (12 occorrenze su 24 totali di SD interazionali; es. 10, righe 6 e 7):

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Ilaria Fiorentini

(10) 1 /I/ 2 3 /VB_07/ 4 5 6 7

e quando ti capita quindi di parlare le altre lingue / cioè di parlare italiano e tedesco durante il giorno? hh: al laûr / ‘al lavoro’ chël ô dì / ‘vale a dire’ sći à contatti / ‘se ho contatti’ telefonici no? cun valgügn / ‘telefonici no? con qualcuno’ o: dailò baii no? ‘oppure... in quel caso parlo no?’

Per quanto invece i dati gardenesi, no? risulta frequente in particolare nella conversazione tra soli ladinofoni14, nella quale no? (18 occorrenze) copre la quasi totalità dei SD italiani (21 occorrenze)15. In (11), è interessante notare come no? sia inserito (riga 1) dopo il general extender o nscila ‘o cose così’ (cfr. Overstreet 1999 e, più specificamente, Fiorentini & Sansò 2016 per un’analisi del fenomeno in ladino). In questo caso, il general extender indica l’esistenza di alternative rispetto agli elementi espressi, allo stesso tempo denotando che si tratta di un’approssimazione (si noti anche la presenza della marca epistemica magari); in tal senso, no? serve al parlante per verificare l’avvenuta comprensione da parte dell’interlocutore della conoscenza condivisa cui si sta facendo riferimento: (11) 1 /VG_Conv_A/ tlo a Urtijëi sta ënghe n grum de ehm l΄omes che vën magari dal Südtirol nzaul n tel luech o nscila no? // ‘lì a Ortisei ci sono anche molti uomini che vengono magari dall’Alto Adige da qualche parte o cose così no?’ 2 y te Sëlva ie n grum de carabinieri / ‘e a Selva ci sono molti carabinieri’

Pur nella generale scarsità di SD interazionali (sia italiani sia ladini16), dunque, l’elevata frequenza di no?, che risulta, anche nel caso di gardenese e badiotto, il segnale discorsivo più attestato in assoluto, testimonia in maniera 14 15 16

Nelle interviste in questo caso i SD interazionali risultano particolarmente scarsi. Sono presenti anche 3 occorrenze di ma dai. Imputabile probabilmente anche alla minore quantità di dati raccolti in queste due valli.

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significativa la maggiore sensibilità delle forme interazionali al contatto e la loro maggiore propensione, in tali situazioni, al passaggio da una lingua all’altra. Una simile situazione si verifica anche nei dati di parlato bilingue raccolti a Gibilterra, come sarà descritto nel prossimo paragrafo. 3.3. Confronto con il segnale discorsivo spagnolo no? a Gibilterra In spagnolo, no? (“enfocador de la alteridad”; cfr. Martín Zorraquino/Portolés Lázaro 1999; Moyer 2000) possiede valori e funzioni paragonabili a quelli che abbiamo visto per il suo corrispettivo italiano. Nello specifico del repertorio dei parlanti di Gibilterra, non si rilevano forme inglesi equivalenti in competizione; no? compare con frequenza nel discorso bilingue, prevalentemente con funzioni interazionali, come in (12), in cui rappresenta una “yesno request” (Moyer 2000), e in (13), con valore di “information checking” (Moyer 2000): (12) yeah but rapidly you settled down and you’re coping okay no? / with everything (13) había tráfico de electrónica de gibertá pa’ fuera // in those days // xxx // ya no / ya it’s changed // now it’s pretty better to get it over there no?

È interessante rilevare come, nei dati di Gibilterra, la gamma di funzioni di no? sia ampliata rispetto al discorso monolingue, assumendo in alcuni casi funzioni “monologiche” riscontrabili nelle question tags dell’inglese (cfr. Algeo 1998, 2006), ma generalmente assenti in contesti non bilingui. In questi casi, si noti (esempi 14 e 15), no? serve anche all’enfatizzazione del messaggio: (14) with all the influences / to’ las cosa’ que pasan / and these people xxx // I wouldn’t go anywhere else to live really no? (15) a vece’ me sale la - el nombre en inglé a vece en e’pañó a vece en llanito // and it just / goes / I don’t even think twice about it no?

Va dunque rilevata in questo contesto l’inserzione di segnali discorsivi spagnoli, e di no? in particolare, nel discorso bilingue, tendente all’obbligatorietà

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Ilaria Fiorentini

(cfr. Goria 2016); ciò porta, similmente alla situazione ladina, alla sostituzione parziale del sistema dei SD inglesi, con possibili ampliamenti dei contesti e delle funzioni. Conclusioni L’analisi ha approfondito la presenza di no? in una specifica situazione di contatto linguistico, quella del ladino delle valli dolomitiche, in cui risulta, in un corpus di dati di parlato, il segnale discorsivo più frequente in assoluto. Il paragone con una situazione di bilinguismo analoga, pur con alcune differenze (cfr. par. 2), ha permesso di evidenziare come in entrambi i casi il comportamento di no? (in un caso segnale discorsivo italiano, nell’altro spagnolo) sia pressoché lo stesso. Nello specifico della situazione ladina, la specializzazione delle diverse lingue nelle diverse funzioni (che presuppone una perdita di libertà dei parlanti nella scelta delle forme) e la conseguente creazione di un sistema di segnali discorsivi che non corrisponde a nessuna delle lingue di partenza permettono di ipotizzare, almeno nel caso della Val di Fassa, una emergent bilingual grammar (cfr. Maschler 1994, 1997, 2000). Nel caso specifico, questa “grammatica” contrasta il livello pragmatico-discorsivo con quello semantico, separando il discorso dai segnali discorsivi che lo strutturano (Maschler 1997: 309). Si può in definitiva dunque ipotizzare, data la specializzazione delle forme (che presuppone una perdita di libertà dei parlanti nella scelta delle stesse), un movimento verso un fused lect nel senso di Auer (1999); in questo senso, risulta particolarmente significativa anche la riduzione di funzioni di noe?, corrispettivo fassano di no?, proprio a vantaggio di quest’ultima forma. Nel caso delle varietà gardenesi e badiotte, va rilevato come una diversa situazione di contatto e una differente strutturazione del repertorio, che vede il ladino più presente in tutti gli ambiti della comunicazione, portino al verificarsi del transfer solo per i SD interazionali; nondimeno, no? risulta nuovamente il segnale discorsivo più attestato, a ulteriore evidenza della sensibilità della forma al contatto linguistico. Allo stesso modo, la situazione di Gibilterra (in cui, si noti, è la varietà sociolinguisticamente più debole, lo spagnolo, a fornire i segnali alla lingua di maggiore prestigio, l’inglese), la presenza e la diffusione di no?. testimoniano ulteriormente, in una situazione piuttosto differente, la maggiore esposizione dei segnali discorsivi con funzione interazionale

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al contatto linguistico. In entrambi i casi, infine, si si può osservare come no? abbia sostituito il corrispettivo ladino e inglese, assumendone totalmente o parzialmente le funzioni. Bibliografia AA.VV. (1999): DILF. Dizionario italiano - ladino fassano/Dizionèr talian – ladin fascian. Vigo di Fassa/Vich: Istitut Cultural Ladin “Majon di Fascegn”. A , John (1998): “The tag question in British English. It’s different, i’n’it?”, in: English-world-wide 9(2), 171-191. — (2006): British or American English. A Handbook of Word and Grammar Patterns. Cambridge: Cambridge University Press. B , Carla (1990): “Phatic connectives as interactional cues in contemporary spoken Italian”, in: Journal of Pragmatics 13, 629-647 — (1994): Le facce del parlare. Roma: La Nuova Italia Scientifica. — (1995): “I segnali discorsivi”, in: Renzi, Lorenzo/Salvi, Giampaolo/Cardinaletti, Anna (a cura di): Grande grammatica italiana di consultazione. Bologna: Il Mulino, vol. 3, 225-257. — (2006): “Discourse Markers in Italian: towards a ‘compositional’ meaning”, in: Fischer, Kerstin (eds.): Approaches to Discourse Particles. Amsterdam: Elsevier, 449-464. — (2011): “Segnali discorsivi”, in: Enciclopedia dell’italiano. Roma: Istituto della Enciclopedia italiana Giovanni Treccani [disponibile online: ]. B , Monica (1984): “Connettivi testuali in italiano e pianificazione del discorso”, in: Coveri, Lorenzo (eds.): Linguistica testuale. Roma: Bulzoni, 237-254. B , Gaetano (1987): Sociolinguistica dell’italiano contemporaneo. Roma: Carocci. — (2007): “Situazioni sociolinguistiche e tutela delle lingue minoritarie. Considerazioni alla luce della Survey Ladins”, in: Mondo Ladino 31, 37-63. B , Jill (1987): “Particles borrowed from Spanish as discourse markers in Mayan languages”, in: Anthropological Linguistics 29, 507-532. C , Nadia/I , Vigilio (2002): Gramatica del ladin fascian. Vigo di Fassa/ Vich: Istitut Cultural Ladin “Majon di Fascegn”. D N , Silvia (2005): “Lingue in contatto: il caso speciale dei segnali discorsivi”, in: Banti, Giorgio/Marra, Antonietta/Vineis, Edoardo (eds.): Atti del 4° congresso di studi dell’Associazione Italiana di Linguistica Applicata (Modena, 1920 febbraio 2004). Perugia: Guerra, 73-88. D N , Silvia/F , Ilaria (2014): “Reformulation in bilingual speech: Italian cioè in German and Ladin”, in: Journal of Pragmatics 74, 94-108.

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Ilaria Fiorentini

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MARCADORES DISCURSIVOS, ESTRUCTURAS DISCURSIVAS Y TRADICIONES DEL HABLA: EL CASO DE PUES EN LAS CARTAS MARRUECAS DE CADALSO Angela Schrott Universität Kassel

Introducción En géneros textuales distintos, los marcadores discursivos se utilizan con frecuencias diferentes y con perfiles de función diferentes. La presente contribución pretende hacer un análisis lingüístico-filológico del uso de un marcador discursivo ejemplar, pues, en las Cartas marruecas de Cadalso con el objetivo de discutir la hipótesis de que en ellas los marcadores discursivos son un elemento constitutivo de las tradiciones discursivas presentes en la obra. Además, se pretende mostrar que estos marcadores discursivos funcionan como estrategias de argumentación y que en las cartas cadalsianas se usan para producir un efecto de dialogicidad o de oralidad fingida. Puesto que la cuestión principal está enfocada en una obra literaria y sus tradiciones, la pregunta fundamental de cómo el uso de un marcador discursivo está relacionado con las tradiciones discursivas presentes en un texto literario, es de suma importancia en este análisis. 1. Tradiciones discursivas y marcadores discursivos Al analizar los marcadores discursivos ligados a un género literario determinado, es decisivo mostrar de qué manera están interrelacionados el saber idiomático y el género literario, y cómo el marcador es incorporado a otras estrategias características del texto. Como marco y fundamento sistémicofuncional para estas reflexiones recurro al modelo de las estructuras generales del lenguaje y de la competencia lingüística de Eugenio Coseriu.

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Angela Schrott

Punto de partida es la conocida definición del hablar de Coseriu como actividad humana universal que siempre es realizada en una lengua histórica particular y que tiene lugar en una situación concreta en la que los hablantes actúan como individuos (Coseriu 1988: 70). De estas características resultan tres tipos de reglas y tradiciones. En el plano universal se localizan las reglas y los principios generales-universales del hablar que son válidos para todas las lenguas y culturas. El plano histórico de la lengua particular comprende las tradiciones idiomáticas que posibilitan dominar lenguas determinadas. Finalmente, al tercer plano individual de los discursos y textos pertenecen las tradiciones discursivas que son un saber histórico-cultural y que sirven como guía a los hablantes cuando han de elegir determinadas estructuras de su repertorio lingüístico para superar con éxito la tarea comunicativa en cuestión1. Por ende, las tradiciones discursivas son un saber cultural que sirve como regulans para el hablar. Los hablantes siguen las normas culturales retenidas en las tradiciones discursivas cuando escogen ciertas esctructuras del repertorio lingüístico para formar un enunciado (oral o escrito). Así pues, las tradiciones discursivas son el regulans cultural para los recursos de la lengua particular en función de regulatum2. Las tradiciones idiomáticas como regulatum y las tradiciones discursivas como regulans constituyen las dos tradicionalidades históricas del hablar. Para el análisis, interpretamos este sistema de la competencia lingüística como modelo de la pragmalingüística. Como es sabido, la pragmalingüística considera la lengua como una actividad cultural y social. Este enfoque de la pragmalingüística se parece mucho al modelo de Coseriu, que también entiende el habla como actividad (energeia). Esta coincidencia permite una interpretación pragmática del sistema coseriano. El esquema que sigue reproduce un aspecto parcial de este modelo, a saber, los tres tipos de saber que sirven como base para la definición de tres campos y tres perspectivas de la pragmalingüística3:

1 Coseriu 1988: 95-96, 121-125. Acerca del concepto de las tradiciones discursivas en la filología románica véase Koch 1997: 45-47 y 2008: 53-55, Lebsanft 2005: 30-33 y 2015: 98-106, Loureda Lamas 2007: 32-34, Wilhelm 2011: 125-130, Kabatek 2011: 98-100 y 2015: 50-51, Schrott 2014: 8-9 y 2015a: 120-122. 2 Con respecto a la distinción entre regulans y regulatum véase Koch 2005: 231-232. 3 Con referencia a la competencia lingüística coseriana como base para una sistematización de la pragmalingüística cf. Schrott 2014: 9-13, 2015a: 120-125 y 2017: 36-38.

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Marcadores discursivos, estructuras discursivas y tradiciones del habla

(1) saberes

reglas y principios universales

tradiciones idiomáticas regulatum

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tradiciones discursivas regulans

tradicionalidades históricas (2) campos de la pragmática

pragmática universal

pragmática idiomática

pragmática discursiva

(3) perspectivas

perspectiva universal

perspectiva idiomática

perspectiva discursiva y cultural

perspectivas históricas

Tabla 1: Campos y perspectivas de la pragmalingüística

La pragmática general y universal se dedica principalmente a las reglas generales del habla y con esto corresponde a enfoques tempranos de la pragmalingüística que pretendían establecer reglas universales de cooperación o hacer clasificaciones de actos de habla con validez general. Por lo tanto, estas líneas se vinculan con investigaciones en la línea de Searle (1969) y Grice (1989 [1975]). La pragmática idiomática investiga sobre todo los perfiles funcionales de estructuras lingüísticas de lenguas particulares; se concentra primordialmente en lenguas individuales y en los perfiles semántico-pragmáticos que puedan tener determinados recursos lingüísticos del español o alemán, por ejemplo. Por ende, la pragmática discursiva dirige su atención hacia las tradiciones culturales del habla e investiga las tradiciones discursivas y los tipos de texto desde una perspectiva histórica. Puesto que las tradiciones discursivas no están sujetas a fronteras lingüísticas y pueden aplicarse a varias lenguas, la pragmática discursiva en la mayoría de los casos no se restringe a una lengua determinada, sino que a menudo analiza cómo tradiciones discursivas particulares traspasan de una lengua a la otra y, en cierto modo, son realizadas con material lingüístico distinto. Los tres campos incluyen a su vez tres perspectivas distintas. La pragmática universal contempla el habla humana desde una perspectiva universal y se diferencia de las dos perspectivas ligadas a la historia, en cuyo centro de atención se hallan, o bien las tradiciones idiomáticas, o bien las tradiciones discursivas. El punto de partida de mi análisis es que los perfiles funcionales de los marcadores discursivos pueden describirse de forma exhaustiva utilizando como boceto los tres saberes, campos y perspectivas de nuestro modelo pragmalingüístico basado en el sistema de Coseriu.

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En el campo de la pragmática universal, las reglas y los principios comprenden las capacidades fundamentales semióticas y cognitivas. La estructuración del discurso forma parte de la coherencia del habla y, en este sentido, el uso de los marcadores como pues se desprende del principio universal de la cooperación y de la máxima de la relevancia o de la modalidad (Grice 1989 [1975]). En mi análisis, las reglas y principios universales constituyen el trasfondo del estudio, ya que se trata de textos concretos, anclados históricamente en lenguas y culturas específicas. Por esto, son las tradiciones idiomáticas y las tradiciones discursivas las que se sitúan en un primer plano. El uso de los marcadores discursivos resulta de la interacción de las dos tradicionalidades del hablar. Los marcadores discursivos son parte del léxico de una lengua, en este caso —analizaremos las Cartas marruecas de Cadalso— del léxico del español del siglo . Cuando describimos el perfil semántico-pragmático de los marcadores, describimos un marcador discursivo como tradición idiomática. Consideraciones acerca de la evolución diacrónica de los marcadores discursivos o de su polifuncionalidad forman parte de la pragmática idiomática. En el campo de la pragmática discursiva y cultural se analizan los marcadores discursivos en un texto determinado, por consiguiente ya no nos movemos en el terreno de las tradiciones idiomáticas, sino en el nivel de la pragmática discursiva. En el nivel de los textos, los marcadores discursivos, que modelan textos, tienen funciones estrechamente relacionadas a la constitución de los textos y a los actos de habla que los textos transmiten4. Las tradiciones discursivas, que guían la organización y la modelación de un texto, realizan esta tarea comunicativa en gran medida a través de los marcadores discursivos que son escogidos del repertorio de las lenguas particulares. Por esta razón, cuando se trata de marcadores discursivos, es necesario averiguar qué tipo de tradiciones discursivas rigen un texto y cómo interactúan marcadores y tradiciones discursivos.

4 Acerca de los parámetros de la investigación histórica de los marcadores discursivos como parte de la pragmática histórica en general cf. Pons Rodríguez 2010; con respecto a la dependencia de los marcadores discursivos del tipo de texto cf. Domínguez García 2010.

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Marcadores discursivos, estructuras discursivas y tradiciones del habla

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2. El marcador discursivo pues en las Cartas marruecas 2.1. El perfil semántico-pragmático de pues Este análisis se dedica a la compleja cuestión de la interacción entre tradiciones discursivas y marcadores discursivos utilizando el ejemplo de pues. Hay dos razones decisivas para tal planteamiento. Por un lado, parece apropiado un análisis cualitativo que une parámetros lingüísticos y culturalmente específicos, cumpliendo así con la constelación cultural concreta del texto. Por otro, pues es un marcador frecuente y central para la estructuración discursiva que, también en el marco de un análisis de un texto particular, promete resultados significativos. Sobre el marcador pues ya ha corrido mucha tinta, por lo tanto no quiero llevar agua al mar, sino que me limitaré a esbozar mi concepto de marcador discursivo basándome en la investigación actual y a describir las funciones de pues que son relevantes para la evaluación del presente corpus. Como marcador discursivo, pues estructura y separa unidades de habla5. En esta función, pues es caracterizado por una semántica procedural e inferencial que organiza y estructura el discurso en diferentes niveles, como por ejemplo la estructura informacional, los actos de habla y las unidades comunicativas de un género textual6. Como marcador discursivo, pues guía las inferencias que se realizan en la comunicación oral o escrita y confiere al texto o discurso una estructura argumentativa y comunicativa, que puede caracterizar tanto micro como macroestructuras7. Por esta actividad en diferentes niveles, pues se caracteriza por su polifuncionalidad, y eso no solo con respecto a sus distintas funciones en el plano de la lengua, sino también con respecto al fenómeno de surtir efecto en varios niveles a la vez a la hora de su utilización. Esto implica que pues Acerca del estado de investigación de marcadores discursivos en el contexto de la lingüística textual y del pragmatic turn cf. la descripción detallada de Loureda Lamas/Acín Villa 2010a: 7-59, las contribuciones representativas para la investigación en Loureda Lamas/Acín Villa (2010b), la reseña acerca de esta obra de referencia, Schrott 2016, así como Dostie/Pusch 2007: 3-6, Portolés Lázaro 2001: 25-26, 27-32, Aschenberg/Loureda Lamas 2011: 12-14 y Briz Gómez 2011: 79, 83-86. 6 Resúmenes sobre la gama de funciones de pues se encuentran en Portolés Lázaro 1989: 126, 129-133 y 2001: 55, 128-130, Serrano 2001: 111-112, Vázquez Carranza 2013: 285-286, Martín Zorraquino/Portolés Lázaro 1999: 4057, 4072-4080. 7 Portolés Lázaro 2010: 281-332, especialmente la sección 308-313, Martín Zorraquino/ Portolés Lázaro 1999: 4057. 5

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a menudo tiene una doble función, como conector en el nivel proposicional y como marcador del discurso en el nivel de los actos de habla, encontrándose siempre una función en un primer plano y la otra en un segundo plano8. El perfil de pues como marcador discursivo en el español contemporáneo contiene como función central el pues comentador que introduce un comentario anafórico y establece una estructura discursiva del tipo “tópico/precomentario pues comentario” que puede desempeñar distintas funciones comunicativas, como la conexión entre dos temas, la continuación temática o la introducción de un subtema9. En el caso de la continuación temática, pues sirve como enlace que da continuidad al discurso, es decir que pues prosigue el discurso y ofrece al mismo tiempo información nueva, de manera que pues realiza al mismo tiempo una continuación y una transición. Como marcador de una continuación o transición temática, pues tiene, en determinados contextos, un potencial dialógico o bien polifónico y, por eso, se usa muchas veces como una marca conversacional para recrear en cierta medida la oralidad y la vivacidad de un diálogo10. Este potencial se explica por el hecho de que, como marcador del discurso, pues tiene su origen en la oralidad. Este origen, por un lado, lo documentan los análisis de obras en su mayoría literarias en Iglesias Recuero (2000) que demuestran que pues es capaz de crear dialogicidad y oralidad a través de este potencial interactivo11. Por otro, hay que mencionar el estudio de Gutiérrez Maté/Fernandez Bernaldo de Quirós (2010) que analiza el uso de pues en la documentación judicial hispánica de los siglos y . En fragmentos orales citados en la documentación, pues tiene una función polifónica actualizando otro enunciado anterior que proviene de un enunciador distinto (2010: 78). Además, tiene una función continuativa cuando sirve como un enlace

Loureda Lamas/Acín Villa 2010a: 23-25; Maaß/Schrott 2010: 20-22. Martín Zorraquino/Portolés Lázaro 1999: 4057-4059, acerca de la semántica de marcadores del discurso cf. 4072-4080. 10 Acerca de pues como marcador discursivo cf. Gerecht 1987: 74-79, Portolés Lázaro 1989: 133 y 2001: 55, 128-130, Martín Zorraquino/Portolés Lázaro 1999: 4083-4084, 40994100. Wieland 2010: 79-84 ofrece una sinopsis sobre pues en el español contemporáneo. Con respecto al uso dialógico y la marcación del turno cf. Serrano 1997: 277-278, 283 y 2001: 102, Vásquez Carranza 2013: 286, 304-305 sobre pues como “marcador secuencial” desde la perspectiva del análisis de la conversación. 11 Iglesias Recuero 2000: 213-215, 290-291. 8 9

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que confiere continuidad al discurso. Un subtipo de esta función marca la argumentación dialógica, muchas veces con una semántica opositiva12. En suma, pues sirve para destacar información importante proporcionada en la conclusión de una argumentación anterior; a menudo, puede incluir una contradicción de un enunciado o de un pensamiento anterior. Esta semántica de la oposición hace de pues un marcador polifónico con un alto valor dialógico que tiene una gran afinidad para ser utilizado en diálogos o en textos que simulan un diálogo con el lector13. 2.2. El marcador discursivo pues en las Cartas marruecas Las Cartas marruecas (1774-1789), escritas por José Cadalso, forman parte de la tradición europea de la novela epistolar de ficción. Las cartas de tres escribientes ficticios reproducen maneras de ver la sociedad española desde perspectivas diferentes creando así “una amplia perspectiva multivocal” (Dale 2003: 61). En cierto modo, las cartas son fragmentos de la realidad y exigen un lector activo que reconozca ambigüedades y sepa comprender y reconstruir jerarquías y estructuras14. La novela se compone exclusivamente de cartas de tres escribientes amigos que siguen el género textual de la carta privada. Las cartas privadas tienen la intención de facilitar un diálogo entre interlocutores que se conocen, unidos por amistad en un espacio privado más allá de distancias temporales y espaciales15. El ideal antiguo de la carta privada como conversación entre amigos ausentes en la tradición de Cicerón (Epistulae ad familiares) vuelve a revivir en el renacimiento, y el siglo constituye el punto culminante de las cartas privadas, concebidas como una conversación entre personas ausentes y que llevan la impronta de la oralidad además de

Gutiérrez Maté/Fernandez Bernaldo de Quirós 2010: 80, 82. Gutiérrez Maté/Fernandez Bernaldo de Quirós 2010: 83, 85. Acerca del desarrollo histórico de pues desde su origen latino cf. Wieland 2010: 75-79. 14 Dale 2003: 58-59, 63, von Tschilschke 2009: 317. Sobre la obra de Cadalso en el contexto de la Ilustración cf. Witthaus 2012. 15 von Tschilschke 2009: 317-319. Los artículos bajo la entrada “Brief” (= carta) en el Historischen Wörterbuch der Rhetorik (ed. Ueding) ofrecen una sinopsis exhaustiva con respecto a las tradiciones y normas de la carta (privada) como diálogo con un interlocutor ausente. Acerca de la carta como práctica comunicativa cf. además el número especial Letter Writing del Journal of Historical Pragmatics, Nevalainen/Tanskanen (eds.) 2004, y Schrott 2015b. 12 13

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simplicidad, naturalidad, espontaneidad16. La carta privada se caracteriza por un estilo familiar, breve, amistoso; debe ser como una conversación entre personas ausentes. Por eso, las cartas privadas contienen, en su mayoría, muchos rasgos típicos del diálogo y del lenguaje de la inmediatez. En la cultura epistolar, las cartas privadas se suelen interpretar, desde la Antigüedad, como la continuación de una conversación entre amigos mediante la escritura y el arte epistolar. El ideal de la carta es un estilo natural que evoca sin artificialidad la conversación entre amigos. Un prerrequisito importante para la creación de proximidad e intimidad es que la carta evoque inmediatez comunicativa, lo que se consigue a menudo a través de recursos estilísticos de la oralidad y procedimientos dialógicos; por ejemplo, dirigirse de forma directa al destinatario. En las cartas los escribientes quieren recrear vivacidad y de este modo manifestarse como individuos. Evidentemente, el grado de inmediatez comunicativa y los medios con los que esta se señala dependen de forma decisiva de la formación del escribiente, de las tradiciones históricas del arte epistolar y del grado de intimidad entre escribiente y destinatario. En el caso de las Cartas marruecas, los escribientes ficticios de las cartas —sobre todo Gazel, el autor de la mayoría de las cartas— son personas cultas que en sus textos, además, quieren presentarse como observadores meticulosos y perspicaces. Por esta razón, a pesar de su privacidad, las cartas son de una inmediatez comunicativa culta y educada que predestina las Cartas a ser la base textual para un análisis del marcador del discurso pues en su función dialógica17. A esto se suma que las Cartas marruecas contienen en gran medida patrones lingüísticos que son muy característicos de las convenciones culturales y retóricas de la época de su creación y por eso constituyen un objeto fértil para análisis lingüísticos (Glendinning 1971: 52-53). La adaptación de estrategias de la lengua de la inmediatez y de la dialogicidad hace plausible una afinidad hacia la utilización de marcadores discursivos, los que confieren al texto un carácter dialógico y un estilo oral. No obstante, la evaluación del texto no confirma esta hipótesis. En la versión digital de las Cartas marruecas obtenemos un total de 26 incidencias para la presencia de pues. De estas incidencias, 21 casos funcionan como conector temporal, causal o argumentativo de premisa-conclusión a nivel semántico-proposicional. En el texto completo solo se encuentran cinco casos en los que pues es usado 16 Gil 2011: 130, 133, 136, 142-143 también relaciona el estilo oral de las cartas con el surgimiento de la prensa en esa época. 17 Gutiérrez Maté/Fernandez Bernaldo de Quirós 2010: 75-85.

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como marcador discursivo, o bien, en los que, en la polifuncionalidad de pues, domina claramente el valor como marcador discursivo sobre el de conector consecutivo18. En lo que sigue, estos pocos casos serán sometidos a un análisis lingüístico-filológico. Dos ejemplos se encuentran en un segmento de la Carta VI, en la que Gazel escribe a Ben-Beley y la que trata del estado de las ciencias en España y de su amigo español Nuño que, a falta de mecenas ricos y poderosos, le dedica su obra a un simple aguador llamado Domingo. El siguiente extracto es una cita de la “Dedicatoria a Domingo de Domingos, aguador de la fuente del Ave María”, que Gazel cita en su carta19: Buen Domingo, arquea las cejas; ponte grave; tose; escupe; gargajea; toma un polvo con gravedad; bosteza con estrépito; tiéndete sobre este banco; empieza a roncar, y admite esta mi muy humilde, muy sincera y muy justa dedicatoria. ¿Qué? ¿te ríes y me dices que eres un pobre aguador, tonto, plebeyo y, por tanto, sujeto poco apto para proteger obras y autores? Pues qué ¿te parece que para ser un mecenas es preciso ser noble, rico y sabio? Mira, buen Domingo, a falta de otros tú eres excelente. ¿Quién me quitará que te llame, si quiero, más noble que Eneas, más guerrero que Alejandro, más rico que Creso, más hermoso que Narciso, más sabio que los siete de Grecia, y todos los máses que me vengan a la pluma? Nadie me lo puede impedir, sino la verdad; y esta, has de saber que no ata las manos a los escritores, antes suelen ellos atárselas a ella, y cortarla las piernas, y sacarla los ojos, y taparla la boca. Admite, pues, este obsequio literario: sepa la posteridad que Domingo de Domingos, de inmemorial genealogía, aguador de las más famosas fuentes de Madrid, ha sido, es y será el único patrón, protector y favorecedor de esta obra (Cartas marruecas, Carta VI, p. 169).

En este fragmento del texto, Nuño, como autor, se dirige a Domingo, a quien ha escogido como mecenas. Debido al género textual de la dedicatoria se da un contexto dialógico, el cual, sin embargo, tiene un segundo plano irónico, ya que es cuestionable que el aguador, quien posiblemente sea una ficción, jamás lea o comprenda la dedicatoria. No obstante, sí se produce una situación dialógica, puesto que Domingo formalmente sirve como destinatario y, con esto, como representante de otros posibles lectores de la dedicatoria, a los que Nuño se dirige de manera indirecta con sus explicaciones sobre el mecenazgo y el menosprecio hacia las ciencias. Del género textual y del entorno 18 Acerca de la polifuncionalidad de los marcadores discursivos y de la copresencia de funciones cf. Loureda Lamas/Acín Villa 2010a: 23-25; Maaß/Schrott 2010: 20-22. 19 Aquí y en adelante, se cita la edición de Russell P. Sebold.

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contextual se desprende que el fragmento se caracteriza por una oralidad fingida. Además, se trata de un enunciado polifónico: Nuño imagina pensamientos, reacciones y discursos del destinatario (ficticio) y luego comenta estas reacciones. Así, Nuño contradice con las palabras ¿Pues qué ¿Te parece que para ser un Mecenas es preciso ser noble, rico y sabio? la concepción (imaginada por él) de Domingo que un mecenas ha de ser rico y erudito. En este caso pues qué introduce una pregunta retórica que asevera enfáticamente que un mecenas no tiene por qué ser noble, rico o sabio. El valor apelativo de la pregunta retórica consiste en que el destinatario —Domingo— ha de consentir en la aseveración hecha por medio de la pregunta y con eso desechar su opinión original de ser inepto como mecenas. En el segundo caso Admite, pues, este obsequio literario, el pues introduce la conclusión decisiva que se deduce de la totalidad del texto citado y a la que Domingo debe llegar. Aquí, pues es combinado con una volición realizada por un imperativo. Por lo tanto, la interpelación se realiza de forma más vehemente y directa que en la pregunta retórica. En este diálogo fingido se trata de reacciones y discursos del destinatario que el escribiente imagina, que le atribuye al otro o bien anticipa como respuestas que pueden suponerse del otro. En ambos casos, pues introduce un acto de habla que funciona como comentario al discurso anterior. En el primero, pues se combina con una estructura interrogativa, con el perfil ilocutivo de una pregunta retórica, mientras que en el segundo, pues es combinado con una estructura imperativa, con el perfil ilocutivo de una volición. La tercera prueba se encuentra solo poco después en la Carta VIII que Gazel igualmente escribe a Ben-Beley y en la que Gazel quiere saber más sobre la obra que Nuño le ha dedicado al aguador. A las preguntas de si se trata de una obra sobre Matemáticas, Derecho, Poesía o Teología únicamente recibe respuestas negativas y sigue preguntando: —¿De Estado? —No lo pretendo. Cada reino tiene sus leyes fundamentales, su constitución, su historia, sus tribunales, y conocimiento de sus fuerzas, clima, productos y alianzas. De todo esto nace la ciencia de los estados. Estúdienla los que han de gobernar; yo nací para obedecer, y para esto baste amar a su rey y a su patria: dos cosas a que nadie me ha ganado hasta ahora. —¿Pues de qué tratas en tu obra? —insto yo, no sin alguna impaciencia—; algo de esto ha de ser. ¿Qué otro asunto puede haber digno de la aplicación y estudio? ¿Emprendes acaso alguna obra de moral capaz de reformar el género humano?

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—No te canses —respondió—. Mi obra no era más que un diccionario castellano en que se distinguiese el sentido primitivo de cada voz y el abusivo que le han dado los hombres en el trato (Cartas marruecas, Carta VIII, p. 179).

En este contexto, pues aparece otra vez en una representación mimética de un diálogo; Gazel cita sus propias palabras así como las respuestas de su interlocutor Nuño. En el diálogo, pues introduce la última pregunta recapitulativa Pues de qué tratas en tu obra? sobre el tema de su obra enigmática y con esto pone un punto final bien acentuado a la secuencia de preguntas. Aquí pues también sirve para marcar un comentario a nivel de la enunciación. A vista de los intentos inútiles por conocer el contenido de la obra, la pregunta por el tema de esta parece adecuada y justificada. De ahí el pues antepuesto no se refiere al contenido proposicional de la pregunta, sino al acto de preguntar y por lo tanto opera a nivel de los actos de habla. El siguiente fragmento de la Carta X comparte la misma situación comunicativa; nuevamente Gazel escribe a Ben-Beley, el tema es el aprecio o bien menosprecio hacia las mujeres en España. En el fragmento que sigue, Gazel representa una conversación entre su persona y un “mozo militar” que se interesa por la poligamia de los musulmanes: Preguntóme cuántas mujeres componían mi serrallo. Respondíle que en vista de la tal cual altura en que me veo, y atendida mi decencia había procurado siempre mantenerme con alguna ostentación, y que así, entre muchas cuyos nombres apenas sé, tengo doce blancas y seis negras. —Pues, amigo —dijo el mozo—, yo, sin ser moro ni tener serrallo, ni aguantar los quebraderos de cabeza que acarrea el gobierno de tantas hembras, puedo jurarte que entre las que me llevo de asalto, las que desean capitular, y las que se me entregan sin aguantar sitio, salgo a otras tantas por día como tú tienes por toda tu vida entera y verdadera (Cartas marruecas, Carta X, p. 190).

Una vez más, pues aparece en la representación mimética de un diálogo, esta vez en un acto de aserción o aseveración de una opinión contraria. A la respuesta de Gazel y la descripción de su serrallo, el español sobrepasa lo dicho con su réplica, la cual es acentuada por pues. La aseveración de que en un día conquista a tantas mujeres cuantas Gazel posea en su vida entera es contrapuesta a la descripción del serrallo. Lo esperado sería que el español cristiano no pudiera concurrir con el serrallo, pero la réplica del español asevera lo contrario y por eso contiene una oposición a esta expectativa (Gazel

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encuentra esta exageración poco creíble y en la carta, dirigiéndose a Ben-Beley, ridiculiza al español como “Hernán Cortés del género femenino”). Por tanto, pues introduce una réplica y encabeza un comentario que resulta del discurso anterior del interlocutor: la introducción del turno de habla coincide con la introducción de un comentario. Mientras que las primeras muestras provienen de una serie continua de cartas al comienzo de las Cartas marruecas, el último ejemplo se encuentra en una carta más tardía de Gazel a Ben-Beley, la que trata de la decadencia de las artes en España. Gazel describe a un indiano que ha vuelto de América hecho un hombre rico: En la misma posada en que vivo se halla un caballero que acaba de llegar de Indias con un caudal considerable. Inferiría cualquiera racional que, conseguido ya el dinero, medio para todos los descansos del mundo, no pensaría el indiano más que en gozar de lo que fue a adquirir por varios modos a muchos millares de leguas. Pues no, amigo. Me ha comunicado su plan de operaciones para toda su vida aunque cumpla doscientos años (Cartas marruecas, Carta XXIV, p. 213).

Gazel espera que el indiano goce de sus riquezas adquiridas y parte de la base de que el destinatario de su carta comparta esta expectativa. El contraste con el comportamiento real del indiano es introducido por Pues no, amigo, o sea con una enunciación dirigida al destinatario que refuta esta suposición: el indiano no se dormirá en los laureles, sino que tiene planes para mejorar su estatus social. El marcador pues aparece dentro de una argumentación con valor polifónico: en el plano de la enunciación y de los actos de habla pues marca la transición a una opinión contraria. En el diálogo epistolar con Ben-Beley, pues introduce un comentario que contiene una opinión contraria a una suposición referida anteriormente. Admitimos que los casos aquí presentados son escasos y sería deseable agregar textos de tradiciones discursivas similares a las de las Cartas marruecas para establecer un corpus más amplio. Aún así, el resultado deja ver dos patrones que están interrelacionados: primero, en todos los casos de la modelación se trata de una interacción dialógica y de un contexto polifónico; segundo, el marcador se usa en contextos apelativos, en relación con un acto interrogativo o volitivo. En suma, los cinco casos de pues como marcador discursivo exhiben las siguientes estructuras:

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estructura

acto de habla

2 pues + estructura interrogativa

un valor de pregunta o pregunta retórica implicando una conclusión del enunciado anterior

2 pues + estructura declarativa

una aserción de una opinión contraria o inesperada contrastando con el enunciado anterior

1 pues + imperativo

una volición que se desprende de una argumentación anterior

Tabla 2: Pues marcador discursivo en las Cartas marruecas

El efecto de pues no se deduce únicamente de la semántica y pragmática del marcador discursivo, sino más bien se trata de un patrón en el que pues se utiliza en combinación con estructuras sintácticas escogidas que, como actos de habla, realizan una pregunta, una aseveración opositiva o un acto volitivo. Estos tipos de actos de habla se caracterizan por la activación del destinatario. Los actos interrogativos hacen alusión a una carencia de conocimiento y esta indicación está pensada como activación del destinatario que, como interlocutor cooperador, tiene el deber de llenar este vacío. El valor ilocutivo específico de la pregunta se muestra claramente en comparación con la petición. Ambos tipos de actos ilocutivos tienen en común su claro carácter apelativo. Las voliciones o peticiones formulan explícitamente una acción con la expectativa de que el interactuante realice esta acción. Los actos de preguntar igualmente tienen un potencial apelativo, pero mientras que en la petición se expresa explícitamente la acción pedida (“Dime quién es el novio de María“), en una pregunta la acción misma no se explicita. Así la pregunta “¿Quién es el novio de María?” señala un déficit, que activa al interpelado a inferir la acción deseada y a compensar la falta de información del hablante. El déficit tematizado es con frecuencia un dato desconocido y la acción que se requiere es una respuesta verbal que compense este desconocimiento. En este sentido, también las aseveraciones tienen carácter activador al contradecir una opinión esperada en el contexto. Las dos aserciones tienen una fuerza activadora ya que en ambos casos el hablante presenta una opinión, un hecho que es contrario al discurso anterior, en clara oposición a lo que el destinatario cree o piensa.

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Pero esta fuerza apelativa no caracteriza exclusivamente los actos de habla, sino también la destacada dialogicidad de los fragmentos citados. En los cinco fragmentos que contienen pues como marcador discursivo se encuentra un carácter dialógico de impronta variada: dedicatoria, diálogo fingido (Nuño a Domingo)

Pues qué ¿te parece que para ser un mecenas es preciso ser noble, rico y sabio?

dedicatoria, diálogo fingido (Nuño a Domingo)

Admite, pues, este obsequio literario:

conversación representada en la carta (Gazel a Nuño)

—¿Pues de qué tratas en tu obra? —insto yo, no sin alguna impaciencia—; algo de esto ha de ser.

conversación representada en la carta (un mozo militar a Gazel)

—Pues, amigo —dijo el mozo—, yo [...] puedo jurarte que [...] salgo a otras tantas por día como tu tienes por toda tu vida entera y verdadera.

argumentación dialógica en una carta (Gazel a Ben-Beley)

Inferiría cualquiera racional que [...] no pensaría el indiano más que en gozar de lo que fue a adquirir por varios modos a muchos millares de leguas. Pues no, amigo.

Tabla 3: Los usos de pues y su dialogicidad

La dialogicidad de dos ejemplos se deriva de dos conversaciones representadas que Gazel reproduce en sus cartas como interacciones dialógicas. Los dos ejemplos de la dedicatoria provienen de un diálogo fingido que Nuño imagina y que sobre todo sirve para organizar la argumentación de forma dialógica. Este uso de pues para la organización dialógica de una argumentatio se encuentra luego en la carta a Ben-Beley. De esta manera, los cinco ejemplos ilustran, en resumidas cuentas, la transición de pues de un uso ligado a un diálogo hacia un uso dialógico-vivaz en textos propiamente monológicos.

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3. Las Cartas marruecas y las Lettres persanes: ¿Un modelo francés de estructura discursiva? La pregunta que se trata en este excurso es si el uso de pues como marcador del discurso documentado en las Cartas marruecas es exclusivamente una tradición discursiva realizada en la lengua española o si tenemos un equivalente de este patrón en el francés y en las Lettres persanes como uno de los textos modelo de las Cartas. Una hipótesis plausible es que podría tratarse de un patrón que existe en el género de las cartas ficcionales en diferentes lenguas. Las Lettres persanes de Montesquieu, publicadas en 1721, son una obra literaria que ha influido sobre las Cartas marruecas, aunque la relación entre las Cartas y las Lettres esté caracterizada tanto por analogías como por distanciamiento20. Las Lettres persanes como novela epistolar de la Ilustración francesa son un modelo para las Cartas, pero también se encuentran diferencias considerables que son determinantes para la organización lingüística. En la obra de Montesquieu los viajeros persas son una construcción literaria que posibilita criticar la sociedad europea y francesa, con el efecto de que la cultura de los autores de las cartas parece imprecisa y lejana. A esto se le añade que las Lettres persanes comprenden un grupo mayor de escribientes que las Cartas, en las que tres escribientes unidos por una estrecha amistad mantienen correspondencia21. Este distanciamiento de las Lettres persanes es un factor para que la organización lingüística de ellas esté más estrechamente ligada al polo de la distancia comunicativa, lo que a su vez lleva a que los marcadores discursivos con efecto dialógico sean utilizados en menor medida. En francés el equivalente más cercano de pues como marcador del discurso es alors; se usa como conector e igualmente como marcador discursivo y, por lo tanto, posee la polifuncionalidad típica de los marcadores22. Como marcador discursivo, alors introduce una unidad textual que sigue a una secuencia de unidades textuales precedentes, las que en un sentido amplio son condiciones

von Tschilschke 2009: 316-317, 319. Glendinning 1971: 55-57, 65-66, von Tschilschke 2009: 316-317, 319. 22 El equivalente no es el puis etimológicamente emparentado y empleado sobre todo para expresar sucesiones temporales. El equivalente más cercano tampoco es donc, que se usa mucho en las Lettres persanes, pero con un destacado valor de conector de conclusión y de inferencia: véase Kallen-Tatarova 2013: 206, 344-355. Acerca de alors en francés cf. Le Draoulec/Bras 2007: 84-85, Maaß/Schrott 2010: 16-19, Kallen-Tatarova 2013: 209-216 y Saez 2009: 75-77. 20 21

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previas de la unidad ulterior introducida por alors23. Partiendo de este valor básico, alors señala inferencias entre segmentos textuales y estructura interacciones dialógicas. En las Lettres persanes se encuentran en total ocho ocurrencias de alors que son temporales. El siguiente ejemplo ilustra este caso: Quand deux hommes qui étaient là lui niaient quelque principe, il disait d’abord: « Cela est certain : nous l’avons jugé ainsi, et nous sommes des juges infaillibles. — Et comment, lui dis-je alors, êtes-vous des juges infaillibles? — Ne voyez-vous pas, reprit-il, que le Saint-Esprit nous éclaire? — Cela est heureux, lui répondis-je: car, de la manière dont vous avez parlé aujourd’hui, je reconnais que vous avez grand besoin d’être éclairé » (Lettres persanes, Lettre CI, Usbek à ***, p. 164).

La comparación de los dos textos con respecto a los marcadores estrechamente emparentados en cuanto a su función, pues y alors, por consiguiente no resulta en ninguna convergencia entre los dos textos. En las Lettres persanes no existe ningún equivalente para el uso de pues realizado por alors. De ahí que la hipótesis inicialmente plausible, en vista de la afinidad literaria de los textos —a pesar de las diferencias mencionadas entre ambas novelas epistolares— de que el patrón de pues pudiera ser inspirado por las Lettres persanes, no se confirma. En un segundo paso, el enfoque se centra en la traducción francesa de las Cartas marruecas para ver cómo se traducen los usos de pues como marcador discursivo. Así, la interpretación comparativa de las dos obras, práctica bien establecida en la crítica literaria, recibe un enfoque lingüístico. La comparación que sigue recurre a una traducción temprana de las Cartas, publicada en 1808: Aperçu moral, politique et critique de l’Espagne ou Lettres africaines par le coronel Don J. Cadahalso. Traduites en français par M. Froment Champ-la-Garde, Vice-Consul de France a Caudie. En este caso se trata de comprobar cómo fueron traducidas las funciones de pues al francés y, sobre todo, de qué forma fue realizada la estructuración discursiva proporcionada por pues en la traducción francesa. La tabla que sigue proporciona una sinopsis del original español y de la traducción francesa:

23

Schlamberger Brezar 2012: 229-230, Maaß/Schrott 2010: 17-18.

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Pues qué, ¿Te parece que para ser un Mecenas es preciso ser noble, rico y sabio? Mira, buen Domingo, a falta de otros tú eres excelente. ¿Quién me quitará que te llame, si quiero, más noble que Eneas, más guerrero que Alejandro, más rico que Creso, más hermoso que Narciso, más sabio que los siete de Grecia [...]. Admite, pues, este obsequio literario: [...]. (Carta VI) ¿Pues de qué tratas en tu obra? —insto yo. (Carta VIII) Respondíle que en vista de la tal cual altura en que me veo [...] había procurado siempre mantenerme con alguna ostentación; y que así, entre muchas cuyos nombres apenas sé, tengo doce blancas y seis negras.

—Pues, amigo —dijo el mozo—, yo, sin ser moro ni tener serrallo [...]. (Carta X) Inferiría cualquiera racional que,conseguido ya el dinero, medio para todos los descansos del mundo, no pensaría el indiano más que en gozar de lo que fue a adquirir por varios modos a muchos millares de leguas. Pues no, amigo. Me ha comunicado su plan de operaciones para toda su vida [...]. (Carta XXIV)

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Vas, crois-moi, tu en vaux bien un autre : eh qui m’empêchera de te peindre plus noble qu’Énée, plus courageux qu’Alexandre, plus riche que Crésus, plus beau que Narcisse, plus sage que les sept sages de la Grèce. [...]

Accueille-donc avec bénignité cet hommage littéraire [...]. (Lettre VI, 1808: 24-25) De quoi traite donc ce fameux ouvrage, repris-je avec impatience ? (Lettre VIII, 1808: 40) Je suis, lui répondis-je, d’un rang distingué, ce qui m’oblige de vivre avec décence et même avec quelque ostentation; ainsi, outre une quantité raisonnable des femmes, du nombre et nom desquels je ne me souviens pas, j’ai douze femmes blanches et six noires. Eh bien, mon très-cher, reprit il vivement, je vous jure que [...] (Lettre X, 1808: 55-56) Tu croirais peut-être qu’il vient jouir en paix des biens qu’il a été chercher si loin et qu’il n’a acquis que par un travail long et pénible ; il a vraiment bien autre chose à faire. Il m’a fait part de son plan, et je te le donne pour l’homme le plus occupé de l’Europe. (Lettre XXIV, 1808: 87)

Tabla 4: Las Cartas marruecas y su traducción francesa de 1808

La comparación entre el original español y la traducción al francés muestra que la estructura del pues en contextos apelativos es un patrón que el traductor no traduce como estructura fija o como técnica recurrente, sino que elige diferentes estructuras. Entre estas, en dos casos se utiliza donc (Accueille-donc [...], De quoi traite donc ce fameux ouvrage [...]) y así en la traducción el carácter lógico-concluyente se acentúa más que en el original. Las

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expresiones Vas, crois-moi y Eh bien retoman el aspecto dialógico resaltando la réplica que sigue y animándola con un toque dialógico, pero, a diferencia de pues, no presentan el enunciado que sigue como un comentario concluyente. Finalmente, en un caso de la Lettre , pues no es reproducido con ningún equivalente, y como marcador discursivo falta completamente. Además, las traducciones variables son indicios de que la estructura fija en la cual pues aparece como marcador del discurso en las Cartas no es una influencia del texto francés o de la tradición literaria francesa: gracias al excurso queda claro que se trata de una tradición española. La pregunta crucial es, pues, qué tradicionalidad enfrentamos aquí: ¿Se trata de una tradición idiomática como parte de la lengua española a finales del siglo o de una tradición discursiva como componente de la cultura textual española en la época de la Ilustración? 4. Pues entre las dos tradicionalidades del habla 4.1. Estructuras lingüísticas y tradiciones discursivas Como mostraron las interpretaciones lingüístico-filológicas, pues usado como marcador del discurso en las Cartas marruecas se encuentra en contextos muy parecidos. Son contextos dialógicos y/o polifónicos en los cuales pues introduce actos de habla con un alto grado de valor apelativo y activador. Así, pues forma parte de un patrón de estructura discursiva con carácter dialógico que introduce un acto de habla apelativo como conclusión de una argumentación anterior. Este patrón se usa en contextos dialógicos —sea una representación mimética de una conversación o un caso de polifonía discursiva— para llevar a cabo una dialogización del discurso. Este patrón está formado por recursos lingüísticos, entre los que figuran estructuras interrogativas, estructuras declarativas y el imperativo, que, en el texto, realizan los actos de habla pregunta, volición y aseveración opositiva. Estos recursos lingüísticos forman parte de las tradiciones idiomáticas del español de finales del siglo , pero también pertenecen a la tradición hispana de siglos anteriores y de los siglos posteriores. Considerando este uso de recursos lingüísticos en sus entornos y contextos, con la diferenciación entre tradicionalidad idiomática y tradicionalidad discursiva a partir del sistema de Coseriu, rápidamente se vuelve evidente que esta estructura está formada por tradiciones idiomáticas. Sin embargo, este patrón constituye en

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sí una tradición cultural del argumentar y del concluir dialógico-enfático que pertenece al plano de los textos y discursos y, por eso, hay que clasificarla como tradición discursiva. Esta tradición discursiva, como regulans, selecciona tradiciones idiomáticas de la lengua española que tienen un potencial activador, como estructuras interrogativas o imperativas. El componente más importante de esta tradición discursiva es el marcador pues que vincula la conclusión apelativa al enunciado anterior. Una mirada a la historia de la lengua muestra que la combinación de pues como marcador discursivo con estructuras apelativas y activadoras tiene una larga historia en español. Esto lo demuestra un estudio de enfoque decididamente diacrónico de Iglesias Recuero (2000) que por dos razones ofrece un complemento importante a nuestro estudio. En efecto, este estudio no solo realiza una investigación diacrónica de pues desde el siglo hasta el , sino que analiza pues en sus entornos textuales y en sus géneros discursivos, teniendo en cuenta también el nivel de las tradiciones discursivas en el sentido de una historia de la lengua orientada hacia la cultura24. Ya para el siglo y pues surge como marcador del discurso en combinación con enunciados yusivos e interrogativos25. Como marcador, pues vincula anafóricamente un segundo miembro al primer miembro del enunciado que, como acto de habla, contiene una volición o una pregunta. De esta manera, pues presenta las exhortaciones o preguntas que le siguen como actos de habla que surgen como consecuencia de lo dicho anteriormente, con un marcado predominio de las exhortaciones en forma imperativa. Este uso se encuentra en diálogos ficcionales o en textos donde el autor (ficcional) se dirige explícitamente a un destinatario y así, desde los primeros casos documentados, tiene una afinidad hacia los contextos dialógicos. En el siglo se encuentran las mismas combinaciones y estructuras con voliciones y preguntas en contextos dialógicos (fingidos). A esto se le añaden cada vez más estructuras en las que pues introduce un enunciado aseverativo, si bien el acto de habla introducido por pues frecuentemente contiene un valor adversativo o un contraste temático26. Estas tendencias se acentúan y se consolidan en el siglo , en el que se extiende la gama de funciones de pues como marcador del discurso. En el siglo y en adelante, pues tiene, entre otros valores, una función discursiva que marca la continuación de un tema y otra función donde 24 25 26

Gardt 2011: 292-294; Schrott 2015a: 118-119 y 2017: 31-322, 50-51. Iglesias Recuero 2000: 215-233, sobre todo 224-225. Iglesias Recuero 2000: 234-246, 241, 243, 245-246.

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señala un comentario, muchas veces en un contexto polifónico o dialógico. Sin embargo, en la gama extendida de funciones, a la combinación con los actos de habla volición y pregunta permanece estable, aunque con un cambio interno: si en los primeros casos en el siglo y dominaban las voliciones realizadas con imperativos, en el siglo se encuentran sobre todo preguntas realizadas con estructuras interrogativas que introducen comentarios, los cuales a menudo ponen en duda la pertinencia del enunciado anterior o de la argumentación anterior27. De esta suerte, el estudio diacrónico de Silvia Iglesias Recuero demuestra que las estructuras discursivas que se encuentran en las Cartas marruecas son patrones fijos documentados a lo largo de la evolución diacrónica de pues como marcador discursivo desde el siglo . Dado que se trata de una estructura textual y de una técnica recurrente de la elaboración de textos, hay que clasificar estos patrones como tradiciones discursivas que representan un saber cultural. La estructura en la que pues introduce actos de habla específicos —volición, pregunta, aseveración con carácter deóntico— representa una tradición discursiva que abarca varios siglos, que aparentemente estaba viva en la época de la creación de las Cartas a finales del siglo . El patrón que pues forma en contextos apelativos y dialógicos es una configuración de estructuras idiomáticas que confluyen en una constelación textual fija y recurrente. El hecho de que estos elementos formen un conjunto estructurado fijo no es el resultado del saber idiomático, sino del saber cultural de la creación discursiva. Detrás del uso de pues está el conjunto de las tradiciones discursivas del comentario y de la argumentación dialógica. En resumen, el uso de pues en contextos apelativo-argumentativos no es una estructura restringida a las Cartas marruecas o la época de la Ilustración, sino que tiene una larga tradición como técnica de argumentación dialógica en textos literarios. Que esta estructura aparezca sobre todo en pasajes dialógicos que imitan la oralidad, permite sacar la conclusión de que no se trata de una estructura limitada al dominio discursivo de la literatura, sino de una utilización habitual en la oralidad que, como consecuencia, fue aplicada explícitamente en los textos literarios para crear y fingir dialogicidad.

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Iglesias Recuero 2000: 286-287.

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4.2.Tradicionalidad discursiva y género literario Los análisis lingüístico-filológicos de pues documentan que los marcadores discursivos como elementos de la organización textual tienen funciones estrechamente relacionadas a las tradiciones discursivas que guían igualmente la organización de un texto. Por esta razón, cuando se trata de marcadores discursivos, es necesario averiguar qué tipo de tradiciones discursivas rigen un texto y cómo interactúan marcadores y tradiciones discursivos. Por eso, la historia de un marcador discursivo muchas veces también es la historia de una tradición discursiva: la perspectiva histórica sobre los marcadores discursivos es al mismo tiempo una historia de las tradiciones discursivas que se desarrollan en interacción con los marcadores del discurso. Las tradiciones discursivas son tradiciones culturales que tienen como efecto que los hablantes y los escribientes o escritores como Cadalso elijan, del repertorio lingüístico del español de su época, determinadas estructuras para construir un texto según las normas y tradiciones del género textual en cuestión. En las cartas cadalsianas el uso de pues como marcador del discurso forma un patrón que transmite y marca los puntos clave de la argumentación y constituye el elemento crucial de una estrategia dialógica del discurso de la argumentación. Las Cartas marruecas, en contraste con las Lettres persanes, exhiben una orientación más dialógica y están marcadas por la dialogicidad o el estilo conversacional. Mientras que las Lettres persanes tienen una orientación más general-universal, las Cartas marruecas llevan a cabo una “recentración cultural” (von Tschilschke 2009: 317-319). Así la relación distante y el exotismo son reemplazados por una relación de cercanía cultural: Persia es lo extraño inventado; Marruecos, en cambio, es un país con el que España está en relación intercultural, aunque conflictiva. Mientras que las Lettres persanes emplean un tono más bien general, las Cartas se sitúan de forma históricamente concreta y tematizan, desde la referencia inicial al Quijote, la nación española. Y mientras que los escritores de las Lettres persanes se encuentran en una relación personal más distante, las Cartas son redactadas por solo tres personas estrechamente relacionadas. Por eso, las Cartas siguen el ideal de una carta privada en el estilo de una conversación entre amigos ausentes. De eso se desprende que las Cartas marruecas forman parte de una retórica epistolar de la naturalidad y que siguen el ideal de la carta privada como la continuación de una conversación entre amigos, sin artificiosidad y sin pompas oratorias. Este

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ideal del estilo natural se tematiza varias veces de forma explícita en Cadalso, por ejemplo en las cartas en las que se menciona o se discute el diccionario crítico de lengua castellana escrito por Nuño (cf. Carta VIII). Esta tendencia a la naturalidad epistolar armoniza con la dialogicidad de las Cartas marruecas que tienen una estructura abierta y que producen un espacio imaginario que refleja la ambigüedad del mundo. Por eso, el lector ideal de las Cartas es un lector activo y responsable; las cartas no solo establecen el diálogo con el destinatario de la carta, sino también con el lector. En suma, las Cartas marruecas se caracterizan por una contextualización concreta, por el estilo natural y conversacional de la carta privada y por una actitud abierta, interactiva para con el lector. Para la creación de estos efectos de dialogicidad, los marcadores discursivos desempeñan un papel importante. Aunque el patrón dialógico-apelativo de pues se muestre únicamente en un total de cinco casos en las Cartas, estos casos son tan análogos en su perfil apelativo que, a pesar de la escasa documentación, puede hablarse de una tradición discursiva bien identificable del comentar y argumentar dialógicos. El papel de este patrón para un estilo epistolar vivaz lo confirman ex negativo las Lettres persanes, que no muestran ninguna estructura análoga, y las traducciones de las Cartas, que tampoco recurren a ninguna estructura fija equivalente en francés. No obstante, esta ausencia en el francés no resulta de las tradiciones idiomáticas de la lengua francesa: el francés cuenta (y contaba) con alors como un marcador que podría adoptar la función de pues. Si aquí puede hablarse de una laguna, esta no se encuentra en el plano de la tradicionalidad idiomática y de las lenguas particulares, sino en el plano de las tradiciones discursivas. Las tradiciones discursivas de un estilo de escritura cultivado y a la vez correspondiente a la inmediatez comunicativa, como el que se encuentra en las cartas privadas, en textos españoles contienen un patrón fijo, en el que pues está ligado a estructuras apelativas. Esta estructura consolidada no se encuentra en textos franceses comparables —las Lettres persanes como modelo de las Cartas y en la traducción francesa de las Cartas marruecas— porque este patrón del comentario vivaz y dialógico no existe como tradición discursiva en las cartas francesas o bien las novelas epistolares de ficción. Esta contribución que se centra en pues en el género de la novela epistolar ficcional constituye un microestudio que capta solo un aspecto entre muchos de las estrategias dialógicas en las Cartas marruecas. Sin embargo, los microestudios como el presente —aplicados a una obra concreta— tienen la ventaja de analizar de forma profunda una constelación lingüística y cultural

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específica en sus contextos. Esta concentración en una sola estructura puede tener la desventaja de que se analiza únicamente una parte relativamente pequeña de las tradiciones discursivas que marcan el texto, y con eso solo se abarcan aspectos parciales de la obra. Desde la perspectiva de una lingüística de carácter filológico, que toma en cuenta cada texto particular, a esta crítica se podría replicar que en los textos (literarios) los patrones a nivel de las microestructuras, a menudo, se repiten en el nivel de unidades textuales superiores y que, justamente, las microestructuras muchas veces constituyen la huella digital inconfundible de un texto. En el caso de las Cartas marruecas es posible reconocer dos convergencias semejantes en la microestructura y macroestructura lingüística de la obra. Por un lado, el carácter dialógico de la microestructura tiene su equivalente a nivel de la recepción. Así Glendinning (1971: 59) explica el estilo oral de las cartas en función de su recepción que, con gran probabilidad, fueron leídas en voz alta en tertulias, sea completamente o en extractos. Es probable que este tipo de representación haya propiciado la concepción en un estilo de la oralidad. Y todavía otra característica parece marcar las Cartas marruecas en la microestructura como en la macroestructura. Según Glendinning (1971: 73), las tensiones y los contrastes son la signatura de las Cartas: “the deep as well as the surface structures of the work express conflicting views”. Estos contrastes son el trasfondo para la estructura argumentativa de las cartas con sus sentencias generales y ejemplos así como con los relatos de los que se extraen conclusiones (1971: 64). Este contraste implícito caracteriza también, a nivel de las microestructuras, el uso genérico de pues que a menudo conecta una oposición o un contraste temático con la pregunta o la exhortación28. Más allá de las Cartas como texto literario individual, un análisis que reúne la filología y la lingüística tiene otra ventaja metodológica adicional. Desde la perspectiva de la pragmalingüística, el análisis de una microestructura entre las dos tradicionalidades del habla es una aportación metodológica a una historiografía comunicativa, que constantemente tiene que dar respuesta a la pregunta de si las distintas configuraciones de textos en diferentes lenguas de géneros relacionados se deben a diferencias entre las tradiciones idiomáticas o bien entre las tradiciones discursivas. Esta cuestión puede formularse con claridad analítica siguiendo el modelo de Coseriu —la respuesta, sin embargo,

Con respecto a pues como indicador de una oposición, de una opinión contraria cf. Serrano 2001: 118-120. 28

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podrá encontrarse en estudios de carácter cualitativo, basados en textos, que trazan la interacción de las dos tradicionalidades en estructuras concretas y textos individuales. Textos C

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l volumen Marcadores del discurso y lingüística contrastiva en las lenguas románicas quiere contribuir a la comparación y a la traducción de los marcadores del discurso en las lenguas románicas. Lo conforman doce capítulos que suponen distintos aportes a la lingüística contrastiva (ya tenga un fin en sí misma o ya sea instrumento para otros fines teóricos, descriptivos o aplicados) y que consiguen fortalecer un enfoque fundamental para un mejor conocimiento del lenguaje, de las lenguas concretas y de las formas de construir discursos.

ÓSCAR LOUREDA es catedrático del Instituto de Traducción e Interpretación y del Centrum für Ibero-AmerikaStudien (HCIAS) de la Universidad de Heidelberg. MARTHA RUDKA es investigadora de la Universidad de Heidelberg en el Centrum für Ibero-AmerikaStudien (HCIAS) y coordinadora del laboratorio de investigación Heidelberg University Language and Cognition Lab. GIOVANNI PARODI es catedrático del Instituto de Literatura y Ciencias del Lenguaje en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Marcadores del discurso y lingüística contrastiva en las lenguas románicas

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Marcadores del discurso y lingüística contrastiva en las lenguas románicas I B E R O A M E R I C A N A

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