Logica Del Concepto Juridico

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Lógica del concepto jurídico EDUARDO GARCÍA MÁYNEZ

F O N D O DE C U L T U R A E C O N Ó M IC A M éxico - Buenos Aires

D I A N O I A A

n u a r io d e

F

il o s o f ía

C orrespondencia edito rial: Centro de Estudios Filosóficos / Dirección del Anuario de Filosofía / T o rr e de H um anidades, 4" piso / C iu d ad U niversitaria / M éxico 12, D, F. Correspondencia com ercial: Fondo de C ultura Económica A v. de la U niversidad, 975. M éxico 12, D. F.

© E duardo G arcía M ávnez, 1959 Im preso y hecho cu M éxico l’ rinted and madc in M éxico

El concepto es una m oneda que tiene un valor preciso, con el cual puedo confiadam ente contar; no es. tom o la visión, una joya qu e vale m ucho, pero nunca sé seguramen­ te cuánto vale, y por eso no puedo contar exactam ente con su valor. O rtega

y

C .a s s e t ,

La idea de principio en Leibniz.

C apitulo I

i.

P

l a n t e a m ie n t o

Es usual, en m anuales y tratados de lógica, d iv id ir la exposición en tres grandes partes, referidas, respectivam ente, al ju icio , al concepto y al raciocinio. Algunos autores abordan estos temas en el mismo orden en q u e acabam os de enum erarlos; otros, en cambio, tratan prim eram ente del concepto, siguen con el ju icio y concluyen con el análisis de la inferencia. N o deseamos exa­ m inar aquí las razones invocadas en apoyo de cada uno de los dos procedim ientos.1 H em os optado ya por el prim ero, y a ello se debe que nuestra Lógica del ju icio ju ríd ico 2 verse sobre lo que creemos ha de ser la parte inicial de un tratado com pleto sobre la m ateria. En este libro vamos a exp o n er la lógica de los conceptos jurídicos, y en el tercero de la serie analizare­ mos las formas que el raciocinio asum e en la órbita del derecho.3 E l prim er tópico que debemos discutir en estas páginas es análogo al que exam inam os al em prender la redacción de nues­ 1 Sobre este p unto puede el lector consultar las siguientes obras: Edraond G oblot, T raite ile L ogiqu e, H u itiém e Edition, L íb ra m e A rm and C o ­ lín , Paris, 1947, Introductíon, 18, pág. 41; A. Pfander, Lógica, Introducción, § 6; Francisco M iró Quesada, Lógica, B iblioteca de la Sociedad P eru an a de Filosofía, Lim a, 1946, Prim era Parte, cap. l, a), pág. s i . 2 Eduardo García M áynez, Lógica d el ju icio ju ríd ico, Fondo de C u l­ tura Económica, M éxico, 1955. 3 Algunos de los autoies contem poráneos que han escrito sobre lógica del derecho conciben esla disciplina como 'teo ría de la deducción ju ríd ic a ’, y atribuyen sólo im portancia secundaria al ju ic io y al concepto jurídicos. Véanse, por ejem plo, la Juristische Logik de U lrich K lu g , Springer Verlag, B erlín, 1951, y el lib io de Francisco M iró Q uesada, Problem as fundam entales de la lógica jurídica. Biblioteca de la Sociedad Peruana de Filosofía, Lim a, 1956. "L a lógica ju ríd ica — escribe el a u to r últim am en te citado— es una especie de lógica aplicada, y com o tal debe versar sobre las leyes lógicas que perm iten efectuar las derivaciones deductivas en el pensam iento ju ríd ico ” (pág. 15).

Lógica, tlel juirio jurídico, cap. 1, 2.

contundirse con la persona objeto de la im putación.23 Expresado en otra forma: el correlato objetivo de aquél es en lodo caso un ente dotado de personalidad jurídica. A l concepto-sujeto de los juicios predicativos puede en cam bio corresponder, en el plano ontológico, una persona, un com portam iento, una relación, un estado o, en general, cu alq u ier objeto. Cosa análoga cabe afirm ar del térm ino ‘cópula ju ríd ica '.23 Este últim o tam poco indica sim plem ente la posición de u n concepto dentro de la norm a de derecho. Se trata tam bién de una noción su i generis, incapaz de fu n gir como sujeto o predicado de los juicios jurídicos. Si el papel de la cópula, en estos úliimos, necesariamente se traduce en la im posición de deberes o el otorgam iento de facultades, el correlato de aqu élla no puede, a su vez, ser objeto de un acto im putativo. Para decirlo en form a más clara: un deber o un derecho son, a fortiori, deber o derecho de un sujeto; mas no pueden ser titu lares de facultades n i pasi­ bles de obligaciones. En el ju icio prescriptivo la cópula cum ple una fun ción im ­ perativa, en tanto que en el atribu tivo su papel consiste en la imputación de derechos; pero el contenido del deber o del dere­ cho no lo determ ina la misma cópula, sino el predicado reía, cional. Según lo explicam os en la penúltim a sección del capílo 11 de nuestra Lógica d el juicio ju ríd ico, este elem ento de la norma desempeña dos funciones: determ ina, por una parle, la conducta objeto del deber o del derecho im putados al o b li­ gado o al pretensor; señala, por otra, al sujeto frente al cual existen la facultad o el deber.24 El correlato del predicado, en la norma de derecho, es, pues, la conducta objeto del deber ju ríd ico o del derecho sub­ jetivo. Se trata, en o u a s palabras, de lo que el sujeto de la regulación debe o puede licitam ente hacer u om itir. Pero como, por la misma naturaleza de tal regulación, los juicios prescrip­ tivo y atributivo se im plican recíprocam ente, la parte de éitos constitutiva del predicado no solam ente expresa cuál es el obteto o contenido del deber o del derecho, sino qu e apunta al otro 22 C fr. Eduardo García M áynez, Lógica d el juicio ju ríd ico, cap. 11, 1. 23 C fr. Eduardo G arcía M áyncz, Lógica d el juicio ju ríd ico , cap. 11, 24 C fr. Eduardo García M áynez, Lógica d el juicio jurídico, cap. 11. 7, P*b’ - 5 5-

térm ino de la relación, es decir, al sujeto frente al cual existen la facu ltad o el deber. Las significaciones que forman el predicado, en la norma ju ríd ica , están siempre referida»''(en la m edida en q u e señalan el contenido del deber o del derecho), a la conducta qu e la per­ sona objeto de la regulación debe o puede lícitam ente realizar o no realizar. El correlato o bjetivo de esas significaciones no es el com portam iento efectivo de las personas a quienes la norm a obliga o faculta, sino el prescrito o facultado por ésta. En resum en: el concepto-sujeto de la norm a de derecho se refiere siem pre a personas; la cópula refiérese a deberes jurídicos o a derechos subjetivos, y el predicado relacio n al in d ica cuál es la conducta objeto de esos deberes o derechos.

4.

E l p en sa r, y l o p e n s a d o

L os conceptos no sólo deben ser distinguidos de las palabras q u e los expresan y los objetos a que se refieren, sino de los actos en que los pensamos. E l acto por el cual pienso un objeto, lo mism o qu e el en que afirm o algo acerca de una cosa, son hechos psíquicos, tem po­ ralm ente localizados, q u e es necesario distin gu ir de los conceptos y de los juicios, ya qu e éstos no son hechos psicológicos, sino entes ideales. El acto de pensar no se confunde con lo pensado, n i lo pensado es algo q u e solam ente exista en virtud d el pensar. es decir, qu e no pueda concebirse fuera de la actividad m ental de un sujeto. Así com o, por ejem plo, el juicio ‘el todo es mayor q u e cual­ qu iera de sus partes’, n o se iden tifica con el aclo de quien lo piensa, ni es creación o producto de su espíritu, los elementos lógicos del mismo, esto es, los conceptos qu e lo form an, tampoco son, desligados de la conexión apofántica, algo que sólo pueda existir en el pensar hum ano, o que se confunda con este mismo pensar. L a prueba de que el pensar y el pensam iento o bjetivo no se identifican, reside en que tanto el ju icio como el concepto pueden ser m ateria de un núm ero in d efin id o de procesos m en­ tales, sin perder por ello su unicidad. Si pienso diez veces el concepto ‘ triángu lo’, la noción, diez veces pensada por mí, 110

deja por ello de ser ‘una’, ni de perm anecer idéntica a sí mis­ ma, lo q u e no podemos decir de los correspondientes actos. L a prueba de qu e el m encionado concepto o, en general, cualquier otro, d ifieren del acto por el cual los pienso, está en que la rei­ teración del acto no m ultiplica el concepto, precisamente porque éste no es engendro del pensar, sino entidad independiente. Com o el ju icio consta de conceptos y. en cuanto unidad idenl de significación, no participa de la naturaleza psíquica de los correspondientes actos, los elementos de aquél tampoco partici­ pan de tal naturaleza. L a distinción entre el pensar y lo pensado corresponde a la que en su W issemchaftslehre Bernardo Bolzano establece entre representación subjetiva y representación en si (Vorstellim g nn sich). E l término ‘representación’, en sentido psicológico, es ‘‘el nombre general que aplicam os a lo que se m anifiesta en nuestro ánimo, y cuyas diferentes especies son designadas con las p a la ­ bras ver, oír, sentir, percibir, imaginarse, pensar, etc.’ ’.26 “ Cada representación, en este sentido, presupone a un ser viviente como sujeto en que la representación se da; por eso la llam o subjetiva o pensada.” 26 A esta forma de representación, que por su mismo carácter de hecho psíquico está localizada en el tiempo, contra, pone aquel autor la objetiva o en si, que "n o ha menester de ningún sujeto que la tenga",21 y puede caracterizarse diciendo que “ el hecho de que uno, dos, tres o más seres la piensen no la m ultiplica, corno ocurre con la correspondiente representación subjetiva".28 Lo que Bolzano denom ina 'representación en sí’ no es, pites, ningún hecho psicológico, sino lo que llamamos ‘concepto’, en el sentido lógico del vocablo. Kiesewethers expresa con gran claridad el mismo pensamien­ to: "A u n cuando yo piense m il veces el concepto ‘hom bre’, a través de las notas 'anim al' y 'racional’, ese concepto es y sigue siendo siempre el m ism o.” 29 Y , en forma m uy feliz, H erbart —r> B. Boteano, W issemchaftslehre, L eip íig, 1914, V eriag von Fclix M cincr, l, pág. *17. D, Boba no, nptis cit., I, pág. 217, 27 28

B. Bolzano, optls cit.. I, pág. 217. B. Bolzano, opus cit.. I, pág. 217. Citado p or Bol/ano en su IVissenschaf tslehrc, I, pág. 225.

escribe: "dos conceptos iguales no podrían distinguirse en fun­ ción de lo que por m edio de ellos es pensado; esto es, no podrían distinguirse en cuanto conceptos. En cam bio, el acto de pensar uno y el mismo concepto puede reiterarse en un número infinito de ocasiones, ser producido y evocado en diversas oportunidades o darse en incontables seres pensantes, sin que por ello el con­ cepto resulte m u ltiplicad o” .30

5. C

on ceptos y

r e p r e s e n t a c io n e s

E l pensamiento conceptual suele ir acom pañado de la represen, tación del objeto. Em pero, tal enlace no es necesario y, en m u­ chos casos, resulta im posible. De m ultitud de objetos no tenemos representación ninguna, por la sencilla razón de que no se trata de cosas corpóreas. M uchos de ellos no sólo no son represen­ tados de hecho, sino que, como escribe Pfander, resultan “ irrepresentables en absoluto, como p o r ejem plo, 'el Estado bávaro’, o 'la física'. P o r ello se habla de representaciones inintuibles, o no in tu itiva s" 31 A lo que habría que objetar que si son inintuibles no son verdaderas representaciones, en el sentido correcto de la palabra. En el cam po ju ríd ico abundan los ejemplos. A los objetos designados por los conceptos ‘hipoteca’, ‘anticresis’, ‘novación', ‘fraude’, ‘renuncia’, ‘aval’, ‘derecho subjetivo’, etc., no corres­ ponde una intuición sensible, p o r lo que nadie puede formarse de ellos una representación adecuada. Es verdad que cuando los pensamos suelen surgir en nuestro espíritu ciertas representa­ ciones, mas no se traía ni puede realm ente tratarse de imágenes de tales objetos. Por ejem plo: en el caso de una hipoteca puedo representarme a los contratantes en el acto de firm ar la escritura en presencia de un notario; pero esa representación no co­ rresponde al objeto ju ríd ico ‘hipoteca’, sino a una acción (la de suscribir un d ocu m en to), que bien podría estar referida a un negocio ju rid ico distinto o a un acto no jurídico. “ M anteniendo resueltamente la distinción entre la imagen y el concepto, aquélla sensible y únicam ente individual, éste inCitado por Bolzano en su Wissenschaftslehre, I, pág. 227. 31 PfSnder, Lógica, traducción y edición citadas, 153.

dividual o no, pero lógico y nunca sensible, y atendiendo ahora al posible paralelism o entre im agen y concepto, hallam os tres casos: im agen y concepto recogen las mismas o casi las m ism as notas del objeto, sensiblem ente la im agen e intelectualm ente el concepto, como cuando el objeto es una mera superficie colorea­ da. O bien, la im agen y el concepto d ifieren com o para el o b jeto Tierra, en cuyo concepto entran referencias a notas que la im a­ gen no recoge; o, por últim o, la im agen propiam ente dicha no es posible, y los elem entos representativos se lim itan a alu d ir al objeto o a sim bolizarlo.” 32

6.

E l C O N C E P T O N O ES L A SU M A DE LA S N O T A S E S E N C IA LE S D EL O B JE T O

Según una vieja definición, el concepto es la sum a de las notas esenciales de un objeto (com plexus itotarum essentialium). P or notas esenciales entiéndese las que la cosa tiene en com ún con las demás de su especie, y en virtud de las cuales podemos dis­ tinguirla de las q u e caen bajo otra noción. De acuerdo con la teoría qu e sirve de base a aquella fórm ula, la función del con ­ cepto, en el proceso cognoscitivo, consiste en indicar lo qu e el objeto es. El contenido conceptual expresa la esencia o quididad (essenlia, quiditas) de lo qu e se pretende conocer.33 Y , según la misma doctrina, las notas que exhiben la esencia de un objeto son las que, de acuerdo con los fines de cada investigación, determ inan en forma adecuada el ‘qu é’ de éste. “ N o sólo en el ám bito de d i­ ferentes disciplinas, sino incluso dentro de un m ism o sector del conocimiento, puede haber distintos conceptos de un objeto, si conocemos las diferentes notas o los com plejos de notas capaces de distinguirlo de los demás de cada ciencia.” 84 Pero es obvio, si se recuerda lo expuesto en la sección 3, que el objeto a qu e se refiere el concepto y las cualidades de aquél no deben ser confundidas con los elem entos del conten i­ 32 Rom ero y Pucciarelli, Lógica, 4'1 edición, pág. 40. 33 josep h Geyser, Crundlagen der I.ogih und Erkcnnlm slehre, M iinster i. W . Verlag von H einrich Schóuing, 19119, pág. 111. Si Josepli Ceyser, opus cit., pág. n .|.

do conceptual. L a definición que criticam os “ identifica al o b ­ jeto con la suma de sus notas". Si se quisiera corregir la d efin i­ ción “ y considerar com o contenido del concepto 110 las notas del objeto, sino las referencias mentales a esas ñoras, faltaría en el contenido del concepto, así definido, aquel elem ento que se refiere al objeto mismo, al cual se atribu yen ciertas notas. El concepto 'oro' se refiere a una d eterm inada sustancia y puede coordinar a ésta las notas de am arillo, brillante, peso específico 19.3; pero la coordinación de tales notas al objeto oro presu­ pone el pensam iento de aquella sustancia a la que son a trib u i­ das. L a sustancia determ inada no es, en este concepto, una nota — ¿nota de qué?— ni tam poco una suma de notas, q u e no serían notas de algú n objeto".®8 Adem ás, los objetos pueden poseer un núm ero de determ i­ naciones m ayor qu e el de las que el concepto toma en cuenta.

7. L o s

CON CEPTOS CO M O

S IG N IF ICA C IO N E S

ELEM EN TALES

Sabemos ya que el concepto no ex la palabra que lo m ienta, ni aquello a que se refiere, n i el acto por el cual es pensado, ni la representación del o b jeto (cuando ésta es p o sib le), ni la suma de las notas esenciales del correlato objetivo. T ratem o s aho­ ra de precisar lo q u e el concepto es. En nuestro ú ltim o libro expusim os la doctrina de Husserl y P fand er según la cual el ju icio es la unidad ideal de signifi­ cación (en sentido noem ático) .S6 Si los conceptos son elementos de los juicios y éstos tienen el carácter de significaciones, aqu é­ llos tendrán necesariam ente que p articipar de la naturaleza del todo qu e los com prende. R elativam en te a las proposiciones enund ativas, los citados autores distinguen tres diferentes planos: el de las oraciones qu e las expresan (o gramatical); e l de las sig­ nificaciones que las constituyen (o lógico), y el de las situaciones objetivas a que se refieren. A l afirm ar que los juicios son el contenido significativo de las oraciones, con esta expresión 110 3# A. Pfitnder, Lógica, traducción y edición citadas, pág. 157, 3« Eduardo G a rd a MAynez, Lógira riel juicin jurídico, cap. 1, I. Sobre la distinción entre nnrsh y vórma: Husserl, Ideas relatwas a tina fenomrnatoghi pura v idirt fitosolla (ciwm cnoldgica, cap. m . §§ 87-96.

queremos referirnos ai acto de dar significación, sino a ¡o sig­ nificado o, con otras palabras, a la significación misma, en el sentido noem ático del término.37 L o que Husserl y Pfander en­ señan sobre las relaciones de los tres planos debe pues aplicarse, muta lis m utandis, al estudio de los conceptos. Éstos no son ni las voces qu e eventualm ente los envuelven ni los objetos que fungen rom o sus correlatos, ni el acta en que alguien los piensa. En la sección 3 quedó explicado cómo todo concepto se re­ fiere a un objeto, si por tal entendemos !o que es susceptible de recibir una determ inación cualquiera. Los conceptos son, pues, significaciones elementales, referidas a objetos- Pero como tam­ bién los juicios están en todo caso referidos a situaciones objetivas, habrá que encontrar un criterio que permita distinguir con claridad las dos especies de qu e hablamos. Creemos que tal criterio es el que propone Aristóteles en el capítulo 4 de su tratado D e Interpretatione.39 La diferencia entre la significación judicativa y la no judicativa consiste en que sólo de la primera podemos decir que es verdadera o falsa. Los conceptos que entran como elementos en un enunciado sig­ nifican indudablem ente algo, pero n o son juicios; por ello no es posible atribuirles las notas de verdad o falsedad. La palabra 'humano', por ejem plo, tiene sentido, "pero no es un juicio, ni positivo ni negativo. Sólo cuando otras palabras se le añaden puede el todo convertirse en afirm ación o negación”.30 De acuerdo con el criterio aristotélico, cabe afirm ar que la estructura significativa que nosotros llamamos juicio, y a la que Bolzano daba el nombre de proposición en sí,M necesariamente es (si de enunciados se trata) verdadera o falsa. Los conceptos nunca tienen estos atributos. E l aserto: ‘la plegadera está sobre la mesa’, a fortiori es verdadero o no verdadero, según que la situación objetiva a que se refiere concuerde o no con lo enun­ ciado. En cam bio, carecería de sentido sostener que las nociones ‘plegadera’, ‘está’, etc., expresan una verdad, o declarar que son falsas. 37 ss 39 4»

Husserl, ideas, cap. tu , § 88. Aristóteles. De hUerprclai'wnc. cap. 4, 17a. Aristóteles, o/tus cit., rap. 4, 16a. sfi-30. Bolzano, issrnschnftslrhrr, Ersler Bamt. Fum latttrnlallebre, § ‘