Introduccion A La Logica

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LIMUSA NORIEGA ÉDITORES

Temas que trata la obra: Primera parte: Lenguaje • • • •

Introducción Los usos del lenguaje Falacias Definición

Segunda parte: Deducción • • • • • •

Proposiciones categóricas Silogismos categóricos Argumentos en el lenguaje ordinario Lógica simbólica El método de la deducción Teoría de la cuantificación

Tercera parte: Inducción • Analogía e inferencia probable • Conexiones causales: los métodos de Mili para la investigación experimental • Probabilidad • La lógica y el Derecho

Introducción a la

LÓGICA Irving Ai. Copi U niversidad de Hawaii

Cari Cohén U niversidad de Michigan

IL U M IN A N O RIEG A EDITORES

MÉXICO • España * Venezuela • Colombia

Copi, Irving Introducción a la lógica = Introduction to logic / Irving Copi. - México : Limusa. 2007 700 p. : il. ; 15.5 x 23 cm. ISBN-13: 978-968-18-4882-8 Rústica 1. Lógica I. Cohén, Cari, coaut. II. González Ruiz, Edgar Antonio, tr. LC: BC108

Dewey: 160 - dc21

V

e r s ió n a u t o r iz a d a e n e s p a ñ o l d e l a o b r a p u b l ic a d a e n

INGLÉS CON EL TÍTULO:

INTRODUCTION TO LOGIC © M a c m illa n P u b lis h in g C o m p a n y , a DIVISION o f M a c m illa n , I n c . , C

U.S.A.

o l a b o r a d o r e n l a t r a d u c c ió n :

EDGAR ANTONIO GONZÁLEZ RUIZ M aestro

e n c ie n c ia s , ló g ic a y f il o s o f ía en la

A utónom a M

U n iv e r s id a d

e t r o p o l it a n a .

R e v is i ó n :

PEDRO CHÁVEZ CALDERÓN D octor

en f il o s o f ía .

N a c io n a l A u t ó n o m a

L a p r e s e n ta c ió n

P rofesor de

M

e m é r it o e n la

U n iv e r s id a d

é x ic o .

y d is p o s ic ió n e n c o n j u n t o d e

INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA s o n p r o p ie d a d d e l e d it o r .

N

in g u n a p a r t e d e e s t a o b r a

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T www.noriega.com.mx

CANIEM Núm. 121 H e c h o e n M é x ic o

ISBN-13: 978-968-18-4882-8

Cuando uno de sus oyentes dijo, "Convénceme de que la lógica es útil", él respondió: "¿Debo demostrarlo?" "Sí". "Entonces, ¿no debo usar un argumento demostrativo?" Y cuando el otro se mostró de acuerdo, él dijo, "¿Cómo sabrás que no te impongo simplemente la conclusión?" Y, puesto que su interlocutor no tuvo respuesta, le dijo: "¿Ves como tú mismo aceptas que la lógica es necesaria?, sin ella no podrías aprender siquiera si es o no necesaria". — DISCURSOS DE EPICTETO

PRÓLOGO En una nación republicana, cuyos ciudadanos deben ser dirigidos por medio de la razón y de la persuasión y no de la fuerza, el arte del razonamiento llega a ser de primera importancia. — THOMAS j e f f e r s o n

La vida civilizada depende del éxito de la razón en el intercambio social, del predominio de la lógica sobre la violencia en los conflictos interpersonales. — JULIANA G ERA N P ILO N

Se pueden obtener beneficios obvios del estudio de la lógica: desarrollar habilidades para expresar ideas de manera clara y concisa, incrementar la capacidad de definir los términos que utilizamos y aumentar la capacidad de elaborar argumentos en forma rigurosa y de analizarlos críticamente. Pero quizás el mayor beneficio es el reconocimiento de que la razón se puede aplicar en todos los aspectos de las relaciones humanas. Las instituciones democráticas requieren que los ciudadanos piensen por sí mismos, que discutan libremente los problemas y que tomen decisiones con base en la deliberación y la evaluación de evidencias. A través del estudio de la lógica podemos adquirir no solamente práctica en el arte de razonar sino también respeto por la razón, reforzando así y asegurando los valores de nuestra sociedad. Para contribuir a alcanzar esas metas, un libro de texto de lógica debe contener una amplia selección de ejemplos y de ejercicios de interés político, científico y filosófico. Ejemplos reales, presentados por escritores serios, en un esfuerzo para resolver problemas auténticos. Idealmente, dichos ejemplos deben incluir tanto falacias como paradigmas de demos­ tración. La octava edición de Introducción a la Lógica contiene un número sustancial de nuevos ejemplos de estos tipos. Frecuentemente, el único curso de lógica que toman los estudiantes universitarios y preuniversitarios es un curso de naturaleza introductoria. Por tanto, es deseable incluir algunos temas y argumentos filosóficos en el curso de lógica, los cuales aun si no logran interesar a los estudiantes para tomar cursos posteriores de filosofía, los pueden motivar a reflexionar y leer acerca de esta disciplina. El ritmo de crecimiento del conocimiento humano, especialmente de la información científica, se ha acelerado tan rápidamente en los últimos

años que existe un peligro cada vez mayor de que cuando los estudiantes se gradúen gran parte de los conocimientos que han adquirido en la escuela hayan quedado obsoletos. No es totalmente una broma el letrero que algunos laboratorios colocan y que dice: "Si funciona, es obsoleto". Hay también una tendencia mayor de las personas a cambiar de carrera por lo menos una vez a lo largo de su vida. Así, lo más valioso que un estudiante puede aprender en las aulas es cómo pensar: cómo estudiar, aprender, adquirir y procesar nueva información. Idealmente, cada curso que se imparte debería contribuir a esos fines. De hecho, en muchos casos no sucede así. Pero corresponde al dominio de la lógica centrarse en esa labor de suprema importancia. El estudio de la lógica puede constituir una contribución permanente y satisfactoria a la vida intelectual de cada uno de los estudiantes. Los autores han tratado de convertir esta nueva edi­ ción en un instrumento más eficaz para lograr esas metas. Algunos de los cambios que se han hecho son los siguientes: En la primera parte, gracias al excelente consejo de los lectores de es­ ta obra, se resaltó parte del material sobre deducción e inducción y so­ bre verdad y validez, que antes aparecía en los apéndices al capítulo 1. Es verdad aun que no se utiliza demasiado este material sino hasta varios capítulos posteriores del libro, pero en la visión sumaria de la lógica, que se presenta en el capítulo 1, estas distinciones resultan esenciales. En el capítulo 3, el tema de las falacias se ha reorganizado: se discuten conjun­ tamente varias falacias relacionadas entre sí, algunas sutilezas se explican más detalladamente y todos los ejercicios del capítulo se toman de escritos reales. El capítulo 4 se ha reorganizado ampliamente para eliminar la aparente repetición al clasificar las definiciones de diversas maneras. En la parte dos, el capítulo 8 también se ha revisado completamente para proponer nuevas ideas y disminuir el tiempo de lectura requerido. La lógica de las relaciones, que hace su primera aparición en la séptima edición como capítulo 11, ha sido eliminada. Aparentemente, es un tema que profundiza en la lógica formal más de lo que los lectores de este libro están interesados en profundizar. En la parte tres, se ha modificado el capítulo 14, para ampliar el análisis del valor esperado, o esperanza, y reemplazar la discusión del jugador por las de la ruleta y la lotería. Se ha añadido el capítulo 15, sobre la Lógica y el Derecho, en el cual se muestra cómo aplicar los conceptos introducidos a lo largo del libro a la presentación de argumentos legales y a la resolución de disputas jurídicas. Desde la aparición de la edición anterior, muchos lectores, tanto maes­ tros como estudiantes, han propuesto cambios en el libro. En muchos ca­ sos estas recomendaciones han sido aceptadas con agradecimiento. Entre las personas cuyas sugerencias han sido especialmente útiles se cuentan el Dr. Dennis L. Allison del Austin Community College, Campus de Río Grande en Texas; profesor Kent Baldner, del Eastern Illinois University;

Denny Barret de la Youngstown State University en Ohio; profesor Robert W. Beard de la Florida State University; Amelia Bischoff del Residential College en Ann Arbor, de la University of Michigan; profesor Frans Van der Bogert de la Appalachian State University en Carolina del Norte; profesor Charles D. Brown de la Auburn University en Alabama; profe­ sor Ludlow Brown del Mercyhurst College de Pennsylvania; profesor D. F,. Bushnell, de la Tulane University en Nueva Orleans; profesor Claro R. Ceniza de De La Salle University en Manila, Filipinas; profesor John W. Copeland de la Drew University en Nueva Jersey; profesor W illiam Cox del Macomb Community College, en Michigan; profesor Theodore Drange de la West Virginia University en Morgantown; profesor Daniel Flage de la University of Texas en Austin; profesor Richard H. Gatchel del Crafton Hills College, en Yucaipa, California; profesor Louis R. Geiselman del H ibbing Community College, en Minnesota; profesor Eugenio Carpuccio Gonzáles de Caracas, Venezuela; profesor James A. Gould de la University of South Florida; profesor Joseph G. Grassi, de la Fairfíeld University de Connecticut; profesor Thomas R. Grimes de la State U ni­ versity de Arkansas; profesora Barbara Hannan de la University of Idaho en Moscow; profesor David Hein del Hood College, en Frederich, Mary land; profesor Fred Johnson de la Colorado State University en Fort Collins; profesor Theodore J. Kondoleon de la Villanova University; profesor Charles Lambros de la State University of Nueva York, en Búfalo; profesor Larry Laudan de la University of Hawaii, en Manoa; profesor Gerald W. Lilje de la Washington State University; profesor Eugene Lockwood, del Oakton Community College en Illinois; profesor Leemon McHenry de la Central Michigan University; profesor Bob Mesle del Graceland College, en Lamoni, Iowa; profesor Brendan Minogue, de la Youngstown State University en Ohio; profesor John Mize, del Long Beach City College en California; profesor Harold Morich, de la State University of Nueva York en Albany; profesor Nicholas Moutafakis, de la Cleveland State Univer­ sity; profesor S. O'ConneU del Bermuda College, Devonshire, Bermuda; Cassandra Pinnick, de la University of Hawaii en Manoa; profesor R. Puligandla, de la Universidad de Toledo; profesor Ronald Roblin de la State University of Nueva York en Búfalo; profesor George Sefler, de la Purdue University en Calumet, Indiana; profesor Albert Shaw, del Glassboro State College, en Nueva Jersey; profesor Robert Shoemaker del Hendrix College, en Arkansas; profesor Burke Townsend de la University of Montana en Missoula; y profesor John P. Zawadsky de la University of Wisconsin en Stevens Point. Las primeras versiones del nuevo capítulo 15, La lógica y el Dere­ cho, fueron leídas por los profesores Robert Harris y Jerold Lax de la Universidad de Michigan, y por el profesor Kenneth Kipnis de la Univer­ sidad de Hawaii; los autores agradecen mucho sus útiles sugerencias para mejorar este libro.

Un agradecimiento especial merece Helen Mclnnis, editora ejecutiva de la División Universitaria (College División) de la editorial Macmillan, por su experto consejo editorial y su incansable ayuda en la preparación de esta nueva edición. Expresamos nuestra gratitud igualmente a Elaine W. Wetterau, supervisora ejecutiva de producción, por su invaluable conocimiento y la generosa ayuda en la impresión de este volumen. Sobre todo, damos las gracias a nuestras esposas por su ayuda y motivación en la preparación de esta nueva edición.

I.M.C. C.C.

4.4 4.5 4.6

Definiciones extensionales y denotativas 188 Intensión y definición connotativa 190 Reglas para la definición por género y diferencia

S e g u n d a p a rte

CAPÍTULO 5 5.1 5.2 5.3 5.4 5.5 5.6

6.4

7.2 7.3 7.4 7.5 7.6 7.7

8.3 8.4

Silogismos categóricos

245

Argumentos en el lenguaje ordinario

273

Reducción del número de términos en un argumento silogístico 273 Traducción de proposiciones categóricas a forma estándar 277 Traducción uniforme 286 Entimemas 294 Sorites 299 Silogismos disyuntivo e hipotético 303 El dilema 311

CAPÍTULO 8 8.1 8.2

209

Silogismos categóricos de forma estándar 245 La naturaleza formal del argumento silogístico Técnica de los diagramas de Venn para verificar silogismos 252 Reglas y falacias 262

CAPÍTULO 7 7.1

Proposiciones categóricas

207

Proposiciones categóricas y clases 209 Cualidad, cantidad y distribución 213 El cuadrado de oposición tradicional 217 Otras inferencias inmediatas 222 Importación existencial 232 Simbolismo y diagramas para las proposiciones categóricas 236

CAPÍTULO 6 6.1 6.2 6.3

Deducción

196

Lógica simbólica

321

El valor de los símbolos especiales 321 Los símbolos para la conjunción, la negación y la disyunción 322 Enunciados condicionales e implicación material Formas arguméntales y argumentos 346

249

8.5 8.6 8.7

Formas arguméntales, equivalencia material y equivalencia lógica 359 Las paradojas de la implicación material 366 Las tres "leyes del pensamiento" 367

CAPÍTULO 9 9.1 9.2 9.3 9.4

371

Prueba formal de validez 371 La regla de reemplazo 381 Prueba de invalidez 395 Inconsistencia 398

CAPÍTULO 10 10.1 10.2 10.3 10.4 10.5 10.6

El método de la deducción

Teoría de la cuantificación

407

Proposiciones singulares 407 Cuantificación 410 Proposiciones tradicionales tipo sujeto-predicado Pruebas de validez 420 Pruebas de invalidez 427 Inferencia asilogística 432

T e rc e ra p a rte

CAPÍTULO 11

Inducción

441

Analogía e inferencia probable

443

11.1 Argumento por analogía 443 11.2 Evaluación de los argumentos analógicos 11.3 Refutación por medio de una analogía lógica

450

CAPÍTULO 12 Conexiones causales: los métodos de M ili de investigación experimental 469 12.1 12.2 12.3 12.4

El significado de "causa" 469 Los métodos de Mili 476 Críticas a los métodos de Mili 498 Defensa de los métodos de Mili 505

CAPÍTULO 13

Ciencia e hipótesis

413

521

13.1 Los valores de la ciencia 521 13.2 Las explicaciones científicas y las explicaciones no científicas 524 13.3 Evaluación de las explicaciones científicas 530

461

13.4 El detective como científico 535 13.5 Los científicos en acción: el patrón de la investigación científica 545 13.6 Experimentos cruciales e hipótesis ad hoc 13.7 La clasificación como hipótesis 556 CAPÍTULO 14

Probabilidad

550

571

14.1 Concepciones alternativas de la probabilidad 14.2 El cálculo de probabilidades 574 14.3 Esperanza o valor esperado 585 CAPÍTULO 15 15.1 15.2 15.3 15.4 15.5

La lógica y el Derecho

Leyes, tribunales y argumentos 595 El lenguaje en el Derecho 598 Razonamiento inductivo en Derecho Razonamiento deductivo en Derecho La lógica como razonamiento correcto

Soluciones a ejercicios selectos Símbolos especiales índice

595

679

677

621

603 614 619

571

PRIMERA PARTE

Lenguaje

Introducción ...esto afirmamos: que si ha de buscarse la verdad en cada división de la filosofía, debemos, antes que nada, contar con principios confiables y métodos para el hallazgo de la verdad. La lógica es la rama que incluye la teoría de los criterios y de las demostraciones; por lo tanto, es con ella con la que debemos comenzar. — SEXTO EMPÍRICO

...tanto el mal razonamiento como el bueno son posibles; y este hecho es el fundamento del aspecto práctico de la lógica. — CHARLES SANDERS PEIRCE

1.1 ¿Qué es la lógica? La lógica es el estudio de los métodos y principios que se usan para dis­ tinguir el razonamiento bueno (correcto) del malo (incorrecto). Esta defi­ nición no implica que sólo el estudiante de lógica pueda razonar bien o correctamente. Pensar así es tan erróneo como creer que para correr bien se requiere estudiar la física y la fisiología asociadas con esa actividad. Algunos atletas excelentes ignoran por completo los procesos complejos que tienen lugar en el interior de su cuerpo cuando están compitiendo. Sobra decir que los viejos profesores que saben mucho al respecto no se atreverían a incursionar en el terreno atlético. Aun con el mismo aparato nervioso y muscular básico, la persona que posee tales conocimientos no puede sobrepasar al "atleta natural". Pero dada la misma inteligencia nata, es más probable que una persona que ha estudiado lógica razone correctamente y menos probable que así razone una persona que nunca ha reflexionado acerca de los principios generales involucrados en esa actividad. Hay varias razones que explican esto. Primera, el estudio apropiado de la lógica la entenderá lo mismo como un arte que como una ciencia, y el estudiante se ejercitará en cada una de las partes de la teoría que está aprendiendo. En este como en cualquier otro caso, la práctica llevará al perfeccionamiento. Segunda, una parte tradicional del estudio de la lógica ha sido el examen y el análisis de las

falacias, que son errores muy frecuentes y "naturales" del razonamiento. Esta parte del tema proporciona una visión más cabal acerca de los principios del razonamiento en general y de que la familiaridad con esas trampas nos ayuda a evitar caer en ellas. Por último, el estudio de la lógica proporcionará a los estudiantes técnicas y métodos para verificar la corrección de muchos tipos diferentes de razonamiento, incluyendo el suyo propio; y cuando los errores se pueden detectar fácilmente, es menos probable que perduren. En ocasiones, la apelación a las emociones es un recurso eficaz. Pero la apelación a la razón es más efectiva a la larga y se puede verificar y evaluar mediante criterios que definen la corrección de un argumento. Si estos criterios no se conocen, entonces no se pueden aplicar. El estudio de la lógica ayuda a descubrir y utilizar estos criterios de corrección de argu­ mentos que pueden usarse. Frecuentemente, se ha definido a la lógica como la ciencia de las leyes del pensamiento. Pero esta definición, aunque proporciona una clave para com­ prender la naturaleza de la lógica, no es apropiada. En primer lugar, el pen­ samiento es estudiado por los psicólogos. La lógica no puede ser "la" ciencia de las leyes del pensamiento porque la psicología también es una ciencia que trata de las leyes del pensamiento (entre otras cosas). Y la lógica no es una rama de la psicología; es un campo de estudio diferente e independiente. En segundo lugar, si "pensamiento" se refiere a cualquier proceso que tiene lugar en la mente de las personas, no todos los pensamientos son objeto de estudio de los lógicos. Todo razonamiento es un pensamiento, pero no todo pensamiento es razonamiento. Así, uno puede pensar en un número del uno al diez, como sucede en un juego de salón, sin hacer "razonamiento" alguno acerca de él. Hay varios procesos mentales o tipos de pensamiento que son diferentes del razonamiento. Uno puede recordar algo, imaginarlo o lamentarse de él, sin hacer razonamiento alguno en torno a ello. O puede dejar que los pensamientos "sigan su curso" en un ensueño o en una fantasía, haciendo lo que los psicólogos llaman asocia­ ción libre, en la cual una imagen reemplaza a otra en un orden que no es lógico. La secuencia de pensamientos en esa asociación libre frecuente­ mente tiene mucho significado y algunas técnicas psiquiátricas recurren a ella. El conocimiento que se logra del carácter de una persona al internarse en el curso de su flujo de ideas es la base de una técnica literaria muy eficaz iniciada por James Joyce en su novela Ulises. Por el contrario, si de antemano se conoce bien el carácter de una persona es posible reconstruir, o aun ánticipar, el curso del flujo de ideas de esa persona. Sherlock Holmes, recordemos, acostumbraba romper los silencios de su amigo Watson para responder la misma pregunta a la que el doctor Watson se había visto "llevado" en sus meditaciones. Esto parece mostrarnos que hay algunas leyes que gobiernan la ensoñación, pero éstas no son objeto de estudio de los lógicos. Las leyes que describen el curso de la mente en el sueño son

psicológicas, no lógicas. La definición de la "lógica" como la ciencia de las leyes del pensamiento, la presenta como incluyendo demasiado. A veces se define a la lógica como la ciencia del razonamiento. Esta definición es mucho mejor, pero también resulta inapropiada. El razona­ miento es una forma especial de pensamiento en la cual se resuelven problemas, se realizan inferencias, esto es, se extraen conclusiones a partir de premisas. Es un tipo de pensamiento, sin embargo, y por lo tanto, forma parte de los temas que interesan al psicólogo. Tal como los psicólogos examinan el proceso de razonamiento, encuentran que es extremadamente complejo, altamente emotivo, consistente de procedimientos de ensayo y error ilumina­ dos por momentos súbitos, y en ocasiones en apariencia irrelevantes, de com­ prensión o intuición. Estos destellos son muy importantes para la psicología. El lógico, empero, está interesado esencialmente en la corrección del proceso completo de razonamiento. El lógico pregunta: ¿Tiene solución el problema?, ¿se sigue la conclusión de las premisas que se han afirmado o supuesto?, ¿las premisas proporcionan buenas razones para aceptar la conclusión? Si el problema queda resuelto, si las premisas proporcionan las bases adecuadas para afirmar la conclusión, si afirmar las premisas constituye una verdadera garantía para afirmar la verdad de la conclusión, entonces el razonamiento es correcto. De lo contrario, es incorrecto. Esta distinción entre el razonamiento correcto e incorrecto es el proble­ ma central con el que trata la lógica. Los métodos y técnicas del lógico se han desarrollado con el propósito fundamental de aclarar esta distinción. Todo razonamiento (independientemente de su objeto) es de interés para el lógico, pero fijando su atención especialmente en la corrección como punto central de la lógica.

1.2 Premisas y conclusiones Para aclarar la explicación de la lógica que se ofreció en la sección anterior, será útil enunciar y discutir algunos de los términos especiales que usan los lógicos en su trabajo. Inferencia es el proceso por el cual se llega a una proposición y se afirma sobre la base de una o más proposiciones acepta­ das como punto inicial del proceso. Para determinar si una inferencia es correcta, el lógico examina las proposiciones que constituyen los puntos inicial y final de este proceso, así como las relaciones que existen entre ellos. Las proposiciones son o verdaderas o falsas, y en esto difieren de las preguntas, órdenes y exclamaciones. Solamente las proposiciones se pue­ den afirmar o negar; las preguntas se pueden responder, las órdenes se pueden dar y las exclamaciones pueden pronunciarse, pero ninguna de ellas se puede afirmar, negar o juzgarse como verdadera o falsa. Es usual distinguir entre las oraciones y las proposiciones que expre­ san. Dos oraciones, que son claramente distintas porque constan de diferentes palabras ordenadas en distintas formas, pueden en el mismo

contexto tener el mismo significado y emplearse para afirmar la misma proposición. Por ejemplo, Juan ama a María. María es amada por Juan. son dos oraciones diferentes, porque la primera contiene cuatro palabras mientras que la segunda contiene cinco; la primera comienza con la palabra "Juan", la segunda con "María", y así sucesivamente. Pero las dos oraciones tienen exactamente el mismo significado. Usamos el término proposición para referimos al contenido que ambas oraciones afirman. La diferencia entre oraciones y proposiciones puede entenderse mejor si se hace notar que una oración es siempre oración de un lenguaje particular, del lenguaje en el cual se emite, mientras que las proposiciones no son propias de ningún lenguaje. Las cuatro oraciones: It is raining. Está lloviendo. II pleut. Es regnet. ciertamente son diferentes, porque están escritas en lenguajes diferentes: inglés, español, francés y alemán, pero tienen el mismo significado, y en un contexto apropiado se pueden usar para afirmar la proposición de la cual cada una es una formulación distinta. En diferentes contextos puede emitirse exactamente la misma proposi­ ción para establecer diferentes enunciados. Por ejemplo, uno puede emitir la oración: El actual presidente de Estados Unidos es un ex congresista. que en 1990 corresponde a un enunciado verdadero acerca de George Bush, mientras que en 1987 corresponde a un enunciado falso sobre Ronald Reagan. En esos contextos temporales diferentes, se puede emitir dicha oración para afirmar diferentes proposiciones o establecer diferen­ tes enunciados. Los términos "proposición" y "enunciado" no son exacta­ mente sinónimos, pero en el contexto de la investigación lógica se usan en un sentido muy parecido. Algunos autores prefieren el término "enuncia­ do" al de "proposición", si bien este último ha sido más común en la historia de la lógica. En esta obra se usarán ambos términos. En correspondencia con cadainferencia posible hay un a rg u m en to, y el principal interés de los lógicos concierne a los argumentos. Desde el punto de vista del lógico, un argumento es cualquier conjunto de proposiciones de las cuales se dice que una se sigue de las otras, que pretenden apoyar o

fundamentar su verdad. Por supuesto, la palabra "argumento" se usa frecuentemente en otros sentidos, pero en lógica tiene el sentido que se ha explicado. Un argumento, en el sentido lógico, no es una mera colección de proposiciones, sino que tiene una estructura. Al describir esta estructura, suelen usarse los términos "premisa" y "conclusión". La conclusión de un argumento es la proposición que se afirma con base en las otras proposi­ ciones del argumento, y estas otras proposiciones, que son afirmadas (o supuestas) como apoyo o razones para aceptar la conclusión, son las premisas de ese argumento. El tipo más simple de argumento consiste sólo de una premisa y una conclusión, que se dice está implicada por, o se sigue de, la primera. Un ejemplo en el que cada una de ellas se enuncia en una oración independien­ te es el siguiente: Estados Unidos es en lo fundamental un importador de energéticos. Por tanto, hay una certeza matemática de que la nación en su totalidad mejora, no empeora, con la baja de los precios del petróleo.'

A quí se enuncia primero la premisa y luego la conclusión. Pero el orden en el que son enunciadas no es importante desde el punto de vista lógico. Un argumento en el que la conclusión se enuncia en la primera oración y la premisa en la segunda es: Los casos que provocan escándalos, así como los difíciles, perjudican la aplicación de la ley. Los casos escandalosos se llaman así a causa de algún accidente de interés inmediato o sobresaliente que apela a los sentimientos y distorsiona la capacidad de apreciación de los jueces.2

En algunos argumentos, la premisa y la conclusión se enuncian en la misma oración. El siguiente es un argumento de una sola oración cuya premisa precede a su conclusión: Como las sensaciones son esencialmente privadas, no podemos saber cómo es el m undo para otras personas.3

En ocasiones, la conclusión precede a la premisa en un argumento de una sola oración, como en el siguiente ejemplo: Enfriar los átomos equivale a retardar su movimiento, puesto que la temperatura es una medida de qué tan rápido se están moviendo los átomos o las moléculas (el cero absoluto es la inmovilidad total).4 ’"O il D rip", The New Republic, abril 28, 1986, p. 7. 3Ministro Félix Frankfurter, Dennis v. United States, 341 U.S. 494 (1951). 3Richard L.Gregory,"Sensations",77ie Oxford Companion to Ihe M in d ,OxfordUniversity Press, Oxford, 1987, p. 700. ■*"Slow Atoms", The Economist, octubre 12 de 1988, p. 96.

Cuando se ofrecen razones en un esfuerzo por persuadirnos a realizar una acción determinada, se nos presenta algo, que es, en efecto, un argu­ mento aun cuando la "conclusión" se pueda expresar como una orden o un imperativo. Consideremos, por ejemplo, los siguientes dos pasajes: La sabiduría es lo principal; por tanto, hay que buscar la sabiduría.5

y No hay que prestar ni pedir prestado; porque al hacerlo pierde uno mismo y pierde también a su amigo.6

Aquí la orden puede igualmente preceder o seguir a la razón o razones ofrecidas para persuadir al oyente o lector de hacer lo que se ordena. Por razones de uniformidad y simplicidad, es útil considerar las órdenes, en estos contextos, de forma indistinguible de las proposiciones en las que los oyentes (o lectores) reciben el mensaje de que deben o deberían actuar de determinada forma. La diferencia exacta que existe, si es que realmente la hay, entre una orden de hacer tal o cual cosa y el enunciado de que se de­ be hacer tal o cual cosa es un intrincado problema que no necesita­ mos explorar aquí. Ignorando la diferencia (si es que existe realmente) somos capaces de reconocer ambos tipos de argumentos como grupos estructurados de proposiciones. Algunos argumentos ofrecen varias premisas en apoyo a sus conclusio­ nes .Ocasionalmente, estas premisas se enumeran como primera, segunda, tercera, o a), b), c), como en el siguiente argumento en el cual el enunciado de la conclusión precede a los enunciados de las premisas: Decir que los enunciados acerca de la conciencia son enunciados sobre procesos cerebrales es una falsedad manifiesta. Esto se muestra a) por el hecho de que uno puede describir las propias sensaciones e imágenes mentales sin saber nada acerca de los procesos cerebrales, ni siquiera de que existen, b) por el hecho de que los enunciados acerca de la propia conciencia y los enunciados acerca de los propios procesos cerebrales se verifican de maneras completa­ mente distintas, y c) por el hecho de que no hay nada contradictorio en el enunciado "X siente un dolor pero no tiene ningún problema en el cerebro "?

En el siguiente argumento la conclusión se enuncia al final, precedida por tres premisas: Puesto que la felicidad consiste en la paz de la mente y puesto que la paz mental perdurable depende de la confianza que tengamos en el futuro y la

5Proverbios, 4:7. ‘William Shakespeare, Hamlet, I, iii. TJ. T. Place, "Is consciousness a Brain Process?", The British Journal of Psychology, febrero, 1956.

confianza se basa en el conocimiento que tenemos de la naturaleza de Dios y del alma, se sigue que la ciencia es necesaria para la verdadera felicidad.8

Saber contar las premisas de un argumento no es tan importante en esta etapa de nuestro estudio, pero adquirirá importancia más adelante a medida que avancemos en el análisis y la diagramación de argumentos más complicados. Para listar las premisas del argumento precedente, no podemos apelar simplemente al número de oraciones en las que están escritas. Si estuvieran todas ellas en una misma oración, no por ello deberíamos negar su multiplicidad. Debemos notar que "premisa" y "conclusión" son términos relativos: una y la misma proposición puede ser una premisa en un argumento y una conclusión en otro. Consideremos, por ejemplo, el argumento: Las leyes humanas son apropiadas para la gran mayoría de los seres humanos. La mayoría de las personas no son perfectamente virtuosas. Por lo tanto, las leyes humanas no prohíben todos los vicios.9

Aquí, la proposición de que las leyes humanas no prohíben todos los vicios es la conclusión y las dos proposiciones anteriores son sus premisas. Pero la conclusión de este argumento es una premisa en el siguiente argumento (diferente): ...los actos viciosos son contrarios a los actos virtuosos. Pero las leyes humanas no prohíben todos los vicios,... Por lo tanto, tampoco prescriben todos los actos virtuosos.10

Ninguna proposición por sí misma, considerada en forma aislada, es una premisa ni una conclusión. Es una premisa solamente cuando aparece como supuesto de un argumento. Es una conclusión solamente cuando aparece en un argumento y pretende fundamentarse en otras proposicio­ nes del argumento. Así, "premisa" y "conclusión" son términos relativos, como "empleador" y "empleado". Una persona en sí misma no es empleador ni empleado, pero puede ser cualquiera de las dos cosas en diferentes contextos: empleador de nuestro jardinero, empleado de la firma para la que uno trabaja. . Los argumentos precedentes o bien tienen sus premisas seguidas de su conclusión, o a la inversa. Pero la conclusión de un argumento no necesita enunciarse como su parte final o al principio del mismo. Puede suceder, y frecuentemente sucede, que se halle en medio de diferentes premisas que se ofrecen en su apoyo. Este arreglo se ilustra como sigue: 8Gottfried Leibniz, Prefacio a la ciencia general. T o m ás de Aquino, Summa Theologica I-II, Cuestión 96, Artículo 2. 10r b íd A rtíc u lo 3.

Puesto que la libertad y el bienestar son las condiciones necesarias de la acción y en general de la acción exitosa, cada agente debe reconocer estas condiciones como bienes necesarios para sí mismo, puesto que sin ellas no sería capaz de actuar para conseguir un propósito determinado, sea en absoluto o con las oportunidades generales de lograr el éxito."

Aquí la conclusión de que cada agente debe reconocer estas condiciones como bienes necesarios para sí mismo se afirma sobre la base de las proposiciones que la preceden y de las que la siguen. Para cumplir la meta del lógico de distinguir los argumentos buenos de los malos, uno debe ser capaz de reconocer los argumentos cuando ocurren y de identificar sus premisas y conclusiones. Dado un pasaje que contiene un argumento, ¿cómo puede uno decir cuál es su conclusión y cuáles sus premisas? Hemos visto ya que un argumento se puede enunciar poniendo primero su conclusión, colocándola al final o en medio de varias premisas. Por tanto, la conclusión de un argumento no se puede identificar en términos de su posición en la formulación del argumento. Entonces, ¿cómo se puede reconocer? A veces, por ia presencia de palabras especiales que aparecen en diferentes partes de un argumento. Algunas palabras o frases sirven de manera característica para introducir la conclusión de un argumento. Llamaremos "indicadores de la conclusión" a tales expresiones. La presencia de cualquiera de ellas señala frecuentemente, pero no siempre, que lo que sigue es la conclusión de un argumento. Esta es una lista parcial de indicadores de conclusión: por lo tanto de ahí que así correspondientemente en consecuencia consecuentemente lo cual prueba que como resultado por esta razón

por estas razones se sigue que podemos inferir que concluyo que lo cual muestra que lo cual significa que lo cual implica que lo cual nos permite inferir que lo cual apunta hacia la conclusión de que

Otras palabras o frases sirven de manera característica para señalar premisas de un argumento. Llamaremos a tales expresiones "indicadores de premisas". La presencia de cualquiera de ellas señala frecuentemente, pero no siempre, que lo que sigue es la premisa de un argumento. Esta es una lista parcial de indicadores de premisas:

"A lan Gewirth, "H um an Rights and Conceptions of the Self", Philosophia, Vol. 18, Núm s. 2-3, julio 1988, p. 136.

puesto que dado que a causa de porque pues se sigue de como muestra

como es indicado por la razón es que por las siguientes razones se puede inferir de se puede derivar de se puede deducir de en vista de que

Una vez que se ha reconocido un argumento, estas palabras y frases nos ayudan a identificar las premisas y la conclusión. Pero no cualquier pasaje que contiene un argumento necesita contener estos términos lógicos especiales. Consideremos, por ejemplo: Dentro de 20 años, la única hoja de maple que quede en Canadá podría ser la del emblema nacional. La lluvia ácida está destruyendo los árboles de maple de la zona central y oriental de Canadá, lo mismo que de Nueva Inglaterra.12

Si bien no aparecen en el pasaje anterior los indicadores de premisas o de conclusión, se trata claramente de un argumento cuya conclusión está enunciada primero y se sigue de una premisa que se ofrece en su apoyo. La misma estructura aparece en el siguiente ejemplo: Un pequeño descuido puede ocasionar un gran problema... por falta de un clavo se perdió la herradura; por falta de herradura se perdió el caballo y por no haber caballo se perdió el jinete.13

Aunque lo anterior se podría considerar como la enunciación de una bien conocida verdad popular que se ilustra con la pérdida de la herradura y la consecuente pérdida del jinete, puede igualmente entenderse como un argumento cuya conclusión está enunciada primero y seguida por tres premisas que se dicen para apoyarla. Un ejemplo algo más complicado de un argumento en cuya formulación no aparecen indicadores de premisas ni de conclusión es el siguiente: Muestra de razonamiento obtuso es introducir el tema del "libre ejercicio" de la religión en el presente caso. Nadie está forzado a ir a las clases de religión y ninguna institución religiosa va a llevar su culto y su credo a los salones de clase de las escuelas públicas. Un estudiante no está obligado a tomar instrucción religiosa. En sus propios deseos están la forma o el momento de expresar su devoción religiosa, si la hay.14

1¡"M aple Syrup", The Economisi, abril 4,1987, p. 63. 13Benjamm Franklin, Poor Richard's Almanac, 1758. '■ ‘Ministro Douglas, de la Suprema Corte, Z orach v. Clauson, 343, U.S. 306 (1952).

A quí la conclusión, que se puede parafrasear como "el caso presente no tiene nada que ver con el libre ejercicio de la religión", está enunciada en la primera oración. Las últimas tres oraciones ofrecen bases o razones en apoyo a esa conclusión. ¿Cómo podemos saber que la primera oración enuncia la conclusión y las restantes expresan las premisas? El contexto es de enorme ayuda aquí, como siempre suele serlo. También resultan útiles algunas de las frases usadas para expresar las diferentes proposiciones. La frase "muestra de razonamiento obtuso es introducir..." sugiere que la cuestión de si el "libre ejercicio" de la religión está involucrado en este caso es precisamente el punto de desacuerdo. Sugiere que alguien ha reclamado que hay un problema de libertad religiosa en el caso y que la Corte rechaza el reclamo y, por tanto, arguye contra él. Las otras proposiciones se enuncian en términos de cuestiones de hecho, sugiriendo que no hay discusión acerca de ellos y, por tanto, no se cuestiona su aceptabilidad como premisas. No todo lo que se dice en el curso de un argumento es una premisa o la conclusión del mismo. Un pasaje que contiene un argumento puede también contener otros materiales que a veces pueden carecer de impor­ tancia, pero frecuentemente proporcionan importante información contextual que permite al lector o al oyente entender de qué trata el argumento. Por ejemplo, consideremos el argumento contenido en el siguiente pasaje: El glaucoma no tratado es causa principal de una ceguera progresiva sin dolor. Se dispone de métodos para la detección oportuna y el tratamiento efectivo. Por esta razón, la ceguera por glaucoma es especialmente trágica.15

La tercera proposición contenida en este pasaje es la conclusión, como se muestra por la presencia del indicador de conclusión "por esta razón". La segunda proposición es la premisa. La primera proposición no es parte del argumento, estrictamente hablando. Pero su presencia nos permite enten­ der que los métodos disponibles a los que se refiere en la premisa son métodos para la detección oportuna y el tratamiento efectivo del glaucoma crónico. Si quisiéramos proporcionar un análisis completo del argumento ante­ rior, podríamos reformular las proposiciones que lo constituyen como sigue: Existen métodos para la detección oportuna y el tratamiento eficaz del glaucoma crónico c o n c l u s i ó n : La ceguera por glaucoma crónico es especialmente trágica. p r e m is a :

15Harvard Medical School Health Letter, abril 1979, p. 2.

Otro ejemplo de este punto se encuentra en uno de los ensayos de Schopenhauer: Si el derecho penal prohíbe el suicidio, esto no es un argumento válido para la Iglesia; y, además, la prohibición es ridicula, pues ¿qué pena puede atemorizar a una persona que no tiene miedo ni siquiera a la muerte?16

Aquí, el material de la frase que precede al punto y coma no es una premisa ni una conclusión. Pero sin esa información, no podríamos saber a qué prohibición se refiere la conclusión. En este caso la conclusión es que la ley criminal que prohíbe el suicidio es ridicula. La premisa ofrecida en apoyo de ella es que ninguna pena puede atemorizar a una persona que no tiene miedo a la muerte. Este ejemplo muestra también que las proposiciones se pueden afirmar en forma de preguntas retóricas, que se ,usan para hacer afirmaciones más bien que para plantear preguntas, aun cuando se expre­ san en forma interrogativa. Otros ejemplos de argumentos que contienen enunciados formulados como preguntas retóricas son los siguientes: ...si nadie desea ser miserable, nadie, Menón, desea el mal, pues ¿qué es la miseria sino el deseo y la posesión del mal?17

Si una persona dice, amo a Dios y odio a mi hermano, está mintiendo: porque si no ama a su hermano, a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios, a quien no ha visto?18

Al analizar el argumento de Schopenhauer, y el anterior que se refiere al libre ejercicio de la religión, fue útil reformular algunas de sus proposicio­ nes constituyentes. El propósito en cada caso fue el de minimizar nuestra dependencia de sus contextos para comprender el argumento y los papeles que en él desempeñan sus partes constituyentes. Este interés estará presen­ te a lo largo de este libro. Frecuentemente, queremos centrar nuestra atención en una proposición en particular, queremos saber si es verdadera o falsa, lo que ella implica, si es implicada por otras proposiciones, o si es la premisa o la conclusión de un determinado argumento. En tales casos, será útil contar con una formulación de la proposición que nos permita entenderla en forma tan independiente del contexto como sea posible. A veces, la naturaleza proposicional de un elemento constitutivo de un argumento se oculta bajo su expresión como frase nominal en lugar de como oración declarativa. Esto ocurre en el siguiente caso. “ A rthur Schopenhauer, "Sobre el Suicidio" en Ensayos completos de Schopenhauer, Libro V, Estudios sobre el pesimismo, tr. Bailey Saunder, Nueva York, W iley Book Company, 1942, p. 26. 17Platón, Menón, 78A. '‘San Juan, 4:20.

Ethan Nadelmann, profesor asistente en la Escuela de relaciones públicas e internacionales Woodrow Wilson, de la Universidad de Princeton, argu­ menta que la prohibición (de las drogas fuertes) ha sido un error. Cita las oleadas de asesinatos por motivos de narcotráfico en ciudades como Was­ hington y Nueva York, el congestionamiento de los tribunales y prisiones federales y estatales con prisioneros acusados de narcotráfico, los disturbios políticos en Colombia provocados por traficantes de drogas y la corrupción relacionada con el narcotráfico en todo el m undo.19

El hecho de que este pasaje contiene un argumento está parcialmente obscurecido por la forma gramatical de sus premisas, que son precedidas por la conclusión. Estas premisas pueden reformularse como oraciones declarativas, y entonces quedarían como sigue: Se ha incrementado el número de asesinatos por narcotráfico en ciudades como Nueva York y Washington; los tribunales y prisiones federales y estatales están atestados de prisioneros acusados de narcotráfico; Colombia ha sido políticamente desestabilizada por los traficantes de drogas; y en todo el mundo hay corrupción relacionada con el narcotráfico. Resulta así evidente que la proposición que precede a estas premisas es la conclusión del argumento: La prohibición (de las drogas fuertes) ha sido un error. Aunque todo argumento tiene una conclusión, las formulaciones de algunos argumentos no contienen enunciados explícitos de sus conclusio­ nes. ¿Cómo se puede entender y analizar un argumento de este tipo? La conclusión no enunciada de un argumento de este género frecuentemente está indicada por el contexto en el cual el argumento ocurre. Algunas veces las premisas enunciadas sugieren inequívocamente cuál debe ser la con­ clusión no enunciada, como en el siguiente caso: Si él es una persona lista, no va a ir por ahí disparando sobre una de esas personas, y él es una persona lista.20

A quí necesitaríamos conocer el contexto para saber quién es "una de esas personas". Pero no necesitamos del contexto para saber que la conclusión es: Él no va a ir disparando por ahí sobre una de esas personas. '“‘The New York Times, mayo 15, 1988, Sección 1, p. 12. “ George V. Higgins, The Friends of Eddie Coyle, Ballantine Books, Nueva York, 1981, p. 121.

Otro ejemplo de un argumento con una conclusión no enunciada es: La belleza espectacular de las costas de Mendocino y H um boldt del norte de California provoca cada año enormes flujos turísticos hacia esos lugares, provenientes de otras partes de Estados Unidos y de todo el mundo... La región abunda en diversa flora y fauna marina, incluyendo las amenazadas ballenas, focas, morsas y pájaros marinos, y las riquezas pesqueras de esa región son de las más importantes de la costa occidental. El servicio de pesca y fauna ha dicho que el desarrollo petrolero tendría "efectos potencialmente devastadores" sobre estos recursos.21

A partir de las cuatro premisas enunciadas de este argumento, puede inferirse su conclusión no enunciada: El desarrollo petrolero no se debe permitir en las aguas de las costas Mendocino y Humboldt del norte de California.

Algunos lectores habrán quedado muy sorprendidos al leer que para analizar un argumento con una conclusión no enunciada, uno debe saber de antemano qué es lo que se seguiría lógicamente de las premisas enunciadas. Después de todo, ¡se supone que en este libro se está apren­ diendo lógica! ¿Cómo se puede presuponer entonces que el lector ya sabe lógica? Si es así, ¿cuál es el objeto de leer este libro? Esta objeción no es difícil de responder. Se presupone alguna habilidad lógica para el estudio de cualquier tema, incluyendo la lógica misma. El estudio de la lógica puede ensa nchar o agudizar la habilidad del lector para analizar argumen­ tos y proporcionar técnicas efectivas para evaluar argumentos como buenos o malos, como mejores o peores. Pero debe existir alguna capaci­ dad lógica que se pueda agudizar o ensanchar. Como escribió C. I. Lewis, un importante lógico del siglo XX: El estudio de la lógica no apela a criterios que no están presentes de antemano en la mente del estudiante... porque la tarea misma de aprender mediante la reflexión o la discusión supone ya que nuestro sentido lógico es una buena g u ía .22

En resumen: un argumento es un grupo de proposiciones de las cuales una, la conclusión, pretende derivarse o seguirse de las otras, que son las premisas. Las proposiciones son típicamente enunciadas en oraciones declarativas, pero en ocasiones aparecen como órdenes, preguntas retóri­ cas o frases nominales. Un argumento completo se puede enunciar en una

21Lisa Speer y Sara Chasis, "D on't Pulí the Plug of Offshore Waters", The New York Tintes, junio 25, p. 15. “C. I. Lewis, M ind and the World-Order, Charles Scribner's Sons, Nueva York, 1929, p. 3.

sola oración, pero frecuentemente varias oraciones se utilizan en su formulación. En la presentación de un argumento, su conclusión puede ir antes o después de las premisas, o en medio de ellas. O la conclusión puede no enunciarse explícitamente, pero puede aclararse por el contexto, o quedar implicada por las premisas enunciadas explícitamente. La presen­ cia de términos especiales que funcionan como indicadores de premisas o de conclusión a menudo ayudan a identificar y distinguir las premisas y la conclusión de un argumento. Un pasaje que contiene un argumento puede también contener proposiciones que no son premisas ni conclusión de ese argumento, pero que contienen información que ayuda al lector o al oyente a entender de qué tratan las premisas y la conclusión del argumento. Al analizar un argumento, a menudo es útil distinguir por separado las premisas que se pueden conjuntar en una oración simple. Y al reportar el resultado de nuestro análisis de un argumento en su premisa (o premisas) y conclusión, es frecuente y útil formular cada premisa independiente y la conclusión en una oración declarativa que se pueda entender sin importar el contexto.

EJERCICIO S Identificar las premisas y conclusiones en los siguientes pasajes, cada uno de los cuales sólo contiene un argumento.23 ★ 1. Pero el precio de los combustibles fósiles y nucleares es sólo una pequeña fracción de su costo total. La sociedad paga el otro costo del deterioro a la salud y a la propiedad, de los contaminantes esparcidos en los océanos y en los ríos y playas, de la lluvia ácida, de los peces muertos o envenenados y de la miseria humana. — MOSES CAMMER, "La energía solar resultaría más barata", The New York Times, 12 de julio de 1988, p. 28 2. Es difícil sostener que la astrología occidental debe ser verdadera debido a que cuenta con una larga tradición tras de sí, porque las astrologías china e hindú cuentan también con largas tradiciones. Si una es correcta, las otras están equivocadas. — MARTIN GARDNER, "Viendo las estrellas", The New York Review of Books, 30 de junio de 1988, p. 4 3. La prueba de presencia de prejuicios mostró que otro examen, la prueba de aptitud escolar, que la mayoría de los colegios usan como medida para ver a cuáles estudiantes de secundaria admiten, se basaba en 23Las soluciones a los ejercicios señalados mediante un asterisco se encontrarán al final del libro en las páginas 621-675

un prejuicio contra las mujeres, mostrando además que ellas obtenían un promedio más bajo en esta prueba como grupo, aun cuando obtuviesen mejores calificaciones que los hombres. — LEE A. DANIELS , "Acusación de prejuicio de grupo en las pruebas de desempeño escolar", The New York Times, 29 de junio de 1988, p. 25 4. Mentir es parte del desarrollo normal, lo mismo que decir la verdad. La habilidad para mentir es un logro humano, una de esas habilidades que nos colocan aparte de las demás especies. — ARNOLD GOLDBERG, "Mentiras: ¿desórdenes mentales o parte del crecimiento normal?" The Nezv York Times, 17 de mayo de 1988, p. 19 ★ 5. La luz que vemos proveniente de las galaxias distantes salió de ellas hace millones de años, y en el caso del objeto más distante que hemos visto, la luz surgió desde hace ocho mil millones de años. Así pues, cuando observamos el universo, lo estamos viendo como fue en el pasado. — STEPHEN H. HAWKING, Breve historia del tiempo: del big bang a los hoyos negros, Bantam Books, Toronto, 1988, p. 28 6. ...las tecnologías avanzadas aplicadas en las supercomputadoras tienden a penetrar rápidamente en toda la industria de la computación. De modo que la nación que lleva la delantera en el desarrollo de supercomputadoras tiende a tener una gran ventaja sobre otros países en la producción de computadoras más poderosas y más lucrativas. — DWIGHT B. DA VIS, "Supercomputadoras: un imperativo estratégico", High Technology, mayo de 1984, p. 44 7. Prohibido juzgar, porque todos somos pecadores. — WILLIAM SHAKESPEARE, Enrique IV, Parte III, iii 8. Los hombres nacidos en la pobreza son más proclives a cometer crímenes en su madurez y adolescencia que los más privilegiados. Así, un gran crecimiento repentino en los nacimientos en las familias pobres puede previsiblemente producir una elevación de la tasa de criminalidad 15 ó 20 años después. — DAVID E. BLOOM y NEIL G. BENNETT, "El shock del futuro", The New Republic, 19 de junio de 1989, p. 18 9. El que ama no desconoce a Dios, porque Dios es amor. — Evangelio según San Juan, 4:8 ★ 10. Thomas Moore, director de estudios nacionales de la Hoover Institution de la Universidad de Stanford, argumenta que las estadísticas de la pobreza sobrepasan el número de personas pobres, porque los investigadores no añaden los beneficios no monetarios, como los vales de comida y la ayuda médica, cuando calculan el ingreso de las familias. — VICTOR F. ZONANA, "El acertijo d e m o g r á fic o " , The Wall Street Journal, 20 d e ju n io d e 1984

11. Puesto que no hay enfermedades mentales, no puede haber trata­ miento para ellas. — DR. THOM AS S. SZASZ, en Tomando partido: controversias sobre temas bio-éticos, Carol Levine, ed., The Dushkin Publishing Group, Inc., Guilford, Conn, 1984, p. 179 12. Aunque es un juego de origen escocés, el golf se ha convertido en un pasatiempo innegablemente americano. Se calcula que 21.7 millones de americanos son golfistas y, de acuerdo con la National Golf Foundation, 8 millones más estarán jugando golf hacia el año 2000. — "Leonardo of the Links", New York Times Magazine, 13 de noviembre de 1988, p. 50 13. Puesto que los ingresos individuales siguen naturalmente una pauta oscilante a lo largo de la vida —bajos durante la juventud, para llegar a su punto máximo exactamente antes del retiro, y luego volver a reducir­ se — siempre habrá un "nivel natural" de desigualdad de ingresos en cualquier momento, así sea solamente por la distribución de acuerdo con las edades. — M ARK LILLA, "¿Por qué es tan engañosa la 'distribuci del ingreso'?", The Public Interest, Núm. 77, otoño de 1984, p. 63 14. Los proyectiles son más fáciles de defender que las ciudades por dos razones: primero, las plataformas de lanzamiento de proyectiles son pequeñas y fuertes mientras que las ciudades son grandes y vulnerables; segundo, una defensa de una plataforma de lanzamiento se considera exitosa si logra salvar la mitad de los proyectiles, mientras que en la defensa de las ciudades hay que tratar de salvarlas todas. — FREEMAN DYSON "Reflexiones: armas y esperanza", The New Yorker, 13 de febrero de 1984, p. 103 * 15. El perjuicio peculiar que se causa al silenciar la expresión de una opinión es el de un robo contra la raza humana; contra la posteridad al igual que contra la generación existente; contra los que disienten de la opinión, aun más contra los que la aceptan. Si la opinión es correcta, se les priva de la oportunidad de cambiar el error por la verdad; si es erró­ nea, pierden un beneficio casi igual, la percepción más clara y viva de la verdad, producida por su contraste con el error. — JOHN STUART MILL, "Sobre la libertad" (1859), en Essential Works of John Stuart M ili, Max Lerner, ed. Bantam Books, Inc., Nueva York, 1961, p. 269 16. Es difícil saber medir el dolor que sienten los animales, porque el dolor es subjetivo y los animales no pueden hablar. — "The Ethics of Animal Testing", The Economist, 7 de abril de 1984, p. 87

17. Cualquier intento de basar los principios lógicos en algo más básico, ya sea nuestro sistema de reglas contingentes para usar el lenguaje o en cualquier otra cosa, es contraproducente. Porque el intento consiste en deducir conclusiones de premisas y para que la deducción sea posible, se presupone la validez de las leyes lógicas. — DAVID MITCHELL, Introducción a la lógica, Hutchinson University Library, Londres, 1962, p. 134 18. (Los miembros de un comité de doce miembros de la Escuela de Minería de Colorado) ...dicen que los ingenieros del futuro deberán trabajar cada vez más en equipos interdisciplinarios y enfrentarán las mayores regulaciones gubernamentales y escrutinios públicos. En consecuencia, dice el reporte, la escuela deberá ayudar a los estu­ diantes a desarrollar un "punto de vista más amplio acerca de las implicaciones sociales y políticas de sus acciones, así como mejores habi­ lidades comunicativas, más movilidad intelectual, mejores capacidades administrativas y un mayor compromiso con el cuidado del medio am­ biente". — ROBERT L. fACOBSON, e n The Chronicle of Higher Education, 9 de julio de 1979 19. El pensamiento es una función del alma inmortal del hombre. Dios ha dado un alma inmortal a cada hombre y mujer, pero no a otros animales o a las máquinas. Por lo tanto, ninguna máquina o animal puede pensar. — A. M. TURING, "Computing Machinery and Intelligence", Mind, Vol. 59,1950 * 20. Una superficie gris se ve roja si antes hemos estado viendo una azul verdosa; una hoja de papel se siente muy suave si hemos tocado antes una lija, o rugosa si antes hemos tocado una suave superficie de cristal; el agua de la llave sabe dulce si hemos comido antes alcachofas. Por tanto, una parte de lo que llamamos rojo, suave o dulce debe estar en los ojos, los dedos o la lengua del que ve, toca o prueba. — B. F. SKINNER, Más allá de la libertad y de la dignidad. 21. De entre todas las cosas del mundo, la sensatez es la que se halla distribuida más equitativamente, porque cualquiera cree que la tiene en abundancia y aun aquellos que resultan más difíciles de complacer en cualquier otra cosa, comúnmente no desean más de la que ya tienen. — RENÉ DESCARTES, Discurso del método. 22. Sus contemporáneos entendían el amor cortesano como amor sin con­ diciones, amor romántico, amor verdadero, amor físico, no asociado con la propiedad o la familia y consecuentemente centrado en la mujer de otro, pues solamente ese vínculo ilegítimo podría tener el amor como único motivo. — b a r b a r a TUCHMAN, A Distant Mirror, The Calamitous 14th Century.

23. Los ciudadanos que tanto valoran su "independencia" no deberían enrolarse en un partido político, pues esto menoscaba su independencia, ya que han de compartir con otros la decisión fundamental de la elección del candidato. — BRUCE L. f e l k n o r , Política sucia 24. ...para que un productor pueda convencer a las instituciones que financian películas que la suya es redituable, tiene que contar con una estrella "taquillera", y si tiene el proyecto de filmar una película con contenido político, la estrella difícilmente aceptará firmar el contrato si no está de acuerdo con ese contenido político. Esto significa que, con mucho, las películas de corte político que se hacen en Hollywood hoy día represen­ tan el pensamiento político de los actores. — RIC H A RD GRENIER, "Jane Fonda & other political thinkers", Commentary, junio de 1979 * 25. A sus treinta y tantos años, Boswell dijo de sí mismo: "Estoy consciente de que tengo limitaciones en mi sentido común y mi capacidad de juicio. Debo, por tanto, ser desconfiado y cauteloso". — IRVIN EHRENPREIS, reseña de Frank Brady, James Boswell: The Later Years, 1769-1795, en The New York Review of Books, 28 de marzo de 1985, p. 3 26. La investigación de los fenómenos sobrenaturales está más allá del alcance de la ciencia. Por tanto, la ciencia no puede probar ni refutar la existencia de Dios. — JAMES A. HOPSON , carta a los editores de The New Republic, septiembre 12 de 1983, p. 4 27. No podemos pensar que el conocimiento ha llegado a su meta final o que la sociedad actual es perfecta. Debemos, por tanto, recibir con beneplá­ cito la iniciativa de nuestros profesores de llevar a cabo discusiones que nos sugieran los medios y preparar el camino por el cual se pueda extender el conocimiento, se eviten los males presentes y se prevengan otros. — The University of Wisconsin Board of Regents, 1894, citado por Richard Hofstadter y Walter P. Metzger en The Development of Academic Freedom in United States 28. En una sociedad primitiva en la cual cada familia sólo puede obtener comida suficiente para ella misma, todas las personas viven de la tierra. Cuando la productividad agrícola se duplica, cada familia rural puede producir lo suficiente para dos, y la mitad de la población puede trabajar en la industria. Cuando cada familia puede producir para tres, solamente una tercera parte de la población requiere estar en el campo y así sucesiva­ mente. Se sigue que casi es una cuestión de simple aritmética que el porcentaje de la población total en el campo debe ser inversamente proporcional a la productividad agrícola. — DANIEL B. SUITS, Principios de economía

29. La doctrina de la disuasión afirma que un agresor nuclear no actuará si se enfrenta a la amenaza de represalia del mismo tipo. Descansa, por tanto, en la disposición para usar estas armas para responder a un ataque. — CHARLES KRAUTHAM M ER, "O n nuclear morality", Commentary, Vol. 76, Núm. 4, octubre de 1983, p. 48 * 30. Probablemente es cierto que las armas nucleares menos destruc­ tivas son las más peligrosas, porque facilitan el desencadenamiento de una guerra nuclear. — FREEMAN DYSON, "Reflexiones: armas y esperanza", The New Yorker, 6 de febrero de 1984, p. 60

1 .3 . Diagramas para argumentos unitarios Los pasajes argumentativos contienen frecuentemente más de un argu­ mento. Pero para analizar pasajes argumentativos complejos (como se hará en la sección 1.5) es útil establecer primero un método para analizar argumentos unitarios. Un método poderoso y simple a la vez para realizar esta labor y para exhibir diagramáticamente la estructura de los argumen­ tos fue desarrollado hace algunos años por el profesor Monroe Beardsley y posteriormente fue perfeccionado por los profesores Stephen N. Thomas y Michael Scriven.24En este capítulo el autor seguirá ese método sólo con algunos cambios menores. Un diagrama de algo es una representación espacial de ello, como un plano de edificio o el diseño de una máquina, una gráfica de la población o de la distribución del ingreso, o un diagrama de flujo para una instalación eléctrica. Adoptaremos aquí la convención de colocar la conclusión del argumento debajo de las premisas y usaremos una flecha como indica­ dor diagramático de la conclusión. Como primera aproximación a nues­ tros diagramas, consideraremos el argumento: Dado que cada portador de la enfermedad es un difusor potencial de la misma, debemos proteger a las entidades no contaminadas de las ya contami­ nadas.”

que podemos expresar como: Cada portador de la enfermedad es un difusor potencial de la misma.

i

Debemos proteger a los no contaminados de los contaminados. 24M onroeC. Beardsley, Practical Logic, Prentice-Hall, Inc., Englewood Cliffs, N.J., 1950; Stephen N.Thomas,Prac(;cq V F V V

Aquí las dos primeras columnas de la tabla son las guías; la tercera se llena en referencia a la segunda, la cuarta en referencia a la primera y tercera, la quinta en referencia a la cuarta y la sexta es idéntica por definición a la quinta. El símbolo " 3" no se reconoce como denotando el significado de "sientonces" o representando la relación de implicación. Sería imposible, porque no hay un único significado de la implicación, sino varios diferen­ tes. Ni el símbolo " 3" se reconoce como algo que representa todos los significados de "si-entonces", ya que son todos diferentes y cualquier intento de abreviar todos ellos por medio de un único símbolo lógico resultaría tan ambiguo como la frase del español "si-entonces" o la pala­ bra "implicación". El símbolo "3" es totalmente no ambiguo. Lo que abrevia p 3 q es ~(p ■~q), cuyo significado está incluido en los signifi­ cados de cada uno de los diferentes tipos de implicaciones considerados, pero esto no constituye el significado total de cualquiera de ellos. Podemos considerar el símbolo " 3" como representación de otro tipo de implicación y será conveniente hacerlo así, puesto que una forma adecuada de leerp z>q es "si p entonces q " . Pero no se trata del mismo tipo de implicación que cualquiera de los mencionados antes. Los lógicos le llaman implicación material y al darle un nombre especial admiten que es una noción especial, la cual no debe confundirse con los otros tipos más usuales de implicación. No todos los enunciados cond icionales del español han de afirmar uno de los cuatro tipos de implicación previamente considerados. La implicación material es un quinto tipo que se puede afirmar en el discurso ordinario.

Consideremos la observación "Si Hitler fue un genio militar, entonces yo soy el tío de un mono". Es claro que no se puede afirmar una implicación lógica, definicional o causal. Debía ser evidente que no puede representar tampoco una implicación decisional, puesto que no se refiere a la capaci­ dad del hablante para hacer el consecuente verdadero. Ninguna "conexión real", sea lógica, definicional o causal, se obtiene entre el antecedente y el consecuente. Un condicional de este tipo se usa a menudo como un método humorístico para negar su antecedente. El consecuente de tal condicional usualmente es un enunciado que es obvio o ridiculamente falso. Y puesto que ningún condicional puede tener a la vez su antecedente verdadero y consecuente falso, afirmar tal condicional equivale a negar que su antece­ dente sea verdadero. El significado completo del presente condicional parece ser que la negación de "Hitler es un genio militar" es verdadera cuando "Yo soy el tío de un mono" es falsa. Y puesto que la última es obviamente falsa, el condicional debe entenderse como una negación del primer enunciado. La implicación material no sugiere ninguna "conexión real" entre el antecedente y el consecuente. Todo lo que afirma es que es un hecho que no es el caso de que el antecedente sea verdadero cuando el consecuente es falso; debemos notar que el símbolo de implicación material es un conectivo veritativo funcional, como los símbolos para la conjunción y la disyunción. Como tal, se define mediante la tabla de verdad:

V V F F

V F V F

V F V V

La extrañeza con la que a veces se juzga el símbolo de herradura, como fue definido por la tabla de verdad, se disipa al menos en parte por las siguientes consideraciones. Como el número 2 es menor que el 4 (lo cual se simboliza 2 < 4), se sigue que cualquier número menor que 2 es menor que 4. La fórmula condicional Si x < 2 entonces x