El Sentido De La Historia De La Filosofia

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de la historia de la filosofía Ensayo ontológico sobre la ''anarquía”

de los sistemas

y

la verdad filosófica

Adolfo P. Carpió

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EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS AIRES

EUDEBA S.E.M. Fundada por la Universidad de Buenos Aires

© 1977 E D IT O R IA L U N IV E R SIT A R IA D E B U E N O S AIRES Sociedad de Economía Mixta Rivadavia 1571/73 Hecho el depósito de ley IM PR E S O E N L A A R G E N T IN A — P R IN T E D I N A R G E N T IN A

ÍNDICE

P re fa c io

........... ................ .....................................................

A b r e v ia t u r a s

I.

. . . ........................................................ —

XV XIX

FILOSOFÍA E HISTORIA DE LA F ILO S O FÍA .................... 1 1. Predominio actual de la historia de la filosofía, 3; 2. La invasión de lo histórico, 5; 3. La filosofía y su autooonciencia histórica, 8; 4. El historicismo y el valor de la filosofía, 12; 5. La situación de la filosofía actual: el problema de la verdad, 16,- 6. Planteo del problema, 19.

II.

EL SENTIDO FORMAL DE LA HISTORIA DE LA F IL O S O F ÍA ................. ......................................

23

1. La filosofía como realidad textual, 25; 2. La filosofía como historia de la filosofía, 27; 3. La historia de la filosofía como pluralidad de filosofías, 29; i 4. El pasado como tradición, 30; 5. Las influencias y las fuentes, 34; 6. La reacción sobre el pasado. Selección del material, 36; 7. El pasado como objeto de ordenación, 39; 8. El re-descubri­ miento del pasado, 44; 9. La interpretación, 45; 10. La construcción de la historia de la filosofía, 50; 11. La “fidelidad” y “objetividad” históri­ cas, 54; 12. Continuación, 60; 13. El sentido formal de la historia de la filosofía, 63.

III.

EL AHISTORICISMO

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65

Sección i: historia de la filosofía y verdad, 67; 1. La historia de la filo­ sofía como filosofía, 67; 2. El filósofo frente al pasado. La anarquía, 71; 3. Testimonios de la conciencia desgarrada, 73; 4. Historia de la ciencia e historia de la filosofía, 75; 5. Las teorías de la historia de la filosofía. Clasificación de las mismas, 80. Sección ii: las teorías ahistoricistas, 83; 6. (1) El dogmatismo: a) tradicionalismo, 83; 7. (1) El dogmatismo: b) cartesianismo, 86; 8. (2) El escepticismo, 92; 9. Críticas, 93; 10. (3) El eclecticismo. Críticas, 95; 11. Necesidad y significado del pasado filosófico, 99; 12. La historia de la filosofía como organon de la filoso­ fía, 102.

IV.

EL HISTORICISMO

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..........

1. El historicismo, 107. Sección i: Hpgel, 110; 2. La idea como desarro­ llo y concreción, 110; 3. La lógica y la historia de la filosofía, 115; 4. El sistema, y el fin de la filosofía, 121; 5. La historia como simula­ cro, 126; 6. La verdad, su acontecer y la adecuación al concepto, 129; 7. La razón, y el filósofo, 134; 8. Exeursus. Anotación sobre la concep­ ción hegeliana del hombre, 137. Sección ii: Dilthey, 140; 9. La filosofía

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de la filosofía, 140; 10. La vida, 141; 11. Las concepciones del mando, 146; 12. El origen de la filosofía, 150; 13. Los tipos de metafísica, 154; 14. El problema de la filosofía, 156; 15. La solución del problema, 159; 16. Consideraciones críticas, 164; 17. Balance y perspectiva de la investigación, 170.

V.

LA CONCEPCIÓN CLÁSICA DE LA VERDAD COMO VERDAD PROPOSICIONAL.................................... 1. El prestigio de la ciencia, 175; 2. La ciencia como sistema prepo­ sicional, 177; 3. La concepción clásica del conocimiento, 178; 4. “Feno­ menología’' y “Aporética” del conocimiento, 179; 5. Aporética de la aporética, 182; 6. El conocimiento como modo de ser derivado, 187; 7. El concepto clásico de “verdad”, 189; 8. Las “tesis” del concepto tradicional de verdad, 192; 9. La verdad preposicional, 194; 10. La verdad como “adecuación”, 197; 11. Necesidad de un análisis de la existencia humana, 199.

VI.

LA ESTRUCTURA DE LA EXISTENCIA .................. 1. El hombre y la comprensión del ser, 203; 2. Cadacualidad y que­ hacer, 207; 3. Concepto existenciario de posibilidad, 208; 4. La “esen­ cia” del hombre como existencia, 212; 5. El mundo, 216; 6. La dis­ posicionalidad, 220; 7. La comprensión, 224; 8. El lenguaje, 229; 9. Autenticidad e inautenticidad, 231; 10. La preocupación, 234; 11, La trascendencia, 235.

VII.

LA VERDAD ÓNTICA

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1. La verdad como mostración, 241; 2. La verdad como akr^crcía, 244; 3. El mundo y la diversidad del ente, 247; 4. Relación entre la verdad y las cosas, 248; 5. La verdad como “pertenencia del hombre”, 249; 6. La verdad como estado-de-descubierto, 250; 7. La verdad como estado-de-abierto, 251; 8. La verdad cotno participación, 252; 9. La verdad óntica y sus modos, 255; 10. El Dasein como ser-en-la-verdad, 256; 11. Facticidad y finitud de la verdad, 258; 12. La no-verdad, 261; 14. La verdad como “existente”, 264; 14. “Subjetivismo” y “relati­ vismo” de la verdad, 266; 15. Fundamento y derivación de la verdad apofantica, 268.

VIII.

LA VERDAD ONTOLÓGICA Y EL FILOSOFAR . . . . . 1. Concepto existenciario de ciencia, 275; 2. El problema del pasaje de la actitud cotidiana a la científica, 277; 3. El paso a la ciencia como “vuelco en la comprensión-del-ser, 280; 4. El ejemplo de la física moderna, 282; 5. Kant, KrV, Bxii-xiii, 285; 6. Testimonio de Schelling, 286; 7. Ser y ente. La comprensión-del-ser, 287; 8. Platón, Fedón 74a-75e, 289; 9. El proyecto del ser, 291; 10. La ciencia no tiené acceso a su propio proyecto, 292; 11. El proyecto científico como amojonamiento de un territorio, 295; 12. Los “límites” de la ciencia, y la filosofía, 296; 13. Vferdad óntica y verdad ontológica, 297; 14. La comprensión-del-ser como “esencia” del hombre, 299; 15. Testimonio de Platón, Fedro, 249e, 300; 16. Verdad ontológica y trascendencia, 301; 17. La trascendencia, “fuente de la verdad”, y la filosofía, 304.

IX.

EL “TEMA” DE LA METAFÍSICA .............................

307

1. La concepción aristotélica de la metafísica, 309; 2. La constitución-onto-teo-lógica de la metafísica, 313; 3. El cuadro tradicional de la metafísica, 314; 4. Reducción a la cuestión del ser, 316; 5. El olvido del ser, 317; 6. La filosofía no tiene objeto, 319; 7. El procedimiento de la metafísica doctrinal, 321; 8. La filosofía, el “mundo” vuelto al revés, 323; 9. Excursus. La palabra “metafísica”, 325.

X.

EL FILOSOFAR COMO TRASCENDER ...................

329

1. Objeciones a la pregunta por el ser, 331; 2. Posibilidad de la pre­ gunta por el ser, 334; 3. Carácter determinado-indeterminado del ser, 337; 4. La palabra “ser”, 340; 5. Necesidad de la pregunta por el ser, 343; 6. El significado de la pregunta, 347; 7. Caracteres de la pregunta, 353; 8. La pregunta como "acontecimiento” (Geschehnis). La historia, 355; 9. El salto como trascender, 358; 10. La metafísica como trascender, 362; 1L El “pensamiento” de Nietzsche, 367; 12. La estructura del filosofar: el proyecto, 369; 13. La estructura del filosofar: la finitud del proyecto-del-ser, 377; 14. El filosofar como lucha contra la caída, 382; 15. Nota sobre la ontología del filosofema. La interpreta­ ción, 385; 16. El problema de las “influencias”, 388; 17. El “sistema” como expresión del filosofar, 392; 18. Filosofía, theoria y praxis. 395; 19. Filosofia y arte, 400.

XI.

EL SENTIDO DE LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA. 1. Despeje de la “anarquía”, 407; 2. La pluranimidad de la filosofía, 410; 3, La historia de la filosofía como verdad del ser, 413; 4. El trascender y la estructura de la historia de la filosofía, 415; 5. Finitud de la verdad ontológica, 419; 6. La no-verdad ontológica y la no-filosofía, 423; 7. Crítica de dos concepciones de la filosofía, 427; 8. Las “soluciones” y la filosofía, 429; 9. La filosofía como resolución, 434; 10. Ei sentido de una “respuesta” a la pregunta por el ser, 436; 11. La historia de la filosofía como Idea y camino, 441; 12. Final, 445.

405

matri carissimae

tantum, uicine Palaemon, sensibus haec imis (res non est parua) reponas. Verg., Bucol. III, 53-54

bp&'ov aXii&ei aei Soph .,A n tíg . 1195

Males que conocen todos Pero que naides cantó. M. Fierro, in fine

Este ensayo —que también hubiera podido titularse “ La legi­ timidad de la filosofía” , o aun, si se nos disculpa la usurpación de tan ilustres palabras, “ Crítica de la razón filosófica” —tiene por tema una Cuestión de acuciante urgencia para nuestro tiem­ po: la del sentido, o sin-sentido, de la filosofía. Es cierto que és­ ta aparece en las formas más variadas de la existencia de nuestra época; no sólo en el teatro, la novela o la poesía, en las ciencias, en las religiones y en sus sucedáneos más o menos “ orientalizantes” , sino que su nombre irrumpe en los contextos más inespe­ rados, hasta el punto de que la palabra “ filosofía” acaba deco­ rando la mismísima fraseología burocrática. Sin embargo ^ocurre que la filosofía misma se siente acosada por su propia conciencia histórica, que la intimida con la amenaza del relativismo. Por su parte, la época pone en tela de juicio su “ valor” . De un lado —que no es sólo un modo de hablar, sino que representa un sector de la realidad históríco-mundial—, desde el punto de vista teoréti­ co, por obra del positivismo; del otro, desde el punto de vista “ prác­ tico” : sea porque la especulación es sospechosa de enemiga de la vida, sea porque la filosofía —la teoría— se hadado por concluida y reemplazada por la praxis, por la acción, inclusive por la acción directa; y todo ello en beneficio de la suprema soberana del día: la eficacia. Pues bien, la convicción que anima las siguientes pá­ ginas es precisamente lá de que la filosofía tiene sentido (o, me­ jor, “ es” el sentido originario) —siempre que seamos capaces de traspasar la capa de prejuicios y supuestos en que reposan las di­ ficultades que el tema provoca, y si no nos dejamos dominar por la superstición que lleva el nombre de “ eficacia” . Esos prejuicios y supuestos ha sido Heidegger quien los puso adecuadamente al descubierto: de ahí que este libro podría des­ cribirse como un ensayo “ heideggeriano” , en la medida en que, según se verá, es el pensador de Friburgo a quien primordialmen-

te se ha seguido a lo largo de estas páginas. Con todo, ello de­ be acompañarse de dos restricciones. Por un lado, que aquí se trata, en lo fundamental, del “ primer” Heidegger (hasta 1935, poco más o menos). En segundo lugar, no quiere decirse que este trabajo consista meramente en una exposición de Heidegger, o en una “ aplicación” de sus ideas a un tema especial; la sola se­ lección de ciertas cuestiones, la omisión de otras, su diversa “ eco­ nomía” , lo impiden. El lector entendido podrá apreciar las “ infi­ delidades” en que se haya incurrido, sea porque no se haya alcan­ zado la adecuada comprensión del gran filósofo, sea porque se haya seguido distinto camino. Al fin y al cabo ha dicho aquél que los caminos del pensar son Holzwege: cada cual habrá de abrirse trabajosamente el suyo propio, y si bien es ineludible, y no sólo instructivo, haber recorrido otros senderos, la experien­ cia del propio es insustituible. Aunque la investigación tiene un significado independiente, debe decirse que posee además una proyección o interés “ prác­ tico” . Porque fundar ontológicamente —como aquí se pretende— la diversidad de la filosofía —o, para decirlo en este lugar de ma­ nera más sencilla: la diversidad de las “ opiniones” de los hom­ bres— lleva consigo implícita una “ moral” y hasta cierta peda­ gogía: la del respeto y la tolerancia mutuas, la de la veneración por la diversidad, riqueza e irreductibilidad de cada existencia humana. No es preciso reflexionar mucho sobre nuestra época para apreciar en qué medida las concepciones del mundo o ideo­ logías se han convertido en instrumentos de combate; Nietzsche lo profetizó: “ Llega la época en que ha de librarse la lucha por el dominio de la tierra —se librará en nombre de doctrinas filosó­ ficas f u n d a m e n t a le s En estos tiempos nuestros de violenta intolerancia, no será entonces inoportuno, por cierto —y sin que ello signifique ilusionarse acerca del eco de la filosofía en época de creciente sordera—, el intento de mostrar, no sólo que no se da una Verdad única válida para todos, sino que ade­ más y sobre todo ello significaría, en caso de logrársela y toma­ do al pie de la letra, la conversión de la humanidad en un rebaño de la más completa uniformidad y regimentación, la negación de la persona, que por serlo es diversidad. [..■1 el ver que otro tiene de la mejor buena fe ideas extremadamente diversas de las propias, puede hacer comprender, o siquiera vislumbrar,

1 Die Unschuld des Werdens. D er Nachlass, Stuttgart, Kroner, 1956. II, 365.

la diversidad profunda de los hombres, la necesidad de que tenga su razón de ser en la naturaleza misma de las cosas, la reverencia por esta naturaleza, el respeto por la diversidad oriunda de ella, en suma, la'tolerancia, el liberalismo. 2

* * *

Iniciada la investigación en torno de este tema hace ya bas­ tantes años —si bien en función de una perspectiva muy distinta de la presente—, no es posible precisar con exactitud qué fue lo que nos orientó hacia esta cuestión. Pero si Heidegger sirvió de clave, por así decirlo, para el tratamiento de los problemas que aquí nos ocupan, conviene dejar constancia de deudas que quizás la lectura no haga suficientemente explícitas: junto al nombre de mi maestro, Francisco Romero, cuyo filosofar se nutría de historia, debo mencionar dos obras, leídas hacia aquellas fechas (1946-1948) y que seguramente despertaron o avivaron mi in­ terés por el tema de la historia filosófica y su verdad: Filosofía de la filosofía, de José Gaos, y el breve y terso Raíz y destino de la filosofía, de Aníbal Sánchez Reulet.

Julio de 1972

2

J. G a o s , “ El interés de la filo so fía” , en Discurso de filosofia, Xalapa (M éx ico ), Universidad Veracruzana, 1959, p. 41.

Las obras de Heidegger se citan según las siguientes siglas:

BH

Brief über den Humanismus, enPlatons Lehre v o n d e r Wahrheit, Bem, Francke, 1947.

EiM

Einführung in die Metaphysik, Tübingen, Niemeyer, 1953.

EP

Einleitung in die Philosophie, curso inédito dictado en Friburgo Br., 1928/29.

FD

Die Frage nach dem Ding, Tübingen, Niem eyer, 1962.

Ho

Holzwege, Frankfurt a. M., Klostermann, 1950.

ID

Identitiit und Differenz, Pfullingen, Neske, 1957.

KM

Kant und das Problem der Metaphysik, Frankfurt a. M ., Klostermann, 2 1951.

N I

Nietzsche, Pfullingen, Neske, 1961, Bd. I.

N II

Nietzsche, Bd. II.

Phi

Wast ist das — die Philosophie?., Pfullingen, Neske, 1956.

SD

Zur Sache des Denkens, Tübingen, Niemeyer, 1969.

SG

D erS atz uom Grund, Pfullingen, Neske, 1957.

SZ

Sein und Zeit, Tübingen, Neomarius, 6 1949 (con la misma paginación que la edición original, 1927). En los casos en que se ha utilizado la traducción de J. Gaos, se señala la página de la primera edición espa­ ñola (M éxico, Fondo de Cultura Económica, 1951) y la de la cuarta, 1971.

US

Unterwegs zur Sprache, Pfullingen, Neske, 2 1960.

VA

Vortráge und Aufsátze, Pfullingen, Neske, 1954.

. ■*

WeM Wegmarken, Frankfurt a. M., Klostermann, 1967. WG

Vo m tyesen des Grundes, Frankfurt a. M ., Klostermann, 31949.

W hD Was heisst D e n k en ? , Tübingen, Niem eyer, 1954. WM

Was ist Metaphysik? , Frankfurt a. M ., Klostermann, 5 1949.

WW

V o m Wesen der Wahrheit, Frankfurt a. M ., Klostermann, 2 1949.

ZSF

Zur Seinsfrage, Frankfurt a. M ., Klostermann, 1956.

Las obras de Hegel se citan según la Philosophische Bibliothek, de Meiner; cuando ello no era posible, por la Jubiláumsausgabe de H. Glockner (que reproducé lasSatntUche Werke, Berlín, 1832 y ss.) Para facilitar la compulsa, se ha considerado conveniente en muchas oportunidades, señalar el párrafo de la página que se cita; ello es lo que in* dicá la létrá minúscula qué sigue á í húii[ieró:dé la página dé las obras de Héidegger o Hegel (así, por ej., W eM 173 c, significa el tercer párrafo de ía pági­ na 173 de Wegmarken).

FILOSOFÍA E HISTORIA DE L A FILOSOFÍA

Itaque dubitans, circumspectans, haesitans, multa adversa reverens tamquam in rate in mari immenso nostra vehitur oratio. C íe., Tuse., I, 30,