Culturas y Memoria manual para ser historiador (Opt y OCR)

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j ::ste ensayo es un apasionado alegato de la 1istoria como ejercicio intelectual y creativo >ara revivir el pasado y construir el presente. iu autor, Mauricio Tenorio Trillo, esgrime :on originalidad una defensa de la imagina:ión y la memoria en tanto instrumentos ~ s enciales del historiador - quien comparte asgos con el filósofo, el poeta e incluso el :ientífico- . A través de un estilo al mismo iempo sabio y lúdico, examina con pacienia de relojero las herramientas que la hisoriografía ha utilizado a lo largo del tiempo , a contracorriente de las modas académicas ecientes, nos propone recuperar la pulsión enuina que ha llevado al ser humano, desde us orígenes, a relata r su propio pasado . ·enorio Trillo también hace historia para oner en práctica su propia argumentación ?Órica, así como para acotar los límites de 1 verdadera historiografía. El gran mérito s su destreza, mediante la lucidez y la afecvidad, para contagiar a los lectores con la evoción por. la historia al igual que por otras >rmas de conocimiento que se ent relazan de 1anera natural con ella: desde la antropoloía, la poesía y el arte, hasta el cancionero opular romántico de la primera mitad del iglo XX; y en definitiva, la vida .

Mauricio Tenorio Trillo

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Culturas y memoria: manual para ser historiador

Índice

l.ª edición: marzo de 2012

©Mauricio Tenorio Trillo, 2012

Diseño de la colección: Estudio Úbeda Reservados todos los derechos de esta edición para © Tusquets Editores México, S.A. de C.V. Campeche 280 Int. 301 y 302 -Hipódromo Condesa-06100 México, D.F. Tel. 5574-6379 Fax 5584-1335 www.tusquetseditores.com ISBN: 978-607-421-321-8 Impresión: Litográfica Ingramex, S.A. de C.V. - Centeno 162-1 - México, D.F. Impreso en México

Queda rigurosamente prohibida cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación total o parcial de esta obra sin el permiso escrito de los titulares de los derechos de explotación.

Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Recordar y olvidar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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I. Memorias de un ventrílocuo: historia y culturas 1. Llegar a saber . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 2. Historia y culturas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51 3. Poesía e historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78 4. La imaginación histórica . . . . . . . . . . . . . . 138

II. Vidas de memoria 5. Guadalupe Aceves . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6. Juan de López. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7. Epifanio Martínez . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8. Jacobo Camino. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9. Joan Rivera. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10. Pablo Pérez ... . ·. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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III. Abuso de la memoria 11. La saudade . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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12. 13. 14. 15. 16. 17.

La autobiografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La potencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La perogrullada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El dogma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La erudición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El olvido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Apéndices Notas... . ... .. . . .... .. ......... .... ..... Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Índice onomástico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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A la Xapis, Xapis; a quien fuera FTG

el record que se me'n va, de tan confús, cap el futur, se'm fa desig, i la memoria em verdeja. Gabriel Ferrater, Les dones i els dies, 1968

Observe el rebaño que pasta al lado de usted. El rebaño ignora qué es el ayer y qué es el hoy. Pastorea por ahí, come, descansa, digiere, salta de nuevo y así pasa de la mañana a la noche, día a día, .con sus gustos y disgustos estrechamente pegados a los signos del momento, y así el rebaño no conoce la tristeza ni el cansancio. Para el hombre es difícil ser testigo de esto porque él se jacta ante sí mismo de que su condición humana es mejor que la de la bestia y, sin embargo, ve con envidia la felicidad del animal. El hombre sólo desea vivir como la bestia, sin cansarse de las cosas, sin dolor, pero quiere esto en vano, no lo desea tanto como el animal. Un día el hombre interroga a la bestia: «¿Por qué no me hablas de tu felicidad, sólo me miras?» . La bestia también quiere hablar, decir: «Este vivir sucede porque siempre y de inmediato me olvido de lo que quería decir». Pero para cuando quiere hablar la bestia ya se ha olvidado de esta respuesta y permanece en silencio, por lo que el hombre sigue pensando en la pregunta. Friedrich Nietzsche, Sobre la utilidad y los perjuicios de la historia para la vida, 1874

AGRADECIMIENTOS

Fernando Escalante, Valeria López, Pablo Mijangos, Yuna Blajer de la Garza y Sandra Rozental leyeron, corrigieron y criticaron versiones de este libro. Mi gratitud es poca cosa, pero es todo lo que me aceptaron. Lo de bueno que haya aquí, cosa de ellos y ellas; lo demás, culpa mía.

Prólogo

Permítaseme comenzar este prólogo evocando un recuerdo de mi querido maestro Mauricio Tenorio. Corría el año 2002 y yo era un joven licenciado en derecho comenzando mis estudios formales de historia en la Universidad de Texas en Austin. Era mi segundo semestre del doctorado y estaba cursando la clase del j profesor Tenorio sobre historia cultural, que en aquel en- ¡ tonces era ya la subespecialidad hegemónica en la historiografía académica norteamericana. A decir verdad, el \ curso de Tenorio -el temido y genial enfant terrible de nuestro departamento- era bastante sui géneris, pues tenía muy poco de la ortodoxia acostumbrada: contadas referencias a Homi Bhabha, Gayatri Spivak y demás teóricos de la subalternidad, copiosas burlas a la jerigonza del counter-hegemonic resistance, el post-this y el post-that, e incontables y lúcidas sugerencias metodológicas a partir de las obras de Carlo Ginzburg, Peter Burke, Quentin Skinner, J.G.A. Pocock, Carl Schorske, Lynn Hunt y Roger Darnton, o bien de clásicos como Johan Huizinga, Benedetto Croce, Edmundo O'Gorman, Luis González, John Womack y Richard Morse. De entre todos los textos estudiados, sin embargo, el que más interés y pasión despertaba en el profesor Tenorio era

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un denso y poco conocido ensayo de Friedrich Nietzsche, titulado Sobre la utilidad y los perjuicios de la historia para la vida (1874). Básicamente, el ensayo en cuestión es una diatriba contra el exceso de historia en la formación de los universitarios alemanes del siglo XIX, a quienes Nietzsche denunciaba como «enciclopedias andantes » incapaces de ¡crear una verdadera cultura desde y para la vida. El ensayo comienza advirtiendo que la experiencia humaI/ na está. marcada. por ~n~ constante te.nsión. entre la : memona y el olvido: s1 bien la memona es msepara: ble de la conciencia, el olvido resulta indispensable para empezar de nuevo. O lo que es igual, mientras que la vida puede florecer sin historia, la omnipresencia del recuerdo aparece como receta infalible para la locura y la parálisis del espíritu creador. Una cultura humanística, en este sentido, no consiste en una simple y tediosa acumulación de conocimientos acerca de las costumbres, artes y filosofías del pasado; más bien, y a diferencia de lo que creían los doctos rivales de Nietzsche, la verdadera cultura es la capacidad de crear una nueva y superior naturaleza, que fecunde y no ex, tinga la vida, el pensamiento y la voluntad. La historia, entonces, sólo tiene sentido como herramienta para la imaginación creativa y la reinvención vital, es decir, como un ejercicio de «elaboración poética» que permita entrever los contornos y posibilidades ·de un mundo pleno de «significado, poder y belleza». Más que un simple registro de la memoria, la historia útil es un arte del descubrimiento y el olvido. A juicio del profesor Tenorio, el ensayo de Nietzsche era la crítica más acertada y contundente a la historia

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como ha sido practicada en el mundo occidental desde su profesionalización en el siglo XIX. Debo confesar que, en aquel momento de mi carrera, no dejó de parecerme extraño que nuestro maestro en el oficio de historiar mostrara tal fascinación frente al anarquismo intelectual de Nietzsche y su feroz ataque contra los cimientos de la disciplina. A la distancia, sin embargo, puedo advertir que aquel provocador texto contenía las claves para entender mejor la prolífica obra de Mauricio Tenorio, un bibliómano sin remedio que en su joven madurez es autor de varias historias indispensables sobre la trayectoria cultural y política de México, Estados Unidos y España durante el último tercio del siglo XIX y el primero del XX, sin olvidar una novela sobre las vivencias y obsesiones del urbanista, numerosos ensayos acerca y en contra de la intelligentsia pública y académica, y un singular manual para principiantes sobre las Argucias de la historia , al que sigo recurriendo hasta la fecha. Culturas y m emoria: manual para ser historiador, que tengo el inmerecido honor de prologar, es tal vez la obra más personal y profunda de mi maestro, quien, deseoso de «ganarle tiempo a la memoria», vuelve a la carga en su cruzada por una historia que sea también vida, cultura y «elaboración poética», como deseaba Nietzsche. No pretendo resumir al lector un libro por demás complejo y rebosante de acertijos, ironía, lecturas y vivencias personales y ajenas. Por ahora basta decir que este ensayo recoge, al ritmo que le permite una prosa enamorada de la poesía, las dudas y reflexiones de un maestro veterano que no esconde su hartazgo frente a la cursilería y las modas del gremio, varios ensayos

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s~bre la literatura como una forma de vivir y sufrir la cmdad, así como una exquisita colección de microhistorias reales y ficticias -aunque no por ello menos verosí:11i~es- a través de las cuales explora la riqueza Y los limites de la memoria, como queriendo mostrar la insuficiencia problemática de las generalizaciones y l~s brochazos teóricos en que solemos caer los histonadores, antropólogos y demás fauna académica. Más que hacer una reseña, entonces, quisiera aprovechar las provocaciones de Nietzsche para sugerir una ruta de acercamiento a este libro y, en general, a una obra historiográfica multifacética y siempre original. Insisto en que se tome lo que sigue como una mera sugerencia para la lectura: en este libro, como en los boleros que gusta cantar el profesor Tenorio, abundan las insinuaciones Y sobra la tela de donde cortar. ' A mi parecer, la principal preocupación que recorre toda la obra de Mauricio Tenorio es que la historia vuelva a tener, «con el pasado en la mano, voz y voto en la_ cultura, en la historia del presente». * Al igual que Nietzsche, Tenorio distingue entre cultura y la mera acumul~ción de conocimientos sobre la cultura del pas~do. Mientras que la segunda sólo necesita de la paciencia del anticuario, la apuesta de «volver a ser cultura al ~ hacer historia» exige estilo, claridad, elocuencia erudición, rigor lógico, coherencia argumentativa y t~mbién una forma de imaginación capaz de · «describir vivir y revivir el pasado en el presente». De ahí la m;nifiesta incomodidad de Tenorio frente a buena parte de la pro* M~uricio Tenorio Trillo, Argucias de la historia Paidós Méxiºco

1999 , pag. 216.

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