Autobiografía intelectual y otros ensayos

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JUAN DAVID GARCIA BACCA

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AUTOBIOGRAFIA INTELECTUAL Y OTROS ENSAYOS

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Fondo Editorial de Humanidades y Educación Universidad Central de Venezuela Caracas, 1983

Esta obra ha sido editada bajo d cuidado de Jos miembros del Instituto de Filosofía, profesores Giulio Pagallo (Director) , Julio Henúndez, Vincenzo w Monaco y Benjamín Sánchez M., con la colaboración de Violeta Roff é.

f.opyright 1983 b F d · . YEducación U . Y ?11 Editorial de Humanidades

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F~tad de ·H~vei:stdad Central d~, V enezuda. Gudad Univ . ~dades Y Educac1on ers1tana, Caracas

prólogo

Homenaje al doctor García Bacca El día 22 de junio pasado, el Consejo de la Facultad de Humanidades celebró una sesión solemne en homenaje al doctor luan DaYid García Bacca en sus ochenta años. Este. tuvo lugar . ~ la sala de sesiones del Consejo Universitario, con asistencia del Rector y otros miembros del Consejo Universitario; el Decmo y demás miembros del Consejo de la Facultad de Humanidades; los miembros del Consejo de la Escuela de Filosofía; los miembros del Consejo Técnico del Instituto de Filosofía ¡ y personalidades invitadas.

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Tomaron la palabra para elogiar la vida y obra del homenajeado el Rector Moros Ghersi, el Decano Roberto Ruiz, el Director de la Escuela de Filosofía, profesor Fernando Rodríguez y el director del Instituto de Filosofía, doctor Giulio R. Pagallo. El doctor García Bacca cerró el acto agradeciendo el homenaje recibido.

A continuación se inauguró la Biblioteca García Bacca en el Centro Comercial Los Chaguaramos, donde reposa el ~ acervo bibliográfico de los institutos de investigación de la

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Facultad.

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l doctor Roberto Ruiz, Decano

Palabras de . ., tad de Humanidades y Educac1on de la Facul

'amos al Maestro Juan David García Bacca . los pasillos y los patios de la Facultad' con aseándose Por P . bolsillo y la cabeza apretada contra el cuerpo una mano en e1 , en sose.,ada concentración, sentíamos, sab1amos, que el Maesr/paraba clases, sabíamos que se estaba preparando una tro p " .d ,, d , nueva aventura docente, una nueva sa11 a e este, nuestro caballero, tan seco de carnes y enjuto de rostro como el otro, y que, sin otro rocín que las ganas de enseñar, entraría poco de>pué5 de su solitario deambular al aula de clases para continuar y mantener aquí, entre nosotros, la más sabia tradición docente que nos legaran las Españas : la del diálogo entre el maestro y el discípulo. Un diálogo cuyo paradigma no es otro que el culto y sabroso razonar entre Don Quijote y Sancho. Porque García Bacca siempre supo darnos a entender que la verdadera enseñanz.a es la que surge del diálogo. En el diálogo no es posible el decir dogmático ni el decir misioneril o palabrero; para García Bacca educar no ha sido otra cosa que estar siempre en entre dos, aprendiendo. Aprende Sancho del Qui jote, pero a la vez nunca deja el Quijote de aprender de Sancho. Y es asi como el Maestro se hace maestro. García B~c~a ha sido maestro de maestros por haber sido sobre todo d1sc1pulo entre los discípulos. Decía en una oportunidad García Bacca que dialogar es la necesidad de ponerse a prueba a s1, mismo · ' No ha . y a los demas. sido otro su hacer en 80 años. Son 80 años de un cons· ~ante. ponerse a prueba a sí mismo y a los demás. Es decir, a vida de García B h . t te acca a sido una con· s tancia al cons an . camb10, un decir e esa ardua y ho d f . n constante renovación, guiado por dida n a idehdad a lo vivo y a lo actual a la vida enten· como novedad , Y estreno de ser. Cuando \et·

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Basta recorrer la anchísima galería de sus libros (más de cien títulos) baste recordar el no menos ancho espectro de sus cátedras, cursos y seminarios. para entender que vida y obra para García Bacca no es una simple suma de conocimientos. En García Ba.cca ningún camino se hizo rutina, sino que pasos Je N1l peregrino son, errante, siempre viviendo en constante aventura y descubrimiento. Cada salida suya inaugura o estrena una nueva mirada filosófica: ya se pose en la antigüedad clásica o en la filosofía contemporánea, ya se trate de Parménides o de Heidegger, de Kant o de Marx, ya se interese por la novísima filosofía de la ciencia o por las cuestiones eternas de vida, muerte e inmortalidad, ya se trate de la ya vieja Europa de este siglo o de la recién descubierta vejez americana de Simón Rodríguez o los pensadores venezolanos de los siglos 17 y 18. Cada vez que García Bacca trata una cuestión su mirada es nueva y ese nuevo mirar renueva lo mirado. Cada. ~z que García Bacca se acerca a un tema o formula una pregunta podemos decir con propiedad semántica que la emprende con eso. Es decir, que convierte ese tema, esa pregunta en empresa. Porque la palabra empresa y el verbo emprender como "aprender" vienen de prender. Así García Bacca queda "prendido" en su tema o pregunta, queda cogido y encendido en lo que estudia. Pero quedar prendido en algo es a la vez quedar "en aprensión" de lo que se aprende. Se aprende como enseña la lengua castellana "en temor y recelo" , en sospecha. Entonces, puede decirse que la obra de García Bacca ha sido hecha como toda empresa fecunda, como todo verdadero aprender, en medio de dos energías igualmente necesarias : el encendido entusiasmo por lo que se hace, dejándose "endiosar" por su empresa, pero también en aprensión de ella; y es de ese entusiasmo y ese recelo que surge el dialogar de su filosofía es decir, su filosofar de maestro. ' No es fácil hallar en nuestra historia cultural otro venezolano cuyo hacer esté tan marcado por: el signo de la renovación. Y digo renovación en el sentido literal: el de un hacer

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que se re-nueva, que vuelve a ser nuevo sin dejar ~e ser, es decir> conservando memoria de lo que es, de lo aprendido antes. Un hacer, no de novedades, sino de esencialidades. Hoy, García Bacca, con ochenta años de ini~terrumpida lección estrenando en cada salida vida nueva, haciendo de su ' vida estreno, sacando siempre agua nueva de la misma peña, nos ha legado la clave de un hacer actual. Actual que quiere decir, para usar las palabras del propio Garda Bacca "acto de presencid', ''presencia real". Es por eso que, cuando ya no estaban las aulas de clases para activar su diálogo, fue el Maestro en busca de diálogos a otra parte y se hizo traductor de Platón, es decir hermeneuta, hermenéutico guía o mensajero de esa sabiduría que no envejece, y continuó dialogando entre dos lenguas, en traducción magistral,, que es decir, en traducción de Maestro. Y es que en la traducción el Maestro recuperaba la tensión necesaria al pensamiento, la tensión del aula se desplazó a la lengua y el Maestro consiguió su más preciado objetivo: seguir siendo discípulo. Con esa constancia al cambio, con ese continuo estreno, el Maestro García Bacca subraya su gran lección a los maestros: no hay que ser "repetidores, comentaristas, glosadores, mosaiqueros, acólitos, o apóstoles" de filosofía alguna, porque es siendo buenos discípulos, deudores como él de todos los filósofos, como podremos evitar ser maestros ' 'sobrantes" o SO· breros. También nos enseña García Bacca que si ser buenos discípulos es la condición previa para ser buenos maestros, ·saber aprender es quizás la cosa más difícil de todas y sobre todo, el aprender a no dejar de aprender. Ese no dejar de aprender es la clave secreta en la que García Bacca parece haber escrito todas sus lecciones. Su músico filosofar está escrito en clave de discípulo. Y ese discípulo de todos los filósofos puede aprender de todos, aprendió ª aprender, porque fue antes que nada, discípulo del pueblo, tal como se lo exigía su más caro maestro, Juan de Maireoa·

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Porque la verdadera cátedra que García Bacca no ha dejado de atender, nunca ha estado en púlpitos, escenarios, tarimas o pedestales, sino en la lengua. García Bacca ha sido en primer término discípulo y maestro del pueblo porque ha sido discípulo y maestro de la lengua. De García Bacca aprendemos que no se usa la lengua para expresar ideas, sino que la lengua es la que nos enseña a forjarlas. El español, la lengua del Arcipreste y de Cervantes, de San Juan y Quevedo, es 1a que ha enseñado a García Bacca ese su raro arte de "puntear lo real" y es lo que le ha permitido devolvernos en cada libro un mundo lleno de sentido y de humanidad. En cada página suya son esos "músicos callados contrapuntos" los que muestran más :ibajo de Jas ideas, la profunda lección del discípulo del pueblo, el único que nunca podd ser repetidor ni apóstol de ninguna iglesia.

E11 fuga irrevocable h11ye Ja hora/ pero aquella el mejor cálculo cuenta que en la lección y estudios nos mejora con esos versos elogia Quevedo la vida que se consagra al estudio, esa vida donde la hora cuenta su mejor cálculo. Pero sabiamente une Quevedo la lección al estudio y García Bacca ha sido sabio entendedor de esos versos, ya que es por ser esencialmente maestro, hombre de lección, que su estudio nos mejora. Vida de estudio que por lo tanto no puede verse como vida de apartamiento y soledad. La soledad del Maestro no es más que intimidad preciosa con el mundo, fecunda escu. cha al mundo. Y la vida pública, la historia universitaria de García Bacca nos dice que atender a las cosas del mundo y a las urgencias de Ja hora ni impiden nj dañan eJ consagrarse a la propia obra. Al contrario, la templan en un nuevo diálogo. García Bacca forma parte de una noble constelación española en la que recordamos aJ sabio Pí Suñer, a Eugenio Imaz, a GuilJermo Pércz Enciso, a Manuel García Pefayo, a

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Poncela a Alberto Mateo Alonso Segundo Serrano , . . , , Pablo Vta, a , chos otros que deJaron qu1zas SU . Ot Duran y mu . h a Jose r ega supieron convertir esas · oras de mejor hora en e:tos padgods, ay vital para el posterior desarrollo . erg1a fun a or ' estud10 en en , La obra de García Bacca se sitúa · ·tu 1 de nuestro pa1s. espm ª t ción con la cual España supo renovar dentro de esa cons e1ª .· E , . , t d que nos dio con el 1d1oma. s ast que aquella primera ca e ra . d ., l las y al diálogo en los libros, ebemos al dialogo en as au . . . . álogo el diálogo con las 1nstituc1ones, el agregar un tercer dl , , ··1ogo con la uni·versidad · Porque Garc1a Bacca supo . ser, cuan-. d1a do fue necesario, Director de la Escuela y del Instituto de Filosofía y Decano de la Facultad de Humanidades, sin haber dejado, en esos cargos, su hacer de maestro. Lección de universitario cabal ha dado García Bacca cada vez que la universidad ha necesitado subrayar sus fueros y defender ese diálogo indispensable a la docencia. Decía Juan de Mairena ~·que todo hombre sea superior a su obra es la ilusión que conviene mantener mientras se vive. Es muy posible, sin embargo, que la verdad sea lo contrario. Por eso (agrega Maicena) yo os aconsejo que conservéis la ilusión de lo uno acompañada de la sospecha de lo otro. Y todo ello a conclición de que nunca estéis satisfechos ni de vuestro hombre ni de vuestra obra'', y esa parece ser la lección que García Bacca se ha repetido a sí mismo diariamente para poder ser esa alma siempre en borrador, en constante estreno de ser que ahora, desde la jubilación, continúa sus lecciones de eterno aprendiz. Porque para García Bacca la jubilación no es más q~ la nuev.~ empresa, un nuevo aprender que viene de la oa~~a creacion, de aquel ottium cum dignitate de donde naCl~, tanta madura sabiduría y cuyo primer fruto fue la tra· ducc1on de la obr Plat'onica · y su mas , reoente · don, un l'b 1 ro, ·¡

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aun ined1to, sobre Vida, muerte e inmortalidad. Hoy la Fa· cultad ·' se honra en rendir · home· . de Humanidades Y Educac1on na1e a su Maestro.

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Palabras del Profesor Giulio F. Pagallo, Director del Instituto de Filosofía En esta sesión -solemne del Consejo de la Facultad de Humanidades y Educación, en la que la Facultad y la Universidad toda rinden al doctor Juan David García Bacca el más deferente y afectuoso de los homenajes, recae sobre mi persona el honor --que advierto como doble y que siento como doblemente inmerecido-- de dirigirme en presencia de ustedes al Maestro García Bacca, y a la vez, tomar la palabra en nombre del Instituto de Filosofía del cual el doctor García ' Bacca ha sido fundador e inolvidable Director durante doce años, desde 1959 hasta 1971. Resultaría algo inelegante de mi parte intentar soslayar la patente cirrularidad. Y como no de circularidad lógica se trata en esta circunstancia (ante la cual bien podría uno sortear la aporía apelando a razones dialécticas ... ) , sino de una muy otra circularidad, que conforman el prestigio académico y la representación institucional, no me queda más recurso que profesar honesta y abiertamente el litúrgico: Domine, norri sum

dign111. Para alivio de mi conciencia y a manera de personal justificación ante el doctor García Bacca y ante ustedes, permítanme rememorar un minúsculo episodio autobiográfico de hace más de dos décadas, y que ahora -no sin la venia de ustedes y gracias al montaje de una complaciente y complacida adivinación retrospectiva- me aventuro a interpretar como signo de la benevolencia de los dioses para conmigo, anuncio y figura de su providencial asistencia. El episodio, como he dicho, ocurrió hace muchos ~ños, en Italia, en la inminencia de mi vía je a Venezuela. Lo oerto es que en una hermosa tarde de enero, llegaba al puerto de 11

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d. amente joven profe sor italiano, provist d . o El primero, la normal ere enc1.al polític . de dos pasapartes. . d a, . . d por las autorida es competentes de 1 expedida y visa a as ~ úbl' d Vene-zuela e Italia. El otro, guardado en una Rep teas e , libros representaba para m1 una suerte el maleta rep1eta de ' e . d cto para \a comunidad intelectual de V enezueta sal,ocon u . . . , un 'pasapcrte filosófico' que, por d~1gn10 y con s1?nificación. todavia ocultos, se me había concedido para poder ingresar a la cultura del "Nuevo Mundo". Ciertamente me emocionaba me alentaba la idea de ser, a la vez, sujeto y objeto de un y d ' nue,·o episodio -extemporaneo ~nto u~te .es quieran y mo. desto- de la antiquísima y ominosa tecn1Ca de la aperitio

La Guaira un roe ian

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libri. De un libro en efecto se trataba, no muy volwninoso, de encuadernación rústica color verde y beige, en octavo recor. tado. En sus páginas, vertidos e ilustrados en elegante caste-

llano por el profesor García Bacca de la UCV, desfilaban los silogismos de las Disputaciones metafísicas que Alfonso Bticeño, filósofo y profesor de la colonia, había escogitado y tedactado en latín. En aquel libro un amigo y colega de la Universidad de Padua había querido consignar el recuetdo afecmoso y el saludo augural a quien estaba próximo a alejarse de las aulas y las bibliotecas, por tantos años conocidas como estudiante y luego como ttprof esor asistente", de la Fa· cultad de Letras y Filosofía patavina. Gesto y memoria tanto más caros, debo confesarlo, en los atardeceres de la travesía,

en la melancolía de la "ora che volge al desío e ai naviganti intenerisce il core". No obstante, en las hojas de aquel libro publicado por la Universidad Central de Venezuela en el año de 1955, se hallaba algo más, que yo entonces tan sólo podía vislumbrar, captándolo casi por la fuerza del deseo y la es· ~r:inza: la promesa bella y firme de que en el tránsito d~l vieJo al nuevo mundo, no podían venir a menos la tradicion de los estudios human1sticos, , · la disciplina del trabaJ·0 inte· 12

Jectual, el compromiso de la cultura con el progreso de la sociedad y los ideales de la vida democrática. Una vez más la aperitio libri no ha sido engañosa: en el nombre de Juan David García Bacca se ha venido cifrando la máxima parte, la más digna, de la joven historia de la filosofía y la cultura de la Venezuela contemporánea. El Maestro que hoy nos honra con su presencia, sigue siendo para nosotros, colegas y discípulos, "sustancia de lo esperado", argumento y emblema de aquello que podemos y debemos todavía realizar ea beneficio de la Universidad, en nuestra labor cotidiana de docentes e investigadores, en la palestra más amplia y comprometedora del quehacer nacional: para que se ·vuelvan más vigorosos los valores democráticos del pensamiento científico y filosófico, más abiertas y críticas sus perspectivas, más noble y tolerante la confrontación académica y política. Quien acuda a las páginas de la "Bibliografía de Juan David García Bacca" -que con sabia y devota decisión la profesora Ermíla de Pérez Perazzo ha acogido ea el catálogo de las "Ediciones de la Biblioteca de la UCV"-, y sepa intuslegere los quinientos y más títulos de la producción científica y literaria del Maestro, encontrará allí la filigrana testimonial de una obra extensa, pero no fragmentaria: férvida por la variedad de regiones y dimensiones teóricas que la indagación sabe descubrir, sin que se apague o degrade el ideal racional del horizonte sistemático infinito· abierta al desafío hermenéutico, y sin en1bargo sólida en su ardua textura de conocimientos y sabiduría. En este sugestivo y sugerente paisaje intelectual que la incansable, disciplinada, seductora originalidad especulativa de García Bacca ha -sabido diseñar en tantos libros, ensayos, artículos, reseñas, recopilaciones y traducciones de clásicos y documentos, dos aspectos o direcciones temáticas pretenden ser interpretados como momentos decisivos de la vocación filosófica del Maestro y como propósitos privilegiados, por origina-

rios y constantes, de su meditación.

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. gar al campo de los estu.d· runer 1u ' . . l()s P f'l sofía de las ciencias, e refiero, en que Gar . M y 1o 1 ntra . las noci~nes aristotélico-tomistas ,1r Clnlto r infinito. Todavi~ mtactas, 1na~d~s en 1~28. 1,"r cntoo(c8 cayó en mts manos, en mis OJOS, la E1nleit1'n M~"~'nJihr1, de I~riinkel ( edic. 1928). Y por ella rn~ cmleré Je 108 tr'1nsf it1ilos de Untor. Mejor, chocaron estruen. dutamente con 1nis nociones de finito e infinito. Pua el Ariego Aristóteles, lo finito definible, llegado a ddh,ido --y txpresado en definición- está ya en estado per. t'a;to (cn-tclequcill). Lo finito definido es perfecto. lnfinito es, por ello, in-definido, in-definible, in-determinado: imper. fe pór colindancia, él explosivo explotó. · Mas explota· la gasolina én un .. motor ·de explosión". Pero tal explosión no des-troza el motor: El resultado es ·mo-· viroiento domiñable; dirigibl~ ~y dirig!

de

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señores-y-s~ñor .

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El proceso arranca, indiferentemente, de Señor, o de Siervo. Reversibilidad.

De la Esfera bellamente circular -la del Ser- decía Par· ménides: "pártese de donde se partiere se llega siempre a lo mismo,,.

Estr11ct11rddo Entendamos por "estructura" un conjunto de relaciones, entretejidas de manera que den un texto. 59

. édese en alusión, el conjunto de rel . As1, y qu . . ., . t . ., . actone l .. ltinlicación·d1v1s1on, po enctaClon-radicacióft'• s sun1t·resta, mu r. • ~" co · .ed d 5 de cada relación) 11gr., 1as de a+b-b 11 las prop1 a e . · . - -+ a ' .ab ::= .ba,, . a+ ib+c)::: (a+ b) +e .. . , ·conmutativa, distrib . , \· . ., d . Ubva . . de tal manera los numeros que an ese t ~ntreteJen . . . ext0 'd . 'ble que es la c1enoa algebra1ca. · , ten' o 1rromp1 · 't .. ~t~ciones de conex1on -. Ievación ? ¿Revuelta?, ¿Revolución ? ¿Explosión de bomba? ¿Explosión de combustible en motor?

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. lt sublevación, explosión de pólvora, ~ i.. _ : . Revue a, d , UQQ:)J.. e , . equivalente, ca a uno en su orden de ~ atoro1ca son e1 ' no..l'v, •1 .corporal, no· temporal. . . Cumplen la condi~~r, n f 1c El segundo y tercer ejercido dialéctico indicarán, sugerirán, manera, y procedimientos para, e incitarán a, en realizar democracia --en todos Señores y siervos. ( Escrit9 específicamente para esta obra) .

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MA ESQUE11ATICO PARA U]\rA ~ sroRIA FILOSOFICA DE LA IDEA HI DE "HOMBRE"

· PROGRA

E tá de más advertir con el Cltftulo" que se trata de smiento. no de una solución. En que el problema dll!l¡ frlantea , . ., . , . e hombre 00 tenga, a lo me1or, soluc1on, _s1no unicamente Plt1n. teamiento, pudiera en última instancia, depender de que el ser del hombre, o el modo como el hombre es ser, fuera él mismo, constitutivamente, problema, admitiendo tan sólo planteamien~ tos, mas no soluciones definitivas, en plan y modelo esencial. Esta idea hace de horizonte del trabajo presente. Llámese a este enfoque: hombre, como "tarea y tema de infinitoJJ ( Allfgabe); o dígase que "al hombre le va su ser según el modo q11e elija e1tar siéndolo", o que "el holl'zhre es esencidlfnente con. tingente'', tomando en serio eso de "esencialmente,, ... ; todo ello no son sino diversos planteamientos, condensados en fórmula, de la impresión que espero se saque de la general ex· . ., . . posic1on siguiente:

Parle programJtica general Enfoco el problema del hombre desde tres puntos de vista: ª) en ruanto ente (aspect , · o ontico) ; b) por su f 11nción (as· ; . pecto ontolog1co transe d l su ser y f ' . en en ta ) ; e) por el modo como siente su unción o 'SI, ' • ._, existencial). ' e. a-srenuo (Dasein) ambos (aspecto A su vez, señalo dentro d l 6ntico) la di~- . e . punto de vista de ente ( tJ.Jpet1° 6 6"Juua n entre ent 1 e y ente artificittl; 72

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¡unción pdrá ser doble, función t•'ettucendtnte y traseenelentttl

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(aspecto rnetafísico-teoló~co, transcendental y ontológico); res~ pecto del .m?do de sentirse. (de estar siendo) su propio ser y función distingo entre sentirse unido y deJtmido (existenciales

básicos). Todos estos puntos admiten innumerables finuras, algunas de las cuales se indicarán en su correspondiente mo-

mento. PRI~IERA

PARTE

PLANTEAMIENTO HISTORICO J. PRIMER MODELO DE HOMBRE :

EL DEL Ai'ITIGUO TESTAMENTO

Caracterización sumaria: a) el hombre se siente y cree 5er ente artificial, en cuanto al cuerpo y en cuanto al alma; b) cree que su función es s11pernatural-transcendente,· e) se siente unido, o ne escindido. En efecto -y ciñéndome a mentar ciertos datos: El hebreo cree que, lo mismo en cuanto al cuerpo como en cuanto al a.lma, ha sido creado inmediatamente por Dios, del barro de la tierra, sin ser término de una natural evolución. El alma o espíri~ el soplo de Dios, le viene desde fuera, y no como forma o acto natural de materia naturalmente preparada. El hombre es ápice de una creación, o producción artificial, a golpes de pal.abra (Dijo Dios . . . ; y fue hecho . .. ), sin desarrollo natural. La función del hombre consiste en ser imagen y semejanza de Dios, pero de un Dios concebido como Legislador, Señor y Santo. Por tanto, desde los puntos de vista - de sentimiento--, de contrato, testamento, alianza, temor, temblor paru'·co mandamientos. No son naturales, sino superna, ' twaics la elección de tal pueblo como pueblo elegido (racismo sopernatural) , el símbolo de la elección (circuncisión) , pacto en el Sinaí, promulgación artificial o no natural del Decálogo (del que dirá la teología medieval ser la ley natural por anto-

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. /ación hasta de los más ínfimos det 11 nomas1a); re ve l , a es ¡· . ma salud corpora esta tratada artif . tt\tt icos . . . La m1s . . . . tc1altl) , g. . gimnas1a 01 c1enc1a natural . . . 1 al ente. r preceptos, sin , . . , . Sl.lpern , Po . necesidad teoc1'at1co; de aht que Dios to at\¡, rahsmo es por . rne C() el que los hebreos le pidan cosa tan . tno ofensa persona1 s1rn l tu como tener Rey, en vez de profetas y . Pe. mente na ra1 d d' . ., Jueces . ;. 1 h biera pasado e pe ir conshtuc1on repubr · cQu~ es u lcana) ,. .. t mbién entre ellos la po11tica a1go art1ficial ( · Es, pues, a · . . super. Ambiente de milagros, de castigos sobrenatural natu ral) . . es y de revelación de casi todo lo que los dernás desme.SUrados, , pue. blos, pr ejemplo, el griego, obtendra por razón natural. Ausen. cía total de ciencia, de juegos corporales, de exhibición del cuerpo. El monoteísmo llevado al límite de teomonopolio ab. soluto. El hebreo continuará notándose ser artificial; barro en manos de alfarero incomprensible, arbitrario, hasta el fin de sus días. Tanto el fin del mundo como el de la humanidad sobrevendrán también artificialmente, por un golpe de mano divina. De ahí el carácter apocalíptico del judaí-sn10. No se notó el hebreo compuesto de cuerpo y alma con una cierta interioridad, base de consistencia propia; careció de la noción y creencia en la inmortalida.d de la sola alma. La heteromía moral y política, real del hebreo minaba por su base toda concepción de alma inmortal. le faltó conciencia de escisión o al menos de distinción ~ntre cu~r~o Y alma. tal falta se delata en la uniformidad de os sentimientos que unpregnan su vida, siendo básico el temor te~.10~ ante el T remcbundo (Santo, Kadosch) , el Señor de os e!eratos ( Sabaoth), el Inefable (J ahwé), el Legislador (Tora). Nada natur l N d d b ª · a a e gozarse en algo de hom re en cuanto hombre de cul . . En t0tal. ' . , ttvo de dotes propiamente humana-s. . · una concepc100 d bre. Pero tal . • e supernaturahsmo legalista del hotn· concepc1on d l H h vivificado un puebl e ombre, sea verdadera o· no, o entero tnt d . l· ' os ran o asi, su verdad vita

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IJ. SEGUNDo MODELO DE EL GRIEGO CLAsJCO · HOMBRE:

Cat·ac/e,-izadón s1111Jaria: a to al cuerpo y en cuanto 1 Im) se nota ente natural en a a a (as ' cuandón es natural: tt·anscendent 1 , . pecto óntico); b) su fun.d d I a 1ogtc o . e) . uru a natura' o escindido con d.. ~ se siente unido, con tenciaI). iv1s1ón natural (aspecto exisDatos básicos: todos lo s entes del · rosmos: todos, sean dioses h , universo f ortnan un solo , eroes u homb d lidades naturales únicas (Ca ) El . res proce en de reade naturale.za, natural vincul;sd. I gtJego inventa el concepto ' an o o con 111ac. ( La función del hombre . er no con crear).cons1ste en habla p .¡ , . decir, con palabras en que se ech d r ~ o,am1eamente/ cosas son en sí. mismas p e e ver una idea, lo que las logía) del ser d 1 . dor eso se puede hablar de Dios (Teo. ' , · ' e mun o, etc., con logos. El racismo heléruco es logreo; ellos son los que h bl 1 d , . a an, os emas balbucean ( bárbaros) ; no raosmo supematural 1· . ,

. . . . o re ig1oso. La razon es 1 potenaa natura!, .nd1v1dual o no, luz universal (Aristóteles) o Lo~os co~un1t~10 ( erádito); no hay dogmas fijos, por revelac1on obl1gatona, ·s mo evolución viviente de mitos. Medicina natural, naturalidad en el trato de salud, cultivo de fa belleza. Evolución natural de tipos de vida social. Cambios naturales de tipos de vida política; escaso influjo del sacerdocio. Cultivo de todo lo hwnano: humanismo natural. Eternidad de todo Ja básico: materia, ideas e Idea. Ausencia de creación; sólo reforma o configuración geométrica (Platón) o bien intrínseca (.Aristóteles). No hay escatología. División natural del hombre en cuerpo y alma, o unidad natural de potencias a acto propio, límite de evolución ( dynamis, enérgueia, entelequia). Virtudes naturales, en término medio humano. El miedo no es

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tónica general, ni en religión ni en la vida. Impresión de conjunto naturalismo racionaliJta. Unidad total del mundo, con fondo unitario de Destino, para todos: dioses Y ~ombres. Este modelo de hombre ha mostrado también su 1JerdaJ vital o verdad real para la vida. 75

oDELO DE HOMBRE:·

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TERCER M

. EL CRISTIANO

. nutria· a) ente natural en cuanto 1 t izac1ót1 s11 earde ero . . / cuanto• al alma o en ruanto a un at. cuer.

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ente ar b) f nción iranJcendente doble: natural y b !! ·da del alma; u h b · so re,

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natural; e)

. 'ón e1t1!1 .

internd del ·om re, y no simple div· .. is1on

natural.

b , . . Aunque la primera pareja fuese creada DaJos as1co1. PQr Dios directamente, se acepta poco a poc~ el concepto griego de . , (naturaleza) géneros, especies. Llega a adtnitirs r.eneratton ' . , b e . , spontánea de mutaciones mas ruscas que 1 la geoeraoon e · , . as de Vrics. Todas las formas se sacan de la potenoa de materia, y de ella se saca el alma humana en cuanto for~ ~orporeitatis vegebtiva y .sensitiva al meno~; s_óI_o en cuanto 1nteli?ente tiene que ser creada por Dios. Se 1nd1v1dua por la matena ( compo. 1

nente de naturalidad) . La función del alma intelectiva es ser doblemente imagen de Dios : a) imagen natural; b) imagen sobrenatural, por gra. cía, creada, de ordinario y aun por gracia personal (Cristo). Admisión de doble vida: natural y sobrenatural (gracia) ; ésta, inasequible por méritos. El destino natura) del hombre deja de existir; sólo cabe destino sobrenatural (cielo o infierno). Fin artificial del mundo. Virtudes sobrenaturales, como centro de la vida moral. Predestinación ante e independientemente de méritos y deméritos. Instrumentos (sacramentos, instrumenta trdtiae) para la vida sobrenatural; no hay proceso natural , para su obtención, conservación y crecimiento.- Salvación, Redención: todo ª.rt.ificial, de origen externo. Pecado original, no ~r_s~al, dcas1vo para cuerpo y alma de individuo. Gravedad

inf~ita, 0 no natural del pecado. Adscripción obligatoria a una soo~ad sobrenatural: la Iglesi", como miembro de Cristo (vid:~•caturntos )1 -Descuido del cuerpo, del lengua1· e de las cien~~

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a es· predomi · d

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de las soc· d' d ruo e eología, del Derecho Sumisión ie a es naturales a la Iglesia. , 76

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-Escisión íntima del hombre, y n.o simple división. Sentilllientos básicos: temor, resignación, humildad, como propios de lo que de natural le queda al hombre. Admisión del misteri-0, frente al logos. Esta vida, la natural, no es ni vida ni menos la vida. Estructura del alma, calcada en la de la Trinidad. Falta de teoría de la "conciencia". Individuación fundada en la materia, en lo ínfimo. Admisión de transustanciación, o contingencia de esencia y existencia. En total: S obrena111ralismo carismático (de gracia) ; frente a sobrenaturalismo legalista del Antiguo Testamento. Todo> por gracia de un Transcendente. Postrimerías, del individuo y del mundo, 0 extraordinarias, o con sentido no natural. También este plan vital ha tenido su verdad vital, ·h a sido vitalmente verdadero. 1V. CUARTO TIPO DE HOMBRE: EL DEL RENAOMIENTO

Caracterización stt11Ulri11: a) ente nttttt1'al en cuanto al cuerPo y en cuanto al aln1a; b) función t1-anscendenta/, natural del microcosmos; e) sentimiento de unidad interna, o de división natural, entre materia y espíritu; no, entre cuerpo y alma> ni entre vida natural y sobrenatural. Datos básicos: La tierra deja de .ser centro del mundo; es decir: privilegiada por haber sido el único lugar de la encarnación, de la redención, y haber de ser el de la apocalipsis final. Pa5a a estar en el . Cielo: restitución a la unidad del mondo. Leyes universales para todas las cosas, .de carácter matemático, impersonal. Ausencia de Creación. Renacen las lenguas clásicas, cultivadas con cuidado, como algo del hombre. Tendencia, y a.un vuelta, al paganismo o naturalismo. Discusión de dogmas sobrenaturales; crítica de la Iglesia; Revivisceocia de formas naturales de gobierno; república o monarquía con planes -nacionalistas. Libertad de religión, libre interpretación de la Biblia. Individualismo. Desprestigio de una meta-

física con fin en Teología. Descenso de teología a Teodicea.

77

mundo entero en pequeñ . . ocosmos, 0 d . o. ~ e rn1cr priori· fun amentac1on de la r·11 ~00 Hombr f orinas a ' _t., . de~_s innau:s, . Nac itniento de rosnances, frente al a 0: j.J.ll 1 • º ª' t'lt. ~n la cono en . . l Cultivo de los cuerpos; arte r . , sof 'ª t'1n of 'ºª · ena. . ,·smo dd b .d J Innatismo general ontológico: h . . f lC1a.1 . nt1nu1 a . , . . as. centista. Le)' de co h.illan preinscritos en la monada ~Leibniz) . ta los milagros St: l' i6n natural. No hay escatolog1a para el 2'1 mal autónoma. Re ig I

. . :. coi·110 unido -tendencia ,.a\'lra , . materialis•~ \.4. b El h m re ~ . el tratamiento n1ate1natico del UUi. . o im1,ltota en , . d . in~ 1p1ente . ·¿·¿ nlateria y esp1ntu, es ec1r, en rna. o d1\' t t o en . verw- o cor_n . es lo propio, notado como propio tena y concienn~ .~ue no lleoa a la escisión de la vida

rnunJo.

Div1s1on que b (Descartes ) . la unidad del cuerpo y alma. ¡ sobrenatur11, ni a n1tur .i Y · d b también ha demostrado su verdad f:stc plan e 11om re . · ·¿ d d hacer vivir hombres, que hasta han dado vrtal, con ca pao a e

b vida Por él. V. QUINTO TlPO DE HOMBRE: EL MODERNO

Caracterizitción. s11maria: a) el hombre 1noderno se not1 ente nat 11ral en por el contrario, para cultivar en . ella su estad o ex1stenaa .

83

DE EXISTENCIA O EXISTENCIALISMO

hunde una nave o durante un terremoto . , toq ., lavaplatos de Presidente o Papa a barrend 0 s: de cap1tan a ' , . ero aspiramos a otra categoria sino a la de su Y . mendigo no pen... V l· Yiente.

euando se

El mundo político, económico, social, ..~~entaI . . religioso. , ""' d y aun físico , en que nos . han .echa o a vivir o a existir, nada tiene de seguro y tranquilo. Si en un momento de sinceridad advertimos la actitud con que nos aferramos a las riquez ·¿ . al ~ dogmas, opiniones, sistemas y v1 a, misma ~e , veremos qu~ nuestro ~esto es de náufragos: de salvese quien pueda en d bandada~ egoísmo, desenfreno. Nadie vive, viaja, hablta ya ~~ sus ideas, en las formas de vida social, económica, política, re. ligiosa como en nave segura y casa firme. Las religiones, en nuestros días, se agarran a sus dogmas como a tabla de salvación; los políticos, a sus consignas, como a boyas flotantes; los filósofos a ·sus ideas, cual a salvavidas: Todos, en trance y con gesticulaciones de náufragos. Y ¿a qué tendremos que asirnos desesperadamente cuando algún aprendiz de brujo en materia de átomo nos desate tal tempestad de reacciones en cadena que nos vayamos todos al diablo, de la noche a la mañana? No cabe duda: la forma de ·sociedad más necesaria y jugosa en nuestros días es la de Seguros para náufragos del existir. Supervivientes, no vivientes tranquila, sencilla, naturalmente. Superexistentes, no existentes, llana, pacífica, seguramente. Existencialismo, no existencia. En otras épocas, dice Heidegger, ''el ser ef', fórmula que nos viene del viejo y tranquilo Parménides, y que por su indisimulable vulgaridad se llama principio de identidad. En la nuestra, "al ser le va su ser", ser es ser en trance de muerte, de no ser. Agonía, no sólo del cristianismo -famoso título de una obra del primer y tal vez único existencialista español, Una· muno--, sino agonía del ser. Lucha, a vida y muerte, por ser, por existir, por sobrevivir, por sobreexistir.

84

No siempre nos queremos confesar este terremot b' . . o astco 1 continuo que corre - trepidante, amenazador, ininterrumpi· do-, por todo nuestro ser, por nuestra moral y hasta por nues· tra eeonomía. y . es preciso que ciertos sismógrafos -filósofos literatos, predtCadores o agoreros-, nos ha~an tomar con0 ciencia expresa y desag~adable de lo que implícita y subconsdentemente t~nemos olvidado, queremos. tener olvidado de puro sabido y temido. Antes se confesaban algunas gentes a un sacerdote, con derecho a secreto -sacramental, absoluto; y la revelaci6n de tal secreto constituyó durante mucho tiempo el tipo supremo de deslea~tad. Ahora nos confiesan y delatan, nos sacan a la luz pública y vergüenza oficial, Sartre, Camus, Heidegger, Jaspers, Marce! -y tal falta y quebranto del ºsigilo,,, del secreto susurrado y apenas oíble-, nos trae sulfurados es' candalizados y ofendidos. Claro que junto a la sismografía ontológica, severa y aséptica de un Heidegger o de un Jaspers, de Marce! o de Gilson, largas páginas y obras andan por ahí de Sartre y otros que no pasan de chismo grafia, adjetivada de fenomenología ontológica. El sentido del ser del masoquisn10 fenomenología existencial del sadismo, el ser del amor, la esencia de la mirada (indiscreta) . . . De todo ello, inclusive de lo mucho que el lector quiera poner en los puntos suspensivos, se trataba antes en obras de muchos volúmenes, en cuarto mayor y con centenares de páginas. Y resulta Sartre un pipiolo en lo que acerca de los a·s untos más escabrosos nos pueda decir frente a las cuatro cuestiones y 40 páginas en folio que dedica Santo Tomás en la Suma teológica a los pecados contra el sexto mandamiento; a las 3 7 en folio y a dos columnas, de Diana, en sus Resolutiones nioral,es, tomo 1, edic. 1680. Pero en estos y otros castísimos varones tales cuestiones tomaban forma aséptica, de presentación silogística, teológica y moral; y en latí~. Y servían para libertarnos del pecado, confesándonos a Dios Padre Todopoderoso; lo que se hacía de oreja a oreja, de palabra, que es cosa GUe el viento se lleva. 85

el mal ejemplo de confesarnos en Púb . Ya. Freud di l m1a.1·e exotérico y profano una h he(}) l cir en enb~ rªttec· y sacar ª re u . tamente en sagrado y esotérica.rnent 1ta tes deab1e so d . 'li . e. de lo an . tar el método e ps1coana sis eJCist . y Sartre al wven , . . enc1a1 , en cara hasta nuestro 1ntuno y privado progratna d, nos ech~. plan de ser. Así se lo ha sacado ya a B e ·stencta nuestro au. . . exi · ' Dost ewski Leyendo a ta1es extstenaalistas dclaire y a oy · . . , nos t nosotros mismos y de nosotros mismos d avergonzamos dan eser sin posibilidad de arrepentimiento y 'p e nuestro ser Y e ' . . er. • las y a cuestas con nuestra realidad m1serabl don. So1os a so . . , e, .con e. l pecado original del existir, mas grave y hondo , . que el de Adán. No nos queda más reacción que 1a · torer1s1ma ante una mala suerte: la de mantenerla y no enmendarla, que enmendarla es peor. . 0

o la realidad maciza, bien amasada (Sa d~co . 'd 1·d d . rtre), en esen. istenoa., i ea-rea J a ... here" '

(13º~

.

, •

.

Aseme1ase, pues, esta nueva Irrupción del h ombre a traves , . del unjverso del ser al paso de cornente eléctrica por el agua. Creemos que el. homhre. no . crea el tiempo - 11 evad os una .¡(l más por el dtchoso, v1e10, complejo de inferioridad, de crea.turismo; creemos que lo encuentra hecho. Que no produce el ser, que Jo hal.la perf~ct~en.te hecho en sus componentes. Semejante compleJO de 1nfenondad que nos viene de bien antiguo, según di je en conferencia anterior, hay que superarlo. En vez de la forma "hay que", como si se tratara de una obligación, diremos en forma positiva: la filosofía moderna afirma que se puede superar, y está superado ya, en el sentido de que Ja presencia del hombre en universo es, en rigor y en verdad, en realidad de verdad, una irrupción o una rotura en componentes de lo que está pdmitivamente unido y es realmente uno. Meditemos este punto por unos mon1entos. La unión entre .rer y tiempo no tiene nada de natural. Pensémoslo, que no hace falta extre1nttr la técnica. Con esa admirable inocencia de que todos padecimos en nuestra juventud filosófica, af irinábamos, con el principio de contradicción: respecto dt un miuno .ru.jeto es i1npo.rible q11t le cont1tng i y no le convenga de vez 11n predicad.o y sN cont1·adiclorio. Y para que esto fuera verdad creíamos ser n1enester recalcar en eso de "de vez .. · ¿No caemos rn ruenht de que con ello hemos metido ~/ ti~mpo en el ser? ¿Qué tiene que hacer el ser con el adverbio S1mt1ltáneamen1e? Por una nueva intromisión metemos el tiempo como cuña pa.ra dividir el ser en tipos, y el ser queda dividido en ser temporal Y en ser eterno· y por eterno no podemos entender ~osot , . dio-ros los simples mortales -y qué otra cosa somos sin reme ' . lllás t' sometido a preque 1a privación de tiempo, lo que no es ª

151

HeroS fundido el tiempo con 1 . · -~~d futuro· ~ti~ sente. ~º Y al ser eterno. de ser: Jtr tt mPOf, : la presencia irrumpiente del hornb r... una vez ¡nas, . d (D . re """ µ>. r uien Por estar sien o a..se1n) en el "':l el mundo del se ' noo.e la distinción entre presente ~ ..~1• · troduce e r--. ' r"'Od.do verso, in el universo. Alusiones: creemos que en el ..' '-~h1i-o· él es, no . . t' d d '1n11.""""~ , • tod los acontec1m1entos es an or ena os se°'', .. fts1co os cual . f º~' la Y~ . , d resent~ pasado, futuro, s1 u eran tres co . di.stinoon e p . . eai· rn. . 'tables ineludibles, de la misma r 1dad; por e).""" nentes mev1 ' . . ~u· Po _ astronomía. Pero saben muy bien los dedicados plo, de 1u , . a ,, . w-!.. a·ca que las leyes astrononucas, y en general todas las . t~a~ b' mecifilcas, son invariables f~te a cam 1os de presente, pa. sado, futuro: dicho más senollamente, que la l~ no se da por cotenda de dicha distinción. Futuro, pasado, no tiene, para ellas, sentido matemático, y por tanto tampoco real. Para nosotros no es lo mismo que un segundo dure un segundo, o que un segundo se nos haga, a veces, largo, corno una hora, o una eternidad; y en otras, se nos pase una hora en un minuto. No es lo mismo para nosotros; es lo mismo para lo físico. Las leyes físicas están hechas de manera que permanezcan en su valor tanto que las transforme suponiendo que un segundo dura un siglo, como al revés, que un siglo se reduce a un segundo de duración. Y permanecen las mismas en el cambio de futuro y pasado. Somos nosotros, los que introduciéndonos en el atemporal orden del ser físico lo descomponemos en presente, pasado, futuro, con duraciones determinadas. Presente es, para nosotros lo que d .esti . haciendo acto de presencia ante nosotr~·, fututo es el omuuo de lo porvenir, de lo que nos puede acontecer; puado es el campo de lo que no puede volver a ser de lo irremedia· qu:n·

ble, de lo irreversible..

,

Fl pasado humano es realmente pretérito, y pretérito pl\15" Cllamperfecto· la. man , iegura de que WlO no pueda ya, ,. era mas 01· por potenaa di · ._ d humano transf vtna, ser nino, es haberlo sido. El pasa 0 LO onna. 10 posible y lo presente en imposible. 152

eineote fl$íco no tiene tal tipo de puado irrcmisibl Las ~pl ieyes que hicieron salir el sol el día pas~~· las ~5tn'5 esactameote lo harán. salir el día próximo y así por ~es f 11I"!'1Uonet de siglos, y las mismas están rigiendo desde los cinc yml , o . inf Uoces de anos que, mas o menos, hace que e$tá siendo 1

~ UDivefJO nuestro en lo que tiene de , e:olutivo, cambiable.

Ninguna ley ha pi$~~ a puado~ a p~eter1ta, como mi niñez; ·nm'in fenómeno f1s1co pasa a unpos1ble. Y ninguno de los ~ b-d . , f . fenómenOS que ecimos ser aun uturos lo es con novedad, con itnprevi5ibilidad; ninguno tiene porvenir. Son necesariamente futur05, necesariamente presentes, necesariamente pasados, y ese adverbio "necesariamente,, hace que ni presente ni pasado ru fututo tengan nada que hacer en realidad. Impone, pu.es, el hombre, cuando irrumpe en semejante universo necesario, temporalmente neutral, tanto como lo son Iu matemáticu, la dirección definidamente establecida de futuro a preiente a pasado. Nos hallamos, por tanto, ante una analo. gía del fenómeno físico poco ha. indicado: el paso de la corriente que descompone el agua en oxígeno e hidrógeno. El paso del hombre por el universo descompone el Ser, que es de suyo preJente eterno, neutral frente a sucesión, en ser y tiempo. Y esta presencia, ate acto de presencia del hombre en el universo del •,hace que se unan ser y tiempo en el principio de la contra.. dicción, por una especie de unión sintética, es decir, impuesta aun contra la inmutable presencia del ser, cootra su natural neu· tralidad temporal. Y en adelante tendrá sentido hablar de f enó~os presentes, pasados, futuros, por obra y gracia de la irmpoón rompiente y uniente del Hombre en el Ser. La metafísica, pues, no es un vago o concreto concepto de cos~ vaguísimas y sutiles; es un acontecimiento ( Ereignis)' 'O'iblc -co¡a que no es ac~idental, sino esencial al llacúniento, como vcw !Dos . ....., a decir. En cuanto a la muerte procu.ra. ~8Ualmmte olvidada; recordar que tenemo5 que mo_n r y saber cuándo tenemos que morir, son dos desgrac1a.s, a ~· No diré como Calderó~ de la Barca que la mayor desde! hombre sea haber nacido; o que la mayor, sea tener

meJ· ante interpretación de nacimiento y ""· rir No es se ., f' . ..itUer~ que mo · . al interpretac1on meta 1s1ca de ambos l auténttCa Y re . . . . suce. te, ª . d tros podría vivir s1 el cuerpo creciera tanto t Nadie e noso . . ansos. abarcar el universo enteró; no es prectso llega to que llegara a . ra . . doscientos kilos para que e1 desgraciado q tanto. Basta con . b' . ue llevarlos sucumba al propio, y ten propio peso de tenga que

'

su cuerpo. . . · No se nos hace difícil creer que sea 1mpos1ble ser "yo" con un cuerpo infinito, en cambio creemos que la cosa no corre igual para el tiempc. Creen1os pode~ ser Yº, y ~antenerme yo, aunque dure por los siglos de 1,os s1?los, mas aun tenemos tan duración infinita por la garantia n1as segura de ser yo. Empero para que cada uno sea yo -la cosa más agradable que podemos ser y la más necesaria para cada uno-, es menester nacimiento y muerte: dos fechas que nos individualicen. Sin ellas no seríamos cada uno cada uno. El tiempo fedtado es un componente intrínseco del hombre, y componente esencial. Y así como he dicho que sombra y silencio son, frecuentemente, bien venidos para que podamos vivir, descansar, pensar y reflexionar, y gozar un poco de intimidad, ·eso de tener una fecha antes de la cual no fuimos, y una fecha más allá de la cual no seremos, nos aportará y ha aportado un descanso inmenso, semejante al silencio, parecido a la soledad. Silencio de mí, soledad de mí.

Si más allá de semejante límites de nacimiento y muerte cabrá 0 no una inmortalidad, no nos sobrevendrá ciertamente porque el hombre sea ya en este mundo inmortal por alguna parte suya, Y la más esencial. Será tal vez un don, un regalo que de hacérnoslo alguien, habrá . , . de ser con mueh'1s1ma cuenta y razón, a f'in de que se· m~Ja~t: don, el de una eternidad inmutable, lo mismo Y ~o Illlsm1s1mo no · d. sertíl m ' pequ ique nuestra individualidad, como ~ enester sapient' . rior '°1 me· d. , . isima providencia, gran calculadora, supe JOr tetético P d ' f . .da.tllente, ' · ara que e aumentar de peso inde 1n1 158

. no reventásemos y n1uriésemos. Tal cuerpo ind f . . :1o a k110' • . •, ' e 1n1k1 creoente, no es posible por evolucton natural . damente n1etafísica, a f'irma H e1.d egger, no permite resolver . La 'd , n1 . . a plantear con sentl o el problema de la inmortalidad. siqUJ.er . ··t·trutos . ,, en. todo, hasta en duración esenoalmente Somos .· . ' 00 .~rnos en espacio.

dd t f , . ., Si ver a eramen e ueramos y nos stntieramos inmortales r constitución natural, nos sobrevendría un inmenso e incu-

dtb--

~Je aburrimiento,

profundo, _esencial, irremediable por no poder cambiar ya nada, y para siempre, en lo esencial 0 en todo. ·Quién aguantaría ni un compás de la .tn.e jor obra musical si

~upiera

tener ·. que estar escuchándola para siempre jamás? Lo mejor es enemigo de lo bueno, dice el refrán sapientísimo. Y el ser, lo es de la vida. La identidad y eternidad, lo son de conciencia, del yo·. Finitud. Galileo. Decía al principio de la conferencia que el concepto que se hace Heidegger del hombre es un concepto, dicho con una pa-

labra un poco ruda, ofensivo. Tanto que defina al hombre como animal racional, como que lo haga diciendo que es imagen y semejanza de Dios, en todos los casos nuestra presencia en este mundo resulta absolutamente ineficaz, enteramente inofensiva. En rigor no habría, con tal tipo de hombre, metafísica. Cabrán historia universal, o teología; nunca metafísica, porque, en realidad de verdad, no haríamos nada en el orden del ser. El hombre es, pues, según Wla definición heideggeriana, el ente metafísico por excelencia. La antropología metafísica no es posible sino como metafísica; y el hombre llega a ser verdaderamente hombre por y al llegar a ser metafísico.

159

EL HOMBRE EN EL EXISTENCIALISMO FRANCES

Jea:i

En el año de 1943, publica Paul Sartre ~a obra rnuy ots~ poco leída, que tiene por titulo, un poqwt~ desalenta. . dor: FJ Ser y /a Nada, y por subtítulot otro todav1a más desroncett30te, 1 menos de propaganda., que es: EnrAyo Je OntoJo. gla fm()11'Jmolégi&'a.

Con sólo el titulo y el subtítulo1 hay razón más que sufí. ciente ¡ma que se le cite con cierta. reverencia, pero tambié~ ?>r la misma razón, no se le lea. u i.m.lgen que voy a dar acerca del concepto del Hombre, SC'.gún Sartre, se va a fundar precisamente en esta obra, tan ci· tada cuan poco lcích; y, por tanto, no será de extrañar, que, cotejando la imagen filosófica, que "ºY a dar ahora, de Sartre, con la que, seguramente, se tiene de él en cuanto dramaturgo, h.i)·a o no." tal vez, ligera discrepancia, sino larguísima e insal· vab~ distancia.

Su(lc hablarse del moderno existencialismo, resumiéndolo en ciertas pJlabras, que son ya como slogan y términos de pro-o ~poda COO\'cncional; por ejemplo: angustia, en Heidegger, o niusea en Sartre. ¿Se~jantes palabras son como el núcleo de tal modo de filosofar o de interpretar al hombre? _FJ prim" asptíto, heideggeriano, de la angustia, como tem· ple tundamental para hacer metafísica, se prestaría tal vez --(on un ~ de benevolencia, que no siempre se tienen entre sí los :r~¡onales-,. a empl~, para justificarlo, aquella. frase la· en conoada que dice: ad augusta per angusta· a lo au· gJSt~~ ' Yque llegar a través de lo anoosto de lo ·estrecho. A lo anf'11ttn. °' ' ·~~..v, por la . angustia.

160

'"""ºs tal vez intentar salvar benévolamente a H ei·degpodf14J...U. • dioendo, que, al hacer, de la angustia el sentimiento básico f' mtotafísica, está preparandonos un camino hacia lo augusto. !""'~ 110 sería fácil encontrar, respecto de ese temple 0 esa afee~ fundamental sartriana que es la náusea, una frase, que nos 0 ~ vislumbrar el paso de la náusea, ¿a qué? -como antes bJOe1• ~ de la estrechez, de la angustia, a lo augusto. r"1

No tengo por qué ofrecer a Sartre semejante escapatoria, Po'que Sartre, que sabe muy bien encontrarlas, no ha querido, de intento, darla. Ordenaré la exposición en unos cuantos puntos, tomados de la obra: EJ Ser y la Nada, comenzando por el que creo más sencillo, p-an terminar con el planteamiento, impuesto por el sub-

titulo: OntoJogia Fenomenológica del Hombrel.

Y sea el pri1ner punto... el concepto de objeto.

Objeto es Io que, al parecer, nos ·es inmediatamente dado; lo que tenemos ante la vista, Io que oímos, lo que podemos

pensar. Cuando digo que, frente a todos ustedes, estoy yo viéndolos como objetos, y ustedes a mí, paso por alto lo más fundamental. Y es que, al ver noa cosa bajo el punto de vista objeto, tanto yo como ella, sabetnos guarddr las distancias. Estoy viendo como objeto toda esa sala; la veo como distante de mí, o guardándome una cierta distancia, sin que se me venga encima. Ver algo corno objeto, 6S verlo a una cierta "dislwilfid' que mantenga la rrdistinción" entre las cosas y el vúiente. lo que vemos con la vista no se nos viene encima; podemos co~arlo en su lugar, hacerle guardar respetuosa distancia.. Lo ob1etiva11los.

lo Cuando oímos algo, lo oído no se nos entra por el oído;

ten~enemos a

Wla cier.ta distancia, lo objetivamos. Este man-

acción,· es tener al Jeto en v1·1o, pa¡a tenerlo positivamente ·· ..J.: • a wstanoa, para que

ob·llll1ento a distancia es eficiencia de una

161

. t y norinalincnte el yo lo consigue. l.r · I al SUJC o. .1,v1as ntl 'º''ll .i • · . pr anonnales son menos funda.ni l1) ., ·tt's est.hlos, que 'l 0 .. . . . en tales l ·~• , clven pcgaJ1zas, viscosas, se nos entr , . . s~ nos 'n an po l.\s t ~.t: produren, precisa.in.ente la náusea. La pal h. r lus sent1l¡O:-i , Y n0 , d a ra , 1,,ble· espero que, emp 1ean o 1a en un se t' ~utf,\\ "' ' . n ldn º'' ~.. ll1\l\' \.~ d t 1·d d ., lll esa espeoe e asepsia y neu ra 1 a que f1 ., nnh'h .. g la a él; las calles, las personas, los árbol~, todo ello se le fv se le entraba por todas partes; sensacion evidentemente ~a, pe dabilísima, desconcertante. Porque de ordinario la náudeSagra . , sea 0 el asco se reduce a ciertos f en ornenos y. cosas perfectamente ¡oca.Jizables, de los q~e la naturaleza nos def1ende con reacciones bien conocidas, reflejas. Imaginemos por un momento qué nos sucedería si todo Jo e vemos no se nos quedase a distancia, sino que se nos aden@ 1 . t~e pegajosamente por os OJOS. ¿Cómo sería posible vivir en este mundo, si todo se nos apegase: las personas, las cosas, y se 005 entrasen irreverentemente por todo nuestro ser? Este fenómeno, anormal desde el punto de vista de la vida ordinaria, es un fenómeno auténticamente metafísico; porque sea dicho, un poco metafóricamente y otro poco escandalosamente, la metafísica estudia precisa y justamente los fenómenos anormales; es una teratología, un estudio de monstruos. No tiene ya nada de particular el que ciertos cuerpos, por ejemplo el uranio, ellos a solas en1itan ciertas partículas. Respecto del curso normal de lo físico, el que ciertos cuerpos exploten, es caso raro, venturosamente. Mas de sen1ej antes anormalidades -cuerpos radiactivos, que son uno o dos frente a noventa y tantos, y de sus coinplicadas condiciones de explosión-, se integra precisamente la física tnoderna: de tales monstruosidades proviene el inmenso poder de la energía atónuca. La bomba atómica es un fenómeno, desde el punto de vista de la. física, anormal o teratológico; pero es el más potente que existe. ¡.Jausee,

1

ºº

No podemos argüir, y valga la semejanza, de que la náu· sea 0 el asco sean fenon1eno , . f , anormal, que sen1eJante enomeno 163

,. Es el fenó1neno más hontidarnente; sino que es un ser que tiene que ma t . . • n ener en eí1 propio ser. De cons1gu1ente, su ser es sumam t . rilo su . . en e 1nes'tave, .l-.1 no es tranquilamente lo que es, tiene que mantener! E . ,, o. s .. su ser '·angustiosamente .

1'{enciona y descnbe Sartre ocasiones en que al hombre le acomete la angustia ~e ser, de s~ ser. En el momento presente dría entrarme a m1, con perdon de que hable de mí mismo Po angustia . d e que no voy a po d er continuar . . ' la conferencia. me la . d , entraría la angustia, cuan o comenzase a notar que no me vienen las palabras, que no sigo el hilo del discurso, que se me va la cabeza. Pero ~emejante angus:ia: no dar con la palabra propia, perder el hilo. . . no pasana de un vulgar miedo; podría rnuy bien torearla buscando otra. palabra, y parecería que aquí no ha pasado nada. La angustia, rigurosan1ente tornada, me sobrevendría, cuando me entrase el miedo al miedo. Y esto sí que es estado permanente, profundo: tener miedo de tener miedo; tener miedo de que a uno le entre el miedo. Cuando un soldado, dice Sartre, tiene que entrar en batalla, no suele tener miedo simplemente de las balas; su miedo fundamental es angustia; que no pueda aguantar y que no quiera aguantar, pues, sabe muy bien, en el fondo del fondo, que no es necesariamente valiente, como es necesario el camino de una bala, sino que ser valiente depende íntegramente de su voluntad y de su libertad. Si en este momento me levantara, y me fuera sin dar ninguna explicación, podría pensar el auditorio benévolamente que me he puesto mal; pero si diera por razón que simplemente no me da la gana de continuar, sería con muy justo motivo apedreado por todos, después de leve desconcierto público inicial. Pues esa posibilidad de que me vaya simplemente po~~ue no me da la gana de continuar, dejando que se lleve el d1aolo todos los "alores de reverencia, de respeto a la Universidad y a ustedes, 171

es una continua y real rosibilidad mía, en este rnomento es de ca.da uno de ustedes. El respeto, el orden; todos los v' Y lo d . l alores dependen, en el fondo, de m1. 1·b t erta ; no nos o confesa.rn , . f sa.bl ós de ordinario, no tanto por incoo e e o no proclarnable en blico sino porque pone descaradamente en claro que todo 1 pu~ · ' · o del hombre reposa sobre su voluntad y hbertad. Y, por tant d o, que el hombre no tiene un ser ase~ado; epende absolutamente de cosa tan contingénte comó su libertad. y al mencionar la. palabra contingtncid, he mencionado otra palabra fundamental. El hombre no tiene ser asegurado por ningún motivo, ni en ningún aspecto; es el ser rnenos s~ que existe en este mundo. El hombre por desgracia, o por definición suya, no es, dice Ortega y Gasset, como los astros, que siguen inmutable. mente sus 6rbitas como en maravillosa cuna, regida por matemáticas. De cuando en cuando deseamos que nuestra vida, moral, religiosa, científica, la misma vida biológica ordinaria, corriese por cauce tan seguro, tan inmutable, como un astro por su órbita. No sabemos lo que deseamos; dejaríamos de ser hombres, porque el hombre es precisamente un ser, el único ser, que no tiene su propio ser asegurado. Un ser que es, precisa y justa y absolutamente, problema para sí mismo. La definición del hombre umimal racional" nos da la impresión de que, siendo definición esencial, como creemos bené• volamente, no podríamos perderla jamás. El hombre, añade Ortega, no es ni animal, ni racional de· finitivamente: todo eso tiene que serlo: ha de proponérselo, es >, • su programa, no su esencia. El hombre, pues, no tiene definición; no tiene esencia, que es la que garantizaría perfecta identidad y absoluta seguridad. Cuando se habla de existencialismo, y se quiere dar de él una definición nominal, suele decirse que es una filosofía que no admite las esencias. No pasa de ser una manera de escaparse de la cuestión, o urgencia de responder en serio. et

172

el existencialismo . 1 es a afirrn om re es un ser pura y sim a.. 1 P emente de

..-reno n1ás concreto, t e-41h b

.E!l . a1 de que e d

·ófl ra ic

et.

btrf>tJ·

J..t'Y'lO es posible, nos preguntaremos, que en F . ·CL.H..... . . • 1· , . . rancia, sobre t · M arce} .J baya habido ex1stenc1a tstas catol1cos . .1 -Ga b rte 1 tou~'-f taines, W aehlens , . . ' tf' is on 1 ¡!C rrt-Jos llevamos e agua a nuestro molino Todos" cat"'l" J. ou . .. o tcos, . ' 1 1 ~ otes ateos ) e agua> a correspondiente molino ·C"' ntott:St i • • • . < omo r osible que la mtsma agua vaya a molino cristiano y a molino ~~iguarnente ateo, c~mo e_I . heideggeriano, .º declarada.mente como el de Sartre~ la misma agu~ a tan d1fe.1;entes molinos? ~teo ce • ,, • 1 El agua.~ ~~ m1s~a agua, es, s1mp emente>. la facticidad. Cuando un cnstian~ af1rma ~ue el h~mbre es crea.tura, quie.re decir que, por sí i:n1smo, no tiene con~1stencia ningun~ que su ser es regalo de Dios: que es una gracia; algo. comple~a~ente al arbitrio de El, prestamo que nos hace; y, de consiguiente, el que seamos hombres reales no está ·garantizado por esencia ninguna; está únicamente atenido y dependiente de que Di05 quiera 0 le dé la divina gana, en cada mom.ento, de conservarnos.. Somos, pues, un don de los dioses, y un don que tenemos en precario: Es la facticidad~ dicho con término metafísico; en vez del teolOgico de · "creatura">. Sartre afirma exactamente lo mismo; que el hombre es un puro y simple y bruto hecho, porque no teniendo ni siendo ser perfectamente, siendo por el contrario un ser, que, para ser lo que es, tiene que ser otra cosa completamente distinta de el, somos realmente seres en incurable esquizof:rmia, irremediablemente escindidos. Para ambos, aistianos y Sartre, el hombre es puro y simpJt '1 bru·to. hecho, o lo que- es lo mismo: es· por don y regalo ¡,.

·

de D.ios. El hombre es un puro y simple hecho, porque por su misma estructura. ontológica se desdobla en ser-en..sí y ser..para-otro, ~Qn\l~ucia·objeto~ Está compuesto,. pues:, de los. dos. extremos ft:ll~.. oo.ntra.t:~Qs~ • , • • ~ 1 ma.~ inconsJstentes que puede · haber · · No · sola· men te en este punto:. en que el h orob re es fiundamentalm.ente ·· 173

. ho con el térrnino fino, teológico' que es die un hecho bruto, . iden Gabriel Marcel, católico, y S eatura co1nc . . ar. simplem~nte cr '. amente declarado. Co1nc1den, adern, , . as, . te y s1ncer tre, ateo, va1ien que para Sartre, el limite del proces nda parte; en ' , . o en una segu ·stir en que el ser en s1 mismo, el ser . . . 0 va a cons1 del un1vers ·¿' . engulla se as1m1le, reabsorba por idenperfectamente 1 .·enti.co, ' tif icación la conoencia. . . , . · es fase transitona del ser; el ser-en .. s1 es el La conoenoa . . definitivo del ser. Conciencia, como fracasada estado natural Y aventura del ser. , . También para Gabriel Marcel -a pesar de se~ ca~olt~~' tal vez no Ha pesar" no lo voy a juzgar por '~na leve 1,~d1cac10~-, el hombre no solamente es creatura, ser de hecho y ser hecho"; el hombre terminará reabsorbido por el misterio. Y nos habla en una obrita suya, delicadamente escrita, del misterio ontológico. lvfas, ¿quién es capaz de saber lo que a uno le pasa cuando es reabsorbido por el misterio? Al pensar en un teorema de matemáticas, se sabe exactamente en qué se está pensando; y se lo tiene como objeto, que ni él va a devorar al pensante, ni nosotros al teorema; mantenemos y mantiene respetuosa distancia. Pero cuando se pone uno a pensar en forma de creencia, o en entrega de fidelidad o confianza absoluta, el límite es el misterio. Tal es el fin y el final según Gabriel M~ucel: que el n1isterio nos reabsorba a todos. Para creer y confiar y fiarse de y en el Misterio hace falta mucha mayor valentía que para saltar en plenas tinieblas a un abismo. Su conclusión es que el hombre, la conciencia humana, con la cual somos homl:,res conscientemente, no es más que una aven· , tura del ser· Aventura t rans1't ona, puramente casual, porque s1, absolutamente inexplicable. Pre 0 untémonos ya. ·Q , . b · ~ ue es propiamente el hombre? O con la fuerza brutal d 1 f ) R e rase castellana: ¿Qué demonios es el homb re. ecordemos 1 de Sartre d H .d en un go pe de memoria las opiniones , e ei egger o de Sche1er. 0

ª

174

ro(b. :t11tro11olog ía m odern a se ·d rt uce a esa af1 . · 'n en I ·t d e 9 uc el h b rmao 6n · ;iflrn1:tC1º '. . '" . om re es el Único ser . u . /'Jrop.·, 1 ,.,. 1 ,¡1'/c1d prohlenhi. N o d f .. . , q e hace 11 ¡/e r . . .. es e 1n1c1on. No f . iún 1nuy tranqud1zad ora; sería al es a rrflll' , p arecer, mucho más el que.: el h on1bre fuera realidad d ama.. ) bJe ~. ·' -· . . asegura a, por toda clase por CJenc1a, por ex1sten ci f . de ·sctruros, o . . a p er ectamente identifi .. da con la esenoa, por poseer una sol d f' .. , e~ , l a e 1n1cron. Pero tal . mbre no sena en e fondo hombre· sin · ho . ' o s1mp1emente piedra· ' ·. . d y, en el me1or de los casos, diamantes' real 1'd a d crista 11za a en

razón.

Piedra, diamante o entes concretos no

P d

h · ue en acer Ja.mis problemas c..~ e . su ser, de Jo que es ser . Por eso precisamente la piedra es piedra, y no pued~ ser más que piedra; por eso el Sol es Sol, y no puede ser mas que Sol.

El hon1bre no es tal porque tenga cuerpo,

porque tenga alma; porque se con1ponga de átomos o de moiécuias 0 bien por que disponga de potencias y de sentidos; no es, ~or eso, hombre; por sólo eso sería un ente más o menos complicado, pero enteramente parecido a piedra, a árbol, a mesa, a vaso, a un teorema matem.1.tico. Toda la mtropología moderna se reduce a esa afirmación : El hombre es un ser y el único ser que es, para sí mismo y en sí mismo, problema, que sabe trocar esencia en problema, existir en aventura. Si a lo largo de estas diez conferencias hubiese dado a ustedes la impresión de que el hombre es algo perfectamente hecho, según una sola definición, habría hecho antropología griega o medieval; mas no antropología moderna. Si ustedes han sa.. cado, al contrario, la impresión de que somos algo sumamente complejo, inconsistente, problema continuo y entitativo, plantea.. do por nuestro propio ser, tal impresión será la auténtica demostración de que este curso ha sido, en realidar\t tu cnmen, '->l.l e detente en, . de Santa "A1írame y no me toquel'. fenomenologica, . , las cosas no terminan aqu1. Pero b ,,El hombre en estado natttral'' -y a~~t, en H . om re entra . · nto voluntad vida sensitiva, vida sentimen todo: enten dm11e , '. ,, t , formando 1,11 cierto compr,¡esto o concreto con tal ... -, es a las cosas'', y no solamente hace de ellas su apoyo, su báculo, el término de su comportamiento. Y esto es mucho más grave que lo prin1ero. . . . En efecto: nuestra vida sensible tiene que estar informan. do un cuerpo con tantos y tales elementos químicos, de tales 0 cuales dimensiones ... ; y este hecho no lo puede cambiar;

la vida sensible fofma un compuesto real . con ciertas cosas m11y deter1ninadas, y si se le quitan se muere. La vida psíquica inferior, sentidos, tiene que estar unida y tiene que servirse de ciertos órganos bien determinados; y si el órgano se destruye no hay ya modo ni de ver ni de oír ni de gustar ni de tocar ni de gozar. trLa vida psíqt1ica inferior forma ttn compttesto real. con ciertos y bien determinados órganos corporales'', y si se destruyen o alteran piérdese la vida , . ps1qwca. Pero hay una vida que, si bien es cierto anda continua· mente orupada con objetos especiales, que sin ellos se creería no puede vivir, con todo posee una facultad extraordinaria y desconcertante: la de "pisar en falso y no caerse''. La vida in· te.lectual no deja de vivir aunque piense cosas falsas, aunque pise · interno · . en falso· , , y ti ene t aI equ1·1·b 1 no que, aun dudand·o, viv~ en si, no se muere por la falsedad, ni se desvanece con la inseguridad de 1 d d M' , d u a. as aun: puede proponerse du ar d d e to o, no asentir a d d d na a, guar arse las ganas de afirmar Y e negar, poner tod 0 ,, en entredicho", oír las más grandes

ª

184

¿1Jes

,,cotno qrticn oye llover'. Acción

que en I·Ius . 1 resonante en n1.atemáticas. alus. ser re:cjbc ., . Jones,

mejor dicho, no es ni una cosa ni otra. Al pájaro común y corriente debe parecerle que el aire posee esa consistencia y densidad suficiente para sustentarlo y apoyar su vuelo. Y es que, el pobre, no puede practicar 11114 abstención fenomenológica, no puede cambiarse de estado. Puédelo en ciertos aspectos reales el Hombre; y la duda, los deseos imposibles, las imaginaciones fingidas, las memorias desmemoriadas, en general, todos los actos fallidos, muestran algo muy más importante que los actos perfectos y cumplidos: que la seguridad y firmeza de la verdad, de los valores, de lo real en general no proviene de lo real ni de la verdad o del bien, sino del estado interior. Cuando el entendimiento se pone -estado que llama la fenomenología "tesis''-, en estado trascendente o naJuraJ pierde conciencia de su consistencia interior, pierde peso intrínseco, y cae pesadamente hacia las cosas, se apoya en ellas y parécele que son ellas las firmes y consistentes y que de tal firmeza y seguridad cósicas le proviene la de sus actos. Estado natural o cotidiano del hombre se caracteriza Por una condensación o petrificación de la vida interior tal que se distribuye de otra manera el peso interior, quedando el centro de gravedad fuera del ser, y entonces cae pesadamente ~obr~ las cosas, se afirma en ellas, las afirma y le parecen, infeliz' que son ellas Ias f' , · " res''' · irmes y estables, las autenticas 188

.0 sJS

· ,.~ t1ifi,·,,;~-las. Sucédenos entonces coino a muñeoo · a quten

'~ubie - ron a la c.1beza el plorno que . ·· en los· pies tenia, q ue cae

~ ¡nenor desCUido y que da su cabeza. s~lemne y firmemente asen. tada en el s~elo ..Cuando el entend1m1ento se entrega a la ver-

no se altera ciertamente 0 ad a d, a. la evidencia de las cosas, . del peso total de la sustancia hurnana, pero súbesele no el bUfllO sino . el pl~mo a _la cabeza, la lógica, y cae, el muy infeliz que b1en feliz se siente entonces, hacia las cosas, afirmarlas, afirmase en ellas, y cree que son ellas las firmes y verdaderas. Y no sabe que es él quien, por cambiar el est,1do interior, no su ser, ~a resultado n1ás pesa.do que antes y por el roero hecho ha ca1do sobre ellas, se ha puesto en estado de d~t

. ,.

afif'macron.

_

Por muy extrano, pues, que pa rczca, y porque lo parece Por eso insist~ ~n ello, l.as .cosas reales. o ideales -números, figuras, cosas f 1s.icas., sentanuentos, actos psíquicos . . . - , no son ni seguras ni no segur~s., ni afinnablcs ni neg1b1es, ni verdaderas ni filsas; el pájaro del Yo puede tomar diversos estados interiores y según el que se diere a sí mismo le parecerán una cosa u otra. Por esto puede decir exactainente Husserl con una frase de v.tlor estético y científico de vez: uce monde n'est pour no1-1s qrlun simple phénomene élévant 11ne pretention d' existence", "este mundo, el mundo cotidiano -sensible, inteligible, valorativo, sentimental-, no pasa de ser un fenómeno con pretensiones de existencia'"., con pretensiones de ser en sí firme', estable, seguro, definitivo y definible. Pero tales pretensiones no pasan de eso: de pretensiones. ( Cf. Aféd. cartés.). Cuando nuestro Yo trascendental hace, por nn acto de suprema espontaneidad interior -ocasionada a veces por esa sorpresa de notar que, aun pisando en falso, no se c1e--, cunbiar el estado interno, la distribución del peso de ser, descu.brc qu~ sin alteración de las cosas, sube o baja en elb.s a placer. Es decir: ntottI ces phé11(ffne11es 0111 pet·Ju leur t•,tlúJir; et u1bissent une modificatíon de vaJeur; il1 ne sont pluJ q11e 189

, ,, ( Médit. cctrtés.); la tealidad . pleI phénomenes l t . , la. de uft1 idea , se orna en simple 0 d l mundo, rea1 . l apa, firmeza e aquel cotizable en a za continua i erde su va1o r' , . d . etl riencia~ P bienes ra1ces , y to as sus ex1gP>r.. . .d d en bonos Y '"'1c.1as stgun a ' . ~ en pretens1011es. que: an b ·ón fenomenológica, por la reducción f en Por la a ste11Ct . • o. , . l sobreseimiento de las exigencias de las ~ menologJCa, par e . ., d . . la distnbuc1on del peso e nuestro ser, deJarnos sa.s eamb iamos , . ' . esadamente sobre el mundo, y mas sutiles que la de gra\•sta.r P . . más sutil de las aves subimos y ba1amos por las cosas a v0luntad. Descúbresenos entonces un como segundo mundo que uece de ,, ficción", sin peso específico propio, ya no campo p . , l de gravitación para nuestro ser, n1 caree en que estar presos del -ser y sus exigencias. Y con esta revelación disponemos ya como de dos mundos: uno, el natural, el cotidiano y usual ea que las cosas nos parecen tener propia consistencia y nosotros., como una de tantas cosas, apoyarnos sobre ellas, afirma.rl.is, 1

af innaroos tn las mismas, mendigar de su solidez nuestra consistencia; y otro, reducido fenomenológicamente, en que bs n1ismls cosas aparecen con otros colJares, ingrividas, neutr..iles en cuanto a consistencia o inconsistencia, y en que nosotros, el Yo trascenmttu nicú fJN-r, avec li1 vie de conscience pure q11i m'est n>pr~, ...¡~ dt111S et par l.aquelle le 1no11de objectif tout entier txfsld po11r 111oi, tel j11ste1nent qu'il existe po111· moi" (Méd. , 431Js.); la abstención o continencia fenomenológica, la virsinidad radic~l por la que el Yo no se deja fecundar por l!l realidad, es el n1étodo universal y radical para sentirse uno a sí nlisn10 para c·.iptarse a sí mismo con vida de conciencia pura, vid~i propia de 1v[í, y en la que el n1undo objetivo entero existe para mí y en la medida exacta en que para 1ní existe. Y así el n1undo natural. •



(f

' .



,

de "1oi, vit daJ1s l' idolatrie d'un 1niroir q11i reflete en son caltne dotmant HJroJiaát "" c/,ti,. t·egm·d de di«1n(1nt" (Mallarmé).

,, .• . 10111, ,w1011r

El Yo trascendental es aquí Herodíades, la de mirada clara cual diamante, y fría co1no él. Pero, con10 el diamante también, de aristas cortantes y definidoras. Y tanto recorta y define que deja al Yo cotno "niónttda", como solitario absoluto, que eso significa tanto la palabra griega niondJ corno el térn1ino umoi-

n;on4ilt'' que emplea Husserl. (Cf. Méd. cartés.). Y cuando, ª fuena 0 en fuerza de contenerse para no darse a la realidad, de so'l0 permitir · · a las cosas que me 1ni1·e11 pero que no me t~quen, se queda uno consigo mismo a solas, puede ya exclama.e como Herodfades: "O 194

eharnie dernier,

011i !,

je le sens, je suis se1'1e'',

,rpor fin solo:', a solas hasta ~e ese yo, de diario que tantas .

es pel1grosas ha contra1do con los obJ. etos r

relaoo11 d ·1 d ea1es, que a.oda amarrado, enc~n 1 a o por los objetos, teniéndose por uno de ellos, sometido a sus a2ares, contratiempos y contra¿311zas.



•A

t'tet f.+

III. c'Qtté sc.1caría 11110 de q11edarse solo, si a /a vez tuqite q11edarse a solas?

La Nodriza, nuestra madre de lo real, el Mundo real solícito de nosotros, cuando nos oye decir como Herodíades:

rroh encanto supretno; sí, po1· fin me siento solo", advi•erte entre compasiva y asust~da:

"j\1.crdanie, allez-vous 1nourir ?", "Señora, ¿que vais a morir?"; que, en efecto, ese peligro parece amenazar a quien se queda solo y además a solas de toda realidad; q11e está en t1·ance de 1n11erte. Y ¿cómo libera Husserl al Y o de los efectos de esa continencia extremada que itnpone la abstención fenomenológica por la que no toman1os posición ni nos apoyan1os en realidad alguna, aunque sea la nuestra ordinaria? ¿Qué sacaríamos de notarnos solos y consistentes en nosotros n1isn1os, liberados hasta de la contingencia de nuestra realidad sensible, si, acostumbrados ya a no con1er, nos muriésemos de hambre? Y aquí viene la sutil escapatoria de Husserl: cuando nos quedamos solos y a solas de todo, cual diamante, perfectamente cristalizados, recortados de todo y recortantes, nos quedan dentro unas ganttJ especialísimas, sale de nuestro ser monádico algo así como una corona solar de llamaradas, que en lenguaje filosófico se llama intencionalidcrd. Y Husserl dirá: n¡e mot intentionalité ne signifie rien d' autre q11e cette partic11/arité fonciere et générale qu'a Ja conscience d' etre conscience rde' q11e/q11e chose, de porter, en sa q 11a/ité de 'cogito', son 'cogitat111n' en

elle.meme" (MédiJ. cartés.) . 19~

ando Husserl, con10 I-Tc:rnd íades not 0, 'l ' CJ.lt~ • . H .d.ó (~g"'er quería poner en e sus manos ex 1 la Nodnza et "'~ f · 1 *b · ' c- ªrri6 · -as en aquella con erencta uc pu ltra y of' . y desfog6 sus ir, . 1c1at . , d la escuela f enomenológ1ca: e)(.

Por eso cu

con1un1on rr

e

·

At4f'éte dans ton crhne·'', "\et/e

1nt tiJJ

sacrile,ge'' .

Pero en filosofía es preciso con f rccuencia, casi sie . , , rnpre, eter parricidio que as1 tuvo que hacerlo Pla ton con el .. com ' V1e 10

venerable de Parménides. y como epitafio para el sistema de Husserl podría.inos poner dos versos de 1'1allanné, y un estribillo castellano:

"Gloire d11 long désir, ldéeJ'', nTel qtlen Ltú-1nétne enfin !'élcrnité le chcfnge''; que esto resume los n1éritos y los dcf ectos del sensitivistno trascendental que hizo a Husserl ton1ar esa extrañ.a actitud de retirarse, abstenerse, contenerse en todo lo real: 11n descom11nal deseo, a saber: la Ide.t de una fundamentación absolutamente primaria de todo el universo, fundamentación que sóJo Dios puede hacer. Para tan soberano intento tuvo que cambiarse en Sí mismo, en Yo trascendental, lo cual sólo se consigue transformándose en n eterno". Y por este glorioso y suicida intento entró en la categoría de aquellos detractores de la corruptibilidad que merecerían, según la sentencia de Galileo, rr ser convertidos en estatucu". Tal vez por mirar hacia Platón haya caído sobre Husserl el castigo que sobre la mujer de Loth hizo venir Dios, seg.in el Antiguo Testa.mento: quedar convertido en estat11a de J(Jl, y en este caso su sensibíli11no trascendental fu era en rigor y pro pie· dad inseniibilidad de estatua; y la lectura de: sus obr.is, en que Yive Husserl en cuanto filósofo, nos deja Ja in1presión de tra· tamos con un dia111ante: frío, lítnpjd 0 , cristalino, cortJnte, hu· manamente neutral.

198

de sc¿,ruro, Husserl comenzó viviendo a 1 h ¡· . ., o u'no hallo más exp 1cac1on del origen vital de su tipo de itJªº 'f que aquella frase castellana: ''el qJte se inurió de _ ar . d E .d d I .. géf ft·joso ,, de Neces1da ' "' etern1 a , nmutab1ltdad y Absolutismo. rz;JJ y leamos la frase final con que cierra sus l\f éditations car-

y

º

Como

/('sie17 nes:

''L'orttcle delphiqu~ . ,cogno1ce Je ipJunt' a aquis un Jens , dJ/. La science pos1t1ve est une science q 11i s' est perdu dans 11011i e ' b d Je monde. 11 f aut. d or perdre .le monde par l' abstention, pour retfottver ensutte dans !Lne pr1se de conscience universelle de le N ¡. f . d 1t. S a1nt . ;-rnéme. o t orar tre, Attgustin, in te redi, in in10 teríore homine hctbitat veritas". ( 111.éditations cartésiennes).

ª

"El oráculo délfico: conócete a ti mismo, ha adquirido un sentido nuevo. La ciencia positiva es una ciencia que anda perdida. en el mundo. Es preciso, ante todo, perder el mundo mediante la abstención fenomenológica para. volverlo a encontrar inmediatamente al tomar conciencia universal de sí mismo. "No te vayas afuera, dice San Agustín, vuelve a ti mismo, que en el hombre interior habita la verdad". Sentencia final que me recuerda dos: una del Evangelio, ·rquíen pierdtt stt 1tlv1a la e11co11.trc'1'á''} quien pierda el n1undo natural, y a sí mismo en cuanto, mien1bro de él, hallará ese mismo mundo y a sí misn10 en f orn1a de nn1ndo interior. Y otra del mismo San Agustín: "non iutt·,1t1¡r in -i eril flle1n 11isi per cha1'·i. tatem'' (Opera. Migne P. L., vol. VIII, contra Faustum; libr. 32, cap. 18), "No se entrtl en la verdad sino por la caridad". Y tal vez sea la caridad o el An1or el que falte en la filo· sofía fenomenológica: a1no1· a Dios o at11or al prójinio, que sólo el tema final de las Meditaciones cartesianas: ª constit11ir trascendentalmente a los demás ho111bres conto contenidos noemáticos de mi conciencid' incluye, como primer paso, haber practicado respecto de ellos la abstención fenomenológica en todo su rigor, 10 cual equivale a un plan consciente de asesinato, pues en el

199

Mundo natural nos son dados como cada uno en s- . . d..d l.d i, f1rth su realidad, consistente en su 1n 1vi ua 1 ad. •qe en Poco importa que por la abstención f enomenoló . Slca, p'..l .. .h tesis trascendentales, pongamos en entred Je o la realid d ~en.. demás cosas -cuerpos, números, figuras, leyes Iót>i ocas__ .de las poner en entredicho la realidad de nuestros semeja t ' Pero

ª

cirla a "théme directeur transcendental" ( Méd. cartés~es~ tedu. mereciera de parte de San Agustín, una reverente d' al Ve~ ,, , , con enac·, no 1ntraras en 1-d verdad, porque tu método · Ion: /11 caridad". no Pasa Por

III

LOGICA Y FILOSOFIA DE LA CIENCIA

LOGICA lvIODAL

CAPÍTULO I

1.

§ 41.

Lógica n1odal bivalente

Lógica modal con modalidades irreductibles

Llamaremos lógica modal bivalente aqueila lógica en que cada prop. no pueda poseer n1ás valores que V, F, y en que las llamadas modalidades (necesidad, in1posibilidad, posibilidad ... ) sean atributos secundarios o matices de V, F .

Para desarrollar este estrato de la lógica, distinguin1os dos

órdenes de prop.: PRIMER ORDEN.

a)

b) e)

Comprenderá prop. del tipo siguiente:

p es verdadera. La prop. p es falsa. La prop. p es no-verdadera. La prop. p es no-falsa: y las cuatro La prop.

d) negativas correspondientes. La lógica clásica reduce estas ocho prop. a cuatro por medio de la propiedad de periodicidad binaria de

p'-"'"'

la negación: p, 0 sea, V,__, V, F, y V""-' F, F ~ l/· Así, que la disyunción: «toda prop. es verdadera o no-verdadera» equivale a «toda prop. verdadera o falsa»·

F,__,

203

Si designarnos por S la expre~ión: «la prop.

p-,,

a, b, e,

d, se escribirán:

v· b) s . es

- F; e)

a) S - es - , . adoptarán la forma: y las negativas,

s - es .. V; d) s . es • F·.

a) _ ( S • es • V) ; b) - ( S - es - F) ; e)_ - (S • es . V) d) _ ( S - es - -F-) ., escribiremos por comodidad en v,._, '"'- d(; -----:v~

S-es-,

_

(S .. es _ V); o sea, según lo dicho para la

0 €-_ ..

gaci6o, se reduce todo a: l.

S-es-V

2.

S - es - F.

En rigor, para hacer equivalentes «S . . es - V», - (S, es _ F), s .. es .. F y sus correlativas S - es - F; - (S - es . V),

s _es _ V,

son menester dos condiciones:

l. La periodicidad

binaria de los valores V, F; tal que V__, F; y F __, V. -

-p ._

2.

La periodicidad de la función negación, o sea: que p. Por la primera, vale S - es - V ~ S - es - F; por la segunda - ( S .. es - F) ,_, - ( S - es - V) . Y esto último sólo es posible por ser «verdadero y falso» predicados contradictorios; en los demás casos, no vale. Si desenvolvemos una prop. en dos, unidas por una implicación, como hemos hecho otras veces, entonces son dos tipos diferentes p ~ q (verbigracia: el hombre no es ángel) y p ~ q. (verbigracia: el hombre es no-ángel). Por este conjunto de condiciones simplificadoras, podemos afirmar que la lógica clásica es bivalente.

Si convenimos en que N simbolice «necesario», 1 «imposible», P «posible», y que estas determinaciones afecten directamente como atributos 0 predicados de segundo, tercero. . . orden ( § 8) al sujeto 0 al predicado de S .. es. - V, o de S • es .. F obtendremos SEGUNDO ORDEN DE PROPOSICIONES.

los tipos siguientes: 204

'

S .. es .. N V,

1.11

:::-- (S ·es -::V)

1.22 -

V, S - es .. .N . . . _.

~ 1 .~

1.33

S N - es ..

v

(S N - es - V) S N- -~-v

1.44 - (S N .. es_ V), y 4 _ (S - es .. N V) ¡, formas derivadas, verbigracia, por sustitución de V por F ~ FSN ' coLllo: S - es .. i'J .'. . - es - F, etc., o por operaciones gra·-... •es puras, verb1grac1a; S - es - NNNV1 s N .. es_ N p etC. 1J]'1t JOU 1

significa: «la prop. S es necesariamente verdadera»· . y L l l: «la prop. nece~ar1a p es verdadera»; S _ es _ N N v: 1 .1

)