Apuntes De La Historia De La Iglesia En Pamama

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j^rurN Í E S D E HISIORIA DE LA IGLESIA DE P A N A M Á Período Colonial

Tomo Ib

Alfredo Morin Couture

APUNTES DE HISTORIA DÉLA IGLESIA DE PANAMÁ

Período Colonial

Antología documental Tomo Ib Obra auspiciada por el señor Guillermo Quijano Duran, Ministerio de Educación y el Instituto Nacional de Cultura

Panamá 2008

282.7287 Morin Couture, Alfredo M945 Apuntes de Historia de la Iglesia de Panamá, período colonial, antología documental Ib/Alfredo Morin Couture. -Panamá: Editorial Mariano Arosemena: INAC, 2007. 864p,: 27 cm. ISBN: 978-9962-659-16-7 1. IGLESIA CATÓLICA - PANAMÁ 2. IGLESIA CATÓLICA - PANAMÁ - HISTORIA I . Título. APUNTES DE HISTORIA DÉLA IGLESIA DE PANAMÁ TOMO Ib

© ALFREDO MORIN COUTURE © Primera edición Editorial Mariano Arosemena (INAC), 2008. Portada: Nuestra Señora de La Antigua de la Catedral de Sevilla Contraportada: Consagración de La Catedral de Panamá en 1796 (archivo de La Merced). Obra auspiciada por el señor Guillermo Quijano Duran, Instituto Nacional de Cultura Dirección Nacional de Publicación y Comunicación Apartado postal N° 0816-07812 Panamá 5, República de Panamá. Prohibida su reproducción parcial o total sin autorización previa de su autor Hecho el depósito de ley. Revisada y corregida por el autor Impreso y hecho en Panamá Tiraje: 1,000 ejemplares

Agradecimiento Esta obra se dedica a la memoria de Mons. Marcos Gregorio McGrath (q.e.p.d.), arzobispo emérito de Panamá, quien desde el año 1979 hasta su muerte en el año 2000, con entusiasmo sin falla me ha animado a llevarla a cabo. Agradezco muy especialmente al Instituto Nacional de Cultura (INAC) la acogida de este proyecto y su profesionalismo. Monseñor Dimas Cedeño Delgado, arzobispo de Panamá, siempre ha manifestado mucho interés en la publicación de esta obra. El supo descubrir al generoso mecenas, el señor Guillermo Quijano Duran, quien asumió el costo de la impresión. A ambos mi muy sentido agradecimiento. Muy especial gratitud la tengo al Sr. Obispo de Chitré y exsecretario de la CEP, Mons. Fernando Torres Duran, el amigo de siempre, quien durante tres años ha luchado con una fe indomable para llevar a buen término lo que parecía una misión imposible. Otra palabra de gratitud se merece el Dr. Alberto Osorio O., presidente emérito de la Academia de Historia Eclesiástica de Panamá, que me ha convencido de publicar sin tardar lo que a mí me parecía necesitar mucho más investigación y pulimento. De otras muchas personas que me prestaron su ayuda quiero destacar especialmente la de doña Manuelita Núñez C , del Consejo Pontificio de la Cultura, colaboradora admirable, incansable, generosa, servicial y competente, siempre disponible para solucionar con acierto toda clase de problemas. Mi Dios les pague a todos su generosidad, su apoyo y sus sacrificios. El autor

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Agradezco a Dios el interés que ha suscitado en mí por la historia de la Iglesia Católica en nuestro país y le ruego de esta gracia a todos mis compatriotas. Desgraciadamente no contamos en nuestras bibliotecas con todos los datos que quisiéramos tener a mano para conocer mejor el paso y la acción de Dios a través de tantos hechos y acontecimientos acaecidos en nuestra tierra panameña por espacio de casi cinco siglos de vida eclesial. Gracias a personas no solamente expertas en el arte de la búsqueda y de la investigación sino sobre todo imbuidas de un gran espíritu de fe y de amor a la iglesia -además de una buena dosis de paciencia- como es el caso específico del Rev. Padre Alfredo Morin, p.s.s., tenemos ya en nuestras manos este valiosísimo texto primer tomo de lahistoriade la Iglesia Católica en Panamá en dos volúmenes. Es un fruto maduro del interés y perseverancia que por espacio de veinticinco años de trabajo investigativo, este sacerdote sulpiciano canadiense, biblista e historiador nos ofrece no sólo a la comunidad cristiana de Panamá, sino a todas las personas que en el mundo entero desean conocer nuestra historia y algunas notas que identifican al pueblo panameño, entre ellas su fe y su catolicidad. Si bien es cierto que la historia como tal no es propiedad privada de ninguna sociedad o individuos, sí tenemos que sentirnos agradecidos para con la Divina Providencia por el hecho de pertenecer a la Iglesia Católica más antigua de tierra firme que abarcó primero todo el nuevo mundo, desde Alaska hasta el Cabo de Hornos. Desde que el Papa León X firmara un 9 de septiembre de 1513 las Bulas creando la Diócesis de Santa María la Antigua y nombrando como su primer obispo a fray Juan De Quevedo, el mandato de Cristo a los Apósteles: "id y predicad... enseñad a todos los pueblos" (Mt. 28, 19-20) se ha estado cumpliendo, aunque lentamente y con no pocos tropiezos. De esta primera Iglesia particular en tierra firme, por disposición de la legítima autoridad del sucesor de Pedro, han nacido más de mil Iglesias Particulares en este Continente: (México 1530, Coro-Venezuela 153 1, CuzcoPerú 1534, Lima 1541 y en nuestra nación, la de más r reciente creación, Penonoméen 1994).

Podemos pues los panameños gloriarnos en el Señor al reconocer, gracias a los datos, suministrados por la historia, que nuestra Iglesia, aunque no debe llamarse en sentido teológico madre, sí por lo menos, decana de todas las Iglesias de América en tierra firme. Tenemos que admirar y agradecer al Padre Alfredo Morin el arduo trabajo realizado, consultando paciente y eficazmente numerosas fuentes, empezando por esa mina de datos conocida como Archivo de India en Sevilla, España. Valladolid y numerosas bibliotecas y archivo de arzobispados, conventos y casas parroquiales de Colombia, Perú y otros países. Tengo la esperanza que la lectura apasionada de esos interesantes textos nos ayuden a conocer mejor nuestra querida Iglesia católica, para amarla con todo el corazón. Nos convenceremos cada día más que la Iglesia que fundó Jesucristo sobre Pedro y los demás apóstoles, aunque compuesta por nosotros y por eso es débil y pecadora, es sobre todo divina, y en ella nos santifica el Señor porque su Espíritu está presente y actúa eficazmente a través de las realidades temporales y de todas las vicisitudes a las que está sometido el devenir humano. Las palabras de Cristo "yo estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos" (Mt. 28,20) siguen vigentes, pues aunque el cielo y la tierra pasen, éstas no pasarán. Al Rev. Padre Alfredo Morin, nuestras más sinceras felicitaciones y nuestro más vivo agradecimiento por esta obra que junto Cfon otras tantas de su talento y dedicación contribuirá a perpetuar su memoria entre nosotros. "Merci, mon vieux".

Alfredo Morin Couture

APUNTES DE HISTORIA DÉLA

IGLESIA DE PANAMÁ

Período Colonial

Antología documental Tomo Ib Obra auspiciada por el señor Guillermo Ouijano Duran, Ministerio de Educación y el Instituto Nacional de Cultura

Panamá 2008

Antología de documentos

Nota: Muchos de los documentos que se presentan aquí son inéditos. Otros han sido publicados, pero son difíciles de consultar por encontrarse en libros o revistas agotados o de poca circulación. Aquí van cómodamente reunidos para facilitar la investigación. Tenemos la intención de sacar posteriormente una edición en CD de esta antología, enriquecida por otros varios documentos. Estará a disposición de los investigadores interesados.

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-11513. Instrucción del Rey Fernando a Pedrarias Dávila Año de 1513. — Agosto 2, Valladolid. Instrucción dada por el Rey á Pedrarias Dávila para su viaje á la provincia de Castilla del Oro que iba á poblar y pacificar con la gente que llevaba — (A. de I., relac. y descrip., legajo 1 1, publicada por Navarrete en el tomo III de su Colección de viajes.) El Rey. —Lo que vos Pedrarias Dávila, que vais por nuestro Capitán general é Gobernador así por mar como por tierra a la Tierra Firme que se solía llamar, é agora la mandamos llamar Castilla Aurisia1 é a las otras partes contenidas en el poder que lleváis, habéis de hacer desde que con la buena ventura os hicieredes a la vela en la cibdad de Seuilla con la armada que con vos mandamos ir para poblar é pacificar la dicha tierra é provincia fasta llegar alia é después de llegado la forma é orden que acá ha parescido que vos debo mandar que tengáis é guardéis é fagáis guardar é cumplir, es lo siguiente: I o Lo primero que habéis mucho de mirar en que los navios que lleváredes no á :• vayan sobrecargados como suelen ir, que a muchos les ha acaecido peligro en el viaje por ello, especialmente cuando fue el Comendador Mayor de Alcántara, por nuestro gobernador de la isla Española; por escusar el daño é peligro susodicho debéis proveer que no lleven más carga de la que con que puedan seguramente navegar, é lleven la manguera descubierta como lo tengo mandado, é al tiempo que cargaren en Sevilla, habéis de mirar que han de tomar más carga en Canaria. 2° Lo segundo es, que fecha vela en Sevilla con la buenaventura habéis de tocar en Canaria é tomar allí las cosas que se proveyeron que estovieren fechas para este vuestro viaje. 3 o Demás desto hilando vuestra derrota derecha para la provincia del Darién, si sin estorbo ni tardanza de viaje lo pudiéredes facer, habéis de tomar en las islas de los Caníbales, que son isla Fuerte, Buin, San Bernaldo, Santa Cruz, Güira, Cartagena, Caramarico de Gó, que están dados por esclavos por razón que comen carne humana, y por el mal é daño que han fecho a nuestra gente, é por el que facen a los otros indios de las otras islas é a los otros vasallos, é a la gente destos reinos, habernos enviado a poblar en aquellas partes, é por más

Altolaguirre lee: aurifia. Medina lee: Aurisia. Lo cual equivale a Castilla del Oro. 1

justa función nuestra si halláredes manera de poderlos requerir, les requerid que vengan a obidiencia de la Iglesa é sean nuestros vasallos é si no lo quisieren facer o no lo pudiéredes requerir, habéis de tomar todos los que pudiéredes y enviarlos en un navio a la isla Española é allí se entreguen a Miguel de Pasamonte, nuestro tesorero é a los otros nuestros oficiales para que se vendan y el navio que con ellos fuere os ha de llevar lo que de la dicha isla Española se hobiere de llevar a la dicha Castilla Aurisia, é por todas las otras partes que pasaredes, especialmente en cualquier parte que tocaredes en la costa de la dicha tierra, habéis de excusar que en ninguna manera se faga daño a los indios porque no se escandalicen y alboroten de los cristianos, antes les haced muy buena compañía é buen tratamiento porque corra la nueva la tierra adelante, é con ella vos reciban é vengan a comunicaros é en conoscimiento de las cosas de nuestra santa fe católica, que es a lo que principalmente vos enviamos é deseamos que se acierte. i¡

4o.En el repartimiento de las cosas que se tomaren, así en la mar como en la tierra, así de esclavos como de otra cualquier cosa que se lloviere, habéis de tener esta manera en el repartir, que lo que se tomare con el Armada que lleváis en que Yo mando poner los cascos de los navios é mandar dar el mantenimiento a la gente que en ella va conforme a la ley del fuero del Ayro, demás del quinto me han de dar las dos partes de lo que se hoviere, la una por razón de los cascos de los navios é la otra por razón de los mantenimientos: é si en vuestra compañía fueren navios de algunas personas en que ellos pongan los navios é bastimentos y aquellos tomaren alguna pieza, Yo tengo de haber mi quinto ordinario, pero aunque lo tomen aquellos, porque por razón de favor é compañía de Armada se toma, han de repartir lo que se tomare con toda la gente del Armada, si se tomare en la mar con las ventajas que se suele repartir entre marineros, si dentro en la tierra, ha de ser repartido todo igualmente, ecepto la ventaja del Capitán General; en las cosas que en tierra se hobieren, no yendo armada de mar por ellas, se ha de sacar el quinto, y lo otro se reparta entre la gente como se acostumbra hacer. 5o.Llegados alia con la buena ventura lo primero que se ha de facer es poner nombre general a toda la tierra general, a las cibdades é villas é lugares y de dar orden en las cosas concernientes al aumento de nuestra santa fe é a la conversión de los indios, é a la buena orden del servicio de Dios é aumento del Culto divino, é para ello enviamos al R. P. Fray Juan de Quevedo, obispo de Santa Maria del Darién, é con él los clérigos que agora parescieron necesarios; los cuales é ellos han de ser proveídos en tanto que hay asinos del salario necesario; é porque para la persona del obispo Yo m a n d o proveer, a los

clérigos se deben dar a cada uno [...claro...] pesos de oro para su mantenimiento en tanto que haya asinos é se hace el repartimiento dellos de la parte

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que cada uno haya de haber: é en tanto que esto se hace se han de cobrar los diezmos para mí, é para la Serenisimia Reina, mi muy cara é muy amada Hija, en aquellas cosas que se cogieren, é acodir con ellas a nuestro tesorero que estoviere en la dicha tierra. 6o.Una de las principales cosas en que habéis mucho de mirar es en los asientos o lugares que alia se hovieren de asentar: lo primero es ver en cuantos lugares es menester que se hagan asientos en la costa de la mar para se guardar la navegación é para más seguridad de la tierra; que los que han de ser para se guiar la navegación sean en puertos que los navios que de acá de España fueren, se puedan aprovechar del los en refrescar é tomar agua, é las otras cosas que fueren menester para su viaje; así en el lugar que agora esta fecho como en los que de nuevo se hicieren, se ha de mirar que sean en sitios sanos é no anegadizos é donde se puedan aprovechar de la mar para carga é descarga, sin que haya trabajo é costa de llevar por tierra las mercadurías que de acá fueren; é si por respeto de estar más cercanos a las minas se hobieren de meter la tierra adentro, débese mucho mirar que por alguna ribera se puedan llevar las cosas que de acá fueren desde la mar fasta la población, porque no habiendo alia bestias como no las hay, sería grandísimo trabajo para los hombres llevarlo a cuestas, y ni los de acá ni los indios no lo podrían sufrir; y que sean de buenas aguas é de buenos aires é cerca de montes é de buena tierra de labranza é destas cosas las que más pudiere tener. 1°.Vistas las cosas que para los asientos de los lugares son necesarias, é escogido el sitio más provechoso y en que incurren más de las cosas que para si pueblo son menester, habéis de repartir los solares del lugar para facer las :asas, y éstos han de ser repartidos segund las calidades de las personas, é sean Je comienzo dados por orden; por manera que hechos los solares, el pueblo jarezca ordenado, así en el lugar que se dejare para plaza como el lugar en que lobiere la iglesia como en la orden que tovieren las calles, porque en los ugares que de nuevo se hacen, dando la orden en el comienzo, sin ningund rabajo ni costa quedan ordenados é los otros jamás se ordenan; y en tanto que íicieremos merced de los oficios de regimientos perpetuos, habéis de mandar )ue en cada pueblo los elijan entre si por un año, é vos lo conformad siendo jersonas hábiles para regir: asimismo se han de repartir los heredamientos egund la calidad é manera de las personas, é según lo que sirvieren así les reced en heredad y el repartimiento ha de ser de manera que a todos quepa tarte de lo bueno é de lo mediano é de lo menos bueno, segund la parte que a ada uno se le hobiere de dar en su calidad; é porque los primeros que alia asaron con Hojeda é Nicuesa é Enciso han pasado mucho trabajo é fambre é ecesidad, a Hojeda é a ellos se les ha de facer mejoría en repartimento, a él orno a Capitán, é a ellos como a vecinos en el lugar que esta fecho, si por

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alguna causa de más comodidad se hobiere de mudar, o sino se mudare en él; y en los que de nuevo se hicieren la más principal cosa é que con más diligencia se ha de facer es la iglesia; porque en ella se haga todo el servicio de Dios que se debe hacer; é demás de lo quel R. P. Fr. Juan de Quevedo, Obispo de Santa Maria del Darién, platicare, habéis de tener desto cuidado que se ponga en obra con mucha diligencia. 8o Debéis de procurar por todas las maneras é vias que vierdes é pensardes que para ello han de aprovechar é por todas las otras vias é formas que se pudieren tener alguna experiencia que se podrá hacer, atraer con buenas obras a que los indios estén con los cristianos en amor é amistad, é que por esta via se haga todo lo que se hobiere de facer con ellos, y para que ello mejor se haga la principal cosa que habéis de procurar es no consentir que por vos ni por otras personas no se les quebrante ninguna cosa que les fuere prometida, sino que antes que se les prometa se mire con mucho cuidado si se les puede guardar, é si no se puede bien facer que no se les prometa; pero prometido se les guarde enteramente, de manera que les pongáis en mucha confianza de vuestra verdad, é no habéis de consentir que se les haga ningún mal ni daño porque de miedo no se alboroten ni se levanten; antes habéis mucho de castigar a los que ficieren mal o daño sin vuestro mandado, porque por esta via vernán antes a la conversión é al conoscimiento de Dios de nuestra santa fe católica, é más segura es convertir ciento desta manera que cien mil por otra. 9°.Y en caso que por esta via no quisieren venir a nuestra obidiencia é se les hobere de facer guerra, habéis de mirar que por ninguna cosa se les haga guerra no siendo ellos los agresores, é no habiendo fecho o probado a hacer mal é daño a nuestra gente, é aunque los hayan acometido, antes de romper con ellos les fagáis de nuestra parte los requerimientos nescesarios para que vengan a nuestra obidiencia una é dos é tres é más veces, cuantas vierdes que sean nescesarias conforme a lo que lleváis ordenado; é pues alia habrá é con vos irán algunos cristianos que sabrán la lengua, con ellos les daréis primero a entender el bien que les verná de ponerse debajo de nuestra obidiencia, é mal é daño é muertes de hombres que les verná de la guerra, especialmente que los que se tomaren en ella vivos han de ser esclavos, é que desto tengan entera noticia, é que no puedan pretender inorancia, porque para que lo puedan ser, é los cristianos los pueden tener con segura conciencia, está todo el fundamento en lo susodicho: habéis de estar sobre el aviso con cosa que todos los cristianos, porque los indios se les encomienden, tienen mucha gana que sean de guerra é que no estén de paz é que siempre han de hablar en este propósito, é aunque no se pueda escusar de no le platicar con ellos, es bien estar avisado desto para el crédito que en ello se les debe dar, y paresce a mí que el más sano parescer para esto sera el de R. P. Fr. Juan de Quevedo, Obispo del Darién, é

de los clérigos que están más sin pasión é con menos esperanza de haber del los interese. 10°.En caso que se hayan de dar los indios encomendados a los vecinos por navorías2, habéis de facer que se guarden las ordenanzas que para ello lleváis, porque se han fecho con mucha información, que de aquella manera sean más conservados é mejor tratados é más adotrinados a nuestra santa fe católica, é por eso no se ha de disminuir dellas ninguna cosa, antes si alguna cosa vierdes de más de lo que en ellas se consiente que se debe de hacer en provecho de los indios é de su salud é conversión, sea bien que se fagan para que ellos sean mejor tratados é vivan en más contentamie^:: er : : ~ : r : ; je !?s cristianos; la resolución desto es, que todo lo que aquí e en ei car:r^c arr.es ¿este se dice es para que con amor é voluntad é amistad é buen tratamiento sean atraídos a nuestra santa fe católica, é se escuse de forzallos é maltrata!los para ello cuando fuere posible, porque desta manera se servirá mucho Nuestro Señor, é Yo me terne de vos por muy servido en ello. 11. Esto es más nescesario que allá se haga así que no en la Isla Española, porque los indios son mal aplicados al trabajo é han acostumbrado siempre a folgar, é habernos visto que en la Española se van huyendo a los montes por no trabajar, é es de creer que lo harán muy mejor los de allá, pues se pueden ir la tierra adelante, lo que no pueden facer en la Isla Española, é no tienen que dejar sino las casas, y por eso paresce muy dubdoso y dificultoso que los indios se puedan encomendar a los cristianos a la manera que los tienen en la Española, é a esta causa paresce que sera mejor por via de paz é de concierto, aliviándolos lo más que ser pueda del trabajo en esta manera, que los que quisieren estar en la paz é concierto de los cristianos, é a la obidiencia de vasaIos, é diesen é nos sirviesen con cierto numero de personas, ya que no fuesen odos, sino una parte dellos como tercio o cuarto o quinto de los que hobiere en ;l pueblo, o de los que toviere el cacique principal si allí están debajo de ;aciques, como están en la Isla Española, y que estos anden un mes o dos, é ]ue se remuden é vayan a holgar é vengan otros tantos por otros dos meses, o >or el tiempo que allá os paresciere que serán mejor las remudas, porque fasta icostumbrarlos cuanto más breve se remudaren paresce mejor, c así remudánlose lo sufrirían mejor é ternán menos peligro de morir, é si agora en los irincipios hobiese tanto que hacer en coger oro en los rios como acá dicen que o hay, que no fuese tan necesario meterlos a cavar en las minas, paresce acá ¡ue sería bueno comenzarlos a ocupar en lo de los ríos, por la orden susodicha, después de la segunda vuelta se meterán con menos dificultad en las minas, iorque ya estarán habituados a servir aunque sea con más trabajo.Para servicio doméstico.

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12. Presupuesto que en cualquier de las maneras que arriba se dice que por via de encomendarlos, o por via de concierto se pudiere facer que sirvan, está bien ansi, é se sacare dellos el servicio é provecho que se debe sacar, más, en caso que lo uno ni lo otro no se pudiere hacer, paresce otra tercera cosa, que sera que cada pueblo, segund la gente que en el hobiere, o cada cacique, segund la gente que toviere cada uno, dé tantos pesos de oro cada mes o cada luna, como ellos lo cuentan; é que dando éstos, sean seguros que no se les hará mal ni daño, é tengan en sus pueblos señales que sean para conoscer que son pueblos que están a nuestra obidiencia, é también trayan en sus personas señales como sean conoscidos como son nuestros vasallo, porque no les fagan mal nuestra gente, pagando su tributo, como con ellos fuere asentado, y este mirad que se asiente de manera que sea provechoso, é porque aquí no se puede señalar bien la cantidad, hacedlo lo más provechoso que os paresciere que se puede bien'1' hacer. 13. Ítem porque soy informado que una de las cosas que más les ha alterado en la Isla Española y que más les ha enemistado con los cristianos, ha sido tomarles las mujeres é hijas contra su voluntad, é usar del las como de sus mujeres, habéislo de defender que no se haga, por cuantas vias é maneras pudierdes, mandándolo pregonar las veces que os paresciere que sea necesario, ejecutando las penas en las personas que quebraren vuestros mandamientos, con mucha diligencia; é así lo habéis de mandar hacer en todas las otras cosas que os paresciere necesarias para el buen tratamiento de los indios. 14. Habéis de procurar con todo cuidado de tener fin en lo de los pueblos en la tierra adentro, que los fagáis en parte é asientos que os podáis aprovechar dellos para por tierra descubrir la otra costa de la mar, que estos indios dicen que está tan cierta y tan cerca desta otra; é porque de acá no se os puede dar regla cierta ni aviso particular por la manera que se ha de tener en hacerlo, sino que la experiencia de las cosas que allá subcedieren os han de dar los habitantes é aviso de cuando é como se ha de facer; solamente se os puede decir esto generalmente, que procuréis con mucha instancia é deligencia é con toda la brevedad que pudieredes de certificaros dello, é certificado que es así verdad, todas las cosas que ordenardes é hicieredes, las fagáis é determinéis con pensamiento que os han de seguir é aprovechar para aquello, porque habrá muchas dellas que agora sin ninguna costa ni trabajo las podáis facer, porque nos costará más sino determinarlas que se hagan a la parte que sean provechosas, como se había de hacer en otra parte que no lo fuesen, de donde si después los hobieredes de mudar para este propósito seria muy trabajoso, é algunos tan dificultosos que sera imposible.

15. ítem, habéis de defender por ordenanza, la cual mando hagáis pregonar las veces que os paresciese necesarias é en las partes que fueren menester que ninguno juegue dados ni naipes ni otro juego prohibido, ni tengan naipes ni dados para vender ni lleven, so grandes penas, las cuales mandareis ejecutar en los que los ficieren é también en los que los vendieren por manera que no haya juego ninguno en la dicha tierra; é si inventaren alguna manera de juego, aunque no sea expresada en la dicha Ordenanza, ni en el pregón también ge lo defended. Finalmente, la intención es que no haya ninguna manera de juego é que jueguen cantidad para que por ello se revuelvan é se sigan daño de los unos a los otros y escándalos é enemistades é reniegos é blasfemias como suelen seguir; é desto é de otra manera de tráfago de mentiras, el R. P. Fr. Juan de Quevedo Obispo del Darién por su parte, é vos por la vuestra, habéis mucho de procurar de apartarlos é que no vivan en ello a la manera de acá, sino que sean en ello tan limitados, que los de la tierra puedan recibir dellos muy buen ejemplo é procurad siempre de ocupar la gente de manera que la ociosidad no les haga gastar el tiempo en vicios. 16. ítem, habéis de procurar é defender que ninguno de los cristianos juren a Dios ni renieguen ni blasfemen é sea defendido por público pregón, é allende de las penas que por leyes destos reinos están establecidas, es de mandar se ponga alguna pena de dinero, una al que jurare a Dios, é mayor al que dijere pese, o no creo, o descreo, o renegare, é así al que jurare sino cuando le fuere mandado por el juez; é estas penas se apliquen é gasten é se conviertan en cosas que sean provecho de todos los que allá estovieren, é de que todos ellos comunmente sean más contentos que se gasten, porque gastándose a su contentamiento, ellos las pagarán de mayor voluntad, é los que lo cobren lo darán é no lo encubrirán, é aunque se gasten en cosas de su placer, como en fiestas é en colaciones é otras cosas en que a todos quepa parte, sera mejor, é ellos se obligarán é habrán placer dello. 17. ítem, habéis de pregonar que se guarde la premática en el vestir como la lleváis a la letra é no exceda della nada, porque por experiencia se ha visto en la Española que cuando no está ordenado lo que cada uno había de traer, todos o los más de ellos ficieron en ella tanto exceso que se destruyeron é empobrecieron é quedan muchos dellos perdidos, é con defendérselo han tornado a remediarse. t . i 3ÜfinuüiOBgnoy 3 B 18. ítem, habéis de hacer publicar é pregonar que sepan todos los vecinos é moradores que allá fueren que los oficiales de Justicia no han de hacer ejecución en bienes ni en personas de ninguno por ninguna cosa que debieren, si no fueren mantenimientos o herramientas para sacar, cavar, coger, labrar oro, é no por paño ni seda ni otra ninguna cosa, para que cada uno vea de quien

fía é no fíen con esperanza que la Justicia les ha de hacer pagar, ni hacer ejecución por ello a nadie. 19. ítem, habéis de defender que no vayan a la dicha tierra ningún letrado que vaya abogar ni procurador de cabsas é si alguno fuere, clérigo o lego, que no le consintáis allá abogar ni procurar ni aconsejar en ningún pleito, por cuanto nos lo suplicaron los procuradores que de allá vinieron, é habernos hallado por relación é por experiencia que en la Isla Española han sido cabsa de muchos pleitos é debates que ha habido entre los vecinos della, los cuales no hobieran sino por su industria é consejo; pero porque no padezcan los que no supieren, vos o vuestros Oficiales habéis de procurar de saber verdad de las cosas que ante vosotros se pidieren, é suplir por lo que así fueren, é juzgar las cosas brevemente, sin términos superfluos,é no necesarios, é en las cosas dubdosas procurad de concertarlos é sentenciarlo a albedrío de buen varón por manera que no reciban agravio, é habéis de procurar cuanto fuere posible que no haya pleito entre ellos, esto en lo civil; en lo criminal habéis de juzgar según las leyes destos reinos, castigando por todo rigor los de pecado abominable é ladrones é mortandades; en lo de los ladrones porque si se castigasen muy reciamente los principios escarmentarse hían3 otros é excusarse hían muchas muertes, que por castigar a los principios blandamente, se han de ejecutar de necesidad; ansi podréis en este caso de los ladrones eceder algo de las leyes destos reinos, mirando en todo el descargo de nuestra real conciencia. 20. ítem, habéis de procurar de llevar labradores para que allá prueben a sembrar la tierra é lleven su adreszo de las cosas necesarias para ello, é habéis de dar orden como llevéis trigo é cebada nueva é trigo tresmesino é otras simientes, aparte de lo que lleváis que vaya para sembrar, que sea escogido para ello, é vayan de manera que en la mar no se dañen é se sepa claramente allá que, si no acudiere o nasciere, que no es por defecto de la simiente, é a los labradores que lo ficieren les agais allá en las cosas de repartimiento alguna ventaja que sea buena en las cosas que se dieren a los vecinos, por manera quellos sean contentos é reciban algund provecho por su trabajo, é los otros hayan gana de trabajar porque con ellos se haga. 21. ítem, habéis de proveer en la manera que han de tener los que fueren a contratar é a rescatar con los indios, que no vaya ninguno sin vuestra licencia por cédula vuestra é con sabiduría de nuestros Oficiales é han de llevar consigo persona que lleve poder de nuestros Oficiales para que sea veedor é vea lo que se rescata, é traya cuenta é razón dello, porque por aquella pague a nuestro tesorero el quinto; é si lo que se hobiere fuese cosa de estimación, como perlas Hían por "hayan"

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o piedras é otra cosa semejante, que siendo de un genero é de un tamaño, por la diferencia de bondad vale uno mucho más que otro, en estas cosas han de pagar el quinto por una estimación de lo que estimaren que valen, é en las otras por número o peso como fuere. 22. Habéis de estar muy avisado que todos los que alia están é todos los que con vos fueren é fueren después de vos, han de tener toda libertad para escribir acá todo lo que quisieren sin que por vos ni por vuestros Oficiales, ni por otra persona ninguna les sea tomada carta, ni mandado que no escriba, sino que cada uno escriba lo que quisiere, é si alguna persona las tomare, mandamos que ejecutéis en ellos las penas que de derecho se deben ejecutar, é si por vuestro mandado se ficiere, os certifico más, que demás de lo que de derecho se debe hacer mandaremos que se provea como cosa en que nos tenemos por deservido é habiendo mucho enojo. 23. Asimismo, con los vecinos que alia se avecindaren, si acá quisieren venir durante los primeros cuatros años que han de residir para ganar sus haciendas, dejando sus faciendas, habéisles de dar licencia é después asimismo les dad licencia para que vengan é gocen de sus haciendas é no se lo impidáis ni estorbéis, sino fuese acaso que los hobierdes menester para alguna cosa que quisieredes facer, por quince, veinte o treinta dias o más fasta dos meses, los podéis detener, pero pasado el término de la nescesidad que dellos teníades, les deis libremente su licencia para que se vengan como quisieren. 24. En todas las cosas arduas que conciernan a la buena gobernación de la tierra é pueblos della, é al bien común de los vecinos, las debéis platicar é comunicar con el R. P. Fr. Juan de Quevedo, obispo del Darién, é con nuestros oficiales tesorero é contador, é oficial, porque con acuerdo de todos se hagan, é así cuando estubierdes juntos en un lugar de más de lo que escribieren particularmente de lo que toca a sus cargos cada uno, las cosas generales que tocan a toda la comunidad las debéis escribir vos é los oficiales juntos, porque por relación de todos conforme las sepamos, é se provea como al bien de todos conviene. 25. Por ende Yo vos mando que conforme a la dicha instrucción é declaración de suso declarada é contenida fagáis é cumpláis, é fagáis facer é cumplir é guardar todas las cosas en ella contenidas a los que en la dicha armada fueren, así por mar como por tierra, después que con la buena ventura hayáis llegado a ella; é si otras cosas algunas conviniere hacerse para el bien é pacificación é población del dicho viaje é de la dicha tierra, demás de las contenidas en la dicha instrucción, que aquí no van declaradas ni especificadas, por no tener entera relación ni noticia acá dellas, habéislas vos de facer é ordenar con el

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cuidado é fidelidad é buena diligencia que Yo de vos confío, é después de así ordenadas é acordadas enviármelas heis para que Yo las mande ver y aprobar las que viere que son tales, é las que no, se enmienden é fagan como convengan. Fecha en Valladolid 2 de Agosto de 513. — Yo el Rey.

-2El Requerimiento4

(Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia general y natural de las Indias, II, 1. XXIX, cap. VII)5 "I. De parte del muy alto e muy poderoso e muy católico defensor de la Iglesia, siempre vencedor y nunca vencido, el gran rey don Fernando (quinto de tal nombre), rey de las Españas, de las Dos Secilias, e de Hierusaiem, e de las Indias, islas y Tierra Firme del mar Océano, etc., domador de las gentes bárbaras; e de la muy alta e muy poderosa señora la reina doña Joana, su muy

Parece que hubo una primera tentativa, fracasada por supuesto, de usar este requerimiento el lunes 12 de junio de 1514 en el puerto de Santa Marta, cuando Pedrarias Dávila mandó a su teniente Juan de Ayora encontrarse con los indios flecheros de allá. El día 14, hubo otro vano intento bajo el mando de Pedrarias Dávila, sobrino del gobernador. Los indios o atacaban con sus flechas, o hacían el vacío desertando sus bohíos, en tal forma que dijo Fernández de Oviedo al gobernador en presencia de sus oficiales: "Señor, parésceme que estos indios no quieren escuchar la teología deste Requerimiento, ni vos tenes quien se la dé a entender; mande vuestra merced guardalle, hasta que tengamos algún indio déstos en una jaula, para que despacio lo aprenda, e el señor obispo se lo dé a entender." Y todos se rieron a carcajadas, pues era evidente que este requerimiento no iba a servir de nada y que era un mero recurso para someter a los indios, o matarlos, con buena conciencia. En 1516, Oviedo se encontró con Palacios Rubios, el que había mandado hacer el requerimiento, y le contó los distintos fracasos que experimentaron los conquistadores para darlo a conocer a los indios, y comenta Oviedo: "parésceme que se reía muchas veces". Desde su cátedra de Salamanca, fray Francisco de Vitoria, o.p., fundador del derecho internacional, desmontó sistemáticamente la teología subyacente este documento (cf. Ramón Hernández, "La hipótesis de Francisco de Vitoria", en Luciano Pereña, dir.. La ética en la conquista de América, Madrid, 1984, 348-361). En el cap. 58 del libro III de su Historia de las Indias, Las Casas hace también una crítica devastadora del tal Requerimiento. Lina versión un poco distinta se encuentra en fray Bartolomé de Las Casas, Historia de las Indias, I. III, c. 57.

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cara e muy amada hija, nuestros señores: Yo Pedrarias Dávila, su criado, mensajero e capitán, vos notifico e hago saber como mejor puedo, que Dios, Nuestro Señor, uno e trino, crió el cielo e la tierra, e un hombre e una mujer, de quien vosotros e nosotros e todos los hombres del mundo fueron e son descendientes e procreados, e todos los que después de nos han de venir. Mas, por la muchedumbre que de la generación déstos ha subcedido desde cinco mili años6, y más que ha que el mundo fué criado, fué necesario que los unos hombres fuesen por una parte y otros por otras, e se dividiesen por muchos reinos e provincias, que en una sola no se podían sostener ni conservar. II. De todas estas gentes, Dios, Nuestro Señor, dio cargo a uno, que fué llamado Sanct Pedro, para que de todos los hombres del mundo fuese príncipe, señor e superior, a quien todos obedesciesen, e fuese cabeza de todo el linaje humano, donde quier que los hombres viviesen e estuviesen, y en cualquier ley, secta o creencia; e dióle todo el mundo por su reino e señorío e jurisdición. III. Y como quer que le mandó que pusiese su silla en Roma, como en lugar más aparejado para regir el mundo; mas también le permitió que pudiese estar e poner su silla en cualquier otra parte del mundo, e juzgar e gobernar a todas las gentes,'cristianos, e moros, e judíos, e gentiles, e de cualquier otra secta e creencia que fuesen. IV. A éste llamaron Papa, que quiere decir Admirable, mayor padre e guardador; porque es padre e guardador de todos los hombres. V. A este Sanct Pedro obedescieron e tuvieron por señor e rey e superior del universo los que en aquel tiempo vivían; e asimesmo han tenido a todos los otros que después de él fueron al pontificado elegidos; e así se ha continuado hasta agora e se continuará hasta que el mundo se acabe. VI. Uno de los Pontífices pasados, que en lugar déste subcedió en aquella silla e dignidad que he dicho, como príncipe o señor del mundo, hizo donación destas islas e Tierra Firme del mar Océano a los dichos Rey e Reina e a sus subcesores en estos reinos, nuestros señores, con todo lo que en ellas hay, 0

Los antiguos rabinos judíos ponían la creación del mundo en el año 3761 antes de la era cristiana. Esta fecha es todavía la base del calendario judío. En 1650, el arzobispo irlandés James Ussher calculaba que el mundo había sido creado el 22 de octubre de 4,004 antes de Cristo. John Lightfoot, vice-canciller de la Universidad de Cambridge precisaba que más bien el 23 a las 9 de la mañana! Es probable que el redactor del Requerimiento se fundaba en el calendario judío, lo que en 1513 sumaba 5,274 años desde la Creación, o >ea "desde cinco mili años, y más".

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según que se contiene en ciertas escripturas7 que sobre ello pasaron, que podéis ver si quisiéredes. Así que, sus Altezas son reyes e señores destas islas e Tierra Firme, algunas islas e cuasi todas (a quien esto ha sido notificado) han rescebido a Sus Altezas, e los han obedescido e obedescen, e servido e sirven como subditos lo deben hacer; e con buena voluntad, e sin ninguna resistencia, luego sin dilación, como fueron informados de los susodicho, obedescieron e rescibieron los varones e religiosos que sus Altezas enviaron para que les predicasen e enseñasen nuestra sancta fe católica a todos ellos, de su libre e agradable voluntad, sin premia ni condición alguna, e se tornaron ellos cristianos, e lo son; e Sus Altezas los rescibieron alegre e benignamente, e así los mandan tractar como a los otros sus subditos e vasallos, e vosotros sois tenidos e obligados a hacer lo mesmo. VIL Por ende, como mejor puedo, vos ruego e requiero que entendáis bien esto que vos he dicho, e tomes para entenderlo e deliberar sobre ello, el tiempo que fuere justo; e reconozcáis a la Iglesia por señora e superiora del universo, e al Sumo Pontífice, llamado Papa, en su nombre; e el Rey e la Reina, en su lugar, como a señores e superiores e reyes destas Islas e Tierra Firme, por virtud de la dicha donación; e consintáis e deis lugar que estos padres religiosos vos declaren e prediquen lo susodicho. VIII. Si así lo hiciéredes, haréis bien e aquello que sois tenidos y obligados, e Sus Altezas, e yo en su nombre, vos recibirán con todo amor e caridad; e vos dejarán vuestras mujeres e hijos e haciendas libremente, sin servidumbre, para que dellos e de vosotros hagáis libremente todo lo que quisiéredes e por bien tuviéredes; e no vos compelerán a que vos tornes cristianos, salvo si vosotros, informados de la verdad, os quisiéredes convertir a nuestra sancta fe católica, como lo han hecho los vecinos de las otras islas. E allende desto, Sus Altezas os darán muchos previlegios y exenciones, e vos harán muchas mercedes. IX. Si no lo hiciéredes y en ello maliciosamente dilación pusiéredes, certifícos que con el ayuda de Dios, yo entraré poderosamente contra vosotros, e vos haré guerra por todas las partes e maneras que yo pudiere, e vos subjectaré al yugo e obidiencia de la Iglesia, e a Sus Altezas, e tomaré vuestras personas e de vuestras mujeres e hijos, e los haré esclavos, e como tales los venderé, e disporné de ellos como Sus Altezas mandaren;, e vos tomaré vuestros bienes, e vos haré todos los males e daños que pudiere, como a vasallos que no obedescen ni quieren rescebir su señor, e le resisten e contradicen. E protesto Se trata de las bulas de Alejandro VI ínter cestera y Eximice devottonis del 4 de mayo de 1493.

que las muertes e daños que dello se recrescieren, sean a vuestra culpa, e no a la de Sus Altezas ni mía, ni destos caballeros que conmigo vinieron. E de como lo digo e requiero, pido al presente escribano me lo dé por testimonio signado. - Episcopus Palentinus 8, comes. - F. Bernardus, Trinopolitanus episcopus. - F. Tomás Matienzo.- F. Al. Bustillo, magister.- Licenciatus de Sanctiago.- El doctor Palacios Rubios?- Gregorius, licenciatus. " [El bachiller Martín Fernández de Enciso, fundador de Santa María la Antigua (1510), en su Suma de geografía, narra como usó el requerimiento con los indios del Zenú.10Es especialmente interesante la reacción de los caciques:] "Yo requerí de parte del Rey de Castilla a dos caciques destos del Cenu que fuesen del Rey de Castilla, y que les hacía saber como había un solo Dios, que era trino e uno e gobernaba al cielo e a la tierra; y que éste había venido al mundo e había dejado en su lugar a Sant Pedro; y que Sant Pedro había dejado por su sucesor en la tierra al Sancto Padre, como señor del universo, había fecho merced de toda aquella tierra de las Indias y del Cenu al Rey de Castilla; y por virtud de aquella merced que el Papa le había fecho al Rey, les requería que ellos le dejasen aquella tierra, pues le pertenescía; y que si quisiesen vivir en ella como se estaban, que le diesen la obediencia como a su señor y le diesen en señal de obediencia alguna cosa cada un año, y que esto fuese lo que ellos quisiesen señalar; y que si esto hacían, que el Rey les haría mercedes y les daría ayuda contra sus enemigos; y que pornía entre ellos frailes y clérigos que les dijesen las cosas de la fe de Cristo, y que si algunos se quisiesen tornar cristianos, que les haría mercedes, y que los que no quisiesen ser cristianos, que no les apremiarían a que lo fuesen, sino que se estuviesen como se estaban; y respondiéronme : que en lo que decía que no había sino un Dios y que éste gobernaba el cielo y la tierra y que era señor de todo, que les parecía bien y que así debía ser; pero que en lo que decía que el Papa era señor de todo el universo en lugar de Dios, y que el había fecho merced de aquella tierra al Rey de Castilla, dijeron que el Papa debiera estar borracho cuando lo hizo, pues daba lo que no era suyo; y que el Rey que pedía y tomaba tal merced, debía ser El obispo de Palencia era don Juan Rodríguez de Fonseca, protector de Pedrarias Dávila, probablemente de linaje judío por lo Rodríguez y por lo Fonseca. Era a la sazón ministro de Ultramar. Todo lo relativo a flotas pasaba por su despacho. y

El doctor Juan López de Palacios Rubios (1450-1524), miembro del Consejo Real de Castilla, participó en la junta de Burgos de 1512, y es quien ordenó el requerimiento. Las Casas deja a entender que él mismo lo edactó: "Bien parece ser suyo este requerimiento y amasado de su harina, porque lo funda todo en los :rrores de Hostiensis, cuyo secuaz fué." (Hist. de las /., 1. III, c. 57) Hostiensis es el cardenal Enrique de Susa (c. 1200-1271), famoso canonista cuya Summa hace una síntesis de la legislación canónica y romana jue fue el vade mecum de los canonistas hasta el siglo XVII. " De esto habla también en una carta al Rey, mandada desde Santa María la Antigua el 26 de noviembre de 514. Se conserva en un extracto de secretaría. (Cf. Academia de la historia, colección Muñoz, t. 75; Utolaguirre, doc. 31)

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algún loco, pues pedía lo que era de otros; y que fuese allá a tomarla, que ellos le pornían la cabeza en un palo, como tenían otros que me mostraron, de enemigos puestas encima de sendos palos cabe el lugar; e yo les torné a requerir que lo hiciesen, sino que les haría la guerra y les tomaría el lugar y que mataría a cuantos tomase, o los prendería e los vendería por esclavos; y respondiéronme que ellos me pornían primero la cabeza en un palo; y trabajaron por hacerlo, pero rio pudieron porque les tomamos el lugar por la fuerza, aunque nos tiraron infinitas flechas e todas herboladas e nos firieron dos hombres con yerba y entrambos murieron de la yerba, aunque las heridas eran pequeñas..." Éste es el parecer de un religioso dominicano - sin duda fray Reginaldo de Pedraza- sobre el tal requerimiento. La carta dirigida a Carlos V parece haber sido escrita alrededor del año 1528". (AGÍ 1-1-1/26) "Mandó su alteza para la justificación de su Real conciencia que ante todas cosas, antes que se hiciese guerra a los indios, se les hiciese un requerimiento que acá12 ordenaron ciertos teólogos, y que se les diese término para lo entender y responder, y que si después de hecha esta diligencia no viniesen a reconocer la Iglesia cuanto a lo espiritual y al Rey en lo temporal, que les fuese hecha la guerra. "La forma que se tuvo en esto fue que primero eran salteados los indios que requeridos. Después que los tenían atados, leíanles el dicho requerimiento, halábanlos y traíanlos donde el gobernador y obispo y oficiales estaban, y declarábanlos por esclavos y repartíanlos entre el Capitán y la gente que había ido a hacer esta fuerza. Y primero apartaban dos partes así del oro como de los dichos indios para el gobernador y para el Obispo, y para cada Oficial sendas partes. Éstas habían de ser muy buenas porque, sino lo eran, desdeñaban al tal Capitán y no le tornaban a enviar a otros viajes y entradas. Además llevábanles sus moros13 y negros a personas inútiles, y a aquellos se habían de dar las mejores piezas, porque las llevaban al dicho gobernador y oficiales sus amos a cuya soldada estaban los dichos moros o cuyos esclavos eran los dichos

" Cuando Pizarro y Almagro fueron a! Perú en 1524, fray Reginaldo de Pedraza los acompañó como capellán (cf. Ybot León, La Iglesiaylos eclesiásticos..., II, 590). Cuando Francisco Pizarro pasó a España en 1528 para informar a Carlos V de su empresa en Perú, lo acompañaba fray Reginaldo. Ambos visitaron al emperador en Toledo. Esta carta-memorial puede haber sido escrita en Toledo en aquella ocasión. En el viaje de regreso de Pizarro, lo seguía acompañando fray Reginaldo como vicario de cinco religiosos destinados a evangelizar el Perú. 2

Aquí se ve que la carta ha sido escrita en España.

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A veces llamaban "moros" a los indígenas no bautizados.

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negros, y aunque los otros soldados y conquistadores llevasen peores piezas no era inconveniente por no descontentar los mayores."

-3-

Instrucciones del obispo Quevedo a Toribio Cintado

Año de 1515. — Instrucciones dadas por Fr. Juan de Quevedo, Obispo del Daríen, al Maestrescuela Toribio Cintado, de lo que habia de informar al Rey sobre lo que ocurría en Castilla del Oro — (AGÍ, 1-1-1/26). Diréis como llegamos aquí toda el armada sanos i salvos a veinte i siete dias del mes de Junio de 1514, i como Vasco Nuñez con el Regimiento nos recibió i nos aposentó con muy buena gracia, i dio de comer al Governador i a mi i a otros muchos largamente, i luego dende a dos dias se ocuparon en la residencia i hasta hoy no se ha acabado. Diréis como paresce claramente que Vasco Nuñez no fue en que viniese tan grande armada, solamente pidió quatrocientos hombres, i pidiólos antes que le viniese el socorro de la Española, porque con los quatrocientos que de alli vinieron estava suficientemente proveída esta tierra, porque eran hombres criados en la Española, i esta tierra no les hace mal, ni fue mentira lo que escrivio del oro que hai en esta tierra, porque en todos los rios que el dixo que hai oro paresce que lo hai, mas nunca la gente se ha dispuesto a cavar ni a sacallo porque han estado muí enfermos i porque no tienen Indios: i las grandezas del oro que escrivio que decia que havia en el Avaive i en Panamá i otras provincias, aquello mismo se afirma agora, i creen que se havria hallado si se oviese ido a descubrir. Diréis que sepan alia quien dio el Consejo para que viniesen mili i tantos hombres i para que truxesen tanto numero de artillería de tiros i pólvora i picas i espingardas, que este fue el que ha hecho el daño, porque nada desto era menesteer, i aunque fuese menester la tierra no sufre pólvora ni espingarda porque todo lo corrompe, i ansi esta el artillería i pólvora i carretones perdidos por las playas i por los muladares.

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Diréis como el Governador enfermo dende a ocho dias que llegamos aquí i aun no ha convalecido del todo: i por consejo de los de la tierra i de Vasco Nuñez tomados de todos juramento se enbiaron a la provincia de Tubanama tres Capitanes, uno quedo en un puerto quarenta leguas de aquí que se llama Poquerosa, i el Capitán se llamava Zorita. En Tubanama pusieron un Capitán que se llama Meneses: i veinte i seis leguas de alli a la costa del otro mar del sur se puso por Capitán Francisco de Avila, i fue Juan de Ayora por Teniente de Capitán General sobre todos ellos. En Poquerosa se hizo un asiento con un buen reparo donde quedaron treinta hombres con el Capitán. En Tubanama se hizo otro asiento con un reparo mui fuerte, i quedaron con el Capitán cien hombes: estos llebavan en la instrucion conforme a lo que Su Alteza mando que se hiziesen pueblos dende esta costa hasta la otra. Dieronse tan buena maña los Capitanes, que el que iva por Teniente de Capitán General lo primero en que entendió fue en tratar mal a los Caciques i Indios i prendelles porque le diesen oro, hasta los que venian a serville i ofreceslle oro los prendió i atormento porque le diesen mas: i teniendo preso a un Cacique de Comogre, que es el mas principal de todas estas tierras, el qual havia venido a traelle dos mili peso de oro, huyo con otro hermando del Cacique de Careta, i soltó los perros en pos dellos i mataron al mando de Careta, i el Cacique de Comogre que se llamava Ponquillaco por huir de los perros entro por tierra de un su enemigo i matáronle: esto todo fue en una provincia que se llama Pocorosa, i al Cacique desta dicha provincia de Pocorosa tenia tanbien preso a la sazón, i es tan amigo de los Cristianos que nunca dexa de servilles aunque después le han robado otras vezes. De alli fue a Tubanama i los Indios le salieron a limpiar los caminos por donde fuese, i el dicen que iva en una yegua y comenzó de alanzear los Indios y ansi huyeron todos. Enfermo en Tubanama i bolviose luego a la hora con cinquenta hombres sanos i enfermos sin traer razón de cosa de quanto le havian encomendado. Por los grandes i mui evidentes indicios fue acusado que traia mucho oro hurtado, i huvo mucha negligencia en la execucion i dexaronle ir sano i salvo sin esperar a haver información de los Capitanes que quedavan, i creyendo todos firmemente que llebava mucho oro encubierto le dexaron ir. El Capitán que quedo en Tubanama dice que al tiempo quel Teniente de Capitán General se partió del, le mando que se estuviese quedo en aquel lugar, i ansi se estuvo seis meses: la tierra era mui dispuesta i hallaron mucho maiz i

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yuca, i también tenian mantenimientos de harina i aceite, que les llebavan del puerto de Pocorosa que esta diez i seis leguas de allí. • :• Y por saber que tales quedavan aquellos Capitanes, acordóse de enviar, en lugar de Juan Dayora que se havia buelto, a Antonio Tellez de Guzman, i fue con ochenta hombres, i hallo a los que estavan en Tubanama con muchos enfermos i tomo los sanos que hallo, i con el Capitán Meneses enbio los enfermos a este lugar, i pusieron fuego a este bohio donde estavan, que era mui grande, i desampararon el asiento i reparo que tenian hecho, i el dicho Antonio Tellez pasóse delante la tierra adentro: no se ha sabdido del mas hasta agora. El Capitán Francisco de Avila que iva a hacer pueblo en la otra mar del suro enfermo el i mucha parte de su gente, de manera que se estuvo alia siete meses sin descubrir ni hacer pueblo estando tan cerca de la isla de las Perlas, que no hai mas de siete u ocho leguas dende la cosa, por no estar bien avenidos el i otro de su compañía que se havia apartado con hasta treinta hombres no pasaron a las Perlas ni hicieron cosa de las que llebavan encomendadas, de manera que al cabo de ocho meses desampararon la cosa, i el que se aparto con los treinta hombres, que se llama Francisco Becerra, tomo de ciertos Caciques hasta numero de siete mil pesos de oro i unos dos marcos de perlas, i ansi se "" vinieron a este pueblo quedando toda la tierra ya dicha comida, corrida, ' robada, i puestos todos en huida, porque en tanto que estos estavan alia fue otro deste pueblo a las faldas desta tierra a traer ciertas canoas desta costa, i f fuera de lo que le mandaron entróse la tierra adentro a robar, i mato a un Cacique de Chare que se havia venido a el a traelle de comer, i matólo porque no le dio oro, siendo verdad que el no lo tenia: a otros Caciques asaron e a otros acuchillaron i no por otro fin sino por roballos. Los procesos destos i las acusaciones han parescido aquí i ningunt castigo se ha hecho, i desta manera los asientos que se havian tomado que se pudieran conservar con la gente que anda matando perros por estas calles se desampararon haviendose hecho con tanto trabajo estando en comedio donde afirman que hai minas mui ricas en la provincia de Panamá que es en aquella comarca, i comenzavan ya segunt dicen a querer paz los Indios i desde alli se sojuzgavan: dexaronlo todo con mucha mengua i no se andado nada por ello. Tanbien con mucho acuerdó se hizo un pueblo cinco leguas de aqu i estavan ya muchos vecinos en el hechas rocas i senbrado harta parte de la tierra i puesto Luis Carrillo por Capitán y Corregidor: todo esto se hizo porque hai alli mui hermosos ríos i señales de mucho oro, i porque no lo hallaron a montones sin

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cavar i sin hacer catas que fuesen suficientes desampararon el lugar sin mas proposito, i no hai quien se maraville dello. Diréis también a Su Alteza como aquí hai mui grant fama que en una provincia que se llama el Cenu hai mucho oro i las minas que dicen del Turufi, acordó el Governador de enviar alia a un sobrino suyo que se llama Pedrarias con quatrocientos cinquenta hombres: llevaron mui buenos navios i mucho bastimento de Su Alteza i estuviéronse alia tres meses sin osar pasar mas de seis leguas adentro en la tierra, i tomaron un Cacique mui principal, el qual se obligo que si le dexasen libre a el i a sus hijos i muger que los llevaría a la principal Ciudad que esta de allí tres jornadas i de allí les enseñaría las minas, i nunca el Capitán quiso segunt dice el Bachiller Enciso i los otros Capitanes que ivan con el: mataron los Indios en este comedio unos quince Cristianos: muriéronse por aquella playa otros treinta: los mensajeros que los Caciques enbiavan para hacer paz no los querían ni oír ni recebir: cativaron obra de docientos Indios i truxeron hasta quinientos pesos de oro, i truxeron preso al Cacique que les queria enseñar el camino, i de mal tratado i de coraje se murió aquí: truxeron mas de ciento cinquenta enfermos que casi todos son muertos, i no enbargante estas diligencias ningunt castigo se ha hecho. Diréis a Su Alteza como hallamos este pueblo bien aderezado mas de docientos bohios hechos, la gente alegre i contenta, cada fiesta jugavan cañas i todos estavan puestos en regocijo: tenían mui bien senbrada toda la tierra de maiz i yuca, puercos hartos, para comer al presente, i ordenado de descubrir la tierra porque tenia mucha dispusicion para ello, los Caciques de alderredor, ansi como Careta i Chauca, enbiaron sus mensajeros a reconoscer el Governador que havia venido i ofrecieronsele para servillo i truxeronle presentes de los que ellos suelen hacer, que son pescado i puerco montes i pnaas vivas: podia ir un Cristiano i de cinco hasta diez i de diez hasta uno por todos estos Caciques desde esta costa hasta la otra al poniente, tan seguros como si fueran quince, i cada Cacique les dava de comer y los guiava, de manera que andavan entrellos como entre sus amigos. Diréis que agora el pueblo esta todo perdido, todos tristes i las haciendas del campo destruidas, porque de la grant necesidad de la gente, que se caen muertos de hambre por las calles, lo destruye todo: la residencia de Vasco Núñez ha movido tantos pleitos entre ellos, que vistos los moradores del pueblo que aquí estavan i el numero de los pleitos que se han movido, me ha dicho el Alcalde mayor que si se repartiesen por cabezas cabria a cada un hombre mas de quarenta pleitos, i como los derechos de acá se llevan al cinco

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tanto, todo ese oro que havia en el pueblo se les ha ido en pagar Escrivanos i Justicias. Con ocasión de la mejoría que su Alteza mando hacer á los que vinieron con Nicuesa i Ojeda y Enciso ha se acabado de desolar la tierra porque quitan las casas de los unos para dar a los otros, i en esta tierra han tomado por costumbre de hedificar sus casas los que no tienen propios solares en solares ágenos, i es el suelo de uno i de la casa de! otro, i en este mejoramiento al que quiere mejorar danle un solar vn.° como en el original i hácenle que pague la casa que es del otro, i hacese que lo que ba por honra se torna tributo. Diréis como están todos desaposentados i levantados con mucha gana de bolverse a la Española o a Castilla, i junto con esto diréis como entre los Indios han de andar ya como entre los Moros de Granada, que por el mal trato que les han fecho donde quiera que veen los Cristianos a mal recabdo los matan, lo que antes no osaban pensar. Diréis a Su Alteza como ¡os amigos i enemigos de Vasco Nuñez dicen, que si el oviera entendido en descubrir la tierra que ya supiéramos i tovieramos las nuevas que esperavamos del Dabaive, i que no embargante la residencia que Vasco Nuñez ha fecho i hace el Alcalde mayor, que es harto buen Letrado i razonable Juez, dice que de las cosas criminales de que le acusavan el esta libre o a lo menos no con mas culpa que los otros del pueblo, i que por las otras cosas civiles que son debdas, pasados los sesenta dias de la residencia puede dexar un Procurador, i donde quiera que le mandaren sin que nadie le pueda caluniar con justicia puede ir, i unos de enbidia diciendo que es mengua que haviendo venido tantos de Castilla no haya quien haga esto si el no lo han estorvado, no mirando la cuenta que han dado los Capitanes arriba dichos, i como aquellos eran los mejores i los que quedan no son para ir por un cántaro de agua. Diréis como el Governador estava de proposito de lo enviar al dicho Vasco Nuñez, i de temor de las cosas que estos sus contrarios dixeron no oso enbiarlo, mas después que Su Alteza escrivio a! Governador encomendándole a Vasco Nuñez diciendole que lo honrase, i que en las buenas obras que le hiciese conosciera Su Alteza la gana quel Governador tenia de serville, i que tomase su consejo i su parescer, dende aquel punto i hora jamas le ha podido mirar pacificamente, i aunque sepa que por su mano se ha de cobrar la vida de los que estamos acá, no hará cosa por manos del dicho Vasco Nuñez.

Diréis a Su Alteza que el Governador tiene mui grant sospecha que porque el Alcalde mayor no ha prendido a Vasco Nuñez que ha rescebido del el Alcalde alguna cantidad de oro, i esto es una grant burla antes fuera de la prisión, la qual no se hizo dice el Alcalde porque no era justicia, en todo lo qual le ha fecho muchos agravios en hacelle pagar cosas que parescen mui injustas, ansi como de navorias que havia quitado a unos para dar a otros como hombre que tenia cargo de la governacion, mándaselas bolver a quien se las tomo con los intereses, que es por cada dia que estuvo la naboría dada a otro medio peso de oro, i havia algunas que havia mas de un año que eran dadas i otras menos, i en tal manera que quando aquí venimos valia la hacienda de Vasco Nuñez nueve mili o diez mili castellanos i agora no tiene un pan que comer: el Governador tomóle la casa i diole por ella poco mas de lo que le rentavan las tiendas que hai en ella: las tierras hanselas tomados para Su Alteza los dineros hanselos hecho pagar a los que se los pedian: queda como el mas pobre hombre de la tierra, i no seria nada todo para el si le dexasen entender en lo que el sabe mejor que todos que podrían servir al Rey, i finge el Governador que no se fiara del, siendo magnifiesto que aunque quisiese ser el mayor traidor que en el mundo nascio no hai en que lo peda ser, porque no es la tierra de dispusicion para que hombre que mal haga se pueda favorescer ni absconder en ella, quanto mas que se yo, i ansi lo deci a Su Alteza, que lo juro por la Santa Consagración que rescibi, que a lo que yo creo ninguno de los que acá están tiene mas entera voluntad al servicio de Su Alteza, ni con mejor arte ni maña haría todo el bien que acá es posible hacerse, en tanto que creo que con quan escandalizada esta la tierra si el bolviese a entender entre los Caciques i Indios el los bolveria a sosegar i pacificar, mas el Governador esta tan fuera deste proposito que viendo conoscidamente como esta la tierra perdida de las maneras que he dicho, no entiende mas en el remedio della que sino estuviese acá: ocupase en labrar bohíos i en comprar casillas i en hacer renta todo de miseria, i en alimipiar las calles, i en adobar los caminos. Los navios que vinieron en el armada diréis a Su Alteza que aunque algunos eran ya viejos, que dende alia venian sentenciados para echallos al través, otros hartos venían razonables i buenos, que si alguna diligencia se pusiera en el despacho pudieran bolver a Santo Domingo i aun a Castilla. Otros navios que han venido aquí de la Española haselos dado tan mal despacho que algunos se han quedado acá porque la broma deste puerto es en mui grant cantidad, i demás desto son tan mal tratados, que aliende del mal puerto i de la gran carestía de los mantenimiento van tan escandalizados con intención de nunca mas bolver acá.

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Diréis a Su Alteza la grant parte que sabéis, en vuestra conciencia, que se ha perdido de la hacienda de Su Alteza por no ponelle cobro. Diréis en quanto menosprecio esta la governacion en esta tierra por la poca constancia que veen en las cosas que se ordenan, en tanto que por quantos pregones se han dado no hai nadie que tema quebrantallos, porque saben que en la pena no hai execucion. Y diréis que por esto muchas vezes de mi al Governador solos, i otras vezes delante los Oficiales le he reñido i reprehendido con toda cortesia i acatamiento, rogándole sobre todo i pidiéndole por merced que estime su persona, que se* haga temer porque haya miedo de quebrantar lo que manda, i que guarde paz con los que conversa, i que lo que una vez dixere que este firme en ello, i diréis todo lo que mas en este articulo sabéis. Y diréis quant poca verdad se trata en los que havian de ser executores del castigo, porque los Capitanes que han ido a entrar nunca guardaron verdad en cosa que prometiesen a los Indios, i ansi están ellos determinados de nunca creer a los Cristianos ni fiarse dellos, i los del pueblo con escarnio de las mentiras que les dizen i con burlas se satisfacen. Diréis a Su Alteza como piden muchos que les dexen ir a entrar con cierto numero de gente, i saben que no es sino para ir a hurtar, i saben que no han de guardar cosa de las que les mandaren cerca del buen trato de los Indios, i no enbargante estos se las conceden: i diréis lo que los Capitanes sacan en partido con la gente que llevan. Diréis como yo he requerido al Governador que no consienta hacer estos agravios, i para hacello huye de mi i que se concierta con los que se lo ruegan, sabiendo que le he dicho como claramente se destruye la tierra, i si yo no vo a buscar a el i a los Oficiales nunca se comiden para pedirme consejo, i si se lo do acebtanlo i nunca hacen cosa de las que son necesarias para el bien de la tierra. Diréis como por esto nunca se dexo de seguir i aconpañar al Governador con tanto acatamiento como si fuese Su Alteza, i ninguno del pueblo conosce de mi que tengo desgrado, salvo que he publicado i he querido que lo sepa el pueblo que no es con mi consejo cosa de las que al presente se hacen. Diréis a Su Alteza como al tiempo que ordenaron que se pudiesen llevar desta tierra los Indios dados por esclavos a Santo Domingo e a las otras islas por

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algunas razones que mostraron e interpretando una carta de Su Alteza, yo fui de parescer en aquel acuerdo que era bien, mas después ante que ningunt esclavo se enbiase conoci que era mui grant yerro i causa para despoblarse la tierra, ansi porque los Indios sabiendo que los trasponen en otras tierras huirán mas de lo que huyen i nunca los podran tener seguros ni haora de quien se sirvan para minas ni otras haciendas, i los moradores de la tierra i estantes en ella nunca se harán naturales porque no esperan sino haver veinte indios parra pasarse con ellos, i porque a esta causa no curan de descubrir minas, i también los Capitanes que van toman los que son de paz i levantanles una mentira para decir que son de guerra justa, i por todas estas cosas i por otras muchas yo hice un requerimiento ai Governador i a todos juntos que no consintiesen enbiallos a la Española ni a otras partes, i pasaron por el i no dexaron de hacer lo que agora hace, i ansi lleva la tierra fundamento para aunque oviese sierras de oro no havria quien lo cógese: tan escandalizados están i tan temerosos los Indios, que en llegando una caravela a este puerto se van todos sino los tienen en prisiones. Diréis a Su Alteza como a los Clérigos que aquí vinieron a penas les han pagado cosa de sus salarios antes les han convidado los Oficiales que se vayan, porque no solamente no hai al presente dineros para pagalles pero ni esperanza que lo havra, porque dice el Tesorero que Su Alteza ha de pagar aquí cinco cuentos i seiscientos mili maravedises de salarios i no hai minas, pues para que estos se paguen es menester que traigan hurtado de las cabalgadas o de buena guerra setenta mi! pesos de oro; i trayéndose estos havria dd que pagar sin haver un peso de oro para Su Alteza, i por esto el mesmo Tesorero dice, i todos los otros que algo sienten, que en ninguna manera conviene para el servicio de Su Alteza sufrir tanto gasto tan sin provecho. Por esto diréis a Su Alteza como por ruego del Governador i mió, por ser quaresma, quedaron esos pocos Clérigos que al presente residen, porque siete son muertos de los que vinierom, i cinco se fueron, i quedaron otros cinco o se\s dervde e\ mes de Matxo WsXa. e*\ 4\ex meses %\%u\em\es con ob\\%ac\on >

Otra, muy poco ha que vn Pedro de Cárdenas vezino de Acia mando a dos yndias libres de las de Repartimiento que hicieron pierta cosa que les mando e T porque no lo hipieron a su boluntad o por su mal seso tomólas e púsolas sobre el fuego en vnos palos a manera de parrillas. E púsoles fuego por debaxo y asólas e tostólas de tal manera que la vna o entrambas murieron sobre lo qual fue después el dicho pedro de Cárdenas preso y en pena desto lo desterraron e . se vino a espafía ques lo que mas el deseauva. . Bicq i i

Dexanse de dezir otras muchas crueldades que se an vsado contra yndios, asi como hazerlos comer a perros sin causa e matarlos de muchas manera por quel Capitán que aquesto hazia, en dar buenas piezas de yndios al Gobernador e Ofipiales de los que auia tomado e salteado no se le afeauan ni castauan ni

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dexaban de lo enviar otras bezes para que lo hiciese peor pues sabia que lo auian de faborezer los que gobernaban la tierra y avn darle gracias. A tomado el dicho gobernador e oficiales otra manera de adquirir paresciendoles que aquella Tierra paa ellos solamente se hizo e a seido que al Rey no le enbian ni quieren enviar vn marauedi e para esto forman nescesidades e hordenan gastos extraordinarios que siendo acordados por el gobernador e oficiales paresceles que son licites y toman para esto por fundamento vn capitulo que el Rey Católico engañado por sus cartas les enbio en que dize que porque le escribieron que abia muchas cosas que si se consultasen con su alteza, esperando desde tan lejos la respuesta della, se perderían los negocios.—Y creyendo el Rey que le decían verdad, dioles facultad para que en casos que requieriesen peligro o le pudiese aver o no se como dize esto, que juntos el gobernador e Oficiales lo pudiessen, consultar e proueher sin atender al mandato de su Alteza.—Con este capitulo an destrvido y destruyen la tierrar porqueste capitulo les hizo arbitrar en que llebasen las partes de las entradas de que atrás se haze menzion dándole falsos entendimientos e por este capitulo avnque al gobernador se le a dado comisión por el emperador Nuestro Señor para que gobierne solo e que los oficiales no tengan boto ni parescer en la gobernación no lo haze por tener parte en la entrada del dinero e hazerlo gastar en lo que a el e a ellos les paresciese e puesto que muchas vezes están enemigos e para se matar luego este capitulo los torna e conformar por destribuir la hazienda del Rey a su boluntad. No enbia dineros ni quiere, no porque an faltado ni faltan sino porque siempre los aya para sus salarios e yntereses. e para lo qual dicho gobernador e tesoro quieren probarase que en el año de beinte e después acá se an fundido sobre ciento y cincuenta mil pesos de oro de minas e de dibersos quilates e ninguna persona a\ pobre en aquella tierra sino solo el Rey. Haze mas el gobernador para enriquecer mas de lo questa, da licencia para rescatar a sus criados e otras personas, porque ninguno puede rescatar sin su licencia e mandado e parte secretamente con munchos dellos y demás desto para que vengan a su poder todas las perlas ricas aviendo dado la Ysla de las Perlas a su Magestad se la quito después e se la tomo para si y esto es vn paso de tanta calidad e prescio que no tiene precio ni ay palabras con que lo encarescer esto allende de otra ysla de perlas que se llama Otaque y a su muger questa en España diole vn muy buen cazique diole eotro porque fue a tierra firma e estubo tres dias e su hijo diego arias questa en españa e fue a traer lo

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quel padre avia recogiso e asi se tienen todos estos Caziques e yndios e yslas que balen mas que vn muy buen Condado. En tratar e revender tiene mucha astucia e haze para ello conpañias con gentes baxas e con cus mo9os e criados e acaes9Ío comprar cierta xar9Ía de los bergantines del Rey que auia lleuado Lope de Sosa e hizola pasar aquestas a los yndios desde la vna mar a la otra e revendióla a la gente para ciertos nauios que eran de personas particulares e destas maneras de tráfagos ay mucho que dezir e de sus juegos e tablajerías, porque asi le amanes9e agora vna e dos e muchas bezes e noches jugando con blancos y negros como quando avia beinte y cinco años, es sin confianza y tan mobible que avnque diga de si o de no, pocos le creen. Su codicia es grandísima e su hedad mucha e no para lo que se requiere que sea el que tal tierra a de gobernar pero porque aquesto no le dañe dizen lizaur e los que aqaquíndan nego9¡ando sus cosas de pedrarias que seria ynconveniente remoberle del cargo porque antes que lo entienda el que fuere lo desstruira, este es grande graude para el seruicio de Dios e del Rey e de la tierra porque ninguno puede yr por gobernador que peor lo haga sino muy mejor y terna muy poco que hazer en ello porque lo que a hecho pedrarias a seido no convirtir ni pazificar sino destruir la tierra e adquirir para si dineros e perlas, sin otro respeto ni zelo del seruicio del Rey, asi que ninguno podría yr que no lo hÍ9¡ese mejor. Dize el dicho Pedrarias mucho mal del Darien porque se despueble dando a entender ques enfermo e otras cosas no berdderas esto haze el a causa de queriéndose desde allí benir a España aquella 9¡udad le dijo que no auia de consentirse benirse hasta que diese quenta al Rey e hiciese alli residencia e no le dejo partir e por esto trabaja de ynfamar aquel pueblo por destruirle e asi a el mesmo confesado muchas vezes ques lo mejor de tierra firme aquella ciudad. a 23idno ¿oínaioorbo BKJK frnaií BI sbol na -J eanobfildon Es muy parcial a sus amigos e a quien quiere e contra Justi9ia los ayuda e fabores9e e por el contrario es enemigo que no perdona aquesto se vido muy bien en vn Capitán francisco de Medina que vendió al dicho Pedrarias 9Íertos yndios christianos e se los hizo pagar del dinero del Rey no auiendo ne9esidad de tal paga este auia fecho comer 9¡ertos yndios a perros sin ñinga causa e en pago este auia fecho comer 9¡ertos yndios a perros sin ninguna causa e en pago desto biendo que sus nauios benian perdidos e auia arribado alli hiñiendo de,; saltear yndios fingieron que queria tornar el dicho Capitán a la mar porque la gente dixesse que se queria quedar e perder el sueldo e asi se hizo ademas de engañar la gente, desta forma tubieron por bien el dicho Gobernador e oficiales por respeto al licen9¡ado Alcalde mayor pariente del dicho Capitán Medina que

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se le diesen trescientos castellanos o mas al dicho Medina diziendo que avia hecho muchos seruicios en dejar la dicha gente la qual con eso e sin eso avia de quedar allí asi que de esta bolsa real se complia este fraude. Otra crueldad se ofresce a la memoria y es que al tiempo que el dicho Pedrarias yba a la tierra firme paso por la ysla dominica es sin causa ni proceso hizo ahorcar a vn criado suyo que se llamaba San Martin e después ciento e cinquenta leguas adelante e desde a quatro o cinco meses en el Darien se le hizo el proceso en lo que auia delinquido fue que auia XIIo años que le seruia al dicho Pedro Arias e auer dicho el moco que se queria quedar en aquella ysla porquestaba borracho o se lo antojo decirlo e bastara que se le dieran dos o tres palos, pero de aquí resultan que se pueden decir deste exemplo otras muchas crueldades asi como descabezar a basco nuñez su yemo que el decia e otros quatro con el sin causa haziendolos traidores al Rey. E auiendo poca razón para ello como paresciera por el proceso original e no por los treslados del por queay pasos que bistos los atos e letra dellos e reconoscidos por personas que lo entienden sabrían bien apuntar esta Justicia o crueldad armada en mucha ofensa de Dios e de la conciencia Real para vengar el gobernador su coracon e hazerse rico el licenciado Espinosa tornándose Capitán y dexando su oficio e no para dexar el salario avnque no le siruiese porque cuatrocientos ducados mas o menos cada año no se les daua en que el Rey los pagasse. Agora funda el dicho gobernador en la costa del Sur o mar austral vna ciudad quel llama Fonseca davila por echar cargo al Obispo de burgos y a los pueblos que haze a todos llama ciudades e en todos los que a hecho que son Acia e el nombre de Dios en la costa del Norte, e en la del Sur Panamá e Nata e esta Fonseca dauila, que son por todos cinco lugares. No ay en ellos todos un casar o aldea e dizense ciudades porque acá suene que a hecho muchas ciudades e poblaciones e en toda la tierra abra ochocientos onbres e el vn pueblo tan apartado del otro, que ningún socorro se pueden dar de vnos a otros. E el mayor dellos no tiene treinta bezinos, saibó el Darien ques de ciento o mas e no lo hizo el dicho pedrarias e por eso e por lo ques dicho le quiere deshazer. Ni tanpoco hizo a Acia. En aquella tierra los que los Caziques tienen por esclauos pintanlos en la cara de negro e llamanlo paco e quando los cristianos an algunos destos siruense dellos como esclauos. Acaescio que vn Antón Mayor Capitán de cierta gente del armada de Gil Gonzales de Auila fue avn Cazique de los que estauan de pazes en aquella gobernación de Pedrarias e pidióle que le diese algunos esclauos e el Cazique dijole que no tenia ninguno, mas que se tomase dos

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yndias que a la saon auia auido de vm Cazique su enemeigo e el dicho anton mayor dijo que le plazia de las tomar mas que se las herrase de su hierro e quel le daria algo en trueco e el Cazique herró las dichas yndias en la cara, e se las dio e el dicho Anton Mayor diole vna loba de luto negra e rayda que no balia tres reales; esto se hizo saber al gobernador e no curo dello e en pago desta sin razón e otras que al dicho Cazique se le an hecho se a alzado e muerto cristianos e le dieron primero muchas causas para se lebantar. A tenido otra forma pedro arias para que ni de aquella tierra se escriua ni sepa verdad ni desta haya alia carta ni prouision que no benga a sus manos y es que en los nauios que de esa ban no entra persona ninguna después que surgieren sino quien el quiere que tome primero las cartas ni se hable so grandes penas porque ni alia se sepa cosa destas partes hasta quel lo aya por bien ni acá benga ninguno ni escriba cosa que le dañe de forma que los basallos de Su Magestad pueden decir questan presos e para que ninguno entre en los nauios ay grandes penas e pregones. E para que de alia no bengan no puede ninguno salir sin licencia e procura de aver las cartas agenas a las manos e destas danselas qualquiere e de las que no se dan ninguno sabe preguntar, por lo que no bido. Una bez quel dicho gobernador pensó benir a España ques quando se lo estorbo la ciudad del Darien,. Como atrás se dijo auia el dicho pedro arias con sus mañas ynducido a la gente para que una perla rica que tenia la dicha gente que pesa beinte e seis quilates redonda se la diesen diciendo que para darla al Rey a la gente se ladio para Su Magestad e demás desto le dieron luego dos mil castellanos para que les ganase algunas mercedes e libertades e como el Darien no le dejo benir sin que Su Magestad lo supiese e proueyese del gobernador tubose la perla e los dos mili castellanos mucho tiempo e fue necesario que la gente pleitease con el sobre que les tornase su perla e dineros e asi los cobraron del el qual la uia hecho apreciar en trecientos castellanos, bien se cree quel se queria quedar con ella, pues se vendió e remato después, la dicha perla en seiscientos e cinquenta castellanos. No tiene el dicho gobernador por ynconbiniente dar Cédulas de encomienda de yndios o de otras cosas e contradecirse por su firmas dando otras en contrario desto se sigue que nacían muchos pleitos e contiendas cada dia entre los vecinos e basallos de Su Magestad. Vna de las causas de que el dicho pedrarias culpo a basco nuñez quando le hizo degollar fue que auia tomado a vn bedor de Su Magestad el Cuño Real de oro con que marcan el oro, pero el dicho pedrarias enbio desde la mar del Sur hasta el Darien por vn Cuño de los que tenia el bedor Gonzalo fernandez obiedo e le fue lleuado e la rescio e tubo en su poder lo que le parescio e después le dio en

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cargo a sus criados e a quien el quiso para tener lugar de marcar sin testigos el oro que quisiese. E si dixere que no ban nauios a aquella tierra ni bienen en que se pueda enviar oro a Su Magestad digo qu en el nauio en que vino diego Arias hijo de pedrarias de que era Maestre Martin Cantón binieron treze o catorze mil castellanos de particulares e en el nabio de pedro García e en otro de Licauz en que bino el licenciado Espinosa e otros binieron muchos mas, pero no se deja de enviar oro a Su Magestad sino con malicia e por lo ques dicho. El obedescer prouisiones Reales no se haze sino según el gobernador le paresce e avn botar sobre el cumplimiento dellas; como se hizo quando se enbio el titulo de Adelantado de la mar del Sur a Basco Nuñez que le enbiaron la gobernación de las prouincias de Coiba e panamá e porque le pesaua dello al dicho Gobernador pedrarias e al tesorero Alonso de la Puente hizieron que se botase si le darían las prouisiones o en e como bieron el dicho gobernador e tesorero quel Obispo frai Juan de Quebedo se puso en faborecer al dicho basco nuñez e boto que se le diesen conformáronse con el pero no de su grado e adelante se satisfacieran en su muerte. Luego que fue al Darien e comenzó a tomar residencia a Vasco Nuñez que auia gobernado e ganado aquella tierra lo primero que hizo fue conprarle la casa e el otro se la dio muy de grado porque temía la dicha Residencia e cierto rentavan mucho mas cada año las casas que no lo que le dio de compra el por ellas. Conpro vna perla rica en mili e tantos pessos de oro e solo el quinto balia mucho mas e no paresciera mal que tal pieza e otras ricas que sean abido fueran para Su Magestad e que se tuviera acatamiento e respeto a seruir a su Rey con joya tan señalada pero ya queda dicho que con el Rey no se a tenido el fino ni comedimiento que debiera aver ávido. Cuando mato a basco nuñez repartió sus naborías e dio a doña Ysabel su muger e a sus criados e aquien el quiso las mejores e por no las dar con la hazienda perdió el Rey mas de dos mili castellanos e el fisco págale el Rey ciertas pagas e lanzas de escuderos e peones los quales el nonbra e lleuase el las pagas e haze vn memorial e pone en el los que se le antoja e por allí líbraselo el contador e págalo el tesorero e el se lo lleba sin dar parte a los nombrados en las tales copias.

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A dejado sacar e dado licencia para sacar muchas naborías libres e los que las sacan las benden en las yslas e donde quieren e quedanse vendidos por esclabos avnque sean como son bautizados las tales naborías e por otra parte a vedado los esclauos que se dexen de sacar siendo como es contra el mandamiento Real. ¡ j. gaigniano ?rnt?JQ'VT , Al tiempo que descabezaron a basco nuñez balieron los bienes que entraron en poder de Martin Estete criado del dicho pedradas al qual el hico Recetor abiendo tesorero que lo abia de rescibir, sin darle nuevo salario tres mili e mas pesos de oro e mando quel dicho Estete lleuase el diezmo de lo que cobrase o pagase e asi el dicho estete e escríbanos se llebaron mas de dos mili castellanos. ?¿ iy s.sq na najas on aupioq zonfifissio o eoilo -¿o\ A consentido e da logar que sfé vendan 'muchos yndíos de repartimiento e asi compro Diego de la Tobilla vn Cazique e sus gentes a vn clérigo que se dize el Chanttre Diego Alvarez Osorio e asi conpro el bedor Gonzalo fernandez de Obiedo para su hijo quarenta yndíos en Comogre de Juan portugués negro e después por los mesmos yndíos aver dexado conpro otros quarenta yndios en el Cazique del Suegro por otros quarenta pesos e Sepulbeda bendio otros yndios en el dicho Suegro a Maestre alonso de Santiago lo qual todo es causa el dicho gobernador que asi se haga porque como dicho es el bende asi mesmo muchas naborías libres. A Clérigos da los yndios e a negros e a mugeres e a mercaderes que es peor en especial a personas ynutiles e muy mejor si son conbersos porque a los tales faboresce notoriamente e les da rescates e haze mucho por ellos e olbida los hidalgos e personas que merescen premio de sus seruiciios e desta manera dio yndios a goncalo de montoro mercader nieto de anton de monto que quemaron los huesos de Cardoua e a otro hermano suyo le quemaron en Santo Domingo e a Juan Tellez e a Goncalo López e a otros muchos que son notorios confesisimos e gente que estaría mejor en el fuego que en aquella tierra porque es nueba e donde pueden los tales hazer mucho daño e desseruicio a Dios. 3Up 0'¿nt)l 3Up OJIUE \'J T

No consiente que se haga regimiento erí él Daríen sin el dicho pedrarias o sin su uniente porque aquella Ciudad no auise acá de su mala gobernación ni pueda pasar cosa sin que el lo sepa.' om nfi " lD ° r Otro misterio o fraude se ofrece de memoria y es que biendo Gil Goncalez de Auila las formas con que pedrarias le estorbaba su biaje trato de le comprar vn negro bolteador e conzertaronse en quel dicho gobernador obiese por el trescientos castellanos no baliendo ciento e questos trescientos pesos

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estubiesen e tubiese de parte en el armada e viaje de el dicho Gil González el dicho pedrarias e desto hubo ciertas escrituras que dellas suenan con el dicho Gil González e de ellas con Andrés Niño piloto de la dicha armada. Quando le parece al dicho pedrarias que algunas escrituras originales le conbienen o el quiere tener toma los registros originales a los escriuanos e guárdaselas el o haze dellas lo que le pareze e por ynportunidad quando algún escriuano quiere dar quenta de si e le pide conocimiento de las tales escrituras porque no se las pidan deshónralos e a los quel no hosa tratar mal o no quiere dales conocimiento muy contra su voluntad. El mesmo gobernador trae por grangeria reuolver los vnos oficiales Reales con los otros o cizañarlos porque no estén en paz el se junta con los vnos e desdeña los otros e quando se le antoja torna a tomar la parte de los otros e desfaboreze a los que antes faborecia e asi nunca falta cizaña e se dexan por estas cosas otras muchas que conbiene mirar e prober con atención e cuydado e asi no se haze el seruicio de Dios ni del Rey e la tierra esta perdida. Toda la mayor parte de la gente que auia en la tierra que ay desde el Darien hasta el nombre de Dios e después atrauesando de alli a la costa del Sur es muerta e destruida a causa e culpa del gobernador no lo auer pacificado por otra forma e averse consentido los robos e fuerzas e crueldades que los Capitanes e gente an hecho e auerse queddo sin castigo antes a algunos les a hecho mercedes e dadoles gracias e oficios de que se a seguido quanto mal ay en la tierra e mayores el que desde acá se le hará si se sufre e no se probé para el remedio de lo qual conviene mucho que con grande peso e consideración se repare lo porbenir pues las causas de lo passado an seido las cansas del gobernar e de los gobernadores tan diuersos que alia a ávido e querer berlo desde acá es ynposible sin estar Dios en el corazón de los que proben especial sin pasión ni ynterses como an tenido algunos de los pasados. -joton ;to¿ 'MU Dichose a lo que pareze que basta a dar noticia a Su Magestad y a V.S. del estado en questa esta tierra firme e todo lo dicho que se probara muy suficientemente e por el auito que tengo que con toda fidelidad de cristiana esta dicho e apuntado con el zelo que a Dios y a nuestro Rey se deue e que a vista de ojos es la mayor parte de la ynformacion destas cosas, e muchas escrituras fidedignas que de parte dello se podran mostrar en su tiempo lo que queda de decir e quel espíritu Santo obre lo demás por el remedio de aquella tierra y no se dubde de aquesta relación aya llegado a buestra noticia sin misterio para mejor encaminar al seruicio de Dios e del enperador e para el bien de sus basallos e de aquellos Reynos.

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mi ¡u;if 1526 (?) Memorial de Gonzalo Fernández de Oviedo contra Pedrarias y sus oficiales ': y j y i '

(Sin fecha).—Memorial de Gonzalo Fernández de Oviedo denunciando abusos de Pedrarias Dávila y sus Oficiales en la Gobernación de Castilla del Oro.— (Colección Muñoz, t. 76). fil íf'i

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OTJÍÍ

Señor.—Al tiempo que vese las Reales manos de Su Magestad le dige como yo le sirvia de Veedor en tierra firme de que es Gobernador Pedro Arias e que venia desde alia a dar noticia a Su Magestad de como aquella tierra esta perdida e destruida, e robada e han pasado e pasan en ella muchas crueldades de que Dios e Su Magestad se desirven e la tierra se pierde seiendo como en la verdad es lo mejor de lo descubierto, e todo esta escondido, e ocultado a Su Magestad e su Consejo, e que es la causa porque no se le embian dineros de sus rentas pues los ai e ha hevido por ende que Su Magestad de todo. E dijome Su Magestad que a V.m. hablase e le digese todo aquello que savia e me paresciera de las cosas de aquella tierra de donde vengo para que Vuestra merced le informase. E que Su Magestad lo mandaría luego remediar, e proveer como conviniese; e cumpliendo con el mandamiento de Su Magestad e con lo que debo a su Real servicio, e a mi conciencia, digo así. Primeramente ha de saber V. merced que la mucha edad de Pedrarias e su cobdicia e poca constancia no son de calidad que asi empoco espacio se puedan decir ni el daño quel servicio de Dios e del Emperador e aquella tierra han recebido por su culpa e mala gobernación porque ningún zelo, ni obra se conosce deste hombre para semejante cargo, todo su fin es adquirir dineros e perlas para si por qualquier via que ser pueda sin otro respecto. Dineros no ai pensamiento de enbiar ningunos avnque después que yo parti de Barcelona se han fundido ante mi sobre 150 mili castellanos como parescera por los libros de la fundición e del contador esto sin otros muchos pesos de oro que en todo el año de 1522 e después acá se han fundido en Panamá asi que mui bien pudiera haver embiado oro a Su Magestad pero no lo han gana el ni los oficiales porque no falten para sus salarios.

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Vusca Pedrarias e los otros Oficiales que tienen mano en la hazienda formas

para gastos estraordinarios, y para poderlos haser fúndanse sobre un Capitulo de vna carta mensagera quel Rey Católico en días pasados les escrivio por el qual capitulo paresce quellos havian acá escripto que por ser el camino largo a atender a lo que S.A. proveiese en algunas cosas nescesarias se perdían los negocios; e el Rey pensando que aquello era asi les escrivio en el dicho capitulo que juntos pudiesen acordar, e proveer las cosas que a su servicio e buena governacion conviniese de que se esperase peligro en atender la consulta de Su A. y ellos entendiendo mal el dicho capitulo e no vsando bien el arbitran por alli quanto les paresce e asi desta forma tomaron sin dar partes aquel interese de las entradas asi en el oro como en los esclabos e yndios que en ellas se tomavan; e el Gobernador tomaba dos partes e avn quel Gobernador tiene cédula para que gobierne solo e los oficios no tenga voto ni parescer en la gobernación por no alzar la mano del dinero e poder destribuir con parescer de los oficiales lo que les paresce de la hacienda real los admite e govierna con su parescer por queste capitulo los conforma luego avn que riñan. Ai si que Señor desta forma se quedan alia los dineros para sus salarios como es dicho, e para poder gastar en lo que les paresce, e como el Gobernador repartió los yndios e los que dio a los oficiales cada vez que querían los mudava a su contentamiento, asi el dicho Gobernador por poder gozar en la destribucion de la hacienda, e tener entrada en ella no obstante la Cédula que manda que los oficiales no se entremetan ni tengan voto en la gobernación el dicho Gobernador los admite. Ha dado e da los Yndios a mugeres e a muchachos, e a mercaderes e clérigos e personas que no los han ganado ni conquistado ni los devian aver en especial a gentes de la calidad que a Vuestra merced dixe e avn rescates de oro, asi mismo les ha dado a los tales. Ha repartido de manera los Yndios que havia para servicio que se han perdido sobre vn millón de ducados, e de todo ha perdido Su Magestad sus derechos e quintos porque los amos que les davan heran muchos a los Yndios de poco numero para aquellas personas questavan señaladas e no les cavian sino a vna pieza, e a dos e poco mas e desta manera perdíanse los Yndios e los Christianos perdían el tiempo e la hacienda e el Rey los quintos porque en los que asi venian a su poder no havia cantidad para quadrilla. Ha permitido avnque tácitamente que se vendan e traspasen por dineros muchos Caciques e Yndios de encomienda lo qual es muí perjudicial e muy peor questo venderse a muchos Yndios libres e navorias que nos esclabos e venderlos el mismo Gobernador e abominable y peor questo dexar sacar

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naborías de la tierra para las Yslas, e otras partes a personas que los han vendido por esclabos no lo seyendo, e siendo baptizados. Ya vuestra merced sabe como el Rey Católico mando para justificación de su conciencia real e de los conquistadores que fueron con Pedro Arias que primero se hiciese a los Yndios cierto requerimiento e se les diese a entender e tiempo para responder a el e aver su acuerdo antes que les fuese fecha guerra esto hase fecho desta manera que primero heran salteados, e después de presos e atados se les leya e con esto heran dados por esclavos, e repartidos e vendidos e nunca asta ya se ha fecho ni guardado la fuerza del dicho requerimiento e para ver si esto es asi llamen o tomen el indio que mejor entiende nuestra lengua e verase que ninguna cosa entiende del requerimiento ni avn lo entendían los que lo leyan. Dio el dicho Gobernador la Ysla de terareque que por otro nombre se llama de las perlas questa en la mar del Sur para que fuese de Su Magestad, e el Cacique de alli hiciese sacar perlas a sus Yndios para su Magestad, porque alli han parescido, e se han aliado las maiores e mas ricas perlas que se han visto en el mundo e después de aver entregado el dicho Cacique e Yslta el thesorero para que en nombre de Su Magestad e como hacienda real lo grangease, e procurase torno después a tomarse la dicha Ysla para si no obstante quel tiene e tenia otra Ysla donde asi mismo ay perlas, que se llama la Ysla de Otoque, e se las tiene entrambas con muchos Yndios demás e allende de otros dos o tres Caciques que tiene so titulo de su muger Doña Ysabel de Bobadilla e de su hijo Diego Arias porque fue alia a traer el dinero quel dicho Pedro Arias havia allegado, e sin dubda estos Caciques e islas vanel e son de maior ynterese que vno de los buenos estados que tienen Señores en Castilla, quanto mas; que en su mano esta hurtarse los quintos al Rey e esconderse las perlas mui ricas, que nunca se aia razón ni se sepa verdad de la pesquería de ellas lo qual todo redunda en daño de la hacienda real e de los otros pobladores que no pueden pescar perlas por averse el dicho Gobernador tomado las dichas Yslas para sí. Están los vasallos de Su Magestad encarcelados que ombre que aquell tierra vaia no puede salir della sin licencia diciendo e so color que es razón que se sepa primero de los libros del Rey si deve algo a Su Magestad o porque le paresce al Gobernador que hay poca gente e después no osan pasar a aquella tierra por esto muchos que alia irían: e tomanse las cartas, y no se dan a quien van; e las que de alia vienen tomanse porque Su Magestad ni su Consejo no sepa verdad e asi no osan escribir ni avisar de cosa que alia pase. E a los que dexan venir libremente son agentes de vna de dos maneras, o a personas que avnque acá vengan no hablaran en cosa que a Su Magestad combenga, ni se ocuparan en mas de su hacienda e los que les cumple; o a ombres que si

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ablaren sea lo que Pedrrias quiere e en su fabor e que acá diga que ha fecho maravillas e sepa mijor engañar al Rey con sus relaciones faldas o a sus criados proprios para el mismo efecto. A poder de éscfárhaciones a Dios llego a las orejas de Su Magestad e de los gobernadores que en España quedaron, estando en Flandes Su Magestad la sin razón e agravio que se ha fecho en se llebar las partes quel Gobernador e oficiales han llebado de las entradas, e proveieron los dichos Gobernadores que los Oficiales bolbiesen las partes que havian llevado de las entradas e que no las bolbiese el Gobernador. E los Oficiales viendo aquesto tanpoco quisieron tornar las suias asi porque dixeron tales palabras que le ció al Gobernador que era bien callar como porque de lo que manda Su Magestad en aquella tierra no se hace todo. JU *Lil*í;tVi ~ ^ - Í - ^ I : . : -u. ...—^.., ^ .,; i^iooq En el dar las licencias para rescatar a sus criados, e a otros e en lo secreto si tiene su parte o no, o si parte con ellos; ya dixe a Vuestra merced quan publico fue en aquella tierra que partió con vn Joan tello; e con Pedro de Encina Sola, e con otros, e lo que se hizo en la jarcia que compro los vergantines del Rey que llevo Lope de Sosa, la qual se paso a cuestas de Yndios a la mar del Sur e primero la tubo rebendida que la pagare el Rey. El dicho Pedro Arias a procurado deshacer el Darien porque queriéndose desde alli venir a España nunca aquella Cibdad le dexo diciendo que primero lo havia de saber Su Magestad e havia de proveer Su A. de Gobernador, e de quien le tomase, residencia, e pro eso ha procurado de destruir aquel pueblo, e porque el no le hizo seiendo como es lo mijor que Su Magestad tiene en aquellas partes e por questa en la frontera de los Caribes donde el dicho Gobernador no ha fecho ni seido para hacer cosa que luzga o sea como havia de ser, e porque algunas veces el dicho Pedro Arias ha savido que de acá embiavan, o se quería embiar Gobernador para aquel cargo vienen agora sus fatores fundados de dar a entender a su Magestad e a las personas que en su Real Consejo están que seria mucho incombiniente remober del cargo al dicho Gobernador diciendo que cual queria que vaia nates que lo entienda lo habrá estragado: lo qual es muy grand burla, e fraude porque ninguno podría haber estado alia ni podria ir que no lo hiciese muy mejor de lo questa fecho o se hace. En la administración de la xusticia es muy parcial e no haze en ella mas de su boluntad como se vido en lo de vn Francisco de Medina que vendió en aquella tierra ciertos cristianos e havia venido de saltear yndios e hacerlos comer a perros sin causa ninguna, e la paga que se le dio, por los dichos Christianos fue del dinero del Rey e en fraudes de su hacienda; e haviendose de quedar en la tierra sin que le dieran cosa ninguna los dichos xpanos, e gente que el allí dejo; porque los navios no podian navegar. No se maraville vuestra merced que Pedrarias sufriese las crueldades que los Christianos e Capitantes han fecho pues ahorcó a Sant Martin su criado sin causa en la Ysla Dominica e desde a seis meses en el Darien le hizo el proceso e pues hizo degollar a Vasco Nuñez e los otros que con el padescieron lo qual diria el proceso original e no otro traslado ni escriptura estando presente quien le sepa apuntar.

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La cibdad de Fonseca de Avila ia dixe a vuestra merced la qual causa del titulo, e nombre della, e quan mal ordenadas están, aquellos pueblos e que es la causa porque va tendiéndolos; e que interesa se le sigue dello, a causa de los rescates, e quan poco combiene tal forma, e como es para despoblar e no poblar ni combertir ni sustentar la tierra. Dixe al principio que hera inconstante el dicho Gobernador, e asi puede vuestra merced creer que cada dia del mundo da muchas cédulas en contra vnas de otras de que muchos incombientes e pleitos nascen entre los vecinos e pobladores de aquellas partes asi quando encomienda indios de repartimiento, o naborías como en otras cosas de otras caliddes. Entre las culpas que hallo a Vasco Nuñez para le degollar es aver tomado el dicho Vasco Nuñez vna marca de las con que marcan el oro a un suegro de Verdugo que era Veedor en la dicha tierra firme que creo que le llaman Silvestre, pero no obstante eso embio el dicho Gobernador Pedro Arias desde Panamá al Darien por vn cuño de los que tenia el Veedor Gonzalo Hernández de Oviedo, e lo tubo en su poder el tiempo que le parescio e lo pudo hacer, e marcar pudo el oro que le paresciese escondidamente. Porque se dixo de suso algo de la muerte de Vasco Nuñez. Diego que ia dige a vuestra merced otra cavsa por do se presumió que lo hizo matar, e desde quel Rey Catholico lo embio las provisiones de Adelantado de la mar del Sur, e de la gobernación de Coiba, e Panamá se le trato la muerte, e avn se puso en votos entrel Gobernador, e Oficiales si se le darian los títulos, e provisiones reales del dicho adelantameinto non obstante que el Rey de gloriosa memoria, se les embiase, e si le dieron fue por quel Obispo Frei Juan de Quebedo le fue faboable, e por que boto el primero que se le diesen, no oso el dicho Gobernador dexar de darlas. Al tiempo que fue Pedro Arias a aquella tierra luego compro la casa del dicho Vasco Nuñez e le dio por ella mui pocos dineros, e valia mas de renta que no dio el por ella de copra la qual el dicho Vasco Nuñez no se la diera sino porque le tomaban residencia, e por aplacar e contentar al dicho Pedro Arias. Al tiempo quel dicho Gobernador repartía los yndios e yndias naborías quel dicho Vasco Nuñez tenia después que le degollaron repartiólas entre doña Ysabel de Bobadilla, e sus criados, e quien quiso e por no las bender con la acienda como se suele hacer en aquella tierra e en las yslas demás del daño notorio de las dichas naborías perdió la acienda el Rey e el fisco mas de dos

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mili castellanos o a lo menos todo lo que ma se diera e baliera la acienda del dicho Vasco Nuñez délo que valió vendida sin las dichos navorias. Las pagas que se le hacen de gente serian escusada pues ninguna tiene ni las ay para ninguna necesidad por razón de las dichas pagas e asi hacense copias vanas e por aquellas libra el contador e paga el thesorero, e seria mijor ya que las obiese de llebar dárselo de salario que por esta via; que paresce que es vntarse la cebada su dueño; e destotra forma seria merced e sonaría mijor el salario seiendo maiores. Al tiempo que descabezaron a Vasco Nuñez e sus consosrtes valieron los vienes, e escripturas, que entraron en poder de Martin Estete 3.000 e tantos pesos de oro, e sin causa haviendo thesorero que los havia de cobrar por el Rey, sin otro nuevo salario por cuidar a su criado diole el diezmo de lo que cobrase, o pagase, e tal maña se dio el dicho Estete e Escribanos quel e ellos se llebaron de los dichos 3.000 castellanos mas de los mili dellos pagando solamente con papeles, e sin cobrarlos ni pagar en dineros. En el Darien no se ha consentido que allí se haga regimiento sin estar presente su persona del dicho Governador, o su Theniente avnque ha sido requerido lo qual se presume ques por que no se da aviso a Su Magestad de su maña de governacion e de aquellas cosas que en aquellas partes pasan las quales por este incombiníente ha dias que Su Magestad no las sabe ni agora se supieran sino fuera yo el que las dixere porque me paresce ques inumanidad callarlas a mi Rey pues tengo jurado su servicio. Es bien que sepa vustra merced e de noticia desto a Su Magestad después que Gil González tentó por muchas vias su despacho de do estava Pedro Arias para seguir su viage porque con formas le parescio que se le estorbava, o que queriendo el dicho Pedro Arias luego se podría poner en obra acordó de le comprar vn negrillo bolteador quel dicho Gobernador tenia en trecientos castellanos no valiendo ciento, e questa quantia toviese en la dicha armada el dicho Pedro Arias para que al respeto porrata gozase en lo que adelante procediese de la dicha armada, e como esto fue fecho luego se puso en efecto su camino, e se fue, e le dio licencia para llebar gente de la que alia estava en mas cantidad de la licencia quel dicho González tenia para sacar gente de alli. Dura mui poco la amistad que tiene con ninguno de los Oficiales antes trae por grangeria rebolberlos porque nunca estén conformes e el mismo reporta e dice a los vnos lo que dicen los otros en secreto de que se han seguido cizañas, e discordias entrellos de que ningund servicio a Dios; ni a Su Magestad, ni bien a los pobladores se a seguido antes mucha parcialidad, e que los vnos tengan mui

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¿Óndscidos a algunos por sus allegados, el los otros a otros, e asi anda la cosa muy a la descobierta que ya se conoscee e vee quales acuestan a la parte del Gobernador, e quales a la del thesorero quales a la del contador. Algunas escripturas e registros originales que el quería tener en su poder es necesario que se le den porque el que se las impide no se alia bien dello, e si da conocimiento dellas es de mui mala gana o no le da bien dello, e sida conscimiento dellas es de mui mala gana o no le da. Asi que para lo de tierra firme combiene que Su Magestad determine vna de dos cosas, y son perderlo, o ganarlo; para perderlo ninguna cosa se podría busca, ni pensar ni proveer mijor que dexarlo estar de la forma e manera que ello se esta; e para ganarlo e atajar tantos daños, e dar orden como Dios e Su Magestad sean servidos e la tierra remediada hase de proveer quel que gobernare aquella tierra sea ombre de buena sangre e que tenga celo e fin principal del servicio de Dios e del Rey, e que sea amigo de Justicia, e ombre para trabajar por su persona e non de sobrada cobdicia ni cargado de hijos, e de edad combenible para el seso e para los trabajos; e que este tenga doquiera questobiese vna, o dos personas de buena conciencia, e letras, e que por su persona visite ambas costas, e los pueblos dellas, e si necesario fuere, que si es, e mucho, torne a tomar las residencias a los juezes pasados que no serán de poco interese para la hacienda de Su Magestad o que demás deso tenga siempre en el Darien vn teniente que sea persona de letras e buena conciencia que administre justicia en la costa, e pueblos del Norte; e otro en la costa e pueblos del Sur, e diciendo verdad los que agora ay que son el Lizenciado Selaia, e el Lizenciado de Alarconcillo son personas muy suficientes para ello si les dejase Pedrarias libremente vsar de sus oficios en las cosas de Justicia; e en lo que toca a los indios de repartimiento e de las naborías; e mandar dar por ninguno, aquel capitulo por donde acullá consultan e gastan muchas cosas estraordinarias, e mandar tomar quenta al thesorero Alonso de la Puente, e que ge la tome quien sepa bien que cosa es quenta, porque en aquel tiento de quenta que le tomo Gil González de Avila no see liquidaron muchas cosas ni se hablo en otras algunas de calidad, e prescio: e proveer como las Yslas de las Perlas que son la de Otaque e Terareque, no sean de Pedrarias, sino que todos los Christianos puedan pescar en ellas, e que se haga vna torre en la de Terareque que es la principal, e se funde alli vn pueblo de Christianos, a quien se encomienden los yndios della porque aparejada para se poblar, e para ganados e los Christianos que alli estovieren están mas seguros, e fuertes que en parte de toda la tierra, e desde alli se puede mijor conquistar, e descobrir la costa de levante e ay aparejo para los navios, e puerto, emui buenas pesquerías, e ase de mandar, que libremente puedan ir, e tornar de aquella tierra los que alia fueren, e tratar libremente puedan ir, e tornar de aquella tierra los que alia

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fueren, e tratar libremente como en los otros reinos despaña e que puedan libremente armar, e rescatar por las costas los vecinos dellas; e no otros ni los de la vna costa rescatar en la otra salvo cada vno en la costa que estobiere la población do vive, e dar por esclabos los caribes que son desde la sierra nevada al Darien sin quintos ni derechos algunos asi como están dados algunos por el Católico Rey Don Fernando, e que demás desto se provean, e mande Su Magestad que se despachen los capítulos que particularmente he dado para lo que toca a la cibdad de Santa Maria del Antigua del Darien, porqués la mas importante, e mijor cosa que ai en Castilla del Oro si el que goberanre aquella tiera quisiese atender al servicio de Dios, e de Su Magestad., Con la questa dicho he satisfecho lo que debo al servicio de Dios, e de Su Magestad e soy obligado por mi conciencia; en lo demás vuestra merced mire la suia pues Su Magestad me remite, a V. m. para que le informase, e se proveiese lo que su real serbicio fuese, e como aquella tierra no se acabe de perder, e quando vuestra merced demás de lo ques dicho me pidiere mas larga, e particular relación de qualquier capitulo de los que atrás quedan escriptos, vuestra merced lo mande que io lo satisfaré complidamente, e crea vuestra merced que aquestas son las verdades, e lo que pasa e todo lo que en contra se dixere es vicioso, e falso.—Compulsado, Simancas 8 de Agosto 1781.—Mu „.;¡ ¿ ¿íiiü íii/i»iiisií

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1535. Carta de fray Tomás de Berlanga, obispo de Castilla del Oro al Rey. Descubrimiento de las islas Galápagos. (AAHM, col. Muñoz. Simancas, Cartas, leg 12) • u eiderl .fivfilq ni ^h RÍIS.C.C.M.36 Parecióme ser justo hacer saber a V.M. el proceso de mi viaje desde que partí de Panamá, que fue en 23 de febrero de este presente año, hasta llegar a esta villa nueva de Puerto Viejo. Trajo el navio muy buen tiempo de brisas 7 días y hacíase el piloto cerca de tierra, y diónos calma 8 días. Eran tan grandes las corrientes que nos engolfamos de tal manera que en 10 de marzo vimos una Sacra Católica Cesárea Majestad.

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isla, y porque en el navio no había más agua de para dos días, acordaron de echar la barca y salir en tierra por agua y yerba para los caballos. Y salidos no hallaron sino lobos marinos y tortugas y galápagos tan grandes que llevaba cada uno un hombre encima, y muchas iguanas que son como sierpes37. Otro día vimos otra isla mayor que aquella, y de grandes sierras, y creyendo que así por su grandeza como por su montuosidad que no podría dejar de tener ríos y fuentes, fuimos a ella, porque la una bojaría38 4 o 5 leguas, y la otra 10 ó 12 leguas, y en esto bebióse el agua que en el navio había, y estuvimos 3 días en tomar la isla con calmas en los cuales así los hombres como los caballos padecimos mucho trabajo. Surto el navio salimos todos los pasajeros en tierra, y unos entendían en hacer un pozo y otros en buscar agua por la isla. Del pozo salió agua más amarga que la de la mar: en la tierra no pudieron descubrir otra agua en 2 días y con la necesidad que la gente tenía echaron mano de una hojas de unos cardos como tunos, y porque estaban zumosas aunque no muy sabrosas, comenzaron de comer de ellas, y exprimirlas para sacar de ellas agua, y sacada parecía lavacias de lejía y bebíanla como si fuera agua rosada. Domingo de Pasión yo hize sacar en tierra recaudo para decir misa y, dicha, torné a enviar la gente de dos en dos o de tres en tres por diversas partes. Fue Nuestro Señor servido que hallasen en unas quebradas entre las piedras, hasta media pipa de agua, y cogida aquella hallaron más y más; en fin que se cogieron ocho pipas y los barriles y botijas qué había en el navio, pero de la necesidad del agua se nos murió allí un hombre, y dende en dos días que salimos de aquella isla, otro, y murieron 10 cavallos. Desde esta isla vimos otras dos, la una muy mayor que todas, que largamente bojaría 15 o 20 leguas ; la otra era mediana. Yo tomé el altura y están (estas islas) dende 1/2 grado hasta 1 1/2 de la obernador a la banda del Sur. En esta segunda había la misma disposición que en la una : muchos lobos marinos, tortugas, iguanas y galápagos: muchas aves de las de España, pero tan bobas que no sabían huir, y muchas tomaban a manos. A las otras dos no llegamos... En ésta, en la arena de la playa, había unas chinas39 que así como salimos pensamos que eran puntas de diamantes, y otras de color de ámbar, pero en toda la isla no pienso que hay donde se pudiese sembrar una fanega40 de maíz, porque lo más de ella está lleno de piedras muy grandes, que parece que en algún tiempo llovió Dios piedras, y la tierra que hay es como escorza sequísima que no tiene virtud para criar un poco de hierba, sino unos cardones, serpientes. Bojar = medir el perímetro de una isla. Piedras pequeñas. En Castilla, equivale a 12 celemines ó 55 litros y medio.

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las hojas de los cuales dije que comíamos. Pensando que no estábamos de esta tierra del Perú más de 20 o 30 leguas contentámonos con el agua ya dicha... hizímonos a la vela y con mediano tiempo navegamos 11 días sin ver tierra, y vino a mí el piloto y maestre a decirme que no sabían donde nos estábamos y que no había-más de una pipa de agua. Y procuré tomar aquel día el sol y hallé que estábamos en tres grados de la banda del Sur y vi que, por el rumbo que lleváhamos, que más nos engolfábamos que llegábamos a la tierra, porque Íbamos al Sud. Hice virar del otro bordo y la bota de agua repartimos de esta manera: que la 1/2 se dio para las bestias, y con la otra mitad hizose brebaje que se hinchó la pipa de vino, teniendo por cierto que no podíamos estar lejos de la tierra, y navegamos 8 días los cuales duró la pipa del bebraje, dando ración a cada uno que se contentaba; y acabada aquella pipa...vimos la tierra, y dimos calma 2 días en los que bebimos vino puro, pero teníamos ánimo en ver la tierra. Entramos en la bahía y río de los Gobernad41 viernes en 9 de abril, y hallamos allí la gente de un galeón de Nicaragua que había 8 meses que había salido de Nicaragua, y tuvimos por bueno nuestro viaje en comparación del suyo. Esta bahía de los obernad está en medio grado de la banda del Sud y en las cartas está en 3 grados. Desde esta bahía hasta Puerto Viejo hay 9 leguas por la costa de la mar. Esta dicha bahía es uno de los lindos puertos que pueden ser en el mundo, que pueden llegar los navios a barloar42 con la tierra, y pueden subir los navios 3 o 4 leguas y no saben si más. En ésta entró el adelantado Pedro de Alvarado i destruyó un pueblo que allí estava de Indios, y alborotó otros, y por donde él fue con su gente es lástima ver el destrozo. Yo me partí desde esta bahía con los pasajeros por tierra y a pie porque las bestias venían ya fatigadas para venir a esta villa de Puertoviejo, y andando 5 leguas dimos en un valle que se llama Charapoto, que tiene un muy buen río adonde hay muchos indios ya pacificados, porque el capitán Francisco Pacheco se ha dado tan buena maña que tiene de paces al pie de 30 señores. Este capitán y teniente de gobernador se ha tan bien con ellos que les traen comida de maíz y pescado y carne de venados y patos cuanta han menester. Y si por caso cuando van a ver la tierra toman algunos indios, luego los torna a enviar a su tierra, y les da una cruz por señal para que con aquella ningún cristiano les haga mal, y que los que quieren venirlo a ver, que traigan aquella señal y no les harán mal ninguno. Si saben que algún oro o plata les toman, luego se lo hace volver, y algunos se lo han traido, y dícelos que él no viene por su oro ni su plata sino para que conozcan a Dios y a V. M., y que V.M. les dará amos que tengan cargo de les enseñar las cosas de la Santa Fe católica, y a que aquellos por aquel cuidado tendrán ellos cargo de darles de comer. La intención de este Caráquez, bahía del Ecuador en la provincia de Manabí, cuya capital es Puertoviejo. Abarloar o barloar: colocar el costado del navio al lado del muelle o de otro barco.

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dicho capitán me ha parecido que es muy buena de servir a nuestro Señor y a V.M. y de descargar su Real conciencia; y puesto que ha de hacer muy gran cosa, yo le he dicho la intención de V.M. a este caso, y él está en no salir un punto de ella. Hay grandes muestras de oro, y yo tomé aquí información de los que iban con Alvarado, que 16 leguas de esta villa hay muy buenas minas de oro. Créese que hay venero de esmeraldas porque los indios las traen en sus joyas, gobernador tiene los indios sus toques y puntas desde cobre hasta 23 quilates y de la plata también tiene sus pozicos, y en partes muy buenas ropas. Créese que antes de medio año estará pacífica mucha cantidad de esta tierra por el buen tratamiento que el dicho capitán y teniente les hace. Y V.M. le debiera dar favor en ello; y es menester según las importunaciones de la gente que tiene, porque se les van los ojos tras cada punta de oro que ven. Yo me partiré placiendo a nuesro Señor para la villa de San Miguel de aquí a 15 días. Del Gobernador D. Francisco Pizarro no se sabe al presente cosa cierta adonde está: aunque algunos quieren decir que viene a la villa de Trujillo, qu ees entre S. Miguel y Xauxa. Tenga Nuestro Señor a V.M. en su santo amor y gracia por largos tiempos y con conservación de sus y crecentamientos de otros de nuevo. Amen. De V.S.C.C.M. muy cierto criado y siervo y perpetuo capellán que sus v.s pies y manos besa. Fr. Thomas, episcopus Castellas aureae.

-101537, 04/05 Berlanga al emperador (AHM, Col. Muñoz)

Gracias por haverme tenido en servicio lo que hize en el Perú. De las cosas desta provincia ha 7. u 8. meses que no sabemos. Yo como tuve noticia del alzamiento escriví al Audiencia de la Española de do embiarán aquí al pie de 300 hombres i 200 caballos. De Cartajena i por acá se han allegado al pie de otros tantos, de manera que en los navios que con estas brisas han partido : bb obfil IB oivsn lab obsiaoo la iBooír» leoniifl o WOIIEO^A -•

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havrán ido más de 500 hombres i 400 cavallos, i de Guatimala, Nicaragua i Nueva España irán pocos menos. -.x.,^ HUJ¡ ,d. .BrrasettBO sb oifidB ine8 ob eB¡?j nBig nqa ffibne eBbr B1 B isvlov aldiíoqif

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La destrucción de Tierra Firme por Pedradas Dávila.

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(Fray Bartolomé de Las Casas, Brevísima relación de la destrucción délas Indias, Sevilla, 1552) .;?

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El año de mil y quinientos y catorce pasó a la Tierra Firma un infeTice gobernador44, crudelísimo tirano, sin alguna piedad ni aun prudencia, como un instrumento del furor divino, muy de propósito para poblar en aquella tierra con mucha gente de españoles. Y aunque algunos tiranos45 habían ido a la Tierra Firme y habían robado y matado y escandalizado mucha gente, pero había sido a la costa del mar, salteando y robando lo que podían. Mas éste excedió a todos los otros que antes del habían ido, y a los de todas las islas, e sus hechos nefarios a todas las abominaciones pasadas, no sólo a la costa del mar, pero grandes tierras y reinos despobló y mató, echando inmensas gentes que en ellos había a los infiernos. Éste despobló desde muchas leguas arriba del Darién hasta el reino e provincias de Nicaragua inclusive, que son más de quinientas leguas, y la mejor y más felice e poblada tierra que se cree haber en el mundo. Donde había muy muchos grandes señores, infinitas y grandes poblaciones, grandísimas riquezas de oro; porque hasta aquel tiempo en ninguna parte había parecido sobre la tierra tanto; porque aunque de la ista Española se había henchido casi España de oro, y de más fino oro, pero había sido sacado con los indios de las entrañas de la tierra, de las minas dichas, donde, como se dijo, murieron. /(Y/VJ

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¿3 ab BirifiliqBo eftab IBJ 1554. Liturgia sincretista cimarrona (Fray Pedro Aguado, Recopilación historial, IV, c. 10)

Entre estos esclavos así presos estaba uno a quien los demás tenían por su prelado espiritual y lo tenían honrado con título de obispo, el cual, en cierta supersticiosa y herética forma los bautizaba y catequizaba y predicaba y hacía otra manera de ceremonias que ellos llamaban celebrar o decir misa, en las cuales cosas y en otras que con abominable superstición habían tomado por religión, estaban todos estos negros tan impuestos y arraigados y las tenían por tan fidedignas y verdaderas que aunque en el artículo de la muerte muchas veces fueron exhortados a que se redujesen y volviesen a la fe católica, que era el bautismo que habían recibido y protestado, jamás lo quisieron hacer, antes a imitación de otros luteranos, pretendían dar a entender que aquellas rústicas y vanas ceremonias de que usaban era verdadera religión, lo cual muy particularmente sustentaba el negro obispo, porque siendo exhortado él y los

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demás que recibiesen la muerte como cristianos, confesándose y recibiendo este santo sacramento de la confesión y absolución, con el cual y con la contrición que enteramente tuviesen se salvarían mediante los merecimientos de la muerte y pasión del Hijo de Dios, respondió el bárbaro con señales de ánimo endemoniado, que ya deseaba estar muerto, porque con su muerte y la de sus compañeros pretendía haber entera venganza de la gente de aquel pueblo, porque yendo en espíritu a su tierra traerían copia de gente con que de todo punto destruirían y asolarían la ciudad, por lo cual no pensaba apartarse de la religión que él y los suyos tenían, sino en ella entendían vivir e morir, R Los demás negros dieron la misma respuesta que su obispo, y así los verdugos soltaron ciertos mastines, perros de crecidos cuerpos que a punto tenían para este efecto, los cuales, como ya los tuviesen diestros o enseñados a morder carnes de hombres, al momento que los soltaron arremetieron a los negros y los comenzaron a morder y hacer pedazos, y como los negros tenían en las manos unas delgadas varillas con se defendían o amenazaban a los perros sin poder con ellas hacerles ningún daño, érales esto ocasión de encender indinar más los mastines, y así este animal, iracundo más que otro ninguno, con grandísima rabia echaban mano con los dientes y presas de las carnes de estos míseros negros, de las cuales arrancaban grandes pedazos por todas partes, y aunque en estas agonías y trabajos de muerte eran persuadidos los negros a que se redujesen a la fe, jamás lo quisieron hacer, y así después de bien desgarrados y mordidos de los perros, fueron quitados de las colleras y llevados a una horca que algo apartada del pueblo tenían hecha, y allí los ahorcaron, con que acabaron de pagar la pena que justamente merecían recibir por su alzamiento y traición. La orden que en celebrar las cosas de su religión estos negros tenían, era esta: que para haber de imitar la celebración de la misa, el obispo se vestía una camisa de una negra y sobre ella una túnica de grana, y se arrimaba a cierta manera de altar que en un santuario tenían hecho, y allí, en presencia de todos los circunstantes que le iban a huir y a ver, ponían un jarraco de vino y un buen bollo del pan que ellos tenían, y cantando cierto cantar en su lengua materna, le respondían los demás que le estaban oyendo y allí, en presencia de todos, se comía el pan y bibía el vino, y con esto e con comer el pan y beberse el vino acababa su oficio y quedaban todos satisfechos, lo cual se hacía y oía con mucha atención y devoción. . ; ; O ! V Í ; T H ; ; [ *JirÍ

Lo que en los sermones e predicaciones trataba o decía, era persuadir a los oyentes que conservasen con obstinación su libertad, defendiendo con las

armas en las manos el pueblo y tierra que tenían y poseían, y que sustentasen a su rey, que se decía Bayamo, a quien todos acataban y reverenciaban con la reverencia y obediencia que al señor y rey natural se debe, y de la propia suerte que las otras gentes lo suelen hacer, pues los había de mantener y gobernar en justicia y defenderlos de los españoles que los deseaban destruir. En el bautizar las criaturas tenían esta orden: que juntándose y congregándose muchos negros y negras para compadres y comadres, se iban todos juntos con la criatura al santuario, y allí llevaban el vino que podía, donde bibían todos y barlaban y cantaban, lo cual asimimismo hacía el obispo, y hecho esto tomaba un jarro de agua, echábasela encima a la critaura y tornaban todos a bailar y a cantar y a bebe, y con esto quedaba hecho todo lo que había quehacer, y se volvían a casa de los padres del recién bautizado; y conforme a estas habían ordenado otras muchas ceremonias vanas y locas y por todo extremo rústicas e indignas de escribirse.

-141561. Carta de fray Pedro de Santa María a S.M. sobre los indios de Nata

C. R. M. = El santo y cathólico zelo que siempre vuestra magestad a tenido y tiene á estos naturales de las Yndias, debe mover é persuadir á los que desan servir á Dios nuestro señor y á vuestra magestad y procuran el bien y pro de los mismos naturales, para que avisen y den noticia de las cosas y males que se hazen á ellos para que vuestra magestad, como piadoso padre, los anpare y favorezca, porque, aunque los ministros que vuestra magestad aquí envía, cierto muestran gran vehemencia y cuidado é zelo en los favorecer y anparar, no es tanto que á las vezes ay necesidad que sea mejor y con más fervor; los rreligiosos que en estas partes estamos entre estos naturales dotrinándolos, que savemos bien sus travaxos que padecen, devemos, y somos obligados á ello, avisar á vuestra magestad, pues savemos el ánimo y espíritu cathólico con que vuestra magestad los anpara y favorece, y en otra manera seríamos dignos de pugnición y castigo en aquel día final; esto y mi profesión que soy de la orden del glorioso padre santo Domingo, me mueve á hazer la presente narración, suplicando humildemente á vuestra magestad la mande leer é proveer lo que

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sea más servicio de Dios y de vuestra magestad y bien conservación destos pobres naturales. Mucho tienpo a, poderoso señor, que estoy en Yndias y todo el más tiempo e estado entre yndios dotrinándolos y ynponiéndolos en las cosas de nuestra santa fee cathólica; la gloria y alabanza sea á solo Jesuchristo, avrá diez años que me cupo la suerte de dotrinar y rresidir entre los yndios que están entre los términos de la ciudad de Nata, los quales ya por la bondad de Dios nuestro señor son todos christianos y los e casado y administrado los demás sacramentos, como parecerá por una rrelación que dello hize al consejo de vuestra magestad de las Yndias en tienpo que Alvaro de Sosa era governador en este rreyno; estos yndios, señor, al tienpo que los españoles aquí vinieron á los conquistar, eran muchos en grande cantidad; a permitido Dios nuestro señor, por su secreto y oculto juicio, que ayan venido en tanta disminución que, de aquella gran muchedunbre, avrán quedado hasta mili y quinientos ó mili y seiscientos, tomados por copia al tienpo que se confiesan; estos estavan en poder de sus amos, que eran los vezinos de Nata, sirviendo como esclavos cautivos, yéndose cada día, disminuyéndose y menoscabando, hasta que avrá tres años y medio, poco más ó menos, que vuestra magestad envió á este rreyno una provisión ó executoria rreal por la qual les mandava quitar de poder de sus amos y poner en libertad y congregando en pueblos, obra cierto de Dios y guiada por el espíritu santo; el governador Juan Ruiz de Monjaraz. que á la sazón era en este rreyno, pasó luego entre aquellos yndios con la executoria de vuestra magestad, y, llamándolos, se la hizo leer y me mandó á mí que se la declarase y les diese á entender el bien que vuestra magestad les haze y siempre desea hacer; yo lo hice así, diziéndoles que vuestra magestad tenía gran deseo quellos fuesen buenos christianos y que no usasen más de sus rritos, y costunbres malas y se aumentasen y no del todo se perdiesen, y que á ese efecto los livertava y mandava poner en pueblos para que allí fuesen dotrinados; y cierto mostraron señales de gran contentamiento y se proferieron de ser buenos christianos como de verdad al presente lo son. El governador les señaló tres pueblos á donde se rrecogiesen; el uno situó á las orillas de un rrío llamado Cobita y le puso nonbre Santa Cruz; otro situó una legua deste, á las rriberas de otro rrío llamado Parita, y el pueblo se llamó Santa Elena; otro señaló diez leguas destos, dos leguas del pueblo de Nata, llámase el término Ola y el pueblo Santiago; hecho esto, sucede que vino una provisión de vuestra magestad para que se hiziese la entrada de Veragua, y, elegido Francisco Vászquez, vezino de la ciudad de Nata, por capitán, hizo ayuntamiento de gentes y, al tienpo de la partida, fuéronse por los pueblos de los yndios y llevaron á muchos dellos por fuerca y contra su voluntad para que les sirviesen, y desde allá venían á los pueblos á los llevar por fuerca y les tomavan la poca haciendilla que tenían, sin que nadie se lo pudiese rresistir; de

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manera que con el temor de los soldados, dexavan los pobres pueblos y se yvan á los montes á esconder; acaeció tanbién que los vecinos de la ciudad de Nata movieron y persuadieron á muchos yndios que se fuesen á Veragua, y así se fueron muchos en que Francisco Vázquez llevó todo su rrepartimiento que sería ciento y veinte ánimas; y otros muchos vecinos que con él se fueron á la entrada, procuravan de llevar todos los más que podían, de manera que, dellos forzados y dellos persuadidos, quedaron pocos en los pueblos; y desto sucedió que muchos se morieron allá por estar en fuera de sus naturales, y otros se fueron entre los yndios bravos á vivir como ellos; sucede que por discordia que ovo entre el govemador y Francisco Vázquez, hizo el governador ayuntamiento de gentes contra el otro, y, pasado en Nata, envía á los pueblos de los yndios á sus alguaciles y saca la gente que era más moza y ábiles para servir, y llévalos para servir á sus soldados; y venidos á las manos, desbarató al governador el Francisco Vázquez; y rrobando el canpo, lo más se procurava entre ellos era de tomar los yndios y yndias que en el canpo del governador avía; y asi alio los hallaron juntos los que en los pueblos no avían podido tomar porque se escondían por los montes; así llevados en Veragua, acaecieron á los pobres grandes desventuras y travaxos, quales nunca hasta entonces avían tenido, porque quitavan la muger al marido, los hijos á sus padres, y la hazienda que tenían no eran señores della; huíanse por los montes para se volver á sus pueblos, y, por no ser tomados de los soldados, se dexavan perecer de hanbre metidos en el monte, y muchos se ahogavan en el rrío o rríos, y otros caían en poder de los yndios de guerra que los matavan, de manera que por todas las vías les an venido grandes persecuciones. Tanbién, a tienpo quel governador los puso en livertad y mandó congregar en los pueblos, los vecinos de Nata pidieron que les dexase algún servicio personal para sus casas y sus haciendas por espacio de un año, hasta que ellos se proveyesen de esclavos ó de algún otro servicio; el qual, condescendiendo á sus rruegos, les dexó todo el servicio quellos quisieron escoger y tomar; y les mandó, so pena de muerte y de la hacienda perdida, aplicada para la cámara y fisco de vuestra magestad, que, pasado el año, ninguno se sirviese más de yndios ningunos sino que los rredujesen todos á los pueblos; hasta agora an quedado aquellos fuera de los pueblos, porque aquel governador acabó su tienpo y no pudo acabar de executar la provsión y executoria de vuesta magestad; yo le dixe y persuadí al governador don Rafael Figuerola, que sucedió al otro, y fue negligente y no la executó como era obligado y convenía al servicio de Dios y de vuestra magestad y al bien y conservación destos naturales; los males que se siguen de ellos estar así derramados y fuera de los pueblos adonde vuestra magestad los mandó ayuntar, son muchos y dignos de ser rremediados, porque de estar de aquella manera, se sigue que no son dotrinados ni inpuestos en las cosas de

nuestra santa fee cathólica, y se vuelven a sus costunbres gentílicas porque sus amos los dexan vivir como ellos quieren porque les sirvan de buena gana; sus hijos acaece morir sin bautismo aunque los padres sean christianos, por estarse solos, y acaece que los tienen envueltos entre negros, y si por ventura las yndias acaece enpreñarse de los negros, matan las criaturas con yervas en los vientres; y acontece que muere la madre y el hijo, porque es gente muy corta y de poco se afrentan, y tienen por grande afrenta rremanecer parida de negro y por eso hacen aquello; esto sé yo que acaece así, porque lo sé en público y en secreto: lo mismo hacen las casadas con yndios, si se sienten preñadas de españoles. Yo hice rrelación de todo al conde de Nieva quando por aquí pasó para Perú, y él proveyó á un oydor llamado don Alvaro de Luna para que fuese á visitarlos y rreducirlos á los pueblos, el qual, estando de camino para allá, cayó malo y. con miedo de la tierra ques muy enferma, no osó yr allá, antes se enbarcó luego para el Perú, y así quedaron los pobres sin ningún rrefugio. Sucede que murió Francisco Vázquez, capitán de Veragua, y sucedióle en el cargo el governador deste Reyno don Rafael Figuerola; y pasado en Nata con golpe de gente, alojólos en los pueblos de los yndios á donde les hicieron grandes agravios; y visto por ellos el mal tratamiento que les hacían, se huyeron á los montes por sus camaradas con sus mugeres e hijos, cosa cierto de grande lástima; visto esto por el governador, mandó a los soldados que los fuesen á montear y los llevasen en colleras á la entrada, y así lo hicieron; acaecía que tomavan á la muger y escapávase el marido huyendo, y antes querían perder la muger y los hijos que yr en poder de los soldados; y así a este governador descasado á muchos y hachóles grandísimos agravios, los qualcs todos son públicos y manifiestos, sin nadie le poder yr a la mano por su ferocidad. No ay cosa, poderoso señor, de que estos naturales más se escandalicen que es de ver que los mandamientos y provisiones de vuestra magestad no se guardan ni cunplen; otros muchos travajos y afliciones les an sucedido á estos pobres que no digo más de que ellos se me figurar á la vestidura de Cristo que cada uno procurava de llevar su pedaco; así an sido estos; pues viendo tantos males, hádaseme escrúpulo de conciencia no avisar á vuestra magestad. Poderse a todo rremediar con enviar vuestra magestad á mandar al governador deste rreyno que cunpla la provisión y executoria rreal que a favor destos yndios está proveyda y está en este rreyno, y las ordenanzas que Juan Ruiz de Monjaraz en su favor instituyó y ordenó, porque son á ellos muy favorables, y á los soldados de Veragua que vuelvan las mugeres á sus maridos y los hijos á sus padres y los demás yndios que estuvieren en Veragua que son destos pueblos, y esto sin les admitir ninguna rréplica ó contradición, así los que llevaron en tienpo de Francisco Vázquez como los que agora an llevado, y rreducir á los pueblos todos los que estuvieren fuera, porque así

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conviene al servicio de Dios nuestro señor y al descargo de la cathólica y rreal conciencia de vuestra magestad y al bien y conservación destos naturales. Yo en pago de mis travajos no pido ni quiero que vuestra magestad me haga otras mercedes sino que haga y nonbre por protector y capellán destos yndios, para que yo los pueda anparar y favorecer y rrecoger sin ninguna contradición, y administrarles los sacramentos como hasta aquí e hecho, sin agraviar ni ser oneroso á ninguno dellos sino en todo volver por ellos como á todos es público y manifiesto; y ellos piden esto, y cierto no ay ninguno que mejor sepa lo que les conviene y á quien ellos manifiesten sus necesidades como á mí que a tanto tienpo que los trato y los conozco á todos; y los que estuvieron escondidos, saviendo que yo los puedo favorecer, saldrán y vernán á los pueblos; y para el católico y santo zelo que vuestra magestad les tiene, basta lo dicho; ceso y no de rrogar á Dios nuestro señor la católica, rreal persona de vuestra magestad guarde y conserve por largos días y años y dé vitoria de los enemigos y la eterna feliciad. Desta ciudad del Nombre de Dios, á quinze de hebrero de mili y quinientos y sesenta y un años = De V.C.R.M. = humilísimo orator = (f.) Fr. Pedro de Santa María.

-15Carta del virrey Francisco de Toledo al obispo de Panamá [Ábrego]. Año 1569. (Biblioteca Nacional de Madrid, Mss 3044, fol. 5 @ 7) [Advertencias de Don Francisco de Toledo al obispo de Panamá.]

Don Francisco de Toledo, mayordomo de Su Majestad, su vissorey y capitán general de las provincias y reinos de Perú y presidente del Audiencia real que reside en la ciudad de Los Reyes, etc.. Hago saber al muy ilustre señor don Francisco de Ábrego, obispo de este reino de Tierra Firme y Veragua, que como ya Su Señoría sabe las cédulas que Su Majestad escribe y envía al reverendísimo arzobispo de Los Reyes y obispos sufragáneos, de los cuales es uno Su Señoría, como por las dichas cédulas le ha constado que, por Diego López de Herrera, mi secretario, le fueron mostradas, cuyo traslado de una de ellas le será entregado por el dicho secretario, que son en [ ] de lo que Su

Majestad me comete trate sobre el gobierno eclesiástico con su Su Señoría, juntos o en particular, para que se conforme conmigo en conformidad de lo que Su Majestad me manda y al dicho reverendísimo arzobispo y obispos sufragáneos. Y ansí de parte de Su Majestad le pido que en todo lo que se ha platicado ante su señoría en presencia de esta Real Audiencia lo haga y cumpla como por Su Majestad ha entendido que está ordenado y lo que aquí en este Reino se ofreciere tocante a las dichas iglesias en el interim que se provee lo general de todas en el concilio provincial que por orden de Su Majestad ha de convocar el dicho Reverendísimo Arzobispo en la ciudad de Los Reyes, según está establecido por el concilio general de Trento y Su Majestad lo quiere, ordena y manda. Ansimismo de parte de Su Majestad se le advierte tenga atención a lo que Su Majestad manda por su Real Cédula que haga en lo tocante a la visita de su obispado, en conformidad de lo que Su Señoría es obligado, con toda la brevedad que le fuere posible, porque llegado yo a ia ciudad de Los Reyes, el dicho Reverendísimo Arzobispo convocará todos los obispos sus sufragáneos como Su Majestad lo exhorta y provee que lo haga para que el dicho concilio haga efecto, para lo cual, demás de la dicha visita, será forzoso y necesario que Su Señoría haya cumplido y cumpla también y primero con el sínodo particular que está obligado a hacer en este dicho su obispado, pues está de necesidad de proceder al dicho concilio provincial que se ha de hacer en la dicha ciudad de Los Reyes. ,Juq 3; Ansimismo le hago saber, como en nombre de Su Majestad y por orden y mandado suyo, quedan nombrados ciertos religiosos para que entiendan en la doctrina de los indios de Taboga, Cierro de Cabra y Chepo, donde por mi mandado se reducen todos a un pueblo, y para la doctrina de los de Cubita y Parita, y para los de Ola y Caldera que caen en términos de la ciudad de Nata, a los cuales, después de haberlo tratado con Su Señoría, se les ha señalado congrua sustentación de los diezmos que los dichos indios pagan y han de pagar, como lo podrá constar por los nombramientos que se darán a los dichos religiosos, lo cual se ha hecho con acuerdo de esta Real Audiencia, y habiéndose mirado tratado y platicado con personas de ciencia y conciencia por lo que toca al derecho de Su Majestad y descargo de su real conciencia con tanto que lo demás que valieren o pudieren valer los dichos diezmos de la dicha sustentación que a los dichos sacerdotes les queda señalada, hayan de acudir y acudan los dichos indios con ella a la gruesa de la renta de esta iglesia catedral y que

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esto se guarde, cumpla y ejecute hasta tanto que el concilio se dé en esto la [disposición?] que más convenga para el descargo de la real conciencia de Su Majestad y bien destos indios que a Su Señoría de parte de Su Majestad pido haga buenos y sanos los [dichos] salarios y limosnas que a los dichos religiosos se les ha señalado en conformidad de lo que yo con Su Señoría he tratado muchas veces cerca de la voluntad determinada de Su Majestad en lo de la presentación de los beneficios en su Real Nombre como patrón de todos ellos. En el entretanto que visto, tratado y platicado en el dicho concilio provincial se da la orden general en todo que convenga, y porque no embargante que los frailes y religiosos de las órdenes mendicantes tienen sus bulas y breves apostólicos de Su Santidad para administrar en las dichas doctrinas los sacramentos de la Iglesia por lo que se debe al bien y conservación de estos indios y a la autoridad que Su Majestad quiere y pretende guardar a los perlados de parte de Su Majestad, le pido les dé licencia y comisión para administrar los sacramentos y usar el oficio de curas porque ésta es la voluntad de Su Majestad queriendo en todo conservar la autoridad y lugar de Su Señoría y de los demás obispos de estas partes. Asimismo se le dice que pues Su Señoría es pastor y prelado de este reino y Su Majestad descarga su real conciencia con la de Su Señoría y le ha constado el mucho escándalo que en este reino hay y la mucha costumbre en los pecados públicos y amancebados como yo lo he tratado en particular con Su Señoría que pues yo juntamente con esta Real Audiencia he hecho parte del castigo que por ahora parece que conviene, prendiendo y desterrando parte de ellos, que por ser el daño tanto, se pide y encarga a Su Señoría proceda en el remedio de esto con el cuidado y diligencia que conforme a su obligación debe, para que [en el di]cho concilio provincial se entienda el fruto que con la buena diligencia y cuidado de Su Señoría se hubiere hecho. Ansimismo hago saber a Su Señoría como he tenido muchas quejas de parte de los vecinos y moradores de esta ciudad y de la del Nombre de Dios cerca de los derechos que se llevan en estas iglesias de lo funeral, a cuya causa yo pedí la memoria de ellos y me fue dada firmada del chantre de esta iglesia, en la cual dicha memoria se ha añadido lo que ha parecido a mí y a esta Real Audiencia que en algunas cosas convenía para el desagravio de los vecinos de este reino y subditos y vasallos de Su Majestad y que ansí le pido que Su Señoría mande se guarde y cumpla en el entretanto que en el dicho concilio se determine lo que se debe hacer.

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Ansimismo se advierte a Su Señoría que por parte de los vecinos de esta ciudad se me ha dicho que en esta iglesia siendo catedral no se dicen las horas canónicas cantadas, ni en tono, ni en otra manera, de lo cual el pueblo se desedifica y los particulares no tienen ocasión de frecuentar la dicha iglesia como lo harían cumpliéndose por parte del clero de ella aquello a que hay obligación, que Su Señoría dé orden como esto se cumpla y digan de ordinario. Ansimismo se le apercibe que mande castigar conforme a derecho y a la calidad del delito y cometió fulano de Bonilla, clérigo, en recelar y ocultar y dar favor y dineros para que se fuese de este reino Cristóbal Vásquez y fulano de Prada, por haber muerto alevosamente a Gonzalo Suárez, y que Su Señoría haga justicia en este negocio conforme a la notificación de un auto de esta Real Audiencia que a Su Señoría se notificó, por constarme que hasta ahora no se ha hecho cosa alguna en ellos, antes Su Señoría le tiene puesto en servicio del mejor beneficio de este obispado que es de la ciudad de Nata. Oílis^l n v ¡ .

Ansimismo se le advierte que pues sabe por cédula de Su Majestad se mandó que el chantre de esta iglesia fuese a los reinos de España y pareciere en el Real Consejo de las Indias, y estando ejecutada la dicha ,. cédula a instancia de Su Señoría se le dio al dicho chantre un mes de término para que diese las cuentas que eran a su cargo de esta iglesia, el que dicho término es ya pasado y Su Señoría mande que el dicho chantre no salga de su casa y esté en ella porque así conviene al servicio de Dios y de Su Majestad, para que de ahí se lleve luego a la ciudad del Nombre de Dios a embarcar en los navios que están a cargo de Nicolás de Cardona, conforme a la Cédula Real de su Majestad. Y que ansimismo Su Señoría mande hacer justicia con el ejemplo que se debe en el negocio de fulano de Esquivel, clérigo, que por mi mandado y de esta Real Audiencia se entregó a Su Señoría, que por la justicia de la dicha Real Audiencia fue tomado y deprehendido con su manceba de día en hábito indecente en su casa della. Y ansimismo Su Excelencia pide y encarga a esta Real Audiencia se informen de lo aquí contenido, para que le den aviso de lo que se hiciere en ejecución y cumplimiento de ello, conforme al auto que en lo tocante a esto queda proveído, lo cual todo mando que se lea a Su Señoría del dicho

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Señor obispo para que de ellos le conste y lo p[onga] con ejecución, dé remedio como negocios que tanto tocan e importan al servicio de Dios Nuestro Señor y descargo de la Real Conciencia de Su Majestad, de todo lo cual mandé que se diese a Su Señoría traslado y otro autorizado a mi secretario con la respuesta de Su Señoría que es fecha en la ciudad de Panamá, dos de agosto de mil y quinientos y sesenta y nueve años.

-16Pautas de la Santa Inquisición para descubrir falsos conversos judíos, mahometanos, luteranos, alumbrados, solicitantes y libros prohibidos

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"Nos los inquisidores contra la herética pravedad y apostasía, en la ciudad y obispado de Cartagena, arzobispados de Santo Domingo, del Nuevo Reino de Granada y obispados de Panamá, Santa Marta, Puerto Rico, Popayán, Venezuela y Santiago de Cuba y en todos los reinos, estados y señoríos de las provincias del Nuevo Reino de Granada, Tierrafirme e islas de Barlovento y sus gobernaciones y distritos de las Audiencias reales que en las dichas ciudades, reinos, provincias y estados residen por autoridad apostólica, etc. A todos los vecinos y moradores, estantes y residentes en todas las ciudades, villas y lugares deste nuestro distrito, de cualquier estado, condición, preeminencia o dignidad que sean, exentos o no exentos, y cada uno y cualquier de vos cuya noticia viniere lo contenido en esta nuestra carta, en cualquier manera, salud en nuestro Señor Jesucristo, que es verdadera salud, y a los nuestros mandamientos, que más verdaderamente son dichos apostólicos, firmemente obedecer, guardar y cumplir. Hacemos saber que ante Nos pareció el Promotor fiscal del Sancto Oficio y nos hizo relación diciendo que bien sabíamos y nos era notorio que de algunos días y tiempo a esta parte, por Nos, en muchas ciudades, villas y lugares deste distrito no se había hecho inquisición ni visita general, por lo cual no habían venido a nuestra noticia muchos delitos que se habían cometido y perpetrado contra nuestra santa fe católica y estaban por pugnir y castigar, y que dello se seguía deservicio a Nuestro Señor y gran daño y perjuicio a la religión cristiana, que Nos mandásemos e hiciésemos la dicha inquisición y visita general, leyendo para ello edictos públicos y castigando a los que se hallasen culpados, de manera

que nuestra santa fe católica siempre fuese proveer cerca dello lo que conviene al servicio de Dios, nuestro señor, mandamos dar e dimos la presente para vos y cada uno de vos, en la dicha razón, para que si supiéredes o entendiéredes o hubiéredes visto o oído decir que alguna o algunas personas, vivos, presentes o ausentes, o difuntos, hayan hecho, o dicho, o creído algunas opiniones o palabras heréticas, sospechosas, erróneas, temerarias, malsonantes, escandalosas o blasfemia heretical contra Dios nuestro señor, y su santa fe católica y contra lo que tiene, predica y enseña nuestra santa Madre Iglesia Romana, lo digáis y manifestéis ante Nos. "LEY DE MOISÉS.— Conviene a saber, si sabéis o habéis oído decir que alguna o algunas personas hayan guardado algunos sábados por honra, guarda y observancia de la ley de Moisés, vistiéndose en ellos camisas limpias y otras ropas mejoradas y de fiestas; poniendo en las mesas manteles limpios y echando en la cama sábanas limpias, por honra del dicho sábado; no haciendo lumbre ni otra cosa alguna en ellos, guardándolos desde el viernes en la tarde, o que hayan purgado o desaguado la carne que han de comer, echándola en agua por la desangrar, o que hayan sacado la landrecilla de la pierna del carnero o de otra cualquier res; o que hayan degollado reses o aves que han de comer, atravesadas, diciendo ciertas palabras, atando primero el cuchillo en la uña, por ver si tiene mella, cubriendo la sangre con tierra; o que hayan comido carne en cuaresma y en otros días prohibidos por la Santa Madre Iglesia, sin tener necesidad para ello, teniendo y creyendo que la podían comer sin pecado; o que hayan ayunado el ayuno mayor, que dicen del perdón, andando aquel día descalzos; o si rezasen oraciones de judíos, y a la noche se demandasen perdón ios unos a los otros, poniendo los padres a los hijos la mano sobre la cabeza, sin los santiguar ni decir nada, o diciendo: 'de Dios y de mí seáis bendecidos', por lo que dispone la ley de Moisés y sus ceremonias; o si ayunasen el ayuno de la reina Ester o el ayuno de Rebeaso, que llaman del perdimiento de la casa santa, o otros ayunos de judíos, de entre semana, como el lunes el jueves, no comiendo en los dichos días hasta la noche, salida la estrella, y en aquellas noches no comiendo carne y lavándose un día antes para los dichos ayunos, cortándose las uñas y las puntas de los cabellos, guardándolas o quemándolas, rezando oraciones judaicas, alzando y bajando la cabeza, vueltos de cara a la pared, y antes que las rezen, lavándose las manos con agua, o tierra, vistiéndose vestiduras de sarga, estameña o lienzo, con ciertas cuerdas o corregüelas colgadas de los cabos con ciertos nudos; o celebrasen la pascua del pan cenceño, comenzando a comer lechugas, apio u otras verduras en los tales días; o guardasen la pascua de las cabañuelas, poniendo ramos verdes o paramentos, comiendo y recibiendo colación, dándola los unos a los otros; o la

fiesta de las candelillas, encendiéndolas una a una, hasta diez, y después tornándolas a matar, rezando oraciones judaicas en los tales días, o si bendijesen la mesa, según costumbre de judíos, o bebiendo vino casero, hiciesen la baraja, tomando el vaso del vino en la mano, diciendo ciertas palabras sobre él, dando a beber a cada uno un trago; o si comiesen carne degollada de mano de judíos, o si comiesen a su mesa con ellos y de sus manjares; o si rezasen los salmos de David sin Gloria Patri; o si esperasen el Mesías, o dijeses que el Mesías prometió en la ley no era venido y que había de venir y le esperaban para que los sacase del cautiverio en que decían que estaban, y los llevase a la tierra de promisión; o si alguna mujer guardase cuarenta días después de parida sin entrar en el templo, por ceremonia de la ley de nombre de judíos, llamándolos así, o si los hiciesen raer la crisma o lavarlos después de bautizados, donde les ponen el óleo y crisma, o a la septena noche del nacimiento de la criatura, poniendo un bacín con agua echando en él oro, plata, aljófar, trigo, cebada y otras cosas, lavando la dicha criatura en la dicha agua, diciendo ciertas palabras; o hubiese hecho hadas a sus hijos; o si algunos están casados a modo judaico; o si hiciesen el ruayá que es cuando alguna persona parte camino; o si trajesen nóminas judaicas; o si al tiempo que amasen sacasen la hala de la masa y la echasen a quemar por sacrificios; o si cuando está alguna persona en el artículo de la muerte, le volviesen a la pared a morir, y muerta, le lavasen con agua caliente, rapando la barba y debajo de los brazos y otras partes del cuerpo, y amortajándolos con lienzo nuevo, calzones y camisa y capa plegada por cima, poniéndoles a la cabeza una almohada con tierra virgen, o en la boca moneda de aljófar u otra cosa, o los endechasen o derramasen el agua de los cántaros y tinajas en las casas del difunto y en las otras del barrio, por ceremonia judaica, comiendo en el suelo, tras las puertas, pescado, aceitunas y no carne, con duelo del difunto, no saliendo de la casa por un año, por observancia de la dicha ley; o si los enterrasen en tierra virgen o en osario de judíos; o si algunos se han ido a tornar judíos; o si alguno ha dicho que tan buena es la ley de Moisés como la de nuestro redentor Jesucristo. SECTA DE MAHOMA.— O si sabéis o habéis oído decir que algunas personas hayan dicho o afirmado que la secta de Mahoma es buena, y que no hay otra para entrar en el paraíso, y que Jesucristo no es Dios sino profeta, y que no nació de nuestra Señora siendo virgen antes del parto y en el parto y después del parto; o que hayan hecho algunos ritos y ceremonias de la secta de Mahoma, por guarda y observancia della, así como si hubiesen guardado los viernes por fiesta, comiendo carne en ellos o en otros prohibidos por la santa Madre Iglesia, diciendo que no es pecado, vistiéndose en los dichos viernes camisas limpias y otras ropas de fiestas, o hayan degollado aves o reses u otra

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cosa, atravesando el cuchillo, dejando la nuez en la cabeza, volviendo la cara hacia el alquibla, que es hacia el oriente, diciendo Vizmelea, y atando los pies a las reses; o que no coman ningunas aves que estén por degollar, ni que estén degolladas de mano de mujer, ni queriéndolas degollar las dichas mujeres por les estar prohibido en la secta de Mahoma; o que hayan relajado a sus hijos poniéndoles nombres de moros y llamándoles así, o que se llamasen nombres de moros, o que se huelguen que los llamen; o que hayan dicho que no hay más que Dios y Mahoma, su mensagero; o que hayan jurado por el Alquibla, o dicho Alaymincula, que quiere decir por todos los juramentos; o que hayan ayunado el ayuno del Ramadán, guardando su pascua, dando en ella limosna a los pobres, no comiendo ni bebiendo en todo el día hasta la noche, salida la estrella, comiendo carne o lo que quieren; o que hayan hecho el Zahor, levantándose a las mañanas antes que amanezca a comer, y después de haber comido, lavarse la boca y tornarse a la cama; o que hayan hecho el Guadoc lavándose los brazos de las manos a los codos, cara, boca, narices, oídos y piernas y partes vergonzosas; o que hayan hecho después el Zalá, volviendo la cara hacia el Alquibla, poniéndose sobre una estera o poyal, alzando y bajando la cabeza, diciendo ciertas palabras en arábigo, rezando la oración del andaluley y colhuá y la guahar y otras oraciones de moros; y que no coman tocino ni beban vino por guarda y observancia de la secta de los moros; o que hayan guardado la pascua del carnero, habiéndole muerto, haciendo primero el guadoc; o si algunos se hayan casado según rito y costumbre de moros, y que hayan cantado cantares de moros, o hecho zambras o leilas con instrumentos prohibidos; o si hubiese alguno guardado los cinco mandamientos de Mahoma, o que haya puesto a sí o a sus hijos o a otras personas, hanzas, que es una mano, en remembranza de los cinco mandamientos; o que hayan lavado los difuntos amortajándolos con lienzo nuevo, enterrándolos en tierra virgen, en sepulturas huecas, poniéndolos de lado con una piedra a la cabecera, poniendo en la sepultura ramos verdes, miel, leche y otros manjares; o que hayan llamado o invocado a Mahoma en sus necesidades, diciendo que es profeta y mensagero de Dios, y que el primer templo de Dios fue la casa de Meca, donde dicen está enterrado Mahoma; o que hayan dicho que no se bautizaron con creencia de nuestra santa fe católica; o que hayan dicho que buen siglo hayan sus padres o abuelos que murieron moros o judíos; o que el moro se salva en su secta y el judío en su ley; o si algunos se han pasado a Berbería y renegado de nuestra santa fe católica, o a otras partes y lugares fuera destos reinos a se tornar judíos o moros; o que hayan hecho o dicho otros ritos o ceremonias de moros. "SECTA DE LUTERO.—O si sabéis o habéis oído decir que alguna o algunas personas hayan dicho, tenido o creído que la falsa y dañada secta de

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Martín Lutero y sus secuaces es buena, o haya creído y aprobado algunas opiniones suyas, diciendo que no es necesario que se haga la confesión al sacerdote, que basta confesarse a sólo Dios, y que el Papa ni sacerdotes no tienen poder para absolver los pecados; y que en la hostia consagrada no está el verdadero cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, y que no se ha de rogar a los santos, y que no ha de haber imágenes en las iglesias, y que no hay purgatorio, y que no hay necesidad de rezar por los difuntos y que no son necesarias las obras, que basta la fe con el bautismo para salvarse, y que cualquiera puede confesar y comulgar, uno a otro, debajo de entrambas especies, pan y vino, y que el Papa no tiene poder para dar indulgencias, perdones ni bulas, y que los clérigos, frailes y monjas se puede casar; o que hayan dicho que no ha de haber frailes ni monasterios, quitando las ceremonias de la religión, o que hayan dicho que no ordenó ni instituyó Dios las religiones, y que mejor y más perfecto estado es el de los casados que el de la religión, ni el de los clérigos ni frailes, y que no hay fiestas más de los domingos, y que no es pecado comer carne en viernes, ni en cuaresmas ni en vigilias, porque no hay ningún día prohibido para ello; o que hayan tenido o creído alguna o algunas otras opiniones del dicho Martín Lutero y sus secuaces, o se hayan ido fuera destos reinos a ser luteranos. "SECTA DE LOS ALUMBRADOS.—O si sabéis o habéis oído decir que alguna o algunas personas, vivas o difuntas, hayan dicho o afirmado que es buena la secta de los alumbrados o dejados, especialmente que la oración mental está en precepto divino y que con ella se cumple todo lo demás, y que la oración es sacramento debajo de accidentes, y que la oración mental es la que tiene este valor, y que la oración vocal importa muy poco, y que los siervos de Dios no han de trabajar ni ocuparse en ejercicios corporales; y que no se ha de obedecer al prelado, ni padre, ni superior en cuanto mandaren cosa que estorbe la oración mental y contemplación; y que dicen palabras sintiendo mal del sacramento del matrimonio; y que nadie puede alcanzar el secreto de la virtud sino fuere discípulo de los maestros que enseñan la dicha mala doctrina, y que nadie se puede salvar sin la oración que hacen y enseñan los dichos maestros, y que no confesando con ellos generalmente, y que ciertos ardores, temblores y desmayos que padecen son indicios del amor de Dios, y que por ello se conocen que están en gracia y tienen el Espíritu Santo, y que los perfectos no tienen necesidad de hacer obras virtuosas, y que se puede ver y se ve en esta vida la esencia divina y los misterios de la Trinidad, cuando llegan a ciertos puntos de perfección; y que el Espíritu Santo inmediatamente gobierna a los que así viven y que solamente se ha de seguir su movimiento e inspiración interior para hacer o dejar de hacer cualquier cosa; y que al tiempo de la

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elevación del Santísimo Sacramento, por rito y ceremonia necesaria, se ha de cerrar los ojos; o que algunas personas hayan dicho y afirmado que, habiendo llegado a cierto punto de perfección, no pueden ver imágenes santas ni oír sermones, ni palabras de Dios; o otras cosas de la dicha secta y mala doctrina. ,j,,"DIVERSAS HEREJÍAS.—O si sabéis o habéis oído decir otras algunas herejías, especialmente que no hay paraíso o gloria para los buenos, ni infierno para los malos, y que no hay más de nacer y morir; o algunas blasfemias hereticales, como son, no creo, descreo, reniego contra Dios, nuestro Señor, y contra la virginidad y limpieza de Nuestra Señora la Virgen María, o contra los santos y santas del cielo; o que tengan o hayan tenido familiares, invocando demonios y hecho cercos, preguntándoles algunas cosas y esperando respuesta dellos; o hayan sido brujos y brujas; o hayan tenido pacto tácito o expreso con el demonio, mezclando para esto cosas sagradas con profanas atribuyendo a la criatura lo que es sólo del Criador; o si alguno, siendo clérigo o de orden sacro, o fraile profeso, se haya casado; o que alguno, no siendo ordenado de orden sacerdotal, haya dicho misa o administrado alguno de los sacramentos de nuestra Santa Madre Iglesia. "SOLICITANTES.— O que algún confesor o confesores, clérigos o religiosos de cualquier estado o condición que sean, en el acto de la confesión, o próximamente a ella, hayan solicitado sus hijas de confesión, provocándolas o induciéndolas con hechos o palabras, para actos torpes y deshonestos, o hayan hecho lo mismo fuera del sacramento de la confesión en el confesionario o cualquiera lugar adonde se oye de confesión, o se ha elegido por tal, simulando y fingiendo, por no ser notados, que oyen de penitencia y confiesan, aunque sea sin propósito de confesar y estando así sólo para tratar sus amores deshonestos, solicitando o provocando a ellos, sin que puedan ser absueltas en dicho caso las dichas tales personas así solicitadas o provocadas hasta que primero hayan denunciado en el Sancto Oficio del que así las solicitó, provocó y trató con ellas las dichas cosas deshonestas en dicho lugar de la dicha confesión, de la misma manera que si fuera dentro della, antes o después. "O si alguna otra persona se ha casado segunda o más veces, teniendo su primera mujer o marido vivos; o que alguno haya dicho o afirmado que la simple fornicación, o dar a usura o logro, o perjurarse no es pecado, o que es mejor y vale más estar uno amancebado que casado; o que hayan hecho vituperios y malos tratamientos a imágenes de santos o cruces; o que alguno no haya creído en los artículos de la fe, o haya dudado de alguno dellos, o haya estado un año o más tiempo excomulgado; o hayan menospreciado o tenido en

poco las censuras de la Santa Madre Iglesia, diciendo o haciendo cosa contra ellas; o si sabéis o habéis oído decir que alguna o algunas personas, so color de astrología o que lo saben por las estrellas y sus aspectos, o por las rayas y señales de las manos o por otra cualquier arte, ciencia o facultad u otras vías, respondan y anuncien las cosas por venir, dependientes de la libertad y libre albedrío del hombre, o los casos fortuitos que han de acontecer, o lo hecho y acontecido en las cosas pasadas, ocultas y libres, diciendo y afirmando o dando a entender que hay reglas, arte o ciencia para poder saber semejantes cosas, o que las vayan a preguntar y consultar, siendo como todo ello es, para los tales efectos, falso, vano y supersticioso, en gran daño y perturbación de nuestra religión y cristiandad, como lo es el darse al estudio de la astrología judiciaria y ejercitarla con mezcla de muchas supersticiones, haciendo juicio por las estrellas y sus aspectos sobre los futuros contingentes, sucesos y casos fortuitos o acciones dependientes de la voluntad divina o del libre albedrío de los hombres, y sobre los nacimientos de las personas, adivinando por el día y hora en que nacieron y por otros tiempos e interrogaciones los sucesos y acaecimientos que han tenido por lo pasado o han de tener para adelante, el estado que han de tomar los hijos, los peligros, las desgracias o acrecentamientos, la salud, enfermedades, pérdidas o ganancias de hacienda que han de tener, los' caminos que han de hacer y lo que en ellos les ha de pasar, y los demás prósperos y adversos casos que les han de suceder, la manera de muerte que han de morir, con otros juicios y adivinaciones semejantes. "ítem, que para el mismo fin de saber y adivinar los futuros contingentes y casos ocultos, pasados o por venir, ejercitan el arte de la nigromancia, geomancia, hidromancia, piromancia o nomancia, quiromancia, usando de sortilegios, hechizos, encantamientos, agüeros, cercos, brujerías, caracteres, invocaciones de demonios, teniendo con ellos pacto expreso o a lo menos tácito, por cuyo medio adivinan los dichos futuros contingentes o las cosas pasadas, como descubrir hurtos declarando las personas que los hicieron y la parte donde están las cosas hurtadas, y descubriendo o señalando lugares donde hay tesoros debajo de tierra o en la mar, y otras cosas escondidas; y que pronostican el suceso de los caminos y navegaciones y de las flotas y armadas, las personas y mercadurías que vienen en ellas, y las cosas, casos o muertes que han sucedido en lugares y provincias muy apartadas, y declaran por las rayas de las manos y otros aspectos, las inclinaciones de las personas y los mismos sucesos que han de tener, y asimismo por los sueños que ha soñado, dándoles muchas y varias interpretaciones y que usan también de cierta manera de suertes con habas, trigo, maíz, monedas, sortijas y otras semillas y cosas semejantes, mezclando las sagradas con las profanas, como los evangelios,

Agnus Dei, ara consagrada, agua bendita, estolas y otras vestiduras sagradas, y que traen consigo y dan a otras personas que traigan ciertas cédulas, memoriales, recetas y nóminas, escritas en ellas palabras y oraciones supersticiosas, con otros círculos, rayas y caracteres reprobados y con reliquias de santos, piedra imán, cabellos, cintas, polvos y otros hechizos semejantes,

dando a entender que con ellos se librarán de muerte subitánea o violenta y de sus enemigos, que tendrán buenos sucesos en las batallas o pendencias que tuvieron y en los negocios que trataren y para efecto de casarse o alcanzar los hombres a las mujeres y las mujeres a los hombres que desean, y para que los maridos y amigos traten bien y no pidan celos a las mujeres o amigos; o para ligar o impedir a los hombres el acto de la generación o hacer a ellos y a las mujeres otros daños O maleficios en sus personas, miembros o salud; y que

usan asimismo para estos semejantes efectos de ciertas oraciones vanas y supersticiosas, invocando en ellas a Dios, nuestro Señor, y a la sacratísima Virgen, su madre, y a los santos, con mezcla de otras invocaciones y palabras indecentes y desacatadas, continuándolas por ciertos días delante de ciertas imágenes y a ciertas horas de la noche, con cierto número de candelillas, vasos de agua y otros instrumentos, y esperando después de las dichas oraciones, agüeros e presagios de lo que pretenden saber, por lo que sueñan durmiendo o por lo que oyen hablar en la calle, o les sucede otro día, o por las señales del cielo, o las aves que vuelan, con otras tales vanidades y locuras. "Ítem, que muchas personas, especialmente mujeres fáciles y dadas a supersticiones, con más grave ofensa de Nuestro Señor, no dudan de dar cierta manera de adoración al demonio, para fin de saber de las cosas que desean, ofreciéndole cierta manera de sacrificio, encendiendo candelas y quemando incienso y otros olores y perfumes y usando de ciertas unciones en SUS cuerpos, le invocan y adoran con el nombre de Ángel de luz y esperan del las respuestas o imágenes y representaciones aparentes de lo que pretenden, para lo cual las dichas mujeres otras veces se salen al campo de día y a deshoras de la noche y toman ciertas bebidas de yerbas y raíces con que se enagenan y entorpecen los sentidos, y las ilusiones y representaciones fantásticas que allí tienen, juzgan y publican después por revelación o noticia cierta de lo que ha de suceder. "LIBROS.— ítem, que sin embargo de que por los índices y catálogos de libros prohibidos publicados por la Santa Sede Apostólica y por el Sancto Oficio de la Inquisición, están mandados recoger los libros que tratan de la dicha astrología judicaria y todos los demás tratados, índices, cartapacios, memoriales y papeles, impresos o de mano, que tratan en cualquier manera

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destas ciencias o artes, con reglas para saber los futuros contingentes, y que nadie los tenga, lea, enseñe ni venda; muchas personas, menospreciando las penas y censuras contenidas en los dichos edictos y catálogos, retienen los dichos libros y papeles y los leen y comunica a otras personas, siendo gravísimo el daño que de la dicha lección y enseñanza resulta. ;••> ^ t m i f r t «)h riBIRirli!

"Ítem, que siendo reservada a Nos la absolución de todos estos casos sospechosos en la fe y dependientes del de la herejía, muchos confesores, o con ignorancia crasa de la dicha reservación o con falsa inteligencia de algunos privilegios apostólicos, se atreven a absolver a las personas que cometen los dichos delitos, o a las que en cualquier manera saben o tienen noticia de los que los han cometido, y que los dichos confesores y otros letrados, fuera del acto de la confesión, cuando algunas personas les van a comunicar los dichos casos, los interpretan y califican con demasiada anchura, aconsejando a las tales personas que pueden ser absueltas sacramental mente, sin venir a manifestar en este Sancto Oficio lo que saben o han hecho, de que se sigue grande servicio a Nuestro Señor e impedimento al recto y libre ejercicio del Sancto Oficio de la Inquisición, y se da causa a que crezca el abuso destos excesos y el atrevimiento y libertad de las dichas personas que los cometen se quedan por pugnir y castigar. "O si sabéis o habéis oído decir que algunas personas hayan tenido o tengan algunos libros de la secta y opiniones del dicho Martín Lutero u otros herejes, o el Alcorán, u otros libros de la secta de Mahoma, o biblias en romance u otros cualesquier de los reprobados y prohibidos por las censuras y catálogos del Sancto Oficio de la Inquisición, o que algunas personas, no cumpliendo lo que son obligados, han dejado de decir y manifestar lo que saben o han oído decir, o dicho y persuadido a otras personas que no lo manifiesten; o que han sobornado testigos para tachar falsamente los que han depuesto en el Sancto Oficio, o que algunas personas hayan depuesto falsamente contra otras por les hacer mal y daño y macular su honra, o que hayan encubierto, receptado o favorecido algunos herejes dándoles favor y ayuda, ocultando y encubriendo sus personas o sus bienes, o que hayan puesto impedimento, por sí o por otros, al libre y recto ejercicio del Sancto Oficio y oficiales o ministros de él; o que hayan quitado o hecho quitar algunos sambenitos donde estaban puestos por el Sancto Oficio, o que hayan puesto otros; o que los que han sido reconciliados y penitenciados por el Sancto Oficio no han guardado ni cumplido las carcelerías ni penitencias que les fueron impuestas, o si han dejado de traer públicamente el hábito de reconciliación sobre sus vestiduras; o que algunos reconciliados o penitenciados han dicho lo que confesaron en el Sancto Oficio; o que alguno haya dicho que los relajados por el Sancto Oficio fueron condenados sin culpa

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y que murieron mártires; o que algunos que hayan sido reconciliados, o hijos o nietos de condenados por el delito y crimen de la herejía, hayan usado y usen oficios públicos y de honra, que les son prohibidos por derecho común, leyes, ' pragmáticas destos reinos e instrucciones del Sancto Oficio o que se hayan hecho clérigos, o que tengan alguna dignidad eclesiástica o seglar o insignias della, o hayan traído cosas prohibidas, como son, armas, seda, oro, plata, corales, perlas, chamelotes, paño fino, o cabalgado a caballo, o que en poder de algún escribano o notario u otra persona estén algunos procesos, autos, denunciaciones, informaciones o probanzas tocantes a los delitos en esta núes- . tra carta referidos, o que alguna o algunas personas, siendo hijos, nietos o -, descendientes o relajados por el Sancto Oficio de la Inquisición, hayan hecho info.(naciones ad perpetuam rei memorión, o para ordenarse o para ser 3 escribanos o regidores o para otro algún oficio en que hayan articulado y ^ probado ser cristianos viejos, limpios de toda mala raza. ibab "Otrosí: por cuanto, como dicho es, la absolución de todos los casos referidos y los semejantes, como dependientes de herejía, nos está especialmente reservada y los Sumos Pontífices con su santo celo de conservar la pureza de nuestra santa fe católica y de extirpar el abuso tan introducido destos excesos y delitos, por diversos motus proprios y breves particulares han declarado ser comprendidos en la pena del derecho común, no solamente los casos, adivinaciones y sortilegios en que interviene pacto expreso o tácito con el demonio o su invocación, sino también los que se cometen sin esta circunstan-cia, por vía de embuste y para engañar las dichas personas, a las que consultan o por sacar dineros o conseguir otros fines y mostrar que saben las dichas artes o ciencias, porque, si bien en los dichos casos, de parte de las personas que los cometen no todas veces interviene pacto alguno con el demonio, pero es cierto y se echa de ver que el mismo demonio se ingiere y administra ocultamente a las dichas personas en los dichos actos, aprovechán-dose de su fragilidad y poca firmeza en la fe y haciendo que acierten en algunos de los juicios que echan y las cosas que adivinan, para tenerlas siempre enredadas en este engaño y aumentar el crédito de las demás que las comunican, por lo cual Su Santidad, por vía de declaración y extensión, tiene cometido el conocimiento y castigo destos dichos casos, como de los demás, al Sancto Oficio de la Inquisición. Por tanto, so las dichas censuras y penas, mandamos a todos los confesores, seculares y regulares, y a los demás letrados y doctores, de cualquier facultad, grado o preeminencia que sean, que no absuelvan a ninguna de las personas que acerca de los susodicho esté culpada, o no hubiere dicho y manifestado en el Sancto Oficio lo que dello supiere, hubiese visto u oído decir, ni fuera de la confesión se entremetan a calificar e interpretar los dichos casos, so color de que no hay pacto con el demonio ni mezcla de cosas sagradas, ni debajo de otro ningún título o pretexto, antes remitan a todas las dichas personas ante

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Nos, donde se verá y determinará la calidad y circunstancia de los dichos casos, para que los que fueren dignos de reprehensión o castigo no queden sin él. "Por ende, por el tenor de la presente amonestamos, exhortamos y requerimos y en virtud de santa obediencia y so pena de excomunión mayor latae sententiae, trina canónica monitione premissa, mandamos a todos y cualesquier de vos que si supiéredes o hubiéredes hecho, visto u oído decir que alguna persona haya hecho, dicho, tenido o afirmado algunas cosas de las de arriba dichas y declaradas, u otra cualquier que sea contra nuestra santa fe católica y lo que tiene, predica y enseña nuestra santa Madre Iglesia de Roma, así de vivos, presentes y ausentes, como difuntos, sin comunicarlo con persona alguna (porque así conviene), vengáis y parezcáis ante Nos, personalmente, a decirlo y manifestarlo dentro de seis días primeros siguientes después de que esta nuestra carta fuere leída y publicada, o como de ella parte supiéredes, en cualquier manera con apercibimiento que vos hacemos que, pasado el dicho término, lo susodicho no cumpliendo, demás que habréis incurrido en las dichas penas y censuras, procederemos contra los que rebeldes e inobedientes fuéredes como contra personas que maliciosamente callan y encubren las dichas cosas y sienten mal de las cosas de nuestra santa fe católica y censuras de la Iglesia. Y por cuanto la absolución del crimen y delito de la herejía nos está especialmente reservada, mandamos y prohibimos, so las dichas penas, a todos y cualesquier confesores, clérigos o religiosos, etc., que no absuelvan a persona alguna que cerca de lo susodicho esté culpada, o no hubiere dicho o manifestado en el Sancto Oficio lo que dello supiere o hubiese oído decir, antes las remitan ante Nos para que, bien sabida y averiguada la verdad, los malos sean castigados y los buenos y fieles cristianos, conocidos y honrados, y nuestra santa fe católica aumentada y ensalzada. Y para que lo susodicho venga a noticia de todos y dello ninguno pueda pretender la ignorancia, se manda publicar hoy". ' -,f-i í

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-171570, 01/12, fray Juan de los Reyes, o.f.m. sobre la necesaria selección de los misioneros para las Indias S.C.R.M. Con aquel zelo que los vasallos son obligados a su Rey y Señor me he movido a dar estos avisos, porque andando como he andado seis años ha como prelado estas partes del Pirú visitando las casas que de nuestra orden franciscana me han sido encargadas, he calado y entendido muy muchas cosas dignas a mi parescer de todo remedio. Yo he sido custodio y guardián y comisario en la provincia del Quito, y he andado y visto por mis propios ojos todas las casas y doctrinas de frailes y clérigos desde Lima hasta Cartagena que son quasi 800 leguas, y agora estoi proveído por custodio deste reyno de Tierra Firme y guardián de Panamá, en todo lo qual he advertido todos los avisos que a V.M. enbió juntamente con esta. V. Mgd los vea y remedie que en Dios y en mi consciencia no me mueve otra cosa sino el servicio de Dios y de V. Mgd, al qual suplico conserve y guarde por largos tiempos su real persona con aumento de mayores reynos. Desta casa de Sanct Francisco de Panamá, 12 de Enero de 1570 años. S.C.R.M. besa sus reales manos su leal vasallo y capellán Fray Juan de los Reyes guardián y custodio ^ Lo primero, que frayles de ninguna horden su Magestad no haga obispos, especialmente a los que van de acá con zelo y muestra de faborecer a los yndios, porque en un punto pasan de un estremo a otro: de umildes, de pobres y onestos y [manchajtos, de tenplados, de rrecogidos, de hombres de oración y ágenos de codicia &, pasan en un punto a su contrario, como lo podriamos berificar en algunos obispos de acá y mas señaladamente en el de Quito51, sino . i ' , a?. \.i¡!¡; hrA'í'-j'Sjt:

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En aquella fecha estaba de obispo de Quito fray Pedro de la Peña, o.p. Enrique Dussel lo incluye en la lista de los obispos más ejemplares (El episcopado latinoamericano y la liberación de los pobres 1504-1620, México 1979, p. 67).

que su Magd probea a clérigos honrrados y criados suyos que tengan ciencia y conciencia. • Lo segundo, que dé horden como los frailes que su Mgd acá enbia sean frayles escogidos por las provincias, de buena bida y ffama, y que no sean las escorias de Castilla, porque con los que agora bienen y con los que an benydo de diez años a esta parte, las provincias de Castilla quedan limpias y acá ninguna casa aprobechan, antes destruyen con sus escándalos, como diré luego, or¡y su Mgd no descarga su conciencia y gasta sus dineros. ob

3f-» Lo tercero que no bengan frayles legos ni frailes mancebos porque los in frayles legos acá no sirben de nada y los biejos menos, y an menester cada uno otro mancebo que le sirba en sus necesidades y emfermedades, y los sacerdotes mancebos, como no están fundados en la rreligion, acá pierden a ssi y pierden a otros con sus malos exemplos, y los mancebos que traen por hordenar de la misma manera y aun peores, porque como salen rre^em profesos de Castilla y los que los traen los hordenan en Sevilla y por estos puertos, y como caen sobre falta de Religión, som peores que los pasados, y los que acá llegan por hordenar no sirben de nada si no es de ynquietar a los otros y destruir lo que los fixos an edificado. • Lo quarto, de los comysarios que truxeron frayles sean hombres de acá aprovados en birtud y exemplo, porque de venir de alia ai grandes yncombenientes y no menos escándalos, porque no pretenden otra cosa sino ahorrar dineros y todas las haciendas (?) que pueden debaxo • de muchos colores, y a bolberse a Castilla o embiallos a sus parientes, y por este fin cufren y disimulan muchas cosas a los subditos denas(?) de gran castigo, que narrallas seria ystoria de donde vienen los suditos a tomar abilantez pa hacer lo mismo, y de donde se siguen muchas pasiones y muertes como fue en Cartagena ora seys años, que se apalearon y apuñaron y acuchillaron con gran escándalo del pueblo, y sacaron el santo Sacramento de la iglesia y le Uebaron a casa de un seglar a fin de quemar la yglesia; y este año de 69 no ubo menores pendencias, hasta benirse a matar con cuchillos en las manos, en la qual pendencia murió un frayle de una puñalada. • Lo quinto que ya no ai necesidad que su Magd enbie frayles a estas partes del Pirú, porquel fin porque benían era para que estubiesen en las dotrinas en los pueblos de los yndios, y las mas y casi todas las an desamparado y dexado los prelados y puesto en manos de los obispos, porque los frayles que am benydo de Castilla, como son las escorias de alia, destruyan mas que

edeficaban, y asi pa los combentos questan em pueblos despañoles sobran con los que acá toman el avito. ^ ^ ÜJ o m d • Lo sesto, se dé horden como un colesio questá en cabeca de su Magd en el monesterio de San Francisco de Quito, yncorporado com la mesma casa, hecho y edificado de tapias y teja y hacendado de cinco myll cabecas de ganado y yeguas y puercos por yndustria de los frailes, que baya adelante porque en el se descarga muy mucho la conciencia de su Magd, porque allí se an enseñado a todos los yndios lenguas la lengua de Castilla, con que aora prediquen los frayles y clérigos que no la saben, y cantar canto llano y canto de órgano, tañer tecla y chirimías y flautas y todo genero de música, y leer y escrevir, todo lo qual a quitado el obispo y clérigos como siempre lo am pretendido, so color de hacer dos parrochias sin aber dellas nescesidad, y a padres y hijos lleba a la placa y de un corredorcillo debucaba (?) del mesmo obispo les hace decir mysa, que lo tiene por lugar más decente que su mesma yglesia de Santandrés del colesio, adonde hordinariamente les predicaba y administraba los sacramentos un frayle, al qual oyan de buena boluntad porque no se les llebaba cosa ninguna de derechos como agora se les lleba. • • Lo sétimo se probea como clérigos de mala boz y fama ya hazendados no sean bisitadores de los obispados, porque se sigue gram perjuicio pa los yndios, y diré aqui de quatro que yo bidé en el obispado de Quito, por la quales se pueden sacar los demás. El uno es un Martín Hernández de Herrera, cura y bicario de la cibdad de Quenca de muchos años a esta parte, adonde tiene mucho ganado bacuno; pudo tanto éste con el obispo de Quito que quitó la dotrina que los frayles tenían en la dicha cibdad de Quenca, y alcansó a ser visitador dellos y de todo aquel distrito, y en lugar de mostralles la dotrina, los llebaba los domingos y fiestas y otros días de entresemana a juntar y curar de su ganado, y mas que todo yndio que se hallase tener un solo esceso con una muger procedía como con ha amancebado, y le llevaba seys pesos de oro que biem hecha la quenta donde avía más de treinta myll yndios que nesto som biciosos y a seys pesos cada uno, mírese que montará esta bisita. Biendo este rrobo y ... pidió el licenciado Santillán presidente de Quito. El segundo es don Diego de Salas, chantre de la yglesia de Quito, que tiene mucho ganado obejuno, y quando lo enbian a bisitar casi lleba este mesmo camino, como parescio claramente este año em Pasto, que a dos españoles que se aprovó aber tenido aceso a una yndia casada, a cada uno llebó 20 pesos. El tercero es un Pedro de Caccires que aunque no tiene ganados es muy peor que dichos y de peor fama, y porque sería proceder en ymfinito contarlo todo, solo diré lo que el año pasado pasó en mi presencia estando en Pasto, y fue que como pusiese

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por costumbre no casar yndio ninguno si no le diese primero tres pesos de buen oro o prenda que los baliese, bino un yndio a quien avía casado a pedille ciertos anillos que le avia dexado por prenda con dos pesos que no tenia más, los quales no le quiso dar hasta que se truxese el otro peso, de donde se siguieron grandes pasiones y enojos entre el cura y su amo del yndio; y acontecía casar 10 y 12 y 8 en una myssa y a cada uno llevaba tres pesos, y muchos de los yndios, por no tener de que pagar por ser como es gente muy pobre, sestaban amancebando y no se osaban casar, y lo mismo sé de los enterramyentos y de los batismos que, como • les pidan ynterese, los padres esconden los muchachos y se quedan por bauticar, y los difuntos los entierran en las quebradas y arcabucos, porque por bentura acierta el yndio a tener alguna yegua o cavallo o tres o quatro obejas, se lo toma todo el clérigo y mas sus bestidos, sin tener respecto a la muger ni a los hijuelos huérfanos que quedan desnudos porque toda la hacienda era aquella, y llévasela el clérigo so color que le a de decir todo aquello de misas, de las quales Reniegan los yndios bibos, y esto es muy común lenguaje casi en todas las dotrinas de clérigos. • Otrosi emos bisto por esperiencia que cada domingo y fiesta se baticaban quinze y beinte niños y mas y otros adultos en las casas que los frayles teníamos, y después que nos quitó el obispo las dotrinas bemos que nadie ba a baticarse a sus yglesias. • Otrosi no avía quaresma que no se comfesaban gran cantidad de yndios com los frayles, y em poder de clérigos bemos que no se comfiesa ninguno. •

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• El quarto y ultimo bisitador fue un frai Domingo de Ugalde de la horden de Santo Domingo, compañero del mismo obispo de Quito, el qual traya por estilo decir en los pueblos que entraba a bisitar quel obispo estaba empeñado y tenía gran necesidad y que era menester que todos le ayudasen, y asi hechaba grandes penas de pequeños negocios y acia muchos casos de ymquisicion, los quales por no yr ny benir seyscientas leguas a Quito so título de ymquisicion, y conociendo la codicia del obispo ser grande y queste era su compañero, pagaban y pasaban por todo y aun disimulaban sus desonestidades y juegos públicos, donde se vieron perder gran cantidad de dineros muchas vezes, y asi en espacio de pocos meses le bidé • estando en Quenca cargar quarenta yndios de mercadería y dar con ellos en la provincia de Macas Sinango casi cien leguas, tierra asperísima y no muy pacifica, de donde sacó cantidad de moneda, y agora va a Castilla por mandado de su obispo con despachos y negocios y presentes pa el arcobispo quera de Santiago, ques agora de Sevilla, pa que negocie con su Magd le mejore el obispado. Tan bien lleba rrecaudos y

provancas de como tiene en su yglesia colesio a fin de destruir este colesio que su Mgd tiene en Sant Francisco, y no duro la lecion ni estudio mas de quanto se fueron a embarcar los que yban a Castilla, porque con verdad pudiesen dar testimonio y los testigos jurallo, y asi bueltas las espaldas se deshico el estudio; tan bien lleba ynformaciones contra todos los frayles de San Francisco de testigos y paniaguados a fin dello quitar las dotrinas y les hechar de la tierra. • Lo octabo, que los obispo no tomen en si las dotrinas como lo haze el obispo de Popayan, que quita los frayles y clérigos de las dotrinas y el asciste en ellas 20 días en una y un mes en otra y les va [se los p sidos?], de manera que si está cinquenta leguas de una dotrina y muere un yndio y pide el batismo no ay quien se lo dé, y lo mismo de los niños que rrecien nacidos se mueren, así que combiene quel clérigo o frayle no salga dentre los yndios; porque se mueren muchos sin batismo. • Lo nono, que se provea que los questan en dotrina no carguen yndios ny los ocupen en granjerias, y en esto ai grande ecceso, porque unos los ocupan en hazer alpargatas otros en sacar carca (?) parrilla, otros en sacar oro, otros en criar puercos y hacer tocinos, otros en guardar sus ganados, otros en texer mantas y camisetas, otros en enbiar a sus casas algodón y otras cosas, otros en embiallos cargados con lo sobredicho de tierras frías • a cálidas y al contrario, y buelben cargados, de lo que enferman y mueren muchos. • Otrosí ay gran nescesidad que se provea en los clérigos y frayles questan entre los yndios no traten ni contraten con ellos, porque lo que hace uno les venden por ...ciento y al cabo del año el yndio se halla cargado y molestado por no poder pagar. • Yten que no tengan entre ellos ni cerca dellos sus ganados porque les comen sus panes y maizes y el yndio no osa pedir y el clérigo sálese con ello. ¡Ilt'J )¡i l>l;ll>J-}ítfO¡

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-181570, febrero 28. Obispo Ábrego al Rey Memorial de las cosas que el obispo de Panamá envía a la Majestad real el rey don Felipe nuestro señor que viva muchos y felices años. [Distribución de los diezmos] UJ.LTJÍ

Lo primero, este obispado todo esta arrendado en seis mil pesos de plata ensayada, la cuarta parte lleva el obispo; la otra cuarta parte llevan cuatro prebendados que hay en esta iglesia, los cuales están proveídos por vuestra S.C.M.; las otras dos partes de cada una de ellas se hacen nueve novenos, los cuatro lleva el beneficio de Nata y los tres novenos la iglesia de la ciudad de Nata, y los dos el dicho hospital de la dicha ciudad; de la otra parte se hacen otros nueve novenos, los cuatro lleva esta Santa iglesia catedral para la fábrica de ella, y los tres novenos y medio se reparten en el beneficio de la Caldera que es pueblo de indios y en el de Chepo y en el de Parita y Cubita, que son pueblos de indios y fuera de esto quitamos al beneficio de Nata doscientos pesos y al hospital de Nata cien pesos y a la fábrica' de la iglesia de Nata otros cien pesos con los cuales y con las partes que de acá les damos a tres curas, uno de Chepo y otro de Parita y Cubita y otro de la Caldera repartimos novecientos pesos, a cada uno trescientos; el otro noveno y medio lleva el hospital desta ciudad, y yo elijo por una parte de vuestra S.C.M. a los cuatro prebendados que vuestra S.M. tiene en esta Santa iglesia por curas, y cada uno hace su semana y se reparte los funerales y ofrendas y obenciones entre los cuatro por iguales partes, porque por la parte que les cabe de las prebendas no se pueden sustentar. [Dificultad de conseguir curas en pueblos tan pobres] Como vuestra S.C.M. será servido de mandar ver por este Memorial muy a la clara y en todos estos beneficios no hay clérigos que quieran estar porque es poco el salario, y como es tierra tan cara se lo comen todo, y así los dejan cuando quieren y se vienen y van a otras partes a buscar mejor provecho, y por esta causa no hay ninguno que envíe por la presentación que [hace] vuestra S.C.M. porque quieren vivir en libertad de irse cuando quisieren a buscar mejor remedio, y yo desde que entré en esta tierra de vuestra S.C.M. por una cédula real que esta audiencia tiene de vuestra Sacra Católica Majestad, siempre he presentado en nombre de vuestra S.C.M. y les he mandado que

dentro de dos años traigan la presentación de vuestra S.C.M. y de su real Consejo de Indias en nombre de vuestra S.C.R.M., donde no proveo de nuevo conforme a como la parte lo manda con su carga, y cierto que es por demás hacerse aquí otra cosa porque en esta tierra no quiere parar nadie porque es tan cara y mala como es que rogándoles andamos con los beneficios, y si no es para que remediarse de las necesidades que tienen de España de sus fletes, que otras deudas en este tiempo para algunos meses y en teniendo alguna posibilidad luego se van, y si lo que el virrey pretende presentar que de vuestra S.C.M. desde Lima aquí se hubiese de hacer toda la vida, estarían los pueblos sin clérigos por que para haber de comunicar con el obispo la persona que será para cualquiera de estos beneficios suficiente y después de haber de ir a Lima para que haga la presentación que de vuestra S.C.M. y después que el obispo le dé la instrucción y colación, es gastar dos y tres años que se ha de tardar en ir a Lima y volver, y al cabo que estando el beneficio y viendo la miseria de la tierra y la carestía de los mantenimientos y estar en un lugar 14 o 15 casas de caña y paja y venirse y dejarlo todo será uno. Vuestra S.C.M. sea servido de mandar ver todo esto y elegir lo que más convenga al servicio de Dios nuestro señor y de vuestra majestad. Asimismo sepa vuestra S.C.M. que todo esta tierra esta en la pobreza de una aldea pobre de España, suele estar a causa de que los gastos son excesivos y los trajes así de hombres como de mujeres son tan sin fundamento, que el oficial y el pulpero se quiere tratar como el más principal maestre, y así en todos los oficios hay tan gran carestía en hacer las cosas que la tierra no lo puede sustentar. [Lejos de servir la Audiencia es un lastre] L

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Y asimismo dicen que después que entró esta audiencia en esta ciudad se ha echado a perder la tierra, porque comen mas que doscientas personas y visten y traen trajes tan vanos que hacen harto daño a otras personas, y que esta audiencia está aquí superflua porque como tienen poco distrito no tiene que hacer y así lo demás del tiempo se pasan y así se meten en jurisdicciones ajenas por que llaman clérigos, curas y vicarios que están en las doctrinas y beneficios y hacen informaciones contra ellos y los sentencian, y si algún clérigo siendo llamado responde que no son sus jueces, dicen que los embarcarán, y si el obispo procede contra ellos luego absolutamente mandan absolver so pena de las temporalidades y habido por estraño del reino, y dicen que todo esto lo pueden hacer porque Vuestra Sacra Católica Majestad es vicario general de las Indias y que así lo son ellos, y por esta causa hay gran Babilonia en esto de mandar. Suplico a vuestra S.C.M. sea servido de mandar se guarde lo que es de derecho a que no se metan en jurisdiciones ajenas.

Asimismo sepa vuestra Sacra Católica Majestad que esta audiencia hacen alcaldes ordinarios, eligen regidores y de unos para otro se sabe quien han de ser alcaldes, porque el presidente quiere uno y el otro oidor quiere otro, y hasta los alcaldes mayores y ordinarios de los lugares comarcanos han de salir por su voluntad, y si no dan sus votos los regidores, aquellos que ellos quieren en haciendo la menor cosa de la vida, lo paga con las setenas52 por que se la tiene muy bien guardada para su tiempo, de manera que ni pulperií ni casa hay en esta ciudad ni su comarca que ellos no se metan en ello, y así alcaldes y regidores y ciudadanos todos que están tan supeditados que no osan hablar la menor palabra de la vida que luego lo pagan ellos; proveen los oficios a sus criados y parientes, pues todos traen asaz hartos, y así ni son premiados conquistadores ni los antiguos y aprovechan a sus deudos de los bienes de las personas que en estas ciudades mueren, y aunque dejen albaceas y haya poderes bastantes y ligítimos herederos presentes, hacen depositarios a sus parientes, deudos, por que se aprovechen en una, dos y tres flotas de los bienes depositados y ganen salarios y se enriquezcan con bienes ajenos, todo esto es gran cargo de conciencia y conviene que vuestra S.C.M. sea servido de lo mandar ver y se provea lo que más convenga. Asimismo sepa vuestra S.C.M. como esta ciudad se mete en la jurisdicción episcopal, porque todas las veces que el obispo o su provisor, viendo las cofradías, hospitales y hermandades y caridad que no guardan sus constituciones ni hacen lo que son obligados, en mandando que mandan que parezcan ante el dicho obispo o su provisor, apelan para la audiencia, y dicen que no pueden mandar a los mayordomos de los hospitales ni de las cofradías, y dicen que es causa merelega53 y declaran luego que se les hace fuerza mandando absolver absolutamente y retienen la causa, y así se queda todo por remediar y está perdido el hospital de esta ciudad y todas las demás hermandades que no reconocen obispo ni su provisor. Asimismo vuestra S.C.M. me mandó por su real cédula que yo fuese Protector de los indios que hay en este obispado, y quando pasó por aquí el virrey, por su consentimiento, puse tres curas de tres pueblos que hay de indios por protectores, porque el obispo no puede estar en los tales lugares ni proveer lo que les conviene por estar como están los tres pueblos a diez y treinta y cuarenta leguas, y por evitar salarios de todos los que han sido protectores antes que yo, daban de las haciendas de los indios a los españoles que allí estaban; en guarda de los indios puse yo los curas porque con el curazgo se Pena del séptuplo de una cantidad determinada. Meramente lega, o sea, de jurisdicción meramente civil.

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sustentasen y no llevasen otra cosa a los indios, y así han estado hasta que el licenciado Carvajal, oidor de esta audiencia salió a visitar, el que los quitó diciendo que no había necesidad de protectores siendo como es contra la persona de vuestra S.C.M., y donde desde que el virrey pasó procuramos que de todos los indios que había en toda esta tierra se hiciesen tres pueblos adonde estuviesen todos corregidos, y así puse en cada pueblo su cura y protector con los salarios que ya a vuestra Sacra Católica Majestad tengo dada relación donde se sacaron y así tengan doctrina los indios y misa cada día y estaban sujetos y los hacían trabajar y hacer sus ropas así para él como para cada uno en particular. Y ahora, como el licenciado Carvajal entró en la audiencia, les ha dicho que son libres, que pueden vivir con quien quisieren. De tres lugares que había se han hecho más de catorce y se han ido por los montes, otros se han huido y esparcido que ni se puede decir misa ni domingo ni fiesta ni doctrina cristiana, y así se están por los montes idolatrando, como antiguamente lo hacían, cometiendo dos mil incestos y a que en tomando de su vino y chicha que ellos hacen de maíz, no hay parar al padre con la hija ni el hermano con la hermana, y así creo que en la vida se tornaran a poner como estaban y se mueren como bestias en los canpos sin sacramentos, y los niños sin bautizo, y finalmente son cosas de tanta lástima que lengua humana no lo puede explicar. Suplico a vuestra S.C.M. que mande dar este castigo a esta audiencia para que los pongan en el orden y concierto, pues los ha desconcertado. Vuestra S.C.M. enteramente mande que el obispo que es y fuere lo haga, y que la audiencia real no se pueda entremeter en ello. [Triste situación de los indios] Y luego vuestra S.C.M. sabrá de que manera están los indios. Porque sepa vuestra S.C.M. que es lástima los agravios y sujeciones que estos pobres indios pasan cada día con visitadores que les envían y alcaldes mayores y receptores y se sirven de ellos en tratos ilícitos y alcohol, no le dan una sed de agua y todo redunda en grandísimo deservicio de Dios. Por tanto, por amor de Dios nuestro señor, vuestra S.C.M.R. pues es padre de todos, sea servido de mandar proveer lo que más convenga al servicio de Dios nuestro señor y de vuestra S.C.M. Y no hago caudal de la vicaría en Nombre de Dios, ni de la provincia de Veragua, y por esta causa no di a vuestra S.C.M. relación luego tras lo que doy de este obispado, porque la vicaria del Nombre de Dios no tiene renta por no haber diezmos en aquella ciudad; y así mismo en toda la provincia de Veragua, porque lo uno y lo otro puede valer hasta trescientos pesos, y en

todos los lugares que son el Nombre de Dios, y Santa Fe y la Concepción y las minas, hay curas y los pagan fuera de lo que vuestra S.C.M. les manda dar de vuestra real caja, por los vecinos y moradores en los dichos lugares, de todo lo cual me pareció dar relación a vuestra S.C.M. como a señor que vuestra S.C.M. es de todo, y para que vuestra S.C.M. provea en todo lo que fuere servido. [Presentación del P. Hernando Thomás para el beneficio de Nata] Por una provisión de vuestra S.C.M. he presentado ahora de nuevo al beneficio y vicaría de la ciudad de Nata, que tiene hasta viente casas de caña y paja en el cual vale quinientos pesos de plata ensayada, al padre Hernando Thomás que ha sido cura y vicario en la ciudad de Nombre de Dios y en la ciudad de la Concepción de Veragua y ha servido en la santa iglesia catedral de Panamá y es buen eclesiástico y hábil porque fuera de su latinidad tiene cuatro años de cánones, es persona honesta y ha dado buena cuenta de lo que se le ha encargado envia(do) por la presentación real de vuestra magestad. Suplico a vuestra Sacra Católica Majestad sea servido de mandar se le haga esta merced, y todos lo demás curas y vicarios de todo este obispado están proveídos desta manera y ninguno quiere enviar por sus recaudos, vuestra S.C.M. sería servido de mandar proveer lo que más convenga sobre ello. [Pobreza del caudal de diezmos] Asimismo no he dado a vuestra S.C.M. noticia de que el organista lleva doscientos pesos de salario y el sacristán de la santa iglesia de Panamá doscientos pesos, y más la parte que le cabe de su funeral, y el relojero ochenta, todo lo cual se saca de la renta de estos diezmos, por lo cual podrá vuestra S.C.M. mandar ver y saber lo poco que queda para lo demás. [Se insinúa la oportunidad de una visita] Otras cosas hay muchas de que podía dar aviso a vuestra S.C.M. que tocan a las personas del presidente y oidores y oficiales así de su vivir como de sus aprovechamientos, de las cuales yo en este memorial no hago mención porque son cosas más para una visita que para en carta, de las cuales muchas personas darán cuenta a vuestra S.C.M., por estar como está la tierra tan escandalizada de ellas. Vuestra S.C.M. proveerá lo que fuere servido sobre ello. [Francisco Ábrego]. Episcopus Panamensis (rubricado)

-19Carta del obispo Francisco de Ábrego al Rey. 15 de mayo de 1571. (AGÍ, Panamá 11)

Muy poderoso Señor Dios prospere días y años de V. Majestad y en cuanto mano pusiere dé victoria

para su santo servicio. El viaje pasado envié a V. Majestad ciertos avisos que a mi conciencia pareció convenía escribir para advertir a V. Majestad de cosas que convenía V.M. ser avisado para andarlas proveer, aunque creo no se dieron con tiempo, y así fue la causa que V.M. no fue servido de mandar alguna cosa de ellas, y pues V.M. es servido que yo esté en esta tierra tan miserable, procuraré a la continua hacer el oficio que me está encomendado y siempre avisaré de lo que entendiere conviene al servicio de Dios y de V.M., y así suplico a V.M. sea servido de me dar crédito en lo que dijere porque siempre procuraré decir toda verdad, descargando la conciencia de V.M. y lo que al presente se me ofrece decir es lo siguiente. [El obispo pide al Rey aceptar su renuncia] • Lo primero, suplico a V.M. por un solo Dios no permita V.M. que yo esté en esta tan mala tierra, pues me va tan mal de salud y es contraria a mi complexión, y no tengo que comer, porque dos mil pesos en esta ciudad son dos mil reales, y mi deseo es recogerme en un rincón y fenecer la vida; y así torno a suplicar a V.M. sea servido de me hacer esta merced, pues es la cosa que yo más deseo. Y para que a V.M. conste ser esto así, yo envío mi poder con el Padre Quijada que es buen clérigo y persona de buena fama para , suplicar a V.M. sea servido de mandar se me dé licencia para renunciar y que /renuncie en mi nombre, y V.M. sea servido de lo proveer a quien fuere servido y, a no ser servido, de me hacer esta merced. Es cierto que me iré a un yermo a acabar la vida

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[En Panamá hay demasiados monasterios para un pueblo tan pequeño] • Y lo segundo de que hay que avisar a V.M. es que en esta ciudad hay tres monasterios, el uno de San Francisco y el otro de la Merced y el otro de Santo Domingo, los cuales son tal carga a esta ciudad que no la puede sufir , que es pueblo pequeño de hasta trescientas (?) casas y cada monasterio tienen de costa más de nueve mil pesos y hay en cada monasterio uno o dos frailes y sin fruto. Y estos monasterios son encubierta de todos cuantos frailes vienen apóstatas y sin licencia de sus superiores y llenos de oro y plata y muy viciosos, a los cuales así franceses como cimarrones hacen grandes afrentas y por ser ministros de Dios procuran de que Dios, nuestro Señor, grandemente se ofenda con ignominias que en ellos hacen, porque se encuentran con ellos por andar como andan fuera de los caminos reales y son finalmente cosas que lengua humana no lo puede decir por amor de Jesucristo. Sea servido V.M. de mandar proveer sobre esto lo que conviniere, y si V.M. fuese servido tomar mi parecer, digo que toda esta tierra estaría más descargada desta manera: que San Francisco quedase en esta ciudad y que en él hubiese siempre ocho religiosos, y el de la Merced fuese a la ciudad de Nata, que hay comarca para lo sustentar, y el de Santo Domingo al Nombre de Dios, y así estaría todo proveído, porque no es justo que luego que viene la flota al Nombre de Dios, vayan a estar allí todos los monasterios, y luego que cerca se vayan y recojan todo cuanto pueden y los lugares se queden sin doctrina con solos los vicios y curas y que V.M. mande que en cada monasterio haya siempre ocho frailes porque nunca hay si uno o dos, y los que menos saben. [Necesidad de reducir a pueblos a los indios dispersos en alquerías] • Lo 3o: por una cédula de V.M. yo soy protector de los indios que en este obispado están, y luego que vine procure de visitarlos y hallé grandes maldades en ellos, y que no querían que clérigo jamás los viesen, ni oir misa, ni tener doctrina, y así procuran de se andar vagando diez juntos y otros cincuenta, y otros dos y tres, y escondiéndose de manera que jamás se sepa de ellos, y si V.M. no manda que éstos se junten a cuatro lugares, no se les puede dar doctrina, ni clérigo, y así, si hasta aquí estaban en veinte alquerías54, ahora lo están en cincuenta, e irá siempre peor. Suplico a V.M. sea servido de mandar que se reduzcan a cuatro lugares, pues hay muy buen cómodo para ello y asi vivirán como cristiano, y que el Audiencia no se entremeta en poner protectores, pues no son más de para comerles las haciendas y que sola una asas de campo para labrazas.

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persona entienda en juntarlos y que el Audiencia no trate dello, porque es larga en proveer y así se harán muy buenos pueblos y tendrán la doctrina que conviene. [Que no se entremeta la Audiencia en la jurisdicción del obispo] • Lo 4 o : suplico a V.M. por amor de Dios sea servido de mandar que en la jurisdicción del obispo no se entremeta el Audiencia y que se le guarden las preeminencias y a cada cosa, por no querer absolver de cosas que no convienen, amenazan con las temporalidades. [Necesidad de controlar mejor a los inmigrantes] • Lo 5o: suplico a V.M. por amor de Dios sea servido de no permitir que así frailes como negros pasen de estas tierras ni pasajeros, porque cierto lengua humana no puede explicar las ignominias que así franceses como cimarrones en este año han hecho en estas partes a todos géneros de gentes, y cada año de mil negros que vienen, se van al monte trescientos y más, todo lo cual, según todos dicen, se podría remediar con diez mil pesos que gastasen en cada un año en armar dos galeras, que anden esta costa. Por amor de Dios V.M. lo mande remediar, pues es padre de todos y señor. [Acabar con el escándalo de ciertos frailes] • Asimismo torno a suplicar a V.M. por amor de Dios sea servido de que yo me vaya a España, porque cierto ésta será la más insigne merced que se me podrá hacer, y que estos frailes, V.M. mande se mire por ellos, porque cierto viven muy a su gusto y fuera del servicio de Dios, y se da muy mal ejemplo, y porque en todo V.M. será servido de me hacer merced. Celo Nuestro Señor la muy poderosa persona de V.M. guarde por largos y felices años en su servicio con grande ensalzamiento de nuestra santa fe católica, como los menores capellanes de V.M. deseamos y dello tenemos necesidad. De Panamá y de mayo 15 de 1571 años. Muy poderoso Señor, Menor capellán de Vuestra Majestad, F[rancisco Ábrego] episcopus panamensis

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Relación que envía el doctor Alonso Criado de Castilla de cosas que le parece se deben proveer (AGÍ, Panamá 11, año 1575) . C.R.M. .-Jl/:í;,-!¡n'-'.r;l¡

• De algunas cosas de que en estas partes he tenido aviso podrían convenir al servicio de Vuestra Majestad. He querido darlo satisfaciendo en parte a lo mucho que a vuestro real servicio debo. • En cuanto a las cosas espirituales como más dignas de ser antepuestas, me ha parecido hacer principio con las advertencias siguientes: • Primeramente sería necesario que un visitador o más se enviase a estas partes para informar si se enseña buena doctrina, en especial en las tierras de indios, lw para que se remedie lo que estuviere dañado. ''" " • Devíase poner en estas partes un legado o nuncio con entera facultad de dispensar de irregularidades e impedimento de matrimonios y absolución de casos reservados por la dificultad que hay de enviar a España por remedio si ya esta facultad no estuviese dada a los prelados de acá. • Es cosa muy necesaria e importante que los prelados que a estas partes se enviaren sean tales de cuya suficiencia, virtud y letras y vida inculpable se tenga toda satisfacción, que vienen con puro celo de edificar las almas y no por interés particular, lo cual asimismo se debe advertir a los religiosos que a estas partes se envian que sean personas tales dándoles instrucción de la doctrina que han de predicar y modo de enseñarla por evitar la diferencia de opiniones y modo de enseñar que causa mucho daño y que el avengelio se predique con gravedad y autoridad santa, sin mezcla de cosas vanas e impertinentes, sin pretender honra vana y aplauso popular. • Convendría asimismo que se enviasen indulgencias y jubileos para ayudar a la devoción de la gente. No se debería dar lugar a que hubiese mucha diferencia de religiosos. Bastaría que fuesen cuatro: Santo Domingo, San Francisco, San Agustín, la Compañía de Jesús, dando orden que entre ellos no hubiese emulación ni división. • Convendría mucho se dé orden se guarde la uniformidad en el rezado y sermones.

• Deberían sacar todos los clérigos inútiles y escandalosos y que los que acá se enviasen fuesen tales de cuya suficiencia y buena vida se tuviese mucha esperanza que hubiese de aprovechar. • Que se de bastante sustentación a los curas y beneficiados de las parroquias y no se dejen pasar si no es suficientes personas. . ^ • Débese obviar a la disensión entre jueces eclesiásticos y seglares, declarando bien lo que pertenece a cada uno y para que los pleitos eclesiásticos se despachen con brevedad convendría ordenarse una práctica por do procediesen. • Débese prohibir la elección de libros profanos, especialmente fabulosos y que tratan de ritos gentilicios y de cosas torpes y vanas. Asimismo se debería remediar la demasía y exceso que en trajes y ornamentos muy costosos la gente de la tierra usa, que es causa vengan a necesidad y mucha pérdida de sus haciendas. . , • ' " "" • Los obispos no aciertan en procurar esta dignidad no teniendo suficiencia de virtud y letras ni celo de las almas, sino crecer en riquezas y honra. • ítem en llevar consigo las personas que mejor les paguen a título de criados suyos. ;K • ítem en llevar mercaderías para ganar con ellas, disimulando los delitos de los que les ayudan en este trato; y tomar la comida por los caminos y presentes, porque de ahí se sigue no castigar delitos. • Iten en tener rigor con los religiosos devotos y no ayudarse de ellos sino de clérigos de poca virtud y de mal ejemplo. • ítem de no proveer de doctrina ni ministros suficientes para decirse misa a administrar los sacramentos. • ítem en no tener ayudado que el pueblo se confesase a su tiempo ni tener cuidado que las iglesias estuviesen limpias y reparadas. • ítem en no tener buen provisor celoso de justicia sino de allegar hacienda, y los visitadores, no teniendo cuidado de ayudar las almas sino de traer dinero para sí y para su amo. • ítem en tener questiones con los jueces seglares cesándolos oficios divinos por esta causa y persiguiéndolos en las residencias. • ítem en tomar a los indios de sus tierras y ocuparlos ellos en la labranza y guarda de su hacienda sin pagarles bastantemente, lo cual da ocasión a otros españoles que hagan lo mismo. • No tener cuidado de los negros en instruirlos y ayudarlos a que vivan bien y visitar su obispado pocas veces, y esas con mal ejemplo y daño de los indios que mantienen a sus criados. • ítem no dar aviso a Su Majestad ni a Su Santidad para que proveyesen las cosas que fuesen menester y quitasen las cosas que dañasen.

ítem convendría encargar a los curas y predicadores la instrucción y doctrina ; los negros e indios y no la cometan a legos, ni ellos traten en mercaderías ni ranjerías, ni procuren casamientos para sus parientes de encomenderos y snte principal, porque no sea ocasión de disimular con sus pecados y aún de olver por ellos cuando otros los reprehenden. S de muy gran importancia que no se dé licencia para pasar a estas partes sino

personas virtuosas y provechosas para esta tierra por haber en ella pasado mchos hombres sin fruto, holgazanes que andan vagando de una parte a otra, especial se debe tener cuidado en no dejar pasar malas mujeres y en las cencías de pasar se den pocas. Deberíase dar orden como las iglesias estuviesen ornadas, porque es cosa de ístima ver en muchas partes la desnudez y poco ornato que las iglesias tienen, n especial en la ciudad de Cartagena a do hay casas de piedra tan buenas orno en España y muy bien edificadas, y el templo de madera para caerse lobre y descompuesto. Y no se deberían dejar pasar mercaderías que no sean en estas partes de >rovecho, ni poner estanco en el plantar viñas ni otros árboles fructuosos. Y en los oficios de escribanos y otros que por acá se venden por mandato de /uestra Majestad no se atendiese tanto al precio que por los dichos oficios liesen como a la buena elección de la persona en quien se proveyese, de rianera que aunque por esta parte cese en algo el crecimiento de vuestra Real hacienda, se acierte en la buena provisión de dichos oficios. • Y convendría que las licencias para pasar tantos negros se limitasen, íabiendo como hay en estas partes tantos, pues en todo el Reino de Tierra Firme a donde no hay mil y quinientos españoles, hay acerca de nueve mil negros, según la averiguación que está hecha de los en la descripción de aquella tierra que a Vuestra Majestad con ésta envío. Cerca de los cuales negros hay que reformar una cosa de grande importancia, que el estar los dichos negros amancebados y en pecado con las negras, no poniéndose por acá remedio en esto. Deberíase hacer consulta para remediarlo, o compeliendo a los amos que libremente los dejen casar, o que las justicias los castiguen, aunque en lo primero hay inconveniente de que, como son bárbaros y carnales, no se guardaría la ley matrimonial de fidelidad y cada día se matarían sobre los adulterios; ni el castigo de la justicia parece que no basta por dárseles poco, como no tienen honra de que los castiguen a trueque de hacer su voluntad, como en ambas dos cosas se ha visto por experiencia, por do se encarece la necesidad grande que hay de advertir y proveer de remedio en cosa que tan sin él parece. • Convendría que los visoreyes, oidores y todos los ministros de Su Majestad tuviesen en más estimación y buen tratamiento a los ministros eclesiásticos,

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porque de no lo hacer se sigue que los indios los menosprecian, y en la Nueva España por hacerse aquesto vemos lo contrario. • Acerca de los frailes y personas religiosas que a estas partes Vuestra Majestad envía, es de mucha importancia que menos de los que han pasado sean, y de más madura edad y letrados, porque de religiosos mozos e idiotas hay en le Perú mucha abundancia, en especial en Lima adonde cada día reciben muchos el hábito. De letrados virtuosos, predicadores de experiencia y religión y vida es la necesidad, que con menos de los que Vuestra Majestad ha enviado se remediaría, y así más pocos y de esta calidad son los que bastan. • Que a los indios no se les lleve interés por la administración de ningún sacramento, ni por sepultura, porque hay gran desorden acerca desto, llevando las personas eclesiásticas por la administración de las cosas espirituales el precio pecunario que llevan. • Débese mucho encargar a los prelados que con rigor castiguen al sacerdote a quien se probase tratar y contratar, por los muchos inconvenientes que de aquí resultan siendo los sacerdotes mercaderes. • Asimismo en estas partes de las Indias hay muchos clérigos que tienen bienes de difuntos, porque en las confesiones muchos hacen a los enfermos que los dejen por sus albaceas y tenedores de los bienes, y por ser clérigos no se puede cobrar dellos sino con dificultad, y tienen ocasión para ocultarlos. Convendría remedio de que Su Santidad diese bula para que compeliese a los dichos clérigos exhibiesen y manifestasen los bienes que hasta aquí tienen y de aquí adelante no pudiesen ser albaceas ni tenedores de ellos. [Siguen sugerencias de otra índole, v.g. reemplazar los galeones por fregatas, menos costosas y mas eficientes, para guardar la costa; quitar a los generales de las flotas la jurisdicción sobre sus marineros en tierra, a fin de no chocar con la autoridad de la Audiencia; no dejar pasar corsos portugueses, flamencos y otros extranjeros, porque en vez de seguir adelante, se instalan en el país y hacen daño juntándose con piratas y corsarios; evaluar la mercancía por géneros; cuidar que no circuí© plata no ensayada, mezclada de cobre y plomo...]

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e, soltero varón. •a, soltero. ubo, pariente del maese de campo que vino por maese de campo, xa, que es del Vallano, soltero. iichos negros están presentes a lo susodicho, excepto las mujeres itán ausentes. chos señores Presidente y oidores visto lo susodicho, dijeron que bre de Su Majestad y por virtud de sus reales cédulas y capítulos i sus cartas Reales recibían y recibieron a la dicha reducción y por iu Majestad al dicho don Luis y a toda la dicha su gente que está los que se presentaren erí suyo nombre sea ofrecido y dado a la ion y vasallaje, para que de aquí adelante sean habidos y tenidos de Su Majesta y obedientes a su Real Corona y mantenidos en su ledan gozar y gocen de entera libertad.Y aquella Su Majestad tiene landa se dé a los negros cimarrones que se redujeron a su real n nombre de Su Majestad daban y dieron Palabra Real, lo cual en equiere de la dicha libertad y perdón, y que serán amparados y i mantenidos en justicia como vasallos de su Majestad, y para que ir y gocen de todas las gracias libertades y exenciones que deben isallos de Su Majestad reducidos a su Real servicio, y que-para o se les den los recados necesarios interponiendo, como desde >onen, en ellos el autoridad y decreto Real con la solemnidad desde luego señalaron a los dichos negros para sitio y población el ina y montes de Chelibre, que es entre Cruces y Venta de Chagre, i, pastos y abrevaderos, y con todo lo a ello añejo, y concerniense is leguas y media o siete de esta ciudad, para que se vengan a íblar en el dicho asiento, y alli poblados se les dará el orden que lar, y asimismo se les dará las capitulaciones dentro de treinta días ¡tuvieren poblados, la cual dicha población hagan dentro de tres eros siguien-tes, y comienzan desde hoy dicho día, y se les manda del dicho térmi-no manifiesten toda su gente y sujetos, sin ocultar a una así varones como mujeres, los cuales dichos varones que fueren diez y seis años para adelante vengan a esta Real Audiencia para len sus cartas de libertad y perdón según y como se les ha dado y da cho decreto, por sí y en nombre de sus mujeres y hijos, y así lo i y mandaron y firmaron, estando presente a todo lo susodicho el o de Villanueva Zapata, fiscal de Su Majestad en la dicha Real el licenciado Cepeda, el doctor Alonso Criado de Castilla, el Gonzalo Núñez de la Cerda, el doctor Diego de Villanueva Zapata. ni Luis Sánches.

Y estando presentes los dichos don Luis y negros, dijeron que ace| aceptaron lo contenido en este dicho auto, y prometieron de hacer y ci dicha población dentro del dicho término de tres meses y todo lo de por él se les manda, y declara que les fue leido por mi el secretario in en presencia de los dichos señores presidente y oidores, siendo tí general Pedro de Ortega Valencia y Martín Varriga, alcalde ordinari ciudad. Luis Sanches. Etc..

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1582, 04/20 Cimarrones (ANP, Arce y Sosa 8, 142) (AGÍ Pan 13) Dos cartas del Presidente y de la Audiencia de Panamá dando cuent pacificación de los negros cimarrones y haciendo la historia de estas £ '" "¡qL,. Panamá, 20 Abril 1582. imnisll ;)

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Sacra Católica Real Magestad.

[manjdado de dar quenta a V.M. de las cosas deste reino de Firme importantes que en vuestro real servicio se van obrando, con jus por tocarme más este cuidado presidiendo en la real Audiencia, diré el .... que se ha estos días conseguido a la guerra de Ral laño . pacificación de los negros rebelados que a V.M. se [sometieron, los aunque antes de ahora habían manifestádose de paz cuando tres años IIE los demás alzados ofrecieron, aquestos empero del Bal laño no la COIltitl que con tenerla ya al parecer efectuada de voluntad de sus principales, c V.M. se dio aviso verdadero, y en su cumplimiento mostrado que vol\ monte por sus hijos y mujeres y la demás canalla sujeta para venir a pot la real Audiencia les señalase, e que formal orden del capitán, 01 diferencias que entre sí nacieron, muerto en aquella sazón el que era c dellos, o por desconfianza de perdón (?) que en mala vida les ponía en r

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En esta ciudad donde ay audiencia rreal y silla episcopal, y por estar en el estrecho que hazen los dos mares, el del norte y el del sur, es la llave y puerta de todas las Yndias, se exercita la compañía con grande provecho de los próximos, especialmente al fin deste año, con ocasión de averse visto en el mayor peligro que hasta aora ha tenido, porque Francisco Draque57, cossario inglés, llegó al puerto de Nombre de Dios que está 18 leguas de Panamá en el mar del norte, con 56 navios y tres mili hombres de guerra en ellos, y dos mili para servicio del mar, acometiéndola por quatro partes, que podía fácilmente hazello, attento que estaua casi todo el pueblo enfermo de graves enfermedades, y quando estubieran todos sanos por ser pocos y estar muy •*' Sir Francis Drake (el543-1596), lamoso corsario, el primer inglés que haya cruzado el estrecho do Magallanes. Hn 1588 colaboró a la derrota de la Armada Invencible. Murió durante un ataque a Puerto Helo. Está sepultado en el fondo de la bahía.

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desmayados y temerosos y divididos en presidios forcossos (?) se temía que avía de ser de poco provecho. Avía el señor bissorey, movido (según mostró el sucesso) de Dios N.S., embiado mucha munición y pertrechos para la tierra de guerra y, lo que era más necessario, un capitán, el de más valor y esfuerco que pudiera embialles, que fue todo el bien de aquella tierra. Y con todo, por ser la gente poca, que apenas llegaron a mili hombres, estavan con grande temor y poca esperanca de defenderse, tomó la mano el padre Jerónimo de Ávila, superior desta residencia, a petición y ruego de la audiencia a animar la gente, que fue no de poca importancia para el buen sucesso que después tubieroil, aunque como es la voz común y fama de todos dexó la vida en la demanda, como él lo escrive al padre provincial Juan Sebastián a dos de enero de 96. Visto el peligro en que estávamos y que importava acudir de nuestra parte a lo que nuestra obligación nos pedía, salí de aquí el primero con dos compañeros, los más resiOS y a propósito desta jornada, a Cruzes que era el puesto más

peligroso, por donde se entendía que avía de entrar [el enemigo] con todas las lanchas. Dexados confessados y comulgados y más animados, y embarcados a los soldados que fueron a la boca del rrío, passé por hazer lo mismo en otras capitanías, y en llegando les hize un sermón en el campo, y fue Dios servido de darlos a todos tan general moción de lágrimas que no se pudo más dessear. Acudieron luego a confessarse los que pudieron hasta bien de noche, y partidos luego adelante prediqué a los que quedavan. Y el domingo último del año vine a tratar un negocio importantíssimo con estos señores oydores, y antes de llegar a nuestra casa me fuy a caballo y lo traté con sus mersedes (?) y puntualmente lo executaron todo. Y en llegando a casa me dio una rezia calentura, y se va continuando. Si N.S. fuere servido de darme alguna salud volveré sin duda al exército cathólico y haré lo que estoy obligado en tan extrema necessidad, pero parésceme, padre mío, que V. Reverenyia me hcche su bendición como Padre y superior mío, porque yo creo que no me verá más en este mundo según me aprieta la enfermedad. N.S. ... añrtoo ."aijpínQ o: Después de escrita ésta, murió el padre Gerónimo de Ávila con grande sentimiento de todos, por perder en tal tiempo tal ayuda y arrimo. Pero quiso N.S. que el mismo día que murió, aviendo llegado los herejes enemigos cinco leguas de Panamá, los desbarataron con pérdida de mucha gente. Attribuyeron muchos la victoria a las oraciones del Padre por tenelle en opinión de grande siervo de Dios. Avía estado en la Compañía 37 años, siendo muy amado y querido dondequiera de todos. Queriendo [Draque] desde a poco tentar otra vez su fortuna, le resistieron valerosamente y le hizieron retirar a sus navios, de lo qual enojado puso fuego a Nombre de Dios, con ánimo de no volver a

Inglaterra sin aver hecho alguna cosa con que pueda restaurar. Assí está perdida como otras, porque en Puerto Rico donde avía arribado la Ahniranta de la flota passada con dos millones, en cuyo rastro y busca él venía, le mataron mucha gente y un capitán de mucha quenta y segunda persona suya, padre del general que está aquí dentro de nuestra casa, en venganca de lo qual hizo él todo el daño que pudo en otros puertos. No sabernos por aora más. N.S. les embié su castigo y a los nuestros ayuda y favor para defenderse dellos. n s i l j p B . ¿ . V 3tj

-27eol ab jrtoírjtf í. 1604, 8/1 Reclamo de varios caciques y cabras al obispo Antonio Calderón (AGÍ, Panamá 100)

• Muy Ilustrísimo y Reverendísimo Señor. Yo, Sebastián de Hiebera, cacique principal que desciendo de los principales y mayores que han sido en toda esta tierra, en nombre de todos me presento ante V.S. y digo que: habiendo venido los españoles a poblar en estas tierras, han sacado de los naturales mucha cantidad de indios, unos por fuerza y otros de grado, con engaño diciendo que los enseñarían la ley de Dios y los harían cristianos para que fse] salvasen, y yo, habiendo mirado algunos indios que se hacían cristianos y que vivían bien, me pareció que debía de ser buena la ley, pues vivían con tanta quietud, y así vine de mi grado sin ser traído por fuerza habrá veinte y dos años y en todos estos tiempos nunca me han enseñado cosa de la ley de Dios ni como me he de salvar y ni a mi gente que traje comigo que eran diez, los quales se han muerto sin saber en qué ley morían, y de esta manera están todos los naturales que hay en toda esta tierra, y se mueren por esos montes como animales sin saber si [se] salvarán o no, de lo cual y por el mal tratamiento de los españoles se huyen y van a los montes y se vuelven a sus idolatrías, porque ven que ni los dejan vivir como es razón, sino tratándolos mal y sirviéndose de todos nosotros como si fuéramos sus esclavos, nos tienen en sus rozas y haciendas todo el año y sin venir a la iglesia, y si alguna vez venimos y holgamos de entender las ceremonias y palabras de la iglesia, particularmente con este sermón que V.S. nos hizo, los que somos ladinos nos alegramos mucho, y nos juntamos los principales indios y todos ellos me han dado su palabra de que pondrán todo

lo que fuere necesario para algunos gastos si hubiere, y que yo en nombre de todos pida a V.S. nos mande poner en libertad y que nos dé quien nos enseñe las cosas de la ley de Dios, que todos nos obligamos a traer de paz cien indios y otro ciento que hay ahora de paz serán doscientos, que será gente que pueda sustentar un Padre con su iglesia y gobernador y los tributos que el Rey manda pagar, como nos den tiempo para poder poner el pueblo, que por algunos años nos dejen trabajar para que después podamos pagarlos, y esto digo, como dicho es, implorando la clemenzia de V.S. a quien nuestro Señor guarde. Sebastián de Hiebera. • En la ciudad de Nuestra Señora de los Remedios, en primero día del mes de agosto de mil y seis cientos y cuatro años, ante su señoría Reverendísima parecieron Sebastián de Hiebera, cacique, y Francisco su hermano, encomendados a Sebastián de Naba, vecino de esta ciudad, y don Felipe Vergara, cacique encomendado al capitán Alonso Vanegas de Vergara, vecino de ella, y por lengua de Martín, indio ladino cristiano presentaron la petición atrás contenida, y su señoría mandó que esta petición se guarde para dar noticia a su Majestad y a los señores que residen en la Real Audiencia de Panamá en su Real nombre, y que el dicho cacique Sebastián de Hiebera junte los demás caciques para ver si se conforman con esta petición, y así lo proveyó. Antonio, episcopus de Panamá. Ante mí Juan Ruyz de Azua, notario. Y después üe lo susodicho, en la dicha ciudad de Nuestra Señora de los Remedios, en seis días del mes de agosto de mil y seiscientos y cuatro años, ante su señoría Reverendísima parecieron presentes Pedro Graso, cacique encomendado en Felipe CamargO, Vecino desta dicha ciudad y

Francisco Bayero,

cabra

encomendado en Catalina de Ostias, vecina de esta dicha ciudad, y Rodrigo Cigala, cabra encomendado en Elvira Mexia, viuda, vecina de esta dicha ciudad, y Francisco Chalo, cabra encomendado en Catalina Peres, viuda, vecina desta ciudad, y por lengua de Sebastián, indio ladino encomendado asimismo al dicho Capitán Sandoval, dijeron que ellos quieren poblar y tener

un pueblo y vivir en congregación como los cristianos, y sus amos no les dejan que pidan a su señoría Reverendísima los haga poblar y que les dé Padre que los enseñe la doctrina cristiana, que ellos pagarán al Padre que les enseñare y los tributos a Su Majestad y lo que Su Majestad mandare pagar a sus

encomenderos. Su Señoría Reverendísima mandó que se guarde con la petición atrás contenida para la noticia a Su Majestad y a los señores de su Real Audiencia de Panamá, y así lo proveyó y firmó. Antonio, episcopus de Panamá. Ante mi, Juan Ruys de Azua, notario.

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1605 y 1606. Cartas del obispo Antonio Calderón a S.M. y relación de los pueblos de Veragua (AGÍ Pan 100) fiU t> íl^liOlJ 31Jp

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Señor

Miriri

Este es el duplicado de la que escriví el año pasado con los galeones que tuvieron tan triste suceso, cuya memoria a de ser muy viva á todos los cristianos que a de causar tan general sentimiento por aver cabido á todos parte de la pérdida; aya su divina magestad perdonado á los que perecieron en ellos y consuele á los afligidos, y á vuestra magestad dé muchos años de vida como la cristiandad lo a menester, que yo, por la obligación que me corre, en mis sacrificios y oraciones se lo suplicaré, y encomendaré con muchas veras á mis feligreses hagan lo mismo, y haré le den gracias porque fue así servido, y lleve con bien la poca plata que quedó en los que arribaron y la que baxó en esta armada, que será bien menester para rreparar la quiebra del daño; encamínelo todo su divina magestad como más convenga á su santo servicio y al de vuestra magestad. El año prósimo gasté todo en la visita desde obispado y en la govcrnacióll de Veragua, que era lo que me quedava por visitar; y lo que puedo dezir en rrazón della es que la dicha provincia tiene quatro pueblos de españoles, que acá los llaman ciudades; que el uno es Santiago del A/hange, que por otro nonbre se llama Chiriquí, que está á los confines de Nicaragua, que pobló el capitán Pedro de Montilla; el otro Nuestra Señora de los Remedios; otro San Pedro del Montijo; y otro Santa Fee; los vezinos que tiene, así encomenderos como que no lo son, y el tienpo que se fundó cada uno, mandará vuestra magestad ver prontamente con la ynstrucción que fue servido dar á los pobladores y conquistadores de yndios, que van con ésta; en virtud de la cual persuadí y prediqué á los vezinos para que no pretendiesen ynorancia en las cosas de su salvación; los yndios que viven en ellos no están poblados, de que tienen gran necesidad, así para ser dotrinados y enseñados en nuestra santa fee católica, de que ahora carescen; ni son cristianos, y si algunos lo son en Chiriquí y en los Remedios, es por ynorancia de los curas que los an hecho, fuera de los que sirven á los encomenderos en sus casas, sin catequizarlos y mostrarles lo que

rresciven; que los que ay en San Pedro del Montijo y en Santa Fee son más ladinos, que casi hablan con nuestro propio lenguage, y anda vestidos casis todos los que yo vi, que como cosa nueva me venían á ver; ni sus encomenderos se la dan ni les enseñan policía cristiana, que son las dos cosas á que están obligados por lo que los yndios les dan, y hazer cuerpo de rrepúblicas, sino que andan desnudos como bárbaros y así se sirven de los varones y de las henbras con harta desonestidad; y desta manera es ynposible el obispo darles dotrina; y ay muchos de sus encomenderos que ponen á un mozo para que les coja su sudor y trabajo y á ellos no les ven; en rresolución, si el obispo de Chiapa viniera agora, bien pudiera hazer otro libro, aunque en lo que toca matarlos y hecharlos á los perros, no lo hazen, pero de sus almas no hazen más caso que si lo fuesen, pues faltan en lo que arriba digo, porque comen de su sudor; pésales mucho que uno les falte y hazen grandes diligencias para lo cobrar; y de aquí verá vuestra magestad la libertad que tendrán para sus matrimonios y otros contratos. Savidos estos agravios por esta rreal audiencia y aviándose pedido que saliese un oydor á visitar la tierra, como vuestra magestad lo tiene ordenado y mandado, y poblarlos, que es el rremedio más eficaz para su quietud y el que se les puede dar, los que vuestra magestad promovió á Lima se escusaron y los que ahora ay, que son dos, dizen que la audiencia está falta de jueces este año, y los que ay, ocupados en las comisiones que vuestra magestad les a mandado, y que lo dexan quando aya más jueces; aunque el licenciado Cristóval Cacho de Santillana, que ahora es el más antiguo en ella (de quien tengo mucha satisfación por aver dado en el tienpo que a que rreside en ella muy grandes muestras de rreto y zeloso del rreal servicio de vuestra magestad y que acude á las cosas del y á las que son de su obligación con mucho cuidado y entereca é justificación), a comunicado conmigo algunas vezes este negocio y quánto lo avía esforcado con sus conpañeros en tienpo que la audiencia estava con quatro oydores, y no se avía podido rresolver la salida por averse escusado los más antiguos, y que si él no se hallara ahora ocupado con nueva comisión de vuestra magestad y n o dexara

el audiencia con un solo juez, saliera á hazer la dicha visita, por ver quanto ynporta; vuestra magestad se sirva de mandar proveeer el rremedio que más

convenga para que estas almas no se pierdan y se haga con ellas todo lo que se pudiere para que sean cristianos y se salven, que es gente dócil y que de buena gana aperciven lo que se les enseña, como testigo de vista y de esperiencia lo puedo certificar. No llegue á Santa Fee porque enfermé en el camino en un sitio que llaman el Naranjal, estancia de las rriberas del rrío de la Escoria del término de la dicha ciudad; y después de convalecido, no ovo necesidad de llegar allá, por estar

todos los vezinos y tener todos sus hatos, ganados y estancias en la rribera del dicho rrío y circunvecinos, que no van á la dicha ciudad sino es la semana santa y quando el cura les conpelle, por estar casi diez leguas de camino, y las seis muy malo y de montañas y sierras, y no tener allá sino los güesos de sus pasados y la caxa de vuestra magestad; y dizen allí están desde que se pobló Veragua; y ellos tienen grandísima voluntad y aun necesidad de que este pueblo se pase á estas rriberas, por la molestia que rresciven en yr tan largo caminó y estar casi todo el año sin misa; yo hize en la estancia que arriba digo una entramada con su capilla grande, donde les dixe misa y confirmé á los que desde santo sacramento tuvieron necesidad; allí baxó el cura y Juan de Carrascal, contador de la rreal hazienda, sin quedar en el pueblo más que unas mugeres viejas y Domingo Hernández encomendero de más de ochenta años; servirá muy para esto la visita y que un oydor vea por vista de ojos si convendrá mudar este pueblo y á dónde, para que los vezinos tengan más comodidad para oyr los officios divinos y que estén muy cerca de sus haziendas. ,w

rAA.

Por cunplir con mi obligación y con lo que vuestra magestad tiene mandado se le avise de las personas cuyos sujetos fueren á propósito en este rreyno para ocuparles en su rreal servicio, me a parecido avisar que lo es el padre fray Alonso Hernández de Paredes, que vino por guardián del convento de san Francisco desta ciudad y por comisario de la santa ynquisición, que es un padre de mucha aprovación, cristiandad, dotrina y rreligión, y que acude á las obligaciones de anbos officios con mucha satisfación de todos; yo lo tengo, por lo que e visto y entendido, por subdito que merece que vuestra magestad le honrre y haga merced, y que savrá descargar la rreal conciencia de vuestra magestad. La divina guarde muchos años á vuestra magestad como la cristiandad lo a menester. Panamá y setienbre 28 de 1605. El licenciado Cacho, que arriba rrefiero que esforcé con muchas veras que el oydor más antiguo saliese á la visita desta tierra, deseoso de enterarse de las cosas della y cunplir con su obligación, a seis meses que salió y escribe de Chiriquí, que es el último pueblo de la provincia de Veragua, que confina con la de Nicaragua y el primero que visitó, que a enpecado á fundar dos pueblos de yndios, así de los encomenderos como de los que no lo son, y pidió sacerdotes para la dotrina dellos; ánsele enviado dos; á vuestra magestad él escrivirá de la ynportancia.que es todo lo que arriba rrefiero; vuestra magestad se servirá, por lo que toca al servicio de Dios nuestro señor y al de vuestra magestad y bien común de aquellas pobres ánimas, mandar que se haga la visita con cuidado y se asienten estas cosas de una vez, para que quede

éstablecidcTpara sienpre la orden que se a de guardar en la administración destos pueblos nuevamente fundados, y la obligación que a de correr entre los encomenderos y estos pobres yndios, y en todo lo demás que conviniere á su aumento. ' _ Llegada la armada del Perú con la plata de vuestra magestad y de particulares á esta ciudad, traxo nuevas como el obispo de Quito, promovido para las Charcas, era muerto; y pareciéndome que sería de algún ynconveniente y estorvo para la división, si era que se oviese de hallar presente los ynteresados á ello, lo avisa á vuestra magestad para que mandase proveer lo que conviniese; después segundo nueva que quedava caminando para Lima y de allí á las Charcas; ame parecido dar este segundo aviso para que se heche de ver fue nueva yncierta. En 29 de julio de 1606 = (f.) A. Epíscopus de Panamá. Relación de los pueblos que tiene la provincia de Veragua del rreyno de Tierra Firme y de los vezinos que cada uno de ellos tiene, así de los que son encomenderos como los que no lo son, y el tiempo que a que cada pueblo se fundó; la qual a hecho el obispo deste rreyno, que rresultó de la visita que hizo el año pasado de 1604 en la dicha provincia. SANTA FEE = El pueblo más antiguo que la dicha provincia tiene es Santa Fee de Veragua, que a cinqüenta años que se fundó; viene la caxa n-eal y la fundición \ los vezinos siguientes; Encomenderos: Francisco Gómez de Soto, Domingo Hernández, Andrés Rodrigue/ de Mesa, la viuda de Andrés Lobo, el menor de Torivio Rodríguez. Juan Cosme, el capitán Juan Montesdoca, Juan de Yllescas Bocanegrea. los que no son encomenderos: Juan Ruiz Baraona, Miguel Rodríguez fundidor, Jorge Ramos. Juan Carrescal contador, Sebastián González, Domingo Goncález. Maria de Mesa viuda, Francisco Rodríguez Bisuete. Kl. MONTUO = El pueblo de San Pedro del Montijo a catorze años que lo fundó Pedro Fernández Cortés por comisión de Goncalo Gómez de la Cámara, governador que fue de la dicha provincia; tiene los vezinos siguientes y todos encomendero-.: El capitán luincisco Hernández Qiiinterio, Lácaro Bravo su hijo, doña .luana de Bornao. el capitán Juan Vázques, Diego Hernández Machón, Juan de YI locas Bocanegra, Pedro Coque Riquelme, Diego del Castillo, Juan Martín Gallego, el capitán Pedro Fernández Cortés poblador, Rodrigo de Guevara, el capitán Juan de Guerrel, Domingo Hernández, Pedro Perdomo menor. Rodrigo Goncález, Alonso García Monrrío. Andrés Rodríguez.

Vezinos que no tienen encomienda: Francisco Samaniego, Gerónimo Hernández, Sebastián Alonso Pregado, Francisco Martín Gallego, Andrés de Ávila, Juan de Villarreal. su cuñado marido de doña Mariana, Pedro de VillarreaL

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1609. Relación de lo que se les paga de salario y camarico a los curas desta governazión y partido de Nata (AGÍ, Panamá 46)

En la ciudad de nuestra señora de los n-emedios, provincm de Veragua, a treinta y vno dias del mes de marco de mili y seiscientos y llueve años, el maestre de campo juan de arrola, governador y capitán general de la diclia provincia de Veragua y alcalde mayor de la ciudad de nata y villa de los santos y sus partidos por el rrey nuestro señor. dixo que por quanto su señoría de el Señor don francisco balberdi de mercado presidente de la rreal audiencia de panamá governador y capitán general de el rreyno de tierra firme y de estas dichas provincias le ordena y manda que para ynformar a su magestad de lo que los curas que tienen a cargo las doctrinas de los yndios de los dichos partidos lleban de sus estipendios y camaricos por rrazon de lo sussodicho le enbie rrelazion a el dicho sefiOT presidente Con

puntualidad la qual sacada de los libros de comunidades de los Pueblos de los dichos Yndios es en la forma siguiente Gobernazion de Veragua Remedios A el padre jullio pesce de la conpañia de jesús que a servido de cura de los pueblos de santiago de guabala y San feliz juridizion de la ciudad de nuestra señora de los rremedios se le pagaron hasta el dia que se fue a la ciudad de panamá quinientos pesos de plata corriente cada vn año de la caxa y hazienda Real de la dicha ciudad de los quales compraba bino y zera conforme a lo mandado en los acuerdos que para ello se hizieron por los señores presidente e oydores • y por hordenanza fecha por el licenciado cacho de santillana vissitador general que hizo las dichas Poblaziones le fue señalado anssimismo a el dicho padre jullio por camarico dos fanegas de mayz y dos patagones para carne para cada vn mes los quales mando le paguassen los encomenderos de los yndios de los dichos pueblos como consta por la dicha ordenanza • esta doctrina esta sin cura muchos dias a y la sirbe el vicario de los rremedios yendo a el pueblo de san feliz a dezir missa y en el de guavala rreside miguel barón mostrando a rrezar los dichos yndios a el qual pagan los encomenderos quarenta pesos corrientes cada un año y doze fanegas de mayz y quatro patagones para carne digo doze patagones para carne conforme a lo ordenado y mandado por el dicho visitador general y concierto de los dichos encomenderos con el dicho miguel barón Chiriqui A el padre fray melchior hernandez de la orden de nuestra señora de las merzedes de el convento de la dicha ciudad de panamá se le a pagado lo mismo que a el padre jullio pesze de la rreal hazienda por aver doctrinado a los yndios de los pueblos de san pedro y san pablo juridizion de chiriqui y ansimismo por hordenanza de el dicho vissitador general le pagaron los encomenderos de los dichos yndios la cantidad de mayz y carne contenida en la partida de atrás • esta doctrina la sirbe a el presente el vicario de chiriqui yendo los domingos y dia> de fiesta a dezir missa a uno de los dichos pueblos por averia desamparado el dicho padre fray melchior sin lizen^ia de sus señorías ni sin

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comunicarlo con el governador de la provincia aunque estaba en ella y por muchos rrespectos conviene que las personas que vbieren de servir las doctrinas tengan vissita de el señor obispo y que sean de las subjectas a su juridizion ., ,,-j i m s n s j ... ...i Partido de Nata libre de encomenderos Penonome • A el cura de Penonome le paga la comunidad de los yndios sesenta fanegas de mayz y doze botijas de bino cada vn año conforme a la ordenanza de el vissitador general que pobló el dicho lugar y la zera y ostias de los vienes de la yglesia y ansimismo las primizias y obenciones conforme al aranzel eclesiástico. Ola

-j-idon

• La doctrina de el pueblo de Ola la sirben por semanas los curas de la ciudad de Nata después que por el señor obispo don antonio calderón yncorporo con aquella yglesia la dicha doctrina a los quales se les paga por la comunidad de los dichos yndios treinta fanegas de mayz y seis botijas de vino cada vn año conforme a lo que se les señalo y las primizias y obenziones conforme a el dicho aranzel eclesiástico. ,, ,,,,., Pueblo de Paríta juridizion de la villa de los ssantos • A el cura de el pueblo de Parita se le paga por la doctrina que haze a loe yndios conforme a la ordenanza de el licenciado caravajal vissitador general sesenta fanegas de mayz y doze botijas de bino cada vn año por SU camarico de los bienes de comunidad y anssimismo las primizias y obenziones conforme a el dicho aranzel eclessiastico de que no se puede berificadamente dezir lo que a montado ni monta esto por la bariedad de los yndios y su poca asistencia. ^,

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(más 3 líneas ilegibles) li'íi'ib 11

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Juan de arrola

-33Junio 25 1610. Reclamo del obispo Carvajal en defensa de los negros

maltratados (AGÍ Pan 100) Después que estoy en este Reino he tenido noticia de muy crueles castigos que se hacen en los negros, y he visto uno muerto de azotes. Y estos días habiéndose dicho que lo mismo había muerto otra, la hice desenterrar y estaba con argollones de fierro en los pies. También he visto muchos abrasados con fuego y sacados los bocados de los carrillos con los dientes. Esta es la causa, Señor, de que los esclavos se vayan desesperados a los montes, y no puede tener remedio por via ordinaria siendo pobres y sin dineros para pagar escribanos y procuradores, y consta a Vuestra Majestad de la remisión con que se procefde] en las causas que tienen la parte tan flaca y miserable. En Cartagena se puso remedio a estas crueldades co[n] que el obispo conoce del las y castiga con penas pecuniarias a los que con bárbara fiereza y sin temor de Dios cometen estos excesos, y debe de haberse por mandado y comisión de Vuestra Majestad. A mi vienen los desdichados esclavos con sus desventuras y es así, Señor, que mi mayor ocupación es rogar a sus amos por ellos, y aunque es en desautoridad mía rogar tanto a gente tan ordinaria, lo hago siempre movido de compasión. Y por ventura si supiesen que se les podía reprender y castigar, se moderarían y los esclavos no temían por último remedio el huirse. fr. Aug., obispo de Panamá

-341610, Enero 4. Legislación en defensa de los indios (AGÍ Panamá 47)

En la ciudad de Panamá a doce días del mesde henero de mili y seiscientos y diez años los señores presidente y oidores de la Rl audiencia de Su mag.d que en esta Ciudad rreside aviendo visto una su Rl cédula firmada de su Rl nombre

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y rrefrendada de Joan de Cúrica su secretario fecha en Aranjuez a veinte y seis de mayo de mili y seiscientos y nueve años por la qual ordena y manda lo que se deve hazer azerca de la livcrtad de los indios naturales deste Reyno de Tierra firme y de su servicio personal y de la tasación del tributo que an de pagar a sus encomenderos para que se cumpla la Rl voluntad de su mag.d Aviendose comferido y platicado sobre todo ello acordaron y mandaron que por aora y entre tanto que se provea otra cossa se guarden en todas las ciudades villas y pueblos de este rreyno ¡as ordenancas y capítulos siguientes

1. Primeramente porque la yntencion y voluntad de su Mag.d es que los indios vivan en su livertad como sus vasallos libres que son y que nadie se Sirva del los como de selavos ni contra su boluntad ordenaron y man daron que ningún español vecino ni encomendero ni otra ninguna persona de ijiuiluuicr estado y condición que sea pueda servirsse ni se sirva de ningún indio ni india contra su boluntad so pena de ducientos ducados Repartidos por tercias partes Cámara de su mag.d juezque lo sentenciare y ejecutase y denunciador y quiriendo algunos indios y indias servir de su boluntad ningún VCZÍI10 lli morador en los pueblos de este rreyno pueda tener para el servicio de su casa mas que un indio y una india sirviendo como dicho es de su boluntad con que se les ayan de pagar y pagen de salario al indio veinte patacones de a ocho Reales y a la india Diez y ocho patacones por un año y a este rrespeto el tiempo que sirvieren y no puedan servir por menos precio que lo susso dicho Pero si se conzertare por mas se les page el precio que se conzertaren porque esta declarazion se haze en favor de los dichos indios para que no sean desfraudados de lo que merezen por su servicio y con que ningún vecino ni otra persona pueda servirse del dicho indio y india mas tiempo de un año porque pasado el año an de volver a Residir y vivir al pueblo de donde son vecinos y la persona que se servia dellos podra buscar otros que le sirvan por el mismo tiempo y precios = Y se declara que //. Los encomenderos no se an de servir en manera alguna de los indios de 511 encomienda ni dellos puedan tener en su casa y servicio el dicho indio y india aunque sea de boluntad de los mismos indios salvo ssi no fuesen de los que agora tienen en su cassa que los an tenido y criado dende pequeños en ella porque de estos tales podran tener el dicho indio y india aunque sean de SU encomienda pagándoles de salario en cada un año lo que se señala a los demás vecinos pero no an de poder sacar los encomenderos de miebo indios de su encomienda para servirse de ellos todo lo qual guarden y cumplan so la dicha pena de ducientos ducados por cada vez que lo contrario hizies en aplicado como dicho es.

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2. Yttem por quanto antes de agora los indios que residen en este virreyno solían pagar a sus encomenderos el tributo hordinario en servicio personal y en hacer-Íes rocas y-sementeras sin tener del los dichos indios nimgun ynteresse ni aprovechamiento y a esta causa no se podían sustentar ordenaron y mandaron que de aqui adelante todos los indios varones de hedad de diez y ocho hasta sesenta años en lugar del dicho tributo page cada uno a sus encomenderos en cada un año seis fanegas de maiz limpio y desgranado puessto en el pueblo de los indios en la cassa de su comunidad el dia de San Juan de junio de cada año y alli este obligado el dicho su encomendero a ymbiar por ello y rrecevirlo y no lo haziendo asi corra por su quenta y rriesgo de tal encomendero el daño perdida o menoscavo que sucediere en el dicho maiz. MIHMlid

'Mil

3. Yttem que cada india soltera o viuda desde hedad de los dichos diez y ocho años asta cinquenta y cinco años aya de pagar y page a su encomendero media libra de pita hilada de tributo en cada un año y si la dicha yndia se casare aya de cesar y cesse este tributo y se cumpla por el tributo suyo y de su marido con el que pagare el indio con quien se cassare conforme al capitulo precedente. 4. Yttem porque para pagar los dichos indios el tributo que les va señalado en los capítulos antes de este y podersse sustentar es necessario que hagan rozas y sementeras de maiz para los quales tienen necesidad de que se les provea de herramientas con que las hagan y de semilla para sembrarlas teniendo consideración esta Real audiencia a que para las rrocas deste presente año sus encomenderos tienen proveídos a los indios de herramientas y les abran de dar semilla= Mandaron //que por este primero año los dichos indios con las herrami-entas y semillas de sus encomenderos hagan sus primeras rozasy las justiciasobligen y compelan a los dichos indios a que se junten a rrozar sembrar y limpiar a los tiempos convenientes y que el fructo que de las dichas rrozas cogieren sea para los mismos indios y se rreparta entre todos helios por yguales partes y de lo que assi les cupiere page cada uno a su encomendero las dichas seis hanegas de su tributo y lo demás que le cupiere lo aya de guardar y guarde el indio para su sustento y para semilla del año siguiente y para poder vender a su albedria lo que le sobrare. 5. Yttem porque las herramientas con que se huvieren hecho las dichas primeras rozas como dicho lies se las an de dar sus encomenderos se an de quedar con ellas los dichos indios y guardarlas como propias suyas para hazer con ellas las demás Rozas y ottras labores del campo que en cada un año yran haziendo. Mandaron que uno de los alcaldes oridinarios con yntervencion del cura que administrare los sacramentos a los dichos indios tasen el balor de la

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herramienta que uviere cavido a cada indio y de los que asi se tassare page el indio a su encomendero la mitad en la cosecha del maiz deste pressente año de seiscientos y diez y la otra mitad el año siguiente de seis cientos y once Reduciendo el precio a maiz o a dinero como los dichos cura y alcalde lo conzertare procurando lo que sea en mas utilidad y comodidad de los indios. 6. Ytíem ordenaron y mandaron que antes que se aya de Repartir entre los dichos indios el maiz que se ubiere coxido de la primera Roza page cada parcialidad de indios a su encomendero del montón de toda ella la cantidad de maiz que les hu-viere dado para sembrar y lo demás se rreparta como va declarado. 7'. Yttem ordenaron y particularmente encargaron al dicho cura y a las justicias

cada una en su distrito que tengan especial cuidado de que los indios en cada un año demás de su propia Roza haga una Roza de maiz para su comodidad de la cantidad que al dicho cura y justicias les pareciese coinforme al numero de indios que uviese y a lia díspusicion de la tierra y asimismo ley compelan a s)us siembren habas frixoles y otras legumbres para los mismos indios y que tengan y crien gallinas y puercos y duerman en varvacoas //altas del suelo y tOdOS IOS dichos frutos que cogieren puedan venderlos libremente por precios justos y Se

procure que viban en puliría y bayan en mucho acrecentamiento. 8. Yttem ordenaron y mandaron que el indio e india que uvieren servido a españoles o a otra persona el tiempo declarado en los capítulos antes de este no pueda volver a servir a la dicha persona ni a otra alguna sin que primero aya estado vivido y rresidido en el pueblo de donde es natural o donde esta repartido tiempo de dos años. H Ir» l-KÍ

9. Yttem porque el indio e india que estubieren sirviendo el tiempo contenido en estas observancas deve ya de pagar su trib*utoa su encomendero como en ellas va declarado del tiempo que asi sirviere Mandaron que las seis ha negas de maiz que el indio a de pagar de tributo en cada un año a su encomendero se las page en dinero a Racon de ocho rreales por cada fanega y la india soltera o viuda por la media libra de pita le page veinte rreales y no mas. - Todo lo cual mandaron se guarde y cumpla y execute por el tiempo que a esta Real audiencia le pareciere y entre tanto que no se proveyere y mandare otra cossa. Y que ningunas justicias ni encomenderos ni personas particulares vengan contra helio en manera alguna so las penas conthenidas en la Real zedula de su Mag.d y en los capítulos de las ordenancas y que para su execucion y

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cumplimiento se libre provisión de su mag.d ynsertas ordenancas para que el governador de la provincia de Veragua y alcalde mayor de Nata las haga executar y execute en su juridicion. Luego sin dilación y dentro de dos messes ymvie Relación desta rreal audiencia de como lo a cumplido con apercivimiento que pasado el dicho termino se enviara un juez ejecutor a su costa que lo cumpla y lo mismo hagan las demás justicias deste rreyno en sus juridiciones. Y para que a todos sea notorio lo sussodicho y nadie pueda pretender ignorancia mandaron se pregonen estas hordenancas en todas las ciudades villas y lugares del distrito de esta Real audiencia y las justicias emvien //dhella testimonios üc como las an hecho pregonar y asi lo proveyeron mandaron y firmaron= Don Francisco Valverdi de Mercado= el licenciado Don Alonso Coronado el licenciado Alonso Pérez de Salazar. Ante mi Andrés de Volaños Cambrano. - Concuerdan con las ordenancas originales que en mi poder quedan como por ellas pareze a que me refiero con las quales corregí y concerté este traslado que va en tres ojas con la de mi signo. En la cioudad de Panamá en veinte y quatro dia del mes de Henero de mili y seiscientos y diez años siendo todos presentes para lo ver corregir y conzertar. Joan de Culocta Murga y Francisco Dana, Residentes en esta ciudad = '•ji/rn no (ifr

(AGÍ Pan 100) Señor

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Señor, esta Iglesia, desde su fundación, ha sido muy pobre y pienso que han causado su pobreza largas sede vacantes que son muy perjudiciales en las Indias y también alguna remisión de los que comen della, pues habiendo tenido este lugar vecinos tan ricos y no siendo el pueblo pobre, lo estaba tanto la iglesia que, como tengo escrito a V.Mjd., no sé en que parroquia ni aldea no hubiese mejores ornamentos, de suerte que se me caían los ojos y el corazón cada vez que celebraban los divinos oficios. Estaba y está tan sola que no hay un serviente propio que saque un cirial ni ayude una misa. Para remediar esto he puesto mucho trabajo y diligencia en fundar un seminario de doce colegiales pobres para que se sirva la iglesia en el altar y coro y tengan remedio algunos de los muchos que se pierden por estos campos, y con el favor de Dios tengo hecha casa muy bastante y cerca de mil pesos de ocho reales de renta con que empezar, si bien ésta no es bastante renta por la grande carestía deste lugar. Suplico V.Mjd. humildemente se sirva de favorecer esta santa obra pues resultará en honra y gloria de Dios y de V.Mjd., y habiendo mirado en qué le haga V.Mjd. merced, no hallo otra cosa, por ser tan corto este

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reino y falto de lo que hay en otros para poder tomar arbitrios, sino es en los derechos de los negros que pasan por Puertovelo, de cada uno de los cuales se pagan dos pesos y no se aprovecha de ellos V.Mjd., sino la ciudad de Puertovelo. No he cargado nada a los curas por ser los beneficios tan tenues que apenas se pueden sustentar y lo que se les da de vuestra Real Caja SOfl cincuenta mil maravedíes. Con alguna merced en este derecho o en otra cosa de lo que V.Mjd. fuere servido, se conservará y pasará adelante esta santa obra, y de otra manera, no, y quedará frustrado un tan buen principio, y aunque cualquiera que me sucediera terna más zelo de la honra de Dios y de SU divino culto que yo, será de grande importancia que V.Mjd. se lo encargue y encomiende y al presidente y ciudad. Guarde nuestro Señor a V.Mjd. muchos [años] con grande augmento de reynos y señoríos para honra y gloria de Dios y beneficio de sus vasallos. En Panamá, primero de julio de 1612. Fray Augustín, obispo de Panamá.

-37Junio 27 de 1613. Carta del deán y capítulo de Panamá al Rey sobre la fundación del seminario i lirri ?3il o ¿ob ab risirirn

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(AGÍ, Panamá 102) ...Luego que llegó a este Reino el obispo don fray Agustín de Carvajal, se cayó la torre, que fue mucho escapar las campanas no se hiziesen pedazos, y Su Señoría viendo tal ruina salió por las calles con los prebendados a pedir a los vecinos... . .:xífifl ;.

Inclinóse asimismo el obispo d. fray Agustín, que hoy lo es de Guamanga, a fundar un seminario y, para el trato, de pedir limosna de los bienes de un vecino rico que aquí murió, el cual al tiempo de su muerte dejó más de ciento y ciencuenta mil reales de a ocho, y destos le dieron al obispo seis o siete mil, suplicándole hiciese la iglesia y torre, y en ninguna manera le pudieron persuadir a que pusiese una piedra, ni disuadillo de hacer el seminario, y suplicándole nosotros se sirviese de hacer la torre que era lástima ver ahorcadas en tres palos las campanas, nos cobró tanto aborrecimiento que en mucho tiempo no nos habló palabra tratando mal de nuestras personas. En conclusión , Señor, persuadió a Pedro de la Torre Guedixa, un vecino de aquí, albacea de Juan de Carrión, que ansí se llama el vecino rico que arriba

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decimos, y compró cuatro casas, las cuales rentan hasta mil reales de a ocho, y dijo que si tuviese efecto el seminario las daría para renta, y por no perder esta ocasión, buscó seis muchachos y los metió en la casa que el obispo llama seminario, e hizo que dicho Pedro Latorre le hiciese escritura de las casas, y hechas, Su Señoría nos llamó un día a su casa y nos propuso el seminario, y viendo el poco fundamento que había y conocida la intención del obispo, lo contradijimos diciendo que Su Señoría había buscado grandes limosnas entre los vecinos y muchas obras pías, que por testamentos se mandaba hacer capellanías, casar huérfanas y decir misas, había metido en el seminario; que Su Señoría diese a cada cosa lo que fuese suyo con cuenta y razón, y que no quisiese ahogar tantas buenas obras en una sin fundamento, porque habíamos de dar cuenta a Dios y a Vuestra Majestad dello, y como es tan grande perlado, le suplicamos mirase por su conciencia y descargase las ánimas de los difuntos, y que si Su Señoría no lo quería hacer, nos dejase a nosotros hacerlo. A lo cual nos respondió que él sabía lo que hacía y que daría cuenta al Sumo Pontífice y que a él le habían de dar crédito y no a tres clericones, y esto,

Señor, con un modo tan extraordinario que no es para escribir. Y para acertar en todo metió y nombró por rector deste seminario a un soldado que, habiendo venido de España (expulso de la Compañía de Jesús después de haber estado en ella once años) en busca de su padre que es un vecino de aquí, y no pudiéndolo sufrir el padre, lo envió con un empleo de dos o tres mil reales de a ocho a Lima, y habiendo en el decurso de un año malgastado los dichos tres mil reales de a ocho, se volvió aquí y trató de ser sacerdote, y el dicho obispo lo ordenó de todas órdenes en cinco meses, constándole de su mala vida y peor modo de proceder, y diciéndoselo nosotros, Señor, dijo que había de escribir en su abono a Vuestra Majestad para que tuviésemos en el coro un rayo del cielo, y aunque nos pesase había de ser prebendado, y lo nombró por chantre sin haber aún cantado misa ni saberla leer ni haber entrado en coro en su vida. También se da cuenta a Vuestra Majestad que habernos sabido que dicho obispo llamó a un Eugenio Guerra, hijo de un hombre muy humilde y de una mulata, y le ha insistido que haga informaciones y las envíe a ese Real Consejo, y pida una prebenda, siendo persona inútil, asmático y enfermo y no saber cantar ni latín, que a este tono son los más clérigos deste reino... [A continuación dicen que con la salida del obispo a Guamanga, el presidente Valverdi tiene menos problemas y que todo el mundo está contento]

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23 junio 1614. Carta del obispo Cámara y Raya al Rey sobre el contrabando de negros (AGÍ, Panamá 100) Señor

• Por la obligación que los criados y ministros de Vuestra Alteza tenemos a 5U real servicio, daré cuenta de mi consagración que fue en Charcas (?). Bendito nuestro Señor vine a Cartagena y de allí a este Puerto Velo ya al punto que querían salir los galeones, a cuya causa con más brevedad de lo que el caso requería haré cierta y desapasionada relación del estado de este reino como a quien aún no ha tocado la peste y contagio que generalmente hay de poca paz y conformidad entre toda suerte de gentes, porque como es el mal de las cabezas es fuerza que del se derive a los miembros. No puedo aún juzgar cuya sea la mayor culpa porque como están divididos y hablan diferentísimamente, remito el juicio al ver de los ojos y palpar de las manos. Lo peor que en esto hallo es estar tan lastimadas las partes que no admiten blandura ni medios de pacificación, con que yo desconfío de lo que me prometía en ser poderoso de servir a V. A. y a Dios en negociar la pas. • Al pasar de Carthagena vide en los pocos días que tuve allí entrar dOS navios de negros y que en pocos antes habían entrado otros tres o cuatro, que por ser cosa de que se me avía pedido por parte de Su Magestad y de su confesor parecer en esta materia, inquirí la verdad con m a y o r cuydado, y

supe que es grande máquina de ducados en que es defraudada la hacienda real, porque de sólo un navio supe de persona que fice instrumento para ello, que se habían metido quinientos negros sin fee ni registro de novecientos tjue traía, defraudando los derechos reales. No me entremeto en quiénes tengan la culpa, pero se lo digo me certificaron [que] a sola una persona le habían dado nueve piezas de negros, y respectivamente se darían a otros más, y es cosa lastimosa que por mil o dos mil ducados que puede tener un particular de interés, defraude a su Rey que con tanta necesidad está de tanta cantidad de derechos como de tanta suma de esclavos le pertenecían. El remedio V.A. le verá que no sé si es el que conviene enviar jueces y comisarios.

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• En todo procuraré servir a V.A., a nuestro Dios y cumplir con las obligaciones en que me tiene puesto. Déme su divina Magestad favor y a V.A. guarde como su capellán se lo suplica. Puertovelo 23 de junio de 1614. Fray Francisco, obispo de Panamá.

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1615. Crave conflicto entre el fiscal y el contador de Panamá que degeneró en lucha armada entre el obispo Cámara y Raya y la Audiencia. (AGÍ, Panamá 100) El Maestro don fray Francisco de la Cámara y Raya, obispo de la yglesia catliedral de la ciudad de Panamá de la provincia de Tierra Firme, dice que habiendo tenido el fiscal de la Audiencia de la dicha ciudad y el contador Juan Pérez de Lizcano cierta pendencia, de que resultó retraerse el dicho contador de la yglesia del collegio de la compañía de Jesús de la dicha ciudad, de donde por mandado de la dicha audiencia el alguacil mayor78 le sacó, y llevándole preso, al pasar por el convento de monjas de la Concepción de Muestra Señora, se entró en él y se asió de la reja del coro bajo, y biolentamentc y contra su voluntad el dicho alguacil mayor le sacó y llevó preso a la cárcel real, y procediendo contra el dicho contador, el licenciado Manso de Contreras y Mexía de Villalobos, oydores de la dicha audiencia, por la dicha causa constó averie sacado de la yglesia y sin emvargo se rregojieron a las casas reales y pusieron gente de guarda en ellas y hizieron hazer un cadalso para cortar la caueza al dicho contador, y viendo esto, el guardián del convento de San Francisco y el comendador del de la Merced y otros muchos religiosos y personas, fueron a dar quenta dello al dicho ovispo, y como sin oyr al dicho contador en justicia le mandavan degollar, para que le defendiese la ynmunidad de la yglesia, por lo qual y viendo tan gran sinjusticia fue donde estaban los dichos oydores a le dilles mirasen bien el dicho negocio y se apiadasen del dicho contador, pues hera oficial real, casado y hombre principal, y no hauía causa para que sin oyrle se executase tan rigurosa El capitán don Tomás de Meneses.

sentencia, y que diesen lugar a que se notificasen los autos eclesiásticos, y llegando a la puerta de la dicha audiencia donde estava una compañía de soldados, los dichos oydores mandaron que no le dexasen entrar y cerrasen las puertas, y poniéndolo en execucion, llegando a la puerta el dicho ovispo los dichos soldados pusieron mano a sus espadas, y resistiéndole la entrada hirieron dos clérigos de los que llevaba consigo, y a él le dio uno de los dichos soldados un renpuxón y le hizo caer, y levantándose dixo que pues el era ovispo y del consexo de V. Majestad, que vien podía entrar en la Audiencia, y el soldado yncontinenti le dio un tan gran golpe en la boca que se la vino la sangre y habríó todo el labio, y usaron los dichos soldados de otros descomedimientos y demasías diciendo tenían orden de los dichos oydores para ello, los quales salieron al ruydo con espadas y dagas diciendo que como era posible que fuese de mano armada el dicho ovispo al acuerdo, a que respondió que ellos eran los que lo estavan pues avian dado orden para que le pusiesen como estava él y sus clérigos y que no yva sino a rrogalles dejasen notificar los autos eclesiásticos, pues podía entrar en la Audiencia siendo del Consejo de V. Majestad, y después de hauer usado con él muchos descomedimientos y díchole palabras feas, entró en el dicho acuerdo donde fechando de ver la poca justicia que avían tenido en hazer lo que hizieron, se vinieron a concertar en que el alease el entredicho por seis días y que ellos no ynovarían en el negocio, con lo qual se bolvió a su casa erido como viene dicho, y deste encuentro como fue con el dicho fiscal y oydores a resultado el que estén tan indignados contra él, porque no los dejó poner en execucion la sentencia que tenían dada contra el dicho, que quando salía a hazer alguna visita y en ella alia (=haya) algunos pecados que castigar como son de echiceros, amancebados y por otros delitos, en dando sentencia contra los culpados, como saven el dicho enquentro y que en la Audiencia an de ser amparados, acuden a ella donde lo son, con que no se castigan ni ponen en execucion sus sentencias y se quedan en sus mismos pecados, y en la última visita que hico, despacharon provisiones] los dichos oydores para que en ningún pueblo que llegase se le diese servizio, ni los auxilios reales si los vuiese [=hubiese] menester, y aunque pudiera con censuras obligalles a que se le diesen, por escusar ruydos no lo hize (sic). Y todas quantas causas le tocan al dicho ovispo la dicha Audiencia se las quita, así las de jurisdición como las de nulidad pertenecientes a la dinidad episcopal, como fue estorvarle no se celebrase la procesión del Santísimo Sacramento el día del Corpues de 616, tomando la llave del sagrario por parecerles quel dicho ovispo avía de yr vestido de pontifical y llevar la autoridad silla y acompañamiento, que en tal caso manda el ceremonial lleve el prelado. De suerte que no tiene más autoridad que para oyr provisiones y decretos que cada día da la dicha Audiencia para que no proceda en causas que le tocan, y por esto deviendo él conocer dellas le prenden sus notarios porque no entregan los pleytos y le

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hazen otras muchas cosas mal hechas que hazen de que resulta muy gran deservicios a Dios nuestro Señor, perjuicio y escándalo a la República, y de que se puede temer algún gran daño si V.M. no pone remedio en ello, como consta de todo y de otros muchos agravios que a recevido de la dicha Audiencia por informaciones y testimonios que tiene presentados a el Real Consejo de Yndias, y porque él desea solo acudir a las obligaciones de su dignidad episcopal y castigar los pecados públicos que se hazen, bivir con quietud y no tener en que[...] con personas ningunas y mientras los dichos dos oydores y fiscal no salieren de la dicha Audiencia no lo podrán hazer.

A V.M. vmildemente suplica le haga merced de considerar todo lo sobre dicho como rey y señor tan cristianísimo y mandar poner en ello el remedio que más convenga al servicio de Dios nuestro Señor y de V.M. que en ello rezevirá gran merced.

-408 nOV. 1615. C a r t a del obispo C á m a r a y Raya al Rey sobre distintos

asuntos: la ciudad sin defensa, el fiscal, las monjas, los problemas déla Audiencia... (AGÍ, Panamá 100) •475 Señor • En otras ocasiones tengo escripto a Vuestra Alteza de lo que se a offrecidO conforme me corre la obligación, y ansi en ésta notaré, demás que del suceso de la venida del enemigo a esta mar, estando aquí el Birrey Príncipe de Esquilache, llegó aviso del Marqués de Montesclaros de la cieña venida a esta mar del enemigo, avisando del cuydado que era bien tener en este puerto de tan grande consideración! Tubose ansi de parte del Príncipe de Esquilache como de la rreal audiencia probeyendo en algunas cosas, pero no tam apretadamente, por no tener al enemigo tam propinquo a esta ciudad, y esto debió de ser causa, a lo que pienso, de tomar el Príncipe rresolución, com parecer de algunos, para yrse desta ciudad, con cuya yda quedó bien desprobeyda y desmantelada, y si otras rrazones tubo, él las escrivirá a Vuestra Alteza, que en muy gran rriesgo quedó este Reyno, porque se llevó la armada y buen pedaco de la fuerza desta

Tin

ciudad. A los cinco días de aver salido llegó segundo aviso del Pirú del mal suceso que avía tenido nuestra armada, peleando con la del enemigo, echando al Admirania y a otro navio a fondo, en que se perdió mucho y murieron quinientos hombres. • Con la mayor brebedad y lo mejor que pudo, rreparó el Birrey la capitana y otro navio y los envió para que se juntasen con la armada doquiera que estuviese o la encontrase, y quiso la divina misericordia se juntasen en el cabo de Sant Francisco, junto al puerto de Manta, que allí de ordinario rreconocen los navios que salen de aquí para el Pirú, de donde desembarcado el Birrey y desembaracada la armada del gran balumen // • 475v que la gente y otras cosas llebaba para yr por tierra, la armada con los dichos dos navios y Don Rodrigo de Mendoca por General, vino en busca del enemigo a este puerto y a ¡repararse de muchas cosas de que venían desprobeydos, y de aquí se vuelven al Pirú con cuydado si encontrasen el enemigo pelear con él, que yo supplico a nuestro Señor no lo vean, porque si (como é dicho) salió de aquí la armada tan embalumada la primera vez, esta segunda no va menos de fardalería, que me certifican que en estas dos ydas del armada se a llevado tanta mercaduría COITIO pudiera aver traydo una rrazonable flota. • En los designios del enemigo ay diferentes opiniones: unos dizen que se a ydo a esperar las naos de la China, pero yo tengo para mí que va a juntarse COn el socorro que dizen le entra por el estrecho para poder acometernos con mayor seguridad y ventajas, que como yo é estado en esa de Chile, puedo certificar que en la isla de la Mocha y en la de Sancta María se podrán juntar si quieren indubitablemente, porque todos los navios que entran por el estrecho allí se reparan y están de ordinario dos meses. • Al segundo aviso que tubo la rreal audiencia, despachó por toda la tierra convocando la más gente que se pudo, y fuera bastante porque se hallaron en esta ciudad mili y docientos hombres de a pié y de a caballo, indios, negros y españoles, si tuvieran armas, cabeca y experiencia en la milicia, más por lo menos servirán de asombrar al enemigo y que no osase (?) acometer a desembarcarse, porque por ser la gente de las condiciones y faltas dichas, siempre a estado dudoso del suceso si el enemigo se desembarcara, y ansí supplico a nuestro Señor que le quite del pensamiento venir a Panamá, porque el puerto que tiene de Perico dos leguas de aquí está sin ningún género de defensa, por cuya causa yo é instado a Vuestra Alteza en todas las que le é escripto mande hazer en el dicho puerto una fortaleza, y aun si se hiziera juntamente entre los dos ancones, que es el solo desembarcadero que puede tener el enemigo, sería bien para tener muy defendida esta ciudad que tanto le importa a Vuestra Alteza.

,22)

La rreal audiencia, y emparticular el oydor Manso // • 476 que a hecho officio e General, hazen larga rrelación a Vuestra Alteza de todo, pretendida con lgunos sus amigos, o por mejor dezir lisonjeadores, si no es que se le da ombre de miedo que les tienen a Vuestra Alteza, a los que se debe dar crédito, ue yo como más obligado a desengañar digo verdades. Parte de los cabildos .11 tenido brío hasta agora para no firmar algunas cosas que les an m a n d a d o , y

ne an venido a pedir yo haga la rrelación verdadera, pero no me quiero meter n más que en lo que é dicho, pretendiendo con ellos solo el servicio de /uestra Alteza y la defensa y guarda desta ciudad, porque algunas cosas faltan >ien necesarias y de otras no ay nada, artillería, cinco o seis piecas pequeñas y )ien malas y mosquetería, alcabuzeria y las demás armas no las bastantes, y ;on precisa necesidad de aderezarse, pero desta suerte se a sustentado la tierra ;asi dos meses, y agora considerando que el enemigo pareze que escusa el /enir, a parecido por escusar los excesivos gastos de la rreal hazienda y por la ;ommodidad de toda la tierra enviar a los ind[i]os y algunos otros forzosos que son los que la labran a que hagan sus sementeras, que si éstas faltasen, en tierra ^ue vive de a carretes como ésta, perecería más prolijamente que a manos de los enemigos, por cuyo temor no a venido ni esperamos venga navio de bastimentos de los calles del PirÚ, que es de adonde toda esta tierra se probée y

sustenta, y uno que vino fue menester casi todo para la provisión de la Armada, y ansi yo temo más de lo que podrá dezir la hambre que espero a de aver, pero el fiscal licenciado Xuárez de Poago, no olvidado de SU condición, contradize esto con la terqueza que tengo ya escripto a Vuestra Alteza, rrepugna todas las cosas que a lo que moralmente se alcanca son necesarísimas y convinientes al servicio de Vuestra Alteza y de Dios, no moviéndole nada desto sino sólo su tema y pasión, que el día de oy lo es muy grande la que tiene con los dos oydores, porque no cortaron la cabeca o ahorcaron como el quería al contador Juan Pérez de Lezcano por una pesadumbre que tubo con él, y ellos considerando muchas cosas y emparticular viendo la prueba y descargos del dicho contador, a quién le dio ocasión primeramente el dicho fiscal, le sentenciaron no // • 476v a muerte, pero a muy graves penas, que a no pensar fué para cumplir con el dicho fiscal y templar su terrible indignación y pasión, la tuviera por injusta y rigurosísima sentencia. En esto no me alargo porque entiendo que la audiencia, como tiene obligación, dará quenta a Vuestra Alteza con el proceso. • En orden de defender la immunidad de la yglesia de adonde sacaron al dicho contador, uve de yr a tratar y rrogar a los oydores que estaban en acuerdo y con demostraciones (que quica sería no con ánimo de executar el dar la muerte al dicho contador) diesen lugar y oydos a mis n-uegos y notificaciones. Defendióseme la entrada por una compañía de soldados que a

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las puertas estaban por darle a bozes su Alférez orden de que cerrasen las puertas. Algunos desconciertos y demasías uvo en esta ocasión, como Vuestra Alteza abrá sido imformado por la información que los oydores hizieron con los mismos delinquentes y más culpados, y también de la que yo é enviado. Lo que yo supplico a Vuestra Alteza humildemente es que, si en mi hallare culpa, que yo no la conozco delante del Señor ni en el hecho ni en la intención, se sirva de desterrarme por ello a otra parte aunque sea peor, que no sé qual lo será, y si en los oydores o otros algunos se hallare culpa, sean perdonados, que desde el mismo punto que sucedió lo tengo yo hecho y rremetido a Dios. • Y finalmente lo que más supplico es que por quanto aquí se a dicho por aviso de esa Corte que Vuestra Alteza le haze merced al fiscal de una plaza en esta audiencia, que lo rremueba a otra parte, si no es que Vuestra Alteza quiere que jamás aya paz en esta desdichada tierra, que como escripto tengo en los galeones, es cierto que él es de mala intención y digestión, de suerte que para mí tengo que a sido causa de las disensiones que a habido en esta audiencia desde que a ella vino, y el conserbador y fomentador de las que avía habido antes que él viniera, y ¿qué paz se puede prometer tendrá con sus compañeros un hombre que a los que de presente están tiene rrecusados, y lo que más es al oydor Manso, que siempre le a sido muy grande amigo? Dios le inspire cjue lo sea // • 477 de la paz y del servicio de Dios. Cada día me da muchas ocasiones, pero yo las tomo para más merecer para con Vuestra Alteza, callando y suffriendo, y sólo tomando testimonios que enviar para que dello conste a ese Real Consejo. De la carzel me a sacado los presos con sola su auctoridad, que por la pobreza deste obispado aun no a alcancado a tener una cárcel, batiéndose los obispos de la de la ciudad, hasta que por estas cosas la tengo hecha. A soltado ansimismo libremente a unos indios brujos que tenía condenados al servicio de la yglesia por cierto tiempo, y a los unos y a los otros les a dado mandamientos de amparo para que no pueda ninguna justicia tocarles. Dello envío testimonios con ésta que, demás de no poderlo por ningún camino hazer, echará de ver Vuestra Alteza el grande inconveniente que es que se vuelven a las partes adonde hablaban con el Diablo. Con dar quenta a Vuestra Akeza descargo mi conciencia. • Sabido é que me a sindicado por aver commutado la coroza de una negra bruja en docientos pesos aplicados a la yglesia que é hecho en el puerto de Perico con advocación de Nuestra Señora de Buena Esperanza, y lo confieso y si en ello herré, espero la correctión de Vuestra Alteza. • Y porque no aya cosa buena que no tenga contradición, tratando de la rreformación de este convento de monjas y de que elijan una Abadesa que a

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to ayude, el fiscal por todos los caminos que puede me lo estorva, para lo jal con estar tan encontrados se an convenido los oydores y él, y porque es en que Vuestra Alteza sepa el estado deste monasterio de monjas y en lo que ; topa, es asi que, como escriví luego que llegué, que la peste general de la oca paz y disensiones avía cundido hasta entrárseme en un convento de lonjas que hasta entonces avía sido de las más obserbantes que se podía aliar, aunque entrasen los más rreformados de España en este número. Desto jé causa la electión que se // * 477v hizo de Abadesa en una monja de solos •eynta años, hermosa y libre, y si digo la más del convento es la verdad. Visité jego que llegué el dicho monasterio, aunque se suele hazer al acabar el officio i Abadesa, pero las cosas que supe y vide que tenían necesidad de brebe remedio y de atajar offensas de Dios y la disipación de los bienes del ;onvento me obligó a visitarle luego, dejando avierta la visita para el fin del rienio de la Abadesa. Y considerando que de la rrelajación en las costumbres / destruyción de las rrentas avía sido la causa la electión de Abadesa moca, lecha por las mocas que prebalecieron contra las ancianas, entre las jrdenaciones que hize en la dicha visita fué una que de allí en adelante no :uv¡esen voto en la electión de Abadesa sino las que tuviesen seis años de profesas, fundándome ante todas cosas en una bulla de Bonifacio Octavo alegada por fray Gerónimo Sorbo in Compendio privilegiorum, página segunda, párrafo Bonifacius, en que estatuye que en las electiones de Abadesa no sean admitidas sino tan solamente las que uvieren estado doze años en el convento y que sean profesas. Y en los estatutos de las sagradas rreligiones de Sancto Domingo y Sant Francisco, en la primera está establecido no tengan voto sino los profesos de seis años y de orden sacro, y las monjas de seis años de profesas, sin embargo de que mucho tiempo guardaron lo establecido por Bonifacio de los doze años y en la de Sant Francisco por este último capítulo general está ordenado que no tengan voto en la electión de Abadesa sino las de quatro años de profesas, en todo lo qual fundado me parezió que quedase en el medio de los de seis años, y en esta causa no valdrá alegar costumbre porque en este monasterio no a ávido más de dos electiones en forma, porque las de antes fué sólo prorogar una vez a la Abadesa fundadora, y en tan brebe tiempo no se derogan leyes ni perscriben costumbres. Acabando la dicha visita actualmente y su officio la dicha Abadesa aver probeydo aucto alguno en orden de la electión ni dado a entender por ningún camino voluntad de hazer a ninguna emparticular Abadesa, algunos deudos de la Abadesa y de sus consortes presentaron peticiones ante mí bien sin rrespecto, alegando agravios de la moderación que avía hecho de los votos en los seis años, y aun apelando dello y de las sentencias // • 478 que diese de las culpas que rresultasen en la visita aun antes de sentenciadas. La una destas peticiones fue en nombre de

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cabildo con solos tres que la firmaron, las quales peticiones yo no admití. Lo primero porque no eran partes lígitimas, porque no tenían poder de las dichas rreligiosas a quien nombraban por agraviadas, pues estaban tan agenas de darlo las más dellas que presentaron ante mí petición de no aver jamás tratado de tal cosa, antes me pedían que no hiziese tal, porque lo ordenado era lo conveniente para sus conciencias y bien del convento, y que, si necesario era, rrenunciaban desde luego sus votos, porque aun siendo interesadas y comprehendidas en la dicha ordenación, ellas se avían visitado y pedido en la dicha visita se hiziese la dicha ordenación. Lo segundo porque no admití las dichas peticiones fué porque los que las dieron son deudores de cantidad de pesos al monasterio de dotes y de rréditos, y quieren sea la Abadesa, hechura de la pasada y dellos, para no pagar, y si pagaren sea en cosas impertinentes y dadas por excesivos precios, sobre lo qual entrando Abadesa, si es la que conviene, an de ser apremiados a que paguen, porque la Abadesa pasada no sólo no cobró dellos, empero consumía con ellos gran cantidad de pesos, pero sin embargo se presentaron en el audiencia, la qual mandó fuese compelido el Pres.do fray Pedro de Luque, compañero del obispo de Trujillo, que presente está (a quien por persona tal nombré por notario de la visita, porque con mayor secreto y honrra quedasen enmendadas y enterradas las culpas de rreligiosas) a

que llevase la visita a hazer rrelación della, y no le valiera ser rreligioso si no mostrara una certificación mía de que jamás avía dejádole el proceso en su poder, pero volviese la saña y yra contra mí, y proveyeron que diese luego y entregase a notario los auctos hechos en orden de la electión, para que fuese a hazer rrelación y que no procediese a ella so pena de mili pesos y no sé qué más. Yo rrespondí no tenía hecho aucto alguno en orden de la electión, como en efecto no le tengo hecho, si no es la sobredicha ordenación, sino de visita y que está conforme al Tridentino y leyes rreales, y a lo que es guardar la honrra de rreligiosas no la debía de dar, antes ellos se avían de inhibir de semejantes causas, protestándoles los daños // • 478v que de impedir la electión se siguirían, y en este punto está esta causa, y a lo que pienso, rresucltos los oydores a impedirme la dicha electión, que aunque no me ó declarado en ella deseo sea una de tres rreligiosas ancianas, muy obserbantes y fundadoras, y ellos quieren una rreligiosa de hasta quarenta años, íntima amiga de la Abadesa que sale, con intento de que ésta lleve adelante las cosas de la pasada, porque ella es la que a dado principio a la rrelajación y perdimiento de este monasterio, a la (borrón) tengo aberiguado de unas tres conversaciones por lo menos, no lícitas sino deshonestas y escandalosas, porque aunque no se prueba cosa consumada ay besos y abrazos y aver entrado uno de sus debotos al convento, aunque con título de acompañar a su compañero por ser rreligioso que entra a aderezar un órgano, con el que se entró en su celda y después en la

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de una amiga suya solos, con grande murmuración y escándalo de todo el convento que lo supo, y algunas los vieron salir solos, y lo que es más que en un convento que hasta su tiempo fue sancto, desde que ella es Abadesa a una se a probado a salido por las paredes, y dos an estado sobre ellas, y la una dellas abrá sólo cinco días y a sido de suerte que un negro que pasó rreprehendiendo a la una la hizo volverse, y a la otra, viéndola un hombre y preguntándole que qué quería, le rrespondió vayase que no lo espero a él porque é sacado quatro negras que intentaron de salir y ayudaban a las otras, me an querido los de afuera y las de dentro quemar. En materia de las rrentas del convento a sido grandísima la disipación, consumiendo quatro dotes y un censo sin dar de vestir ni probeer de lo necesario, tanto que en estos 'últimos días de su officio más a de tres meses, que si no les envían de comer de fuera a las rreligiosas, perecerían dejando el convento en tanto estremo necesitado que, con aver hallado en la caja casi tres mili pesos, y augmentándoles yo desde que vine otros mili de rrenta, deja cobradas las que tiene por casi todo un año, sin otros casi tres mili pesos que el día de oy debe el convento, y esto es lo que los oydores faborezen (verdad es que el oydor Manso se a entendido mucho con la dicha Abadesa en orden de que diese lugar a algunas rreligiosas mocas con quien él a pretendido conversaciones no lícitas, como lo testifican algunas dellas, y no envío la visita por no estar sentenciada y que me tienen amenazado // • 479 que della se a de apelar, como si se pudiese hazer en visita y rreformación de rreligiosas, las quales s! lo hazcn y a los que las faborezen y aconsejan para que lo hagan los condena Gregorio XIII por un buleto concedido a la orden de Sant Francisco, cuya regla estas rreligiosas profesan, a descomunión rreserbada a la Sede Appostólica y a pribación de vox activa y pasiba y perpetuamente de qualesquier officios, • Por evitar las discusiones entre la audiencia y mi, escribí al oydor Manso que preside y que es comprehendido, un papel cuyo traslado envío con ésta y su rrespuesta, que a hazer lo que en ella dize no avía más que pedir, pero dizelo bien y hazelo muy mal. En este estado están las cosas el día que ésta escribo. Si se offeciere más lo avisaré a Vuestra Alteza, a quien supplico envíe el rremedio más conviniente para cosas en que la divina y humana Magestad tanto se Offende, y que sea con la brebedad que estas cosas rrequieren, Dios por su misericordia los faborezca. • En esta ocasión acabo de averiguar el acometimiento de saltar las paredes una rreligiosa, sino es que fuese hombre que quería entrar o salir, porque 'estaba con sombrero en la cabeca y cubierta con cosa que parezía capa o mantillina, y enviara el traslado della si la priesa de despachar ésta me diera

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lugar. Dicho tengo como la audiencia me tiene impedido el proceder en la electión con algunas penas, pero yo no procederé en ella por evitar los enquentros con la audiencia, aunque veo y experimento los grandes inconvenientes y daños que se siguen de tener una communidad tal sin cabeca propria, y por lo menos no ay día que unos con otros no tengan muy grandes disensiones tratándose muy mal en hechos y palabras, sin yo poderlo rremediar por el fabor que tienen en los oydores. Por la sangre de Dios supplico a Vuestra Alteza probea del rremedio con la brebedad que es menester. • La audiencia, contra el estilo y buen termino que Vuestra magestad tiene ordenado se tenga en los decretos con el obispo hablando con este termino de rruego y encargo, usan quando se les antoja del término demandar, como pareze por los testimonios que a Vuestra Alteza envío, y con esto dan atrevimiento a que también tengan muchos descomedimientos otros // • 479v en peticiones y escriptos que ante mí presentan, como verá Vuestra Alteza por el traslado que de una envío que aora últimamente me an presentado, y va sola por no multiplicar papeles, porque otras se me an presentado al modelo de esa. Y porque estorban la electión no es más sino porque no entre Abadesa que les haga pagar lo mucho que deben al convento y les niegue las licencias y libertad que quieren tener. Y en la dicha electión certifico a Vuestra Alteza no es otro mi intento que sólo que Dios se sirva y se rreforme este convento. El malo que la audiencia tiene bien se é echado ver por su decreto de que envío traslado, y si mis auctos y rrespuestas no van conforme al estilo del derecho, es la causa porque por el miedo de que se les tiene no ay abogado que se atreba a ayudar mis casos, como parecerá por ese testimonio de uno dellos el menos parcial donde los pocos que ay lo son. Y no sólo esto me quitan, sino que 110 tenga officiales, pues no tengo fiscal ni le hallo y dos que é tenido me an dejado el officio, y al notario que traje, com prisiones y otros malos tratamientos le hizieron dejar el officio y la tierra" y al que rreceví después, me le tienen el día de oy preso con dos pares de grillos, con achaque de que no les lleva un proceso que él no fulminó, y yo lo tengo que es el de las brujas que hallé en la visita que hize de mi obispado, el qual an visto ya y declararon que hazía fuerza en no otorgarles la apelación (porque bastó ser hecho por ©I obispo para que ellos faborezcan semejantes idolatrías y tanta ¡inmensidad de homicidios, la que yo otorgué, y ansi ni ellos ni yo somos parte para poder volver al dicho artículo, y sólo lo hazen por tener de que asir para molestar, y para este mismo efecto y encubrir más su intención y mala voluntad, dizen que le hazen información de cohechos, a lo que é dicho que probándolo qualquiera no sólo castigarán ellos la mitad que yo. En conclusión ellos van con la mayor pasión que sabré dezir conmigo, y aunque es verdad que después de averme

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tratado tam mal, hiriéndome y lastimándome en el rrostro los soldados de su guarda, yo avía procurado tener con ellos muy grande y buena conformidad sólo por el gusto y servicio de Vuestra Alteza. Agora de nuevo an vuelto a executar su pasión, y no pienso que sea otra la causa sino que, pidiéndome los m i s m o s Oydores que informase a Vuestra Alteza // • 480 de quan bien tenían

defendida esta tierra del enemigo, les dije que si querían diría lo que sentía, porque no era justo que un hombre de mis obligaciones a mi Rey y señor le nagañase y no tratase verdad, pero que diría todo lo que pudiese en su abono y que por mí no perderían, y piensan que yo é sido parte para que algunos » quien an pedido lo mesmo y que firmasen un memorial que a su modo tenían hecho, no lo ayan querido hazer. Los que desta verdad más saben,, que son los officiales mayores como el maestro de campo y sargento mayor, lo dirán mejor que yo, y si va a dezir la verdad no a ávido en toda la gente más de hasta quinientos hombres que sean de algún efecto, y aun destos los más dellos no an tirado con bala en su vida, y todos los demás son indios, negros o gente impertinente. Y como los oydores pintan el estado en que tienen la tierra, casi ellos podían desde aquí defender todo el Pirú, y no digo cosas particulares en esta rrazón porque no parezca pasión lo que fuera pura verdad. Esto es lo que agora se offreze y lo que por instantes se offrezera bien lo echará de ver Vuestra Alteza. • Después de escripta ésta se a offrezido dar aviso a Vuestra Alteza de uno de los casos más graves que a sucedido, y es que fray Alonso Camargo de la orden de Sancto Domingo, criollo de Lima y lector de theología, que fué de aquel convento, después de aver ydose del por mohínas con el visitador vicario genera], que en sus pasiones fue behemente todo el tiempo de su visita, y aviendole no con bastante causa condenado a quitar el hábito en ausencia, y aviendo venido a parar aquí y tenido algunas mohínas con el Prior deste convento, fray Christoval Rodríguez, que ansimismo era criollo del Pirú y de notable y ocasionada condición, mandándole fuese con un rreligioso fuera y escusándose con dezir estaba malo (que quicá fue achaque), el Prior le quiso obligar y el rresistir, y fué la proterbidad de ambos de suerte que mandándole

el Prior hiziese la venia, que es un género de humildad y postración, y rresistiendo él a este acto de humildad y obediencia (a lo que pareze el Prior y dos sus amigos que en la celda estaban solos debieron de forzejar, poniendo las manos a postrarle por tierra, porque según parezió el rreligioso salió lastimado y desollada la frente // • 480v y a estas cosas uvo palabras de una parte a otra muy mayores, diziéndole el Prior indio, y el otro mentís, y aún ay quien diga le dijo bujarrón. Estando hincado de rrodillas, el Prior que estaba cerca del, y dizen poniéndole las manos, sacó el cuchillo de la cinta y le dio al lado del

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baco en parejo del ombligo una herida que a los veynte horas murió. De aquí echará Vuestra Alteza de ver quam buenos (?) son criollos para mandar y ser mandados, y quam necesario es en nuestra orden aya siempre vicario general como en la de Sant Francisco y de la Merced, y que tenga Vuestra Alteza ay en esa Corte un Vicario General que govierne estas partes y rremedie las cosas dellos, y no un General estranjero que apenas tiene noticia que aya indios con quien por tercerías se negocia bien com plata. Quatro años abrá que Otro criollo dio una cuchillada a su vicario general sancto, y el castigo que tubo fué darle una doctrina de mucha rrenta y rregalo, y en lo mismo vendrá a parar estotro si su castigo se rremite a los de acá. No dejo de confesar que el Prior era notablemente ocasionado, porque desde que entró aquí a tenido mili enquentros con todas suerte de gentes, cabildos y comunidades, que no se puede esperar menos del govierno de criollos. • En las casas deste monasterio de monjas no se offreze de avisar de nuevo más que la audiencia proveyó segund decreto, cuyo traslado envío a Vuestra Alteza, añidiéndome otros mili pesos, como si pudieran condenarme en los bienes que ya son míos y meramente ecclesiásticos, pero los dos oydores son tan doctos que como destas cosas harán, y en el dicho decreto se me mandaba dar los papeles que tenía hechos cerca de la electión, y por evitar rrelu'ertas los entregué a su secretario, y no eran más que una ordenación que h\¿e más a de un año en la visita, de que no tuviesen boto sino las monjas profesas de seis años, fundado en el derecho común y ansimismo en constituciones de IOS rreligiosos, y si bien lo mirarán los dos oydores no se entremetieran en COSas de monjas, pues el oydor Villalobos, como Vuestra Alteza sabe bien fué sacado de Sancto Domingo por aver querido solicitar tan malamente a una monja, y el oydor Manso está tan notado // • 481 de no tratar con algunas de las deste monasterio con la decencia y honestidad debida, como yo lo tengo testificado en la visita que hize un año a, como enviándola yo le constará a Vuestra Alteza. Filos me pareze que todo lo atropellan, pues no se admite rrespuesta mía, como pareze por ese testimonio que envío. • También me an mandado por una provisión rreal ponga edictos para probeer en propriedad, conforme el rreal Patronazgo, unas doctrinas y beneficios. Confieso que dos o tres dellos an vacado en mi tiempo, que los demás ni aun saber que estaban vacos, porque alguno dellos si lo está a más de diez años, y los que yo no é probeydo an sido dos por balerme de los quatro meses que Vuestra Alteza concede por una su cédula, por hazer con esto tiempo para que uviese Presidente y los,probeyésemos de suerte que se descargase la rreal conciencia, que de quien preside no estoy muy satisffecho lo hará. Y otro

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beneficio no lo é probeydo porque, como é escripto a Vuestra Alteza, la audiencia tiene quitado el camarico, y sin él no tienen los curas un rreal de rrenta ni con que poderse sustentar, y hasta que se vea sobre este artículo no me pareze que ay para que probeer la probisión de tal tenor y tan contra \& jurisdición ecclesiástica, que me pareció enviar su traslado a Vuestra Alteza para que vea de la suerte que pide el fiscal contra el obispo y la jurisdición ecclesiástica y probee la audiencia, pues haze juezes a los corregidores y les manda embargar y no pagar los diezmos que les caben. Supplico a Vuestra Alteza lo rremedie y modere como más convenga a su rreal servicio y al de nuestro Señor, que yo sin embargo de las rrazones que tengo dichas pondré edictos para probeer los dos beneficios, procurando de alargar el tiempo si puedo hasta que llegue el Presidente por lo que dicho tengo. Y también envío a Vuestra Alteza la rrespuesta mía. ¡so .?.'JH\OÍ¿ 'ib amu. • Abrá ocho días llegó a este puerto de arribada la Admirante de la armada del Pirú, anegándose y tan mal tratada // • 481v que costará mucho su rreparo, c n que de presente se entiende y de aquí echará de ver Vuestra Alteza la verdad que le tengo escripta de las pocas fuerzas y aparejo que ay en este Reyno para rresistir al enemigo, y con quanta rrazón supplico a nuestro Dios no venga ni lo veamos de nuestros ojos. Dizen los que vienen en la dicha admiranta que yba casi de la misma suerte la capitana y la que llaman La Inglesa. Dios las lleve con bien y guarde a Vuestra Alteza para bien y amparo de todos estos Reynos. Fecha en Panamá en ocho de noviembre de 1615. • Aunque tengo avisado a Vuestra Alteza la molestia que me haze la audiencia en tenerme preso al notario, agora digo que a un mes que lo está, agrabándole cada día las prisiones, hasta que el sábado pasado, que se contaron catorze de noviembre, le mudaron de la carzel de corte a la de la ciudad y lo pasaron cargado de grillos y a pié cercado de alguaziles por medio de la plaza y delante mis bentanas por solo hazerme befa, de que no se a escandalizado y alborotado poco esta ciudad, y aunque yo lo vide, sólo que hize fué cerrar las bentanas de mi casa, y pues Vuestra Alteza tiene por su ley determinado que los escribanos y notarios, quando les pidieren algún proceso, ayan cumplido con dar ej rrecinco (?) del juez o del procurador, supplico a Vuestra Alteza mande esta ley se guarde con mis notarios, que el escusarme yo de dar este proceso no es en rrebeldía, sino por el inconveniente que é rreferido a Vuestra Alteza, y porque ya sobre este artículo tiene determinado la audiencia rreal, y porque el rretenerle en ella como lo pide el fiscal tiene el inconveniente de poder incurrir yo y algunos de mis ministros en irregularidad. En todo espero el rremedio de las manos de Vuestra Alteza que nuestro Señor guarde ... fray Francisco, obispo de Panamá

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-411615, 09/15. Carta del obispo Cámara y Raya al Rey sobre distintos asuntos: el camarico, los protectores de indios, un grave conflicto entre el fiscal y el contador (AGÍ, Panamá 100) • 433 Señor

• Lo que se offreze después de la ida de los galeones avisar a Vuestra Alteza es de que con la llegada del Birrey Príncipe de Esquilache a esta ciudad, se intentó el rremedio de algunas cosas de que tenía avisado a Vuestra Alteza había de procurar aun con la misma audiencia, pero como Dios, pareze, esto permite más por castigo de nuestros pecados y estos no cesan, tampoco se an rremediado muchas cosas de que avía mucha necesidad, porque el Birrey a pocos trances se halló tan fatigado y tan confuso con las cosas deste Ryeno que muchas bezes me dijo que quando no fuera tam mala de su salud huyera della, y ansí con más priesa de lo que conviniera, el buen Birrey se fué. Díle primeramente un memorial de cosas que eran necesarias en todo este Reyno y rremediar, y aunque intentó algunas, todo lo bueno tiene tanta contradición que al cabo se quedó, pero singularizando en cosas para que Vuestra Alteza tenga noticia dellas, le presenté una su cédula en que me manda so cargo grave de conciencia la doctrina y enseñanza de los indios dándoles curas y quien les administre, personas tales para que por esta viese la rrazón que avía para que yo no consentiese quitar el camarico y servicio a los curas mediante el qual sólo se podían sustentar, como lo tienen mandado quitar esta rreal audiencia absolutamente, contraviniendo a una rreal ccedula de Vuestra Alteza en que manda sólo que atento se le a hecho rrelación rreciven agravio los dichos indios en dar el dicho camarico y servicio no se les consienta molestar mientras a Vuestra Alteza se informa como les manda informar de donde se les podrá dar congrua sustentación y a quién se pagan los diezmos, y aunque al Birrey y a todos pareze cosa justificadísima que se informe luego a Vuestra Alteza // • 433v como lo manda y que se estén los curas ansimesmo (hasta que Vuestra Alteza mande otra cosa (siendo informado) con el dicho camarico. No quedó cosa proveyda con la confusión de negocios que é dicho tubo. A Vuestra Alteza supplico vea la dicha cédula y echará de ver como lo que el

foscal a pedidoy la audiencia proveydo no es más sino sólo por hazer tiro al obispo, y lo que yo é hecho a sido animarles a los curas se sustenten como pudieren perdonándoles mis quartashasta tanto que Vuestra Alteza probea de rremedio, porque ni a la audiencia ni a los mismos feligreses se les daba nada estuviesen y muriesen sin sacramentos, y como yo prometí me uviera ydo a ser cura de uno de los dichos pueblos si no uviera sido mi asistencia en esta ciudad tan necesitada. • Otra cédula le mostré en que Vuestra Alteza me manda le avise de la suerte que los protectores lo hazen con los indios, supplicándole moderase al fiscal que con título de protector no sólo [no] lo es sino su contrario, pues sólo por serlo de todas las cosas tocantes al obispo y a la yglesia a pedido que no se les dé a los curas camaricos ni a la yglesia los diezmos, como en efecto está mandado suspender la paga dellos. • Al fin el Príncipe se fué y se quedó esto en mucho peor estado que antes tenía y sólo lo espero del cielo y del rremedio de que Vuestra Alteza probeará, y alg..o a sido la provesión de Presidente en don Diego de Velasco por ser muy honrrado caballero y afable en su govierno si ya no es que para las cosas que aquí corren era menester otra condición, a lo menos ya tengo escripto en otras ocasiones a Vuestra Alteza, y deste perecer es el Príncipe de Esquilache y lo serán todos los que por esperiencia vieren y espirimentaren las particulares cosas desta tierra, que aquí lo conviniente era no audiencia sino un muy gran soldado Governador con uno o dos muy buenos letrados tenientes. • En otra ocasión tengo escripto a Vuestra Alteza quam impertinente fuese dentro de Panamá unos cien soldados que ay de presidio, sino que estor estuviesen rrepartidos en Vallano por los indios y negros cimarrones que tanto daño an hecho este año, como solían estar. Y en el puerto de Perico donde era muy necesario hazer un fuerte. Agora digo que la ocasión presente a dado bien a entender de quanta importancia era. • No me alargo en hazer rrelación de los enemigos que se esperan porque esto lo hará la audiencia que lo tiene más propriamente a su cargo. Sólo digo que usando Dios de su divina misericordia a detenido al enemigo // • 434 porque con estar avisados por el Birrey del Pirú por dos avisos se estaba tan desapercebido este lugar que si en los diez primeros días vinieran como se temió y ellos trayan orden de venirse luego aquí, nos uvieran destruydo y después vueltose a hazer el daño que van haziendo, pero Dios nuestro Señor los a cegado por su divina clemencia no mirante nuestros pecados.

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• Después se a ydo juntando gente desta Governación de Veragua y aunque algunos indios y negros al fin ay gente al parecer bastante de a pié y de a caballo que a tener alguna buena fortaleza se pudiera estar con mucha seguridad. Lo que yo deste enemigo temo es no salga con su intento de hazerse señor desta mar con los socorros que espera cada año porque será total destruyción de todos estos Reynos. • Lo que a sido de mi parte que es acudir a las espirituales armas, lo é hecho con ordinarias plegarias,! procesiones, velas de sacramento, penitencias públicas y secretas, no olvidándome por esto del ánimo que se debe poner esteriormente, y ansi luego puse en las bentanas de mi casa el estandarte del Santísimo Sacramento, convoqué a todos los ecclesiásticos apercibiéndoles que a qualquiera ocasión de rrebato acudiesen a su bandera, nombrándoles officiales a quien obediesen, de a pié y de a caballo, según era a propósito de cada uno, con ánimo de salir yo a caballo con adarga y lanza, que es de lo que sé algo, y no por que yo avía de hazer, que bien veo que mis fuerzas son flacas, sino por el ánimo que avía de poner, como en efecto lo puse, a todos los que estaban en esta ciudad, y a ella an venido. El estado en que, quando ésta escribo, están las cosas, es que está este puerto con bastante gente, si estuviera bien deciplinada y tuvieran buenas cabezas. Debe de aber de cinco a seis piececuelas de artillería. An hechado siete barcas a la mar con ciento y tantos alcabuzeros para rrecevir las lanchas del enemigo. Anse hecho algunas trincheras que, por ser com priesa, se an caydo parte dellas, aunque algunas buenas. Por la parte que es fuerza averse de desembarcar por ser sola, a proveydo Dios de montañuelas que son de gran probecho para salir los nuestros a su salvo por ellas a la tierra llana. Abrá trecientos de a caballo de indios, negros y españoles. Espero en Dios que no an de desembarcar, no por nuestra fuerza sino que, viendo nuestras prebenciones temerán. En mi Dios confío que no tendrán ánimo para desembarcarse y acometer, que si lo hazen mucho trabajo tenemos. • Del Pirú abemos tenido aviso que, después de rroto el General don Rodrigo, se reparó y salió con cerca de trecientos hombres, que por fuer // • 434 v ca sacó los más de Lima en dos navios con hasta quarenta piecas. Trae orden de juntarse con la armada que salió de aquí con el Birrey y que, desembalumada de gente y carga, bayan a buscar al enemigo que está en el puerto de Payta aguardando el armada. Este tranze es de temer por las ventajas que el enemigo nos tiene de gente y mejores bajeles, más número de artillería, aunque no tam

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buena, animado y victorioso, y nuestra armada vencida. Dios nos socorra que yo no ceso de plegarias y procesiones. • Y como el Demonio no pierde la ocasión, viendo la puerta abierta, la a dado estos días en esta ciudad, de manera que lo é temido más que al enemigo, y a sido que, aviendo ávido entre el fiscal, licenciado Melchor Suárez de Poago, y contador, Juan Pérez de Lezcano, un muy grave enquentro, de que no trato porque la averiguación jurídica me pareze se abrá de enviar a Vuestra Alteza, que tam poco parcial quiero ser en casos de differencia entre partes, y sólo trataré del mío, y fué que viendo la aceleración con que se procedía a hazer justicia del dicho contador, hecho cadahalso, y siendo informado le daban una hora de término sola para descargarse, a instancia de los prelados de los rreligiosos y de otras personas graves, sin embargo de averio rresistido gran pedaco de tiempo, viendo que a mi notario seglar y clérigo no sólo lo admitían para dejarse notificar la immunidad de la yglesia, sino antes maltratándoles, movido de piedad y juntamente de justicia, por aver tenido aviso secreto de persona grave que se avía probeydo me viniesen a cercar la casa treynta soldados para no dejarme salir della, como en efecto se ordenó que ansi me lo confesaron, salí acompañado de los que presentes se hallaron en mi casa, que fueron prelados, prebendados y otros clérigos en hábitos decentes (verdad es que hasta tres o quatro de los que como é dicho estaban en hábito corto y haziendo como cuerpo de guardia al estandarte que dicho tengo tenía puesto en mi casa, fueron con los demás) y llegando cerca de las casas rreales do estaban los oydores, desde la ventana de su acuerdo se asomó un alférez de la compañía que tenían en su guarda, y a bozes dijo cerrasen las puertas y no dejasen entrar a nadie, ni a el obispo. Los mucho que allí avía esperando el espectáculo de la justicia y algunos de los que conmigo yban, sin yo poder prevenir semejante hecho, detuvieron el cerrar la puerta a los soldados, de suerte // • 435 que quando yo llegué a ella no hallé más resistencia que algunos soldados que me detenían a empellones. Sin embargo subí hasta el descanso de la escalera do avía otra puerta, en la qual uvo brega de los unos y otros sobre cerralla y abrilla, y sobre el no dejar entrar a nadie. Yo siempre dando bozes que me dejasen solo entrar, pues era del govierno de Vuestra Alteza y tenía que tratar en el que actualmente estaban haziendo, y que ansí se lo dijesen a aquellos señores, pero no sólo aprobecharon rrazones ni para los que conmigo yvan, porque los soldados que estaban en defensa que no se subiese sacaron espadas y dagas, y maltrataron y hirieron a mis clérigos, y el uno dellos dándome empellones (sin embargo de que yo le dezía dejase subir sólo a su dicho obispo a la audiencia que era del consejo de Vuestra Alteza) me echó las escaleras abajo dos o tres escalones, de suerte que si no fuera por la mucha

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gente y un criado que yba junto a mí, fuera peligrosa la cayda. Yo me así del mismo soldado por no caer, el qual desacido volvió a cobrar (?) la escalera, y volviendo yo a subir, avíéndo él a todo esto tenido la espada y daga desembaynadas, me volvió a impedir la subida dándome de nuevo empellones, y volví segunda vez a arrodillar, hasta que los clérigos que allí estaban le desasieren de mí, y el uno le quitó la daga que tenía en la mano. Desta salí con la voca bañada en sangre y una herida por la parte yzquierda en el labio, y los dientes bajos todos lastimados, sim poder dezir con verdad de qué causa este efecto se siguiese más de que los que presentes se hallaron testifican.Y pienso es muy sin duda que fué porrazo (?) que el diego soldado me dió, porque yo verdaderamente no cay más de lo dicho, aunque es verdad que otros me dieron muchos empellones y trataron muy mal, ninguno como éste. Y ansi tengo por muy sin duda aver sido él el que me dió esta herida, de la qual fué menester que un cirujano me curase algunos días. Del lo me a quedado los dientes bien maltratados, que para mi edad poco an menester. Subí al fin al corredor de la dicha audiencia que hallé muy llena de sol // • 435v dados y que de nuevo me dieron algunos empellones. Salieron los oydores muy alborotados, con espadas y dagas por la ocasión de la guerra y con muchas bozes, afeando mi entrada y dándole nombre de yr con mano armada, diziendo palabras bien graves y pesadas que sabían enbarcar obispos y clérigos como lo harían, a lo qual yo dije que harto peor era que con mano armada y restencia de una compañía impidiesen a su obispo, y del Consejo de Vuestra Alteza, a que entrase en él, que aquello sí era mano armada y peor que motín, que me oyeran y, si no tuviera rrazón en lo que quería tratar con ellos, no la admitieran, y que quien era el de la mano armada se echaba de ver en las heridas que tenían mis clérigos en el rrostro y en las manos y en la herida y maltratamiento que yo tenía en la voca, no hallando persona de todos los soldados ni de los demás de su parte con ningún género de maltratamiento. Ellos se confundieron con la vista, y al fin la rrazón que puede mucho los apaciguó y nos entramos y sentamos en unas sillas que allí estaban delante un bufete, y allí tratamos, yo ie la imm unidad de la yglesia y ellos del uso de su justicia. Vieron mis testigos y yo los dichos de los suyos y como sí no uviera pasado cosa alguna se resolvió que yo absoviese al alguazil mayor por seis días. Yo lo hize con tal ]ue no se innovase (aunque sin embargo en unas notificaciones y dar un plazo ;e innovó). El oydor Villalobos se quedó en su casa, que es la mesma tudiencia, y el oydor Manso y yo nos venimos hasta la mía con mucha informidad. De aquí se me a seguido a mí, ansi del alboroto como del mal ratamiento, que debiera sangrarme, y no lo hize porque no pareciese encarezer I caso el darme aquel día calentura, y el siguiente y el tercero correr sobre él na gran terciana, y a pasado tan adelante el mal que a sido menester sangrías

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y purgas, y estube sin ninguna esperanza de vida. Al fin Dios me a dejado. Quiera su divina magestad servirse de mi y emparticular de hazerme tan señalada merced que esta vida la dé yo en defensa de su fee. Deste caso envío a Vuestra Alteza una información por aver entendido que el audiencia la haze. La differencia que abrá es que ésta es toda de gente grave, sacerdotes // • 436 temerosos de nuestro Señor. Y de tales la pudiera enviar mucho mayor, y los que testificaren en la de la audiencia al fin será gente a soldadada (sic), y que por su rrespecto dirán como quisieren, pues se le tienen (= temen?) más que a Dios. Y si de algunos de otra calidad fuere, serán los prebendados mis enemigos declarados que conmigo llevé. Argumento bastante de la buena intención con que fui, que a ser la que ellos dizen no avía de llevar conmigo, ni para que me ayudaran mis enemigos. De que lo sean éstos, y la causa constará a Vuestra Alteza por otra informacióncita que envío. • Si en lo rreferido y en lo que por ello fuere acusado uviere alguna culpa, que aunque no la conozca yo la puede juzgar Vuestra Alteza, le supplico me castigue con sacarme de aquí a la parte más pobre y trabajosa, si otra puede aver más que ésta. Y si alguna rresultare contra los oydores o otra qualquier persona, supplico a Vuetra Alteza humildemente los perdone, que yo los tengo ya perdonados. • También me a parecido enviar esta información a Vuestra Alteza porque el fiscal en la causa contra el contador, ansi en la acusación que le haze como en la rrecusación que haze de los oydores, quiere hazer al obispo el culpado y causa de todo. Mucho tenía que dezir acerca del dicho fiscal, pero bien se acordará Vuestra Alteza le tengo escripto de su mala intención y de que es cierto aver sido el movedor y conserbador de todas las disensiones que después que está en esta tierra se an offrecido. La tirria y tema que a este obispo tiene es un rrecelo de que haze aberiguación de su vida viciosa. No la é hecho, cierto, pero son sus cosas de suerte que, tratando de otras causas, es fuerza saber de tantas y feas suyas. No quiero ser su fiscal, pero su muger lo es harto, aunque por ellos pasa la vida que se puede pensar le dará un hombre tan terco y furioso. La causa que agora más le a instigado contra el oydor Villalobos por aver dado el auxilio, como contra mí, es la de una mulata, su amiga, contra quien é procedido por hechizera. Concluyo con que él es un hombre desatinado en // • 436v enojándose y sin enojo mal intencionado y proterbo. De aquí sacará Vuestra Alteza lo que convenga hazer del.

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• De otras cosas pudiera dar aviso, pero por yr ésta en uno de ordinario corren grandes rriesgos y no me alargo. Guarde Dios a Vuestra Alteza para bien destos Reynos. Panamá y septiembre 15, 1615. fray Francisco, obispo de Panamá

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1616. Tirso de Molina sobre las misiones mercedarias de Chiriquí Fray Gabriel Téllez (Tirso de Molina), Historia general de la Orden de Nuestra Señora de las Mercedes, II, 347-349; 373-380)

"Proseguían nuestros religiosos en las Indias los servicios que, desde su descubrimiento, comenzaron a hacer a su Dios y reyes, y en los presentes tiempos el padre fray Melchor del Castillo, lucido predicador, pasó desde Panamá a la provincia de Veragua, a instancia de aquella Real Audiencia y precepto de sus superiores, acompañándole el doctor Morquecho, fiscal de aquella Real Cancillería y visitador, ahora, de las dichas partes. Redujo nuestro religioso un pueblo de indios idólatras y levantados, de más de mil vecinos, bajándolos de las sierras, con amonestaciones, regalos y caricias y haciéndolos poblar en un sitio llano y fértil, enseñólos a labrar casas con policía, y en medio de ellas una iglesia, doctrinándolos y predicándolos en su lengua con que los domesticó de suene que siendo hasta entonces indómitos y bárbaros, no los hay hoy en aquel clima más cristianos ni más dóciles. Bautizó por sus manos más de ochocientos de ellos, con tantas medras suyas79 y virtuosa envidia de sus convenemos que por participarlas descendían de su motivo propio de aquellas intratables asperezas los indios a centenares para que los bautizase, y pasaron éstos de trescientos. Enfermaron, con la destemplanza de los aires, muchos de ellos, pero dándoles este varón caritativo a beber por sus manos el agua bendita del Bautismo, que no tenía otras medicinas —pero ¿cuáles mejores que ésta?— confesaban todos que, apenas la

I anlo linio

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bebida llegaba a sus labios y las manos de este buen sacerdote a sus cabezas, cuando al instante se levantaban sanos. Administrábalos la doctrina y sacramentos, predicando y bautizando sin interés más que el de sus alma, cosa de que ellos se admiraban mucho, y en todo el tiempo que gastó en tan meritorio empleo, que no fue poco, padeció intolerables trabajos y pobreza, sin que la Cancillería le enviase un mínimo socorro. Servíalos de cura y médico; en enfermando alguno de peligro, le curaba, le guisaba la comida, solicitaba su limpieza, le disponía el alma con diligencia de pastor y amor de madre. Llámase este pueblo, fundado por este cuidadoso padre, San Bartolomé de Tabaraba80. No contento con estos ejercicios, bastantes a brumar81 un bronce, todos los días de fiesta, sin reparar en aguaceros, tempestades y pantanos, de que es muy infestada aquella tierra, caminaba las más de las veces a pie, una asperísima legua y más, a las minas de plata, en que los esclavos negros trabajaban. Decíales misa, enseñábalos lo necesario para salvarse, predicábalos, oíalos de penitencia, y los quitó totalmente los abusos y supersticiones, que les habían pegado sus brutales idolatrías, sin que por esto todo llevase un real siquiera de estipendio. Cumplido con este piadoso ministerio, se volvía a cosa de las siete de la mañana a su pueblo de San Bartolomé, y les decía misa y confesaba, sin tomar un solo refrigerio hasta la una. después de mediodía, y muchas hasta ponerse el sol, bastante penitencia para canonizarle. Procedióle de estos trabajos una enfermedad, que le puso la vida en contingencia porque, de puro molido, echaba por la boca sangre sin medida y lo mismo por los oídos y los ojos. Volvió para remediarse a Panamá y, puesto que i

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Fundado cerca de Montijo alrededor de 1609. Magullar, moler a palos.

'- Aunque.

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(...)

Mucho trabajó también el padre fray Melchor Hernández en la conversión y allanamiento de los indios de guerra, que se descubrieron en la gobernación de Veragua, principalmente en el pueblo de el Plantanar83, donde por sus manos bautizó más de ochocientos hombres y mujeres, trayéndolos al conocimiento de nuestra santa fe, y dejándolos pacíficos así para su Dios como para su rey, tan celoso de sus almas que después de haber tenido la encomienda de nuestro monasterio de Panamá tres años, y asistiendo en el de Lima, el amor de sus hijos engendrados en la gracia le obligó a sacar licencia de su Provincial, para volverse a ellos, posponiendo sus comodidades y regalo a la penuria y riesgos que corre la vida de los religiosos entre aquellos casi irracionales, como consta de la información que se hizo por la Real Audiencia de Panamá en abono de éstos y otros muchos servicios presentada en el Real Consejo de Indias, su fecha a diez y siete de mayo de mil seiscientos y catorce años, y es el escribano real, ante quien pasa, Juan de Orduña, autorizada con el testimonio que de todo ésto y mucho más dio el padre Julio Pesce, de la Compañía de Jesús, su fecha en Panamá a ocho del mismo mes y año. De este modo perseveran nuestros religiosos en las dos conquistas espirituales y temporales de aquellos nuevos orbes, a quienes se les deben sus primicias, mientras los demás, sin riesgos gozan sus esquilmos". (Historia II, 347-349)

"En nuestras Indias occidentales proseguían los religiosos de esta familia redentora la conversión y descubrimientos, no de las minas y tesoros que la codicia anhela, sino de los que nuestra fe busca y el cielo estima. Tres nos ofrece el reino de Quito, dignos de que nos lo conserve la memoria, que fueron los padres fray Melchor Fernández: algo dijimos de este religios en el sexenio del Maestro Guimerán y población que en la provincia de Veragua hizo de indios convertidos por su celo en el Plantanar, villa por él edificada, pero quédanos mucho más, que no es justo se le defraude. Los otros fueron el padre fray Luis Vázquez y fray Juan González, los dos primeros evangélicos predicadores, y el último sacerdote virtuoso y observante. Hicieron estos tres 5J

San Pablo del Platanar, fundado junto a Alanje en 1605 ó 6. En 1650, cuando el obispo Remirez mandó un informe para el cronista real, este pueblo había pasado al cuidado de los dominicos.

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verdaderos ministros de la Iglesia ganancias para ella fértilísimas, para cuya noticia es de saber que en aquellas riquísimas provincias, que hoy día llamamos Tierra Firme y nuestros antepasados Castilla de Oro, había muchos pueblos de indios belicosos y no hasta este tiempo conquistados, que escarmentados en el riguroso tratamiento que nuestros españoles hacían a sus convecinos, se remontaron por las asperezas enriscadas de aquellas inaccesibles cordilleras, que dividen los dos mares Sur y Norte, donde la incomodidad de sitio y llanos para poder hacer asiento y la espesura de selvas y montañas los aseguraron algunos años de los nuestros. Los pocos, pues, que permanecieron en su primera patria, que como fértil y de extendidos valles ofrecieron habitación a sus conquistadores, se fueron domesticando poco a poco de modo que hoy día permanecen en vida política y cristiana, reducidos a repúblicas y pueblos, todos los que llaman penonomes, chapoyas, paritas, olaes, yelatreayas, y otros muchos tan bien hallados ya entre los nuestros que hasta sus lenguas mismas olvidaron y hablan la castellana solamente, como nosotros. Conocida, pues, desde su descubrimiento esta provincia de Veragua y la numerosidad de oro de sus minas, edificaron sus descubridores cantidad de villas y lugares, que ya en estos tiempos, así por los que de nuevo embarca España, como por los que en ella han propagado los antiguos y comunmente tienen nombre de criollos, están pobladas de vecinos nuestros, principalmente la ciudad de Nuestra Señora de los Remedios y la de Santiago de el Alhange, ochenta leguas aquélla lejos de Panamá y estotra noventa y cuatro. Los gobernadores, pues, de aquella tierra informados de la multitud de indios que se les habían pasado a la banda del norte, despacharon algunos de sus capitanes para que, reduciéndolos, saliesen de la brutalidad de su vida e idolatrías, persuadiéndolos a que poblasen tierra llana y apacible, la cultivasen y conociesen al verdadero y solo Dios, permitiendo doctrinarse. Hiciéronlo los españoles, pero más como soldados que como católicos, porque los trataban como a míseros esclavos y no como a sus subditos, sin permitirles una hora de descanso ni el uso de sus míseras alhajas, ni aún de sus mujeres, robándoselas con los hijos y repartiéndoselas entre sí mismos para sus servicios o para venderlas a los navegantes a regiones apartadas, a cuya causa, levantándose los indios muchas veces, mataban a sus perseguidores o, cuando ésto no podían, se enriscaban entre aquellas incomunicables asperezas, escogiendo las descomodidades de la vida por mejores que la tirana esclavitud que padecían.

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[El viaje del oidor Cacho de Santularia con los mercedarios] Dolióse de sus miserias la Real Audiencia de Panamá, y deseosa de castigar tan crueles demasías, señaló a uno de sus oidores, su nombre Cristóbal Valcacho84 de Santillana, el más antiguo de aquella cancillería, cristiano, recto y de experiencia larga en semejantes comisiones. Este, pues, pareciéndole, como era así, que no llevando consigo sacerdotes cuya blandura, desinterés y cristiandad domesticase aquellos escarmentados simples, era inútil su jornada, encargó con instancias apretadas al obispo de Panamá, Don Antonio Calderón, le proveyese de ministros evangélicos para la dicha conversión y servicio de nuestro Rey Católico. Hizo el buen prelado cuanto pudo, pero no pudiera cosa, a faltar en su diócesis frailes de la Merced, porque ninguno de las otras religiones ni los clérigos quisieron arriesgar sus vidas con incertidumbre de sus intereses85. Recurrieron, pues, Audiencia y Obispo a nuestro monasterio y proponiendo al que le gobernaba, que era el padre fray José Terrín, su presidente, porque estaba vaca la encomienda, la importancia para el cielo de este caso, se determinó la comunidad a hacer aquel servicio a la Iglesia y a su príncipe, ofreciéndose dos padres, que fueron los ya nombrados fray Melchor Fernández y fray Juan González, compañero suyo, atrepellando persuasiones y temores de que habían de perecer en la demanda, por ser aquellos bárbaros brutalmente crueles, incapaces de todo género de policía y enseñanza, mortales enemigos de los españoles y sedientos de su sangre, pero respondiendo a ésto los animosos siervos de Dios con el cuarto voto que habían profesado, decían que, siendo éste de redimir cautivos, no menos los obligaba, sino con muchos más merecimientos y de algún modo más perfectamente a este expedición, pues si entre los infieles los nuestros redimían libertades y cuerpos de cristianos oprimidos, aquí redimían las almas del cautiverio del demonio, con tanta más utilidad cuanta éstas se aventajaban a los otros. Cerrando, pues, los ojos a todo género de inconveniente, acompañaron al Oidor ya dicho, que más satisfecho de su celo que de los soldados que llevaba, aunque eran muchos, comenzó dichosamente su viaje. [Costumbres de los indios de Chiriquí] Para que conste a todos del bárbaro y peregrino modo de vivir de estos casi irracionales, referiré las costumbres que comunmente en las más de estas

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Cacho.

°- En realidad, los jesuítas, en la persona del P. Julio Pesce. colaboraron en aquella época con el Oidor en la fundación de San Félix y Santiago de Guavala.

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provincias tenían y tienen hoy, los que no están reducidos. Estos, pues, antes que los aojasen86 nuestras armas, vivían en familias por las faldas de aquellas ásperas montañas y serranías, divididos y apartados por linajes, sin más comunicación que para las guerras a que se convocaban todos los de una región y parentela ,y después de celebrar prolijas embriagueces que tal vez duraban veinte días, determinaban cuántos y contra cuáles habían de hacer sus acometimientos. Una nación, entre éstos belicosas, llamada Chiriquíes , habitaba solamente algunas islas metidas en el mar de diez y catorce leguas, usando de balsas y canoas para saltar en tierra y cautivar a los indios descuidados, porque estiman mucho el servirse de esclavos que les beneficien sus haciendas, ocupándose ellos no más que en la pesca y la milicia. La causa de escoger aquella trabajosa habitación era por la seguridad de sus contrarios, y por la abundancia de marisco a que se inclinan con apetitosa golosina, y abundan de ésto todos aquellos bárbaros islotes, aborreciendo la carne sumamente. Son éstos mucho más corpulentos que sus convecinos, de buena disposición y, lo que es más raro, muchos con tantas barbas como los de Europa, blancos y tanto que sus mujeres por la mayor parte en la color y la hermosura pueden venderse por de España, pero no por vivir cual peces entre el agua dejaban de salir a la ribera y sembrar sus maizales y legumbres que acompañadas con sus pescas los alimentaba. Pocas o ninguna de las naciones bárbaras dejan de tener su particular adoración y culto, ya idolatrando en el demonio que se les aparece, ya en los planetas, en los más monstruosos riscos, en los animales fieros, y en todo género de criatura que se singularice o en la fiereza o en la cuantidad del cuerpo. Sólo esta multitud de generaciones diferentes vivían tan bestiales que ni reconocían deidad ni sabían quién el demonio fuese, ni éste se les aparecía ni comunicaba, pero ¿para qué, si cargaba sin estas prevenciones con ellos al infierno? Las armas que ejercitan son lanzas, sin uso de las flechas, singularidad también considerable a todo género de indios. Hácenlas de una durísima madera negra que llaman pugibay y puesto que tan vidriosa que, en torciéndola, salta luego en pedazos, como acometan derechamente y con industria, pasarán un coselete; arrójanlas a fuer de dardos con aciertos temerosos, porque suelen desde lejos pasar de parte a parte a un indio.

Antes que los descubriesen nuestras armas.

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Vivían, como he dicho, por familias y guerreábanse no más que por su gusto los de un linaje y otro. Eran innumerables, pero nuestra mala vecindad o la de nuestros esclavos negros los redujo brevemente a la limitada suma, matándolos a millares las viruelas. Labran sus casas o bohíos al modo de chozas grandes o enramadas cuyos pedestales son unos maderos gruesos y valientes, entretejiendo por en medio y por arriba otros más delgados, de ocho o diez pies de altura y cúbrenlos de ciertas hojas, anchas de media vara y de largo dos y tres. Llámanse bijaos y nacen de las raíces de los maizales, sin que se descubra el tronco. Sírvenles éstas en casi todos los menesteres y necesidades para pasar la vida. Aforran con ellas los nuestros sus baúles para defenderlos de los aguaceros y los ríos porque de ningún modo las penetra el agua. Entoldan con ellas los indios sus canoas, retejan sus moradas, sírvenles de platos, de vasijas en que beben, de manteles, de pipas y barriles, en que conservan la chicha, que es su común brebaje. Envuelven en una de estas hojas el pescado, y cociéndole con ellas, se les comunica una especie de saínete87 harto sabroso. Hacen de ellas quitasoles, camas en que duermen, frazadas, costales en que llevan su maíz a Panamá y, últimamente, sirviéndoles cuando nacen de mantillas, los acompañan, mortajas, como después diremos, a la sepultura. No tienen, como dije, otro género de religión que la de un bruto. Comer y beber y darse a la sensualidad, son solas sus felicidades. Hacen su bebida moliendo el maíz entre dos piedras, la de abajo a fuer de losa, llana, corva la de arriba y aovada; con ésta, a fuerza de brazos, quiebran el grano sobre la otra; mézclanio luego con agua y amasando de todo unos bollos grandes, los aforran en las hojas del bijao dichas, los cuecen y después los descuidan al sol, que en aquella región es intolerable, hasta que se pudren y llenan de gusanos. Vuélvense entonces más agrios que el vinagre, muélenlos después, y desechos en agua, los guardan en lugar de vino dentro de las vasijas referidas del bijao. Es tan vehemente y penetrativo el olor de este brebaje que algunas leguas antes conocían por él los nuestros donde había concurso de esta gente. Todas sus guerras han de tener principio en las prolongadas embriagueces de este licor maldito. No sabían lo que era matrimonios con mujeres sazonadas; su recreo era comprar a las madres sus hijas de seis años o, cuando mucho, a siete, y

Sabor.

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criándolas consigo en llegando a los nueve las juzgaban aptas para su propagaciones. Andan ellos y ellas en las carnes vivas, si bien algunas, ablandando los cortezones de unos árboles a puros palos, los dejan casi como pergamino, y de éstos forman cierto género de faldas, que desde la cintura abajo las honesta, pero son pocas las que usan de estas trabajosas galas; algunas se adornan de joyuelas de oro bajo y cuando no de cobre, como son sabandijas mal formadas, águilas y otros animalillos toscamente vaciados, a los cuellos, y todas llevan sartas de caracoles, piedrezuelas y mariscos. Mujeres y varones, los cabellos sueltos, rebujados y esparcidos, aunque tal vez se lo atan sobre las molleras. Tíñense todos, principalmente en sus guerras, con un género de betún muy colorado que ellos llaman bija, mezclado con caraña, más pegadiza que la goma; quedan espantables y feos de manera que el demonio mismo puede abominarlos. No respetan en sus acometimientos bélicos puericia ni vejez, mujeres ni impedidos, porque todo ha de morir al punto. Sus más codiciados despojos son las cabezas de los que mataron, cociéndolas hasta limpiarlas de la carne y haciendo de sus calaveras vasos que en sus convites ponen en la mesas, llenos de aquel su idolatrado vino, bebiendo en ellas hasta caer hombres y mujeres. Tienen como por de fe que se les pasan las fuerzas de los dueños de estos cascos a los cuerpos de sus matadores y parientes, si en tales convites y con tales tazas se embriagan. No reparan en el número de las mujeres para sus torpezas, pero aquél es más feliz y poderoso que tiene mayor número de concubinas. Muchos hay casados con sus mismas hijas, y algunos con sus madres, ni se tienen por deshonra el adulterio. Cuando mucho, castigan a los cómplices con reprensiones y éstas blandas y sin enojo. Cúranse con un género de médicos ridículo —en todas partes el engaño y la ignorancia toman por su cuenta la salud y la vida de los hombres—. Al que ha de graduarse en esta facultad y los nombran oyampis, les obligan a ayunar no sé qué tantos días y con tanta abstinencia, que muchos mueren de hambre, dando los que quedan vivos a la maldición tan rigurosa tentativa, dejando no pocos a la mitad de estos ayunos la oposición, por no espirar en ella. Toda la ciencia, pues, de estos galenos consiste no más que en el traer al cuello una piedra encerrada en cierta redecilla de hilos de pita. Esta soplan sin cesar, toda la noche, delante del enfermo, y la ponen al oído fingiendo que les

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responde a sus preguntas y los avisa qué hierbas o remedios sanarán al mísero doliente y luego se las aplican, vengan o no vengan. Tan supersticiosos son en sus entierros y singulares, como en lo hasta aquí contado. En estando uno conocidamente de peligro, se convoca —cada persona de por sí— la parentela, cada cual con un saquillo de maíz al cuello. Recábenle las mujeres del desahuciado y sus consanguíneas y muelen aquel grano del modo referido para sus embriagueces funerales, porque sin éstas no le enterrarían, ni porque entre a visitarle algún pariente se le permite preguntarle cómo se halla ni decirle alguna palabra de consuelo, antes han de volver atrás las caras mientras están en su presencia. Pónenle a la cabecera la comida, cómala o no la coma, porque quien se lo rogase cometería un sacrilegio. En expirando, concurre la caterva de sus deudos y van hincando sus lanzas todos a la entrada del bohío. Beben, después de ésto, cuanto se les antoja —y antojáseles mucho—. Hecha esta ceremonia compasiva, tuercen de pita o bejucos unas como tomizas, y amortajando el cuerpo con las hojas del bijao, le atan con ellas apretadamente. Asiéntanse alrededor del malogrado las mujeres y los hijos, sin serles lícito el levantarse ni por un solo momento, los días que estas obsequias duran, ni aún para lo forzoso. Tráenlas de comer sobre las hojas del bijao y en ellas la bebida, teniendí» por indubitable que si se traspasase alguna circunstancia de éstas, se mudaría el alma del difunto desde un valle de regalos y deleites a otro lleno de trabajos y tormentos, pasando ciénagas y caminos peligrosos, de modo que, aunque tan bestiales, confiesan la inmortalidad que muchos presumidos y letrados niegan blasfemamente, para experimentarla presto en las penas que merecen sus errores. Permanecen, pues, en estas ceremonias una y dos semanas, o lo que dura la bebida, pero añaden le cada día al finado una cubierta muy atada de las dichas hojas, con que va el fardel engordando de manera que, muchas veces, iguala su corpulencia a la de una pipa. Al fin, los depositan dentro de unas grutas o cavernas y con ellos las alhajas que poseían, Cuchillos, lanzas, hamacas y los cautivos, si los tienen, para que los sirvan en el otro mundo. Algunos días después madrugan las madres y mujeres de los tales muertos a llorarlos, desde que el lucero sale hasta que el sol apunta, dando aullidos infernales, pero sin una lágrima siquiera. Tienen por desdichados y sin honra a los que mueren de enfermedad y no en la guerra, con duda de su salvación, pero a estotros los veneran como a santos. No se casarán con una viuda por un tesoro. Mueren los más de apoplejía, ocasionada de la frecuencia de sus embriagueces, y las mujeres, por la mayor parte, de cáncer, por ser la tierra calidísima y su constelación infecta, y que influye esta desdicha. No salen apenas de los ríos desde que amanece hasta las noches. En pariendo, que lo hacen sin necesitar comadres huyendo solas a los

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montes, porque tienen por cierto que, si las oyesen el menor de sus gemidos o viesen en tal acto, saldrían pusilánimes los hijos, se van con las criaturas a los lagos o raudales y se bañan en ellos y ellas por espacioso tiempo, tras lo cual se vuelven a sus casas y sirven a sus dueños, sin más melindres ni regalos. Estas eran las bárbaras costumbres de aquellos simples, medio brutos, que por peregrinas no las juzgarán cansadas los lectores, y en este estado hallaron nuestros religiosos, cuando con riesgo muchas veces de sus vidas, se metieron entre ellos, y a poder de regalos, caricias y dádivas, los fueron reduciendo de salvajes a la policía humana; aprendieron su lengua, predicáronles, edificáronles habitaciones al modo de las nuestras, desencastilláronlos de aquellos riscos, enseñáronlos a ser repúblicos, bautizaron a los más de ellos, y en pocos meses anduvo tan solícita la divina gracia y el fervor de estos ministros, que parecían los doctrinados otros totalmente diversos; vistiéronlos, enseñáronlos a labrar la tierra, cultivar los campos, criar ganados y en todo se portaron los indios tan dóciles y mansos como si desde las cunas los hubieran trasladado a la policía cristiana, olvidando no sólo sus brutales vicios, pero aún su materna lengua, porque hoy día ninguno sabe otra que la castellana. Trabajaron en fructificar esta heredad inculta estos dos obreros religiosos, el tiempo necesario para dejarla fértil y segura, y revocándolos la obediencia a la quietud de sus conventos, envió en su lugar al padre fray Luis Vázquez, predicador provechoso y de celo santo, el cual llevó adelante la administración cristiana de esta gente y redujo otras muchas de las no domesticadas, con no pequeña envidia del demonio y de los indios contumaces, que asaltando de noche los pueblos convertidos, obligaron algunas a nuestro religioso a que huyese desnudo por aquellos despoblados, y no contento con ésto, el enemigo de las almas indujo a dos indias que le servían, una idólatra y otra bautizada, a que, por varias veces, le echasen hierbas venenosas en los manjares, tan mortales las más de ellas que al más robusto despachan en un punto, p|ro convertíaselas Dios, cuyo leal ministro era nuestro fray Luis, en salutíferos antídotos, pues en vez de darle muerte le sanaban de los achaques, que síis trabajos le adquirían, con asombro de las delincuentes, que, convencidas de sus pecados mismos, se le arrodillaron, pidiéndole perdón y confesando que contra quien, sin humanos intereses, sirve a nuestra ley y Dios, no hay venenos ni humanas invenciones para derribarle. No es ponderable lo que este religioso fue de provecho para aquellas ya dichosas, si antes infelices, almas; lo que le amaban y lo mucho que él se desvelaba en merecerlo, porque, no contento con doctrinar a los que estaban en poblado, luego que sabía que algún indio estuviese enfermo por aquellos

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montes, fuese o no fuese bautizado, iba en su busca por los soles, precipicios y aguaceros, sin apartarse de su lado hasta que, conviriéndole y dándole el bautismo, sacaba del imperio del tirano del demonio aquel espíritu dichoso y le despachaba al cielo. Todo ésto consta de una información que el padre maestro fray Melchor Prieto, vicario general entonces del Perú, mandó hacer en la ciudad de Panamá, con autoridad de la Real Audiencia, cuyo escribano se firma Alonso de Vivero, su fecha en veinte y seis del mes de marzo de mil seiscientos y diez y sais años, y se averigua por ella no haber interesado estos tres referidos religiosos en las conversiones dichas cosa que valiese un real, ni aún para comprar un hábito, por ser gente pobrísima la de esta región, que a poseer la riqueza que los otros, ya se hubieran aprovechado de los sudores nuestros los que, cuando ven en el camino sin estorbos, se entran por lo conquistado a costa de la industria y celo de nuestros religiosos, y disfrutan lo que ellos sembraron para el cielo, porque es sabrosa comodidad llegar a mesa puesta. (-) Otra información se me entregó hecha el mismo año (1616) en la ciudad de Portobelo. jurisdicción de la Real Audiencia de Panamá, a instancia del padre fray Juan Beltrán, comendador del pobre monasterio que allí tenemos, y pasó ante el capitán Juan Nava de Fuente, por donde se prueba que, cuando por mandato real88 se mudó la ciudad de Nombre de Dios al sitio de la de Portobelo, ninguna de las otras religiones quiso poblar en ella, respecto de ser la más enferma que se conoce en Tierra Firme, y morirse gente innumerable por sus continuos aguaceros, ciénagas y malos aires, si no fueron los nuestros, que a costa de sus mismas vidas, perdiéndolas no pocos, a petición y lágrimas de los nuevos poblados edificaron en ella el monasterio dicho, que fue el total alivio de sus avecindados y de los que en las flotas desembarcan en ella cada año, pues a faltarles nuestra religión murieran sin sacramentos los que allá llaman chapetones, ni los que permanecían tuvieran quien les dijese misa, predicase y asistiese. Hoy día, según la dicha información, acuden al hospital y a los presidios, que son dos, con la vigilancia y cuidado que los curas deben a sus feligreses, sin interés alguno, y lo mismo hacen en el pueblo de los que llaman Mogollones 89 , que son negros y ha treinta y nueve años que se fundó, a vista del dicho De 1584. Se trata sin duda del pueblo de Santiago del Príncipe fundado en 1579 para cimarrones reducidos.

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Portobelo una gran legua, a cuya diligencia y celo se le debe el conocimiento de aquellos hombres tienen de nuestra santa fe, celebrándoles misa los días de fiesta, predicándoles y administrando sacramentos, con ser tan trabajosa aquella legua de ciénagas, riscos y diluvios, que no es posible que la caminen a caballo, volviendo a su convento mojados y achacosos. Tanto es lo que cuida esta religión sagrada, no sólo del servicio de su Dios, pero aún del de su rey, que en la fábrica del Castillo, que para su defensa mandó labrar la Real Cancillería y se llama Santiago, acudieron nuestros frailes, como si fueran jornaleros y peones al edificio, cargados de piedras, cal, arena y materiales, como lo afirma la referida información. Tendránla los lectores para despertar con ella la devoción que se debe a esta familia solamente española, y como tal más oficiosa, desinteresada y fiel para sus reyes. (Historia, II, 373-380).

-431616, 6/26. Informe del obispo Cámara y Raya al Consejo de Indias sobre la visita de ia diócesis, las monjas... (AGÍ, Panamá 100) Poderosísimo Señor • Al rreal Consejo de Indias escribo dando quenta de muchas cosas que rrequieren brebe y preciso rremedio, para que este Reyno de Vuestra Magestad no se acabe del todo de arruynar, como lo amenaza la priesa con que va cada día de mal en peor. De la dicha carta he sacado con la más brebedad que hé podido algunas cosas, para que vistas y consideradas por Vuestra Magestad mande al dicho Real Consejo de Indias lo rremedien. • Luego que llegué a este obispado comencé a visitarle, y en la prosecución de la visita pasaron differentes y graves estorvos y impedimentos, aunque atrancando por ellos rreformé algunas cosas, emparticular pertenencientes al culto divino, como fué el rezar todas las horas canónicas a sus tiempos y horas

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con decencia que en todo avía falta, y más en rezar el officio de Nuestra Señora y el de difunctos, y dezir algunas misas que ay obligación por Vuestra Magestad y sus antecesores. Y tratando de la rreformación de las vidas así de los ecclesiásticos como seglares, hé tenido más trabajo y impedimentos, de suerte que muchas cosas y bien graves no hé podido pasar adelante en llevarlas a cabo por ser poderosas las personas o faborecidas de las poderosas, y lo que más me atajó fué la muerte del Presidente que sobrevino a esta sazón, con quien ya tenía tratado el rremedio de muchos peccados y offensas contra nuestro Dios y Vuestra Magestad, para todo lo qual me avía prometido su eficaz ayuda, que era menester por ser los más culpados oydores y ministros de lajusticia. • Saly luego a visitar el obispado, y en la dicha visita rremedié algunas graves offensas de nuestro Dios y de Vuestra Magestad, y aunque de las que no pude di quenta a la rreal audiencia, no las rremedio, antes algunas estorbó e impidió con rreales provisiones, como fueron las de muchas brugerías con pactos del Demonio en que hallé muchos culpados, y asimesmo algunos incestos y peccados torpes cuyo // • 529 rremedio y castigo, como digo, fué estorbado y impedido por la rreal audiencia, sueltos de las prisiones y dado amparos para que en ninguna manera se pudiese proceder contra ellos, con rriesgo de enseñar a otros sus brujerías y aun de matar a muchos, como avían muerto por usar mucho el matar este género de brujos, de cuyos peccados tengo hecha larga rrelación al dicho Consejo. El volverlos a las mismas partes es contra toda rrazón por los grandes inconvenientes que dello se siguen, y también contra el concilio de Lima que por esta causa manda que los que se hallaren tratar con el Demonio los saquen de aquellas partes. Y de haberlos vuelto se a seguido yrse algunos a los indios de guerra y montaña, y volviendo y guiando a los infieles y idólatras, venido y hecho mucho daño y muertes en los indios christianos y pacíficos, y con esto tornado otros osadía para entrar tan adentro en nuestra tierra, que en quatro entradas an muerto mucha gente de negros, indios y sspañoles, y an llegado ya hasta un pueblo de indios que estará como ocho leguas deste Panamá, lo qual hazen a su salvo por no haber salido con eficacia il rremedio, por haber estado hasta aora sin Presidente, y porque el que a /enido es notablemente rremiso, tibio y poco soldado, y que no trata sino de ;ngordar y contemporizar con todos para sus aprobechamientos y vida larga y 10 buena, por no querer tener consigo a su mujer con estar no lejos de aquí, de o qual di más larga noticia al Consejo y emparticular del inconveniente que iene la amistad de una monja, a cuya causa no me dejan rreformar aquel nonasterio que tiene muy grande y precisa necesidad, habiéndome quitado la ibertad de eligir la prelada conviniente, y pretendido anular las ordenaciones

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que para su buen govierno y obserbancia en la visita les puse. Y sobre ello an dado rreales probisiones, condenándome a millares de pesos y a las temporalidades y destierros, y a este modo tampoco me an dejado rremediar ni castigar otras muchas divinas offensas, porque demás que para qualquiera cosa que quiero castigar y emmendar se me atan las manos, Uebándolo por vía de fuerza a la audiencia rreal. Declaran en todos indiff[er]entemente que la hago. Tiene mandado la dicha rreal audiencia y prohibido que a mí ni a ningún juez ni ministro ecclesiástico de todo el obispado no se dé el auxilio rreal que Vuestra Magestad tiene mandado dar por sus rreales leyes. Yten que no pueda condenar a nadie en penas pecuniarias ni en destierro, y lo que más es, que aun en el proceder con censuras me tienen puesto límite, declarando en todo género de causas ecclesiásticas ser mera // • 530 mente seglares, como son en las de los diezmos y primicias, y dado probisiones para que no se paguen, y en las de las censuras, en las de brujerías y pactos con el demonio, en el hazer guardar las fiestas y hazer procesiones, quitándome este año el hazer las del Sanctisimo Sacramento. En las blasfemias y palabras mal sonantes contra Su Santidad, contra el obispo y jurisdición ecclesiástica, la qual tienen tan desminuyda que no soy más que un obispo de anillo, dando con esto osadía a que se peque sin freno ni miedo, porque los males y vicios no sólo tienen castigo sino amparo y deffensa en la justicia rreal, y por esto advierto a Vuestra Magestad que si le importa para el descargo de su rreal conciencia el tener obispo en Panamá, que mande Vuestra Magestad probeer del, o mandar me dejen hazer el officio que me dio Vuestra Magestad, o que se me dé licencia para yrme a una celda, probeyendo de otro de más fuerzas, que confieso son las más flacas para contrastar tanta violencia y injurias como se hazen a la yglesia y a mi persona. Y no digo esto porque me falte ánimo y deseo de morir por deffender offensas de mi Dios, de mi yglesia y de mi Rey, que pluguiera a su divina clemencia yo muriera por esta causa, sino dígolo porque veo el mal rremedio que tienen los casos singulares en prueba de lo que sumariamente é dicho cerca de quam usurpada está la jurisdición de la yglesia. Los particularizo en la carta para el Consejo y envío testimonios y informaciones para que dellos conste. • Pues la dignidad episcopal no menos es menoscabada y desautorizada, pues contra las loables costumbres y ceremonias de la yglesia y expresamente contra las cédulas rreales dadas por Vuestra Magestad y su Consejo se me a quitado la veneración y se me pierde el rrespecto. Áseme quitado el dosel y estrado y aun hasta el asiento en la capilla y lado del altar. Áseme quitado el dar el agua bendita y la paz primero, como Vuestra Magestad lo a mandado, y se da primero a la audiencia. Áseme quitado la silla en las procesiones yendo de Pontifical, que como viejo y gotoso me hé querido baler de la costumbre de

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todas las partes de los Reynos de Vuestra Magestad, y aun esto se a hecho con demostraciones públicas delante todo el pueblo, para que con su exemp/o ios otros tengan em poco la dignidad episcopal, porque los menores y vulgo con ligereza ymitan las descomposiciones, rrebeldías y menosprecios a la ygiesia que ven en los mayores y cabecas. A llegado a quererme quitar el predicar, con título de dezir que hago este officio con libertad contra la audiencia, acortándome en esto notablemente, y si digo algo de rreprehensión o de enseñanza, lo pongo en mi persona sin tomar jamás en la voca oydor, Presidente ni audiencia, sino // • 530v como el mal es que ellos viven con grande escándalo, pagando sus vicios y deshonestidades con lo que pueden, quitando la justicia a unos por dársela a otros, y atropellando las leyes y no castigando a unos con poca culpa y honrrando a otros por sus mugeres y hijas. Y a llegado a tanto que la disposición de unas obras pías de que an sido los obispos patronos conforme a todo derecho y concilios, me las an quitado y dado a un mercader para que case a las a quien ellos tienen violadas y se an aprobechado dellas, quitando las tales limosnas a las pobres virtuosas a quien por mi orden se destribuyan, de lo qual hago particular demanda en el Real Consejo de Vuestra Magestad con otro gran número de agravios y injurias que se me an hecho. A Vuestra Magestad supplico mande se miren y probea del rremedio conforme ajusticia brebe y conveniente. • Fáltame quejarme a Vuestra Magestad de los agravios hechos a mi persona, y aunque podría rreferir algunos, sólo diré uno que no es menester dezir otros, que con sólo él se rresucitan todos los hechos de los tiranos y herejes contra los obispos sanctos. Aviendo tenido el fiscal desta rreal audiencia cierta pesadumbre y rrifa con Juan Pérez de Lescano, contador de la rreal hazienda desta ciudad, el dicho contador por ello se rretrujo a la ygiesia de donde le sacó la justicia y llevó presto a la carzel rreal, y a punto mandaron los oydores hazer un cadahalso para degollarlo, dándole para su descargo solas dos horas de término. Visto esto, hize causa de immunidad de ygiesia, y yendo el notario público a notificar un aucto a los oydores para que rrestituyesen al dicho contador a la ygiesia, no quisieron dejar entrar una compañía de soldados que estaban de guardia a las puertas de la audiencia ,donde los oydores se avían encerrado para el caso. Y volviendo segunda bez a enviar a un sacrdote, asimismo mi notario, a que notificase el dicho aucto, no sólo no lo dejaron hazer los dichos soldados, sino lo maltrataron y quebraron una cruz grande que al pecho traya del vano (?), por lo qual y por aver sabido que los dichos oydores avían mandado que treynta soldados me viniesen a cercar la casa para que no me dejasen salir della, para prevenir estas demasías y ynjusticias, fuy a la audiencia acompañado de dos dignidades de mi ygiesia y de los prelados de

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las rreligiones y otros sacerdotes que avían venido a mi casa a rrogarme fuese al rremedio de una execución de justicia que se quería hazer tan injusta, y llegando a la vista de la dicha audiencia, se asomaron a las ventanas de la sala del acuerdo, mandando a bozes me cerrasen las puesrtas y no me dejasen entrar, pero como se avían juntado a ver la justicia tropa de gente, detuvieron no se cerrasen, y aunque rreciviendo muchos empellones y golpes, comencé a subir // • 531 la escalera donde fuy notablemente maltratado, hasta llegar a darme con una espada un pomazo en la voca bañándomela en sangre, y subiendo arriba desta manera, salieron los oydores con espadas y dagas, y muchos officiales de guerra con ellos, y me trataron muy mal de palabra y algunos dellos poniéndome las manos y dándome enbiones, y hirieron en el rrostro y manos a dos sacerdotes, y los dichos officiales de guerra a palos y cintarazos echaron de las dichas casas rreales a los clérigos y rreligiosos que conmigo yban. Y al fin, después de aver tratado del caso en el acuerdo, me volví a mi casa agraviado y infuriado, sin haber ellos castigado a los que pusieron manos en mí, antes se glorian teniéndose por victoirosos, como si lo estuvieran de los enemigo que esperamos, de lo qual tengo hecha ynformación y enviado al Consejo de Indias. Y añidiendo culpa a culpas, an hecho información contra mí diziendo que avía ydo de mano armada, lebantándome un testimonio tan grande, fundándose en que quando yba a la audiencia, se llegaron a acompañarme dos o tres ordenantes que trayan espadas del día antes por haberse dado un rrebato, que temimos venía el enemigo, a cuya causa trayan espadas, porque hize arbolar el estandarte del Sanctísimo Sacramento en mi casa para, con mis clérigos, salir a animar los soldados en la ocasión. Y estos testimonios, agravios y injurias padeze, Señor, quien quiere volver por la yglesia y rremedia offensas de Dios. • No menos es de dar quenta a Vuestra Magestad de que, habiendo hallado el mejor y más rrecogido monasterio de monjas que en las Indias avía, destraydo a causa de algunas conversaciones de los de la audiencia, y queriéndole yo rreformar y que se rredujese a sus buenos principios antes que la libertad y disolución cobrase fuerzas, siendo el más preciso rremedio para ello hazer prelada tal, la audiencia me fué a la mano y va en todas las cosas tocantes al govierno y rreformación del dicho monasterio, que tiene precisa necesidad y no la expreso por no ser largo. El rreparo que para esto hallo es sólo mudar dos o tres rreligiosas a otro monasterio y dellos traer otras tantas. Éstas no pueden ser de ninguna parte tan acommodadamente como de Lima, o por defecto desto de Quito. A Vuestra Magestad supplico mande se le mande al Birrey del Pirú y al Presidente de Quito envíen las dichas monjas y al Presidente desta ciudad y audiencia que acudan a ayudar y faborecer a enviar

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estotras que en esto aseguro a Vuestra Magestad será muy servido nuestro Dios. • A los pies de Vuestra Magestad me postro y su justicia imploro. No pretendo castigo con venganza sino justicia con clemencia y enmienda, para que // • 531v con esto no crezca la insolencia y los desafueros hechos a sus ministros y vasallos, pues no lo somos menos, sino con más propriedad los obispos que los oydores, y guarde Dios a Vuestra Magestad para mantener justicia y amparo de la Christiandad.... Panamá y junio 26 de 1616. fray Francisco, obispo de Panamá.

-441616, 12/07 Apelación del maestrescuela Diego Osorio de Herazo contra el obispo Cámara por desacato en misa (Archivo del arzobispado de Lima, legajo 1, 1622)

El licenciado Diego Osorio de Herazo maestrescuela de la cathedral de Panamá como más aya lugar de derecho me querello civilmente y pongo demanda al señor maestro don fray Francisco de la Cámara obispo de la dicha cathedral y digo que estando \ residiendo yo en la dicha my prevenda quieta y pacificamente con la puntualidad, virtud, exemplo y dotrina que a mi profesión y persona convenía sin causa alguna el dicho my prelado víspera de Nuestra Señora de la limpia Concepción por el año pasado de seiscientos y dies y seis en publico estando a la puerta de la iglesia al tiempo de le dar el hisopo de agua bendita me dio un moxicón en la boca con grande publicidad de todos los capitulares y demás personas que estaban presentes de que se siguió notable escándalo corriendo my presumpción y honor mucho riesgo por haberlo fecho con ánimo de me injuriar y agrabiar como lo quedé y por haber mostrado en público el justo sentimiento de my agrabio el dicho señor obispo por oscurescer my derecho y justicia y que no la pudiese pedir añadiendo agrabio a agrabios me hizo ciertas causas sin tener sustancia ni

fundamento alguno pues sentenciadas por su juez comisario y de su mano me condenó en cien pesos como consta del proceso que ante Vuestra Merced está pendiente en grado de apelación por do se hecha de ver la poca justificación o ninguna que se hubo en hazer las dichas causas y procurando mi honor que era justo preferirlo a la vida por la calidad de mi persona, me obligó a querer hazer viage a los Reinos de España y parecer ante Su Santidad y Su Magestad del Rey nuestro señor para darles quenta y que les constase de my inocencia y agrabios que se me hazían y con estepresupuesto y licencia del Presidente govemador capitán general de aquel Reino en veinte y ocho de junio del año siguiente de seiscientos y diez y siete saly de la dicha ciudad a cuya causa el señor obispo fue procediendo en rreveldía contra my y proveyendo autos para que los generales capitanes y maestres de la Armada y flota con penas y censuras no me dejasen envarcar ny llebasen haziendo relación de que yo estaba preso por graves deli[tos]y que temiendo el castigo dellos me iba huyendo y despachó rrequisitoria requiriendo a las personas ante quien se presentase me prendiesen y secrestasen mis bienes y remitiesen a la cárcel de la dicha ciudad de Panamá y encargando a los prelados y curas no me diesen licencia para celebrar dando para todo esto al doctor Yañes de Billanueva que hizo la diligencia en la Habana y en Madrid adonde en una y otra parte fui preso y de ninguna suerte oydo mediante las palabras grabes de la dicha rrequisitoria y autos y cartas mensitas que el dicho señor obispo escribió al Real Consejo de las Yndias y a otras personas grabes que lo uno y lo otro fue causa de que estuve preso tres meses en dos bezes y por mandado del vicario de Madrid y nuncio de Su Santidad mandando salir de la corte como lo hize desacomodado y obligádome a bender lo que tenía y aparezer ante Su Santidad como lo hize rrefiriéndose los dichos agrabios y ser siniestras las causas que se avían alegado para mi prisión en los autos y carta rrequisitoria y fue serbido de darme breve y comisión para su señoría ylustrísima del señor Arcobispo o para V.Md. para que se conociese de lo referido e yo fuese desagraviado del qual hago presentación en forma. Y es ansi que de las dichas prisiones rretenciones y molestias nació el no poder yo bolber dentro de un año a servir mi prebenda en los mismos galeones y armada y fue causa de que me detubiese sin poderme embarcar otros dos años y para embarcarme y heñir a la ciudad de Panamá forcado del vicario de Madrid en virtud de la rrequisitoria me empeñé y gasté más de ochocientos ducados y aviendo llegado a la dicha ciudad de Panamá donde el dicho señor obispo no pudo berificar las rrelaciones de sus autos y rrequisitoria añadiendo agravios y molestias no consintió que yo sirbiese la dicha mi prebenda aunque por mi parte fue requerido con una rreal cédula que por no obedecerla la rredarguyó de falsa. Por lo qual y no aber querido tempoco cumplir cierto auto y

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piobísiones rreales que en mi fabor se le avían notificado me obligó a benir a esta ciudad a buscar mi rremedio y mediante la dicha su rrequisitoiia autos y diligencias que a hecho dando a entender que yo estaba dexcomulgado no me an querido dar en ninguna parte licencia para celebrar y a quatro años que no celebro a cuya causa y no poder el dicho señor obispo justificar en manera alguna su intento me esta obligado a pagar nueve mili pesos corrientes de costas daños y menoscabos con más la limosna de las misas que e dexado de dezir por lo qual y demás que puede hazer en mi fabor que e aquí por repetido A V. Md. pido y suplico mande aceptar el dicho breve y comisión y c[on]stando en relación verdadera en la parte que baste para el vencimiento de esta causa condene al dicho don fray Francisco de la Cámara obispo de la dicha catredal a que me dé y pague los dichos nueve mili pesos corrientes y la limosna de las misas que e dexado de dezir por dicha causa por razón del dicho daño e ynteres. y por los agravios se proceda como más y mejor conbenga y en lo necesario el officio de V?Md. imploro y justicia y costas que pido y juro in verbo sacerdotis y a esta + la dicha demanda en forma. Otrosí para comprobación y parte de lo que tengo alegado hago presentación deste testimonio de los dichos autos requisitoria y fee de la prisión en que estube en virtud della. y porque es forcoso citar y llamar a el dicho señor obispo y el aber de bolber a esta corte y estar en ella sería muy gran daño y se seguirían muchos yncombenientes se podría rremitir esta causa a uno de los prelados de las ordenes o a qualquiera de ellos para que la sustancie y citadas y oydas las partes conclusa la causa se rremita a V.Md citadas las partes para oyr sentencia en forma. A V.Md. pido y supplico mande aver por presentado el dicho breve y testimonio y en lo demás probeer según que más conbenga e justicia y costas El Licenciado don Diego Osorio de Heraso.

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-451618. Auto de Reformación General90del obispo Cámara y Raya (AGÍ Panamá 100)

Nos Don Fray Francisco de la Cámara, Maestro en Sda. Theología por la gracia de Dios y de la Sta. Sede Apostólica obispo de Panamá y del Consejo de Su Majestad

• Pueblo cristiano, salud en Nuestro Señor Jesucristo. Amen. Considerando la grande obligación que por razón de nuestro oficio pastoral tenemos de procurar a nuestros subditos todo bien espiritual y para esto quitar los impedimentos que puede haber, y aunque para este efecto la Santa Iglesia Romana, madre y maestra de todas las que hay, ha usado de convocar y mandar convocar concilios y sínodos en cada obispado para la corrección de todas las costumbres y extirpación de los vicios, deshaciendo los lazos en que nuestro adversario el Demonio procura ordinariamente enlazar el pueblo cristiano que capitalmente aborrece, y porque aunque lo hemos deseado no lo hemos podido hacer por las muchas ocupaciones y graves impedimentos que hemos tenido y de nuevo cada día se nos recrecen; pero considerando la precisa necesidad que hay de reformar muchos abusos y aviesas costumbres, muchos pecados y graves culpas que hay en grande ofensa de nuestro Dios y en gran daño y perjuicio de las almas y conciencias, y en todo conviene proveer de buen remedio, y mucho más de presente que se llega el tiempo sagrado de la cuaresma en que nuestra madre la Iglesia usa de ordenar y mandar cosas para la reformación de las vidas y corrección de las costumbres. Por tanto proveyendo quanto es de nuestra parte de remedio y para descargo de nuestra conciencia y de Su Majestad y Santidad

Este documento ha sido generalmente considerado como las actas del sínodo que convocó el obispo Cámara y Raya, lo cual resulta imposible, pues este texto está fechado del Io de febrero de 1618 y el sínodo se reunió apenas el 2 de agosto de 1620 ( AGÍ, Panamá 69, 1620, # 1). Hasta ahora las actas del sínodo no han sido encontradas en el Archivo de Indias: no figuran ni en los legajos de la Audiencia de Panamá, ni en el Indiferente general, ni en Patronato. El texto se demoró en manos del fiscal, como consta por una carta del obispo del 12 de diciembre de 1622 (AGÍ, Panamá 100), y no fue nunca apro-bado por el rey. El presente documento es sin embargo de mucho interés por reflejar las preocupaciones pastorales del obispo en aquel momento y por dejar sospechar parte del temario del sínodo.

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que nos tienen encomendado este rebaño, nos ha parecido de proveer y mandar las cosas siguientes. 1.

[Guárdense todas las fiestas de la Iglesia]

Primeramente mandamos y sobre esto encargamos gravemente las conciencias que se guarden y hagan guardar todas las fiestas que nuestra santa madre Iglesia manda guardar, y porque en su guarda hay muchos y grandes abusos y quiebras, mandamos que los barberos no hagan el cabello y barba a persona ninguna día de fiesta; ni en ella se pueda vender en la plaza sino aquellas cosas que precisamente son necesarias para comer aquel día, y que en tienda ni por las calles se pueda vender cosa alguna sino de comer y beber so pena, demás del pecado que se cometiera, de perdimiento de lo que se hallare van vendiendo, lo cual desde luego aplicamos para los pobres. Y porque tenemos aviso que a las negras que andan vendiendo por las calles les es grande ocasión esto de muchas ofensas de Nuestro Señor, encargamos las conciencias y en el Señor exhortamos a sus amos que miren mucho en esto y procuren enviar con las habas"' negras viejas y mayores de edad y mandamos a nuestros oficiales y ministros que en hallando que venden muchachas y negras de sospecha por las calles, así en las dichas fiestas como en otros cualesquier días, las manden y hagan recoger y notifiquen a sus amos no las envíen a vender. 2.

[Sobre fiestas de guardar, aviso especial a los oficiales de calafates, arrieros y panaderos]

Y porque asimismo habernos visto por experiencia que sin respecto ni limitación quebrantan las fiestas los oficiales de calafates^, los arrieros y panaderos; para remedio de tan grande rompimiento mandamos, en virtud de santa obediencia y so pena de descomunión mayor y de perdimiento de lo que el dicho día se ganare o amasase, sin nuestra expresa licencia dada para cada

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El copista tachó la palabra dicha que cuadra perfectamente con el contexto, y la reemplazó por la palabra haba que debía estar en el texto que estaba copiando, pero cuyo sentido no queda claro. Haba no puede significar aquí la planta comestible bien conocida. La solución quizás se encuentre en el hecho de que se usaba antiguamente en el Darién la palabra haba -de origen arawak, naturalizada en cueva y de ahí pasada al castellano-, con el sentido de canasta, cesto fino con tapa. Podría tratarse aquí de las canastas en las que se llevaba al mercado lo que se iba a vender. El sentido de la frase sería en este caso: no mandar al mercado negras jóvenes con sus canastas, sino negras viejas y mayores de edad. En la otra lectura con la palabra dicha en vez de haba, se trataría de no mandar a las negras jóvenes solas, sino acompañadas por otras de edad canónica. 2 Obreros que reparaban los barcos tapando con estopa y brea las junturas de las tablas del casco.

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vez, prometiendo como prometemos darla fácilmente habiendo legítima y bastante causa, excepto los días de Domingo de apóstoles y de Nuestra Señora, las fiestas de Nuestro Señor y los primeros y segundos días de las Pascuas que para los tales no será justo dispensar sino en casos muy apretados; y porque los panaderos apelaron de nuestras censuras en esta razón y por vía de fuerza a la Real Audiencia, la cual declaró no hacerla, por estas presentes letras derogarnos, revocamos y anulamos cualesquier licencias dadas para este efecto por nos o por nuestros provisores y vicarios, con declaración que si sucediere haber tres días de fiestas juntos se dispense con el uno de ellos, el menos solemne. 3.

[Restricciones para misas en casas y oratorios particulares]

ítem por cuanto nos es gravemente encargado y mandado por los Santos Concilios y bulas de Su Santidad no permitamos ni demos licencia para decir misa en capillas, casas y oratorios particulares, y que si alguna se diere sea visitada cada año y no por más tiempo, y que sean en parte apartadas de las iglesias, de suerte que les sea de grande incomodidad el ir a ellas, y con otras condiciones y calidades que hemos aquí por expresadas que en casi ningún lugar ni capillas de las de esta tierra se hallan, por estas nuestras presentes letras y auto revocamos, anulamos y suspendemos cualesquier licencias dadas por nos y por nuestros provisores y las damos por de ningún efecto y valor, y mandamos en virtud de santa obediencia y so pena de descomunión mayor \atce sententice ipso Jacto incurrenda lo contrario haciendo que ninguna persona diga ni oiga misa hasta que tenga aprobación nuestra después de la data de ésta en los dichos oratorios en escrito cuya absolución nos reservamos. 4.

|No se celebren matrimonios sin velación93]

Ítem por cuanto hemos hallado en este obispado una cosa lastimosa que ha sido muchos casados sin haberse velado ni recibido las bendiciones de la Iglesia, con tan grande desalmamiento que ha habido algunos de veinte y tantos años sin velar, y por rigor que en esto hemos puesto desde que estamos en este obispado, quedan muchos con quien no se ha podido hacer que se

l.a velación era una ceremonia con la que se solemnizaba la bendición nupcial. Consistía en cubrir la cabe/a de la esposa y los hombros del esposo con una banda de lela blanca que simbolizaba el vínculo matrimonial. Antiguamente no se entregaba la esposa al marido hasta después de haberse velado. Exis-tían tiempos prohibidos de velaciones. El concilio de Trento limitó el tiempo de clausura de velacio-nes: desde el primer domingo de Adviento inclusive hasta Epifanía inclusive, y desde el Miércoles de Cenizas hasta el Domingo in albis. La palabra nupcias viene precisamente de esta costumbre romana antigua: obnubilaüo capitis.

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velen, mandamos en virtud de la santa obediencia y so pena de descomunión mayor que de aquí adelante se desposen y velen todos juntamente, y si por causas inexcusables y urgentes se dispensare con los españoles, se velen dentro de un mes que se desposaren, y todos los demás de cualesquiera calidad o condición que sean se desposen y velen juntamente como dicho es y so la dicha pena y de descomunión mandamos a los curas así de esta ciudad como de nuestro obispado que no casen a ningún negro e indio sin juntamente velarle, ni a ningún español sin le notificar este nuestro auto y mandamiento, cuya dispensación a nos reservamos, y que tengan cuidado de lo hacer cumplir y guardar y de dar cuenta a nos o a nuestros provisores para que los hagamos cumplir y se proceda contra los rebeldes y desobedientes con todo rigor. 5.

(No se estorben los matrimonios de esclavos)

ítem por cuanto nos están encomendados por le Santo Concilio Tridentino favorecer la libertad en el Sacramento santo del Matrimonio y que en manera alguna consintamos ni demos lugar a los impedimentos maliciosos que a ellos por siniestros intentos se oponen a esto cada día sucede en este nuestro obispado en los casamientos de los esclavos estorbándolos a cada paso sus amos, o después de no haberlos podido impedir castigándolos por ello y no dejándolos hacer vida maridable y embarcándolos a partes remotas en venganza, de suerte que no se pueden ver ni tratar, todo lo cual es gran deservicio de Nuestro Señor y causa de grandes ofensas suyas y en agravio y aborrecimiento del Santo Sacramento del Matrimonio, y proveyendo de remediar a esto, mandamos en virtud de la santa obediencia y so pena de descomunión mayor y de la indignación divina a todo genero de personas de cualquier estado y condición que sean, que no impidan ni estorben a sus esclavos o esclavas el casarse, sino que antes les dejen libremente casar a cada uno con quien quisiere, y que por ello no los puedan castigar, aprisionar ni sacar del obispado ni a parte ninguna de él por esta razón ni por apartarlos y en venganza y castigo de se haber casado, y porque de casarse mujeres libres con esclavos, que de ordinario se casan por ser incapaces y no sabiendo lo que hacen, que es hacerse cautivas de los amos de sus maridos, y esto sucede con indias que han menester en todas sus cosas defensores y quien cure por ellas, mandamos que de aquí adelante ningún cura de todo nuestro obispado ni vicario case mujer libre con cautivo y esclavo, y en cuanto a esto quitamos la facultad a todos nuestros inferiores y sólo a nos tan solamente reservamos el dar la tal licencia y el conocimiento de estos matrimonios que de suyo lo son y están por los santos concilios todas las causas matrimoniales.

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6.

[Las personas casadas hagan vida común]

ítem que atento que hay muchas personas casadas que no hacen vida con sus mujeres muchos tiempos ha, lo cual les es causa de que ellos vivan mal y el matrimonio sagrado sea violado y de otros muchos y grandes males inconvenientes, mandamos en virtud de la santa obediencia y so pena de excomunión mayor y de doscientos pesos o más según la calidad de la persona, que dentro de cuatro meses se vayan a hacer vida con sus mujeres sin excusa alguna, y si tuviesen licencia de ellas, que de ordinario son sospechosas y dadas por fuerza y no ciertas y verdaderas, mandamos que los que las tienen las exhiban ante nos para que las veamos y examinemos, y siendo buenas las aprobemos por tal, la cual así cumplan so las dichas penas dentro de cuatro días que a su noticia viniese este nuestro mandamiento y auto en cualquier manera. 7.

[Contra los perjuros]

ítem porque por experiencia sabemos que hay muchos que con poco temor de Nuestro Señor, en gran daño de sus conciencias y de las repúblicas y bien común, se perjuran negando la verdad de lo que saben, siendo llamados o presentados por parte o de oficio, pecado gravísimo y digno de grande castigo, y que por ellos se puede temer el del cielo y de la indignación de la divina justicia fuera de las penas establecidas en derecho a los tales, les imponemos pena de excomunión mayor latee sententice ipso facto incurrenda lo contrario haciendo, cuya absolución a nos reservamos, y sobre ello encargamos a los confesores la conciencia y de caer en la indignación de Dios Nuestro Señor. 8.

[Que los confesores respeten los casos reservados]

ítem por cuanto por la ignorancia y poco saber de algunos confesores y de los demás del pueblo ignoran algunos casos en que incurren en graves penas y censuras cuya absolución por la gravedad de ellas es reservada a Su Santidad y a los prelados y que podrá ser que sabiendo los dichos casos muchos se guardarían de caer en ellos y los confesores de no los absolver, los cuales por su poca pericia, estudio y suficiencia los ignoran, para remedio de lo cual mandamos que en todas las Iglesias de nuestro obispado así parroquiales como regulares se tenga una copia y numero de los casos reservados con distinción los que son a la Sede Apostólica y los que son a nos los prelados, y si necesario fuese los renueven cada año, lo cual los curas cumplan así en virtud de santa obediencia y de perdimiento de la cuarta parte de sus frutos y proventos de

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aquel año, y a los prelados de los monasterios les encargamos y en el Señor exhortamos así lo hagan en sus iglesias, pues como nuestros coadjutores están obligados a nos ayudar. 9.

[Excomunión sin necesidad de denuncia para los confesores que no hagan caso de los pecados reservados]

Y porque todos los confesores deben estar muy instruidos de los casos reservados, les advertimos que si para ser tenidos por incursos en las censuras de las bulas apostólicas es menester que sean denunciados, para los casos de bula In Cena Domini no es necesaria la denunciación, sino que por el mismo caso que en ella se ha delinquido debe ser tenido por denunciado y público descomulgado. Y asimismo esté advertido el confesor que incurre en las mismas censuras él y los jueces que presumieren absolver a los transgresores. 10.

[Restricciones de acuerdo con la idoneidad de cada confesor]

Ítem por cuanto no todos los confesores son igualmente suficientemente peritos ni idóneos para confesar todo género de gentes, y como siempre se ha usado y nos es encargado por el Concilio de Lima que demos las licencias con la limitación más conveniente conforme a la suficiencia y calidades de los confesores, y hasta ahora no ha habido el cuidado que convenía en negocio de tanta importancia para las almas, porque sucede que un confesor que es suficiente para un género de gentes como es negros e indios no lo es para Iodo género de gentes, y otro que es suficiente para el común no lo es para los jueces y mercaderes, y el que es suficiente para hombres no lo es para mujeres, y porque en todo haya de aquí adelante la distribución y limitación que conviene en caso en que se requiere tanto recato por los daños que pueden recrecerse en tribunal tan secreto y a solas, mandamos que todos los confesores así seculares como regulares tragan sus licencias ante nos dentro de cuatro días para tomar razón de los que las tienen y hacer catálogo de ellos como se acostumbra hacer en todos los obispados a la entrada de la cuaresma, y para que esto tenga mejor efecto suspendemos y revocamos todas las licencias hasta este punto dadas para confesar, y solas aquellas queremos tengan valor de los confesores que pusiéremos y señalaremos en el dicho catálogo que habremos de hacer, y mandamos a los curas de esta santa Iglesia, en virtud de santa obediencia, que no admitan cédulas de confesión a ninguno para cumplir con el precepto de la Iglesia, sino fuere de los confesores por nos en el dicho catálogo aprobados, el cual dicho catálogo esté firmado por nos o por nuestro provisor y que tuviere nuestras veces.

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[Que se respete la voluntad de los difuntos sobre los bienes que dejaron] por cuanto muchas personas tienen y han tenido algunos bienes de difun|ue les han dejado así en confianza como en otra manera, así siendo sus alas como no siéndolo, los cuales correspondiendo mal a la confianza que en ; hicieron los dichos difuntos cuyas almas esperan sus sufragios, y con su nimiento y descuido se los defraudan, proveyendo de remedios por la nejad de las almas de quienes somos defensores al remedio de los pecados en este caso se cometen, mandamos en virtud de santa obediencia y so i de excomunión mayor latee sentencies lo contrario haciendo ipso Jacto irrenda, que dentro de ocho días todas y cualesquiera personas de cualquier dición y calidad que sean, nos den cuenta o a la persona que en nuestro luestuviere, de todos los bienes que tienen y han tenido y distribuido desde el cipio del año de seiscientos y trece, que fue nuestra promoción al obispado, que estén consumidos los dichos bienes o parte de ellos en misas o en otras is pías, porque de todo conviene ser sabidos que si de los dichos bienes se hizo en secreta confianza la guardaremos, lo cual se entienda de los bienes de los que han muerto ab intestatu y sin hacer testamento como de los que dejado para distribuirlos según la disposición de los testamentos, y porque la dicha tal distribución de obras pías pretenden entremeterse algunas :icias y jueces y a nos pertenece el cumplimiento de ellas y no a otro alguno, ndamos en virtud de la santa obediencia y so pena de excomunión mayor o fado incurrenda lo contrario haciendo a todos y cualesquiera personas de ilquier calidad, preeminencia y condición que sean, que de aquí adelante no entremetan en ello, sino que nos lo dejen y remitan, y si tienen algunos bie; de los dichos difuntos y no sean defraudadas las obras pías, y lo mismo ndamos a los depositarios y que tienen embargados los dichos bienes, y los os y los otros así lo cumplan dentro de cuatro días que en este nuestro auto y mdamiento en cualquier manera viniera a su noticia. [Que los negros no gasten los estipendios de misas de difuntos en cosas no justas] :m por cuanto los negros, esclavos y libres, usan cuando muere alguno de su ción o cofradía poner misas en que llegan cantidades de pesos con título de le son para misas, y los gastan a su albedrío y de ordinario en cosas no justas, conviene saber lo que se hace de estas limosnas y que se distribuyan por íestro orden, mandamos que no se pongan las dichas misas para el dicho

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efecto so pena a los que las pusieren de treinta días de cárcel y de perdido lo que en las dichas misas se llegare, lo cual desde luego lo aplicamos por mitad a la Santa Cruzada y la otra para los pobres a nuestra distribución, y so la dicha pena mandamos a todos los mayordomos hermanos mayores y priostes de las cofradías de los morenos que ellos no den ni distribuyan misas algunas ni den las limosnas si no fuere por nuestro orden y expresa licencia, en cuanto en esto hemos hallado desorden e inconveniente y les apercibimos que no se les recibirán en cuenta ni descargo en las que dieren, lo que de otra manera dieren gastado. 13.

[Cúmplanse con puntualidad las obligaciones de misas y capellanías]

ítem para que haya cuenta y razón que es justo de las capellanías y de las obligaciones de misas cantadas y rezadas que hay en las iglesias de este obispado y sean visitadas y se hagan cumplir con puntualidad como tenemos obligación, habiendo hallado que en ninguna de dichas iglesias y en particular en la catedral de esta ciudad hay tabla, razón ni claridad de sus obligaciones, misas ni capellanías, así de las que sirven el capítulo y prebendados como otras cualesquiera de las cofradías e impuestas por el cabildo de la ciudad y particulares vivos o difuntos, ni menos están asentadas en los libros de cabildo y archivo de la iglesia como umversalmente se hace en todas partes, proveyendo en tanto cargo de conciencia lo necesario para que en todo se cumpla puntualmente con las dichas obligaciones y capellanías, mandamos al Deán y demás capitulares de esta nuestra santa iglesia que dentro de ocho días hagan escribir y escriban en su libro de cabildo las capellanías y obligaciones que tienen de misas cantadas y rezadas así por el Rey nuestro Señor como por otros. Y a todos los curas de esta dicha sancta Iglesia y las demás de nuestro obispado, que dentro de quince días hagan una tabla y en ella escriban todas las capellanías que se sirven en sus iglesias y la memoria de todas las demás obligaciones de misas que hubiere en las dichas iglesias, lo cual cumplan en virtud de la santa obediencia so pena que desde luego les condenamos en otro tanto como las dichas capellanías y obligaciones de misas montaren. Las cuales desde luego aplicamos a la obra de esta santa iglesia y por cuanto hay algunas otras capellanías que están a cargo de fundar y cumplir por algunos particulares y asimismo conviene para lo que dicho es sepamos las que son y como se cumple con lo que están obligados, mandamos so las dichas penas y de excomunión que dentro de ocho días nos den razón y noticia de ellas, porque así conviene para el bien de las ánimas de los difuntos y descargo de Sus conciencias y nuestra.

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14.

[Devuélvanse los papeles que pertenecen al juzgado eclesiástico]

ítem por cuanto de nuestro juzgado eclesiástico y su archivo han faltado y faltan cada día muchos procesos y papeles de importancia y asimismo en poder de las justicias seglares y sus ministros escribanos y secretarios se nos detienen y no quieren volver algunas causas y procesos hechos en el dicho tribunal, de que se nos siguen graves daños y perjuicio a nos y a nuestro juzgado y a la jurisdicción eclesiástica que tan precisa obligación tenemos de defender, mandamos en virtud de santa obediencia y so pena de excomunión mayor latee sententice trina canónica monitione premisa en derecho ipso facto incurrenda lo contrario haciendo, la absolución reservada a nos que ninguna persona de cualquier estado, calidad o condición que sea, que no tome ni retenga en sí ni en otra persona, ni parte, papeles, pleitos, ni procesos o causas hechas [cojmenzadas en cualquier manera, sino que luego que se hayan visto en el artículo o grado que su poder vayan, los vuelvan al dicho nuestro juzgado, y que los que hubieren tomado o detenido o en cualquier manera tuvieren, que dentro de cuatro días de la publicación de este nuestro auto y mandamiento nos los vuelvan y restituyan sin detenimiento alguno, y so la dicha pena mandamos que los que supieren o hubieren oído o entendido que personas han tomado y tienen o han encubierto y encubren los dichos procesos y papeles, o alguno de ellos lo tengan, a decir dentro de los dichos cuatro días y en particular si tienen o saben o han oído decir quien tiene un proceso contra Pedro Álvarez Castellón y otro contra el padre Diego de Ulibarri. Los cuales procesos y causas mandamos nos los vuelvan so las dichas penas, o digan lo que saben o han oído decir de ellos a quien los tenga. •

[Publíquese y cúmplase]

Y para que venga a noticia de todos, mandamos que estos autos y mandamientos se lean en el primer día de fiesta en esta Santa Iglesia catedral de Panamá públicamente y en todas las iglesias de nuestro obispado, y que en cada una de ellas los curas y vicarios tengan un tanto y lo hagan publicar como dicho es, lo cual así cumplan en virtud de santa obediencia, y así lo proveímos y mandamos en primero de febrero de mil y seiscientos y diez y Ocho años. Fray Francisco, obispo de Panamá. Ante mi y por mandato del obispo, mi Señor, Alvaro Mexía, secretario.

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• En Panamá, en dos de febrero de mi! y seiscientos y diez y ocho años, yo Diego de Ballesteros, presbítero notario del juzgado eclesiástico, certifico y doy fe que hoy dicho día, leí publiqué en alta voz inteligible el auto de atrás en la catedral de esta ciudad al tiempo de la misa mayor, de que doy fe y verdadero testimonio. Ff° utsupra, Diego de Ballesteros, notario. El presente notario del juzgado eclesiástico de este Reino de Tierra Firme, Miguel Fernández(?) de Mejorada, presbítero. Doy fe y verdadero testimonio que es éste un traslado fielmente sacado, corregido y enmendado de su original que queda en poder del obispo, mi Señor, de cuyo pedimento di este testimonio y fe que es dado en Penonomé en ocho días del mes de mayo de mil y seiscientos y veinte años. En testimonio de verdad (dibujo de sello) fije mi signo. Miguel Fernández(?) de Mejorada, notario.

-46Julio 16 de 1618. Carta de fray Luis de Villorada , ofm, al Rey sobre los abusos de la autoridad civil, la necesidad de reformar el estado eclesiástico y religioso (AGÍ, Panamá 104)

Señor Loado sea el Santísimo Sacramento y la purísima concepción de la Virgen nuestra Señora sin pecado original. Señor: soy un religioso de la orden del seráfico St Francisco que otras vezes e escrito a V. Magestad en diferentes ocasiones. Soy de hedad de setenta y siete años. Recibí el habito y profecion en el convento de Alcalá de Henares adonde estudie y me ordene de sacerdote. La Magestad del Rey don Philipe nuestro Señor que esta en el cielo pidió religiosos a mis perlados para dotrinar los Indios destos Reynos del Piru y la * Lectura hipotética.

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obediencia me mando venir con otros onze religiosos a servir a Dios y a V. Magestad, de los quales solo yo e quedado con vida por su divina gracia. Quarenta y seis años ha que predico en estos Reinos el santo Evangelio, sin haver dexado parte en ellos donde no aya trabajado en la viña del Señor, y espero en su divina misericordia que a sido con aprovechamiento en estos pobres indios. Entre otras muchas vezes que me an mandado mis superiores venir a esta provincia de Panamá, a sido esta la postrera a negocios de mi Religión y deste convento, que a gloria de Dios dexo acabados y me mandan bolver al Piru, y antes de mi partida, haviendo visto y considerado las cosas y miserable estado desta ciudad y Reino, e tenido un remordimiento de conciencia tan apretado que no me a dexado salir desta ciudad sin dar aviso a V. Magestad de lo que en ella pasa, en que se me an offrecido algunas consideraciones. O que(?) V. Magestad esta olvidado desta provincia, o que los governadores della se an libertado para obrar a su alvedrio sin que tengan memoria de cristiandad y justicia y de que en la tierra tenemos Rey y Señor que a de pedir estrecha quenta de su vida; de que están bien olvidados y hallo que a la puresa de alma y consiencia de V. Magestad y demás exelentisimas virtudes reales y a la rectitud tan grande de Vro. Real Consejo totalmente es esto contrario, sino que a entrado la fraude humana del engaño por un modo notable que es haver tomado los puertos los governadores con astucia y maña para que no lleguen las verdades a Vuestros Reales oydos, y ellos escriven y informan lo que quieren en su poder absoluto. El segundo es el temor de los subditos y el tercero el de la lisonja que tiene también su lugar como pariente de la hipocresia, fraude y engaño. [Primer problema grave: el poder absoluto del presidente y de los oidores.] El poder de los que aqui govieman que es el primero: es terrible y temeroso por que en qualquiera parte ay puerta abierta de misericordia y aqui esta cerrada y ansi se hazen cosas en materia de Justicia y govierno notables, que dar quenta del las seria no acabar. Nace de que esta el remedio lexos y no ay temor porque falta el castigo, y de que ha mas de treinta años que esta Audiencia no se visita, ni de tantos exesos como ha ávido en ella se ha hecho demostración, de que se infiere que el pecado venial de Audiencia en estas partes a de ser castigado rigurosisimamente para que en las cabesas escarmienten los subditos y que los governadores por serlo no se atrevan a tresquilar al pobresito y a despechar vuestros vasallos questan debajo de vuestro Real Amparo. Beaíus qui inteligit super cegenum eí pauperem quoniam

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in die mala liberavit eum dominus, que bien parecerá esto y que premio y corona tendrá vuestro Real Consejo de justicia en esta vida y ante los ojos de Dios si levanta la cervis y la vara tan justa y recta como tiene. Si liberal pauperem a potente y al pobre que no tiene ayuda para que sepan que ay Jueses amigos de Dios y de verdad, que aunque los ay, ni aqui lo saben, ni los estiman, ni los conocen, ni aun hazen caudal dellos sino en el nombre por no haver visto obras de castigo a tantas libertades. Y tomando la corrida de atrás que sea breve, quando aqui se tuvo nueva de enemigos agora tres años, escrivieron a V. Magestad que le avian fortificado esta ciudad y hecho una trinchera como muralla, y condusido gente y hecho otras prevenciones necesarias para guarda y reparo desta ciudad. Si ansi fuera verdad merecían premio, pero no fue asi, aunque lo fue en el gasto de vuestra Real hazienda malgastada y en su provecho malicioso, y aparentemente y sin fruto que es lo mesmo que agora se haze. La Justicia corre en gran trabajo, los officios se venden a menos precio de lo que valen y en personas criados de presidente y oydores para sus fines, haviendo otros que dan mas por ellos. Las placas de soldados en estos mesmos criados sin servirlas ni acudir a saber si lo son, los mantenimientos a tan execivos presios que no haviendo remedio con brevedad se consumirá la tierra. Una anega de arina vale cien reales y lo mismo de las demás mercansias. Al fin, Señor, ay ambre dos años ha, y en estos pobres indios que todo lo padecen, enfermedad contagiosa que mueren muchos, y el mayor mal es que parvulipetiebantpanem et non est qui frangat eis por haver quitado el fiscal desta Audiencia los cainericos a los cacerdotes, que es el sustento que les davan, de que a nacido poco temor de Dios y haverse huido muchos a los indios de guerra para bolverse a la idolatría. [Segundo problema grave: el temor que hace que nadie se atreva a denunciar los abusos.] Lo que me a movido a dar a V. Magestad este aviso ha sido la segunda parte de lo que propuse que es el notable temor que tienen los de esta ciudad y Reyno a los governadores que los tienen tan acovardados y oprimidos que hago testigo a Dios nuestro Señor que en mi celda me han llorado muchas personas con canas y otras sin ellas lagrimas de dolor, llamando a estos governadores nombres indignos de V. Real presencia, porque no ay quien se atreva a hablar ni a escrivir, ni dar aviso de como aqui se vive tan libertadamente. Hasta los religiosos callan porque luego se acusa de alia quien escrive de acá y todos padecen y callan. Casos podría dezir a V. Magestad notables y muchos, pero no tuviera fin esta carta. Uno solo diré: vivia en esta ciudad el año pasado el

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mas diestro piloto que se a visto en este mar del Sur que servia a V. Magestad y hizo viaje al Piru y, en el interim de su ausencia, el oydor Manco de Contreras tuvo amistad ¡Ilícita con su muger, y quando bolvio el marido hallóse la muger muy preñada, y para remedio de que no se supiese levantóle el dicho oydor que era espia del enemigo, y desde el navio le truxeron aprisionado a tierra y le llevaron a Puerto Velo adonde estuvo preso en el calaboco del castillo de San Phelipe hasta que parió la muger, y después le desterro el dicho oydor perpetuamente del Reyno. El pobre piloto viéndose inocente de culpa pidió la causa de su prisión y los soldados del castillo, que todo lo dizen, le advirtieron de lo que pasava. Este miserable hombre se fue y no se sabe si al enemigo o donde. No quiero hazer advertimientos a V. Magestad ni acordarle lo del propheta Natán con el Rey David, pero por lo menos este es caso que no puede dexar de lastimar entrañas de tanta piedad como las de V. Magestad y destos y otros peores suceden cada dia, y la mayor lastima es que quando se entiende que viene de alia oydor que haga censura, residencia y castigo de la vida deste y sus exesos tan grandes, entonces viene quien califica sus abominaciones y le haze compañía en otras mayores. Al fin son juisios del Altísimo que lo que este Manzo de Contreras dio a este licenciado Espino de Caceres que vino a tomalle la residencia. Se lo pidió publicamente quando se vio con la buena sentencia dado por libre y se lo huvo de volver. jTercer grave problema: la mentira interesada en los informes al Real Consejo] La tercera parte que propuse es la de la lisonja. No quiera mas Vra. Magestad de que ayan sido tan mañosos los de la Audiencia y tan bien prevenidos que an hecho que el cabildo desta ciudad escriva a V. Magestad y su Real Consejo que están contentos con este govierno y que son grandes jueses los que tienen, siendo todo comer y bever y dormir y que no tienen en que entender sino en esto y otros vicios peores y entre ellos cada dia en las visitas de cárcel y en el acuerdo tienen pendencias y rriñas y se llaman de bellacos jueses unos a otros y otras palabras injuriosas indignas de tal lugar: de manera que este cabildo, unos por temerosos, otros por aduladores, lisongean y engañan Vuestro Real Consejo. [Situación deplorable del estado eclesiástico.] Pues entrar en el estado eclesiástico tiemblan las carnes del qual no se puede tratar sino con la decencia que se deve. Tiene necesidad de visita y gran

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reformación tanto como el secular, no por el obispo que por bueno le tienen aniquilado, de manera que no se yo en que parte, no digo de cristianos pero de moros, le tuvieren como aqui deshonrrado, desterrado, quitadole sus bienes eclesiásticos, haviendole puesto las manos dos vezes en su persona, levantándole testimonios porque predica y dize verdades que, si no lo hiziera, el fuera bueno. An tenido y tienen estos estados grande emulación y fundamentalmente nació de que quando el obispo vino a esta tierra, quiso reformar muchas y feas costumbres en el estado secular, y al Padre Ribera Bustamante, que es deán desta yglesia. y a los demás facer dotes della. Este es hombre de mucha edad, libertad \ condición. Mucho e dicho y no paso de aqui porque es persona eclesiástica. Los demás siguen esta cabesa. Tienen precisa necesidad de rremedio. [Necesidad de reformar el monasterio de monjas.] Un monasterio de monjas ay en esta ciudad que fue exemplo de virtud y religión el tiempo que vivieron las primeras monjas que se truxeron del Piru para governar el monasterio. Esta casa que fue de Dios se a trocado y esta hecha una cueva qual su divina Magestad rremedie. Que si la Real Vuestra no se le pone con brevedad, puede esperar muchas malas nuevas del. No aprovechan ni temen excomuniones, ni el prelado tiene mano ni jurisdicción para cosa desta vida. [El remedio: mandar un "visitador cristiano".! Este es el mas breve epilogo y aviso que e podido dar a V. Majestad movido del celo del servicio de Dios nuestro Señor y del Real Vuestro y de tantos pobres como me lo han pedido y de toda esta ciudad que esta clamando porque V. Magestad les haga merced de inbiar un Visitador cristiano que enmiende esta tierra y a V. Magestad restituya en lo que tiene perdido, que segun e oydo sera haziendo de mucha consideración. Si se toma buena quenta de mí, la dará el padre comisario general del Piru adonde buelvo por su mandado y estare como capellán y siervo perpetuo de V. Magestad. supplicando a nuestro Señor guarde Vuestra Real persona y le de su gracia para govierno destos y otros mayores Reynos. De Panamá. 16 de julio MDCXVI1I. f. Luis de ViIlorada(?)

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-4725 junio 1619. Carta a S.M. del oidor Diego Fernández de Velasco sobre el buen trato de los indios de Veragua y Coclé Señor = Cunpliendo con lo que vuestra magestad me mandó, rrespondí con particularidad á los capítulos de la de vuestra magestad de veynte y tres de abril de mil seizientos diez y ocho, ecepto al nono y décimo que tratan del buen tratamiento y govierno de los yndios naturales deste rreyno, que, por encargarme esto vuestra magestad tan apretadamente y con tanta ponderación de palabras, no me contenté con lo que savia por esperiencia, sino que quiste primero ynformarme de propósito de personas que me pudiesen dar muy entera noticia. Bien cierto y al seguro puedo certificar á vuestra magestad que los yndios de la alcaldía mayor de la ciudad de Nata están bien defendidos y anparados con vuestras leyes y ordenancas y tan continuas provisiones y autos de buen gobierno, como á su pedimento y de nuestro fiscal se despachan; de modo que entera y cunplidamente por esta parte gozan de su libertad y deste bien, porque como están más cerca de esta rreal audiencia y el camino es llano y fácil, pueden acudir, como acuden, luego con sus quejas, y llevan y alcanzan el rremedio que desean, que, por ser tan cunplido, no ay español que los ofenda ni haga demasías, antes por el contrario ellos las rreciven y disimulan, por no dar ocasión á quejas por el castigo que les rresulta. No gozan tan cunplidamente deste bien los yndios de la governación de Veragua, especialmente en los casos que tocan al aprovechamiento de la persona que los govierna, y hazen muy poco fruto las provisiones y mandamientos que se despachan en conformidad de los dispuesto por vuestra magestad, porque principalmente se libran contra el governador y no ay quien las ejecute; á esto se llega estar los yndios poblados mpas de noventa leguas desta ciudad, y ser los caminos muy ásperos y peligrosos, y que no en todos tienpos se pueden andar; con lo qual las quejas son menos y esas mal rremediadas por falta de ejecución; y los yndios no tienen capacidad y entendimiento para guardarlas á rresidencias por ser el tienpo largo, y an tomado por rrefugio desanparar sus dotrinas y volverse al monte, como me an ynformado lo an hecho muy gran número dellos en la comarca de la ciudad de Nuestra Señora de los Remedios, que por otro nombre llaman Pueblo Nuevo; y que están casi despoblados los pueblos de los yndios de Guabala y San Félix, que están á dos leguas de la dicha ciudad de los Remedios, y todos se an ydo á la montaña de la provincia que llaman de Guaymí, que está dos o tres jornadas de allí, á donde me dizen ay mucho

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número de yndios baptizados y que el de los gentiles es muy copioso, y que los unos y los otros tienen grandísimo deseo de rreducirse á nuestra santa fee y servicio de vuestra magestad; y todo se rremediará fácilmente, si la persona á quien vuestra magestad haze merced de aquel oficio acudiere á sus obligaciones. Toda aquella tierra está yo muy despoblada, así de yndios como de españoles, porque en Veragua y Coclé, aguas vertientes de la cordillera á la mar del norte, no ay ninguna población de yndios, y sólo ay algunos pocos españoles con sus quadrillas de negros de minar para sacar oro, que es bien poco. Aguas vertientes á la mar del sur ay quatro poblaciones de españoles, que los más son encomenderos de los pocos yndios que ay rrepartidos en cinco poblaciones, que muchos dellos son de vuestra rreal corona; en general es toda aquella tierra pobre, en tanto grado, que me ynforman no da de provecho á vuestra magestad lo que gasta en paga del salario del que la govierna; el qual es ynpusible asista á su gobierno como fuera justim aunque todo el año se ocupe' en andar caminos, por su mucha distancia y ser tan áspera de montañas y rríos y continuos aguaceros, que. sin grandísimo trabajo y evidente rriesgo de la vida, no se puede caminar; y no asistiendo el que govierna, es forzoso aya agravios de españoles, negros y mulatos que acuden á los pueblos de yndios. De ser aquella tierra tan pobre y no asistir el que govierna en parte cómoda (que como digo de la forma que a estado y está es ynposible), rresulta entre otros un agravio notable á los yndios, que es el que más les obliga pa desanparar sus poblaciones y dotrinas y huirse á los montes, y del no rresulta poco daño á la rrepública de los españoles, y es la cobranca de los tributos que pagan á sus encomenderos, que es seis rreales de á ocho cada año; no tanto por lo que pagan quanto por la forma que tienen en cobrarlos, tan contra á las ordenancas de vuestra magestad; para lo qual se a de suponer que, rrespeto de los pocos yndios que ay, es grande el número de los encomenderos, y que ay muchas encomiendas de solos tres ó quatro yndios, y la mayor es de doze, y si las dos, llegan á diez y ocho ó veynte yndios; y en sustancia, ninguna dellas, ni tres ó quatro juntas, aunque sean las mayores, bastan á una muy limitada sustentación de un encomendero; y que ninguno puede cunplir como rrealmente no cunple con las obligaciones de encomendero; más a de suponer vuestra magestad que todas las encomiendas ó la mayor parte dellas están fuera de hijos y descendientes de conquistadores, y que qualquiera encomendero y sus hijos, con solo el nonbre de encomendero, quiere ser tan servido de los encomandados y demás yndios del pueblo, como si la ecnomienda fuera muy grande; y que hazen el mismo efecto y servicio los tres ó quatro yndios de encomienda que los doze ó veynte; añádese á lo dicho que los encomenderos y sus hijos acuden muy de ordinario á los pueblos á donde tienen la comida y servicio mejor y más seguro que en sus casas, y en el discurso del año van cobrando en partidas menudas y en dineros sus tributos, no con poco agravio

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de los yndios, porque nunca la cuenta de lo cobrado se yerra en su favor, y ansí es muy ordinario pagar más de lo que deven. El daño que de lo rreferido resulta á los españoles es grande, porque, aunque la tierra es pobre, es fértilísima y abundante de diferentes frutas y rraíces y otras cosas de mucho provecho, que naturalmente y sin ningún trabajo se producen, con las quales los yndios tienen bastantísimamente para su sustento y pagar en dinero su tributo; con lo qual y ser tan araganes y amigos de ocio, se descuidan de hazer sementeras; y dello resulta la falta y carestía que ay de maíz; y cada año será mayor, porque no ay otra parte de donde esta ciudad y casi todo este rreyno se provea deste género. Tratando del rremedio se a de facilitar y fundar en dos cosas: la una rresultará en aumento de vuestro rreal patrinio sirviéndose de mandar que las encomiendas de aquella governación, como fueren vacando, se pongan en vuestra rreal corona, porque demás que, como tengo dicho, la mayor parte dellas están fuera de hijos y descendientes de conquistadores, todos los poseedores, si se visitara la tierra (de que ay mucha necesidad), que no se a hecho muchos años a por la gran falta que a ávido de oydores, porque después que estoy en este rreyno no a ávido más de dos, y quando ovo tres que fué poco tienpo, se murió luego el licenciado Megía de Villalobos, desde lugo podían ser privados dellas, porque en ninguna manera an cunplido ni cunplen lo dispuesto por vuestras rreales cédulas y ordenanas, y en la manera que están rrepartidas, ni son de provecho ni las estiman los que las tienen, antes, demás del daño rreferido que rrefieren los yndios, los mesmos encomenderos y sus hijos (que en trage, costunbres y araganería no se diferencian de los yndios) participan del, porque son tan flojos y araganes como los mismos yndios, que no travajan, ni los españoles se apalican, ni los ynducen al trabajo, con que no se participa del fruto que diera tierra tan fértil com aquélla si se cultivara, que asiguran valiera el maíz en este rreyno más barato que en la Nueva España; y que si los gentiles de la provincia de Guaymí estuvisen ciertos que rreduciéndose á la fee no se encomendaría á ningún español y que serían tributarios de vuestra magestad, dándoles por algunos años de libertad de la paga, se rreducirían con mucha facilidad, y lo mismo sería de los yndios baptizados que con ellos están huidos, que son muchos en número y los unos trayrían á los otros, porque es sin ninguna duda que siente mucho ser tributarios de otro que de vuestra magestad, por los agravios que rreciven en la cobranca de los tributos, y que es la mayor causa que les mueve á huirse y no rreducirse. La segunda, que vuestra magestad se sirviese de dividir aquel gobierno en dos alcaldías mayores, cuyos salarios se podrán satisfacer con mucho menos de el que se da el governador, dividiéndolas por la misma cordilelra, aguas vertientes á la mar del norte la una, en que se yncluiría Veragua y Coclé donde están las minas de oro, y no ay ninguna población de yndios, aunque se tiene noticia de algunos gentiles que están allí cerca junto á un rrío

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Calovebora. La otra alcaldía, mayor aguas vertientes á la mar del sur, donde ay tres poblaciones de españoles, Santa Fee, San Pedro del Montijo y Nuestra Señora de los Remedios, por otro nonbre Pueblo Nuevo, que en todos no avrá treynta españoles, donde están todas las poblaciones de los yndios cristianos y los gentiles de la provincia de Guaymí y los baptizados huidos; con esto cada alcalde mayor asistirá en su oficio y rreducirá los yndios á pulida y les hará hazer rrozas y sementeras, porque es ynpusible se execute esto asistiendo en Veragua, por la distancia y aspereca de la tierra; los nonbramientos no an de ser por más de dos ó tres años, con que se nonbrarían personas menos cuidadosas; y si esto se rremitiese al presidente desta rreal audiencia, ynportara para tenerlos más sujetos y que cunplan puntualmente lo dispuesto por vuestra magestad, porque, como tengo dicho, provisiones desta rreal audiencia y mandamientos de buen gobierno an aprovechado poco, por la distancia y malos caminos y faltar la execución; y el yndio no aguarda á rresidencias, y ni entonces se castigan quejas ni ay quien las dé, y sienpre los agravios quedan en su punto. Otras cosas, aunque de consideración, quedan á mi cuidado y ansí no las rrefiero á vuestra magestad, quien se servirá de en esto y en todo mandar lo que más convenga á su rreal servicio. Guarde nuestro señor la católica, rreal personas de vuestra magestad como sus vasallos deseamos y emos menester. De Panamá y junio veynte y cinco de mil seizientos diez y nueve = Criado y vasallo de vuestra magestad = (f.) Don Diego Frz. De Vel .

-481 de marzo del620. Junta de Veragua con informe sobre la situación de Veragua y Chiriquí (AGÍ, Panamá 100) • Habiendo venido el reverendísimo obispo94 de Panamá a visitar la gobernación de Veragua, jurisdicción de su obispado, por principio de este año de seiscientos y veinte, e informádose de la mucha cantidad de indios infieles sujetos a idolatrías, en que por su infidelidad el demonio enemigo nuestro los tiene opresos, y que juntamente con esto hay otros muchos indios entre éstos que en tiempos pasados han dado la paz y vivido entre españoles y sido Fray Francisco de la Cámara y Raya.

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bautizados, y que unos por su mala inclinación y querer vivir retirados en sus vicios sin sujeción alguna, y otros que por haber recibido agravios de españoles, se han huido y vuelto a las montañas, que por tenerlas tan cerca les es fácil retirarse a ellas siempre que lo apetecen, y el día de hoy hay muchos en su aspereza, y cada día se va aumentando y creciendo el número de ellos, y por sus cautelas y traiciones es cosa que da muy gran cuidado, siendo como es esta provincia de Veragua tan despoblada de españoles, y deseando la conservación y aumento de ella, la reducción de éstas demás, y que ambas majestades serán tan servidas, platicó estas materias con el gobernador, y habiendo conferido en ellas lo que ha convenido y visto en el ánimo y experiencia para acudir a esto teniendo alguna ayuda, fueron de parecer que para tratar más copiosamente de lo susodicho, de sus efectos y disposición, para que mejor se acierte, se llamasen algunas personas prácticas antiguas y de experiencia de esta tierra, y capitanes que se hayan hallado en conquistas, para que confiriendo los unos y otros se sepa y averigüe la cantidad de indios infieles que hay en la jurisdicción de esta provincia de Veragua, la descripción y planta de las tierras que hoy habitan y poseen estos indios, y el modo que podrá haber que sea más conveniente para atraerlos al conocimiento de la fe y a la obediencia de su Majestad, haciendo de lo susodicho una relación cierta y dar cuenta de ello a la real Audiencia de Panamá, en cuya jurisdicción cabe este gobierno, para que vista en su real acuerdo provea y mande lo que más conviniere. Las personas que se hallaron en la junta con el reverendísimo y gobernador fueron de parecer y acuerdo que se hiciese la dicha relación y que se remita como dicho es, y en esta conformidad lo firmaron y para su mejor inteligencia se hace por el estilo siguiente. • La gobernación de Veragua incluye en sí otras provincias y tierras cuyos nombres se procurarán declarar en este discurso.. Su asiento es entre las dos mares, la del Norte y la del Sur, porque ambas con sus costas ciñen esta tierra, y por donde más la dejan ensanchar, que es en los confines de Costa Rica, provincia de Nicaragua, serán treinta leguas, y por partes menos, y por lo más angosto quince. Esto se entiende cuanto a la latitud de mar a mar, que tomando su longitud desde los confines de Panamá, habrá hasta la provincia de Costa Rica como cien leguas, y esto es todo lo que se dice gobernación de Veragua, cuya división de esta tierra se entiende de esta manera: por la mitad de ella en la latitud la va prolongando a lo largo una áspera montaña muy fragosa, en cuya cumbre tienen el nacimiento muchos ríos, y las vertientes de ellos caen unas a la mar del Sur. En las vertientes que caen a la mar del Norte está retirada toda esta gente infiel y de guerra. En las que caen a la mar del Sur arrimándose a ella porque es tierra fértil y de sabanas, que sabanas son las

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tierras llanas y que no son cordilleras, están poblados el día de hoy los pocos pueblos de españoles e indios cristianos que hoy se llama gobernación de Veragua. • Desde el principio de esta dicha gobernación de Veragua, entrando en ella por los confines de Panamá y alcaldía mayor de Nata, caminando por la costa de la Mar del Sur y diez leguas de ella, está poblado y de paz, así de pueblos de españoles como de indios, hasta llegar a la ciudad de Nuestra Señora de los Remedios. Esta tiene por frente y opuesto, mirando a la montaña del Mar del Norte, los indios infieles y de guerra que llaman guaimí y otras naciones allí circunvecinas, y porque esta ciudad es la mayor del gobierno, se dirán aquí algunas de sus calidades. Su vecindad será como cuarenta vecinos españoles, aunque no están congregados todos juntos por la faena que tienen de servicio y otras incomodidades. Está fundada sobre la costa de la mar del Sur. Tiene muy buen puerto, barra fondable, capaz para entrar y estar en él naos gruesas, abundantes sus términos de infinidad de cedros y otras muchas y muy buenas maderas para fabricar gran cantidad de naos a mucho menos costo que en otras cualesquier partes de las Indias, por estar las dichas maderas a orillas de ríos y esteros, de donde con facilidad se traen a los astilleros. Es muy abundante de todos mantenimientos y de carne. Tiene en sus términos a una legua y a dos de la ciudad, dos pueblos de indios de paz, que entrambos tendrán trescientos, y tiene como se ha dicho enfrente de sí en distancia de diez leguas, el valle y río del guaimí, de la otra parte de la cordillera, en la cual parece que habrá retirados y de guerra como dos mil indios chicos y grandes que ocuparán de circuito en la dicha montaña treinta leguas, y aunque por muchas veces han sido llamados estos indios de los gobernadores de esta provincia y de otros jueces que a ella han venido, nunca han querido dar paz firme ni en que hayan permanecido, sin embargo de que les han hecho muchas promesas en nombre de Su Majestad, ofreciéndoles buenos tratamientos, y lo más que han hecho y el día de hoy hacen estos indios es salir de veinte en veinte a más tierras, y con color de que entran a rescatar lo que traen de la montaña y llevar allá lo que apetecen y ven de camino a sus parientes que tienen muchos en todos los pueblos de los indios, y aunque dicen que vienen a tratar de paz y que saldrán todos juntos a darla, nunca lo cumplen, y si algunas veces ha entrado en sus montañas gente de guerra nuestra, visto que los corren sus tierras y talan las comidas, en tal caso con el temor han salido algunos indios sueltos sin chusma y hecho forma de pueblo por asegurar el fingimiento de su paz, y después se han vuelto a huir a la montaña matando algunos españoles, por cuya causa y por haber tan pocos en esta provincia, no han sido poderosos a conquistar los irreducidos y poblarlos como convendría que se hiciese.

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Otra ciudad está catorce leguas más arriba de ésta, caminando por la costa de el Mar del Sur hacia la Costa Rica. Llámase Santiago de Alanje. Tendrá como veinte vecinos españoles y dos pueblos de indios de paz en su comarca, que tendrán doscientos. Tiene igualdad esta ciudad con la de los Remedios, puerto de mar y aparejo para fábricas de navios, y en ella de pocos años a esta parte se han fabricado algunas naos gruesas y muchas fragatas, y se provee Panamá y el Pirú de madera de estas dos ciudades, y esta dicha de Alanje tiene por frente la montaña de la Mar del Norte, cosa de doce leguas, y en ella los indios infieles y de guerra llamados doraces (sic), suríes, saribas, querébalos, doleguas y sagiras, que ocuparán en sus contornos otras treinta leguas, y serán todos tres mil indios estos doraces; son contrarios de los guaimíes y de casi todos. Los demás indios dichos con quien confinan y traen guerra nunca han sido conquistados de todo punto, y el año de seiscientos y uno, habiendo entrado en sus tierras algunos españoles con un capitán a requerirles, que diesen la paz y obediencia a su Majestad y que serían doctrinados y bien tratados, la ofrecieron maliciosa y fingidamente, y en el menor descuido que los vieron, mataron doce españoles y veinte indios amigos que se alzaron y retiraron y después acá, aunque se les ha enviado mensajeros con ofertas de buenos tratamientos, no se han querido reducir ni dar la paz enteramente, sino cual y cual por la opresión de otros indios, sus enemigos, y ser apresados allá entre ellos en la montaña, sin embargo de que algunos de estos indios acostumbran, como los guaimíes, en entrando en esta provincia algún obispo, gobernador u otro juez supremo, salir de veinte en veinte a hablar fingidamente que quieren reducirse y ser cristianos, y nunca lo cumplen, aunque más les prometen, y se vuelven a la vida viciosa y a las borracheras que acostumbran en la montaña, donde habitan sin dios, sin fe ni ley, viviendo como bárbaros infieles, cosa lastimosa y digna de remedio, pues no está su tierra donde esto hacen más de doce leguas de los españoles y demás indios cristianos que viven y están entre nosotros. Y es cosa averiguada que si estos indios reconociesen alguna fuerza de españoles en la gobernación de Veragua, donde son tan circunvecinos como se ha dicho, que se sujetarían y reducirían, y si no lo han hecho ni hacen, es por verla tan despoblada de españoles como está. Y adviértese más que las vertientes de las ríos que caen en el contorno de la tierra que estos indios ocupan sale a la mar del Norte sobre la bahía que llaman del Almirante, puerto muy conocido de los pilotos y que entra en la misma jurisdicción de Veragua. Tendrá esta bahía de una punta a otra ocho leguas, y en la boca cuatro islas pobladas con mil indios infieles. Es muy fondable todavía y las bocas que hace capaces de entrar armada. Tiene fama y opinión de cría de perlas y haber en sus contornos mucho oro, y demás de esto es toda aquella tierra llena de

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cedrería y de otras muchas maderas para fábricas de navios y tierra que produce y tiene muchos mantenimientos. • Y para reducir, conquistar y poner de paz estas dos provincias, cuya tierra según la más cierta relación parece que tendrá cinco mil indios, propuso pues en la dicha junta el Reverendísimo que le parecía se redujesen estos indios usando de algunos medios fundados en teología y piadosos, enviando algún sacerdote con tres españoles y con cuatro o seis indios de los principales y parientes de los que están por reducir, y que les hablasen y persuadiesen a reducirse, prometién-doles que por algunos años no pagarán tributos ni los repartirán a servir, y que a los que estuviesen encomendados los pondrían en cabeza de su Majestad, que es una de las condiciones que estos indios proponen cuando tratan de reducirse y dar la paz, y concediéndoselo, parece que no les sería tan molesto el reducirse, y que si por ser muchos y no todos ofrecer la paz, venirse a poblar de esta otra parte de la cordillera, y siguiesen en sus propias tierras, darla y recibir la fe, se les recibiese y para su conservación y perseverancia, por ser de su natural inconstantes se poblasen entre ellos uno o dos pueblos de españoles, los que pareciese convenir, poniendo en ellos si fuese necesario alguna fuerza para tenerlos sujetos y enfrenados se ponga, y no aprovechando estos medios se use de otros cuales convengan. Y habiéndolos oído el gobernador y platicado sobre los pros y contras de ello, y advertido sus inconvenientes como persona que de muchos años atrás lo tiene experimentado en la guerra y particularmente en la de Chile, donde ha visto claramente que en costumbres y fiereza y po[ca] estabilidad en lo que prometen estos indios son muy parecidos a los de Chile, que no guardan palabra jamás, gobernándoles de ordinario el temor, solamente mezclado con engaños y cautelas de que se valen a sus tiempos, y cuando ven la suya por estar hechos a vivir en vicios y borracheras de gentiles, y que su blanco principal es huir de españoles y no sujetarse a ellos, y que demás de esto no hay entre ellos rey ni cabeza suprema a quien obedezcan, por ser como son bestias, y que la mayor parte de ellos están encomendados, fue de parecer el dicho gobernador que el medio más esencial que puede haber para conquistar y reducir estos indios, es entrar en sus tierras con fuerza de gente y armas, y poblarles algunos fuertes y darles a entender con mensajeros que su Majestad, con el deseo que tiene de que se reduzcan al conocimiento de la fe y se salven sus almas, les manda y amonesta que salgan de las montañas donde están retirados viviendo como salvajes idólatras, y que reduciéndose fuera de ellas en la sabana a esta parte de le Sur en pueblos adonde se les de doctrina y justicia, serán enseñados e industriados en las cosas de la fe y bien tratados, se mirará por las cosas de su aumento y conservación y vivirán en pulida, libres de servicio personal, de la manera que

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hoy lo están los demás indios de paz que viven entre españoles, pagando a sus encomenderos tan solamente el moderado tributo que les está señalado, y que su Majestad por este bien que les hace y desea, se contenta con que le den la obediencia y vasallaje que le dan y han dado todos los demás indios de las otras provincias que a conquistado, y de no hacerlo ansí, desde las poblaciones y fuertes que los españoles hiciesen en sus tierras se las han de correr y talar las comidas, tomándoles en prisión la gente que pudiesen, matando la que se resistiere, y de esta manera, a su pesar, conquistarlos y reducirlos. Y el dicho gobernador, siendo enterado por ciertas relaciones que serán cinco mil indios la cantidad que habita en las dichas provincias, dijo que como se le provea de doscientos españoles pagados y amunicionados de lo necesario con los pertrechos de guerra convenientes, y se le dé orden de repartir y encomendar en quien mejor sirviere los indios que conquistare, con algunos encomenderos e indios amigos de esta gobernación de que se valdrá, entrará en estas provincias y procurara conquistar reducir y poblar los indios que en ellas habrían, por el orden que refiere en este capítulo de que ambas majestades serán servidas, consiguiendo el fin que se pretende de reducir estos indios a la fe y obediencia, y habiéndose de hacer por bien y por los medios blandos y condicionales que aquí se han propuesto, le parece que jamás lo tendrá, sino es que Dios obra milagros con su mano poderosa los traiga a que se reduzcan, porque como tiene advertido es gente incapaz de razón y de tratar con ellos de medios según las causas aquí alegadas en este parecer en que convivieron los dichos Reverendísimo y capitanes que se hallaron presentes en la dicha junta, y dijeron después de haberlo conferido y platicado largamente que lo referido es lo esencial para hacer la dicha conquista y pacificación, y así lo firmaron declarando asimismo que después de hecha y pacificados estos dichos indios, quedan seguras las espaldas de la provincia de Veragua para desde ella, por ser la parte más cómoda que hay en este reino poder entrar a conquistar la provincia y valle del Duy, que consecutivamente confina con estos indios y es la tierra de mayor noticia y opinión que hoy se sabe en las Indias, que tenga más oro y tendrá cuatro mil indios en contorno de treinta leguas de tierra fértil y abundosa, con puertos a la Mar del Norte como son el río de Tiriri y el de la Estrella, que entran en la dicha bahía del Almirante, y en sus riveras habitaVí estos dichos cuatro mil indios, haciéndose guerra los de un río a los del otro, y aunque son belicosos, se sabe que es gente política que viste ropa de algodón, que fue sujeta a Moctezuma, emperador mejicano, hasta el tiempo que entró la conquista de españoles en aquel reino y estado. Hoy es la tierra donde los mejicanos venían por oro para sus ídolos y ofrecimientos. Sábese por razón militar que estos indios del Dui, que el día que se les ocupe la tierra que hoy habitan, con fuerza de españoles se rendirán en breve tiempo, porque si

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quisieren salir de ella, a causa de ser fértil de mantenimiento y mucha la gente, no se podrán sustentar en la que se retiraren cerca de allí, porque se sabe que todos aquellos contornos es montaña estéril y que no produce, y también porque no tienen quien los socorra de parte ninguna, y así por esto como porque es gente que usa alguna policía a la usanza mejicana no querrá desamparar ni dejar su tierra propia, y se sujetará y servirá en ella dando la obediencia, en que su Majestad y sus vasallos podrán ser tan aumentados en hacienda según la noticia tan cierta que hay de ser este Dui tierra de mucho oro, cuya relación, demás de lo que hoy generalmente ha dado, ahora nuevamente un soldado vecino de esta provincia llamado Domingo Bravo, que ha vivido entre estos indios diez años y conoce todos los caciques por sus nombres y la gente que cada uno tiene, la tierra en que viven y el modo y costumbre de su gobierno, cosa muy conveniente para poner en ejecución esta conquista, habiendo hecho primero lo que se refiere del guaimí y doraces, según se ha declarado a esta relación en que se advierte más que para facilitar esta conquista dei Dui, tenemos hoy en la jurisdicción de la ciudad de Alanje y al paso de la entrada de él dos pueblos de indios amigos llamados coros y burucáes que eran como quinientos indios que, aunque no son cristianos ni tributarios, son enemigos de los duíes y tienen guerra y gran enemistad con ellos y desean que entren españoles para ayudarles a conquistarlos. Fecha en la ciudad de Nuestra Señora de los Remedios en primero de marzo de mil y seiscientos y veinte años, fray Francisco [de la Cámara y Raya], obispo de Panamá, Lorenzo del Salto, Gaspar Leitan de Fonseca, Enrique Ruiz, Domingo de Silva, Antonio de Sandoval, Juan Capatas, Antonio Matucieras (?). Muchas de las personas que se hallaron en esta junta no firmaron, unos por no saber y otros por estar ausentes. Pasó ante mí y fui presente a la junta y al firmarla, Miguel Sánchez de Mejorada, notario. Concuerda con el original que para sacar este traslado me dic y entregó su señoría Reverendísima del señor maestro don fray Francisco de la Cámara, obispo de este Reino, que volví a su poder. Y va cierto y verdadero, siendo testigo a lo ver corregir y concertar, Julián de Pareja. Fecha en Panamá, en veinte y tres de junio de mil y seiscientos y veinte años, y en fe de ello lo firmo. En testimonio de verdad. PedroR notario público

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-491620. Memorial de Chiriquí de fray Melchor Hernández, mercedario (British Museum, Londres)

MEMORIAL DE CHIRIQUÍ del Padre Presentado Fr. Melchor Hernández. [El P. Melchor llamado a ayudar al oidor Cacho de Santillana en la evangelización de los indígenas de Chiriquí] Por junio de 606 estando en este convento de la ciudad de Panamá por Predicador de él, yo el Padre Presentado Fr. Melchor Hernández, Definidor que de presente soy de la Provincia de los Reyes, de la Orden de nuestra Señora de la Merced, por orden y mandato de mis superiores (a pedimento de don Francisco de Valverde y Mercado, Presidente que fue de esta Real Audiencia) fui a la villa de Santiago de Alhange, gobernación de Veragua, noventa leguas de esta ciudad, a donde hallé al Licenciado Cristóbal Cacho de Santillana, Oidor que fue más antiguo de esta Real Audiencia y Visitador de aquella Provincia, y como tal Visitador, deseoso no se perdiesen tantas almas, como tenía noticia, habitaban en aquellas montañas, y viviendo barbáricamente, no teniendo, ni conociendo a otro Dios que a su vientre, me pidió y encargó acudiese a la conversión de ellos, Y para que lo pudiese hacer bien, ordenó y mandó se hiciesen dos pueblos con sus iglesias, llamados San Pablo del Platanar y San Pedro de Aspartara, el uno dos leguas de la dicha villa de Alhange, y el otro seis, para que en ellos se fuesen congregando los naturales que graciosamente y de voluntad, quisiesen reducirse y agregarse a nuestra santa Fe Católica. Y habiéndolo hecho y publicado por todas aquellas partes, enviando lenguas e intérpretes, como había sido enviado por orden y mandato de su Majestad para aquel efecto y ampararlos y favorecerlos, se dio tan buena maña, que vino a congregar en los dichos pueblos seiscientas y veinte y seis personas chicas y grandes, las cuales tomé a mi cargo, y fui haciendo mis diligencias para que tuviese efecto el celo, santo que el dicho Licenciado Cristóbal Cacho tuvo en esta obra. Hallé entre los dichos naturales ya poblados seis lenguas distintas, y para los poder comunicar y catequizar di

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principio a un Vocabulario de la lengua que me pareció ser más general. Y habiendo hecho un gran pedazo de él, vino una peste sobre los dichos naturales de sarampión y viruelas, que se vinieron a morir más de 350 personas, y a Dios las gracias, todas ellas fueron habiendo recibido el agua del Bautismo con muy gran voluntad, y así piadosamente se puede entender que están gozando de Dios. Y viendo que de aquella parcialidad quedaban ya pocos, me pareció ser acordado no pasar adelante con el dicho Vocabulario, porque otra peste que viniese no me quedase con él y sin a quien poder hablar. Y así tuve por bien dar en enseñarles nuestra lengua española, acudiendo en ésto a lo que el dicho Licenciado Cristóbal Cacho de Santillana dejó ordenado en sus ordenanzas. Fue negocio importantísimo el acordarlo así, pues el día de hoy la hablan todos como nosotros mismos, por ser inclinados a saber y de feliz memoria. Fuíles enseñando con el cuidado posible, no ejercitándome en otra cosa más de en su enseñanza, acariciándolos y agregándolos a nuestra santa Fe. Y aunque en mis principios no fui de los dichos naturales bien recibido, por la dificultad que hallaban en el cumplimiento de nuestra ley y santos mandamientos, pareciéndoles ser imposible el guardarlos, en especial el sexto, a donde les decía que mandaba Dios no tener ni gozar más de una mujer, y ésta dada por orden de sus ministros, por ser ellos gente que acostumbra a gozar y tener las mujeres que pudiesen sustentar. Por lo cual intentaron y comunicaron muchas y diversas veces en sus borracheras de quitarme la vida. Y érales fácil el poderlo hacer por ser yo allí solo y ellos muchos, a no estar de por medio Dios nuestro Señor, cuya causa iba obrando. El cual movido de su misericordia les alumbró y dio a entender la facilidad y suavidad de su divina ley, en virtud de lo cual, no sólo se redujeron y sujetaron a ella, sino que han sido parte a pedimento mío, se hayan reducido otras muchas almas que a mi llamado van saliendo de la cordillera y montañas a donde tienen su habitación y morada. Y a Dios sean dadas gracias, al tiempo que hube de ir al Capítulo General del año pasado de 619 por noviembre, hallé en el libro del Bautismo haber bautizado y reducido a nuestra Santa Fe Católica mil y doscientas y veinte, y tengo confianza en su Majestad divina se han de reducir otras muchas. Y para que con más comodidad pueda acudir al ministerio de ellos, y tenga efecto mi deseo, tengo necesidad de licencia de nuestro Reverendísimo Padre general para poder entrar en la cordillera, que está de estos pueblos seis u ocho días de camino, a donde hay las provincias siguientes: Cothos, Borquez, Dorasquez, Utclaes, Bugabás, Zuríes, Dolegas, Duies, Chagres, Zaribas y otras que de presente no me acuerdo, pero sé que pasan de doce provincias, las cuales tienen sus palenques o fuertes, a donde se defienden unos de otros. Su ejercicio es guerras unos contra otros y cautivarse, sirviéndose de los cautivos el tiempo de su vida y después de ella darles el pago que de gente tan bárbara se

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esperaba, pues los parientes los entierran con sus mismos amos, cosa lastimosa y digna de remedio Y todas las más Provincias dichas, los naturales de ellas los he comunicado muchas y diversas veces en los dichos pueblos, por venir. como vienen todos los veranos a comunicar y tratar con los naturales que tengo reducidos. Y por lo que con ellos he comunicado acerca de ésto, entiendo que como su Majestad del Rey Nuestro Señor les da libertad por diez años para que en ellos no paguen tributo, ni sirvan a nadie, y al cabo de ellos, sólo reconociendo que su Majestad es su rey y señor, y como tales sus vasallos, le acudan con el tributo que es costumbre en esta Provincia. Rehusan muchos el ser encomendados y el servir a españoles, porque saben el tratamiento que a sus compañeros han hecho y hacen, que por ser notorio, no lo refiero. [Grave problema: los indígenas querebalos que había evangelizado y estaban bajo el amparo del Rey son encomendados ilegalmente] Estiman mucho el nombre del Rey y se tienen por muy honrados y dichosos de estar debajo de su amparo y cabeza, y así importará muchísimo al servicio de Dios nuestro Señor, de su Majestad y conversión de estas pobres almas perdidas, alcanzar de su Majestad sus Reales Cédulas y provisiones para lo dicho. Y para que tenga efecto, que vengan apretadas y con algún rigor, que yo me prefiero, mediante el favor divino, reducir algunas de las provincias referidas, si fuere posible, en los dichos pueblos o en otros sitios o en otros lugares a donde ellos gustaren y me pareciere ser conveniente que, dándome para ésto su Majestad licencia, lo haré y serviré con muy gran voluntad, como hasta aquí lo he hecho. Y si viniere a efecto el darlas, sea de la suerte que tengo dicho, para que acá se cumplan como su Majestad lo mandare. Porque no siendo así, correría mi persona grande riesgo, pues ordinariamente en lo que les prometo les doy por fiador mi cabeza. Estos días atrás, en tiempo de don Diego Velasco, Presidente que fue de esta Real Audiencia, me vi en muy grande aprieto por haber su Señoría encomendado (siendo mal informado) a un criado suyo llamado Tomás de Puelles, unos indios que tenía y tengo poblados en el dicho pueblo S. Pablo, quietos y pacíficos, ya cristianos y muy ladinos de la provincia de los Querebalos, que a mi llamado y por sólo la predicación evangélica dejaron sus tierras, ceremonias y ley y se sujetaron a la nuestra con muy gran voluntad. Lo cual viendo Juan de Arrola, Gobernador y Capitán General que fue de esta dicha Provincia de Veragua, los puso en cabeza de su Majestad y les señaló acudiesen a darle de tributo un peso.ensayado, que es lo que por acá se acostumbra a pagar, como parece por su auto que queda en manos de don Pedro de la Cueva, Fiscal que de presente es de esta dicha Real Audiencia de Panamá. Y aunque eso tenía ordenado el dicho Gobernador que

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lo pudo hacer y nadie por acá deshacer, el dicho Tomás de Puelles envió su poder a los dichos pueblos para que en virtud de la Cédula que tenía del dicho Presidente y en nombre suyo, tomasen posesión de los dichos indios Querebalos. Y llegando a efecto su deseo, y viendo los indios de la dicha provincia les ponían un sombrero y hacían otras ceremonias las justicias de aquella villa, dándoles a entender que su amo era Tomás de Puelles, se vinieron a mí muy inquietos y alborotados a preguntarme qué novedad fuese aquesta, y que cómo siendo ellos del Rey, les daban por amo a un hombre particular que no les estaba a cuento; que cómo les tenía engañados diciendo que era imposible haber justicias en estas partes que pudiesen hacer lo dicho. Quiételos, pacifiquélos y asegúrelos, metiendo una petición, viendo que no había oficiales reales en estas partes, ni ministros suyos que amparasen esta causa. Salí a ella como vasallo fidelísimo de su Majestad y ministro y defensor de estos pobres, y contradije con la veneración y respeto posible la dicha posesión, pidiendo a las justicias no pasasen adelante con ella, pues les constaba ser los dichos indios de su Majestad y no poder ser encomendados en persona alguna. Y aunque alegué mis razones, que me parece que eran bastantes, no valieron por entonces. Y pidiendo un tanto del dicho auto hecho por Arrola, que estaba en el archivo de la dicha villa de Chiriquí, el cual lo ocultaron y no ha aparecido hasta hoy. Y así el dicho Tomás de Puelles ha gozado dos años de los tributos de los dichos indios oprimidos de las justicias de este lugar y les ha mandado pagar, sacándolos de las comunidades y entregándoselos al dicho Puelles. Y aunque el original del Auto de Arrola no pareció, ni parece, no ha hecho falta que se saque a la luz la verdad por cuanto por orden del cielo y sin entender había de suceder lo referido, tres o cuatro años antes de lo dicho, saqué yo un traslado del dicho archivo, firmado y refrendado del escribano de él, que hoy es vivo aunque no con el oficio, y autorizado de los Alcaldes del lugar, el cual tenía el factor Juan de Nava, que yo se lo había entregado como oficial de su Majestad, para que, cumplidos los diez años que su Majestad da libertad para sus reales cédulas a los indios que se redujesen a nuestra santa Fe Católica, tuviese cuidado se cobrasen los tributos pertenecientes a su Majestad, y como no se habían cumplido los dichos diez años, no se había dado principio a ésto. Estos recaudos, cédula de encomienda y la dicha mi contradicción están en poder del Fiscal, para que su merced, como persona a quien incumbe el defender esta causa, la saque en limpio, con lo cual se han quietado los dichos Querebalos, con las esperanzas grandes que les tengo dadas. E importa mucho el favorecer esta causa y que se remedie un caso como éste, y que a su Majestad no se le quite lo que es suyo, ni a estos pobres les priven de tan buen señor, ni sean engañados. Porque haciéndolo así se alentarán los demás a salir de sus montañas y reducirse a

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nuestra santa Fe, como lo han hecho después acá otros muchos, siendo la causa de su conversión estos dichos Querebalos: es gente muy emparentada con la de la montaña y de mucha razón, y tienen muy gran mano para lo dicho y con ellos pienso hacer la dicha entrada. Y pues es negocio aqueste que a su Majestad le está a cuento y tan en servicio de Dios, tengo por cierto que así en ésto como en lo que pido, acudirá informándole v(uestra) p(aternidad) o dándole este memorial. Y para que de su memoria de v. P. no se olvide una tan grandiosa obra y le mueva a compasión y procure con diligencia despacharme los dichos recaudos, quise dar a v. P. cuenta de las ceremonias, ritos y supersticiones que los dichos naturales, que habitan en las montañas, acostumbran hacer, que son los siguientes. [Ceremonias, ritos y supersticiones de los naturales] Cuando se mueren (como tengo apuntado) los parientes les hacen muy grandes obsequias, y los conocidos y amigos, y las celebran bebiendo hasta caer. Dura esta borrachera conforme la calidad del difunto, quince y veinte y más días, teniéndole siempre presente y colgado en una hamaca, a donde todos los que venían, le iban poniendo todo lo que traían conforme su calidad y posible, lo cual se lo iban liando al cuerpo con muchas hojas de bijao encima. Y como son muchos, y muchos los días que en ésto se ocupan, vienen a hacer un grandioso lío. Y acabada la borrachera, porque se ha consumido la vianda, lo entierran, y con él sus lanzas, herramientas y lo demás que en vida poseía. Y si tiene algunos cautivos que ha cogido en las guerras, los entierran aunque sean muchos con ellos; los que consienten en ello, vivos, y otros medio muertos. Si la mujer del difunto es cuñada, entra su hermano amaparándola y gozando de ella como si fuera su mujer. Si tiene algún hijo, y el dicho difunto es cacique, no hereda el hijo sino es el sobrino. Tienen por cierto que en muriendo van a otra tierra de mucho deleite, y ésta es la causa de presentarles y darles lo que arriba digo y los criados cautivos para que allá le sirvan. En sus enfermedades usan curarse con unos indios viejos, llamados yapíes, que es lo mismo que brujos, a los cuales dan mucho crédito y no salen un punto de lo que les ordenan. El modo que tienen de curarles es de noche, desde que se pone el sol hasta que sale, estando ambos acostados cada uno en su hamaca. Y de cuando en cuando el brujo se levanta va a ver su enfermo y le aprieta con ambas manos la parte que le duele al paciente sahumándosela con tabaco y una resina que llaman carraña. Dícele ciertas palabras mal formadas y no entendidas, teniendo en la palma de la mano una piedra pequeña del tamaño de un real de a ocho, muy lisa y redonda, la cual soplándola la levanta y con el soplo y meneando la mano la hace bailar. Y preguntando de qué sirven

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aquellos embustes y la piedra, me han dicho que, en virtud de aquellas palabras, traen allí al demonio, el cual se sienta en la dicha piedra. Y puesto en ella el dicho brujo entre con él en batalla. Y habiéndole sujetado, le manda quite la enfermedad o mal del enfermo, pues él fue causa de su daño. Lo cual hace luego y así queda el enfermo sano. Téngolo por negocio de embuste, pues yo me puse una noche a esperarle, por decirme el brujo que vendría, haciéndome enfermo, y fue mentira, que nunca llegó. Dura esta cura nueve días de ordinario, y en todos ellos hay muy gran dieta. Y así sucede sanar muchos, por cuanto la causa de sus enfermedades es comer y beber. Para curarse se retiran a unas quebradas algo ocultas, para que nadie los vea; y porque no entre nadie donde están, ponen en los caminos algunos ramos de árboles, que es señal para que se aparten de ellos. Y así en viendo que ve el indio la senda o camino, le deja y procura ir por otro. Y aunque le importe la vida, no pasará por él, por entender que se morirá. No comen sal, ni carne, así el enfermo como el médico, ni quieren que persona que la haya comido entre donde están, porque les parece no tendrá efecto su cura. Págasele muy bien su trabajo. Entre los dichos brujos hay un yapi que es el mayor de todos los brujos, el cual dice, comunica y habla con el diablo, y este no tiene mujer. Y pienso que debe ser la causa el ser ya de días; al cual como padre de consejo se le piden y tienen por negocio infalible lo que les dice. Algunas de aquestas provincias supradichas (me han dicho por cosa cierta) usan en sus bailes y borracheras ensartarse por el miembro genital, por la parte de abajo con un hilo de paja que hay en estas parte algo suave con que se hacen las hamacas, y ensartados ciento o cincuenta hacen un rueda, y haciendo sus meneos al uso de su tierra, se van desangrando por causa de lastimarse unos a otros. Y las indias que les sirven de mujeres, van recogiendo aquella sangre en unas higueras, que son unos mates o tazas, y con otros les van echando agua encima del miembro, para que con suavidad puedan pasar adelante con su mal ejercicio. El fin que tengan en ésto no lo he alcanzado. Cuando tiembla la tierra les da muy gran gusto y acuden todos luego a celebrar el regocijo con tambores y flautas. Tienen por mujer mala y de mal trato a la que pare dos hijos juntos, porque les parece ser imposible ser de un varón. Y aunque ellos tienen cuatro y seis mujeres, ellas guardan lealtad y fidelidad a sus mandos, no teniendo las dichas indias más de un varón. Y así la india que pare dos niños, mata el uno, porque no se sepa y la tengan por mala hembra. Le es fácil hacer ésto, por cuanto cuando se sienten de parto, se retiran solas a unas quebradas, a donde en pariendo se lavan y limpian a la criaturas de aquella inmundicia en que salen revueltas, sin que de ello reciban detrimento alguno, por ser ellas de naturaleza cálidas y los aires de esta tierra algo gruesos. Y ésta debe ser la causa de andar

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de ordinario como andan desnudos en cueros, como su madre los parió, y ellas solamente con unas pampanillas, que son de unas cortezas de un árbol, cubiertas solamente las partes bajas, salvo las doncellas (aunque no en todas las provincias) que las traen descubiertas, hasta que han perdido la honestidad. Para haber de gozar los indios de una doncella, por dar principio a ello, siendo ella muy tierna, la van madurando, y con los dedos de las manos la hacen capaz de poderlas gozar. Son inclinados, así mozos como viejos, a niñas; y desde muy tiernas las compran a sus padres, dándoles por ellas las dádivas que su posible alcanza, y los sirven en todo lo que pueden, y a ella la van criando y acariciando y atrayéndola al consentimiento de su voluntad. Habiendo sucedido en la cordillera un grande volcán, que reventó de un cerro, el mayor que allí hay, llamado Barue95, que quiere decir capitán o mayor, admirados y espantados los dichos naturales que tengo referidos tenía poblados, hicieron una junta y se pusieron todos a preguntarse unos a otros qué fuese la causa de aquel volcán. Unos decían que el cerro que era su habitación y morada, lloraba por ellos. Y entre los brujos que allí se hallaron, el de más autoridad y ciencia en aquella facultad, dijo que la causa principal del volcán había sido por orden y mandato del gran diablo que allí tenía su habitación y morada, a pedimento de los demás diablitos que vivían en los cerros pequeños allí circunvecinos: los cuales viendo que se quedaban solos por irles quitando sus feligreses y moradores, indignados contra el padre y españoles que de esto eran causa, se fueron al gran diablo a decirle que ¿cómo consentía una maldad tan grande como era quitar de su poder y vecindad tantas almas? Que remediase un delito tan grande y castigase a los que en ésto se hallasen culpados. Y preguntando el gran diablo el cómo los había de castigar, le dijeron los diablitos que les echase su casa encima y así los ahogase y matase. A lo cual respondió: ¿Pues mi casa y mis palacios reales tengo de deshacer yo por unos hombrecillos como aquestos? Lo que haré será por daros gusto, y que no se vayan riendo de mí, echarles de mi cocina gran cantidad de ceniza, que con ésto bastará y será castigo bastante para que otro día no se atrevan a« quitarnos lo que es nuestro. Y así los dichos indios, por ser recién llegados a la población, se volvían al cerro con todos sus hijos, familia y casa. Y lo hicieran con facilidad por no estar yo en el pueblo sino en esta ciudad enfermo y curándome de ciertos achaques, a no hallarse en aquella ocasión fray Juan García, fraile lego de nuestra Religión, que allí le tenía de presente por falta que había de sacerdote. El cual, luego que supo el intento de los dichos indios y vio que del lugar se iban muchos, les salió al camino y con algunos amigos 95

Barú.

•^fe.

que halló los trajo al lugar a donde, con mi llegada y desengañados, se quietaron y pacificaron. Y viven con gran gusto y le tendrán ordinariamente, teniendo allí padre que los defienda y ampare, así de los encomenderos como de otras personas que los suelen maltratar, quitándoles no sólo sus haciendas sino gozando de sus mujeres e hijos. Otras muchas supersticiones dijera a v. P. a dar más lugar el tiempo y no estar tan de partida a los dichos pueblos a donde me mandan mis superiores prosiga adelante con la conversión y enseñanza de estas almas. Sírvase nuestro Señor de darme su santo Espíritu y divina gracia para que yo acierte en ésto y en todo lo demás en servirle. Que como su divina Majestad sabe no tengo otro blanco ni fin. Y a v.P. sea servido de darle tan buen viaje como aqueste su humilde hijo y capellán desea, para que como me ha prometido, alcance de nuestro Reverendísimo Padre lo que en esta mi memoria suplico. Quedo muy confiado en su santo celo, pues siempre mientras nos ha gobernado, le ha tenido en ésto y en lo demás tocante a él, & Fecho en Panamá en doce de junio de 1620 años. El Presentado F. Melchor Hernández, Definidor.

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1620, 06/08. Carta del obispo Cámara y Raya al Rey sobre la reducción de los indios de guerra en forma pacífica (AGÍ, Panamá 100) Señor La primera de las dos vezes que é llegado hasta la frontera de los indios de guerra y no reducidos a la fee y sujeción de V.M., é tenido noticia que con no mucho trabajo serán reducidos todos o la mayor parte dellos, y así los embié a llamar con promesas y alagos, y aunque salieron algunos por no antes que salió....otros pocos y no hallarme se volvieron, pero quando aora volví esta segunda vez, los hallé recién venidos esperándome, aunque se puede presumir que la guerra que les hazían sus vezines les obligó. De éstos y de otros que cada día salen y se comunican con los christianos y reducidos, se save que

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;¡enen mucha voluntad de recevir el baptismo y dar el basallaje a Vuestra Alteza, y que no lo hazen por el gran miedo que tienen de que los an de encomendar, y al mal tratamiento que les hacen en el servycio personal, y a mí me lo an dicho los a quien é hablado que, con que los pongan en cabeca de Vuestra Magestad y por algunos años los hagan libres de tributo, que se reducirán muchos y que éstos yrán provocando aquí se reduzcan todos, y así le afirman los ya reducidos quantos ban y bienen y se comunican con ellos, porque muchos son parientes. Para poder tratar de esto con más fundamento, pedí al Governador de aquella provincia de Beragua que hiziese junta de los más prácticos en la tierra y que se tratase de esa entrada y redución. Hícolo y todos juntos se hace a V.M. la relación que con ésta enbío, aunque el Governador, temeroso de yndignar a la rreal audiencia, no se atrebió se dirigiere a V.M. primeramente (que tanto se hazen temer, pues los temen más que a V.M. y a su Real govierno). Supplico la mande ver y conferir lo que más convenga, que yo muy presto estoy de que si pareciese convenir, yo personalmente entraré a(?) ver si puedo ganar estas almas para Dios y estos basallos para mi rey. Verdad es que el Governador y yo estamos encontrados en el parecer: que el suyo es que se an de reducir por fuerca y con violencia, como está hecho en los indios de Chile, de los quales yo tengo hasta experiencia, porque governé aquel obispado de la Imperial algunos años por don fray Reginaldo de Lisárraga, siendo yo vecario general, visitador de mi orden en aquellas provincias. Mi parecer pues es que se yntente primero por bien y sin armas, pues bamos seguros de que [no] se nos haga mal no haziéndoseles, pues an entrado muchos y no se les a hecho ningún daño, que si alguno a ávido fue muy a los principios y entrándoseles a hazer guerra. También estamos en el parecer encontrados: que el Governador dice que se an de encomendar en los particulares y yo digo que no, sino en la corona rreal. El se mueve a que dice que no le quedará quedo. Yo digo que se les den pinciones y que V.M. les hará merced conforme a lo que trabajaren, o que sino, que se pongan algunos de esos rebeldes en encomenderos y los obedientes en la cabeca rreal. A V.M. supplico lo mande ver todo y embie a mandar lo que fuere servido, y sea con brevedad porque aora es vibo aunque viejo el maese de campo Pedro Montilla, a quien todos los yndios de la tierra temen y respectan, de suerte que sólo su nombre hará más en la rredución o conquista, si fuere conviniente hazer, que todo el resto de otra mucha gente, que por esa relación verá V.M. cómo consequentemente se entra a la tierra del Duy, que tan gran noticia tiene de riqueza. Yo quedo encomendándole a nuestro Señor y que a V.M. guarde felizísimos años. Panamá y junio 8 de 620 años. fray Francisco, obispo de Panamá.

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-511623. Carta de fray Adrián de Santo Tomás a S.M. sobre su trabajo en la misión guaymí Muy poderoso y alto Señor = Confiado en el santo zelo de la promulgación evangélica y justicia recta que la fama pregona reina en el cristiano pecho de vuestra Sacra Majestad, me atrevo a escribir ésta, aunque humilde siervo y vasallo, en la cual tocaré dos puntos en que se ejerciten esas dos virtudes que tan arraigadas están en el corazón inflamado en amor de Dios y del próximo, pues por los efectos cada día se manifiestan; conviene a saber, la una el deseo que vuestra Sacra Majestad tiene de que los naturales destos reynos sean enseñados y dotrinados en nuestra santa fe católica, poniendo gran calor y suma diligencia en ello por sus ministros, así en estas partes como en las del Perú y México, ymitando en esto y siguiendo los pasos de las sacras magestades de Filipo segundo y tercero, padre y abuelo de vuestra Sacra Majestad, que Dios tenga en su gloria, pues siempre procuraron con todos los medios posibles la conversión destos pobres naturales; y la otra, la justicia recta que con todos, sin ecepción de personas, usa vuestra Sacra Majestad, galardonando los beneméritos y castigano los malos, sacando la zizaña de entre el trigo y aventando la paja y dejando el grano, dando con eso ejemplo a los inferiores hagan con puntualidad y cuidado lo que se cabeza y señor natural con tanto valor y prudencia hace. Viniendo, pues, al primer punto, digo que habrá seis ó siete meses que salí del convento de predicadores de la ciudad de Panamá, por orden de la santa obediencia, a esta ciudad de los Remedios, provincia de Veragua, para hacer viaje al Pirú al convento de predicadores de la ciudad de Lima, de donde soy hijo y tomé el santo hábito que traigo; y halló en ella al capitán Lorenzo del Salto, gobernador y capitán general de la dicha provincia, muy ocupado en reducir a la obediencia de nuestra santa fe y a la de vuestra Sacra Majestad los yndios de Conuta, Doraces y Cotos, y lo que más cuidado le daba era la redución de los indios del Guaymí (que está detrás de la cordillera en las montañas del norte, cinco días de camino desde la ciudad de los Remedios), que en muchas ocasiones los gobernadores sus antecesores habían procurado por todas vías y caminos, haciendo algunas entradas, y no habían podido hacer ningún efecto, por estar en tierras muy ásperas y montañas muy cerradas; y así

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el dicho governador, como ministro cuidadoso y deseoso que esta gente se redujese, andaba con cuidado dando medios convenientes para alcanzar lo que tantos habían procurado conseguir; dio un medio digno de su mucha virtud y cristiandad, que fue enviar sacerdote a que les predicase el santo evangelio; y para ello envió un indio ladino á las dichas montañas a tratarlo con los caciques y principales del dicho valle, los cuales, como muchas veces salían escondidos al pueblo de San Félix a tratar y contratar con los naturales del dicho pueblo y veían el buen tratamiento que el dicho gobernador hacía a los que estaban de paz, yendo a la mano en muchas cosas injustas a los encomenderos, aficionados a su buena condición y buen agasajo, respondieron muy bien a su mensaje y en breves días salieron más de cuarenta o cincuenta gandules de las dichas montañas ante él a dos cosas; la primera a que les recibiese debajo del amparo y obediencia de vuestra Sacra Majestad con solemnidad, como se verá todo por los autos que el dicho gobernador iba haciendo; y la segunda a que les diese padre que asistiese con ellos en las montañas. Recibióles muy bien, haciéndoles gran agasajo, y porque entonces no tenía sacerdote de experiencia (en las cosas de los indios) que darles, rogó al padre Gaspar de Valderas, clérigo presbítero, que al presente estaba en la dicha ciudad, fuese con ellos; el cual aceptó la empresa tan acepta a los ojos de Dios nuestro Señor y de vuestra Sacra Majestad; el efecto que hizo allá fue ninguno, porque en breves días se disgustaron los indios y al fin lo volvieron a sacar por orden del dicho gobernador a la sabana, como constará todo por los dichos autos, cosa que causó gran pesar, así al dicho gobernador como a todas las personas de buen zelo. Quedó la cosa en silencio por un año, hasta que fue nuestro Señor servido de traerme a la dicha ciudad, como tengo dicho, juntamente con otro religioso de mi sagrada orden llamado fray Juan de Ortega; y luego al punto nos trató que entrásemos a reducir estos indios del Guaymí a la obediencia de nuestra santa fe y a la de vuestra Sacra Majestad; y bien consideradas las cosas y con las instruciones del dicho gobernador, nos dispusimos entrambos a sacrificar nuestras vidas en negocio tan importante y en que iba la salvación de tantos infieles que, por carecer de ministros evangélicos que les alumbrasen y sacasen de las tinieblas obscuras de su infidelidad a la luz clara y refulgente de nuestra santa fe católica, estaban y militavan debajo la bandera de satanás y sus secuaces; y así con esta determinación, envió otra vez á llamarlos, y al punto dentro de diez días salieron más de cuarenta gandules y entre ellos algunos caciques principales, con gran gusto y consuelo en saber tenían ya quien les cortase el pan de la doctrina cristiana, que causó gran ternura y confusión ver el fervor y devoción con que pedían en nombre de todos les diese padre el dicho gobernador; el cual, dándonos de su pobreza lo necesario para nuestro avío, nos despachó para

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estas montañas a seis de setiembre del año pasado de veinte y dos; fue grande el trabajo que tuvimos seis días enteros en el camino, caminando a pie con muí incomodidades por la tierra más agria y áspera que debe de haber en el mundo; y llegando a los cuatro días al pie de la cordillera, hallamos más de sesenta indios con refresco de cosas de la tierra, cosa con que nos aliviamos muchos; y fue nuestro Señor servido que llegásemos a los doce del dicho mes a este pueblo de San Lorenzo del Salto, que los días atrás, cuando el dicho gobernador envió al padre Gaspar de Valderas, fundó en nombre de vuestra Sacra Majestad; y aunque hallamos gente en él a nuestro recibimiento con danzas y arcos a su usanza, estaban todas las casas desiertas y despobladas, por causa de que esta gente vive por los montes como alarbes^", y aun allí les parece no están seguros de los encomenderos, que tan medrosos como esto están; luego que supieron los de las estancias nuestra llegada, vinieron muchísimos con regalos de la tierra, en tan gran número, que quedamos espantados; dilos a entender por el intérprete como veníamos a predicarlos el santo evangelio y a sacarlos de la captividad rigurosa del demonio en que tantos años a que estaban, y juntamente a hacerles savedores de una cédula real (que para el efecto nos avía dado el dicho gobernador) en que les hacían merced no fuesen encomendados ni pagasen tributo alguno en diez años a los que libremente quisiesen ser cristianos y reducirse a vivir en pueblo como los demás naturales destos reinos; y que para que se mirase bien en ello, les dábamos ocho días de término, dentro de los cuales se viniesen a empadronar todos aquellos que quisiesen ser cristianos y ser vecinos de este pueblo de San Lorenzo del Salto; a lo cual nos respondieron muy bien y nos dijeron que eso mismo era lo que havían deseado siempre, como lo veríamos por esperiencia; y en prosecución de esta verdad dijeron que querían desde luego irse empadronando, para que yo diese aviso al dicho gobernador y a la real audiencia de Panamá de su determinación; y desde luego comenzaron a traerme sus mugeres, hijos y parientes para eltiicho efecto; yo lo hice así, y en ocho días que duró la redución, se redujeron mil y ciento y cuatro personas, entre grandes y chicas, como constará por el padrón original que envié al dicho goberandor quinces días después que llegué a estas montañas; después acá an ido viniendo poco a poco a reducirse otras muchas, que por mi cuenta llegan ya a mil y seis cientas personas las acuden a este pueblo haciendo vecindad en él, con sus alcaldes ordinarios y demás ministros de justicia, acudiendo a la dotrina y a las demás obligaciones con mucho cuidado y puntualidad.

Árabes, hombres incultos.

Los órdenes que se an dado, así para el buen gobierno destos naturales como para la conservación y aumento desta nueva cristiandad, los verá más despacio el real consejo por los autos que envía el dicho gobernador juntamente con las cartas originales que yo escribía siempre dándole aviso de todo lo que se iba haciendo, que, por no cansar a vuestra Sacra Majestad, no los escribo aquí. A los que an salido agora a reducirse, les e catequizado y enseñado en las cosas de nuestra santa fe católica; y viendo la facilidad y amor con que las tomaban y el deseo que tenían ya de verse libres de la servidumbre del demonio, di parte al dicho gobernador de todo y por su orden se trajeron este mes pasado de hebrero los santos olios y pila, juntamente licencia del obispo de Panamá para administrar los santos sacramentos en estas montañas; y así e empezado a cristianarlos desde los quince del mes pasado, y el día de la fecha desta son ya más de cuatrozientas las personas que tengo baptizadas, y entre ellas todos los caziques y principales, con gran consuelo de sus almas, como constará por el padrón que envío al dicho gobernador de los dichos baptizados, y cada día lo van haciendo con grandes veras; y espero en Dios que, con los buenos medios y prudencia del dicho gobernador, andando el tiempo, saldrán a fundar en la sabana un famoso pueblo que sea remedio de toda esta tierra, que agora, aunque ya los caciques se havían determinado á ello a instancia del dicho gobernador y mía y havían capitulado con la real audiencia y presidente de Panamá, no sé si surtirá efecto, por causa de que esta gente no reconocía caciques más de para sus juntas y ocasiones; y aunque los dichos caciques les an rogado salgan a cumplir la palabra dada, no lo llevan bien, topando siempre en que si van a la sabana los an de encomendar, y en este punto no quieren obedecerles; y así a parecido al dicho gobernador no tratar más dello por agora, por no inquietarlos y ir con su corriente, y que se funden todos en este pueblo que, junto y conocidos todos y viviendo en pueblo, tendrán más sujeción a sus mayores y después no habrá dificultad en sacarlos. Éste es el estado de las cosas desta provincia del Guaymí, campo fértilísimo y abundante, en que la primera virtud, a quien pertenecía este primer punto, se pueda apacentar y ejercitar. No quiero cansar a vuestra Sacra Majestad con preámbulos en orden a que no les falte a estos pobres el auxilio y ayuda de las liberalísimas manos de vuestra Sacra Majestad, pues sabe todo el mundo las larguezas que siempre usa con estos naturales y en casos semejantes; sólo digo que es obra aceptísima ante los ojos de la divina magestad y que sería cosa de que el día último hiciera gran cargo a la persona que por su respeto se enfriase ó dejase cosa tan justa y santa; y en este particular no quiero decir más.

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Todo ser hará muy prósperamente y esta viña nueva del Señor, plantada y regada con su preciosísima sangre, irá en aumento cada día tomándola vuestra Sacra Majestad debaxo del patrocinio y amparo real, y ahora de prósimo otorgándoles algunas cosas que para ellos son de gran consideración y para vuestra Sacra Majestad de muy poca y ninguna. La primera, que vuestra Sacra Majestad les confirme la cédula real, su fecha en Madrid a los treinta de enero de seiscientos y siete, en la cual la Sacra Majestad de Filipo tercero, que Dios tenga en gloria, les concede no sean encomendados ni paguen tributo en diez años; y suplican se les conceda ahora nuevamente que, después de los dichos diez años, no pagen más del peso ensayado (como se a hecho en las reduciones de Coclé) todos los que tuvieren diez y ocho años hasta los cinqüenta, que ansí me lo han rogado lo escriba, anulando ó revocando cualesquiera mercedes que los gobernadores ó presidentes de la real audiencia hayan hecho de estos indios a cualesquiera personas de cualquiera calidad y condición que sean; cosa por cierto muy justa y puesta en razón, pues no hay ley ninguna, divina ni humana, que a estos pobres les haga esclavos, sugetándose ellos de su misma voluntad a la obediencia de Dios y de vuestra Sacra Majestad; y verdaderamente es hacerlos esclavos, dándoles encomenderos en estas partes, en las cuales proceden muy de otra manera que en el Pirú y México, que todo lo e visto y andado; que si lo que en esta parte pasa y a pasado hubiera llegado a los oidos piadosos y misericordiosos de vuestra Sacra Majestad, le hubiera enternecido; y aunque los ministros de vuestra Sacra Majestad lo an solapado y encubierto, no queriendo dar parte desto a vuestra Sacra Majestad, no an podido encubrirlo de los ojos de su divina magestad, pues la sangre inocente de estos miserables (como la del justo Abel) clama y ha clamado en su divina presencia; y aunque como juez misericordioso no quiere la muerte del pecador sino que le aguarda a que se convierta, y así no a enviado de todo punto el castigo que merecían tantas injusticias, con todo eso vemos a los ojos el castigo del cielo vengador de los inocentes por esta tierra, pues todos los encomenderos y sus hijos andan tan pobres y arrastrados, que muchos no alcanzan un pan que comer, que parece les a alcanzado las maldiciones que a cada paso les echan por sus malos tratamientos; de suerte que hasta aquí en dando alguna encomienda a alguna persona, aunque no sea de los conquistadores (que así va ya todo), les dan tantos negros como hay indios en las dichas encomiendas, muy al contrario del Pirú donde hay leyes rigurosas no entren los encomenderos en los pueblos de su encomienda ni que ellos ni sus agentes cobren el tributo sino las justicias, cosa con que están los naturales desos reinos muy descansados; loq ual no veo por acá, siendo esto y esotro de una misma corona y gobernado por un mismo

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consejo. Muéveme a escribir esto ver soy vasallo de vuestra Sacra Majestad y que tengo obligación a avisarlo a mi rey y señor natural que no debe de tener noticia de cosas semejantes, que, a saberlas, no dudo sino que ya estuvieran muy remediadas; y a este tiempo presente llaman los miserables tiempo dorado y el mejor tiempo que an tenido desde su conquista, por tener un defensor grande en el dicho gobernador, refrenando los encomenderos en muchas cosas, poniendo sólo los ojos en Dios nuestro Señor y en servir con fidelidad a vuestra Sacra Majestad. Demás desto se a de reparar para que se les conceda lo que piden, que esta conquista se a hecho sin gastos de las cajas reales, sin sangre de españoles ni ruido, sino porque ellos libremente y de su libre albedrío an querido ampararse de la protección real, dando la obediencia y acudiendo con puntualidad y suma diligencia a todos los mandatos del dicho gobernador; y se ve esto claramente por el rendimiento que muestran a todas las justicias, pues para ir recogiendo los muchachos e indios a este pueblo, no a sido necesario español, sino que ellos mismos tienen gran respeto a las justicias que tiene puestas el dicho gobernador. Y pues vuestra Sacra Majestad no repara en dar a un vasallo rico ocho ó diez mil pesos de renta cada año, no a de reparar con estos pobres que son tantos, en mil ó dos mil cada año, que a eso puede llegar el tributo cuando se tire la vara y se les cobre por entero; además que si los hubieran conquistado los españoles, había de hacerles vuestra Sacra Majestad merced a ellos y no había de gozar cosa, pues se ve que antes que les hubiera conquistado ya tenían amos señalado y los gobernadores los habían encomendado en nombre de vuestra Sacra Majestad; y pues ellos mismos an sido los conquistadores, conquistándose a só mesmos del poder del demonio, no hay sino que cierto merecen por mil títulos les conceda vuestra Sacra Majestad que después de los diez años no paguen más de los doce reales a los oficiales reales. La segunda, que vuestra Sacra Majestad mande por su cédula real acudan los oficiales de la real hacienda con vestuario y sustento a los sacerdotes que se ocuparen en este santo ministerio; que sin esto me parece no se podrá llevar adelante este negocio, por ser tiera pobre y estarle mucho los naturales; y demás desto, que les ayuden para el adorno de su iglesia (que la están ya haciendo a su costa) con algunos ornamentos y cosas aderentes al culto divino, como son campana, corporales, cáliz, vinajeras, vino, misal, aceite para alumbrar el santísimo sacramento y celebrar a todos los fieles; y no será la primera vez que se haya hecho esta merced a costa de la hacienda real, pues en la misma cédula citada se manda que a los sacerdotes se le dé y acuda con lo necesario, y generalmente se da lo mismo en el Pirú y México a costa de

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vuestra Sacra Majestad a los que se ocupan en semejantes ministerios, cosa que Dios nuestro Señor a de pagar el doble, conservando y aumentanddo los reinos y señoríos de vuestra Sacra Majestad. La tercera, piden todos con grande instancia que vuestra Sacra Majestad les conceda que los curas que fueren deste dicho pueblo sean religiosos de mi sagrada religión de predicadores, por haber sido los primeros que con tanto travajo y sudor los an reducido y enseñado el camino de su salvación siéndoles guía para conseguirla. Avisando al gobernador que es ó fuere y al presidente, ó cuando los indios lo pidieren; que de lo contrario se siguen y an seguido grandes inconvenientes, así en el Pirú como en México, y esto lo digo como testigo de vista, y tendrá esto más dificultad en tierras nuevas y tan apartadas. La cuarta, que nadie les fuerce ni obligúela fundar pueblo en la sabana, sino con mucho gusto dellos mismos, y que se les haga buen tratamiento cuando salgan a la sabana a tratar y contratar. Últimamente que se les guarde y vuestra Sacra Majestad conceda todas estas mismas cosas a las que a un año que están por acá de los de la sabana, los cuales an huídose y escondidose en estas montañas por los malos tratamientos de sus encomenderos, y no an querido salir a este pueblo, entendiendo les an de apremiar luego a que paguen tributo y sirvan como de antes a los encomenderos; y me an enviado a decir que, alcanzándoles las mismas mercedes para ellos saldrán y de allí adelante no consintirán vengan huidos de los pueblos de la sabana; es cierto lástima verlos que son crsitianos y que el temor les hace hacer mil apostasías é idolatrías; vuestra Sacra Majestad, por las entrañas de Dios, lo remedie, que, haciendo esto, será nuestro Señor servido que otros muchos indios destas montañas, que me consta hay muchísimos, se vayan reduciendo a su imitación; confío a de venir todo tan colmado como se espera de las manos liberales de vuestra magestad y de su pecho lleno de amor de Dios y del prójimo, que es en suma la ley de Dios. El segundo punto que corresponde a la segunda virtud compañera de vuestra Sacra Majestad, que és la justicia recta que todos igualmente hace (según sus méritos), es que pues los tiene tantos y tan grandes el capitán Lorenzo del Salto, gobernador y capitán general destas provincias, repare vuestra Sacra Majestad un poco en ellos, que haciéndolo así, no dudo sino que desta vez a de salir muy galardonado y pagado de las francas manos de vuestra Sacra Majestad. No quiero referir agora los muchos servicios que tiene hechos en Chile, donde comenzó a seguir la milia, pues, por sus trabajos y su gran esfuerzo, siendo pobre soldado, sin favor mundano, alcanzó una gineta de

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capitán; y después de largos servicios, le nombró el reino todo por procurador, dándole sus poderes para negociar en esa corte, confiado en su mucha prudencia y cristiandad. Ni tampoco los que hizo en el Estrecho, siendo cabo de cinco ó seis galeones reales; ni tampoco los que tiene hechos en Italia, pues entre tantas personas y de tanta calidad que se hallaron los años pasados en las guerras que tuvo España con Saboya, fue nombrado por capitán de ynfantería y en ellas le fiaron los capitanes generales y maeses de campo negocios de gran importancia, porque claramente conocían su mucho valor y prudencia, porque de todo esto tiene bastantes recaudos presentados en el consejo real de Undias; el cual, viendo sus muchos servicios (no teniendo favor humano sino solamente su mucha justicia), le hizo merced de la plaza que el día de hoy tiene. Sólo quiero decir en este lugar los muchos servicios que tiene hechos en este gobierno de Veragua y Coclé, los cuales, considerándose bien, son mucho mayores que los que tiene hechos, pues demás de haber ensanchado el imperio de vuestra Sacra Majestad, alcanzando famosas victorias destos infieles sin costa de las cajas reales ni virtiendo sangre española, solamente por su industria y prudencia, a traído al gremio de la iglesia tantas almas que sin duda se abían de perder eternamente; cosa que desearon alcanzar otros muchos, con gastos y ruido, y no pudieron salir con ello; reduciendo los indios Cotos que están en el camino real de Nicaragua, los cuales le an prometido saldrán el verano siguiente a poblarse junto a la ciudad de Chiriquí; a reducido los indios de Conuta, vecinos de los indios del Guaymí, a que vivan en la sabana, y con gran valor los a sacado y a hecho un pueblo llamado Nuestra Señora del Prado, donde acude muchísima gente; más a tratado de paz con los Doraces, provincia muy grande y extendida, los cuales, aficionados a su mucha virtud, le an dado la obediencia y le an pedido padre que vaya a dotrinarlos y hacer pueblos en sus tierras, en lo cual está actualmente entendiendo, no dejando por eso de acudir personalmente al socorro que el presidente de Panamá le a pediro para resistir los enemigos que dicen vienen a Portovelo; y finalmente a fundado este pueblo de San Lorenzo del Salto, a donde acuden mil y siescientas personas, sin las que se esperan saldrán mediante Dios y su buen gobierno; acudiendo a todas estas cosas y a cada una de ellas con gran cuidado, y todas a su costa, gastando en ellas lo poco que tiene de renta en las cajas reales; y en particular a ésta, aduciéndome con todo lo necesario seis meses a, a su costa, con gran abundancia; al fin se puede decir que en estas partes y en otras muchas no hay quien le eche el pie adelante en orden a servir a su rey y señor, no mirando a interés ninguno (como de ordinario suele suceder, y en particular en Indias, que es enfermedad común), sino sólo por el aumento de vuestra Sacra Majestad; y así está tan bien quisto y querido, que, en tres años ó cuatro que a que está aquí, no a abido quien se queje del, así españoles como

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naturales, que a sido plaga ordinaria en esta tierra el capitular y destruir los gobernadores della; y con esto, como a otro Salomón pacífico, le salen los pueblos y probincias a obedecerle en nombre de buestra Sacra Majestad; el cual era temerario entre estos naturales, pero ahora es amable y a su patrocinio se acogen todos, por representarle con equidad y justicia el capitán Lorenzo del Salto; y así le llaman los indios en general salbador y libertador, porque los a librado y salbado de los que tan injustamente y sin razón les persiguían y afligían; y para cerrar este punto, sólo diré una eselencia, por la cual debe vuestra Sacra Majestad honrrarle más que a otros, y es que todos los gobernadores sus antecesores an ganado en este govierno mucha hacienda y en salido muy ricos del, y él está tan pobre como en el día que entró, habiendo tantos años como a que está en él; cosa cierta digna de alabanza, y más en estos tiempos miserables, que no procuran los oficios para servir en ellos a su rey sino por el provecho que sacan del los, y por él disimulan y pasan por por cosas que habían de ser muy castigadas y emendadas. Doy aviso de todo, porque sé cierto se holgará vuestra Sacra Majestad saber, por boca de un ministro de Dios aunque indigno, tiene un tan gran ministero en estas partes, que con tanta vigilancia cuida en el servicio de su señor, para que, considerando vuestra Sacra Majestad sus muchos servicios y méritos, ejercite con él la justicia distributiva que a todos distribuye, para que con esto se animen los que están por acá tan remotos a imitarle en administrar con fidelidad sus oficios, viendo que a los semejantes, aunque están apartados, se les paga sus servicios; espero en Dios nuestro Señor que, aunque el dicho gobernador esté muy lejos desa corte y tenga pocos solictadores, sus grandes servicios an de estar muy presentes y sus muchas virtudes an de abogar ante vuestra Sacra Majestad, cuya vida guarde nuestro Señor y aumente, así en lo espiritual como en lo temporal, como este su siervo desea. San Lorenzo del Salto, 25 de marzo, 1623 = Humilde siervo y capellán que sus reales pies besa = (f.) Fray Adrián de Santo Tomás.

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-521634, 07/07. El gobernador Corcuera sobre la devoción de los viernes de cuaresma (AGÍ, Panamá 19) Señor En esta Audiencia tienen una deboción todos los viernes de quaresma desde las siete de la noche asta las diez, andando estaziones a unas cruces que los frayles rrecoletos de Sant Agustín an puesto cerca de su yglesia fuera de poblado, y tienen abierta la dicha yglesia asta esta ora, la qual deboción tiene muchos yncombenientes por las ofensas que se hacen a Dios. Élo propuesto al obispo"' para que mande no se abra después de la oración ésta y ninguna otra yglesia: alo dificultado por decir lo halló en costumbres. Doi quenta de ello a Va Mag". para que se sirba mandar lo que más combenga, y en el entretanto andaré con cuidado como lo hago de rronda para estorbar las malas debociones que ay entre las buenas. Nuestro Señor guarde la cathólica persona de V.M. como la cristiandad ha menester. Panamá, Julio 7 (?) 1634. Señor A los pies de V. Mag^. Sebastián Hurtado de Corcuera

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Cristóbal Martínez de Salas, o. prem.. (1626-1640).

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Señor En esta ciudad ay quatro procesiones la Semana Santa, una de los mulatos hixos de españoles que sale el martes en la noche con la ynsignía de Sant Juan evangelista; otra de nacarenos sale el miércoles en la noche; el juebes la de la Beracruz de Sangre; el viernes de la Soledad de María Santísima y entierro de Cristo. E pedido y comunicado al obispo dos cosas, la primera, que las dos procesiones de nacarenos y San Juan ebangelista se yncorporen con la beracruz y soledad de María Santísima, porque desta manera saldrán lucidas y autoricadas las dos, lo que no tienen las quatro separadas; la segunda que estas dos procesione, juebes y biernes salgan de día como se acostumbra en la corte de V. Magd. y en todas las demás partes de sus Reinos, por obiar los yncombenientes y deservicios de Dios que se an tocado en esta ciudad son muy públicos. En esto último bino el obispo y demandó y se ha executado. En lo primero alia dificultad diciendo tienen bula de Su Santidad en que les concede yndulgencias y da licencia para que salgan estos días. Es muy gran embaraco en República tan pequeña como ésta ocupar la mayor parte de la semana en procesiones. Suplico a Va Magd. se sirba de mandarlo ber y ordenar lo que fuese serbido. Nuestro Señor guarde la católica persona de V. Magd como la cristiandad a menester. Panamá y julio 7 de 1634

Señor Besa los pies de V. Magd. Sebastián Hurtado de Corcuera

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1634, 07/07. El gobernador Corcuera sobre la reducción a pueblos de la gente dispersa en el campo (AGÍ, Panamá, 19)

Señor En este Reyno y govierno, que V. Magd. por su grandeca se a servido de encargarme, viven fuera de poblado mucha cantidad de basallos españoles, negros, mulatos, quarterones y cambos, a dos, quatro, seis y ocho leguas de las ciudades y lugares, donde ni oyen misa, confiesan ni viven en pulicía christiana, ni debajo de obediencia de justicia, con la livertad que cada uno quiere tener. Cónstame mueren sin confesión y los entierran en las campañas de la misma manera que si no tubieran ley de Dios y fueran vasallos de V. Magd. De los Padres de la Compañía de Jesús y otros sacerdotes que e embiado a que hagan diligencia esta quaresma pasada y administren los sacramentos por los bujíos, estancias y atos de ganado, estoy ynformado an hecho confesiones de siete y más años, hasta veinte y seis, y los mismos españoles, por escusar los grandes gastos de los entierros, sepultan sus hijos en la campaña, como esta pobre gente, contra toda caridad. Habrá seis meses, provey un auto que se publicó por toda la tierra, hordenando se viniesen a vivir a los lugares debajo de las justicias y dotrina cristiana, y que si dentro de tres meses no lo cumplían les haría quemar los bujíos, y a los (mancha: ¿dueños?) de atos y estancias españoles que, pues las havían hecho en la campaña sin licencia del govierno, sustentasen entre doce o quince comvecinos un capellán, que les venía a salir al año a poca costa. Ni los unos, ni los otros an querido obedecer. Embié doce soldados con un cabo y otros tantos yndios con orden que comencasen dejecutar el bando, y quemaron algunos bujíos pequeños de negros y mesticos. Embié luego nueba orden para que cesaseen y les previniesen que dentro de seis meses, además de los tres pasados, cojan sus maíces y sementera y se rretirasen a las poblaciones hechas, o bien dos leguas desta ciudad a la orilla de un buen río, y que suplicaría a V. Magd. les mandase dar justicia y cura. Haviendo consultado este orden con letrados y theólogos, la an tomado tan mal en la tierra que hasta en los pulpitos me an llamado tirano.

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No cumpliera con mi conciencia ni con las obligaciones que V. Magd. se a servido ponerme si no diera quenta de esto, con que la descargo, y V. Magd mandará proveer del rremedio que semejante caso pide. Nuestro Señor guarde la católica persona de V. Magd. como la christiandad a menester. Panamá, julio 7 de 1634. Señor. Besa los pies de V. Magd. Sebastián Hurtado de Corcuera.

-541635. Misiones de fray Antonio de la Rocha entre Doraces y Zuríes (Juan Meléndez, o.p., Tesoros verdaderos de Indias, III, iii, 335-404)

CAPITULO II Del Padre Fray Antonio de la Rocha y de la conversión de los indios de la Provincia de San Salvador de Austria de los Doraces y Zuríes en el Reino de Panamá, hecha por su grande celo. Uno de los denunciados por difuntos, en este capítulo, fue el Ven. Padre Fray Antonio de la Rocha, que murió en el Convento de Trujillo, siendo su actual Prior. Fue natural del Puerto del Callao, dos leguas al Poniente de la Ciudad de los Reyes, y recibió el hábito de la Religión en el Convento de Lima, en que profesó y estudió Artes, y Teología, y ordenado de Sacerdote, le ocuparon los prelados en algunos Prioratos, y otros puestos, hasta que hallándose en el Convento de Potosí por el año de 1619, le sucedió aquel admirable caso, que dejamos referido en nuestro segundo tomo, libro cuarto, capítulo 24, pág. 638, de haber sanado repentinamente de un gran mal de ciática, por la intersección del siervo de Dios, Fray Vicente Vernedo en que (como allí dijimos) no sólo alcanzó la gracia de su salud, sino que si hasta allí había vivido como muy buen religioso desde entonces comenzó con más perfección de vida, a no

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contentarse con ser fraile, a lo común, sino a lo muy especial, y con más singulares veras, un religioso perfecto. Después de esto tuvo y corrió varios sucesos, hasta pasar al Convento de Panamá, en que obró la admirable conversión y reducción de los indios de la Provincia de San Salvador de Austria, de los Doraces y Zuries de aquel Reino de Tierra Firme, de que él mismo, después de concluida, dio a la Provincia, la siguiente relación, comenzando por las costumbres y usos de aquellas gentes y dice de esta manera: Viven estos pobres indios entre serranías y peñas muy levantadas, si bien procuran tener sus casas cerca del agua, y como la tierra por su natural es tan húmeda y las lluvias tan continuas, que son raros los días, que poco o mucho no llueve, se levanta una obscuridad y niebla acompañada con la mucha arboleda, espesa montaña y levantados peñascos, que la hace muy obscura y lóbrega. Las noches que falta la continua lluvia, son serenas y frescas, contándose raras veces algunas estrellas. El sol calienta poco si bien cuando nace es el mensajero cierto de la lluvia. El aire es continuamente fresco y suave, sin que cause huracanes ni otros torbellinos y debe ser por la defensa de los levantados montes. Tienen pocos llanos, sino es a la parte del Mar del Norte que le tiene cercano, pues toca las faldas de los montes tan cultivados, que apenas se halla en ellos el árbol de consideración sino sólo Gamotales. El temple es, si bien muy húmedo, más frío que cálido y así muy saludable. Las aguas son las mejores que se gastan en todo el Perú, porque de ser delgadas y frescas, ayudan a la digestión y por mucha que se beba no hace daño; bajan por unos empinados peñascos de sus cumbres, despeñándose entre guijos, que las hacen mas suaves: y apenas se hallará arroyos que no tenga sus dorados resplandores son a manera de unos céspedes compuestos de tierra y arena resplandecientes, que apretados con las manos, entre la arena despiden unas ojuelas de oro que admira y como los arroyos tengan guijas, que por la mayor parte, es señal de tener oro macizo, admira a los que lo entienden. Subiendo yo a la Cordillera a dar la paz, que es fuerza pasar por ella para salir a la Sabana, en un río que le puse por nombre San Jacinto, que está a las faldas de ella, en un remanso que hacía, habiéndose puesto los caciques a beb«r, continuo sustento suyo, cogí de la arena entre las manos uno de estos resplandores, aunque había muchos, y deshaciéndole como pude despidió una hojuela, si bien más delgada que oropel y enseñándola a mi compañero, me dijo que era bolador.

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Llegáronse los caciques a preguntar que fuese, y yo les dije era de lo que hacían sus patenas y preguntándome como los sacábamos, que nos ayudaría les respondí, que no sabía; porque el demonio no les inquietase, persuadiéndoles a que veníamos por aquello, cuando el oro que buscábamos, y más acendrados eran ellos mismos. Lo cierto es, que demás de la noticia, que hay de este metal, es la tierra propia de ello: Dios lo descubra si ha de ser para su santo perjuicio. Amén. La abundancia de arroyos hace gran cantidad de caudalosos ríos con poco pescado, a causa del frío, y muchas peñas y también porque los tienen poblados de manera que no hay arroyo que no tenga su casa. Estas las hacen por la mayor parte de tierra de poco más de 30 a 40 pies de largo, y 20, o más de ancho: asegúrenlas con palos fuertes, y estos las atan con sogas que la naturaleza les de en los montes del grosor que quieran que son continuos; cúbrenlas con la hoja de una palmicha, cuya caña sube como palma, y es provechosa, y útil para bordones, y la hoja es recia para sufrir el agua: empiezan a cubrir por las latas de abajo que son de caña, apartada una de otra un palmo poco menos asidas en las varas con el bejuco, y con el traban de dos en dos las hojas, y como las de arriba caen sobre las de abajo, descienden bien el agua, como la teja aunque son nocivas, porque crían innumerables cucarachas, y grillos que destruyen la ropa y lo demás. Las casas tienen dos puertas, una grande a la parte del camino común, y otra angosta hacia el monte, para huir, o para sus necesidades, y traer agua, y leña del arroyo. A la puerta para hermosearla ponen diez y doce pies de plantano que las hace más obscuras si bien con la humedad, y sombra la tierra les cubre el suelo con mucha hierba. Las alhajas de las casas son tan pocas que dos o tres personas las mudan cuando quieran de una parte a otra. No tienen más de una y dos ollas, mientras más grandes mejores, que les sirven para sus mazamorras, que son comidas y bebidas todo en uno, o para calentar agua para el cacao. Tienen algunas higueras o mates, (son sus vasos, que los llaman higueras, mates en el Perú, hondos en que beben, y sacan el agua que no pasa de cuatro y a dicha una ruin hamaca de cabuya en que duermen. Las mujeres trabajadoras y graves tienen su uso y algodón con que hacen blancas y mal pintadas mantas, para cubrirse y principalmente para vender y rescatar, contentándose con pocas, arman la hamaca de un palo en otro, y si se mudan con facilidad la llevan. Tienen unas redes, que llaman Chacras, con que traen el maíz, plántanos, y las comidas sobre las cabezas las mujeres cargando tanta cantidad, que hace más bulto que ellos. Si estas cosas son para comer, luego las echan en el suelo, y si para

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guardar, que es solo el maíz con hoja, y guardan parra sus necesidades que pocas veces las tienen, porque la tierra les ayuda con su humedad, a que siembren cuando quieren, por lo menos los plántanos, me parece que nunca les falta porque no hay verano ni brisas que se les agote, aunque ellos son tan flojos, que se contentan con veinte y treinta pies cada uno, con que les parece están ricos. En las puertas de las casas tienen puestas unas piedras grandes, con una concavidad en medio, al modo de un platón de plata, en que echan el maíz para molerlo, estando húmedo, y aunque lo esté la piedra con que lo muelen, mojan continuamente la mano con agua con que humedecen el maíz, hasta hacer su mazamorra. La piedra de arriba con que se muele, es larga y pesada, y así como no la pueden levantar, levantar el un lado cargando con la una mano el otro sobre el maíz, y al mismo compás bajan la otra, con que cayendo con fuerza, muelen con gran facilidad, si bien esto lo hacen siempre por las orillas del maíz, por hacerlo con menos trabajo. Las casas no tienen puertas, con que cerrarse, o por flojedad, y no tener que guardar en ellas o por ser entre ellos tan aborrecido el hurto, que me han sucedido cosas de admiración en esta materia. Labrando la Parroquia e iglesia del Señor San Salvador, como viniesen a su fábrica tantas almas de tan diferentes parcialidades, hicieron sus casas o ranchos junto a la Iglesia, por acudir a la obra con más comodidad. Fuéronse en breve, porque se acabó presto la obra y uno de aquellos indios dejó colgado de un palo un mate o higuera. Dentro de seis días, pasando a lavarme al arroyo, reparé en el mate y dijele al lengua o intérprete que iba conmigo que pues se les había olvidado a aquellos pobres, que lo llevasen a guardar hasta que volviesen y me respondió, que de ningún modo lo llevaría, porque se enojaría mucho, el que allí lo puso, cuando volviese por él. Saliendo a la sabana a dar la paz, di a los Caciques unos machetes, para que con facilidad, hiciesen ranchos que usan para dormir, como diremos adelante y uno llamado Don Pedro de Guzmán, en la última dormida que salíamos a tierra de cristianos, colgó el machete en el rancho públicamente y reprendiéndole yo, porque le dejaba allí, me dijo que ya no era menester, por causa de entrar a tierra de cristianos y que ya no tuviese miedo, que ninguno le llegase porque lo mataría. Tornando yo de la obra de la Iglesia y siendo ya las dos de la tarde, me iba a mi posada con buenas ganas de comer, porque estaba en ayunas, encontré en el camino un lío de sus comidas y particularmente de "pigibaes", fruta que yo comía bien, y allí les dije, que sacasen un par de ellas para comer, por que tenían necesidad, y uno de ellos, me advirtió que no lo tocase, que el

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que allí le puso, volvería por él, y si lo tocábamos se enojaría; y volvió corriendo a una casa que dejábamos atrás y pidió para el Padre de aquella fruta, diéronsela, y me la trajo y dijo, toma y come, por que no llegues a lo ajeno. Esta fidelidad es una de las cosas, que hallé más bien asentada entre ellos, bendito sea el Señor, que no les acabó de dejar sin alguna buena costumbre. Pero volviendo a sus comidas, casi nunca comen, porque del maíz y pigibaes, hacen una mazamorra molida, de la manera que he dicho. Si la han de llevar a alguna parte la envuelven en unas hojas de Bijao y la llevan donde quieren. Como es espesa, a modo de engrudo, procuran llegar donde hay agua, y en una higuera o mate hondo con agua, la que basta para deshacer la mazamorra, llega aquel a quien cometen este oficio y se lava las manos, abre el lío y con la mano saca de la mazamorra la cantidad que corresponde al agua y metiendo la mano la deshace y cuando le parece que está buena, la prueba, para dar buenas nuevas a los circunstantes. Saca de ella en un mate y dá a los mozos de la primera, conforme manda el dueño de ella, por que los Caciques quieren de lo de en medio, que dicen es la sustancia, lo de arriba es espuma, y lo de abajo muy espeso, y de esta suerte, no dejan cosa, por mucha que haya. Si es de mañana, les sirven primero con una higuera, un poco de agua limpia, a los que han de beber, con que se enjuagan las bocas y luego les dan en un bijao unos ajíes redondos muy pequeños, que llama Ulupica en el Perú, con que dicen que se despierta el gusto y calientan los dientes, para que no les haga mal la bebida, de que beben hasta que se acaba y no le dejaran por cuanto hay en el mundo, y por esto, si alguien camina con ellos, debe armarse de paciencia cuando empiezan a beber, pues mientras más prisa les dan, piden otro poquito y no hay otro remedio, sino que la acaben, por que no tienen otro Dios, ni Señor, sino esta bebida. Fuera del sustento que dejamos dicho, tienen estos naturales el uso de otro, que hacen de cacao; con veinte o treinta cacaos molidos, se beben una botija de agua caliente, por que los cacaos de esta Provincia son los mejores, más gustosos y más grandes que se conocen. El modo que tienen para hacerlo, es de la suerte que se sigue: calientan el agua, y hablando, en una olla pequeña cocido muy bien el cacao molido, lo echan dentro del agua caliente y así lo dan en higueras y el que por dicha alcanza a gustar de algún poco de la manteca de cacao, dá luego una castañetada con la lengua, que es la señal con que dan a entender su mayor gusto y alegría.

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Con esta bebida y con la otra que dijimos, se ponen furiosos, y hablan todos a una, con tanta confusión, que no se entienden, por que unos riñen, otros ríen y otros cuentan sus historias y cada uno a su modo dice lo que quiere, sin que haya quien le responda, por que no atienden más que a hablar y todos hablan a un tiempo. Para beber de esta bebida, se sientan en rueda, y el que la ha de repartir, se sienta en medio sobre el talón del pie, toma la higuera y bebe a sorbos y todos los demás para beber, se van poniendo en la misma postura, por que dicen que así les cabe más. Los Caciques mozos y sus hijos que no han ido a la guerra, beben en higuera propia, sin que otro alguno llegue a ella, y si no la tiene por hallarse ausentes de sus casas, toman un hoja de bijao y hacen un barco, como hacen los niños de papel, y en él les traen lo que han de beber y acabado lo deshacen y arrojan, y dicen lo hacen así por que no se les peguen las malas costumbres de los otros; y cuando son ya viejos, beben en las higueras de todos, por que entonces no hay tanto peligro de que se peguen los malos hábitos, como en la mocedad. Ninguno puede beber, sino aquellos que el dueño de la mazamorra convida y las mujeres no beben con ellos, ni de sus mazamorras, sino aparte y a solas sin que los hombres las vean. Sus comidas son de ordinario dos o tres pigibaes, un plátano verde asado, por que maduro raras veces los comen. Pigibaes es una fruta que dan ciertas palmas en racimos, como dátiles, y al modo de ellos, tienen un coquillo dentro algo largo, pero no redondo y este coco tiene dentro su comida mantecosa y algo dura. Comen esta fruta cocida, más la desuellan primero como al higo y sacándole el coquillo es harinosa y mantecosa y en conclusión la más gustosa que tienen. Durales a temporadas y cuando es su tiempo la muelen con el maíz para beber y como tiene manteca, ahí es el castañetear con la lengua. Si la llevan en sus viajes, es cocida, o cruda para asar y con este sustento solo andan lucios y gordos como si comiesen capones. Por su flojedad comen raras veces carnes, por que arrimados al mar del Norte tienen unos montes llenos de puercos muy gustosos y por no perder un día de su mazamorra, no van por ellos y también por el miedo que tienen de sus enemigos, que les costea sus playas. Mas si acaso la cogen, o algún tigre pequeño o algunos monos que hay, feísimos, que no pueden andar mucho, pues apenas andan un árbol en un día, es la siesta y las ostentaciones de su mayor festejo. Ahumanlo, que es el modo de asar que tienen, y alargando la mano en la bebida, que es el modo de asar que tienen, y alargando la mano en la bebida, acude la parentela y amigos con sus tambores, con que es grande su alegría. Tienen algunas vacas de monte, que por milagro los cogen. Pavas hay muchas y el que la alcanza con la piedra, que de esta suerte las matan, la coge

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y quita las plumas, las cuales pone en las espaldas o en la frente para memoria de esta gran hazaña, y lo mismo hacen con las plumas de cualquier aves que matan. Hay muy pocas aves y son raros los pájaros que se ven, o por las continuas lluvias o por que andan acosados de la mucha gente. Las aves más comunes son nocturnas y particularmente murciélagos tan grandes como una paloma o tórtola y estos están tan encarnizados, que en la casa donde me hospedaron, como acudía tanta gente a verme y se quedaban muchos a dormir, amanecían cuatro o cinco picados y uno vi con tres picaduras grandes una mañana y cierto que yo las temía, de suerte que me desvelaban, por que como soy calvo y ellos tan atrevidos que embestían a ojos vistos y nos daban en el rostro con la salas, temí que me diesen algunas heridas en la cabeza y por esto me cubría de noche con gran cuidado. Dicen que se crían estos murciélagos en los platanares y por esta causa no he querido ponerlos cerca de la Iglesia, y así hay pocos y los que vienen como son aventureros no conocen la casa nueva y por esto no hacen tanto daño. Comen estos indios de nuestras comidas y principalmente vaca con sal, de que no usan en las suyas, ni la gastan, sino es para saborearse. Por esta causa sus comidas y bebidas no tienen gusto, ni ellos distinguen de dulce, ni de agrio, si bien cuando la mazamorra está más añeja y más acida gustan más de ella, por que los embriaga más fácilmente. Sí otro comenzó el lío de la mazamorra no le llegan, por que dicen que es poca limpieza acabar los unos, lo que empezaron los otros. Para que no nos comiesen la vaca o cecinas, que algunas veces nos enviaban y otras que nosotros trajimos de la sabana, por que no faltase a los nuestros, que no comían, n¡ sabían, ni podía comer de la mazamorra, no hacía más que decirle mis compañeros, que eran de cuerpo, por que así aunque los matasen, no sólo no la llevarían a la boca, pero ni la olerían: costumbre tan usada entre ellos, que antes que coman o beban la cosa, aunque sea de las suyas, la huelen muchas veces y algunas, que los Caciques me venían a ver, y me pedían carne, cuando se la daba asada, me decían los otros, que era embustero, porque a ellos les daba puerco, ya los caciques vaca, y no había persuadirles lo contrario, porque creían mas a su olfato. En la montaña tiene algunas frutas, especialmente guayabas muy buenas, limones, aguacates pequeños que comen pero los limones no, y esto debe de ser por haberlos traído de España, y así no los gastan, sino que solamente los huelen, y lo mismo hacen de nuestro pan. En resolución sus comidas son tenues, frágiles y ventosas, y así andan siempre echando flatos por la boca, tan

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recio que se oye una buena cuadra, y el que más recio lo hace, es el más grave, sin que se pueda hacer algo de semejante grosería porque se enojan, y se ofenden mucho. Pescado tienen poco como he dicho y si hay alguno, lo cogen con unas redezuelas de mano, así por ser menudo como por las muchas piedras, aunque a mi compañero le dieron un regalado Bobo, que habían cogido matándole de una lanzada, y en la verdad es el más regalado pescado que he comido. Aunque sus ríos tienen muchos de este género, acosados de la mucha gente, que son tan diestros que como le vea raras veces se escapa de sus lanzadas, se han bajado a las orillas del mar, donde se están más seguros, porque los indios doraces no bajan sino muchos juntos (por miedo a sus enemigos) y vienen como aves de rapiñas a coger los que pueden y volverse y allí son tan pocos los que pescan. También cogen algunos cangrejos, y camarones, pero su natural flojedad, y grande abundancia de bebidas, les ha puesto toda su felicidad en ellas, y así no se curan mucho de otros manjares, como no les falten sus mazamorras. Pareceme que lo dicho basta ya para noticias de sus comidas, y bebidas, y del uso de ellas, con que será bien que pasemos a darla del trato, y vestido de sus personas, pues en medio de sus desnudez, no dejó el común enemigo de introducirles sus usos.

CAPITULO III DEL MODO DE SUS USOS Y VESTIDURAS DE LOS HOMBRES COMO DE LAS MUJERES En medio de la rusticidad de estos pobres indios, estableció el demonio algunos usos perpetuos, modo de lucirse y engalanarse y aunque penosos y feos como trazados de tan horrible sastre, no quiero dejar de referirlos, para el desengaño de una vanidad que es común a políticos y bárbaros. Asentando primeramente que todos andan desnudos como su madre los parió, digo que en la cabeza no tienen cuidado alguno y allí dejan crecer los cabellos, los cuales nunca peinan, con que los traen enmarañados, y llenos de inmundicias y sabandijas de las que crían con el descuido. Cuando les pican y dan molestias meten entre el cabello las uñas, que las tienen muy largas, y cogen la que pueden y al punto la llevan a la boca y matan con los dientes como hacen las monas. Esta asquerosa costumbre, está tan arraigada entre ellos que les es natural principalmente entre las mujeres, si bien con las grandes persuasiones que les he procurado vencer, ya se han reducido algunas mujeres a matarlas con las uñas. El cabello lo traen cosido con algunas cortezas de árbol, que curado a su usanza vienen a estar como lienzo grueso y a veces de una vara de

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ancho y de todo el largor que quieren. Para el cabello le crían del grosor y anchura de tres dedos y una vara de largo con que le envuelven y hacen un rollo a las espaldas bien atado. Por encima de la frente traen una toquilla o faja de cuatro dedos de ancho poco más o menos y por la parte de afuera que se ve la ponen más colorada que una sangre con cierta tinta que tienen; aunque por la parte de adentro tiene la faja su color natural, que es una blancura a modo de lienzo crudo. Sobre ella traen los que le alcanzan un apretador de uñas de tigre, si le cogen, apartadas unas de otras un dedo poco menos a modo de piedras de cintillo asidas con un hilo y las puntas para arriba. Debajo de esta toquilla se ponen los que las llegan a tener algunas plumas de Guacamaya coloradas, dos o tres, o más, conforme la que tienen. Si cogen pavas y otras aves, que tiene la pluma verde como las del Papagayos, y las de los mismos Papagayos se engalanan, con ellas de la misma suerte. Esta toquilla colorada, que he dicho la traen en el cabello, que le tiene atado por detrás dejando de las puntas y cuelgan de la lazada, como seis dedos hacia las orejas muy tesas y el que las lleva más ajustadas se imagina más pulido. En los ojos no usan, sino embijaguarlos con el tizne colorado (que dejamos advertido) a rayas del grosor de un dedo, formando un pasamano, por encima del ojo, debajo de la ceja y otro debajo de las pestañas, que se viene a encontrar en las extremidades y esto lo hacen cada día, pintándose al modo que quieren. Este tizne le suelen revolver con Chutra, o Caraña reciñas de árboles, que de mas de pegar mucho, le hacen más oscuro y sale mas entre lo otro, y cuando le traen no se les puede llegar, porque queda pegado a la ropa, del que se les llega por muchos días. De este tizne usan por todo el cuerpo a modo de cuchilladas, sin tener en esto orden ni regla cierta, sino cada uno de la manera que quiere. Suelen tiznarse todo el cuerpo de este tizne colorado, y sobre él echan el pasamano más obscuro con la reciña pegajosa, que he dicho y entonces parecen el mismo demonio; si tal parecen pintados, pero están, sin esta gala, porque tienen unas pintas por todo el cuerpo, desde los hombros a las ingles negras, como un carbón, labradas, o como pasamano, o como pintas, conforme se las hacen cuando niños, las cuales no se les caen jamás del cuerpo. El modo de hacerlas es, aguzar un carrizo, que corte bien y con el le .van labrando al pobre muchacho todo el cuerpo, hasta que salga la sangre, y luego lo untan con carbón molido, algunos días padece grandes dolores, pero después como no es más del cuerpo, sana, y queda muy alegre con su gala. Las orejas, y las narices

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se oradan los que han muerto en guerra a otro, para distinguirse los guerreros, y valerosos de los que no lo son. La ceremonia que usan es esta: Si matan uno oradan la nariz por la ternilla, y se ponen un palo, o hueso, como gustan atravesado, que suele ser del largo de un jeme, y grueso, como una pluma de escribir, y si han sido dos los muertos, se ponen otro palo con el mismo orden en la oreja, que quieren de la parte de abajo, y si son tres, otro de la misma suerte en el labio de la boca, como clavo de. barba, algo más corto, que los demás, porque solo llega a los dientes de abajo sin que pase adelante por poder hablar. A tanto como esto llega la barbaridad de esta gente, ni pudiera otro, que el demonio instigarlos a tal martirio. Ellos me han afirmado, que cuando se oradan las narices con un palo muy duro y aguzado, y tan intolerable el dolor, que quieren mas una lanzada, que sufrirlo; bendito sea Dios, que nos lleva por caminos tan dulces y suaves. Algunos de estos indios son barbados, y como les sale el clavo recio de la barba, y el atravesado de las narices, que le acompaña y luego los de las orejas, acompañados de las lazadas de la toquilla, parecen y asemejan una cabeza de cabrón con los cuernos sobre la cara. A todo lo que dejamos dicho se añade el tizne, con que se labran de negro, hasta la boca, con que quedan las mas espantosas figuras del mundo. Al cuello traen una sarta de caracoles labrados, pero eso no todos, porque no todos lo alcanzan. Labranlos en piedras al modo de tablillas, por una punta anchos y delgados del grueso de un real de a ocho y ancho como el dedo más grueso y por la otra mitad más angostos y gruesos como el dedo más pqeueño. Por esta parte les hacen unos agujeros para ensartarlos y como de bajo son más anchos se abren y hacen un cuello galano. Algunos hay que tienen caracoles colorados y aún negros; los cuales ponen entre los blancos, sin orden ni concierto, de que caigan juntos o separados. El hilo con que los ensartan es de pita, de que hacen algunos torzales gruesos y largos y de sus puntas, que les caen sobre las espaldas, cuelgan las plumas, cabeza o pedazo de cuero del animal o pájaro que cogen. Los que tienen patenas se las ponen, sin que le sea prohibido a ninguno, pues hay Caciques que las tienen buenas y otros que no las alcanzan y otros barbaros y ordinarios que las traen. Estas patenas son comunmente¡ de oro bajo, aunque algunas son de lo muy fino y las precian en más que cuanto tienen. Son de hechura de águilas, abiertas las alas y el pico largo y encorvado si esto lo más común si bien hay algunas redondas. Deseando yo saber el origen de estas patenas, no he podido averiguar más, que lo que la tradición publica; y es haberlas heredado de sus pasados, o rescatados de las provincias más cercanas como de la provincia de los Talamancas que esta cerca y de otras mas distintas que vienen por sus rescates a parar a esta

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que es la más rica de ella por la cercanía y comunicación de los españoles. En las manos no tienen más adornos que las rayas negras con que se pintan además del cuerpo, unos las traen a la larga por el brazo abajo hasta cerca de los dedos y otros atravesadas. Llevan siempre una lanza en la mano de la palma del Pijibay con su punta muy aguda y algunos dientes y otros suelen traer dos y en la otra mano un bordón de la misma palma cuando entran en alguna casa que no es la suya, clavan en el suelo con facilidad, por estar húmedo de la parte de afuera por que ninguno entra en casa ajena con armas, y allí están tan seguras que al salir aunque sean muchas, cada uno conoce la suya y no toca a las ajenas. En la garganta del pie traen algunos un torzal o cinta del grosor de un dedo grueso hecha de sus cabellos y de los que han muerto, y si son de estos traen de los cabellos del difunto, y mazo de torzales colgados de los suyos a las espaldas y con traer tantas memorias de la muerte no hacen caso de ella porque dicen que después de esta vida van a comer y beber descansadamente. Los niños y muchachos traen una gargantilla de los dientes de los monos o tigres que sus padres han muerto ensartadas sin orden. Traen también los niños, y aun los hombres si pueden un apretador o cintillo de plumas de color, que ponen debajo de la toquilla colorada, principalmente de unos pajarillos que hay de color verde mar o azules claros: cogen las plumas de dos en dos y pegadas unas a otras las atan con un hilo y al ponérselas dejan las plumas hacia arriba que parece enrizado y están en la contrariedad del cabello negro y faja colorada muy galanes. Algunos traen estos rizos de cuello de pavas muy negros como martinetes y puedo asegurar, que parecen bien. Los hombres no traen otra cosa sobre sus cuerpos; pero las mujeres en la cara se tiñen con una tinta más colorada, que el arrebol con resina, o sin ella, si bien su mayor gala es ponerse de esta tinta con la resina, dándose un baño de los pies a la cabeza y así parecen fierísimos. Al cuello no usan nada, el cabello lo traen suelto sin cosa alguna en él, ni en las orejas, solo les he visto en la garganta del pie y puño del brazo un hilo apretado, y dicen es por hacer cintura, y al brazo algunas cuentas blancas rescatadas de nosotros. Para cubrir lo que no se puede ver usan de una pampanilla de lienzo de la corteza, que sacan de unos árboles, con dos cordones que por los lados la hacen, por delante, y atan por detrás si bien en las caderas dejan un envoltorio de dos o más vueltas de dicho lienzo de corteza, que hace como dos cojinillos, y allí

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hacen fuerza, para traer sus Chacras, o redes cuando cargan sus comidas y aunque traigan mantas no quitan la pampanilla, o sean trabajadoras o graves, sin que haya diferencia, ni en las cacicas. El modo de traer estas mantas es atar las dos puntas de ellas con un hilo y este lazo o nudo echan sobre el hombro y sacan la otra mano descubriendo el un pecho, y allí la dejan caer adonde alcanza, que por lo común es más abajo de la rodilla, mas si la manta es muy grande y caminan por partes lodosas recogen las puntas en el hilo para no ensuciarse, y de esta suerte van mas redondas que largas. No se usa entre estas indias pintarse el cuerpo de negro como los hombres habriéndose las carnes de la manera que hemos dicho, sino solo los brazos y manos atravesando las labores y mas anchas. Traen algunas un bordón en la mano para ayudarse cuando caminan cargadas, y esto es necesario a todos por la aspereza de la tierra. Las mujeres beben y comen poco porque los hombres no las consienten beber con ellos, diciendo que temen se les pegue su flojedad y trabajan más que no ellos; porque muelen todo el día, cocinan, hilan, y ellos no hacen sino beber de una en otra casa, sembrar y acudir a la guerra cuando se ofrece. En entrando alguno en casa de otro, la mayor honra, que le hacen, si es cacique, o persona grave, es darle asiento que es un pedazo de palo de casi dos palmos de largo y seis dedos, o más de alto y un palmo de ancho poniéndole encima una hoja de bijao en lugar de alfombra: si es indio bajo, y no principal, se sienta donde halla, mas si el cacique viene cuando están todos sentados, no se levantan ni dan asiento si el dueño de la casa o algún vasallo o pariente no se le da; acción propiamente de barbaros sin conocimiento de cortesía. Cuando las mujeres van a casa ajena si son graves, les dan una hoja de bijao para que se sienten en el suelo sobre ellas y si no se la dan ella la busca. Tienen poquísimo respeto a los caciques, que solo tienen el nombre de modo que cualquier indio se le sienta no solo al lado pero delante y cuando hablan, unos los apoyan y otros lo contradicen sin que el mísero se atreva a reñirlos, solo entre ellos se respeta al mas viejo sin atención a méritos ni sangre sino a los años y así cuando este habla, callan todos sin atreverse ni siqueira a toser aunque esto no lo hacen por respeto sino por uso y después que habla dos, o tres razones, con voz alta hace una grave pausa guardando todos un profundo silencio por una media hora, y al cabo de ella hablan bajo cada uno su razón no contradiciendo al mas anciano porque en él está la última sentencia, y resolución de sus dudas: pero antes que hable o resuelva hay tantos pareceres en la junta que es una confusión, y al que más vocea le tienen por mas razonable y alentado. Cuando en estas sus juntas riñen quien no lo sabe temerá

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que le maten más quien les ha visto otras veces es un espectáculo de risa. Lavántase en pie los dos que quieren reñir, y juntan los hombros izquierdos, cuanto queden apartados un palmo uno de otro, empuñan con el brazo izquierdo no parando de dar de un lado a otro por el aire y amagándose con el derecho hablan a gritos y al hablar el uno llega el cuerpo al otro, que le huye el suyo y luego este hace lo mismo con él y esto lo repiten a cada palabra haciendo tantas acciones con todos los miembros del cuerpo que solo no menean el pie izquierdo y brazo derecho que lo sirve aquel para afirmarse y este para anegar. No hay poder en el mundo para ponerlos en razón, cuando contienden de esta manera porque éste dice que quiten a aquel y el otro a este otro y si se le pide al cacique los aparte responde que los dejen que están borrachos y lo está él más que no ellos. Lo más acertado es dejarlos que den gritos y voces porque en conclusión no se hacen mal y son de la calidad de los aguaceros de esta tierra que como hay tanta hoja caída por el suelo se sienten de una legua y al cabo no es nada. Ellos mismos se aplacan y el mas cansado de gritar se rie y deja la cuestión. En sus asientos no guardan orden ni lugar pues suele estar el cacique en la cocina o fogón y delante de él muchos plebeyos sin que se haga caso de él. Cuando salen de la casa para irse a la suya o a otra el mayor regalo es si llueve o hace sol darles una hoja de bijao que es la cosa más necesaria que tienen y si no es persona grave la busca. Esta hoja la ponen sobre la cabeza para defenderla y lo demás que se moje. Sírveles esta hoja para dormir y dempas de otros vios de ella que hemos visto cuando comen carne les sirve de manteles servilletas y platos, porque son tan grandes que se acomodan a todo, haciendo con ellas, unos como barcos en que echan sus bebidas y comidas, y cuando caminan hacen fácilmente las casas o chocan con ellas; también les sirven de sábanas y colchones en que dormir, acostándose en una hoja tan mojada como la cojen del árbol y a la mañana está seca. Bendito sea Dios que todo lo cría pues durmiendo y habitando en tierra tan húmeda y siendo las comidas ta frágiles andan estos miserables gordos y buenos sin dolores de hijada, ni jaqueca y nosotros porque nos dan un poco de aire o por comer un plátano gastamos más parches y defensivos que tienen una botica. Lo que puedo asegurar de mí es con ser enfermo de suerte que había mucho tiempo que no me veía sano de las piernas, aquí tengo salud y no me duele nada; sea mi Dios loado que tantos favores me hace, para mayor confusión mía.

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CAPITULO IV EN QUE SE SIGUE EL MISMO DISCURSO DEL PASADO No puede dudarse, que en medio de la barbaridad de estos indios y de sus bestiales abusos, tienen algunas ceremonias dignas de saberse, por lo singular de ellas y por la poca noticia que hay de sus cosas. Por esto me detengo a contarlas con toda la mayor individuación y verdad que me ha sido posible, y así prosiguiendo digo, que cuando entra en alguna casa principal, y de cacique, y de otra parcialidad, callan todos y estando, el que entró soplando sin hablar palabra, aunque le pregunte cómo está, no responde hasta descansar, pero después rompe el silencio habiéndose guardado hasta entonces; y para que dé lugar a los demás que hablen, le convidan con un buen mate de mazamorra, y él habla al que la trae y entonces \e grita y le algazara porque cuando bebe la chicha tienen el mayor gusto y alegría que se puedan imaginar. Cuanta es la melancolía y tristeza de estos indios, faltándole este cebo de sus embriagueces, tanta es la alegría y regocijo que muestran en viéndola abundante y de los animales, más tristes del mundo que son por su naturaleza, se convierten en los más alegres con este abominable vicio. A las cinco de la tarde traen las hojas de bijao y dan dos a cada uno y así duermen sobre ella, juzgándose por más afortunado aquel que tiene las espaldas arrimadas a la lumbre. Los que tienen mujeres, duermen con ellas aparte, y sus hijos con ellos. Cuando caminan van enseñando a sus hijuelos a andar desde chiquitos, aquellos malos caminos, exponiéndolos a mil riesgos, porque pierdan el temor y se hagan ágiles. Sus juegos son ponerse uno lejos del otro veinte pasos, con una vara ligera en la mano, tercian el cuerpo como cuando riñen o pelean, y haciendo las acciones como si fuera de veras le tira la vara y si le da con ella, allí es la grita, pero el contrario tiene cuidado de que no le acierte hurtándole el cuerpo, después la coge éste y la vuelve a tirar y así se están, hasta que se cansan, aunque se saquen mucha sangre; porque de este modo se ensayan para pelear con sus enemigos, diferenciándose el juego de la batalla, en que esta la hacen con lanzas y rodelas de cuero de vaca montes, y aquel con varas. Los muchachos juegan este mismo juego con varas mas sutiles y blandas: Vergüenza mia, pues ellos se ejercitan, para matar los cuerpos y yo que tengo obligación de dar vida a las almas, duermo sin hacer nada, aguardando a que Dios lo haga todo. Pudiendo estos pobres ser muy ricos, con tantas cosas, que rescatan cada día de nosotros, como su flojedad es madre de todos sus vicios, así también lo es de ésta, que pudiera llamarse virtud, sino se originara de su ocio; pues si

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precisamente, no han menester la cosa, no la buscan. Sacan de estas montañas Chutra, Caraña, Quirate, y otras reciñas necesarias y que valen y se precian entre nosotros, cogen particularmente muy bien Achiote, así para guisar como para teñir; el Cacao regalado, que he dicho y muy blanco algodón, de que hacen mantas, para cubrirse las mujeres y para vender y aunque no son tan tupidas como la del Perú, son más largas y muchas y tienen algunos hilos negros y otros colorados y azules teñidos con achiote y añil, sin otra tintura, pero en conclusión de buen servicio. Estas mantas con los demás rescates, que sacan de sus reciñas y algunas lanzas, llevan a la Ciudad de Chiriquí, indios los más cercanos de los Cristianos, y las truecan por hachas, machetes, cuchillos, Chaquira y principalmente por perros. Las hachas, las quieren para derribar árboles y hacer sus sementeras, los machetes para rozar los arbustos y chaparros mas pequeños, los cuchillos, para cortar y poner por puntas de lanzas, atados muy fuertemente con hilos y si sirve de lo primero, le quitan el cabo y le ponen otro de palo de Cafíta colorado, y fuerte; la chaquira la quieren para sus mujeres y los perros para matarlos de hambre: porque sólo cuando al cabo de un año, le da a su amo gana de ir a cazar puercos de monte, ven la carne y entonces van tan hambrientos que por fuerza son buenos cazadores y en viendo el puerco ladran y embisten; pero suelen estar tan flacos que no tienen fuerzas ni para uno ni para otro: acuden los amos, y de los que matan a lanzadas, dan tripas a los perros y lo demás lo guardan y porque cuando duermen, no les coman la carne los atan, y si aullan o ladran, les echan un bozal il lo con que no pueden abrir la boca. El sustento mas común de estos desventurados perros son plátanos maduros si los hallan y cocos de Pigibaes, que la necesidad les obliga a quebrarlos entre los dientes, para comer lo de adentro. En medio de todo este mal trato, son tan leales que con hacerlos dormir junto a sí, están tan contentos, que no se apartan de sus amos. Yo no me puedo valer de ellos, porque al olor de las secinas y quesos que llevamos de provisión, aunque los amos los castigan todos se vienen a mí. No procrean en esta tierra, o por su mísero sustento y mucha debilidad o porque un perro no puede llegar a la perra ajena sin que el amo de la perra lo pague y ellos también no quieren tener muchos porque no se mueran de hambre, como las mas veces acontece. De dormir en el fogón, se hinchan los miserables de sarna, que en el Perú llaman Caracha, y así los venden con los demás rescates y cuando han de hacer estas ferias, avisan a los Dolegas y Saritas, que son las provincias amigas y cercanas de esta, y para el día señalado, se juntan en el río, que divide las provincias, y rescatan libremente de suerte, que la hacha, que costó una manta, se vende por otra, unas veces mejor y otras no tal, y así el perro y lo demás y luego vuelven a

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venderlo en la Sabana por lo mismo, ganando solo lo que beben, y el trabajo de llevarlo y traerlo sin otra cosa, y si acaso se les muere el perro, perdiendo el principal y las costas. No quisiera referir las brutalidades de estos bárbaros, por no cansar, porque no hay decir, que unos son mejores que otros, pues todos son unos: En San Lorenzo compran los indios un cuchillo, por cuatro reales, van a la montaña y les dan por él un rollo de paja, de que hacen Hamacas, traenlo después a la Sabana y véndenlo en los mismos cuatro reales sin otra ganancia, así es toda la gente de tierra firme, inútil, floja e incapaz. Solo una cosa tienen, que la he de poner aquí, para confusión de los cristianos y es no llegar a mujer antes de los treinta años y los caciques y demás y a la ajena de ningún modo: porque se matan, si les dicen las mujeres que las solicitaron. El modo de casarse, si es soltero, es llegar a ella, que el que llega primero, ese es el marido perpetuo mientras no la deja, que por ella nunca queda aunque tenga dos, o tres, o cuatro, como es común: cada una vive en casa de sus padres, sino quieren vivir con el marido, aunque hay algunas tan demasiado amantes de sus maridos, que con ser tres y muchas veces mas, viven todas con su marido y sus hijos. Las exequias de los difuntos las hacen de esta suerte. En muriéndose uno lo amortajan con Bijao (esto es con sus hojas) y tienen cuidado cuantos días son de luna, y a las doce, hacen las honras, bebiendo con la viuda y su parentela y si acaso ha muerto alguno en la guerra, traen la cabeza, ponense todos a la hila y al cabo ponen una piedra, echan la cabeza y con la rodilla, van jugando a la pelota, y el que toda la piedra con ella es el mas celebrado y le dan de beber, así pasan todos, y esto hacen habiéndole quitado el cabello, para los torzales que hemos dicho y luego la dejan podrir sobre una piedra. Cuando van a la guerra, el cacique que convoca es el que se obedece, si bien cuando va alguno mas viejo, están a sus órdenes. En llegando a la tierra que buscan, se emboscan en el monte, a ver si sale alguno a buscar la comida o sus mujeres: Y si viene el con ellas, le embisten diez o más y el que lo mata tiene luego seguro el poderse horadar las narices, van luego tras las mujeres y las cautivan y cortan la cabeza del muerto y como unas águilas se vuelven a sus tierras antes de ser sentidos y quedan con grande fama y tufos de valientes: porque no han muerto entre diez a uno; y no me espanto, porque son no menos cobarde que traidores. Solo un vez he sabido haber salido estos indios a pelear de bien a bien y fué con los Bregabas, provincia cercana que siendo antes amigos, riñeron porque llegaron corriendo una vaca del monte hasta :>us tierras, y salieron a la demanda de la vaca porque pescó en mi río, porque cortó leña de su monte, porque corrió el puerco en mis valles, y aunque el matarse por

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estas cosas es barbaridad, no lo deja de ser, que entre cristianos se maten , por cuatro reales como lo he visto yo. Salieron de cada parte tres y debían de llevar cuatrocientos o seiscientos indios, tras de sí, porque una de estas cosas, no queda hombre en la tierra, por oradarse las narices y verse galanos. Los contrarios los sintieron y al punto se entraron en sus dos palenques, que no tienen mas fuerza, que ser unas casas grandes con mucha comida y armas, en unas peñas, sin agua, donde si los cercaran en dos días perecerían de sed. Tienen una cerca de estacas conque hacen una a modo de muralla y en ella se bararon muy bien, allí murieron tres de una parte y tres de otra, y no cogieron las cabezas, porque los unos las cogieron y los otros cayeron dentro del palenque. Por esta causa, no hay valentía más celebrada entre ellos que las de los Doraces, siendo tan cobardes, que estando yo una vez, en la parroquia, se cayeron algunos árboles de la montaña y con el ruido que ocasionaron, no sabían donde meterse de miedo. Si acaso truena, chiflan recio, porque dicen que así espantan los truenos, y cobran ánimo, creyendo que huyen los rayos de su valentía, pero si hace ruido al caer algún árbol, creen que son arcabuzasos de los españoles, y no hallan tierra por donde huir. Dos cosas he reido mucho entre ellos, la una es haber visto un mozuelo con un palillo en las narices, la mitad mas pequeño que los demás, y preguntando que significaba me respondieron que un tio suyo, mató a otro y mando en su testamento que es de palabra que heredace aquella honra su sobrino y así se hizo, oradandole al pobre las narices, y poniéndole el palo más pequeño, por señal de la muerte heredada. La otra, es su modo de curar, porque cuando uno cae enfermo, lo ponen en el suelo tendido, sobre algunas hojas de bijao, llega el médico muy despacio, al enfermo y prostrándose, le comienza a soplar alrededor muy recio y luego se va: si sana se atribuye a su ciencia, y si muere, dicen que tenía sed y que se fue a beber, porque siempre los médicos llevan lo mejor aunque sean muy malos. Cuando se camina por la montaña, no se puede gritar, porque dicen que es llamar el agua, si truena mucho creen que se aparejan sus neemigos, y si llueve soplan muy recio de una parte a otra, porque con esto, están persuadidos que se va el agua. Dios nuestro señor, los convierta y traiga al camino de la verdad, y a mi me de fuerzas, para enseñarles el de la gloria.

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CAPITULO V DE COMO SE REBELARON ESTOS INDIOS Y MATARON A LOS ESPAÑOLES, HABIENDO ESTADO Y VIVIDO ANTES DE PAZ Y SUJETOS La ciudad de Santiago de Alanje, por otro nombre Chiriquí, es la población que divide la jurisdicción de las dos Audiencias de Panamá y Guatemala, está poblada de españoles y pertenece a la gobernación de Panamá. Todo su contorno está poblado, por la banda del sur de indios, Barbaros, y mucho mas de la del norte, así por ser todo montañas, como por estar hacia la del sur los españoles. Habrá treinta años poco mas, que muchas provincias de indios, se convocaron y para hacer frente a estos barbaros, poblaron esta ciudad los españoles, de los cuales algunos se avecindaron en ella para defender a los indios de paz, y descubrir modo con el trato, de propagar entre aquellos infieles el Santo Evangelio. Con orden que tuvieron del Rey nuestro señor, los fueron juntando en pueblos, y en uno que llaman S. Pablo, les pusieron por cura el R.P.M. fray Melchor Hernández de la Orden de Nuestra Señora de las Mercedes, que hasta hoy los doctrina, y los encomendaron a los vecinos de la dicha ciudad, según sus méritos, cosa que entonces parecía conveniente, para que se poblase la tierra, pero ya su majestad por justas causas lo ha quitado, porque se encomendaban a lisonjeros de los Presidentes y Oidores, que son los que valen, y los que lo habían trabajado, se quedaban sin premio, quejosos y disgustados. Solían también los Gobernadores, encomendar a quien les parecía las Provicnias, de que había alguna noticia, para que las conquistasen y diesen doctrina, pero como el mundo está tan interesado, solo trataban de aprovecharse, sin cuidar que las almas de aquellos miserables, se ganasen o perdiesen, y acordándose solo de ellos para que les sembrasen y cogiesen sus cosechas. Entre las Provincias, que se encomendaron de noticia, fue una la de los Bregabas, y otra, hasta entonces amigos, aquella cupo (que no debía) en suerte a Francisco Morales, vecino de la ciudad de Chiriquí. Procuro tener comunicación con los indios, dándoles a entender, como era su amo, y mandándoles que le fuesen a rozar y hacer sus sementeras como lo hicieron. Faltaron una vez, conque para mostrarse valiente y que le temiesen en adelante, cogió uno de los pobres indios, sus vasallos si lo eran, y cortóle las orejas. Corrió la voz de esta crueldad, que una mala vuela, y alborotáronse todos, y si bien por ser indios, no salieron a vengar al compañero, determinaron no servir más al que se llamaba su señor.

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En esta ocasión salió el maestro de campo, Pedro de Montilla, sin saber nada, a buscar indios que conquistar, con algunos españoles e indios amigos, como solían, llevándolos para que les sirviesen y enseñasen los caminos. Llegó a esta Provincia, quera la más cercana, para pasar a otras, que no estuviesen de paz, y como fuese de Juan de Mojica, que cuando los había menester, enviaba un indio a llamarlos, al ver aparato de guerra, creyeron que era Morales, que les venía a quitar las orejas, como a los Bregabas. Los Barbaros, que han menester, poco, para inquietarse, llamaron en su ayuda las Provincias mas cercanas de Saribas, y Zuries, hicieron su junta, hubo mazamorra y determinaron que deseando el Maestro de Campo Montilla, que como amigos fuesen con él, a las Provncias, que así sería bien„valerse de la confianza de la amistad, para destruirle con la traición. El Maestro de Campo, envió al Capitán Francisco de Espinosa con trece soldados y otros tntos indios con orden que a la noche se volviesen al Real para que convidase aquellas Provincias a que le ayudasen como confederados y amigos, en la presente empresa. Llegó el Capitán a un Rio que se llama Farimiani, que es el lugar donde ahora estoy, si bien el suceso, fue un poco más abajo, y los indios mostraron recibirle de paz, con que el Capitán, para que a él solo se le atribuyese aquella conquista o reducción y no al Maestro de Campo, que le había mandado que se volviese luego, se quedo a las orillas del Rio, enviando dos mensajeros al Real a dar aviso de como estaban de paz. A la mañana siguiente, le convidaron los indios, a que fuese a ver sus caciques, que le aguardaban de la otra banda. Fióse de ellos y al pasar los nuestros, por no mojarse ni mojar las armas, entregáronselas para que las pasasen a los indios y luego se dispusieron a pasar sobre los hombros de los mismos indios. Como a cada uno lo pasaban cuatro y seis indios a cuestas, así que estuvieron en medio del río los dejaron caer, metiéndolos debajo del agua, conque se ahogaban. Los que habían quedado a la orilla, aunque veían a sus compañeros muertos, como no teñían armas porque todas estaban ya de la otra parte, cogían piedras y si tiraban una para defenderse, llovían lanzas los indios y así con facilidad todos perecieron. Después intentaron acabar con los que estaban en el Real, que habiendo sabido el desastre, cuando venían a juntarse con ellos, por medio de unos indios, que enviaron delante, por el monte, también hubieran perecido, si N.S. no los socorriera, por medio de una india muy baquiana que los sacó por camino nunca visto y fué menester porque los indios enoberbecidos con el estrago que habían hecho, los aguardaban en la bajada de la cordillera, donde esperaban hacer el último lance y lo hicieran, si bajaran

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por sus caminos, que son tan ásperos que harto hace el hombre mas esforzado del mundo en bajar solo y sin armas y el que no cae lo atribuye a buena dicha. Llegaron a sus casas, dieron cuenta al Real acuerdo y proveyó conforme le informaron y fue que volviese al mismo Maestro de Campo Montilla con la gente necesaria y así se hizo, talando la tierra y haciendo cautivos por diez años los muchachos y mujeres que cogieron. Y huyendo los miseables del castigo y no teniendo donde meterse, ni que comer, porque todo se lo quemaban, perecieron muchos de hambre. Tienen estas provincias una que es la que hoy está más pacífica llamada de los Zuríes, adonde no podían irse por ser comprendidos, y tener el mismo trabajo. Divídlea solo un río, hacia el oriente. Algo más al sur están los Guaymíes, que es otra provincia enemiga de estos, y con quien han tenido por la cercanía más guerra. Al oriente está la del norte y hay una provincia que se llama el Duy adonde es la fama del oro (y no solo fama sino certeza, porque un indio que yo he hablado de esta tierra me ha dicho que lo hay en cantidad) esta puesta en una punta larga y como la bahía del Almirante que es la playa de estos es tan honda y la punta sale aquí derecha tienen entendido es isla. Con esta por ser sus amigos los que la habitan se concertaron que les vendiesen tierras para huir del castigo y cercanía de los españoles. Dijéronles que si, mas después como barbaros para que los españoles no los tuviesen por cómplices, cuando pasaron en sus canoas a tomar la posesión de las tierras que les habían vendido, como más diestros en la mar, los alcanzaron y rindieron y cogiéndoles la chusma quedaron desamparados de este refugio. Otra provincia hay de los Saribas, que está pegada con esta más al norte, y eran cómplices en las muertes. Por la costa hacia Méjico está otra muy prolongada que llama de los Dolegas, que es la más fuerte de todas, porque vive en un pueblo junto debajo de una cabeza y nadie se les atreve, donde se recogieron algunos pocos. Al poniente tienen la provincia de Bugabas, que estaban reñidos con ellos y por esto no se atrevieron a fiarse de su amparo; porque cuando los españoles entraron, le salieron al camino y dieron la paz, sabiendo que venían contra estos. Qué buena ocasión para que admitiesen sacerdote, pero el furor de la guerra y la venganza no son capaces de piedad, ni dan lugar porque ciegan a consideraciones cristianas. Otra provincia está también cercana a las orillas de un río, que se llama de los Querebalos, y en ella se ocultaron los que pudieron. Esta provincia después por culpa suya riñó con estos pobres perseguidos y como los de ella eran muchos los acusaron de suerte que no quedando más de cincuenta hombres, los más se volvieron con su chusma al pueblo de S. Pablo, adonde viven.

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Yo he hallado aquí más de veinte, los más de ellos, de los que se volvieron a retirar, después de esta grande aflicción. Padeció esta provincia en esta entrada tantos males por la hambre que obligó a sus habitadores, a que anduviesen por los montes, buscando raíces con que sustentarse sin conocimiento de las nocivas y provechosas. Retiráronse los españoles después de cuatro meses y afirman ellos que si duraran un poco más, perecieran todos. Cuando salieron del monte y hallaron muertos a sus caciques, hermanos y compañeros y que los mozos se los habían llevado cautivos por diez años, no es ponderable el odio que concibieron contra nosotros. Los viejos de aquel tiempo, y los que llevaron los españoles, de los cuales es uno Don Salvador de Guzman, nuestro Gobernador, y el más culpado en las muertes de los españoles, no acaban de maldecirnos; sin considerar que ellos dieron la ocasión. Un viejo que se llama Chiribaca, a quien desearon en gran manera coger los nuestros, está siempre tan asustado, que habiendo ido una vez a la sabana a rescatar entre los indios cristianos, codiciosos ellos de sus mantas y demás rescates, fingieron con los ademanes y gestos que suelen, que los españoles venían a cogerse conque no sabiendo donde meterse, echó a huir y dejándoles las mantas, se vino sin comida a peligro de morirse de hambre en la cordillera. Por esta causa, están tan sentidos, de que se les renueven las llagas viejas, que no nos pueden ver y si bien procuro agasajarlos sirve de poco porque a cada paso se motejan unos a otros de cobardes, por haberme recibido con la paz y no haber en hacerles bien y les he dado de todo lo que traía, y con todo esto cada instante tenemos novedades; Dios nuestro señor lo remedie y me dé la gracia para servirle. Después de este castigo, comenzaron a salir a la sabana, al principio uno y dos, y después diez y doce y venidos estos, salían otros, hasta que viendo que no les hacían agravio y que lograban sus rescates, abrió el padre de las misericordias, la puerta para que yo entrase. Suplico a su divina majestad, se sirva de perfeccionar la obra, pues la ha comenzado y es suya, y le costó su sangre sin mirar a los defectos de ministro.

CAPITULO VI .

DE MI ENTRADA Y VIAJE Y LOS SUCESOS DE EL

Si yo correspondiera a las mercedes, que nuestro señor me ha hecho y a las obligaciones de Religioso de Santo Domingo, criado en el convento del Rosario de Lima, y hubiera aprendido, lo que me enseñaron, fuera, sin duda,

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bueno y ejemplar, más la tibieza de mi espíritu ha dado siempre espinas, ahogando el grano del cielo con mis imperfecciones. Honráronme mis prelados para mayor confusión mía con muy graves oficios, empezando por los menores, hasta levantarme al de maestro de novicios y de prior y otros muchos; pero como mi natural sea tan corto y mi capacidad ninguna, rebozaba la honra y ahogaba el sujeto, con que cobré tedio a los oficios, porque de ellos no sacaba fruto y el señor me inclinó siempre a buscar indios que enseñar y entre ellos no ladinos, sino chontales y barbaros, pues para aquellos tuve la comodidad en la mano por la que siempre alcancé con los prelados, más nunca me incliné a ser doctrinero. Del convento de San José de Cochabamba, me mandó la obediencia bajar al de Lima y cierto bajé con gusto, por encerrarme en aquel seminario de virtud de la Recoleta. Estuve en Arica de paso muy malo y llegué al convento de Lima, con el mismo mal adonde en la enfermería me curaron con la caridad que suelen mis hermanos, que no alcanzo a decir, la que se practica con el menor de todos. Mis males no me dieron lugar a proseguir con mis buenos intentos, y así me mandaron a bajar al convento de Panamá, con el reverendo padre Fray Lope de Mendoza, que iba por prior a aquella santa casa, y cierto que vine medroso por el rigor del temple, pero después que llegué recibí muchas mercedes y regalos de todos, que bastaran hacerme quietar, si mi condición no me tuviera siempre envidioso de las buenas obras que oía de las conversaciones de indios. En esta ocasión salieron los padres del convento, de nuestro padre San Francisco de Panamá, en busca de unos indios llamados Noumama, que están enfrente de la Gorgona, mas el Piloto, o Dios Nuestro Señor, los llevó a otra Provincia, más baja hacia Panamá, llamada, llamada de los Yribais, adonde habiendo ido el mismo padre guardián, y algunos padres, se quedaron dos, Fray Gerónimo y Fray Mathias, y este era muy mi amigo, porque era muy conocida su virtud: viendo pues que los padres de San Francisco que no profesan, en particular ser predicadores del evangelio, aunque a todos compete, se ocupaban en la conversión de las almas, procuré disponerme para ayudarles a buscar criaturas de Dios, que reducir a su gremio. Pedí licencia, hice el viaje pero no debía de estar entonces la mies de sazón y allí por más diligencias que hice, no hallé indios, con ser tantas las provincias, de que llevaba noticias. En fin, mi desgracia fué tal, que aún me aventuré con harto riesgo a llegar a sus mismas casas y no descubrí indio alguno y no fué por ir acompañado de soldados y con ruido de armas, porque solo llevé dos españoles y un moreno sólo en el color que se llamaba Francisco Zambrano, y para que se quedase conmigo,

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un religioso lego, llamado Fray Isidoro, muy buen religioso, porque mi animo fué siempre, quedarme entre ellos. Viendo frustradas mis esperanzas, me volví por donde estaban los padres de San Francisco y me detuve con ellos, algunos días, alegrándose mucho conmigo. Halle que venía en su compañía, diez o doce hombres que en mi sentir, fue lo peor que llevaron, porque los tales no van sino por sus rescates e intereses, y a poner a los religiosos en mil riesgos y peligros por su causa. Supe de ellos algunas malas costumbres de estos indios, principalmente la de comer carne humana y la que más me desconsoló fué la de no hablarse los de una casa con la de la otra, allí los hombres como las mujeres y niños, cosa de gran dificultad para enseñarles la doctrina, que sin la comunicación no se puede aprovechar nada; el señor los convierta que es el todopoderoso, para vencer mayor dificultades. Volvíme muy desconsolado, por no haber hallado lo que buscaba y más habiéndome dicho algunos indios, que todas aquellas provincias tenían unos mismos usos y costumbres, y lo que más me dolía era considerar la perdición de tantas almas. Más arriba de la provincia en que estaban los padres de San Francisco, está una llamada de los Ogonias, luego se sigue otra de los Bugutaes, la de los Tabaques, luego otra que no me acuerdo, luego la que yo buscaba de los Nianimos y luego otra junto a la Buenaventura. Esto es arrimado al mar con la conveniencia de ir a ellas en barco y llevar lo que quisieren. Fuera de las dichas, hay otras muchas, la tierra adentro hasta Cartagena y el Darién tan nombrado. Llegué a Panamá y como si hubiese hecho algo me agasajaron todos mis hermanos, junto con el reverendo padre prior. Diome nuestro señor una enfermedad de calenturas, con modorra de que estuve deshauciado y llorado por muerto: escapé por la intersección de mi padre Santo Domingo, y la bendita Rosa, a quien me encomendé, habiendo bebido su tierra y el día que me mandaban abrir el hoyo, tomé este refugio conque me curó el que tiene dominio sobre la vida y la muerte contra todas las esperanzas de los médicos. Quitoseme la calentura y en mi convalecencia, tratando de diferentes cosas vine a discurrir del poco fruto que había hecho en mi viaje con un religioso lego llamado Fray Mathias de la Cruz, de mi propia orden, de conocidas virtudes y muy gran ciervo de Dios, el que me dijo que sabía de muchas provincias de indios barbaros, a cuya conversión me podía aplicar. De todas las que me dio noticia, escogí esta por haberme dicho, andaban las mujeres vestidas, pareciéndome que gente que tenía vergüenza era capaz de recibir cualquiera buena costumbre; porque en la Gorgona, hombres y mujeres andan desnudos, los hombres con cuentas y gargantilla y las mujeres

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con solo un hilo, en la pantorrilla sin otra cosa por lo cual desee mucho venir a esta. Los prelados o por mis defectos que son grandes, o porque no tenían los religiosos que habían menester, para que hiciese bulto, que nunca serví de más. no me dejaban venir. Estando con la perseverancia de mis deseos y la continuación de las dificultades para lograrlo, sucedió que hubo de hacer ausencia el padre presentado Fray Adrián de Santo Tomas de la doctrina de San Lorenzo que con tanto trabajo y tanta vigilancia pobló, sacándolos de su ceguera, en la provincia del Guaymí, para ir al convento de Lima, a algunos negocios y me mandó la obediencia, viniese a estar en su lugar, pues era el de menos importancia en el Convento. Allí estuve seis meses y como mi deseo, era siempre pasar a esta lo solicité con el señor Don Alvaro Velásquez que tenía el mismo deseo. Llegué con él al pueblo de San Pablo, donde solían salir algunos de estos bárbaros a rescatar, y el Gobernador envío cuatro indios amigos suyos, a los caciques para que viniesen a hablar con su merced, con intención de que si salían me pudiese yo venir con ellos. Al cabo salió un cacique Zurú sobrino del principal con siete indios y otro Doraz llamado Chabugaga que solo es cacique en el nombre porque caso no tiene gente, que estos no conocen señor natural, sino al que mejor los trata y principalmente donde están más apartados de sus enemigos, y como este pobre tenía las casas de los bugabas no se ¡legaba ninguno a él antes bien se le iban los suyos. Llegaron los dichos caciques al pueblo, y parecióle al señor Don Alvaro, que era poca gente y de poca importancia porque el Doraz solo trajo una india sobrina suya y un hijuelo, y allí solo trató de amistades con ellos y que hablasen a los demás caciques para que fuesen todos amigos y que si querían quien les enseñase nuestra santa fe, que yo entonces iría con ellos. Prometieron hacerlo y de volver dentro de dos lunas por mí, y esto fue por mayo. Yo me quería entrar con ellos y fuera errarlo todo que nuestro señor, como tan sabio sabe él cuando y como conviene. El mes de julio señaló el dicho Don Alvaro, al Cap. Juan de Ovalle, para que viniese a saber si habían de ir por mi y Dios lo estorbo que no debía convenir. Yo tenía escrito a Lima y a Panamá como me parecía estaba esta fruta madura y como quería provar ventura para lo cual me enviasen licencia, y a Panamá escribí con todo aprieto, que si no enviaban religioso a la doctrina, la dejaría y me entraría a la nueva misión.

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Llegaron estas cartas en tan buena ocasión, que estaba visitando aquél convento el M.R.P. presentado Fray Francisco de la Cruz, que luego al punto ofreció enviarme compañero, señalando al R.P. Fray Frisco Palomino así por su mucha caridad y religión, como por habernos criado desde niños. Vino con sus recaudos vísperas de nuestro padre Santo Domingo, y en tal tiempo no me podía venir cosa más deseada. Entre las cartas que me trajo fue una de nuestro padre maestro Fray Luis Cornejo provincial, que ha sido de esta provincia, en que con su bueno, y santo celo me había alcanzado licencia, para entrar en estas conversaciones del M.R.P. maestro Fray Fernando de Quirós, que tenía comisión para ello, y así mi gozo de todas suertes fue cumpllido: con que al punto me fui a ver con el señor Don Alvaro, y le dije que una de dos o entrar a los dorazes o irme a la Recoleta; el cual viendo mi resolución se aplicó con todas veras a fomentar que yo entrase en esta provincia. Salía a entregar la doctrina al dicho Padre, y cierto que fue, de gran consuelo, el dejar no solo tan buen ministro en el beneficio, cuando tan caritativo para mi, porque me ha ayudado con veras de hermano. Detúveme hasta el día de San Lorenzo, por predicar a su fiesta y luego me vine a la Ciudad de Chiriquí, hasta donde me acompañaron los del pueblo, que a todos les debo mucho amor. Estuve en casa del Cap. Gabriel de Torre mientras me aviava, y me regalaron el y su hijo como si fueran mis padres. Día de nuestra señora de agosto prediqué, y aunque no como debía el Cabildo tomó la mano y no junto una limosna y lo que más me confundió fue que un negro bozal me trajo la suya. Válgame Dios y que bueno es servir a tan gran señor, pues hasta los brutos obedecen al que le sirve, y todo por dificultoso se le hace fácil: O señor, y quien os hubiera servido y quien no hubiera pecado; no se en que han de parar tantas mercedes y tampoco agradecimiento vuestra gran misericordia suplirá la ingratitud desde mi flaca naturaleza. Acompañáronme doce indios del pueblo de San Pablo, porque algunos sabían la lengua y otros traían algunas carguillas que yo llevaba y aunque al principio me parecieron mucho, después que vi el camino eche de ver que eran pocos. Hasta la salida del pueblo me acompañó el buen P.M. Melchor Hernández, habiendo desde su pueblo ha este, que hay dos leguas a verme solamente, envidioso de mi viaje y me dio los alpargates que traía, pareciendole como quien los había visto que para tan ásperos caminos llevaba pocos. El buen Cap. Torres, y su hijo me acompañaron a un rio llamado Cochea, habiéndome antes proveído no solo por entrarme en tierra de bárbaros sin más ayuda que la de Dios, sino por ver, que sin haberlos servido en nada, andaban padre e hijo de

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uno, con otros indios rogándoles que mirasen por mi, y acudiesen a la causa de Dios. Dejáronme, con ellos, con mi compañero y el Cap. Juan de Ovalle, criollo de esta tierra, muy honrado, y aunque yo en todas ocasiones aborrecí compañía de seglares porque no sirven si no de saber defectos nuestros y armar de una pulga un caballero, pero en la que tuve en ese buen Cap., no tengo de que lamentarme porque me hace oficio ¿e hermano y de padre, y como tan cursado entre en los indios de esta provincia, sirve de advertirme y amonestarme, lo que conviene sin otro interés que el del servicio de nuestro señor: (véase como si hubo un español que por cortar las orejas a un indio espantó a los demás,cuantos hay ahora que procuran su conversión y ayudan a su ministro, Dios se los pague amen; que yo solo vivo confiado en su divina majestad, que me ha de ayudar y favorecer pues es suya la causa. Antes de salir del pueblo dije misa del espíritu santo, y luego canté la letanía común de los santos para que me ayudasen y socorriesen en esta santa jornada.

CAPITULO VII DE MI ENTRADA A LA CONVERSIÓN DE LOS INDIOS Y DEMÁS COSAS QUE ME SUCEDIERON A diez y seis de agosto falta a mi viaje, y camino dos días por sabana abierta y al tercero llegué a la caldera, de donde se dejan los caballos y se empieza a subir a pie. Aquí dije misa, por entrar con buen principio y enarbolamos el árbol de nuestro remedio la Santísima Cruz, y fue sábado pronóstico de grandísima piedad para mí, porque día de la virgen no me ha sucedido cosa mal. Cargáronme al pasar del rio del Arpa, pareciéndome acertado, por no llegar a lo alto mojado, con la fuerza del frió, aunque abajo también lo hace muy grande, en la caldera adonde dormimos. Es este sitio a las faldas dei cerro Barrueque, que por ser tan alto y solo y haber reventado en el un volcán le llaman así, que es nombre de cacique o capitán grande. La Caldera cae a sus faldas por la parte del oriente ciñendola una slomas muy levantadas que nacen de este cerro las cuales son muy frías, adonde me informaron que antiguamente los españoles sembraron y cogieron muy buen trigo, y que se dijo mis a con él, mas no prosiguieron en sembrarlo que sin duda fuera la cosa de más importancia que tuviera esta tierra, por la cercanía de Panamá y mucha faca, que hubiera de el en estos puertos. Dicen no lo siembran por falta de servicio, y cierto que no entiendo ser por esto, porque en el Perú adonde he estado, he conocido muchos hombres con uno y dos indios solamente hacer muy copiosas sementeras y aquí los tienen en mayor número, pues de más del

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Pueblo de San Pablo, adonde se hallan tan baratos que no gana un indio por su jornal más que un real al día son muchos los indios comarcanos, con que la razón de no sembrarlo es la flojedad de los criollos que hay en estas tierras y de los que no lo son, que se contentan con una hamaca, un vestido de cotense, una y dos jicaras de cacao, y a gran dicha unas alpargatas y no aspira a más. Hace esta loma, saliendo del dicho cerro en la Caldera, muchos arroyos y dos buenos ríos con capacidad, para tener molinos: Christi nomine invocato, comenzamos el viaje, y aunque al principio me pareció llevadero el camino, por ser monte abierto y claro después hallé tantas dificultades y pasé tantos trabajos cuantos no pudiera llevar, si el padre de las misericordias no fuese conmigo y me ayudase. Si el monte era claro y abierto el camino era cerrado, que no se veia, como no se cursaba y apenas hallábamos como poner el pie porque con las muchas lamas y continuas lluvias, todo estaba manando agua, de suerte que aunque hubiera traido una flota de ropa no fuera bastante para caminar una cuadra enjuto. Demás de esto a cada paso como no se ve el camino y ha menester un hombre ojo en los pies, para ver donde los pone, ojo en las manos para mirar no sea árbol espinoso del que se tiene, para detenerse, ojos en la cabeza para no encontrar con ella a cada paso con troncos atravesados en que herirse y al fin ha de ser todo ojos y quien tanta falta tiene de ellos como yo, bien se deja entender lo que padecería. Caminé así una legua y más y hallé sentado a la guía con que entendí haber pasado mi trabajo, porque iba mirando por el monte hacia el cielo y creyendo que lo fuese la apariencia de unas hojas que relumbrando con el agua lo parecían le pregunté que había y el me respondió, ea padre anímese que ya comenzamos a subir. Cuando esto oí fué aquí Troya, sentílo mucho si bien me dijo aguardásemos los compañeros y me sentase y yo me consolé con mirar al cielo que me parecía faltar poco para llegar a él. Llegó la gente cogieron su lío y con mucha fiesta, empezaron a hacer su poza. Yo con el sudor y frió me helaba y considerando que si aguardaba a aquel entierro era perecer, pedí a mi compañero me diese una guía y fue menester que fuese un viejo y después Dios y ayuda. Los malos pasos que hay en todo el mundo no se pueden comparar con los de aquellas montañas, porque bajar o subir una cuesta cuanto áspera se puede imaginar, y no es mucho más que esté llena de barro y caminar asido y fiado de un bejuco que si se quiebra a buen librar se enloda uno hasta los ojos sino se rompe la cabeza o se quiebra una pierna o un brazo es cosa que se ve en pocos sino aquí: Después de esto el riesgo de pasar de una quebrada a otra por encima de un palo que si es grueso y se tiene por gran fortuna pues así se pueden poner los pies y afirmar el bordón, mas si es delgado lleva un

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hombre los pies como papagayo y si acaso cae es dicha sea entre lamas y no entre piedras o en algunas lajas de las muchas quebradas de la tierra. Si una persona quiere andar aprisa es el peligro conocido y si despacio no llegara adonde pueda dormir si no que perecerá de frió en aquella montaña, todo esto es risa y flores para lo de adelante, porque a cada paso me faltaba el huelgo de haber salido a tierra tan fria desde tierra tan caliente. Alcanzónos en fin la compañía y bien lo hube menester porque ya estábamos en lo muy fino, conque fuimos todos una cuesta tan derecha como la deja el agua entre unos despeñaderos sin buscar estos barbaros otros caminos teniendo tantos tan buenos. Hay aquí unos arboles vestidos de esponja muy sutil que recogen gran cantidad de agua helada, pues como llegase a ella creyendo que eran escalones y hallase que los mas eran de lama y que tenían uno y más estado de hondo sin haber donde poner el pie y que el descanso venía a ser un rebalso de barro y agua detenida no es ponderable la aflicción que padecí. A las veces se encuentra un árbol caido, que como le puedan pasar por debajo, aunque sea el vientre por el suelo, no abrirán aquellos indios camino por la parte de arriba. Demás desto ver a mis compañeros, ir subiendo poco poco cargados, y que si caia uno, habria de derribar tres o cuatro, era cosa que me causaba grandísimo temor. Todo me llevaba congojado, principalmente cuando llegamos a las raices, que están atravesadas del uno al otro lado del camino, haciendo unos como lazos, que si se mete el pie aunque uno suspenda con la mano el cuerpo, para subir con la alpargata se le queda el pie asido y si suelta la mano se despeña, de suerte que una de dos cosas necesariamente ha de suceder si no llega un compañero y lo saca o corta la raíz con un machete. En medio de tantos trabajos, nos cayó un aguacero loco, que no nos veíamos ni oíamos como si fuera una tormenta los unos a los otros, con el peligro al ojo todo era confusión y voces, pero el padre de las misericordias por cuyo amor hacíamos aquel viaje, la uso conmigo y con mis compañeros, con haberme dado un compañero tan a propósito como aquel Cap. Juan de Ovalle, que en todos los malos pasos me ayudo, subiendo de la suerte que podia, dándome la punta de su bordón. Llamaba a Dios para que me ayudase y lo hacia que no siendo asi fuera imposible, sino que a cada paso me despeñase y meditando lo que padeció por mi, caminando por la calle de la amargura, tenía por dulces las asperezas de aquellos caminos que por el había comenzado. Daba infinitas gracias a Nuestro Señor, por que no solo me había guardado de inmensos peligros, en que me había visto, pero me ponía en ocasión de padecer trabajos por su Divina Majestad, y en medio de estas consideraciones, parece que me decían, me animase, como al Profeta: Longa tibi reftar via.

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Llegué en fin a lo alto, y cuando entendí tener algún descanso en esta vida, no le hay, nos sopló un viento delgado que nos traspasaba. Mis compañeros se pusieron a hacer nuevas exequias a otro lio de mazamorra y yo les saqué por fuerza una guía, temiendo lo que sucedió, porque tras del viento, llovió tanta agua, que muchos de ellos no pudiendo alcanzarnos, se quedaron a dormir arrimados a un árbol juntos y cubiertos de unas hojas, costumbre antigua suya, por que como son tan cálidos, lo pueden resistir mejor, que pudiéramos nosotros. Empecé a bajar, y si la subida fue pésima, no era menos la bajada, demás que yo siempre temí mas el bajar que el subir. Cuando encontraba palos atravesados, como para pasarlos, era el camino por debajo y estaba tan empinado, había de meter los pies para estribar, primero que el cuerpo, con que barría el suelo, entonces no quisiera bordón, ni ropa, sino estar tan desmido como ellos. Venía después el frío y me parecía, no había ropa en el mundo para abrigarme; como el bajar era fuerza, que fuese lo mas sentado, tenía cuidado de hacerlo poco a poco, las manos atrás y una vez que me descuidé, metí el pie en una raíz y para no quebrarme la pierna, porque iba a caer la cuesta abajo con el cuerpo, asime de un palo para detenerme, que fue por dicha espinoso y aunque me espiné y herí la mano, la tuve por muy grande, de no haberme despeñado o hecho pedazos el pie. Pasando mi camino con la continuación de tantos sustos, y trabajos, resbalé con un pie, en otro paso y por asegurarme me fui a echar en el suelo y estando entre las ramas un palo cortado, me di un golpe tan fuerte en el costado, que entendí haber acabado con las miserias de la vida. Cuando se iba un pie, no había que hacer caso del otro, sino sentarse porque siempre se iban ambos juntos y lo pagaba el cuerpo y la ropa; con estas dos caídas llegue casi de noche, donde se hacia el rancho y cuando oi las voces de mis compañeros que lo hacian no me parecieron voces de hombres, sino de angeles. Pusiéronme unas hojas en el suelo en que sentarme, y yo no lo quisiera hacer por no ensuciarme mas con el mucho barro que traia en la ropa. Senteme y dentro de peo, como falto el movimiento que me faltaba calor, perecía de frío. Llegó el que traía mi petaquilla con la ropa, y poniéndome la hamaca, empecé a desnudarme, y aqui fueron las ansias y congojas, porque las aguas y aire helado no nos dejaba y con esto no se podía hacer candela como no se hizo hasta otro dia. Viendo el miserable cuerpo, que le quitaban la ropa, y principalmente la camisa, que aunque mojada, era su compañía y le daba algún calor, era insufrible el mal que padecía, y luego se seguía pasar las faldas frias y heladas por el pecho y espaldas que estaban calientas, con que- no quedo mano, pie ni diente, que no hiciese con el temblor su sentimiento.

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Hicieron el rancho o casa como en las demás paradas de dormir, y por notar y para que se sepa la facilidad con que lo hacen lo contaré brevemente. Cortan unas varas de que hay en estos montes mucha abundancia, tan gruesas como un brazo, poco mas o menos y largas como las quieren y sobre dos o mas horquetas, arman una solera y apartándose un poco a un lado con las varas a la hila, las clava en el suelo, que como he dicho está todo húmedo, y apartan, las unas de las otras dos o más palmos, arrimándolas después sobre la solera. Luego traen otras varas, mas delgadas y las van enlazando apartándolas, dos palmos mas o menos unas de otras y atándolas con bejuco. Después traen la hoja de bijao, que es casi de la misma calidad, aunque más pequeña que la del plátano, o si no palmicha y la van atando con la orden dicha, y así queda una casa armada dentro de un cuarto de hora, y tan capaz que se puede colgar de ella una hamaca. Yo la traje pequeña, y aunque en mi vida no cuide de dormir en ella ahora lo hago así por la mucha humedad, como por el miedo de las muchas culebras, si bien no he visto mas que dos y ha sido misericordia de nuestro señor, no habernos mordido, como a la una vi al subir la cordillera que seria de media vara de largo y gruesa como el brazo, era toda pintada de pardo y negro, y la mataron los indios. La otra vi estándose acostando los compañeros, porque se meneo debajo de las hojas dieron un salto, y como se ocultase debajo de la broza, con el pie la machacaron y echaron en el monte. Con este cuidado pasábamos mal las noches, y esta principalmente la pase muy mal, porque como la hamaca estaba fria, y yo no tenia ropa con que cubrirme sino una manta débil, que por venir mas ligero no traia mas provisión, experimente toda la fuerza del hielo con gran incomodidad. Por la mañana nos consolamos con la lumbre y dimos gracias a Dios, que nos mandaba a descansar, porque llovia de fuerte, que no se pudo salir de la casa; dejémoslo aquí hasta descansar un poco y después veremos, como el señor nos consoló, con su pan con aue los trabajos pasados nos parecieron dulces, aunque fueron muy agrios porque siempre su divina majestad, después de la fatiga envia el descanso y el consuelo.

CAPITULO VIII DE COMO ENTRAMOS EN LA TIERRA DE GUERRA Y LO QUE EN ELLA PASAMOS Luego que amaneció Nuestro Señor el Domingo, viéndonos imposibilitados de caminar por la mucha agua que llovía y faltar cinco compañeros, traté de que

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se hiciese lumbre, y aunque con gran dificultad, se consiguió encendiéndola en unos palos, que hay en la cordillera, que si bien están mojados por de fuera, arden por lo de dentro, refugio que Dios previno en estos desiertos a la necesidad de estos pobres. Yo escogí uno de mis compañeros el que me pareció más a propósito y le mande que fuese por delante a avisar a los Zuries, que estaban dos jornadas de donde nos hallábamos y les dijese que iba solo a servirlos y a que conociesen a Dios nuestro señor y que venia solo y sin armas, y que le comunicase esta noticia al cacique Chabugaga doraz, que habia salido a la sabana y a su cacique, y gente para que oyesen mi embajada y que pues cuando salió a la sabana prometió venir por mí y que fuésemos amigos, cristianos, mostrase su amor en enviarme en algunos de los suyos que me ayudasen porque los nuestros no solo venían cansados sino disminuidos, pues aun no habían lelgado cinco de ellos. Dile por orden caminase todo aquel dia hasta dar su embajada, y que al otro me saliese al camino, en un rio donde me decían habíamos de hacer noche. Fuese con esto yo aguardé a mis compañeros que poco después vinieron bien mojados, y se consolaron con la candela y mazamorra que hallaron. Después vinieron tras ellos, dos indios de los doraces, que habían salido a rescatar a la sabana y traían tres muchachos. Alégreme con ellos asi porque me llenasen la carga del que habia enviado, como por tratarlos bien y que dijesen a los suyos el buen trato que les hacían. Habiéndoles ya regalado, supe como querían pasar adelante y porque no lo hiciesen les cogimos los hijos con que se queadaron hasta el otro dia lunes veinte y uno en que todos caminamos. Repartimos la carga, que quedó entre los tres, fueron tan desagradecidos que no solo lo dejaron en el rio, pero alborotaron la tierra, publicando que entraba con soldados a cogerlos y que a ellos los había tenido atados, y otras cosas a este tono; pero diestros y avisados bajo este dia aunque el camino era cuesta abajo, porque en esta tierra no hay mas que subidas y bajadas siendo el bajar descanso del subir todo muy trabajoso, llegamos al rio, a quien puse por nombre San Jacinto y empezamos a subir, adonde habíamos de descansar; cuando entendí era llegado a la casa, hallé a nuestro embajador muy melancólico y preguntándole la causa, respondió que estaba todo perdido y esto, con las acciones y gestos que suelen, porque habiendo llegado en casa del cacique, que había salido a la sabana y propuesto lo que le mandé, respondió que estaba bien, y que a esto se levantó un Cabra Doraz, viejo y tomando la taravilla hablo veinte disparates. En resolución la sustancia era, que pues yo venia a ser cura de los doraces, me fuese a ellos y no entrase en sus tierras, que me costaría caro; porque los dorazes de la provincia de abajo, estaban envidiosos, de que los zuries, como mas cercanos a los españoles, les cogían todo el rescate y no dejaban pasar a ninguno. Cabra quiere decir Capitán y este era del cacique de abajo y estaba

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casado entre los zuríes, que son pobres y pocos y los más emparentados entre los dorazes, y asi les temen como a la muerte. Estos Cabras suelen echar a perder una provincia, porque como son capitanes, y mas obedecidos que los mismos caciques, tiene malas consecuencias enojarlos. Después se levantó otro cabra doraz que estaba bebiendo con ellos, y dijo su parecer, que fue como el pasado trayéndoles de más a la memoria, las muertes de sus antepasados, con que los acabó de irritar; y así el cacique Zuri, se fue a su casa sin dar respuesta. Con esto venía nuestro compañero todo atemorizado y ya le parecía estrecho el camino para que nos volviesemoss. Soseguelo lo mejor que pude, y trate de doblar la jornada antes de darle lugar de mas juntas, y de que la mazamorra causase su efecto, aunque lo sentí mucho, así por el mal camino como por el miedo que llevaban los nuestros, principalmente dos zuríes que traía cristianos, a los cuales echándolos delante, porque si viniesen sus parientes les hablasen, iban con gran temor, que todo era volver la cara atrás y adelante a ver si se descubría gente de guerra. Llegamos a otro rio que pusimos por nombre La Asunción y dentro de poco, a una quebrada muy honda y de muy bellaca bajada, y al salir de ella, me dijeron los indios, había una casa de un cabra doraz, casado con una suri y que allí por ser tarde podíamos hacer noche. No me pareció mal y fué así, porque hallamos luego un indio mozo zurí, de muy buena cara, todo embijaguado de aquella tinta roja que dijimos, y muy galán que estaba limpiándonos el camino, para que fuésemos en casa de su cacique que para esto le habia enviado. Pregúnteles si era cerca, y respondió que alli luego,y había una buena legua. Fuime a la casa que allí estaba, despidiéndolo y agradeciéndole el regalo y ordenando que dijese a su cacique, que a la mañana estaría con él , y que no iba luego por venir cansado. Con esto llegue a la casa, donde hallé un buen indio, que no solo me sentó en una hamaca nueva, pero luego me trajo dos hojas de tabaco bueno, que curan al sol y es el mayor regalo que hacen al huésped mas honrado. Este fue el primero que vi oradadas las narices y con su palo. Pregunte por la chusma a los nuestros, y dijome uno, era costumbre cuando venían forasteros, esconderla. Agasájelo lo mejor que pude, y luego fue saliendo del monte su mujer e hijos a quienes di de lo que llevaba, procurando no se le hiciese agravio, que de la fama de nuestro buen tratamiento, había de resultad después de Dios, nuestro buen suceso; y así fue, porque al otro dia subí el camino que faltaba hasta la casa del cacique, que nos la tenían limpia y enramada. Había derribado las ramas'de una parte y otra, con que quedo de suerte, que nos veíamos y se podía andar con desahogo.

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Llegué en fin a la casa de nuestro cacique, que padecía un mal que llaman carate, y es una enfermedad que les da a estos pobres a modo de flema salada, o lepra, pelándoseles el pellejo a cada paso por todo el cuerpo y rostro y el que la tiene ha de tener haamaca aparte en que dormir, e higuera en que beber, y esta imposibilitado de casarse, y lo mismo la mujer a quien también le suele dar aunque ya los he visto casados y a ellas cohabitar con sus maridos, pero el que padece esta enfermedad, está sumamente asqueroso y horrible esquivándose todos de llegarse a él porque se pega, si bien yo los abrazo y nunca la he padecido, que todo es lo que Dios quiere. Como le vi desollado, le puse por nombre Don Bartolomé, pudiendo haber muchos deeste nombre, por esta misma causa. Agasájelo lo mejor que pude y me dijo, que el no habia enviado quien me ayudase, habia sido por miedo de los dorazes que eran, no solo traidores pero grandes bellacos. Esta es la mejor y más gustosa platica que tienen, decir mal unos de otros, no solo los de diferentes naciones, sino los de una casa de los de la otra, y asi nunca viven en paz, y en sus juntas cuando unos dicen si, otros dicen no, sin mas razón que la de la pasión o parentezco; perversa costumbre que suele aun entre nosotros, dejar muchas veces sin premio a la virtud. Entre los regalos que le hice, le di de las cuentas que llevaba en cantidad, cuidando de darles tantas como a los demás, lo uno por que no se quejase, y lo otro por que no dijese era bueno hablar mal, pues le daba mas parte que a los otros. Llegó luego el otro y lo recibi, y trate con el mismo agasajo, que siempre me pareció negociar mejor con blandura que con aspereza. Aquel dia no tratamos de nada y allí solo cuide de agasajarlos y descansar, pero la mañana siguiente me trajo el cacique los más de los suyos que serian cosa de cien almas. Hiceles una platica espiritual, ponderándoles cuan buen Dios teníamos, pues por su aprovechamiento me habia enviado a darles noticia de su santa ley y proponiéndoles, que si querían ser vasallos del rey nuestro señor, los ampararía como a tales y otras de las cosas que pudo representarles mi corta capacidad. Habíamos la noche antes tenido consejo, sobre qué camino tomaríamos para entrar en esta provincia, y los cabras dichos fueron de parecer, que fuese a la provincia de abajo, porque su cacique Chiribaca me quería mucho, y me regalaría, porque era el mas poderoso. Pregúnteles quien era el mayor, y me respondieron que era un viejo llamado Uguburu, que por mas anciano se le tenía mas respeto. Pediles después que me diesen un indio y dos de los principales, para que con otro de los nuestros fuesen a darle parte de nuestra venida de paz, y que nos viésemos en el rio, donde quería tomar su parecer.

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Esta fue la acción mas acertada que hice... porque aquellos barbaros, que como deje advertido, habían venido delante con la siniestra relación que hicieron, no solo habían sublevado toda la tierra, pero el buen viejo se estaba ya aviando y disponiendo para irse al monte a esconder con tanta prisa, que cuando llegaron los nuestros iba a salir de la casa, y si fuera al monte, o tardariamos mucho tiempo en reducirlo o seria nuestra total perdición. Sabida en fin nuestra embajada se vino a ver conmigo, y al mismo congreso llegó el cacique doraz, llamado Chabugaga, con dos sobrinos suyos, al cual por ser el primero y decirme que venía a estar a mi lado, puse por nombre Don Gabriel, que quiere decir embajador. Dieronle en que durmiese arrimado a la candela, y a la mañana asistió a la platica que hice a los zuries, con los cabras, y luego me dijo que ya era tiempo de partir. Tomamos el camino en busca del rio y aunque corto era tan malo, como los de atrás, viniendo acompañado del cacique doraz, y de sus sobrinos, con el cacique menor de los zuries y algunos soldados que nos dio para llevar las cargas. Este cacique Nori, no gobernaba, hasta que muriese el otro, porque aqui no heredan los hijos sino los sobrinos, dándoles solo alguna mano en el gobierno, como aquellos que les han de suceder. Llegamos asi al rio que divide estas dos provincias, que se llama Farimani, cabeza del de abajo y adonde fueron muerto los españoles. Aqui comenzó, mi compañero Juan de Ovalle a contarme el suceso muy despacio, como quien fue uno de los que escaparon y que había vuelto a verse en el mismo sitio. Pasáronme como a los españoles, sobre seis indios, echados sobre sus hombros y asido por todo el cuerpo, con que se me vino a la imaginación el modo con que ahogaron a nuestros soldados y mas cuando Don Gabriel y Don Bartolomé, nuestros caciques daban voces desde la orilla con las lanzas en la mano. Sacáronme en fin a tierra y al salir me dieron entrabmos la mano conque sosegué mi miedo porque ya me habia dispuesto a padecer y ofrecido a nuestro señor; pero las voces eran a lo que entendí para que me alzacen, porque no me mojase. Dentro de poco llegamos a unas casas de indios Dorazes, que auncjue amedrantados con las nuevas pasadas, y que ya habían escondido su chusma, me estaban esperando los hombres. Agasájelos con todo genero de caricias y como se juntase muchos, pidióme Don Gabriel Chabugaga, que les dijese a todos que le obedeciesen por su cacique, y yo lo hice, mas ellos no solo no me respondieron, pero se miraron los unos a los otros para no entenderme. Fui acompañado de todos los más mi camino, y a cada paso por el Rio abajo hallábamos casas con mucha gente y tanta admiración, como en la primera. Pasando un desecho del Rio, llegó un muchacho a decirme, como venia el

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cacique mayor, y así mandé que nos diésemos prisa, porque creía venía por delante y era al revés, porque venía a nuestras espaldas. Luego que llegué a la playa, vino otro mensajero a decirme, que pues había pasado a ¡a playa, me detuviese hasta que llegase, que ya venia detrás de mi. Senti sobre manera, que no se me hubiese avisado, venia por detrás, para haber ido a encontrarle, y recibirle, porque nada me ha ofendido en mi vida tanto, como las mentiras, mas ya he hecho callos de oirías, porque estos indios y todos lo tienen de cosecha y no confiesan verdad ni la dicen jamas, y para prueba de esto pudiera referir muchos casos, que dejo por no gastar el tiempo en balde con cuentos, que no aprovechan. Llegó nuestro viejo acompañado de más de setenta indios, con plumas y embijaguados, los más con sus palillos, y lanzas en las manos. Sentélo en unas piedras, y después, que descansó le dije me holgaba de verlo bueno, y que solo venia por visitarlo y otras palabras de cortesía, y agasajo. Este indio es lampiño, sin pelo, ni señal por el cuerpo, pero mas prieto que los demás, que como viven en montañas por la mayor parte son blancos, es membrudo y crecido de vientre y tiene la voz gruesa y grave, representando muy bien su autoridad con sus acciones. Dijele, que mi venida era solo que él y los suyos conociesen a Dios, con toda paz, y sin que se les hiciese agravio, y que aunque tenia intento de pasar a los de abajo habia querido tomar su parecer y guiarme por su consejo. Cuando la lengua le interpretó esto, se levantó, y cogiendo su lanza hablo muy recio y preguntando lo que respondía, me dijo, que pues yo venia a buscar los de abajo, me fuese con Dios, que lo que él podia hacer era acompañarme por hacerme pasar el Rio, y que si después me sucediese mal, no me quejase de él. Sentí mucho esta respuesta, y llamando otra lengua volví a repetir lo primero, y otras cosas, con que se volvió a sentar y se quietó, y de verdad que si pudiera, castigara al primer interprete; mas el dió por disculpa que algunos indios le habían dicho me llevase a los de abajo. Tome de lo que traía que comer y aunque era era vigilia de San Bartolomé, comí otra vez con él, por la necesidad de agasajarle y ganarle para aquella buena obra y le di un poco de vino, que después de muy olido lo gusto solamente. Dijome últimamente, que pues me quería regir por su consejo le siguiese, y volviéndose a los dos caciques que me acompañaban empezó a hablar con ellos y como yo sabía que nunca con otros se llevaban bien, tomé la mano y le dije, que el cacique D. Gabriel su sobrino y el zuri Don Bartholomé me habían dicho muchas alabanzas de él; a que me respondió está bien, y volviéndose al sobrino le dijo: Bien pudierais vos, pues pasasteis por mi casa haberme dado parte de la nueva, mas debisteis de entender ganar las gracias, llegando el primero. Estos tienen por costumbre, que aunque sea un indio particular el que empieza a reñir con un

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cacique, este se está sin hablar palabra, sino solo cuando llegan a empuñar las lanzas, que entonces todos hablan. Estúvose mustio nuestro cacique con la represión del sobrino, y levantándose después el viejo dijo, que le siguiésemos y nos llevó a casa de un amigo suyo cerca de donde estábamos. Antes de entrar en ella, hinque las rodillas en el suelo, para dar gracias a Dios, y ellos al instante entendiendo me arrodillaba descansado, se levantaron y me metieron en la casa y haciéndome el mismo agasajo que en las otras me sentaron sobre la hamaca y dieron de sus comidas. Después de haber roto el silencio dije a nuestro viejo, era de parecer que me diese dos indios principales, para ir a llamar al cacique de abajo, para tratar de lo que se había de hacer, señalólos luego al punto y partiéronse con los de los nuestros diciéndoles el viejo que habían de volver otro día a una casa mas arriba de aquella, donde pensaba llevarnos. Pásele por nombre Don Salvador, como aquel en quien tenía puestas mis esperanzas, y vestido con unos calzones que solamente llevaba dándole un machete y un cuchillo y mucha chaquira para él, y después en mayor cantidad para que la repartiese a los más principales de los suyos, como lo hizo. Después a los que habían venido conmigo, les fui dando de lo que traía, mas porque le di a D. Gabriel un machete, lo llevaron todos mal, porque es muy aborrecido entre ellos por causa de que todo el dia quiere estar bebiendo y si bien los quiere, conocí que fue mal empleado aunque podía ser fuese de provecho. Luego se fueron todos y el viejo me dejo encargado a los de aquella casa y no solo mandó que me trajesen de comer, sino que por asegurarnos, dejó también soldados, que nos guardasen. Dieronnos de sus comidas y particularmente muy buenos palmitos, que como para sacarlos derriban la palma de los Pijibaes, usan pocos aunque son muy gustosos. A la mañana, habiendo agasajado a nuestro huésped, nos fuimos con la guia y soldados de guardia, y nos llevaron por sus caminos, como siempre, hasta una casa nueva que nos tenían vacía, adonde aguardamos la junta que después se hizo, como veremos adelante.

CAPITULO IX

DE LO QUE NOS SUCEDIÓ EN LA JUNTA Dia de señor San Bartholome, sin tener modo de decir misa ni atreverme a ello, aguardé a que se juntasen los caciques, habiendo enviado a llamar a otro sobrino de Don Salvador, que me dijeron podía mucho y allí mismo al cacique mayor de los Zuries que se llamaba Amasco, y estaba casado con hija de Don

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Salvador, y no le había visto. A las doce del dia llegó uno de los embajadores, que había enviado el cacique de abajo y sentándose no dijo más que malas nuevas y luego comenzó a soplar. Yo que le oí, rogué a las lenguas, que le preguntasen que era, y no había responder sino soplar y que lo dejasen tomar aliento, que para un hombre de mi viveza en tierra ajena, y entre barbaros, era un genero de garrote cada preñez de aquellas. Déjelo ofreciéndoselo a Dios, y cuano habló dijo, que había ido con mis compañeros en casa del cacique Chiribaca, y que no hallándose en casa, las mujeres y demás parentela les habían dicho que como se atrevían a entrar en sus tierras haciendo mal, que sino querían escarmentar de lo pasado, ahora lo verían; conque el por que no le maltratasen se había venido huyendo. Pregúntele por los nuestros, y respondió que ya debían de venir, sino los habían muerto y hecho pedazos. Oh padre de la mentira, y como sabes fraguar tus engaños. Mas Dios de los desvanece presto, porque no padezcan los suyos. Dentro de poco envié a llamar a nuestro D. Salvador con una de las guardas, aunque todos estaban tan medrosos, que ninguno quería ir. Vino luego y me dijo, que ahora conocería eran bellacos los de abajo, y él solo mi amigo, agradecíselo y no quise tratar sino de que fuésemos muy unos y ampararme de ellos, porque como ya conocía sus mentiras no creí hubiesen muerto a los nuestros. Llegó en breve el cacique su sobrino, que me pareció muy bien por estar cano, hasta la barba, y así le puse por nombre Don Pedro de Guzman, entablando en él y su tio la casa de mi Padre Santo Domingo. Déjelo descansar y después llegó Amasco cacique mayor de los zuries y habiéndolo agasajado, me pregóntó que como me llamaba y diciendole mi nombre, dijo que le quería para si, conque le llame Don Antonio de la Rocha Amasco, conque quedo muy contento. Cuando estuvieron juntos con muchos cabras que vinieron con ellos, reparé en que Amasco tenia tres palillos y preguntando la causa, me respondieron que como aquello era lo sumo de la honra, sólo los traían los caciques, aunque no hubiesen muerto a nadie, o los que la alcanzaban por su valor y esfuerzo. Propúseles mi venida de paz y que pues estaban los mas graves juntos, me oyesen y dijesen que agravios les habíamos hecho yo y mis compañeros. Respondieron que ninguno y allí les propuse que el señor de todo lo criado que era Dios nuestro Señor, me enviaba como señor suyo y mío, a que les enseñase el verdadero camino del cielo para donde eran criados, y esto había de ser con suavidad y amor, sin que se les hiciese agravio ninguno, y que si yo o alguno de mis compañeros se le hiciésemos no tenían sino avisarme, que yo le castigaría, y si yo mismo fuese, que me echasen de su tierra; porque obrando

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de otra suerte darían ocasión a los españoles a que entrasen a vengar a cualquiera y les repitiesen los castigos pasados. A todo esto, después de algunos votos respondieron, que se daban por contentos y que los enseñase a conocer a Dios nuestro señor, conque viéndolos de tan buen animo les dije que para que viviésemos mas seguros de no recibir agravios, sería bueno, si les parecía ser vasallos del Rey nuestro señor, que si así lo hacían no solo los ayudaría en sus pueblos, pero que los ampararía como a vasallos y que en su nombre por sus cédulas reales les prometía que no pagarían en diez años, cosa ninguna y al cabo de ellos, sólo un peso enfajado para sustentar su cura. Respondieron a esto que asi mismo se daban por contentos y que querían ser vasallos del rey nuestro señor. Mostreles la comisión, que me daba el señor Don Alvaro Velasquez, como corregidor de estas provincias, por su majestad con celo sólo de su bien y les advertí que habían de ir ellos o sus procuradores a ratificarla a la Sabana, ante su merced y dijeron que de buena gana. Volvíles a proponer lo dicho y otras cosas y requiriéndoles si lo hacían de su voluntad y no forzados de miedo, tomó la mano nuestro Don Pedro, que en su lengua se llamaba Changalaparca, y dijo que estaba en sus tierras, libres de todo temor, sin conocer a ningún dueño y que pues allí venian libremente al llamamiento del Padre, y concedían con lo que el decía, que sin duda era de voluntad, y sin alguna violencia, porque tenian por cierto que el Hapi que quiere decir Padre, no les había de aconsejar, sino lo que estuviese bien, asi para sus almas como para su quietud. Pregúnteles que si querían que se escribiese aquella junta y paz y como comisión que era del Rey nuestro Señor, se la enviase y me respondieron que eran contentos, así porque supiesen los españoles, eran ya sus maigos, como por verme escribir. Tome tinta y papel, y al dar Fe de lo hecho, estuvieron con gran algazara y fiesta viendo lo que hacía, y después hicieron entre ellos tres consultas. Viéndolos con tan buena disposición, antes que se les enfriase aquel fervor y alegría les dije, habia menester que me hiciesen una iglesia, que era la casa de Dios, adonde había de enseñarles su santa ley y otra en que yo durmiese, porque entre todos fácilmente se haría. A esto hubo grandes contradicciones, no solo en el sitio donde habnía de ser, sino en edificarla; porque como son tan haraganes y una casa les cuesta tanto trabajo, lo sintieron mucho. Sobre el sitio decian unos, que fuese mas arriba y otros mas abajo, de suerte que ninguno me queria cerca de su casa, porque decían que la vecindad de muchachos hombres y mujeres, que habían de venir a verme, les agotaría sus comidas y que nosotros les pegaríamos las calenturas y respondiéndoles que hasta entonces no se las habíamos pegado a nadie, replicaban que las teníamos dentro y que aun no habían salido afuera y en conclusión todos pretendían alejarnos de sus

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barrios; todas estas dificultades eran acechanzas del enemigo común, que viendo que el Padre de las Misericordias, había abierto camino, para sacar de sus engaños a aquellos miserables, buscaba nuevos estorbos, para detener en su ceguedad a los que querían ser hijos de Dios. Nombré entonces para suavizarlos, entre los Doraces a Don Salvador por Gobernador general de toda la tierra y a Don Pedro, su sobrino, por su teniente general. Aceptaron luego con gran gusto el cargo, y vestilos como había hecho a Don Salvador, con que el tomó la mano y con una voz gruesa y grave, les hizo una larga y pausada plática, que duró una hora sin que nadie tosiese, y si alguno decía bueno, volvía nuestro teniente con brío (de que no poco me alegré) y les decía, advirtiesen que hablaba el mayor y el proseguía sin mirarlos, ni hacer caso de ellos. Llamé una lengua y preguntándole, qué fuese la plática, dijo que no decía más, de que todos regalasen al Padre, pues de gracia, les daba lo que traia y que le trajesen de comer y que los cabras apercibiesen sus soldados, porque habían de hacer la Iglesia dentro de dos lunas y que nadie faltase, porque él era su mayor y si no venían a trabajar, se lo diria al Padre. Miren que les había de hacer yo, o si venía a castigarlos y cuando así fuera, no se atrevía a castigarlos su cacique y quería que yo lo hiciese, quien venia a hacerles oficio y obras de Padre: con todo se lo agradecí y estándoles mostrando los juguetes que yo llevaba de cintas, cuentas, espejos y antojos y otras muchas cosas, que veian y admiraban muy contentos, llego un indio corriendo y cansado y dijo que venia al Barrue, que es el cacique y luego se supo que era el de abajo. Yo me holgué por saber nuevas de mis compañeros y aunque entonces, se estaban todos disponiendo para dormir, se salieron al punto de la casa, dejándome solo con las guardas. En esto llego un lucido acompañamiento de treinta y seis indios, con sus plumas y galas, dejando sus lanzas fuera, fueron-después tomando sus asientos, venían detrás dos caciques mozos de hasta treinta años, con cuya vista me alegré y mucho más de ver a mis compañeros, que venían con ellos, buenos y sanos. Senté a los caciques junto a mi, mientras descansaban, pregunte a los nuestros la verdad de los ucedido y me dijeron que las mujeres les habían hablado mal, pero que el cacique Chiribaca los trató muy bien y que solo por ser viejo y distantes sus tierras, no se habia puesto en camino para verme, y que a este efecto enviaba a su sobrino, que estaba presente, a quien por mucha vejez, tenia encargado su gobierno, el cual se llamaba Oqüeala. Con esta noticia me aseugré y le puse por nombre Don Alvaro Velasquez, porque era muy galán. Al otro cacique que venia con él, que era hermano del que se quedó, porque se hallaba impedido de suerte que no podía levantarse de una

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hamaca, acordándome así de la bondad como de lo mucho que debo a nuestro padre maestro Fray Luis Cornejo, le puse por nombre Don Luis y es uno de los mejores caciques que hay en la tierra y en su lengua se llamaba Dolegaya. Por ser ya tarde no les hablé nada de la junta, ni les di cosa alguna, porque siempre tuve cuidado de no regalarlos, hasta haber hecho lo que se había de hacer, para que la soberbia no atribuyese a mi industria, lo que era solo de Dios. Aquella noche durmieron los caciques a los lados de mi hamaca dejando un camino por cada lado, asi para que entrasen como para que saliesen de la casa al campo a sus necesidades. Hasta entonces había estado sin apartarse de mi lado, un sobrino de Don Gabriel y por esto le llamé D. Miguel, que como ángel de mi guardia me asistía. Por ser de noche, ucando les mostré a estos caciqeus los juguetes que traia, se me cayó una cinta sin conocerlo, pero "tramándome a las cuatro de la mañana, los mismos caciques, que se querían volver a sus casas, se llegó a mi D. Miguel y me dijo ésta cinta es tuya, y se te cayó anoche, estímelo mucho y a la verdad, si como no saben tomar lo ajeno, no mintiesen tanto, viviera con mucho gusto con ellos, porque estos son los vicios, que siempre más he aborrecido. A la mañana, llamé a nuestro gobernador, porque él y los suyos, se habían ido a dormir allí cerca y cuando estuvo presente con todos los demás, propuse lo que el dia antes, diciéndoles que aunque era, verdad, que yo había asentado la paz y ellos dadola, pero que no habían entrado los caciques de abajo, que estaban presentes y que dijesen libremente su parecer porque de no dar la paz, no se les había de seguir mal ninguno, y de darla y ser cristianos, se les seguían los bienes, que dejamos dicho; a que respondieron que pues sus mayores estaban presentes y habían dado la paz ellos hacían lo mismo. No me satisface y así les volví a requerir, si lo hacían libremente y que si no era así, dijesen la verdad, porque no era materia de decir hoy uno y mañana otro. Don Alvaro me miró entonces y dijo, que ellos estaban en sus tierras libremente y sin que nadie les forzase y que la paz que daban era de corazón y que no faltarían jamás, porque qué fuerza lae spodía hacer un pobre hombre desarmado? Traté de la iglesia y reponiéndome que no venía en tanta dilación como de dos lunas, sin que fuese antes y asi tratando sobre ello con los demás, dijo D. Luis Cornejo, que les diésemos licencia porque si el rio les dejaba volver, dentro de ocho dias volverían con su gente y traerían los materiales, para armar una casa grande, que sirviese por ahora hasta acabar de sembrar y que volviesen de la sabana y que entonces harían otra mayor. Con esto les mande beber juntos a los unos caciques y a los otros, cosa que lucieron de muy buena gana y habiéndome despertado tan de mañana, como he dicho eran las diez del dia y no acababan de irse.

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En esta casa nos,estuvimos, hasta que nos pasamos a la iglesia, adonde nos regalaron con extremo de las cosas, que ellos comen y particularmente un indio llamado el Capitán Juan Fernandez de Madrid, que todos los dias acompañaba a los que nos venían a ver y los reñía sino traían algo al padre, diciendoles que habían de traer de las comidas de sus tierras, y que trajesen palmitos y pinas y uyamas, que en el Perú, llaman sapayos y aquí son muy aguanosos, y aun las pinas por la mucha lluvia. De esto nos traían en abundancia, con algunos pocos frijoles, que gastan las mujeres y niños, porque son los que menos deben. Quitáronnos las guardas, y venia todos los mas dias a vernos nuestro gobernador Don Salvador (que ojalá hubiera proseguido como comenzó) y nunca nos veíamos solos, porque cuando faltaban hombres, se llenaba la casa de mujeres y particularmente un indio, a quien puso por nombre mi compañero, Lázaro Martin, era su asistencia de modo que no le podíamos echar de casa, porque no es dado a mujeres, ni a la mazamorra, sino el mejor indio y mas comedido de cuantos he tratado. Llovió mucho estos dias, conque creció el Rio, por donde habian de traer la hoja, que esta lejos, porque van por ella a Suania, que cae a las orillas del mar, adonde acuden sus enemigos. Va la mitad de la gente a cargarla, y la otra mitad con armas, para hacerles la escolta. Fueron viniendo y empezando a traer palos los que se habían encargado de cortarlos, y yo fui a ver el sitio, y como sólo traté de hacer la obra en parte cómoda para que acudiesen todos, dispuse una iglesia pequeña en que pudiesen rezar y una casa en que vivir con los muchachos, que como plantas nuevas se hace en ellas mayor fruto, que en los troncos secos y envejecidos en sus malas costumbres; porque de estos no se saca más de lo que buenamente quieren dar; no escogí más sino que me contenté con el primero que me señalaron. Mándelo limpiar y armaron la iglesia de cincuenta pies de largo, y treinta y siete de ancho, vara en tierra a su uso. Armáronla en un dia y ene otro la cubrieron y aunque previne no repartirlos por parcialidades, porque no tuviesen pleitos, ellos lo hicieron y cada parcialidad^ se encargo de su parte, y si una porque acababa en esquina, tomaba una vara mas gruesa de los otros, allí eran las voces y pedir que la fuesen a cortar y no había razón, ni modo para ellos, ni por ruegos, ni promesas ni amenazas, sino que la habían de quitar. Pues si llegaba otro la mano al bejuco, se ardían sobre que llegó a lo que él había cortado, y luego acudían unos y otros cada uno a ayudar a su parte, y era una confusión de voces. Aseguro que sentí mucho al bajar y entrar por la cordillera, pero con todo, me afligí mucho mas, con lo que pasé en ajustar sus pendencias, porque allí trabajé solo con el cuerpo y aquí con el cuerpo, y el espíritu, y lo que mas sentía, era ver que todo nos aprovechaba. Después de esta tan confusa vocería,

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conocí estaban todos embriagados, porque los caciques no solo mandaban a los Cabras, que los pusiesen en paz, sino que antes cada uno ayudaba y fomenataba a los suyos, con que asi voceando, se fueron para venir otro día a cubrir con la paja. Vinieron al otro día, y concurrió tanta gente, que fue una confusión verlos, los unos por acabar presto e irse, y los otros por alcanzarlos a porfía, habían acabado en menos de dos horas, los que tenían hoja, con ser obra tan prolija, que se van atando de dos en dos. Cuando conocieron que para sus tareas a unos les sobraba la hoja y a otros les faltaba, allí fué donde verdaderamente conocí la zizaña del demonio, pues todo era reñir, porque no trajeron bastante. Yo les prometía cuchillos a los doraces, porque diesen la hoja que les sobraba a los zuries, pero antes querían echarla en el rio, como lo hicieron, que no darla por ningún precio. Déjelos, porque todo era voces, sin que yo ni mi compañero que siempre me ayudó, con todos los nuestros, pudiésemos meterlos por camino, y tuve pormejor, que los zuries volviesen por mas hoja, que no se matasen. Con este impedimento, consiguió el enemigo que no dijese misa el dia de la Natividad de nuestra señora, en la Iglesia nueva, como lo tenía determinado. Conté los indios por curiosidad, y con ir unos y venir otros, pude sólo de varones capaces de manejar armas, contar doscientos y treinta y seis, y diciendóselo a un indio cristiano que me servia de lengua, me dijo que habían venido muy pocos y que los días pasados, se juntaron en las playas del mar del norte a aguardar a los duríes sus enemigos, para hacer las amistades y que estos no osaron salir a tierra, de miedo de la muchedumbre, porque estaba junta toda la tierra y había más de mil indios y que no estaban todos, porque son más de mil y quinientos hombres, que pueden tomar armas. Yo no sé cierto la verdad, mas si ésta lo es, sin duda que hay más de cinco o seis mil almas. Dios los convierta y traiga a verdadero conocimiento, como puede y me de su gracia, para servirle en algo, en satisfacción de lo mucho que le debo. Antes que se deshiciese esta junta, traté de que cumpliesen el salir a la sabana a ratificar la paz, ante el señor Don Alvaro Velasquez, como me habian prometido. Aquí fue la mayor contradicción porque unos decían que fuese luego y que era acertado salir entonces pues, los más se hallaban juntos, otros que dentro de dos meses y otras que si bien se estaban con el padre en sus tierras sin salir a la sabana y de los que dilataban la salida era nuestro gobernador, que era el voto más principal y que ya empezaba a malearse y ponia estas escusas por no salir como en efecto no salió. Replicóle don Pedro su sobrino y los caciques de abajo Don Alvaro y Don Luis Cornejo (porque Amasco por ser su suegro no le habló palabra y Don Gabriel el Chabugaga

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nunca mas le vi, hasta que slaiendo a la sabana le encontré en el camino) que si ellos con vivir tan lejos aprobaban que se hiciese la salida en brevedad. Avergonzado de esto dijo que se fuesen los de abajo y que cuando volviesen le hallarían aprestado y que saldría con ellos. Pidiéronme diez días de término y yo encargándoles no me mintiesen les concedí doce y allí se partieron. En tanto que se llegaba el tiempo de la salida procuré que acabasen la iglesia los que faltaban y don Pedro de Guzmán aunque su gente habia escondido la hoja que le sobró después, que todos se fueron vino con los suyos y puso la que le habia sobrado y cierto que estoy muy agradecido a este cacique por su buen natural. Fueronse todos y di muchas gracias a nuestro señor de verme sin ellos; y de que con tantas pendencias no hubiese sucedido un grave daño. Después trajeron en pocos días los que faltaba, y acabaron de cubrir la iglesia, mas para limpiar el suelo, hubo otro pleito, porque cada uno quería limpiar su parte y que los demás acudiesen a las suyas. En fin lo hicieron con sus acostumbradas voces, y el domingo por la mañana me mudé, conque pude decir misa, dia de San Nicolás, 10 de setiembre y le puse por nombre San Salvador, a quien he dedicado todas mis obras y por el respeto que han tenido al Santísimo Sacramento, de que son muy devotos los señores de la casa de Austria, y por el amor tan grande que tengo al rey nuestro señor, la intitulé San Salvador de Austria. Trajeronme de veinte a treinta muchachos y muchachas para enseñarlos a rezar y yo procuro hacerlo con toda suavidad porque no se espanten los demás: y por esto mismo traté tan presto de salir con ellos a la sabana, para que perdiesen el miedo que tenían concebido, de que les habíamos de tratar mal: Y me prometieron de salir mas de ciento y cincuenta, mas al cabo el padre de la mentira los inquietó de manera que aunque se hizo la salida, no salieron tantos como veremos adelante.

CAPITULO X COMO SALIMOS A LA SABANA Y DEL ESTADO EN QUE QUEDA ESTA NUEVA CONVERSIÓN Sábado dieciséis se cumplía el plazo en que habíamos de salir y empezar a caminar, mas no se descubría señal alguna de jornada. Envié los mensajeros necesarios para que se juntasen y cada día venían malas nuevas aunque vestidas de nuevas esperanzas. Llamé a nuestro gobernador y preguntándole como no se aprestaba dijo que cuando se cumplía el plazo? Respondíle que al día siguiente a que me replicó que le diese otros ocho días porque quería

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prevenir lo que había de comer en el viaje. Respondíle que era imposible porque los de abajo vendrían y demás que tenía avisado el señor gobernador que me estaría aguardando en Chiriqui, y que alli si no tenia otro embaraz© yo le daría de comer. En fin él resolvió excusarse diciendo que tenía romadizo, que aunque nunca le tienen, porque lo han oido decir a los nuestros, se acogen de ordinario a este achaque con bellaquería; luego su sobrino Don Pedro a quien cometió sus veces y cargando de mujeres y mazamorra después dehaberlos aguardado un dia por decir misa, salimos y fuimos fingiendo nuestro viaje que no me parecía tan malo o porque no nos llovió o porque yo llevaba algún fruto. Llegué a la cordillera y entonces me espanté de haberla pasado con tanta agua y tan malos pasos sin duda es malísimo camino y si ahora le pasé con gusto fué por llevar conmigo a aquellas ovejas del señor aunque todavía fuera de su rebaño. En la sabana descansamos un día aguardando a que llegasen los demás y aquí encontré a Don Gabriel con siete soldados que me dio por disculpa había estado enfermo de romadizo que es la enfermedad de todos los bellacos, y que por esto no me había visto ni ayudado a hacer la Iglesia, con esto sin darle mas queja lo deje y el hizo su casa aparte. Luego llegaron Don Antonio, Don Alvaro y Don Luis con poca gente y supe como con la que quedaba había el gobernador alborotado los indios, publicando que pues él que había estado entre los españoles se quedaba, era porque sabía que el padre los llevaba a cautivar o vender, que el demonio sembró esta nueva zizaña entre ellos, para que no saliesen. Conté los que había y hallé que eran cincuenta y uno y entre ellos seis caciques, siete Cabras y los demás hombres, mujeres y muchachos. Diego que iban seis caciques porque Don Pedro llevaba a su hijo de hasta diecinueve, a veinte años, lindo mozo a quien puse por nombre Don Domingo de Guzmán. Otro cacique que me salió a encontrar en la cordilllera el dia antes y me dijo que como no le habia convidado que hubiera salido con su gente más que pues ya me iba, llevase a su capitán con siete soldados; es muy buen indio y mi compañero le llamó Don Juan Cortés con que se volvió muy contento. Salimos con nuestro acompañamiento y caminamos a donde habíamos de hacer noche y allí nos aguardaba el capitán Gabriel de Torres con un vecino muy honrado de la ciudad que se llamaba el alférez Francisco Mateos de Losada. Aguardamos hasta el sábado por ver si venia el señor gobernador y luego el domingo me fui a decir misa y de vuelta viendo que no venía y que los caciques me daban prisa por que no tuviese por cierta la nueva que el demonio entre ellos había derramado les enseñé a responder a la letanía, y haciendo todos sus cruces blancas y levantando el pendón de la Madre de Dios, de que

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me había provisto, me fui el lunes, veinte y cinco leguas, y media, que faltaba a la Ciudad en procesión. Antes de llegar me salió a recibir el Cabildo, haciendo lo propio los vecinos de ella, con mucho amor y apeándose de las cabalgaduras, me besaban con lágrimas en los ojos, las manos y que yo no me enternecía menos, sin poderles hablar, los despedí a vista de la ciudad, para que me aguardasen a la peurta de la iglesia, con el cura. Yo me apee y cogiendo los seis caciques tres a un lado y tres a otro, que llevaban las puntas del estandarse asidas con las manos, y los demás, en procesión con sus cruces y poniéndoles en orden, el buen capitán, ni compañero, los entre cantando la Letanía común y todos ellos respondiendo: ora pro nobis. Confieso de verdad, que no podía hablar de lagrimas, y más cuando llegue a la calle principal, para ir a la iglesia, al ver que salían las mujeres a las puerts, llorando de considerar unos Barbaros que cada año se temían, tan humildes y rendidos por un mal ministro como yo que en sólo treinta y nueve días, hubiese ido, hecho paces e iglesia y traidolos como ovejas, a que conociesen a su pastor. Aumentóse mi confusión cuando vi que me enviaban a sus hijos, a que me ayudasen a la Letanía, y allí fue mayor el llanto y sollozos porque cuando merecí yo me recibiesen los anteles, ni estos pobres cuando lo imaginaron. Quiera la Divina Magestad, merezca entre tantas misericordias, ser recibido con los angeles, en la celestial Jerusalem y quédense en buena hora, los premios de la tierra para quien los quisiere; lo que puedo asegurar, es que, aun ahora cuando lo escribo, no puedo sosegar las lagrimas de gozo de ver hiciese nuestro señor tantas mercedes a una tan infame criatura, nacida entre las guijas, y cascajo del Callao, a él suplico perfeccione la obra, como suya, sin atender a la bajeza del ministro. Llegué acompañado de todo el pueblo a la iglesia, y en entrando dejé la Letanía y entoné el Te Deum Laudamus, y prosiguiéndole con el cura y cantores, que nos ayudaron, di las gracias a Dios, a quien ofrecí estos pobres para que los trajese al verdadero conocimiento de su santa fé, como espero de su infinita bondad. Sentélos en bancos y al Cabildo de la ciudad en medio y pedile al Escribano del pueblo, los contase y habiéndolo hecho, y hallado que eran cuarenta y siete y preguntándoles si eran más, respondieron quedaban otros tantos a guardar sus ropas conque se cumplía el número. Pregúnteles si era verdad, que me habían dado la paz libremente como vasallos, que deseaban ser de su majestad, y que yo les había ofrecido su amparo, en su real nombre? Y respondieron públicamente que si no quisieran paz y ser vasallos de nuestro Rey, que no vendrían de sus tierras conmigo. Y preguntándoles después que ;ondiciones querían o pedían respondieron lo primero, que no fuesen

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encomendados a persona alguna, escarmentados del trato de Morales, con los Bugabas y que habían de estar siempre en cabeza del Rey nuestro señor, y que sus hijos primeros, ni segundos, no habian de tributar sino ser perpetuamente libres y tratados como personas principales, no me acuerdo si pidieron más. De todo esto pedí testimonio, para enviarle al Rey nuestro señor, en su real Acuerdo, y al Cabildo, que los admitiese en nombre de su majestad, pues el señor Don Alvaro, por los muchos rios, no podía venir y así se hizo. Repartilos por la gente principal del pueblo, que acudieron a regalarlos con mucho amor y caridad, y asi aguardamos al señor Gobernador hasta el domingo siguiente, que fue dia de la Sacratísima Virgen del Rosario y ellos se ocuparon en tanto en sus rescates. Lo que más me admiró (sea el señor bendito por todo) fue no salir del pueblo ninguno, sin licencia mia, y cuando compraban algo, me pedian mi parecer, pero como esta mazamorra es su Dios y todo su regalo y les faltaba con la libertad de sus tierras, cada dia me pedian licencia. Fuilos deteniendo por ver si los rios daban paso al señor gobernador, para venir, porque no menos que su merced lo deseaba yo, pero no dando lugar las crecientes, le escribí, como era fuerza partirme por no darles ocasión a estar medrosos y que los que allá quedaban se confirmasen en su malicia.JPedi limosna de peroos, que repartí entre ellos y dia de San Francisco me vine solo con un indio cristiano y lengua llamado Antonio, que nunca me dejó. Trajeronme en cuatro días, lo que había andado en seis y aunque fue mucho el trabajo, lo pasé por tanto, por venir con ellos y considerar que volvían gustosos y alegres. Llegué a esta iglesia y la buena india, que la guardaba, me la tenia limpia, como un oro, conque di gracias a Dios, por las merecedes recibidas, y envié a llamar a nuestro gobernador, que al fin a fuerza de recados vino, porque ya maleaba mucho. Llegó en ocasión que los muchachos estaban jugando al juego del pescado, que para divertirse de esta suerte traen un bejuco delgado, más que el dedo pequeño y largo una braza y media, revuelvenlo como rosca, que será del tamaño de las de a medio real, limpian el suelo y ponese uno con su lanza y otro echa desde lejos rodando la rosca con fuerza, y el de la lanza le tira y si le acierta, y coge por medio, es grande su alegría y fiesta. Este juego inventaron parra enseñar a los muchachos a tirar el vuelo al pescado y a las aves, y a esto se había juntado entonces la chusma y habia como cincuenta muchachos, cuando llegó el indio gobernador. Para asentar con el, lo que me parecía conveniente, después de haberle agasajado le dije como su gente venía buena y sana y que me parecía que si como habíamos tratado, se había de hacer pueblo en la sabana, tratásemos de

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hacer una sementera copiosa, para que cuando saliesen tuviesen que comer, porque yo sin tener la provisión necesaria, no los habia de sacar a perecer de hambre; a que me respondió que ni el ni su gente habían de salir, no obstante que lo hubiesen prometido. Pregúntele por qué y dijo que sabia por muy ciero que el dia que saliesen, como esta tierra era el corazón del mundo y ellos los más valientes de él, en desamparándola, criaría por su fertilidad tantos tigres y leones que se comerían a los vecinos, a ellos y a los españoles, y que lar azón de que luego no los criasen, era porque ellos la pisaban y que de miedo de su valentía, no criaba aquellas fieras. Reime mucho de orile, y el muy gustoso, se alegró de verme celebrar sus desatinos. Dijele que me dijese quien les habia dicho aquella historia y no pude saber más de que era cosa muy cierta, que en saliendo ellos de allí se habia de acabar el mundo. O padre de la mentira, grande es tu astucia mas no te ha de valer, porque el señor sabe sacar de sus mismas tinieblas la luz verdadera de las almas. Demás de esta locura me dijo, dime padre si nosotros salimos, quien ha de cuidar de la honra de nuestros antepasados, ganada con tantas victorias? Quiseme informar en que ponían su honra, y supe que al fogón del Cacique no llega nadie, no sólo a cocinar sus hiracas, que son sus hierbas, más ni aún a calentarse en su fuego y de sus hijos sólo el mayor le hereda, de suerte que si el otro le toca en las cenizas y en cosa que pertenezca al fogón comete un gravísimo delito y el Cacique queda deshonrado: en fuego en fin le tiene el demonio puesta su honra, a estos pobres miserables como aquel que paga en fuego eterno la soberbia de su vanidad. Déjelo con esto, en tanto que muda de parecer y voy continuando en juntar la chusma y con el amor que puedo les voy enseñando y sacando por el ejemplo a los viejos entre otros a un muchacho que se llama Marcos de hasta siete años, que se persigna y empieza a saber rezar con que unos se avergüenzan y otros se ríen: Dios Nuestro Señor los traiga a verdadero camino pues en sólo 20 dias que los he doctrinado, no sólo hacen con docilidad lo que les enseño, mas confunden a los mayores. Su intención es que los pueble en su tierra, y aunque es cierto tienen muchas comodidades, no me atrevo por los inconvenientes que a la verdad son terribles. La mayor comodidad es un puerto famoso, en un río donde dicen que pueden entrar navios de alto bordo y muchos. Está en la Mar del Norte, y se llama Suania, en cuyas orillas tienen la paja, madera y todo lo demás necesario para la población, o lo que es más, tan cerca de Puerto Velo, que en tres días poco más o menos se llega allá; con que llevando su maíz, les fuera de mucho provecho, asi por valer a cuatro pesos como porque comprarían su herramienta y vestidos mas baratos. Demás de esto siendo el pueblo en sus tierras le

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poblarían todos, pues en él tendrían muchos platanares y mucha caza de monte con infinito pescado y grandes montañas, donde hacer sus rozas para sembrar. También sería de gran conveniencia para mí, pues con la cercanía y comunicación, tendría el sustento necesario y no con tanto viaje, ni trayendolo a cuestas, o estar reducido a comer pigibaes y porque con más comodidades podría venir uno o más compañeros y con el ejemplo y buen trato de estas Provincias se poblarían las otras que he dicho, con que traeríamos mas vasallos al servicio de su majestad, y se reduciría esta tierra especialmente el DUY, tan celebrado del oro que está enfrente de estos indios y han quedado pocos ya en aquella parte. Para prueba de esto contaré lo que me ha dicho un indio Duy, que está entre los nuestros y me le trajo el teniente D. Pedro, en cuya casa vive con expectativa de que entren los españoles con ellos, pues todos son amigos y acaben con los de Duy. Este me contó que la razón de haber venido a esta provincia fue por que los suyos viven en una punta que creen ser isla, de donde salen en sus canoas por las playas a buscar mujeres y niños, porque todos serán hasta 70 indios poco mas o menos repartidos en dos quebradas, donde tienen hasta diez y doce casas, con este intento llegaron una vez a las playas de Suania, habiendo entonces ido los indios de acá a coger plátanos y pescado; embistiéronlos y matando un indio se llevaron a dos indias mozas y hermosas. Cuando acudieron los que estaban cazando ya estaban embarcados que de este modo hacen sus insultos y los que las cogen son sus maridos, sin que los otros tengan parte en la presa. Llegaron a sus tierras que es jornada de una noche, allí por la cercanía como por la mansedumbre de la baya y trataron luego de beber para celebrar la victoria. Este mozo viendo que no le tocaba mujer y hallándose aficionado a la una de ellas, le dijo que dejase que todos se emborrachasen, como suelen, que él se obligaba a traerla, como le diese palabra de casarse con él, y de que no le harían mal sus parientes. La india vino en ello y en anocheciendo, estando ya todos dormidos, y con las otras sus compañeras empezaron a caminar, trayendo por matalotaje, cañas dulces que dicen las lleva a aquel pais y emboscándose de día, caminaban de noche y últimamente llegó en dos días. Este es el primer indio que oido decir ha caminado, por esta tierra de noche, pero como son playas y no deber, de ser tan malos aquellos caminos como éstos, o el amor y el miedo le dieron fuerzas para pasarlo. Llegó en casa de los parientes de la mujer los cuales le ampararon y lo casaron con ella. Este en fin me dijo que se puede entrar por tierra, porque aunque es angosta la entrada, se abre luego la punta donde viven y que cogiéndoles las canoas que serán doce a pocas más y ocupándole la tierra no tienen donde escaparse.

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Lo que hace a nuestro proposito es que dice tienen una quebrada de guijas, y que allí por entretenerse quitan la guija, y sacan el oro amarillo, de que hacen las patenas y yo he visto una y es de lo muy fino. Echanles en el fuego y allí labran las dichas patenas y van a rescatar a otras provincias y esta aunque enemiga alcanza algunas; bien es cierto, que aunque se descubriese quedaban muchas dificultades de conciliación: la primera, ser fuerte en el mar del Norte en donde el enemigo por codicia de la campaña y de hacer mal cuando no pudiese otra cosa, nos quemaría la Iglesia cada día, por que dicen hace aquí emboscada para guardar a que pase alguno a Nicaragua y cautivarlo. Los días pasados me dice este Duy, que llegaron a su tierra a hacer agua, y salieron a la quebrada cinco negros y dos españoles, y estos con camisas de hierro, que debían de ser cotas y que les embistieron y mataron los negros y españoles, y que las cotas las tienen en sus tierras, y que murieron en la refriega otros tantos indios de los balazos. Yo dificulto que fuesen enemigos, porque no se sirven de negros, de más que dice, que los que quedaron se fueron con la barca al navio y se llegaron a otra isla que hacen en la boca Suania adonde estuvieron como suelen pescando tortugas, que a lo que yo entiendo eran fragatas de Porto Velo. Si se descubriese este oro, o el que hay en esta provincia, vendrían españoles luego a buscarlo y con esto habría mas seguridad. La mayor dificultad que se me ofrece, que si aqui los pueblos se quedan en sus tierras con las memorias antiguas, y para traerlos a la doctirna será menester Dios y ayuda. A él se la pido para acertar, que el rey nuestro señor determinara esto moviéndole su divina majestad, a que disponga lo que mas convenga para su Santo servicio y así no quiero cansar mas con estas cosas. Si alguno preguntase como no bautizo a estos indios digo que no lo pienso hacer, hasta que vea en ellos alguna enmienda en sus costumbres porque no he de echar este santo sacramento sobre piedras, porque cuando los catequizo, dicen que creen todo lo que les enseño, y con esto se van luego a sus borracheras y a las mujeres. Si en esto yerro el Prelado, que esto le hiere me lo advertirá, que yo como ignorante no alcanzo más: y si dijeren que provecho he sacado de hacer una relación tan larga como esta, respondo que así como no hay papel viejo, que por mucho que lo sea no se pueda sacar buen provecho de él, así podrá ser disponga Dios que esto sirva de algo en adelante: no me ensoberbezco porque no tengo de qué, porque a la manera que hay hombres que descienden de claros e ¡lustros linajes, que sus pasados ilustraron con sus pechos y ellos los echan a perder con los suyos y hay otros que siendo de

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humildes pañales levantan su linaje con sus hazañas, hay hombres que ni por sus antepasados ni por sí valen nada y de estos soy yo, que un linaje sólo soy hijo de un hombre cristiano, en el nombre y en las obras y sólo tengo de bueno haberme Nuestro Señor traido su Iglesia, y levantado a tan alta dignidad como el sacerdocio, en el gremio de la religión que tan indignamente gozo y obras buenas tampoco tengo porque si alguna he hecho son obra de Dios y no mias. Del primer capítulo de la relación, se puede sacar la noticia de la miseria conque viven estos pobres y lo que debemos a nuestro señor que tanta abundancia nos dio y lo poco que le agradecemos este beneficio de su providencia. En la narrativa de los capítulos siguientes se descubre, lo que estos miserables hacen con el demonio, labrándose los cuerpos, tormentos, que si nosotros los sufriéramos bastaran a hacernos glorisos mártires de Cristo. Demás de esto se puede advertir cuan dañosa es la crueldad, pues por haber castigado a estos indios con el rigor que dijimos, se han estado tantos años en su cequedad, condenándose tantas almas por la venganza indiscreta de un hombre ambiciosos. También se puede sacar un poderoso motivo de confusión, para los predicadores que habiendo aquí y en otras partes tan dilatada viña que cultivar, se están empleados en las flores y verduras, de las que tienen tantos que las poden y las cultiven. Sobre todo se debe conocer en esta obra, que así como el Señor para vencer la dureza y poder de Faraón que se valió de unos mosquitos que es animal pequeño, y de ninguna fuerza ni estima asi para triunfar del demonio y de todo sus poder en la conversión de estos pobres me ha elegido a mi, que soy el mas flaco y menor de cuantos pudiera escoger, para este ministerio. Últimamente podrán saber todo el gusto espiritual, que tengo de haber hallado este tesoro para el cielo, que no es inferior al del minero cuando halla la mina, aunque no halle el metal acuñado, ni con las armas reales como aun no lo están estos indios, por no haber recibido las armas de la gracia con el sagrado carácter del bautismo. Pido humildemente perdón de mis yerros encomendándome en las oraciones del V. PP, y reverencias desde el mayor al menor, que por ser todos grandes en virtud me alcanzaran con nuestro señor su gracia para servirle y no caer en las tentaciones, pues estoy metido en tantos peligros. No refiero los trabajos que padezco, por que solo Dios quiero que los sepa, pues es quien me ha de juzgar y ahora me regala con ellos para que yo mediante la paciencia merezca los bienes inmensos de la divina gracia. Otras muchas cosas dejo de decir, y principalmente, la multitud de impertinencias que hemos de sufrir a cada uno que viene, ademas de verlos llenos de tizne y arrimársenos hasta ensuciar la ropa todos desde el mínimo hasta el mas grande quiere que le muestra y hagan con

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él, lo mismo que con el otro, y si viniesen a un tiempo era menos mal pero vienen cuando quieren, y es menester así para esto, como para todo lo sdemas particular auxilio del Señor. Su divina majestad me lo dé, para emplearlo en su Santo Servicio y acertar enderezarles estas almas a la gloria, adonde nos veamos todos amén. Esta es al pie de la letra, la relación que el padre Fray Antonio de la Rocha hizo de su propia hazaña, y a la verdad, más parece que describió en ella sus grandes virtudes y religiosas costumbres, que las bárbaras de aquellos indios, porque en ella se ve su humildad y como a cada paso atribuye a Dios la gloria de sus trabajos y las fuerzas conque emprendió el padecerlos; su paciencia en tolerar las fatigas de caminos tan ásperos y difíciles, su fortaleza y constancia en no espantar la muerte ni los peligros, su celo en acometerlos por la honra de Dios y provecho espiritual de aquellas almas, su prudencia en los medios que inventó y de que se valió para tratar comunicar, convencer y reducir a unos indios montaraces, poco menos que las fieras; su caridad en poner a tantos riesgos su vida, por ganar a aquellas almas su esperanza, pues no bastaron tantos imposibles como a cada lance se le ofrecía, para desistir de la empresa, y finalmente, su fe, pues por ella y por llevársela a aquellos míseros indios negado a sus conveniencias emprendió cosas tan arduas, como entrarse por caminos tan difíciles entre gente rebelada y deseosa de vengar sus agravios antiguos por el medio que pudiesen, viviendo entre ellos como oveja entre los lobos, esperando por horas la muerte, si se la quisiesen dar, pues no llevaba armas ni defensa por la verdad de la Fé, que les llevaba su celo. De los progresos, que en esta conquista espiritual le sucedieron después al Ven. Padre Fr. Antonio, no he conseguido noticias que se puedan escribir, sólo se sabe que después de estos sucesos y otros en que siempre se mostró muy Frayle, y muy observante, adelantándose siempre en las virtudes, le hicieron Prior del Convento de N.PS. Domingo de Trujillo, y que estandole gobernando con aquella satisfacción que podia esperarse de su celo y observancia pasó de esta a mejor vida a 25 de octubre de 1642, dejando constante fama de su mucha religión y relevantes virtudes, con seguras esperanzas (a lo que puede creerse) de que goza de los premios celestiales en el reino de la gloria.

(NB: Rocha nunca usa la palabra brujo. Una vez habla del médico.)

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-551636, 07/12 El gobernador Enrique Enríquez sobre los bugue-bugues y cimarrones (AGÍ, Panamá 19)

Señor Ai en este reino ciertas naciones de indios que, enpecando sus poblaciones desde el río del Vallano quarenta leguas de aquí y continuándose por las riveras de el Darién abajo, llegan a confinar con los indios de Uravá cerca de Cartagena. A estos que enpiecan en el Vallano llaman en esta tierra bugue bugues. Son de guerra y tan belicosos y de tanto perjuicio para Panamá que, con las entradas que cada año hacen, tienen totalmente pribados a sus vecinos de la utilidad de las maderas con que fabricavan sus cassas, matando a los negros que las cortaban y a los dueños que les asistían, de que an cobrado tanto atrevimiento que el año passado antes de mi venida llegaron hasta Chepo, un pueblo seis leguas de aquí, donde mataron mucha gente y hicieron grande estrago sin daño suio alguno, con lo qual no sólo están ya despobladas las quarenta leguas de tierra que ay hasta Vallano desde el dicho pueblo de Chepo, pero ni aun en él se atrevieran sus vecinos a quedar si de aquí no se les ubieran emviado veinte soldados de esta infantería con los quales y con que de contino están en buena guardia, y con las armas en las manos ellos y los vecinos se sustenta aquello y sirviendo también como de frontera en que topen y reparen los yndios para que no lleguen a este lugar donde (por ser avierto) pudieran (faltando aquella defensa) entrar de noche a pegar fuego a las cassas con su acostumbrada velocidad, para remedio de lo qual convendría poblar de nuevo al Ballano como lo estava antiguamente, y porque los yndios no le bolviersen a despoblar como entonzes ponerle cinquenta ynfantes de presidio y passar los yndios codees de San Isidro y de Penonomé que están cartorze y veinte leguas a las espaldas desta ciudad a aquella nueva población, para que juntos con los ynfantes defiendan las invasiones de los yndios y hagan entradas en sus entierras, como las harán de muy buena gana estos coclées por ser muy belicosos y enemigos también de los bugue bugues. Hecho esto, si Vra. Magd. gustase que se passe adelante al castigo o a la total conquista destos yndios hasta Cartagena, se podrá hacer desde esta población de él Ballano con mucha facilidad, y en el Ínterin por lo menos se abrán asigurado los acerraderos de madera que dizen inportan más de treinta mili pessos al año a estos vecinos,

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ábranse castigado los atrrevimientos de los yndios y se tendrá aquel puesto seguro de que en él no puedan entrar armadas de Olanda si alguna vez vinieren a esta Mar del Sur. Los negros cimarrones deste Reino pocos días antes que yo llegase a él avían quemado la principal venta de el camino de Puertovelo, matando a algunos de los negros que la defendían y hiriendo a otros, con que el dueño della, por la pobreca con que este sussesso le dejó, ni otra persona alguna, por el miedo que generalmente se havía recivido, querían bolverla a reefificar, de que resultava notable desavío al trajín de la plata, faltándoles a las recuas este abrigo y comedero, pero aviendo la buena diligencia del doctor Juan Bautista de la Gasea preso ios delinquentes y haciendo yo al punto que llegué executar en ellos la pena de muerte a que les hallé condenados, se aquietó algo el temor conzevido y aunque a fuerca de ruegos quien el día de oy tiene ya la dicha venta levantada mucho mejor y más commoda que la passada y prozediendo en adelante en el castigo de los demás cimarrones, hize en un mismo día salir diferentes tropas así desta ciudad como la de Puertovelo en busca dellos, de los quales me trajeron algunos que se castigaron luego, y otros muchos no teniéndose por seguros en los montes se bolvieron a cassa de sus amos. Sin que en estas tres salidas Vuestra Magestad gastase de su Real Hazienda blanca98, porque hasta en el costo de la pólvora y cuerda condené a los dueños de los esclavos presos. Y últimamente, siendo común voz en toda esta ciudad que en Chiman treinta leguas de aquí avía un antiguísimo y grande pueblo de negros cimarrones donde se acojían los demás fujitivos, y deseando aprenderlos si fuese verdad o aquietar los ánimos de los vecinos, si no fuese, con darles a conozer que era falsso, se me ofreció ocassión sin nuevo gasto de Vuestra Magestad con la centinela que el virrey en esta racón me escrivió pusiese en la ysla del Rey (que es frontero de Chiman), y así en el mismo vergantín y con la misma gente que para esta centinela se emvió, conseguí la prissión de los dichos negros en virtud de la orden que di al capitán Juan Lorenco, a quien por valiente y cuidadosso emvié por cavo, el qual cumpliendo con ella emvistió al passar con el puerto de la población que decían, en que halló solos ocho negros que me emvió pressos. En otro barco passando él en el suio al puesto sañalado para la centinela a que principalmente era imviado conque se asiguró en el desengaño el miedo de la temida poblazión que al cabo bino a pasar en tan pocos negros, a cuio castigo se ba prozediendo por los caminos del derecho, y a el de otros tres que los veinte soldados puestos en Chepo prendieron, saliendo por mi orden a correr la sierra para tomar lengua de los Moneda antigua de vellón.

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yndios, los quales este año también baxavan sobre aquel lugar, pero reconociendo la vigilancia y tuerca con que estava se retiraron sin yntentar nada, seguidos de la gente del capitán Juan Lorenzo con cuios reconocedores se encontraron a la retirada en Chiman ,y dexando muertos dos huieron sin poder ser alcancados del dicho Juan Lorenco, a quien Vuestra Magestad siendo servido deve tener en su memoria por lo que en esta y en otras ocaciones contra yndios y contra cimarrones a servido a Vuestra Magestad, por las quales mis entezesores le ocuparon en el castillo de Chagre y en otros puestos, de que dio siempre buena quenta. Los capitanes de la milicia ordinaria desta ciudad que son quatro de ynfantería y uno de a cavallos no tienen sueldo ni aprovechamientos algunos, antes muy grande gasto que hazen en armar, socorrer y conservar las dichas compañías, sólo por gocar de las preeminecias de los demás soldados y capitanes pagados, las quales y la preferencia con esto ante vecinos les hace inzensibles al manoscavo de sus haciendas, a que por otras qualesquiera racones son demasiadamente atentos los que las piden y desean, que son por esta causa tan pocos que en las dos compañías que después que vine an bacado por muerte de los que las tenían, sólo salieron tres pretensores, uno de los quales llamado Manuel Maldonado aunque era rico vino tan enfermo de la ceática que aún en la misma pretenssión andava sin espada, por lo qual y por as dependencias que su oficio de escrivano de Registros tiene tan contrarias a las de capitán, me pareció darlas a los otros dos.etc... Panamá y jullio 12 de 1636. Enriquez

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-561637, 07/15. El gobernador Enrique Enríquez sobre la devoción de las cruces y procesiones nocturnas (AGÍ, Panamá 19)

Señor La devoción de las cruces desta ciudad que en zédula de 26 de henero de 1635 manda Vra. Magestad se evite por ser de noche está ya de todo punto quitada, aunque para ello se ofrecieron dificultades hartas, pero maiores son las que e hallado en que las procisiones de diciplina salgan y se acaven de día por obiar las muchas ofensas de Dios que de ser de noche se ocacionan, y aunque en todos los conventos de donde salen dichas prozesiones queda ya esto asentado, no lo está en uno dellos solamente, donde ni mi antezesor don Sevastián Hurtado que primero lo intentó, ni después el doctor Juan Bautista de la Gasea el año que por su ausencia governó, ni yo este año avernos sido poderosos para ello, antes esta semana santa • passada fue nezessario hacer de hecho que saliese la processión de día, de que resultó no querer acompañarla los frailes sin emvargo de los ruegos que la Real audiencia les hico, a quien en esta parte tuvieron menos respeto del que devrían, ocasionando escándalo en algunos del pueblo que, pessarosos de la privación de sus vicios, ensalcan qualquiera ación que pueda encaminarse al apoio dellos, y abominan con título de novedades las que solo atienden a su extirpación, por lo qual convendría mandar Vra. Vlagestad por otra Real zédula se remedie esto como lo de las cruzes, y al avispo desta ciudad que lo esfuerze y reprehanda a la religión que hasta aquí lo ibiere con qualquiera pretexto pretendido ynpedir, y a las que de aquí adelante o inpidiesen, usando de todo el poder que sobre dichos religiosos tuviere para :ompelerIes a que así lo hagan y le ovedescan. Guarde Dios la católica Real lerssona de Vra. Magestad los muchos y felizes años que la cristiandad a melester y sus vesallos deseamos. Panamá julio 15 de 1637. Don Enrique Enriquez [En la margen:

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• en lo de las cruces está bien lo que ha ordenado • en lo de las procesiones se le despache cédula en que se le diga se ha entendido ay incomvenientes y pecados a que sean de noche , y así se le mande que, comunicando el punto con el obispo y Audiencia, vean si conbiene mandar sean de día, y juzgando que conviene, lo executen sin réplica y se encargue a las religiones no pongan estorbo en ello, antes lo ayuden, pues se encamina al mayor servicio de Dios a que ellos principalmente deben acudir.]

-57Relación de su misión entre los indios guaymíes por fray Adrián van Ufeldre, o.p. (1622-1637) (Fuente: Fray Juan MELÉNDEZ, o.p., Tesoros verdaderos de las Indias, Roma, 1681, tomo 111, libro 1, 1 -56)

Capítulo I Conquista de la Provincia del Guaymí por el venerable Padre Maestro Fr. Adrián de Ufeldre en el Reino de Tierra Firme.

... Continuaremos la narración con los sucesos del tiempo del mismo provincial el maestro fray Luis Cornejo, y siendo uno de los muy principales de la reducción y conquista de los indios bárbaros del la provincia del Guaymí en el reino de Tierra Firme hecha por la venerable memoria del Padre Maestro Fray Adrián van Ufeldre, comenzaremos por ella valiéndonos para esto de una relación que hizo y nos dejó manuscrita su paternidad. [La provincia del Guaymí: geografía, flora y fauna] Dista pues la provincia del Guaymí veinte y cuatro o veinte y seis leguas de la ciudad de Nuestra Señora de los Remedios, gobernación de Veragua, aguas vertientes al Mar del Norte en frente del escudo de Veragua. La aspereza de la

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tierra, la fragosidad de las sierras, las subidas tan derechas de las cuestas y los despeñaderos y pasos peligrosos hacen el camino que va a esta provincia exento de los pies de las cabalgaduras de quienes jamás se ha visto pisado sino sólo de pies humanos. Y sin poderse valer de los ajenos hacen esta jornada y no con poco peligro porque entrando en la cordillera es tierra toda montuosa sin interponerse un palmo de tierra llana con tantos despeñaderos y tan peligroso pasos que muchas veces se andan por los bejucos y por algunos palos que ponen los naturales para que les sirvan de estrechas puentes que les administre paso, aunque tan peligroso como lo es el de un angosto palo que tiene debajo de sí una profundidad inmensa, que si no le desvanece la cabeza al pasajero obliga a pasar con más miedo y tiento que si fuera , a fuer de volatín, midiendo a pies una maroma en el aire. Es tierra humidísima por las continuas lluvias con que el cielo tiene cuidado de regalarla, muy semejante a los Andes del Perú cuyos árboles del humor que le beben a la tierra están siempre brotando agua. No hay verano conocido y cuando lo hay algún año es su señalada estación el mes de abril cuando faltan las brisas y aun no están entablados los vendavales. La fertilizan muchos ríos muy rápidos y caudalosos en que se crían regalados peces, mas el que más delicioso plato hace al gusto es uno que llaman bobo. La vecindad de estos ríos cuyas aguas son madres de la fertilidad se la dan grande a la tierra. Y así es abundantísima de legumbres y raíces d e m u c h a sustancia que ella misma espontáneamente, de oficio, y Sin

que nadie las siembre, produce; con que los naturales pagan el censo ordinario al vientre cuando la hambre los ejecuta. Fuera de éstas hay otras que sembradas nacen como son yucas, patatas, auyamas, otóes y narnes; y todo esto abundantísimamente. El maíz no es con mucha abundancia porque es poco y muy menudo, que cuando se tuesta se abre como ajahar": es muy sabroso. Pocos plátanos, pero gran abundancia de pijibaes100, fruta hija de un árbol que es a modo de palma de dátiles aunque más alto; no lleva cada árbol más de cinco o seis racimos y de estos cada uno tendrá cincuenta o sesenta pijibaes cuya hechura es imitación de las brevas. Esta fruta les sirve de comida y bebida desde septiembre hasta diciembre sin comer otra cosa ni usar en este tiempo de otra bebida sino la que sacan de ella después de asada o cocida, y en ambas formas simboliza tanto esta fruta con su complexión y gusto que en ningún tiempo del año andan tan gordos y lucios como en estos meses. La que el tiempo no ha podido sazonar por haber tanta, dejándosela verde en el árbol, la cogen y secándola al humo le dan sazón violenta que suple la natural, y hacen provisión de ella para enero y febrero. Marzo, abril y mayo el maíz ¿Azahar? Se trata sin duda del "pop corn". 0

Se escribe habitualmenle "pijibay".

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satisface su hambre y apaga su sed. Junio, julio y agosto son meses estériles y sólo suministran yucas y las demás raíces que he dicho, no muy acomodadas al sustento de la vida humana como lo muestra la flaqueza, desmedro y tristeza con que andan todos fuera del tiempo de los pijibaes que cuando los comen todo es contento, todo es cantar y hacer demostraciones de alegría, efecto de la buena sangre que aquel sustento les cría. En grande obligación le están a este árbol, pues en él hallan comida y bebida y armas, ministrándoles materia de que hacen lanzas, ballestas y dardos con que palean, dándoles sustento en su fruta y vino regalado en su cogollo, el cual hacen en esta forma: derriban de todo punto el árbol en la menguante de la luna, y dejándole caído en la tierra tres días, al fin de ellos socavando el cogollo hacen un pozico, el cual se llena de un humor que se va destilando del tronco del árbol, el cual es un dulcísimo vino luego que lo sacan, pero pasando veinte y cuatro horas se hace fuerte y se emborrachan con él. Tres veces agotan este pozo de vino en veinte y cuatro horas y otras tantas se vuelve a llenar del manantial humor, dándole cada vez que lo sacan una nueva fajadura en el suelo del pozo que es como sangría por donde se va el árbol desangrando, lo cual dura un mes poco más o menos. Aquí tienen su habitación muchos animales fieros como son leones, tigres y otros no tanto como zorras, venados, pericos ligeros, gatos nalves que en Castilla llaman tejones, monos de tres especies blancos, colorados y negros, muchos saínos y puercos de manada, y ardillas; hay pavas, perdices de dos géneros: unas grandes y otras pequeñas, papagayos, periquitos, negritos y otras aves; hay muchas y muy ponzoñosas culebras tanto que sólo de una picadura matan. Es tierra alegre, sana y de buen temple para los naturales, si bien por su mucha humedad suele ocasionar a los españoles muchos dolores, bubas y corrimientos. [La religión de los guaymíes] No hay nación ninguna por bárbara que sea que no conozca que hay Dios que es autor de las cosas y causa de las causas (prosigue en su relación el padre maestro, cuyo es al pie de la letra lo que tocare a este descubrimiento, y así se irá refiriendo con sus mismas palabras), sólo está el engaño en que no atinan con el que verdaderamente lo es, dando culto y adoración a dioses falsos criaturas del verdadero o hechuras de las manos de los hombres. Aciertan en conocer que hay Dios, mas llegando a señalar quien sea este Dios dan por las esquinas. Tales eran estos gentiles bárbaros del Guaymí, los cuales confesaban haber un Dios que gobierna todo el mundo al cual llaman Noncomala, y que éste crió el cielo y la tierra, y que estando todo el mundo en tinieblas y sus moradores muy melancólicos, Noncomala se salió a pasear por la orilla del río

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Guaymí, y viendo en ella una hermosa mujer llamada Rutbe, pareciéndole bien tuvo acceso a ella de que quedó preñada, y al cabo de nueve meses que es el tiempo que la naturaleza señala de la concepción al parto, dio al mundo dos niños muy hermosos que por tiempo de doce años crió la madre con mucho cuidado, y al cabo de ellos yendo la madre a un convite y dejándolos en casa, a la vuelta no los halló porque se los había llevado su padre, y trasladándolos al cielo, al uno lo convirtió en Sol y al otro en Luna, y desde entonces hubo claridad de día y de noche. Decían que aunque este Noncomala es Dios universal de todo el mundo, hay también dioses provinciales en quienes está repartido el gobierno particular de las naciones y provincias. El dios a quien le cupo el dominio de ésta del Guaymí decían que era un cerro que hay en medio de las montañas llamado Nubu, y como a tal temían y respetaban y a quien en ciertos tiempos iban a hacer sus sacrificios y oraciones sin permitirles el temor y respeto llegarse cerca. Los que habían hecho alguna hazaña en favor de la patria, los viejos de sesenta años y los caciques le adoraban apartados de un cuarto de legua sin que la espuela de la curiosidad les obligase a acercarse un paso más porque el demonio se lo impedía, levantando siempre en este cerro muchos vientos y torbellinos que les ponían horror en el alma y en los pies grillos para que no pudiesen pasar adelante ni acercarse al cerro. Mas con tenerlos tan engañados el demonio sólo en una cosa no los engañó que fue en la opinión que de él tenían, pues haciendo de un acertado juicio le tuvieron siempre por malo y como a malo le temían llamándolo en su lengua Tuclu. Tienen por brujos a aquellos a quienes el demonio se aparecía, los cuales la primera vez que le veían se caían de su estado y quedaban amortecidos, en el cual éxtasis o deliquio quedaba hecho el pacto, y de allí adelante ellos mismos le iban a buscar a los montes y a las quebradas más retiradas y solitarias donde hablaban con él negociándose en esto un grande aborrecimiento de todos los demás, que los aborrecían y temían como al demonio con quien trataban porque les parecía que estaba en su mano el matarlos o darles vida. Decían también que habiéndose enojado Noncomala Dios de todo el mundo con esta provincia de Guaymí la destruyó con agua y mató toda la gente, y su dios particular Nubu tuvo cuidado de guardar la simiente de un hombre que expelió en sueños, y pasada la inundación y el enojo de Noncomala sembró la semilla y de la buena nacieron hombres y mujeres y de la parte que se corrompió nacieron monos. Decían también que el Dios particular de los españoles es el Rayo, y aunque se engañan en tenerle por dios, no ser universal, en el darle nombre de rayo no iban tan descaminados, pues de Dios dice la Escritura Sagrada que es fuego que consume y abrasa y el misterioso animal cuadriforme que vio Ezequiel que figuró a nuestro Dios humanado, echaba fuego de sí y andaba y discurría a manera de rayo.

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[Digresión sobre analogías entre relatos bíblicos y mitos paganos.] Y verdaderamente, como dice el gran padre san Agustín y prueba largamente en los libros de la Ciudad de Dios, todas las fábulas, mentiras y errores que el demonio sembró en el mundo para engañar mejor con ellas, les puso máscara de verdad remedando en algo a la de la Escritura Sagrada con algunas alusiones a las historias de ella. Así fue la mentira de los gigantes que encaramando un monte sobre otro pusieron escalas al cielo para saquearle y echar de él a Júpiter, el cual castigando su atrevimiento, deshaciendo la torre que habían hecho de montes deshizo las que habían hecho al viento. Quien no ve que esta gigantomaquia falsa es fundada sobre la verdad de la torre de Babel que al principio del mundo restaurado en Noe intentaron edificar unos hombres soberbios para que igualando sus homenajes con los del cielo se pudiesen entrar por sus puertas sin resistencia alguna, y con sólo dividirles el lenguaje atajó Dios su desatino? Y el diluvio que cuenta Ovidio con que destruyó Dios el mundo reservando para restauradores de él a Deucalion y Pirra, ¿qué es sino un remedo del que Dios envió al mundo en tiempo de Noé, el cual con su mujer e hijos y nueras fueron reservados en el arca para seminario del nuevo mundo? Y ¿qué fue el carro del Sol cuyo fuego abrasó a Faetón sino una imitación del carro de fuego de Elias cuyo nombre, como dice San Juan Crisóstomo es lo mismo que sol, a quien los griegos llamas Helios? Y finalmente apenas hay verdad en la Escritura Sagrada que el demonio no haya intentado confundir y barajar con mil mentiras imitadoras en algo de las verdades mismas que se contienen en ella; y así si bien miramos hallaremos en los errores de estos naturales del Guaymí viciadas nuestras verdades y aun imitada en algo la religión del Dios verdadero, porque aquello de decir que al principio del mundo estaba todo en tinieblas es sacado del primer capítulo del Génesis donde se dice que antes que criara Dios la luz, la tierra estaba invisible y las tinieblas ocupaban la superficie de las aguas que entonces tenían cubierta la tierra; el no permitir el demonio que se acerquen a aquel cerro a quien adoran por su dios es el mismo modo de religión con que el verdadero se hacía respetar del pueblo hebreo mandándole a Moisés que no se acercase a la zarza que le servía de trono y a Josué que echase un bando en su ejército mandando que cuando marchase no se acercase nadie al arca en que Dios tenía particular asistencia, sino caminasen distantes de ella espacio de dos mil codos; y finalmente la indignación de Noncomala y destrucción de aquella provincia con agua y reservación de la semilla del hombre dormido para reparación suya bien se ve que es imitación del verdadero diluvio del tiempo de Noé. Este digreso he hecho para que se vea la astucia del demonio que la fealdad de la

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mentira encubre con máscara hermosa de verdad, y para que la razón humana pueda tragar la acibarada pildora de la falsedad, la dora y argenta con el oro y plata de nuestras verdades, y para que el incauto pececillo del gentil se trague el anzuelo del error, lo disimula y disfraza con el cebo de verdades aparentes. [Se reanuda del tema de la religión de los guaymíes] Volviendo pues al camino real de la historia de donde me salí por la senda de esta digresión, digo que cuando algún rayo ( Dios de los españoles en su opinión, como ya he dicho) caía en una parte pública de su tierra, hacían una junta todos los indios en que señalaban un día para que en él se celebrase una gran borrachera en la misma parte y lugar donde cayó el rayo, la cual hacían en el tiempo y lugar señalado, y después de hecha para aplacar al Dios Rayo a quien juzgaban tener enojo, se agujereaban todos el prepucio con una espina de un pescado particular que ellos tienen guardada para este efecto, y por aquel agujero que dejó hecha la espina se iban ensartando con una cuerda de algodón gruesa como medio dedo cuyos cantos amarraban en dos palos que tenían firmemente en las manos los dos indios que eran extremos y principio y fin de la sarta, y estando de esta suerte todos juntos empezaban a cantar y a hacer grandes meneos y movimientos con el cuerpo y a correr el cordel de una parte i otra hasta que se desangraban mucho; a este tiempo las mujeres desnudas discurrían entre los ensartados recogiendo la sangre que derramaban en unas )ateas pequeñas de las cuales la trasladaban a una grande y echando untamente en ellas unas cuentecicas y otras cosas preciadas de la tierra la >onían sobre un palo en las misma parte que fue blanco del Rayo dejándola allí lasta que las inclemencias del tiempo lo consumiesen todo, y con este acrificio juzgaban dejar aplacada la deidad española que contemplaban en el Layo. il cerro Nubu le sacrificaban una vez cada año y cuando iban fuera de su erra algún camino largo. Los sacrificios no eran de sangre humana sino de •utos de la tierra como maíz blanco, patatas, yucas y paja blanca, lo cual le frecían porque les diese buen viaje. Había ciertos indios que tenían por oficio pintarse y pintar a otros todas las partes del cuerpo, que lo hacen al modo de »s moros y tienen tantas supersticiones en estas pinturas que no hay ninguna ie no tenga la suya. Entre otros engaños con que el demonio tenía engañada ;ta gente sembró uno de que tuvo su más copiosa cosecha asentando en sus >razones que nunca morían sino por maleficios que hacían los brujos que eran s que hablaban con Tuclu, y así viendo que alguna persona estaba enferma ! algún accidente grave y peligroso, se juntaban los parientes y haciéndole

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una visita al enfermo le preguntaban si soñaba ver o hablar con alguna persona, y a la que decía haber visto o hablado con él o comido entre sueños, aunque fuese su mismo padre o madre del enfermo, los juzgaban brujos y los ahorcaban luego o les daban con una macana (que es un palo a modo de bastón grueso) en la cabeza. Y esto tenían por único remedio para que sanase el enfermo. Si el enfermo decía que no había visto entre sueños a nadie, echaban suerte sobre todas las personas que estaban en la casa y una legua en contorno con unos maíces y sobre quien caía la suerte se ejecutaba al punto el rigor sobredicho sin excepción de parientes ni de padres. Todo [esto es] traza del demonio que tiene puesto su gusto en que pague por el malhechor el inocente, y estos ordinariamente lo estaban y llevaban la pena que no merecían. Si bien alguna vez sucedería, como dicen, rectum ab errore, y casualmente caería la suerte en algún culpado porque real y verdaderamente había entre ellos muchos que tenían pacto con el demonio y hacían estos maleficios, y. para hablar con él salían a deshoras de sus casas, y como es tradición entre ellos tomaban varias figuras haciendo mil metamorfosis y tcasformaciones, ya pareciendo en forma de tigre, ya de lagartos, ya de culebras, cada uno conforme la que tuvo en su nacimiento, porque afirman por cosa muy cierta que nacen en la figura que después han de usar o tomar para sus maleficios. Representaciones todas del demonio que les entrampaba la vista corporal y la del alma. Muchos indios han muerto en el tiempo de esta reducción que confesándose conmigo para morir picados de alguna culebra me han dicho que la que le picó no era culebra verdadera sino un compañero suyo que para matarle había tomado aquella forma. Me acuerdo que en cierta ocasión envié a un alcalde muy ladino y muy cristiano que sabía leer y escribir porque se había criado en el seminario, a que prendiese a un indio teniendo noticia que se había casado con dos mujeres siendo ya cristiano, el cual fue en su seguimiento y al tiempo de irle a echar mano se le volvió en una figura de un grande y fiero tigre, de lo cual volvió a mí tan atemorizado y asombrado que el miedo le hizo confesarse conmigo, y me afirmó con toda llaneza y verdad después de la confesión que le había pasado este lance con el tal indio a que di crédito por ser el hombre sencillo y de verdad y porque su mismo asombro era el más abonado testimonio. Otra vez me llamaron muy deprisa a confesar una india que habiendo un cuarto de hora que estaba buena y sana, cuando llegué la hallé lanzando tanta sangre que con ella dio luego el alma sin poderse confesar, y después supe que toda su vida había sido bruja pública entre ellos y que la forma que solía tomar era de tigre, la cual había tomado aquel mismo día que murió para quitarle la vida a un enemigo suyo saliéndole al camino, el cual se le defendió tan valientemente q