Desarrollo y Subdesarrollo económicos [1er. ed.]
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R. Frigerio: Crecimiento económico y

democracia A. Frondizi: El movimiento nacional A. A. Amato: Cuando fuimos gobierno

DESARROLLO Y SUBDESARROLLO ECONOMICOS

BIBLIOTECA DE ECONOMIA, POLITICA, SOCIEDAD VOLUMEN

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Rogelio Frigerio

DESARROLLO Y SUBDESARROLLO ECONOMICOS

EDITORIAL PAIDOS HUENOS AIRES - BARCELONA

INDICE IMPRESO EN LA ARGENTINA (PRINTED IN ARGENTINA)

P.resentación 1 a. edición, 1984

3 ©



Copyright de todas las ediciones en castellano by EDITORIAL PAIDOS S.AJ.C.F.

Queda hecho el depósito que previene la ley Nº 11 .723

La reproducción total o parcial de este libro, en cualquier forma que sea, idéntica o modificada, escrita a máquina, por el sistema "multigraph'', mimeógrafo, impreso, etcétera, no autorizada por los editores, viola derechos reservados. Cualquier utilización debe ser previamente solicitada.

· Método: objetividad de las leyes económicas Tendencias mundiales · La confrontación decisiva Ciencia económica y programación nacional El camino del análisis ' Cohesión nacional contra el atraso

9 13

17 20 24

26 28 '

2. Prioridades y ritmo Desarrollo espontáneo: una falacia liberal La trampa del gradualismo El imperioso plan de inversión La base de la industria pesada El aporte del capital extranjero

31 31

3. Ahorro, acumulación e inversión Dos caminos al atraso El deterioro del intercambio La inversión, clave del desarrollo

51 55 58 ~

4. Desarrollo y nación La definición del subdesarrollo Integración y desarrollo nacional

]J

34

40 43 46

73

80

ISBN 950 - 12. 7179 - X

7

PRESENT ACION

Este pequeño volumen recoge cuatro clases dictadas en el Centro de Estudios Nacionales durante julio y agosto de 1967, donde nos propusimos exponer la teoría del desarrollo económico referida a la realidad argentina y mundial. Reeditar ahora ese curso -originariamente divulgado en una versión mimeografiada- parecería ocioso por el tiempo transcurrido y por la publicación, desde entonces, de varios textos orgánicos sobre la economía argentina y acerca de las políticas y corrientes económicas. 1 Pero estas clases, más breves y directas, son significativas en un sentido distinto. Sin detenerse más que a título de ejemplo en los juicios circunstanciales, exponen el método y los instrumentos de la ciencia económica para el análisis de la cuestión del subdesarrollo, que señala la estrategia pata resolver sus problemas. La comprensión de las leyes objetivas de la economía junto al examen de su cumplimiento histórico concreto permite desnudar y predecir las tendencias imperantes en la realidad del mundo y el país actuales. Este es un arsenal indispensable en la lucha para remontar la postergación de los pueblos subdesarrollados y es también una clave para 1 Estatuto· del subdesarrollo, Si"ntesis de la historia cn"tica de la ei:onomi"a argentina, l:"cono1111a pol1ºtica y µvli"tica económica argentina, etcétera.

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superar Ja crisis mundial. Para que esta lucha tenga éxito es f!1enester una cabal teoría científica del desarrollo, así como es necesaria la tarea política de articular en este cometido a la totalidad de-Jos factores sociales nacionales. Con la aspiráción de contribuir a esta lucha reproducimos estas clases, apenas anotadas con los fenómenos ocurridos en el mundo y en el país a Jo largo de estos 16 años, que invariablemente demostraron la eficacia del método cient ífico y la precisión de los pronósticos formulados mediante su aplicación. Hemos conservado intactas las previsiones sobre la entonces muy reciente política económica instaurada con el plan de Krieger Vasena, pues su exacta verificación en los hechos demuestra la justeza del análisis y , más que nada, el absoluto rigor del método. Y su empleo para juzgar las estrategias siguientes -el populismo lanzado por José B. Gelbard con el gobierno peronista o el monetarismo de Martínez de Hoz aplicado durante el proceso militarrevela cómo en cada uno de estos casos, formalmente tan disímiles, pudimos anticipar puntualmente sus fracasos . Y, en estas clases de 1967 está, en el plano internacional, el bagaje analítico que nos posibilitó anticipar el desemboque de las crisis energéticas de Ja década de 1970 , cuando proliferaban los falsos pronósticos de un alza incesante en las cotizaciones del· petróleo y de una firme recuperación de los precios de las materias primas : el presunto fin , en suma, del deterioro en Ja relación de intercambio que padecen los países subdesarrollados. Más aun, en estas exposiciones de hace más de tres lustros están igualmente indicadas las tendencias que conducirían a la presente exp l ~sión del endeudamiento externo en los países subdesarrollados. La acción política no puede igno rar, ni mucho menos contrariar, las leyes o bjetivas de la economía. Pero su conocimiento puede ponerlas al servicio de la lucha para romper 10

las ataduras del subdesarrollo. Saber que la inversión es• la I única llave para el crecimiento productivo y ~t ab r bajo qué. condiciones las inversiones se cumplen y enfc áles desapa~ . recen son, por ejemplo, nociones inapreciab~~ ara establecer un marco favorable para esas inversiones. Y saber que · no es lo mismo producir " caramelos que acero" indicará asimismo en qué ru bros debe estimularse priorita~~ente la inversión. La falacia de esa equiparación quedó denuriciada explícitamente en estas clases, diez años antes de que se cometiera el despropósito de convertirla en regla oficial de la política económica argentina. Es particularmente propicio , entonces , publicar ahora de nuevo estas clases, cuando el país está otra vez en una encrucijada. Y en medio de la más aguda profundización de la crisis nacional, el grueso de las propuestas la encara con total olvido de las leyes económicas y sociales. Que tanto el peronismo como el radicalismo hagan de Ja "concertación" y de Jos "pactos so'ciales" instrumentos que intentan vulnerar las leyes económicas cont"eniendo artificialmente los salarios y los precios, es revelador de la estricta coincidencia de esos partidos en las cuestiones fundamentales, por ru~bos que no ofrecen solución alguna a las angustias de Ja comunidad; pero también manifiesta Ja indigencia teórica en que se debate la acción política en la Argentina, por más que se la envuelva en la demagógica agitación de las banderas de la democracia y de la libertad . Estos son anhelos acendrados en Ja sociedad nacional; no obstante, ni una ni otra podrán verdaderamente instalarse en el país sin un ataque frontal del subdesarrollo argentino, que sólo resultará victorioso si la acción política se atiene al método científico que aquí se plantea para enfrentar la crisis nacional. Rogelio Frigerio Buenos Aires, septiembre de 1983 11

CAPITULO l

METODO: OBJETIVIDAD DE LAS LEYES ECONOMICAS

La economía es una ciencia. Como cualquier otra ciencia, estudia los fenómenos y las leyes que rigen esos fenómenos . Pero a diferencia de las ciencias puras , que estudian los fenómenos de la naturaleza, la economía es una ciencia social, que estudia fenó menos sociales, que trata del comportamiento de los hombres y de la sociedad. Estos fenómenos sociales afectan y ponen en movimiento a hombres y a pueblos , inciden sobre sus intereses y sus aspiraciones.

Así, pues, la economía es, obviamente, d e todas las ciencias, la más vinculada a los intereses de los hombres. Dada esta condición de ciencia social, es tanto más difícil mantenerla en estado de puridad. Yllógicamente, resulta más fácil preservar la física o la química que la economía de la acción y de las presiones de los hombres, de las clases, de los grupos sociales. Por eso, aunque las leyes económicas del valor o del desarrollo desigual de las naciones son leyes tan objetivas como la ley de la gravedad o el principio de incerteza en la física , no podemos colocarlas en el mismo plano. Porque además es necesario tener en cuenta que la ciencia económica y sus leyes no se aplican a materias inertes o a seres pasivos, sino a la vida del hombre en sociedad, y al destino , la independencia y el bienestar moral y material de los pueblos. La economía es economía política , vale decir, es una ciencia del hombre y para el hombre. 13

Otra característica de las leyes económicas es que, a diferencia de las leyes de Ja física o Ja química, sólo excepcionalmente rigen en forma absoluta, exacta, verificable empíricamente. Por el contrario, en Ja mayoría de los casos se trata más bien de leyes de tendencia o leyes tendenciales, es decir, de leyes que se imponen a través de largos períodos históricos, en los que a veces sobresalen los fenómenos contrarios a Ja ley. Sería de todo punto imposible ir a un mercado y adquirir allí cosas por su valor o por su precio de producción; siempre las mercancías se venderán por debajo o por encima de su valor, de modo que a lo largo de un gran período histórico, precio y valor se equilibran y forman una media. Pero esas oscilaciones no obstan al invariab k cumplimiento tendencial de las leyes económicas. La evolución de los precios de las materias primas pareció contrariar, entre los años 1973 y l 975 , por ejemplo, la ley del deterioro en los términos del intercambio en perjuicio de los países especializados en esas producciones, debido al alza del petróleo durante esos años y al episódico encarecimiento de los alimentos. Este fenómeno, determinado por factores peculiares que no analizaremos aquí, dio lugar a las más infortunadas apreciaciones que daban por terminado ese deterioro del intercambio. Ocurrió en todo el mundo. Los dirigentes mexicanos, por tomar sólo el caso de un avanzado país de América latina, diseñaron sus planes bajo la presunción de que el aumento del petróleo sería un dato constante de la realidad económica mundial. No demoró la demostración inversa, aunque se mantuvo la relativa recuperación de sus precios. Como indicaba el correcto método de análisis, las manufacturas industriales desbordaron la carestía energética, en medio de fuertes remezones económicos y financieros mundiales. Ya era tarde para advertirlo . Esos programas quedaron encerrados por el endeudamiento (el de Mé14

xico en 1982/83 ronda los 80.000 millones de dólares). 1 En la Argentina asumieron ese errado criterio desde los más variados exponentes del populismo, como fue José B. Gelbard, quien Jo expuso desde el Ministerio de Economía que entonces comandaba, hasta los más estentóreos portavoces del liberalismo monetarista, como Alvaro Alsogaray, con lo que mostraron cuán próximas están sus concepciones de fondo, por debajo de los rótulos formales. Y también qué alejadas están de la ciencia. Puesto que el hombre es un ser dotado de inteligencia y albedrío, tiene la posibilidad de conocer las leyes que gobiernan la sociedad y de servirse de ellas para mejorar su condición y la condición de la sociedad , de la comunidad a que pertenece. La ciencia económica es·und ciencia aplicada, un instrumento de que nos valemos para conducir mejor el proceso voluntario y deliberado de los pueblos hacia formas cada vez .más superiores de vida materia/ y cultura. El conocimiento de ·Jas leyes objetivas de Ja economía, aplicado a una coyuntura nacional determinada, nos permite caracterizar certeramente esa situación, hacer su diagnóstico y prever su evolución. Así, por ejemplo, la ciencia económica nos da los instrumentos para determinar claramente Ja verdadera naturaleza de Ja crisis argentina y desechar por incorrectos los análisis que la explican como resultado de factores secundarios , contingentes o superficiales. Así, el método de análisis y el conocimiento de las leyes económicas fundamentales nos conducen a un único diagnóstico de la crisis argentina : se trata de una crisis estructural que afecta 1

Las previsiones del desarrollismo, acertadas en cuanto a la cuestión global del deterioro del intercambio, fueron expuestas también puntualmente en estos casos. Y otra vez demostraron la condición científica del método de análisis.

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a todos los países subdesarrollados y que viven fundamentalmente de la exportación de su producción primaria. Conocida la razón de la crisis, podremos anticipar su evolución. Y proponer las soluciones para invertir su tendencia. De la misma manera, estaremos en condiciones de pronosticar el fracaso de toda política económica que parta de la prescindencia o de la ignorancia de los factores estructurales de la crisis y que, por tanto, actúe sobre sus efectos y no sobre sus causas. Este conocimiento científico nos pennitió vaticinar el colapso del gobierno de Illia -por su incapacidad para promover el desarrollo y la modernización del país- y pennite prever el fracaso del plan del ministro Krieger Vasena, porque en Jugar de concentrarse en la promoción de las inversiones y de la capitalización del país, se reduce a actuar sobre el sistema monetario , cambiario e impositivo, y a perseguir una estabilización financiera hipotética, que no puede preceder ni menos reemplazar la política de inversiones para el desarrollo. 2 La utilización de las leyes objetivas de la economía nos habilita, en fin, para penetrar en la esencia de los f enómenos y descartar lo fortuito y lo aparente. Cuando definimos correctamente las tendencias, podemos desde ya asegurar que su evolución será ésta y no otra. Armados de este método científico, los economistas deben comenzar por examinar los caracteres de Ja sociedad en cada momento histórico, para de esa observación deducir las leyes económicas que rigen el proceso. 2

Aquí se ha conservado la formulación original de las clases, pues en el momento en que fueron dictadas, julio/agosto de 19 67 , recién comenzaba a aplicarse el plan del ministro Krieger Vasena, lanzado el 13 de marzo de ese año, que efectivamente terminó en el más rotundo de los fracasos en medio de un vendaval de turbulencias sociales. La certeza con que se pudo pronosticar este desastre demuestra la eficacia del método de análisis.

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TENDENCIAS MUNDIALES

En el mundo contemporáneo existen dos tendencias objetivas principales, que configuran la evolución social. La primera es la tendencia a elevar constantemente la participación de los trabajadores en el producto sÓcial. La segunda es la tendencia a promover el desarrollo nacional de los · pueblos subdesarrollados, que comprenden los dos tercios de la población de la tierra : Estas dos tendencias operan en un cuadro mundial cuya estructura económica se caracteriza por el predominio de grandes concentraciones monopólicas que fijan Jos precios Y regulan el intercambio. En manos de estos monopolios internacionales está la mayor parte del mecanismo de comercialización de los productos primarios (mineros y agrícolas) que constituyen la casi totalidad de las exportaciones de los países subdesarrollados. También controlan la producción y los precios del acero , los combustibles, las materias químicas y las máquinas que importan los países rezagados. Además regulan los movimientos de capital financiero a través del sistema bancario, tanto nacional cuanto internacional. Basta con registrar, a mero título de ejemplo, que las cifras públicas de facturación de la empresa de mayores ventas en el mundo sobrepasan varias veces la totalidad del presupuesto de gastos del Estado Nacional. Y en esas cantidades está apenas la contabilidad formal de las corporaciones, que por supuesto no refleja ni sus modalidades operativas globales ni la vasta red de entrelazamientos Y subordinaciones que titulariza cada uno de los colosales complejos empresarios del mundo. Tampoco develan el rasgo cualitativo de Jos monopolios de concentrar Ja ciencia y la técnica, Ja economía y las finanzas; un dominio, en este último caso, que resulta transparente a poco que se observe el desenvolvimiento de Ja crisis financiera internacional de17

sencadenada en estos años con el endeudamiento y la insolvencia de los países subdesarrollados. No existe, pues, como pretenden los economistas liberales, un mercado mundial libre, sujeto a la ley económica de la oferta y la demanda, sino un mercado mundial altamente controlado por el monopolio. De esta estructura mundial resulta el fenómeno determinante de la crisis de las economías primarias: el creciente deterioro de la relación de intercambio, en perjuicio de los productos primarios. La regulación monopólica, por una parte, y el menor valor agregado que interviene en la formación de los precios de estos productos hacen que éstos tiendan a la baja, mientras suben los precios de los productos industriales, también por efecto de la concentración monopolista y por el mayor valor agregado de fabricación. · El deterioro en la relación de intercambio produce un desplazamiento de ingresos mundiales, desde el sector de las economías primarias hacia el sector de las economías industriales: las primeras se empobrecen en la medida en que se expanden las segundas. El foso que separa a uno de otro sector se ensancha continuamente. Unos países son cada vez más pobres y otros son cada vez más ricos. Unas pocas cifras bastarán para comprobar esta tendencia histórica: l) Las reservas de oro y divisas de las naciones desarrolladas sumaban en 1956 unos 43.400 millones de dólares, contra l 0.800 millones de dólares en poder de todos los países subdesarrollados. En menos de una década, en 1964. esa relación se había modificado así: 59.000 millones de dólares para el sector desarrollado y solamente 9.800 millones para el mundo subdesarrollado. Esta tendencia se ha prolongado de tal modo que de un total de reservas internacionales equivalente a 371.500 millones de DEG (Dere18

chos Especiales de Giro) 3 a fines de 1982, correspondían a los países industriales 212.000 millones de DEG y a los subdesarrollados no petroleros 83.000 millones de DEG. Pero esta debilidad está ya sumamente agravada por la explosión del endeudamiento ex terno de estos países, que en los últimos diez años había saltado de 130 a 665 millones de dólares. 2) Tomemos tres índices que, combinados, reflejan más 4 claramente la desigualdad. Corresponden a 1964 y se refieren a unidades por habitante:

Consumo de energía (Kg. de carbón

Consumo de acero

Producto interno bruto

(Kilogramos)

(Dólares corrientes)

equivalente) Países industriales Países subdesarrollados

4895

402

1293

320

24

138

Quince años después, en 1979, esos indicadores habían evolucionado acentuando las mismas tendencias:

Consumo de energfa

Consumo de acero

(Kg. de carbón equivalente)

(Kilogramos)

Países industriales Países subdesarrollados 3

Producto interno bruto

(Dólares corrientes)

6208

842

9376

448

52

732

Cotización de los Derechos Especiales de Giro a mediados de 1983 :

U$S 1,077. 4

Régistrados en la versión original de las clases, 1967.

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· 3) Finalmente, tomemos los índices del valor de los productos primarios y el de los productos industriales, para comprobar cómo se desvalorizan los primeros y se valorizan los segundos.

Respecto de las manufacturas que exportan los países industriales, sobre un índice de 100 para el año 1975, los precios del conjunto de productos primarios que integr,an el comercio mundial tenían un valor de 127 en 1957, de 106 en 1967 (100 en 1975) y de 84 en 1982: un deterioro relativo de más de la tercera parte en 25 años; por cada tres unidades de manufacturas que podían importarse con un determinado volumen de exportaciones primarias en 1957, sólo podían adquirirse dos en 1982. Y el deterioro fue peor aun para los países perfilados como la Argentina, pues la disminución de los precios de las materias primas agropecuarias respecto de los industriales fue de un 44 por ciento: de un índice· 163 en 1957 a uno de 92 en 1982.

LA CONFRONTACION DECISIVA

Tenemos pues definida la gran contradicción que caracteriza nuestra época: la tendencia objetiva hacia el empobrecimiento creciente de los dos tercios d e Ja población del mundo y la gran concentración de riquezas en el tercio adelantado. Pero esa tendencia objetiva choca contra la conciencia nacional de los pueblos, que se rebelan frente a ese deterioro incontenible, y contra la acción de los trabajadores, que exigen y obtienen una participación mayor en el producto social. Estas fuerzas históricas tropiezan su vez con la resistencia que les presentan las fuerzas del statu

a

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quo, los intereses de los monopolios mundiales y sus agentes locales, que se benefician con la referida tendencia a la concentración en un polo y a la pauperización en el otro. Así queda establecida, a la luz de la indagación científica, la lucha verdadera que libran los pueblos subdesarrollados para contrarrestar la tendencia que los conduce a su empobrecimiento. Es una lucha política y social, que no se adscribe a una ideología determinada sino que arranca de la identificación correcta de la causa de dicha crisis y reclama la adopción de una política económica capaz de invertir la tendencia. Una política que cambie la estructura del subdesarrollo por una estructura que favorezca el desarrollo. Este cambio es inexorable, porque responde a las leyes objetivas del desenvolvimiento de la sociedad mundial de nuestros días. Pe .~o no es mecánico , como es la caída vertical de un cuerpo hacia el centro de gravedad . Los cambios sociales se hacen mediante la acción deliberada del hombre y la acción politica de la comunidad. · Los intereses que se oponen al cambio tampoco actúan confiados en el automatismo del proceso que los beneficia. Coordinan toda una estrategia para defender sus principios, que cubren de apariencias científicas, generalmente sacadas de la economía política liberal y, ahora, también de las escuelas monetaristas. Así, nos hablan del juego espontáneo de las leyes del mercado, del proceso espontáneo de acumulación primitiva, del libre cambio y de la libre empresa, de la libre formación de los precios o de la "apertura" comercial y financiera hacia el exterior. Frecuentemente niegan el rigorismo de la ciencia económica, inclusive el rigorismo de su propia economía liberal, para entrar de lleno en el campo del empirismo y del pragmatismo de sus medidas de política económica. De este modo echan una cortina de humo sobre la verdad esencia l de los fenómenos 21

económicos y confunden -o pretenden confundir- a los pueblos, 5 Soslayan o niegan los fenómenos que, en nuestra época, alteran e/juego de las leyes económicas clásicas. Por ejemplo, el fenómeno de la concentración monopolista que, como hemos dicho, subvierte las leyes del mercado, de la fonnación espontánea de los precios y del libre juego de las corrientes del intercambio mundial de productos y mercancías. Esta política monopolista internacional está plenamente programada y planificada hasta en sus más ínfimos detalles, no solamente en el campo específico de la economía, sino en el plano político y cultural. Es notoria esta influencia en la articulación del Estado con la estrategia de los complejos monopólicos. Los avances en la investigación científica o la preparación de cuadros' tecnológicos en la más alta escuela, a costa de la comunidad, que son luego derivados a las organizaciones monopólicas, las únicas que pueden emplearlos, importa un traslado de ingresos desde fa sociedad a los complejos monopólicos a través del Estado. Igualmente la influencia de esas corporaciones transnacionales se manifiesta en las actitudes políticas de los Estados, cuando el ejercicio de este poder se su5

Esta advertencia fue formulada antes que la política económica de Krieger Vasena recurriese a la "concertación" con las grandes empresas para contener la inflación y, por supuesto, mucho antes que Martínez de Hoz y sus sucesores, todos autotitulados liberales y adscriptos al monetarismo , echasen mano a una multitud de distorsion es de la realidad económica para llevar adelante su plan : la depresión del salario real por debajo de los niveles de subsistencia de los trabajadores Y toda forma de control de precios, inclusive la rebaja de los aranceles aduaneros con este propósito y la drástica reducción de la paridad cam biaria; la compresión de las tarifas públicas por de bajo de los costos efectivos de producción en las empresas del Estado; la elevación arbitraria de las tasas de interés internas y otros estímulos artificiales al endcudamien to ex terno para atraer divisas.

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bordina a sus intereses. Esto ocurre muchas veces en contradicción con los intereses nacionales de los pueblos de esos Estados, sean industrializados o subdesarrollados. Un acuerdo de integración regional que favorezca la operatoria a escala de las corporaciones transnacionales - como se ha proyectado insistentemente para algunas zonas de Améric~ !atina- en desmedro de la integración nacional y del fortalecimiento integral de los mercados internos, por ejemplo, actúa en ese sentido apelando a resortes que están en manos de la política estatal en cuanto a la conducción de la economía y las relaciones internacionales. Hay una programación y una filosofía del monopolio que se expresan en las relaciones materiales y en los nódulos culturales de la sociedad. Que no solamente regulan el mercado, sino que controlan los servicios educativos, los medios de expresión en masa, la ideología de las clases dirigentes y el pensamiento de muchos economistas; lo que explica la acogida política que se les ha dispensado a esos proyectos de integración regional en nuestros países latinoamericanos y la aceptación académica con que han contado las proposiciones monetaristas, siempre en una línea ventajosa para la estrategia monopólica y contradictorios con los intereses de los pueblos. Entre esos dirigentes y economistas se reclutan los enemigos de la programación y de la deliberación para acelerar el proceso de desarrollo, quienes rechazan la definición del subdesarrollo como condición estructural y lo atribuyen a falla~ o corruptelas de la conducción política de las naciones. 6 También se cuentan en este grupo quienes niegan la posibilidad de desarrollo nacional y aplican las nociones seudocientíficas de "espacio económico" o de "economía de escala" para postular un fu tu ro y problemático desarrollo a escala regional. 6

Que la economía argentina es "básicamente sana" adujo José Mar-

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CIENCIA ECONOMICA Y PROGRAMACION NACIONAL

Por eso debemos insistir en la absoluta necesidad de investigar y definir los fenómenos económicos con el auxilio del método científico que nos han legado los fundadores de la economía política, como Adam Smith, David Ricardo y Carlos Marx . Partiendo del fenómeno podremos descubrir

su esencia y determinaremos la ley económica que preside los movimientos de una sociedad dada en un tiempo histórico dado. La ley del desarrollo desigual de las naciones nos descubre el fenómeno de la concentración monopolista y del ensanche progresivo de la brecha que separa a las naciones industriales de los pueblos atrasados. Y este abismo no desaparece ni se reduce con la instalación de algunos nódulos fabriles aislados en los países subdesarrollados o con el traslado hacia aquí de actividades manufactureras rezagadas en su tecnología y su productividad. Tampoco se cierran las distancias con polos industriales virtualmente divorciados de los mercados nacionales internos y encapsulados con los circuitos monopólicos mundiales. Estos mecanismos encubren con mucha frecuencia· tácticas de las corporaciones para disminuir sus costos y optimizar sus ganancias globales, ~mpezando por la ventaja que representa el pago de menores salarios relativos. tínez de Hoz, diez años después de formulada la aseveración del texto, al presentar su programa. Y este plan se centró, por lo tanto, en obtener estabilidad monetaria y supuestamente en ratifrcar los vicios de . administración del país, no en corregir las deficie.ncias estructurales que se negaron. Fue otra acabada prueba de inconsistencia conceptual. Por supuesto, no se logró lo uno ni lo otro, en el marco de la inédita profundización de la crisis nacional que se desencadenó a partir de ese garrafal error de diagnóstico.

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De esa ley deducimos que si se deja librado a su espontaneidad el proceso de capitalización y expansión de las economías atrasadas, seremos incapaces de revertir la tendencia hacia la pauperización de nuestros pueblos, pues la planificación monopólica sólo puede ser contrarrestada por la programación de!Íberada del crecimiento de las fuerzas productivas de nuestras sociedades. El funcionamiento incondicionado del subdesarrollo no arroja más que subdesarrollo, pues las actividades inmediatamente más rentables son aquellas ligadas a sus estructuras de producción y comercio. Las inversiones, cuando las hay, y la mera ampliación del mismo esquema no lo modifican sino que expanden este sistema ruinoso para el país que lo alberga. La actitud empíri~a y no científica sostiene que los fenómenos económicos se producen fatalmente y que nada puede hacerse para modificar ese determinismo. Así, parece ineluctable que ciertos países estén constreñidos por la naturaleza o por la inhabilidad de sus habitantes a .trabajar primitivamente la tierra. O también se aduce que la pobreza es producto de la explotación o la avaricia de las clases dominantes o de los especuladores; o que la inflación y el desorden monetario surgen como resultado de la mala administración del ingreso o de su mala distribución por obra de presiones sociales incontroladas, por ejemplo "los altos salarios que no se corresponden con aumentos de la productividad". La actitud científica descarta estas explicaciones que esconden la intención de disfrazar y desnaturalizar la realidad del fenómeno. La actitud científica parte del conocimiento cabal de la ley económica para que actlie beneficio de la sociedad. Por ejemplo, el conocimiento del mecanismo de formación de los precios permite anticipar expectativas y anticiparse a los hechos; el conocimiento del verdadero origen de la inflación permite atacarla en sus causas

en

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reales y no en sus meros efectos; el conocimiento de la presencia y el modo de actuar de los monopolios del mercado mundial permite reorientar las economías primarias hacia el mercado interno mediante la transformación de la estructura básica a partir de Ja construcción de la industria pesada. Mediante el análisis científico de la categoría histórica del subdesarrollo llegamos a definir sus rasgos esenciales: A) El desarrollo desigual de las naciones; B) El monopolio como estructura del capitalismo moderno_; C) Las relaciones de intercambio entre países productores de materias primas y alimentos, y países productores de bienes industriales ; D) Caracterización nacional de nuestro subdesarrollo, · como resultado de la estructura eminentemente agropecuaria y exportadora-importadora. Establecidos estos caracteres definitorios de nuestro subdesarrollo, la ciencia económica nos conduce a las solucione:. para sup erarlo, que nada tienen que ver con los remedios y remiendos aconsejados por quienes aceptan como "fatal" nuestra cond ición de productores primarios.

EL CAM INO DEL ANA LISIS

Para avanzar hacia la detenninación de la estrategia del desa rrollo, esas nociones genéricas pueden ampliarse con el siguiente curso de anál.i sis: 1) Comprobada la quiebra de la división internacional del trabajo (en tre naciones de producción primaria y naciones de producc ión industrial). qu e por el mecanismo del

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deterioro de la relación de intercambio genera el empobrecimiento progresivo de las prim eras, la solución de fondo es una sola: industria/izar e integrar nuestras economías

con vistas a un mercado interno de creciente capacidad adquisitiva. 2) A ese efecto, la política económica debe dar la espalda a las tesis que propugnan mejorar la estructura agrominera para incrementar las exportaciones como única salida. En cambio de esta posición comercialista, debemos aplicar un plan orgánico y deliberado que fomente la formación de

ahorro interno, que complemente este ahorro nacional con la cooperación económica internacional y la inversión de capital extranjero y que canalice rigurosamente estos recursos en las inversiones prioritarias de la energía, la industria pesada y la infraestructura de comunicaciones y transportes. Así estaremos en condiciones de quebrar el estrangulamiento externo de nuestra economía, podremos sustituir importaciones, daremos base industrial y capitales a Ja modernización de nuestro agro, al cual aseguraremos un vasto mercado interno, y abasteceremos con materias primas nacionales a la industria liviana. 3) Lo que caracteriza la producción de los grandes centros mundiales es la calidad. Nosotros debemos comenzar por la cantidad, pero no cualquier cantidad, sino una selectiva, que se concentre en los rubros prioritarios. Para nosotros no es lo mismo producir muchos cosméticos o televisores. que produc ir mucho acero, mucho pe tróleo y gas, muchos produc tos qu írnicos básicos. 7 La programación dl'I desarrollo y la aplicación de adecuadas medidas fiscales, 7

Aquí tambié n , la realidad de los desvíos en la política económica argentina superó con mucho toda prL•visión posible : la conducción

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impositivas y crediticias harán efectivo este proceso selectivo y prioritario. No podemos dejarlo librado a la espontaneidad de las leyes del mercado. Poniendo énfasis en el sector de la producción de bienes de capital, llegaremos con el tiempo a realizar la perfecta integración que caracteriza a . las sociedades modernas: la existencia de una poderosa industria de medios de producción simultáneamente con una cada vez más diversificada industria de producción de bienes de consumo. COHESION NACIONAL CONTRA EL ATRASO

Para completar esta aproximación inicial a la cuestión del subdesarrollo es preciso afirmar. de modo inconfundible, que la lucha por el desarrollo económico es consecuencia y · meta al mismo tiempo de la existencia de una fuerte conciencia nacional. Consecuencia, porque la lucha por el desarrollo, que debe enfrentar poderosos intereses internos y ex ternos atados a la vieja estructura, no sería posible sin el requisito de una gran cohesión nacional, de una alianza estrecha de todos los sectores sociales que trascienda los intereses parciales de cada uno. Meta, porque el crecimiento económico es el único camino que conduce a la liberación de nuestros pueblos y a la afirmación de nuestra soberanía y nuestra personalidad en el concierto internacional. El orbe multiplica sus lazos y vinculaciones en camino hacia una integración cada vez más acabada. Pero las nacioejercida por Martínez de Hoz llegó a equiparar conceptualmente la producción de acero no ya con la fabricación de televisores o cosméticos sino c.:on la de caramelos, atribuyéndoles la misma significación económica; en tanto que algunos éonspicuos portavoces populistas (como Guido Di Tella, subsecretario de Economía con el ministro Antonio Cafiero) han sugerido que el país debe especializarse en la manufactura de libros o de zapatos, por ejemplo.

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nes no pondrán todas con el mismo vigor su impronta en ese mundo unificado que se avizora. Resguardarán sus caracteres propios y su fuerza cultural aquellas comunidades que logren consolidar las bases objetivas sobre las que estos valores se sostienen. Y la condición nacional, requisito para emerg_er del subdesarrollo, es en la Argentina producto de fuertes corrientes históricas tradicionales y modernas. Nuestro pueblo tiene raíces culturales, religiosas e ideológicas que sirven de poderoso factor aglutinante. Tenemos vocación nacional y aspiraciones irreprimibles de independencia y autodeterminación. Ademt,s, en grado muy superior a otros pueblos subdesarrollados, poseemos en nuestra geografía todos los elementos y recursos materiales para desarrollar una economía propia y pujante. En la prosecución de las metas del desarrollo iremos unificando el país, vinculando sus diversas regiones, integrando un gran mercado económico nacional y una amplia sociedad nacional homogénea, sin zonas rezagadas o postergadas. La radicación de industrias en las regiones productoras de materias primas. las obras energéticas, de riego, de comunicaciones y transportes, harán de nuestro país la unidad material, cultural e histórica que subyace en su pasado. Tendremos instituciones fuertes y solventes, que afiancen una democracia de plena e irrestricta participación. Podremos asegurar bienestar y bienes espirituales a Jos cuarenta millone8 de habitantes que seremos a fin de siglo. En esta empresa estamos embarcados todos los argentinos. Abarca y compromete a todos los sectores sociales, a trabajadores y empresarios, civiles .1· militares. productores .r consumidores, a la inteligencia, la juventud estudiosa r los artistas. Todos son parte d e esta lucha solidaria, que aportará betwf'icios para todos. Ninguno ¡>or si mismo podrá resoftier su ¡>rohl