Condiciones y Métodos para la Reconstitución del FRENTE del 23 de FEBRERO [2da ed.]

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Condiciones y Métodos para la Reconstitución del FRENTE del 23 de FEBRERO [2da ed.]

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ROGELIO FRIGERIO Condiciones y Métodos para la Reconstitución del FRENTE DEL 23 DE FEBRERO



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INTRODUCCION

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En estas páginas que escribo para m.ilitantes políticos_ y gremia"les, trataré de hacer una síntesis muy elemental de los obfeti-vos de una acción política que nos proponemos impulsar de inmediato. Las recientes elecciones nacionales demuestmn que las fuerzas del frente popular y nacional que triunfaron el 23 de febrero de 1958 están intactas y aguardan con impaciencia el moniento de actuar orgánicamente. La alternativa es la consolidación de las fuerzas anti-nacionales reaccionarias que, desde el 19 de m.ayo de ese misnio año, tratan de invalidar la victoria del pueblo: retroceso económico y freno de la creación de las fases fundanientales del desarrollo argentino. Este enemigo cie1to, lo hemos definido como ccel conjunto de intereses que se benefician en la medida en que prevalecen enh·e nosotros las condiciones de país puramente agropecuario y de incipiente desarrollo industrial, proveedor de productos primarios e importador de combustibles y materias primas industriales". La razón histórica de aquella unidad argentina es tan evidente e imperiosa que ha soportado sin claudicaf' el embate de dos años sumamente difíciles. Las circunstancias en que se ha desarrollado la lucha no pudieron ser más desfavorables. Por

una parte, la calamitosa situación económica y financiera del país que ha impedido s'atisfacer en lo niás mínimo las legítimas demandas populares por un nivel de vida aceptable; por la otra, la inestabilidad política del Estado de Derecho, jaqueado por fuerzas de diverso signo pero coincidentes en el propósito de crear obstáculos a la pacificación y la fraternidad de la familia argentina. No obstante, la fu erza del pronunciamiento del 23 de febrero es tan auténtica que, frente a una apariencia tan hostil y desfavorable, ha repetido el 27 de marzo d e este año los caracteres profundos de aquella victoria, hasta el punto de que los aparentes triunfadores de hoy no pueden hacerse ilusión alguna acerca del significado verdadero de esos comicios. · En cuanto a la UCRI, que fué el instrumento de la victoria del 23 de febrero, puede constatar que no sólo conserva sus fuerzas de 1957 -cu.ando ya se insinuaba como el instrumento adecuado para la Unión N aci.onal- sino que las ha acrecentado en cierta medida en los tres años transcurridos desde entonces. De esta manera, adquiere mayo1· relevancia como parte necesaria de la Unión Nacional. Así, también, su 1·esponsabilidad resulta mucho mayor. Hoy, como antes del 23 de febrero , para el pueblo argentino · la opción es la misma aunque con un matiz diferencial. El 23 de febrero de 1958 hubo una conjunción impuesta más claramente por la inminencia del comicio. Hoy, el objetivo es más perdurable y orgánico. Se trata de articular formas definit-ivas de integmción nacional para llevar adelante el programa consagmdo entonces y evita1' que se lo trabe_, se lo 1·etarde en su ejecución o se lo desnaturalice. Están en movimiento fuerzas que, dentro y fuera del Estado y del gobierno, tienden a coordinarse para impedir la consumación del mandato del .23 de febrero. En el inmediato futuro, esas fuetzas intentarán toda clase de combinaciones y acuerdos, dentm y fuera de los partidos políticos existentes.

Nuestra tarea consiste en replicar a esos intentos con nues-

tro propio esfuerzo hacia la coordinación de la actividad de las . fuerzas nacíonales y populares. Para señalar los fundamentos de esa tarea, escribo estas notas destinadas a despertm· discusiones sistematizadaa en el seno de las organizaciones políticas y gremiales, que se verán .enf1:e~:adas al problema de escoger una 01'ientación firme y áefiñi'tíoo a la luz de la realidad nacional. Aspiramos a que estas líneas se difundan y se discutan en -el seno de los partidos políticos, los sindicatos y las instituciones .oficiales y privadas. Van dirigidas especialmente a los f6venes que pueden abrazar con entusiasmo y con ímpetu U!W causa '*/Ue no es de nadie en particula1· sino del país en su conjunto.

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EL PROGRAMA DEL 23 DE FEBRERO El 23 de febrero, el pueblo argentino votó por un programa claramente expuesto desde mucho tiempo atrás: l. Legalidad para todos. Terminar con el revanchismo y las proscripciones políticas y gremiales.

2. Paz Social. Ley de Asociaciones Profesionales. Movimiento obrero independiente y organizado en una central única. 3. Desarrollo de la economía nacional. Creación de fuentes de trabajo y elevación del nivel de vida del pueblo .. Petróleo, siderurgia, química pesada, energía, caminos. Este programa no fué el programa de un partido ni puede ser exclusivamente el programa de éste o de cualquier gobierno. Es un programa de la Nación en su totalidad, que ha de cumplirse inexorablemente, porque no depende de la buena o mala voluntad o de la intención de uno o más hombres, sino que está determinado por necesidades históricas impostergables. Es todo el pueblo argentino el encargado de ejecutar y hacer cumplir este programa. Los tropiezos, desviaciones y demoras qúe pueda sufrir en su ejecución están en relación directa con la incomprensión y las dudas que no sepamos vencer en el seno del pueblo para hacer de ese programa un objetivo de la Nación entera. En la medida en que el pueblo puede ser confundido por ideólogos y agitadores que tradicionalmente han actuado de espaldas a la realidad argentina, el programa del 23 de febrero pierde sustento y se abre la puerta a la ofensiva de intereses extranacionales que tenazmente se oponen a su realización integral. 7

caminos, la tecnificación del agro que aumentru:á su productividad. EL GOBIERNO Lo que hace o deja de hacer el gobierno es mucho menos: importante que lo que ~ace o deja de hacer el pueblo. Más aún: la conducta del gobierno es siempre efecto y no causa de la conducta del pueblo. Son la voluntad y la clarividencia del pueblo las que determinan el rumbo del gobierno y no al revés. Es, pues, menos importante que el gobierno quiera o no quiera, subjetivamente, cumplir el mandato del 23 de febrero. Lo realmente importante y decisivo es que se creen las condiciones objetivas para que el gobierno pueda cumplir el programa y se vea obligado a hacerlo. Toda la agitación destinada a enrostrarle al gobierno su traición al programa del 23 de febrero tiene por objeto minar la fe del pueblo en el programa, más que la fe del pue~lo en el gobierno. Porque lo que persiguen los intereses antinacionales no es sólo la crisis del gobierno sino la crisis de la Nación, la desintegración de la voluntad nacional, expresada en el programa y la victoria del 23 de febrero. Cuando los enemigos del país fomentan la resistencia popular a los contratos petroleros, a la ley de Asociaciones Profesionales y a las medidas de estabilización financiera, no es porque el gobierno no cumple el programa, sino precisamente porque lo cumple. Se agitan las consignas de "soberanía", «libertad sindical", "defensa del salario" para demostrar que el gobierno traiciona su mandato. Estas consignas carecen de contenido y sólo buscan engañar a la opinión con su formalidad demagógica. En efecto, no hay "soberanía" que carezca de bases materiales y éstas las proporcionan al país, para constituirlo en auténtica Nación,, el petróleo, la siderurgia, la química pesada, la energía, los

No hay otra "libertad sindical" que la que tiene como punto .d e partida una organización cierta y fuerte; es decir, que se esb·u~tura sobre sindicatos únicos por rama de industria y que culmma en una central poderosa porque reúne a todos los trabaja~ores. Finalmente, no hay "defensa del salario" que no comience poi: crear las condj.ciones reales para que los salarios puedan mejorar; es decir, dando al país una estructura económica en la que el trabajo abunde y se eleven los niveles de vida, al amparo de una sólida e irreversible economía nacional. Esta es la línea de la consecuencia profunda con los puntos del programa del 23 de febrero y es la que los movimientos auténticamente populares deben vigilar en el gobierno en lugar de complicarse con la reacción en la agitación de aquellas engañosas consignas. Sería así legítimo el reclamo contra el go~iE~rno porque no se lleva adelante con celeridad y energía suf1c1ente el programa de expansión, la lucha contra las presiones e intereses que operan sobre el gobierno para impedir que aplique la ley de Asociaciones Profesionales, que lleve hasta sus últimas consecuencias el plan de expansión económica y restablezca la legalidad para todos. Pero ocurre que no han podido formular estos reclamos quienes se han dejado arrastrar a una lucha sin principios dejando al gobierno ausente de sustentación popular y, por tanto, progresivamente a merced de los grupos reaccionarios. Es que, en verdad, los enemigos del pueblo argentino no están preocupados porque el gobierno no cumpla su mandato. Se alarman seriamente cuando comprueban que el gobierno realiza actos positivos para satisfacer las necesidades reales de la Nación. No hay que caer, pues, en la b·ampa de enjuiciar la intención de Jos gobernantes, su buena o su mala fe. Repetimos que lo importante es mantener la fe y la decisión del pueblo. Lo

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importante es que el pueblo, por sí mismo, cree _cond~ion~s tales que posibiliten el desanollo integral y la e1ecu016n sm retaceos del programa del 23 de febrero y que hagan que dicha ejecución sea inevitable e independiente de la vol~tad de los diversos factores que se mueven en torno al gobierno. En la medida en que se le resta base de sustentación popular, se empuja al gobierno hacia los intereses que proc~a~ debilitarlo cada vez más para tenerlo a su merced y decidir entonces si les conviene más mantenerlo, pero mediatizado, o derribarlo.

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¡o · de una economía de abundancia que beneficie a los vefüte millones de argentinos. Se ha demostrado que no hay otra salida orgánica de la crisis que sufre nuestro país desde hace muchos años. No se· puede repartir una riqueza que no existe. Hay que crear riqueza para repartirla. Es necesario expandir la economía para crear nuevas fuentes de trabajo, más bienes de consumo y mejores salarios. Para ello, deben suprimirse las causas de la inflación queya hemos señalado. La inflación es un síntoma de una enfermooad, pero no la enfermedad misma. La enfermedad es la incapacidad de la economía argentina de suministrar las materias primas, la energía, el acero y las máquinas que necesitanla industria liviana y el agro para producir en abundancia y a bajo costo. Al margen, por supuesto, del desequilibrio presupuestario que como lo hemos afirmado de todas maneras es- la· usina técnica de la inflación, y que es absolutamente indispensable y urgente solucionar. Si todo ello se comprende; es decir, si se aprecia el problema. en sus términos 1'eales, fácil será deducir cuál debe ser nuestra. conducta frente a la crisis nacional. E~

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PROGRAMA DE ACCION INMEDIATA DOS ACTITUDES Hay dos actitudes posibles. Una es la de atender a las con-signas que repiten cieitos dirigentes - algunos de buena feinspiradas por los intereses de quienes buscan frustrar los planes de desarrollo. Estas consignas pretenden demostrar que esos planes conducen al hambre del pueblo y al acrecentamiento de las ganancias de los ricos. Por consiguiente, se fomenta la resistencia popular al plan económico, se habla de "entrega", "traición", "sometimiento", para arrastrar al pue'f?lo, sobre todo a las masas obreras, a la huelga y a la subversión. No hay duda que esta postura resulta simpática y fácil. La otra actitud consiste en explicar las causas profundas de la crisis y sus soluciones orgánicas. Y, enérgicamente, movilizar al pueblo para que exija el cumplimiento integral y a ritmo rápido de los planes de expansión que se traducirán en la creación de nuevas fuentes de trabajo, mayor producción, precios estables y elevación del nivel de vida de los trabajadores. Además, exigir la vigencia cabal de la ley y de las instituciones democráticas y republicanas.

Resumiendo ~sos objetivos, diremos que nuestro programa debe contener: l. Vigencia de la legalidad. Retorno al régimen de la Cons-titución Nacional y de las leyes comunes. 2. Igualdad de todos los partidos que se ajusten a las nor-

mas legales y actúen con fines pacíficos. 3. Normalización de la vida sindical. Plena vigencia de la ley de Asociaciones Profesionales que asegura el control democrático de los sindicatos y su independencia política. 4. Aplicación integral de los planes económicos. Adopción de medidas efectivas para contener la inflación ( supresión del déficit fiscal y de la emisi_ón de moneda con fines fiscales; canalización del crédito hacia la industria y las inversiones básicas en siderurgia, energía, minería y química pesada; reforma impositiva con fines económicos y no simplemente fiscales; reestructuración raeional de las leyes e instituciones jubilatorias). Aceleración de los programas energéticos y siderúrgicos. Transformación de Y.P.F. en una empresa ágil y moderna capaz de orientar, coordinar y estimular la eq>lotación del petróleo realizando una política de inversiones que dé el lugar que le corresponde dentro del' monopolio estatal a la empresa privada y pueda así reembolsar los fondos necesarios para abordar el pfon. 23

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carretero y las obras de agua y energía. Supresión de la burocracia improductiva en los entes estatales. Construcción de 15.000 kilómetros de caminos nuevos y reparación de los existentes. Construcción de un número mínimo suficiente de aeródromos y expansión de la aviación comercial. Supresión del déficit ferroviario, privatizando actividades que no hacen a lo fundamental de esa función técnico-económica. Levantar las vías secundarias que arrojan déficit y con el producto de la venta de tierras y estaciones y vías hacer caminos en las mismas zonas. Modernizar las vías troncales y el transporte ferroviario suburbano. Estos puntos expresan un programa nacional y popular .de inmediata vigencia. Constituyen la única salida auténtica de la crjsis institucional, social y económica de la República. La alternativa es luchar por la frustración del programa del 23 de febrero, por la agudización de las divisiones que atomizan la vida argentina, por la quiebra definitiva de la legalidad.

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EL PLAN ANTINACIONAL Los intereses antinacionales h·abajan activamente por impedir el reencuentro de los argentinos bajo las grandes banderas del 23 de febrero. Emplean las tácticas más diversas de la insidia. A los antiperonistas les dicen que la legalidad que propugnamos significa el ~~torno d~ Perón. A_ ~os peronistas les dicen que se pretende coparlos en beneficio de la l!C~ y del gobierno. A la UCRI la predisponen contra el moV11l11ento