Colección de documentos para la historia de Costa Rica [I]

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07 Documentos para la Historia de Costa Rica Tomo I
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10 Documentos para la Historia de Costa Rica I
11 Documentos para la Historia de Costa Rica I

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DOCUMENTOS PARA LA

HISTORIA DE COSTA-RICA.

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COLECCION DE

DOCUMENTOS PARA LA

HISTORIA

DE COSTA -RICA

publicados

por el

TOMO 1.

San José de Costa- Rica. \

NO Imprrnt.1 Naciónal.

ALE

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PROLOGO. Cuando apénas era yo un muo, entre los papeles que mi querido padre, Don José Leon Fernandez, dejó al morir, encontré algunos manuscritos relativos á la historia de Costa-Rica que contenian la narracion de los principales sucesos políticos acaecidos durante los años de 1835 á 184:.(, en que él mismo tomó una parte muy activa. Su Iectur .• hizo más tarde nacer en mí el natural deseo de conocer h historia de nuestra patria, anterior á aquella fecha. 'I'rate desde entónces de procurarme algun Iibro que pudiera satisfacer mi curiosidad; pero mi decepcion no fué pequei-a cuando, al tomar informes acerca de cualquiera obra csJ.-'lcial que se ocupara de la ,historia de Costa-Rica, recibí sieurpre la misma contestacion, "no la hay" .

\.

. En la creencia de que las publicaciones periódicas y no periódicas, oficiales ó particulares, pudieran darme alguna, luz sobre los más notables acontecimientos históricos del país, me dediqué con ahinco á formar colecciones que principian con el año de 1230, fecha de la introduccion de la. primera imprenta á Costa-Rica, Despues de emplear mucho tiempo y de gasta!: no ménos dinero en formar una casi completa coleccion de todas las publicaciones impresas, me, convencí, alleerlas, de que nada de interes contenian anterior al año de 1824, y que, excepto tres.ó cuatro documentos antiguos y sin conexion alguna, q.,ne han sido reproducidos, lo demas se referia á hechos posteriores á aquellas fechas. Miéntras tanto, tuvo lugar mi viaje á Guatemala con e'i objeto de concluir mis estudios de abogado. Entre mis muchas ocupaciones, no descuidé, sin embargo, las investigaciones acerca de la historia de mi patria. Al efecto, me procuré la Historia de J uarros, las Memorias de Pelaez, el Bosquejo Histórico de Marure, las Memorias de Montúfar, el Libro de Actas del Cabildo y la Coleccion de Documen-



-IItos Antiguos. Pero la lectura de todas estas obras no sirvió sino para confirmarme en la idea de que la historia de Costa-Rica estaba aun por escribirse. En el año de 1876, hallándome de nuevo en Guatemala, visité la gran biblioteca de la Universidad y la no ménos interesante de la Sociedad Económica, en donde encontré la mayor parte de las obras de los historiadores primitivos de Indias, tales como Herrera, Oviedo, Gómara, de la Calle, N a varrete, Vazquez, Ximenez, Remesal, Alcedo, Gage, algunos tomos de la coleccion de documentos inéditos del Archivo de Indias, &., &., de las cuales copié todo lo que de cualquier modo podia tener relacion con la historia de Costa-Rica. Di tambien con un manuscrito de los P. P. Misioneros de propaganda jide, que contiene- mucho relativo á los indios Guatusos y al viaje que á donde ellos hizo, en el año de 1782, el Obispo Don E. L. de T'ristan, de que celebro haber tomado una copia, porque la tercera vez que visité Guatemala ya habia desaparecido el manuscrito, así como otro en forma de libro que llevaba por título Conquista de la Tolamanca. Me es grato mostrar aquí mi reconocimiento al Señor Don Juan Gavarrete por las atenciones que, como encargado de la biblioteca de la Sociedad Económica, se sirvió dispensarme durante mis frecuentes visitas. . Por desgracia, los historiadores de Indias no dieron iÍ la provincia de Costa-Rica sino la importancia que entónces tenia, es decir, ninguna; y sus obras, muy interesantes bajo otros respectos, dejan al lector casi en completa ignorancia de la historia de Costa-Rica. Poco ménos sucede con la lectura de los historiadores y cronistas guatemaltecos Ximenez, Vazquez, .T uarros y Pelaez. Esto me decidió á emprender un penoso y largo trabajo, el estudio de los archivos, tarea que solamente puede ser apreciada en su justo valor por aquellas personas que en Centro-América hayan tenido necesidad. de registrar los archivos) muchos de los cuales lo son nada más que en el nombre. Con tal objeto me dirigí al archivo de la antigua Capitanía General de Guatemala, y deseando sistemar mi trabajo, quise dar principio por el exámen de los legajos correspondientes á Nicaragua, cuya historia en lo eclesiástico y económico está íntimamente unida á la de Costa-Rica; pero

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'1

-IlIel archivero me informó que Don Henrique Gottel se habia llevado á Managua todos los legajos referentes á la provincia de Nicaragua. , Me encaminé en seguida:í Nicaragua, y una vez en Managua, resultó que el Presidente de la República, Don Pedro J oaquin Chamorro, se hallaba de paseo en Granada, cuya autorizacion se me dijo era indispensable para poder visitar el archivo. Mientras tanto, Don Anselmo H. Rivas, Ministro que acababa de ser á la dieta centro-americana reunida en Guatemala, y que, como compañero de viaje, sabia el objeto de mi visita, en ausencia del Presidente, tuvo la amabilidad de poner el archivo á mi disposición, en el cual trabajé durante algunos días. Habiendo regresado el Presidente Chamorro y héchome una visita de atencion, aproveché la oportunidad de manifestarle el objeto de mi viaje, y me contestó que para resolver si me seria no permitido registrar el archivo, le era preciso consultarlo ántes con sus Ministros. Aquello me pareció-no diré ridículo-pero sí extraño; sin embargo de que yo tengo por costumbre no ex., trañar nada cuando se trata de cosas de Centro-América, pero muy especialmente de Nicaragua. Guardé silencio y esperé tranquilamente el desenlace del sainete. Supe poco despues que en realidad habia tenido lugar la reunion del consejo de Ministros, que probablemente deberían estar muy desocupados cuando empleaban su tiempo en semejantes bagatelas, y que lo eran entónces Don Tomas Ayon, el célebre agitador de la validez del tratado Cañas-J' erez, Don Emilio Benard y Don Federico Solórzano. Cuando fuí á devolver su visita:' a~ Presidente Chamorro, le pregunté cual habia sido la decision del consejo de Ministros; y el Señor Charnorro, especie de hombre honrado y caballeresco, pero en el cual, por entre los ligeros tintes de civilizaeion moderna, se descubren aun las telarañas del siglo XVII, me contestó, no sin embarazo, que el consejo de Ministros habia acordado, despues de profundas meditaciones, negarme la autorizacion para registrar el archivo, no fuera que en él hubiese documentos referentes á la cuestion de límites entre Costa-Rica y Nicaragua, que podia yo aprovechar. Repliqué al Señor Cha111orro dieiéndole que probablemente sus ilustrados Ministros ignoraban que la euestion de límites estaba no solamente agotada, sino tambien definitivamente concluida por meó

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-IVdio de un tratado firmado, ratificado, cangeado y ejecutado pOI' ámbas partes durante muchos años; pero que si sabian esto, ignoraban seguramente que mis miras, al buscar documentos para la historia, eran mucho más nobles y elevadas que las ruines disputas entre caciques, pues como tal consideraba la nueva cuestion de límites promovida por su Ministro Ayon. No quedaba otro recurso que salvarse, sacudiéndome-no el polvo, como dice el evangelio-pero sí las telarañas; y fué lo que hice. Justo es, no obtante, manifestar mi agradecimiento á los Señores Don Anselmo H. Rivas y Don Cárlos Selva, al primero por haberme facilitado el archivo, y al segundo por haberme proporcionado un documento de mucho interés histórico. Durante un tercer viaje á "Guatemala, consagré cuatro meses al estudio de los archivos. Di principio por el de la antigua Capitanía General del Reino, y despues de haber concluido su registro, noté que aun quedaban muchos vacíos. Es esta la ocasion de expresar mi gratitud hácia el archive'1'0- Don Francisco Gonzalez Campo, cuyas finas maneras y deferencias me facilitaron mucho el exámen de aquel archivo. Pasé en seguida al archivo del Tribunal Superior de Justicia, en donde se halla el grandísimo cedulario de la extinguida Audiencia y Chancillería Real, así como la parte secreta del archivo, que me suministraron datos de la mayor importancia para la historia antigua de Costa-Rica. Advirtiendo todavía varios vacíos en mis apuntamientos cronológicos, traté de averiguar si habia otros papeles pertenecientes al archivo de la Audiencia, y supe entónces, por el conserje, que se hallaha una gran pieza del edificio que ocupa el Tribunal Superior, llena de papeles viejos é inútiles. La curiosidad me condujo allí, y grande fué mi sorpresa cuando me encontré con una enorme estantería literalmente atestada de expedientes desde arriba hasta abajo, sin índice, sin carátula, en una confusion tal, que debajo de un expediente do este siglo se hallaba otro del siglo XVI; y todo ello en un local, en que si bien faltaban órden y luz, sobraban polvo, sillas desvencijadas, bancas rotas, mesas sin patas, faroles sin vidrios, escudos de armas semi-borrados, y dos retratos de tamaño natural, uno de Cárlos IV y otro de Fernando VII, si mal no recuerdo, que, llenos de telarañas

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-Vy con aire bonachon, parecían presenciar impasibles aquel espantoso desórden, con más apariencias de chiribitil de judío traficante en antiguallas, que de archivo. Larga y fatigante fué la tarea de examinar tantos pa• peles, y no menor la de copiar los que creí de interes para mi objeto; pero, empleando tambien parte de la noche, lo conseguí; y mi trabajo fué ámpliamente recompensado con el sinnúmero de datos que de allí obtuve, sobre todo para la historia de los primeros tiempos de la provincia de CostaRica. Baste decir que todos los documentos que contiene este volúmen, excepto el primero y el último, fueron tomados de aquel archivo. El valor histórico de ellos no puede ser justamente apreciado sino por las personas que, por cual quier motivo, se hayan ocupado de la historia de nuestra patria, y sepan que en todos los archivos de Costa-Rica, inclusive el de Cartago, no se encuentra un solo documento anterior al año de 1615, y que son muy raros los de esta fecha hasta el año de 1650. Véase, sino, lo que Don Francisco M. Oreamuno, comisionado oficialmente para el estudio de los archivos, decia en su informe, el año de 1848: "La comision encargada de registrar las antigüedades del país, dió principio á sus tareas pasando al archivo de la municipalidad de la ciudad de Cartago, y allí registró los legajos más antiguos que se han encontrado. De tan penosa tarea casi nada puede sacarse de provecho, y á fuerza de leer largos expedientes, se encuentran esparcidas algunas noticias de aquellos tiempos. "Los expedientes que se registran más antiguos, empiezan el año de 1050, y de esta fecha á la de la conquista del país, no hay historia alguna. No se sabe ni se encuentra documento de la fundacion de Cartago, ni noticia de los pobladores que vinieron, ni lo que hicieron desde su ingreso hasta la fecha citada de 1650; porque aunque hay algunos de fechas anteriores, ya no pueden leerse " Consigno con placer mi más sincera expresion de gratitud á mi respetado maestro y distinguido amigo, Licdo. Don Manuel Dardori, Presidente del Tribunal Superior de Justicia de Guatemala, por sus bondades y atenciones al poner á mi disposicion todo el archivo de la Audiencia, aun la parte reservada.

-VI-

A mi regreso de Guatemala, me propuse visitar todos .los archivos del país que pudieran ofrecer algun intereso Registré los de Cartago, Heredia, San José, Alajuela, Barba, Curriravá y Pacaca; y especialmente en los de Cartago y Heredia hallé documentos importantes, pero nada anterior, como he dicho, al año de 1G15. Puesto que en el archivo de Cartago jamas ha habido incendio, ni saqueo, ni otro motivo de destruccion, es natural suponer que alguna persona, falta de patriotismo y peor intencionada, ha sustraido todos los documentos que allí debieran encontrarse desde el año de 1560, fecha de la conquista y fundacion de las primeras poblaciones de españoles. La sustraccion de esos documentos ha llamado siempre la atencion, y en el apéndice á las Lecciones de Geoqrafia, publicadas en San José en el año de 183H, uno de los medios que se prúponcn para ensanchar el conocimiento de la geografía histórica de Costa- Rica, es el de "que los costa ricenses amantes de su patria, restituyesen á los archivos públicos los expedientes, legajos ó memoria de los tiempos pasados, que por cualquiera evento se hallasen en su poder, y que de tiempo en tiempo y por un desórden lastimoso, so han desaparecido de los archivos y antigüedades de Cartago y Orosi." . Habiendo personalmente visitado los archivos y conociendo ellamentablo estado en que se hallaban, así como el peligro de que continuáran desapareciendo los documentos, tan luego como, en junio do este año, fuí llamado al Ministerio de Hacienda, propuse la creacion de un archivo nacional, en donde se recogiera y custodiara toda clase de documentos oficiales anteriores al año de 1850. Mi idea fué comprendida y aceptada, y yo mismo di principio al arreglo del archivo. Esta creación ha tenido la dicha de continuar despues de haber dejado yo el Ministerio, y no dudo que presto se harán sentir sus buenos efectos. Corno mi objeto era públicar todos los documentos importantes que hubiera en el archivo, y éste apénas empezaba á formarse, quise dar principio con algunos de los que yo poseía y que no estaban en aquel archivo. . Tal ha sido el orígen de esta publicacion que espero poder continuar, á pesar de las muchas dificultades que, des-

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-VIl-

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pues de mi renuncia del Ministerio, para ella se me han presentado, entre las cuales no ha sido la más pequeña la constante lucha que he tenido que sostener contra la mala voluntad de algunos, y la crasa y pretensiosa ignorancia de otros, para quienes las publicaciones de este género estan muy léjos de sus cortos alcances, y cuya hien reconocida falta de patriotismo los hace mirar no solamente con indiferencia sino tambien con disgústo, todo aquello que de algun modo tienda á poner las bases en que ha de descansar la historia patria, en la cual es natural teman se¡' presentados tales cuales son en realidad, tratándose de historiadores que no tienen otra guia que la luz de su propia conciencia y que 110 escriben por paga, En honra de la nacion y en obsequio de la justicia, debo "in embargo decir que he recibido repetidas muestras de simpatía y de estímulo por parte de todas las personas ilustradas residentes en el país, así nacionales como extranjeras, Debo mucho, sobre todo, á la valiosa é inteligente cooperacion de los ilustrados, cuanto modestos, Señores Don Manuel Carazo y Don José C. Zcledan. Tengo particular placer cn mostrar mi cordial reconocimiento al Illmo. Señor Obispo de esta Diócesis, Don B. A. Thiel, por los importantes servicios que se ha dignado prestarme en el estudio é investigaciones acerca de las lenguas de los aborígenes de CostaRica, Igualmente quedo muy agradecido de los Señores Dr. Don Roberto Cortés, Don José María Figueroa, Presbítero Don Fulgencio Bonilla y Don José Soledad Viquez, al primero por su traducción del aleman del último ae los documentos, y á los otros tres por varios documentos que se han servido suministrarme. Ojalá que esta publicación lográra inspirar amor al estiduo de la historia de nuestra patria, pues pareee una aberracion que aquí, donde se enseña en las clases y se habla por la prensi.j. de la historia de los Chinos, Indios, Hebreos, Asirios, Egipcios, Griegos, Romanos, &., ni se sepa, ni mé-' nos se enseñe la historia del propio país. Si este imperfecto ensayo consiguiera despertar todo el interes que tienen la fauna, flora y geología de Costa-Rica, abriendo de este modo un campo más vasto á la explotacion de sus riquezas naturales, tan variadas como poco estudiadas y conocidas, y presentando así un nuevo cauce á la cor-

»

-VIIIriente de ideas de tantas jóvenes y vigorosas inteligencias que se agotan y secan en los desiertos arenales de una fraseología rimbombante, ó en estériles y enojosas elucubraciones religiosas y metafísicas, mi principal objeto se habria 11enado y seria la mejor recompensa de mi trabajo. San José, diciembre

I

31 de 1881.

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DocumENTOS HisTORICOS y ESTADISTICOS PUBLICADOS

BAJO

LA DIRECCION

DEL

JAC. DON LEON FERNANUEZ.

SAN SALVADOR Y HONDURAS EL

ANO

Informe

1576.

Oficial del

Licenciado Diego García de Palacio al Rey de España sohre

las

Provincias Centro-Americanas de San Salvador y Honduras el año de 1576.

Dr. \

Á.

von Frantzius

ue HeideliJerg,

Traducidas del alemán por Don Manuel Oarazo.

1881.

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,cf

PREF AOIO.

\

Debemos al célebre historiador español Juan Bautista Muñoz, el haber desenterrado del polvo de los archivos de España, gran número de documentos importantes, como tambien la publicación del Informe que acompañamos, el cual, á nuestro juicio, es de suma importancia para la Historia, particularmente si se tiene en cuenta lo escasas q ue son las fuentes informativas Que nos dan luz sobre los acontecimientos que tuvieron h;gar desde el descubrimiento hasta la conquista de Centro-América. Sabido es que la muerte nos arrebató al incansable compilador en los mejores años de su preciosa existencia, y que por esta razón, no pudo publicar su valiosa coleccion de manuscritos, la cual permaneció algun tiempo olvidada en la oficina de documentos originales de la Academia de Historia de Madrid. El mundo científico debe al conocido historiador Ternaux-Compans, la publicacion en frances de la mayor parte de los documentos manuscritos de la coleccion de Muñoz, impresos en un sólo volúmen, bajo el título de Recueil de documente et mémoires originaux sur l' histoire de possessions espagnoles dans l' Amérique; en esta obra apareció el Informe de Palacio, en Paris, el año de 1840. Nos hemos esforzado más en dar el verdadero sentido y significacion de este Informe que su traducción literal; pues habiendo sido suprimidos varios pasajes por difíciles y otros por mal interpretados, ó mal vertidos, creemos hacer un servicio á las letras, revisando un manuscrito del cual se han servido tan ampliamente. Debido tambien al rápido incremento de California, y á la importancia del tráfico por Centro-América, esta parte del nuevo Continente, por tanto tiempo olvidada, ha llamado la atencion y hecho que se dirijan hácia ella las miradas del mundo ilustrado.

II El Ministro americano residente en Nicaragua, E. G. Squier, empleó su tiempo, en cuanto le fué posible, en coleccionar cuánto pudiese servir para dar á conocer á Centro-América, ocupándose de preferencia en la historia' de sus antigüedades. Pronto conoció Squier el mérito del Informe de Palacio y publicó por primera vez en 1859 el texto español con una traduccion en inglés y notas aclaratorias que se referían especialmente á los idiomas de los indígenas. N os da, adernas, algunas noticias sobre el autor del Informe, por las que entendemos que era éste un empleado bien visto por la Corona de España y tambien hombre notable en otro sentido, esto es, por los trabajos que sobre Marina hahía ya publicado. Habiéndose agotado bien pron lo, tanto la obra de Squier, como la que anteriormente había publicado 'I'ernauxCompans; y después de haber desaparecido éstas del comercio de libros, apareció en Madrid el año de 1866 la impresion del texto español de los documentos que había coleccionado Muñoz (1); obra que por su extension y costo es solamente asequible á pocos de nuestros compatriotas. Las repetidas ediciones y traducciones que se han hecho del Informe de Palacio, nos prueban la importancia con que de mira actualmente su preciosa, aunque corta relaciono Squier en el prefacio de su obra nos llama la atencion y nos prueba que el conocido historiador Herrera plagió el Informe de Palacio en el VIII, IX Y X Capítulos del Libro 8? de su cuarta Década. Al comparar el Informe con los mencionados capítulos de la obra de Herrera, no fué poca nuestra sorpresa, ver que éste no solamente se había servido de sus conocimientos, sino también, copiado en parte hasta los errores de pluma que se notan en el manuscrito de l\Iuñoz. Encuéntranse, ademas, varios pasajes mal interpretados por descuido de puntuacion, lo que prueba con qué poca inteligencia se usaba de tan fecunda fuente. Semejante servilismo se miraría hoy día como el plágio más desautorizado; pero si consideramos la magnitud y vasto campo que abraza la obra de Herrera, dividida en años, y en la cual nos da razon de sucesos acaecidos en diferentes 1

(1) L. Torres de Mendoza. Tomo VI. Madrid, 1866.]

[Coleccion de documentos

inéditos.

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III teatros, separados por centenares de leguas, vemos que forzosamente tenía que usar de las descripciones de otros, circunstancia que nos har:'Í. moderar y suspender nuestra crítica. N o es, en efecto, la obra de Herrera un trabajo literario por lo que toca á la narración de los acontecimientos, sino, más bien, un árido cronicon en que se apuntan los he chos, cuyo mérito principal pertenece más á los actores y espectadores que nos dieron detallada relación, que al autor de su historia general. Cierto es tambien que tanto Herrera, como otros autores, copiaban y usaban frecuentemente, los memoriales, manuscritos, dibujos y relaciones de que disponían en los Arcbi vos Reales. De los informes de Las Casas, por ejemplo, Herrera tomó muchas páginas y áun capítulos enteros que incorporó en sus obras; pero preciso es confesar que mejoró el estilo descuidado, aunque se lo reproche haber omitido los pasajes donde se censuraba scveramente la conducta de sus compatriotas. Desde el año de 1867, tuvimos por primera vez conocimiento del Informe de Palacio, de la importancia de su descripcion, especialmente física, de aquella parte de la Tierra, y concebimos el deseo de darlo á conocer, por medio de una version alemana, á nuestros compatriotas. El regreso á la patria, acaecido poco tiempo despues, no nos permitió cumplir nuestros deseos y hasta hace poco nos fué posible pensar en concluido y publicarlo. Nos resolvimos en fin á hacerlo en vista de que la literatura del Salvador, en comparacion con la de los otros Estados de Centro-América, es notablemente escasa de obras literarias, al mismo tiempo que con motivo de haberse emprendido el ferro-carril de Hondúras, el interes por esta importante rf'gion, se ha despertado en alto grado en Europa. Los conocimientos adquiridos durante nuestra larga permanencia en el territorio centro-americano, sobre su geología, clima y productos naturales, tanto como el conocimiento personal de sus habitantes y de sus costumbres especiales, nos fueron de grande utilidad en la version alemana de este trabajo, para explicar cl sentido de sus pasajes oscuros y poder presentado al público aleman de una manera clara y comprt:'nsible. Pocos son los antiguos

documentos

de los archivos

es-

IV paúoles, hasta hoy conocidos, de los primeros tiempos del descubrimiento y conquista de América, que nos suministren tan fiel y verdadera descripcion física de los países recien descubiertos, como la corta relacion de Palacio; la mayor parte se limitan á dar cuenta de los acontecimientos po~ líticos que ocurrían, sin cuidarse de describir las comarcas á que se refieren. Por esta razon insistimos en asegurar, que apénas habrá documentos de su tiempo que, bajo este punto de vista, puedan compararse en importancia con el Informe de que vamos á ocuparnos. En la espera, sin embargo, de que los archivos españoles nos suministren otros de igual importancia, toda vez que el mérito de éste ha sido ya conocido ántes, aunque solamente apreciado por pocos, podemos asegurar que hasta el di a, entre la gran cantidad de documentos que han visto la luz pública, ninguno es de tanta importancia. Heidelberg,

marzo

de 1873.

Dn, v.

FRANTZIUS.

AI!!unos detalles sobre la vida del Licenciado / mego Gal'eía de Palacio. Corno se verá en el curso del Informe adjunto, Don Diego GarcÍa de Palacio cuando viajó por las provincias de San Salvador y Hondúras en el año de 1576, ocupaba el destino de Oidor de la Real Audiencia de Guatemala, donde no parece haber permanecido largo tiempo, porque se le encuentra poco despues desempeñando el mismo empleo en la de México. Era Palacio hombre de bastante penetracion y muy activo, notándose en sus escritos una decidida tendencia á la carrera militar. Hasta hoy no se ha encontrado ninguna de sus producciones anteriores a su Informe. El mismo año en que remitió éste á la Corona, encontramos su firma autorizando un contrato con un tal Diego López de Trujillo, de Hon dúras, para someter y colonizar la provincia de Taguzgalpa¡ esto es, la parte que se extiende hácia el litoral del Atlántico de Centro-América, entre el cabo Camaron, y el rio San Juan, abrazando todo el territorio conocido hoy dia con el nombre de costa de Mosquitos. Figuraba Palacio en este contrato como representante de la Audiencia de Guatemala, para lo cual estaba autorizado por real cédula fechada en Madrid á 10 de febrero de 1576. El contrato fué celebrado el dia 4 de diciembre del mismo año y se conserva el original en el libro 12 de los archivos, bajo el título de: Buen Gobierno de Indias. Allí mismo lleva Palacio el título de: El Ilustre Señor Licenciado Diego García de PalaCIO,

Oydor de la Real Audiencia de Guatemala etc.

En 8 de marzo de 1578 dirigió un memorial al rey de y sujecion de las islas Filipmas, que se encuentra en los archivos bajo el título siguiente: C!~'r~aal Rey, sobre la conquista y pacificacion de las Is-

España, acerca de la conquista

7asF~llJnnas y las ventajas de hacerse la navegacion para ellas

VI desde d Puerto de Fonsew. La carta original se encuentra entro los legajos rotulados: Papeles tocantes á las Islas de Poniente, 1570-1588. En ella recomienda con mucha insistencia el establecimiento dc una via terrestre de Puerto Caballo á la bahía de Fonseca, para favorecer el comercio marítimo entre el Atlántico y el Pacífico. Mas tarde aspiró Palacio al empleo do gobernador de Filipinas, y en la carta en que muestra esta pretensión, ofrece someter aquellas islas á su costa, en caso de que la Corona acceda á sus aspiraciones; sin embargo parece que su solicitud fué desechada. El 30 de abril de 1579 dirigió otra carta, del puerto del Realejo en Nicaragua, á la Corona, en la cual da cuenta de los saqueos cometidos por el corsario Francisco Drake, en la costa del Perú etc. Esta se conserva tambien en Sevilla. Despues de su llegada á México, publicó en aquella ciudad, las siguientes obras: "Diálogos militares de la formacion é informacion de personas, instrumentos y cosas necesarias para el buen uso de la guerra." México, 1583, 4? " Instruccion náutica para el buen uso y regimento de las Naos, su traza y gobierno, conforme á la altura de 1Iéxico." México, 1587, 4° Esta última, la dedica á Don Alvaro Manriqne de ZÚñiga, Marques de Villamanrique, Virey y Capitan General de Nueva España. La obra :;e divide en cuatro libros, que tratan del globo terráqueo, del uso del astrolabio, de la correccion gregoriana del calendario de 1582, del aúreo número, y de otros asuntos del calendario; y da como apéndice un diccionario de voces usadas en la marina etc. etc. En setiembre de 1587 ascendió Palacio á Capitan General Je la escuadra que salía de Acapulco con el objeto de castigar á los piratas ingleses que se encontraban en el maldel Sur cometiendo terribles depredaciones. Entre los legajos traidos de Simancas á Sevilla, existe su nombramiento; y en éste consta que se le consideraba como hombre muy cOlQpetente en todo cuanto se .refería á la marina, y por este motivo se le dejaba gran libertad de acciono El resultado de esta expedicion no es conocido, y en su desompeño desapareció Palacio de la vida pública y de la escena de la Historia.

(a)

Relacion hecha

1101'

el Licenciado Palacio al Rey

D. Felipe II, en la que describe la provincia de Guatemala, las costumbres df~los indios y otras cosas notables c.

R.

)'II.

(*).

(b)

Por vuestras cédulas y provisiones está mandado y ordenado á los Vireyes, Presidentes y Gobernadores destas partes, hagan larga y verdadera relacion de la posición de tierras, indios, lenguas, costumbres, ríos, montes y raridades y cosas de sus distritos, de que deba darse cuenta á V. 1\1. y ponerse por memoria, que así se debe creer lo habían fecho, y como cosa cumplida no trataré de ello; por otras, manda ansí mesmo V. 1\I. que un Oidor, por su turno, ande visitando las provincias de su partido para el bien, conservación é pulida destos naturales, y desagraviarlos de las sinjusticias y vexaciones que padecen, y vayan á componer y hacer justicia en las demás cosas que entre ellos se ofrecen. En cuyo cumplimiento esta V. R. (**) Audiencia (") Coleccion de }úu.ñoz, tomo XXXIx. (H) V. R. iniciales de Vuestrá Real. (a) En Iugur de la, traduecion del alemau, he preferido, como es natural, el texto (le la ediciou castellana, tal como ha sido publicado en la Coleccion de clocnmento8 ineclito8 del archioo