Codigo Civil Mexicano Comentado Tomo 3

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Libro 'Tercero

DE LIS SUCESIONES

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TOMO

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Libro tercero

segunda edición

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texto comentado Libro tercero De las sucesiones

Tomo III

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MCMXCLII

Primera edición, agosto de 1987. Primera reimpresión, julio de 1988. Segunda reimpresión, mayo de 1990. Segunda edición, octubre de 1993. C 1987, INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JuatnicAs. UNIVERSIDAD NACIONAL AirróNomA DE México O Por características de edición MIGUEL ÁNGEL PORRÚA, uffiniac-aorroR Derechos reservados conforme a la ley. ISBN: 968-842-404-8 Obra completa ISBN: 968-842-407-2 Tomo III

IMPRESO EN MÉXICO • PRINTED IN MEXICO

Amargura 4, San Ángel, Villa Álvaro Obregón, 01000, México, D.F.

ISBN: 968-842-404-8 Obra en seis volúmenes ISBN: 968-842-407-2 Tomo III MAP: 030037-01

NAO Dr. Sergio T. Azúa Reyes Lic. Ingrid Brena Sesma I.B.S.

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El libro tercero 'De las sucesiones' del

Cáliga Cid

para el Distrito Federal en materia común y para toda la República en materia federal texto conmutado se terminó de imprimir en la ciudad de México, durante el mes de octubre de 1993. La edición en papel de 58 gramos, consta de 2,000 ejemplares más sobrantes para reposición y estuvo al cuidado de la oficina lito-tipográfica

de la casa editora.

ithreliad utilizó en esit a. aa. CC CCo. CFF CFPC CP CPC DDF DF DO etc. fr. frs.

Jr. LA LBP LE LDU I FA LFAH LFC

artículo artículos Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos Código-Civil Código de Comercio Código Fiscal Federal Código Federal de Procedimientos Civiles Código Penal Código de Procedimientos Civiles Departamento del Distrito Federal Distrito Federal Diario Oficial de la Federación etcétera fracción fracciones

Junior

Ley de Amparo Ley de Beneficencia Privada

Ley de Expropiación Ley de Desarrollo Urbano Ley Federal de Aguas

Ley Federal de Asentamientos Humanos

LFFP

Ley Federal de Caza Ley Federal para el Fomento de la Pesca

LFS LFSRSP

Ley Federal de Museos y Zonas Aroueológicas, Artísticas e Históricas Ley Federal de Salud Ley Federal de Responsabilidades de los Servi-

LFMZAAH

dores Públicos

LFT LGBN LGICOA LGSM LH DDF LIAP LNCM LNN LOAPF LODDF LOTJFC LPIMRIE LQSP LRF

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LRSPBC LSEM LSM

LTOC LVGC M P núm.

p.c. pfo. RP P SAHOP SCJN

SEP s/f.

Ley Federal del Trabajo Ley General de Bienes Nacionales Ley General de Instituciones de Crédito y Organizaciones auxiliares

Ley General de Sociedades Mercantiles

Ley de Hacienda del Departamento del Distrito Federal Ley de Instituciones de Asistencia Privada Ley de Navegación y Comercio Marítimo Ley de Nacionalidad y Naturalización Ley Orgánica de la Administración Pública Federal Ley Organica del Departamento del Distrito Federal Ley Orgánica de los Tribunales de Justicia del Fuero Común Ley para Promover la Inversión Mexicana y Regular la Inversión Extranjera Ley de Quiebras y Suspensión de Pagos Ley de Relaciones Familiares

Ley sobre el Régimen de Propiedad en Condominio de Inmuebles del Distrito Federal Ley Reglamentaria del Servicio Público de la Banca y Crédito Ley del Servicio Exterior Mexicano Ley de Sociedades Mercantiles

Ley de Títulos y Operaciones de Crédito Ley de Vías Generales de Comunicación Ministerio Público

número por ejemplo párrafo Registro Público de la Propiedad Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas Suprema Corte de Justicia de la Nación

Secretaria de Educación Pública sin fecha [viii]

SJF SRE t. TSJ V. gr. vol.

Semanario Judicial de la Federación Secretaría de Relaciones Exteriores tomo Tribunal Superior de Justicia Verbigracia volumen

LIBRO TERCERO De las sucesiones TITULO PRIMERO Disposiciones preliminares ARTÍCULO 1281. Herencia

es la sucesión en todos los bienes del difunto y en todos sus derechos y obligaciones que no se extinguen por la muerte.

El precepto emplea el vocablo "herencia", como transmisión de los bienes corpóreos e incorpóreos y de las obligaciones del difunto, que no se extinguen por la muerte. En otro sentido, por herencia se entiende también, los bienes que son el objeto de esa transmisión. El precepto es una transcripción literal deja. 549 del proyecto de CC español de García Goyena, que reprodujeron a su vez nuestros códigos civiles de 1870 y 1884. Explica aquel autor que se ha preferido esta palabra (herencia) a la de sucesión, porque ésta "es más vaga, y tanto que en el diccionario de la lengua no se le da el sentido o significado de herencia". Hoy en día, la palabra herencia se emplea con mayor frecuencia aplicada al conjunto de bienes que se transmiten por causa de muerte a los herederos, comprende —ampliando su sentido técnico— a los bienes que son objeto de legado y así, el término connota la masa hereditaria en su totalidad. La ley 8,titulo 33, partida séptima disponía: "Herencia es la heredad de los bienes los derechos de algún finado sacando ende, las deudas que devía, é las cosas que fallaron agenas". Por ende se ve que en ese monumento legislativo español, se aludía a la sucesión del patrimonio de una persona, que a su muerte, tenía lugar en favor de sus herederos, después de pagar sus deudas y de excluir las cosas ajenas. Agrega el artículo que comentamos, que no son materia de la sucesión los bienes derechos y obligaciones que se extinguen con la muerte, como p.c., el usufructo, el derecho a percibir alimentos, los derechos subjetivos públicos (derechos políticos). Son las principales relaciones jurídicas intransmisibles en nuestro derecho, según Valverde, (Tratado de Derecho civil espatIol, 5a. ed., 1939, t. V, p. 37, en nota al pie de página): la personalidad civil, la acción de divorcio, la de nulidad de matrimonio, la de reconocimiento de hijos, [1]

L111110 TERCERO

ARTE. 1241. 1242 y 1223

la obligación de suministrar alimentos, la patria potestad, los derechos de usufructo, uso y habitación, los derechos de albaceazgo, los de mandato, la renta vitalicia, los contratos hechos en virtud de cualidades personales de un contratante, la responsabilidad penal, etc. La G.

ARTÍCULO 1282. La herencia se difiere por la voluntad del testador o por disposición de la ley. La primera se llama testamentaría, y la segunda legítima. Que se defiera la herencia por voluntad del testador o por disposición de la ley, significa que la transmisión de los bienes del difunto tendrá lugar conforme a lo que éste haya dispuesto en su testamento o a falta de disposición testamentaria, siguiendo el orden de las personas que la ley señala y en la porción que la misma establece. La herencia será pues testamentaria si se defiere por voluntad del autor, declarada en el testamento, o legítima si no hay testamento y la transmisión se efectúa en favor de las personas (cónyuge, concubino o concubina, descendientes, ascendientes o parientes colaterales) que la ley señala. La distinción que establece este precepto legal, ya era conocida en el derecho romano. La sucesión testamentaria, es una consecuencia del sistema económico jurídico que reconoce y protege la propiedad privada conforme al cual el dominio que los particulares ejercen sobre los bienes que les pertenecen, se proyecta más allá de su existencia y se manifiesta en el poder reconocido al propietario de disponer de su patrimonio para después de su muerte dictar las disposiciones testamentarias que estime convenientes. La sucesión legitima se defiere, sólo a falta de disposiciones testamentarias. En este sentido puede decirse que la sucesión legítima es un régimen supletorio de la voluntad del de cujus o autor de la herencia, y se funda en que la ley presume cuál sería la voluntad del fallecido, transmitiendo sus bienes en favor de su cónyuge e hijos; del concubino o concubina y los hijos de ambos, de sus parientes más próximos en la rama descendente o ascendente o en la linea colateral, dentro del cuarto grado. (Véanse aa. 1599 y 1602). 1.G.G.

El testador puede disponer del todo o de parte de sus bienes. La parte de que no disponga quedará regida por los preceptos de la sucesión legítima.

ARTICULO 1283.

En la actualidad y tomando en cuenta que la sucesión legítima es un régimen supletorio de la sucesión testamentaria, es explicable que si el testador no dispone para después de su muerte de la totalidad de sus bienes, aquella porción [2]

TITULO flh1MEO

Ana.

1:63 y 51114

de su patrimonio sobre la que naoa ha manifestado, deba regirse por las disposiciones aplicables a la sucesión legítima o intestada. Por medio de esta disposición legal, la propiedad de los.bienes que pertenecía al de cajas (de rujas sureesione agitar) no se estingue, antes bien, continúa en la persona de sus herederos legatarios en la parte de la herencia que el testamento defiere y en la de sus herederos legítimos o ab intestato. en lo que atañe a los bienes sobre los que no existe disposición del testador. En este sentido se dice que la propiedad es perpetua, porque al morir el propietario, no desaparece el dominio de los bienes del autor de la herencia, sino que se trasmite a sus sucesores (herederos y legatarios). Por ello en el evento previsto en el precepto que se comenta, concurre la sucesión testamentaria y la sucesión legítima respecto de la herencia de una misma persona. En el derecho romano antiguo, si el testador no disponía de todos sus bienes, el testamento estaba viciado de nulidad. Entonces ocurría que la sucesión legítima prevalecía sobre la testamentaria. Quien pretendía hacer testamento, requería de la autorización de los comicios. Esta autorización se concedía por vía de excepción y como una derogación de las disposiciones aplicables a la sucesión ah intestato, que constituía la regla general. No era posible entonces aplicar a una sucesión parcialmente testamentaria, disposiciones que habían sido derogadas por la autorización comicial en lo que atañía al caso particular. La norma contenida en la disposición que se comenta se encuentra corroborada en el a. 1599 fr. II y en el a. 1601. I.G.G.

El heredero adquiere a título universal y responde de las cargas de la herencia hasta donde alcance la cuantía de los bienes que hereda.

ARTÍCULO 1284.

El precepto enuncia el principio que se conoce como "beneficio de inventario" que se encuentra reiterado en el a. 1678, conforme al cual se mantienen separados los bienes que pertenecían al autor de la herencia y los que adquiere el heredero en tal carácter, "porque toda herencia se entiende aceptada a beneficio de inventario, aunque no se exprese". Así pues, el beneficio de inventario consiste en la protección que la ley otorga al heredero, adquirente a título universal de los bienes que constituyen la porción que le corresponde en la masa hereditaria, para el fin de que las obligaciones y cargas de la herencia se cubran con cargo a los bienes del autor de la sucesión, de manera que el heredero no responde con su propio patrimonio, del pago de esas cargas y obligaciones. De esa manera los bienes que constituían el patrimonio del deudor autor de la herencia, responden del cumplimiento de las obligaciones contraídas por él, de acuerdo con el principio que enuncia el a. 2964. Y aunque por virtud de la [3]

Arra. lila y 11114

Lag» 'filICIRO

herencia se trasmite a los herederos a un mismo tiempo, los bienes, los derechos y obligaciones del de cujus, y éstos adquieren la porción hereditaria que corresponde a título universal, es decir, como parte integrante de una universalidad o unidad conceptual de bienes, que forma el patrimonio del autor de la herencia, recibiéndola el heredero en el estado en que se encuentra en el momento de la muerte del de cujus como universalidad constituida por un acervo de bienes que responden del cumplimiento de las obligaciones contraídas por el titular de ese patrimonio. Sólo aquella universalidad constituye la garantía de los acreedores de quien contrajo la obligación. De allí que se haya considerado necesario mantener separado el patrimonio de cada uno de los herederos, del conjunto de bienes que constituye la herencia. La separación de patrimonios se relaciona íntimamente con el concepto jurídico del beneficio de inventario, que enuncia el artículo materia de estos comentarios. Estas dos figuras jurídicas —la separación de patrimonios y el beneficio de inventario— han permitido a la doctrina discutir acerca de si una misma persona (el heredero), puede ser a la vez titular de dos patrimonios diferentes. Dejando aparte la discusión doctrinal sobre el punto para los efectos de esta breve glosa, sólo interesa señalar que aun cuando los bienes de la herencia entraran a formar parte de un solo patrimonio —el del heredero—, solamente esos bienes, por disposición del precepto que se comenta, se encuentran garantizando el pago de las deudas del autor de la herencia, a lo que habrá que agregar que ni este precepto ni el a. 1678 presuponen necesariamente el de la separación del patrimonio de los herederos y el de la sucesión hereditaria. I.G.G.

ARTICULO 1285. El legatario adquiere a título particular y no

tiene más cargas que las que expresamente le imponga el testador, sin perjuicio de su responsabilidad subsidiaria con los herederos. Según se explica en el comentario al artículo anterior, el heredero entra en la sucesión a título universal, es decir, adquiere los bienes del autor de la herencia y con ellos, asume la obligación de cubrir las deudas cuyo pago garantiza, pero sólo hasta donde alcance el valor del activo de la sucesión. Dispone el artículo materia de este comentario que el legatario adquiere los bienes que constituyen el legado, a título particular, lo que quiere decir que no asume, al aceptar el legado, otras obligaciones que las que expresamente le imponga el testador a título de carga o modalidad establecida en el testamento a quien instituye legatario. Por ello se dice que la trasmisión por vía de legado se entiende siempre a título particular, pues se refiere a bienes o derechos concretamente determinados por el testador. De allí que el legado sólo puede surgir de la voluntad del testador, y en ningún caso se concibe que se origine de la ley. En otros términos: el legado sólo puede constituirse en testamento. [4]

TITULO PRIMERO

ARTS. ItiS y IMM

Es pues de la naturaleza del legado el no imponer al legatario el pago de las deudas del testador, Nada se opone sin embargo, a que el autor de la herencia imponga al beneficiado con la liberalidad, la obligación de cubrir una o varias

deudas del testador. A esta especie de obligaciones anexas a ciertas liberalidades y particularmente establecidas en acto de última voluntad, se les conoce como cargas personales, para distinguirlas de las cargas o gravámenes reales, como la hipoteca, la servidumbre, et usufructo etc., que gravitan sobre la cosa. El precepto que se comenta, se refiere a las obligaciones y cargas personales que el testador puede imponer al legatario, puesto que los gravámenes reales se transmiten con los bienes que constituyen el legado. Sin embargo, si el gravamen real consiste en prenda o hipoteca, el desempeño o la redención, será a cargo de los herederos (hasta donde alcance el valor de los bienes que constituyen la masa hereditaria) y no a cargo del legatario, salvo que el testador haya dispuesto lo contrario. Cualquiera otra carga real que soporte el bien legado se trasmite al legatario (a. 1443). Sin embargo, conforme al precepto que se comenta, el legatario responde

subsidiariamente con los herederos del pasivo de la herencia, siempre que los bienes que forman aquélla no alcancen a cubrir las deudas adquiridas por el autor de la sucesión; pero siempre, hasta donde alcance el valor de los bienes que constituyen el legado. I.G.G.

Cuando toda la herencia se distribuya en legados, los legatarios serán considerados como herederos.

ARTICULO 1286.

El artículo inmediato anterior, dispone que la responsabilidad del legatario por las obligaciones de la herencia es subsidiaria, por lo tanto, sólo puede hacerse efectiva cuando los bienes que constituyen la masa hereditaria estimados en su justo precio, no sean suficientes para cubrir el pasivo de la herencia. Los acreedores no podrán ver satisfechos sus créditos si el testador hubiere dispuesto que la totalidad de su patrimonio se distribuyera en legados. En este supuesto la responsabilidad patrimonial del legatario no será subsidiaria, sino que habrá de ser principal y directa frente a los acreedores de la sucesión, aun cuando son adquirentes a título particular; es decir, el legado no transmite al legatario las obligaciones, pues lo cierto es que habiéndose transmitido todos los bienes del de cujus en legados, por ese medio desaparecería la responsabilidad patrimonial y con ella la garantía general de los acreedores. Si por otra parte, el legatario responde en manera subsidiaria cuando hay herederos, esa responsabilidad no desaparece, subsiste de manera directa y no subsidiaria, cuando por voluntad del testador se ha distribuido en su integridad en legados el patrimonio del autor de la sucesión. No puede admitirse jurídicamen-

te y el legislador ha dispuesto lo necesario para ello, que por voluntad del [5]

ARTS. 151611 y 1217

LIBRO TERCERO

deudor se prive a los acreedores de la garantía que la ley establece (a. 2964) para el pago de sus créditos. I.G.G. ARTICULO 1287. Si el autor de la herencia y sus herederos o

legatarios perecieren en el mismo desastre o en el mismo día, sin que se pueda averiguar a ciencia cierta quiénes murieron antes, se tendrán todos por muertos al mismo tiempo, y no habrá lugar entre ellos a la transmisión de la herencia o legado. La sucesión por causa de muerte sea testamentaria o legítima es, conforme a nuestro código, la transmisión de los bienes, derechos y obligaciones del autor en favor de la persona del heredero o del legatario. De allí se infiere que para que pueda tener lugar ese fenómeno jurídico es necesario que a la muerte del de cujus exista la persona que ha de sucederle: que exista una persona capaz de heredar. Para ello se requiere que el adquirente viva en el momento en que se abre la herencia, es decir, cuando fallece el autor de ella. Por ello es importante fijar el momento en que una persona muere. Si el heredero o legatario murieron antes que el autor de la herencia, no pudo tener lugar la transmisión de los bienes y lo mismo ocurre si dos o más personas, herederas unas y otras, mueren en el mismo accidente. Es el problema de la comurencia. En el derecho romano, para determinar el momento de la muerte de los que perecieron en un accidente, se tenían en cuenta las circunstancias en que se produjo el siniestro. En el caso de que de ellas no se pudiera desprender una conclusión sobre el momento en que pereció cada una de las personas de cuya muerte se trataba, se tomaba en cuenta la edad y sexo de los comurientes para deducir de allí quién habría fallecido antes. Estos principios se aplican actualmente en el sistema que adopta el CC francés, y se basa en la probabilidad de que haya muerto primero la persona que por su edad y por su sexo, se estima de menor fortaleza física. Nuestro código, en el

artículo que comentamos, adopta el sistema holadés que fue recogido en los códigos civiles de 1870 y 1884, que son los antecedentes directos de nuestro a. 1287, conforme al cual, cuando no es posible conocer ("averiguar" dice el precepto) quién murió antes, se presume que todos murieron al mismo tiempo y por lo tanto ninguno de ellos podrá heredar al otro. Esta solución parece adecuada por aplicación del principio que se enuncia diciendo que quien pretenda tener un derecho debe probar la existencia del hecho en que lo funda. Por ello el precepto dispone: "averiguar a ciencia cierta quiénes murieron antes..." Por tanto, mientras no se demuestre lo contrario, se presume que todos murieron al mismo tiempo. I.G.G. [6]

/Tría.° PRIMERO

MITS. IRIS y 1289

A la muerte del autor de la sucesión los herederos adquieren derecho a la masa hereditaria como a un patrimonio común, mientras que no se hace la división.

ARTÍCULO I 288.

La conservación de la unidad del patrimonio del autor deja herencia después de la muerte de éste, se impone en interés de los acreedores, de los herederos yen su caso de los legatarios; es un principio esencial en el derecho sucesorio y la técnica jurídica, de la que el derecho objetivo es expresión normativa, ofrece distintas soluciones, todas ellas tendentes a mantener la unidad y la cohesión de los bienes del de cujus en el período comprendido entre el momento de la apertura de la herencia y el de la adjudicación de los bienes a los herederos y legatarios. En el derecho romano, se elaboró la figura de la herencia yacente, en virtud de la cual se recurría a la ficción de una entidad que continuaba temporalmente la personalidad del autor de la herencia, representada en la masa hereditaria (los bienes relictos) concebida como un patrimonio sin sujeto. También se ha atribuido personalidad jurídica a la herencia distinta de los herederos y legatarios, para conservar la unidad de los bienes del de cujus después de su muerte. De esa manera se lograba mantener la cohesión del patrimonio haciéndola descansar en una ficción (herencia yacente o personalidad moral de la sucesión). En nuestros códigos civiles de 1870 y 1884, el problema se despejó, disponiendo sencillamente que la propiedad y la posesión de los bienes, así como las obligaciones del autór de la herencia, se transmiten a sus herederos, desde el momento de la muerte de aquél. De esta manera, no puede presentarse el caso de la herencia yacente, ni se requiere de la personalidad moral de la sucesión. La solución que ofrece el artículo en comentario es distinta, y en nuestro concepto corresponde a una mejor técnica jurídica, puesto que a la muerte del autor de la herencia, los herederos no adquieren la propiedad de los bienes que la constituyen, sino sólo un derecho a la masa hereditaria, como a un patrimonio común (indiviso) mientras no se practique la partición. Cada uno de los herederos tiene derecho a participar en unión de los demás herederos en la parte líquida de la herencia que resulte después de cubrir las deudas que corren a cargo de la masa hereditaria. Adquirirán la propiedad de los bienes, luego que se haya llevado a cabo la adjudicación de lo que corresponda atribuir a cada uno, previa la liquidación de la herencia. I.G.G.

Cada heredero puede disponer del derecho que tiene en la masa hereditaria; pero no puede disponer de las cosas que forman la sucesión.

ARTICULO 1289,

A la muerte del autor de la herencia los herederos y legatarios adquieren en común, un derecho de participación en la titularidad del patrimonio, junto con

Er7]

ARTE. 12/19 y 12»



LIBRO TERCERO

los demás herederos; por lo consiguiente, adquieren individualmente la propiedad de los bienes después de que se haya practicado la liquidación, partición y adjudicación a cada uno de ellos de aquellos bienes determinados que les hayan correspondido en la herencia. En consecuencia, ninguno de los herederos puede enajenar o gravar en todo o en parte, los bienes que forman el acervo hereditario, por imposibilidad jurídica para que se efectúe la traslación del dominio o la constitución de gravámenes o cargas que el heredero pretendiera imponer sobre los bienes hereditarios, ya que para ello se requieren facultades de dominio de las que carece el heredero, quien, como ya se dijo, sólo participa en la comunidad de la herencia y tiene derecho a recibir la porción hereditaria que resulte a su favor cuando se practique la liquidación de la herencia y conforme a ella se lleve al cabo la correspondiente adjudicación. 1.G.O.

ARTÍCULO 1290. El

legatario adquiere derecho al legado puro y simple así como al de día cierto, desde el momento de la muerte del testador.

El legatario, al aceptar el legado, adquiere el derecho a exigir que se cumpla la disposición testamentaria, de acuerdo con lo establecido por el testador al disponer esa liberalidad. Adviértase que el precepto establece que el legatario adquiere el derecho al legado, desde el momento de la muerte del testador, ya se trate de un legado puro y simple o de aquel que el autor sujetó a día cierto: "pero de ninguna manera adquiere la propiedad de la cosa desde ese momento; si esa hubiera sido la intención del legislador, habría empleado esa misma frase y no la que contiene realmente el a. 1290". (Luis E Uribe, Sucesiones en el derecho mexicano. México, 1962, p. 249). Lo dicho en el párrafo anterior, no impide que el albacea de la sucesión hereditaria, cuando se trata de un legado puro y simple, deba cumplir con la disposición testamentaria, haciendo entrega de la cosa materia del legado, con sus frutos y accesiones, en virtud de lo dispuesto por el a. 1395, conforme al cual "la cosa legada deberá ser entregada con todos sus accesorios y en el estado en que se halle al morir el testador". (Ver aa. 1429 y 1430). Establece el precepto que se comenta, que tanto el legado puro y simple, como el que se sujeta a día cierto, otorga al legatario el derecho al legado desde el momento de la muerte del testador. Se entiende que el legado es a día cierto, cuando su cumplimiento se sujeta a un plazo prefijado por el testador, el día de vencimiento se conoce con toda precisión, es decir, cuando ha de producir efectos a partir de un día cuya fecha puede ser determinada con anticipación. Cuando el legado se ha sujetado a un plazo que fatalmente ha de llegar, pero existe incertidumbre en cuanto al día preciso en que debe llegar (el día de la [8]

ARTS. 11114 y 141

TITULO PRIMERO

muerte de un tercero) no tiene aplicación la norma que enuncia el precepto comentado. Rojina Villegas a este respecto explica: Legados sujetos a día cierto, son aquellos que dependen de un plazo prefijado por el testador... El término en este caso, no es para suspender el nacimiento del derecho, que ya quedó creado definitivamente por el testamento, sino simplemente para suspender la ejecución del legado hasta que se cumpla el plazo. Se llaman de día cierto, porque el testador fija un plazo de antemano y el día en que se hará la entrega. Y más adelante agrega: Como la realización del término no tiene como función transmitir la propiedad, sino simplemente consumar la entrega, si el legatario muere

antes del término, transmite el legado a sus herederos, quienes lo adquieren, sujetándose al mismo plazo fijado por el testador". (Derecho civil mexicano. 2a. ed., México, 1949, t. IV, pp. 87 y ss.). LG.G.

ARTÍCULO 1291. El

heredero o legatario no puede enajenar su parte en la herencia sino después de la muerte de aquel a quien hereda.

Esta disposición es una natural consecuencia del concepto mismo de la herencia, entendido como la sucesión o transmisión de bienes y obligaciones a la muerte del autor, por lo que ni el heredero ni el legatario adquieren derecho alguno a la herencia en el momento de la apertura de la sucesión; a saber, ene!

momento de la muerte del autor de la herencia o cuando se declara la presunción de muerte de un ausente (a. 1649), teniendo en cuenta lo que se dijo en el comentario al a. 1289. Por otra parte, la misma disposición se encuentra enunciada y se aplica a los negocios jurídicos intervivos, conforme al a. 1826 que establece: "Las cosas futuras pueden ser objeto de un contrato. Sin embargo, no puede serio, la herencia de una persona viva, aun cuando esté preste su consentimiento".

En fin, el testamento es un acto libre y revocable además de ser un negocio personalísimo, y estos caracteres, otorgan al autor de la sucesión hereditaria, plena libertad para testar en el momento en que lo desee, así como para revocar cuando lo estime conveniente, haciendo uso de esa facultad, cualquiera disposición de última voluntad que hubiere otorgado, de esta forma el testamento es además un acto revocable en cualquier momento (a. 1295). I.G.G. [9]

ART. 1292

LIBRO TERCERO

ARTÍCULO 1292. El heredero de parte de los bienes que quiera vender a un extraño su derecho hereditario, debe notificar a sus coherederos por medio de notario, judicialmente o por medio de dos testigos, las bases o condiciones en que se ha concertado la venta, a fin de que aquéllos, dentro del término de ocho días, hagan uso del derecho del tanto; si los herederos hacen uso de ese derecho, el vendedor está obligado a consumar la venta a su favor, conforme a las bases concertadas. Por el solo lapso de los ocho días se pierde el derecho del tanto. Si la venta se hace omitiénd ose la notificación prescrita en este artículo, será nula. Establece este artículo el derecho del tanto entre coherederos. Cuando alguno de ellos pretende transmitir su derecho hereditario a un extraño, debe notificar a los demás coherederos, en la forma que el precepto establece, las condiciones y bases de la transmisión que ha concertado. Si alguno de ellos quiere adquirir esos derechos, está obligado el vendedor a transmitirlos al heredero que hace uso del derecho del tanto conforme a las mismas bases convenidas con el tercero. El derecho del tanto entre coherederos, como ocurre en el caso del derecho del tanto entre copropietarios, produce el efecto de que si el heredero realiza la enajenación de su porción hereditaria, sin acatar lo dispuesto en el precepto que se comenta, la enajenación será nula. El derecho del tanto, en materia de compraventa y arrendamiento, confiere a su titular una acción de daños y perjuicios en caso de violación del mismo por el vendedor. Ene! caso se trata de cesión onerosa de derechos hereditarios. Pronunciada la sentencia de nulidad, el coheredero que ha ejercido la acción, podrá obligar al vendedor a efectuar en su favor la transmisión de la porción hereditaria correspondiente, conforme a lo dispuesto en el precepto que es objeto de estos comentarios. Se justifica que en este caso,.la transmisión de la porción hereditaria quede sin efectos, por el propósito del legislador de facilitar la consolidación de la titularidad del acervo hereditario, que se encuentra en un estado de indivisión mientras no se hace la partición y adjudicación de bienes entre los herederos. La nulidad, en nuestro concepto, es relativa, porque no se trata de un acto contrario a las leyes de orden público, a la moral o a las buenas costumbres, sino de la violación a una obligación impuesta por la ley a cargo del heredero, en interés particular de los otros coherederos y además porque la acción de nulidad sólo puede hacerse valer por aquel coheredero que dentro del plazo de ocho días que el precepto establece, ejerció el derecho del tanto. Pensemos también que el plazo de la prescripción en este caso es de diez años, establecido en el a. 1159. I.G.G. 110j

TM.11.0 PRIMERO

ARTS. 1183

y 1194

ARTÍCULO 1293. Si dos o más coherederos quisieren hacer uso del

derecho del tanto, se preferirá al que represente mayor porción en la herencia, y si las porciones son iguales, la suerte decidirá quién hace uso del derecho.

Este precepto forma parte del sistema legislativo aplicable al ejercicio del derecho del tanto entre coherederos, que enuncia la disposición contenida en el artículo anterior del cual el precepto que nos ocupa ha de considerarse complementario. En efecto, este último contiene las reglas aplicables cuando son varios los coherederos que ejercen el derecho del tanto. El criterio que informa las normas establecidas en este artículo es el de conceder prelación para adquirir la porción hereditaria que se pretende enajenar, a aquel coheredero que represente mayor porción en la herencia yen el caso de que sean dos o más herederos interesados con igualdad de porciones, la suerte decidirá quién de ellos tendrá preferencia en la adquisición. Este sistema confirma que la ratio legis del derecho del tanto entre coherederos (también entre comuneros) es consolidar en lo posible, en el menor número de personas los derechos sobre el patrimonio común hereditario que se encuentra en proceso de liquidación. I.G.G.

ARTÍCULO 1294. El derecho concedido en el artículo 1292 cesa si

la enajenación se hace a un coheredero.

La norma que este precepto contiene, como ocurre en el supuesto previsto en el anterior, pone de relieve que el derecho del tanto entre coherederos, tiene como finalidad propuesta por el legislador, que los derechos a la herencia se mantengan en favor de las mismas personas que los adquirieron en el momentode la apertura de la sucesión, de manera que no se altere la situación por medio de la enajenación a terceros o que aumente el número de personas interesadas en la herencia. Por ello, el artículo materia de esta breve glosa, no establece el derecho del tanto cuando la enajenación se efectúa entre los mismos coherederos. I.G.G.

ART. 151115

LIBRO TERCERO

TITULO SEGUNDO De la sucesión por testamento CAPITULO I De los testamentos en general ARTÍCULO 1295. Testamento es un acto personalísimo, revocable

y libre, por el cual una persona capaz dispone de sus bienes y derechos, y declara o cumple deberes para después de su muerte.

Es el testamento, de acuerdo con la definición que contiene el precepto que se comenta, un acto de disposición de bienes, mortis causa. No es un acto de enajenación de dominio, puesto que lo ordenado por el testador se perfecciona hasta su muerte; de allí que el heredero o el legatario designados por el testador, no adquieran antes del fallecimiento del autor, ningún derecho sobre los bienes del testador. Es además un acto no necesariamente patrimonial. Aunque el testamento no contenga disposición de bienes de ninguna especie, puede tener como contenido la declaración que el testador haga de sus deberes que han de ser cumplidos por sus sucesores después de la muerte de aquél. Puede contener el testamento, el reconocimiento de un hijo (a. 369 fr. IV) sin que por no ser un negocio de disposición de bienes pierda validez como acto testamentario. La definición que enuncia el dispositivo al que se refiere esta glosa, supera en gran medida la noción de carácter únicamente patrimonial que ofrecen algunos códigos extranjeros, como el italiano, el francés, el alemán, el argentino, el español y nuestros códigos civiles de 1870 y 1884. Estos últimos definían el testamento como "el acto por el cual una persona dispone para después de su muerte de todos sus bienes o de parte de ellos". En el acto jurídico de última voluntad se dispone no sólo de derechos patrimoniales sino de otros de naturaleza no patrimonial. También se cifra y se refleja en él, la personalidad de su autor, pues como decía Toullier "es una facultad preciosísima, por la cuál a menudo el hombre se enterniza... una facultad que por otra parte responde a un sentimiento natural del alma, siendo el más dulce consuelo del moribundo". (Citado por Uribe, Luis F., Sucesiones en el derecho mexicano, México, Jus. 1962, p. 148). Resulta oportuno, citar la siguiente disposición del derecho español antiguo: Testatio menas, son dos palabras del latín que quieren tanto decir en romance, como testimonio de la mente del hombre, et destas palabras fué tomado el nombre de testamento; ca en él se encierra e se pono ordenadamiente la voluntad de aquel que lo face, estalbesciendo en él su heredero, et departiendo lo suyo en aquella manera que él tiene por bien que finque

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MITS. 1295 y 12W

TITULO SECUNDO/CAPITULO 1

después de su muerte. Et tiene grant pro a los homes el testamento duando es fecho derechamiente; ca luego fuelga el corazón de aquel que lo fizo et tuéllese por él el desacuerdo que podrie acaescer entre los parientes que hobiesen esperanza de heredar los bienes del finado. Es un acto personalísimo, porque no puede hacerse por intermedio de otra persona, que actuara como representante. Es un acto esencialmente revocable, al punto de que el testamento anterior queda revocado de pleno derecho por el posterior perfecto, salvo disposición en contrario del testador (a. 1494) y porque la renuncia de la facultad de revocar el testamento, es nula (a. 193). Es también un acto libre, en el sentido de que el testador debe manifestar su voluntad de manera libre y consciente (exenta de vicios), y también en el sentido de que no se coarta de ninguna manera la libertad del testador por el hecho de que haya otorgado otro anterior y que por ello se entienda que ha renunciado a revocar el anterior testamento y a otorgar otro nuevo. (Ver aa. 1323 y 1494). 1.G.G.

No pueden testar en el mismo acto dos o más personas, ya en provecho recíproco, ya en favor de un tercero.

ARTICULO 1296.

El precepto prohibe los testamentos llamados mancomunados o conjuntos, en los que dos o más personas están en provecho recíproco o de un tercero. El testamento es un negocio jurídico que además de ser personalísimo es individual. En un acto sólo puede hacerse constar la declaración de voluntad de un solo testador y no de varios disponentes. Por tratarse de una norma de carácter prohibitivo, su violación da lugar a la nulidad del acto que se ha llevado al cabo, atendiendo a lo dispuesto por el a. 8. Por medio de los testamentos mancomunados se establece una especie de reciprocidad entre los otorgantes, contraria a la naturaleza unilateral del negocio testamentario y que pugna abiertamente con la característica fundamental de acto esencialmente revocable y libre que es propio del testamento. Las instituciones de heredero correlativas entre sí, pactadas entre los autores son nulas, según lo dispone el a. 1349. De lo antes expuesto se sigue que no es un caso de caducidad del testamento, sino de invalidez del acto, por causa que produce la nulidad absoluta del testamento mancomunado. El testamento que así fuere otorgado no puede ser convalidado poz confirmación o ratificación, la acción de nulidad es imprescriptibie porque se trata de un acto celebrado en contra de una ley prohibitiva, y puede hacerse valer por todo interesado (a. 2226). I.G.G. [13}

LIBRO TERCERO

ARTS. I27 y 1298

ARTÍCULO 1297. Ni la subsistencia del nombramiento del herede-

ro o de los legatarios, ni la designación de las cantidades que a ellos correspondan, pueden dejarse al arbitrio de un tercero.

Consecuencia de la naturaleza del testamento como acto de disposición personalísimo, este artículo prohibe que la subsistencia del nombramiento de herederos y legatarios así como la porción de los bienes que ha sido atribuida a cada uno de ellos por voluntad expresa del testador en el testamento, pueda ser modificada de ninguna manera por la decisión de un tercero, a quien el autor de la herencia pretendiera otorgar facultades para ello, en virtud de la prohibición establecida en el precepto que se comenta. Admitir la posibilidad de que la subsistencia de la institución de heredero o de legatario, o la distribución de los bienes relictos dependiere de la voluntad de un tercero además de alejarse de la naturaleza del acto testamentario.introduciría un elemento de inseguridad en el régimen de la propiedad adquirida por la vía hereditaria. Por ello, desde tiempo inmemorial el principio que establece este artículo, ha sido generalmente mantenido y respetado por las legislaciones. García Goyena cita el siguiente párrafo del Digesto: "Los testamentos deben ser cumplidos en sus términos, y lo en ellos dispuesto no puede quedar al arbitrio de un extraño" (Concordancias, motivos y comentarios del código civil español. Madrid, 1852, a. 558). 1.G.G. ARTICULO 1298. Cuando el testador deje como herederos o lega-

tarios a determinadas clases formadas por número ilimitado de individuos, tales como los pobres, los huérfanos, los ciegos, etc., puede encomendar a un tercero la distribución de las cantidades que deje para ese objeto y la elección de las personas a quienes deban aplicarse, observándose lo dispuesto en el articulo 1330.

La manera de llevar a cabo la partición de la herencia, cuando el testador instituye herederos a personas mencionándolas en forma genérica mediante grupos o clases de personas, puede ser encomendada por el testador a un tercero, a quien él encomienda asignar la porción que corresponda a cada uno para ese efecto, sin que la designación encuentre oposición con lo dispuesto en el artículo inmediato anterior, puesto que en el evento previsto en el precepto que se comenta, se trata únicamente de la ejecución de la voluntad del testador, en puntual acatamiento de lo que ya dispuso el de cujus, pues claramente se percibe

que la institución de herederos fue hecha por el testador (los pobres, los [14]

MULO SEGUNDO/CAPITULO 1

ARTS. 1290, 1590 y 1300

huérfanos, los empleados y obreros,etc.); el tercero solamente debe aplicarse a la finalidad dispuesta en el testamento. Debe tenerse presente lo que ordena el a. 37 de la LIAP en relación con el a. 1330 del CC al disponer que cuando se instituya herederos a los pobres en general, sin designación de personas, o disponga en favor del alma, se entenderá lo dispuesto en favor de la asistencia privada y corresponderá a la junta de ese

ramo, designar a la institución o instituciones a las que se adjudiquen los bienes que el testador haya destinado a esos fines piadosos (a. 34 LEA P).

I.G.G.

ARTÍCULO 1299. El testador puede encomendar a un tercero que

haga la elección de los actos de beneficencia o de los establecimientos públicos o privados a los cuales deban aplicarse los bienes que legue con ese objeto, así como la distribución de las cantidades que a cada uno correspondan. El a. 34 de la LI A P dispone que cuando el testador destine todo o parte de sus bienes a la asistencia privada, sin designar correctamente la institución favorecida, corresponderá a la junta de ese ramo señalar dicha institución o resolver si

procede a crearse una nueva. Por lo tanto, el artículo en comentario dejará de tener aplicación cuando la declaración haya sido hecha por el testador precisamente en favor de la "asistencia privada". En cualquiera otro caso (con excepción del caso previsto en el artículo anterior) el tercero podrá elegir los actos de beneficencia cuya ejecución encomiende a un tercero.

I.G.G.

ARTÍCULO 1300. La disposición hecha en términos vagos en favor

de los parientes del testador, se entederá que se refiere a los parientes más próximos, según el orden de la sucesión legítima. Este precepto contiene una norma interpretativa de la declaración de voluntad testamentaria, en favor de los parientes del testador y remite al orden de la sucesión legítima que establece el a. 1602 y a la regla conforme a la cual los parientes más próximos excluyen a los más remotos (a. 1604). La disposición que comentamos incluye la aplicación de reglas necesarias para establecer el orden a seguir en la sucesión legítima. El parentesco por afinidad no da derecho a heredar (a. 1603) y el matrimonio y el concubinato no f15]

1.111R0 TERCERO

ARTS. 1300 y 1301

crean relación jurídica de parentesco entre los cónyuges, ni entre el concubinario y la concubina. Dos consideraciones deben hacerse a este respecto: la primera, es que el precepto establece una norma de remisión al orden para heredar para el caso de sucesión legítima, y la segunda, que aunque no existe parentesco entre cónyuges y entre concubinario y concubina, el cónyuge supérstite y el concubino o concubina que sobreviva, concurren a la herencia en el orden que la ley establece, con parientes del autor en la línea ascendente o descendente y con los colaterales (aa, 1608, 1624 y 1635). I.G.G.

ARTICULO 1301.

Las disposiciones hechas a título universal o particular no tienen ningún efecto cuando se funden en una causa expresa, que resulte errónea, si ha sido la única que determinó la voluntad del testador.

En esta disposición, nuestro CC, así como los códigos de 1870 y 1884, identifican la causa de la declaración testamentaria con el motivo determinante de la voluntad del testador para disponer de sus bienes a título universal o particular, instituyendo herederos o legatarios. La importancia que esta norma tiene en la teoría de la causa es de una gran relevancia. Un precepto concordante (el a. 1110) del CC francés, fue el punto de partida para que la jurisprudencia francesa y la doctrina elaboraran la teoría de la nulidad en tos actos jurídicos relacionándolo con la causa del negocio, si ésta se declara al momento de la celebración del acto y si además se comprueba que no se habría emitido la declaración negocial de no haber incurrido el declarante en el falso supuesto que lo motivó para emitir la declaración (causa ilícita y falsa causa). Manuel Mateos Alarcón (Manual de sucesiones y testamentos, México, Herrero, 1913, p. 11) comentando el a. 3243 del CC de 1884 cuyo texto coincide con el precepto que motiva esta nota, enseña: Es lógico suponer, y así lo admite el Código Civil, que los testadores otorgan sus testamentos en favor de determinadas personas movidos por alguna causa que a ello los induce, es decir, que tienen algún motivo que los determine a hacer la institución y que sin ella se hubieran abstenido de hacerla. Por tal motivo declara el artículo 3243 del Código Civil de 1884, que la expresión de una falsa causa se debe considerar como no escrita; a no ser que del mismo testamento resulte que el mismo testador no habría hecho aquella disposición conociendo la falsedad de la causa; por ejemplo, si hiciera un nuevo testamento, fundado en el hecho de haber muerto el heredero instituido en el primero y resulta que éste vivía y, por lo tanto, que aquel había incurrido en un error. [16]

MITS. 1301 y 1302

TITULO SECUNDOPCAKTULO I

Esto quiere decir, en opinión de Borja Soriano ( Teoría general de las obligaiones. México, 1962, t. I, núm. 226, pi 97) que la falsa causa no es otra cosa que un vicio del consentimiento que anula la institución de herederos o el legado. La falsa causa no afecta al acto en lo que atañe a otras disposiciones testamentarias, en virtud de que los motivos que ha tenido en cuenta en cada disposición son independientes entre sí. 1.G.G.

Toda disposición testamentaria deberá entenderse en el sentido literal de las palabras, a no ser que aparezca con manifiesta claridad que fue otra la voluntad del testador. En caso de duda sobre la inteligencia o interpretación de una disposición testamentaria, se observará lo que parezca más conforme a la intención del testador, según el tenor del testamento y la prueba auxiliar que a este respecto pueda rendirse por los interesados.

ARTÍCULO 1302.

En este precepto se encuentra enunciada la regla fundamental de interpretación del testamento, que tiene como fin indagar la voluntad del testador por medio de lo expresado en el testamento. Por ello si del sentido literal de las palabras, no surge duda alguna sobre cuál ha sido la intención del testador, y de ellas se desprende claramente que la intención del de cujus es la que se manifiesta en el texto de la cláusula, la labor de interpretación consistirá en comprobar la correspondencia entre lo declarado y lo querido por el autor del acto. En caso de que del contexto del testamento tomado en su conjunto o de lo que revelen otras pruebas fehacientes se concluya que el sentido de las palabras empleadas no expresa la voluntad del autor, debe prevalecer ésta sobre aquéllas; pero el juez o el intérprete deben fundar el resultado de su labor de interpretación. Véase lo dispuesto por el a. 1859, conforme al cual las reglas generales de interpretación de los negocios jurídicos son aplicables a la interpretación de los testamentos mientras no se oponga a su naturaleza y siempre que no existan disposiciones legales especiales sobre el particular. Sobre esta materia pueden mencionarse los aa. 1298, 1300, 1383 a 1390 y 1477, que establecen normas especiales aplicables a la interpretación de los testamentos, en su carácter de negocio unilateral de última voluntad. Sin embargo, no debe perderse de vista que en la interpretación del testamento, la labor del intérprete es distinta a la interpretación de un negocio intervivos, puesto que la finalidad que se persigue en aquel caso no es la de conciliar intereses en pugna, sino que se trata de indagar la voluntad del testador. Afirma Emilio Betti, (Teoría general del negocia jurídico, Madrid, Editorial revista de [17]

ARTS. 1302 y 1303

LIBRO TERCERO

derecho privado, s/f, pp. 208 y ss.). "Aquí, por tanto, el criterio directivo de la interpretación es el pensamiento del disponente, aunque no se halle adecuadamente expresado en la declaración, con tal que tenga en ella un apoyo y pueda apreciarse por circunstancias exteriores perceptibles, mediante deducciones dictadas por la común experiencia". 1.G.G.

Si un testamento se pierde por un evento ignorado por el testador, o por haber sido ocultado por otra persona, podrán los interesados exigir su cumplimiento si demuestran plenamente el hecho de la pérdida o de la ocultación, logran igualmente comprobar lo contenido en el mismo testamento y que en su otorgamiento se llenaron todas las formalidades legales.

ARTÍCULO 1303.

No se comprende fácilmente que esta regla pueda ser aplicada cuando se trata de la pérdida de un testamento público abierto (del testamento notarial) puesto que el texto de la declaración del testador se encuentra vertido en el protocolo del notario que recibió esa declaración del propio testador, de donde se puede obtener una copia auténtica del acta notarial que contiene el testamento. En el caso de un testamento público cerrado, cuyo contenido sólo es conocido por el testador o acaso por la persona que lo escribió a su ruego, puesto que fue redactado en un documento que se guarda bajo pliego cerrado, tampoco encuentra fácil aplicación este precepto; puesto que no se puede probar el contenido de la disposición testamentaria, ya no bastaría para ello la declaración testimonial de la persona que en su caso escribió el testamento. Esto suponiendo que el testador no haya depositado el testamento en el archivo judicial, como lo prevé el a. 1537. En el caso del testamento ológrafo, que es el que redacta por duplicado, de puño y letra del testador, el original se deposita en el archivo general de notarías, conservando el autor el duplicado en sobre cerrado y lacrado. En la hipótesis remota de que se extraviaran ambos ejemplares, sería jurídica y prácticamente imposible probar los términos de la disposición testamentaria, porque como ocurre en el caso del testamento cerrado, es una disposición que el testador ha otorgado sin la presencia de testigos. En cuanto al testamento privado que se redacta por escrito ante cinco testigos, la disposición del artículo que se comenta carece de aplicación porque conforme a lo dispuesto por el a. 1574 los testigos deben declarar sobre el tenor de la disposición testamentaria aunque no se haya extraviado u ocultado el testamento. Lo mismo debe decirse del testamento militar y del marítimo, los cuales, atendiendo a lo dispuesto por los aa. 1579, 1582, 1584, deberán ser probados por [18]

TITULO SEGIJKIDO/CAPITULOS I y IT

MITS. 1303, 1304 y 1301

medio de las declaraciones de los testigos que concurrieron a su redacción. El testamento marítimo se otorga además por duplicado. De él se dice lo mismo que se expuso en el párrafo anterior respecto del testamento ológrafo. Por las razones expuestas creemos que el articulo al que se refiere esta nota es de escasa o de ninguna utilidad en el sistema de las solemnidades de los testamentos otorgados ante notario público o autorizados por esos fed ata rios, ni en aquellos testamentos especiales aceptados por el código en casos excepcionales que deben ser otorgados con la presencia de testigos. 1.G.G.

La expresión de una causa contraria a derecho, aunque sea verdadera, se tendrá por no escrita.

ART ÍCULO 1304.

Si se tiene en cuenta la clasificación de las normas en permisivas, supletorias, prohibitivas y preceptivas, parece claro que cuando este precepto dispone que la expresión de una causa contraria a derecho se tendrá por no puesta, se refiere a los hechos que han motivado al testador para hacer una determinada designación hereditaria o constituir un cierto legado, cuando esos hechos son contrarios a las preceptivas, es decir, las que mandan imperativamente observancia de una conducta. La disposición testamentaria que tiene como causa un hecho o un acto del hombre (únicos fenómenos conformes o contrarios a derecho) que el \autor manifiesta expresamente lo han determinado a testar en la manera declarada. Esa causa podrá consistir en un hecho que es contrario a derecho porque viola una ley prohibitiva o una norma preceptiva (hecho ilegal). El hecho o acto será ilícito si es violatorio de una norma (prohibitiva o preceptiva) de orden público o por ser contrario a la moral o las buenas costumbres, (aa. 8 y 1830). De manera que debe distinguirse si la causa que se expresa en el testamento es un hecho ilegal y si se tiene por no escrita. Es la hipótesis prevista en el artículo que se comenta, cuando la causa o motivo determinante de la declaración hereditaria es un hecho no sólo ilegal sino ilícito, produce la nulidad de la institución de heredero o legatario, por aplicación de los aa. 8, 1795 fr. In, 1830, 1831, 1859 y 2225 del CC. I.G.G.

CAPITULO II De la capacidad para testar ARTÍCULO 1305, Pueden testar todos aquellos a quienes la ley no

prohibe expresamente el ejercicio de ese derecho.

La capacidad de disponer de los bienes para después de la muerte —la testamen[19]

AMTS. 1305 y 13013



LIBRO TERCKRO

tación activa— para la doctrina es la regla general, las excepciones a esta regla se contienen en el siguiente articulo. I. B.S. ARTÍCULO 1306. Están incapacitados para testar:

I.—Los menores que no han cumplido dieciséis años de edad, ya sean hombres o mujeres; II.—Los que habitual o accidentalmente no disfrutan de su cabal juicio.

La capacidad general para celebrar actos jurídicos se adquiere a los dieciocho años, sin embargo, los menores de dieciséis años son considerados capaces para testar. Aun cuando los menores se encuentren bajo la patria potestad o tutela, pueden otorgar testamento sin la intervención ni el consentimiento de la persona que los representa jurídicamente. El testamento es un acto personalísimo que no puede efectuarse por medio de representante. La tercera sala de la SCJN en tesis emitida en amparo directo 2333169, informe de 1974, p. 71, define el término "cabal juicio": El término "cabal" es sinónimo de lo completo, justo, acabado y exacto y en tal sentido no parece posible predicarse de la salud mental que, como la física, es raramente perfecta, también por "cabal" se entiende lo normal en cuya aceptación, indudablemente, la ley la emplea, refiriéndose a que el acto de testar reúne los requisitos propios de acto verdaderamente humano, caracterizado por que se realice con inteligencia o conocimiento de su significado y alcance y con voluntad propia de querer el fin que con el mismo se persigue; voluntad que la falta de inteligencia vicia por no poderse querer lo que antes no es conocido, y por ello el estado patológico natural por vía de demencia impide al testador hallarse en su cabal juicio; caso en el cual no se halla un testador en el momento de otorgar su testamento, si las pruebas revelan que en ese momento disfruta de discernimiento, conciencia y voluntad, por haber desaparecido el estado de confusión mental en que estuvo hasta dos días antes de dictar su disposición testamentaria. (Amparo directo 2444/69.- Guadalupe Gleason de Quiróz, 22 de julio de 1974. 5 votos. Ponente: Ernesto Solis López, Secretario: Ignacio Nieto Ksusky). El cabal juicio puede perderse de una manera permanente, como en la demencia, o de una manera accidental, como en la sugestión hipnótica, el estado de ebriedad o de intoxicación por estupefacientes. El que impugnare la validez del testamento fundando su acción en esta incapacidad deberá aportar las pruebas pertinentes. Si el de cujus se encontraba en estado de interdicción se presentará la sentencia que así lo declare, pero en el [201

TITULO SEGUNDO/CAPITULO II

ART. 1311e

caso de que la brevedad del tiempo transcurrido entre la aparición de la demencia, el otorgamiento del testamento y la muerte del testador no se hubiere seguido el juicio de interdicción, la ley admite otros medios de prueba (amparo directo núm. 1878, 1953, sec. 2a., 5a. época, t. (CX1X, pp. 1618 y 1619). Testamento, nulidad de, por incapacidad. (Legislación de Nuevo León).-

Del artículo 1203 del Código Civil de Nuevo León, se desprende que no es necesario seguir un previo juicio de interdicción contra el testador, para pedir la nulidad de un testamento por incapacidad temporal puesto que aun en los casos de perturbación accidental de las facultades mentales sobreviene la incapacidad, y como es característico que tal incapacidad se realice de improviso, es obvio que al establecer el legislador impedimento de testar a los que habitual o accidentalmente no disfruten de su cabal juicio, implícitamente la ley admite la prueba posterior. Aun los testamentos públicos pueden ser objetados por falta de capacidad considerando que el notario público no es perito apto para determinar sobre el estado mental del testador. El mismo amparo antes señalado establece que: Notarios, testamento ante los.- El testimonio notarial concerniente a un testamento público abierto admite prueba contraria, no obstante que se

trata de un documento público, ya que la declaración de un notario sobre la capacidad de uno de los contratantes o del testador puede ser errónea y aun maliciosa, y el error y la malicia pueden ser demostrados por cualquier medio de prueba de los que la ley autoriza. En otra tesis la SC.IN ha expresado respecto de la prueba sobre el trastorno mental del testador: Testamento, nulidad, del, cuando el otorgante padece transtorno mental, prueba,- Para acreditar que exista un trastorno mental, es necesaria la

prueba pericial de médicos especialistas en enfermedades mentales, por ser ésta la adecuada y necesaria para demostrar la incapacidad mental de

una persona, y no pretender justificarla mediante testigos. Amparo directo 7135/62.-Julio Chapa Flores, 9 de agosto de 1968. Unanimidad de 4 votos. Ponente: Rafaél Rojina Villegas. Amparo directo 7135/62, 6a. época, vol. CXXXIV , p. 58, sobre el testamento otorgado en estado de ebriedad: Testamento otorgado en estado de ebriedad.- Aun admitiendo el estado de ebriedad del testador, cuando otorgó el testamento, de ello no se deduce necesariamente la ausencia total de sus facultades mentales, que lo incapacitara para testar, cuando no se demostró un grado de ebriedad absoluto, y completo que lo privara de su cabal juicio. Amparo directo 4724/66. Josefina Rocha de Saucedo, 26 de abril de 1967. Unanimidad de

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ARTS. 1306, 1307 y 1308

LIBRO TERCERO

5 votos. Ponente: Mariano Ramírez Vázquez. Amparo directo 4724/66, SJF 6a. época, vol. CXVIII, p. 114. Además de las incapacidades señaladas en este artículo existen limitaciones a la testamentificación; los que no saben o no pueden leer son inhábiles para elaborar testamento cerrado (a. 1530 CC). Ante la incapacidad del menor que no ha cumplido dieciséis años o del enajenado que sufre enajenación mental, para otorgar válidamente un testamento, la transmisión hereditaria tendrá lugar por sucesión legítima. I.B.S.

Es válido el testamento hecho por un demente en un intervalo de lucidez, con tal de que al efecto se observen las prescripciones siguientes:

ARTÍCULO 1307.

El a. 450 del CC señala como regla general que tienen incapacidad natural y legal los mayores de edad privados de inteligencia por locura, idiotismo o imbecilidad, aun cuando tengan intervalos lúcidos. A pesar de ello este precepto reconoce la validez del testamento otorgado por un demente en un intervalo de lucidez. La incapacidad por enajenación en materia sucesoria es relativa, lo que importa no es el estado general del autor de la herencia sino el que tiene al momento de confeccionar el testamento. La incapacidad para testar deja de existir durante el intervalo de lucidez. B. S.

Siempre que un demente pretenda hacer testamento en un intervado de lucidez, el tutor y en defecto de éste, la familia de aquél, presentará por escrito una solicitud al Juez que corresponda. El Juez nombrará dos médicos, de preferencia especialistas en la materia, para que examinen al enfermo y dictaminen acerca de su estado mental. El Juez tiene obligación de asistir al examen del enfermo, y podrá hacerle cuantas, preguntas estime convenientes, a fin de cerciorarse de su capacidad para testar.

ARTÍCULO 1308.

Para que una persona privada de sus facultades mentales, pero que goce de • intervalos de lucidez, pueda otorgar testamento se requiere seguir el procedimiento descrito en este precepto. (Ver comentarios al a. 1307). 1.B.S.

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TITULO SEGUNDO/CAPITULO /I



ARTS. 1309, 1310, 1311 y 1311

ARTÍCULO 1309. Se

hará constar en acta formal el resultado del reconocimiento.

Ver comentario al a. 1307 del CC. LBS.

ARTICULO 1310. Si

éste fuere favorable, se procederá desde luego a la formación de testamento ante Notario Público, con todas !as solemnidades que se requieren para los testamentos públicos abiertos.

Ver comentario al a. 1307 del CC. . 1.B.S.

ARTÍCULO 1311. Firmarán

el acta, además del Notario y de los testigos, el Juez y los médicos que intervinieron para el reconocimiento, poniéndose al pie del testamento, razón expresa de que durante todo el acto conservó el paciente perfecta lucidez de juicio, y sin este requisito y su constancia, será nulo el testamento.

No es suficiente la firma del notario para cerciorarse del estado mental del testador puesto que no es un perito apto para determinar sobre estas cuestiones, son los médicos especialistas los capacitados para dictaminar sobre ellas. (Ver comentarios al a. 1316). 1.B.S.

Para juzgar de la capacidad del testador se atenderá especialmente al estado en que se halle al hacer el testamento.

ARTICULO 1312.

En opinión de Antonio de lbarrola ( Coscrá y sucesiones, 5a. ed,México, Porrúa, 1981, p. 668) el adverbio "especialmente" se agregó al precepto en forma completamente desafortunada pues se trata de un error de copia del código civil español. Este ordenamiento, en su lugar utiliza el adverbio "únicamente". La posibilidad de que un sujeto privado de sus facultades mentales pueda otorgar testamento durante intervalos de lucidez sin importar su estado general anterior o posterior confirma que la capacidad del testador es juzgada "únicamente" en el momento en que se elabore el testamento. (Ver comentario al a. 1307). . I.B.S. [23]

ART. 1313

LIBRO TERCERO

CAPITULO III De la capacidad para heredar ARTÍCULO 1313. Todos los habitantes del Distrito Federal de

cualquier edad que sean, tienen capacidad para heredar, y no pueden ser privados de ella de un modo absoluto; pero con relación a ciertas personas y a determinados bienes, pueden perderla por alguna de las causas siguientes: I.—Falta de personalidad; II.—Delito; • 111.—Presunción de influencia contraria a la libertad del testador, o a la verdad o integridad del testamento; IV.—Falta de reciprocidad internacional; V.—Utilidad pública; VI.—Renuncia o remoción de algún cargo conferido en el testamento. No sólo los habitantes del DF tienen capacidad para heredar. De acuerdo con el a. 12 de este código "las leyes mexicanas, incluyendo las que se refieren al estado y capacidad de las personas se aplican a todos los habitantes de la República ya sean nacionales o extranjeros, estén domiciliados o sean transeúntes". Este precepto se aplica con las limitaciones establecidas por la C en las respectivas leyes reglamentarias de los artículos constitucionales y tomando en cuenta la reciprocidad internacional. La fr. 1 establece como incapacidad para heredar, la falta de personalidad jurídica. Tratándose de personas físicas el a. 1314 fija los criterios. En cuanto a las personas morales, se requiere para que éstas tengan capacidad de goce, que estén constituidas legalmente. En el caso específico de las iglesias, el a. 130 constitucional expresa que; "La ley no reconoce personalidad alguna a las agrupaciones religiosas denominadas iglesias" que por tanto son incapaces para adquirir bienes bajo ningún título. Como excepción a esta regla general el a. 20 de la L1A P para el DF establece: "Cuando una persona afecte sus bienes por testamento para crear una fundación de asistencia privada, no podrá hacerse valer la falta de capacidad derivada de los aa. 1313 fr. 1, y 1314 del CC. La doctrina enseña que la incapacidad para heredar es absoluta cuando impide adquirir por cualquier título y relativa cuando sólo impide adquirir a determinada persona. El a. 1313 establece que en general todos tienen capacidad para heredar, sin embargo, ciertas personas pueden perderla. LBS. [24]

APTS. 1314 y 1313

TITULO SECUNDO/CAPITULO III

Son incapaces de adquirir por testamento o por intestado, a causa de falta de personalidad, los que no estén concebidos al tiempo de la muerte del autor de la herencia, o los concebidos cuando no sean viables, conforme a lo dispuesto en el articulo 337.

ARTÍCULO 1314.

No es la falta de personalidad o la incapacidad lo que impide a los concebidos adquirir bienes, lo que ocurre es que no existe sujeto de derecho que pueda adquirirlos. De quien no existe no puede decirse que sea incapaz; la existencia de alguien que reciba los bienes es un presupuesto de la sucesión, puesto que la transmisión ocurre en el momento de la muerte. El a. 22 de este código establece: "La capacidad jurídica se adquiere por el nacimiento y se pierde por la muerte, pero desde el momento en aue un individuo es concebido entra bajo la protección de la ley y se le tiene por nacido para los efectos declarados en el presente código". Los concebidos tienen capacidad jurídica para heredar pero condicionada a su viabilidad. Conforme a lo dispuesto por el a. 337 del CC sólo se reputa nacido el feto que desprendido enterataente del seno materno vive veinticuatro horas o es presentado vivo dentro de ese plazo al registro civil. La viabilidad del heredero es la circunstancia de la cual depende que el concebido pueda heredar. Para determinar si el presunto heredero estaba concebido al momento de la muerte del autor de la sucesión no existen presunciones especiales en materia de sucesiones. Deben aplicarse las especificadas para establecer la época de la concepción v por lo tanto la paternidad del marido o del concubinario (aa. 324 y 383 de- l CC). Este precepto se relaciona con las disposiciones de este código sobre las precauciones que deben adoptarse cuando la viuda queda embarazada. La viuda que crea haber quedado embarazada debe poner el hecho en conocimiento del juez que conozca de la sucesión...; sin embargo, la omisión de la madre no perjudica la legitimidad del hijo si por otros medios legales puede acreditarse (a. 1642 del CC). I. B.S.

Será, no obstante, válida la disposición hecha en favor de los hijos que nacieren de ciertas y determinadas personas durante la vida del testador.

ARTÍCULO 1315.

Este precepto no contradice al anterior, debe entenderse que los hijos a que se refiere este artículo, serán concebidos al abrirse la sucesión, siempre que nazcan viables (véanse comentarios a los na. 1314, 1480 y 1481). I.B.S. [25]

Lamo TERCERO

ART. 1318

ARTíCU LO 1316. Por razón de delito son incapaces de adquirir por testamento o por intestado: I.—El que haya sido condenado por haber dado, mandado o intentado dar muerte a la persona de cuya sucesión se trate, o a los padres, hijos, cónyuge o hermanos de ella; II.—El que haya hecho contra el autor de la sucesión, sus ascendientes, descendientes, hermanos o cónyuge, acusación de delito que merezca pena capital o de prisión, aun cuando aquélla sea fundada, si fuere su descendiente, su ascendiente, su cónyuge o su hermano, a no ser que ese acto haya sido preciso para que el acusador salvara su vida, su honra, o la de sus descendientes, ascendientes, hermanos o cónyuge; 111.—El cónyuge que mediante juicio ha sido declarado adúltero, si se trata de suceder al cónyuge inocente; IV.—El coautor del cónyuge adúltero, ya sea que se trate de la sucesión de éste o de la del cónyuge inocente; V.—El que haya sido condenado por un delito que merezca pena de prisión, cometido contra el autor de la herencia, de sus hijos, de su cónyuge, de sus ascendientes o de sus hermanos; VI. El padre y la madre respecto del hijo expuesto por ellos; VII.—Los padres que abandonaren a sus hijos, prostituyeren a sus hijas o atentaren a su pudor, respecto de los ofendidos; VIII.—Los demás parientes del autor de la herencia que, teniendo obligación de darle alimentos, no la hubieren cumplido; IX.—Los parientes del autor de la herencia que, hallándose éste imposibilitado para trabajar y sin recursos, no se cuidaren de recogerlo, o de hacerlo recoger en establecimientos de beneficencia; X.—El que usare de violencia, dolo o fraude con una persona para que haga, deje de hacer o revoque su testamento; XL—El que conforme al Código Penal, fuere culpable de supresión, substitución o suposición de infante, siempre que se trate de la herencia que debió de corresponder [26]

ART. 1316

TITULO SEGUNDO/CAPITULO III

a éste o a las personas a quienes se haya perjudicado o intentado perjudicar con esos actos. La incapacidad por causa de delito plantea distintas cuestiones. En general se puede decir que todo delito cometido contra el autor de la herencia, sus ascendientes, descendientes, cónyuges o hermanos, origina incapacidad para heredar. También la originan los actos que, sin llegar a tipificar un delito penal, revelan una conducta reprobable en contra del autor de la herencia, sus ascendientes descendientes, cónyuge o hermanos. Tomando en cuenta la posible comisión de delitos y la ejecución de ciertos actos contra el autor de la herencia, se regulan once formas de incapacidad. 1. Debe existir una sentencia penal que haya declarado culpable al presunto heredero de los delitos mencionados en la fr. I. 11. En el caso previsto en la fr. I I no se requiere una sentencia judicial previa; independientemente del resultado del juicio, la simple acusación de delito contra el autor de la herencia o las personas mencionadas, convierte al que la ha presentado en incapaz para heredar. III y IV. Debe existir una sentencia civil o penal que declare el adulterio (ver comentario al a. 267 fr. 1). V. Esta incapacidad es una consecuencia de la sentencia penal condenatoria (ver comentarios a la fr. 1 de este artículo). VI. El padre y la madre son incapaces de heredar respecto del hijo expuesto por ellos, entendiendo por exposición el abandono del hijo sin protección alguna. No es necesaria una sentencia penal, puesto que también el a. 444 fr. IV del CC se refiere a la exposición de menores por sus padres. VII. Por abandono debe entenderse el incumplimiento del deber de asistencia y de cuidado al que están obligados los padres. Tampoco se requiere sentencia penal para declarar la incapacidad, pues esta conducta es causa de pérdida de la patria potestad que puede ser decretada por un juez civil. El atentado al pudor o la prostitución de las hijas, incapacitan a los padres para ser herederos de ellas. No se requiere sentencia penal. Bastará la prueba en el juicio sucesorio de la comisión de actos que aunque no tipifiquen el ilícito penal, su comisión es causa de incapacidad para heredar a la hija ofendida, VII'. Los obligados a prestar alimentos al autor de la herencia en los términos de los aa. 303, 304 y 305 del CC que no cumplan con su obligación, son incapaces de heredar. IX. Si la fracción anterior se refiere a los parientes que teniendo obligación alimentaria con respecto al de cujus no la hubieren cumplido, esta fracción se aplica a los parientes que no estaban obligados a cubrir los alimentos del autor de la sucesión, pero que pudieron haberles prestado asistencia, acogiéndolos o procurando su internación en algún establecimiento de asistencia pública o privada. X. En este caso la voluntad del testador no está libremente expresada y además de la incapacidad para heredar dei que influyó o presionó la voluntad 1271

LIBRO TERCERO

ARTS. 13111, 1317, 1319 y 1319

del testador, el testamento podrá ser declarado nulo, lo mismo que el acto que revoque un testamento anterior (véanse comentarios a los aa. 1322, 1325, 1485, 1486, 1487 y 1488 del CC).

XI. Para invocar esta incapacidad se necesita que se haya pronunciado una sentencia penal que declare la supresión o suposición de infante, si estos delitos determinaron las porciones de la participación hereditaria. (a. 227 del CP). 1.B.S. ARTÍCULO 1317. Se aplicará también lo dispuesto en la fracción Il

del artículo anterior, aunque el autor de la herencia no fuere descendiente, ascendiente, cónyuge o hermano del acusador, si la acusación es declarada calumniosa. La ratio legis de este precepto es la misma de la fr. 11 del a. 1316, la acusación calumniosa contra el autor de la sucesión. Esta acusación implica una aversión profunda del calumniador respecto del de cujus.

I.B.S.

ARTICULO 1318. Cuando la parte agraviada de cualquiera de los

modos que expresa el artículo 1316, perdonare al ofensor, recobrará éste el derecho de suceder al ofendido, por intestado, si el perdón consta por declaración auténtica o por hechos indubitables. Las incapacidades a que se refiere el a. 1316 no son absolutas ni definitivas, el agraviado puede perdonar al ofensor y con ello devolverle la capacidad para heredar.

En el caso de sucesión testamentaria, el perdón se otorga en los términos del a. 1319. En los casos de intestado, el perdón podrá expresarse por declaración auténtica o por hechos indubitables; p.e., si después de conocido el agravio el ofendido continúa viviendo, frecuentando o incluso realizando viajes con el ofensor o de alguna manera le demuestra su afecto (con obsequios, etc.).

I.B.S.

ARTICULO 1319. La capacidad para suceder por testamento, sólo

se recobra si después de conocido el agravio, el ofendido instituye heredero al ofensor o revalida su institución anterior con las mismas solemnidades que se exigen para testar. [28]

TITULO SEGUNDO/CAPITULO III

ARTS. 1319, 1320 y 1321

En el caso de sucesión testamentaria el perdón debe ser expreso y constar en un testamento, (Ver comentario al a. 1318 del CC, relacionado con el a. 1486). I. B.S. ARTICULO 1320. En los casos de intestado, los descendientes del

incapaz de heredar conforme al artículo 1316, heredarán al autor de la sucesión, no debiendo ser excluidos por la falta de su padre; pero éste no puede, en ningún caso, tener en los bienes de la sucesión, el usufructo, ni la administración que la ley acuerda a los padres sobre los bienes de sus hijos.

Este precepto mantiene el derecho de representación reconocido por el a. 1609 y 1632 del CC según el cual los hijos cuyo padre fue incapaz de heredar pueden recibir los bienes hereditarios. Se considera que la incapacidad derivada de actos cometidos en los términos del a. 1316 no deben perjudicar a los descendientes del incapaz de heredar. Este razonamiento no se extiende a !a sucesión testamentaria (a. 1336 del CC). La segunda parte del artículo es criticable según algunos autores. Araujo Valdivia se expresa así: (Derecho de las cosas y de las sucesiones, Puebla, Cajica .Jr., 1972, pp. 449 y 550). "Así el padre es excluido del haber hereditario y no puede tener en ningún caso la administración ni el usufructo de los bienes de los hijos; con ello también se priva a los menores del derecho de que sean sus padres quienes administren sus bienes en ejercicio de la patria potestad. Se impone la necesidad de recurrir a extraños que quizá cumplirán sin el cuidado y el celo con que lo haría el padre". El haber incurrido en cualquiera de las causas de indignidad que señala el a. 1316 determina que una persona debe ser considerada indigna para heredar, pero esto no significa que necesariamente sea indigna para administrar los bienes de sus hijos; en realidad se trata de dos aspectos de la conducta humana para los cuales no es posible generalizar a priori y menos aún en perjuicio de los hijos (véanse comentarios a los aa. 425, 438 y 1599 del CC). I.B.S.

A RTÍCULO 1321. Por presunción de influjo contrario a la libertad del autor de la herencia, son incapaces de adquirir por testamento del menor, los tutores y curadores, a no ser que sean instituidos antes de ser nombrados para el cargo o después de la mayor edad de aquél, estando ya aprobadas las cuentas de la tutela. La presunción de influjo contrario a la libertad del autor de la herencia estable[29]

ARTS. 1321, 1322 Y 1323



LIBRO TERCERO

cida en este artículo y en el 1323 y 1325 permiten suponer que el testamento no fue el acto personalísimo y libre por el cual una persona capaz dispone de sus bienes y declara o cumple deberes para después de su muerte (a. 1295 del CC). Si la influencia implica el uso de violencia, dolo o fraude, el que la ejerció también es incapaz de heredar (a. 1316 fr. X). Además el testamento podrá ser declarado nulo en los términos del a. 1487 del CC. En los casos en que el testamento sea declarado nulo, si no existe un testamento válido anterior, se abre la sucesión legítima, pero los declarados incapaces para heredar por haber influido en la voluntad del testador tampoco podrán heredar por esta vía. Debe hacerse notar que los aa. 1323 y 1325 extienden la incapacidad para heredar a los cónyuges, ascendientes, descendientes y hermanos del incapaz, lo que no ocurre con los parientes ni cónyuge de los tutores o curadores. La incapacidad establecida es relativa porque son capaces de heredar los tutores o curadores instituidos antes de ser nombrados para el cargo, cuando han sido aprobadas las cuentas de la tutela después de la mayor edad; lo mismo ocurre si el tutor o curador es ascendiente o hermano del menor (a. 1322 del CC). I.G.G. y M.F.B.

1322. La incapacidad a que se refiere el artículo anterior no comprende a los ascendientes ni hermanos del menor, observándose en su caso lo dispuesto en la fracción X del articulo 1316.

ARTÍCULO

Ver comentario al a. 1321 del CC.

LBS.

ARTICULO 1323.

Por presunción contraria a la libertad del testador, son incapaces de heredar por testamento, el médico que haya asistido a aquél durante su última enfermedad, si entonces hizo su disposición testamentaria; así como el cónyuge, ascendientes, descendientes y hermanos del facultativo, a no ser que los herederos instituidos sean también herederos legítimos.

Se presume que el médico a cargo de una persona durante su última enfermedad ejerce gran influencia sobre ella; esta influencia puede resultar contraria a la libertad del testador. Para evitar esta situación el precepto establece una incapacidad de heredar para el médico y la extiende a su cónyuge, ascendientes, descendientes y hermanos. Esta incapacidad es relativa, puesto que si el faculta[30]

TITULO SECUNDO/CAPITULO III



ARTS. 1353, 1324 y 1325

tivo tiene la calidad de heredero legítimo no pierde su capacidad para heredar. por testamento (Ver comentario al a. 1221). .8. S.

1324. Por presunción de influjo contrario a la verdad e integridad del testamento, son incapaces de heredar, el notario y los testigos que intervinieron en él, y sus cónyuges, descendientes, ascendientes o hermanos.

ARTICULO

La presunción en este caso recae sobre la verdad o integridad del testamento. El notario y los testigos que intervienen en el otorgamiento del testamento pueden modificar o mal interpretar la voluntad del testador. Ante la sola posibilidad de esta conducta se les considera incapaces de heredar, lo mismo que a sus parientes y cónyuge. Por otra parte, el a. 1502 fr. VI establece que no pueden ser testigos del testamento los herederos o legatarios, ascendientes, descendientes,eónyuge o hermanos. 1.B. S.

Los ministros de los cultos no pueden ser herederos por testamento de los ministros del mismo culto o de un particular con quien no tengan parentesco dentro del cuarto grado. La misma incapacidad tienen los ascendientes, descendientes, cónyuges y hermanos de los ministros, respecto de las personas a quienes éstos hayan prestado cualquiera clase de auxilios espirituales, durante la enfermedad de que hubieren fallecido o de quienes hayan sido directores espirituales los mismos ministros.

ARTÍCULO 1325.

Igual que en el caso del médico que atiende al autor de la herencia en su última enfermedad, los ministros de los cultos pueden influir en la voluntad del testador. Este artículo se refiere a los ministros de los cultos en particular y no a las iglesias que son incapaces de heredar por falta de personalidad jurídica. El a. 130 constitucional establece también la incapacidad de los ministros de los cultos para ser herederos por testamento de los ministros del mismo culto o de un particular con quien no tengan parentesco dentro del cuarto grado. 1. B. S.

[31-1

ATS. 1321, 1327 y 1328

LIBRO TERCERO

ARTICULO 1326. El notario que a sabiendas autorice un testamento en que se contravenga lo dispuesto en los tres artículos anteriores, sufrirá la pena de privación de oficio. Siendo el notario un perito en materia sucesoria debe velar por el cumplimiento exacto de la ley, si no lo hace, se hará acreedor a la sanción establecida en este artículo, así como de las señaladas en el a. 1520 de este código. B. S.

Los extranjeros y las personas morales, son capaces de adquirir bienes por testamento o por intestado; pero su capacidad tiene las limitaciones establecidas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en las respectivas leyes reglamentarias de los artículos constitucionales. Tratándose de extranjeros, se observará también lo dispuesto en el artículo siguiente.

ARTÍCULO 1327.

Corresponde a la C y a sus leyes reglamentarias señalar las incapacidades y limitaciones de los extranjeros y de las personas morales para adquirir bienes por sucesión monis causa. El a. 27 constitucional establece las prescripciones que rigen la capacidad para adquirir el dominio de las tierras y aguas de la nación. Las leyes mexicanas se aplican a todos los habitantes de la República, aun cuando se trate de extranjeros domiciliados en ella o de transeúntes (a. 12 del CC). Los bienes inmuebles ubicados en el DF y los bienes muebles que en el mismo -se encuentren se rigen por las disposiciones del CC aun cuando los dueños sean extranjeros (a. 14 del CC). Las personas jurídicas que han sido reconocidas legalmente como tales (a. 25 del CC) son plenamente capaces para adquirir por testamento, puesto que por intestado sólo pueden heredar las personas físicas. Las personas morales pueden heredar aun cuando en sus estatutos no se encuentre prevista la posibilidad de adquirir bienes por herencia o legado. La capacidad jurídica de las personas jurídicas para adquirir por testamento termina con su extinción. (Véase el a. 773 del CC). 1.8.S.

Por falta de reciprocidad internacional, son incapaces de heredar por testamento o por intestado, a los habitantes del Distrito Federal, los extranjeros que, según las leyes de su país, no pueden testar o dejar por intestado sus bienes a favor de los mexicanos.

ARTÍCULO 1328.

[32)

ARTS. 1328, 1320 y 1330

TITULO SEGUNDO/CAP1TULO 111

Esta incapacidad de los extranjeros para heredar por testamento o por sucesión legitima cuando según las leyes del país del cual son nacionales no les permitan heredar, es una excepción a la regla general consagrada en el a. 1327 y como tal debe se:- probada por quien niegue el derecho hereditario y no por quien lo reclame.

1. B.S.

La herencia o legado que se deje a un establecimiento público, imponiéndole algún gravamen o bajo alguna condición, sólo serán válidos si el Gobierno los aprueba.

ARTICULO 1329.

Los establecimientos públicos capaces de heredar son aquellos a los que se les ha reconocido personalidad jurídica: La nación, los estados y los municipios, y las demás corporaciones de carácter público reconocidas por la ley (frs. 1 y 11 del a, 25 del CC). Sólo serán válidas las herencias y legados sujetos a condición o gravamen si son aprobados por las dependencias de la administración pública que corresponda en los términos de la LOAPF. I.B.S.

Las disposiciones testamentarias hechas en favor de los pobres en general o del alma, se regirán por lo dispuesto en los artículos del 75 al 87 de la Ley de Beneficencia Privada. Las hechas en favor de las iglesias, sectas o instituciones religiosas, se sujetarán a lo dispuesto en los artículos 27 de la Constitución Federal y 88 de la ya citada Ley de Beneficencia.

ARTICULO 1330.

El a. 27 constitucional establece la incapacidad de las iglesias para adquirir, poseer o administrar bienes raíces ni capitales sobre ellos y el a. 130 del mismo ordenamiento no reconoce personalidad alguna a las iglesias, las que, por tanto, no pueden heredar ninguna clase de bienes o de derechos. La LBP de 1926 disponía en sus aa. 75 al 87 las normas relativas a las disposiciones testamentarias hechas en favor de los pobres en general. Esta ley fue abrogada por la L1AP para el DF del 2 de enero de 1943. El a. 37 de este ordenamiento expresa: "De acuerdo con lo que dispone el a. 1330 del CC, las disposiciones en favor de las iglesias, sectas o instituciones religiosas y las d ispocisiones testamentarias hechas en favor de los pobres en general, sin designación de personas, o el alma, se entenderá en favor de la asistencia privada... "y el a. 34 dispone: cuando el testador destine todo o parte de sus bienes a la asistencia privada sin designar concretamente la institución favorecida, corresponderá a [33]

ARTS. 1330, 1331 y 1332

LIBRO TERCERO

la junta de ese ramo señalar dicha institución o instituciones, o resolverse a crear una nueva institución". Si llega a crearse una nueva institución se tratará de otro caso de excepción a la regla establecida en el a. 1313 fr. 1, sobre la incapacidad para heredar derivada de la falta de personalidad jurídica, puesto que la institución no existe en el momento de la muerte del testador sino que es creada con posterioridad. Por último, también puede ocurrir que el testador encomiende a un tercero la distribución de las cantidades destinadas a los pobres para que elija a qué personas debe aplicarse (a. 1298 CC).

Por renuncia o remoción de un cargo, son incapaces de heredar por testamento, los que, nombrados en él tutores, curadores o albaceas, hayan rehusado, sin justa causa, el cargo, o por mala conducta hayan sido separados judicialmente de su ejercicio.

ARTICULO 1331.

El que voluntariamente falta a la confianza del testador no es acreedor a la liberalidad que probablemente le fue hecha en consideración al mismo cargo con el que se le gravó y honró, y en el caso de ser removidos son más culpables que en el de excusarse voluntariamente de su encargo. El heredero instituido puede ser capaz al tiempo de la muerte del autor de la sucesión, pero sí rehusa sin justa causa o se le separa judicialmente del cargo, surge una incapacidad posterior al tiempo de la muerte del autor de la herencia. La falta de cumplimiento al desempeño del cargo, opera como condición resolutoria. A pesar de haber tenido capacidad para heredar al momento de la muerte del autor de la sucesión, si no se desempeña el cargo se convierte en incapaz para heredar. Podríamos afirmar en este caso, que se trata de una institución de heredero sujeto a condición por imperio de la ley, y así la falta de cumplimiento de una obligación se considera condición resolutoria (a. 1361 del CC). La incapacidad no se extiende a los que han tenido una causa legítima para no ejercer el cargo. Esta causa de incapacidad para heredar sólo se refiere a la sucesión testamentaria pues no hace perder al condenado a esa pérdida los derechos que pueda tener a la sucesión legítima.

I.B.S.

Lo dispuesto en la primera parte del artículo anterior, no comprende a los que, desechada por el juez la excusa, hayan servido el cargo.

ARTÍCULO 1332.

Este artículo plantea una hipótesis distinta a la del a. 1331. Si el heredero presenta [341

ARTS. 1332, 1333, 1334 y 1335

TITULO SEGUNDO/CAPITULO III

una excusa para el desempeño de su encargo, pero después de que la misma es desechada por el juez, cumple con su obligación, es capaz de heredar. I. as.

ARTÍCULO 1333. Las personas llamadas por la ley para desempe-

ñar la tutela legítima y que rehusen sin causa legítima desempeñarla, no tienen derecho de heredar a los incapaces de quienes deben ser tutores. Si mueren los menores o mayores incapacitados, no heredan por sucesión testamentaria ni por sucesión legitima a las personas que, estando obligadas al desempeño de la tutela legítima del autor de la herencia, no hubieren cumplido con su encargo, a menos que para ello tuvieren una causa legítima. Además de perder el derecho a heredar al incapacitado, el que se niegue, a cumplir con la tutela legítima será responsable de los daños y perjuicios que por su renuncia hayan sobrevenido al mismo incapacitado (a. 517). LBS.

ARTÍCULO 1334. Para que el heredero pueda suceder, basta que

sea capaz al tiempo de la muerte del autor de la herencia. En el momento de la muerte del autor de la sucesión ocurre la transmisión de los bienes, en ese momento el heredero debe existir y tener capacidad para heredar. Esta regla general no es absoluta y admite excepción en el caso establecido por el a. 1331 del CC, pues el heredero instituido puede ser capaz al tiempo de la muerte del autor, pero si rehusa un cargo testamentario sin justa causa o es separado judicialmente de él, surge una incapacidad posterior con los efectos de una condición resolutoria. Por otra parte esta regla general debe relacionarse con el a. 1335 respecto de las instituciones condicionales. ( Ver comentario al a. 1331 del CC). 1.B.S. ARTICULO 1335. Si la institución fuere condicional, se necesitará,

además, que el heredero sea capaz al tiempo en que se cumpla la condición. El testador es libre para establecer condiciones al disponer de sus bienes. En el caso del a. 1335 se trata de condiciones suspensivas, la institución del heredero surte efecto por la realización de un acontecimiento futuro e incierto. En ese momento el heredero debe ser capaz, además de haberlo sido en el tiempo de la muerte del testador. B. S. [351

LIBRO TERCERO

ARTS. 1338, 1337, 1338 y 1339

ARTICULO 1336. El heredero por testamento, que muera antes que el testador o antes de que se cumpla la condición; es incapaz de heredar y el que renuncie a la sucesión no trasmiten ningún derecho a sus herederos. Este artículo se refiere únicamente a la sucesión por testamento en donde no opera el derecho de representación, como en la sucesión legítima (aa. 1669,1603 y 1609 del CC). En el caso de intestado, el heredero o el legatario que mueran antes de que se cumpla la condición, se convierta en incapaz o repudie la herencia o legado, sí la transmite a sus herederos.

1.B.S. ARTÍCULO 1337. En los casos del artículo anterior la herencia pertenece a los herederos legítimos del testador, a no ser que éste haya dispuesto otra cosa. En el caso planteado en este precepto, la porción hereditaria que correspondía al heredero pertenece a sus herederos legítimos, a no ser que el testador haya dispuesto otra cosa, como p.e., la institución de un heredero substituto en los términos del a. 1472 del CC. (Véase a. 1599).

I.B.S. ARTÍCULO 1338.

El que hereda en lugar del excluido, tendrá las mismas cargas y condiciones que legalmente se habían puesto a aquél.

Como en el caso de la substitución de heredero (a. 1476 del CC), el que hereda en lugar del excluido, ya sea por representación en la sucesión legítima o por ser heredero legítimo cuando no hay testamento o éste no produce efectos, recibe la herencia con los mismos gravámenes y condiciones con que debían recibir los herederos; puede suponerse que la ley se refiere a condiciones suspensivas o resolutorias que no sean en función de la persona del heredero. LB. S.

ARTÍCULO 1339. Los deudores hereditarios que fueren demandados y que no tengan el carácter de herederos, no podrán oponer, al que esté en posesión del derecho de heredero o legatario, la excepción de incapacidad. El artículo establece una regla general; los deudores hereditarios, esto es, aquellos sobre los cuales pese un crédito constituido en favor de la sucesión, que [36]

TITULO SEGUNDO/CAPITULO III

MITS. 1339, 1340 y 1341

fueron demandados por el pago del crédito y que no tengan el carácter de herederos, no podrán oponer la excepción de incapacidad de heredar al que esté en posesión de ese derecho o al legatario; pues en realidad los deudores no pueden ser beneficiarios de esa incapacidad que sólo deben invocar los herederos legítimos o subtitutos, los cuales deben deducir las acciones necesarias para declarar la incapacidad en los términos del a. 1342 del CC. 1.B.S.

ARTICULO 1340. A excepción de los casos comprendidos en las

fracciones X y XI del articulo 1361, la incapacidad para heredar a que se refiere ese artículo, priva también de los alimentos que corresponden por ley.

Eduardo Faz Ferrería (Tratado de las sucesiones, t. I, Fundación de cultura universitaria, Montevideo, 1980, p. 411), considera que las asignaciones alimenticias no deben perderse por consecuencia de incapacidades. Basa su opinión en el sentido de que el derecho a los alimentos no es un derecho que se adquiera por sucesión, sino que es un crédito que ya existía en vida del extinto deudor. Siguiendo esta línea de pensamiento, al a. 1340 establece que el heredero que usare dolo o fraude para que una persona haga, deje de hacer o revoque su testamento, o aquel que fuere culpable del delito de supresión, suposición, o substitución de infante en los términos de las frs. X y XI del a. 1316, no pierde su derecho a las pensiones alimenticias. Tampoco lo pierden los herederos declarados incapaces por cualquiera otra causa establecida en la ley, a excepción, desde luego, de la falta de personalidad. Por lo tanto este precepto sólo se aplica en los casos enumerados en las frs. I a IX del a. 1316. LBS. ARTICULO 1341. La incapacidad no produce el efecto de privar al

incapaz de lo que hubiere de percibir, sino después de declarada en juicio, a petición de algún interesado, no pudiendo promoverla el juez de oficio.

Para que alguien sea privado de la herencia testamentaria o legítima que le corresponda, se requiere de una declaración judicial que admite la causa de incapacidad. En otros términos, la incapacidad no se decreta por pleno derecho, es menester que el interesado siga un juicio en contra del que se presume incapacitado, pruebe los hechos en que funde su acción y que exista una resolución judicial. I.B.S.

[37]

LIBRO TERCERO

ARTS. 1342 y 1343

ARTICULO 1342. No puede deducirse acción para declarar la

incapacidad, pasados tres arios desde que el incapaz esté en posesión de la herencia o legado; salvo que se trate de incapacidades establecidas en vista del interés público, las cuales en todo tiempo pueden hacerse valer.

Cuando la incapacidad se impone por motivos de orden público, la acción es imprescriptible; tales son las causas de falta de reciprocidad internacional o de las personas morales enumeradas como incapaces ene! a. 27 constitucional y en el 130. Se necesita naturalmente un juicio donde se pruebe la incapacidad. Las otras incapacidades de interés privado prescriben a los tres años desde que el incapaz entró en posesión de la herencia o legado. Sin embargo, surgen dudas respecto del caso planteado por el a. 1331. Cuando la incapacidad es derivada de una resolución judicial que separa al heredero del cargo para el que fue designado en el testamento, ¿desde cuándo debe comenzar a contarse el plazo? ¿Desde que el heredero entró en posesión de la herencia o desde que fue considerado incapaz? Interpretando literalmente el artículo, podríamos afirmar que el plazo comienza desde que el incapaz entra en posesión dela herencia y se vuelve incapaz cuando haya una declaración judicial que así lo declare. El plazo será de 3 años a partir de la declaración judicial de incapacidad. LB. S. ARTICULO 1343. Si el que entró en posesión de la herencia y la

pierde después por incapacidad, hubiere enajenado o gravado todo o parte de los bienes antes de ser emplazado en el juicio en que se discuta su incapacidad, y aquel con quien contrató hubiere tenido buena fe, el contrato subsistirá; mas el heredero incapaz estará obligado a indemnizar al legítimo, de todos los daños y perjuicios.

La incapacidad declarada surte efectos retroactivos; el heredero aparente e incapaz, debe devolver los bienes que ha recibido por herencia. Sin embargo, en protección de los terceros de buena fe, no se acepta la nulidad de todos los contratos, enajenaciones o gravámenes llevados a cabo, siempre y cuando se trate de actos a título oneroso. En este caso, el heredero capaz no podrá proceder en contra de tercero adquirente y sólo tendrá acción personal de indemnización en contra del heredero aparente. Este precepto aplica la regla generalmente citada por la doctrina, según la cual, siempre que exista un conflicto con un adquirente a título oneroso de buena fe, la controversia se resolverá en su favor, (Rojina Villegas, Derecho civil mexicano, sucesiones, pp. 159 y 258). Obsérvese sin embargo, que para que se produzcan los efectos señalados, es [38]

TITULO SECUNDO/CAPITULOS III y IV

ARTS. 1343, 1344

y

1345

necesario que la enajenación o gravamen hubieren tenido lugar antes de que el heredero incapaz haya sido emplazado a juicio en el que se discuta su incapacidad, pues si enajenó o gravó después, o si aquel con quien contrató no hubiere tenido buena fe, el contrato no subsistirá en perjuicio de los herederos legítimos o substitutos. (Araujo Valdivia, Derecho de las cosas v. de las sucesiones, México, Puebla, Cajica Jr., 1972, p. 551).

1.B.S.

CAPITULO IV De las condiciones que pueden ponerse en los testamentos ARTÍCULO 1344. El testador es libre para establecer condiciones al

disponer de sus bienes. Una consecuencia natural del derecho de propiedad es que el propietario tenga la facultad para disponer de sus bienes, y consiguientemente para transmitirlos por testamento sin limitaciones, lisa o llanamente, o imponiendo condiciones y cargas al heredero o legatario. El CC, en este artículo, reconoce y sanciona esta facultad. Y no podía sino ser así, pues si el dueño puede, por actos intervivos, transmitirlos con sujeción a condiciones, no se comprendería que esta facultad se le negara al momento de disponer para después de su muerte. Pero, a más de poder subordinar a "condiciones" la institución de heredero o legatario', puede el testador imponer "cargas" o "modos". igualmente se puede

sujetar a "término" la designación de legatario, no así la de heredero (véase a. 1380). Estas posibilidades están previstas en el capítulo del que es cabeza este artículo; de donde podemos afirmar que con mejor técnica jurídica el referido precepto debía expresar: "El testador es libre para establecer modalidades al disponer de sus bienes"; y el capítulo donde está contenido se debía denominar: "De las modalidades que pueden ponerse en los testamentos". Con ello, por otra parte, resultaría congruente lo establecido en el a. 1380, que haciendo referencia al artículo en comentario dice: "No obstante lo dispuesto en el a. 1344, la designación del día en que deba comenzar o cesar la institución de heredero, se tendrá por no puesta". C. L. V.

Las condiciones impuestas a los herederos y legatarios, en lo que no esté prevenido en este Capítulo, se regirán por las reglas establecidas para las obligaciones condicionales.

ARTíCULO 1345.

[39]

LIBRO TERCERO

ARTS. 1345, 1246 y 1347

Este artículo, cuyo antecedente se encuentra en el proyecto del código civil espafiol de 1851, que declara supletorias en la materia de condiciones puestas en los testamentos, las reglas establecidas en el CC respecto de las obligaciones condicionales. En primer lugar habrá que acudir para regular las condiciones impuestas por los testadores, a las prescripciones de este capítulo, y cuando éstas no basten para dar la norma jurídica, por no estar comprendida en sus preceptos, entonces regirá, como ley supletoria, la normatividad contenida en el capítulo I "De las obligaciones condicionales", del título segundo "Modalidades de las obligaciones", de la primera parte "De las obligaciones en general", del libro cuarto "De las obligaciones". del CC. Con acierto se ha afirmado que el fundamento jurídico de este precepto se encuentra en que, por regla general, las condiciones afectan de manera igual a las obligaciones, ya se trate de las surgidas de contrato, ya de las contenidas en disposiciones testamentarias; de donde resulta lógico que el legislador a] regular las condiciones que se pueden imponer al heredero o legatario haya remitido, en lo no previsto específicamente en esta materia, a las prevenciones que sobre las obligaciones condicionales contiene el CC. C.L.V.

ARTÍCULO 1346. La falta de cumplimiento de alguna condición

impuesta al heredero o al legatario, no perjudicará a éstos siempre que hayan empleado todos los medios necesarios para cumplir aquélla.

Lo establecido en este artículo se conoce en doctrina como "cumplimiento interpretativo" de la condición. El heredero o legatario gravado con una condición suspensiva potestativa, ha empleado todos los medios necesarios para cumplirla, pero sin conseguirlo. El legislador, teniendo en cuenta la inimputabilidad del heredero o legatario del incumplimiento de la condición, a fin de evitar la injusticia que de otra manera se cometería, ha dispuesto que esa falta de cumplimiento no le perjudique. Así, la condición se tendrá por cumplida, y el heredero o legatario podrá exigir la ejecución de la disposición hereditaria. C.L.V.

La condición física o legalmente imposible de dar o de hacer, impuesta al heredero o legatario, anulan su institución.

ARTÍCULO 1347.

Este artículo tiene sus antecedentes en el derecho romano, donde la escuela de los proculeyanos sostuvo que era nulo el legado si se unía a una condición imposible. Famosa es la polémica de esta escuela y Jade los sabinianos, quienes [40]

TITULO SEGUNDO/CAPITULO IV

MITS. 1347, 1348 y 1349

sustentaron la opinión contraria, al afirmar que la condición imposible impuesta al legatario debía tenerse por no puesta, siendo por lo tanto válido el legado, que por ello quedaba puro y simple. Nuestro CC de 1884, siguió la solución sabiniana, y así dispuso: "La condición física o legalmente imposible, sea de hacer o de no hacer, se tiene por no puesta" (a. 3251). El CC de 1928, por su parte, adoptó en este artículo, el criterio proculeyano. ¿Cuál es la solución más adecuada, la del código de 1884 o la del código vigente? Si la condición de imposible realización es suspensiva, la institución de heredero o legatario debe ser considerada como inexistente, en virtud de que nunca podrá llegar a nacer el derecho establecido en la disposición testamentaria, pues por hipótesis se sabe de antemano que el acontecimiento futuro e incierto nunca tendrá realización. Si la condición imposible es resolutoria, entonces la institución debe ser válida, pues por adelantado se tiene la certeza de que jamás se realizará el acontecimiento futuro e incierto del cual depende que se resuelva el derecho del heredero o del legatario, que jamás resultará afectado en cuanto a su existencia jurídica; en este caso, la institución debe considerarse pura y simple y la condición debe tenerse por no puesta (Rojina Villegas, Rafael, Derecho civil mexicano, t. IV, México, Porrúa, 1976, p. 51). C.L.V.

ARTÍCULO 1348. Si

la condición que era imposible al tiempo de otorgar el testamento, dejare de serio a la muerte del testador, será válida.

La imposibilidad de la condición debe juzgarse ene! momento de la muerte del testador y no en el de la facción del testamento, pues lo que importa es que el hecho sea posible o imposible una vez abierta la sucesión testamentaria, ya que hasta entonces existirá la posibilidad jurídica de que el heredero o el legatario pueda heredar. Antes sólo hay una expectativa de derecho que el testador podrá cambiar en todo tiempo con la revocación de su testamento (Rojina Villegas, Rafael, Derecho civil mexicano, t. IV, México, Porrúa, 1976, p. 52). En este orden, si la condición era imposible al tiempo de otorgarse el testamento, y dejare de serio a la muerte del testador, debe considerarse válida. C.L. V.

Es nula la institución hecha bajo la condición de que el heredero o legatario hagan en su testamento alguna disposición en favor del testador o de otra persona.

ARTÍCULO 1349.

La condición por la cual se exige que el heredero o legatario hagan en su testamento alguna disposición en favor del testador o de otra persona, es ilícita y [41]

MITS. 1349 y 135



LIBRO TERCERO

produce la nulidad de la institución. La razón de ser de esta nulidad, puede encontrarse en el hecho de que tal condición constituye un agravio a la voluntad del supuesto favorecido, ya que la coacciona restringiendo o eliminando la espontaneidad de su querer, en contra del principio de la libre testamentificación. Además una condición de esa naturaleza se aproxima a los pactos sucesorios, prohibidos en nuestra legislación. Para que puedan lograrse los efectos que con este artículo se pretenden conseguir, juzgamos necesario que a más de la nulidad de la disposición del testador que expresó la referida condición, se debe anular la otra, recíproca de ésta, donde pueda ocurrir que la condición no se encuentre declarada. Lo dispuesto en este artículo no debe operar si resulta que lo solicitado por el testador estaba de hecho conseguido al tiempo del testamento, p.e. porque el instituido hubiera ya favorecido al testador, espontáneamente, en propio testamento. En este caso la condición no tiene por qué nulificar la institución de heredero o legatario, porque no cOaccionó voluntad alguna. C.L. V.

La condición que solamente suspende por cierto tiempo la ejecución del testamento, no impedirá que el heredero o el legatario adquieran derecho a la herencia o legado y la trasmitan a sus herederos.

ARTÍCULO 1350.

Este artículo ha motivado gran polémica en doctrina, pues su contenido no es muy claro. Algunos juristas sostienen que en él se regulan los efectos de una condición suspensiva, pendiente de cumplimiento; mientras otros afirman que se trata de un plazo inicial. Si se concluye que se regulan los efectos de una condición suspensiva, este precepto está en contradicción con las disposiciones de los aa. 1336 y 1497 fr. I, según las cuales si el heredero o legatario condicional muere antes de cumplirse la condición, la disposición testamentaria caduca, sin que aquél haya adquirido derecho alguno, y sin que, por lo tanto, pueda transmitir nada a sus herederos. Esto es cierto, pues mientras la condición suspensiva está pendiente no nace el derecho del heredero o legatario, que depende, justamente, de un acontecimiento de realización incierta. Si se afirma que este artículo se refiere a la institución de heredero o legatario a partir de un incierto (condición no en sentido técnico) que meramente suspende la ejecución de un derecho adquirido, se evita la contradicción arriba señalada, pero otra dificultad se presenta: nuestro derecho no admite institución de heredero a plazo (véase a. 1380). Creemos que una adecuada interpretación sería la de considerar a este artículo como relativo exclusivamente a la institución de legatario, sujeta a plazo inicial. Lo que además estaría plenamente justificado habida cuenta que [42]

Mal. 1350,, 1351 y 1355

TITULO SEGUNDO/CAPITULO 1V

este precepto tiene su antecedente en el Código de Napoleón, donde su equivalente regula la institución testamentaria sujeta a plazo suspensivo. Con esto se salvaría toda contradicción, pues sería incuestionable la adquisición de derechos por el instituido y la posibilidad de transmisión a sus herederos. Por otra parte, el texto mismo del artículo lleva a esta solución, cuando dice: "La condición que solamente suspende por cierto tiempo la ejecución del testamento", dando así a entender que el derecho del legatario ya nació, y que sólo queda en suspenso su ejercicio o ejecución; esto sólo puede ocurrir en el caso del término, y no así en el de la condición. C. L.V.

Cuando el testador no hubiere señalado plazo para el cumplimiento de la condición, la cosa legada permanecerá en poder del albacea, y al hacerse la partición se asegurará competentemente el derecho del legatario para el caso de cumplirse la condición, observándose, además, las disposiciones establecidas para hacer la partición cuando alguno de los herederos es condicional.

ARTÍCULO 1351.

Mientras la condición suspensiva se encuentre pendiente de realización, el derecho del legatario o el del heredero, no habrá nacido, y por lo tanto, no podrán pedir la entrega de la cosa heredada o legada, misma que permanecerá en poder del albacea. En este caso, para que la partición de la herencia se pueda efectuar, es requisito asegurar competentemente el derecho del legatario, para el caso de que se cumpla la condición. El albacea proveerá ese aseguramiento, que durará hasta que la condición sea factible de cumplimiento (a. 860 del C PC para el DF). Véanse los aa. 1362, 1404 y 1702 del CC. C.L. V.

ARTÍCULO 1352. Si

la condición es puramente potestativa de dar o hacer alguna cosa, y el que ha sido gravado con ella ofrece cumplirla; pero aquel a cuyo favor se estableció rehusa aceptar la cosa o el hecho, la condición se tiene por cumplida.

Las condiciones puramente potestativas, son aquellas en las que sólo dependerá del heredero o legatario realizar el hecho futuro e incierto. Estas condiciones válidas en materia testamentaria, producen la nulidad del acto en materia de obligaciones, según lo dispuesto en el a. 1944 que a la letra dice: "Cuando el cumplimiento de la condición dependa de la exclusiva voluntad del deudor, la obligación condicional será nula". Es evidente que en realidad se deja a su arbitrio [43]

LISIO TISZCZ110

A1173. 1311, 1303 y 1304

aceptar o no la herencia. Si realiza la condición es porque decidió aceptar la herencia. Tratándose del deudor es-natural que no pueda depender su obligación exclusivamente de su voluntad, por aplicación del principio conforme al cual, el cumplimiento de las obligaciones no puede dejarse a la voluntad del deudor. El heredero, resultará beneficiado cumpliendo la condición potestativa. De acuerdo con este artículo, si el heredero o legatario al que se impuso la condición puramente potestativa ofrece cumplir la prestación en que ella consiste, pero establecida esta prestación en favor de un tercero, éste rehusa recibir la cosa o hecho materia de ella, la condición se tendrá por cumplida. Se trata de un cumplimiento virtual, en oposición al real, corolario del principio general contenido en el a. 1346. Y es que si el heredero condicional está pronto a cumplir no debe imputársele como falta la resistencia ajena. Se sigue, con esto, una norma del derecho romano, que daba por cumplida la condición si dependiendo del arbitrio del legatario y establecida en favor de un tercero, ofrece aquél cumplir, y éste se niega a recibir. C.L. V.

ARTÍCULO 1353. La condición potestativa se tendrá por cumplida

aun cuando el heredero o legatario hayan prestado la cosa o el hecho antes de que se otorgara el testamento, a no ser que pueda reiterarse la prestación, en cuyo caso no será ésta obligatoria sino cuando el testador haya tenido conocimiento de la primera. En este artículo puede observarse que en materia testamentaria se admiten condiciones respecto de hechos pasados, rompiéndose el concepto de condición como acontecimiento futuro del cual depende el derecho o la obligación. En el ámbito de los actos inter-vivos esto no es posible. En estricto rigor, la institución de heredero o legatario cuando se hace bajo condición potestativa ya cumplida, no es en verdad condicional, sin embargo la ley le atribuye el efecto de tal. Para que la condición se tenga por cumplida, habiéndose realizado antes de otorgarse el testamento, es menester tener en cuenta, por una parte, si el testador sabía o no de la ejecución de la prestación en que consiste, y, por otra, si esa prestación puede o no reiterarse. Si el testador tuvo conocimiento de la prestación, la condición no se tendrá por cumplida, a no ser que ya no pueda repetirse. Si el testador ignoraba el hecho de la prestación, la condición se tendrá por cumplida, aunque pudiera ser reiterada (véanse los aa. 1354 y 1498). C. L. V. ARTÍCULO 1354. En el caso final del artículo que precede, corres-

ponde al que debe pagar el legado la prueba de que el testador tuvo conocimiento de la primera prestación. [44]

Min. 1334, 1355 y 1354

TITULO SEGUNDO/CAPITULO IV

No se tiene por cumplida la condición a que se refiere el artículo anterior, y el legatario tiene que reiterar la prestación de la cosa o hecho, cuando es factible, si el testador tuvo conocimiento de aquella prestación al otorgar el testamento; porque entonces se presume que tal fue su voluntad, pues no habría impuesto esa condición sabiendo que ya se había cumplido. Pero el conocimiento de ese hecho no se presume, y por tanto debe probarse por el que tiene que pagar el legado; principio conforme con el sancionado por el a. 281 del CPC para el DF, según el cual, el que afirma está obligado a probar. C.L.V.

ARTÍCU LO 1355. La condición de no dar o de no hacer, se tendrá

por no puesta. La condición de no impugnar el testamento o alguna de las disposiciones que contenga, so pena de perder el carácter de heredero o legatario, se tendrá por no puesta. Este artículo se refiere a la condición potestativa negativa, misma que consiste en una prohibición impuesta al heredero o legatario de que no haga o no dé alguna cosa. Desde el derecho romano se observó que esta clase de condiciones, cuando el acto prohibido, dependiente de la voluntad del instituido era posible, y, si la condición era suspensiva, ofrecía la dificultad de que en los casos en que no podía realizarse durante la vida del instituido, había que esperar a su muerte para estar cierto de que la condición se había o no cumplido, y, entonces, la institución resultaba completamente ilusoria o inútil; el interesado nada adquiriría, porque habría muerto sin tener derecho, y nada podría transmitir a sus herederos porque ningún derecho habría adquirido. Para evitar estos resultados y además, seguramente tomando en cuenta que esta clase de condiciones implican una restricción indebida a la libertad del heredero o legatario, se dispuso en este artículo que la condición de no dar o de no hacer, se tenga por no puesta. En otras palabras, la condición se tendrá por no escrita y la institución de heredero se considerará pura y simple. Esto mismo ocurre respecto de la condición de no impugnar el testamento o alguna de las disposiciones que contenga, so pena de perder el carácter de heredero o legatario, por implicar una restricción indebida al derecho del heredero o legatario a impugar el testamento o las disposiciones en él contenidas, y por ser contraria al precepto legal que manda que el testador no pueda prohibir que se impugne el testamento (véase el a. 1490). Se trata, en este caso, de una condición potestativa negativa ilícita. C.L.V.

Cuando la condición fuere casual o mixta, bastará que se realice en cualquier tiempo, vivo o muerto el testador, si éste no hubiere dispuesto otra cosa.

ARTÍCULO 1356.

[45]

ARTS. 1356, 13157 y 1358

LEBRO TERCERO

Las condiciones casuales son aquellas que dependen del acaso, y las mixtas son las que dependen en parte del acaso y en parte de la voluntad de un tercero. Si la institución de heredero se sujeta a esta clase de condiciones no es necesario, para que se tengan por cumplidas, que la realización del acontecimiento en que consisten se verifique forzosamente luego de muerto el testador; bastará que se realice en cualquier tiempo, después de otorgado el testamento, salvo que el testador hubiere dispuesto otra cosa. Si no hubiese dispuesto otra cosa, y la condición se cumple en vida de él, la institución de heredero o legatario quedará pura y simple. Para que se tenga por cumplida la condición casual o mixta, cuyo suceso se realizó en vida del testador, no se requiere que éste ignore esa circunstancia, o que conociéndola, el suceso ya no pueda reiterarse. C.L.V. ARTÍCULO 1357. Si la condición se hubiere cumplido al hacerse el

testamento, ignorándolo el testador, se tendrá por cumplida, mas si lo sabía, sólo se tendrá por cumplida si ya no puede existir o cumplirse de nuevo.

En este artículo, lo mismo que en el 1353 puede observarse que en materia de testamentos se hace una excepción respecto al principio general que informa las condiciones: se aceptan como condiciones acontecimientos pasados. Se regula aquí la hipótesis de condición casual o mixta que se hubiese cumplido con anterioridad al otorgamiento de la disposición testamentaria, caso en el cual habrá que distinguir si el otorgante tenia o no conocimiento de dicha circunstancia; y aun en el caso de tenerlo, hay también que apreciar si es o no susceptible de reiteración la condición impuesta. En el caso de que no tuviere conocimiento de dicha realización, se tendrá por cumplida; si, por el contrario, le era conocido su cumplimiento y puede ser reiterada, habrá que cumplirla otra vez, porque resulta manifiesta en dicho caso la voluntad del testador de que se lleve a efecto nuevamente; y por último, si no puede ser reiterada, se tendrá por cumplida. Como puede verse, el legislador aplica el mismo criterio seguido respecto a las condiciones potestativas cumplidas antes del otorgamiento del testamento. (Véase comentario al a. 1353). C.L. V. ARTÍCULO 1358. La condición impuesta al heredero o legatario,

de tomar o dejar de tomar estado, se tendrá por no puesta.

Cuando en un testamento se impone al heredero o legatario la condición de [46]

ARTS. 13311. y 13111

TITULO SEGUNDO/CAPITULO IV

tomar estado civil, o se le prohibe la adquisición de estado, dicha condición se tendrá por no escrita, y la institución de heredero se considerará pura y simple. La condición de tomar o dejar de tomar estado, por ser contraria a la libertad personal, carece de protección legal; admitirla conduciría una veces, a violentar la naturaleza de las personas, y otras, a simular estados que no se tienen. El matrimonio, por sus altas finalidades, que exigen la colaboración conyugal permanente y prolongada, requiere que los individuos con plena libertad, puedan decidir si lo celebran o no. El derecho no puede aceptar la validez de disposiciones que prohiban o impongan la condición de contraer matrimonio, pues al interés público le importa que la tendencia natural al tálamo conyugal se efectúe a través de la institución matrimonial. Tampoco son admisibles las condiciones que obliguen a tomar estado porque hay individuos que no se sienten naturalmente inclinados al matrimonio; a estos individuos de ninguna manera se les debe inducir a contraerlo, con el señuelo del dinero, pues los fines del matrimonio exigen la máxima libertad de decisión. Mucho se ha discutido en doctrina, sobre el alcance de este artículo. Entienden unos autores que lo que la ley condena es la prohibición absoluta de contraer matrimonio o de no contraerlo, y que, por tanto no se tendrá por no puesta, p.c., la condición de no contraer matrimonio con determinada persona o la de casarse dentro de determinado tiempo. El CC de 1870, en su exposición de motivos al referirse a una disposición que contenía una idea similar a la que señala este artículo, declaró que a través de ella se cerraba la puerta a los graves abusos que el capricho, los odios de familia y aun la generosidad mal entendida pueden producir. Esto nos lleva a pensar que lo que la ley condena en este artículo es cualquier condición de tomar o dejar de tomar estado, sea ésta absoluta o relativa. C.L.V.

Podrá, sin embargo, dejarse a alguno el uso o habitación, una pensión alimenticia periódica o el usufructo que equivalga a esa pensión, por el tiempo que permanezca soltero o viudo. La pensión alimenticia se fijará de acuerdo con lo prevenido en el artículo 311.

ARTÍCULO 1359.

Es perfectamente válida ta condición a que se refiere este artículo que no está encaminada a apartar del matrimonio al instituido, sino a proveerlo de los medios de subsistencia mientras se encuentra en estado de celibato o de viudez. Esto queda corroborado, si se tiene en cuenta que lo que se transmite al legatario son derechos que duran el tiempo que éste viva. Obsérvese que se trata aquí de un legado sujeto a condición resolutoria. El derecho del legatario se extinguirá si contrae matrimonio; pero, puesto que en [47]

MITS.

iass, 1360 y 1301

LIBRO TERCERO

estos casos el testador ha querido dar un beneficio, el efecto de la condición, al cumplirse, no será el de resolver en el sentido de volver las cosas al estado que en un principio tenían, sino que simplemente producirá la extinción del derecho del legatario para lo futuro, sin efectos retroactivos. C.L. V. ARTÍCULO 1360. La condición que se ha cumplido existiendo la

persona a quien se impuso, se retrotrae al tiempo de la muerte del testador, y desde entonces deben abonarse los frutos de la herencia o legado, a menos que el testador haya dispuesto expresamente otra cosa.

Cumplida la condición suspensiva impuesta al heredero o legatario, sus efectos se retrotraen y el derecho a la herencia o legado, se tiene por existente desde el día de la muerte del testador, y desde entonces deben abonarse los frutos. Pero se requiere que el heredero o legatario vivan cuando se cumpla la condición, pues si hubieren fallecido antes caducarán sus derechos (véase a. 1497 fr. 1), no obstante que después se realice el acontecimiento futuro. El efecto retroactivo de la condición puede modificarse por voluntad del testador, en tal caso ese efecto ya no se referirá al día y hora de su muerte, sino a la fecha posterior que él hubiere sefialado. C. L. V. ARTÍCULO 1361. La carga de hacer alguna cosa se considera como

condición resolutoria.

Si se deja un legado o herencia con la carga de hacer alguna cosa, el precepto la mira como si fuera condición resolutoria. El derecho a la herencia o legado nace inmediatamente que se abre la sucesión, es decir, no quedará suspendido hasta que el heredero o legatario c'umpla con la carga pero se extinguirá en caso de

incumplimiento. En otras palabras, la adquisición del derecho a la herencia o legado opera luego que se abre la sucesión, pero su estabilidad depende de la realización de un acontecimiento futuro e incierto: el cumplimiento de la carga impuesta al heredero o legatario. Si la condición se realiza, esto es, si el heredero o legatario, no cumple con la obligación, la institución testamentaria se extingue, (no se resuelve) y hablando propiamente los efectos producidos durante la pendencia de la condición quedan sin efecto. Si el heredero o legatario cumple con la obligación material de la carga, su situación jurídica quedará firme, pues faltará la condición (se tiene la certeza de que el acontecimiento del cual dependía la cesación de los efectos ya no se realizará) que podía extinguirla: el incumpli[413]

TITULO SEGUNDO/CAPITULO IV

ARTS. 1301, IRea, 13R3 1311

miento. En rigor, el precepto no satisface en su redacción, debe interpretarse: El incumplimiento de la carga impuesta por el testador, impide retroactivamente que produzca efectos la institución de heredero o legado. C. L. V.

ARTICULO 1362. Si no se hubiere señalado tiempo para el cumplimiento de la carga, ni ésta por su propia naturaleza lo tuviere, se observará lo dispuesto en el artículo 1351. Cuando el testador no hubiere señalado plazo para el cumplimiento de la carga ni ésta por su propia naturaleza lo tuviere, deberá, al hacerse la partición, asegurarse competentemente por el gravado la ejecución de lo mandado por el testador, y la devolución de lo percibido, con sus frutos e intereses, si faltare a esa obligación. C. L. V.

ARTÍCULO 1363. Si

el legado fuere de prestación periódica, que debe concluir en un día que es inseguro si llegará o no, llegado el día el legatario habrá hecho suyas todas las prestaciones que correspondan hasta aquel día.

En el legado de prestación periódica, sujeto a condición resolutoria, que es al que se refiere este artículo, el cumplimiento de ésta produce el efecto de poner fin al derecho del legatario a percibir esas prestaciones; pero no produce efectos retroactivos. Por lo tanto, el legatario nada habrá de restituir, y habrá hecho suyo lo percibido hasta la resolución.

C.L. V. ARTICULO 1364. Si

el día en que debe comenzar el legado fuere seguro, sea que se sepa o no cuándo ha de llegar, el que ha de entregar la cosa legada, tendrá, respecto de ella, los derechos y las obligaciones del usufructuario.

Se refiere este artículo al legado sujeto a plazo inicial, y se indican los derechos que tiene el que ha de entregar la cosa legada, luego que llegue el acontecimiento futuro de realización cierta, del que depende que el legatario pueda exigir su derecho. Dos consideraciones son aquí pertinentes: 1. En el término suspensivo (desde tal día) el día "cede" desde el momento de morir el testador; entonces adquiere el derecho el instituido, pero, no "viene" hasta que llega el día señalado por el testador, que es cuando el instituido puede [49]

LIBRO TERCERO

ARTS. 1344, 1345, 1369 y 1357

ejercitar su derecho. Es decir, el plazo inicial no suspende el nacimiento del derecho del legatario, sólo retarda su ejercicio. 2. Siempre que la transmisión de un derecho se sujeta a término es porque se tiene interés en definir o limitar en el tiempo su realización práctica. Esto justifica que la llegada del término no produzca efectos retroactivos. Pues bien, habida cuenta que el legatario adquiere derecho al legado desde el momento de la muerte del testador, pero no podrá exigirlo sino a partir de la realización del término, sin efectos retroactivos, es perfectamente entendible, que en este artículo se disponga que el que ha de entregar la cosa legada tendrá, respecto de ella, los derechos y obligaciones del usufructuario. C. L. V.

En el caso del artículo anterior, si el legado consiste en prestación periódica, el que debe pagarlo hace suyo todo lo correspondiente al intermedio, y cumple con hacer la prestación comenzando el día señalado.

ARTICULO 1365.

La disposición contenida en este artículo tiene por fundamento la consideración de que la naturaleza de las prestaciones no cambia los efectos jurídicos de la designación del día. C. L.V.

1366. Cuando el legado debe concluir en un día que es seguro que ha de llegar, se entregará la cosa o cantidad legada al legatario, quien se considerará como usufructuario de ella.

ARTICULO

En el legado a plazo extintivo, o final de prestación instantánea, que es al que se refiere este artículo, el derecho del legatario fatalmente se extinguirá; resultando comprensible que reciba la cosa o cantidad legada, en carácter de usufructuario, ya que tendrá que restituirla llegado que sea el día previsto para que cese el legado. La especie de legado a término de cosa cierta, previsto en este artículo, en el legado de usufructo, indica que para su validez se requiere que en la disposición testamentaria, se designe a quién debe el legatario hacer entrega de la cosa, cuando venza el plazo fijado. C.L. V. ARTICULO 1367.

Si el legado consistiere en prestación periódica, el legatario hará suyas todas las cantidades vencidas hasta el día señalado. [50]

ARTS. 13/1 y ISIIS

TITULO SEGUNDO/ CAPITULOS IV y V

Se refiere este articulo al legado de prestación periódica sujeto a plazo extintivo o final. Llegado que sea el acontecimiento futuro de realización cierta del que depende la cesación del legado, se extinguirá el derecho del legatario a percibir las prestaciones periódicas, pero habrá hecho suyas las prestaciones percibidas, pues los efectos del plazo no son retroactivos (véase el comentario al artículo anterior).

C.L.V.

CAPITULO De los bienes de que se puede disponer por testamento, y de los testamentos inoficiosos

El testador debe dejar alimentos a las personas que se mencionan en las fracciones siguientes: 1.—A los descendientes menores de 18 años respecto de los cuales tenga obligación legal de proporcionar alimentos al momento de la muerte; 11.—A los descendientes que estén imposibilitados de trabajar, cualquiera que sea su edad; cuando exista la obligación a que se refiere la fracción anterior; 111.—Al cónyuge supérstite cuando esté impedido de trabajar y no tenga bienes suficientes. Salvo otra disposición expresa del testador, este derecho subsistirá en tanto no contraiga matrimonio y viva honestamente; IV.—A los ascendientes; V.—A la persona con quien el testador vivió como si fuera su cónyuge durante los 5 años que precedieron inmediatamente a su muerte o con quien tuvo hijos, siempre que ambos hayan permanecido libres de matrimonio durante el concubinato y que el superviviente esté impedido de trabajar y no tenga bienes suficientes. Este derecho sólo subsistirá mientras la persona de que se trate no contraiga nupcias y observe buena conducta. Si fueren varias las personas con quien el testador vivió como si fueran su cónyuge, ninguna de ellas tendrá derecho a alimentos;

ARTÍCULO 1368.

[51]

LIBRO TERCERO

ART. 13Se

V1.—A los hermanos y demás parientes colaterales dentro del cuarto grado, si están incapacitados o mientras que no cumplan dieciocho años, si no tienen bienes para subvenir a sus necesidades. La mayor parte de las actuales legislaciones, establecen las llamadas "asignaciones forzosas" que obligan al testadora distribuir parte de los bienes hereditarios entre personas ligadas a él, por el parentesco o el matrimonio. En México el CC de 1884 consagró la libertad de testar, principio que ha mantenido la legislación actual. Sin embargo, el capítulo V del título II, contiene una excepción a esa modalidad especial, pues obliga al testador al otorgamiento de pensiones alimenticias a las personas que enumera el artículo que se comenta, cuando reúnen los requisitos que este título señala. Las disposiciones del capítulo V del título II, sólo tienen aplicación en la sucesión testada; en la legítima no se consideran, salvo casos especiales que contemplen los aa. 1611 y 1613. Difiere en algunos aspectos el sistema que regula este capítulo del que comprende el capítulo II del título Vide! libro primero, sobre pago de pensiones alimenticias. La fr. 1 del artículo que se comenta considera en primer término como beneficiarios de pensiones a los descendientes menores de 18 años ye! mismo artículo en su fr. II incluye a los descendientes de cualquier edad que se encuentren imposibilitados para trabajar. Descendientes, son los parientes consanguíneos que describen los aa. 297, 298 y 299. La fr. 111 se refiere al cónyuge supérstite sin hacer distinción al respecto. Tiene derecho a pensión sólo cuando se encuentra impedido para trabajar y carece de bienes suficientes, derecho que subsistirá mientras no contraiga nuevas nupcias y viva honestamente. La fr. IV otorga este derecho a los ascendientes. Los ascendientes y descendientes se encuentran definidos en los aa. 297,298 y

299 y es sabido que cuando el legislador define una palabra, debe dársele su

significado legal. Se hace esta observación porque el artículo en cita no considera a los adoptantes ni a los adoptados en su enumeración y ni unos ni otros son

ascendientes ni descendientes. Tampoco les es aplicable el a. 307 porque el a. 1372 no los considera. ¿Podrían invocarse para estos efectos los aa. 395 y 396 que los equiparan a los padres ya los hijos? La respuesta resulta dudosa. La fr. V se refiere a los concubinos. Esta fracción fue reformada por la ley del 31 de diciembre de 1974 y hoy tiene derecho a exigir alimentos uno u otro de los concubinos que antes del decreto modificatorio, sólo tenía la concubina. Para que proceda el pago de la pensión alimenticia el concubino supérstite,

debe reunir los requisitos que en esta fracción se indican, que son muy similares a los que exige el a. 1635, siempre que, además se encuentren impedidos de [52]

ARTS. 1318 y 1389

TITULO SEGUNDO/CAPITULO V

trabajar y no tengan bienes suficientes. El derecho subsiste mientras el supérstite no contraiga matrimonio y observe buena conducta. La SCJN en una ejecutoria que aparece publicada ene! apéndice 1917-1975, en la página 114, resolvio que "el hecho de que una mujer tenga un hijo fuera de matrimonio no es suficiente para acreditar su mala conducta, pues para eso es necesario una sucesión de actos que manifiesten que la persona de quien se trata, es viciosa o amoral, y seguramente que un solo acto que puede en algunos casos hasta encontrarse justificado, no demuestra mala conducta". La fr. VI del artículo en comentario autoriza a los hermanos y a los parientes colaterales dentro del cuarto grado para cobrar estas pensiones, siempre que no tengan bienes para subvenir a sus necesidades, que tengan menos de 18 años o se encuentren "incapacitados". No expresa el legislador la clase de incapacidad. Es necesario tener presente sobre esta materia lo que dispone el a, 1340 en orden a que la incapacidad para heredar priva también de los alimentos que corresponden por ley, con excepción de los casos comprendidos en las frs. X y XI del a. 1316. 1.(.G. y L.C.P.

1369. No hay obligación de dar alimentos, sino a falta o por imposibilidad de los parientes más próximos en grado.

ARTÍCULO

La obligación de proporcionar alimentos a los parientes enumerados en las frs. I, 11, IV y VI del artículo anterior es subsidiaria y sólo procede cuando no existen otros parientes más próximos en grado, o los existentes estuvieren imposibilitados de prestarlos. El legislador, en varias disposiciones, ha establecido el principio de que los parientes más próximos excluyen a los más lejanos, tanto en materia de derechos como de obligaciones y gravámenes. En el primer aspecto, los aa. 1604 y 1634 se encargan de confirmarlo yen cuanto al segundo, los aa. 303, 304, 305 y el que se comenta son claras demostraciones de lo que se afirma. ¿Es necesario que se haya declarado judicialmente en vida del testador la obligación de proporcionar alimentos a estos parientes para que tengan derecho a cobrarlos después de la muerte del de cujus? ¿Cómo puede saber el testador que algunos parientes de ulterior grado, a los cuales puede no conocer necesitan alimentos y si existen o no otros obligados a prestarlos? La duda no sólo surge de la dispoción que se comenta sino también de las frs. I y II del a. 1368 que al referirse a los descendientes agregan: "...respecto de los cuales tenga obligación legal de proporcionar alimentos al momento de la muerte". Al parecer no sería necesaria declaración judicial previa, por las siguientes razones: porque el deber de prestar alimentos a los cónyuges, concubinos, hijos I3]

ARTS. 1349, 1370 y 1371

LIBRO TERCERO

y progenitores, por lo general-se cumple espontáneamente y sólo por excepción es necesario un juicio para obtenerlos. Sería absurdo pensar que estas personas no tendrían derecho a percibir alimentos después de la muerte del de cujus por no haberlos cobrado judicialmente en vida de éste. Porque si el testador omite en su testamento a alguna de las personas sefialadas en el a. 1368, el testamento se convierte en inoficioso conforme a los aa. 1 374 y 1375, y el pago de la pensión a la persona omitida, será a cargo de la masa hereditaria (a. 1376). Porque sólo podrá determinarse si tienen o no derecho al pago de pensiones alimenticias las personas enumeradas en el a. 1368, en el instante mismo en que muere el de cujus. Es ese el momento que señalan los aa. 1370 y 1371 para hacer procedente

el derecho.

L.C. P.

ARTÍCULO 1370. No hay obligación de dar alimentos a las perso-

nas que tengan bienes; pero si teniéndolos, su producto no iguala a la pensión que debería corresponderles, la obligación se reducirá a lo que falte para completarla.

Esta disposición guarda perfecta armonía con los principios generales sobre pagos de pensiones alimenticias, las cuales sólo deben otorgarse a las personas que carecen de lo necesario para la subsistencia. Sin embargo, existe en la legislación civil una excepción a este principio

consagrada en el a. 1643 que opera tanto en la sucesión testada como en la intestada. Se trata de una pensión alimenticia temporal de duración muy breve, pero ello no le quita el carácter de prestación alimenticia. Dice esa disposición: "La viuda que quedare encinta, aun cuando tenga bienes, deberá ser alimentada con cargo a la masa hereditaria". Si el asignatario de alimentos tuviere bienes pero su producto no iguala a la pensión que debería corresponderle, la obligación se reducirá a lo que falte para completarla. Los alimentos deben ser proporcionados según la necesidad del que debe recibirlos. Si los medios económicos de que dispone el asignatario son insuficientes para la satisfacción completa de su necesidad alimentaria, deben entregársele las cantidades que falten para completarla. L.C. P. ARTICULO 1371. Para tener derecho de ser alimentado se necesita

encontrarse al tiempo de la muerte del testador en alguno de los casos fijados en el artículo 1368, y cesa ese derecho tan luego como el interesado deje de estar en las condiciones a que se refiere el mismo artículo, observe mala conducta o adquiera bienes, aplicándose en este caso lo dispuesto en el artículo anterior. [54]

TITULO SEGUNDO/CAPITULO V

ARTE 1371 y 1371

Dispone este artículo que para tener derecho a exigir alimentos se requiere: que los requisitos para obtenerlos sean reunidos por los interesados al momento de la muerte del de ( ujus. Si los reúnen después no procedería el beneficio; si se trata de descendientes éstos deben ser menores de 18 años o estar incapacitados para trabajar; si se trata de colaterales éstos deben ser menores de 18 años o estar incapacitados para trabajar; si se trata de cónyuges o eoncubinos, éstos deben

estar impedidos para trabajar. Cesa este derecho cuando alguno de los interesados deja de tener la calidad jurídica que les asigna el a. 1368. Cuando los menores dejan de serlo o los cónyuges o concubinos contraen matrimonio o no viven honestamente. Por fin, cuando observen mala conducta o adquieran bienes, se aplicará lo que dispone el a. 1370. L.C.P. ARTÍCULO 1372. El derecho de percibir alimentos no es renuncia-

ble ni puede ser objeto de transacción. La pensión alimenticia se fijará y asegurará conforme a lo dispuesto en los artículos 308, 314, 316 y 317 de este Código, y por ningún motivo excederá de los productos de la Porción que en caso de sucesión intestada corresponderían al que tenga derecho a dicha pensión, ni bajará de la mitad de dichos productos. Si el testador hubiere fijado la pensión alimenticia, subsistirá su designación, cualquiera que sea, siempre que no baje el mínimum antes establecido. Con excepción de los artículos citados en el presente Capítulo, no son aplicables a los alimentos debidos por sucesión, las disposiciones del Capítulo II, Título VI del Libro Primero.

Empieza diciendo este artículo que el derecho a percibir alimentos no es renunciable ni puede ser objeto de transacción. El a. 321 contiene una disposición similar. Con respecto a la transacción, reafirma el mismo principio el a. 2950 en su fr. V. La pensión alimenticia se fija y asegura conforme a lo que disponen los aa. 308, 314, 316 y 317. Sin embargo, el legislador en el artículo que se comenta ha puesto un límite al monto de la pensión: no puede exceder de los productos de la porción que en caso de sucesión intestada corresponderían al que tenga derecho a dicha pensión, ni bajará de la mitad de dichos productos. El a. 1611 dispone que, si en la sucesión legítima concurren hijos con ascendientes, éstos sólo tendrán derecho a alimentos, que en ningún caso pueden exceder de la porción de uno de los hijos. Sin embargo, el testador puede asignar una pensión distinta y en tal caso subsistirá su designación, siempre que no baje del mínimo antes establecido. [55]

ARTS. 1372 y 1373



LIBRO TERCERO

Los aa. 1463, 1464 y 1465 contienen disposiciones especiales sobre los legados de alimentos. Termina el artículo limitando la aplicación de las normas sobre alimentos que se contienen en el libro primero, sólo a los aa. 308, 314, 316 y 317. L.C.P. ARTÍCULO 1373. Cuando el caudal hereditario no fuere suficiente

para dar alimentos a todas las personas enumeradas en el artículo 1368, se observarán las reglas siguientes. I.—Se ministrarán a los descendientes y al cónyuge supérstite a prorrata; II.—Cubiertas las pensiones a que se refiere la fracción anterior, se ministrarán a prorrata a los ascendientes; II1.—Después se ministrarán también a prorrata, a los hermanos y a la concubina; IV.-Por último, se ministrarán igualmente a prorrata, a los demás parientes colaterales dentro del cuarto grado.

El artículo que se comenta, establece un orden para el pago de las pensiones alimenticias, cuando el caudal hereditario no fuere suficiente para otorgar alimentos a todas las personas enumeradas ene! a. 1368. Algo semejante considera el legislador con respecto a los legados, en el a. 1414. Allí también se señala un orden para el pago, cuando los bienes de la herencia no alcanzan para cubrir todos los legados. Por fin, en materia de donaciones, los aa. 2348, 2360 y 2377 a 2383, consideran la reducción de las donaciones, en situaciones semejantes. En esta especie de prelación de créditos alimentarios el artículo en cita le da preferencia a los descendientes y al cónyuge supérstite, a prorrata. Si fueren varios los descendientes y de distintos grados de parentesco ¿Tendrían todos los mismos derechos? El legislador no hace distinción alguna al respecto. La fr. 111 del artículo que se comenta dispone que una vez suministrados los alimentos a los descendientes, al cónyuge supérstite y a los ascendientes, si quedaren aún bienes se suministrarán también a prorrata a los hermanos ya la concubina. Es curiosa esta disposición, porque sólo se refiere a la concubina y no al concubinario, a quien también se le dio participación en el pago de estas pensiones, al modificarse la fr. V del a. 1368 por medio de laley del 31 de diciembre de 1974, ¿Fue simple olvido del legislador o se excluyó deliberadamente al concubinario de esta relación? También es necesario tener presente que mediante la ley del 27 de diciembre de 1983 se trató de equiparar en cuanto al goce de los derechos hereditarios a los concubinos con los cónyuges al modificarse el a. 1635. Sin embargo, en el [56]

TITULO SECUNDO/CAPITULO V



ARTS. 1373, 1374, 1375 y 1376

artículo que se comenta se ubica al cónyuge supérstite en el primer escalón de esta prelación, en cambio a la concubina se le ubica en el tercero y se excluye al concubinario. L.C.P.

ARTICULO 1374.

Es inoficioso el testamento en que no se deje la pensión alimenticia, según lo establecido en este Capítulo.

Las únicas asignaciones forzosas, si así pudiéramos denominarlas, que contempla la actual legislación civil, son las pensiones alimenticias de carácter sucesorio. Sólo las establece el legislador en la sucesión testada. La ley impone al testador la obligación de considerarlas entre las disposiciones de última voluntad. Carece de libertad el testador para excluirlas, y si lo hace, su testamento se considera inoficioso; esto quiere decir que a pesar de la omisión, los interesados no pierden su derecho a cobrarlas. El testamento no es nulo, pero la exclusión deliberada o no de los asignatarios de pensiones no tiene eficacia legal alguna. Establece la ley en esta materia, una limitación al principio de la autonomía de la voluntad, donde el silencio del testador lo suple el legislador. L.C.P.

ARTICULO 1375.

El preterido tendrá solamente derecho a que se le dé la pensión que corresponda, subsistiendo el testamento en todo lo que no perjudique ese derecho.

El testamento inoficioso no se invalida y subsiste en todo lo que no perjudique el derecho del preterido, el cual tiene la facultad de exigir el pago de la pensión que legalmente le corresponda.

L.C.P.

ARTICULO 1376.

La pensión alimenticia es carga de la masa hereditaria, excepto cuando el testador haya gravado con ella a alguno o algunos de los partícipes de la sucesión.

Es interesante determinar la calidad jurídica de estas pensiones, en especial cuando en el testamento se hace referencia a ellas. El artículo que se comenta se encarga de dar solución al respecto, al disponer que las pensiones alimenticias son carga de la masa hereditaria y no legados y por lo tanto no les son aplicables las disposiciones de los aa. 1463, 1464, 1465 y otros. [57]

ARTS. 13711 y 1377

LORO TERCERO

El a. 1760 dispone que "se llaman deudas hereditarias, las contraídas por el autor de la herencia independientemente de su última disposición y de las que es responsable con sus bienes". Los aa. 1757 y 1759 establecen la oportunidad en que deben pagarse estas deudas y el a. 1774 señala un procedimiento especial para su pago. No obstante lo anterior, el testador puede optar por otro sistema de pago, gravando a alguno de los partícipes de la sucesión. L.C.P. ARTÍCULO 1377. No obstante lo dispuesto en el artículo 1375, el

hijo póstumo tendrá derecho a percibir íntegra la porción que le correspondería como heredero legítimo si no hubiere testamento, a menos que el testador hubiere dispuesto expresamente otra cosa. Con respecto al hijo póstumo pueden presentarse dos situaciones: que no se le considere en el testamento, en tal caso tendrá los mismos derechos que la ley otorga a los herederos legítimos; o que se le mencione en forma expresa en el testamento, en este caso habrá que ceñirse a lo que disponga el testador. El testamento quedará reformado si el hijo póstumo adquiere la calidad de heredero legítimo porque excluirá de la sucesión a los herederos de inferior grado y a los extraños instituidos por el de cujus. (Veánse los aa. 1337, 1379 y 1599). En una ejecutoria de la SCIN, que aparece publicada en el Informe de 1976, tercera sala, bajo el número 56 de la página 57, se resolvió lo siguiente: Interpretando el concepto de hijo póstumo humana y jurídicamente, debe entenderse para los efectos del derecho hereditario, que lo es no solamente aquel que nace después de la muerte del padre, sino también el que nace después de otorgado el último testamento, aun cuando el padre viva, si no existe disposición expresa de este último, en el sentido de desheredarlo, pues ello constituye una excepción prevista por la ley a la libertad de testar a que se refiere el a. 3164 del CC del Estado de Puebla, toda vez que el a. 3175 del mismo ordenamiento, dispone que el hijo póstumo tiene derecho a percibir íntegra la porción que le correspondería como heredero legítimo si no hubiera testamento, a menos que el testador hubiere dispuesto expresamente otra cosa. L.C.P. [58]

TITULO SEGUNDO De la sucesión por testamento CAPITULO VI De la institución de heredero

TITULO SEGUNDO/CAPITULO VI

ART. 1378

CAPITULO VI De la institución de heredero

El testamento otorgado legalmente será válido, aunque no contenga institución de heredero y aunque el nombrado no acepte la herencia o sea incapaz de heredar.

ARTÍCULO 1378.

Se refiere este artículo a varios aspectos novedosos del derecho sucesorio y reitera el principio establecido en otras disposiciones, en cuanto a que en un testamento, pueden coexistir cláusulas de disposición de bienes y designación de herederos o legatarios y otras no patrimoniales, o cláusulas no patrimoniales solamente y no obstante ello, conservar la calidad jurídica de testamento. Confirman este principio, entre otros, los aa. 1295 y 1600. El primero de ellos al definir el testamento dice que : "es un acto personalísimo, revocable y libre, por el cual una persona capaz dispone de sus bienes y derechos, y declara o cumple deberes para después de su muerte", y el a. 1600 agrega por su parte, que "cuando siendo válido el testamento no debe subsistir la institución de heredero, subsistirán, sin embargo, las demás disposiciones hechas en él, y la sucesión legítima sólo comprenderá los bienes que debían corresponder al heredero instituido". Entre las diversas cláusulas no patrimoniales que pueden incorporarse en un testamento según el código, podemos enumerar las siguientes: 1. Reconocimiento de un hijo nacido fuera de matrimonio. Ello lo permiten los aa. 367 y 369 fr. IV. 2. Designación de tutor testamentario. Así lo disponen los aa. 470, 473, 475 y 481 3. Encargos especiales al albacea, que pueden tener el carácter de no patrimoniales, pues el a. 1747 que se refiere a ellos no hace distinción alguna. Pueden también incorporarse al testamento otras cláusulas, que si bien no son exclusivamente patrimoniales, tienen relación estrecha con la disposición de bienes, tales como: 1. Designación de un tercero para que haga la distribución de las cantidades que el testador haga a determinadas clases, en la forma en que señala el a. 1298; 2. Designación de un tercero para que elija los actos de beneficencia y los establecimientos a los que deban aplicarse determinados bienes, a los cuales se refiere el a. 1299; 3. Nombramiento de herederos substitutos de acuerdo a lo establecido en el a. 1472; 4. Designación de albaceas, según lo disponen los aa. 1682 y siguientes; 5. Partición de los bienes hereditarios hecha por el propio testador en !a forma que establece el a. 1771. Dispone el a. 1378 que el testamento seguirá siendo válido aun cuando el heredero no acepte la herencia o sea incapaz de heredar. [59]

ARTS. 13711, 1379 y 1380

LIBRO TERCERO

El a. 1497 en sus frs. II y III denomina testamentos caducos a algunos de estos instrumentos. Según el a. 1378, los testamentos caducos siguen siendo válidos, con las limitaciones y modalidades que señalan los aa, 1336, 1379 y 1600. Los bienes asignados a las personas señaladas en las frs. II y IV del a. 1599 serán distribuidos entre los herederos legítimos. Ratifica lo anterior el a. 1337. L.C. P.

ART1CU LO 1379. En los tres casos señalados en el artículo anterior, se cumplirán las demás disposiciones testamentarias que estuvieren hechas conforme a las leyes. Cuando el testamento no contenga institución de heredero, o el designado rechace la herencia o sea incapaz de heredar, se cumplirán las demás disposiciones no afectadas por la caducidad del testamento; tal sería el reconocimiento de un hijo, la designación de un tutor testamentario, la institución de legatarios, etc., con las limitaciones y modalidades que señalan los aa. 1336y 1600. Se abrirá la sucesión legítima, en los términos que señala el a. 1599, para la distribución de los bienes que dejen de percibir los herederos designados en el testamento. El a. 1337 reafirma lo anterior. Este precepto puede aplicarse por analogía, al caso que señala el a. 1377, cuando el hijo póstumo hereda por sucesión legítima. L.C.P. ARTICULO 1380. No obstante lo dispuesto en el artículo 1344, la

designación de día en que deba comenzar o cesar la institución de heredero, se tendrá por no puesta. Según el a. 1344 y el que se comenta, la institución de heredero puede ser condicional pero no a plazo, pues ello sería contrario a lo dispuesto, entre otros, en los aa. 1288, 1649, 1660 y' 1704. Día cierto según el a. 1954 es aquel que necesariamente ha de llegar. De acuerdo con lo establecido en el a. 1290, los legados pueden instituirse para día cierto. El a. 1380 dispone que la designación de día en que debe comenzar o cesar la institución de heredero "se tendrá por no puesta". Esta última frase la emplean también los aa. 147, 600, 1355 y 1358 y "por no escrita", los aa. 1304 y 1478. ¿Cuál es el sentido de estas expresiones? En parte aclara estos conceptos el a. 1478 que dice: "La nulidad de la substitución fideicomisaria no importa la de la institución, ni la del legado, teniéndose únicamente por no escrita la cláusula fideicomisaria". De lo anterior se deduce que es nula la substitución fideicomisaria y como [60]

ARTS. 1380 y 1381

TITULO SEGUNDO/CAPITULO VI

consecuencia de esta nulidad, se tendrá por no escrita la cláusula que la contiene. ¿Tienen sentido equivalente ambos conceptos? ¿Debe el juez declarar esta nulidad, o ella se produce por pleno derecho? ¿Existen en la legislación civil las nulidades por pleno derecho? Los aa. 1724 y 2448 letra J, fr. VI, se refieren a ellas. En el apéndice del año 1975, quinta época, vol. IV, tercera sala, p. 788, aparece publicada la siguiente jurisprudencia de la SCJN "Si no hay disposiciones expresas en las leyes y para los casos que ellas comprendan, nuestra legislación no autoriza que se reconozca la existencia de nulidades de pleno derecho, sino que las nulidades deben ser declaradas por la autoridad judicial, en todos los casos, y previo el procedimiento formal correspondiente". Al pie de esta sentencia aparecen los datos de las cinco ejecutorias que forman jurisprudencia. En otras disposiciones, el legislador emplea otras palabras o conceptos semejantes que equivalen a la nulidad. En los aa. 973, 1301, 1520, 1534, 2304 y 2346 se dispone que determinados actos jurídicos "quedarán sin efecto" o emplea frases equivalentes. Estas expresiones las encontramos en primer lugar en el a. 973 el cual dispone que mientras no se haya efectuado la notificación que allí se exige, la venta "no producirá efecto legal alguno", frase que es aclarada convenientemente por los aa. 2279 y 2282. El primero dispone que los propietarios de cosa indivisa no pueden vender su parte sino cumpliendo lo dispuesto por los aa. 973 y 974 y el a. 2282 establece que las compras hechas en contravención a lo establecido en dicho precepto, serán nulas. Por su parte, los aa. 1520 y 1543 disponen que si se omiten las formalidades en el otorgamiento de un testamento, éste "quedará sin efecto". Aclara estos conceptos el a. 1491 al disponer que "el testamento es nulo cuando se otorga en contravención a las formas prescritas por la ley". Las expresiones "producir efectos" que emplean entre otros los aa. 186, 1393, 2034, 2310 frs. 1 y III, 2312, 2322 y 3007 y "surtir efectos" que se encuentran en los aa. 1950, 2860, 2861, 3011 y 3012, tienen diversos significados, desde la oponibilidad a la ineficacia. L.C.P.

Los herederos instituidos sin designación de la parte que a cada uno corresponda, heredarán por partes iguales.

ARTíCULO 1381.

Dispone el a. 1284 que el heredero es un adquirente a título universal. Puede tratarse de una sola persona, o de varias. En este último caso se les considerará como herederos de cuota y tendrán en todo caso la calidad jurídica que les asigna el a. 1284 de sucesores a título universal. A ellos se refieren, entre otros los aa. 1288, 1289, 1291, 1292, etc. Ahora bien, el testador puede asignar cuotas determinadas en la herencia, a cada uno de [61]

MITS. 1351. 1312 y 1383



LUIR° TERCERO

ellos, como un tercio, un cuarto, un quinto u otra fracción, y en tal caso se acatará lo que el testador señale. Si no hace esta designación de cuotas, se considerará que las partes que correspondan a cada heredero serán iguales. Lo mismo ocurrirá cuando se trata de herencia legitima y concurren varios herederos de un mismo orden de sucesión, salvo que la misma ley asigne cuotas diferentes, como ocurre con los medios hermanos. L.C. P.

ARTÍCULO 1382, El heredero instituido en cosa cierta y determina-

da debe tenerse por legatario. Dispone el a. 1285 que el legatario adquiere a título particular y no tiene más cargas que las que expresamente le imponga el testador, sin perjuicio de su responsabilidad de los herederos. El a. 1290 dispone que el legatario adquiere derecho al legado puro y simple así como al de día cierto, desde el momento de la muerte del testador y el a. 1429 establece que cuando el legado es de cosa específica y determinada, propia del testador, el legatario adquiere su propiedad desde que aquél muera y hace suyos los frutos pendientes y futuros, a no ser que el testador haya dispuesto otra cosa. A las cosas ciertas y determinadas se refieren, entre otros, los aa. 2011, 2012, 2013, 2014, 2017, 2019 y en cuanto a los legados de cosas ciertas y determinadas, los aa. 1414 fr. III, 1415, 1427, 1429, 1430, 1460, 1784 fr. I. El heredero instituido en cosa cierta y determinada debe considerarse como legatario, según lo dispone el artículo que se comenta. A la inversa el a. 1286 establece que cuando toda la herencia se distribuya en legados, los legatarios serán considerados como herederos. L. C. P. ARTÍCULO 1383. Aunque el testador nombre algunos herederos

individualmente y a otros colectivamente, como si dijera: "Instituyo por mis herederos a Pedro y a Pablo y a los hijos de Francisco", los colectivamente nombrados se considerarán como si fuesen individualmente, a no ser que se conozca de un modo claro que ha sido otra la voluntad del testador. Cada uno de los colectivamente nombrados tiene derecho a percibir en la herencia, una cuota igual a la de los nombrados en forma individual. Sin embargo, si aparece de un modo claro que fue otra la voluntad del testador se acatará esa voluntad. El legislador en materia sucesoria toma especialmente en cuenta la voluntad [62]

TITULO SECUNDO/CAPITULO VI

ARTS. 1383, 1364, 1385 y 131111

del testador, como puede comprobarse mediante la lectura de los aa. 1302 y 1477. L.C. P. ARTICULO 1384. Si el testador instituye a sus hermanos, y los tiene

sólo de padre, sólo de madre, y de padre y madre, se dividirán la herencia como en el caso de intestado.

En materia de sucesión intestada, el a. 1630 dispone que si sólo hay hermanos por ambas líneas, sucederán por partes iguales, y agrega el a. 1631 que si concurren hermanos con medios hermanos, aquéllos heredarán doble porción que éstos. Se aplican también las disposiciones de la sucesión intestada en el caso de los parientes a que se refiere el a. 1300. L.C.P.

ARTICULO 1385. Si el testador llama a la sucesión a cierta persona y a sus hijos, se entendrán todos instituidos simultánea y no sucesivamente. Los aa. 1472 y ss. se refieren a las substituciones, figura jurídica que tiene como finalidad reemplazar al heredero instituido, por otra u otras personas, en los casos que allí se indican. El artículo que se comenta establece que no se considerará a los hijos de dicha persona, como substitutos suyos, sino como herederos con iguales derechos que él. L.C. P. ARTÍCU LO 1386. El heredero debe ser instituido designándolo por

su nombre y apellido, y si hubiere varios que tuvieren el mismo nombre y apellido, deben agregarse otros nombres y circunstancias que distingan al que se quiere nombrar.

Es frecuente que en las familias numerosas existan parientes de igual nombre y apellido, pues es usual que los hijos lleven el nombre de sus padres o abuelos. Si ello ocurre para que no existan dudas sobre la identidad del heredero instituido, es conveniente individualizarlo debidamente. Excepcionalmente el legislador en este artículo se refiere al nombre de las personas. L.C. P.

[63]

LIBRO TERCERO

ARTS. 1367, 1388, 1309 y 1390

ARTÍCULO 1387. Aunque se haya omitido el nombre del heredero,

si el testador le designare de otro modo que no pueda dudarse quién sea, valdrá la institución. El legislador respeta la voluntad del testador. Aun cuando no se indique por su verdadero nombre a la persona a quien el testador designa heredero, se le tendrá por tal, cuando no existan dudas sobre su identidad.

L.C.P. ARTÍCULO 1388. El error en el nombre, apellido o cualidades del

heredero, no vicia la institución, si de otro modo se supiere ciertamente cuál es la persona nombrada. Será el juez en definitiva, el llamado a resolver los casos prácticos que se presentaren. Es frecuente que algunas personas, sin intención dolosa, utilicen nombres y apellidos distintos de los reales o verdaderos, ocasionando con ello confusiones y conflictos serios. Si el error en la individualización del heredero, se debe a estas circunstancias, podrá validarse la institución acreditando esos hechos. Si son otras las causas del error de identidad, habrá que emplear medios de prueba de mayor eficacia.

L.C. P.

ARTÍCULO 1389. Si entre varios individuos del mismo nombre y

circunstancias no pudiere saberse a quién quiso designar el testador, ninguno será heredero. Dispone este artículo que si no es posible determinar a quién quiso instituir heredero el testador, cuando haya varias personas del mismo nombre y circunstancias, ninguna podrá heredar. Es una solución atinada, pues la indeterminación del beneficiario es un obstáculo que impide conocer la exacta voluntad e intención del testador. El a. 1386 ofrece una solución distinta, cuando es posible identificar al heredero entre varias pesonas del mismo nombre. L.C. P.

ARTÍCULO 1390. Toda disposición en favor de persona incierta o

sobre cosa que no pueda identificarse será nula, a menos que por algún evento puedan resultar ciertas. Si existiere incertidumbre sobre la existencia misma del presunto heredero, la

[641

TITULO SEGUNDO/CAPITULOS VI y VII



ARTS. 1399, 1391 y 1392

disposición será nula. Lo mismo ocurrirá si no puede identificarse la cosa que debiere ser objeto de la disposición testamentaria. No obstante lo anterior, la disposición será válida si por un evento pueden resultar ciertas una o ambas circunstancias. Del texto de este artículo se desprende que se trata de la nulidad de la cláusula en que figura la disposición incierta, pero no del testamento mismo, cuando este contiene otros actos de última voluntad. Laurent cita un caso en el cual el nombre de la legataria se encontraba en blanco. La cláusula testamentaria decía: "Instituyo como legataria universal a la señorita... que vive con su madre en la calle de Trois Fréres No. 15". Se comprobó que efectivamente, una señorita que fue posteriormente bien identificada, vivía con su madre en la calle y número que el testador señalaba. La corte de París resolvió que era válida la cláusula testamentaria, pero la Corte de casación dejó sin efecto esa sentencia, por considerar que el legado era nulo por falta de legatario. Se pregunta Laurent comentando este caso, si puede completarse con prueba testimonial un testamento incompleto. Cree que si la laguna puede colmarse, basándose en las indicaciones mismas que el testamento contiene, no existiría ninguna duda al respecto. El testamento, agrega, es la expresión de la última voluntad y si esta manifestación de voluntad es dudosa da lugar a interpretarla. La interpretación constituye una obligación y una facultad del juez.

1.G.G.

y

L.C.P.

CAPÍTULO VII De los legados Cuando no haya disposiciones especiales, los legatarios se regirán por las mismas normas que los herederos.

ARTÍCULO 1391.

Esta disposición ratifica la conocida regla de derecho que afirma que la disposición legal específica deroga a la general. En aplicación supletoria deben tenerse en cuenta las disposiciones contenidas en los aa. 1378 a 1390 para la institución de heredero. JAMO.

El legado puede consistir en la prestación de la cosa o en la de algún hecho o servicio.

ARTíCULO 1392.

El legado puede ser de cosas o de servicios. El primero se refiere a un bien material específicamente determinado. En el segundo caso, se refiere a la prestación de un servicio también determinado. Ambos tipos configuran el

[651

A1TS. 1391, 1393, 1394 y 1395

LIMO MC11110

universo de posibilidades en que puede desplazarse la figura, que entonces se perfila bajo la forma de una disposición monis causa en virtud de la cual se trasmite a título gratuito o con ciertas modalidades un bien material determinado o un hecho o servicio en favor de un heredero que asume la denominación particular de legatario. J. A. M.G.

ARTÍCULO 1393. No

produce efecto el legado si por acto del testador pierde la cosa legada la forma y denominación que la determinaban.

Desvirtuada la naturaleza intrínseca de la cosa o servicio objeto del legado la institución se torna ineficaz, siempre que sea por acto mismo del testador. En. el panorama general de nulidades que acoge nuestro CC, esta particular forma de ineficacia no parece encajar en ninguno de los tipos clásicos consagrados en los aa. 2224 y ss. La doctrina cree ver aquí una ineficacia en sentido estricto que adopta entonces el carácter de superviniente o sucesiva, pero la culpa del testador parece rechazar esta consideración. El acto no es, desde luego, inexistente —por lo menos en su origen— y tampoco puede acomodarse en ninguna de las causas de nulidad estructural del a. 1795. Que se trata en cambio de una forma genérica de ineficacia --en este caso sucesiva o funcional— parece muy obvio: la dificultad estriba en su consideración causal para buscar su ubicación en el contexto de esta figura. Deberá recordarse aquí la naturaleza unilateral del acto para entonces probablemente localizar su estudio en la figura especial de la tácita revocación por acto propio del autor. JAMO.

El testador puede gravar con legados no sólo a los herederos, sino a los mismos legatarios.

ARTÍCULO 1394.

La figura misma del legado puede a la vez gravarse con un legado que ostente una específica modalidad onerosa según los propios términos del artículo en cita. De todas formas ya se sabe que, al seguir las reglas generales de la herencia, el causahabiente recibe el legado a beneficio de inventario. J. A. M.G.

La cosa legada deberá ser entregada con todos sus accesorios y en el estado en que se halle al morir el testador.

ARTÍCULO 1395.

En sentido directamente contrario a lo dispuesto en el a. 1393, el objeto del [66]

ARTS. 1395, 1394, 1397, 1398 y 1399

TITULO SECUNDO/CAPITULO VII

legado debe entregarse precisamente en el estado en que se halle a la fecha de la muerte de su autor. El precepto debe relacionarse con los aa. 1290 y 1429 donde se instituye que el legatario adquiere derecho al legado desde el momento de la muerte del testador, siempre que sea incondicional. J. A.M.G. ARTÍCULO 1396. Los gastos necesarios para la entrega de la cosa

legada, serán a cargo del legatario, salvo disposición del testador en contrario.

Los términos claves de la disposición, no ameritan un comentario explicitivo. J.A.M.G. ARTÍCULO 1397. El legatario no puede aceptar una parte del

legado y repudiar otra.

En virtud de versar la transmisión sobre cosas o servicios (lo que en rigor caracteriza la naturaleza intrínseca de la figura), el legatario no puede aceptar una parte y renunciar a la otra. Con ello se respeta la postrera voluntad del testador que ha querido conformar con el legado una sucesión íntegra y particular de sus bienes. J.A. M.G. ARTICULO 1398. Si el legatario muere antes de aceptar un legado y

deja varios herederos, puede uno de éstos aceptar y otro repudiar la parte que le corresponda en el legado.

Sin embargo,ello no sucede en el caso de la substitución mortis causa del propio causahabiente, ya que los herederos del legatario sí tienen el derecho de aceptar parcialmente el legado. J. A.M.G. ARTICULO 1399. Si se dejaren dos legados y uno fuere oneroso, el

legatario no podrá renunciar éste y aceptar el que no lo sea. Si los dos son onerosos o gratuitos, es libre para aceptarlos todos o repudiar el que quiera.

El empleo de los términos "gratuito" y "oneroso" en la redacción del precepto en cita debe entenderse teniendo presente el beneficio de inventario que siempre [67]

ARTE. 1399, 1400,1401,140E y 1403



LOMO TERCERO

obra en favor del heredero o legatario y que se encuentra consignado en el a. 1284. La aceptación voluntaria y libre del legado es un derecho indiscutible que se encuentra plasmado como regla general en el a. 1653 y que tiene una relación específica con el 1657 respecto a la imposibilidad de aceptación parcial. J. A. M. G.

ARTICULO 1400. El heredero que sea al mismo tiempo legatario,

puede renunciar la herencia y aceptar el legado, o renunciar éste y aceptar aquélla.

Este artículo es una aplicación específica de los principios generales que se relacionaron en el punto anterior. J.A.M.G.

ARTÍCULO 1401. El acreedor cuyo crédito no conste más que por

testamento, se tendrá para los efectos legales como legatario preferente.

El carácter preferente como legatario asegura para el acreedor el oportuno pago de su crédito. Este artículo debe relacionarse con el a. 1414 respecto al pago jerárquico de los legados. J.A.M.G.

ARTICULO 1402. Cuando se legue una cosa con todo lo que

comprenda, no se entenderán legados los documentos justificantes de propiedad, ni los créditos activos, a no ser que se hayan mencionado especificadamente.

Es desde luego innecesaria la transmisión legataria de los documentos relativos a los títulos de propiedad, especialmente en el caso de inmuebles cuya entrega jurídica perfeccionada opera con la adjudicación respectiva. Los créditos activos ostentan un capítulo aparte que hacen indispensable la disposición expresa del autor. J.A. M.G.

ARTICULO 1403. El legado del menaje de una casa sólo comprende

los bienes muebles a que se refiere el artículo 761. [68]

ARTS. 1403, 1404, 1403, 1401 y 1407

TITULO SEGUNDO/CAPITULO VII

Los bienes muebles referidos en el a. 761 son aquellos que forman el ajuar y utensilios de la casa y que sirven exclusivamente para el uso normal de una familia según sus circunstancias especiales. J.A.M.G.

Si el que lega una propiedad le agrega después nuevas adquisiciones, no se comprenderán éstas en el legado, aunque sean contiguas, si no hay nueva declaración del testador.

ARTÍCULO 1404.

El dispositivo, al establecer que si no hay una declaración del testador incluyendo en el legado las nuevas adquisiciones presume que fue voluntad del autor transmitir al legatario la cosa que existía en su patrimonio en el momento en que otorgó el testamento. J. A. M.G.

A RTÍCU LO 1405. La

declaración a que se refiere el artículo precedente no se requiere, respecto de las mejoras necesarias, útiles o voluntarias hechas en el mismo predio.

No será difícil distinguir nítidamente entre las mejoras a que se refiere este artículo y las nuevas "adquisiciones" a que se refiere el artículo anterior. La diferencia reside en el carácter independiente de la adquisición según el a. 1404, en relación con la simple mejora que necesariamente se incorpora a un objeto ya existente. J.A. M .G.

El legatario puede exigir que el heredero otorgue fianza en todos los casos en que pueda exigirlo el acreedor.

ARTÍCULO 1406.

El otorgamiento de esta garantía asegurará indiscutiblemente el derecho del legatario para recibir la cosa. J . A. M .G.

Si sólo hubiere legatarios, podrán éstos exigirse entre sí la constitución de la hipoteca necesaria.

ARTICULO 1407.

El precepto debe relacionarse con los aa. 2931 y especialmente con el 2935 en su fr. IV. J.A.M.G. [69]

MITS. 1408, 1409, 1410, 1411 y 1412



L11100 TEacErio

ARTÍCULO 1408. No puede el legatario ocupar por su propia autoridad la cosa legada, debiendo pedir su entrega y posesión al albacea o al ejecutor especial. Manteniendo el albacea la posesión de los bienes objeto del acervo hereditario, el legatario debe observar necesariamente el trámite previsto en este artículo para la recepción de la cosa legada, aun cuando resulte indiscutible que el causahabiente posea un derecho real sobre el bien que ha sido objeto del legado. J. A. M.G.

ARTÍCULO 1409. Si la cosa legada estuviese en poder del legatario, podrá éste retenerla, sin perjuicio de devolver en caso de reducción lo que corresponda conforme a derecho. La retención del objeto no constituye ningún obstáculo jurídico para la sucesión de los bienes. J. A. M.G. ARTÍCULO 1410. El importe de las contribuciones correspondien-

tes al legado, se deducirán del valor de éste a no ser que el testador disponga otra cosa.

Lo dispuesto en este artículo es de naturaleza tal que no merece comentario: Las cargas fiscales son por cuenta del dueño de la ausa que las causa. J. A. M.G. ARTÍCULO 1411. Si toda la herencia se distribuye en legados, se

prorratearán las deudas y gravámenes de ella entre todos los partícipes, en proporción de sus cuotas, a no ser que el testador hubiere dispuesto otra cosa.

Respetando en todo caso la última voluntad del testador (siempre que se haya consignado en forma expresa), este artículo sólo es de aplicación supletoria. J. A. M.G.

ARTICULO 1412. El legado queda sin efecto si la cosa legada

perece viviendo el testador, si se pierde por evicción, fuera del caso previsto en el artículo 1459, o si perece después de la muerte del testador, sin culpa del heredero. [701

TITULO SEGUNDO/CAPITULO VII



MITS. 1412, 1413, 1414 y 1415

Desde antaño, la jurisprudencia ha creído ver en este precepto un caso típico de inexistencia al que la ley concede un irregular tratamiento de nulidad absoluta y cuya equiparación ha sostenido tradicionalmente la tesis de la ausencia de distinción de efectos entre ambas especies. No creemos, sin embargo, que se trate de inexistencia y en consecuencia nos inclinamos por la tesis de la nulidad, en este caso relativa según la disposición inmediatamente posterior (a. I 413). J. A.M.G. ARTÍCULO 1413. Queda también sin efecto el legado, si el testador

enajena la cosa legada; pero vale si la recobra por un título legal.

La posibilidad de convalidación que este precepto otorga no da lugar a dudas sobre la ubicación conceptual del caso, como nulidad relativa por lo menos en el esquema dogmático de nulidades que nuestro código sigue.

ARTÍCULO 1414.

Si los bienes de la herencia no alcanzan para cubrir todos los legados, el pago se hará en el siguiente orden: I.—Legados remuneratorios; II. Legados que el testador o la ley haya declarado preferentes; 111.—Legados de cosa cierta y determinada; IV.—Legados de alimentos o de educación; V.—Los demás a prorrata.

A esta clasificación debe añadirse el legado preferente contenido en el a. 1401 respecto del acreedor cuyo crédito haya sido reconocido en la disposición testamentaria. J.A.M.G. ARTÍCULO 1415. Los

legatarios tiene derecho de reivindicar de tercero la cosa legada, ya sea mueble o raíz, con tal que sea cierta y determinada, observándose lo dispuesto para los actos y contratos que celebren los que en el Registro Público aparezcan con derecho para ello, con terceros de buena fe que los inscriban

La acción reivindicadora que el legatario posee demuestra sin lugar a duda su carácter de propietario indiscutible y no de simple acreedor, a pesar de la 171]

ARTS. 1415, 1410, 1417, 1419 y 1419

LIBRO TERCERO

disposición del a. 1289, que consigna que no se puede disponer de las cosas que forman la sucesión. El carácter cierto y determinado del bien resulta siempre indiscutible a la luz del a. 1382, de aplicación concurrente en la figura. J. A.M . G. ARTICULO 1416. El legatario de un bien que perece incendiado

después de la muerte del testador, tiene derecho de recibir la indemnización del seguro, si la cosa estaba asegurada. Se consigna aquí una curiosa sustitución en el bien transmitido, donde la ley suple la voluntad presunta del autor de la herencia al permitir que en lugar del objeto incendiado, el legatario reciba la indemnizacion del seguro.

J.A M. G. ARTICULO 1417. Si se declara nulo el testamento después de

pagado el legado, la acción del verdadero heredero para recobrar la cosa legada procede contra el legatario y no contra el otro heredero, a no ser que éste haya hecho con dolo la partición. Probablemente en virtud del carácter cierto y determinado del objeto legado, la ley considera que la acción del heredero preterido deba enderezarse en contra del legatario que ya lo ha recibido, a menos que haya existido dolo del falso heredero. J.A.M.G.

ARTICULO 1418. Si el heredero o legatario renunciare a la suce-

sión, la carga que se les haya impuesto se pagará solamente con la cantidad a que tiene derecho el que renunció.

Este artículo es una aplicación específica más del principio general de la sucesión a beneficio de inventario. Se respeta escrupulosamente la partición efectuada por el autor. J.A.M.G.

ARTICULO 1419. Si la carga consiste en la ejecución de un hecho,

el heredero o legatario que acepte la sucesión queda obligado a prestarlo. [72]

ARTS. 1419, 1490, 1421 y 1492

TITULO SEGUNDO/CAPITULO VII

En virtud de la indivisibilidad del legado, una vez aceptado éste es forzosa la ejecución del hecho impuesto. J.A.M.G.

ARTICULO 1420. Si

el legatario a quien se impuso algún gravamen no recibe todo el legado, se reducirá la carga proporcionalmente y si sufre evicción, podrá repetir lo que haya pagado.

Nos remitimos a lo expuesto en el comentario para el caso de que el legatario no reciba todo el legado por no haber aceptación parcial. El precepto en comentario se refiere sin duda al caso en que por hechos no imputables al legatario que haya aceptado el legado, no recibe la cosa legada (destrucción, inhabilidad superveniente de ejecución de la disposición testamentaria). Ello se confirma en lo dispuesto en la parte final del artículo en comentario relativa al caso de que el legatario sufra la evicción de lo que recibió en calidad del legado. JA. MG.

En los legados alternativos la elección corresponde al heredero, si el testador no la concede expresamente al legatario.

ARTICULO 1421.

Confirma el precepto, el principio general aplicable a las obligaciones alternativas en que la elección corresponde al deudor salvo disposición contraria (a. 1963). En el caso a que se refiere el artículo que se comenta, el deudor es la sucesión (comunidad de herederos) y no uno de los herederos en particular. Es pues el albacea, como legítimo representante de la sucesión hereditaria quien debe ejercer el derecho de elección. El precepto se refiere al caso en que el pago del legado, se impone a cargo de un heredero determinado. J.A.M.G.

Si el heredero tiene la elección, puede entregar la cosa de menor valor; si la elección corresponde al legatario, puede exigir la cosa de mayor valor.

ARTÍCULO 1422.

La selección de lo más favorable al interés del heredero o legatario es sólo consecuencia de la facultad concedida por el de cujus, o por el texto legal en aplicación supletoria, según los términos del artículo anterior. JAMO. [13]

LIBRO TERCERO

ARTS. 1423, 1424, 1425, 1428 y 1427

ARTÍCULO 1423. En los legados alternativos se observará, ade-

más, lo dispuesto para las obligaciones alternativas. Las obligaciones alternativas se encuentran reguladas en el capítulo tercero del título segundo, "Modalidades de las obligaciones", en los aa. 1962 y ss. Son particularmente importantes las disposiciones relativas a la pérdida de la cosa. J. A. M.G.

ARTÍCULO 1424. En todos los casos en que el que tenga derecho de hacer la elección no pudiera hacerla, la hará su representante legítimo o sus herederos. La redacción del artículo es poco feliz. Según se expuso en el comentario al a. de este ordenamiento, la elección corresponde al albacea de la sucesión y no a quien no podría hacer la elección por medio del apoderado que haya designado en virtud de que en este caso, actúa como representante de la comunidad de herederos. J. A. M .G.

ARTÍCULO 1425. El

juez, a petición de parte legítima, hará la elección, si en el término que le señale no la hiciere la persona que tenga derecho de hacerla.

La parte legítima que puede eventualmente solicitar al juez el señalamiento de la cosa será cualquiera de los coherederos, o el albacea que legalmente represente la sucesión. Como la disposición legal en cita no señala término específico, quedará al arbitrio del juez la disposición de un plazo prudente para la elección de la cosa. J.A.M.G.

ARTÍCULO 1426.

La elección hecha legalmente es irrevocable.

Puesto que la elección de la cosa con la que se cumplirá el legado alternativo es un derecho de la comunidad hereditaria, la -decisión que determina la elección es irrevocable, no admite sustitución por otra voluntad o instancia a la que pueda recurrirse. J.A.M.G.

ARTÍCULO 1427. Es nulo el legado que el testador hace de cosa

propia individualmente determinada, que al tiempo de su muerte no se halle en su herencia. [74]

TITULO SEGUNDO/CAPITULO VII

ARTS. 1427, 1428, 1429 y 1430

La doctrina discute la denominación específica de esta causa de ineficacia, argumentando que se trata más bien de una inexistencia del legado en virtud de la desaparición del objeto material por causa superviniente. Sin embargo, el precepto en cita no se cuida de aclarar si esta desaparición es realmente física o meramente virtual por la imposibilidad jurídica de disposición. En efecto, son cosas distintas en que la cosa haya desaparecido totalmente y el que, p.e. aun existiendo se encuentra fuera dcl alcance legal del autor. El primer caso a meritaría desde luego el tratamiento de la inexistencia, pero el segundo se ubica en el discutido problema de la nulidad de la venta de cosa ajena. En cualquier caso, es claro que la ineficacia resulta superveniente porque la constitución jurídica del legado fue válida ab initio. J. A. M. G.

Si la cosa mencionada en ei artículo que precede, existe en la herencia, pero no en la cantidad y número designados, tendrá el legatario lo que hubiere.

ARTÍCULO 1428.

Consistiendo el legado en un don gratuito, es claro que el legatario no puede reclamar la disminución en la cantidad y número del objeto, y deberá conformarse con lo que realmente exista al tiempo de la muerte del autor. J.A. M . G.

Cuando el legado es de cosa específica y determinada, propia del testador, el legatario adquiere su propiedad desde que aquél muere y hace suyos los frutos pendientes y futuros, a no ser que el testador haya dispuesto otra cosa.

ARTICULO 1429.

Este artículo no es sino una aplicación específica del principio general contenido en el a. 1290, cuyo contenido puede alterarse por disposición expresa del testador. La imposición de términos suspensivos es buen ejemplo de ello. Siguiendo el principo de que lo accesorio sigue la suerte de lo principal, el legatario hace suyos los trutos pendientes y futuros, pero también aquí el testador puede disponer en sentido contrario.

J. A. M.G.

ARTICULO 1430. La

cosa legada en el caso del artículo anterior, correrá desde el mismo instante a riesgo del legatario; y en cuanto a su pérdida, aumento o deterioro posteriores, se observará lo dispuesto en las obligaciones de dar, para [75]

ARTS. 1430, 1431, 1432 y 1433

LIBRO TERCERO

el caso de que se pierda, deteriore o aumente la cosa cierta que debe entregarse. Este artículo debe relacionarse con las disposiciones contenidas en el capítulo V: "De las obligaciones de dar", aa. 2017 y ss. J.A.M.G.

Cuando el testador, el heredro o el legatario sólo tengan cierta parte o derecho en la cosa legada, se restringirá el legado a esa parte o derecho, si el testador no declara de un modo expreso que sabía ser la cosa parcialmente de otro, y que no obstante esto, la legaba por entero.

ARTICULO 1431.

En principio no puede sino disponerse de la cosa propia, pero cabe muy bien la posibilidad de legar un objeto parcialmente ajeno salvaguardando desde luego los derechos del propietario según las disposiciones que al efecto acuerde el testador. (Véase comentario al a. 1436). J.A.M.G.

A RTíCULO 1432. El legado de cosa ajena, si el testador sabía que lo era, es válido y el heredero está obligado a adquirirla para entregarla al legatario o a dar a éste su precio. Aunque el precepto afirma que el heredero está obligado a adquirir la cosa ajena, es claro que de ello puede responder hasta el monto de su carga hereditaria, en estricta aplicación del principio consignado en el a. 1284. El artículo recoje la posibilidad de que el heredero decida entregar la cosa o su precio, pero no tratándose en el caso de un legado de carácter alternativo, nos parece que el Legatario tendrá expedita su acción para demandar la entrega del objeto si no desea su precio en compensación, siempre que ello fuera posible en virtud de la disposición del tercero propietario de la cosa. J.A.M.G.

La prueba de que el testador sabía que la cosa era ajena, corresponde al legatario.

ARTÍCULO 1433.

Esta norma contiene la expresión del principio onus probandi incumbit qui &en que por lo demás se encuentra enunciado en el a. 281 del CPC del DF. J.A. M. G. (76]

TITULO SECUNDO/GAP1TULO VII

ARTS. 1434, 1433, 1436, 1437 y 1438

Si el testador ignoraba que la cosa legada era ajena, es nulo el legado.

ARTÍCULO 1434.

Este caso ha sido presentado en forma típica como un ejemplo de inexistencia por ausencia de objeto, pero debe reconocerse que la disposición es congruente con lo preeeptuado en el a. 2270 respecto a la venta de cosa ajena, J.A.

Es válido el legado si el testador, después de otorgado el testamento, adquiere la cosa que al otorgado no era suya.

ARTÍCULO 1435.

Esta disposición es paralela a la del a. 2271 que permite la revalidación de la venta de cosa ajena y que asimismo caracteriza la sanción como una nulidad relativa. ,LA

ARTÍCULO 1436. Es nulo el legado de cosa que al otorgarse el

testamento pertenezca al mismo legatario. Si se lega al causahabiente una cosa ya propia, es obvio que dicha transmisión resulta nula y que ningún efecto puede tener. Su expresión legal sólo se justifica por la pendiente eficacia del testamento hasta el momento en que ocurre la muerte del autor de la sucesión. M. G.

ARTÍCULO 1437. Si en la cosa legada tiene alguna parte el testador o un tercero sabiéndolo aquél, en lo que a ellos corresponda, vale el legado. Es ésta una disposición que encaja en el contexto general de los aa, 1431 y 1434, relacionados con el precepto anterior. J.A.M.G.

ARTÍCULO 1438. Si el legatario adquiere la cosa legada después de

otorgado el testamento, se entiende legado su precio.

"Adquiere", en este caso, significa comprar, porque el artículo prevé el pago de un precio. Este "se entiende legado" en virtud de la adquisición onerosa del objeto.

J.A.M.G. [77]

LIRRO TERCERO

ARTS. 1439, 1440, 1441, 1442 y 1443

Es válido el legado hecho a un tercero de cosa propia del heredero o de un legatario, quienes, si aceptan la sucesión, deberán entregar la cosa legada o su precio.

ARTÍCULO 1439.

Esta modalidad del legado impone la obligación al heredero o legatario de entregar alternativamente la cosa legada o el precio, en virtud de la anterior aceptación de la herencia o legado. J.A.M.G.

Si el testador ignoraba que la cosa fuese propia del heredero o del legatario, será nulo el legado.

ARTICULO 1440.

Este artículo se encuentra en íntima correspondencia con el 1436 y es asimismo una aplicación del principio general de que para estar en posibilidad de legar una cosa ajena, el testador debe estar enterado de que no es de su propiedad. J. A. M .G.

El legado que consiste en la devolución de la cosa recibida en prenda, o en el título constitutivo de una hipoteca, sólo extingue el derecho de prenda o hipoteca, pero no la deuda, a no ser que así se prevenga expresamente.

ARTICULO 1441.

Constituyendo los derechos de prenda o hipoteca contratos independientes a la obligación principal, ésta no se extingue por la devolución de la cosa o el título. J.A.M.G.

Lo dispuesto en el artículo que precede se observará también en el legado de una fianza, ya sea hecho al fiador, ya al deudor principal.

ARTÍCULO 1442.

Es aplicable el comentario al artículo anterior.

J.A.M.G.

Si la cosa legada está dada en prenda o hipoteca, o lo fuere después de otorgado el testamento, el desempeño o la redención serán a cargo de la herencia, a no ser que el testador haya dispuesto expresamente otra cosa. Si por no pagar el obligado, conforme al párrafo ante-

ARTÍCULO 1443.

[78]

TITULO SEGUNDO/CAPITULO VII

ARTS. 1443, 1444, 1446 y 1444

rior, lo hiciere el legatario, quedará éste subrogado en el lugar y derechos del acreedor para reclamar contra aquél. Cualquiera otra carga, perpetua o temporal, a que se halle afecta la cosa legada, pasa con ésta al legatario; pero en ambos casos las rentas y los réditos devengados hasta la muerte del testador son carga de la herencia. El legatario adquiere la cosa legada con todos los gravámenes que hayan sido impuestos sobre ella, salvo disposición expresa del autor. El legatario conservará a su favor el derecho de repetir en contra del obligado. J.A.M.G.

ARTÍCULO 1444.

El legado de una deuda hecho al mismo deudor extingue la obligación, y el que debe cumplir el legado está obligado, no solamente a dar al deudor la constancia del pago, sino también a desempeñar las prendas, a cancelar las hipotecas y las fianzas y a libertar al legatario de toda responsabilidad.

Los aa. 1441 y 1442 se refieren a la devolución de la cosa dada en prenda o al legado de fianza. Este precepto se refiere a la obligación principal que aquí se tiene por extinguida junto con las garantías que para su pago se hayan otorgado. El dispositivo debe relacionarse con los aa. 2209 a 2212. J.A.M.G.

ARTÍCULO 1445.

Legado el título, sea público o privado, de una deuda, se entiende legada ésta, observándose lo dispuesto en los artículos 1441 y 1442.

Se presume que et autor de la herencia, al legar el titulo (documento donde consta el crédito) expresó tácitamente su voluntad de legar la deuda. La presunción de extinción del derecho del de cujus (que es en realidad el contenidc del legado de deuda) es congruente además con lo dispuesto en el a. 2091, conforme al cual, la entrega del título al deudor hace presumir el pago de la deuda correspondiente. J.A.M.G.

ARTÍCULO 1446.

El legado hecho al acreedor no compensa el crédito, a no ser que el testador lo declare expresamente.

Como disposición a título gratuito, el legado no puede compensar el crédito

[79]

LIBRO TERCERO

MITS. 1440, 1447, 1445, 1449 y 1450

existente, porque este último ha nacido de una distinta obligación que no puede compensarse sino con el consentimiento expreso del acreedor, que en este caso no existe. La declaración expresa del testador respecto a la compensación del crédito por el legado no es más que una dación en pago, que de todas formas exige la recepción conforme del acreedor, según lo dispuesto en el a. 2095. J . A. M. G.

En caso de compensación, si los valores fueren diferentes, el acreedor tendrá derecho de cobrar el exceso del crédito o el del legado.

ARTICULO 1447.

El efecto de la compensación es extinguir por ministerio de ley las dos deudas, hasta la cantidad que importa la menor (ver aa. 2185 y 2186). J.A. M.G.

Por medio de un legado puede el deudor mejorar la condición de su acreedor, haciendo puro el crédito condicional, hipotecario el simple, o exigible desde luego el que lo sea a plazo; pero esta mejora no perjudicará en manera alguna los privilegios de los demás acreedores.

ARTÍCULO 1448.

Esta es una interesante forma del legado que, ante la probable imposibilidad total del pago, mejora de manera efectiva el crédito existente y muestra desde luego la liberalidad del testador. J.A. M .G.

ARTICULO 1449.

El legado a un tercero, de un crédito a favor del testador, sólo produce efecto en la parte del crédito que está insoluto al tiempo de abrirse la sucesión.

¿Puede el legatario demandar de la sucesión el pago de la porción cubierta en vida del autor? Un argumento en favor de esa tesis invocaría el hecho de que la voluntad del testador fue legar todo el crédito existente, pero la opinión contraria puede sostener —y a nuestro juicio fundadamente— que dicha voluntad del autor fue modificada por la aceptación posterior del pago. J. A. M .G.

ARTICULO 1450.

En el caso del artículo anterior, el que debe cumplir el legado entregará al legatario el título del crédito y le cederá todas las acciones que en virtud de él correspondan al testador. [801

TITULO

sEcuranicAprruLo



ARTS. 1450, 1451, 1452, 1433 y 1454

Esta especie de legado es una forma de transmisión del crédito a título gratuito y post mortem del autor de la sucesión, semejante a la cesión de crédito. En efecto, el legado hace adquirir al tercero en calidad de legatario el crédito que tenía el de cujus en contra de su deudor (ver a. 2029). De allí que el legatario sólo adquirirá aquella parte insoluta de la deuda exigible al momento de la muerte del autor de la herencia. J.A.M.G.

Cumpliendo lo dispuesto en el artículo que precede, el que debe pagar el legado queda enteramente libre de la obligación de saneamiento y de cualquiera otra responsabilidad, ya provenga ésta del mismo título, ya de insolvencia-del deudor o de sus fiadores, ya de otra causa.

ARTÍCULO 1451.

Constituyendo el legado del crédito una transmisión a título gratuito y unilateral, la sucesión queda libre de la responsabilidad por su pago. JAMO.

ARTÍCULO 1452.

Los legados de que hablan los artículos 1444 y 1449, comprenden los intereses que por el crédito o deuda se deban a la muerte del testador.

Como los intereses son una parte accesoria íntimamente ligada a la deuda, éstos también quedan comprendidos en el legado de aquélla. J.A.M.G.

ARTÍCULO 1453.

Dichos legados subsistirán aunque el testador haya demandado judicialmente al deudor, si el pago no se ha realizado.

No obstante que el crédito que es materia del legado se haya vencido en vida del testador y a pesar de que éste haya ejercido la acción judicial de pago, si aquél no se ha realizado a la muerte del autor de la herencia, el crédito subsiste y es adquirido, de manera que el legatario es substituido en el ejercicio de la acción judicial que había iniciado el testador. J.A.M.G.

El legado genérico de liberación o perdón de las deudas, comprende sólo las existentes al tiempo de otorgar el testamento y no las posteriores.

ARTÍCULO 1454.

[811

LIBRO TERCERO

ARTS. 1434, 1455, 1435, y 1437

Como es claro, el testador no puede disponer de un derecho que aun no existe al tiempo de la constitución del legado. Estos casos de legado deben analizarse a la luz de la figura jurídica de la remisión de la deuda, en los aa, 2209 a 2212 del CC. J.A.M.G.

El legado de cosa mueble indeterminada; pero comprendida en género determinado, será válido, aunque en la herencia no haya cosa alguna del género a que la cosa legada pertenezca.

ARTICULO 1455.

El legado de un bien mueble indeterminado no atenta contra la naturaleza particular de la figura porque su género sí puede ser determinado en forma específica. es decir, es determinable; si en el acervo hereditario no existe dicho género, la disposición debe relacionarse con la norma contenida en el artículo siguiente.

J.A.M.G.

1456. En el caso del artículo anterior, la elección es del que debe pagar el legado, quien, si las cosas existen, cumple con entregar una de mediana calidad, pudiendo, en caso contrario, comprar una de esa misma calidad o abonar al legatario el precio correspondiente, previo convenio, o a juicio de peritos.

ARTICULO

El legado de mueble indeterminado supone dos posibles situaciones; si en el patrimonio no existen cosas del género a que se refiere el legado, los herederos (el albacea en representación de aquéllos) elegirán entre ellos aquella de mediana calidad. Si no existen bienes muebles en el acervo hereditario del género legado, se adquirirá uno de mediana calidad con cargo a la herencia o se abonará su precio al legatario si así conviene el legatario con los herederos, tomando en ese caso el juicio de peritos para justificar la calidad de la cosa con la que se hará el pago del legado.

ARTÍCULO 1457. Si

JAMO.

el testador concede expresamente la elección al legatario, éste podrá, si hubiere varias cosas del género determinado escoger la mejor, pero si no las hay sólo podrá exigir una de mediana calidad o el precio que le corresponda. [82]

=TILO SECUNDO;CAP/TULO VII

MITS. 1137, 1438, 1409 y 1140

La elección corresponderá al legatario, si expresamente la concede a éste el testador. En este supuesto el legislador ha interpretado la voluntad del autor de la herencia, en el sentido de que su intención es favorecerlo con el legado de la cosa de mejor calidad, pero del género señalado en el testamento, que haya en el acervo hereditario.

J.A.M.G.

Si la cosa indeterminada fuere inmueble, sólo valdrá el legado existiendo en la herencia varias del mismo género; para la elección se observarán las reglas establecidas en los artículos 1456 y 1457.

ARTfCULO 1458.

Las reglas aplicables al legado de bien mueble indeterminado, son las mismas que se aplican al legado de inmueble indeterminado, con una excepción muy importante. Sólo es válido el legado de inmueble indeterminado cuando en el acervo hereditario existen varios inmuebles del mismo género. Al legado a que se refiere el precepto en comentario no es aplicable el a. 1432, que se refiere al Legado de cosa ajena (cierta y determinada) y no al legado de inmueble indeterminado, precepto establecido en el dispositivo materia de esta glosa. J.A. M .G.

El obligado a la entrega del legado responderá en caso de evicción, si la cosa fuere indeterminada y se señalase solamente por género o especie.

ARTIC U LO 1459,

El precepto debe aplicarse sólo al caso en que la elección de la cosa legada corresponda a los herederos, quienes entonces deben responder del saneamiento por evicción. En nuestra opinión no deberían hacerlo si la elección es del legatario.

J. A. M . G.

En el legado, de especie, el heredero debe entregar la misma cosa legada; en caso de pérdida se observará

ARTÍCULO 1460.

lo dispuesto para las obligaciones de dar cosa determinada. Este es el caso normal del legado de cosa cierta y determinada en su individuali-

dad. Las obligaciones de dar (en este caso una cosa determinada) se encuentran legislativamente previstas en los aa. 2011 y ss. J. A. M. G. [831

LIBRO TERCERO

ARTS. 1441, 1462, 14113 1484 y 1463

ARTICULO 1461. Los legados en dinero deben pagarse en esa

especie; y si no la hay en la herencia, con el producto de los bienes que al efecto se vendan.

Correrá a cargo de los herederos la enajenación de los bienes suficientes para el pago en efectivo de los legados previstos. J.A. M.G.

ARTÍCULO 1462. El legado de cosa o cantidad depositada en lugar

designado, sólo subsistirá en la parte que en él se encuentre.

Como la transmisión del legado se verifica en el momento del fallecimiento del autor, sólo a partir de este momento se constituye virtualmente el objeto del legado. J.A.M.G. ARTICULO 1463. El legado de alimentos dura mientras viva el

legatario, a no ser que el testador haya dispuesto que dure menos.

En este artículo el concepto de alimentos connota al de pensión para la subsistencia del legatario; no dependerá de las necesidades del legatario la duración de la vida del mismo salvo disposición en contrario del testador. De manera que conforme al sentido del texto legal, por legado de alimentos debe entenderse una pensión otorgada al legatario para que éste pueda sufragar los gastos ordinarios que le permitan vivir (cubriendo sus necesidades de habitación, comida y vestido) normalmente, el testador fija en el testamento una cantidad destinada a esos fines. J.A.M.G. ARTICULO 1464. Si el testador no señala la cantidad

de alimentos, se observará lo dispuesto en el Capítulo II, Título VI del Libro Primero.

La cantidad de alimentos se regulará, según este precepto, con lo dispuesto en los aa. 301 a 323 del CC.

ARTÍCULO 1465. Si el testador acostumbró en vida dar al legatario

cierta cantidad de dinero por vía de alimentos, se enten[84]

ARTS. 1405, 1466, 1467, 1466 y 1469

TITULO SEGUNDO/CAPITULO VII

derá legada la misma cantidad, si no resultare en notable desproporción con la cuantía de la herencia. Este artículo constituye una excepción al anterior y probablemente convenga más mantener la costumbre seguida al respecto por el autor de la herencia. J.A.M M.G.

ARTfCEJLO 1466. El

legado de educación dura hasta que el legatario sale de la menor edad.

Este legado de educación se desprende genéricamente del legado de servicios consignado en el a. 1392 y comprende un conjunto complejo de obligaciones que sólo pueden valorarse de frente en el caso específico en que el legado debe aplicarse. J.A. M.G.

ARTÍCULO 1467. Cesa

también el legado de educación, si el legatario, durante la menor edad, obtiene profesión u oficio con que poder subsistir, o si contrae matrimonio.

Parece injusto que este legado cese con la obtención de alguna profesión u oficio por parte del menor, cuando ambas posibilidades pueden conciliarse perfectamente en la actualidad. Lo mismo puede decirse en el caso del matrimonio. J. A. M.O.

El legado de pensión, sean cuales fueren la cantidad, el objeto y los plazos, corre desde la muerte del testador; es exigible al principio de cada período, y el legatario hace suya la que tuvo derecho de cobrar, aunque muera antes de que termine el período comenzado.

ARTÍCULO 1468.

Este articulo altera las previsiones generales en la teoría general de la sucesión testamentaria que concede siempre un amplio juego a la última voluntad del autor, ya que éste bien pudo haber consignado un plazo de exigibilidad distinto al ordenado en este artículo. JAMO.

ARTÍCULO 1469. Los legados de usufructo, uso, habitación o servidumbre, subsistirán mientras viva el legatario, a no ser que el testador dispusiere que dure menos. [851

1.15R0 TERCERO

MITS. 1489, 1470, 1471 y 1472

Por la propia naturaleza de los derechos aquí legados, su subsistencia puede prolongarse durante toda la vida del legatario. J.A.M.G.

ARTÍCULO 1470. Sólo duran veinte arios los legados de que trata

el artículo anterior, si fueren dejados a alguna corporación que tuviere capacidad de adquirirlos. En este casó se limitan a 20 altos los legados de que habla el a. 1469, seguramente por la incertidumbre acerca del período de duración de las personas morales. J.A.M.G.

ARTÍCULO 1471. Si la cosa legada estuviere sujeta a usufructo, uso

o habitación, el legatario deberá prestarlos hasta que legalmente se extingan, sin que el heredero tenga obligación de ninguna clase. Como ya se sabe, el legatario asume la transmisión del objeto con todos sus gravámenes inherentes y por lo tanto está obligado a soportarlos hasta que legalmente se extinga. J.A.M.G.

CAPÍTULO VIII De las substituciones ARTÍCULO 1472. Puede el testador substituir una o más personas

al heredero o herederos instituidos, para el caso de que mueran antes que él, o de que no puedan o no quieran aceptar la herencia. Las substituciones (de sub instituere, instituir debajo) se originaron en Roma, a consecuencia del rechazo que se experimentaba por la sucesión intestada. Este precepto legisla la substitución llamada vulgar, por la cual el testador designa una o más personas para que subroguen al heredero (o herederos) instituido, en caso de que éste haya fallecido, no quiera o no pueda aceptar la herencia. También se llama substitución directa, porque los bienes pasan directamente al substituto, por oposición a otros tipos de substituciones (prohibidas en nuestro derecho), en que la transferencia es indirecta. La substitución es simple cuando se designa un sólo substituto; es múltiple si -

[86]

TITULO SECUNDO/CAPITULO VII/

ARTS, 1479 y 1473

los substitutos son más de uno (designados en forma conjunta o sucesiva). El testador puede disponer que varios herederos sean substitutos recíprocos (a. 1477). Por lo que respecta a la naturaleza jurídica de la substitución, parte de la doctrina entiende que se trata de una institución condicional: si el heredero instituido recibe la herencia, no se realiza la condición y la substitución queda sin efecto (Fernández Aguirre, Arturo, Derecho de los bienes y de las sucesiones, 2a. ed., Puebla. Cauca, 1872; Uribe, Luis F., Sucesiones en el derecho mexicano, México, Jus, 1962); a De Ibarrola le merece reservas esta opinión: entiende que et substituto es un viceheredero y que la condición de la ineficacia del primer llamamiento tendría características propias, o bien no sería técnicamente una condición (Cosas y sucesiones, 3a. ed., México, Porrúa, 1972, p. 656). El principal efecto de la substitución consiste en que el substituto queda en lugar del heredero, quien no llega a adquirir ningún derecho a la masa hereditaria. Si existen coherederos, no son éstos quienes heredan al instituido, sino el substituto. La substitución excluye la posibilidad de que se abra la sucesión intestada. La substitución se extingue: por nulidad del testamento; por nulidad de la institución de heredero; por muerte del substituto antes que el testador; por muerte del substituto antes de que el instituido acepte o repudie la herencia; por la aceptación de la herencia que haga el instituido. C. G. M

Quedan prohibidas las substituciones fideicomisarias y cualquiera otra diversa de la contenida en el artículo anterior, sea cual fuere la forma de que se la revista.

ARTICULO 1473.

Históricamente, además de la substitución vulgar (a. 1472) existieron las substituciones llamadas "fideicomisaria", "pupilar" y "cuasipupilar". Todas se originaron en el derecho romano. La substitución fideicomisaria consistía en una disposición testamentaria por la cual el testador dejaba sus bienes a un heredero o a un legatario, con el encargo de que todos o parte de dichos bienes fueran transmitidos a una persona determinada. El testador era el fideicomitente, el heredero o legatario se constituía en fiduciario y el tercero —destinatario final de los bienes-- era el fideicomisario. La entrega de los bienes al fideicomisario debía hacerse a veces inmediatamente después de la muerte del testador, y otras veces pasado un tiempo, o al realizarse determinada condición. Entretanto, el fiduciario tenía derecho al uso y goce de los bienes y se consideró que tenía una propiedad fiduciaria. La substitución pupilar era la designación que hacía el padre para el caso de que su hijo muriese antes de llegar a la pubertad. Se diferencia de la vulgar en que, en esta última, el derecho del substituto sólo nace cuando el heredero [87]

AgTs. 1473, y 1474



LIBRO TERCERO

instituido falta, no quiere o no puede aceptar la herencia; mientras que en la pupilar, el substituto conservaba su derecho aunque el heredero instituido adquiriese el patrimonio hereditario por muerte del testador, pero a condición de que el primer instituido muriese impúber y. por tanto, no adquiriese la testarnenti factio.

La substitución se llamó cuasi-pupilar en la Roma clásica, cuando se permitió por rescripto del emperador nombrar un substituto para el hijo incapaz (demente, sordomundo, etc.), que no pudiese testar aunque fuese púber. En las leyes de Partidas, de tradición romanistica. se recogieron todos estos tipos de substituciones, que figuran en las leyes 1 y 2 del título V, de la partida VI. Los códigos civiles mexicanos para el DF de 1870 y 1884 aceptan las substituciones vulgar, pupdar y la cuasi-pupilar (también llamada ejemplar), pero prohiben a texto expreso las substituciones fideicomisarias. El fundamento de esta prohibición, para la doctrina, es múltiple: una substitución de esta índole impide el libre ejercicio del dominio, puesto que el heredero no puede disponer de los bienes que ha recibido: debe transmitirlos a su vez a una persona determinada; en los hechos, lo único que tiene es el usufructo de tales bienes. El fideicomiso propende a la acumulación de la riqueza —especialmente la inmobiliaria— sustrayéndola al verdadero fin distributivo que debe perseguir un orden económico democrático. El heredero que no puede obtener crédito sobre un inmueble rural optará por un tipo de explotación que rinda frutos actuales, aunque empeore la calidad futura de las tierras. Los acreedores tienen derecho a cobrarse en los bienes del deudor y podrían resultar defraudados por una substitución fideicomisaria, desconocida por ellos, En realidad, los fideicomisos tuvieron una finalidad en el pasado: consolidar el poderío económico de las familias feudales y aristocráticas, impidiendo que el heredero pudiese deshacerse de los bienes. En los mayorazgos se unía la fortuna al apellido, en la persona del primogénito. La filosofia del liberalismo y los postulados de la Revolución francesa marcaron el fin de esta figura jurídica. C.G.M.

ARTÍCULO 1474, Los substitutos pueden ser nombrados conjunta

o sucesivamente. En el caso de substitución conjunta, dos o más substitutos pueden nombrarse para cada heredero instituido. A la vez, se puede nombrar un solo substituto para varios herederos instituidos. En la substitución sucesiva, existe una sola liberalidad hecha sucesivamente a personas diferentes: si el primer substituto muere antes que el heredero, o bien no puede o no quiere aceptar la herencia —en el supuesto de que se le hiciere la delación de la misma— entra en su lugar el segundo substituto. C.G. M. [88]

ARTS, 1475, 14713, 1477 y 1475

TITULO SEGUNDO/CAPITULO VIII

El substituto del substituto, faltando éste, lo es del heredero substituido.

ARTÍCULO 1475.

La ley no limita el número de substituciones posibles. En el caso de este articulo, se trata de substituciones sucesivas y subsidiarias una de otra; se aplica en el supuesto de que el substituto muera antes que el heredero instituido, o cuando no pueda o no quiera aceptar la herencia. C.G.M.

Los substitutos recibirán la herencia con los mismos gravámenes y condiciones con que debían recibirlos los herederos; a no ser que el testador haya dispuesto expresamente otra cosa, o que los gravámenes o condiciones fueren meramente personales del heredero.

ARTÍCULO 1476.

El substituto se subroga al heredero en idénticas condiciones, salvo voluntad expresa del testador; puede ocurrir que las cargas hereditarias hayan sido puestas teniendo en cuenta una cualidad especial del heredero (p.c., si es arquitecto, que construya tal edificio; si es pintor, que realice un retrato determinado, etc.); en estos casos las cargas se consideran anuitu personae del heredero, y se exime de ellas al substituto. C.G. M.

los herederos instituidos en partes desiguales fueren substituidos recíprocamente, en la substitución tendrán las mismas partes que en la institución; a no ser que claramente aparezca haber sido otra la voluntad del testador.

ARTÍCULO 1477. Si

En la llamada substitución recíproca, recoge el legislador el principio romano según el cual las partes otorgadas en la institución se consideran repetidas en la substitución, ésta es llamada asimismo "brevilocua", porque se expresa la voluntad del testador en una sola frase del testamento. C.G.M.

La nulidad de la substitución fideicomisaria no importa la de la institución, ni la del legado, teniéndose únicamente por no escrita la cláusula fideicomisaria.

ARTÍCULO 1478.

Ver comentarios a los aa. 1484 a 1498. [89]

C.G.M.

LIBRO TERCERO

ARTS. 1479, 1490, 1491 y 1492

ARTÍCULO 1479. No se reputa fideicomisaria la disposición en que el testador deja la propiedad del todo o de parte de sus bienes a una persona y el usufructo a otra; a no ser que el propietario o el usufructuario queden obligados a transferir a su muerte la propiedad o el usufructo a un tercero. El hecho de dejar a una persona la nuda propiedad y a otra el usufructo no constituye una substitución: es un acto de desmembramiento del derecho de propiedad, permitido por la ley, ya sea por testamento o por acto entre vivos. Si se efectúa por testamento, los dos herederos adquirirán diferentes derechos: uno la nuda propiedad y el otro el usufructo. En este caso, tanto el nudo propietario como el usufructuario podrán, a su vez, testar en favor del otro, dejándole la parte del derecho de propiedad que él no tiene. Lo que la ley no permite es que el primer testador deje establecidas las sucesiones posteriores de la nuda propiedad o del usufructo. C.G. M.

Puede el padre dejar una parte o la totalidad de sus bienes a su hijo, con la carga de transferirlos al hijo o hijos que tuviere hasta la muerte del testador, teniéndose en cuenta lo dispuesto en el artículo 1314, en cuyo caso el heredero se considerará como usufructuario.

ARTÍCULO 1480.

Ver comentarios a los aa. 1314 y 1479.

C.G. M.

La disposición que autoriza el artículo anterior, será nula cuando la transmisión de los bienes deba hacerse a descendientes de ulteriores grados.

ARTÍCULO 1481.

En el caso de este artículo, no será nula la institución de heredero, sino la carga que se impone al mismo. Es decir, será válida la institución de heredero que el padre haga de su hijo. Pero se tendrá por no puesta la cláusula según la cual dicho hijo debería transmitir los bienes -hereditarios a otras personas que no fuesen sus propios hijos, nacidos o concebidos antes de la muerte del testador. C.G.M.

Se consideran fideicomisarias y, en consecuencia, prohibidas, las disposiciones que contengan prohibiciones de enajenar, o que llamen a un tercero a lo que

ARTÍCULO 1482.

[90]

TITULO SEGUNDO/CAPITULO VIII

ARTS. 1112 y 1483

quede de la herencia por la muerte del heredero, o el encargo de prestar a más de una persona sucesivamente cierta renta o pensión.

Este precepto reafirma y aclara lo expresado por el a. 1473, que prohibe la substitución fideicomisaria —y cualquiera otra diferente de la vulgar-- "sea cual fuere la forma de que se le revista".

La obligación que se impone al heredero de invertir ciertas cantidades en obras benéficas, como pensiones para estudiantes, para los pobres o para cualquier establecimiento de beneficencia, no está comprendida en la prohibición del artículo anterior. Si la carga se impusiere sobre bienes inmuebles-y fuere temporal, el heredero o herederos podrán disponer de la finca gravada, sin que cese el gravamen mientras que la inscripción de éste no se cancele. Si la carga fuere perpetua, el heredero podrá capitalizarla e imponer el capital a interés con primera y suficiente hipoteca. La capitalización e imposición del capital se hará interviniendo la autoridad correspondiente, y con audiencia de los interesados y del Ministerio Público.

ARTÍCULO 1483.

Lo descrito en el primer párrafo de este artículo, no es una substitución, sino una carga que se impone al heredero. El segundo párrafo dispone que el gravamen sigue al bien, sean cuales fueren las manos en que el mismo se encuentre; es ésta una medida de protección de la voluntad del testador. Pn el caso del tercer párrafo se produce un cambio en el objeto de la carga: en lugar del uso o goce de un inmueble, será el interés producido por un capital. (Véanse los comentarios ,a los aa. 1344, 1345, 1361 y 1362). C.G.M. [91]

ARTS. 1404 y 14E5

LIBRO TERCERO

CAPÍTULO IX De la nulidad, revocación y caducidad de los testamentos Es nula la institución de heredero o legatario hecha en memorias o comunicados secretos.

ARTÍCULO 1484.

La institución de heredero o legatario debe hacerse necesariamente en un testamento y las memorias o comunicados secretos, no tienen ese carácter. Existe una impropiedad conceptual o de lenguaje en este articulo, cuando considera que puede instituirse heredero o legatario a una persona en memorias o comunicados secretos. Carecería pues de objetivo práctico y de utilidad, accionar la nulidad de dichas memorias o comunicados secretos. No se refiere la disposición que se comenta a la institución de heredero que pudiera hacerse en un testamento en el que se hubieren consignado las disposiciones mismas en memorias o comunicados secretos. Si esa hubiese sido la intención del legislador, posiblemente hubiera tenido sentido esta disposición. El error del código actual, proviene de haberse transcrito disposiciones truncas del CC de 1884, quedando sin sentido el artículo que se comenta. En el CC de 1884, las memorias o comunicados secretos, tenían, a veces, eficacia legal, lo que no ocurre con el código actual. El a. 3462 del CC de 1884 decía: "Es nula la institución de heredero hecha en memorias o comunicados secretos". Agregaba el a. 3463: "Los legados podrán dejarse por esos medios; pero el heredero o la persona a quien el testador haya dejado expresamente encargado de cumplirlos, está obligado a revelarlos al juez de la testamentaría y al MP, con la reserva debida y antes de que se aprueben los inventados, para que así pueda saberse si son contrarios a las leyes". El a. 3464, abundando sobre el mismo tema agregaba: "Si los comunicados son contrarios a las leyes, el MP y el juez impedirán su cumplimiento; si fueren conformes a derecho, cuidarán de que sean cumplidos, y exigirán a la persona a quien se hubieren encargado que acredite suficientemente haber desempeñado la comisión que le confió el testador". Por fin el a. 3465 decía: "El heredero o encargado que no cumple con la prescripción del a. 3463, así como el que no acredite haber cumplido el encargo, pagará una multa igual al 25 por ciento del monto de los comunicados secretos". L.C.P.

1485. Es nulo el testamento que haga el testador bajo la influencia de amenazas contra su persona o sus bienes, o contra la persona o bienes de su cónyuge o de sus parientes.

ARTÍCULO

Han existido distintos criterios en la legislación mexicana con respecto al concepto de fuerza. [92]

'armo

SIGGUNDO/CAPITULO IX

AXT. 141111

El a. 1298 del CC de 1884 decía: "Es nulo el contrato celebrado por intimidación, ya provenga ésta de alguno de los contrayentes, ya de un tercero". El a. 129? definía la intimidación diciendo: "Hay intimidación cuando se emplea fuerza física, o amenazas que importan peligro de perder la vida, la honra, la libertad, la salud, o una parte considerable de los bienes del que contrae, de su cónyuge o de sus ascendientes o descendientes". El CC de 1884 denominaba con el término genérico "intimidación", tanto a la fuerza física como a las amenazas. El código actual, en el a. 1818 dispone que es nulo el contrato celebrado por violencia, ya provenga ésta de alguno de los contratantes, ya de un tercero, interesado o no en el contrato". El a. 1819 define la violencia diciendo: "Hay violencia cuando se emplea fuerza física o amenazas que importen peligro de perder la vida, la honra, la libertad, la salud, o una parte considerable de los bienes del contratante, de su cónyuge de sus ascendientes, de sus descendientes o de sus parientes colaterales dentro del segundo grado". Es más lógica la disposición del CC de 1928, cuando designa con la expresión genérica "violencia" a la fuerza física y a las amenazas. Las normas comentadas, pueden aplicarse a los testamentos en mérito de lo que establece el a. 1859. Con respecto al matrimonio el código actual emplea otra terminología. Dice el a. 156 en su.fr . VII que es impedimento para el matrimonio la fuerza o miedo graves. Igual terminología emplean las frs. I y 11 del a. 245, cuyo párrafo final dispone: "La acción que nace de estas causas de nulidad, sólo puede deducirse por el cónyuge agraviado, dentro de sesenta días desde la fecha en que cesó la violencia o intimidación". Emplean estos artículos, expresiones extraídas de los códigos anteriores a 1928. Ahora bien, el a. 1485 dispone que será nulo el testamento que haga el testador bajo la influencia de amenazas; disposición limitativa que el artículo siguiente se encarga de ampliar. Con respecto a la incapacidad para heredar el a. 1316 dispone en su fr. X que ''por razón de delito son incapaces de adquirir por testamento o por intestado el que usare de violencia, dolo o fraude con una persona para que haga, deje de hacer o revoque su testamento". Este artículo emplea la expresión "violencia" que comprende, según el a. 1819, tanto a la fuerza física como a las amenazas, en cambio el a. 1485 sólo se refiere a las amenazas. Ambos artículos y el 1486 emplean expresiones que no se ajustan estrictamente a las definiciones que da la ley al respecto y que pueden prestarse a confusiones y equívocos, como se demostrará en el examen que se hará del a. 1486. El testamento será nulo cuando lo otorgue el testador bajo la influencia de [931

ARTS. 1485 y 1486

LIBRO TERCERO

amenazas contra su persona o sus bienes. También será nulo si lo otorga bajo la influencia, de amenazas contra la persona o los bienes de su cónyuge o de sus parientes. No establece una limitación el legislador respecto a los parientes; ¿podría aplicarse en la especie la disposición que con respecto a ellos consagra el a. 1300? Dice este artículo que "La disposición hecha en términos vagos en favor de los parientes del testador, se entenderá que se refiere a los parientes más próximos, según el orden de la sucesión legítima". L.C. P. ARTÍCULO 1486. El testador que se encuentre en el caso del

artículo que precede, podrá, luego que cese la violencia o disfrute de la libertad completa, revalidar su testamento con las mismas solemnidades que si lo otorgara de nuevo. De lo contrario será nula la revalidación. De la redacción de este artículo se desprende que el legislador al referirse a las "amenazas" en el a. 1485, emplea indebidamente esa expresión, que equivale, según el a. 156 fr. VII y el a. 245 al "miedo" a la "intimidación"; que, en consecuencia, el testamento será nulo cuando se ejercite en contra del testador cualquier clase de violencia. El sentido que le da a la expresión violencia el artículo que se comenta se encuentra en perfecta armonía con lo dispuesto en la fr. X del a. 1316, según la cual, por razón de delito es incapaz para adquirir por testamento o por intestado el que usare de violencia con la persona para que haga, deje de hacer o revoque su testamento. Dispone el a. 1486 que el testador podrá, luego que cese la violencia o disfrute de la libertad completa, revalidar su testamento con las mismas solemnidades que si lo otorgara de nuevo. De lo contrario será nula la revalidación. Se trata en la especie del perdón que otorga el ofendido al ofensor. Una disposición similar se encuentra en el CC con respecto al perdón en los casos de incapacidad para heredar. Dispone el a. 1319 que "la capacidad para suceder por testamento, sólo se recobra sí después de producido el agravio, el ofendido instituye heredero al ofensor o revalida su institución anterior con las mismas solemnidades que se exigeii para testar. ¿Debe el testador otorgar un nuevo testamento? Si lo hiciere, el anterior quedaría revocado de pleno derecho, en virtud de lo establecido por el a. 1494. En resumen, si el nuevo testamento fuere exactamente igual al primero, se producirían los siguientes efectos: quedarían saneados todos los vicios existentes, desapareciendo la nulidad; se entendería perdonado el ofensor, si en éste y en el anterior testamento, se le instituye heredero. En cambio, se desprende de lo expuesto, que el llamado procedimiento de [94]

ARTS. I48 y 1487

TITULO SECUNDO/CAPITULO IX

revalidación (propiamente se trata de confirmación) adquiere otras modalidades: debe otorgarse un nuevo testamento que debe contener las mismas solemnidades que el anterior; en el testamento se debe insertar una cláusula que exprese la confirmación del anterior. ¿Desaparecerá con ello el vicio de nulidad? Algunos autores consideran que éste sería el procedimiento a seguir. No obstante, como la revalidación debe hacerse con las mismas solemnidades de los testamentos "como si se otorgare de nuevo" bajo pena de nulidad, será mucho más práctico y seguro hacer otro testamento. Opinan algunos comentaristas que es posible aplicar a los testamentos los principios generales de las nulidades. Según ellos, de acuerdo con lo prescrito en los aa. 2228 y 2233, existiría una nulidad relativa en el caso que se comenta porque en vida del testador puede convalidarse un testamento nulo. Ahora bien, en una ejecutoria que aparece publicada en el SJF en la séptima época, vol. 30. cuarta parte, p. 77, se resolvió que la nulidad en el caso, es absoluta, y raiona diciendo: ...porque en esta propia materia de testamentos, no es factible que tenga lugar la ratificación con sus efectos característicos de convalidación retroactiva, ni aún en la hipótesis en que se alude a revalidación; (a. 1334 del ordenamiento en consulta), ya que en este evento se tratará en realidad de un nuevo testamento, puesto que en dicho artículo se previene bajo pena de nulidad, que deberá revalidarse con las mismas solemnidades que si se otorgara de nuevo. En este orden de ideas, si el testamento otorgado en estas condiciones no es susceptible llegara valer por ratificación o confirmación, lo correcto es concluir que se trata de una nulidad absoluta, de la cual puede valerse cualquier interesado, que por virtud de una espectativa de acuerdo con las normas de la sucesión legítima, resulte favorecido con la anulación de la disposición testamentaria viciada. A. D. 3581/69. 24 de junio de 1971, 5 votos. Ponente: Mariano Azuela. L.C.P.

ARTICULO 1487.

Es nulo el testamento captado por dolo o fraude.

Según el a, 1815, se entiende por dolo en los contratos cualquier sugestión o artificio que se emplee para inducir a error o mantener en él a alguno de los contratantes; y por mala fe, la disimulación del error de uno de los contratantes una vez conocido. Agrega el a. 1816 que el dolo o mula fe de una de las partes y el dolo que proviene de un tercero, sabiéndolo aquella, anulan el contrato si ha sido la causa determinante de este acto jurídico. Rafael Rojina Villegas (Compendio de derecho civil, t. II, p. 396) dice que estas disposiciones son aplicables a los testamentos por determinación del a. 1859. En materia de testamentos se dice que este es nulo si es captado por dolo "y [95]

ARTS. 1487, 1488 y 1489

LIBRO TERCERO

en la palabra captado tenemos un elemento suficiente para considerar que la voluntad ha sido falseada, es decir, que ha sido víctima de un error y que este error es causa determinante pues, de lo contrario no se le habría captado". Podría considerarse dolosa una maquinación destinada a indisponer al presunto heredero con el testador, con datos falsos sobre la conducta de aquél. Si el testador revoca su testamento e instituye heredero al autor de la maquinación dolosa, el testamento podría posteriormente ser anulado si se acredita que el error en que incurrió el testador fue la causa determinante de su voluntad. lntimamente relacionado con el artículo que se comenta, tenemos la fr. X del a. 1316 que dice que por razón de delito es incapaz de adquirir por testamento" o por intestado el que usare de violencia, dolo o fraude con una persona para que haga, deje de hacer o revoque su testamento. L.C.P. ARTÍCULO 1488. El juez que tuviere noticia de que alguno impide

a otro testar, se presentará sin demora en la casa del segundo para asegurar el ejercicio de su derecho, y levantará acta en que haga constar el hecho que ha motivado su presencia, la persona o personas que causen la violencia y los medios que al efecto hayan empleado o intentado emplear, y si la persona cuya libertad ampara hace uso de su derecho. Se trata de amparar la libertad del testador que es sometido a apremios ilegítimos para que no otorgue testamento. Debería existir un procedimiento similar cuando se ejerce violencia para obligar a una persona a otorgar testamento. El acta del juez será un valioso elemento probatorio para acreditar la violencia. L.C.P. ARTICULO 1489. Es nulo el testamento en que el testador no

exprese cumplida y claramente su voluntad, sino sólo por señales o monosílabos en respuesta a las preguntas que se le hacen. Reafirman este principio varios artículos del CC. Desea el legislador dar la mayor seguridad jurídica al testador para evitar que pueda falsearse su voluntad. Cualquier gesto, serial, ademán o monosílabo de una persona que se encuentre en trance de muerte, puede interpretarse en forma equívoca o errónea y prestarse para que más de algún extraño, aparezca indebidamente como heredero. [96]

TITULO SEGUNDO/CAPITULO IX

ARTS. 1489 y 1490

El a. 1512 dispone que el testador que otorga testamento público abierto debe expresar de un modo claro y terminante su voluntad al notario y los testigos. El a. 1525 dispone que el testador, al hacer la presentación del testamento público cerrado, declarará que en aquel pliego está contenida su última voluntad. Los aa. 1553 y 1557 adoptan precauciones similares cuando se trata de un testamento ológrafo y los aa. 1567, 1570, 1579 y 1584 adoptan iguales medidas con respecto a los testamentos especiales. Sin embargo, es del caso considerar que no podrían otorgar testamento en ningún caso los sordomudos que no saben leer ni escribir a los cuales se refiere el a. 450 en su fr. 111. (Véase a. 1531). ARTÍCULO 1490. El testador no puede prohibir que se impugne el

testamento en los casos en que éste deba ser nulo conforme a la ley. Antes de hacer comentario alguno sobre el contenido de esta disposición es

necesario r.oncordarla con el -. 1355 que dice a la letra: "La condición de no impugnar el testamento o alguna de las disposiciones que contenga, so pena de perder el carácter de heredero o legatario, se tendrá por no puesta".

El supuesto que considera el a. 1490 también es de carácter condicional.

¿Cuál debe ser la sanción aplicable en el caso previsto en el a. 1490? ¿Será la misma que señala el a. 1355? ¿Se tendrá por no puesta la cláusula testamentaria que prohiba la impugnación del testamento cuando exista alguna causal de nulidad? Podría ser ésta una solución muy cómoda por la simplicidad de la sanción.

Sin embargo, el artículo en comentario admite otra forma de interpretación. Del contexto de este artículo se desprende que encierra una prohibición al decir que el testador "no puede prohibir" la impugnación del testamento y sabemos que la sanción que trae consigo la ejecución de lo prohibido es la nulidad, por disponerlo así el a. 8 del CC cuando dice que los actos que la ley prohibe son nulos. Podría concluirse que las sanciones en ambos casos son diferentes. Puede llegarse a esta misma conclusión mediante otra forma de interpretación. El a. 1355 contiene una norma de carácter especial limitada a la condición de

no impugnar el testamento cuando en esa condición se establezca la pena de perder la calidad de heredero o de legatario al que la alegue. Se tratará pues de una norma de carácter excepcional, específicamente aplicable al caso que se comenta. También el a. 1490 tendría el carácter de una norma especial limitada a que la prohibición de impugnar el testamento se refiera al caso de que el testamento adolezca de una causal de nulidad. Se trataría en ambos casos de disposiciones aplicables a materias específicas [971

ARTS. 100

y 1401

LIBRO TERCERO

distintas unas de otras. En consecuencia la sanción en el caso del a. 1355 sería tener por no puesta la condición (la institución de herederos, sería pura y simple) y en el caso del a. 1490 la nulidad de la cláusula que prohiba el "ejercicio de la acción de nulidad del testamento". Un testamento puede ser totalmente nulo o sólo puede serio una de sus

cláusulas como ocurre entre otros muchos casos, en el previsto en el artículo que se comenta (la cláusula que prohibe el ejercicio de la acción de nulidad). Contemplan también causales de nulidad de sólo cláusulas testamentarias y no del testamento mismo, los aa. 1492 y 1493 de este capítulo. Existen cláusulas testamentarias nulas que no invalidan todo el testamento como ocurre en los casos previstos en los aa. 548, 600, 1297, 1301, 1304, 1329, 1347, 1349, 1355, 1358, 1390, 1412, 1413, 1427, 1434, 1436, 1440, 1458, 1478, 1481, 1482, 1502 fr. VI, 1724, entre otros.

L.C.P.

El testamento es nulo cuando se otorga en contravención a las formas prescritas por la ley.

ARTÍCULO 1491.

¿Es el testamento un acto formal o solemne? El CC en varias disposiciones se refiere a las solemnidades del testamento, tales como los aa. 1310, 1466 y 1520. En cambio en los aa. 1519, 1534 y 1662, entre otros, el legislador considera que se trata de simples formalidades.

El profesor Ernesto Gutierrez y González, en su libro sobre el patrimonio, en la página 576, núm. 450, considera que el testamento no es un acto solemne sino

sólo formal, entre otras razones porque el artículo que se comenta dispone que el testamento que se otorgue en contravención a las formas prescritas por la ley será nulo. Si se tratare de formas solemnes "la ley tendría que decir que es inexistente" y porque el a. 1303 dispone que puede exigirse el cumplimiento del testamento que se extravía si los interesados demuestran plenamente el hecho de la pérdida o de la ocultación y logran comprobar el contenido de las cláusulas testamentarias y que en su otorgamiento se llenaron todas las formalidades legales. "Si el testamento fuera solemne y no formal no se podría suplir".

En este sentido —zanjando la cuestión-- Valverde afirma que el testamento es un acto "solemne, y mejor, como dice Sánchez Román eminentemente formal

o de estricto derecho, en cuanto que es indispensable el cumplimiento de las formas, so pena de nulidad del acto" (Tratado de derecho civil español, 4a. ed., 1939, Valladolid, España, t. V, p. 55). ¿Cuál es el alcance de la expresión "sin efecto" que emplean los aa. 1520 y 1534, al referirse a la falta de solemnidades el primero, y el segundo a la omisión

de formalidades? Equivale a la nulidad según el a. 1491, porque la sanción que consagra este artículo corresponde exactamente a los mismos supuestos que señalan los aa. 1520 y 1534. El a. II de la LI A P del DF del 2 de enero de 1943 contiene una excepción a lo

íRS1

LIBRO TERCERO

ARTS. 1492 y I493

Son nulas la renuncia del derecho de testar y la cláusula en que alguno se obligue a no usar de ese derecho, sino bajo ciertas condiciones, sean éstas de la clase que fueren.

ARTICULO 1492.

Este artículo dispone que la renuncia al derecho de testar es nula. ¿Debe esta renuncia constar en un documento aparte o en Una cláusula testamentaria? No parece probable que pueda constar en documento aparte, por razones de ubicación de la disposición legal que se comenta. Se trata de una norma que forma parte del capítulo IX del título tercero que trata de las nulidades de los testamentos y no de otros actos jurídicos. Posiblemente, con el fin de garantizar la libertad del testador se haya dispuesto que no puede insertarse en un testamento la renuncia a la facultad de otorgar otro testamento. Con esta prohibición se evita, además, que pueda vulnerarse el principio de la revocabilidad de los testamentos, a que se refiere el a. 1493. Agrega el a. 1492 que será nula también, la cláusula en que alguno se obligue a no usar del derecho a testar bajo ciertas condiciones. Si en una asignación condicional se impone, al heredero o legatario instituido, la prohibición de otorgar testamento, la cláusula que la contenga será nula. L.C. P.

La renuncia de la facultad de revocar el testamento es nula.

ARTICULO 1493.

Dispone el a. 1295 que el testamento es un acto personalísimo, revocable y libre. La principal característica del testamento la constituye su revocabilidad. Por tratarse de un acto de última voluntad, el legislador otorga al testador la oportunidad legal para que pueda expresar en cualquier instante, aun en trance de muerte, la manifestación de su última voluntad. La voluntad del testador puede cambiar, como dice Laurent, y el cambio de voluntad no vulnera ningún derecho porque el heredero o legatario instituidos anteriormente en otro testamento, no tienen derecho alguno mientras viva el testador. Antes de la promulgación del CC francés podía insertarse en un testamento la llamada "cláusula revocatoria" mediante la cual el testador declaraba que era su voluntad que ningún otro testamento que pudiera hacer fuera ejecutado. Por medio de una ordenanza de 1735 se derogó este uso. Demolombe considera que en materia de revocación del testamento hay que considerar las siguientes reglas generales: La facultad de revocación es esencial y el testador no puede renunciar a ella ni directa ni indirectamente, porque siendo el testamento la obra de una sola voluntad debe ser dejado sin efecto por esa misma voluntad. Al testador no se le [100]

TITULO SEGUNDO/CAPITULO IX

ARTS. 1493 y 1494

puede impedir la facultad de revocar y tampoco se le puede estorbar el libre ejercicio de esa facultad. El testador no puede adicionar las condiciones que la ley exige para la revocación de los testamentos, tampoco puede disminuirlas. Para revocar es necesario tener la misma capacidad que para disponer. La revocación puede ser total o parcial y toda disposición contenida en un testamento queda sujeta a la facultad de revocación. (Cours de Code Napoleón, Traité des donations entre-vile el des festanients, Paris, 3a. ed., t. V, vol. XXII, nos. 122 a 128,1868, pp. 94 a 98). Carece pues de validez la renuncia que hiciere el testador de su facultad de revocar el testamento que hubiere otorgado. El a. 1316 en su fr. X declara incapaz de heredar al que usare de la violencia, dolo o fraude con una persona, para que haga, deje de hacer o revoque su testamento. L.C. P.

ARTICULO 1494. El

testamento anterior queda revocado de pleno derecho por el posterior perfecto, si el testador no expresa en éste su voluntad de que aquél subsista en todo o en parte.

El legislador mexicano ha innovado substancialmente la doctrina tradicional en materia de revocación de los testamentos. En la mayoría de las legislaciones, los testamentos pueden ser modificados expresa o tácitamente. Habrá revocación expresa cuando así lo manifieste en forma categórica el testador, y tácita cuando las nuevas disposiciones testamentarias, sean incompatibles con las del testamento anterior. En la legislación francesa la revocación puede hacerse en un nuevo testamento o en una escritura notarial. Dice el a. 1035 del Código de Napoleón: "Los testamentos no podrán ser revocados, en todo o en parte, sino por un testamento posterior o por acto ante notario en los que conste el cambio de voluntad". El artículo en comentario dispone que quedará revocado de pleno derecho el testamento anterior cuando se otorga uno nuevo. No es necesario revocado expresamente y pierde de pleno derecho su carácter, aun cuando el nuevo no contenga disposiciones incompatibles con aquél. Puede ocurrir que el testamento posterior no modifique ni altere las disposiciones contenidas en el testamento anterior y desee el testador que ambos instrumentos coexistan. La ley lo permite, siempre que el testador haga formal declaración, en el segundo testamento, de su voluntad de mantener la vigencia de ambos, o sólo una parte del primero. Mediante este procedimiento, es posible que una persona otorgue varios testamentos y mantenga la vigencia de todos ellos, ya sea en forma total o parcial. [101]

LIBRO TERCERO

ART. 1494

Para que el anterior testamento quede sin efecto, es necesario que el posterior sea perfecto, esto es, que reúna los requisitos de ley. Si ello ocurre, los testamentos públicos, ológrafos y especiales, pueden ser revocados por cualquier testamento.

¿Acaso toda disposición testamentaria puede ser revocada? (,Existen excepciones al respecto? El reconocimiento de un hijo que se haga en un testamento no puede ser revocado por disponerlo así el a. 367 que dice: "El reconocimiento no es revocable por el que lo hizo, y si se ha hecho en testamento, cuando este se revoque, no se tiene por revocado el reconocimiento". A este respecto Demolombe plantea diversas interrogantes ¿Cuando en un testamento revocado se ha reconocido una deuda, la existencia de una carga o

un depósito, quedan también afectados por la revocación? Los simples reconocimientos de deudas o de depósitos, dice el autor, no revisten carácter contractual y no tienen otro alcance que aquel que el testador les quiera atribuir a su libre y soberano arbitrio (Cours de Code Napoleon, vol. XXII, no. 150, p. 101). De aceptarse, agrega, la teoría de quienes consideran que estos reconocimientos subsisten después de la revocación, resultaría que no valdrían como legados pero deberían considerarse como créditos hereditarios; que a pesar de la revocación podrían percibirlos los incapaces de heredar y que originarían obligaciones en contra del testador aún en vida de éste, lo que según el autor, significaría un profundo atentado en contra de la libertad de revocación y una manera muy peligrosa de hacer irrevocables ciertas liberalidades en los testamentos, incorporándolas a ellos bajo la forma de reconocimiento de deudas o recibo de pago de operaciones pendientes. Hay quienes opinan que, si bien no puede atribuirse a estas declaraciones plena eficacia, podrían considerarse como principio de prueba: dado que constan por escrito. ¿Debe hacerse la revocación por otro testamento, aunque este último no contenga ninguna disposición? Las opiniones no son uniformes al respecto. En el derecho francés no existe duda sobre ello, porque el CC en su a. 1035 establece que los testamentos pueden ser revocados en todo o en parte por un testamento posterior, o por un acto notarial en el cual se exprese el cambio de voluntad. Se sostiene que en la legislación mexicana, al igual que en la francesa, podría revocarse un testamento por medio de urr simple acto notarial. Otros manifiestan que ello no es posible: a) porque el a. 1494 establece en forma categórica que el testamento anterior debe ser revocado por otro "posterior perfecto", o sea, que reúna los requisitos de ley, exigencia que no tiene un simple acto notarial; b) porque según los aa. 1378 y 1600 un testamento puede no contener institución

de heredero o legatario. Podría pues otorgarse para el solo efecto de revocar expresa o tácitamente uno anterior; c) porque en situaciones semejantes el legislador ha exigido otro testamento o formalidades equivalentes, como ocurre en los casos que señalan los aa. 1319 y 1486; d) porque en materia legal, las cosas se [102]

TITULO

szcuNDoicAprrmo IX

ARTS. 1494, 1499 y 1411

deshacen de la misma manera que se hacen. Por ello, para revocar un testamento debería otorgarse otro. L.C.P.

La revocación producirá su efecto aunque el segundo testamento caduque por la incapacidad o renuncia del heredero o de los legatarios nuevamente nombrados.

ARTÍCULO 1495.

Si se produce la caducidad del segundo testamento porque las personas instituidas en él no puedan o no quieran asumir las calidades de herederos o legatarios y no hay otras disposiciones testamentarias, el testamento posterior no tendría utilidad alguna. No obstante ello, el testamento anterior se entiende definitivamente revocado y serían los herederos legítimos quienes entrarían en posesión de la herencia. Algunos autores consideran que también se entiende revocado el testamento cuando lo destruye materialmente el testador, en los casos en que legalmente puede hacerlo, generalmente cuando no se conoce la manifestación de su última voluntad. ¿puede ello considerarse una revocación? Sobre esta materia, el a. 1548 dispone que "el testamento cerrado quedará sin efecto siempre que se encuentre roto el pliego interior, o abierto el que forma la cubierta, o borradas, raspadas o enmendadas las firmas que lo autorizan, aunque el contenido no sea vicioso" Hay quienes piensan que existiría una revocación tácita de los legados, al ocurrir alguna de las situaciones a que se refieren los aa. 1393,1412, 1413 y 1427. Es necesario advertir que el legislador ha dado soluciones legales, distintas de la revocación, a cada uno de los casos precedentemente señalados.

El testamento anterior recobrará, no obstante, su fuerza, si el testador, revocando el posterior, declara ser su voluntad que el primero subsista.

ARTÍCULO 1496.

Vamos a suponer que el testador otorga un primer testamento instituyendo herederos a sus hijos. Posteriormente hace un segundo testamento. De acuerdo con lo establecido en el a. 1494 este segundo testamento revoca de pleno derecho al anterior. Otorga después un tercer testamento. Al hacerlo es revocado el segundo. El testador en este tercer testamento puede hacer formal declaración de que el primero recobre su fuerza. Así vuelven sus hijos a tener la calidad jurídica de herederos que habían perdido con ocasión del segundo testamento. Para que pueda revalidarse el primer testamento, ¿es necesario que la revocación del segundo se haga en forma expresa o queda revocado de pleno derecho

por el otorgamiento de este tercer testamento y por aplicación de lo dispuesto por a. 1494? [103]

ATS. 1451 y 1497

LIZO

rziscinto

La redacción del artículo que se comenta es oscura, pues la frase "revocando el posterior" puede interpretarse en cualquiera de los dos sentidos. Para evitar dudas, es preferible revocarlo expresamente. L.C.P. ARTÍCULO 1497. Las disposiciones testamentarias caducan y que-

dan sin efecto, en lo relativo a los herederos y legatarios: 1.—Si el heredero o legatario muere antes que el testador o antes de que se cumpla la condición de que dependa la herencia o el legado; el heredero o legatario se hace incapaz de recibir la herencia o legado; 111.—Si renuncia a su derecho.

La palabra "caducidad" dice Demolombe, es técnica en nuestra materia; elia designa ciertas causas, por medio de las cuales una disposición testamentaria, aunque válida y no revocada, no produce, no obstante, efecto, y "cae" por decirle así; Caducum appellasur, veluti cecidil ab eo (Ulpien, Regul, tit. XXII, n. 1), (Cours de Code Napoleón, vol. XXII, no. 297 p. 254). El Código de Napoleón, en su a. 1039 aplica la expresión "caducidad" a los testamentos; disposición casi idéntica al a. 1497 del CC del DF que estamos comentando. Pothier, en los estudios anteriores al Código de Napoleón no empleó esta expresión en materia de testamentos. Posiblemente haya sido el CC francés el que empleó por primera vez esta expresión "técnica", a decir de Demolombe. La fr. I prevé dos situaciones: el caso de premuerte del heredero o legatario y cuando muere antes de cumplirse la condición estipulada en el testamento. La fr. II del a. 1497 dispone que el heredero o legatario que se hace incapaz de recibir la herencia o legado, produce la caducidad de la institución de que han sido objeto. La fr. III establece que si el heredero a legatario instituido en el testamento, renuncia a su derecho, caduca la institución. Dispone el a. 1335 que si la institución fuere condicional se necesitará que el heredero sea capaz al tiempo en que se cumple la condición. El a. 1336 establece que el heredero por testamento que muera antes que el testador o antes de que se cumpla la condición, el incapaz de heredar y el que renuncia a la sucesión no transmiten ningún derecho a sus herederos. Este artículo como puede observarse, es complementario de la disposición que se comenta. [1041

TITULO SISCUNDO/CAPITULO IX

ARTS. 1407 y UDS

De acuerdo a lo prescrito en el a. 1337 la herencia en el caso señalado precedentemente, pertenecerá a los herederos legítimos del testador, según lo dispone el a. 1599 en su fr. IV. Al derecho de transmisión se refiere el a. 1659 que dice: "si el heredero fallece sin aceptar o repudiar la herencia, el derecho de hacerlo se transmite a sus sucesores". La caducidad sólo se producirá con respecto a las personas que señala el a. 1497, pero en lo demás tendrá el testamento plena validez y eficacia (a. 1379). Se puede evitar la caducidad si el testador nombra sustitutos para que reemplacen a los herederos o legatarios instituidos en el testamento que puedan ser excluidos. Dispone el a. 1472: "puede el testador substituir una o más personas al heredero o herederos instituidos, para el caso de que muera antes que él, o de que no puedan o no quieran aceptar la herencia". El a. 1599 estatuye en su fr. IV que la herencia legítima se abre cuando el heredero muere antes que el testador, repudia la herencia o es incapaz de heredar, si no se ha nombrado substituto. Antonio de lbarrola en su obra Cosas y sucesiones, núm. 1100, p. 713, hace un examen de varias disposiciones del código, de las cuales podrían desprenderse algunos casos de caducidad. El CC español considera que los testamentos especiales caducan cuando el testador no muere dentro de los plazos que dicho código señala, una vez que han desaparecido las causas que motivaron el otorgamiento referido (aa. 719, 730, 743). L.C.P.

La disposición testamentaria que contenga condición de suceso pasado o presente desconocidos, no caduca aunque la noticia del hecho se adquiera después de la muerte del heredero o legatario, cuyos derechos se transmiten a sus respectivos herederos.

ARTÍCULO 1498.

Se trata de condiciones sobre sucesos ya ocurridos o presentes pero desconocidos. En tales casos la institución no caduca aun cuando la noticia de la ocurrencia de dichos sucesos se adquiera después de la muerte del heredero o legatario, quien transmite sus derechos a sus respectivos herederos. Estos últimos pueden hacer uso del derecho de transmisión a que se refiere el a. 1659. L.C.P.

[105]

ARTS. 1499 y 1500

LIBRO TERCERO

TITULO TERCERO de la forma de los testamentos CAPITULO I

Disposiciones generales ARTÍCULO 1499. El testamento, en cuanto a su forma, es ordinario

o especial. Los testamentos se clasifican conforme a esta disposición legal en ordinarios y especiales. Son testamentos ordinarios aquellos que se otorgan en situaciones normales; se denominan especiales los testamentos que pueden otorgarse cuando el testador se encuentra en circunstancias excepcionales o extraordinarias y no puede o le es muy difícil otorgar un testamento ordinario. Dado que los testamentos ordinarios son aquellos que se redactan en circunstancias normales, el código exige, como se desprende de la lectura de los preceptos subsiguientes, que su otorgamiento sea más riguroso en cuanto a los requisitos de forma que en el otorgamiento de los especiales (véanse los aa. 1500 y 1501 y los capítulos II a VIII de este título, que establecen las solemnidades y las formalidades de una y otra clase de testamentos). La clasificación de los testamentos que contiene el precepto en comentario, toma en cuenta las circunstancias en que se halla el testador al declarar su última voluntad, y así le impone mayor o menor número de formalidades al mismo. De allí que el testamento ordinario tenga validez indefinida, mientras no es revocado por el testador, en tanto que el testamento especial, pierde su eficacia si el testador sobrevive a las circunstancias extrahrdinarias que dieron lugar al otorgamiento del acto. I.G.G. ARTÍCULO 1500. El ordinario puede ser:

I.



Público abierto;

11.—Público cerrado; y 111.—Ológrafo. Tres son las especies de testamentos ordinarios que este artículo establece: 1. El testamento público abierto, en el que el testador declara oralmente ante notario público, su última voluntad, (se dice nuncupativo), en presencia de tres testigos, redactando el notario el texto del documento de acuerdo con lo que el testador ha dispuesto (vlanse los aa. 1511 a 1520). II. El testamento público cerrado en el que el autor u otra persona a su ruego, redacta por escrito las disposiciones que constituyen su voluntad, y después de rubricado al margen y firmado al calce, lo coloca en pliego cerrado y sellado y [1061

TITULO TERCERO/CAPITULO 1

ARTS. 1500 y 1301

con las formalidades que exigen los aa. 1521 a 1549 (véanse los comentarios correspondientes) lo exhibirá y depositará ante notario en presencia de tres testigos. 111. El testamento ológrafo es aquél que sólo pueden otorgar los mayores de edad, que saben leer y escribir, porque debe estar escrito y firmado de pullo y letra del testador. Habrá de otorgarse por duplicado, tendrá impresa en cada ejemplar la huella digital del autor. El original se depositará en el archivo general de notarías, mientras que la copia se devolverá al propio testador con la anotación a que se refiere el a. 1555. (N/Canse los comentarios a los aa. 1550 a 1564). I.G.G.

El especial puede ser: I.—Privado; II.—Militar; 111.—Marítimo; y IV.—Hecho en país extranjero.

ARTÍCULO 1501.

Los testamentos especiales son los siguientes: I. El testamento privado es aquel que sólo puede otorgarse cuando el testador se encuentra padeciendo una enfermedad tan violenta y grave, que no sea posible hacer concurrir a un notario público; cuando no haya notario en la población o juez que actúe oor receptoría, o habiéndolo, no pueda concurrir; al entrar en campaña los militares o asimilados al ejército o cuando éstos se encuentren prisioneros de guerra, siempre y cuando al testador no le sea posible hacer testamento ológrafo por escrito. Se otorgará ante testigos y aun verbalmente en casos extremos. Sólo producirá efectos, si el testador muere dentro de un mes de desaparecida la circunstancia que dio lugar a su otorgamiento (véanse los comentarios á los preceptos del capitulo V, de este título). II. Testamento militar. Los militares o asimilados al ejército pueden otorgarlos, al entrar en acción de guerra estando prisioneros o estando heridos en el campo de batalla (véanse los comentarios a los aa. 1579 a 1582). 111. El testamento marítimo es el que se otorga en alta mar a bordo de embarcaciones de la marina nacional, sean de guerra o mercantes y de acuerdo con las formalidades a que se refiere el capítulo Vil de este titulo. Se extenderá por escrito ante dos testigos y en presencia del capitán de la nave (véanse los comentarios a los preceptos relativos a ese capítulo). IV. El testamento hecho en país extranjero es válido en el DF conforme a lo dispuesto por el a. 1593, si cumple con las formalidades que exige la ley del país donde se otorgó. Los nacionales mexicanos podrán otorgar su testamento conforme a las leyes mexicanas en el caso de que sus disposiciones deban ser ejecutadas en el DF. Los secretarios de legación, los cónsules y los vicecónsules [107}

ARTS. 1501 y 1502

LIERO TERCERO

podrán hacer las veces de notarios o de receptores de los testamentos de acuerdo con las disposiciones del capítulo VII de este título a cuyos comentarios nos remitirnos. Propiamente, el testamento hecho en país extranjero no es especial. Se trata solamente de la aplicación en este caso particular de la regla de derecho internacional privado que enumera el a. 15 del código que comentamos. I.G.G.

ARTÍCULO 1502. No pueden ser testigos del testamento:

L —Los amanuenses del Notario que lo autorice; II. Los menores de dieciséis años; I I 1.—Los que no estén en su sano juicio; IV.—Los ciegos, sordos o mudos; V.—Los que no entiendan el idioma que habla el testador; V L—Los herederos o legatarios; sus descendientes, ascendientes, cónyuge o hermanos. El concurso como testigo de una de las personas a que se refiere esta fracción, sólo produce como efecto la nulidad de la disposición que beneficie a ella o a sus mencionados parientes. VIL—Los que hayan sido condenados por el delito de falsedad.

El derecho cuida escrupulosamente en este precepto que los testigos que intervienen en el testamento sean personas que ofrezcan garantías de confiabili-dad en su dicho porque conozcan al autor del acto, puedan identificarlo, entiendan el sentido de sus cláusulas, no tengan interés directo o indirecto, corno beneficiarios de las disposiciones testamentarias y porque no hayan cometido delito de falsedad. El profesor Aguilar Carvajal, comenta así el artículo: La idoneidad de los testigos que intervienen en los testamentos, es objeto de disposiciones especiales previstas en el a. 1502, ya que prohibe ser testigos del testamento a los amanueces del notario que lo autorice por no confiar en su independencia; los menores de dieciséis años, ya que si en esta edad puede testar un menor, con mayor razón pueden ser testigos; antes de esa edad, no se puede confiar en que pueda darse cuenta de la importancia del acto, ni atención suficiente para declarar respecto del cumplimiento de las formalidades; los dementes, ciegos, sordos o mudos también tienen incapacidad para ser testigos, ya que los primeros no se dan cuenta del acto o le dan una interpretación distinta; los ciegos no

[108]

TITULO TERCH10/CAPITULO I

ARTS. 1309 y 003

podrían ver al testador ni identificarlo, tampoco podrían ver las demás circunstancias que concurrieren en el otorgamiento; los sordos no oirían la expresión de voluntad del testador y los mudos no podrían expresar en caso ofrecido, el contenido de la declaración. Tampoco pueden ser testigos, los que no entienden el idioma del testador, puesto que no podrían comprender sus disposiciones; igualmente son incapaces de ser testigos, los herederos o legatarios instituidos o sus descendientes, ascendientes, cónyuge o hermanos, por tener interés directo o indirecto en el testamento, que les quita imparcialidad; su infracción sólo nulifica la cláusula, no el testamento. Los que hayan sido condenados por el delito de falsedad, no pueden ser testigos, puesto que no se puede confiar en su veracidad, al haber delinquido. (Aguilar Carvajal, Leopoldo, Segundo curso de derecho civil, Bienes, derechos reales y sucesiones, México, Porrúa, 1975, p. 348), 1.G.G.

1503. Cuando el testador ignore el idioma del país, concurrirán al acto y firmarán el testamento, además de los testigos y el Notario, dos intérpretes nombrados por el mismo testador.

ARTÍCULO

De acuerdo con lo dispuesto por la LN para el DF (a. 62) las escrituras deben redactarse en castellano. Cuando el testador no conozca nuestro idioma podrá otorgar testamento en su propia lengua siempre que concurran al acto dos intérpretes designados por él, que para traducir al español deberán firmar el testamento, junto con el testador y los testigos, que deben comparecer al otorgamiento conforme a las disposiciones legales aplicables. El notario deberá firmar la escritura que contiene la declaración de voluntad testamentaria (véase comentario al a. 1518). El precepto en comentario parece referirse sólo al testamento público abierto o nuneupativo, que se otorga verbalmente en la presencia del notario que lo autoriza. En los casos de testamento público cerrado y de testamento ológrafo, el testador podrá nombrar en el mismo pliego del respectivo testamento a los traductores del testamento cuando lo ha otorgado en idioma extranjero. Estas dos especies de testamento permanecen en secreto, en sobre cerrado que no será abierto sino hasta después de la muerte del testador. La traducción al español deberá transcribirse junto con el original como parte integrante del testamento otorgado en cualquiera de estas dos formas. El juez que conozca de la sucesión, podrá nombrar a los dos intérpretes en caso de que el testador no lo haya hecho en el testamento público cerrado o en el ológrafo que en su caso haya otorgado. También podrá nombrar e] juez a uno o (1091

LIBRO TERCERO

WATS. 1503, 1504 y 1505

a ambos intérpretes, en caso de que designados por el testador faltare alguno de ellos o ambos, o no aceptaren hacerse cargo de la traducción. I.G.G. ARTICULO 1504, Tanto el Notario como los testigos que interven-

gan en cualquier testamento deberán conocer al testador o cerciorarse de algún modo de su identidad, y de que se halla en su cabal juicio y libre de cualquiera coacción. Cuando el testador no sea conocido del notario o de los testigos, aquél y éstos deberán cerciorarse de la identidad del testador. Por donde se ve que este artículo no exige el conocimiento personal del testador por el notario ni por los testigos. Es indispensable, que se compruebe la identidad de quien lo otorga, es decir, es preciso cerciorarse de que quien aparece como autor del acto es la persona que puede disponer de los bienes que forman el acervo hereditario, por lo que el notario y los testigos harán constar que efectivamente la persona que aparece en el testamento como otorgante es quien se identifica legalmente con el nombre ostentado en ese acto. Agrega el precepto que el notario y los testigos deberán cerciorarse de que se halla en su cabal juicio. Se entiende que goza de cabal juicio, aquella persona cuya conducta revela que se encuentra en el normal uso de sus facultades de entender y querer, por lo que se satisface el requisito que impone este precepto, si el testador no presenta signos aparentes de perturbaciones mentales, que le impidan comprender el sentido y las consecuencias del acto que pretende realizar. Además tanto los testigos como el notario que autorice el testamento deberán hacer constar en el texto del testamento que durante su otorgamiento el testador expresó su voluntad libre de coacción o violencia. Debe observarse que la función de los testigos en el testamento, no se limita a dar fe de los hechos que acontecen durante el otorgamiento del testamento, sino que tanto ellos como el notario deben emitir su opinión sobre estos tres puntos: la identidad del testador, sus facultades mentales y la libre y espontánea declaración testamentaria. I.G.G. ARTÍCULO 1505. Si la identidad del testador no pudiere ser verifi-

cada, se declarará esta circunstancia por el Notario o por los testigos, en su caso, agregando uno u otros, todas las señales que caractericen la persona de aquél. El testamento otorgado por una persona que no pueda ser identificada de [110]

TITULO TERCERO/CAPITULO I

ARTS. 1505, 1500 y 1507

ninguna manera ni por los testigos, ni por el propio notario, puede ser válido. Bastará que se haga constar esta circunstancia así como los datos y signos que caractericen o individualicen al testador, de manera que en cualquier momento pueda conocerse su identidad personal. De la lectura de este precepto y del anterior se concluye que todos ellos tienden a evitar el uso indebido del nombre del testador y por lo tanto la suplantación de su persona por alguien que pretenda hacerse pasar, como persona viable para disponer de los bienes testamentarios. Por ello, este precepto permite la identificación del testador en forma amplísima por medios distintos de los que señalan los artículos anteriores. I.G.G.

En el caso del artículo que precede, no tendrá validez el testamento mientras no se justifique la identidad del testador.

ARTÍCULO 1506.

La identidad, o mejor, la comprobación de la identidad del testador es necesaria para la validez del testamento, inclusive por los medios establecidos en los preceptos anteriores. En todo caso deben hacerse constar en el acto de otorgamiento del testamento. Es un requisito de validez de ese acto. La prueba posterior de la identidad del testador es una manera particular de convalidación del testamento, que permanece ineficaz mientras no se rinda esta prueba, que ha de ser concluyente ajuicio del juez, para revalidar un testamento nulo por aquella causa. I.G.G.

1507. Se prohibe a los notarios y a cualesquiera otras personas que hayan de redactar disposiciones de última voluntad, dejar hojas en blanco y servirse de abreviaturas o cifras, bajo la pena de quinientos pesos de multa a los notarios y de la mitad a los que no lo fueren.

ARTÍCULO

El testamento público abierto, que es el que redactan los notarios o sus amanuences, no debe contener hojas o renglones en blanco, ni abreviaturas. Ello con la finalidad de que no puedan ser llenados esos espacios, después de firmado el testamento o que las abreviaturas puedan interpretarse en diversos sentidos y oscurezcan el sentido de la voluntad del testador. En el primer caso, el notario será responsable de las consecuencias dañosas que deriven del incumplimiento de la obligación de escribir el testamento con una secuencia normal en su grafía. Tratándose del uso de abreviaturas, el notario incurrirá en responsabilidad si

MITS. 11507, 1508 y 1510

LIBRO TERCERO

por infringir la prohibición que contiene este precepto, se producen daños causados por la nulidad resultante de la ambigüedad de la cláusula testamentaria en la que se ha usado determinada abreviatura propiciando que su sentido sea oscuro. Por lo demás, la cuantía de las multas que impone este artículo al notario o a quien escribió el testamento, resulta hoy en día ridícula, por anacrónica. I.G.G.

ARTICULO 1508. El Notario que hubiere autorizado el testamen-

to, debe dar aviso a los interesados luego que sepa la muerte del testador. Si no lo hace, es responsable de los daños y perjuicios que la dilación ocasione. Este artículo inicia una serie de preceptos que se refieren al aviso que deben dar a los interesados ciertas personas que de alguna manera intervienen en los actos relativos al testamento, cuando tengan noticia de la muerte del testador. La disposición que puede ser de eficacia práctica en ciudades de escaso número de habitantes, en la que los vecinos —entre ellos el notario— tienen noticia de la muerte de los habitantes del poblado, o de los más conocidos en la localidad, carece hoy de positividad en una zona geográfica que como la del DF, se aproxima a los veinte millones de habitantes. En esta zona metropolitana, el notario que autorizó un testamento podría difícilmente enterarse de la muerte de alguno de sus clientes que acudió a otorgar testamento ante él años atrás. La dificultad sube de grado si trata de poner en conocimiento de los herederos y legatarios el deceso del autor de la herencia. El precepto es un claro ejemplo de una ley vigente que carece de positividad y además es una norma imperfecta, porque su violación no tiene sanción alguna. I.G.G. ARTÍCULO 1509. Lo dispuesto en el artículo que precede se obser-

vará también por cualquiera que tenga en su poder un testamento. Los comentarios al artículo anterior deben tenerse aquí por reproducidos. Puede presentarse el caso previsto en este artículo cuando se trate de un testamento público cerrado. En efecto, conforme a lo dispuesto por los aa. 1524 y 1536, el documento en donde consta el testamento público cerrado, se presentará por el testador ante notario, quien extenderá en pliego cerrado y sellado que lo contenga, la constancia de su presentación a que se refiere el primero de los preceptos legales citados. El pliego se entregará al testador, quien podrá conservarlo en su poder, entregarlo a persona de su confianza o depositarlo en el archivo judicial. [112]

ITIVLO TERCERO/CAPITULOS 1 y II

ARTS. 1309, 1510 y 1511

La persona a quien el testador haya entregado el pliego que contiene el testamento cerrado, no podrá cumplir con la obligación de hacer saber en su caso a los interesados la muerte del testador, porque desconoce quiénes sean éstos; sin embargo, esto obliga a comunicar al juez que el testador ha fallecido presentando el pliego que encierra el testamento. Es semejante al caso del testamento privado. Esta clase de testamento, redactado por escrito, es frecuentemente enviado por el testador a alguno de los testigos, quien tiene la obligación de hacer saber al juez la existencia de este testamento y exhibirlo ante este funcionario (aa. 1567 y 1575). Véanse también los aa. 1553, 1555 y 1560 que se refieren al duplicado. No existe disposición expresa sobre este particular; sin embargo, de lo dispuesto por los aa. 1575 y ss. se interpreta que los testigos del otorgamiento, deben poner en conocimiento del juez la existencia de la disposición de última voluntad contenida en el testamento privado. Tratándose del testamento ológrafo, la obligación de comunicar su existencia al juez es impuesta a quien lo tenga en su poder. I.G.G. ARTÍCULO 1510. Si los interesados están ausentes o son descono-

cidos, la noticia se dará al juez.

Véase el comentario al artículo anterior. 1.G.G.

CAPITULO II Del testamento público abierto ARTÍCULO 1511. Testamento público abierto, es el que se otorga

ante Notario y tres testigos idóneos.

El dispositivo define el concepto de testamento público abierto para distinguirlo del testamento público cerrado y del ológrafo, que forman en su conjunto los tres tipos de testamento ordinario que se agrupan frente a los testamentos especiales, aquellos deben cumplir determinadas solemnidades y tienen una duración indefinida; se otorgan en circunstancias normales. Los testamentos público abierto y el público cerrado requieren la intervención de notario; no así el testamento ológrafo (véanse los comentarios a los aa. 1521 y 1550). El testamento a que se refiere el precepto que se comenta, es público porque se otorga ante notario y ante tres testigos. Cuando el testador no pudiere o no supiere escribir, deberá intervenir otro testigo que firmará a su ruego (a. 1514). En el caso previsto en el a. 1517, si el testadór es ciego, podrá intervenir a [1131

ARTS. 1511 y 1512

LIBRO TE1ICZ11.0

solicitud de éste, una persona que designará el testador, para dar lectura al testamento. Cuando el testador ignore el idioma castellano (a. 1518) el testamento antes de ser transcrito en el protocolo del notario, deberá ser traducido por dos intérpretes. Es público el testamento a que se refiere el precepto en comentario, porque la declaración de voluntad emitida por el testador consta a la letra en el protocolo del notario, donde puede ser conocido por cualquier persona. El testamento público abierto, pese a que es un acto solemne constituido por un conjuto de formalidades que deben cumplirse escrupulosamente, bajo pena de nulidad, es el que se usa generalmente para realizar esta clase de actos, porque el autor cuenta en el momento de otorgarlo con la asesoría del notario que recibe la declaración y porque además por medio de la constancia del propio notario y de las declaraciones de los testigos, queda preconstituida una prueba fehaciente, aunque no indubitable de manera absoluta: de la identidad del testador, de su capacidad para testar por razón de edad y de encontrarse el otorgante en su cabal juicio, en el momento que emite su declaración. Todas estas circunstancias deben hacerse constar en el testamento (a. 1504). 1.G. G. ARTÍCULO 1512. El testador expresará de un modo claro y termi-

nante su voluntad al Notario y a los testigos. El Notario redactará por escrito las cláusulas del testamento sujetándose estrictamente a la voluntad del testador y las leerá en voz alta para que éste manifieste si está conforme. Si lo estuviere, firmarán todos el instrumento, asentándose el lugar, año, mes, día y hora en que hubiere sido otorgado. En este precepto se señala la rigurosa secuela que debe seguir puntualmente el autor: expresará su voluntad-de manera clara y terminante, de viva voz, ante el notario y en presencia de los testigos a que se refiere el precepto inmediato anterior. El notario redactará por escrito y transcribirá a la letra en el protocolo las cláusulas del testamento que deberá leer en voz alta, y si el autor del acto manifiesta su conformidad será firmado el instrumento notarial por el testador, por los tres testigos que intervengan (en su caso por los intérpretes que auxilien a aquél si es extranjero y no sabe el castellano) así como por el propio notario quien dará fe de todo lo anterior. Es requisito esencial del testamento que se asiente el lugar, el año, el mes, el día y la hora en que se otorgó. I.G.G, [114}

TITULO TERCERO/CAPITULO II

ARTS. 1512, 1514 y 1515

Si alguno de los testigos no supiere escribir, firmará otro de ellos por él, pero cuando menos, deberá constar la firma entera de dos testigos.

ARTICULO 1513.

De acuerdo con lo ordenado en este artículo, no es preciso que los tres testigos que concurren al otorgamiento de un testamento, sepan escribir. Bastará con que dos de ellos sepan hacerlo. En ese caso, firmará por quien no sabe hacerlo uno de los otros testigos que sepa firmar. En el testamento debe constar la firma de los tres testigos y solamente por excepción (cuando uno de ellos no sepa escribir) está permitida la firma de sólo dos testigos, pero siempre que uno de ellos firme por sí y por el tercero, haciendo constar que !o hace en virtud de que éste no sabe escribir. Aunque el articulo en comentario no se refiere expresamente al caso en que uno de los testigos sabiendo escribir no pueda hacerlo por imposibilidad física, deberá aplicarse por analogía la norma contenida en este precepto. I.G.G.

Si el testador no pudiere o no supiere escribir, intervendrá otro testigo más, que firme a su ruego.

ARTÍCULO 1514.

Cuando el testador no supiere o sabiendo no pudiere hacerlo, intervendrá otro testigo (además de los tres testigos a que se refiere el a. 1511) para firmar el testamento "a su ruego". En rigor la persona que con su firma suscribirá el testamento otorgado por quien no sabe o no puede escribir, comparece en el acto para integrar debidamente el instrumento notarial ejecutando un hecho material (la firma del testamento) por la imposibilidad en que se encuentra el testador en virtud de no poder o no saber firmar. Así pues no se trata de un cuarto testigo sino de una persona que interviene para hacer constar documentalmente, que el testador está de acuerdo en que el texto del instrumento notarial contiene el testamento otorgado y que este tercero firma a ruego del testador por no poder hacerlo el mismo autor. I.G.G.

¡SIS. En el caso de extrema urgencia y no pudiendo ser llamado otro testigo, firmará por el testador uno de los instrumentales, haciéndose constar esta circunstancia.

ARTICULO

Podrá firmar por el testador y a ruego de éste, uno de los tres testigos instrumentales, pero sólo en caso de urgencia, si no hay otra persona que pueda ser llamada específicamente para ese objeto (véase el comentario al precepto anterior). [115]

1.45510 TEMO

ANTS. 1515, 15111 y 1517

Agregaremos que de la redacción del artículo que se comenta se desprende que el legislador distingue la función que desempeAan los tres testigos que deben necesariamente comparecer en el otorgamiento y la que corresponde a la persona que debe firmar el testamento a ruego del autor, cuando éste no puede o no sabe firmar, puesto que sólo en el caso excepcional previsto en el artículo en comentario, podrá poner su firma en el testamento uno de los testigos en suititución de la firma del autor. El testador deberá estampar su huella digital junto a la firma de la persona que intervenga por su ruego (a. 62 de la LN del DF). 1.G.G.

ARTICULO 1516. El

que fuere enteramente sordo; pero que sepa leer, deberá dar lectura a su testamento; si no supiere o no pudiere hacerlo, designará una persona que lo lea a su nombre.

La persona que sea completamente sorda podrá hacer testamento y si sabe leer, será el propio testador quien dé lectura a su testamento. Si no sabe leer o no pudiere hacerlo, el testamento será leído por la persona que él designe. En ese supuesto, deberá intervenir una persona que firme el testamento, a ruego del testador (a. 1514). Por las razones que se expresan en el comentario al a. 1514, quien lea el testamento no deberá ser la misma persona que firme a ruego del testador, sino un tercero designado por éste, quién deberá estar presente en la lectura del testamento. El testador deberá poner su huella digital al calce del testamento (ver a. 62 inciso d de la LN para el DF). I.G.G.

ARTICULO 1517. Cuando

sea ciego el testador, se dará lectura al testamento dos veces: una por el Notario, como está prescrito en el artículo 1512, y otra en igual forma por uno de los testigos u otra persona que el testador designe.

Cuando el testador sea una persona ciega, se observarán las mismas formalidades previstas en el a. 1512 con la variante de que el testamento, una vez concluida su redacción y antes de ser firmado, será leído dos veces: la primera por el notario que lo autoriza y la segunda por uno de los testigos instrumentales o por cualquier otra persona que el testador designe. Si el testador no pudiere firmar, se estará a lo dispuesto en el a. 1514 a cuyo [116]

ARTS. 1517 y 1318

TITULO TERCRRO/CANT1J1.0 11

comentario nos remitimos. Deberá en todo caso imprimir su huella digital al calce del documento y junto a ¡a firma de la persona que lo haga a su ruego (a. 62 de la LN del DF). I.G.G. ARTÍCULO 1518. Cuando el testador ignore el idioma del país, si

puede, escribirá de su puño y letra su testamento, que será traducido al español por los dos intérpretes a que se refiere el artículo 1503. La traducción se transcribirá como testamento en el Protocolo respectivo y el original se archivará en el Apéndice correspondiente del Notario que intervenga en el acto. Si el testador no puede o no sabe escribir, uno de los intérpretes escribirá el testamento que dicte aquél, y leído y aprobado por el testador, se traducirá al español por los dos intérpretes que deben concurrir al acto; hecha la traducción se procederá como se dispone en el párrafo anterior. Si el testador no puede o no sabe leer, dictará en su idioma el testamento a uno de los intérpretes. Traducido por los dos intérpretes, se procederá como dispone el párrafo primero de este artículo. El extranjero que desconozca el idioma castellano, redactará por sí mismo, manuscrito su testamento, el cual será traducido al español por dos intérpretes designados por el mismo testador (el código no exige que los intérpretes sean traductores oficiales). La traducción se transcribirá a la letra en el protocolo, y el original se archivará en el apéndice del acta notarial. En el CC argentino (a. 3363) se dispone que el testamento debe inscribirse en el protocolo en ambos idiomas. Esta disposición se aparta del sistema general acogido en el a. 999 del mismo código conforme al cual en el otorgamiento de escrituras públicas por quienes no sean argentinos e ignoren el idioma castellano (siempre que no se trate de un testamento) el original redactado en idioma extranjero, simplemente se agrega al apéndice del acta. Este es el sistema que acoge nuestro legislador. Cuando el testador no sabe o no puede leer o escribir, uno de los intérpretes escribirá el testamento que le dictará el autor del mismo en el idioma extranjero y la traducción al castellano que harán ambos intérpretes, se transcribirá como • testamento en el protocolo del notario. El original redactado en el idioma extranjero se agregará al apéndice de la escritura. Una práctica generalmente observada por los notarios en estos casos es la de [117]

ARTS. 1516 y

isio

mimo TERCERO

que el testador yambos traductores firmen en presencia del notario el documento redactado en idioma extranjero y la traducción se asentará literalmente, como ya se dijo, en el protocolo, firmado también por ambos traductores, todo ello en presencia del notario. En el caso de que el extranjero no supiere escribir, se procederá conforme a lo dispuesto en el a. 1514 (véase el comentario a dicho precepto legal). En opinión de Héctor R. Goyena Copen() (Tratado de/derecho de sucesión, Buenos Aires, La Ley Editora e Impresora, 1974, t. 11, p. 106) los testigos instrumentales deben conocer el idioma extranjero en el que el testador expresa su última voluntad. Me adhiero a la opinión de este autor en razón de que dichos testigos no son simplemente de identidad sino que ante ellos y ante el propio notario el autor declara su voluntad, con cuya traducción al castellano deben estar conformes también los testigos; mayormente si se toma en cuenta que en el caso previsto en el precepto que se comenta, el notario se limita a transcribir la versión al castellano y no está obligado a conocer la lengua extranjera. I.G.G.

Las formalidades se practicarán acto continuo y el Notario dará fe de haberse llenado todas.

ARTICULO 1519.

Que las formalidades del testamento se practiquen acto continuo, significa que se deben llevar a cabo en un solo acto; es lo que se conoce en doctrina como "unidad de contexto o unidad de acto". Sobre este particular apunta Mateos Alarcón (Estudios sobre el código civil del Distrito Federal, México, Tipográfica y Litográfica la Europea, de J. Aguilar Vera y Cía., en C., 1900, t. VI. De las sucesiones y testamento, p. 312): No debe entenderse esta justa exigencia de la ley en términos estrictos y rigurosos, pues lo que ésta quiere es que no se interrumpa la confección del testamento para otorgar otro o una escritura de compra-venta, etc.;

pero no impide que sesuspenda aquélla algunos instantes para satisfacer una necesidad urgente, por ejemplo, suministrar una medicina al testador que se halla enfermo, o para darle un poco de reposo. Esta teoría está fundada no sólo en la opinión unánime de los autores, sino también en los preceptos del derecho romano, como puede verse en la ley 28, título IV, del Código de Justiniano, y en los de nuestra antigua legislación, pues la ley 3a., título lo., partida VI dice, refiriéndose a la unidad del acto necesaria para la validez del testamento: Fueras ende, si lo ouiessen (los testadores) a fazer por cosa que non pudiessen escusar, asi como si el dolor de la enfermedad los cuytase en aquella sazon; si ouissen entonce grand menester de comer o de beuer, o [118]

TITULO TENCERO/CAPITULO 11

MITS. 1519 y 1330

de venir a fazer otra cosa, que naturalmente no pudiessen escusar. Ca por cualquier destas razones, bien podria el fazedor del testamento partir mano de lo que había comenzado, fasta que aquel embargo passasse, e de si tornarlo acabar. I.G.G. ARTICULO 1520 Faltando alguna de las referidas solemnidades,

quedará el testamento sin efecto y el Notario será responsable de los daños y perjuicios e incurrirá, además, en la pena de pérdida de oficio. El notario es responsable de la observancia de las formalidades prescritas; pero no sólo de ello, sino debe hacerse constar que se cumplieron tales formalidades; que se aseguró de la identidad del testador y que fue leída la escritura de éste a los testigos y a los intérpretes; que explicó al autor del testamento el valor y las consecuencias legales del contenido de la escritura; que el testador estuvo conforme con quien en sustitución del otorgante suscribió la escritura; la fecha y la hora en que se otorgó el testamento. Todas las escrituras notariales deben ser redactadas en castellano (a. 62 de la LN). El notario responderá de los daños y perjuicios que cause por inobservancia de estas obligaciones e incurrirá además en la pena de la pérdida de oficio en el caso de que no cuide escrupulosamente de la observancia de las solemnidades prescritas por la ley en esta clase de actos. El precepto en comentario, contiene la sanción de nulidad del testamento por omisión de alguna de las solemnidades a las que debe estar sujeto el testamento público abierto. Manuel Mateos Alarcón en la obra citada en el comentario al artículo anterior (p. 313) opina que el notario debe mencionar el cumplimiento de cada una de esas solemnidades que en forma resumida el mismo autor nos ofrece diciendo: Resumiendo lo expuesto, resulta que el testamento público abierto debe otorgarse con las siguientes solemnidades, bajo la pena de nulidad: 1.— Dictado de su última voluntad por el testador al notario, en presencia de los tres testigos. 2.— Redacción por escrito del testamento por el notario. 3.— Lectura del testamento en voz alta por el notario, para que el testador manifieste si está conforme con él. 4.— Firma del testamento por el testador, los testigos y el notario. 5.— Expresión del lugar, del día, hora, mes y año en que se otorga el testamento. 6.— Expresión de la circunstancia de haber firmado otra persona que el testador por imposibilidad o por no saber escribir. [119]

LIBRO TERCERO

ARTS. 1594 y 1521

7.— La misma expresión cuando alguno de los testigos no supiere escribir. 8.—Certificación del notario de que el testamento se otorgó en un solo acto y de que se llenaron todas las formalidades exigidas por la ley, enumerándolas. Todas estas exigencias, todas estas formalidades, no tienen otro objeto que garantizar la autenticidad de la voluntad del testador y evitar que sea suplantada fraudulentamente por el notario o por otras personas coludidas con él. I.G.G.

CAPITULO III Testamento público cerrado ARTÍCULO 1521. El testamento público cerrado, puede ser escrito

por el testador o por otra persona a su ruego, y en papel común.

En el testamento público cerrado no se exige la autografía. El testador puede escribir por sí mismo sus disposiciones de última voluntad, o puede hacerlas escribir por otra u otras personas a las que designe. En todo caso, el que escribe el testamento a ruego del testador es considerado como un servidor o amanuense, que obra bajo la dirección de aquél sin disponer nada por sí. En este sentido, tal persona no necesita capacidad para obrar, por lo que puede perfectamente ser un menor o un interdicto. Por otra parte, el testador no tiene que indicar el nombre de esa persona, esto será necesario sólo en el caso de que hubiere rubricado y firmado por el testador, pero en razón de esta circunstancia (véase el comentario al a. 1523). No ordena el código, salvo el caso del sordomudo, (véase el cómentario al a. 1531) que la expresión de última voluntad se plasme de puño y letra del testador o de la persona que escriba a su ruego. Así, el testador puede utilizar o hacer utilizar por un tercero, medios mecánicos, eléctricos o electrónicos, de suerte que la máquina de escribir podrá ser empleada para asentar el texto del testamento. Con la opción que este artículo establece, el testamento público cerrado tiene la ventaja de servir para que quienes no saben o no puedan escribir, pero que saben y pueden leer puedan (empleando a un tercero para que escriba) hacer su testamento con el secreto que no implica la forma pública abierta. Permite, además que el que sabe y puede escribir se valga de otra persona para escribir su última voluntad. El testamento público cerrado, dice este artículo, puede ser escrito en "papel común". Tal expresión indica que no tiene por qué escribirse en una clase de pa[120]

MITS. 1521 y 1522

TITULO TZISCERO/CAPITULO III

pel determinada; por tanto, podrá perfectamente asentarse la declaración de última vollintad en papel sellado, o en general en cualquier clase de papel. ¿Podrá ser escrito en un pergamino o en tela? Los autores así lo entienden, estimando que lo que interesa es sólo que conste claramente la voluntad del testador; pero, no debe olvidarse que el código habla siempre de "papel" (Puig Peña, Federico, Tratado de derecho civil español, t. V, vol. I, Madrid, España., Ed. Revista de Derecho Privado, 1954, p. 288). No se exige en este artículo, ni en los demás que regulan esta forma de testamentos (hecha excepción del caso en que el testador sea sordomudo; véase comentario al a. 1531) que se exprese la fecha al redactarse las disposiciones de última voluntad. Esto se debe a que esa expresión de última voluntad, después de redactada, no es aún testamento; y es que el testamento público cerrado se perfecciona al momento en q ue el notario da fe del otorgamiento (a. 1526). Será la fecha del acta notarial la que corresponda a la de ese acto de última voluntad. Por otra parte, ta fecha de redacción de las disposiciones testamentarias, es requerida en sistemas jurídicos, como el español, en los que si el testamento cerrado es nulo por falta de alguna formalidad, puede valer como testamento ológrafo. Está situación no tiene lugar en nuestra legislación. C.L.V.

El testador debe rubricar todas las hojas y firmar al calce del testamento; pero si no supiere o no pudiere hacerlo, podrá rubricar y firmar por él otra persona a su ruego.

ARTÍCULO 1522.

El fin que persigue la ley, al establecer que se rubriquen todas las hojas del testamento, es lograr su debida identificación y evitar el fraude testamentario que puede producirse con el cambio o intercalación de hojas. La rúbrica puede ponerse en cualquier lugar de las hojas. En cuanto a la firma, la razón por la cual es exigida se encuentra en que a través de ella el autor del acto expresa que lo escrito no es un simple proyecto; su colocación al calce, es indispensable, pues sirve para indicar cuál es el propósito del testador: conferir valor definitivo a toda su manifestación de voluntad es la expresión de que el proceso volitivo quedó agotado. Algunos autores juzgan que es válido poner la firma al margen, en lugar de al final de la última cédula testamentaria cuando faltase espacio para ponerla; otros, en cambio, estiman necesaria su colocación al calce, pues consideran que es el único modo de indicar que todo e! contenido es definitivo. La ley dispone "firmar al calce". Con la firma al calce, en la última hoja, el requisito de la rúbrica es innecesario, toda vez. que el fin que con la rúbrica se persigue queda garantizado con la firma. En este sentido, si el testamento consta de una sola hoja, basta que lleve la firma al calce. [121]

ARTS. 1522, 1523, y 1524

LIBRO

TERCERO

En principio el testador debe rubricar y firmar por si mismo; "pero cuando no supiere o no pudiere hacerlo podrá rubricar y firmar por él otra persona a su ruego" Se infiere de aquí que si el testador sabe y puede firmar, no puede dejar de hacerlo ni autorizar a otra persona para que rubrique y firme en su nombre. Algunas legislaciones ordenan que cuando el testador no rubrique y firme, haciéndolo otra persona a su ruego, deberá hacerse constar en el documento, cuál es la causa que motivó esto. Nuestro código, no tiene disposición en este sentido, bastando que se observe lo dispuesto en el a. 1523. C.L.V.

ARTíCULO 1523. En el caso del articulo que precede, la persona

que haya rubricado y firmado por el testador, concurrirá con él a la presentación del pliego cerrado; en este acto, el testador declarará que aquella persona rubricó y firmó en su nombre y ésta firmará en la cubierta con los testigos y el Notario. Como medida para garantizar la identificación de las hojas que contienen la última voluntad del testador, y asegurar la inalterabilidad de ésta, exige el CC que en el caso de que otra persona haya firmado y rubricado a ruego del testador, ella deberá concurrir junto con éste al acto de presentación del pliego o sobre cerrado, que contiene las disposiciones testamentarias ante el notario y los testigos. En ese acto, el testador deberá declarar que aquella persona rubricó y firmó en su nombre, y ésta firmará en la cubierta del pliego o sobre, junto con los testigos y el notario. No se exige que firme el testador, y es que se parte del supuesto de que en virtud de que no supo o no pudo rubricar y firmar el contenido del pliego no podrá firmar la cubierta. El CC de 1870 disponía en su a. 3777, que en el acto de la presentación debían firmar en la cubierta del sobre el testador, la persona que había rubricado y firmado a su ruego, el notario y los testigos. Esto fue modificado en el CC de 1884 (a. 3508) al disponerse que 'firmaran la cubierta únicamente la persona que rubricó y firmó por el testador, el notario y los testigos, exponiéndose como razón de la reforma, precisamente, la de que si el testador no sabía o no podía firmar, que era el caso a que se refería el a. 3777, era claro que no podría firmar la cubierta. C.L.V. ARTICULO 1524. El papel en que esté escrito el testamento o el que

le sirva de cubierta, deberá estar cerrado y sellado, o lo hará cerrar y sellar el testador en el acto del otorgamiento, y lo exhibirá al Notario en presencia de tres testigos. [122]

TITULO

nutctso,rcArrruto III

AIITS. 1314 y 1$15

Con el objeto de evitar la sustitución o sustracción del papel que contiene las disposiciones testamentarias, o la alteración de éstas, y a fin de garantizar la última voluntad del testador, y su conservación en secreto, hasta la apertura de la sucesión, se dispone en este artículo que el papel en que se contienen esas disposiciones o el que le sirva de cubierta deberá estar cerrado y sellado, o lo hará cerrar y sellar el testador en el acto del otorgamiento. Hay que aclarar que es necesario cerrar y sellar el documento que contiene las disposiciones testamentarias cuando no se coloque en sobre, y éste si se usare, además no es necesario cerrar a la vez las disposiciones testamentarias y el sobre que las contiene. La ley no señala la obligación de cerrar o sellar, de cierta manera, con ciertas sustancias o con determinados instrumentos; por lo que puede procederse con entera libertad. Pero no debe perderse de vista que con el cierre y sellamiento se persigue un objetivo evidente: hacer patente cualquier violación del papel o la cubierta que contiene las disposiciones testamentarias; por lo tanto, deben emplearse materiales, sustancias o instrumentos que satisfagan ese objetivo. De acuerdo con lo que dispone este artículo no es necesario que la clausura y cierre se realicen en presencia del notario y de los testigos. Lo único que se precisa es que al momento de presentación del testamento al notario se lleve a cabo el cierre y sellamiento, si no se había efectuado antes esa operación. Algunos autores juzgan que una mejor disposición legal sería la que mandara, en todo caso, la presentación abierta del pliego o sobre, y que ordenara que el cierre y sellamiento se efectuara precisamente ante el notario y los testigos, después de que el testador se cercionara de que el documento que contiene sus disposiciones de última voluntad no ha sido sustituido o alterado en su contenido (sin tener desde luego, que expresar ese contenido al notario y los testigos). Puesto que el testamento es personalísimo, la exhibición del pliego o sobre cerrado, habrá de hacerla personalmente el testador, pues ella forma parte del acto del otorgamiento del testamento. No quiere decir esto que la exhibición la deba hacer el testador de propia mano. Si el testador enfermo hace que vengan a su cabecera el notario y los testigos e indica a aquél el lugar en que se encuentra el pliego o sobre, para que lo tome, se exhiba, y se cercioren los concurrentes que está cerrado y sellado, o para que se proceda a cerrarlo y sellarlo hay igualmente exhibición personal. La exhibición del pliego o sobre cerrado y sellado, al notario y los testigos, tiene como objeto principal que éstos y aquél identifiquen el pliego y su cierre y sello, C.L.V.

El testador, al hacer la presentación, declarará que en aquel pliego está contenida su última voluntad.

ARTÍCULO 1525.

[123]

ARTS. 1525 y 1528

LIBRO TERCERO

El testamento público cerrado, también llamado místico o secreto, toma su nombre de "cerrado", del hecho de que el notario y los testigos reciben la última voluntad del testador en un pliego cerrado, y por ende la desconocen. El testador simplemente al hacer la presentación del pliego o sobre ante el notario y los testigos, manifestará encontrarse ahí contenida su última voluntad. Esta declaración constituye el acto final de otorgamiento del testamento; para llevarlo al cabo no se requiere el uso de fórmulas sacramentales, bastando que se exprese oralmente. No se precisa su expresión por escrito, salvo en el caso en que el testador sea mudo, pues entonces, de puño y letra asentará esa manifestación en la cubierta del testamento ante el notario que da fe del acto y los testigos. (Véanse aa. 1531 y 1533). C.L. V.

1526. El Notario dará fe del otorgamiento, con expresión de las formalidades requeridas en los artículos anteriores; esa constancia deberá extenderse en la cubierta del testamento, que llevará las estampillas del timbre correspondientes, y deberá ser firmada por el testador, los testigos y el Notario, quien, además, pondrá su sello.

ARTÍCULO

Por la propia naturaleza del testamento público cerrado, el notario no da fe de que en el pliego o sobre que presenta el testador está contenida la última voluntad de éste. La ley se limita a exigir que el testador declare al hacer la presentación del pliego o sobre, que en éste está contenida su última voluntad, y que el notario dé fe de esa declaración. En la cubierta del pliego o sobre y no en otro lugar deberá el notario dar fe del otorgamiento, con expresión de las formalidades requeridas en los aa. 1523, 1524 y 1525, sin que pueda subsanar tal omisión el hecho de que esa constancia se haya extendido en protocolo (SJF, quinta época, t. XIV, p. 1281). No se determina en la ley la forma que deba tener este sobre o cubierta, ni tampoco la clase de papel o el color del mismo, pudiéndose, por tanto, mantener en esta cuestión un punto de vista amplio. Lo que no se debe olvidar es que, precisamente, sobre esa cubierta el notario ha de extender la constancia de presentación del documento o sobre que lo contiene, hecho que, por otra parte, constituye una garantía a la autenticidad de la voluntad testamentaria. Además de hacer constar en la cubierta del pliego o sobre, la declaración a que se refiere el a. 1525, con expresión de las formalidades requeridas en los aa. 1524 y 1525, el notario deberá asentar lo conducente a la identidad del testador, a su capacidad para testar y la circunstancia de encontrarse libre de coacción (véanse aa. 1504 y 1505 del CC; y 62 fr. XIII, inciso a y 63 de la LN). La ley no exige el uso de palabras sacramentales, ni indica al notario la necesidad de llevar un orden al expresar las formalidades que debe hacer constar en el acta de otorgamiento. [124]

TITULO TERCERO/CAPTTULO III

ARTA. 15211 y MIT

Aunque este artículo dispone que la constancia que debe extenderse en la cubierta del testamento "llevará las estampillas del timbre correspondientes", éste no es requisito, si bien lo fue en algún tiempo, habida cuenta que la ley del timbre quedó abrogada. El acta de otorgamiento deberá ser firmada por el testador, los testigos y el notario, quien además pondrá su sello. Esta es una formalidad que si no se previniese en precepto alguno, habría de ser cumplida en tal concepto. Esta prescripción, además se conforma con lo establecido en la legislación notarial para el otorgamiento de instrumentos públicos y la autorización de los mismos. La firma del testador es indispensable, dado su carácter de otorgante del acto jurídico testamentario. En cuanto a los testigos, la concurrencia de ellos en el testamento, no es un simple requisito formal, ni de efectos meramente probatorios, sino que es un requisito sustancial del que no se puede prescindir, no obstante la intervención notarial, de ahí lo justificable y necesario de su firma. La intervención del notario es una solemnidad esencial, sin la cual no puede hablarse de testamento público cerrado. Su presencia, firma y sello, justifica el carácter público de este testamento. No establece este artículo, como requisito, en el acta de otorgamiento, la mención de la fecha, que sirve principalmente para establecer la serie cronológica en el caso de que una persona muera dejando varios testamentos. La LN prescribe como obligación del notario el hacer constar bajo su fe la fecha de otorgamiento de los actos jurídicos en que intervenga y la de autorización definitiva deF instrumento donde consten los mismos (aa. 62 fr. XIII, inciso e y 69 de la LN), sin que la falta de ese requisito afecte la validez del documento, ni la del acto jurídico. (véanse los aa. 1523, 1528 y 1529). C. L. V.

Si alguno de los testigos no supiere firmar, se llamará a otra persona que lo haga en su nombre y su presencia, de modo que siempre haya tres firmas.

ARTICULO 1527.

Los testigos tienen la función de asistir al acto de presentación del testamento y de firmar el acta correspondiente. Si alguno de ellos no supiere firmar, se requerirá la presencia de una persona adicional a los testigos, para que lo haga en su nombre y en su presencia de modo que siempre haya tres firmas (una por cada testigo). Este artículo habla del testigo que "no supiere firmar", disposición que por igual razón puede aplicarse al que "no pudiere", El proyecto de García Goyena (a. 569 fr. V) y el proyecto de Justo Sierra (a. 576 fr. V), antecedentes del precepto en comentario se refirieron al testigo o testigos "que no sepan o que no puedan firmar". Como la persona adicional no interviene en lugar del testigo, sino para suplirlo sólo en la firma, firmará a nombre de éste, y además, en su presencia. C. L. V. [1251

LIBRO TERCERO

MITS. 1528, 1555 y 1530

Si al hacer la presentación del testamento no pudiere firmar el testador, lo hará otra persona en su nombre y en su presencia, no debiendo hacerlo ninguno de los testigos.

ARTÍCULO 1528.

No exige la ley que se haga constar el motivo por el cual el testador no pudo firmar el acta de otorgamiento. En el derecho italiano se admite que firme otra persona por el testador, no sólo cuando éste no pueda firmar, sino también en el caso de que pudiera hacerlo pero con grave dificultad, debiendo el notario hacer constar tal circunstancia. C.L.V.

Sólo en casos de suma urgencia podrá firmar uno de los testigos, ya sea por el que no sepa hacerlo, ya por el testador. El Notario hará constar expresamente esta circunstancia, bajo la pena de suspensión de oficio por tres años.

ARTÍCULO 1529

Con el objeto de facilitar el otorgamiento del testamento, se prescribe en este artículo que en los casos de extrema urgencia, firme, por el testigo que no sepa hacerlo o por el testador, uno de los testigos instrumentales, pero el notario, en el acta de presentación del testamento, deberá hacer constar expresamente esta circunstancia. La ausencia de mención al respecto no afectará la validez del testamento sino que simplemente dará lugar a que se imponga al notario, que faltó al deber de asentarla, la sanción de suspensión de oficio por tres años. C.L.V.

1530. Los que no saben o no pueden leer, son inhábiles para hacer testamento cerrado.

ARTÍCULO

La razón de ser de este artículo se encuentra en la naturaleza propia del testamento cerrado. Los que no saben leer son inhábiles para otorgar este tipo de testamento porque están en circunstancias en que, necesariamente, tendrían que recurrir a otra persona pasa que escribiera las disposiciones testamentarias y no estarían en aptitud de saber si lo escrito es verdaderamente la voluntad que dictaron. En el mismo sentido, la persona que no puede leer no podría verificar, por sí misma, si el escrito que ha de presentar en sobre cerrado, ante el notario y los testigos, es fiel y realmente la expresión de su última voluntad. C.L.Y. [126]

TITULO TERCERO/CAPITULO III

ARTS. MI y 1531

ARTICULO 1531. El

sordo-mudo podrá hacer testamento cerrado con tal que esté todo él escrito, fechado y firmado de su propia mano, y que al presentarlo al Notario ante cinco testigos, escriba a presencia de todos sobre la cubierta que en aquel pliego se contiene su última voluntad, y va escrita y firmada por él. El Notario declarará en el acta de la cubierta que el testador lo escribió así, observándose, además, lo dispuesto en los artículos 1524, 1526 y 1527.

En atención a las circunstancias particulares que concurren en la persona del otorgante, (un sordo-mudo) se exigen requisitos especiales, tendentes a asegurar la auténtica expresión de voluntad del testador. De acuerdo con lo dispuesto en el a. 1530, para poder hacer testamento cerrado no es necesario saber o poder escribir, sino saber y poder leer. Sin embargo, si el testador es un sordomudo es necesario que además sepa escribir, ya que de puño y letra deberá asentar sus disposiciones testamentarias, firmarlas y fecharlas, como garantía de una auténtica expresión de última voluntad. Por esta misma razón de seguridad y tomando en cuenta la imposibilidad de expresión oral del testador, se ordena que al presentar el pliego o sobre ante el notario y los testigos, que habrán de anotar en éste, en presencia de todos, sobre la cubierta, que en aquel pliego se contiene su última voluntad y que va escrita y firmada por él. Por su parte, el notario deberá dar fe del acto de otorgamiento declarando, en el acta de la cubierta del pliego, que el testador lo escribió así. Junto con los requisitos especiales que en este artículo se consagran, deben observarse las reglas generales establecidas en los aa. 1524, 1526 y 1527. Las del 1524 y 1526 por ser de la esencia del testamento público cerrado, y la del 1527 por no ser incompatible a las seguridades que se pretendan dar a este testamento. Es conveniente señalar que el requerimiento de que las disposiciones testamentarias vayan fechadas, nos parece inútil, toda vez que el testamento cerrado no existe como tal sino hasta su otorgamiento ante el notario y los testigos. C. L. V

ARTÍCULO 1532. En

el caso del artículo anterior, si el testador no puede firmar la cubierta, se observará lo dispuesto en los artículos 1528 y 1529, dando fe el Notario de la elección que el testador haga de uno de los testigos para que firme por él.

La hipótesis prevista aquí podía haber quedado comprendida en la regulación contenida en el artículo anterior, al mismo tenor que ahí se estableció se observara lo dispuesto en los aa. 1524, 1526 y 1527. [127]

ARTS. 1532, 1533 y 1531



LIBRO TERCERO

Se declaran aquí aplicables al testamento otorgado por sordo-mudos, las disposiciones generales del testamento cerrado, contenidos en los aa. 1528 y 529; con la característica de que, en el caso previsto en el a. 1529, el notario debe dar fe de la elección que el testador haga de uno de los testigos para que firme por él. C.L.V. ,

El que sea sólo mudo o sólo sordo, puede hacer testamento cerrado con tal que esté escrito de su puño y letra, o si ha sido escrito por otro, lo anote así el testador, y firme la nota de su puño y letra, sujetándose a las demás solemnidades precisas para esta clase de testamentos.

ARTÍCULO 1533.

Si el sordomudo puede hacer testamento cerrado (véase a. 1531) con mayor razón puede testar en esta forma el que sea sólo sordo o sólo mudo. Así lo consideró el legislador, quien teniendo en cuenta que quienes se hallan en tales circunstancias, tienen un impedimento menor de comunicación que el sordomudo, y estableció menos requisitos especiales para que pudieran testar que los exigidos a éste. C.L.V.

El testamento cerrado que carezca de alguna de las formalidades sobredichos, quedará sin efecto, y el Notario será responsable en los términos del artículo 1520.

ARTÍCULO 1534.

En el otorgamiento del testamento cerrado deben llenarse los requisitos de forma prescritos por la ley, a los cuales se les suele llamar solemnidades. Algunas de estas solemnidades tienden a garantizar la libre manifestación de voluntad del testador, otras a asegurar la identidad y conservación del acto testamentario. Se trata de requisitos externos, prescritos como indispensables para que el testamento pueda producir efectos, para que la última voluntad se tenga por manifestada. El cumplimiento de tales solemnidades queda bajo la vigilancia y cuidado del notario que intervenga en el otorgamiento, como encargado que es de dar fe de haberse llenado todas. Si dejase de cumplirse alguna de las solemnidades referidas, el testamento quedará sin efecto, y el notario estará obligado a indemnizar los datlos y perjuicios que por ello se deriven, e incurrirá, además, en la pena de pérdida de Oficio, habiéndosele de cancelar la patente que lo habilita para el ejercicio de la función notarial. La SCJN ha sostenido: "La validez de la voluntad manifestada en el testa[128]

TITULO TERCERO/CAPITULO III

ARTS. 1534, 1335 y 15311

mento cerrado se hace depender de la escrupulosa observancia de las formalidades que la ley señala, y la falta de cualquiera de ellas se sanciona con la privación de efectos de esa voluntad, (SJF, Tercera Sala, sexta época, cuarta parte, vol. XII, pp 210 y SS.). C.L. V.

ARTICULO 1535. Cerrado y autorizado el testamento, se entrega-

rá al testador, y el Notario pondrá razón en el protocolo del lugar, hora, día, mes y año en que el testamento fue autorizado y entregado. El acta de presentación del testamento cerrado no se extiende en el protocolo del notaria, sino que en la cubierta del pliego presentado por el testador se asentará constancia de la presentación (véase a. 1526). El notario levantará razón en su protocolo, indicando el lugar, hora, día, mes y año en que el pliego que contiene el testamento fue presentado ante él. La ley no exige que esa razón sea firmada por el testador y los testigos, pues ella no es sino una toma de datos y circunstancias independientes del acto testamentario en sí (SJF, Tercera Sala, sexta época, vol XLI, cuarta parte, pp. 217 y ss.), cuyo otorgamiento y autorización consta en el testamento. Debe advertirse que el notario propiamente no autoriza el testamento, cuyo contenido y existencia desconoce. La intervención del notario se limita a darle fe ya hacer constar que el compareciente le ha presentado un pliego cerrado en donde dice se contiene el testamento de quien lo presenta. En todo caso el notario autoriza la constancia de presentación, no el testamento (véanse los aa. 82 y 84 de la LN para el DF). C.L. V.

ARTICULO 1536. Por la infracción del artículo anterior, no se

anulará el testamento, pero el Notario incurrirá en la pena de suspensión por seis meses.

La "razón" que debe poner el notario en el protocolo, del lugar, hora, día, mes y año en que el testamento público cerrado fue presentado y entregado, es una constancia de estas circunstancias. Ella es independiente y posterior al acto jurídico testamentario, y, por lo tanto, es lógico que no tenga nada que ver con su contenido ni con su validez. Se trata de una simple obligación impuesta al notario fundada en la conveniencia y necesidad de que quede nota en el protocolo de un acto jurídico autorizado fuera de él. Por consiguiente, el incumplimiento de esa obligación sólo derivará responsabilidad para el notario. C.L.V. [129]

ARTS. 1537, 1531 y 15311



LIBRO TICRCERO

El testador podrá conservar el testamento en su poder, o darlo en guarda a persona de su confianza, o depositarlo en el archivo judicial.

ARTICULO 1537.

En virtud de no quedar en el protocolo del notario autorizante el contenido de las disposiciones testamentarias, por estar ellas expresadas en pliego cerrado, la ley concede al testador todo género de facilidades para que éste busque las garantías convenientes y eficaces que protejan al testamento contra los riesgos de extravío, ocultación y alteración. Así, se deja al testador en la más amplia libertad para resolver sobre la guarda y custodia del pliego testamentario. C.L.V.

El testador que quiera depositar su testamento en el archivo, se presentará con él ante el encargado de éste, quien hará asentar en el libro que con ese objeto debe llevarse, una razón del depósito o entrega, que será firmada por dicho funcionario y el testador, a quien se dará copia autorizada.

ARTÍCULO 1538.

En este artículo se establecen las formalidades que deben observarse cuando se deposita en el archivo judicial el pliego que contiene la última voluntad de una persona. A diferencia de lo que ocurre con el depósito hecho a un particular, que no se sujeta por la ley a regulación especial, el depósito en el archivo judicial debe ceñirse a las reglas previstas en este artículo. Esto se justifica en el hecho de que el archivo judicial es una dependencia del Estado, cuyas funciones y actividades deben reglamentarse. Cuando se trate de encargar la guarda a un particular, simplemente, habrá que observar lo dispuesto en el contrato de depósito. Con el fin de que el testamento pueda ser fácilmente localizado se dispone que el encargado del archivo tome razón de la presentación y depósito en el libro que con tal finalidad debe llevarle. Depositado el pliego testamentario quedará bajo la responsabilidad directa del encargado del archivo, quien deberá guardarlo y custodiarlo hasta que solicite su entrega el testador, o proceda su entrega al juez competente. C.L.V.

Pueden hacerse por procurador la presentación y depósito de que habla el artículo que precede, y en este caso, el poder quedará unido al testamento.

ARTÍCULO 1539.

La presentación y depósito del testamento cerrado en el Archivo Judicial no son

[1301

TITULO TERCEEO/CAPITULO 111

ARTS. 1539, 1540, 1541, y 1541

actos personalísimos; el testador puede realizarlos por conducto de mandatario, en cuyo caso, el testimonio de la escritura en que conste el contrato de mandato quedará unido al pliego testamentario. Esto se explica porque tal depósito nada tiene que ver con el otorgamiento del testamento, y no es requisito de validez; a diferencia de lo que ocurre con el depósito del testamento ológrafo, en el archivo general de notarías, para que el testamento produzca efectos. Se trata sólo de una facultad del testador, quien puede libremente elegir en qué forma se proveerá a la guarda y custodia del pliego testamentario. C.L.V.

ARTÍCULO 1540. El

testador puede retirar, cuando le parezca, su testamento; pero la devolución se hará con las mismas solemnidades que la entrega.

Puesto que el testador tiene la facultad de elegir libremente sobre la conservación del pliego testamentario, puede en cualquier tiempo retirarlo del archivo judicial, pero en la devolución habrán de observarse las mismas formalidades (no solemnidades) que en la entrega, a efecto de que quede constancia fehaciente del retiro y el encargado del archivo se libere de toda responsabilidad. C.1..V.

El poder para la entrega y para la extracción del testamento, debe otorgarse en escritura pública, y esta circunstancia se hará constar en la nota respectiva.

ARTÍCULO 1541,

Por la importancia del objeto que es materia del mandato: depósito o retiro del pliego que contiene un testamento, se ordena que el poder respectivo se otorgue en instrumento público, debiéndose mencionar, en la razón de depósito o extracción, los datos de la escritura que faculta al mandatario para llevar al cabo tales actos, así como la forma en que se identificó la persona que se ostenta como mandatario del autor del testamento. El poder para entrega o depósito habrá de ser especial, haciéndose constar claramente el objeto para el cual se otorga. C.L.V.

ARTÍCULO 1542.

Luego que el juez reciba un testamento cerrado,

hará comparecer al Notario ya los testigos que concurrie-

ron a su otorgamiento. La circunstancia de permanecer reservado el contenido del testamento cerrado [131]

ARTS. 1542 y 1543

LIBRO TERCERO

hasta la muerte del testador exige que, luego que el juez reciba un testamento de esta clase, deberá proceder a su apertura, para que sea conocida la última voluntad del otorgante y pueda darse a la misma el debido cumplimiento. Se ha querido que esa apertura se realice en presencia del notario y los testigos, y así se ha dispuesto en este artículo que tan pronto como "el juez reciba un testamento cerrado, hará comparecer al notario y a los testigos que concurrieron a la presentación del pliego cerrado que contiene el testamento". En el caso de que no sea posible, la comparencia (por testigos) el juez deberá cerciorarse por medio de prueba pericial, de la autenticidad de la firma del testador, de que la firma que aparece en la cubierta es la del notario, para lo cual servirá de firma indubitable la que aparece en la razón que obra en el protocolo del propio notario (ver comentario a.1545 del CC y aa. 877 a 880 y 883 del CPC). Los testigos que puedan comparecer reconocerán la firma que aparece como suya en la cubierta del testamento, así como la del testador. Es conveniente hacer notar que este artículo, lo mismo que seis que le siguen regulan una materia que es propia del CPC, pues establecen las formalidades que deben preceder y acompañar la diligencia judicial de apertura del testamento cerrado. C.L.V.

ARTÍCULO

1543. El testamento cerrado no podrá ser abierto sino después de que el Notario y los testigos instrumentales hayan reconocido ante el juez sus firmas, y la del testador o la de la persona que por éste hubiere firmado, y hayan declarado si en su concepto está cerrado y sellado como lo estaba en el acto de la entrega.

Para garantizar que el testamento no haya sido sustituido o alterado exige este articulo que antes de que el juez abra el pliego testamentario, éste deberá ser examinado por el notario que lo autorizó y los testigos instrumentales, a efecto de que lo identifiquen, a través del reconocimiento que hagan de sus firmas y de la del testador o de la persona que por este hubiere firmado, y declaren si se encuentra cerrado y sellado como lo estaba en el acto de autorización y entrega al testador (véanse los aa. 1526 y 1535), de manera que quede descartada toda sospecha de violación. El reconocimiento de firmas y el del pliego que las contiene se hará separadamente por los testigos. A esa diligencia asistirá el representante del MP (a. 877 del CPC para el DF). La SCJN refiriéndose al contenido de este artículo ha expresado: El artículo 1543 del Código Civil requiere que antes de que se abra el testamento, el notario y los testigos reconozcan su firma y la del testador, así como que declaren si en su concepto se encuentra el sobre cerrado y [1 32 ]

Trrui.o TERCERO/CAPITULO Hl

ARTS. 1543, UMU y 18411

sellado, como lo estuvo en el acto de su entrega; pero no exige que el juez dé fe de esta circunstancia, que son los testigos los que deben declararlo. (SJF, quinta época, t. LX XI, p. 1096). C. L.V.

Si no pudieren comparecer todos los testigos por muerte, enfermedad o ausencia, bastará el reconocimiento de la mayor parte y el del Notario.

ARTÍCULO 1544.

En razón de que la diligencia de reconocimiento de firmas y examen del pliego testamentario tiene la finalidad de garantizar la identidad de éste y su no alteración, conveniente es que asistan todos los testigos instrumentales y el notario que lo autorizó; pero si por circunstancias imposibles de evitar no pudieran asistir todos los testigos, bastará el reconocimiento de la mayor parte y el del notario.

C. L.V,

Si por iguales causas no pudieren comparecer el Notario, la mayor parte de los testigos o ninguno de ellos, el juez lo hará constar así por información, como también la legitimidad de las firmas y que en la fecha que lleva el testamento se encontraban aquéllos en el lugar en que éste se otorgó.

ARTÍCULO 1545.

Previéndose que no pudiera concurrir el notario, la mayor parte de los testigos o ninguno de ellos, la ley dispone que el juez reciba información testimonial para precisar la imposibilidad de los que no concurrieron, la autenticidad de sus firmas y que en la fecha a que se refiere la constancia que aparezca en la cubierta del pliego testamentario esas personas se encontraban en el lugar del otorgamiento (véase comentario al a. 1542). Aunque no lo mencione el artículo que se comenta, cuando no comparezca el notario ni los testigos, el juez habrá de recibir también prueba pericial que verse sobre la autenticidad de la firma del testador, y testimonial sobre el hecho de que en la fecha que lleva la cubierta del pliego se encontraba éste en el lugar en que el testamento se otorgó. Si no comparecen el notario ni los testigos, necesariamente habrá que prescindir de la comprobación de que el sobre está cerrado y sellado como lo estaba en el acto de la entrega. El juez sólo tendrá que verificar que el sobre esté cerrado y sellado, situación que hará constar en el acta que de la diligencia se levante. C. L. V. [133]

ARTS. 1546. 1547 y 1546

LIBRO TERCERO

1546. En todo caso, los que comparecieren reconocerán sus firmas.

ARTICULO

El juez hará constar la autenticidad de firmas por información testimonial, sólo respecto del o de los testigos instrumentales que no comparecieren, y la del notario, si es que no concurre, mediante prueba pericial. El o los testigos que comparezcan reconocerán, en todo caso, su firma. Igualmente el notario, si comparece reconocerá su firma. C.L.V.

Cumplido lo prescrito en los cinco artículos anteriores, el juez decretará la publicación y protocolización del testamento.

ARTICULO 1547.

Satisfecho lo prescrito en los aa. 1542 a 1546, el juez en presencia del notario, de los testigos, del MP y del secretario procederá a la apertura del pliego y dará lectura al testamento. En seguida firmarán al margen del testamento las personas que hayan intervenido en la diligencia, con el juez y el secretario, y se pondrá el sello del juzgado. De todo esto se levantará acta (ver a. 878 del CPC para el DF). A esta diligencia se le llama de publicación o apertura del testamento. Hecho lo anterior se mandará protocolizar el testamento, para lo cual será preferida la notaría del lugar de apertura, y si hubiere varias se preferirá la que designe el prornovente (véase a. 879 del CPC para el DF). La protocolización se hará transcribiéndose el testamento en el protocolo del notario. Si se presentaren chis o más testamentos cerrados de una misma persona, el juez, luego de la diligencia de publicación, los hará protocolizar en un mismo oficio para los efectos a que haya lugar, según lo dispuesto en los aa. 1494 y 1496 del CC (véase a. 880 del CPC para el DF). La SCJ N ha sostenido respecto a la diligencia de apertura, que las irregularidades en ella no traen consigo la nulidad del testamento. (SJF, quinta época, t. LXXI, p. 1096). C.L.V.

El testamento cerrado quedará sin efecto siempre que se encuentre roto el pliego interior o abierto el que forma la cubierta, o borradas, raspadas o enmendadas las firmas que lo autorizan, aunque el contenido no sea vicioso.

ARTÍCULO 1548,

[134]

TITULO TERCERO/CAPITULO III

1111T5. 1548 y 1549

La rupura del pliego que contiene el testamento demuestra que el testador cambió de voluntad, y por tal motivo lo destruyó; y la apertura de la cubierta y la borradura, raspadura o enmendadura de las firmas hace presumir una suplantación de la voluntad de aquél, que no puede ni debe merecer el apoyo de las autoridades ni la sanción de la ley, ( Mateos Alarcón, Manuel, Código Ciril del Distrito Federal de 1984, concordado y anulado, t. III, Biblioteca de Derecho y Sociología, Librería Vda. de Ch. Bouret, 1906, p. 421). Hay que aclarar que la palabra "autorizar" empleada en este articulo, es correcta en cuanto se refiere al notario, pero no por cuanto al testador y a los testigos, que no autorizan sino suscriben.

C.L. V.

Toda persona que tuviere en su poder un testamento cerrado y no lo presente, como está prevenido en los artículos 1508 y 1509, o lo sustraiga dolosamente de los bienes del finado, incurrirá en en la pena, si fuere heredero por intestado, de pérdida del derecho que pudiera tener, sin perjuicio de la que le corresponda conforme al Código Penal.

ARTíCULO 1549.

El fundamento de este precepto se encuentra en la necesidad de evitar que la voluntad del testador quede incumplida, en virtud de ocultación o sustracción del pliego testamentario. En cuanto al contenido de este artículo pueden hacerse las siguientes observaciones: No distingue entre la no presentación del pliego, por mera negligencia, y por dolo, aplicando la misma sanción en ambas hipótesis, con toda la injusticia que ello acarrea. El que sustrae dolosamente un pliego testamentario, sea de los bienes del finado, sea de los del depositario y el que siendo depositario del pliego lo oculta dolosamente, debe ser sancionado con la pérdida de todo derecho a la herencia, si lo tuviere como heredero al intestado o como heredero o legatario por testamento. Este articulo sólo prevé como sanción, la pérdida al derecho como heredero por intestado. El CC no trata el caso del que altere el pliego testamentario (p. e,. que borre las firmas), para que el testamento quede sin efecto y se abra la sucesión legitima. Esta hipótesis debería estar contenida en este artículo, aunque constituye ciertamente un hecho delictuoso (falsificación de documento) previsto y sancionado en los aa. 243 y 244 del CP para el DF. ).



C. L. V. [135]

ART. 1550



L1s1t6 -macan°

CAPITULO IV Del testamento ológrafo ARTÍCULO 1550. Se llama testamento ológrafo al escrito de puño

y letra del testador. Los testamentos ológrafos no producirán efecto si no están depositados en el Archivo General de Notarías en la forma dispuesta por los artículos 1553 y 1554. Si bien el artículo que se comenta enuncia la definición del testamento ológrafo conforme a su raíz griega, al postular que es aquel escrito de puño y letra del testador, no denota suficientemente desde el punto de vista jurídico el concepto técnico de esa especie de testamento, y por lo tanto no ofrece una noción clara y precisa de esa forma en que una persona puede disponer legalmente de sus bienes para después de su muerte. Como se desprende de lo dispuesto en los preceptos subsiguientes no es suficiente que el testador por sí mismo escriba de propia mano las disposiciones de última voluntad, para que el documento que contiene esas disposiciones, aun cuando se autografíen en su totalidad, sea un testamento ológrafo. Aparte de la firma del autor, el testamento ológrafo según lo disponen los aa. 1553 y siguientes, debe llenar varias formalidades, que cuando no se acatan producen la nulidad del testamento, por lo que en su conjunto constituyen una verdadera solemnidad del acto. Por otra parte, el testamento ológrafo sólo puede ser otorgado por las personas que han cumplido 18 años, con lo cual encontramos un nuevo elemento que lo distingue del testamento público, abierto o cerrado, que puede ser otorgado por quien haya cumplido 16 años de edad. En preceptos legales subsecuentes habremos de hallar otras notas características del testamento ológrafo. Por otra parte, el testamento ológrafo no requiere la presencia de fedatario público, ni se otorga ante testigos. Es la expresión por excelencia de una declaración de última voluntad, completamente privada, que como se verá más adelante (aa. 1553 y 1561) debe permanecer en secreto y su contenido es sólo conocido por el testador y por las personas a quienes él quiera comunicarlo. Sus disposiciones serán conocidas públicamente a partir del momento en que el juez de la sucesión hereditaria proceda a abrir el sobre que contiene el testamento. Por la sencillez y facilidad de su otorgamiento, ofrece el testamento ológrafo una forma práctica y expedita para testar. Desconocido el testamento ológrafo por nuestros códigos de 1870 y 1884 fue acogido en el código vigente como una forma para que el testador pueda disponer respecto "al destino que quiera dar a sus bienes para después de su muerte". No es una novedad como dice la exposición de motivos del código, el [136]

TITULO notoutoicArrmo IV

MIT& 1550 y MI

testamento ológrafo es la manera más antigua de declarar la última voluntad de una persona. El código vigente no ha hecho más que volver a nuestra antiquísima tradición jurídica que encontramos en el Fuero Juzgo y en las Leyes de Partida. El testamento ológrafo no sólo debe estar escrito de puño y letra del testador, sino que debe contener la declaración de voluntad del autor de aquél, disponiendo de sus bienes u ordenando el cumplimiento de obligaciones para después de su muerte, lo que se denomina el animus testandi in actu, lo cual constituye una característica de esta especie de testamento, en el que la voluntad de testar debe desprenderse claramente del texto del pliego que contiene la declaración mortis causa y con ello se distingue de los otros testamentos ordinarios, que por su carácter público y por revestir la solemnidad notarial, que es propia de estas dos especies de testamentos, llevan implícita en la forma de su otorgamiento la intención testamentaria de la persona que los otorga.

En síntesis el testamento ológrafo es el manuscrito íntegramente, que firmado por el autor de la herencia, consta en un documento privado que el testador deposita en el archivo general de notarías en sobre cerrado y firmado. Así podría mejorar en alguna manera, la definición contenida en el precepto materia de este comentario.

I.G.G.

ARTÍCULO 1551. Este

testamento sólo podrá ser otorgado por las personas mayores de edad, y para que sea válido, deberá estar totalmente escrito por el testador y firmado por él, con expresión del día, mes y año en que se otorgue. Los extranjeros podrán otorgar testamento ológrafo en su propio idioma.

El precepto eleva la capacidad de otorgar un testamento ológrafo a la edad de 18 años. Es otra de las características específicas que distinguen a esta clase de testamento de las otras dos formas de testamento ordinario. Al exigir la mayoría de edad como requisito en la persona del autor de la herencia para otorgar testamento ológrafo, el legislador debe haber tenido en cuenta que la redacción de un testamento de esta especie, otorgado en documento privado, requiere plena capacidad negocial como una prudente medida de protección de la libertad del testador para emitir su voluntad acertadamente. En esto también se diferencia la forma ológrafa de las demás formas, pues mientras que en éstas, al ser otorgadas ante notario, éste da fe de que lo escrito corresponde a la declaración de voluntad de la persona que lo otorga; en el testamento ológrafo no puede existir esta firmeza, pues al ser secreto, puede en este mismo momento el testador estar emitiendo una declaración de voluntad forzada y por lo tanto viciada de nulidad. Para proteger esas situaciones, se [137]

ARTS. 1551 y 1552

LIBRO TERCERO

consideró la necesidad de que el otorgante fuera mayor de edad, ya que a esa edad, el causante tiene la personalidad más formada y puede evitar influencias en la decisión de su voluntad... (Teodora Torres F., El testamento ológrafo, Madrid, Montecorvo, 1977, p. 193). La mayor edad, lo pondrá a cubierto de influencias, presión o amenazas de terceros, que impidan la auténtica expresión de la voluntad del testador. Reitera el precepto lo dispuesto en el artículo anterior, en el sentido de que tanto el contenido como la firma del testamento ológrafo deben ser del puño y letra del autor y se agrega que debe contener, el día, el mes y el año en que se otorgue. Exige la autografia íntegra del documento. La fecha del testamento ológrafo, se indicará con precisión —y así lo ordena claramente el artículo que se comenta— al disponer que el documento se redactará con expresión del día, mes y año y no de otra manera. De la frase que emplea el precepto, se concluye que la fecha debe ser además, completa, es decir, deberá contener los elementos que menciona la letra de este artículo. La fecha del testamento ológrafo ha de ser verdadera, lo cual significa que el documento debe coincidir con el día, mes y año en que el testador lo otorga. Será nulo el testamento ológrafo que contenga la fecha imprecisa, incompleta o falsa, puesto que se trata de un requisito formal del acto; que por otra parte, es indispensable para conocer con exactitud en los casos de revocación de un testamento, la fecha del acto revocatorio y del acto que se pretende revocar. Ahora bien, en los casos de impugnación del testamento ológrafo fundada en incapacidad del otorgante, se podrá determinar si en el día que el autor otorgó el testamento se encontraba gozando de sus facultades mentales. Puesto que los extranjeros pueden otorgar testamento ológrafo en su propio idioma y no se requiere traducción al castellano en el momento de su otorgamiento, como exige respecto del testamento público abierto, esta manera de testar ofrece mayor facilidad para ellos. Si un testamento ológrafo puede estar válidamente redactado en idioma extranjero se concluye que no es necesario que se emplee el idioma castellano para la validez del mismo. Aun la persona de nacionalidad mexicana que por razones particulares quisiera redactar el testamento ológrafo en idioma extranjero, podrá hacerlo válidamente. I.G.G.

Si contuviere palabras tachadas, enmendadas o entre renglones, las salvará el testador bajo su firma. La omisión de esta formalidad por el testador, sólo afecta a la validez de las palabras tachadas, enmendadas o entre renglones, pero no al testamento mismo.

ARTÍCULO 1552.

[1381

TITULO TERCERO/CAPITULO IV

ARTS. 1531 y 1053

Las palabras que el testador quiera suprimir o las enmiendas en el texto del testamento ológrafo deberán ser testadas, y las enmendaduras serán escritas de su puño y letra, salvándolas el propio testador con su firma. Si apareciere en el documento que las enmendaduras han sido puestas por otra persona, quedará sin efecto lo puesto entre renglones y las palabras tachadas; pero no se afectará la validez del testamento. Lo mismo ocurre, si no aparece la firma del testador al salvarse las palabras tachadas, pero no se afectará la validez del testamento. La razón por la que en nuestra opinión esta regla debe aplicarse no sólo cuando falta la firma en la salvedad de lo enmendado o tachado, sino también la parte escrita por otra persona en el doolmento, obedece a que el testamento ológrafo debe ser escrito enteramente de puño y letra del testador, y no forma parte de él lo que aparezca escrito por otra persona. Ciertamente el legislador en el precepto que se comenta ha dado un tratamiento favorable al testamento ológrafo en el caso previsto, al disponer que la nulidad sólo afectará a lo tachado o enmendado y no al testamento en su integridad. I.G.G.

El testador hará por duplicado su testamento ológrafo e imprimirá en cada ejemplar su huella digital. El original dentro de un sobre cerrado y lacrado, será depositado en el Archivo General de Notarías, y el duplicado también cerrado en un sobre lacrado y con la nota en la cubierta a que se refiere el artículo 1555, será devuelto al testador. Este podrá poner en los sobres que contengan los testamentos, los sellos, señales o marcas que estime necesarios para evitar violaciones.

ARTICULO 1553.

E.1 precepto contiene una medida de prudente cautela al exigir que debe redactarse por duplicado el testamento ológrafo y que además el testador debe imprimir en cada uno de los ejemplares su huella digital, para evitar en lo posible la falsificación o alteración de la declaración de voluntad en él contenida. La exposición de motivos del CC dice claramente que el testamento ológrafo debe ser redactado por duplicado para garantizar su autenticidad. Ambos ejemplares una vez concluidas las formalidades que la ley exige, tienen la misma validez y fuerza probatoria. Ambos son documentos originales. Sin embargo deberá tenerse en cuenta que conforme lo dispone el a. 1562, el documento que debe servir de base a la apertura del juicio sucesorio, es el que se ha depositado en el archivo general de notarías y sólo por destrucción o pérdida de éste, el juicio sucesorio se iniciará con base en el duplicado que obraba en poder del testador.

ti 39]

ARTS. 1553 y 1554

L15110 TERCERO

Cada uno de los ejemplares del testamento deberá ser colocado por el testador en sendos sobres cerrados que deberán llevar respectivamente en la cubierta, las anotaciones a que se refieren los aa. 1554 y 1555. El autor del testamento podrá poner en los sobres mencionados las marcas, señales o sellos que considere convenientes para evitar violaciones. Entregará uno de los ejemplares después de que hayan sido cerrados, al archivo general de notarías el otro sobre que también deberá ser presentado a esa oficina se le devolverá después de que el testador ponga en la cubierta de él, la anotación a que se refiere el a. 1555. I.G.G.

ARTÍCULO 1554.

El depósito en el Archivo General de Notarías se hará personalmente por el testador quien, si no es conocido del encargado de la oficina, debe presentar dos testigos que lo identifiquen. En el sobre que contenga el testamento original, el testador de su puño y letra pondrá la siguiente nota: "dentro de este sobre se contiene mi testamento". A continuación se expresará el lugar y la fecha en que se hace el depósito. La nota será firmada por el testador y por el encargado de la oficina. En caso de que intervengan testigos de identificación, también firmarán.

El testamento ológrafo, que para su redacción no se halla rodeado de las formalidades y de los ritos solemnes que protegen a los testamentos otorgados ante notario público, cuya función es dar fe del legal otorgamiento, y cuidar del cumplimiento de todas las formalidades que la ley exige para la validez del acto, no ha sido aceptado en todas las legislaciones, inclusive en algunas de aquellas que tienen como antecedente legislativo el Código de Napoleón en el cual se encuentra reglamentada esta sencilla forma de testamento. Por ello, porque el testamento ológrafo parecería ofrecer menos seguridades de autenticidad en diversos preceptos, el legislador de 1928, aparte aquellas a las que nos hemosjeferido al comentar preceptos anteriores (mayoría de edad, que sea escrito de mano del autor, etc.) ha exigido el depósito de uno de los ejemplares en el archivo general de notarías, según se ha mencionado en el comentario al artículo inmediato anterior, y requiere que el depósito sea hecho por el testador personalmente (en ningún caso por medio de representante). Debe ser el autor del testamento quien efectúe ese depósito. El director del archivo general de notarías deberá comprobar fehacientemente la identidad de la persona que en su calidad de testador se presente a hacer el depósito. El testador debe poner la nota a que se refiere el precepto en comentario, en la cubierta del sobre que contiene el testamento, y ha de hacerlo en la presencia del director del archivo general de notarías, con mención de la fecha y la hora en que [140]

MITS. 1554, 1511

TITULO TERCERO/CAPITULO IV

hace el depósito, todo lo cual deberá ser firmado en el acto del depósito por el testador, el funcionario mencionado y por los testigos de identidad en su caso. Todas estas precauciones, que en conjunto constituyen una verdadera solemnidad puesto que son esenciales, como las demás que se exigen en diversos artículos de este capítulo, han sido establecidas según se expresa en la exposición de motivos: Para evitar los dos graves inconvenientes que presenta el testamento ológrafo y que son: la facilidad con que puede falsificarse y lo frecuente que es su destrucción se dispuso que... uno de los originales se depositara en el registro público (ahora en el archivo general de notarías según reforma publicada en el DO del 3 de enero de 1979) con la nota puesta por el testador y autorizada por el encargado de la oficina de que el respectivo pliego cerrado contiene el testamento... Sin embargo,estas acertadas disposiciones legales, que permiten asegurar en lo posible la autenticidad del contenido del testamento, no alcanzan a proteger al testador de influencias o de coacciones que terceros pudieran ejercer sobre él en el momento de redactar el documento que contiene su declaración testamentaria. Quizá este inconveniente se evite porque el testador tiene la facultad de revocar en cualquier momento el testamento que hubiere otorgado en tales circunstancias y porque además puede retirar cuando lo desee, del archivo general de notarías el testamento que ha depositado. l.G.G.

ARTÍCULO 1555.

En el sobre cerrado que contenga el duplicado del testamento ológrafo se pondrá la siguiente constancia extendida por el encargado de la oficina: "Recibí el pliego cerrado que el señor afirma contiene original su testamento ológrafo, del cual, según afirmación del mismo señor, existe dentro de este sobre un duplicado". Se pondrá luego el lugar y la fecha en que se extiende la constancia que será firmada por el encargado de la oficina, poniéndose también al calce la firma del testador y de los testigos de identificación, cuando intervengan.

La disposición que contiene este precepto forma parte integrante y final de las formalidades que el testador debe observar respecto al depósito del testamento ológrafo y de lo que debe asentar el director del archivo general del notarías, que debe consignarse en las cubiertas de los sobres que contienen respectivamente el original y el duplicado del testamento. [1411

ARTS. 1315 y .1558

LIBRO TERCIEN°

El artículo que se comenta, se refiere pormenorizadamente a la redacción textual de lo que el funcionario mencionado debe asentar en la cubierta del sobre que contiene el duplicado del testamento ológrafo. Dicha constancia. redactada precisamente en los términos textuales que señala este precepto, tiene una doble finalidad: constituye el recibo de depósito

del sobre que contiene el testamento ológrafo y sirve para identificar el testimonio auténtico de éste, en el caso de destrucción o pérdida del original depositado. El sobre que contiene el duplicado del testamento ológrafo, deberá ser presentado al director del archivo de notarías juntamente con el que contiene el original del testamento para que luego de que el director haya puesto en ambos sobres las constancias respectivas a que se refiere el precepto anterior y el que es materia de esta nota, con la mención del lugar y la fecha en que se efectúe esta diligencia, firme cada uno de los sobres en unión del testador y de los testigos de identidad, si los hubiere, y entregue al testador el sobre que contiene el duplicado. 1.G.G.

Cuando el testador estuviere imposibilitado para hacer personalmente la entrega de su testamento en la Oficina del Achivo General de Notarías, el encargado de ella deberá concurrir al lugar donde aquel se encontrare, para cumplir las formalidades del depósito.

ARTÍCULO 1556.

En el testamento ológrafo, la naturaleza personalísima del acto (que por lo demás es común a toda disposición de última voluntad) aparece marcadamente en dos momentos en los cuales el legislador exige rigurosamente la intervención personal, directa y activa del testador, a saber: en cuanto el documento en el que el testador hace constar sus disposiciones testamentarias debe ser redactado necesariamente de puño y letra del autor, quedando excluida toda posibilidad de que fuera dictado a otra persona y el empleo de medios mecánicos fonéticos o electromagnéticos, y en segundo lugar, tal carácter específico del testamento ológrafo se pone de relieve en la disposición contenida en el precepto en comentario, conforme al cual, la imposibilidad del testador para comparecer ante el director del archivo de notarías al efectuar el depósito, impone a este funcionario el déber de trasladarse al lugar donde se encuentra el testador, para recibir directamente de él los sobres cerrados que contienen el original y el duplicado del testamento y hacer en el mismo acto, las anotaciones a que se refiere el a. 1555 y devolver el sobre que contiene el duplicado del testamento. Como se puede observar aun en este caso extremo, el testador no queda eximido de comparecer personalmente a hacer el depósito del testamento ológrafo.I.G.G. [142]

TrruLo

TERCERO/CAPITULO IV

ARTS. 1SS7 y 15511

Hecho el depósito, el encargado del Archivo General de Notarías tomará razón de él en el libro respectivo, a fin de que el testamento pueda ser identificado, y conservará el original bajo su directa responsabilidad hasta que proceda a hacer su entrega al mismo testador o al juez competente.

ARTÍCULO 1557.

La obligación impuesta en este precepto al encargado del archivo general de notarías, de registrar en el libro que para tal fin debe llevarse en esa oficina, no constituye propiamente una formalidad del testamento; es una disposición de orden administrativo pero de suma importancia para la identificación del documento depositado. Aunque ninguno de los preceptos anteriores hace mención al registro del testamento, si se tiene en cuenta su finalidad, debe concluirse que para cumplir los efectos de identificación del testamento tanto en el sobre que contiene el original que queda depositado, como en la cubierta del sobre que contiene el duplicado y que conserva en su poder el testador, debe ponerse el número con el que ha quedado registrada la pieza depositada. Es de la responsabilidad directa del director del archivo general de notarías la conservación y la identificación del sobre que contiene el testamento que ha sido depositado; el cual queda bajo su custodia y cuidado hasta que el testador o el juez competente soliciten su entrega según lo previsto en los aa. 1558 y 1559. 1.0.G.

ARTÍCULO 1558. En

cualquier tiempo el testador tendrá derecho de retirar del Archivo General de Notarías, personalmente o por medio de mandatario con poder especial otorgado en escritura pública, el testamento depositado, en cuyo caso se hará constar el retiro en una acta que firmarán el interesado o su mandatario, y el encargado de la oficina.

El testamento ológrafo, tiene en común con el testamento público cerrado, que puede ser retirado cuando le plazca al testador; pero difiere de éste en que el retiro del testamento ológrafo requiere únicamente el levantamiento de un acta por el encargado del archivo de notarías en donde se haga constar el retiro y la devolución del sobre que contiene la disposición testamentaria. El acta deberá mencionar la fecha, la hora de la diligencia y la constancia de devolución del sobre cerrado que se depositó en esa oficina, y que firmará aquel funcionario y el testador o el apoderado especialmente constituido para ese efecto. El director del archivo de notarías luego que se haya practicado la diligencia de entrega del testamento y de levantar el acta a que se refiere el artículo en [143]

LIBRO TERCERO

ARTS. MI, U» y llied

comentario, debe cancelar en el libro correspondiente el registro del testamento que debió anotar en él conforme al a. 1557, y expresar la razón de la cancelación, todo lo cual deberá constar en el acta de devolución del testamento. El efecto que produce el retiro del testamento efectuado conforme a lo dispuesto en este precepto, es el de privar de consecuencias testamentarias al documento que consta en el sobre original y también en el duplicado, es decir, el retiro produce la inexistencia del testamento ológrafo. A diferencia de lo que ocurre en el caso de depósito, no es requisito la comparecencia personal del autor del testamento, para efectuar el retiro. Podrá hacerlo por medio de apoderado; pero éste deberá ser instituido mediante poder especial, es decir, deberá estar específicamente facultado para retirar el testamento del archivo general de notarias. De manera que el apoderado general, aunque sus facultades sean amplísimas, inclusive de dominio, no se considera autorizado para efectuar el retiro. 1.G.G.

ARTÍCULO 1559. El Juez ante quien se promueva un juicio sucesorio pedirá informes al encargado del Archivo General de Notarías, acerca de si en su oficina se ha depositado algún testamento ológrafo del autor de la sucesión, para que en caso de que así sea, se le remita el testamento. Este precepto es concordante con el a. 881 del CPC para el DF; ambos disponen que el juez competente que inicie una sucesión, deberá solicitar al director del archivo general de notarias un informe (el CPC ordena que se haga lo mismo respecto del registro público "en que hubiere hecho el depósito") acerca de si el autor de la sucesión ha depositado un testamento ológrafo en esa oficina, y en caso afirmativo, le remita el pliego cerrado que lo contiene. Los jueces de lo familiar que conocen de juicios sucesorios, con apoyo en la disposición procesal mencionada, además de pedir información al archivo general de notarías, solicitan también informes del RPP, lo cual es una providencia de razonable prudencia, porque la reforma del CC en que se ordenó el depósito de los testamentos ológrafos en el archivo general de notarías data del atm de 1979, por lo que puede existir en esta oficina registral un documento ológrafo otorgado y depositado por el autor de la herencia, antes de la reforma citada. I.G.G. ARTÍCULO 1560. El que guarde en su poder el duplicado de un

testamento o cualquiera que tenga noticia de que el autor de una sucesión ha depositado algún testamento ológra[144]

ABTS. DM y Wel

TTIVLO TERCERO/CAPITULO IV

fo, lo comunicará el juez competente, quien pedirá al encargado del Archivo General de Notarías en que se encuentra el testamento, que se lo remita. El testador podrá entregar en guarda el sobre que contiene el duplicado de su testamento, a una persona de su elección, quien a la muerte del autor, está obligado a comunicar al juez de lo familiar competente, que existe en su poder un duplicado del testamento cuyo original fue depositado en el archivo general de notarías. En ese supuesto el juez deberá proceder a solicitar la información a que se refiere el precepto inmediato anterior, para el efecto de que en su caso se le remita el sobre que contiene el original del testamento ológrafo otorgado. Igual procedimiento deberá seguirse en el caso de que el juez tenga noticia de que el autor de la sucesión ha depositado un testamento ológrafo, conforme a lo dispuesto en el a. 1559. Como se verá por lo que disponen los artículos siguientes, esta denuncia de quien guarda el duplicado del testamento ológrafo y la información de quien tenga conocimiento de que el de cujus ha otorgado un testamento de esa especie, tienen por objeto incoar el procedimiento sucesorio ante el juez a quien se ha proporcionado esa información, o en su caso por aquel que previno en la iniciación del procedimiento. I.G.G.

ARTÍCULO 1561.

Recibido el testamento, el juez examinará la cubierta que lo contiene para cerciorarse de que no ha sido violada, hará que los testigos de identificación que residieren en el lugar, reconozcan sus firmas y la del testador, y en presencia del Ministerio Público, de los que se hayan presentado como interesados y de los mencionados testigos, abrirá el sobre que contiene el testamento. Si éste llena los requisitos mencionados en el artículo 1551 y queda comprobado que es el mismo que depositó el testador, se declarará formal testamento de éste.

De acuerdo con la opinión de Planioi y Ripert, ( Tratado práctico de derecho cii'il /raneés. La Habana, Cultural, 1946, t. V, p. 270, "Donaciones y Testamentos") dos son las formalidades posteriores a la redacción del testamento ológrafo: la primera se refiere al depósito que tiene lugar en vida del testador y la segunda consiste en la declaración judicial de ser formal el testamento, misma que pronunciará el juez que conozca de la sucesión hereditaria quien previamente deberá cerciorarse, en los términos del artículo que se comenta, que el sobre que contiene el testamento no presenta signo alguno de violación que dé [145]

MITS. 1511 y 1502

LIBRO TERCERO

lugar a dudar de la autenticidad del documento. Para ese fin, deberá examinar la cubierta, luego pedirá el reconocimiento de las firmas de los testigos, que residieren en el lugar, quienes deberán identificar como auténtica la firma del testador. Si los testigos no existen, no residen en el lugar o el juez estima que sus declaraciones no son suficientes, deberá comprobarse la autenticidad de la firma del testador, mediante dictamen de perito grafólogo, (a. 883 del CPC) designado por el juez. Para la confrontación de la firma del testador, el juez señalará las firmas indubitadas del autor del testamento, que el perito deberá tener a la vista para el desahogo de la prueba pericia]. Especial cuidado tendrá el juez en la designación de firmas indubitadas. Ordena el precepto que se comenta, que después de identificar debidamente la firma del testador y en su caso la de los testigos, el juez, en presencia del MP, de los testigos y de cualquier otra persona interesada en la sucesión, procederá a abrir el sobre y si el documento que éste contiene esta escrito de puño y letra del o por él y reúne todos los requisitos a que se refiere el a. testador, se halla firmado 1551, el juez, siempre en presencia del M P y de las personas antes mencionadas, hará la declaración de que el documento exhibido, es el formal testamento ológrafo del autor de la sucesión. Debe observarse que el articulo que se comenta exige que el pliego que contiene el sobre como formal testamento, después de que el juez de lo familiar que practique la diligencia, se cerciore (mediante prueba idónea) de que dicho pliego ha sido escrito de puño y letra del testador y fue firmado por él, lo cual impone a este funcionario la necesidad lógica y jurídica de recurrir a la prueba pericial para la identificación de la escritura manuscrita y de la firma autógrafa del testador. La prueba se practicará en los términos del a. 883 del CPC citado. Así pues, esta diligencia judicial tiene por objeto cerciorarse de que el documento que contiene el sobre que el juez tiene a la vista, es el mismo que el testador depositó bajo cubierta cerrada y que el documento que encierra llena los requisitos que exige el a. 1551 y además que el sobre fue conservado intacto por la autoridad que recibió el depósito. Comprobados escrupulosamente esos extremos por el juez, el testamento ológrafo servirá de base para el trámite de juicio testamentario del autor del documento en donde consta fehacientemente la última voluntad del testador. A esta finalidad tienden las medidas de cautelosa precaución que señala el a. 1561 para constituir la prueba plena de la autenticidad del testamento ológrafo. I.G.G.

Sólo cuando el original depositado haya sido destruido o robado, se tendrá como formal testamento el duplicado, procediéndose para su apertura como se dispone en el artículo que precede.

ARTÍCULO 1562.

[146]

TITULO TERCERO/CAPITULO IV

ARTS. 15611 y 1583

Unicamente ante la imposibilidad de presentar el sobre que contiene el testamento original, depositado por el testador, en el archivo general de notarías, por robo o destrucción del mismo, la sucesión hereditaria podrá abrirse procediendo en los términos a que se refiere el artículo inmediato anterior, con base en el pliego cerrado que contiene el duplicado del testamento y que ha quedado en poder del testador, o de la persona a quien él lo confió, debidamente cerrado y firmado, conforme lo dispone el a. 1555, a cuyo comentario nos remitimos. Del precepto que es objeto de esta glosa, se percibe claramente la finalidad que el legislador persigue al exigir la redacción por duplicado del testamento ológrafo, a saber: servir subsidiariamente como testamento formal sólo en el caso de que no exista el original en el archivo general de notarías y por lo tanto, sea imposible su presentación ante el juez competente. Tomando en cuenta que al efectuar el depósito del original, el sobre cerrado que contiene el duplicado del testamento ológrafo, conforme al a. 1555 contiene la firma de los testigos de identificación cuando intervengan, así como las pruebas de autenticidad requeridas por el a. 1561, que son las mismas a las que deberá someterse el sobre que contiene el duplicado del testamento, en nuestra opinión sólo se requiere el informe del director del archivo general de notarías, rendido al juez, en el sentido de que el original depositado del testamento ha desaparecido, para que se proceda desde luego a iniciar las diligencias a que se refieren el precepto anterior y declarar formal el duplicado del testamento que contiene el sobre que el director del archivo general de notarías ha devuelto al testador, afirma el a. 1555 citado. •

El testamento ológrafo quedará sin efecto cuando el original o el duplicado, en su caso, estuvieren rotos, o el sobre que los cubre resultare abierto, o las firmas que los autoricen aparecieren borradas, raspadas o con enmendaduras, aun cuando el contenido•del testamento no sea vicioso.

ARTICULO 1563.

Complementa lo dispuesto en este artículo la norma que contiene el precepto anterior. En efecto, sólo en el caso de que el sobre que contiene el original del testamento y el que guarda el duplicado, hubieren sido destruidos o presentaren signos de rotura, o violación, o cuando las firmas aparecieren alteradas o borradas, se producirá la invalidez del testamento ológrafo; en mejor expresión, no habrá existido tal disposición testamentaria. Esta invalidación, (o inexistencia propiamente) tendrá lugar aun cuando el texto del testamento contenido en el sobre, no presente signo alguno de alteración. En la conservación intacta del sobre, descansa un primer requisito de validez del testamento; lo cual indica claramente que el legislador ha querido atribuir [147]

ARTS. 1563, 1564 y 15021

LIBRO TERCERO

una importancia decisiva y esencial, a la conservación inalterada del sobre que contiene el pliego en el que el de cujus declaró su última voluntad. De ello depende la eficacia del testamento en la misma medida en que respecto del texto mismo de dicho documento se hayan cumplido las disposiciones del a. 1551 y en cuanto se haya cumplido con las formalidades y con los requisitos que exige el depósito del testamento conforme a los aa. 1553 a 1557. I.G.G. ARTICULO 1564. El encargado del Archivo General de Notarías

no proporcionará informes acerca del testamento ológrafo depositado en su oficina, sino al mismo testador, a los jueces competentes que oficialmente se los pidan y a los Notarios cuando ante ellos se tramite la sucesión. La función que respecto del testamento ológrafo desempeña el archivo general de notarías, es la custodia y conservación del sobre cerrado que lo contiene. De allí que esté prohibido al encargado de esta oficina proporcionar informes sobre la existencia del mencionado testamento, excepto en el caso de que se trate de apertura de la sucesión hereditaria, ante juez competente o ante notario público, a quienes deberá informar y remitir el sobre que tiene en depósito. En este artículo se precisa, a través de dicha prohibición, la naturaleza privada del testamento ológrafo, cuya existencia y contenido deben permanecer reservados, hasta el momento en que el director del archivo general de notarías informe de su existencia al juez competente que conozca de la sucesión del testamento y le remita el sobre cerrado. El testamento ológrafo es una disposición estrictamente reservada de última voluntad, en mayor medida que el denominado testamento privado, que si bien escrito por el testador, ha sido entregado en pliego cerrado a un notario, quien hace constar dicha entrega en un acta notarial, levantada en un registro público: el protocolo del notario, el cual puede ser conocido de todos, 1.G.G.

CAPITULO V Del testamento privado ARTICULO 1565. El testamento privado está permitido en • los

casos siguientes: I.--Cuando el testador es atacado de una enfermedad tan violenta y grave que no dé tiempo para que concurra Notario a hacer el testamento; [148]

11TULO TERCERO / AP/TULO

MITS. 1 5115 y ISU

II. —Cuando no haya Notario en la población, o juez que actúe por receptoría; III. Cuando, aunque haya Notario o juez en la población, sea imposible, o por lo menos muy difícil, que concurran al otorgamiento del testamento; IV.—Cuando los militares o asimilados del ejército entren en campaña o se encuentren prisioneros de guerra. Teniendo en cuenta la forma, existen dos clases de testamentos: los realizados en circunstancias normales, que son los ordinarios y los otorgados en situaciones excepcionales: los testamentos privilegiados. Estos testamentos existían ya en el derecho romano, para los casos en que las formas ordinarias no eran suficientes o no podían cumplirse. Así, había testamentos especiales cuyas formalidades eran más rigurosas que las comunes (p.e. el testamento del ciego) y otros cuyas formalidades estaban facilitadas, como el testamento en tiempo de peste (pestis tempore) o el testamento del rústico (ruriconditum). Para nuestro CC, los testamentos especiales son: el privado, el militar, el marítimo y el hecho en país extranjero. Según algunos autores, solamente serían testamentos especiales los tres primeros, ya que el hecho en país extranjero no es especial por sus propias características, sino simplemente, en razón de que se otorgó fuera del territorio nacional. En cambio, los tres primeros tienen características comunes que los distinguen de los testamentos ordinarios (Uribe, Luis F., Sucesiones en el derecho mexicano, México, Jus, 1962, p. 184). El testamento privado se admite siempre que exista imposibilidad de acudir a las formas ordinarias (público abierto, público cerrado u ológrafo) y por motivos de urgencia. La imposibilidad puede derivar de enfermedad grave, del hecho de que no exista notario o juez en la población, o bien de que éstos —aun existiendo-- no puedan concurrir al otorgamiento (p.c., en casos de fuerza mayor, incomunicación por causa de inundación y otros desastres, tiempo de epidemias, etc.) La fr. IV de este precepto es, para Luis F. Uribe, un error, dado que la ley dedica a continuación un capítulo especial al testamento militar por las mismas causas que contiene esta fracción; y el testamento militar tiene más facilidades que el testamento privado. C.G.M. ARTÍCULO 1566. Para

que en los casos enumerados en el artículo que precede pueda otorgarse testamento privado, es necesario que al testador no le sea posible hacer testamento ológrafo.

La expresión "testamento ológrafo" está tomada aquí en su sentido etimológico, es decir que se refiere la ley al testamento redactado de puño y letra del [1491

ARTS. 1566, 1307 y ISIIS

LIBRO TERCERO

testador. No es necesario que sea depositado en el archivo general de notarías, como exige el a. 1550, ni que se redacte por duplicado y se imprima en cada ejemplar la huella digital (a. 1553): sería un contrasentido que en casos de suma urgencia se requiriesen formalidades que demandan tiempo y desplazamiento por parte del testador. El testamento ológrafo legislado en los aa. 1530 a 1564 sólo puede ser otorgado por personas mayores de edad (18 años cumplidos), mientras que el testamento privado sigue la regla general en materia de capacidad para testar, es decir, los dieciséis años cumplidos (a. 1306, fr. 1). El testamento ológrafo a que se refiere este precepto es cerrado; el testamento privado escrito por el propio testador, previsto por el a. 1567, es abierto, otorgado en presencia de cinco testigos C. G. M.

El testador que se encuentre en el caso de hacer testamento privado, declarará a presencia de cinco testigos idóneos su última voluntad, que uno de ellos redactará por escrito, si el testador no puede escribir.

ARTÍCULO 1567.

El testamento es siempre un acto solemne. En los testamentos especiales, que deben otorgarse en casos de urgencia, sus solemnidades se reducen al mínimo, pero las pocas que se exigen siguen siendo solemnidades y su falta provocaría la nulidad del testamento. El testamento privado puede ser escrito u oral y en los dos casos será válido, pero para que se acepte la forma verbal es necesario que el testador no pueda escribir y que ninguno de los testigos pueda hacerlo. C.G.M.

No será necesario redactar por escrito el testamento, cuando ninguno de los testigos sepa escribir y en los casos de suma urgencia.

ARTÍCULO 1568.

Puede suceder que el testador sepa escribir pero no se encuentre en estado de poder hacerlo. Si además ninguno de los testigos sabe escribir, se acepta la forma oral de manifestación de la voluntad que en todo caso debe ser expresa. No puede tener validez ninguna forma tácita de manifestación de la voluntad del testador: La forma debe ser asimismo, indubitable: no es válido el testamento de quien conteste por medio de monosílabos a preguntas que se le hagan, o que conteste por señas (Rojina Villegas, Rafael, Compendio de derecho civil, vol. II, Bienes, derechos reales y sucesiones, México, Porrúa, 1975, p. 399).

[150]

TITULO TERCERO/CAPITULO y

MITS. 1509, 1570 y 1571

En los casos de suma urgencia bastarán tres testigos idóneos.

ARTÍCULO 1569.

En este caso el legislador limita la solemnidad del testamento a la presencia de tres testigos idóneos. El a. 1567 exige la manifestación de voluntad ante cinco testigos idóneos. Como el testamento privado solamente puede otorgarse en casos de verdadera imposibilidad de otorgar un testamento ordinario, en las situaciones de urgencia resultará muy difícil determinar si hubiera sido posible llamar a cinco testigos o, verdaderamente, no se podía contar más que con tres. Esta dificultad de apreciación podría dar lugar a litigios por nulidad de un testamento otorgado ante tres testigos. De cualquier modo, la regla general es que, en caso de testamento privado, el testador redacte su propio testamento ante cinco testigos; si no pudiere hacerlo, lo redactará uno de los testigos. En último extremo, es válida la sola manifestación verbal del testador, expresada ante tres testigos. Y esto puede suceder aun cuando el testador o los testigos sepan escribir, si es tal la gravedad de otorgante, que no dé tiempo a una redacción escrita. C.G.M.

AR1 íCULO 1570. Al otorgarse el testamento privado se observa-

rán en su caso, las disposiciones contenidas en los artículos del 1512 al 1519.

Los artículos a los cuales se refiere este precepto legislan sobre diversas formalidades a llevarse a cabo en el otorgamiento del testamento privado. En la práctica, pudiera resultar muy difícil cumplirlas cabalmente, dada la contingencia especial de premura en que se otorga dicho testamento, puede ocurrir que no se encuentren testigos suficientes versados en las normas jurídicas aplicables al caso. (Ver comentarios a los aa. 1512 a 1519). C.G. M.

A RTf CULO 1571. El testamento privado sólo surtirá sus efectos si el testador fallece de la enfermedad o en el peligro en que se hallaba, o dentro de un mes de desaparecida la causa que lo autorizó. Una de las fundamentales diferencias entre los testamentos ordinarios y el testamento privado consiste en que este último queda sin efecto al mes, contado a partir de que desaparezca la causa que lo motivó. "La caducidad es una institución que consiste en la extinción de un derecho por el transcurso de un tiempo determinado, generalmente corto y que a diferencia de la prescripción negativa no se interrumpe ni se suspende". El de los testamentos especiales es el único [151]

ARTS. 1571. 1572, 1573 y 1574

1.115RO TERCERO

caso de verdadera caducidad en el derecho hereditario, ya que lo que el legislador llama caducidad (aa. 1495 a 1498). no es técnicamente tal. Pasado un mes, si el autor del testamento no muere, el testamento deja de surtir efectos; de persistir en su voluntad, el testador deberá hacer un testamento ordinario o bien, si se halla en otra situación de las previstas en el a. 1565, podrá realizar nuevo testamento privado. Los aa. 719 y 730 del CC español, consideran que estos testamentos caducan una vez extinguido el plazo. En nuestra legislación, la caducidad de los testamentos se produce en los casos que señalan los aa. 1497 y 1498. C.G.M.

ARTÍCULO 1572.

El testamento privado necesita, además, para su validez, que se haga la declaración a que se refiere el artículo 1575, teniendo en cuenta las declaraciones de los testigos que firmaron u oyeron, en su caso, la voluntad del testador.

Ver comentarios al a. 1575. C.G. M.

ARTICULO 1573.

La declaración a que se refiere el artículo anterior será pedida por los interesados, inmediatamente después que supieren la muerte del testador y la forma de su disposición.

Este precepto no establece un plazo fijo para proceder a la solicitud de la declaración judicial a que se refiere el a. 1575. La inmediatez exigida por la ley obedece a que, en casos de testamento privado otorgado en forma oral, la fragilidad de la memoria podría provocar divergencias en las declaraciones de los testigos, que impidiesen llegar a conocer la verdadera voluntad del testador. C.G. M.

ARTICULO 1574.

Los testigos que concurran a un testamento privado, deberán declarar circunstancialmente: 1.—E1 lugar, la hora, el día, el mes y el ario en que se otorgó el testamento; 11.—Si reconocieron, vieron y oyeron claramente al testador; 111.—E1 tenor de la disposición; [152]

ARTS. 1174. ]575 y 1371

TITULO VIRCERO/CAPITULO V

1V. —Si el testador estaba en su cabal juicio y libre de cualquiera coacción; V.—El motivo por el que se otorgó el testamento privado; VI.—Si saben que el testador falleció o no de la enfermedad, o en el peligro en que se hallaba. De acuerdo al a. 1575, los dichos de los testigos constituyen el formal testamento de la persona de que se trate. De ahí que no puedan admitirse contradicciones o dudas en las declaraciones. Si hubiese duda, no se podría ejecutar el testamento, porque no se conocería la voluntad del testador (Fernández Aguirre, Arturo, Derecho de los bienes y de las sucesiones, Puebla, Cajica, 1963, p. 369). La solemnidad fundamental, en este tipo de testamento, está dada por la presencia de los testigos. Por todos estos motivos, la ley es muy rigurosa y exige una declaración tan minuciosa por parte de los mismos. C.G. M. ARTÍCULO 1575. Si

los testigos fueren idóneos y estuvieren conformes en todas y cada una de las circunstancias enumeradas en el artículo que precede, el juez declarará que sus dichos son el formal testamento de la persona de quien se trate.

Testigos idóneos son todos aquellos que no presentan una tacha que los inhabilite para atestiguar en una disposición testamentaria; es decir, todas aquellas personas que no estén incluidas en la enumeración que realiza el a. 1502. El testamento privado es un acto jurídico complejo, compuesto por la declaración de voluntad del testador en presencia de testigos y por la declaración efectuada por el órgano jurisdiccional. en el sentido de que los dichos de los testigos constituyen el formal testamento del causante. Sin esta última declaración el testamento privado no quedaría perfecto y sería, por tanto, inexistente. C.G. M.

ARTÍCULO 1576.

Si después de la muerte del testador muriese alguno de los testigos, se hará la declaración con los restantes, con tal de que no sean menos de tres, manifiestamente contestes, y mayores de toda excepción.

Este artículo se armoniza con el a. 1569, según el cual, en casos de suma urgencia, bastarán tres testigos idóneos. La muerte de uno de los testigos, después de la del testador, se asimila a aquella situación; pero este precepto es [153]

LIBRO TERCERO

ARTS. 1575. 1577. 1574 y 1579

más riguroso que el a. 1569, porque exige que, en todo caso los testigos sean mayores de edad, mientras que en el supuesto del a. 1569 basta con que sean idóneos, esto es, tienen que ser sólo mayores de dieciséis años. C.G. M. ARTÍCULO 1577. Lo dispuesto en el artículo anterior se observara

también en el caso de ausencia de alguno o algunos de los testigos, siempre que en la falta de comparecencia del testigo no hubiere dolo. El dolo a que se refiere esta disposición es el proveniente de terceros, que hubiesen impedido maliciosamente la concurrencia del testigo a declarar. La actitud reticente del propio testigo que se negase a comparecer por su exclusiva voluntad, sería difícilmente atacable de dolo; asimismo carecería de validez una declaración extraída mediante coacción de cualquier especie. C.G. M. ARTÍCULO 1578. Sabiéndose el lugar donde se hallan los testigos,

serán examinados por exhorto. Esta norma, de natural( za procesal, tiende a facilitar la declaración de los testigos para favorecer la existencia dei testamento. Debe entenderse con carácter supletorio, ya que si los testigos viven en el lugar de radicación del juicio y pueden concurrir a declarar al juzgado competente, lo normal es que así lo hagan; si su domicilio se encuentra fuera de la circunscripción territorial del órgano jurisdiccional, podrán ser examinados por exhorto. C.G. M.

CAPITULO VI Del testamento militar ARTÍCULO 1579. Si el militar o el asimilado del Ejército hace su

disposición en el momento de entrar en acción de guerra, o estando herido sobre el campo de batalla, bastará que declare su voluntad ante dos testigos, o que entregue a los mismos el pliego cerrado que contenga su última disposición, firmada de su puño y letra. El testamento militar es especial, en razón de la persona que lo otorga, del lugar y del tiempo del otorgamiento. Ya en el derecho romano se consideraba como [154]

TITULO TERCEROYCAPITULO VI

ARTS. 1579, 1590 y 1581

privilegiado al testamento del militar, dado que en el momento de entrar en acción de guerra, corría un inminente peligro de muerte y no le era posible proceder al otorgamiento de un testamento ordinario, con todas las formalidades que ello implicaba. Se le llamaba en Roma testamento in procinctu (acuartelamiento), que era la situación del militar pronto para combatir, o procinctus. La legislación novohispana retomó este testamento privilegiado, el cual pasó a nuestro actual derecho. De acuerdo a este precepto, no basta con ser militar para poder otorgar un testamento privilegiado: es necesario que se haga en el momento de entrar en acción de guerra, o que se esté herido en el campo de batalla, o bien que se esté en condición de prisionero de guerra (a. 1580). Por otra parte, se hace extensivo el privilegio a los "asimilados" del ejército (p.c., médicos militares, ingenieros del ejército, etc.). La doctrina entiende que la acción de guerra es un concepto material, y no formal; es decir, no es necesario que se trate de guerra declarada por el poder ejecutivo a un estado extranjero, según los preceptos constitucionales: basta que en los hechos exista guerra; esto puede ocurrir en caso de invasión sorpresiva al territorio nacional; es discutible si el privilegio se extendería en caso de guerra interna, o de acciones armadas originadas en una revolución. ( lbarrola, Antonio de, Cosas y sucesiones, México, Porrúa, 1972, pp. 588-590). C.G. M.

Lo dispuesto en el artículo anterior se observará, en su caso, respecto de los prisioneros de guerra.

ARTÍCULO 1580.

Ver comentario al a. 1579. C.G. M.

Los testamentos otorgados por escrito, conforme a este Capítulo, deberán ser entregados luego que muera el testador, por aquel en cuyo poder hubieren quedado, al jefe de la corporación, quien lo remitirá al Ministro de la Guerra y éste a la autoridad judicial competente.

ARTÍCULO 1581.

En cuanto a la forma, el testamento militar puede otorgarse por escrito o verbalmente. Si se otorga por escrito, el pliego deberá presentarse cerrado por disponerlo así el a. 1579. Si es verbal, la voluntad del testador se declarará ante dos testigos (a. 1579); en ambos casos, esas serán las solemnidades de esta clase de testamento que, como todos, no deja de ser un acto solemne. De acuerdo al principio de jerarquía que preside el orden militar, el pliego donde conste la voluntad del causante manifestada por escrito, seguirá el camino desde la [155]

ARTS. IDEO, 1582 y 15B3

LIBRO TERCERO

jerarquía inferior hacia la superior y será la Secretaría respectiva quien remitirá el pliego al Poder Judicial. C.G. M. ARTÍCULO 1582. Si el testamento hubiere sido otorgado de pala-

bra, los testigos instruirán de él desde luego al jefe de la corporación, quien dará parte en el acto al Ministerio de la Guerra, y éste a la autoridad judicial competente, a fin de que proceda, teniendo en cuenta lo dispuesto en los artículos del 1571 al 1578. Por la remisión que efectúa este precepto, el testamento otorgado de palabra ante dos testigos quedará sin efecto si el testador no fallece en la acción de guerra de que se trate, o de su herida en el campo de batalla, o como consecuencia de su situación de prisionero de guerra, o en general, dentro de un mes de desaparecida la causa que lo motivó (a. 1571). En cuanto al testamento militar otorgado por escrito y firmado de puño y letra del testador, el código no dice en forma explícita que quede sin efecto por las mismas causas y dentro del mismo plazo; no obstante, una interpretación análoga del texto legal lleva a la misma conclusión: también el testamento militar escrito queda sin efecto al mes de desaparecida la causa que lo autorizó. C. G. M.

CAPITULO VII Del testamento marítimo ARTÍCULO 1583. Los que se encuentren en alta mar, a bordo de

navíos de la Marina Nacional, sea de guerra o mercante, pueden testar sujetándose a las prescripciones siguientes. El testamento marítimo es uno de los testamentos especiales, en razón del lugar en que se exicuentra el testador: en alta mar a bordo de navíos de la marina nacional. Las disposiciones que lo regulan son de aplicación federal, pues las naves deben ser las de la marina nacional. ¿Qué debe entenderse por "alta mar"? La conferencia de Ginebra sobre Derecho del mar, convocada por las Naciones Unidas y que se llevó al cabo en Ginebra, entre el 24 y el 27 de abril de 1958, en su Convenio sobre alta mar (aprobado el 27 de abril del mencionado año), define a la misma como "La parte no perteneciente al mar territorial ni a las aguas interiores de un Estado" (a. 1) El Diccionario de la real academia española entiende por alta mar a la parte del mar que está a bastante distancia de la costa. Dada la ratio legis que inspiró las [156]

TITULO TERCERO/CAR1TULO VII

ARTS. 1383, 1584, 1555 y 1585

disposiciones sobre este testamento especial, no debemos tomar la expresión "alta mar" en su sentido técnico, propio del derecho internacional, sino en su sentido vulgar; entenderemos así que un navío se encuentra en "alta mar", para los efectos del otorgamiento de un testamento marítimo, cuando se halla en situación de inabordabilidad inmediata; ello puede suceder por estar a relativa distancia de la costa o de un puerto, de manera que no se puede acceder a la embarcación o desembarcar de ella con la celeridad requerida por las circunstancias. C.G.M A R Ti CULO 1584. El testamento marítimo será escrito en presencia

de dos testigos y del Capitán del navío; y será leído, datado y firmado, como se ha dicho en los artículos del 1512 al 1519; pero en todo caso deberán firmar el Capitán y los dos testigos.

Este testamento sólo puede ser otorgado en forma escrita, mientras que otros testamentos especiales (el privado y el militar) pueden revestir la forma escrita o la oral. Las solemnidades exigidas por la ley son las del testamento público abierto, ya que se entiende que el capitán de la embarcación hace las veces de notario, en este caso. (Uribe, Luis F., Sucesiones en el derecho mexicano, México, Jus, 1962, p. 188; Rojina Villegas, Rafael, Compendio de Derecho civil. Bienes, derechos reales y sucesiones, vol. II, México, Porrúa, 1975, p. 407). C. G. M . ARTÍCULO 1585. Si el capitán hiciere su testamento, desempeñará

sus veces el que deba sucederle en el mando.

La legislación especial en la materia determina cuál es el funcionario inferior que debe suceder al capitán, en caso de muerte o imposibilidad del mismo. C,G, M. ARTICULO 1586. El testamento marítimo se hará por duplicado, y

se conservará entre los papeles más importantes de la embarcación y de él se hará mención en su Diario.

La razón de que este testamento se haga por duplicado, está dada por los aa. 1587 y 1588. Eventualmente deberá entregarse una copia al agente diplomático mexicano acreditado en el extranjero y otra a la autoridad marítima del territorio nacional. El testamento debe registrarse en el diario de la nave. C.G. M. [157]

LIBRO TERCERO

A1ITS. 1587, 1598. 1589 y 1599

ARTÍCULO 1587. Si el buque arribare a un puerto en que haya

Agente Diplomático, Cónsul o Vicecónsul mexicanos, el capitán depositará en su poder uno de los ejemplares del testamento, fechado y sellado, con una copia de la nota que debe constar en el Diario de la embarcación.

Estas formalidades constituyen elementos esenciales para la validez del testamento marítimo. Si en el puerto de arribo de la nave no hubiere agente diplomático, cónsul o visecónsul mexicanos, se procederá de acuerdo a lo previsto por el a. 1588. C.G. M. ARTÍCULO 1588. Arribando ésta a territorio mexicano, se entrega-

rá el otro ejemplar o ambos, si no se dejó alguno en otra parte, a la autoridad marítima del lugar, en la forma señalada en el artículo anterior.

Ver comentario al a. 1587. C. G. M. ARTÍCULO 1589. En cualesquiera de los casos mencionados en los

dos artículos precedentes, el capitán de la embarcación exigirá recibo de la entrega y lo citará por nota en el Diario.

El diario de bitácora de la nave contendrá los asientos, tanto del otorgamiento del testamento, como de su trayectoria administrativa posterior, Por ser el testamento un acto formal, la ausencia de las debidas constancias provocará la nulidad del testamento. (Ver comentario al a. 1491). C.G. M.

ARTICULO 1590. Los Agentes Diplomáticos, Cónsules o las auto-

ridades marítimas levantarán, luego que reciban los ejemplares referidos, una acta de la entrega, y la remitirán con los citados ejemplares, a la posible brevedad, al Ministerio de Relaciones Exteriores, el cual hará publicar en los periódicos la noticia de la muerte del testador, para que los interesados promuevan la apertura del testamento.

El acta levantada por los funcionarios diplomáticos o consulares, o por las [158]

TITULO TERCERO/CAPITULO VII

ARTS. 1590, 1591 y 1595

autoridades marítimas, forma parte del trámite administrativo del testamento, y de ninguna manera significa una apertura legal de la sucesión; ésta se promoverá por los interesados ante el juzgado que corresponda. Entendemos que las actuaciones a que se refiere este articulo no forman parte de las solemnidades del testamento. Su omisión, si bien daría lugar a responsabilidad de los funcionarios referidos, no implicaría la nulidad del testamento. C.G.M.

El testamento marítimo solamente producirá efectos legales falleciendo el testador en el mar, o dentro de un mes contado desde su desembarque en algún lugar donde conforme a la ley mexicana o a la extranjera, haya podido ratificar u otorgar de nuevo su última disposición.

ARTÍCULO 1591.

Es característico de los testamentos especiales, que sólo producen efectos si el testador fallece sin haber salido de la emergencia en que se hallaba, o dentro de un breve lapso a partir de la finalización de dicha emergencia (un mes, en este caso). El precepto sigue el principio de la territorialidad (locus regit actum ) en lo que respecta a las formalidades del testamento definitivo. C.G.M.

ARTÍCULO 1592. Si

el testador desembarca en un lugar donde no haya Agente Diplomático o Consular, y no se sabe si ha muerto, ni la fecha del fallecimiento, se procederá conforme a lo dispuesto en el Título XI del Libro Primero.

Este precepto considera el caso de que haya incertidumbre sobre la vida o muerte del testador que ha desembarcado en un puerto donde no hay agente diplomático o consular mexicano a quien el capitán entregue uno de los ejemplares del testamento. En esa hipótesis se considera que el testador debe ser declarado legalmente en estado de ausencia y se procederá a abrir la sucesión testamentaria, conforme a las disposiciones de este código aplicables a los ausentes e ignorados (título XI del libro primero). C.G. M. [1591

ARTS. 1393, 1594 y 1595

LIBRO TERCO

CAPITULO VIII Del testamento hecho en país extranjero ARTÍCULO 1593. Los

testamentos hechos en país extranjero, producirán efecto en el Distrito Federal cuando hayan sido formulados de acuerdo con las leyes del país en que se otorgaron.

Aunque el testamento hecho en pais extranjero está incluido entre los testamentos especiales (a. 1501), en realidad no lo es, por una doble razón: no se trata de un testamento otorgado en caso de urgencia (inminencia de muerte, catástrofe, peste, etc.), y no queda sin efecto, como los otros testamentos especiales, en un plazo corto que se cuenta a partir del momento en que cesó el estado especial que lo justificaba. En este tipo de testamento, el testador puede concurrir ante notario o cualquier funcionario que pueda válidamente autorizar el acto jurídico, o ante los secretarios de legación, cónsules o vicecónsules mexicanos; quienes autorizarán un testamento ordinario, a elección del testador. Este precepto consagra el principio de la territorialidad en materia testamentaria (locus regit actum), ya que el acto será válido si se ajusta a las leyes del país en que se otorga. (Uribe, Luis E., Sucesiones en el derecho mexicano, México, Jus, 1962, p. 189). C.G. M.

Los Secretarios de legación, los Cónsules y los Vicecónsules mexicanos podrán hacer las veces de Notarios o de Receptores de los testamentos de los nacionales en el extranjero en los casos en que las disposiciones testamentarias deban tener su ejecución en el Distrito Federal.

ARTÍCULO 1594.

Ver comentarios a los aa. 13 y 15. C.G.M. ARTÍCULO 1595. Los

funcionarios mencionados remitirán copia autorizada de los testamentos que ante ellos se hubieren otorgado, al Ministerio de Relaciones Exteriores para los efectos prevenidos en el artículo 1590.

Ver comentarios al a. 1596. C.G.M.

[16 0 ]

TITULO TERCERO/CAPITULO VIII. TITULO CUARTO/CAPITULO I ARTS. 1596, 1597, 1599 y 1599

Si el testamento fuere ológrafo, el funcionario que intervenga en su depósito lo remitirá por conducto de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en el término de diez días, al encargado del Archivo General de Notarias.

ARTÍCULO 1596.

El documento en que conste el testamento seguirá la vía jerárquica correspondiente (del funcionario diplomático que lo hubiere autorizado) a la SRE, quien lo remitirá al archivo general de notarías. (Ver comentario al a. 1590). C.G.M.

Si el testamento fuere confiado a la guarda del Secretario de Legación, Cónsul o Vicecónsul, hará mención de esa circunstancia y dará recibo de la entrega.

ARTÍCULO 1597.

Este supuesto puede darse en el caso de testamento público cerrado, que el testador está facultado a dar en guarda a persona de su confianza. (Ver comentario al a. 1537). C.G.M.

El papel en que se extienda n los testamentos otorgados ante los Agentes Diplomáticos o Consulares, llevará el sello de la Legación o Consulado respectivo.

ARTÍCULO 1598.

Este precepto contiene una obligación paralela a la del a. 1526 que se refiere al testamento público cerrado, respecto del cual ordena que en ese caso, el notario que da fe del otorgamiento deberá poner su sello en el sobre que contiene el testamento público cerrado. Cuando se trata del testamento hecho en país extranjero, el funcionario diplomático o consular que da fe del otorgamiento de cualquier testamento, debe sellar cada hoja del papel que lo contiene, si es abierto o la cubierta del sobre que lo encierra si es cerrado con el fin de asegurar la autenticidad del testamento.

C.G.M.

TITULO CUARTO De la sucesión legítima CAPITULO I Disposiciones generales ARTÍCULO 1599. La

herencia legítima se abre: [1611

TITULO CUARTO De la sucesión legítima

TITULO TERCERO/CAPITULO VIII. TITULO CUARTO/CAPITULO I ARTS. 1596, 1597, 1599 y 1599

Si el testamento fuere ológrafo, el funcionario que intervenga en su depósito lo remitirá por conducto de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en el término de diez días, al encargado del Archivo General de Notarias.

ARTÍCULO 1596.

El documento en que conste el testamento seguirá la vía jerárquica correspondiente (del funcionario diplomático que lo hubiere autorizado) a la SRE, quien lo remitirá al archivo general de notarías. (Ver comentario al a. 1590). C.G.M.

Si el testamento fuere confiado a la guarda del Secretario de Legación, Cónsul o Vicecónsul, hará mención de esa circunstancia y dará recibo de la entrega.

ARTÍCULO 1597.

Este supuesto puede darse en el caso de testamento público cerrado, que el testador está facultado a dar en guarda a persona de su confianza. (Ver comentario al a. 1537). C.G.M.

El papel en que se extienda n los testamentos otorgados ante los Agentes Diplomáticos o Consulares, llevará el sello de la Legación o Consulado respectivo.

ARTÍCULO 1598.

Este precepto contiene una obligación paralela a la del a. 1526 que se refiere al testamento público cerrado, respecto del cual ordena que en ese caso, el notario que da fe del otorgamiento deberá poner su sello en el sobre que contiene el testamento público cerrado. Cuando se trata del testamento hecho en país extranjero, el funcionario diplomático o consular que da fe del otorgamiento de cualquier testamento, debe sellar cada hoja del papel que lo contiene, si es abierto o la cubierta del sobre que lo encierra si es cerrado con el fin de asegurar la autenticidad del testamento.

C.G.M.

TITULO CUARTO De la sucesión legítima CAPITULO I Disposiciones generales ARTÍCULO 1599. La

herencia legítima se abre: [1611

ART. 1599

LIBRO TERCERO

1.—Cuando no hay testamento, o el que se otorgó es nulo o perdió su validez; 11.—Cuando el testador no dispuso de todos sus bienes; 111.—Cuando no se cumpla la condición impuesta al heredero; 1V.—Cuando el heredero muere antes del testador, repudia la herencia o es incapaz de heredar, si no se ha nombrado substituto. La sucesión es legítima, intestada o ab intestado cuando no existe testamento, ya sea porque el de cujus no lo otorgó, porque el mismo perdió validez, porque la disposición de última voluntad no abarcaba todos los bienes del causante, o bien porque la institución de heredero resulta ineficaz, por cualesquiera de las causas que enuncian las frs. III y IV de es-te artículo. En el sistema del CC, la ley cumple una función supletoria de la voluntad del causante: si falta la voluntad del difunto, se procede en la forma que la legislación establece. Históricamente, la sucesión legítima o intestada parece haber surgido antes que la testamentaria, habiéndose desprendido de la antigua comunidad familiar. Para explicar su fundamento, se han formulado diversas teorías: la escuela de derecho natural, la hace basar en el orden de la sangre (Lebrun), en el orden divino (Domat) o bien en el orden natural (Laurent), puesto que Dios ha hecho nacer al hombre en el seno de una familia; según la doctrina biológica, la herencia tiene la misma causa que el fenómeno de la reproducción del individuo: los descendientes son desmembramientos sucesivos de un ser. Esta teoría no explica la sucesión de los ascendientes y de los colaterales; Grocio, Pufendorf y Stuart Mili, entre otros, la fundamentan en la voluntad presunta del causante, esta teoría es acorde al derecho romano de las novelas y a muchas legislaciones modernas; para la teoría de la copropiedad familiar, el heredero funda su derecho, en que ocupa un lugar en la familia; para Antonio de lbarrola, la sucesión intestada es necesaria para continuar la vida económica y jurídica del difunto, que no puede cesar bruscamente, ya que el individuo no vive sólo para sí, sino también para sus semejantes. La sucesión legítima se explica asimismo por los deberes del sujeto para con la sociedad en general y para con sus parientes más próximos, en particular. El supuesto esencial del derecho hereditario: la muerte del autor de la herencia, es el fundamento común de la sucesión testada y de la intestada. Las cuatro causas de apertura de sucesión intestada a que se refiere este precepto, pueden desarrollarse de la siguiente forma: Inexistencia de testamento en los supuestos normales porque no se otorgó; en los casos extraordinarios porque desapareció (p. e., se perdió el testamento público cerrado o el ológrafo y su duplicado, se extravió el documento donde consta el testamento militar, naufragó la embarcación donde estaba el testamento marítimo). Inexistencia o [162]

TITULO CUARTO/CAPITULO 1

ARTS. 1599, 1900, 1501 y 1902

nulidad del testamento. Pérdida de validez o eficacia del testamento, como en los casos de caducidad o revocación. Falta de institución de heredero en el testamento (p. e., el testador se limita a dejar un legado o a establecer la forma de dividir los bienes entre sus herederos legítimos). Disposición parcial de los bienes del testador. No cumplimiento de la condición impuesta al heredero. Premoriencia del heredero Incapacidad del heredero. Repudio de la herencia por el instituido. En consecuencia, las condiciones requeridas para suceder en forma legítima o intestada son: existencia de uno (o más de uno, en su caso), de los parientes a quien el código da derecho a heredar, en el momento de la muerte del causante; que el heredero sea capaz de heredar; que acepte la herencia. (lbarrola. Antonio de. Co.saN v sucesione, México, Porrúa, 1964, pp. 699-703). C.G.M.

Cuando siendo válido el testamento no deba subsistir la institución de heredero, subsistirán, sin embargo, las demás disposiciones hechas en él, y la sucesión legítima sólo comprenderá los bienes que debían corresponder al heredero instituido.

ARTÍCULO 1600.

Este artículo concuerda con el a, 1378, según el cual será válido el testamento aunque no contenga institución de heredero, o aunque el heredero no acepte la herencia o sea incapaz de heredar. Entre las disposiciones testamentarias ajenas a la institución de heredero y que quedarían vigentes si aquélla no subsistiera, pueden mencionarse el reconocimiento de hijos, el nombramiento de tutor testamentario, el establecimiento de la forma de administración de la tutela, etc. (Véanse los aa. 1336 a 1338). C.G.M.

Si el testador dispone legalmente sólo de una parte de sus bienes el resto de ellos forma la sucesión legítima.

ARTÍCULO 1601.

Este artículo sienta el mismo principio que el a. 1283 y concuerda con la fr. II del a. 1599. C.a M.

Tienen derecho a heredar por sucesión legítima: l.—Los descendientes, cónyuges, ascendientes, parientes colaterales dentro del cuarto grado y la concubina o el

ARTICULO 1602.

[163]

ARTS. 1402, 1403, 1604 y 1105

LIBRO TERCERO

concubinario, si se satisfacen en este caso los requisitos señalados por el artículo 1635. 11.—A falta de los anteriores, la beneficencia pública. Este precepto acoge el sistema de sucesión legítima llamado "de la parentela", que tiene como antecedentes al código austriaco de 1811, al alemán.de 1900 y al suizo' de 1907. La parentela está constituida por un grupo especial de parientes, considerado por la ley para acceder a la herencia. (lbarrola, Antonio, Cosas y sucesiones, México, Porrúa, 1964, pp. 703-704). Además de los parientes en sentido estricto, el código da derecho a heredar al cónyuge , a los concubinos ya la beneficencia pública. C.G. M. ARTÍCULO 1603. El parentesco de afinidad no da derecho de

heredar.

La sucesión legítima tiene su origen en el parentesco consanguíneo, en el matrimonio, en la adopción y en el concubinato. Sólo cuando faltan esos supuestos, heredará la beneficencia pública. Los efectos del parentesco por afinidad se limitan a crear un impedimento para el matrimonio en la línea recta sin limitación de grado. C.G. M. ARTÍCULO 1604. Los parientes más próximos excluyen a los más

remotos, salvo lo dispuesto en los artículos 1609, y 1632.

Es éste un principio fundamental en materia de sucesión legítima. La ley ésonsagra tres formas de heredar: por cabezas, por líneas y por estirpes. La herencia es por cabezas cuando el heredero recibe los bienes en nombre propio (no es llamado a la herencia en sustitución de otro); la herencia por cabezas tiene lugar respecto de los hijos, de los padres o de los colaterales. La sucesión es por estirpes, cuando los herederos concurren por disposición de la ley en sustitución de otro. La herencia por líneas es la de los ascendientes de segundo o ulterior grado (abuelos, bisabuelos, etc.) esta herencia se divide en dos partes: paterna y materna. (De lbarrola, Antonio, Cosas y sucesiones, México, Porrúa, 1957, p. 487). C.G. M. ARTÍCULO 1605. Los parientes que se hallaren ene! mismo grado,

heredarán por partes iguales.

Ver comentario al a. 296. C.G. M. [164]

TITULO CUARTO/ CAPITULOS 1 Y 11

ARTS. MOS, 1407 y 16001

Las líneas y grados de parentesco se arreglarán por las disposiciones contenidas en el Capítulo I, Título VI, Libro Primero.

ARTÍCULO 1606.

Ver comentarios a los aa. 292 a 300. C.G. M.

CAPITULO II De la sucesión de los descendientes

Si a la muerte de los padres quedaren sólo hijos, la herencia se dividirá entre todos por partes iguales.

ARTÍCULO 1607.

Los hijos son los llamados en primer lugar a la herencia legítima. El CC actual no hace ninguna distinción entre hijos procreados dentro del matrimonio o fuera de él. Históricamente no siempre fue así: tanto el CC de 1870 como el de 1884 distinguían entre los hijos legítimos, los naturales y los legitimados, acordándoles diferentes derechos en el haber sucesorio. En la legislación actual, los hijos, de cualquier clase que sean, concurren a la herencia del padre o de la madre, en partes iguales. La filiación se prueba de acuerdo con los principios generales en esta materia: para los hijos habidos de matrimonio, con las actas de nacimiento y la de matrimonio de sus padres; para los hijos fuera de matrimonio, con relación a la madre, la filiación se establece con el solo hecho del nacimiento, con respecto al padre, depende del acto voluntario del reconocimiento, o bien de sentencia judicial que declare la paternidad. C.G.M.

ARTÍCULO 1608. Cuando concurran descendientes con el cónyuge que sobreviva, a éste le corresponderá la porción de un hijo, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 1624.

Aquí hay un trasunto del régimen agnaticio familiar del derecho romano, (cuando la mujer hereda del marido) en el cual la mujer se hallaba dentro de la familia, en la situación de una hija (locofiliae) respecto delpater, único titular de la patria potestad. Hoy en día ambos, marido y mujer, comparten el ejercicio de la patria potestad y los derechos y obligaciones que ello implica; es decir, la responsabilidad del hogar y de la familia. [165]

LIBRO TERCERO

ARTS. ISOS, 1809 y 1110

Recordemos por otra parte que el código no hace distinción entre los hijos habidos dentro de matrimonio y los procreados fuera de él. Con todos debe compartir por partes iguales la herencia de su consorte. C.G. M.

Si quedaren hijos y descendientes de ulterior grado, los primeros heredarán por cabeza y los segundos por estirpes. Lo mismo se observará tratándose de descendientes de hijos premuertos, incapaces de heredar o que hubieren renunciado la herencia.

ARTÍCULO 1609.

Este precepto consagra el llamado derecho de representación (sustitución), que constituye una excepción a la regla establecida en el a. 1604, según la cual los parientes más próximos excluyen a los más remotos. La herencia por estirpes acontece cuando un descendiente ocupa el lugar de su ascendiente premuerto, o que haya repudiado la herencia o se haya vuelto incapaz de heredar. La representación (sustitución) tiene lugar en la línea recta descendente, sin limitación alguna; en la línea colateral sólo se admite en favor de los hijos de los hermanos; no existe en la línea recta ascendente. La doctrina moderna —en México, en especial Rojina Villegas— sostiene que es errónea la denominación de "derecho de representación", porque la representación solamente operaría cuando el descendiente ocupa el lugar de un ascendiente que le hubiere trasmitido su derecho. No puede decirse que exista representación cuando el ascendiente ha muerto, ha repudiado la herencia o es incapaz de heredar, porque en estos casos el ascendiente no tiene derechos que transmitir. La representación supone la existencia de un representante y un representado. La doctrina actual prefiere hablar de "derecho de substitución": el testador puede prever el caso de que su heredero muera antes que él, de incapacidad del mismo o de repudiación de la herencia, podría asimismo aplicarse esta institución, propia del derecho testamentario, a la sucesión legítima; así, ante determinados supuestos jurídicos, procederá la substitución legal del ascendiente, en la persona de su descendiente. (Araujo Valdivia, Luis, Derecho de las casas y de las sucesiones. Puebla, Cajica, 1972, pp. 623-624). C.G. M.

Si sólo quedaren descendientes de ulterior grado, la herencia se dividirá por estirpes, y si en algunas de éstas hubiere varios herederos, la porción que a ella corresponda se dividirá por partes iguales.

ARTÍCULO 1610.

La herencia por estirpe tiene lugar, en primer término, respecto de descendien[166]

TITULO CUARTO/CAPITULO II

ARTS. 1610, 1111, 1612 y 1113

tes (a. 1609) y en segundo lugar, cuando concurran uno o más descendientes del mismo grado con hijos de un descendiente premuerto del mismo grado, o que sea incapaz de heredar, o bien que no acepte la herencia. La estirpe heredará la parte que le hubiese correspondido a la persona a quien está substituyendo; esa porción se dividirá en tantas partes iguales como personas integren la estirpe. C.G. M.

1611. Concurriendo hijos con ascendientes, éstos sólo tendrán derecho a alimentos, que en ningún caso pueden exceder de la porción de uno de los hijos.

ARTÍCULO

En supuestos previstos en este artículo, los hijos excluyen a los ascendientes; pero estos últimos tendrán derecho a alimentos. Es un caso de concurrencia del llamado a heredar y del acreedor alimentario. El precepto se aplica, tanto a los ascendientes consanguíneos como a los adoptantes. C.G.M.

El adoptado hereda como un hijo; pero. no hay derecho de sucesión entre el adoptado y los parientes del adoptante.

ARTÍCULO 1612.

Nuestro CC, en materia de adopción, sigue el sistema llamado de "adopción simple" que sólo crea vínculos entre el adoptante y el adoptado, con exclusión de los parientes. Se trata de un status filii y no de un status familiae. En consecuencia, el adoptado sólo hereda a su adoptante. (No ocurre lo mismo en las legislaciones de los estados de Quintana Roo e Hidalgo, que siguen el sistema llamado de "adopción plena"). C.G. M.

ARTÍ CU LO 1613. Concurriendo

padres adoptantes y descendientes del adoptado, los primeros sólo tendrán derecho a alimentos.

El legislador trata de asimilar la adopción a la paternidad biológica. Por lo tanto, el padre y la madre adoptantes, cuando concurren con descendientes del adoptado, tendrán derecho a alimentos, de la misma forma que lo prevé el a. 1611 para los padres consanguíneos. Pero los ascendientes de los padres adoptantes no tienen derecho a alimentos, pues la adopción sólo crea vínculos entre adoptantes y adoptado, y no entre adoptado y ulteriores ascendientes de los padres adoptantes. (Ver comentario al a. 402). C.G.M. [167]

ARTS. 1814, 1815, 1816 y 11157



LIBRO TERCERO

Si el intestado no fuere absoluto, se deducirá del total de la herencia la parte de que legalmente haya dispuesto el testador, y el resto se dividirá de la manera que disponen los artículos que preceden.

ARTÍCULO 1614.

Ver comentarios a los aa. 1283 y 1601. C.G.M.

CAPITULO III De la sucesión de los ascendientes ARTÍCULO 1615. A falta de descendientes y de cónyuge, sucederán el padre y la madre por partes iguales. Los ascendientes tienen derecho a heredar, siempre que no existan descendientes. Si ambos padres viven, la herencia se divide en dos partes iguales; una corresponde al padre y otra a la madre. Si sólo sobrevive uno de los padres, a el corresponderá todo el haber hereditario. Los padres excluyen a los abuelos y a otros ascendientes de ulterior grado, por cualquiera de las dos líneas. C.G. M.

sólo hubiere padre o madre, el que viva sucederá al hijo en toda la herencia.

ARTÍCULO 1616. Si

No existe, en relación con los ascendientes, el llamado derecho de representación ("derecho de substitución", según la doctrina moderna). Ver comentario al a. 1615.

C.G.M.

Si sólo hubiere ascendientes de ulterior grado por una línea, se dividirá la herencia por partes iguales.

ARTÍCULO 1617.

En la sucesión de los ascendientes, a partir del segundo grado —esto es, en caso de que falten el padre y la madre— la herencia se divide por líneas. Las líneas se denominan respectivamente, paterna y materna, según se refiera a los ascendientes del padre o de la madre. Este artículo es obscuro en su redacción y plantea el siguiente problema de interpretación: si sobreviven ascendientes de la misma línea pero de diferentes grados (p. e., abuelos y bisabuelos) ¿se divide la herencia en partes iguales entre todos ellos, concurriendo por cabeza, tanto los de segundo como los de tercer o sucesivos grados? O bien: ¿se aplica el principio general consagrado en el a. 1604 de las "Disposiciones generales", conforme al

[1681

TITULO CUARTO/CAPITULO Ill

ARTS. 1617, 1618 y 1819

cual los parientes más próximos excluyen a los más remotos? La doctrina nacional se inclina por esta última solución, basándose en el principio general citado. En consecuencia, si sobreviviesen abuelos y bisabuelos, heredarían los abuelos, con exclusión de los bisabuelos, De sobrevivir ambos abuelos (siempre de una sola línea), el caudal relicto se dividirá por partes iguales entre ambos. C.G.M. ARTÍCULO 1618. Si hubiere ascendientes por ambas líneas, se

dividirá la herencia en dos partes iguales, y se aplicará una a los ascendientes de la línea paterna y otra a los de la materna. En este artículo el CC aplica el principio conforme al cual los parientes más próximos excluyen a los más lejanos, pero sólo cuando sean de la misma línea. En nuestro código la herencia se divide en dos partes y se adjudica una parte a cada línea; independientemente del grado de parentesco que tengan con el de cujus los parientes de cada una de las líneas, paterna o materna (p.c., si sobreviven los abuelos paternos y bisabuelos maternos, heredarán por mitad tanto los abuelos paternos como los bisabuelos maternos). C.G.M.

ARTÍCULO 1619. Los miembros de cada línea dividirán entre sí

por partes iguales la porción que les corresponda.

En el sistema del Ce español, dentro de cada línea, los ascendientes más próximos en grado excluyen a los más alejados, y heredan por cabeza los que sean del mismo grado. Nuestro CC no lo expresa claramente. La doctrina nacional, en su mayoría, admite que la interpretación de este precepto debe ser igual a la que surge del CC español, y que los parientes más próximos en grado son los únicos llamados a heredar. Debemos atenernos al principio consagrado en el a. 1604, que se encuentra ubicado dentro de las disposiciones generales de la sucesión legítima. También debe aplicarse el a. 1605, según el cual los parientes que se hallaren en el mismo grado heredarán por partes iguales. En consecuencia, si sobreviven al causante abuelos y bisabuelos dentro de una misma línea, los primeros excluyen de la herencia a los segundos (ver: lbarrola, Antonio de, Cosas .v sucesiones, México, Porrúa, 1964, p. 729; Rojina Villegas, Rafael, Compendio de derecho civil; Bienes, derechos reales y sucesiones, México. Porrúa, 1975, pp. 430-434; Uribe, Luis F. Sucesiones en el Derecho mexicano, México, Jus, 1962, pp. 289-295). Transcribimos el a. 957 del CC Español: "Art. 957. Si hubiere ascendientes de igual grado pertenecientes a la misma línea, dividirán la herencia por cabezas, si fueren de lineas diferentes pero de igual grado, la mitad corresponderá a los [169]

LIBRO TERCERO

ARTS. 1616, 1620, 1621 y 1629

ascendientes paternos y la otra mitad a los maternos. En cada línea, la división se hará por cabezas". C.G.M.

Concurriendo los adoptantes con ascendientes del adoptado, la herencia de éste se dividirá por partes iguales entre los adoptantes y los ascendientes.

ARTÍCULO 1620.

En el sistema denominado de "adopción simple", seguido por el CC, para el DF, la adopción no implica una ruptura de los lazos del hijo adoptivo con su familia de origen. Por eso, los padres biológicos (y otros ascendientes) concurren a la herencia del adoptado, con los padres adoptantes. (Ver comentario al a. 403). C.G.M.

Si concurre el cónyuge del adoptado con los adoptantes, las dos terceras partes de la herencia corresponden al cónyuge y la otra tercera parte a los qué hicieren la adopción.

ARTÍCULO 1621.

De acuerdo con este artículo, los adoptantes participan en la herencia en menor proporción que los ascendientes biológicos, cuando hay cónyuge sobreviviente, puesto que cuando concurren el cónyuge y los ascendientes consanguíneos, la masa hereditaria se divide por partes iguales (a. 1626), mientras que, de acuerdo con la disposición en comentario, el cónyuge del adoptado resulta favorecido frente a los adoptantes. C.G.M.

ARTÍCULO 1622. Los

ascendientes, aun cuando sean ilegítimos, tienen derecho de heredar a sus descendientes reconocidos.

Así como los hijos heredan por igual, sean habidos de matrimonio o procreados fuera de éste, los padres y ulteriores ascendientes tienen derecho a heredar aunque el autor fuere hijo extramatrimonial, siempre que hubiere sido reconocido. Debe entenderse que se trata de reconocimiento voluntario: en caso de que el juez hubiere declarado la paternidad o maternidad luego de un juicio contradictorio, el padre o la madre a quienes se hubiese atribuido un hijo por sentencia ejecutoriada, no tendrá derecho a la herencia de su hijo, por aplicación extensiva de las causas de incapacidad para heredar establecidas en las frs. VII, VIII y IX [170]

TITULO CUARTO/CAPITULOS III y IV

ARTS, 1622, 1623 y 1024

del a. 1316 del CC que autorizan la aplicación literal del precepto en comentario, el cual se refiere a los descendientes que hubieren sido reconocidos. C.G.M.

Si el reconocimiento se hace después de que el descendiente haya adquirido bienes cuya cuantía, teniendo en cuenta las circunstancias personales del que reconoce, haga suponer fundadamente que motivó el reconocimiento, ni el que reconoce, ni sus descendientes tienen derecho a la herencia del reconocido. El que reconoce tiene derecho a alimentos, en el caso de que el reconocimiento lo haya hecho cuando el reconocido tuvo también derecho a percibir alimentos.

ARTÍCULO 1623.

Resulta claro el fundamento moral de este precepto, puesto que la ley castiga negándole et derecho a la herencia, al padre o madre que reconocen a su hijo por interés material cuando éste vino a mejor fortuna. Un progenitor que procediese de tal manera, se volvería indigno de heredar. Asimismo, como el derecho alimentario supone necesariamente la reciprocidad, no podría reclamar ese derecho aquel de los progenitores que hubiera eludido su deber alimentario cuando el hijo lo necesitaba. (Ver comentarios a los aa. 301 a 323). C.G.M.

CAPITULO IV De la sucesión del cónyuge El cónyuge que sobrevive, concurriendo con descendientes, tendrá el derecho de un hijo, si carece de bienes o los que tiene al morir el autor de la sucesión, no igualan a la porción que a cada hijo debe corresponder. Lo mismo se observará si concurre con hijos adoptivos del auto' de la herencia.

ARTÍCULO 1624.

El código asimila al cónyuge sobreviviente con los parientes en grado más próximo; ascendientes, descendientes y hermanos. Si concurre con descendientes tienen el mismo derecho que un hijo siempre y cuando carezca de bienes, o los que tenga al morir el autor de la sucesión, no igualen la porción de cada hijo. Se trata de evitar que el cónyuge supérstite resulte más favorecido que los hijos, en especial cuando el sobreviviente ha recibido su parte de la sociedad conyugal, si por ese régimen se casó. [171]

ARTS. 1114, 1225. 1525 y 1527

LIBRO TERCERO

Los hijos adoptivos tienen frente al cónyuge supérstite, los mismos derechos sucesorios que los hijos consanguíneos (a. 395 en relación con el a. 1608 del 1608 del CC). 1.B.S. ARTÍCULO 1625. En el primer caso del artículo anterior, el cónyu-

ge recibirá íntegra la porción señalada; en el segundo, sólo tendrá derecho de recibir lo que baste para igualar sus bienes con la porción mencionada.

En el momerdo de la partición de la herencia, se coloca al cónyuge supérstite en una condición semejante a la del hijo con respecto a la totalidad del patrimonio que por derecho propio o por herencia tengan cada uno. Si el supérstite no tiene bienes heredará igual que un hijo, si los tiene, sólo tendrá derecho a recibir lo que baste para igualar la porción del hijo pero, si con sus bienes iguala o sobrepasa esa porción, no heredará nada. (Véase el comentario al artículo anterior). I.B.S. ARTÍCULO 1626. Si el cónyuge que sobrevive concurre con ascen-

dientes, la herencia se dividirá en dos partes iguales, de las cuales una se aplicará al cónyuge y la otra a los ascendientes.

Si el cónyuge supérstite concurre con ascendientes se le aplica la mitad de los bienes, y la otra mitad corresponde a los ascendientes; no sólo al padre y a la madre, en los términos de los aa. 1615 al 1623. Cuando el cónyuge se presenta con padres adoptivos del de cujus las porciones son distintas: al cónyuge supérstite corresponden las dos terceras partes de la herencia y una tercera parte al padre o la madre o a ambos. (a. 1621 del CC). I. B. S.

ARTÍCULO 1627. Concurriendo el cónyuge con uno o más hermanos del autor de la sucesión, tendrá dos tercios de la herencia, y el tercio restante se aplicará al hermano o se dividirá por partes iguales entre los hermanos. Al supérstite que concurre con hermanos del autor de la sucesión le corresponden las dos terceras partes de la herencia. El resto se divide entre los hermanos en los términos de los aa. 1630 y 1631. [172]

TITULO CIJARTO(CAPITULOS IV y V

ARTS. 1027, 1628, 1029, 1130 y 1031

Los otros colaterales no comparten la herencia con el cónyuge (a. 1629 del CC), en este caso no existe para los sobrinos derecho a la herencia, en representación del padre por muerte, incapacidad o por haber renunciado a la herencia. I.B.S.

ARTÍCULO 1628. El cónyuge recibirá las porciones que le corres-

pondan conforme a los dos artículos anteriores, aunque tenga bienes propios. La regla establecida en los aa. 1625 y 1626 para la sucesión de los descendientes no se aplica al cónyuge que concurre con ascendientes o con hermanos del autor de la sucesión: recibe la porción que le corresponda conforme a los aa. 1626 y 1627 del CC aun cuando tenga bienes propios. I.B. S.

ARTÍCULO 1629. A falta de descendientes, ascendientes y herma-

nos, el cónyuge sucederá en todos los bienes, Si no existen descendientes, ascendientes, padres adoptivos ni hermanos, el cónyuge heredará todos los bienes. Los parientes colaterales del autor de la sucesión; no concurren con el cónyuge supérstite. I. B.S.

CAPITULO V De la sucesión de los colaterales ARTÍCULO 1630. Si sólo hay hermanos por ambas lineas, sucede-

rán por partes iguales. Los parientes colaterales tienen derecho a heredar en la sucesión legítima, hasta el cuarto grado. Heredan en primer lugar los hermanos del de cujus, que son los parientes más próximos en grado; éstos podrían concurrir con los sobrinos del la sucesión en el caso del a. 1633 del CC. I.B.S.

ARTÍCULO 1631. Si concurren hermanos con medios hermanos,

aquéllos heredarán doble porción que éstos. Existe un principio aplicable a la sucesión de los colaterales, si los hermanos son de ambas líneas (del mismo padre y de la misma madre) heredan por partes [173]

ARTS. 1131. 1122 y 1133

LIBRO TERCERO

iguales, (a. 1630), si son sólo de padre o sólo de madre, heredan la mitad de la porción que correspondería a los hermanos de ambas líneas. (Ver comentario al a. 1632 del CC).

Si concurren hermanos con sobrinos, hijos de hermanos o de medios hermanos premuertos, que sean incapaces de heredar o que hayan renunciado la herencia, los primeros heredarán por cabeza y los segundos por estirpes, teniendo en cuenta lo dispuesto en el artículo anterior.

ARTÍCULO 1632.

Entre los colaterales los primeros que heredan son los hermanos; heredan por cabeza y partes iguales, pero si uno de ellos murió, renunció a la herencia o fue incapaz de heredar, transmite a sus hijos los derechas sucesorios que le corresponden. Estos heredan no por derecho propio sino en representación de su padre o de su madre, se reparten entre ellos la porción que correspondía al padre o a la madre. El principio "los parientes más próximos en grado excluyen a los más remotos", ss dominante en la sucesión legítima; sin embargo, a veces el pariente de grado más remoto concurre en la sucesión con otros más próximos, por aplicación del principio de la representación, en virtud del cual, parientes de grado más remoto ocupan el lugar de su ascendiente de igual modo que si éste viviera para heredar, en cuanto esto ocurre, los herederos lo son no por derecho propio, sino en representación de su ascendiente. Los hermanos heredan por cabeza por derecho propio y los sobrinos en representación de su padre o de su madre. La porción que correspondía a éste se dividirá entre aquellos de sus hijos que le sobrevivan (véanse los aa. 1320, 1338 y 1384 del CC).

A falta de hermanos, sucederán sus hijos, dividiéndose la herencia por estirpes, y la porción de cada estirpe por cabezas.

ARTÍCULO 1633.

Si al momento de morir el autor de la sucesión, los hermanos han fallecido, renunciado a la herencia o son incapaces para heredar, pero tuvieron o tienen hijos, éstos heredarán por estirpes en representación de su padre. La descendencia de cada hermano se repartirá por partes iguales, así como la porción hereditaria que le correspondía a su padre. Por ejemplo, si de dos hermanos que no heredan, uno tiene o tuvo dos hijos y el otro tres, el 50% se divide en un caso entre dos y en el otro entre tres. [174]

TITULO CUARTO/CAPITULOS V y VI

ARTS. 1833, 1624 y 183$

Las porciones de los sobrinos son distintas porque no heredan por cabeza, por derecho propio, sino por estirpe en representación de su padre (véase el a. 1320 del CC). I.B.S.

ARTÍCU LO 1634. A falta de los llamados en los artículos anterio-

res, sucederán los parientes más próximos dentro del cuarto grado, sin distinción de línea, ni consideración al doble vínculo, y heredarán por partes iguales. Al aplicar las disposiciones anteriores se tendrá en cuenta lo que ordena el Capítulo siguiente. El derecho a heredar por sucesión legítima se extiende hasta el cuarto grado; a falta de hermanos y de sobrinos heredan los parientes más próximos, en este caso, ya no se distingue la línea o el doble vínculo, heredan siguiendo los principios generales; los parientes de igual grado heredan por partes iguales y los parientes de grado más próximo excluyen a los más lejanos (aa. 1604 y 1605 del CC). I.B.S.

CAPITULO VI De la sucesión de los concubinos ARTÍCULO 1635. La concubina y el concubinario tienen derecho a

heredarse recíprocamente, aplicándose las disposiciones relativas a la sucesión del cónyuge, siempre que hayan vivido juntos como si fueran cónyuges durante los cinco años que precedieron inmediatamente a su muerte o cuando hayan tenido hijos en común, siempre que ambos hayan permanecido libres de matrimonio durante el concubinato. Si al morir el autor de la herencia le sobreviven varias concubinas o concubinarios en las condiciones mencionadas al principio de este artículo, ninguno de ellos heredará. A partir de las reformas al CC en vigor desde 1984, se extendió el derechoni. heredar por sucesión legítima al concubinario, y se igualaron los derechos de

ambos concubinos con los reconocidos para los cónyuges sobrevivientes (aa. 1624 a 1629 del CC). [175]

ARTS. 135. 1130 y 1637

LIBRO TERCERO

El concubinato es una situación de hecho no reglamentada por el derecho, pero a la que se le reconocen en este caso ciertos efectos sucesorios. Para que exista concubinato se requiere que la pareja haya vivido unida como si fueran marido y mujer, durante los cinco años que precedieron a la muerte del autor de la sucesión, o que hayan procreado hijos, siempre que ambos hayan permanecido libres de matrimonio durante el concubinato. Debe tratarse además de la unión de un solo hombre con una sola mujer. Sin estos requisitos la convivencia de hecho entre varón y mujer no es concubinato y no surge el derecho a heredar por sucesión legítima. (Ver comentarios a los aa. 1624 a 1629). 1.G.G,

CAPITULO VII De la sucesión de la Beneficencia Pública ARTÍCULO 1636. A falta de todos los herederos llamados en los

capítulos anteriores, sucedet á la Beneficencia Pública. Nuestro sistema político-económico reconoce y protege la propiedad privada. Los bienes pertenecen a una persona física o moral y al fallecer aquélla o extiguirse ésta, se transmiten, desde el momento de la muerte o disolución de la persona moral a otra persona física o moral. Con ello se logra una continuidad patrimonial que permita una estabilidad en el crédito, firmeza en la contratación y regularidad de las relaciones patrimoniales. El heredero es un continuador del patrimonio tanto en sus elementos activos como pasivos. Cuando se trata de la sucesión por causa de muerte de una persona física, los herederos testamentarios o los legítimos adquieren !os bienes del testador. Puede ocurrir que no haya testamento o que éste sea nulo, o que por cualquier otra circunstancia no haya herederos testamentarios (p.c., que sean incapaces de heredar o que hayan premuerto) entonces se abre la sucesión legítima (a. 1599 CC). Si tampoco hay persona que herede por sucesión legítima, el' Estado recibe ese patrimonio como heredero instituido por la ley a través de una persona moral reconocida por la misma ley, la beneficencia pública (asistencia pública) que depende administrativamente de la Secretaría de Salud (a. 39 de la LOAPF).

ARTÍCULO 1637. Cuando sea heredera la Beneficencia Pública y

entre lo que corresponda existan bienes raíces que no pueda adquirir conforme al artículo 27 de la Constitución, se venderán los bienes en pública subasta, antes de hacerse la adjudicación, aplicándose a la Beneficencia Pública el precio que se obtuviere. [176]

TITULO CUARTO/CAPITULO VIL TITULO QUINTO/CAPITULO 1

ARTS. 1837 y 1838

El a. 27 constitucional prohibe a las instituciones, tanto públicas como privadas, adquirir bienes raíces si no son los indispensables para realizar su objeto inmediato o cuando estén directamente destinados a él. Para cumplir con el mandato constitucional, en el caso de que la beneficencia pública (asistenCia pública) herede bienes no relacionados con su objeto, deberán rematarse, y su precio se aplicará a esa dependencia de asistencia pública. I.B.S.

TITULO QUINTO Disposiciones comunes a las sucesiones testamentarias y legítimas CAPITULO I De las precauciones que deben adoptarse cuando la viuda quede encinta ARTÍCULO 1638. Cuando

a la muerte del marido la viuda crea haber quedado encinta, lo pondrá en conocimiento del juez que conozca de la sucesión, dentro del término de cuarenta días, para que lo notifique a los que tengan a la herencia un derecho de tal naturaleza que deba desaparecer o disminuir por el nacimiento del póstumo.

El a. 22 de este código, concede la protección de la ley a los individuos concebidos y el a. 1314 señala que el no nacido pero con vida intrauterina es capaz de heredar, esta capacidad, sin embargo, será efectiva en el momento en que el individuo nazca y sea viable. Los derechos sucesorios del hijo póstumo surgen desde la concepción, pero será preciso asegurarse de la certeza de la paternidad del autor de la sucesión, así como de la legitimidad del parto y la viabilidad del menor para evitar simulaciones o fraudes que perjudiquen a los demás herederos. A fin de que los herederos puedan contradecir la paternidad en los casos en que el código lo permite, y comprobar la certeza del parto, así como asegurarse de la viabilidad del producto, la viuda debe notificar al juez la posibilidad de su embarazo para que este funcionario ponga ese hecho en conocimiento de aquellos que tengan derechos en la herencia. El haber quedado encinta la viuda, produce un doble efecto: surge el derecho a los alimentos para la viuda y se suspende la partición de la herencia . (Ver aa. 332, 333, 334, 335 del CC). I.B.S. [177]

TITULO QUINTO Disposiciones comunes a las sucesiones testamentarias y legítimas

TITULO CUARTO/CAPITULO VIL TITULO QUINTO/CAPITULO 1

ARTS. 1837 y 1838

El a. 27 constitucional prohibe a las instituciones, tanto públicas como privadas, adquirir bienes raíces si no son los indispensables para realizar su objeto inmediato o cuando estén directamente destinados a él. Para cumplir con el mandato constitucional, en el caso de que la beneficencia pública (asistenCia pública) herede bienes no relacionados con su objeto, deberán rematarse, y su precio se aplicará a esa dependencia de asistencia pública. I.B.S.

TITULO QUINTO Disposiciones comunes a las sucesiones testamentarias y legítimas CAPITULO I De las precauciones que deben adoptarse cuando la viuda quede encinta ARTÍCULO 1638. Cuando

a la muerte del marido la viuda crea haber quedado encinta, lo pondrá en conocimiento del juez que conozca de la sucesión, dentro del término de cuarenta días, para que lo notifique a los que tengan a la herencia un derecho de tal naturaleza que deba desaparecer o disminuir por el nacimiento del póstumo.

El a. 22 de este código, concede la protección de la ley a los individuos concebidos y el a. 1314 señala que el no nacido pero con vida intrauterina es capaz de heredar, esta capacidad, sin embargo, será efectiva en el momento en que el individuo nazca y sea viable. Los derechos sucesorios del hijo póstumo surgen desde la concepción, pero será preciso asegurarse de la certeza de la paternidad del autor de la sucesión, así como de la legitimidad del parto y la viabilidad del menor para evitar simulaciones o fraudes que perjudiquen a los demás herederos. A fin de que los herederos puedan contradecir la paternidad en los casos en que el código lo permite, y comprobar la certeza del parto, así como asegurarse de la viabilidad del producto, la viuda debe notificar al juez la posibilidad de su embarazo para que este funcionario ponga ese hecho en conocimiento de aquellos que tengan derechos en la herencia. El haber quedado encinta la viuda, produce un doble efecto: surge el derecho a los alimentos para la viuda y se suspende la partición de la herencia . (Ver aa. 332, 333, 334, 335 del CC). I.B.S. [177]

LOMO TERCERO

ARTS. IS39 y 1140

Los interesados a que se refiere el precedente artículo pueden pedir al juez que dicte las providencias convenientes para evitar la suposición del parto, la substitución del infante o que se haga pasar por viable la criatura que no lo es. Cuidará el juez de que las medidas que dicte no ataquen al pudor, ni a la libertad de la viuda.

ARTÍCULO 1639.

Los presuntos herederos, al conocer el posible estado de preñez de la viuda pueden solicitar al juez que dicte las providencias necesarias para evitar las maniobras fraudulentas a las que se refiere este precepto, en relación con el alumbramiento o con la identidad y viabilidad de la criatura que se presenta como hijo del de cujus. El atribuir un niño recién nacido a una mujer que no sea su madre realmente, hacer registrar un nacimiento no verificado, substituir un niño por otro, cometer ocultamiento de infante, son conductas tipificadas como delito por el a. 277 del CP para el DF. Además, el culpable de estos delitos es incapaz de heredar al autor de la herencia, por testamento o por intestado, ya se trate de la herencia que debió corresponder al menor o a las personas a quienes se haya perjudicado o intentado perjudicar con estos actos (a. 1316 fr. Xl del CC). I.G.G.

Háyase o no dado el aviso de que habla el artículo 1638, al aproximarse la época del parto la viuda deberá ponerlo en conocimiento del juez, para que lo haga saber a los interesados. Estos tienen derecho de pedir que el juez nombre una persona que se cerciore de la realidad del alumbramiento; debiendo recaer el nombramiento precisamente en un médico o en una partera.

ARTICULO 1640.

Como quiera que el aviso de la preñez de la viuda tiene por objeto que el juez se cerciore de la realidad del parto y de la identidad del producto de la concepción que la viuda dará a luz, la falta de aquel aviso no dispensa a la viuda de la obligación de poner en conocimiento del juez cuando esté próximo el parto y la época aproximada del mismo, para los efectos de lo que este artículo dispone y de los señalados en los aa. 1638 y 1639. I.G.G. [178]

TITULO QUINTO/ CAPITULO I

MITS. 1541. 1541, 1543 y 1544

ARTÍCULO 1641. Si el marido reconoció en instrumento público o privado la certeza de la preñez de su consorte, estará dispensada ésta de dar el aviso a que se refiere el artículo 1638; pero quedará sujeta a cumplir lo dispuesto en el artículo 1640. Este precepto se refiere a una hipótesis relacionada con el ejercicio de la acción procesal de desconocimiento de la paternidad. Establece, sin embargo, que no por ello la viuda está autorizada para no dar al juez el aviso de que se halla encinta. 1.G.G.

ARTÍCULO 1642. La omisión de la madre no perjudica a la legitimidad del hijo, si por otros medios legales puede acreditarse. La legitimidad del hijo se prueba conforme a las presunciones establecidas en el a. 324 del CC. Las cuestiones relativas a la paternidad del hijo nacido después de 300 días de la disolución del matrimonio pueden promoverse en cualquier tiempo por los herederos a quienes perjudique la filiación (a. 329 del CC), teniendo en cuenta lo dispuesto en el artículo anterior. (Ver aa. 325, 329, 330, 331, 334, 335, 336, 1638, 1639, 1640 y 1641 del CC). 1.B.S. ARTÍCULO 1643. La viuda que quedare encinta, aun cuando tenga

bienes, deberá ser alimentada con cargo a la masa hereditaria.

El cónyuge supérstite, cuando esté impedido para trabajar y no tenga bienes suficientes para subsistir, tiene derecho a alimentos, pero en el caso de la viuda encinta, aun cuando tenga bienes, tiene ese derecho con cargo a la masa hereditaria. Esta disposición protege tanto a la viuda encinta como al hijo póstumo del fallecido, que al nacer viable, tendrá derecho hereditario en el caso de sucesión legítima y a la testamentaria si así lo dispuso el testador y tendrá también derecho a alimentos con cargo a los herederos testamentarios si fue preterido por el anterior (a. 1368). B. S. ARTÍCULO 1644. Si la viuda no cumple con lo dispuesto en los

artículos 1638 y 1640, podrán los interesados negarle los alimentos cuando tenga bienes; pero si por averiguacio[179]

ARTO. 1044, 1045,

1545 y 1047

LIBRO TERCERO

nes posteriores resultare cierta la preñez, se deberán abonar los alimentos que dejaron de pagarse. La falta de notificación al juez, por parte de la viuda, de su preñez, permite a los interesados negarle alimentos a la viuda si tiene bienes. Sin embargo, si ésta quedó realmente encinta podrá exigir el pago de los alimentos que no se le otorgaron. I.B.S. ARTICULO 1645. La viuda no está obligada a devolver los alimen-

tos percibidos aun cuando haya habido aborto o no resulte cierta la preñez, salvo el caso en que ésta hubiere sido contradicha por dictamen pericial. La simple posibilidad de la preñez genera el derecho a los alimentos. Si ésta no resulta cierta o ha habido aborto, la viuda no está obligada a devolver los alimentos salvo el caso previsto en este articulo. Es importante señalar que la preñez debe estar apoyada en dictamen de perito médico, que se cerciore de la veracidad del embarazo de la viuda, para que ésta tenga derecho a alimentos durante la preñez, puesto que de otra manera, se privaría a los interesados en la herencia, de exigir la devolución de los que se le hubieren pagado sólo con base en la afirmación de la viuda.

ARTÍCULO 1646. El juez decidirá de plano todas las cuestiones

relativas a alimentos conforme a los artículos anteriores, resolviendo en caso dudoso en favor de la viuda. La ley establece una situación privilegiada para la viuda que, merece una protección especial por su estado y también protege al hijo por nacer. Debe tenerse presente el comentario al artículo anterior. I.B.S. ARTICULO 1647. Para cualquiera de las diligencias que se practi-

quen conforme a lo dispuesto en este Capitulo, deberá ser oída la viuda. La viuda como parte en el juicio sucesorio en su nombre y en el del hijo por nacer, debe ser oída en el mismo. No sólo para respetar la garantia consignada en el a. 14 constitucional, sino también para que el juez tenga los mayores elementos de juicio, al resolver las cuestiones relativas a los derechos del hijo póstumo. I.G.G. [180]

TITULO OLFINTO/CAPITLFLOS I y 11

ATS. 1~ y 1849

ARTÍCULO

1648. La división de la herencia se suspenderá hasta que se verifique el parto o hasta que transcurra el término máximo de la preñez; mas los acreedores podrán ser pagados por mandato judicial.

El estado de incertidumbre iniciado desde que la viuda posiblemente se encuentre embarazada, termina cuando se verifique el parto y se determine la viabilidad del infante, o cuando transcurra el tiempo máxime de la preñez sin que el parto ocurra. Es en ese momento cuando se procede a la división de la herencia. Si el hijo nació viable tiene derecho, en su caso, a recibir íntegra la porción que le correspondería como heredero legítimo o testamentario (a. 1377 del CC). Si no ocurre el parto o la criatura no nace viable, serán herederos los demás que comprueben tener derecho a la herencia. Después de concluidos y aprobados judicialmente los inventarios, el albacea debe pagar las deudas de la herencia y sólo después de haber cubierto los créditos podrá proceder a la partición; pero los acreedores podrán ser pagados, sin esperar el parto, siempre que el juez así lo determine. I.G.G.

CAPITULO II Dé la apertura y transmisión de la herencia ARTICULO 1649. La sucesión se abre en el momento en que muere el autor de la herencia y cuando se declara la presunción de muerte de un ausente. La apertura de la sucesión tiene lugar cuando muere el autor o cuando se le declare presuntamente muerto, en los términos del a. 705, es entonces cuando el patrimonio se trasmite a otras personas, para dar continuidad a las relaciones patrimoniales (Rojina Villegas, Rafael, Derecho civil mexicano, México, Porrúa, 1981, p. 213). La muerte del autor de la sucesión es un hecho jurídico de fundamental importancia, constituye el supuesto jurídico condicionante para la transmisión de la herencia; el momento de la muerte sirve para determinar la apertura de la sucesión y para retrotraer a él todos los efectos jurídicos que se produzcan (a. 1660) aun cuando la radicación o la denuncia no se hayan realizado todavía. Los derechos de propiedad y posesión se adquieren desde la muerte del autor de la sucesión. Precisar el instante de la muerte tiene especial interés, cuando el autor de la sucesión perece en un accidente con sus presuntos herederos, porque entonces solamente heredarán si murieron después del autor, y no tendrán derecho a heredar si murieron antes o en el mismo momento que él (Rojina Villegas, op. cit.). [181]

ARTE. 1049, 1050, O551. y 1652



LIBRO TERCERO

También tiene importancia precisar el momento de apertura cuando existe un hijo o pariente póstumo en la sucesión legítima, o un heredero que esté por nacer; en estos casos, el que tiene vida intrauterina al momento de la muerte del autor de la sucesión heredará si nace viable (ver comentario a los preceptos relativos a la presunción de muerte del ausente y los que se refieren a los efectos de la ausencia respecto de los derechos eventuales del ausente, aa. 705 a 719 y a. 1704 del CC). I. B.S.

No habiendo albacea nombrado, cada uno de los herederos puede, si no ha sido instituido heredero de bienes determinados, reclamar la totalidad de la herencia que le corresponde conjuntamente con otros, sin que el demandado pueda oponer la excepción de que la herencia no le pertenece por entero.

ARTICULO 1650.

Este precepto tiene su fundamento en la teoría aceptada por nuestro código de que el heredero adquiere a título universal el universum jus, los bienes del difunto o una cuota o fracción de esa universalidad. A la muerte del autor de la sucesión, los herederos adquieren derechos a la masa hereditaria corno un patrimonio común mientras no se hace la división (a. 1288 del CC). 1. B.S.

Habiendo albacea nombrado, él deberá promover la reclamación a que se refiere el artículo precedente, y siendo moroso en hacerlo, los herederos tienen derecho de pedir su remoción.

ARTICULO 1651.

LBS. El albacea es el representante legal de los herederos y de los legatarios y como tal debe deducir las acciones derivadas de la herencia (aa. 1705 y 1706 frs. VII y VIII). Si el albacea no cumple con estas obligaciones pueden los herederos pedir su remoción (aa. 1745 fr. VII y 1749 del CC). 1. B.

ARTÍCULO 1652.

El derecho de reclamar la herencia prescribe en diez arios y es transmisible a los herederos.

La vocación legítima o testamentaria es el llamamiento virtual que por ministe[182]

TITULO QVINTO/CAPITULOS II y 111



ARTS. 1651, 1653, y 1654

rio de ley se hace a todos los que se crean con derecho a una herencia en el instante preciso en que muera el autor de la sucesión o al declararse su presunción de muerte. En virtud de la vocación nace un derecho para reclamar la herencia desde el momento de la muerte, para todos aquellos que se consideren herederos legítimos o testamentarios (Rojina Villegas, op. cit., p. 217) este derecho se transmite a los herederos. En ambos casos el derecho prescribe a los diez años contados a partir de la muerte del autor de la sucesión. (Ver los comentarios al a. 1649). I.B.S.

CAPITULO III De la aceptación y de la repudiación de la herencia ARTíCU LO 1653. Pueden

aceptar o repudiar la herencia todos los que tienen la libre disposición de sus bienes.

Para aceptar o repudiar la herencia no basta poder administrar, es preciso que la persona tenga la libre disposición de sus bienes. La aceptación como la repudiación son actos jurídicos que requieren, para ser válidos, capacidad en el aceptante o repudian:e, capacidad que se traduce en libre disposición de bienes. Esta capacidad la poseen los mayores de edad no sujetos a interdicción, pues los mayores de edad disponen libremente de sus bienes (véase comentario al a. 647), si no han sido privados de su capacidad de ejercicio en juicio de interdicción. Algunas legislaciones, p.c. el CC argentino, el de Perú y el de Portugal hablan de libre administración. Maestro código exige libre disposición. Esto porque el acto de aceptación es en rigor un acto de dominio, ya que, por virtud de él se hace definitiva la adquisición de bienes o derechos y de obligaciones o cargas que derivan de la calidad de heredero. La repudiación, por su parte, es un acto de renuncia a participar en la herencia. 1.G.G.

La herencia dejada a los menores y demás incapacitados, será aceptada por sus tutores, quienes podrán repudiarla con autorización judicial, previa audiencia del Ministerio Público.

ARTíCULO 1654.

Las personas capaces de suceder, pero que no tengan la libre disposición de sus bienes (capacidad para aceptar o repudiar) por ser menores de edad o mayores de edad sujetos a interdicción, podrán aceptar o repudiar la herencia en nombre de ellas sus representantes: por los menores de edad, los que ejerzan la patria potestad, y en su defecto el tutor; y por los mayores de edad sujetos a interdic[183]

AWIS.

atm

y 1.655

LIBRO TERCERO

ción, quien ejerza la tutela. La razón de esto es que con la aceptación se contraen obligaciones, y con la repudiación se renuncia a derechos, actos que demandan aptitud de deliberación y madurez de juicio, de la que carecen los menores de edad y los mayores de edad sujetos a interdicción. Es, por tanto, necesario que la capacidad de goce de tales personas se integre por la intervención de su tutor o del, o los que ejerzan la patria potestad, según el caso. Hay que aclarar que aunque este artículo no hace mención de que por los menores sujetos a patria potestad aceptarán los que la ejerzan, es indiscutible que ello debe entenderse así, toda vez que que los que ejercen la patria potestad son los legítimos representantes de los menores sujetos a ella (véase comentario al a. 425). La disposición de este artículo debe entenderse en este sentido: en nombre de los menores sujetos a tutela y de los mayores incapacitados aceptará o repudiará el tutor; en nombre de los menores sujetos a patria potestad aceptará o repudiará el o los que la ejerzan. Para aceptar, no requiere el representante autorización judicial, es más, el a. 579 dispone que "el tutor tiene obligación de-admitir las herencias que se dejen al incapacitado". Esto es completamente justificado por la circunstancia de que la aceptación no puede dañar al patrimonio del menor o incapacitado, habida cuenta que ella es siempre a beneficio de inventario, y el heredero no queda responsable más que de los bienes que recibe (véase comentario al a. 1678). Para que el representante repudie la herencia requiere autorización judicial, previa audiencia del M P. La razón de esto se encuentra en que la aceptación de la herencia, nunca puede perjudicar al patrimonio del heredero, y sí en cambio, lo puede beneficiar. Por ello quien ejerce la patria potestad o el tutor, sólo puede repudiar la herencia por causa que resulte plenamente justificada. El MP intervendrá para vigilar los intereses del menor o incapacitado. C. L. V.

ARTÍCULO 1655. La mujer casada no necesita la autorización del

marido para aceptar o repudiar la herencia que le corresponda. La herencia común será aceptada o repudiada por los dos cónyuges, y en caso de discrepancia, resolverá el juez.

El matrimonio no limita la capacidad jurídica de la mujer, que es igual a la del varón, de suerte que ella no queda sometida por razón de su sexo a restricción alguna en la adquisición y ejercicio de sus derechos civiles (véase comentario a los aa. 2 y 172). La mujer como toda persona, al llegar a la mayoría de edad dispone libremente de sus bienes, y es libre para aceptar o repudiar la herencia a la que ha sido llamada, sin necesidad de autorización del marido. [184]

TITULO QUINTO/CAPITULO III

ARTS, t(155, JIM y 1657

Cuando la herencia corresponda en común a los dos cónyuges, es menester el acuerdo de ambos para la aceptación o la repudiación, y si no se logra, decidirá el juez. C. L. V.

La aceptación puede ser expresa o tácita. Es expresa la aceptación si el heredero acepta con palabras terminantes, y tácita, si ejecuta algunos hechos de que se deduzca necesariamente la intención de aceptar, o aquellos que no podría ejecutar sino con su calidad de heredero.

ARTÍCULO 1656,

No se exige forma para la aceptación, pudiendo ser ésta expresa o tácita. La expresa se produce por medio de palabras claras, que no permiten duda acerca de la voluntad de aceptar; la tácita se desprende de aquellos hechos que pueden razonablemente tomarse como inequívocos respecto a esa aceptación, hechos que ofrecen la misma garantía de seria reflexión que supone la manifestación de palabras terminantes. Esto porque el legislador no quiso que de una manera más o menos irreflexiva e imprudente resultara una aceptación irrevocable (véase comentario al a. 1670). En documentos como el CC francés y el espafiol se enumeran casos que se entienden como de aceptación tácita. Nuestro código, separándose de esas legislaciones, no hace catálogo alguno, y se limita a decir que la aceptación es tácita si el heredero "ejecuta algunos hechos de que se deduzca necesariamente la intención de aceptar, o aquelllos que no podría ejecutar sino con su calidad de heredero". Corresponderá al juez, en cada caso, valorar el alcance de los hechos para determinar si la conducta implica, con relación a la herencia, una aceptación tácita. Algunas legislaciones extranjeras requieren para la aceptación expresa la forma escrita. Nuestro código, por su parte, dispone que es expresa la aceptación que se hace con palabras terminantes; así, una aceptación verbal, por medio de palabras terminantes, es suficiente; empero, es dificil de probar, resultando la manifestación por escrito mejor medio de prueba. C. L. V.

Ninguno puede aceptar o repudiar la herencia en parte, con plazo o condicionalmente.

ARTICULO 1657.

La aceptación y la repudiación son esencialmente indivisibles, no puede el

heredero aceptar una parte de la asignación y repudiar el resto, pues es requisito que la aceptación y la repudiación sean totales. [185]

ART. 1157



LIBRO TERCERO

La doctrina suele fundar este requisito de la indivisibilidad, en el hecho de que el testador o la ley al conferir la calidad de heredero designan un sucesor en todos los derechos y obligaciones del causante, escogen un representante de su personalidad. Si se acepta la representación, se admite toda, no una parte de la misma; si se renuncia, no se admite nada, no se quiere representar. En estos términos expresada la cuestión, no hay que hablar de partes separadas de bienes. La continuación de la personalidad jurídica del difunto, aunque corresponda a varios, es siempre una e indivisible. Por otro lado, la aceptación o la repudiación no puede hacerse de una sola parte de la herencia, porque una y otra no se refieren a los bienes de que la herencia se compone, sino a la herencia misma considerada como universitas. Un efecto de la indivisibilidad de la aceptación es que quienes ya aceptaron la sucesión respecto de su parte no pueden repudiar el suplemento que les advenga. La aceptación y la repudiación no toleran términos ni condiciones. Efectuándose la transmisión ipso jure a partir de la muerte del de cujus, es necesario precisar cuanto antes la persona del beneficiario, sin condicionar ni restringir en forma alguna la aceptación o repudiación de la herencia testamentaria o legítima; admitir un plazo o una condición sería desconocer la naturaleza de la sucesión. Si se admitiera plazo, se concluiría que la herencia no se transmite en el momento de la muerte. Si se admitiera una aceptación condicional se aceptaría que la muerte no es la única causa de la transmisión. Si se admitiera la renuncia condicional, la aceptación de la herencia quedaría en suspenso por tiempo indefinido, lo que perjudicaría no sólo los intereses de quien en definitiva hubiera de aceptarla, sino los de sus acreedores, a quien se impediría ejercitar sus derechos sobre el provecho que el heredero beneficiado puede retraer de la herencia. El a. 1660 del CC establece el momento desde el cual ha de surtir efectos la manifestación de voluntad del heredero; no puede pretenderse que esos efectos empiecen después. Tampoco es posible fijar un término para la cesación de todo efecto jurídico, más allá del cual, el heredero deje por su voluntad de serlo. El heredero que acepta consciente la adquisición del derecho que se le transmite con todas sus consecuencias, y no sólo en fracciones de tiempo. Afirma Rafael Rojina Villegas, que el objeto por el cual se exige que la aceptación y repudiación no sean condicionales o sujetas a plazo, es que no quede herencia yacente, lo que ocurriría si se permitiera al heredero aceptar a partir de cierta fecha, o que dejara de ser heredero con la llegada de un término; asimismo, evita el problema de la incertidumbre de la aceptación, que surgiría si se permitiera que ésta dependiera de condición (Derecho civil mexicano, t. IV, Sucesiones, 4a. ed., México, Porrúa, 1976, p. 238). Suponiendo el caso de aceptación o renuncia parcial, a término o condicional; ¿debe considerarse eficaz la aceptación o renuncia, y nula o no puesta la condición, el término y la expresión de "parcial"? La aceptación y la renuncia no pueden hacerse sino del modo prescrito por la ley, y no del modo que al heredero le plazca hacerla. De lo que se deduce que si la renuncia y la aceptación se hacen [186]

MITS. 1657, 1658 y 1459

TITULO QUINTO/CAPITULO III

del modo indicado por la ley son válidas, y en caso contrario, deben considerarse nulas. Así, p. e., una renuncia condicional es hecha de un modo no permitido

por la ley; luego tal renuncia es nula, y no lo es sólo la condición impuesta (Francisco Ricci, Derecho civil teórico y práctico, t. X, Madrid, La España Moderna, 1922, p. 206). C. L. V.

Si los herederos no se convinieren sobre la aceptación o repudiación, podrán aceptar unos y repudiar otros.

ARTICULO 1658.

La aceptación lo mismo que la repudiación son actos enteramente libres, y el acuerdo tomado por cualquiera de los herederos en nada afecta a los demás, porque los derechos de cada uno son distintos e independientes. Se contiene aquí una disposición general, aplicable ya al caso en que son varios los herederos instituidos, y aceptan unos y repudian otros; ya al caso en que fallece uno de los herederos sin aceptar la herencia, transmitiendo su derecho de deliberar y decidir (derecho de optar entre la renuncia o la aceptación) a sus propios herederos, como lo declara el a. 1659. Por un tiempo se consideró el derecho de los herederos, de esta segunda hipótesis, como indivisible, debiéndose poner todos de acuerdo para aceptar o repudiar la herencia que les correspondía. Nuestra ley reconoce que pueden aceptar unos y otros repudiar, porque se trata ya de los derechos sucesorios de ellos, y esos derechos son. independientes unos de otros. Al morir el autor de la sucesión operó una especie de división de la herencia. Esto no es contrario al precepto que exige que la aceptación o la repudiación no sea parcial (véase a. 1657), porque el requisito de aceptación o repudiación total es relativo a cada heredero con independencia de los demás. Cada heredero del fallecido, tiene un derecho que es independiente de los demás pudiendo libremente decidir sobre la cuota que le corresponde

aceptándola o renunciando a ella. Será la aceptación o repudiación de cada heredero la que en lo individual habrá de cubrir el requisito de indivisibilidad. El código de Uruguay expresa que la aceptación y la repudiación no pueden hacerse sólo en parte, pero si la herencia deferida a una persona se transmite a sus herederos, puede cada uno de los transmisionarios aceptar o repudiar su cuota. (Véase el a. 1398).

C.L.V.

Si el heredero fallece sin aceptar o repudiar la herencia, el derecho de hacerlo se transmite a sus sucesores.

ARTÍCULO 1659.

A la muerte del autor de la sucesión, los herederos adquieren derecho a la masa [187]

Limito TERCERO

ARTS. MB y 16•0

hereditaria de pleno derecho, sin ningún acto de voluntad (véase comentario a los aa. 1288 y 1704). Esta adquisición ipso iure implica las dos siguientes consecuencias: que la posesión y la propiedad de los bienes hereditarios se adquieren por el heredero sin necesidad de aceptación y; que si el heredero muere, aunque sea un instante después de la muerte del autor de la sucesión, transmite su derecho hereditario a sus propios herederos, tal como le pertenece, y por tanto, con el derecho de opción inherente a él, esto es, con la facultad de aceptar o repudiar la herencia. Tales consecuencias se producen aun cuando aquél haya muerto ignorando que se había abierto la sucesión en su favor, por disposición testamentaria o por ser llamado a ella por la ley; pues, deferida la herencia el derecho a ella existe sin importar que el heredero al morir conociese o ignorase su calidad de tal. • Respecto de los sucesores del heredero muerto tiene lugar la sucesión por transmisión, porque los herederos del instituido que muere, ejercen un derecho hereditario que le pertenecía a aquél y que les transmite (también ipso iure) por su muerte. Por tanto, quien acepte por efecto de transmisión sucede por derecho del transmitente, no por derecho propio: sucede mediatamente. Lógicamente, para la aplicación de la hipótesis prevista en este artículo se exigen dos condiciones: que la herencia se halle ya deferida o transmitida, es decir, que haya muerto o haya sido declarado presuntamente muerto, el causante de la herencia que no llegó a aceptar o repudiar; y la muerte del heredero, sin haber aceptado ni repudiado la sucesión. Para gozar de estos beneficios, los herederos del que no alcanzó a aceptar o repudiar, deben previamente aceptar la herencia no aceptada al fallecimiento de este último, porque en la masa hereditaria va incorporado el derecho de la herencia anterior y la facultad de aceptarla o rechazarla. C. L.V. ARTíCULO 1660. Los efectos de la aceptación o repudiación de la

herencia se retrotraen siempre a la fecha de la muerte de la persona a quien se hereda. En la organización de la transmisión hereditaria pueden observarse tres sistemas legislativos. 1. El romano, que establece la aceptación como elemento esencial de la transmisión, de manera que la herencia se transfiere a partir del momento en que se acepta. 2. El germánico, en el que la transmisión opera ipso iure al momento de la muerte del autor de la sucesión, presumiéndose la aceptación, al no existir renuncia de la herencia; y 3. El sistema mixto, que consiste en que los derechos a la sucesión de una persona se transmiten al momento de su muerte, pero en el cual es necesaria la aceptación, bien sea expresa o tácita. En este sistema es necesario considerar [188]

MITS.

TITULO QUINTO/CAPITLILO UI

amo y

1181

que cuando ocurre la aceptación o repudiación, éstas se retrotraen al día y hora del deceso del autor de la sucesión. Por consiguiente, se tiene como no nacido el derecho si se repudia, pero como definitivamente adquirido desde el día y hora de la muerte, si se acepta. Este último sistema es el adoptado por nuestro CC, según puede observarse del texto de este artículo, y de otros como el 1288, 1290. 1360, 1429. 1649 y 1704. En nuestra legislación, al momento de la muerte del autor de la sucesión, se transmite a los herederos la propiedad y posesión de los bienes del de cujus, pero, esta transmisión es de naturaleza revocable y, por tanto, provisional. Para que tal situación se convierta en definitiva e irrevocable, es necesario que el heredero acepte; la aceptación de la herencia no trae, por lo tanto, como consecuencia, la transmisión de los bienes, simplemente su efecto es hacer irrevocable la transmisión que ya se operó, pero que está sujeta a revocación si el heredero repudia la herencia. Por este motivo, siempre el efecto de la aceptación se retrotrae al momento de la muerte del autor de la herencia, pues no es un requisito para transmitir los bienes, derechos y obligaciones hereditarios, sino simplemente para confirmar esa situación jurídica abstracta y general prevista por la ley, que se convierte en concreta, irrevocable y definitiva, cuando el heredero manifiesta su voluntad de aceptar en forma expresa, o tácita. Es ésta la razón por la cual este artículo declara que los efectos de la aceptación de la herencia se retrotraen siempre a la fecha de la muerte del decujus (Rafael Rojina Villegas, Derecho civil mexicano, 4a. ed., México, Porrúa, 1974, p. 238). Los efectos de la repudiación también se retrotraen al momento de la muerte del autor de la sucesión. Si se repudia la herencia, queda retroactivamente borrado el carácter de heredero. Es como si no hubiese existido o como si hubiera muerto antes de la apertura de la sucesión. Y, sin embargo, ocupa su lugar y grado, pues no puede ser representado. En otros términos, con la repudiación el heredero es considerado como si no hubiese sido nunca llamado, su vocación cae con efecto retroactivo a partir de la apertura de la sucesión, y desde ese momento surge una autónoma vocación en favor de otro. Si se trata de sucesión testamentaria el que repudia la herencia no transmite derecho alguno (a. 1336). En cambio en la sucesión intestada opera el derecho de representación (aa. 1320 y 1609). C. L. V.

ARTICULO 1661. La repudiación debe ser expresa y hacerse por

escrito ante el juez, o por medio de instrumento público otorgado ante Notario, cuando el heredero no se encuentra en el lugar del juicio.

La repudiación es el acto en virtud del cual el llamado a la sucesión d eclara que rehusa la herencia deferida en su favor. [189}

ARTS. ISS1 y ABS

LIBRO 'TERCERO

A diferencia de la aceptación que puede ser expresa o tácita, la repudiación debe ser expresa y con observancia de ciertas formalidades. Estas formalidades consisten en la presentación de un escrito ante el juez que conozca del juicio sucesorio; y si el heredero no se encuentra en el lugar del juicio tendrá que ocurrir ante notario y en escritura pública declarar su renuncia. ¿Cúa I es la razón de la formalidad que la ley atribuye al acto de repudiación? Si la aceptación de la herencia, que es acto no menos importante que la renuncia puede hacerse también tácitamente, ¿por qué se exige el acto expreso y formal de la repudiación? Como motivos que justifican tal proceder, la doctrina señala lo siguiente: 1. Los derechos a la sucesión de una persona se transmite en el momento de su muerte a los herederos, y con la aceptación se confirma esta transmisión, mas la renuncia deroga el principio, lo deja sin efecto; las consecuencias son más violentas, más perturbadoras, y no deben nacer de una voluntad tácita. 2. Por virtud de la aceptación se realiza un acto de adquisición patrimonial; la renuncia es un acto de disposición, que como tal siempre es más grave, y precisa de más formalidad. 3. Es importante que la repudiación conste de manera pública y fehaciente porque con ello se asegura a los terceros interesados (otros llamados) la certeza de poder ejercitar el derecho de aceptación que, a consecuencia de la renuncia ajena, les compete. Con esto, además, se evitan los fraudes que sin las formalidades exigidas se podrían cometer. Pero hay que aclarar, la ley no impone la obligación de notificar la renuncia hecha a los que tienen interés en conocerla. 4. La repudiación, en cuanto renuncia que es, debe hacerse en términos claros y precisos, lo que excluye que pueda hacerse tácitamente (véase comentario al a. 7). C.L.V.

ARTÍCULO 1662. La repudiación no priva al que la hace, si no es

heredero ejecutor, del derecho de reclamar los legados que se le hubieren dejado.

La repudiación de la herencia no priva al repudiante del derecho a los legados que le hayan sido dejados, porque herencia y legado son instituciones distintas (véase comentario al a. 1400). La persona a quien el testador deja un legado, y a la vez una porción hereditaria, asume el doble carácter de heredero por ésta y de acreedor por el importe de aquél; y como tales caracteres no se confunden en uno, es evidente que renunciando al carácter de heredero puede conservar el de legatario. Sin embargo, si el repudiante es heredero ejecutor (albacea), la repudiación de la herencia lo priva del derecho de reclamar los legados establecidos en su favor. La justificación de esto se encuentra en que con la repudiación de la herencia, se í ehusa el cargo de ejecutor, negándose el repudiante a [190]

TITULO QUINTO/CAPITULO 111

ARTS. 1662,

mea. 1664 y 1665

corresponder a la confianza en él puesta por el testador, de donde resulta justo que se le prive del beneficio del legado. (Mateos Alarcón, Manuel, Lecciones de derecho civil, t. VI, México, Tip. y Lit. La Europea, 1900 pp. 448 y 449). C. L. V.

El que es llamado a una misma herencia por testamento y abintestato, y la repudia por el primer título, se entiende haberla repudiado por los dos.

ARTICULO 1663.

El que renuncia a una herencia que se le defiere por sucesión testamentaria, correspondiéndole por su renuncia la sucesión intestada, desprecia la voluntad del causante y no merece ser su sucesor, por lo que se considera como habiendo repud iado también la herencia ah intestato. El legislador no podía consentir que la voluntad del testador no fuera respetada por el heredero, si por ser llamado a la sucesión como pariente próximo, lejos de mostrar gratitud hacia el que lo había instituido, renunciaba su derecho por testamento para heredar luego ah intestato. Admitir lo contrario hubiera sido premiar la malicia del heredero que para librarse de las cargas impuestas por el testador, repudia su título testamentario, para después recibir la herencia a título de heredero legítimo, sin gravamen alguno. C.L.V.

ARTÍCULO 1664. El

que repudia el derecho de suceder por intestado sin tener noticia de su título testamentario, puede en virtud de éste, aceptar la herencia.

Si uno repudia como heredero ab intestato, sabedor de que es también heredero testamentario, la repudiación obra bajo los dos títulos, pues se entiende que no quiere ser heredero bajo ningún concepto. No ocurre lo mismo si repudia como heredero ah intestato sin tener noticia de su título testamentario, pues en este caso puede aceptar como heredero testamentario, porque nadie puede renunciar a un derecho cuya existencia desconoce.. C.L.V.

Ninguno puede renunciar la sucesión de persona viva, ni enajenar los derechos que eventualmente pueda tener a su herencia.

ARTICULO 1665.

La renuncia, lo mismo que la aceptación sólo puede hacerse después de la apertura de la sucesión, pues el derecho sucesorio nace en ese momento. Si la sucesión aún no se abre, falta el objeto tanto de la aceptación como de la renuncia, y sin [191]

LIBRO TERCERO

MITS. I8415, I, 11187 y IBM

objeto no puede existir ningún acto con consecuencias jurídicas. De aquí se sigue que no se puede renunciar a la herencia de una persona viva, porque no existe todavía la herencia (véanse comentarios a los aa. 295 fr. 111, 1291, 1826). El que renuncia a la herencia antes de morir el causante, se mueve en el vacío, no renuncia a nada porque no tiene derecho a nada; lo mismo puede decirse de la enajenación de herencia futura. Algunos autores sostienen que la razón por la que la enajenación y la renuncia de una sucesión futura están prohibidas, se encuentra en que ellas resultan contrarias a la moral pública y ofensivas a las buenas costumbres, y una amenaza constante a la vida de la persona de cuya sucesión se trate. C.L.V.

Nadie puede aceptar ni repudiar sin estar cierto de la muerte de aquel de cuya herencia se trate.

ARTÍCULO 1666.

Sólo puede aceptarse o repudiarse la herencia una vez que ha muerto el autor de la misma. El contenido de este artículo supone la muerte, pero exige más: que el heredero esté cierto de ella. Tan ineficaz es la.aceptación o la renuncia de la herencia de una persona viva que se crea muerta, ¿orno la de una persona muerta cuando el heredero ignora este hecho. La aceptación es un acto de voluntad y la voluntad supone el conocimiento de lo que se quiere. No basta aceptar o repudiar por meras conjeturas sobre la muerte del causante; es necesario estar cierto, manifestar la voluntad con pleno conocimiento (Manresa y Navarro José María, Comentarios al Código Civil español, t. VIII., Madrid, Reus, 1921, 4a. ed., p. 326). Sin embargo, sise puede aceptar o repudiar la herencia de una persona declarada presuntamente muerta (ver comentario al a. 706). I.G.G.

Conocida la muerte de aquel a quien se hereda, se puede renunciar la herencia dejada bajo condición, aunque ésta no se haya cumplido.

ARTÍCULO 1667.

Muerta la persona de cuya sucesión se trata, y conocido este hecho por el heredero, podrá repudiar toda asignación, aunque sea condicional y esté pendiente la condición, porque el derecho a repudiar nace con la apertura de la sucesión y es independiente de la naturaleza condicional o no de la asignación.

Las personas morales capaces de adquirir pueden, por conducto de sus representantes legítimos, acep-

ARTÍCULO 1668.

[192]

TITULO QUINTO/CAPITULO III

ART. IBAS

tar o repudiar herencias; pero tratándose de corporaciones de carácter oficial o de instituciones de Beneficencia Privada, no pueden repudiar la herencia, las primeras, sin aprobación judicial, previa audiencia del Ministerio Público, y las segundas, sin sujetarse a las disposiciones relativas de la Ley de Beneficencia Privada. Los establecimientos públicos no pueden aceptar ni repudiar herencias sin aprobación de la autoridad administrativa superior de quien dependan. Hay personas que no pueden aceptar o repudiar personalmente; en este caso se encuentran las personas morales, pues para obrar requieren de representante. Siempre que la herencia recaiga en personas morales, capaces de adquirir, podrá ser aceptada o repudiada por conducto de sus legítimos representantes. Estos, para repudiar deberán estar investidos de facultades de disposición, pues la repudiación es un acto de enajenación. Tratándose de corporaciones oficiales, por razones de interés público, la repudiación requiere de autorización judicial, previa audiencia del M P. Esto a fin de evitar que sin causa justificada se vean privadas de un beneficio que de obtenerse repercutiría en la colectividad misma. La aprobación judicial para la renuncia ha de ser solicitada por los legítimos representantes de las corporaciones a quienes corresponda la herencia, expresando en el escrito y justificando después, los motivos que inducen a renunciar. El CC de 1870 y el de 1884, establecían el requisito de la aprobación judicial e intervención del MP, para el caso de repudiación de herencia dejada a cualquier persona moral. Esta disposición no fue reproducida en la legislación vigente, por estimarse que las personas morales no están asimiladas a los menores y no necesitan que se integre su capacidad con la intervención del MP. Las instituciones de beneficencia privada, para aceptar o repudiar la herencia a ellas deferida deberán observar las siguientes reglas: I. La junta de beneficencia privada deberá nombrar un representante jurídico que se apersone de la testamentaría de que se trate. 2. El representante jurídico pedirá copia certificada de las cláusulas relativas del testamento, y con esta copia y los demás datos que juzgue necesarios deberá dar cuenta a la junta para el efecto de que se resuelva si se acepta la herencia en nombre de la beneficencia privada. 3. La junta, dentro de un plazo de diez días, deberá rendir informe a la Secretaría de Gobernación, donde se resolverá si se acepta o repudia la herencia, 4. Si la resolución es afirmativa se comunicará por conducto de la junta al representante jurídico, quien lo hará saber al juez de los autos por medio de escrito, acompañándolo del oficio relativo y aceptará la herencia en nombre de la beneficencia privada (véanse aa. 77 a 80 de la ley de beneficencia privada). Tratándose de establecimientos públicos, la aceptación o la renuncia de la

[193]

/LATS. 1841 y I09



LIBRO TERCERO

herencia no será válida mientras no recaiga la aprobación de la autoridad administrativa jerárquicamente superior de quien dependan. I.G.G. ARTÍCULO 1669. Cuando alguno tuviere interés en que el heredero

declare si acepta o repudia la herencia, podrá pedir, pasados nueve días de la apertura de ésta, que el juez fije al heredero un plazo, que no excederá de un mes, para que dentro de él haga su declaración, apercibido de que, si no lo hace, se tendrá la herencia por aceptada.

Para evitar que el heredero mantenga en suspenso su decisión de aceptar o repudiar la herencia, con la consecuente situación de incertidumbre que ello acarrearía y los perjuicios que podrían irrogarse, se faculta a las personas que tuvieren interés en tal declaración para pedir al juez, que señale al heredero un plazo que no puede exceder de un mes, para que manifieste si acepta o renuncia, bajo la conminación de que si no hace declaración al respecto, se tendrá por aceptada. ¿Qué personas están comprendidas entre las que tienen interés y pueden utilizar el artículo en examen? Desde luego los acreedores y legatarios. Pero no sólo éstos, al aceptar, cada heredero se halla también interesado, en saber si sus coherederos aceptarán o no. Lo mismo puede decirse del heredero llamado por la ley a suceder en lugar del testamentario, o del nombrado en el testamento como sustituto. En términos generales, creemos que todo el que tenga un derecho actual sobre los bienes de la herencia (p.e. los legatarios), o un derecho eventual (p.e. los llamados a suceder por falta de los instituidos o designados en primer término) deben considerarse como interesados. ¿Por qué vía puede hacerse la petición al juez? Debe hacerse el. la vía de jurisdicción voluntaria, toda vez que no hay contención de causa. ¿Cuál es la razón de que transcurrido el término, sin declaración del heredero de aceptar o repudiar, se tenga por aceptada la herencia? La explicación a esto se encuentra en que lo normal es que una herencia se acepte, porque es una situación que generalmente beneficia al heredero y que, en todo caso, no le perjudica, supuesto que toda herencia se entiende aceptada a beneficio de inventario. Lo anormal es que una herencia se repudie. Además no hubiese sido lógico que se apercibiese al heredero, que no hiciese declaración, en el sentido de considerar repudiada la herencia, porque la repudiación debe ser expresa (véase comentario al a. 1661), no pudiendo inferirse del silencio. C. L.V. [194]

TITULO QUINTO/CAPITULO EH

MITS. 1870 y

len

La aceptación y la repudiación, una vez hechas, son irrevocables, y no pueden ser impugnadas sino en los casos de dolo o violencia.

ARTICULO 1670.

Uno de los caracteres de la aceptación y la repudiación es su irrevocabilidad. El que ha aceptado, no puede ya repudiar, y el que repudia, no puede después pretender la aceptación. El aceptante no puede arrepentirse. Opera aquí el principio tradicional implícito en el ordenamiento jurídico semel heres, semper heres, el cual propiamente significa que la cesación de la cualidad de aceptante no puede depender de la voluntad del llamado. Esto en interés de los terceros acreedores, de los legatarios y de la estabilidad de las transmisiones hereditarias. Esta misma razón puede aducirse respecto a la irrevocabilidad de la renuncia, pudiendo señalarse que el que repudia se desprende de su derecho a la sucesión, de suerte que el llamamiento se considera hecho desde que se abre la sucesión en favor de aquellos a los cuales la herencia se defiere como consecuencia de la renuncia. Ahora bien, admitir que el repudiante pretendiera después aceptar sería reconocer que tiene un derecho que ya no es suyo, y sería obrar en perjuicio de aquellas personas a quienes la herencia se deferió, por motivo de la repudiación. La aceptación y la repudiación son actos jurídicos, por lo consiguiente, uno de sus caracteres esenciales es el de ser voluntarios y libres. Puesto que afectan la esfera de los derechos de terceros, emitida la declaración de voluntad de aceptación o repudio, ésta es irreversible. I.G.G.

El heredero puede revocar la aceptación o la repudiación, cuando por un testamento desconocido, al tiempo de hacerla, se altera la cantidad o calidad de la herencia.

ARTÍCULO 1671.

La aceptación y la renuncia son irrevocables (véase comentario al a, 1670), pero una excepción a esa irrevocabilidad la constituye el presupuesto contenido en este artículo. Se permite al heredero revocar la renuncia o la aceptación, porque se presume que si hubiera tenido conocimiento del testamento habría aceptado la herencia o la habría repudiado. De los términos de este precepto se desprende que dos son las condiciones precisas para la procedencia de la causa de revocación a que se refiere: I. Que haya testamento desconocido para el heredero, al tiempo en que éste acepta o repudia la herencia, y 2. Que ese testamento altere la calidad o cantidad de la herencia. Si falta alguna de estas condiciones no procede la revocación. Si el heredero [1.95]

ARTS. 1671, 1572, y 1673

L121110 TERCERO

conocía el testamento, y sin embargo aceptó o repudió, debe imputarse a sí mismo las consecuencias de su conducta, pues teniendo tiempo para deliberar sobre el partido que más conviniera a sus intereses prefirió aquél que después resultó perjudicial o poco satisfactorio. Si el testamento desconocido sólo

explica una cláusula dudosa, o modifica en ciertos insignificantes detalles otro anterior; si en suma, las circunstancias continúan siendo idénticas, de suerte que no se altera la cantidad o calidad de la herencia, no hay razón alguna que autorice la revocación de la aceptación o la repudiación. El heredero que pretenda revocar reporta la carga de la prueba, es decir, está obligado a probar que llegó a su noticia el testamento que altera o modifica la cantidad o calidad de la herencia después de haber aceptado o repudiado ésta. (Mateos Alarcón, Manuel, Lecciones de derecho civil, t. VI, De las sucesiones y

testamentos, México, Tip. y Lit. La Europea, 1900, pp. 457, 458). C. L. V. ARTÍCULO 1672. En el caso del artículo anterior, si el heredero

revoca la aceptación, devolverá todo lo que hubiere percibido de la herencia, observándose respecto de los frutos, las reglas relativas a los poseedores. El efecto de la revocación de la aceptación es restituir las cosas al estado en que se encontraban, observándose respecto de los frutos las reglas relativas a los poseedores. Pero, ¿a. qué poseedores se refiere este artículo? Indudablemente a los de buena le, porque la revocación para proceder requiere que el testamento que apareció haya sido desconocido para el heredero y siendo esto así, no puede hablarse de mala fe. Puesto que el heredero obró de buena fe, tiene derecho de hacer suyos los frutos percibidos, (véase a. 810).

C. L. V. ARTÍCULO 1673. Si el heredero repudia la herencia en perjuicio de

sus acreedores, pueden éstos pedir al juez que los autorice para aceptar en nombre de aquél.

El fundamento de la disposición contenida en este artículo, como el de la mayoría de los preceptos que otorgan a los acreedores facultades sobre el patrimonio del deudor, dirigidas a la realización de shs créditos, habrá de buscarse en el principio de la responsabilidad patrimonial universal, que consiste en que el patrimonio del deudor quede afectado al cumplimiento de sus obligaciones, sirviendo de garantía a sus acreedores (a. 2964). Para comprender en específico la clara justificación de tal facultad hay que

[1961

TITULO QUINTO/CAPITULO III

ARTS. 1873 y 11374

recordar que el heredero adquiere los derechos a la herencia, desde el momento de la muerte del autor de la herencia (a. 288) y que al momento de aceptar la herencia, los derechos que recibe del autor de la misma ya están en el patrimonio del heredero, forman parte de la garantía general patrimonial, frente a los acreedores del heredero. Cuando el heredero repudia la herencia se desprende de derechos que ya habían adquirido, y si este acto causa perjuicio a sus acreedores, éstos tienen derecho a pedir al juez que los autorice a aceptar en nombre de aquél. Para que pueda hablarse de perjuicio de los acreedores es necesario que la renuncia produzca o agrave la insuficiencia del patrimonio del deudor para hacer frente al cumplimiento de sus deudas. Por ello, los acreedores aceptarán la herencia, en la medida en que su interés quede satisfecho; es decir, en cuanto baste para hacerse pago de sus créditos. Es necesario que medie autorización judicial. La justificación de esto se encuentra en que el ejercicio del derecho de aceptar de los acreedores precisa la existencia de presupuestos como, p.c., la existencia del crédito y la insolvencia del deudor que produce o acrecienta la repudiación. No es requisito que se pruebe que hubo intención de defraudar por parte del deudor. Probados estos extremos, el juez autorizará a los acreedores para aceptar la herencia, oyendo previamente a los demás herederos, quienes podrán excluir de la herencia a aquéllos, haciendo pago de sus créditos. 1.G. G.

ARi 1-C1.11_0 1674.

En el caso del artículo anterior, la aceptación sólo aprovechará a los acreedores para el pago de sus créditos; pero si la herencia excediere del importe de éstos, el exceso pertenecerá a quien llame la ley, y en ningún caso al que hizo la renuncia.

La facultad concedida a los acreedores para aceptar la herencia del deudor repudiante. tiene por objeto impedir el perjuicio que la renuncia les produzca, de donde se infiere que si la porción repudiada excede el importe de sus créditos, tal exceso no aprovechará al repudiante, sino que pertenecerá a los llamados en su lugar, o lo que es lo mismo, los bienes hereditarios vuelven al patrimonio del heredero que renunció sólo en cuanto basten para pagar a los acreedores perjudicados. En otras palabras, los efectos de la renuncia del heredero no pueden perjudicar a los acreedores, subsisten en aquella porción de la herencia que se renuncia, que no afecte el pago de los acreedores, y en favor de los que conforme a la ley o al testamento son llamados a la herencia.

[197]

LIBRO TERCERO

ARTS. 11175, HM y 1177

ARTICULO

1675. Los acreedores cuyos créditos fueren posteriores a la repudiación, no pueden ejercer el derecho que les concede el articulo 1673.

Los acreedores cuyos créditos hubiesen nacido con posterioridad al acto de repudiación no se encuentran legitimados para ejercer el derecho que concede el a. 1673. La razón es que el fundamento de tal derecho es el perjuicio que la renuncia del deudor ocasiona; y, en la hipótesis señalada, es claro que no pueden sufrir tal perjuicio los acreedores, porque el heredero contrajo la deuda después de haber repudiado la herencia, cuando los bienes hereditarios no formaban parte de su patrimonio, y no eran garantía de esos acreedores. La renuncia no

pudo causar perjuicio a estos últimos, porque el patrimonio del deudor no forma parte del derecho a la herencia a la que se renunció.

El que por la repudiación de la herencia debe entrar en ella, podrá impedir que la acepten los acreedores, pagando a éstos los créditos que tienen contra el que la repudió.

ARTiCULO 1676.

Si la persona a quien debe pasar la porción renunciada paga a los acreedores el importe de sus créditos, hace cesar el derecho de éstos para aceptar la herencia, porque no sufriendo ya perjuicio alguno, falta un presupuesto indispensable para la existencia de tal derecho, porque precisamente el perjuicio es la causa de su derecho a aceptar la herencia que repudió el deudor. I.G.G.

Aln ÍCULO 1677. El

que a instancias de un legatario o acreedor hereditario, haya sido declarado heredero, será conside:rado como tal por los demás, sin necesidad de nuevo juicio.

Este artículo se funda en la consideración de que la cualidad de heredero es indivisible, y por lo mismo, la declaración o reconocimiento judicial de un individuo como heredero de otro, le atribuye ese carácter respecto de todas las personas que tuvieron derechos y obligaciones con el autor de la herencia. Por otra parte, es ilógico considerar a un individuo como heredero en sus relaciones jurídicas con determinadas personas, y que no tenga esa misma cualidad respecto de las demás (Mateos Alarcón Manuel, Lecciones de derecho

civil. t. VI, México, Tip. Lit. La Europea, 1902, p. 466). C. L.V.

[198}

TITULO QUINTO/CA,PITULO III

ART. 1171

La aceptación en ningún caso produce confusión de los bienes del autor de la herencia y de los herederos, porque toda herencia se entiende aceptada a beneficio de inventario, aunque no se exprese.

ARTÍCULO 1678.

Nuestro código apartándose de la doctrina seguida por la mayoría de los códigos europeos e hispanoamericanos establece terminantemente que la "aceptación en ningún caso produce contusión de los bienes del autor de la herencia y de los herederos, porque toda herencia se entiende aceptada a beneficio de inventario, aunque no se exprese". Esto se justifica, entre otras razones, por la conveniencia de evitar que el heredero asuma responsabilidades que puedan llevarlo a la ruina; y en salvaguardar los derechos de los acreedores de la sucesión, a fin de asegurarles como garantía del pago de sus créditos el valor de

los bienes de La sucesión, sin tener el peligro de concurrir con los acreedores de los herederos. Mediante el beneficio de inventario, también llamado hendidura separationi.s se individualiian los bienes relictos inventariándolos, se ponen en administración y se liquidan las obligaciones que les afectan, quedando luego el activo remanente para el heredero: La responsabilidad por deudas hereditarias afecta sólo a los bienes relictos, y esta situación continúa mientras tales bienes, aun siendo jurídicamente patrimonio del heredero (o del legatario de cosa cierta) se hallan de hecho individualizados y colocados bajo una administración única,

formando, para efectos de la satisfacción de los acreedores y luego de los legatarios, una masa patrimonial sobre la que tienen aquéllos el mismo derecho que el a. 2964 les concedía sobre el patrimonio del causante. Si una vez liquidada la herencia aparecen nuevos acreedores, el heredero responde con todos sus bienes, si bien limitando su responsabilidad al valor de los que recibió por el beneficio de inventario. Se limita la responsabilidad del derecho en cuanto a las deudas hereditarias Mire uire.s hereditaii.s- (dentro de las fuerzas de la propia sucesión). Esto implica la separación de los bienes de! autor de la herencia y de los herederos, que no termina sino con la partición. Por esta separación los acreedores personales del heredero no pueden ejecutar sobre los bienes de la herencia, y los acreedores de la herencia no pueden ejecutar sobre los bienes

personales del heredero, las deudas que tuviere el heredero en favor de su causante no se extinguen. mientras no se hace la partición; no pueden oponer compensación los terceros de quien el autor de la herencia fuese deudor y que, a su vez sean deudores del heredero. Hay que señalar que el beneficio de inventario y la separación de bienes, si bien coexisten y presentan muchos puntos de analogía, difieren en cuanto a sus fines. la aceptación a beneficio de inventario es un derecho de los herederos; el fin que se persigue es pagar las deudas de la herencia sólo hasta donde alcance el

valor de los bienes del difunto. Viene a obrar frente a los intereses de los acreedores del causante, que han de conformarse con perder aquella parte de sus [199]

ARTS. 1676 y 1679

LIBRO TERCERO

créditos que no pueda satisfacerse con el importe del caudal relicto. A un fin diferente tiende la separación de los bienes; persigue que los bienes hereditarios no puedan destinarse al pago de las deudas particulares del heredero hasta que estén satisfechos los acreedores del causante; responde la separación de bienes frente a los intereses de los acreedores del heredero, y aun, si se quiere, contra este mismo, cuya libertad de disposición se encuentra restringida. En otros términos: el "beneficio de inventario" cubre al heredero contra la herencia pasiva; la "separación de los b ie nes" cubre a los acreedores de la herencia contra el pasivo del heredero; sin embargo, los efectos de ambos institutos son análogos: separar el caudal del difunto del caudal propio del heredero. Para que la aceptación sea a beneficio de inventario no es menester que el heredero haga declaración alguna; aunque no exprese que se acoge al beneficio de inventario, siempre se entiende que acepta bajo él. Es decir, que cualquiera que sea la fórmula que emplee el heredero para manifestar que acepta, se entiende que se acoge a ese beneficio y por tanto no necesita expresarlo. C. L.V.

CAPITULO IV De los albaceas 1679. No podrá ser albacea el que no tenga la libre disposición de sus bienes. La mujer casada, mayor de edad, podrá serio sin la autorización de su esposo.

ARTFCULO

El albacea es la persona a quien el testador o la ley, encargan la administración de la herencia y su liquidación conforme a la voluntad del autor de la misma y según lo dispuesto por la propia ley. Mateos Alarcón (Lecciones de Derecho civil, México, 1900, t. VI, p. 266) escribe: La institución del albaceazgo no era conocida en Derecho romano, tal como existe entre nosotros y algunos autores opinan que aunque ya se hallaba reglamentada por nuestra antigua legislación, sin embargo debe su origen al Derecho canónico, que la Sancionó para asegurar el pago de los legados piadosos; y citan muchas disposiciones de los Papas relativas al albacea, especialmente dos decretales de Gregorio IX, contenidas en la

recopilación que lleva el nombre de su autor. (Lib. III, tit. XXVI, caps. 17 y 19). Mas adelante agrega este autor: "Los albaceas también eran designados por la legislación de las Partidas, con los nombres de cahazaleros, mancesores y fideicomisarios, que no son usados por ninguno de los preceptos del CC". (op. [200]

MITS. 1879 y 1880

TITULO QUINTO/CAPITULO IV

di., p. 267). Los códigos de 1870 y de I 884, designaban a los albaceas como "Los ejecutores de la Ultima voluntad". El precepto que se comenta contiene una prohibición para ser albacea a los que no tienen la libre disposición de sus bienes y expresamente declara que la mujer casada, siempre que sea mayor de edad, no necesita autorización del marido para desempeñar el albaceazgo. El menor de edad emancipado (ya se trate del varón o de la mujer) porque no tiene la libre disposición de sus bienes, no podrá ser albacea, teniendo en cuenta que el al baceazgo por su propia naturaleza, impone a quien lo desempeña, la administración de bienes ajenos (el acervo hereditario). Diversas opiniones se han emitido para explicar la naturaleza del cargo de albacea. Algunos autores opinan que se trata de un mandato con características especiales; otros tratad istas afirman que el al bawea es un representante del autor de la herencia a la vez. que de los herederos, y no falta quien se incline por considerar que el albacea es un uurator honoruol. En nuestro derecho positivo el albacea es un auxiliar de la administración de justicia (a. 160 de la 1.01-.1FC del DF).

AR I íCULO 1680. No pueden ser albaceas, excepto ene! caso de ser

herederos únicos: I,—Los magistrados y jueces que estén ejeiciendo jurisdicción en el lugar en que se abre la sucesión; 11.— Los que por sentencia hubieren sido removidos otra vez del cargo de albacea; III.—Los que hayan sido condenados por delitos contra la propiedad; IV.—Los que no tengan un modo honesto de vivir. Mientras el precepto inmediato anterior establece quiénes tienen capacidad para ser albacea, el artículo a que se refiere esta nota enuncia una serie de impedimentos o prohibiciones para desempeñar el cargo o en su caso, especificaciones para ser removido de él. Estos impedimentos obedecen a causas diversas, a saber: en un caso se trata de verdaderas incompatibilidades existentes entre el ejercicio del cargo de magistrado o de juez, en la jurisdicción en la que se abra la sucesión excepto que el albacea sea único heredero (fr. 1), en otra hipótesis, el impedimento obedece a causas de inhabilitación, por efecto de una sentencia judicial condenatoria que haya decretado en otro caso la remoción del cargo de albacea o bien es consecuencia de una sentencia penal- pronunciada por delito contra la propiedad (frs. Il y III); finalmente, el impedimento puede surgir por causa de indignidad, [201]

LIBRO TERCERO

ARTS. 1180, 1881 y I8S2

y por tanto están impedidos para desempeñar el cargo, aquellos que no tienen un modo honesto de vivir (fr. IV): El impedimento a que se refiere la fr. 1 tiene lugar, porque quien se encuentra a cargo de la administración de justicia, como magistrado o como juez, no puede ser al mismo tiempo auxiliar de la propia jurisdicción. Las causas de impedimento por inhabilitación o indignidad, originan prohibiciones fundadas en que el desempeño del cargo requiere absoluta honestidad e idoneidad en la administración de bienes ajenos y sobre todo en el auxilio de la administración de justicia. En el procedimiento sucesorio se hallan comprometidos el fiel cumplimiento de la voluntad (testamentaria o presunta) del autor de la herencia y el interés público, que se cifran en la adecuada gestión y legal transmisión de la propiedad de los bienes de la herencia. 1.G.G.

A RTiCUI.0 1681. El testador puede nombrar uno o más albaceas. La posibilidad de que existan varios albaceas nombrados, conforme a este precepto, depende de la voluntad del testador. Por lo tanto esta disposición es aplicable únicamente en el caso de la sucesión testamentaria y no en la legítima. Este dispositivo se relaciona, para su adecuada interpretación, con las disposiciones contenidas en los artículos siguientes. En efecto, si no hay albacea nombrado por el autor de la herencia o el designado no desempeña el cargo, los herederos nombrarán a un albacea, lo cual excluye la posibilidad de que puedan nombrar dos o más albaceas conjuntos. La designación de dos o más personas para desempeñar el cargo, compete al testador, esto no significa necesariamente que los nombrados hayan de actuar conjuntamente. Si no lo ha dispuesto expresamente así el autor en su testamento, se entenderá entonces que entrarán en el ejercicio del cargo sucesivamente en el orden de su nombramiento, a falta o por imposibilidad del designado primeramente (ver a. 1692). En el artículo que es materia de este comentario, se prevé el caso de que el testador designe a un albacea general llamado también universal y que encargue en su testamento a un albacea especial, la ejecución de una o varias disposiciones determinadas o específicas (p.c. pago de ciertos legados y cumplimiento de ciertas obligaciones). I.G.G.

Cuando el testador no hubiere designado albacea o el nombrado no desempeñare el cargo, los herederos elegirán albacea por mayoría de votos. Por los herederos menores votarán sus legítimos representantes.

ARTICULO 1682.

[2021

TITULO QUINTO/CAPITULO IV

ANIS. 1882

y /083

Cuando no hubiere albacea designado por el testador o el que lo hubiere sido no desempeñare el cargo, sea porque no lo acepte o porque existiere algún impedimento, la designación de albacea corresponde a los herederos por mayoría de votos. En las sucesiones intestamentarias, conforme a lo dispuesto por el a. 805 del CPC, el juez en el mismo auto en que haga la declaración de herederos citará a éstos a una junta que deberá celebrarse dentro de los ocho días siguientes en la que hagan por mayoría de votos la designación de albacea. Suele llamarse albacea legitimo (aunque el vocablo no es del todo acertado) a la persona que es designada por los herederos para el cargo, y así distinguirlo del albacea testamentario y del albacea dativo, que es el designado por el juez, cuando las personas que concurren a la sucesión no comprueban sus derechos a la herencia o cuando no hay acuerdo mayoritario de los herederos. I.a mayoría para este efecto se computará en la manera que ordena el articulo siguiente a cuyo comentario nos remitimos. Por los herederos menores de edad votarán quienes ejerzan sobre ellos la patria potestad o la tutela en su caso (aa. 425, 449 y 537 fr. V del CC). Lo dispuesto en el precepto que se comenta, debe aplicarse por interpretación extensiva, a los herederos mayores de edad en estado de interdicción. El tutor del incapacitado, que es su representante legitimo en el juicio sucesorio, votará en la elección de albacea.

ARI ftuio [683. La mayoría, en todos los casos de que habla este

Capítulo, y los relativos a inventario y partición, se calculará por el importe de las porciones, y no por el número de las personas. Cuando la mayor porción esté representada por menos de la cuarta parte de los herederos, para que haya mayoría se necesita que con ellos voten los herederos que sean necesarios para formar por lo menos la cuarta parte del número total. Contiene este artículo las reglas aplicables para el cómputo de la mayoría en las votaciones no sólo para la elección de albacea, cuando sea el caso, sino también cuando se trata de lo relativo a los inventados, avalúo y partición de la herencia, particularmente tratándose del caso previsto en el a. 1766 del CC. La designación se tomará por el voto del heredero o herederos que representen el mayor interés en cuanto a porción hereditaria. Hay sin embargo una importante limitación a esta regla general y es la que establece el párrafo segundo de este artículo: siempre se requerirá, para formar una decisión válida, que se agregue al voto de los que representan la mayoría de intereses, los votos de quienes se necesite para formar la cuarta parte del número [203]

LIBRO TERCERO

ARTE. 1613, 1664 y 1585

total de herederos. En otras palabras: se requerirá en las votaciones de herederos mencionadas en este precepto, la mayoría de porciones hereditarias, y que dicha mayoría se encuentre representada cuando menos por el veinticinco por ciento del número de herederos.

Si no hubiere mayoría, el albacea será nombrado por el juez, de entre los propuestos.

ARTÍCULO 1684.

Si no se integrare la mayoría (de personas y de intereses) a que se refiere el artículo anterior, la designación de albacea corresponde al juez, quien elegirá de entre los propuestos, el heredero que pareciere más idóneo para el ejercicio del cargo. El juez deberá proceder siempre con la mayor prudencia, teniendo en cuenta el interés de todos los herederos. Aunque el artículo en comentario, no lo dispone expresamente, el juez, antes de hacer la elección de albacea, deberá oir a los herederos que representan la mayoría de intereses así como a los disidentes, por aplicación análoga del a. 498 relativo a la administración de la copropiedad. El grupo de herederos que no estuviere conforme con la designación de albacea puede en nuestra opinión nombrar un interventor para que vigile la actuación del albacea efegido por el juez; y ello porque existe la misma razón fundante que en el a. 1728, para que consideremos que es aplicable, en el supuesto de que el albacea fuere designado por el juez. I.G.G.

Lo dispuesto en los dos artículos que preceden se observará también en los casos de intestado, y cuando el albacea nombrado falte, sea por la causa que fuere.

ARTÍCULO 1685.

Este precepto dispone que las normas contenidas en los artículos anteriores respecto al cómputo de la mayoría y a la designación de albacea dativo, en los casos en que proceda, son aplicables tanto en la sucesión testamentaria, como en la sucesión legítima. En la primera, cuando el testador no haya designado albacea o cuando ése falte por cualquier causa, y en la sucesión legítima porque conforme con lo dispuesto por los aa. 800,805 y 811 del CPC, corresponde a los herederos, hacer la designación de albacea. En ambos casos la mayoría se computará por intereses y por personas y cuando no se reúna la mayoría calificada a que se refieren los preceptos anteriores, el juez hará la designación de albacea. I.G.G. [204]

TITULO QUINTO/CAPITULO IV

MITS. iy III87

El heredero que fuere único, será albacea si no hubiere sido nombrado otro en el testamento. Si es incapaz, desempeñará el cargo su tutor.

ARTÍCULO 1686.

Este dispositivo legal, enuncia la excepción a la regla general contenida en eta. 1679, conforme a la cual se requiere la capacidad plena de ejercicio para desempeñar el cargo de albacea. Parece claro que la razón fundante de aquella regla general es que un menor de edad o un incapacitado, que por hipótesis no puede administrar su patrimonio, es incapaz al propio tiempo para administrar los bienes de la sucesión en la que concurre el interés de otros herederos. Bien es cierto que quien administra el patrimonio de los menores de edad y de los interdictos, es su representante legal; pero también es verdad que quienes ejercen la patria potestad o el tutor de aquéllos, sólo están investidos de las facultades necesarias para administrar los bienes del menor o del incapacitado que está bajo su cuidado y para representarlo en juicio y fuera de él, en defensa de sus intereses. Si el heredero único es menor de edad y se encuentra bajo la patria potestad, corresponde a quienes la ejerzan, representarlo en juicio y fuera de él y administrar sus bienes (a. 425). Si se trata de un mayor de edad incapacitado o de un menor que no se encuentre bajo patria potestad, las mismas facultades corresponden al tutor (a. 537 fr. V). Por lo tanto en el ejercicio de la patria potestad o de la tutela fas representantes pueden administrar en calidad de albacea el caudal hereditario, cuando pertenece en su totalidad al menor o incapacitado. El precepto debe interpretarse extensivamente en el sentido de que si el heredero único fuere un menor de edad, desempeñará el cargo de albacea, quien se encuentre en el ejercicio de la patria potestad, actuando en conformidad con el otro ascendiente o adoptante (en el caso previsto en el a. 391) o por el tutor, si el heredero único es menor de edad y no se encuentra bajo patria potestad, o es mayor de edad en estado de interdicción. 1.G.G.

Cuando no haya heredero o el nombrado no entre en la herencia, el juez nombrará el albacea, si no hubiere legatarios.

ARTÍCULO 1687.

El juez deberá designar albacea en aquellos casos en que el testador no haya instituido herederos y no hubiere legatarios, pues conforme a lo d ispuesto en el a. 1378, el testamento será válido aunque no contenga institución de herederos (véase comentario al a. 1378). Puede ocurrir que la persona instituida no entre en la herencia, ya sea porque no acepte o porque alguna causa de incapacidad se lo impida. En estos dos supuestos el juez designará albacea dativo. Si hubiere legatarios, [205]

ARTS. 1687, 1688 y 1689

LIBRO TERCERO

conforme a lo dispuesto en el artículo anterior, estos tendrán el derecho de nombrar albacea. I.G.G.

En el caso del artículo anterior, si hay legatarios, el albacea será nombrado por éstos.

ARTÍCULO 1688.

El artículo que es materia de este comentario, se encuentra relacionado con el precepto anteror. En efecto, si por disposición testamentaria toda la herencia se hubiere distribuido en legados, corresponde a los legatarios la elección de albacea. Por lo demás deben tenerse presentes las disposiciones de los aa. 1286 y 1391

que respectivamente establecen: "Cuando toda la herencia se distribuya en legados, los legatarios serán considerados como herederos" y "Cuando no haya disposiciones especiales, los legatarios se regirán por las mismas normas que los herederos". Considera Antonio de lbarrola (Cosas y sucesiones, México, Porrúa, 1957, p. 437) que "Esta es una situación anormal, aquí el legatario se convierte en el continuador del patrimonio del autor, porque no podría dejarse el pasivo sin responsable. sin representante, sin continuador". En otras palabras si sólo una porción de la herencia se ha distribuido en legados y el testador no ha instituido herederos de la porción restante, o los llamados no entran en la herencia por impedimento o renuncia, el nombramiento de albacea lo harán los legatarios y no el juez como ocurre en el caso previsto en el artículo anterior. Debe tenerse presente lo dispuesto en el articulo que sigue.

1.G.G.

El albacea nombrado conforme a los dos artículos que preceden, durará en su encargo mientras que, declarados los herederos legítimos, éstos hacen la elección de albacea.

ARTÍCULO 1689.

Cuando sólo hubiere legatarios y el testador no hubiere instituido herederos de una porción restante de la herencia, los legatarios harán el nombramiento de albacea, y si el testador no hubiere instituido herederos ni legatarios, el nombramiento lo hará el juez. El albacea nombrado en uno y otro caso, será interino y permanecerá en funciones mientras se hace la declaración de la herencia en favor de los herederos legítimos y éstos designan albacea definitivo. Cuáles son las facultades del albacea interino, la ley nolo dice expresamente, no obstante, puesto que el cargo es provisorio, debemos entender que el albacea [206]

ARTS. 1989, 11390 y 11191

TITULO QUINTO/CAPITULO IV

interino no se encuentra investido de las mismas facultades que tiene el definitivo. Este último ha sido nombrado para llevar hasta su conclusión la sucesión hereditaria, mediante la partición de la herencia y adjudicación de lo que corresponde a los herederos, y en su caso, hasta la entrega de los bienes pertenecientes a cada legatario. En nuestro parecer, el albacea interino, se encuentra investido únicamente de aquellas facultades necesarias para la custodia y conservación del acervo hereditario y para realizar los actos de administración en cuanto sean necesarios o lo exija la conservación del caudal de la herencia, incluyendo la representación de la sucesión ya sea en juicio, o fuera de él, en la medida en que sea indispensable para alcanzar aquellas finalidades de custodia y conservación de los bienes relictos. 1.G.G.

ARTÍCULO 1690. Cuando toda la herencia se distribuya en lega-

dos, los legatarios nombrarán el albacea. Afirma Rojina Villegas que el albacea representa a la vez a los herederos, a los legatarios y a los acreedores de la herencia. (Compendio de derecho civil, México, Antigua Librería Robredo, 1863, t. 11, Bienes, derechos reales y .sucesiones, p. 331). Podría afirmarse, tal vez con mayor acierto, que el albacea representa a los herederos y legatarios frente a los acreedores. Cualquiera que sea el punto de vista que sobre el particular se adopte, cuando no hay albacea nombrado ni hay herederos, porque toda la herencia se ha distribuido en legados, son los legatarios quienes designarán el albacea que habrá de representarlos y quien se encargará de hacer el pago de los legados. La persona que elijan para desempeñar ese cargo, será albacea definitivo, con toda clase de facultades de representación de los legatarios que se requieran, para llevar al cabo los actos de liquidación del acervo hereditario y entrega de los bienes que corresponda a cada uno de los legatarios, conforme a lo dispuesto por el testador. I.G.G.

ARTÍCULO 1691. El albacea podrá ser universal o especial. Atendiendo a las funciones que desempeñan, este precepto clasifica a los albaceas en dos grupos: universales y especiales. A estos últimos el CC español, llama particulares. No hay duda de que se diferencian ambos, por la extensión de sus atribuciones, pues los particulares están facultados para cumplir lo relativo a funerales, mandas piadosas y alguna otra misión que especialmente les encomendara el testador y los albaces universales tienen facultades [207]

ARTS. 1891, ION y 11193

LIBRO TERCERO

más amplias, porque está a su cargo el cumplimiento del testamento, hasta dejar consumada la sucesión mortis causa, otorgándoles la representación del caudal, administrando los bienes y dándoles el destino ordenado por el causante. (Valverde y Valverde, Calixto, Tratado de derecho civil español. Valladolid, 1939, t. V, parte especial, Derecho de sucesión mortis causa, p. 354). I.G.G.

ARTICULO l 692. Cuando fueren varios los albaceas nombrados, el albaceazgo será ejercido por cada uno de ellos, en el orden en que hubiesen sido designados, a no ser que el testador hubiere dispuesto expresamente que se ejerza de común acuerdo por todos los nombrados, pues en este caso se considerarán mancomunados. Cuando el testador designa a varias personas para desempeñar el cargo de albacea, deberá entenderse que cada lino de los designados entrará a desempeñar el cargo sucesivamente, en el orden de su designación, a falta o por imposibilidad del nombrado inmediatamente antes. Se dice entonces que la designación de albacea es sucesiva y tal es la regla a seguir, a falta de otra disposición del testador. Para que el a lbaceazgo sea ejercido conjuntamente por las personas a quienes él ha confiado el cargo, es necesario que éste así lo disponga expresamente. Esta acepción del vocablo "mancomunados" en materia sucesoria, difiere completamente del concepto de mancomunidad usado en el derecho de las obligaciones; puesto que en el caso previsto por el artículo que se comenta, la idea de mancomunidad se opone al ejercicio sucesivo del cargo. I.G.G.

ARTÍCULO 1693. Cuando los albaceas fueren mancomunados sólo

valdrá lo que todos hagan de consuno; lo que haga uno de ellos, legalmente autorizado por los demás, o lo que, en caso de disidencia, acuerde 91 mayor número. Si no hubiere mayoría, decidirá el juez. Cuando los albaceas sean mancomunados, forman un cuerpo colegiado y todos deben concurrir a la realización de la actividad del albaceazgo; es decir, han de actuar juntamente, lo cual no significa unanimidad de pareceres, sino que deben prestar su colaboración para la formación de la voluntad colectiva de los albaceas, que se integran por el consenso general o por la mayoría de opiniones coincidentes. [208]

.

TITULO QU1NTO/CAFITLTLO IV

ARTS. 1893, 1894 y 1895

De esta manera la actuación de uno de los albaceas será válida si cuenta con la autorización de los demás o de la mayoría, y en caso de que ésta no pudiere obtenerse, se requerirá la autorización judicial. De la lectura del precepto que se comenta, se concluye que es la concurrencia de voluntades de todos los albaceas mancomunados la que preferentemente debe obtenerse para la validez de los actos que éstos ejecuten, y sólo después de agotada esta posibilidad se recurrirá a la voluntad mayoritaria. El juez prestará su autorización únicamente a falta de mayoría de pareceres. En este cuerpo colegiado el principio cardinal de la formación de la voluntad es el de unanimidad de pareceres y de la concurrencia de actuaciones, y el principio de la mayoría se aplica cuando no es posible el consenso general. La voluntad judicial decidirá, subsidiariarnente si no se logra mayoría. I.G.G.

ARTÍCULO 1694. En los casos de suma urgencia, puede uno de los

albaceas mancomunados practicar, bajo su responsabilidad personal, los actos que fueren necesarios, dando cuenta inmediatamente a los demás.

Según se puede ver de la lectura del artículo anterior, el sistema que sigue nuestro CC en cuanto al desempeño de los albaceas mancomunados, es el de la actuación concurrente, o "de consuno", aunque como se expresa en el comentario correspondiente, la diversidad de opiniones puede ser superada a través de la mayoría, y a falta de ésta, por decisión judicial. El artículo que es materia de este comentario confirma el principio. En efecto, ninguno de los albaceas designados para actuar mancomunadamente puede realizar por sí acto alguno en representación de la sucesión, si no se encuentra debidamente autorizado para ello por los demás albaceas o por la mayoría de ellos, conforme al artículo anterior. En un caso excepcional, podrá actuar prescindiendo del consenso de los demás albaceas: cuando se trata de un "caso de suma urgencia". Entonces actúa bajo su responsabilidad. Se entenderá que el caso es de suma urgencia cuando de no actuar el albacea se causarían daños al caudal de la sucesión; es decir, sólo cuando exista peligro de que se produzcan menoscabos en el acervo hereditario, podrá uno sólo de los albaceas actuar conforme lo dispone este precepto, siempre que ante la inminencia del riesgo, no pueda obtenerse la opinión de los demás albaceas. I.G.G.

ARTICULO 1695. El cargo de albacea es voluntario; pero el que lo

acepte, se constituye en la obligación de desempeñarlo. [2091

LIBRO TERCERO

ARTS. IBM, LUC y IS97

Nadie está obligado a aceptar el cargo de albacea; por ello se dice que es un cargo de aceptación voluntaria. La obligación de desempeñarlo, es consecuencia de la libre manifestación de voluntad de cumplir las obligaciones que el cargo impone. La aceptación del cargo es la manifestación de voluntad y el deseo de quedar obligado, en la medida en que el cargo impone a quien lo ha aceptado, a diversos deberes y responsabilidades. La aceptación impone al albacea la responsabilidad, en caso de incumplimiento de las obligaciones de él derivadas, de reparar los daños y perjuicios que por su culpa o negligencia se cause a los herederos y legatarios. I.G.G.

El albacea que renuncie sin justa causa, perderá lo que hubiere dejado el testador. Lo mismo sucederá cuando la renuncia sea por justa causa, si lo que se deja al albacea es con el exclusivo objeto de remunerarlo por el desempeño del cargo.

ARTÍCULO 1696.

El albacea puede renunciar al cargo. El albacea cuya renuncia no obedezca a justa causa pierde el derecho a participar de la herencia, si fue instituido heredero por el testador. En este caso la renuncia no justificada es causa de caducidad del derecho a heredar, impuesta como una sanción por el incumplimiento de los deberes que derivan de la aceptación del cargo de albacea. Cuando la renuncia obedece a una justa causa y lo que el testador deja al albacea es a título de remuneración por desempeñar el cargo, el renunciante pierde lo que le correspondería en la herencia o el legado remuneratorio. Es un supuesto de falta de causa civilis obligandi para recibir la remuneración. Al respecto Castán Tobeñas, citando a Gatti, escribe: La voluntariedad del cargo, no se encuentra afectada por la circunstancia de que el rehusamiento acarree la indignidad para suceder, ya que la sanción impuesta por el legislador, tiene un doble fundamento: a) la presunta voluntad del causante, pues se entiende que si ha hecho alguna disposición de bienes en favor del ejecutor testamentario, lo fue con la finalidad de compensar el trabajo -que debe realizar; y h) en la incorrecta actitud del designado que no ha correspondido a la prueba de confianza dispensada por el testador. (Derecho civil español común y foral, Madrid, Reus, 1973, t. VI, Derecho de sucesiones, vol. II, p. 349). I.G.G.

El albacea que presentare excusas, deberá hacerlo dentro de los seis días siguientes a aquel en que tuvo

ARTICULO 1697.

[210]

TITULO QUINTO/ CAPITULO IV

ARTS. 1897 y 1898

noticia de su nombramiento; o si éste le era ya conocido, dentro de los seis días siguientes a aquel en que tuvo noticia de la muerte del testador. Si presenta sus excusas fuera del término señalado, responderá de los daños y perjuicios que ocasione. Las personas que se encuentran comprendidas en alguno de los supuestos previstos como causa de excusa (ver artículo siguiente), pueden pedir al juez que les exima dei desempeño del cargo de albacea. La excusa es la dispensa o exención de cumplir una obligación o un deber. El CC considera que en ciertos casos, la persona designada para desempeñar el cargo de albacea puede pedir que se le releve de su desempeño. La excusa se distingue de la no aceptación del cargo en que ésta es una libre manifestación de voluntad de no tener la intención de entrar en el ejercicio del albaceazgo independientemente de que exista o no una causa que justifique la no aceptación. La no aceptación exime por sí misma del ejercicio del cargo y no requiere, como la excusa, de una previa calificación judicial, para que proceda la exención. Lo mismo puede decirse de la renuncia. El impedimento, se distingue de la excusa, ya que mientras ésta puede hacerse valer voluntariamente por quien quiera emplearla, el impedimento es una prohibición establecida por la ley para ejercer el cargo de albacea. Aquélla es un derecho que puede invocarse facultativamente para eximirse del ejercicio del cargo; éste, es un obstáculo legal para desempeñarlo que tiene forzosamente que hacerse valer. Por ello, porque hacer valer la excusa es el ejercicio de un derecho, el precepto señala un término de seis días al albacea designado, a partir de aquél en que tuvo noticia de su nombramiento, para presentar la excusa que lo exima del ejercicio del cargo. El precepto es confuso en su redacción, cuando dispone que el plazo de seis días debe contarse a partir de la fecha de la muerte del testador si ya conocía su nombramiento. Es evidente que para presentar su excusa el albacea debe conocer en todo caso que ha sido nombrado, y también será necesario que sea el juez que conoce de la sucesión hereditaria quien debe dar al albacea noticia de su designación; por lo que, en nuestro parecer, el albacea dispone de seis días contados a partir de la notificación de su nombramiento, para presentar la excusa que tuviere. I.G.G.

Pueden excusarse de ser albaceas: I.—Los empleados y funcionarios públicos; ll.—Los militares en servicio activo;

ARTICULO 1698.

{211]

LIBRO TERCERO

ART. MB y 1899

111.—Los que fueren tan pobres que no puedan atender el albaceazgo sin menoscabo de su subsistencia; IV.—Los que por el mal estado habitual de salud, o por no saber leer ni escribir, no puedan atender debidamente el albaceazgo; V.—Los que tengan sesenta años cumplidos; V1.—Los que tengan a su cargo otro albaceazgo. Las causas de excusa que pueden ser invocadas para eximirse del desempeño del cargo de albacea, se pueden clasificar en aquellas que obedecen a la prestación de un servicio público; al servicio de la milicia; las que se originan en pobreza externa; las que obedecen a mala salud o analfabetismo; las que derivan de edad avanzada; y finalmente las que ocurren por encontrarse desempeñando otro albaceazgo. Las causas de excusa que menciona este artículo, son limitativas, por ello no procede la aplicación extensiva o interpretación analógica del precepto en comentario. Del elenco que contiene este dispositivo se desprende que nuestro legislador admite la dispensa para el desempeño del albaceazgo, solamente cuando concurre una de las causas citadas que se han tratado de clasificar en esta nota, con el propósito de dar razón de su fundamento, que no es otro sino la imposibilidad o la dificultad material o de hecho (ocupación, edad avanzada, precariedad de salud, etc.) para atender con la debida puntualidad y diligencia el cumplimiento de las obligaciones que el cargo impone. 1.G.G, ARTíCULO 1699. El

albacea que estuviere presente mientras se decide sobre su excusa, debe desempeñar el cargo bajo la pena establecida en el artículo 1696.

Si la excusa que presenta el albacea, se califica de procedente, no caduca su derecho a participar en la herencia, si a la vez ha sido instituido heredero o legatario. Por el incumplimiento del deber de hacerse cargo temporalmente del albaceazgo —mientras se califica la excusa"— el albacea perderá el derecho a participar en la herencia, si ha sido instituido heredero o legatario, por aplicación de la pena establecida en el a. 1696 al cual se remite el precepto en comentario. Si el albacea ha sido instituido heredero o legatario con carácter remuneratorio por el desempeño del cargo, no tendrá derecho a participar en la herencia aunque la excusa se declare procedente. Falta la causa de la remuneración, según se explica en el comentario al a. 1698. 1.G.G. [212}

TITULO QUINTO/CAPITULO IV

ARTS. 1700. 1701 y 1702

El albacea no podrá delegar el cargo que ha recibido, ni por su muerte pasa a sus herederos; pero no está obligado a obrar personalmente; puede hacerlo por mandatarios que obren bajo sus órdenes, respondiendo de los actos de éstos.

ARTÍCULO 1700.

Una de las notas que caracteriza al cargo de albacea, es la de ser personalísimo; de allí se deriva que no es delegable. El albacea no puede designar persona que lo sustituya en sus funciones. Podrá servirse de auxiliares que bajo su dirección realizen determinadas actividades, pero en todo caso, bajo la responsabilidad del albacea. Podrá también corno albacea otorgar poderes dentro de sus facultades; pero deberá responder personalmente ante los herederos y legatarios, por los actos que ejecuten las personas a quienes ha designado como empleados, auxiliares, mandatarios o personeros. Las relaciones internas entre tales subordinados o apoderados y el albacea, no exime a este último de ninguna manera del deber de desempeñar el cargo con la diligencia de un cuidadoso padre de fa milia; es decir, que debe responder ante aquellas personas cuyos intereses le han sido confíandos, (herederos y legatarios) por los daños que les causa la más leve falta de atención o de cuidado en la gestión del albaceazgo. Entre esos deberes está comprendida la elección de personas idóneas para la ejecución de hechos o actos de cuyas consecuencias, por ser inherentes a las fundaciones de albacea, debe responder. I.G.G. ARTÍCULO 1701. El albacea general está obligado a entregar al

ejecutor especial las cantidades o cosas necesarias para que cumpla la parte del testamento que estuviere a su cargo. De conformidad con lo dispuesto en el a. 1691, el albacea puede ser universal o especial. En el primer caso asume la administración de todos los bienes, derechos y obligaciones que conformen el acervo hereditario; en el segundo caso, el albacea se encarga de ejecutar una o varias disposiciones testamentarias relativas al destino de bienes específicamente determinados. I.G.G. ARTÍCULO 1702.

Si el cumplimiento del legado dependiere de

plazo o de alguna condición suspensiva, podrá el ejecutor general resistir la entrega de la cosa o cantidad, dando fianza a satisfacción del legatario o del ejecutor especial, de que la entrega se hará en su debido tiempo. [213]

LIBRO TERCERO

ARTS- 1702, 1703 y 1704

El precepto impone al albacea o ejecutor, la obligación de dar fianza a satisfacción del legatario si se tratare de un legado sujeto a condición suspensiva o a plazo. Conforme a lo dispuesto en el a. 1942, el acreedor puede ejercitar todos los actos conservatorios de su derecho. Lo dispuesto en el precepto que se comenta, puede considerarse como un acto específico que no sólo conserva el derecho a percibir el legado cuando se cumpla la condición impuesta por el testador o se venza el plazo fijado por éste, sino que además garantiza el cumplimiento del legado (ver comentario al artículo siguiente).

I.G.G. ARTíCULO 1703. El ejecutor especial podrá también, a nombre del

legatario, exigir la constitución de la hipoteca necesaria. Cuando el testador ha designado un ejecutor especial para la ejecución del legado, éste podrá exigir al albacea, la constitución de la hipoteca necesaria en favor del legatario, conforme al a. 2935 fr. IV para asegurar el pago del legado. Enseña Mateos Alarcón (Lecciones de derecho civil, México, 1900, t. VI, p. 291) que el albacea y los herederos pueden nombrar un interventor "para vigilar los actos de administración del albacea e impedir con oportunidad los que pudiesen perjudicar ese mismo interés (de los herederos)". El legatario, que no goza del derecho de vigilar la administración de la herencia, pues no adquiere derechos al acervo hereditario, sino sobre bienes determinados de la herencia, puede pedir que el albacea garantice la ejecución del legado, c.-n los términos del testamento, mediante hipoteca cuya constitución se exigirá por sí, o a través del ejecutor nombrado por el testador para cumplir el legado. I.G.G.

El derecho a la posesión de los bienes hereditarios se trasmite, por ministerio de la ley, a los herederos y a los ejecutores universales, desde el momento de la muerte del autor de la herencia, salvo lo dispuesto en el artículo 205.

ARTíCULO 1704.

Desprendido de la regla general establecida en el a. 1290, este articulo establece el derecho a la posesión de los bienes a partir de la muerte del autor. La salvedad establecida en el a. 205 se refiere a la muerte de uno de los cónyuges, en cuyo caso el supérstite asume de inmediato la posesión y administración del fondo social con la intervención del representante de la sucesión. 1,G.G. [214]

ARTS. 1705 y 1708

TITULO QUINTO/CAPITULO IV

El albacea debe deducir todas las acciones que pertenezcan a la herencia.

ARTICULO 1705.

Sobre este particular, Mateos Alarcón comenta que "el a. 3076 (del CC de 1870 que contiene la misma disposición que el precepto en comentario) dice que el albacea puede deducir todas las acciones que pertenezcan al autor de la herencia y que no se hayan extinguido por su muerte, esto es, tiene la suma de facultades necesarias para hacer efectivos los derechos que tenía el testador durante su vida y que se han transmitido a sus herederos..."

(Lecciones de derecho civil.

México,

1900, t. VI, p. 280). En el índice general (1980) de anales de jurisprudencia, aparece la siguiente ejecutoria del TSJ del DF. El albacea puede deducir todas las acciones que pertenecieron al autor de la herencia y tiene la

Albaceas. Facultades de los. Legitimación.-

facultad de defender en juicio y fuera de él así la herencia como la validez del testamento y conforme a derecho, estos actos son obligatorios para él... Es pues bien claro que la defensa de la herencia corresponde al albacea, por lo cual es evidente que el ejercicio de los recursos correspondientes, inclusive el juicio de garantías, es atribución propia del albacea. (Anales de jurisprudencia, t. 155, p. 11.) I.G.G.

Son obligaciones del albacea general: 1.—La presentación del testamento; II. El aseguramiento de los bienes de la herencia; 111.—La formación de inventarias; 1V.—La administración de los bienes y la rendición de las cuentas del albaceazgo; V. El pago de las deudas mortuorias, hereditarias y testamentarias; VI.—La partición y adjudicación de los bienes entre los herederos y legatarios; V II.—La defensa, en juicio y fuera de él, así de la herencia como de la validez del testamento; V111.—La de representar a la sucesión en todos los juicios que hubieren de promoverse en lu nombre o que se promovieron contra de ella; IX. Las demás que le imponga la ley.

ARTICULO 1706.

[215]

LIBRO TERCERO

ARTS. 1700 y 1707

Con detalle, este artículo enumera las obligaciones y responsabilidades del

albacea en la radicación, mantenimiento, defensa y final adjudicación de los bienes que integran la masa hereditaria. Tiene el administrador de los bienes relictos, que forman un patrimonio en liquidación y por lo tanto integran el elenco de obligaciones que contiene el precepto que se comenta, como obligaciones aparte de la presentación del testamento: asegurar los bienes de la herencia, previo inventario de los mismos, pagar las deudas que sean a cargo de la herencia, practicar el avalúo de los bienes que la integran, representar dentro y fuera del juicio a la sucesión hereditaria defendiendo sus intereses, formular el proyecto de partición y adjudicación del caudal de los herederos. La ley le impone la obligación de caucionar su manejo (a. 1708), asi como la

de rendir la cuenta anual del albaceazgo (a. 1722).

I.G.G.

ARTíCULO 1707. Los albaceas, dentro de los quince días siguientes a la aprobación del inventario, propondrán al juez la distribución provisional de los productos de los bienes hereditarios, señalando la parte de ellos que cada bimestre deberá entregarse a los herederos o legatarios. El juez, observando el procedimiento fijado por el Código de la materia, aprobará o modificará la proposición hecha, según corresponda. El albacea que no presente la proposición de que se trata o que durante dos bimestres consecutivos, sin justa causa, no cubra a los herederos o legatarios lo que les corresponda, será separado del cargo a solicitud de cualquiera de los interesados. Este artículo concuerda con el 854 del ('PC cuya redacción es muy similar, salvo el agregado de que la distribución de los productos se hará en efectivo o en especie. Según lo dispuesto en el 'a. 855, el proyecto se pone a la vista de los interesados por el término de cinco días. Si existe alguna inconformidad, ésta debe substanciarse en forma incidental. Contiene el precepto una obligación del albacea no comprendida en la que enuncia el artículo anterior, cuyo cumplimiento es de tal importancia que su violación produce la separación del cargo. En efecto, aprobado el inventario, los herederos y legatarios tienen derecho a percibir (bimestralmente) los productos de los bienes que les correspondan hasta que se proceda a la adjudicación. Con ello se pone de relieve que el legislador ha querido evitar la acumulación en poder del albacea de los rendimientos de los bienes que constituyen el caudal [216]

TITULO QU1NTO/CAPITULO IV

AlRTS. 1707 y 1700

hereditario y que los herederos y legatarios instituidos reciban lo que produce el caudal relicto en la proporción que a cada uno corresponde. 1.G.G. y J. A. M.G.

El albacea también está obligado, dentro de los tres meses contados desde que acepte su nombramiento, a garantizar su manejo, con fianza, hipoteca o prenda, a su elección, conforme a las bases siguientes: 1. —Por el importe de la renta de los bienes raíces ene! último año y por los réditos de los capitales impuestos, durante ese mismo tiempo; ll.—Por el valor de los bienes muebles; 111.—Por el de los productos de las fincas rústicas en un año, calculados por peritos o por el término medio en un quinquenio, a elección del juez; 1V.--En las negociaciones mercantiles e industriales por el veinte por ciento del importe de las mercancías, y demás efectos muebles, calculado por los libros si están llevados en debida forma o a juicio de peritos.

ARTICULO 1708.

Dada la importancia del encargo que el albacea asume, es forzosa la garantía de su manejo por medio de fianza, hipoteca o prenda, según elija. Es explicable que el precepto en cita conceda esta facultad de elección al albacea pero, en cualquier caso, deberá ajustarse a las bases establecidas en él, para garantizar debidamente el interés de los herederos. Las bases que este artículo establece son acumulativas y responden a la naturaleza y valor de los bienes objeto de la transmisión. El otorgamiento de la garantía debe hacerse precisamente ante el iuez del conocimiento y desde luego con la aceptación y conformidad de los coherederos y la respectiva autorización de aquél. Con frecuencia, los interesados deberán aceptar la constitución de la garantía por un monto aproximado, que si bien no responde estrictamente a lo dispuesto y prevenido en estas cuatro fracciones supone, no obstante, un margen razonable de seguridad conforme al conjunto de circunstancias del caso. Se infiere que para ello deben concluirse el inventario y avalúo de los bienes de la herencia dentro de un término de 60 días (aa. 1712 del CC y 816 del CPC). En efecto, la formación previa del inventario es la base para la constitución de la garantía

requerida por este artículo. El CPC concede, como ya hemos dicho, 60 días para formar inventarío y avalúos; el artículo en comentario concede 90 días (tres meses) para garantizar el manejo. Ambos plazos, desde luego, parecen excesivos y ello contribuye seguramente [217]

LIBRO TERCERO

ARTS. 1708, 1709 y 1710

a prolongar un juicio que de suyo resulta largo. Mejor hubiese sido reducir el plazo y conceder, para casos excepcionales, una prórroga especial. El cálculo del importe de la garantía se hará en relación con la suma de las bases establecidas en las cuatro fracciones porque el inventario puede comprender al mismo tiempo bienes raíces que produzcan renta, inmuebles, fincas rústicas y negociaciones mercantiles o industriales. J.A.M.G.

Cuando el albacea sea también coheredero y su porción baste para garantizar, conforme a lo dispuesto en el artículo que precede, no estará obligado a prestar garantía especial, mientras que conserve sus derechos hereditarios. Si su porción no fuere suficiente para prestar la garantía de que se trata, estará obligado a dar fianza, hipoteca o prenda por lo que falte para completar esa garantía.

ARTÍCULO 1709.

Una excepción a la obligación de prestar la garantía consignada en el artículo anterior se encuentra establecida en este precepto que releva de su otorgamiento al albacea cuando es coheredero. Ello obedece en primer lugar a que la porción hereditaria puede garantizar la responsabilidad del albacea en la administración de la herencia. En segundo lugar, la ley toma en cuenta que el albacea tiene interés común con los demás herederos en la administración de los bienes hereditarios. Puede suceder asimismo que el albacea renuncie a sus derechos hereditarios, y decida continuar en el cargo; entonces será forzosa la constitución de garantía en los términos consignados en el artículo anterior. (Véase el a. 1687). J.A.M.G.

El testador no puede librar al albacea de la obligación de garantizar su manejo; pero los herederos, sean testamentarios o legítimos, tienen derecho de dispensar al albacea del cumplimiento de esa obligación.

ARTÍCULO 1710.

Expresamente este artículo priva de efectos a las disposiciones testamentarias en las que el testador dispensa al albacea de la obligación de garantizar su manejo. Es sólo a los herederos a quienes incumbe esta facultad, y ello representa una acertada disposición del legislador puesto que es el interés de ellos, como herederos, el que está en juego en la gestión del albacea. Las cualidades personales del albacea que el testador tuvo en cuenta para su designación, vuelven a cobrar relevancia en esta disposición, pero no en relación con el testador, sino respecto de sus herederos. El albacea puede gozar de la [218]

TITULO QUINTO/CAPITULO IV

ARTS. 1710, 1711, 1712 y 1713

misma confianza que inspiró al testador para que los herederos le releven de la obligación de otorgar la garantía de su gestión. J. A. M.G.

el albacea ha sido nombrado en testamento y lo tiene en su poder, debe presentarlo dentro de los ocho días siguientes a la muerte del testador.

ARTÍCULO 1711. Si

El testamento se presenta ante el juez que conocerá de la sucesión (a. 790 CPC). En todo caso el procedimiento sucesorio debe iniciarse ante el juez de lo familiar que corresponda. No hay sanción expresa para los casos de omisión de la presentación del documento en el término establecido y realmente parece un plazo demasiado corto cn relación con los términos para la formación de inventarios o constitución de garantía. Sin embargo, es claro que la incierta situación que sucede al fallecimiento del autor amerita la imposición de plazos breves para la seguridad de los bienes de la herencia. La posibilidad de adopción de medidas urgentes para la conservación de los bienes se encuentra prevista en el a. 770 del CPC. Así, si el albacea no presenta el testamento .según lo previsto en este articulo o no hay albacea nombrado, o con mayor razón aun si es el caso de intestado, el Juez debe nombrar un interventor luego que tenga conocimiento de la defunción según el procedimiento establecido en los aa. 769, 771 y demás relativos del código procesal. J.A.M.O,

El albacea debe formar el inventario dentro del término señalado por el Código de Procedimientos Civiles. Si no lo hace, será removido.

ARTÍCULO 1712.

EI término señalado es de 60 días según el a. 8 6 del CPC. El articulo en cita, es muy similar al 1750 de este mismo cuerpo legal y su reiteración no parece justificada. El incumplimiento de esta disposición constituye causa de remoción del albacea. Si ello ocurre, cualquier heredero podrá remover la formación del inventario incluso en forma simultánea al trámite de la remoción. El procedimiento para !a formación del inventario debe ajustarse a lo dispuesto en los aa. 816 a 821 del CPC. .1.A. M.G.

El albacea, antes de formar el inventario, no permitirá la extracción de cosa alguna, si no es que conste

ARTÍCULO 1713.

[219]

ARTS, 1713, 1714 y 1715

LIBRO TERCERO

la propiedad ajena por el mismo testamento, por instrumento público o por los libros de la casa llevados en debida forma, si el autor de la herencia hubiere sido comerciante. La facultad del albacea de impedir la extracción de bienes del acervo hereditario, es de primordial importancia dentro de la obligación general de su conserk ación y custodia de los bienes relictos. En cualquier caso, el albacea debe dar aviso al juez del conocimiento de las reclamaciones de terceros que sean propietarios de algunos bienes que se encontraban en poder del autor de la sucesión. La propiedad de los bienes debe hacerse constar poralgún medio indubitable según las reglas del derecho civil, o del derecho mercantil, si es el caso de que el autor de la herencia haya sido comerciante. J.A.M.G.

AR I CU LO 1714. Cuando la propiedad de la cosa ajena conste por

medios diversos de los enumerados en el artículo que precede. el albacea se limitará a poner al margen de las partidas respectivas, un nota que indique la pertenencia de la cosa, para que la propiedad se discuta en el juicio correspondiente. No constando la propiedad de la cosa por medio indubitable según lo dispuesto en el artículo anterior, su pertenencia debe dilucidarse en el juicio correspondiente evitando en el entretanto su substracción de la masa hereditaria. Ello será frecuente en el caso de bienes muebles, cuando su propiedad no conste por documento público, aunque exista un principio de prueba que presuma su ajena propiedad. En todos estos casos el albacea debe abstenerse de entregar los bienes respectivos y su actuación debe limitarse a anotar cuidadosamente la posible pertenencia de la cosa y esperar a que su propiedad se dilucide en el iuicio respectivo que debe incoar quien las reclame como propietario de ellos. J.A. M.G. A RTICU LO 1715. La infracción a los dos artículos anteriores, hará

responsable al albacea de los daños y perjuicios. Constituyendo la custodia y conservación de los bienes una de las obligaciones principales del albacea, su infracción lo hace responsable de los daños y perjuicios que se causen a los herederos. La comprobación de su irregular proceder deberá hacerse en el incidente respectivo, promovido por cualquiera de los herederos; comúnmente procederá la remoción de la persona que desempeñe el cargo de albacea. J.A. M.G. [220]

TITULO QUINTO/CAPITULO IV

ARTS. 1716, 1717 y 1718

El albacea, dentro del primer mes de ejercer su cargo, fijará, de acuerdo con los herederos, la cantidad que haya de emplearse en los gastos de administración y el número y sueldos de los dependientes.

ARTÍCULO 1716.

El plazo seflalado por este precepto puede en casos excepcionales resultar muy breve por las imperiosas condiciones de hecho que forzosamente presiden la conservación y el mantenimiento de los bienes hereditarios. De acuerdo con la naturaleza de los bienes que constituyen el acervo hereditario, la realidad se impondrá obligando a la toma de decisiones que difícilmente pueden sujetarse a un plazo legal previamente establecido. Por otra parte, también es frecuente que mientras se concluye un estudio detenido de la administración, se mantengan los gastos de administración que hacía el autor de la herencia para la gestión de sus bienes, J. A. M.G.

Si para el pago de una deuda u otro gasto urgente, fuere necesario vender algunos bienes, el albacea deberá hacerlo, de acuerdo con los herederos, y si esto no fuere posible, con aprobación judicial.

ARTICULO 1717.

Es ésta una disposición que posibilita la omisión de todo el largo proceso de un juicio sucesorio al permitir la enajenación de los bienes que conforman la masa hereditaria para el pago de alguna deuda o gasto. Como por otra parte, el acuerdo de los herederos se muestra palpable, el legislador considera que no es necesaria la intervención del juez para efectuar esa venta, sino en el caso de que no se obtuviere el consentimiento de todos los herederos. En cualquier caso este artículo conforma una funcional disposición que agiliza el tramite del procedimiento sucesorio, prescindiendo del prolongado trámite de inventario, avalúo y liquidación del acervo hereditario para cubrir una deuda reconocida por los herederos. 1 A. MG.

Lo dispuesto en los artículos 569 y 570 respecto de los tutores, se observará también respecto de los albaceas.

AR ÍCULO 1718.

Como el tutor, el albacea no puede comprar o arrendar Los bienes que conforman el haber hereditario, ni hacer contrato para sí, sus ascendientes, su mujer o marido, hijos o hermanos por consagninidad o afinidad. Es un caso en que por existir oposición de intereses, no puede el albacea representar a la vez la sucesión y actuar en su propio nombre. [221]

LIBRO TERCERO

ARTS. 1710, 1720 y 1721

El albacea no puede gravar ni hipotecar los bienes, sin consentimiento de los herederos o de los legatarios en su caso.

ARTÍCULO 1719.

El albacea es el ejecutor de la voluntad real o presunta del autor de la herencia, cuya función primordial es la conservación y administración de los bienes que la constituyan para distribuirlos entre los herederos. Ni la facultad de conservación, ni la de administrar esos bienes atribuyen la de gravar o hipotecar los bienes. Se requiere el consentimiento de los herederos o legatarios. Por otra parte, las facultades de administración del albacea, se le han conferido para el cumplimiento de su función de distribuir conforme a la ley o al testamento en su caso, los bienes relictos. I.G.G.

A

El albacea no puede transigir ni comprometer en árbitros los negocios de la herencia, sino con consentimiento de los herederos.

RT1-CUL O 1720.

La transacción o el compromiso en árbitros de los negocios de la herencia supone una facultad de disposición que no tiene el albacea, cuya función se concreta exclusivamente a la conservación de los bienes en la etapa de transición jurídica y económica desde la muerte del autor, a la actual propiedad en común

de los herederos. El precepto debe relacionarse, respecto de la transacción, con lo dispuesto en el a. 2950, frs. 111 y IV, de este mismo cuerpo legal. J. A. M.C.

El albacea sólo puede dar en arrendamiento hasta por un año los bienes de la herencia. Para arrendarlos por mayor tiempo, necesita del consentimiento de los herederos o de los legatarios en su caso.

ARTÍCULO 1721.

El término de un año establecido en este artículo para el caso de arrendamiento se encuentra en estricta correspondencia con lo dispuesto en el a. 1737 que impone al albacea la obligación de cumplir su encargo dentro de un ario. Una operación que consignara una extensión mayor del arrendamiento a la aquí permitida, estaría afectada de una ineficacia parcial (a. 2238) originada por la reducibilidad del negocio al término previsto. J.A. M.G. [222]

TITULO QUINTO/CAPITULO IV



ARTS. 1722, 1723 y 1724

ARTÍCULO 1722. El albacea está obligado a rendir cada año cuenta de su albaceazgo. No podrá ser nuevamente nombrado, sin que antes haya sido aprobada su cuenta anual. Además, rendirá la cuenta general de albaceazgo. También rendirá cuenta de su administración, cuando por cualquiera causa deje de ser albacea. Siguiendo siempre el término establecido en el a. 1737, el albacea debe rendir cuenta de su albaccazgo cada año, así que si se da el caso, teóricamente previsto en la ley, de culminación del encargo en un año, rendirá solamente una cuenta final. Mejor hubiera sido la obligación de rendir cuenta en períodos bimestrales o semestrales, atendiendo a las dinámicas condiciones de la actual vida económica. Con mejor criterio, el CPC sí establece la posibilidad de plazos distintos en el a. 851. .1.A. M.G.

ARTÍCULO 1723.

La obligacion que de dar cuentas tiene el albacea, pasa a sus herederos.

A la muerte de! albacea termina el desempeño del albaceazgo que estuvo a su cargo, pero su patrimonio, formado por sus derechos y obligaciones, se trasmite a sus sucesores. Por ello, la obligación de rendir cuenta pasa a sus herederos. "Si el albacea muere sin rendir cuentas, deben rendirlas sus herederos y del mismo modo pasa a los herederos del albacea la responsabilidad en que por daños y perjuicios ocasionados a la testamentaría incurriese su causante, así como el derecho de exigir a su vez reintegros de gastos o indemnizaciones procedentes; lo que prueba, como es natural, que la intransmisibilidad del cargo no significa que la muerte del albacea extinga cuantos derechos y obligaciones no personalísimos pudieron nacer durante el tiempo en que se desempeñó". 6". (Manresa y Navarro, J. María,

Comentarios al Código Civil español,

Madrid

Reus, 1973, t. VI, vol. II, p. 737).

Son nulas de pleno derecho las disposiciones por las que el testador dispensa al albacea de la obligación de hacer inventario o de rendir cuentas.

ARTICULO 1724.

Como en el caso del a, 1710 respecto a la imposibilidad del testador para librar al albacea de la obligación de garantizar el manejo de la sucesión, el testador tampoco puede dispensarlo de la obligación de hacer inventario o rendir cuentas. Con mayor rigor aún, la infracción a esta última disposición se encuentra sancionada con nulidad absoluta cuya expresión literal resulta poco frecuen[223]

LIBRO TERCERO

ARTS. 1724, 1726 y 1726

te en el texto de nuestra ley. La importancia y gravedad de la sanción impuesta por el legislador salta a la vista: el inventario constituye el medio para identificar los bienes que forman la masa hereditaria y el instrumento que permite la posibilidad jurídica de efectuar su trasmisión mediante su determinación. La obligación de rendir cuentas se vincula íntimamente con este propósito y expresa en numerario el resultado de la gestión del albacea, como elemento para llevar a cabo las operaciones de liquidación y distribución de la herencia que son las funciones primordiales de todo el procedimiento sucesorio y a la vez constituyen su finalidad. Por ausencia de disposición legal expresa los herederos no tienen derecho a dispensar al albacea el cumplimiento de la disposición en cita, por el contrario, tal obligación recae en los herederos. J.A. M.G.

1725. La cuenta de administración debe ser aprobada por todos los herederos; el que disienta, puede seguir a su costa el juicio respectivo, en los términos que establezca el Código de Procedimientos Civiles.

ARTICULO

La cuenta de la administración rendida por el albacea debe contener un informe pormenorizado de cada uno de los bienes de los gastos de administración así corno de las deudas de la herencia. En el caso de que dichos bienes produzcan alguna renta, el albacea deberá además anotar cuidadosamente los ingresos obtenidos en el ejercicio respectivo. Esto es particularmente importante si se trata de una negociación de carácter mercantil o industrial. El juez dejará a la vista de los herederos la cuenta de la administración, a fin de que aleguen lo que a sus derechos convenga por un término de diez días, según disposición contenida en el a. 851 del CPC. El interesado que disienta deberá expresar concretamente la objeción y las causas en que se funde, promoviendo la vía incidental. El juez dará curso a la demanda, abrirá el incidente a prueba y dictará auto aprobando o reprobando la cuenta impugnada. Dicho auto es apelable en el efecto devolutivo. "La principal obligación de los albaceas, una vez terminada su misión, esta de hacer rendición de cuentas, terminando así el ciclo de su actuación. Este deber es tan fundamental, que como veremos a continuación, no puede quedar relevado del mismo ni aun por el testador". (Puig Peña,

Tratado de derecho civil español,

Madrid. 1955. t. V, Sucesiones, vol. III, p. 121). MG..

Cuando fuere heredera la Beneficencia Pública o los herederos fueren menores, intervendrá el Ministerio Público en la aprobación de las cuentas.

ARTÍCULO 1726.

[224]

ARTS. 1729, 1727 y 172E1

TITULO QUINTO/CAPITULO /V

En este caso. la autoridad del conocimiento turnará los autos al agente del MI' para que éste formule pedimento representando el interés, ya sea de íos herederos que fueren menores de edad, o de la Beneficencia Pública. No hay razón para que la intervención del representante social no se realice en forma simultánea a la de los demás interesados, pero una extendida práctica exige primero el vencimiento de dicho termino de diez días para que luego se turnen los autos al N11'.

J.A.M.G.

Aprobadas las cuentas, los interesados pueden celebrar sobre su resultado, los convenios que quieran.

ARTICULO 1727.

La cuenta puede resultar aprobada por expreso consentimiento de todos los herederos. bien por no haber sido impugnada dentro del plazo respectivo-- o, por último, por el auto del _juez que apruebe su rendición o su modificación en los términos solicitados. Una ve/ aprobada, los interesados pueden celebrar los convenios que consideren pertinentes • haciéndolo del conocimiento del juez -- para que tenga lugar la partición definitiva de los bienes en el caso de que su administración haya generado resultados positivos, .1.A. M.G.

El heredero o herederos que no hubieren estado conformes con el nombramiento de albacea hecho por la mayoría, tienen derecho de nombrar un interventor que vigile al albacea. Si la minoría inconforme la forman varios herederos, el nombramiento de interventor se hará por mayoría de votos, y si no se obtiene mayoría, el nombramiento lo hará el juez, eligiendo el interventor de entre las personas propuestas por los herederos de la minoría.

ARTÍCULO 1728.

Con el propósito de resguardar los intereses de los incapaces, de los ausentes y de determinados herederos, ha creado el legislador órganos especiales de control y vigilancia, como ocurre con los curadores que están obligados a vigilar la conducta del tutor según se desprende de la fr. II del a. 626, T'unciones similares desempeñan los interventores en los casos de ausencia a que se refiere el a. 685. Un nuevo caso consigna el artículo que se comenta. De acuerdo con lo establecido en los aa. 1682 y 1685 los herederos están facultados para designar al albacea cuando el testador no lo hubiere hecho, o si [2251

ARTS. 17211, 1729 y 1730

LIBRO TERCERO

el nombrado faltare por la causa que fuere. También pueden designarlo los Legatarios, cuando toda la herencia se distribuye en legados, según se desprende del a. 1690. porque el a. 1286, los considera herederos, si ello ocurre. Cuando el nombramiento de albacea lo hace la mayoría de herederos, los que no estuvieren de acuerdo en su designación pueden nombrar un interventor para que vigile al albacea. Si fueren varios los inconformes, la elección se hará por mayoría de votos y si no se obtiene la mayoría, la designación la hará el juez de entre las personas propuestas por los herederos. Dispone al efecto el a. 798 del CPC del DF: "En la Junta prevenida en el artículo 790 podrán los herederos nombrar interventor, conforme a la facultad que les concede el artículo 1728 del Código Civil, y se nombrará precisamente en los casos previstos por el artículo 1731 del mismo código". Los aa. 173 ! y 2280 contienen otros casos de designación de interventores. Según se desprende de esta última disposición, el testador puede designar interventor, al decir: "No pueden comprar los bienes de cuya venta o administración se hallen encargados, los interventores nombrados por el testador o por los herederos". En los juicios sucesorios, el ('PC se refiere a los interventores en los aa. 771, 772, 773, 785 fr. 111, 786, 787, 798, 836, 837, 838, 839, 845 y 847. L.C.P.

ARTÍCULO 1729.

Las funciones del interventor se limitarán a vigilar el exacto cumplimiento del cargo de albacea.

Según este artículo y el anterior, el interventor actuará como órgano de control y vigilancia del albacea. En consecuencia, cuidará que el albacea, en el ejercicio de sus funciones, observe una conducta siempre orientada al exacto y cabal cumplimiento de los deberes que le impone el cargo. El CC de 1884 señalaba el procedimiento que debía seguir el interventor para asegurar los intereses de quienes lo habían designado. Decía el a. 3766: "Las funciones del interventor se limitarán a vigilar e] exacto cumplimiento del cargo de albacea; pero al hacerlo, deberá asociarse siempre a la persona cuyos intereses crea perjudicados, y en nombre de ésta y con su consentimiento expreso, practicará cualquier gestión judicial o extrajudicial". L.C.P.

ARTÍCULO 1730.

El interventor no puede tener la posesión ni aun interina de los bienes.

Esta disposición es lógica porque las facultades que le otorga la ley al interventor son de simple vigilancia. [226]

TrruLo QUINTO/CAPITULO jv

ARTS. 1730 y 1731

Es necesario aclarar algunas dudas acerca de esta disposición. Al parecer la expresión posesión ha sido mal empleada, pues este es un concepto jurídico especifico, perfectamente definido por la ley. ¿Quiso el legislador referirse a la tenencia material sobre esos bienes? Es posible. 1,a respuesta es interesante, porque el a. 1704 dispone que el derecho a la posesión de los bienes hereditarios se transmite, por el solo ministerio de la ley, a los herederos y a los ejecutores universales, desde el momento de la muerte del autor de la herencia, mas no al interventor. Comentando este articulo, algunos autores opinan que pueden serle aplicadas al derecho sucesorio las disposiciones especiales sobre posesión de bienes singulares. Y así, consideran que los herederos tienen la posesión originaria de esos bienes y los ejecutores universales-(albaceas) la posesión derivada (Rojina Villegas, Rafael, Compendio de derecho civil, núm. 6, 12a. ed., t. II, 1980; p. 333, Tratado de derecho civil mexicano, núm. 7, 4a. ed., t. IV, 1976, p. 465). Otros comentaristas opinan que esta posesión es especial del derecho sucesorio y lo confirmarían, entre otros, los aa. 707, 1339, 1342, 1343 y 1704. Queda la duda de si servirá de base para aclarar estos conceptos doctrinarios el a. 1730. ¿Tendrán la razón los autores que afirman que el albacea tiene la posesión derivada de los bienes hereditarios? ¿Será esta clase de posesión la que considera el a. 1730 y no la mera tenencia? Pero cualquiera que sea la opinión de la doctrina, el interventor al que se rei ierc este artículo no está legitimado para ejercer directa o indirectamente, un poder de hecho sobre la totalidad o parte de los bienes del caudal. I.,C.P. ARTÍCULO 1731, Debe nombrarse precisamente un interventor:

I.—Siempre que el heredero esté ausente o no sea conocido; 11.—Cuando la cuantía de los legados iguale o exceda a la porción del heredero albacea; 111.—Cuando se hagan legados para objetos o establecimientos de Beneficencia Pública. En estas tres casos debe nombrarse un interventor. Can respecto a la fr. I, es necesario tener presente que el a. 1508 obliga al notario que hubiere autorizado un testamento a dar aviso a los interesados, luego que sepa de la muerte del testador, y el a. 1510 dispone que si los interesados están ausentes o son desconocidos, la noticia deberá darla al juez. Este último artículo emplea una redacción muy semejante a la de la fr. 1 que se comenta. También debe nombrarse interventor, según lo dispone la fr. II de este artículo, cuando la cuantía de los legados iguale o exceda a la porción del heredero cuando sea al mismo tiempo albacea. [2271

ARTS. 1731 y 1732

LIBRO TERCERO

A este respecto es necesario considerar que el a. 1709 dispone que si ei albacea es también heredero y su porción basta para garantizar los bienes hereditarios que debe liquidar, no estará obligado a prestar garantía especial. Si su porción no fuere suficiente para prestar la garantía, estará obligado a dar fianza, hipoteca o prenda por lo que falte para completar esa garantía. Si la cuantía de los legados. según lo establece la fr. II del articulo que se comenta, iguala o excede a la porción del heredero albacea, será necesario nombrar un interventor. La fr. III del artículo en comentario establece que si se hacen legados para objetos o establecimientos de beneficencia pública, deberá igualmente designarse un interventor. ¿Cuáles serán las facultades de estos interventores? Al parecer, las mismas que señalan los aa. 1728 y 1729, o sea, las de simple vigilancia del albacea. El CPC del DF en su a. 771 dispone la designación de otra clase de interventores, con facultades distintas de las señaladas en el CC. Ordena el artículo citado: "Si pasados diez días de la muerte del autor de la sucesión, no se presenta el testamento, si en el no está nombrado el albacea, o si no se denuncia el intestado, el juez nombrará un interventor". Establecen los aa, 772 y 773 que este interventor tendrá el carácter de un simple depositario y cesará en el cargo tan pronto como se designe al albacea. Los aa. 775, 785 fr. II, 786, 787, 798.836 a 839, 845 y 847 del CPC se refieren a estos interventores. No señala la ley el procedimiento que debe seguirse en la designación de los interventores enumerados en el a. 1731. Posiblemente esta labor le corresponderá al juez, en especial en el caso previsto en la fr. 1. El supuesto que señala el a. 1734 en el nombramiento de estas personas por los herederos o el juez, confirmaría esta apreciación. L.C.P.

Los interventores deben ser mayores de edad y capaces de obligarse.

ARTÍCULO 1732.

La designación de interventores sólo puede recaer en las personas mayores de edad que sean capaces de obligarse. En consecuencia, no podrá recaer el nombramiento de interventor en los interdictos y los que se encuentren privados de la administración de sus bienes, como ocurre en el caso de las personas sujetas a concurso (a. 2966) y con el comerciante quebrado (a. 83 de la LQSP). Para el desempeño de otros cargos, también la ley exige la mayoría de edad, como ocurre con los tutores y curadores (a. 503 fr. 1); y albaceas (a. 1679). Para la designación del interventor a que se refiere el a. 771 del CPC, la ley exige que sea mayor de edad, de notoria buena conducta, que se encuentre domiciliado en el lugar del juicio y que otorgue fianza para responder de su manejo. L.C.P. [228]

TITULO QUINTO/CAPITULO IV



ARTS. 1733, 1734 y 1735

Los interventores durarán mientras que no se revoque su nombramiento.

ARTÍCULO 1733.

Dispone el a. 1745 que los cargos de albacea e interventor acaban: fr. VI. por revocación de sus nombramientos hecha por los herederos. El a. 1746 reafirma el concepto al disponer que la revocación puede hacerse por los herederos en cualquier tiempo, pero en el mismo acto debe nombrarse el sustituto. No se nombrará sustituto al interventor designado de acuerdo con lo establecido en el a. 1728, cuando los herederos desistan de seguir vigilando al albacea. L.C. P.

Los interventores tendrán la retribución que acuerden los herederos que los nombran, y si los nombra el juez, cobrará conforme a Arancel, como si fuera un apoderado.

ARTÍCULO 1734.

Serán los herederos que han intervenido en el nombramiento del interventor a que se refiere el a. 1728, los que acuerden su retribución. Los designados por el juet cobrarán conforme a arancel, como si fueran apoderados. los interventores designados por el juez, de acuerdo con lo establecido en el a, 771 del ('PC', percibirán la remuneración que les asigna el a. 838 que dice: "El interventor tendrá el dos por ciento del importe de los bienes, si no exceden de veinte mil pesos, tendrá ademas, el uno por ciento sobre el exceso, y si excedieren de cien mil pesos, tendrán el medio por ciento, además, sobre la cantidad excedente. El albacea judicial tendrá el mismo honorario que el interventor". L. C. P.

AR II( U I O 1735. Los acreedores y legatarios no podrán exigir el pago de sus créditos y legados, sino hasta que el inventario haya sido formado y aprobado, siempre que se forme y apruebe dentro de los términos señalados por la ley; salvo en los casos prescritos en los artículos, 1754 y 1757, y aquellas deudas sobre las cuales hubiere juicio pendiente al abrirse la sucesión. Dispone el a. 1708 en su fr. III que es obligación del albacea general, la formación de inventarios, los cuales deben hacerse, según el a. 1712, dentro del término que señale el CPC. Este cuerpo de leyes dispone en su a. 816 que el albacea debe proceder a la formación de los inventarios dentro de los diez días de haber aceptado el cargo y presentarlo al tribunal dentro de los 60 días, donde [229]

ARTS, 1735, 1736 y 1737

LIBRO TERCERO

será agregado a los autos para que lo examinen los herederos quienes dispondrán del plazo de cinco días para hacerlo, por establecerlo así el a. 824. El a. 825 dispone que si no hubiere oposición, transcurridos los cinco días tendrá el juez por aprobado el inventario sin más trámites. Si se dedujere oposición ésta se substanciará en forma incidental. Tanto los legatarios como los acreedores, no pueden exigir la entrega de sus legados y de cobrar sus créditos sino después de aprobado el inventario, salvo los casos de excepción a que se refieren los aa. 1754 y 1757 y aquellas deudas sobre las cuales hubiere juicio pendiente al abrirse la sucesión que también podrán pagarse antes de la formación de inventario. En primer lugar serán pagadas las deudas mortuorias, si no lo estuvieren ya, porque pueden pagarse antes de la formación del inventario, por disponerlo así el a. 1754 (véanse los comentarios a los aa. 1754 y 1757). En lo referente al pago de legados, el a. 1763 dispone que el albacea una vez concluido el inventario, no podrá pagar los legados, sin antes haber cubierto o asignado bienes bastantes para el pago de las deudas. El legatario no podrá ocupar por su propia autoridad la cosa legada, debiendo pedir su entrega y posesión al albacea o al ejecutor especial, dice el a. 1408, salvo que la cosa legada estuviere en poder del legatario, porque en tal caso, según el a. 1409, podrá retenerla sin perjuicio de devolver en caso de reducción lo que corresponda conforme a derecho. L.C. P.

Los gastos hechos por el albacea en el cumplimiento de su cargo, incluso los honorarios de abogado y procurador que haya ocupado, se pagarán de la masa de la herencia.

ARTÍCULO 1736.

El a. 1778 reafirma esta disposición y la amplía al establecer que los gastos de la partición se rebajarán del fondo común. Los que se hagan en interés particular de alguno de los herederos o legatarios, se imputarári a su haber. Los gastos necesarios para la entrega de la cosa legada serán a cargo del legatario, dice el a. 1396, salvo disposición del testador en contrario. El CPC dispone en el a: 831 que los gastos de inventario y avalúo son a cargo de la herencia, salvo que el testador hubiere dispuesto otra cosa. Una disposición similar se encuentra en el a. 597 respecto de los tutores. L. C. P. ARTÍCULO 1737. El

albacea debe cumplir su encargo dentro de un año, contado desde su aceptación, o desde que terminen los litigios que se promovieren sobre la validez o nulidad del testamento. [230]

TITULO QUINTO/CAPITULO TV

ARTS. 1737, 17311 y 1739

Esta disposición establece que el albacea debe cumplir su encargo en el término de un año, contado desde su aceptación. Si se promoviere juicio sobre la nulidad o validez del testamento, este plazo se empezará a contar desde que terminen los litigios. La SCJN ha resuelto que ...ya sea que se trate de la remoción o de la cesación del albacea, en cualquiera de los dos casos, es siempre necesaria la declaración expresa del juez para que el representante de la sucesión deje su encargo; la diferencia radica en el procedimiento que se sigue en cada caso; es decir, la cesación de un albacea, cuando expira el plazo concedido por el testador o por la ley, puede ser declarada de plano por el juez, en vista de las constancias existentes en los autos, sin que por esto se lesionen derechos de alguna especie; y cuando se trata de la remoción que obedece a faltas en el desempeño del albaceazgo, precisa seguir un procedimiento judicial, en el cual sea oído el interesado y pueda defenderse de las imputaciones que se le hagan. Mas en uno y otro casos. :mientras no compruebe que,por declaración judicial expresa, ha dejado su encargo un albacea, ninguna autoridad puede desconocer su carácter. Apéndice 1917-1985, cuarta parte, Tercera Sala, p. 86. .C.P.

ARTÍCULO 1738. Sólo

por causa justificada pueden los herederos prorrogar al albacea el plazo señalado en el articulo anterior, y la prórroga no excederá de un ario.

Establece esta disposición que sólo por causa justificada pueden los herederos prorrogar el plazo al albacea y si lo acuerdan no podrá exceder de un año. Concordante con esta disposición, establece el a. 1745 que el cargo de albacea' se acaba: fr. V, por terminar el plazo señalado por la ley y las prórrogas concedidas para desempeñar ei cargo. ¿Cuáles pueden ser aquellas causas justificadas que los herederos pueden invocar para eximir al albacea de no haber concluido su encargo dentro del plazo de un año que señala el a. I 739? Todas aquellas no imputables í.-1 aquél por culpa o negligencia. (Ver comentario al artículo siguiente).

ARIÍCI)1.0 I 739.

Pata prorrogar el plazo del albaceazgo, es indispensable que haya sido aprobada la cuenta anual del albacea, y que la prórroga la acuerde una mayoría que represente las dos terceras partes de la herencia. [2311

ARTS. 1739, 1740, 1741 y 1749



LIBRO TERCERO

El a. 1722 reafirma la exigencia contenida en el que aquí se comenta. Establece que el albacea está obligado a rendir cada año cuenta de su albaceazgo y que no puede ser nuevamente nombrado, sin que antes haya sido aprobada su cuenta anual. El testador, dispone el a. 1724, no puede dispensar al albacea de su obligación de rendir cuenta, y si lo hiciere, la cláusula testamentaria será nula de pleno derecho. Para que la prórroga sea válida debe acordada una mayoría que represente Las dos terceras partes de la herencia. Esta mayoría se computará en la manera que señala el a. 1683. L.C.P.

El testador puede señalar al albacea la retribución que quiera.

A Rl jet; LO 1740.

Generalmente se nombra albacea a la persona de más confianza del testador, convencido éste de que cumplirá lealmente sus resoluciones de última voluntad. Por eso el legislador no pone trabas a la designación del albacea cuando es idóneo para el desempeño del cargo, y no limita en forma alguna la retribución que se le pueda asignar, sin perjuicio del derecho de opción que el a. 1742 otorga al albacea. L.C. P.

Si el testador no designare la retribución, el albacea cobrará el dos por ciento sobre el importe líquido y efectivo de la herencia, y el cinco por ciento sobre los frutos industriales de los bienes hereditarios.

ARTÍCULO 1741.

El porcentaje se calculará sobre el importe líquido y efectivo de la herencia. Son frutos industriales, dice ei a. 890, los que producen las heredades o fincas de cualquiera especie, mediante el cultivo o trabajo. El a. 838 del CPC del DF dispone que el albacea judicial tendrá el dos por ciento del importe de los bienes, si no exceden de veinte mil pesos; si exceden de esta suma, pero no de cien mil pesos, tenelrá además, el uno por ciento sobre el exceso, y si excedieren de cien mil pesos, tendrá además el medio por ciento sobre la cantidad excedente. L.C. P.

ARTÍCULO 1742. El albacea tiene derecho de elegir entre lo que le deja el testador por el desempeño del cargo y lo que la ley le concede por el mismo motivo. [232]

ARTS. /742, 1143

TITULO QUINTO/CAPITULO IV

y

1744

Cuando el a lhaeca es nombrado por testamento y en una de sus cláusulas se le asigna una de' _ _.:-.inada remuneración en pago de su trabajo, puede el albacea optar por percibir las sumas que le ha asignado el testador o las que le otorga la ley en el articulo anterior.

L.C. P.

Si fueren varios y mancomunados los albaceas, la retribución se repartirá entre todos ellos; si no fueren mancomunados, la repartición se hará en proporción al tiempo que cada uno haya administrado y al trabajo que hubiere tenido en la administración.

ARTÍCULO 1743.

Dispone sobre esta materia el a. 1692 que si son varios los albaceas nombrados, el albaceazgo será ejercido por cada uno de ellos en el orden de su designación; pero si el testador ha dispuesto que el albaceazgo se ejerza de común acuerdo por todos los nombrados se les considerará mancomunados. Según el a. 1693

sólo valdrá lo que todos hagan de consuno, o lo que haga uno de ellos autorizado pot los demás que, en caso de disidencia, acuerde el mayor número. Si no hubiere mayoría, resolverá el juez. En consecuencia, si se trata de albaceas mancomunados se repartirá entre todos ellos, pero si el albaceazgo es ejercido individualmente por cada uno de los nombrados en el orden que se les hubiere señalado, la repartición se hará en proporción al tiempo que cada uno haya administrado y al trabajo que hubiere tenido en la administración. L.C. P,

el testador legó conjuntamente a los albaceas alguna cosa por el desempeño de su cargo, la parte de los que no admitan éste, acrecerá a los que lo ejerzan.

ARTíCUl O 1744. Si

El testador puede asignar al albacea la remuneración que quiera dice el a. 1740, y puede legarle alguna cosa por el desempeño del cargo. Si el albacea renuncia sin justa causa perderá lo que le hubiere dejado el testador. Si la renuncia la hace con justa causa perderá lo que se le deje si la

asignación tenía por objeto exclusivo remunerarlo por el desempeño del cargo, según lo dispone el a. 1696. Los aa. 131 3, fr. VI, 1331 y 1:',32 declaran incapaces de heredar a los albaceas que renuncian o son separados judicialmente de sus,cargos. El a. 1744 dispone que si son varios los albaceas nombrados, la parte del excluido se sumará a la de los otros, o se distribuirá entre los demás albaceas y no incrementará los derechos de los herederos legítimos.

[233:1

LIBRO TERCERO

ARTS. 1744 y 174$

El acrecentamiento no ha sido considerado en forma general por el derecho sucesorio mexicano, sólo por excepción lo ha admitido en este caso especial. 1..C.P.

Los cargos de albacea e interventor, acaban: 1.—Por el término natural del encargo; II. Por muerte; Ill.—Por incapacidad legal declarada en forma; IV.—Por excusa que el juez califique de legítima, con audiencia de los interesados y del Ministerio Público, cuando se interesen menores o la Beneficencia Pública; V.— Por terminar el plazo señalado por la ley y las prórrogas concedidas para desempeñar el cargo; VI.— Por revocación de sus nombramientos, hecha por los herederos; Vil—Por remoción.

it1.11.0 1745

El albaceazgo se extingue cuando el designado para desempeñar el cargo da término a su cometido antes del vencimiento de los plazos que señalan los aa. 1737, 1738 y 1739. Si muere el albacea deberá designarse a otra persona que le sustituya. Si el albacea es declarado judicialmente incapacitado por alguna de las causales que señalan las frs. 11, II! o 1V del a. 450, no podrá seguir desempeñando el cargo y habrá que designar un nuevo albacea. El a. 1698 enumera las causales de excusa que pueden invocar las personas que son designadas para desempeñar los cargos de albaceas. Estas excusas deben presentarse ante el juez, según lo dispone el a. 1697 dentro de los plazos que allí se indican. En todos estos trámites el juez debe oir a los interesados y también al MP, cuando se interesen menores o la beneficencia pública. Si el designado albacea rehusa sin justa causa, se hace incapaz de heredar al testador por disponerlo así el a. 1331. No comprende a los que una vez que el juez desecha la excusa, sirven al cargo (a. 1332). Establece el a. 1737 que el albacea dispone de un ario contado desde su aceptación para cumplir su encargo, o desde que terminen los litigios que se promovieren sobre la validez o nulidad del testamento. Este plazo puede prorrogarse hasta por otro año, si se reúnen los supuestos que señalan los aa. 1738 y 1739. El CC de 1884, en sus aa. 3748 y 3749, facultaba al testador para fijar plazo al albacea. El a. 1746 faculta a los herederos para revocar en rualouier tiempo el nombramiento del albacea. Los aa. 1747 y 1748 establecen algunas modalidades sobre la remuneración de éstos, cuando se les ha revocado su nombramiento. El albacea puede ser removido de su cargo en los casos siguientes: [234]

TITULO QUINTO/CAPITULO IV

ART. 1745

a) Cuando no forma el inventario dentro de los plazos que señala el CPC (a. 1712). I)) Cuando no presenta el inventario dentro de los plazos que señala el código referido anteriormente (a. 1752). De acuerdo con estas dos disposiciones el a. 816 del C PC dispone: "Dentro de los diez dias de haber aceptado su encargo, el albacea debe proceder a la formación de inventarios y avalúos, dando aviso al juzgado para los efectos del artículo 819, y dentro de los 60 días de la misma fecha debe presentarlos. El inventario y avalúo se practicarán simultáneamente, siempre que no fuere imposible por la naturaleza de los bienes". El a. 830 del mismo cuerpo de leyes agrega: "Si pasados los términos que señala el articulo 816, el albacea no promoviere o no concluyere el inventario, se estará a lo dispuesto en los artículos 1751 y 1752del Código Civil. La remoción a que se refiere el último precepto será de plano". c) Cuando el albacea lucre moroso en su obligación de reclamar la herencia, los herederos pueden pedir su remoción (a. 1651). d) Si el albacea no rinde las cauciones necesarias para asegurar el ejercicio-de las actuaciones derivadas del cargo, dentro del plazo de tres meses contados desde la aceptación. será removido. Así lo dispone el a. 781 del CPC que dice: El albacea manifestará dentro de tres días de hacérsele saber el nombramiento, si acepta. Si acepta y entra en la administración, lo prevendrá el juez que dentro de tres meses debe garantizar su manejo con sujeción a lo dispuesto en los artículos 1708 y 1709 del Código Civil, salvo que todos los interesados le hayan dispensado de esa obligación. Si no garantiza su manejo dentro del término señalado, se le removerá de plano. Existe disconformidad entre el a. 781 y el 1697 del CC sobre el plazo de aceptación.

e) El a. 1707 dispone que el albacea debe proponer dentro de los quince días siguientes a la aprobación dei inventario la distribución provisional de los productos de los bienes y que será separado del cargo a solicitud de cualquier interesado, si no lo hiciere. También podrá ser separado si durante dos bimestres consecutivos no cubre a los herederos o legatarios lo que les corresponda en esta distribución provisional. La remoción del albacea según el a. 1749 no tendrá lugar sino por sentencia pronunciada en el incidente respectivo, promovido por parte legít;ma, y el a. 785 del C PC dispone en su fr. 111 que lo relativo al nombramiento y ver-noción del albacea, se tramitará en la sección primera denominada "de sucesión", del juicio sucesorio. La SON ha sostenido la siguiente tesis jurisprudencial: "El cargo de albacea, acaba, entre otras causas, por el término natural del mismo, por lo cual, la remoción de quien lo desempeña, fundándose en esa causa, es legal y no viola garantía alguna". Apéndice al SJF, 1917-1985, cuarta parte, Tercera Sala, p. 89. [235]

ARTS. 1745, 1745 y 1747



LI5110 TERCE*0

A las causales de extinción del albaceazgo que señala el a. 1745 pueden agregarse: la renuncia y la mala conducta del albacea. A la renuncia se refieren los aa. 1331 y 1696. Dice el primero: "Por renuncia o remoción de su cargo..." y agrega el segundo: "El albacea que renuncia sin justa causa...". En cuanto a la "mala conducta" dispone el a. 1331 que son incapaces de heredar los albaceas que "por mala conducta hayan sido separados judicialmente de su ejercicio". ¿Cuál es el alcance legal de esa expresión? ¿Cuándo podrá considerarse que el albacea ha observado mala conducta? Son conceptos subjetivos que el legislador no aclara ¿Se refiere acaso a los casos de remoción que hemos analizado en este comentario? L.C.P.

La revocación puede hacerse por los herederos en cualquier tiempo, pero en el mismo acto debe nombrarse el substituto.

ARTKU LO 1746.

Los herederos pueden en cualquier tiempo revocar el nombramiento de la persona que ha sido designada albacea. La ley no hace al respecto, distinción alguna sobre el origen de la designación, sólo impone la obligación de nombrar en ese mismo acto al substituto, que en lo sucesivo desempeñará el cargo. El CPC, en la fr. III del a, 785, dispone que la primera sección del juicio sucesorio contendrá: "Lo relativo al nombramiento y remoción de albacea e interventores". L.C.P.

Cuando el albacea haya recibido del testador algún encargo especial, además del de seguir el juicio sucesorio para hacer entrega de los bienes a los herederos, no quedará privado de aquel encargo por la revocación del nombramiento de albacea que hagan los herederos. En tal caso. 'se considerará como ejecutor especial y se aplicará lo dispuesto en el artículo 1701.

ARTÍCULO 1747.

El a, 1691 dispone que los albaceas pueden ser universales o especiales. Los aa. 1408, 1702 y 1703 señalan las facultades que tienen los ejecutores especiales. Dispone el a. 1701 al que se remite el precepto que se comenta: "El albacea general está obligado a entregar al ejecutor especial las cantidades o cosas

nece

sanas para que cumpla la parte del testamento que estuviere a su cargo". No indican los aa. 1701 y 1747 la naturaleza de estos encargos especiales. Es necesario por ello recordar que los aa. 1295, 1378. 1379 y 1600 disponen que un [236]

ATS. 1747, 1748 y 1749

TITULO QUINTO/CAPITULO IV

testamento es válido aunque no contenga institución de heredero y si el caso ocurre. el albacea cumplirá las disposiciones testamentarias entre las cuales puede el testador encomendar al ejecutor testamentario algún encargo especial, L.C. P.

Si la revocación se hace sin causa justificada, el albacea removido tiene derecho de percibir lo que el testador le haya dejado por el desempeño del cargo o el tanto por ciento que le corresponda conforme al artículo 1741, teniéndose en cuenta lo dispuesto en el artículo 1743.

ARTICULO 1748.

Al parecer este artículo confunde la revocación con la remoción cuando en su primera parte se refiere al "albacea removido". Para el mejor análisis de esta disposición, es necesario armonizarla con los aa. 1746, 1748 y 1749 y determinar si puede existir remoción sin falta. Se puede afirmar categóricamente que el a. 1746 otorga a los herederos la facultad de dejar sin efecto, sin expresión de causa alguna, el nombramiento del heredero mediante la revocación. No obstante, de la redacción misma, del articulo en comentario se desprende que para los efectos derivados de la remuneración del albacea, es posible considerar si la revocación se hizo con causa justificada o sin ella. Si no hubo causa alguna, el albacea tiene derecho a percibir íntegra la remuneración que le asignó el testador, o el tanto por ciento proporcional que señalan los aa. 1741 y 1743. Contrario sensu, habría que concluir que si la revocación se hizo justificadamente, el albacea no tendrá derecho a percibir remuneración. En nuestra opinión es el juez el llamado a determinar si ha existido o no causa justificada para la remoción del albacea. ¿Puede removerse al albacea injustificadamente? La remoción es una sanción que presupone la existencia de una falta, y es el juez según lo dispone el a. 1749 quien debe determinar si es o no procedente la remoción. La confusión en que incurre el legislador en el artículo que se comenta puede obedecer a que en los códigos anteriores, no se incluía la facultad que otorga a los herederos el ordenamiento actual en el a. 1746 y sólo se consideraba la remoción entre las causales de extinción del albaceazgo. Posiblemente se deba a esta causa el uso del lenguaje inadecuado que encontramos en esta disposición. L.C. P.

La remoción no tendrá lugar sino por sentencia pronunciada en el incidente respectivo, promovido por parte legítima.

ARTÍCULO 1749.

[237]

ARTS. 1749 y 1799

LI11110 TERCERO

Sólo judicialmente se podrá remover al albacea. Cuando éste es removido judicialmente de su cargo, se hace incapaz de heredar, según lo dispone el a. 1331 que dice: "Por renuncia o remoción de un cargo, son incapaces de heredar por testamento, los que, nombrados en él tutores, curadores o albaceas, hayan rehusado sin justa causa el cargo, o por mala conducta hayan sido separados judicialmente de su ejercicio-.

La remoción debe tramitarse en la sección priméra del juicio sucesorio, por disponerlo así la fr. III del a. 785 del CPC del DF. 1.a S(.7.1N ha sostenido la siguientes tesis: M ientras no exista una resolución judicial que declare la caducidad del cargo de albacea, tiene que considerarse con tal carácter al designado, puesto que el albaceazgo es equiparable en cierto modo a un mandato, que en la sucesión desempeña el albacea y aun cuando aquél termina por muerte del mandante, debe el mandatario continuar en la administración, entre tanto los herederos del mandante proveen por si mismos a los negocios, porque de lo contrario puede resultar algún perjuicio al mandante, circunstancia por la que por identidad de razón, debe suceder lo mismo en el albaceazgo, mientras no s'e declare judicialmente la remoción y se designe al nuevo albacea, puesto que de lo contrario, las sucesiones

sufrirían perjuicio por falta de representante. Apéndice al SJF, 1917-1985, cuarta parte, Tertera Sala, p. 81. L.C.P.

CAPITULO V Del inventario y de la liquidación de la herencia ARTI-Clit O 1750.

El albacea definitivo, dentro del término que fije el Código de Procedimientos Civiles, promoverá la formación del inventario.

El albacea debe proceder a la formación de inventario en el término de diez días, para presentarlo dentro de los sesenta días después de haber aceptado el cargo, según lo dispone el a. 816 del CPC. El inventario se practicará por el actuario del juzgado o ante un notario nombrado por la mayoría de los herederos, cuando entre éstos hubiere menores o cuando fueren herederos o legatarios instituciones de asistencia pública o privada (véanse aa. 817, 818, 819 y 820 del CPC). Aunque este precepto no lo diga, el avalúo debe practicarse en forma simultánea con el inventario, para cuyo efecto deberá haberse citado también al perito previamente designado, a menos que la naturaleza de los bienes haga surgir alguna imposibilidad momentánea. [238]

TITULO QUINTO/CAPITULO V

MITS. 1720, 1751, 1959 y 1753

El inventario deberá contener la descripción de los bienes del caudal hereditario en el siguiente orden: dinero. alhajas. títulos valor, semovientes, frutos, muebles, inmuebles, créditos, documentos de importancia, bienes ajenos que el de Ivius tuviere en posesión en calidad de eomodatario, depositario, acreedor prendario o por cualquier otro titulo (a. 820 del CPC), 1.G.G.

Si el albacea n.o cumpliere lo dispuesto en el artículo anterior, podrá promover la formación de inventario cualquier heredero.

ARTICULO 1751.

Si el albacea no cumple con su obligación de proceder a la formación de inventario dentro de los diez días que señala el a. 816 del CPC, cualquier heredero podrá promover ante el juez la sección de inventario. Si el albacea no cumple la obligación de formular inventario, podrá ser removido del cargo (a. 1712). Aun cuando expresamente no lo dispone el CC, si todos o alguno de los herederos sufrieran daño por esta omisión del albacea, podrán exigir de éste el pago de daños y perjuicios, por aplicación del a. 1915 del CC, ya que ha obrado con culpa y negligencia en el cumplimiento de la obligación que le impone la fr. 111 del a. 1706 y el a. 1712. (Ver artículo siguiente). 1.G,G,

AR1

1(111.0 1752.

El inventario se formará según lo disponga el Código de Procedimientos Civiles. Si el albacea no lo presenta dentro del término legal, será removido.

I .as reglas para la formación del inventario se encuentran establecidas en los aa. 817 y siguientes del CPC. La remoción prevista se hará de plano, según el a. 830 del mismo código, en su parte final. El incumplimiento de la obligación de formar inventario, da lugar a la remoción del albacea. El precepto en comentario establece la misma sanción para el caso de que el albacea no presente el inventario. El albacea será removido de plano, es decir, de inmediato. 1.0.0.

Concluido y aprobado judicialmente el inventario, el albacea procederá a la liquidación de la herencia.

ARTÍCU I O 1753,

[239]

Aarrs, 1753, 1734 y 1755



Ltisao 72111C11110

Según Escriche, la liquidación es la cuenta que se forma para averiguar la suma que corresponde a los interesados en la herencia. Al efecto, debe presentarse un proyecto para la distribución de los bienes hereditarios en efectivo o en especie, después de separar las cantidades que deben reservarse Para el pago de las deudas mortuorias, los gastos de la conservación y administración de los bienes hereditarios, los créditos alimenticios y las deudas hereditarias, "Viene después (del inventario) la liquidación, operación matriz y principal que depura y fija el caudal repartible en forma matemática (p. 1212). Liquidación, dice Planiol, es la transformación en dinero de los bienes que componen la sucesión, para pagar a los acreedores y verificar si el difunto murió o no insolvente". (lbarrola Antonio de, Cosas y sucesiones, México, Porrúa, 1957, p. 544). El inventario y la liquidación de la herencia, constituyen supuestos jurídicos de la partición y adjudicación de los bienes relictos. I.G.G.

En primer lugar, serán pagadas las deudas mortuorias, si no lo estuvieren ya, pues pueden pagarse antes de la formación del inventario.

ARTÍCULO 1754.

El artículo siguiente, precisa el concepto que debe tenerse de las deudas de carácter mortuorio. Puede ocurrir que las deudas mortuorias se hayan cubierto desde el momento en que el albacea asume la administración de la herencia porque son gastos inmediatos que derivan del fallecimiento del autor y cuyo pago, por su naturaleza, resulta irremediable; pero ello no impide que se incluyan en la cuenta de liquidación en unión de los demás rubros que integran la liquidación que es una historia contable de la sucesión hereditaria, desde la declaración hasta el momento en que se practica la liquidación. 1.G.G.

ARTÍCULO 1755.

Se llaman deudas mortuorias, los gastos del funeral y las que se hayan causado en la última enfermedad del autor de la herencia.

Los gastos del funeral comprenden todas las erogaciones que se hayan efectuado a partir del fallecimiento del autor de la herencia y en los días sucesivos, según la distinta costumbre familiar para el homenaje religioso y social del desaparecido. Con saludable pevisión, la ley ha incluido los gastos causados en la última enfermedad del autor, porque probablemente a ella deba imputarse en forma directa el fallecimiento. La cuestión respecto de la enfermedad determinante de la muerte puede no tener importancia: el autor de la herencia pudo haberse encontrado aquejado de [240]

TITULO QUINTO/CAPITULO y

MITS. 1755, 1756, 1757 y 1758

una larga y penosa entermedact que finalmente haya sido irrelevante como causa directa de defunción. A pesar de ello, los gastos causados por aquella enfermedad, deben incluirse en el concepto de deudas mortuorias y pagarse con preferencia a cualquiera otra eroación a cargo de la sucesión.

Las deudas mortuorias, se pagarán del cuerpo de la herencia.

ARTÍCULO 1756.

Esta disposición es correlativa del diverso precepto 1284 que prevé la responsabilidad de los herederos por las cargas de la herencia hasta donde alcance la cuantía de los bienes que hereda. De todas formas, ello no impide que por el acuerdo de los herederos, la deuda se pague con recursos pecuniarios que no provienen del acervo hereditario si, P.C., los bienes de la herencia se encuentran formados exclusivamente por bienes raíces a cuya venta no desea procederse. En este supuesto el que paga se subroga en los derechos del acreedor hereditario cuyo crédito cubrió con bienes propios.

En segundo lugar, se pagarán los gastos de rigurosa conservación y administración de la herencia, así como los créditos alimenticios que pueden también ser cubiertos antes de la formación del inventario.

ARTfC1.11.0 1757.

La importancia que tienen las deudas por alimentos resulta palpable, en este precepto se les asigna un lugar igualmente preferente al de los de conservación de los bienes hereditarios y apenas inmediatamente posterior al pago de las

deudas mortuorias. Dadas las características de la vida económica actual, con frecuencia ocurrirá que la necesidad de pagar los gastos de conservación y administración de la herencia se presentará con mucho mayor apremio que el que permite el lento

procedimiento de formación de inventario y avalúo; por ello, también aquí el acuerdo de los herederos al margen de las disposiciones legales, tiene una importancia real que el texto legal no debería desdeñar.

JAMO.

para hacer los pagos de que hablan los artículos anteriores no hubiere dinero en la herencia, el albacea promoverá la venta de los bienes muebles y aun de los inmuebles, con las solemnidades que respectivamente se requieran.

ARTÍCULO l75,

[241]

ARTS. 1731 1759, 1780 y 1781

LIBRO TERCERO

Es este un caso de "gastó urgente" previsto en el a. 1717 que impone la necesidad de enajenar algunos bienes con el objeto de proceder al pago de las deudas mortuorias, de los gastos de conservación y administración de los bienes y de los créditos alimentarios. Ello pone claramente de relieve la importancia que la ley concede al pago de estas deudas. Resulta significativo que el legislador haya dispuesto en este precepto por modo expreso, e: pago de las deudas hereditarias de que tratan los dos artículos anteriores. La razón es que ellas derivan de obligaciones contraídas por el autor de las que responde con sus bienes, y que no tienen una relación directa con el hecho de su fallecimiento. J.A. M.G.

ARTICULO 1759.

En seguida se pagarán las deudas hereditarias que fueren exigibles.

En el contexto de todas estas disposiciones resulta claro ahora que la solicitud de una autorización para el pago de una deuda de carácter hereditario a través de la venta de algunos bienes difícilmente prosperaría. No obstante ello, el acreedor en cuestión no quedaría desprotegido, porque de todas formas se mantendrá en la herencia el caudal de los bienes considerados en especie y siempre tendrá la oportunidad de invocar en su favor la disposición contenida en el diverso 1765 de este mismo cuerpo legal. (Ver artículo siguiente). J.A.M.G.

ARrl ÍCULO 1760,

Se llaman deudas hereditarias, las contraídas por el autor de la herencia independientemente de su última disposición, y de las que es responsable con sus bienes.

1,a característica principal que aparece del concepto esbozado por este artículo es el carácter independiente de la deuda en relación con la última disposición del autor. Así considerado, el precepto parece referirse solamente a los casos de sucesión por vía testamentaria. La prevención acerca de la responsabilidad del autor para el pago de sus deudas con los bienes que constituyen su patrimonio resulta completamente innecesaria. J.A.M.G.

ARTICULO 1761.

Si hubiere pendiente algún concurso, el albacea no deberá pagar sino conforme a la sentencia de graduación de acreedores. [242]

TITULO QUINTO/CAPITULO V



ARTS. 1761, 1762 y 1763

El pago a los acreedores en el caso de concurso se sujetará al orden y preferencia de la sentencia de graduación de créditos. En este supuesto, el albacea no puede hacer pago de las deudas hereditarias si no es conforme a la sentencia que se pronuncie en concurso. La ley, en el a. 1028 (del CC español concordante con el que se comenta), separa el caso en que haya pendiente juicio entre los acreedores, de aquel en que no exista juicio pendiente. Nada habla de reducción en caso alguno, pero esta reducción se impone entre criterios de igual clase cuando hubo ese juicio y los bienes de la herencia no alcanzan a pagar a todos los acreedores. También debía imponerse en este caso, aun sin mediar juicio (Manresa y Navarro, José Ma., Comentarios al Código Civil español, 7a. ed., Madrid. Reus, 1955, t. VII, p. 5.88). I.G.G.

ARI ÍCUI.O 1762. Los acreedores, cuando no. haya concurso, se-

rán pagados en el orden en que se presenten; pero si entre los no presentados hubiere algunos preferentes, se exigirá a los que fueren pagados la caución de acreedor de mejor derecho. No existiendo concurso, el albacea no puede por si establecer orden alguno de prelación un lo que atañe a las deudas hereditarias (salvo en preferencia para el pago de las deudas mortuorias, los gastos de conservación y administración de la herencia y los créditos por alimentación). Si hubiera algún acreedor que conforme a las disposiciones del libro cuarto, tercera parte, título primero, "de la concurrencia y prelación de créditos", tuviere un crédito preferente, que no hubiere presentado para su pago, se realizará el pago de los otros créditos. mediante el otorgamiento de una caución de mejor derecho. El precepto se refiere al supuesto de que los bienes relictos no sean suficientes para el pago de las deudas de la herencia. En este caso, debe tenerse presente lo dispuesto en los aa. 1781 y 1782. I .G.G.

ARTÍCULO 1763. El

albacea, concluido el inventario, no podrá pagar los legados, sin haber cubierto o asignado bienes bastantes para pagar las deudas, conservando en los respectivos bienes los gravámenes especiales que tengan.

Todas estas deudas —ya sean mórtuorias, de conservación y administración de la herencia, alimenticias o hereditarias— deben forzosamente pagarse antes [243]

L1610 TERCETO

MITS. 1763, 1714 y 1768

de proceder al pago de los legados y, en general, antes de proceder a la partición. En todo caso, el código prevé la posibilidad de que aun cuando no se paguen por lo menos se asignen bienes suficientes para cubrirlas. Es un principio fundamental en la sucesión por causa de muerte que los herederos contribuyan en proporción a su haber hereditario al pago de las deudas y cargas de la herencia. Se entiende por deudas las obligaciones que incumben al de culus y que se transmiten a sus herederos, y por cargas las obligaciones que nacen para los herederos por causa de la muerte del autor. Como las deudas mortuorias, los gastos

de administración y el pago de legados. De allí se explica que antes que se paguen los legados, se satisfagan las deudas de la herencia.

Los acreedores que se presenten después de pagados los legatarios, solamente tendrán acción contra éstos cuando en la herencia no hubiere bienes bastantes para cubrir sus créditos.

ARTÍCULO 1764.

El anterior precepto protege el derecho de los acreedores, merced a la garantía que resulta de la obligación impuesta al albacea para asignar bienes que cubran las deudas. En esta idea resulta improbable la hipótesis de ausencia total de bienes en la herencia aún indivisa. Y si ello es así, no debía haberse hecho el pago de los legados sin efectuar esa estimación de bienes para pagar las deudas. De este modo, la acción entablada en contra de los legatarios por parte del acreedor preterido, se funda en este precepto y en la disposición contenida en el artículo anterior que ordena la asignación de bienes bastantes parad pago de su deuda. La obligación de pagar las deudas por la simple aceptación del legado, se apoya en la regla general contenida en el a. 1285 respecto de la obligación subsidiaria de los legatarios, de asumir las cargas de la herencia, junto con los herederos. JAMO.

ARTICULO 1765. La

venta de bienes hereditarios para el pago de deudas y legados, se hará en pública subasta; a no ser que la mayoría de los interesados acuerde otra cosa.

Este articulo deja a salvo el derecho de los interesados para acordar la venta de bienes fuera de subasta pública, porque las condiciones de la vida económica actual ofrecen una amplia variedad de salidas que fácilmente prescinden del lento proceso de la subasta

[294]

Trrui.o QUINTO/CAPITVIAS V y VI

ATS. 17$1, 1711 y 1717

Es frecuente que no exista en los bienes de la herencia dinero en efectivo para cubrir las deudas de ésta y los legados, y las más veces será necesario vender algunos bienes para hacer el pago a los acreedores y legatarios cuando el legado consista en una suma de dinero. En ese supuesto, dado que se trata de bienes que pertenecen en común a los herederos, el albacea es un administrador para conservar el caudal hereditario, y por otra parte, no tiene facultades de disposición de los bienes que lo constituyen, ante la imperiosa necesidad de cubrir las deudas exigibles, la venta

que haya de hacerse de los bienes necesarios para ese efecto requiere autorización judicial o consentimiento de la mayoría de los interesados (incluyendo los acreedores) y almoneda pública para su enajenación. I.G.G.

LO 1766. La ARTÍCULO

mayoría de los interesados, o la autorización judicial en su caso, determinarán la aplicación que haya de darse al precio de las cosas vendidas.

Esta disposición se relaciona con lo prevenido en los aa. 1717 y 1758. Por interesados debe entenderse a los herederos o legatarios y también a los acreedores quienes por mayoría decidirán cómo se aplicará el producto de la venta. A falta de esa decisión mayoritaria, el juez resolverá lo que haya de hacerse sobre el particular para satisfacer a los acreedores. Este precepto, dando intervención a los interesados (y el acreedor lo es con igual título que los herederos) pone a cubierto a estos últimos de maniobras fraudulentas de los herederos, tratando de impedir así su realización, antes de que se consuma el acto en perjuicio de aquéllos. Parece claro que la aplicación del producto de la venta debe ser conocido y aprobado por los interesados, y en su caso por el juez, antes de autorizar dicha venta. I.G.G.

CAPITULO VI De la partición ARTICULO 1767. Aprobados el inventario y la cuenta de adminis-

tración, el albacea debe hacer en seguida la partición de la herencia. Si existieren varios herederos al abrirse la sucesión se forma entre los coherederos una comunidad hereditaria según lo establece el a. 1288 de este ordena[2451

TITULO QUINTO Disposiciones comunes a las sucesiones testamentarias y legítimas CAPITULO VI De la partición

Trrui.o QUINTO/CAPITVIAS V y VI

ATS. 17$1, 1711 y 1717

Es frecuente que no exista en los bienes de la herencia dinero en efectivo para cubrir las deudas de ésta y los legados, y las más veces será necesario vender algunos bienes para hacer el pago a los acreedores y legatarios cuando el legado consista en una suma de dinero. En ese supuesto, dado que se trata de bienes que pertenecen en común a los herederos, el albacea es un administrador para conservar el caudal hereditario, y por otra parte, no tiene facultades de disposición de los bienes que lo constituyen, ante la imperiosa necesidad de cubrir las deudas exigibles, la venta

que haya de hacerse de los bienes necesarios para ese efecto requiere autorización judicial o consentimiento de la mayoría de los interesados (incluyendo los acreedores) y almoneda pública para su enajenación. I.G.G.

LO 1766. La ARTÍCULO

mayoría de los interesados, o la autorización judicial en su caso, determinarán la aplicación que haya de darse al precio de las cosas vendidas.

Esta disposición se relaciona con lo prevenido en los aa. 1717 y 1758. Por interesados debe entenderse a los herederos o legatarios y también a los acreedores quienes por mayoría decidirán cómo se aplicará el producto de la venta. A falta de esa decisión mayoritaria, el juez resolverá lo que haya de hacerse sobre el particular para satisfacer a los acreedores. Este precepto, dando intervención a los interesados (y el acreedor lo es con igual título que los herederos) pone a cubierto a estos últimos de maniobras fraudulentas de los herederos, tratando de impedir así su realización, antes de que se consuma el acto en perjuicio de aquéllos. Parece claro que la aplicación del producto de la venta debe ser conocido y aprobado por los interesados, y en su caso por el juez, antes de autorizar dicha venta. I.G.G.

CAPITULO VI De la partición ARTICULO 1767. Aprobados el inventario y la cuenta de adminis-

tración, el albacea debe hacer en seguida la partición de la herencia. Si existieren varios herederos al abrirse la sucesión se forma entre los coherederos una comunidad hereditaria según lo establece el a. 1288 de este ordena[2451

LIMO TERCERO

AMI. 1767, 1708 y 171311

miento. Ello significa que los coherederos tienen respecto de la masa hereditaria derechos pro indiviso. Dicho estado es transitorio, pues nadie está obligado a permanecer en la indivisión contra su voluntad, de tal suerte se sustituyen las partes alicuotas por partes divididas, distintas y determinadas. Planiol ( Traité élétnentaire de droit civil, París, 1927, t. III, núm. 2316, p. 579) define a la partición diciendo que es "el acto por medio del cual los coherederos en una sucesión sustituyen por partes materialmente distintas llamadas partes divisas aquellas partes indistintas llamadas partes indivisas que hasta entonces habían tenido". Algunos autores señalan, con razón, que la voluntad del testador se hace efectiva hasta el momento de la partición de la herencia, después de que se tenga conocimiento cierto del caudal relicto distribuible entre los herederos, es decir, cuando se haya realizado y aprobado el inventario y hayan sido aprobadas las cuentas de administración según lo establece este precepto. A.E.P.D. y N.

ARTÍCULO 1768. A ningún coheredero puede obligarse a perma-

necer en la indivisión de los bienes, ni aun por prevención expresa del testador.

Esta disposición concuerda con lo dispuesto en el a. 939 de este ordenamiento. La prevención hecha acerca de que la voluntad del testador no puede obligar a los coherederos a permanecer en la indivisión. El principio establecido en este precepto evita todos los inconvenientes de mantener la copropiedad indefinidamente contra la voluntad de cualquiera de los herederos. Sólo existe una excepción a este principio: la parcela ejidal que no puede ser dividida entre los sucesores, a fin de evitar una fragmentación que resulta antieconómica. (Ver los comentarios a los aa. 939 y al 1767). A.E.P.D. y N.

Puede- suspenderse la partición en virtud de convenio expreso de los interesados. Habiendo menores entre ellos, deberá oirse al tutor y al Ministerio público, y el auto en que se apruebe el convenio, determinará el tiempo que debe durar la indivisión.

ARTÍCULO 1769.

Si bien es cierto que nadie puede ser obligado a permanecer en la indivisión, los coherederos pueden manifestar expresamente su consentimiento para mantenerla, pues el legislador, respetando el principio de autonomía de la voluntad, así lo dispuso en este precepto. Tratándose de menores no sólo se requiere la concurrencia de la voluntad de quien los represente en el juicio sucesorio respectivo, ya sea en ejercicio de la [2461

MITS. 1719, 1770 y 1771

TITULO QUINTO/CAPITULA VI

patria potestad o de la tutela, sino que, se oirá al MP quien debe analizar el convenio y vigilar si no atenta contra los intereses del menor. Aun en el caso de que los interesados manifiesten su voluntad de permanecer en la indivisión, ésta no podrá ser indefinida; el juzgador, al aprobar el convenio deberá señalar también el término de la duración de ésta, con el objeto de que se cumpla la voluntad del testador, que es la que cada heredero y legatario adquiere para sí los bienes que le correspondan de la herencia. A. E. P. D. y N.

Si el autor de la herencia dispone en su testamento que a algún heredero o legatario se le entreguen determinados bienes, el albacea, aprobado el inventario, les entregará esos bienes, siempre que garanticen suficientemente responder por los gastos y cargas generales de la herencia, en la proporción que les corresponda.

ARTÍCULO 1770.

Lo establecido en este precepto y el que sigue señala la primera de las reglas que deben seguirse al hacer la partición de la herencia: el respeto y la voluntad del testador. Este numeral se refiere exclusivamente a los casos en que el de czejus haya señalado en forma específica y determinada ciertos bienes para ser aplicados a uno de los herederos o legatarios en cuyo caso, habiéndose aprobado el inventario —acto por medio del cual se hace constar el haber de la masa hereditaria--, deberán entregárseles. A fin de evitar que por esta causa disminuya indebidamente la garantía general de los acreedores por créditos que son a cargo del acervo hereditario, el legislador dispone que los herederos o legatarios a quienes se apliquen los bienes, podrán recibirlos siempre que presenten una garantía suficiente para cubrirlos. Véase el comentario al a. 1763 sobre el concepto de deudas y cargas. A.E. P.D. y N. ARTÍCULO 1771. Si

el autor de la herencia hiciere la partición de los bienes en su testamento, a ella deberá estarse, salvo derecho de tercero.

En este precepto se completa la primera regla a que se hace referencia en el numeral que antecede: el respeto a la voluntad del testador. Empero se establece que ello se hará sin perjuicio de los derechos de terceros ya sea sobre la masa hereditaria o sobre bienes determinados, de tal suerte que a pesar de que la partición se efectúe y se convierta en irrevocable los terceros podrán hacer efectivos sus créditos sobre los bienes distribuidos. La irrevocabilidad, en su caso, sólo afecta a los coherederos. (Ver aa. 1779 y 1788). A.E.P.D. y N. [247]

ARTS. 1771 y 1773

LORO TERCERO

ARTICULO 1772. Si el autor de la sucesión no dispuso cómo

debieran repartirse sus bienes y se trata de una negociación que forme una unidad agrícola, industrial o comercial, habiendo entre los herederos agricultores, industriales o comerciantes, a ellos se aplicará la negociación, siempre que puedan entregar en dinero a los otros coherederos la parte que les corresponda. El precio de la negociación, se fijará por peritos. Lo dispuesto en este artículo, no impide que los coherederos celebren los convenios que estimen pertinentes.

En algunos de los círculos se ha discutido mucho sobre la inconveniencia de dividir un patrimonio ya formado y más o menos sólido en pequeñas fracciones que disminuyan con ello su utilidad. Especialmente en lo tocante a unidades agrícolas, industriales o comerciales. Lo dispuesto en este artículo es la regla que el legislador propone para facilitar la división de los bienes como norma supletoria de la voluntad del testador cuando éste dispuso expresamente sobre el particular. Responde al interés de conservar los bienes y adjudicarlos a quienes mejor puedan administrarlos. Todo, sin afectar el derecho que los demás coherederos tienen sobre sus respectivas partes alícuotas. En otras palabras: el legislador establece a falta de disposición testamentaria o convenio expreso que cuando dichos bienes no aceptan cómoda división, han de conservarse como unidad económica y pagarse en dinero las partes alícuotas correspondientes a los demás coherederos. El precio de esos bienes ha de ser fijado por peritos, salvo convenio en contrario, por tanto los interesados deberán designar a los peritos. En caso contrario, lo designará el juzgador. A.E.P.D. y N. ARTÍCULO 1773. Los coherederos deben abonarse recíprocamen-

te las rentas y frutos que cada uno haya recibido de los bienes hereditarios, los gastos útiles y necesarios y los daños ocasionados por malicia o negligencia.

En virtud de que la partición pone lin a la comunidad de bienes entre los coherederos, al hacerse la partición ésta deberá ser íntegra. Es decir, cada heredero deberá recibir el valor de su porción, que está constituida por los bienes más las rentas y frutos que hayan generado hasta el momento de su partición. La obligación recíproca que establece este precepto, garantiza que cada heredero obtenga su porción en su valor total y se extienda a la restitución no sólo de los frutos que un bien hubiere generado, sino el abono de los gastos útiles y necesarios realizados para la conservación de los bienes en cuestión. [248]

ARTS. 1773, 1774 y 1775

TITULO QUINTO/CAPITULO VI

Finalmente en este precepto se responsabiliza a cada heredero, en su caso, del daño ocasionado en los bienes por negligencia o malicia. Responsabilidad que debe exigirse en el juicio sucesorio correspondiente. A.E. P.D. y N.

Si el testador hubiere legado alguna pensión o renta vitalicia, sin gravar con ella en particular a algún heredero o legatario, se capitalizará al nueve por ciento anual, y se separará un capital o fondo de igual valor, que se entregará a la persona que deba percibir la pensión o renta, quien tendrá todas las obligaciones de mero usufructuario. Lo mismo se observará cuando se trate de las pensiones alimenticias a que se refiere el artículo 1368.

ARTÍCULO 1774.

Este artículo no es claro en su redacción. ¿Qué debe capitalizarse? ¿El capital que ha de separarse debe ser de igual valor a la pensión o renta, al 9% anual, o al capital invertido? Entendemos que el legislador intentó garantizar al pensionado o rentista la percepción de su renta o pensión separando un capital que, invertido, diera la suma estipulada por el testador. Por ello al pensionado o rentista se le considera mero usufructuario del capital. Sin embargo, la redacción resultó poco clara, independientemente de que el monto de los intereses (9% anual) debería adecuarse al tipo de inversiones que hoy en día ofrece la banca nacional. A.E.P.D. y N.

En el proyecto de partición se expresará la parte que del capital o fundo afecto a la pensión, corresponderá a cada uno de los herederos luego que aquélla se extinga.

ARTÍCULO 1775.

El artículo precedente preve la posibilidad de que se separe e invierta parte de la herencia afectándola al pago de las pensiones o rentas que el testador hubiere especificado. Puesto que la partición tiene por objeto terminar con la indivisión, en los convenios que se celebren sobre el particular, deberá incluirse el capital o fondo separado, evitando así que subsista la comunidad indefinida sobre parte de la herencia. Es cierto que se conservará virtualmente esta comunidad toda vez que el fondo se encuentra invertido como una unidad; sin embargo, tratándose de bienes fungibles, que aceptan fácil división, el incluirlos en el proyecto de partición permite que cada heredero conozca el monto neto que del capital le corresponde. m.E.P.D. y N. [249]

ATS. 17711, 1777 y 1778

LIBRO TERCERO

ARTÍCULO 1776. Cuando todos los hereaeros sean mayores, y el

interés del Fisco, si lo hubiere, esté cubierto, podrán los interesados separarse de la prosecución del juicio y adoptar los acuerdos que estimen convenientes para el arreglo y terminación de la testamentaría o del intestado. Cuando haya menores, podrán separarse, si están debidamente representados y el Ministerio Público da su conformidad. En este caso, los acuerdos que se tomen se denunciarán al juez, y éste, oyendo al Ministerio Público, dará su aprobación, si no se lesionan los derechos de los menores.

Encontramos en este precepto la intención del legislador de no cargar a los tribunales con expedientes de juicios sin conflicto por un lado, y por otro, el reconocimiento de la libre manifestación de la voluntad de los interesados para concluir sus propios negocios sin estar sujetos al ritmo de los acuerdos en tribunales. Se permite, pues, la partición convencional, sin intervención del juzgador, cuando todos los herederos gozan de capacidad de ejercicio. De ello se desprende que los acuerdos tomados habiendo menores, sin autorización del juzgador podrán ser nulificados o solicitarse su rescisión por no llenar las formalidades establecidas por el juzgador. (Ver a.1788). A. E. P.D. y N. ARTÍCULO 1777. La partición constará en escritura pública, siem-

pre que en la herencia haya bienes cuya enajenación deba hacerse con esa formalidad.

La partición es, pues, un acto formal que deberá constar en escritura pública cuando se refiere a bienes cuyo valor sea superior a los treinta mil pesos, de conformidad con lo establecido en el a. 78 de la LN para el DF. En caso de que esta formalidad no fuere cumplida la partición será anulable por acción de cualquiera de los interesados; pero también cualquiera de ellos puede exigir que se otorgue en escritura pública y puede ser confirmada mediante la escrituración posterior. (Ver aa. 1788, 2228, 2229 y 2232). A.E.P.D. Y N.

ARTÍCULO 1778. Los gastos de la partición, se rebajarán del fondo

común; los que se hagan por el interés particular de alguno de los herederos o legatarios, se imputarán a su haber. [250]

ARTS. 1779 y 1779

TITULO QUINTOPCAPITULOS VI y VII

La partición no será definitiva hasta que se cubran los gastos a que se refiere este precepto, aunque ya se hubieren entregado algunos bienes según lo estipulado en el a. 1770, precisamente porque del fondo común es de donde se obtienen los recursos para hacer frente a estas erogaciones, excepto cuando interesen solamente a uno de los herederos o legatarios, en cuyo caso el fondo común no debe ser menguado. A.E.P. D. y N.

CAPITULO VII De los efectos de la partición La partición legalmente hecha, fija la porción de bienes hereditarios que corresponde a cada uno de los herederos.

ARTÍCULO 1779.

Conforme al capítulo anterior y especialmente a la luz de los aa. 1769 y 1776 (véanse los comentarios) la partición podría ser testamentaria, amigable o judicial, según que sea resultado de la voluntad del testador, expresada en el testamento, del convenio de los interesados o de resolución judicial. En todos los casos yen principio como regla general decían los códigos civiles de 1870 y 1884, la partición legalmente hecha confiere a los coherederos la propiedad exclusiva de los bienes que les hayan sido legalmente repartidos. Los legisladores de los códigos civiles anteriores se inspiraban en el CC portugués que al no tener un artículo semejante al numeral 71 1 del CC francés, que como principio general establecía que la propiedad de los bienes se adquiere y se transmite por sucesión, por donación entre vivos o testamentaria y por efecto de las obligaciones, señaló que la partición tiene como consecuencia jurídica el conferir a los herederos la propiedad exclusiva de los bienes que han sido repartidos. El legislador de 1928 ha dicho que la partición legalmente hecha fija la porción de bienes hereditarios que corresponde a cada uno de los herederos, quizas porque en el artículo siguiente al regular el saneamiento por evicción, se limita a decir que si la partición se efectuó en forma legal, la porción de bienes que corresponde a cada heredero queda definitivamente establecida en la partición hecha. La semejanza del otro principio del código, conforme al cual los contratos legalmente celebrados deben ser puntualmente cumplidos en lo que atañe a la partición, se dice que la que fuere legalmente hecha fija la porción de bienes hereditarios que corresponde a cada heredero. J. J. L. M. {2511

ARTS. 1780 y 1781

LIBIO TERCERO

Cuando por causas anteriores a la partición, alguno de los coherederos fuese privado de todo o de parte de su haber, los otros coherederos están obligados a indemnizarle de esa pérdida, en proporción a sus derechos hereditarios.

ARTÍCULO 1780.

El proyecto de García Goyena (t. 11 p. 222, México, l878) indicaba que hecha la partición, los coherederos quedan obligados entre sí a la evicción y saneamiento de las cosas que respectivamente les fueren adjudicadas o les cupiere en suerte, disposición que tenía su remoto antecedente en el Digesto, libro X y en la partida 6, y que ordenaba al juez imponer a los coherederos afianzar mutuamente la obligación de prestar la evicción. El CC actual en función de la lógica, habiendo establecido en el a. 2120 que la evicción surge corno un deber en el incumplimiento de las obligaciones y se impone a todo aquel que enajena un bien, en este capítulo de partición que estamos analizando se limita a decir que cuando por causas anteriores a la partición alguno de los coherederos fuese privado de todo o parte de su haber, Los otros coherederos están obligados a indemnizarle de esa pérdida en proporción a sus derechos hereditarios, porque en estricto sentido no puede hablarse de evicción dado que ésta sólo opera frente al que enajena, o por mejor decir, a cargo de quien enajena, mas tratándose de coherederos no puede hablarse de una enajenación entre ellos ni menos del autor de la herencia. El legislador, con justa razón dispone que los herederos deban indemnizar al heredero que sufre la evicción, en proporción al haber hereditario que correspondió a cada uno de ellos. J.J.L.M.

La porción que deberá pagarse al que pierda su parte, no será la que represente su haber primitivo, sino la que le corresponda, deduciendo del total de la herencia la parte perdida:

ARTÍCULO 1781.

En el comentario del artículo anterior hemos dicho que en forma análoga a lo que ocurre con el saneamiento por evicción, el coheredero que fuese privado de su porción está facultado para exigir a los otros coherederos una indemnización en proporción a los derechos de cada uno. La disposición que comentamos agrega, que la porción que deberá pagarse al que pierda su parte, no será la que represente su haber primitivo, sino la que le corresponda, deduciendo del total de la herencia la parte perdida, porque de otro modo resultaría que el que ha sido privado de su porción nada perdía por la incertidumbre de la cosa y salía mejorado respecto de los otros.

J.J.L.M. [252]

ARTS. 17511, 1783 y 1724

TITULO QUINTO/CAPITULO VII

ARTÍCULO 1782. Si alguno de los coherederos estuviere insolven-

te, la cuota con que debía contribuir se repartirá entre los demás, incluso el que perdió su parte.

La disposición tiene su antecedente en el a. 885 del Código de Napoleón. Conforme al a. 2166 de nuestro código "hay insolvencia cuando la suma de los bienes y créditos del deudor, estimados en su justo precio no iguala al importe de sus deudas...". Esto significa que si alguno de los coherederos hubiese dispuesto de sus bienes y créditos, incluyendo de los percibidos como consecuencia de su porción hereditaria, el coheredero que hubiese sido privado de todo o parte de su haber tiene el derecho de reclamar la indemnización que señala el artículo anterior, mas para formar la masa hipotética nuevamente, no se computará la porción del heredero insolvente debiendo dicha porción repartirse entre los demás, incluyendo el que perdió su parte. J .J.L. M . ARTÍCULO 1783. Los que pagaren por el insolvente, conservarán

su acción contra él, para cuando mejore de fortuna.

Los que han hecno pago por el insolvente, conservarán su acción contra él. Este artículo, así expresado parcialmente facultaría a los coherederos para efectuar toda clase de acciones en contra del insolvente, incluyendo las acciones que se otorgan por los actos celebrados en fraude de acreedores. El legislador añade a la frase que dice que los que pagaron por el insolvente, conservarán su acción contra él, para cuando mejore su fortuna porqué está colocándose en la hipótesis que normalmente acaecería, esto es, que el heredero por desgracia hubiera sufrido la pérdida de sus bienes; pero esto no impide que si esa pérdida fue resultado de los actos ejecutados por el coheredero con conocimiento de la insolvencia que ha de provocarse, y dejara burlados los derechos de su coheredero o coherederos, éstos no estén facultados para pedir la nulidad de los actos celebrados en su fraude.

J.J.L.M.

ARTÍCULO 1784. La obligación a que se refiere el artículo 1780,

sólo cesará en los casos siguientes: 1.—Cuando se hubieren dejado al heredero bienes individualmente determinados, de los cuales es privado; 11.—Cuando al hacerse la partición, los coherederos renuncien expresamente el derecho a ser indemnizados; HL—Cuando la pérdida fuere ocasionada por culpa del heredero que la sufre. [2531

LIMO l'EXCESO

MITS. 1714v 17115

Recuérdese que conforme al a. 1780 cuando alguno de los coherederos es privado de su porción, por causas anteriores a la partición, los otros coherederos están obligados a indemnizarle de esa pérdida; el legislador señala en el artículo que se comenta que esta obligación cesará en tres hipótesis: La primera cuando el propio autor de la herencia hubiere dejado al heredero bienes individualmente determinados; esto es, cuando se le hubiese instituido en cosa cierta o determinada, y por lo mismo que debe encuadrarse en la hipótesis de que el heredero en realidad es un legatario. Pues bien, si habiéndosele legado algún bien, es desposeído del mismo por causas anteriores a la partición, los otros coherederos no están obligados a indemnizarle, ya que en todo caso es un legado de cosa ajena que el testador ignora sea suya; tratándose de un bien ajeno no habrá transmisión, y el legado será nulo. Los antecedentes históricos, incluyendo el CC de 1884, liberaban de la obligación de indemnizar a los coherederos cuando el mismo autor de la herencia hubiese hecho en vida la partición. Con mejor técnica el legislador actual presenta la hipótesis como si se tratara de un legado, pues si el testador hubiese hecho la partición en el testamento y asignado determinados bienes particularmente a algunas personas a quienes pudo haber llamado herederos, en realidad está instituyendo legatarios de bienes específicamente determinados que resultaron no ser suyos, ignorándolo el testador. La segunda hipótesis que considera el artículo que se comenta, hace referencia a una partición amigable y en la que los coherederos renuncian expresamente el derecho de ser indemnizados. Si tal cosa ocurriera, en realidad estaríamos en presencia de un acto jurídico aleatorio; esto es, la partición se habría hecho tomando en cuenta los riesgos de una posible pérdida por causas de índole jurídica; en otros términos, la partición se acepta a sabiendas de que el bien podrá perderse en juicio. Si la pérdida fue ocasionada por culpa del heredero que la sufra, los coherederos restantes no están obligados a indemnizarle. Recuérdese que hay culpa o negligencia cuando el sujeto titular ejecuta actos contrarios a la cónservación de la cosa o deja de ejecutar los que son necesarios para ella. J.J. L. M.

ARTÍCULO 1785. Si se adjudica como cobrable un crédito, los

coherederos no responden de la insolvencia posterior del deudor hereditario, y sólo son responsables de su solvencia al tiempo de hacerse la partición.

Para entender este articulo recuérdese que son deudas hereditarias las contraídas por el autor de la herencia independientemente de su última disposición y de la que es responsable con sus bienes (a. 1760); por lo tanto son créditos [254]

ARTS. 1785, 1781 y 17137

TITULO QUINTO/CAPITULO V11

hereditarios, es decir, crédito con deudor hereditario, los adquiridos por el autor de la herencia. Si resultare que alguno de estos créditos se adjudica a algún heredero, los coherederos no responden de la insolvencia posterior del deudor y sólo son responsables de su insolvencia al tiempo de hacerse la partición. (Véase el articulo siguiente). J.J.L.M.

ARTICULO 1786. Por los créditos incobrables no hay responsabi-

lidad. Si el crédito que tiene el autor de la herencia resulta incobrable después de la partición, los coherederos a quienes no se adjudicó el crédito no son responsables. La disposición que se comenta, comparada con el artículo anterior en realidad tendría dos supuestos, siendo el primero que si el autor de la herencia ordena entregar un crédito a uncoheredero o legatario, los restantes no responden de la buena ejecución del crédito. Podría suceder, en una segunda hipótesis, que a consecuencia de una partición amigable o por decisión judicial un heredero hubiese recibido en adjudicación un crédito como cobrable, pues en este caso sus coherederos responden de su solvencia al tiempo de hacerse la partición, mas no de la insolvencia posterior o sobrevenida después de la adjudicación (a. 1785). J.J.L.M.

ARTICULO 1787. El heredero cuyos bienes hereditarios fueren embargados, o contra quien se pronunciare sentencia en juicio por causa de ellos, tiene derecho de pedir que sus coherederos, caucionen la responsabilidad que pueda resultarles y, en caso contrario, que se les prohiba enajenar los bienes que recibieron. El artículo quiere decir que si un heredero tiene peligro de perder los bienes o derechos que le han sido adjudicados por causas anteriores a la partición, o incluso si existe ya sentencia definitiva ordenando la entrega de los bienes a un tercero, tiene derecho de pedir que sus coherederos caucionen o garanticen la responsabilidad por la indemnización que podrá pedir a dichos coherederos en los términos del a. 1780. Podrá, en todo caso, obtener que se les prohiba enajenar los bienes que recibieron a efecto de que con ellos se pueda hacer efectiva la indemnización que eventualmente llegare a corresponderles. J.J.L.M. [255}

MITS. 17815 y 1719

LIE110

=pauto

CAPITULO VIII De la rescisión y nulidad de las particiones Las particiones pueden rescindirse o anularse por las mismas causas que las obligaciones.

ARTÍCULO 1788.

Hemos dicho que conforme al capítulo VI de éste título, las particiones pueden ser testamentarias, amigables o judiciales, según que sean el resultado de la disposición del autor de la 'Herencia, del convenio entre los interesados o de la decisión judicial. El artículo que comentamos dice que las particiones pueden rescindirse o anularse por las mismas causas que las obligaciones. Si el testador hubiese impuesto a herederos o legatarios algunas cargas, el incumplimiento de dichas cargas por el heredero o legatario, tendría como efecto resolver la institución de heredero o legatario. En cuanto a la anulación, si la partición es resultado de una disposición del autor de la herencia, sería nula siguiendo las reglas de la nulidad de las condiciones que imponga el testador o de la nulidad del testamento. Si la partición hubiese sido resultado de un convenio entre los interesados, el convenio sería nulo si hubiese sido resultado de violencia o de dolo. El error sólo daría lugar a una rectificación si hubiese sido fortuito. Así, si suponemos que como resultado del convenio de partición se hubieran impuesto obligaciones recíprocas, el incumplimiento por parte de algunos herederos de la obligación convenida podría dar lugar a la rescisión de la partición. Las mismas reglas se aplicarán a la partición que fuese producida por una resolución judicial, pues el incumplimiento de las obligaciones de esa resolución podría dar base a la acción resolutoria, y la misma sentencia de adjudicación que tiene el carácter de una transacción puesto que pone fin a una controversia presente, podría modificarse si se dictó por error, bajo amenazas como resultado de dolo, es decir, de una maquinación o artificio destinada a conducir a error. J .J. L. M.

El heredero preterido tiene derecho de pedir la nulidad de la partición. Decretada ésta, se hará una nueva partición para que perciba la parte que le corresponda.

ARTÍCULO 1789.

Preterir significa hacer caso omiso de una persona pues la palabra proviene del latin praeterire que significa pasar adelante (Enciclopedia Universal. t. 47. o. 318) de manera que el heredero preterido es el heredero omitido. La omisión podría ser resultado o de un ocultamiento en la sucesión legítima o de una ignorancia o desconocimiento de un nuevo testamento complementario. Podría también [256]

ARTS. 17611, 17W y 1791

TITULO QUINTO/CAPITULO VIII

ocurrir que un testamento posterior hubiese revocado al anterior y que dicho testamento hubiese sido ocultado o ignorado. Pues bien, el heredero omitido, en cualquiera de los casos que dieron lugar a la omisión, tiene derecho de pedir la nulidad de la partición para el efecto de que decretada la nulidad, se haga una nueva partición a fin de que perciba el heredero preterido la parte que le corresponda. J.J.L.M.

ARTÍCULO 1790. La

partición hecha con un heredero falso, es nula en cuanto tenga relación con él, y la parte que se le aplicó se distribuirá entre los herederos.

Si como hemos dicho el heredero preterido es el heredero omitido, la omisión provoca la falsedad del heredero actual. Llamamos por consecuencia heredero falso a aquel que se ostenta como tal sin serlo, o bien al que siéndolo no le corresponde la cuota que se le asigna, pues se ha omitido a otro heredero o éste lo desplazará. Por lo tanto el heredero falso es el heredero aparente y con justa razón el legislador dice que la partición hecha con heredero falso, es nula en cuanto tenga relación con él, y la parte que se le aplicó se distribuirá entre los herederos. La falsedad podría ser total, es decir, el heredero aparente podría ser desplazado y en este caso se aplica literalmente el artículo que se comenta, esto es, la parte que se le aplicó se distribuirá entre los herederos verdaderos. Pero la falsedad podría ser parcial, es decir, el heredero o herederos habrían recibido una cuota superior a la que en estricto derecho les correspondería pero que debe ser disminuida en atención al heredero omitido. Recuérdese en todo caso que la acción de petición de herencia prescribe en diez arios (véase el comentario del articulo anterior). J.J.L.M.

Si hecha la partición aparecieren algunos bienes omitidos en ella, se hará una división suplementaria, en la cual se observarán las disposiciones contenidas en este Título.

ARTÍCULO 1791.

La omisión de alguno o algunos objetos no da derecho para que se rescinda la partición ya hecha, ni menos para que se nulifique; en todo caso facultará al albacea para que se haga una división suplementaria, es decir, para que se formule un inventario complementario y una partición que abarque los objetos omitidos. J.J.L.M. [2571