Codice Magliabechiano

Citation preview

':

CÓDICES MEXICANOS

XII

Libro de la vida texto explicativo del CÓDICE MAGUABECHIANO

FERDINAND ANDERS (Viena) / MAARTEN JANSEN (Leiden) LUIS REYES GARcíA (México) (Comisión Técrúca Investigadora)

LIBRO BE lA VIDA texto explicativo del llamado

CÓDICE MAGLIABECHlANO CL.xnI.3 (B.R232) Biblioteca Nacional de Florencia

Introducción y explicación

FmmINAND ANnERS / MAARTEN JANSEN con contrlbuciones de JESSICA DAVILAR Y ANuscHKA vAN'T HOOFf

UNO VERLAGSANSTALT

FoNDO DE CuLTURA EcoNÓMICA

(Austria)

Ubro aplicatlw (Anders, JIIDIIeD Y Ptrez JImález, 1992). El C«Ut:e NuttalJ es _ preclO8a cr6nica mixteca precolooia1 can algunas gloeIIIs españolas del siglo XVI, eacritaa ~ente por un moqje o un hombre de la Iglest.a. Un (ll) 81 aro

82 (JV) 38M 54 (VI) 56 (VII)

falta falta 16 17 18 19 20 21 22 23

86 (VIII)

24

W1 (DO

25 S6

88 00

al"ramtlpoJ*ll Baraa. DE&c:dptio b l'h*Iapo¡.ra Iknaa, D6CIIIIa Sqpmda

1 [= Ir] falta falta 2 [= Iv] 8 4 5 6 7 8

14

Tabla de concordancia

Original

Nuttall (1903)

89 40 4l 48 48

(XI) (XII) (XIII) (XIV) (XV)

" " (XVI) . . (XVII) 46 (XVIII)

27

ss

29· 80 81

SI 38 84

Loubat (1904) GrCl% (1970) México (1995)

Nuttall (1903)

47 48

55

49 50 51 52 68

87 88 S9

54

55 56a 57 58

59 60 61 62 63 64.a 65a 66 67 68 69

7f1> 71 72 7S74 75 76 77 78 79 80 81 82 88 84 85 86 87 88 89 90 91 9B

S6

40

41 42 48 44 45 46 47 48 49

50 51 52 68 54

55 56

57 58

59 60 61 62 63 64 65 66 67 68 69

70 71 72 78 74

75 76 77

78 79 80

europeo, de 152.5 x 210 mJlim.etros.18 El aspecto del códice mismo sugiere que estA completo. Los 92 fr., a acepción de tres, llevan pinturas en el lado anverso de la página (indicado con la letra r de "recto"), y muchos están acompañados con glosas en español al lado reverso de la página (indicado con la letra D de ''verso''). Estas glosas (a mano izquierda, cuando se abre el códice) siempre son comentarios sobre la pintura que sigue (a mano derecha). El papel, un poco amarlllento por su antigüedad, se ha conservado bien. La letra es bastante legible en todas partes, Y hay pocas palabras o letras dañadas. En los JI. 1-5,9-16,62,64 y 71, se o~ los finos vestigios de carcoma, sobre los que posteriormente fue pegado papel. El f. 76 fue arrancado, pero posteriormente fue cosido y reforzado con gasa. Otro ejemplo de tal refuerzo se nota en el f. 64. Actualmente, el original del códice está encuadernado con una cubierta moderna de cuero de color oecuro de 166 x 217 mJlim.etros. 14 El volumen contiene algunos folios que se le agregaron después: los fr. III (no contado) + 1 (no contado) + 92 + III' (no contado), pues ai prlndpio yal final del libro, como guardas, se utilizó papel de barba, sin filigrana. Sigue una hoja más antigua, que tampoco es parte de la obra original, en que se escribió con lápiz la siguiente nota: "XIII Anon: vida de los Yndios". En la p. Ir hay d08 signaturas, en la parte superior derecha, con tinta: D.3., Y en la inferior izquierda, con lápiz: B.R 232. En 108 fr. Ir Y 92v hay además una impresión roja de un troquel con el tato "Biblioteca Nazionale Centrale Firenze Mes", con la corona real encima. En 1883 se procedió a inventariar el manuscrito. Es posible que en ese tiempo se haya realizado la encuadernación, que Del Paso y "froncoeo mencionó en 1898.15 Después de la segunda página siguen nueve cuadernos, cada uno compuesto de cinco pliegos. Estos cuadernos están m1merados, del 1 al 9, 10 cual demuestra su antigua unidad. Los números se ven en el centro de la parte superior de las pp. &, 1&, 23r, 33r, 43r, 53r, 63r, 7& y BSr. Esta m1meracilm falta por completo en la reproducción de Nutta11 (1903), pero en la edición de Loubat (1904) sí aparecen los números 3, 4, 7 y 8, aparentemente incluidos por casualidad. Atención especial merecen Ia8lfneas de los márgenes en las pp. 20-34, 86-

ELCÓDICEysumsroRIA

13 NuttaD (1908, p.XVIl) y Del Puo Y Troacoeo (1898, p.68) aeñalaroa que d --=rtto JDedfa 1515 x 212 millmetros, pero Booae menctona las cifras de 16 x 22 CCDtfmetro8. De las COIIIpII1'IIdoa coa otras edJdone8 basta ahora pnbl!cadas, ae deeprmde que d papel no ha 8fdo recortado mM, porque, de ea . ., ae hubJenm produddo p&dfdas en d tato Y en loe dibujos en loa foIioe 11, l2, 13, 1M y srT. 14 Para tmnar las fot.osnúIaa pamla edJdlIn de Andas (1970), se abrl6 d maml8C!"!to y se

cucaade:m6 de nuevo. 111 Del PMo Y Troacoeo (1898, p. 68) habla de "1IDl cabia1a de cartmx:Illo puesta en Italia...

81

38, 58-59, 66 Y 07. En parte se nota que fueron producidos por un objeto obtuso, Y en parte se trazó la línea encima con una pluma gris. QJ.rlzá se trate aquí de una reprodUCCión del tamaño de un original o prototipo ahora extraviado (vtase abajo). Tambitn los puntos señalados en el titulo, p. Ir, pueden referirse a los apartados en la portada de tal prototipo. En la sección que trata de los años se corrigieron unos círculos superfluos en los fr. 1Sr a 19r y 21va22r: 1Sr: 1 tecpatl 18v: 2 calli 3 tochtli 19r: 4 acatl 21v: 1 caUt 2 tochtli 22r: 3 acatl 4 tecpatl

La filJgrana de "la mano con jIDr- en el C6dIce magt..........fJmo (If. 89 g 91).

..

en vez de 10 tecpatl en vez de 11 calli en vez de 12 tochtlt en vez de 13 acatl en vez de 10 calli en vez de 11 tochtli en vez de 12 acatl en vez de 13 tecpatl

Como filigrana encontramos en el Códice magliabechiano la palma de una mano abierta, parecida tambitn a un guante, que tiene una flor de cinco puntas colocada encima del dedo medio. Esta "mano con flor" es una filigrana típica de los manuscritos mexicanos fabricados con papel europeo de mediados del siglo XVI. Se trata de papel genovés, el cual se podía obtener en México desde 1528, y que con muy pocas variantes fue usado tambitn en otros mam'scrltos. 16 Ramón Mena afirmó en su obra Filigranas de Nueoa España (1925), con base en una comparación con algunas obras escritas entre 1528 y 1545, que estas filigranas de las palmas de las manos son casi idtnticas entre si. Nuttall (1903, p. xvii) las documentó en manuscritos de 1562 y aun de 1601. &contramos figu,ras muy semejantes en, por ejemplo, el Códice tell.eriano-remensis y en los Códices matritenses de Sahagún. Observamos que en los ejemplos de Mena la palma de la mano se combma con las letras "B.A.", mientras que en el Telleriano-remensis y ea los CódU:es matritenses con las letras "B.F. ... En el MagUabecJúano 'RlD.08 en la mano las letras ..C.C.... Se trata, en cada caso, de las iniciales del fabricante. En los Códices matritenses de 16 VfMe d

commtarlo de Hamy (1899, pp. 1 Y 118.) que cita a Bdquet.

Comparación de las filigranas de "la mano con flor· en a) el Códice tdleriano-re.mensls, b) el manuscrito rnadrlleño de SaJwgún Y e) el Códice Mag1Jabechi. Nótese la diferencta en CtI(J1lto a las siglas escritas en la pabna de las manos: B.F. en /os dos primeros fdemplos, C.C. en el MagIiabech1ano.

a

b

Variantes de la mano abierta (Mena, 1925).

El peregrino en los ClJdJcea matrlt.eDaes

y"'"

M_ (163160S).

e

b

a

e

d

Las ftlJgrruu:u del Códice wtJcano A (8788). Las dos primeras. a y b son del interior Y las e y d se encuentran en las ~

de cubierta del manuscrito.

Sahag6n esta filigrana de "la mano con flor" aparece con otra que consiste en un hombre con un bastón (un peregrino caminando), colocado dentro de un clrculo con una cruz trebolada encima. Mena estableció que este peregrino apareció en la Nueva España desde 1548. Ambas filigranas forman parte del Códice Thdela, que estA emparentado con el MagliDbechi. El peregrino en el clrculo se e:ncu.entra además en el Códlce Mendom, combinado con las letras "AMI".17 Durante todo el sJg10 XVI, España importó mucho papél desde Italia, Francia Y 108 Paises Bajos, por 10 que papeles con filigrana id<ica Y de uso romente aparecen también en Nueva España: No es posible dar una fecha más preciBa en cuanto a las filigranas menclonadas.18 Cabe obeerwr que las filigranas del Códlce oaticanus A (Vot. Lat. 3738), que probahIemente es copia del C6dIce ~remensúJ, discrepan de 108 manuscritos Ja deecritos. Alli se ven: 1) una Ancora pintada dentro de un cfrculo, eadma del cual está una estrella de seis ptmtas, Y 2) un cordero con una bandera (a¡¡nJM dei), también colocado dentro de un drculo. Las hqjas de cubierta tienen en elIado izqukrdo de la pégIna una azucena en un circulo doble y en el lado dem:ho un cartucho con la iDscripci6n: "Antonio Fomari/C. Fabrlano". 17 ~ ca 1M p6gbIu cid Cddb ~. S.N.I600 (que entre otros don_toe ClIIIlUaIe 1M Carla8 de .Reb:I6n. de Hem6n Cortá). Be eucuentran VIIrlanta de la DIADO o el CIIIIl dtfor;r.s ~ Comp6rae el lIIIIIII.t de Bdqad. 18 &1 eMe cao, BalJate:nJB hIIbIa de "pIIpdaoa ievaDt:IDoe" (1962, p. 887).

.-me

EL CÓDICE y su HISTORIA

.1 I ~I

- -¡---

[EE]]

CódJce Tudcla (Museo de Amtdca)

Posición de filigranas en algunos rnanuacritos: una hqja es recortada por la mitad Y después las dos rnedia8 hqJas son dobladaa, por eso la parte s.uperior de la filigrcuw. se De en un lado del foUo y la inforiqr en el otro.

Cabe observar que las 1lligranas del Códice vaticanus A (Vat. Lat. 3738), que probablemente es copia del Códice tellerlano-remensis, dJscrepen de los lI18IlU8critos ya descritos. Alli se ven: 1) una áncora pintada dentro de un circulo, encima del cual está una estrella de seis puntas, Y 2) un cordero con una bandera (agrw.s dei.), tambitn colocado dentro de un circulo. las hqJas de cubierta tienen en el lado izquierdo de la p6giDa una a.zucena en un circulo doble y en el lado derecho un cartucho con la inscrlpc:I.6n: "Antcmio Fomarl/C. Fabriano". las dimensiones de ios folios de los IIl8I1U8Crltos son muy diferentes entre sto De ellos, el Códice vaticano A tiene los folios de mayor tamaño ( 466 x 296 millmetros). En cuanto al Códice te~remensis, Hamy menciona en su introducción las dimensiones de 820 x 220 millmetros, mientras que el fat:sfmO tienen p6gJnaa de 830 x 260 mOfmetros. El Códice Mendoza mide 820 x 215 millmetros. De tamado similar es el maw"nito sahaguntlno de Florencia, el Códice florentino (Cod. 1Aur. Medie. Palat. 218-220), de 805 x 210 mOfmetros,

.INIlfODUCClÓN

sino que forma parte de un conjunto o "familia" de documentos íntimamente relaeionados. Cuatro man11scritos pictóricos (todos en papel europeo) pertenecen a este grupo, llamado "magUabechiano":

- Códice TMgIiobecltimw (Biblioteca Nacional Central, .F1orenc1a), - CódJce TudeJa (Museo de Amtrica, Madrid), - C6dice IxtUIxochttl, primera parte (Biblioteca Nacional de Paris), - Códice Veytia (Biblioteca del Palacio Nacional, Madrid).

Junto con ~, hay que considerar la copia europea de materiales pictográficos mexfcanos, como la serie de viñetas en la Historia General de los Hechos de Ú>3 Castellanos en las Islas y Tierra firme del Mar Océano, de Antonio de Herrera y Tordesfllas, publicada en 1601-1615. Además, hay cuatro obras hist6rlcas, escritas en español, que por su contenido tienen un claro parentesco con los textos de los códices arribe. mencionarlos: - Crónica de la Nueva España, de Francisco Cervantes de Salazar (Biblioteca Nacional, Madrid), - crónica anónima Fiestos de los indios a el Demonio en dias determinados (Biblioteca del Palado Nacional, Madrid), - crónica anónima Costumbres, fiestas, enterramientos y diDerSaS formas de proceder de Ú>3 indios de Nueva España (Biblioteca de El Eecorial), - Historia Antigua de México, de Mariano Fernández de Echeverrla y Veytia (publicada en 1886).

Los documentos que forman el Grupo magUabechiano tienen en común que su origen está en el centro de Mb.:ico y que fueron hechos después de la conqtrlsta. El Códice Tudela menciona los años de 1553 y 1554 (pp. 77v, 83r), que parecen fechar el tato en eepaiioL Poco después, Fr&DCisco Cervantes de Salazar inoorpor6 muclwe datos del Grupo magHahechiano en el primer libro de su Crónica de la Nueoa &palla. la que eecdbi6 entre 1557 y 1564, Y señal6: Betas Y otru m.ucbae ceTf'mOOfaa ordenadas por el demoaJo teman los JndJoe de esta tIe:ml, las cuaJa, por ser muy ftrlaa, y mi intento tratar del deecubrimiento Y coaquiIIta de la Nueva Eapda, DO Jas eacrfbo por e::xt.emIo, contento con haber dado en c:ate pdmaO UbIO de esta mi cr6Dfal algIma DOtlda de loa rttoa Y costumbres que en ata Uema habla -jJOl'QUe DO era razón que habteado de e8Crlbir el descabdmIad.o y cuaqutBta de dla, DO dfJeae primero algo que a 8U tntdige:Dcla pertaIcdP--, ftIIlitIbMIome en lo demú a UD Ubro que eobre esto estA hecho, el cual, alo que pIaIBo, ..Jdm JIIaID alu&••• [Ubro 1, cap. 81].

Los textos del grupo no son iguales, solamente coinciden en parte, y en otras hay notables discrepancias. Algunos contienen dibujos o textos 1Ínicoe, especlficoe para este o aquel manuscrito. En cuanto al contenido, los textos muestran numerosos paralelos, pero no forman una sola entidad completa o consistente. No existe, pues, un texto coherente con respecto a, por ejemplo, el calendario. Los cuatro códices mencionados tienen tanto dibujos como textos. El materlal se presenta en segmentos; cada segmento tiene un distinto dios o rito como tema. Hay un dibqjo en la página derecha Y el texto correspondiente estA abajo o en la página izquierda. La relación precisa entre todos estos códices y crónicas que forman el Grupo magIiahechiano es dificil de establecer y sigue siendo tema de debate cientifico. El Códice mogliabechiano no es el original del que derivan los de· más: muchos errores en los textos españoles ~ytlautecutl por Mict1ante· cuhtli, ecacurcatl por ecacozcatl, trecuzis por tecuciztU (p. Sv)- demuestran que se trata de una copia. Pero en los demás miembros del grupo vemos los mismos errores. Después de algunas primeras observaciones de Nutta11 al respecto, el Gru.. po magIiahechiano fue definido por Robertson (1959; véase también Glass Y Robertson, 1975). Luego el estudio de Andas que acompaña la edición facsi· milar del MagUabechi.ano (1970) ha precisado más el problema, especialmente en cuanto a la definición del posible prototipo, el proto-M.agliabechiano. Después de una investigación amplia, Andas (1970) había establecido que el ~ dice mogliabechiano mismo no fue el prototipo, sino que fue copiado de un ori· ginal similar, ahora desaparecido. El Grupo magUahech isJlO, obeerY6, se puede dividir en dos subgrupos, a 106 que designó con las letras A Y B. El subgrupo A consiste en el Códice mogUabechi.ano y d06 documentos estrechamente vincu· lad06 a él, a saber: el Códice IxtULxocIútl Y la obra de Cervantes de Salazar. Al subgrupo B pertenecen el Códice Thdela Yel t.exto Costumbres. Partiendo de la edición y el estudio de Andas (1970), autores como WUker· son (1974), Boone (1988) Y Riese (1986) han elaborado esta idea de un "úbol genealógico" de 106 documentos del grupo, llegando a coocluaiooes diferentes. La materia es complicada, pues hay que comparar y cotejar con cuidado y pre. cisión tanto las im6genes como 106 textos. Además, varios mam1fllTttoe 80D de di8cfl acceeo y los investigadores Wl8Il a menudo dlferen.tes lIOIIlbn:s para re· ferir&e a 106 originales. Siguiendo sugerencias de Ángel MarIa Garibay y WJgberto Jim&1ez Moreno, WiJkerson ha propuesto la bip6tests de que el autor del prototipo del Gru.po magliabechiAno fue nada meDOS que &ay Andrés de Olmos. Sabem06 que Audr6i de Olmos aad6 en EapaJla, aprmrtmadamente en lfiOO; se afilió a la orden &anct....na mú o meDOS en 1510 y lleg6 a MlJdco en 15S8, junto li

t

EL CÓDICE y SU HISIORIA

INmODUCCIÓN

con fray Juan de Zumárraga, un hombre influido por el hunumista holandés Erasmo. De 1533 a 1589 Olmos fungió como profesor en el Colegio de la Santa Cruz de TIatel01co, donde enseñó filosofia y lógica. Además, Olmos tenía un doctorado en cánones y derecho civil. En 1583, recibió la orden del obispo Sebastián Ranúrez de Fuenleal y Martín de Valencia de escribir un libro concerniente a la historia indigena de la región Máico-11axcala·Te.xcoco. El Colegio de la Santa Cruz era famoso 'por su m.an.era humanista de trabaJar, lo que se aprecia en el mttodo con el que Andrés de Olmos obtuvo su información: interrogó a sus estudiantes y los asistió en el trabajo -más tarde, fray Bemardino de Sahagún usarla el mismo mttodo para escribir su famosa obra encic1optdica-. De este libro de Olmos, se han extraviado tanto el original como las copias Y el resumen que el mismo Olmos hizo después. Los escritoe que con certeza se sabe son de su autoria son su gramática del naua.tl, su HuehuetlatoUi y algunos tratados (véase Baudot, 1990). En 1589, fray Andrés de Olmos dejó el Colegio de la Santa Cruz de TIate10Ico y llegó a ser abad del monasterio de Hueytlapan, en el actual estado de Puebla. Cuatro años después, salió de aquel monasterio para ir al de Tecamachalco, donde fue guardián. En 1553 pidió autorización para fundar un monasterio en Pánuco (Meade, 1960). La teorla acerca de que el prototipo del Grupo magHahechiano fue recopilado durante esta JnvestJgación de Olmos, ya por tI mismo o ya por otros que le ayudaron, es muy sugerente, pero, por lo pronto, carece de ptUebas. Hay indicios en su favor, pero tambit:n problemas y elementoe inexplicables. Es cierto, por ejemplo, que las referencias a la región de Cuernavaca (estado de Morelos), que son tan prominentes en el Grupo magUabechiano, tienen su paralelo en el 2hztado de HechJcerú:JS y Sortilegios, de Olmos: Sabréis que cuando yo, fray Andrés de OIm08, allá vtvfa, en la reglón de Cúemava· ca, quiz4 ya hace veinte ados [± 1588], un hombre casado vtvfa en un templo; me dJjo que oyó que ti, el hombre·tecolote (el DIablo), !le apareci6 a un hombre y le lD8Dd6 que Damara a alguaoe en secreto; para que all4, a la entrada del boeque fue· ran, para que en BU preseDda cumplieran con ti; y de este modo 10 hicieron. Luego fiIeroo. fI8B1T8doa, en una casa fueron eucerrados; yo vi a algunos de d1os, e intenop a aquel a quien !le apued6 el DJahlo, a aquel que por BU causa 8IlÚ1ó amonestad6n para m.ortificaree; Yle Int.errogat para que me dijera cómo !le apared6, cómo

le habl6 [1990, p. 48].

18

Por otra parte, ea DObIble la ausenda de cualquier re:feraIda a datoe del Grupo magJtabechlano ea este nutado de Olmoa, pero esto tal ~ se aplJque porque Be trata, ......mari.e, de la trad1Jcd6n al nauatl de un tato en espaiiol.

La descripción de la obra perdida de Olmos que DOS da fray Gerónimo de Mendieta es ilustrativa tanto de la motivación general de los frailes como de la dificil suerte de tales m.anuscr1t.os:

EL CÓDICE y SU HISTORIA

Pues es de saber, que en el año de mil y quiJúentos Y treinta Y tres, siendo presidente de la &al Audiencia de Mbico D . SebasWn Ramirez de Fue:nlea1 (obispo que a la sazón era de la isla Española), Y siendo custodio de la órden de nuestro Padre S. Francisco en esta Nueva España el santD varón Fr. Martin de Va1eucta. por ambos a dos fue encargado el p&dre Fr. Andrés de Olmos de la dicha orden (por ser la mejor lengua meJdcaDa que entonces habfa en esta tierra, y hombre docto Y discreto), que 8IICIlSe en unllbro las antlgüedades de estos naturales indios, en especial de Mbico, y Tezcuco, y TIaxcala, para que de ello hubiese alguna memoria. Y lo malo y fuera de tino se pu.d.iese mejor refutar, y si algo bueno se bailase, se pudiese notar, como se notan y tienen en memoria muchas cosas de otros gentiles. Y el dicho p&dre lo hizo asi. que habiendo visto tDdas las pinturas que los caciques Y prlDcfpales de estas provindas t.enfan de sus antiguallas, y habitodo1e dado los más andaDOS respuesta a todo lo que les quiso preguntar. hizo de todo ello un libro muy copioso, y de él se sacaron tres O cuatro trasuntos que se enviaron a &paña., y el original dió d~ a cierto relJgloso que también iba a Castilla, de suerte que no le quedó copia de este libro, aunque le quedó memoria de lo priDcipal que en tI se contenta, por haberlo inquirido por divtt:sas veces con mucho cuidado y atención. y haberlo escrito y tratado de ello en largo tiempo; y como después de algunos años, teniendo notic1a algunas per8OD8S de autoridad en España de cómo el dicho padre Fr. Andrts de Olmos habla recopilado estas antlgu:allas de los indios, acudiesen a pedtrselas, y entre ellos un cierto prelado obispo a quien no podfa dt;Jar de satisfacer, acordó de recouer sus memoriales y hacer un ep1l0g0 o suma de lo que en el dicho libro se contenfa, como lo hizo [1971, pp. 75-76].

La razón por la que algunos piensan que Olmos pudo haber sido el autor, o, mejor dicho, el compilador, del prototipo del Grupo magliabecbtano es que su i:rabgo fue muy conocido en el siglo XVI y era utilizado por cronistas fiun0808 como MotolJn:ia, Las Casas.Mendieta, Zurita y Torquemada. Wi1kerson opma que quizá el prototipo del Grupo mag1tahechtauo no consista en un 8010 manuscrltD, pues Mendieta dice que aistJan varJas copJas del "l1bro copi08O" de Olmos.19 Esta refereoda se puede interpretar como iDdicio de que aquellos tatos eran copias completas, pero esto no es B8f necesariamente: tambitn es posible que se ~ tratado de coplas select.tvas de distintas pertee. Seg6n WilJrerson, tanto el CódIce TudeIa como la cr6nica l1amada HIlItorl4 de ... Mexi19 ECect:tnmarte cdatal _ pam ~ que tmItD la 1Iút.arlta de loe Meaa.u.. por_ l'rIaan. CIIIIIO la H~ da MecItJqw 'UlU••..,., puU de]a . . percUda de 0Im0e (Gmibay, 197'9, lDbQd M d6n).

19

canos por sus Pinturas pueden ser copias en este sentido, y juntos quizá constituyan una parte considerable del "libro copioeo" de Olmos. Wilkerson ve la crónica Costumbres como una copia directa Y tardía del Códice Tudela. En el Códice magliabechiano están dos terceras partes de los asun· tos tratados en el Tudela, pero hay notables diferencias. Las Uustraclones del MagUabechi.ano a menudo son mAs completas o van acompañadas de interpretaciones distintas (por ejemplo, pp. 82r, 85r y ~v) o inás acabadas; la cuenta ca1eodárlca en la parte final del Tudela falta en el Magliobechiano. De ah.i, Wilkerson concluye que el Magliabechiano es de una fecha mAs tardía que el Códice Tudela, pero que fue hecho con base en una copia anterior a éste --1lD. proto-Mag1iabex:hisno-, en la que no aparecía todo el material que ahora ve· mos en el Tudela. La Crónica de la Nueva.España, de Francisco Cervantes de Salazar, parece ser 1Ul tato abreviado del Códice Thdel.a; enriquecido con datos complementarlos tomados de diferentes fuentes. Hay tres argumentos principBles que apoyan la tesis de Wilkerson. Primero, el material de Olmos proviene de una época muy temprana, y lo mismo vale decir acerca del Grupo magl.iabechJano. &. segundo luga¡; sabemos que el trabajo de Olmos era w}uminoeo, de modo que pudo haber incluido el prototipo del Grupo magUabtthiano junto con otros tatos. El tercer argumento se refiere a ~ motivacl6n de Olmos y a la manera en que obtuvo la informaci6n para su trabaJo: era fnmcieca no, dedkado a la evangeUzaci6n Y a la "lucha contra el demonio"; visitó los Bitios mendonados en el Grupo magUabex:hiano, era 1Ul hombre bien educado que enseñaba en 1Ul iDstituto hw:nanista. YdooJinaba no 8610 el nauatl, sino tambiln el-totDoaco yel UlJ8teco. Este último punto consti~ a la vez 1Ul 8JllUDlCIlÍO en contra de la tesis de WUkerson: como gran conocedor del nauatl y autor de una gramática de esta leugua, Olmos dtfld1mente pudo ser responsable de las muchas eacr.lturas defectuosas Y los etrore8 ort.ográ.ficos que aparecen en el Grupo maglfabechfano. Por otra parte. hay que tomar en cuenta lo que dice MaIdieta eobre 811 obra, JIl que es una de nuestras prtndpales fuentes: y JO que eato acdbo, teniendo aIg6n daeo de lIIIbu eatas anttguallas, ha muchos do& que acadf al mismo padre R ADd.rts, como a fuente de doude todos los arroyos que de ata mat.a1a han ttatado emanaban, y él me dijo en cuyo poder hallarla ata al dltIma ra:opd""'" acdta de al pmpIa 1D8IIO, Yla hube Ytuve en mi poder; Yde ella y ele otzoe eecr1toe cid padre Pr. Todbto [de Benawnte, Motolmia), 1DlO de los prbDaOe doce, eeqat 10 que en este lJbro de los antiguos rttoe de los Indios eecrl· bo••• U971, p. 76].

(ti"""""'"

tc:orn,.

UIIa deboJ1ada adre la azteca que en eqpUda preee:ata )fcgdJe:ta como lo que "cuada el ft:DCI'Ilble Y muy religtoeo J*Ire P.r. An-

dres de Olmos, que 10 coligió de las pinturas Y relaciones que le dieron los caciques de México, Tezcuco, TIaxcs]a, lIuexotzingo, Cholula, Tepeaca, TIalmanalco y las demás cabeceras" Y el Grupo magUaberbiano, mAs bien despierta serias dudas respecto a que se trate de una misma obra. Es posible, sin

EL CÓDICE y su HISTORIA

embargo, que el Grupo magHabecbiano fuera compuesto en el marco de la investigación de Olmos, o, mAs probable aún, en el marco de otra investigación semejante, continuación de la de Olmos, pero realizada por otros &ailes que tal vez tuvieran los mismos ~tiV08. En cuanto a la relación entre los diversos mam 1scrltos del grupo, el articulo fundamental de Glass y Robertson en el Handbook o{Mtddle American Indtans (1975) presenta el MagUabechiano simplemente como una copia parcial del Códke Thdela. Donde los textos españoles no coinciden, se postula que hubo un distinto texto español como base del trabIgo, o una distinta traducción del texto original en nauatL La primera parte del Códke IxtUlxochitl, seg6n Glass y Robertson, es una copia del Códke magUabechiano: el texto en español y los dibujos de los dioses y ritos de 17 de las 18 veintenas del año de 365 días, as! como dos dibujos y textos de dioses y otros dos dibujos de una ceremonia de la muerte (pp. 28v-46r, 00v-62r, 66v-68r). Se nota que los dibujos del Códice Ixtlilxochitl 90D mAs elaborados que los del Códice magUabechiano. Un detalle curioso es que encontramos nombres de las veintenas escritos no sólo en nauatl, sino también en otonú y en una lengua desconocida, mientras que en el Códke magUabechiano se dan solamente en nauatl y en español. De este Códice IxtUlixochitl, en el siglo xvm se copió una parte, que ahora se llama Códke VeyUa.. La cr6nica Costumbres es una copia antigua de una parte del texto del Códke Thdela. Es importante mencionar aquf la edición facsimilar de un manuscrito fraterno del LIbro de la oída, el Códke Tudela, que se publicó en España en 1980, con paleogmfta y comentario del mismo Joet Tudela de la Orden, CUJO nombre lleva el documento. En cuanto al problema que aquf discutimos, se limita a decir: Creemos que 108 autores de estos comentarlos a las pinturas lndfgaIaa de estos dos c6dices [TudeIa YMagUabechiJ, fueron misioneros y que coafecdonaron estos c6dicea, como Be dke en otra parte, para ilustrar aobre la rdJgllm Y CO!'*"unhrea de estos tndJoe a los millionaoe que Iban llegado a Mtjk:o, y para que, a modo de 1IIlIe8trado. \'ie:nm en la Corte del rey de Ea!p6a . . creax::Iu, rltlJ8 Yc:oatumhra. F.utre los m ....... roe "'1Ipdnla UD08 .......... loe c6dX:a W ..... para datratrIoe, poi" juzpdoe lDBtrumeDtoe ldoWrlcoe Y ot:roe los lww:aben tambtb!, pero para ...miarloa, para CIJIIOCU aquel muado precort.eeIaDo, CIOIl ol!feto de ortadar mú eficazmente la Cliiiiftlllillll de loe 1DdkJa. •• No ea poIIIbIe llftIdmtIr DI en ~ qaIi:D pudo la' d IIIÚOI" del teUo Y d ox.ficoc!nnedar de lIIIaUo c6dIce (1980, p. 40].

81

INrRODUCCIÓN

FJ gran historiador mexicano Wigberto Jim&1ez Moreno, en su erudito epilogo de la edición del Códice Tudela, reseña la tesis de Wilkerson, presentando CODSideraclones propias en pro y en contra: la hip6teais de este llltimo autor, que asigna a Olmos la patemidad del "Códice Tudela", es muy sugestml y dJgoa de ser tDmada en COIl8idemd6n aunque, para aceptarta plenamente, babrfa que explk:ar, entre otras cosas (y 8610 como una muestra de 108 problemas inherentes a tal identlficaci6n), cuándo y en qué 1lUUlUa pudo ~ Fr. Andrés las BingUlares notJdas que aporta sobre los yopis, pues no sabemos que los franciacanos hayan ~o alli en los primerOS tiempos loo.] No cabe duda de que, aparte de lo ya comentado, hay otras razones que iDclinarfan a atribuir a Olmos la patemidad del prototipo de los códices Tudela y Magllabea:hi, el cual podrla identificarse con el "libro muy copioso" que compuso dicho fraile, tal va entre 1588 y 1546, mientras la "Suma", posterior, datarla de poco antes de lMlS, contemportnea, por tanto del Códice Tudela. la elaboración del prot.otJpo de éste y del MagJJabecclú debe situarse antes de 1547, puesto que debieron tI'an8carrlr algtmos años antes de que smgIe8en ambos documentos, que ya aIstlan alrededor de 1555 [. ..] Como la oomposiciópD del "libro muy copioso" de Esquema genealógico del Grupo maglJabechiano, según Boone



lIorAr:&lea . . . . . . . . d6 el)¡,

.'.¡wadWuecap

$ E...sdaa ele &c- "! de tllld8mo al . . . . c.d-.

' a. .,. .........

Olmos, iniciada en 1533, habrá concluido..-eg(m decimos- pB.t'B 1546, se advierte un s1ncron1smo muy sugestivo de este libro olmense con el "prototipo" del Tudela y del Mag)fahecch l , dentro de la etapa que podríamos llamar presahagunüna. que acaba precisamente cuando el egregio FL BemardJno -tliguiendo las huellas de Olmos- empieza en 1547 su gigantesca hazaña etnológica, elaborando su Retórica y fiJosofta moral (inspirada en los HueIuu!tIatol1i de Fr. Andrés) [ ... ] El contenido del "libro muy copioso" de Olmos, conforme a las alusiones a tI en Mendieta y Torquemada [ ...] resulta análogo a 10 que hallamos en la Hiatorla de los Mexicanos por su.. Pinturas que parece ser obra suya, ya 10 que se lee en la Hiatoyre du Mechique de la que debió ser autor sólo en 'pert.e. Ya se dijo cómo aquella anuncia (sin tratarlos) tópicos de que se ocupan los códices Tudela Y MagHahea:b ¡ [ ... ] Los códices "fraternos" Tudela y Magliabecchi (y posteriormente 8U8 derivados Ixtl.ilxochitl y Veyt.la, asf como las viftdas de las Décadas de Herrera) conjuntamente con 8U8 "primos" Telleriano-Reme:ns1s y Vatfcano.Ríos y con el Mendocino, forman un archipielago cuyas fnsulas ofrecen tantas analogJas, que quizA no sólo se trata de documentos más o menos emparentados, sino que pueden ser porciones supervivientes de una amplia compilación emprendida por Olmos o materiales derivados de ella rrudela de la Orden, 1!8), pp. 209-210, 215-216, 218].

Después, la atención de los estudiosos se ha dirigido más hada la cuestión de las relaciones entre los diferentes miembros del Grupo magliabechiano. En 1983, El:izabeth Hill Boone publicó su dise.rtación doctoral, una admirable y extensa monografia sobre el Códice magUabechiano, visto dentro del contexto de los manuscritos del grupo. Su comentario arroja luces sobre la persona de Antonio da Marco Mag1J.abechi Y sobre el problema del origen del documento, anaHzando las relaciones del Magliabechlmw con los otros mannACrltos del grupo, Y elaborando un mttOOo para la reconstrucción del prototipo, con base explicita en la edición y el estudio de Andera (1970). Boone sostiene que el prototipo desapareci6 después de que fue hecha la 6ltlma copia, alrededor de 1600 (acaBO el Códice lxtlilxochltl)_ Para reconstndr el contenido del prototipo, el Códice magliabechiano es de vital import.anda, pues es la copia más correcta, no obstante que se trata de la copia de una oopüL Boone rechaza la teorfa de que Olmos sea el autor o compltador del prototipo, y critica a Wilkerson por no haber usado toda la información disponible sobre los lazos entre 108 documentos en cuestión (como 108 estudios de Nuttall, Robertson y Andera). Sobre este tema ~ relaciones entre 108 documentos pertenrctmtes al Grupo magJtabedttano y la reconst.rucd6n del origen de sus prototJpoe-, Be.rt.hold Riese publicó recientemente 0 .986) un estudio muy detallado en que di&tJngue tres "famtlias ", tomando en cuenta los grabados, 108 textDe, el orden de 108 capítul08 Y de los par6grafos en 108 capítulos que tratan aceral de las

EL CÓDICE Y SU msroRIA

88

.FlestGII

« 1787) NorA: RiaIe l!oIntctiza l~ difereDia mode1oe de Booue Yde ti mJsmo en eetos cuadros.

• Documentos pe:rdJdoe cuya eDJtencI· IIC posIWa.

fiestas generalea. y, por 6ltimo, algunos acontecimientos especffiC08. Asl, Riese define loe aIgI.1:lalte8 grupos: 1) 1& &milia de lrlUlmchit1, que CODSiBte en: la primera parte del C6dice Ixtllb:ocItltl, la tercera parte del C6dice ~ytla ("Modos"), y la HIstori4

AntWua de N#zIco, de VeytJa ("Veyt:Ia"); B) la fiunJlJa de Cenantee, que estA funnada por: Cenantes de Sa1azar y el C6dice rnaglIabechi.an; a la que pertenecen: el ~ Tudela, las cr6nicas .ne.tas y c..c.tumbra, . . como la obra de Herrera.

8) la familia c:epaM1a,

81

C ••trmP...to atila tft8 famU_ Y c:.oaaideraDdo elanentoe como las man- . el talo, el anka de loe capltuloe Y el de las fiat.ee gmeralee, Rlc8e dabo-

Flato. 1787)

«

NorA: Rie8e IIIntetJza 108 difere:nt.es moddoe de Boooe y de él mismo en estos cuadros. • Documentos perdid08 cuya Cldstencta

Be

postula.

ro una tabla de las complejas relaciones entre ellas. De estas familias, Riese pa.rte para postular los respecttws prototipos mediante dos modelos: prefiere la teorfa de que el Cócl.Ice magUabechtano es copia de un códice perdido designado como "Rictos y Costumbres", que a su ~ fue copja del proto-MagliabtthfAD(), pero, como alternativa, mantiene también el modelo más eenciIlo de Andera, en el que el Cócl.Ice magUabechtano se presenta como copia directa de un proto-Magllabechiano. Concluimos que la idea de que el grupo se deriva de un proto-M.ag1iabechiano, ahora perdido, ha mostrado su utilidad, pero, a la ~, con los datos ahora dtspnnibJes, raulta dJBcil avanzar uuls: en el material e:xisten ambfgiiedades y problemas no resueltos que impiden afirmadoaes más pred8as.

86

SEGUNDA PARTE

El Grupo magliabechiano como fuente histórica

,

11. La satanización de Uitzilopochtli

Este templo se derrumba, y yo mismo, yo me hundo en el espeso humo de las ruinas -nadie me voloerá a llt!T.

Pero no me muero; nosotros, los d"Wses, llegamos a ser v~os, como los papagayos; solamente nos transformamos, y como éstos, también mudamos de plumqje. A la patria de mis enemigos, que se llama Europa. quiero huir; para a11i comenzar unarweoa~

fI]

HBoouCH ÜEINE, Vitzliputzli

del origen del Grupo msg1i a bechiano, podemos a1inpar que éste surgi6 como parte de la actividad misionera de los frailes españoles. Queremos ahora profimdizar algo más en ese contexto histórico-cultural, el complejo y traumático choque espiritual entre Mesoamérlca y Europa. Cualquier di8cusión acerca de las culturas americanas nativas en estos años se realiza dentro del marco de la conmemoraci6n del quinto centenario del ~ de Crist6bal CoI6n en 1492. Efectivamente, es 1UUl fecha Y UD hecho muy importante para la historia europea, porque significó la ealida de la tpoca medieval, el principio de la apen si6n colonial y, como tal, el :ink:io del des&rollo capitalista-industrial en los siglos posteriores. Para los pueblos indígenas aignific6 el eometimiento a poderes atranjeros y la hlstauraci6n de una jera.rqufa colonial. Las relaciones de explotación entonces establecidas perduran hasta hoy ciJa. La fecha de 1492 señala entoaces más que UD simple aconteciOMO CONCWSlÓN DEL EXAMEN POBMENORIZAOO

1

89

EL GRUPO MAGUABECHIANO COMO FUENTE msromCA

40

miento del pasado: es un momento ideológico que tiene consecuencias sociales -y hasta traumáticas- para nuestra realidad de hoy.

Este carácter ideológico implica que hay muy diferentes visiones acerca del hecho y de su significado. Pasando por alto la presencia de seres humanos en el hemisferio occidental durante más de 30 000 años, la visión de España y de los conquistadores dice que Colón fue el "descubridor de América". Pasan· do por alto la injusticia Y la violencia que sufrieron los pueblos indígenas, las repúblicas latinoamericanas prefieren hablar del "encuentro de dos mundos". Cuando examinamos las relaciones históricas entre los americanos nativos y los europeos, concluimos precisamente que nunca hubo un verdadero encuentro entre los dos mundos. La visión de los pueblos indígenas mismos hace hincapié en los efectos negativos de la colonización: el genocidio y el eínocidio. Y frente a eso su propia ·r esistencia: su lucha de quinientos años en defensa de su dignidad humana. Este gran proceso constituye de manera ineludible el marco histórico y contextual para los actos políticos Y los estudios científicos de nuestro tiempo. En este capítulo queremos rastrear algunos detalles de aquel proceso y, así, clarificar algo más del contexto original en el que se inscribe nuestro manuscrito. El término "indios", con su carga discriminatoria, ya remite a la historia: Colón estaba en camino a Asia, llamada "India" en aquel entonces. Pensaba, con Toscanelli., que a su vez se basaba en Ptolomeo, que la circunferencia de la nerra era relativamente corta, de modo que parecía muy factible llegar a China. Sus contrincantes (basándose en Erat6stenes) pensaron que la distancia era tan grande que se les antojaba cosa imposible llegar al otro lado del globo cruzando la gran extensión del .océano. Entretanto, los Reyes Católicos tenían interés político en establecer relación con el khan de China, para foIjar con él-una alianza en contra de los moros, amenaza constante también después de ia toma de Granada en 1492 y la tmifieación de España. Hubo desde luego interés general por difundir el cristianismo, legitimar el poder supremo de los reyes medievales y buscar materialea para el comercio. En la época de Colón existían muchas nociones preconcebidas sobre las islas lejanas del Oriente, así como sobre las del Poniente. Estaban más allá del horizonte conocido y, por eso, constituyeron el terreno de la ficción, visto a la vez con añoranza o fascinación y con miedo o con horror. Allí se situaban el Paraíso y los imperios de un cristianismo primordial, pero allí también vivian gigantes, antropófagos, amazonas y otros seres bárbaros O inhumanOS. Esta doble fascinación.existe hasta hoy día: culturas y pueblos diferentes, exóticos, son vistos por el europeo en parte como primitivos Y holTOl"0808, en parte como paradisiacos y no contaminados. La astrología medieval eneeña además que los habitantes de las tierras tropicales están regidos por Saturno,

un planeta que va muy despacio: por eso son flojos. Mientras que los europeos caen bajo la Luna, que va muy rápido, de modo que son enérgicos. Esta noción del europeo enérgico y eficiente se ha hecho muy popular, aunque pocos saben que se basa en la astrología y no en alguna realidad observada. Colón no encuentra al kJum. Para cubrir este fracaso, empieza a interesarse cada vez más en las posibilidades de colonización: las gentes que encuentra son amables, ya que 10 reciben con la que se convertiría en proverbial cortesía; son mansos, dispuestos a colaborar y a regalar todo (!); no tienen ninguna religión todavía, son como "vírgenes" que esperan la protección, la orientación y la obra civilizadora de los españoles. Los que más tarde les oponen resistencia armada son feroces caru'bales, de carácter inhumano. Ahora sabemos que probablemente no hubo tal canibalismo, pero este estereotipo negativo fue una legitimación muy importante para la expansión colonial. Vemos la presencia de esta propaganda antiindígena también en el Códice Magliabechi (p. 7Sr). Esta y otras imágenes contribuyeron a la noción de terra nulJius, de que la tierra allí era de nadie, y que, en otras palabras, cualquier colonización era legítima y deseable. Hasta hoy persiste esta idea. Se coloniza la región 1lDl8Z6n.ica con la convicción de que allí no hay gente. Y, cuando nuestros libros escolares afuman que Colón fue el que descubrió América, continúa la noción de que la población original en realidad no vale, no necesita ser tomada en cuenta, no tiene el mismo estatus ni la misma dignidad humana que los europeos. Luego se realiza la colonización de las islas y del continente, en el siglo XVI principalmente. En primer lugar, los protagonistas son los españoles, después también los porblgueses e ingleses, los holandeses y franceses. La conquista fue posible por una tecnología militar superior (espadas y lanzas de fierro, armas de fuego, especialmente cañones, carros con ruedas, caballos, barcos con compás, etc.), que además sacó ventaja de la división y del asombro de los indígenas. Pero esta 'rentaja militar fue interpretada por los vencedores en otros términos, por ejemplo: como prueba de una cultura y una religión superiores Y más verídicas. Loe conquistados eran vistos como auúbalee inhumanos, o semicivilizados pero pecadores (sodomitas>, en todo caso by> el dominio de los demonios. Hay esta noción de superioridad cultural (como legitimaci6n de imperlalismo) subsisk en teorias que atribuyen a los pueblos en cuestión una "mentalidad pre16glca" y un "arte primitivo"; deben ser integrados en la "civilización moderna"; es decir, deben convertir8e en un proletariado anónimo, que sirva de reserva Industrial. La pobreza en que ~ no se analiza como cou.secuenda de la explotación colonial, sino como pnJeba del atraao de su cultura. Otra IqJitimaciÓl1 se buec:aba en el campo legalistA. Se ha invocado el derecho humano (1) de hacer el libre comercto en todas partes, de tener un mar

LA SATANIZACIÓN DE UITZII.OfUCIlIU

41

ELGRUPO MAGUABECHIANO COMO FUENTE HISTORIO



libre para el mismo fin. Los que impedían tal derecho de libertad (europea) debfan, justamente, ser castigados y sometidos. Además el papa Alejandro VI babfa otorgado a los Reyes Católicos el derecho de colonizar el Nuevo Mundo. :&ta fue la base del requerimiento: se lefa una .declaración en este sentido a la población indfgena, y si no se sometía voluntariamente, podJa ser sojuzgada por la fuerza. Esta costumbre parece muy absurda hoy día, pero algo semejante encontramos en la ficción de los gobiernos actuales que exigen a sus poblaclones indJgenas obediencia a leyes en cuya redacción nunca pudieron participar cabalmente. Los códkes de la época colonial temprana 80Il testimonios vivos del complejo proceso de interacción y con:flicto entre ctvilizaciones distintas. Tanto en su composición como en su historia reflejan la lucha intelectual de los europeos que trataron de dominar lo extraño e incorporarlo en su propia visión del mundo, visión que, de modo lento y seguro, ~ las cadenas del pensaiDiento dogmático y la inadecuada cosmologfa del medioevo. La colonización no 8610 tuvo enormes consecuencias para los colonizados, sino tambitn para los colonizadores, y constituye 1m capitulo extraordinario, si bien doloroso, de la común historia de las ideas. Las imágenes y los objetos concretos del "Nuevo Mundo" tuvieron una repercusión coaespondiente en la ico:nografta Y la imaglnacilm del "Viejo Continente". En el siglo XVI muchos elementos y productos de la cultura material mesoamericana llegaron a las tierras de donde procedfaD los conquistadores. Pronto se distribuyeron por toda Europa, pasando de mano en mano,codk::iados por los dtveraoe coleccionistas de ~ aótJco8, y muchos fueron a parar en gabJnetes especiales, a cuya formación primero se dedicaron solamente los reyes y la alta nobleza. después tambié:n la rica burguesia Y las ml micipalidades. En estos gabinetes no 8610 fueron reuuidas obras de arte, sino tambitn pruebas del iDge:oio U:cnJco, curiosidades naturales, defor:madones y fen6menos atraordJnarioe, en suma: todo lo notable. Estas colecciones fueron loe preCU1"801"e8 de loe "gabinetes de arte e histmia natural". Deede la obra fimdame.nta1 de Julius WI1 SchlO88et' (1908) el concepto de gabJDete de arte Y curloekIades ("Kuust- und Wunderlrarnmem") es de uso CIOIDÍal en la Jit:eratura de la historia del arte. l La moda de coleccionar estos ~ aninaoB Be orlgIn6 en Fnmda e Italia, deade doade Be dJ8pe:rB6 hasta las d.naaaa artIdades fendales alernanaa, y desde a1lt, por loe 1Iabsbargo, ent ve.- Jo. CIItudJoe de Schdcbc:r (1979), Iobl (1988), Impey '1 MIIc:Grqp (19815). PApe....Imrnte __ loe~ de arte al d __ deAlemmlta ~ d de Nmaabag-trata d arUcaJo de BrfImmp '1 Aadcn (1970). v~ 10 dJcbo __ la bi8tDrIa de la coIecd6a. e IDt.apl!e:t.cI(a de . . c6dJcea al d ...., eaPbUto cid CcJdtor ~1It;q¡er al ata .m.ma cake "'"

tró en España. Además, existían las colecciones del rey de Dinamarca y de las ciudades independientes. Más tarde surgieron también, como ya se dijo, los gabinetes de la burguesía. La adquisición de aquellos objetos que ahora reconocemos como tesoros de valor único, generalmente era asunto de un reducido circulo de aficionados. Sólo en pocos casos se registraron datos detallados de compra o donación. Hoy lamentamos este descuido y anonimato en la formación de las colecciones tempranas, pero hay que recordar que solamente en las últimas décadas se ha concedido reconocimiento pleno a " lo otro", 'y su aprecio de acuerdo con SU propio ser y significado. Un ejemplo hermoso de tal documentación nos dejó Albrecht Dürer [Durero] en el diario de su viaje por los Países Bajos, donde registró su admiración para "die Ding, die man dem KOnig aus dem neuen gulden Land hat gebracht" [las cosas que se habían traído para el rey desde el país de oro]. Leemos:

LA SATANIZAClÓN

DB urrzII.OfOCH11.

Und. ich hab aber all mein Lebtag nichts gesehen, das mein Herz also erfraret hat als diese Ding und. hab mich oerwund.ert der subtiIen Ingenia der Menschen in frernDen Landen. [Y no he visto en toda mi vida nada que haya alegrado tanto mi corazón como estas cosas, y me he admirado de los sutiles ingenios de la gente en paises e:xtraiios].8

La mayor parte de aquellos artefactos de tierras lejanas no sobrevivieron; sin embargo, fueron usados como trofeos en una ostentación de 10 exótico... y se perdieron como tantos otros bienes de consumo. Los objetos que de ultramar llegaron a Europa. antes de 1800, ahora son sumamente valorados en los museos, donde se les trata con el cuidado y el cariño que les corresponde como "reliquias de la etnología".S Un tipico ejemplo es el llamado Penacho de Moctezuma, que se encuentra en el Museo de Etnología (Mueeum fiir VOlkerkunde) de Viena. Procede de la importante colección del castillo de Ambras (cerca de Innsbruck. Austria>, perteneciente al archiduque Fernando, conde de 'Drolia, sobrino de Carlos V. Es un penacho de plumas de quetzal y otras aves tropicales, un quetzaltJpaMcagotl, una insignia de guerreros de alto rango, de reyes y de dJoees supremos, como Quetza1coatl, Tezcatlipoca y Ueueteotl. Aparece, por ejemplo, en el C6dt8 Un bnadario del primer amo de Cortte Be _ t r a U fiual de la primera Carta de ReIacIdn. Tambita la obra del hiat.orUIdar b ........ wa Pedro Martyr de Au¡Ieda CXIIlt:IaIc ot.er. Vlldoaee deteDed•• eobI'e loe objdoe am.doa • Carioe V. • cw.aca. ca ate I'apecto _ loe eatudkJe de Fadtwud _ Hochstetta' (1884) Y de &.. Hq¡er (18918).

48

EL GRUPO

ce Magliabechi (p. 89), así como en el Códice borbónico (pp. ·26. Y 28). El inventario de la colección de Ambras, que se hizo en 1596, después de la muerte del COMO FUENTE msróRICA dicho archiduque Fernando, lo describe como "un sombrero moro (Mórlscher Hut) de largas plumas verdes [ ... ] con un pico de pájaro, completamente de oro, en la frente". Era común en. aquella época que los europeos confundieran las regiones exóticas de donde procedían tantas curiosidades: se mezclaron en la percepción las Indias occidentales con las orientales, o, como en este caso, con la tierra de los moros. El pico de oro se menciona aún en 1730, en otro inventarlo más tardío de la colección; pero, después, debió de haber sido robado o extraviado, porque ya no aparece en el inventarlo de 1788. No hay certeza acerca de la manera en que el penacho llegó a manos del archiduque Fernando. Es posible que fuera uno de los tres penachos que Carlos V regaló en 1524 a su hermano, el posterior emperador Fernando 1, padre del arriba mencionado archiduque Fernando de 'firolia, pero la descripción superficial de aquel obsequio no permite una identificación segura. Zelia Nuttall ha especulado que el penacho de Viena formó parte del primer envío de ~ mexicanos de Cortés, ya que el inventario de 1519, que acompaña la primera Carta de Relación, menciona "una pieza grande de plumajes de colores que se pone en la cabeza, en que haya la redonda de ella sesenta y ocho piezas pequeñas de oro, que será cada uno como medio cuarto, y debajo de ellas veinte torrecitas de oro". Tales piezas pequeñas de oro y, especialmente, tales laminitas en forma de "torrecitas" se encuentran efectivamente en el penacho de Viena, pero, si en verdad fuera el mismo o~to, no se explica por qut la lista de 1519, generalmente muy precisa en este aspecto, no registra el pico de oro. 4 Queda como posibilidad fascinante, pero no comprobada, la teoría de Nuttal1 acerca de que este quetzalapanecagotl fuera parte del obsequio que Moctezuma n envi6 a Cortés, cuando éste llegó a la costa. Los regalos del recibimiento, deecrltos con detalle por Sahagún (Libro XII, cap. 4) consistfan en los trajes, mAacaras e insignia de Quetza1coatl, Tezcatlipoca, TIalocantecuhtli y otra vez Quetzalcoatl. Entre los atributos del primer Quetzalcoatl estaba un ~tl, enlazado a una máscara de mosaico de turquesa en forma de serpiente enroscada (coaxagacatl xluhtica), propia de Quet.za1coatl-Topiltzfn, el hombre-dios de Tula; mientras el segundo Quetza1coatl se distingui6 por un oceIocopI1U. "una mJt:ra de cuero de tigre", tal como lo lleva Quetzalcoatl-Ehecatl, el dios del Viento -estas mismas dos formas de Quetzalcoatl

~I.l.ABECHIANO

"

• w.c la detaJ1wfa dewTJpcllm ele Nowobay (1960, pp. g y -.>, que alade tIIDIIJUu • la bAbIio(p8a ataior, aprdelmmte loe pnIIm...... arUcuJoe de Natta1l Y Sdu. En ca.dO al pico, .., que oo.nar que, adre b ~ CIIIItaIIdoe ca la liMa de 1619, el ~ ftr'Ioe ~ de piaDaIde w:rde, CXIIl _ pica y p6coe y cp de oro".

iii

b

a

e

~mplos

del penacho de plutnaJJ de quetsal (quetza1apmecayotl): a) un guerTf!NJ ooliente (Vaticano A); BU ataque a Tlatelolco (Códice Cozcatzin). con el quetza1apanecayotl como estandarte; e) sacerdote de Ueueteotl, el Dios del Flrego (Borb6njco. p. 26); d) TopUtma, el "'papa- de Thla (Dunin); e) el rey azteca representado como Te.catUpoca (Piedra de Tizoc); O el SdIor 4 Jaguar, Uder tolteca (Códice

Diferentetl

b) Axayacatl, rey azteca durante

Nutta1l. p. 76). d

e

f

EL GRUPO

MAGIJABECH1ANO COMO FUENTE HISTÓRICA

las vemos en el Códice Magliabechi (p. 89), donde aparece en compañía de TIaloc y de Xiuhtecuhtli-. Asimismo, es interesante notar que tanto el Topiltzin descrito por Durán como el Señor 4 Jaguar, rey tolteca que interviene de manera decisiva en la biografia del Señor 8 Venado y realiza junto con él una expedición a la costa oriental (Códice Nuttall), llevan un penacho similar. No es imposible que el penacho de Viena haya pertenecido a Moctezuma y que haya sido regalado por él a Cortés, pero faltan pruebas de ello. De cualquier modo, el que se le haya llamado "penacho de M~" no tiene que ver con esta historia, sino que se inscribe en la moda equivocada de los tiempos anteriores de atribuir cualquier objeto precioso y exótico al famoso rey azteca. Como vimos, en el siglo XVI se tomó por "sombrero moro", pero más tarde, en el inventario de 1788, se describió como "falda india" (indianische Sclulrze), y cien años después como "capa". Así, recibi6 el nombre de "capa de Moctezuma" de la misma manera arbitraria en que una capa de plumas que se encuentra en los Museos Reales de Arte e Historia en Bruselas, procedente de Brasil (!), ha sido asociada erróneamente con el rey azteca. A partir de que Zelia Nuttall lo identificó como penacho, se comenzó a llamar el "penacho de Moctezuma", con la connotación nacionalista de ser una especie de "corona del imperio azteca". El signo de la dignidad real del uey tlatoani. sin embargo, no era tal penacho, sino la diadema o "corona real con piedras preciosas" (xiuhuit.wl.l.iJ, que aparece, por ejemplo, en la cabeza del señor difunto venerado en el Códice Maglú:Jbechi (p. 72). La historia de las colecciones está llena de tales interpretaciones equivocadas. lo mismo vale decir para toda la representación de las culturas indígenas en los países colonizadores. Como el material visual original eÍa poco y extraño, los artistas europeos se empeñaron en elaborarlo, adornarlo y"perfeccionarlo" de acuerdo con el gusto y las expectativas de su tiempo. La imagen europea de los aztecas e incas, jl.mto con los indígenas del Brasil y de Virginia, fue un cliché del nativo americano, y su religión fue vista como una concepción distorsionada por el diablo. Los sacrificios humanos y el culto hacia figuras en forma de animales, así como la acusación de antropofagia, fueron, para muchos europeos, elementos claros de 10 pecaminOSO y del nefasto paganismo. 6 Dos partidos se eufrentaron en el debate ideológico sobre el car6cter del "Nuevo M1Uldo" y sus habitantes: una corriente pro indfgena y otra hostil a ellos. La primera JUIcl6 de los intereses misioneros de los frailes mendicantes. 1 &u f'rn6mcno. *-le Juqo. C8 mucho mM ~ de 10 que aqaf pod_ rdierir en . -palabm.. ~ pcK ejr:mplo, a loa ata.. eetDdioe de Keen (1971), Lcmaire (1986) '1 M.-.a (1990). El CIIdcter trgdenc!oeo de la 1ICUMeI/Jn de caufbaI!NDO ya lo ~ comentado ca _ _ Ihoe ~ del Grapo BcqIa; ~ ~ el UI4l1ai8 de AreDs (1979).

que, en su empeño por fotjar en América el reino milenario, el nuevo Jerusalén, profetizado en el Apocalipsis, se esfol"ZllTOIl en la protea::iÓll y educaciÓll de los nativos, dejando una gran cantidad de fuentes históricas sobre el México antiguo, desde la perspectiva, por supuesto, cristiana.6 A fines del siglo XVI, el sentimiento pro hispano llegó a predominar. Las ideas del siglo xvn acerca de México fueron determinadas esencialmente por las obras de L6pez de Gómara (1511-1566?), capellán y biógrafo del conquistador, y del latinista Cervantes de Sala.zar (1514?-1575). Por otra parte, se hizo también popular el aborrecimiento de la conquista y sus atrocidades, especialmente en los países que estaban en guerra contra España, de modo que en Europa noroccidental se formó una corriente muy critica, denominada "la leyenda negra", que tenía sus principales pilares en el manifesto apologético de fray Bartolomé de las Casas sobre la Destrucción de las Indias 0cddenta1es (Sevilla, 1552), y, más influyente aún, en la Historia del Mondo Nuooo, de Girolamo Benzoni (Venecia, 1565).7

\l. ~¡

,.

iW-~~~ -r, I

La coronación de MOCÚ!RlIII1 con la dtadem4 mal (Durdn). 6 Para esta ·vi8i6n mileuariata de Joa ~ franct ........ , ft.Me el eetudio c:IMIco de PbeJan (1972). aai como Baudot (1990). . 7 Remitimos a la tntrodacc:KJD de Amlers a la edtd6a ck la obra de BaazoaI al Gns (1989), aat como al euaayo del mismo autor dedicado aprdfi.-.nente a la coaqaI8ta aptrttual (1974). Comp6rcae t.ambttn el estudio de Maltbr (1988). ~ r.. c-. emte _ _ bIbIfo. graSa; IIN':II, por 10 que también se llamaban "conejoS" (totochtin). Sus atributos eran: la cara pintada de verde-azul y rojo, los colores del maguey, Y su na.riguera era en forma de media luna (yacameztU); en la mano llevan con frecuencia una especie de hacha (iutopiUi) , Y aqui tienen además un collar de hiemas olorosas. Sahagún nos ofrece una lista similar