Ciencia económica y desarrollo nacional (la crisis del subdesarrollo argentino)

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ROGELIO

FRIGERIO

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CIENCIA ECONOMICA YDESARROLLO NACIONAL (LA CRISIS DEL SUBDESARROLLO ARGENTINO)

E~torial IDEARIUM Mendoza - Argentina

1982

CIENCIA ECONOMICA Y DESARROLLO NACIONAL

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(la Crisis del Subdesarrollo Argentino)

ROGELIO FRIGERIO Editor ial IDEAR IUM de la Universidad de Mendoza Director: Dr. Héctor Corvalán Lima Dag Hammarskjold 750 5500 - Mendoza - Argentina

Quiero ante todo agradecer a ustedes su presencia en este acto cordial y agradecer la invitaci6n a las autoridades de esta casa, tan ufana de su prestigio intelectual como de su generosidad, en la cual he sido introducido con las palabras solidarias del Rector, doctor Héctor Corvalá n Lima. Me referiré pr imero a los _p_rg_Q.lemas-que caracterizan aLmuru:Jo co nte!!}Po~e.9, entre los cuales me parece fundamental la relaci6-n-

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Copyright by y Editorial IDEARIUM de la UNIVERSIDAD DE MENDOZA

aesarrollo-subdesarrollo. Ello nos permitirá aproximarnos con una l:fase--rrgorosa a !~prensión de los problemas de fondo que aho,,. ra enfrenta ola Argentina. Este es un momento especialmente grave para e l país; estamos viviendo una crisis global que nos invade en todos los planos de la vida comunitaria. Es una crisis rut....subdesauo---. ~ pero que no por extendida y complei; es incognoscible en sus causas. Tiene, a mi ju icio, un centro de gravedad en la situación econ6mica que se torna cadadía más grave.

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Se ha pretendido enfrentar la crisis utilizando esquemas con pretendido respaldo académico y el resultado ha sido el fracaso. Esta crisis no h a sido inventada en la última década, aun cuando las-pb.Jíficas apl1Caaas la hayan profunaizado y agravado. El origen es más remoto en el tiempo y por ello debemos recurrir a la histor ia. En las ciencias sociales no está excluida la polémica en razón de la presencia que en ellas hace fácilmente la ideología. Las ciencias sociales, como toda ciencia, se ocupan de discernir leyes objetivas. Como est udia n fenómenos que no son susceptibles de ser llevados al laboratorio, tal cual ocurre con los de las ciencias naturales, requieren ser abstraídos, ser tratados con una metodología determinada, ser insertados en las ten éencias generales, en e l contexto de

Impreso en la Argentina Queda hecho el dep6sito que marca la Ley 11.723



Conferencia dictada en la Cátedra Libre de Estudios Nacionales de la Universidad de Mendoza, el 14 de octubre de 1981.

éiENCI'A E CONOM.ICA y D~ARROÍ..LO NACIONAL

ROGELIO FRIGERIO

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un proceso histórico. Por eso es siempre más difícil hacer formulaciones respecto de las...... cuestiones económicas, sociales o políticas, que hacer formulaciones respecto de la fenomenologfa de las cienclaS naturales. Cuando se trata de moléculas, temperaturas o distan-. cias, l·a s discrepancias no pasan a mayores; en cambio, cuando decimos que existe un problema respecto del valor de las mercancías o del desarrollo desigual o asincrónico de los países, aparece una · lucha encarnizada que no siempre termina con la unanimidad de los disidentes. Las grandes cuestiones contemporáneas.

El mundo contemporáneo se ofrece, ·e n este momento, como un univorso donde se dan cita por lo menos tres grandes cuestiones, tres grandes contradicciones: 'la del mundo del trabajo que enfrenta al ·en.¡:iresariado (la llamada ·lucha de clases); la de las ideologías que señ-:an-¡551arizado en las del Este las del Oestu las del mundól.. occi en a y cris 1ano y as e mun o comunist~; y hay. una tercera ~-que es la queexiste entre el w.u.od.o su,!:>desarrollacro-y '< el nwndo desarrol·l ado. Esta última es la cuestión que más nos inteTGs'a 'f)orgue en su seno se juega nuestro porveñ ir .s._o mo nación) que autodetermina su futuro, con el riesgo de no serlo, de quedar:subordin~dos a procesos de orden mundial sin poder elegir nuestro destino y ver desnaturalizada nuestra cultura . Con respecto a las luchas de los trabajadores, es evidente que en Ía medida en que el carácter nacional domina los problemas en las diversas comunidades, esas luchas son cada vez más firmes pero cada vez más negociadas y más concurrenfes al interés nacional :En cuanto ·a entre la ideología contrar el núcleo ·la ideología, creo

las ideologías, es bien cierto que existen abismos de Occidente y de Oriente, pero si creyéramos enmás hondo de la crisis mundial en el conflicto de que nos equivocaríamos de medio a medio.

~ fa Argentina y en América Latina se observa una situación sumamente gr ~e y declinante. Deolinante en América Latina en su

El deterioro de los términos del intercambio.

El deterioro de los térm inos del intercambio es uno de esos fenómenos objetivos que son sin embargo admitidos y rechazados por los economistas (lo cual no ocurre, como decíamos antes, con -la mayoría de l·a-s leyes fís icas por parte de los físicos). El deterioro de los términos del intercambio se basa en el hecho de que la capacidad. de compra de los países de producción primaria, cuyos bienes están ,... caracterizados por el poco valor agregado, desciende frente adquisición de productos cada vez más complejos, cada vez más gerfectos, cada vez más sofisticados, que son los productos de la alta indu st ri ~. D~~e in_!ercambio, de menos valor por más valor, el ~nce es permanentemente deficitario. -

ara

Así, por ejemplo, la serie histórica que anaÍiza los términos del intercambio de l·a Argentina entre 1928 y 1976 revela que e,'1l9281-teníamos una capacidad de compra de 125 y que en 1976 teníamos sólo 95. No pocos economistas, cada vez que afirmábamos el carácter permanente de esa ley, nos decían cosas verdaderamente fuertes . En 1972/73 J a tendencia se invirtió momentáneamente y mejoró la relación de intercam6io. En esosa os años, todos nuestros adversarios se frotaban las manos y decían: "no existe una ley que diga1 que los países productores de materias primas y alimentos necesariamente tienen que reali:car un intercambio negativo para sus intereses naciona·l es".

En cambio, si focalizamos el problema del desarrollo y el subdesar·rollo, el problema del Norte y del Sur, advertiremos que sacude la totalidad de las reservas de la humanidad porque se expresa en una morfología económica con datos objetivos tan dramáticos y tendencias a la agravación tan firmes, que no pueden sino incomodar el sueño de -los gobernantes y estimular las reivindicaciones y las angu$tias de los gobernados. Exiiste, e.1 las tres cuartas partes de la humanidad, sólo un diez •e.g_r ciento ael acero y a e.la energía"Cfue s e produce en el mundo, mientras que en el otrocuarto!.!n el mundoaesarro11·a do, seelal:5~ el noventa por ciento del acero (esa es la civilización del acero), y el noventa por ciento de la- energía que es ,la fuerza que mueve toda· ·a ac 1ViCl.acl""'m a eria eelos puebto-s:-. - - -

conjunto y mucho más grave en su extremo austral, en la Argen'ina. Piensen ustedes que en ·la última década los países no fuetroleros de la América Latina han crecido con Uñala'Sa anual prome 10 del"!>,2%, en i'anto la Argentina lo hizo al 1,9 %, es decir casi a un e_ero además generalmente los países que compar en nu eSlras caractensf1cas t1ene rr:: una ocupac1on que no es totalmente plena y genuina puesto que la elefantiasis del sector público absorbe mano Cle obra que no tiene vinculación directa con la actividad prod uctiva; son seres humanos que reciben salarios o sueldos míni mos, que tienen alg un as ventajas de carácter socia·!, pero que no son factores de impulsión de la expansión de las fuerzas producti vas y no son en sí mismos b e neficia rios de un sistema sino, propiamente dicho, sus vícti mas. Tenemos así que @_defectuosa ocupación, la inflación, Jos dé:, ) f!ci ts de la balaoza comercial, y de .la balanza de pagqs ~on feno- ( _menol ogía~ exteriores, epifenomenologías de la problemática del ..sul;>desarrolloi- q_u}" está ba?._ado en dos hechos sustanciales. El prime- 7 ro, ~a de inregración del aparato productivo.\ ~ un aparato productivo ue no está em lazado sobre sus ·nc1us.n:.@ de Base_gJ,J~QD as ue a imenta a in us na 'ivianas l'._permiten llevar al campo er 1 1zantes, p aguicidas, imp ementos agrícolas y .electricidad; todo lo cual da lugar a la formación de un mercado nacional fluidamen te .i ntercomu nicado que paga por esos productos precios correlacionados con su coslo ~de producción, estimulando por ese camino la inversión de las utilidades. Y al subdesarrollo lo caracteriza la imposibilidad de atende r al desenvolvimiento de sus activ id"adesmate rlales en forma-Creciente, con reCürsos prop ios surgidos de los intercambios y de los fenómenos económicos que se operan e n su seno de martera sostenida, digamos autosostenida.

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ÓIENCI'A ECO NOMICA Y DÉSARROLLO NA9IONAL

gentes tomaron el cam ino opuesto al que era necesario t omar. Optar~n por el cami no inverso al que habían elegido los países y las

naci ones que, en virtud de la inteligencia y d e la oportuni dad con que tomaron esas medidas, pasaron a ser primero grandes potenc ias y f ina lmente naciones de primer orden; algunas de ellas, superpotencias . .Q¿ando la Argenti na hace el trá nsito de la Colo nia a la Revolución , el cauqilloClela Revolun él Y con el señor Alemann - tan profuso en eclosiones literari as - que lo que pasa en el país es q·ue hay una economía enferma básicamente enferma, Y que hay que atender sus síndromes totale~ para resolver el ~al que le aqueja, atendiendo no a los fenómenos exteriores, a la ep1fenomenología, sino al núc leo de su problemática. Con respecto a qu e la infilación era producto de una demanda

gl?~a l exagerada, c:iu_: es como deci r que la infl ación de un país se

o_r1gina en los salarios que s.e pagan e n ese país, se puso en evidenc~a ~~a gran pobreza teórica, una ausencia total de conocimiento c1ent1f1co .~e lo qu~ es e l salario. El salario no es más ni menos que la expres1on en dinero de lo que necesita el obrero para comer y r~poner sus fuerzas de trabajo, tener su techo, alimentar a su familia, mandar ~ sus hios a la escuela, porque en definitiva .la familia o?rera es la in.cubadora de nuevos traba jadores en sucesivas proyecciones generacionales. Procuraré mostrar brevísimamente qué resultados obtuvo: Prometi?, una economía de producción sust ituyendo la economía de especulac1~n. El hec~o de q ue un banquero extranjero que trajera de 19!7 un m dló~ de dolares, haya podido repatriar en 1980 a su país de ori~en tres mdl?nes de la misma moneda revela que este país en esos anos -y lo sigue haciendo- trabajó para pagar esos dividendos, para pagar esas altísimas tasas de interés que son únicas en el mundo. ¿Y qué pasó con las otras p romesas? La inver~ión bruta interna fija, entre el 74 y el 81 cayó un 13%".'l No se necesita ser economista, ni empresario, ni tener una culturil especi~lizada e~ e l ?~á li sis material de las socie dades para saber que, s1 no hay invers1on, no hay desarrollo. Esto lo d icen los clásicos desde Adam Smith y Davi d Ricardo hasta el presente. Todo proceso de ~recim.i~nto econ~m ico, todo p;oceso de desarrollo es un proceso\ de in"'.ers10~. Un oa1s que en mas de un lustro registra una caída /) de la inversión del 13 0Yo, es un país donde no podía pasar otra cosa qu e las que hé1bíamos previsto y que se atesti guan con este otro dat?: qu e el producto bruto interno, o sea la capacidad de creación de r iqueza en un ejercicio anual, cayó desde e nto nces hasta ahora 5 7% por habitante. (Les q uiero advertir que todas las cifras que e~toy dando son de las cuentas naciona les del Banco Central o de los pro-

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La segunda promesa fue la de sanear el sector externo. No sólo fracasó, sino que allí fue mucho más espectacular Ja catástrofe. En menos de cinco años, el país, que debía menos de d iez mil millones de dólares -exactamente 9 mil millones de dólares - en 1976, pasó a deber 30 mil m illones de dólares y tiene en curso, parcialmente devengado, 4 mil millones de intereses. Es dec ir, cerca de 35 mil millones de dólares forman ola deuda actua l, con respecto a la que e l doctor Martínez de Hoz y su equipo intentaban me jorar en 1976. Pero hay una cosa peor todavía, que es el endeudamiento externo per cápita. Excluida Israel, que tiene una relación muy especial con Estados Unidos, los argentinos tenemos el triste honor de tener la más alta cifra individual de endeudamiento externo. Cada argentino debe hoy, aprox imada mente, 1. 100 dólares. Además, prometió el saneamiento monetario. El saneamiento es una cosa obsesiva para estos hombres que están fo rmados en la corriente del monetarismo. (Esa corriente cree que lo básico en una economía es su fenomeno logía monetaria y fina nciera , contrariamente a lo que concebimos nosotros, que lo básico es Ja actividad productiva y que la economía es la ciencia que estud ia las leyes que rigen los fenómenos de la producción y del cambio). En materia del saneamiento monetario, no obstante mi incredulidad personal, cabía abrigar alguna esperanza. Pero, ¿qué ha ocurrido? En cinco años Martínez de Hoz no lo· gró mejorar los índices de inflación respecto a los tres años del gobierno anterior. E! gobierno peronista tuvo una tasa mensual acumulativa de inflación menor que en los cinco años de Martínez de Hoz. Con esta diferencia: el aparato productivo, hasta 1976, con todos los problemas y conflictos, era un aparato productivo intacto; posteriormente la recesión y la destrucción del aparato productivo son el rasgo característico, no obstante lo cual. la inflacción fue más aguda. La falta de sobr iedad en el manejo de la emisión fue rea lmente impropia de hombres educados en la teoría cuantitativa de la moneda, quienes, religiosamente, señalan que hay una relación que debe respetarse entre la masa moneta ria y la masa de b ienes en intercamb io. Tampoco en esto pudo cumplir. Con respecto al aqro, enfatizó que había que ampliar las fronteras ag ropecuarias y había que elevar sustancia lmente los ingresos del sector larga mente flagelado por la aplicación de malas políticas. ¿Qué pasó en este otro p un to? El gobierno del eficientismo llegó a probar que en la pampa húmeda, sede del fenómeno ecológico y edafológico más raro y exultante del mundo, donde todavía se puede producir extensivamente -contrariamente a lo que, ocurre en

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todas , partes del mundo que producen intensivamente con alta tecnolog1a - hubo que comprar, p_orque era más barato, queso y leche en polvo de H?landa, de ~élg1ca y de Francia. Habían logrado disolver las venta1as comparativas que caracterizan a la pampa hú med a. Pero no pas6 ·eso solamente. La Patagonia vio paralizada sus

~entas de lana (todavía los argentinos exportamos 500 gramos de

tierra por cada 500 gramos de lana); la fruticultura y la horticultura _del Valle del Río Negro sufrió quebrantos prácticamente generalizados y a ustedes, los mendocinos, no tengo que decirles qué pasa en esa rama en el Valle de Uco. La vitivinicultura también sufrió, como ustedes bien saben, y yo me relevo de la necesidad de explicarles la grave situaci6n que tiene y que tuvo. La producci6n de porotos en el Noroeste fue de tal manera calamitosa que una pl?nta e jemplar de procesamiento de porotos y de todos los frutos a'.ines, capaz de selecc '.~nar , puli r, ?nvasar y despachar, no ha podido ser plenamente utiilizada todav1a por el desastre econ6mico en esas reg iones. Con respecto al algod6n, que compromete la situaci6n de todo el Nordeste y todo el Litoral, ha ocurrido una cosa similar. Sobre la pampa h:Jmeda podemós agregar que, después de los ajustes que se, han p roducid o en la paridad cambiaria, que de 2.000 pesos el dolar lo llevaron al rededo r de 8.000 en el me rcado fina nciero, no obstante, la exportación de carne y de trigo se hace con d éficit en este momento. Potencialidad argentina.

¿Pero en, qué país ocurre_ todo esto? Ocurre ·e n un país que, cua~do cele~ro hace sete,nta anos su centenario, era la quinta potencia mundial; en un pa1s que tiene más de 3 millones de kilómetros cuadrados de las tierras más feraces del mundo, con los climas más benigno_s de l_ mundo, que: ~stá surcado por ríos y arroyos de manera prov1denc 1almente e qu 1d1stante, que tiene los mine rales más críticos por los cual es suspiran todos los países -desde el hierro hasta el cobre- y ent re esos dos minerales toda la gama que interesa para su e xp lotación, porque están dados g enerosamente. Tenemos la segunda o tercera estructura íctica en el mundo (por su interés para la explotación pesquera) y tenemos gas para más de un siglo de desarrollo iacelerado. Somos una potenc ia gasífera y nos dal!)OS e l lujo de tirar a la atmósfera todos los días entre 7 y 10 millones de metros cúbicos, porgue la infraestructura es impotente para llevar el gas a los lugares de consumo. Tenemos petr61eo, como decíamos en 1958; tenemos estructuras ricas en petróleo, como lo revelan -e stos dfas los pozos de 600 Y l.000 metros cúbicos diar ios de la costa austral. Tenemos carb6n. ¿Saben ustedes qué ocurre con el ca rb6n? Las reparticiones argentinas no quieren consumir el carbón que se produce en e l país; se saca el carbó n en Río Turbio y se autocombustiona, se quema sólo; ni lo usamos, ni lo vendemos, ni lo exportamos.

ClENCf·A ECONO~lIC. \. Y DE::lAHROLLO N AC!ONAL

En este pafs, con riquezas potenciales, p rivilegiado por Dios, no logramos sal ir de una crisis recurrente y grave como ésta. No existe otro camino para superar esta crisis ue del des llo acelerado; y ese camino ya se ap 1c y se conocen sus resu ta os, a pesar de todas las adversidades políticas que sufrió el gob ierno que lo llevó a cabo- supone el sinceramiento, el cambio de la e str uctura productiva y e l drástico redimensionamiento del sector público. El sinceramiento es un elemento necesario pero no suficiente. Si e l sinceramiento se apl icara cruzándonos de brazos an(e l_os prob lemas de la movilización de la riqueza, ante el r itmo y la determ inación de las prioridades; si creyéramos, como qu ienes secundaban la actividad del señor Martínez de Hoz, qu e es lo mismo producir caramelos que producir acero; si pensáramos eso y apl icáramos esa concepción de la política económica, ta mpoco podríamos resolver la crisis. En este país s ignado por la generosidad de Dios, que tiene 28 mil lones de compatriotas con el más alto nivel de capacidad (tal como lo comprobaron las compañías extranjeras que traían sus dotaciones de obreros y a los qu ince días los reexped ían a su lugar de origen porque entendían que el obrero criollo era infinitamente más dúctil, más inteligente y más indust rioso); con todas estas virtudes tampoco podríamos resolver e l problema. El cambio de fondo tiene que atender .:.a dos ¿er.ies de fe~e­

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