Baltasar Elisio de Medinilla y la poesía toledana de principios del siglo XVII 9783865279125

Estudio del especialista Abraham Madroñal sobre el poeta del Siglo de Oro, Baltasar Eliseo de Medinilla. Madroñal recons

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Spanish; Castilian Pages 252 [296] Year 2019

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Baltasar Elisio de Medinilla y la poesía toledana de principios del siglo XVII
 9783865279125

Table of contents :
ÍNDICE
PRÓLOGO
CAPÍTULO I. LA POESÍA Y LOS POETAS TOLEDANOS A PRINCIPIOS DE SIGLO XVII
CAPÍTULO II. LA ESCUELA POÉTICA TOLEDANA. LOS CISNES DEL TAJO
CAPÍTULO III. BIOGRAFÍA DE BALTASAR ELISIO DE MEDINILLA
CAPÍTULO IV. LA OBRA DE MEDINILLA
CAPÍTULO V. BIBLIOGRAFÍA
CAPÍTULO VI. OBRAS DIVINAS DE BALTASAR ELISIO DE MEDINILLA
CAPÍTULO VII. APÉNDICE
ÍNDICE DE PRIMEROS VERSOS

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Para mi rey Arturo A la memoria de Celestina Pérez y Marina Durán, con quienes siempre estaré en deuda, y a la de don Antonio RodríguezMoñino y don Francisco de B . San Román, con quienes lo está Elisio

E l autor desea manifestar su agradecimiento a los académicos de la Española que tuvieron a bien premiar esta obra y en especial al Director de la Institución, D . Víctor García de la Concha; a los maestros Margit Frenk, Ignacio Arellano y Antonio Carreira, que creyeron en sus posibilidades como libro; y a los colegas y amigos V i c toria Campo, Carlos Domínguez, Carlos Mata Induráin y Ana Corral, que prestaron su generosa ayuda en diversos momentos de su elaboración

BIBLIOTECA ÁUREA HISPÁNICA

Dirección de Ignacio Arellano, con la colaboración de Christoph Strosetzki y Marc Vitse Vol. 2

BALTASAR ELISIO DE MEDINILLA Y L A POESÍA TOLEDANA DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XVII CON LA EDICIÓN DE SUS OBRAS DIVINAS (PREMIO RIVADENEYRA DE L A R E A L A C A D E M I A ESPAÑOLA)

A B R A H A M M A D R O Ñ A L DURAN

Prólogo de Víctor García de la Concha

Universidad de Navarra • Iberoamericana • Vervuert 1999

Madroñal Durán, Abraham:

Baltasar Elisio de Medinilla y la poesía toledana de principios del siglo XVII / Madroñal Durán, Abraham. Con la edición de sus "Obras divinas" / Baltasar Elisio de Medinilla. Prólogo de Víctor García de la Concha. Universidad de Navarra. Pamplona. - Madrid : Iberoamericana ; Frankfurt am Main : Vervuert, 1998 (Biblioteca Áurea Hispánica ; Vol. 2) ISBN: 3-89354-392-09 (Iberoamericana) ISBN: 84-95107-06-6 (Vervuert) Dep. Legal: M-48342-1998

© Iberoamericana, Madrid 1999 © Vervuert, Frankfurt am Main 1999 Reservados todos los derechos Impreso en España por:

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ÍNDICE

PRÓLOGO DE VÍCTOR GARCÍA DE L A CONCHA

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CAPÍTULO I LA POESÍA Y LOS POETAS TOLEDANOS A PRINCIPIOS DE SIGLO XVII

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C A P Í T U L O II LA ESCUELA POÉTICA TOLEDANA. LOS CISNES DEL TAJO

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poetas nacidos hacia 1560 E l maestro José de Valdivielso Martín Chacón E l contador Barrionuevo E l doctor Gregorio de Angulo Otros nombres

26 26 27 32 47 49

1 Los 1.1 1.2 1.3 1.4 1.5

2 L a promoción de los nacidos hacia 1580 y a finales de siglo 2.1 Cernúsculo 2.2 Hurtado de Écija 2.3 Palomino 2.4 Quiñones de Benavente 2.5 Ruiz de Santa María 2.6 Pantoja de Ayala 2.7 Otros nombres

52 52 59 60 66 70 73 74

3 L a poesía femenina

75

C A P Í T U L O III BIOGRAFÍA DE BALTASAR ELISIO DE MEDINILLA

77

1 Algunos datos sobre su vida

77

2 Lope de Vega y Baltasar Elisio de Medinilla

86

C A P Í T U L O IV LA OBRA DE MEDINILLA

93

1 L a obra en prosa

94

2 L a obra poética

100

3 Las Obras divinas

109

CAPÍTULO

V

BIBLIOGRAFÍA

117

1 Obra de Medinilla 1.1 Obra castellana. 1.2 Obra castellana. 1.3 Obra castellana. 1.4 Obra castellana. 1.5 Obras perdidas 1.6 Obra latina

Manuscritos en prosa Manuscritos en verso Impresos en prosa Impresos en verso

117 117 117 119 119 120 120

2 Estudios sobre la vida o la obra del poeta

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3 Otros estudios relacionados con Toledo o la poesía toledana

122

4 Bibliografía general

124

CAPÍTULO

VI

OBRAS DIVINAS DE BALTASAR ELISIO DE MEDINILLA

129

Criterio editorial

131

Algunas obras divinas de Baltasar Elisio de Medinilla. E l prólogo.

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Obras divinas de Baltasar Elisio de Medinilla

136

CAPÍTULO

VII

APÉNDICE CAPÍTULO

275 VIII

NOTAS TEXTUALES

ÍNDICE DE PRIMEROS VERSOS

281

287

PRÓLOGO Era en 1924. Gerardo Diego había «descubierto» al otro Medinilla, Pedro de Medina, y Jorge Guillén le felicitaba: «Yo creo en la contemporaneidad, Medinilla sí que es nuestro. Nuestro, esto es, con vigencia de actualidad y más aún, «nuestro», del grupo de la joven literatura que estaba trabando una sólida amistad, sobre la base de la convergencia en una comunidad de intereses estéticos». E l avance del «arte nuevo» se producía al ritmo del estudio de los poetas del Siglo de Oro: Góngora y Soto de Rojas, Lope y Medinilla, Jáuregui y Bocángel. En la nutrida correspondencia de aquellos días, Gerardo revisa la obra de Baltasar Elisio de Medinilla. Ahora, Abraham Madroñal hace a éste también «nuestro». Nos lleva de la mano a aquel Toledo cuya gloriosa tradición artística, y específicamente literaria, del siglo X V I se prolonga en las dos primeras décadas del XVII, justo los años en que Lope residió de manera continuada (1604-1610) o con intermitencias (1610-1620). «Cerco de ingenios milagroso» llama Baltasar Elisio a la ciudad imperial de entonces, a la que tanto amaba y en cuya vida -no solo en la literatura, sino en la puramente ciudadana- desempeñó un papel activo. Los «cisnes del Tajo» tenían ancho río en que navegar: academias, justas y certámenes promovidos con los más variados motivos, sobre todo religiosos. A la etapa del «Romancero nuevo», con Lope, Vivar, Liñán y Luis de Vargas, sucede la de los poetas ligados a la Academia de Fuensalida: Angulo, Chacón, Barrionuevo. De cada uno de ellos va dando Abraham Madroñal precisa noticia, corrigiendo errores y esclareciendo significaciones. Véanse, por ejemplo, las páginas que dedica a deshacer el entuerto que condujo -incluso a maestros tan insignes como Eugenio Asensio, tan documentado siempre- a confundir al bueno del contador Gaspar de Barrionuevo con un Gabriel de Barrionuevo, poeta. Cobran aquí relieve figuras pintorescas como el sastre Agustín Castellanos, que enhebraba versos con facilidad, o Luis Cernúsculo. Desfilan ante nuestros ojos personajes ya conocidos, le bastan entonces a Madroñal unas apretadas pinceladas para evocar sus señas de identidad literaria: he ahí, por ejemplo, a Quiñones de Benavente, acuñador de creaciones léxicas felices -guardaelefante

por guardainfante, plata

gruñida

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MEDINILLA

Y LA POESÍA

TOLEDANA

DEL S. XVII

por plata bruñida, cuando el platero ha de prestarla-. L a familiaridad con los fondos manuscritos de la época le permite, en fin, completar valoraciones ya anticipadas. Tal es, en concreto, el caso de Alonso Palomino, el mejor del grupo toledano a juicio de Rodríguez Moñino, uno de cuyos códices del fondo legado a la R.A.E. ofrece composiciones que avalan el juicio magistral. Lejos de constituir un catálogo de figuras yuxtapuestas, la revisión va tejiendo un tapiz que nos muestra la intensa vida artística de Toledo en ese momento en que, pongo por caso, Lope dedica su epístola antigongorina al poeta Gregorio de Angulo, favorecedor del Greco, a quien Faria y Sousa consideraba, en La fuente de Aganipe, «Góngora para los ojos». E l círculo del arte comprendía y relacionaba a todos. Y en ese círculo, Baltasar Elisio de Medinilla. En el estudio introductorio fija Madroñal los jalones de su vida y escruta las causas de su trágica, y sospechosa, muerte. ¿Fue ésta solamente fruto de la fatalidad que lo interpuso como escudo humano? ¿No habrá tenido más bien que ver con las intrigas o luchas partidistas de la vida municipal o con las sátiras que, ligadas a ellas, se le atribuían? Esto último pensaba su amigo Lope, acaso autor de ellas y, en ese caso, responsable del infame infundio. La «Elegía en la muerte de Baltasar Elisio de Medinilla» que Lope inserta en la Filomena le sirve a Abraham Madroñal para perfilar su retrato literario: un hombre de gran cultura clásica y escolástica, que acaso, según malas (o buenas) lenguas, facilitaba a Lope subsidios doctrinales, por más que éste mezclara, en respuesta, elogios y reservas. De «espíritu superior» lo califica Madroñal y no le falta base para hacerlo, si atendemos a su capacidad de escribir en griego y en latín con tan buen estilo como en romance, o para pasar con toda naturalidad, como dice Lope, «del coro pegaseo al angélico», de la poesía de tema humano a la religiosa. Precisamente, el estudio que acredita la sólida formación históricoliteraria de Abraham Madroñal y su familiaridad con las letras hispánicas del Siglo de Oro se completa con la edición de las Obras divinas. En ella se trasluce el depurado oficio de quien en el Instituto de Lexicografía de la R.A.E. trabaja con entusiasmo y eficacia reconocidos en la configuración del Corpus Diacrónico del Español (CORDE) y en el estudio de su aplicación a la construcción del Diccionario histórico. Tras esbozar la poética pitagórico-platónica de Baltasar Elisio, repasa Madroñal su trayectoria creadora y enmarca ya en concreto su ramillete de «obras divinas», en el que se mezclan composiciones muy variadas.

PRÓLOGO

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Lo que más sorprende de hecho en ellas es el maridaje de formas predominantemente populares con conceptos en los que se condensa la doctrina filosófica y teológica. En el Prólogo dedicado «A Lope de Vega Carpió, príncipe de la poesía», juzga Medinilla indigno de las sagradas alabanzas «el estilo común de los refranes y juegos de vocablos», aunque según señala oportuno Madroñal, no prescinde del todo en la práctica de ellos. Y resume bien el maridaje al que alude, declarando: Todo mi estudio libré después de los conceptos, en bien exprimillos, porque el ánimo no se deleita con la sutileza de las sentencias si la sequedad de la oración le desmaya, como también mueve poco el torrente de palabras donde faltan las sentencias.

Por si hubiera duda de la licitud de tal ensamblaje, explícita el fundamento doctrinal de volver las canciones humanas a lo divino, recurriendo en pocas líneas la controversia patrística sobre la relación de los cristianos con la cultura pagana. Como un ejercicio de sublimación de este principio puede leerse el interesante poema «En loor de la poesía. Elogio a la Virgen, Nuestra Señora». Concebido el mundo al modo pitagórico como un orden concertado en armonía de los distintos elementos, y por ello poético, considera Baltasar Elisio a Adán como primer poeta, pues que, al nombrar, fue confiriendo existencia nueva a todos los seres. Trastocada esa armonía por la culpa original, «Dios a despertar el ciego encanto / envió la Poética a la tierra». De ahí la misión sagrada del poeta: «Templo de Dios es el poeta, en tanto / que del profano vulgo dividido / libre ejercita el previlegio santo». Entre esa elevación y el propósito de edificar y conmover al lector se mueve esta poesía. A l rescatarla limpia y anotada en sus pasajes oscuros o claves, y al enmarcarla en el conjunto del quehacer artístico de la ciudad imperial a comienzos del siglo XVII, presta Abraham Madroñal un notable servicio. Porque solo rescatando y abrillantando las teselas y situándolas en su lugar exacto se va reconstruyendo el mosaico deslumbrante de aquella época. Y Abraham Madroñal lo ha realizado como lo que es, un filólogo de buena escuela y con buen oficio. Así lo ha reconocido la Real Academia Española al conceder a esta obra el Premio R i vadeneyra. Víctor García de la Concha, de la Real Academia Española

CAPÍTULO I L A POESÍA Y LOS POETAS T O L E D A N O S A PRINCIPIOS D E SIGLO XVII

E l panorama literario toledano en los Siglos de Oro no puede ser más alentador: la ciudad, capital de España hasta 1561 y sede por tanto de la corte y del templo primado, reúne a una pléyade de escritores de todos los campos, literarios o no. Médicos, juristas, historiadores, traductores, predicadores, etc. elevan el nombre de lo toledano en un momento en el que, como reconocía el curioso Luis Hurtado de Toledo, ser de Toledo significaba tener patente de corso sobre todo en lo referido a cuestiones lingüísticas. No era casualidad, porque la creencia de entonces suponía que la especial configuración de la ciudad, su situación estratégica y privilegiada además en el centro de España, ayudaba al florecimiento del ingenio y la discreción. E l Toledo renacentista no puede ser más floreciente en todos los campos, incluido el cultural, como bien ha señalado José Gómez-Menor . Nombres como los de Garcilaso, el médico Villalobos, el corregidor G ó mez Manrique, el jurisconsulto Horozco, el racionero Garay, el traductor Hernández de Velasco, el humanista Juan Pérez, los profesores Gómez de Castro o Alejo Venegas o el prestigioso Mariana son solamente una n ó mina escueta de lo que el ingenio toledano podía producir en una época especialmente dorada para Toledo. No obstante, esa situación envidiable parece cambiar a principios del siglo X V I I , y los toledanos se van dando cuenta de la decadencia material que había llegado a su ciudad, sin duda muy influida por la decisión de Felipe II de llevarse la corte a la vecina Madrid . Esa postración, que también va a recoger en un memorial Baltasar Elisio de Medinilla, no parece afectar sin embargo a lo intelectual, como veremos. 1

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1 2

«Ambiente cultural renacentista en Toledo», en V Simposio. Toledo renacentista, III, Madrid, Centro Universitario de Toledo, 1980, 97-110. Sobre la decadencia toledana del siglo XVII pueden consultarse las obras del Conde de Cedillo, San Román, Sánchez Sánchez, etc. citadas en la bibliografía.

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MEDINILLA

Y LA POESÍA

TOLEDANA

DEL S. XVII

A principios del siglo X V I I Toledo es un campo abonado para el cultivo de la poesía por diferentes factores que consideraremos a continuación. En primer lugar, por la tradición de poetas vinculados a la ciudad como Gómez Manrique, Garcilaso, Horozco, Hurtado de Toledo, Hernández de Velasco, don Luis de Vargas, Liñán, Juan López de Úbeda, etc. Nombres que componen una larga serie fácilmente aumentable y entre los que destaca por mérito propio el príncipe de la poesía castellana, el gran Garcilaso de la Vega. Los toledanos de principios de siglo, como M e dinilla, se sienten orgullosos de compartir una ciudad en la que brilló la poesía del que fue contino de los ejércitos imperiales sin componer un solo verso de contenido militar. Los cisnes del Tajo, como frecuentemente se autodenominaban, cuentan con su ilustre precedente a la hora de sentirse creadores en una ciudad plagada de grandes literatos y grandes poetas también. Es la poesía de los metros italianos usados con maestría singular, la de la inspiración renacentista y frecuente relación con la naturaleza, la poesía de las grandes églogas amorosas y sentimentales, la de los pastores virgilianos, la poesía del beatus Ule y el carpe diem, la que influirá poderosamente en estos poetas que cantan en las riberas del Tajo. No en vano se ha dicho que es la lectura de Garcilaso y el romancero viejo, junto con la contemplación de la naturaleza, lo que hará brotar el romancero nuevo cuando se junten Lope, Liñán, Vargas, Vivar y algunos otros. También ahora el recuerdo de la naturalidad garcilasiana (recordemos que Tamayo de Vargas le dedica una edición con comento), junto con la naturalidad de Lope de Vega (salvando todas las distancias), hará que en un primer lugar surja esa corriente poética toledana que tan bien sintetizó Lope en la Epístola al doctor Gregorio de Angulo, cuando se defendía en ella de otros modos de entender la lírica que ya se empezaban a vislumbrar. Pero si la tradición poética toledana se impone en el contenido horaciano y virgiliano de la poesía, también el petrarquismo se dejará notar en los versos de los poetas toledanos. Además, la frecuente vena religiosa («fervor eucarístico», ha dicho acertadamente Gallego Morell ) de la poesía publicada en Toledo dejará sentir su peso como impronta en los poetas que se formen en la ciudad de la sede primada. No solo el caso del cercano Juan López de Úbeda, autor de un Vergel de flores divinas y de un Cancionero de la doctrina cristiana, de naturaleza toledana, aunque ave3

3

En sus Estudios sobre poesía española del primer Siglo de Oro, Madrid, ínsula, 1970, 86. Se ocupa también de Medinilla, del que afirma: «el mayor interés de Medinilla reside en sus poesías "a lo divino"» (89).

L A POESÍA Y LOS POETAS TOLEDANOS

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cindado en Alcalá de Henares; también el ejemplo de Luis de la Cruz, castellano natural de Toledo, como él se declara, autor de una curiosa Historia del glorioso mártir San Vicente, en octava rima, o de Esteban de Villalobos en su Tesoro de divina poesía (1587), o de Francisco de Pisa en su Vida de Santa Leocadia, o del Libro de poesía cristiana de fray Damián de Vegas (1590), que contienen glosas, villancicos, composiciones dramáticas y tantos otros . Pero a esta tradición literaria también hay que unir la influencia del medio toledano en que se mueven los autores. Porque al desarrollo de la poesía en sí contribuyen otros factores extraliterarios que habrá que tener en cuenta, como por ejemplo el propio ambiente religioso que se respiraba en la ciudad y que promovía sin duda el estudio de todo lo que tuviera que ver con la Iglesia . Por esos años la vida de Cristo es objeto de sendos libros de don Juan de Padilla en 1593 y del maestro fray Cristóbal de Fonseca en 1596 (la primera parte) y en 1601 (la segunda), el cual imprime también un Tratado del amor de Dios en 1598; asimismo, en ese año Francisco Hernández Blasco publica su Universal redención, pasión, muerte y resurrección de nuestro redentor Jesucristo. Igualmente se dedican a la hagiografía libros como el Nacimiento, vida y muerte del apóstol San Pedro (1598) del licenciado Francisco Adame de Montemayor, el San José (1604?) de Valdivielso o fray Gerónimo Gracián (1605), la Historia de Santa Catarina de fray José de Jesús María, las Excelencias de San Juan Bautista del alcalde López Madera (1617), El glorioso San Ildefonso de Salazar de Mendoza (1618). Otros autores se dedican a las vidas de los santos, como fray Diego de la Vega, que imprime su Paraíso de la gloria de los santos (1602) y, sobre todo, Alonso de Villegas, conocido autor de la Selvagia, que compone su no menos famoso Flos sanctorum, que alcanzaría varias partes y se convertirá en libro de cabecera de muchos escritores. Otros autores fijan su atención en las moralidades, sermones, ejercicios espirituales, como el licenciado Diego de Yepes, que publica sus Discursos de varia historia que tratan de las obras de misericordia (1592) o el maestro fray Luis Dávila, prior de San Agustín, con sus Discursos morales del Santísimo Sacramento (1603), el Padre F. Diego de Pastrana escribe Libro del camino de la ciudad de Dios (1603), fray Diego de Vega su 4

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Véase C. Pérez Pastor, La imprenta en Toledo, Madrid, Manuel Tello, 1887.

5

«Predominio absoluto de la Iglesia», ha escrito Juan Sánchez Sánchez en el siglo XVII toledano, frente al descenso de la nobleza y el comercio. (Véase su Toledo y la crisis del siglo XVII, Toledo, Caja de Ahorro, 1980, 70).

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MEDINILLA

Y LA POESÍA

TOLEDANA

DEL S. XVII

Empleo y ejercicio santo sobre los Evangelios (1604), el jesuíta Melchor de Villanueva el Libro de la oración mental (1608), fray Cristóbal de la Cruz su Tratado de la esperanza cristiana (1611). Los libros de horas, rezos, oficio mozárabe, como el que escribió el capellán mozárabe y maestro Eugenio Robles en 1603, Breve suma y relación del rezo y misa del oficio santo gótico, se repiten con frecuencia también; lo mismo ocurre con las vidas de prelados ilustres, como la que el doctor Pedro de Salazar y Mendoza dedica a don Juan Tavera (1603), el ya citado Eugenio Robles a Cisneros (1604), el doctor Eugenio Narbona a don Pedro Tenorio o el propio Salazar de Mendoza a don Pedro González de Mendoza (estás últimas fuera ya de la época que nos interesa). Relaciones de milagros, historias particulares de determinados centros religiosos o imágenes divinas, catálogos de varones ilustres de algunas órdenes, etc. terminan de perfilar el gran número de obras impresas en Toledo en estas fechas que nos dan detallada cuenta de la devoción que se respiraba en la ciudad. Pero no solo tenemos que considerar la importancia de lo religioso en Toledo; para entender el fenómeno poético que resurge con fuerza a principios de siglo, estará bien que nos detengamos en otros aspectos, como el auge de la Universidad y las escuelas universitarias, del colegio de jesuítas, etc. En todos estos lugares era usual, como sabemos, el desarrollo de ejercicios literarios en los que frecuentemente intervenía la poesía. N o siempre se trataba de traducciones de clásicos con fin pedagógico, como era normal que ocurriera; también se promovía la creación en romance mediante la convocatoria de justas y concursos para conmemorar al santo en cuestión o celebrar la visita de un importante personaje. Por no hablar de los vejámenes de grado, que tan frecuentes eran en las ceremonias de doctoramiento, verdaderas piezas satíricas en las que la vena del chocarrero Horozco volvía a aflorar entre los doctores del claustro . Justas y certámenes tuvieron un papel destacado en la promoción poética. Toledo ya las había conocido anteriormente, como las celebradas con motivo de las reliquias de San Eugenio (1565) o de la traslación del 6

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Sobre este curioso erudito toledano, gran amigo de Góngora y Lope, puede consultarse el trabajo de Jean Vilar, «Intellectuels et noblesse: le Doctor Eugenio de Narbona», Etudes Ibériques, III, 1967, 7-28, donde se menciona su enemistad con Salazar de Mendoza, quizá el «envidioso» que causó su muerte, según palabras de Lope. Hemos tratado por extenso este tema, en relación con la Universidad toledana, en nuestro trabajo «Sobre el vejamen de grado en el Siglo de Oro. La Universidad de Toledo», EPOS, X, 1994, 203-231.

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L A POESÍA Y LOS POETAS TOLEDANOS

cuerpo de Santa Leocadia (1587) , pero ahora, con la presencia de Lope de Vega, cobraban nueva pujanza y se convocaría un buen número de ellas en las dos primeras décadas del siglo: en 1605 con motivo del nacimiento de Felipe IV se organizó una justa profana en la que se pedían canciones en estancias dando el parabién a la Reina, octavas dedicadas al Rey, liras al príncipe, sonetos en figura de España, una glosa y un romance de burlas . A partir de ese momento las justas celebradas tendrán carácter religioso, así en 1608 la Congregación de Esclavos del Santísimo de San N i colás convocaba otra justa para honrar al Sacramento. Se pedía en esta ocasión una canción en cinco estancias de a catorce versos para alabar el «divino Pan», una glosa de los versos que empiezan «Tanto de las fiestas gusta», un soneto a la descensión de Nuestra Señora a la iglesia de Toledo, un romance gracioso a San Juan Bautista, cuatro décimas de agradecimiento a San Nicolás . Muy probablemente en 1607 ó 1608 también se celebraron fiestas a San Diego en Toledo, y con ellas una nueva justa literaria, esta mucho menos conocida, en la que sabemos que había jeroglíficos, sonetos al santo en acrósticos, otros celebrando diversos milagros (como el que obró con el príncipe don Carlos, o en la religiosa Mariana de Jesús en 1607), romances, canciones y redondillas . Un año después, en 1609, tiene lugar la beatificación de San Ignacio de Loyola, y el Colegio Imperial de Toledo celebró unas fiestas y convocó un certamen, si bien con muy poco tiempo; en esta ocasión se pedían canciones en seis estancias de trece versos en alabanza a San Ignacio, sonetos a la fundación de la Compañía, glosas a unos versos que empezaban «Ignacio, el cielo si en vos», octavas a la gloria de la Anunciada de Nuestra Señora (patrona de una de las congregaciones presentes), décimas 8

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El P. Miguel Hernández, jesuita, las recogió en un libro titulado Vida, martirio y translación de la gloriosa virgen y mártir Santa Leocadia, Toledo, Pedro Rodríguez, 1591. Véase José Foradada, «Memoria d é l o s premios...», RABM, 5, 1875, 365¬ 367. Intervinieron, entre otros, Francisco Pesquera y fray Damián Vega, dos nombres que cita Medinilla en sus obras.

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Se recogió en el precioso librito Relación de las fiestas que la imperial ciudad de Toledo hizo al nacimiento del Príncipe N. S. Felipe MI deste nombre, Madrid, Luis Sánchez, 1605.

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Recogida en Al Santísimo Sacramento en su fiesta, justa poética que Lope de Vega Carpió y otros insignes poetas de la ciudad de Toledo y fuera dél tuvieron, Toledo, Pedro Rodríguez, 1609. Hay ed. moderna de A. Pérez Gómez. Esta justa se ha recogido, aunque sin mucho orden ni concierto, en el libro de Mateo Fernández Navarro, sin duda participante en la misma, Floresta espiritual con un auto sacramental nuevo, Toledo, Tomás de Guzmán, 1613, ff. 52v-69.

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MEDINILLA

Y LA POESÍA

TOLEDANA

DEL S. XVII

para alabar la difusión de la fe que hacían los jesuítas y un romance de donaires en alabanza de Jesús . En 1614 se hace lo mismo con la beatificación de Santa Teresa, ahora en el monasterio de los Carmelitas descalzos. Se pedían ahora una canción latina, un soneto a la sabiduría de Teresa, una glosa de unos versos que empezaban «Teresa, vuestra grandeza», seis octavas a las mercedes que Dios hizo a su esposa, seis décimas para pintar los afectos del Espíritu Santo, romance en coplas en alabanza a Toledo, epigramas y jeroglíficos. Esta vez fue el poeta-escribano Juan Ruiz de Santa María el encargado de recoger todo en un libro que, por desgracia, no llegó a imprimirse . Por fin, en 1616 la que tuvo como motivo la traslación de la imagen de Nuestra Señora del Sagrario a su nueva capilla en la catedral, donde se exigían como temas una canción que no excediese de seis estancias «aclamando la asunción triunfal de Nuestra Señora», diez octavas a la descensión de la Virgen a la iglesia de Toledo, una glosa en ocho coplas, un romance a la aparición de Santa Leocadia, un soneto a los antepasados del Cardenal y una serie de poemas dedicados a las virtudes del Cardenal, de Toledo, de los arzobispos toledanos . Otras fiestas se celebraron en Toledo en la época que nos ocupa, de las que no nos ha llegado noticia en lo que se refiere a la celebración literaria, pero que también tuvieron que ver con Medinilla. Así, por ejemplo, la celebrada en San Juan de los Reyes en 1615 o la del año siguiente , ambas dedicadas a la limpia Concepción, que dan cuenta del fervor que por aquellos días propició que Elisio dedicara sus esfuerzos a componer su libro sobre el mismo tema. También en 1622, ya muerto nuestro poeta, 12

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También recogida, esta vez con expresión de los autores de cada poema, en el libro citado de Fernández Navarro, ff. 140-217v. Véase Antonio Rodríguez-Moñino, «Las justas toledanas a Santa Teresa en 1 6 1 4 » , La transmisión de la poesía española en los siglos de oro, Barcelona, Ariel, 1976, 3-24.

14

Recogida en el libro de Pedro de Herrera, Descripción de la capilla de Nuestra Señora del Sagrario, Madrid, Luis Sánchez, 1617. Véase su descripción en el trabajo de Mario García-Paje Sánchez, «Justa poética en Toledo, 1616», en / Congreso de Historia de Castilla-La Mancha, VIII, Toledo, Junta de Comunidades, 1988, 123¬ 131.

15

Recogida en Relación breve de lo que se ha hecho en... San Juan de los Reyes de Toledo... el día de la Limpísima Concepción, Toledo, Viuda de Tomás Guzmán, 1615. Se trata de un impreso de ocho páginas con varios grabados que representan a la Virgen.

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Solenísimas fiestas que la insigne ciudad de Toledo hizo a la Inmaculada Concepción, Toledo, Viuda de Alonso Martín, 1616.

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LA POESÍA Y LOS POETAS TOLEDANOS

se hicieron fiestas en el Colegio de la Compañía con motivo de la canonización de San Ignacio y San Francisco Javier . Como se puede observar, la celebración religiosa es frecuente que conlleve la convocatoria de un certamen literario, y no hemos hablado de las celebraciones más importantes, las que afectaban al Corpus o la Nochebuena, generadoras -como se sabe- de buen número de representaciones dramáticas en nuestra ciudad y de poesías, que el cabildo catedralicio se encargaba de convocar todos los años con especial magnificencia . E n casi todas estas justas su contenido, como se ve, es religioso y los temas que se propongan tendrán que ver con la alabanza del santo en cuestión, con la celebración de determinado milagro, con la alabanza de la Virgen o el Santísimo, etc . Desde la de 1608 Baltasar se convierte en alma de estas convocatorias, y solo falta a la última, la de 1616, por razones que todavía nos son difíciles de explicar. L a importante situación de la imprenta toledana y el acostumbrado sistema de dedicar poesías preliminares al autor de un libro (moda que, en cierta manera, ridiculizó Cervantes en su Quijote) fomenta también que los amigos del autor en cuestión se dediquen a alabar a este y a la obra en panegíricos de mayor o menor fortuna. Ello llevó a componer poesías a personajes que probablemente nunca se hubieran visto en tal aprieto. 17

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Así se describe en el impreso que se debe a «una persona devota de la Compañía de Jesús»: Breve relación de las fiestas que se hicieron en Toledo a las canonizaciones de San Ignacio de hoyóla... y San Francisco Javier... a 23 de julio de 1622 en la Casa profesa de la Compañía de Jesús de la dicha... ciudad, Toledo, Diego Rodríguez, 1622, donde se da cuenta de un certamen poético y de su correspondiente vejamen, que dio el maestro Gaspar de la Fuente. Por desgracia, nada más se dice de los poetas. Véase el libro de Carmen Torroja Meléndez y María Rivas Palá, Teatro en Toledo en el siglo XV. «Auto de la Pasión» de Alonso del Campo, Madrid, Anejos del BRAE, 1977. Aguirre, en su José de Valdivielso, 68-69 cita varios textos de la época para ilustrar en Toledo la afirmación de Díaz Rengifo: «¿Qué fiesta hay de Navidad, del Santísimo Sacramento, de Resurrección, de la Virgen Nuestra Señora y de los santos que no busque canciones y villancicos para celebrarla?». Después de la época que nos interesa tenemos noticia de algunas justas más, como la celebrada en la parroquia de San Pedro en Talavera en 1631, sobre la cual se puede consultar nuestro trabajo en colaboración «Una justa desconocida. Poesías inéditas de Cosme Gómez de Tejada», Cuaderna, 5, 1997, 87-102. También en Toledo en 1642 se celebró una especie de certamen a la muerte del Cardenal Infante, según el libro del licenciado José González Várela, Pira religiosa, mausoleo sacro, pompa fúnebre que la muy santa iglesia primada de las Españas erigió devota [...] al serenísimo Cardenal Infante, Madrid, Diego Díaz de la Carrera, 1642. De los nombres que conocemos, solo el de don Gaspar de la Fuente Vozmediano vuelve a aparecer como participante.

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También la proliferación de academias toledanas va a influir poderosamente en el desarrollo de la literatura y de la poesía en particular. En ellas, bajo la atenta mirada del protector, generalmente un noble o un eclesiástico, se proponían asuntos que tratar poéticamente y se discutían teorías nuevas sobre la poesía o el arte en general. Recordemos que El Vega de Medinilla no es sino un diálogo que presenta a varios interlocutores (entre ellos a Lope) para defender las tesis poéticas de su autor, y que seguramente su exposición surgiría a propósito de una de estas reuniones literarias; lo mismo ocurre con la Cuestión si amor crece o mengua con la ausencia, otra obrita de Medinilla que tiene el aspecto de una controversia sobre tema baladí, propia de reuniones de este tipo. En Toledo sabemos que existieron famosas academias literarias ya desde mediados de la centuria anterior, como la de don Diego López de Ayala, canónigo de la Catedral, o la de don Luis de Vargas en su propio palacio toledano. También en el siglo X V I I las academias del Conde de Fuensalida , las del Conde de Mora o las celebradas en el cigarral del cardenal don Bernardo de Sandoval y Rojas tuvieron fundamental i m portancia para el desarrollo de la poesía, y ya se sabe que en las dos últimas era parte destacadísima Baltasar de Medinilla, que compuso un delicado poema al cigarral del cardenal, de alguna forma también protector del poeta. L a de Fuensalida, así llamada porque su presidente era don Diego L ó pez de Ayala, Conde de Fuensalida, funcionaba a principios de siglo X V I I y se había establecido a imitación de las academias de Madrid . Tenía previsto que se celebraran sesiones todos los jueves y su finalidad era proteger la poesía. Se buscaban «personas de autoridad y calificadas», que leyeran sus versos a asuntos «graves, ingeniosos y honestos», no admitiendo los papeles «mordaces» ni los seudónimos. Entre sus miembros figuran Valdivielso, Chacón, Angulo, Pedro Vaca de Herrera y Agustín Castellanos . 20

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Véase Gregorio Marañón, «Las academias toledanas en tiempo del Greco», PSA, I, 1956, 20-23. Estudiada por José Manuel Blecua, «La Academia poética del Conde de Fuensalida», en Sobre la poesía de la edad de oro, Madrid, Gredos, 1970, 203-208. De la que luego hablaremos al considerar El Vega, de Medinilla. Véase J. M . Blecua, «La Academia poética del Conde de Fuensalida», cit., 206-207. Y, si diéramos crédito a don Diego Duque de Estrada, habría que ampliar la nómina con Barrionuevo, Quiñones de Benavente y él mismo, lo cual no es improbable, aunque -evidentemente- el espíritu de gravedad y seriedad que parece quieren refle-

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De las otras dos academias, las del Conde de Mora y su tío el cardenal Sandoval y Rojas, nos han llegado noticias sobre todo a partir de los escritos de Medinilla. Sabemos que a la primera asistían personajes de mucho peso cultural, como Tamayo de Vargas, Baltasar de Céspedes, el propio Lope de Vega, etc., y que sus asuntos no desdecían en nada de la gravedad antes manifestada en la Academia de Fuensalida (la Poética es quien anima el diálogo El Vega, nacido al socaire de esta Academia). E n la del cigarral de Buenavista parece que también se proponían sujetos más peregrinos, como el otoño o la alabanza al patrio Tajo, asuntos estos en que derivaron muchas de las academias de la corte también . Era, pues, una especie de corte intelectual, de pasatiempo culto, la que se imponía en el cigarral del gran prelado toledano. Porque la presencia de mecenas toledanos como el cardenal o el propio Conde de Mora, hombres muy cultos, de los que se dice que se dedicaron al cultivo de las bellas letras (y especialmente el conde, hombre de profunda cultura, que anotó eruditamente algunas composiciones de su amigo y criado, Medinilla), también contribuyó eficazmente a que los poetas medraran al amparo de su sombra. Otros poetas toledanos tuvieron que buscar el favor de otros mecenas de fuera de la ciudad, es el caso del contador Gaspar de Barrionuevo, que lo encontró en el Conde de Lemos, y también, aunque con menos intensidad, en el Duque de Sessa, por mediación de su amigo Lope. En lo referido al cardenal Sandoval y Rojas, no hace falta recordar su destacado papel en relación con Cervantes o con el maestro José de Valdivielso. Pero sin duda, uno de los más importantes factores de desarrollo de la lírica toledana de principios de siglo fue el contar con un dinamizador tan singular como Lope de Vega, que con su presencia en la ciudad de 1604 a 1610 y después intermitente hasta 1620 prácticamente sirvió de guía y maestro a gran parte de los ingenios que rápidamente se llamaron sus amigos. Es cosa sabida que allí donde iba Lope conseguía aglutinar en torno a sí a gran cantidad de hombres de letras que, poseído también en esto de una virtud especial, hacía florecer como por arte de magia. N o hace falta recordar otros tantos casos surgidos a su amparo como los de Alba de Tormes, Valencia, Madrid o Sevilla. También en Toledo Lope 25

25

jar los estatutos se habría variado bastante. (Véase sus Comentarios del desengañado de sí mismo, Madrid, Clásicos Castalia, 1982, 94). Después de estas academias y ya fuera de la época que nos interesa, continuó habiendo reuniones culturales de este tipo. Recordemos que Lope en su Laurel de Apolo cita a varios miembros de una «docta academia» toledana, tales como Mata, Ovando, Paz, Bustillo, Haro, Marcos Ruiz, Serrano, Gaspar de Vargas...

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sabe reunirse en seguida de amigos entrañables que le admitirán en sus academias, le harán lugar en sus justas declinando en él siempre los primeros premios porque contra el maestro no cabía oposición ninguna. E n lo que respecta al medio toledano, Lope contará muy pronto con poetas parciales como Martín Chacón, Valdivielso, Gregorio de Angulo, y, por supuesto, Baltasar Elisio de Medinilla. E l caso es que todos estos factores vinieron a contribuir a la creación de una magnífica corte literaria desde principios de siglo hasta 1620 aproximadamente. Se puede decir que en esos años no hay toledano culto que no se dedique a la composición de un poema, bien porque se lo pida un amigo, o bien porque quiera ganar unos guantes en un certamen literario. Hombres de iglesia como Eugenio de Narbona o Alonso Palomino, regidores como Angulo o Ceballos, militares como don Luis Cernúsculo, escribanos como Juan Ruiz de Santa María, médicos o jurisconsultos poetizan con furor en unos años en que si todo español llevaba una comedia bajo el brazo, también unos versos garabateados en su faltriquera. Pero el año 1620 marca el declinar de la literatura toledana, porque en él se unieron diversos factores negativos, como por ejemplo: la muerte de Medinilla en ese mismo año, la de los protectores, el Conde de Mora (en 1621) y el cardenal Sandoval un poco antes (en 1618); la marcha de otros poetas a la corte o fuera de la ciudad, como Valdivielso (ausente desde 1611), Quiñones de Benavente (que marcha a Madrid en 1617), el doctor Gregorio de Angulo (regente en Nápoles desde ese año mismo de 1620); la muerte de otros, como Juan Ruiz de Santa María (en 1622) o Martín Chacón (en 1626), también la celebración en la corte madrileña de grandes fastos poéticos que concitarán la presencia de los destacados miembros de la corte toledana, como la beatificación de San Isidro en el mismo 1620 o la justa del Colegio Imperial en 1622. Por supuesto, otro factor que hay que tener en cuenta es la progresiva despoblación de Toledo por esos años y su pérdida de importancia en favor de la cercana corte . E l caso es que desde 1620 prácticamente se puede decir que deja de existir ese nuevo Siglo de Oro de la poesía toledana y se puede considerar extinguido el grupo poético que tan buenos frutos había dado a nuestra lírica . L a prueba más evidente de ello está en que la lista de ingenios que 26

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Lo que suscitó gran cantidad de memoriales, entre ellos uno de Medinilla, como veremos.

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Gómez-Menor señala «el completo colapso de la vida sociocultural y económica» en el segundo decenio del siglo XVII, que determinó la emigración masiva de los

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Lope cita en su Laurel de Apolo (1630) está formada por perfectos desconocidos en el campo de las letras, de los cuales apenas nos queda más dato que su nombre. Son los miembros de otra generación que ya no conocerá el éxito de su predecesora. L a muerte de Medinilla marca el final de esta etapa de prosperidad poética y así su figura es también símbolo de la atención que la lírica merecía a los toledanos de entonces.

toledanos. Una causa más de decadencia. («Ambiente cultural renacentista», 110).

cit.,

CAPÍTULO II L A E S C U E L A POÉTICA T O L E D A N A . LOS CISNES D E L TAJO

Acertadamente ha definido Miguel Ángel Pérez Priego a los poetas toledanos de esta época como «grupo» en el que se pueden observar dos momentos: el de los nacidos hacia 1560 y el de los nacidos hacia 1580. Se trata de dos promociones poéticas, curiosamente unidas por la misma figura, Lope de Vega. L a primera de las dos promociones o generaciones está formada en lo toledano por nombres como los ya citados Vargas (1566) o Liñán (c. 1555), junto a otros poetas como Barrionuevo (1562), Valdivielso (c. 1565), Gregorio de Angulo, Gaspar de la Fuente, Alonso Palomino, Agustín de Castellanos, etc. Ahora bien, estos poetas no actúan como un bloque homogéneo, sino que podemos decir que unos que florecen a finales de la década de los 80 contribuyen a crear lo que se ha dado en llamar «Romancero nuevo», es el caso de los nombrados por el propio don Luis de Vargas en el famoso proceso contra Lope: Vivar , Liñán , Lope y él mismo (además de Cervantes). Lope, en su primera estancia en Toledo, después del destierro de la corte, supo rodearse de estos compañeros de aventura lírica junto a los cuales componía romances hasta su marcha a otros puntos de destino como Valencia o Alba de Tormes. Otros poetas no toledanos como Góngora, Lasso de la Vega, etc. contribuirían a la creación del romancero, y sabemos que estuvieron también en Toledo por esas fechas. Cuando Lope regresa a Toledo en 1604, ya pasado el momento de éxito de al menos algunos tipos de romances, ya no encuentra al grupo de romancistas, los cuales o habían muerto (caso de Vargas y probablemente Vivar) o se habían marchado a diferentes lugares (caso de Liñán). En su 1

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Sobre él puede verse nuestro trabajo «Don Luis de Vargas (1566-1591?), creador del Romancero nuevo», Encuentros, I, 1993, 139-159. Estamos preparando un trabajo sobre este curioso «repentista», posiblemente soldado, relacionado con Toledo. Véase J. F. Randolph, Poesías de Pedro Liñán de Riaza, Barcelona, Puvill, 1982.

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lugar encuentra a otros poetas de la misma edad que aquellos otros pero de diferente gusto poético. Encuentra a los poetas de la Academia de Fuensalida, es decir a Angulo, Chacón, Valdivielso, Barrionuevo, Vaca de Herrera, etc., y Lope, siempre dispuesto a tomar parte en cualquier reunión de este tipo, se embarca con ellos en la aventura de organizar una Justa al nacimiento del príncipe Felipe IV, en la cual le cabe un papel preponderante, tanto en el aspecto organizativo como en el de los premios.

1 Los poetas nacidos hacia 1560 Son los poetas del clasicismo postgarcilasiano que enlazan muy bien con la manera de ver la poesía del Fénix, poetas que desprecian la moda latinizante y culta que por aquellos tiempos empieza a imponerse (como bien denuncia Lope en su «Epístola a Gregorio de Angulo»).

1.1 E l maestro José de Valdivielso Sin duda uno de los mejores amigos de Lope y Medinilla tuvo que ser el maestro José de Valdivielso (1565-1638), clérigo, capellán del cardenal Sandoval y del Cardenal Infante después, hombre muy querido por todos sus contemporáneos . Valdivielso es autor de una obra abundante, como bien han estudiado Aguirre y Sánchez Romeralo; se dedica tanto a la poesía lírica como a la épica y la dramática: su Vida de San José es uno de los poemas más editados en su época y sus comedias y autos serán representados y editados más tarde con gran éxito, tanto en Toledo como en Madrid. Lírico delicado, sus composiciones vueltas a lo divino y sus versos «divinos» le convierten sin duda en uno de los mejores poetas religiosos de su época. Valdivielso había nacido en 1565 , y no en 1560 como querían los estudiosos que citaban tal fecha sin comprobación documental, y procedía 4

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Fue el que ayudó a bien morir a Lope, según la Fama postuma de Montalbán, y dada su condición de benévolo aprobante de obras tan significativas como las del propio Lope o Cervantes, Valdivielso debía de ser muy querido por todos, quizá con la excepción de Quevedo, que le dedica alguna que otra pulla en la Perinola. Tomamos el dato de la tesis que sobre su biografía trazó don Jaime Sánchez Romeralo en 1967.

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de una familia de humildes artesanos de Toledo. Maestro en Artes desde temprana fecha, llegó a ser capellán mozárabe de la Catedral y beneficiado de diversas parroquias. E l cardenal Sandoval y Rojas, de cuya labor como mecenas ya hemos dejado supra algún apunte, le hizo su confesor, cargo en el que le confirmaría más tarde su sucesor, el Cardenal Infante. Hombre querido por todos sus contemporáneos, aprobante de muchos de los mejores libros de la época (entre los que sobresalen los de Lope o Cervantes), Valdivielso ayuda a bien morir a su buen amigo Lope de Vega y muere poco después en Madrid (1638), donde parece que residía desde 1611. Alcanzó en su época una fama merecidísima como poeta épicohagiográfico al componer su Vida de San José (1604?), que tantos problemas bibliográficos plantea, un largo poema en octavas donde da cuenta de la vida y milagros del santo, que tuvo multitud de reediciones hasta bien entrado el siglo XVIII. Pero si Valdivielso es conocido en la actualidad es, sobre todo, por la calidad de su poesía a lo divino y por la maestría en la utilización del contrafactum, un conjunto de técnicas para volver a lo divino la poesía tradicional de que tanto gustaba . Obras como el Romancero espiritual están plenamente impregnadas de esa sencilla devoción religiosa y de esa lírica tradicional exquisita que hacen que aún hoy podamos degustarlas con frescura. Valdivielso es autor de otros libros, algunos mucho más cultos y cifrados que el que se acaba de mencionar, pero todos revelan la capacidad poética del que se ha llamado primer poeta religioso del Siglo de Oro español. De su persona y su obra se han ocupado ya suficientemente los eruditos, de ahí que aquí remitamos a los trabajos de los profesores Aguirre y Sánchez Romeralo citados en la Bibliografía. 6

1.2 Martín Chacón También fue un apreciable lírico Martín Chacón (c. 1570-1626), heredero del cercano lugar de Noez, en Toledo, al que sus contemporáneos alaban por su «inafectación» en los temas sacros y en los vejámenes y

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Véase sobre este particular la obra de J. Aguirre, José de Valdivielso y la lírica tradicional, Toledo, IPIET, 1967.

poesía

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otros poemas de burla . Tamayo de Vargas lo cita con encomio, equiparándolo al mismo Lope, y este último dijo de él que «le dejó Garcilaso su lira en su testamento» ; no obstante, hay también en su poesía reminiscencias claras del estilo culto que por aquellos días empezaba a difundir don Luis de Góngora y que tan buen eco tuvo entre los poetas del Tajo. Naturalmente este nombre que estudiamos tiene una importancia relativa, no escribió (que sepamos) ninguna obra fundamental; sus contribuciones se limitan a algunos versos en una justa literaria o en tal o cual libro de un amigo, pero su conocimiento es significativo no solo para la literatura toledana, también para ilustrar facetas de la vida del maestro Lope, del que tan buen amigo fue Martín Chacón. Martín Chacón nació en el lugar de Santa María de Pejines, hoy despoblado, cercano a Noez, de donde era heredero. Fueron sus padres Martín Lorente y Pascuala Fernández, el primero de ellos familiar y criado del Santo Oficio de la ciudad de Toledo, cargo que, pasado el tiempo, ocupará nuestro poeta. L a fecha de su nacimiento no es conocida, pero oscila entre 1569 y 1571, quizá más probable la primera, según aportan los testigos Francisco de Media, Catalina Hernández, Francisca Martín, Pedro Galán, Juan Muñoz, Francisco Rayo y Antonio Galán, todos vecinos de Noez o Casasbuenas, donde se va a hacer la información para nombrarle familiar del Santo Oficio a nuestro poeta . Eran sus abuelos paternos Juan Lorente y Catalina Martínez y los maternos Alonso Fernández Chacón (de quien tomaría el apellido) y Catalina Fernández, todos vecinos y naturales de Noez, como afirma el documento referido y «limpios cristianos viejos» . Su situación económica debió de ser desahogada, como heredero que era del lugar de su nacimiento y del de Casasbuenas, en los que probablemente vivió algunos años antes de venir a Toledo, circunstancia que ocurriría allá por los años próximos a la Información ya citada. Pedro de Mora, uno de los jueces de la prueba, afirma de él que «es hombre 7

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Véase nuestro trabajo «Martín Chacón, un poeta de los montes de Toledo amigo de Lope de Vega», Revista de Estudios Móntenos, 61, 1993, 4-9. «¿Quién leyó las [coplas] que escribe nuestro ciudadano Martín Chacón, que no admirase dentro de la misma suavidad la misma gravedad?» {Comentarios de Garcilaso, en Garcilaso de la Vega y sus comentaristas, ed. A. Gallego Morell, Madrid, Gredos, 1972, 2. ed., 661). La cita de Lope se puede leer en nuestro trabajo cit., 7. a

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Archivo Histórico Nacional, Inquisición de Toledo. Leg. 298, exp. 21. Corresponde a los años 1602-1603. Doc. cit., f. lv.

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honrado, buen cristiano, de buena vida y fama y de los ricos del d[ic]ho lugar de Sta. María y del de Casasbuenas» . Martín Chacón estuvo casado, probablemente con una dama importante del lugar citado, pero no nos consta su nombre, solo que había enviudado ya en el año 1602, como refleja el documento a que nos venimos refiriendo. No sabemos la formación que tuvo nuestro poeta, nos consta que era bastante culto (Lope decía de él que creía en Rodiginio) y quizá tuvo formación universitaria, como lo revela el que en algunos documentos se le denomine «licenciado» , pero puede ser una simple equivocación por suponerle clérigo. Su relación con los círculos literarios y, en especial, con el mundo del teatro está más que demostrada. En 1604, por ejemplo, obtiene poder junto con su amigo Valdivielso por parte del autor de comedias Nicolás de los Ríos, para poder cobrar lo que la Catedral le adeuda por sus representaciones . Naturalmente, su relación con Lope de Vega, por aquellos tiempos vecino de nuestra ciudad, es muy estrecha y en 1605 es nada menos que padrino de su hija Marcela (la sor Marcela de San Félix, monja profesa y poetisa de algún mérito) . Participa en todas las justas celebradas en nuestra ciudad por aquellos años, en la de 1605, por ejemplo, contribuye con la canción que se inicia «Una hermosa margarita», que alude a la madre del nuevo príncipe, la Reina; en 1608 se ocupa prácticamente de todo, como tendremos oportunidad de comentar, y también participa como poeta componiendo una introducción a la justa en tercetos, que comienza: «Apenas abrió puerta el primer hombre» y del vejamen «No formen tan presto quejas»; en el certamen de 1614, dedicado a Santa Teresa, colabora con un poema que comienza «Amor que a dos comunica» y también colabora en la erección de la capilla de Nuestra Señora del Sagrario en 1616 con una canción que se inicia «Llegó el fatal, llegó el último día». En algunas le corresponde un papel importante, como en la de 1608, 11

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14

n

Ibid., f. 1.

12

Así en la obra del doctor Antonio Navarro, Discurso a favor de las comedias en tiempo de Felipe II, en M. García de Villanueva, Origen, épocas y progresos del teatro español, Madrid, 1802, 293-294.

13

F. de Borja San Román, Lope de Vega, los cómicos 106.

14

San Román reproduce en la lámina 1 de su libro la partida de bautismo, que se conserva en la parroquia de la Magdalena, de Toledo.

toledanos, cit., doc. 177, p.

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donde se encarga prácticamente de todo y compone graciosos vejámenes. Ello debió de ofrecerle la oportunidad de tratar a numerosos poetas, que por aquel entonces acudían a Toledo en busca de fama o premios, o de las dos cosas. Algunos críticos le han atribuido la relación anónima de la justa de 1605, la dedicada al nacimiento de Felipe I V , y queda fuera de toda duda que en la de 1608 él es el «factótum» de la justa, es decir, el encargado de todo lo relacionado con la organización, distribución de premios, etc. En ella se encarga de la Introducción a la fiesta, en prosa, donde se refiere a Lope como «cisne español, [...] divino espíritu» , también se encarga, como hemos dicho, de una Introducción a la justa y del Vejamen, composición satírica que enjuiciaba la labor de cada uno de los poetas, donde alude a sí mismo diciendo: 15

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17

Díganle a Chacón en fin Que, si no lo ha por enojos, No miro con buenos ojos Aquello del camarín 18

Que era hombre de buen humor está fuera de toda duda. Se encargó además de que se hiciese el certamen poético y de que se eligieran los sujetos poéticos sobre los que se había de escribir las poesías. Perteneció también a la famosa y ya mencionada Academia de Fuensalida, junto con otros poetas como Valdivielso, el jurado Quirós, el jurado doctor Gregorio de Angulo (gran favorecedor del Greco, quizá también participante en la citada Academia). Muy relacionado con esta Academia está el grupo de poetas que ofrecen preliminares a libros de amigos como los capellanes mozárabes Eugenio Robles o José de Valdivielso, el primero publica su Vida de Cisneros (1604) y obtiene un soneto que comienza: «Los trece pajarillos que escogistes» (en clara alusión al número de capellanes mozárabes de la Catedral); el segundo compone su Vida de San José (1604) y su Romancero espiritual (1612) y recibe sen-

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J. de Entrambasaguas, Lope de Vega en las justas poéticas toledanas de 1605 y 1608, Madrid, 1969, 61. Véase Américo Castro, RFE, V, 1918, 398-403. En la «Relación que hizo M. Ch. de la Justa», en Al Santísimo sacramento en su fiesta, Toledo, 1609, f. 5v. Op. cit., ff. 80 y 80v.

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dos poemas de nuestro autor que comienzan: «La pluma de Ildefonso toledano» y «¿Josef? Josef por vos vive», epigrama este último donde se declara «íntimo» de su amigo José de Valdivielso. También compuso un poema para la obra de Mateo Fernández Navarro, Floresta espiritual (1613). Por lo demás su vida debió de transcurrir bastante tranquila en su ciudad de Toledo, dedicándose a sus versos y a su oficio inquisitorial, aunque ya en los años 20 se dejan de tener noticias literarias suyas, sin duda porque la gloriosa corte literaria establecida en nuestra ciudad había desaparecido (muertos algunos poetas como Medinilla, marchados otros a la corte, como Valdivielso). Chacón murió en 1626 en la parroquia de San Martín, donde tenía sus casas, según asiento localizado en la toledana parroquia de Santo Tomé que revela hasta qué punto era hombre hacendado: El 5 del mes de julio de mil y seiscientos y veinte seis años murió Martín Chacón, familiar y parroquiano desta iglesia de San Martín de T[oled]o. Dejó por su testamento lo sig[uiente]: le entierren en San Juan B[autis]ta y le digan aquel día cien misas do está enterrado. En cada convento dos misas del alma y cuatro misas en el sepulcro desta s[ant]a iglesia. Item por su alma y por la de su mujer y padres y descargo de más personas que hubiere oblig[aci]ón mil misas, las cuales se dirán en San P[edr]o Mártir, carmelitas... 19

Chacón fue poeta culto, heredero de la lira de Garcilaso, según dijo galanamente de él su amigo Lope en un romance introductorio a la justa toledana de 1605. Enlaza, efectivamente, con la tradición literaria garcilasiana, en palabras de Pérez Priego por su estilo «elegante y armonioso», también por la «inafectación», según le caracterizaba Tamayo de Vargas , es decir por la sencillez y el equilibrio que Garcilaso había impuesto como impronta en la escuela que formó en su ciudad natal. En la justa de 1614 se le llama «culto» y también se dice de él que es poeta jubilado, sin duda aludiendo a su edad. Lope le compara en la 20

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19

Libro de defunciones de la parroquia de San Martín de Toledo, f. 38v.

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«Poetas toledanos del Barroco», AEF, IX, 1986, 230. Garcilaso de la Vega, natural de Toledo, príncipe de los poetas castellanos, Madrid, 1621, f. 14. Rodríguez-Moñino, «Las justas toledanas a Santa Teresa...», 22.

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Filomena con el poeta clásico elegiaco por antonomasia, denominándole «español Tibulo» , como también le había caracterizado antes en la Jerusalén por su «dulzura». Pero sin duda ninguna la cita más elogiosa de todas, por cuanto equipara a nuestro poeta nada menos que con Cervantes, es la que aporta el cómico Andrés de Claramonte, que tanto pasó por nuestra ciudad y a buen seguro conoció también a Chacón. Dice así su Letanía moral: 23

Pero Leocadia ya al son de el Tajo en arenas de oro un Cervantes y un Chacón vierten del pico sonoro dulzura y admiración 24

Un poco después denomina al poeta «jurado de Toledo, dulcísimo ingenio» , lo cual podría sugerir también una actividad dramática, hoy desconocida de Chacón. Poeta de metro clásico, heredero del príncipe de los poetas, pero también poeta satírico y mordaz capaz de dar vejámenes de subido tono. Sin duda, como otros de su tiempo, se sintió deslumhrado por la revolución lírica de Góngora y lo expresó en un estilo «elegante y armonioso», quizá algo gastado y decadentista también, como ha señalado Pérez Priego. 25

26

1.3 E l contador Barrionuevo Gaspar de Barrionuevo (1562-c. 1624), contador de la Armada, es sobre todo un buen poeta festivo, autor de romances graciosos y de entremeses como el del Triunfo de los coches, pero también un buen sonetista y autor de poemas amorosos de muy subido valor literario. A este contador Barrionuevo le ha ocurrido algo bastante triste como es que se le haya confundido con otra persona, el poeta Gabriel de 23

Ed. de J. M. Blecua, en Obras poéticas,

24

Letanía moral, Madrid, 1613, f. 482.

I, Barcelona, Planeta, 1969, 829.

25 26

«índice de los ingenios invocados», s. f. Lo ejemplificamos en nuestro trabajo «Martín Chacón, un poeta de los Montes de Toledo amigo de Lope de Vega», Revista de Estudios Móntenos, cit., 8.

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Barrionuevo, y pasa por nuestras historias de la literatura como un poeta de mérito relativo que debe su escasa nombradla a su amistad con dos monstruos de la época barroca: Lope y Cervantes. E l primero le dedica una bellísima epístola y algún soneto, además de algunas alusiones repartidas en otras obras, de las cuales es quizá la más bella y sentida la que aparece en el Laurel de Apolo; el segundo solo le dedica unos versos de su Viaje al Parnaso. Una de las primeras veces que su nombre figura en una obra literaria es en la titulada Comentarios del desengañado de sí mismo (c. 1614¬ 1646), una especie de autobiografía de un personaje curiosísimo, también toledano, que se llamó don Diego Duque de Estrada. Dice así este aventurero, a propósito de una Academia que en Nápoles juntaba don Pedro Fernández de Castro, Conde de Lemos, en 1615: Había juntado el Conde-Virrey una lucida Academia, habiendo traído consigo al singular, si desgraciado ingenio de Francisco Ortigosa, al insigne rector de Villahermosa, Leonardo Lupercio de Argensola, cuyos versos y conceptos celebra el mundo, siendo ejemplo sin imitación, y al doctor Mira de Mescua, excelente poeta cómico y lírico, al famoso Gabriel de Barrionuevo, celebrado por sus entremeses, a Gabriel Luperció de Argensola, su Secretario de estado, hijo del divino Lupercio

27

Y antes, al hablar de la Academia que en la imperial ciudad reunía el Conde de Fuensalida en 1602, escribe este singular ingenio, que dice haber sido admitido en la misma: Lucían Benavente y (celebrado de letrillas y bailes), Mateo Montero, de excelentes y graciosos conceptos; Josef de Medina Abasco, sonoro y elegante; Barrionuevo, autor de entremeses, en que han lucido después en la corte y tenido opinión de únicos todos, sin otros muchos que excuso aquí 28

Mucho se ha escrito sobre la veracidad o no del testimonio que Duque de Estrada presenta. Admitido sin ningún género de dudas por su antiguo editor Pascual de Gayangos, el cual le creía una fuente histórica y veraz, hoy día se considera su biografía como algo real en ocasiones, fantástico 27

Diego Duque de Estrada, Comentarios del desengañado de sí mismo, vida del mismo autor, ed., introd. y notas de Henry Ettinghausen, cit., 193-94.

28

Ibid., 94.

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en otras, como bien se han encargado de demostrar Croce, Green y Ettinghausen . Duque de Estrada ha sido tomado como fuente por los estudiosos de las Academias literarias del Siglo de Oro, pero lo cierto es que algunas de sus aseveraciones son difíciles, cuando no imposibles de creer, así por ejemplo la asistencia de Luis Quiñones de Benavente a la Academia toledana citada en una época tan temprana de su vida. En nuestro caso pensamos que don Diego Duque no miente, sino que simplemente se equivoca al confundir el nombre de Gaspar de Barrionuevo con el de Gabriel, confusión harto fácil si consideramos que, precisamente, el nombre que tenía que escribir a continuación, el del hijo de Argensola, es precisamente el de Gabriel. También podría ocurrir que tal error no sea atribuible a él, sino al que copió (o a los que copiaron) su manuscrito . E l caso es que esta es la única alusión antigua que nos ha llegado de la existencia de Gabriel de Barrionuevo y como en la fuente de Duque de Estrada han bebido tanto los estudiosos de las Academias como los del teatro del siglo X V I I he aquí que todos los que se han ocupado después de algunas de estas dos partes de nuestra cultura literaria han defendido la existencia de un entremesista Gabriel de Barrionuevo, que fue a Nápoles con el Conde de Lemos, y con el que no habría que confundir al amigo de Lope y Cervantes, el contador Gaspar de Barrionuevo. Quiere la mala fortuna del contador Gaspar de Barrionuevo que nuevas equivocaciones se hayan sumado a la de Duque de Estrada; así, cuando Eugenio Asensio, en su admirable Itinerario del entremés, se ocupa -aunque de pasada- de los predecesores del gran entremesista toledano, padre del género, Luis de Benavente, señala que quizá no hayamos hecho justicia a algunos predecesores y coetáneos de Benavente: a Gabriel de Barrionuevo, a quien en 1618, en carta a Esteban de Ibarra, Diego de Amburcea llama «este gran cómico y poeta de entremeses gra29

30

29

30

En sus respectivos trabajos: «Realidad y fantasía en las Memorias de Diego Duque de Estrada», Boletín de la Universidad de Santiago de Compostela, 1933; «On Don Diego Duque de Estrada», Hispania, 15, 1932, 253-256, y «Vida y autobiografía: los Comentarios de Diego Duque de Estrada a la luz de nuevos documentos», BRAE, LIX, 1979, 189-99. Además de las ediciones referidas de Ettinghausen y Gayangos (esta última en el t. XII del Memorial Histórico Español, Madrid, 1860), hemos consultado la de José María de Cossío, Autobiografías de soldados, BAE, XC, Madrid, 1956. También hemos cotejado los dos manuscritos conservados en la BNM, el 2498 (letra del s. XVII) y el 2131 (letra del s. XVIII). Todos leen «Gabriel».

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ciosos que V . S. conoce» . L a cita no puede ser más desafortunada, pues la referencia falla no solo en el nombre del entremesista, que -como ya podemos adivinar es el del contador Gaspar- sino también en el año, pues se refiere a una comunicación de 1608, justo el momento en que el Conde de Lemos es designado para ocupar el puesto de Virrey de Nápoles. Dice así la cita, que tiene enorme interés: 31

Se encamina a asentar en Nápoles nueva forma de gobierno y de leyes; porque también se sabe que el Conde, pocos días ha tuvo por pretendiente en su Presidencia de Indias a Gaspar de Barrionuevo, este gran cómico y poeta de entremeses graciosos que V. S. conoce, y estando dando audiencia pública en su casa, entre once y doce, después que fue a ella desde el Consejo, lo vio entre otros, y cuando arribó a hablarle, antes de dejarle abrir los labios, le dijo el Conde: -¿En efecto, mi señor, pretendéis para las Indias? - E l otro, atajado con la novedad no pensada, y por lisonjear y danzar a tan buen son, le respondió (allí de repente): -Teniendo vuestro favor, pretenderé garamindias, y aun otra cosa mayor. Su Excelencia soltó la risa. Tapóla de presto con uno de los memoriales que tenía en la mano y entróse corriendo en su camarín, dejando al resto de la audiencia y a Barrionuevo mirándose, riéndose y aun admirándose unos con otros. Y así, de tales ensayos y de los que V. S. sabe, hizo en Lerma festejando a Sus Majestades con entremeses y academias de versos de repente 32

Que al Conde de Lemos gustaban los repentistas bien se ve en esta anécdota que nos cuenta el desairado Diego de Amburcea en la anterior carta fechada en Madrid, el 21 de agosto de 1608, y el hecho de que el Conde de Lemos se relacionara con el contador Gaspar de Barrionuevo en los momentos inmediatos a su nombramiento como Virrey de Nápoles nos deja pensar que si no correspondió a la petición que por aquel entonces le formulara el gracioso Gaspar, es bien fácil imaginar que le compensara con el enorme favor de hacerle pasar en su corte literaria a la vecina Italia. Junto a él iban otros poetas también muy conocidos por su habilidad de repentizar y por sus dotes cómicas, como más adelante veremos. 31

Eugenio Asensio, Itinerario del Entremés. Desde Lope de Rueda a Quiñones Benavente, Madrid, Gredos, 1971, 175-76.

32

«Carta de Diego de Amburcea a Esteban Ibarra», en Sales españolas... A. Paz y Melia, 1. serie, Madrid, 1890, 363. a

recogidas por

de

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Así pues, es Gaspar y no Gabriel el entremesista amigo de Lope y de Cervantes y el que pasó a Nápoles con el Conde de Lemos. E l error de suponer la existencia de dos escritores distintos se ha mantenido en casi todos los que se han ocupado de nuestro escritor, pero más graves aún resultan las confusiones en que cae José Sánchez en su Academias literarias del Siglo de Oro español , pues de Gaspar solo dice que acogió a Lope en Sevilla, mientras que de Gabriel afirma que perteneció a la Academia del Conde de Saldaña por los años de 1611, que compuso una poesía en el Elogio de Vélez de Guevara (1608), que participó en la Academia del Conde de Fuensalida en Toledo y en la de los Ociosos de Nápoles. Estos dos últimos datos los toma de Duque de Estrada, por lo que no aporta nada nuevo a lo ya discutido: el dato que señala que participó en la obra de Vélez de Guevara de 1608 es simplemente falso, pues bien claro se lee allí que el poeta que escribió la composición no era otro que el contador Gaspar ; por último, su pertenencia a la Academia del Conde de Saldaña junto a ingenios como Lope, Cervantes, Vélez de Guevara, Argensola, Liñán, Andrés de Claramonte... es más difícil de invalidar pues se apoya en la autoridad de Pérez de Guzmán, en un artículo sobre las academias publicado en La España Moderna (1894), el cual escribe, sin citar explícitamente su fuente de información, lo siguiente sobre la Academia del Conde de Saldaña: 33

34

En la primera sesión, cuando llegó su vez a la poesía, leyeron por el orden que aquí se indica, el paje del conde, don Antonio Hurtado de Mendoza, el mismo Conde de Saldaña, su criado Luis V é l e z de Guevara, don Francisco de Quevedo, don Luis de Góngora, don Francisco de la Cueva, Lope de Vega, don Pedro de Mendoza, Gabriel de Barrionuevo 35

Pero la verdad es que Pérez de Guzmán inventa el nombre del entremesista pues sigue el manuscrito 3700 de la Biblioteca Nacional y allí se encuentran tres composiciones de Barrionuevo, sin que haya expresión de su nombre de pila. Es evidentemente el de Gaspar, pues son los asiduos concurrentes a la Academia del de Saldaña los que participan en el Elogio 33 34 35

Publicado en Madrid, Gredos, 1961. J. Entrambasaguas, «Un olvidado poema de Vélez de Guevara», Revista de Bibliografía Nacional, t. II, 1941, 91-176. «Bajo los Austrias. Academias literarias de ingenios y señores», La España Moderna, año VI, n.° LXXI, 1894, 92.

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de Vélez y ya hemos demostrado que fue Gaspar y no Gabriel el poeta autor de una composición laudatoria en la citada obra. Gaspar de Barrionuevo y Carrión, que este es su nombre completo, nació en la imperial Toledo, muy poco después de que esta perdiera la capitalidad a favor de Madrid, concretamente en agosto de 1562. Era, pues, coetáneo y muy pocos meses mayor que su íntimo amigo Lope de Vega, que nacería en noviembre del mismo año. Dice así la partida de bautismo hallada en la iglesia parroquial de San Miguel el Alto de Toledo: Hoy lunes, a xvii de agosto de 1562 a[ñ]os, bautizó el s[eñ]or lie [encía]do Di[eg]o López, ten[ien]te cura, a Gaspar, hijo de Miguel de Carrión y de M[arí]a de Barrionuevo. Fue compadre mayor Pero Sánchez y comadre mayor Juana Bautista. Testigos: García de Gálvez y Her[nan]do de Gálvez y Elvira de Barrionuevo y Elena V á z q u e z 36

Así pues, fueron sus padres Miguel de Carrión y María de Barrionuevo. El primero era mercader de paños y heredero del cercano lugar de Argés, sobrino nieto de Baltasar de Carrión «el jinete», que por sus distinguidos servicios al Rey había ganado una ejecutoria de hidalguía de la que luego haría uso toda la familia . Su madre, doña María de Barrionuevo, era hija de Diego Barrionuevo y Lucrecia Vázquez, todos naturales de Toledo, según la Información de que extraemos estos datos. No cabe duda de que sus familiares y él «fueron gente honrada, hidalgos, cristianos viejos, limpios de toda raza ni mácula de moros ni judíos y de los nuevamente convertidos». Tampoco tuvieron nada que ver con el Tribunal del Santo Oficio ni con otros tribunales de justicia . Es casi seguro que tuviera como hermana a la célebre poetisa toledana doña Clara de Barrionuevo y Carrión, pero desgraciadamente su partida de bautismo no ha aparecido en los archivos parroquiales consultados. Debía de ser bastante menor que el contador, pues participa en la justa celebrada en Toledo en 1608 y es requebrada por otro de los participantes, Martín Chacón, el cual le dedica estos versos de su Vejamen: 37

38

36 37

Libro de bautismos de la iglesia parroquial de S[an] Miguel de Toledo. Año de 1541. Finalizó en 1590, s. f. Archivo parroquial de San Justo y Pastor. Todos estos datos los tomamos de la Información del Contador Gaspar de Barrionuevo, Archivo Histórico Provincial de Toledo (en adelante, AHPT), prot. de A. de Aguilar, año 1612, n.° 2593, ff. 136 y ss.

38

Información,

f.

136v.

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Y por Dios que a doña Clara Cuya habilidad celebro, Por vejamen un requiebro Dijera si me escuchara 39

Gaspar de Barrionuevo y Carrión quizá fue educado para seguir el oficio de su padre, pero nos da la impresión de que prefirió continuar la senda por la que había caminado su tío abuelo, «el jinete», convirtiéndose en soldado del entonces poderoso ejército español, según indicios que tendremos ocasión de comentar. No parece probable que llevara a cabo estudios superiores en alguna de las universidades de la época: nada hay en sus poesías ni en sus entremeses que revele una educación universitaria, más bien sus conocimientos parecen partir de la experiencia cotidiana, una experiencia, eso sí, muy dilatada. E l primer dato que tenemos de la actividad vital de Gaspar de Barrionuevo es el de su participación en la conquista de la isla Tercera de las Azores por los años de 1583. Se ha señalado que allí conoció probablemente a Cervantes y con seguridad a Lope, del que sería ya amigo hasta el final de su vida . L a primera referencia que de él tenemos como poeta es su contribución en los preliminares de La Arcadia de Lope en alabanza de Belardo y de don Pedro Téllez Girón, a quien Lope dedica la obra. Por cierto, que entre los pastores que aparecen en la novela figura Gaseno, de quien se dice que era «rico» y «nuevo y dichoso marido de la bella Amarilis» , el cual interpreta una égloga con Danteo y luego una máscara. Pues bien, 40

41

42

39

Folio 81 de la Justa poética de 1608, Al Santísimo Sacramento en su fiesta, justa poética... en la parroquial de San Nicolás, cuya ed. presenta Antonio Pérez Gómez, Valencia, 1951. De doña Clara sabemos que participó también en la Justa de 1605 y que es autora de un soneto para el San José de Valdivielso (1604). Ya Serrano y Sanz en su Biblioteca de escritoras había anticipado su relación familiar con nuestro contador. Lope la alaba como si viviera todavía en su Laurel de Apolo (1630), unos pocos versos antes de que diera cuenta de la muerte del contador. Dice así el Fénix: «Entre la insigne y prodigiosa escuela / de damas toledanas, / que en discreción son únicas lenices, / de Barrionuevo doña Clara vuela / pasando celestial líneas humanas».

40

Miguel Herrero García, en su ed. del Viaje del Parnaso, Madrid, CSIC, 1983, afirma en la p. 580 que Gaspar de Barrionuevo se halló junto a Cervantes «en la campaña de la Tercera, el año 1583». La Arcadia, Madrid, 1630, prels. La Arcadia, ed., introd. y notas de Edwin S. Morby, Madrid, Castalia, 1978, 109.

41 42

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este Gaseno podría ser el nombre pastoril de Gaspar de Barrionuevo, pues en el soneto 3 de los referidos más abajo se le designa de esta manera; extraña, sin embargo, que se diga de él que es casado, pues como veremos parece que permaneció soltero toda su vida. También en la Tragedia del rey don Sebastián (a. 1604), de Lope, aparece un personaje llamado Gaseno que habla con Belardo (el propio Lope) y reconoce no tener «sus musas» para componer un poema a una efemérides que ambos contemplan en E l Escorial. Se trata de un diálogo al final de la obra, que nada tiene que ver con la acción dramática y responde seguramente a una motivación biográfica. En La Arcadia todavía no usa Barrionuevo el cargo de «Contador», quien sí lo hace es otro panegirista, Hernando de Soto, que vuelve a figurar muy cerca de nuestro poeta en la alabanza que hace Lope de varios ingenios en el capítulo V de la obra: Miraba [...] a don Diego de Santisteban Osorio, al contador Hernando de Soto, a Gaspar de Barrionuevo y al alférez Vargas 43

Esos tres últimos nombres, cuya disposición tal vez obedezca al azar, pero tal vez no, parece que tienen que ver con los ámbitos de la milicia, según nuestra opinión. Y cuando, unos años después, Gaspar de Barrionuevo cante al nacimiento del nuevo Príncipe, que será después Felipe IV, en un romance lleno de gracia, escribirá estos significativos versos: Pardiez, Príncipe, yo soy muy poquito más que nadie, pero al fin ha muchos años que como de vuestros gajes

44

Pensamos que no hay duda de la vinculación de Gaspar con el ejército imperial, muchos años antes de 1604, quizá desde esa expedición a las Azores de que hemos hablado. En 1599 hallamos a Gaspar en Valencia con su amigo Lope de Vega, ambos han acudido a aquella capital junto a otros muchos escritores y grandes señores para recibir a la que sería la esposa del rey Felipe III . 45

43

Ed. cit., 425.

44

Relación de las fiestas que la imperial ciudad de Toledo hizo al nacimiento del Príncipe Nuestro Señor Felipe, MI deste nombre, Toledo, 1605, f. 78v. Parte de este romance fue reproducida por Pérez Pastor en su Bibliografía madrileña. La Barrera, Nueva biografía, Madrid, 1890, 66 y nota.

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Precisamente era con el Conde de Lemos con quien acudieron a tan fausto recibimiento y Gaspar acompañó a este a Vinaroz, lugar de desembarco de la futura esposa, mientras Lope quedaba en Valencia. A ello aluden los versos de la conocida Epístola que le dedica el Fénix: Cuando vos me dejasteis en Valencia y con el Conde a Vinaroz os fuisteis

46

En efecto, don Pedro Fernández de Castro, Marqués de Sarriá y luego Conde de Lemos, fue a Valencia a recibir a doña Margarita de Austria y acudió a Vinaroz a dar el primer saludo a la que sería reina. Poco fue el tiempo que duró su estancia en aquellos parajes, pues ya en 1600 lo encontramos en la esplendorosa Sevilla, acudiendo a la Academia de otro famoso ingenio, don Juan de Arguijo, en donde presentó a su íntimo amigo Lope de Vega: Era nada menos que el Monstruo de la naturaleza, el gran Lope de Vega, a quien llevó a la Academia de Arguijo el Contador de la Contratación de Indias Gaspar de Barrionuevo, en cuya casa se hospedaba 47

Tan interesantes noticias, por desgracia sin apoyo documental, sirven para concretar un poco más el tiempo en que Gaspar empezó a ejercer como Contador (que sería hacia 1600) y que lo fue de la Contratación para Indias. Estos datos parecen confirmarse por referencias indirectas de Lope, el cual dedica un soneto («Gaspar, si enfermo está mi bien decilde») a nuestro contador, que vivía en Sevilla, muy cerca de una de las mujeres más queridas de Lope, Micaela Luján, Camila Lucinda, que había enfermado produciendo una triste situación anímica en el amante ausente . Este soneto, de fecha incierta según Rennert y Castro , es sin duda de los primeros años de esa centuria, según Entrambasaguas de 1602. E l caso es que hacia 1602, si hemos de creer las palabras del poco fiable Duque de Estrada, estaría ya en Toledo, asistiendo a la Academia 48

49

50

46

Obra poética, t. I, ed., introd. y notas de José Manuel Blecua, Barcelona, Planeta, 1969, 229-242.

47 48

J. M. Asensio, Don Juan de Arguijo, Madrid, 1883, 26. J. Entrambasaguas, Vivir y crear de Lope de Vega, t. I, Madrid, 1946, 228.

49 50

Vida de Lope de Vega, Salamanca, 1968, 141 y n. Lope de Vega en las Justas..., 93 y 94 n.

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del Conde de Fuensalida. Y tiene visos de ser cierta tal noticia pues en 1605 participa en la justa poética celebrada en la ciudad del Tajo con motivo del nacimiento de Felipe IV; por otra parte, la fecha coincide con la que los estudiosos de las Academias han dado para esta, aunque en ocasiones su testimonio se base en las palabras del citado autor de los Comentarios. Hacia 1603 ó 1604, cuando Lope le dirige su archiconocida Epístola, Gaspar ha partido con las galeras a Italia. Lope había pedido a su señor, el Marqués de Santa Cruz, que permitiera a su contador venir a Sevilla una temporada, pero no lo hizo así el ingenio toledano, que residía en otra parte del país. E l caso es que Lope le dice: Decildes la verdad, Gaspar amigo, desengañad a Italia, Barrionuevo

51

L a Epístola tiene entre otros muchos valores el de recrear la vida de Lope, cuando tenía como vecino a nuestro poeta, el cual prestaba su esclavo Hametillo para que acompañara a la tienda a comprar dulces a dos de las hijitas del Fénix. No debió de ser muy largo el viaje del contador pues en 1605 lo encontramos en la justa toledana ya citada, en la que colabora con un romance que le mereció uno de los premios. Tal vez no se encontrara muy seguro en su puesto, pues dice al futuro monarca: Desto pienso ver el día y no el de que me despachen, principísimo señor si no tratáis de ayudarme. Dadme, señor, ocasión en que sirviendo os alabe, que mejor sé escribir hojas de cuentas que de romances 52

En aquella ocasión mereció «el primer precio de los romances de burlas, que es un corte de jubón de raso» (f. 85). Poco después, según nuestras conjeturas hacia 1607 o un poco antes, se encontraría en la corte,

51 52

Ed. cit., 234. Relación, f. 79v.

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asistiendo a una importante Academia, la que el Conde de Saldaña, don Diego Gómez de Sandoval, inauguraba por los años de 1605 y a la que asistiría también Lope. Fue una Academia con altibajos, como señala K i n g , que puede que se deshiciera hacia 1609 y se reorganizara por el año de 1611. En cualquier caso, tiene que ser un error la noticia que en este sentido aporta Pérez de Guzmán, según la cual en la primera sesión de esta Academia de Saldaña, el sábado 19 de noviembre de 1611, 53

cuando llegó su vez a la poesía, leyeron por el orden que aquí se indica, el paje del conde, don Antonio Hurtado de Mendoza, el mismo Conde de Saldaña, su criado Luis Vélez de Guevara, don Francisco de Quevedo, don Luis de Góngora, don Francisco de la Cueva, Lope de Vega, don Pedro de Mendoza, Gabriel de Barrionuevo, Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo, Pedro Liñán de Riaza 54

Y a hemos indicado que Pérez de Guzmán sigue el manuscrito 3700 de la Biblioteca Nacional en que, efectivamente, encontramos los primeros versos por el orden que aquí se señala, pero no hay ninguna indicación ni de fecha ni del nombre de pila de Barrionuevo. L a fecha de 1611 parece imposible entre otras cosas porque alguno de los ingenios señalados ya había muerto, tal es el caso del también toledano Pedro Liñán de Riaza, fallecido en 1607 . Entrambasaguas ha señalado que son los poetas de esta Academia los que un año después participan en la obra de uno de ellos, Luis Vélez de Guevara, Elogio al juramento del serenísimo príncipe don Felipe . En ese mismo año de 1608 tenemos noticia de que Gaspar había pretendido ocupar algún cargo dependiente de la Presidencia de Indias ante el Conde de Lemos, cuando este estaba en aquella, según la carta de Diego de A m burcea, a la que hemos hecho mención más arriba. Gaspar debió de pasar con el Conde de Lemos a Nápoles en 1610, cuando este partió hacia su gobierno, y allí debió de permanecer no mucho tiempo, pues de su nombre no ha quedado apenas rastro en los 55

56

53 54

Prosa novelística y academias literarias del siglo XVII, Madrid, Anejos del BRAE, 1963, 45. En su art. cit., 92.

55

Luis Vélez de Guevara, Elogio al juramento del serenísimo Domingo, cuarto deste nombre, Madrid, 1608.

56

En ella Gaspar de Barrionuevo, que firma como contador, contribuye con una décima graciosa que empieza «Sin duda, señor Luis, / que el no asistir a la jura».

príncipe

don Felipe

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archivos consultados por el estudioso Otis H . Green, el cual, refiriéndose a esta corte literaria, escribe a propósito de dos ingenios, uno de los cuales es Gabriel de Barrionuevo, como le llama antes, que desaparece absolutamente y su nombre no figura entre los Ociosos. Barrionuevo, como los demás, iba formando parte de la Secretaría de Guerra y Estado del Virreinato, a cargo de Lupercio Leonardo de Argensola y seguro que también fue quien escogió a Gaspar de Barrionuevo. Durante su breve estancia en aquel virreinato parece que asistió a la famosa Academia de los Ociosos, fundada en 1611, según ya advirtió Duque de Estrada, en el texto tan famoso que dio pie a la confusión. En 1612 vuelve a España, a su Toledo natal, para hacer la Información de que nos valíamos al principio de este trabajo, a la hora de hablar de su familia. Parece que Barrionuevo ha decidido ordenarse; de hecho entre las preguntas que se hacen a los testigos de la Información una es «si saben que el d[ic]ho Gaspar de Carrión y Barrionuevo es mozo soltero y no sujeto a matrimonio». A lo que suelen responder los testigos: «es mozo soltero y por casar y no sujeto a matrimonio ni a religión alguna» . Es el propio Lope el que en su Epistolario nos cuenta, en carta de f i nales de febrero de ese año, cómo el contador Barrionuevo «va a Roma a algunas pretensiones de un nuevo estado que a mí me da mucha envidia», para lo cual pide al Duque de Sessa unas cartas de recomendación. Una vez obtenidas, dice Lope: 57

58

yo se las di al contador Barrionuevo; quedó tan agradecido que prometió la primera misa a V . E . si aquellos monseñores le volviesen a España con lo que pretende 59

Es evidente que Gaspar buscaba un puesto religioso en España, para lo cual gestionó su asunto cerca del Papa, pero no parece que consiguiera sus propósitos pues seguimos encontrando su título de contador pegado a su nombre en alusiones posteriores. En el conocido y gracioso romance de Barrionuevo, que publicó Gallardo incompleto, se lee:

57

58 59

Ahora bien, seguro que varios de estos escritores veían en la partida a Nápoles solo un escalón para su ascenso profesional, tal es el caso de Mira de Amescua, luego ecónomo de Tropea. Ibid. Testimonio del primer testigo, Gaspar de Carrión, f. 7. Cartas, ed., introd. y notas de Nicolás Marín, Madrid, Castalia, 1985, 106-107.

44

MED1N1LLA

A Roma me partí luego adonde al presente estoy entre lego y sacerdote, entre ocioso y pretensor

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60

Parece responder a esa época de su vida. Es Cervantes el que poco tiempo después se refiere a él en su Viaje del Parnaso (1614), capítulo tercero, cuando en el «Golfo de Narbona» ve descender de una nube preñada a cuatro poetas, uno de los cuales es nuestro Gaspar, del cual dice Cervantes: Del contador Gaspar de Bar[r]ionuevo mal podrá el corto, flaco ingenio m í o loar el suyo así como yo debo 61

Así pues, Barrionuevo continuaba siendo contador de la Armada, como han creído los que se han ocupado de él, o Cervantes lo recordaba como tal, aunque ahora ocupara otro cargo en un lugar distante. Según la referencia de Duque de Estrada, del que ya nos hemos ocupado, Barrionuevo estaba en Nápoles, en la Academia reunida por el Conde de Lemos, en 1615. Según las noticias de varios estudiosos habría pertenecido después a varias academias poéticas en Madrid. Así Luis Fernández-Guerra y Orbe señala que una vez que se disolvió la Academia Selvaje, en 1614, brotó la «Academia poética de Madrid», a la que se logró atraer «a Lope, Medinilla, a Luis Vélez y a Barrionuevo» . No es fácil identificar la citada Academia, quizá sea la misma que la llamada de Medrano, que dura desde 1617 hasta 1622 . Precisamente en la «Epístola a don Juan de Arguijo» publicada en La Filomena (1621) Lope habla de una nueva Academia que los estudiosos han identificado como la de Medrano, a la cual perteneció nuestro entremesista. Dicen así los versos: 62

63

Y vi que estaua una corona haciendo 60 61 62 63

Ensayo de una biblioteca de libros raros y curiosos, t. I, Madrid, 1863, cois. 2051 y 52. Poesías completas, I, Viaje del Parnaso y Adjunta del Parnaso, ed., introd. y notas de Vicente Gaos, Madrid, Castalia, 1974, 88. Don Juan Ruiz de Alarcón, Madrid, Rivadeneyra, 1871, 363. W. F. King, op. cit, 49.

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Barrionuevo ingenioso de mil flores, y al darla a Apolo, al mismo Dios diciendo: Ciñan tus nobles sienes sus colores, pues en cuantos de Amor tomaron pluma •



i

ninguno como tu trato de amores

64

Sin embargo, entre la nómina de escritores que pertenecieron a esta Academia que aparece en la carta introductoria del propio Medrano a la obra de Castillo Solórzano, Favores de las musas (Milán, 1631, prels.) no aparece Barrionuevo; por supuesto que puede ser un simple olvido, pero puede deberse también a que Lope no se esté refiriendo a esa Academia en su Epístola a Arguijo, sino a otra anterior (según autorizada opinión de su moderno editor José Manuel Blecua). E l caso es que la última referencia que de él tenemos es la que aparece en los Cuentos que notó don Juan de Arguijo, que se podrían fechar tal vez hacia 1623, donde leemos: Quevedo dijo del contador Barrionuevo, a quien se le andaban los dientes, que le andaba la lengua por los dientes como mano de organista por las teclas 65

Claro que tal alusión no quiere decir ni mucho menos que el autor viviera por esas fechas, puede estar refiriéndose a una anécdota ocurrida mucho tiempo atrás, pero es evidente que el autor a quien se refiere el cuento ha de estar todavía muy fresco en la memoria de las gentes para que el chistecillo siga teniendo validez. Es decir, que según nuestra opinión hacia 1623 Barrionuevo vivía todavía o hacía poco que había desaparecido; por el dato de la movilidad de sus dientes inferimos que estaría ya viejo y achacoso. Por esas fechas, hacia 1623, según Rennert y Castro , comienza Lope a escribir su famoso Laurel de Apolo, que se publicaría bastante después, en 1630. Allí aparece ya la referencia a Barrionuevo como fallecido poco tiempo antes. En efecto, cuando Lope habla de los ingenios toledanos echa de menos a dos de ellos, el primero Gregorio de Angulo, «que sirviendo estaba» en Nápoles, y cuando llega a 66

64

La Filomena, Madrid, 1621, f. 165.

65

En Obras completas, ed. crítica, introd. y notas de R. Benítez Claros, Santa Cruz de Tenerife, 1968, 215.

66

Op. cit., 271 y 292 n.

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Sicilia: un mármol solo halló, que así decía: Aquí yace Gaspar de Barrionuevo; respeta, oh huésped, la ceniza fría. Murió la luz de Febo, murió con la humildad la cortesía, el donaire, la gracia, la dulzura. A s í la sombra de las almas dura 67

E l doctor Gregorio de Angulo se encontraba efectivamente en Nápoles en 1631 como miembro del Consejo de Su Majestad y había renunciado a su cargo de regidor de Toledo en abril de 1620. Luego los datos que de él sabemos no nos aclaran demasiado la fecha a que puede referirse Lope, fecha indudablemente emparentada con la que atañe a Barrionuevo. L a fecha de muerte de este sigue siendo un misterio, es obvio que no llegó al año 1630 en que Lope publica su citada obra y tenemos que situarla entre 1623 y ese año, si bien nos inclinamos a considerarla más cercana a la primera fecha. Como poeta ya hemos ido indicando algunas de sus contribuciones casi siempre ocasionales para libros de amigos y academias poéticas, composiciones que revelan cierta carga humorística, en ocasiones, y en otras un contenido amoroso de más subido valor literario según nuestra opinión. Pero es evidente que el campo en que destacó Barrionuevo es el que se refiere a sus composiciones dramáticas, y más particularmente a sus entremeses. Una alusión hasta ahora desconocida a nuestro autor es la que le dedica Andrés de Claramonte, el famoso cómico y autor dramático, que participó con Barrionuevo en la Academia de Saldaña. Dice así este escritor en su Letanía moral: «Barrionuevo, Gaspar de Barrionuevo: insigne ingenio y único en comedias terencianas» . Y a antes se había referido a él, a propósito de Sánete Didace: 68

Pero contar no me atrevo más vuestra humildad y amor, que quiere ser Barrio nuevo, Diego, vuestro contador, 67 68

Laurel de Apolo, ed., cit. f. 9v. «Inquiridión de los ingenios invocados», Sevilla, 1613.

s. f. Incluido en su Letanía moral,

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de España en cadencias Febo

No deja de extrañar la referencia a Barrionuevo como autor de comedias; tal vez quiera aludir con ello Claramonte a sus entremeses, pero quizá se refiera propiamente a que también compuso alguna obra extensa. Desde luego no es la única referencia que encontramos a tal hecho, pues la citada carta de Diego de Amburcea de 1608 llama a nuestro autor «gran cómico y poeta de entremeses graciosos». En todo caso, lo que es cierto es que hasta el momento no se ha encontrado ninguna referencia a comedias compuestas por nuestro contador. Nuestro autor contribuye con algunos poemas que se encuentran entre los versos de la tantas veces mentada (y supuesta) Academia de Saldaña. Sus composiciones humorísticas revelan la fuerza cómica de este autor, tan bien dotado para entremeses y otras obras graciosas. Y a nos hemos referido a su romance al nacimiento de Felipe IV, conviene ahora detenerse en unas «redondillas de Barrionue[v]o a una coz que le dio una acémila del Papa el día que entró en Roma» . Pero, sin duda, los poemas más interesantes que hemos encontrado de nuestro autor son los nueve sonetos publicados por Foulché-Delbosc a partir del manuscrito 3890 de la Biblioteca Nacional. Todos ellos van dedicados a Marcio, nombre poético que no sabemos a quién podrá encubrir. Marcio es el amigo y confidente de Gaseno (el propio poeta) y como tal recibe las quejas del enamorado Barrionuevo, siempre ausente, siempre embarcado y en tierras lejanas, que sufre de amores por su Filena (nombre que suele ser de aldeana y aparece alguna vez en los versos de Lope, en especial en las Rimas de Tomé de Burguillos), asediada también por su enemigo, Lauro. Los poemas muestran un elevado valor literario, según nuestra opinión, y justifican las alabanzas que se hicieron a su autor como poeta amoroso. 70

1.4 E l doctor Gregorio de Angulo Gregorio de Angulo (m. p. 1631), regidor de Toledo, es poeta ocasional, gran amigo y fiador del Greco y padrino de un hijo de Lope, pero también un sesudo doctor universitario que participa en los vejámenes de

69 70

Letanía moral, 388. Ms. 3890 de la BNM, Poesías varias, f. 46v.

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grado para alabar a los hermanos Narbona. Es el destinatario de la conocida epístola de Lope, analizada por Millé Giménez, en la que el Fénix declara su abierta oposición a la poesía gongorina que empezaba a vislumbrarse y expone sus principios poéticos, que eran los mismos que inspiraban a la escuela toledana . De su vida sabemos que era hijo de Antonio de Angulo y doctor en Derecho por la Universidad toledana desde 1596, que ocupó el cargo de regidor desde 1604 a 1620, en que marcha a Nápoles a desempeñar una comisión real, y que vivía aún en 1631 . En el siguiente documento notarial, encontrado en el Archivo Histórico Provincial de Toledo se nos expresan algunas interesantes noticias sobre su marcha de la ciudad. Allí se afirma lo siguiente: 71

72

El Doctor Gregorio de Angulo, del Consejo de Su Majestad en El Real de Nápoles, vecino y regidor de Toledo y doña. María de Castro Jibaje, su legítima mujer. [...] El Rey ha hecho merced a mí, el dicho doctor Gregorio de Angulo, de la plaza de oidor en el dicho su Real Consejo de Nápoles y la tengo acetada Y para vender bienes en Toledo da poder al doctor Alonso de Narbona, al licenciado Francisco de Santa María y a Jorge de Torres Berrio, entre otros, el 13 de febrero de 1620, siendo testigo Jorge Manuel . A n gulo había sido antes favorecedor de su padre, el Greco, como ha demostrado ampliamente San Román en su libro sobre el poeta y Toledo. Probablemente tuvo relación también con el poeta Liñán, siendo su persona uno de los eslabones que pondría al Fénix en relación con los poetas más jóvenes, porque Lope le conocía al menos desde 1590, según declara en su famosa epístola, fecha en que -como sabemos- deambulaba por Toledo en compañía de los poetas del romancero nuevo. En efecto, en 1603 Liñán otorga un poder en favor de un doctor Angulo, seguramente el mismo de que tratamos, que es alcalde de alzadas en Toledo . Por otra parte, su relación con Lope es más que evidente, por cuanto el poeta madrileño le cita con encomio en muy diversas ocasiones y el doctor 73

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Pérez Priego, art. cit., 232. Véase J. Millé y Giménez, «La epístola de Lope de Vega al doctor Gregorio de Angulo», BHi, XXXVII, 1935, 159-188.

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Véase F. de B. San Román, El Greco en Toledo, Madrid, 1910, 81-82.

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AHPT, prot. de J. Ruiz de Santa María, 1621, f. 1181.

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Véase el trabajo de Millé, cit., 159 n.

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apadrina nada menos que a su hijo Carlos Félix en 1606. En cuanto a sus contribuciones como poeta, hemos de señalar que se recogen sobre todo en preliminares de libros y en justas literarias o en ocasiones puntuales como el vejamen de los Narbona, porque Angulo es un poeta ocasional más que profesional.

1.5 Otros nombres E l licenciado Gaspar de la Fuente Vozmediano está también presente en casi todas las justas; fue un personaje importante en algún certamen literario, como el de 1608, en que le cupo componer la introducción, pero marchó a Madrid en fecha indeterminada, y allí estaba todavía en 1631 ; no obstante seguía conservando su relación con Toledo en 1642, pues en esa fecha le encontramos participando en un nuevo certamen, el que tuvo lugar a la muerte del Cardenal Infante, convocado por la Catedral . Colabora en preliminares de bastantes libros editados en Madrid en la década de los 30: Anfiteatro de Felipe el Grande, Remírez de Arellano, etc. Pérez Priego destaca sus poemas de tema sacro y pastoril, todos «de sobrio corte clasicista» . E l jurado Juan de Quirós (c. 1556-1606), al que cita con encomio Agustín de Rojas, hijo de Baltasar de Toledo y descendiente de cristianos nuevos, es sobre todo conocido por su obra dramática, entre la que destaca su comedia La famosa toledana (1591) y un auto prohibido por la inquisición sobre las dudas de San José (1588) . No obstante, sus composiciones líricas a alguna que otra justa toledana nos hablan de él como poeta lírico de mérito menor. Juan de Quirós y Toledo era hijo del jurado Baltasar de Toledo, que 75

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Escribe unos versos al famoso Anfiteatro de Felipe el Grande, Madrid, 1631. Así se puede leer su contribución en el libro del licenciado Várela, citado, Pyra religiosa, Madrid, 1642, ff. 71-72.

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Art. cit., 231. Extraemos sus datos biográficos de la testificación que prestó este personaje en Toledo en 1604 sobre los orígenes familiares de Sebastián de Horozco, con quien estaba emparentado, al parecer. Véase Jack Weiner, «Sobre el linaje de Sebastián de Horozco», en Manuel Criado de Val (dir.), La Picaresca. Orígenes, textos y estructuras, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1979, 804-805. El auto de que hablamos fue editado por Rodríguez-Moñino y E. M. Wilson en Abaco, 4, 1973, 8-57. No parece haber tenido en cuenta este último crítico el estudio y edición de Rachel Alcock de la comedia de Quirós en RHi, XLI, 1917, 336-562.

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sirvió al Ayuntamiento toledano desde 1562 hasta 1600, en que renuncia a su oficio . Este famoso jurado aparece citado por Cervantes en La Galatea como poseedor de una «docta pluma», aunque no se conozca nada suyo. Su hijo Juan fue recibido como jurado en el año 1580 gracias a una renunciación en su nombre del jurado Juan Fernández de Trueba. Quirós era parroquiano de San Marcos, una de las parroquias que tenían la potestad de nombrar jurado. Se ocupó durante su trayectoria profesional de numerosos temas, pero especialmente destacan aquellos relacionados con la casa de comedias, el famoso Mesón de la Fruta. Renunció a su cargo en 1606 desde la villa de Almagro en nombre de Melchor de Galdo y Pedro Treceno . Este último documento está fechado en 21 de agosto de ese año y se sabe que había fallecido ya antes del 13 de septiembre. Alcanzó un éxito extraordinario su comedia La famosa toledana (1591), que, a pesar de no publicarse hasta nuestro siglo, fue conocidísima en su época, hasta el punto de alabarla entre otros Jiménez Patón en su Elocuencia española en arte (1604) y López de Úbeda en su Pícara Justina (1605). Según su editora y estudiosa, que resume su intriga, pudo representarse en presencia del rey Felipe II en Toledo , y presenta a una heroína, Marcela, inmersa en una intriga de amor y odio en el Toledo de la época. Su métrica «extremadamente simple» y su división en tres jornadas da cuenta ya del cambio de gusto que Lope estaba empezando a introducir. Menos suerte tuvo su auto sacramental titulado Las dudas de San José, que fue prohibido por la Inquisición por rozar lo herético. Quirós fue también autor de epicedios, como el que publica en IMS seiscientas apotegmas de su amigo Juan Rufo, obra impresa en Toledo en 1596. Junto a ellos aparece la curiosa figura de Agustín Castellanos, sastre de Toledo, poeta y autor de comedias (algunas corregidas por el propio Lope), a pesar de que no sabía escribir y necesitaba mendigar que copiaran los versos . E l sastre, tan fustigado por algunos miembros de la 79

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Cfr. Rachel Alcock, loe. cit., 343-345. Todos estos datos proceden del estudio de R. Alcock, loe. cit., 451.

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Loe. cit., 370-371. También su estudio se debe a San Román, Lope de Vega, los cómicos toledanos y el poeta sastre, Madrid, Góngora, 1935. Véase igualmente la tesis de Almudena Fradejas Rueda, Edición crítica, estudio y notas de «Mientras yo podo las viñas» de Agustín Castellanos, Universidad Complutense de Madrid, 1986 (inédita), donde da cuenta de que el sastre vivía aún en 1610 en la calle Tintorería, y de los poemas que escribió para las justas de 1605 y 1608 y para la Hermosura de Angélica de Lope.

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intelectualidad contraria a Lope, era autor de versos burlescos especialmente, casi siempre de arte menor. Sabemos por San Román de sus peripecias vitales como sastre y también de su importante relación con los cómicos que pasaban por nuestra ciudad. Indudablemente lo más importante de su vida es su relación con Lope, del que llegaría a ser gran amigo, pues no en vano asiste al bautismo de uno de sus hijos (la futura sor Marcela) y al alquiler de casa de Micaela Luján. Apunta también el gran erudito toledano que es posible que el Fénix se enemistara después con este sastrecillo . Vivía en Toledo en la calle de la Tintorería, por lo menos entre los años 1597 y 1610, fecha a partir de la cual perdemos su pista , y se dedicaba a las cosas propias de su oficio: enseñar a aprendices, comprar telas y vender vestidos. Pero además de ello, Castellanos es autor de numerosas comedias (casi todas perdidas) , una de las cuales, Mientras yo podo las viñas, se conserva manuscrita y con correcciones de Lope en la Biblioteca Nacional, y también de poemas ocasionales y de contribución a las diferentes justas celebradas en nuestra ciudad, pero solo encontramos sus versos en la celebradas en 1605 y 1608, como si no hubiera seguido colaborando después. Su contribución poética más interesante es el «Romance de disparates al nacimiento del rey N . S.», que firma como «Agustín Castellano». Muestra en ella nuestro sastre que es hombre de buen humor, por cuanto alude a su propio oficio diciendo: «Prométole al bien venido /[...] / la quijada de Sansón / y las verdades de un sastre» . Menos calidad tienen a nuestro modo de ver las composiciones «serias» del sastre, como aquella glosa que presenta a la justa de 1608, donde se trataba de seguir cuatro versos que empiezan «Tanto de las fiestas gusta». Nuestro poeta se permite licencias métricas como la rima justa / ajusta y versos como los siguientes: «Si a la justa vienes justa, / Alma, Dios de aquesto gusta» . Su numen poético parece apagarse con la marcha de Lope de Vega, pero muchos versos y algunos no faltos de valor dejaba este sastre en la poesía toledana. 83

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Lope de Vega, los cómicos toledanos y el poeta sastre, cit., passim. En la tesis de Almudena Fradejas Rueda, cit.

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Véase el libro que le dedica San Román, pp. XCVIII-C, donde cita media docena de títulos.

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Relación de las fiestas..., Toledo, 1605, ff. 75v-76. Al Santísimo Sacramento..., Toledo, 1609, ff. 44 y 44v.

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2 L a promoción de los nacidos hacia 1580 y a finales de siglo Una segunda promoción poética, la de los nacidos hacia 1580, empieza sobre todo a dar sus frutos en la Justa de 1608, la celebrada en la parroquia de San Nicolás, en la que tan destacado papel tendría Martín Chacón, un poeta a medio camino entre las dos promociones, y Baltasar Elisio de Medinilla, además del gran astro de aquellos días, Lope de Vega, que otra vez volvió a barrer con los premios. Se nota entre estos poetas y los anteriores también un cambio significativo, aunque continúan - c o m o ha señalado Pérez Priego- el postgarcilasismo y la inafectación, si bien intensifican los contenidos religiosos.

2.1 Cernúsculo Don Luis Cernúsculo de Guzmán (n. c. 1580), hombre de fortuna, al que se ha confundido alguna vez con Quevedo y con un familiar homónimo, era un hombre de recursos presumiblemente dedicado a las armas, un excelente glosador y un poeta dramático de mérito relativo. Escribió unos tercetos a Toledo muy dignos de consideración, en los que ensalza a la ciudad imperial después de compararla con otras famosas del orbe . Es don Luis un poeta de principios del siglo X V I I que no tuvo especial significación como para ser conocido por sus méritos literarios, pero que, afortunada o desgraciadamente, ha pasado a las historias de la literatura por una particularidad harto curiosa, como es el habérsele confundido con el inmortal autor de El Buscón. En efecto ha sido moneda corriente afirmar que Quevedo «acude al 88

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Véase nuestro trabajo «Don Luis Cernúsculo de Guzmán, un poeta toledano confundido con Quevedo», Toletum, 26, 1991, 183-94. Por desgracia, confundimos al poeta con un homónimo pariente suyo, ensamblador, que murió en 1626. En esta misma confusión incurrieron otros estudiosos anteriores como Ramírez de Arellano y San Román y debemos cuenta de ella a nuestro amigo don Jaime Sánchez Romeralo. Don Luis era hijo de Lorenzo Cernúsculo y se confirma en 1594 en Santa Leocadia (Libro de bautismos, f. 16), pero no hemos podido encontrar su fecha de nacimiento.

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estrafalario apellido de Cernúsculo» para firmar lo que se consideraba una comedia suya, titulada Bien haya quien a los suyos parece . A pesar de que ya en 1919 don Rafael Ramírez de Arellano demostraba sin lugar a dudas que este Cernúsculo había existido realmente , todavía perdura en nuestros días un resquicio de duda acerca de la posible identificación de nuestro escritor y Quevedo . Bien es verdad que el nombre de nuestro autor falta en repertorios clásicos como el de Nicolás Antonio, en diccionarios e historias de la l i teratura y del teatro ; pero, además de la circunstacia comentada, es interesante que le dediquemos alguna atención por otro problema que su persona plantea: la identificación entre don Luis Cernúsculo de Guzmán y don Luis de Guzmán, autor de una comedia titulada El blasón de don Ramiro y feudo de las cien doncellas y, según Mesonero Romanos, Medel y García de la Huerta, de otra titulada Guerras de celos y amor . Don José Simón Díaz, en su Bibliografía de la literatura hispánica , considera por separado a don Luis Cernúsculo de Guzmán y a don Luis de Guzmán. Atribuye al primero unas poesías en la justa de 1608 celebrada en nuestra ciudad y la comedia Bien haya quien a los suyos parece; mientras que otorga la paternidad del segundo a unas poesías en el libro de Mateo Fernández Navarro: Floresta espiritual (Toledo, 1613) y a la comedia El blasón de don Ramiro y feudo de las cien doncellas. Pero ya don Rafael Ramírez de Arellano demostraba en su artículo que 90

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Miguel Artigas, Introducción a Teatro inédito de don Francisco de Quevedo y Villegas, Madrid, 1927, p. LVI. Editada por Artigas en la obra citada, 117-230. Véase R. Ramírez de Arellano, «Miscelánea», BRABACHT, V, 1919, 241-42. Así P. P. Rogers y F. A. Lapuente, Diccionario de seudónimos literarios españoles, Madrid, Gredos, 1977, 120a escriben: «Cernúsculo de Guzmán, Luis: Posible seudónimo de Francisco de Quevedo y Villegas en Bien haya quien a los suyos parece (este seudónimo lo pone en duda Barrera.)» Incluso en la obra de Julio Milego, El teatro en Toledo en los siglos XVI y XVII, Valencia, 1909.

94

Véanse Ramón Mesonero Romanos, Catálogo cronológico de los autores dramáticos, en Dramáticos posteriores a Lope de Vega, I, Madrid, BAE, 1858, p. XLIVc; Francisco Medel del Castillo, Indice general alfabético de todos los títulos de comedias..., Madrid, 1735, reproducido en RHi, L X X V , 1929, 144-369; Vicente García de la Huerta, Catálogo alphabético de las comedias... y otras obras correspondientes al Theatro Hespañol, Madrid, 1758. Extremo este que niegan J. E. Varey y N. D. Shergold en su Comedias en Madrid: 1603-1709, London, Tamesis Book, 1989, 125; ellos atribuyen la comedia a Marcelo Antonio de Ayala y Guzmán.

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Tomos VII y XI, Madrid, CSIC, 1967 y 1976, respectivamente.

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«nuestro poeta se llamó primero D. Luis de Guzmán Cernúsculo, y después se quitó el Guzmán o le trasladó al segundo lugar» , y nosotros hemos podido comprobar cómo los mismos compañeros de las justas en que participaba le llamaban indistintamente don Luis Cernúsculo de Guzmán o don Luis de Guzmán. Así dice Baltasar Elisio de Medinilla en su «Entrada de la justa» de 1608, celebrada en San Nicolás: 96

Don Luis de Guzmán, que al tiempo con su heroica fama excede Igualmente, en la relación de premiados de este certamen se lee: A don Luis de Guzmán premié en primer lugar... Mientras que en los encabezamientos de las composiciones figura «de don Luis Cernúscolo de Guzmán» . Así las cosas el célebre libro de L a Barrera distinguió también a don Luis de Guzmán de don Luis Cernúsculo de Guzmán, y don Aureliano Fernández-Guerra, que no creía que «Cernúsculo» fuera seudónimo de Quevedo, opinaba que estábamos ante un nuevo poeta «A no suponer que este autor sea don Luis de Guzmán, a quien se atribuye El feudo de las cien doncellas» *. Bien es verdad que existieron otros Luis de Guzmán, concretamente el jesuita, autor de varios libros sobre la Compañía, o fray Luis de Guzmán, incluso un noble de importante cargo don Luis de Guzmán, Marqués de Algava, del cual se conserva en la Biblioteca Nacional una carta dirigida al cardenal Guevara en 1600; pero el autor dramático de El blasón de don Ramiro puede ser el mismo que el de la comedia Bien haya quien a los suyos parece, don Luis Cernúsculo de Guzmán. Es hora de que hablemos ya de su vinculación a nuestra ciudad. Don Luis Cernúsculo de Guzmán es toledano, no solo él, sino sus ascendientes más directos, padres y abuelos. No obstante, como denuncia 97

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Art. cit., 242. Al Santísimo Sacramento en su fiesta, justa poética que Lope de Vega Carpió y otros insignes poetas de la ciudad de Toledo y fuera dél tuvieron..., cit., ff. 14, 84 v y 21v.

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Véase Cayetano Alberto de la Barrera y Leirado, Catálogo biográfico fico del teatro antiguo español, 182b, apéndice y 313b.

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claramente su apellido, sus orígenes están en Italia, concretamente en Milán, de donde viene su familia a instalarse en Toledo probablemente a principios del siglo X V I . Así leemos en un documento de 19 de febrero de 1518: Diego López Sorje, mercader, vecino de Toledo, otorga que debe a Bernardino de Cernúsculo y a Juan Ambrosio, milaneses, habitantes en Toledo, 27.550 mrs. de cierta mercadería" Luis fue hijo de Lorenzo Cernúsculo y doña Isabel de Guzmán, su tercera mujer, y parece que se llamó Luis Lorenzo Cernúsculo, tenía una hermana llamada doña Leonor de Guzmán, algunos años menor . Habría nacido en las cercanías del año 1580, por cuanto encontramos su confirmación y la de su hermana en el año 1594 y sabemos que en 1608 es mayor de 25 años . Su familia estuvo muy relacionada con la de otro poeta toledano de la época: Pedro Liñán de Riaza, y especialmente con su madre Águeda de Riaza, la cual tenía a doña Margarita Cernúsculo, familiar del poeta, como «una de sus compañeras más entrañables» y nombra por uno de sus albaceas a Lorenzo Cernúsculo, el padre de don Luis . Es de suponer que este aprovechara literariamente esta amistad con el famoso poeta y comediante Liñán de Riaza. Cernúsculo participó de la brillante corte literaria toledana de principios de siglo XVII, que contó con un dinamizador tan importante como fue Lope de Vega, del cual - s i hemos de creer a Entrambasaguas- fue también amigo nuestro poeta . Respecto a su profesión poco podemos decir. Algunas alusiones de sus contemporáneos, por otra parte tampoco muy seguras, permiten suponer 100

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Publicado por José Gómez-Menor, Cristianos nuevos y mercaderes de Toledo, Toledo, Ed. Zocodover, 1971, doc. 170, p. [55]. El dato lo extraemos de un documento notarial del protocolo de Blas Hurtado, n.° 2249, ff. 436-438. Según este documento, de 1608, don Luis es mayor de 25 años y su hermana de 17. Ya había fallecido su padre, y su madre se encargaba de la tutoría y curaduría de su hija.

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Libro de bautismo de la iglesia parroquial de Santa Leocadia 1589-1627, f. 16. AHPT, prot. de Blas Hurtado, n.° 2249, 1608, ff. 436-438. Se conserva la firma y rúbrica del poeta.

103

Véase J. F. Randolph, Poesías de Pedro Liñán de Riaza, cit., pp. 11-12 de la Introducción.

104

Véase J. de Entrambasaguas, «Una guerra literaria del Siglo de Oro», en Estudios sobre Lope de Vega, t. I, Madrid, CSIC, 1946, 168 n.

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que se dedicó a las armas (Medinilla decía de él -cfr. supra- «que al tiempo / con su heroica fama excede»). Y quizá esa profesión arriesgada le llevó a perder un ojo . Igualmente parece que estuvo a las puertas de la muerte en otra ocasión. Así dice otro poeta toledano de la época, el escribano Juan Ruiz de Santa María: 105

Don Luis de Guzmán, pocos notables sabemos dél q[ue] en viendo cualquier cartel luego cierra con la glosa; muy poco a que de partida para el otro mundo estaba porque con él ya no hallaba quien glosase en esta vida, y apenas el peregrino pregón desta fiesta o y ó cuando a glosar se volvió de la mitad del camino 106

Es evidente que don Luis gozaba también de unos ingresos, como los 5.100 maravedís por unos tributos sobre unos molinos a San Servantes, que le compra hacia 1616 un tal Marcos Ordóñez, porque hubo pleito de acreedores sobre su hacienda y que ese mismo Marcos Ordóñez pagaba el tributo de una casa al Aleaba, propia de doña María de Guzmán. Además don Luis acrecentó unas capellanías en Santa Isabel que se llamaban de los Cernúscolos . Sabemos por el testamento del poeta Pedro Liñán de Riaza que este mandó «a doña Margarita de Cernúsculo, que vive en Toledo, una escritura de censo de quinientos ducados, sin réditos, sino desde el día que se le 107

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J. de Entrambasaguas, Lope de Vega en las justas poéticas toledanas de 1605 y 1608, cit., 119 n. se pregunta si «¿Sería tuerto el poeta aludido?», nuestro Luis Cernúsculo, porque unos versos de un vejamen aluden a ello: «le facéis un gran tuerto». Vejamen de Juan Ruiz de Santa María a un certamen celebrado en Toledo en 1614. Manuscrito 4100 de la BNM. En el vejamen se critica a poetas como Miguel López de Silbera, Anarda Clori, Diego de Ayllón, Martín Chacón, Licenciado Vozmediano, Pedro Pantoja, Luis Hurtado, Medinilla, que participan en la citada justa en honor de Santa Teresa de 1614. Véase Antonio Rodríguez-Moñino, «Las justas toledanas a Santa Teresa en 1614 (Poesías inéditas de Baltasar Elisio de Medinilla)», en La transmisión de la poesía española en los siglos de oro, Barcelona, Ariel, 1976. Ramírez de Arellano, art. cit., 242.

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entregue, que me paga Juan de Robles, vecino de Toledo». Y sigue el poeta diciendo que: «la dicha doña María Cernúscolo, que vive en Toledo, en casa de don Antonio Monsalve, y si la dicha doña Margarita fuere muerta antes que yo, que los dichos quinientos ducados no los herede la persona que la heredare» . Conocemos por Ramírez de Arellano que D . Antonio de Monsalve, natural de Toro, estaba casado con Doña María Cernúsculo y Arriaga, natural de Toledo, y que tuvieron al menos dos hijos: don Juan de M o n salve y don Diego de Monsalbe Ulloa y Arriaga. Es de suponer que doña Margarita pudiera ser su hija y que doña María fuera hermana de Lorenzo Cernúsculo y tía del poeta, pues Randolph cita como sobrina de Lorenzo Cernúsculo a doña Margarita . Cernúsculo vive al menos hasta 1621 pues en esa fecha otorga poder a D. Diego Monsalve, su administrador y tesorero, para que pudiera cobrar en su nombre ciertas rentas , pero después su pista se nos pierde, y es muy probable que falleciera poco después. Como autor literario ya hemos señalado que don Luis Cernúsculo es autor de varias poesías ocasionales que escribiera para las justas o certámenes celebrados en Toledo en 1605, 1608, 1609 ó 1610 y 1614. Parece que tenía fama entre sus compañeros de certamen de ser un gran glosador y en algunas ocasiones sus composiciones merecieron el primero de los premios . En el manuscrito 2100 de la Biblioteca Nacional, que se titula Poesías varias manoscriptas compuestas por diferentes autores, está contenido un «Epitafio al sepulcro de San Ignacio de Loyola» de don Luis de Guzmán, que comienza «Ya la alegre color marchita y pálida» . También en el manuscrito 4100 de dicha Biblioteca figuran los cono108

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112

Testamento de Pedro Liñán de Riaza de 19 de abril de 1607, publicado por Randolph, op. cit., 356 y 358. Página 12 de su ed. cit. de las Poesías de Pedro Liñán de Riaza. AHPT, prot. de Juan Ruiz de Santa María, n.° 71, f. 592. Más documentos sobre nuestro poeta en este mismo escribano, en el año 1619 (f. 1107). Puede verse su descripción en J. de Entrambasaguas, Lope de Vega y las justas toledanas de 1605 y 1608, cit.; es igualmente útil el artículo de M. García PajeSánchez, «Una justa poética toledana en el Siglo de Oro», en / Congreso de Historia de Castilla-La Mancha, t. VIII, Toledo, 1988, pp. 113 y ss., y el artículo citado de Rodríguez-Moñino. Manuscrito de 477 ff. con letra del siglo XVIII que comprende poesías de autores del XVII, entre ellos de don Luis de Góngora. La composición de nuestro poeta corresponde al f. 318v.

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cidos tercetos a Toledo, que ya editara el Conde de Cedillo en su obra Toledo en el siglo XVI, que comienzan «Si de Helicona la sagrada fuente». Es el suyo un panegírico a la ciudad que le vio nacer, vivir y morir, y que, según don Luis, fue fundada «del gran Hércules Libio»; después describe el locus amoenus de Garcilaso y fray Luis: «la no aprendida música» que cantan las aves, «la corriente clara» del Tajo; describe igualmente «el artificio» de Juanelo, el milagro de la descensión de la Virgen para imponer la casulla a San Ildefonso; habla de sus santos, de la catedral, que admira, de la hermosura de sus damas, de los ingenios que «en letras y en armas» exceden a los griegos y romanos. Después enumera otras ciudades célebres como «la famosa Milán en Lombardía» y otras mucho más exóticas como Praga, Pequín, Lintz, etc., pero él admira más a Toledo. Como escribe que la ciudad «da leyes, gobernando iguales / a dos mundos», da la impresión, por ello, de que está hablando todavía del momento en que Toledo era sede de la monarquía española. De la importancia de este texto nos habla el que el Conde de Cedillo eligió este encomio para cerrar su obra . En cuanto a su obra dramática, ya hemos señalado la comedia que le pertenece sin lugar a dudas, Bien haya quien a los suyos parece, otra que se le puede atribuir, El blasón de don Ramiro..., y otra que le han atribuido algunos pero que resulta dudosa según modernas investigaciones, Guerras de amor y celos. L a primera, acabada en Toledo en 1622, es la que por encontrarse en un manuscrito de composiciones quevedescas se le atribuyó al gran don Francisco, y algunos críticos quisieron ver en su estilo rasgos del genial creador de Los sueños. Así Miguel Artigas reconoció el «estilo satírico-burlesco» en algunos fragmentos de la tercera jornada. Su juicio, no obstante, es más bien negativo: «Como obra de arte deja bastante que desear. Su composición es demasiado regular y lógica [...] y el único interés se concentra en lo que pudiéramos llamar la fuerza de los argumentos» . Fernández-Guerra fue más tajante al afirmar que «el estilo desdice de los varios que tuvo nuestro don Francisco», aunque «hay rasgos, sin embargo, y caracteres en la comedia muy recomendables» . L a realidad es la que señalan los críticos citados: es bastante pobre la comedia, a ratos pesada y torpe en su versificación. Merece don Luis Cernúsculo de Guzmán nuestro recuerdo y nuestra 113

114

115

113

Toledo en el siglo XVI, Discurso de ingreso en la RAH, Madrid, 1901, 220-24.

114

Op. cit., p. L X y p. LXIX.

115

Véase el artículo dedicado a Quevedo en el Catálogo de La Barrera, cit., p. 313b.

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consideración como persona y como poeta de una época de las más prósperas en lo que a los aspectos literarios se refiere de nuestra ciudad.

2.2 Hurtado de Écija Luis Hurtado de Écija, bachiller y hombre de Iglesia, es sobre todo un mediano poeta religioso, autor de una Égloga pastoril en la línea de las que escribiera también Medinilla, que se nos ha conservado manuscrita y que revela el anclaje garcilasiano del poeta . Hurtado de Écija era bachiller en cánones por la Universidad de Toledo en 1612 y llegaría a ser licenciado por la misma Universidad por los años de 1617 . Se había ordenado de corona y grados en la ciudad de Toledo (esto último en 1606), y reclamaba en 1612 su ordenación de epístola. Actuaba entonces como capellán de plegaria de una capilla que había fundado «el secret[ari]o Fernand Álvarez de T[oled]o en la capilla de Sancta Catalina de la parrochial de Sant Salvador» de Toledo . Los testigos que presenta para dicha información, Pedro de Navarra, Alonso de Arciniega y el licenciado Francisco Romero de Figueroa, son presbíteros de diversas parroquias de Toledo que ratifican esta vinculación de Hurtado. En 1617 firmaba ya como clérigo presbítero en Toledo . 116

117

118

119

120

L a poesía de Hurtado de Écija se reparte entre las diferentes justas celebradas en Toledo y la égloga mitológica manuscrita e inédita que se conserva en la Biblioteca Nacional. Como justador participa en los certámenes de 1608, 1609, 1614 y 1616, generalmente con versos de contenido religioso. Sin embargo, su égloga pastoril, ya un tanto periclitada, sigue el estilo garcilasiano. En esta égloga y en tercetos encadenados se nos muestran dos pastores, Albano y Lauso, el primero de los cuales va contando sus cuitas amorosas

116 117

Ms. 4100 d é l a BNM. Así se lee en una nota marginal del expediente de ordenación que citamos inmediatamente: «es bllr. en cánones por la Universidad» (f. 2).

118

AHPT, prot. de Juan Ruiz de Santa María, n.° 2874, 1617, f. 90.

119

Es curioso notar que era bachiller en Cánones por la Universidad toledana, aunque no firma con tal título sus documentos (datos del ADT, Órdenes de 1612). Cuando le alquila el doctor Diego de San Pedro Ordóñez, también presbítero, una media de casa en Santo Tomé (doc. cit. de 1617).

120

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a su amigo: Amarilis le ha olvidado por haber puesto los ojos en otro amante, aunque compelida de su padre, de la misma manera que la pastora Anfrisa le había desdeñado antes por otro amante. Lauso le consuela porque el tiempo le volverá ese cariño, pero responde el pastor en un bello verso: «suyo soy y seré como solía» . Algunos asomos de gongorismo se aprecian en el poeta, como cuando escribe: «igual al siempre sta¬ ble de la esfera / el curso» (f. 53), «con el tiempo creció la verdadera / en mí afición con fuerzas rigurosa» (f. 54), pero es la misma naturaleza garcilasiana que se corresponde punto por punto con el alma del poeta la que se muestra aquí. 121

2.3 Palomino Quizá el mejor de todos los poetas que estamos considerando, según opinión de don Antonio Rodríguez-Moñino, sea Alonso Palomino (1573¬ 1638), clérigo natural de Santa Olalla, que acertaba plenamente en la composición de sus canciones sobre todo de contenido religioso . Pero Palomino es autor también de todo un cancionero religioso, titulado Jardín del alma, que se conserva inédito en la Biblioteca de don Antonio Rodríguez-Moñino. Aparecen en él canciones, romances, villancicos y también canciones al Santísimo Sacramento, los santos, la Virgen y a otros muchos temas. Palomino es uno de esos ingenios merecedores de mejor fortuna, que -como casi todos los poetas de su momento- fue buen amigo de Lope y que alcanzó con su poesía cotas de calidad que despertaron en nuestra época la admiración de algunos de los mejores catadores de la lírica clásica, como es el caso de Antonio Rodríguez-Moñino . A la buena suerte de que se nos conserve su expediente de ordenación de menores debemos también el conocimiento de la fecha exacta de su nacimiento, pues en tal expediente se copia la partida de bautismo. Alonso Palomino era hijo de un boticario y debía de tener parientes en la Iglesia, 122

123

121

Ms. 4100 de la BNM, ff. 52-58, la cita del 57v.

122

Nos ocupamos de su figura poética y de la de su compañero Juan Ruiz de Santa María en un trabajo que aparecerá próximamente en la revista Toletum. De «excelentes» califica don Antonio sus canciones en «Las justas toledanas a Santa Teresa en 1614. (Poesías inéditas de Baltasar Elisio de Medinilla)», en Studia Philologica. Homenaje ofrecido a Dámaso Alonso, III, Madrid, Gredos, 1963, 248.

123

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todos de la villa toledana de Santa Olalla, según declara la siguiente partida: Miércoles veintiún días de octubre de mil e quin[niento]s y setenta y tres a[ñ]os se bautizó en la iglesia de San Julián Alonso, hijo de Ju[an] F[ernánde]z, boticario, y de su mujer Leonor de la Muía. Fue su padrino, que le tuvo a la p[ila], Alonso López Izquierdo, v[ecin]o de Orgaz, y el reverendo Diego Palomino, cura de la d[ic]ha iglesia y Catalina de la Muía y Luisa de la Muía. Bautizóle el s[eño]r P[edr]o Delgado, v[ecin]o de Orgaz. Firmólo yo, Diego Palomino 124

A Alonso lo confirma el obispo D. Diego de la Calzada en 1580. E n 1586 Luis Tofiño de Sahagún, cura propio de la iglesia de San Pedro de Santa Olalla, certifica que Alonso «es un mozo virtuoso y bien inclinado y procura ir con estudio adelante y se da a las cosas de la Iglesia» . En efecto, el joven Alonso declara: 125

yo deseo, mediante Dios N[uestr]o S[eño]r, ordenarme de primera tonsura para ser sacerdote. Suplico a V . S. mande se me dé el recabdo necesario para este efeto 126

En su expediente de información declara que sus abuelos paternos son Alonso Hernández y María Gómez y los maternos Jerónimo Serrano y Bernardino de la Muía. Como es de esperar, todos los testigos de la imformación practicada en Santa Olalla declaran que son cristianos viejos, que nada han tenido que ver con la Inquisición, pero Gaspar Alonso apunta además que es «bonito muchacho y virtuoso [...] y bien inclinado a las cosas de la Iglesia y de buena y santa vida» de manera que «estará muy bien el ordenarse» . Otro testigo, Bartolomé de Tapia, apunta además que Alonso «se da al estudio y que será muy acertada y que estará bien la orden sacra porque es virtuoso y aplicado a las cosas de la Igle127

124

Expediente de Ordenación de Alonso Palomino, 1586, s. f. Archivo Diocesano de Toledo. Debemos su conocimiento a la generosidad de nuestro amigo don Jaime Sánchez Romeralo, recientemente desaparecido por desgracia.

125

Ib id.

126

Ibid., f. 2.

127 128

Folio 6 del doc. citado. Folio 7.

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Ante tal cúmulo de bondades, el ordenante escribe: Alonso Palomino, vecino de Sancta Olalla, digo que por c o m i s i ó n de V[uestr]a S[eñorí]a se ha hecho en la d[ic]ha villa informac[i]ón que presento para efecto de me ordenar de corona y grados. Suplico a V . S. la mande ver y, vista, me dé recabdo para que parezca ante el examinador gen[era]l a ser examinado del d[i]cho orden. Al[ons]o Palomino [rúbrica] 129

Pronto marchó a Toledo, donde sus dotes poéticas encontraron vía adecuada de expresión, ya que en la ciudad imperial de aquel entonces pululaban grandes poetas, acaudillados por el más grande lírico y dramaturgo, fénix de los ingenios, el sin par Lope de Vega. Palomino debió de hacerse grande amigo suyo . Algunos documentos notariales nos ayudan a perfilar su trayectoria vital. Sabemos, por ejemplo, que en 1613 Palomino ya era licenciado, tratamiento que le correspodía por el hecho de ser presbítero, pues se le nombra curador de Luisa de la Cruz (una hermana suya, incapaz), jura «in verbo sacerdotis» y da su poder al presbítero Pedro López de Vargas para que pueda alquilar y vender propiedades en su villa natal de Santa Olalla . Un año antes había aparecido también en un pleito contra Joaquín López y María de la Paz . En 1615 dona unas propiedades a su hermana María de Morales, la cual, viuda de un tal Francisco Méndez, le da poder y declara que «tengo mucho amor e voluntad al señor Alonso Palomino, clérigo presb[íter]o, mi hermano, capellán de la Capilla de don Pedro Tenorio, sita en la Santa Iglesia desta d[ic]ha ciudad» . Según nuestras noticias por lo menos desde 1603 Palomino, ya presbítero, se encargaba de la Capilla de don Pedro Tenorio de la catedral, y se convierte en fiador de un tal Eugenio Vázquez, clérigo capellán de Santa Olalla . Pertenecía nuestro autor a la Hermandad de los Capellanes y Esclavos del Santísimo Sacramento de la iglesia toledana de San Cristóbal, de la que 130

131

132

133

134

129

Ib id.

130 131

Así lo dice don Antonio Rodríguez Moñino en su trabajo ya citado. AHPT, prot. de Juan Ruiz de Santa María, n.° 2869, 1613, f. 153.

132

Ibid., n.° 2868, f. 206.

133 134

Ibid., n.° 2871, 1615, f. 674. Prot. de G. de Morales, n.° 2667, f. 241.

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formaban parte también otros ilustres escritores como don Eugenio Narbona, historiador y arbitrista de principios de siglo, igualmente amigo de Lope. L a vida de Alonso Palomino debió de transcurrir con cierta tranquilidad, hasta que el nombramiento de visitador le obligó a continuos desplazamientos por la diócesis. Precisamente en uno de ellos, encontrándose en la villa de Méntrida, le sorprendió la muerte, como declara el siguiente asiento: El l[icencia]do Alonso de Palomino. Visitador. En 6 días de el mes de noviembre de mil y seicientos y treinta y siete años fallesció el l[icencia]do Alonso de Palomino, visitador que fue de el partido de Canales y se enterró en la igle[si]a parroquial de la villa de Méntrida, adonde le c o g i ó la visita. Hizo testamento y dejó por su alma y devociones cuatrocientos y cincuenta misas. D e j ó por albaceas a don Josef Martínez de Grimal y a don Gregorio Navarrete, vecinos de Madrid, y al l[icencia]do Alonso de Palomino, canónigo de Escalona, y al l[icencia]do Pedro de Bargas Palomino y Diego Ruiz, vecinos de Cuerva, y Apolonia de Morales, su hermana 135

Palomino es autor de una obra corta, que conocemos gracias a su contribución a las justas y academias toledanas de su momento. No parece que cultivara la vena profana, pues casi todas las poesías que se nos conservan tratan de materia religiosa, como cosa propia de un clérigo que no es poeta de oficio, sino de ocasión, ya que múltiples ocasiones se le ofrecían en el Toledo de la época. Colabora en las justas toledanas de 1604, 1608, 1609 y 1614. En todas tiene una participación destacada, aunque no se le nombra secretario en ninguna y, por tanto, no se encarga de componer introducciones a la justa, vejámenes u otro tipo de escritos preliminares o evaluatorios de la misma. Palomino es un participante, eso sí, muy especial, que no colabora en la famosa justa de 1616 por la translación de la Virgen del Sagrario. Es, cómo no, también autor de versos preliminares y encomiásticos en libros de amigos como son el de Eugenio Robles, capellán de la catedral, Compendio de la vida y hazañas del Cardenal don fray Francisco Ximénez de Cisneros (Toledo, 1604). Por lo demás, sus poemas se recopilan en los libros que se imprimen a propósito como resultado de las justas citadas 135

Libro de difuntos, 1598-1647, San Bartolomé de Sansoles, Toledo.

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de 1604, 1608, 1609 y 1614 . Su obra, así, no se diferenciaría de la de otros muchos poetas ocasionales sino por la calidad de sus composiciones, particularmente de las canciones, que han merecido el calificativo de «excelentes» a uno de los mejores conocedores de nuestra poesía clásica, como fue don Antonio Rodríguez-Moñino. Ahora bien, el hallazgo de un manuscrito de poesía religiosa en la Biblioteca del mismo erudito hace que tengamos que considerar la labor del poeta como algo mucho más desarrollado de lo que en un principio parecía. E l códice había pasado por las sabias manos de don Antonio, el cual había escrito lo siguiente en sus hojas de guarda: 136

El autor no vivía en Madrid: quizá en Toledo en tiempos de Felipe III. [...] Si no fuera porque incluye una poesía notoriamente de San Juan de la Cruz, se lo atribuiría a Alonso Palomino, poeta toledano amigo de Lope de Vega 137

Sigue diciendo que el códice se compró en Cádiz por parte de José María Alonso Gamo, quien se lo regaló di 20 de julio de 1949 y que en el lomo del forro de pergamino que tenía «se leía a modo de título JARDÍN D E L ALMA». E l códice hoy presenta una encuademación en piel, moderna, y está compuesto por 201 folios útiles que parecen numerados de la misma mano que copia los versos, la mano de Alonso Palomino, según nuestra opinión. Sus medidas son 132x85 mm. Contiene en total 307 composiciones, que llegan hasta el folio 193, después (en el 195) empieza la «tabla de lo que contiene este libro», que llega hasta el final. Comienza algo abruptamente por una Décima que quiere servir de introducción al cancionero. Dice así: Las rosas, las azucenas deste abreviado jardín el alma más serafín coja y junte a manos llenas, que las erillas amenas 136

137

Esta última se recopila parcialmente en la obra de Diego de San José Compendio de las solenes fiestas... (Madrid, 1615), donde se incluyen tres poemas de Palomino que habían sido recogidos también en el manuscrito de Juan Ruiz de Santa María dedicado a la justa toledana de 1614. Ms. 6214 de la Biblioteca de Rodríguez-Moñino, s. f.

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de aqueste florido huerto para el espíritu abierto, para el sentido cerrado, tienen blanco y colorado de Dios vivo y de Dios muerto

138

El soneto que sigue a esta décima, la segunda composición, recuerda inmediatamente a aquel de Lope que comienza «Cuántas veces, Señor, me habéis llamado» , pues se inicia «Qué de veces, Señor, me habéis llamado». Después viene todo un conjunto de composiciones en metros cultos y populares que llaman la atención del crítico pues por lo menos siete de ellas pertenecen a nuestro clérigo Alonso Palomino: «Si el flamenco, el inglés, el turco, el escita» (f. 4), que pertenece a la contribución de Alonso a la justa de 1605, «Creció la fe que a la ignorancia alumbra» (f. 9), «Entre los pensiles y tempes» (f. 147), «Hermosas ninfas del Tajo» (f. 149), «Cuando el paracleto santo» (f. 152), «La enamorada palomilla hermosa» (f. 181) y «Llegada al tiempo de salir el tiempo» (f. 182), composiciones que pertenecen todas a otros tantos poemas con que Palomino contribuyó a la justa toledana de 1614, celebrada en honor de Santa Teresa, como se ha dicho. 139

Es verdad que versos de otros poetas también están presentes en este cancionero sacro, algunos tan llamativos como los de San Juan, de que daba cuenta don Antonio Rodríguez-Moñino, otros menos conocidos como los de Baltasar Elisio de Medinilla, del cual se copia un poema incluido en sus Obras divinas, el que empieza «Reverencia os hace el alma» (f. 71) . E l toledanismo del cancionero se puede ver bien a las claras, hay poemas dedicados a las justas citadas que se celebraron en la ciudad, a una procesión del convento de las Gaitanas, o «Al conde de Añover, su hijo, y en su sepulcro» (f. 112v), a la muerte de la Condesa de los Arcos, doña María de Mendoza (f. l lv), etc. Las alusiones al Tajo y a Toledo se multiplican, como ya había señalado el poseedor del manuscrito. 14()

138

Jardín del alma, cit., f. 1.

139

Se trata de un soneto de las Rimas sacras, que figura también en la comedia La buena guarda, con pocas variantes, según Montesinos en la ed. de Poesías líricas del Fénix, tomo I, Madrid, Clásicos Castellanos, 1941, 156. En la nota 3 del capítulo VI de este libro aventuramos la hipótesis de que este hecho impulsara al joven poeta a recoger en un libro sus versos, cuando se queja de la copia de otros compañeros.

140

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Abundan en este cancionero también los contrafacta como el poema que empieza «Entre los rojos racimos» (f. 106) que recuerda el famoso romance «Entre los sueltos caballos». En realidad no se aleja mucho de la idea de composición del tan citado y es de suponer que amigo Baltasar Elisio de Medinilla, cuando escribió sus Obras divinas. Parece que el consejo que este había dado a sus compañeros de volver los ojos a Dios se había escuchado.

2.4 Quiñones de Benavente Del licenciado Luis Quiñones de Benavente (1581-1651), clérigo también, y entremesista de fama inmortal, solo sabemos que tomó parte en la Justa a San Ignacio con un soneto no demasiado inspirado que le valió un premio y algún desaire también . Su vena poética, como denuncian sus entremeses, va más por lo jocoso que por lo serio, no obstante es autor de un número relativamente importante de composiciones de contenido religioso que dedica a las celebraciones de su Congregación, la del Santísimo Cristo de la Fe en Madrid. En ellas suele aparecer el rústico sayagués que en su lengua y con sus chistes y deformaciones habituales va dando cuenta de su fe sincera en un misterio que no comprende pero que admira. En el manuscrito 3773 de la Biblioteca Nacional de Madrid que transcribe algunos poemas leídos en un Certamen de 1638 (pero que mezcla poemas de Academia algunos años anteriores) se encuentran dos poesías atribuidas a Luis de Benavente, es decir, a Luis Quiñones de Benavente. Dicen así sus primeros versos: «Pardiez, hermana Marica» y «Viejo verde, viejo verde» , poema que plantea una interesante problema 141

142

143

144

141

Damos cuenta de todo ello en nuestro trabajo «Vida y versos de Luis Quiñones de Benavente», REE, LXXIII, 1994, 329-56.

142

Véase para su noticia el magnífico artículo de Antonio Carreira, «Nuevos textos y viejas atribuciones en la lírica áurea», Voz y Letra, I, 1990, 120. Para el Certamen de 1638 es muy útil el trabajo de la profesora Hannah E. Bergman, «El "Juicio final de todos los poetas españoles muertos y vivos" (ms. inédito) y el Certamen poético de 1638», BRAE, L V , 1975, 551-610.

143

BNM, ms. 3773: Certamen que se hizo en presencia ele Su Maj[esta]d en el Retiro, el Año de 1638, f. 18. La lectura «maripón» en el último verso parece más lógica que la que aparece en el manuscrito, «maricón».

144

Ibid., f. 18v.

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de atribución sobre el que ya nos hemos pronunciado. Quevedo se burló en varias ocasiones de Benavente; parece que le recriminaba su populacherismo y el uso de lo que se ha dado en llamar el «lenguaje lúdico», conjunto de palabras que en sí mismas no significaban nada y que Benavente utilizaba con la función no exclusiva de hacer reír a su público. En efecto, en la Perinola podemos leer: Junta [Montalbán] los santos a los bergantes; cita batidos los idiotas y los filósofos, los chaconeros y los padres de la iglesia; alaba al autor de la «Naqueracuza», como al de la «Diada» o «Eneida»; celebra al autor de los tórligos, mórligos, tirigimorlos, chinchirrimallos, turiguricallos, mucho más que al del «Pimandro»

Y un poco más abajo, alude explícitamente al entremesista . Tanto al autor de estas curiosas palabras como al de la «Naqueracuza» los identifica Jauralde con nuestro entremesista, aportando para ello la referencia de otro pasaje de El entremetido, la dueña y el soplón, donde se identifica al autor del «Naqueracuza» con «el poeta de los picaros», autor de seguidillas y jacarandinas con que traía entretenidos a los criados y las fregonas . E l pasaje en que se apoya es el siguiente: 145

146

¿Tú no eres el poeta de los picaros que has llenado el mundo de disparates y locuras? ¿Quién inventó el tengue tengue y don golondrón, y pisaré yo el polvillo, zarabanda dura, y vámonos a chacona, y qué es aquello que relumbra, madre mía, la gatatumba y naqueracuza. ¿Qués naqueracuza, infame? ¿Qué quiere decir gandi y hurruá, que en la ventana está y ay, ay, ay? [...]. No hay recado que no chilles [...] y con pregones restañen tus letrillas y hues y ayes y arrorros, cuzas y pipiritandos 147

Quevedo parece criticar la vulgarización de su gusto, pero el poeta picaril se defiende diciendo que mejor son sus palabras que las de los cultos: Júzguenlo los diablos cuánto es mejor

zambullí

que

adunco

y

cuzcuz

145

Francisco de Quevedo, Obras festivas, ed. P. Jauralde Pou, Madrid, Castalia, 177-79.

146 147

Ed. cit., 177, n. 16. Estamos completamente de acuerdo con esta identificación. En Obras, I, ed. Fernández-Guerra, BAE XXIII, Madrid, Atlas, 1946, 371.

1981,

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que poco; y meneo que pira y zangoteo que lustro; y refocilo que trisulca; lo uno es culto y lo otro pimiento 148

Este mismo poeta se defiende cuando dice: «Ni se hallará que haya dicho mal de otro poeta» (ibid.), algo que Tirso alababa también de un entremesista amigo suyo, el cual era «mozo, cuerdo, cortesano / que no ha dicho mal de poeta» ; pero Quiñones no debió de encajar demasiado bien estas pullas y respondió a estos insultos de alguna manera en el Entremés del Murmurador . En lo que se refiere a la poesía no dramática, Benavente es un autor que se prodigó poco en preliminares, epicedios, academias o justas literarias, contra la moda corriente en su tiempo; no obstante, nos han llegado algunas poesías suyas, a decir verdad muy interesantes desde el punto de vista literario. Casi todas están relacionadas con la Congregación a que pertenecieron los dos nombres que protagonizan estas líneas, la de Esclavos del Santísimo Sacramento, la cual tenía como costumbre festejar sus solemnidades con justas poéticas a las que concurrían los abundantes escritores que pertenecían a ella, entre los que se contaban también Lope y Cervantes . Estas composiciones se conservan gracias a que fueron recogidas en sendas publicaciones de Martínez Grimaldo, como arriba hemos señalado. En todas estas muestras de su poesía podemos apreciar el gran ingenio del entremesista, sus procedimientos humorísticos y, también, su habilidad para versificar. En ellas aparece la vena jocosa y la vena seria de nuestro autor, algo que también se encuentra en su obra dramática, si bien no tan claramente diferenciado. Benavente se muestra festivo o no, pero siempre ingenioso y 149

150

151

148 149

Obras de don Francisco de Quevedo y Villegas, ed. cit., t. I, 372b. En su comedia Tanto es lo de más como lo de menos, II, vii. Se halla impresa en la primera parte de Comedias de Tirso (Sevilla, 1627). Como Tirso afirma que lleva 9 ó 10 años provocando la risa en los teatros, podemos situar el arranque entremesil de Quiñones en 1617, a más tardar, justo la fecha en que llega a Madrid.

150

Colección de entremeses, loas, jácaras y mojigangas desde fines del siglo XVI hasta mediados del XVIII, ordenada por D. Emilio Cotarelo y Mori, Madrid, NBAE XVIII, 1911, 528a. Citamos los entremeses de Quiñones por esta ed., a no ser que se indique otra cosa.

151

Véase el libro de J. Martínez Grimaldo, Fundación y fiestas de la Congregación de los indignos esclavos del S[antí]simo Sacramento, Madrid, 1657. Hemos reproducido todas estas composiciones en nuestro trabajo citado «Vida y versos de Luis Quiñones de Benavente».

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correcto desde el punto de vista poético. Utiliza recursos característicos de sus entremeses, como el rústico lenguaje sayagués, el equívoco, el retruécano, la deformación de palabras, los chistes típicos de sus bailes y entremeses, etc. Toda esta obra poética, junto con los otros poemas aludidos arriba, podemos decir que es «de circunstancias», en el sentido de que todos los poemas que escribió Benavente nacieron, no de su propia voluntad, sino de un motivo que previamente le habían dado: la glosa de un verso famoso de entremés, la alabanza a San Ignacio o a la celebración de turno de los Esclavos del Santísimo. Benavente tendrá que ingeniárselas para componer sus poemas, serios o jocosos, a unos asuntos ya establecidos. Los temas que suelen aparecer tienen que ver con estos asuntos, como es lógico. Por una parte están los de contenido puramente burlesco, que corresponden a los poemas escritos para aquellas academias burlescas del Buen Retiro de 1637 y 1638, cuyo tema suele ser la sátira leve contra las mujeres desdeñosas, las beatas o la fealdad de Coridón. Pero la mayor parte de las composiciones de nuestro autor tienen que ver con lo religioso, porque fueron actos religiosos principalmente los que le movieron a colaborar: la beatificación de San Ignacio o las celebraciones de la Congregación de la que era esclavo. Benavente se muestra en ellas profundamente cristiano. Muchas de sus composiciones tienen un tono «serio», y apenas podríamos descubrir en ellas, si no lo supiéramos, la autoría del alegre entremesista. Tratan de los misterios de la fe, muy frecuentemente de Cristo hecho hombre para salvar a los demás, que se da a todos en la Eucaristía. Pero donde Benavente alcanza sus momentos mejores, según nuestra opinión, es en aquellos otros versos donde se da la vertiente «festiva» y aparecen rústicos, muy a menudo expresándose en sayagués, para tratar de describir lo que están viendo en la corte: la iglesia engalanada, la procesión deslumbrante, el Rey, el lujo de los cortesanos, etc. E l rústico sayagués, a pesar de su rudeza, va demostrando a los demás que gracias a su fe sencilla y a su amor a Dios es capaz incluso de compararse a este. De esta graciosa comparación, donde el rústico echa mano de sus escasos conocimientos rurales, surgen precisamente los mayores atractivos del poema. Generalmente el final suele ser el mismo: el rústico no entiende lo que ve, pero eso le ayuda a reafirmar más si cabe su propia creencia. Son los graciosos equívocos del aldeano, sus comparaciones y exageraciones, lo que más llama la atención y nos recuerda los mejores momentos del Benavente entremesista: hay sustitución de nombres por

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razones significativas: «la reina Estera, mujer de Cuajada o Suero»; cambios de palabras con intención hiperbólica: «guardaelefante» por «guardainfante»; calambur: «limonada» junto a «limo y nada»; alusiones tópicas como la de apartar las aguas del vino; referencias a la mala situación de la época: «vuestro pan se baja / no se suba el que se compra», «muchos he visto yo / que del aire se sustentan» (como unos ángeles están suspendidos del aire en la iglesia); paronomasias: «de gusto» / «de gasto»; dilogías, como la palabra «unto»; deformaciones burlescas: «plata gruñida» por «bruñida» (lo que le da pie para un gracioso juego de palabras, cuando sigue «del platero y quien la presta») . Una ojeada a su versificación nos demuestra que son los versos cortos, con el octosílabo a la cabeza, los que prefiere nuestro autor, en las combinaciones más usuales como el romance o la redondilla, aunque también escoja otras formas estróficas como el soneto en alguna ocasión . L a misma métrica que aparece en sus obritas dramáticas. 152

153

2.5 Ruiz de Santa María Juan Ruiz de Santa María (m. en 1622), escribano de número en Toledo, también tuvo algún peso como poeta y su contemporáneo Tamayo de Vargas le menciona como autor de un manuscrito titulado Rimas varias , que no será otro que la relación de la justa a Santa Teresa de 1614 , donde tanta importancia tuvo -precisamente- el poeta citado más arriba. Santa María era un buen componedor de vejámenes, aunque también es autor de versos de contenido serio. Seguramente amigo de Palomino fue nuestro escribano, curioso personaje del que sabemos además que probablemente era hijo del escribano Miguel Ruiz de Santa María y que estaba casado con doña María de Espi154

155

152

Es interesante para todos estos detalles el libro de Bergman, tantas veces citado, y el estudio introductorio de Christian Andrés a su ed. de Entremeses de Quiñones, Madrid, Cátedra, 1991, en especial 33-38.

153

Estrofa rara en Benavente y generalmente usada para lo grotesco, como demuestra Bergman, op. cit., 209. También es útil el trabajo de M . Luisa Lobato, «Tres calas en la métrica del teatro breve español del Siglo de Oro: Quiñones de Benavente, Calderón y Moreto», en Homenaje a Hans Flasche, Stuttgart, 1991, 117. a

154

Junta de libros, la mayor que España lia visto en su lengua hasta el año 1624, 2 vols., ms. de la BNM.

155

Véase supra lo dicho a propósito de Alonso Palomino en la nota 122.

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nosa y Sotomayor, con la que tuvo dos hijos: María de Espinosa y Julián Ruiz de Santa María. El último documento que firma en su protocolo es del 16 de junio de 1622 . Por el testamento de su esposa en 1622 , sabemos que también era jurado, además de escribano de número de la ciudad de Toledo, por lo menos al final de su vida. Fue enterrado en San Nicolás, junto a su suegro, Blas Criado Muñoz. No se debe pasar por alto la muy probable pertenencia del escribano poeta a ese importante grupo de familias conversas que formaban parte de la sociedad toledana del XVI. No debían de marchar mal los asuntos del matrimonio Santa María por cuanto poseían determinadas propiedades que sus hijos alquilan, una vez fallecidos sus progenitores, según documentos que obran en poder del Archivo Histórico Provincial , pero el escribano poeta adeudaba 1.304 maravedíes al Marqués de Moya en 1609 . Santa María es el escribano ante el que desfilan todos sus amigos de aventura literaria en el Toledo de principios del XVII. No en vano ante él comparecen para firmar sus documentos diversos los Narbona, Medinilla, Quiñones de Benavente, Gregorio de Angulo, Hurtado de Écija, Tamayo de Vargas y otro buen número de nombres representativos de la intelectualidad toledana de aquel tiempo. Como poeta, colabora en la justa al Santísimo de 1608, celebrada en la parroquia de San Nicolás, en la de 1609 dedicada a San Ignacio, donde obtuvo el primer premio de los sonetos (aunque quiso delegar en el segundo de los premiados, el primerizo Luis de Benavente) y en la de Santa Teresa de 1614, que tanta huella dejó en el alma del escribano pues fue el encargado de dejar constancia por escrito de su existencia, como se ha dicho. Pero, como otros poetas de su grupo, no colabora en la justa de 1616, aquella en la que participó gran número de poetas culteranos, incluido el propio maestro de todos ellos, don Luis de Góngora. Debía de tener habilidad también en la lectura de poemas, no en vano en la justa de 1608 se le nombró secretario y decía de su actuación otro poeta, Martín Chacón: 156

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158

159

156

Véase en el AHFT.

157

Protocolo de Felipe Gómez, continuador de Juan Ruiz de Santa María, AHPT n.° 2878, f. 600 y siguientes, con fecha de 31 de agosto de 1622.

158

«Herederos de Juan Ruiz de Santa María, alquiler a Juan de Tobar», prot. 2878, f. 655.

159

AHPT, prot. de Juan Ruiz de Santa María correspondiente a ese año, n.° 2865, s. f.

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dio principio Juan Ruiz de Santa María, escribano público del número de Toledo, que era el secretario de la Justa, a leerla con tan brioso desenfado y tan clara voz que mostrando en la medida y acción los tropos y figuras que los versos tenían, los oyentes quedaron contentos y los dueños bien pagados

160

En esa justa, en la que tanto pesaron Lope de Vega y su discípulo, Baltasar Elisio de Medinilla, colabora Santa María con una canción a Dios («Divino solo, que en esa blanca nube») que muestra sus sinceros sentimientos cristianos y una muy aceptable capacidad para el verso serio. Pero sin duda donde brilla con más fuerza y se mueve con gracia y soltura es en la composición de poesía jocosa o burlesca como los versos del vejamen o composición satírica que dedica a la justa de 1614 y se encuentran recogidos en el manuscrito 6915 de la Biblioteca de RodríguezMoñino. Dicho manuscrito, copiado por el propio escribano poeta, que era además secretario del certamen, recoge la poesía más meritoria de la justa junto con las leyes del certamen y las introducciones y conclusiones poéticas del mismo. Entre ellas se encuentra la composición satírica o vejamen que servía de colofón a la justa literaria y que se encargaba de dar el poeta secretario de la misma . E l manuscrito 6915, que lleva por título en su portada Copia de las canciones, sonetos y poesía que se hizo en la fiesta de la beatificación de la Beata Virgen y madre Teresa de Jesús en el Monasterio de los Carmelitas Descalzos, extramuros de Toledo. En siete días del mes de octubre de MDCXIIII a[ñ]os, tiene al final la firma de Juan Ruiz de Santa María de su propio puño, según hemos podido comprobar con otros documentos escritos por él en su protocolo. Es una lástima que aún se halle inédito, como decía don Antonio Rodríguez-Moñino, que se ocupó bibliográficamente de él , cuando recoge una valiosa selección de poetas toledanos. Aparte del manuscrito citado, el vejamen se conserva también, aunque con menor número de versos, en el ms. 4100 de la Biblioteca Nacional de 161

162

160 161

Al Santísimo Sacramento en su fiesta..., Toledo, Pedro Rodríguez, 1609, f. 6v. Para el vejamen en general y el de grado en particular puede verse nuestro trabajo «Sobre el vejamen de grado en el Siglo de Oro. La Universidad de Toledo», cit.

162

En el citado «Las justas toledanas a Santa Teresa en 1614. (Poesías inéditas de Baltasar Elisio de Medinilla)», 245-268.

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Madrid , copiado con la misma letra que aparece en el otro manuscrito, es decir, la de Juan Ruiz de Santa María, pero con algunas divergencias. 163

2.6 Pantoja de Ayala Pedro Pantoja de Ayala, hijo de Francisco Pantoja de Ayala y doña Ana Aldrete, había nacido en 1589: En once días del mes de marzo del año de mil y quinientos y ochenta y nueve años, yo el bachiller Joán López, teniente de cura de la parroquial de San Bartolomé de Sansoles bapticé a Pedro, hijo de Francisco Pantoja y de doña Ana de Aldrete. Y fueron sus compadres don Pedro de Carvajal y doña Petronila de la Fuente 164

Según el mismo documento, se ordenó en 1606 de corona y grados. Había estudiado con los jesuítas, particularmente con el padre Antonio Sánchez, que dice de él que es de buena vida y costumbres y estudia con cuidado . Parece que llegó a ser oidor en L a Coruña, según don Rafael Ramírez de Arellano , y tuvo como hermanos al licenciado Francisco Pantoja de Ayala, el más antiguo oidor de la Real Audiencia de Santo Domingo, y de don Juan Francisco Pantoja de Ayala (que testó en Sevilla y le dejó por heredero) y quizá de don León y don Miguel Pantoja de Ayala. Era amigo íntimo de Tomás Tamayo de Vargas, según declara este mismo: «el primero de mis amigos, el licenciado Pedro Pantoja de Ayala, ingenio verdaderamente toledano, en quien lucen con particular maravilla la nobleza, bondad y doctrina» . 165

166

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163

164

Ampliamente conocido por los estudiosos por cuanto contiene los vejámenes de los hermanos Narbona y una égloga de Luis Hurtado de Écija. Véase por ejemplo el trabajo de Pérez Priego citado en la Bibliografía. Datos de ADT, Órdenes de 1606.

165

Expediente de ordenación, cit.

166

Las parroquias de Toledo, Toledo, 1921, cisco.

167

Según reproduce A. Gallego Morell, Garcilaso de la Vega y sus comentaristas, Granada, Universidad de Granada, 1966, 603.

40-42, en que habla de su hermano Fran-

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2.7 Otros nombres Muy interesante es la consideración de Mateo Fernández Navarro. Este boticario, al que algunas veces se designa también como Mateo Navarro, es autor de una Floresta espiritual donde recoge versos de diversas justas, entre ellas la de San Ignacio, junto a un auto sacramental compuesto por él mismo. Debía de haber nacido hacia 1570, pues encontramos su partida de matrimonio en la parroquia de San Pedro, según la cual en 16 de agosto de 1593 se desposa y vela con Luisa de Fuensalida, parroquiana de la dicha iglesia . También significativo es Marcos de Yepes Bolaños. En la parroquia de San Cebrián se conserva la partida de bautismo de este joven poeta toledano. Dice así: 168

En Toledo, dos de mayo de mil y qui[nien]tos e noventa e dos años batizó el señor Alonso de Salamanca, cura propio de la parroquial de Nuestra S[eñor]a de San Ciprián de Toledo, a Marcos, hijo de Di[ego] Díaz de Yepes y de Cat[alin]a Bolaños, su mujer. Fue su comp[adr]e Pedro Sánchez de Toledo y advirtiósele el parentesco. Testigos P[edr]o Rodríguez y el lic[encia]do G[eró]nimo de la Fuente. Alonso de Sala169

manca, cura

Yepes presentó información para obtener las órdenes menores en 1607, por dicho expediente sabemos también de su familia: sus abuelos paternos eran Francisco Díaz y María de la Fuente, y los maternos Baltasar de Alcocer y María de Ocaña. A Yepes se le conocía también como Marcos Díaz de Yepes, según estos documentos . Llegaría a ser doctor en Teología ya en 1612 y era catedrático de la Universidad toledana . De los demás, el agustino fray Francisco de Avellaneda, Medina 170

171

168 169 170 171

Libro de matrimonios de San Pedro, f. 70v. Libro de baptismos de la parroquial de San Cibrián desde el año de 1590 hasta el de 1604, f. 37. Véase J. Sánchez Romeralo, «Lope de Vega y Hernando Grandío», BRAE, LUI, 1973, 516-517. Véase el Libro de claustros de la Universidad de Toledo, ms. del AHPT. También nuestro trabajo «Sobre el vejamen de grado en el Siglo de Oro. La Universidad de Toledo», cit., 219.

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Abasco , Alonso de Orgaz apenas si hay que destacar su presencia junto a los demás poetas mencionados. Naturalmente, el que brilla con mayor mérito es Baltasar Elisio de Medinilla, uno de los más jóvenes del grupo y gran amigo también del Fénix. 172

173

3 L a poesía femenina Pocos momentos como estos inicios del siglo X V I I para la difusión de la poesía femenina. En una época en que ser mujer y dedicarse a estudiar o escribir no estaba demasiado bien visto por cuanto pesaban las acusaciones de «bachillera» por todas partes, es cierto también que en las reuniones de damas y caballeros (por ejemplo en las que se nos decriben en Los cigarrales de Toledo) estaba de moda el que la damas tuvieran a bien decir versos, incluso el componerlos. Surge así una poesía femenina en Toledo que va a tener un cultivo respetable y que hará que al menos fijemos la atención en una serie de nombres significativos. Es verdad que casos como los de Luisa Sigea en el siglo anterior habían demostrado a todo el mundo que las mujeres podían ser tan capaces como los hombres en el campo de las humanidades, pero no hay que olvidar que estos ejemplos eran en sí mismo una excepción y por tanto no variaban el sentir general. Es llamativo el hecho de que en las justas los poetas masculinos concurran muchas veces con seudónimos femeninos, que alguna vez permiten entrever la existencia de un ente de ficción, pero que otras nos hacen sospechar si la dama aludida habrá existido. Nombres como Uriela de los Ángeles, Jacinta Hipólita, Jacinta Amaranta, etc. pueblan las justas toledanas del momento y muchas veces encubren detrás la presencia del inacabable Lope de Vega o de alguno de sus amigos como Medinilla. Ahora bien, sí sabemos de la existencia de algunas damas que se dedicaron a los versos, bien para acompañar los preliminares del libro de un amigo, bien para participar en una justa o certamen poético. Uno de esos casos es el de la poetisa doña Clara de Barrionuevo y Cardón, a buen se172

Probablemente el doctor Nicolás Mediana Abasco o Vasco, jurado de la ciudad y letrado del Santo Oficio en 1626 (AHPT, prot. n.° 92, s. f.).

173

Mayordomo d é l a fábrica de Santa Justa desde 1604 hasta 1607. Es autor de un poema ocasional que se inicia «No coma ninguno en pie» (Libro de cosas pertenecientes a la fábrica de Santa Justa y Rufina de Toledo, 1609, f. 86v).

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MED1N1LLA

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guro hermana del contador Gaspar de Barrionuevo, de quien nos ocupado arriba. Participa en la justa de 1605 con un romance y un a la reina Margarita, también colabora en la Vida de San José de vielso. Pero de su arte nos ha dejado Lope el mejor retrato, cuando en su Laurel de Apolo:

hemos soneto Valdiafirma

De Barrionuevo doña Clara vuela pasando celestial líneas humanas con las plumas de versos tan felices colores de retóricos matices a la esfera del sol Muchos más debieron de ser los poemas que compuso esta inspirada poetisa del Toledo de principios de siglo X V I I . Toledana debía de ser también o al menos residente en Toledo en una etapa de su vida doña Isabel de Rivadeneyra, religiosa francisca, que colabora igualmente en la Vida de San José de Valdivielso y en otras obras como las Rimas de Lope (1605) y en alguna justa no toledana . Y, por supuesto, nacida en Toledo y en la época que nos ocupa, pues era hija nada menos que del propio Fénix, fue la poetisa sor Marcela de San Félix, que compuso un abundante cancionero religioso editado varias veces modernamente. 174

174

Así lo recoge M. Serrano y Sanz en sus Apuntes para una biblioteca de escritoras españolas, II, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1903, 147-48.

CAPÍTULO III BIOGRAFÍA D E B A L T A S A R ELISIO D E M E D I N I L L A

1 Algunos datos sobre su vida Sobre la biografía de Baltasar Eloy o Elisio de Medinilla empezamos a saber algo seguro a mediados del siglo pasado gracias a la diligencia de don Antonio Martín Gamero, quien en sus Cigarrales de Toledo aportó los datos fundamentales para tejer una biografía cierta del poeta; prácticamente todo lo que sabemos después lo debemos al erudito desvelo de ese gran estudioso de lo toledano que fue don Francisco de Borja de San Román, el cual debía de sentir debilidad por el gran poeta. Merced a su ya clásico estudio Elisio de Medinilla y su personalidad literaria nos han llegado otros datos fundamentales que aquí vamos a intentar completar con los que hasta ahora hemos podido allegar. Pero la nómina de sus admiradores ilustres en el pasado próximo tendría que ampliarse con nombres tan significativos como el Conde de Cedillo , Gregorio Marañón o Antonio Rodríguez-Moñino. No será ocioso que antes de empezar planteemos aquí un error muy frecuente en algunos libros y manuales de literatura, y es el confundir a Baltasar de Medinilla con otro Medinilla famoso, también poeta y amigo de Lope, pero bastante anterior en fechas a nuestro Elisio. Se trata del seguramente sevillano Pedro de Medina Medinilla, autor de una famosa «Égloga a Isabel de Urbina» (1594), ahogado en las Indias en lo mejor de su edad, y probablemente el Medinilla que cita Cervantes en su Viaje del Parnaso (1614), como autor del romance de la tumba oscura. Se trata de 1

2

1 2

Los cigarrales de Toledo. Recreación literaria sobre su historia, riqueza y población, Toledo, Severiano López Fando, 1857, especialmente en las pp. 166-71. D. Jerónimo López de Ayala y Álvarez de Toledo, ilustre toledanista, tenía entre sus proyectos la idea de editar a Medinilla y más particularmente las Obras divinas, pero -que sepamos- no pudo llevar a término tal empresa. (Véase su Toledo en el siglo XVI, Madrid, Hijos de G. Hernández, 1901, 149, n. 193).

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un buen poeta, un romancista de mucho mérito que por edad no se debe confundir con nuestro Medinilla . Sabemos que la familia de Baltasar, una de las nobles estirpes toledanas, provenía de Bocos, en la provincia de Burgos, y se consideraba hidalga, si bien su situación económica no era muy afortunada . Baltasar la hacía ascender hasta don Rodrigo Fernández de Medinilla, que había obtenido determinadas recompensas por servicios de guerra en tiempos de Alfonso X I . Baltasar de Medina, abuelo del poeta y hombre que sintió por Elisio especial veneración, era jurado en el Ayuntamiento toledano y regidor desde 1593 , también era mayordomo del Colegio de doncellas y miembro destacado de la Cofradía de la Caridad. Solo tuvo un hijo, Alonso, el padre del poeta, que casó con doña Ana de Arrieta Barroso el 15 de noviembre de 1584. Debía de ser hombre de devoción, que quizá transmitió a su nieto, pues a su muerte fundó una Memoria pía en la parroquia toledana de San Justo y Pastor para que se celebrase «una fiesta de la Concepción con sermón [...] y por todos los Santos una vigilia y una misa cantada», cosa que no se cumplía al principio por los escasos bienes que quedaron a su muerte . Eloy fue el hijo primogénito y vino al mundo un 28 de junio de 1585, fue bautizado en la parroquia de San Justo, siendo apadrinado por el también escritor (si bien en materia de Órdenes militares) licenciado Francisco Rades de Andrada, amigo de su abuelo. Dice así su partida de bautismo: 3

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5

6

7

En cuatro de julio de mil y quinientos y ochenta y cinco años se baptizó Baltasar, hijo del señor Alonso de Medina y de doña Ana Arrieta Barroso. Fue su padrino el señor licenciado Rades de Andrada, administrador del Colegio de Doncellas de Silíceo. Fue amonestado del parentesco espiritual. Bapticéle yo El Doctor Sebastián de Segura

3

Véase la ed. del Viaje del Parnaso de Vicente Gaos, Madrid, Clásicos 1973, 74.

4

Contra la opinión de Martín Gamero, que nos idealiza al poeta como «noble y rico», op. cit., 167.

5 6

Martín Gamero, op. cit., 166. San Román, op. cit., 8.

7

Fr. Gerardo de San Juan de la Cruz, «Nueva luz sobre la familia del insigne poeta toledano B. E. de M., y particular sobre su muerte y matador», BRABACHT, III, 1920, 6.

8

Fue publicada por Fray Gerardo de San Juan de la Cruz, loe. cit., 4.

8

Castalia,

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BIOGRAFÍA DE BALTASAR ELISIO DE MEDINILLA

Tuvo Eloy varios hermanos, pero le sobrevivieron solo Gracia y Estefanía, la primera un año menor que el poeta, la segunda tres, que profesarían de corta edad en el convento de Santa Úrsula. Ambas sintieron una devoción grande por su hermano, según se deduce de las cartas que le escribían y que se nos han conservado accidentalmente, ya que Medinilla las utilizaba para apuntes que nos han llegado en un códice manuscrito. No parece caber duda de que el padre del poeta también fue regidor del Ayuntamiento, pues así lo declara el poeta mismo en el memorial del que habremos de hablar más adelante, pero el caso es que murió en 1590, quedando los hijos bajo la tutela del abuelo, mientras la madre contraía nuevo matrimonio. Pero también el abuelo fallecería poco después, en 1595, pasando la tutela de los hijos a su madre, nuevamente viuda. E l 19 de enero de 1594 Baltasar de Medinilla, como se hace llamar, ingresa en la Cofradía de la Santa Caridad de Toledo en lugar de su padre . Baltasar querría sustituir en todo a su padre, quizá también en su oficio de regidor, si bien hubo de vender tal oficio por su apurada situación económica. San Román poetiza un poco al delinear la personalidad de Eloy c i tando una frase llena de sentimentalismo, pero que quizá no sea cierta, que escribiría en una carta a Lope: «Conozco los afectos de los padres aunque no los oí» , pero creemos que más bien hay que entender que el poeta escribió «aunque no lo soy», pues sí es de suponer que Baltasar y sus hermanos oyeran afectos por lo menos de su madre. La formación del poeta se completaría en Illescas, según aporta San Román, cuando señala que el vecino de aquel lugar Juan Ruiz de Cuéllar se ocupó de su tutela desde 1595 hasta 1602 aproximadamente, probablemente porque allí le llevó su tío, el licenciado Lope de Bustamante y Bustillo. No hay pruebas ciertas de que asistiera a la Universidad toledana, por más que así lo señale Nicolás Magán, cuando escribe que fue discípulo del famoso Andrés Schott o Escoto . E l caso es que hacia 1604 debía de hallarse ya en Toledo capital, pues en ese año su amigo Valdivielso le solicita un poema para ilustrar los pre9

10

11

9

Véase el Libro de entrada de cofrades de la Cofradía de la Santa Caridad de Toledo, ms. del Archivo de la Diputación de Toledo.

10

Op. cit., 11. La carta ha sido editada también por Crawford, que corrige la lectura. Véase infra.

11

«La Universidad de Toledo», Semanario Pintoresco Español, VIII, 1843, 275a.

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liminares de su San José . Son los autores que participan en este libro los que toman parte en la Academia de Fuensalida, sin embargo Medinilla no figura entre su nómina. Sí aparece un año después en la justa celebrada en Toledo con motivo del nacimiento de Felipe IV, justa en la que tan destacado papel tuvo Lope, como ya hemos apuntado. Son los primeros versos de un «poeta novel», como dice San Román, que todavía firma Baltasar Eloy. Por aquel entonces Lope debía de ser ya gran amigo suyo, pues como tal asiste como testigo en el testamento de su madre. En 1607 declara Medinilla: «yo tengo hecho asiento con el señor Conde de Lemos, Presidente de Indias, a el cual tengo de ir a servir». Supone San Román que nuestro poeta debió de relacionarse con él a través de Lope, que también le había servido, y es evidente que Medinilla debía de estar en Madrid, junto a otros ingenios, intentando captar el mecenazgo del Conde, que un año después iba a ser nombrado Virrey de Nápoles; para este último cargo se hizo acompañar de unos cuantos ingenios como Bartolomé Argensola, Mira de Amescua y Barrionuevo, desdeñando los servicios de otros entre los que se contaban Góngora y Cervantes. Parece que Medinilla también fue de los desestimados por Argensola, que se encargó de la selección. De hecho colabora en la obra de Bernardo de Balbuena, El siglo de oro en las selvas de Erifüe (Madrid, Alonso Martín, 1608) con un soneto, junto a Lope, Cejudo, Quevedo y otros. Dado que la obra se dirige a Lemos y se le llama «mecenas», parece lógico suponer que la nómina de ingenios que figuran en sus preliminares se apiñara a su alrededor buscando alguna merced, que, en el caso de Medinilla, no se alcanzó. Su estancia en Madrid la atestigua el mismo Lope, al equipararlo con otros ingenios de la corte, cuando escribe su famosa «Epístola al doctor Gregorio de Angulo» y dice a este, hablando de Quevedo: 12

No os quedará qué ver, si con él viene Elisio, honor y gloria de Toledo 13

Desengañado, Medinilla regresa a Toledo quizá en el mismo año 1608. En ese año justamente la Cofradía del Santísimo en San Nicolás convoca 12

La noticia (que aporta Cristóbal Pérez Pastor en su obra La imprenta en Toledo) hay que tomarla con reservas dado lo controvertido que es el asunto de la fecha de este libro. No deja de extrañar que Medinilla firme su contribución como Baltasar Elisio de Medinilla, cuando un año después, en la Justa de 1605, aún se firma Eloy.

13

Reproducida en BHi, XXXVII, 1935. La cita en la p. 187.

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una nueva justa literaria para celebrar el Corpus y Medinilla (y Lope también) tiene un papel estelar en la misma, pues escribe la introducción a la justa y ambos se llaman «esclavos» del Santísimo Sacramento. Un año después contribuye también de forma destacada (le toca la sentencia) a la justa celebrada en el Colegio Imperial con motivo de la beatificación de San Ignacio de Loyola. Justamente en ese año Lope le encarga el cuidado de la impresión de su Jerusalén, pues él se halla fuera de la corte. A este momento de su vida deben de corresponder aquellos versos de Lope en las Rimas de Burguillos que dicen: sobrar poetas y faltar mecenas porque, en efecto, Medinilla no debió de encontrar a nadie a cuyo amparo sentir la seguridad que le faltaba, hasta que conoció al Conde de Mora, don Francisco de Rojas y Guzmán, señor de la villa de Layos y el Castañar, caballero de la Orden de Santiago, el cual poseía una riquísima biblioteca y era también buen cultivador de las musas y generoso mecenas que promovió una academia poética. San Román supone que Medinilla sería una especie de secretario del conde, quizá como Lope de Vega lo sería después para el Duque de Sessa, aunque sin cometidos tan vergonzantes como tuvo el Fénix. Tan importante fue este encuentro que el docto investigador divide la biografía del poeta en dos períodos, uno antes y otro después de entrar a su servicio, cosa que fecha entre 1610 y 1612. Ahora bien, hoy sabemos que don Francisco de Rojas y Guzmán, segundo Conde de Mora, no obtuvo tal título hasta 1614, fecha en que murió su padre, por tanto, parece lógico retrasar la fecha de entrada de Medinilla a su servicio hasta ese año . E n su copiosa biblioteca debió de encontrar el poeta material suficiente con que acabar de completar su formación. Pero no es el único mecenas que tendrá nuestro poeta: el 22 de septiembre de 1610 se inauguran las tertulias de Buenavista bajo la presidencia del cardenal Sandoval y Rojas, tío del Conde de Mora y arzobispo de Toledo, que según ha escrito Laínez estimulaba «cada día con nuevos fervores poéticos a los ingenios toledanos» . Según testimonio de relativa 14

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14

Véase la edición de El capón, de Narváez de Velilla, a cargo de Víctor Infantes y Marcial Rubio, Madrid, Visor, 1994, 27, que toman los datos de Pedro de Rojas y Niño, Discursos ilustres, históricos y genealógicos, Toledo, Juan Ruiz de Pereda, 1636.

15

Rafael Laínez Alcalá, Don Bernardo Sandoval y Rojas, Salamanca, 1958, 210.

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autoridad, ese día se dedicó la sesión al otoño y al río Tajo y contó con la presencia del erudito Tamayo de Vargas y del maestro José de Valdivielso, confesor del arzobispo. A l cigarral de Buenavista dedicó Martín Gamero un precioso capítulo de sus interesantes Cigarrales de Toledo. Y a este cigarral en particular dedicará nuestro poeta la Descripción de Buenavista de don Bernardo, arzobispo de Toledo, otro magnate que favoreció a Medinilla, como a tantos otros ingenios de la época, entre los que se cuenta Cervantes. Medinilla se declara «su menor criado», en la dedicatoria del poema, que contó con una exposición a cargo del Conde de Mora. Lope marcha de Toledo hacia 1610, deja de residir en la ciudad, según unos versos suyos por lo ruidoso de su casa; pero Medinilla sigue teniendo con él trato amigable y de vez en cuando acude a Madrid, llamado por el maestro. Concretamente en 1612 honra con unos versos suyos, en latín y en romance, los preliminares de Los pastores de Belén, Arcadia a lo divino en la que también aparece un pastor Elisio, como hemos señalado. En ese mismo año le manda la epístola consolatoria por la muerte de su hijo Carlos Félix y en 1613 publica un poema preliminar en la edición madrileña de las Rimas, sustituyendo a otro de Virués. En 1614 se convocó la justa en honor de la beatificación de Santa Teresa; según San Román fue el convento de Carmelitas Descalzos, pero según otras fuentes fue Medinilla quien animó al Conde de Mora y al cardenal Sandoval a que se convocara . De hecho el Conde fue uno de los jueces y Medinilla el encargado de redactar la introducción a la justa y su sentencia, según ha publicado don Antonio Rodríguez-Moñino. Justamente en ese año comparece ante el escribano poeta Juan Ruiz de Santa María con Cristóbal López de la Cruz habilitándole para poder cobrar de Juan de Pinedo Villarroel, vecino de Toledo, dinero como patrón de la memoria del regidor Alonso Daza Ramírez . Sigue apareciendo en documentos notariales en 1617, año en que la Cofradía de la Caridad le otorga carta de pago y en 1620, cuando Medinilla presenta probanza sobre el vínculo del regidor Francisco Medinilla, su tío . En 1617 publicó su libro Limpia Concepción de Nuestra Señora, en el que llevaba trabajando siete años. Había estado dos años sin atreverse a imprimirlo, según declara su prologuista, el mismo Lope, que le animó a 16

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C. Palencia, Efemérides toledanas, Toledo, Diputación Provincial, 1991, I, 378. AHPT, prot. 1870, 1614, f. 652. Ibid. prot. 2874, 1617, f. 116.

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Ibid., prot. 2877, 1620, f. 657.

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hacerlo despreciando las críticas. Tiene visos de ser cierta tal afirmación, pues en un códice manuscrito que se conserva en la Real Academia de la Historia podemos hoy consultar la gran cantidad de fuentes que Medinilla fue anotando para componer su poema. Parece que se lo envió a Sessa con la intención de que aceptase la dedicatoria del mismo, cosa que no ocurrió . Y a en 1615 Toledo había celebado fiestas en honor de la Inmaculada y el misterio despertó en toda España un aluvión de publicaciones de este tipo. Medinilla dedicó su libro a probar lo que en algunos poemas de las Obras divinas también se intenta demostrar, la limpieza en la Concepción de la Virgen; y tanto sus críticos modernos, como sus contemporáneos (entre los que estaba Lope, como hemos dicho) le imputan el defecto de la excesiva erudición. De esa fecha debe de ser también su discurso A la imperial ciudad de Toledo, que intenta atajar la decadencia de la ciudad, señalando remedios prácticos, como hijo dolido de la misma. También de esas fechas deben de ser la obra que editamos y otras en prosa de las que luego hablaremos. Sorprendentemente, el poeta no participa en la grandiosa justa celebrada en 1616 con motivo de la erección de la capilla del Sagrario, algo en lo que tan entusiasmado estaba el cardenal. Quizá la razón haya que buscarla en la preponderancia que tuvieron Góngora y sus seguidores en la justa y la enemistad que Lope sentía hacia él, que le llevó a no tomar parte en la misma tampoco. De todas maneras, Medinilla no tenía malas relaciones con el poeta culterano, del cual fue corresponsal incluso por estos años . No obstante, parece que pudo más la amistad con el Fénix que las deudas que tuviera para con don Bernardo de Sandoval. En esta justa quien sí toma parte es el después famoso Torres Rámila, que hacia 1617 publica la no menos conocida Spongia, en la cual fustiga grandemente a Lope, insultando de paso también su relación con Medinilla, pues llegaba a decir de nuestro poeta que era el aprovisionador de los textos latinos que utilizaba el maestro, junto con otros escritores. 20

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Agustín G. de Amezúa, Lope de Vega en sus cartas, II, Madrid, Escelicer, 1940, 90. San Román, op. cit., 33, que cita el Mensajero Seráfico (1904).

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En 1614 recibe Góngora carta de Medinilla y dice que es «grande amigo ha tiempo de Lope de Vega, ingenio toledano, que si cumple lo que promete por su carta será digno de toda estimación» (publicada por Miguel Artigas, Don Luis de Góngora y Argote, Madrid, 1925, 138). Contra la opinión de Artigas y la de E. Orozco {Lope y Góngora frente a frente, Madrid, Gredos, 1973), Medinilla no podía prometer otra cosa a Góngora que el envío de unos versos, tal vez el poema de la Limpia Concepción.

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Medinilla salió, como es lógico, en defensa del amigo y algunos años después de muerto siguió salpicándole el asunto, ya que sus propios amigos llegaron a decir que él había sido el autor de varias sátiras bochornosas contra el desdichado Torres Rámila, porque se había hablado mal de la limpieza de su familia y del honor de sus hermanas. Es en ellas donde se llama a nuestro poeta «claro Apolo de estos montes gloria» y se le presenta con Lope como «toledano Apolo», pero una vez muerto Medinilla los que antes fueron sus amigos aprovechan la circunstancia. Concretamente Mártir Rizo afirma en 1622: que Lope de Vega le dijo a este testigo que [las sátiras] las había compuesto Baltasar Elisio Medinilla, estante en Toledo entonces y ya difunto, porque le mataron en Toledo, y tiene por cierto que la causa por que le mataron fue un castigo de Dios 23

Mucho se ha escrito sobre la muerte de nuestro vate porque se da la infeliz circunstancia de haberse extendido en el siglo pasado que su asesino fue nada menos que Moreto, el cual se había hecho enterrar en el Pradillo de los Ahorcados por esta razón. L o cierto es que al infundio romántico, ya convenientemente aclarado desde hace mucho, han sucedido explicaciones más verosímiles. E l caso es que el 30 de agosto de 1620 don Jerónimo de Andrada y Rivadeneyra, algo familia precisamente del padrino de Medinilla, un prototipo del calavera rico que el propio San Román comparaba a don Diego Duque de Estrada, entró en su casa a altas horas, persiguiendo a su hermana Inés, a la que odiaba porque le habían dado el mayorazgo de la familia, y al interponerse Baltasar, que se encontraba allí en ese momento, recibió la estocada que quizá no iba destinada para él. «Era un hidalgo muy bien quisto y gran poeta», escribe la monja, de la que tomamos estas palabras . Y así indica su lacónica partida de defunción, conservada en San Andrés: «En 30 de agosto murió, digo mataron, a Medinilla, criado de el Conde Mora y le enterraron en San Andrés» . 24

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J. de Entrambasaguas, Lope de Vega y los preceptistas aristotélicos, Madrid, Tip. de Archivos, 1932, 284. Las citas de las sátiras que reproducimos antes pertenecen a las pp. 386 y 391. Véase el documento reproducido en el artículo de fray Gerardo de San Juan de la Cruz, cit., 12. Archivo parroquial de San Andrés, libro de difuntos de los años 1602 a 1686, f. 48. San Román la publica incompleta.

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En un trabajo posterior, San Román apunta la posibilidad de que don Martín de Andrada quizá fuese solo cómplice del crimen, pues fue preso, a pesar de haberse refugiado en sagrado . Esta explicación, basada en las palabras de una pobre monja, vecina del lugar donde ocurrieron los hechos, ha sido a veces negada, y es frecuente leer que el poeta murió con motivo de una reyerta después de unas elecciones . L a verdad es que no se puede negar que la suya fuese una muerte política, ocurrida poco después de la publicación de un famoso memorial, como ha apuntado Jean Vilar recientemente cuando la relaciona con «oscuras rivalidades municipales» . Doña Gracia de Rentería y Medinilla, monja profesa en Santa Úrsula de la Orden de San Agustín, hermana del poeta, y en nombre de su otra hermana, doña Estefanía Sanz Medinilla, ya fallecida, fundaba una capellanía «en bien del alma de Baltasar Elisio de Medinilla, su hermano» . No se podía olvidar quien tanto había querido al hombre y al poeta, aunque en 1629 ambas hermanas fueran conminadas por su superior a abandonar la persecución legal contra su asesino y a perdonar a este. Sobre su personalidad nos llegan algunos ecos, como las palabras de la monja doña Bernarda de Peralta, cuando nos habla de «su poca salud» ; tenemos también el testimonio más explícito de su gran amigo Tamayo de Vargas, según el cual eran características del poeta: «su condición amable, su edad florida, su vida piísima y su muerte temprana (aunque siempre lo es la de los ingenios tales)» . Lope le lloró en una elegía maravillosa publicada en la Filomena y en el Laurel de Apolo, algún tiempo después, evidenciando el gran recuerdo que tenía del toledano; también Herrera Maldonado en su Sannazaro 26

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«Sobre la muerte de Medinilla», BRABACHT, V, 1923, 114-116. Así lo recoge La Barrera (Nueva biografía de Lope de Vega, cit., I, 81b), probablemente de la información de don Joaquín María Alba, que escribió a FernándezGuerra una carta (publicada en su edición de Moreto en la Biblioteca de Autores Españoles, XXXIX, introd.), pero no lo creen fray Gerardo de San Juan de la Cruz ni San Román.

28

«Un pessimisme "calculé": l'introspection économique à Tolède ( 1 6 1 6 - 1 6 2 8 ) » , Tolède et l'expansion urbaine en Espagne (1450-1650), Madrid, Casa de Velázquez, 1991, 116-135, en especial la p. 134. AHPT, prot. de Miguel Díaz de Segovia, año 1633, f. 406. Es noticia que debemos al generoso, y llorado, investigador de lo toledano don Jaime Sánchez Romeralo.

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San Román, op. cit., 27.

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Vida y hechos de García de Paredes, Madrid, Luis Sánchez, 1621, f. 37.

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español. Los tres libros del Parto de la Virgen ; el portugués Antonio López de Vega le dedicó unas palabras cariñosas y unos versos también ; Sedaño dijo que «Elisio [fue] uno de los mayores poetas de la nación» y que su epístola «le dio justamente crédito de famoso entre los poetas de su tiempo y tal vez de todos» . 32

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2 Lope de Vega y Baltasar Elisio de Medinilla A nadie se le escapa la facilidad de relación de Lope, su habilidad para rodearse de grandes amigos, a la vez que también la tenía para granjearse enemistades sempiternas, por todos conocidas. Parece que le gustaba especialmente tener a un amigo joven, que inmediatamente sustituía por otro en caso de que por alguna razón le fallara. En el medio toledano Lope se relaciona muy afectivamente con poetas como Gregorio de Angulo, el maestro José de Valdivielso, Martín Chacón y, también, con Baltasar Elisio de Medinilla, al que considerará su discípulo hasta que muera y le sustituya con don Juan Pérez de Montalbán. L a «Elegía en la muerte de Baltasar Elisio de Medinilla», que publica Lope en la Filomena (1621), traza una breve trayectoria de nuestro poeta, cuando recoge a propósito de su formación literaria: Así de tus principios soy testigo, cuando a las musas, con celeste genio, te vi inclinar y te llevé conmigo. Leyendo tú del árcade Partenio los pastores, Elisio, que imitabas, dabas señales de tu claro ingenio. Y aunque a las musas castellanas dabas tanto lugar, no por quererlas tanto las griegas y latinas despreciabas. 32

Madrid, 1620, f. 27: «Elisio en los Elisios halle asiento / a la envidia sirviendo de tormento».

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En su Lírica poesía, Madrid, 1620, f. 27 escribe un poema «en digno sentimiento de la infelice muerte de Baltasar Elisio de Medinilla, cultísimo ingenio toledano, honra de su patria, lustre de las buenas letras, robado violenta e intempestivamente a los ojos de sus amigos, mas vivo y presente siempre en el dolor de sus memorias» que se inicia: «Cayó en Elisio (¡oh hado riguroso!) / cisne al Tajo, honra a Apolo, gloria a España».

34

Parnaso español, IX, Madrid, 1778, 354-360, donde se edita la epístola de Medinilla. Las citas de las pp. XXXIIII y XLV.

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Estas a aquellas ayudaron cuanto fue necesario, cuando Apolo inspira a conducir a perfección el canto 35

Es en ese momento, cuando el poeta se muestra ya decidido a emprender su propio camino literario, y así sigue escribiendo el Fénix: Y a que sonaba de tu dulce lira el claro acento en verso numeroso, por cuanto el sol en nuestro monte mira. Las orillas del Tajo caudaloso escucharon tus doctos epigramas, memorias de Salicio y Nemoroso. [...] Pues luego que del coro pegaseo al angélico vi que trasladabas el dulce plectro a ser divino Orfeo Y que a decir, Elisio, comenzabas, de la Madre del Sol, Cándida Aurora, cuya divina Concepción cantabas 36

Parece clara la evolución poética de Medinilla, que comienza por componer versos humanos, además de herencia pastoril, y tiende progresivamente hacia lo divino, no solo con el poema aludido por Lope, la Limpia Concepción de la Virgen, también con las Obras divinas que editamos, las cuales surgen -como veremos- en fecha posterior a esta pieza. Medinilla mismo reconoce en alguna ocasión la mayor importancia de las letras divinas y así anima a los cisnes del Tajo a componer versos de contenido religioso, algo a lo que llegó él según confiesa por la devoción que sintió por su ciudad. No se ha puesto suficientemente de manifiesto la relación entre Lope y su discípulo. Sabemos que el Fénix recala en Toledo por segunda vez en 1604, Medinilla, mozalbete que no había cumplido aún los veinte años, empezaba a mostrar sus primeras armas literarias cuando en ese año compone un poema al San José de Valdivielso, un amigo común para él y Lope . Es más que probable que asistiera también a la poética Academia 37

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Obras poéticas, I, ed., introd. y notas de José Manuel Blecua, Barcelona, Planeta, 1969, 860.

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Ib id., 861.

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Señalamos esto con todas las reservas posibles, pues es sabido que existen grandes problemas para identificar los ejemplares de esta obra del maestro Valdivielso en la

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del Conde de Fuensalida, donde conviviría con otros poetas del círculo como el doctor Angulo o Martín Chacón. De hecho participa con todos ellos y con Lope también en la Justa por el nacimiento de Felipe IV, celebrada en Toledo en 1605 . Agustín G. de Amezúa ha escrito a propósito de la relación entre Lope y Medinilla que este «es el discípulo incondicional, sumiso, plegado en todo a la voluntad de su maestro, quien le lleva y maneja a su talante» . Lo cierto es que Lope y Medinilla se hacen inseparables y que el discípulo no solo aprende del maestro, sino que le enseña -tal vez- un modelo de comportamiento ético que (unido a determinados acontecimientos biográficos) llevará a Lope a plantearse inquietudes religiosas; en 1608 ambos se consideran esclavos del Santísimo Sacramento y como tales participan en la Justa celebrada en la parroquia de San Nicolás, en la que tanto peso tuvieron los dos poetas . Justamente el año siguiente, 1609, la fecha en que aparece la Jerusalén cuidada por Medinilla, suele ser el año en que los estudiosos señalan el ingreso del Fénix en varias congregaciones religiosas similares, como la del Caballero de Gracia, o como la del Oratorio de la Calle del Olivar (1610), en 1611 en la Orden Tercera de San Francisco, todas en Madrid. En 1612 publica Pastores de Belén y Cuatro soliloquios [...] llanto y lágrimas que hizo arrodillado delante de un crucifijo, en 1614 -fecha en que recibe órdenes y precisamente en Toledo- sus Rimas sacras. A Medinilla (en nombre de Elisio) le dedica un soneto, sin fecha, en que declara estar deseoso de emprender el nuevo camino. 38

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Baltasar se ocupa de la Jerusalén de Lope, con la solicitud que un buen amigo y un buen editor dedicaría a un empeño de este tipo. No solo cuida de las erratas, también hace anteceder un retrato de Lope (que se cuida de advertir no es el de Pacheco) y un elogio en prosa que sí pertenece al pintor y literato sevillano. Por si fuera poco, Medinilla anota gran parte

38

edición de 1604, y bien pudiera ser que el soneto de Medinilla no corresponda a esa fecha sino a alguna de las ediciones posteriores de la obra, por ejemplo la de 1607 ó 1614. Véanse las advertencias de C. Pérez Pastor, La imprenta en Toledo, Madrid, Manuel Tello, 1887, 185a. A pesar de que su nombre no figura en la nómina de los que toman parte en la Academia. Véase J. M. Blecua, «La Academia poética del Conde de Fuensalida», cit., 208.

39

Lope de Vega en sus cartas, II, Madrid, Escelicer, 1940, 89-90.

40

Américo Castro trató de esta justa de 1608 en un articulito publicado en RFE, V, 1918, 398-403. Allí dice que Lope era «esclavo del Santísimo Sacramento» por su vinculación con las Congregaciones madrileñas a que pertenecía; pero es claro que si se autotitula así es por pertenecer a la misma que Medinilla, que era esclavo del Santísimo de San Nicolás o alguna otra parroquia toledana.

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del texto. A él mismo y no a otro deben de pertenecer todos esos comentarios en los que tan frecuente es la aparición de nombres y circunstancias toledanos . En 1612 colabora con un epigrama latino (firmado por Elisio) y un poema castellano a la obra del amigo Pastores de Belén, especie de Arcadia bíblica; su nombre arcádico aparece precisamente en la obra a coro con otros pastores como Nectalvo. Entretanto el maestro continúa en comunicación con su discípulo, le anima a la publicación de la Limpia Concepción en la epístola sexta (incluida en la Filomena), porque Medinilla debía de ser bastante remiso a someter sus obras a la común opinión, a pesar de haber adelantado ya a varios amigos y conocidos sus propósitos en un poema en el que había empleado siete años. Lope mismo vuelve a aludir a ello en unos versos de Pastores de Belén, obra muy relacionada con Medinilla y especialmente con sus Obras divinas, pues vemos en ellas varias composiciones que también aparecen en el libro del maestro, como iremos anotando . Medinilla y Lope se cruzan sendas epístolas, verdaderas joyas en su género, en las que se alaba la vida retirada, siguiendo el viejo tópico del menosprecio de corte y el horaciano Beatas Ule. Pero Baltasar hace frecuentes viajes a la corte, tal vez intentando promocionar su poema sacro y encontrar un mecenas en el Duque de Sessa . Lope refiere con humor la invitación que se le hizo a nuestro joven poeta para una jira campestre de la que salió mojado como «pollino», según propia expresión del Fénix . L a citada epístola de Lope, la tercera de La Filomena, que tiene que ser anterior a 1617, pues en ella le anima a imprimir el poema Limpia Concepción, da cuenta de la perfecta simbiosis entre los dos amigos, del «lazo del alma vuestra y mía / que el estudió juntó con las estrellas» y de sus gustos similares, cuando escribe que 41

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No debemos pasar por alto la hipótesis de Entrambasaguas, según la cual no es cierto que Lope estuviera ausente y dejara la corrección a Medinilla, sino que quiso así poder introducir las elogiosas palabras que no hubiera estado bien poner si él hubiera sido el encargado de la corrección de la obra.

42

Ya el Conde de Mora en su prólogo a Limpia Concepción había señalado el vínculo de la obra de Lope con Medinilla al reproducir los versos en que el maestro habla de nuestro poeta.

43

Así lo afirma Nicolás Marín en la ed. de las Cartas de Lope, Madrid, Clásicos Castalia, 1985.

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A. G. de Amezúa, loe. cit., 89.

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fuera nuestro divino Garcilaso, el rey profeta, el cardenal famoso para entender algún difícil paso 45

E l gran afecto de Lope le lleva a dedicarle la comedia de Santiago el Verde , a la que acompaña de unas palabras para Medinilla quejándose de la carencia de auténticos poetas, faltos de naturaleza, arte o de las dos cosas, que se daban reunidas en la persona de Baltasar; de la misma manera le dedica el soneto «Si de poetas la abundancia apruebas» en las Rimas de Tomé de Burguillos, en que alude a la abundancia de poetas en España y a la falta de mecenas, con que quizá se quería referir al rechazo que sufrió Elisio por parte del Conde de Lemos . 46

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L a actitud de Lope para con Medinilla se presenta sin embargo oscilante, si por una parte hemos de señalar el punto de vista del maestro que a la vez admira la vida pía y devota del discípulo, por otra es significativo también que Lope tuviera la idea de un Medinilla pesado y escolástico, especialmente a raíz de la publicación de la Limpia Concepción, libro que -según confiesa a Sessa- fue incapaz de acabar de leer. En uno de esos rasgos desconcertantes en la personalidad del Monstruo de la Naturaleza, y después de muerto su amigo, Lope no tendrá empacho en lanzar la calumnia de que su asesinato tuvo algo que ver con las Sátiras contra Rámila, de las que Lope no se reconocía autor. Así declara sobre el particular: Preguntado si tiene noticia de unas sátiras que hay contra el dicho opositor [Torres Rámila], dijo que sí, y que la una dellas sabe por el juramento hecho que la hizo Baltasar de Medinilla, difunto, natural efe Toledo 48

Parece que Rámila había arremetido contra la familia de Medinilla, en particular contra sus padres, indicando que habían sido azotados, y contra sus hermanas. No obstante, la supuesta autoría de Medinilla (táctica que, por otra parte, Lope ya había utilizado para descargar su responsabilidad

45 46 47

Obras poéticas, I, 770 y 774. Incluida en la Trecena parte del Fénix (1620). Puede leerse en la ed. de Blecua, 1282-83.

48

J. de Entrambasaguas, Lope de Vega y los preceptistas aristotélicos, cit., 258. De la misma manera Juan Pablo Mártir Rizo declara al mismo propósito en 1622 algo similar, como hemos reproducido.

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en las sátiras contra Velázquez, que le valieron un destierro) no deja de ser un infundio poco respetuoso con la memoria del amigo ausente. Medinilla, ajeno a ese sentimiento de Lope y animado por el éxito de su poema, del que se hizo otra edición un año después, emprende la publicación de lo que sería su segundo libro, las Obras divinas, e inmediatamente piensa en dirigirle el prólogo a su maestro y amigo, el gran Lope de Vega. Seguramente le ha servido de acicate la publicación de Pastores de Belén (1612) y las Rimas sacras (1614) del Fénix, también la del Romancero espiritual (1612) de Valdivielso y la Floresta espiritual (1613), del boticario toledano Mateo Fernández Navarro, y, sobre todo, que sus poemas circulen a nombre de otros autores, según él mismo confiesa. Lope (aparte de esas manifestaciones comentadas) no dejará de mostrar su cariño de amigo y no en vano le vemos dedicarle unos versos muy sentidos en su Filomena, otros en la Justa de San Isidro y, sobre todo, otros en el Laurel de Apolo (1630), ya transcurridos algunos años de su muerte, lo que evidencia la honda mella que la persona y los versos del poeta toledano habían dejado en el espíritu del Fénix de todos los ingenios. Como él, otros escritores lamentarán la muerte del poeta en la flor de la juventud y en el mejor momento literario . 49

Las Obras divinas que editamos presentan también los fuertes vínculos que unían a maestro y discípulo. Por una parte, es Lope el destinatario del prólogo de la obra; por otra, su nombre arcádico Belardo aparece frecuentemente como compañero de lides poéticas en estos versos divinos de Medinilla, a veces alternando con nuestro poeta. Las referencias a Lope de Vega en otras ocasiones (como la «Comedia al Nacimiento») o la utilización de letras suyas que glosa Medinilla no hacen sino estrechar los lazos de la relación afectiva que existía entre los dos ingenios.

49

Véanse supra las citas de Herrera Maldonado o López de Vega.

CAPÍTULO IV L A OBRA DE MEDINILLA

Baltasar Elisio de Medinilla es ante todo poeta, un buen poeta lírico tanto en la vertiente humana como en la divina, no obstante compuso también otras obras que no tienen que ver con estos tipos de poesías. Es conveniente que dediquemos siquiera una consideración general a las obras que escribió. Muchas veces sus contemporáneos destacaron de su carácter una cualidad que era la curiosidad, lo cual le llevó a interesarse por muy diferentes ciencias que encontraba en la bien abastecida biblioteca del Conde de Mora. Tamayo de Vargas alababa su sabiduría histórica y reconocía la deuda que su D. García de Paredes tenía para con nuestro poeta, y las anotaciones que el Conde de Mora añadía a su Descripción de Buenavista bastan para confirmar la profunda erudición que tenía su secretario, algo que asombraba a propios y a extraños, según nos dice: Esto mismo dice Baltasar de Medinilla en muchas partes, cuyos estudios en poca edad para m í tienen fuerza de antigüedad, y ansí lo que extraña a otros, a m í da materia de admiración 1

Cuando Medinilla encuentra la tranquilidad vital necesaria, es decir, cuando encuentra acomodo definitivo bajo el mecenazgo del conde (después de 1610-12, quizá en 1614), el poeta se dedica a su pasión favorita: el estudio, y consecuencia directa de ella es la escritura y publicación, en su caso, de las obras. E l poeta escoge para escribir el sitio recoleto que le ofrece E l Castañar y ocasionalmente también el cigarral de Buenavista, despreciando los halagos de la ciudad y de los amigos que no son tales, según confiesa en carta al Señor de Carrascal. Da la impresión de que en su producción sucede una evolución que va de lo humano a lo divino, porque parece que Medinilla inició su carrera 1

Exposición a las Canciones de Buenavista de Baltasar Elisio de Medinilla por don Francisco de Rojas y Guzmán, ms. 4266 de la BNM, f. 42.

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componiendo versos humanos, según señala su amigo Lope en el texto que ya hemos reproducido de su elegía. Ese paso de lo humano a lo divino, que tan bien señalaba su maestro («luego que del coro pegaseo / al angélico vi que trasladabas / el dulce plectro a ser divino Orfeo», Filomena, ed. Blecua, 861), debió de producirse en un momento de su vida en que el poeta decidió cambiar sus temas pastoriles, amorosos, humanos en definitiva, por el cultivo de las letras divinas. Y si siete años llevaba componiendo la Limpia Concepción, cerca del año 1610 se puede decir que tuvo lugar el cambio. Pero Medinilla es también un hombre inseguro, un espíritu elitista que tiembla ante la opinión que el vulgo o los críticos puedan tener de sus obras, por eso apenas se decide a imprimirlas y muchas veces sus amigos, como Lope, tienen que animarle a que lo haga, como ocurrió con el poema de la Limpia Concepción, al que nunca daba la lima definitiva porque no quería pasar por el trance de que se criticara. Pero una vez que contempla el éxito de su obra, ya que merece una edición justamente un año después, en 1618, Medinilla se lanza a publicar un segundo libro para el que ya tenía destinatario y escritos prólogo y dedicatoria, serán las Obras divinas, que la muerte del poeta (y de su benefactor, un año después) impide que lleguen a las prensas. Medinilla es un espíritu superior: él mismo, que no parece mostrarse demasiado modesto, elige escribir sus obras en latín y griego y muy frecuentemente los poemas preliminares que dedica a sus amigos están en la lengua clásica. Sería el propio Lope el que en un acto loable le animara a escribir en romance, pues la lengua castellana merecía obras como aquellas, y el propio poeta cada vez que escribe un poema latino suele acompañarlo de su traducción para que llegue también a los ignorantes de la lengua sabia. Quizá aprendió la lección de su maestro, siempre atento a dar al público lo que necesitaba.

1 L a obra en prosa Medinilla es autor de varias obras en prosa, la mayor parte inédita en su tiempo, generalmente de poca entidad. L a única que imprimió en su momento fue A la imperial ciudad de Toledo. Baltasar Elisio de Medi-

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nilla. Se trata de un memorial escrito en 1618 por un hijo de la ciudad, que siente devoción hacia ella y lo manifiesta con estas palabras: 3

no es mucho que la piedad de la patria, madre imperial nuestra, en el último peligro que le insta de su grandeza, despierte la lengua y entendimiento rudo a un hijo, nieto y sobrino de regidores, a que como parte no inferior suya acuda a su salud con el deseo del remedio 4

Es, en efecto, la búsqueda de la solución a un problema que la ciudad tenía planteado y que era sentimiento común en la época, pues suscitó memoriales de similar índole a otros más o menos escritores que cita también Medinilla como el regidor Jerónimo de Ceballos, doctor Alonso de Narbona (padre) por el Cabildo de jurados, el doctor Juan Vázquez por el Cabildo de Curas, el doctor Moneada por la Universidad y el contador Garcés de Molina. Todos pertenecen a lo que se ha denominado el arbitrismo de principios de siglo XVII, una moda tan extendida en toda nuestra literatura que ya desembocó en el campo de la sátira, aunque es innegable que los propósitos de todos estos ciudadanos de Toledo no pueden ser más ejemplares, pues se trata de aportar soluciones que enmienden la mala situación de la ciudad. L a propuesta concreta de Medinilla es «que vuelvan los naturales a su desierta patria», pues por todos es sabido que la cercanía de la Corte llevaba a muchos nobles y menos nobles a dejar sus casas y marchar a Madrid, llegando incluso al extremo de que se prohibiera dejar la casa propia para ocupar un lugar en la corte. Medinilla es consciente de que los nobles han marchado y apenas si hay seis casas de mayorazgos, cuando hace dos siglos había un número diez veces superior, pero el problema está también -según su opinión- en que el Ayuntamiento ha dejado perder sus privilegios . Un grupo muy importante de obras en prosa lo constituye el de sus cartas, dedicadas a muy diferentes asuntos, hace gala en ellas el poeta de una expresión elegante y también de una erudición profunda que ostentaba en cualquier ocasión que se le ofrecía. Quizá la más bella de todas sea 5

2 3

4 5

Impreso de 10 hs. s. 1, s. a., s. i. Lo hemos consultado en la BNM, sign. V C. 107 n.° 3. Véase el trabajo de Víctor Infantes, «Toledo como urbe poética en pliegos renacentistas», en Toledo, ¿ciudad viva? ¿ciudad muerta?, Toledo, Colegio Universitario, 1988, 521. Folio 1 de la obra. Lo señala San Román, p. 35 de su cit. estudio. a

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la dedicada A Lope de Vega Carpió, en la muerte de Carlos Félix, su hijo. Consolación . Se trata de un texto escrito a raíz de la muerte de este hijo tan querido para el Fénix, cosa que ocurrió en 1612. L a Carta es un bello ejemplo de literatura consolatoria, que expresa con gran carga de retoricismo su condolencia por la desaparación del hijo y a la vez la conformidad que le ha de quedar al padre después de responder retóricamente a todas las posibles objeciones que le hiciera para aceptar la muerte del ser querido. N o deja de ser curioso que el remedio que Medinilla ofrece sea el siguiente: «La vida que le falta, dádsela con vuestros escritos» (237). Naturalmente el sentimiento cristiano de Medinilla aflora en esta epístola, pues anima también al amigo con el recuerdo de la inmortalidad del alma. También la carta A don Antonio de Luna, señor de Carrascal y Castrojimeno ofrece especial interés porque el poeta se la escribe desde su refugio del Castañar, atalaya que le permite vislumbrar «la confusión de tantos que corren despeñados de sí mismos a empeñarse en dificultades y vicios» . Se queja Medinilla de la ingratitud de los amigos, que «andan al uso de los alacranes, halagan para morder, murmúranse unos a otros» (60), también de la nobleza, a la que «sobran los títulos impertinentes», de que «se afeminen los hombres con usos y honores femeniles» (61) y de las mujeres; pero sobre todo cansan a Medinilla los poetas, especialmente aquel «licenciado sin letras, grave por lo pesado» (62) del que se quiere olvidar, como se quiere olvidar del amor. Ese aislamiento le ha llevado a una situación en que «las musas españolas, aunqwe graves, por comunes a tantos, me permitieron volver a las latinas» (63), y le acompaña una elegía en latín al Conde de Mora que, sin embargo, traduce. Menos interés ofrecen las cartas que dedica al dominico fray Jacinto Colmenares y al arzobispo de Sevilla, la primera, que titula Carta a un padre dominico respondiéndole a ciertas libertades gue dicen dijo en el pulpito de un libro de la Concepción de Miestra Señora , es una reprimenda al fraile en cuestión, con cuyo nombre y sabiduría se permite ironizar, cuando dice: «juzgo sus letras en sus colmenares (juguemos un 6

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8

6

Publicada por J. P. Wickersham Crawford, «A Letter from Medinilla to Lope de Vega», MLN, XXXIII, 1908, 236-237, y también por San Román, en las pp. 48-53 de su estudio. Ambos la toman del ms. 4266 de la BNM.

7

Publicada también por San Román, 59-65, a partir del mismo ms. La cita es de la p. 59. Publicada igualmente por San Román, 53-69.

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poco de vocablo como monjas, que son la escuela en que estudia V . P.)» (54). Es tan copiosa la cita de lugares clásicos y sagrados que el dominico aludido debió de abrumarse con la respuesta del poeta. L a segunda, Al Ilusivísimo y Reverendísimo señor el Arzobispo de Sevilla, gue Dios guarde muchos años , es simplemente el anuncio de que envía el libro al ilustre prelado y la noticia de que el fraile dominico antes citado le agravió en público. Diferente índole presenta la Cuestión si amor crece o mengua con la ausencia. Se trata ahora de responder a esta pregunta, respaldando la propia afirmación en un mar de citas clásicas de Aristóteles, Ovidio, Virgilio, etc., todas traducidas también al castellano. Por el contenido de la obrita, da la impresión de que se trata bien de algún ejercicio literario o bien de una cuestión suscitada en Academia, ya que se va respondiendo punto por punto a las afirmaciones antes sostenidas, y a las pruebas aducidas de filósofos y poetas se oponen otros filósofos y otros poetas. Tan pesado ejercico de erudición acaba con 9

que antes \a ausencia suele ser materia de m á s incendio, porqwe Amor es

Vatio signor di nancia a cui non vale nasconder nefugir nefar difesa. el supremo señor, con quien no vale enconderse, ni huir ni hacer defensa 10

Desde luego la más importante de todas las obras en prosa de Medinilla es una que no consiguió acabar el poeta porque, probablemente, le sorprendió la muerte cuando estaba trabajando en ella. Se trata de El Vega de la poética española. Diálogo /iterario de Baltasar Elisio de Medinilla . Es un diálogo al estilo renacentista, donde el poeta hace intervenir a los siguientes interlocutores: el erudito Tamayo de Vargas, el regidor Jerónimo de Ceballos, Francisco de Céspedes, secretario del cardenal y nieto del Brócense, y quien sirve de título al diálogo, Lope de n

9 10 11

Inédita, ms. 4266, f. 84 y v. Folio 78v y final de la obra. Publicado por San Román en las pp. 65-90 de su trabajo tantas veces citado, basándose en el ms. 4266 de la BNM. Sostenemos que debe de ser la última obra del poeta, posterior a las Obras divinas incluso, porque el «Elogio de la poesía» que aparece en ambas es posterior en El Vega, ya que corrige algunas enmiendas manuscritas que el propio Medinilla hacía en sus Obras divinas.

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Vega, que se encuentran en casa del Conde de Mora (que también participa), en una ocasión «donde se congregaban otros insignes ingenios que en esta ciudad cría el cielo [...] previniendo con estas juntas la Academia que intentaban» (66). L a descripción de las pinturas que adornan la sala y los cuadros donde están dibujadas las musas sirven para iniciar el diálogo, no sin antes aparecer los nombres de los poetas españoles más importantes: el toledano Garcilaso, primero censor de nuestra lengua, Pedro Liñán de Riaza, compatriota suyo [...], agudo, festivo y superior ingenio, Hernando de Herrera el divino, en quien perdiera España su poeta, si en su occidente no amaneciera el nuevo sol, Lope de Vega 12

E l diálogo se centra en el origen, propiedades y características de la Poesía, en general, y responde a las ideas que sobre tal arte tenía Baltasar Elisio de Medinilla. L a Poesía aparece desde una perspectiva platónica y pitagórica: es producto de la música que producen el movimiento de planetas y el octavo cielo, es «consonancia y armonía» como la que existe en la naturaleza. L a Poesía y la Música se encuentran unidas, pero la Poesía «contiene todas las artes» (70). Es entonces cuando se da paso al «Elogio de la Poesía» de Medinilla, dedicado «a los ingenios de Toledo». L a definición de Poesía no puede ser completa, es «un arte de imitar», según la idea de Plutarco, y utiliza el «ornato» como la pintura; se adorna siempre con «variedad y mudanzas» y suele dirigirse a la corrección de costumbres de los hombres, escogiendo para ello vida de los «no muy perfetos» (76). Por supuesto, la Poesía procede de Dios, igual que el resto de la Naturaleza, es «música divina», más antigua y noble que la prosa, la cual no es sino «corrupción del verso». En la enumeración de sus virtudes no se queda corto el poeta: Con la Poesía se curaron muchas enfermedades, se consuelan muchos ánimos afligidos, huyen los dolores. Con ella se adorna la juventud [...], la vejez se alegra, la elocuencia se amplía, la lengua se enriquece, la pronunciación se ablanda, los conceptos se aumentan, las materias se hermosean 13

12

13

Folios 67-68. La admiración de Medinilla por Garcilaso es algo que Lope no se cansa de recordar en sus obras que tratan del poeta toledano; también el Conde de Mora subraya la que sentía por el divino Fernando de Herrera en su Exposición, cit. Página 81 de la ed. cit.

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Los poetas, por más que estén mal vistos, son espíritus superiores, que incluso tienen la virtud de predecir, y traban amistad con el cielo, con quien conversan. En España «más con furor que con orden se poetiza» (88) y no hay interés apenas por los estudios, sin embargo, Lope critica a Medinilla retóricamente que su poema, comenzado en versos latinos sobre «la Concepción purísima de la Virgen», se «emprenda con desprecio de nuestro idioma», porque «¿qué indignidad hay en nuestras palabras castellanas?» (89). Y con una cita de Herrera se interrumpe este interesantísimo diálogo. Lope de Vega mencionó en una ocasión que Medinilla traducía al albano Vida, es decir al italiano Girolamo Vida, autor de algunos versos y una Retórica en tres libros . La referencia de Lope muy bien puede aludir a este diálogo en el que, en efecto, se recogen las ideas de este escritor al que, incluso, se cita explícitamente: 14

Otras muchas alabanzas olvido con estudio, que mezcladas con ficciones traen Angelo Policiano y Hierónimo Vida 15

Respecto a la fecha del diálogo encontramos que se cita a Medinilla «en el libro que imprime de su Purísima Concepción» (76) y se vuelve a aludir a él más adelante, cuando se pide a Lope que le abra camino. Así pues, hemos de suponer que tal diálogo se estaría escribiendo por los años de 1617. En este punto habría que mencionar las obras que conocemos atribuidas a nuestro autor y que no han aparecido, como por ejemplo el opúsculo En defensa del estatuto de limpieza en el Cabildo toledano que menciona Gómez Menor y que aventura sería una «defensa de la licitud y conveniencia del Estatuto», dado que Medinilla se sentía muy orgulloso de su origen noble . También una traducción de la obra de San Ildefonso Libro de la perdurable virginidad de Santa María, en que desterró la 16

14

15 16

«Versos debidos al albano Vida / los que por Medinilla resplandecen, / para que se conozca traducida / el arte de escribir con los preceptos» (Lope, «Epístola a don Juan de Arguijo», La Filomena, ed. J. M. Blecua, 848). El Conde de Mora vuelve a incidir en su prólogo a Limpia Concepción en la perfecta imitación por parte de Baltasar de los recursos utilizados por Vida. Página 79. José Gómez-Menor, Cristianos nuevos y mercaderes de Toledo, Toledo, Zocodover, 1971, XLVI, donde indica acerca de esta obra: «ignoramos si se conserva».

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herejía de Elvidio . Igualmente parece que habría compuesto también en prosa, según Nicolás Antonio, una obra titulada Fiestas que se celebraron en Toledo en la translación de Nuestra Señora del Sagrario a su nueva capilla, de la que tenemos alguna referencia más . 17

18

2 L a obra poética Esta última obra considerada, El Vega de la poética española, nos da pie para enlazar con la idea que Medinilla tenía de la poesía, pues ya hemos dicho que es ante todo poeta y buen poeta. Pérez Priego ha sostenido que el poeta concibe la poesía «en términos esencialmente neoplatónicos y pitagóricos» y que es «émula al cielo, [...] un canto permanente a su creador» . L a forma superior de poesía es la religiosa, el canto a Dios, la Virgen y los santos, y a ello anima el poeta a los ingenios de Toledo, naturalmente inclinados por vivir en esa ciudad. Para la poesía Medinilla juzga «indigno, por humilde, el estilo común de los refranes y juego de vocablos», sin embargo lo utiliza en alguna ocasión, y sigue: 19

Todo mi estudio libré después de los conceptos en bien exprimillos, porque el ánimo no se deleita con la sutileza de las sentencias ni la sequedad de la oración le desonara, como también mueve poco el torrente de las palabras vanas donde faltan las sentencias 20

17

«El cual tiene traducido en nombre de Vuestra Señoría Ilustrísima [el Cardenal Sandoval] Baltasar Elisio de Medinilla» (Conde de Mora, Exposición a las Canciones de Buenavista, ms. 4266, f. 35v. Es de notar que tal referencia falta en la otra copia, ms. 3954). En la biblioteca del Marqués de Montealegre, entre varios manuscritos de nuestro autor, se hallaba una Vida de San Isidro y San Ildefonso', no consta de su autor, en 4.° ms. tratado de San Ildefonso sobre la virginidad de Nuestra Señora, traducido en castellano; fue del doctor Alvar Gómez», pero por muy interesante que resulte la hipótesis de que pudiera ser obra de Medinilla, este tratado es seguramente el que tradujo Martínez de Toledo, arcipreste de Talavera.

18

Sobre este opúsculo hay gran controversia, porque también se atribuye al doctor Eugenio Narbona una obra con parecido título (véase nuestro trabajo «Sobre el vejamen de grado en el Siglo de Oro. La Universidad de Toledo», cit.). Figuraba entre los manuscritos del Marqués de Montealegre, heredero de la biblioteca del Conde de Mora, una obra así atribuida que cita Rodríguez-Moñino con la nota: «parece que compuso la relación Baltasar Elisio de Medinilla» («La colección de manuscritos del Marqués de Montealegre», BRAH, CXXVI, 1950, 482).

19 20

Art. cit., 236. Prólogo a Lope de Vega en las Obras divinas, que editamos.

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Es decir, equilibrio entre expresión y contenido, entre conceptos y palabras. Medinilla, seguimos a Pérez Priego, es un discípulo de Lope de Vega en cuanto a la naturalidad expresiva, pero no es menos cierto que debió de sentirse deslumhrado también por la dificultad que Góngora empezaba a difundir en sus poemas, pues algunos de los de nuestro poeta utilizan frecuentemente el hipérbaton, el cultismo, la descolocación sintáctica, etc. No en vano era un ferviente admirador de Herrera, otro cultivador de la poesía para minorías, como él mismo gustaba que la suya fuese. Obsérvese a este respecto algún pasaje como los siguientes: Grande rival del sol en la hermosura de Marte en el amor Adonis era, cuya frente ilustraba entre ley pura claro diadema de celeste esfera. [...] No de la aurora, del deseo llamado, de su inquietud el día prevenido se ostentó al monte, cazador osado. La tierra, que oprimían de su fuego, participando alguno de su amante cielo no ingrato, comunica luego el que en sus poros encerró cortante

21

No cabe duda de la admiración que Medinilla sintió por Góngora, como también la experimentaron en Toledo otros grandes amigos del Fénix, como los doctores Tamayo de Vargas o Eugenio de Narbona. Nuestro poeta escribió alguna vez a don Luis, como hemos dicho, sin duda deslumhrado por la revolución poética que pretendía y que él no veía con malos ojos. E l Conde de Mora, gran amigo y protector, como venimos diciendo, aportó en su Exposición o comentario a la Descripción de Buenavista del poeta algunos rasgos que nos parecen especialmente significativos en lo que se refiere al estilo de Medinilla. Es frecuente encontrar anotaciones como «hermoso epíteto», «gallardo estilo y frase, de que está llena esta descripción» , «estas imitaciones usa mucho Baltasar de Medinilla» o: 22

21

22

23

Se trata del «Poema de la rosa», una fábula mitológica que publicó J. Pérez de Guzmán, al parecer de un autógrafo de Medinilla, La rosa. Manojo de la poesía castellana, formado con las mejores producciones líricas, I, Madrid, Colección de Escritores Castellanos, 1891, 182-183. En el poema aparecen términos como purpúreo, impele, milite, etc. que denotan la clara raigambre culterana del joven Medinilla. Exposición a las Canciones de Buenavista, ms. 3954, f. 223.

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La mayor elegancia que hallo en Baltasar de Medinilla es la propiación de los vocablos o epítetos, porqwe ninguno deja de ser el nativo y que explica la esencia de las cosas, que es lo principal en la p o e s í a

24

Medinilla, sigue diciendo el Conde, es un poeta que une sus virtudes propias con una sabia imitación de los clásicos, bien entendido que esta palabra se aplica tanto a Virgilio u Horacio como a Garcilaso o Lope, repetidamente citados en estos comentarios a que estamos aludiendo. E n tra aquí el concepcto de imitatio renacentista, que antes de perjudicar la originalidad de la obra la ennoblece emparentándola con sus modelos ilustres anteriores. Su obra poética no es muy abundante y podría dividirse en dos apartados claramente diferenciados: la poesía humana y la poesía divina, apartados que parecen sucederse temporalmente, pues como hemos anticipado parece que el poeta comienza componiendo versos amorosos, bucólicos, de circunstancias, etc. para desembocar después de su poema Limpia Concepción en el cultivo de las musas divinas, representadas también por sus Obras divinas. Dentro de la poesía profana sin duda sus más importantes contribuciones son la Descripción de Buenavista, la «Epístola» dirigida a Lope de Vega y su «Fábula de Adonis y Venus», conocida también como «Poema de la rosa». L a Descripción de Buenavista, poema del cual nos han llegado dos copias manuscritas, ambas de manos del poeta , y que mereció una Exposición del Conde de Mora, apareció publicada en la obra de Martín Gamero, Cigarrales de Toledo (1 857) . Se trata, como ya advierte el título, de un poema descriptivo, escrito en estancias de corte italiano, que pinta el cigarral del cardenal Sandoval, a quien se dirige el poeta como 25

26

23 24 25

26

Ibid., f. 226. Se refiere a un verso de Virgilio. Ibid., f. 240v, a propósito de la expresión «el agua discursiva», que califica de «bello epíteto» el comentador, al cual le parece muy original. La versión definitiva es la que aparece en el ms. 3954, ya que observamos de su cotejo con la otra copia del ms. 4266 que las tachaduras y enmiendas introducidas en este manuscrito pasaron al primero ya con la forma definitiva. Igualmente hay diferencias entre las dos exposiciones del Conde que aparecen en sendos manuscritos, el segundo de los cuales perteneció al obispo de Segovia (véase G. de Andrés, «La colección de manuscritos de Diego Valentín Guerra, obispo de Segovia, en la Biblioteca Nacional», CILH, 14, 1990, 227-244). Antonio Martín Gamero, Cigarrales de Toledo, 172-187. Martín Gamero no publica el comentario del Conde.

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«mi Señor». Y a se ha señalado varias veces que Medinilla sigue la «Descripción de la Abadía, Jardín del Duque de Alba», de su amigo Lope , él mismo lo confiesa cuando escribe: «Mirad, pues, con amor este retrato / al Vega heroico natural sujeto» (175). Probablemente también tuvo en cuenta la «Selva de Aranjuez», canto en octavas de su admirado Hernández de Velasco . L a «Descripción» de Lope escoge la octava real como vehículo, mientras que Medinilla prefiere la combinación de endecasílabo y heptasílabo, en una canción, que servía entonces más para la expresión de «cosas amorosas y breves» que para un poema descriptivo ; pero en lo demás, el discípulo se adapta al maestro, imita su tono, incluso algunas de sus imágenes y alusiones mitológicas, y también la disposición del poema: primero la interpelación a las ninfas del Tajo (náyades del Tormes, en Lope), la alusión al propietario de la finca, la localización geográfica de la misma y la descripción pura de la casa y jardines en similares términos. No obstante, Medinilla no es un servil imitador del poema de Lope y algunos de sus epítetos, símiles y metáforas son plenamente originales, así como la manera de conducir el poema. También su parte final es distinta: mientras Lope anima al joven Duque a gozar su juventud, Medinilla propone al prelado que regrese a Toledo, donde tiene su sede, y se olvide de los negocios que le tenían apartado en la corte, una muestra más de su preocupación por el abandono de la ciudad: 27

28

29

Vos, oh Señor, volved a vuestra Vega, dejando aquel profundo y ciego abismo

30

Su fecha habrá que situarla hacia 1614 , pues en la Exposición el conde alude a la Limpia Concepción como algo que todavía no está im31

27 28 29

30 31

Incluida en sus Rimas. Véase la ed. de J. M. Blecua, Obras poéticas, cit., I, 201¬ 213. Véase una edición del mismo en Joaquín Forradellas Figueras, Cartapacio poético del Colegio de Cuenca, Salamanca, Diputación, 1986, 189-205. De ahí que el Conde de Mora, que es quien expresa esta idea, comente las palabras «instrumento nuevo», aplicado a la Descripción de Buenavista (Exposición, ms. 3954, f. 215). Ms. 3954, f. 208v. Víctor Infantes, loe. cit., 521, da la fecha de 1617. Pero dado que el Cardenal en ese año está presente en su sede toledana, quizá habría que retrotraerla al año 1614, fecha en que todavía no había regresado a ella, pues precisamente se reincorpora a finales de ese año (véase Laínez Alcalá, Don Bernardo de Sandoval y Rojas, cit., 190-195).

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preso, pero sí escrito, y como sabemos que el poeta tardó cinco años en componerlo y dos en atreverse a publicarlo, quizá la obra se sitúe cronológicamente muy poco después de la primera fecha citada. L a «Epístola a Lope» se preservó del olvido gracias a que su destinatario, Lope, la imprimió en su Filomena, justo antes de la elegía que dedicó a nuestro ingenio. Se trata de una composición en tercetos encadenados donde se hace una bella alabanza de la vida retirada, el clásico Beatus Ule, y aparece el tópico renacentista del menosprecio de corte. Recuerda en su tono los versos de fray Luis, cuya edición no pudo conocer nuestro poeta por ser posterior a su muerte (1631), pero que sin duda circulaban manuscritos. Medinilla aprovecha el tiempo para pensar y escribir, y así dice: Aquí vierais con galas españolas algunos epigramas extranjeros, que antes vio el Tibre regalar sus olas

32

Actividad de traductor que, como veremos, también le cupo a nuestro poeta, ocupado como estaba en el poema de la Limpia Concepción^. Su «Fábula de Venus y Adonis», a la que ya hemos aludido, también titulada «Poema de la rosa» es una bella composición en octavas que se inicia «Este, a graves vigilias ocio leve» y se dirige a una Jacinta, cuando el poeta está ausente del Tajo. Se trata de una explicación del nacimiento de la reina de las flores, desarrollando la leyenda de Venus y Adonis, que dio con su sangre color a la flor. Y a hemos mostrado la fuerte vinculación gongorina de este poema, en el que aparecen frecuentes términos de color 34

32

Página 856 de la ed. cit. de J. M. Blecua.

33

Véase el verso: «Yo canto aquí la estrella más hermosa / que Dios formó, pues cuanta luz tenía / cifró en su España intacta y luminosa» (856). Luego la epístola habrá de ser anterior a 1617.

34

Se conserva en un ms. de la Hispanic Society of America de Nueva York, tiene el número XXX, según el catálogo de Rodríguez Moñino y Brey Mariño. Se trata de un códice del s. XVII, donde se copian versos de Paravicino, Góngora, los Argensola, etc. La obra de Medinilla aparece copiada dos veces (ff. 189-198 y 200-213), la primera se titula «La Rosa, que imitaba B. E. de M., a Jacinta» y en la segunda precede un argumento en prosa y se titula «Fábula de Adonis y Venus, de B. E. de M.». Editada por Juan Pérez de Guzmán en su La rosa. Manojo de la poesía castellana, Madrid, Escritores Castellanos, 1891, 179-191.

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como «negra», «de oro», «argentada», «púrpura», «coral» . Poema rico en sensaciones, alude frecuentemente a las olfativas y táctiles para componer un monumento a la belleza de la flor, que es la belleza de las mejillas de su amada. Para el gran estudioso de las fábulas mitológicas, José María de Cossío, el poema es una «versión libérrima de la fábula de Adonis y V e nus», pero alaba los aciertos de nuestro poeta, en el que detecta algún rasgo gongorino también . Las «Décimas a la ausencia», publicadas por El Averiguador Universal y Wickersham Crawford , que se inician «Desconfianzas de ausencia», parecen una muestra poética del texto en prosa antes comentado, la Cuestión si amor crece o mengua con la ausencia. Ahora Medinilla, poeta lloroso que sufre los celos porque le falta el objeto amado, se dirige a una Celia para darle cuenta de un amor no correspondido. Otra parte relativamente importante de este grupo de poesías es la que Medinilla dedicó a asuntos circunstanciales, como la participación en justas literarias, en las que le tocó a veces solo contribuir y otras, escribir introducciones y sentencias, como también hemos señalado. En lo que afecta a las poesías humanas, habría que señalar su contribución a la justa de 1605, el soneto «en figura de España a la Reina, Nuestra Señora», que se inicia «Las armas, el valor, la monarquía», y es un ejemplo de ejercicio poético de un escritor novel que no se atreve aún a escribir al precio del certamen y rima versos tan retóricos y tan de principiante como los siguientes: 36

37

Las armas, el valor, la monarquía con que Fernando, Carlos y Filipo, al moro, al franco, al turco (que disipo) sujetaba, domaba, deshacía 38

Más importancia tiene la justa de 1608 celebrada en San Nicolás, en la que nuestro poeta escribe un soneto «De la Poesía», que empieza «El cielo canta en número y medida», que ya muestra sus ideas poéticas, desarrolla35

36 37 38

Menéndez Pelayo decía de estos versos que eran un «poemita culterano en octavas reales que traduce ocasionalmente a Ovidio», Bibliografía hispano-latina clásica, VII, Madrid, Ed. Nacional, 324. Fábulas mitológicas de España, Madrid, Espasa-Calpe, 1952, 358-61. La cita es de la primera de las páginas. En MLN, XXIII, 1908, 238 a partir del ms. 3922 de la BNM, ff. 41-42. Relación de las fiestas que la imperial ciudad de Toledo hizo al nacimiento del Príncipe N. S. Felipe IIII deste nombre, cit., f. 49v.

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das arriba, y plantea que toda la Naturaleza canta a su Creador, como el poeta debe dedicar su numen también a Dios. L a «Entrada de la justa» también le cupo a Medinilla, que se declara -como Lope- esclavo del Santísimo, y compuso para ello un largo romance que se inicia «El padre de los poetas», donde muestra también su vena festiva, jugando de vocablo en ocasiones, como cuando escribe, hablando de los poetas: Cual vino en pies de un amigo, que se los prestaba siempre; que los pies de los poetas se alquilan, prestan y venden 39

En esta introducción habla Medinilla de cada uno de los cisnes del Tajo que colaboran en la justa, al estilo de los vejámenes que también se daban en este tipo de actos. Asimismo tomó parte en el certamen con la canción «Divino pan de flores, que del cielo», dedicada al Santísimo Sacramento, aunque otra vez no escribía al precio. También en la justa de 1609, la celebrada con motivo de la beatificación de San Ignacio, le cupo escribir un poema de este tipo, la «Sentencia de la justa», que inicia «Todos estamos acá», que desarrolla también en un gracioso romance, donde declara que fue asesor de los jueces, sin duda evidenciando el peso que su figura iba adquiriendo en la poesía toledana. Así se refiere graciosamente al poeta Miguel de Mulsa: denle el segundo premio, que a una letra que le usurpen queda por nominativo en que los poetas rumien 40

Y para terminar el apartado dedicado a la poesía humana de Medinilla habría que mencionar aquí la existencia de un buen número de traducciones de clásicos: Marcial, Juvenal, Virgilio, Ovidio, Alciato, etc. que se hallan manuscritas en un códice de la Real Academia de la Historia . Pueden corresponder a los epigramas que mencionaba Baltasar en la 41

39 40 41

Al Santísimo Sacramento en su fiesta, Justa poética..., cit., f. 13. Publicada en la obra de Mateo Fernández Navarro, Floresta espiritual con un auto sacramental nuevo, cit. La cita es del f. 217v. Es el códice que los estudiosos de Medinilla señalaban como preparatorio del poema Limpia Concepción, sign. 9/747-11, que contiene apuntes diversos y algunos versos divinos. Los que aquí mencionamos se hallan en los ff. 176-188v.

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epístola que le envía a Lope, pues, en efecto, pertenecen a la misma época en que el poeta estaba componiendo el poema de la Limpia Concepción. Se trata de poemas de diferente extensión, entre los que aparecen con frecuencia los sonetos, como los que se inician «Celio, que más sufrir ya no podía» (f. 176), «El retrato y la imagen verdadera», «Mi pleiteante trujóme año nuevo», «Por qué el gallo cantando en la mañana», etc. Algunos poemas son meros apuntes de tres versos, posiblemente para apoyar más adelante alguna opinión de otras obras que pensara escribir. No obstante, nos sirven para enjuiciar su labor como traductor. Como muestra, valga este soneto: A la Epigrama 71, libro I . Soneto. o

«Si Dios me diese un cuento de hacienda», decías sin ser armado caballero, «¡oh, c ó m o viviré, qué placentero!». Dios se lo concedió, quites contienda. Agora no hay amigo quien te entienda, capa y sayo peor que de primero, remendado el zapato de otro cuero bebes aloqwe, zupia, ved qué enmienda. De un manjar en dos cenas haces mesa, guardas para otro día la ensalada, haces de una aceituna fundamento. Engañoso del don de Dios depesa, vamos do la justicia sea mirada, o vive, o vuelve a Dios, que lo dio, el cuento

42

Naturalmente, habría que considerar aquí también aquellos poemas ocasionales que Medinilla escribió para ilustrar preliminares de libros de amigos, como el San José (1604?) o el Romancero espiritual (1612) de Valdivielso, las Rimas (en la edición madrileña de 1613) o Los pastores de Belén (1612) de Lope, El Siglo de Oro (1608) de Balbuena, o la Vida de San Ignacio (1619) de Miguel de los Diez. Todas estas composiciones tienen un valor puramente anecdótico y, en todo caso, nos muestran la amistad que unía a nuestro poeta con los diferentes autores de estas obras. No consideramos aquí sus poesías latinas, generalmente epigramas dedicados a libros de amigos también, como los Pastores de Belén de Lope o composiciones circunstanciales, algunas conservadas como los 42

Ms. RAH, f. 177.

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«Epitafios a la reina Margarita», que se encuentran manuscritos en el códice de apuntes del poeta; otros no nos han llegado más que de referencia, como las latinas «Égloga a la muerte del Conde de Gelves», de la cual copia dos versos el Conde de Mora en su Esposición o la «Elegía al Conde de Mora», que también traduce . Demuestran hasta qué punto dominaba la lengua clásica nuestro poeta y el deseo de apartarse del vulgo, que tanto le recriminaba su maestro. En lo que respecta a su poesía religiosa, Medinilla es autor de dos l i bros, uno impreso, la Limpia Concepción (1617), y otro que estaba a punto de imprimir si no hubiera sido por la mala fortuna de encontrar la muerte, Obras divinas. Son dos libros muy distintos, como ha señalado Pérez Priego: el primero es un poema sacro cargado de Teología y erudición, también de escolasticismo (según confesaba Lope), el segundo es un ramillete de canciones diversas a Dios, la Virgen y los santos. Un propósito muy diferente tenía el autor en las dos obras. En Limpia Concepción de la Virgen, Señora Nuestra se proponía defender argumen¬ talmente lo que será un dogma de la Iglesia; en las Obras divinas, sin embargo, mostrar sus más íntimos anhelos líricos a la Virgen, Jesús y los santos de su devoción, además de cumplir con ciertos compromisos puntuales. Quizá por esa razón la primera obra rebosa de conceptos no demasiado claros, también por eso Medinilla cuida escrupulosamente su forma y utiliza una sintaxis muy complicada, cercana más que a Lope a las d i rectrices que Góngora estaba imponiendo. Su prologuista, el Conde de Mora, indica ya en las primeras páginas del libro las virtudes de este y de su autor. Según el mecenas, «las palabras han de ser magníficas en la disposición y en la variedad supremas» (f. 2), y en libros como Limpia Concepción, de argumento heroico, Medinilla ha huido de los vicios frecuentes en este tipo de obras. Destaca el procer la justa grandeza de su argumento, que no se distraiga con otras acciones, y la apretada brevedad de la obra que ha huido, sin embargo, de la nimiedad de algunos. Pero lo más importante atañe al estilo, porque «usa voces generosas y heroicas, conforme al sujeto, con palabras propias, a quien da honor la antigüedad, tal vez con traslaticias» (f. 5v), pero «no se adorna de las antiguas y desusadas» (f. 6) y, sobre todo, pondera sus comparaciones, algunas imitadas de Jerónimo Vida, personaje este con quien ya le había relacionado también Lope en algún verso que hemos citado. 43

44

43

Ms. 3954, f. 225v. Tal vez el Conde quiso escribir «elegía», en vez de «égloga».

44

Publicada en la Carta a don Antonio de Luna..., ms. 4266, ff. 92-93v.

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Esta valoración estilística del Conde de Mora, exégeta de su criado en otra ocasión, según hemos comentado, no entra en la profusión de autores que Medinilla utiliza para componer su poema; el que sí lo hace es Lope, que señala que «no hay poeta latino ni griego que no esté en él por imitación» (Pról., lv) y lo que es más importante, que el libro «es para quien sabe». Porque, efectivamente, tanto su estilo escrupulosamente trabajado, como su contenido de exposición dogmática hacen que la obra no resulte de fácil lectura. Tanto el tono como ese contenido puramente de explicación teológica van a cambiar en la obra que editamos, Obras divinas, donde coexisten temas meramente históricos con otros dogmáticos a la Encarnación o la Redención, si bien expuestos estos últimos de una forma más asequible. Pero no se agotan las composiciones religiosas en estas dos obras, a partir de 1608 Medinilla colabora casi exclusivamente en las justas literarias con composiciones de este tipo. Así, en la de 1608 escribe su canción al Santísimo Sacramento como esclavo del mismo, que empieza «Divino pan de flores, que del cielo», que desarrolla la imagen inicial de Dios como Pan; en 1609 escribe unas décimas a San Ignacio, que empiezan «Como Dios es caridad» y compara con Él al entonces beato de los jesuítas. Alguna otra poesía suelta, sobre todo en metros tradicionales, nos ha llegado impresa o manuscrita. Todas denotan un fervor extraordinario en un hombre que había creído que la poesía divina tenía más sentido que la humana, y así había aconsejado a sus compatriotas que dedicaran sus versos a más altos conceptos.

3 Las Obras divinas E l códice que alberga la obra que nos ocupa se guarda en la Biblioteca Nacional de Madrid con la signatura ms. 3954. Se trata de un volumen en cuarto con letra del propio Medinilla, que reúne diversas composiciones de nuestro autor, entre las que se encuentra la obra que nos interesa entre los folios 1 y 95v. No es difícil rastrear parte de la historia de este volumen manuscrito: los papeles de Medinilla es de presumir que a su muerte fueran a parar a la Biblioteca del Conde de Mora, su señor, que -como murió sin descendencia en 1621, según vimos- dejó su biblioteca a su hermano don Pedro de Rojas y Niño, y a la muerte de este en 1654 to45

45

Véase la Introducción al Diálogo intitulado el Capón, ed. V. Infantes y M . Rubio, cit., 15-16.

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dos los papeles pasarían al Conde de Montealegre, donde encontramos el volumen de Medinilla en 1677 . Una parte de los manuscritos de esta biblioteca pasaron a la de la Real Academia de la Historia, pero el que nos interesa, junto con otros de Medinilla, pasó a engrosar los fondos de la biblioteca del Duque de Uceda y de ahí a los de la Biblioteca Nacional de Madrid. Obras divinas o Algunas obras divinas , como Medinilla parece que quería titular la obra, sin duda indicando que no recogía todas las que había escrito, surge posteriormente a la Limpia Concepción, tal y como hemos señalado. E l poeta mismo escribe en su dedicatoria al Conde de Mora «en este segundo parto», y confiesa que se ha atrevido a imprimir la obra «animado de Vuestra Señoría». No cabe duda de que el libro estaba casi a punto de imprimirse, porque cuenta con dedicatoria y prólogo; no obstante, el final un tanto abrupto del último poema nos sugiere que tal vez Medinilla iba añadiendo versos y que quizá el libro no estuviera del todo terminado . En cuanto a su fecha, hay que señalar que tiene que ser posterior a 1617, pero no hay indicios más ciertos para aproximar más, y así la fecha ad quem de la obra será ese año 1620 en que muere Medinilla. No se puede desdeñar la importancia que por esos años había adquirido la publicación de libros de poesía religiosa, tales como los Peregrinos pensamientos de Alonso de Bonilla (1617), los Conceptos espirituales de Ledesma (tres partes, entre 1600 y 1612) o sus Juegos de Nochebuena 46

47

48

46 47

48

Véase el trabajo de don Antonio Rodríguez-Moñino, «La colección de manuscritos del Marqués de Montealegre (1677)», BRAH, CXXVI, 1950, 483. El segundo título en lo que sería la portada de la obra: «Algunas obras divinas de Baltasar Elisio de Medinilla, ciudadano de Toledo»; el primero justo encima de su primer poema (f. 1). De hecho en el manuscrito autógrafo de papeles de Medinilla, que se conserva en la RAH, encontramos un índice de composiciones hecho en borrador que recoge solo catorce de las que forman la obra, debían de ser las primeras que el poeta tenía ya preparadas. Estos son sus primeros versos, según el orden que allí tienen: «A un desposorio divino», «Como el fénix, Serafina», «El cáliz de la pasión», «Si hace amor uno de dos», «Solicitan en vano», «Gran parte del cielo os toca», «Labrar firmeza a su fe», «Hoy a su palacio real», «La hazaña, Diego que hacéis», «Hoy, Juan es el primer día», «A enseñar al mismo Dios», «Esto le dijo a Jesús», «Al resplandor de una estrella» y «Dios como a su espejo os trata» (Ms. 9/747-11, f. 3v). Es curioso observar cómo otro libro manuscrito de poesía religiosa de la misma fecha aproximadamente, el Jardín del alma, de otro poeta toledano muy relacionado con Medinilla como es Alonso Palomino, incluye unas trescientas composiciones, entre ellas también recoge las contribuciones de su autor a la justa toledana de Santa Teresa (ms. 6214 de la Biblioteca de Rodríguez-Moñino).

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(1611), la Minerva sacra del licenciado Miguel Toledano (1616), y en el ámbito de lo toledano la Vida de San José (1604) y el Romancero espiritual (1612) de Valdivielso, la Floresta espiritual (1613) de Mateo Fernández Navarro, las justas literarias y su correspondiente expresión poética al Santísimo en San Nicolás (1608), a Santa Teresa (1614), a la translación de la Virgen del Sagrario (1616), etc. Otros libros estaban preparados para imprimirse, pero quedaron manuscritos como el Jardín espiritual (1614) de Palomino o los versos que recopiló Juan Ruiz de Santa María con motivo de la expresada justa a Santa Teresa . De alguna manera hay una atmósfera propia a la poesía religiosa que pudo animar a Medinilla a componer e imprimir un libro del que ya empezaba a circular algún poema con otro nombre. Obras divinas es un conjunto heterogéneo en cuanto a su forma, pero que aparece unido por la temática religiosa. Da la impresión de que el autor pretendió recopilar todos los poemas que había escrito con diferente motivo, de ahí que en el libro haya poemas que Medinilla había compuesto antes con otra finalidad, por ejemplo la de participar en una justa literaria. Encontramos tres poemas dedicados a la justa de 1614, que aprovecha ahora e incluye con algún levísimo retoque en esta obra, también otro que ya había aparecido en su Limpia Concepción. Igualmente recoge los diferentes versos que había tenido que escribir con motivos puntuales, como por ejemplo la celebración del velo de una moja o de la primera misa de un nuevo sacerdote. Parece que tales poemas obedecían más bien al encargo que le hacían personas de confianza, porque nos ha llegado un fragmento de una carta de su hermana que dice lo siguiente: 49

la que ha de profesar se llama Ana Mam.

L a profesión ha de ser do-

mingo, que Nuestro Señor imprimió las llagas de nuestro Padre San Francisco, y este día ha de estar el Santísimo Sacramento descubierto 50

San Román reproduce una carta de una monja toledana, que le solicita: Un romance y dos villancicos pastoriles tan derretidos en amores desta reina [Nuestra Señora de la Natividad] como

49 50

Vuestra Merced

lo suele

Estos dos últimos manuscritos en la Biblioteca de Rodríguez-Moñino, nums. 6214 y 6915, respectivamente. Códice de varios borradores de Medinilla de la RAH, cit., f. 168v. No sabemos a qué composición puede referirse.

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esta [sic] del rey. En todos se ha de tratar del Santísimo Sacramento, porque está su majestad patente veinticuatro horas 51

Elisio aprovecha también otros poemas para otras obras, como el «Elogio de la poesía», que aparece en El Vega de la poética española glosado, dedicado allí a los poetas toledanos y aquí a la Virgen. Sin embargo, no recoge con exhaustividad todos sus versos religiosos, los de las justas de 1608, por ejemplo, o 1609 no aparecen en esta obra, tampoco los que publicamos en nuestro apéndice. Bien es verdad que el poeta parece que iba formando su obra por acumulación y, dado el probable carácter inconcluso de la misma, tal vez pensaba agregar algún otro poema a los que la forman. Gran parte de las composiciones de las Obras divinas tienen carácter ocasional o circunstancial , se deben a alguna celebración en determinado centro religioso toledano. Las «Carnestolendas al Santísimo Sacramento en la Compañía de Jesús», muy probablemente tendrán que ver con la beatificación del santo y su justa (1609); el romance «A la fiesta del Santísimo Sacramento en Santa Fe» alude a la celebrada en este monasterio toledano en fecha incierta, lo mismo que el romance «A la limpia Concepción de la Virgen» (f. 93) aporta la referencia concreta del lugar donde se celebra el acto: «los sábados en la tarde, / aquí en San Juan de los Reyes / cantan a la Concepción»; lo mismo ocurre con el romance «En el monasterio de la Madre de Dios», que hace referencia a una celebración ocurrida en jueves y a la que asistieron los esclavos del Santísimo. Otras parecen responder a los temas de un certamen literario, como «A San Juan Evangelista en la tina», tema que se repite con frecuencia en las justas recogidas por Mateo Fernández Navarro; los dedicados a la Concepción de la Virgen, muy probablemente tendrán que ver con las controversias surgidas en torno a 1615-17 y con su propio libro dedicado a este tema. Otros son simplemente cantos dirigidos a tal o cual santo, al nombre de Jesús, a su bautismo, a su crucifixión, etc., pero hay también poemas dedicados a la vulgarización teológica, porque, a diferencia de Limpia Concepción, los destinatarios de esta obra son las monjas de tal o cual congregación o los esclavos de determinada cofradía. Si tuviéramos que establecer una mínima estadística, de los 119 poemas de que consta esta obra veinte tienen inspiración mariana, se dedican a la 52

51

Op. cit., 27 n.

52

Según la terminología de Bruce Wardropper, «La poesía religiosa del Siglo de Oro», especialmente las pp. 196-97.

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Virgen en su natividad, asunción, purificación, concepción, nombre, etc. E l segundo grupo en importancia lo forman aquellos poemas sin título específico, que alcanzan el número de dieciséis; los dedicados al Santísimo Sacramento ocupan el tercer lugar, con un total de once poemas; después vendrían los dedicados a los velos y primeras misas de sacerdotes, con ocho, y luego los dedicados a San Juan Evangelista y San Juan Bautista, con un total de siete y seis poemas, respectivamente. Los demás santos suelen tener dedicados uno o dos poemas, excepcionalmente tres (como Santa Teresa, Santiago, San Francisco), también el Niño Jesús le ocupa tres poemas. Un grupo destacado lo forman aquellos poemas que Wardropper denomina «penitenciales», en los que el poeta se dedica a mostrar sus sinceros sentimientos de arrepentimiento y de aspiración a la unión con Dios en el cielo. Nos recuerdan aquellos versos de Lope en sus Rimas sacras, llenos de fervor y de pasión, que renuncian a la vida que había llevado hasta entonces en pro de otra más íntimamente relacionada con los mandatos de Cristo. Se trata, como señala el crítico mencionado, de una poesía muy personal y sincera, que muestra grandes aciertos líricos. También hay entre sus versos buenos ejemplos de poesía «meditativa» y «devota», en la que se dedica a ensalzar las cualidades de Dios o determinado santo. Gusta Medinilla de escoger estribillos tradicionales y glosarlos a lo divino, otras veces diviniza también el propio estribillo; pero lo más frecuente es que vuelva a lo divino estribillo y glosa, como ocurre en el poema 76, en que se dota de carácter divino a una letrilla atribuida a Góngora que hablaba de la corte en tono de solfa. A veces la divinización consiste en el simple cambio de una palabra («Buen Pastor» por «ruiseñor» en el poema 83), que cambia el sentido de todo el poema; en otras ocasiones guarda solo la disposición del poema pero va sustituyendo términos profanos por otros divinos, como ocurre en el poema 97, en el que Medinilla se atreve a convertir a lo divino el famoso baile de la «gallarda», y lo que en la versión profana es «princesa del rastro viejo», es ahora «hermoso pan de los cielos» y la «francesa gallarda» es «Comida sagrada», con la que desarrolla toda una alegoría en la versión divinizada. En general, los procedimientos utilizados por Medinilla son los mismos que emplean otros contemporáneos, como por ejemplo su amigo Valdivielso . No cabe duda de que el poeta tenía un aprecio grande por este tipo de poesía, pues en su códice autógrafo de la Academia de la Historia 53

53

Véase el libro de Aguirre, José de Valdivielso y la poesía 89.

religiosa tradicional, 50¬

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hallamos algunas composiciones tradicionales que seguramente glosar o divinizar:

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pensaba

Ojos que se quieren bien, aunque se miren de lejos, no son ojos sino espejos donde las almas se ven. Pensamientos, ¿dónde vais? Mirad que os despeñaréis, pues ventura no tenéis ¿para qué os aventuráis? Paréceme que diréis: Cobardemente habláis, y pues no nos ayudáis, menos nos aconsejéis. Si sufrís aconsejaros, pensamientos altaneros, procurad de entreteneros y no de desengañaros 54

L a obra es un rico arsenal de lírica tradicional, con poemas puramente profanos y otros vueltos a lo divino, algo que el propio poeta se encarga muy bien de defender en el prólogo de su obra. Medinilla, que desprecia al vulgo en cuantas ocasiones tiene lugar de hacerlo, sabe también valorar aquellas composiciones llenas de belleza, algunas de fe igualmente, que corrían de boca en boca y que llevarían incorporados los correspondientes tonos para cantar. En cuanto a su forma, Medinilla prefiere los metros populares, principalmente romances y villancicos, muy rara vez letrillas, redondillas, décimas, etc. Un grupo pequeño de composiciones escogen la métrica ita55

54

Varios papeles, ms. RAH, f. 5. El primer poema se reproduce también, con glosa, en el ms. 3657 de la BNM (lo copia Gallardo, Ensayo de una biblioteca, I, 151); el segundo aparece en el Cancionero de Duque de Estrada como: «pensamientos, no voléis, / mas, ya que os determináis, / tened, tened, no subáis, / mirad, mirad que cairéis» (Cejador, Verdadera poesía, VIII, n.° 29993).

55

B. Wardropper ha señalado en lo referido a la métrica de los contrafacta que la forma métrica que más se divinizaba era el villancico (184), con cabeza tradicional y glosa divina. El romance era tan popular como él entre los contrafactistas y también aparecían las serranillas. Era también muy frecuente la ensaladilla, es decir, la mezcla de todo, narración con personajes, en una romería, fiesta, teatro, etc.;

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liana, el endecasílabo y el heptasílabo agrupados en canciones, sonetos y octavas. A diferencia de la Limpia Concepción, para la que utiliza métrica italiana (sonetos y octavas), las Obras divinas se decantan por la métrica popular, igual que prefiere un lenguaje menos complicado que el utilizado en la obra anterior.

igualmente habituales eran el chiste, el enfado, la chanzoneta, villanesca, jacarandina, seguidilla, alba, nana, etc. (198-99).

CAPÍTULO V BIBLIOGRAFÍA

1 Obra de Medinilla 1.1 Obra castellana. Manuscritos en prosa 1. - A don Antonio de Luna, señor de Carrascal i Castroximeno, en el manuscrito autógrafo de la B N M , 4266, ff. 88v-93v. 2. - A Lope de Vega Carpió en la muerte de Carlos Félix, su hijo, consolación, en el manuscrito autógrafo de la B N M , 4266, ff. 84v-88v. 3. - Al ilustíríúmo i Reuereuáíúmo Señor el Arzobispo de Seuilla, que Dios guarde muchos años, en el manuscrito autógrafo de la B N M , 4266, ff. 84-84v. 4. - Carta a un Padre Dominico respondiéndole a ciertas libertades que dicen dijo en el Pulpito de vn libro de la Concepción de N. S., en el manuscrito autógrafo de la B N M , 4266, ff. 79-83v. 5. -Varios papeles ms. [Códice autógrafo de varios apuntamientos sueltos, que le servían para preparar sus obras como una especie de «polianthea»], manuscrito de la R A H , 91 747-11. 6. - El Vega. De la Poética Española. Diálogo, en el manuscrito autógrafo de la B N M , 4266, ff. 94-114. 7. - Qüestión si amor crege o mengua con /a ausencia, en el manuscrito autógrafo de la B N M , 4266, ff. 68-78v.

1.2 Obra castellana. Manuscritos en verso 8. - Algunas obras divinas, en el manuscrito autógrafo de la B N M 3954, ff. 1- 95v. 9. - Décimas a la ausencia, en Parnaso español, X I V , ms. 3922 de la B N M , ff. 41-42b: «Desconfianzas de ausencia».

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10. - Descripción de Buena Vista, en el manuscrito autógrafo de la B N M 3954, ff. 186-210. (Se trata de una primera copia de un original perdido. A continuación, y formando un todo con el poema, «Exposición a las canciones de Buena Vista de Baltasar Elisio de Medinilla por don Francisco de Rojas i Guzmán, conde 2 de Mora», ff. 211-254. También autógrafo de Medinilla, con la firma del Conde al final). 11. - Ibíd., en el manuscrito autógrafo de la B N M 4266, ff. l-26v. (Desde el f. 30 hasta el 65: Esposición a las canciones de Buena Vista de Baltasar Elisio de Medinilla por don Francisco de Rojas i Guzmán. Se trata de la misma versión, aunque retocada, también de letra de Medinilla). 12. - Elegía al Conde de Mora. Traducción de un original latino del propio poeta, que intercala en la carta Al señor de Luna, cit., ff. 93-93v: «Ya entraba el sol más grande al mar de España». 13. - Fábula de Adonis y Venus, en el manuscrito X X X de la Hispanic So¬ ciety of America, ff. 189-198 (precedida de un argumento en prosa, con el título «La Rosa, que imitaua Baltasar Elisio de Medinilla, a Jacjinta») y ff. 200- 213, en que se repite otra vez la composición con el título que damos. Otra copia en el ms. 3889 de la B N M , ff. 132-139 v, donde lleva por título «A Jacinta»: «Este a graves vigilias ocio leve». 14. - Introducción al certamen a) «Oh cuánto, oh cuánto es Dios maravilloso», en Juan Ruiz de Santa María, Copia de las Canciones, Sonetos y poesía que se higo en la Fiesta de la Beatificagión de la Beata, Virgen y Madre, Teresa de Jesús, manuscrito de la Biblioteca Rodríguez-Moñino (Incluye también una b) Canción, f. 8v: «En éxtasis de amor, de amor herida»; c y d) dos Sonetos, f. 24v, 25: «Del mismo Dios Teresa estudiosa» y «El amante en lo amado se transforma»; e) un romance, f. 75: «Llegarme a cuentas con vos» y f) la Sentencia de la justa, f. 105v: «Vistos los papeles graves»). 15. - «Poesías», en Varios papeles ms., a) «Estaba dolorosa en pie y estaba», f. 3; b) «Ya es justo que despertéis», f. 3v, c) «Ojos que se quieren bien», f. 5, d) «Pensamientos, ¿dónde vais?»; e) «Parte en cuerpo y en alma», f. 9; f) «Años ha que de oculta fuerza preso», f. HOv; g) «La niña de gracia llena», f. 125; h) «Suele tal vez del Tajo cristalino», f. 158; i) «Esto entendí, Señor, de todo aquello», f. 159.

BIBLIOGRAFÍA

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16. - [Traducciones de clásicos. Noventa y seis composiciones, algunas muy breves], en el códice autógrafo de Medinilla de la R A H 91 747-11, ff. 176-188.

1.3 Obra castellana. Impresos en prosa 17. - A la imperial ciudad de Toledo [memorial en prosa], s. 1., s. i . , s. a. 18. - A los aficionados a los escritos de Lope de Vega Carpió, en Jerusalén conquistada, Madrid, Juan de la Cuesta, 1609, preliminares.

1.4 Obra castellana. Impresos en verso 19. - A la imperial ciudad de Toledo, [soneto], en Al Santíssimo Sacramento en su fiesta, Toledo, Pedro Rodríguez, 1609, f. 3v: «Coronada de el Sol, de luz vestida». (Incluye también b) De la poesía. Soneto, f. 11: «El cielo canta en número y medida», c) Entrada de la justa, ff. 13-15: «El padre de los Poetas»; d) Canción, ff. 31-32v: «Diuino pan de flores, que del cielo»). 20. - Al autor, en Joseph de Valdivielso, Romancero espiritual, Toledo, Viuda de Pedro Rodríguez, 1612, prelim.: «Yaque el mundo a tu fama». 21. - Al Maestro Joseph de Valdivielso, en Vida... de San Ioseph, Toledo, Diego Rodríguez, 1604 [?], al final: «Ya que el mundo a tu fama». 22. - A Lope de Vega Carpió. Epístola décima, en La Filomena, Madrid, Viuda de Alonso Martín, 1621, ff. 162v-171: «Después que con más alma, Lope amigo». 23. - Décima, en Lope de Vega, Pastores de Belén, Madrid, Juan de la Cuesta, 1612, prelim.: «Tan al vivo habéis pintado». 24. - Décimas, f. 185: «Como Dios es caridad» y b) Sentencia de la justa, ff. 214v-217v: «Todos estamos acá», Mateo Fernández Navarro, Floresta espiritual, Toledo, Tomás de Guzmán, 1613. 25. - Décimas, en Miguel de los Diez, Vida y muerte... de San Ignacio de Loyola, Madrid, Bernardino de Guzmán, 1619, 126v: «Como Dios es caridad». 26. - Limpia Concepción de la Virgen, Señora Nuestra, Madrid, Viuda de Alonso Martín, 1617.

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27. - Ibíd., 1618. 28. - Romance a la soledad de la Virgen Nuestra Señora, en Obra de mvcha devoción, en qve se les enseña a todos los fieles christianos el modo que han de tener en visitar las cruzes santas..., Madrid, María de Quiñones, 1654, f. [4]: «Madre de aquel Sol hermoso». 29. - Soneto, en Bernardo de Balbuena, El siglo de Oro en las selvas de Erifile, Madrid, Alonso Martín, 1608, f. [7]: «Soberuio Apolo, cuya dulce lyra». 30. - Soneto, en Relación de las fiestas que la imperial ciudad de Toledo hizo al nacimiento del Príncipe N. S. Felipe l i l i deste nombre, Madrid, Luis Sánchez, 1605, f. 49v: «Las armas, el valor, la monarquía». 31. - Soneto, en Rimas de Lope de Vega Carpió. Aora de nuevo añadidas, Madrid, Alonso Martín, 1613, f. V : «Si a la boca del tiempo que devora».

1.5 Obras perdidas 32. - Traducción del Libro de la perdurable virginidad de Santa María de San Ildefonso. 33. - En defensa del Estatuto de limpieza de Sangre del cabildo de Toledo. 34. - Fiestas que se celebraron en Toledo en la translación de Nuestra Señora del Sagrario.

1.6 Obra latina 35. - Ad Comitem de Mora, dominum de Laios & Castañar, ingeniorum coryphaeum, amicum ínter primarios summum. Elegía, Carta Al señor de Luna, ms. 4266, ff. 92-92v: «Cinthius inclusus condensa carcere noctis», que traduce él mismo: «la entrava el sol más grande al mar de España». 36. - Epitaphia [a Margarita, refina Hispaniarum], en códice ms. R A H , 91 747-11, ff. 86-87: «Margaris ista solo est coelo gemmata corona». 37. - Epigramma, Lope de Vega, Pastores de Belén, Madrid, 1612, prelim.: «Phoebus ut auratum roseo iubar extulit ore».

BIBLIOGRAFÍA

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38. - Epigramma, en El Vega de la Poética española, ms. 4266 B N M , f. 108v: «Par módulos números vates moderatur olori». 39. - Carmen exvoto, Limpia concepción de la Virgen, señora nuestra, M a drid, 1617: «Cui mare purpuream pollens cui nubib. auster».

2 Estudios sobre la vida o la obra del poeta ANTONIO, Nicolás, Bibliotheca Hispana Nova, Matriti, Iachimum de Ibarra, 1783, 182. G A L L A R D O , Bartolomé José, Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos. III, Madrid, Rivadeneyra, 1888, cois. 688-700. (Edita dedicatoria a Lope de núm. 8). GÓMEZ MENOR, José Carlos, Boletín de Arte Toledano, I, 1965, 186. (Sugiere que es el objeto de un retrato de E l Greco). INFANTES, Víctor, «Toledo, urbe poética en pliegos renacentistas», Toledo, ¿ciudad viva?, ciudad muerta? Simposio celebrado en el Palacio de Lorenzana. Colegio Universitario de Toledo, Toledo, Colegio Universitario, 1988, 513-521. LÓPEZ DE SEDAÑO, J. J., Parnaso español, IX, Madrid, 1778, 354-370. (Edita el núm. 22). MADROÑAL DURÁN, Abraham, «La escuela poética toledana de principios de siglo XVII: Baltasar Elisio de Medinilla», Cuadernos de Poesía Nueva, 86-87, 1993, 110-115. MARTÍN GAMERO, Antonio, Los cigarrales de Toledo, Toledo, Severiano López Fando, 1857, 166-187. (Edita el núm. 10, pero sin la Exposición del Conde). PÉREZ DE GUZMÁN, Juan, La Rosa. Manojo de la poesía castellana formado con las mejores producciones líricas, I. Madrid, Colección de Escritores Castellanos, 1891, 179-191. (Edita el núm. 12). PÉREZ PRIEGO, Miguel Ángel, «Poetas toledanos del Barroco. Baltasar Elisio de Medinilla», Anuario de Estudios Filológicos, IX, 1986, 225-238. RODRÍGUEZ-MOÑINO, Antonio, «Las justas toledanas a Santa Teresa en 1614. (Poesías inéditas de Baltasar Elisio de Medinilla)», en Studia Philologica. Homenaje ofrecido a Dámaso Alonso, III, Madrid, Gredos, 1963, 245-268. (Edita el núm. 14 a, b, c, d, e y f). SAN JUAN DE L A CRUZ, fray Gerardo, «Nueva luz sobre la familia del insigne poeta toledano Baltasar Elisio de Medinilla y particular sobre

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CAPÍTULO V I OBRAS DIVINAS D E B A L T A S A R ELISIO D E M E D I N I L L A

Criterio Editorial

Editamos a continuación las Obras divinas de Medinilla, siguiendo el manuscrito autógrafo 3954 de la Biblioteca Nacional de Madrid. M o dernizamos la ortografía original, siempre que no afecte a la fisonomía de las palabras (y así se mentiene la vacilación en el timbre vocálico, la asimilación -11- (amallo), el uso de agora por ahora, etc); igualmente actualizamos todo lo referido a mayúsculas, acentuación y puntuación. Resolvemos las abreviaturas evidentes, y si se trata de un título (que transcribimos en cursiva), también; de la misma manera, las elisiones se resuelven también en letra cursiva (s'esperan = se esperan). Se emplea igualmente la cursiva para destacar los estribillos y versos ajenos a Medinilla, que glosa o intercala entre los propios. Utilizamos los corchetes cuadrados para añadir algún elemento ausente en el manuscrito y los angulares para suprimir errores por repetición de letras o palabras. Por último, numeramos los poemas y los versos dentro de cada poema y añadimos un índice de primeros versos, con objeto de facilitar las búsquedas y referencias a cada uno. Adoptamos la manera de citar las revistas especializadas que recoge J. Simón Díaz en el Manual de bibliografía de la literatura española (Madrid, Gredos, 1980). En lo que respecta a otras siglas y abreviaturas, se utilizan las usuales, pero conviene tener en cuenta las siguientes: ADT AHN AHPT Aut. BNM Correas RAH

Archivo Diocesano de Toledo. Archivo Histórico Nacional. Archivo Histórico Provincial de Toledo. Diccionario de Autoridades, Real Academia Española, 17261739. Biblioteca Nacional de Madrid. Gonzalo Correas, Vocabulario de refranes y frases proverbiales, ed. L . Combet, Burdeos, 1967. Real Academia de la Historia.

A L G U N A S OBRAS DIVINAS D E B A L T A S A R ELISIO D E M E D I N I L L A , CIUDADANO DE TOLEDO

A don Francisco de Rojas y Guzmán, conde de Mora, señor del Castañar y la villa de Layos 1

Retirado en mi propio temor, ocultaba estos papeles; mas ya animado de Vuestra Señoría, los espongo a la común censura, haciendo atrevida [a] su favor la natural desconfianza mía. Hasta agora, confieso debían mucho a la naturaleza, quejosos siempre de las eleciones de la ventura; mas ya en este segundo parto estiman más que aquella primera causa suya esta que he hecho de su amparo, pues, nacidos apena, estaban muertos en la sepultura del olvido, y hoy viven por el nombre de Vuestra Señoría, cuya persona guarde Dios, etc. Baltasar Elisio de Medinilla. 2

E l prólogo A Lope de Vega Carpió, príncipe en la poesía. L a devoción de esta ciudad me despertó del sueño de los versos humanos al ejercicio de los divinos y el abuso de honrarse de obras ajenas, a imprimillos . Perlas son estos, deducidos del copioso mar de los santos, pocas pero de valor. Bien conozco que huyen del usado camino, porque a 3

1

Sobre la personalidad de este mecenas de Medinilla véase lo dicho en la introducción biográfica.

2

Obras divinas es un libro que Medinilla se proponía publicar después del que apareció en 1617, Limpia Concepción de Nuestra Señora, que tuvo bastante éxito y que dirigió también al Conde.

3

Pensamos que Medinilla puede referirse con estas palabras a la copia que Alonso Palomino hizo de su poema numerado aquí como 97 en su libro inédito Jardín del alma, que hoy se conserva en la Biblioteca Rodríguez-Moñino con la signatura 6214. Véanse los ff. 71-72, donde se copia la composición.

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sagradas alabanzas juzgo indigno, por humilde, el estilo común de los refranes y juego de vocablos, vicio que ha ofendido las vigilias de muchos. Porque, como sean modos y lenguaje provincial, apena son conocidos en reinos estraños, donde, cuando llegue la lengua, no alcanzan los adagios ; ocasión que ha oscurecido en la nuestra algunos poetas de la latina, y culpa en lo menos importante. Todo mi estudio libré, después de los conceptos, en bien esprimillos, porque el ánimo no se deleita con la sutileza de las sentencias, si la sequedad de la oración le desmaya; como también mueve poco el torrente de las palabras vanas donde faltan las sentencias. No mal lo dice Cicerón: «Hablar compuestamente y con elegancia sin sustanciosas sentencias es locura, sentenciosamente sin orden de palabras, infancia». No falta quien reprehende la versión de las canciones humanas a lo divino , y sin razón, porque en la Escritura la tenemos de lo contrario, sirviendo las riquezas egipcias al Tabernáculo , que no es otra cosa que consagrar a la verdad los sigmentos poéticos. Tiene confirmación de San Agustín con la de muchos que enriquecieron la Iglesia con los despojos gentílicos; el cual, reduciendo a Dios las sentencias profanas, las usurpa a sus dueños, como a injustos poseedores, las cuales estaban en ellos como lilios entre espinas, según opinión de Orígenes. Moisés no llegó al grado de profeta y legislador, sino después de instruido en todas las ciencias de Egipto. Y la ley en el Deuteronomio mandó a los hebreos que si alguno quisiese casar con cautiva se le permitiese, con que primero la purificase cortándole las uñas y el cabello . L o cual dio ocasión a San Jerónimo a decir que, cuando leemos los gentiles, si algo advertimos útil, lo traduzgamos a Dios, purgando lo vano y corrigiendo lo superfluo, y como se convierte el hombre, es justo que sus acciones y instrumentos le sigan, satisfaciendo con ellos lo que con ellos ofendió. Mas si en esta objeción reparara como en otras, no diera a luz estos papeles, porque juzgo enfermedad la de algunos que murmuran, pues no el juicio, sino el defeto de su 4

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No obstante, como se verá, no prescinde del todo Medinilla de refranes y juegos de palabras. Acaso Medinilla tiene presente el texto de El hospital de los podridos, entremés anónimo impreso en la Séptima parte de Comedias de Lope (Madrid, 1617), donde se puede leer: «-¿Y con qué poetas os pudrís? -Con estos que hacen villancicos la noche de Navidad, que dicen mil disparates con mezcla de herejía». Y como ejemplo muestra esta vuelta a lo divinio de Garcilaso: «Cerca de Dios, en soledad amena, / de verdes santos hay una espesura», entre otros disparates (véase Colección de entremeses... por D. Emilio Cotarelo, NBAE XVII, Madrid, Bailly-Bailliére, 1911, 95-96).

6

Lugar donde los hebreos tenían el arca del testamento.

7

Segmento es «el pedazo o parte cortada de alguna cosa» (Aut.).

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naturaleza les obliga a la detracción y en esta parte como en la alabanza no es de grandes varones pender del error del vulgo, que siempre con falso gusto prueba todas las cosas . d

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OBRAS DIVINAS D E B A L T A S A R ELISIO D E M E D I N I L L A 1. En loor de la poesía. Elogio. A la Virgen Nuestra Señora* Anima, oh Tú, mi ingenio perezoso, Virgen hermosa, causa peregrina de la fama a que aspiro glorioso , 9

a que levante la Poesía, que inclina el ocio al cielo mismo, que Tú eres, pues por T i nombre tiene de divina:

5

que como a lo mortal tanto prefieres, a la acción que se emplea en tu belleza comunicas el título que adquieres. Nació con la común naturaleza, émula al cielo, la sutil Poesía, que lo que él forma imita su destreza .

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10

Pues el mundo compone en armonía, peso, medida y número ordenado la fértil voz del verbo que le cría.

15

E l superior, a Dios canta el sagrado [f. l v ] oficio de sus manos, y las aves aprenden dél su acento no estudiado . 11

En El Vega de la poética española, el diálogo que Medinilla escribió sobre cuestiones teóricas, ms. 4266, también se publica este poema, cuya glosa ocupa gran espacio a los interlocutores. Allí se titula «Elogio de la Poesía. A los ingenios de Toledo». Iremos anotando las variantes que existen entre los dos manuscritos, así como la exposición que afecta directamente a los versos reproducidos. Esta invocación a la Virgen tiene su equivalencia casi exacta en los principios de Limpia Concepción de la Virgen: «Anima, oh Virgen, tú con amoroso / fuego mis labios porque dignamente / tu loor anuncie» (Madrid, 1618, f. 1). Compárese con El Vega: «La poesía (según Plutarco) es un arte de imitar y representar» (ed. F. de Borja San Román, 76). En El Vega: «Toma ejemplo este mundo inferior y mortal, imitando lo más que puede sus acciones, pues a las sonoras venas de las aguas, las aves en no aprendidos

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Las aguas y los céfiros süaves murmuran su alabanza; hasta a las flores Pitágoras concede ansí himnos graves .

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Adán, en su justicia, los favores celebró en verso de su autor divino, hablando siempre en él los sucesores . 13

Naturaleza al bien lleva el camino, la ley es bien, el verso es ley, la prosa desprecio del preceto peregrino .

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Luego fue más común la religiosa poesía en el principio a los mortales, que después corrompió la culpa odiosa . 16

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Nacieron con su fin viciosos males, faltó la religión, viviendo en tanto los hombres sin razón, al bruto iguales . 17

Mas Dios a despertar del ciego encanto envió la Poética a la tierra , al alma con los números del canto. 18

35

Pacificó la más que civil guerra de los sentidos, el rigor templando, que en lo selvaje la inorancia encierra. 19

12 13 14 15 16 17 18 19

cantos (como divinamente pensó Garcilaso) hacen gracias a su autor divino» (ed. cit., 77). En El Vega: «Y hasta a las flores atribuyen los pitagóreos ciertas odas y himnos» (77). En El Vega: «Platón no difiere de esta sentencia probando que los hombres fueron criados de la Naturaleza músicos y poetas» (77). Para Medinilla «la poesía es más natural y más antigua que la prosa» (El Vega, cit., 78). En El Vega: «Naturaleza, cuanto es en sí, aspira al bien y camina a la perfeción, clarísimo principio de la Filosofía» (78). En El Vega: «Deperdiéronla [los hombres] con las otras por las culpas y vicios, a que bestialmente se entregaron» (78). En El Vega: «Con tal desorden los hombres vivían simplemente, librando su trabajo en los brazos, sin obrar cosa alguna con el entendimiento. Faltóles la religión [...] y con ella como fundamento las demás virtudes» (78). En El Vega: «Vivieron desta suerte hasta que Dios, movido de la selvatiqueza nuestra, envió la poesía del cielo» (79). Frase que se toma de poetas antiguos como Juan de Mena: «Canta tú, cristiana musa, / la más que cevil batalla» (Coplas de los siete pecados capitales, apud Moñino, Diccionario, 242). También lo utiliza Valdivielso.

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Fueron della las ciencias emanando con que la alma a sí misma, a Dios el culto, [f. 2] a la vida la forma fue tornando .

40

20

No es otro el fuego que robó y oculto aplicó para la alma Prometeo a aquel terreno, fabuloso bulto, 21

45

que la sagrada poesía de Orfeo , con que a los hombres piedras animaba, fomentando la llama del deseo. 22

Fue tercera del cielo en que dictaba sus secretos al mundo, espuela fuerte de la virtud, que proponiendo alaba .

50

23

Alma fiel de la vida, de la muerte engaño grave, vida de la fama y suspensión de la contraria suerte. Y si la copia agora vil la infama, a su verdad la sacra profecía para ornato mayor tal vez la llama.

55

Ella fue la primera Teología, sembrando Trimegisto el culto en ella , y la antigua también Filosofía . 24

25

26

60

Es de las artes todas causa bella y ansí el poeta en todo es el primero, a quien descubre sus secretos ella. 20

En El Vega: «Desta mudanza nacieron las demás ciencias, con que volvió al suelo su primera hermosura, la religión a Dios, la forma a la vida y el alma a sí misma, que tan lejos de sí andaba» (79).

21

Hijo de un titán, robó el fuego sagrado a los dioses para dárselo a los hombres, por lo que fue castigado por Zeus. Compárese con El Vega: «No fue otro el hurto insigne de Prometeo, fuego que anima los pechos, en su primera simplicidad informes» (79).

22

Poeta y músico por antonomasia de la antigüedad, que era capaz con su música de suspender a la Naturaleza y dotar de vida a lo inanimado.

23

Compárese con El Vega: «Es blandura y regalo de las fieras, espuela de la virtud, freno del vicio, paz de los mortales, deleite del cielo» (79). Mercurio Trimegisto.

24 25

En El Vega: «Y fue la poesía de suerte recebida que el Mercurio Trimegisto sembró en ella a las rudas gentes la religión» (80).

26

En El Vega: «También se alzó la poesía con nombre de filosofía antigua» (80).

139

POEMAS EDITADOS

No hay cosa, no, en el mundo, que el severo verso no trate, hasta en los cielos sabe que influye el signo más piadoso o fiero.

65

Eumolpo en canto engrandeció süave [f. 2v] la fingida deidad; la verdadera en él alaba nuestra Iglesia grave . 27

28

A los que ejercen bien su lisonjera ley llamó sacerdotes, elocuentes intérpretes de Dios, la edad primera .

70

29

También tal vez de la virtud prudentes capitanes y padres de la ciencia , que en cárcel de oro enlazan a las gentes . 30

31

75

Aumenta la poesía la elocuencia, enriquece la lengua y los concetos amplía en el ornato y la licencia , 32

mitiga los dolores más secretos, alegra la vejez, alienta al triste y confirma los ánimos inquietos .

80

33

Lo más pequeño de grandeza viste, vence en la guerra, el brazo fortalece, los pechos arma, el ímpetu resiste.

27

28 29 30 31 32

33

Hijo de Poseidón que fundó los misterios de Eleusis. Compárese con El Vega: «En Atenas, Eumolpo antes de la guerra de Troya, colegió en verso los himnos [...] de su deidad» (80). En El Vega: «Nuestra Iglesia Católica usa de los [himnos] de los santos en las solenidades mayores» (80). En El Vega: «Merecieron los poetas la grandeza del nombre de sabios, facundos, elocuentes, prudentes, intérpretes y sacerdotes de los dioses» (81). En El Vega: «Llamándolos Platón [a los poetas] en varios lugares padres de la sabiduría y capitanes de las virtudes» (81). En El Vega: «Pintaban a Hércules Gallico, que con una cadena de oro lleva tras sí los pueblos presos por los oídos» (81). En El Vega: «La elocuencia se amplía, la lengua se enriquece, la pronunciación se ablanda, los conceptos se aumentan, las materias se hermosean, las pequeñas se engrandecen» (81). En El Vega: «Con la poesía se curaron muchas enfermedades, se consuelan muchos ánimos afligidos, huyen los dolores. Con ella se adorna la juventud, [...] la vejez se alegra» (81).

140

BALTASAR

ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

Impera al corazón, con quien parece que tiene deudo, pues con varias cosas le alegra, espanta, templa y enfurece .

POÉTICA

85

34

Son música las almas oficiosas y como la poesía les responde, las inclina a sus leyes sonorosas.

90

Levanta la alma en éstasis a donde fuera de sí, con celestial dotrina bebe el ardor, que al plectro corresponde , [f. 3] 35

Con Dios contrata entonces, y divina, como ya las sibilas en su canto, a profetar está casi vecina . 36

95

37

Templo de Dios es el poeta, en tanto que del profano vulgo dividido libre ejercita el previlegio santo. Cierta, invisible, invicta, esclarecido crisol de los ingenios, moradora del siglo de oro, ajena de ruido. Del que compuso el mundo formadora imagen, que de nada obras fabricas, bella en la variedad, orden sonora.

100

105

Madre del buen deseo, que duplicas el espíritu a tantos, vence y dura, ceñida en torno de coronas ricas, otros digan que en ti cantó la pura Virgen el himno y en el paso duro Dios de su muerte te honra y asegura.

110

34

En El Vega: «Incita y predomina los corazones, espantando con cosas monstruosas, alegrando con la imagen del deseo, enfureciendo con razones bélicas y mitigando con las pacíficas» (81).

35

En El Vega: «Como consiste en consonancia [la poesía] las enseñorea [a las almas], que muchos quieren que sea una música divina» (81).

36

Sacerdotisas de Apolo a las que se atribuía carácter profético.

37

En El Vega: «Trata amistad el poeta con el cielo, y conversa (tal dicen) con sus inteligencias, por lo cual ellos se arrogan el título de divinos y a sus obras de sagradas, y por el cual está vecino a profetar lo futuro, como las sibilas en elocuentísimo metro» (82).

141

POEMAS EDITADOS

Verdad debe de ser, mas yo procuro dejar en la incerteza, que recibe lo más honroso por lo más seguro. Que ya Toledo el pecho te apercibe para volver a Dios en ti piadoso las gracias de los bienes por que vive.

115

¡Oh vos, cerco de ingenios milagroso , escrebid, escrebid versos divinos, que Dios es el sujeto más glorioso! [f. 3v] 38

120

Dejad, dejad los ásperos caminos del mundo ya; volved, volved al cielo, de que andáis desterrados peregrinos. Mas ¿para qué despierto vuestro celo, si en admirables obras dilatado, llenando va de rosas todo el suelo?

125

Como suele tal vez viento templado, usurpando el olor a varias flores, ennoblecer en torno todo el prado, ansí Toledo goza los favores, después que le bañó de luz María , de los pies de la sierpe vencedores.

130

39

A todo el cielo gratos siempre envía vuestro afecto en incienso, el dulce acento de voces de acordada melodía.

135

Mas qué mucho os ocupe tal intento y esceda al mundo vuestro ingenio y arte, si viviendo más cerca de su asiento, os alcanza del cielo mucha parte.

38

Perífrasis con que se quiere aludir a Toledo.

39

Probablemente alude a la bajada de la Virgen a imponerle la casulla a San Ildefonso.

142

BALTASAR

2. A la Virgen Nuestra Señora.

ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

Canción

40

Salve, del sol esfera, cuyas plantas, corrigen sus mudanzas a la luna, Virgen fecunda, Madre no ofendida, estrella al mar en la mayor fortuna, que noble entorno de astros te levantas, [f. 4] émula casi a Dios, pues a medida reduces lo infinito y das la vida a la vida mejor y de tu pecho cuelga Aquel de quien todo está colgado, y vive a tu favor necesitado el común dueño; y tanto, ¡oh gran provecho!, tu virtud resplandece, que en tu presencia Dios niño parece. 41

Salve, nube süave, que al más bello ángel tienes incluso, aposentando corporal la deidad especialmente. Madre capaz de Dios, que en breve y blando seno cercas a Aquel, que con querello libra en su peso el mundo y eminente te es común hijo con su eterna fuente. A quien el hombre debe el pretendido principio de salud, pues das posible lo que en su propio ser era imposible, muriendo Dios en sí a la carne unido, que ansí en tu honor se mueve; que quien a todos da, sólo te debe. Salve, piedra gentil, de quien labrada fue la angular sin manos, Virgen bella, de las Indias de Dios tesoro vivo. Casa fundada del que nace en ella, sobre montes eternas fabricada, [f. 4v] enigma al cielo, que al querub nativo

5

10

15

20

25

30

40

Esta canción petrarquista responde al paradigma: ABCBACCDEEDfF. Lleva también «commiato» de 7 versos. Véase E. Segura Covarsí, La canción petrarquista en la lírica española del Siglo de Oro, Madrid, CSIC, 1949.

41

Estas palabras también se utilizan en Limpia Concepción para referirse a la Virgen: «Si eres estrella al mar, al mar copioso / aspiro de tus loores» (Madrid, 1618, f. 1).

143

POEMAS EDITADOS

escede del gran parto el don altivo. Del principio mejor raíz gloriosa, fruto tuyo después, cuyo honor santo llega a estimar el mismo Dios en tanto que quiere que se atreva maliciosa lengua por más grandeza antes a su deidad que a tu limpieza. Salve, hogar y posesión divina grande y sin fin, que visten renaciendo de olorosa virtud ilustres flores, a donde se regala entreteniendo la abeja santa, Virgen [pa]lestina, monte autor de aromáticos olores, mar que claro del cielo a los favores la unión de Dios descubres, complemento del sacro Gerión de tres personas a cuya ciencia pródiga coronas con diadema mortal, campo contento de tus cosechas ricas que no sembrado fértil multiplicas.

35

40

45

42

Salve, cisterna de Belén, süave deseo de David, de quien eterna vida al mortal procede, gloria al cielo de aquel legislador que al día gobierna; [f. 5] arca arrimada, vestidura grave del que usa de la luz como de velo. Llena de Dios, que mezclas desde el suelo con Él tu sangre, en cuyo cuerpo hermoso el sol sus rayos Cándido apacienta; espejo donde Dios se representa tanto que en T i se ve más generoso el ser que de sí envía; pues cuanto Dios no es, eres María.

50

55

60

65

No más, canción, remite al silencio el deseo, que no hay pura lengua que alaba la que a Dios comprende 42

Según la mitología, el gigante de tres cabezas que apacentaba un rebaño de bueyes en Hesperia del que se apoderó Hércules. Aquí trascendido por la Trinidad.

144

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

y en vano tanto ardor mi amor pretende; que ¿cómo puede, aunque es la acción segura, engrandecer la humana a quien dio la palabra soberana?

POÉTICA

70

3. A Nuestra Señora con título de la Salud. Otavas

42,

Madre de Dios, del mismo Dios plantado, celestial paraíso que contiene el árbol de la vida regalado, que mayor gracia que el primero tienes. Si frutifica en T i con el sagrado rocío la vida, la salud conviene [f. 5v] que florezca también, pues das unida la vida a la salud, Dios a la vida. Ningún título en T i más gloriosa grandeza enseña; pues por dar posible la salud a la tierra deseosa facilitaste el término imposible. Tú de la carne tu corona hermosa formaste a Dios, con que la obró posible; porque si tu favor no le ayudara, faltando el medio, la salud faltara. Trató el ángel soberbio la ruina con Eva de los hombres y contigo el paraninfo la salud divina, porque mujer dé el bien, si dio el castigo, bien el efeto a la razón inclina, pues cuando Dios espera como amigo ser con tú, sí salud y amor le toca, le tuviste colgado de la boca.

5

10

15

44

Antes del cielo, oh Virgen elegida, estás para salud, y en el primero crepúsculo del alba, aún no nacida

20

25

43

Copia el autor este poema de su libro Limpia Concepción, ff. 22-22v. Anotamos las variantes entre las dos versiones, algunas de consideración, que revelan que Medinilla volvía continuamente sobre su poesía.

44

«Comúnmente se toma por el que anuncia alguna felicidad» (Aut.); aquí quiere referirse al Arcángel.

145

POEMAS EDITADOS

al mundo fuiste el medio verdadero; pues como dio desde el principio vida en él ya muerto el Cándido Cordero, [f. 6] ansí por lo que Madre de Dios fuiste, antes de tener vida, salud diste, que el nombre de salud estimas tanto que al daño la previenes diligente, obligando al seguro todo cuanto como Madre estuviste a Dios presente. Eva perdió sus hijos y su llanto antes gozaron que el vital oriente, mas Tú, por más que madrugó a su culpa, primero amaneciste a la desculpa. No sólo al hombre tornas en el suelo la defunta salud, pero en crecido aumento al ángel, pues en otro velo dél reparas el número perdido: que como sus reliquias en el cielo preservó con su sangre, aún no vertido el mismo Dios, tú dándole en tu esfera, vuelves al cielo la salud primera.

30

35

40

45

4. A la Santísima Trinidad. Soneto Mirando su mejor naturaleza; substancia pura, ajena de accidente, el Padre engendra al Verbo eternamente, [f. 6v] persona igual en gloria y en nobleza. Contémplanse los dos en su belleza, uno del otro espejo transparente, de cuya comprehensión omnipotente procede amor, que es Dios y de sí empieza. Si porque engendra el Padre de sí mismo al Verbo, el Verbo es Dios, en una esencia, tu amor también, que de los dos resultas. ¡Oh piélago divino, oh cierto abismo! ¿Dónde está en unidad la diferencia? Mayor fe tengo, cuanto más te ocultas.

5

10

146

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

5. A Cristo Nuestro Señor. Soneto Si por humana ley, al delincuente que el Padre presentó, de la severa ejecución la pena se modera, porque no juzguen que le fue inclemente; cuánto mejor, Señor, de la clemente divina vuestra mi dolor espera que se remita la sentencia fiera que amenazaba mi soberbia frente. A vuestros pies, mi Dios, arrepentido, hoy vuestra Madre y mía me presenta, no castiguéis mi injusta rebeldía;

5

10

no digan, pues a Vos me ha conducido, [f. 7] que quien mi vida en vuestro juicio intenta quiere pagaros con la muerte mía. 6. A Cristo Nuestro Señor. Soneto

45

¿Quién me dará una fuente, Jesús mío, porque con ojos mares llore tanto que, consumido el corazón en llanto, pueda borrar mi loco desvarío? Amé la vanidad, seguí el impío contento de la vida, pero cuanto la vista penetró su ciego encanto, regalé mi dolor en humor frío. Atrevidos los ojos, en quien fuistes propia imagen, mi Dios, hacer quisieron de la humana beldad ídolo vano.

5

10

Paguen llorando lo que viendo hicieron, pues yendo a castigar lágrimas tristes, os derriban la espada de la mano.

45

Recuerda la famosa elegía de Herrera, que comienza: «¡Quién me daría, Amor, una voz fuerte, / y espíritu en mis lágrimas osado, / para cantar las cuitas de mi suerte!» (Poesía castellana original completa, ed. C. Cuevas, 657).

147

POEMAS EDITADOS

7. A la muerte de Cristo Nuestro Señor. Canción Pendiente de una cruz inominiosa, roto a pedazos el mortal vestido, como rosa de espinas coronado, [f. 7v] desnudo de su ropa vergonzosa, cárdeno el cuerpo en púrpura teñido, de esmaltes dolorosos matizado, cuatro veces clavado, muriendo está Jesús, Cristo muriendo, muriendo Dios, dejado de sí mismo, que en tan penoso abismo, a manos de la culpa padeciendo, no favorece, porque ansí convino, a la humana flaqueza el ser divino. M i l veces ofendido de su injuria, pide sediento a la envidiosa gente descanso al fuego, que el dolor le aumenta; mas con lisonja vil, popular furia le da hiél y vinagre diligente, que es presta la maldad en lo que intenta, gusta, en fin, de su afrenta. ¡Oh sed sagrada de las almas, cuánto de Dios, que vive hasta la muerte triste, en el pecho pudiste, pues cuando como mar deshecho en llanto por cuatro fuentes su virtud envía, prueba en \a amarga hiél la culpa mía! Profana con las suertes la sagrada [f. 8] ropa el vulgo villano y licencioso, burla del mismo Dios, que por él muere. «Si a otros fuiste salud, ¿cómo te agrada morir ansí?» le dice, y amoroso perdón del Padre y no venganza quiere; que a su dolor prefiere la piedad y el amor al sentimiento, 46

5

10

15

20

25

30

El paradigma ahora es: ABCABCCDEeDF en las siete primeras estrofas; la octava (que parece tomarse de otro sitio) cambia a AbCABCcDEeDff con «commiato» de 7 versos.

148

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

desculpando el error con la inorancia. ¡Oh divina sustancia! ¡Oh secretos de Dios, de almas sediento!, pues castigar pudiendo a quien la piensa, perdonas en los actos de tu ofensa.

35

En la pena mayor, de sus amigos dejado Dios, como ladrón infame, sin forma de hombre padeciendo entre ellos, uno piadoso en tantos enemigos, ordena el cielo que por Rey le aclame, pidiendo parte de sus triunfos bellos: ya le parece vellos, que a quien clavado ve caminar mira. Milagro de la fe, lince sagrado, que espirando a tu lado tienes a Dios, que crucifijo espira, llevando alegre (tanto a un alma advierte) [f. 8v] la tuya sola en premio de su muerte.

40

Con voz valiente, a cuyo acento grave, conmoviendo su hermosa pesadumbre, tembló la tierra, desquicióse el cielo, dio al Padre Dios su espíritu süave, robando la vergüenza, al sol la lumbre, que antes se puso que abrazase el suelo a la noche de hielo. Con tierno corazón de humanas dieron señal las piedras duras, despertando a ayudarlas llorando antiguos santos que en su fin durmieron, que como el dolor falta en los mortales, viven los muertos por sentir sus males. L a cabeza inclinó, título impuesto de rey entonces, enseñando al mundo que muera huyendo la grandeza impropia. Rompe hierro cruel aquel compuesto de mortal y divino, y con profundo curso vertió de sangre dulce copia, que hasta la muerte propia llegó su amor, que con divino modo

45

50

55

60

65

70

149

POEMAS EDITADOS

no solo nos convida hecho pedazos y con abiertos brazos [f. 9] espera recoger el mundo todo; pero para animar nuestra flaqueza nos llama de la cruz con la cabeza. E l nativo calor hace desvío faltando el fundamento de la vida, a quien ligera sucedió la muerte. Discurre el campo de su cuerpo frío preciosa sangre en partes dividida, que dilatada hasta los pies de suerte por ellos se divierte que bajando en corales los recibe amargo el mar de llanto de María, que le hace compañía y a mayores tormentos se apercibe, pues como muerto Dios sola se queja de llamarse su Madre entonces deja. 47

Estaba dolorosa en pie y estaba tocada del imán de su deseo, anhelando por ir al cuerpo suyo. «Sola dél sólo soy», sola lloraba, «sola dél sólo soy, que es sólo empleo el que se hace, Jesús, del amor tuyo. Y a a Dios se restituyo, con que estaré sin Ti, siendo Dios mío», [f. 9v] dijo animosa, aunque en el alma santa guardaba pena tanta como era la ocasión del mal impío pagando con usura, ansí crecieron los dolores que al parto falta hicieron.

75

80

85

90

48

¡Ánimo, oh corazón!, ¡ánimo, oh alma! Levantad a la cruz el pensamiento, crucifícaos con Dios en su tormento:

95

100

105

47

En el sentido etimológico de 'desviarse por varios lados'.

48

Desde aquí hasta el final del poema copia Medinilla unos versos que también había escrito en sus Varios papeles ms., códice autógrafo de la RAH, f. 3. Damos las variantes en nota.

150

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

clavado allí os espera, porque haya quien con Él padecer quiera, acompañalde pues en su agonía, que es dulce en el dolor la compañía.

POÉTICA

110

8. A la Natividad del Cristo Nuestro Señor. Romance Esto le dijo a Jesús un alma gitana hecha , que los pecados obligan a lo que nunca se piensa : 49

50

«Pobre andaba por el mundo, que la culpa es cosa cierta que trae las almas corridas con el temor de la pena. [f. 10] Agora naces, infante, en pajas viles y secas, cuando del pesebre humilde racimos de ángeles cuelgan. Morirán por imitarte los niños de aquesta tierra, porque hoy más que nunca paga por la culpa la inocencia. Muy grande es tu señorío, pues a adorarte se acercan tres Reyes ya, que a tu sol los encamina una estrella.

5

10

15

20

Tan grande como tu padre te has de perder y en la Iglesia te hallarán, porque esta raya denota que has de ser de ella.

49 50

Finge aquí el poeta que una gitana (el alma) lee las rayas de la mano de Jesús y predice su futuro. Medinilla vuelve a lo divino dos versos del famosísimo romance de Lope que comienza: «Hortelano era Belardo / de las huertas de Valencia, / que los trabajos obligan / a lo que el hombre no piensa» (Romancero general, ed. González Palencia, I, n.° 357).

POEMAS EDITADOS

15 1

Seis meses ha que nació tu voz de un mudo en Judea, que como Juan de buen alma apruebe tu vida buena.

25 51

Esta raya, hermoso niño, que será muy breve muestra, vendido de un falso amigo que sentarás a tu mesa. ¡Qué muerte tan espantosa que te amenaza! y es fuerza pasar por ella, Emanuel, [f. lOv] para que todos no mueran. Pobre naces y más pobre morirás, que el cielo ordena que mueras entre ladrones, como naciste entre bestias.

30

35

40

No lloréis, hermosa niña, (dice a la madre y doncella que confería estas cosas), que nueva vida le espera. Esta raya que aquí veis dice una cosa bien nueva: que se ha de tragar la muerte, muriendo a las manos de ella. Los pastores de Belén a adorar al niño llegan, avisado[s] de unas aves que sobre los cielos vuelan. Pobres presentes le traen y entre su rustica ofrenda vengo a traerle la mía, si por vil no la desecha.

45

50

55

Cara de pascua y de rosa, doncella de gracia llena, 51

Juega Medinilla con el equívoco, pues Juan de buen alma se dice «a uno que es bonazo y flojo» (Correas).

152

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

no dedignéis mi deseo, que Dios muy bien los aceta.

POÉTICA

60

Arrepentida y confusa [f. 11] llego, Señora, a la puerta y un corazón humillado nunca este niño desprecia. Dadme en limosna la gracia y no os espante que sea importuna, que soy pobre, gitana y mujer que ruega.

65

Bien sé que no la merezco, mas por esas niñas bellas de los ojos de paloma, que no me he de ir descontenta.

70

Imagen soy de vuestro hijo, y ansí os le presento en ella, para que me deis la vida que está por mis culpas muerta.»

75

9. A San Juan Evangelista en su muerte. Villancico

52,

Si hace amor uno de dos, ¿quién, Juan, tal grandeza ha visto?, que por el que os tiene Cristo venís a ser como Dios. Vive amor en la igualdad, como por ella se cría, que es amor dulce armonía que causa la voluntad; y ansí, pues conformes dos [f. l l v ] se hacen uno, claro es visto que el amor que os tiene Cristo os iguala casi a Dios.

5

10

52

El verbo dedignar es un latinismo crudo, usado en el siglo XVII, que sustituye al común desdeñar.

53

Este villancico responde a un esquema típico en la métrica del autor: xyyx abbacyyx. Véase A. Sánchez Romeralo, El villancico, Madrid, Gredos, 1975.

POEMAS EDITADOS

15 3

Amándoos, divino Juan, en vos Cristo se transforma, con que vestís mejor forma que la heredada de Adán. Y ya que se vuelve en vos, que sois el más santo es visto, pues no se igualara Cristo con quien no quisiera Dios. Por lo que en vos se retrata, por el amor en el suelo, llevándoos en cuerpo al cielo como a su persona os trata. Que si es dicha amarse dos por ser uno, bien se ha visto que por el amor de Cristo sois una cosa con Dios. 10. Al mesmo en la tina . 54

15

20

25

Villancico

Solicitan en vano, Juan, ofenderos, que a las águilas nunca se atreve e/ fuego . 55

Solo a los rayos de amor [f. 12] morir el águila debe, que si a los del sol se atreve, ¿qué daño le hará el calor? A vivir vida mejor parece que ahí os han puesto, que a las águilas etc.

5

10

54

San Juan Evangelista sufrió martirio en tiempos de Domiciano en Roma, pero salvó la vida milagrosamente. El martirio consistió en que lo sumergieron en una tina de aceite hirviendo.

55

Era proverbial en la época que las águilas no temían al fuego y podían mirar al sol directamente, de ahí que se juegue con la representación simbólica del evangelista. Compárese con el texto recogido por Fernández Navarro, dedicado al mismo santo: «Que son de águilas solos / los que al sol miran» (Floresta espiritual, 1613, f. 42v).

154

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

Si dentro el fuego de Dios tenéis el nido formado , ¿cómo un fuego limitado podrá ofenderos a vos? Danos estos fuegos dos, uno vida, otro respeto, que a las águilas etc.

POÉTICA

56

15

11. Al mismo. Romance E l cáliz de la pasión, divino Juan, recebís, que amor os hace animoso facilitándoos el fin. Quien os viere ansí dirá que vuelve Dios a morir, pues el hijo de María está padeciendo ahí; que si os distingue el martirio, la grandeza no es ansí pues Dios muriendo, a su madre [f. 12v] la falta de Dios suplís. Por Dios quedáis en la tierra y hoy la queréis advertir, porque el rigor del martirio ni os lastima ni sentís. Mas no es mucho que el sentido falte al dolor que sufrís, pues en la cruz padecistes, con Dios los que vos no aquí;

5

10

15

20

con Dios moristes entonces y ya como Dios vivís, que después de aquel tormento este que os aflige es vil.

56

Parecida expresión se halla en los versos de Palomino dedicados al mismo santo: «El águila hermosa / de los ojos bellos / a los cielos sube / donde el nido ha puesto» (Jardín del alma, f. 154).

155

POEMAS EDITADOS

12. A los Reyes. Romance A l resplandor de una estrella, que al sol se pudo atrever, a dar la obediencia vienen tres Reyes a un niño Rey. A l contrario de los sabios, aunque cada uno lo es, buscan el sol en Oriente y vanse alejando dél. Paró en un portal y vieron la majestad de Israel, a quien, suspensos y humildes, [f. 13] dijeron ansí los tres: «Si es dicha tener estrella , ¿qué más dicha hay que tener?, pues nuestra estrella nos trujo a conocer nuestro bien.

5

10

58

De ver el sol a la sombra , hemos venido a entender que estrellas lucen de día porque con vos le tenéis.

15

59

20

En estas pobres riquezas que os damos conoceréis el incienso, mirra y oro, como a Dios, hombre y a Rey.»

57

Fernán González de Eslava en sus Coloquios espirituales y sacramentales y poesías sagradas (1610), introd. de J. García Icazbalceta, México, Francisco Díaz de León, 1877, 258b escribe un poema dedicado también a los Reyes, que comparte con el de Medinilla los cuatro primeros versos: «Al resplandor de una estrella / Buscan los Reyes de oriente / Nuevo sol resplandeciente / En brazos de una doncella». La glosa de Eslava no se parece a la continuación de Medinilla, pero es evidente que ambos parten de una cancioncilla común.

58 59

«Tener estrella. Por dicha; no tenerla, lo contrario» (Correas). Se juega con el vocablo sol, por una parte con el sentido de 'astro', por otra, con la identificación sol = Jesús.

156

BALTASAR

ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

13. A la fiesta del Santísimo Sacramento en Santa Fe. Romance

60

A su palacio real de Santa Fe Cristo llega a dar entre sus esposas todo el cuerpo de su hacienda. A su venida dichosa, todas con razón se alegran, pues quiere por más seguro quedarse El mismo por prenda. Los cielos se espantan, pasma la tierra de que toda su corte se pase a ella. [f. 13v] Enamorado les trae pan desde el cielo a la tierra, que lo que sustenta al ángel hoy a los hombres sustenta; su misma persona obliga a todo el sustento dellas, que en su mejor posesión impone este pan de renta. Los cielos etc. Déjales de balde el pan y aunqwe de balde le deja, le costó gotas de sangre, que tan caro amor le cuesta. Previéneles como amante que nunca falte a su mesa, porque aunque viene de lejos tienen abundancia cerca. Los cielos etc.

5

10

15

20

25

14. Al Santísimo Sacramento. Romance Pastor en sangre bañado, ofendido de mis yerros,

60

Parece aprovechar a lo divino el romance que empieza «A su palacio de Burgos / como buen padrino honrado, / llevaba el Rey a yantar / a sus nobles ahijados» (Romancero general, ed. González Palencia, II, 77).

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POEMAS EDITADOS

que para morir amor hizo propios los ajenos. L a que con señal de paz [f. 14] dais seguro a vuestro pueblo, para que se llegue a donde le convidáis con el cuerpo. L a ovejuela soy perdida, recibidme, que ya vuelvo, que si antes huí rogada, agora esperada os ruego. Oídme, aunque a vuestros silbos no respondí, con ser vuestros, que hoy es día de piedad, pues salís de blanco a vernos. Después que os vi disfrazado más encendida me siento, que el sol entre nubes siempre abrasa con mayor fuego.

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E l veros tan liberal me ha cautivado, pues veo que cuando os quedáis en carnes dais de Vos y os dais Vos mesmo. Amor, no miedo, me trujo, aunque bien pudiera el miedo, que hacéis de merced la vida, que sois tan hombre como esto. Como sin rienda vivía, amor diligente ha hecho que tome aqueste bocado, [f. 14v] porque enfrene mis deseos. Breves contentos del mundo, quedaos con Él, que ya quiero mudar pastor que me pague por pagar lo que le debo. ¡Ay, Señor, y qué olvidado de Vos anduve este tiempo,

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

perdido por mala paga!, que ¿cuándo e\ mundo da menos?

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A vuestra casa me torno, que, en fin, sois amor primero , y mal negaréis la puerta a quien abristes el pecho. 61

M i mal quisiera contaros, pero más llorando os cuento, que pone \a alma en los ojos la voz que el dolor ha muerto.

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75. A Santa Inés. Romance A vuestras manos hermosas, pastora bella en estremo, llega el manso del ganado que camina para el cielo. Mucha gracia os acompaña, pues al regalo del pecho [f. 15] se entretiene el corderillo que fue salud de su pueblo.

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Mucho imitáis al Baptista, aunque le escedéis en esto, pues él dio al Cordero nombre y a vos os le da el cordero, y a tanto llega su amor que, enamorado y contento, olvida los de su Madre, Inés, por los brazos vuestros. Celos al cielo causáis, pues con justísimos celos dice que os alzáis con Dios y que gusta Él mismo dello.

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«El amor primero jamás se olvida; pepita le queda por toda la vida» (Correas).

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Como es sabido, Santa Inés, virgen cristiana martirizada en Roma, aparece representada con un corderillo (agnus). Precisamente el día de su fiesta se bendecían dos corderos en su basílica.

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Que como de amor perdido peregrinó tanto tiempo y hoy le hallan en vuestros brazos, no es sin causa su recelo. Mas si es gloria a los amantes la presencia de sus dueños, en estar Dios con vos siempre se dice que sois su cielo. Y bien se ve la privanza [f. 15v] pues del Tusón os ha hecho , dignidad que solo a Juan dio por grandeza en un tiempo. 63

Más ¿qué mucho que os quiera, si le queréis vos?, que es amar primero brindis para amor. Si en vuestra alma vio el merecimiento y a su pensamiento el vuestro obligó, con causa os amó, que como un desdén refría, también mueve una afición, que es amar primero brindis para amor. A el alma previene Dios con su cuidado, mas verse rogado por contento tiene; y ansí cuando viene a amaros, mirando [f. 16] que le estáis amando, se muere por vos, 63

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Juega con dos sentidos de la palabra tusón: «El vellón del carnero o la piel del mismo con su lana» y «Orden de Caballería» (Aut.), esta última distinguía a los más insignes «por la grandeza y singularidad de los Príncipes y Señores que solo se admiten en él» (Ibid.).

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

que es amar primero brindis para amor.

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16. A San Acacio. Villancico Más dulce que la de Dios, Acacio, esa cruz se muestra, pues tantos siguen la vuestra y la suya solos dos. Indicios son verdaderos de tan gloriosos blasones morir Dios entre ladrones y vos entre caballeros. Que quiere aumentar en vos el fruto de la cruz muestra, pues tantos siguen la vuestra y la suya solos dos. Aunque no es peso importuno, parece que más aqueja, que uno a Dios de dos le deja y a vos de diez mil ninguno. Y que es más que la de Dios [f. 16v] dulce en el fruto se muestra, pues tantos siguen la vuestra y la suya solos dos.

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17. A mi Señor San Juan Baptista en su nacimiento. Villancico Hoy, Juan, es el primer día que, naciendo vos al suelo, ha estado de gracia el cielo. Antes con rigor trataba que era tiempo de rigor, mas ya que empieza el de amor, el de la justicia acaba. Ser piadoso deseaba y ansí en vos principio envía, siendo alba del primer día,

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que, naciendo vos al suelo, ha estado de gracia el cielo. Para hacer él amistad con la tierra se congracia, dándonos en vos la gracia, que faltó tan larga edad. Vísteos tanta claridad que sol el mundo os creía [f. 17] y más viendo que este día, que naciendo vos al suelo, ha estado de gracia el cielo. Daisla a todos tan notable, con la gracia que tenéis, que con gracia hablar hacéis a quien Dios no quiere que hable. Todo sois gracia admirable, que hasta las flores que cría tienen gracia en vuestro día, señal que, dándoos al suelo, ha estado de gracia el cielo.

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18. A lo mismo. Romance A enseñar al mismo Dios el mejor del cielo nace, que ha ejercitado este oficio desde el vientre de su madre. Papeles antiguos dicen que han de ser sus gracias tales que deje a Dios atrás siempre, tanto puede y tanto vale .

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Y aun como es tan principal [f. 17v] tiene méritos tan grandes que, cuando por Dios le tengan, pensará que agravio le hacen.

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«Tanto vales como puedes, y más las redes» (Correas).

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ELISIO DE MEDINILLA

Y no es mucho, pues un reino (después de muerto en la cárcel) juzgará por Juan a Dios, que con Él no se compare. Todos a su nacimiento hacen fiestas tan notables, que hasta los mudos dan voces porque es voz que darlas sabe.

Y SU OBRA

POÉTICA

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E l cielo se regocija, donde sus aladas aves convidan a las del suelo a que en su alabanza canten: «Venga en hora buena a la tierra el ángel, que la gracia del cielo consigo trae.» 19. A Santiago.

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Villancico

La hazaña, Diego, que hacéis [f. 18] dice el valor que hay en vos, pues compitiendo con Dios su mismo cáliz bebéis. Tan capaz, Diego, os halláis, que le imitáis en grandeza y perderéis la cabeza, si todo no le pasáis. Que dar señal pretendéis de la virtud que hay en vos, pues compitiendo con Dios su mismo cáliz bebéis. Quien tiene bebiendo el pecho como el de Dios sin medida, no es mucho que silla pida de Dios al lado derecho. Su mismo lado queréis, por ser tal amigo vos

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que compitiendo con Dios su mismo cáliz bebéis.

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20. Al mismo. Romance Aquel César de la fe que la defendió primero [f. 18v] con la espada y con la pluma, peleando y escribiendo; 65

aquel hermano de Juan, por quien fue de Dios tan deudo que hermano del Hijo fue de la Madre de Dios mesmo; aquel que tuvo capaz su pecho con tanto estremo que se bebió lleno el cáliz que Dios tembló de beber lleno; como soldado valiente hoy pone escalas al cielo, y se adelanta en ganalle a todos sus compañeros. Con esmalte de su sangre le cruza una cruz al cuerpo el Rey, que le da sus armas, que a él mismo le dio su pueblo.

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Con tanto fervor abraza las armas de su maestro que como en papel las pasa de sus espaldas al pecho. Entra vitorioso y muestra [f. 19] el blasón tan descubierto, que por espaldas de Dios juzgan el pecho de Diego. Vitoria los cielos cantan cuando entra alegre por ellos, 65

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Recuerda el inicio del romance «Aquel rayo de la guerra» (Romancero general, I, 43a).

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

que quieren como invencibles conquistarse por esfuerzo. De los doce pares , hoy el primero sube a dar Santiago glorioso al cielo. 66

21. Al beato Padre Ignacio . 61

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Villancico

Labrar firmeza a su fe quiere Dios, Ignacio, en vos, pues viéndoos profano Dios, os derriba por el pie. Para casa que Él hacía no era firme vuestro intento, porque humano fundamento hiciera vicio algún día: y ansí por dar a su fe firmeza os escoge a vos, [f. 19v] mas viéndoos profano Dios os derriba por el pie. Viéndoos con nobleza tanta, aunque por Adán cautiva, en vos lo antiguo derriba y a su modelo os levanta, que mal guardará a su fe quien antes os perdió a vos, mas viéndoos profano Dios os derriba por el pie.

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Dios forma en vos nuevo cielo y porque le parezcáis, aunque más asido estáis, 66 67

Alude al «título de dignidad en Francia, que se dio al principio a solo doce grandes Señores» (Aut.). San Ignacio de Loyola fue beatificado en 1609 y el Colegio de los jesuitas en Toledo celebró una justa literaria con ese motivo, como se ha dicho en la introducción, que después se imprimiría en el libro de Mateo Fernández Navarro, Floresta espiritual (1613). Medinilla tomó parte en el certamen y compuso un poema que sirvió de «sentencia de la justa».

POEMAS EDITADOS

os quita los pies del suelo. Y porque los dé su fe, los pasos os corta a vos, pues viéndoos profano Dios os derriba por el pie. 22. A San Francisco.

Villancico

Dios como a su espejo os trata, Francisco, que gusta Dios de ver retratado en vos [f. 20] el mismo amor que le mata. Tan bien a Dios retratáis que el mismo Dios parecéis, aunque en la cruz le escedéis, que en E l os crucificáis. Dios sus heridas retrata en vos, porque gusta Dios de ver retratado en vos el mismo amor que le mata. Es de Dios tanto el amor (aunque en sí le considere) que tener espejo quiere para que le haga mayor. Y como tanto retrata el vuestro, santo, al de Dios, gusta de mirar en vos el mismo amor que le mata. 23. A Santo Domingo. Romance Hoy sube, Domingo, en vos un cielo a aumentar los cielos, que hasta hoy os tuvo la tierra para competir con ellos, [f. 20v] Las mismas señas tenéis en el alma y en el cuerpo, aunque como están sin alma, los escedistes en esto.

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

Estrellas os dan adorno, cuyos rayos en mil pechos influyen claras virtudes que los cielos no pudieron. Sol debe de ser la estrella que está de la frente en medio, pues luciendo en todo el mundo, tiene como el sol lucero. Esa luz que va delante del cachorrillo saliendo es alba de la que espera de vuestra doctrina el suelo.

POÉTICA

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Como el impíreo abrasado, subís del mismo Dios lleno, donde, aunque saben la causa, dicen los ángeles bellos: «Pregunta: En el cielo ¿qué fiesta tenemos nueva?

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Respuesta: Hay, desde hoy, Domingo como en la tierra.» [f. 21] 24. A un velo en el día de la Visitación. Romance Hoy, Isabel, a visita viene Dios a vuestra casa, que otra vez, un día como este, hizo una de mucha fama. Allí, en la mejor custodia de su Madre soberana, y sacramentado aquí, sirviéndole el pan de capa. Allí a Isabel, de Juan llena, que es lo mismo que de gracia, y aquí, a vos, como a su esposa llena de su gracia el alma. A daros viene las joyas, que ya como a esposa os trata

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y quiere el alma y el cuerpo vestiros de color blanca. Salid alegre a tal dicha, prevenilde la posada, porque para entrar un Rey es justa cosa adornarla.

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Juan os sirve de padrino y Domingo santo os casa, que sabe honrar Juan a Dios [f. 21v] desde antes de tener habla. Dad el sí para ser reina, que si el que le sirve manda, cuánto mejor una esposa será señora en su casa. Los ángeles, que testigos serán de bodas tan altas, cantando a Dios dulces hinos, dirán vuestras alabanzas:

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«El alma bella y su Dios para en uno son . 68

Si dio el mismo Dios la vida amante del alma bella, hoy la sacrifica ella a su gusto agradecida. Bien se ve que es bien querida y pues se pagan los dos, para en uno son.»

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25. A otro en el día de Santo Domingo. Romance Para las Indias del cielo lleváis seguro camino,

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A lo divino de «La zagala y el garzón / para en uno son», canto de boda que recoge Padilla en su Tesoro y siguen muchos poetas en el XVII. Correas registra «Menga y Antón / para en uno son».

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Y SU OBRA

POÉTICA

que estáis cerca de la corte estando en Santo Domingo , [f. 22] 69

E l resplandor de su luz os ha a su puerto traído, que es atalaya del mundo que avisa de sus peligros. No podéis errar los pasos, pues siendo el camino Cristo, lleváis por paje de hacha quien luz de tantos ha sido.

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Velo os ponen como a imagen, María, para cubriros, que como Dios es celoso tiene celosos ministros. Mirad el amor que os tiene, pues para uniros consigo hace a Domingo tercero , que os da hasta el hábito mismo. 71

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Recebilde, y a las bodas entraréis con el vestido a donde os dé el parabién el cielo en aquestos himnos: «Gozaréis vuestro esposo sin fin, María, que los gustos del cielo son de por vida.»

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26. A la degollación de mi Señor San Juan Baptista. [f. 22v] Romance Hoy es la mesa de un rey un teatro de justicia,

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Gracioso juego de palabras entre el nombre del santo y el de la llamada Isla Española en las Indias de entonces. El que llevaba una antorcha encendida para guiar a su señor. En el sentido de 'mediador en asuntos amorosos'.

POEMAS EDITADOS

donde ponen la cabeza que fue por de Dios tenida. Cerrados tiene los ojos, no porque su fin le obliga, mas solo por no poner en dos incastos la vista. Josef arroja la capa cuando a la adúltera huía, pero Juan por no miralla el cuerpo también se quita. Presentan en una fuente una fuente de agua viva, que unos pies con sus mudanzas dejaron oscurecida. Con una danza le matan y con otra entró en la vida, allí por reñir pecados, y aquí porque se los quitan. Apartan la voz del Verbo, que una mujer atrevida bastó a dejar a Dios mudo [f. 23] contemplando su malicia. L a cabeza desde el cielo de Juan a sus pies derriba, que quiere que se le humille aquel a quien Dios se humilla. Mas con quedar sin cabeza queda tan grande que admira, porque lleva a todo el cielo desde los hombros arriba. Muere Juan y con su muerte deja a Dios sin alegría y ansí bajando le canta el limbo a quien regocija: «Libertad nos promete, Juan, vuestra vista

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ELISIO DE MEDINILLA

que, pues viene el alba, cerca está el día.»

Y SU OBRA

POÉTICA

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27. A lo mismo. Villancico Más noblemente que Dios acabáis, Juan, y El lo quiere, pues El por pecador muere y por santísimo vos. [f. 23v] Digno de castigo tanto juzgó a Dios su gente ingrata, mas a vos hasta el que os mata sabe que morís por santo. Que como en lo demás Dios en muerte humillarse os quiere, pues El por pecador muere y por santísimo vos. En vida y muerte certeza dais de una luz y una ley, porque en la mesa de un rey alumbra vuestra cabeza. Que tanto os estima Dios que honraros más que a sí quiere, pues El por pecador muere y por santísimo vos.

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28. A lo mismo. Villancico Porque crezca a Dios su honor, humillan, Juan, vuestra alteza, que tiene en vuestra cabeza el mundo puesto el mayor. No solo porque Él lo mande [f. 24] sois grande cerca de Dios, mas Dios delante de vos aun no parece tan grande, y ansí conviene a su honor disminuir tanta alteza,

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que tiene en vuestra cabeza el mundo puesto el mayor. Con ser de Dios heredero, Dios le juzgan por segundo, pues para que le honre el mundo es fuerza os maten primero. Porque es tan grande el honor que os da en fe de vuestra alteza, que tiene en vuestra cabeza el mundo puesto el mayor. 29. A un misacantano.

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Villancico

Gran parte del cielo os toca por la merced rejcebida, pues Dios os hace en la vida gentilhombre de su boca . 2

Siendo palabra que nace del Padre, ansí amor le aqueja que, aunque su boca no deja, [f. 24v] la vuestra le satisface. A tanto amor le provoca que la merced más crecida de dar su cuerpo y su vida, consulta con vos a boca. Estraña privanza es esta, que hoy Dios a esas manos viene y para dar cuanto tiene no más que el hablarle os cuesta. Ved lo que al oficio toca y el bien para que os convida, que por darle sin medida háceos medida la boca.

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Gentilhombre de boca es «oficio en la Casa del Rey en clase de caballeros, el mayor en grado después el mayordomo de semana» (Aut.).

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ELISIO DE MEDINILLA

30. A un velo, día de San Juan Evangelista.

Y SU OBRA

POÉTICA

Villancico

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A un desposorio divino sí, Mariana, llegáis, que si con Dios os casáis, tenéis a Juan por padrino. Dad bien segura la mano, que lo que os promete es cierto, pues asegura el concierto el pasar ante escribano, [f. 25] E l consejo fue divino, que a tal ocasión vengáis que a Juan casándoos tengáis por secretario y padrino. Pero no entendáis que os lleva por gustos a tal estado, que el cáliz del desposado también el padrino prueba. E l cáliz es el camino del descanso que buscáis, recebilde y no temáis, que ya os ayuda el padrino. 31. A un velo de doña Serafina de.

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Villancico

Como el fénis, Serafina, nacéis a eterno sosiego, pues hoy de Domingo el fuego vuestro mismo ser afina . 4

E l incendio de su amor el vuestro quilata ansí que, transformándoos en sí, os da su mismo valor. A ser serafín camina [f. 25v]

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Medinilla tiene presente el villancico «Al casamiento divino / de María y su Señor / se halla presente el amor / y Bernardo es el padrino» (Romancero general, ed. González Palencia, II, 350).

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Medinilla utiliza el calambur ser afina = Serafina y más adelante el juego de palabras con serafín.

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vuestra alma en dulce sosiego, pues hoy de Domingo el fuego vuestro mismo ser afina.

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Dejando el vestido humano a lo divino os ensaya, porque serafines haya de su hábito soberano. Y en mudanza tan divina tendréis eterno sosiego, pues hoy de Domingo el fuego vuestro mismo ser afina. 32. A una señora con mal de corazón.

Villancico

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Para el mal de corazón Dios es mejor consuelo, porque sus dolores son por el cielo. Si peregrino y ausente siente del cielo la falta, que al peso de lo que falta la pena y dolor se siente, no apliquéis al corazón remedios vanos del suelo, [f. 26] porque sus dolores son por el cielo. Dios es su propia medida, porque el mundo es corto empleo y ansí le aflige el deseo de unirse bien con su vida. Endiosad el corazón, si queréis tener consuelo, porque sus dolores son por el cielo. Dios es la vida mejor que en el mundo no se emplea; mas puede quien la desea 75

Cambia ahora la disposición de las rimas en la cabeza: xyxy.

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ELISIO DE MEDINILLA

vivir en Él por amor. Ame a Dios el corazón, tendréis remedio y consuelo, porque sus dolores son por el cielo.

Y SU OBRA

POÉTICA

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33. Romance Tirano pensamiento, que en la flor de mis años en un Argel tuviste, en fin, como tirano. 76

Lleguémonos a cuentas [f. 26v] del tiempo malgastado, ya que tengo en el rostro de otro señor los clavos .

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Con fabulosos gustos bebí tu dulce engaño, sabroso a los principios, pero a la fin amargo. En prometer señor, en el cumplir villano, engañas a los hombres y das como tú el pago. Egipcio mentiroso que doblas los trabajos, las pajas de los gustos quitando a tus esclavos.

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Siguiendo tu estandarte robásteme el descanso, porque el amor del mundo se cría con cuidados. ¿Qué gloria tienes firme, que no bañes en llanto?, 76 11

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Argel «se toma algunas veces por esclavitud» (Aut.) Alude a la costumbre de grabar en el rostro un clavo y una letra S para indicar la condición de esclavos.

POEMAS EDITADOS

pues sigue a tus contentos por sombra el desengaño. Estos son, pensamiento, [f. 27] los bienes que me has dado; si pueden serlo males, que me han causado tantos. Siendo deudor me quedas, mas ya rompo el contrato, que los plazos del mundo son de la muerte plazos. No quiero más contigo, pues tal ganancia saco que pagué yo en mi cuerpo las deudas que has causado y, si he de ser esclavo, esclavo quiero ser de mejor amo. Jesús del alma mía, ya vuelvo lastimado de haberos con mis culpas herido el cuerpo santo. Esclavo fugitivo, herido como ingrato, que por mercedes tantas os di tantos agravios. Mas, oh piedad inmensa, que, siempre perdonando, rondáis la puerta al alma [f. 27v] más pertinaz que un mármol. Corrido estoy de veros tan liberal y franco, porque mi ingratitud estáis ansí mostrando. Pues una vez que pude con agua regalaros, os di atrevidamente la hiél de mis pecados.

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ELISIO DE MEDIN1LLA

Y Vos cada momento estáis, Cordero manso, llamándome a la mesa de celestiales pastos.

Y SU OBRA

POÉTICA

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¡Qué bienes tan distintos, qué gustos tan contrarios dais Vos a los que el mundo promete no gozados!

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Sin miedo el alegría, sin pensión el descanso, siguiendo a sus contentos contento de gozarlos. A Vos quiero partirme, mas antes, para hallaros, en el mar de mis ojos, [f. 28] solícito me embarco. La estrella de María me guía a vuestros brazos, que los tenéis abiertos por estarme esperando, que son vuestros esclavos reyes con Vos, sin hierros, sin clavos. 34. A la Virgen María Nuestra Señora.

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Villancico

Sois de Dios forma tan clara, Virgen, como en Vos se ve, que se engañara la fe, si El no nos desengañara. Si Juan vio en la mano estrellas y el sol en el rostro a Dios, vestida dél os vio a Vos y en torno adornada dellas. Que tanto en Vos se declara lo esterior que en Dios se ve, que se engañara la fe, si El no nos desengañara.

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Como os vio tan parecida Dios, por desengaño advierte [f. 28v] que no sois Dios en su muerte, aunque Él os sirvió en su vida. Otro hecho no bastara, pues tanto en Vos Dios se ve, que se engañara la fe, si El no nos desengañara. 35. A la Natividad de la Virgen Nuestra Señora.

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20 Villancico

LETRA AJENA:

Hoy la tierra nos ha dado una flor, que desde el suelo a su olor traerá del cielo al mismo que la ha criado. G L O S A PROPIA:

De tierra estéril nacida salió tan fértil y bella que enseñará sin perdella con flor el fruto de vida. Y como en intacto estado será la mejor del suelo, a su olor traerá del cielo al mismo que la ha criado, [f. 29]

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Flor en quien, sin ver el frío sus hojas para ofenderlas, como en la Madre de perlas caerá del cielo el rocío. No solo al mundo admirado dejará, mas desde el suelo a su olor traerá del cielo el mismo que la ha criado.

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Medinilla juega con los varios sentidos de flor, entre ellos el de «entereza virginal» (Aut.).

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

36. A San Justo y Pastor. Villancico LETRA AJENA:

Ambos mueren por un gusto vencidos de un mismo amor: Justo muere por el justo y Pastor por su pastor. V U E L T A PROPIA:

Pagar en lo mismo quieren (que el amor les mueve) a Dios, pues si Él murió por los dos, también los dos por Él mueren. Que como es de tanto gusto el morir de puro amor, [f. 29v] Justo muere por el justo y Pastor por su pastor. Por prueba de voluntad, le dan dos por una vida, porque fue con Dios unida desde niños su amistad. Muéveles un mismo gusto y ansí por cumplir su amor, Justo muere por el justo y Pastor por su pastor. 37. A San Bernardo.

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Villancico

¿Qué mucho que os aproveche, Bernardo, el bien que alcanzáis, si la gloria que gozáis, habéis mamado en la leche ? 79

Pecho que dio vida a Dios os vuelve de Dios hermano, que lo que le hizo a Él humano 79

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Es lugar común en los cancioneros religiosos de la época recoger la alusión a la Virgen como ama de cría de San Bernardo, tal como se ve en las Poesías de Jáuregui: «cuando Nuestra Señora le dio leche de sus pechos» (ed. Juan Matas Caballero, Madrid, Cátedra, 1993, 394). Véase más adelante el poema 116.

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os hace divino a vos . Que ansí el sustento aproveche muestra, pues a Dios llegáis, que la gloria que gozáis habéis mamado en la leche, [f. 30] 80

Dios para morir recibe de Virgen humana el pecho, mas vos en amor deshecho cuando ya divina vive. Que para que os aproveche, quiere que en ella veáis que la gloria que gozáis habéis mamado en la leche.

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38. A un velo en el día de la degollación de mi Señor San Juan. Villancico A tan soberana alteza, Gabriela, como hoy os dan, llegad segura, que Juan os llama con la cabeza. Con estraña maravilla a casar con Dios llegáis, pues para que vos crezcáis, parece que Juan se humilla. Y aunque es distinta nobleza la vuestra al favor que os dan, llegad segura, que Juan os llama con la cabeza, [f. 30v] Dad la mano sin recelo, que os ruega Dios que la deis, y desde el suelo podéis dar con la mano en el cielo. Y porque nuestra flaqueza se anime con lo que os dan,

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La paradoja realza el aspecto divino de San Bernardo y el humano de Cristo por mediación de la Virgen. Esta contraposición se mantendrá a lo largo del poema.

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

llegad segura, que Juan os llama con la cabeza.

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39. A la Asunción de la Virgen Nuestra Señora. Romance Aquella Virgen ilustre, cielo de los cielos puro, que a quien ellos no contienen dentro de sí misma tuvo; aquella luna inmutable, llena del sol blanco y rubio, que viéndose en ella siempre tener menguante no supo; aquella morena hermosa, que con ser esclava pudo, bajando al Rey de su trono, hacerse alabar del mundo; [f. 31] en hombros de serafines sube al capitolio sumo, dando a los cielos espanto que dicen viéndola junto: «Pues sois el árbol que dio sin perder la flor tal fruto, subid libre del tributo, a que Adán os obligó. Como vuestra alma en el suelo no tuvo original guerra, no ha de convertirse en tierra cuerpo que fue de Dios cielo, y aunque es deuda que dejó, Vos, en virtud de tal fruto, subid libre del tributo a que Adán os obligó.» Entra la paloma bella con tan admirable triunfo que solo le mereció el hijo y esposo suyo.

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Doce estrellas de diamantes lleva por tocado justo, el sol por manto de lustre y la luna por coturnos , [f. 31v] 81

Sobre los montes eternos su imperial asiento puso, que Dios a honrar a sus padres también obligado estuvo. Allí en su alabanza suenan los divinos contrapuntos y con los inmortales redobla el cielo los suyos: «Hoy de nuevo, Virgen, Dios descansa en Vos, que si el cielo es su casa, Vos sois la mejor.» 40. A los esclavos de la Virgen Nuestra Señora. Romance La Reina de los esclavos, que con ser esclavos reinan, que solo quien sirve a Dios ansí venturoso medra, hoy a sus esclavos hace con un convite gran fiesta, donde les da tal comida que dar Dios más no pudiera. Sale a dar vuelta a su casa, [f. 32] que con sus ojos alegra, que quien quiere ser amado ha de dejar que le vean. Sale, que es llegado el mes, a pedir a todos cuenta, porque en la casa de Dios se vive siempre con ella.

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Calzado de corcho, con alta suela, que solían ponerse los actores griegos.

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ELISIO DE MEDINILLA

Es tan liberal y franca que por perdonar sus deudas, ella las cuentas les da, con que la alcancen de cuenta . 82

Y SU OBRA

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Y porque nunca les falten, quiere que sus armas sean, que para romper el cielo tienen estremada fuerza. Ama tanto a sus esclavos que darles sustento ordena de la mesa de su Hijo y aun que coman a su mesa. Y en recompensa les pide lo que ellos propios desean, que en el palacio de Dios el mismo servicio premia. Con tan insignes mercedes [f. 32v] dos veces esclavos quedan, que es cadena el beneficio que a sus insignias aumenta.

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41. A San Gil. Romance De la soledad del monte hace Egidio corte ilustre, que quien tiene a Dios consigo no hay otros bienes que busque. Por los regalos divinos, humanos regalos huye, que en el camino del cielo cualesquier penas son dulces. Fácil sustento procura, para que menos le ocupe, que el alma contemplativa más con lo poco discurre. 82

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Alcanzar en la cuenta es frase hecha que quiere decir «que alguna persona queda con acción o crédito contra otra por no haberle pagado enteramente lo que le debía» (Aut.). Como se ve, Medinilla juega con las diversas acepciones de cuenta.

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Sabroso humor una cierva en sus pechos le descubre, cuyo principio acompañan hierbas que el monte produce. La púrpura de su estado trueca en hojas que le cubren, [f. 33] que a los palacios de Dios mal glorias del mundo suben.

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Estudia en el libro abierto de hermosos cielos azules la grandeza de su autor, que en todas sus obras luce. Que el que en Dios, como Egidio, estudia su ley, despreciando al mundo, no hay más que saber.

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42. A San Clemente. Villancico Más que del poder, de vos, Clemente, el cielo se admira, pues en vuestro nombre mira, con el que más se honra Dios. Dejar el rey al privado i

i

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el gobierno ya se ve ; mas no que el honor le dé, solo al cetro reservado. Gran privanza alcanzáis vos, con causa el cielo se admira, pues en vuestro nombre mira, con el que más se honra Dios. [f. 33v] Igual el nombre al amor que pide el oficio os da,

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A San Gil se le suele representar acompañado de un ciervo, motivo por el que aparecerá en la literatura burlesca y satírica como referencia a los cornudos.

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Da la impresión de que Medinilla quiere aludir al momento histórico que vive con Felipe III y sus validos y ponerlo en relación con el nombramiento como Papa de San Clemente.

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que quiere como Él lo es ya, que sea Clemente el pastor. No en vano os escoge a vos, que el pareceros le admira, pues en vuestro nombre mira, con el que más se honra Dios.

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43. A San Juan Evangelista. Romance Hoy es el triunfo de Amor, bien lo dice el común gusto, con que en la corte del cielo entra glorioso del triunfo. Delante a Juan lleva alegre de haberle puesto en su yugo, pues pudo matar de amor a quien la muerte no pudo. De llamas de fuego santo se vistió galán y al justo, que Amor como cortesano se quiso vestir al uso. Motes vierte, que a la corte dicen la gloria que tuvo, y para comunicalla [f. 34] aquesta letra compuso: «Después que se mostró fuerte Juan de la muerte al rigor, venciéndole, queda Amor con más poder que la muerte.»

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Como águila que su edad renueva del agua al curso, llega el vencido a palacio del Rey de los reyes sumo. Hermano suyo parece en lo blanco y en lo rubio, que él solo y del Rey la madre andan con colores suyos.

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Como benjamín querido (que noble es de amor el fruto) en el cuerpo y en el alma doblada herencia le cupo.

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Como padre de almas tantas, los puertos secos del mundo, por gracia del Rey, su cuerpo pasó sin pagar tributo.

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A los músicos del Rey dio ocasión el verlos juntos para que ansí le cantasen con voces de ángeles puros: [f. 34v]

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«Pregunta: ¿Quién eres que al Rey igualas, siendo hombre de estraña ley? Respuesta: Es camarero del Rey, que se viste de sus galas. Pregunta: ¿No es atrevida indecencia querer ser al Rey igual? Respuesta: En Luzbel pareció mal, no en Juan, que tiene licencia. Pregunta: Pues ¿por qué en vestirle igualas contra premática y ley? Respuesta: Es camarero del Rey, que se viste de sus galas.»

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44. Al baptismo de Cristo Nuestro Señor. Romance Rómpese el cielo de espanto, y el mismo Dios sale a ver a Juan, ante quien su hijo se pone humilde a los pies. Pídele el baptismo y cuando indino se juzga él, más alta que todo el cielo puso la mano después. Dios llama allí a Jesús hijo [f. 35] a voces la primer vez,

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que parece que a Juan debe que le honre el Padre también. Mas con no deber a nadie, a Juan parece deber; pues a las obras de Dios da con sus palabras fe. Con ser la misma verdad, quien le abone ha menester, que en la opinión que Juan tuvo muy superior a Dios es.

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Los ángeles, que testigos vienen del baptismo a ser, ansí cantando le dicen suspensos a lo que ven: «Pregunta: ¿Quién tanto en el baptizar merece, Juan, como vos? Respuesta: Ninguno, que aun falta a Dios poder para le igualar. Pregunta: Tal ministro del baptismo debajo de Dios no hallo. Respuesta: N i Él mismo puede igualallo, si no se baptiza Él mismo. Pregunta: Pues ¿quién se atreve a llegar [f. 35v] al menor de aquestos dos? Respuesta: Ninguno, que aun falta a Dios poder para le igualar. Pregunta: ¿No es grandeza bien notoria que Juan hoy más que Dios crece? Respuesta: Más es, que darle parece con el baptismo la gloria. Pregunta: ¿Hay quién no sepa que dar podéis a Dios honra vos? Respuesta: Ninguno, que quiere Dios que nadie os pueda igualar.»

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45. A lo mismo. Villancico Tanta es, Juan, vuestra grandeza hoy que es Dios vuestro menor, que se os debe más honor a los pies que a la cabeza. Parece el mundo al revés no dar al rostro el respeto, mas teniendo a Dios sujeto no hay cosa en vos que sea pies. Todo sois de igual nobleza, aunque hoy en parte mayor, pues se os debe más honor [f. 36] a los pies que a la cabeza. 85

Humíllase Dios de modo, por ensalzaros a vos, que a la grandeza de Dios lleváis casi el cuerpo todo. Hombre de estraña grandeza sois por merced de un favor, pues se os debe más honor a los pies que a la cabeza. 46. A la purificación

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de la Virgen Nuestra Señora. Romance

Si quieres ver maravillas al templo, Amarili, vamos, donde en una procesión hay infinitos milagros. Verás cómo el Sacramento [f. 36v] da una niña de quince años a un sacerdote que aguarda para morir adorarla. Verás un buen viejo a pie que la viene acompañando

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Tópico muy frecuente en toda la literatura del Siglo de Oro, objeto de un apólogo en el León prodigioso (1636) de Gómez de Tejada, un escritor que tuvo que ver con Medinilla. Aquí se quiere presentar la paradoja de Dios humillado ante el hombre.

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un legua de camino con una vela en las manos. Verás que sirve una vieja como sacristán cantando, con tan buen pecho tal letra que es digno de Dios el canto. Verás una pobre ofrenda que ofrecen al cura santo, que en la casa en que entra Dios siempre queda de Dios algo.

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Verás que viene a purgarse el sol sin tener pecado, que por no quebrar sus leyes, Dios quiere hacerse dél cargo. Verás que hoy a Dios publican cómo casarse ha tratado y que compra a peso de oro la vida quien la está dando. Verás que el cura se muestra [f. 37] delante de Dios muy sabio y que a la Madre de Dios puede dar gloria aun hablando. Verás que le da el dolor después que le faltó al parto, que en el alma de María tienen gran poder sus labios. Verás que luego recibe el Sacramento en sus brazos y después, agradecido, que ansí le dice cantando:

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«Cierta tengo la gloria, ya muero alegre, pues a Dios he visto sin ver la muerte. ¿Cómo dudaré viendo el fin cumplido, si antes de venido,

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tuve tanta fe? Aquí le aguardé para verle muerto, pero ya sé cierto que el cielo me debe;

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pues a Dios he visto sin ver la muerte.» [f. 37v] 47. Al Santísimo Sacramento. Villancico Ya no es mi ventura poca, viendo mi deseo cumplido, pues hoy he vivo cogido a Dios de manos a boca.

Perdió el miedo mi cuidado tanto a Dios, por quien se abrasa, que siendo el templo su casa, aun no le valió sagrado. Como a hallarle me provoca, entré a lo más ascondido , 86

donde hoy he vivo cogido a Dios de manos a boca.

Con ser tanto su poder, no se me pudo escapar, que le seguí hasta el a[l]tar y allí le vine a coger. Y con ser mi ciencia poca, dióseme allí por vencido,

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conque hoy he vivo cogido a Dios de manos a boca.

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Probéme yo mismo a mí, por mejor acometelle, [f. 38] pero después de cogelle a bocados le comí. A atreverme me provoca

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Las formas ascondido, asconder por escondido, esconder, que se habían impuesto ya, están más cercanas a su etimología latina; se usaron en la lengua medieval y llegan hasta el Siglo de Oro, donde predominan en textos vulgares, aunque también aparecen en otros cultos como el presente.

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verle en el puño metido, y ansí hoy he vivo cogido a Dios de manos a boca. 48. Al mismo. Villancico Pregunta: Dime, ¿este pan con qué hechizo se hace, Gil, que tanto ve? Respuesta: No sé, mas quien le hizo, a fe, que supo lo que se hizo. Pregunta: Amor dicen que dispuso este amoroso bocado. Respuesta: Por las almas desojado sus mismos ojos le puso. Pregunta: ¿Cómo dellos se deshizo y el pan cuanto quiere ve? Respuesta: No sé, mas quien le hizo, a fe, que supo lo que se hizo. Pregunta: Poner vista en los despojos del pan, ¿qué gracia le da? Respuesta: No más que el ser bueno va, que el pan ha de ser con ojos. [f. 38v] Pregunta: L a razón me satisfizo, ¿pero el cómo no sabré? Respuesta: No sé, mas quien le hizo, a fe, que supo lo que se hizo. Pregunta: Cuando tenga ojos el pan, no pueden vista tener. Respuesta: ¿Qué les falta para ver, si en un cuerpo vivo están? Pregunta: Bien digo yo que es hechizo pan vivo, que es cuerpo y ve. Respuesta: No sé, mas quien le hizo, a fe, que supo lo que hizo. Pregunta: ¿Qué importa que la alma tome pan con ojos o sin vista? Respuesta: Que mirando que es dél vista, mire bien cómo le come. Pregunta: Si para qué es el hechizo

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sabes, ¿no sabes con qué? Respuesta: No sé, mas quien le hizo, a fe, que supo lo que se hizo.

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49. A lo mismo. Villancico Pregunta: Vamos, Belardo , los dos a comer el pan del cielo; [f. 39] tendrá nuestra alma en el suelo por cuerpo al cuerpo de Dios. 87

Belardo: Si el viejo Adán se desnuda , quien se quiere a Dios poner como culebra ha de ser , que el hábito antiguo muda. Cristo es piedra, allí los dos dejemos el mortal velo, tendrá nuestra alma en el suelo por cuerpo al cuerpo de Dios. 88

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Aunque este caso te asombre, más, Dinardo, a mí me espanta, que de Dios el alma santa tenga por cuerpo al del hombre. Dinardo : Si él se viste de los dos, daremos envidia al cielo, finiendo el alma en el suelo por cuerpo al cuerpo de Dios.

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El seudónimo favorito de Lope, que aparece en multitud de sus obras, tanto líricas como dramáticas. Empieza a usarlo con frecuencia extraordinaria en el Romancero nuevo, junto a Riselo (Liñán) y Lisardo (Vargas), pero lo mantiene hasta mucho tiempo después. Lo veremos aparecer en otras composiciones de la presente obra, lo que nos hablan de la fluida relación entre maestro y discípulo en ella.

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Medinilla convierte en poesía una idea que previamente había anotado en prosa y que se conserva en el manuscrito autógrafo de la RAH, f. 3: «Santísimo Sacramento. Si la alma se desnuda, el viejo Adán para vestirse el cuerpo de Cristo, y el cuerpo de Cristo está con el alma del hombre. Reliquia viva».

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Porque muda de camisa, como se dice vulgarmente.

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Se ha supuesto seudónimo de Medinilla por parte de algunos estudiosos como Martín Gamero o Pérez de Guzmán, pero la verdad es que es la única ocasión en que lo encontramos y que Medinilla utilizó siempre el de Elisio.

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Belardo: Más pone el sentido en calma, pues el cuerpo a la alma encierra, que encierre Dios en la tierra su cuerpo dentro de una alma. Dinardo: Vamos a probar los dos milagro que admira al cielo, [f. 39v] tendrá nuestra alma en el suelo por cuerpo al cuerpo de Dios. 50. A la limpidísima Concepción de la Virgen Nuestra Villancico

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Señora . 91

A la grandeza de Dios, que fueseis limpia convino, pues El en persona vino a honrarse, Virgen, de Vos. Si al ángel, de quien sabía la ruina de su estado, Dios quiso hacer sin pecado en el principio del día, para ser madre de Dios, mayor limpieza os convino, pues El en persona vino a honrarse, Virgen, de Vos. Siendo Dios ciencia, bien supo que sin vicio era mejor la casa para el Señor que donde el pecado cupo. Pues si supo, quiso Dios , y aun el querer le convino, [f. 40] pues El en persona vino a honrarse, Virgen, de Vos.

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Es este un tema especialmente grato a Medinilla, que como sabemos compuso una obra íntegra dedicada a este misterio. Esta escolástica argumentación para defender la limpia Concepción de la Virgen se ha utilizado después como punto fundamental para demostrar lo que en el siglo XDC se convertiría en dogma de la Iglesia.

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57. En el día de la ceniza. Romance Agora que tenéis tiempo buscad a Dios, que os desea, que de la buena ventura es madre la diligencia. Si os disponéis para hallarle, presto estaréis a su puertas, que en la mitad del camino están los que bien empiezan. Porfiad como soldados a rendir su fortaleza, que desde el tiempo de Juan se gana el cielo por fuerza. Romped las armas del mundo, que con engaños os cercan, que la vitoria del alma consiste en querer tenella.

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El tiempo es breve y yerra aquel que tiene tiempo y tiempo espera. Agora que con vosotros, [f. 40v] tomando la espada negra , con la ceniza os señala los golpes en la cabeza, 93

aprended estos reparos que con amor os enseña, porque al tiempo de su ira os defendáis de su diestra. Armad las manos y el pecho de caridad y abstinencia, que son las alas del alma, aunque parece que pesan.

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Esta es la ocasión, ¡al arma!, sembrad y tendréis cosecha,

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«Se llama la que es de hierro sin lustre ni corte, y con un botón en la punta, que sirve para el juego de la esgrima» (Aut.).

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que la limosna en las manos es raya de vida eterna. El tiempo es breve y yerra aquel que tiene tiempo y tiempo espera. No os fiéis en vuestras obras, y aunque es Dios piedad inmensa, no os pongáis para aumentalla los antojos que os despeñan.

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Loco es quien con ellos quiere pasar una tabla estrecha, porque el aumento engañoso [f. 41] tiene la ruina cerca. Mientras el sol de la vida dura del cuerpo en la tierra, podéis negociar, mortales, mirad la noche no venga. Apercebid la jornada, que no tarda la que es cierta, y mientras es de más años vuestra posta es más ligera.

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El tiempo es breve y yerra aquel que tiene tiempo y tiempo espera. 52. A la Ascensión.

Villancico

Bien puede preciarse el suelo que dio ser al cielo un día, pues hoy con lo que le envía suple sus faltas el cielo. Aunque Dios en él estaba, que es la total perfeción, dando al cielo admiración Dios humanado faltaba. Subiendo en cuerpo del suelo dél toma el cielo alegría, 94

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«Los caballos que están prevenidos o apostados en los caminos [...] para que los correos y otras personas vayan con toda diligencia de una parte a otra» (Aut.).

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pues hoy con lo que le envía [f. 41v] suple sus faltas el cielo. Con lo que les da a los dos da a la gloria nuevo aumento, porque es el fin del contento de los que gozan a Dios. Tanto es el poder del suelo que la gloria al cielo cría, pues hoy con lo que le envía suple sus faltas el cielo. 53. A San Pedro Mártir.

Villancico

Sois de la fe tan galán que en la muerte que sufrís con sangre, Pedro, escrebís la causa por que os la dan. A la muerte os entregastes por celo que della hubistes, mas por el paso en que os vistes lo que creéis confesastes. Preciándoos como galán de la fe, por quien morís, con sangre, Pedro, escrebís la causa por que os la dan. [f. 42] Bien la verdad nos provoca a creer lo que la amáis, pues con el nombre acabáis de vuestra dama en la boca. Y porque más fe darán muriendo a lo que decís, con sangre, Pedro, escrebís la causa por que os la dan. 54. A San Juan Evangelista en la tina Sois hasta el fin peregrino, pues quiere Dios, vuestro hermano,

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no os mate dolor humano, Juan, sino el amor divino. Si pecho de Dios tenéis y a prueba de dolor hecho, no podrá arderos el pecho el fuego que no teméis. No halla en vos este camino, pues a un pecho soberano no mata dolor humano, Juan, sino el amor divino. Huye el tormento de vos, porque en cruz os vio también, [f. 42v] que mal se atreverá a quien sabe sufrir los de Dios. A tanto valor convino que, pues padecéis ufano, no os mate dolor humano, Juan, sino el amor divino.

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55. A Cristo Nuestro Señor, en el Santísimo Sacramento. Redondillas Tened memoria de mí, pues tanto della os preciáis, que en memorial os quedáis, Dios de amor, muerto por mí. Fugitivo esclavo he sido, mas ya vuelvo confiado que no me habréis olvidado, pues vuestro pan he comido. Mas ¿cómo me olvidaréis, oh bien del alma infinito, si con azotes escrito en las carnes me tenéis? Y los rasgos inhumanos que abrió en las manos mi amor [f. 43] dicen las traéis, Señor, por memorias en las manos.

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También mi esperanza advierte que habrá memoria de mí quien estuvo tan en sí que aun no le faltó en la muerte.

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A hacer bien habéis salido, actos de memoria son, que a un amante corazón jamás se atreve el olvido. Acción Vos mismo me distes con que obligado quedastes, pues en prendas me dejastes esta joya cuando os fuistes. Tened memoria y pagad, mas mal negaréis la hacienda a quien dais en prendas prenda que vale la cantidad.

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56. Al Señor San Josef. Villancico Siendo Dios el que sustenta, de suerte le imitáis vos que sois, Josef, Dios de Dios, pues corre por vuestra cuenta, [f. 43v] Mejor que Dios le empleáis, teniendo mayor poder, que Él da a un mundo de comer, vos a su autor sustentáis. Si es señor el que alimenta, este oficio dice en vos que sois, Josef, Dios de Dios, pues corre por vuestra cuenta. Debiendo a Dios todos tanto, os debe a vos la comida, que hacéis en guardar su vida obras de Espíritu Santo. 95

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Juega Medinilla de vocablo con la palabra prenda, por un lado «cualquiera cosa no material que sirve de seguridad y firmeza de alguna cosa» (Aut.), por otro «dádiva u don que los amigos o enamorados se dan» (ibid.).

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ELISIO DE MEDINILLA

Él le cría con su renta, mas en el trabajo vos siendo, Josef, Dios de Dios, pues corre por vuestra cuenta.

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57. Al mismo. Villancico Con vos divide el honor Dios, Josef, mayor de cielo, pues de Cristo os da en el suelo hoy la encomienda* mayor. 6

Con ser oficio de cuenta [f. 44] y propio del mismo Dios, quiere que le sirváis vos con la mitad de la renta. Que como a Dios el honor de su padre os presta el cielo, pues de Cristo os da en el suelo hoy la encomienda mayor. Honraros ansí procura y tanto en vos se acrisola que con vuestra sombra sola está la de Dios segura. Mas cuando le deis honor hacéis lo que os manda el cielo, pues de Cristo os da en el suelo hoy la encomienda mayor. 58. Al Niño Jesús.

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Villancico

Divino mostró se cría en Vos, Jesús verdadero, pues que sois, siendo Cordero, hijo del Ave María . 97

96 97

«Es una dignidad dotada de renta competente» (Aut.), pero también «amparo, custodia y patrocinio» (ibid.). Se produce un juego de palabras entre cordero y ave, lo que da pie al poeta para llamar monstruo a Cristo.

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Algún prodigio se espera de tan nuevo nacimiento, [f. 44v] mas ¿qué mayor que al tormento sujeto el mismo Dios muera? No en vano este indicio envía el cielo de lo que espero, pues que sois, siendo Cordero, hijo del Ave María.

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Bien es que veros dejéis por un milagro de Dios, pues naturalezas dos en un supuesto tenéis. Piadoso dicen que os cría, y de la mezcla lo infiero, pues que sois, siendo Cordero, hijo del Ave María. 59. A la Visitación de la Virgen, Nuestra Señora.

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20 Villancico

Hoy hace que vaya Amor por la salud de un enfermo a la vieja ermita, al yermo, la nueva iglesia mayor. A Juan del padre primero se pegó la enfermedad, que el ser de una calidad [f. 45] le puso en trance tan fiero. Mas en romería Amor envía por el enfermo a la vieja ermita, al yermo, la nueva iglesia mayor. Antes de su nacimiento, Dios allí peregrinó y Juan luego mejoró adorando al Sacramento. Que es de tan grande valor que va, porque no esté enfermo, a la vieja ermita, al yermo, la nueva iglesia mayor.

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60. A lo mesmo. Romance En su custodia mejor de San Juan Bautista al templo va la procesión primera del divino Sacramento. Anda estaciones la Virgen con él, pero aunque romeros, no van a ganar perdones, que antes van a concederlos. Pone a Dios Juan en trabajos sin tener merecimientos, [f. 45v] pues se le entra por su casa con las riquezas del cielo. Siente la venida alegre y deteniéndole el cuerpo hace oficio con el alma de evangelista perfeto.

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Y Dios, agradecido a tanto estremo, quiere, siendo Pastor, ser su Cordero. Con la voz y el vientre fue profeta la madre luego, y Juan para honrar a Dios dél hizo el templo primero. De la encarnación oculta de allí enseñó los misterios, que más que Salomón sabe antes de su nacimiento. Lince es de pechos divinos, pues por medio de dos pechos antes de ver lo de fuera conoce lo que está dentro . 98

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La Virgen madre y la estéril, tales milagros sintiendo,

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Es proverbial la capacidad visual del lince, de ahí que se escoja como término de comparación.

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una alaba el fruto santo, la otra su autor inmenso, [f. 46] Y Dios, agradecido a tanto estremo, quiere, siendo Pastor, ser su Cordero. 61. Al Santísimo Sacramento.

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Villancico"

De aquel pan amasado en el cielo, que los ángeles comen allá, cuanto más en la mesa le como soy como niño, que lloro por más. Después que Cristo nos cría con pan de leche süave, tanto en el alma me sabe que pido pan cada día. Dios quiere esta niñería y como a niños los da. Cuanto más en la mesa le como soy como niño, que lloro por más. Es pan de sustento tanto que da hasta el alma sustento y que en comelle contento le mezclo con dulce llanto. Grande con él me levanto, mas es tan tierno que el pan cuanto más en la mesa le como soy como niño, que lloro por más. [f. 46v]

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62. A San Francisco. Romance A retratarse en Francisco desde el trono de safir baja el pintor de los cielos para verse en él a sí, 100

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Ahora en la cabeza riman solo los pares en asonancia: -x-x. Coexiste esta forma con zafiro para aludir a la piedra preciosa. Nuestra palabra aparece ya en el Lapidario de Alfonso X.

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que, aunque en su misma persona lo mira mejor que allí, quiere en estampas su imagen por el mundo repartir. Dibújale lo primero que nazca en un lugar vil, porque desde los principios le vaya imitando ansí. En pies, manos y costado le puso como un rubí cinco lunares hermosos con que es casi Él mismo en fin. 101

Juntóse con él de modo que Francisco estuvo allí como arca del testamento y Dios como serafín.

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Y como Dios todo es vida, porque le imite en vivir, [f. 47] estampa viva le hizo, que mira en esto por sí. Tanto se remira en él que sus sellos de carmín en cinco partes le puso, que vienen ansí a decir: «Es de Dios esta imagen y Dios la hizo tan al propio, que piensan que Dios es mismo.» 63. A San Bartolomé.

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Romance

Aunque en nación galileo, glorioso Bartolomé , 102

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Metáfora por los estigmas, que recibió San Francisco de Asís casi al final de su vida. El apóstol San Bartolomé era oriundo de Caná, en Galilea. Según la tradición, evangelizó la India, algo a lo que alude Medinilla.

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dice el nombre que la sangre de reyes de Egipto es. No de pescador humilde venís pescador a ser de las almas, como Juan, Pedro, Jacobo y Andrés.

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Maduro en ciencia y en años [f. 47v] entráis con Dios a aprender, que hacerse niño en su escuela es el primero abecé. Y tanto de su dotrina en poco tiempo aprendéis que habláis con lengua del cielo del mayor secreto dél. A hacer empleo a las Indias, como a su agente después, sin más fianza os envía que la palabra y la fe.

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Colón divino y primero , que de todos al revés lleváis riqueza a los indios y la libertad también. 103

Pescador insigne y grande que de solo un lance veis un rey con doce ciudades cautivos en vuestra red.

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Nuevo amor divino al mundo y ya más desnudo que él, pues si él no tiene vestidos vos pellejo no tenéis. Reventáis de enamorado de Dios, a quien parecéis,

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[f. 48]

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El nombre de Colón se utilizaba como sinónimo de 'descubridor' por antonomasia. Así aparece también en los entremeses de Benavente: «Ella [es] el Colón de mi dinero» (Colección de entremeses, II, 518b).

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Frase ponderativa, muy usual en la época y en tiempos posteriores del idioma.

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ELISIO DE MEDINILLA

pues como dio de sí mismo, vos de vos mismo la piel .

Y SU OBRA

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En el camino del cielo quiéreos el mundo prender, mas vos dejáisle el pellejo como la capa Josef.

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Para llegar más ligero, no solo partir queréis desnudo de los vestidos, mas de vos mismo también. De la enfermedad del mundo a mejor vida volvéis, mudado todo el pellejo, indicios de nuevo ser. No cabéis en él de gusto de haber conseguido el bien, que hace buen cuerpo el contento y más si está Dios en él.

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64. Al Santísimo Sacramento. Villancico™ Aquel puerto de la nieve pásele quien le puede, [f. 48v] Aquel puerto que convida al alma con sus reflejos y que es blanco desde lejos del camino de la vida la llama dentro escondida tiene del fuego de amor, que para obligar mejor cubre el incendio con nieve, pásele quien puede.

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Puerto que tanto sosiego con fuego y nieve hallar sabe, 105

Alude al martirio del santo, que fue despellejado vivo.

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Otra modalidad en la métrica del villancico: la cabeza formada por un pareado: xx. La composición figura en el Cancionero Classense, f. 147, según nos comunica la profesora Margit Frenk.

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205

que el hielo al fuego no acabe ni al hielo deshaga el fuego. Puerto que a las almas luego, mientras a más rayos les tira, la que más lince le mira de nieve el sol le parece, pásele quien puede. Puerto en que quiere que asista Dios mismo el amor tan cierto, que Dios sea todo el puerto y solo puerto a la vista. Puerto que en esta conquista [f. 49] es no lugar y lugar la fe le puede pasar, mas sin caridad no suele, pásele quien puede. Puerto donde puerto toma la virtud mayor del suelo, en que a celosías de hielo ya Dios humano se asoma adonde tiene qué coma el alma, aunque está nevado y se resume a un bocado cuanta grandeza contiene, pásele quien puede. 107

Puerto, pasaros querría, pues que sois, siéndolo vos, puerto del nombre de Dios, puerto de Santa María. Hace a la fe compañía la pretensora esperanza, mas la caridad se alcanza pasando el puerto presente. Pásele quien puede, [f. 49v]

107

En el sentido de «asilo, amparo o refugio» (Aut.).

15

20

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40

45

206

BALTASAR

ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

65. Al dulcísimo nombre de la Virgen Nuestra Señora, Santa María. Romance Más dice el nombre que estrella, hermosísima María, porque es más sin duda alguna quien trae a las almas vida. Si la esencia de las cosas siempre el nombre sinifica, nombre tan divino incluye alguna cosa divina.

5

Dejo aparte tu piedad, que aunque a quererte me inclina, por el nombre solamente me obligas a que te sirva. ¡Qué lindo nombre que tienes, que en solo oílle cautiva! ¡Cómo tras olor de aromas se van tras él las provincias! No sé qué misterio encierra, mas si le oye el alma mía, se asoma en llanto a los ojos por ir por mar a sus Indias, [f. 50]

10

15

20

Mar que sinificas, dicen, de virtudes infinitas , que eres mar adonde solo puede Dios hallar salida. 108

Mas si eres mar, niña hermosa, hoy se ve una maravilla, que en esas fajas pequeñas está el mar puesto en pretina .

25

109

108

El Cancionero espiritual de Juan de Villaquirán, de 1549 (impreso en RHi, XXXIV, 1915, 73-282) recoge en un poema «A las cinco letras del nombre de Nuestra Señora la Virgen María», que empieza: «Madre y Virgen por renombre, / mar de virtudes inmensas» (103).

109

Lo mismo que meter en pretina, es decir, 'meter en cintura', en sentido metafórico.

POEMAS EDITADOS

207

Mar, donde la unión de Dios nació tan hermosa y rica que solo se halla en el puerto del mar de Santa María. Después que de ti me acuerdo contrarios no me lastiman, que tienes, como eres mar, efetos de agua bendita. Bien haya quien te parió, todos mil amenes digan, pues vino a todos el parto como la Pascua

florida.

30

35

40

Lo que parió no me espanta, mas lo que parió me admira, pues no hay debajo de Dios [f. 50v] quien más el ser Dios imita. Cinco letras en tu nombre, como en el suyo se cifran, que si a Él le llaman Jesús a ti, señora, María. También a ti como a Él invocan los que peligran, que todos tienen remedio porque el bien les solicitas. Tú eres reina de las aves y el fénis solo en la vida, pues como el fénis en todas no se halla otra Ave María .

45

50

55

110

Los niños callan por ti, después que por ti se crían, que como estás a Dios hecha eres también como Él niña.

110

60

En el Cancionero espiritual de Villaquirán: «Ave fénix singular / y sin par, / sin hallar quien se te atreva / a osarse te igualar» (123-24).

208

BALTASAR

ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

Las aves te dan loores en música no aprendida , que naturaleza enseña a los que la industria quita. 111

A tu nombre divino todo se humilla, [f. 51] hasta Dios en la tierra por ser María. 66. Carnestolendas Jesús . Romance

112

65

al Santísimo Sacramento en la Compañía de

113

En el campo de la Iglesia, donde nunca abril faltó, haciendo carnestolendas están las virtudes hoy. Si quieres, Belardo, vellas, vámonos juntos los dos, que diz que en su Compañía hay grande congregación. ¡Qué vistoso que está el campo, qué de luz y resplandor! A fe que parece iglesia, según me da devoción. Celosías y cristales han puesto, y entiendo yo que a vellas con sus criados viene el Rey, Nuestro Señor.

5

10

15

Y a empiezan a disponerse en orden, de dos en dos,

111

Recuerda los famosos versos de la oda I de fray Luis de León: «Despiértenme las aves / con su cantar sabroso no aprendido» (ed. Blecua, 1990, 159).

112

Lo mismo que carnaval, o más concretamente «los tres días de carne que preceden al miércoles de ceniza, en los quales se hacen fiestas, convites y otros juegos» (Aut.).

113

Medinilla canta alegóricamente alguna fiesta celebrada por los jesuítas a la que asistió con Lope de Vega. No sería improbable que aludiera a las fechas de la beatificación y a las fiestas organizadas a tal efecto en Toledo.

209

POEMAS EDITADOS

que por eso son virtudes porque huyen la confusión, [f. 51v] Quieren correr la sortija y para acertar mejor da Dios la de su memoria del dedo del corazón.

20

114

L a Castidad y la Fe entran de blanca color, la Fe de orejas bordado todo el vestido sacó. Dio por letra a la Justicia, juez en aquella ocasión: «Este me sirve por todos, que al fin es palabra Dios.» De armiños la Castidad la ropa suya bordó, y por letra: «Dios es mío, por ser de mi condición.»

25

30

115

L a Humildad con la Pobreza de pardo color entró, esta armada de paciencia y aquella de religión.

35

40

Una dio por letra: «Al pobre siempre es la vista mayor»; la otra: «Todo lo alcanzo, aunque en lo profundo estoy.» La Diligencia entró sola, que a todas se adelantó, [f. 52] de ojos y manos cubierta la ropa de tornasol .

45

116

Dio en la tarjeta su letra, la Justicia la leyó,

50

114

«Fiesta de a caballo que se ejecuta poniendo una sortija de hierro [...] y los caballeros [...] se encaminan a ella, y el que con la lanza se la lleva, encajándola en la sortija, se lleva la gloria del más diestro y afortunado» (Aut.).

115 116

Animal salvaje de piel muy blanca, de ahí la simbología. «Vale también cambiante, reflejo o viso que hace la luz en algunas telas» (Aut.).

210

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

diciendo: «Siempre le sigo, no puede escaparse, no.» La Esperanza entró de verde, con que todo se alegró. Dio por letra: «El fruto aguardo, no siempre me he de ir en flor .»

55

117

E l último, y más galán, entró de encarnado Amor, color que siempre ha traído después que Dios le vistió.

60

De memorias enlazadas entre formas se adornó, la letra: «De mis hazañas deudas las memorias son.» Y a con Amor corren todas por ser el mantenedor , mas siempre pasó por alto, porque al mismo Dios pasó.

65

118

Dio la Humildad algo bajo, la Justicia encordeló, la Castidad dio al soslayo y la Diligencia erró. [f. 52v] La Esperanza, por tenella, fue allí la lanza peor, mas la Fe se llevó el precio porque en la sortija dio.

119

Celebraron su vitoria con tan regalado son que a los marcos de cristal a escuchalle el Rey salió.

70

75

80

En virtud deste pan de los cielos todo lo puedo. 117

En flor significa «antes de llegar una cosa a su estado o última p e r f e c c i ó n » (Aut.).

118

« E l que mantiene alguna justa, torneo u otro juego p ú b l i c o , y como tal es la persona m á s principal de la fiesta» (Aut.).

119

Vale lo mismo que premio. Era palabra que se utilizaba indistintamente con esta en justas literarias.

POEMAS EDITADOS

211

Es pan de grandes, que anima en la más que civil guerra , que mayor sustancia encierra de lo que parece encima. 120

A el alma donde se arrima hace, animoso león, porque es todo corazón y ansí después de comello en virtud deste pan de los cielos todo lo puedo. Dios es el pan que me dan, mas no es solo, aunque divino, que el hombre para quien vino no vive solo de pan .

85

90

95

121

Las medicinas están [f. 53] en Él de nuestra flaqueza, que es de Dios su fortaleza y ¿quién con Dios tiene miedo? En virtud deste pan de los cielos todo lo puedo. Pasó la fiesta adelante y para hacella mayor naranjas de agua olorosa cada una se tiró.

122

E l llanto de unos esclavos les sirvió de agua de olor, cuya fragrancia los cielos con sus grandes ocupó.

100

105

110

Saben que huele a Dios bien y que es de tanto valor que en lo regado desliza cuando más sus iras son.

120

Véase lo dicho en el poema 1, a propósito del verso 37.

121

Alude a la frase bíblica «No solo de pan vive el hombre» (Dt 8, 3).

122

Era costumbre en las fiestas populares, como en las Carnestolendas, arrojar naranjas y huevos olorosos.

212

BALTASAR

ELISIO DE MEDINILLA

Son grillos de cristal fino que atajan el paso a Dios y esposas, con que sus manos atan para su rigor. Por eso juegan con él, y tanto el juego duró que en llanto bañadas todas crecieron en quien lloró, [f. 53v] Era ya hora de comer y a la mesa convidó la Fe a todos los presentes, que para eso los llamó. Sacó en un plato de plata con su argentado vellón un Cordero, que a su fuego Amor diligente asó.

Y SU OBRA

POÉTICA

115

120

125

123

130

En Pan después venía puesto, que por más obligación no quiso dar pan a secas, aunque lo es en lo esterior. Comieron hasta hartarse y tanto dello sobró que con gastarse infinito no tuvo diminución. Quedóse puesta la mesa, que convida un gran señor, y a todos quiere hacer plato sin que haya en nadie escepción. Dieron a Dios cien mil gracias y con música acabó, que en la mesa de los reyes es costumbre y es razón. Cantaron en instrumentos [f. 54] que Amor a Dios convirtió,

123

De

argentar,

«bañar con plata»

(Aut.).

135

140

145

POEMAS EDITADOS

213

que pues se convierte el hombre, ¿la música por qué no?

150

¿Quién pudiera, decídmelo vos, porque el mundo es por demás, si no es siendo un hombre Dios, dar más mientras gasta más? Gastáis liberal y humano sin duelo cuanto heredáis, y a fe que disimuláis pues no os queda el brazo sano; mas ¿quién con tan rota mano pudiera, y tan sin compás, si no es siendo un hombre Dios, dar más mientras gasta más? ¿Cómo no estáis alcanzado, si sois, Señor, tan perdido que habéis cuanto habéis tenido con la persona empeñado?; pero en fin os veo gastado y aunque rico es por demás si no es siendo un hombre Dios, dar más mientras gasta más. [f. 54v]

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170

67. Al Niño Jesús en el Santísimo Sacramento. Romance Niño de los ojos míos , por quien vengo a ver el cielo, a ser pan venís del hombre pues entre pajas os veo. 124

Que como grano de trigo de tierra Virgen naciendo, amor os encubre en tanto que llegáis a ser sustento.

125

5

124

Recuerda el inicio de otro poema: «Niña de los ojos verdes, / muy más fresca que las flores...» (Cejador, VII n.° 2852).

125

El poema desarrolla esta comparación entre Cristo = grano de trigo, aprovechando el nombre pan que aparece antes y tiene carga polisémica.

214

BALTASAR

ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

Venís del cielo a la tierra, porque cayendo en el suelo daréis a nuestra esperanza infinito fruto muerto. Vengáis en hora dichosa, mas ya no puede ser menos, pues que en Navidad con vos cae la Pascua del Cordero.

POÉTICA

10

15

Pan sois de leche y pan con tal estremo que la tierra que os cría tiene pechos. Tanto en grano creceréis que aun siendo agora pequeño [f. 55] tenéis poder de encubrir del mismo Dios todo el cuerpo. Desde que nacéis nos dais muestras de vuestro deseo, pues habiendo de ser pan ya morís por parecerlo. Y aun por serlo moriréis pues esa paja, en que tierno yacéis hoy, después será para arrancaros madero.

20

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30

Raíces de Dios tenéis, pero intentarán, creciendo, sacaros de raíz todo sin aguardar a su tiempo. Pan sois de leche y pan con tal estremo que la tierra que os cría tiene pechos.

35

68. A los trabajos. Romance Dulce descanso del alma, trabajos no conocidos, pues quien huye de vosotros huyendo va de sí mismo, [f. 55v] Por poder mejor hallarme con tiernas ansias os sigo,

5

POEMAS EDITADOS

que por vuestro amor tras vos ha días que ando perdido. Detened el paso un poco, y pues que sois bien divino, no parezcáis bien humano en no querer quien os quiso. Mas, si porque no os merezco, andáis escasos conmigo lo que faltare en teneros trabajaré por seguiros. Pues fuistes la cruz de Dios y sois tan grandes amigos, imitalde agora en daros a vosotros como Él hizo. Si amor os puede mover, tanto con vos es el mío, que os adoro como a Dios por lo que sois cruz de Cristo. No os hagáis desear tanto ya que os deseo y estimo, pero como Dios os busca [f. 56] el hombre os parece indigno. Dejadme que os dé un abrazo, trabajos, que si os consigo a Dios tendré con vosotros, que es el fin porque suspiro. Siendo Dios camino suyo, sois atajo del camino, que aunque algún trabajo dais al fin atajáis peligros. Por lo que entiendo de vos, que sois amor de Dios digo, pues dejáis a quien os tiene con Él en un pecho unidos. Padeciendo hacéis mayor al amor, de quien sois hijos,

216

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

como materia del fuego, que está mientras duráis vivo. Venidos conmigo un poco, pues que tanto os solicito, que si sois de Dios, Dios suele andar rogando consigo. No os pase en su cáliz todos Dios, cuando muere afligido, [f. 56v] que bien será, pues sois tantos que parta con los amigos.

45

50

69. Comedia al nascimiento de Nuestro Señor. Ensalada L E T R A AJENA:

En el portal de Belén el autor de cielo y tierra para pobres y hospitales esta noche representa. Almas, a la comedia, que es buena y nueva y mejor que de Lope de Vega .

5

126

Manda dar este pregón para que todos lo sepan, que viene a dar buenos días y ansí empieza en Nochebuena. Y a de alados serafines toda la casa está llena y las luces inmortales dan resplandor a la fiesta.

10

15

Y a la música del cielo divinamente resuena y por ganar los oídos [f. 57] de todos ansí comienza:

126

Como se sabe, era frecuente en la época decir que cualquier comedia era de Lope para asegurar su éxito, tanto es así que la expresión «es de Lope» pasó a significar que alguna cosa era excelente.

POEMAS EDITADOS

217

«Media noche era por filo , las doce daba el reloj, cuando entre nieve en la tierra amanece ardiendo el sol. Gloria en el cielo a Dios y a los mortales paz, llena de amor.» 127

20

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A pedir silencio sale en una loa compuesta un niño, que es en el monte voz de la palabra eterna. 128

Fue el primero que enseñó aquesta invención por nueva, y ansí como diestro en loas esta el autor le encomienda. «Apercebid la atención, almas, que a pedirla vengo, que en el teatro del mundo está ya el autor del cielo. Para daros gusto viene, agradeced su deseo, que por mí, aunque voz, os pide las gracias en el silencio.»

30

35

40

Vuelve a salir a cantar luego la música mesma [f. 57v] y sonando en todo el campo cantaron aquesta letra:

45

DE LOPE:

Niño Dios, niño en Belén, niño en brazos de María

121

128

Así comienza el conocido romance del Conde Claros: «Media noche era por hilo, / los gallos quieren cantar» (Romancero general, ed. Durán, I, 218b). Pero Medinilla parece fijarse en otras versiones, como el romance que comienza «Mediodía era por filo / las doce daba el reló» (ibid., 553b). Era misión de la loa el solicitar el silencio de los espectadores para la comedia a la que precedía. Lógicamente aquí todo se traspone a lo divino.

218

BALTASAR

ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

y tras esta niñería no tiene e/ cielo más bien . 119

PROPIA: Nacido en blancos despojos, veréis en él a su padre, y es tan grande que su madre es la niña de sus ojos. Id, pastores, a Belén, que una niña un niño cría, y tras esta niñería no tiene e/ cielo más bien. Empiezan con una salva al son de rotas cadenas unos esclavos ya libres que al Rey, Nwestro Señor, cercan. De Santa María del Puerto sale, y a la cárcel llega, que es Pascua de Navidad y quiere pagar sus deudas, [f. 58]

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55

60

130

65

Como es tan buen pagador, no le dolieron las prendas y ansí para libertarlos Él mismo humano se empeña. Descubrióse en esto al mundo • í^i

una no vista apariencia , que pone el Rey entre pajas el trono de su grandeza. Por grandes tiene a los lados un viejo y una doncella,

70

75

129

En efecto, aparece en los Pastores de Belén (1612), ed., introd. y notas de A. Carreño, Barcelona, PPU, 1991, 422, donde Alfesibeo, Pireno y Llórente glosan este estribillo de forma diferente a como lo hace Medinilla.

130 131

Juega con el nombre del famoso penal de Cádiz, como ha hecho antes. En el sentido teatral del término: «La perspectiva de bastidores con que se visten los teatros de comedias que se mudan y forman diferentes mutaciones y representaciones» (Aut.).

219

POEMAS EDITADOS

que con un cabello pudo bajarle atado a su esfera. Lloraba de amor el Rey y para aliviar su pena, viendo que nadie le busca dice ansí la Virgen tierna:

80

AJENA:

«5/ hermosura y riqueza matan dt amores, ¿cómo no se enamoran de Dios los hombres? Es tan rico y fuerte que perlas arroja, de su espada roja se espantó la muerte; su beldad de suerte [f. 58v] en mil escogida que mirarle es vida, y si esto conocen ¿cómo no se enamoran de Dios los hombres?»

85

90

95

A la dulzura del canto resonó toda la vega y los pastores entonces dejaron al sol la sierra. En una tropa la ingrata que desdeñó al Rey se acerca, aunque ya de verle humano más humana se le muestra. Lléganse juntos y al Rey entre sus pobres ofrendas esto le ofreció \a ingrata, cantando desta manera:

100

105

AJENA:

«Que de vos, el Rey del cielo, ando enamorada yo, que de vos, que de otro no.

110

220

BALTASAR

ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

PROPIA:

Que de vos, que con la vida venís mi amor a comprar; que de vos, que ando en el mar para ganaros perdida; que de vos, dulce homicida, [f. 59] del daño que debo yo, que de vos, que de otro no.» Diole gusto al Rey el canto y ansí a su pecho la llega, que siempre el amor olvida injurias por yerros hechas .

115

120

132

Vinieron luego tres reyes de estraños reinos y tierras a servirle de testigos del casamiento que ordena.

125

Un tirano astuto y fiero impedírseles quisiera, mas con torcer el camino se burló dél una estrella. Cásase, pues, y casado dase fin a la comedia, que todas tienen el fin por donde la vida empieza. Para la segunda parte aquí os convido a la vuelta, que parte el autor a Egipto a probar ventura en ella. Mas antes que os despidáis escuchad aquesta letra, con que a celebrar las bodas [f. 59v] todos los pastores llegan: 132

130

135

140

Recuerda la muy repetida expresión «que los yerros por amores / dignos son de

perdonar», o similares. Compárese, por ejemplo, con la Loa de Roque Figueroa que

compuso Quiñones de Benavente, donde se puede leer: «Perdonad yerros y faltas, / que los hechos por amores / perdón merecido alcanzan» (Cotarelo, Colección, 533b).

221

POEMAS EDITADOS

DE PESQUERA: «A la mu, niño, a la muerte, ea, ro, rostro al morir, ¿qué me importa a mí ti vivir?

133

PROPIA: Casáisos, niño, contento, mas moriréis por la esposa, que no hay más conforme cosa del morir que el casamiento. A la boda y al tormento, valor, que todo es morir, ¿qué me importa a mí el vivir?»

145

150

70. A la Natividad de Cristo, Nuestro Señor. Romance Zagalejo hermoso, alabarme puedo, que el bien deseado hoy a gozar llego. Del cielo traéis los bienes del cielo, que donde está el Rey va la corte luego. Y a ve mi esperanza la posesión dellos, mas gozándoos más crecéis mi deseo, [f. 60] Que como sois niño, aunque niño inmenso, movéisme a que quiera gozaros entero.

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Y aunque porque os goce venís tan pequeño,

133

Canción de cuna que también utiliza Lope en sus Pastores de Belén, f. 252v: «A la mu, niño, a la muerte, / ea, ro, rostro al morir, / que a mí me importa el vivir» (cit. por M. Frenk, 989; véase su Corpus, n.° 2047).

222

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ELISIO DE MEDINILLA

mayor os quisiera después de teneros.

Y SU OBRA

POÉTICA

20

Pero grande y chico sois, niño, uno mesmo, que la diferencia solo está en el cuerpo. Vengáis en buen hora, que ya yo la tengo, viendo en vuestro llanto la risa del suelo. Pero no lloréis, que esos ojos bellos más que tierno llanto vierten rayos tiernos. Mas mucho me espanta ver tanta agua en ellos, pues que siendo soles no la enjuga el fuego. Mas ya sé la causa, pues queréis que viendo [f. 60v] llorar al sol llore mi pecho de hielo.

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71. A los Reyes. Romance A l casamiento de un rey el cielo y tierra hacen fiestas, porque se casan a un tiempo juntos el cielo y la tierra. De matrimonio tan alto dichosos fines se esperan, pues que desde su principio empieza con buena estrella. Llama e\ cielo por testigo tres reyes con una de ellas, que como son ojos suyos con ellas les hizo señas.

5

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223

POEMAS EDITADOS

Llegaron y al desposado ricos dones le presentan, censo que les paga siempre con infinitas riquezas.

15

Tuvieron tan buena dicha que al cielo el presente llega, pues le recibió en sus manos quien hizo e\ cielo con ellas, [f. 61]

20

Adóranle, y al partirse el mismo cielo los lleva, que quien de ver a Dios viene ¿qué bien hay que no merezca? 72. A la Concepción Purísima de la Virgen, Señora Nuestra. Romance Madre de Dios sois, María, y para madre de Dios cualquier grandeza es pequeña, es corto cualquier favor. Madre de Dios pura fuistes antes del tiempo veloz que os fue previniendo siempre para que le engendréis Vos.

5

Si el que en Vos ha de nacer, Virgen hermosa, os fundó, ¿quién duda que a fin tan alto no dio el principio mejor?

10

En Vos, como trono suyo, ha de aposentarse el sol, y donde hay sol no hay tinieblas, que no hay pacto entre los dos. [f. 61v]

15

Que a no ser limpia en vuestra concepción, mejor nacido fuera Adán que Dios . 134

134

Uno de los argumentos que manejaban los concepcionistas como Medinilla es el presente: Adán no pudo ser superior a la Virgen y él tuvo que estar concebido sin pecado.

224

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

Si huye la ciencia divina el ánimo pecador, no entrara Dios en vuestra alma si hubiera pecado, no. Mal la pureza os negara quien ser de Dios madre os dio, que nunca niega lo menos quien da la gracia mayor. Siendo superior al ángel no fuera de sí superior, si en la concepción faltara la gracia de su creación.

POÉTICA

20

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Eva fue en ella criada que a todo al mundo perdió y quien a ganar le viene no tendrá peor condición. Que a no ser limpia en vuestra concepción mejor nacido fuera Adán que Dios.

35

73. Al baptismo de mi Señor San Juan. Romance [f. 62] Vamos, Gil, a ver el río, que diz que muda la edad donde baptiza la gracia a la gloria celestial. El ángel santo que humilde a Dios desea mirar viene a verle de rodillas pedir el baptismo a Juan. E l que a la diestra de Dios con Dios tiene asiento igual más humano que solía a los pies de un hombre está. Está Dios con tal grandeza y Dios con tal humildad que ha menester Dios que el cielo le declare allí por tal.

5

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225

POEMAS EDITADOS

Siendo la gracia camino, hoy está mejor lugar, pues tiene sobre la gloria casi todo el cuerpo Juan.

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Despuéblase la montaña y entre los ángeles ya oirás cantar a Jacinta, pastorcilla del Jordán. ¿Quién baptiza como vos?, pues otros la gracia dan [f. 62v] y vos baptizando, Juan, llegáis a dar gloria a Dios. Aunque en su pecho profundo goza la gloria encubierta hoy que ella es su herencia cierta lo ve Dios y todo el mundo. Esto os debe Dios a vos, que fe por vos le darán, pues vos baptizando, Juan, llegáis a dar gloria a Dios.

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30

35

74. A Santiago. Villancico Tanto en la Iglesia al Cordero, Diego, honra vuestra nobleza que ya que no sois cabeza, lo sois en morir primero. Daos prisa, amor, a morir, viendo a Dios en tal estado, que no es honor del soldado, muerto el capitán, vivir. Ganáis por tan buen guerrero en la Iglesia tal nobleza que ya que, etc. Como tal el valor es, quizá sin cabeza estáis, que porque no lo seáis os la ponen a los pies.

5

10

15

226

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

Mas del honor lleva entero parte vuestra fortaleza, que ya que, etc. [f. 63] 75. Romance ¿Adonde vais, corazón, de vanas promesas preso, pues dejáis por quien os mata al que está por vos muriendo? ¿Qué tiene Dios, que no halláis gusto en amores tan tiernos, y para quejas antiguas volvéis al mundo de nuevo? Si os cansa vivir con Dios, mucho vuestra vida temo, que a nadie cansó la suya que aprovechasen remedios. Si al fin habéis de olvidalle, no os despeñéis tan ligero, que para dejar a Dios por tarde que os vais es presto.

5

10

15

¡Mas ay del ciego que por gustos del mundo pierde el cielo! Quien vuelve al mar engañoso estando libre en el puerto no tiene de quién quejarse, sino solo de sí mesmo. [f. 63v] ¿Qué esperáis cuando perdéis lo ganado por volveros, si aun es volverse el pararse en el camino del cielo? No niego que estrecho sea, pero en fin no tan estrecho que no quepa en cruz un hombre y estendido cuando menos.

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POEMAS EDITADOS

Dios va ensanchando el camino a los que le van siguiendo, que como es tan grande en todo hace lugar con su cuerpo. ¡Mas ay del ciego que por gustos del mundo pierde el cielo!

35

76. Ensalada

1

Que cifre solo un bocado todos los gustos del suelo, que sin estar en el cielo esté con Dios lado a lado, que en un lugar abreviado caber lo infinito pueda y la cantidad no esceda [f. 64] sin temer diminución, milagros del cielo son. Que tan sabrosa comida un hombre de otro hombre sea, que Dios de cuanto desea le haga su boca medida , que aunque aquel pan se divida se esté el que está en él entero y que con piel de cordero esté cubierto un león, milagros del cielo son.

5

10

136

Que haga la culpa de Adán dichosa este pan bendito y que se cure un ahito comiendo el enfermo pan, que los que viéndole están crean más de lo que ven y que a sus ojos no den

15

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135

A lo divino de la letrilla atribuida a Góngora «Que tenga el engaño asiento», cuyo estribillo dice: «Milagros de corte son» (véase la ed. de R. Jammes, Letrillas, Madrid, Clásicos Castalia, 1990, 255-57).

136

«Frase con que se da facultad a alguno para que pida cuanto quisiere» (Aut.).

228

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

más fe que a su devoción, milagros del cielo son. Que el pan materia no sea de Dios, que en él se convierte, que para espantar la muerte tenga poder una oblea, [f. 64v] que no hay cosa que no vea este pan de cada día y que causando alegría sea memoria de pasión, milagros del cielo son. Que ande Dios tan consumido que hasta un hombre se le atreva, que a donde quiere le lleva casi en el puño metido, que un hombre tan bien nacido quiera andar de boca en boca y a quien más en su honor toca de su propio corazón, milagros del cielo son.

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77.

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Romance

m

Aquí donde está mi cielo, porque la fe me le muestra, y en un círculo finito toda la deidad inmensa; aquí donde peleando están cada vez que llegan los sentidos por el pan, por Dios la fe verdadera; [f. 65] aquí de mí mesmo quiero contar a Dios las querellas,

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Juego de vocablo del autor por cuanto andar de boca en boca significa «ser objeto de murmuración», pero aquí alude también a que la hostia se toma por ese lugar.

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A lo divino del romance «Aquí donde fue Sagunto / y la fe de sus almenas» (Pliego suelto, s. XVI, cit. por Rodríguez-Moñino, Diccionario, 605).

POEMAS EDITADOS

229

que de su cuerpo las llagas darán hasta el alma puerta. ¡Ay, Dios, si conociera tan bien mis culpas como tu clemencia! De tu piedad, Jesús mío, (perdido el miedo a la pena) he tomado muchas veces para ofenderte licencia. Como vi que perdonabas, porque hasta Xa alma te llega la muerte del pecador, probaba en mí tu paciencia. Y en vez de agradecimiento, que se debe a quien espera, provocaba tu justicia con repetidas ofensas.

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¡Ay, Dios, si conociera tan bien mis culpas como tu clemencia! Y a que llego arrepentido, conozco mejor la deuda, pues a tan graves pecados tuvo tu piedad clemencia, [f. 65v] Y aunque es mayor el agravio si en fe del perdón se peca, oblígate a perdonar saber que dello te precias. Pequé, porque eres piadoso; mal hice, pero merezca perdón por mi confianza, pues ha llegado la enmienda. ¡Ay, Dios, si conociera tan bien mis culpas como tu clemencia!

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78.

ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

Canción

1

Después que en verdadera carne os miro, Dios mío, volvéis fogoso estío lo que antes hielo era, que como Dios de amores son fuego al corazón vuestros favores. Lloro el tiempo perdido en dulce amor prendado, que me da tal cuidado aquel antiguo olvido que como el cargo es tanto quiero anegar mis culpas en el llanto. Cantar quisiera agora, mi dolor me desculpa, que si lloro mi culpa bien canta quien bien llora; llorar siempre querría, [f. 66] que es dulce para Dios tal armonía. Mas ¿qué mucho que pruebe a consumirme tanto, si se regala en llanto junto al fuego la nieve? A vos, oh Pan, me llego, que si de nieve soy, Vos sois de fuego.

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79. Romance

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Bañando está las prisiones, en que sin culpa está puesta

139 140

Así se denomina a esta composición en la época, también «canción alirada», cuyo esquema sería abbacC. Véase Segura Covarsí, La canción, cit., 309. Contrafactum del romance que se inicia «Bañando está las prisiones / con lágrimas que derrama / el Conde don Sancho Díaz / ese señor de Saldaña» (Romancero general, ed. González Palencia, I, n.° 107). También utilizado por Valdivielso en un contrafactum que tiene muchos puntos en común con Medinilla: «Bañando está las prisiones / en que está por culpas presa / una esclava del pecado / que verse libre desea» (Romancero espiritual, 108).

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POEMAS EDITADOS

un alma que aspira al cielo y verse libre desea. Daba gusto a Dios su llanto y entre sus lágrimas tiernas con amorosos suspiros le dice desta manera: «Deseo vivir contigo, mi Dios, y ya es bien que pueda salir de aqueste destierro a la patria verdadera. Amor me abrasa, y amor quiere que de amores muera; dulce morir por tal causa, dulce morir por tal prenda. Morir por vivir querría, vivir por morir quisiera; morir por nacer al cielo, morir por dejar la tierra.» Y respóndele: «Espera, sufre tus penas, que mientras mi cuerpo comes en la tierra [f. 66v] tienes como el cielo mi mes mu presencia. Y es señal que a la gloria llamas, que es mi hostia puerta.» Llega el alma y cantan los cielos de que el alma a su Dios se llega.

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Alma: ¿Cuándo, Jesús mío, si en mí te aposentas, veré el cumplimiento de aquestas promesas? Respuesta: A vivir conmigo desde hoy, alma, empiezas, que a quien está en gracia la gloria está cerca.

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

Alma: M i mesmo temor me hace dar más priesa, que no hay bien seguro sin ti, amada prenda. Y respóndele: «Espera, sufre tus penas, que mientras, etc.»

POÉTICA

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80. Letra Campanitas suenan, y es de amor el son, ¿cuánto va que descubren en la iglesia a Dios? Después que con este acento las campanitas nos llaman, con fuego de amor se inflaman el alma y el pensamiento. Convida el son por el viento [f. 67] y en viendo su armonía dice lleno de alegría el profeta corazón: «¿cuánto va que descubren en la iglesia a Dios?» E l sol debe de nacer, pues tan grande fiesta se hace, que siempre cuando el sol nace al alba suelen tañer. Mas, si empieza a amanecer, siendo casi mediodía y el sol de su esfera envía rayos de fuego de amor, ¿cuánto va que descubren en la iglesia a Dios? A fuego tocan, que ya le sembró un niño en el suelo, que de verle puesto al hielo ardiendo en llamas está. Todo el mundo al fuego va, señal que al humano escede, y pues que ninguno puede

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POEMAS EDITADOS

asconderse a su calor, ¿cuánto va que descubren en la iglesia a Dios? 81.

Canción

142

Vuelvo de nuevo al llanto cuando miro, Señor, vuestra hermosura con ese blanco manto, nube blanca del sol, más que el sol pura, pues como antes mi olvido [f. 67v] ya lloro por amor, de amor herido. Mudo al dolor pasado el llanto en vida de regalos llena, templando mi cuidado el veros disfrazado en forma ajena, que entonces en Vos halla que venís, Dios, de paz, no de batalla. Aquí podéis, mis ojos, pagar vuestro tributo al amor mío , que es nave que en despojos traerá del cielo pan, si os hacéis río, y con mayor aumento, si le dais agua y los suspiros viento.

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82. Letra Sin la gracia no llegas, alma, a la mesa, que el pecado vuelve la gloria en pena.

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Cfr. supra nota 86.

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A lo divino de un poema de Luis Martín de la Plaza, publicado en Flores de poetas ilustres de Espinosa (Valladolid, Luis Sánchez, 1605, ff. 25-26v), que comienza «Vuelvo de nuevo al llanto, / pues se esconde del sol la hermosura, / y puesto el negro manto / del cielo baja ya la noche escura, / y cargada de olvido / a dar descanso al triste y afligido». La canción de Medinilla es mucho más breve y sigue el paradigma: aBaBcCdEdEfF con «commiato» de 6 versos. Valdivielso utiliza también esta composición para parodiarla en su Romancero espiritual (ed. cit., 71). Luis Martín: «pagad vuestro tributo al dolor mío» (f. 25v).

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ELISIO DE MEDINILLA

No quieras llegar culpada a tan divino sustento, no siga a tu atrevimiento de la justicia la espada. Si no estás bien adornada, no llegues, alma, a la mesa, que el pecado vuelve la gloria en pena. Pero si vas con cuidado, [f. 68] no tengas miedo al desvío, que llorando serás río que entres a Dios, mar sagrado. Deja ya el antiguo estado y el alma y vida renueva, que el pecado vuelve la gloria en pena. No respondas con olvido, alma, a quien ansí te amó, que si tu amor le rindió nun[c]a su amor te ha rendido. Llora tu tiempo perdido, por tu desdicha no veas que el pecado vuelve la gloria en pena. 83. Letra

Y SU OBRA

POÉTICA

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1

Daba sombra una alameda y hacía mucho calor y en ella a pasar la siesta recostóse mi lindo amor,

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En el Romancero general, ed. González Palencia, II, n.° 1170, se copia la misma letra cuya primera estrofa acaba en «ruiseñor», en lugar de «Buen Pastor». Se trata de un contrafactum. La glosa de Medinilla se aparta del poema profano, aunque mantiene el principio de que la alameda (aquí Dios) sirve de descanso al amante (aquí el Alma). Véase el Corpus de M. Frenk, n.° 2308.

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POEMAS EDITADOS

y se adurmió con el canto del Buen Pastor. 145

Como soy fuego y a mí se llegó el alma por fe, mi ardor la comuniqué y en fuego la convertí. Quiso descansar ansí, [f. 68v] que el sueño la adormecía, que soy sol de mediodía que abrasa hasta el corazón, y se adurmió con el canto del Buen Pastor. Tanto mi deseo la toca después que conmigo habita que con la suya me quita los bocados de mi boca. Como el sueño la provoca, pidió mis brazos por cama, que duerme bien quien bien ama en los brazos de mi amor, y se adurmió con el canto del Buen Pastor. No la despertéis os pido, mientras duerme con su dueño, que pues Dios la guarda el sueño no es bien que le hagáis ruido. Buscando, que amor la ha herido, flores para el mal de amores, hallóme a mí entre las flores, que la flor del campo soy, y se adurmió con el canto del Buen Pastor.

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En procurar su quietud no le fue ingrato mi pecho, [f. 69] que cama de rosas hecho

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Adormirse en el sentido de 'adormecerse' se usará hasta el siglo XVII alternando con dormirse, después será de uso literario.

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ELISIO DE MEDINILLA

le dio descanso y salud. De la celestial virtud sonaron voces presentes, que ayudó de cinco fuentes de una piedra viva el son, y se adurmió con el canto del Buen Pastor.

Y SU OBRA

POÉTICA

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84. Romance En la prisión del pecado, que con la memoria siempre causa tan grande tormento, que al del infierno parece, estaba un alma llorosa, que el demonio presa tiene por consejo de sus gustos, que tanto daño hacer pueden. Memorias del bien pasado y dolor del mal presente la obligan a que llorando de sí a los cielos se queje. Mas viendo que por sus culpas hablar a Dios no merece, dijo al ángel de su guarda, [f. 69v] que, aunque ofendido, la quiere: «Pues como antes, ángel mío, mi vida y causa defiendes, que no porque he sido ingrata dejarás de conocerme,

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dirásle a Dios, pues que gusta que pecadores le nieguen, que un alma, retrato suyo, le pide que no la deje. No le digas mis pecados ni mis torpezas le cuentes, no le ofenda la memoria de lo que tanto le ofende.

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POEMAS EDITADOS

Dile que Él es buen testigo, como ya le busco alegre, y al paso que le ofendí que pienso satisfacerle. Y que si espero salir de prisiones tan crueles es por saber que como hombre vendrá de mí a condolerse. Ponle delante a su madre, paraíso de deleites, [f. 70] que ella detendrá la espada que ya mis pecados temen. Y ya que en público sale en aqueste pan de leche, dile cómo está obligado a escuchar y a hacer mercedes. Dale por mí el memorial y di que de mí se acuerde, que pues sale a ver su pueblo es fuerza que le remedie. Que se muestre Rey conmigo, hoy que me he atrevido a verle, pues que por ley queda libre quien ve la cara a los reyes.» Esto diciendo lloró, y con el llanto que vierte fue rompiendo las prisiones, que yerros lágrimas vencen. 85. Romance Por la dorada custodia que todo el cielo acompaña, esfera del sol divino que sale a esparcir su gracia, [f. 70v] un alma al mundo estranjera, que son del cielo las almas,

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

miraba a Dios, que se asconde en aquella luna blanca . 146

Viéndose como en espejo, quiso cantar y lloraba, que la grandeza de Dios le dio a conocer sus faltas.

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Dadme, oh Señor, que me conozca gracia, que el inorarme yo de Vos me aparta. A ser espejo salís, aunque al que en Vos se retrata no engañáis como el del mundo, que siempre fingiendo engaña. A verme vengo, Señor, y para lavar mis manchas trayo el agua de mis ojos, que hasta del alma las saca. Qué fealdad que hace el pecado, de mi inorancia causada, más ya que he llegado a verla para que pueda quitarla,

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dadme, oh Señor, que me conozca gracia, que el inorarme yo de Vos me aparta, [f. 71] 86. Romance Decienden del alto cielo espíritus celestiales, escediéndose a sí mismos por ver a su Dios en carne. 147

Una custodia le asconde, donde está tan admirable que haciendo cielo a la tierra dioses a los hombres hace. 146

Las metáforas sol y luna se utilizan para designar al S a n t í s i m o , que sale en su custodia de oro de procesión.

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T o d a v í a de uso en el XVII, aunque cada vez menos empleado en favor de la forma actual descender.

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POEMAS EDITADOS

Es el sitio tan glorioso que con que del cielo salen, cuan diligentes se llegan tan perezosos se parten. De verse hacer competencia se admira del hombre el ángel, porque Dios se comunica y con acentos süaves.

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Porque cantan su gloria unas aves que mueven las almas, que a Dios se levanten. Atiende Dios a sus voces, porque gusta que le canten, que le son música dulce las quejas de los amantes. Convida con su blancura [f. 71v] a que solo en E l reparen, que se ha puesto blanco a todos porque acierten a mirarle. Canten, y Él, contemplativo, se regala con quejarse, aprendiendo en el silencio a saber cómo ha de hablarle.

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Muéstrase el alma en los ojos y el pensamiento mudable, alzan las voces al cielo sin permitir que le bajen. Porque cantan su gloria unas aves y mueven las almas, que a Dios se levanten.

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87. Al Santísimo Sacramento. Romance De la venida de Dios daban señal en voz dulce las almas que le esperaban en la forma que le encubren. La fe les enseña luego lo que los ojos no sufren,

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ELISIO DE MEDINILLA

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POÉTICA

penetrando aquel rebozo que sirve a su sol de nube. Y a resplandece en su esfera y con sus gloriosas lumbres [f. 72] ven el camino del cielo los que por sus culpas huyen. Con el agua de los ojos ya florecen las virtudes, que es agua de abril del alma, que las engendra y produce. Como fuente de agua viva sus cinco arroyos descubre, llamando para dar gracia al sediento que los busque.

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Cuando un pecador lloroso al curso piadoso acude, viendo que las esperanzas, si en Dios florecen, se cumplen. Adoraba su grandeza, que aunque un velo se la encubre en los regalos del alma ha visto algunas vislumbres. Con un manto a quien dio el cielo sus resplandores azules vio al lado a la Virgen Madre, que amor hace que se junten, [f. 72v] Animando a que ninguno del remedio dificulte porque le tiene en los brazos para que todos le ocupen. A l son de las voces llora, sin que cantando le turben, porque Dios entre sus cantos también sus llantos escuche. Viéndoos mi esperanza, madre, flores dio,

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pues el fruto en los brazos descubre una flor. Siento tal mudanza con vuestros favores que llena de flores está mi esperanza; si tal bien alcanza, bien puedo decir que en flor no se ha deir quien tales las dio, pues el fruto en los brazos descubre una flor.

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88. A la Virgen, Nuestra Señora, estando preñada. Romance [f. 73] Corona la blanca luna los rayos del sol inmenso y a su grandeza acompaña el virgen claustro del pecho. La voz del ángel confirman los divinos sentimientos de ver a Dios en sí misma y en espacio tan pequeño. De verle crecer se admira, siendo infinito en estremo, y alegre en verse su madre a Josef está diciendo:

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«La gloria, oh esposo, toda está en mi pecho, pues tengo a Dios en él como los cielos. Lo que los cielos no pueden con Dios solamente puedo, pues le doy de mis entrañas cuerpo, sangre, ser y aumento. Con un sí solo a medida puesto lo infinito tengo, 148

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Como ya se anotó, en flor significa «antes de llegar una cosa a su estado o última perfección» (Aut.), pero aquí el poeta juega con los diversos significados de la palabra.

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

grandeza que en cuanto madre a mí infinita me ha hecho. Tanto es mi poder agora, aunque esclava me confieso, [f. 73v] que viene por mí a ser hombre quien hizo al hombre primero.

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La gloria, oh esposo, toda está en mi pecho, pues tengo a Dios en él como los cielos. Dios es desde hoy mi deudor, con dar a todos sustento, que ha de mí necesidad para vivir en el suelo. Común nombre, siendo madre, tengo con su padre eterno, pues si es hijo propio suyo es mi hijo verdadero.» Con esto en cuanto podía a Dios tocaba en su cuerpo, y dijo, como en custodia contemplando el Sacramento:

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«La gloria, oh esposo, toda está en mi pecho, pues tengo a Dios en él como los cielos.» 89. A la Asunción de la Virgen, Nuestra Señora. Romance A ver cómo sube al cielo la Virgen en cuerpo y alma salen los ángeles bellos, [f. 74] que de tal gloria se espantan. Galán se puso aquel día para admitir en su alcázar otro cielo más capaz, pues lo que él no puede abarca. La tierra, aunque sola, queda rica de verse tan alta y de tocarla glorioso el viento por donde pasa.

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Los ángeles cantan y ayudan los ramos con hojas de plata. Sale Dios a recebilla, que es tal la madre que aguarda que se honra a Sí con tenella, que es el blasón de sus armas.

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Dale el tocado de estrellas y el manto del sol le saca, aunque debe de ser rayo del que tuvo en sus entrañas.

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Calza sus pies de la luna y porque aprendan a honralla alegre a los serafines que sirvan de trono manda.

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Los ángeles cantan, etc. [f. 74v] 90. Letra. Al Santísimo Sacramento Pregunta:¿Dónde vais, zagala hermosa , lozana y briosa cuando Dios en cuerpo sale? Respuesta: A la iglesia a danzar y bailar al son de las aves que del cielo le cantan motetes suaves. 149

Pregunta: ¿Qué fiestas, zagala, son, que vais con tanto contento? Respuesta: Es día del Sacramento, y el Rey va en la procesión. Pregunta: Pues la ocasión nos convida, zagala pulida, vámonos juntos si os pl[ace]. Respuesta: A la iglesia, etc. Pregunta: ¿Cómo sabéis que el Rey sea, si oculto siempre vivía? Respuesta: Como es hoy su propio día, 149

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Recuerda la cancioncilla que utiliza Lope en Pastores de Belén, f. 30: «¿Dónde vais, zagala, / sola en el monte?».

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ELISIO DE MED1NILLA

quiere que el pueblo le vea. Pregunta: A aquesta fiesta, zagala, ninguna iguala, vamos, pues, a hacer bien sale. Respuesta: A la iglesia, etc. [f. 75]

Y SU OBRA

POÉTICA

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91. A la Virgen, Nuestra Señora. Romance^

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La zagala más hermosa que ha dado gloria a los cielos, a quien puso amor por armas en los brazos a Dios mesmo, cuyos ojos de paloma tan bellos son que trujeron a Dios perdido de amores con sola una vuelta dellos, alegre en verse su madre, alaba su brazo inmenso, por ver con premios tan grandes tan grandes merecimientos. Cuando a los pechos le tiene se admira de ver al pecho al que sustentando el mundo le está pidiendo sustento. Considérase su esclava, mas piensa en verle sujeto, que como sale de madre le hace amor hacer extremos.

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Los ángeles que la miran [f. 75v] de ver hombre a Dios suspensos,

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Contrafactum del poema recogido en el ms. 3890 de la BNM, f. 41, y también en el libro que recopiló el licenciado Arias Pérez, Primavera y flor de los mejores romances (1621), ed. José F. Montesinos, Valencia, Castalia, 1954. Según este editor, el poema, que se atribuyó a Liñán y apareció en la edición de sus Rimas de Ximénez Embún, comienza: «La zagala más hermosa / que ha dado honor a estos tiempos, / a quien puso amor por armas / manos blancas y ojos negros», y continúa apartándose de la versión de Medinilla.

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POEMAS EDITADOS

para mostrar su alegría repiten aquestos versos : 151

«Norabuena vengáis ansí, muy galán venís .

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Para venir a la aldea tal hábito habéis sacado que algún día lo encarnado será en la corte librea; mas porque el forro se vea falta lo picado aquí. Norabuena, etc. Tan justo está y a medida que os hace galán y hermoso; mas, aunque será costoso, durará toda la vida. Como es la tela escogida y le dais gracia al vestir, norabuena, etc.»

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92. A la Virgen, Nuestra Señora. Romance Ángeles del cielo hermosos, yo quiero a María bien, [f. 76] madre de su mismo padre, Virgen antes y después. ¿Mas qué mucho que a sus ojos rendido y cautivo esté, si con un cabello solo pudo al mismo Dios prender? Cuidado el alma no engendra que le deje de ofrecer,

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En la fuente citada: «Los árboles se alegraron, / adornados y compuestos, / por mostrar su alegría / dijo cantando estos versos: / En hora buena vengáis, abril, / vengáis en hora buena: muy galán venís». Medinilla contrahace también el estribillo popular.

152

Es el estribillo tradicional: «Norabuena vengáis, abril, / abril, abril, vengáis norabuena, / norabuena vengáis, vengáis norabuena. / ¡Qué galán venís, abril!» (D. Alonso y J. M . Blecua, Antología de la poesía española. Lírica de tipo tradicional, Madrid, Gredos, 1965, 238).

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

que quiere que sean divinos como la causa lo es. Tras sí se llevó mi alma, que como con Dios la ve quiere gozar con su vista del cielo antes de ir a él. Envidia pone a los cielos, cuando su grandeza ven, pues cabe y sobra en sus brazos a quien no pueden caber.

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Celebremos, pues, alegres con voz dulce y pecho fiel esta purísima Virgen, decid, como yo diré: «Soberana María, [f. 76v] cielo sois de Dios, pues en vuestros brazos Él viene a ser sol.»

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93. Décimas Pues un amor tan leal pagas con tanto desdén y porque te quiero bien, alma, tú me pagas mal; pues mi pasión inmortal tu pecho no ha enternecido, alma, amor, amor te pido, que en los tormentos de amor el que tengo por mayor es querer sin ser querido. Tu olvido es contra razón, pues dándote yo esperanza no hace tu desdén mudanza ni me das satisfación. Si es piedra tu corazón, el mío de amante es, que humilde un mes y otro mes

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tu amor a tu puerta espera, porque no es la vez primera, [f. 77] alma, que he estado a tus pies. No fuerzo tu libertad, libre que me quieras quiero, y con dádivas espero obligar tu voluntad. Ten de mi muerte piedad y dame, si eres servida, con tu sentimiento vida; que está en tus manos, ingrata, cuando tu olvido me mata darme vida agradecida. Tu amor me bajó del cielo y hoy a esta forma me paso, porque el fuego en que me abraso quiere que viva en el suelo; pero que has sido recelo, como piedad aún no enseñas, a dádivas no pequeñas más que peña en el rigor pues a dádivas de amor suelen quebrarse las peñas . 153

Quita a tu Dios de cuidado, que te aguarda a hacerte fiesta, porque con la mesa puesta [f. 77v] harto tiempo te ha esperado. Sé discreto convidado, ofrécete a mi deseo, que tan perdido me veo que con ser el gasto tanto, como le comas con llanto, me pago en lo que deseo.

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Juega aquí Medinilla con los refranes « D á d i v a s quebrantan peñas y hacen venir de las greñas», « D á d i v a s y buenas razones ablandan piedras y c o r a z o n e s » (Correas).

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

94. Al Niño perdido. Romance «Pasan las horas de ausencia, prolijas, tristes y largas, y en mi cuidado, Dios mío, ni se pasan ni me acaban. Tres días ha que os perdí, mas mucho, Señor, me espanta que os perdáis, siendo camino, y no os halle quien os ama. Si enamorado soléis salir al camino al alma, ¿cómo a una madre, que os busca, volvéis ansí las espaldas? No suele encubrirse el fuego [f. 78] y Vos contra la esperanza, sembrando fuego en la tierra ascondéis todas las llamas. Jamás está ausente el sol, porque en cualquier parte se halla y Vos, siendo sol del mundo, a veros mi amor no alcanza.

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Pues sois Dios y sois justicia, mi Dios, ¿qué justicia os manda que no me volváis, pudiendo, los bienes que en Vos me faltan? Vuestro padre y yo perdidos andamos por vuestra causa, que aun suele de amor perderse quien tras Dios perdido se anda. Pero yendo Vos con Vos yerra quien perdido os llama, pues lleváis para el camino todos los bienes de casa.» Esto la Virgen decía buscando a Dios con mil ansias

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y al templo fue por hallarle, que siempre en el templo se halla, [f. 78v]

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95. En el Monasterio de la Madre de Dios. Romance

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Miraba un esclavo humilde con ojos tiernos un jueves cómo en la Madre de Dios Dios mismo estaba presente. Mirábale en la Custodia en forma de sol de nieve, que regalando a la vista el alma sus rayos siente. Viole también en los brazos de su madre y Virgen siempre, que el que tiene el mundo en peso en peso una niña tiene. Empezó a llorar y dijo, como suspenso de verle: «No sé, mi Dios, a qué parte pueda de los dos volverme. De amor muerto allí te veo, aquí que esperas la muerte; allí dándote a ti mismo y aquí tu madre te ofrece, [f. 79]

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Allí estás contigo solo y, aunque eres todos los bienes, aquí, que estás con tu madre, mil veces amor me vuelve. No sé qué tiene consigo, que tanto con todos puede, 154

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Medinilla parece tener presente el romance «Miraba desde Tarpeya / aquel romano soberbio / el principio de su gusto / y el fin de todo su imperio» (Romancero general, ed. Durán, I, 394) o el que se inicia «Miraba de Campoviejo / el rey de Aragón un día» (ibid., II, 210), que contrahace otro toledano, Luis Hurtado de Toledo, en su romance «Miraba de Sant Román / un atribulado un día / miraba la gran ciudad / que Toledo se decía» (Romance de las notables cosas que tiene la imperial ciudad de Toledo, nueuamente añadido por Luys Hurtado, pliego suelto del s. XVI de la Universidad de Lisboa).

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ELISIO DE MEDINILLA

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que aun en presencia de Dios las almas llevarse suele. Bien veo que estás rogando para que a tus brazos llegue, pero he menester los brazos de quien en ellos te tiene. Padrinos quiero llevar, aunque perdón me prometes, que los ruegos de la madre a ser casi imperio vienen.» Esto diciendo templó un poco su llanto alegre, y con amores del alma cantó a los dos de esta suerte:

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«Ya mis lágrimas, madre mía, pretenden seguro el cielo, [f. 79v] porque Vos el camino tenéis al pecho. Camino real a ser vino Dios, enseñándole Vos, porque para hallar a Dios Él, aunque es fin, es camino. Y a no hay que andar peregrino quien busca su amor eterno, porque Vos el camino tenéis al pecho. Los peregrinos humanos ya el camino no errarán, pues el que buscando van se le ponéis en las manos. No serán mis pasos vanos, si a vos por lágrimas llego, porque Vos el camino tenéis al pecho.»

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POEMAS EDITADOS

96. Al Santísimo Sacramento. Villancico En un pan de flores mi sustento vi; [f. 80] si le miro me muero de amores, si le como me saca de mí. M i remedio veo cuando por él lloro, y como le adoro tengo dél deseo; que es mi vida creo, pues comiendo vivo, que amor, aunque altivo, le ha humanado ansí. Si le miro me muero de amores, si le como me saca de mí. Es tal la eficacia que tiene en el gusto que aún quiere, y es justo, comerse con gracia. Da vida de gracia y como encubierto dar hoy gana a un muerto de comer le vi. Si le miro me muero de amores, si le como me saca de mí. En qué linda forma se nos da y declara, [f. 80v] que en él con la cara el gusto conforma, hechiza y transforma a quien le da el pecho y como el provecho es igual a sí, si le miro me muero de amores, si le como me saca de mí.

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

97. Al Santísimo Sacramento. Romance

155

«Reverencia os hace el alma, hermoso pan de los cielos, por sustento de mi vida, por blanco de mis deseos. Por vos, comida sagrada, la fe verdadera tengo y de esclavo vil con Dios soy un espíritu mesmo .

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Por vos de tres enemigos, he alcanzado mil trofeos, que sois las armas del alma, con que no teme al infierno , [f. 81]

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Por vos, lo que no hace un ángel, con Dios a comer me asiento, habiendo Él sido privado y yo desterrado y preso. Licencia me da mi amor que os diga mi pensamiento, que es justo daros las gracias pues soy convidado vuestro . 158

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155

Contrafactum a lo divino de la danza de la «gallarda», que se utiliza en un baile anónimo, impreso en la Octava parte de comedias de Lope (1617) y edita Cotarelo en su Colección de entremeses, II, 491-192: «Reverencia os hace el alma, / gloria de mi pensamiento, / por ídolo de su altar, / por imagen de su templo». Aparece también en el Baile de Leganitos: «Reverencia os hace el alma, / princesa del Rastro viejo, / por sustento desta vida, / por gusto de aqueste cuerpo» (ibid., 487). También en Las amazonas, de don Antonio Solís (1655), se recoge: «Reverencia os hace el alma, / auditorio celestial» (Ramillete de entremeses, ed. H. E. Bergman, Madrid, Clásicos Castalia, 1984, 296). La versión de Medinilla, cuyas coincidencias más notables con el primero de los textos iremos señalando, desordena algunas estrofas y termina de manera muy diferente a su fuente.

156

La fuente cit. trae: «Por vos, francesa gallarda, / la fe verdadera tengo / y de caballero moro / soy cristiano caballero», pero el Baile de Leganitos: «Por vos, pulido galán, / tan rendida me confieso / que no puedo despertar / el rato que estoy durmiendo» (487b).

157

Fuente cit.: «Por vos del moro español / gané tan altos trofeos / que en San Dionís de su lunas / treinta pendones he puesto». Fuente cit.: «Licencia ha dado el amor / de que pueda un caballero / en un sarao a su dama / decille su pensamiento».

158

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POEMAS EDITADOS

Si quisiésedes que a vista de todo cuanto habéis hecho fuese espectáculo vivo por pagaros lo que os debo. Siendo vos mantenedor, yo sustentaré, que puedo dar a Dios cielo en la tierra después que entráis en mi pecho .

25

159

Salga la muerte a turbarme, prevenida de tormentos, que no acabará conmigo que no os quiera como os quiero. Quien ama puede al amado decir encarecimientos, mas yo, si mi Dios os llamo, [f. 81v] no cuido que lo encarezco. Dadme vos vuestras virtudes y veréis qué galán entro, porque os llevo con valor y porque soy yo con miedo.

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Hombre que de sí confía está en su malicia ciego, porque la desconfianza es hija de los perfetos . 160

Y si de morir por vos ansí pagáis el deseo, ¿dándoos en prenda a vos mismo qué os queda para el efeto? No sé quién de amor no muere, pues sois tan pródigo dueño, que a dar el cielo empezáis antes de llegar al cielo.»

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Fuente cit.: «Yo seré el mantenedor, / yo sustentaré que puedo / tener el cielo en mis brazos, / después que fuisteis mi cielo».

160

Fuente cit.: «Hombre que sin celos ama, / o no quiere bien o es necio, / porque la desconfianza / es hija de los discretos».

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

Cuando esto le dijo el alma a su esposo mil gracias y dones llovió desde el cielo, que es tan liberal que da aun en el suelo reliquias de gloria a un pecho amoroso. El alma se aumenta, su esposo la mira, [f. 82] los miedos se mudan en alegres fiestas, el alma en demandas y dulces respuestas ansí se regala con Dios y suspira:

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Alma:¡Ay Dios cuánto os amo! Dios: No estás engañada. Alma:¿Cuándo he de gozaros? Dios: L a vida es un sueño. Alma: Dadme una prenda. Dios: M i cuerpo te empeño. Alma: M i vida está en él. Dios: Tu gloria cifrada. Alma: No atrevo a llegarme. Dios: Amor da la palma. Alma: Vos sois mis amores. Dios: Pues doyte licencia. Dios queda en el pan con viva presencia muriendo primero por dar vida al alma. 98.

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Villancico

161

Mientras duerme mi alma, amor, echa del arco la cuerda, y si vieres que recuerda hiérela con mi dolor. 162

En el sueño de su olvido solicita su cuidado, que basta para pesado el que a su Dios ha dormido. Con el golpe de mi amor [f. 82v] 161 162

5

Contrafactum de «Mientras duerme mi niña , / céfiro alegre, / sopla más quedito, / no la recuerdes» (Romancero general, 1604, f. 407; cit. por Frenk, Corpus, 1098). En el sentido de 'despierta', como se utiliza en las famosas Coplas de Manrique: «Recuerde el alma dormida / avive el seso y despierte».

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POEMAS EDITADOS

los que recibí le acuerda y si vieres que recuerda hiérela con mi dolor. Templa con lástima della mi pena para tiralla, que es suyo consideralla como mío padecella. A su fantasía, amor, mi roto cuerpo le acuerda y si vieres que recuerda hiérela con mi dolor. Lléguele a la alma la herida de las que por ella siento, porque en mostrar sentimiento veré si el sueño es de vida. Haz de los clavos, amor, al son que el olvido pierda y si vieres que recuerda hiérela con mi dolor.

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99. Letra Llega, come, alma, que Dios te lo manda ; [f. 83] alma, come, llega, que su amor lo ordena. 163

Alma generosa, retrato y estampa de tu mismo Dios que te busca y llama, ya que por gozarte en la tierra labra mil cielos que veas, si el uno no alcanzas.

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Y a que el que huía de mostrar su cara 163

A lo divino del cantarcillo «Anda, niño, anda, / que Dios te lo manda», muy glosado en el XVII. Véase el Corpus de M. Frenk, n.° 2050A.

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Y SU OBRA

ruega con su cuerpo a todos de gracia; ya que ansí convida que el que hacienda tanta mejor le consume. muchas más le agrada, llega, come, alma, que Dios te lo manda; alma, come, llega, que el amor lo ordena. Llega como debes, [f. 83v] pues sin deber nada su persona obliga a darte la paga, y aunque debes mucho tanto, al fin, te ama que a pagarte ayuda cuanto más le gastas. Hace de sí plato por darte esperanza, que no ha de faltarte si tú no le faltas. Confiesa tu deuda, alma, que eso basta, y pues que consigo te convida y llama, llega, come, alma, que Dios te lo manda; alma, come, llega, que el amor lo ordena.

POÉTICA

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100. A la muerte de amor de la Santa Madre Teresa de Jesús. Canción 164

En éstasis de amor, de amor herida, rosas pidiendo por remedio y flores, 164

Fue recogida, junto con las dos composiciones siguientes, en la Justa a Santa Teresa, celebrada en Toledo en 1614. Su paradigma es: ABCBACCdDCEfE con «commiato».

POEMAS EDITADOS

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dulcemente mortal, Teresa yace, y anhelando a la unión de sus amores [f. 84] eshala al fuego de su amor la vida en holocausto que del alma hace. A l amor, no a la muerte, satisface el tributo forzoso, porque es tan poderoso que a morir fuerza al que muriendo nace; que donde tanto incendio se introduce la vida, inferior fuego, respeta a su esplendor luego y no luce. No siendo a tanto ardor capaz el pecho, que es el humano espacio esfera breve a la del cielo liberal grandeza, redunda amor divino y la alma bebe océanos de llamas, que al estrecho sobran mortal y anegan su nobleza. E l espíritu usurpa a su corteza las acciones vitales, que de las celestiales obediencia es servil naturaleza, a quien da poseída de su dueño (roto el amado yugo) blando verdugo amor, cristiano sueño. Deben las cosas el principio al peso del movimiento suyo, que allí inclinan donde el instinto natural las lleva. Leves al cielo espíritus caminan, graves al suelo cuerpos, cuyo esceso [f. 84v] su virtud necesita a que se mueva. Bien a Teresa, ansí su amor eleva (peso suyo süave) a Dios, que en ella cabe, con que deliquios regalados prueba, que como aspira a unirse en su discurso

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Deliquio significa «desmayo, desfallecimiento del cuerpo con suspensión de los sentidos» (Aut.). Obsérvense los recursos cultistas del poema.

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

muere, que hay desta suerte del amor a la muerte breve curso. Ansias despide en tanto que despide la alma de solo el mérito pendiente que crece al paso de ella su trofeo. No sufre amor, no sufre estar ausente, aunque tránsito breve le divide, que el más pequeño estima por rodeo. No muere, no, de nuevo por su empleo, si bien hoy fin recibe, que quien amando vive ya ha empezado a morir en el deseo, que es deuda a amor y compensarla importa, y fuera dividida para tan grande amor la vida corta. El tiempo se avecina, el tiempo instante que en cambio de la tierra ofrece el cielo a aquel, aunque de Dios lleno, ambicioso pecho de serafín dejando el suelo de tanta de virtudes abundante copia, aunque ya contento, envidioso, [f. 85] Espira. ¡Oh vos, ejército amoroso!, coronalda de estrellas, dejad las flores bellas pues goza de la flor del campo hermoso, amante siempre, que muriendo quiere irse de amor preciando, pues muere bien quien bien amando muere. Madre espiritual, Virgen fecunda, de ángeles en la tierra, si amor conmigo yerra, tú del divino el corazón inunda, intercesora, y a la boca estiende porque de él procediendo el defecto escribiendo amando enmiende.

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POEMAS EDITADOS

101. A los libros de la Santa Madre. Soneto Del mismo Dios Teresa estudiosa tanto la ciencia de su amor profesa que Dios la misma ciencia hace a Teresa de plenitud divina esfera hermosa. Penetra, santamente ingeniosa, del libro del Cordero la alta empresa, de quien legislador dedujo impresa nueva a las almas formó gloriosa. Nuevos ángeles cría, en que mostrando está su ciencia, no el poder, la copia, pues crece amando cuanto amarse puede, [f. 85 Y tanto más en ella luce amando que al mismo Dios, con ser la ciencia propia, saber y amar apena se concede. 702. A lo mismo. Soneto E l amante en lo amado se transforma, que como fuego amor a unión reduce las almas, si recíproco se induce, y en todas sus acciones las conforma. Bien en Teresa ansí, como su forma, Dios amado y amante se introduce y en la similitud que amor produce su misma ciencia su compuesto informa. Conciencia de Dios sabe y altamente dulces discursos para la alma escribe, arroyos deducidos de tal fuente. Dios es su ciencia y cuanto dél recibe sabe, y amando lo que sabe siente, que en la esperiencia la doctrina vive. 103. A San Francisco. Soneto Retrato en vos segundo, a su amor forma, Francisco, el ángel del mejor consejo,

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POÉTICA

pues siendo él mismo de sí mismo espejo de sus señales mira en vos la forma. Ansí la copia a la verdad conforma, [f. 86] que el sentido mortal juzga perplejo cuál es Dios de los dos, que en el reflejo tanto el espejo como el sol informa. Y más admiráis vos, pues un madero fue cruz a Dios, y Dios es la cruz vuestra; Dios os enclava, a Él sus enemigos.

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Y aún más probanza en vos hallar espero, pues de que sois lo que la imagen muestra las cinco llagas son cinco testigos. 104. Al Santísimo Sacramento.

Canción

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Amor, que al fuego suyo blandamente de dos una alma forma, artífice de unión ingenioso y ansí muda y transforma, que alternada la vida común siente el afecto amoroso, copia gentil de amantes glorioso; hoy nuevo cambio intenta, en quien la fuerza de su diestra ostenta pues con Dios mismo fuerte el pan en Dios convierte, aunque blancos despojos representa, que aunque blancos despojos no son materia de mortales ojos.

10

Cuerpos en nuevas formas transformados [f . 86v] 15 vio el misterioso Egipto, de los dedos de Dios efetos graves ya en el Nilo prescripto; tal vez de arena, tal ley de los prados en diluvios süaves, y ya en la tierra, de quien dio las llaves a la serpiente vara, 166

El paradigma es: AbCbAcCdDeeDff.

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POEMAS EDITADOS

que en sus mudanzas a su autor declara, mas aquí Dios se oculta y Dios el pan resulta, que con ser inmortal su aurora clara se interna en él de modo que en pan se eclipsa el sol eterno todo. L a propia acción continua siempre obra de la palabra inmensa transustanciando el ser al rubio grano y consagrada ofensa forma mejor en la mudanza cobra, traducido de humano a lo divino. ¡Oh, Ovidio soberano , que no solo atrevido diste a Dios de pastor tosco vestido para guiar ganado, mas también le has forzado a que lleve en los hombros al perdido!, ya más tu ardor le aqueja, pero siendo el pastor pacerse deja. 167

En el pan no se ve fruto de espiga, [f. 87] si bien de espiga es fruto, sino un sol claro que a su sombra yace, que con noble tributo cuanto a la vista engaña, al alma obliga y tal estensión hace que parece otra vez que en el pan nace, aunque es de su occidente memoria viva, que el amor ardiente tanto fecunda el suelo que llega el trigo al cielo, y con ser Dios tan grande y eminente tanto aumento recibe que no se ve en él Dios, aunque en él vive.

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Como vasallo fiel, a la presencia del rey, que cortés gusta 167

El autor de las Metamorfosis, que aquí se utiliza para indicar que es capaz de cualquier transformación.

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Y SU OBRA

honrar su casa, la dejó contento, si no con la decencia a tanto huésped y deseos justa, con forzoso ornamento. Ansí del pan, el cándido alimento, a Dios, que en él se hospeda, la sustancia cedió, si bien le queda accidente que pende, que tanto comprehende que aunque no hay quien a Dios prescribir pueda en él está de arte que el todo se contiene en poca parte, [f. 87v]

POÉTICA

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Canción, no más presumas, que es mucho el vuelo a tan pesadas plumas. 105. A Santa Ana.

Villancico

Como a árbol os trata a vos, Ana, el cielo en este día, pues dais por flor a María y por fruto al mismo Dios. E l árbol muestra importante el fruto que multiplica, que el bueno bien frutifica porque da su semejante. Mas conocida sois vos por lo que al pecho se cría, pues dais, etc. Árbol que da gloria al suelo alguna deidad encierra, pues tenéis, aunque en la tierra, las raíces en el cielo. E l mundo coge de vos todo su bien y alegría, pues dais, etc.

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POEMAS EDITADOS

106. Al nacimiento de mi Señor San Juan Baptista.

Villancico

Gran conjunción hoy se ordena, sin duda el mundo se salva, [f. 88] pues nace en brazos el alba de la luna del sol llena. Dicha promete este día, pues en casa de Isabel se juntan Juan, alba fiel; Cristo, sol; luna, María. Deje ya el mundo la pena, que hoy es día en que se salva, pues nace, etc. Todo el cielo está en el suelo, adonde sus cortes hace, porque el día en que Juan nace es hasta la tierra cielo. L a conjunción que hoy se ordena muestra que el mundo se salva, pues nace, etc. 107. A San Juan Evangelista.

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Villancico

Tan altamente tratáis, Juan, del principio de Dios que con no tenerle vos parece que se le dais. Vuestra ciencia ansí se alaba pues de Dios a escrebir viene, si no el principio que tiene, el principio donde estaba, [f. 88v] Y también le averiguáis cuando os informáis de Dios que con etc. Tanto vuestro ingenio labra y en escrebir de Dios sobra que al principio de la obra le buscáis a la palabra. Con Dios la palabra halláis

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Y SU OBRA

POÉTICA

haciendo de suerte en Dios que con etc. 108. Al nacimiento de mi Señor San Juan Baptista. Romance E l milagro de los cielos sembrando milagros viene, por quien Dios es conocido y que más a Dios parece. La luz por boca del ángel hoy sale a la tierra alegre, que, habiendo alumbrado al sol, porque luzga ha de ponerse. De los pechos de Isabel en Juan la gracia procede, que estuvo llena de gracia antes que della naciese. Vuélvele la voz al padre, impedida justamente, que lo que un ángel le quita Juan con justicia le vuelve, [f. 89] Pues lo que dijo fue voz, no es mucho la recibiese, porque es justo que la tenga quien habló tan altamente.

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Lo que le quita un milagro volverle con otro quiere, que ni dio ni quitó Juan que por milagro no fuese. Y al verbo enseña hoy Juan como otras veces, pues sin la voz no puede conocerse. 109. A la Visitación. Romance A la casa del lucero, hoy de camino el sol llega, que quiere de luz vestirle antes que al suelo amanezca.

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POEMAS EDITADOS

Viene encerrado en la luna, de su ardor eterno llena, que es el tercero mejor para hacer bien a la tierra. Halla al lucero ascondido, mas, en llegando a la puerta, con la luz que le prestó le conoce y reverencia. De la venida del sol, siendo lucero, es profeta, pues aun sin luz en el alma sabe que le tiene cerca, [f. 89v] Como a mayorazgo suyo con sus rayos le alimenta y antes de nacer entrambos a concederlos empieza. Más vivamente al sol mira que el cristal donde se encierra, porque suple en él la gracia faltas de Naturaleza. 110. A lo mismo. Villancico ¿ Qué puede venir a ser el fruto, Gil, destos dos, pues le canoniza Dios aun estando por nacer? Su concepción, su grandeza, muestra con tanta eficacia que más parece de gracia que hijo de Naturaleza. No sé qué más ha de ser cuando crezca sin los dos, pues etc. Es todo tan peregrino este fruto soberano que antes tuvo que el humano el espíritu divino.

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

¿Qué mejor fin puede ser como el que hoy vemos los dos, pues etc. ? [f. 90] 111. A un velo, día de Santo Domingo.

Villancico

Estad del bien que hoy os dan, Laurencia, segura vos, que viene a fiar a Dios un caballero Guzmán . 168

Aunque es palabra y la ha dado porque a Guzmán conocéis, quiere que en la suya fiéis lo que os dará de contado. Que es Dios tan franco y galán que no se corre por vos, que lo que da como Dios se lo asegura un Guzmán.

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Del mismo podéis saber, pues viene alegre a fiar, que el mundo todo es mandar y en Dios, cumplir, prometer. Ciertos los bienes están, queredlos, Laurencia, vos, que en fin los ha de dar Dios y que asegura Guzmán.

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112. Al nacimiento de la Virgen Señora Nuestra.

Villancico

Pues sois, Joaquín, causa della: decidme, ¿qué es cosa y cosa , que hoy labra una casa hermosa el que ha de nacer en ella ? [f. 90v] 169

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El linaje de los Guzmanes era considerado de muy alta nobleza, no en vano menciona Aut.: «Guzmanes. Los nobles que iban a servir en la Armada real de España, con plaza sencilla de soldados, pero con la distinción deste título». Es la pregunta que se hacía en las adivinanzas de la época, muy frecuentes también en la poesía.

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POEMAS EDITADOS

Grande espanto al cielo es que el uno y otro convenga en que cualquiera a ser venga antes que el otro y después. Solo Dios puede entendella, que Él hace esta cosa y cosa, que hoy labra etc. Ver que la hace un bien nacido me obliga a creer que es Dios, mirad si lo entendéis vos, que yo me doy por vencido. Y entiendo sin entendella que es cierto la cosa y cosa, que hoy labra etc.

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113. A la limpia Concepción de la Virgen, Señora Nuestra LETRA AJENA: De la Trinidad sagrada salió por auto real que fuésedes preservada y de ab initio criada sin pecado original.

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GLOSA PROPIA: Virgen, de vuestra limpieza hoy la tierra pleito trata , mas en tan grande certeza aun fuera dudando ingrata la misma Naturaleza, [f. 91] Mas la causa a sí advocada, siendo antes predestinada a Madre de Dios, codicia sentenciarle la justicia de la Trinidad sagrada. 170

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La parte contraria alega que culpada en Adán fuistes, 170

Alude, como se ha dicho antes, a la controversia sobre la limpia concepción de la Virgen, que levantó mucho apasionamiento en la época.

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ELISIO DE MEDINILLA

mas la caridad lo niega, pues cuando caer pudistes la prevención de Dios llega. Viendo, pues, el tribunal que conviene a Madre tal la más alta perfeción, que os diesen la posesión salió por auto real. La propiedad se pleitea sobre qué dice la ley, que es bien que por gracia sea libre la Madre del Rey de cualquiera culpa fea. Prueba el tiempo la coartada con la Escritura sagrada, pues el abismo, el pecado, mucho después fue engendrado que fuésedes preservada, [f. 91v] Depone bien la razón que la de Dios, siendo fin desta vuestra Concepción, faltó en Ana y en Joaquín el gusto, no la ocasión. Y que a la palabra dada de Dios conviene, sagrada Madre, que para Dios sea que fuese libre en su idea y de ab initio criada. Propone Naturaleza que siendo vos monstro santo, a no tener tal limpieza, la antigua madre del llanto os escediera en pureza. Que al demonio en gracia tal criado fuerais no igual y porque haya diferencia Dios que os conciban sentencia sin pecado original, [f. 92]

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114. A San Bernardino. Romance El que a enseñar a los hombres el nombre de Dios llevó, yendo a las Indias del cielo, hoy llega al nombre de Dios. Desnudo siguió al desnudo para llegar más veloz, porque corre más seguro quien lleva carga menor. Es nave la voluntad, velas los deseos son, que con viento de suspiros los va animando el amor. Ansí Bernardino pasa llevando por guía mejor a la Estrella de María, que al puerto le encaminó. Entra con seguridad porque escrito y con razón el salvoconduto lleva que a los del cielo salvó.

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De menor a mayor sube y entrando con dulce voz oye cantar a su gloria a los músicos de Dios: [f. 92v] «Vuestras manos al mundo vuelven la gracia, pues traéis en ellas a quien le salva.» 115. A Santiago.

Villancico

En el valor que mostráis, Diego, español parecéis , 171

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Era proverbial el valor de los españoles, especialmente el de los soldados.

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

que a lo que Dios os ponéis y como Dios lo acabáis. Para saber vuestro pecho con su cáliz os convida, que para tanta bebida cualquiera humano es estrecho. Mas vos el valor mostráis, que como español tenéis, que a lo que etc. Bastaba el atrevimiento a mostraros valeroso, que en lo más dificultoso tiene la virtud asiento. Vos no solamente empezáis, mas tanto valor tenéis que a lo que etc. 116. A San Bernardo, [f. 93]

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Villancico

Estímaos, Bernardo, tanto Dios en su iglesia mayor que hacéis en dalle Pastor obras de Espíritu Santo. Una vez os trató a vos como a su hijo, y es fama que quiso fuese vuestra ama la Madre misma de Dios, y agora que valéis tanto quiere en su iglesia mayor que hacéis etc. Hacéis lo que Él suele hacer, mirad si el poder es grande, pues si Dios nombra quien mande tenéis su propio poder y llegáis, Bernardo, a tanto en la Iglesia y en valor que hacéis etc.

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POEMAS EDITADOS

117. A la limpia Concepción de la Virgen, Señora Nuestra. Romance Los sábados en la tarde aquí, en San Juan de los Reyes , cantan a la Concepción de la Madre Virgen siempre, [f. 93v] 172

Diome envidia el otro día y agora vengo a ofrecerle ciertos versos que el amor de su pureza me ofrece. Entra, Gil, y cantaremos a una imagen que aquí tienen, que yo para convidarte empiezo de aquesta suerte: «Señora Madre de Dios, ingratitud me parece que siéndolo también nuestra no os demos lo que se os debe. ¿Qué honor quitáis al que os quita este honor tan escelente, pues con tanta obstinación que habéis pecado defiende?

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Bueno es que digan que a Dios no tener Vos culpa ofende, como si el honor del Padre deshonra del hijo fuese. De Dios sois Esposa y Madre, y a Esposo y Hijo conviene que otro no vicie la Esposa, que honor la Madre conserve, [f. 94] Si tener esposa impura al hombre es cosa indecente, ¿será decente a la suya que Dios consienta que peque?

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El famoso monasterio toledano mandado erigir por los Reyes Católicos.

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

POÉTICA

Madre de Dios, no lo creo, que el que os dio mayores bienes como ser Virgen y Madre no es posible que esto os niegue.» Aquesto cantaba Eliso cuando santa envidia alegre hizo a G i l que le ayudase y a Eliso que respondiese , [f. 94v]

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118. A San Jerónimo.

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Villancico

De acero los pechos vos tenéis, Jerónimo santo, que dan al golpe del canto centellas de amor de Dios. Despedir llamas los veo, que en ser sangre, fuego son, que las guarda el corazón en la yesca del deseo. De humanos los hacéis vos de acero, dándoles tanto que dan etc. Llamáis al alma en su casa con esa aldaba, y responde que vive con Dios adonde en vivo fuego se abrasa. Pero nunca cesáis vos de herir a sus puertas tanto que dan etc. [f. 95] 119. Al tirar a Cristo, Nuestro Señor, el brazo con los cordeles porque llegase al agujero del clavo después de clavado el otro. Canción 115

Puesto el siniestro brazo en un madero con un clavo de esquinas guarnecido, 173 174 175

El nombre poético de Medinilla, como se ha dicho arriba. La mitad del folio está en blanco, como si faltaran versos para acabar el poema. Responde al paradigma: ABCABCcDEeDFF.

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la mano en la señal que ya le espera, sonando en todo el monte el eco fiero, rompe el martillo al golpe enternecido, que a yerro tal el hierro menos fiera la condición tuviera si la del hombre allí no le guiara, que con saber que a Dios la vida debe, él solo a Dios se atreve clavándole la mano que le ampara, que los pecados son tan inhumanos que pudieron atar a Dios las manos. Suena el golpe otra vez y como rayo de lejos hiere la alma de la Madre, que dos veces está con E l clavada: una sufriendo en pie el mortal desmayo viendo, que es hija, padecer su padre y otra a su hijo como madre amada. ¡Oh, crueldad desusada, que sea el ofendido castigado y el que da un bofetón de premio diño! Mas, como a pagar vino como a fiador las deudas del pecado, quiso también sufrir la pena impía que por el que le dio realce debía. Los verdugos después al diestro brazo, que al barreno ya dado no llegaba, cometen a un cordel, áspero y fuerte, y corriendo por él tan duro lazo afirmando en la cruz los pies tiraba el general deseo de la muerte de Dios hombre, de suerte que desasidos por dolor más grave los huesos todos la armonía perdieron, de que gemir se oyeron; mas Él solo morir y callar sabe, que como era en el ara muda oveja el mismo brazo de dolor se queja.

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ELISIO DE MEDINILLA

Y SU OBRA

A l mismo paso que este se dilata al ya clavado se abre más la herida . 176

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Aquí se interrumpe el manuscrito sin que el poema que se copia se termine.

POÉTICA

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CAPÍTULO VII APÉNDICE

/. Romance a la soledad de la Virgen, Nuestra Señora Madre de aquel sol hermoso a quien vos de humanidad vestísteis por nuestro bien, ¡qué sola sin Él estáis! Habéis perdido el tesoro con que se pudo comprar la riqueza de los cielos, que Él solo tuvo caudal. ¿Cómo me pongo delante de Vos, Virgen singular, pues yo he tenido la culpa de que perdido le hayáis? Perdonadme vos, Señora, pues veis que Él perdón me da y que esta fue la ocasión porque se dejó matar. Mucho, Señora, me pesa, recibid mi voluntad, que vivo y resucitado os le quisiera tornar. Grande sentimiento hacéis, no me espanto que le hagáis, que fue la pérdida grande y bien digna de llorar. Entre estas paredes tristes tan desconsolada estáis

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que Él solo con su presencia os puede el consuelo dar. Creciendo van las angustias, si tanto creciendo van, será mayor vuestro llanto que las aguas de la mar. «Ay» digo mil veces, Virgen, y volveré a decir «ay», que vuestros suspiros tiernos las piedras ablandarán. ¡Qué bien se os ve en el semblante que vuestra cara mostráis lo que allá el alma padece, que no se puede ocultar!

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Los ángeles os consuelen, que, pues su reina os llamáis, ellos son a quien les toca este oficio ejercitar. Siete espadas en el pecho, Virgen divina, mostráis, que son los siete dolores que más grave pena os dan. La nube de la tristeza, la hermosura celestial de vuestros ojos ofende, pues siempre llorando estáis. Bien sabéis Vos que esta pena ya poco os puede durar, pues triunfante y vitorioso muy presto a veros vendrá. Por descanso y por arrimo tenéis al querido Juan, báculo de vuestras penas y coluna singular. Y a queda llano el camino de nuestra felicidad,

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seguro nuestro sosiego y constante nuestra paz. Alegraos, Virgen sagrada, por la parte que alcanzáis hoy en esta redención en que el bien humano está. Presto conocerá el mundo vuestra grande dignidad y por la madre de Dios todos os respetarán. Vos seréis nuestro refugio y sola Vos podréis dar remedio a los pecadores, que se os encomendarán. A l fin Vos sois una estrella de perfecta caridad y criatura concebida sin pecado original.

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(Obra de mucha devoción, en que se les enseña a todos los fieles cristianos el modo que han de tener en visitar las cruces santas que están en los montes santos y se declara lo que representa cada una de lias y juntamente se advierte lo que se ha de contemplar para que deste modo se anden estas santas estaciones con aprovechamiento y mejora de las almas de los fieles. Con un romance a la soledad de Nuestra Señora, muy devoto, compuesto por Elisio de Medinilla, natural de la ciudad de Toledo, Madrid, María de Quiñones, 1654. E l romance ocupa los folios 4-4v).

//. [Redondillas] Y a es justo que despertéis, alma en pecados dormida, que no os han dado la vida para que no la gocéis. A sueño suelto dormís, como si vida no hubiera,

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que en vivir de esa manera parece que no vivís. No durmáis, mirad por vos, que estáis en el suelo muerta.

(Del [Códice autógrafo...],

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R A H , f. 3v)

///. [Romance] Parte en cuerpo y en alma Juan a la gloria, del puerto de cáliz por el de Hostia. Pasó el cáliz del martirio, porque en su cuerpo no toca, después que con su maestro pasó la cruz dolorosa.

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Quedó divino, y amor le ha dado la muerte agora, que como hijo de María ella acabarle no osa.

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Hostia es paso en esta vida aunque es el puerto en la otra , y llevándola en el pecho como seguro... pasa, etc. 1

Pasado la ha muchas veces al alma desde la boca y porque mejor le sepa gusta Dios de que se coma. No puede errar el camino, que le sabe de memoria, que el gusto con que se acaba el principio amargo borra. i

Se produce un juego de palabras entre «hostia» y el puerto romano de Ostia.

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Sale la muerte y por prenda quiere del cuerpo la joya, mas aunque le da por ley como por gracia le toma, 30

pasa. (Ibíd., f. 9). IV. [Romance] L a niña de gracia llena hace hoy visita a una anciana, que estando llena de Juan lo está ansimismo de gracia. E l gran pontífice en ella visita su iglesia santa y empieza por una ermita de las de más vieja fama.

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Y Juan primero vive vida santa que vive al mundo, porque vivió en gracia.

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Lleva a dar el Sacramento a cierto enfermo del alma, que antes de nacer vio a Dios en su custodia sagrada. E l sol en el signo Virgen camina por las montañas a dar luces a su aurora, que ya su oriente señala.

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Y Juan primero, etc. Por el cristal de dos pechos mira la gloria cifrada, que es ángel aún no nacido que mira a Dios cara a cara. Desde el vientre de su madre tiene gracia y ciencia tanta

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Nombre que también se daba al signo zodiacal de Virgo.

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que enseña a Dios, siendo Dios, la ciencia más noble y alta. Y Juan primero, etc. (Ibíd., f. 125).

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CAPÍTULO VIII NOTAS TEXTUALES

Prólogo a b c d

«Éxod. 36» «2 de doctr. christ, cap. 40» «Éxod. 3. Actor. 7 Deut. 21» «Cicer. I Offic.» o

Poema 1 6 Ms. 4266: «pues tiene por ti nombre de divina» 15 M s . 4266: «la» 21 Tachado «suaves», corregido encima «graves». En ms. 4266 ya aparecen las correcciones incorporadas 30 M s . 4266: «ociosa» 83 Tachado «fortalece el valor» al principio del verso. En el ms. 4266 ya se adapta la corrección 95 Tachada una palabra al principio del verso 111 Este verso acaba así en el ms. 4266: «honrarte más procura», en lugar de «te honra y asegura» 120 Ms. 4266: «asunto» 126 Tachado «va» al principio del verso 127 Tachado «también», corregido encima «tal vez». M s . 4266 acepta la corrección Poema 2 70 Tachada una palabra que parece ser «mar» y escrito encima «acción» Poema 3 4 Limpia concepción: «tiene» 11 Limpia concepción: «a los hombres» 13 Limpia concepción: «diadema» 14 Limpia concepción: «pasible», por error

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Limpia concepción: «dispondrá el santo la salud divina» Limpia concepción: «pues cuando sea Dios del hombre amigo» Estos dos versos aparecen así en Limpia concepción: «y salud con tú será de suerte / que te la deba el mundo por su muerte» Limpia concepción: «alba» Limpia concepción: «eres al mundo el medio verdadero» Limpia concepción: «amaneces primero a la desculpa» Tachado «mejor» y escrito encima «otro» Limpia concepción: «vestido» Limpia concepción: «de carne Dios, tú dándole en tu esfera»

Poema 7 5 75 93 99 103 104 105 110

Este verso entero se encuentra tachado detrás del tercero Tachado «mas» después de «y» Varios papeles: «tocada del imán de su deseo» Varios papeles: «sin Dios» Varios papeles: «sufriendo allí, que para allí quedaron» Varios papeles: «al parto le faltaron» Varios papeles: falta en los dos casos la interjección Varios papeles: «pues», en lugar de «después»

Poema 8 52 Tachado «llegan» y escrito después «vuelan» Poema 13 I

Tachado «oi» al principio del verso

Poema 19 II

Tachado «vos» y escrito en su lugar «Dios»

Poema 23 [Título] Poema 26 Tachado «mismo» y en su lugar «S. Domingo» 19 26

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En el manuscrito «reñir» Tachado «humilla»

Poema 27 18 En el manuscrito «ansi»

NOTAS TEXTUALES

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Poema 29 11

Tachado «por» al principio del verso

Poema 31 [Título] No se escribe el apellido; en su lugar aparecen unas rayas Poema 33 40

Tachada la palabra «sacado» y escrita después «causado»

Poema 35 5

Tachada una palabra que parece «tan» y escrito después «nacida»

Poema 44 Tachado «mundo» antes de «cielo»

7 Poema 45 12

Los 8 siguientes versos aparecen tachados

Poema 48 6

Tachado «cuidado» después de «amoroso»

Poema 50 «está» escrito «cupo» Tachado las dos veces quey se repitedespués este verso

16 Poema Poema 617 33 Poema Poema 4 32

51 56

54 62

Tachado antes «lastimado» Tachada una palabra antes, que parece ser «hierra» En el texto «limosma» Tachado en lugar de estas dos últimas palabras «solo el» y también luego Tachado «la hizo»

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Poema 63 37 Tachado «mundo» Poema 66 [Título] En el texto «Compañía» 21 Tachado «jugar» 121 Tachada antes la palabra «todas» 124 Tachado antes «tanto» Poema 67 22 Tachado antes «dios» Poema 69 45

Tachados antes estos dos versos: «y por ganar los oídos / de todos ansí comienza»

Poema 76 33 Tachado «del cielo vida» Poema 78 2 Tachada después una palabra que parece ser «fuera» Poema 79 En el texto «Vanando», que corrijo Poema 82 19 En el texto «nuna» Poema 87 9 Tachado antes de este verso: «Al son de las voces libra / sin q. car.» 50 En el ms., por error, «decir» Poema 91 Tachado «pudieron» 6 Poema 96 23 Tachado antes de esta palabra «mata»

NOTAS TEXTUALES

Poema 97 2 11 17 21 34 36 40 44 46 47 48 57 60 68

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Tachado al principio del verso «Reina de mis» Tachado «mundo» En el ms. Rodríguez-Moñino «el» «vistas» en el ms. R M «decirle» en el ms. RM «pienso» en el ms. R M «comiendo» en el ms. R M Estos dos últimos versos se copian así: «que de sí desconfiar / es virtud