Arturo Frondizi - Su proyecto de integración y desarrollo nacional
 9789506202590

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Frondizi, ArtUro ArtUro Frondizi. Su proyecto de integración y desarrollo nacional ! ArtUro Frondizi; coordinado por Emilia E. Menotti y Haroldo Olcese.

EMILIA

E.

MENOTII - HAROLDO ÜLCESE COORDINADORES

1ª ed. - Buenos Aires: Claridad, 2008. 240p.; 22x16 cm. ISBN 978-950-620-259-0 1. Historia Política Argentina. I. Emilia E. Menotti, coord. II. Olcese, Haroldo, coord. III. Título CDD320.982

ARTURO FRONDIZI.

Su PROYECTO DE INTEGRACIÓN Y DESARROLLO NACIONAL A TRAVÉS DE SUS PRINCIPALES

Diseño de Tapa: Eduardo Ruiz

DISCURSOS Y DECLARACIONES ISBN 978-950-620-259-0 ©Editorial Claridad S.A., 2008

1954~1995

Distribuidores exclusivos: Editorial Heliasta S.R.L. Juncal 3451 (C1425AYT), Buenos Aires, Argentina ·Tel. (54-11) 4804-047210119 I 8757 I 0215 www.heliasta.com.ar - [email protected]

Este libro se terminó de imprimir en PRINTING BOOKS, Mario Bravo 835, Avellaneda, Pcia. de Buenos Aires, Argentina, en el mes de noviembre de 2008. Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723 Libro de edición argentina No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su traducción, ni su incorporación a un sistema informático, ni su locación, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y escrito de los titulares del copyright. La violación de este derecho hará pasible a los infractores de persecución criminal por incursos en los delitos reprimidos en el artículo 172 del Código Penal argentino y disposiciones de la Ley de Propiedad Intelectual.

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Claridad

PRÓLOGO La presente publicación pretende hacer conocer a los argentinos, que en los años sesenta eran muy jóvenes o no habían nacido aún, el pensamiento del doctor Arturo Frondizi sobre el cual se basó el proyecto político de desarrollo e integración nacional, que constituyó el objetivo de su gobierno entre 1958 y 1962 y posteriormente la línea programática del Movimiento de Integración Nacional, que F rondizi fundó en 1965. Intentamos pues que, a través de los conceptos fundamentales de las principales declaraciones y discursos del ex Presidente -que publicamos cronológicamente-, realizados desde 1953 hasta los últimos años de su vida, los argentinos conozcan el proyecto de Nación que el doctor Frondizi soñaba para la República Argentina. Advertimos a los lectores, dado que los documentos publicados corresponden al período transcurrido entre 1950 y 1994 y teniendo en cuenta que las condiciones políticas, económicas y sociales ya fuese en la Argentina como en el Mundo, han evolucionado notablemente desde ese tiempo a la actualidad, es imprescindible considerar esas circunstancias, para evaluar correctamente los documentos que se publican. No obstante pensamos, que a pesar de los cambios que se han producido desde entonces, el proyecto de integración y desarrollo propiciado por el doctor Frondizi sigue teniendo vigencia y actualidad en la Argentina. Finalmente no queremos dejar de mencionar y valorar los aportes de Rogelio F rigerio al proyecto de desarrollo e integración nacional, lo mismo que al grupo de políticos, intelectuales y técnicos que acompañaron y colaboraron con el doctor Frondizi durante su gestión como presidente de la República y posteriormente desde el Movimiento de Integración y Desarrollo. PROFESORA EMILIA MENOTII

INGENIERO HAROLDO ÜLCESE

Centro de Estudios Nacionales

Centro Argentino de Estudios Estratégicos

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ARTURO FRONDIZI

Centro Argentino de Estudios Estratégicos (CAEE) Fue fundado en abril de 1984, luego del fallecimiento del general Juan Enrique Gugulialmelli, que fue uno de los militares que coincidió y apoyó al doctor Frondizi y a su política de integración y desarrollo nacional, por un grupo de sus ex colaboradores, tomando como inspiración y guía la not~ble tare.a de análisis e inv~stigación sobre los problemas nacionales y s:is mteracc~ones en el pla~o mternacional, vigentes en la realidad argentina. A partir de su fundación el CAEE, además de los estudios y reuniones realizadas, publicó la Revista Argentina de Estudios Estratégicos, así como ta~bién ot:os doc-i:mentos sobre temas de política, economía y estrategia nac10nal e mternac10nal. En esta ocasión y por considerarlos de valor en los momentos actuales y para conocimiento de las nuevas generaciones, comparte con el Centro de Estudios Nacionales la publicación de discurs?s y decla:aciones del doctor Frondizi durante su trayectoria como político y Presidente de la Argentina.

Centro de Estudios Nacionales (CEN) El Centro de Estudios Nacionales fue fundado por el Dr. Arturo Frondizi en 1956 para convocar "al esfuerzo, la inteligencia y la voluntad de servir al país, latente en todos los argentinos" y contribuir al estudio de la realidad nacional por encima de formulaciones ideológicas. . Verdadero laboratorio de ideas concretas, su tribuna estuvo y estará abierta a representantes de los sectores diplomáticos, jurídicos, económicos, profesionales, sociales, empresariales, culturales y sin otra coincidencia que su seriedad intelectual y conocimiento profundo para mantener nuestra identidad en un mundo globalizado.

ARTURO FRONDIZI Curriculum Vitae 28/10/1908 Nace en Paso de los Libres, provincia de Corrientes. Sus padres: Julio Frondizi e Isabel Ercoli. 24/02/1922 Ingresa al Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, donde curso lº y 2º año. 1923/1926 Completa su bachillerato en el Colegio Nacional Nº 3 "Mariano Moreno" de la Ciudad de Buenos Aires. Se recibe con "Mención Honorífica". Ingresa a la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos 1927 Aires. Como alumno libre termina su carrera en tres años con "Diploma de Honor". 6/09/1930 Derrocamiento del presidente Hipó lito Y rigoyen. Arturo Frondizi no concurre a la Ceremonia de Colación de Grados para retirar su diploma, "como un acto de formal protesta por la situación universitaria e institucional". 8/05/1931 Primera detención por defender sus ideas. Co_!llienza la serie de 12 prisiones por su militancia política. 1932

Se afilia a la

UCR

en la 7ª circunscripción electoral.

8/06/1934 Como abogado defensor de los presos políticos, obtiene la libertad de los 196 procesados por la rebelión del 29 de diciembre de 1933. Redacta la Declaración de Avellaneda, documento de la co04/1945 rriente renovadora del partido, cuyo inspirador fue Moisés Lebensohn.

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24/02/1946 Es electo Diputado Nacional por la UCR e integra "El bloque de los 44". 1948/1952 Es reelecto como Diputado Nacional. 11109/1951 Elecciones Nacionales: integra la fórmula presidencial: BalbínFrondizi. 31/01/1954 Es reelecto presidente de la UCR. 12/11/1956 La Convención Nacional de la UCR reunida en Tucumán, proclama la fórmula presidencial Arturo Frondizi-Alejandro Gómez. Se divide la UCR: UCR Intransigente (ucru) con la presidencia de Frondizi y la UCR del Pueblo, con Ricardo Balbín.

PRIMERA PARTE

ARTURO fRONDIZI, POLÍTICO (1950-1958)

23/02/1958 Elecciones presidenciales. Se impone la fórmula FrondiziGómez. 1959/1962 Se pone en marcha el plan de paz, legalidad y desarrollo. 29/03/1962 Es derrocado y se lo traslada detenido a la Isla Martín García. 29/03/1962 Prisión en Martín García. al 1/03/1963 1/3/1963 al 7/1963

Confinamiento en Bariloche.

31/07/1963 El presidente José M. Guido dispone su libertad. 1965

Frondizi define los perfiles de un nuevo partido político: el MID.

1970

Promueve la organización del Movimiento Nacional.

18/04/1995 Fallece en Buenos Aires a los 86 años de edad.

a conciliación nacional, viejo s~e~o inserto en nuestra historia como un empeño utopzco, tuvo en Arturo Frondizi a un esforzado adalid. . . La pacificación, la superación de en~~nos y dzverge~aas, son ideas en cuyo itinerario aparec~n nztz~amente perfzlad~s los fundamentos de su personalidad, ideas siempre contemporaneas, maduradas con esa capacidad de pensar que conduce a la posibilidad de actuar.

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LA UNIÓN CÍVICA RADICAL Y EL FUTURO ARGENTINO DISCURSO DE ARTURO FRONDIZI TRANSMITIDO POR LR3 RADIO BELGRANO EL 27 DE JULIO DE 1955

El llamado a la pacificación nacional hecho por el régimen como consecuencia de los sucesos del 16 de junio de 1955 fue acompañado, durante las primeras semanas, por una serie de medidas destinadas a crear cierta sensación de confianza en el seno de la oposición. En la segunda quincena de julio el gobierno resolvió autorizar el uso de la radiofonía a algunos dirigentes políticos, luego de un pedido hecho en tal sentido por la Unión Cívica Radical. El 27 de dicho mes Arturo Frondizi dirigió a todo el país, por Radio Belgrano, el siguiente mensaje radiofónico:

En mi carácter de presidente del comité nacional de la Unión Cívica Radical me dirijo al pueblo de la República para exponer la conducta del Radicalismo en esta hora difícil para la Nación. El señor Presidente de la República anunció su propósito de pacificar el país, y solicitó la opinión de los partidos políticos. La mesa directiva del Comité Nacional dio a conocer, inmediatamente, sus puntos de vista, ratificando el contenido de su declaración del 29 de junio ppdo., en la que afirmó que no puede haber pacificación del país si previamente no se restituyen al pueblo todas las libertades. La respuesta de la Unión Cívica Radical está dada, por otra parte, por más de sesenta años de actuación política en defensa de los ideales e intereses del pueblo argentino. Por lo tanto, para el Radicalismo las bases de la pacificación no pueden ser otras que las finalidades por las cuales viene combatiendo desde el instante de su advenimiento a la vida nacional.

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Asimismo, debe recordarse que la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical, en su sesión del día 8 de diciembre de 1952, dictó una resolución en la que afirmó, de modo categórico, la necesidad de la convivencia entre los argentinos. En esa oportunidad, se dispuso: "Formular un solemne llamamiento al sentimiento de responsabilidad nacional para que, con la visión de Patria, se restablezcan las condiciones de convivencia y de unión entre los argentinos, que se basan en el retorno leal a la Constitución y en la vigencia efectiva de las garantías que configuran el clima de la dignidad humana". En eso estábamos entonces. En eso estamos hoy. CUATRO ADVERTENCIAS

Antes de recordar cuáles son esas finalidades y los requisitos insustituibles de la pacificación, deben formularse cuatro advertencias. Primera advertencia: Desde su advenimiento a la vida cívica argentina, el Radicalismo ha bregado desde el llano ha propugnado desde el gobierno el cumplimiento total y la vigencia plena de la Constitución Nacional. Por ello entiende que la pacificación debe venir por el camino de una recta aplicación de la Constitución y no acepta, bajo ningún pretexto, soluciones que de cualquier manera restrinjan o violenten el sistema representativo, republicano y federal. Segunda advertencia: No entraré al examen de las causas determinantes del drama nacional. Al Radicalismo no lo mueve el rencor, el odio ni el deseo de revancha. No viene a expresar agravios ni a exhibir culpabilidades, sino a exponer las grandes ideas en torno de las cuales será posible el reencuentro de los argentinos. Por lo demás, nuestra lucha nunca estuvo dirigida contra personas o grupos de personas, sino contra sistemas políticos y sociales del pasado y del presente que, si subsistieran, negarían altura y nobleza al porvenir. Tercera advertencia: La pacificación no puede ni debe ser una nueva forma de sometimiento. Queremos la paz, pero no a costa de la libertad ni de la renuncia a nuestros ideales democráticos. Desde ya afirmamos que, antes de sacrificar una sola de esas reivindicaciones preferimos ser perseguidos por nuestra lealtad a la causa del pueblo y no gozar de la tranquilidad cómplice que pudiera obtenerse, traicionándolo. Cuarta advertencia: La Unión Cívica Radical señala y exige hechos concretos. La pacificación sólo podrá resultar del cumplimiento de un conjunto de condiciones objetivas que moralicen y democraticen al país.

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Moralización y democratización que ninguna promesa verbal puede sustituir. EL PUNTO INICIAL

Hechas estas salvedades, puedo ya referirme a l~s me~idas ~,?ncretas indis ensables para crear un clima de paz que p.ermita la discusion ~levap · d los grandes problemas nacionales, de las doctrmas Y d a y constructiva e de los programas de gobierno. . . . ,. . Declaramos firmemente que no podrá haber pacif~caci~n m{entr~ n¡° se ado ten medidas urgentes que restablezcan la vigenci~ p en~ e a Consti~ución. El primer paso en ese sentido, inexcusable e i?~ediato, es el levantamiento del estado de guerra interno, cuya derogacion reclamamos desde hace más de tres años. . . . y será siempre fuente de perturbación la existencia. ~e ar?entl~~s separados violentamente de sus hogares p~~ ra~ones ~e rn;l1tanc1a pohy.ca Esto hace también necesaria la sancion mmediata e una ª1:1P ia a~nistía que comprenda a cuantos sufren persecución, cárcel o destierro, por haber defendido sus ideales. LOS BIENES VULNERADOS

Estos actos que son urgentes e inexcusables, deber: precede:~ m;didas concretas ~ue configuren una reparación de los bie?es socia es undamentales: la moral, la libertad, la justicia, la .de~oc~a.cia, . .la cultxra Y l~ soberanía política y económica. Lo contrario si~mficana agu izar,. e padecimiento nacional, agravar las c~usas ~e rebeldia, y exponer al pais a los riesgos de nuevos estallidos de v10lencia. En virtud de ello, AFIRMAMOS: ;.r: . , obliga a moralizar- El peculado y el soborno pueden L a paci1 zcacwn · . d' · 1s servir ara afianzar un poder político en forma mrr:e ~ata, pero mman a bases de sustentación de la nacionalidad. Es, pues, m~ispei:isab~ y u~ge~­ te restaurar los fundamentos éticos de nuestra convi~encia y ~~pep~ a atmósfera de corrupción que envuelve a la vida del pais. La N ac10n ~xige, con urgencia, austeridad republicana en sus hombres y en el funcionamiento de sus instituciones. . . d 1 :.r: . , bliga a liberar-· Solamente en la plena. vigencia e as . . · L a paci; icacwn o garantías jurídicas y de las condiciones sociales que permitan eJercer -sm

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temor a la represión-, a todos los hombres y mujeres, los derechos de pensar, de profesar su culto, de reunirse, de asociarse, de publicar y difundir ideas, y de todos aquellos derechos que la letra de la Constitución asegura y la dignidad humana exigen, podrá restablecerse una convivencia civilizada. Para, ello, deben ser derogadas todas las disposiciones legales y policiales creadas para limitar o suprimir las libertades esenciales: decreto de segurida~ del Esta~o; ley de ~spionaje y sabotaje; ley de residencia; ley reglamentaria de reumones públicas y demás disposiciones concordantes. Debe abolirse la afiliación partidaria compulsiva y suprimirse las contribuciones forzosas de salarios o aportes especiales que deben realizar obreros, ~mpleados Y. comerciantes con destino a organizaciones del partido oficiahsta. Para aftr?1ar el concepto democrático de la libre agremiación, deben levantarse las mtervenciones que pesan sobre los sindicatos y devolver su plena autonomía a las organizaciones de trabajadores. ~ara que nadie tema el futuro, nosotros aseguramos que nadie será castigado por el hecho de haber estado obligatoriamente afiliado a una organización política oficialista. Y ello es así porque lo que el Radicalismo quiere es reparar y no castigar. . La pa~ificación obliga a restaurar la justicia: Cuando la justicia se conviert~ en mstrumento de partido y en medio de persecución, pierde sus ~unciones e~inentes de guardiana de la ley y de la igualdad. Destruida la m~ependencia. de los poderes no hay garantías para el ciudadano y queda abierto el cammo del prevaricato y de la corrupción. El país necesita jueces sin afiliación política, que resguarden los derechos de todos los habitantes. La pacificación obliga a democratizar la vida política: Debe terminar la identifi~ac~ón entre el E~tado. y el partido oficialista de modo que los poderes pubhcos y los func10nanos se mantengan como jueces en los procesos político-electorales y no como actores que favorecen uno de los grupos actuantes. Deben restablecerse las bases federales y comunales de nuest:a or~a.nización i:olítica, células básicas de la democracia argentina. Las disposic10nes sanc10nadas para trabar la acción y hasta la existencia de las agrupaciones opositoras deben ser abolidas. La ley electoral vigente, que burla lo~ pronunciamientos electorales y priva de representación a g~andes contmgentes populares y contribuye a posibilitar la mediatización de las Cámaras Legislativas, debe ser derogada. En cambio, deben cr~arse :iormas que aseguren la igualdad de todos los partidos y les pern:iitai: vida,. i:lena y au:ónoma, y sistemas electorales basados en. la experiencia politica argentma que, necesariamente, debe conducirnos a la res-

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tauración de la Ley Sáenz Peña. Esto debe completarse con nuevos p~d.ro­ nes realizados con el control de los partidos políticos. Debe pen~iurs.e que todos los partidos hagan llegar su p~labra y su prensa~ todos los ambitos para difundir su denuncia, su mensaje o su aplauso. Mientras esto .no se haga, toda consulta electoral estar~ ~ospechada de,. f.raude. Y, producido el pronunciamiento popular en condic~ones demo~raucas? debe resp.etarse su resultado cualquiera fuere -por gobierno y partidos- sm allanamientos de autonomías, como ha ocurrido con las comunas bonaerenses y cordobesas ~rervecid~.

. La pacificación obliga a defender la cultu.ra a~gentina: ~?s estableCImientos de enseñanza, escuelas, colegios y umversidades, uuhzados ahora para la difusión de propaganda política, deben tener, en c~mbio, como función primordial, contribuir a la formació:: de la per~onahdad hum~na y ser objeto de una prof1:1nda tr.ansfo:macion educac10nal con sentido pedagógico, popular y nacional, sm olvidar, desde luego, la plena autonomía universitaria. Así lo quiso la Reforma Universitai:ia en 1918, ~ue el Radicalismo au~pició desde el gobierno y que la Uni~~ Cívica ~adical se ha comprometido a reponer. Debe cesar la persecuc10n a estudiantes, maestros, pro~eso­ res científicos técnicos artistas e intelectuales y contra las agrupac10nes culturales ind;pendient~s, que condenó a los prii::ieros al silencio, al confinamiento o a la expatriación, y clausuró o de~hizo a las segundas. En e~ mundo contemporáneo, el desarrollo de las nac~ones y .del?~ pueb}os.esta íntimamente ligado al mantenimiento de altos mveles cienuficos, tecmcos, filosóficos y artísticos. Para que la investigación científica y ,.técnica, Y la creación filosófica y artística se desarrollen en nuestro pais hace falta libertad y la eliminación de toda discriminación f olític.a. Y? ..solament~ .en la plena vigencia de la libertad de creación y d~ ~nvestigac10n, el espm~ nacional encontrará la senda de su recuperacion y de su engrandecimiento. . ,. La pacificación obliga a defender la soberanía eco~ómica: La Umon Cívica Radical exige el rechazo del proyectado convemo con una empresa petrolera foránea, porque ese. convenio enajena u..n~ llave de i:uestra política energética, acepta un régimen de bases estrategic~s extrai:1eras, Y cruza la parte sur del territorio patrio con una ancha franp colomal, ~u.ya sola presencia -si el convenio se s~n~ionara- serí~ como ~a marca fi..sica del vasallaje. Sostenemos que Yacimientos Petrohfer~s Fiscale~ .esta en condiciones de satisfacer las exigencias del consumo si se le facilitan los equipos que necesita y que el país puede pagar. Esta política del petróleo,

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complementada con el aprovechamiento integral del potencial hidroeléctrico, nos permitirá alcanzar la autonomía energética y la preservación de los yacimientos de uranio argentinos, hoy amenazados, y abrirá insospechadas perspectivas a nuestro futuro industrial.

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nómica debe basarse en las formas democráticas de cont.rol popular, q~e excluyan los peligros de la burocratización, aseguren la eficacia de las. ~ctl­ vidades económicas nacionalizadas, y res~uarden todas l.as fuerzas positivas de la economía nacional, dentro del ámbito de su capacidad creadora.

LAS TRANSFORMACIONES DE FONDO ASPECTOS SOCIALES

Todas estas condiciones, una vez satisfechas, crearán el clima de libertad que el país necesita para alcanzar la paz interior. Alcanzada la paz, no terminan las obligaciones de los partidos políticos, pues cada uno debe expresar con lealtad las transformaciones de fondo que se propone realizar. La democracia no quedará definitivamente asegurada hasta que no se eliminen las raíces sociales, culturales y económicas que han hecho posible tanto dolor argentino. La Unión Cívica Radical no quiere que perdure el sistema que ha lle-

:a~o al país a esta difícil encrucijada, ni acepta volver al régimen del 3 de Jumo de 1943, contra el cual combatió durante 13 años. La disconformidad del R~dicalis~o con el presente no significa conformidad con el pasado que hizo posible este presente. Para que la Argentina pueda desarrollarse conforme a los dictados de su historia y de su realidad física y humana, la Unión Cívica Radical sostiene que deben cumplirse transformaciones profundas, contenidas en sus formulaciones programáticas, referentes a. la política cultural, económica, social e internacional del país. ASPECTOS ECONÓMICOS

A lo largo de nuestra historia, los privilegios económicos representados por el latifundio, el monopolio y la penetración imperialista han actuado como factores paralizantes. Junto a ellos ha ido desarrollándose una burocratización excesiva que gravita sobre las actividades privadas, cuya libre iniciativa es comprimida por toda suerte de restricciones y de complicadas discriminaciones administrativas. El desarrollo nacional exige bases económicas renovadas que se alcanzarán, en buena parte, mediante la extirpación de privilegios, de monopolios, y por la sanción de una profunda reforma agraria. Asimismo es indispensable promover una industria diversificada que abarque todos los aspectos del consumo nacional, desde la industria liviana hasta la industria pesada. Esta industrialización debe sustentarse en un floreciente desarrollo de la economía agropecuaria. La estructuración eco-

La revolución argentina, iniciada en 1810, no ha c?n~luido aunque ha sufrido detenciones y desvirtuaciones. Su proceso comcide con el de una revolución y transformaciones mundiales, en pleno des.arroll?: en el que juegan papel primordial los aspectos sociales. La afirn:acion que ha hecho el señor Presidente de la República de que los partidos p~pulares respetarán y perfeccionarán las conquistas social e~, es, en lo que mteresa al Radicalismo, completamente exacta. No es posible retroceder u~ paso en ese terreno, antes bien, por el contrario, muchos pasos deberan ser dados hacia adelante. . . . . Volver a un régimen de libertad no supone retornar a vieJOS cntenos conservadores. La libertad no es una mera expresión f?rmal. P~ra ser plena y efectiva debe penetrar hasta el fondo de las rela.ci~~es sociales Y eliminar de ellas las causas de la inseguridad, de la ex~~haci~~' del ª~~s~ económico· y del desamparo moral. Cuando la Umon Civica Ra ica habla del perfeccionamiento de las conquistas que los obreros lograron en largos años de lucha quiere decir tres cosas: . ,, . Primero: que abarcarán a todos los se~tores ~e la pobl~c10n Y brindarán cada vez mayor participación en la vida nacional ~ mas p~rso~as.. . Segundo: que comprenderán _más aspectos de la vida s~cial e mdividual, de modo que quienes trabaJen esten realmente protegidos en todas las etapas de su existencia. ,, Tercero: que tendrán base nueva, porque dependeran no d~ la v~lun­ tad de un hombre 0 de un partido, sino de la ley Y. de la existencia ~e oderosas organizaciones sindicales fund~das en la hb~r~ad de agremi~­ investidas del derecho de huelga, y liberadas de dmge?tes al servicio de un partido. Los gobernantes, los po!íticos o los partidos quepo~ medios directos o indirectos procuren hmita~ el poder d~ las o~gamza ciones obreras y el mejoramiento de los tra?aJ~dores, estan de,,stmados a fracasar ruidosamente. Los movimientos smdicales en el pa1s y en el mundo entero son uno de los motores más poderosos ~ue mueven el proceso histórico contemporáneo, tanto en el campo social, como en el económico y en el político.

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ASPECTOS INTERNACIONALES

Con referencia a la política internacional, el país no puede marchar por el camino zigzagueante que lo ponga, alternadamente, a merced de uno u otro imperialismo. Asimismo, no se debe especular con la posibilidad de una guerra mundial que venga a postergar la solución de los grandes problemas nacionales. La Nación Argentina debe tener una política internacional independiente, específica y afirmativamente propia, basada en la comprensión de que la soberanía política del país, la soberanía económica y la soberanía del pueblo son conceptos indisociables. Es necesario realizar estas tres formas de soberanía y afianzar sobre ellas una política internacional que fortalezca la hermandad solidaria con los pueblos de nuestra América y que permita actuar a la Argentina, como lo quiso Yrigoyen, al servicio de la democracia y de la confraternidad de los pueblos del mundo y de los valores que resumen la causa del género humano. HACIA LA EMANCIPACIÓN DEMOCRÁTICA

En esta tarea de realización democrática y emancipadora, única que hará perdurable la paz interior, es imprescindible que junto a los partidos políticos actúen los grandes sectores sociales integrantes de la Nación: las fuerzas del trabajo, las fuerzas de la producción, las expresiones del espíritu y de la fe, los intelectuales y las fuerzas armadas. Por el papel que en las actuales circunstancias históricas desempeñan, me referiré a las fuerzas armadas y a los organismos sindicales. Las fuerzas armadas, creadas, sostenidas e integradas por el pueblo argentino para la defensa de la soberanía y de la Constitución Nacional, no deben intervenir en política, pero tampoco deben amparar a los regímenes que suprimen las libertades o atentan contra la soberanía del país. Aunque deben progresar materialmente, utilizando todos los adelantos de carácter técnico, nunca deben perder la gran tradición de los ejércitos de la Independencia, que sirvieron a la causa de la libertad de los pueblos y no la causa de su sometimiento. Fueron esos mismos ejércitos de la Independencia los que sirvieron, en los hechos, a la democracia de América, de nuestra América, como principio nacional. En el cumplimiento de la gran misión democrática las fuerzas armadas hallarán el sentido de su participación en la vida nacional y así, al garantizar la integridad del territorio y la intangibilidad de sus instituciones de justicia y libertad, fortalecerán las raíces de

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' · y de nues. dependencia ' de nuestro mo d o d e v1·d a d emocrauco nuestra in tra prosperidad. . "d rb te Las organizaciones sindicales, libremente. const1tm as ~ .1 re7~ d sarrolladas integradas por hombres y mujeres que partic1pe~ ~ re e l '.d oli"ti.ca del país servirán de fermento del renac1m1ento mente en a v1 a p ' · ,. 1 ,. · democrático y de la transformación social. Com~ representac10~ e.g1~1ma e las fuerzas del trabajo, las organizacion~s smdl1cadl.es c~~tndbmlran.dal d · · · ,. en a irecc1on e a v1 a desarrollo nacional con su paruc1pac1~n acn:a 1 . . . ,. d económica; en la defensa del patrimomo nacional y en,, a v1~onz~c10n e . . . es democráticas Los trabajadores estaran, as1, umdos con · · 1 d 1as mstituc1on . los hombres de ciencia, con los técnicos, con los arustat, con os pro uc tores con los soldados, marinos, aviadores; con todos os argentmos que

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quieren el bien de la patna. . En este proceso transformador y creador, afirmado en un pbrlogrlama ld do por un pue o a erta de gobierno coherente y consecuente; Y respa a l . . . . ·1· rmada y en su esfuerzo cotidiano, todos os argentmos, sm en su v1g1 ia a ,· · · onadistingos de credos religiosos, ideologías pohucas u o~1mones )ers . les, podrán aportar s~ solución a los problemas del pa1s, con to erancia, con respeto, con digmdad .. REPUDIO A LOS ACUERDOS

Ésta es la respuesta que la Unión Cívica Ra~ic~l da al ~obierrof pero ara ue la conozca todo el pueblo de la Repubhca: l;i . a en a orma fmpu~sta por la tradición y la naturaleza de su fuer.za c1v1ca. . Como al nos sectores políticos consideran út~l alcanz~r una convivencia sobre fa1 base de acuerdos de dirigentes,.~onviene decir una palabr~ d 1 blema De la encruc1pda en que se encuentra e sobre este aspecto e pro · . d aldas , o odrá salirse mediante acuerdos de dingentes, pacta os a esp ~~isp:eglo. La conciliación entre dirigentes siempre conduce a acue~­ do en detrimento del pueblo, sobre el que se pr~ter:de des~~rgar.e ~ los errores y de la crisis. La oposición ~e.l Rad1cahs~? a isc~ird: ~~:ªn situación argentina en reu;i~ones de dmgent~s ~o mc~:a~:a e: la intuirofundo sentido democrauco y en una arraiga a con , P. ·d d d 1 pueblo Sería realmente reconfortante que el pa1s ció~· y sag.ac~ a edebate p~blico de ideas y de propósitos entre goberpu iera as1stl~ ~ ~n Si realmente se quiere la libertad es incomprensible nantes y pdaru o . sa libre discusión Los radicales no la tememos por e . .d 1 t t mos q ue se pue a temer d fe en la fuerza creadora de los I ea es que sus en a . nuestra pro f un a .

ut{eso

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Tampoco queremos ni aceptamos participaciones en gobiernos. En su hora, el pueblo decidirá quiénes dirigirán los destinos del país. El viejo molde de la conciliación otrora practicada por núcleos regresivos de la Argentina, que supone coparticipación en el poder y recíproco encubrimiento, está proscripto para la Unión Cívica Radical. Para impedirlo, el Radicalismo reclama la discusión pública y somete su pensamiento y su conducta al juicio popular. Queda dicho el pensamiento de la Unión Cívica Radical y su posición; que el gobierno y cada uno de los sectores de la opinión pública hagan lo propio. En el libre debate de las ideas y de los programas está la solución del problema que angustia a la vida nacional. La pacificación sólo será posible si se cumplen las finalidades que ha expuesto la Unión Cívica Radical. Nadie podrá encontrarse con el Radicalismo si no es en la defensa de la democracia, de los grandes ideales sociales, y de los intereses permanentes e intransferibles de la nacionalidad. La definición está dada para el país, desde el Radicalismo; con profunda fidelidad a sus contenidos emocionales y a su trayectoria histórica, pero con el corazón y con la mente puestos en la Patria y en el pueblo. Aun cuando el Radicalismo no dispone del poder material, es dueño de una inmensa fuerza moral. No ha de malversarla. Por eso su conducta se ins- · pira en la angustiada esperanza del país, del pueblo y del hombre argentino que ansía vivir, en plenitud, sus derechos democráticos, emancipado del · odio y del temor y liberado del peso de todo privilegio cultural, económico y social. Sepa el gobierno cumplir el deber argentino que le demanda la hora actual. La Unión Cívica Radical sabe cumplir el suyo.

EL RADICALISMO Y LA ACTUALIDAD SOCIAL ARGENTINA DISCURSO DE ARTURO FRONDIZI TRANSMITIDO POR LR3 RADIO BELGRANO, EL 30 DE NOVIEMBRE DE 1955

Al hacerse cargo del gobierno de la Nación, las autorid~d~s revolucionarias debieron encararse con los problemas economicos y sociales heredados del régimen a~teri~r. . Los prime~~s indicios de la orientación que habría de imprimirse a la politica económico-social causaron intranquilidad en el pueblo, que creyó advertir el retorno de ideas.Y figuras ~e la década de 1930 y el predominio de un espíritu revanch~sta frente a las conquistas de los trabajadores. E! 30 de nov.ie~bre de 195~, Arturo Frondizi dirigió por radiofonía el siguiente mensa¡e sobre problemas de los trabajador:es en su. vin~ulación c~n la vida económica del país y sus propias organizaciones gremiales:

Al producirse la revolución, la Unión Cívica ~a~i~al afi~mó que se ofrecía al país una de sus mayores oportunidades histoncas, siempre que se crearan posibilidades de realización ~emocráti~a en todos los ter~~nos. Es indudable que cuando se abren distmtos cammos. para l~ solucion ~e los problemas nacionales, todos los sectores de la socie~ad uei:.en la obligación de participar en el debate~ de aportar ~:is s~~uc10nes, Í1Jando, co;i claridad, su posición. Esta necesidad de clanfic~cion se hac~ tanto mas imperiosa cuanto que se confundi~ron y oscure~ieron, con~ciente Y _i:remeditadamente, tantos aspectos seriamente esenciales de la vida argentl.1:ª· En estos momentos uno de los mayores motivos de preocupacion del pueblo es el rumbo ~ue tomará .el país como consecuencia de los planes económicos a estudio del gobiern0, que pueden afectar profundamente las condiciones de vida de todos sus habitantes y que tendrán, por lo tanto, una inmensa repercusión social.

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La, Unión Cívica ,. . Radical . d.quiere hacer conocer su posición fren t e a los blemas econom1cos pro mme · ,. socia · l, . . .. . 1atos y a su consigu1"ente repe rcus10n sm que ello s1gmfique subestimar la gravedad de los problem d ,. · d as crea os por el reg1men epuesto en el orden. de la política y de la cultura, cuya soluc1on · ,. debe formar parte de una consideración integral de la real"d d · 1 a argentma. LA CRISIS Y EL MIEDO A LA CRISIS

El Radicalismo sabe que la situación económica es grave, pero de nin~una manera ac:pta que sea catastrófica ni fatal. Las reservas materiales y umanas d~l i:a1s, tantas veces puestas a prueba, nos hacen mirar el futuro bcon opt1m1smo. La Argentina posee inmensas riquezas naturales y ~o re t?/~ un gran pueblo, a cuya abnegación, laboriosidad y capacidad Tie sacn 1c10 debemos el alto nivel de desarrollo alcanzado por el país ~n.emos u~a profunda fe en este pueblo que pudo y supo salvar rave; cns.1~ econom1cas con el sol~ ~po~o de su capacidad creadora y pe~e a la acc10r:,, de las fuerzas del pnvileg10 nacional e internacional. Es lo que oc urn_?_en 1890? después de la guerra del 14; y en los años que siguieron a 1a cns1s mundial de 1929. , Por eso, el R_a,,dicalismo previene al pueblo argentino sobre los ries os de una exagera~10n de la gravedad de la actual crisis. El miedo a la crTsis engendra desaliento y pesimismo e induce a la adopción de med"d d · "d· . 1 as que p~e en no c?1~c1 Ir con los mte:~ses nacionales y populares del país. El miedo a la cns1s es peor que la cns1s. La Unión Cívica Radical afirma que ~~ ~ueblo debe cobrar conciencia de que estamos en una crisis pero tam1er: de que podemos superarla e iniciar una gran etapa de rec~nstrucción nac10nal. El pasado no debe s~r ya tema cotidiano de las pequeñas 0 grandes r~vanchas: peben ser castigados los delitos del pasado, pero el pueblo necdes1ta tamb1en conocer la verdad sobre el presente y saber qué se piensa e su futuro. Quienes decidan sobre los planes económicos tienen que partir de esta verdad: que nuest~o pueblo ·e.st~ dispuesto a todos los sacrificios antes de aceptar nada que hiera su sent1m1ento nacional y los intereses del país nada ~e~ .ªuf1ente la depen~encia argentina del extranjero. Para afirmar e~to, el b .ª tea ismo .apel~ al ,,e1emplo reciente del contrato de petróleo que el goierno ant.~nor firmo con una empresa extranjera. . Se le dtJO al pueblo que no teníamos ni podríamos tener petróleo suficiente para nuestras necesidades sin ese contrato que hen"a l d" "d d · H ,. d ' a 1gm a argentma. oy esta emostrado que podemos tener petróleo y dignidad.

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IMPEDIR LA DESOCUPACIÓN

Para salir de esta situación económica, cuya magnitud real debe preocuparnos pero no desesperarnos, la ciencia, la técnica y la política económica ofrecen varios caminos. Uno de ellos conduce a la desocupación y al encarecimiento de la vida. La Unión Cívica Radical declara categóricamente que está contra cualquier solución de esta clase. No aceptaremos ningún plan económico fundado sobre una política de desocupación, porque constituye un agravio a la condición humana de los trabajadores y reduce las posibilidades de nuestro desarrollo industrial. Se ha sostenido que si existiera un número más o menos importante de desocupados los obreros producirían más por temor al despido. Razonamientos de ese tipo, que en último término se basan en el hambre de millones de argentinos, desconocen la realidad económica y social y los principios morales, para atender exclusivamente a la defensa de los intereses de un sector social minoritario que no ha conocido ni conocerá el hambre ni las terribles privaciones de las grandes masas populares. El Radicalismo no quiere desocupación de ninguna clase y está contra todos los despidos. No quiere tampoco que se cierren fábricas ni talleres. Para las empresas, la falta de trabajo es un problema de inversión de capitales, pero para los trabajadores, donde falta trabajo falta el pan de cada día. El Radicalismo tampoco quiere que se produzcan desalojos y lanzamientos en el campo a la sombra de una revolución que, si prometió garantizar las conquistas sociales obtenidas por el pueblo a lo largo de muchos años, no puede ni debe olvidar a quienes trabajan en la tierra y la fecundan para provecho de toda la Nación. El Radicalismo quiere, en cambio, que todos tengan trabajo útil, bien remunerado. Sostenemos, pues, la plena ocupación para la plena producción, es decir, el mayor número posible de obreros y empleados ocupados en actividades productivas. Así, existirán más bienes y servicios a disposición del pueblo y se mantendrá un mercado interno dotado de la capacidad adquisitiva suficiente para desarrollar nuestra industria. Para que exista plena ocupación, la condición indispensable es impulsar la industrialización del país. La Unión Cívica Radical, al afirmar su voluntad de apoyar el creciente desarrollo de la industria nacional, lo hace con la certeza de que favorece el mejoramiento social, económico y cultural del pueblo argentino. A su vez, el Radicalismo entiende que se debe proclamar la aplicación de la llamada "garantía horaria" o "salario garantizado" porque el obrero y su familia necesitan comer todos los días, tal como lo sostuvimos en 1946 al considerarse en el Congreso el estatuto de

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la carne y tal como ha comenzado a aceptarse en algunas grandes industrias de los Es~ados U nidos. El Estado y el patrón tienen la obligación de a.segurar ;raba10 al obrero y al empleado pues éstos necesitan vivir y no tienen mas renta que la obtenida por su esfuerzo. SALARIOS Y NIVEL DE VIDA

.. J~nto_ al problema fundamental de la ocupación que es no sólo econom1co ~IIlO humano Y so_c,,ial por CU~ntO la falta de trabajo es un factor de.pen-i:nady desmorahzac1on, el salano constituye un tema de dominante mqmetu .

La~ cündi~iones actuales de vida de los grandes sectores populares argentu~o;, ev1tente~ent~ malas, pues los sueldos y salarios no alcanzan

para .s~t1s acer. as exigencias de una vida decorosa: alimentación adecuada, vivienda digna, sal:id preservada, acceso sin trabas a la educación a la cultura que le permitan gozar realmente los beneficios de l · ·y de la técnica, aprovechamiento pleno de las horas libres para e~ dciencia y · · f· l es canso Y el e_sparcimiento y, ma mente, posibilidad de que cada joven h b o mu1er, pueda llegar a constituir una familia en la cual los hijo; n~:a~e como s~cede ahora, un verdadero problema. ' r:iveI d~ _los salarios y sueldos actuales es insuficiente. Las ro ias estad1st1cas oficiales señalan que el aumento del cost d l ·d h p p do el último aumento de salarios efectuado en 1954· o e a v1 a a superad b · d· . . , por eso nos oponemos a to a re ªJª irecta.o mdirecta de los mismos. Sabemos que los salarios sueld~s pueden r~?a1arse ei:: tres formas: disminuyéndolos lisa y llaname:te, o bien ~antemendolos ÍIJOS en su nivel actual en tanto suben los recios· o aumentandolos en menor medida que el aumento del costo de la ;ida ' Lo~ obreros y empleados saben bien qué significa la inflación y có~o ~on mas esos se puede~ comprar menos cosas. Por eso, a ellos no les ~nt~resa e aumento n~mmal de salarios y sueldos sino el aumento real es ecir, que c?n _es.os r:ii~mos o con menos pesos, se puedan com rar ~ás colsas: El prdmc1fp10 bas1co es contener el aumento del costo de la ~ida con so uc10nes e ondo N 0 lo d . ,, l . . gra a esa contenc10n deben aumentarse los ª anos Y ~ueld~s. ningún cas? d~be intentarse el restablecimiento de a ecoi:om1a so re a base de la d1smmución del nivel de vida del pueblo ~fo~nenetcmoº'.. au.nque elllo signifique más tiempo para alcanzar la recuperanom1ca tota .

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~a .unión C~vica ~a~ical defiende, por lo tanto, el salario mínimo vital y 1:'1ovil, el ~alarl10 flamihar y el principio de que a igual traba1'0 debe retri bmrse con igua sa ario se b b . ' a o rero, o rera o aprendiz el que lo realiza.

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Frente a la actual situación económica, todos los sectores sociales deben trabajar para superar la crisis, pero no todos los sectores sociales pueden cargar con sus consecuencias. No es posible pensar en reducir el consumo de quienes ya consumen poco e insuficientemente, .como ocurre con muchísimos obreros y empleados y con los jubilados, cuyas exiguas asignaciones están muy lejos de llenar las más apremiantes necesidades vitales . El costo de la vida puede sufrir también una sensible reducción si se suprimen los impuestos al consumo. La política impositiva debe incidir, en cambio, sobre las grandes rentas que no provengan del trabajo, descargando al pequeño contribuyente que debe hacer frente a múltiples cargas tributarias. Las soluciones basadas en el sacrificio de los trabajadores y empleados no ·son solamente contrarias a la moral y antipopulares. Son también meros paliativos que dejan intactas las raíces de los males presentes y agravan, a la postre, sus consecuencias. El país debe acometer, en hondura, una transformación que desarraigue las causas permanentes de nuestra inestabilidad económica, política y social y de nuestro imperfecto desarrollo nacional. La Unión Cívica Radical sostiene que la crisis debe superarse promoviendo una economía agropecuaria floreciente, que aproveche especialmente a los sectores de más bajo nivel de vida en el campo y que asegure el acceso a la tierra y la estabilidad a la familia agraria. Pero, a la vez, deben mantenerse altos niveles de producción industrial mediante la utilización de las conquistas técnicas más avanzadas y la mayor retribución a quienes trabajan. En otras palabras, el Radicalismo reclama que no se contenga el impulso económico del conjunto del país, favoreciendo solamente el desenvolvimiento de una de sus partes. UNIDAD OBRERA Y LIBERTAD SINDICAL

El futuro inmediato de la economía argentina guarda íntima relación con el papel que deberán jugar las fuerzas del trabajo en el proceso social en curso. La Unión Cívica Radical ha ratificado expresamente que las conquistas sociales obtenidas hasta ahora por obreros y empleados deben ser acrecentadas y superadas. Para que ello sea realidad debe comenzarse por cumplir dos exigencias básicas: reconocimiento pleno del derecho a la huelga, que el Radicalismo sostiene en su programa; y derogación inmediata de toda legislación represiva existente, así como también la supresión de los organismos ejecutores de esa legislación. En segundo lugar, debe afirmarse el ejercicio de la libertad sindical. Recientes acontecimientos han creado cierta confusión acerca de este

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conc~pt?, que c~:msideramos conveniente aclarar. Entendemos por libertad smdical la libertad del obrero y empleado frente al sind"c t l "d d l"b i a o, en e senti o . e que es i _re J?ara defender las posiciones que crea conveniente, y la_ libertad del smdicato frente al Estado y los partidos políticos en ~l sentido de que no puede ser objeto de ninguna presión por part: de e~t?s: Nos opo_nemos, eso ~í, al intento de usar la libertad sindical para dividir, anarq:iizar Y. atomiz~r el ~ovimiento obrero a fin de que no ~ueda tener mnguna mflue~ci~ efectiva en la vida toda del pueblo argentmo. Cr~~mos que debe existir un solo sindicato para cada rama de la producc10n Y una sola central de trabajadores para la totalidad de los o?reros Y empleados. de la república. Pero a su vez estos grandes orgamsmos n~ de?en realizar una centralización absorbente y paralizante de la~ _orga~1zac10nes obreras locales y regionales, sino que deben permitirles li~ertad de acción en_ todos aquellos aspectos que sean necesarios para la me1or defensa de los mtereses locales y regionales. . .~~s ~erz~s obreras no_ deben permitir que se las divida, porque esa divis10n dismmu~e su propio po~er, ~s _apr?vechada por los que no ayud;n a la luc~a Y co?-~nbuye, _con la diversificación de los sindicatos, a que per~ure ~a ~nestabilidad social, pues al crearse un sindicato para cada corriente ideologica. . se .J?roduc~ una lucha por el predominio, que anula y coloca en segundo termmo los mtereses generales de los trabajadores. Los obreros y empleados deb~n luchar dentro de sus respectivos sindicatos, sin perjuicio de que se orgamcen en uso del derecho democrático de asociación. REORGANIZACIÓN INMEDIATA DE LOS SINDICATOS

En estos ~.omentos, el movimiento obrero argentino está atravesando un~ hora decisiva de su ~~istencia. Intervenidos los organismos representativos 9ue .ª. ctuar~n . oficialmente, los trabajadores se ven abocados a la reorgamzacion casi total de su vida sindi"cal . La U mon ·... C"ivica · R ad"ical . sostiene. que deben organizarse democráticamente, mediante la elección de sus dmgentes. po: lo~ afiliados, sin ninguna presión del poder estatal. . La democracia smdical exige que el proceso se realice de abajo hacia a:nba, desde los talleres, fábricas y oficinas, y no desde los estrados oficiales. Todos. los o~reros pueden votar y ser elegidos, menos los que hayan ~o~etido delitos.' o sea que nadie debe ser excluido de las actividad.es smdic~les por s~ i~eología política o social ni debe haber discrimin:cwnes . . raciales o r~hg10sas: Las elecciones tienen que realizarse en el P azo mas breve posible, a fm de que los sindicatos salgan pronto del

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actual período de confusión; pero, mientras tanto, obreros y empleados deben elegir democráticamente, sin mayores dilaciones, a sus delegados de fábrica, de taller o de oficina, como única garantía del cuidado y defensa de los intereses obreros. En tanto transcurra este período· de organización, el poder público debe garantizar a todos los trabajadores el ejercicio de las libertades de expresión, de reunión y de asociación, que los obreros y empleados deberán incorporar luego a sus legítimas organizaciones, para prevenir las funestas consecuencias de los sistemas apartados de las normas democráticas de convivencia. LOS SINDICATOS Y LA POLÍTICA

Hemos dicho que los sindicatos deben actuar libremente fren_te al Estado y a los partidos políticos. Pero esto tiene que ser aclarado a fm de que no se incurra en confusiones negativas. Los sindicatos no deben ocuparse exclusivamente de salarios, condiciones ~e vida y demás probl~m~s específicos: deben preocuparse de todo lo relacionado _co~ el pod~r publico. Como los demás sectores sociales del país, los smdicatos tienen en este sentido un alto interés en la vida política, económica y social de la república y ningún problema que se origine en cualquiera de estos aspectos puede serle ajeno. La fórmula que ensayó y puso en práctica el régimen depuesto "de casa al trabajo y del trabajo a casa" es una de las expresiones de su inhumanidad, porque pretendía reducir a obreros y empleados a la condición de una máquina de trabajar que no podía ni debía intervenir en .l?s problemas de todo orden que se planteaban al país y para cuya soluc10n ellos debían estar ausentes. Nosotros queremos que todos los trabajadores estén alerta ante los hechos políticos y sociales y que su presencia en las calles y plazas de la República se sienta no sólo para sostener sus propios intereses específicos sino también para hacer oír su voz en todos los problemas fundamentales del país . CONVENIOS COLECTIVOS Y JORNADA LABORABLE

Dentro de poco tiempo y coincidiendo con el plazo ~ijad? para la reorganización total de los sindicatos, vencerán los convemos. vigent_es y deberán discutirse los nuevos. Esta discusión no debe ser realizada sm la intervención de delegados de obreros y empleados libremente elegidos,

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que deben estudiar los convenios teniendo en cuenta las nuevas condiciones económicas del país y, en particular las de quienes trabajan. Ya nos hemos referido anteriormente a esas condiciones y la única solución que a nuestro juicio deberá aceptarse será la que tome en cuenta los conceptos que antes hemos expuesto. Queremos destacar, sin embargo, un aspecto que debe ser considerado en la discusión de los nuevos convenios y es el hecho de que actualmente muchos obreros y empleados se ven obligados a realizar dos tareas º. ~ener ~os empleos, pues el salario o sueldo que perciben en su ocupac10n habitual no alcanza para llenar sus necesidades y poder subsistir con ~n n:ínimo de decoro y dignidad. Esa situación debe terminar porque implica una real y objetiva prolongación de la jornada de trabajo que no sólo falsea las disposiciones legales vigentes sino que constituye un atentado contra la salud física, moral e intelectual de los trabajadores. Por consiguiente debe ponerse fin a la necesidad de tener dos ocupaciones para lograr el mínimo vital necesario en toda sociedad civilizada. LAS FUERZAS POPULARES Y EL PROCESO HISTÓRICO

La presencia de las fuerzas populares en el proceso social y político de la Nación no es cosa nueva ni puede causar dudas o admiración, recelos ni temores a quienes contemplan la realidad argentina. En el período 1912/16, el pueblo aparece en la escena política de la Nación exigiendo el lugar que le corresponde y que las clases dirigentes le negaron, en el juego de las actividades democráticas. Esa presencia de pueblo se afirma con las grandes eclosiones sociales ocurridas durante el período 1917/20, en el cual la vigencia de las libertades públicas permite a grandes masas de trabajadores y de pueblo hacer efectivas mejores condiciones de vida y de trabajo y demostrar el peso que tienen en la creación de la riqueza nacional. En 1918, el proceso de democratización cul~ural que se lleva a cabo paralelamente al económico, al social y al político irrumpe en las Universidades argentinas y bajo la denominación de Reforma Universitaria intenta convertirlas en verdaderos organismos sociales. Las tres direcciones señaladas representan en conjunto el ascenso in~oi:itenible .del pueblo argentino hacia la conquista de posiciones economicas, sociales y culturales cada vez más avanzadas. Son éstas el fundamento de la necesidad, frente a la cual hoy nos encontramos, de que el pueblo deba tener, cada vez más, participación directa en la dirección de la economía nacional mediante lo que ha dado en llamarse "democra-

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tización de la economía". Participando en este gran proces? asc~ndente realizado por el pueblo argentino y que no pudo ser d~temdo m por la década del 30 ni por la dictadura con todas sus confusiones, las fu_erzas del trabajo gravitarán decisivamente en el desarrollo histórico nac10nal. Esto es un hecho de la realidad, no una teoría. EL RADICALISMO Y EL MOMENTO POlÍTICO

La Unión Cívica Radical deja expresados así sus puntos de vist.a acerca de algunos de los problemas económicos y sociales que dominan la preocupación del país en esta hora. No llenaríamos acabadamente i:uestro cometido si no dejáramos claramente sentadas, en esta oportumdad, cuál es su posición ante el momento político. .. Deseamos un gobierno provisional completanente estabilizado Y estamos dispuestos a contribuir con t~do nuestro. ªRºYº al prog~ama .de restablecimiento democrático. Cumplidos los ob1etivos revoluc~onanos de destruir los aparatos de fuerza del régimen depuesto~ sól? P.edimos legalidad para que se realice un li~pio proceso.democrático sin interferencias ni presiones del poder público; otro can:ino puede causar pr~fundos y graves males, pues la revolución, que se hizo ei: nom~re de la hbe:tad, debe asegurar libertad para que sea el ~ueblo qmen decida. Como siempre, el Radicalismo Rl~nte~ la. necesidad de u~ proceso preelectoral democrático y de comicios limpios. Podemos pedir esto porque tenemos confianza en el pueblo argentino. El país no necesita hombres providenciales ni gn:pos tutores. Por eso frente al país el Radicalismo no levanta a hom?res sino la b~ndera de un programa que satisface los sentimientos, l_os ideales y los intereses del pueblo. . . . ,, . ,, . Iremos al comicio libres de todo acuerdo, concihacion o umon n~cional 0 democrática porque no queremos aceptar nii:gún entendimiento realizado a espaldas de los intereses populares. Pediremos el apoyo del pueblo a nuestro programa, po~qu.e rensam?s que no deben gobernar los hombres sino las ideas y los pnncip10s que informan los progr~r:ias. Si la Unión Cívica Radical es llamada a ejercer la responsabilidad del gobierno, no hará un gobierno de partido. Gobernará co?. cuant~s apoyen las realizaciones trazadas en su progra?1a sean o n? afiliados, fiel a su concepción de la patria como una comu.mdad de destino que bu~ca realizarse en la solidaridad y en la fratermdad de todos los argentinos de buena voluntad.

A LOS TRABAJADORES DISCURSO DE ARTURO FRONDIZI TRANSMITIDO POR LR4 RADIO SPLENDID EL 1º DE MAYO DE 1956

La conmemoración del Día de los Trabajadores permitió a Arturo Frondizi recapitular la orientación del Radicalismo frente a los problemas actuales y futuros de los trabajadores. En esa oportunidad, el presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical dio a conocer el siguiente mensaje que es un verdadero programa social: I. LA PALABRA RADICAL

La palabra radical no puede estar ausente en la fecha que los trabajadores consagran al recuerdo de sus mártires y a la afirmación de su voluntad de continuar luchando por sus derechos. Por eso, como presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical, debo hacer conocer los puntos de vista que sustenta el Radicalismo frente a los problemas actuales y futuros del movimiento obrero argentino. II. EL HECHO DOMINANTE DE LA ACTUAL SITUACIÓN

Existe inseguridad e intranquilidad en el seno del pueblo trabajador. Esta situación puede engendrar hechos de violencia y represiones que no convienen ni al gobierno, ni a los obreros, ni al país. La confusión y caos sólo interesan a las fuerzas reaccionarias, que no quieren libertad ni progreso. Sin una voluntaria colaboración de los trabajadores y del gobierno no existe posibilidad de cumplir planes de desarrollo económico que lleven a un aumento de la producción. Es, pues, imprescindible hacer desaparecer las causas para evitar males mayores.

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III. ALGUNAS DE LAS CAUSAS DE LA PERTURBACIÓN

Las detenciones y confinamientos de dirigentes gremiales; las inhabilitaciones sin discriminación; los despidos; la falta de auténtica representación sindical; la demora en abonar los aumentos de salarios; el retardo en la discusión de los convenios; la supresión de las normas que obligaban ª.retener los aportes sindicales y otra medidas análogas han creado y manti~nen la zoz?bra entre obreros y empleados. A su vez, la angustia económica producida por los aumentos incesantes del costo de la vida perturba no solamente los hogares de obreros y empleados, sino también de otros sectores de l~ población, que día a día deben reducir su nivel de vida porque los salanos y los sueldos pierden su poder adquisitivo. Este aumento del costo de la vida tampoco beneficia a una gran mayoría de productores agropecuarios industriales y comerciantes, sino a un reducido número de privilegiados terratenientes y monopolistas. IV. MEDIDAS INMEDIATAS

. Las presi~nes sociales, resultantes de esos hechos, no pueden ser elimmadas mediante la represión. Deben adoptarse todas las medidas necesarias para crear condiciones de tranquilidad, seguridad, estabilidad y esperanza para los trabajadores y demás sectores que contribuyen al progreso de la Nación. Deben ser puestos en libertad los presos gremiales y políticos que no hayan cometido delitos comunes, derogándose toda la legislación represiva de corte totalitario. Deben impedirse los despidos y asegurarse una plena ocupación para una plena producción. Deben cesar las intervenciones en los gremios, devolviéndoseles sus auto~?mías mediante la realización de comicios en que empleados y obrer.os eh1an a sus ~epresentantes sin otras exclusiones que las motivadas por delitos, .cuyo castigo. debe quedar en mano de la justicia. Sólo así el gobierno, que tiene oportumdad de escuchar a ganaderos, industriales, comerciantes y políticos, podrá saber lo que piensan millones de empleados y obreros que, naturalmente, tienen mucho que decir en este momento dramático de la vida argentina. . De?e cui:r:plirse el aumento de los salarios decretado por el Poder E1ecutlvo y fi1arse a la mayor brevedad el monto definitivo de los aumentos a través de convenios aprobados con intervención de los auténticos

representantes de fas fuerzas del trabajo. La retroactividad de ~os futuros aumentos no satisface a los empleados y obreros porque no tienen confianza en que ese aumento será suficiente para .c,,ompens:i-r .el alza del costo de la vida. A su vez, perturba la reconstruccion economica, porque los empresarios correctos se ven imposibilitados de realizar cálculos de costo y planes de desarrollo. . . Debe reponerse la retención de los aportes smdicales por los ~mpleadores. La supresión de esa norma puede traer grav~s consecu~ncias a las organizaciones gremiales, que,. en los he~hos, se veran desprovistas de. los fondos necesarios para cumplir las funciones de t~~ª. mod~ri:a orgamzación sindical. Los gremios deben mantener sus edificios,. bibliote~as, empleados, diarios, cooperativas, servicios asi~ten~iales y sociales: Sabiendo lo difícil que es asegurar el cobro de contnbuc10nes voluntanas, es, pues, indispensable asegurar una sustentación económica estable y adecuada, para que exista vida sindical propiamente dic~a. . . . Debe realizarse, en este momento, sm per1mcio de las futuras transformaciones de fondo, una política económica que detenga .el alza del costo de la vida, que castiga duramente a los sectores que disponen de pocos y medianos recursos. V. LAS RESPONSABILIDADES OBRERAS

Pero las responsabilidades no corresyonden solamei:-te al gobie~no, sino también a los propios trabajadores. Estos deben medir con serem~,,ad las consecuencias de las actitudes que adopten en busca de una soluci.on. Con la misma franquezay lealtad con que acaban:os de dirigiri:os ~l gobierno, les decimos a los trabajadores que los sabota1es, las conspirac1one; ! la preparación de golpes de fuerza, cualesquiera sean s~s resulta~os palmeos y militares, no favorecerán la causa de los obreros, m la del pa1s en su conjunto. De la actual situación concreta no se saldrá por actos de desesperación, que por otra parte pueden convertirse en formas de provocaci?n que lancen a los trabajadores a aventuras de la~ ~ue puede r.esultar se.na. mente afectada· la estabilidad y fuerza del movimiento gremial argentmo. No predicamos la resignación frente a la inju~ticia, sino la serenid~d ~rente a tantos peligros que acechan a la caus~ ~ac1onal y popular, advirtiendo que esa serenidad no excluye la combatividad en defensa de sus derechos. Creemos que los obreros y empleados deben luchar ,,P?r abrir t~das las posibilidades democráticas para que, dentro de un reg1men de libertad,

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hagan valer sus derechos y sus legítimos intereses. El camino democrático es aparentemente el más largo y el más difícil, pero en los hechos resultará el más corto y el más sencillo, porque los trabajadores contarán en ese terreno con la solidaridad de otros sectores sociales. Los intereses de los trabajadores, en este momento histórico del país, están íntimamente ligados al conjunto del proceso democrático argentino. Por eso ellos deben ser los primeros interesados en un pronto restablecimiento de las formas institucionales que garanticen los derechos del pueblo. Nosotros confiamos en que el gobierno y las fuerzas armadas que lo sustentan han de cumplir la palabra empeñada de asegurar que el pueblo pueda expresar su voluntad a través del comicio. También confiamos en el sentido de responsabilidad de las fuerzas trabajadoras, y por nuestra parte nos comprometemos solemnemente a continuar luchando para que en el país haya paz, justicia y libertad para todos. VI. ASPIRACIONES RADICALES FRENTE AL PROBLEMA OBRERO

Si reclamamos de los trabajadores que unan sus fuerzas a las de cuantos luchan por la democracia y el progreso, los trabajadores tienen el derec?o de conocer y discutir el pensamiento de los partidos políticos, especialmente acerca del presente y del futuro obrero argentino. La Unión Cívica Radical tiene fijado un pensamiento y una conducta que es oportuno recordar. Esta posición la sintetizamos en las siguientes AFIRMACIONES: 1º Reconocimiento de que los trabajadores constituyen uno de los fac-

tores fundamentales del desarrollo histórico. La experiencia mundial y nacional demuestra de manera incontrastable q~e el ~rogreso de la humanidad depende esencialmente del impulso que le impriman los obreros, los empleados, los trabajadores intelectuales y los téci:icos. Esa experiencia revela también que no habrá realización política, social o económica perdurable sin la participación de esas fuerzas. 2º Una sola Central Obrera y un solo sindicato para cada rama de la producción. La unidad sindical, al impedir la atomización del poder obrero, defiende mejor sus intereses; y al asegurar la estabilidad social, permite encarar vastos planes de desarrollo económico. Esa unidad sindical tiene que basarse en la legislación, pero especialmente en la conciencia y la voluntad de los trabajadores, que deben luchar contra quienes quieran dividirlos.

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3º Libertad sindical. Los obreros y empleados deben tener libertad dentro .Y fue~a .d~ sus propios sindicatos para defender su.s posicion~s. Por eso, sm. perJUIC10 de la existencia del órgano representativo de los mtereses gremiales, los trabajadores tendrán el derecho de asociarse libremente. 4º Autonomía sindical. Las organizaciones gremiales deben desenvolverse con completa autonomía frente al Estado, a los empleadores y a los partidos políticos. 5° Garantías institucionales. El poder público debe garantizar los derechos de expresión~ ~e reunión a todas las organizaciones de obreros y empleados. Los ~mgentes sindicales, como representantes de los intereses de su grem10, deben gozar de las inmunidades que la Constitución acuerda a los representantes legislativos. 6º Bases económicas. Los sindicatos y la Central Obrera deben tener una sól.id~ bas~ eco~ó­ mico-financiera, para poder cumplir la integridad de sus objetivos mm~d.ia­ tos y mediatos. Además de los edificios, de las bibliot~ca~, de los servicios asistenciales y sociales, es preciso asegurar que los smdicatos tengan sus órganos de expresión. Es indispei:sable que la ~entral Obrera tenga un gran diario, que exprese el pensamiento de las muJeres y h~mbr~s que trabajan, a cuyo efecto el Estado debe prestar todo el apoyo fmanciero necesario para asegurar su aparición. 7º Democracia interna. Es indispensable asegurar la participación de to~os los tra~~jadores en la dirección de sus respectivas organizaciones mediante un r.egimen de asambleas y comicios. Todos los obreros deben votar y ser elegidos, salvo quienes hayan cometido delitos. . . . Nadie debe ser excluido por su ideología política o social, m debe haber discriminaciones raciales o religiosas. 8° Derecho a la huelga. ~ ,, . Hay que asegurar el ejercicio de este instrumento histonco de lucha de los trabajadores, que les permite defender sus derechos frente al poder político y al poder económico.

9° Mejores condiciones de trabajo. . . . Las organizaciones sindicales deben velar por meJ.ores condiciones de labor por el cumplimiento de una jornada de trabaJO humana y por el respe~o del descanso semanal. Deben luchar por aumentos legítimos de

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salarios, por el reconocimiento de que a igual trabajo corresponde igual salario y por la implantación del salario mínimo, vital y móvil, del salario garantizado, del salario familiar y demás resguardos sociales a que los trabajadores tienen derecho. 1Oº Mejores condiciones de vida. Las organizaciones sindicales deben luchar para mejorar las condiciones de vida del pueblo: vivienda digna; asistencia social y sanitaria; acceso a la cultura; acceso al mejoramiento y a la capacitación técnica; uso adecuado del tiempo libre y de las vacaciones, para mejorar la salud del cuerpo y la del espíritu; consolidación de los vínculos sociales. 11 º Desarrollo y transformación económica. Los trabajadores deben interesarse en el rápido desarrollo de la producción, abarcando desde los aspectos agrarios hasta las más altas formas de la técnica industrial, tales como la fabricación de acero y productos químicos. Para que ese desarrollo aproveche al pueblo en su conjunto y no a grupos de privilegiados, deberán luchar por una auténtica democratización de la economía. 12º Solidaridad obrera. Los trabajadores .0rganizados no pueden desentenderse de los problemas de las otras' ramas del trabajo. El espíritu fraternal que inspiró las primeras organizaciones obreras debe prevalecer. A su vez, la solidaridad obrera tiene que extenderse a otros aspectos no vinculados directamente con sus intereses específicos. Los trabajadores deben hacer suyas las causas democráticas, uniendo sus esfuerzos a los de estudiantes, intelectuales y técnicos, vasto sector llamado a jugar un papel decisivo en el futuro argentino. Deben hacer suya la lucha contra el imperialismo, comprendiendo que sin esa lucha han de ser transitorios e incompletos los resultados de su acción. Deben también preocuparse por la situación de los trabajadores de los pueblos hermanos de América latina, que sufren miseria, ignorancia y dictaduras. Mientras nuestros pueblos sigan aislados no podrán alcanzar un rápido mejoramiento ni una transformación de fondo. 13º Elevación del trabajador rural. Las organizaciones gremiales propias, y solidariamente todo el movimiento obrero, deben luchar por el mejoramiento de las condiciones de vida del trabajador rural argentino, rémora del pasado y fundamento de un régimen injusto y expoliador, tratando de constituir un frente unido con aquél a través de organismos especiales creados con esa finalidad.

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Ningún obrero o empleado argentino podrá sentirse satisfecho de sus conquistas sociales mientras haya en cualq:iier rincón del país seres,. humanos tratados como mercancías, desprovistos de todas las garanuas Y apartados de la cultura y del progreso, .com? son acn:almente J?eo~es, peladores o braceros de algunas zonas del mtenor del pa1s. El Radicalismo sostiene que las mejoras de vida del obrero rural sólo podrán obtenerse a través de una profunda transformación agraria. 14º Ejercicio de la ciudadanía. . . . Los trabajadores deben defender no sólo sus conqmstas sociales, ~mo, como ciudadanos, sus conquistas políticas, sus derechos, garantías y libertades democráticas. La historia prueba que cuando un país pierde esas cónquistas sus trabajadores concluyen por sufrir en su c?ndición ~~mana, inevitablemente precipitados en la guerra, la desocupación o la crisis. 15º Participación en la vida nacional. El adelanto del país debe preocupar a los trabajadores, porque representa su propio adelanto. La re~on:na agraria, la .i~dustriali~a~ión, el ª.vanee de la cultura y el progreso tecmco de la Nacion conduciran al me1oramiento de las condiciones sociales, y son los únicos caminos para una elevación real del nivel de vida del pueblo. A su vez, el hecho de que los sindicatos deban act~ar libres del ~stado y de los partidos no significa despreocuparse de la vid~ de la Nac10n._ ~l contrario su libertad de decisión debe llevarlos a gravitar en la solucion de los pr~blemas culturales, económicos, sociales, políticos e internacionales del país. VIL AFIRMACIÓN DE FE EN EL PUEBLO

Éstos son los puntos de partida de la posición radical frente a los problemas de los trabajadores argentinos. No aspiramos a limitar el desarrollo obrero y sus luchas revolucionarias a nuestras propias ideas. Les hemos dicho dónde estamos y qué queremos. Nos falta agregar solamente que el Radicalismo no teme a las transformacion~s sociales y económicas que se realicen por el camino de la democracia y para la mayor libertad y dignidad del hombre. . . El pensamiento radical sobre los problemas obreros se mtegra y art~~u­ la dentro de una vasta concepción de la vida del ser humano y de la N ac1on. Queremos un país y un pueblo que funden su acción en los postulados supremos de la moral y del espíritu; queremos que la persona humana

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esté rodeada de todas las garantías para su libre y amplio desarrollo dentro de una vida democrática plena; queremos que nuestro régimen institucional se base en el federalismo y en la vida municipal; queremos una cultura libre, al servicio de la emancipación espiritual, la capacitación técnica del hombre y de la liberación nacional en todos los órdenes; queremos un potente desarrollo de nuestros recursos materiales, pero con un régimen que subordine la economía a los derechos del hombre, para que la movilización de las riquezas no se realice en beneficio de unos pocos poseedores, sino del engrandecimiento nacional y el bienestar social; queremos una política internacional que defienda nuestra soberanía y contribuya a ase-· gurar en el mundo la causa de la democracia, la paz, el progreso y la hermandad entre todos los pueblos. Si en la hora del comicio la ciudadanía encomienda a la Unión Cívica Radical la responsabilidad de dirigir los destinos del país, nuestro programa democrático será cumplido con la participación de todos los argentinos, sean o no afiliados, que comparten sus ideales morales y sus ansias de transformación cultural, económica y social. Si, en cambio, el radicalismo es derrotado en las urnas, no diremos que el pueblo tiene escasa cultura, ni que fuimos incomprendidos. Confesaremos, sí, que no fuimos capaces de interpretar las angustias, las aspiraciones y las esperanzas de quienes quieren la liberación nacional y popular de Argentina. Y podremos hacer esta confesión porque no nos avergonzamos de amar al país y de confiar en su pueblo.

LA UNIÓN CÍVICA RADICAL RECLAMA UN PLAN POLÍTICO DEMOCRÁTICO DISCURSO DE ARTURO FRONDIZI TRANSMITIDO POR LRl RADIO EL MUNDO EL 25 DE JUNIO DE 1956

A mediados de junio de 1956, el gobierno provisional inició una serie de consultas personales a dirigentes políticos sobre los pasos que debían darse para llegar a la normalización constitucional del país. Fueron aspectos preponderantes de esa consulta la posibilidad de convocar previamente a contención constituyente para reformar la Constitución de 1853 (cuya vigencia había sido reimplantada el 1º de mayo) y la ley electoral que debía adoptarse pura el comicio general. Arturo Frondizi hizo públicos los puntos de vista que sustentó en el transcurso de la entrevista mantenida con el Presidente provisional y la junta militar, en el siguiente discurso radiofónico, transmitido el 25 de junio de 1956:

El Gobierno Provisional ha consultado a dirigentes políticos sobre algunos aspectos vinculados a comicios, régimen electoral y reforma constitucional. La Mesa Directiva del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical considera indispensable hacer conocer, por mi intermedio, las posiciones sustentadas por el Radicalismo, fiel a la profunda convicción de que el pueblo debe estar informado de todo lo que atañe al pre::;ente y al futuro de la Nación. El Radicalismo ha afirmado reiteradamente que apoya el programa de reconstrucción democrática de la revolución y que desea un Gobierno Provisional estabilizado para que pueda realizar los objetivos que ha expuesto. Refirmamos esa voluntad y expresamos nuestra confianza en que el Gobierno y las fuerzas armadas que la sustentan sabrán cumplir

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con hondo sentido de su responsabilidad histórica, el compromiso que tienen contraído con la Nación y con el pueblo. La Unión Cívica Radical sostuvo, desde las primeras horas, que la revolución debía asegurar condiciones democráticas para todos los sectores de la vida nacional. Esas condiciones incluyen, necesariamente, un plan político destinado a alcanzar la normalidad institucional. En varias oportunidades hemos afirmado, también, que ese plan político debía ser .dado a conocer de inmediato. Reclamamos un plan político inmediato porque lo consideramos indispensable para esclarecer el panorama de la República. Creemos que no habrá pacificación mientras el pueblo no esté convencido de que se llegará a una solución auténticamente democrática y de que se restablecerán los poderes constitucionales a un plazo cierto. La normalidad constitucional no interesa sólo a los políticos, interesa a las más diversas actividades espirituales y materiales, a los más distintos rangos y sectores sociales. Interesa a la vida familiar, a la vida religiosa, a la vida de la cultura. A los profesionales y a los comerciantes; a los obreros y empleados para que sus derechos y conquistas alcancen la estabilidad de la ley y puedan ser orgánicamente acrecidas; a los empresarios para que puedan preparar y decidir los planes de desarrollo; a los productores sin excepción, sean del campo o de la ciudad. La normalidad constitucional es un bien que favorece a todos, alienta la labor de cada cual y estimula el trabajo común de reconstrucción de la República. Normalidad que no interesa solamente a los argentinos. Interesa también a los pueblos de nuestra América que sufren dictaduras y siguen con angustiada es.peranza el curso de nuestro proceso democrático. QUÉ SIGNIFICA UN PLAN POLÍTICO DEMOCRÁTICO

· El contenido democrático de un plan político está dado por el papel que juega el pueblo en su concepción y en su realización. En primer lugar debe ser formulado sin prevenciones contra el pueblo. El Gobierno tiene que comprender que lo que vale es la confianza que logre inspirar en el pueblo, no en los dirigentes. Para lograr esa confianza todos debemos proceder con claridad, con franqueza y con lealtad. Las soluciones que se propongan no deben prestarse a componendas, ni deben pretender favorecer a determinados partidos o perjudicar a otros. En segundo lugar, la legalidad que se establezca debe permitir que el pueblo se exprese, nos guste o no lo que diga. No debe ser una legalidad

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para minorías. Las minorías tienei: derechos que deb~n se; celosamente resguardados. A lo único que no tienen derecho las mmonas es a gobernar desconociendo el legítimo derecho de las mayorías. El país no quiere más conspiracione~ ni ~evoluciones.' pero, si elaboramos un plan político que, bajo la apariencia. de la lega~idad,. se preste a componendas, quedará abierto, otra vez, el cammo de la violencia. Estamos contra todo plan político tendiente a ahogar la voz del pueblo. Cuando reclamamos un plan democrático, lo hacemos para que e~ pueblo tenga la posibilidad de defender sus intereses económicos 37: sociales. Los pl~nes políticos anti democráticos buscan la defensa de los mtereses eco no micos del privilegio nacional e internacional. CONTENIDO DE UN PLAN DEMOCRÁTICO

El plan político debe fijar la duración del G~bierno Pr?~i~ional; la fecha del comicio en que el país se dará sus autondades defmiuvas; Y el sistema electoral que se adoptará. 1º El Gobierno debe fijar el plazo de su duración. . Esto implica fijar la fecha del comicio y de la ~ntr~ga del pod~r. Qmenes quieren que el gobierno ejecute un plan antma~ional ~ antipopular, hablan de los apresurados. No nos avergüenza pedir elecciones, porque confiamos en eÍ pueblo. El comicio no debe diferirse indefini~an:ente, pues esa postergación favorece las maquinaciones de círculos e impide que se escuche la voz del pueblo. 2º Debe convocarse a comicios generales. Ni la Nación ni las Provincias, ni los Municipios están actualmente gobernados por sf mismos. Deben elegi~s~, en un mismo comicio,,, la~ autoridades nacionales, provinciales y mumcipales, para que la Repubh~a recupere, en un solo acto, el pleno goce de sus instituciones democráticas. 3º No debe haber elección previa de Constituy.entes. . .. Algunos sostienen que debe convocarse ?. revia;r:ente a ~onven~10n Constituyente. Ahora, como en 1931, la U mon Civic~ Radical sostiene que las reformas constitucionales deben hacerse despues de alcanzada la normalidad institucional. Entendemos que las circunstancias no son propicias para un debate fundamental. Las grandes perturbaciones políticas y. psi~ológicas que aquejan al país podrían alterar el sentido del pror:~nciarr:iento popular. Factores ajenos a la preocupación por la orgamzacion nac10nal, que debe

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ser la ~nica dominante, jugarían su papel e introducirían un elemento de confusión. En ese sentido, el debate sobre algunos problemas que podrían plantearse en el seno de la Convención Constituyente no contribuiría a pacificar el país y sería fuente de nuevos enconos. Las grandes divergencias existentes se sumarían a los resentimientos y al espíritu de revancha que aún prevalece en algunos grupos de opinión y que no se ha conseguido desarraigar totalmente. A su vez, aunque casi todos los sectores coinciden en la necesidad de reformar la Constitución, no existe urgencia en hacerlo. La convocatoria a elección de Constituyentes antes de la elección de autoridades interesa a los grupos políticos que desean postergar la realización de los comicios generales y apreciar la orientación de la ciudadanía con vistas a sus futuros planes partidistas. Pero más grave aun, si cabe, son las objeciones de fondo que podrían formularse a una Convención surgida bajo las actuales circunstancias y que harían que la futura Constitución fuera tan vulnerable como la reforma de 1949. La Unión Cívica Radical fundó públicamente su oposición a aquella reforma constitucional, basándose en que no se habían cumplido los recaudos legales y que no existían garantías para la libre difusión y expresión de las ideas. U na Convención que se convocara en este momento resultaría igualmente impugnable, por cuanto sería imposible cumplir las exigencias que la Constitución de 1853 establece para su propia reforma. Además, se celebraría en un clima político irregular. Si el Gobierno convocara a elección de Constituyentes, no podría limitar sólo a algunos artículos la reforma constitucional. Efectivamente, el Gobierno Provisional, que ha ejercitado la totalidad del poder constituyente al dictar su proclama del 1º de Mayo, deberá reconocer igual potestad al pueblo soberano. La Unión Cívica Radical considera que el país debe alcanzar, primero, su estabilidad institucional, para establecer el sistema de garantías que ampare el libre ejercicio del poder constituyente. La normalidad será consecuencia de la expresión de la voluntad popular, aunque se discuta la norma constitucional de su origen. Los poderes constituidos mediante el comicio tendrán el respaldo suficiente para garantizar el funcionamiento de una Convención Constituyente que a su hora dispondrán los representantes populares en el Congreso, si la mayoría del pueblo así lo ha decidido. 4º El régimen electoral debe amparar la voluntad del pueblo. La Unión Cívica Radical considera que debe mantenerse el sistema de lista incompleta de la llamada Ley Sáenz Peña. La revolución no se hizo

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para arrogarse el derecho de modificar una ley histórica como ésta. Sólo . el pueblo puede modificarla. ,, . La Ley Sáenz Peña fue arrancada por el pueblo al Regimen, tras cruentas luchas. Cerró esta ley el ciclo que imperó en el país hasta 1912, y sólo intentaron reformarla gobiernos antipopulares y antinacionales posteriores a 1930: la dictadura de Uriburu, los gobiernos que la sucedieron y el régimen abatido en 1955. Cada vez que en el país se intentó burlar la voluntad popular, se propusieron reformas de ese sistema electoral, cuando no se la desvirtuó por la vía del fraude y la violencia. En estos momentos, algunos sectores políticos propician su reemplazo por el sistema de la representación proporcional. Creem~s que la Ley Sáenz Peña, aunque teóricamente no sea perf~cta, es la que me3or c_onsulta ~a _realidad nacional. Debemos estar prevemdos contra las soluciones teoncas, por brillantes que parezcan. También el régimen anterior implantó el sistema de elección por circunscripciones, teóricamente inobjetable, con los resultados bien conocidos. El sistema de la Ley Sáenz Peña, que promueve el agrupamiento de los ciudadanos en torno de los gr.andes partidos, co.ntribuye a estabilizar los gobiernos y a darles las mayorías parlamentanas que necesitan para poder llevar adelante sus programas dentro de los pla. zos previstos por la ley. Existe también profunda preocupación en vastos sectores popular~s acerca de la pretensión de algunos grupos de establecer un estatuto constitucional y legal que permita que las minorías gobiernen el país. La Unión Cívica Radical que, antes que nada, es una expresión del pueblo argentino, reclama de todos los partidos políticos que asuman la responsabilidad de sus ideas y de sus plataformas. El país necesita una gran clarificación. Ciertamente, los radicales, en nuestros sesenta y cinco años de vida, hemos cometido muchos errores. Los hemos reconocido y cargamos con todas las responsabilidades. No crea el pueblo que no hemos aprendido. Hemos aprendido sobre el dolor de nuestros errores y sufrido por los errores y desviaciones de gobiernos no radicales. Pero la verdad es que desde 1930 el pueblo no puede expresarse con libertad, y el debate de las ideas se ha ido haciendo cada día más difícil hasta tornarse imposible en los últimos años al mismo tiempo que se le iba cerrando el acceso a toda información. Las grandes cuestiones del país y del mundo deben ser expuestas sin ambages, y todos los partidos pol!ticos tien~n el de~er de pr~­ poner sus soluciones para que el pueblo decida. Las divergencias de opinión que caracterizan a los partidos no deben servir de señuelo electoral para que se sumen luego los votos en acuerdos consumados a espaldas del

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puebló. El si~te~a .p;oporcional favorecería la atomización de los partidos y la. ~ultiphcac10n de lo~ represent~ntes políticos. Esa multiplicación conducma, en las actuales circunstancias, a fomentar la inestabilidad de las instituciones y llevaría, inevitablemente, al régimen de acuerdos y componendas que el país ha repudiado en todas las oportunidades. 5º Debe haber elección directa de Presidente y Vicepresidente de la Nación. . Ya en 1931, en la Plataforma Electoral partidaria, la Unión Cívica Radical sostuvo q:1~ debe ?aber elección directa de Presidente y Vicepresidente de la N ac10n. El ~istema de los colegios electorales, aunque tienda a asegurar la representación de todas las provincias, traslada las decisiones P?PU~ares a una reunión de representantes que se presta a todas las combmaciones. Las fuerzas regresivas, que no se animan a comparecer ante el pueb~o con una "Unión Democrática", podrían intentar consumarla en el colegio e1ectoral. La representación proporcional, unida a la elección indirecta, es el si~tema que ~lgunas figu:as reaccionaras vienen proponiendo desde hace an~s para evitar que gobierne la mayoría y que pueda realizar un~ obra efectiva. La e_lección directa de la fórmula presidencial desbaratana estas y otras mamobras, como podría ser una nueva distribución de los electores correspondientes a los distintos distritos, cuya única finalidad sería escamotear, en el colegio electoral, la voluntad expresada por el pueblo en las urnas. 6º Debe haber libertad e igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos. C~alquiera ~ea ~l .sistema electoral que se adopte y el acto comicial que se realice, l~s principios democráticos exigen que haya libertad e igualdad de oportumdades_ para toda la ciudadanía. Los ciudadanos deben poder agruparse e,.n. partI~os y expresar, a través del comicio, su adhesión a programas politicos sm trabas que se lo impidan. .A su vez, no debe haber otras inhabilitaciones que las resultantes de delitos y las demás prescritas por la ley electoral. EL COMICIO, INSTRUMENTO DE PACIFICACIÓN

P~ra que el país_ encuentre su solución democrática, el plan político necesita la compre:isión y la contribución de todos los habitantes. Necesita, sobre todo: qu_e reme l_a paz y cese la violencia entre los argentinos. El Rad~cahsmo reitera_ su l_l~mado a los disconformes y los previene, una vez mas, acerca de la mutilidad y peligro de los sabotajes, del terro-

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rismo y de las conspiraciones. Los hechos han probado la verdad de nuestras afirmaciones y han puesto en evidencia que los golpes de fuerza acarrean solamente inútiles derramamientos de sangre, que el país quiere que concluyan para siempre. No debe ahondarse la división entre hermanos. Acabamos de salir de un período durante el cual el país vivió dividido entre réprobos y elegidos. Esto no debe continuar. Luchó en ese entonces la Unión Cívica Radical para que no hubiera presos, perseguidos ni exiliados políticos. Mantenemos ahora, con los títulos ganados en esa pelea, la misma posición. Partidarios y adversarios del Gobierno Provisional deben recapacitar sobre las graves responsabilidades de la hora. Los partidarios del Gobierno deben comprender que la revolución fue hecha para que el pueblo pudiera expresarse con libertad, sin fraudes, sin coacciones dictatoriales, sin amenazas. Deben comprender que no se hizo para cobrarse revanchas sino para reconstruir el país, entre todos. La represión y la persecución no han conseguido nunca aliviar las tensiones políticas y sociales de los pueblos. Por el contrario, las han agravado. La fuerza, que no servirá para recuperar las posiciones, tampoco servirá para tranquilizar la Nación. La fuerza no es medio de pacificación ni medio de. sustentación, cualesquiera sean las banderas que se levanten: sea la justicia social, sea la libertad. El pueblo quiere ambas cosas, con el respaldo de su propia decisión. Los adversarios del Gobierno Provisional deben comprender, a su vez, que no será posible ninguna restauración del régimen abatido en 1955. Tampoco ellos deben pretender cobrarse revanchas. No se trata de desquitarse, sino de ayudar a salir de la situación en que vivió la República durante más de un cuarto de siglo. Se trata de terminar una dolorosa etapa de errores cometidos e iniciar una vida nueva para la República. Muchos sectores medraron y lucraron con el régimen que cayó el 16 de septiembre. Pero debemos reconocer que millones de mujeres y hombres creyeron honradamente en las promesas de transformación social y de redención humana que se les formularon. Todavía esperan y reclaman esa doble conquista. Lo que deben comprender es que la transformación social y la redención humana no serán alcanzadas con un retorno al pasado, sino mediante el ejercicio de la voluntad creadora del pueblo, una de cuyas expresiones es el sufragio. El país nos necesita a todos. Tenemos que volver a empezar. Hay que restaurar la confianza entre los argentinos; tenemos que cesar de perseguirnos unos a otros. La Unión Cívica Radical, que ha luchado con firmeza política pero que nunca sintió odio ni rencor, está dispuesta a com-

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partir 'con todos los argentinos la construcción del país. El instrumento de esa construcción será el Gobierno constitucional que asegurará la vigencia de la moral, las instituciones del país y los derechos sociales e individuales. Garantizará, también, la intangibilidad de los bienes nacionales y el absoluto respeto de la soberanía de la República. Por todo esto y para todo esto, reclamamos el comicio. El comicio representa la salida democrática de la revolución, el camino de la convivencia civilizada, el primer paso hacia la vida nueva. La urna restablecerá la unidad profunda entre los argentinos. Quedan así señaladas las posiciones fundamentales de la Unión Cívica Radical frente al futuro plan político del Gobierno Provisional. Le decimos al Gobierno y a los partidos políticos que no deben temer al pueblo. Debemos confiar en él y acatar sus decisiones, cualesquiera sean, salvo que se pretenda una tutela dictatorial en nombre de la libertad. Nosotros pedimos elecciones porque queremos que el pueblo decida. Nosotros no tememos al pueblo. Entre un gobierno amigo que se mantenga por la fuerza o un gobierno adversario con el apoyo del pueblo, no se puede dudar. Nosotros estaremos siempre junto ~ la causa del pueblo.

SEGUNDA PARTE

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rturo Frondizi fue el gobernante por excelenc~a Y _el compromiso que contrajo con su país ante la f!is~orza, incumplido por obra de intereses y desconoczmzent?, queda como centro de un sistema político abierto al porvenir. Estadista por sobre todas las cosas y modelo .P_ara futuros gobernantes, asumió plenamente su,. r~sponsabzl:dad znd,.e~e­ gable para imponer una conducta etzca como linea polztzca del poder.

A

MENSAJE INAUGURAL MENSAJE INAUGURAL LEÍDO ANTE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA REUNIDA EL 1º DE MAYO DE 1958.

J. Introducción La Nación Argentina inicia hoy un nuevo período constitucional, que las circunstancias han convertido en comienzo de una nueva era. En sus aspectos concretos, este comienzo está colocado bajo el signo de la normalización institucional: hoy se instala, en todos los poderes de gobierno, a hombres elegidos por el pueblo y se reponen las instituciones que señala la ley. En lo profundo, este acto inicial está presidido por una idea moral: la clara e inequívoca voluntad de reencuentro argentino y de reanudar el desarrollo nacional, expresada por el pueblo en su pronunciamiento electoral del 23 de febrero de 1958. Este acontecimiento se produce en excepcionales circunstancias históricas. Podemos afirmar, con plena conciencia, que la Argentina enfrenta hoy una encrucijada de su destino. Los problemas económicos que tradicionalmente han demorado el progreso nacional, suman ahora dimensiones que parecen superar la energía y los recursos disponibles para su solución. Frente a nosotros, a partir de este momento, dos perspectivas se abren para nuestra patria. O seguimos paralizados en nuestro desarrollo empobreciéndonos paulatinamente, estancados en nuestras pasiones y descreídos en nuestra propia capacidad, y nos despeñamos en el atraso y la desintegración nacional. O, en cambio, cobramos conciencia de la realidad, imprimimos un enérgico impulso y nos lanzamos, con decisión y coraje, a la conquista del futuro por el camino del progreso y de la grandeza del país.

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Hora crítica, sin duda, pero hora hermosa también, esta coyuntura histórica que pone en nuestras propias manos, en las manos de las mujeres y los hombres de esta Argentina viviente, el destino de la patria. De nosotros, protagonis:as del momento histórico, depende que el país languidezca o que la Nación desarrolle todas sus posibilidades latentes, sobre la base de las re,,ser¡as mor~les y espirituales de su pueblo y de su creciente progreso economico y social. Por s~ magnitud, la empresa que nos aguarda no puede ser obra de un h?mb~e m de ~~ grupo de homb7~s. Es tarea d~ todo el pueblo argentino, e implica, tai:i?ien~ ~na re~ponsabihdad compartida por todos. El país reclama una participacion conjunta de los sectores activos y un aporte integral de ~sfuerzos individ:uales: Nadie ~ebe esperar que todo provenga del gobieri:o. El P?der Ejecutivo ~umphrá su parte, prestando la ayuda que sea necesana y estimulando la acción de las fuerzas creadoras, que residen únicamente en el seno del pueblo. l. REENCUENTRO DE LOS ARGENTINOS

Para que se pueda llevar a cabo esta empresa de realización nacional es condición previa e indispensable sellar definitivamente el reencuentro de los argentii:os y alcanzar una plena y efectiva paz nacional. Debemos eliminar los moti:?s de encon?, los pret~x~os de revancha y los últimos vestigios de pe.rsecucion que pudieran subsistir. Debemos extirpar de raíz el odio y el miedo del corazón de los argentinos. Recibimos y valoramos todo el pasado, con su grandeza y sus debilidades, pero ese pasado queda a nuestras espaldas. No nos volveremos a remover las culpas ni a deslindar las responsabilidades que allí, desde hoy, quedan para que las juzgue la Historia. Hoy, 1º de mayo de 1953, el gobierno de la Nación Argentina, en nombre del pueblo, baja el telón sobre cuanto ha ocurrido hasta este preciso instante. Cerramos una etapa para poder dar, entre todos, un gran paso hacia adelante.

E~ cumplin;iento de ese imperativo histórico y de acuerdo con el compromiso contraido con el pueblo durante nuestra campaña electoral, el primer proyecto que elevaremos a la consideración de Vuestra Honorabilidad será la sanción de una amplia y generosa amnistía. Co~ esa r:iism~ inspira~ión, mientras dure nuestro gobierno, en la Arge~tma. nadie sera persegmdo por sus ideas ni por su actuación política 0 gremial, m h~brá ot.ras comision~s .i~vestigadoras que aquellas que se propongan estudiar las mmensas posibilidades de progreso espiritual y material

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de la Nación. El Poder Ejecutivo considera que debe ser derogada toda legislación represiva de las ideas y suprimidos los organismos creados ~tal fin. Cualquier ciudadano podrá elegir y ser elegido y todos los partidos políticos podrán constituirse y desarrollar libremente su actividad. 2. MARCHAR TODOS JUNTOS

El Poder Ejecutivo empeñará su máximo esfuerzo para hacer realidad estos anhelos. He llegado a la Presidencia de la Nación como candidato de la Unión Cívica Radical Intransigente, pero he sido votado por vastos sectores del pueblo argentino que quieren bienestar, lib~rtad, paz y pro: greso. A partir de hoy, gobernaré para todos los argentmos y reclamare el concurso de cuantos comparten los anhelos del pueblo, cualquiera sea su militancia política y sin otra condición que su honestidad y su capacidad. Abandono toda tarea partidista y declaro solemnemen.te que d~sde la Casa de Gobierno no se hará política de partido. La Argentma necesita que se establezcan las condiciones de una profunda convivencia civilizada, comenzando por una efectiva convivencia política. Debemos terminar con el sectarismo y la intolerancia, para emprender una tarea fecunda basada en el respeto hacia el adversario, el estudio en común de los grandes problemas nacionales y la participación de los más capaces en las t~reas concr~tas. El Poder Ejecutivo contribuirá a estos propósitos promovi~ndo reumon~s y consultas con los partidos políticos, con dirigentes gremia~es del trabaJ.º y de la producción, con hombres d~ ciencia, técnicos y p.rofesion:iles, con mstituciones regionales representativas y con las expresiones mas destacadas de la vida espiritual y cultural argentina. Para que todos puedan participar en la discusión de los pro.blemas nacionales, el Poder Ejecutivo facilitará la información necesaria._ Los· legisladores y las autoridades de los partidos polí:icos que.~º es:uvieren representados en las Cámaras, tendrán acceso a la mformacion mas reservada. Queremos que todos compartan el esfuerzo realizado~ ~ue el país exige, pero queremos también que se comparta la responsabilidad de las decisiones, mediante el conocimiento exacto de los problemas y el confrontamiento exhaustivo de las opiniones. . Para que el esfuerzo a cumplirse sea realmente fecundo, el res.tablec1miento del estado de derecho y de la seguridad jurídica en la Argentma, que hoy tiene lugar, debe ser puesto al servicio de un objetivo dom.inai:it~: impulsar el desarrollo económico nacional sobre un fundamento de JUSticia social y de absoluta vida moral.

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JI. Bases políticas del desarrollo nacional Acabo de prestar juramento ante Vuestra Honorabilidad como Presidente constitucional de los argentinos. Desde el momento mismo de ese jura:11ent?, ~ª? quedado .restablecid~s en el país el estado de derecho y la segun~a~ 1undica. El ?~s:mo ha qi:endo que la generación a que pertenezco asistiera, apenas miciada su vida cívica, a la caída del Presidente Yrigoyen, que operó la ruptura del orden constitucional. Desde entonces, esa generación volcó sus mejores esfuerzos en la lucha por la restitución del régimen democrático. Hoy el país retoma la senda institucional. Nuestros títulos provienen de un comicio correcto, garantizado por integrantes de las Fuerzas Armadas de la Nación. Ese comicio se efectuó en cumplimiento de la pa~abra 51ue éstas empeñaron y la entrega del poder se cumple en el plazo previsto. Estos son hechos objetivos, que la Historia registrará en toda su significación. No sería leal con mi conciencia si no recordara otra vez ahora como lo hiciera durante el proceso electoral que culminó en el co~icio del 23 de febre:o, que ha habido inhabilitaciones y proscripciones políticas. Pero una am~~ia mayoría del pueblo nos ha votado y asumiremos todas las responsabilidades que corresponden a nuestra investidura. Garantizaremos la más absoluta libertad y aseguraremos, con total firmeza y energía, el orden. Ello valdrá para todas las manifestaciones de la vida nacional: desde los derechos y ~a:antías individuales, hasta la actividad sindical y la vida educacional y religiosa. l. SIGNIFICACIÓN DEL ESTADO DE DERECHO

Debe quedar bien claro que el establecimiento del estado de derecho significa la terminación del régimen revolucionario y de toda forma de P.º.der "de f~cto". Significa, sobre todo, que el discrecionalismo dejará su sltlo a la aphcaci~1: íntegra de la Constitución y de las leyes. O sea, la fuerza puesta al servicio del derecho en lugar de la fuerza que intenta crear el derecho. Habrá libertad dentro de la Constitución y orden dentro de la libertad. ·' · ~a. Constitución prevé, sabiamente, el equilibrio y el funcionamiento armomco de todos los poderes del Estado, sobre la base del acatamiento· a la v?l~ntad, a los derechos y a la realización del pueblo argentino. Sus disposic10nes regulan las funciones, las atribuciones y la interdependencia de los po~eres, rese:v.an~o el. veredicto ~inal al pueblo entero que lo pronuncia a traves del comicio limpio. Por encuna de la organización constitucional,

sólo está el pueblo, de quien provienen nuestros mandato.s y a quien rendiremos cuenta de su cumplimiento. En las urnas que d~ciden el ~turo del aís, se enmiendan también los errores cuando los gobiernos eqmvocan el ~mbo del destino nacional. ·. Restableceremos el régimen institucional argent~no, para que la p}ena vigencia del orden jurídico garantice a todos los. hab:tantes de la N acion. la intangibilidad de su libertad personal y de conciencia, su honor y sus bienes, y para que resguarde celosamente el fuero íntim?,, del ser humano. Pero es necesario también una sana actitud de comprension por parte de todos los sectores del pueblo, para que todos nos ajustemos espontáneamente al estado de derecho, que no puede resultar sol~me~te del respeto de. la Constitución y las leyes. Debemos tomar conciencia ~~ que el ord~n JUrídico crea responsabilidades y que cada uno debe sacnfi~ar .algo de s1 para no interferir en el derecho ajeno. Todos tienen que co~tnb,,m:, con su par;e de tranquilidad, al orden instituci?1:ª1 y al or~en público, umcos que haran posible el goce pleno de los benefic10s de la libertad. 2. EL HOMBRE COMO SER SAGRADO

Respetaremos los derechos humanos porque así lo ordenan la Constitución y las leyes, pero, además, porque ese respeto forma parte de nuestra concepción del hombre como ser sagrado. , . . . En tal virtud se preservará celosamente el ambito de la vida privada en la conciencia y en el hogar. . . Bajo nuestro gobierno estarán plenam~nte. garan~:izados las hbert~~es y derechos esenciales que hacen a la concier:~ia: la libertad de expresion, la libertad de asociación, el derecho de reumon y, sobre todo, el derecho a la crítica y a la oposición en medida legítima. Esas garantías c?ncretas alcanzarán a las comunicaciones personales, a la correspondencia Y a la intimidad del hogar, que serán otros tantos reductos i~wiolabl~s, liberados del temor a los ultrajes y a los allanamientos practicados sm orden de autoridad competente. .. , Preservaremos la integridad de la familia, en sus bases .fl1:~rales, eco~omicas y jurídicas. Deberán proveerse los med~?s que po.s;bihten una vida familiar digna y decorosa: educación de los hi1os, atenc.ion de su salud Y sólida formación espiritual. Dentro del gran esfuerzo nacional que emprenderemos, la juventud hallará el ámbito propicio para ha~er :~ler su derecho a una vida plena y gozosa, que le brinde bienestar, capacitacion y cu~tura. El empuje de la juventud será uno de los poderosos motores del gran impulso que cobrará la Nación.

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3. FEDERALISMO Y VIDA MUNICIPAL 1. PANORAMA ECONÓMICO ACTUAL

Deberá preservarse, en su auténtico significado, la vigencia del federalismo argentino. Limitado a formas aparentes, desprovisto de sustancias, no ha impedido el proceso de empobrecimiento del interior del país ni su creciente sujeción a las concentraciones portuarias. No son los elementos disociadores, sino los principios de solidaridad e integración nacional que inspiraron el mantenimiento y consolidación de los pactos preexistentes, los que deben orientar la efectiva acción federalista. El fortalecimiento de las bases concretas del régimen. federal no debe hacernos olvidar que constituimos, como Nación, una unidad de destino. Ese sentido de unidad nacional debe prevalecer en cada uno de los aspectos del desarrollo espiritual y material de las regiones argentinas. El federalismo argentino ha sido, históricamente, un factor de integración nacional, y esa concepción debe ser rigurosamente preservada frente a los embates de quienes, amparándose en una afirmación localista de las autonomías provinciales, propugnan una versión mal llamada federalista de la economía, ajena a la realidad y a los bien entendidos intereses de las respectivas provincias, cuya suma constituye la Nación Argentina. Las riquezas del país son patrimonio de todos los argentinos y solamente un desarrollo armónico del país en su conjunto puede aprovechar por igual a todos sus hijos. Otro tanto cabe decir de los municipios, donde la democracia alcanza, quizá, su expresión más directa. Consideramos que es precisamente allí, en la vida comunal, donde se hacen más evidentes los contenidos populares de la democracia, a través de la participación de todos los sectores representativos, en la elaboración, ejecución y contralor de las medidas de gobierno. Asegurar la vida municipal equivale, pues, a tanto como fortalecer en sus propias raíces la vida democrática que todos aspiramos a que crezca pujante sobre la tierra argentina.

!JI. Bases económicas del desarrollo nacional La vida jurídica e institucional de la Nación se asienta sobre una realidad concreta: la realidad económica y social. No basta propugnar y defender la libertad. Hay que establecer y mantener condiciones objetivas que permitan el goce universal de la libertad y el ejercicio pleno de los derechos. Un hombre necesitado, como un hombre atemorizado, no es un hombre libre. Si queremos efectuar un gran esfuerzo de realización nacional, necesitamos conocer bien la realidad económico-social del país, que es tan concreta como su realidad física o su realidad humana.

La situación económica del país es dramática. El tesoro nacional está exhausto y los recursos normales que deben concurrir a sufragar las e~pen­ sas de la Administración Pública no alcanzan en forma alguna a cubnr los enormes gastos comprometidos. Por el otro lado, l~s magras reservas .de ~ro y divisas que aún quedan en el B~n~o Central, est~n afect~das a ob~:gacio­ nes financieras de forzoso cumplimiento y a permisos de importacion que ya tienen principio de ejecución. . . . A esos dos desequilibrios básicos hay que agregar, con s:is co~ple~as derivaciones económicas y sociales, la vigencia de un p~o~eso mflac10~ano, para cuyo aceleramiento se han dado ya ~odas la~ condiciones requendas. Si mantuviéramos la política económica seguida hasta este m~mento, el país se vería abocado, a muy corto plazo, a la cesació~ de pag?~ ..mternos y externos. Pero el gobierno ha de adoptar, con la urgencia y declSlon que exigen las circunstancias, las medidas necesarias para. que ell~ no ocurra. La gravedad de la situación ha pasado qmzás madvertid~, tras ui: v~lu­ men de gastos que, al tiempo que infundía una falsa eufona, contnbm~ a acelerar el proceso. El país deberá atenerse a los hechos consumados Y solo cabe ahora afrontar los problemas, con la fe que inspiran la voluntad Y la capacidad nacional.

a) Los gastos públicos Los gastos del Estado han alcanzado considerable· volumen. Al. presupuesto preventivo publicad? op~rtunamente, se ha sun:ado una importante masa de necesidades fmancieras, algunas ya a~tonzad~s y otras en trámite de serlo, que llevarán el total de gast~s pú~hcos a tnphc~r, aproximadamente, los registrados dos años y medi~ atra~· e ese con1unto de gastos, sólo el 54 por ciento tiene res:ielta su f.man~iac1on. Pa~a el .46 por ciento restante, que comporta el déficit potencial mas extraordu~ano en la historia financiera argentina, habrá que obtener recurso,s ~xcepc1or:ales en forma urgente. Si no nos dispusiéramos a adoptar drasucas medidas~ ,la administración pública se verá amenazada, a corto plazo, por la cesacion

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de pagos. 1 · dd 1 Ese déficit no podrá reducirse sustancialmente, puesto que ~ mita ~ ejercicio financiero está cumplido y gran parte de los gastos previstos se oninan en compromisos ya formalizados. Por otra ~arte, ~entro de l~s rec1:r;os computados están incluidas todas las fuentes fmanc1eras de caracter fiscal 0 crediticio, permanentes. o transi.torias, que estaban.al alcance d_el t~sor~ público. Eso significa que, 1rrerríed1ablemente, el gobierno const1tuc1ona

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deberi arbitrar nuevos recursos, mediante una mayor presión impositiva 0 inflacionaria, para hacer frente a una enorme masa de gastos carentes de sustento financiero. Como prueba de la deformación de las finanzas públicas a que ha llegado el país, bastará señalar que el 43 por ciento de los gastos corrientes de la administración pública -excluidas las inversiones y los subsidios a las empresas estatales- tendrá que ser atendido con recursos distintos de los provenientes de las normales fuentes impositivas. Eso significa transferir a las futuras generaciones gran parte de la carga financiera originada por los gastos de funcionamiento de la administración, en violación de todas las sanas normas que rigen la hacienda pública. Es evidente que el país ha perdido el contralor sobre los gastos del Estado y el empleo de los fondos públicos. Si la Administración ha podido hacer frente ~asta ahora a esa creciente elevación de los egresos, ha sido a costa de expedientes de carácter excepcional y transitorio, como la utilización de los ingresos del Fondo de Restablecimiento Económico el impuesto de emergencia, el producido de la aplicación del régimen 'del inc~emento pat;imonial y los fo.ndos acumulados en el Banco Central, provementes ~e margenes de camb10. Agotados éstos, se ha previsto el empleo de la totalidad de los fondos bancarios a que legalmente tiene acceso la !eso~e~ía ~aciana~, para cubrir, con carácter transitorio o de anticipo, las msuf1ciencias estac10nales. Pero aun así, en el curso de los últimos meses ha comenzado una retracción en los pagos de la Administración pública, claro síntoma de la grave situación que afrontamos. .El ~obierno encarará el problema y dará estricto cumplimiento a las obhgacio~es. contraídas p~r la Administración pública. Las exigencias del ?es~nv~lvir,mento ec~~ómico, a las que debe ajustarse la política financiera, m?icaran si ~sa provisión urgente de fondos se hará por vía del endeuda~ient~, del impuesto o de la emisión monetaria. Pero desde ya el Poder Ejecutivo compromete su decisión de adoptar severas economías para detener ese proceso que amenaza con paralizar el esfuerzo nacional, esfuerzo qu~ ~odas querem?s. ver encar:iinado hacia el progreso económico y la elevacion de las condic10nes de vida de toda la población. b) La balanza de pagos

No es n:enos grave la situación que se plantea en el orden de los pagos con el exterior. En el curso de los últimos tres años, Argentina ha tenido un quebranto comercial de 764 millones de dólares, como consecuencia del ex~es? de importaci~nes sobre las exportaciones. Ese déficit ha liquidado practicamente las existencias de oro y divisas que se reservan para hacer

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frente a dificultades de carácter transitorio y excepcional, al tiempo que ha originado una creciente deuda externa, cuyos servicios financieros ya comienzan a constituir un importante pasivo en nuestra balanza de pagos. Era previsible, con mucha antelación, que llegaría el momento en que el agotamiento de las reservas monetarias y la utilización de los créditos externos expondrían al país a graves consecuencias. Sin embargo, poco o nada se ha hecho para evitarlo. En cambio, se han empleado, para importar artículos superfluos, suntuarios o que el país ya produce, divisas que ahora escasearán para la incorporación de bienes y productos indispensables. Las escasas reservas que aún restaban en el Banco Central a comienzos del año, se encuentran comprometidas al pago de vencimientos de créditos extranjeros ya utilizados y de los permisos de importación que, en gran volumen, ha venido autorizando el Banco Central hasta este momento. El primer trimestre del año en curso ha arrojado un déficit comercial con el exterior de tal magnitud, que si no se adoptaran las enérgicas medidas que estamos dispuestos a adoptar, Argentina podría ver amenazada la provisión de suministros tan vitales como combustibles y materias primas, antes de terminar el año. c) El proceso inflacionario

El proceso inflacionario que se desarrolla desde las postrimerías de la última guerra no sólo no ha podido ser contenido, sino que se encuentra notablemente agravado en la actualidad. Su primera consecuencia ha sido la elevación de los precios internos. En 1956 el costo de vida aumentó en 13 por ciento. En 1957, ese incremento fue del 25 por ciento. Tras una aparente calma, proveniente del esfuerzo realizado para demorar la incidencia del proceso en el precio de los artículos de primera necesidad, el encarecimiento de la vida se ha acentuado. La emisión monetaria destinada a financiar excesivos gastos públicos, la reciente elevación del precio de los cereales, las medidas destinadas a salvaguardar el patrimonio ganadero, actualmente en liquidación, y el incremento de los costos provocados por diversos factores concurrentes, ya están operando como nuevas causas de elevación de los precios. La experiencia ha demostrado, una vez más, que para detener el alza del costo de la vida es indispensable desarrollar una política económica y social tendiente a crear más riqueza y a distribuirla con arreglo a normas de equidad. No es reduciendo el consumo sino aumentando la producción como habremos de lograr el equilibrio y obtener una moneda de valor relativamente estable. El forcejeo entre los precios y los salarios es consecuencia de

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la legftima resistencia ~e los di.stintos sectores de la población a aceptar un decrecimiento de su mvel de ingresos, paralelo al proceso de empobrecimiento a que está sometido el país. Hay que invertir ese proceso, para buscar el equilibrio en una economía de abundanci~, en donde ~ada aumento de salarios signifique una conquista real ?' efectiva ~el. tra?~pdor en el goce de mayores bienes. Las riquezas potenciales del pais JUStifican que el esfuerzo se canalice en esa dirección y sólo esperan, para convertirse en realidad, el esfuerzo solidario de los argentinos.

2. FE EN EL PAÍS Y EN EL PUEBLO

El panorama ~ue ~~abamos de. exponer refleja, someramente, la gravedad de la actual situac10n económica. Oportunamente, el Poder Ejecutivo ofrecerá al país un balance e inventario completo de la situación. Ni las cif~as ~xpue~tas. ni .lo que se va a dar a conocer, significa que pretendamos atr:bmr o distnbmr responsabilidades. Hemos afirmado que bajamos el telon sobre todo el pasado, y ello vale para todos los órdenes de la vida nacio~al. Queremos que el país sepa dónde está, para apreciar mejor la magnitud del esfuerzo que debe realizar. Lo único que interesa es saber qué se debe hacer y cómo tenemos que hacerlo. ?i no tuviésemos, como tenemos, un pueblo con férrea voluntad de r~ahzarse como nación, esta situación sería catastrófica. En Argentina, nea en recursos naturales y fuerte en la decisión de su pueblo para hacer un gr~~ paí~, es u~a carga agobiadora pero no paralizante. Esa realidad d.ramatica e impenosa, ~bra como estímulo y cono desafío a la inteligencia ere.adora, a la capacidad y a la voluntad de realización de todos los argentmos. Estamos en crisis, pero no le tenemos miedo a la crisis. Sabemos perfectamente que, ante las dificultades concretas, cada uno de nosotros hará un,, examen de conciencia acerca d~ su responsabilidad y se preguntará q1:e puede hacer a favor de la Nación. Frente a la tarea que nos espera, reiter~mos nuestra profunda fe en el país y en cada uno de sus hombres y mu1eres. Además conocemos el objetivo a alcanzar y sabemos cómo hacerlo. Nuestra meta es lograr ~na economía de abundancia. El camino para lograrlo es promover una rápida y poderosa capitalización nacional sobre bases de !usticia social, e imprimir un enérgico impulso de desarroll~, que el país esta totalmente capacitado para emprender.

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3. LOS MALES DE LA BUROCRACIA

Antes de plantear los lineamientos básicos de esa empresa de recuperación y realización nacional, debemos considerar uno de los aspectos más agudos del panorama actual. Hemos aludido al déficit presupuestario que gravita cono un mal endémico sobre la economía nacional. La Argentina no puede seguir desenvolviéndose en esta forma. La carga financiera de la administración pública no solamente deprime la actividad productiva. Es un factor inflacionario que afecta la estabilidad monetaria y el desarrollo económico. Es necesario e impostergable iniciar una acción de austeridad y racionalización que permita detener el proceso de hipertrofia administrativa tanto en el orden nacional como en el provincial y municipal. Es necesario que quienes asumen el gobierno, a todo lo largo del país, lo hagan con el convencimiento de que han sido elegidos para desempeñar un servicio a la Nación y no para gozar de las ventajas del poder y extenderlas a las personas de su relación familiar o política. Debemos combatir los males de la burocracia como uno de los principales factores que paralizan el esfuerzo nacional. No estamos contra los empleados, que trabajan dignamente por su existencia y contribuyen al bienestar general, sino contra las deformaciones de un sistema. Para impulsar su propio progreso, el país necesita una Administración pública eficiente, ágil y moderna. En el orden nacional hay que lograr el equilibrio entre los gastos corrientes de la administración y los ingresos fiscales de carácter permanente. No es admisible que el país siga financiando gastos comunes, de Consumo, mediante la utilización de recursos crediticios que transfieren al futuro el sostenimiento de la administración actual. El crédito sólo debería ser empleado para la financiación de inversiones reproductivas o de aquellas obras que han de beneficiar por igual a las próximas generaciones y que, en consecuencia, justifican la transferencia de la carga. No ignoramos que el objetivo es de difícil realización puesto que la dislocación financiera ha alcanzado proporciones imposibles de corregir a corto plazo. No obstante, debemos tender hacia ello desde el primer momento, mediante una adecuada racionalización de los servicios. Las vacantes pueden ser suprimidas; parte del personal existente puede ser redistribuido y puede evitarse la creación de nuevos organismos burocráticos. Pero la solución más efectiva es dar fuerte impulso a la actividad privada de carácter productivo, para crear fuentes de trabajo más provechosas y atractivas que el empleo público y ofrecer un destino menos limi-

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tado e infecundo a los miles de jóvenes, que consumen en la burocracia su capacidad de trabajo y de creación. 4. CONDICIONES BÁSICAS DEL DESARROLLO ECONÓMICO

La promoción del desarrollo nacional, objetivo fundamental de nuestra política económica, debe ser llevada a cabo en todos los planos de la actividad del país. Para que ello sea posible, es indispensable que exista un clima de tranquilidad, seguridad y estabilidad. El establecimiento del orden jurídico y de una justicia independiente que proteja al ciudadano contra los excesos del poder administrador, son condiciones indispensables para el progreso económico. Lo mismo, el respeto por las obligaciones contraídas. No debemos apartarnos de esos principios, ni aun en aquellos casos excepcionales en que la violación de la norma jurídica pareciera justificarse en la defensa de un concreto interés nacional, puesto que el simple quebrantamiento de la juridicidad origina la incertidumbre, promueve la inestabilidad y concluye causando al país más daños de los que se pretendieron prevenir. La existencia de garantías jurídicas concretas para las personas y los bienes es condición necesaria pero no suficiente. El gobierno debe contribuir creando condiciones que permitan la formulación y desarrollo de programas de largo alcance. La inestabilidad y los cambios de orientación oficial desalientan a los hombres de empresa, puesto que nadie se atreve a trazar planes para el futuro si no está seguro de que las condiciones tomadas como punto de partida se han de mantener en el plazo previsto. Si no puede haber previsión tampoco habrá inversión. Y sin inversiones productivas y realizadoras, el sistema económico languidece y declina el bienestar de la población. Todo gobierno ha de tener un programa, al que ha de ajustar su conducta. Debe definir claramente sus propósitos y llevarlos a la práctica sin dislocar el sistema económico ni paralizar el proceso productivo. Los gobiernos deben proponerse, sobre todo, objetivos realizables y no aventuras teóricas despojadas de contactos con la realidad inmediata. Por nuestra parte, estamos resueltos a dar soluciones concretas a los problemas concretos, conforme lo aconsejen las circunstancias reales. Las atribuciones económicas del Poder Ejecutivo no serán ejercitadas arbitrariamente. Los programas de acción y las medidas prácticas serán sometidos a la discusión pública y elaborados previa consulta con los sectores que puedan aportar un conocimiento directo de la realidad, al que no tiene siempre acceso el funcionario público. Los distintos sectores sociales

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· teresados participarán activa y responsablemente en la discusión y elabomción de los planes de desarrollo económico nacional. Esperamos, por lo ~:nto, que esos sectores trabajen con más fe y opti~ismo cuando _llegu~ el omento de la realización de esos programas. Nadie debe ser testigo, smo real y consciente del quehacer histórico.

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5. FINES Y MEDIOS DEL DESARROLLO ECONÓMICO

La finalidad de la política económica será emplear mej~r los re~ursos roductivos como único medio valedero para obtener el mas alto mvel de posible, en y ;oberana. Aumentar la producció.n y posibilitar su mas eqmtatlva distnbuc~on son los dos objetivos que deben ser armonizados. Un aumento del co.n}unto de la riqueza que produce el país que no ap~ove~~e a to~a la poblacion n? es un bien socialmente apreciable. U na distnbuc1on de nqueza que ~~saliente ~l esfuerzo productivo concluye por empobrecer a todos. La R~ht~ca economica ha de procurar encontrar y mantener el pu?t~ ~e eqmhbr~o ~ntre _la fuerza dinámica de la creación individual y los pnncipios de eqmtativa distribución impuestos por la solidaridad social. . . La creación de riqueza exige un incremento susta~cial del i~greso nacional una movilización integral del esfuerzo productivo del pais Y un aprovechamiento pleno de todos los recursos dis:i:onibl~s. Para que este esfuerzo sea duradero, deberán fortalecerse, al mismo tiempo, ~~s bases concretas del desarrollo nacional y deberá emprenderse una acc10n conjunta con los países limítrofes y vecinos.

~ida

u~ comuni.d~d polític~ e~on?mic.am:nte.

a) Comercio exterior En el estado actual de nuestra economía, basada princip~lmente en ~a comercialización de productos agropecuarios, el aum_ento de~ mgreso eqmvale a trazar una nueva y enérgica política de comer~io extenor. . La declinación general de los precios agropecuanos en el mercado .m~er­ nacional ha sido artificialmente agudizada por una erró~ea comerci.ahzación de los cereales, frutas y carnes argentinas, que redUJO p~oporc1onal­ mente el ingreso de divisas. Es:a situa~ión. ~eb~r.. ser corregida con una mejor orientación del intercambio, la diversificacion de los mercados,. Y. la celosa defensa de los valores de exportación. Pero a corto. plazo l_a u?ica solución efectiva consistirá en limitar las importaciones a lo 1mprescmd1bl~. Si lo encaramos seria y urgentemente, podremos a~e~rar ~os abastecimientos indispensables para nuestro desarrollo econom1co, sm afectar las

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actividades de interés nacional. De lo contrario, la reducción de nuestras importaciones se producirá indiscriminadamente, c?mo co:isecuencia de la negativa de los proveedores a efectuar embarques sm previo pago. En este caso, el país podrá llegar a carecer de los elementos básicos requeridos por su normal desenvolvimiento económico. La limitación racional de las importaciones no afectará la economía del país, puesto que, históricamente, el desarrollo económico ha sido más demorado por el exceso que por la falta de importaciones. Gran parte de nuestros recursos básicos y de nuestras posibilidades industriales no han sido explotadas en razón de una excesiva dependencia de· las manufacturas y productos de importación. En la medida en que se reduzca esa dependencia, aumentará la actividad económica del interior del país, gracias a la aparición de nuevas fuentes de producción y de trabajo, que darán bases más firmes al desarrollo nacional. b) Política financiera La política fiscal, monetaria, crediticia y cambiaria deberá servir de estímulo a la producción útil a la colectividad alentando a quien crea riqueza y desalentando al especulador y al ocioso que participa de aquélla sin contribuir a su formación. El actual desenvolvimiento de la economía argentina está. indicando que esos objetivos no han sido todavía alcanzados, puesto que el préstamo a interés, la inversión inmobiliaria o la especulación proporcionan a sus titulares beneficios superiores a los que obtiene quien arriesga su capital y afecta su trabajo personal a la creación de bienes. Habrá que revisar el sistema impositivo argentino para que pueda desempeñar su función de promoción económica y de equilibrio social. Será necesario también proporcionar al productor los recursos crediticios que lo liberen de la sangría permanente de la usura, que desalienta la actividad creadora, ahuyenta la inversión, limita la producción y se traduce en una elevación artificial de costos y precios, con la consiguiente repercusión en los hogares humildes. El ahorro nacional deberá ser encauzado hacia la inversión productiva, evitando su transferencia al exterior o su aplicación a finalidades especulativas. El Estado adoptará todas las medidas que sean necesarias para que el mercado de valores vuelva a ser una importante fuente de recursos necesarios para la expansión de las empresas nacionales.

c) Inversiones extranjeras El mayor aporte a la capitalización del país deberá provenir del esfuerzo y del ahorro nacional, pero la capacidad de ahorro local es todavía insu-

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ficiente para financiar el ritmo de progreso que el país necesita. En tales condiciones, el capital extranjero, aplicado a inversiones productivas, opera como factor de aceleración del proceso. Las nuevas industrias que se instalen tenderán, en su emplazamiento geográfico, al fomento de las economías regionales y a la creación de centros productivos en el interior del país, basados en el aprovechamiento de los recursos locales. El régimen fiscal y la política crediticia estarán al servicio de ese objetivo que exige, entre otras medidas, el restablecimiento del Banco Industrial como proveedor integral de las necesidades del desenvolvimiento de las empresas industriales. d) Política energética Conjuntamente con la promoción industrial, deberá impulsarse enérgicamente el aprovechamiento de las riquezas energéticas y mineras. Debemos alcanzar el autoabastecimiento energético, basado en la explotación de los yacimientos de petróleo y carbón y en la utilización de la potencia hidroeléctrica. Ello nos permitirá ir sustituyendo gradualmente importaciones de combustibles que en 1957 han insumido la cantidad de 318 millones de dólares. Esa riqueza debe dejar de ser potencial para convertirse en una realidad al servicio del progreso y del bienestar nacional. Aplicaremos allí todos los recursos disponibles para reactivar la producción, puesto que es la inversión más remuneradora que el país puede encarar. Aceptaremos la cooperación del capital privado en la medida en que los recursos oficiales sean insuficientes, pero sin dar lugar a concesiones ni a renuncias del dominio del Estado sobre esa riqueza preexistente. Las reservas comprobadas en petróleo sobrepasan actualmente los 325 millones de toneladas. El gas proveniente de los mismos yaciffiientos equivale a otros 90 millones de toneladas de petróleo. Esas reservas equivalen, al costo actual de importación, a no menos de 10.000 millones de dólares. Al ritmo actual de aprovechamiento, las reservas comprobadas de petróleo durarán 65 años y las de gas cerca de un siglo. Si se lograra el autoabastecimiento, sobre la base de un consumo creciente, las reservas de petróleo alcanzarían a cubrir las necesidades totales de la Nación por un cuarto de siglo, lapso más que holgado para el descubrimiento de nuevos yacimientos que sustituirán a los que se vayan agotando. O sea que no solamente estamos en condiciones de alcanzar el autoabastecimiento sino aun de obtener excedentes exportables. Frente a la crítica situación actual, la riqueza potencial de nuestros yacimientos petrolíferos abre el horizonte de un futuro bienestar y grandeza

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nacional. Es pues hacia allí donde debemos canalizar nuestros mayores recursos y energías, puesto que es el camino más corto para alcanzar la neta anhelada. Por eso, atento a la importancia vital que para el porvenir del país tiene la explo:a~i?n de .m1:estro petróleo, asumiré personalmente la responsabilidad de dmgir Yacimientos Petrolíferos Fiscales, requiriendo a sus funcionarios, téc~icos y trabajadores, el más amplio concurso para el cumplimiento de su misión, que hace al bienestar de todos los ciudadanos y a la independencia y grandeza de nuestra patria.

e) Siderurgia nacional Deberá imprimirse, también, fuerte impulso a la siderurgia, que es otra garantía de progreso y soberanía nacional. La puesta en marcha de la planta de San Nicolás tendrá prioridad absoluta en los programas de ejecución. Activaremos la explotación de los yacimientos de carbón y de mineral de hierro de Río Turbio y Sierra Grande, y continuaremos con la ampliación de las plantas de Zapla. La creación de una poderosa industria pesada constituye actualmente el basamento indispensable de todo programa de desarrollo e integración económica nacional. Mientras no logremos alcanzar ese objetivo en nuestro país, será altamente beneficioso concertar acuerdos de abastecimiento de materias primas con los países sudamericanos que cuentan con esos materiales y ofrecen amplio mercado para nuestra producción.

f) Integración del agro La promoción de una pujante industria será hecha dentro del cuadro de integración económica que constituye la clave de nuestro desarrollo nacional. Dentro de ese cuadro, el agro amplía y profundiza su función económica y cobra nueva significación como factor de progreso técnico y social. Por haber demorado en exceso su desarrollo energético e industrial, la economía argentina sigue descansando en gran parte sobre lo que produce el s~ctor agropecuario, que actualmente ocupa el 20% de la población. De la nqueza que genera ese sector provienen los recursos externos del país, que son aprovechados por toda la población. Esta transferencia de ingresos está acarreando crecientes penurias económicas al productor agrario. El remedio consiste en elevar la capacidad productiva de todos los sectores económicos, promoviendo un crecimiento armónico e integral de todo el país. Ese desarrollo significará también progreso para el agro. Permitirá tecnificar y .mecanizar las tareas rurales, diversificar la producción e incorporar a la vida del hombre de campo todas las ventajas de la civilización. Esta

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elevación del nivel de vida significará, a su vez, una ampliación del mercado de consumo interno, o sea, un nuevo estímulo para la economía nacional. Junto a estas conquistas técnicas, deberá resolverse el más agudo problema que aqueja actualmente a trabajadores y pr?ductores r~~ales: el acceso a la tierra por cuantos quieran hacerla producir~ y la estabilidad del hombre de campo y su familia en la tierra que traba1a ..Ambos aspectos constituirán preocupaciones principales de nuestr~ gobierno, p~es en el campo, como en las restantes actividades económicas, la segundad y la estabilidad son requisitos indispensables de todo progreso. 6. FUNCIÓN ECONÓMICA DEL ESTADO

El programa que apenas hemos logrado esbozar si. .gnifi~a defender nuestra débil economía nacional del embate de economias mas fuertes Y de las consecuencias de las crisis exteriores. En el orden interno, ~eberá garantizarse la libre competencia como estímulo de i:r~~re~o, coi: miras al bien común y facilitarse la función creadora de la .imciativa pnv~da. La función del Estado no debe consistir en suplir la acción de los particulares sino donde éstos no puedan desenvolverse eficazm~~te. ~l gobierno cuei:-ta con los resortes necesarios para encauzar la accion pnvada en el sentido más compatible con el bienestar general, sin necesidad de reemplazarla directamente. Durante nuestro mandato, el Poder Ejecutivo no propiciará nuev~s estatizaciones, puesto que consideramos que los gra_v~s proble~~s economicos que afronta hoy el país no se res?lverán tran~fi~iendo actlVldades del sector privado al sector público. Consideram?s, asimism?, q~~ deben de~­ aparecer de la vida política argentina las pr~ctl~as de confiscac:on que., ba10 distintos pretextos y apariencias, han contnbmdo a crear un ch;na .d~ ~ncer­ tidumbre e inseguridad, incompatible con el concepto de pa1s clVlhzado. Ello no sianifica que deba darse un solo paso atrás en lo ya hecho. Las empresas nacionalizadas deben ser ~antenida.s como .tales y, en ese s~ntido, la~ decisiones adoptadas deben considerarse irreversibles. En camb10, debera imprimirse a las empresas estatales la eficiei:cia q~e ~l país reclai:-1ª· Cuando una empresa privada produce a costos ant1economicos, no obtiene ganancias y va a la quiebra. Pero cuando las pérdidas se producen en las em~resas estatales los recursos se obtienen de los fondos del Estado, es decir, los carga todo el pueblo. Para que cada uno asuma sus responsa?ilid~des, el país va a conocer los costos de producción de las empresas nacionalizadas. Sus administradores rendirán cuentas periódicamente y se publicarán los planes de inversión y las cuentas de explotación. La subvención del Estado debe

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ser lá forma de asegurar una prestación de servicios a precios inferiores al de su racional costo de producción, y no una manera de disimular la ineficiencia de la dirección y de despreocupar a ésta acerca de los resultados económicos de la explotación. En la medida en que no se altere el dominio y el contralor público sobre la actividad estatal, puede darse participación a la empresa privada, mediante contratos de locación de obra, de servicios o de suministros de elementos. Las empresas nacionalizadas deberán tratar, asimismo, de producir al más bajo costo pero no sobre la base de un excesivo esfuerzo del hombre que trabaja. La justicia que reclamamos para el obrero de las empresas privadas debemos comenzar por respetarla y hacerla efectiva en las empresas del Estado, es decir, del propio pueblo argentino. 7.

INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA

Una acción conjunta de las naciones latinoamericanas puede influir decisivamente en el desarrollo e integración nacional de cada una de ellas. Invitaremos a los gobiernos de esos países hermanos a defender en el mercado mundial los precios de sus producciones nacionales, a luchar contra las discriminaciones que se hacen respecto de nuestros países y a combatir el "dumping". Bregaremos por la diversificación y ampliación de nuestros mercados y por la elaboración y ejecución de planes conjuntos para el desarrollo industrial nacional. Es necesario que los países de América latina actúen coordinadamente frente a los organismos internacionales y las potencias inversoras, a fin de defender concretamente las posibilidades de nuestros respectivos desarrollos. Esta política conjunta debe conducirnos a acuerdos bilaterales y regionales, con vistas a la constitución de un mercado común latinoamericano, como culminación de los procesos previos de integración y desarrollo nacionales.

IV. Bases sociales del desarrollo nacional Hemos debido referirnos con algún detalle a la situación económica del país porque en ella se dan los problemas más graves y los que reclaman más urgente solución. También la realidad social presenta síntomas de anormalidad y malestar. Existe el problema del costo de la vida y existe, además, un problema obrero causado por la injerencia de factores extraños en el seno de la vida sindical.

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1. COSTO DE LA VIDA

Frente al hecho comprobado de que la relación entre el salario y el costo de la vida ha sufrido una profunda variación que perjudica a los trabajadores, el gobierno acordará un aument~ d~ emergenci~. Esta med~~a es indispensable para compensar el encare~imiento de la vida y permitir una vida digna y decorosa a todos los trabaJ adores manua_le~ e mt_elect~a­ les. La inspira no sólo un principio indiscutible de justicia social, ~mo también el interés de todo el país, porque cuando se reduce la capacidad adquisitiva del pueblo se opera una contracción del mer~ado i:iterno que repercute negativamente sobre el con~unto de l~ econo~~a nacional. Hemos recibido el país con una sene de conflictos y dificultades que nos obliga a incluir algunas retr~actividades ei: los aum~ntos rezagados de sueldos y salarios. Pero, termmados estos mconveruentes, durante nuestro gobierno no seguiremos la perniciosa práctica de fijar salarios con efecto retroactivo. Los aumentos de sueldos que se resuelvan no deberán significar nuevas alzas de precios para los artículos de primera necesidad, tanto más si se tienen en cuenta los aumentos operados en las últimas semanas. El P. E. está dispuesto a estudiar, junto con repres~ntant~s de los sectores interesad?..s, las medidas que deberán adoptarse para impedir todo abuso o especulacion. 2. DEMOCRACIA SINDICAL

La otra causa de intranquilidad gremial es que los trabajadores no han podido elegir libremente a sus legítimos representantes .Y dirig~ntes. Para su normal desenvolvimiento, el movimiento obrero necesita que imperen en el país las libertades democráticas. Por eso nuestro gobiern~ se P.reo~~pará ante todo de dictar las medidas necesarias para asegurar el hbre eJercic10 de los derechos sindicales: el derecho de huelga, de asociación, de reunión, de expresión y de representación. Deberán brindarse asimismo lo~ n:edios concretos que hagan posible la utilización de radiodifusoras, penód_icos y locales, para difundir y hacer conocer las decisiones y los puntos de vista de las organizaciones obreras. . . . Devolveremos la normalidad y la tranq_uihdad al campo smdical. Cesarán las intervenciones, interdicciones e inhabilitaciones gremiales. . La entrega de las organizaciones sindicales que todavía.. deban ~emte­ grarse a sus legítimos dueños, obreros o empleados, debera curr:phrse en término breve y perentorio. Deberá asegurarse a todos lo~ trabapdo~es la más completa libertad para designar a sus representantes, sm que nadie sea privado del derecho de elegir y ser elegido.

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El debate entre los trabajadores se desarrollará sin injerencia alguna del Estado. Quedará descartada la intromisión policial en la vida sindical y quedará igualmente asegurada la custodia de la voluntad gremial libremente expresada. El P. E. no reconocerá ningún derecho a la dirección de un sindicato que no nazca de la voluntad de los afiliados. Ningún hecho de fuerza dará títulos para ejercer el gobierno o la representación de un gremio. La ocupación de los sindicatos por la violencia quedará definitivamente proscrita. Ésta será la forma de asegurar la más auténtica democracia sindical. 3. RESPONSABILIDAD DE TODOS LOS SECTORES

Los trabajadores deben resolver sus problemas en su propio seno, libres de cualquier interferencia estatal, partidista o patronal. El movimiento obrero es el único árbitro de su propio destino; no tiene dueños ni necesita tutores. Por encima de las tendencias que luchan por el predominio, los trabajadores han demostrado que quieren fervorosamente la unidad y la independencia del movimiento obrero. El P. E. ve con satisfacción los progresos que realizan los gremios en la tarea de reorganizar la Confederación General del Trabajo, pues considera que la existencia de una sola y única central obrera es un factor eficiente de estabilidad y de progreso social y económico en todo país adelantado. Tenemos confianza en el extraordinario grado de madurez que ha alcanzado nuestra clase trabajadora y confianza en su gran sentido nacional. Ha dado claras evidencias de su comprensión del actual proceso argentino, al reconocer que sus intereses coinciden con los de toda la comunidad y que no hay justicia social verdadera sin la solución de los problemas económicos nacionales. Sabemos que los trabajadores organizados son uno de los motores fundamentales del progreso histórico y de esa conciencia nace, precisamente, la extraordinaria responsabilidad que les asignamos en este momento crucial de la vida argentina. Pero así como la República reclama un esfuerzo conjunto de todos los sectores, todos comparten también la responsabilidad del momento, en sus respectivos ámbitos de acción. Todos deben cumplir su parte en el proceso del desarrollo nacional. Los empresarios deben mejorar la calidad de la producción, ganar nuevos mercados y regirse por estrictas normas de ética comercial para que la industria acreciente su prestigio en el país y en el extranjero. Los técnicos y profesionales deben tener sentido social y nacional. Deben promover el mejoramiento del país y la explotación integral de sus

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recursos. Deben poner su capacidad y su imaginación al servicio del progreso de la República. . Nuevas y fecundas posibilidades ~guardan tam~iéi: a los v~stos sectores de clase media integrados por comerciantes, pequ~n~s mdustna~es y pequeños productores agropecuarios. El atraso econ~mico del pais rep~rcute severamente sobre su condición espiritual y material. El desarrollo nacional, en cambio, abre las perspectivas de un alto nivel ~e vida para toda la roblación y crea nuevas demandas y nuevas oportumd~des para los negocios, los talleres y las granjas de todo el país. E~ papel ac:iv~ que estos sect~res sociales pueden desempeñar, junto a trabapdores, tecmcos y empresanos, en la transformación económica nacional, redundará a la postre en su propio beneficio, como miembros de la comunidad creadora de todos los argentinos.

V. Bases culturales del desarrollo nacional El progreso económico y social sólo será fecui:do si sirve al desarrollo espiritual del país. Pero, a su vez, el desarrollo nacional ~eclama q~e la formación humana y las creaciones culturales de los a:g~ntmos se afirmei: .en . la concreta realidad del tiempo y del lugar en que vivimos y sean, tai:n~ien, expresión de los anhelos del pueblo: La realización de estos obJetivos incumbe sólo en pequeña parte al gobierno, puesto que toda ob. .ra de creación puede surgir, únicamente, del s~1:º del pue~l~, pero deberan agotarse todos los medios para crear las condic10nes propicias. 1. POLÍTICA EDUCACIONAL

Dentro de estas condiciones, la política educacional constituye un elemento fundamental. En esa materia, el Estado deberá cumplir con los deberes que prescribe la Constitución y con sus p:eceptos sobre la libertad de aprender y libertad de enseñar. Todo ar~entmo . debe . tener asegurado el acceso a la educación y el derecho de elegir, para si o, c?mo padre, para sus hijos, el tipo de enseñanza 9-~e prefi~re. L~ salvaguard. i~ . de estos ~erechos es esencial, porque la imposición obhga:ona de un espm:u determmado en la enseñanza constituye un avance peligroso en el ambito sagrado de las conciencias. . El Poder Ejecutivo está hondamente preocupado por la edu~a~ión del país. Sabemos que la injusticia social, el atraso en_ el orden economico y la incapacidad técnica son males agravados por antiguos errores en el orden educacional, que consideramos indispensable reparar.

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En pri:ner lugar, la edu~ació?, en sus tres ciclos, no debe ser privilegio de determmado sector social,. smo derecho de todo el pueblo argentino. Para que tal derecho sea e~ectivo no basta la mera declaración de propósitos. Deben adoptarse medidas concretas que permitan transformar en realidad ese deseo. Deberá destinarse buena parte de los recursos del Estado a la enseñ.anza,. para la construcción de nuevos edificios, la dotación de material científico y pedagógico~ ~l.. mejoram~ento de. las remuneraciones del personal docente y la prov1Slon de medios destmados a la población escolar y estudiantil. D~be~á encararse el estudio y la solución de los problemas pedagógicos con criteri? moderno, de acuerdo con las normas que los propios educadores aconse1en y lleven a la práctica. Por tal razón, la formación de personal docente cap~c~tado deberá se~ tema de particular interés y preocupación. E~ proposito d~l Poder E1ecutivo encomendar a personas competentes, capacitadas y experimentadas, la dirección de la enseñanza del país quienes deberán tra~ajar. en estrecho contacto con representantes del ~ersonal d~cente y ~Irectivo, para poder resolver con criterio práctico y conocimiento tecmco, los problemas concretos que se presenten. En este sentido conside:amos fun~a:nental ~ue el J?ersonal docente cuente con las garantías necesarias de estabilidad, me1oramiento y justa remuneración que le permitan de~en:peñar plenamente su función formativa y social. Asimismo, dentro del cuadro general de la enseñanza media la enseña~za :éc;ü~a debe mer_ecer atención especial, en cuanto es, qui~á, la que esta mas mtimamente vmculada al gran esfuerzo de desarrollo que el país tendrá que emprender. . El ~o~ierno constitucional que hoy se inicia asegurará la autonomía _umversitaria y p~estará a las Universidades la ayuda que corresponde, a fin de que es:~s mstitutos de cultura superior puedan cumplir con sus funciones especificas y pr?mover el .prog~eso científico y tecnológico que el país reclama con urgencia. Las Umversidades podrán convertirse así en instrumento de renovación y progreso espiritual y material del pueblo argentino. 2. VIDA MORAL Y BIENESTAR SOCIAL

Este proceso exige también la plena vigencia de los valores morales. S~bemos q~e la moral no se impone por decreto. Es un modo de vida, un chma q~e ~mpr.egna todo el quehacer humano. La República anhela vivir una aute~tica vida moral. Hemos dicho que bajamos el telón sobre lo que ha ocurrido antes de ahora, pero a partir de hoy todos tenemos el deber de

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asumir una conducta ejemplar en nuestra vida pública y privada. La ley sancionará severamente a quienes violen las normas que aseguran la pureza en el ejercicio de la función pública. El progreso del país no será seguido por la corrupción administrativa ni por el resquebrajamiento de las bases éticas de nuestra sociedad. En este sentido apelamos a la responsabilidad de los órganos de difusión: publicaciones, cinematógrafos, radiodifusoras y medios de publicidad, para que operen como factores positivos en el proceso de fortalecimiento de la moral social e individual. Para que las fuerzas del espíritu, del trabajo y de la moral se desarrollen plenamente, es necesario cuidar de la salud y el bienestar del pueblo. Nuestra medicina asistencial, tan buena en sus aspectos personales, debe llegar organizada hasta el último rincón del país y hasta el más humilde sector social, en igualdad de posibilidades y de eficiencia para todos. La grave crisis de viviendas debe ser conjurada en sus aspectos más urgentes, estableciéndose las bases para que toda familia pueda disponer de un alojamiento decoroso. No podríamos reclamar energías y avanzar con un pueblo debilitado por las enfermedades y los vicios, por la mala alimentación, la mala vivienda o la inseguridad. El P. E. propiciará planes que aseguren bienestar, seguridad y asistencia social. Desde la niñez hasta la vejez, nuestra mano solidaria concurrirá a asegurar el bienestar del cuerpo y del espíritu para que la Argentina sea el rico patrimonio de un pueblo feliz.

VI. Fuerzas Armadas y desarrollo nacional Hemos hablado de las instituciones políticas, económicas, sociales y culturales. Quiero referirme ahora a las Fuerzas Armadas de la Nación. He llegado hasta este recinto acompañado por representantes de las tres armas, que acaban de llevar hasta el fin el cumplimiento de la palabra empeñada. La República rinde homenaje a los soldados, marinos y aviadores de la patria que, al custodiar el comicio y entregar el poder, han prestado un servicio histórico a la causa de la democracia en América. El período revolucionario ha terminado. De aquí en adelante las Fuerzas Armadas no deciden. Ahora deciden los representantes del pueblo, del cual forman parte los ciudadanos que componen a aquéllas. He aquí un hermoso destino para miles de jefes, oficiales, suboficiales y conscriptos argentinos. Tienen las armas en la mano y van a acatar la Constitución, los mandatos de V. H. y de las Legislaturas provinciales, las decisiones de la justicia y las órdenes del Presidente como jefe supremo de las fuerzas de aire, mar y tierra, de acuerdo con la Constitución. Somos hombres material-

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mente desarmados, pero tenemos la fuerza moral que proviene de nuestra investidura. El Ejército retorna a sus cuarteles, la Marina a sus buques y la Aeronáutica a sus bases, para cumplir las decisiones constitucionales e incorporarse al gran esfuerzo nacional que hoy se inicia. No deliberan más. Como ciudadanos tienen todos los derechos y deberes. Como integrantes de las Fuerzas Armadas obedecen los mandatos de los representantes del pueblo. Es el pueblo quien juzga a sus mandatarios. Ninguno de nosotros osará desviarse y si lo hiciera, la Constitución prevé la corrección. El veredicto final lo pronunciará el pueblo en el comicio. Como Jefe Supremo de la Nación el Presidente no hará política. No habrá partidismo en la función pública, ni en las Fuerzas Armadas. Ello no significa que las Fuerzas Armadas se desentiendan de los problemas nacionales y populares. Las queremos al servicio de la Nación y no como guardia pretoriana del Presidente. Por su obediencia a la Constitución, a la ley y a los reglamentos, en las Fuerzas Armadas no habrá otros méritos que los que resulten de la capacidad profesional y de la vocación republicana. Nadie tendrá derecho a apartarse del cumplimiento del deber. En nombre de la jerarquía legítima que la ley establece, el P. E: discernirá y hará respetar los grados alcanzados en la carrera de las armas. En nombre de la disciplina, no habrá otra autoridad que la dispuesta por la ley ni otra orden que la que emane legalmente del superior jerárquico. En las Fuerzas Armadas no puede haber grupos, logias ni fracciones. Hay sólo un Ejército, una Marina y una Aeronáutica. La política partidista está totalmente excluida. Para los militares, como cuerpo, el único partido es la Nación. Rodeadas por el respeto y la consideración del pueblo, las Fuerzas Armadas tendrán todos los recursos para alcanzar altos niveles de capacitación y contar con los equipos más modernos. Las Fuerzas Armadas argentinas son guardianes de la soberanía y baluartes de la defensa nacional, pero tienen también a su cargo importantes sectores de la economía del país. Su vocación civilizadora tuvo altas expresiones individuales que no le van en zaga a la vocación libertadora de los próceres fundadores. Son el brazo armado de la Nación Argentina y también brazo impulsor del desarrollo nacional. Las Fuerzas Armadas argentinas son parte de la nacionalidad, de sus ideales y de sus intereses. Así las concibieron los grandes patriotas que forjaron sus cuadros. Así las quiere el pueblo en cuya entraña se nutren. Las quiere así, presentes en todas las horas en que se decide la suerte del país. En las horas cruentas de las batallas por la defensa del honor y del suelo argentino

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y en las horas incruentas pero fecu~das, como éstas_ que vivi~os, e~ las que la patria se juega entera en la conqmsta de su grandioso destino nacional.

VII. Argentina en el mundO La República Argentina es una nación sobe:ana. La constituy~, en un ambiente geográfico definido, un pueblo consciente de su com~mda~ de destino, con una historia que alienta este presente y nos empuJa hacia el porvenir. Tenemos voluntad y decisión de continuar construyendo la Nación. Lo haremos, lenta o rápidamente, pero lo haremos. Esta voluntad creadora es la misma que impulsa a los pueblos hermanos de Latinoamérica. Juntos nacimos a la vida independiente y juntos debemos lanzarnos a la conquista de nuestra realización. América latina es ~uc~o más que un conjunto de naciones unidas por la geografía, por la historia, por las instituciones y por la fe. América latina es un destino común y una empresa común de redención humana. . . . Esta comunidad que integramos los pueblos latmoamencanos s_e asienta sobre un continente que es una unidad en su expresión geográfica y en sus raíces históricas, y que está unido también por un común anhelo de realización democrática. Pero ello no puede hacernos ignorar el hecho de la desigualdad que se manifiesta, con dolorosa evidencia, entre el pro~res.o y el bienestar alcanzado en una parte de América, y el atraso y la~ i:iisena en que viven sumidos millones de seres en la otra parte de Amenca, en nuestra América. Nuestra primera obligación como americanos es velar por la sue~.e de esos seres y lograr que ellos gocen los mismos niveles de progreso espmtu~l y material alcanzados en otras latitudes. Sólo entonces, cuando_ la _c?mumdad de la geografía, de la historia y del ideal se integren con la similitud del progreso económico-social y del de~arrollo e~piritual, sólo entonces cabrá afirmar la existencia de una cabal umdad contmental. También es cierto que históricamente pertenecemos al mundo cultural de Occidente, que para nosotros no es condición de antagonismo. Por el contrario, nos sentimos herederos de un legado espiritual basado en el reconocimiento de la condición sagrada y de la capacidad creadora de la persona humana. Por eso, precisamente porque somos hijos de Occ~dente, nos sentimos parte de la comunidad universal de los pueblos y sentimos como nuestras las luchas que se libran por la libertad y el progreso en todos los rincones de la Tierra. Por todo ello podemos afirmar que la Argentina actu_a;á en _el mundo movida por su vocación autóctona de ser una gran N acion, e impulsada

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también por su vocación ecuménica de servir a la causa de todo el género humano. l.

POLÍTICA INTERNACIONAL

En virtud de .e~tos principios, la política internacional argentina deberá colocarse al servic10 de la hermandad latinoamericana, del· entendimiento entre todos los pueblos y de la vigencia de una moral internacional basada en la libertad, la democracia, la paz, el progreso, la autodeterminación y la plena soberanía de todas las naciones, en un plano de absoluta igualdad. Retomaremos así la doctrina que sintetizó Hipólito Yrigoyen, cuando afirmó que "los hombres son sagrados para los hombres y los pueblos son sagrados para los pueblos". Las relaciones con los países hermanos de Latinoamérica deberán ser lle:adas a un p!ano. de__ completa identificación,. especialmente en lo que se refiere a__ lo~ paises hmitrofes. Debemos conclmr con los pequeños problemas de !imites y ~bocarn~s a la concertación de acuerdos tan amplios como sea posible, tendientes a impulsar el desarrollo y la integración económica dentro .de cada uno de los países. Para que Latinoamérica sea una poderosa comumdad de naciones es indispensable que cada una de ellas alcance la mayor prosperidad posible, pues el desarrollo de cada nación latinoamericana permitirá acelerar el desarrollo de las demás. Argentina deberá permanecer en la Organización de Estados Americanos para defender estos grandes principios de solidaridad continental. ~eberá permanecer también en las Naciones Unidas y demás organismos mternac10nales de cooperación cultural, social, técnica y humanitaria, pues todos ellos son avances trascendentes hacia la realización de la moral universal a que aspiramos y hacia la instauración de un efectivo derecho internacional. En el seno de los organismos internacionales, nuestros representantes ~eberán ab?gar por.el respeto a las normas y a los principios jurídicos que ii::egra~ el idea! nac10nal y por el derecho de todos los pueblos a la realizacion e mtegración de sus respectivas naciones, eliminando toda forma de colonialismo y dependencia política, económica o militar. En virtud del anhelo de paz y entendimiento universal, Argentina debe~á soste~er la necesidad de que la solución de los problemas de carácter mte:nac1onal se trate y se lleve a cabo dentro de las Naciones Unirlas y por los organos naturales que sus estatutos determinan. Con ese mismo espíritu, Argentina deberá comerciar con todas las naciones de la Tierra, sin discriminaciones y sin inmiscuirse en los proble-

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mas internos de otros países. El comercio ha sido, históricamente, un vínculo de unión entre los pueblos y puede cumplir, en nuestra agitada época, un extraordinario papel como factor de integración mundial. Fieles a una concepción moral que ordena observar una misma conducta en las relaciones entre los hombres y entre los pueblos, cumpliremos todos los compromisos que el país tiene legalmente contraídos. Ello no resultará, pues, de una imposición externa, sino de una consciente y voluntaria decisión del pueblo argentino. En nuestras relaciones buscaremos siempre las vías más expeditivas y el trato más directo, que es la manera como se entienden los pueblos cuando están echando, con optimismo y esperanza, los cimientos de un mundo nuevo.

VIII. En marcha hacia el futuro Nos aguarda una inmensa tarea. Tenemos que librar una lucha sin cuartel contra el atraso, el estancamiento, el desánimo y la desesperanza. Tenemos que extirpar hasta sus raíces la ignorancia, la miseria, la enfermedad y el miedo al futuro. Tenemos que aplicar toda nuestra fuerza y toda nuestra inteligencia para levantar a este país y lanzarlo hacia adelante. Habrá que construir puentes, diques, caminos, oleoductos, usinas y fábricas sobre toda la República. Habrá que volcar tractores, equipos electrógenos, talleres y máquinas agrícolas sobre todos los campos. Tendremos que multiplicar los camiones, los vagones y las locomotoras. Las alas argentinas surcarán todos los cielos y la bandera de la patria flameará sobre todos los mares, como una mensajera del progreso. Tendremos que movilizar todas las energías y todos los recursos. El destino nos ha lanzado un desafío, y el pueblo argentino lo ha aceptado. Tenemos que vencer, porque esta lucha sin cuartel la hemos de librar en nombre de la justicia y de la libertad. En esta gigantesca movilización, el único protagonista será el pueblo argentino. En ella no habrá conductores, sino intérpretes de una voluntad multánime, que ha encontrado la hora propicia para su realización. El destino nos ha dado la tremenda responsabilidad de ocupar el primer rango de esta columna que hoy se pone en marcha. Tenemos plena conciencia de que apenas somos instrumentos de una decisión colectiva, pero asumimos la plenitud de los deberes y responsabilidades que ello impone. Apelamos a las reservas morales de la patria para que nos infundan su fe y su tenacidad, para que nos guíen y nos auxilien. Pedimos a Dios que nos conceda la fuerza necesaria para enfrentar y vencer todos los obstáculos; para tener serenidad, decisión y energía

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frent~ a las más graves dificultades; para tener capacidad y equilibrio y para

ser justo. Pedimos a D_ios que nos infunda la sagacidad que nos permita reconocer la ~ayor sab~duría de los demás y utilizarla al servicio del país. Pedi~os ª.Dios qu~ nos otorgu~ bondad para amar al prójimo, capacidad para mspirar confianza y humildad para reconocer nuestros propios errores. Quiera D~os iluminar a Vuestr~s Honorabilidades, y guiar a este gran pu~~lo argentmo que merece p~z, hbertad y progreso, por el camino de su fehcida~ y s': grand~z~. Pero qmera también el pueblo no esperarlo todo de la Providencia y decidirse a enfrentar el porvenir con ánimo resuelto y esperanzado corazon. 1

UN AÑO DE GOBIERNO MENSAJE LEÍDO ANTE EL CONGRESO DE LA NACIÓN REUNIDO EN ASAMBLEA LEGISLATIVA, EL 1º DE MAYO DE 1959

En cumplimiento de expresas disposiciones de la Constitución Nacional, el Presidente de la República viene hoy ante el Honorable Congreso de la Nación, reunido en Asamblea Legislativa, para rendir cuenta de la labor de Gobierno desarrollada y para proceder a la apertura de las sesiones legislativas del actual período parlamentario. En nuestro mensaje inaugural del 1º de mayo de 1958 señalamos los grandes objetivos que se propuso nuestro gobierno. Sabemos que muchos de aquellos fines no han sido alcanzados. No haremos la imputación de las responsabilidades, que a todos y a cada uno corresponden, pero destacamos que el Gobierno reconoce y asume plenamente sus propias responsabilidades. Analizaremos los objetivos señalados y el camino recorrido. Lo haremos como un acto de fe, pues esos objetivos concretan altos ideales de la nacionalidad.

l. Los dos objetivos fundamentales Hace un año expusimos ante esta misma Asamblea los dos objetivos fundamentales que el Poder Ejecutivo se proponía alcanzar: el primero era asegurar la plena vigencia del régimen constitucional, terminar con las divisiones entre los argentinos y restablecer la paz social; poner fin a la intolerancia, al miedo y a la persecución como sistema de gobierno para crear las condiciones de una auténtica convivencia democratica. El segundo objetivo fundamental era salir del estancamiento y el retroceso económico, abatir las trabas que frenaban el desarrollo nacional y desatar la expansión de todas las fuerzas creadoras del país, para que la Argentina

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llegara a ser la gran Nación que por su pueblo y sus riquezas naturales merece ser. Ambos objetivos, la pacificación democrática y el desarrollo nacional, están indisolublemente unidos. La paz y la libertad sin progreso económico social son tan efímeras como el progreso nacional que no se funda en la moral y la libertad.

1l. Los objetivos políticos y sociales l. RESTABLECIMIENTO DE LA CONSTITUCIÓN

El Gobierno se propuso asegurar la vigencia del sistema de derechos y garantías que consagra la Constitución Nacional y sellar definitivamente el reencuentro entre los argentinos. En el cumplimiento de estos objetivos ha dado pasos concretos y efectivos, pero ha tropezado, también, con grandes y conocidos obstáculos. · En efecto, si bien.una de las primeras medidas del Gobierno fue el restablecimiento pleno de las libertades democráticas, éstas se hallan sometidas, desde hace unos meses, a las limitaciones propias de la vigencia del estado de sitio, implantado ante claras pruebas de violencia insurrecciona!. Las distintas manifestaciones de la actividad política, social y cultural, salvo los casos manifiestos de perturbación y subversión, gozan del derecho a la crítica y de la plena libertad de prensa. Respecto de los sectores peronistas y comunistas que persiguen fines de caos y anarquía, el Gobierno ha debido restringir sustancialmente sus actividades. Por otra parte, cumpliendo el solemne compromiso asumido ante el pueblo, fue sancionada la más generosa ley de amnistía que se recuerda en la historia de la República. Se levantaron las inhabilitaciones políticas y gremiales y se derogaron leyes represivas, de antigua y reciente data. En defensa del principio de la continuidad jurídica, esencial para el funcionamiento efectivo del sistema institucional, respetamos los compromisos contraídos por el gobierno anterior, tanto en lo interno como en lo internacional. Las relaciones con las Provincias se mantuvieron en un plano de respeto y colaboración. El Poder Ejecutivo Nacional propició el entendimiento directo entre las autoridades provinciales en relación a soluciones de fondo tanto en materia social como cultural, educacional, sanitaria y económica. Respetuosos del federalismo consagrado por la Constitución Nacional y partidarios de su vigencia plena, no sólo lo hemos preservado, mediante el respeto por las autonomías provinciales, sino que lo hemos impulsado

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vigorosamente. Hemos promovido el desarrollo espiritual y material de las diversas regiones argentinas a través de una política económica que lleva a la creación de nuevos centros productores de riqueza. En cuanto a la organización del Gobierno Federal la independencia de los Poderes del Estado fue celosamente respetada. El Congreso funcionó con absoluta autonomía espiritual y política. La organización e independencia del Poder Judicial de la Nación, que ha sido integrado e instalado en su totalidad de conformidad con las normas constitucionales, ha motivado medidas de gran importancia. La independencia presupuestaria, administrativa y funcional de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el aumento en el número de juzgados y miembros de los tribunales de apelación, así como la redistribución racional de organismos y fueros, resueltos por este Gobierno, facilitarán una más rápida y eficaz administración de justicia. Se ha encomendado a distinguidos juristas la preparación de reformas a nuestra legislación de fondo y de forma, para adecuarla a las necesidades actuales del país y al progreso de la ciencia jurídica. 2. LA PAZ SOCIAL

El Poder Ejecutivo se propuso alcanzar la paz social e insistirá en tal propósito. Cuando nos hicimos cargo del Gobierno era causa fundamental de la intranquilidad reinante entre los trabajadores el problema de la organización del movimiento obrero. Consciente del decisivo papel que deben jugar los trabajadores en el proceso del desarrollo nacional, el Gobierno dio los pasos concretos para proveer a la normalización de la vida gremial. Se levantaron todas las inhabilitaciones y se aseguró la prescindencia estatal en la reorganización de los Sindicatos. Se dictó la Ley de Asociaciones Profesionales que asegura en la práctica el ejercicio de la democracia sindical y el resguardo de la unidad obrera. Se practicaron elecciones gremiales sin injerencias del Estado. Los sindicatos se entregaron a quienes fueron elegidos. Este proceso, que debía culminar con la constitución de la Confederación General de Trabajo, se vio perturbado y finalmente demorado por graves acontecimientos insurreccionales. Ellos revelaron que estábamos lejos de haber alcanzado muchos de los objetivos propuestos y obligaron al Poder Ejecutivo a adoptar decisiones drásticas en defensa del orden, las instituciones y la economía nacional.

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3. LOS OBJETIVOS NO REALIZADOS

Al cabo de un año de gobierno es evidente que el propósito de lograr definitivamente el reencuentro de los argentinos y de alcanzar una plena y efectiva paz nacional, no se ha cumplido. El anhelo de legalidad, conciliación y respeto mutuo que inspiró nuestra acción de gobierno, fue comprendido y compartido por importantes sectores ciudadanos, agrupaciones políticas y organizaciones sindicales. Existía manifiesta voluntad mayoritaria del pueblo por vivir y trabajar en tranquilidad y seguridad. Pero hubo quienes pretendieron utilizar la democracia y la libertad alcanzadas para servir a fines subalternos. La perturbación se acentuó a medida que se afirmó el cumplimiento del programa económico de desarrollo y liberación nacional. Se eligió el campo gremial para librar la lucha. Era ese momento el más propicio, por las crecientes dificultades económicas de los sectores populares y por las divisiones internas que lo afectaban. A pocos meses de sancionada la Ley de Asociaciones Profesionales una tercera parte de los gremios había alcanzado su normalización y el resto hubiera podido hacerlo en sólo 60 días más. Es decir que, en el mes de abril ppdo., se habría podido constituir la Central Obrera. Pese a ello, algunos dirigentes sindicales, respondiendo a consignas políticas de perturbación, promovieron hechos de alteración del orden público que malograron aquel proceso de normalización. Ante estos hechos, ante huelgas que afectaban actividades vitales para el país y perseguían objetivos claramente extragremiales, amenazando paralizar la economía nacional, el Gobierno, en resguardo del orden público y de los intereses superiores de la Nación, tomó las medidas de seguridad necesarias. Fue menester movilizar gremios, intervenir sindicatos y detener dirigentes gremiales. Estos procedimientos no entraban dentro de los planes del Gobierno que, antes bien, había dado los pasos necesarios para que los trabajadores organizándose y actuando con responsabilidad, desarrollaran ampliamente las actividades sindicales dentro de la legalidad y orden constitucional. El Poder Ejecutivo asume la responsabilidad que le corresponde y ratifica su decisión de proceder con firmeza para mantener el orden y hacer respetar las leyes y los derechos de todos. Las medidas adoptadas se mantendrán mientras perduren las causas que las provocaron. Pero el Poder Ejecutivo quiere ratificar tambien, enfáticamente, que no ha abandonado ni abandonará su propósito de normalizar el movimiento obrero y posibilitar la constitución de la Confederación General del Trabajo. Confía en la

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madurez y en el sentido nacional de los trabajadores argentinos y sabe que la existencia de una sola y única central obrera, será un factor constructivo de estabilidad social y progreso económico. La rapidez y tranquilidad con que finalice este proceso depende también y sustancialmente, de los propios trabajadores. 4. LA PACIFICACIÓN SERÁ ALCANZADA

No declaramos el estado de sitio por vocación hacia el uso de la fuerza. Nuestra larga lucha política demuestra la contrario. Pero no podíamos permanecer impasibles ante el caos, la anarquía y la J?aralizació_n d~~ país, porque tal actitud hubiera sido faltar a nuestra primera obhgacion de gobernantes. Afirmamos con absoluta convicción que el objetivo del reencuentro argentino no ha fracasado. El hecho de que n? se ~aya alcanza~o todav~a no es imputable al gobierno ni al pueblo argentmo, m a las expresiones pohticas y gremiales constructivas. Es imputable, por el contrario, a grupos minoritarios y sin perspectivas políticas dentro del orden legal. Por eso seguiremos adelante en procura de la total pacificaci?n nacional. ,, . Ratificamos terminantemente nuestra fe en el régimen democrat1co y en las instituciones republicanas, organizados por la Constitución Nacional. Se realizarán las elecciones generales que establecen la Constitución Nacional y las leyes nacionales respectivas, cumpliéndose escrupulosamente con los plazos y las normas en ellas establecidos. Ratificamos como nuestra más profunda convicción la fe en el pueblo, único que puede dar un veredicto inapelable acerca de la obra de Gobierno. La vía del comicio está permanentemente abierta en la República y por ella será posible que la ciudadanía juzgue a sus gobernantes. No se busque en la fuerza lo que el comicio niega. El comicio, en última instancia, sólo puede significar la derrota transitoria de un partido o de una corriente de opinión. La violencia sería, en cambio, la derrota definitiva de la República y de la democracia.

111. Los objetivos económicos A) LA SITUACIÓN HEREDADA

Así como heredamos una situación político-social llena de factores adversos, así también recibimos el 1º de mayo de 1958 una situación económica extraordinariamente crítica. Dijimos entonces que, de no adoptarse medida_s enérgicas, el país ~~pre­ cipitaría en una grave crisis económica, caracterizada por la cesac1on de

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pag~s internos y externos, para~iza~ión industrial, auge de las bancarrotas, desocupación en alta escal.a y misena popular. . . .

Esa crisis era la etapa fmal de un largo proceso de empobrecimiento onginado en el estancamiei:-:o p.ro?uctiv~ del .p~ís, que no había sabido aprovechar sino una proporcion limitada e msuficiente de los recursos naturales a su alcance. El esquema de la división internacional del trabajo, que conformó la estructura económica del país, nos había condenado a producir determinados productos agropecuarios, que cambiábamos en el mercado exterior por los otros bienes que necesitábamos. A medida que el aumento de la población y del consumo interno fue reduciendo los saldos exportables y que declinó el precio de los mismos en el mercado internacional, la Argentina comenzó a tener crecientes dificultades para pagar las importaciones tradicionales. Primeramente debió limitar las compras de bienes de capital -maquinarias y elementos para la industria y el transporte- que hubieran sido necesarios para expandir la producción. Luego surgieron dificultades incluso para el pago de las ~aterías primas y combustibles que exige el funcionamiento normal de las plantas productivas existentes. Era ya la amenaza de paralización industrial, desocupación y miseria, que se demoró recurriendo al empleo de las reservas de oro y divisas y al préstamo extranjero, pero que debía hacer crisis, al fin del año pasado, al agotarse esos recursos extraordinarios. Este panorama se completó con la desastrosa situación financiera del país. La circulación monetaria había pasado en los últimos 1O años de los 7.000 millones de pesos a los 70 mil millones. Mientras la producción por habitante continuaba casi estacionaria, la deuda externa superaba en 1.100 millones de dólares a las reservas de oro y divisas del Banco Central, que eran de poco más de 250 millones de dólares. El déficit del intercambio comercial previsto para 1958 era de casi 360 millones y excedía los recursos disponibles. Las empresas del Estado eran altamente deficitarias. La Tesorería Nacional había retirado de las Cajas de Jubilaciones, desde 1946, 55.000 millones de pesos. El presupuesto nacional amenaza arrojar un déficit cercano al 50%. La burocracia había crecido enormemente: la administración nacional, provincial y comunal contaba con 1.800.000 funcionarios, empleados y obreros, e insumía el 80% de los ingresos del Estado. He ahí la realidad: gastos públicos aplastantes, empresas estatales deficitarias, saldos comerciales desfavorables y una inflación devoradora y creciente.

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B) LA SOLUCIÓN ELEGIDA: EXPANSIÓN Y ESTARI.LIZACIÓN

Ese proceso debía ser detenido inexorablemente. Sabíamos cómo hacerlo y contábamos con lo esencial: un país provisto de grandes recursos humanos y naturales. . ., Se imponía el saneamiento de la moneda, la restnccion de los gastos, el ordenamiento responsable de las empresas ~~tat~l~s. , . . . En síntesis, había que lograr la estabihzacion economico-fman~iera, para no hacer ilusorio el progreso y dar bases firmes al desarrollo nacional. Un programa de estabilización, por sí s~~o, puede llevar Y, lleva, ~l logro de sus objetivos específicos, pero lleva tambien ~ ui:-a econo1:11ia estatica, a la cristalización económica nacional. Es necesano mtroducir un elemento dinámico, que impulse el progreso del país, que movil~ce todos sus re~ursos humanos y materiales, y que conduzca a la economia de abundancia que nos hemos propuesto como meta. Por es?~ la realización simultán~a de un programa de expansión económica es decisiva. De otro modo, ca.enamos en el hecho negativo de estabilizar un país P?strado y empobrecido, al que mantendríamos en la escasez y el estancamiento. . Así surgieron los dos planes: el de Estabilizaci~n y el ~e .Expai:isión. Distintos, pero complementarios y dirigidos a un mismo obJetivo: bienestar y abundancia. . . ., , . . El tremendo sacrificio que importa la estab1hzacion economico-fmanciera que, por lo menos, es de corto lazo, será inútil, si no lo acompañamos con un vasto esfuerzo de desarrollo y construcción nacional. . Este esfuerzo consiste, en síntesis, en la explotación intensiva y exte~s1va de las riquezas básicas: autoabastecimiento energético, desarrollo siderúrgico, industrialización, incorporación al agro de los progresos tecnológicos alcanzados en los países más adelantados. ., , . Por eso lanzamos previamente el programa de expan~1on e~on~:n1ca. En primer lugar, la batalla del petróleo, por su ex~ra?rdm~na gra~1tac1on en nuestras importaciones y en nuestro desenvolv1.m1ento. mdust~ial. Lueg~, los otros factores básicos: carbón, mineral de hierro, siderurgia y energ1a eléctrica. 1. Petróleo, carbón y mineral de hierro

El 18 de julio de 1958 anunciamos la inicia~ió~ de la política en materia de petróleo, destinada a obtener el. auto~ba~t,ec1m1ento., Esa política se funda en la nac10na~1zac1on del petroleo, e~, la rees:~1c­ turación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales y en la cooperac1on de distmtas empresas argentinas y extranjeras. Los tres aspectos están cumplidos Y sus consecuencias a la vista.

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Mientras continúan las polémicas, el petróleo se extrae en todos los ámbitos del país, incorporando sus riquezas al patrimonio nacional. Sólo YPF en el primer trimestre de 1959 aumentó la producción en un 33% sobre igual período del año pasado. Todo el país debe celebrar este éxito de YPF como una victoria del pueblo contra el estancamiento y la dependencia. La acción conjunta de YPF y de las empresas con las cuales se celebraron convenios, permitirá perforar 9.900 pozos entre 1959 y 1964 frente a los 6.877 pozos que se perforaron en los 51 años anteriores. En cuanto a la producción de carbón, el esfuerzo de Yacimientos Carboníferos Fiscales y los trabajos convenidos con firmas europeas especializadas, permitirán una gran expansión de la expJotación de los yacimientos de Río Turbio, estimándose alcanzar en 1963 una producción de 2. 900.000 toneladas. Hemos encarado frontalmente la posibilidad de contar con mineral de hierro propio para nuestra siderurgia. Se han intensificado las labores de Zapla y se ha llamado a licitación para iniciar la explotación de Sierras Grandes. Queremos destacar en este punto las extraordinarias perspectivas que la política de desarrollo económico abre a la Patagonia, que será un ejemplo concreto de lo que significa el programa de expansión. La explotación del petróleo, del carbón, del hierro y de la energía hidroeléctrica cambian y cambiarán la fisonomía del lejano sur. La región olvidada se integra con el país. En los valles antes dormidos se levantarán chimeneas y ciudades. Un espíritu nuevo alienta en esas latitudes: el espíritu del trabajo creador que quisiéramos ver inspirando todas las voluntades argentinas. 2. Energía eléctrica, siderurgia y otras industrias

Factor indispensable en el proceso que ha iniciado el país es resolver los agudos problemas energéticos y dar bases estables a la industria, mediante la consolidación de la siderurgia nacional. Como en el caso del petróleo y el carbón, hemos enfrentado directamente el problema eléctrico. Resolvimos los problemas pendientes, sentamos las bases para la renovación y ampliación de las instalaciones existentes e impulsamos la construcción de centrales eléctricas. Como consecuencia de ello, se ha continuado la construcción de una gran central que contribuirá decisivamente y en breve plazo a salucionar el angustioso problema energético del Gran Buenos Aires y se han sentado las bases para la instalación en el interior del país de otra gran central. Agua y Energía Eléctrica terminó la construcción de cinco centrales, y está construyendo otras 29 en el interior del país. A su vez, el Gobierno

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Nacional considera soluciones concretas para la construcción de las presas y centrales hidoreléctricas de "El Chocón" y "Salto Grande". En materia de siderurgia, Fabricaciones Militares ha seguido desempeñando una labor trascendente que obliga al reconocimiento de toda la Nación. En Zapla, se quintuplicará la producción de arrabio, se instalará una acería y este año se pondrán en marcha dos nuevos altos hornos. Se han acelerado las obras en la gran Planta Siderúrgica "General Savio" de San Nicolás. Se prevé que este año se harán las pruebas y se pondrá en operación la coquería, alto horno, casa de bombas, central termoeléctrica e instalaciones subsidiarias correspondientes. El Poder Ejecutivo tiene además en estudio propuestas de firmas privadas que desean establecerse en el país. Todo este gran incremento de las riquezas básicas servirá al desarrollo de la industria pesada y liviana, sobre las que descansa gran parte del futuro económico del país. Destacamos como paso decisivo para no entrar en otros detalles, las últimas radicaciones de fábricas de tractores y automotores por firmas de experiencia y prestigio internacional. Las mismas son de gran importancia no sólo por su producción específica, sino porque darán vida a enorme cantidad de industrias auxiliares. El gobierno, por su parte, adoptará todas las medidas necesarias para facilitar la exportación de productos manufacturados mediante la creación de nuevos mercados y la supresión de recargos e impuestos que conspiran contra aquel propósito. 3. El fortalecimiento del campo

El cumplimiento de la política de desarrollo minero e industrial se integra, necesariamente, con el fortalecimiento de un tradicional sector productivo de nuestra economía: el campo. Se ha dado fuerte impulso a la producción agropecuaria, fijando precios remuneradores para los distintos rubros de la explotación campesina. En particular, la ganadería ha vuelto a ocupar lugar preferente. No está lejos el momento en que podremos aumentar sustancialmente los saldos exportables y nivelar a una altura adecuada el consumo interno, sin temer por la existencia de un stock básico, al borde de cuya desaparición se estuvo expuesto. Los resultados de la enérgica acción cumplida para contener la matanza de vientres, alentar a los productores y .rehacer este soporte tradicional de nuestra economía, permiten afirmar que el mayor riesgo ya ha pasado. Esa promoción de la ganadería no ha desalentado a la agricultura. Así en el perío-

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do agrícola 1958-59 ha aumentado el cultivo de cereales tanto en relación al año anterior, como al promedio del último quiquenio. En cuanto a la mecanización agraria, uno de los objetivos capitales del programa de expansión económica, el Poder Ejecutivo ha estimulado en toda forma la instalación de fábricas de tractores y camiones. Quedaron resueltos los problemas pendientes con firmas ya radicadas y se aceptó la radicación de nuevos e importantes establecimientos. De acuerdo con las previsiones actuales, la producción de tractores de todo tipo ascenderá este año a 16.000 unidades. En caso de concretarse las distintas propuestas en consideración, podremos alcanzar hacia 1963 una producción de 40.000 unidades anuales. 4. Cooperación del capital extranjero

Tanto para la ejecución del programa de estabilización como para el de expansión, hemos aceptado y requerido la concurrencia del capital extranjero junto al nacional. Nuestro criterio al respecto fue anticipado en el mensaje del año pasado. Destacamos entonces que el mayor aporte a la capitalización del país deberá provenir del esfuerzo y del ahorro nacional, y que el capital extranjero, aplicado a inversiones productivas, sólo opera como factor de aceleración del proceso. Ratificamos ahora que la superación de nuestras dificultades económicas de fondo depende, ante todo, de un gran esfuerzo nacional de trabajo, producción y ahorro. Si no somos capaces de cumplirlo, el aporte exterior, indispensable para superar un ritmo de crecimiento económico tan lento como peligroso, no podrá llenar la función que le corresponde. La contribución del capital extranjero, facilitada por las medid:;is económicas internas que inspiraron seguridad y fe en nuestro país, ha sido de relevante importancia. A los créditos otorgados por organismos internacionales e instituciones públicas y privadas, se agregan los destinados a la realización de ambiciosos programas de producción de petróleo, carbón y electricidad y las inversiones directas de capital privado extranjero que incorporan a la economía nacional la tecnología avanzada de los países altamente industrializados. Esta participación tiene gran significado, no sólo por su valor como contribución a la superación de nuestras dificultades, sino también como prueba de confianza en la capacidad y en el futuro de nuestra economía. Pero la clave de nuestro futuro está en el ritmo que nosotros mismos, con nuestro trabajo, logremos imprimir al desarrollo nacional. Está, pues, en nuestra aptitud para producir, ahorrar y abrir nuevos rumbos eco-

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nómicos. En el cumplimiento de esta tarea ratificamos nu~stra c~nfian~a en el agro argentino, en la minería, en la expansión de una mdustr~a nacional sólida y pujante y en la conciencia y capacidad de nuestro pueblo. N adíe debe perder de vista el. objetivo d~l desarrollo del p~ís, P?rque en la medida en que los sectores activo~ -trab.a1ador~s, ~mpresan?s, tec..mcos o funcionarios- comprendan que el mismo tiene pnondad esencial, rr:as segura y rápida será la solución de los problemas fundamentales del pa1s. C) EL PROGRAMA DE ESTABILIZACIÓN

ECONÓMICO-FINANCIERO

1. Medidas fundamentales El programa de estabilización se propone como prir:cipal objetivo evitar la crisis económica, dar bases firmes al desarrollo nacional y reemplazar una economía de ficción por una economía de verdad. Tien?e a conten~r el devastador proceso inflacionario que carcome las fu~rzas ':1tales d~l p~1s, a sanear la moneda y a asegurar los recursos financieros 1n:~rescmd1bles. Evitaremos así que el agotamiento de las reservas de oro y divisas no~ lleve a la imposibilidad de efectuar las importa~iones indi?pe:isables, para impedir la paralización industrial, la desocupac1?n y la m~ser:a. Hemos eliminado las regulaciones y el mtervenc1omsmo estatal por ser factores negativos para el desarrollo ec.onómic?. El 30 d~..diciem~~e de 1958 terminó el régimen de cuotas, permisos de 1mportac10n, .ce~1f1cados de necesidad y demás exigencias que sometían el desenvolv1m1ento de los negocios al cesarismo burocrático. . . . Hemos suprimido la dualidad de mercados ~ambianos. F~nc10:ia un mercado único en el que la cotización de nuestro signo monetano es hbr.e Y fluctuante y depende del juego económico normal. Así, hem?s conclmdo con la subvención a las importaciones que surgía del uso de tipos de cambios mantenidos a niveles artificialmente bajos, divorciados del valor interno de la moneda y de la realidad de la balanza de pagos. . . Se impusieron asimismo recargos a la importació1:1 ~t~ndiendo al .d1s~1~­ to grado de importancia de cada producto y a su po~1b1l.1dad ~e sustituc1on por la industria nacional, y se crearon recargos trans.1tonos e 1~puestos a la exportación. Se persiguió con ello limitar las gana~c~as ex~epc1onales de los intermediarios que a la fecha de la reforma cambiana teman sto~~ de mercaderías, así como evitar que los efectos de una brusca deval:iac1on c?ndujera a una caída de los precios de exportación en el mercado mternac1onal.

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Todas estas disposiciones, en la medida en que encarecen y desalientan las importaciones y promueven la producción local de bienes sustitutivos o de exportación, tienden directamente a disminuir el desequilibrio del intercambio comercial y de la balanza de pagos. 2. Precios y salarios

Conforme al objetivo de eliminar las trabas que condujeron a la actual situación económica, no hemos congelado ni congelaremos los precios ni los salarios. Hemos abandonado la política intervencionista en materia de precios, política que no ha sido obstáculo para el aumento incontenible del costo de la vida. La hemos sustituido por otra, basada en el principio de que sólo una mayor producción de bienes, dentro del juego de la libre competencia, llevará los precios a los niveles económicos que les corresponden, al reducir las costos y los márgenes de ganancia. El Poder Ejecutivo cumple y cumplirá con su obligación de impedir el agio y la especulación. Impedirá también que los monopolios y combinaciones de cualquier índole, falseen la libre competencia y mantengan artificialmente altos los precios. En materia de salarios aplicaremos decididamente una política que defienda los salarios reales y el nivel de vida de los trabajadores. Entregar más dinero a cambio de igual producción ha llevado a un rápido y angustioso ascenso del costo de la vida. Los aumentos de salarios, para no ser ficticios, deberán estar acompañados de aumentos en la producción. En efecto, una política indiscriminada de aumentos masivos de salarios que no contemple la real situación de la economía nacional ni de "las empresas, unida al envilecimiento de la moneda y a todas las demás manifestaciones de la inflación, no solucionará en absoluto el problema del costo de la vida. Los salarios no alcanzarían nunca a los precios, mientras se deteriora la economía del país. No se trata ahora, como hemos dicho ya, de más pesos, sino de mejores pesos, o sea, de pesos con mayor capacidad adquisitiva. 3. Disminución del déficit fiscal. Política crediticia

La inflación se ha debido, también, a los gastos públicos excesivos. Se está cumpliendo un plan de racionalización administrativa destinado a convertir a la administración pública en un organismo que cumpla sus funciones con la debida eficiencia y sin exceso de personal. Se han implan-

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tado horarios que responden a las necesidades del servicio público. Se ha encarado la reducción de la burocracia, congelándose los puestos que van quedando vacantes por jubilaciones o por la salida de quienes buscan mejores condiciones en la actividad privada. Se han aumentado los impuestos internos, que gravan el lujo o que no inciden de manera directa en el costo de los artículos de primera necesidad. Se ha encarado con firmeza la más decisiva reducción de los déficit crónicos de los servicios públicos, debidos ante todo al exceso de personal, a su mala organización y a tarifas inferiores a los costos. Al limitar los gastos y al aumentar los ingresos de la Administración y de los servicios públicos, estaremos en condiciones de restringir paralelamente la emisión, hasta los límites mínimos compatibles con las necesidades del desarrollo económico. La inflación se ha alimentado a través del crédito incontrolado, ya sea destinado al gobierno o a los particulares. Es necesario, por lo tanto, que el crédito no exceda un nivel acorde con la estabilidad económica y monetaria. Hemos implantado una política que se ajusta a estas exigencias, encauzando paralelamente los créditos hacia fines productivos, en forma tal que la restricción global no afecte las actividades creadoras de bienes. 4. Producción y costo de vida

Hemos fijado un plazo de 24 meses para lograr la estabilización. Hoy podemos ratificar que ese plazo es improrrogable y que los sacrificios no se prolongarán más allá de ese lapso. El alza del costo de la vida que soportamos es el precio que, tarde o temprano, teníamos que pagar por el derroche y los errores en que incurrimos durante muchos años, al consumir más de lo que producíamos, mientras dejábamos de hacer las inversiones básicas requeridas para mantener el equilibrio entre la producción y la población. El gobierno conoce las actuales angustias económicas de vastos sectores sociales, en particular de los de menor capacidad adquisitiva. Las siente como propias, pues los hombres que lo constituyen han salido de esos mismos sectores populares. Sabe de sus temores ante el fantasma de la desocupación y de sus sufrimientos por el alto costo de la vida. No habrá desocupación, pues el plan de expansión en desarrollo asegurará el pleno empleo, pero las huelgas sin sentido pueden llevar a una paralización de los establecimientos con perjuicios para la economía del país y de los propios obreros.

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En cuanto al alto costo de la vida no se reducirá sino en la medida en que los argentinos comprenda~ la abso~uta necesidad de aumentar la producción y de crear mayor cantidad de bienes. Esta comprensión no incumbe sólo a los trabajadores, sino también a los grandes y pequeños empresarios, al Gobierno y a la clase obrera, cuya actividad e inteligencia creadoras tanto necesita el país. Por todas esas razones, el Poder Ejecutivo no propiciará aumentos que no correspondan a una mayor producción y se opondrá a toda medida de fuerza que incida sobre aspectos vitales de la economía nacional.

IV. Otras actividades del gobierno En materia de obras y servicios públicos, de asistencia social y política sanitaria; la acción del Poder Ejecutivo se orientó en modo principal hacia el aprovechamiento racional de lo existente, el logro de costos económicos y el trazado de planes concurrentes con el programa de desarrollo. Al respecto, nos remitimos a la síntesis de las completas memorias ministeriales que en este acto ponemos a disposición de Vuestra Honorabilidad como parte de este mensaje.

V. Política cultural y educativa En nuestro mensaje anterior afirmamos que el desarrollo y el progreso económico y social deben conjugarse con el desarrollo espiritual del pueblo. El Poder Ejecutivo no ha descuidado los aspectos concretos que hacen a la promoción de la actividad educacional, las letras, las artes y la investigación. Hemos cumplido con las normas constitucionales y legales vigentes en el país en materia de libertad de enseñar y aprender. Dictada por el Honorable Congreso de la Nación la ley sobre universidades privadas, el Poder Ejecutivo ha procedido a reglamentarla. Esto no significa que el Poder Ejecutivo descuide sus obligaciones hacia las Universidades Nacionales. Respeta su autonomía, y, en la medida de sus posibilidades, las dota de los recursos indispensables para que cumplan su alta función social, alcancen altos niveles de progreso, modernicen su instrumental y satisfagan sus necesidades de todo orden. Se ha sancionado definitivamente el Estatuto del Docente, que nos coloca en este aspecto, en primer plano dentro del programa educacional de América; acto de justicia para con la docencia argentina, que no podía continuar postergada.

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Se está elaborando y aplicando paulatinamente un plan de reforma general de la enseñanza, que la vinculará a la realidad nacional y la pondrá a la altura de los niveles pedagógicos más modernos. Se ha dado fuerte impulso a la enseñanza técnica, vinculada con los aspectos concretos del desarrollo económico y social del país, habiéndose realizado distintos congresos al efecto. En materia científica debemos destacar, entre otras, la acción desarrollada por el Consejo Nacional de Investigaciones. Científicas y Técnicas dependiente de la Presidencia de la Nación y que preside el ilustre científico Dr. Bernardo Houssay. Se han efectuado varias conferencias y congresos nacionales vinculados a esa materia. La Argentina participó, asimismo, en reuniones internacionales y ha ingresado al Congreso Internacional de Uniones Científicas. Se ha procurado el retorno al país de destacados especialistas extranjeros. Se han concedido, además, amplias facilidades para la importación de materiales destinados a la investigación científica. Consideramos esencial el progreso científico y tecnológico del país. En este sentido, queremos formular ante los representantes del pueblo un llamado a las nuevas generaciones y a las nuevas promociones de estudiantes. Sin técnicos ni científicos capaces, el país no saldrá adelante. Los necesitamos en cantidad y calidad. El mundo ha entrado en una nueva era, caracterizada por la más extraordinaria revolución científica, y quien hoy quede rezagado o detenido no recuperará ya más el tiempo perdido.

VI. Las Fuerzas Armadas Las Fuerzas Armadas de la Nación cumplieron el compromiso que habían contraído ante el pueblo y ante la Historia durante el período revolucionario. Entregaron el poder a los gobernantes consagrados por las urnas, y, con la instauración del Gobierno Constitucional, retornaron al ámbito natural de sus quehaceres castrenses. Fue una actitud honrosa para el prestigio del país y de ejemplar trascendencia para la causa de la democracia en América. Lo señalamos en aquel momento y hoy reiteramos que no estuvimos equivocados al valorar ese hecho como expresión de auténtica moral republicana. El Ejército, la Marina y la Aviación colocaron sus armas al servicio de la Constitución Nacional y se subordinaron a la expresión soberana de la voluntad popular, respetando y contribuyendo a hacer respetar el libre

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juego democrático y ~l sistema insti~ucional republicano. Su actitud ha merecido el reconocimiento de la Patna. El gobierno no llevó ni llevará problemas políticos ~e nin~na natu~a­ leza al seno de las Fuerzas Armadas. Los señores Secretanos Militares tuvieron a su cargo las responsabilidades de sus respectivas armas, con el total apoyo del Poder Ejecutivo. Se ha dotado y se dotará a las Fuerzas Armadas de los recursos y los equipos más modernos. El Gobierno otorgará al Ejército, la Marina y la Aeronáutica los elementos necesarios para su progreso y para asegurar el resguardo de la soberanía nacional. Por su parte, las Fuerzas Armadas contribuyen y seguirán contribuyendo al progreso y desarrollo del país en el campo de la industria, los transportes, las comunicaciones y la investigación. En cumplimiento de lo que es también su tarea específica, actuaron para servir a la ley y al orden, cuando éstos se vieron amenazados. El Poder Ejecutivo ejerció, al respecto, expresas disposiciones constitucionales y legales. Se complace ahora en destacar que ese nuevo sacrificio que se exigió a sus hombres de armas fue satisfecho por comandos y tropas con responsabilidad, abnegación y disciplinada eficiencia.

VII. Política internacional

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Ya antes de asumir el Gobierno Constitucional, expresamos, en nuestra gira por distintos países de América, la absoluta necesidad de emprender una tarea en común con nuestros hermanos de América latina. Dijimos entonces que los países latinoamericanos padecíamos las consecuencias de un gran atraso económico, social y técnico, que dificultaba la vigencia de una verdadera democracia fundada en la libertad y en la justicia. Nuestra visita a los Estados Unidos de Norteamérica, nos ha permitido definir una clara política internacional y dar expresión a los ideales de t?da América latina, cuyos problemas fundamentales expusimos clara y smceramente. La conducta internacional de la Argentina, el restablecimiento del régimen institucional, así como la firme decisión del Gobierno de mantener el orden y el respeto debidos a las personas y los bienes, son las causas principales del creciente prestigio internacional de que goza el país. Nuestra Nación se ha incorporado, apoyada por d más alto porcentaje de votos, al Consejo de Seguridad de las Nacioms Unidas, es decir, al cuerpo ejecutivo más importante del mundo internacional. Integra, entre otras organismos, la Comisión de Productos Básicos, el Consejo de Administración del Fondo Especial de Asistencia Técnica de las Naciones Unidas y la junta de Directores del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento. Podemos afirmar con orgullo que la Argentina nunca ha ocupado, como hoy, tantas posiciones de trascendencia en los organismos internacionales de mayor significación.

Al hacernos cargo del gobierno definimos la posición de Argentina en

el mundo, diciendo que pertenecíamos al mundo cultural de Occidente, pero que esta condición de la Argentina no era condición de antagonismo, sino de universalidad. Por eso, ratificamos que nuestro país actuaría en el mundo movido por su vocación autóctona de ser una gran Nación, pero impulsado también por su vocación ecuménica de servir a la causa de todo el género humano. La República Argentina ratifica su tradición pacifista y su propósito de mantener relaciones amistosas con todas las naciones. Pero ratifica también que no admitirá que otros países se inmiscuyan en nuestros asuntos internos. Hechos de esta naturaleza serán considerados como una violación expresa a la soberanía y a la dignidad de la República. Ha sido preocupación dominante del Poder Ejecutivo fortalecer los vínculos que nos unen a los demás países de América. La Argentina integra la comunidad americana y postula la unidad continental. Esta unidad que reconoce bases geográficas, históricas y culturales, plantea sus propias exigencias espirituales, sociales y económicas.

VIII. El futuro inmediato ,Los lineamientos trazados en 1958 seguirán inspirando la acción del gobierno en el período que se inicia. Persistiremos en nuestros esfuerzos por alcanzar la pacificación nacional y en la defensa de la Constitución y de las instituciones democráticas. Llevaremos adelante la realización de los programas de estabilización y expansión económicos ya iniciados. Impulsaremos el proceso de normalización sindical. Promoveremos una amplia política social y educativa que permita el acceso de vastos sectores populares a la vida de la cultura. La tentativa que se empeña en concretar nuestro país puede tener trascendencia histórica. Mientras continentes enteros se ven amenazados por una concepción dictatorial de gobierno, América latina puede asistir a un triunfo de la democracia creadora en su propio suelo. Es una tremenda responsabilidad y un insigne honor para las presentes generaciones argentinas.

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Se trata de construir una gran nación. El país que se independizó entre 1810y1816, que se organizó a través de largas luchas, debe alcanzar su definitiva realización nacional. Formulamos nuevamente un llamado a todos los argentinos, a cuantos coinciden y a cuantos disienten con el Gobierno, para que colaboren en la medida de sus fuerzas y en el ámbito de su actividad. Deben hacerlo deponiendo pasiones o intolerancias. Necesitamos el diálogo fecundo, la crítica que ayuda a enmendar errores y que señala caminos. Queremos una verdadera oposición democrática, fundada en la verdad. No es el gobierno sino el país el que necesita paz, tranquilidad, trabajo y progreso. Hemos sido elegidos por el pueblo y cumpliremos con nuestro deber hasta sus últimas consecuencias. Rectificaremos los errores cuantas veces sea necesario, pero no abdicaremos ninguna de las atribuciones constitucionales que nos corresponden, ni declinaremos una sola de nuestras responsabilidades. Nos mueve una fe inextinguible en el país, en sus valores humanos y en sus fuerzas espirituales. Queremos que la Argentina sea una gran Nación, creadora y pujante. Argentina está lanzada hacia el futuro, pero aceptamos y valoramos el legado que hemos recibido del pasado, en cuanto él expresa los auténticos valores espirituales de la Nación Argentina. En ellos reside nuestra fortaleza y de ellos depende, en última instancia, que el desarrollo nacional que estamos impulsando tenga contenido moral y proyecciones históricas. Sin el concurso de las fuerzas espirituales, toda realización será efímera. Para ganar el futuro y crecer, hay que afirmarse en los valores perma:!lentes de la nacionalidad: la concepción cristiana del hombre y de la familia, los ideales espirituales de Occidente fundados en la dignidad del ser humano y los objetivos nacionales de los próceres fundadores, que lucharon por una República libre en una América libre. Preservaremos la existencia de la entidad nacional, de sus instituciones jurídicas y políticas y de los contenidos nacionales de su vida educacional y cultural. Preservaremos, sobre todo, la integridad moral de la República, extirpando todo factor de corrupción de la vida política, económica y social. En ese aspecto y en relación a la Administración del Estado, se dará toda la protección de la ley a los periodistas, políticos o simples ciudadanos que denuncien hechos ilícitos y los procedimientos incorrectos de los funcionarios públicos. Seremos también inflexibles en la investigación de las irregularidades que puedan cometer y en la aplicación de las condignas sanciones en la órbita de nuestra competencia.

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Pero, con el mismo rigor, defenderemos el patrimonio moral de los buenos funcionarios y el prestigio de las instituciones. La democracia necesita críticos y censores con responsabilidad y autoridad moral.

IX. Proseguimos la marcha hacia adelante Hemos expresado ante vosotros con toda sinceridad los aspectos sustanciales de la labor realizada en doce meses de gobierno. En circunstancias singularmente adversas, hemos llegado al cabo de una etapa: la etapa de preparación, en la cual se han echado las bases y establecido las disposiciones de ejecución. Otras horas nos esperan. Hemos debido superar una mentalidad colocada a la defensiva, ante los factores que perpetuaban el estancamiento del país. Hemos enfrentado los problemas concretos a la luz de una concepción nacional que dio coherencia a las soluciones emancipadoras. Es preciso ahora no perder el rumbo y evitar la incidencia de todo lo que pueda disminuir el vigor del impulso ya lanzado. El gobierno cumplirá su misión con todos los medios a su alcance y ejercerá, con serenidad y energía, sus atribuciones constitucionales y legales. Lo hará con la confianza inconmovible de que no está lejano el día en que prevalezca en todos nuestros compatriotas el espíritu de concordia y realización. Se abren ante nosotros jornadas plenas de posibilidadas constructivas, que reclaman el quehacer de toda una generación. Esa generación debe ser la nu~stra. La que logre extraer de los enfrentamientos sectarios una gran síntesis nacional proyectada hacia el futuro, basada en las aspiraciones que unen y no en los agravios que separan. Debemos conseguir las condiciones para una convivencia en la que impere la conciencia del destino común y el respeto a la ley, como garantía de las libertades de todos. Recogeremos el ideal que alentó a la generación fundadora de Mayo y procuraremos emularla en la realización de la gran revolución de esta hora: el desarrollo nacional basado en la concordia espiritual de nuestro pueblo y en la promoción de las enormes riquezas potenciales de la Nación. En ejercicio de la responsabilidad que impone la función que el pueblo nos ha conferido, declaremos una vez más que no cederemos en nuestro empeño de servir a la Nación. Con la ayuda de Dios y con el esfuerzo de cuantos sienten la inmensa responsabilidad histórica de la hora que vivimos, cumpliremos con nuestro deber.

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Señores senadores, señores diputados: A vosotros os compete elaborar las leyes que den bases jurídicas a las aspiraciones del pueblo argentino. Constituís al mismo tiempo el poder del Estado donde tiene lugar en su aspecto más representativo el diálogo esclarecedor de la democracia. Respetuosos de vuestras decisiones y de vuestras prerrogativas constitucionales, confiamos en que la coincidencia con los propósitos fundamentales que guían la gestión del Poder Ejecutivo continúen garantizando, como hasta ahora, la colaboración recíproca, que es factor indispensable para la eficiencia de la acción gubernativa. Invocando la protección de Dios para que inspire vuestras deliberaciones, declaro abierto el período ordinario de sesiones del año 1959.

DESARROLLO NACIONAL Y PAZ SOCIAL MENSAJE LEÍDO ANTE EL CONGRESO DE LA NACIÓN REUNIDO EN ASAMBLEA LEGISLATIVA, EL 1º DE MAYO DE 1960

Señores senadores, señores diputados:

J. 1ntroducción De conformidad con los preceptos constitucionales, venimos, mediante el presente mensaje, a dar cuenta a Vuestra Honorabilidad del estado de la Nación, e informarle de la labor cumplida y de las medidas que juzgamos necesarias y convenientes para alcanzar los objetivos que señalamos al asumir el Gobierno. Esos objetivos fijados el 1ºde mayo de 1958 mantienen íntegramente su validez e inspiran toda la actividad del gobierno. Algunos han sido logrados o están en vías de serlo. En la consecución de otros estamos retrasados, pero lo que no se ha modificado en absoluto es la firme decisión de ejecutarlos hasta el fin, superando todas las dificultades y venciendo todas las adversidades. Con la franqueza que debemos al pueblo, le diremos en qué medida hemos cumplido el mandato que recibimos y cuánto resta aún por hacer para completar una obra que la Nación entera ha emprendido.

1J. Subsistencia de los dos grandes objetivos: Legalidad y desarrollo Hace un año repetimos ante esta Honorable Asamblea los dos objetivos que nos proponíamos lograr. Los hechos han confirmado plenamente su validez y es menester tenerlos en cuenta para hacer un análisis exacto de estos últimos doce meses.

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, "El primero -dijimos entonces- era asegurar la plena vigencia del régimen constitucional; terminar con las divisiones entre los argentinos y restablecer la paz social; poner fin a la intolerancia, al miedo y a la persecución, como sistema de gobierno, para crear las condiciones de una auténtica convivencia democrática". "El segundo objetivo fundamental era salir del estancamiento y el retroceso económico, abatir las trabas que frenaban el desarrollo nacional y desatar la expansión de todas las fuerzas creadoras del país, para que la Argentina llegara a ser la gran nación que por su pueblo y sus riquezas naturales, merece ser". "Ambos objetivos -afirmamos entonces-, la pacificación democrática y el desarrollo nacional, están indisolublemente unidos. La paz y la libertad, sin progreso económico, son tan efímeras como el progreso material que no se funda en la moral y en la libertad".

Estos objetivos siguen en pie y no constituyen, por supuesto, un programa que pertenezca a un partido o a una acció_n. Integran -sin lugar a dudas- un vasto programa nacional del que nadie puede excluirse. Es posible discrepar acerca de los métodos para alcanzarlos, pero nadie puede contradecirlos sin negar al mismo tiempo la razón de ser de la Nación y su proyección hacia su natural destino de gran potencia. Las incontables circunstancias adversas que hubo y habrá que superar para avanzar decididamente hacia los grandes fines nacionales contribuyeron a hacer más complejo el proceso y más difícil la comprensión. Si~ embarg?, en la medida en que adelantemos en el camino propuesto, el horizonte se irá aclarando. Será cada vez más evidente que, no obstante la confusión creada por elementos de diversa naturaleza y gravitación, los objetivos básicos subsisten tal cual fueron formulados. Trabajamos, en efecto, para que tenga plena e indiscutida vigencia al e~tado de d~recho y para promover la expansión económica que elevará los mveles de vida del pueblo y conferirá a la Nación bases materiales de sustento para su soberanía. Por encima de hechos circunstanciales, los actos de nuestro gobierno persiguen con absoluta firmeza el logro de esos objetivos, tanto más próximos cuanto mayor sea el esfuerzo que todos realicemos para ello. . . ~uantas veces se haga el análisis de la obra del gobierno, esta propuesta 1mc1al servirá de índice para que comprobemos progresos, pausas y retrocesos.

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111. Legalidad FUNCIONAMIENTO DE LOS RESORTES CONSTITUCIONALES

El 1º de mayo de 1958 quedó establecido el estado de derecho. Acontecimientos políticos y sociales, producidos con posterioridad, crearon obstáculos para su vigencia plena. Empero, pese a todas las dificultades, en este momento se observan, en la mayoría de los sectores de la vida nacional i:ianifestaciones del inequívoco anhelo de que el país retome total y defini~ tivamente esa senda, de la que no debe apartarse, porque así conviene a la convivencia interior y a su proyección en el concierto internacional. El estado de derecho no es un elemento estático. Constituye una realidad dinámica confrontable con los hechos y es, al mismo tiempo, una aspiración que exige su constante perfeccionamiento. Para alcanzar su plena vigencia, el Poder Ejecutivo pone su mejor voluntad, pero considera indispensable la comprensión de todos los sectores de la vida nacional, para que el terrorismo, la insurrección y la injuria sean reemplazados por el diálogo que ennoblece a la ciudadanía y engrandece a la Nación. L?s elementos objetivos que permiten apreciar los factores positivos y ~eg~t1vos que han influido sobre la vigencia del estado de derecho, son los s1gu1entes: a) Realización de comicios generales; b) Separación e independencia de los poderes; c) Régimen federal; d) Prolongación del estado de sitio y aplicación del Plan "Conintes"; e) La paz social y la actividad sindical. En esta enumeración se han escogido los hechos y circunstancias más s.alientes del último año, mencionando aun aquellos en que se presenta debilitado el estado de derecho, porque juzgamos que este Mensaje debe ser el análisis sincero y riguroso de la situación por que atraviesa el país. a) Elecciones. Su proyección institucional

Hace un año dijimos ante esta misma Honorable Asamblea: "Se realizarán las elecciones generales que establecen la Constitución Nacional y las leyes nacionales respectivas, cumpliéndose escrupulosamente con los plazos y las normas en ellas establecidos" . Tenemos ahora la alta satisfacción de exhibir el cabal cumplimiento de esa promesa. Hasta la víspera misma del comicio, desde diversos sectores, se trató inútilmente de impedir que se llevara a cabo.

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La modificación en la composición de esta Honorable Asamblea es ~l ltado de las últimas elecciones generales. No obstante la necesana resu . . y del P1a~ "c· omntes . ", e1 peno , . d o pree1ectovigencia del estado de sitio los comicios mismos transcurneron- dentro de una completa narra1 Y 1 · malidad. Las agrupaciones políticas que concurrieron a e ecc10ne~ go~aron de amplia libertad para su propaganda y para que sus partidanos llegaran hasta las urnas custodiadas por las Fuerzas Armadas de la Nación, como ya es tradicional entre nosotros. No sería completo este análisis si no mencionáramos un factor negativo. Algunas agrupaciones políticas no 'participaron del comicio. Puesto que deliberadamente se col?car~n en la il~.~alida~ y ~u.era de la convivencia democrática, el Poder E3ecutivo sometio a la JUSticia las pruebas de su actividad insurreccional y de los actos cr!minales de terrorismo. A sus dirigentes incumbe la responsabilidad de esta exclusión del proceso normal de la democracia. Los resultados de las elecciones demuestran que la inmensa mayoría del pueblo es partidaria del orden y encuentra que en la legalidad pueden arbitrarse todas las soluciones. La renovación de la mitad de la Cámara de Diputados de la Nación, de gran parte de las legislaturas provinciales y las comunas, muestra al país en pleno cumplimiento de las normas institucionales. Es fundamental señalar que, por su índole, esta renovación no modifica el cuadro general de la política del gobierno, sino en la medida en que alcanza expresión en los cuerpos colegiados. Conforme a nuestro régimen republicano y según textos expresos de la Constitución Nacional, el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes y esta representación se otorga por períodos prefijados. , .~ La voluntad popular que se expresó en los últimos comicios se reflejará a través de los representantes electos, en el marco constitucional que corresponde. El Poder Ejecutivo, que ha demostrado ser respetuoso de la crítica, por acerba que sea, escuchará todas las observaciones y sugerencias que los distintos sectores del pueblo formulen dentro del cauce regular de las instituciones. Afirmamos categóricamente, de nrn;yo, que el camino del sufragio está abierto para todos los argentinos qúe aceptan la convivencia democrática. Ellos son inmensa mayoría y constituyen la mejor garantía de la preservación de la legalidad alcanzada.

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b) Separación de poderes 1. Poder Legislativo

El Poder Ejecutivo ha sido y es respetuoso de la separación de poderes, condición indispensable del estado de derecho. No ha tenido conflicto con la rama legislativa, porque ambos poderes se limitan estrictamente a la esfera que les marca la Constitución Nacional. Las Honorables Cámaras sumaron a su actividad legislativa una acción investigadora llevada a cabo con absoluta libertad, que honra al régimen democrático y testimonia la completa independencia de los poderes que lo integran. Ejerció así sus prerrogativas de control de la conducta de los funcionarios públicos, otro de los rasgos esenciales de la vida republicana. 2. Poder judicial

También ha sido celosamente mantenida la independencia del Poder Judicial, que pudo consagrarse a la limpia administración de la Justicia, sin interferencias del poder político. El Congreso aprobó, a pedido del Poder Ejecutivo, el aumento del número de los jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, tal como este alto tribunal lo había solicitado. e) Régimen federal

Hemos respetado las autonomías provinciales conforme a lo~ ,,.claros preceptos de la Constitución Nacional. Por creer que en la grar: N acion que aspiramos a construir las provincias deben ser entidades que e3erzan ple~a­ mente las facultades que les son propias, es que no deseamos que el Gobierno Federal se constituya en conductor de las políticas locales. Estimamos que en esa práctica ilegítima reside una de las causas de la corrupción del federalismo. La conducta expuesta no es, PC?r otra parte, sino consecuencia del pleno acatamiento al orden constitucional y a la norma jurídica. Si alguna discrepancia pudiera existir en cuanto a la amplitud de l.os poderes ~elegado.s ª.la Nación por las provincias, ese acatamiento per~ite que l~s .organos 3unsdiccionales de la Constitución señalen con autondad los limites de la delegación. . . . . Asegurar el régimen federal importa, a la vez, normaliza~ .la vida mstitucional de las provincias. Sancionadas por Vuestra Honorabilidad. la~ leyes números 14.945 y 15.024, se convocó a elecciones en las provmcias de

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Misiones y La Pampa, actos electorales cumplidos con las mismas garantías otorgadas a los comicios generales del 27 de marzo ppdo.

d) Prolongación del estado de sitio y aplicación del Plan "Conintes" N 0 hay estado de derecho si no se mantiene el orden público; no hay legalidad posible si la anarquía corroe las instituciones y si la razón de la fuerza sustituye a la razón del derecho. Es así primera obligación del gobierno m~ntener el orden públi~o y .pre. s~rvar . al país ~e la anarquía. Sin estos requisitos no hay democracia, m regimen republicano. La Nación misma corre peligro de perecer. Al asumir el gobierno, nos propusimos mantener los principios institucionales. Nos propusimos mantener los derechos individuales que dignifican a la persona humana y enaltecen a la comunidad. Nos propusimos mantener el orden público, sin el cual no existen principios institucionales, ni derechos individuales. Nos propusimos evitar la anarquía, porque en ella se disgregan lo~ elemei:ito~ i:acionales, se envilece el pueblo y naufraga la dignidad colectiva y la md1vidual. Todo ello dentro del estado de derecho y de la Constitución. Con el aval de un gran partido democrático del que venimos y con el aval de nuestra propia vida pública, rechazamos categóricamente toda forma dictatorial y continuaremos bregando para que existan en nuestro país las condiciones políticas, económicas, sociales y culturales que tornen imposible la restauración de viejas dictaduras o la implantación de dictaduras nuevas. Pero el camino hacia ese objetivo básico del gobierno, el de la legalidad como bien común y sin excepciones, es duro y difícil en este período de nuestra historia y en él hemos sufrido graves dificultades. La exaltación teórica del golpe de Estado por distintos sectores y la preparación de los medios que a él conducen determinaron que hubiera de mantenerse hasta ahora la vigencia del estado de sitio. Este recurso de emergencia, previsto en la Constitución Nacional para preservar la legalidad y las autoridades creadas por ella, corre riesgo de desnaturalizarse si se prolonga indefinidamente. No obstante, en salvaguardia del orden público, tuvimos que afrontar este riesgo. Para evitarlo, aseguramos la plena vigencia de la libertad de prensa para todos, menos para los elementos insurreccionales, y aun permitimos que se afectara la dignidad de funcionarios y mandatarios sin intentar siquiera una elemental acción legal contra los responsables de tales abusos. Aseguramos de este modo la defensa del sistema republicano, frente a la ineludible necesidad de implantar y mantener el estado de sitio.

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La .ª~tividad insurrecciona! y los actos de terrorismo que la expresaron exigieron de nosotros graves medidas. Al estado de sitio hubo de agregarse la aplicación del Plan "Conintes", destinado a vencer la acción del terrorism? desatada i:ara abrir la. p~erta a la anarquía y al golpe de ~stado. El ~etodo terronsta Y: los obJetivos que se I?ersiguen niegan por igual la legalidad, la democracia y aun la mera convivencia humana. Por ello, se justifica que, en preservación de estos bienes de la nacionalidad se hay~n aplicado los recursos extremos que la ley pone en manos gobierno. Precisamente la vigencia del estado de sitio y la aplicación del Plan "Conintes" permitieron que se realizaran en orden los comicios del 27 de marzo, a pesar de los planes de acción insurrecciona!. Lo~ dirigentes comunistas y los sectores peronistas que impulsaron e~a acción deben tomar conciencia de la pesada responsabilidad que gravita so~re ellos por los quebrantos que, por su culpa, sufre la legalidad como bien común y la democracia como medio práctico para expresarla. Los ~echos de que son culpables los excluyen por propia voluntad de la c_o?vivencia. democrática argentina; los que deseen participar de los benefic10s de la libertad deberán renunciar a los métodos antidemocráticos que los han llevado a apartarse de la comunidad política nacional. El gobierno, al asegurar el orden público, los principios institucionales y el orden constitucional mediante recursos extremos -pero siempre fundados en la Constitución y la ley- que limitan los derechos individuales y están en ~vidente conflicto con su profunda vocación democrática y Ropular, mantiene su decis~ón de crear condiciones estables de paz y legalidad. Exh~rta, pue~, a qu.ienes han provocado esas medidas represivas a que re?uncien .ª la v~olencia ~ comprendan que sólo dentro de la legalidad es posibl.e. . la vigenci~ ~~téntica de l~ democracia. Naturalmente que esta exhortacion no va dmg1da a los delmcuentes que deberán sufrir todo el peso inflexible de la ley.

del

e) La paz social y la actividad sindical Nadie puede negar el principalísimo papel que juegan en la sociedad moderna las organizaciones sindicales. Sólo una organización sindical responsable y fuerte, una organización empresaria igualmente responsable y fuerte,. pueden conc~rrir a dete:minar ese punto ideal de equilibrio en que el capital y el trabaJO se convierten en los artífices mancomunados del ren~vado milagro de la producción. Ésta es la mejor garantía de la progresiva elevación del nivel de vida material y cultural de los trabajadores,

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de la' progresiva capitalización y con~~lidación de las empresas y de lá progresiva y firme grandeza de la N ~c10~. . . ,, Con el objeto de normalizar la vida smdical, el Congreso sanc10no la Ley de Asociaciones Profesionales, legítima aspiración de los trabajadores argentinos. .. En lugar de canalizar sus esfuerzos hae::ia la normalización de sus organizaciones, ciertos dirigentes obreros, respondiendo a consignas políticas y extrasindicales, cometieron el error de larizar a los trabajadores a huelgas y movimientos de diverso carácter. Algunos tuvieron franca fisonomía insurreccional, con el evidente objetivo de petblrbar el funcionamiento normal de las instituciones y crear el clima para un golpe de Estado. Otros se basaron en reclamaciones laborales, sabiendO-' de antemano que la situación económica del país no permitía satisfacerlas. Con la economía y las finanzas de la nación al borde del colapso, con índices crecientes de consumo por la sola influencia de factores vegetativos, era imposible atender esas demandas laborales, por justas que parecieran y por más que los trabajadores estuvieran convencidos de la razón que los asistía. Al negarse a reconocer que la única solución orgánica del problema social consiste en transformar paulatinamente los términos de nuestra realidad económica, caracterizada por el esta,ncamiento de la producción y el aumento creciente del consumo, esos dirigentes sindicales sirvieron al fin político que se escudaba en reclamos aparentemente legítimos. Por esa vía, y pese al papel histórico de avanzada de la nacionalidad que cabé a los trabajadores organizados, el error de algunos dirigentes los indujo a enfrentar el interés de la Nación en su conjunto. Las huelgas políticas o para el logro de aumentos de salarios sin contrapartida de producción, agravaron aún más las difíciles circunstancias económico-financieras que pesaban sobre el país y sobre los mismos trabajadores. Al quebrantar gravemente la disciplina del trabajo, se socavaron también gravemente las fuentes que proveen a la economía familiar. Tales conflictos gremiales significaron en 1959 una pérdida de 5.000 millones de pesos en jornales y una merma en la actividad económica de 27.000 millones de pesos. Pese a todo ello, la paz social como_ objetivo esencial del gobierno mantiene plenamente su validez. Cabe también a los trabajadores adoptarla decididamente como su propio objeti~o, para evitar que las justas reivindicaciones de bienestar se transformen en pretexto político para enfrentarlos con los intereses de la Nación. Los dirigentes gremiales deben tomar plena conciencia de esta realidad fundamental.

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IV. La legalidad y el desarrollo Es necesario detenerse aún en el significado de la legalidad que preconizamos y a la que no hemos renunciado, a pesar de las transitorias medidas que hemos debido adoptar para evitar su quiebra total. El~a constituye el medio para alcanzar la convivencia pacífica entre los argentmos; permite el imperio de la paz social y es la condición indispensable del desarrollo de las fuerzas espirituales y materiales de la Nación. Sin legalidad sólidamente establecida, ningún país puede aspirar a cimentar su unidad social y su progreso cultural. Sin legalidad, no hay estímulo para el esfuerzo creador de sus habitantes, en cualquier orden. El capital, interno y externo, se retrae. Productores y obreros se debaten en la incertidumbre. Se pierde la confianza en el futuro de la Nación. Nuestro país sale de un largo período de quiebra del orden jurídico. El gobierno constitucional se preocupó desde el primer m?mento P?: restablecer la confianza de propios y extraños en la solvencia y estabilidad de nuestras instituciones. Hemos logrado despertar esa fe y así lo demuestran las inversiones nacionales y extranjeras realizadas desde el 1º de mayo. El desarrollo económico de la Nación y su prestigio internacional dependen del afianzamiento definitivo del estado de derecho.

V. Desarrollo y estabilidad l. LOS ORÍGENES DEL PLAN ECONÓMICO

Al asumir el gobierno contrajimos el solemne compromiso de sanear su economía y conducirla por el camino de un vigoroso desarrollo. Estábamos persuadidos de que para orientar la activi~ad nacional hacia dichos o~j~ti­ vos era imprescindible modificar sustancialmente la estructura econom1ca del país. En la medida en que Ja Nación se decidiera a movilizar sus ingentes recursos naturales, su imaginación y su espíritu de empresa, dejaríamos de aplicar remedios parciales y transitorios que solamente disimulan o postergan las crisis. ,, . . . Conscientes de la interdependencia de los problemas pohticos y sociales con la evolución económica, la programación del desarrollo y de la estabilidad tuvo -y tiene- primacía absoluta en el programa de gobierno que propusimos a los veinte millones de argentinos. Sin ~ransformació.n.de las bases estructurales de la Nación que permita destruir el círculo vicioso del trueque de productos agropecuarios por combustibles, hierro,

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acero, productos químicos, y los equipos y máquinas necesarias, resultarían frustradas todas las perspectivas de vida democrática, paz social, unidad nacional y desarrollo cultural, indispensables para cumplir nuestro destino histórico. Además, y ésta es la consideración primordial que inspiró al plan de desarrollo, nuestra decisión de modificar la estructura económica es un medio para lograr fines éticos y culturales de mayor trascendencia que los objetivos materiales. La experiencia histórica demuestra que la libertad, la cultura y el equilibrio espiritual del hombre, de la familia y de la sociedad, no se logran plenamente cuando los individuos viven esclavizados por la pobreza o la estrechez económica. El desarrollo de nuestra economía engrandecerá a la Nación, pero también engrandecerá el ámbito espiritual y material del hombre argentino. Aspiramos a que todos los habitantes de la Nación, los que viven en las ciudades o en los lejanos confines de la Patria, disfruten de un nivel de vida decoroso, se beneficien del fruto de su trabajo, tengan acceso a las maravillosas conquistas de la civilización contemporánea. No queremos una Nación rica para una minoría rica. Queremos una Nación de hombres y mujeres felices; de niños y jóvenes sanos de espíritu y de cuerpo cuya educación les provea de todos los medios para enriquecer su cultura y sus aptitudes vitales. Queremos que las condiciones materiales de la existencia permitan la consolidación de una sociedad unida por los fuertes vínculos morales y espirituales de su tradición cristiana. 2. EL PROGRAMA ECONÓMICO: UN SOLO OBJETIVO FUNDAMENTAL

Con estas convicciones -arraigadas en la propia realidad de nuestras necesidades impostergables- lanzamos un plan de firme estabilización financiera y de resuelto desarrollo económico. No es por azar que el plan sea, en verdad, uno solo, ni que las medidas iniciales de la expansión económica hayan precedido a las de la estabilidad financiera. Decididos a transformar las bases esenciales de la economía argentina para que la Nación pueda forjar su propio destino, fijamos cuidadosamente las etapas, concebimos los instrumentos necesarios y establecimos las prioridades absolutas y relativas en el camino que habríamos de recorrer. La acción del gobierno no puede, pues, ser juzgada de modo cabaJ si no se parte de todos los factores que decidieron su acción y no se confronta su desarrollo con la realidad del país y la situación internacional.

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3. DESARROLLO Y ESTABILIZACIÓN: DOS METAS INSEPARABLES

Al implantar la reforma monetaria y cambiaria en diciembre de 1958, expresamos al pueblo de la República que ella constituía un esfuerzo supremo destinado a impedir que las dramáticas condiciones que soportaba el país desencadenaran una crisis económica, social y política de dolorosas consecuencias para el pueblo argentino, con sus conocidos efectos de paralización industrial, desocupación, descenso del nivel de vida y desesperación individual y colectiva. Pero añadimos que dicho esfuerzo sería inútil si no estuviera en marcha la transformación de una estructura económica que ya no puede proporcionar a los argentinos el nivel de vida a que éstos aspiran y merecen. Por ello, inmediatamente de hacernos cargo del gobierno, nos lanzamos con absoluta y deliberada prioridad a promover la explotación de los recursos esenciales de que el país disponía, antes de atacar una reforma monetaria que, aunque impostergable, no podía llevarse a cabo aisladamente sin producir gravísimos perjuicios al pueblo de la República. Por otra parte, dicha reforma no hubiera podido prosperar si no nos hubiéramos empeñado en modificar radicalmente nuestra estructura económica, a menos que consintiéramos una violenta y antisocial concentración de la riqueza. Tras asegurar el orden jurídico institucional, cumplir con los compromisos internacionales que heredamos del pasado y modificar el concepto del país en el crédito internacional, dimos lo que se ha denominado "la batalla del petróleo". Como punto de partida del plan, nos propusimos el doble objetivo de alcanzar a corto plazo el autoabastecimiento en esta materia y liberar a nuestra balanza de pagos internacionales de un peso asfixiante para la economía del país. La misma prioridad esencial en el programa de expansión económica asignamos a la explotación de los recursos carboníferos, al desarrollo de la industria siderúrgica, al establecimiento de la petroquímica, a la expansión de la producción de gas, a la conquista de las fuentes energéticas ofrecidas por nuestras caídas de agua, al programa de comunicaciones y transporte carretero. La confianza despertada en los inversionistas nacionales y extranjeros por la movilización de los yacimientos petrolíferos y de gas, prontamente se extendió a los demás sectores. Para cristalizado y diversificar la expansión económica, acometimos la tarea de sanear nuestra moneda y restablecer las finanzas públicas, factor indispensable para crear las bases del desarrollo nacional. Por otra parte, la expansión económica debe ser considerada en términos prácticos desde dos ángulos. El primero es el de la acción concentrada

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uede llevar a cabo el Gobierno para estimular en forma deliberada la que P · d u~t.nas · d e mteres · " naciona · 1 o e1 mcr_emen· implantación de deten~in~d as m to de actividades economicas especificas. En segundo lugar, debe senalarse otro criterio también fundamental, que es el de promover el desarrollo económico en su conjunto, no por la vía de una acción concentrada y directa del Gobierno para estimular tales o cuales actividades, sino estableciendo condiciones básicas por sí solas propicias para la expansión y el desarrollo de centenares de miles de pequeñas, medianas y también grandes empresas privadas. Y en este sentido ya se está observando una tendencia fundamentalmente favorable para el país. Durante el mes de febrero ppdo., por ejemplo, del total de nuestras imp~~taciones, el 51 % h~ correspon.dido ~maqui­ narias y equipos de produccion, lo que da una idea de la mtensidad del reequipamiento industrial y del desarrollo, de la actividad económica que se está operando en estos momentos. Los resultados halagüeños que en el primer año de ejecución arroja el plan en el sector monetario y financiero, deben ser confrontados con los obtenidos en el campo de nuestro crecimiento económico. Las postergaciones sufridas y los éxitos alcanzados en uno y otro aspecto del mismo objetivo constituyen el balance de la situación actual. A ellos nos referiremos, en forzada síntesis, para determinar cuánto nos falta recorrer para que la República Argentina realice, en este aspecto, su destino. ' 4. PETRÓLEO: AUTOABASTECIMIENTO

A los dos años de nuestra gestión de gobierno, la República marcha resueltamente a bastarse a sí misma en sus necesidades de combustibles líquidos. La producción petrolífera, que en 1958 fue de unos 5 millones y medio de metros cúbicos, en 1959 ascendió a más de 7 millones de metros cúbicos. La producción estimada para el corriente año será de 11 millones y medio de metros cúbicos, a los que hay que agregar el equivalente a la produción de gas, o sea otros 3 millones de metros cúbicos, lo que hace un total de 14 millones y medio. En 1961 alcanzaremos el autoabastecimiento e incrementaremos nuestras exportaciones ya comenzadas en forma incipiente. La gravitación del éxito alcanzado en materia de petróleo sobre la economía debe medirse también por la liberación de nuestro poder adquisitivo en el exterior. Las importaciones de combustibles insumieron en el período 1955/58, 1.022 millones de dólares, valor superior al déficit de nuestra balanza comercial en el mismo lapso. Considerando que la producción nacional de petróleo y gas en 1960 casi duplicará la del año precedente, se

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obtendrá un importante ahorro de divisas. El país puede así aplicar esos recursos sustanciales para subvenir a otras necesidades e intensificar el reequipamiento de su economía. Pero estos éxitos trascendentales y rotundos del esfuerzo nacional -en cuyo proceso Yacimientos Petrolíferos Fiscales mantiene la hegemonía de la Nación sobre sus fuentes energéticas- no deben hacernos olvidar la magnitud de nuestras necesidades futuras en materia de combustibles. Lanzado el país por el camino del desarrollo económico integral, nuestras necesidades energéticas se multiplicarán en razón directa del crecimiento industrial y de la tecnificación del agro. 5. OTROS RECURSOS ENERGÉTICOS

La acción volcada al sector petrolífero no ha actuado en desmedro de otras fuentes de energía. La canalización del gas natural hacia los centros de consumo materializa otro de los grandes triunfos logrados por la Nación en su lucha por expandir la economía nacional y abrir nuevas perspectivas al bienestar del pueblo. La política de explotación de nuestros recursos energéticos fue complementada con la aceleración de los trabajos de construcción del gasoducto y oleoducto de Campo Durán, que acaba de entrar en servicio antes del plazo fijado. Logrado este propósito, al millón de metros cúbicos diarios de gas que recibíamos en Buenos Aires, procedente de Comodoro Rivadavia, se suman ahora siete millones de metros cúbicos de Campo Durán. Se han realizado ya los estudios para la construcción del segundo gasoducto desde el sur a Buenos Aires y el segundo gasoducto del norte pasando por el litoral. La línea de recorrido de oleoductos y gasoductos atrae como un imán a las nuevas industrias, que multiplican las fuentes de trabajo y el volumen de la producción. A su vez, el gobierno ha encarado decididamente el gran problema del déficit de energía eléctrica. En cumplimiento del convenio constitutivo de la empresa SEGBA, se está trabajando intensamente en el aumento de la capacidad de la usina de Puerto Nuevo, para lo cual se instalará un nuevo turbogenerador de 140 mil kilovatios que ya se halla en el país y cuya puesta en funcionamiento se espera para fines del corriente año. Al mismo tiempo, se han activado las obras de la nueva y moderna central de Buenos Aires, a instalarse en Dock Sud. No podemos, sin embargo, dejar de señalar con absoluta franqueza el hecho de que no se ha avanzado al ritmo deseado en otros sectores de la producción energética. El principal factor causante de dicho retraso está

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: ·d por las dificultades financieras del país. No deja también de constitul o h d . ·nfluencia en estas demoras el hec o e no comprender que la meta eJercer 1 . d e 1as d.f. ía dinámica y d e alto d esarro.11o esta,. por encima 11d e una ecOnom cultades circunstanciales que el esfuerzo nacional puede y debe vencer aquí Y ahora. · ,. se encuentra 1a pro di:cc1on · ,. d e energ1a ,. h.d · En esta situacion 1 roe l"'ectnca la de carbón, sectores que es menesterr impulsar con la misma intensi~ad con que se han movilizado n~1estros recurs.os ~etrolíferos. A este resel gobierno desea puntualizar que en mngun momento ha descopec to ' f 1 ,. nacido la trascendencia del es uerzo. ~ue e pa1s espera en esta materia. Pruebas de ello son la reestructurac1on llevada a cabo en Yacimientos Carboníferos Fiscales con vistas a promover el desarrollo de sus actividades; el apoyo prestado a las t~reas de la Comisió1: Mix~a ~~l Salto Grande, que acaba de licitar internac10nalmente el estudio de~1mt1vo de las obras hidroeléctricas del río Uruguay; el acuerdo suscnpto con el Fondo Nacional de las Naciones Unidas para el estudio del programa eléctrico y, finalmente, la garantía acorda.da por el Estado nacional a las obras provinciales de producción eléctrica. El gobierno abriga la esperanza de remov~r en un f:ir_uro inmediato los factores adversos aludidos respecto de la hidroelectnc1dad y el carbón. Además en relación con este último, el Poder Ejecutivo cree necesario produci; en el país el carbón que ahora importamos y que tenemos en nuestro subsuelo. 6. PETROQUÍMICA Y QUÍMICA PESADA: ACTIVIDADES BÁSICAS

PARA NUESTRO DESARROLLO

En el campo de la industria petroquímica. Y: ~e la químic~ Resada, las realizaciones obtenidas corresponden con prec1s10n a las prevlSlones del programa, para ofrecer bases sólidas e inquebr~n~ables a nuestra exp~nsión económica. El financiamiento externo, matenahzado en forma de mversiones de capital en nuestro suelo, constituye una prueba cabal de su voluntad de sumarse al esfuerzo nacional así como del interés despertado en el exterior por la cantidad y diversidad de nuestros rec1:rsos ~aturales cua:ido el país se ha decidido a movilizarlos. El total de esas mvers1ones extran1eras desde el 1º de mayo de 1958 alcanza a 330 m~ll~nes de dólares, parte importante de las cuales está destinada a la petroqmm1ca. La petroquímica, además del significado industrial que tiene, influirá en la reactivación y expansión de nuestro agro. Los herbicidas y los fertilizantes, sumados a la mecanización de la explotación agraria y a la electrificación

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rural, abrirán nuevas y extraordinarias perspectivas a la fundamental producción agropecuaria. 7. ESTABILIZACIÓN FINANCIERA

El programa de estabilización representa una amplia coordinación de las políticas presupuestaria, monetaria y crediticia, a fin de lograr una equilibrada utilización de todos los resortes de acción del Estado sobre el valor del dinero. Tal vez el resultado más espectacular y lo que da una más exacta medida de la intensidad del esfuerzo que está realizando todo el pueblo argentino y de la confianza y respeto despertados en el extranjero por dicho esfuerzo, es el aumento de reservas y de disponibilidades financieras que tiene hoy el país. Las tenencias de oro y divisas libres que al 1º de mayo de 1959 eran de 96,3 millones de dólares han pasado a ser de más de 400 millones de dólares al 1º de mayo de 1960, es decir, que se ha producido una mejora del orden de los 300 millones de dólares. Las reservas y las disponibilidades financieras en oro y divisas libres del Banco Central se elevan hoy a más de 600 millones de dólares. Todo ello, según se ha expresado, da una idea de la magnitud del esfuerzo argentino, y constituye una base firme para su tranquilidad futura y una garantía de que la desocupación podrá ser evitada. Estamos hoy en condiciones de emplear adecuadamente esas reservas para facilitar el equipamiento y el desarrollo del país. Volcamos la acción del gobierno con energía y firmeza a sanear nuestra moneda y rehacer las finanzas públicas porque era impostergable sustituir una economía enteramente ficticia por otra en la que la población no gastara más que el conjunto de bienes y servicios que produce. Sin embargo, conscientes de sus repercusiones sociales, fijamos el objetivo de la estabilización en el alto nivel, que corresponde a una economía impulsada vigorosamente al desarrollo. Toda demora, cualquier retroceso en el plan de expansión económica nacional, torna ilusorio el objetivo de lograr una real y verdadera estabilización financiera. La circunstancia de haber logrado en poco tiempo la estabilidad monetaria, expresada en el hecho de que el peso mantiene su correlación con las monedas fuertes extranjeras, y el axioma innegable de que sin dicha estabilidad la recuperación económica y la expansión resultan vanos ideales, no deben, sin embargo, inducirnos a error. La estabilidad monetaria de que gozamos es, fundamentalmente, consecuencia de la restricción impuesta a las importaciones y de la limitación del consumo interno. Ambos factores son y deben ser de excepción y transitorios, dadas la magnitud y diversidad de los recursos naturáles de que el país dispone y las cualidades que caracterizan a todos los sectores de la pobla-

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ción. ,Por ello, la acción del gobierno debe intensificarse en la reducción drástica de los gastos del Estado cuyo déficit provoca anemia a la Nación cercena su desarroHo y esteriliza el esfuerzo que la estabilización impone al pueblo. . . . . . . . Si ~ien el ntmo. 1~flac10nano ha dismmmdo, .$ubsiste el déficit presupuestano que se ongma en el exceso de burocracia y en la incapacidad de algunas empresas estatales o sectores de ellas para autofinanciarse. Nuestro deber consiste en co~~egir est?s. dos graves defectos mediante la racionalización de los serv1c10s adm1mstrativos y la privatización, dentro de los lin~amie~to~ trazados, de los sectores de empresas del Estado que resultan ant1econom1cos en sus manos. No puede negarse que. el proces~ .inflacionario se halla en parte contenido y que se h~ l~~rado cierta estab1hdad .en los precios, debida principalmente a la restncc1on del consumo, . . . es decir, al sacrificio popular. Tamb'e" 1 n se ha avanzado en 1a raciona11zac1ón de la administración pública, pues desde enero de 1959 has~a el ~ 1 de marzo de este año se ha disminuido en más de 50.000 age:ites, cifra sm precedentes en la historia de nuestra burocracia, pero que, sm embargo, no basta para que se cumplan las metas propuestas. Presentamos ~stos resultados y formulamos esta autocrítica con franco lenguaje porque JUZgai:no~ que así estaremos en mejores condiciones para resolver uno de los pnnc1pales problemas que hemos de enfrentar en 1 'd os meses vem eros. 8. SIDERURGIA: EJE DE NUESTRA EXPANSIÓN ECONÓMICA

Factores adversos a la evolución nacional han determinado un evide t 'd , . l n e retraso en e1programa s1 erurg1co. E plan de desarrollo debió comen d 'd' zar c?n él, pero nos ec1 1m?s,, por l~ re~c~ivación petrolífera porque las invers10n~s en este campo re~1tuan mas rap1damente que las aplicables a la siderurgia y ~es~~avan a .n:as ?;eve plazo nuestra deficitaria balanza de pagos. ~llo no ~igmf1ca rect1ficac10n alguna de la ~i;iport~ncia fundamental que la s1derurg1~ posee en el programa de expans1on nacional, ni que el gobierno hay~ cedido o ce~a en el.futuro en sus esfuerzos destinados a dar el máximo im~ulso a la mdustn~ del acero ..Prueba de ello es la aceleración que hemos impreso a los trabajos que se ejecutan en San Nicolás cuya c ,. · · ·d d · ,, ,. oquena ha micia o su pro ucc10n, asi como también las obras de Fabric c· ·1· 1 a 10nes Mi itares en ap a. Por ?tra parte ~e ha d~do .un paso trascendental para el futuro de la Patagoma y del pa1s. Fabncaciones Militares adjudicó la explotación del

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Y~cimiento d~ Sierra Grande (Río Negro), sobre la base integral de un plan

mmero y fabnl, a una sociedad argentina en colaboración con un grupo de empresas especializadas europeas y americanas. Dar a la siderurgia una solución victoriosa como la que la Nación ha alcanzado para el petróleo, es vital para su economía, para su balanza de p~gos y, en definitiva, para su destino. La siderurgia es uno de los pilares del bienestar de nuestro pueblo, de nuestra independencia y de nuestra soberanía coi:no ~ aci~~· .constituye el fu~dament~ primordial del desarrollo y consolidara defmltlvamente la segundad nacional. Frente a la gravitación que las importaciones de hierro, aceros y derivados ejercen sobre nuestro bala-?-ce de pagos, la magnitud de nuestras necesidades indica que ningún precio es excesivo para encarar este decisivo objetivo nacional. Se debe recordar que nuestra producción de lingotes de acero alcanza a cubrir sólo el 13,2% de nuestro consumo, por cierto altamente restringido, y que las necesidades para 1965 serán del orden de los 4 millones de toneladas, vale decir, el doble del consumo actual. Como en el caso del petróleo, la responsabilidad del gobierno y de los distintos sectores que integran la Nación está comprometida en la lucha por la expansión siderúrgica, base esencial para la mecanización del agro y sin la cual no pueden vivir ni desarrollarse la industria liviana, el transporte y otras actividades sustanciales. El dilema es claro: o promovemos resueltamente la siderurgia nacional, con lo cual nutrimos de equipos y maquinarias a nuestras actividades primarias, a la producción de bienes intermedios y a nuestras industrias, o sometemos la producción agropecuaria a un perenne estancamiento y condenamos a las industrias existentes a una ruinosa paralización. Se equivocan profundamente quienes sostienen que nos resulta más económico importar que producir acero. Por elevados que fueren las inversiones y los costos iniciales, la siderurgia nacional es la base absolutamente indispensable de cualquier plan de desarrollo económico. Así ha ocurrido, sin excepciones, en todas las naciones poderosas y altamente evolucionadas. 9. TRANSPORTES

Las limitaciones de la presente situación financiera nacional e internacional han impedido concentrar los esfuerzos del Gobierno en el grave problema de los transportes. Sin los fundamentos que provienen de una vigorosa industria siderúrgica, del desarrollo de la producción automotriz y de combustibles, de la incrementación de las plantas de material ferroviario establecidas en el país y de la iniciación del plan carretero, la mera reconstitución de nuestro sistema de comunicaciones terrestres existente habría sig-

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nificado cristalizar la circulación de los bienes en el signo económico que actualmente tiene, adverso al desarrollo de la Nación. Ganada la "batalla del petróleo", que proporcionará combustible~ l~quidos ~n abundan~ia; ~1:1pul­ sada la fabricación de camiones y automoviles mediante la radicacion de capitales extranjeros e inversión de capitales argentinos, capaces de p~odu­ cir unidades de óptima adecuación al transporte moderno; promovido el plan de caminos, y alentada la siderurgia, se ofrecen las condiciones básicas para que el Gobierno vuelque su esfuerzo ~n ..un. problema. cuya solució1:1-, como la de los demás, posea los caracteres dmamicos de un mcesante crecimiento económico nacional. Al efecto, se efectúan activamente los estudios tendientes a reorganizar y equipar la integridad del sistema de transportes. Los organismos del Estado, a través de sus técnicos, conjuntamente con los de organismos internacionales especializados, se encuentran en plena realización de un programa que va desde la eliminación de los gravosos desequilibrios presupuestarios de las empresas estatales hasta llevar a cabo el sistema moderno de interconexión que requiere la expansión de nuestra economía. 10. EL PLAN CARRETERO: DESARROLLO REGIONAL

La extensión física de un país está dada por sus límites geográficos, pero su extensión económica se determina por la intercomunicación de sus diversas regiones. Lo que no está al alcance de la Nación como entidad. de conjunto no pertenece a su actividad práctica. Y todo aislamiento implica un principio de segregación. Desde hace más de un cuarto de siglo, la Nación no ha aumentado su red carretera y, por añadidura, la conservación de los caminos existentes ha sido sumamente precaria. Es impostergable la necesidad de imprimir un ritmo enérgico y acelerado al programa vial a fin de comunicar las diversas zonas del país, integrándolas geográficamente, y multiplicar la superficie territorial de su actividad práctica. Poner en contacto fuentes de producción con concentraciones de consumidores, activar económica, cultural y socialmente zonas aletargadas y hacer posible la convivencia intensiva de todas sus partes, abre perspectivas insospechadas al mercado productivo y consumidor y sella la unión nacional de manera inquebrantable. El Poder Ejecutivo Nacional acaba de dar el primer paso hacia la concreción de estos propósitos. Recientemente ha dispuesto que Yacimientos Petrolíferos Fiscales transfiera los aportes que tanto dicha empresa fiscal como las compañías privadas expendedoras de nafta deben destinar a la Dirección Nacional de Vialidad. Mientras YPF puede recurrir a otras fuen-

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tes de crédito para continuar el desarrollo de su plan de reactivación, es menester ampliar al máximo la red caminera mediante la aplicación de recursos apropiados. 11. RECUPERACIÓN DEL AGRO

El Poder Ejecutivo puede anunciar que ha detenido una de las más graves crisis que ha soportado la producción agropecuaria, fuente de riqueza tradicional de nuestro país y vehículo insuperado en la obtención de las divisas que necesita la Nación para sustentar su intercambio con el exterior en forma positiva. Son visibles los signos de recuperación de la ganadería nacional, y los precios de venta, tanto internos como externos, han alcanzado, y en algunos casos superado, los de paridad de anteguerra. La superficie cultivada denota síntomas de auspiciosa mejoría: la de los dos últimos años ha sido la más extensa que registra la historia del país. Pero, al igual que en los demás sectores de la producción, de nada valdría esta mejoría si no se transforman las bases económicas de la explotación agropecuaria. Dicha transformación depende sustancialmente de dos factores: mecanización y aplicación de nuevas técnicas. La mecanización está inexorablemente vinculada al desarrollo energético y siderúrgico. Pretender mecanizar el agro con combustible, equipos y maquinarias procedentes del exterior es un círculo vicioso que el país viene padeciendo desde hace muchos años. Gran parte de las divisas de que dispone el país provienen de la exportación de productos agropecuarios y no bastan ni siquiera para mantener una economía estancada como la que heredamos. En consecuencia, solamente la siderurgia nacional que abastezca de hierro, acero y derivados a la industria de tractores, maquinarias, motores e implementos agrícolas y la plena explotación de nuestros recursos energéticos podrán sentar bases sólidas y firmes para una verdadera expansión agropecuaria. Por otra parte, la acción del Instituto de Tecnología Agropecuaria y de CAFADE, con la cooperación de organismos internacionales, y el desarrollo de la química pesada y la petroquímica, podrán dotar al campo de las nuevas técnicas y de los elementos humanos, capaces de impulsarlo a su real crecimiento. La reconstitución de los planteles ganaderos permite augurar que el año próximo dispondremos de mayores saldos exportables. La contracción del consumo interno, provocada fundamentalmente por la eliminación del control de precios, es evidentemente una situación transitoria para mantener y expandir nuestras exportaciones de carnes con el objeto de mejorar nuestra posición en los pagos internacionales deteriorada por las fluctuaciones negativas en el mercado mundial de granos. Pero nuestro objetivo, que

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lograremos inexorablemente, consiste en alcanzar un mayor volumen de carne que permita intensificar la exportación sin causar inconvenientes al correcto y racional abastecimiento interno. En cuanto a la economía agropecuaria en general, se está perfeccionando la organización de la lucha contra la erosión y las plagas, y se fomentará cada vez más la modernización y mecanización de las explotaciones con métodos comerciales de empresa moderna. Sólo el progreso científico-técni~o del ª?ro es capaz de aum.entar la producción, liberar mano de obra para la mdustna y proveer altos mveles de vida a la población agraria. Además, la conversión de la industria agropecuaria a formas científicas de explotación per:nitirá aumentar la producción y rebajar los costos, única manera de competir con éxito en el mercado mundial sin reducir los ingresos de los productores y peones del campo. 12. POLÍTICA INDUSTRIAL

La expansión de la industria nacional es uno de los pilares básicos del programa de d~~arrollo que hemos emprendido. El Gobierno ha querido que esa ex.pans10n ac~ara en términos de la mayor eficiencia posible, a la par qu~ or:ent~~a hacia altos índices de productividad. A ello ha respondido l~ dismmucion de ~os recargos a la importación, pero es evidente que esa re?a1a no ~ebe traducirse en un descenso de la producción ni en su estancami~n~o. Si esto ?cur~ier~, la disminución de los recargos transformaría los ob1euvos de r~ciona!izaci~n de nuestras industrias en depresión económica, ~a .q~e ~l Gobierno impedir~ a to~a costa, p~r los daños sociales y los perJUICios irreparables que ocasionana al porvemr de la República, en todos sus aspectos. P~r el .contr~rio, el. Gobierno ha adoptado medidas para favorecer el reeqmpamiento mdustnal y hará todo lo que esté a su alcance para estimular el aumento cuantitativo y cualitativo de la producción y la racionalización de los costos. 13. COMERCIO EXTERIOR

Los resultados de nuestra ~a~anza comercial en 1959 demuestran que ?emos a~~rrado parte d.e las dr~risas que hasta entonces gastábamos en la importacion de combustibles. Mientras que en el período 1955/1958 se acumula~on saldos desfavorables en nuestras relaciones comerciales con el exterior por más de mil millones de dólares, hemos cerrado el año 1959 con una balanza comercial equilibrada e incluso con un pequeño superávit.

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Aunque este s~gno no deja de ser. auspicioso, no hay que sobrestimarlo. Ello se ha debido en buena medida a la reducción de importaciones, efecto, a su vez, de nuestro empeño en situar la capacidad de compra externa en términos reales y verdaderos que impidieron la cesación de pagos. La paulatina recuperación del campo y la movilización de los demás recursos naturales del país a través del plan de desarrollo, tornan inaplazable la acción del Estado para aumentar las exportaciones, incluso las no habituales, y diversificar los mercados de colocación. A este propósito sirven las normas que se han sancionado sobre "draw back". El país está en condiciones de superar su carácter de simple exportador de productos primarios e iniciar la colocación exterior de productos semielaborados y manufacturas, para los cuales encontrará mercado en América latina y en las naciones nuevas de Asia y África. Abolidos los controles, los cambios diferenciales y los cupos de exportación y ubicado el tipo de cambio único en un nivel alentador para nuestras ventas en el exterior, se requiere una política comercial que desborde actividad y eficiencia. La diversidad y magnitud de nuestras riquezas naturales, y la habilidad y la inteligencia creadora de los argentinos, harán de la Patria un taller de alta productividad y plena eficiencia a medida que el plan d~ expan.sión económica avance en su realización, sobre la base de principios sanos. Con este propósito, nuestro Gobierno ha acentuado su presencia en la coyuntura económica internacional contemporánea. En el plano regional, es notoria la participación que ha cabido a nuestro país en la creación de una Zona de Libre Comercio entre siete países de América latina que reúnen en conjunto 140 millones de habitantes. La Asociación Latinoamericana de Libre Comercio multiplica el mercado consumidor de las producciones nacionales, necesario para la evolución de éstas en términos de costos económicos. Además intensificará el comercio tradicional de materias primas y alimentos y promoverá el intercambio de los productos industriales que todos fabricamos en magnitudes crecientes. Atento al desarrollo de sus relaciones comerciales con Europa y los Estados Unidos, nuestro Gobierno ha seguido muy estrechamente los problemas comerciales suscitados entre la Comunidad Económica Europea y la Asociación Europea de Libre Comercio y de ambas con los Estados U nidos de América. Consciente de que el desenlace de las actuales diferencias y su evolución ulterior gravitarán directamente sobre nuestra economía, ha defendido ante los gobiernos asociados el derecho que le asiste de participar de estos acontecimientos, en su condición de país occidental y americano y en vista de sus tradicionales e importantes relaciones comerciales con Europa y los Estados Unidos.

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VI. Fuerzas Armadas. Su contribución al orden y a la paz de la República A pesar de todas las circ_unstancias _e incitaciones, a pe~ar de l~s hechos que requirieron su presencia en el pnmer plano de la vida nacional, las Fuerzas Armadas han comprendido que el país sólo puede vivir y desarrollarse dentro de la legalidad. Superando episodios internos, las Fuerzas Armadas no salieron de la legalidad. Por el contrario, demostraron compartir el unánime convencimiento de que era esencial mantener la vigencia de la ley y respetar la decisión popular. Las veces que las Fuerzas Armadas debieron abandonar sus tareas propias para hacer efectivas movilizaciones y aplicar el Plan "Conintes", lo hicieron respondiendo a instrucciones expresas del poder constitucional y con la finalidad inexcusable de salvaguardar la paz y el orden interno. En países como el nuestro, que están empeñados en promover su desarrollo y viven una dramática época amenazada por elementos de disociación, las Fuerzas Armadas son algo más que custodios de las fronteras. Se constituyen en la columna vertebral que sustenta el orden, la paz interior y la cohesión nacional. Esto lo han comprendido las Fuerzas Armadas y, por ello, me satisface afirmar que, en la Argentina, la promoción del caos y la anarquía chocan con la indeclinable vocación nacional de los hombres de armas. Con la colaboración de las Fuerzas Armadas, la convivencia de los argentinos se desarrolla dentro del marco de la ley; y a la ley y a los gobernantes puede cambiárselos mediante la exclusiva y civilizada vía del sufragio. Consciente de las altas funciones de las Fuerzas Armadas, el Poder Ejecutivo trata de dotarlas, en la medida de las posibilidades financieras, con todos los elementos indispensables para su perfeccionamiento profesional. Las Fuerzas Armadas están actualizando rápidamente su preparación integral para satisfacer nuevas exigencias de la situación internacional e interna, en cumplimiento de su emisión permanente de defender la integridad del territorio patrio y de garantizar la paz interior, asegurando el normal desenvolvimiento de las instituciones republicanas. En tal sentido, destaco que para enfrentar la realidad de las nuevas formas y medios de agresión, el Ejército ha iniciado la transformación y adaptación de sus antiguas estructuras orgánicas, métodos de educación e instrucción y de preparación de sus cuadros profesionales y sus soldados, para la defensa nacional. La Patria entera sabe de la capacidad, heroísmo, sentido del deber y eficiencia técnica de los hombres a quienes ha entregado un uniforme para que

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la defiendan. Pero sabe, también, que toda esa calidad humana. en un mundo regido por los avances tecnológicos, puede ser ineficaz si no está sustentada en un desarrollo científico-económico. Por ello, el Poder Ejecutivo está seguro de que ~a única posibilid~d seria de proveer a las Fuerzas Arma~as. de l~s medios de defensa. mas avanzados, es la de lograr el desenvolvimiento mtegr~ d~ nu~stras nqu~­ zas. Sin autoabastecimiento petrolífero, sin energía electnca, sm acero, sm petroquímica, sin industria pesada, sin cain~n~s y ~ed~os de transpo~e, sin alta investigación científica, no puede existir autentica defensa nacional en la era moderna. El Gobierno está decidido a atacar los problemas en sus causas profundas y así como trabajar para modificar las _b~~es de una ~structura económica que frena a un país de inm~nsas posib~lid~des, q~iere plantear el vital tema de la defensa de la República en sus termmos mas hondos y reales. Sin desarrollo científico-económico no puede existir defen~a n~cional. Y esa adecuación de los términos reafirmará una vez más la mdisoluble unidad del pueblo con las Fuerzas Armadas ..El sold~do, el .obrero, ~I universitario, el sacerdote, el político, el comerciante, el md~stnal, e~ a~r~­ cultor, contribuirán todos, desde su esfera de acción, a realizar la histonca vocación de una Patria Grande.

VII. Política Internacional En el año 1960, la situación mundial experimenta profundas transformaciones. Este hecho adquiere particular significación para nuestro p:oceso de desarrollo. En términos generales, puede afirmarse que las. tensi?~es entre los grandes bloques han ido derivando del terreno estratégico militar al económico-social. Con ello, la llamada "guerra fría" comienza a ceder y esa situa~ión crea condiciones favorables para los intereses de los Estados que ne~es~tan de la cooperación de los países más evolucionados para su desenvolvm~iento. . Nuestra política exterior tiene en cuenta esta coym:tura y e~ta al servicio de una firme y definida política de desarrollo naci~mal. R~iterando la amistad con todos los pueblos del mundo y mantemendo s1empr~ una estricta defensa de la soberanía nacional, hemos actuado en los orgamsmos internacionales con absoluta independencia, seriedad y mesura. Nuestros representantes han sostenido los principios tradicionales de la ~on~ucta internacional argentina. Hemos apoyado con nu~s~ro voto las aspirac10nes de los pueblos por su independenci~; hemos ausp~ciado todas l~s for~as ~e integración y cooperación económica en beneficio de las naciones msufi-

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cientemente desarrolladas; hemos bregado por la protección internacional de los derechos humanos y hemos reiterado nuestra inconmovible adhesión al principio de no intervención y a los esfuerzos por afianzar la paz del mundo. Fieles a la norma de que la política exterior de un Estado no es sino la proyección, en la esfera mundial, de sus ideales e intereses nacionales actuamos conscientes de que pertenecem?s a la comunidad americana~ occidental, dentro de la cual han de realizarse nuestros objetivos particulares sin perde: el s~ntid? d~ la v~cac~ón univer~~l que hemos expresado en tod~ nuestra histona. Nmgun pais, nmguna region del globo, pueden aislarse de los problemas de un mundo cada vez más interdependiente y más convencido de la necesidad de afianzar.la paz entre los pueblos. . En la Conferencia sobre la Antártid~, logramos imponer la tesis argentina, consagrada en el Tratado, contrana a la internacionalización de esa zona. En.~se instrume~to se han incorporado los principios de libertad y cooperacion en el estncto terreno de la investigación científica con fines pac~fi~os, proscribiéndose las explosiones nucleares en toda la región antartica. Como testimonio concreto de una política de paz y solidaridad con los pue~lo~ herman?s de América, debo destacar que hemos suscripto con la Republica de Chile las bases de un acuerdo para la solución definitiva de los p~oblemas limítrofes. Los proble:nas relacionados con el Canal de Beagle y Río Encuentro se resolveran mediante el recurso de soluciones pacíficas que han de establecerse en los documentos que oportunamente serán sometidos a la consideración de Vuestra Honorabilidad. . En la p~rte e~onómica de e~te Mensaje, ~nalizamos las nuevas agrupac10nes. y almeamiento~ ,,de los mtereses nacionales y regionales de orden mu~dial ~ su rep~rcus10n sobre la economía argentina. La clara tendencia hacia las mte~raciones zonales y los grandes cambios sobrevenidos en la ~osgll:erra obligan a nuestra política económica a tomar en cuenta dichas s1tuac10nes, p~ra que ellas no resulten perjudiciales a nuestros intereses y, por el contrano, puedan favorecerlos. . ~sta es ~~a de l~s razones que nos han determinado a aceptar la invitac10n de visitar paises europeos tradicionalmente vinculados al nuestro. Ent~ndemos que el c?ntacto personal entre jefes de Estado, procedimiento· comente y de no.tonos resultados en la diplomacia actual, nos permitirá expone~ con. ~!andad .el pen~amiento argentino dentro del cuadro de la actual nuestro país en el sistema de coapera _ . ,, . . s1tuac10n. mundial. Ubicado . . c1on mteramenca?a, este viaJe pondrá en evidencia nuestro anhelo de mantener y ampliar las tradicionales corrientes de intercambio entre la

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Nación Argentina y la Europa continental e insular, en todo aquello que favorezca los firmes objetivos de nuestro desarrollo espiritual y económico. La apertura de nuevos y vastos mercados como consecuencia del histórico despertar de los pueblos coloniales, ha interesado profundamente a las grandes y medianas potencias de Europa y debe interesar a nuestro país, que se apresta a ingresar al mundo de las naciones desarrolladas y exp~rtadoras de otros bienes que no sean los tradicionalmente agropecuanos. Por otra parte estimo oportuno subrayar a Vuestra Honorabilidad la magna significación americanista que asumieron las visitas de los presidentes de México, licenciado López Mateas, y de los Estados U nidos, general Eisenhower. El viaje del presidente mexicano ha consolidado más aún los indestructibles lazos que nos unen al pueblo azteca. La visita del primer magistrado de la Unión y el recibimiento que nuestro pueblo le dispensó son testimonio elocuente de la firme amistad que existe entre nuestros dos países. También debemos destacar que la visita del presidente Sukarno, de la República de Indonesia, ha reafirmado, una vez más, que la Argentina mantiene cordiales relaciones con todas las naciones del mundo. En síntesis, nuestra política exterior, estructurada en el sistema interamericano, acentuará de más en más su proyección universal, en la medida en que se cumplan los planes de expansión cultural y material que se ha trazado nuestro pueblo con clara visión de su grandioso destino. En lo que se refiere al culto, el país exhibe un clima de libertad religiosa y respeto mutuo entre todos sus habitantes, ofreciendo así en el campo espiritual una muestra ejemplar de armónica convivencia. El Gobierno auspicia complacido las manifestaciones del espíritu religioso de nuestro pueblo, pues sabe que ellas son un elemento fundamental para la paz social, el perfeccionamiento moral y aun el desarrollo material. Tenemos el ejemplo del Congreso Eucarístico Nacional de Córdoba que se prestigió con la visita del Legado Pontificio, y en donde se comprobó palpablemente el vigor de nuestra tradición católica y las excelentes relaciones imperantes entre la Iglesia y el Estado. En este aspecto, el Poder Ejecutivo está dispuesto a encarar toda posibilidad de adecuar esas relaciones a la realidad actual.

VIII. Política cultural La política educacional del Poder Ejecutivo tiende a que la cultura actúe en función del desarrollo integral del país y, paralelamente, a que, a

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través de ese desarrollo, todo el pueblo tenga pleno acceso a los supremos bienes del espíritu. Queremos una educación de frente al país y a su servicio. Queremos una cultura que realice, dentro de la línea de su entrañable tradición espiritual y en un clima propio de la mayor libertad, todas las virtualidades del hombre argentino. Nuestra intención sería ver instalarse todos los días, a lo largo de todo el país, escuelas, centros de investigación científica, bibliotecas y museos. Pero en ésta, como en todas las otras grandes cuestiones nacionales, es imprescindible discernir con realismo y seriedad ~l verdadero fondo del problema. De nada sirve que levantemos, agobiando todavía más el presupuesto nacional, edificios dedicados a la investigación científica, si luego no podemos terminarlos o no podemos dotarlos del instrumental adecuado, o si, posteriormente, los graduados tienen que emigrar a otros países buscando las oportunidades que su tierra es incapaz de brindarles. Por lo tanto, al lado de un instituto para la formación de técnicos siderúrgicos nosotros queremos construir un alto horno. Para que el instituto pueda mantenerse y para que sus alumnos tengan dónde volcar sus conocimientos. El Poder Ejecutivo, dentro de sus posibilidades reales, mantendrá y acrecentará sus aportes en la materia. El próximo censo escolar, entre otras cosas, demostrará el notable avance que se ha realizado contra el analfabetismo, pero también que el último resabio de este mal, el ausentismo, encuentra su explicación en necesidades familiares, dificultades de transporte y otras razones que se originan en deficiencias de la economía. Este hecho refuerza la convicción del Poder Ejecutivo de que una de sus mayores contribuciones a la educación y a la cultura, debe ser la creación de un clim~ so. ci:U . asentado sobre una economía de desarrollo y regido por las normas JUndicas. . Por ello existe exacta correspondencia entre el plan de desarrollo y la libei:a~ de e~seña~a ~ue se ha acordado plenamente. No queremos que la Republica pierda mngun aporte cultural o técnico necesario para su grandeza, liberación y bienestar. Los primeros resultados de esa política educacional, que originó tantos equívocos, no hacen sino confirmar la razón de la tesis. El Poder Ejecutivo está .ª~opt~do una serie de medidas para complementarla en el plano adm_im~trativ? y con profunda satisfacción ve surgir institutos universit~nos p~vados y centros de investigación técnica, que responden a necesidades vitales del desarrollo nacional. _Por _lo tant?,. el gobierno mantendrá, en toda plenitud, su apoyo a la Uruversidad oficial, pero al mismo tiempo no escatimará ningún esfuerzo

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para auxiliar a otras fuentes de promoción intelectual, técnica y científica que son esenciales para la Nación. Queremos que por la vía estatal o privada, a los abogados, médicos, historiadores o filósofos, se sumen más ingenieros industriales, físicos, químicos, agrónomos, especialistas en siderurgia, en caminos, en petróleo, en electrónica y en todas las otras manifestaciones de la tecnología contemporánea. Estamos decididos a que nuestros jóvenes no contemplen barreras aliadas frente a sus inquietudes y que a través de su completa realización personal puedan contribuir al esfuerzo de convertir a la Argentina en una gran potencia.

IX. Salud Pública El vital problema de la salud pública, con los medios materiales que exige, es considerado por el Poder Ejecutivo de acuerdo con la idea central que preside su acción. Vale decir, que para abarcarlo integralmente hacen falta recursos y que para conseguir estos recursos es indispensable el desarrollo económico. A pesar de esta dificultad, que hace a la esencia de la cuestión, el Poder Ejecutivo no ha escatimado esfuerzos para lograr las condiciones biofísicas y sociales necesarias para el hombre en su lucha contra la enfermedad y su acceso a una plena salud, meta final de la asistencia sanitaria contemporánea. En procura de una mayor y mejor salud pública, el gobierno coordinó los esfuerzos de la Nación y de las provincias para luchar contra las enfermedades en todo el ámbito de la República y, al mismo tiempo, jerarquizó los medios de acción para obtener su utilización racional y sus prioridades en forma tal que pudieran reforzarse los que fueran más insuficientes. El aumento de técnicos en sanidad mediante la creación de la Escuela Nacional de Salud Pública; la creación de departamentos de Medicina Preventiva y Social en los hospitales; las campañas de vacunación y los centenares de puestos de hidratación inaugurados, demuestran, entre otras cosas, la sensibilidad del Poder Ejecutivo para atender uno de los más trascendentes problemas de la Nación. Pero faltaría a la verdad si no proclamara esta verdad fundamental: sólo podremos proteger la salud pública en forma adecuada si tenemos los medios imprescindibles y éstos sólo los tendremos mediante el desarrollo económico. En este sentido, estoy persuadido de que al surgir un nuevo pozo de petróleo o instalarse un alto horno o terminarse ur: dique,. se. estarán construyendo en ese o en cualquier otro lugar del pais los c1m1entos de una vivienda, de una escuela o de un moderno hospital.

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X. Conclusiones. Perspectivas En esta forma queda enunciada la línea general de los últimos doce meses de gestión del Poder Ejecutivo. La hemos presentado ante la Honorable Asamblea omitiendo aspectos concretos que encontrará en la Memoria anexa. A pesar de todas las dificultades, a pesar de los riesgos e inconvenientes de todo orden, la acción mancomunada de pueblo y gobierno ha permitido que muchas de las metas esenciales estén a la vista y algunas, incluso, casi conquistadas. Pocos gobiernos han sido tan atacados como el nuestro. Conscientes de las difíciles circunstancias en que le toca desenvolverse, no se detiene a contestar agravios. Prefiere exhortar a la unión de todos los argentinos en lugar de ahondar sus diferencias. Porque no es el prestigio de un gobierno el que está en juego, sino la existencia misma de la nación, su estabilidad jurídica, su paz social, su futuro económico, su progreso espiritual. Hemos sorteado las amenazas de la violencia, con sacrificios que no todos comprendieron. Pero día a día debe afianzarse el clima de convivencia ajustada al derecho. Y en la medida en que los distintos sectores de la vida nacional acepten la legalidad como marco del debate cívico, se ampliarán las bases democráticas hasta abarcar a todos los argentinos. Creemos firmemente que la consolidación de la paz interna y de las instituciones, así como la discusión libre y civilizada de todas las ideas, son requisitos indispensables de la estabilidad y expansión de una economía moderna, base de la justicia social. Estamos ejecutando un plan económico que transformará caducas estructuras y creará condiciones permanentes de abundancia y bienestar para el pueblo. Para esa obra, estamos resueltos a soportar todos los ataques y a resistir todas las presiones. Esta obra pertenece a la Nación y no importa quiénes sean sus ejecutores, porque la bandera del desarrollo nacional ya no puede ser arriada. Solamente las vacilaciones y temores de hoy pueden poner en peligro nuestras conquistas de mañana. Dios dará fortaleza a todos los argentinos para consumar sin claudicaciones la tarea que han iniciado. No podemos concluir este Mensaje sin reconocer el mérito del verdadero protagonista de esta nueva hazaña argentina; sin reconocer, emocionada y orgullosamente, la admirable capacidad de patriotismo, sensatez y sacrificio de nuestro pueblo. Ese pueblo, que soporta las mayores privaciones, inevitables en esta etapa, debe ser el beneficiario del éxito. Aunque algunos hechos le parezcan contradictorios o se intente confundir su ánimo,

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debe estar seguro de que, con todo nuestro espíritu, con todo nuestro corazón con todas nuestras fuerzas y a pesar de todas las circunstancias, es su libe~ad esencial, su felicidad y su grandeza lo que inspira cada minuto de nuestra acción de gobierno. Tenemos la esperanza de que la Historia pueda decir que los sacrificios no han sido inútiles porque hemos servido a la causa del pueblo argentino. . . . Invocando para vuestras deliberaciones la protección de Dios y la mspiración de la Patria, declaro abierto el períod? de sesi~nes del Honora~le Congreso de la Nación, en este año del sesqmcentenano de la Revolucion de Mayo, con que se inicia el proceso de nuestra emancipación nacional.

LA ARGENTINA SERÁ UNA GRAN NACIÓN MENSAJE LEÍDO ANTE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA REUNIDA EN LA CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN, EL 1º DE M.AYO DE 1961

En cumplimiento de lo prescripto por la Constitución Nacional, vengo a dar cuenta a Vuestra Honorabilidad del estado de la Nación y a proceder a la apertura del período ordinario de sesiones. En la memoria de la labor cumplida por los ministerios, secretarías y organismos dependientes del Poder Ejecutivo, podrán apreciarse los resul, tados de nuestra gestión en el último año. Por ese motivo no me detendré en la enumeración de las medidas de gobierno. Hoy comienza el cuarto año de nuestro mandato. Estamos, pues, exactamente en la mitad del camino y esta circunstancia me permite señalar que se cierra una etapa de nuestra acción gubernativa y se inicia otra de diferentes características. La primera etapa fue de difícil, penosa y ardua reconstrucción; la segunda debe ser de amplia consolidación y concretas realizaciones proyectadas hacia el futuro. El duro esfuerzo que hemos exigido de todo el pueblo argentino debe rendir los ~rutos prometidos. De tal modo en esta segunda mitad de nuestra gestión quedarán asentadas las bases definitivas de la transformación del país, para que nuestros sucesores gobiernen una nación en auténtica soberanía', irrevocablemente lanzada en el camino de su vigor espiritual y de su poderío material.

l. Nueva etapa En los tres años que hoy comienzan, insistiremos con terquedad y confianza en unir a todas las fuerzas creadoras de la Nación, sin distinción de partidos ni sectores, para ejecutar solidariamente, fraternalmente, la histórica misión de convertir a la Nación Argentina en una de las más prósperas, cultas y felices del mundo. Así como no hicimos hincapié en la filiación

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política de quienes fueron llamados a colaborar en nuestra gestión, no nos preocupa preguntarnos cuáles han de ser los partidos o los hombres que, dentro del juego regular de las instituciones, asumirán la honrosa responsabilidad de servir a su pueblo en tan hermosa perspectiva. Lo que sí nos importa fundamentalmente es la continuidad de una política que asegure la realización de los grandes objetivos nacionales. Estamos persuadidos de que la magnitud de la empresa y el patriotismo de los argentinos se impondrán para entonces, en forma definitiva, sobre las pasiones que hasta ahora nos han dividido y paralizado. El pueblo entero estará en marcha, cualesquiera sean sus guías transitorios. Y nuestra generación, la generación que se debatió contra el atraso y la intolerancia, se sentirá sobradamente recompensada al con~emplar a las generaciones venideras forjando la gran patria que soñamos. Esta no es una visión utópica. Si tenemos el coraje y la resolución de seguir trabajando por la conciliación de la familia argentina, la transformación que se habrá operado en el país creará el clima espiritual y las condiciones objetivas de esa gran coincidencia patriótica que los pueblos consuman cuando sienten el llamado de la historia. Los argentinos debemos estar absolutamente convencidos de que somos ya y seremos en el futuro, de modo pleno, un gran país. Esto lo siente mi generación con profunda pasión argentina y humana. Tengo inmensa fe en las inagotables reservas morales de nuestro pueblo para vencer, con la ayuda de Dios, sus actuales vicisitudes. Permitidme que sintetice los resultados de la etapa que hoy se cierra. Mencionaremos, a grandes rasgos, sus aspectos positivos. Pero no omitiremos sus aspectos negativos, ni los errores de acción y de omisión que hemos cometido. De esta crítica debe surgir, fundamentalmente, el plan de la acción futura, que hará posible concretar los ideales nacionales.

1l. Punto de partida Como consecuencia de un largo proceso de desviaciones institucionales y de errores económicos, debimos asumir el gobierno de un país estancado en lo material y dividido por hondas disensiones espirituales. Para rescatarlo de la parálisis económica y la bancarrota financiera, era menester que todo el pueblo hiciera enormes sacrificios. Para superar sus antagonismos y rencores era necesario que todos nos armáramos de una gran dosis de toler~ncia y d_e paciencia y de cotidiano amor al país. La respuesta del pueblo, s1 la contemplamos en la perspectiva de estos tres años, ha sido admirable. Podemos estar orgullosos de la conciencia nacional de las mujeres y los

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hombres de nuestro pueblo. Aceptaron el desafío histórico y apoyaron, mucho más de lo que podía exigirse de ellos, los planes económicos, políticos y sociales del gobierno. Los graves antagonismos políticos, la dispersión del movimiento sindical, las proscripciones y restricciones del ejercicio pleno de los derechos ciudadanos, eran males que no podían superarse en pocos meses. El retorno a la vida democrática y a la legalidad integral era un proceso necesario, pero largo y penoso. Con honda y sabia intuición, el pueblo supo comprenderlo y aceptarlo.

JIl. Factores negativos No hubo la misma comprensión en todos los sectores. La historia de estos tres años registra la acción negativa de extremistas e impacientes que no comprendieron y resistieron el esfuerzo del gobierno para asegurar los beneficios de la democracia y de la ley a todo el pueblo argentino. Dis_; turbios sociales, provocados por elementos políticos infiltrados en la vida sindical, así como la acción perturbadora del comunismo, forzaron al gobierno a tomar medidas de excepción en defensa del orden y de las instituciones democráticas. La actitud del gobierno en favor de la conciliación nacional y la abolición de las proscripciones políticas y sindicales fue interpretada como signo de debilidad por algunos y como indicio de especulación electoral por otros. En un ambiente caldeado por antiguas pasiones, no era fácil convencer a todos de que no hay otra manera de retornar a las prácticas sustanciales de la democracia que restaurar el imperio igualitario de la ley. La persecución requiere verdugos, pero también fabrica mártires. Quisimos y queremos, con todas nuestras fuerzas, edificar una nación sin mártires ni verdugos. Durante tres años, esta aspiración de nuestro espíritu, que nace de la más entrañable tradición cristiana de nuestro pueblo, sufrió los embates de la demagogia, el terrorismo, la subversión, la diatriba y las amenazas de diferentes sectores. Debimos implantar el estado de sitio y el plan Conintes, reprimir la subversión y prevenir la anarquía. Los móviles políticos y la apetencia de poder llevaron a sectores adversos entre sí hasta proponerse apartar a las Fuerzas Armadas de la Nación de su misión de guardianes de la ley y de la integridad republicana. Pero esos intentos se estrellaron contra el patriotismo, la devoción democrática y el sentido de responsabilidad histórica de sus cuadros en todas las jerarquías. El Poder Ejecutivo no perdió la calma, ni abdicó de sus prerrogativas, ni salió del marco responsable de la Constitución. Le bastó con aplicar la ley

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y cori ejercer su autoridad legítima, sin excesos ni apresuramientos. Pero en este esfuerzo por defender la legalidad consumió energías y perdió un tiempo valioso que restó a la ejecución intensiva de sus planes de gobierno. No se puede gobernar eficazmente cuando incesantemente hay que prevenir la conspiración o el motín, combatir el sabotaje y el terrorismo de elementos criminales o rechazar la impaciencia de quienes, en procura de una supuesta perfección, quieren destruir lo posible. El país es un organismo vivo, complejo y sensible, que se desconcierta y sufre con cada uno de estos episodios. Los trabajadores y los empresarios ven interrumpido el proceso de la producción, con las cuantiosas pérdidas que ello supone para el patrimonio y los ingresos de todos los sectores sociales. Se intranquiliza el consumidor, el inversor, el funcionario. Hasta la labor escolar resulta perturbada por las pasiones que llegan de la calle. El país, que necesita trabajar a un ritmo acelerado para recuperar el tiempo perdido, vuelve a perder confianza. El prestigio internacional de la República, que fue y es uno de los más altos propósitos de nuestro gobierno, detiene su marcha ascendente y sufre grave deterioro en lo moral y en lo material.

IV. Lo ya cumplido En este cuadro, de periódica zozobra, el pueblo argentino ha hecho conquistas decisivas. Voy a enumerarlas sucintamente y me referiré, al mismo tiempo, a lo que el gobierno no pudo o no supo hacer, porque cumple a nuestra lealtad hacia el pueblo reconocer errores y asumir responsabilidades. l. EN EL ORDEN POLÍTICO: CONVIVENCIA

El afianzamiento de la legalidad es un hecho indiscutible a pesar de los altibajos señalados. Cunde en todos los sectores la conciencia de que no hay soluciones fuera del orden constitucional. El estado de sitio y el plan Conintes se han aplicado con criterio restrictivo, sin limitar inútilmente las libertades individuales y las garantías constitucionales que protegen los derechos de opinión, de reunión, de asociación y otros igualmente fundamentales. Se ha asegurado la más amplia crítica a la gestión del gobierno y sus funcionarios. Se han realizado en todo el país elecciones absolutamente libres. En estas elecciones han participado todos los partidos tradicionales y muchas agrupaciones nuevas inscriptas en conformidad con las leyes vigen-

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tes. Ha triunfado el partido del gobierno en algunos de los comicios. ~n otros han triunfado el radicalismo del pueblo, los conservadores o los socialistas. Diversos partidos están representados en las legislaturas y en los concejos comunales. La oposición gobierna en una provifolcia~ /está repre:entada en el Senado de la Nación y ha acrecentado su gravitacion en la Camara de Diputados de la Nación. /. . La vida cívica argentina no será totalmente democratica mientras subsistan sectores políticos privados de concurrir al comicio. Este extrañamiento tiene por causa la negativa de esos sectores a aceptar y acatar l~ plefola vigencia del orden constitucional. Tod~s los argentinos deb~i;ios aplicar sm retaceos nuestro esfuerzo para consegmr que no haya exclus10n alguna dentro de la comunidad político-social del país. Para ello el gobierno y el pueblo deben proseguir con redoblada energía la acción tendiente a afirmar la plena vigencia de la legalidad, sin concesiones que faciliten su quebrantamiento, pero también sin temor a los riesgos que podrían sospec~arse en el necesario ensanchamiento de la base democrática de la comumdad. El Congreso y las legislaturas han debatido y sancionado leyes rel~­ cioriadas con fundamentales aspectos de la vida nacional, tanto en lo espiritual y cultural cuanto en lo político, lo institucional" y lo económico. Han realizado asimismo una esclarecedora labor de cnuca, de contr?l Y de orientación. Por su parte, el Poder Ejecutivo ha colaborado con los otros poderes en un plano de absoluto respeto a sus p~errogativ:as constitucion~les. ~te~to a todas las manifestaciones de la opimón, ha dialogado y contmuara dialogando con todos los partidos, con los sectores empresarios ~ obreros, con todo aquel que desee sugerir una iniciativa de bien público. El Pod~r Ejecutivo no omitirá esfuerzos por afirmar y fortalecer esta f.ecunda ~~nvi­ vencia democrática, base indispensable de las grandes conqmstas espmtuales y materiales de la Nación. La vía de la crítica para obtener la rectificación de los erroresº. los abusos de los mandatarios y funcionarios está absolutamente garantizada, en una medida que reconoce m:uy pocos precedentes en la vida insti~~io~al ~e la República y hasta en otros países del mundo. Esta con:probacior.1 mdiscutible ha servido para desacreditar definitivamente a qmenes prefieren el golpe de Estado al proceso legal de la democracia. Nadie tiene. ~erecho a reemplazar la·voluntad popular libremente e~presada en l~s comicios, salv? cuando esta voluntad popular no puede mamfestarse o esta cerrado el camino de las urnas.

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2. EN EL ORDEN ECONÓMICO: ESTABILIZACIÓN

En el orden económico, se ha conseguido estabilizar el valor de la moneda. Al establecerse el cambio libre, su valor experimentó un brusco descenso, pero desde septiembre de 1959 hasta ahora se ha mantenido en un nivel invariable, con el consiguiente efecto beneficioso en la seguridad de las transacciones internas y externas. Asimismo tiende a estabilizarse el costo de la vida, que también sufrió un ascenso considerable al tomarse las primeras medidas de saneamiento financiero y al suprimirse los precios políticos, los subsidios y todo el sistema de cambios artificiales. El índice de aumento del costo de la vida fue en 1960 de sólo un 12%, uno de los más reducidos de los últimos años. Sin embargo, la tendencia alcista ha reaparecido recientemente. El índice del aumento del costo de la vida según estimaciones provisorias ha llegado en el último mes de abril a ser del 2,5 % mayor que en diciembre de 1960, lo que pone en evidencia que no habrá estabilización consolidada mientras no se resuelva el problema planteado por el déficit del presupuesto. U no de los aspectos más importantes de la política de estabilización ha sido la recuperación de las reservas de oro y divisas. Al 31 de diciembre de 1958, ascendían a 179 millones de dólares, la cifra más baja en las últimas décadas. Apenas alcanzaban para financiar un bimestre o algo más de las importaciones indispensables. Se estaba al borde de la cesación de pagos. Hoy, las reservas superan los 740 millones de dólares. En el año 1960 aumentaron en más de 300 millones. Cabe señalar que en esta sensible mejoría de nuestro balance de divisas ha sido factor importante el ingreso proveniente de la repatriación de capitales argentinos que habían emigrado al exterior, lo que demuestra el renacimiento de la confianza en el progreso nacional. Otro síntoma elocuente de la recuperación del crédito internacional argentino es el aflujo creciente de capitales extranjeros. Hasta la fecha se han aprobado radicaciones por un valor superior a los 650 millones de dólares. Éste es un hecho sin precedentes en la historia económica de la Nación. Adquiere mayor relevancia si consideramos que el mayor volumen de las radicaciones se ubica fuera de la zona del puerto de Buenos Aires. Nuestro comercio exterior se desarrolla con caracteres que nos permiten ser moderadamente optimistas. Sin embargo, el saldo del intercambio ha sido en 1960 desfavorable en 11 O millones de dólares, cifra que, aunque sea muy inferior al saldo negativo de más de 300 millones que se registró en 1957, no por ello puede dejar de preocuparnos.

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En la formación del saldo negativo del año pasado incidió en gran medida el aumento de un 20 por ciento en las importaciones con relación a 1959, con este signo promisor: se está modificando la composición de nuestras importaciones en un sentido netamente favorable al desarrollo industrial del país. El rubro "maquinarias" insume ahora el 43 por ciento, en lugar del 24 por ciento que representó en el año 1957. En cambio, el rubro "combustibles y lubricantes", que en 1957 representó el 24 por ciento del total, en 1960 se redujo al 13 por ciento. El año próximo, habiéndose obtenido ya el autoabastecimiento en este sector básico, podrán importarse más bienes de capital para reequipar y abastecer a nuestra industria. También es digna de señalarse la tendencia al aumento en el volumen y el valor de nuestras exportaciones y una sustancial mejoría en los términos de intercambio. 3. EN EL ORDEN SOCIAL: INDEPENDENCIA DEL MOVIMIENTO OBRERO

Sostuvimos, antes y después de asumir el gobierno, que no hay desarrollo nacional sin la colaboración activa de los trabajadores organizados, sin su participación en la distribución equitativa de la mayor riqueza producida por tal desarrollo. Para que los niveles de vida de la población asciendan paralelamente con el incremento del producto bruto nacional, es necesario que la clase trabajadora se interese en el aumento de la producción y actúe con sus organizaciones en los lineamientos de la política económica y social. De esta manera, las dos fases de la emancipación del país, la económica y la social, se corresponden exactamente. El bienestar del pueblo es así el resultado directo del desarrollo económico de la nación en su conjunto. Esta participación activa del trabajo en el proceso nacional exige un movimiento obrero unido, organizado y liberado de toda sujeción a intereses extraños, y especialmente de toda atadura a la maquinaria del Estado. Trabajamos desde el primer día por restaurar la independencia y la unidad del movimiento obrero. Tuvimos que luchar contra la incomprensión de muchos sectores, incluso de dirigentes de los propios trabajadores. Atribuyeron al gobierno móviles de mezquino electoralismo quienes subestiman la conciencia de los trabajadores y quieren mantenerlos divididos y desorganizados para que sirvan a intereses facciosos. La confusión y el sectarismo retardaron tres años un proceso que el gobierno procuró que se realizara en pocos meses. Nosotros nunca dudamos del resultado, pues confiamos en la madurez de criterio de los trabaja-

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dores argentinos y en su profundo sentido nacional. El proceso ha sido difícil y enfrentará dificultades por algún tiempo. Pero la restitución de la Confederación General del Trabajo, realizada el 16 de marzo último, señala el auspicioso comienzo de la estructuración democrática del movimiento obrero, completamente independiente y dispuesto a luchar por la conquista de los grandes objetivos de la nacionalidad. Nunca intentó el gobierno negociar, ni siquiera condicionar, este retorno de los trabajadores a la conducción de sus sindicatos y de su entidad central. Hubiera sido doblemente reprobable e inútil intentar con los trabajadores una maniobra política que el gobierno no ha intentado con sector alguno de la Nación. El gobierno no quiere prosélitos ni aliados políticos. Ha dado de él sobradas pruebas. El gobierno sólo busca aliados para la causa de la Nación, no para sí ni para su partido. La forma honrada y desprovista de cálculos con que hemos realizado este acto de normalización sindical ha eliminado suspicacias y equívocos del campo gremial y debiera ser prueba concluyente de que ninguna especulación subalterna inspira nuestros actos de gobierno. 4. EN EL ORDEN INTERNACIONAL: AUTODETERMINACIÓN

Estamos realmente satisfechos de la labor cumplida en el plano internacional. En estos doce meses, el país ha señalado su presencia fuera de las fronteras en una constante afirmación de su soberanía, proyectando en el exterior los principios políticos que rigen su vida interna: legalidad, convivencia y desarrollo. Tanto en la relación con cada uno de los países del orbe como en el foro de los organismos internacionales tuvimos oportunidad de reiterar, de manera particularmente vigorosa, la adhesión argentina al principio de la autodeterminación de los pueblos, que comienza por afirmarse al dictar sin restricciones su propia política internacional. Con no menos vigor hemos ratificado la posición que corresponde a la Argentina como nación católica y occidental, que tiene plena conciencia de su ubicación espiritual y geográfica dentro del continente y que aspira a entenderse lealmente con todas las naciones del mundo. Nuestra política internacional, inquebrantablemente firme en la custodia de los valores espirituales que hacen a la esencia de la nacionalidad, defiende con igual tesón nuestros intereses materiales, base en que aquéllos se sostienen en los hechos. Por eso creemos que es destacable cuanto hemos realizado para defender nuestra producción en los mercados exteriores, ya

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sea en nuestro viaje a distintos países europeos, ya señalando los nesgos de la campaña denominada de "Alimentos para la Paz", a la cua~ contrap~si­ mos nuestra concepción de "Desarrollo para la Paz". Con igual sentido adherimos a la llamada "Alianza para el Progreso"; que compromete a todos los países americanos en un esfuerzo común, y hemos acudido a la frontera con el Brasil, a realizar la entrevista con el presidente Quadros, de cuyos proficuos resultados estamos sumamente satisfechos. . Debemos destacar la reciente visita del presidente Gronchi, durante la cual se alcanzaron coincidencias de singular importancia, Y, sobre todo, se puso de relieve la comunidad de ideales entre ambas naciones. Es propósito del gobierno mantener inquebrantable en su política internacional la línea que señalan estos hechos. 5. EN EL ORDEN ESPIRITUAL: REAFIRMACIÓN DE NUESTRA FE

Los valores morales que hacen a la esencia misma del ser nacional han tenido en este período reiterada ocasión de manifestarse en su plena vigencia mostrando la sólida estructura espiritual de nuestra patria. La creación científica y artística se desenvuelve sin trabas y cuenta con todo el auspicio moral del gobierno, que además le presta la ayuda económica que le es posible en las difíciles circunstancias financieras a que se ve abocado. La juventud argentina estudia y se prepara en los institutos públicos y privados, para llenar las necesidades de un país en desarrollo. Nuevas casas de estudio, entre ellas el Instituto Tecnológico de Buenos Aires, creado por la Armada Nacional, preparan fos técnicos que el país necesita. Las universidades nacionales y los institutos de enseñanza media se orientan hacia el creciente estímulo de la investigación científica y la formación técnica de los educandos y desarrollan una provechosa labor en medio de la modestia de sus recursos. Sin embargo, es también necesario señalar que la falta de recursos nos ha impedido prestar a la enseñanza todo el apoyo que ella requiere. Ésta es una deuda que nos proponemos saldar en esta nueva etapa de nuestra gestión gubernativa. Nunca ha sido más evidente y fecunda la acción aglutinante y apostólica de la Iglesia en el seno de nuestro pueblo, como lo han demostrado las jubilosas manifestaciones de fe religiosa de estos últimos tiempos en ocasión de celebrarse la Gran Misión de Buenos Aires y el Primer Congreso Mariano Interamericano. Esos actos cobraron singular relevancia por la

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prese~cia de grandes masas de pueblo, en todos sus estratos, que encontró en ellos ocasión propicia para exteriorizar sus sentimientos tradicionales. Las escenas de fervor que nos fue dado presenciar entonces conmovieron nuestro espíritu y dieron la pauta de la unidad del pueblo argentino en torno de los valores imperecederos de nuestra religión, que están en la raíz misma de la nacionalidad. Es sumamente satisfactorio consignar que el Sumo Pontífice ha creado en nuestro país once nuevas diócesis, promoviendo a arquidiócesis a dos de las ya existentes, con lo que nuestro país se pone a la altura de las necesidades espirituales de la grey católica. Esta medida pontificia es la concreción de los sentimientos expresados para con nuestro país por S.S. el Papa durante la visita que hiciéramos a la Santa Sede en el transcurso del año anterior. 6. EN EL ORDEN DE LA DEFENSA NACIONAL: RESGUARDO DE LA SOBERANÍA

Dentro de la obligada parquedad de inversiones a que nos constriñe la falta de recursos, se ha tendido a mantener a las Fuerzas Armadas de la Nación en un nivel técnico adecuado. El Plan de Defensa Nacional en curso de elaboración en el Ministerio de Defensa con la colaboración de' las secretarías de las tres armas, procura adecuar nuestro sistema defensivo a las técnic~s modernas. El Poder Ejecutivo entiende que el resguardo de la soberanía en un territorio de más de tres millones de kilómetros cuadrados, con una extensa frontera y un litoral marítimo singularmente expuesto, requiere la existencia de un sistema defensivo perfectamente pertrechado. Es nuestra obligación reconocer el espíritu de sacrificio y la abnegación con que los hombres de nuestras Fuerzas Armadas aceptan una situación de hecho por la cual frecuentemente deben apelar al uso de materiales que exigen su renovación. Sabemos que los recursos que ponemos a disposición de la defensa nacional no están de acuerdo con sus necesidades. Es ésta otra deuda que el país debe saldar tan rápidamente como la promoción de la riqueza nacional lo permita, porque es la primera obligación de los pueblos resguardar su soberanía, atendiendo eficazmente a la defensa nacional.

V. El año del petróleo Hemos aludido al autoabastecimiento en materia de petróleo y gas. Este hecho es de por sí fundamental y decisivo para nuestro desarrollo.

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En tres años la producción de petróleo y gas aumentó en más de un 75%. En 1960 alcanzó la cifra de once millones y medio de metros cúbicos, lo que representó más del 67% del consumo. Ahora estamos en el nivel de autoabastecimiento y la política petrolera actual tiende a asegurar que el mismo se mantenga en el futuro, previendo que el desarrollo económico exigirá cada vez mayor consumo de combustibles. Éste ha sido el año del petróleo. En su transcurso se ha ganado la batalla por el autoabastecimiento y hoy podemos presentar con orgullo a las jóvenes generaciones un nuevo mapa del país en el que los yacimientos petrolíferos y el tendido de oleoductos y gasoductos marcan con firme trazo los caminos del desarrollo nacional y muestran la vigencia plena de la soberanía. Con esta política hemos incorporado a la vida de la Nación zonas hasta ayer olvidadas y se ha quebrado, definitivamente, una estructura económica que nos sujetaba al extranjero. Las metas alcanzadas con el petróleo valen por su significado propio, pero se presentan también a nuestros ojos como una lección práctica, suministrada por los hechos. La metodología seguida respecto del petróleo señala el camino de las próximas realizaciones. Este éxito constituye un desafío para que con igual vigor despertemos las otras riquezas dormidas de nuestro vasto territorio e iniciemos la obra sabiendo que podemos realizarla. Para negarnos ante esta incitación ya no podríamos tener el pretexto de la insuficiencia de nuestras fuerzas. Si pudimos hacer lo más, es obvio que debemos realizar el resto. El petróleo y la radicación de nuevas industrias en el interior del país han roto para siempre el esquema de un país pastoril con un solo centro fabril erigido en torno del puerto de Buenos Aires. La geografía económica argentina se está modificando rápidamente. Pronto serán leyendas la desolación de la Patagonia y la pobreza crónica del Norte. Nuevas ciudades y centros de producción se formarán a lo largo de los gasoductos y de las líneas de alta tensión, como antes se formaban a lo largo de las vías férreas. El plan carretero dotará al país de un mínimo de 13.000 kilómetros de nuevos caminos pavimentados para 1964. Este progreso vial transformará las comunicaciones entre los diversos centros productores y sus mercados internos, integrando la economía del interior sin supeditarla a la centralización porteña. Ya se ha dispuesto la licitación y adjudicación de obras por valor de 15.000 millones de pesos, cuya ejecución se iniciará en los próximos dos meses. A este volumen de obras hay que agregar, naturalmente, el que resul-

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ta de la acción de los gobiernos provinciales, que, en algunos casos, es de significación muy considerable. . En n:ateria ~e política agropecuaria hemos tenido en cuenta que el impulso mdustnal que estamos dando al país se resentiría grandemente si no .ª~rec.entáramos. y. mejoráramos la producción agropecuaria, que. tan decisiva importancia tiene para el fortalecimiento de la economía nacional. Como todos los años, se establecieron precios de sostén para los granos y se trata de contrarrestar el deterioro de la calidad de algunos de ellos ocasionado por el avance de distintas plagas. E~ uso cada v~z !Tiayor de herbicidas y de plaguicidas en general pone de rehe~e la necesidad .de fomentar por todos los medios la química pesada. He aqm un rubro denvado de la producción petrolera y que establece un lazo más .entre la i?dustria y la labor agropecuaria, que están indisolublemente umdas y flmdamente relacionadas. 1:~mos ~efendido por todos los medios la colocación de nuestra produc"c~on agn~ola en los mercados de ultramar, seriamente afectados por la P.ohtica seguida por nuestros tradicionales compradores y por la competencia de los excedentes norteamericanos. El mismo criterio se siguió con las carnes, cuya producción ha mejorado, como surge de la recuperación de los plan~eles y la aplicación de métodos científicos en la producción. En ese sentido es destacable la acción de CAFADE (Comisión Nacional Administrad~ra del F~ndo de Apoyo para el Desarrollo Económico) y del I~A (Inst1tu,,to N ac~o.nal de Tecnología Agropecuaria), entidades que cada dia ganan mas prestigio entre nuestros ganaderos . . El mejor~mi~~to. y la ampliación de .la indt~stria frigorífica tiene por objeto la reahzac10n mtegral del proceso mdustnal en plantas radicadas en el.país. Este o?jetivo demanda un gran esfuerzo de los productores, industriales y trabapdores de la carne; pero necesita, asimismo, que el gobierno cree las condiciones en que tal esfuerzo pueda prosperar. El papel fundamental que cabe a este rubro de la producción en la obtención de las divisas imprescindibles para la expansión nacional, justifica ple.namente el esfuerzo que habrá que realizar. Es evidente que en la matena nos encontramos muy alejados de los objetivos que nos hemos propuesto, ~ue son los de llevar la tecnificación del agro hasta sus últimas consecuencias.

VI. Inflación y burocracia Hasta aquí nos hemos referido solamente a algunos de los hechos concretos que señalan la recuperación económico-financiera del país en estos

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tres años. Esos avances no son desdeñables, si tenemos en cuenta el punto de partida y las perturbaciones que han retardado tanto la acción oficial como la privada. Pero no deseamos eludir nuestra propia responsabilidad: pudo haberse hecho más y haberse impreso un ritmo más dinámico a otros aspectos fundamentales del desarrollo. No estamos satisfechos con la obra realizada para combatir la inflación. Si bien hemos reconocido que la inflación es el peor enemigo del ahorro nacional y de los ingresos reales de la población y hemos señalado que la fuente primordial de la inflación crónica son los gastos improductivos del Estado, no hemos actuado con energía para suprimir este foco inflacionario. Es cierto que heredamos una estructura económica social deformante. En 1955, más del 1Opor ciento de la población activa del país desempeñaba puestos en la Administración pública o en las empresas estatales. Por otra parte, el déficit de estas empresas, calculado para 1961, asciende a 29.200 millones de pesos, de los cuales 17.000 millones corresponden a los ferrocarriles. Tenemos la obligación de señalar que la solución del problema creado por el enorme déficit fiscal radica en gran parte en la solución que demos a otro gran problema de la economía argentina. Tal es el de los transportes. Porque es cierto que debemos levantar la mitad de las vías ferroviarias. Con ello y con la eliminación del personal superfluo nos acercaríamos rápidamente al equilibrio procurado. Si al mismo tiempo procedemos con energía y rapidez a construir la red vial proyectada, esa labor absorberá la mano de obra liberada por la racionalización ferroviaria y de la administración general. Esto, que no se ha hecho hasta ahora, tiene primera prioridad en el futuro inmediato. Es necesario revisar la actuación de todas las empresas del Estado y en forma más señalada sus financiaciones. Ellas no deben contar para sus inversiones con la provisión de fondos del Tesoro Nacional, porque éste no puede proporcionárselos. El criterio a seguir consiste en poner en manos privadas los rubros que demande la expansión de esas empresas, mediante la contratación adecuada de servicios. Si este criterio no se pone en práctica en forma inmediata, no podrá ser contenida la inflación, ya que el Estado se verá constantemente obligado a emitir moneda para satisfacer las inversiones que dispongan las empresas estatales. Tampoco estamos satisfechos de lo realizado en la coordinación de las comunicaciones terrestres y fluviales, en la reestructuración de los ferrocarriles y en la modernización del transporte en general. No ha habido ningún progreso sensible en estas materias y la población tiene razón en pro-

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testar debido a las pésimas condiciones en que debe viajar, especialmente en el cotidiano desplazamiento a los lugares de trabajo. Aun considerando las enormes dificultades que hallamos al hacernos cargo del gobierno, no hemos hecho todo lo necesario para corregir la situación, por lo menos en forma transitoria, hasta que se pueda encarar la solución de fondo. Es verdad que se han adoptado medidas por las cuales la burocracia ha disminuido en más de 75.000 agentes, hecho registrado por primera vez en las últimas décadas. Sin embargo, el aparato burocrático sigue siendo frondoso, ineficiente y, en algunos casos, perjudicial para la actividad flexible y ágil de la administración en sus relaciones con la producción nacional. Estamos en mora respecto de la racionalización de la administración pública y de los servicios públicos a cargo de empresas estatales. No estamos tampoco satisfechos del ritmo de la producción siderúrgica y carbonífera. Hemos perdido tiempo en incrementar la primera y estamos estancados en la segunda. En la nueva etapa el acero y el carbón figuran también en la primera línea de las prioridades. En cuanto a la siderurgia, la iniciación de la explotación de los yacimientos de Sierra Grande y el comienzo de la actividad del primer alto horno en San Nicolás constituyen hechos auspiciosos cumplidos en esta etapa del gobierno. La explotación del carbón tendrá que hacerse al ritmo inicialmente proyectado. Los magros resultados alcanzados hasta ahora constituyen una advertencia que el gobierno tiene la obligación de atender. No escatimaremos esfuerzo alguno para proveer al país del carbón que necesita, arrancándolo de las minas en que yace. ·

VII. Un programa concreto Señores senadores, señores diputados: La lucha ha sido ardua, pero nuestro ánimo no decayó nunca, porque t~níamos una fe ilimitada en el pueblo, en el patriotismo de todos los argentinos, aun de aquellos que nos combaten y censuran. Hoy podemos decir que el país pisa en suelo firme para dar el gran salto hacia el futuro. En tierras extranjeras he recogido de estadistas y hombres del pueblo palabras de respeto por la clara posición internacional de la Argentina, de hondo afecto por nuestra patria, de ilimitada confianza en su destino y de reconocimiento del esfuerzo y sacrificio cumplido por nuestro pueblo para alcanzar la :ecu,i:era~i,,ón económica, ~sí como también de encomio por la energía e 1magmac1on puestas de relieve en la conducción de esa política.

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En nuestro ámbito propio, cada día se afianza en todos los sectores el concepto de que nuestra dramática lucha por afirmar la legalidad y el orden republicano no es un acto de defensa de un gobierno, sino de defensa de la Nación como entidad histórica indestructible. El gobierno tiene aún tres años por delante para cumplir el programa básico que se ha trazado. El país tiene muchos más para consolidarlo y engrandecerlo. Pero de lo que hagamos ahora depende no sólo el futuro inmediato sino el porvenir nacional. En consecuencia, pido a los representantes del pueblo argentino y a los millones de hombres y mujeres de mi patria, que nos ayuden a alcanzar, en los próximos tres años, los siguientes objetivos principales:

1) Afirmación de los valores espirituales: - Defensa de los principios morales básicos de la comunidad argentina; - Ratificación y fortificación del sentido de la nacionalidad; - Preocupación especial por la familia y la juventud; - Preservación de la tradición religiosa de nuestro pueblo. 2) Estado de derecho: - Consolidar el estado de derecho; - Derogar las leyes de excepción y asegurar los beneficios de la libertad y del orden jurídico para todos los argentinos; - Mejorar las instituciones jurídicas. 3) Finanzas y transportes: - Concluir el saneamiento de las finanzas públicas y eliminar el déficit fiscal; - Racionalizar las empresas de servicios públicos con la cooperación activa de su personal. Transferir a la actividad privada, en forma urgente, los servicios no esenciales cuya prestación pueda ser ejecutada más económicamente por contratistas privados; - Coordinar las obras viales con la red ferroviaria y el transporte fluvial y aéreo. Construir 13.000 kilómetros de nuevos caminos y 40 aeropuertos y reducir la red ferroviaria al trazado troncal de larga distancia. Adoptar una política de aviación comercial, nacional e internacional, que responda a las necesidades del transporte y el comercio argentinos y a la intercomunicación del país; - Modernizar y ampliar el transporte urbano y suburbano de la Capital Federal.

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4) Siderurgia y carbón:

- Producir en 1964 cuatro millones de toneladas de acero y un millón de toneladas de carbón. 5) Energía: - Elevar en un 60 por ciento para 1964 la capacidad instalada de energía eléctrica y construir usinas hidroeléctricas que abastezcan en el futuro las necesidades de un país en expansión, entre ellas la presa del Chacón; - Terminar la construcción de las centrales Florentino Ameghino, Nihuil II, Río Tercero, Salta y otros proyectos en marcha. 6) Petroquímica. Celulosa: - Promover las condiciones favorables a la aceleración de la instalación de las plantas petroquímicas que están en ejecución y la instalación de fábricas de celulosa y papel de diario, de soda solway y soda cáustica, de modo de cubrir el consumo local de esos productos y eliminar su importación. 7) Petróleo: - Intensificar la producción de petróleo y gas natural para asegurar el autoabastecimiento futuro; - Política aduanera concebida con criterio económico y no simplemente fiscal; nueva tarifa de avalúas en reemplazo de los actuales recargos. 8) Producción industrial: - Estimular la producción industrial, que empieza a recuperarse después de las declinaciones sufridas en los últimos años; - Asegurar la más firme protección a la industria; - Liberalizar el crédito bancario en forma paulatina, canalizándolo hacia inversiones básicas; - Estimular la exportación, perfeccionar y ejecutar las facilidades del "draw-back", eximir de impuestos a nuevas industrias y a las que se instalen en el interior. 9) Conciencia marítima y aérea: - Necesidad impostergable de inculcar en todos los argentinos la decisiva importancia de extender nuestras posibilidades en el ámbito marítimo y aéreo como medio para afirmar nuestra soberanía y proteger ingentes riquezas del patrimonio nacional; - Desarrollo intensivo de la industria naval y aérea. 1O) Pesca, granja: - Fomento de la pesca y de la producción de granja, para diversificar el consumo alimenticio de la población;

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- Política impositiva de franco fomento de esta vital riqueza argentina, para crear un nuevo e importante rubro de exportación. 11) Tecnificación del campo: - Máximo apoyo a la tecnificación del agro y la producción de carrte y productos agrícolas; - Crédito a los productores para la compra de tractores, implementos y abonos; - Intensificación de la meritoria labor del INTA y CAFADE; - Supresión paulatina de las retenciones a la exportación. 12) Cultura: - Expansión y creciente cooperación con la investigación científica; - Apoyo integral a las universidades; - Expansión de la cultura popular; - Difusión de la cultura argentina en el exterior; - Acelerar el tendido de los poliductos en el norte y en el sur y hacia el litoral, con los cuales el país dispondrá, en todos los centros de producción, de combustible barato. 13) Enseñanza técnica: - Estimulo a la enseñanza técnica, oficial y privada, para formar urgentemente los técnicos que el país necesita y asegurarles una justa retribución; . . . - Formación vocacional en los institutos pnmanos y secundarios para canalizar a la juventud hacia los estudios científicos y técnicos. 14) Trabajo y previsión social: - Mejoramiento de las condiciones espirituales y materiales de los trabajadores; - Cooperación creciente entre el trabajo, el capital y el Estado; - Aplicación de las leyes de previsió~ ~ocial;. supr~mien~o :rámi:es burocráticos. Racionalizar los benef1c1os as1stenc1ales, JUbilatonos y los seguros; - Estudio de un sistema integral de previsión que contemple las necesidades sociales pero no gravite negativamente en la economía nacional. 15) Salud pública: . - Lucha permanente por el mejoramiento bioló.gico d~ los arg~ntmos en cooperación con las provincias y los orgamsmos mtern~c1onales; - Control y acción creciente contra las enfermedades regionales y endémicas; - Especial protección de la salud infantil;

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- Expansión integral del sistema sanitario argentino; - Fomento de los centros de estudio de medicina social.

VIII. El esfuerzo común Este plan mínimo de realizaciones puede y debe ser cumplido en los próximos tres años. A su término podremos afirmar, con orgullo, que las estructuras fundamentales del país han sido transformadas radicalmente y asentada la soberanía sobre inconmovibles bases espirituales y materiales. L.a hazaña no será del gobierno, simple intérprete de un designio nacional, smo del pueblo argentino. Todos los factores de la producción deberán hacer, ~e hoy en adelante, un esfuerzo coordinado para ejecutar este plan. ~equenremos la colaboración p~rmanente de las organizaciones empresanas y obreras. En cuanto.ª la a~ministra~ión pública, seremos inflexibles para exigir de t?~os los funoonanos, la de~1cac1ón absoluta y diligente a la rápida operac1on de los proyectos refendos. El Poder Ejecutivo vigilará de cerca la P:Uesta. en marcha de las obras y designará, cuando lo estime necesario, func10nar~os encarg~d?s especi~lmente de coordinar y acelerar las operaciones. La rutina burocrauca no se mterpondrá en el camino de estas realizaciones. Esta?"1?s d~cididos a terminar con la lentitud y la profusión de trámites admm1strat1vos.

IX. Argentina del futuro La Argentina que estamos edificando es una Nación materialmente fuerte pero, sobre todo, espiritualmente invulnerable. Las fuerzas morales del pueblo han sido pue~:as a prue~a y han demostrado su sólida raigambre. Frente a la provocac10n extremista de algunas minorías, se han cerrado en la defensa de nuestra tradición democrática y católica. . Frente a l~s i.ntentos de romper la legalidad, subvertir el orden y anarqmz~r al ~ov1m1ento obrero, los trabajadores argentinos han dado muestras meqmvocas de su madurez y de sus raíces netamente nacionales. Las ~uerzas Armadas de la Nación han superado, con energía y clara conciencia ~e ~u ?eber republicano, todos los episodios que pretendieron quebrar su disc1plma y su acatamiento a las instituciones. Esta Argentina en per~ecuc_ión de s~ grandeza, ha conquistado el respeto Y el afecto de la comurudad mternac1onal. Mantiene relaciones con todas l~s naciones de la Tierra, sin excepción, y trata de incrementar su intercamb10 con todas ellas. La soberanía argentina es respetada por el mundo, por-

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que la Argentina ha respetado invariablemente la soberanía ajena y no ha intentado inmiscuirse en los asuntos internos de otros pueblos. Este pueblo que cree en Dios, que ama y vive la libertad y obedece a la ley, es impermeable al contagio de cualquier extremismo. Su fuerza reside en sus tradiciones y en su viril decisión de superar el atraso, suprimir la pobreza, afirmar la soberanía nacional y vivir dignamente en paz con todo el mundo. Tiene en esas convicciones la mejor garantía de su victoria. El programa que acabo de enunciar no es, ni puede ser, solamente el programa de un gobierno, de un partido político o de un sector social. Es un programa cuya misma grandeza de fines lo destina a ser ejecutado por toda una generación de argentinos. La Nación ha salido ya de la inercia en que se mantuvo durante el período de las indecisiones, a través del proceso clarificador que vivimos en los últimos años. Ya estamos por fin en marcha y ahora corresponde que todos aporten, sin retaceas y sin tregua, su esfuerzo creador a la realización común de los fines nacionales. Apelo al patriotismo de todos y cada uno de los argentinos, desde los que están aquí, en este recinto, hasta los que me escuchan en los más distantes rincones de la Patria y los que la sirven fuera de sus fronteras, para que se incorporen con fervor y decisión a esta conquista del futuro. Invocando la protección de Dios para vuestras deliberaciones, declaro abierto el período ordinario de sesiones del Honorable Congreso de la Nación.

LA BATALLA DEL PETRÓLEO MENSAJE PRONUNCIADO EL 24 DE JULIO DE 1958

El 23 de febrero de 1958 el pueblo argentino demostró inequívocamente su voluntad de progreso y realización nacional. En las urnas de ese comicio quedó sellado un compromiso ante la Historia: derribar las barreras que se oponen al desarrollo de la República y lanzar la Nación hacia el futuro. El principal obstáculo al avance del país es su estrecha dependencia de la importación de combustibles y de acero. Esa dependencia debilita nuestra capacidad de autodeterminación y pone en peligro nuestra soberanía, especialmente en caso de crisis bélica mundial. Actualmente la Argentina importa alrededor del 65% de los combustibles líquidos que consume. Sobre unos 14 millones de metros cúbicos, consumidos en 1957, aproximadamente 10 millones provinieron del exterior. Es el petróleo que mueve nuestras locomotoras, tractores y camiones, nuestros buques, aviones y equipos militares. Alimenta a nuestras fábricas, da electricidad a nuestras ciudades y "confort" a nuestros hogares. Es la savia de la vida nacional, y nos llega casi totalmente de afuera. Porque es vital, obliga a los más ingentes sacrificios. Para que no disminuya la provisión indispensable, la Argentina se ha visto obligada a ser simple exportadora de materias primas, que cambia por petróleo y por carbón. El país trabaja para pagar petróleo importado, petróleo que tenemos bajo nuestros pies y que hasta ahora no nos hemos decidido a extraer en la cantidad que necesitamos. Esa dependencia de la importación ha deformado nuestra economía. Somos potencialmente uno de los países más ricos de la Tierra, y podríamos tener un pueblo con uno de los más altos niveles de vida del mundo. En cambio, vamos empobreciéndonos paulatinamente. La inflación no cede, nuestras máquinas se desgastan y el país está estancado. Cada argentino siente estas consecuencias en su propio hogar, en el creciente costo de la

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vida, en las dificultades cada vez mayores del transporte y en la imposibilidad de ampliar sus medios de trabajo. La Argentina no puede continuar por este camino, que se ha convertido en una peligrosa pendiente de declinación. En 1930, cuando éramos poco más de 12 millones, el petróleo y sus derivados insumían menos del 8% de nuestras importaciones, y el país producía el 45% del consumo. En 1957 con 20 millones de habitantes, el petróleo y sus derivados representaron más del 21 por ciento de las importaciones y el país produjo aproximadamente el 35% del consumo. Todo ello se traduce en estancamiento, paralización y crecientes dificultades para el país. La opción es clara: o seguimos en esa situación, debiendo recurrir a una drástica disminución del nivel de vida del pueblo, con sus secuelas de atraso, desocupación y miseria o explotamos con entera decisión nuestras riquezas potenciales para crear las condiciones de bienestar y seguridad en un futuro próximo y cierto.

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250 millones de dólares. A su vez, del 1º de mayo al 31 de diciembre habrá que cumplir compromisos por valor de 645 millones de dólares. No disponemos, por lo tanto, ni de Un gramo de oro para YPF. Los argentinos no somos hombres de llorar sobre las ruinas. Por el contrario, sobre esas ruinas, estamos dispuestos a construir un porvenir de grandeza y bienestar en un clima de auténtica soberanía nacional. Lo haremos, cualesquiera sean las condiciones en que se nos presente la lucha. Lo haremos con prudencia y serenidad, pero con entera energía. No está en juego nuestro destino personal ni la suerte de un gobierno. ~s una encrucijada de la nacionalidad. O seguimos estancados y empobreciéndonos, y nos convertimos definitivamente en apéndices inertes de intereses extranjeros, o nos ponernos de pie y salimos a defender lo que_ es m:iestro, para q.ue la Argentina aproveche los bienes que la Providencia ha depositado generosamente en su seno. II. EL FRENTE DE LA IMPORTACIÓN

I. LUCHA EN TODOS LOS FRENTES

Conocemos la raíz del mal. Sabemos dónde debemos atacar y ahí atacaremos. Se ha de romper el cerco que ahoga nuestra economía y ensombrece nuestro futuro. Vamos a librar una lucha sin cuartel por la felicidad y la grandeza nacional. Hemos librado ya las primeras acciones en el campo de la siderurgia. Impulsaremos la puesta en marcha de los altos hornos de San Nicolás y daremos todo el apoyo necesario a las empresas siderúrgicas privadas y del Estado, para que la Argentina tenga, en el menor tiempo posible, el acero que le permitirá convertirse definitivamente en un gran país industrial. Pero hoy habremos de referirnos a otra gran batalla: la batalla del petróleo. Es la más ardua y la más decisiva, pero es también la más llena de esperanzas, porque la libraremos en nombre y a favor de la soberanía nacional, con el apoyo del pueblo y con el instrumento que la República forjó y preservó a través de todas sus vicisitudes: Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Será una batalla frontal y, por lo tanto, difícil y de enorme desgaste. Emplearemos, en consecuencia, todos los recursos disponibles. Si el país contara con medios financieros, no titubearíamos en aplicarlos a nuestro petróleo. Lo propusimos cuando el Banco Central tenía reservas. Si el 1º de mayo de 1958 hubiera habido oro suficiente en sus arcas, habríamos ido personalmente a retirarlo para entregarlo a YPF. Pero cuando asumimos el gobierno, las reservas de oro ascendían a 125 millones y medio de dólares, y el conjunto d~ oro y divisas a poco más de

Libraremos esta batalla en todos los frentes. En primer lugar, en el frente de la importación de petróleo, para ir reduciendo progresivamente su negativa incidencia sobre muestra economía._ Mientras no alc~nc~r:ios el objetivo del autoabastecimiento, el petróleo impo~ado debe s1gmfica: la menor erogación inmediata de divisas que se~ posible, pa:a po~er aph~ar esas mismas divisas a la adquisición de los eqmpos y materias pnmas mdispensables para nuestro desarrollo nacional. Al llegar al gobierno el 1º de mayo nos encontramos co~ un cont~ato firmado con la British Petroleum en abril de 1957. El convemo respectivo, tratado durante la crisis de Suez, estableció la venta de petróleo a razón de 3 31 dólares el barril, o sea casi 21 dólares el metro cúbico. ' Nos preocupamos entonces de discutir el contrato con la British Petroleum. Obtuvimos que la firma británica redujera el precio de 3,31 a 2,38 dólares por barril hasta julio de este año y a 2,53 hasta diciembre. Es decir, que en lugar de pagar casi 21 dólares el mero cúbico, pa.garemos menos de 16 o sea una economía de unos 5 dólares por metro cúbico. En el mismo sector de la importación, YPF ha celebrado un convenio con la Unión Soviética, por la provisión de 1 millón de toneladas d~ petróleo hasta julio de 1959. El precio fijado es de 2,33 dólares por barnl,_ o sea menos de 15 dó~ares por metro cúbico. Además, la c?mpra se_ hace si:i/ ':so de divis.as ' dentro d.e los términos del acuf'rdo comercial argentmo-sov1et1co de 1952. Es decir que ~n este caso se pagarán unos 6 dólares menos por metro :cúbico en" relación al precio establecido con la British Petroleum. .

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Se h.a concretad? también un convenio por el cual adquirimos petróleo colombiano a cambio de productos nacionales, por un total de 18 millones de dólares anuales, que pueden elevarse a 35 millones. Esperamos también adquirir, ~n condiciones semejantes, petróleo de Rumania, Venezuela, Bolivia, MéXIco y Perú. Esto~ acuerdos permitirán atenuar la incidencia de la importación de combustibles sobre nuestro balance de pagos y dejarán libres muchos millones d~ ?ólares que podremos aplicar a inversiones reproductivas. Pero la soluc10n de fondo no puede provenir sino del máximo objetivo a alcanzar: el autoabastecimiento de petróleo. Allí se librará la verdadera acción frontal. III. REESTRUCTURACIÓN DE YPF

La Argentina tiene reservas suficientes para apoyar esa ofensiva. Las reservas comprobadas se estiman en más de 500 millones de metros cúbicos y las pro.bables en muchos millones más, que exigirán un gran esfuerzo de exploración y explotación. Si, al mismo tiempo, se aprovecharan las demás fuentes de energía y se racionalizara el consumo de combustible, esas reservas alcanzarían con exceso para cubrir nuestras necesidades. Tene~os también el instrumento adecuado. El país cuenta con una empresa fiscal de larga experiencia, técnicos capaces y hábiles operarios. Por obra de los poderosos intereses que han actuado permanentemente en contra de nuestras posibilidades de desarrollo, Yacimientos Petrolífer?s Fiscales vi~ perturbada su eficiencia y presenció el éxodo de profes10nales experimentados. Para que cumpla acabadamente la misión s?~ada por sus grandes propulsores y para que el esfuerzo y la abnegac10n de sus obreros, empleados y técnicos rinda todos sus frutos YPF ~erá est.ructurada de acuerdo con las normas de una moderna em;resa mdustnal. Deberá ser, para siempre, la gran empresa industrial del pueblo argentino. . Para ~canzar es~ finalidad la organización de YPF será despojada de J:ipertrofias b:irocráticas y se acentuarán los aspectos esencialmente ejecutivos y. oper~tivos. A tal fin se dictarán normas orgánicas que respondan a esas exigencias. En la nueva organización, el Directorio deberá tener a su cargo la orientaci~1: gene:al y ~a vigilancia de los programas de producción, pero la responsabilidad eJecutiva deberá recaer sobre funcionarios técnicos provistos de amplias atribuciones. Del Directorio no deberá excluirse ni al obrero, ni al empleado ni al técnico de la empresa, y las provincias petroleras deberán estar debidamente representadas.

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Las distintas actividades de la empresa, es decir, los yacimientos con sus oleoductos y gasoductos; las destilerías, la red de comercialización y la flota petrolera deberán gozar de autonomía dentro de la organización, para que su evolución industrial, técnica y administrativa pueda realizarse sin demoras innecesarias ni interferencias burocráticas. Al mismo tiempo, deberá establecerse un riguroso contralor de costos en cada sector, hecho con criterio económico-financiero, y los programas de producción deberán ser formulados con la conveniente anticipación. En esta forma y mediante la publicidad de los balances, el pueblo estará informado permanentemente sobre la marcha de su empresa fiscal. A su vez, los precios de los combustibles, aceites y demás subproductos del petróleo han de ser determinados con precisión, evitándose déficit que no se justificarían en una de las industrias más productivas de nuestro tiempo. U na vez logrado ese reajuste interno, YPF estará en condiciones de llevar adelante los planes propuestos. Dichos planes prevén, para 1961, una producción no inferior a casi 16 millones de metros cúbicos de petróleo, o sea más del triple de lo que actualmente produce por falta del apoyo que la Nación debió proporcionarle. IV. PLENO APOYO A YPF

La inyección de vitalidad que se dará a YPF no quedará entonces limitada a una simple reorganización. YPF recibirá, además, un enérgico impulso dinámico. El Poder Ejecutivo pondrá a su alcance todos los recursos disponibles y acelerará la terminación de las obras iniciadas y proyectadas. La construcción del oleoducto del Norte, que ya llega a Tucumán, y las obras del oleoducto de Mendoza, actualmente en licitación, serán concluidas rápidamente. Ambas obras constituyen aportes considerables a la solución de nuestro problema petrolero, pues la producción actual de Salta y la futura de Mendoza se encuentran frenadas por la falta de medios adecuados de transporte del petróleo hasta las grandes refinerías de San· Lorenzo y La Plata. El oleoducto y el gasoducto de Salta permitirán, a su vez, encarar la concertación de más amplios convenios con la República de Bolivia, que faciliten la adquisición de una parte sustancial del petróleo y del gas que produce ese país hermano. V. COOPERACIÓN DEL CAPITAL PRIVADO

Para incrementar la producción se apresurará, también, la perforación de pozos en las zonas donde YPF cuenta con medios de transporte suficien-

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tes. Aquí no caben dilaciones. Estamos resueltos a extraer la mayor cantidad de petróleo en el menor lapso posible. Para ello YPF utilizará sus propios recursos y, de acuerdo con lo anticipado por el Poder Ejecutivo en el Mensaje leído ante las Cámaras el 1º de mayo último, recurrirá también "a la cooperación del capital privado, sin dar lugar a concesiones ni a renuncias del dominio del Estado sobre nuestra riqueza petrolífera". Por lo tanto, esta cooperación se realizará a través de YPF y mediante pagos exclusivamente en moneda nacional y en dinero extranjero. No se pagará en petróleo ni se perderá el dominio del país sobre las áreas que se exploten. Todo el petróleo que se produzca aumentará el volumen de transporte, industrialización y comercialización de YPF. Sobre estas bases se han dado ya los siguientes pasos concretos: 1º) YPF ha celebrado un contrato preliminar con la Compañía Astra que trabaja en el país desde hace tiempo y cuyos equipos de perforación estaban paralizados por haberse agotado las reservas de su propia zona de explotación. De acuerdo con ese convenio Astra perforará en 2 años, por cuenta de YPF y donde ésta indique, 30 pozos que producirán aproximadamente 300 toneladas diarias de petróleo. El valor de las obras asciende a 50 millones de pesos moneda nacional, que el país está en condiciones de abonar.

2º) Se ha firmado un acuerdo de bases generales con un grupo de importantes firmas de Estados Unidos y Europa, reunidas bajo la denominación de "Grupo Estadounidense", que incluye los siguientes puntos: a) Suministro del exterior, de equipos, maquinarias, material y repuestos para YPF, durante 3 años, por valor de 50 millones de dólares, pagaderos parte en pesos y parte en dólares. Estos últimos comenzarán a pagarse a los 3 años del suministro y durante 3 años más. b) Perforación por lo menos de 7 millones de metros lineales, que equivalen aproximadamente a 4.000 pozos de Comodoro Rivadavia, en el plazo de 6 años y en los lugares que fije YPF, con equipos proporcionados por el Grupo Estadounidense. c) Instalación de una fábrica privada de maquinarias, equipos, material y repuestos para la industria del petróleo, e industrias conexas, con un costo no inf~rior a 5 millones de dólares. d) Suministro de 18 millones de barriles de petróleo crudo y derivados, por un período de 2 a 3 años, pagaderos a plazos. e) Posible construcción de un nuevo gasoducto entre Comodoro Rivadavia y Buenos Aires, con el trazado y las características que indique YPF.

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El Grupo Estadounidense se compromete asimismo a obtener un p~és­ tamo de 30 millones de dólares al Banco Central de la República Argentma, por 5 años, para facilitar el cumplimiento de las obligaciones contraídas a raíz de este mismo contrato. · Esta importante operación, industrial y financiera que imp~rta, entre provisiones y obras, una movilización de no me~~s de 700 millo~es de dólares se realiza en condiciones altamente beneficiosas para el pais. Los pagos s'e harán parcialmente en pesos moneda nacional, y el resto en dólares, en plazos que llegan hasta los seis años. . 3º) YPF ha firmado con la empresa belga Petrofma S.A. una carta de intención que servirá de base a un contr.ato de perforación d~ ~proximada­ mente 200 pozos, en los lugares que indique YPF, que produciran alred~dor de 1.000 toneladas diarias. La inversión estimada es del orden de 35 millones de dólares y los pagos se harán una vez que los pozos en.tren e.n producción, parte en moneda nacional y parte en moneda extranJera, sm desembolsos inmediatos de divisas. 4º) Se ha firmado también un contrato con la Panamerican International Oil Company de Estados U nidos, de desarrollo, extracción y transporte de petróleo para YPF. La Compañía perforar~ e~tre 30.0 y 4~~ pozos? con una producción estimada de 3.000 toneladas dianas. La mvers10n prevista es del orden de 60 millones de dólares y el pago se hará en dólares y en moneda nacional, sin empleo inmediato de divisas. 5º) La Compañía Lane-Wells de Estados U.~·iidos t?mará a su ~~~gola terminación y reparación de pozos en explotación, baJO l~.. supervis~on de YPF. La inversión inicial será de 2.500.000 dólares, con opcion a ampliarse a 10 millones de dólares. Los pagos se harán en pesos moneda nacional, comprometiéndose YPF a obtener los dólares que requiera la empresa norteamericana para su desenvolvimiento normal. 6º) El Banco Carl Loeb, Rhoades and Co., de Estados Unidos, tomará a su cargo la extracción de petróleo y el. financiamiento ~e las ~~versjo_nes correspondientes, en la zona que determme YPF, con una mversi?1: ~imma de 100 millones de dólares. Los pagos comenzarán al año de imciarse la entrega de petróleo a YPF y se harán en propor~ión al .ahor~o ~~ divisas.. oc~­ sionado por la nueva producción. El convemo de fmanciacion preve asimismo que en caso de litigio, el Presidente de la República tendrá la facultad de designar el tercer árbitro. . . 7º) Con la Sea-Drilling Corporation de Estados Umdos se ha firmado también una carta de "intención" que prevé la explotación de la plataforma submarina. El monto global no se ha determinado, proponiéndose un precio de 1O dólares por metro cúbico de petróleo entregado a YPF, que se

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pagará parte en moneda nacional y parte en dólares. La exploración será por cuenta de ~a C?mpañía y los equipos e instalaciones pasarán a ser propiedad de YPF al fmahzar el contrato, que deberá firmarse si al país le interesa. 8º) Un grupo de compañías independientes norteamericanas reunidas en la Coronado Petroleum Corporation ha suscripto con YPF una carta de "intención" que prevé una inversión aproximada de 100 millones de dólares para la extracción de petróleo para la empresa fiscal. YPF tiene a estudio muchas otras propuestas similares, entre las cuales una es de un grupo suizo~a~emán que se dispone a explorar y perforar por cuenta Y o~den de YPF, re~ibiendo en pago dólares y pesos moneda nacional. El.gobierno de la Umón Soviética ha comunicado hoy a las 18:30 horas al gobiem? de la Repúbli~a Argentina, por intermedio de su Embajador en Buen~s Aires, que está disp1:1esto ~ vender maquinaria para la explotación petrol:fera_ror un v~lor de cien millones de dólares, pagaderos en productos pnmanos argentmos a largo plazo. El Poder Ejecutivo ha encarado estos convenios, así como las demás pro~ue~tas que se encuentran a su estudio para proveer equipos y construir desulenas y oleoductos, con criterio dinámico y ejecutivo. En todos los c~sos,. ~a buscado l~ solución óptima e inmediata, como corresponde a la situacion que atraviesa el país. Por eso se ha utilizado como recurso de · excepción, el procedimi~nto de la contratación directa, a;umiendo el propio Presidente de la República toda la responsabilidad. L~s acuerdos en trámite y ya convenidos significan una inversión de aproximadamente 1.000 millones de dólares. . Por otra ~arte, el.Pode~ Ejecutivo está firmemente dispuesto a dar gran im?ulso .ª la mdustna nacional, productora de equipos para petróleo. El pais f~bnca cada v~z ~ás materiales y equipos aplicables a la explotación petrolífera y esas fabncas, como las nuevas que se levanten, recibirán todo el apoyo qu.e .s. .ea necesario. YPF ya está en tratos con una firma argentina, para la provision de 1.200 aparatos de bombeo por un monto de 400 millo~es de pesos moneda nacional. La explotación intensiva del petróleo argentino ofrecerá así, no sólo la perspectiva de un alivio inmediato de nuestra balanza de pagos, sino también la apertura de nuevas y provechosas actividades para el esfuerzo de los trabajadores y empresarios de nuestro país. VI. PRESERVACIÓN DEL DOMINIO NACIONAL Y PROYECTO DE LEY DE NACIONALIZACIÓN

La acción del Poder Ejecutivo se realizará únicamente a través de YPF Está en juego el destino del país y cualquiera sea el terreno en que s~

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libren sus batallas, esta lucha tiene un solo objetivo: lograr que la Argentina rompa las ataduras que traban su desarrollo y permitir que se lance hacia su total realización nacional. Por lo tanto, cada paso que demos hacia ese objetivo será un paso hacia la transformación de nuestra estructura económica y será, también, un paso más hacia la afirmación de la soberanía nacional. Dentro de pocos días, el Poder Ejecutivo elevará al Congreso de la Nación un proyecto de ley en el que se sostendrán los siguientes principios: 1º) Los hidrocarburos líquidos, sólidos y gaseosos son propiedad exclusiva, imprescriptible e inalienable de la Nación; 2º) La dirección y responsabilidad total de la política nacional del petróleo estarán a cargo de YPF; 3º) Las provincias tendrán participación en el goce de los beneficios producidos por la explotación de los yacimientos situados en su jurisdicción; 4º) Las situaciones existentes al 1º de mayo de 1958 serán respetadas, pero no se dará ninguna nueva concesión. VIL TENEMOS EL PUEBLO

Así quedará consagrada la voluntad de realización nacional que mueve en esta hora al pueblo argentino. Éste es el mensaje que deseaba transmitir al pueblo argentino. Marca sólo el comienzo de la lucha. Nos queda todavía un largo camino por recorrer. Hasta llegar al autoabastecimiento, y aún más allá, porque nuestro consumo actual está muy por debajo de las reales necesidades del país, habrá que adoptar nuevas y trascendentes decisiones. Habrá que racionalizar el consumo y terminar con el despilfarro y el uso inadecuado de calorías que son preciosas para el progreso del país. Habrá que desarrollar todas las fuentes. energéticas disponibles: la hidroelectricidad, el gas natural, el carbón, las briquetas vegetales y los demás recursos que la naturaleza ha puesto a nuestra disposición. En su momento habremos de utilizar también la energía nuclear. Tenemos que poner la naturaleza al servicio del progreso humano, pero tenemos que proponernos, ante todo, proyectos realizables de inmediato. El petróleo lo podemos sacar ahora, porque sabemos dónde está y tenemos cómo hacerlo. El camino lo hemos elegido nosotros con certeza y sin vacilaciones. Así como hemos tenido decisión para adoptar estas resoluciones, tendremos también inflexible decisión para llevarlas a cabo.

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Sabemos que vamos a ser atacados. Seremos combatidos por cuantos están ligados a la importación de combustibles, a quienes no les interesa que extraigamos nuestro petróleo ni les conviene que la Argentina rompa la cadena que ahoga su autodeterminación. Se nos combatirá también en nombre de supuestas ideas avanzadas, olvidando que la capacidad revolucionaria de un pueblo para cumplir sus destinos, no se la demuestra con afirmaciones enfáticas ni posiciones dogmáticas. Se la demuestra con hechos concretos que, partiendo de la realidad, tiendan a transformarla rápidamente al servicio de la Nación y de todo el pueblo argentino. Vamos a defender con inquebrantable firmeza los intereses del pueblo argentino. La vanguardia de esta lucha serán los hombres de YPF, ese ejército silencioso y abnegado de obreros, empleados y técnicos, forjado en el ejemplo de ese gran visionario práctico que fue el general Mosconi y que ha hecho de la empresa fiscal un verdadero bastión de la soberanía nacional. Nuestra fuerza se afirma, además, en el hecho concreto de haber logrado crear, en sólo 85 días de gobierno constitucional, el clima de seguridad jurídica y confianza en el país que ha permitido desarrollar un programa de inversiones de tan considerable magnitud. Pero el factor determinante de nuestra decisión ha sido el apoyo del pueblo, que nos consagró gobernantes por más de 4 millones de votos, en nombre de una clara voluntad de soberanía, bienestar y progreso nacional. Para librar esta batalla que decidirá nuestro futuro, tenemos el petróleo y tenemos a YPF, pero sobre todo, tenemos al pueblo. Porque estamos seguros de que en esta lucha nos acompañan no sólo quienes nos han votado, sino millares de argentinos que no nos votaron, pero que saben anteponer a su militancia política, su profunda pasión argentina. Tenemos plena conciencia de la responsabilidad que asumimos. Nos hemos fijado objetivos concretos y estamos inexorablemente dispuestos a cumplirlos. Libraremos la batalla del petróleo con toda la fuerza que tenemos, y con la ayuda de Dios, ensancharemos la brecha por donde la patria argentina proseguirá, con nuevo empuje, la marcha hacia su glorioso destino.

DISCURSO PRONUNCIADO POR EL PRESIDENTE DE LA NACIÓN, DR. ARTURO FRONDIZI, EN SIERRA GRANDE, PROVINCIA DE RÍO NEGRO, EL DÍA 28 DE ENERO DE 1961

El Poder Ejecutivo Nacional ratificó el 10 de en;ro último el contrato por el cual la Dirección General de Fabricaciones Militares adjudica la exploración y explotación de los yacimientos ferríferos de Sierra Grande a un conjunto de empresas que actuará con la denominación común de MISI;.. PA, Minera Siderúrgica Patagónica, Sociedad Anónima. Con la explotación de las "piedras negras y pesadas", como se identificó en un principio al mineral ferroso de esta zona de la provincia de Río Negro, la Nación da un paso decisivo en la batalla del acero. l. SIDERURGIA Y DESARROLLO NACIONAL

No es éste el primer hecho relevante en la evolución de la siderurgia argentina que toca presidir al Gobierno actual. Pero la explotación de los yacimientos de Sierra Grande señala, en cambio, el comienzo de otra etapa decisiva para la economía nacional, a saber: siderurgia en gran escala con hierro y energía argentinos a cargo de la empresa privada. La Nación redobla con ello sus esfuerzos para vencer una anacrónica estructura económica cuya transformación nos propusimos llevar a cabo desde el primer día de gobierno con toda la firmeza y resolución de que somos capaces para evitar la miseria y el caos social. La significación de esta nueva meta en el proceso de la siderurgia argentina nos obliga a reiterar que el dilema que enfrentamos el 1º de mayo de 1958 fue: o nos lanzábamos, como lo hicimos, a explotar los recursos naturales inmovilizados en nuestro territorio, que paradójicamente constituían el grueso de nuestras importaciones, o de lo contrario, paralizábamos las

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industrias, deteníamos la producción agropecuaria y reducíamos drásticamente el nivel de vida de toda la población. El aumento incesante de la consolidación nacional y la multiplicación de industrias de bienes intermedios sin el sostén que sólo proporcionan la industria pesada, el petróleo y la energía eléctrica, impedían que la economía argentina continuara apoyándose en las exportaciones agropecuarias. Nuestras exportaciones seguían produciendo al país alrededor de mil millones de dólares anuales, mientras aumentaba la población, la cantidad y variedad de bienes a importar y los precios de los mismos, incrementando nuestra deuda exterior hasta un punto verdaderamente dramático. O continuábamos tomando préstamos en el extranjero para seguir importando productos que yacían adormecidos en suelo argentino, o nos resolvíamos a explotarlos en beneficio de toda la Nación sumando el capital y el crédito externos a nuestro capital propio. Decidimos, pues, abrir el país a la colaboración extranjera desterrando el criterio del endeudamiento financiero improductivo y sustituyéndolo por el de la participación del capital extranjero en el proceso de liberación y desarrollo nacional. Así procedimos en el caso del petróleo para impedir que el país, en perjuicio de su desarrollo, siguiera invirtiendo una cuarta parte del valor de sus exportaciones en comprar en el exterior un producto del que se disponía en abundancia en nuestro territorio. El resultado está a la vista: a poco más de dos años, nos abastecemos mediante nuestro propio petróleo, y en este mismo momento nos hallamos gestionando nuestro ingreso como exportadores del combustible. II. LA BATALLA DEL ACERO

Del mismo modo, en otro gran esfuerzo nacional, el capital privado argentino y el capital privado extranjero se mancomunan en la empresa de liberar a la Nación de su dependencia de la importación de acero y de los productos terminados que pueden ser fabricados en el país. La importación de hierro y sus artefactos, máquinas y vehículos insume el 50% de nuestras exportaciones. La falta de acero nacional nos impide importar bienes esenciales, retarda el reequipamiento industrial, la tecnificación del campo y la reposición del sistema de transporte. La Argentina dispone de un mercado de consumo interno de posibilidades inmensas que no podrán ser aprovechadas si no se explotan plenamente todos los recursos que posee el país.

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El estrangulamiento de la economía argentina se debe esencialmente a que el país no dispone de divisas para adquirir en el exterior los bienes que su población es capaz de consumir, de modo creciente, y ni siquiera los que son indispensables para cubrir sus necesidades vitales. Por consiguiente, o ampliamos la producción agropecuaria, minera e industrial, aplicando además del esfuerzo interno la colaboración exterior atraída por la capacidad de consumo de nuestro mercado interno, o llegaremos al extremo de no poder importar siquiera los bienes vitales para nuestra subsistencia nacional. En el caso del acero y sus derivados, esta conclusión es por demás evidente. III. EXIGUO CONSUMO NACIONAL DE ACERO

El atraso siderúrgico argentino está representado, en primer lugar, por el exiguo consumo de acero. Actualmente, consumimos menos de 100 kilogramos por habitante y por año. Tan bajo índice traduce nuestro atraso respecto de otros países, y aun con relación al consumo que teníamos en años anteriores. No hemos podido alcanzar nuevamente el consumo del decenio 1905/1914 que fue de 150 kilogramos por habitante, ni tampoco el del quinquenio 1925/29 de 117 kilogramos por persona. Consumo anual por persona 1905/09 157 kg 1910/14 143 kg 1925/29 117 kg

Si comparamos el consumo de acero con el ingreso de la población, la Argentina contraría el axioma de toda economía moderna según el cual a medida que se eleva el ingreso por habitante aumenta el consumo de acero "per capita". Mientras que en el quinquenio 1905/09 cada habitante consumió 56 kilogramos de acero por cada$ 1.000 de ingreso, en 1958 dicho consumo se había reducido a 25 kilogramos con relación a igual ingreso en valores constantes. El mismo signo de atraso muestra la comparación de nuestro consumo de acero con el de otros países: Consumo anual por habitante / Promedio 1956-58 Estados Unidos Alemania Canadá Gran Bretaña Argentina

533,6 395,6 372,6 362,3 80,5

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Asimismo, estamos muy por debajo de las cifras que corresponden a países cuyo proceso de desarrollo tiene características análogas a las nuestras. Tal es el caso de Australia, que tiene un consumo anual "per capita" de 297,3 kilogramos. Para igualarlo deberíamos alcanzar la cifra de 6 millones de toneladas en lugar de las 1.800.000 toneladas que consumimos. Si quisiéramos alcanzar el nivel de Canadá deberíamos consumir más de 7 millones de toneladas. En el nivel de un consumo potencial, no de primer orden, sino apenas necesario para responder a las exigencias mínimas de nuestro desarrollo, nuestro índice anual debería ser, por lo menos, de 200 kilogramos por persona, o sea alcanzar un consumo total de 4 millones de toneladas. IV. BAJA PRODUCCIÓN SIDERÚRGICA NACIONAL

Otro índice de nuestro atraso siderúrgico está representado por la baja producción nacional de aceros y por el notorio retraso en la explotación de nuestros yacimientos. La reducción de nuestro poder de compra externo ha venido comprimiendo, en términos relativos, la importación de acero y productos elaborados. Paralelamente, la Argentina ha quedado muy a la zaga en la curva de crecimiento de la producción mundial que desde 1948 a 1959 pasó de 150 millones a 300 millones de toneladas. En ese lapso nuestro país ha mantenido su consumo estancado y su producción local, de poco más de 200.000 toneladas, cubre una parte insignificante de su consumo. En los Estados U nidos, la producción de acero pasó de 60 millones de toneladas en 1940 a 100 millones en la actualidad. Canadá ha elevado su producción de 2 millones de toneladas en 1940 a 5 millones en el presente. El contraste es mucho mayor si nos referimos a los países latinoamericanos productores de acero. Brasil, cuya producción en 1940 era casi nula, ha alcanzado hoy el nivel de 1.500.000 toneladas, y se ha fijado las metas de 3.500.000 de toneladas para 1962 y 6 millones para 1965. México, cuya producción era también insignificante en 1990, hoy se autoabastece con una producción de un millón de toneladas con firme tendencia a la expansión. También nos supera Chile, país que promovió su siderurgia al cabo de la última Guerra Mundial. Su producción actual gira alrededor de las 360.000 toneladas. En Australia, país predominantemente agropecuario como el nuestro, la producción actual, del orden de los 3 millones de toneladas anuales, le permite autoabastecerse y disponer de saldos exportables.

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La lentitud del proceso siderúrgico argentino ha comprimido el desarrollo de nuestra industria metalúrgica liviana. El ritmo de crecimiento de esta última no ha sido acompañado por la producción nacional de acero, y al contraerse nuestra capacidad adquisitiva en el exteriür se ha frenado la expansión de dicha industria metalúrgica, lo que traba el mejoramiento de sus costos. En 1946 la producción de acero bruto en nuestro país fue de 133.000 toneladas, elevándose a 214.000 en 1959. En el mismo período la producción de laminados pasó de 126.000 toneladas a casi 900.000 lo que denota la creciente desproporción entre la producción de acero y la elaboración de laminado. Esta desproporción provoca una fuerte tendencia a importar acero, pero al no disponerse de divisas no pueden satisfacerse todas las necesidades de importación de la industria nacional. De tal modo, se contrae la producción metalúrgica en particular, y la actividad económica del país, en general. V. LA DESCAPITALIZACIÓN ARGENTINA

Todo ello hace necesario que la Argentina impulse aceleradamente su producción de acero y explote resueltamente sus propios yacimientos ferríferos. Es indispensable que los errores del pasado nos sirvan de lección para resolver los problemas del presente y del futuro. La lentitud del proceso siderúrgico ha sido uno de los factores determinantes de la descapitalización argentina. A ello debemos el desmantelamiento del sistema ferroviario; la escasez de automotores; la insuficiencia de la producción y conducción de energía; y la paralización en la construcción de caminos. A ello se debe también el extremo desgaste de la maquinaria industrial cuyo reequipamiento obligó al Gobierno a volcar todo su esfuerzo para evitar la paralización de nuestras industrias, postergando necesidades actuales de la población en salvaguardia de sus fuentes de trabajo y en su futuro beneficio. De la aceleración del proceso siderúrgico nacional depende que la Nación se independice de la importación de hierros y aceros, que traba su desarrollo y acentúa cada vez más intensamente su vulnerabilidad exterior. VI. LA FUNCIÓN DEL ACERO EN LA ECONOMÍA NACIONAL

Es imprescindible tomar plena conciencia de la función del acero en la economía moderna. Para la Argentina, acero nacional significa tecnificación del agro y consolidación definitiva de la victoria del petróleo. Significa

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intercomunicar el país en toda su extensión mediante la construcción de carreteras, la remodelación de nuestro sistema ferroviario y la producción de automóviles, camiones, aviones y barcos. Significa la modernización y equipamiento de nuestros puertos. Es sostén indispensable de la industria liviana e intermedia que ha tenido gran desarrollo en las dos últimas décadas como consecuencia del ingenio creador y el espíritu de empresa de los argentinos. Es vivienda sana y confortable. Es, en fin, progreso y bienestar para todo el pueblo de la Nación. La prensa nos proporciona diariamente ejemplos de todo ello. Nos comunica que en Europa circulan trenes a una velocidad de 160 kilómetros por hora; que la generalidad de las aldeas rurales de Francia están electrificadas; que en los Estados U nidos existe una disponibilidad de automóviles a razón de uno por cada tres habitantes; que sus campesinos disponen de todos los adelantos de la técnica agropecuaria; y así indefinidamente. VII. LA BATALLA DEL ACERO EN LA SITUACIÓN ECONÓMICA ACTUAL

La batalla del acero significa que el Gobierno considera que ha transcurrido ya la etapa en que la economía nacional ha debido sufrir la contracción derivada de las medidas que se vio forzado a adoptar a fines de 1958 para impedir la paralización nacional. Está firmemente resuelto a evitar que esa contracción se convierta en beneficio exclusivo de minorías y dispuesto a aplicar todo su esfuerzo, con prioridad esencial, tanto en el orden interno como en el ámbito internacional, para que la Nación alcance esta meta decisiva para el desarrollo argentino. Ni siquiera en los momentos más adversos de nuestra acción de Gobierno hemos creído posible reducir los ingresos de la población para salvaguardar el patrimonio de sectores minoritarios. Ni la evolución del proceso histórico nacional ni las condiciones de nuestra economía permiten ni permitirán en el futuro gobernar con otro criterio que no sea el del progreso y bienestar del pueblo de la Nación en su totalidad. Los resultados de la política petrolera, la reposición y construcción de nuevas carreteras, la explotación de los yacimientos de Sierra Grande que ahora se inicia, y otras medidas fundamentales para nuestro desarrollo traducen la profunda preocupación del Gobierno Nacional por forjar definitivamente las bases fundamentales de la grandeza futura de la Nación en su COnJUnto. Es evidente que debemos acelerar cada vez más el ritmo de nuestro desarrollo venciendo todos los obstáculos que aún se oponen a ello. El Gobierno

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multiplicará sus esfuerzos en esa dirección con el concurso de todo el pueblo de la República que ha demostrado estar alineado con firmeza en la consecución de ese objetivo nacional por encima de sus preferencias políticas. VIII. PRODUCIR ACERO: OBJETIVO NACIONAL

Sin embargo, debemos estar alerta para defender nuestra producción siderúrgica del ataque de los intereses que se resisten a la transformación que habrá de derivar de la conquista del acero nacional. Todos los argentinos deben definirse sobre la trascendencia que ti~ne e~ ritmo del desarrollo siderúrgico. El pueblo no podrá ser sorprendido si recuerda los fines que pretendió servir la disputa que se desencadenó con motivo de la política petrolera iniciada en julio de 1958. Los resultados de esa política, indican además, que el esfuerzo del pueblo no tiene necesidad de inspirarse en experiencias extranjeras para acometer, con criterio realista, el desarrollo nacional en todas sus fases. Ni la discusión ideológica ni el debate teórico apartarán a la Nación de la necesidad de producir acero, aquí y ahora. Con motivo de las reformas a la "Ley Savio" y de la celebración del contrato para la explotación de Sierra Grande, se ha intensif~cado l~ disc~sión sobre el origen de los capitales que deben promover la siderurgia nacional y si el Estado nacional debe ser el único industrial a cuyo cargo esté la producción del acero. Tales disputas deben quedar subordinadas a la necesidad de que la Argentina intensifique aceleradamente su producción de acero emplea~do la mayor cantidad posible de mineral de hierro y otros recursos propios. No sólo consumimos poco acero sino que producimos escasa parte del que consumimos. Tanto el bajo consumo cono la baja producción derivan fundamentalmente de dos circunstancias correlativas: que no tenemos suficiente capacidad de compra en el exterior y que no explotamos nuestro propio mineral ni elaboramos todo el acero que n_ecesitamos cons~mir. . . El resultado de tales circunstancias consiste en que no solo adqummos, en términos relativos, cada vez menos acero en el exterior, sino que también importamos, proporcionalmente a nuestras necesidade~, cada vez menos productos en cuya composición interviene predominantemente el acero. Por añadidura, empleamos una parte sustancial de nuestras divisas en adquirir en el exterior repuestos y maquinarias que estamos en condic~ones de fabricar en el país, lo que nos priva de importar equipos y otros bienes de capital de la alta técnica contemporánea por falta de poder de compra.

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Todo ello atrasa nuestro objetivo de forjar una Nación moderna a la que el pueblo tiene derechos irrefutables.

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Creo un deber señalar en forma expresa la participación que ha cabido al Ejército Argentino, precursor de la siderurgia nacional, en el esclarecimiento previo a esas reformas.

IX. GOBIERNO Y EMPRESA PRIVADA EN LA SIDERURGIA NACIONAL X. SIDERURGIA Y NACIONALISMO ECONÓMICO

La meta que hemos alcanzado en el proceso siderúrgico nacional se debe al esfuerzo gubernamental y a la iniciativa privada. . La pla~ta fiscal de Zapla, situada en la provincia de Jujuy, mediante la mcorporación de dos nuevos altos hornos alcanzará a producir a partir del pr.esen~e año 160.000 toneladas en lingotes de acero. Zapla, a cargo de la Dire~ci?n General de Fabricaciones Militares, es un ejemplo de la función ~ultiphcadora de la industria siderúrgica. Aparte de utilizar el mineral de hierro de .sus propios yacimientos, la planta emplea briquetas de eucaliptus que provienen de los bosques ubicados en las inmediaciones y que se enc~ent:~n en franca ~mpliación. ~in perjuicio de ser utilizadas para la fabncacion del acero, dichas plantaciones son la base esencial de industrias quím.icas su~sidiarias que producirán brea, alcohol metílico y ácido acético. . Si~er:irgia, aumento de la población, fuente de trabajo para empresanos, tecmcos y obreros argentinos, industrias auxiliares, en fin, civilización y pr?greso, es el resultado de la empresa siderúrgica que el Ejército de la Nación está llevando adelante el límite norte de la República. La planta "General Savio" de San Nicolás, provincia de Buenos Aires, propiedad. de S01'.1ISA, Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina, es otro gran esfuerzo siderúrgico en el que el financiamiento y la técnica exterior se han sumado a la acción conjunta del Gobierno y la empresa privada argentina. Esta planta, por ahora abastecida fundamentalmente con mineral importado, podrá absorber en el futuro el mineral argentino de Sierra Grande. ~orno tuve ocasión de señalarlo el día 25 de julio de 1960, al inaugurar su pnmer alt?,. horno, la planta de San Nic.olás alcanzará en su primera etapa u_na pr~duccion de 600.000 toneladas de lmgotes por año, y cuando su func10namiento se complete con los dos nuevos altos hornos producirá un equivalente de más de 2.000.000 de toneladas anuales. El capital privado, local y extranjero, ha intervenido antes de ahora en l~ i1:1dustria ~el acero, pero la exigua tasa del ahorro interno y la falta de condi~iones nacionales que atrajeran el ahorro exterior han impedido que cumpliese el papel que sólo él puede ejercer en el desarrollo nacional. . Estamos firmemente persuadidos que la consolidación de esas condic10nes, que acaban de culminar con las reformas introducidas a la "Ley Savio" por. el Congr~so Nacional, intensificarán la participación de la empresa pnvada, nacional y extranjera, en nuestro proceso siderúrgico.

En siderurgia, como en petróleo, se continúa insistiendo en que el Estado debe hacerlo todo. El Gobierno nacional proseguirá prestando todo su apoyo a la acción fiscal que se viene desarrollando. Pero el Estado no dispone de los recursos financieros y los elementos técnicos necesarios para acelerar el ritmo de la siderurgia nacional, siquiera de acuerdo con las exigencias mínimas del desarróllo y de la seguridad y defensa nacionales. En salvaguardia de los intereses inherentes a tales necesidades, estamos firmemente resueltos a que el capital privado nacional y el capital privado exterior constituyan factores esenciales de la siderurgia argentina. Aplicaremos en este campo con toda firmeza el criterio con que encaramos la explotación petrolera. Ratificamos aquí que el capital es un instrumento y que su función favorable o perjudicial respecto del desarrollo de países como el nuestro no depende de la fuente de que proviene sino de la política a que sirve. De esa política depende que el capital exterior se incorpore a la economía de un país para acentuar su condición de exportador de materias primas e importador de manufacturas, condenándolo al atraso; o, el capital extranjero, por el contrario, supliendo la incapacidad financiera, se incorpore en función de las necesidades insatisfechas del mercado interno en los sectores destinados a integrar su economía, a fecundar nuevas actividades básicas, a expandir la producción existente y, en general, a impulsar su armónico desarrollo. En virtud de ello, concederemos todas las facilidades para que la iniciativa de los particulares, sean nacionales o extranjeros, se vuelque decisivamente en la exploración y explotación de los yacimientos ferríferos del país, e instale todas las acerías que sea posible para transformar la Nación en verdadera potencia mundial. Para no aludir a experiencias de países distantes, el Brasil repetidamente se nos ofrece como modelo de política nacionalista y, además, estatista. En el gran país hermano actúan ocho grandes plantas siderúrgicas de las que sólo una es propiedad del Estado. Las restantes, dos ~e las cuales están en proceso de instalación, pertenecen a capitales privados brasileños y extranjeros del más diverso origen.

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Es que el nacionalismo económico no consiste en cerrar las puertas de un país al capital exterior ni excluir de sus actividades fundamentales al capital privado local, sino en crear las condiciones que impidan a ese capital consolidar estructuras coloniales y que, por el contrario, faciliten la transformación de esas estructuras en el sentido de la autonomía económica nacional y de una efectiva vigencia de la soberanía política. XI. LOS YACIMIENTOS DE SIERRA GRANDE

La exploración y explotación de "los extensos pedregales oscuros de Sierra Grande" por un complejo de técnicas y capitales privados, nacionales, alemanes y estadounidenses, es parte esencial de un proceso de significación análoga a la que tuvo la empresa de integración geográfica y política que la historia nacional ha llamado "La conquista del desierto". En la localización y estudio de estos yacimientos debe destacarse la tesonera acción de Fabricaciones Militares y de la Dirección Nacional de Geología y Minería. La cuenca de Sierra Grande, situada en la provincia de Río Negro a 170 kilómetros al norte de Puerto Madryn y 125 kilómetros del Departamento de San Antonio Oeste, comprende tres yacimientos, que pertenecen a la Dirección de Fabricaciones Militares. Hasta el momento las reservas de mineral aseguradas y probables de la cuenca de Sierra Grande ascienden a 70.000.000 de toneladas, y las reservas posibles no son inferiores a 200.000.000. Para apreciar el valor de Sierra Grande es necesario señalar que los 70.000.000 de toneladas de mineral de las reservas significan 35.000.000 de toneladas de acero con un valor aproximado de 2.200.000.000 de dólares. Se estima que el mineral contiene entre 55 y 56 % de hierro, superior a la ley de 46 y, que posee el mineral de Palpalá que transforman los altos hornos de la planta de Zapla. Junto al esfuerzo de Sierra Grande debemos continuar con decisión la búsqueda y explotación de otros yacimientos, como ya sucede en Mendoza y anhelamos se concrete en Misiones donde los organismos técn~cos de la provincia han iniciado con buenas perspectivas los estudios previos. XII. EL CONTRATO CON MISIPA S.A.

Con relación al contrato suscripto entre la Dirección General de Fabricaciones Militares y el Grupo MISIPA, de acuerdo al cual la empresa

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explorará y explotará el mineral existente, e instalará una planta siderúrgica, debo señalar lo siguiente: En primer lugar, reitero la importancia de que el capital privado y la técnica nacionales y extranjeras se incorporen resueltamente a la exploración y explotación del mineral de hierro y a la producción de acero y derivados nacionales. El capital privado, cuando se resuelve a acometer empresas de la envergadura inherente al proceso siderúrgico, produce efectos excepcionales. Ese capital es intrínsecamente dinámico e indefinidamente reproductivo no sólo en el propio proceso siderúrgico sino en un sinnúmero de industrias y actividades afines. Funciona como un verdadero multiplicador de la actividad económica general, y trasciende, por propio impulso, al campo de la seguridad y defensa de las naciones. En segundo lugar, deseo señalar que todo criterio que no subordine el costo de explotación y producción del acero al estado de desarrollo económico del país se aparta de la realidad, e impide, en definitiva, que la Argentina impulse su propia siderurgia. Desde luego, que no sólo en el caso de Sierra Grande sino en todas las demás explotaciones del país deben hacerse los mayores esfuerzos para que la Nación extraiga el mineral de hierro y produzca acero al menor costo posible, en el más corto plazo. Pero no puede olvidarse que la encrucijada actual de la economía argentina, signada por la escasez de divisas, nos obliga a elegir entre impulsar en forma resuelta nuestra propia siderurgia, con el máximo aprovechamiento de materia prima nacional, o importar cada día menor cantidad de hierro, acero y derivados, con las consiguientes repercusiones perjudiciales para nuestra economía y la defensa y seguridad nacionales. XIII. SIGNIFICACIÓN DE SIERRA GRANDE

Pero Sierra Grande no sólo se relaciona con el proceso siderúrgico argentino. Su explotación involucra otro paso trascendente para la transformación económica de la Patagonia, ya iniciada con la explotación del petróleo. Sierra Grande significa acero en gran escala, con mineral argentino producido por el capital privado; pero también significa acero alimentado por el petróleo y el gas de la Patagonia, por el carbón de Río Turbio y por la hidroelectricidad procedente de la represa "Florentino Ameghino" y, en el futuro, de "El Chocón". Significa impulsar definitivamente las industrias de fertilizantes que habrán de derivar de los compuestos fosfóricos que contiene el mineral de la cuenca en elevadas proporciones. Significa activar el

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tráfico marítimo del sur del país y la modernización de los puertos existentes y, aun, la eventual habilitación de uno nuevo. Permitirá establecer la industria de fabricación de "esponjas de hierro", llamada chatarra artificial, que servirá para aumentar la producción de arrabio de la planta "General Savio" y de las demás que se establezcan en el país. Irr:portará expandir la demanda de materias primas requerida por la md~stna del acero~ como_ son los minerales de manganeso, cromo, níquel, molibdeno, vanad10, calizas, dolomitas, fluoritas y arcillas refractarias. Movilizará, así, la inmensa riqueza mineral que posee el país en toda su extensión, incorporando a su inagotable fisonomía agropecuaria los recursos igualmente valiosos que encierra su subsuelo. Pero Sierra Grande significa mucho más que todo eso. Significa un piso más para asegurar definitivamente la integración de la Patagonia con el r~sto del país iniciada en 1879 por el general Roca y que nuestra generación tiene el deber y la responsabilidad de consolidar. XIV LA PATAGONIA: DESAFÍO DEL DESIERTO

Hemos venido al desierto para enfrentar con indoblegable firmeza el desafío de la soledad que aún segrega este sector geográfico del resto de la Nación. Pertenecemos a una generación absolutamente resuelt; a aceptar desafí?s como el .de Sierra Grande, ~onde la civilización no ha podido aún abnrse paso. Sierra Grande constituye la brecha segura para que la vida m~derna penetr.e frontal~ente y de lleno este complejo geográfico en el que la mcalculable nqueza romeral pugna con la erosión y el desierto. Aquí mismo en la Patagonia, desde el sur de la provincia de Buenos Aires hasta Tierra del Fuego, hemos desafiado con éxito, no hace mucho tiemJ?o,. con~iciones no mucho mejores. Hoy, allí, las torres de acero que multiplican mcesantemente la producción de petróleo, han echado las bases definitivas para la prosperidad de un vasto sector argentino que será no sólo protagonista de muy significativos hechos económicos sino de acontecimientos venturosos para el espíritu y la cultura nacional. Sierra Grande significa no sólo acero nacional, del que estarán compuestas, mañana, las torres y las perforadoras que penetran en la entraña de nuestros yacimientos de petróleo. Significa la expresión resuelta de la voluntad nacional de reproducir la pequeña obra de riego del Alto Valle en escala regional, es decir, para toda la Patagonia, haciendo que sus saltos de agua poderosos se transformen en represas que harán de los pedregales actualmente inhabitables vastas praderas pobladas.

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Sierra Grande es también otro paso decisivo para emprender con firmeza el establecimiento de comunicaciones aéreas y terrestres, para comunicar entre sí ciudades y poblados de la Patagonia y éstas con el resto del país. Traduce el objetivo nacional de transformar en real y efectiva nuestra condición casi nominal de país marítimo, impulsando el transporte atlántico, la industria de la pesca y la construcción de puertos. La conjunción del acero con el petróleo, el gas natural y la hidroelectricidad patagónicos, constituye el signo definitivo de que a lo largo y a lo ancho de la Patagonia proliferarán ciudades de equilibrada y armoniosa pujanza, evitándose los efectos perniciosos de la concentración política, económica y cultural que caracteriza al litoral del país, particularmente en torno al puerto de Buenos Aires. Señores: Petróleo, gas, hidroelectricidad, acero, carbón, caminos, puertos y regadío son metas irreversibles del desarrollo económico de la Patagonia, que impulsarán ilimitadamente la vida espiritual y cultural de sus hijos. El desenvolvimiento patagónico, expresado en el petróleo y el gas, ya ha comenzado a irradiar bienestar para la totalidad de la Nación. He querido, ahora, señalar desde el desierto la trascendencia de la batalla del acero. Ningún otro lugar que éste habría sido más indicado para hacerlo. En los tiempos que vivimos, el acero es la base esencial de la economía y el desarrollo social, pero, además, es condición insustituible para la seguridad y la defensa del país. Tengo la firme convicción de que la siderurgia, madre de las industrias, fábrica de las fábricas, multiplicará indefinidamente el progreso y la seguridad de la República.

DECLARACIÓN DE URUGUAYANA DADA A CONOCER POR LOS PRESIDENTES ARTURO FRONDIZI Y JANIO QUADROS EN LA CIUDAD DE URUGUAYANA, EL 22 DE ABRIL DE 1961

"Los presidentes de la Nación Argentina y de la República de los Estados U nidos del Brasil, deseosos de ratificar, una vez más, los indestructibles lazos de amistad que unen a sus dos pueblos; persuadidos de que los grandes problemas que actualmente se presentan en el campo de las relaciones internacionales imponen a países como el Brasil y la Argentina responsabilidades que no pueden eludirse; seguros de que el decidido y pleno ejercicio de esas responsabilidades habrá de contribuir de manera efectiva al mejor entendimiento entre los pueblos y a la consolidación de la paz y la amistad internacional; convencidos de que la intensificación de una lucha enérgica e implacable contra el hambre, la miseria, la ignorancia y todos los males que resulten de la condición de subdesarrollo que afecta a vastos sectores de América latina es un objetivo inexorable y común de las naciones del hemisferio; conscientes de que las condiciones geográficas, históricas, religiosas y culturales, así como los intereses fundamentales de los dos países, ofrecen hoy amplias perspectivas para una acción común recíprocamente provechosa y firmemente dispuesta a llevar adelante una política de entendimiento recíproco, eficaz y dinámica, orientada a la obtención de objetivos concretos que consoliden los vínculos políticos, económicos y culturales que unen a los pueblos brasileño y argentino. Declaran: 1) Que los Estados Unidos del Brasil y la República Argentina orientan y orientarán su política internacional en función de la condición sudamericana que les es común, conforme a la esencia occidental y cristiana de sus nacionalidades y de acuerdo con las responsabilidades continentales asumidas;

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2) Que ambos países están decididos a impulsar de manera activa y según los criterios determinados por sus intereses nacionales, su participación en la solución de los problemas internacionales que los afectan con el propósito de contribuir a perfeccionar las buenas relaciones y entendimiento pacífico entre los pueblos; 3) Que la preservación de las instituciones de la democracia representativa y la consolidación de los principios de la libertad y de la igualdad de la persona humana, inherentes al origen histórico de nuestras nacionalidades, exigen con la mayor urgencia un esfuerzo de amplia envergadura para acelerar los programas de desarrollo de los países de América latina y extirpar definitivamente los males provocados por las condiciones que afligen a la mayoría de los pueblos del continente; 4) Que el progresivo empeoramiento de esas condiciones ha determinado el planteo de graves problemas políticos y sociales que deben resolverse con la participación activa de los países del continente, rechazando la interferencia directa o indirecta de factores extracontinentales y respetando el principio americano de la autodeterminación de los pueblos, de manera de asegurar la efectiva soberanía de las naciones y conforme a las resoluciones pertinentes adoptadas en las reuniones interamericanas; 5) Que la defensa de la estabilidad política y social del sistema interamericano exige la concertación de una acción coordinada y conjunta que lleve a la rápida ejecución de los postulados de la operación panamericana, según el espíritu del Acta de Bogotá, cuyas perspectivas de realización acaban de recibir el más vigoroso apoyo en el programa "Alianza para el Progreso", propuesto por el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica;

6) Que comparten el criterio de que la colaboración económica externa sólo puede rendir frutos mediante un vigoroso esfuerzo nacional; 7) Que, en consecuencia, debe hacerse todo lo necesario para aumentar los recursos nacionales defendiendo el valor internacional de los productos básicos, luchando por la eliminación de las restricciones que cercenan las exportaciones latinoamericanas y promoviendo e intensificando el comercio con todas las naciones; 8) Que los gobiernos de la Argentina y del Brasil están decididos a colaborar de manera firme y permanente en la consecución de aquellos objetivos, que consideran también comunes a todos los países de América latina, para hacer de la amistad entre sus pueblos una realidad efectiva y para consolidar la paz y la democracia en todo el continente."

POLÍTICA EXTERIOR INDEPENDIENTE DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA NACIÓN, DR. ARTURO FRONDIZI, PRONUNCIADO EN LA CIUDAD DE PARANÁ (ENTRE RÍOS), EL DÍA 3 DE FEBRERO DE 1962

Nuevamente debo dirigirme al pueblo de la República para ratificar conceptos fundamentales de la política exterior del pa!s. ,, ,, Estos conceptos son conocidos por el pueblo. Ma.s au:i, el pu_eblo est~ plenamente identificado con ellos, porque no han sido improvisad~s m inventados ahora. Se han venido gestando a lo largo de toda nuestra hi_storia, desde los días liminares de Mayo y aún desde antes, cuando los v~cmos de Buenos Aires expulsaron al invasor en las jornadas ~e la !leconqmst~ de 1806. Esta historia la aprendimos en la escuela, en la umversidad, en lo~ mstitutos militares. Sus héroes no durmieron en lecho de rosas. Combatieron y murieron por la libertad de su patria, por el ~erecho del pueblo a darse el régimen de gobierno que estimaba más convemente para des~rrollar su personalidad en el mundo de esa época. Proclamaron ~ defendie;oi: ese de:echo contra toda pretensión extraña de tutelar a la JOV~n r~pubhca, naCida entre las violentas sacudidas de la guerra contra la metropoh y de las luchas intestinas. Así, desafiamos el bloqueo de Buenos Aires por las grandes potencias rectoras de Europa, fustigamos ~ compatr~~tas sinceros que qu~­ rían remediar la anarquía interna con la 1mplantacion de :una monarqma presidida por un extranjero y preferimos el desorden de la libertad al orden impuesto desde afuera. . En las escuelas de la República, en nuestros hogares cnoll_os, padres Y maestros nos enseñaron a reverenciar a los héroes que conqms:aro~,, en el campo de batalla y en las empresas revolucionarias la autodetermmac1on del pueblo argentino. . ,, Este derecho revolucionario de independencia y soberama frente al derecho divino que invocaban las grandes monarquías coloniales, es el fun-

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ARTURO FRONDIZI