Apuntaciones Para La Historia De La Musica En Boyaca Vol I [1]

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Apuntaciones para la Historia de la Música en Boyacá. Autores y Compositores Boyacenses. Volumen 1. “Acción de una política pública para el desarrollo cultural de Boyacá” Proyectos: “Seamos buenos ciudadanos” y “Docentes actualizados”

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ING. JOSÉ ROZO MILLÁN Gobernador de Boyacá DRA. PAULINA ROZO MILLÁN Gestora Social Dr. JUAN CARLOS MARTÍNEZ MARTÍN Secretario de Educación de Boyacá MAESTRO JOSÉ RICARDO BAUTISTA PAMPLONA Secretario de Cultura y Turismo de Boyacá ISBN: 978-958-8394-07-7 Grupo Técnico Investigación – Redacción de textos PABLO EMILIO SANABRIA SALAMANCA Especialista en Pedagogía del Folclor Diseño D.G. ISMAEL MENESES (Diseño de carátula) D.G. EDGAR FERNANDO LEÓN CHAPARRO D.G. JUAN GUILLERMO WALTEROS ALBA Fotografía OFICINA ASESORA DE COMUNICACIONES GOBERNACIÓN ARCHIVOS PARTICULARES PABLO E. SANABRIA S. Partituras FRANCISCO CRISTANCHO S. GERMÁN MORENO S. Corrección de Estilo MG. JULIO ROBERTO SANABRIA SALAMANCA Secretaría de Cultura y Turismo de Boyacá Carrera 10 Nª 19 - 17 Teléfonos: 7426547 - 7423547 - 7423179 Fax: 7426548 Correo: [email protected] Tunja - Boyacá - Colombia Primera edición Julio de 2010 Impresión BUHOS EDITORES LTDA. Diag. 57 No. 7-34 - Barrio Santa Rita Tel. 7442264 Tunja - Boyacá - Colombia

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Documento de divulgación cultural. No comercial. Prohibida su venta.

JOSÉ ROZO MILLÁN Gobernador de Boyacá Boyacá grata y tierra buena, de nobles y fecundos ingenios, no ha sido esquiva en la producción de autores y compositores que han dejado profundas huellas de su talento en el espectro musical de Colombia. En el propósito de estimular la cultura y exaltar el arte, esta administración ha procurado estimular todas aquellas manifestaciones que enaltezcan nuestro legado cultural y fortalezcan nuestra identidad, hoy visiblemente afectada por expresiones foráneas. Con esta publicación, que hemos denominado “Apuntaciones para la Historia de la Música en Boyacá”, pretendemos iniciar una serie de publicaciones orientadas a rescatar las expresiones musicales de nuestro departamento, divulgar nuestros valores terrígenos y despertar en la juventud el interés por las causas propias. Con la presente publicación se aspira a exaltar nuestros valores musicales, rendir homenaje a la pléyade ilustre de nuestros compositores y rescatar del olvido a autores que colmaron una etapa brillante de nuestra tradición musical. Esta publicación, que bien puede considerarse como una especie de álbum de autores y compositores Boyacenses, a favor de ilustrar sobre la vida, expresión artística e ingenio de nuestros compositores, una vez concluida, será fuente obligada de consulta para especialistas y profanos que se interesen por conocer y admirar el talento e inspiración de nuestros coterráneos. Bienvenidas este tipo de publicaciones, que ilustran y recrean a la opinión ciudadana y demuestran que Boyacá sigue marcando la pauta en cuanto al arte, inspiración y patriotismo se refiere.

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JUAN CARLOS MARTÍNEZ MARTÍN Secretario de Educación de Boyacá La historia nos ha enseñado que no han sido pocos los padres de nuestra cultura musical que permanecen en el anonimato, muchos han abandonado nuestra tierra o han fallecido llevándose consigo sus producciones, sus experiencias y los secretos de sus virtudes. En otros casos conocemos algunas producciones, nos impactan, nos gustan, pero no sabemos quiénes fueron sus autores y por consiguiente no tenemos cómo hacerles un reconocimiento. Si para quienes hacemos estas reflexiones resulta de vital importancia reconocer y valorar a los autores y compositores que hoy llenan el acervo musical de Boyacá, con mayor razón resulta importante que las nuevas generaciones tengan a su alcance las fuentes básicas, para enterarse de los aspectos biográficos de quienes han contribuido con sus manifestaciones artísticas a caracterizar nuestro departamento en el orden de lo poético musical. Lo anterior, ratifica nuestra obligación con la Educación Básica de permitirle a niñas, niños, jóvenes y adolescentes, explorar todas las artes y, dentro de ellas, identificar sus gustos, habilidades y destrezas para potenciarlas; tarea difícil que debe ser asumida por el docente, generalmente especialista en solo un campo de la educación artística y, en el peor de los casos, por un docente de otra área; por eso este material les permitirá trabajar el campo de la música, contextualizado en su entorno por nuestros personajes. Un viejo aforismo de la cultura popular nos induce a reflexionar sobre el binomio “conocimiento” y “amor”: “Nadie puede amar lo que no conoce”. En este sentido han venido actuando, la Gobernación de Boyacá, la Secretaría de Educación y la Secretaría de Cultura y Turismo del Departamento, permitiéndonos hoy presentar a la luz pública este “Álbum de autores y compositores Boyacenses”, como una contribución para que propios y extraños, niños, jóvenes, adolescentes y mayores, tengamos una semblanza inacabada pero fiel, de un grupo de representantes de nuestras manifestaciones musicales en Boyacá, en el marco de los proyectos: “Seamos buenos ciudadanos” y “Docentes actualizados”, atendiendo a la diversidad cultural y regional, aportando un esfuerzo efectivo hacia la identidad, el arraigo y amor por lo nuestro. Adicionalmente, estos textos sirven para que los docentes busquen en su municipio, en su entorno local, los

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artista del presente en cada campo de la educación artística, que lo acompañen en el proceso de formación de los estudiantes, pues aunque este documento harán una enorme recopilación, siempre habrá nuevos artistas y virtuosos en desarrollo, quienes a pesar de no tener un reconocimiento, son los que sostienen los procesos culturales en cada rincón del departamento. La compilación que hoy tienen en sus manos, recoge los esfuerzos de cuidadosas y detalladas consultas de fuentes primarias y secundarias, en textos que van dibujando la personalidad de estos músicos, sus andanzas, gratificaciones y tropiezos, logrando darnos lo mejor de sus vidas reflejadas en infinidad de bambucos, pasillos, guabinas, danzas, rumbas y muchos otros ritmos, cuyas partituras en algunos casos, se conservan en nuestras bibliotecas y centros de documentación. Si bien es cierto que todos tenemos habilidades diferentes y cada niña, niño, joven y adolescente tiene sus propias condiciones innatas para alguna de las artes, e incluso algunos pueden no haberlas desarrollado, no quiere decir que no deba conocer ni apreciar lo nuestro. Este volumen 1 del “Álbum de autores y compositores boyacenses”, está para que lo apreciemos y aceptemos, la oportunidad de acercarnos a nuestros valores culturales más representativos. Con el lanzamiento de este documento, aspiramos a alcanzar los propósitos que en su momento inspiraron este trabajo: mostrar y exaltar la presencia viva de quienes han contribuido al desarrollo musical de los boyacenses a través del conocimiento de sus producciones y quehaceres, para el desarrollo de la identidad y sentido de pertenencia de sus coterráneos, desde los menores que hoy se encuentran en las aulas de nuestras instituciones educativas, hasta los más desprevenidos lectores interesados en estas temáticas. El fortalecimiento cultural de los pueblos requiere de este tipo de textos, donde se encuentran el pasado y el presente, los argumentos históricos de diversas trayectorias humanas, que han sido los pilares en los cuales descansan las raíces artísticas de nuestra identidad boyacense, fundamentalmente desde la música, ampliamente conocida a través de las interpretaciones de estudiantinas, grupos musicales, coros y bandas que amenizan las celebraciones y festividades de nuestros pueblos.

JOSÉ RICARDO BAUTISTA PAMPLONA Secretario de Cultura y Turismo de Boyacá

“Porque nadie ama lo que no conoce…” Es la frase que hemos acuñado en la dinámica de las presentes generaciones, porque no es posible lograr que nuestros aires, autores y compositores permanezcan vivos en el imaginario de la gente cuando no preparamos y dotamos a nuestros niños de verdaderas herramientas para afianzar en ellos el amor por lo nuestro. Desde el Gobierno departamental y con una permanente motivación por parte del Señor Gobernador, venimos trabajando de manera efectiva y discreta en la construcción del nuevo ciudadano Boyacense. Un nuevo ciudadano con sentido de pertenencia, con valores afincados en el amor y respeto por su región, por su gente, por su cultura que no es otra cosa que el resultado de sus cotidianas vivencias. Un ciudadano respetuoso del ancestro, querendón de su historia, amante de sus tradiciones y admirador de los fieles representantes de la raza Boyacense. El Plan Piloto de Formación Artística de Boyacá creado en este gobierno para dignificar el arte y la cultura y para desarrollar procesos formativos estructurados que obedezcan a la construcción y aplicación de una política pública en donde los procesos formativos desplacen a la cultura show, se viene convirtiendo en una certera herramienta para empoderar a nuestros niños de nuevos

valores que le permiten mostrar su potencial humano y formarse integralmente con argumentos sólidos con los que pueda afrontar las sorpresivas avalanchas sociales de los nuevos tiempos. Este trabajo que recopila la historia de nuestra música y en ella el paso de los constructores de versos que al son de bambucos, pasillos, torbellinos y otros aires han proporcionado alegría a nuestras generaciones haciendo que la prosa de sus composiciones se convierta en patrimonio intangible y cómplice de los sentimientos, es un extraordinario recurso para los docentes de las áreas artísticas y de literatura por eso su contenido contempla no solamente la biografía de nuestros autores y compositores sino que se incluye un registro sonoro de sus obras y la línea melódica en partituras para que se incluyan en los repertorios del programa de bandas infantiles y juveniles, las orquestas típicas, el sistema coral y en todos los programas que hoy orienta la Secretaría de Cultura y Turismo de Boyacá a través de los contenidos curriculares del Plan Piloto. Aquí están nuestros autores y compositores en una colección que en varios volúmenes nos permitirán descubrir lo inédito para unos y recordar lo conocido para otros, pero de manera muy especial permitirá dotar nuestras bibliotecas, centros de memoria popular y archivos patrimoniales.

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Julio Flórez Roa

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Guillermo Amézquita

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José J. Dueñas

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Domingo H. Acero

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Francisco Cristancho C.

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Julio Barón Ortega

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Luis Martín Mancipe

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Juan C. Goyeneche

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César Puerto

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Carlos Martínez Vargas

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Jorge Camargo S.

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Samuel Malagón Bravo

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Luis Manuel Parra

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José Jacinto Monroy

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Luis Dueñas Perilla

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Carlos Avellaneda

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Héctor Vargas

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Jorge Velosa

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Efraín Medina Mora

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Reinaldo Monroy

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Gustavo Motta

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Cholo Valderrama

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Raúl Sánchez

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José Miguel Zabala

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Álvaro Suesca Acuña

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Los datos consignados en este texto están autorizados por los autores y las personas que representan sus derechos.

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“Los versos de Flórez llegan al alma por eso su pueblo le amo, y le ama todavía”. Nació en Chiquinquirá, el 21 de mayo de 1867, en el seno del hogar constituido por el médico Policarpo María Flórez y doña Dolores Roa. Murió el 7 de febrero de 1923, en Usiacurí (Atlántico). Este poeta, músico y compositor, Chiquinquireño “nació con el don de la poesía y vivió para la poesía” escribe Carlos Rodado Noriega, y a los 16 años publicó su primer libro de poesías llamado “Horas”. Fue el fundador de la famosa “Gruta Simbólica”, un escenario de tertulia literaria donde alternó con poetas y antagónicas corrientes literarias, y fue allí donde depuró su genialidad literaria. Su vida transcurrió en la capital del país, donde se ganó la popularidad y la fama como “el poeta del pueblo”, y de allí se aparta en 1905, cuando inicia una travesía que lo llevó a Costa Rica, Venezuela, Nicaragua, México, Cuba, y finalmente a España, donde el presidente de la república de Colombia de entonces, Rafael Reyes, le da un cargo diplomático en 1907. En el año 1909, regresa a Colombia, y decide radicarse en Usiacurí (Atlántico), donde encontró la paz que estaba buscando. Allí conformó una familia con Doña Petrona Moreno, con quien compartió los últimos trece años de su vida, y de cuya unión nacieron cinco hijos: Lira, Divina, Cielo, Hugo y León Julio. Muy pocas veces hizo recitales fuera de su refugio en Usiacurí, pero alguna vez estuvo en Panamá, y realizó muchas presentaciones con Emilio Murillo.

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Escribe Vicente Landínez Castro: “Cuentan que cantaba con voz llena y varonil, acompañado de su acostumbrado tiple, sus propias canciones, tan sentidas por el pueblo que las escuchaba siempre arrobado, tales, entre otras, Flores Negras y Noche de Noviembre”. Nadie duda la paternidad de Julio Flórez, del pasillo “Mis flores negras”, ésta ha sido objeto de controversias sobre su autoría musical, sobre todo después de que los familiares del Maestro Emilio Murillo lo registraron como producción original del inolvidable

“Puntillón”, basando su reclamo en lo escrito en un libro firmado por José Vicente Ortega Ricaurte y Jetón Ferro, sobre la vida bohemia bogotana y algunos aspectos de la célebre tertulia de la Gruta Simbólica, de la cual se reconoce a Julio Flórez como su fundador. Según este libro, el pasillo “Mis flores negras”, había nacido la misma noche en que un grupo de bohemios, acosados por el toque de queda, buscó refugio en casa de Rafael Espinosa Guzmán, y en tal efecto lo cantaron por primera vez Pedro Ignacio Escobar y Luis Galán Gómez, con el acompañamiento pianístico de Emilio Murillo, su compositor.

Julio Flórez era músico, interpretaba el violín y el tiple, comentan sus biógrafos, y no fue “Mis flores negras” su única canción, pero se mantuvo mucho tiempo en el anonimato e inclusive se aseguró que era una obra del folclor ecuatoriano. Investigadores como Hernán Restrepo Duque, ha encontrado que la primera grabación del pasillo “Mis flores negras” o “Flores negras”, como también se le ha llamado, fue hecha por Nicasio Safadi, para la RCA Víctor, más o menos en 1914, con crédito único para Julio Flórez. Según el investigador Orlando del Greco, Carlos Gardel escuchó “Mis flores negras” en Chile con su compañero José Razzano, y la montaron e interpretaron con otros repertorios colombianos, llevándola al acetato. Han sido muchos los intérpretes de “Mis flores negras”, pero entre los más notables que llevaron en su repertorio este pasillo, se cuentan Juan Arvizu quien la interpretaba en sus programas de la CBS, Carlos Julio Ramírez con una maravillosa versión y grabación que ha servido como modelo, los duetos: Espinosa y Bedoya, Obdulio y Julián, Garzón y Collazos, el dueto de Antaño, Silva y Villalba, Los Coros Cantares de Colombia, Las Clásicas del Amor, bajo la dirección de Carmiña Gallo y Alberto Upegui, Kirlianit Cortés y nuestro crédito boyacense Sandra Esmeralda Rivera, además de algunas versiones instrumentales a cargo de Alfredo Rolando Ortiz, Álvaro Dalmar, y León Cardona García. Julio Flórez, es una de las figuras líricas más importantes que ha producido Colombia y por años fue un verdadero ídolo en el ámbito de las letras. A pesar de que el “Poeta del Pueblo”, en toda su obra fue un gran devoto de la poesía necrofílica, dentro de sus producciones, se cuentan algunas con carácter diferente, en todo caso se reconoce su popularidad en todo el continente, especialmente en Colombia.

Doña Petrona Moreno y sus cinco hijos: Lira, Divina, Cielo, Hugo y León Julio.

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Entre sus obras más famosas está el pasillo canción “Flores negras”, y otras no menos importantes como: “Ella”, “Y lo beso en la frente”, “Tanto me odias” y “Góndolas azules”. Adicionalmente se citan otras obras con letra de Julio Flórez y música de otros compositores como: “Hondos pesares” un bambuco con música de Emilio Murillo; “En las tristes noches del helado invierno”, una danza con música de Eduardo Cadavid; “Canción de las Tardes”, música de Emilio Murillo; “Tanto me odias”, música de autor anónimo; y “El enterrador”, bambuco con música de Luis Romero, del cual existen versiones importantes como la del Dueto Antioqueño “Nueva Gente” y el Dueto boyacense “Hoja de Roble”.

MIS FLORES NEGRAS Pasillo Julio Flórez Oye: bajo las ruinas de mis pasiones, y en el fondo de esta alma que ya no alegras, entre polvos de ensueños y de ilusiones yacen entumecidas mis flores negras. Ellas son el recuerdo de aquellas horas en que presa en mis brazos te adormecías, mientras yo suspiraba por las auroras de tus ojos, auroras que no eran mías. Ellas son mis dolores, capullos hechos; los intensos dolores que en mis entrañas sepultan sus raíces, cual los helechos en las húmedas grietas de las montañas. Ellas son tus desdenes y tus reproches ocultos en esta alma que ya no alegras; son, por eso, tan negras como las noches de los gélidos polos, mis flores negras. Guarda, pues, este triste, débil manojo, que te ofrezco de aquellas flores sombrías; guárdalo, nada temas, es un despojo del jardín de mis hondas melancolías.

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El Maestro José J. Dueñas Ramírez, nació en Guayatá en 1903 y murió en Bogotá en el año 1985. Hijo y nieto de músicos, aprendió desde niño las bases del arte musical de su padre Abraham y de su hermano Rafael. Integrante de la banda del pueblo “La Lira de Oriente” como clarinetista, avanzó en su formación en la Banda del Regimiento Bolívar en Tunja y luego en la Banda Nacional de Música en Bogotá, en plaza que alcanzó por concurso. En la capital se matriculó en el Conservatorio Nacional, donde fue alumno de composición de Guillermo Uribe Holguín, quien contribuyó significativamente a su formación como músico integral, sin menoscabo de otros compositores de primera línea como Andrés Martínez Montoya y Luis A. Calvo que fueron también sus amigos y mentores. También se formó, bajo la dirección de Gregorio Silva como violonchelista, habiendo sido luego integrante de la Orquesta del Conservatorio y de la Orquesta Sinfónica Nacional; en 1946 fue Director Musical del Conservatorio del Tolima en Ibagué. De regreso en Bogotá se reintegró a la Orquesta Sinfónica Nacional en plaza que conservó hasta que la Orquesta fue disuelta y a partir de entonces continuó desarrollando sus dotes en la composición de pequeñas obras religiosas y profanas; colaboró en la construcción de arreglos para coros

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y para estudiantina de obras de compositores colombianos, los cuales tuvieron, como sus propias obras, el particular sello de conjunción de ritmos andinos con el impresionismo en que fue formado. J.J. Dueñas también fue compositor, sobre todo de obras corales, sin embargo, también compuso para formato de orquesta pequeña, lo que en el mundo académico se denomina “social orchestra” u orquesta social. Esta obra fue grabada por su nieto Néstor Dueñas Torres, con músicos de la Orquesta Filarmónica de Bogotá y algunos de la Orquesta Sinfónica de Colombia, en la cual, curiosamente, el maestro J.J.

Dueñas formó parte como cellista. Estos músicos fueron contratados específicamente para que grabaran la obra titulada “Minueto en el estilo galante” compuesta por J.J. Dueñas en 1939. La dirección estuvo a cargo del Maestro César Leal, quien hoy estudia su doctorado en Musicología en Estados Unidos, promoviendo la obra del Maestro José J. Dueñas, con muy buenos comentarios como el que se lee a continuación: “Qué obra interesante. A pesar de su influencia europea, el estilo y forma de esta composición revela interesantes características de la orquesta de salón en Latino América. La instrumentación de esta obra, históricamente es común en algunos países de América Latina y el repertorio es bastante único. Se trata de un reper-

torio maravilloso que espera ser redescubierto y estudiado”. Social Orchestra. El Maestro José J. Dueñas, se casó con Soledad Reyes, natural de Guateque y tuvieron tres hijos. Ariel Dueñas, ingeniero químico quien trabajó en Acerías Paz del Río y terminó su vida laboral siendo gerente del Seguro Social seccional Boyacá; sus otros hijos son: Elsa Dueñas, quien estuvo vinculada al mundo de la TV desde los años 70 hasta los 90, y Néstor, su hijo menor quien murió muy joven. Son cinco nietos: Natalia, Luis Eduardo, Mariana y María Paula Gutiérrez Dueñas y Néstor Dueñas Torres.

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ARRULLO

Canción de Cuna José J. Dueñas Duérmete mi niño. Duérmete mi amor. Apaga tus ojitos. Arrorrorro. Ángeles del cielo: Arpegios de amor Cantadle al niñito, Nuestro redentor. Flores de los valles, Fragancias de Sión Perfumen la estancia Don está el arrorró.

J.J baila con Laly

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El Maestro Francisco Cristancho Camargo, nació en Iza, el 27 de septiembre de 1905. Desde muy niño demostró sus inclinaciones musicales, a los ocho años tocaba instrumentos de cuerda y a los 10 musicalizó su primer poema. La historia contada por Leonor Martínez Echeverri, en su libro “Francisco Cristancho Camargo”, con ocasión de los cien años del natalicio, describe a un niño que llega a Tunja apenas de ocho años, y un año después siendo ya un músico reconocido en la ciudad, ingresa a la Banda de Música de Boyacá como platillero, alternando sus estudios en la Escuela Normal de Tunja y posteriormente en el Colegio de Boyacá, donde se graduó como bachiller en 1920. En 1922 se traslada a Bogotá donde combina su participación en la “Banda del Regimiento de Caballería Montada” con los estudios musicales en el Conservatorio Nacional que dirigía en ese entonces, el maestro Guillermo Uribe Holguín, adelantando cursos avanzados de teoría, armonía y trombón, este último el instrumento principal en toda su historia musical. Fue amigo de Pedro Morales Pino, quien lo incorporó a su Estudiantina, como primera bandola. Con ésta y con un grupo de importantes artistas de la época viaja a España en 1929 en representación del gobierno nacional para actuar en la Feria Hispanoamericana de Sevilla, donde se exponía lo más característico del mundo hispano, representado en productos agrícolas, industriales, libros, música. Terminada la misión todo el grupo, entre los que se encontraban Alejandro Wills y Emilio Murillo, regresa a Colombia, pero Cristancho resuelve quedarse e ingresa al Real Conservatorio de Madrid para adelantar estudios de armonía, contrapunto, composición, instrumentación y dirección musical. Durante dicha permanencia es nombrado trombonista de la Orquesta del Conservatorio, así como trompetista de la Banda Nacional de España. Terminados sus estudios en el Conservatorio de Madrid se vinculó a la Orquesta “Las estrellas negras”, integrada por 35 músicos todos de raza negra, más adelante se unió a la famosa orquesta de Andrés Moltó, la mejor de España; con su director Andrés

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Moltó, surgió una gran amistad y ambos fueron llamados por el alemán Marek Weber, para que integraran su orquesta a comienzos de 1935, donde el maestro Francisco Cristancho, cumpliendo sus 30 años, interpretó el primer trombón, recorriendo en largas giras la mayoría de los países europeos. Cristancho regresa a Colombia en 1937, contaba con 32 años de edad y muchos de experiencia. En Bogotá organiza la “Orquesta Universal”, con la que deslumbró a la sociedad bogotana, después de su éxito con esta agrupación, fundó la “Orquesta Sudamérica”, y de la fusión de las dos surgió la “Orquesta Ritmo”, más famosa aun, que llenaba los salones de los hoteles Granada y Embajador de Bogotá. La etapa de sus orquestas finaliza en 1937 cuando crea la “Orquesta Francisco Cristancho”. En ese mismo año fue llamado a integrar la Banda Nacional, como barítono solista y Bombardino. El Maestro Francisco Cristancho Camargo, en 1939 conoce a quien habría de ser su esposa, Sofía Hernández. Se unieron en matrimonio en 1940 y al año siguiente, nació su primer hijo, Francisco José, y en octubre de 1946, nace su segundo hijo, Mauricio.

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Entre 1941 y 1947, el Maestro Francisco Cristancho, trabajó en la Orquesta Sinfónica de Colombia, que dirigía el Maestro Guillermo Espinosa, y simultáneamente trabajaba en varias emisoras bogotanas, donde se desempeñó como Director artístico. En 1947 el presidente Mariano Ospina Pérez lo distingue con el nombramiento ad-honorem como Embajador de la Música Colombiana y en tal condición recorre varios países realizando una importante labor de difusión de nuestro folclore. Al crecer la familia, las exigencias económicas se incrementaban, el maestro Cristancho necesitaba una mejor retribución por sus labores. El departamento de Boyacá, pensando en brindarle a su banda departamental un director de nivel, invitó al Maestro Cristancho; aquí el director de extensión cultural de Boyacá, Doctor Eduardo Torres Quintero, lo llamó para ofrecerle el trabajo, el que duró seis años. En el almacén del Señor Cervantes, ubicado justo en la esquina de la pulmonía de Tunja, el maestro compartió con sus grandes amigos de colegio también músicos: Francisco “Pacho” Ruiz (Bandolista), Constantino Martínez Villamarín (Tiplista), Rafael Arias (Guitarrista), Víctor Reyes (Tiplista) y José Manuel Palomino (Requintista).

El Maestro Francisco Cristancho, fue además de virtuoso ejecutante de diversos instrumentos, excelente y prolífero compositor, entre sus obras se destacan: Los bambucos: “Bochica”, “Bachué”, “Pa’ qué me miró”, “Bacatá”, “Tequendama”, “El Dorado”, “Tisquesusa”, “Miniatura”, “Guatavita”, “Chatica”, “Tocaimuno”, “Coloso”, “Charuto”, “Chicote”, “Festival chibcha”, “Lunares”, “Monserrate”; Los pasillos: “Retoños”, “Chía”, “Don cavaquiño”, “Iza”, “El mochilas”, “Para recordar”, “Tan matando un perro”; La Danza: “Santafereña”, “Panoramas”, “Ta’ juertón”; Los torbellinos: “Ende que se jue con otro”, “Torbellino de mi tierra”, y “Que yo te digo que sí”. Muy especialmente cabe destacar que en el año 1939, con motivo del Cuarto Centenario de la Fundación de Tunja, se aprobó el Himno de la Ciudad Capital, con letra del escritor tunjano Alfredo Gómez Jaime y música del compositor Francisco Cristancho Camargo. Francisco Cristancho Camargo, murió en Bogotá el 9 de febrero de 1977, causando un profundo duelo nacional y recibiendo el homenaje póstumo del Gobierno Nacional que expidió Decreto de Honores a la memoria del ilustre músico colombiano, firmado por el entonces Presidente Alfonso López Michelsen.

Maestro Francisco Cristancho y su esposa Sofía Hernández.

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Nació en Soatá el 29 de julio de 1908, en el hogar formado por Martín Mancipe Latorre y María de Jesús Briceño. Muy niño, a los 7 años, ingresó a la banda de música de Soatá, dirigida por su padre, quien fue su primer maestro. El Maestro Luis Martín Mancipe, residió en Santa Rosa de Viterbo, por mucho tiempo; allí formó su hogar con Rosa Delia Hernández Álvarez, de cuya unión matrimonial nacieron Doce hijos: Helena, Luis, Anita, Eduardo, Pilar, Jairo, Angelita, Toño, Hernando, Concha, José, y Ricardo. El maestro Luis Martín Mancipe Briceño, adelantó estudios de bachillerato en el Colegio de Chiquinquirá con los padres dominicos, allí con Fray Angélico Grimaldos, mejoró sus conocimientos musicales, fundó la banda del santuario de la Reina de Colombia (Virgen de Chiquinquirá). Es reconocido por haber fundado las bandas musicales de Jericó, Tasco, y Santa Rosa de Viterbo; y por haber sido director de banda en los municipios de Soatá, Chita, Chiscas, Boavita, La Uvita, Socha, Duitama, Tutasá, Capitanejo (Santander), y Chinavita, tal vez las más importantes para él. En estas ciudades se desempeñó como organista, director de orquestas y conjuntos, como la “Orquesta Melodía”, preferida en los bailes de fin de año y los grandes actos solemnes de Boyacá; así mismo se destacó como profesor de música y canto en escuelas y colegios. Interpretó el órgano electrónico en la parroquia de San Fernando Rey en la capital del país, y en su juventud manejó la mayor parte de los instrumentos de banda. Fueron sus instrumentos favoritos: el piano, el órgano y el inseparable acordeón. Recibió en vida muchas condecoraciones, como la del Club de Leones de Venezuela por su aporte al componerle la música del himno oficial de dicho club, con letra del reconocido escritor, poeta y

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novelista Boyacense, Fernando Soto Aparicio. Recibió la medalla de oro “Villa Republicana” de Santa Rosa de Viterbo, como elemento sobresaliente de la cultura y bellas artes en el departamento de Boyacá; también recibió varios pergaminos de las municipalidades de Paipa, Duitama, y Santa Rosa de Viterbo, destacándose una especial entrevista en el programa radial “Boyacá canta a Colombia”, bajo la dirección del maestro Carlos Martínez Vargas. Se reconoce el máximo galardón otorgado por la Sociedad de Autores y Compositores Colombianos, SAYCO, consistente en una “Lira de Oro”, concedida en el marco del concurso nacional de bandas de la ciudad de Paipa, en octubre de 1982. El primero de julio de 1983, fue condecorado con la medalla y escudo de oro orden “Sor Francisca Josefa del Castillo”, por la Contraloría General del Departamento de Boyacá, en Tunja, en ceremonia especial llevada a cabo en la Iglesia de San Ignacio. El maestro Luis Martín Mancipe Briceño, movido por su sentimiento y su profundo amor por sus hijos, escribió antes de morir, su “Testamento”, el que se convirtió en un documento familiar muy valioso, donde se interpreta la forma como pretendió el Maestro Luis Martín Mancipe, que sus hijos y allegados entendieran el verdadero valor de los bienes que a la postre son los que hacen perenne el paso de las personas por este mundo.

Transcribimos algunos apartes y el análisis que hace su hija María del Pilar: “En nombre de Dios Todopoderoso, Supremo Hacedor, y de su Santísima Madre protectora del género humano, quiero dejar en este escrito consignadas algunas instrucciones nacidas de mi última voluntad, para que sean cumplidas a cabalidad, después de mi muerte, si es que la Divina Providencia quiere llevarme a su santo seno en esta ocasión”. Este mensaje de inmensa fe ha sido muy valioso para sus hijos y nietos quienes de alguna manera evocan la sencillez y firmeza en la forma y en el fondo de practicar su vida cristiana. “Ocurrido mi deceso quiero que mis despojos mortales sean inhumados en una bóveda muy sencilla y humilde que dejé dispuesta. Mis exequias serán muy sencillas, sin pompa, pero eso sí, altamente religiosas. Quiero que me entierren en primer término y si fuere posible, en el cementerio de Santa Rosa de Viterbo porque allí pasé la mayor parte de mi juventud y allí formé mi hogar y nacieron mis hijos…” “Antes que ofrenda floral le pido a todos mis familiares y amigos elevar muchas plegarias a Dios por el descanso de mi alma”. El mensaje es claro: se preparó para descansar en paz previendo desde este mundo su tránsito hacia la eternidad en la forma tranquila y constructiva como fue toda su vida.

De Izquierda a derecha sentados: Ananías Fuentes, Daniel Mancipe Briceño. De pie, de izquierda a derecha: Nebardo Gallo, Domingo Hernán Acero, Luis Martín mancipe, Pedro Camargo, Jorge Mancipe, Eduardo Chávez.

Al disponer de sus pocas pertenencias, dejó muy clara la destinación de cada una. Interesante la forma como dispuso del compañero de todos los días, su piano: “El piano, compañero de mis cuitas y que considero de mi legítima propiedad, instrumento que queda en la sala de esta residencia, ocurrido mi deceso, debe pasar a la propiedad de mi querido y legítimo nieto Francisco José Jiménez Mancipe para que siga sus estudios de música y aproveche las dotes que Dios le dio para el divino arte”. A sus hijos les escribe: “Les dejo mis bendiciones y agradecimientos pidiéndoles que en todo momento se ayuden mutuamente en la lucha por la vida, trabajando con honestidad y practicando a cada momento la caridad cristiana reflejando así el buen ejemplo que procuré darles como padre”. Sobre sus hijas refleja el alma pura y los sentimientos paternales con los que las formó: “…para poner de relieve sus grandes dotes de mujeres íntegras en todo sentido, virtuosas, sumisas, trabajadoras, cumplidoras de sus deberes cuyo recuerdo y agradecimiento serán como cinco lámpara votivas que alumbrarán mi alma en la eternidad”. Se destacó como arreglista, instrumentista y especialmente como compositor, su obra supera el millar. Entre las más importantes se destacan los Pasillos: “Mi porvenir”, su primera creación, “Atardecer”, “Leonor”, “Viterbo”, “Mi Chinavita”, “Escopeto”, “No te serenes”, “Jesusito”, “Zic Zac”, “Soñando en Paipa”, “Patico”, y “Recordar”. Los Bambucos: “Silvetti” (El boyacense), “Mi carcajada”, “Sotico” dedicado a Fernando Soto Aparicio, “Rondón y sus lanceros”. Los Valses: “Claveles rojos”, “Plegaria”, “Madrecita”, “María Lilia”. Las Guabinas: “Brisas del Chicamocha”, y “Dos almas”. Los joropos: “Tardes pamperas”, “Así soy yo”. Las danzas: “Anita”, “María Helena”, “La violetera”, “Concha Lucía”, y “María del Pilar”. Las Marchas: “Ciudad del Zaque”, “Leonor primera”, “Entrando a Lima”, “Coronel Rondón”, ”Holmes”, “Cachitas”, “Bélgica”, “Santa Cecilia”, “Mis pascuas”, “Esperanza”, “Juanita”, “Pereira”, “Nuevo Gobierno”, “El mono Daniel”, “Mañanita”, “Adelante”, “Día feliz”, “Micaele”. Las Marchas fúnebres: “Oración del huerto”, “El Gólgota”, “Triste agonía”, “Dolorosa”. Además de varias Gavotas, Rumbas, Tangos, la obertura “Augusta Holmes”, muchos himnos patrióticos, escolares y bastante música religiosa. El Maestro Luis Martín Mancipe Briceño, murió en Bogotá, el 12 de enero de 1992.

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Chiquinquirá 1925.

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Nació el 5 de Junio de 1910 en la Uvita. Se destacó como un excelente compositor, arreglista, intérprete, experto en instrumentación y director de orquesta; autor de una extensa y diversa obra musical de gran calidad técnica y estética que representa un invaluable legado artístico y constituye un auténtico patrimonio cultural. En 1932 se casó con doña Aura María Arenas Pérez, ella oriunda de Boavita, con quien formó una familia de nueve hijos. Inició su formación musical en la Uvita, su pueblo natal y después se trasladó a Bogotá donde recibió clases de los maestros Andrés Rosa, José Vicente Chala y del sacerdote alemán Zetler. Ingresó al conservatorio Nacional y complementó sus estudios de teoría, solfeo y piano, con el maestro José Tomás Posada, contando con la ayuda de los Padres Salesianos. Como instrumentista ejecutó con maestría el barítono, el acordeón, la flauta traversa y el piano. A partir de 1935 dirigió la banda, los coros y la orquesta del Instituto Salesiano de Bogotá. De regreso a Boyacá, organizó las bandas de los municipios de La Uvita y Pesca, de las cuales fue su primer director; luego se radicó en Tunja, vinculándose a la Banda del Departamento, la que más adelante llamó Sinfónica de vientos de Boyacá; allí se desempeñó durante 23 años como flautista solista, músico mayor y, finalmente, en remplazo del insigne Maestro Francisco Cristancho Camargo, obtuvo el cargo de director, luego de un concurso en el que fueron jurados los afamados Maestros José Roso Contreras, Jesús Pinzón y el folclorista Andrés Pardo Tovar. El maestro Puerto permaneció en el cargo de director hasta su retiro por efectos de jubilación. Su producción musical está integrada por más de 150 temas entre bambucos, pasillos, torbellinos, joropos, valses, danzas, pasodobles, caprichos, canciones, estudios, himnos, misas, trisagios, mo-

tetes y marchas fúnebres. Varias de sus obras las consagró, como homenaje de cariño a su esposa Aura María Arenas de Puerto, a sus hijas y a sus nietas, por eso llevan por título sus nombres. Sus composiciones musicales han sido interpretadas por numerosas agrupaciones destacándose, entre otras: Banda Nacional de Colombia, Sinfónica de Vientos de Boyacá, Banda de la Policía Nacional, Orquesta Colombiana dirigida por el maestro Francisco Cristancho Hernández, agrupación los Norteños, Estudiantina Boyacá, el trío Santiago de Tunja, el grupo de Cámara Sincopando, Grupo de vientos Son Pinzón, el maestro Oriol Rangel quien las interpretó en el programa “Nocturnal Colombiano” de radio Santa Fe, los pianista Beetho Díaz y Eduardo Puerto Arenas, y la mayor parte de las bandas departamentales y municipales que han participado en el Concurso Nacional de Bandas, evento que se realiza anualmente en Paipa. De los temas más conocidos se destacan: “El Norteño” y “El Espino” (bambucos). “Gratos recuerdos”, “Aura María”, “Matilde”, “Rocío”, “Claudia”, “Gilma”, “Elba”, “Judith”, “Stella”, “Constanza”, “Myriam”, “Patricia” (Pasillos). “Ont`a” y “Fiesta hogareña” (Torbellinos). “No me lo digas” (Joropo). “La uvita”, “Horizontes” (Pasodobles). “Luz Ángela”, “Ligia”, “Gladys Cecilia” (Valses). “Caricias” (Danza), “Horizontes”, “Bella ilusión”, “Una noche en el mar” (Caprichos). “Deshojando una rosa” (Canción). “Evocación y ofrendas” (Estudios). “A la normal de Granada” (Himno). “Santo es el Señor”, “Junto a ti”, “Señor”, “Señor, yo no soy digno”, “Quédate con nosotros”, “Ven Señor”, “Amor de Dios” (Misas). Y otros temas como: “Virgen bendita”, “Vísperas a la Virgen”, “Campanas que lloran”, “Noches de Insomnio”, “Destellos”, “Hasta luego”, “Complacencias”, “Morando”, “Cocacolo” y “Ni una más”.

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El torbellino “Fiesta Hogareña” fue interpretado la primera vez por la Banda Sinfónica de la Policía Nacional, bajo la dirección del Maestro Manuel Gómez Lagos, en el Teatro Colón de Bogotá, con motivo de la celebración de las Bodas de Oro de la Policía Nacional; el mismo tema fue grabado por la Orquesta Colombiana dirigida por el Maestro Francisco Cristancho Hernández, en el disco “Joyas musicales de Boyacá” y la Estudiantina Boyacá lo grabó en su CD “Reveses”. El joropo “No me lo digas”, se estreno en Julio de 1960 en la inauguración del departamento del Meta, allí lo interpretó la Banda de Vientos de Boyacá; también fue grabado por “Los Norteños” y ejecutado por las seis bandas finalistas en el Concurso Nacional de Bandas de Paipa en 1984, en homenaje al maestro César Alfonso Puerto. El maestro Puerto fue exaltado en varias oportunidades como célebre compositor, y recibió home-

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najes: en el Concurso de Bandas de Paipa, en la Universidad Industrial de Santander, en el Festival del Maestro Luís A. Calvo, en la población de la Uvita, en la Caja de Compensación Familiar de Boyacá y en el Instituto de Cultura de Boyacá. Heredaron su talento musical e interpretativo, su hijo Eduardo Puerto Arenas (pianista), sus nietas Piedad Liliana y Luz Helena, y sus nietos Yesid, Néstor y César Eduardo, algunos hacen parte de importantes orquestas, grupos de cámara y otras agrupaciones musicales de prestigio internacional y han actuado como solistas invitados en sinfónicas y filarmónicas de otros países. César Alfonso Puerto fue un hombre de gran talento y vocación musical, de admirable trayectoria artística, de gran disciplina y perseverancia en el

ejercicio de su profesión. También fue poseedor de indiscutibles valores humanos y de un alma noble, sensible y generosa. El Maestro César Puerto falleció en Duitama el 3 de Abril del 2000, y su obra musical se seguirá divulgando con entusiasmo; para lograr este objetivo sus hijos Aura Judith, Eduardo Ignacio, Gilma, Elba Beatriz, Gladys Cecilia, Jairo Alfonso, María Helena, Rosa Stella y María Ligia Puerto Arenas, y sus nietos, yernos y nueras crearon la Fundación Musical César Alfonso Puerto, con sede en Tunja, para impulsar su música y la de otros compositores colombianos. La primera actividad de la fundación fue la producción y lanzamiento del disco compacto “Bella ilusión” que incluye 16 temas del inolvidable maestro.

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Nació en Sogamoso el 12 de Junio de 1912 en el seno de una familia de músicos. Su padre Jorge Camargo Angulo, fue un gran músico, y su madre, Antonieta Spolidore, fue gran pianista y violinista, además es la autora y compositora del bambuco “Los Promeseritos” grabado por el sello “Víctor”, con quien el Maestro Jorge Camargo Spolidore inició sus estudios musicales; fue uno de los nueve hermanos, que recibieron en edad temprana educación musical bajo la dirección de su madre. Por otra parte la herencia musical también viene de su abuelo, Rafael Spolidore, quien interpretaba el violín; su hermana Mercedes, se destacó como una gran soprano y violinista en importantes orquestas. Con la Orquesta Camargo Spolidore, integrada por sus hermanos y dos tías, recorrió la geografía nacional llevando a las principales ciudades del país, un espectáculo singular por su gran nivel artístico, pues lo mismo tocaban un bambuco que una obertura clásica, o una tonada campesina como diferentes arias y trozos vocales del repertorio universal, gracias a su gran capacidad y virtuosismo en la ejecución de varios instrumentos. La Orquesta Camargo Spolidore, realizó una gira artística que comenzó en Tunja en 1929, y continuó en Bogotá, actuando en sitios exclusivos como el Club Bacatá, y en varios programas radiales, pasando luego a ciudades como Ibagué, Cali, Popayán y Manizales. Con ella también participó en el acto inaugural de la televisión nacional el 13 de junio de 1954, también participaron en la inauguración del Hotel Tequendama, y se vinculó a la emisora Nueva Granada como orquesta de planta. Esta orquesta se mantuvo hasta cuando falleció su padre, Jorge. Después de trasegar con la Orquesta familiar durante gran parte de su juventud, decidió radicarse en la capital del país, donde conformó diferentes orquestas en la época dorada de la radio, y como pianista, acompañó las principales figuras de la canción colombiana, así como artistas internacionales que visitaban nuestro país.

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Sus premios y galardones los obtuvo como director de orquesta, compositor e instrumentista; en 1948, se encontraba radicado en Medellín, donde logra el primer puesto en el primer concurso sinfónico “Música Colombiana”, organizado por “Fabricato”, participó con su “Rapsodia Colombiana”, una fantasía inspirada en los aires y formas musicales del interior, e interpretada por la Orquesta Sinfónica de Antioquia, dirigida por él mismo. Esta obra sinfónica fue incorporada en el archivo de obras universales por la BBC de Londres. En 1951, fue distinguido con Mención de Honor por su obra sinfónica “Nuevo Reino de Granada” escrita para gran orquesta, y “Celos Gitanos” una obra escrita para pequeña orquesta. Por la misma época recibió un galardón por su bambuco sinfónico “Rumorosa”, y en 1956, por sus méritos cívicos, fue reconocido con el galardón paisa “La orden del Clavo”. El Maestro Jorge Camargo Spolidore, fue uno de los fundadores, primer presidente y presidente honorario vitalicio de la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia, SAYCO.

fue honrado con un sentido homenaje que le tributaron los diferentes artistas del país, en el Teatro Pablo Tobón Uribe de la ciudad de Medellín. Entre sus más importantes obras, destacamos: Del género Vocal: Chatica Linda (Bambuco), Amor (Pasillo), Maldito Amor (Pasillo), Tu Risa (Bambuco), Ojitos Negros (Bambuco), Mi Canoa y Yo (Bambuco), Serenata (Bambuco), Cuando Seas Mi Mujercita (Bambuco), Cantares (Bambuco), Reconciliación (Pasillo), Mi Tiple (Torbellino), Los Trigales (Bambuco), Lunares (Torbellino), Arroyito

(Bambuco), Celos (Bambuco). Del Género Instrumental: Ruborosa (Bambuco), El Organillo de la Suerte (Bambuco), En el Tequendama (Bambuco), Ilusión (Pasillo), Preludio de Torbellino (Torbellino), La Hilandera (Bambuco), Amuyiaca (Bambuco), Senderito de Flores (Guabina), Que Viva el Señor Alcalde (Bambuco), Tus Ojitos (Bambuco), El Pífano (Bambuco), Pesebre de Nochebuena (Bambuco), Fanny (Pasillo). El Maestro Jorge Camargo Spolidore, muere en Medellín el 29 de enero de 1974.

En el concurso de himnos para el sesquicentenario de Cundinamarca obtuvo el primer puesto con el bambuco “En Monserrate”. Además para orgullo de los boyacenses es el compositor de nuestro himno marcial, cuya letra es del poeta Pedro Medina Avendaño. Incursionó en todos los aires colombianos, como el joropo, pasillos, torbellinos, guabinas, guajiras, y otros muchos, y el bambuco lo motivó a investigar y crear sus diferentes obras musicales. El Maestro Jorge Camargo Spolidore es autor y compositor de un poco más de 200 obras, del folclor colombiano, latinoamericano y música universal. Gracias a su alto nivel como compositor y prolífica producción, fue honrado por los directivos de “Funmúsica”, como compositor homenajeado en el XXIX Festival Mono Núñez del año 2003. Tal vez una de sus obras más conocidas es el bambuco “Chatica linda”, en homenaje a Beatriz Mendoza, hija de Eduardo Mendoza Reyes y América Reina y prima segunda de Jorge Camargo Spolidore, a quien el maestro visitaba con frecuencia cuando vivía en Tunja, llevándole siempre serenata. Su bambuco “Misia Sofía”, lo dedicó a una señora de edad que los ayudó a criar, al fallecer su madre Doña Antonieta Spolidore, dejando a Jorge y sus hermanos muy jóvenes. Por su parte el Bambuco “Pífano”, recuerda el nombre de un perro, fiel compañero del maestro Jorge. El Maestro Jorge Camargo Spolidore, se casó con la manizalita Marina Restrepo Jaramillo, con quien tuvo doce hijos, todos ellos herederos del talento musical incomparable de la familia. Días antes de su muerte,

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CHATICA LINDA (Bambuco) Jorge Camargo

Ven pacá, más pacá Venga priesteme su getica y en después me dirá si me quere sumercesita. Como yo no haberá quien la quera hasta que se muera linda chatica, déme un besito siquera. Chatica linda cuando te miro ay mesmamente me da un suspiro muy de deveras Tuitos los días me oye rezarle la santa Virgen para implorarle que vos me quera. Llegan las noches y ya ni an duermo las paso en vela como un enjermo que ta penando. Y echo a pensar: si busté me olvida me he de quitar esta puerca vida que toy pasando.

Jorge Camargo Spolidore con Beatriz Mendoza (Chatica Linda).

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“De todo cuanto piensa el alma y siente el corazón, quise condensar en mis canciones todo el afecto que profeso a esta querida tierra boyacense, de la que tantos recuerdos gratos guardo dentro de mí, con aquel solícito cuidado con que nuestros antepasados guardaban sus más preciadas joyas en las gavetas de los antiguos bargueños…” Luis Manuel Parra Caro

Nació en Corrales, el 30 de abril de 1918. Su vocación por la música, la adquirió gracias al ambiente familiar que vivió, ya que de niño, Juanita, una de las empleadas del servicio, interpretaba el tiple y dedicaba coplas a María, su compañera en los oficios domésticos; allí inicia su vocación artística, aprendiendo a construir coplas. También influyó notablemente Julio Daniel, su hermano, reconocido hombre de letras y miembro de la academia boyacense de historia. Recibió las primeras clases de piano de los padres Jesuitas, quienes lo llevaron interno al Colegio en Albán (Cundinamarca), donde terminó sus estudios secundarios, además de estudiar teología, gramática, Latín y Griego; más adelante como autodidacta aprendió a tocar la guitarra, la bandola, el tiple, dedicándose especialmente al violín, motivado desde las primeras clases del maestro Pedro Caro Torres, famoso compositor boyacense, nacido en Corrales.

En 1938, el Maestro Luis Manuel Parra Caro, fue nombrado como profesor de la Escuela Urbana de Sativanorte, al reconstruirse en un terreno llamado “El Quintalito”, luego de un deslizamiento que lo destruyó en 1933, precisamente “El Quintalito”, es el nombre original de la conocida guabina “Sativeña”, su primera composición musical. El Maestro Luis Manuel Parra Caro, se destacó como poeta con humor, pues era dueño de una capacidad envidiable para improvisar en verso, capacidad que le valió el reconocimiento como docente, ya que la convirtió en un método de estímulo y enseñanza a través del verso, haciendo agradable y ameno el aprendizaje; por estos méritos fue condecorado con la Medalla de Oro, como uno de los mejores maestros de Boyacá. Otras manifestaciones artísticas como el teatro y la literatura, llamaron la atención del Maestro Luis Manuel Parra Caro, por eso dejó un legado de sonetos y guiones para teatro, como el que cuenta la vida de la Madre Gabriela, fundadora de la comunidad de las Hermanas Dominicas Terciarias; y una particular obra poética-pedagógica donde describe en verso la geografía nacional y parte de la historia de Colombia. Su participación en concursos nacionales, siempre fue exitosa; cabe destacar el segundo y tercer puesto obtenido en el Concurso Nacional del Bambuco, en los años 1973 y 1974 respectivamente, donde participó con las obras “Romance Llanero” (Joropo) y “Campesinita” (Guabina); en este evento figuró más adelante entre los finalistas, con obras como “El Sarandeo” en ritmo de joropo, y la guabina “Morena la Sativeña”. Por la calidad de sus composiciones, y el nivel poético de sus canciones, en el año 1988, la Corporación Concurso Nacional de Bandas de Paipa, le rindió un merecido homenaje; allí se hizo famoso su joropo “Romance Llanero”, que fue interpretado con arreglo especial por todas las bandas participantes.

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El Maestro Luis Manuel Parra Caro, es compositor del Himno de Corrales, el cual fue estrenado durante la conmemoración de los 450 años; también es compositor del Himno del Colegio del Rosario de Sativanorte. Si bien la más popular de sus canciones ha sido “La Sativeña” en ritmo de guabina; también se destacan: los Pasillos: “Contrastes de la vida”, “María Victoria”, ”Rocío”, “Evocación”, “Regreso a mi pueblo”, “Consuelito”, “Sabes que te amo” y “Leyva, villa del alma”; Los Bambucos: “La Flor de mis hontanares”, “Corraleñita”, y “Calentanita soatense”; Los Boleros: ”Primaveral”, “Llegó tu primavera”, “Violeta”, “Saucedal” y “Quinceañera”; La Danza: “Lyda”; el Pasodoble: “Sarita”; y “El pachanguero” en ritmo de joropo. La obra del Maestro Luis Manuel Parra Caro, ha sido interpretada por la “Estudiantina Boyacá”, que grabó el joropo “Romance Llanero”, en su primer disco acetato; el Banco Central Hipotecario, grabó con el grupo de la Institución, la guabina “Morenita”; el Cuarteto Médico Colombiano y el Dueto Los Hermanos Carvajal, grabaron “Regreso a mi pueblo”; los Hermanos Orozco incluyeron en su trabajo discográfico “La Sativeña”, cuya letra de características especiales, permite acomodarse fácilmente al gentilicio de cualquier municipio. Su esposa, Lilia Archila de Parra, con esfuerzo y dedicación, logró la edición de un disco compacto, donde registra 20 de sus mejores composiciones, interpretadas por un selecto grupo de artistas nacionales como el grupo Zabala y Barrera, el Maestro Jaime Llano González, los Hermanos Martínez, el Grupo Ensamble Colombiano dirigido por el Maestro Fernando León Rengifo, el Trío Fantasía, y el cantante Néstor Rozo con el acompañamiento del joven arpista Mauricio Carvajal Galvis, talentoso boyacense de renombre nacional e internacional. Con estas palabras, expresa su familia la esencia del Maestro Luis Manuel Parra Caro, el hombre enamorado de la poesía, de la vida y la alegría: “Como un sentir un asomo de nostalgia y alegría al escuchar sus composiciones, salpicadas de un fantástico derroche de los más puros sentimientos como el amor a su terruño, el amor a la mujer, y el amor de padre, generoso, desprendido, dulce y tierno, haciendo gala de su fértil inspiración y con notas arrancadas desde lo más profundo de su alma, en fechas tan especiales como los cumpleaños o los logros alcanzados por cada uno de sus hijos.” El Maestro Luis Manuel Parra Caro, murió en Tunja la noche del 29 de agosto del 2000, luego de soportar una dolorosa enfermedad.

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ROMANCE LLANERO Joropo Luis Manuel Parra Caro

Como una reina, bajo palmeras la noche aquella, te vi llanera prendiste el fuego, de mi ternura me enamore, me enamore y con locura. (Bis) Enamorado, con fiebre loca bese tus ojos, bese tu boca sentí la llama, de la pasión linda llanera mía, del corazón linda llanera mía, del corazón. Son tus ojazos, primaverales tienes aroma, de morichales eres encanto, eres dulzura eres el sol, luz y fulgor de tu llanura, eres el sol luz y fulgor, de tu llanura. Llanera mía, de ojos que matan besos de fuego, que me arrebatan verdes tus ojos, son mi llanera sedosa así, y negra así tu cabellera, (Bis)

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Nació en Somondoco, el 1 de febrero de 1921, en la familia formada por Don Otoniel Dueñas y Doña Patrocinio Perilla. Desde muy niño residió en Fusagasugá (Cundinamarca), donde sus aptitudes naturales le llevaron a estudiar música, aprendió a tocar flautín, flauta y clarinete con el consagrado músico y compositor Emilio Sierra, y perteneciendo a la banda de la localidad. Por insinuación de su señora madre Doña Patrocinio y el mismo Emilio Sierra, quienes advirtiendo las cualidades artísticas de Luis Dueñas Perilla, le sugirieron que estudiara canto, acatando la sugerencia; a los 21 años de edad se matricula en el Conservatorio, donde recibió clases del reconocido profesor Matías Morro, proyectándose como uno de los mejores tenores líricos de Colombia. Adicionalmente, dedicó sus esfuerzos a estudiar y dominar la armonía y el contrapunto, llegando a ser director de coros. Su primera presentación tuvo lugar en el Teatro Colón de Bogotá, en julio de 1942. Desde entonces, sus actuaciones fueron una cosecha continua de triunfos. No solo cultivó con esmero la música colombiana, sino que reveló magníficas cualidades para la composición, y nunca abandonó la interpretación de la flauta y el clarinete. Un periódico de la capital, destacaba los 20 de vida artística de Luis Dueñas Perilla, hacía mención especial del maestro español Matías Morro, una inolvidable figura de la Scala de Milán, quien como mencionamos fue profesor de Canto de Luis Dueñas Perilla. Este ilustre maestro español, había presentado 20 años antes, a un selecto grupo de su escuela durante un recital especial de el Foyer del Teatro Colón; entre los integrantes de esta nueva promoción artística, se contaba con la presencia de un joven inquieto, con magnífico timbre de voz y quien había llegado voluntariamente a buscar la perfección de sus capacidades artísticas. Allí en manos del maestro Matías Morro, Luis Dueñas Perilla, fue escalando lugares en panorama nacional artístico, convirtiéndose en uno de sus principales representantes. En los años de oro de la orquesta de Emilio Sierra, tuvo oportunidad de grabar sus primeros discos para la empresa RCA Víctor, allí actuaba como estri-

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billista del conjunto, destacándose su voz en “Fusagasugueña”, y las rumbas criollas “Opita” y “Llanerita”. En Bogotá, comenzó a cantar en programas de radio, siempre lo acompañaron las mejores orquestas, alternando con artistas nacionales y extranjeros de gran prestigio en el momento como Tito Guizar, Juan Arvizu, Imma Sumac, y el Doctor Alfonso Ortiz Tirado, en la emisora Nueva Granada; destacándose la versión de una guabina, con la soprano Mercedes Camargo Spolidore, otra gloria de la música boyacense. Realizó grabaciones para la RCA Víctor, Sonolux y el Sello Vergara, donde registró por primera vez el pasillo “Tierra Labrantía” de Carlos Vieco. Fue solista de la Orquesta Filarmónica y de la Orquesta Sinfónica de Colombia, así mismo director de coros en importantes empresas de Bogotá, profesor de música y canto en su propia academia de Bogotá y en la academia Boyacense de Música de Tunja, profesor de Técnica Vocal, director de Coros del INCORA, del Banco Cafetero y de Telecom; además artista exclusivo de la emisora Nueva Granada desde 1944 hasta 1961.

americano, ganándose el público del norte, gracias a su especial personalidad y notables dotes artísticas; allí visitó por varios meses los más elegantes sitios nocturnos de Miami, como también las estaciones de radio y televisión local. Jaime Rico Salazar, en su maravilloso libro “La canción Colombiana, su historia, sus compositores y sus mejores intérpretes”, cuenta la historia de “Negrita”, la obra más conocida del Maestro Luis Dueñas Perilla. Un amigo muy cercano a Luis Dueñas Perilla, Arturo Jaramillo, “conto que se la compuso a una novia que tenía cuando estudiaba música en el Conservatorio Nacional. Los padres de la muchacha cuando supieron que Luis era cantante y estudiaba música le hicieron la guerra total y se la llevaron para Zipaquirá, tratando de alejarla de él… y en medio de aquella pena sentimental le compuso la canción”... “Separarnos

hoy quiere, el destino a los dos, y una pena me brinda nuestra separación… hoy te alejas de mí, hoy se va mi ilusión y toda esta amargura para mi corazón…” La sorpresa viene más adelante, cuando fue contratado el Maestro Luis Dueñas Perilla para que cantara una misa de matrimonio, y resultó que la novia era la inspiración de su danza, causando el disgusto del novio que conocía la historia, consiguiendo sacar a Luis Dueñas de la iglesia. Finalmente resta decir que Luis Dueñas Perilla, fue un ejemplo de voluntad, orgullo de los boyacenses y del ambiente musical nacional, y para “el canto”, que lo registra como uno de los mejores intérpretes en cada uno de sus trozos operáticos por ser dueño de una buena técnica vocal. Hasta sus últimos días se mantuvo fiel a la música colombiana. Murió en Bogotá de un problema cardiaco, el 3 de noviembre de 1977.

Luis Dueñas Perilla, siempre fue un defensor del gremio artístico, y en su afán por esta protección, logró que fuera reconocida la labor callada e incansable que desarrollaban por aquella época los músicos y cantantes nacionales; lo logró gracias a su permanencia por cinco años al frente de la Sociedad Colombiana de Autores y Compositores Colombianos SAYCO, gran arreglista y compositor. Alternó su vida artística con un cargo administrativo en la emisora Nueva Granada. En 1954 adquirió una casa en el barrio Modelo del Norte de Bogotá, donde vivió con su esposa doña Elba y sus hijos. Dentro de las obras importantes para destacar se cuentan: los bambucos “Bajo la luz de la luna” con letra de su madre Doña Patrocinio Perilla, “Saltando matones”, “Adorado tiplecito” que grabaron Garzón y Collazos; “Sublime instante”, y “Adorado tiplecito”; el Pasodoble “Sonada España” y la Danza “Negrita” que lo inmortalizó, no ha perdido vigencia y que tuvo en el dueto “Garzón y Collazos”, una de sus mejores interpretaciones. Sus producciones discográficas fueron pocas relativamente, pero con la Orquesta de Emilio Sierra, interpretó muchos números del repertorio latinoamericano, es de anotar que fue el primero que grabó la canción “Tierra Labrantía” compuesta para Ortiz Tirado, por el maestro Carlos Vieco Ortiz. Cuando sumaba 17 años de vida artística, Luis Dueñas Perilla, viajó a los Estados Unidos, como invitado especial en un certamen folclórico latino-

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NEGRITA

Danza Luis Dueñas Perilla Negrita, tú viniste en la noche de mi amargo penar, tú llegaste a mi vida y borraste la herida de mi pena letal, la ilusión de mi vida, es amarte no más, implorarte el consuelo el calor y el ensueño que jamás pude hallar. (Bis) Separarnos hoy quiere, el destino a los dos, y una pena me brinda, esta separación, hoy te alejas de mí, hoy se va mi ilusión, y todo es amargura, para mi corazón. Negrita, pasarán muchos días muchos años quizás, y grabada en mi vida llevaré yo escondida tu sonrisa inmortal, nadie puede tu imagen, de mi pecho arrancar, adorable y cautiva estarás en mi vida hasta la eternidad.

Luis Dueñas Perilla y su prima Rosa Ema Méndez Perilla.

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Héctor José Vargas Sánchez, nació en Tinjacá, Boyacá, el 4 de julio de 1921; fue bautizado y criado en Sutamarchán, de donde siempre se sintió natal. Hijo primogénito del matrimonio de Adolfo Vargas Sanabria y Ana Elisa Sánchez Castellanos. A los cuatro años de edad muere su padre, quedando al cuidado de su abuela materna, quien se encargó de su crianza en medio de precarias condiciones económicas. Desde edad muy temprana se desempeñó como cantor de iglesia. En el año 1929, cuando apenas tenía ocho años, se trasladó a Tunja, donde su padrastro trabajaba en el trazado del ferrocarril del nordeste, de allí pasó a Fusagasugá donde empezó él mismo a trabajar en los alrededores de la agencia de transporte. Luego se trasladó a Bogotá donde se empleó como ayudante en un almacén de un argentino y más tarde en una ebanistería como taponador. A comienzos de los años treinta fue jornalero en la construcción de la carretera que une a Tunja con Chiquinquirá. Apenas cumplió los dieciséis, se incorporó al ejército, prestando sus servicios en el Batallón Sucre de Chiquinquirá. Finalmente logró su libreta como reservista del Batallón Guardia Presidencial como cornetista. Hizo parte de la Policía Municipal de Tunja y a mediados de los años cuarenta, pasó a la Policía Departamental, donde tuvo oportunidad de conocer buena parte de Boyacá. En Cundinamarca, desempeñó cargos como registrador municipal del estado civil y como alcalde en varios pueblos y más tarde como jefe de la sala de detenidos del DAS en Bogotá. En un caserío cercano a Soacha, llamado Granada, luego de una fiesta a la que fue invitado, quedó enamorado de una niña angelical, fue entonces cuando compuso una de sus primeras obras, el bambuco titulado “Celos”.

Héctor Vargas y Héctor Vargas Jr.

A mediados de 1951 se realizaba por la emisora “La Voz de Bogotá”, un programa denominado “Micrófono Abierto” donde se presentaban artistas en el Teatro San Jorge; se involucró en el elenco al lado de otro de los grandes de la música nacional, Miguel Ángel Martín, y gracias al contacto que tuvieron con los maestros Garzón y Collazos, conso-

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Sentados de izquierda a derecha: Clemente Cala López (Bandola), Manuel Zambrano (Bandola), Carlos Álvarez (Tiple). De pie de Izquierda a derecha: Héctor Vargas (Pandereta), Guillermo Sánchez (Guitarra), Abdón Tavera (Guitarra).

lidaron el dueto Martín y Vargas, con el cual dieron a conocer parte del repertorio del maestro Héctor Vargas; años más tarde, el dueto Martín y Vargas se disolvió, pero el Maestro siguió componiendo. Transcurría el año 1965, cuando entre reuniones, fiestas sociales y familiares, con el conjunto “Los Folclóricos” grabó un disco larga duración, donde plasmó siete temas de su propia autoría, composición e interpretación, una en coautoría, letra del Maestro Héctor Vargas y música de Clemente Cala llamada “Cala Vargas” y cuatro piezas instrumentales de Clemente Cala. En su producción musical y poética el maestro Héctor Vargas, cuenta con los bambucos: “Adentro Moniquireña”, “Amanecer Boyacense”, “Anochecer Boyacense”, “Aroma de Pomarrosa”, “Bajo El Sauzal”, “Boyacá Liberal”, “Caldas”, “Rincón Querido”, “Cantamos para Colombia”, “Celos”, “Con la Venia de San Pedro”, “El Guaquero”, “Fiesta Lengupana”, “Gallo tapado”, “Historia, Raza y Paisaje”, “Indiecita Boyacense”, “La Pajarera Boyacense”, “Lamento Boyacense”, “Mana Florinda”, “Mis Remolachas”, “No metas La Pata”, “¿Qué tiene Moniquirá?”, “Saludo Boyacense a Bogotá”, “Soy Boyacense”, “Vagos recuerdos”, y “Virgen de Chiquinquirá”; los Tor-

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bellinos: “Coñoñoco”, “Coplas Sutanas”, “Fiesta de los Reyes”, “Mi Sutanita Adorada”, “Villancicos Boyacenses”, “Me Voy p’al Guavio, Señores”, y “Testamento Sutano”; los Pasillos lentos: “Dura Experiencia”, “Confesión de un hombre”, “Humanamente”, “Mi Cosecha”, “Nostalgia Andina” y “Retorno”; los Joropos y Pasajes: “A Villa de Leiva”, “A Villavicencio”, “Gallera Sutana”, “La Guerra de los Vargas”, “La Protesta de Vargas”, “Lotería de Boyacá”, “Trovero Intruso”, “Valentín Vargas”, y “Hacia el llano”; los Paseos Vallenatos y Porros: “La Leyenda de los Vargas”, “Líder”, “Yéndose los Años”, “Canción a Nacho Vives”, y “Ritmo Caliente (“Cala Vargas”)”; en ritmo de Son Montuno: “Aguinaldo Boyacense”, “Cumpleaños”, y “La Marcianita”; el Valse “Retacito de Suelo Boyacense”; las Marchas y Pasodobles: “Al Estudiante”, “Himno al Colegio Departamental Héctor Julio Gómez de Sutamarchán”, “Mi Gran Colombia”, y “Yo me Caso”; los Boleros: “Amigo”, y “No te engañes”; y las Cuecas: “Negra Huraña” y “Semblanza Bogotana”.

en temas políticos con 37 composiciones en verso dedicados a la sátira o a la exaltación de algunas personalidades de la vida nacional y regional.

El Maestro Héctor Vargas escribió innumerables poemas, dedicados a varios municipios y provincias del departamento con argumentos descriptivos, costumbristas, jocosos, reflexivos, románticos, amorosos, anecdóticos y de protesta e incursionó

El Maestro Héctor José Vargas Sánchez, muere en Chiquinquirá, el 28 de mayo de 1996, pero sus restos reposan, por última voluntad suya, en su adorado Sutamarchán.

Pero tal vez la obra que lo ha hecho más popular es el bambuco “Soy Boyacense” de alto sentido descriptivo, socio-económico y político, iniciado en 1960 y grabado por primera vez en 1965, inspirado en el inmenso amor que siempre le profesó a su tierra; hoy el bambuco “Soy Boyacense”, se ha convertido en el himno popular de Boyacá, a través de la ordenanza 008 de 1994. Su música tiene un especial origen, ya que por el afán de grabarlo, tuvo que adaptarle gran parte de la música que años antes le había hecho a “Mana Florinda”, otro bambuco de su inspiración que había tenido el honor de ser transcrito a partitura por el Maestro Milciades Garavito, razón por la cual siempre le atribuyó a éste la maternidad de Soy Boyacense.

SOY BOYACENSE Bambuco Héctor Vargas

Noble es mi ancestro de Nemqueteva. Saguamanchica, Idacansas, de Nemequene, de Tisquesusa, Quemuenchatocha y el gran Mincúa. Soy boyacense de pura raza. Amo a mi tierra como a mi mama. Siempre de abrigo cargo una ruana hecha en el viejo telar de casa. Y con mi blanco jipa de paja ¡cómo armonizan mis alpargatas! y con maíz hago bebidas gratas con que refresco bien mi garganta. Canto guabinas y torbellinos y un ¡viva! alegre le echo a mi Patria. Sin hablar mucho marco la pauta, si de lecciones siempre se trata. Llevo en mis venas sangre guerrera, pues lo atestigua el Pantano ‘e Vargas. Soy muy sincero, miro de frente: nunca un ataque doy por la espalda. Haciendo coro con los turpiales, que alegres cantan de madrugada, rasgo mi tiple chiquinquireño frente a la alcoba de mi adorada. Surco los campos con el acero hecho de entraña de aquestas tierras y de sus rocas esmeraldinas le doy al mundo preciosas gemas. Lucho incansable contra gobiernos que en su provecho el fisco gastan y cuando triunfo, tan sólo pido un gran aplauso a la democracia.

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Nació en el municipio de Tenza el 17 de Mayo de 1924. Hijo único de Alejandrina Mora y Milcíades Medina de quien a muy temprana edad recibió las primeras enseñanzas musicales, pues querían que se convirtiera en Cantor de los actos religiosos de la parroquia, oficio que él mismo venía desempeñando desde hacía varios años con un viejo armonio. Así fue como muy joven todavía sin cambiar de voz, se convirtió en el Cantor de la Iglesia del municipio de La Capilla, alternando así su trabajo en la escuela; fue allí cuando compuso su primera canción, un bolero dedicado a una compañerita de clase. Ya adolescente se fue a trabajar en la parroquia de Chinavita también como cantor de la Iglesia, ya que los recursos de sus padres no le permitían continuar estudios de Bachillerato. De esta época son sus composiciones: “Vámonos pa` Chinavita”, en ritmo de torbellino y la Rumba Criolla “Nenita Linda”. Con el propósito de adelantar estudios de bachillerato se trasladó a Tunja, allí consiguió cambiar sus dotes musicales a cambio de alimentación y posada con los Padres Franciscanos, con ellos conoció un Piano de verdad, el que practicó en sus horas libres con mucha dedicación. Luego de un tiempo, su padre Milcíades, lo llamó para que se hiciera cargo del Coro de Pachavita, allí compuso el pasillo “Adentro los de Ruana”, un tiempo después regresa a Chinavita donde se inspiró para componer el Vals “Eco en la Noche”. Andariego y trashumante llegó a Guayatá, donde cayó en las redes de Cupido y se casó con la educadora Bertha María Vaca Perilla, en 1946, allí nacieron sus dos primeras hijas: Elma Inés y Dora Elizabeth. Es en Guayatá, cuando inspirado en los bellos paisajes de la región y su enamorado espíritu, compuso su obra cumbre y actualmente la más difundida, el torbellino “El Guayatuno”. Soñador de guacas y fortunas viajó a Bogotá creyendo conseguir allí el triunfo, la fama y el dinero que le eran esquivos y como sucede todavía hoy con muchos coterráneos fracasó en el intento, obligándose a regresar a su querido Boyacá.

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Vinculado al Ministerio de Educación Nacional, y por los traslados que dan a los educadores, vivió en varias poblaciones del Valle de Tenza como: Tenza, Sutatenza, y Guateque, oportunidad que aprovechó para enseñar y difundir su música, principalmente en colegios y escuelas. Pero fue en Sutatenza, donde nacieron dos hijos más: Henry Humberto y Elsa Yolanda, y en el que encontró la mejor oportunidad de ejercitar su vocación, ya que coincidió con la fundación de las Escuelas Radiofónicas por el sacerdote José Joaquín Salcedo, quién lo llamó para que colaborara como instructor radiofónico de música, emitiendo conciertos en piano por la emisora “Radio Sutatenza”, simultáneamente conformando una de las mejores Bandas de Vientos de la época. Mientras cumplía su labor educativa con el campesinado, compuso varios temas institucionales para infundir buenas costumbres y mejores niveles de vida en el campo, como: “El Sorbito de Agua” que invita a construir el acueducto casero, “El Fogón en Alto” para comodidad en la preparación de los alimentos, “La Empresa Familiar” para el buen manejo de los recursos, y “Mi Casita” para construir un albergue digno. Nuevamente el Ministerio de Educación Nacional, se encargó de hacer que se trasladara con su familia, esta vez a Guateque, pero dada la cercanía a Sutatenza, pudo seguir atendiendo por un tiempo más sus compromisos con la Escuelas Radiofónicas y dictar clases en los colegios de la localidad.

En Guateque nacieron sus últimos hijos: Efraín Alberto y Guillermo Antonio, completando así una familia con seis hijos, pero manteniendo su actividad productiva como autor y compositor, ya que fueron muchas las composiciones musicales que seguía escribiendo e interpretando en el piano, el violín, el acordeón, la trompeta, el saxofón, o la Tuba.

“Lluvia de Estrellas”, “Primor”, “Elmita”, Faride”, “Nenesal”, “Trío Sutatenza”, “Indomable Zipa”, “El Agasajo”, “Pajarito Buitrago”, “Florilegio”, “Ceibas del Súnuba”, “Cerrito Somondocano”, “El Mirlo Cantor”, “Mi Costanera”, “El Lunar de Claudia”, “El Campesino”, “El Morocho”, “María Isabel”, “Sutatenza”, “Corazón Colombiano”, entre otros.

Después de Guateque y animado por el deseo de dar educación Universitaria a sus hijos, la familia se trasladó a Tunja, vinculándose como profesor del Colegio de Boyacá. En 1970 fue llamado para trabajar en el proyecto, “Institutos de Enseñanza Media Diversificada INEM”, fue así como se vinculó con el “INEM Francisco de Paula Santander” en Bogotá, donde conformó la Banda Experimental de la institución, reconocida por sus participaciones exitosas en el concurso Nacional de Bandas en Paipa.

En el ocaso de su existencia recibió merecido reconocimiento a su labor pedagógica musical por parte de: Integración Boyacense, en acto celebrado en el Salón Rojo del Hotel Tequendama, Comfaboy en el Club Boyacá de Tunja, La Gobernación de Boyacá le impuso La Cruz de Boyacá en grado de Comendador, el municipio de Tenza lo condecoró en reconocimiento a su Himno y otras composiciones, el municipio de Guayatá destacó su genialidad como compositor con ocasión de los 50 años del torbellino “El Guayatuno”.

Su labor pedagógica en el INEM la compartió con el Colegio Distrital Jhon F. Kennedy, donde trabajó hasta su retiro en 1988. Su inventario musical comprende cerca de 215 composiciones de variados ritmos como: Pasillo, Torbellino, Bolero, Joropo, Marcha, Vals, Cumbia, Merecumbé, Pasodoble y algunos divertimentos clásicos. Aunque su obra no ha tenido aún la fortuna de una buena difusión cabe destacar que algunos títulos se han internacionalizado siendo interpretados por grupos musicales y arreglos corales en otros países. Otros temas además de los ya nombrados son:

Sus últimos años transcurrieron primero en Tenza y luego en La Capilla en su querido Boyacá, agobiado por la diabetes que le redujo a una silla de ruedas. Sin embargo esto no fue obstáculo para que siguiera escribiendo y musicalizando sus poemas, hasta el pasillo que él tituló como “El Último” manifestando que no componía más. Finalmente vino su fallecimiento el 9 de Diciembre de 2008, rodeado del cariño y el aprecio de la gente de los pueblos y de los campos a quienes les cantó toda su vida.

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EL GUAYATUNO

Torbellino Efraín Medina Mora Atardecer bonito, atardecer precioso, lleno de encanto y aroma, fragante puro y hermoso, me diste tu pañuelito, diciendo que me querías, bajando ayer por la loma. Con sonrisa coquetona. Cuando me fui a despedir, lleno de intensa amargura, los pajaritos cantando, lloraban mi desventura. El sol apagó la luz, vino la noche serena, profunda como el dolor, y negra como mi pena. Ay, ay, ay que dolor, adiós, mi dulce amor. Ay, ay, ay que dolor, me muero sin tu amor. En Guayatá yo tengo, un gran rosal florido, para cubrirte de flores, chinita de mis amores, un luciente cafetal, un ranchito recogido, y pajaritos cantores. Que cantan nuestros amores. Para hallar mayor placer, felicidad y contento, tan solo falta tu amor, hoy causa de mi tormento. Para distraerte allí, nenita de mis amores tengo un lago cristalino, con peces de mil colores. Ay, ay, tienes que ir, allí, para vivir; ay, ay, para vivir, los dos, hasta morir. Atardecer bonito, atardecer precioso, tendremos toda la vida, con luz de varios colores, y así paloma querida, pensar en nuestros amores, cuando la tarde declina. Y el sol arde en la colina.

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Este ilustre compositor e intérprete boyacense nació en Moniquirá, la “Ciudad dulce de Colombia”, el 28 de julio de 1924. Fue su ciudad natal la que le dió su inspiración y dulzura que refleja en sus canciones y su voz de verdadero ruiseñor; voz armónica y lírica que se escuchó por mucho tiempo en los escenarios nacionales e internacionales, acompañado del tiple, su instrumento favorito. De la unión Sacramental de Gustavo Motta Beltrán y Sonia Serrano Izquierdo, nacieron una mujer y cinco hombres: Álvaro, Jorge, Gustavo, Fabio, Sonia y Carlos. En Bogotá adelantó sus estudios de solfeo y canto en el Conservatorio Nacional de Música, con profesores de talla nacional e internacional como José Tomás Posada y Marcell Stambar. Posteriormente perfeccionó la técnica vocal con las profesoras Susana de Rotter (Alemana) y Ramona Sunn (Filipina), convirtiéndose en el primer tenor boyacense en los años 70. Grabó dos discos de larga duración con la disquera “Philips Colombia”, titulados “Promesa campesina” y “El pañolón”, además de varios compactos no comerciales para la Flota Mercante Grancolombiana S.A. donde prestó sus servicios. También grabó el poema “Carta de John Fitzgerald Kennedy a sus hijos”, musicalizado por el profesor José Domingo Álvarez y patrocinado por el Colegio Marillac de las hermanas Vicentinas. Con su insuperable y característica voz de tenor, hizo parte de importantes agrupaciones corales a capella, como la “Coral Madrigal”, dirigida por Susana de Rotter, y “Madrigalistas de Colombia”, dirigida por los profesores José Antonio Rincón y Santiago Belza. Igualmente, en sus viajes a diferentes países del mundo siempre dejó muy en alto el nombre de Colombia, especialmente en Canadá y Estados Unidos. Durante su vida musical realizó recitales de canto en la Televisión Nacional, el Teatro Colón y el Claustro de San Ignacio en la capital del departamento de Boyacá, en el marco del Festival Internacional de la Cultura; también actuó en los festivales de la Guabina que se realiza en Vélez (Santander), siendo condecorado por esta población con la “Orden de la

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Guabina y el Tiple”, haciéndolo según sus propias palabras, “Sentir más colombiano que nadie”. El Maestro Gustavo Motta Beltrán, recibió distinciones como la condecoración otorgada por la fundación Emilio Sierra, de Fusagasugá, y el homenaje de los moniquireños durante el Encuentro Nacional de la Palabra y la Música en el año 1997.Con su primer LP que llamó “Promesa campesina”, en honor a un bambuco de otra gloria de la música boyacense, el maestro Raúl Sánchez Niño, pudo ingresar al escenario disquero, permitiendo que sus seguidores lo escucharan en toda su plenitud, como cantante. El Maestro Gustavo Motta, fue catalogado como “Un tesoro oculto”, a pesar de sus cualidades como Tenor, la crítica lo catalogaba como el cantor que poseía la Voz más pura y educada, y oírle era un placer de los dioses. Con estas palabras presentaba el LP de Gustavo Motta Beltrán, Enrique Santos Montejo “Calibán”: “Para el público que va a oírles en este disco Polydor-Philips, será gratísima revelación la de este tenor, que habría triunfado en cualquier escenario europeo. Tal vez el alejamiento de Gustavo de toda la publicidad le ha mantenido en la sombra, pero llegó el momento para él. Reme-moraremos con este disco y en la voz de Gustavo Motta al inmortal bambuco, al pasillo, la guabina, los corridos y rumbas que hicieron la gloria de Pedro Morales Pino, Jerónimo Velasco, Emilio Murillo, antecesores de Gustavo y Raúl”. Siempre prefirió incluir en su repertorio, las composiciones de grandes maestros de la música colombiana como José Alejandro Morales, Juan Francisco Reyes, Jorge Villamil y su amigo y compañero Raúl Sánchez Niño, compositor boyacense nacido en Tuta. Pero merecen especial mención algunas de sus obras, como: los bambucos “Moniquireña”, “Muchacha Color Canela”, “Mi Veleñita”; el pasillo “Quiero”; el Vals “A una niña bonita”; el bolero “Como me gustas” y la danza “Sueño Lejano”. Los periódicos nacionales registraron consternados la muerte del Maestro Gustavo Motta Beltrán; así comentó su amigo Ricardo Motta Vargas en el periódico “El Tiempo”, el 8 de agosto de 2003: “Difícil aceptar el fallecimiento repentino en Virginia (E.U.), mientras disfrutaba sus vacaciones, del tenor y compositor boyacense Gustavo Motta Beltrán, la voz lírica y armoniosa, durante décadas de Boyacá y Santander… Se marchó para siempre Gustavito, como le decía su gente por su amabilidad y simpatía, pero su simiente musical seguirá morando en las generaciones que valoran nuestro folclor.” Su deceso ocurrió en la ciudad de Virginia Beach (Estados Unidos), el 3 de julio de 2003.

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MONIQUIREÑA

Bambuco Gustavo Motta Beltrán Moniquireñita hermosa porque te muestras tan rara con tu cara primorosa dichoso tu piel besara. si es que no sabes amar aquí está quien te lo enseña pues es dichoso encontrar con una moniquireña. pues es dichoso encontrar con una moniquireña. (Bis) Pero te pido una cosa que no aprendas a olvidar porque el néctar y la rosa no se pueden separar y si acaso es mi fortuna que me llegues a querer te querré como a ninguna si no me haces padecer. (Bis) Y si acaso es mi fortuna que me llegues a querer te querré como a ninguna si no me haces padecer. Te querré como a ninguna si no me haces padecer.

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tos instrumentos animó muchas reuniones y dio serenatas, esta práctica le formó musicalmente y estimuló su vena compositiva. Luego de adelantar los estudios de secundaria en Tunja, viajó a Bogotá en 1948, en busca de trabajo, el cual encontró no como empleado sino como empresario. Fue allí donde durante más de treinta años administró su propio “Restaurante Raúl”, ubicado en la calle 58 con carrera 15, donde servían platos típicos de óptima calidad y se disfrutaba de los aires nacionales interpretados por el grupo “Cuerdas Boyacenses” organizado y dirigido por el propio maestro Raúl, con esta agrupación viajó a los Estados Unidos para representar a Colombia y grabó tres discos larga duración.

El maestro Raúl Sánchez Niño nació en Tuta, el 26 de septiembre de 1926, en el hogar de don Marco Tulio Sánchez y doña María Niño, siendo sus hermanos Tulia, Manuel, Alberto, Gustavo y Nahir. En su pueblo natal creció en medio del ambiente musical campesino de la región y adquirió el dominio del tiple, la bandola y la guitarra. El Maestro Raúl, consolidó una familia con Paulina Forero, su esposa que lo acompaña desde hace más de 53 años, quien como él mismo lo reconoce, ha sido no solo fuente de inspiración para algunos de sus más lindos boleros, sino su soporte y fortaleza en todas las empresas que juntos emprendieron.

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Sus hijos, Raúl, Gloria y Patricia, heredaron del maestro el oído musical y su gusto por lo autóctono. Raúl Sánchez Niño, es de los reconocidos autores y compositores boyacenses considerados como un verdadero valor cultural musical, a pesar de no haber tenido las oportunidades desde niño para acceder a una formación musical digna de sus cualidades y aptitudes. Pero como joven inquieto que fue, siempre tuvo la curiosidad y la iniciativa para conocer e interpretar magistralmente el tiple y la bandola, solo viendo a los más destacados ejecutantes de estos instrumentos musicales, que hacían la vida bohemia de su pueblo natal. Con es-

En el “Restaurante Raúl”, conoció y compartió con dos ilustres figuras de la música colombiana: Oriol Rangel y Francisco José Cristancho Hernández, quienes se convirtieron en los más fieles divulgadores de su música; este escenario le permitió también consolidar una amistad con quien impulsaría sus actividades musicales, el insigne periodista Enrique Santos Montejo (Calibán), quien en muchas ocasiones se refirió laudatoriamente, en su acreditada columna “Danza de las Horas”, del periódico “El Tiempo”, a la originalidad de las obras de Raúl Sánchez Niño y a su destreza como bandolista. Con el maestro Francisco Cristancho Hernández y su orquesta, la maestra Ruth Marulanda y el grupo IZA, grabó un disco larga duración donde se incluyen sus mejores canciones. El maestro Oriol Rangel, escribió frente a su versión de “El Pañolón”, una dedicatoria por demás significativa: “Para mi querido amigo Raúl Sánchez, esta partitura sacada de sus sentimientos y copiada por Oriol Rangel. Sus bambucos, son sinceros, de pura tierra colombiana; por eso me atrevo a copiarlos y a tocarlos con toda mi alma de colombiano”. El también compositor Boyacense, Carlos Eduardo Vargas Rubiano, en su columna del diario “El Tiempo”, publicada en julio de 1977, reconoce al

Maestro Raúl Sánchez Niño, como el “Rey de la bandola en Boyacá”. A renglón seguido exalta sus capacidades artísticas, y narra con estas palabras una noche de tertulia donde Raúl interpretó magistralmente la Bandola: “Y Raúl Sánchez, un artista y compositor boyacense nos dio la otra noche la grata oportunidad de escuchar este instrumento, divinamente interpretado por él y acompañado de sus camaradas musicales, Emiro Noguera en el tiple, Gilberto Murillo en la Guitarra, Gustavo Motta en el tiple y con su exquisita voz el médico Jaime Ordóñez al tiple y Antonio Cabrera, otro mago de la guitarra. Forman ellos el ya famoso conjunto “Cuerdas boyacenses”. En la reunión a que hace referencia Carlos Eduardo Vargas, hace mención especial al estreno del bam-

buco dedicado especialmente a Hernando Sánchez Castillo, “Hersan”, música y letra de Raúl Sánchez Niño, maravillosamente interpretado por Gloria y Patricia, dos hijas del compositor. Finalmente, Carlos Eduardo Vargas Rubiano, expresa su complacencia por lo sucedido en la reunión, con estas palabras: “Ojalá y como van las cosas, muy pronto podamos asistir todos juntos y revueltos, a otra tenida musical maravillosa donde este gran artista y gallardo exponente del liberalismo boyacense” (Sic).

no”, “Tuta”, “Muchachita Boyacense”, “Paipanita”, “La Taba”, “Conquista campesina”, y “Campesino contento”, entre otras.

A este prolífico compositor e intérprete boyacense, se le reconocen más de 200 obras musicales de todos los géneros desde bambucos, pasillos y guabinas, hasta boleros, rumbas y joropos. Las más conocidas de su producción musical son: “EL Pañolón”, “Promesa campesina”, “Oriol Rangel”, “Venga pa’ca mijita”, “Mis querencias”, “Campesi-

No cabe duda que el Maestro Raúl Sánchez Niño, es uno de los más representativos hijos de esta hermosa tierra boyacense, en la cual, como dice su canción “… yo quiero allí pasar mi vejez, para mí no habrá dicha mayor, que encontrarme en sus lares, cuando me llame el Señor, Oh tierra boyacense paraje de ensoñación…”

Al maestro Raúl Sánchez Niño, se le debe la autoría cultural, de “El Tutanito”, una obra musical que rescató y llevó a la grabación discográfica, junto a su grupo “Cuerdas Boyacenses”, pues los directos autores fueron los tutanitos, Roberto Monguí y Ricardo Suárez.

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EL PAÑOLÓN

Bambuco Raúl Sánchez Niño Alguien le cantó a la ruana yo le canto al pañolón porque es prenda colombiana orgullo de mi nación lo lleva la cortesana lo luce la sociedad es propio de gente sana aunque de él hable alguien mal. A las muchachas del campo todo les podrá faltar to´a la ropa de adebajo pero el pañolón jamás porque así como la ruana es también tradicional ellas lo llevan de cama cuando p´a fiesta se van. Falda negra y jipi japa alpargatas con galón una camisa rosada la enagua y el pañolón es de lo que más se ufana la muchacha en mi región y es de admirar, con qué emoción lo luce ella lo mismo, en un festival, una reunión o en misa el día domingo. (Bis)

Gustavo Motta Beltrán (Guitarra), Raúl Sánchez Niño (Bandola) y Emiro Noguera (Tiple).

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Nació en Firavitoba en el año 1926. Sus padres fueron, Pedro Celestino Amézquita y María de Jesús Nossa; de ocho hermanos, Guillermo es el menor de los varones. Está casado con María Luisa Aguirre, nacida en Tunja, con quien conformó una familia cuyos hijos son: Guillermo José, Pedro Enrique, Gabriel de Jesús, y Luisa. La vena musical la hereda de su madre María de Jesús que siempre estaba cantando con una voz envidiable; también de su tío Salvador, reconocido albañil, que tenía su equipo de muchachos albañiles como hijos adoptivos, con la única condición que fueran músicos, pues él tocaba la bandola. Guillermo Amézquita se crió en Firavitoba donde hizo hasta cuarto de primaria. Fue un muchacho de alpargata y calzones cortos, jugador de fútbol, a las escondidas, y en las llantas de los carros apostando carreras, en una época donde no había ni siquiera radio. Resultó en Bogotá donde sacó el bachillerato del Ministerio, validándolo luego en el Colegio Salesiano de Tunja; de niño se volvió una especie de juguete del pueblo, cantando las misas en latín, acompañando al cantor de la iglesia don Aníbal Camargo, quien era primo legítimo del ex-presidente Alberto Lleras Camargo. A los siete años y siendo párroco su señoría Felipe Santiago Cuervo, empezó como acólito cantando. Su vocación lo llevó al Conservatorio de la Universidad Nacional en 1950, donde luego de presentar los exámenes, comenzó una nueva etapa. Allí recibió clases de órgano, del profesor Luis Eduardo Rangel, quien era primo del Maestro Oriol Rangel. Su profesor de canto fue el suizo, Marcel Stanmpbach, gran pianista, nacido en Berna (Suiza), que había estudiado en Francia e Italia, y había llegado en 1950 a la Universidad Nacional para ser profesor de canto superior y director de coros, donde permaneció hasta 1955. El Maestro Guillermo Amézquita, recién casado y como ya manejaba el idioma francés, optó a un puesto para enseñar en la naciente Acerías Paz del Río; durante cinco años interrumpió sus estudios de canto,

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pero no podía abandonar la carrera, por eso viajaba desde Belencito a Bogotá, para recibir una clase a las 11 de la mañana, y por la noche regresaba en un bus que gastaba cinco horas de Bogotá a Tunja. La experiencia en Acerías Paz del Río, le permitió desarrollar su nivel de Francés, ya que fueron vinculados muchos franceses profesionales, cuyos hijos generaban un problema y a quienes el Maestro Guillermo Amézquita tuvo que atender, organizando escuelas de alfabetización, fundando el Colegio de Acerías Paz del Río “Nuestra señora de Belencito”, y administrando el plan de estudios francés. Regresa a Tunja en 1961 como cantor de la Catedral, ingresando como profesor de la Normal de Varones. Estando allí, en 1967, se presentó la vacante para dirigir la Academia de música, allí reemplazó a la destacada pianista, doña Aura Moncada, luego de la postulación al cargo que hiciera el doctor Eduardo

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Torres Quintero, quien se desempeñaba como director de extensión cultural del departamento. El Maestro Guillermo Amézquita, se especializó en Sistema Orff con la misión alemana y el Ministerio de Educación Nacional; en sistema Dalcroze con la Organización de Estados Americanos OEA y el Ministerio de Educación; y en Rítmica Dalcroze en Carnegie – Mellon University de Pittsburgh (Alemania). Se destacan sus conciertos y recitales como tenor, acompañado por grandes pianistas como: Aura Moncada, Marcel Stanmpbach, Efraín Medina Mora, el Maestro Organista Jaime Llano González, y numerosas giras nacionales de conciertos con el respaldo musical del Maestro Oriol Rangel. Además de sus estudios musicales y especializaciones, se suma la Licenciatura en Ciencias de la educación filosofía y letras, profesión que marcó su producción musical de carácter didáctico, entre

la que se cuenta la serie “Mi primera música”, debidamente aprobada por el Ministerio de Educación Nacional, para su implementación en las escuelas de educación básica y media, la cual sugería textos expresamente redactados para los alumnos de básica primaria; y el método para flauta “los caminos del cuarteto”, que en forma didáctica incorporaba el aprendizaje de las flautas dulces (Soprano, Contralto, Tenor y Bajo). Asesoró la creación, producción y grabación profesional para la oficialización del himno del departamento de Boyacá y de la ciudad de Tunja. Su obra musical contempla los himnos para el Colegio de Santa María de la Antigua, de Nuevo Colón, del Barrio Asís de Tunja, de la Institución Educativa ”Silvino Rodríguez” de Tunja, y el Colegio Romero Hernández de Tibaná, entre otros; igualmente un sinnúmero de obras de carácter religioso.

HIMNO DE LA JUVENTUD Guillermo Amézquita Nossa

CORO Alegría somos y salud esperanza canto y corazón, y grandeza, fuerza y emoción, porque somos ¡si! la juventud. El ser joven siempre es hermoso, en cualquier etapa de la vida, joven es quien dé y nada pida, porque el joven siempre es generoso. ¡Juventud Feliz! En nuestras manos, estará el destino de la tierra, si la unión y afecto nos aferra, al trabajo y obramos como hermanos. Ni países, razas ni colores, nos impidan núnca nuestra meta; “Libertad y amor que comprometa, que acabe guerras y terrores”. Conservemos fuerzas sin el vicio, ni las drogas, triste en vida muere, todo joven débil que adquiere, adicción, manías y suplicio. Lo que somos siempre derramemos: alegría, risas y belleza. ¡Desterremos siempre la tristeza Al hacer que todos nos amemos!.

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Domingo Hernán Acero Niño, nació en Corrales el 30 de enero de 1927. Hijo de Santiago Acero Torres (nacido en Corrales) y Raquel Niño Vargas (nacida en Floresta), siendo el tercero de ocho hermanos: Raúl Antonio, Ana Irene, Domingo Hernán, Julio Roberto, Carmen Judith, Raquel, Jorge y Álvaro. Fueron sus padres quienes le heredaron la vena musical, ya que interpretaban instrumentos de cuerda, pero especialmente ese talento es evidencia de las calidades musicales de sus tíos maternos, oriundos de Floresta, que vivían en la vereda de Tobasía, quienes se destacaron como concertistas de guitarra, especialmente Don Juan Niño. Domingo Hernán, se inició como acólito en la iglesia de su pueblo natal, siendo párroco el padre Trinidad Salcedo, quien se convirtió en su protector, pero fue Jorge Torres quien lo inició en la música, cantando villancicos en época de navidad, allí en la iglesia de Corrales. Con el Padre Trinidad Salcedo, se desplazó al Cocuy el Maestro Domingo Hernán y allí se matriculó en la Academia Ramírez, de la cual era Rector Santos María Pinzón. El deseo de sus protectores y en especial Monseñor Medrano, era que Domingo Hernán siguiera la carrera del sacerdocio, y viendo la vida bohemia donde las serenatas y los eventos familiares absorbían la vida del Maestro Domingo Hernán, intercedió con monseñor Crisanto Luque para que fuera admitido en el Seminario de Miranda, cerca a Málaga, en el departamento de Santander, y donde era Rector el Padre García Herreros. Efectivamente fue aceptado, pero su vocación era otra; por eso esta experiencia se convirtió en un encierro completo; se aguantó menos de dos años, pues el régimen estricto y los trámites para poder obtener una salida lo aburrieron. Por eso se regresó al Cocuy, donde retomó la dirección de la banda municipal. La insistencia de Monseñor Medrano para que Domingo Hernán estudiara en el seminario, lo llevó a Pamplona, con el Padre Briceño, donde superada una entrevista, fue aceptado, pero al poco tiempo aprovechando las vacaciones regresa al Cocuy, donde lo esperaba la parranda y una novia. Pudo más la vida bohemia y contra los deseos de Monseñor Medrano, no regreso al seminario, y siguió con la música.

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Parecía que su destino era la carrera militar. Domingo Hernán se presentó como voluntario al ejército y fue admitido, cosa que no le gustó mucho a Monseñor Medrano quien inclusive ofreció la multa de mil pesos, para que no lo llevaran, pero ya estaba decidido; Domingo Hernán había confirmado al comandante su decisión. Así fue a parar al batallón número trece de García Rovira en Pamplona, la suerte y su talento motivaron al Comandante Neira, quien le encomendó la tarea de enseñar piano a otros compañeros, formando la orquesta con la que amenizaba los bailes de los oficiales y suboficiales. Era tal su fama que lo llamaban “Chulavitas”, como a los demás boyacenses que pertenecían a la compañía. A los 11 meses de prestar el servicio militar, por orden del General Matamoros, gobernador de la época, Domingo Hernán fue seleccionado con otros compañeros para capacitarse en servicios especiales. Se necesitaban candidatos a las diferentes alcaldías, se presentó a concurso y fue designado como alcalde del municipio de Cáchira, en Norte de Santander. Su suerte estaba echada, una nueva etapa de su vida comenzaba, pero la música siempre le acompañó. Allí como alcalde municipal, encontró una agrupación de músicos miembros de la banda municipal que al saber de sus dotes artísticas lo invitaron para interpretar la trompeta, así pudo acompañarlos y ayudarlos, aprovechando su condición de alcalde para uniformarlos y apoyarlos

presupuestalmente. Le entregó la alcaldía a otro boyacense, el Teniente Uriel Galindo, nacido en Ramiriquí, pues debió trasladarse a La Vega (Santander), justo el nueve de abril cuando las condiciones de orden público se alteraron por la muerte de Jorge Eliécer Gaitán. En 1951, Domingo Hernán conoció a Aura Irene Jaime Correa, quien le robó el corazón, se casaron formando una familia ejemplar integrada por ocho hijos: Aura Raquel, Eva Cecilia, Clara Inés (q.e.p.d.), Leonor Lucía, Hernán de Jesús, César Humberto, José Domingo, Fabio Arturo (q.e.p.d.). Ya organizado y gracias a su formación, fue Juez en Belén y trabajó en Tunja en el Juzgado Segundo Penal del Circuito, Secretario del Juzgado en Tibasosa, en Sogamoso y en Duitama. Su vida como Juez encargado y Secretario de juzgado, lo llevó a otros municipios del departamento, como: Pesca, Guateque, Chiquinquirá y finalmente a Tunja, en el Juzgado Segundo Civil del Circuito. En Soatá en 1985, se pensionó en el poder judicial. Domingo Hernán Acero comenzó su producción musical en Belén y se estrenó con el pasillo “Santa Cecilia”, en honor a la patrona de los músicos; luego compuso “Las Belemitas”, en honor al gobernador Alfredo Rivera Valderrama; de ahí en adelante se cuentan obras como: “Las brisas

del Chicamocha”, compuesta en Corrales; “Fabito”, en honor a su hijo que murió siendo muy niño; “Perla de Boyacá”; ”Despedida”, dedicada a monseñor Medrano cuando se trasladó de Belén a Tibasosa; “Enero 30”, pasillo dedicado a un amigo que fue juez en Duitama, y que cumple años el mismo día; “Aurita Raquel”, en honor a su hija mayor; los joropos “Leo Arturo”, para su primer nieto; “El Tundama”, para Álvaro Mora Gaitán, que tenía un programa con ese nombre los domingos en la emisora Voz de los Libertadores de Duitama. Las danzas “Leonor Lucía”, para su hija menor; “Diana Carolina”, dedicada a su nieta que hoy es arquitecta; “Una bienvenida”, cuando el padre Nacho Ardila fue trasladado de Garagoa a Ramiriquí; el Vals “13 de agosto”, dedicado a su esposa Aura Irene, porque ese día fue su matrimonio en 1951; “Clara Inés”, otra de sus hijas fallecida; y ”Nunca es tarde”, pasillo compuesto al curita de Floresta, cuando cumplió 50 años de sacerdocio. También se destaca el Himno a nuestra señora del Topo, con letra del padre Restrepo, y su composición más reciente fue la obra dedicada a “Corbandas”, entidad encargada de organizar y llevar a cabo el Concurso Nacional de Bandas en la ciudad de Paipa, cuando en el año 2008 fue invitado a recibir un merecido homenaje en este evento nacional.

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HIMNO OFICIAL A LA SANTÍSIMA VIRGEN DEL MILAGRO PATRONA DE TUNJA Letra: Salvador Restrepo S.J. Música: Domingo Hernán Acero

CORO A Tunja, la noble, la Madre de Dios regala su imagen cual prenda de amor oh madre inmaculada, oh Virgen madre celestial tu milagrosa imagen, queremos venerar. Cuando en el alto cielo brillaron sus fulgores, tus vivos resplandores el suelo reflejó. Y santas religiosas, con ojos extasiados miraron retardados tu faz y tu candor. Señora en los repliegues de tu bendito manto se alberga en dulce canto cariño maternal. Por eso a ti venimos en busca de consuelo y es todo nuestro anhelo vivir en tu amistad.

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Este meritorio historiador, político, autor, compositor e intérprete boyacense, nació en Güicán, el 24 de febrero de 1928, en el hogar formado por Don José del Carmen Barón Castro y su digna esposa, Doña Julia Genoveva Ortega Sánchez. Julio Barón Ortega, fue el mayor de siete hermanos, Laureano Segundo, Gilberto, Aura Cecilia, José del Carmen, Julia Elvira y León Guillermo Barón Ortega. Contrajo matrimonio con Margarita Flórez Ángel, de origen santandereano, quien fue su mayor soporte en tantas correrías y batallas que enfrentó a lo largo de su vida, de cuya unión nacieron diez hijos: Julio José, Sergio, Margarita, María Eugenia, Claudia, Juliana, Ruth, Darío, Sandra y Martha. Las primeras letras las aprendió en el Colegio del Rosario de su tierra natal, de donde en 1943, pasó al seminario de los padres Eudistas en San José de Miranda (Santander). Se gradúa en 1950, como bachiller del Colegio de Boyacá y en 1965 como abo-

gado en la Universidad la Gran Colombia. A partir de 1958, ingresa a la actividad política, y como tal ocupó cargos muy importantes en administraciones municipales, departamentales, nacionales e internacionales, como: Concejal, Diputado, Contralor General de Boyacá, Representante a la Cámara, Superintendente de Regulación Económica, y Embajador ante el Gobierno de Nicaragua de 1971 a 1977. Fue miembro de varias academias de historia como: la Colombiana, la de Cartagena, la de Boyacá; Presidente de la Academia Patriótica Nariñista capítulo Boyacá, y correspondiente de la Academia Eclesiástica de Tunja; como Historiador fue autor de grandes obras literarias, entre las que se citan: “Orígenes del derecho laboral”, “La campaña Heroica”, “Don Antonio Nariño en las letras nacionales y boyacenses” y “Julio Flórez en las letras nacionales y boyacenses”, entre otras. El maestro Julio Barón Ortega, fue honrado con las condecoraciones: “Orden de Rubén Darío”

y “Juventud Artística en Nicaragua”. “Medalla al Mérito Cívico” de la Defensa Civil Colombiana. “Medalla Caro y Ospina” del Partido Conservador Colombiano. “Altares de la patria” por la Asamblea de Boyacá. Medalla “Francisca Josefa del Castillo”, por la Contraloría Departamental, y medalla “Excelencia” por la Universidad la Gran Colombia. El 24 de febrero de 2005, el Centro de Estudios Colombianos, le otorgó la “Orden al Mérito Académico”. Galardonado por la Procesión Infantil Jueves Santo de Tunja con la Condecoración Santo Eccehomo en el grado de Oro, el 26 de marzo de 2010. Además de poeta, fue compositor, y como tal, publicó en el 2002, un CD que recopila su obra en las mejores voces e instrumentos del departamento de Boyacá, como: Carlos Martínez Vargas, Jorge Flechas Galindo, el grupo Zabala y Barrera, la Familia Hernández Álvarez con la agrupación Campanitas, el dueto Sol y Luna, Diana y Fabián; el trío Embrujo, el dueto Luz Amanda y Andrea, su propia voz interpretando el torbellino dedicado a la fundadora de OTRORA, “Mama Lolita” y el memorable e inigualable bambuco “Mi dolor por Nicaragua”, que narra los escabrosos momentos del terremoto. E inclusive su familia en pleno, haciendo los coros del bambuco “Orgullito boyacense”. Este trabajo se editó con los arreglos musicales del maestro Germán Moreno Sánchez, y se llamó “Mi Boyacá Lira y Añoranzas”. Sus obras musicales más representativas son: Los bambucos, “Orgullito boyacense”, “Virgencita Güicanera”, “Mi dolor por Nicaragua”, “Amor de Serenata”; la Danza “Golondrina Viajera”; el Paseo “Las Alteñitas”; Vals “Vete tranquila mi niña” y “El rebozo de mi madre”; Un pasodoble dedicado a la capital de Boyacá, se titula “Tunja Imperial”; el villancico “Navidad Boyacense”; Los Boleros “No me digas que no” y “Cartagena Gloriosa”; así mismo “Mi himno a Boyacá”, la canción “Nicaragua la Reina” y el poema “Patria me duele tu penar”.

Julio Barón y su esposa Margarita.

El Doctor Julio Barón Ortega, murió en Tunja el 15 de julio de 2010.

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TUNJA IMPERIAL Pasodoble Julio Barón Ortega

Tunja, mi ciudad amada, estoica y galana, mi gran capital. Guarda en tu historia gloriosa, todas las virtudes de un pueblo inmortal; Cuna de la raza chibcha, de España el orgullo, reina colonial; tus hermosos templos embriagan de cielo, por eso te quiero ciudad imperial; tu escudo forjaron, Castilla y Toledo, por eso te amamos, por noble y leal. Cuando te engalanas eres una diosa, son tus campanarios voz angelical; en noches de idilio fulgen tus carrozas, y tus aguinaldos que no tienen par; lucen tus mujeres cual la primavera, en los días de fiesta y en tardes de sol; Boyacá se siente contigo orgullosa, eres de Los Andes el trono de Dios. Tunja, culta y cariñosa, semilla fecunda, de ciencia y virtud. Eres antorcha preciosa, que ilumina el alma de la juventud; Llena están de leyendas, tus casa de Vargas, y Suárez Rendón; te hicieron grandiosa los conquistadores, tu plaza Bolívar brilla como el sol; forja incomparable de libertadores, Colombia te admira, por tu tradición. Cuando te engalanas eres una diosa, son tus campanarios voz angelical; en noches de idilio fulgen tus carrozas, y tus aguinaldos que no tienen par; lucen tus mujeres cual la primavera, en los días de fiesta y en tardes de sol; Boyacá se siente contigo orgullosa, eres de Los Andes el trono de Dios.

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Este compositor boyacense nació en Socha, el 31 de mayo de 1930. Fue bautizado con el nombre de Ciriaco Goyeneche, y adoptó el nombre artístico de Juan C. Goyeneche. Como la gran mayoría de quienes toman como un proyecto de vida la composición y la interpretación musical, Juan C. inicia muy joven, gracias a sus dotes artísticas, y aunque no tuvo oportunidad de estudiar música por la falta de recursos económicos, como autodidacta, aprendió a tocar algunos instrumentos como la guitarra y el tiple. Su amplia y productiva carrera artística comienza en Tunja en 1953, cuando cantaba música mexicana acompañado con su guitarra, con este género recorrió parte del país presentándose en teatros, emiso-

ras y participando en múltiples espectáculos artísticos. En Cartagena fundó en 1954, el dueto Alma de Colombia, con el tolimense Gustavo Lara, agrupación con la que tuvo grandes éxitos, especialmente en las emisoras Fuentes de esta ciudad, en el hotel Caribe, y Club Cartagena entre los más importantes sitios turísticos. Su profesionalismo y calidad interpretativa, lo llevaron a alternar con grandes compositores como Agustín Lara y su orquesta de violines, en el Club Cartagena, en el acto de coronación de la señorita Colombia, quien en ese entonces le correspondió a Esperanza Gallón Domínguez, en representación del departamento de Santander.

Con el dueto Alma de Colombia, realizó giras nacionales, presentándose en la emisora Nuevo Mundo, de la capital del país, dirigida por Carlos Pinzón; ya radicado en Bogotá, actúa además en diferentes clubes sociales como el Gun Club, Club de Ejecutivos, Club Militar, Club de la Fuerza Aérea, en innumerables presentaciones privadas para la sociedad Bogotana, en teatros, la Media Torta y la Televisora Nacional, alternando con figuras nacionales e internacionales como el Trío “Los Tres Ases” de México, Tony Aguilar, Flor Silvestre, Tintan, Carlos Julio Ramírez, Los Tolimenses y muchas figuras más. Durante más de cincuenta años de vida artística, lo han acompañado varias “segundas voces”, siempre

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en el formato de dueto vocal; con el dueto Alma de Colombia, logró cristalizar su producción en tres discos de larga duración, con temas del folclor nacional. Así mismo es meritoria su labor artística como fundador y director del Coro “Los Trovadores de Colombia”, con quien grabó dos discos larga duración, incluyendo además de la música nacional, repertorio latinoamericano. También fundó el coro Voces de Colombia, grabando dos LP con música colombiana y tropical.

El maestro Juan C. Goyeneche, ha compuesto más de ciento cincuenta canciones, en diferentes ritmos, de las cuales se encuentran grabadas alrededor de cincuenta, por diferentes intérpretes, casas disqueras y en su propia voz. Sus participaciones en festivales y eventos de música colombiana, siempre han sido exitosas, pero se destaca el premio obtenido como mejor compositor, en el II Festival Folclórico Boyacense, realizado en 1970 en la ciudad de Duitama, donde ganó con la obra “Perla de Boyacá”, un bambuco que él mismo interpretó con el dueto

“Goyeneche y Ocampo”. También se resalta su participación como jurado calificador del XI Festival de Música Colombiana “Apolinar Críales”, en Puerto Salgar, compartiendo con el Maestro Alberto Osorio, boyacense nacido en La Uvita, y el Maestro antioqueño John Castaño. En el año 2003, fue objeto de un merecido homenaje en el I Concurso de Duetos Ciudad de Duitama, en este evento 17 duetos de Colombia, interpretaron su obra y como complemento se remasterizó y editó un CD con doce temas de su autoría, el cual fue titulado “Cenizas del ayer”, interpretado por el Dueto Alma de Colombia. Más de cincuenta años de vida artística, dan cuenta del Maestro Juan C. Goyeneche y sus grandes cualidades como intérprete y compositor. A pesar de su edad y quebrantos de salud, sigue componiendo y participando en festivales, destacamos las más recientes participaciones en el año 2002 y 2003 en el concurso “Príncipes de la Canción” que se realiza en la ciudad de Ibagué, con las obras “Tiple” y “La Esperanza”, ambas en ritmo de bambuco. Sus memorias y poemas se registran en su libro “Rimas Versos y canciones”, y en el más reciente trabajó discográfico llamado “Divina Inspiración”, en el que el dueto “Goyeneche y Carvajal”, integrado por el autor y el maestro Nebardo Carvajal Durán, registra 16 obras letra y música de su autoría. Mencionamos los Pasillos: “Divina inspiración”, Amor desesperado”, “Por qué quieres volver”, “Tus ojos”, y “Cuando me esté muriendo”; Los Bambucos: “Tiple”, “El secreto de tu amor”, “La Mujer” y “Recuerdos del pasado”; el Pasaje “Envidia”; y en ritmo de Vals: “El archivo”, “Tu ausencia”, “Hoy me he quedado solo”, y “No me niegues tu amor”. Igualmente importante es el trabajo discográfico “Rinconcito de amor”, donde la voz de Rosendo Rodríguez, destacado intérprete y arreglista, nacido en Calabazal de Zagua (Cuba), registra doce boleros, tomados de la prolífica pluma, el talento y la vigencia como compositor de Juan C. Goyeneche. Incluye este trabajo, los boleros: “Rinconcito de amor”, “Cartagena”, “Déjame Decirte”, “Yo sé perdonar”, “Cenizas de ayer”, “Reclamo”, “Parece mentira”, “Déjame amarte”, “Amigo”, “Cruel amargura”, “Cuéntame” y “Aniversario”. En el año 2010, recibió un merecido homenaje como compositor e intérprete en el XXV Concurso Departamental de Bandas, que se realiza en el Pantano de Vargas, del municipio de Paipa.

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PAISAJE BOYACENSE Guabina Juan C. Goyeneche

Boyacá tierra linda, cuanto te quiero cuna eres de poetas, y labradores. Con tus inmensas minas, minas de acero Chiquinquirá eres cuna, de Julio Flórez. Tunja ciudad serena, cuanto te extraño al sentirme tan lejos, siento un vacio me aleje de tus lares, hace ya un año y allí en tu seno vive, el amor mío. Socha mi pueblo chico, y alrededores que me vieron nacer, y me arrullaron al grito de gañanes, madrugadores y al cariño de viejos, que me mimaron. Eres gentil, risueña, y acogedora tus mujeres alegran, en los plantíos torbellinos guabinas, notas sonoras que entonan los arrieros, por los caminos. Un puente tan pequeño, te dio la gloria con tus hijos valientes, y decididos que llevaron tu nombre, hasta la historia preferían verse muertos, menos vencidos.

Dueto “Alma de Colombia”, Juan C. Goyeneche y Manolo Piedrahita (Izquierda).

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Compositor Boyacense nacido en Santa Rosa de Viterbo, en 1940. Heredó la vena artística de su padre Carlos Julio Martínez Torres, quien como flautista integró la orquesta del maestro Luis Martín Mancipe, otro célebre compositor de Boyacá. De su padre y del maestro Mancipe, recibió sus primeras lecciones de música. Posteriormente estudió en la entonces Academia Boyacense de Música bajo la dirección de doña Aida Olier de Hoyos, y sus clases de canto las recibió del tenor Luis Dueñas Perilla. Siendo estudiante del Colegio de Boyacá, escogió la guitarra como instrumento básico, allí fue alumno del compositor Parmenio Pongutá Montañez.

Aunque antes había hecho algunas canciones, sólo hasta el 20 de septiembre de 1974, cuando compuso el pasodoble “Luz Diana”, el maestro Gabriel “el pite” Cárdenas lo consideró compositor. Desde entonces más de 300 obras entre instrumentales, musicalizaciones, canciones y jingles publicitarios constituyen su producción. En 1981 inicia la producción de la serie “Boyacá Canta a Colombia”, alcanzando a prensar 14 acetatos entre Larga Duración y sencillos. En 1995 con motivo del Campeonato Mundial de Ciclismo presentó su primer CD llamado “Cantares de Boyacá”, en el que incluyó con su voz los himnos de Colombia y de Boyacá, registro que se obsequió a las delegaciones participantes. Las figuras más representativas de la música colombiana grabaron el Cd “Los Maestros Interpretan a Carlos Martínez Vargas” con obras suyas, en esta producción son sus invitados: Jaime Llano González, Los Hermanos Martínez, Oscar Álvarez Henao, Antonio Nocua Acuña, Camilo Venegas Alba y Mario Martínez Jr. En 1991, el comentarista radial Hernán Restrepo Duque de la cadena Caracol, lo calificó como “El Rey de los pasodobles en Colombia”, por sus composiciones que con este ritmo, que para esa fecha llegaban al número de 15 títulos, como: Luz Diana, Pepe Cáceres, César Rincón, Cartagena Torera, Duitama, Tunja, Santa Rosa de Viterbo, Paipa, Moniquirá, Tibasosa, Aquitania, Belén, Soatá, Guateque, Sogamoso, Manolete 50 años, y Centenaria San Lúcar de Barrameda. Como intérprete se ha presentado en el Teatro Colón, Auditorio León de Greiff, Auditorio Oriol Rangel y otros. En su voz se hallan grabados los Himnos: Nacional, de Boyacá, de Tunja, de Santa Rosa de Viterbo, de Floresta, de Boyacá-Boyacá, del Colegio Castro Martínez de Tunja, Escuela de Enfermería de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, de los Colegios: Simón Bolívar de Soracá, Paulo Sexto de Sotaquirá, José María Córdoba

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de Tauramena, La Presentación de Soatá y de otros municipios y planteles educativos. Carlos Martínez Vargas, le ha compuesto canciones a: Tunja, Duitama, Sogamoso, Paipa. Santa Rosa de Viterbo, Tibasosa, Soatá, Belén, Aquitania, Guateque, Moniquirá, Nobsa, y Saboyá en Boyacá; también a Cartagena (Bolívar), Ginebra (Valle), y Aguadas (Caldas), entre otras. Desde 2003, con su empresa “Ediciones Nuestra Tierra”, ha venido adelantando su proyecto “Pilares de Colombia”, el cual inició con su libro “La radio, pilar del desarrollo”. En 2004, adelantó la producción del Cd Coflonorte “Pilar del transporte nacional”. En 2005, el Cd Pedro Pascasio Martínez Rojas, “Pilar de la honestidad y el patriotismo nacional”, el Cd Fernando Soto Aparicio “Pilar de las letras colombianas” (con la voz del maestro), Juan Castillo Muñoz “Pilar del periodismo y el sentimiento nacional”, Julio Barón Ortega “Pilar de la historia, la política y la música colombiana”, y Santa Rosa de Viterbo, “Pilar de la grandeza nacional”. Condecoraciones y reconocimientos, engalanan la amplia historia musical de Carlos Martínez Vargas. Ha recibido las condecoración “Altares de la Patria” de la Asamblea de Boyacá; “Cacique Tundama”, de Duitama; Collar de Oro “Los Lanceros” de la Asamblea de Boyacá; Placa de la Cámara Junior de Colombia; Condecoración “Gonzalo Suárez Rendón” de la Alcaldía de Tunja; Orden “Gustavo Rojas Pinilla” del Concejo de Tunja; Compositor Homenajeado en el XVII Concurso Nacional de Bandas de Paipa, y el Festival del Bambuco y el Joropo “Carlos Martínez Vargas” en Tibasosa. El 11 de diciembre de 2009, recibió en el Salón Elíptico del Capitolio Nacional, la Orden de la Democracia Simón Bolívar En el Grado Cruz Gran Caballero, otorgada por la Cámara de Representantes, gracias a su aporte a la música colombiana, y por su gestión cultural en el campo histórico y periodístico del país.

Además de las 300 obras musicales de su autoría, relacionamos apenas algunos títulos: Pasillos: Tormento, Paisaje de Ausencia, Tu sombra, Te quiero, Oscar Álvarez, Don Eutimio, Lucía. Bambucos: Santandereana Bonita, Hermano, Perdóname; Perdí un amigo, Nuncy, Mi hija y mi nieto. Danzas: Luz Irlanda, Pachita, María Susana. Joropos: Para ti, El caballo Palomo. Himnos: de la UPTC, Fundación Campoamor, Escuela de Enfermería UPTC, Colegio de La Presentación de Tunja, Colegio de La Presentación de Soatá. Musicalizaciones a textos de: José Umaña Bernal: Fragmento del Nocturno del Libertador, “La Soledad de Bolívar”. Fernando Soto Aparicio: “Romanza para una mujer enamorada”, “Antojitos”, “Sol y Luna”, “Colombia Ausente”, “Pueblito Boyacense”, “Himno de la Escuela de Policía Rafael Reyes”, “Mensajero de Cristo, Viajero del Mundo”. De Fanny Osorio: “Boyacá”. De Magda Negri: “Flores de Boyacá”. De Julio Roberto Galindo: “Tunja”. De Gloria Dall: “Tunja”. De Enrique Medina Flórez: “Himno Colegio de La Presentación de Soatá”. De Cecilia Salazar Martínez, “Campesina Boyacense”. De Cecilia Jiménez de Suárez “Himno de la UPTC”, “Himno del Colegio Paulo VI de Sotaquirá”. De Mejía Echeverry: Soneto a San Pedro Claver. En 1988, los directivos del máximo evento de música colombiana en Ginebra (Valle del Cauca) acogieron su bambuco “El Mono Núñez” como himno de dicho Concurso. Carlos Martínez Vargas, ha sido Jurado Calificador en varios eventos musicales, entre los que se destacan: concurso de la Canción Inédita, en “El Mono Núñez”, 1988; y Primer Concurso Nacional del Pasillo, en Aguadas (Caldas), 1991. Además de su genialidad como autor y compositor, Carlos Martínez Vargas, es Ingeniero Agrónomo, egresado de la UPTC de Tunja, Universidad de la que fue Vice-Rector (e) de Bienestar, Catedrático y Jefe de Actividades Culturales. Se destaca como Periodista y propietario del periódico Criterio Boyacense, como hombre de radio y director de la Transmisora de la Independencia, emisora Oficial de Boyacá. Fue Locutor y Coordinador de Programas de la Radiodifusora Nacional de Colombia de INRAVISIÓN, Director del Instituto de Cultura y Bellas Artes de Boyacá, y fundador del Reinado del Campo Boyacense que se realiza en Santa Rosa de Viterbo desde 1961.

Maestro Carlos Martínez con la Condecoración “Cruz Gran Caballero” de la Cámara de Representantes.

En la actualidad (2010), Carlos Martínez Vargas, está radicado en Fusagasugá, donde es apreciado y reconocido por su aporte al pentagrama nacional.

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PAISAJE DE AUSENCIA Pasillo Carlos Martínez Vargas En la inmensidad profunda de la noche, llegan al corazón recuerdos de tu amor. Lleno de ansiedad te busco entre las sobras, y es vana la ilusión de encontrar tu calor. Miro entre las nubes a los luceros que semejan tus lindos ojos de cielo, como queriendo unirse a mi recuerdo. Vuelve pronto mi amor yo te lo ruego, que mi alma desfallece de sufrimiento, ven que yo espero el sol de tu presencia.

“Cuarteto Boyacá”, atrás: Luis “el chivo” Mojica, adelante de izquierda a derecha: Jaime Prieto, Carlos Moyano, Carlos Martínez Vargas. Festival Folclórico de Ibagué en 1962.

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“A Samuel Malagón Bravo la vida le ha deparado experiencias amables, por medio de las cuales ha encaminado el alcance de dos ideales de singular significación: cultivar la música colombiana y vivenciar con espíritu altruista los valores cívicos”. Para ello eligió el lenguaje más sublime y universal por excelencia con el cual ha sabido comunicar el sentido de los bienes más preciados: vida, libertad, amor, familia, patria, amistad, solidaridad y paz: el lenguaje de la música el cual le ha permitido hondas satisfacciones tanto en la cotidianidad de los hechos y eventualidades de la vida diaria como en el curso de su desempeño profesional. El maestro Samuel Malagón Bravo, nació en Chiquinquirá el 27 de Marzo de 1.943; los primeros años de su infancia los pasa en Santa Sofía donde se forjan los sueños de niño y se graban en su memoria notas que han puesto a prueba su oído para convencerse del encanto que le produce la música. Tuvo la fortuna de vivir en un hogar cálido y generoso en acogimiento, ambiente de estímulo y valores edificantes donde las relaciones de familia se mantuvieron en torno a la música. Así creció al compás de bambucos, pasillos, rumbas, torbellinos, valses y demás aires autóctonos del altiplano boyacense, interpretados por su abuelo Alberto en el requinto y el tiple, por su padre Samuel en la bandola y la guitarra y por el tío Sigifredo en la bandola, el violín y el cornetín. Es de su madre Anita de quien recibiera el apoyo incondicional a la actividad complementaria a su formación académica y desempeño profesional. Es en el transcurso de los años de estudio en el Colegio Nacional Enrique Olaya Herrera de Guateque, donde manifiesta su identidad y amor por la música, más aún cuando tiene la fortuna de ser orientado por dos maestros de notable reconocimiento: Efraín Medina Mora y José María Chávez. En esa misma época conoce a José Jacinto Mon-

roy, estudiante de la Normal del Salitre, con quien años más tarde habrá de reencontrarse en torno a ese motivo común para ambos: la música. Su interés por el arte musical no se limita a la mera interpretación de los instrumentos que le son aptos para montar los aires y composiciones musicales preferidos, sino que va más allá, toda vez que su espíritu juvenil y sentido de liderazgo lo impulsan a organizar conjuntos musicales como el que llamó los “Los Halcones”, gratamente recordado en el Valle de Tenza y del que fuera integrante Don Manuelito Montañez, reconocido músico valletenzano. En 1964, un año después de ingresar como estudiante a la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, por iniciativa de José Vicente Montoya Mojica, músico contemporáneo suyo, y también en esa época estudiante de la U.P.T.C., forma parte de la nómina de fundadores de la Orquesta “Los Dangers”. Esta orquesta subsiste hasta los años 80’s, con Vicente Montoya como Director. En 1979 funda la Estudiantina Boyacá en compañía de Omar Zuluaga, Pablo Emilio Sanabria Salamanca, Guillermo Saavedra, Diego Montañez Moreno, Camilo Enrique Venegas, Norberto Ramos Ballesteros y José Jacinto Monroy Franco, organización musical que en ese mismo año graba su primer Larga Duración (L.P.). En la Estudiantina Boyacá interpreta la bandola y el tiple. Es preciso señalar que en esta agrupación musical “Patrimonio cultural de los Boyacenses”, prácticamente su consagración seria y decidida a la degustación de su afición y fervor por la música colombiana y por qué no decir del alcance de sus metas sublimes, pues “La Estudiantina Boyacá”, le ha permitido grandes satisfacciones y momentos emotivos, ya que con ella ha recorrido los escenarios más destacados del país con ocasión de invitaciones a conciertos y convocatoria a concursos y festivales musicales en donde muchas veces ha tenido la fortuna de quedar ubicada en los primeros lugares. Igualmente ha logrado interesantes realizaciones de fomento musical, a través de giras a nivel nacional e internacional, como la que hiciera

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en 1.999 en E.E.U.U. por invitación de SADCO (Sociedad de Amigos de Colombia) y en la que sus integrantes fueron objeto de atención, acogimiento, apoyo y estímulo valioso; pues tuvieron la oportunidad de promover su segundo C.D. que por cierto, como todos los demás, ha sido ponderado y apreciado por la calidad de su contenido, la variedad de los temas, además de la esmerada interpretación de las melodías. En diciembre de 1.993 con la participación de Jorge Cabezas, Gerardo Rivera, Luis Jaime Salazar e Indira Prada, funda el Grupo Añoranza como una extensión de la Estudiantina Boyacá. Con este Grupo gana el Primer Festival Nacional de Música del Altiplano en Nobsa, del cual fueron jurados los Maestros Álvaro Dalmar y Jorge Villamil. El maestro Samuel Malagón Bravo, ha contado con

la amistad de grandes maestros como Oscar Álvarez Henao, Diego Estrada Montoya, Jaime Llano González, Luis Fernando León Rengifo, Germán Moreno Sánchez, Fabio Raúl Mesa Ruíz, entre otros; destacando la atención generosa y calificada que le hiciera el maestro Reinaldo Monroy Camargo, quien le dedicó el pasillo “Justos”, de cincuenta notas con motivo de la celebración de sus cincuenta años de vida. En los años más recientes de vida artística, su devoción e inquietud no sólo por explorar y difundir la música sino por contribuir a su cultivo, decidió disponerse a crear algunas piezas, inspiradas especialmente por seres de sus más caros afectos, composiciones salidas del alma cuyas notas revelan su más auténtico amor por la música. Son ellas, entre otras, el bambuco “Paolita”; los

pasillos “Lilyam”, “Añoranza” y “A un amigo”; los valses “Laurita”, “Anita”, “Samuelito”, “Mirando al Cielo”, “Margarita”, “Mafe”, “Polis” y “Lindis”, y el pasodoble “Tres flores”. En este momento adelanta un proyecto de difusión musical a través de un programa radial, que él mismo edita para las emisoras de la U.P.T.C. y ColBoy Estéreo, en la capital del departamento. El material musicográfico es producto del archivo de conciertos de la Estudiantina Boyacá, complementado con una antología de la Música Colombiana especialmente del Altiplano. Finalmente alcanza la cúspide de su carrera musical al obtener en el año 2005, el más preciado galardón de la música colombiana, el Gran Premio Mono Núñez, en la modalidad instrumental, con la Estudiantina Boyacá.

“Estudiantina Boyacá”. Atrás de pies Izquierda a derecha: Julio Aldemar Gómez, Pablo Emilio Sanabria, Ovidio Nocua Acuña, Camilo Venegas Alba, Samuel Malagón Bravo. Sentados de izquierda a derecha: Fredy Fonseca Silva, Elizabeth Patiño, Francisco Cristancho Salamanca, Leydi Belén Osorio, Germán Moreno Sánchez.

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El maestro José Jacinto Monroy Franco, nació en Macanal, el 4 de marzo de 1945. La vena musical la heredó de sus padres y abuelos, pero un aporte importante al desarrollo de sus calidades musicales, fue la influencia de sus hermanos Carlos y Álvaro, quienes interpretaban el tiple y la guitarra e incursionaban en el canto. Contrae matrimonio en 1968, con Libia Stella Vargas, de cuya feliz unión, nacieron Sandra Yadira, Edgar Ricardo y Román Darío, exitosos y talentosos profesionales. En 1958, cuando apenas cursaba cuarto de primaria, en su pueblo natal, hizo su primera aparición como intérprete del requinto, acompañado por Hipólito Contreras en el tiple. En 1961, inicio sus estudios de secundaria en la Normal Rural del Valle de Tenza, municipio de Somondoco, y ese año compuso la música a una letra de su hermano Álvaro, titulada “Corazón de mi tierra”, la que fue interpretada en el acto de clausura por el compositor, y posteriormente por el Maestro Efraín Medina Mora al piano, con el acompañamiento de Álvaro Riveros en la Guitarra y Numa Pompilio Mesa interpretando el Tiple, en un programa de música colombiana de Radio Sutatenza. En 1965, continuó sus estudios de secundaria en la Normal de Varones de Tunja, y allí conoció a los hermanos Zuleta, quienes despertaron en el Maestro José Jacinto, la devoción por la música Vallenata. Muchas fueron las agrupaciones musicales donde participó el Maestro José Jacinto, como: la llamada “Los atómicos”, donde interpretaba la guitarra eléctrica; la Estudiantina CANAPRO y Estudiantina de la Industria Licorera de Boyacá, de las cuales fue su director; pero comparte la satisfacción de haber sido cofundador de la “Estudiantina Boyacá”, la que nació de la fusión de la Estudiantina Canapro y el Cuarteto Santiago de Tunja, el 22 de septiembre de 1980, allí el maestro José Jacinto Monroy, demostró sus dotes como compositor y cantante en compañía del gratamente recordado Profesor Norberto Ramos Ballesteros, quien entonces era docente y subdirector académico del Colegio de Boyacá. Con la “Estudiantina Boyacá”, vigente aun en nuestro departamento y honrosamente llamada “patrimonio

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cultural de los boyacenses”, graba su primer larga duración, con el título “Verdad”, en honor a uno de sus insignes pasillos. Cuando se gradúa como Administrador de Empresas, en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, en 1983, hace un homenaje a la culminación de su carrera, creando el mismo día de su grado, el Torbellino “Festejo”. En 1983, con motivo de la celebración de los 450 años de la Fundación Hispánica de la Ciudad de Tunja, lanza un larga duración titulado “Tunja 450 años”, donde invitó como intérpretes de su obra musical, al Grupo “Zabala y Barrera”. Allí registra entre otras obras cumbres de su cosecha, los bambucos “Tunja”, “Yo soy boyacense” y “Colombia es amor”, que gozan de amplia popularidad a nivel nacional. Ya con tecnología digital, y con arreglos del Maestro Germán Moreno Sánchez, la base armónica de Pablo Emilio Sanabria en el tiple, Juan Carlos Guío Andrade en la Guitarra, y su propia voz, produce el disco compacto “Yo soy Colombiano”, este se convierte en uno de los más codiciados trabajos discográficos, que aun hoy, es solicitado por quienes reconocen en José Jacinto Monroy, uno de los mejores y más prolíficos autores y compositores boyacenses. Se suma al anterior trabajo discográfico, el disco compacto titulado “Recuerdos de mi

tierra”, hecho en 1997. Muchos galardones ha recibido el Maestro José Jacinto Monroy, pero tal vez el más significativo, es el primer puesto obtenido en el Concurso Nacional de Composición musical para empleados oficiales, en 1982, donde participó con el pasillo canción “Pensando en ti”, el cual interpretó con su propia voz y el acompañamiento musical del “Trío Santiago de Tunja”, integrado por los maestros Luis Eduardo Díaz Cardona (Bandola), Pablo Emilio Sanabria Salamanca (Tiple) y Diego Ezequiel Montañez Moreno (Guitarra). También se destacan homenajes, distinciones y condecoraciones como: El homenaje de que fue objeto en el concurso nacional de música del altiplano colombiano en Nobsa, en las eliminatorias del Festival Nacional “Mono Núñez” en Duitama, el concurso antología de la música colombiana en Paipa, Concurso nacional de Duetos tradicionales en Duitama, Homenaje y compositor invitado en el Concurso Nacional de Bandas de Paipa; Recibió un decreto de honores por parte de la Gobernación de Boyacá, la condecoración “Orden del fundador”, categoría Oro, por parte del Colegio de Boyacá, Condecoración “Gonzalo Suárez Rendón”, categoría Collar de Oro, por la Alcaldía de Tunja, Condecoración “Orden de la Libertad” por la Gobernación de Boyacá; fue elegido entre los 10 mejores compositores de pasillo y bambuco de Colombia

por RCN, elegido en 2009, como el gran Maestro de la Música Colombiana por Boyacá, en el evento organizado por el Ministerio de Cultura; recibió reconocimiento especial en la separata “Colombia una nota”, como uno de los principales compositores de música andina colombiana de todos los tiempos; y hoy, la Casa de la Cultura de Macanal, su tierra natal, lo honra llevando su nombre. El Maestro José Jacinto Monroy Franco, ha compuesto más de 200 obras, de las cuales además de las enunciadas, son muy conocidas, los pasillos: “Los hijos”, “Qué tiene tu mirada” y “Tu ausencia”; los bambucos: “Colombia” y “Buscando Paz”; los pasajes: “Canto de amor”, “Mi quinceañera” y “Te amaré”; los valses: “Felicidad” y “Un año más”; la cumbia: “Vida”; los paseos vallenatos: “Ya no tengo corazón” y “Con el amor no se juega”; los merengues vallenatos: “Valletenzana” y “Macanal”; y las danzas: “Stellita” y “Mirándote”. Como un estímulo a su labor artística, fue nombrado en 1997 por la Gobernación del Departamento, como Secretario General del entonces Instituto de Cultura y Bellas Artes de Boyacá, ICBA, del cual más adelante fue Gerente General en el año 2002. Desde el 2004, hace uso de buen retiro como pensionado, dedicado a la contemplación de la naturaleza y la composición musical.

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YO SOY BOYACENSE

Bambuco José Jacinto Monroy Franco Yo soy boyacense, yo soy de la tierra de las esmeraldas, y del sumercé bailo torbellino, y alguito de guasca y en mis ratos libres, juego turmequé. Mi tierra es tan linda, con Villa de Leyva la Sierra Nevada, y su amanecer el lago de Tota, termales de Paipa y el Valle de Tenza, cautiva mi ser. Yo soy boyacense, quiero a Boyacá la tierra del puente, de la libertad me gusta el ciclismo, soy hombre de paz y rezo a la virgen, de Chiquinquirá. Si soy campesino, me pongo una ruana y con un sombrero, saben quién es quién nadie me confunde, siempre me conocen porque soy sencillo, y un hombre de bien. Si estoy en mi tierra, me siento contento pero si estoy lejos, la empiezo a extrañar busco en mis paisanos, alegría y consuelo y a veces con ellos, me pongo a llorar. Yo soy boyacense, quiero a Boyacá… Lejos de mi pueblo, formo la colonia y estrecho la mano, con un sumercé orgullosamente, yo soy boyacense y lo seré siempre, esté donde esté. Que viva Duitama, Sogamoso, Nobsa, Garagoa, Guateque, Chiscas, Macanal, Soatá, Somondoco, Chivor, Miraflores Moniquirá, Socha, Tibasosa, y Tunja que es la capital. Yo soy boyacense, quiero a Boyacá…

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Nació en su querido pueblo Turmequé, el 22 de diciembre de 1947. Sus primeras lecciones de canto las recibió de su señora madre Paulina; realizó sus estudios de primaria en la escuela municipal de su tierra natal y luego sus estudios de bachillerato en el Colegio Nacional “Enrique Olaya Herrera” de Guateque, donde por ser internos, además de las actividades académicas desarrollaban actividades como la música, allí aprendió a tocar la guitarra y el tiple con el maestro Efraín Medina Mora, y compartió con artistas reconocidos como Samuel Malagón Bravo, Chepe Mora, Oscar De Castro y Diego Montañez, entre otros. Posteriormente, realizó estudios de Medicina y Cirugía en la Universidad Nacional de Colombia, especialización en Otorrinolaringología en el Hospital Universitario “La Samaritana”, y estudios de postgrado en Alteraciones de la voz y Laringología, en México, D.F. y Toronto Canadá. Desde su época de estudiante empieza el Doctor Carlos Avellaneda, a crear sus composiciones musicales, las que guardaba hasta hace muy poco tiempo. En la actualidad cuenta con aproximadamente 30 composiciones. Estas han sido registradas en cuatro CDs, bajo la dirección de ilustres compositores y artistas como el maestro Germán Moreno Sánchez, Mauricio Rangel, y el Maestro Jaime Llano González. El Doctor Carlos Avellaneda, ha puesto a consideración su obra musical en importantes concursos nacionales, como el Festival Nacional Mono Núñez, donde ha quedado finalista en dos oportunidades, también en el Festival Príncipes de la Canción en Ibagué, Cacique Tundama en Duitama, y Festival de la Leyenda Vallenata donde también quedó finalista con la obra “Un canto a la vida”, en ritmo de paseo vallenato. Su obra musical ha sido fielmente interpretada por duetos famosos como “Los hermanos Martínez” y “Dueto primavera”; las vocalistas “Sandra Esmeralda Rivera”, “María del Socorro”; el maestro “José Luis Martínez”, y el grupo de proyección musical del Colegio Salesiano Maldonado de la ciudad de Tunja, entre otros. En la definición de su profesión como Otorrinolaringólogo, intervino en gran medida su relación con la voz

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cantada, eso mismo lo motivó para viajar a Canadá a estudiar la voz y sus alteraciones, por eso es el primer Otorrinolaringólogo en Colombia, especializado en Laringología y Alteraciones de la voz. Esta condición le ha valido, ser el Médico oficial de la Ópera de Colombia, desde hace más de 35 años, y de los más importantes cantantes que tiene Colombia, así mismo las Sopranos, Tenores y cantantes líricos que han visitado nuestro país. Por su profesionalismo y vasta experiencia, ha merecido invitaciones nacionales e internacionales a los concursos más importantes, donde imparte cátedra a Otorrinos y a cantantes sobre los problemas más comunes que se presentan, como la incoordinación neumofónica, la respiración y la vocalización, que puede producir esfuerzos adicionales de la voz y se traduce en traumas en las cuerdas vocales, con las complicaciones que esto traduce en el desempeño de nuestros artistas. Este personaje boyacense y profesional, ha recibido los premios de Honor al Mérito Ejecutivo, Reconocimiento al Mérito Científico, ganador de los Premios Científicos Alberto Saladem M. y Luis Barreto B., actualmente es el Presidente de la Sociedad Colombiana de Otorrinolaringología y Cirugía Estética Facial, dirige la Clínica de Cirugía Ambulatoria que lleva su nombre y colabora como Profesor en varios Servicios de Otorrinolaringología y en diferentes Congresos y Festivales como conferencista en el manejo y cuidados de la voz en cantantes. También realiza consulta médica especializada de carácter social en el Hospital de Turmequé y de Villa de Leyva. Algunas de sus composiciones son: Los bambucos: “Deuda de amor”, “Es nuestra música”, “El boyaco”, “Pueblito querido”, “Serenata en luna llena”, “A mi Guitarra”, “Circo de pueblo”, “En tu viaje”, “San Bonifacio de Ibagué”; en ritmo de Merengue campesino: “Los tenis del bachiller”; Guabinas: “Abrígame”, “Bosque y amor”; los Porros: “Villa de Leyva”, “Sueño Samario”, “Juanquita”; Paseo Vallenato: “Un canto a la vida”; las Danzas: “Vida y Realidad”, “Afán de vivir”, “Los dos perdimos”, “Nostalgia en Puerto Rico”, “Pabita”, “Mujer y reina”; los Bolero: “Martha”, “Quizás”; Danzón: “Gracias vida”; Ranchera: “Sol de la vida”; Pasaje: “María Paula”; Sanjuaneros: “RU” y “Santa Helena”, entre otros. Sus obras se encuentran registradas en cuatro producciones discográficas, en las voces e instrumentos de los más destacados intérpretes nacionales como: José Luis Ortiz, Martín Pereira, Fabián Hernández, Los Tres cochinitos, Los Univox, Los Hermanos Martínez, Dueto Evocando, Sandra Esmeralda Rivera, María del Socorro, Dueto Los Médicos, el Dueto Primavera, y en su propia voz.

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LOS TENIS DEL BACHILLER Rumba Carlos Avellaneda

Papá que yo quero tennis me lo dijo el bachiller. (Bis) Mas tienen que ser de marca pa´ podérmelos poner. (Bis) Solo me sirven Adidas Fila, Reebok, o Nike. (Bis) Con triple cámara de aire o sino nanay, nanay. (Bis) Ah bellos aquellos tiempos cuando Croydon sólo había. (Bis) Por más duro que les daba lo buenos que me salían. (Bis) Se compraban por encargo cuando mi taita viajaba. (Bis) Midiendo el pie con la pita y una pulgada encimaba, pa´ cuando el chino creciera así no se le quedaran. Y del precio si ni hablemos era al alcance de todos. (Bis) En cambio los jijuepuercas acaban con los ahorros. (Bis) Con esta vida tan cara donde no hay ni pa´ comer, no se puede ir la platica en los tenis del bachiller. (Bis)

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Nace el sol en Candelaria se oculta por la laguna y va cubriendo a su paso el suelo que dio mi cuna. Tengo el alma hecha de barro de mi tierra raquireña y una canta siempre lista para echarla donde sea. Fragmento de El Raquireño. “Nací en octubre del 49 en Ráquira, Boyacá, Colombia. Soy hijo de Jorge y Emma, y el quinto de seis hermanos. Estudié la primaria en la escuela La Lomita en mi pueblo, el bachillerato en algunos colegios de Bogotá y Veterinaria en la Universidad Nacional, de la que egresé en 1975. Desde entonces, estoy dedicado a la música y a la literatura popular del interior, que han sido mi profesión. Mi trabajo investigativo, creativo y de difusión, solo o en compañía, ha hecho que en Colombia se hable de música

carranguera, como género o corriente dentro de la música popular. A paso largo, voy a referirme a ella y a sus andares, que es como si fueran los míos. Lo carranguero o la carranga es canto, pregón y sueño; pensamiento, palabra y obra; un amor cotidiano con la vida y sus querencias y un compromiso con el arte popular. Es compañía para quienes hemos encontrado en ella con qué arroparnos, mostrarnos y expresarnos, para ganar un espacio de representación, identidad y regocijo, a partir de lo tradicional amasado con lo cotidiano y la creación colectiva y personal. Ha servido de cantera para otras tendencias musicales, y como punto de referencia y herramienta de investigación, consulta, apoyo académico, y trabajo de grado a profesores y estudiantes. Y somos un género porque tenemos una instrumentación que sonoriza, un baila`o que marca, un público gocetas –especialmente los niños y los jóvenes–, una cantidad innumerable de

grupos que también sueñan y pregonan, una trama que identifica, una narrativa que diferencia, divierte y propone, y unos ritmos básicos que se van consolidando como rumbas y merengues, con muchas variantes de cada uno. Lo de las rumbas, por la influencia agazapada de la rumba criolla, y lo de los merengues, por el arrejuntamiento entre el perrenque rítmico del torbellino y el del merengue vallenato cuerdia`o. En 30 años largos de actividad musical continua y en sus distintas etapas: Los Carrangueros de Ráquira, Jorge Velosa y los Hermanos Torres y Jorge Velosa y los Carrangueros, nuestra agrupación ha publicado 20 grabaciones discográficas –la penúltima dedicada a los niños–, que contienen más de 200 obras originales, de las cuales algunas ya forman parte del cancionero popular regional y colombiano: “La china que yo tenía”, “La Rosa mentirosa”, “Por fin se van a casar”, “La cucharita”, “Te digo adiós”,

Jorge Velosa y los Carrangueros de Ráquira, concierto Carranga Sinfónica, con el respaldo de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia.

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“El pedimento”, “La pirinola”, “La coscojina”, “Las diez pulguitas”, “Julia Julia Julia”, “La muchacha del conejo”, “Las diabluras”, “La tía Carmela”, “La Dioselina”, “Alerta por mi ciudad”, “La gallina mellicera”, “Póngale cariño al monte”, “El marranito”, “Rosita la de las cartas”, “El rey pobre”, “Mi compadre chulo”, “Qué mujer más bella ella”, etc. Hemos participado en conferencias, seminarios, entrevistas de todo género, talleres didácticos e infinidad de programas radiales y de televisión como Canta el pueblo, Olalita y olalala, El Chinche, Romeo y buseta, Maestros, Sumercé estéreo, La riolina, El Show de las estrellas, La zaranda, etc. Nos la hemos pasado de juglaría por tiendas, caminos, veredas, atrios, plazas, coliseos, teatros y auditorios de casi toda Colombia y algunos del exterior: en Estados Unidos, España, Chile y recientemente en Argentina. Nos ufanamos de haber sido la primera agrupación colombiana en hacerse sentir en vivo y en directo desde el Madison Square Garden de Nueva York (1981), en un memorable concierto para todos los países de habla hispana. La agrupación ha sido invitada a festivales como el Iberoamericano de Teatro (Bogotá), Mono Núñez, Bandola y Latinoamericano “Pachamáma” (Ginebra, Sevilla y Florida, Valle), Pasillo (Aguadas, Caldas), Cotrafa (Antioquia), Quinto encuentro de la canción infantil latinoamericana y caribeña (Paipa, Boyacá, 2001), Músicas y danzas del mundo (Bogotá, 2003), Feria de las flores (Medellín, 2005), Barcelombia (España, 2007), Festivalito Ruitoqueño (Floridablanca, Santander, 2007). Así como a los certámenes Música en el puerto, Música sin fronteras y Canciones del Mediterráneo (Islas Baleares, España, 2007), tercero y quinto Encuentros Internacionales de Música Infantil (Medellín, 2008 y 2010), Gran Concierto Nacional (Colombia, 2008 y 2009), Feria Internacional del Libro (Santiago de Chile, 2008), Rodrigo Mantilla (Pamplonita, Norte de Santander, 2009), Festival Nacional del Folclore de Cosquín (Argentina, 2009), Festival Colombia al Parque (Bogotá, 2010), Latino Cultural Festival (Nueva York, 2010) y otros tantos. Su consolidación como género musical ha ido gestando varios festivales regionales y el de Carranga al Parque, organizado por la Alcaldía Mayor de Bogotá a finales de 2007. Por sus aportes y actividades ha recibido muchas distinciones y reconocimientos, entre otros: desde julio de 1996, la concha acústica de Tunja lleva su nombre. En 1997, en el Santuario Ecológico de Iguaque (Boyacá) recibió la Orden de la Libertad.

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En 2006, del Congreso de la República, la medalla Honor al Mérito. Fue inmortalizada en 1994 por el profesor estadounidense John Linch, de las universidades de Nebraska y Nacional de Colombia, con los nombres Eleutherodactylus Jorgevelosai y Eleutherodactylus Carranguerorum que puso a dos especies de ranas descubiertas por él. En el año 2000, la Universidad Nacional de Colombia y Adexun (Asociación de exalumnos) le otorgaron el Premio a la Excelencia Nacional al Mérito Profesional en la categoría Artes y Letras. En 2007, el Reconocimiento del Concejo Distrital de Cultura de Bogotá, que también le hicieron en 2009 la Gobernación del Magdalena y la Alcaldía de Santa Marta. En ese mismo año fue la homenajeada especial en los Premios Nuestra Tierra, de RCN Televisión, y la Alcaldía de Tunja le confirió la orden Gonzalo Suárez Rendón. En 2010 recibió otro homenaje por parte del Festival Colombia al Parque. Sus grabaciones siguen caminando de mano en mano y se programan frecuentemente en las emisoras populares de la capital, la provincia y algunas del exterior”. El más reciente proyecto del maestro Velosa es “Carranga Sinfónica” (2010). Este ha contado con el respaldo del Gobierno de Boyacá, en cabeza del ingeniero José Rozo Millán, gobernante sensible a los temas de la cultura; del maestro José Ricardo Bautista Pamplona, secretario de Cultura y Turismo de Boyacá; del Fondo Mixto de Cultura de Boyacá, gerenciado por el doctor Jorge Pinzón Mateus, así como con el apoyo económico de la Lotería de Boyacá. La maestría y disposición tanto de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia como de Jorge Velosa y los Carrangueros se decantaron en doce composiciones de Jorge Velosa con los arreglos de los maestros Eduardo Carrizosa, Germán Moreno Sánchez, Fabián Forero, Javier Fierro Medina, José Luis Posada, Fabio Londoño, Francisco Zumaqué y Mauricio Lozano, obras que en escena fueron dirigidas por los maestros Eduardo Carrizosa y el venezolano Carlos Izcaray. Esta inolvidable propuesta combina en el escenario la voz de Velosa (guacharaca), las voces e instrumentos de Jorge González (requinto), José Fernando Rivas (guitarra) y Manuel Cortés (tiple) con la sonoridad de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia. En un segundo momento, la grabación de un disco compacto ha perpetuado el esfuerzo colectivo y el momento histórico de nuestra música boyacense, de la cual hace parte la obra del maestro Jorge Velosa Ruiz, “El Carranguero Mayor”.

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EL REY POBRE

Merengue joropeado Jorge Velosa Ruiz En mi tierra yo me siento como un rey, un rey pobre pero al fin y al cabo rey; mi castillo es un ranchito de embarrar y mi reino todo lo que alcanzo a ver. ESTRIBILLO Por corona tengo la cara del sol y por capa una ruana sin cardar, es mi cetro el cabo de mi azadón y es mi trono una piedra de amolar. Es mi reina la bellez’e mi mujer, dos chinitos mi princesa y mi edecán; es mi paje un burro color café, a la vez mi consejero principal. ESTRIBILLO Son mis guardias un perrito y un ratón, mis murallas un cimiento y un nogal; son mi escudo las alas del corazón y mis criados tres gallinas y un turpial. ESTRIBILLO Por todo eso yo me siento como un rey, simplemente por hacerme una ilusión, por tener una esperanza pa’ vivir, a sabiendas que los sueños, sueños son. ESTRIBILLO

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Nació en Sogamoso el 31 de Octubre de 1950. Hijo de Heliodoro Monroy, natural de Campohermoso y Elisa Camargo de Monroy, natural de Cuítiva. El Maestro Reinaldo Monroy, es el menor de diez hermanos: Gonzalo, Rafael, Olga, Camilo, Manuel, Mario, Hernando, Gabriel y Jorge; y su infancia transcurre en la finca de Guadalcanal, ubicada en los límites entre los departamentos de Boyacá y Casanare. Desde niño mostró inclinación y talento para la música, adquiriendo los primeros adelantos con la guitarra en el seno de su familia, en la cual se promovían y practicaban los instrumentos y manifestaciones musicales propias de la región andina de Colombia. En Sogamoso, el Maestro Reinaldo Monroy, adelantó sus estudios de básica primaria en el Liceo Departamental, hoy Colegio integrado Joaquín González Camargo, y terminó estudios de bachillerato en el Colegio de Sugamuxi, en el año de 1966. Posteriormente se trasladó a la ciudad de Bogotá, para estudiar ingeniería en la Universidad Nacional de Colombia, carrera que abandonó, para dedicarse de lleno a la guitarra, especializándose como guitarrista solista bajo la dirección del Maestro Daniel Baquero Michelsen. Como miembro y fundador de la Estudiantina Bochica, en el año 1968, inicia una labor permanente y continua por el rescate, la interpretación y difusión, de las manifestaciones musicales propias de la Región Andina de Colombia, adicionalmente con la realización de conciertos y recitales de Guitarra en diversas ciudades de Colombia, y en una gira de investigación que se extienden hasta las ciudades de Quito y Ambato en la República de Ecuador. En esa misma época, forma parte de la Estudiantina Colombia bajo la dirección del Maestro Tomás Molano Rosas, y del Trío Colombia junto con su hermano Gabriel y el Maestro Fernando León Rengifo, iniciando allí su labor como compositor para guitarra solista, con el pasillo: “Daniel el Travieso”, dedicado a su Maestro de Guitarra, Daniel Baquero, y el “Estudio en La”, también con estructura de Pasillo. Durante siete años, fija su residencia en la República de Venezuela, donde continúa alternando la

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actividad pedagógica con la realización de recitales y conciertos, interesándose por el conocimiento de las manifestaciones musicales de este país; durante su estadía en él, aparecen algunas páginas literarias, como los “Cuentos Darwinianos” y una selección de poemas, hasta hoy inéditos, junto con las primeras obras vocales, que tituló el “Canto Alegre” y “Canto Triste”, con estructura de aguinaldos en ritmo de Danza Zuliana, así como el Bambuco “Desde Lejos”. En el año 1996 contrae matrimonio en la ciudad de Bogotá, con Rocío Cardona Arias, y se trasladan a la ciudad de Sogamoso, con el deseo de iniciar un movimiento cultural alrededor de la educación musical y el desarrollo de las expresiones nacionales. Allí fundan la “Escuela Popular de Música” de Sogamoso y Firavitoba, y desarrollan una intensa labor pedagógica y comunitaria.

En 1990, el Maestro Reinaldo Monroy Camargo, es convocado para incorporarse al Instituto de Cultura y Bellas Artes de Boyacá ICBA, inicialmente como profesor de Guitarra, pero gracias a su profesionalismo y conocimiento en procesos de formación artística, es nombrado Coordinador de la Escuela Especializada en Música y Danzas Populares. Por esta época aparecen, junto con una extensa producción musical de carácter pedagógico, páginas orquestales como el “Entreacto Criollo”, obra para dos Guitarras y Cuerdas Típicas; versiones vocales e instrumentales elaboradas para el dueto “Campanitas” y para el dueto “Sol y Luna”, junto con obras originales compuestas para ellos, como el pasillo “La voz del Pueblo”, compuesta a la memoria de José A. Morales; los bambucos “Alma infantil”, “José María”, “Desde Lejos”, y “Semillas”, este último compuesto para ser interpretado por la Maestra Sandra Esmeralda Rivera.

El maestro Reinaldo Monroy Camargo, ha recibido menciones y galardones en eventos como el Festival Mono Núñez, en las modalidades de Obra Inédita y Mejor Arreglo; Concurso de Composición de La Uvita (Boyacá), a la mejor obra inédita, con el Pasillo “Pequeña”; Concurso Nacional de Duetos de Armenia, premio a la mejor obra inédita, con el bambuco “José María”; y Concurso Nacional de Composición José A. Morales, en el Socorro (Santander) con el pasillo “La voz del Pueblo”. En el año 1994, es llamado por el Maestro Samuel Bedoya Sánchez, para incorporarse al Programa de Formación Musical, en Músicas Caribe Iberoamericanas, de la Academia Superior de Artes de Bogotá, donde permanece durante cinco años, combinando la labor docente en esta institución, con cátedras de música en la Universidad Javeriana y su participación como Guitarrista en la Orquesta de Cuerdas Colombianas NOGAL. En el año 2002, obtiene el título de Licenciado en Educación Artística, en la Corporación Educativa de Administración CENDA, con Tesis Meritoria, presentando un trabajo autobiográfico titulado “Música y Conocimiento, el conocimiento de la Música”, y se incorpora al Ministerio de Cultura como Coordinador Regional del Programa Nacional de Bandas; vínculo que se mantiene ininterrumpidamente como Asesor Académico del mismo. Igualmente desde este mismo año, es profesor de guitarra en la Academia Luis A. Calvo, y Coordinador del área de Cuerdas de esta institución. En el 2003, funda en asocio con su esposa Rocío Cardona y la Maestra María Isabel Reyes Gutiérrez, la “Corporación Cultural Estudio de Musicoterapia”, con la intención clara de poner al servicio de la población joven del Distrito Capital, un Programa de Formación Musical Básica, con Criterios de Integralidad e Inclusión Social. Además de una extensa gama de versiones y adaptaciones didácticas de expresiones musicales de las regiones de Colombia, se pueden mencionar entre otras las siguientes composiciones originales del Maestro Reinaldo Monroy Camargo. Obras originales para Guitarra: los Pasillos “Estudio en La”, “Pequeña”, y “Arpegios”; la canción “Ensueño”; y el estudio “Pinceladas”. Obras Vocales: el pasillo “La voz del Pueblo”; los bambucos: “Alma Infantil”, “Semillas”, “Desde lejos”, “Tierra Morena”, y “José María”. Obras Orquestales, de Cámara, y para diversos formatos: “El Laboyano”, “Los tres amigos”, “Entreacto Criollo”. Música original para la película “Cenizas de amor”. Un solo movimiento, para piano y cuerdas típicas. “Pequeña Fantasía para Contrabajo y piano”. Variaciones sobre un tema de Fulgencio García para Xilófono y cuerdas.

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ALMA INFANTIL

Bambuco Reinaldo Monroy Camargo Llevamos en la pena llano y montaña sangre blanca y mestiza de negros bravos negra y mulata, del sur y de las costas y de pueblos nativos somos negros y blancos somos paisas y andinos. (Bis) Somos fieles y nobles fuertes y altivos soñadores de historias cantos y mitos, con un grito de patria y una mano de amigo un abrazo de hermano y sonrisa de niño, damos pan al que llega, abrigo al peregrino esperanza al que sufre consuelo al oprimido con un viva soñamos con el dolor sufrimos. Con el alma infantil cantamos a Colombia canciones que recuerdan tiempos de gloria, nombres que en noches claras y oscuros días sembraron de caminos la tierra mía niñez y juventud, madurez y experiencia todos somos Colombia, que hermosa tierra. (Bis)

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Orlando “El Cholo” Valderrama, es uno de los más destacados cantautores boyacenses, consagrado como intérprete del folclor llanero de nuestro país. Nació en Sogamoso el 23 de agosto de 1951 y cuando aún era un niño, de la mano de sus padres, se trasladó a San Luis de Palenque en el departamento de Casanare, municipio ubicado a orillas del rio Pauto, donde vivió su infancia. Los bailes y parrandos llaneros fueron su escuela musical, donde se hizo cantante. El concurso de copleros en San Martín (Meta), le cambió la vida radicalmente: allí inicio su exitosa carrera musical, posicionando su nombre en el medio artístico llanero. Con su primera producción hecha en el año 1978, se ganó la aceptación del público gracias a la inter-

pretación de “Quitarresuellos No. 2”, obra que aún es solicitada en sus presentaciones artísticas. Esta fue la grabación que le permitió al “Cholo” Valderrama, convertirse en uno de los cantantes preferidos y su talento natural como autor y compositor, lo ha ubicado entre los mejores intérpretes de la música llanera. El “Cholo” Valderrama, adelantó estudios de técnica vocal en Westmeinster Choir College de Princeton (New Jersey), definiendo su propio estilo criollo, con el que ha recorrido el mundo visitando países como China, Japón, Corea, Estados Unidos, México, Guatemala, Panamá, Inglaterra, Francia, Alemania, España, Italia y, por supuesto, Venezuela, región llanera por excelencia que reconoció y exaltó el talento de este artista colombiano otorgándole el premio “Flo-

rentino de Oro” Honoris Causa, convirtiéndose en un verdadero embajador musical de Colombia. El “Cholo” Valderrama ha sido objeto de innumerables reconocimientos, como el que recibió cuando fue seleccionado para participar en el especial de televisión llamado “Maestros”, que enaltece y realza la labor de los mejores autores y compositores colombianos; pero tal vez el más importante reconocimiento fue la nominación al Grammy Latino 2008, en la categoría de “Mejor Álbum de Música Folclórica”, premio que por primera vez recibe la música llanera. “Caballo”, fue el álbum inscrito a los Grammy Latinos, por la disquera Vibra Music, y lo componen canciones como: Caballo, Cómo vivir, Me voy p´al Llano, Ojitos de Pararapara, Soy Llanero, Levántate

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Llaneraza, El deporte del coleo, Las alpargatas de Pancha, Samán florido, Dejo que mi verso viaje, Me dejó el rancho solito, Voy doble a mi gallo tuerto, el Hato donde me crié, Catira pelo’ e cocuiza, Caballo amigo, El baile de doña Asunción, Llanero viejo, y No la dejen pasar. Esta nominación y premio, cambió la historia musical del llano y del “Cholo,” quien goza de gran prestigio nacional e internacional, siendo requerido por los medios nacionales y por quienes quieren escuchar su música. Más de 25 años de carrera musical y 17 producciones discográficas, lo consagran como el autor, compositor e intérprete más reconocido del folclor llanero en nuestro país. Hoy, luego de tantos éxitos, considera imposible retirarse, pues ha adquirido un compromiso con Colombia y con la música llanera, por eso, como él mismo lo expresa, “seguiré cantando al hombre de pata al suelo”. El “Cholo”, es un apodo que le pusieron de cariño. Parece que cuando nació alguien que estaba estudiando sobre los cholos peruanos, y al verlo medio cazcorvo y negro, dijo que era un cholo nato,

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según cuenta él mismo jocosamente. Este autor y compositor boyacense que fue criado entre ganado, aperos y caballos, vive y se inspira en San Luis de Palenque, donde hizo su primera canción a los 15 años, la que habla de un pescador del río Pauto, un hombre que le enseñó muchas cosas sobre el agua, la canoa, el canalete y la atarraya. Desde entonces el “Cholo” Valderrama completa más de 100 canciones grabadas. “La tierra donde a uno lo pare la mama no se puede negar”, es la frase con que contesta Orlando “El Cholo” Valderrama, a quienes afirman que él nació en los llanos colombianos. En Sogamoso, su tierra natal, cursó sus estudios de bachillerato en el Colegio Sugamuxi y fue en esta ciudad donde su objetivo de aprender a tocar arpa lo llevó a iniciarse como cantante. Sus producciones discográficas registran su obra musical como compositor e intérprete, las más importantes son: 1978, “Baquiano, Horizonte y Verso”; 1980, “Llanero Soy”; 1982, “Cholo”; 1983, “A todo canta el llanero”; 1985, “Gamín”; 1987, “El Cholo”;

1988, “Mi viejo pueblo llanero”; 1992, “Muchacha, cuanto te quiero”; 1993, “Coleador”; 1994, “Y soy... llanero”; 1996, “Caramba primo”; 1999, “Mastranto”; 2000, “Cholo y sus canciones”; 2001, “Corazón marcao”; 2003, “Aquí Mismito”; 2007, “Bordón Libre”; 2008, “Caballo!”. Además de las canciones y álbum inscritos a los Grammy Latinos, estas son otras obras de su cosecha: “Caballo!”, “Cómo vivir”, “Me voy pal ´llano”, ”Ojitos de Pararapara”, “Soy el llano”, “Levántate Llaneraza”, “El deporte del coleo”, “Las alpargatas de Pancha”, “Samán florido”, “Dejo que mi verso viaje”, “Me dejó el rancho solito”, “Voy doble a mi gallo tuerto”, “El hato donde me crié”, “Catira pelo e ´cocuiza”, “Caballo amigo”, “El baile de doña Asunción”, “Llanero viejo”, “Y no la dejen pasar”, “Criollito”, “Patrón véndame el Caballo”, “Mi medio queso de luna”, “Llanero”, “Joropo de notas tristes”, “Campirana”, “Un baile en la Trinidá”, “Campesinita” (letra de Alfredo Parra), “Mi caballo está muriendo”, “Mi verso”, “Pasaje de dos recuerdos”, “El alazán y el lebruno” (contrapunteo con Walter Silva), “Quince veranos”, “Arpa garipolía”, y “Tonada”, entre otras muchas.

CABALLO Joropo Orlando “Cholo” Valderrama Yo solo, el llano solo, infinita ingrimitud de la distancia, la sabana rapia, el camino largo, la gigantesca voz del silencio se clava en el anca de mi castaño oscuro, que no es mi compañero, porque él y yo, somos uno solo, como el llano, solos. Caballo al hablar de ti he de quitarme el sombrero, y respetar tu linaje no importa el color del pelo solo me importa que seas tesoro que desde el cielo no mando Dios p’a poder decir que somos llaneros. Caballo tú eres mi vida, eres mi pasión y ensueño sin ti no habría los poetas ni existirían los llaneros, sin ti no habría coleadores, tampoco caballiceros, ni habría trillo en los caminos que marcaste de cerrero, cuando te comias el llano bajo la luz de un lucero, ay de un lucero, caballo tú eres la forja del nombre de caballero, del nombre de caballero, en ti se hicieron batallas, y se libertaron pueblos, se engendraron ilusiones y se realizaron sueños, y se realizaron sueños, se fundaron amoríos, y se trasnocharon recuerdos; se motivaron pasiones, y se apocaron tormentos, y se apocaron tormentos, cuando tu relincho se oye quebrando en dos al silencio, siente la sabana rapia, tus cascos sobre su pecho, tu cola como bandera, tu crín a los cuatro vientos. paladín de libertades lestampa del llano inmenso. Caballo al hablar de ti es hablar de campo abierto, de las faenas del llano de soga, bozal cabresto, es recordar mañoseras lazos de toro violento es alargar los caminos sobre el pajonal disperso. Tú fuiste de eres y serás..caballo, botalón de mis ancestros tu brío afinca esperanzas, que entre tus nervios de acero dan templanza a la hidalguía, corajuda de lanceros tu nobleza es la enramada donde descansan los tiempos los que fueron los que son los que serán, los que han muerto hay los que han muerto, hay tantas cosas en ti, caballo, que me sirven como ejemplo, tu nobleza, tu paciencia, tu coraje , tu talento, y la enseñanza sublime, de cómo infundir respeto, me crié contigo caballo, caballo contigo muero, son muchas las galopadas que atesoran mis recuerdos, como aquel día que en tus ancas en la manga de mi pueblo, monte a mi morena altiva, mi morena pelo negro, que se abrazo a mi cintura, puso en mi espalda sus senos, cuando a galope tendio´ nos llevaste llano adentro.

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Nació en Socha, el 13 de noviembre de 1954. Fueron sus padres, don Efraín Zabala Merchán y Praxedis Suárez. Vivió y estudió en su pueblo natal hasta 1.973, donde desarrolló las dos pasiones de su vida heredadas de sus padres: de Efraín el amor por la música y las primeras lecciones de tiple, de Praxedis su vocación de maestro. Casado con Ana Isabel Mancipe, de cuya unión nacieron Lina Isabel, Julián y Nancy, quienes le han dado la bendición de sus cinco Nietos: Juan Sebastián, María Angélica, María Valentina, Jorge y José Miguel. A la edad de ocho años, José Miguel ganó su primer concurso a nivel regional, cantando con su hermano Helio en el Dueto de los Hermanos Zabala. A los doce años compuso su primera obra musical titulada “La ingrata”, con la cual, años más tarde sería homenajeado en el concurso departamental de Bandas, en el Pantano de Vargas del municipio de Paipa. El Maestro José Miguel Zabala, se desempeñó por más de 20 años, como un destacado profesor de música en muchos Colegios de Boyacá. Dirigió estudiantinas, Coros, Tunas y Orquestas de variada estructura, y siempre estuvo al frente de movimientos culturales y musicales en su departamento, como organizador e iniciador de conciertos de Música Andina Colombiana en Duitama, Nobsa y Socha. Con los hermanos Luis Martín, Daniel y Jorge Mancipe Briceño (su suegro), y Nebardo Gallo, Cosme Martínez y César Puerto, integró la orquesta “Alma Boyacense”, ejecutando primero el Tiple y luego el Acordeón. Con estos maestros, además, perfeccionó sus conocimientos de teoría musical. En 1982, justamente en el montaje de un gran concierto con Alma Boyacense, con motivo de la celebración anual del día del Colegio Seminario de la ciudad de Duitama, y por insinuación del maestro Luis Martín Mancipe, se conforma el legendario dueto “Zabala y Barrera”, del cual José Miguel es su Tiplista, arreglista y compositor. Luego de unos pocos ensayos interpretaron la que fuera su primera

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canción, se trata de la danza Negrita, del compositor boyacense Luis Dueñas Perilla. Fue tal el éxito, y la aceptación de quienes esa noche se habían congregado a disfrutar de un concierto de música culta, que se consolidó la naciente agrupación “Zabala y Barrera”, y empezó a realizar ensayos con todo rigor. José Fernando, Helio y José Miguel, desde entonces y hasta nuestros días, dedican todo su amor, su empeño y sus conocimientos a legarle a la Música Nacional su inmortal herencia. El maestro José Miguel Zabala, como Tiplista del grupo Zabala y Barrera, ha tenido oportunidad de hacer giras internacionales, al festival de colonias Colombianas de New York, Miami y Los Ángeles, en tres oportunidades; a la celebración de las fiestas patrias en Estados Unidos; y han estado cinco veces invitados especiales al Festival de Bambuco en Yucatán México. Cabe reconocer que “Zabala y Barrera”, es el primer dueto boyacense con categoría internacional y que su gestión permitió que muchas agrupaciones más, ingresaran en este campo, por ejemplo a través del festival de la Trova Yucateca en Mérida México y, en los últimos tiempos, con la vinculación de grupos que representan al país en las festividades patrias en España.

La obra musical de José Miguel superan las cincuenta canciones; pero las más destacadas y conocidas son: los bambucos: “Déjame Olvidarte”, “La Paz”, y “Colombia Joven”; los pasillos: “Me inventé un amor”, y “Vuelvo a ti” dedicado a su esposa; Las danzas: “Vanidades”, “Linita Bella”, y “Que se de ti”; el Vals: “Bella quinceañera”, dedicado a su hija Nancy; los Boleros: “Nieta Quinceañera” y “En paz conmigo”; la canción: “Soledad”; el Pasaje: “Deseos”; el Porro: “La ingrata”; y el Himno a la empresa Siderúrgica de Boyacá. Su vocación de educador, además de los títulos profesionales de Licenciado en Administración y supervisión educativa, que le otorgó la Universidad de la Sabana, y el título de Especialista en Gestión Pública ESAP-UPTC; le ha permitido estar en diferentes cargos públicos y privados. Fue educador de tiempo completo al servicio del Estado por 36 años; Coordinador Académico Colegio Seminario de Duitama durante 8 años; Rector Colegio Agustín Nieto C. de Soacha (Cundinamarca) por 3 años; Coordinador de Disciplina Colegio Eduardo Santos Bogotá durante 5 años; Rector Colegio del Puente de Boyacá por 3 Años; Rector Colegio Nacional de Nobsa por espacio de 5 años; Subsecretario de Educación de Boya-

cá; y Rector colegio Suazapawa en el municipio de Nobsa. Además su labor pedagógica la plasmó en su libro “Estandarización de Procesos y tareas en la institución educativa”. El Maestro José Miguel Zabala Suárez, ha grabado siete discos de larga duración, en acetato, cuatro discos compactos con varias disqueras; su más reciente trabajo: “Disco de Colección” con la empresa Tipicol. Ha realizado variadas y numerosas presentaciones en la televisión y la radio nacional y local, así mismo destacadas actuaciones en los más importantes escenarios del país y los más reconocidos certámenes y encuentros de música Andina Colombiana. Los deseos por mantener una familia unida, donde los amigos tienen siempre la mejor de las bienvenidas, con sus hermanos cristalizaron el proyecto “Centro recreacional de la familia Zabala y allegados - El Rodadero”, en un inmueble ubicado en su pueblo natal, adquirido para prestar servicio de recreación e integración de la Familia Zabala y sus allegados. Allí departen fines de semana y vacaciones los hermanos Zabala Suárez, sus cónyuges, sus hijos y sus nietos.

“Grupo Zabala y Barrera”, de izquierda a derecha: Helio Roberto Zabala Suárez, Fernando Barrera Palencia, José Miguel Zabala Suárez.

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ME INVENTE UN AMOR Pasillo José Miguel Zabala

Yo me invente un amor que no existió, yo me invente un dolor que no sentí, dejé pasar el tiempo hasta que al fin, aquel amor junto al dolor nació, Una bella morena que soñé, un día en mi camino apareció, aterrado quedé quizá porque, fue la misma mujer, que soñé yo. (Bis) Sufrir sin conocerla por su amor, casi llegue a llorar por su dureza, se confirmó del sueño mi dolor, y yo seguí tan solo pero con mi tristeza. No volveré a inventar amores bellos, no volveré a soñar con vaguedades, las cosas más hermosas se hacen sueños, pero los sufrimientos son verdades.

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Este reconocido autor y compositor de música de base campesina, nació en la vereda “La Hacienda”, finca “El Arrayán”, del municipio de Tuta, el 14 de marzo de 1955. Fueron sus padres Don Víctor Julio Suesca y Rosa Tulia Acuña; Álvaro Suesca, es el tercero de once hermanos, y está casado con Mariela Niño Ochoa, de cuya unión hay cinco hijos: Claudia Magaly (Odontóloga), Edixon Julián (Ingeniero), Diana Marlén (Licenciada en Pre-escolar), Leyla Yolima (Licenciada en Pre-escolar) y Danny Leonel (Sacerdote). Álvaro Suesca Acuña, realizó sus estudios de básica primaria en la Escuela “Santa Ana” y Escuela “Ken-

nedy” de su tierra natal; terminó sus estudios secundarios en el Seminario Apostólico y en la Normal de los Sagrados Corazones, en Tuta. En el Servicio nacional de Aprendizaje SENA, estudió Diseño Textil y Contabilidad. Fue Personero Municipal, Concejal, Inspector de Policía en su pueblo natal, también fue funcionario de las Caja de Crédito Agrario. Desde sus primeros años de escuela, comenzó a escribir coplas, las que cantaba a dueto con su hermano Víctor Manuel, con tal maestría que de premio recibían buenas notas en la clase de canto.

En el colegio se destacó como actor, como compositor y cantante de baladas románticas, participando en concursos de la canción los que ganó en varias oportunidades, entre ellos “La nueva estrella de las canciones” de Radio Única. En su época de estudiante escribió medio centenar de poemas en prosa y verso entre los que se destacan: “Jesucristo”, “Mi destierro”, “Sueño Huérfano”, y “Mi pensamiento”, entre otras. Álvaro Suesca Acuña, primero fundó la agrupación musical “Los Pioneros”; luego en diciembre de 1988, se integraron con Campo Elías Niño, su hermano Yuber y su hijo Edixon, para crear la agrupación “El pueblo canta”, la que hoy está compuesta por sus hijos Edixon Julián y Danny Leonel, sus hermanos Yuber Armando y Jorge Euclides, bajo la dirección del Propio Álvaro Suesca, quien interpreta el requinto. El nombre de esta agrupación, hace honor a la música que nace de las raíces ancestrales, la que los campesinos tocan, cantan y bailan en las fiestas patronales; y es la forma más común en Boyacá para contar historias de vida. Con esta agrupación, el Maestro Álvaro Suesca Acuña, ha logrado innumerables galardones a nivel local y nacional; pero se destaca el premio a la mejor expresión autóctona y mejor conjunto mixto, en el concurso nacional Mono Núñez de Ginebra (Valle); también han participado en el festival de Colonias en Villanueva (Casanare), el Festival Internacional de la Cultura en Tunja, el Festival del Arroz en Aguazul (Casanare); y han sido invitados especiales al Festival del Pasillo Colombiano en Aguadas (Caldas), a la Feria de Manizales, al Festival del Diablo en Río Sucio (Caldas), al evento Boyacá en Corferias, al Festival nacional del tiple “Cortiple” en Medellín; y giras artísticas a nivel internacional en Venezuela y Ecuador. Álvaro Suesca Acuña, recibió un merecido homenaje en la Regional Mono Núñez, de 1995; también en el Concurso del Requinto y la Poesía Costumbrista, en Tuta 1995; y en el Concurso Nacional de Bandas Musicales de Paipa, organizado por Corbandas, en el año 2006.

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Con la agrupación “El Pueblo Canta”, ha grabado siete trabajos discográficos con obras de su autoría, entre las que se destacan: “El guesito gustador”, “A mi vieja escuelita”, “”Navidad en mi pueblo”, “La condenilla”, “El matrimonio cotudo”, “El tiple de mi abuelo”, “Viva la murga”, “Buscándole la comba al palo”, “El merengue cojo”, “Mi maruchita”, “El serenatero”, y Homenaje a la vida”, entre otros. Cuenta Álvaro Suesca que, un día se da cuenta que la vieja escuelita, construida en paredes de tapia pisada, adobes, tejas de barro y bahareque, se estaba cayendo, la quebradita que pasa junto a ella se estaba secando, y no había arbolitos. Esta escena fue el motivo de su inspiración, y añorando volver a jugar con los mararayes, el trompo, la golosa, la garita, los garvinches, la rayuela, las lleva, la quimba, el gato y el ratón, y otros juegos más; recordando el avío con maíz tostado, la taleguera de dril color marrón, los lápices de colores, el borrador, la cartilla Charry y el cuaderno marca Cardenal, compone uno de sus más famosos merengues, “A mi vieja Escuelita”, una de sus obras preferidas de corte costumbrista, muy alegre impregnado de añoranza y nostalgia, donde narra en forma poética, sus vivencias de infancia, y su paso por la escuela rural. Qué decir de otro merengue criollo, “El huesito gustador”. Es tal vez el reflejo de nuestra idiosincrasia, alegre, jocosa, lleno del sano, picaresco y característico doble sentido. La verdadera historia, hace referencia a la costumbre antigua de nuestros campesinos, que por ahorrar plata, casi no consumían carne y en su reemplazo compraban un hueso de vaca. Lo colgaban con un gancho en la cocina, frente a la olla de barro, y lo usaba para darle sabor y sustancia al cuchuco, la mazamorra, el mute, el ajiaco, el cocido boyacense, los indios, al caldo de papas tocarreñas o criollas, y otras delicias más. Lo sopiaban o metían tres veces dentro de la olla y lo amarraba de nuevo a la viga para que conservara la sustancia por varias semanas. Cuando ya no tenía sustancia, la señora salía a la loma y gritaba al vecino, para que le prestara el gustador, con un diálogo grafico y descriptivo, que hace de este merengue, una de sus obras más escuchadas y bailadas. Álvaro Suesca, utiliza en sus composiciones musicales, los ritmos propios de la región andina colombiana, y en concreto los que más representan la idiosincrasia del campesino boyacense, como; merengue interiorano, rumba carranguera, rumba criolla, guabina, torbellino, y bambuco. Son más de 136 obra musicales, la que ha compuesto el maestro Álvaro Suesca Acuña, de las cuales ha grabado 86, en las voces e instrumentos de su grupo “El Pueblo Canta”.

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A MI VIEJA ESCUELITA Merengue Álvaro Suesca Acuña

Desde la lomita solita se ve, la vieja escuelita donde yo estudié. vuela la añoranza late el corazón, todos mis recuerdos se vuelven canción. Camino de piedra que me vio pasar, calzando alpargatas pa´ ir a estudiar, sonando en dulzaina bonita canción, o arriando mi aro con Pepe y Simón. Con mi talega de dril marrón, lápiz, colores y un borrador, cartilla Charry y un cardenal, y maíz tostado era mi puntal. Ya casi son ruinas sus tejas y tapias, murieron los sauces, laureles y acacias, y la quebradita llorando se fue, por entre las grietas pa´ nunca volver, para mi maestra doña Josefina, llevábamos leña y varitas de espinas, con las que imponía buena disciplina, y también enseñaba la santa doctrina. Quisiera a mi escuela poder regresar, con mis compañeros volver a jugar, sembrar arbolitos, verlos florecer, que la quebradita vuelva a renacer. Jugar mararayes, al trompo y las lleva, golosa, garvinches, garita y rayuela, aquí va la quimba, el gato el ratón, y miles de rondas según la región.

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• Fondo Mixto de Cultura de Boyacá • Oficina Asesora Prensa y Protocolo Gobernación de Boyacá • Álvaro Dueñas. E.U. • Beatriz Mendoza Reina • Carlos Lema • Doctor Alberto Medina Vaca • Doctor Álvaro Motta Serrano • Doctor Carlos Avellaneda • Doctor Henry Medina Vaca • Elkin Vargas Ruíz • Francisco Jiménez Mancipe • Héctor Adolfo Vargas Ruiz • Integrantes “Estudiantina Boyacá” • Integrantes Grupo “Sincopando” • Jairo Puerto Arenas y Familia Puerto Arenas • José Patrocinio Jiménez • Licenciada Inés Pinillos de Endara • Licenciada Ángela Pinillos • Maestra Sandra Esmeralda Rivera • Maestro Álvaro Suesca Acuña

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Maestro Carlos Martínez Vargas Maestro Domingo Hernán Acero Maestro Efraín Franco Arbeláez Maestro Francisco Cristancho Hernández Maestro Guido Samuel Malagón Bravo Maestro Guillermo Amézquita Nossa Maestro Jaime Ricardo Guío Maestro Jorge Flechas Galindo Maestro Jorge Velosa Ruiz Maestro José Jacinto Monroy Franco Maestro José Miguel Zabala Suárez Maestro Juan C. Goyeneche Maestro Orlando “El Cholo” Valderrama Maestro Reinaldo Monroy Camargo María del Pilar Mancipe Hernández Señora Dora Medina Vaca Señora Elma Medina Vaca Señora Lilia Archila de Parra Señora Margarita Flórez de Barón Señora Paulina Forero de Sánchez

MARTÍNEZ ECHEVERRI, Leonor. “Francisco Cristancho Camargo 100 años 1095 – 2005”. Ventana Editores. Bogotá. Junio de 2005. OFICINA DE TURISMO DE BOYACÁ. “Cantares Boyacenses”. Fondo Rotatorio Imprenta Departamental. Tunja. 1971. COMPOSITORES COLOMBIANOS. II Encuentro con la Música Colombiana. RCN. Hernán Restrepo Duque. Bogotá. 1990. LECTURAS DE MÚSICA COLOMBIANA. Instituto Distrital de Cultura y Turismo. Alcaldía Mayor de Bogotá. Octavio Marulanda Morales. Bogotá. Imprenta Distrital. Julio 1989. AÑEZ, Jorge. Canciones y Recuerdos. Instituto Distrital de Cultura y Turismo. Alcaldía Mayor de Bogotá. Bogotá. Imprenta Distrital. Julio 1990. Tomada de la Segunda Edición, 1968. RICO SALAZAR, Jaime. La Canción Colombiana, su historia, sus composiciones, sus mejores intérpretes y sus canciones. Editorial Norma. Bogotá. 2004. PRIMER ÁLBUM MUSICAL DE COMPOSITORES BOYACENSES. Instituto de Cultura y Bellas Artes de Boyacá. Compilación y notas Biográficas de Mary Galindo de Ramírez. Talleres Gráficos de la Caja Popular Cooperativa Ltda. Tunja. 1983. BARÓN ORTEGA, Julio. Julio Flórez, de Chiquinquirá a Usiacurí, un periplo de Penas y de Amores. Búhos Editores. Tunja. Mayo 21 de 2007. GOYENECHE, Juan C. Rimas, Versos y Canciones. Bogotá. 2008.

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Historia de la Música de Boyacá AUTORES Y COMPOSITORES BOYACENSES

Volumen 1

1. SOY BOYACENSE. Bambuco. Héctor Vargas. Voces de Boyacá Álbum: “Himno Popular de Boyacá” Ordenanza número 008 de 1994. Producción: Gobernación de Boyacá. 2. MIS FLORES NEGRAS. Pasillo. Julio Flórez Sandra Esmeralda Rivera Álbum: “Tú, lo mejor de todo”, Sandra Esmeralda. Track 6. Producción: Sandra Esmeralda Rivera, John Alexander Triana. 3. GUATAVITA. Bambuco. Francisco Cristancho Camargo Estudiantina Boyacá Álbum: “Reveses” Estudiantina Boyacá 25 años. Track 8. Producción: Estudiantina Boyacá. 4. NEGRITA. Danza. Luis Dueñas Perilla Dueto Ensueños Álbum: Historia Musical de “Dueto Ensueños”. CD 2 Rack 11. Productor: Discos Fuentes 2005. E20282. 5. CHATICA LINDA. Bambuco. Jorge Camargo Spolidore Sandra Esmeralda Rivera Álbum: “Amo esta tierra”, Sandra Esmeralda. Track 6. Producción: Esmeralda, John Triana Padilla. 6. EL GUAYATUNO. Torbellino. Efraín Medina Mora Nelson Velásquez y Juan Carlos Márquez Álbum: Homenaje a: Toda una Vida Track 6. Producción: Giuseppe. 7. MONIQUIREÑA. Bambuco. Gustavo Motta Beltrán Gustavo Motta Beltrán LP “Flota Mercante Grancolombiana”. Cara A Corte 3. Álbum: Gustavo Motta Beltrán. 8. MARÍA DEL PILAR. Danza. Luis Martín Mancipe Francisco Jiménez Mancipe

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Álbum: “Muy Boyacense Vol. 2” Track 12. Producción: FUNMÚSICA Regional Boyacá. 9. EL PAÑOLÓN. Bambuco. Raúl Sánchez Niño Estudiantina Boyacá Álbum: “Estudiantina Boyacá 16 años”. Track 12. Producción: Estudiantina Boyacá. 10. PAISAJE BOYACENSE. Guabina. Juan C. Goyeneche Dueto Alma Colombiana Álbum: “Cenizas del Ayer” Dueto Alma de Colombia. Track 5. Producción: Juan C. Goyeneche. 11. PAISAJE DE AUSENCIA. Pasillo. Carlos Martínez Vargas Dueto Hermanos Carvajal Álbum: LP “Música de Mi Tierra”. Los Hermanos Carvajal. Cara A corte 3 Productor: Hermanos Carvajal. 12. YO SOY BOYACENSE. Bambuco. José Jacinto Monroy Franco, José Jacinto Monroy Franco Álbum: “Yo soy Colombiano”, José Jacinto Monroy F. Cantautor. Track 7. Producción: José Jacinto Monroy Franco. 13. MARIANA ISABELLA. Danza. Samuel Malagón Bravo Estudiantina Boyacá Álbum: “Reveses” Estudiantina Boyacá 25 años. Track 10. Producción: Estudiantina Boyacá. 14. ALMA INFANTIL. Bambuco. Reinaldo Monroy Camargo Dueto Campanitas Álbum: “Muy Boyacense Vol. 2” Track 3. Producción: FUNMÚSICA Regional Boyacá. 15. ME INVENTÉ UN AMOR. Pasillo. José Miguel Zabala Grupo Zabala y Barrera Álbum: “Me inventé un Amor” Grupo Zabala y Barrera. Cara A, Track 1. Producción: Álvaro Escobar O.

Volumen 1 Apoya: 16. TUNJA IMPERIAL. Pasodoble. Julio Barón Ortega Jorge Flechas Álbum: “Mi Boyacá” Lira & Añoranzas, Julio Barón Ortega. Track 10. Producción: Julio Barón Ortega. 17. NO ME LO DIGAS. Joropo. César Alfonso Puerto Sincopando Álbum: “Símbolos” Grupo Sincopando. Corte 9. Productor: Grupo Sincopando. 18. LOS TENIS DEL BACHILLER. Rumba. Carlos Avellaneda, Carlos Avellaneda Álbum: “Carlos Avellaneda Pinzón, Interpreta sus canciones”. Track 5. Producción: Carlos Avellaneda Pinzón. 19. ROMANCE LLANERO. Joropo. Luis Manuel Parra, Néstor Rozo Álbum: Obra y Homenaje al Maestro: Luis Manuel Parra Caro. Track 10. Producción: Lilia Archila de Parra. 20. A MI VIEJA ESCUELITA. Merengue. Álvaro Suesca Acuña El Pueblo Canta Álbum: “Cantores y Bailadores” El Pueblo Canta. Track 1. Producción: El Pueblo Canta, Edi_Son Producciones. 21. CABALLO. Joropo. Cholo Valderrama Cholo Valderrama Álbum: “Caballo”. El Cholo Valderrama. Track 1. Productor: Libra Music. 22. EL REY POBRE. Merengue Joropiado. Jorge Velosa Ruiz Los Carrangueros Álbum: “Patiboliando”. Jorge Velosa y los Carrangueros. Track 5. 2002 Productor: Jorge Velosa Ruiz. Discos MTM – Editora Fondo Musical. “Edición con fines culturales, no comerciales, todos los derechos reservados, prohibida su reproducción parcial o total”. Con permiso de los propietarios y licenciatarios. Derechos de ejecución pública y radiotransmisión reservados. El uso y la reproducción indebida de esta obra con fines comerciales, es violación de la ley 44 de 1993 de Derechos de autor, sancionable con cárcel.

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