Alexander Alekhine
 9788488155160, 8488155166

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COLECCION AJEDREZ

Reyes del ajedrez

Alexander Alekhine D. B¡elica

Traducción: Zoritza Stamencic Portada: Manuel Abia Quijano

© 1993, by Zugarto Ediciones, S. A. Pablo Aranda, 3- 28006 Madrid, España Tel. 411 42 64- FAX 562 26 77 I.S.B.N.: 84-88155-16-6 Depósito Legal: M-11129-1993 Impreso en España - Printed in Spain Gráficas Muriel, S. A. Buhígas, s/n- Getafe (Madrid)

Prólogo El primer campeón ruso Alexander Alexandrevitch Alekhine era el primer campeón del mundo ruso y uno de los mejores de la historia. Murió ostentando el título. Ya se habían iniciado las conversaciones para acordar un match contra Botvinnik cuando estalló la guerra y esos planes se frustraron. Alekhine solía ganar en los torneos con unos resultados fantásticos. Era un verdadero profesional del ajedrez. Se preparaba para cada partida. Entre torneos y matches obtuvo sesenta y siete victorias. Él y Fischer abandonaron el mundo del ajedrez sin haber perdido el título de campeones. Alekhine murió, mientras Fischer se ha marchado. Durante el torneo que se celebró en 1914 en Alemania, estalló la guerra y los ajedrecistas fueron retenidos. Alekhine se salvó de un modo insólito. Fingió perturbación mental y la Cruz Roja lo evacuó primero a Suiza y más tarde a Rusia. Anatoli Karpov

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Cronología y acontecimientos

Alexander Alexandrevitch Alekhine 1892 Nace en Moscú el 31 de octubre, de padres Alexander lvanovich y Anisia Prokorovna.

1921

1925 En París homologa su título de

1899 Su hermano, cuatro años mayor que él, le enseña las reglas del juego del ajedrez. En 1907 juega su primer torneo, orga nizado por su club de Moscú.

1908 Su primer torneo internacio-

Master en Derecho.

1925 Se doctora en la Sorbona. 1925 Adquiere la nacionalidad francesa.

1927

nal, en Düsseldorf.

1916 Se va como voluntario al frente de Galitzia .

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Se proclama campeón del mundo después del match con Capablanca.

1935 Pierde el título en el match con Euwe.

1917 Empieza a trabajar como tra-

1921

Abandona la U RSS y se traslada a Francia.

ducto r. Seguirá con ese trabajo hasta 1921.

1937

Se casa con la suiza Ana Ruegg .

1946 Muere el 25 de marzo.

Después del match de revancha recupera el t ítulo.

1. Morir sentado ante un tablero de ajedrez " Lo que más aprecio de nuestro arte es la belleza de la verdad ". A. Alekhine

Por regla general los grandes ajedrecistas también son unos grandes viajeros. Sus vidas están llenas de victorias y derrotas cosechadas por todo el mundo. Alexander Alexandrevitch Alekh ine, considerado por muchos el mejor ajedrecista de la historia, amaba de tal forma al ajedrez que no podía vivir sin él. Toda su vida estuvo repleta de grandes triunfos. Murió sentado ante un tablero de ajedrez, en una fría habitación de un hotel de Lisboa, en 1946, mientras se preparaba para el match con Botvinnik. Junto a Mihail Tahl, Alexander Alekhine es el mejor combinador del tablero de ajedrez. Es el luchador más grande y, de todos los campeones, el único que murió invicto. En la inscripción de su tumba, en el cementerio de Montparnasse, se puede leer que nació el uno de noviembre de 1892. En algunas biografías de Alekhine se menciona la misma fecha, pero, en realidad, él nació el31 de octubre de 1892, con arreglo al calendario gregoriano, que fue sustituido por el juliano en 1918 por los soviéticos. El padre del futuro campeón del mundo era Licenciado en Historia de la Filología por la Universidad de Moscú. Era una personalidad destacada de su tiempo y muy rico. Se había casado con la hija de Prohorov, uno de los capitalistas más acaudalados de la Rusia de los zares . La familia de Alekhine solía pasar largas temporadas en Roma . Su madre Agnesa Prohorova no dedicaba demasiado tiempo a sus hijos, Varvara, Alexei y Alexander. Viajaba mucho y con frecuencia vivía 11

alejada de la familia. Murió en 1913 en Basilea trastornada mentalmente a consecuencia de ser adicta a los narcóticos. Antes de la Primera Guerra Mundial, su padre, que era miembro del Parlamento, jugaba con frecuencia en los casinos de la costa francesa y perdía mucho dinero . Según algunos testimonios, perdió alrededor de un millón de rublos . Murió en 1917 en Voronej. ¿Pudo haber influido tanto en el futuro campeón la ausencia de su madre como para que buscase refugio en las pequeñas figuras del ajedrez? Anhelaba la caída de la noche para jugar al ajedrez a la luz de una lámpara. Por las noches nadie le estorbaba, ése era su mundo ideal. En situaciones como la de Alekhine era habitual que alguien de la familia se encargase de la educación de los niños. Lo hizo su abuela. Gracias a ella el pequeño Sacha aprendió francés y alemán, lo que le fue muy útil más tarde cuando empezó a viajar por el mundo y a jugar al ajedrez. Al finalizar la secundaria, prosiguió sus estudios en un internado especial de Petrogrado en el que vivían hijos de gente de mucho dinero. Luego se licenció en Derecho y más tarde se doctoró en Francia. En 1916 se fue como voluntario al frente de Galitzia donde ingresó en el Cuerpo de Sanidad. Allí resultó herido y le concedieron dos condecoraciones: las cruces de San Estanislao y de San Gregario. Empezó a jugar al ajedrez cuando tenía siete años. En comparación con Capa blanca, Karpov y Kasparov, fue algo tarde. Pero se puso enfermo y tuvo que dejar de jugar. Sin embargo, se encontraron en sus cuadernos las anotaciones que hizo entre los siete y los doce años, lo que demuestra que analizaba muchas partidas y que jugaba por correspondencia con Alexei, su hermano mayor. Sacha estuvo por primera vez en un club de ajedrez cuando tenía diez años, a pesar de que allí estaba prohibida la entrada a los niños. En aquella ocasión, el célebre Harry N el son Pillsbury estaba jugando unas partidas simultáneas en el club de Moscú. En una ocasión en que yo entrevistaba al decimotercero campeón del mundo, Gary Kasparov, le pregunté por el origen de su nombre. Me contestó: "Ha sido en honor de Harry Pillsbury". Gary estaba bromeando, pero había superado a Harry. Conocidos maestros del ajedrez, como Nenarokov, Blumenfield y Duz Hotimirsky, frecuentaban la casa de los Alekhine. Hotimirsky dijo más tarde que había dado muchas clases a Alekhine y que el futuro campeón tuvo que esforzarse posteriormente para liberarse de lo que él le había enseñado. De joven, Alekhine escribió que jugaba al ajedrez desde los siete años, pero que había empezado a hacerlo en serio a los doce, cuando, por primera vez, intentó jugar a ciegas. 12

La primera partida que Alekhine jugó en un torneo fue contra Rozanov, en el torneo del Club de Ajedrez de Moscú, en 1907. Alekhine jugaba con las blancas y usó la apertura escocesa . Ganó en el movimiento 42. Alekhine escribió que esa partida tuvo gran importancia para él y que le había alentado a seguir con el ajedrez y a perfeccionarse. -Ya de niño me había dado cuenta de que tenía talento para el ajedrez -escribía más tarde Alekhine-. El ajedrez, ante todo, nos enseña a ser objetivos. Con él he moldeado mi carácter. Al igual que en la vida real, sólo se puede llegar a ser un gran conocedor del ajedrez si se comprenden los errores y deficiencias propios. Poco antes de morir, Alekhine estuvo escribiendo sus memorias y entre otras cosas anotó: "Hace poco estaba hojeando uno de mis cuadernos y encontré la partida que había jugado en 1908 contra Bandeleben en Düsseldorf. Había ganado a ese conocido maestro alemán por 4,5: 0,5. Tenía quince años y en aquel momento no estaba consciente de mi fuerza o, mejor dicho, de mi fragilidad. No me sentía demasiado orgulloso de esa victoria contra el viejo maestro, que ni siquiera había mostrado mucho interés por ganar." Las jugadas de las partidas de Alekhine han quedado anotadas y de ese modo es posible seguir el desarrollo de la maestría del futuro campeón. ¿Pero qué pasaba fuera del tablero de ajedrez? Sobre eso se ha escrito mucho menos. En la Facultad de Derecho de San Petersburgo describieron a Sacha Alekhine como un joven modesto que con su distracción provocaba sonrisas bienintencionadas de sus colegas. Un detalle interesante de su vida era que en aquella época no bebía. Alexander Kotov dijo una vez que era una lástima que no conservase a lo largo de su carrera ese "defecto" . Se hubiera evitado muchos momentos difíciles en la vida de no haberse hecho amigo de la copa y seguramente hubiera jugado mayor número de grandes partidas. Pero, bebiendo o no, Alexander Alexandrevitch ha dejado muchas partidas brillantes ... Mientras me dirigía al cementerio de Montparnasse, en el corazón de París, estaba pensando en tantas victorias excelentes que Alekhine se había apuntado a lo largo del mundo y en los innumerables sacrificios de figuras que había hecho. En la puerta que da entrada a ese conocido cementerio pregunté al guarda dónde se encontraba la tumba de Alekhine. Señaló con la mano en una dirección y me advirtió que estaba prohibido hacer fotografías. Un poco más tarde, mientras pasaba por el bosque de monumentos de piedra, otro guarda me dijo: 13

"Ah, el ajedrez, eso está allí, a trece sepulturas de aquí ... " . Como era un domingo por la mañana, había mucha gente en el cementerio, pero nadie más buscaba la tumba de Alekhine. El viejo guarda que me indicó dónde estaba enterrado Alekhine había encontrado el mejor sinónimo para él: el ajedrez. Todo viajero que hubiese estado ante su tumba, adornada con un tablero blanco y negro y un bajorrelieve hechos en mármol, pod ía haberse dado cuenta de ello . La imagen esculpida de Alekhine y el tablero de ajedrez con la figura de rey simbolizaban la vida entera del gran campeón. Al pie del tablero sólo unas palabras sencillas. El nombre de A lekhine escrito en ruso y en francés y una frase: "Gén ie des echecs de Russie et de France, 1 novembre 1892- mars 1946." "Champion du monde des echecs 1927 a 1935 et de 1937 asa mo rt". -Sí, campeón hasta su muerte- me dijo en voz baja un hombre que estaba leyendo el epitafio del gran A lexander. A su derecha se encontraba el sepulcro de la familia Robert Sevent y a la izquierda una pequeña tumba de un tal Luis Levecon que databan ya del año 1844. Esa era la compañía póstuma deAiekhine, que también aquí, en el gran camposanto de Montparnasse, seguía siendo una celebridad. Avenue de l'honneur- .. 8ª división, sepulcro número 13. Saqué a escondidas mi máquina de fotos e hice unas fotografías. En el monumento se podía leer una inscripción que había encargado la Federación Internacional de Ajedrez. Figuraban los nombres de Rogard, del presi dente V. Ragozin, del vicepresidente Marcel Berman, del campeón del mundo Mihail Botvinnik, de Gian Cario dal Verme y de Pierre Derman. Así que ésa era la tumba de Alekhine, que un día de marzo de 1946 había entrado en su modesta habitación del hotel Palace en Estoril y de la cual más tarde le sacaron muerto. -Le espera su cena en la habitación -le había dicho el portero . -Gracias, deje el mensaje de que no me despierten antes de las diez de la mañana- contestó Alekhine. Ya no había sido necesario que le despertasen. Estaba durmiendo para siempre. Ésa fue la última página del eterno vagabundo. Todos los torneos y todas sus partidas acababan aquí, en el cementerio de Montparnasse, cerca de la salida del metro con el mismo nombre, en la esqu ina de dos amplias avenidas por las que transcurre la ruidosa vida diaria de París. Sin embargo, aquí todo es tan silencioso ... Ante esta sencillez conmovedora uno se acordaba de la nostalgia que Alekhine sentía por Moscú y de su duelo con Botvinnik cuando se preguntaba a sí mismo:" ¿De veras voy a ir a Moscú después de tantos 14

años? Ahora comprendo al escritor Krupin cuando se preparaba para ir de París a Moscú. Dijo: 'Si el tren no se pone en marcha, estoy dispuesto a caminar yo mismo por los railes'. Ahora le comprendo." Así hablaba el hombre que se había marchado de su país hacía muchos años, el gran maestro cuya vida estaba tejida de grandes triunfos ajedrecísticos y de tristeza. Quería morir siendo campeón del mundo y ese deseo suyo se cumplió. Dicen que había entrado en su habitación y colocado las figuras sobre el tablero, preguntándose qué iba a preparar para el match contra Botvinnik. Luego sintió un terrible dolor. Se había atragantado con un trozo de carne y se estaba muriendo. -¿Será esto el final? - se habría preguntado Alekhine en la fría habitación del hotel Palace. El dolor no disminuía y ante sus ojos pasaban las imágenes de los grandes torneos y de sus victorias. Nadie había ganado tantos como él. Extendió la mano para alcanzar la figura del rey. ¿Habría querido hacer su última jugada? La jugada de su vida y no de una partida de ajedrez, que ya se había acabado. El rey se cayó ... se cayeron ambos, la figura de madera y el gran rey del ajedrez Alekhine. Así murió el mejor ajedrecista que el mundo ha conocido. Veintitrés días después de morir le enterraron cerca de Estoril en el cementerio de San Juan. Su féretro fue depositado en la sepultura del ajedrecista Manuel Esteve que nunca se hubiera podido imaginar que después de su muerte pasaría varios años acompañado por un campeón del mundo.

Así fue hallado, muerto, el campeón mundial Alekhine en su hotel de Estoril.

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En el décimo aniversario de la muerte de Alekhine trasladaron sus restos mortales al cementerio de París, donde se ofició una triste ceremonia . Allí estaban Smyslov, Petrosian, Spassky y el hijo de Alekhine, Alexander, escuchando los discursos dirigidos al campeón que había muerto sentado ante un tablero de ajedrez. Ante la tumba sólo unas personas y el silencio. Alexander Alekhine volvió a estar acompañado. Junto a él se encuentra su cuarta esposa Grace Vishar. ¡Pobre Grace! Ella no había permitido que enterraran al campeón en Moscú sino aquí, cerca de su casa, para poder llevarle flores. Pero sólo dos semanas después de estar acabado este monumento ella murió también . La gente paseaba por la pequeña alameda y a veces alguien se detenía ante el monumento del eterno vagabundo. En una ocasión Alekhine se había sincerado con un amigo suyo : -Me resulta difícil imaginarme que después de mi muerte no quede nada de mí. -¿Y que hay de sus partidas y de sus obras ... ? Alekhine sólo agitó la mano desganada mente y apuró su copa doble de alcohol. Sí, han quedado sus partidas y este monumento en Montparnasse. Me dirigí hacia los Campos Elíseos para sumergirme en la pesadilla de la gran ciudad y también para ver dónde había vivido Alexander Alexandrevitch. Durante largo rato seguí pensando en la vida del famoso ajedrecista y en mi mente se sucedían las imágenes. En la casa donde había vivido Alekhine casi no pude ver nada . Ahora ése era un mundo distinto, el mundo parisino. No quedaba ni una huella del gran campeón. Sería en Moscú donde habría que buscar los comienzos de su extraña vida ... Calle Plotnitz, cerca de la Plaza Smolensko. Me fui allí para buscar los rastros de su infancia, pero tampoco esa vez pude encontrar gran cosa. Escuché un breve relato sobre el niño que se había marchado a Leningrado, después a Odessa y de allí a todas las ciudades del mundo. Cuando en el año 1892, en la familia del rico aristócrata Aleksander Alekhine nació un hijo, nadie podía imaginarse que ese niño iba a convertirse en un campeón invencible. El chico jugaba despreocupadamente en el lujoso palacio y no aprendió a mover las figuras del ajedrez hasta que cumplió los siete años. No era como Sammy Reshevsky que a esa edad ya jugaba simultáneas. Sin embargo, al pequeño Alexander le gustaba ese juego mágico que ocupaba todos sus pensamientos. Se pasaba noches enteras jugando al ajedrez. 16

Con dieciséis años ganó el Torneo Panruso y en 1910, quedó el primero en Hamburgo, en su primera competición internacional. Luego se sucedieron los éxitos en Karlovy Vary y en Estocolmo. La guerra interrumpió el gran torneo de Mannheim cuando faltaban seis rondas para su finalización. Alekhine iba primero por delante de Vidmar. Alekhine pasó por muchos torneos y en su vida se alternaron la amargura de la derrota y la embriagadora gloria ajedrecística. Amaba al ajedrez por encima de todo y siempre estuvo jugando. Le arrastraba el caudal de la vida y en varias ocasiones se encontró ante dilemas difíciles. Alekhine trabajó una temporada como traductor para la Comintern. En esa época se casó con una comunista suiza, Annelise Ruegg . Según algunos testimonios escritos, ella fue su primera esposa, pero los conocidos de Alekhine afirman que en 1920 se había casado con la baronesa Sergevin, con la que había tenido una hija en 1913. El primer marido de la baronesa había muerto en la guerra. En 1921, Alekhine abandonó la URSS con permiso del gobierno soviético, dejó a su esposa suiza y ya no volvió jamás. Fijó su residencia en París. Allí se casó con Nadiezda Fabritzky Vasiliev, viuda de un general ruso blanco. También ella era mayor que Alekhine, de quien se decía que buscaba en los matrimonios una sustitución de su madre. Se supone que en 1925 hizo el doctorado en La Sorbona. El tema de su tesis fue "El sistema penitenciario chino". Sin embargo, según algunas investigaciones, su nombre no figura entre los que hicieron el doctorado en La Sorbona. Se cuenta que una vez en Odesa se salvó de una muerte segura, pero esa historia resulta demasiado romántica para poder creerla. Dicen que ocurrió durante la Primera Guerra Mundial. El Ejército Rojo hizo un registro en la habitación donde vivía Alekhine y encontró una correspondencia sospechosa. Esa correspondencia pertenecía a un inglés que también vivía allí, pero no tenían tiempo para hacer comprobaciones. Al maestro de ajedrez le llevaron a la cárcel y, como en una novela, mientras pasaba horas encerrado en una celda, le llegó la salvación. La leyenda dice que, aquella noche, un hombre desconocido entró en su celda con una extraña petición. Le pidió jugar una partida de ajedrez. Y lo hicieron. El desconocido visitante resistía bien, pero finalmente perdió. Dio las gracias por la lección y se marchó. Lo más extraño ocurrió al día siguiente cuando Alekhine fue llevado ante el tribunal y vio que entre los cinco jueces se encontraba "su adversario de la partida". Dicen que él fue el único que se negó a firmar la condena de muerte y que consiguió la libertad para Alekhine. El supuesto juez era Trotsky, que era un apasionado del ajedrez. 17

Capablanca y Alekhine en San Petersburgo.

Ruben Fine escribió una vezqueAiekhine le había contado que había estado en la cárcel bajo la sospecha de revelar información confidencial. El famoso ajedrecista realmente había trabajado en el Ministerio de Asuntos Exteriores como traductor, pero en 1921 se marchó de la Unión Soviética. Empezó a viajar por el mundo viviendo del ajedrez, jugando para poder vivir. En 1921 ganó los grandes torneos de Budapest y de La Haya y luego estableció su residencia en París. En 1924 acudió al gran torneo internacional de Nueva York junto a otros dos genios del ajedrez, Lasker y Capablanca. Ese torneo significaba prácticamente la selección del candidato que jugaría contra el campeón del mundo Capablanca. Diez años antes, en el torneo de San Petersburgo, Lasker había quedado primero, Capablanca segundo y Alekhine tercero. En 1922, en Londres, había ganado Capa blanca, pero en aquella ocasión Lasker no había jugado. El comienzo del torneo causó una gran sensación, el campeón del mundo perdió contra el gran maestro checoslovaco Reti. Esa fue su primera derrota en los últimos ocho años. Pero Capa blanca no se rendía y acumulaba victorias. La más importante de ellas fue su victoria sobre Lasker. El viejo Lasker jugaba con tranquilidad, hacía excursiones y se iba al teatro, pero a pesar de todo consiguió el primer premio, por delante de Capablanca y Alekhine. Lasker decía con tristeza a Alekhine: "En el ajedrez no debería haber dinero por medio. Me gustaría jugar un match contra Capa blanca, pero 18

¿quién lo va a financiar? ¡Qué suerte la de un campeón de ajedrez! Recuerden al desgraciado Steinitz. Steinitz se convirtió en un mendigo cuando envejeció. Nunca olvidaré los días más tristes de ese genial ajedrecista. Su pelo sin cortar, cayéndole sobre los hombros. Los primeros signos de locura en sus ojos. Hoy en día lo más importante es la publicidad. Escriba un libro sobre sus victorias, Alexander Alexandrevitch. Juegue a ciegas." Alekhine se quedó largo rato pensando en los consejos del hombre que había vivido muchos momentos amargos y que había ostentado el título de campeón más tiempo que nadie. Moscú 1925. Lasker volvió a encontrarse frente a frente con Capablanca. Ése era ya el tercer encuentro entre el antiguo campeón y el nuevo. En el mundo del ajedrez se decía que había que darle una nueva oportunidad a Lasker para recuperar el título, pero él ya estaba cansado del ajedrez y de los torneos. Alekhine seguía trabajando incansablemente y su libro "Mis mejores partidas" daba la vuelta al mundo. En el fondo de su alma notaba que había llegado el momento de jugar contra Capa blanca. Recordó los consejos de Lasker: "Juegue a ciegas ... " Sí, tengo que jugar. Ese es el camino que lleva hasta el título de campeón ... Domingo, 1 de febrero de 1925. En la sala "Petit Parisien" en París había ocurrido algo extraordinario, que un periodista describió de la siguiente manera: "Hoy se ha producido en esta sala un gran milagro. Alexander Alekhine ha batido el nuevo récord en el juego a ciegas. Se ha enfrentado a veintiocho participantes en una de las más extrañas sesiones de partidas simultáneas. Alexander Alekhine estaba sentado en un sillón aliado de la ventana y parecía un símbolo de la invencibilidad. Dictaba jugadas sin mirar al tablero. Durante las trece horas que duró la lucha le llevaron por dos veces comida caliente, pero él no probó ni bocado. Fumó veintinueve cigarillos y se tomó decenas de cafés. Ganó veintidós partidas, perdió tres y empató otras tres." En un reportaje se dijo que cuando ya había empezado a dictar las jugadas, pidió las cerillas porque quería encender un cigarillo. El genio del ajedrez que tenía una de las memorias más privilegiadas del mundo dijo: "¡Maldita distracción!, se me han vuelto a olvidar las cerillas en casa". Ese triunfo de Alekhine tuvo una gran resonancia en todas las columnas ajedrecísticas y se empezaba a formular la pregunta de por qué no se enfrentaba a Capa blanca. Tartakover escribió:" Lasker jugaba 19

como si fuese campeón del mundo, Capablanca es el actual campeón y Alekhine juega tal como lo tendría que hacer un auténtico campeón." Entre los ajedrecistas también había destacadoAron Nimzovitch por sus grandes victorias, pero renunció a sus derechos en 1926 y ahora, como el más importante, quedaba Alekhine. Se hizo famoso por jugar a ciegas partidas simultáneas. En el siglo XVIII la gente se quedó maravillada cuando Philidor jugó tres partidas simultáneas sin mirar al tablero. Sus contemporáneos quedaron estupefactos y Diderot y D'Aiembert recogieron ese hecho en la Enciclopedia. En el siglo XIX Paulsen y Morphy jugaron a ciegas cinco y ocho partidas simultáneas respectivamente. En 1902 Pillsbury provocó una auténtica sensación en Moscú al ganar a veintidós jugadores. Más tarde Alekhine escribió lo siguiente sobre estas simultáneas: "Yo tenía nueve años cuando me enteré por primera vez de que se podía jugar al ajedrez sin mirar al tablero. Admiraba en aquella época a los maestros del juego a ciegas y tenía ganas de intentar hacer algo por el estilo." Pero, las partidas simultáneas eran una cosa y el título de campeón del mundo otra distinta. En el Olimpo ajedrecístico reinaba el genio cubano Capa blanca, de quien se decía que era el Mozart de ese juego. Alexander Alekhine era el Wagner. Robert Fischer dijo de él que jugaba un ajedrez enormemente complejo. Alekh i ne siempre estaba en contacto con el ajedrez, al igual como lo hizo Fischer más tarde. Después de acabar el torneo de Londres en 1922, Alekhine y Capa blanca se encontraron en el vestíbulo de un teatro. Capa blanca nunca perdía la oportunidad de mirar a las mujeres guapas en un escenario, mientrasAiekhine nunca desviaba la mirada de su ajedrez de bolsillo. Capa blanca contaba con muchos amigos y un trabajo como diplomático. Alekhine era un eterno solitario. Capablanca era comedido en muchas cosas, mientras Alekhine durante años fue un bebedor empedernido. Al gran Alekhine no le gustaba perder ni en un tablero de ajedrez, ni fuera de él. En una ocasión cuando jugaba al tenis de mesa con Flohr, le interrumpió el servicio diciendo: "¡Para, la partida ha terminado!" Ese hombre extraño, genio del ajedrez, solía chocar a la gente por su comportamiento. Le enfadaban las derrotas. Si perdía alguna partida de tenis de mesa, tiraba enojado la pelotita por la ventana. Se casó cuatro veces. Sus tres últimas mujeres eran bastante mayores que él. La última, Grace Vischar (1876-1956), le llevaba dieciséis años. Apareció en la vida deAiekhine por los años treinta, después de que él abandonase a Nadiezda Vasiliev. Grace era americana, viuda de un británico que era propietario de plantaciones de té. Tenía unos conocimientos sólidos del

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ajedrez y daba a su marido un gran apoyo moral. Era rica y eso proporcionó a Alekhine la seguridad económica. La pasión por el ajedrez guiaba a Alekhine por la vida e hizo que creara grandes obras ante el tablero de ajedrez. El gran solitario mostraba señales de melancolía y también era supersticioso. Creía que su gato siamés "Check", a quien quería mucho, le traía suerte. Una vez se encontró en la frontera de Polonia sin que llevase el pasaporte. Dijo tranquilamente: "Soy Alexander Alekhine, campeón del mundo de ajedrez. No necesito esas nimiedades como un pasaporte." Era un tigre impaciente, siempre en movimiento cuando no le tocaba jugar. Mihail Talh heredó más tarde su temperamento. En 1925, el mismo año en que tomó la nacionalidad francesa, Alekhine hizo el doctorado de Derecho en la Sorbona, pero nunca ejerció su profesión. No tenía tiempo para ninguna otra cosa que no fuese el ajedrez. Capablanca y Alekhine, los dos mejores jugadores de su tiempo, se enfrentaron en 1927 en un match. En aquel momento Capablanca parecía invencible, pero Alekhine consiguió arrebatarle el título. Después de ese gran match en Buenos Aires no volvieron a sentarse juntos ante un tablero de ajedrez durante nueve años. Finalmente se encontraron en Nottingham en 1936. Capablanca ganó y compartió el primer puesto con Botvinnik. Sería poco decir que los dos genios del ajedrez no se soportaban mutuamente. En realidad se odiaban. No se hablaban y planteaban grandes problemas si los organizadores de los torneos les ponían en la misma mesa. Alekhine intentó demostrar muchas veces que Capablanca no era lo que el mundo pensaba de él. Después de que en 1931 Capablanca jugase contra doscientos ajedrecistas (en cincuenta tableros) en Nueva York, Alekhine le superó en París al año siguiente, jugando contra trescientos ajedrecistas. En un artículo publicado en el "New York Times", el 1 de agosto de 1929, Alekhine incluyó a Capablanca en el grupo de jugadores como Maroczy, Euwe y Vid mar, que no consideraban el ajedrez como un arte. A ellos les interesaba únicamente ganar. Por otro lado, Capablanca decía abiertamente que Alekhine no quería darle la oportunidad de jugar el match de revancha. El campeón prefirió jugar dos veces contra Bogoljubov. En 1935 perdió contra Max Euwe en un match con una bolsa de 10.000 dólares. Después de perder el título, Alekhine dejó de fumar y de beber y centró todas sus fuerzas en retornar a la cúspide. Estudiaba las partidas de Euwe y leía sus artículos. Y fue el primer campeón derrotado que recuperó el título. 21

Capa blanca y Alekhine jugaron en el famoso torneo AVRO donde los ganadores fueron Fine y Keres. Alekhine quedó cuarto, empatado y Capablanca séptimo. Era la primera vez que el célebre cubano no se encontraba entre los tres mejores jugadores (como ganadorfue proclamado Keres). El25 de octubre de 1939 Alekhine hizo público su acuerdo con la Federación de Ajedrez de Argentina para jugar el match contra Capablanca. El comienzo estaba previsto para el 14 de abril de 1940. Pero el 7 de diciembre se frustraron las negociaciones. Las agencias publicaron que la causa fue el bajo presupuesto. El2 de mayo de 1941 el "The NewYorkTimes" escribió que Alekhine deseaba viajar a Estados Unidos para acordar el match de revancha contra Capablanca que se iba a jugar en La Habana. Alekhine había iniciado las negociaciones desde Lisboa, pero en 1942 Capablanca murió. Cuando en 1927 Alekhine ganó el match contra Capablanca, el gran maestro Reti escribió: "El resultado del match no significa sólo la victoria de un representante de Europa frente a uno de América, sino también el triunfo del pensamiento más intuitivo europeo sobre el moderno americano. Capablanca es en la vida privada un hombre mundano perfecto y, como ajedrecista, si es posible comparar el aspecto físico con el espiritual, es maravilloso, sin defectos y un deportista. Su estilo se caracteriza por la claridad de ideas, el oportunismo y creación de confusión en las jugadas. Era ajeno a la investigación teórica . La auténtica profundidad siempre está vinculada a la indagación, mientras que la verdadera claridad puede surgir espontáneamente después de rebuscar en lo confuso. En las partidas ganadas por Alekhine, bajo la capa de hielo de la técnica contemporánea, brillan con claridad las búsquedas apasionadas de nuevos caminos." El Dr. Lasker dijo: "La victoria de Alekhine simboliza el triunfo sobre la mente de un luchador experimentado, que evita todo lo que sea poco claro. Capablanca procuraba soluciones matemáticas, utilizando métodos científicos. Alekhine es más artista, investiga más y ese modo de creación es, en principio, de un nivel más alto, especialmente cuando sale a relucir en la lucha." Spielmann: "Respecto a nuevas variantes, los conocimientos de Capablanca eran de un nivel más bajo de lo que debían. Además, se demostró que ya no jugaba con su tranquilidad habitual y a veces se ponía nervioso sin razón alguna." Poco antes de morir, Alekhine escribió un artículo sobre Capa blanca donde decía:" ¿Por qué perdió Capa blanca? Me gustaría saberlo, pero, incluso ahora, no soy capaz de responder con exactitud a esa pregunta, especialmente teniendo en cuenta que en 1927 yo no pensaba que era

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mejor que Capablanca. Es posible que la principal causa estuviera en la sobrevaloración de sus propias fuerzas, en lo que había influido su impecable victoria en el Torneo de Nueva York." Al perder el título, Capa blanca también perdió, por cierto tiempo, su forma deportiva. Poco después intentó que la FIDE cambiase las condiciones del match para el campeonato del mundo, y lo hizo sin habérselo consultado previamente al campeón. Alekhine no toleraba ese comportamiento y eso provocó un distanciamiento entre ellos e hizo que sus relaciones se enfriasen. Spassky y Fischer nunca escribieron sobre su gran match, pero Alekhine y Capa blanca han dejado muchos testimonios sobre el suyo. He aquí lo que escribió Capablanca en el "The New York Times" en 1927. "Alekhine ha ganado porque ha aprovechado todas las oportunidades que se le han presentado. Jugó bien en las aperturas, aunque quizás no mejor que yo, y estuvo bien en el medio juego a pesar de tener unos fallos grandes. Su mejor fase fueron los finales, en los que jugó muy fuerte. Por lo demás, su juego es cuidado y monótono, de una gran calidad, pero sin decisiones sorprendentes. Su técnica se basa en aprovechar el más mínimo error del adversario en unas posiciones aparentemente igualadas. Eso es muy importante, porque actualmente la técnica de aperturas es tan conocida para los ajedrecistas, por lo que ese tipo de posiciones les resulta fácil." Capablanca escribió que el match había demostrado que no estaban ni aproximadamente tan fuertes como lo habían estado unos años antes. "No estábamos preparados ni física ni psíquicamente, ni teníamos suficientes fuerzas. Hoy en día la preparación para un match exige grandes sacrificios, que no pudimos afrontar por falta de fuerzas y porque habíamos perdido una parte de nuestro amor por el ajedrez. Las causas de ello se encuentran en la creencia de que el ajedrez se estaba muriendo y en que entendíamos que no se podían empatar todas las partidas. Actualmente son capaces de ello sólo un par de jugadores, pero dentro de diez años probablemente lo serán tres o cuatro. Los conocimientos técnicos de la apertura han destruido la parte artística del ajedrez." Cómo vio Alekhine ese match: "Creo que es fácil explicar mi victoria. Como dijo De la Palise, en Buenos Aires simplemente jugué mejor que Capablanca. Después de dos meses y medio de lucha contra la "sensibilidad latina" del cubano, puedo confirmar definitivamente lo que había dicho de él en la época del Torneo de San Petersburgo, en 1914. Dije que todos los defectos del juego de Capablanca estaban estrechamente relacionadas con sus debilidades humanas."

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Al ganar a Capablanca en Buenos Aires Alekhine se convirtió en el primer campeón ruso del mundo. "He conseguido ganar a Capablanca empleando al final del match mis últimas fuerzas. Pero fueron necesarios años de sacrificios para conseguir este éxito" -dijo Alekhine. El campeón del mundo no se quedó durmiendo en los laureles. Jugaba, viajaba y ganaba. Bogoljubov le retó en 1929, pero, tal como se esperaba,Aiekhine le venció con facilidad. En el match siguiente contra el mismo adversarioAiekhinevolvió a ganar. En 1930 quedó primero en San Remo con trece victorias y dos tablas, quedando tres puntos y medio por delante de Nimzovitch. Para el demonio de las salas de competiciones sólo existían victorias . Eran parte integral de su vida. Bled 1931 . El maravilloso lago fue el testigo del gran triunfo de Alekhine. Ese torneo entró más tarde en la historia del ajedrez como el torneo en el que se había conseguido una de las mayores victorias de todos lostiempos.Aiekhineconsiguió 20,5 puntos, ganando a Bogoljubov por 5,5 puntos de ventaja y a Nimzovitch por 6,5. Después del torneo el gran maestro Bora Kostic comentó lo siguiente en una entrevista para "Pravda" de Belgrado: "Aiekhine es, sin duda alguna, el mejor ajedrecista del mundo. Todos los maestros que se enfrentan a él juegan como si estuvieran paralizados por el miedo. Por eso Alekhine siempre les ofrece el sacrificio de figuras y sencillamente juguetea con sus rivales. En el torneo todos estábamos muy igualados, salvo él, que era un mundo aparte." Además del torneo de Bled, Alekhine volvió dos veces más a Yugoslavia para jugar partidas simultáneas. En 1931 y en 1936 visitó todas las grandes ciudades del país. Según la prensa había un gran interés por sus giras. Enero de 1931. Un gran número de habitantes de Banja Luka dio la bienvenida al campeón del mundo. Luego llegó el acontecimiento ajedrecístico del año, treinta y cinco partidas simultáneas con Alekhine. Después de seis horas de juego ganó veintisiete partidas, perdió tres y empató cinco. Al día siguiente "Nova stampa" publicó las palabras de Alekhine: "Estoy sorprendido por el número tan alto de buenos ajedrecistas de su ciudad. Me marcho sinceramente apenado por tener que abandonar a la tan hospitalaria Banja Luka." Los titulares de la prensa de Sarajevo decían: "El campeón del mundo en Sarajevo" . Leemos el extenso artículo sobre las simultáneas de Alexander Alekhine:

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" ... Alrededor de las seis de la tarde todos los jugadores se encuentran en sus puestos, sentados ante las mesas colocadas en dos filas. Están distribuidos en dos salas unidas por una amplia entrada. A las seis y cuarenta minutos entra el Dr. Alekhine y le reciben con un gran aplauso, al que responde con una sonrisa y, acto seguido, se acerca a los jugadores. Hace las treinta y tres jugadas en nada de tiempo y sin detenerse y sigue jugando a ese ritmo. Una hora y media después del comienzo todavía no se ha producido ningún resultado. El juego es cada vez más excitante. Los espectadores siguen los movimientos del maestro y hacen bastante ruido . Parece como si también ellos estuvieran poseídos por alguna especie de fiebre ." La primera partida se finalizó al cabo de dos horas y media. A sugerencia de Alekhine, Hendel aceptó tablas. El público saludó cálidamente el primer éxito de un representante del ajedrez de Sarajevo. Alekhine ganó varias partidas siguientes. Después de cinco horas de juego, Djuric de Zavidovici se apuntó la primera victoria importante. En la última hora Alekhine empató tres partidas, perdió dos (contra Krespi y Goldstein) y ganó las demás. Unos días más tarde jugó en Sarajevo en treinta tableros y ganó todas las partidas. Pero cuando en 1936 Alekhine jugó cuarenta partidas simultáneas en esa ciudad, Sarajevo le ofreció una gran resistencia. "Sarajevo es la ciudad más interesante que jamás he visto"- dijo Alekhine. Una vez, cuando estábamos hablando sobre las simultáneas que Alekhine había jugado en Banja Luka y en Sarajevo, el maestro internacional VIada Kozomora me contó como se sentía jugando contra el campeón: "Yo tenía en aquella época catorce años . Perdí en la octava jugada porque todo el tiempo estuve mirando a Alekhine. Me había impresionado su aspecto. Cuando paseaba entre las mesas, raspaba el suelo con sus zapatos. Era elegante y de buen ver. Fumaba cigarillos "Vardar" y mientras se iba de un jugador a otro dejó una cajetilla en mi mesa. Me la puse en el bolsillo sin pensarlo y durante años la guarde como un agradable recuerdo. Pero mi padre me regañó paresa derrota diciendo: "He pagado tresc ientos dinares para que juegues y has perdido en ocho jugadas." En 1936 Veljo Stojnic ganó en Banja Luka una partida simultánea contra Alekhine y me habló sobre ello: "Tenía veinte años y hacía el cuarto de magisterio. Era en mayo de 1936. Mirábamos a Alekhine como si fuera un dios. Le gané una figura y con eso la confianza en mí mismo. Antes ten ía apuntadas las jugadas de esa partida, pero las perdí durante la guerra." 25

Berna y Pasadena en 1932, París en 1933, Zu rich en 1934 y Orebro en 1935. Alekhine ganó con facilidad en todos esos torneos. Ningún rival representaba una verdadera amenaza para él en las salas de competiciones. Ganaba y se acordaba de aquel día cuando los argentinos le llevaron en brazos como a un nuevo campeón del mundo. Pero el ajedrez también trae derrotas. En 1935 el gran Alekhine perdió el match contra Euwe y eso provocó una gran sensación. Más tarde, en 1937, recuperó el título en el match de revancha. La guerra estaba arrasando Europa y las tropas militares estaban cruzando los preciosos puentes de París . En esos momentos, ni el río Sena, ni sus puentes, ni los vagabundos parisinos tenían un aspecto romántico. El campeón del mundo de ajedrez deambulaba por las calles de la ciudad creyendo que la guerra iba a acabar pronto y que se iban a reanudar los torneos. Recibió un avisó del cuartel general de la Gestapo, que decía que tenía que presentarse allí. Cuando acudió, le leyeron una declaración que él había hecho anteriormente: "Durante toda mi vida, y especialmente después de ganar el título de campeón, decían que yo era enemigo de los soviéticos. Eso me dolía profundamente y me impedía el contacto con el país en el que había nacido y al que nunca he dejado de querer." "En 1937 le echaron del círculo de emigrantes bajo la acusación de ser un rojo" -le dijeron en la comandancia alemana-."¿ Qué más estuvo haciendo?". "Jugaba al ajedrez. Entre 1941 y 1943 participé en siete torneos y en todos gané el primer puesto" -contestó Alekhine. El campeón solicitó el visado español. Quería marcharse al sur de Europa para jugar allí. Tenía planeado trasladarse más tarde a América Latina . Le prometieron el visado, pero le dijeron que primero tenía que jugar partidas simultáneas contra los militares alemanes. Llegaron los soldados de distintas unidades y ocuparon sus puestos ante los tableros de ajedrez. Llegó también su general. Querían ganar al campeón.

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Decían que ese ruso había ganado a todos los maestros alemanes y que ahora ellos le iban a derrotar a él. Alekhine acababa de estar enfermo de escarlatina y aún estaba convaleciente. Se dirigió a la primera mesa donde estaba sentado el general y de repente se detuvo, buscando las gafas con la mano. Luego se dirig ió al árbitro: ¡Esa mald ita distracción! Se me han vuelto a olvida r las gafas. Tend ré que jugar a ciegas. Los alemanes estaban extrañados: -¿Cómo a ciegas? ¿Co ntra nosotros? Eso es un ultraje. "Quizás no debía util izar el truco de las gafas", pensaba Alekhine , mientras dictaba las primeras jugadas. "No tengo m iedo a los alema nes, pero la enfermedad .. . Puede que influya en mi juego ." El campeón sig uió jugando, acordándose al mismo tiempo del récord que había conseguido precisamente en París. En esa ocasión habían acudido periodistas de todo el mundo y ahora en esta pequeña habitación no había nadie aparte de soldados y oficiales que vestían uniformes alemanes. También pensaba en otras cosas, aparte de combinaciones y sacrificios de peones. "Tengo que ganar a esos alemanes. La gente ya me reprocha po r haber jugado durante su ocupación. Pero, si no ¿de qué iba a vivir? Ante los ojos del gran maestro pasaban las imágenes de toda su vida. Las escenas de su juventud y sus primeras victorias y derrotas en los torneos se entremezclaban con los movimientos de damas y los sacrificios de figuras. Esas pequeñas piezas de ajedrez le habían proporcionado tanta alegría ... Alekhine las quería más que a nada en el mundo. El gran Alexander fue capaz de llegar a ser doctor en Derecho y de aprender seis idiomas, pero para él únicamente existían el ajedrez y las victorias. El ajedrez, ese maravilloso juego del que Tarrasch decía que ten ía el poder de hacer feliz a la gente, al igual que la música y el amor. Para Alekhine todas las partidas que había jugado, de Moscú a Nueva York, de Buenos Ai res a Londres, significaban pequeñas partidas ganadas a la vida. También Sammy Reshevsky jugó una partida contra un general alemán. Reshevsky ganó con facilidad y le dijo al enojado general : "Usted sabe hacer la guerra y yo jugar al ajedrez." Eso mismo sabía Alexander Alekhine y, mientras dictaba jugadas a los soldados alemanes, le asaltaban muchas dudas. Pasaban las horas y un sinfín de movimientos y variantes se entremezclaban en aquella noche parisina. El campeón empezó a ganar. Una por una terminaron las prime ras partidas. Los oficiales alemanes se levantaban y abando27

naban la sala enfadados. Después de cinco horas Alekhine consiguió veinte victorias y tres empates. Quedaban por terminar sólo unas cuantas partidas, pero el campeón estuvo implacable. Todo jugador de simultáneas siempre sabe a qué tablero tiene que dedicar una atención especial. Eso depende de las jugadas anteriores de sus adversarios. Él no puede recordar las caras de todos sus rivales, pero conoce perfectamente la posición de sus figuras en el tablero . Alekhine estaba vigilando el primer tablero, donde jugaba el general alemán que resistía bien. Se notaba que era un entendido del ajedrez. El árbitro le dijo a Alekhine que un oficial le anunciaba mate en cuatro jugadas. El campeón sólo sonrió. "Dígale que es demasiado tarde, porque yo le voy a dar mate en la segunda jugada." Otro oficial llegó a la habitación en la que se encontraba Alekhine y le registró todos los bolsillos, pensando que utilizaba algún tipo de máquina. Cuando no encontró nada, le preguntó extrañado: "Gran maestro, soy su adversario del tablero diecinueve. ¿De veras sabe cuál es la posición en este momento?" "Eso es muy sencillo" -contestó el cansado campeón-. "Su rey se encuentra en la casilla e1 y los peones en g2 y b3 ... " El oficial no esperó a que Alekhine terminase de dictar la posición completa. Enormemente extrañado abandonó la partida y salió de la habitación. En aquel momento el gran campeón no podía saber que unos años antes, en 1936, había nacido en Riga un niño que se llamaba MihaiiTahl, a quien iban a llamar "el Alekhineactual" y que años más tarde, en 1959, conseguiría en Zurich una házaña parecida, dictando todas las jugadas de unas simultáneas. Ese tipo de gente, genios del ajedrez como Morphy, Lasker, Capa blanca, Alekhine, Tahl y Fischer, siempre despertaban admiración. Para todos ellos el ajedrez era su gran amor y le dedicaron los mejores momentos de su vida. "Alexander Alexandrevitch, queda una sola partida. Puede pasar a la otra habitación con los jugadores" -dijo el árbitro. Y Alekhine se fue para terminar la última partida. Había ganado todas las demás, salvo tres que acabaron tablas, y ahora, como en un barco que se hunde, quedaba como último el capitán del barco. Ese era el general alemán, seguro de sí mismo y disgustado por el desarrollo de la jornada . Después de unas cuantas jugadas el desolado general dijo: "Decidle al gran maestro que abandono la partida." "Pero, ¿por qué ha abandonado?" -se dirigió Alekhine al general y empezóajugarcon sus figuras. Le mostró como podía haberse salvado. 28

En ese momento Alekhine recordó aquel día de 1914 cuando la guerra interrumpió el torneo donde jugaba y a Bogoljubov y a él les internaron en Rastadt, en Alemania. Pasaban el t iempo libre jugando. Como no tenían ni tablero ni figuras, jugaban a ciegas. Muchas de esas partidas se publicaron más tarde en revistas. Se acordaba del año 1916, cuando se había marchado a Georgia como miembro de la Cruz Roja y donde le hirieron gravemente en la espalda. Durante meses se había quedado postrado en la cama del hospital de Tarnopol, sin poder moverse. Las partidas a ciegas le fueron de gran utilidad en esa época . Todos esos recuerdos pasaban por la cabeza del campeón aquella noche cuando jugó treinta partidas simultáneas contra los militares alemanes, que nunca iba a olvidar ... "Adiós, París, Sena y tus puentes" -decía en voz baja Alekhine, mientras buscaba el andén de donde salía el tren para Madrid. Llevaba en la maleta un tablero y libros de ajedrez. Se iba hacia el sur, dejando muchos recuerdos en las avenidas de París llenas de iluminación. Acompañado por el traqueteo monótono del tren se acordaba de su match con Capablanca y de los encuentros con Euwe en 1935 y 1937, cuando había perdido y recuperado el título. ¡Qué maravilloso había sido recobrar el título después de tantos esfuerzos! Su esposa Grace Vishar no había conseguido el visado y tuvo que quedarse en París. Él se iba a España con la intención de marcharse luego a Sudamérica para jugar allí. Pero el extraño destino de este hombre no quiso que terminase su vida jugando plácidamente y ganando en los torneos. Nunca iba a volver a París con vida y su último viaje iba a ser el traslado de su féretro desde Lisboa a Montparnasse. Madrid, el gran y ruidoso Madrid, con su Puerta del Sol y las amplias calles y brillantes luces de neón en el hotel "Capital". Era una ciudad preciosa para turistas extranjeros, pero no para este campeón cansado, al que únicamente interesaba algo tan sencillo como jugar al ajedrez y en España había poco interés por ese juego. Alekhine no era ningún héroe de las plazas de toros. -Mi querido señor, aquí es la corrida lo que da beneficios-le dijo el propietario del hotel-. ¿A quién le va a interesar su ajedrez ... ? En todo el mundo se podía encontrar gente con buenas intenciones y amantes de ese antiguo juego que estaban dispuestos a ayudar al campeón organizando partidas simultáneas, conferencias y torneos. Pero, para Alekhine esa no era la vida de un artista. No hay más que acordarse de lo que escribió: "El ajedrez es para mi, ante todo, un arte y no un juego." En la época en que Alekhine estaba en España, allí había aparecido

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un niño prodigio del ajedrez, Arturo Pomar. Para Alekhine esa fue una oportunidad para que Alekhine enseñase al chico algunas estratagemas ajedrecísticas. De ese modo Alekhine encontró un lugar bajo el sol español y durante varias semanas pudo ganarse el pan. -Era un hombre muy cordial -me dijo Pomar, hablándome de su encuentro con Alekhine-. Cuando conseguí empatar con él una partida en el torneo de Gijón, comprendí que ésa era la partida de mi vida ... Se callaron los cañones de guerra en Europa. El eterno trotamundos Alexander Alekhine comenzaba a viajar otra vez. Volvió a pensar en los torneos y en el ajedrez. En la estación de ferrocarril de Madrid había mucha gente y ya quedaba poco para que saliese el tren para Lisboa. Allí estaban los mejores amigos del campeón que habían acudido a despedirle. Alexander Alekhine, el más famoso ajedrecista del mundo, se marchaba a Lisboa con la esperanza de poder jugar varios torneos y de encontrar allí un mayor interés por el ajedrez. ¿Quién será ese hombre que hojea la última edición de un periódico madrileño, buscando en vano la columna de ajedrez? Ninguno de los viajeros del tren sabía que entre ellos se encontraba el campeón del mundo de uno de los juegos más antiguos. -Señor, cómpreme estas flores y dele una alegría a su mujer cuando llegue a casa -le decía una vendedora. Pero, ¿a quién iba a obsequiar con flores ese hombre solitario? A pesar de tantos seguidores y amigos que tenía en todo el mundo, se había quedado solo, encerrado en sí mismo y en el mundo de aquellas pequeñas figuras que había colocado encima del tablero en su compartimento del tren. En una fría habitación del hotel "Palace" de Estoril el campeón del mundo estaba meditando sobre su futuro: "Ya ha llegado la paz y puede que haya torneos". La guerra se había acabado hacía siete meses, pero él sólo había jugado algunas partidas poco importantes y unas simultáneas. Cuando pasaba por la recepción del hotel, los empleados susurraban: "Dicen que este huésped es el ajedrecista más famoso del mundo. ¿Se han dado cuenta que siempre juega consigo mismo? O u izás esté tocado." -Le ha llegado un telegrama de Londres -le dijeron una noche en el hotel. Era la invitación para un torneo que significaba mucho para ese hombre que deseaba jugar. Se trataba de mucho más que de saciar su gran sed de jugar al ajedrez, al que necesitaba del mismo modo como un pintor necesita sus lienzos. Se acordaba de lo había escrito Roma in Roland: "Crear significa inmolar la muerte." Y ahora él iba a jugar. Desde Londres se difundiría por todo el mundo la noticia de que el campeón Alexander Alekhine también iba a acudir al gran torneo. 30

Pero no pudo ser. Llegó otro telegrama distinto al anterior. "Desgraciadamente, a petición de la Federación de Ajedrez de Estados Unidos, usted no podrá jugar en el torneo, por haber participado en los torneos organizados por los nazis." Ese golpe llegaba en el momento más delicado para Alekhine. "¿No han jugado también otros durante la ocupación alemana?", decía Alekhine abatido por esa última jugada de la vida, peor que las jugadas más duras que sus adversarios le hayan hecho en una partida de ajedrez. Alguien había exclamado, llevado por la alegría: "La vida es pura diversión." Pero, ¿qué pudo exclamar Alekhine? ¿Dónde estaban todas esas alegrías de la vida? No tenía nada, salvo sus inmortales partidas y un tablero de ajedrez, ahí entre las tristes paredes del hotel "Palace". También llegó un telegrama de Moscú. ¿Quién habrá podido escribir a un desesperado emigrante precisamente desde Moscú? Abrió el telegrama y casi no podía creer lo que veía. "Siento que la guerra haya malogrado nuestro match. Le invito otra vez a jugar el match para el título de campeón del mundo . Espero su respuesta con indicaciones en relación con ellugary la fecha del match . Moscú, 4 de febrero de 1946, Mihail Botvinnik ... " -Moscú, Botvinnik ... -repetía el campeón y ahora ya todo volvía a sonreírle: las avenidas de Lisboa llenas de gente que siempre se

Lasker y Capablanca, los antecesores de Alekhine en la supremacía del ajedrez.

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apresuraba para llegar a alguna parte, las figuras de ajedrez que por enésima vez colocó en el tablero para prepararse para el gran match . -Eso significa que todavía vivo, que jugaré en Moscú -decía Alexander Alexandrevitch y no podía evitar las lágrimas en los ojos, a pesar de estar ya acostumbrado a que en la vida lo bueno y lo malo se alternaban. -¿Dónde estarán ahora todos aquellos libros de Mijail Moiseievitch? Tengo que prepararme bien . Era domingo 24 de marzo de 1946. Entró en el hotel y después de colocar las figuras encima del tablero, preguntándose qué podía preparar para el match contra Botvinnik, se quedó dormido para siempre. Estaba analizando una partida. Murió aquella misma noche. ¿Cómo? "Sí, he estado presente en la autopsia de Alekhine. En aquel momento yo era estudiante de medicina en Lisboa. Fue una casualidad que estuviese de guardia y que presenciase la autopsia. No tenía ni idea de quién era el cuerpo. Un compañero me dijo emocionado por la solemnidad del momento: '¿Sabes quién es? Es Alekhine'. Me quedé sin poder articular una palabra ." Así comenzaba la carta que me escribió Anton io Ferreira, médico de San José, de California, uno de los pocos testigos de la muerte del campeón . El gran maestro Kotov dio la mejor descripción de cómo murió Alekhine: "Encendió la luz y corrió las cortinas. La habitación del hotel estaba fría. Sin quitarse el abrigo Alekhine se inclinó sobre la mesa y colocó las figuras ... "¿Qué voy a analizar hoy?" pensó, "Quizás la defensa francesa con sacrificio de peón. Botvinnik la domina a la perfección." De repente le sobrevino un dolor en la parte izquierda del pecho. Su mano se fue hacia el corazón. "¿Qué pasa?" se preguntaba Alekhine asustado. Por la cabeza le paso una idea horrible. No se atrevía moverse." ¿Será eso el final? ¡No, no puede ser!", gritó, pero no oía su voz. Ni nadie le pudo oír. A su alrededor reinaba el silencio. Estaba solo, completamente solo. No podía esperar ayuda de nadie. En un momento se sintió mejor. El dolor desapareció y respiraba con normalidad. Ante sus ojos pasaban las imágenes de su infancia. Extendió la mano para alcanzar la figura del rey de madera. Quizás quería hacer su última jugada. El rey cayó. La mano de Alekhine se desplomó sobre el borde de la mesa. Estaba en compañía de sus mejores amigos, las figuras de ajedrez. Le encontraron muerto, recostado en el sillón, con la cabeza inclinada hacia un lado y con un tablero delante de él. Estaba analizando la partida Medina- Rico, del campeonato de España de 1945." VladimirVukovic escribió:" Alekhine murió de un ataque al corazón. Eso fue lo que dijeron la mayoría de los historiadores del ajedrez. Pablo

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Morán escribió en un capitulo de su libro "Agonía de un genio" que el mejor ajedrecista del mundo había tenido una cirrosis incurable. Los médicos le habían dicho que dejara de beber, porque cada trago de coñac o ginebra le acercaba un paso más hacia hacia la muerte ... -Morirá pronto si no deja de beber -le decía el doctor Rugarcía, de Gijón. -¿Cuánto podré vivir si lo hago? -le preguntó Alekhine. -Unos cuantos años -dijo el médico. -Entonces no merece la pena dejar la bebida -contestó Alekhine y siguió bebiendo. El personal del hotel de Gijón estaba preocupado por el hombre que siempre se iba a dormir con una botella de coñac." Muchos han pensado que fue el alcohol lo que le había llevado a la muerte. También se decía que quizás se había suicidado. Un lector de Rijeka, que me escribió sobre sus impresiones acerca de unas partidas simultáneas jugadas en Zagreb, terminó la carta con estas palabras: "Seguramente sabe que Alekhine se suicidó después de terminar la guerra. Se cortó el cuello con una navaja de afeitar." El doctor Ferreira desmintió esas habladurías. He aquí lo que escribió: "Entre mis compañeros de la universidad yo era conocido como bastante buen ajedrecista. Alekhine era un héroe para muchos de nosotros y para mí siempre permanecerá inmortal y por encima de los demás. Y ahora, de repente, me encontraba ante el cuerpo de alguien que era igual a la fotografía de Alekhine que tantas veces había visto en los libros y en las revistas. Como ya se sabe, las circunstancias de su muerte fueron bastante sospechosas. Le encontraron muerto en su habitación, solo. Ante él estaban las figuras de ajedrez y un solomillo a medio comer. Hubo que investigar distintas posibilidades de algún juego sucio. Le trasladaron desde el hotel de Estoril, donde en cierto modo era el huésped de honor, a la Escuela de Medicina de Lisboa. Cuando empezó la autopsia, algunos médicos pensaban que podía haberse tomado algún veneno. Por eso se hizo un examen exhaustivo del contenido de su estómago. Luego investigamos otra posibilidad, una oclusión en el corazón. Examinamos también su boca y la garganta y pronto determinamos la causa evidente de la muerte: entre las cuerdas vocales tenía un trozo de solomillo, el que le había provocado la muerte por ahogo." "Yo sabía" -seguía escribiendo el doctor Ferreira- "que Alekhine tenía la costumbre de comer solo en su habitación. También había oído que evitaba comer cuando alguien podía observarle. Estando solo en su habitación podía comer como más le apetecía, llevándose a la boca grandes trozos de carne con los dedos ... La realidad es que la autopsia había revelado que, aparte del trozo relativamente grande de carne que 33

tenía entre las cuerdas vocales, también tenía otro más en la boca. Pero incluso de no habertenido los hábitos que tenía, el hecho es que ese t ipo de muerte en absoluto es poco frecuente . Se ha comprobado que en Estados Unidos ocupa el sexto lugar de todas las muertes repentinas. No es tan raro que alguien que goza de buena salud y que disfruta de la com ida en compañía de sus am igos en un restaurante, se caiga de repente al suelo mientras habla, se ríe o tose. La gente se alerta, habla de un ataque de corazón, llama a una ambulancia o al médico, pero es demasiado tarde. Si no se presta la ayuda necesaria, la muerte se produce en unos cuantos minutos. Alekhine murió del mismo modo. Con frecuencia he leído sobre las causas absurdas de su muerte, como el ataque al corazón , el alcohol, naturalmente, o sencillamente unas circunstancias misteriosas. Pienso que siempre resulta difícil comprender la muerte de un gran hombre. Tendemos a adorna rla de una aureola misteriosa porque la auténtica realidad podría parecer demasiado prosaica. Le deseo éxito con sus libros sobre los campeones del mundo. Alekhine nunca murió para mí, a pesar de mi duro recuerdo. Un cordial saludo, Antonio Ferreira." La prensa francesa publicó una entrevista con Alekhine : "Un factor muy importante en el ajedrez es la psicología . El éxito que tuve en el match con Capa blanca se debe, ante todo, a mi superioridad psicológica. Capa blanca jugaba confiando casi exclusivamente en su extraordinario talento intuitivo. En general, hay que conocer bien al adversario antes de empezar a juga r. As í la partida se convierte en el medidor del individualismo y del amor propio que juega un papel enorme en el resultado del juego."

***

Alekhine ganó con facilidad el primer premio en el torneo de Baden Baden en 1925. En eso no hubo nada de extraño. Sin embargo, lo curioso fue que Alekhine había ganado todas las partidas que había jugado contra los jugadores que llevaban números impares y había empatado con los pares. La situación fue así: 2. Rubinstein , tablas; 3. Si::imisch , victoria; 4. Bogoljubov, tablas; 5. Marshall, victoria; 6. Tartakover, tablas; 7. Rabinovitch, victoria; 8. Greenfield, tablas; 9. Nimzovitch, victoria ; 10. Torre, tablas; 11 . Reti, victoria; 12. Spielmann, tablas; 13. Tribal, victoria; 14. Karls, tablas; 15. Jeits, victoria; 16. Roselli, tablas, y 17. Tarrasch , victoria.

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2. Lo que se dijo sobre Alekhine El ex campeón del mundo Mihail Botvinnik escribió un texto sobre Alekhine, estando en Linares durante el match Anand-lvantchuk, el 22 de septiembre de 1992. Estos son unos fragmentos de dicho texto.

Mihail Botvinnik: Para Alekhine tuvo una gran importancia la compañía de Capa banca, cuando éste era cónsul de Cuba en San Petersburgo. Por su manera universalista e intuitiva de entender el ajedrez Capa era inigualable en la historia del ajedrez. Alekhine no era ajeno a algunos vicios. Lo que le salvaba era su irrefrenable tendencia hacia el liderazgo en el mundo del ajedrez y por ello superaba sus debilidades. Sí, Alekhine era un hombre contradictorio, un genio del ajedrez. Le servía y le adoraba. La Primera Guerra Mundial le sorprendió en Alemania, en el torneo de Mannheim, cuando estaba ganando . Pero el torneo no llegó a terminarse. Junto a otros rusos Alekhine fue retenido, pero bajo el pretexto de una enfermedad psíquica le dejaron marchar a Suiza, desde donde se trasladó a Rusia. De ese modo estuvo perdido durante varías años para el ajedrez. Alekhine murió en la pobreza. La Revolución de Octubre le había privado de su herencia y todo lo que había ganado como campeón se perdió a causa de la Segunda Guerra Mundial. Los detalles de su muerte todavía permanecen oscuros. Primero se publicó que se había atragantado mientras cenaba. También se decía que había muerto en la calle. He recibido un artículo de un periódico alemán que decía que la policía portuguesa sospechaba que se había envenenado. Alekhine ha vivido una vida muy agitada. Era el campéon con "e" mayúscula. Nunca antes existió nadie como él. ¿Habrá alguien parecido en el futuro? Eso no se puede saber.

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Petar Romanovsky: Alekhine era de una naturaleza contradictoria. Dentro de él siempre se enfrentaban dos principios: un cálculo frío, cerebral y egoísta y la excitación que despertaba distintos tipos de emociones .

MaxEuwe (1937): El resultado de nuestro match de revancha en 1937 puso en claro que Alekhine no sólo es un buen ajedrecista, sino que tenemos que considerarle como el mejor del mundo. Ha jugado extraordinariamente y no me avergüenzo de haber perdido ante un rival como él.

Alexander Kotov (1956): Alekhine era un maestro del ataque insuperable. Sin embargo, durante su extensa experiencia ajedrecística se encontraba muchas veces en posiciones difíciles, que exigían una defensa larga y perseverante. De no haber dominado los más importantes métodos de defensa, nunca hubiera conseguido resultados tan brillantes.

Robert Fischer (1964): Alekhine creaba en sus partidas unas concepciones colosales rebosantes de ideas extraordinarias. En toda la historia del ajedrez nadie se puede comparar con él por su profundidad en la comprensión de las posiciones.

Ruben Fine: Recuerdo cuando estuvo en Nueva York, en la primera mitad de 1933. Visitó el Club de Ajedrez Marshall, del que yo era campeón en aquel momento, y jugamos varias partidas amistosas. Estaba impresionado por el gran número de famosos ajedrecistas que, salvo en las salas de torneos, se mantenían alejados del ajedrez. Alekhine siempre estaba en contacto con él. Yo intentaba mantener el equilibrio en las partidas que jugamos. Parece que eso le había enfadado tanto que pidió que pusiéramos una pequeña suma de dinero. No podía admitir que alquien le ganase, ni siquiera en las partidas amistosas. Su afán por ganar era grande también en otro tipo de juegos. Si perdía alguna partida de tenis de mesa, rompía la pelotita. Un gran genio, pero un hombre enfermo.

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A. Kotov: Cuando llegamos a Brno nos ofrecieron un almuerzo de 19 platos. En el momento de una gran relajación y jolgorio sonó el teléfono. De repente se callaron las risas . Un ajedrecista local había dado la noticia: acababa de llegar un telegrama de Esto ril, de Portugal . Una doncella de un hotel había entrado en la habitación que ocupaba el campeón del mundo Alekhine y le había encontrado muerto en una silla. Uno de los genios más grandes del mundo había acabado su vida trágicamente y de un modo feo. Aquellos días hablamos mucho sobre nuestro ídolo del ajedrez. Bronstein nos enseñaba de memoria sus mejores combinaciones. Smyslov estaba entusiasmado con los profundos planes estratégicos de Alekhine ...

SaviellyTartakover: Lo que sorprende de la obra de Alekhine no son sólo la genialidad de su juego y la prudencia, sino que esos dos principios se complementan, creando una genialidad prudente. Por la universalidad de sus logros ajedrecísticos Alekh ine no tiene rival alguno. Si Philidor fue el primero que se dio cuenta de la importancia de los peones, Morphy llevó el rey al ataque, Steinitz tendía hacia lo metódico, Lasker se caracterizaba por la elasticidad y Capablanca por la lógica de lucha, Alekhine, a diferencia de todos los campeones, perseguía el combate por sí mismo ...

Emmanuel Lasker: Alekhine se ha crecido en las combinaciones. Estaba enamorado de ellas. Cuando el rey de sus rivales no se encontraba en peligro, Alekhine jugaba sin entusiasmo. Su fantasía se encendía cuando peligraba el rey.

Ruben Fine: Cuando le vi por primera vez en Pasadena, en 1932, empecé a comprender los secretos de su genialidad. Se puso a enseñar una partida que había jugado contra Euwe unos meses antes en Berna y sus ojos revelaban tanta fuerza como yo nunca había visto antes. Amaba el ajedrez, que para él era la esencia de su vida. Podía pasar horas analizando una partida de quien fuese. En los días libres se entretenía jugando partidas rápidas. Vivía para el ajedrez y solamente para el ajedrez. 37

Bobby Fischer: "Es un jugador al que realmente nunca he comprendido. Si se ha visto una partida suya, es como si se hubiesen visto todas. Su juego era muy complicado, más que el de ningún otro gran maestro . Tenía muchas ideas. Nunca he considerado a Alekhine como mi héroe ni me atraía su estilo."

Rudolf Spielmann: "Entiendo bien las combinaciones de Alekhine, pero lo que me maravilla es el modo en que aprovecha las oportunidades para el ataque y cómo consigue infundir vida a las aperturas. Si me dieran las posiciones que él gana, pocas veces daría un traspié, pero yo siempre acabo en una posición de tablas, incluso cuando juego el gambito de rey."

Vladimir Vukovic: "Alekhine era alto de estatura, rubio, de un físico interesante, enérgico cuando se movía y dinámico en las conversaciones, pero también bastante nervioso. Es más, en algunos momentos era explosivo. El rápido descenso de su fuerza ajedrecística fue consecuencia del exceso en la bebida, lo que le provocó un brusco decaimiento físico a los cincuenta y cuatro años. Era extremadamente egocéntrico. Su suerte era que el arte del ajedrez estuviese condensado en el drama de una sola partida, donde la responsabilidad era indivisible. Eso es lo que precisamente le convenía a él, porque así no se revelaban sus debilidades, como ocurriría en el caso de otras artes . Pero cuando se trataba de su comportamiento entre las partidas, de su relación con la gente y de sus diversas acciones y posturas, los modales razonablemente agradables de Alekhine difícilmente disimulaban el hecho de que siempre estaba lleno de sí mismo y de que quería únicamente el papel de protagonista.

Mihail Botvinnik: "Me encontré por primera vez con Alekhine en Nottingham en 1936. Me di cuenta de que no tenía demasiada consideración por las normas del torneo. Durante la competición bebía vino. Lo que más me había impresionado en aquel momento fue su victoria sobre Bogoljubov. Hablé con ellos en ruso. Era muy cordial conmigo, aunque al principio estaba cauteloso. Después de la guerra, Alekhine escribió un artículo con el título "Me han destruido las dos guerras". En ese artículo habló sobre nuestras negociaciones. (En 1939 me había enviado una carta que se perdió .) Negociábamos a través de la Federación de Ajedrez Inglesa. Sin embargo, ciertos círculos en la URSS 38

estaban en contra de mi match con Alekhine. Predominaba la opinión de que, con todo, había que jugar, porque nadie me iba a considerar campeón si ganaba el título sin haber jugado contra Alekhine. "Hablé con Alekhine inmediatamente después del famoso torneo AVRO y le pregunté qué pensaba sobre la idea de jugar el match para el campeonato del mundo conmigo. En aquella época no existían normas específicas sobre el match para el título. Alekhine aceptó la propuesta de buena gana. Nos pusimos de acuerdo sobre las cuestio nes principales y luego seguimos las negociaciones por correspondencia. Cuando faltaba poco para anunciarse el match, ya era el 1 de septiembre de 1939, estalló la guerra y todo quedó paralizado. Después de la guerra, Alekhine dijo que estaba dispuesto a jugar conmigo. El 23 de marzo de 1946 en el congreso de la Federación de Ajedrez de Inglaterra se tomó la decisión sobre nuestro match. Se envió un telegrama a Alekhine, pero no sé si lo recibió. El domingo, 24 de marzo Alekhine murió y así acabaron nuestras negociaciones sobre el match. "En aquel momento Alekhine ya tenía cincuenta y cuatro años y estaba enfermo. Incluso de haber tenido la suerte de jugar contra él y ganarle, esa no hubiera sido una victoria convincente. Alekhine jugó soberbiamente a partir de su victoria sobre Capa blanca, hasta 1934. En esa época ganaba en todos los torneos. En Bled quedó incluso cinco puntos por delante del segundo clasificado. Yo también he tenido mis siete años, desde 1941 hasta 1948. Mis relaciones con Alekhine eran buenas. Después del torneo de Nottingham escribió un artículo en el que decía que yo tenía posibilidades de llegar a ser campeón del mundo porque tenía sentido del peligro. "Aiekhine tenía un desarrollo más lento que Capablanca . Ambos aspiraban a desvelar el secreto de la posición ajedrecística. Alekhine dio un ejemplo de como había que dedicarse al ajedrez. Fischer desempeñó un papel parecido al de Alekhine."

En una encuesta que hice entre cincuenta grandes maestros,Aiekhine fue declarado el mejor ajedrecista de todos los tiempos. ¿Por qué? Tigran Petrosian: "Quizás yo podría ser el gran maestro número cincuenta y uno que dice que Alekhine es el mejor. Era un gran ajedrecista, pero no me resulta fácil estar de acuerdo con los encuestados y proclamarle el mejor. Para mí, Steinitz y Capablanca eran mejores. Alekhine era grande en todo, pero pienso que no se determina el papel

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de un ajedrecista en la historia sólo a base de los éxitos en torneos, combinaciones y partidas, sino por innovaciones que se hayan aportado a la teoría del ajedrez y del desarrollo del pensamiento ajedrecístico. Me parece que en ese campo Alekhine contribuyó menos que Steinitz y Capablanca ... "

Alexander Kotov: "Me encontraba en Brno con los ajedrecistas soviéticos cuando llegó la noticia sobre la muerte de Alekhine. La vida de uno de los mayores genios del ajedrez acabó trágicamente. Alekhine amaba profundamente al ajedrez. Hasta el último minuto de su vida se pasaba noches enteras analizando partidas a la luz de una lámpara. Luchaba por la belleza y la profundidad de su arte a través de sus clases, artículos y libros. "Era un ajedrecista universal, que sabía escoger lo mejor de los estilos de jugadores contemporáneos. Por ejemplo, de Lasker aprendió como solucionar el problema de los preparativos para los torneos y las partidas. "Es difícil encontrar a alguien con el talento para las combinaciones equiparable al de Alekhine, que lo desarrolló hasta la perfección. Cuando en los torneos terminaba sus partidas, se pasaba horas analizando las partidas de los demás, sin importarle si se trataba de partidas de grandes maestros o de jugadores de segunda categoría ... "

Alexander Koblentz: "El domingo 24 de marzo de 1946 Alekhine murió en Estoril, cerca de Lisboa. Delante de él se encontraban un tablero de ajedrez y un libro de versos de Margaret Sothburn. En la última página que el campeón estaba leyendo había unos versos amargos: 'Ese es el destino de todos los que viven en el exilio .. .' "Una losa de piedra grisácea está cubriendo su tumba, pero no puede cubrir las páginas de su vida escritas para la humanidad. Los libros viven y encierran el alma de su autor, su mente. En ellos late su corazón. "Me acordé de estas palabras del poeta letón Ernest Birzniek cuando hace poco leí los libros de Alekhine, preparándome para escribir un artículo sobre su match contra Max Euwe."

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Salo Flohr: "Cuando perdió contra Euwe, Alekhine dijo: "Ahora no puedo volver a Moscú. Lo haré sólo como campeón del mundo". En el primer match Alekhine hacía experimentos sin obtener éxito, pero en el segundo jugó con mucha más seguridad. En ese match de revancha la auténtica lucha se mantuvo sólo durante las primeras seis partidas. "Las partidas de ese match fueron muy buenas. Recuerdo de un modo especial la partida dieciséis. Durante el match yo vivía en el mismo hotel que Keres y Tartakover. Por la noche habitualmente intercambiábamos nuestras impresiones sobre las partidas. Una vez Tartakover empezó su informe diciendo:" Ambos matadores han jugado maravillosamente ... " -Lo asombroso fue que ninguno de los dos se diese cuenta del jaque en h8, le dije ... -¿A qué jaque te refieres? se extrañó Tartakover, pero pronto se dio cuenta. Se puso pálido y en seguida llamó al mensajero del diario "Telegraf", para el que hacía comentarios. El mensajero llegó en una bicicleta, le trajo los textos y Tartakover los corrigió. Cambió los signos de admiración de buenas jugadas por los de interrogación. Al día siguiente, las jugadas en la edición para Amsterdam venían adornadas con los signos de interrogación y en la edición para provincias con los de admiración ... "

SaviellyTartakover: "Capablanca posee el título, Lasker los resultados, pero únicamenteAiekhinetiene el estilo del auténtico campeón del mundo ... "

Viaceslav Ragozin: "Si Steinitz fue el pensador, Lasker el luchador y Capablanca el virtuoso de la técnica, Alekhine quedará en la historia únicamente como el insuperable artista del ajedrez ... "

Vasia Smyslov: "Alexander Alekhine, con quien no tuve la oportun idad de jugar, pero mi padre sí, era uno de mis ídolos del ajedrez. Me entusiasmaba su imaginación ajedrecística, sus extrañas combinaciones. Esas combinaciones tenían su propio brillo y profundidad ... "

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Max Euwe: "A Alekhine le gustaban las posiciones difíciles y era capaz de prever en ellas las combinaciones más profundas y ramificadas. Si tenía alguna ventaja en las aperturas, las combinaciones que creaba habitualmente acababan favoreciéndole. También conseguía complicar el juego de tal modo que sus adversarios, y especialmente los menos fuertes, siempre perdían."

El momento de la muerte tiene la particularidad de destacar para siempre lo provechosa o lo inútil que fue una vida . Svetozar Gligoric: "La muerte de Alekhine es paradójica . Si había buscado la felicidad, había encontrado algo muy distinto. Si había deseado la gloria, vivirá mientras se juegue al ajedrez. Cuando encontraron el cuerpo sin vida de Alekhine en el hotel de Estoril, recostado en el sillón, con la cabeza inclinada a un lado y con el tab lero de ajedrez delante de él, alguien hizo una fotografía de esa escena para que sirviese como símbolo de la vida de una personalidad nada habitual. Había vendido su alma al dios Mamón y sólo así fue capaz de alcanzar la cima, para ser admirado por todos en vida y querido cuando muriera . De joven le molestaba tener una patria porque quería ser independiente e ir tras la llamada de los torneos. Era demasiado egocéntrico para tener amigos . Estaba enamorado del ajedrez y por eso no necesitaba a las mujeres. Se pasaba toda su vida en hoteles y todas sus esposas eran mayores que él, porque no quería que tuvieran sus propias exigencias. En el match de 1927, Capablanca, que todo se lo debía a su talento, parecía ser un esteta para quien era más importante el placer que la ambición, a diferencia de su rival que era un guerrero de voluntad férrea. "Como el cerebro y los nervios de un hombre no pueden soportar estar pensando durante veinticuatro horas en las esferas abstractas, que nada tienen que ver con el modo de vida habitual, Alekhine llenaba las horas muertas con el alcohol. Pero él nunca necesitaba tanto al alcohol como al ajedrez. Cuando se estaba consumiendo por el deseo de recuperar el título de campeón del mundo, bebía solamente leche . Era supersticioso y durante todo el match con Euwe llevaba un jersey con un gato negro bordado en el pecho. "Quizás la carrera de Morphy haya sido más brillante, la de Lasker más larga y la de Capablanca más convincente, pero el mundo nunca había visto a otro fanático como lo fue Alekhine."

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A. Kotov: "En la mañana del 25 de marzo de 1946 el camarero del hotel llevó el desayuno a la habitación de Alekhine. Las cortinas estaban cerradas, la luz encendida y en la mesa había un tablero de ajedrez. El campeón estaba sentado en la silla, con un brazo colgando hacia abajo. Parecía como si escuchase la música ... Toda su vida había soñado con morir sin ser derrotado y su sueño se cumplió ... "

¿En qué consiste el secreto de los éxitos de Alekhine? S. Tartakover: "Ante todo, en el gran amor que profesaba hacia el ajedrez, en su intelecto privilegiado y profundos estudios, en sus ideas inagotables y en el continuo trabajo de perfeccionamiento. Alekhine siempre trataba de crear problemas a sus adversarios en cada jugada . Procuraba ser consecuente, tanto después de perder como después de ganar ... "

P. Romanovsky: "Aiekhine me dijo ya en 1914 que se estaba preparando para jugar el match para el título de campeón contra Capablanca ... -Pero Capa blanca no es el campeón, sino Lasker -le contesté. -Lo será pronto -dijo Alekhine."

La periodista suiza Ana Ruegg destacó en la URSS por sus trabajos. En noviembre de 1920 la recibió Len in, que más tarde mencionaba ese encuentro en sus obras. Alekhine se casó con ella en 1921, pero en el mismo año se marchó de Rusia. Se fue primero a Riga, luego a Berlín y finalmente a París. He encontrado una copia del documento que se refiere a ese viaje: "El Comisariado Popular de Asuntos Exteriores confirma que no existe ningún impedimento para que el ciudadano Alexander Alexandrovitch Alekhine viaje a Letonia, vía Sebez. El vicecomisario Karahan. 29 de abril de 1921."

*** A. Kotov: "Ana Ruegg estaba demasiado ocupada con sus obligaciones sociales para poder ocuparse de la familia. Su hijo Alexandercreció gracias a la ayuda de los amigos de sus padres. A causa de esos 43

problemas familiares y del divorcio, en el período 1923-1924 Alekhine obtuvo unos resultados regulares."

Mihail Botvinnik: "La fuerza infinita de Alekhine consistía en una mezcla afortunada del elemento práctico y el creativo, pero el mundo del ajedrez le apreciaba, ante todo, como artista. Dominaba con brillantez la técnica, porque sin ella no puede existir la maestría. Sus características eran la profundidad de estrategia, los largos cálculos y la originalidad. Su principal fuerza, que crecía de año en año, era su capacidad para combinar. Preveía combinaciones, calculaba con facilidad y exactitud variantes forzadas que incluían sacrificios. Las combinaciones de Alekhinetenían fuerza y arrasaban todo lo que encontraban por delante. Tenía realmente un gran talento."

Miguel Najdorf: "Es conocido que Alekhine no hablaba con Capablanca, pero una vez me dijo: 'Usted puede hablar mal sobre Capablanca, pero no sobre su juego. Es un genio'."

P. S. Popov (Profesor de la Universidad de Moscú): "Los días de instituto de Alekhine no transcurrieron en unas buenas condiciones. Casi no veía a su padre y su madre estaba enferma. A Tisha, así era como le llamaban, no le gustaba estar en casa. Su abuela le dejó una habitación en uno de sus pisos. Estudiaba con irregularidad, sus pensamientos estaban ocupados con el ajedrez. "La mayoría de sus profesores le eran favorables. Todos estaban entusiasmados cuando, siendo alumno de séptimo, ganó en San Petersburgo. "Sus rivales fijos en el instituto eran Lav Ostraumov y Vadim Shershenevitch. "Es curioso que a Tisha le iban bien todas las asignaturas salvo las matemáticas. Componía muy buenas redacciones y hablaba perfectamente el francés. No se preparaba para las clases y sus cuadernos estaban desordenados. Quería ser diplomático y por eso se matriculó en la Escuela de Derecho en Petrogrado."

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A. Nimzovitch (después de la derrota en Bled): "Aiekhine juguetea con nosotros como con unos novatos." ¿TieneAiekhine rivales peligrosos? No. Nadie tiene posibilidades de ganarle en matches. Por lo que se refiere a Capablanca, no le aconsejaría jugar la revancha con Alekhine, porque después de ese combate su aureola se ensombrecería . Por otro lado, creo que Capablanca es mejor que cualquier otro candidato .

E. Bogoljubov (después del match con Alekhine): "En mi opinión, los mejores jugadores contemporáneos son los siguientes, por este orden: Alekhine, Lasker, yo y Capablanca. Capablanca a veces tiene algunas jugadas geniales, pero también un gran defecto, no avanza . No le gusta mucho el ajedrez porque es perezoso. Cree que ya lo ha conseguido todo y que no necesita ningún perfeccionamiento."

M. Euwe (después de su primer match con Alekhine): "Cuando jugamos nuestro primer match, Alekhine no bebió hasta el primer momento crítico, antes de la partida dieciocho. Lo mismo ocurrió antes de las partidas veintiuna y treinta. Quizás hubo otros casos más, pero yo no los he detectado."

Duz Hotimirsky: "Conocí a Alekhine cuando él tenía catorce años. Una mañana de domingo estaba paseando por el puente Kuznietzky y me encontré con el ajedrecista moscovita lsakov. Cuando le pregunté si había algunas novedades, sonrió y susurró: 'He descubierto un futuro campeón del mundo. Todavía va al instituto.'." "Unos días más tarde vi a ese chico, al que llamaban Tisha, en casa de lsakov. Era rubio y delgado. Se sintió complacido cuando le dije que mis ajedrecistas preferidos eran Morphy, Anderson, La Bourdonnais y, ante todo, Chigorin, a quien conocía personalmente y quería mucho como ajedrecista." "Me parece que en esa época, Tisha jugaba mejor que los ajedrecistas de segunda categoría."

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M. Najdorf: "Vi por primera vez a Alekhine en Varsovia, en 1929. Yo jugaba al bridge con Lasker y su mujer. Alekhine jugaba en aquel momento simultáneas en treinta y dos tableros. Jugó dos de esas partidas a ciegas y uno de los rivales fui yo. Tuve la suerte de ganarle. Al cabo de tres años volvió a Varsovia. Yo tenía veintiún años y ya era un ajedrecista conocido. Jugué dos partidas con Alekhine y las dos acabaron tablas. "En la Olimpiada de Buenos Aires de 1936 estuvimos juntos. Él era muy fiel al arte del ajedrez. Le dije: -'Doctor, soy uno de los pocos ajedrecistas que tiene resultado positivo con usted'. -No. Me está engañando -contestó Alekhine. -Ha jugado simultáneas en Varsovia en 1929 .. . -Sí, me acuerdo. Perdí dos partidas a ciegas. En una me sacrificaron la torre en h7 . ¿Ha sido usted? "Era difícil creer que Alekhine se acordaba de la partida que había jugado diez años antes. "Yo conocía también a Capablanca y a Lasker, pero ninguno de los campeones se entregaba tanto al ajedrez como Alekhine ... "En el torneo de Margate en 1937-38 vi su famosa partida con Book. Sacrificó la torre en la jugada catorce. Al ver que yo estaba observando la partida, me preguntó si me había gustado lo que acababa de hacer. Exclamé que era asombroso, aunque no entendía el alcance del sacrificio. Después de terminar la partida me quedé largo rato pensando en que no había entendido nada. Dos años más tarde le confesé: -'Cuando me preguntó en Margate sobre el sacrificio de la torre, le dije que estupendo, pero no tenía nada en claro. -No se preocupe, yo tampoco vi nada, lo presentía ... "

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3. Lo que dijo Alekhine El ajedrez es cuestión de vanidad.

Sin Lasker nunca llegaría a ser lo que soy.

¡Qué lástima que la realización de un plan ideado demasiado tarde también dependa del adversario!

Antes luchábamos contra las piezas, pero también lo hacemos contra nuestro rival convertido en un enemigo por su voluntad, contra sus características individuales y contra los nervios.

"De ese modo el resultado ha premiado mi esfuerzo y ha coronado mis aspiraciones ... " (Con esta frase Alekhine inició un artículo sobre el match contra Capablanca .)

Después de la vuelta de Alekhine de Buenos Aires a París "Era evidente que Capablanca estaba conmovido por la derrota, pero nos despedimos amistosamente. Sin embargo, me hubiera senta-

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do mal si no se hubiera presentado en el banquete final, donde fui proclamado campeón del mundo. Estoy convencido de que Capa blanca me va a pedir el match de revancha. Aceptaré el reto bajo las mismas condiciones del match anterior en Buenos Aires y que se juegue en el plazo de un año, a partir del día en que reciba la invitación formal. Capablanca regresa a Nueva York en febrero, lo que significa que puedo esperar su desafío en marzo." -¿Qué es lo que hace que un hombre se convierta en un gran ajedrecista y en un genio? -Ante todo, creo que la imaginación y el talento para el pensamiento abstracto. Cuando juego al ajedrez, dentro de mí se libra una extraña batalla entre la fantasía por un lado y el razonamiento sensato por el otro. El exceso de imaginación o de pensamiento racional pueden ser igualmente peligrosos. Esas dos fuerzas tiran hacia lados opuestos y, sin embargo, hay que mantenerlas en armonía. Es lo que intento hacer cuando puedo. No obstante, en mi caso predomina la fantasía. Actúa dentro de mí con mayor intensidad. Tendré que domarla como sea. "NewYorkTimes ", 11.12.1927.

Alekhine en el Torneo de Londres de 1922.

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El primer match Alekhine-Bogoljubov se jugó en cuatro ciudades europeas, del 6 de septiembre al 12 de noviembre de 1929. Alekhine consiguió una victoria fácil por 11:5 y nueve empates. En el banquete final, Alekhine dijo: "Ahora me voy a preparar para defender el título de campeón contra Capablanca o Nimzovitch. Si me preguntan con cual de los dos preferiría jugar, diré que con Nimzovitch. Por lo demás, pienso que este match con Bogoljubovcualitativamente era de un nivel mucho más alto que el match con Capablanca. Bogojlubov por lo menos tiene imaginación, mientras Capablanca es un técnico que tiene un estilo negativo ... " Sin embargo, muchas de las partidas del match de revancha de 1934 con Bogoljubov fueron poco interesantes. Alekhine volvió a ganar por 8:3 y quince empates. Después del match Alekhine declaró: "Mi próximo rival será Max Euwe, en 1935. Luego, el siguiente en la lista será Capablanca, bajo la condición de jugar con el mismo reglamento de nuestro match de 1927 ... "

Preguntaron una vez a Alekhine en que idioma pensaba. Contestó: "Depende del tipo de pensamientos. Si se trata del ajedrez, pienso en alemán, si es algo relacionado con la vida diaria, en ruso, aunque a veces también en inglés."

No estoy contento con la calidad de mi juego. Tengo la impresión de que no sólo LaskeryCapablanca ganaron más partidas importantes que yo, sino también Reti ...

Alekhine, después del torneo de Nueva York en 1924.

El ajedrez no es para mí un juego, sino un arte. Sí, considero que es un arte y me hago cargo de todas las obligaciones que eso implica. Todo ajedrecista destacado y con talento no es que tenga el derecho, sino que tiene la obligación de considerarse artista.

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Al acabar mi gira de cinco meses por Estados Unidos, participé en 1924 en el torneo de grandes maestros en Nueva York. Ese torneo fue una decepción para mí. Cuando empezé a jugar, estaba cansado de la larga gira. Ya me encontraba saturado de ajedrez y en el mismo comienzo del torneo perdí contra Lasker. Luego me recuperé y cuando acabó la primera parte, me encontraba en el segundo puesto. En la segunda mitad permití que Capa blanca me superara. Desde el punto de vista deportivo conseguí un buen resultado porque ocupé el tercer puesto, inmediatamente detrás de los dos campeones. Aunque en la primera partida Capa blanca había estado en la apertura mejor que yo y había ganado la posición en el medio juego, manteniendo una gran ventaja en la final de torre, no consiguió la victoria final y tuvo que contentarse con las tablas. Eso me hizo pensar que Capablanca deseaba ganar como fuera para alcanzar a Lasker, que estaba en el primer puesto. Estoy convencido de que yo hubiera ganado de haber estado en su lugar. Ya me había dado cuenta antes de que Capa blanca se permitía de vez en cuando pequeñas inexactitudes, pero no sabía que no podía superar ese defecto, ni siquiera cuando se concentraba al máximo. Ese descubrimiento me iba a ser de gran utilidad en el futuro .

Carta a Capablanca

Estimado señor Capablanca: Recibí la copia de su carta del10 de febrero de 1928 y eso me indujo a escribir lo siguiente para Ud. y especialmente para el público ajedrecístico: Cuando perdió el título de campeón del mundo, se dirigió a la FIDE con la propuesta de cambiar el reglamento de match es. Había elaborado esa propuesta después de ganar su título, pero yo nunca aceptaré el cambio de normas para nuestro eventual match de revancha, lo que ya le dije después del match del 12 de diciembre de 1927. En aquella ocasión Ud. estaba de acuerdo conmigo. Por eso ahora me veo obligado a contestar a su gestión ante el Sr. Rueb, en relación con las "experiencias" del match de Buenos Aires. Basándose en sus experiencias generales, Ud. ha propuesto que se limite el número de partidas a dieciséis. En relación con eso tengo que decir que, si nos atenemos a la "experiencia" de Buenos Aires, la limitación del número de partidas me favorecería a mí. Después de las partidas dieciséis, veinte y veinticuatro yo estaba ganando y mantuve la ventaja hasta el final. Es decir, hubiera ganado a pesar de la limitación

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a dieciséis partidas, pero reconozco que una victoria así no me hubiera dejado satisfecho. También considero que en esas condiciones el mundo no estaría convencido de la corrección de mi victoria. El hecho es que en la fase actual de l desarrollo de la técnica del ajedrez lo que más ha avanzado es la ciencia de las aperturas, así que a los principales maestros les resulta más fácil obtener tablas. La única conclusión lógica de todo eso es que en el match para el campeonato del mundo contarían sólo las partidas ganadas, y no el número de tablas. En realidad, ¿qué significa un match limitado a dieciséis partidas? Como sería suficiente la ventaja de una sola victoria de más, el jugador que por casualidad ganara la primera partida podría jugartablas a todas las demás. Referente a la ayuda de los demás jugadores, que según su experiencia de Buenos Aires es "fácil de obtener", tengo que decir que en ese sentido yo no tengo experiencia alguna, lo que es comprensible si se tiene en cuenta que quien despertaba las simpatías en Argentina era usted. Resumiendo: Yo había subrayado después del match que jugaría con Ud. en las mismas condiciones y nos despedimos estando de acuerdo. Ahora Ud. ha cambiado de parecer y quiere procurarse una ventaja modificándolas. Me parece que no me conoce cuando se imagina que podría inducirme a que yo renuncie a lo que había señalado como correcto y deportivo. Si quiere combatir contra mí en un nuevo match, tendrá que hacerlo bajo las condiciones que Ud. mismo había fijado para el primero. Le he ganado en seis partidas en una lucha limpia y únicamente reconoceré la supremacía a la persona que me gane el mismo número de partidas. Estoy convencido de que aquél que durante su época de campeón fija unas reglas (nada fáciles para el candidato) y que después de perder el título intenta introducirfacilidades para sí mismo en el próximo match, no disfrutará de demasiadas simpatías en el mundo del deporte. Sinceramente, A. Alekhine (Redactada durante la fase de negociaciones para el match de revancha.)

"Estimado señor, con la presente le reto oficialmente al match para el campeonato del mundo, bajo las condiciones del protocolo de Londres de 1922. Sinceramente, H. R. Capablanca. Berlín, 8 de octubre de 1928. 51

P. S. Esta carta confirma la que el Dr. Lederer le envió hace unas semanas. He creído entender en su telegrama que usted exigía que la propuesta de match se formulase por escrito. He entregado mi garantía de quinientos dólares al Dr. Lederer, de lo que creo que él mismo ya le habrá informado." El 12 de octubre, Alekhine contestó: "Le confirmo que he recibido su carta de 8 de octubre. Teniendo en cuenta que ya he aceptado en principio el match con Bogoljubov, que habrá de jugarse en 1929, siento no haber previsto otro match para el título. Voy a tener en cuenta su carta y ya he escrito a Bogoljubov, dándole un plazo de tres meses (hasta el15 de enero de 1929) para que me dé las garantías previstas por el protocolo de Londres de 1922. En caso de que llegue a jugar el match contra Bogoljubov y consiga mantener el título de campeón, estaré dispuesto a aceptar su desafío cuando acabe ese match. La carta del señor Lederer no tiene carácter oficial y por eso tomo en consideración su reto desde el día en que lo he recibido, es decir, a partir del 8 de octubre ... " Tres días después del torneo de Kisingen, a finales de agosto, Bogoljubov envió a Alekhine otra carta: "Apreciado Sr. Alekhine, Tengo el honor de retarle oficialmente al match para el título de campeón y le agradecería me conteste si está de acuerdo en jugar conmigo en el transcurso de 1929." El match Alekhine-Bogoljubov terminó el 12 de noviembre. Ganó Alekhine con el resultado de 11:5. Después de la octava partida, que se jugó el 2 de octubre, Capablanca escribió a Alekhine desde Barcelona: "Estimado señor, De acuerdo con sus exigencias, le confirmo con esta carta mi anterior reto al match. He entregado quinientos dólares de garantía al Dr. Lederer. .. " Al cabo de cinco días Alekhine le contestó: "Estimado señor, He recibido su respuesta a mi carta del 1 de octubre de 1929 y he remitido una copia de la misma al Dr. Lederer, con la intención de que me informe de si es posible organizarlo todo en el plazo que Ud. propone. Espero poder darle una respuesta concreta relativa al lugar donde se jugaría el match cuando reciba su contestación." (La carta no llegaba, en Estados Unidos empezó la crisis económica y no había fondos para el match.)

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En el bloc de notas de Alekhine se encontró un borrador de la carta que Alekhine preparaba para Capablanca. Alekhine escribió en francés: "Señor (sigue un espacio vacío) He recibido en Wiesbaden (espacio vacío) de noviembre su reto al match para el título de campeón, que se jugaría conforme a las proposiciones del acuerdo de Londres de 1922. Acepto su desafío y conforme a los apartados siete y diez del reglamento mencionado, fijo el principio del match entre el 15 de octubre y el 15 de diciembre de 1930 ... " A la madre deAiekhine le gustaba Ostrovskyy por eso dio a sus hijos los nombres de sus protagonistas, Varvara y Tihon. En los primeros escritos de Alekhine se encuentran las iniciales T. A. Alekhine. Con este nombre estudió en un instituto privado de Moscú. A su padre, el nombre Tihon le parecía demasiado vulgar y en 1907 lo cambió por el de Alexander. El primer encuentro entre Alekhine y Capa blanca se produjo en San Petersburgo en 1914 cuando Capablanca estaba haciendo una gira. Desde 1933 Alekhine intentaba volver a establecer el contacto con las autoridades soviéticas. Durante el match contra Euwe, jugado en 1935, Alekhine envió a la revista de ajedrez "64" una carta de felicitación por el décimo octavo aniversario de la Revolución. Recibió una invita ción para jugar en Moscú en 1936, pero contestó que iría únicamente como campeón del mundo. Los soviéticos rehabilitaron por completo a Alekhine en 1956, organizando un torneo conmemorativo en su honor. Cuando en 19421e internaron enfermo de escarlatina en un hospital de Praga, Alekhine, que era supersticioso, se quedó pasmado al enterarse de que en ese hospital había muerto en 1929 Richard Reti a causa de la misma enfermedad. Más tarde, Alekhine estuvo aquejado de molestias cardíacas y de tensión alta, como consecuencia de la combinación de la escarlatina y el consumo continuo del alcohol.

A la revista "64"

Me complacería enormemente si a través de su revista pudiera volver a participar en el desarrollo ajedrecístico de la URSS. Aprovecho la ocasión para enviar mis saludos cordiales a la nueva Rusia ... (24 de julio de 1936)

En lo referente a mi colaboración con su revista, considero como una deuda decirle lo siguiente: 53

Alekhine con su gato "Caissa", en una caricatura publicada en la prensa durante la Olimpiada de Varsovia de 1935.

Para mi sería un honorcontribuiral progreso del ajedrez en la URSS . Espero que mis errores del pasado no sean un obstáculo para ello. (Londres, 1 de noviembre de 1936)

Por fin el sueño de mi vida se ha hecho realidad y puedo recoger los frutos de mis continuos esfuerzos . Empieza una nueva etapa de mi trabajo creativo, etapa con nuevas tareas y nuevas responsabilidades. (Después del match con Capablanca)

Para obtener el éxito son necesarios tres factores: primero, conocer tu propia fuerza y debilidades; segundo, averiguar la fuerza y las debilidades del contrario, y tercero, comprender que es más importante el objetivo final que la satisfacción temporal. Mi objetivo consiste en los logros científicos y artísticos que hacen que el ajedrez sea un arte. (Después del match con Bogoljubov)

El último amigo de Alekhine fue Francisco Lupi, ajedrecista portugués que murió en Madrid en 1954. Alekhine había llegado a Lisboa en enero de 1940, en plena Segunda Guerra Mundial. -Me llamó por teléfono el22 de marzo de 1946y me dijo: "La soledad me está matando. Quiero vivir." -escribía Lupi. Esa fue su última conversación. El azar quiso que Alekhine jugase su última partida de torneo precisamente con Lupi. En enero de 1946 jugaron un match a cuatro partidas en el Casino de Estoril. La primera partida terminó tablas, Lupi ganó la segunda y Alekhine las dos últimas. La última jugada de Alekhine fue ~ 1. Fue la jugada 22 de la partida que había empezado con la apertura rusa ... Alekhine jugaba con las negras.

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4. Partidas y notas desconocidas de Alekhine En el archivo parisiense de Alekhine encontré muchas partidas desconocidas, entre las cuales se encontraban las partidas jugadas durante la estancia de Alekhine en Odessa , a finales de 1918 y en la primera mitad de 1919. Su adversario permanente era un maestro del su r de Rusia, Verlinsky. Jugaban en el café "Robin", donde se reunían los ajedrecistas, y despertaban gran interés del público. Esta es la partida que se jugó el 23 de noviembre de 1918.

ALEKHINE - VERLINSKY Siciliana

1. e4, c5; 2. 0lf3, 0l c6; 3. d4, cd; 4. 0ld4, e6; 5. 0l c3, 0lf6; 6. 7. 0-0, ~ c3; 8. be, 0le4; 9. 0l e6, de; 10. ~ d3, 0lf6; 11.

~ e2, ~ b4;

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~ a3, b6; 16. ~ d6,

12. ~ f3, ~ d5; 13. ~ g3, ~ b7; 14. c4, ~ d4; 15. c3, 0-0-0; 17. c5, be; 18. ~ b8, ~ a5; 19. ~ e5, ~ d7; 20. bt dg8; 21. bl ab1, f6; 22. ~ c4, 0J f8

~ c3; ~ g7,

(ver diagrama anterior) 23. l'ib 7, ~ b 7; 24. ll b 1 (24 .... ~ c8; 25. ~ b8, ~ d7; 26. btb 7) 1:0

ALEKHINE - KAUFMANN Odesa, 26 de junio de 1919 1. d4, d5; 2. 0J f3, c5; 3. ~ f4, cd; 4. e4, de? 7. ~ d8+, ~ d8; 8. 0J e5 1:0

~ b8,

bl b8; 5.

~ d4,

b6; 6.

Del archivo parisiense Unos años antes de su muerte, Alekhine tenía pensado escribir un libro sobre Capablanca. Preparó una lista de las cuarenta mejores partidas de Capablanca y escribió el prólogo. Ese material se ha quedado en el archivo de París. Esto es lo que escribió Alekhine: "Al igual que todos mis contemporáneos, también yo oí por primera vez el nombre de Capablanca en 1909, después de que ganase a Marshall. En aquella época Capablanca tenía veinte años y yo dieciséis. En un primer momento no me gustaron demasiado ni sus resultados ni el estilo de su juego. Cuando más tarde consiguió una brillante victoria en San Sebastián, solucionó la mayoría de las partidas con golpes tácticos. Su verdadero talento destacó en el torneo de San Petersburgo en 1914, donde lo conocí personalmente." "Nunca antes ni después vi, ni podía imaginarme, tal velocidad de pensar, la que tenía Capa blanca en aquel tiempo . Basta con decir que en las partidas rápidas dejaba a todos los maestros de San Petersburgo una ventaja de 5:1 y les ganaba. Habría que añadir que siempre estaba de buen humor, tenía buena salud y gustaba a las mujeres. El hecho de que quedara por detrás de Lasker en la clasificación se podría achacar a su frivolidad juvenil. Ya por aquel entonces, Capa blanca jugaba igual de bien que Lasker. Mi siguiente encuentro con él fue en el torneo de Londres, en 1922. Él ya era campeón del mundo y tenía la intención de 56

mantener el título durante mucho tiempo. Era la época de su máximo apogeo: sus aperturas y medios juegos eran perfectos y su técnica en los finales era insuperable."

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Su carácter cambió un tanto, se volvió más nervioso y eso hizo que procurara aplazar todo lo que pudiese, o incluso impedir, los matches para el campeonato del mundo. Precisamente por eso Capablanca había elaborado el protocolo de Londres, según el cual la cantidad de dinero que tenían que aportar los candidatos se incrementaba hasta diez mil dólares. En aquel tiempo no podía ni imaginarse que alguno de sus rivales podría reunir tanto. Yen eso tenía razón. Cuando en 1927 se reunió en Buenos Aires el dinero necesario, eso no se hizo por su adversario (en ese caso por mí), sino por el mismo Capablanca. Él ya había jugado dos veces en esa ciudad y era muy popular allí. Además, todo el mundo creía que iba a ganar el match. ¿Cómo le sentó la derrota? Tengo que decir que no soy capaz de responder a esa pregunta, porque en 1927 no creía que iba a superar a Capablanca. Es posible que fracasase principalmente por sobrevalorar sus propias fuerzas y por subvalorar las mías. Las causas de su excesiva confianza en sí mismo se encuentran en la impresión que dejó después de su brillante victoria en el torneo de Nueva York en 1927. Al perder el título, Capablanca también perdió por algún tiempo su forma ajedrecística y empezó a arreglárselas para impedir que se celebrase el match de revancha. Tan pronto perdió el título intentó cambiar, con la ayuda de la FIDE, las condiciones para el match y lo hizo sin consultarme. Eso no me gustó y la relación entre nosotros se enfrió y nos distanciamos. Al cabo de unos años encontró otra solución más correcta e intentó demostrar al mundo con sus éxitos ajedrecísticos que él era el mejor candidato para el título de campeón. Y realmente lo era, por ganar en 1936 en dos grandes torneos, en Moscú y en Nottingham. Poco después, la fuerza de Capablanca decayó y sus resultados empeoraron . Al compartir el tercer puesto con otros ocho jugadores en Semering y quedar séptimo en el torneo AVRO, demostró al mundo del ajedrez que sus esperanzas para el campeonato del mundo no podían cumplirse. Aunque pudo haber seguido jugando con éxito hasta sus últimos días, ya le faltaban fuerzas para enfrentarse a grandes torneos. Sin embargo, se marchó demasiado pronto del mundo del ajedrez y con su muerte hemos perdido al mayor genio, al que será difícil reemplazar.

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En su drama "Blancas y negras" Aleksander Kotov describió las partidas simultáneas que Alekhine había jugado contra treinta oficiales de la Wehrmacht. Alekhine ganaba 29:0y en la última partida el general alemán intentaba encontrar una salida honrosa con tablas ... Se creó esta posición ...

-Abandono -dijo el oficial-, no puedo defenderme del mate en h8. Si juego g6, sigue 2. ~ h7+, ~ f8; 3. ~ h8, ~ xh8; 4. b!. xh8 mate. Alekhine dijo: - "Está bien. Voy a jugar con sus piezas negras." Y empezó a jugar 1. ... -ªh4 ?! Los presentes susurraban al general que capturase la torre con el caballo, y no con su torre. El contestó: "Como si no viera que me daría mate si capturo con la torre. Después de 1 . ... -ªh4; 2.