Acercamiento al pensamiento jurídico-filosófico del profesor Julio Fernández Bulté: su contribución al desarrollo jurídico socialista (Tesis de Doctorado)

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República de Cuba

Tesis de Doctorado

Acercamiento al pensamiento jurídicofilosófico del profesor Julio Fernández Bulté: su contribución al desarrollo jurídico socialista Pastor Cantero Echazábal

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Acercamiento al pensamiento jurídico-filosófico del profesor Julio Fernández Bulté: su contribución al desarrollo jurídico socialista (Tesis de Doctorado) / Pastor Cantero Echazábal. – La Habana : Editorial Universitaria, 2016. © Autor: Pastor Cantero Echazábal. Digitalización: Editorial Universitaria del Ministerio de Educación Superior de la República de Cuba, 2016. Calle 23 entre F y G, # 564. El Vedado, Ciudad de La Habana, CP 10400, Cuba. Página web: http://eduniv.mes.edu.cu

Instituto de Filosofía

TESIS DE DOCTORADO EN CIENCIAS FILOSÓFICAS Acercamiento al pensamiento jurídico-filosófico del profesor Julio Fernández Bulté. Su contribución al desarrollo jurídico socialista

ASPIRANTE Lic. Pastor Cantero Echazábal

TUTOR Dr.C. Julio Antonio Fernández Estrada

LA HABANA 2016

AGRADECIMIENTOS

Al Instituto de Filosofía de la República de Cuba: Por los estoicos esfuerzos organizativos y muy en particular a su claustro de profesores, por su magistral academia. A mi tutor, Profesor Julio Antonio Fernández Estrada por la paciencia demostrada, a la consultante Dra. Romelia Pino, por su objetividad e inigualable delicadeza en la entrega de saberes.

DEDICATORIA

A mis padres, por su consagración al esfuerzo de mi formación profesional y ética. A mi esposa Amarilys, Y a mi suegra Dora, Por su oportuna paciencia. A mis hijas Yelyn y Karla, el mayor de los compromisos e inspiración de mis sueños.

SÍNTESIS En la presente tesis se construye un marco conceptual acerca del pensamiento filosófico y la obra de Julio Fernández Bulté, como aportes a la enseñanza de las ciencias jurídicas en Cuba y al desarrollo jurídico socialista, sustentado en el ideario marxista y leninista de una filosofía del Derecho, imprescindible para la transición al socialismo en Cuba y la América Latina, como parte de esa realidad transformadora del contexto regional. La construcción teórica presentada toma como antecedentes el proceso de desarrollo de la Historia del Estado y con este la Filosofía del Derecho que lo legitima en su tránsito complejo de descomposición de las viejas comunidades gentilicias hasta la formación de la sociedad política actual. Aborda como objeto el rescate del conocimiento jurídico-filosófico en su mediación fundamental praxis/metodología, que dialéctica y coherentemente nos legara Fernández Bulté, en respuesta a la formación de valores filosófico-jurídicos imprescindibles en la institucionalización del tipo de Estado que legitimemos en el período de transición al socialismo en Cuba, como expresión autentica del principio autónomo de soberanía e independencia nacional de los pueblos, frente a la intencionalidad del modelo capitalista neoliberal que negamos.

Índice General/ Introducción/

Páginas 1-10

Presentación del Capítulo I --------------------------------------------------------------- 11 I- Marco general. Referentes teóricos e históricos en el presente trabajo.12-21 a)- Surgimiento y desarrollo del pensamiento filosófico-jurídico en la antigüedad occidental y el Medioevo. Conceptualizaciones.----------------------------21-38 b)- El renacimiento y la modernidad en occidente. Influencia en el pensamiento filosófico-jurídico burgués----------------------------------------------------------38-45 c)- Las principales tesis filosóficas de los clásicos del marxismo en torno a la crítica del derecho burgués. Base sustancial en la metodología pedagógica y proyección ideológica del profesor Fernández Bulté.----------------------45-54 Presentación del Capítulo II ---------------------------------------------------------------- 55 II – Influencia del contexto y aportes del pensamiento jurídico y pedagógico del profesor Fernández Bulté a la tradición filosófica-jurídica cubana---56 a)- De la Colonia a la República burguesa. Reseña necesaria de las constituciones de la República en arma.--------------------------------------56-68 b)- Principales influencias ideológicas y filosóficas en la formación inicial, desarrollo y radicalización del pensamiento filosófico-jurídico del profesor Fernández Bulté.--------------------------------------------------------------------68-76 c)- Aportes del pensamiento filosófico y pedagógico del profesor Julio Fernández Bulté a la enseñanza de las ciencias jurídicas en Cuba.76-97 d)- Contribución y vigencia del pensamiento y la obra del profesor Fernández Bulté, al desarrollo jurídico socialista en las actuales condiciones de la sociedad cubana.------------------------------------------------------------------97-105 Conclusiones/ ---------------------------------------------------------------------------106-109 Recomendaciones/ -------------------------------------------------------------------- 110-111 Anexos/ ----------------------------------------------------------------------------------- 112-135 Bibliografía/ ---------------------------------------------------------------------------- 136-147

Introducción El estudio investigativo propuesto en torno al pensamiento filosófico-jurídico del profesor Julio Dempsey Fernández Bulté1 y su estrecha articulación con la pedagogía y práctica política necesaria en un período de transición al socialismo, constituye un compromiso y a la vez un homenaje impostergable a quien supo elaborar y transmitir desde una pedagogía muy personal, un discurso desde la filosofía marxista, resaltando el surgimiento y la existencia del Estado y el Derecho en cada uno de los períodos histórico de formación de la sociedad, necesarios para comprender su evolución histórica. Se trata en lo fundamental de ser consecuente con quien inició el rescate de un debate doctrinal en contraposición al reflejo académico de vaivenes heredados al inicio del proceso revolucionario contra el formalismo y el normativismo, hoy día no del todo erradicado; intentando modelar un sistema jurídico socialista desde la reflexión de la obra hecha, señalando el derrotero de lo que está por hacer, lo que constituye el mérito principal del autor que estudiamos, por contribuir a mantener vivo un cierto pensar iusfilosófico desde posiciones Marxistas. Al triunfo de la Revolución cubana los escasos profesores dedicados a impartir la Filosofía del Derecho, como parte del pensamiento filosófico que desde la doctrina marxista estudia los fundamentos morales y espirituales del Derecho y analiza la relación entre el Estado y el ciudadano, la legitimidad de las penas y las relaciones entre el “ser” y el “deber ser” de la norma, obedecieron a contextos sociales permeados por una tendencia a la teoría pura del Derecho de Hans Kelsen,2 quien abogaba “por un derecho autónomo, fundado sobre un “deber ser” esencial a las leyes y no meramente sobre “el ser” de las leyes”, por tanto; desentendido del sujeto social. Es por ello que en nuestras universidades apenas se estudiaba además del Derecho Romano, una llamada Historia del Derecho que se inició en 1940 limitada exclusivamente a la historia del derecho español, con una percepción totalmente idealista sin la tan necesaria articulación de ese Derecho con otros 1

Fernández, Bulté. Julio Dempsey. Nace el 14 de septiembre de 1937 en La Habana y fallece el 29 de octubre de 2008, sus cenizas fueron esparcidas en la Plaza Agramonte de la Universidad de La Habana. 2 Kelsen, Hans. Teoría pura del Derecho. 1934. Madrid p. P 33.

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anteriores o contemporáneos y por tanto, sin una adecuada secuencia histórico-científica de su desarrollo3. Lo consecuente y dinámico de la reacción académica a la que hacemos referencia y en la cual el profesor Bulté desempeñó un rol protagónico, estuvo relacionado con el diseñó de un Plan de Estudio universitario a partir del año 1976; al que se le denominó “A”, suponiéndose un cierto despertar en relación con los anteriores planes cargados de normativismo, seguido en 1980 de otro Plan de estudio denominado “B”, donde se inscribió de modo abierto y casi “triunfante”4 la batalla contra el normativismo en la enseñanza del Derecho desde el punto de vista teórico, porque aún sin quererlo, seguíamos estigmatizados de sus límites y sus propuestas. Estas causas estimularon un Plan “C” y el actual Plan de Estudios “D Perfeccionado” en este último, la lucha contra el normativismo ha sido mucho más consecuente y exitosa; destacándose el liderazgo del profesor Bulté en la organización, modernización e ideologización de la enseñanza del Derecho en nuestro país, al conjugar armónicamente la teoría y la práctica e incorporar el componente investigativo, como método activo de enseñanza dirigido a la búsqueda del estudiante de sus propias conclusiones derivadas del trabajo independiente; es decir, se enseña a pensar a través de la investigación en busca de respuestas gnoseológicas a individuales inquietudes investigativas. Como secuencia lógica y coherente a su pensamiento marxista, el Profesor Bulté erige por esta época la sabia consigna de “enseñar Derecho y no solo legislación”

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tendencia que se observaba en los medios académicos más

lúcidos de nuestra América, de donde emergía aunque no bajo la misma concepción ideológica, una Filosofía del Derecho. La marcada perseverancia de la labor investigativa del Profesor por rescatar y elevar a un primer plano el pensamiento doctrinal y en paralelo un pensamiento iusfilosófico desde la ideología marxista, es a nuestro juicio uno de los valores teórico-prácticos que se observa en toda su obra, influenciado por una rica tradición nacional, cuyas raíces supo encontrarlas en José Martí y en los clásicos del marxismo en un 3

Fernández, Bulté, Julio. Siete Milenios de Estado y de Derecho. Tomo I: Editorial. Ciencias Sociales. 2008. La Habana. P.4. 4 Fernández, Bulté, Julio. Filosofía del Derecho: Editorial Félix Varela. 1997, La Habana. Preámbulo, primer párrafo. P. XI. 5 Op. cit. Vid. Supra.

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contexto donde el estado del arte limitaba la necesaria independencia del legislador y de los operadores del Derecho. Lo expresado hasta aquí coincide con algo que señalaba el autor que se estudia al referirse a Humberto Cerroni6 … “No se trata de amontonar con filológica exactitud todos los textos en que Marx, y en ocasiones Engels, nos hablan del Derecho, para construir pieza por pieza un mosaico cuyo dibujo estaba ya perfectamente contenido en la mente de Marx, sino de comprobar si, y en qué modo, es posible a partir de la metodología elaborada por Marx, establecer una línea de investigación y reconstrucción histórico-teórica en torno al Derecho, que sea en cierto modo comparable por su valor crítico, a la seguida por Marx en la economía política de El Capital 7.”Es cierto que no se dispone aún de una teoría marxista del derecho, por eso el profesor Bulté insistió a partir del antecedente histórico con que se cuenta, en hallar la respuesta a tal exigencia frente a los nuevos retos que imponen permanentemente las revoluciones sociales. Precisamente ello le ha faltado a una buena parte del pensamiento marxista en campos como el Derecho. El resultado de no llegar a establecerse una línea de investigación y reconstrucción histórico-teórica en torno al Derecho a partir de la metodología elaborada por Marx, pero contextualizada; que nos permita a través de un ejercicio previo conocer desde la práctica si una propuesta da o no respuesta como modelo a exigencias económicas y sociales, ha evidenciado desde el socialismo como única alternativa al capitalismo, una práctica muy cuestionada sobre todo en el sector jurídico, encargado de construir y permanentemente reconstruir el soporte legal al que se aspira y en el que deben descansar las transformaciones sociales. A estas dificultades se sumaban otras que con respecto al socialismo dificultaban aún más la caracterización de su sistema jurídico en tanto: a) se trata de un sistema jurídico muy reciente en cuanto a su connotación mundial en constante proceso de configuración y completamiento, lo cual como resume el profesor Bulté… “hace muy difícil hablar del mismo como un fenómeno social y técnico, terminado y completo; b) la extraordinaria diferencia entre los 6

Prominente marxista italiano, amigo íntimo de Antonio Gramsci Fernández Bulté, Julio. Filosofía del Derecho. Editora. Félix Varela. 1997. La Habana, pp. 261-265.

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ordenamientos jurídicos de los distintos países socialistas de Europa del este, como resultante por supuesto de diferentes tradiciones jurídicas; y c) las diferencias extraordinarias entre los países socialistas de Europa y los de Asia, pero todos con una influencia per se en su estructuración romano-francesa. 8 Si examinamos la construcción de aquel pensamiento marxista donde el propio Lenin9 había llamado la atención en similar sentido aunque refiriéndose a otro objeto de análisis -El Estado- al considerar que Marx no nos había dejado una lógica con mayúscula, pero que nos había dejado la lógica del El Capital, tendríamos entonces que extraer a partir de una mayor consulta y aplicación de este legado aquellos elementos que garanticen respuestas que permitan consolidar los mayores beneficios sociales posibles en estrecha articulación con lo que se intenta regular desde la Filosofía del Derecho y del Derecho mismo, apoyados en la ideología marxista. Por tanto, con la presente investigación no se pretende hacer un inventario de las más conocidas adulteraciones y vulgarizaciones del marxismo desde la Filosofía del Derecho y mucho menos intentar elevar como causa absoluta los principales elementos que aparentemente lo justificaron, sino que como se expresa en el segundo de los objetivos específicos o tareas investigativas de la presente tesis, su esencia descansa en valorar y rescatar la contribución del profesor Fernández Bulté apoyado en el marxismo y el leninismo, a la consolidación de una cultura general para juristas y no juristas en el período de transición al socialismo en Cuba, que por demás devienen en sujetos políticos necesarios en la conformación del Estado y el Derecho bajo nuestras condiciones y con ello, mostrar la articulación de estos antecedentes con los filosóficos del pensamiento jurídico y pedagógico del profesor Fernández Bulté, y por tanto, su contribución a la formación de una cultura jurídica Posrevolucionaria que se devela en toda su obra. Tales particulares obligan como de hecho se observa a delimitar el campo de la investigación al análisis iusfilosófico del surgimiento del Estado y del Derecho que lo legitima y no, en las ciencias jurídicas particulares, en este sentido la Filosofía del Derecho constituye el instrumento de interpretación que generaliza 8

Fernández, Bulté Julio. Tras las pistas de la Revolución en cuarenta años de Derecho. Revista Tema No 8. Editorial de la Unión Nacional de Juristas de Cuba. 1999. La Habana, p.9. 9 Lenin, V.I. Cuadernos Filosóficos. 4ta edición 1961. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. tomo 38, p 233.

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las indagaciones de las ciencias particulares como la economía, la política, la sociología, la cultura y el medio ambiente entre otras, complementándolas en tanto se nutre de ellas. Llama

también

la atención

el Profesor,

de aquellas

tendencias de

pensamientos que contraponiéndose al marxismo y en particular a la iusfilosofía lejos de emanciparlo lo restringe; y considerando que a Kelsen, autor del normativismo impositivo por excelencia de la época, se le citaba y seguía sin penetrar su esencia, como forma de contrarrestarlo10 consideró que “una teoría debía ser juzgada con respecto a sus consecuencias” como parte de esa necesaria dialéctica que solo el quehacer práctico revela, y en el caso del Derecho y particularmente la norma, no debía ser por la costumbre académica de sus invocadas reiteraciones. Lo positivo de Kelsen consistió en afirmar que el Derecho es norma, aunque haya exagerado al reducirlo a solo norma, despojada de cualquier contenido ético, político, social o económico; porque al subrayar el carácter normativo del Derecho, negaba todo iusnaturalismo y racionalismo anterior. La importancia de la presente investigación por tanto, radica en rescatar la necesidad del conocimiento jurídico-filosófico en su mediación fundamental praxis/metodología que dialéctica y tan coherentemente, nos legara Fernández Bulté a través de su excelente oratoria pedagógica y práctica política. El desafío es incalculable, los modelos económicos y políticos que se desplomaron en Europa oriental arrastraron los soportes teóricos del marxismo dogmático a los cuales nunca se atuvieron; el fracaso político-económico se tornó en fracaso ideológico y todo ello hizo que se estremeciera la credibilidad del marxismo como herramienta fundamental del sistema alternativo frente al capitalismo. Debemos tener presente, que lo que se ha pensado del Derecho está muy a tono con lo que se ha pensado del Estado y la política que dimana de este en cuanto a valores como la libertad, derechos humanos, estado de derecho y democracia, por solo referir los más cuestionados como parte de ese desafío. Al triunfo de la Revolución en el terreno jurídico las consecuencias fueron sensibles, en cuanto a que demolida la legalidad burguesa, esta no es 10

Ibídem. p. 182.

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sustituida ipso facto por la nueva legalidad,

surgieron años de tanteo, de

exploración y de idealismo, motivado en lo esencial por el antecedente que se intentaba sustituir lastrado por un marcado normativismo y formalismo sin el más mínimo intercambio iusfilosófico y por tanto, con cierta ausencia de tratamiento doctrinal. En un inicio como efecto inmediato de la reducción formal del marxismo consideraba el profesor Bulté que,…”todos fuimos víctimas de ingenuidades, pensábamos que la sola modificación de las relaciones sociales de producción originaría como por encanto, una transformación concomitante de toda la conciencia social y todos empezaríamos a vivir en un mundo renovado de manera espontánea, donde se esperaba la casi inmediata desaparición de los delitos y las conductas antisociales, así como la formación natural de una sociedad civil guiada por la bondad y la solidaridad humana, pese a las advertencias de los propios clásicos del marxismo del papel exclusivamente determinante de las relaciones sociales de producción en la delimitación del rumbo de la vida”. 11 Tales circunstancias conllevaron a la continuidad en el uso del soporte jurisdiccional a pesar de lo radical del cambio que representó la Revolución en todos los sectores de la sociedad y por ende, a su prolongación en estas nuevas condiciones. Este permanente recordatorio ante la convivencia de dos sistemas normativos totalmente opuestos en lo económicos y políticos, es en lo que centra su llamado el profesor Fernández Bulté en un primer momento, apoyado en una Filosofía del Derecho marxista capaz de interpretar la legitimidad del nuevo Estado, particulares que lo revelan como un filósofo del Derecho, donde en opinión de no pocos juristas y no juristas, se localiza lo que de polémico como filósofo tienen sus aportes, ubicándose entre los imprescindibles del pensamiento iusfilosófico cubano, latinoamericano y universal. 12 Sobre la base de esta situación problémica en esencia marcada por la percepción idealista del Derecho burgués, que presupone la no articulación de este Derecho con otros anteriores y la desvinculación práctica y en el orden 11

Fernández, Bulté .Julio.. Filosofía del Derecho. Editorial Félix Varela. A manera de Preámbulo, 1997. p. VIII. 12 De la Cruz, Ochoa, Ramón. Panorama de la Ciencia del Derecho en Cuba. Estudios en homenaje al profesor Dr.C. Julio Fernández Bulté.2009.A modo de Prefacio. Editorial Universidad de La Habana, Cuba y Lleonard Muntaner. España. P. 14.

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metodológico del surgimiento del Estado y el Derecho, por tanto sin una adecuada esencia histórico-científica de su desarrollo lastrado por un impositivismo normativista que priorizaba de la norma heredada de la etapa prerrevolucionaria, el deber ser y no al ser, o sujeto social «el Pueblo» desestimándose por ende la equidad

jurídica del sujeto de la norma, al

reforzarse la exclusión y la desigualdad del ser social, unido a una vasta obra literaria del autor que estudiamos, se está en condiciones de formular el problema científico a resolver con la presente investigación y que concretamos en la siguiente interrogante: ¿En qué contribuye al desarrollo socialista, el pensamiento jurídico-filosófico del profesor Julio Fernández Bulté en contraposición al normativismo kelseniano heredado al triunfo de la Revolución? Por ello se declara el siguiente objeto de estudio: La formación del conocimiento filosófico del profesor Fernández Bulté, expresado desde una Filosofía del Derecho marxista, como oratoria pedagógica y práctica política, y un Objetivo general: Develar en apego a la relación conocimiento/valor, las contribuciones o aportes filosóficos que desde lo jurídico y teórico-práctico se observan en la obra del profesor Fernández Bulté, en contraposición al pragmatismo académico repetitivo y al impositivismo normativo que se heredó al triunfo de la Revolución. Objetivos específicos: 1.) Identificar el contenido filosófico de los aportes del profesor Fernández Bulté a la enseñanza del Derecho posterior al triunfo de la Revolución. 2.) Valorar su contribución desde el marxismo y el leninismo a la consolidación de una cultura general para juristas y no juristas en el período de transición al socialismo en Cuba. En estrecha correspondencia con el problema de investigación se deriva la siguiente hipótesis: El pensamiento filosófico-jurídico expresado en la obra del profesor Fernández Bulté, contribuye desde posiciones teórico metodológicas marxistas al rescate de los estudios de Derecho Romano, de Historia de la Filosofía y de la Filosofía del Derecho, eliminados en las universidades cubanas al triunfo de la Revolución. Tareas de investigación: a)

Estudio de orientación bibliográfica. 7

b)

Elaboración del contexto sociocultural.

c)

Búsqueda de testimonios de expertos cercanos al quehacer teórico y pedagógico del profesor Fernández Bulté.

d)

Determinación de conceptos centrales, operativos y sus relaciones.

e)

Generalización de los resultados obtenidos.

f)

Elaboración de un conjunto de recomendaciones. Método de investigación: Un pensamiento sobre todo con propósitos de sistematización, requiere como diría Marx, emplear la dialéctica especial del objeto especia, que para el caso que nos ocupa se recurre a métodos históricofilosóficos, lógico, hermenéuticos, empíricos y teóricos, aunque este trabajo no se inscribe en el campo de la historia de la filosofía, insertándose en un panorama de estudio más abarcador, al incorporarse los hitos del pensamiento estudiado a la práctica de la actual transición socialista en nuestro país, donde se unifica la interpretación del surgimiento del Estado y del Derecho a través de una. Filosofía del Derecho marxista, en contraposición hasta ese entonces de la perspectiva filosófica occidental que tiende a separar estos análisis en consonancia con su teoría de la tripartición de poderes. Los límites empíricos de esta investigación contempla todo lo relacionado con el pensamiento del profesor Fernández Bulté en el plano iusfilosófico y su salida a la práctica política en particular a la docencia universitaria, canalizada desde una ideología marxista que articula la visión de la relación individuo– sociedad. El método de análisis utilizado pasa por la selección de los distintos objetos de reflexión involucrados en este estudio y las estructuras conceptuales que desde lo empírico conforman dicho pensamiento en una necesaria contextualización,

permitiendo

arribar

a

determinadas

conclusiones

sistematizadoras de su pensamiento filosófico, jurídico y pedagógico. Aporte y novedad científica: Partiendo del presupuesto, “de que no disponemos todavía de una teoría marxista del Derecho”, es decir, del esclarecimiento sistemático de las posiciones marxistas en iusfilosofía, motivo de una escasa y dispersa literatura iusfilosófica «marxista y leninista», imperando en no pocos seguidores de esta ideología revolucionaria la reproducción filológica de la glosa sin mayor cuestionamiento o, peor aún, el

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dogmatismo, el reduccionismo y el esquematismo, estamos ante la necesidad de contextualizar y profundizar, en el estudio de la verdadera doctrina marxista. De aquí que la esencia de la novedad científica se concentre en argumentar como un referente necesario la construcción del pensamiento jurídico desde la ideología marxista y leninista que se observa en la obra del profesor Fernández Bulté

en

temas

como

iusfilosofía,

el

Estado

y

el

Derecho,

y

el

constitucionalismo cubano, lo que ha sido posible por los fundamentos filosóficos jurídicos que aglutinó en su forma de construir los saberes el profesor Fernández Bulté, desde una práctica metodológica incluyente y participativa en estrecha relación con la cultura nacional El aporte se concentra por tanto, en resaltar estos valores de naturaleza ideológica a través de la sistematización de la vasta obra del autor estudiado en más de veinte libros didáctico-educativos, una veintena de textos en coautoría y dirección y/o participación en obras colectivas y compilaciones, que revelan

mediaciones

económicas,

políticas

y

culturales

desde

una

fundamentación marxista del Derecho, evidenciándose no solo su contenido literalmente revolucionario, sino también, su actualidad y trascendencia ideológica como creadora de valores en y para el proyecto de construcción e institucionalización socialista, frente a tendencias que solo lo referencian sin profundizar en su alcance, y por supuesto, como negación del capitalismo. Estructura de la tesis: La presente investigación consta de una introducción, dos capítulos que van de lo general a lo particular sin pasar por alto las diferentes mediaciones en que se desarrolla el proceso de construcción del pensamiento científico del autor escogido, sus resultados prácticos objeto de análisis, cerrando su conformación, las conclusiones, recomendaciones, bibliografía y anexos. El primer capítulo: A través del mismo se identifican los fundamentos del pensamiento filosófico-jurídico universal como marco teórico general, del cual parte el profesor Fernández Bulté. Abarca el análisis histórico del surgimiento y desarrollo del Estado y el Derecho, estrechamente concatenado a una Filosofía del Derecho que los interpreta desde la óptica que ofrecen los clásicos del marxismo, priorizando la relación individuo-sociedad, con una mirada crítica al dogmatismo y al reduccionismo, articulado desde la relación filosofía-educación, visto como 9

productora de ciudadanos sin desestimar la imprescindible relación entre deberes, derechos y conocimientos-valores en la conformación de una impostergable cultura jurídica socialista. Se trata por tanto, de un reflejo activo de la realidad objetiva en la conciencia de los hombres que transitan por estas etapas, y otros que aunque no la transitaron, no pudieron evitar su influencia como proceso dialéctico, complejo y contradictorio de interacciones entre el aspecto sensorial y racional del conocimiento, etapas que se consolidan sobre la base de la actividad práctica del hombre en su acción sobre el medio y la naturaleza, teniendo como fin transformarlo a su conveniencia. El segundo capítulo: Particulariza en los aspectos fundamentales del pensamiento jurídico y pedagógico del profesor Julio Fernández Bulté en el contexto de la tradición del pensamiento jurídico-filosófico en Cuba, desde la etapa colonial hasta la república liberal burguesa como antecedente cognitivo del pensamiento lógico-histórico, científico y liberador del autor que estudiamos; su formación inicial y la radicalización de su pensamiento filosófico, su obra educativa como pedagogía crítica, y sus aportes a la enseñanza de las ciencias jurídicas no solo en Cuba, sino también en Latinoamérica. Y todo este resultado parte de un estudio axiológico de la historia del surgimiento de la teoría del Estado y el Derecho y de una Filosofía del Derecho marxista que como instrumento los interpreta, imprescindible en las actuales condiciones donde la ideología occidental refuerza su no coincidencia con estos aspectos, incluyendo el principio de diferenciación del análisis del surgimiento por separado del Estado y del Derecho, lo cual consolida la tripartición de poderes que erige el Derecho burgués. Ambos capítulos están divididos en varios epígrafes, en estrecha articulación unos a los otros, permitiendo una coherencia lógica y un conocimiento estructurado de los resultados obtenidos en cada etapa de la presente investigación.

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CAPITULO I MARCO TEÓRICO GENERAL

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CAPÍTULO I Marco general. Referentes teóricos e históricos en el presente trabajo El presente capítulo tiene en lo fundamental el propósito de exponer los principales elementos teóricos e históricos en la conformación de la relación sociedad civil y Estado, mediada por el Derecho, evidenciándose la transmisión de este conocimiento en la pedagogía relacionada con la formación de juristas y de una cultura jurídica popular en Cuba, como plataforma teórico general que permita abordar el estudio del desarrollo del pensamiento filosófico-jurídico del profesor Julio Fernández Bulté a la luz de las actuales condiciones de la sociedad cubana. Teniendo en cuenta la complejidad del tema investigado en sus estrechos vínculos e interacciones con otras ciencias, se impone una conceptualización del uso que asumirá la Filosofía del Derecho marxista a los efectos de la presente investigación bajo el símil de que “una Filosofía del Derecho es a la vida jurídica, lo que la filosofía general es a la vida humana”

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porque en

cuanto a encontrar respuestas a preguntas más frecuentes y generales sobre la vida, la naturaleza la sociedad y el universo, la primera; se centra en indagar y generalizar de forma articulada el resultado de las ciencias particulares de que se nutre y permanentemente descubrir la dialéctica existente entre lo general y su expresión particular. De tal modo la Filosofía del Derecho debe ser vista no solo como mediación y especulación de los fenómenos jurídicos, sino también como el área especializada de la filosofía que permite el estudio de los fundamentos morales y espirituales del Derecho, analiza la relación entre Estado y ciudadano, la legitimidad de las penas y las relaciones entre el ser, visto como el sujeto político y social que encarna estos cambios, y el deber ser de la norma, en el entendido de las obligaciones que con respectos a ciertas conductas éticas y de moralidad social, imponen y exigen los límites de un comportamiento individual a la hora de su análisis y aplicación.

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Preciado Hernández, Rafael. Lecciones de Filosofía del Derecho. Editorial Universidad Autónoma de México. 1986, pp. 19-20.

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En aras de abordar el fecundo trabajo que el profesor Fernández Bulté en el terreno de sus presupuestos teóricos y metodológicos de profundo contenido marxista se propuso con la Filosofía del Derecho, para posteriormente poder referirnos a su objeto no menos plagado de dificultades con posiciones teóricas encaminadas incluso a negar la importancia del pensar filosófico en torno al Derecho y al propio Estado, que como expresara el profesor Fernández Bulté… “hijas no solo del positivismo, sino que se llegó a nombre del marxismo, a rehusar no pocas veces, la necesidad de la Filosofía del Derecho” 14 es lo que exige tomar como referente la conceptualización de Filosofía del Derecho ofrecida. A partir de este presupuesto y considerando que en los análisis y debates científicos se fijan posiciones, resulta determinante también puntualizar que al concepto que nos acercarnos tiene su fundamento en los postulados, conclusiones y elucidaciones de la filosofía materialista dialéctica. Y lo asumimos de esta manera, sumándonos a la posición no sólo pedagógica sino también marxista del profesor Fernández Bulté en cuanto a que estos postulados deben ser aplicados a la reflexión filosófica general sobre el Derecho y que no puede limitarse dogmáticamente a recitar las leyes universales del desarrollo descubiertas por el materialismo dialéctico con olvido de las particularidades del objeto de meditación, y para ser consecuente con el materialismo, debemos apoyarnos en los datos de las ciencias jurídicas sectoriales y por supuesto de la evolución histórica del Derecho y del propio Estado. 15 Expuestas estas dos aclaraciones, nos adentramos aunque de forma muy sintética en los referentes teóricos e históricos como marco general de la presente investigación, poniendo de relieve los antecedes y particularidades que incidieron en el desarrollo de la jurisprudencia o enseñanza doctrinal de la ciencia del Derecho en sentido general. Los análisis históricos señalan que a partir del siglo V a.C, correspondientes a las llamadas edades antigua y media, los sofistas16 pusieron en discusión el 14

Fernández, Bulté. Julio. Filosofía del Derecho. Editorial Félix Varela.1997. p.6. Ídem .p. 11 16 Sofistas, del griego sophi, “experto”, maestro artífice, hombre de sabiduría. Tomado de Pensamiento Político. De la antigüedad hasta la modernidad. José A. Toledo. Tomo I. Editorial Universitaria Félix Varela. La Habana, 2013, p. 27. 15

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origen del Derecho. Surgió así una pregunta sobre si la justicia (diké) y las leyes (nómoi) se fundaron en la naturaleza o eran producto de una convención establecida por el hombre. Comenzaban así a revelarse algunos estudiosos de estos temas, con sus particulares teorías que de forma sintética se aborda a continuación. Para Platón el Derecho y la justicia encuentran su fundamento en la idea universal y eterna del bien. Por otro lado, Aristóteles concebía la justicia en parte como virtud social y en parte como Derecho emanado de la naturaleza. Los representantes del estoicismo17 dividían la filosofía en tres partes: lógica, física y ética. La lógica, entendida inicialmente como ciencia de los discursos (de hecho Zenón fue el primero que utilizó el término «lógica» para referirse al estudio del pensamiento discursivo), dividiéndola en retórica y dialéctica. A su vez esta incluía la lógica formal, la lógica material o teoría del conocimiento, la gramática (introducida por Crisipo) y la semiótica, la retórica, en cambio, estudia el discurso continuo. En física desarrollaron una teoría corporeísta que concebía que lo único incorpóreo es el vacío que rodea al mundo, el lugar, el tiempo y los significados. Y la ética estoica se funda en su determinismo cósmico, ya que para ellos la ley que rige el universo es el mismo fuego inteligente o logo divino que toca nuestra alma, haciendo referencia al concepto de Derecho natural. (phýseí dikáion) o ley no escrita (nómos ágraphos), subrayando que todos los hombres son por naturaleza libres e iguales. A partir de la reelaboración de la teoría platónica de las ideas brotó la imagen de un orden jurídico que se materializa en un Estado cosmopolita, es decir, una forma de gobierno tan generalizada donde la Patria es lo universal. Durante la edad antigua y media la investigación filosófica sobre el Derecho se mezcló con la relativa a la virtud en el sentido moral, con la reflexión sobre el poder político, influenciado por la relación entre Derecho natural y Derecho divino. El escolasticismo recogió a su vez el concepto de Derecho natural como ley emanada de Dios (lex divina). Para santo Tomás de Aquino se sigue la obligación de evitar el mal y hacer el bien, es decir, obrar en beneficio de la comunidad. A diferencia de la iglesia católica, las iglesias protestantes sostendrían posteriormente que a causa del 17

Op.cit. Corriente filosófica del período helenístico, cuyo nombre proviene del lugar en que su fundador, Zenón de Citio, ubicó la sede de la escuela.

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pecado original el hombre no está ya en grado de reconocer inequívocamente la ley divina, por lo que el cristiano debe someterse a la humana (lex humana). Se llega así a los albores de la edad moderna, donde el filósofo italiano Nicolás Maquiavelo expuso en 1532 en su principal obra, El príncipe, la teoría de que el gobernante no debe regir sus actos por normas morales o procedentes del Derecho natural, sino que debe reconocer como única guía el bien del Estado. Por su parte Jean Bodin propugnó que el Estado debía asumir la soberanía absoluta (summa potestas) sobre el pueblo. Contra el concepto de razón de Estado erigido por los anteriores filósofos, fueron formuladas las teorías contractualistas de Althusius, según el cual la soberanía descansa en el pueblo y posteriormente el iusnaturalismo de Hugo Grocio, definió la injusticia como aquello que parece contrario a la comunidad de los seres sensitivos. En su tratado más famoso de 1651 reconocido como Leviatán, Thomas Hobbes señaló formalmente el paso de la doctrina del Derecho natural a la teoría del Derecho como contrato social. Según este filósofo inglés, en la condición de estado de naturaleza todos los hombres son libres, y sin embargo viven en el perpetuo peligro de que acontezca una guerra. Desde el momento en que la sumisión por contrato de un pueblo al dominio de un soberano abre una posibilidad de paz, no la verdad, sino el principio de autoridad, en tanto garante de la paz, constituye el fundamento del Derecho En contra posición a Hobbes, John Locke subrayó los derechos naturales del individuo frente a la autoridad del Estado. Su apelación a la libertad, a la igualdad y a la defensa de la propiedad privada, así como a la doctrina de la separación de poderes del Estado de Charles-Louis de Montesquieu que encumbró a través de su obra El espíritu de las leyes en 1748, constituyeron un influjo determinante sobre los acontecimientos políticos como referente histórico de la declaración de independencia estadounidense de 1776 y en la Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano de 1789 francesa. En el mismo período, en relación con las reflexiones del escocés David Hume, el filósofo alemán Immanuel Kant, expuso una distinción más estricta entre la esfera ética y la del Derecho, haciendo una clara diferencia entre una ley que obliga solo interiormente y otra que contempla las acciones externas del individuo. 15

Siguiendo esta síntesis en los referentes teóricos e históricos planteados en el presente capítulo, se arriba al siglo XIX con Friedrich Karl von Savigny, quien no concebía al Derecho como expresión de una única razón universal, sino como directa emanación del espíritu de cada pueblo, mientras que a su lado Georg Wilhelm Friedrich Hegel, entendía al Derecho como expresión del espíritu objetivo, cuya progresiva adquisición de autoconciencia tiende al fin 18

último de la libertad. La elaboración de la doctrina del Derecho parte del

momento de la legalidad, es decir, el reconocimiento de otro como personalidad jurídica, pasando por el momento de la moralidad, reconocimiento del otro como persona moral para llegar a la eticidad del Estado. Mientras que en el sentido materialista, Karl Marx concebía al Derecho como superestructura de las relaciones de producción, formando parte de ese otro entramado que junto al sistema político se erige a través de un tipo de Estado, expresión de la lucha de clases, o para ser más exacto, expresión de la clase dominante que ostenta el poder político. Arribamos así en este breve recorrido, al siglo XX, donde en contraste neto con la visión de los utilitaristas19, Hans Kelsen funda el positivismo jurídico, en especial su vertiente normativista, invocando su Teoría pura del Derecho en 1935, identificando al Derecho como un sistema de normas, es decir con el deber ser, desestimando al ser como sujeto socia. Lamentablemente no en pocas ocasiones se le cita y se sigue a Kelsen sin penetrar su esencia, y en esto coincide el autor de la tesis con el profesor Fernández Bulté al citar en su Libro Filosofía del Derecho a Robert Walter. «… “creo que una teoría debe ser juzgada intoto, es decir, también con respecto a sus consecuencias, hayan o no sido planteadas estas por su representante principal”.

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Pero en

correspondencia con las limitaciones en tiempo y espacio del presente trabajo, y tomando también como consideración que ello no forma parte, aunque incida, en el contenido del objeto de estudio propuesto, solo enunciaremos su esencia, así como sus consecuencias técnicas y filosóficas más determinantes. 18

Filosofía del Derecho…, cit.V.gr. Fernández Bulté, Julio…nota a pie de página, cit, p. 182 Del latín utilitas, utilidad, provecho, interés, sistema ético desarrollado inicialmente en Inglaterra en los siglos XVIII y XIX. Como ética teológica aplica el principio de valorar las acciones humanas no por lo que son en sí misma, sino por las consecuencias que producen. Aunque desarrollado Bentham, los primeros en utilizar el término utilitarianis fueron James Mill y John Stuart Mill que a su vez toman del epicureísmo de la antigüedad griega y en teorías epistemológicas y morales del empirismo inglés. 20 Op. cit. p. 182. 19

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Incuestionablemente Hans Kelsen, influenciado por el espíritu cientificista del positivismo, se propuso encontrar un lugar y una explicación al Derecho, desligado de toda mistificación iusnaturalista, intentando edificar una ciencia pura del Derecho, de ahí que su preocupación primera haya sido localizar el método adecuado para esa ciencia pura. De aquí que el profesor Bulté reconozca que Kelsen a partir de los aportes kantianos, más derivados de su teoría de la razón práctica, que de la razón pura, comience por separar claramente el saín del sollen.21 El Derecho es por tanto para Kelsen norma y solo norma. Por eso llegó afirmar que al considerar a la ciencia jurídica como una disciplina normativa, necesitaba de restricciones para evitar una posible tergiversación; y aquí el carácter normativo de la Ciencia del Derecho se revela, negativamente, en que los acontecimientos que corresponden al mundo del ser, no tienen que ser explicado por la norma, por tanto no es una disciplina explicativa, pero desde el punto de vista positivo, está ese mismo carácter normativo que sometido a la Ley de Causalidad, expone sus conceptos jurídicos propios. Y aquí radica la esencia de la negación del pensamiento kelseniano al concebir que la ciencia del Derecho debe expulsar de su óptica todo elemento ajeno al contenido puramente normativo del Derecho; es como si invitara al estudio del Derecho sin la más mínima articulación con los elementos éticos, políticos y sociológicos que el materialismo dialéctico nos revela del desarrollo social. Así es como se llega a una de las definiciones sobre Filosofía del Derecho más acotada por la academia y con la cual coincidimos, en tanto la sintetiza como a la parte de la ciencia o pensamiento filosófico que estudia los fundamentos morales y espirituales del Derecho, analizando la relación entre Estado y el ciudadano, la legitimidad de las penas y las relaciones entre el “ser” y el “deber ser”. No se tendrá que ser muy suspicaz para advertir que esta consideración nos tendrá que llevar a afrontar posiciones alejadas del análisis marxista sobre el 21

Filosofía del Derecho…, cit.V.gr. Fernández Bulté, Julio nota a pie de página, cit, p. 183. Las nociones del sein y el sollen tienen un marcado sabor kantiano y proceden del avance que en el siglo XIX alcanzaron las ciencias naturales, que empezaron a derivarse hacia las que hoy llamamos ciencias sociales. Por el sein se entiende el conjunto de leyes o regularidades de la naturaleza, sobre la cual rige la Ley de causalidad; el sollen se identifica con el deber ser que Kelsen llama relaciones funcionales del mundo de la cultura, comprendiendo por esto último (cultura) la transición planteada por la voluntad de superación del hombre entre naturaleza y valor.

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Derecho y el Estado, y por tanto habrá que pensar con toda fuerza en la necesidad de la formulación de una rica axiología jurídica marxista, donde el Derecho tendrá que ser reconocido y pensado como normativa que expresa no simplemente intereses económicos, sino también condiciones y valores económicos, sociales y espirituales propio del reflejo del sujeto portador de una voluntad política. Entonces, el Derecho socialista como forma orgánica y sustancial de un proyecto social que aspira a sustituir paulatinamente tanto la forma productiva como las relaciones de producción y tipo de propiedad capitalista, incluyendo sus vicios, tiene que ser capaz de promover con transparencia ética, espiritual y humanitaria, sin alienaciones políticas, sociales, económicas y espirituales sus transformaciones; y ello solo es posible convocando no sólo a la consulta popular como principio democrático incuestionable en el socialismo, sino a lo que es más importante, al debate permanente que demanda no sólo la adecuación de la norma a nivel de sociedad, sino su propia construcción técnica en cuanto a elementos enunciativos y dispositivos e incluso, en cuanto al uso de los verbos rectores que complementan su alcance como parte de la superestructura política. En otras palabras: La democracia socialista no descansa solo en la opción única de elegir y ser elegido, y mucho menos en la excelsa consulta a las masas de sus proyectos normativos, debe ir más allá; e involucrar a ese actor político y principal que es el Pueblo, en la elaboración y construcción literal de sus normas desde principio a fin; y ello solo se logra con un permanente y real intercambio con las masas. Por tales circunstancias en nuestra literatura jurídica suele definirse la legalidad socialista dentro de las determinaciones constreñidas al principio según el cual tanto el Estado, como las organizaciones sociales y los individuos se someten al imperio irrestricto de la ley, que expresa la voluntad de la clase dominante. En ese mismo sentido se define también la legalidad socialista como: La observancia rigurosa de la Constitución socialista y de las normas jurídicas que se establecen para todos los órganos del Estado, las organizaciones sociales y

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los particulares.22 Estas normas expresan la voluntad del pueblo por estar determinadas por las condiciones materiales de subsistencia.23 Incuestionablemente tenemos que ir a la historia del Estado y el Derecho para darnos cuenta cómo ha evolucionado la Filosofía del Derecho desde la perspectiva marxista y entender por qué el objeto de la Filosofía del Derecho también se ha concebido como la parte de la Filosofía que apoyándose en el conocimiento que proporciona el materialismo dialéctico y en las leyes y categorías del materialismo histórico, trata de aclarar el devenir histórico y el fenómeno político social que es en sí el Derecho, y por tanto, el Estado que le da vida o legitima. De lo que se trata es entonces de poner de manifiesto las razones últimas de su evolución a partir de descubrir su esencia compleja y multifacética e intentar encontrar sus regularidades dentro de sus múltiples y cambiantes expresiones como reflejo de la sociedad. En cuanto a su relación con las demás ciencias, la Filosofía del Derecho no solo puede y debe existir como meditación y especulación concreta sobre el fenómeno que representa los sistemas de Derechos y el Derecho como norma particular, asumido en su universalidad, sino que esa meditación únicamente puede hacerse de manera acertada a partir de la adopción de una visión y una concepción filosófica general desde el marxismo, que es quien permite una relación coherentemente convincente entre el discurso y la moral, tomando como referente principal el dictado de la norma sustantiva por excelencia y que no es otra que las constituciones de las repúblicas que se dan los pueblos. Toda la Filosofía del Derecho desde su comienzo hasta principios del siglo XIX ha sido Derecho natural,24 y el Derecho natural de la antigüedad giraba en torno a la oposición entre naturaleza y norma, el medieval se preocupaba de la dicotomía existente entre derecho divino y humano, y el Derecho natural

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Fernández, Bulté, Julio. Concepto ampliado de la Legalidad Socialista. Revista Jurídica No. 4. Julio/septiembre de 1984. Editorial: Departamento de Divulgación del Ministerio de Justicia de la República de Cuba. La Habana. pp171-197. 23 Cañizares, Abeledo, Fernando. Teoría del Derecho. Editora Universitaria. La Habana. Cuba. Cap. XX. p.395 24 Radbruch, Gustavo. Filosofía del Derecho. Editora Revista de Derecho Privado.1980. Madrid. p 23.

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moderno de la oposición entre la coacción jurídica y la razón individual de la clase que ostenta el poder.25 Todos y cada uno de los particulares expuestos Vid. supra son a la vez los elementos teóricos-conceptuales que permiten diferenciar a la Filosofía del Derecho de las Ciencias Jurídicas, en cuanto la primera a contrario censo de las ciencias particulares como las ciencias jurídicas, que indagan y encuentran soluciones a los procesos concretos de que se ocupan, la Filosofía del Derecho que de por sí constituye una indagación filosófica particular en relación con la filosofía en general, se torna indagación general sobre el Derecho en relación con la Teoría del Estado y del Derecho, sirviéndole de complemento y articulación a las ciencias jurídicas en su accionar con los fenómenos que interpreta de forma dialéctica. Sin intentar proponer una definición acabada que evidencie la diferencia entre Filosofía del Derecho desde el punto de vista marxista y las Ciencias Jurídicas, bastaría con compartir el criterio del profesor Fernández Bulté al considerar que, “…la Filosofía del Derecho es la parte de la filosofía que basándose en el método del conocimiento que proporciona el materialismo dialéctico, y apoyándose en las leyes, regularidades y categorías de que nos arma el materialismo histórico, trata de aclarar las regularidades y leyes del devenir histórico del fenómeno político-social que es el Derecho, busca poner las razones últimas de su evolución, a partir de descubrir su esencia compleja y multifacética, e intenta encontrar las regularidades del Derecho dentro de sus múltiples y cambiantes expresiones, de tal modo, la Filosofía del Derecho marxista se apoya en las conclusiones de la filosofía materialista, en los aportes de la dialéctica en general y de las leyes del desarrollo histórico, aspirando aplicarlas a las singularidades del fenómeno jurídico y a través de sus concatenaciones, ofrecer conclusiones sobre la esencia del Derecho, su naturaleza, sus fines, su evolución y su contenido cambiante”. Por eso para el Objeto de la experiencia son las cosas, y el objeto de la filosofía es la experiencia y en general, el hecho mismo del conocimiento humano. Cesando aquí como expresara el profesor Bulté26: “la filosofía de ser 25

Recaséns Siches, Luis. La Filosofía del Derecho en el siglo XX. Ediciones El Nacional. México. 1941. Pp.21-30. 26 Fernández, Bulté, Julio. Filosofía del Derecho. Editorial Félix Varela. 1997. La Habana, p.126

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una explicación de las cosas, para ser una explicación del conocimiento de las cosas…”. Particular que nos acercó aún más a la realidad objetiva de los fenómenos y procesos que conforman las circunstancias sociales a lo largo de la historia como antecedentes inmediatos al incipiente brote capitalista. Nada que violente esta articulación dialéctica por sutil que sea, consolidará conciencia en la formación del sujeto político y de derecho; de lo contrario, continuaríamos siendo presa del positivismo y del normativismo, incluso filosófico, o del iusnaturalismo,27 esencia conclusiva que emerge de la metodología que inspiró la ideología marxista y leninista en la formación y consolidación del pensamiento teórico, filosófico y pedagógico de Fernández Bulté, en la expresión de una Filosofía Marxista del Derecho a partir de los referentes teóricos e históricos expuestos en el presente Capitulo.

a)

Surgimiento y desarrollo del pensamiento filosóficojurídico en la antigüedad occidental y el Medioevo. Conceptualizaciones.

Resulta incuestionable en nuestros días la interrelación entre la cultura griega y la oriental en la antigüedad, como antecedente del surgimiento de la filosofía tema que ha suscitado discrepancia en el sector académico. Las relaciones económicas, políticas y comerciales establecidas desde la temprana época de las colonias jónicas de los griegos con los pueblos orientales de las civilizaciones más antiguas, posibilitó el traslado a estos territorios de las valiosas adquisiciones de la floreciente ciencia oriental y propició que en estas ciudades surgieran originales concepciones sobre la naturaleza, en la que se sintetizaban elementos de conocimientos físicos, matemáticos y astronómicos. Por tal razón la unidad orgánica entre estas primeras concepciones y los gérmenes de conocimientos científico-naturales, constituiría un rasgo distintivo del período temprano en el desarrollo del pensamiento antiguo en sentido general, y donde está incluido por su puesto el pensar filosófico. 27

Se trata de un enfoque y una teoría ética del derecho, basado en la aceptación de que existe una ordenación jurídica y moral-natural, universalmente aceptable por todos los seres humanos. El problema es que así planteadas las cosas, se mezcla la legitimidad moral de una ley con la legalidad de la ley, y tiende a justificarse la resistencia a la autoridad abusiva del Estado.

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Por tales motivos se otorga la paternidad del pensamiento filosófico–jurídico occidental a los pensadores griegos como fundamento del posterior desarrollo del pensamiento de esta parte del mundo, idea que tiene una indudable racionalidad, independientemente de su complementariedad. La filosofía es un saber sintético-integrador sobre el mundo en relación con el hombre, en tanto abstracción de máxima generalidad, encuentra concreción en la relación sujeto-objeto y sujeto-sujeto. En la praxis, lo ideal y lo material se convierten recíprocamente y devienen idénticos. Por eso a través de la praxis los momentos cognoscitivo, valorativo y comunicativo del devenir humano en su actividad, emergen, despliegan y determinan la cultura de los pueblos. La filosofía en tanto saber complejo sobre la realidad en relación con el hombre, incluye en su objeto todas las formas concretas de las culturas, sin soslayar la naturaleza porque es en sí, expresión humanizada de esa actividad del hombre. Por otro lado la historia cultural de estos pueblos indica que lo jurídico desempeñó un rol muy importante incluso, antes del pensamiento griego antiguo, antes del siglo V a.n.e. Recordar que desde Homero hay especulación iusfilosófica expresada en la dicotomía Derecho natural-Derecho positivo, antesala del escenario temporal de las guerras de los griegos contra los persas, donde la campaña del Peloponeso, está llena de momentos de carácter jurídico-político al interior de las ciudades-estados griegas y en sus relaciones exteriores. Todo esto fue reflejado en las controversias de pensadores que conformaron en el tiempo un pensamiento jurídico con un basamento filosófico de fines políticos, es decir, la defensa de los intereses de la clase dominante. El contexto en que surge y se desarrolla este pensamiento es sobre la base de relaciones de clase de tipo esclavista. Toda la actividad política era exclusiva de los hombres libres, pues el esclavo era considerado una cosa carente de razón, solo los ciudadanos libres eran sujetos de la política, en muchos procesos era una participación directa y bajo condiciones de igualdad en la toma de decisiones en los asuntos en litigio, aspectos refrendados por las leyes jurídicas. Es conocido que hubo avances en materia de derecho en el siglo VI a.n.e, sus constituciones políticas fueron marcadamente progresistas por desarrollarse en 22

el contexto de la democracia ateniense que estableció la igualdad de los ciudadanos ante la ley, el derecho a la igualdad de palabra, la soberanía de la llamada Ekklesia o asamblea popular para la toma de decisiones. Esta democracia se expresó además en el reconocimiento de los ciudadanos, al no existir un cuerpo de servidores públicos, cada ciudadano podía acceder a cargos públicos, fundados en los méritos ante la comunidad o polis. Esta práctica fue respaldada por un pensamiento que se planteó problemas que aún guardan vigencia, tales como: la determinación de los sujetos de la política, el poder político, el contenido de la justicia, su relación con la virtud, entre otros que se verán más adelante, y estos problemas dieron cuerpo a un pensamiento filosófico-jurídico que llega hasta nuestros días, con las consiguientes discontinuidades epocales. Es importante destacar que en esos tiempos para el ciudadano griego no existía diferencia en el plano ético entre lo público y lo privado, ni tampoco entre el deber y el derecho, solo la comunidad envestía al ciudadano libre de esa condición, es decir, la condición de persona a la que no podían aspirar los esclavos. Por esta época se formó un conjunto de valores muy importantes para el desarrollo ulterior de la sociedad y entre ellos, los más tergiversados han sido el ideal democrático, lo relativo a la igualdad política y jurídica, y lo referente a la exclusión de la mujer de la vida política, entre otros. Uno de los principales exponentes de estas ideas acerca de la política y el derecho en su ejercicio, lo fue el griego Sócrates28, quien unió a un fundamento racional en el tratamiento de estos temas, un profundo sentido humanista con el despliegue de sus ideas en el campo de la ética, aunque no siempre coincidentes con el principio de la democracia. En los Diálogos de su destacado discípulo Platón, se puede palpar el rigor de sus deducciones para demostrar que la virtud es conocimiento, susceptible de ser enseñado, que puede y debe ser base del actuar político en franca oposición a los sofistas con los cuales entabló duros combates en su defensa 28

Sócrates. Filósofo griego, (470-399 a.n.e) nacido en Atenas, discípulo en un primer momento de Anaxágoras hacia quien luego adoptó una actitud crítica. Considerado por Platón, el hombre más sabio y justo de su tiempo, convirtiéndose con el tiempo en el paradigma del filósofo y hasta una personificación de la misma filosofía. No dejó escritos y su pensamiento se conoce a través de su alumno Platón, en sus diálogos.

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por la real democracia ateniense, familiarizándose en ocasiones con tendencias que poco aportaban a la mayoría como consenso democrático participativo. Estas contradicciones fueron evidentes tanto en Sócrates como en Platón. Por eso abogaba por un gobierno regido por la sabiduría y el conocimiento. Su pensamiento, independientemente de ciertas contradicciones, tuvo el logro indiscutible de establecer el necesario nexo entre la ética y la política, tan cercano al pensamiento político cubano en especial de José Martí y Fidel Castro. Las ideas de Sócrates encontraron su continuidad en Platón29, gracias a su obra se conocen las ideas de su maestro. Platón afirmaba como Sócrates, que la virtud es definible por vía racional, pues constituye un tipo de conocimiento, por eso puede ser enseñada, sin embargo el acceso a dicho conocimiento sería solo para los individuos con capacidades y educación, para él la verdad no se obtiene mediante votación, atendiendo a la regla de la mayoría, sino por rigurosas demostraciones lógicas, privilegiando el episteme sobre la doxa u opinión. Como su maestro, ofrecerá un especial lugar en su pensamiento filosófico al enlace entre la ética y la política; el derecho con su ideal de justicia obra como elemento mediador entre la política y la ética. En una de sus obras fundamentales La República, y otros diálogos como Las Leyes y El Político, expone sus ideas que han pasado a otras épocas históricas y a otros contextos por su universalidad, en el libro Coloquio30 sobre la Justicia, su compilador aclara: “Justicia. Se ha de entender por este nombre, en cuanto es objeto del presente diálogo, lo que en común llamamos virtud, y de otro modo hombría de bien, o concierto y armonía universal de las acciones; es decir aquél hábito de vivir en un todo conforme al dictamen de la recta razón, que constituye al que posee en la clase de hombre justo. Tomada la justicia en este sentido generalísimo, se identifica con la república concertada y estrechamente unida, de forma que parezca no más que una sola alma; y la verdadera república equivale a la justicia de todos los ciudadanos, por lo cual cada uno desempeña 29

Platón. (427-347 a.n.e) Filósofo griego nacido en Atenas, creador de un sistema filosófico y de un método de exposición de la filosofía que le convierte, probablemente, en el filósofo más influyente de toda la historia. 30 En Obras Editorial Aguiar. Madrid, 1973, p. 1191.

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su cargo u oficio como es debido. De modo que Platón toma como objeto a la República, con el fin de manifestar en grande, en términos que a nadie se le pudiera ocultar la naturaleza de la justicia”31 Es evidente la intención de Platón de esclarecer que el fin de la política es la de formar hombres justos, capaces de unirse para gobernar, es importante conocer que tanto en los tiempos de Sócrates como de Platón, la vida política griega transitaba por una creciente decadencia, de ahí el reclamo a la virtud ciudadana, sobre la base de una justicia inmutable en medio de una racionalidad ética. A Platón se debe la insistencia en la naturaleza técnica de gobernar a partir de las necesidades de los ciudadanos que requieren de determinados servicios especializados. De manera que va penetrando la idea de una primera división del trabajo en asuntos de gobierno, siendo este uno de sus aportes fundamentales a la filosofía política. Para él, el Estado debía estar constituido por tres clases de ciudadanos: la de los gobernantes, la de los custodios o guerreros y la de los que realizan las otras actividades como el comercio, la agricultura, la artesanía. Con la primera clase asocia a la virtud de la sabiduría, a la segunda con la valentía; mientras que la tercera, no es incluida por él en la actividad política. Su noción de la justicia revela su oposición a la democracia como forma de ejercer la política que guarda relación con la clasificación anterior, es decir, no todo el mundo aunque sea libre puede acceder a la política, solo aquellos que posean conocimientos para ejecutar determinados servicios, excluyendo así a los metecos y esclavos, eliminando la igualdad de todos los ciudadanos en política; así como la influencia de la opinión pública. En su obra El Político, trabajo enmarcado en su época de vejez32 hay un matiz diferente con respecto a las leyes, ya que aquí el asunto de la comunidad humana perfecta se desarrolló no solo en su dimensión moral, sino también jurídica. En Las Leyes, enmarcada en esa misma época de vejez, propone otro tipo de Estado más cercano a las tradiciones atenienses, donde el derecho y no el conocimiento es la fuerza que dirige la comunidad perfecta. A diferencia del 31 32

Platón. La República. Editorial Ciencias Sociales. La Habana. 1973, pp.207-208. (391-360)

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concepto de Estado que desarrolla en La República, en esta nueva concepción la ley resulta suprema y a ella deben someterse tanto el gobernante como el súbdito. Estas ideas son clave para la sociedad contemporánea. Desde su concepción de la debilidad de la naturaleza humana, Platón entiende necesario que un Estado bien ordenado debe contener leyes y sanciones penales, ya que sin leyes los hombres no se diferencian en absoluto de los animales salvajes. Pero para él, la ley debe educar y no solo mandar, ha de convencer y persuadir sobre su propia bondad y necesidad. Por ello es que toda ley necesita de una introducción didáctica. En relación con el castigo considera que no debe ser una venganza, sino encaminarse a corregir al culpable orientándolo a separarse de la injusticia, a amar y respetar la justicia. En esta nueva forma de asumir las leyes no olvida su nexo con la virtud que para él, es algo idéntico a la felicidad cuando se practica. Este mínimo acercamiento al pensamiento filosófico, político y jurídico de Platón, permite, entre otras cosas ver con claridad el nexo entre el derecho, la ética y la política y su papel de gran vigencia en la contemporaneidad, pues muchas de sus ideas mantienen su validez por su universalidad. Otro pensador imprescindible en este breve recorrido es sin dudas el filósofo griego Aristóteles33 quien fuera discípulo de Platón, aunque se advertirán diferencias, existe una determinada continuidad entre ambos. Una diferencia importante con su maestro se encuentra en su teoría política que se concentra en el análisis de los procesos políticos reales, basada en los procedimientos de carácter inductivo, propio de los análisis empíricos, en tanto que Platón centraba su método en las deducciones con rumbo a abstracciones ideales. Los principales resultados de Aristóteles en este campo fueron recogidos en su monumental obra Política, este trabajo se enmarca en su época de vejez, momento de mayor experiencia por la concentración de saberes.

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Aristóteles, (384/383- 322 a.C.).Filósofo griego, de mayor importancia junto con Platón en toda la historia de la filosofía; nació en la ciudad jonia de Estagira, perteneció a una familia vinculada a la casa real, nombrado por Filipo II preceptor de Alejando Magno. En el año 367/366 a.C. ingresa a los 17 años en la Academia de Platón, desechando la escuela del sofista Sócrates, fue conocido como «la mente», por su capacidad, y también como «el lector» por su afición a la lectura, Del diccionario de filosofía Herder. 3ra edición, electrónica.

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Para dar una muestra de su método citamos el siguiente fragmento: “Los cartagineses también parecen gobernarse bien y superan en muchas cosas a los demás; en algunas se aproximan extremadamente a los laconios. Estos tres regímenes - el de Creta, el de Laconia y el del tercero, Cartago- están en efecto, en cierto sentido muy próximos entre sí y difieren mucho de los demás. Muchas de sus instituciones son excelentes, y es señal de un régimen bien ordenado el que, teniendo un elemento popular, permanezca dentro del orden de la constitución y no haya padecido ni sediciones, dignas de mención ni tiranías”.34 Esto no significa que no se ocupara de las conceptualizaciones, prueba de ello es su afán en definir el concepto de ciudadano por ser una pieza clave en su filosofía política y que tiene significación especial en esta investigación. Consideró Aristóteles que: “El ciudadano sin más por nada se define por participar en la administración de la justicia y en el gobierno, llamamos en efecto ciudadano al que tiene derecho a participar en la función deliberativa o judicial de la ciudad y llamamos ciudad para decirlo en pocas palabras, a una muchedumbre de tales ciudadanos suficiente para vivir con autarquía”.35 Por otro lado, nos dejó la arista de la virtud, aspecto que lo entronca con sus antecesores y sobre ello, así se expresaba: “Es imposible que la ciudad se componga exclusivamente de hombres buenos, pero cada uno debe cumplir bien su función y esto requiere virtud…la virtud del buen ciudadano han de tenerla todos, pero es imposible que tengan la del hombre bueno, ya que no es menester que sean hombres buenos los que viven en la ciudad perfecta… Decimos que el gobernante recto debe ser bueno y prudente y que el político debe de ser prudente.”36 Como se observa hay una apelación constante al deber ser en virtud de los actos de legislación en materia política, que lo ubican en una línea sucesoria con Platón y Sócrates, independientemente la diferencia que con respecto a la concepción de ciudadano existió entre estos dos, para Platón se trataba de algo genético, mientras Aristóteles lo relacionaba con lo bueno y virtuoso.

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Aristóteles. Metafísica-Política, Estudios. Instituto del Libro. 1968 La Habana, pp. 417. Ibíd, pp. 424- 425 36 Ibíd, p 428. 35

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Para Aristóteles, el Estado es la base para la existencia civilizada, el Estado es primario con respecto al individuo porque forma parte de la naturaleza humana, de esta forma el Estado es un atributo natural, que sirve de marco de desarrollo a la virtud, de allí dimanan las leyes como fuente de autoridad por su esencia racional y al mismo tiempo natural. El Estado ideal es un gobierno de interés público, no privilegio de una clase o individuo, que debe sujetarse a leyes y no a decisiones arbitrarias, la obediencia debe ser voluntaria y no mediante el uso de la fuerza, para él, la norma jurídica es la premisa básica de dicho Estado para llevar una vida plena dentro de lo moral y las costumbres de la comunidad en un ambiente de virtudes ciudadanas, garantes de la civilidad. Estas ideas están en consonancia con su definición de ciudadano, como el individuo que tiene acceso a participar en el gobierno. En Aristóteles se dan las primeras ideas en torno a la diferenciación de los poderes en tres ramas en los órganos políticos: la deliberante para ejercer el poder jurídico en asuntos como la declaración de guerra, la firma de tratados; la rama de los magistrados o funcionarios administrativos y la judicatura o tribunales, clasificación que está presente en la obra de pensadores posteriores. Aristóteles incursionó también en el problema del principio de representación política, vinculado con la mayor o menor amplitud de la participación ciudadana en los asuntos públicos, en relación a qué criterios esta participación difería a partir de la posición social y niveles de educación y preparación, asunto que trasciende al pensamiento liberal moderno, ya que la burguesía tuvo necesidad de ampliar los derechos políticos de las mayorías, cuando eliminó al régimen feudal. Para él, la riqueza no podía ser el criterio único para la participación política, por no ser el asunto del gobierno un problema comercial, donde la opinión pública tiene un peso no despreciable, pues es necesario tenerla en cuenta para un buen gobierno. Le da un peso importante al problema de la relación entre la ley y la moral, además de sus ideas en torno a la justicia, la felicidad, lo que consideraba como la meta mayor de los seres humanos. Profundiza en la idea sobre la medida y el justo medio, algo constante en el pensamiento griego que 28

desarrolla en su lógica, pero que tiene un sentido trascendente, pues lo convierte en norma de conducta para frenar excesos en la sociedad y en la vida privada. Son de máximo interés sus tesis acerca de la justicia, en ese concepto establece dos niveles: lo general y lo particular. En el nivel general está la justicia en relación a la ley, como igualdad absoluta que actúa como el regulador más importante en las relaciones humanas, así, la cualidad moral es el rasgo más importante en la aplicación de la legalidad y el derecho. Para Aristóteles un hombre es injusto cuando no obedece las leyes, lo justo sería para él, la observancia de las leyes, actuar conforme a la ley y a la igualdad, luego lo injusto es lo ilegal y lo desigual. No obstante, las leyes pueden no ser justas, para serlo se necesita que actúen en una estructura política que garantice el bienestar y la convivencia civilizada, al igual que Platón considera que el hombre mejor no es el que emplea la virtud en sí mismo, sino el que la ejercita para otro, la justicia no es parte de la virtud sino toda la virtud y la injusticia no es parte del vicio, sino todo el vicio. En el segundo nivel, el particular, Aristóteles ubica la justicia como igualdad proporcional, esto significa que a nivel individual se posee una parte de la virtud, se trata de la justicia distributiva y la conmutativa. Otro importante aporte de Aristóteles al pensamiento universal es su concepto de equidad, identificando lo equitativo a lo justo, pero privilegia lo equitativo, aunque siendo tan bueno como lo justo, lo equitativo no pasa por lo legal, aparece como una rectificación de la justicia, considera el profesor Fernández Bulté, que este concepto de la equidad ha tomado fuerza extraordinaria en nuestros días ante las evidentes e insultantes desigualdades entre ricos y pobres. El hombre equitativo es aquel que por su libre elección no sostiene con rigor su derecho y se muestra flexible ante él, se trata de una actitud moral individual que se torna virtud, es decir, la equidad como una determinada plasmación de la justicia, por la profundidad de su pensamiento y su universalidad, muchas de estas ideas mantienen su vigencia y actualidad. El imperio romano recibe al pensamiento griego en su forma helenística sobre la base de las diferentes escuelas nacidas de las crisis sufridas por los pueblos y gobiernos griegos y sus derrotas militares, que lo llevaron a un estado de dependencia, así entró en la cultura romana el estoicismo a finales del siglo II 29

d.n.e, donde resalta el criterio de que los hombres deben gozar de un mínimo de derechos como garantía de la dignidad humana, algo que resultaba chocante para una sociedad basada en la exclusión ciudadana de los esclavos. Avizorar todas estas concatenaciones entre una y otra etapa de las diferentes formaciones económico y social por la que ha transitado la humanidad, deviene en uno de los principales aportes del profesor Fernández Bulté, concluyendo que…”En realidad, estas formas manifiestan la conformación de una plena organización política. En ella vemos el asentamiento de la población, no en atención a sus vínculos gentiles, sino sobre una base territorial y con el dominio cierto de la riqueza poseída. Además encontramos ya todos los atributos de una fuerza pública destinada, a defender por encima de la sociedad el nuevo orden constituido. Junto a ello, una clase que se adiestra en el monopolio del poder, y finalmente la existencia de los impuestos como un elemento básico del sostenimiento de una casta de hombres que gobiernan y no producen”.37. A los efectos de la contemporaneidad es interesante la expresión del Derecho, la política y la justicia en un contexto imperial, nacido de las antiguas ciudadesestado, cuyo credo esencial fue la violencia en sus más diversas manifestaciones para mantener el dominio sobre todos en los territorios conquistados a sangre y fuego. En este nuevo contexto resalta la figura de Cicerón,38 representante de la aristocracia romana conservadora quien vivió el tránsito de la República a la época del imperio, sus ideas abogaron por el mantenimiento de la República mientras que sus intereses se lo permitieron. Como seguidor del estoicismo, abogó por la vocación del servicio público inspirado en las mejores tradiciones del pensamiento griego-helenístico. Su referente fundamental fue la obra de Platón La República, para escribir su obra homónima. Se considera que el principal legado que dejó a la posteridad fue la exposición del concepto de ley natural, asentado en la cultura griega, el cual retomó de los estoicos. Según los autores de la obra citada hay que añadir su noción precisa 37

Fernández, Bulté, Julio. Siete Milenios de Estado y de Derecho. Tomo I. Editorial de Ciencias Sociales. 2008. La Habana. Cuba. p 49. 38 Cicerón, Marco Tulio (106-43 a.n.e) Orador, político, escritor y filósofo latino de orientación ecléctica. Nació en Arpinum un 3 de enero del año 106 a.n.e., y murió asesinado en Gaeta el 7 de diciembre del año 43 a.n.e.

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que el Estado es una creación de Derecho, por lo que tiene que ser examinado ante todo como tal, y no solo o fundamentalmente desde el ángulo de la ética y la psicología. 39 Se afirma que proporcionó a la doctrina del Derecho natural la forma clásica con que llegó a los pensadores europeos hasta la modernidad, pasando naturalmente por los pensadores medievales de la Iglesia cristiana, por lo que en nuestro criterio Cicerón, es un puente entre la sociedad esclavista en decadencia con las ulteriores formaciones económico sociales40 y tanto es así, que el supuesto de Cicerón acerca de los imperativos de la moral son válidos para la vida privada como para la vida pública, asumido en los inicios de la modernidad por hombres de la talla de Maquiavelo. El concepto del imperio de la recta razón será ampliamente desarrollado por el pensamiento moderno occidental, como la única ley legítima y real, en síntesis para Cicerón existe un derecho natural universal, que tiene su génesis en la condición racional humana, se trata del Derecho natural clásico. De esta tesis se deriva que con arreglo a la ley eterna los hombres son iguales por poseer razón, esta igualdad no es sobre la base de los conocimientos o de la riqueza donde domina la desigualdad, sino que se basa en la igual capacidad humana para discernir de acuerdo con la razón lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto. Las ideas de Cicerón que impregnan el derecho romano, aunque no hablan directamente del Estado, asume que esta forma de gobierno debe basarse en las obligaciones mutuas de los ciudadanos y del reconocimiento de sus derechos, así el Estado es un tipo de comunidad moral, es algo público que resulta de la asociación de dicha comunidad que surge de mutuo acuerdo en torno a normas de derecho que buscan la utilidad pública. Luego, el Estado persigue un fin ético, existe para brindar un gobierno justo, su autoridad y la fuente de derecho en la que se sustenta, dimana del poder colectivo, como comunidad autónoma, por tanto el poder político es el poder del pueblo con arreglo al derecho natural.

39

Pino, Romelia y colectivo de autores, El Oficio de Pensar. Breve introducción a la historia de la Filosofía, Editora Pueblo y Educación, La Habana, primera reimpresión 2008. 40 Op cit.Vid. supra.

31

Tanto el Estado como el derecho, están sometidos al poder moral como natural de Dios, donde la fuerza es válida en tanto garante de los derechos de la comunidad. El Estado que le tocó vivir estaba muy lejos de tales principios y él mismo fue víctima de la violencia ejercida por el emperador que lo llevó en compañía de un grupo selecto de ciudadanos a la muerte y a la pérdida de todos sus bienes. Sin embargo, su legado lo hizo inmortal, dejó varias obras importantes entre ellas: El Tratado de las Leyes, donde afirma que la ley positiva ha de fundarse en los principios de la recta razón, de la razón natural, respetuosa e inquebrantable como obligación ciudadana. Al mundo antiguo le sigue la Edad Media, resultado de la ruptura de las relaciones de producción esclavista en su sentido clásico, y a esta, la sociedad feudal, basada en la servidumbre y el vasallaje, escalón superior con respecto a la esclavitud. En esta etapa se revelan importantes transformaciones en el pensamiento filosófico, político y jurídico, atribuible al dominio de la escolástica, religión cristiana elevada a doctrina de Estado y que relega el legado del pensamiento antiguo, volviendo por sus fueros en la modernidad como se verá. En primer término están las ideas del cristianismo primitivo de gran importancia en la configuración de una teoría y una práctica del ejercicio del poder, que también fueron en una medida importantes y trascendentes para Europa, sobre todo lo contenido en El Nuevo Testamento, que estableció una doctrina en torno a la naturaleza en general de ese poder, rebajando la autoridad del Estado para privilegiar los aspectos morales y espirituales de los hombres. Nuevos códigos de valores desplazaron a los instituidos en el imperio romano valores como el amor al prójimo, el perdón, el arrepentimiento entre otros contenidos en el desarrollo espiritual de la prédica cristiana, pasaron a jerarquizar patrones de conductas en la búsqueda de respuestas a fenómenos de toda naturaleza, recogido muy sucintamente en uno de sus SALMO 41 (110) “Alabanza de los actos de Dios” al expresarse en las siguientes estrofas:

41

Dios Habla Hoy. La Biblia con Deuterocanónicos. Versión Popular. Segunda Edición. Traducción directa de los textos originales: hebreo, arameo y griego por Sociedades Bíblicas Unidas. Apartado 61-281, 06600 México. DF. 1989, pp. 557- 558.

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6.- Mostró a su pueblo el poder de sus obras, dándole lo que era posesión de los paganos. 7.- Lo que él hace, es justo y verdadero; se puede confiar en sus mandamientos, 9.- Dio libertad a su pueblo y afirmó su pacto para siempre, Dios es santo y terrible. Con ello se demostraba el apego de Cristo por la causa de los pobres y que no era el esfuerzo del hombre a lo largo de la historia en oposición a lo que lo oprime lo que ha representado la ruptura y continuidad de un régimen socio económico en otro, sino Dios, el todo poderoso, el que ha dado “libertad a su pueblo42 y afirmó su pacto para siempre”. La obediencia al Estado deviene entonces deber sagrado y no solo un imperativo político. El Edicto de Milán, promulgado por el emperador Constantino43 hizo que la iglesia cristiana tan brutalmente perseguida y reprimida se incorporara al cuerpo del poder político del imperio. De esta forma se abre paso a la autoridad jurídica y a los privilegios fiscales. Desde el año 315 se acuñan monedas imperiales con símbolos cristianos, sustituyendo a los símbolos paganos. De su postura inicial por la transigencia y la tolerancia religiosa pasaron a la intolerancia que adquirió formas extremas con la inquisición. Intolerancia, dogmatismo y escolasticismo fueron los caminos de la política y el derecho en el Medioevo. El pensamiento de Aurelio Agustín44 como máximo representante de la Patrística, radica en que conoce el pensamiento de Platón a través de Cicerón porque no conocía el griego, y logra insertar las ideas de Platón y por supuesto las de Cicerón con la teología cristiana presente en el Nuevo Testamento. Para Agustín la justicia no es producto del poder civil, sino dimana de las potestades de la Iglesia, por lo que un Estado legítimo debe ser cristiano, así el Estado es la representación de la voluntad divina en la tierra que precisa de la obediencia de los súbditos. Es el que sustenta la idea de la Ciudad de Dios que sería una 42

Ibíd. Estrofa 9. p. 558. año 313 d.n.e. 44 Agustín de Hipona, San (354-430) Aurelio Agustín, la figura más importante de la filosofía cristiana de la antigüedad; nació en Tagaste (hoy Souk-Arhas, en Argelia), de padre pagano y madre cristiana, santa Mónica. Fue educado en Tagaste y Madaura y estudió retórica en Cartago; leyendo a Cicerón se inició en la filosofía y se cuenta que uno de sus diálogos, el Hortensius, hoy perdido, le llevaría más tarde a convertirse al cristianismo. 43

33

Iglesia-Estado con base a las enseñanzas de Cristo, todos estos momentos de su pensamiento le sirvieron de base a los poderosos para entronizar el poder de la Iglesia, cuya máxima expresión fue el Papado romano que existe hasta nuestros días. Uno de los aspectos que más interesa destacar de este pensador, es que con el pensamiento de Agustín devenido práctica política, se suprimen los campos del derecho y la política que fueron subsumidos por la teología. Ocupando una racionalidad teológica el lugar de los espacios éticos, políticos y jurídicos. De ahí que su doctrina ignore al derecho romano y no conciba a la representación de la política como una actividad independiente de la conducta. Para Agustín, Dios ha dado al hombre tres leyes que coexisten: la ley natural anterior al pecado, la ley judaica fruto de la alianza con el pueblo de Israel y la nueva ley predicada que cierra el camino al derecho, al ser la ley de naturaleza divina. A partir del siglo V en adelante, se suceden estudios y propuestas filosóficas donde la naturaleza y la sociedad deviene un sistema de fines en el cual, lo inferior sirve a lo superior, y lo superior guía a lo inferior (Naturaleza– Sociedad) en tal sentido, el campesino y el artesano aportan los bienes materiales, mientras que el sacerdote la práctica religiosa, emergiendo así la superioridad del poder de la Iglesia; subordinándose el gobierno civil al de Cristo, confiándose este último al Papa, emergiendo también, el origen popular de las leyes, siendo la colectividad quien debía elaborarlas, porque debía tener como fin fundamental el bien común, en tal sentido la justicia era aceptada como perpetua y constante voluntad de dar a cada uno, aquello a que tiene derecho, por lo que la felicidad terrenal del hombre solo la logrará el Estado, si cuenta con el apoyo de la Iglesia. Aquí se observaba un uso moderado de la propiedad, siempre en beneficio de la comunidad y seis formas de gobierno siguiendo la teoría Aristotélica: monarquía, aristocracia, oligarquía, democracia, tiranía, y la forma mixta. El poder es el único principio que une al Estado, y sin él, el mismo quedaría desintegrado. En cuanto al concepto de soberanía, la concebían como parte del pueblo; pero como este era difuso, ignorante y poco orgánico, el poder se transfiere al príncipe, para que haga buen uso de él. El poder del príncipe se justifica y 34

ampara solo en el ejercicio del bien común, de aquí que se conciba dos formas de tiranía: la que usurpa el poder del Estado, y la que habiendo recibido el poder legítimamente, lo utiliza solo para su beneficio personal. Comienza así la especulación sobre la Paz, y es así que Marsilio de Padua45 a través de su libro Defensor Pacis46, El defensor de la paz; no sólo establece una plena autonomía entre lo temporal y lo supra-temporal, sino que separa los hacedores y los enemigos de esa paz, el príncipe, causa eficiente y garante del bien vivir de los hombres, será por esto mismo, causa eficiente de la tranquilidad, mientras que los que pongan impedimento a la acción del gobernante temporal, lo serán de la discordia. Los enemigos de la paz eran los abusos a los que conduce la doctrina del pleno poder papal, por eso concebía al Estado un fin en sí mismo, y en él, no una congregación de creyentes sino, el conjunto de ciudadanos clérigos y laicos con la responsabilidad de darse su propia ley, por tanto; consideraba que no era necesario el Papado como institución de gobierno y su elección debía producirse a través de un consejo general donde estuviera representada toda la cristiandad. La base de la propuesta conciliarista de Marsilio es el debilitamiento del poder papal en favor de otro poder, el imperial o la monarquía como mejor forma de gobierno; representativa y electiva; constituyendo un gran aporte a la teoría política en cuanto a nociones sobre elección, revocación, representatividad, democracia, participación popular, etc. El otro opositor del papado Guillermo de Occam,47 en una obra escrita entre los años 1339 y 1340 sobre el gobierno tiránico del papa, despliega toda su artillería contra la plenitud papal y centra sus análisis en la oposición entre plenitud de poder y libertad evangélica. Esta afirmación, plenitud de poder; la 45

Marsilio Mainadini. Filósofo italiano, hijo de un notario en Padua, estudio Derecho y medicina. A menudo se le vincula dentro del movimiento del Averroísmo latino, (conjunto de tesis filosóficas que se expandieron en el mundo latino occidental, aunque sus fuentes intelectuales se derivan más directamente de Aristóteles, centrándose sus investigaciones más en la filosofía política y religiosa que en el estudio de la naturaleza. 46 Su obra fundamental, publicada en 1324 fue denunciada por la jerarquía eclesiástica; a partir de esta condena Marsilio fue excomulgado por el papa Juan XXII debiendo refugiarse en la corte del emperador Luis de Baviera de quien fue su médico personal y uno de sus consejeros, aquí conoció a Guillermo de Occam y otros franciscanos opuestos al papado 47 Occam, Guillermo de. (1280- 1346/1349). Sacerdote, filósofo y teólogo inglés, una de las figuras más representativa de la Escolástica, sufrió la misma suerte que Marsilio al oponerse al Papado.

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juzgó no sólo falsa y peligrosa para toda la comunidad de los fieles, sino incluso herética, porque rehúye abiertamente a la Sagrada Escritura. Y respecto al gobierno temporal, al igual que Marsilio, considera a los príncipes electores como sucesores del Senado romano y como representantes del pueblo. Esta teoría ascendente también es llevada al ámbito del gobierno de la Iglesia en el cual propone un concilio ampliamente representativo que incluya no sólo a los clérigos sino también a los laicos, no presentando objeciones en cuanto a la participación de mujeres, el sistema sería de representación indirecta: las corporaciones religiosas de un determinado distrito (parroquias, monasterios o cabildos catedralicios) elegirían representantes a una asamblea provincial, que a su vez elegiría representantes a un concilio general. El plan de concilio general defendido por Occam, se basaba de modo más directo en el gobierno de las dos grandes órdenes mendicantes. Los dominicos estaban organizados por provincias, tenían un sistema electoral bien desarrollado y los franciscanos adoptaron un plan semejante en cuanto a su representación, su idea del concilio, la de Occam; era muy diferente a la de Marsilio, porque no estaba centrada en la presidencia del gobernante temporal para minimizar toda injerencia eclesiástica, sino en la de una Iglesia que retorne a sus orígenes en pos de la encarnación de la libertad evangélica en cada uno de sus miembros. Occam, no tuvo gran influencia en la idea de la república, pero separó el poder estatal o temporal del eclesiástico; llegando a concebir al poder absoluto del Estado, sin interferencia de la Iglesia, por tanto, al Papado no pertenecía el poder absoluto en materia política ni espiritual; concibió a la ley de Cristo, como ley de libertad, abogando por la libertad de conciencia religiosa y porque la autoridad del Papado radicara en la defensa de la libre fe de sus fieles, y por tanto, en la comunidad libre de los fieles. Pero a partir del siglo XII con el desarrollo de las ciudades y el comercio se engendran nuevas relaciones sociales que van a configurar otras formas de desenvolvimiento sobre todo en el orden económico, con las operaciones comerciales y los atisbos de una vida urbana que debe acabar con el imperio de lo rural en la vida social y con las relaciones autárquicas feudales y el restablecimiento del espacio político. Hay una vuelta al pensamiento romano sobre todo en el ámbito del derecho. 36

Con Tomás de Aquino48 se entra en un momento superior del pensamiento medieval, se trata de la escolástica en la búsqueda de la verdad revelada en las Sagradas Escrituras, ideas expuestas en dos de sus obras fundamentales La Summa Theologica49 y La Summa contra gentiles50 de un polémico corte innovador por el tratamiento que le da a la relación fe-razón. Tomás da cuenta de la existencia de un orden en las cosas naturales y sociales, en cada esfera los fenómenos se desenvuelven según fines propios y lo que es más importante, reconoció el espacio de la política y del derecho en la sociedad, luego de ocho siglos de ausencia en la teoría y en la práctica, aunque mantuvo la tradición medieval de afirmar el carácter sagrado de la ley. Para Tomás de Aquino existen cuatro tipos de leyes que ordenan y regulan la comunidad y la orientan hacia el “bien común”: la ley eterna, la natural, la divina y la ley humana que es creada por el hombre basada en la ley natural. Él retoma en su teoría política las ideas de Aristóteles sobre el hombre como ser social, la idea del bien común o general como fin último del poder estatal y el bien moral como término medio entre extremos, eso lo juntó al dogma cristiano de las Sagradas Escrituras y de la tradición eclesiástica. Su concepción le sirve para fundamentar la doctrina de la autoridad suprema del Papa por lo que su pensamiento sigue siendo un pilar ideológico para la Iglesia católica, por eso se le consideró el teólogo de mayor relieve dentro de la filosofía escolástica. El gran mérito que se atribuye a Tomas de Aquino es el de haber logrado la mejor síntesis medieval entre razón y fe o entre filosofía y teología. Sus obras son eminentemente teológicas, pero a diferencia de otros escolásticos, concede en principio a la razón su propia autonomía en todas aquellas cosas que no se deban a la revelación, vista la razón aquí como la característica definitiva que distingue al hombre del ser viviente sensible (animal), y la fe, 48

Tomás de Aquino (Santo) (1225-1274).Considerado el filósofo y el teólogo de mayor relieve dentro de la filosofía escolástica. Hijo de Landolfo, conde de Aquino. En 1244 ingresa en la orden de los dominicos, en París, es discípulo predilecto de Alberto Magno, a quien sigue luego a Colonia; aquí redacta el Comentario a las sentencias (1254-1256), inicia su labor como profesor y enseña en Italia y Francia: En esta época escribe sus obras, destacándose Summa contra gentiles, escrito con finalidad misionera y sobre todo, la Summa theologiae, considerada de mayor relevancia de toda la escolástica. 49 Traducido al castellano como Suma teológica, 16 vols., BAC, Madrid 1947. 50 Traducido al castellano como Suma contra los gentiles, 2 vols., BAC, Madrid 1968, 2ª ed. Diccionario de filosofía en CD-ROM.

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como la creencia en la verdad de determinados enunciados sin pruebas suficientes que la conviertan en una creencia racional o en saber, y a este último (el saber), como sinónimo de conocimiento. Esto significó, que Tomás de Aquino concibiera a Dios, no como el primer motor que desde siempre mueve al mundo, sino como el ser subsistente, o simplemente el ser mismo, idea central de todo su sistema; es decir; solo en el ser subsistente, Dios, cuya esencia es existir, se identifica realmente la esencia y la existencia, en lo creado, esencia y existencia se distinguen y toda esencia , la del hombre por ejemplo, llega a existir cuando recibe el ser por la creación, siendo entonces un compuesto de esencia y existencia como reflejo inmediato de la propia realidad que circunda al hombre.

b)

El renacimiento y la modernidad en occidente. Influencia en el pensamiento filosófico-jurídico burgués.

Antes de continuar adentrándonos en el terreno del desenvolvimiento histórico del pensamiento filosófico-jurídico que nos hemos propuesto, es imprescindible establecer cuatro principios que guían este recorrido como pautas para el análisis de la presente investigación en el orden teórico. 

El carácter histórico del Estado y del Derecho que lo legitima, como

expresión de los intereses de clases antagónicas, y expresión inequívoca de las relaciones económicas que le dan el contenido a las formaciones económico sociales. 

El carácter de proceso continuo-discontinuo del pensamiento, de ahí que

sea importante ver en el desarrollo de las ideas los procesos de continuidad y ruptura, aspecto clave también para desarrollar el ulterior estudio del pensamiento y la obra del profesor Fernández Bulté. 

El pensador escogido es una mínima expresión de un inabarcable

universo de figuras y escuelas, el criterio de selección ha sido su impacto en las ideas de su tiempo y su trascendencia, validez para otras épocas históricas con marcada presencia en la tradición del pensamiento jurídico cubano. Para ser fieles a la esencia del marxismo es necesario asumir además, que la filosofía aborda por la vía racional problemas que se plantea el hombre en su relación con el mundo y entre sí, que trata de buscar explicación, 38

argumentación e interpretación con un fundamento racional que dé certidumbre a las miles de interrogantes que como sujeto se impone. Pero para el marxismo esto es necesario pero no suficiente, en su Tesis 11 sobre Feuerbach, Marx no cuestiona la necesidad de conocer el mundo, pero reclama la necesidad de transformarlo. Reclama trazar caminos que conduzcan a la plena libertad humana, cuyo fundamento básico es el conocimiento para transformar la realidad. Antes de adentrarnos en el pensamiento y los aportes del profesor Fernández Bulté, debemos tener presente como de una u otra manera los incipientes y posteriores ideólogos burgueses, empeñados en velar la esencia clasista del Estado y del Derecho, han tratado en sus teorías de desvincular estas dos categorías históricas fundamentalmente interrelacionadas y recíprocamente presupuestas. Así, y como nos alerta el profesor Bulté… “Nos han presentado un Estado superior a la sociedad y sus clases,… por encima de ellas y sin ningún compromiso con ellas” y nos han presentado al Derecho de muy diversas maneras según cada teoría premarxista o burguesa, pero siempre como un conjunto de normas sociales, rectoras de la convivencia social e innata de la razón humana, justicia suprema o razón abstracta, universal, llegándose a hablar de un Estado de Derecho, como ideal de regularidad política con lo cual se afirma que puede existir un Estado independiente del Derecho, divorciado de la instrumentación política que no es más que la norma que lo legitima, concepto que se rescata en el ámbito del Derecho en Cuba al triunfo de la Revolución por el profesor Bulté a través de un artículo de la Revista Cubana de Derecho y por el estrecho vínculo e importancia de este concepto con nuestra legalidad socialista, le dedica un aparte en el último capítulo el XI, de su libro Filosofía del Derecho en 1997.51 Lo anterior presupone un acercamiento al pensamiento jurídico del profesor Bulté en su decursar histórico, para reproducir su manera de recepcionar y asumir la nueva concepción sobre estos particulares que aportan los clásicos del marxismo, incluyendo a Lenin, desde la concepción materialista de la historia. Tanto es así, que al retomar el concepto de Estado de Derecho después del triunfo Revolucionario, lo revalora y pone en nuestras manos su 51

Fernández, Bulté, Julio. Siete Milenios de Estado y de Derecho. Tomo I. Editorial de Ciencias Sociales. 2008. La Habana. Cuba. p. 50.

39

conclusión en cuanto a que no existe la posibilidad de socialismo sino en un Estado de Derecho que es sinónimo de Estado de legalidad e imperio del Derecho que iguala y libera, por tanto el concepto de Estado de Derecho en el socialismo, no deviene en contradicción entre Estado y Derecho, en tanto existen Estado de facto y otros que son de Derecho. Se asume el método de la relación entre lo histórico y lo lógico, como método de construcción del conocimiento y revelación de valores que parte de la propia lógica de la realidad que se investiga, porque el pensamiento que acontece en Europa occidental durante el siglo XVIII, etapa que coincide con el auge del desarrollo del capitalismo, antesala ideológica y cultural de la revolución de 1789 en Francia hasta nuestros días, nos permitirá interpretar los contextos de aparición

de

los

conceptos

básicos

que

conforman

los

diferentes

acercamientos teóricos a un pensamiento filosófico-jurídico. Ya se conoce que la filosofía como conocimiento general no puede sustituir las restantes ciencias, sino que las complementa, partiendo del presupuesto de que cada una posee su objeto de interpretación o a interpretar, y en correspondencia se nutren de sus propios métodos, y estos obedecen a lógicas aplicadas, caminos que se hacen al andar. El método metafísico-mecanicista que le sería propio a esta etapa se actualiza en interés de la reformulación de la relación entre sujeto y contexto que la nueva cultura científica y sociopolítica le impone. Esto significaba mejoras jurídico-administrativas que se traducen en sustituir el absolutismo52 en pro del Constitucionalismo, del Republicanismo o las ventajas para hacer valer las libertades civiles conquistadas frente al despotismo e individualismo liberal en sentido político, y al egoísmo metodológico burgués, en sentido teórico, quedando abierto a las reinvidicaciones y derechos de los estratos populares. El iluminismo entonces se constituía en el proyecto ideológico y cultural de reformas, liderado por la burguesía naciente que inauguraba un proceso de profundos cambios cosmovisivos con trascendencia a lo filosófico-literario y científico-naturalistas, sin excluir el reordenamiento jurídico-administrativo que implicaba a su vez un cambio en el comportamiento ético-estético y religioso de la vida política y económica. 52

Ídem, p. 6.

40

Este movimiento se inicia a mediados del siglo XVII en Inglaterra y se extiende a lo largo del siglo XVIII y hasta mediado del XIX por Francia, Alemania, Australia, Prusia, Hungría e Italia. Escocia y la Norteamérica de dominio británico estarán bajo sus influencias, y más tarde llegará su repercusión a los asentamientos coloniales en Europa y al resto de la América. Desde finales del siglo XII y principios del XIII en Europa Occidental comienzan a manifestarse los primeros indicios del dilatado proceso de descomposición del sistema feudal, cuya principal manifestación se apreciaba en la reanimación de la vida urbana a partir del desarrollo del comercio en las nuevas ciudades o Burgos. En este contexto se destacan particularmente dos zonas de intensa actividad económica: el norte de Italia (en ciudades como Venecia, Génova, Florencia y Pisa) intermediarias en el comercio entre Oriente y Occidente, y por otra parte, Holanda y Flandes (esta última con las famosas ciudades de Brujas y Lieja) intermediarias en el comercio entre el norte de Europa y la cuenca mediterránea. A partir de aquí se manifiesta un conjunto de transformaciones impulsadas por el auge del comercio y las cruzadas o guerras santas que sirvieron de catalizadores de este proceso de desarrollo entre Europa y el Oriente. Es por eso que los primeros brotes del capitalismo aparecen en Italia y en los Países Bajos, ya que la fortuna de la naciente burguesía se formaron como fruto de la actividad del comercio mercantil y no sobre el producto de la propiedad territorial, tal y como había acontecido en la sociedad feudal. Los

primeros

pensadores

de

esa

época

renacentista,

comienzan

a

cuestionarse el orden establecido asentado en el pensamiento escolástico, así como los fundamentos políticos y filosóficos de la sociedad. El derecho natural propugnado por Tomás de Aquino deja de tener fuerza al debilitarse la institucionalidad que lo sustentaba en aquel entonces. Nicolás Maquiavelo,

53

ubicado en la época del Renacimiento, famoso por su

obra cumbre El Príncipe,54 resultó el precursor de la idea de la separación entre sociedad civil y el poder político propio del Estado burgués; por eso es 53

Maquiavelo, Nicolás (1469-1527). Filósofo, político y dramaturgo italiano, su obra principal El Príncipe, publicada póstumamente en 1532 estuvo destinada a dar consejos sobre cómo gobernar mejor, es considerada como expresión de la separación entre sociedad civil y poder político. 54 (1513)

41

considerado el fundador del pensamiento político moderno. Fue su ideal lograr la creación de un Estado poderoso para unificar los pequeños estados de Italia e imponer una monarquía absoluta. Llegó a estimar a la política como una ciencia. Defendió la tesis de la separación del poder de la Iglesia del poder del Estado, sustituyó la concepción teocrática medieval por la noción de patria, cohesionadora de los diversos individuos; consideró que el Estado ha de organizar la violencia pero no a través de ejércitos de mercenarios, sino mediante milicias autónomas nacionales y consideraba, que la característica por excelencia del príncipe debía ser la virtud. A él, se debe la sustitución de la racionalidad teológica en el terreno de la política por la racionalidad instrumental que prevalece hasta nuestros días en la médula del pensamiento burgués. Se trata de una concepción que marca un nuevo sello ético en cuanto a la relación medios-fines, al preconizar que el fin en política justifica los medios. Aspiraba a una política sin las trabas de la moral y la teología. Pero lo cierto es que las mismas causas que originaron la institución del Estado, es decir, la división de la sociedad en clases, motivaron también el surgimiento del Derecho, y esto no es más que la transformación de las anteriores normas de carácter social en normas jurídicas. Al entrar en la modernidad del pensamiento occidental nos encontramos con la figura de Thomas Hobbes, 55 que en su obra Leviatán, expone su teoría acerca de la institución del Estado bajo el concepto del contrato social. Consideró que las personas se temen unas a otras y por ello deben someterse a la supremacía absoluta del Estado; proyectó al Estado como un poder organizado de forma común cuya función es regentar las cosas públicas, en tal sentido consideraba que el Estado se funda a partir de la suma de voluntades individuales, considerando justo y legal el poder en un único hombre y que este gozara de un poder legislativo absoluto, por tanto; era del criterio que la iglesia debía estar sometida al soberano. John Locke,

56

fue uno de los iniciadores del liberalismo político. Sus dos

tratados del gobierno civil de 1690 son una crítica al absolutismo político y a la idea de una monarquía de Derecho divino como forma de Estado; consideraba 55 56

Thomas Hobbes: (1588-1679). Locke, John (1632-1704).

42

al Estado como supremo pero solo si se respetaba la ley civil y la ley natural. Afirmaba que la soberanía no reside en el Estado sino, en la población; consideraba que el hombre estaba capacitado para comprender sus deberes morales y el cumplimiento de estos, y que los deberes y Derechos morales a que obligaba la ley natural eran: la vida, la libertad y la propiedad, considerando que el objetivo primario que explicaba el surgimiento de la sociedad estaba en la necesidad de defender la propiedad. Entendía la necesidad del juez y de la existencia del Derecho como el poder capaz de tomar decisiones adecuadas ante la necesidad del castigo; mantuvo que la revolución no solo era un Derecho sino, una obligación, y creía en la libertad religiosa y en la separación de la iglesia del Estado. Otro hito importante en la conformación moderna de una teoría del Estado lo constituyó la obra de Charles-Louis de Montesquieu.57 En su libro fundamental El Espíritu de las Leyes58 abordó importantes temas acerca de las idiosincrasias nacionales, las diversas formas de gobierno así como las condicionantes históricas y climáticas. Consideraba que cada pueblo tenía las formas de gobierno y las leyes que son propias a su idiosincrasia y trayectoria histórica, consideraba que tanto unas como otras, están determinadas por factores objetivos y elaboró un novedoso enfoque de las leyes, de los hechos sociales y la política, llegando a considerar que las leyes procedían de relaciones necesarias derivadas de la naturaleza de las cosas y de las relaciones sociales, por tanto, son complementarias. Su ideal político fue el de la consecución de la máxima libertad unido a la necesaria autoridad política, rechazó las formas de gobierno despóticas, al considerar que era imprescindible la separación de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, por tanto era del criterio que el fundamento de la democracia es la virtud, el de la monarquía el honor, y el de la tiranía el odio, el temor y la fuerza. Defendió una forma de gobierno basado en la monarquía constitucional.

57

Montesquieu, Charles-Louis de Secondat, barón de la Bréde (1689- 1755).Jurista y filósofo político francés, considerado como el fundador de la sociología. Su obra fundamental, El espíritu de las leyes (1748), rechaza abiertamente los gobiernos despóticos, basados en el temor de los súbditos a sus gobernantes. 58 (1748),

43

En este recorrido histórico encontramos también a Jean-Jacques Rousseau59 considerado el más grande exponente de la Ilustración. El Contrato Social es una de sus más brillantes obras, en ella expuso sus argumentos sobre la libertad civil; consideraba que no había contrato social posible sin la existencia de una voluntad general y en tal sentido, defendió la supremacía de la voluntad popular frente al Derecho divino, por tanto se contrapuso a la escolástica, abogando por que la ciencia, el arte y las instituciones sociales han corrompido a la humanidad, era del criterio que el Estado natural o primitivo es superior al Estado civilizado; contribuyó a la fundamentación ideológica de la Revolución Francesa. Fue del criterio que con el establecimiento de la propiedad privada se introduce la desigualdad moral, para nosotros también es el resultado del desequilibrio social con respecto a lo materialmente indispensable y cuya traducción política contemporánea se traduce hoy día en la expresión de desigualdad que encierra la diferencia entre el 1 y el 99 % en los países industrializados. Pensó posible ceder toda la libertad y Derechos personales a los demás y recibir a cambio los Derechos y la libertad de todos los demás. En resumen, tanto la doctrina del derecho natural y la del contractualismo han actuado como ejes de las relaciones civiles y políticas de la sociedad capitalista emergente, alcanzando su desarrollo mayor en Inglaterra a partir de la revolución burguesa, pionera de esta forma de transformación radical de las relaciones de producción y por ende, de la superestructura. El Derecho siempre ha resultado inconcebible sin un aparato estatal que lo dicte, lo ejerza y lo aplique judicialmente como expresión de un interés clasista. La noción de justicia fue radicalmente modificada por el ascenso económico y político de la clase que ostenta el poder, la burguesa cambió el criterio acerca del lugar de los individuos en la sociedad en relación con sus derechos y obligaciones, el trabajo asalariado se hizo universal y con ello la contradicción entre capital y trabajo. Se trata no más, que del tránsito del derecho natural clásico hacia el derecho natural de la modernidad, sobre la base de la racionalidad instrumental y concretamente de la posición que se guarde con respecto a la propiedad sobre 59

Rousseau, Jean-Jacques (1712-1778). Filósofo suizo.

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los medios de producción como verdadera esencia de este fenómeno, que como un importante referente para las revoluciones de la América española en aquel entonces, lo constituyó la Declaración de independencia de las Trece Colonias el 4 de julio de 1776, de donde emergen los Estados Unidos de Norteamérica, así como la revolución de los esclavos de Haití, ambas dirigidas a reivindicar el derecho a la independencia por vía de la soberanía nacional. Por todos estos elementos es que se considera que el saber filosófico, provenga de la rama de la ciencia que provenga, es integrador en su esencia, totalizador, abierto, complejo, cosmovisivo y cultural; y une en estrecha unidad conocimiento, valor, praxis y comunicación en una sola herramienta que vista desde el ángulo del autor de la presente tesis, lo constituye el marxismo. Su complejidad está dada, nos referimos al marxismo como herramienta; por la íntervinculación

de

todas

las

mediaciones,

determinaciones

y

condicionamientos. Es en sí, negación del simplismo, del reduccionismo y de cualquier tipo de aislamiento en sentido general, permitiendo bajo un sentido común, conocer con coherencia no solo los factores que incidieron en el origen y desarrollo de cada una de las formaciones económico-sociales con el respectivo Estado que las legitima, sino también, las causas y condiciones que propiciaron su extinción y tránsito a una nueva etapa de reordenamiento de la sociedad hasta llegar al capitalismo.

c)

Las principales tesis filosóficas de los clásicos del marxismo en torno a la crítica del derecho burgués. Base sustancial en la metodología pedagógica y proyección ideológica del profesor Fernández Bulté.

Los intereses enarbolados por la burguesía con el afán de hacerlos creer como los de toda la sociedad, tuvieron una credibilidad efímera, pronto se comprendió la falacia de la igualdad y la libertad que proclamaban y muchos pensadores reaccionaron tanto en el orden práctico como en el teórico denunciando

tales

incongruencias,

la

máxima

expresión

de

estos

enfrentamientos corrió a cargo de Carlos Marx y Federico Engels, inspirados en el pensamiento democrático-revolucionario y socialista utópico que denunció la contradicción en que solapadamente entraba la doctrina liberal burguesa con

45

la realidad social, encubriéndose el desarrollo de una nueva forma de explotación. Tal y como se expresa en el Capítulo precedente, todo este movimiento o tendencias de saberes con los cuales se relaciona el surgimiento de la filosofía moderna burguesa, guarda estrecha relación con el surgimiento del Estado y el Derecho que comienza a legitimar una nueva organización económico-social, conocido también como la modernidad en occidente; a través de la polémica entre

empirismo

y

racionalismo

como

tendencias

fundamentales

del

pensamiento filosófico, requiriendo de un riguroso ordenamiento metodológico en correspondencia con la lógica del tema tratado, pues todos los pensadores de este período son de primer orden en la filosofía moderna, es decir, de una gran influencia en su contemporaneidad con concepciones complejas, amplias y profundas que solo podrán ser comprendidas en su conjunto. Debe prestarse particular atención a los fundadores del pensamiento moderno burgués; Francis Bacon60, iniciador del empirismo y René Descartes61, padre del racionalismo moderno, así como a la polémica que ambos pensadores inauguran en cuanto al problema del método de conocimiento, pues de aquí se derivan las futuras concepciones filosóficas que se observan a lo largo del siglo XVII y posteriores, y donde las formas de gobernabilidad que asume la sociedad, juega un papel determinante en el tránsito de una sociedad a otra. Como podrá apreciarse por esta época el Derecho, visto ya no solo como lo consuetudinario, sino también como vestigio de la incipiente norma independientemente de la voluntad de los filósofos de la época, estuvo muy lejos de alcanzar el desarrollo logrado por Roma, y era lógico, porque el primitivismo histórico de esos pueblos, constituyó un factor altamente limitante en la formación lógica y consecuente del Derecho como expresión de la clase dominante; se tuvo que llegar a Roma para encontrar, después de los textos primitivos como la Ley de las XII Tablas, una formulación del Derecho en sentido general. Estos mismos antecedentes influyeron en el iusnaturalismo filosófico de Enmanuel Kant que como parte coherente de su sistema filosófico crítico influyó en la denominada escuela clásica alemana. En tal sentido Kant significó 60 61

Bacon, Francis. 1561-1626. Descartes, René [Cartesius]. 1596-1650.

46

un corte conceptual en relación con la filosofía anterior, la cual pretendió ofrecer una explicación general de todas las cosas o fenómenos esforzándose por ser a su manera un sistema universal; y frente a esta realidad Kant pretende encontrar el verdadero lugar de la filosofía y cree hallarlo en la localización y determinación de las propias capacidades cognoscitivas del hombre. Todo este proceso que transita desde la comunidad primitiva hasta nuestros días y a través del cual nos lleva de la mano el profesor Fernández Bulté en su obra, varía como nos ha reiterado, al surgir la sociedad en clases antagónicas perdiendo las normas sociales su carácter de reglas naturales emanadas del quehacer de todos, convirtiéndose en reglas que expresan los intereses de una minoría poseedores de los medios de producción; lo que explica que el Derecho surja originalmente como un conjunto de costumbres, como Derecho consuetudinario, elevadas a rango de Derecho como voluntad erigida en Ley de la clase que ostenta el poder, alertándonos también… “que esa voluntad de la clase dominante expresada en forma de Derecho, se manifiesta como orden estatal obligatorio para todos de forma tal que como señalara Marx: los individuos que componen la clase dominante al hacer prevalecer su voluntad en forma de ley, lo hacen al mismo tiempo, independientemente del arbitrio personal de cada individuo de su medio”.62 Lo anterior explica la existencia de normas y disposiciones que sin dejar de representar los intereses generales de la clase dominante pueden lesionar el interés particular de alguno de sus integrantes, porque estas normas están amparadas en su cumplimiento por la coerción del Estado, por la posibilidad de ser aplicadas coactivamente y lo que pueda haber de religioso en ellas, tiene el amparo del terror que le imprimía la iglesia, por tanto, fueron completamente compulsivas y por otro lado, como puede apreciarse, el ordenamiento jurídico burgués que ha llegado a nuestros días, es el fruto de una larga evolución de las relaciones jurídicas como nos alertara el profesor Bulté “al conjuro de los cambios que históricamente se operaron en las relaciones de producción” .63

62

Citado por Fernández, Bulté. Julio. Siete Milenios de Estado y de Derecho. Tomo I. Editorial de Ciencias Sociales. 2008. La Habana. Cuba. p.52. 63 Ídem. p.54.

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La objetividad que desde la metodología Marxista-leninista se observa en toda la obra el profesor Fernández Bulté, permite tomar distancia del pensamiento tanto liberal como neoliberal que refieren los epígrafes anteriores, y declarar nuestra filiación a esas ideas, aunque una parte de la academia lo considere más como un análisis histórico que filosófico del Derecho. Lo expresado hasta aquí, guarda estrecha relación con posiciones académicas que intentando restar méritos o minimizar como aporte el permanente uso de la doctrina marxista y leninista por parte del profesor Fernández Bulté, como herramienta esencial en toda su obra, reconocen solo y no como mérito, un análisis histórico del Derecho y no desde la filosofía, particular que niega el hecho de haber sido el promotor del Plan de Estudio C en las carreras de Derecho de las Universidades cubanas, donde se introduce precisamente como disciplina la Filosofía del Derecho y concebirla como piedra angular en la formación ideológica y revolucionaria del estudiantado, consciente del desafío que ello representaba. Desde esta doctrina revolucionaria entonces, el profesor dirige su atención hacia una de las obras fundadoras del pensamiento marxista “La Sagrada Familia” indicando que se podía encontrar elementos básicos de la crítica a las concepciones burguesas acerca del Estado y de su andamiaje jurídico y político, concepciones estas, que estarán luego desarrolladas en obras como La Ideología Alemana, donde se pone de manifiesto aquello que permanecía oculto en la maleza ideológica elaborada para la defensa e implantación de los intereses de la burguesía. Se ha demostrado cómo el reconocimiento de los derechos humanos por el Estado moderno tiene el mismo sentido que el reconocimiento de la esclavitud por el Estado antiguo. “Porque así como el Estado antiguo tenía por fundamento natural la esclavitud material y espiritual del individuo, el Estado moderno tiene como base natural la sociedad burguesa y el hombre de la sociedad burguesa, emergiendo independiente entrelazado por el vínculo del interés privado y de la necesidad natural inconsciente, esclavo del trabajo lucrativo y de la necesidad egoísta tanto propia como ajena” 64 [subrayado en el texto citado]. La reacción inmediata e inconsciente de la sociedad moderna es 64

La Sagrada Familia. Editora Política. 1965. La Habana. Cuba, p.185

48

trabajar bajo la condición de esclavo, sin que se restituya el valor real de lo producido y consumir como esclavos, sin importar la recuperación de la fuente principal, la naturaleza. Queda clara la denuncia que revelan los pos-clásicos de que en la sociedad moderna solo ha cambiado la forma de explotación y que el reconocimiento de los derechos humanos no acaba con la esencia explotadora de la propiedad privada. Más allá de una crítica particularizada en tal o cual forma de gobierno se penetra en la esencia de esa sociedad y sus nuevos mecanismos de sojuzgamiento para perpetuar la enajenación humana, hasta tanto la plusvalía no sea repartida en partes iguales entre toda la sociedad y no, entre unos pocos. En otra parte de la obra referida hay un planteamiento de una gran fuerza argumental contra la apología de las instituciones representativas y de derecho burgués: “Precisamente la esclavitud de la sociedad burguesa es, en apariencia, la más grande libertad, por ser la independencia aparentemente perfecta del individuo, que toma el movimiento desenfrenado de los elementos enajenados de su vida, no vinculados ya por los nexos generales ni por el hombre, por ejemplo el movimiento de la propiedad, de la industria, de la religión, etc., por su propia libertad cuando es más bien su servidumbre y su falta de humanidad acabadas. El privilegio es aquí sustituido por el Derecho”.65 Esa última afirmación encierra toda una posición con respecto a la esencia del Derecho en la sociedad burguesa, en apariencia el Derecho debía acabar con el estado de cosas existentes en la sociedad feudal, y ciertamente lo hizo, pero no terminó con la enajenación humana y por supuesto que no estaba al servicio de la real emancipación. Uno de los ejes esenciales de la revolución proletaria, como expresión de esta ideología marxista, es precisamente la conquista del poder político para poder dar paso al proceso de emancipación humana, aunque siendo consecuente con el valor teórico de la concepción gramsciana de la hegemonía, se puede tener el poder estatal, que es sinónimo del poder político y carecer de la hegemonía cultural, y la consecuencia de ello solo puede ser la derrota.

65

Ibíd, p 191

49

Las lecciones de la historia reciente obligaron a prestar atención al tema de la hegemonía, máxime cuando para mantener un proyecto socialista frente a un capitalismo neoliberal, es necesario abrir un espacio mayor a la existencia de relaciones monetario-mercantiles y a la inversión de capital extranjero, con la consiguiente diversificación de los tipos de propiedad y la disminución de la capacidad del Estado para regular directamente los procesos de producción y circulación

social,

tornándose

verdaderamente

compleja

la

relación

dominación-hegemonía. Las formas ideológicas existentes en una sociedad no son el resultado exclusivo ni principal de la voluntad de la clase dominante, es decir; no es la mera voluntad de esa clase y su utilización de técnicas de propaganda o publicidad lo que logra que determinadas formas ideológicas se afiancen en la sociedad. No olvidar que la “esencia y función de la ideología reside en el hecho de expresar la relación vivida de los hombres en sus condiciones de existencia, la forma en que los hombres viven esas condiciones”.66 Pero limitar la hegemonía a la expansión de formas ideológicas convenientes a la clase dominante, implica ignorar la relación dialéctica entre las prácticas materiales de los individuos y sus formas de pensar y sentir. Gramsci logró superar la interpretación idealista y abstracta del concepto de ideología presente en el marxismo vulgar, y con su concepción sobre la hegemonía sentó las bases para entender la ideología como una práctica social auténtica y habitual, que debe abarcar no solo lo que los individuos se representan conscientemente, sino también las dimensiones inconscientes y no articuladas de la experiencia social de las personas, además del funcionamiento de las instituciones existentes. Concretamente, la hegemonía no es un resultado alcanzado de una vez, para Gramsci es una concepción dinámica, porque se trata de algo que tiene que ser constantemente renovado, defendido y modificado. La hegemonía implica tensión, una tendencia y un contraste permanente. La hegemonía de una clase es manifestación de su capacidad para encontrar formas nuevas de manejar los conflictos sociales, de cooptar y quitarles su filo subversivo a las nuevas 66

Poulantza, Nicos. Hegemonía y dominación en el Estado moderno. Cuadernos de pasado y presente. Córdoba, 1975, no. 48, p.46.

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manifestaciones de resistencia surgidas desde otras clases sociales y de recomponer constantemente los equilibrios perdidos. Es una expresión de la lucha de clases en constante redefinición a partir de las características de los vínculos de la clase dominante con las demás clases, en relación de alianza o de enfrentamiento entre estas. La dimensión práctica de esta teoría queda bien definida a la luz de todo lo hasta aquí expuesto como valor teórico de la concepción gramsciana de la hegemonía, por lo que la hegemonía de una clase no es el resultado del engaño, o de un tipo específico de actividad discursiva confinada a un espacio superestructural. Es el resultado de la capacidad mantenida por esa clase de lograr una imbricación específica acorde a sus intereses, de la multilateralidad de formas de actividad práctica socialmente existentes. El marxismo clásico no ofreció recetas para la acción práctica, pero sí esclarecieron todo lo relacionado con el nuevo poder y la destrucción de la vieja maquinaria estatal burguesa y sobre todo Marx, expone la significación de la práctica productiva como nueva forma de práctica social, la determinante, sin la cual es imposible comprender las formas de praxis humana en sus determinaciones y condicionamientos. En muchas de sus obras, los clásicos del marxismo, dejaron una fundamentación científica del carácter del Estado burgués como instrumento de dominación, su función en la lucha de clases en defensa de los intereses de la clase dominante, de ahí la necesidad de su destrucción y su sustitución por el Estado proletario como inicio de la revolución comunista y parte de esa necesidad de organizar sobre bases diferentes el poder público, y la devolución a la sociedad civil de los espacios de poder que el estado burgués le sustrajo. El Estado socialista debe, sin dejar de ser un instrumento de dominación, dejar de estar por encima de la sociedad con el logro de la participación cada vez más activa del pueblo, sin exclusión social alguna, en los asuntos públicos, es decir, instaurar un gobierno de la sociedad, hacia el auto gobierno social donde la construcción de la norma que como sistema jurídico en paralelo al político forman parte de esa estructura denominada Estado, sea conciencia generada no por el discurso, sino por una práctica real y objetiva, legitimada a través de un Derecho construido por consenso mayoritario. 51

En tal sentido Fernández Bulté explicándonos lo que ocurre en buena parte de la doctrina occidental en torno a la democracia y el Estado de Derecho, que es precisamente lo que se resume en el párrafo Vid. supra; enfatiza… “que la relación es evidente: todo Estado de Derecho debe ser democrático, si no, le faltaría su esencial legitimidad como para calificarse Estado de Derecho, no importa los atributos formales de que se adorne, (…) reduciéndolo al modelo de la mal llamada «democracia representativa» aunque todos convengan en que cada vez es menos representativa y algunos empiecen a sospechar que nunca fue democracia”.67 Así la democracia socialista debe ser un tipo nuevo de democracia, un real gobierno del pueblo y para el pueblo, siendo la esencia del Estado socialista el vehículo por excelencia de la participación popular en sus destinos, en particular de su actividad económica y el ensanchamiento de las políticas sociales con una cobertura jurídica en correspondencia con los intereses de la mayoría. En la Crítica al Programa de Gotha,68 al referirse Marx a la parte democrática, aclara en nombre de la justicia, conceptos tan esenciales como ¿qué es el Estado libre? Y especifica que el suceso relativo a que el obrero se haya liberado de la estrecha mentalidad del humilde súbdito, no es en modo alguno hacer libre al Estado, y especifica al respecto que en el imperio alemán el Estado es casi tan libre como en Rusia, pero aclara que la libertad consiste en convertir al Estado de órgano que está por encima de la sociedad en un órgano completamente subordinado a ella, y es aquí donde subyace la esencia elemental del principio democrático, la subordinación de la minoría a la mayoría, reflejado concretamente en la política de Estado. Tal y como recoge Marx en este trabajo, la sociedad actual, la de hoy, y lo aclaramos porque no son pocos los que consideran que se refiere a la segunda mitad del siglo XIX (1875), es la sociedad capitalista que existe en todos los países civilizados, más o menos libre de aditamentos medievales,69 modificada por las particularidades del desarrollo histórico de cada país y coincidimos con 67

Filosofía del Derecho…, cit.V.gr. Fernández Bulté, Julio. p. 310. Escrito por Carlos Marx en abril y a principio de mayo de 1875, estos manuscritos fueron publicado con ciertas omisiones en la revista Die Neue Zeit, Bd.1, No 18,1890-1891. 69 Marx, Carlos y Engels, Federico. Obras Escogidas en tres tomos. Tomo III. Editorial Progreso. 1980. Moscú. p. 22. 68

52

Marx, porque no existe al día de hoy, alternativa social construida ciento por ciento en oposición al esquema social de explotación capitalista que lo niegue en su totalidad. Lo anterior induce al análisis, de que como lo que se intenta negar como modelo social es el modo de relaciones de producción, distribución y consumo capitalista, es natural que en todo contexto donde se intente este objetivo, es decir su negación, tendrá obligatoriamente que coexistir ambas formas de propiedad y de producción y con ello, todo lo que desde el punto de vista ideológico conlleva en cuanto a esa misma producción, distribución y consumo, incluyendo sus propios vicios. En este sentido Marx se preguntaba y a la vez se respondía ¿qué transformación sufrirá el Estado en la sociedad comunista? O ¿qué funciones sociales, análogas a las actuales funciones del Estado, subsistirán entonces? Y se ofrecía él mismo una respuesta que también compartimos, al considerar que esta pregunta solo podía contestarse científicamente, y que por más que acoplemos de mil maneras la palabra pueblo y la palabra Estado, no nos acercaremos ni un ápice a la solución del problema. Y consideraba que entre la sociedad capitalista y la comunista mediaba el período de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda y que a este período correspondía también un período político de transición, cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado con ciertos visos heredados del capitalismo. Lenin70 para este período de transición, consideró que no hay nada más peligroso que rebajar en las épocas revolucionarias la importancia de las consignas tácticas adictas a los principios. Y ello nos lleva a una reflexión práctica que guarda estrecha relación con lo que algunos llaman por estos tiempos, inmovilismo, otros estatismo, congelamiento, o simplemente pasividad ideológica en cuanto a: ¿Puede ser creíble un cambio social sin una transparencia ideológica del procedimiento político que se ha propuesto? ¿Podrá construirse un modelo social alternativo al capitalismo sin la formación de un nuevo actor político y jurídico que fundamente su ideología en el marxismo leninismo y continuando únicamente a la zaga de los acontecimientos? ¿Sin propaganda política? 70

Lenin, V, I. Obras Escogidas en doce tomos. Tomo III. (1905-1912). Dos Tácticas de la Socialdemocracia en la Revolución Democrática. Prologo. pp.3, 4.

53

Lenin consideraba que la enseñanza de las revoluciones eran necesarias, sobre todo para el que quiera preparar realmente la unidad táctica como base de la consolidación del Partido Obrero, es decir, que en la dialéctica del cambio que permanentemente se revela en todo proceso social, y que nuestra experiencia revolucionaria no se excluye, lleva implícito la consolidación ideológica del Partido, constitucionalmente concebido en Cuba como fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado, 71 y no podrá ser creíble un nuevo modelo económico-social donde se irrespete la constitución que el propio pueblo se ha dado. Concibe Marx, en Crítica al Programa de Gotha, “que solo se exige lo que no se tiene, y no debemos olvidar lo principal, a saber: que todas estas lindas menudencias tienen por base el reconocimiento de la llamada soberanía del pueblo, y que por tanto, solo caben en una república democrática. 72 En resumen, los referentes teóricos e históricos expuestos en el presente Capítulo, hilvanan una construcción teórico conceptual que transita desde el surgimiento y desarrollo del pensamiento filosófico-jurídico en la antigüedad occidental y el Medioevo, pasando por el renacimiento y la modernidad en occidente donde emerge el pensamiento filosófico-jurídico burgués, para concluir con las principales tesis filosóficas de los clásicos del marxismo en torno a la crítica de este Derecho burgués. Ofrece respuesta no solo al Objetivo general previsto al inicio de la presente investigación, en tanto devela en apego a la relación conocimiento/valor los aportes filosóficos que desde lo jurídico y teórico-práctico se observan en la obra pedagógica del profesor Fernández Bulté en contraposición al pragmatismo académico repetitivo y al impositivismo normativo que se heredó al triunfo de la Revolución, sino también, da respuesta al primero de los Objetivos específicos al identificar el contenido filosófico en que se fundamentan los aportes de Fernández Bulté a la enseñanza del Derecho posterior al triunfo de la Revolución, adentrándonos en un Capítulo II que cierra el presente ejercicio académico con las influencias del contexto actual y los aportes fundamentales del profesor Julio Fernández Bulté en esta materia. 71

Constitución de la República de Cuba. Editora Política. La Habana. 2010. Artículo 5. Marx, Carlos y Engels, Federico. Obras Escogidas en tres tomos, tomo III. Editorial Progreso. 1980. p. 23.

72

54

C A P I T U L O II INFLUENCIAS DEL CONTEXTO Y APORTES FUNDAMENTALES

55

CAPITULO II Influencia del contexto y aportes del pensamiento jurídico y pedagógico del profesor Julio Fernández Bulté a la tradición filosófica-jurídica cubana En el presente capítulo se expone el resultado de la investigación en torno a aquellos elementos que resultaron importantes para la conformación del pensamiento filosófico-jurídico del profesor Fernández Bulté. Para ello, se hizo necesario comenzar por una descripción de los aspectos más significativos de la tradición filosófico-jurídica cubana y universal en aras de que se pueda apreciar la superación crítica por la que transitó el profesor Fernández Bulté, que a la vez le permitió aportar en su campo de trabajo, desde una perspectiva marxista. Se hace énfasis en sus aportes directos a la práctica política de la Revolución cubana, a la docencia y a la academia, con el fin de demostrar su contribución al desarrollo jurídico socialista, tan necesario como impostergable en el actual período de transición al socialismo.

a)

De la colonia a la república burguesa. Reseña necesaria de las constituciones de la República en arma.

El devenir histórico ha demostrado que todo tipo de Estado en su mayoría garantiza su forma de legitimarse a través de una Constitución, y esta; a lo largo de la historia se ha presentado como un instrumento de poder que puede o no estar escrita, con una estructura lógica y sistemática, o simplemente no tenerla.73 Precisamente en aras de preservar sus intereses de clase la burguesía en su época de toma de conciencia y del poder político, estimuló e impulsó un movimiento a finales del siglo XVIII y durante el XIX a favor de las constituciones escritas, surgiendo así el Enciclopedismo francés del Siglo XVIII con Rosseau, Diderot y Voltaire, quienes apelando a sus intereses desarrollaron concepciones, ideas y sistemas acerca de la organización política

73

Valdés, Lobán Eurípides. Panorama de la Ciencia del Derecho en Cuba .Edición 2009, pp. 151-162

56

y económica de la sociedad, incluyéndose el tema del constitucionalismo,74 del cual se nutrió sin duda alguna el pensamiento jurídico cubano en su transitar desde nuestras guerras de independencias frente al colonialismo español primero, hasta el nacimiento de la república liberal burguesa en 1902, como expresión concreta de la intervención del gobierno de los Estados Unidos en nuestro país. Otro paso de avance hacia el triunfo definitivo del constitucionalismo escrito, deviniendo antecedente a tener presente en la tradición del pensamiento jurídico en Cuba durante la época que analizamos, lo constituye la promulgación de las constituciones jurídicas de Norteamérica en 1787 y Francia en 1791, aconteciendo así una experiencia similar en el tiempo para ambos continentes; revelándose en España con la promulgación de la Constitución de 1812; conocida como Constitución de Cádiz, y a partir de aquí como metrópolis la harían extensiva a sus territorios colonizados. Entró así en Cuba el primer proyecto constitucional de naturaleza separatista con el matiz del esfuerzo realizado por hombres de la talla de Joaquín Infante a inicio del siglo XIX, quien fuera seguido por Arango y Parreño, José Agustín Caballero y Félix Varela entre otros, de franco corte autonomistas e independentistas en aras de combatir la tendencia anexionista y esclavista, motivado por el auge del comercio de la época y la influencia de las ideas del enciclopedismo francés y el constitucionalismo norteamericano, este último introducido en la isla a continuación de la constitución española en época de la República mediatizada, como exponemos Vid supra. Sin embargo, ninguno de estos proyectos constitucionales prosperó y por el contrario, España impuso a Cuba la Constitución de Cádiz, a pesar que tuvo dos períodos de aplicación hasta que Fernando VII la abolió y restableció su poder absoluto, sucediéndole textos sumamente conservadores que a pesar de incrementar los poderes del monarca; no pudo ser modificada en cuanto a su carácter colonial para con la Isla de Cuba, la que continuó siendo sometida a la más despiadada explotación económica, política y social por parte de esta metrópoli. 74

Montesquieu. El espíritu de las leyes, y El contrato social de Rosseau, escrito en 1764, antecedentes doctrinales de la necesidad de pasar de la concepción no escrita del constitucionalismo a su versión escrita, cuyo mayor exponente lo es la constitución jurídica.

57

Es en este contexto de convergencia de ideas del enciclopedismo y el iluminismo en Cuba, con influencias de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos75 y de los Derechos del Hombre y del Ciudadano,76 y particularmente bajo el influjo del trato que como colonia recibía nuestra Patria, es que se forja el pensamiento filosófico y constitucionalista de aquellos criollos que se alzaron en armas contra la España colonialista y dirigieron el movimiento insurreccional que catalizó el surgimiento de la nación cubana a partir del 10 de octubre de 1868. Se sucede así todo un pensamiento jurídico secundando una práctica política que transitó desde la colonia hasta la república liberal burguesa, y cuyos aspectos más relevantes en el orden doctrinal y en aras del tiempo, sintetizamos a continuación en las siguientes obras jurídicas, como una de las tantas expresiones emancipadora propia de una voluntad política. Y fue precisamente esta voluntad política expresada a través de un pensamiento jurídico emancipador, arropado como nacionalidad, lo que influye en no pocos hombres preocupados por el destino de su Patria, entre los que se encuentra el profesor Fernández Bulté. No solo de la influencia constitucional española, sino también de las que surgen como respuesta a cada momento histórico por el que atraviesa la Guerra Nacional Liberadora en nuestro país, se apertrecha el Profesor como antecedentes constitucionales, lo que identifica a su vez valores y sentimientos propios de la nacionalidad cubana, así por ejemplo: La Constitución de Guáimaro; tuvo como objetivo principal el lograr la consecución de un gobierno central y único que se encargara de los aspectos militares y políticos de la guerra, y garantizar el texto constitucional de la República de Cuba en Arma.

75

Documento que se firma en Filadelfia en agosto de 1776, no obstante, el 4 de julio del mismo año se considera proclamada la independencia de las 13 colonias británicas, que supuso la culminación de protestas contra las restricciones impuestas por la metrópolis al comercio. 76 Los reformistas, con influencia británica y por las obras de Charles-Louis de Montesquieu, opinaban que la declaración debía enumerar deberes y derechos de los ciudadanos y servir como una enmienda a las leyes anteriores. Los radicales, defensores de las teorías de Rousseau y del modelo constitucional de Estados Unidos, insistían en una declaración abstracta de principios con respecto a la cual pudiera ser evaluada y contrastada la nueva Constitución nacional. Tomado de Microsoft ® Encarta ® 2009. © 1993-2008 Microsoft Corporation.

58

Esta Constitución fue proclamada por los representantes a la Asamblea de Guáimaro el 10 de abril de 1869, solo contó con 29 artículos pero consideramos se ajustó a las exigencias técnicas del constitucionalismo contemporáneo al disponer de Preámbulo, Parte Orgánica, Parte Dogmática (aunque muy limitada) y Cláusula de Reforma. En esta nuestra primera constitución mambisa, se adopta como sistema de gobierno el republicano parlamentario, al recaer el máximo poder en la Cámara de Representantes, la que fue integrada por igual número de representantes de los cuatro estados en que quedó dividida la isla: Oriente, Occidente, Las Villas y Camagüey. Este

instrumento

fue

prácticamente

copia

del

modelo

constitucional

norteamericano, pero con la peculiaridad de que el parlamento era unicameral, con afiliación a la tripartición de poderes, doctrina de Montesquieu, recayendo el poder legislativo en la Cámara de Representantes, el ejecutivo-administrativo en el Presidente de la República, y el judicial en las cortes marciales. En cuanto a los derechos y garantías constitucionales, reconoció el principio de igualdad de todos los ciudadanos, el derecho al sufragio activo y pasivo, las libertades de cultos, imprenta, sinónimo de expresión oral y escrita, reunión pacífica, y proclamó la libertad de todos los habitantes de la República. Como cláusula de reforma estableció que solo podría enmendarse la Constitución por acuerdo unánime de la Cámara de Representantes. Como elemento importante resalta el establecimiento del cargo público de General en Jefe del Ejército Libertador Cubano, refiriéndose al ejército Mambí, nombrado por la Cámara y que se subordinaría al Presidente de la República a quién debía rendir cuenta de las operaciones militares. La aprobación de esta Constitución a solo seis meses exactos del inicio de la contienda bélica, en las condiciones difíciles de la manigua, de lucha desigual contra la poderosa metrópoli española y donde primaban diferentes criterios políticos, ideológicos y militares, pone de manifiesto no solo la genuina vocación constitucionalista de nuestros próceres, antecedentes que no debemos perder de vista; sino también el principio de unidad que siempre ha inspirado a la dirección político-militar de nuestro pueblo, donde hombres de la talla de Carlos Manuel de Céspedes, no por simple retórica denominado Padre de la Patria, pusieron a un lado sus aspiraciones y orgullos personales en aras de los intereses supremos de la nación y del pueblo cubano. 59

Destacable es también, el satisfactorio rigor técnico y doctrinal de la Constitución analizada, al afiliarse a las doctrinas constitucionalistas más avanzadas de su época como la tripartición de poderes ya referida, y la estructura lógico normativa del constitucionalismo burgués revolucionario. Lamentablemente desde su inicio afloraron elementos tácticos negativos tanto en la concepción de la Constitución, como en su elaboración y aplicación práctica que conllevó a la disolución de la Cámara de Representantes máximo órgano de poder de la República en Armas el 8 de febrero de 1878, al no corresponderse el instrumento con el modelo social de colonia con relaciones de producción semifeudales que intentaban regular, bajo condiciones de república

en

armas,

y

concebir

un

sistema

de

gobierno-República

Parlamentaria- lo que disminuyó el poder del ejecutivo y el del General en Jefe, en momentos de una cruenta contienda bélica, donde lo necesitado era un mando único de carácter centralizado y sin dudas, unipersonal. A todo esto se suma su redacción por el propio Agramante y su seguidor Antonio Sambrana, y aunque para los revolucionarios la justa valoración del proceso histórico es el resultado de un análisis objetivo y desapasionado de circunstancias y hombres, buscar la causa de los errores, entenderlas dentro del contexto social en que se producen y de ese modo descubrir el hilo conductor que explica la sucesión de tales acontecimientos en aras de no repetirlos, es la tarea de orden. Por tanto, sin unidad y consulta popular, la obra siempre será incompleta; y estará a riesgos de no concluirse. A la sucesora Constitución de Baraguá; la caracterizó un desgaste físico y moral de las tropas insurrectas por una guerra prolongada por diez años en las difíciles condiciones que imponía la manigua, abriendo paso al desaliento y al espíritu de claudicación en las fuerzas mambisas, respaldado por un caudillismo y un regionalismo sin precedente, lo cual condujo un 8 de febrero de 1878 a la disolución de la Cámara de Representantes, máximo órgano de poder de la República en Armas, el cese de las hostilidades a partir del 10 de febrero, y a la firma del Pacto del Zanjón el propio día 10, donde fue aceptada la fórmula de paz sin independencia en violación de la letra y del espíritu de la Constitución de Guáimaro, pues en esta se había regulado que la conclusión de la guerra solo se formalizaría por Ley o Tratado, ratificado precisamente por la Cámara de Representantes previsto por aquella constitución. 60

Ante esta triste y desalentadora realidad, se sobrepone el General Antonio Maceo, quien el 15 de marzo de 1878 en entrevista con el General español, Martínez Campos, en Mangos de Baraguá, le hizo saber que no acataba el traidor pacto por lo que las hostilidades continuarían en la provincia de Oriente. Concluyendo aquella entrevista,77 el General Maceo encarga a su subordinado Fernando Figueredo la redacción de una nueva Constitución para la República de Cuba en Armas, misión cumplida con la colaboración de los combatientes del Ejercito Libertador Félix Figueredo, Pedro Martínez Freyre, Juan Rius Rivera y Modesto Fonseca. Esta Constitución fue promulgada el propio día 15 de marzo de 1878 en Baraguá, y por las circunstancias contextuales descritas como contrapropuesta urgente a tal humillación, solo contó con seis artículos y desde el punto de vista lógico-normativo careció de Preámbulo, Parte Dogmática y Cláusula de Reforma, ajustándose toda su normativa a lo que la doctrina considera como la Parte Orgánica del texto constitucional, en tanto respuesta política, que es como en la práctica la historia se ha encargado de recoger.78 Haciéndose uso de la experiencia acumulada en aquel entonces, se propuso regular la separación de los dos mando en pugna, el civil y el militar; durante la vigencia de la Constitución de Guáimaro, creando solamente dos órganos de poder, el Gobierno con carácter provisional compuesto por cuatro personas, y el General en Jefe del Ejército, designado por el Gobierno y responsable de dirigir las operaciones militares; y para no dar margen a traición como la del Zanjón, reguló expresamente que el Gobierno solo podría pactar la paz, bajo las condiciones de la plena independencia y con el conocimiento y consentimiento del pueblo, y estableció el poder judicial en franca filiación con la teoría de la tripartición de poderes, aunque lo hizo recaer en los consejos de guerra o cortes marciales.79 Esta Constitución tuvo una vida muy efímera, toda vez que aunque no consta documento de su derogación, de hecho solo estuvo en vigor hasta el 28 de mayo del propio 1878, fecha en que se disolvió oficialmente el Gobierno

77

De Armas, R. La revolución pospuesta. Destino de la revolución martiana de 1895 en el libro Máximo Gómez, Editorial de Ciencias Sociales. 1972. La Habana, pp. 70-71. 78 Ídem, p 74. 79 Ibídem, p. 88.

61

Provisional constituido por mandato de su artículo 1, elegido por los propios oficiales del General Antonio Maceo. No solo por carecer de los elementos jurídicos-formales elementales de toda ley fundamental, en cuanto a su elaboración, promulgación y puesta en vigor, exigidos por los mecanismos constituyentes aprobados por la Constitución de Guáimaro, consideramos que más que un texto constitucional, la Constitución de Baraguá representa un documento de carácter eminentemente político que encarna en sí, la respuesta de lo más puro de la nación cubana y el ideal independentista del pueblo cubano, ante la maniobra colonial y la traición a los ideales patrios que significó el Pacto del Zanjón y la posterior intervención norteamericana. Referente a la Constitución de Jimaguayú; una vez concluida la gesta de la Guerra de los Diez Años (1868-1878), pacificada la isla pero sin independencia, se produce una calma que muchos historiadores llaman turbulenta y que se extiende aproximadamente por 17 años, caracterizada por la inconformidad ciudadana frente al estatus colonial de la isla y la gestación de todo un movimiento a favor del reinicio de la contienda contra España, para arrancarle definitivamente la libertad de Cuba. De este período llamado Guerra Chiquita, y todo el trabajo desplegado por el Partido Revolucionario Cubano creado por José Martí, el 24 de febrero de 1895, se desata nuevamente la guerra de independencia proyectada por el Apóstol, bajo la dirección del Partido Revolucionario Cubano. A solo siete meses de iniciarse la contienda bélica, tomando en consideración los errores tácticos en el orden político-militar cometidos en la organización de la guerra del 68, y ante la necesidad de constituir un gobierno de unidad que representara a las fuerzas insurrectas y revolucionarias de todo el país, se convoca a la Asamblea Constituyente de Jimaguayú. A pesar de ser esta una idea promovida por Martí desde el mismo instante en que pisa suelo cubano proveniente de los Estados Unidos para incorporarse a la lucha armada, por su prematura muerte, no pudo participar en los preparativos y debates de la constituyente, pero su idea iba encaminada a poner al servicio de la Patria no solo al Partido organizado, sino su presidencia; porque consideraba que esta lucha debía darse con la fuerza dirigente del Partido al frente de la contienda. 62

La Constitución de Jimaguayú es aprobada por los representantes electos de la Revolución el 16 de septiembre de 1895, cuatro meses después de la caída en combate de José Martí. Esta constitución fue integrada por 24 artículos, no ordenados por títulos, capítulos y secciones, pero en su estructura lógica normativa podemos apreciar la distinción que encierra el Preámbulo, la Parte Orgánica y la Cláusula de Reforma, no así la parte Dogmática, al no regularse derecho o garantía constitucional alguna. La forma de gobierno que se adoptaba a través de esta Constitución era la Republicana, y el máximo órgano de poder lo fue el Consejo de Gobierno, órgano ejecutivo-legislativo de carácter colegiado que respondía al mando civil de la guerra, superándose así la concepción de Guáimaro, donde se había otorgado este poder a una Cámara de Representantes, y otros dos órganos de poder más, el General en Jefe y el Poder Judicial, con ello también se intentó no centralizar todo el poder en un solo caudillo, y se trató de superar las dificultades que se manifestaron abiertamente entre la Cámara y el Presidente de la República durante la Guerra de los Diez Años. Con el cargo de General en Jefe, en esta nueva constitución en Armas plasmada en su artículo 17, se buscó una fórmula para separar el poder civil, del militar, regulándose de esta forma, la autonomía de la dirección de las operaciones militares, aunque se facultó al Consejo de Gobierno a intervenir en las mismas cuando se estimase que se encontraba en juego altos fines políticos, y con ello se introducía el posible punto de fricción entre el Consejo de Gobierno y el General en Jefe. El Poder Judicial por el contrario, rindiendo honores a la teoría de la tripartición de poderes de Montesquieu, se declaró independiente de todos los demás, y regulaba el mecanismo de reforma constitucional en el artículo 24 y último de la Constitución, al otorgar esa facultad a una Asamblea de Representantes que se convocaría al término de dos años de vigencia de la misma o antes, si la guerra de independencia concluyera con la derrota de España. Muy estrechamente vinculante a este artículo 24 estaba el artículo 11, en busca precisamente de la solución jurídico-constitucional tendiente a suprimir la posibilidad legal de que se firmara otra paz como la del Pacto del Zanjón sin el consenso mayoritario, responsable del aborto de la revolución del 68, al consignarse expresamente que el tratado de paz con España, solo se firmaría 63

sobre la base de la independencia de Cuba y que requeriría la ratificación del Consejo de Gobierno y de una Asamblea de Representantes convocada especialmente para estos efectos. Otro aporte, considerado de hecho con rango constitucional fue el establecimiento del Servicio Militar Obligatorio, al regular en su artículo 19, la obligatoriedad de servir a la Patria con su persona e intereses. Desde el punto de vista teórico-legislativo, esta constitución resume la tradición del legado como resultado de la experiencia político-militar de la Guerra del 68 y evidencia la maduración del pensamiento político y social de los líderes de la nueva contienda que se iniciaba, influidos todos por el altruismo práctico de José Martí, y es por ello que se encuentra solución a dificultades confrontadas en la anterior contienda como: 1) Lo relativo al máximo órgano de poder de la República en Armas, constituyéndose un órgano (el Consejo de Gobierno) de carácter colegiado donde se concentraron los poderes ejecutivo y legislativo, en sustitución a la antigua Cámara de Representantes. 2) La distribución del mando civil y militar, el primero lo hicieron recaer en el Consejo de Gobierno y el segundo en el General en Jefe, con ello se respetaba los criterios alcanzados entre Martí y los generales Antonio Maceo y Máximo Gómez durante la etapa de preparación de la gesta libertadora. 3) Con la fórmula del Consejo de Gobierno, se suprimieron las contradicciones evidenciadas desde la Constitución de Guáimaro, entre la Cámara de Representantes, poder legislativo; y el Presidente de la República, poder ejecutivo. 4) Se prohibió firmar una paz con España sin independencia, como ocurrió con el Pacto del Zanjón en 1878, al regularse expresamente que solo se firmaría esta paz, si se lograba la independencia absoluta de Cuba, de lo que debía darse fe mediante la ratificación de dicho tratado por el Consejo de Gobierno y una Asamblea de Representantes convocada expresamente para ese fin, y 5) Existe una relación de ruptura y continuidad con respecto a las constituciones anteriores, ya que se superó el mecanismo de la Cláusula de Reforma que estableció la Constitución de Guáimaro, al facultar a la Cámara de Representantes y no a la Asamblea para enmendar el texto constitucional y solo cuando se acordara por unanimidad, esta misma circunstancia dejó muy 64

bien sentado el principio de provisionalidad de la Constitución y de los órganos de poder que ella establecía, al disponer explícitamente un término de dos años como máximo para convocar a una nueva Asamblea de Representantes, o un plazo inferior a este, sí, se lograba antes la independencia frente a España, teniendo que rendir cuenta el Consejo de Gobierno a la Asamblea de Representantes en ese momento y procederse entonces a la redacción de una nueva constitución si fuera procedente. Independientemente de todos estos esfuerzos por superar las contradicciones, en la ejecución práctica de estos mecanismos de organización de poder, se originaron fricciones y por tanto desviaciones de los objetivos propuestos sobre todo entre el mando civil y militar, lo cual fue indirectamente alimentado por esta Constitución al no consignar los derechos y garantías que la República en Arma, reconocería y garantizaría a sus ciudadanos estuvieran o no, vinculados a la contienda y una vez concluida esta. Y cierra todo este ciclo de tradición político-militar y constitucionalista cubano, la Constitución de la Yaya, que al arribar al período máximo de vigencia de la Constitución de Jimaguayú (septiembre de 1897), se debía convocar a la Asamblea de Representantes, órgano de poder constituyente de la República, a los fines de modificar o elaborar la nueva constitución, y aunque en el plano militar eran notorios los resultados alcanzados por las tropas mambisas, aún ni se había alcanzado la independencia frente a España, y se mantenían las contradicciones entre el poder civil (Consejo de Gobierno) y el poder militar (General en Jefe), personalizado en el Generalísimo Máximo Gómez. Técnicamente la Constitución de la Yaya estuvo conformada por 48 artículos, divididos en cinco títulos, regulándose de forma específica lo relativo al territorio y la ciudadanía, los derechos individuales y políticos, el Gobierno y la República, la Asamblea de Representantes y las Disposiciones Generales, en tal sentido desde el punto de vista técnico-jurídico y normativo; este instrumento contó con Preámbulo, Parte Orgánica, Parte Dogmática (no incluida en la Constitución de Jimaguayú) y Cláusula de Reforma, pudiéndose considerar como superior a las precedentes constituciones que tuvo la República en Armas; no obstante se mantuvo lo relativo a los siguientes extremos: 65

La forma de gobierno continuó siendo republicana, el Consejo de Gobierno continuó siendo el máximo órgano de poder con composición semejante a la Constitución de Jimaguayú, es decir, continuó ostentando facultades ejecutivolegislativas, por lo que estudiosos del constitucionalismo cubano consideren que la Constitución de la Yaya es la propia Constitución de Jimaguayú actualizada en respuesta a las nuevas exigencias de la etapa de la guerra libertadora, pero introduciendo ciertos cambios y regulaciones novedosas como: Suprimir el Cargo de General en Jefe del Ejército, sustituyéndolo por el Secretario de la Guerra (Ministro), fortaleciéndose la autoridad del Consejo de Gobierno (poder civil), centralizando el poder de la República en Armas en el mando civil, que teóricamente debía conducir la dirección político militar de la contienda y por otro lado, prevé la posibilidad del fin de la guerra, disponiendo dado el caso, la convocaría a la Asamblea de Representantes para que se encargara de la constitución del Gobierno de la República como resultado de la derrota y evacuación del ejército español. Como

parte

de

esta

tradición

del

pensamiento

político-militar

y

constitucionalista iniciado en época del colonialismo español en Cuba, es digno destacar que la sola convocatoria a la Asamblea Constituyente, la aprobación posterior de la Constitución de la Yaya y la elección y toma de posesión de los principales órganos de poder, todo ello mediante el uso consecuente de los mecanismos democráticos que la situación político militar de la contienda imponía, constituyó una muestra sin precedente del espíritu democrático y de convocatoria de los padres fundadores que forjaron nuestra nación. De esta afirmación pudiera derivarse el criterio del papel del pensamiento político y jurídico en la formación de la nación cubana, lo que sería tema de otra necesaria investigación vinculada a las raíces de nuestra nacionalidad e identidad. Cierra todo este ciclo de desarrollo en plena vigencia de la Constitución de la Yaya, con la intervención norteamericana en nuestra guerra de independencia, utilizándose como pretexto la explosión del buque acorazado norteamericano Maine, generando una gran confusión en las filas del Ejército Libertador, que por decisión del Consejo de Gobierno se ven obligados apoyar a las tropas intervencionistas y lo más triste su subordinación a estas, destacándose en las acciones militares el General Calixto García , protagonista involuntario del 66

bochornoso incidente de la prohibición por parte de las tropas norteamericanas de su entrada en Santiago de Cuba. Para concluir con este período de tradición político-jurídica en la etapa colonial, solo agregar que ante esta confusa situación en que al Ejército Libertador y a la República en Armas se le arrebata la victoria legítimamente ganada en cruentos y desiguales combates en el campo de batalla durante treinta años, el Presidente de la República de Cuba en Armas Bartolomé Masó, en virtud de lo establecido en la Cláusula de Reforma de la Constitución de la Yaya «artículos 40 y 41» convocó a una Asamblea de Representantes el 24 de octubre de 1898, en Santa Cruz del Sur, provincia de Camagüey, ostentando a partir de entonces esta Asamblea todo el poder y representación legal de la revolución, exactamente desde el 7 de noviembre, fecha en que se considera formalmente derogada la Constitución de La Yaya. Estos son en apretada síntesis los acontecimientos que en el orden práctico retaron a la tradición del pensamiento político-jurídico en Cuba por más de noventa años, desde aquel 10 de Octubre de 1868, continuando con el dominio colonial norteamericano el primero de enero de 1899, y la República mediatizada de 1902; hasta aquel glorioso 1ro de enero de 1959 en que como expresara el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz,… “esta vez las tropas insurrectas sí entraron a Santiago”. Qué mejor manera de destacar lo que significó la situación neocolonial de Cuba y la traición de los que se plegaron al dictado del naciente imperialismo norteamericano que aquella reflexión del prestigioso intelectual revolucionario cubano Juan Marinello: “En ausencia de Martí, ganaron pronto el campo los que durante su vida escondían las garras codiciosas. ¿No es signo bastante que fuera Tomás Estrada Palma, cómplice temprano de la nueva servidumbre, el sucesor de José Martí en la Jefatura del Partido Revolucionario Cubano?”80 Traidores han existido siempre, pero como expresara el Apóstol: “¡Ocultos están largo tiempo la traición y el engaño, más una vez sospechados, tienen para ser descubiertos, rapidez asombrosa, alas malditas!”.81

80

Marinello, J. El Partido Revolucionario Cubano, creación ejemplar de José Martí, Editora Política, 1978. La Habana. p. 152. 81 Martí, José. Drama “Adultera” 1ra Versión. Madrid, 1874. Zaragoza, t.18, pp. 33 y 65.

67

Y dos elementos no podrán faltar jamás como antídoto a este mal, uno, la unidad que genera la transparente tolerancia frente a lo diverso, y dos, la honestidad consecuente frente al criterio ideológico que se adopta y asume independientemente del costo que ello implique cuando no es respaldado por una minoría que no siempre tiene claridad de los acontecimientos, siendo la mejor opción ante estas circunstancias la que aporta el debate, franco y sincero de las ideas que se defienden al costo de cualquier sacrificio. Hasta aquí, la breve reseña histórica de lo concebido como antecedentes teóricos necesarios para comprender la evolución y el desarrollo del constitucionalismo cubano, en estrecha articulación con el Estado y el Derecho que lo legitimó en cada uno de los períodos referidos, interpretados por el profesor Bulté desde una iusfilosofía marxista que le permite a su vez destacar lo que de axiológico tienen estos antecedentes constitucionales en la formación y defensa de la identidad nacional y del concepto Patria, como valor de la espiritualidad suprema heredado de las guerras independentistas.

b)

Principales influencias ideológicas y filosóficas en la formación inicial, desarrollo y radicalización del pensamiento filosófico-jurídico del profesor Fernández Bulté.

Una premisa indispensable para el estudio de un pensador radica precisamente en el referente que representa la actividad espiritual de las generaciones que lo antecedieron, percibidas como algo objetivamente dado por este, condición y premisa de la actividad espiritual de todo sujeto. Al profesor Fernández Bulté le tocó vivir en una época de grandes transformaciones en Cuba a las cuales se sumó, aportando en el campo de las ideas jurídico-filosóficas desde las distintas formas en que concibió la manifestación del Derecho, sobre todo en un plano histórico-universal y constitucional, potente instrumento que utilizó como intelectual orgánico de la Revolución, por eso no escapa como revolucionario marxista de su tiempo a las influencias de Rubén Martínez Villena, Julio Antonio Mella, José Antonio Echevarría y Fidel Castro, líderes por excelencia de una oposición sin medias tintas, frente a los entreguistas y usurpadores de la República.

68

Los temas abordados y concebidos como ejes teóricos en el presente trabajo permiten determinar al menos, tres pilares en la formación y desarrollo de la trayectoria intelectual de Fernández Bulté: la herencia del pensamiento occidental en torno al Estado, al Derecho, y la justicia; como herencia del pensamiento constitucionalista cubano y los presupuestos del marxismo y el leninismo que le dan un método y una coherencia teórica e ideológica a la asunción de las herencias antes descritas. Partiendo del análisis de la tradición del pensamiento jurídico constitucionalista en Cuba referido en el epígrafe que antecede, en estrecha relación con los dos niveles que integran el conocimiento científico: el empírico y el teórico, el profesor Bulté al reflexionar sobre la naturaleza de estos acontecimientos en el campo del Derecho como centro de su vida de intelectual revolucionario, colocó en primer lugar al análisis acerca de los métodos del conocimiento científico acumulado hasta ese entonces, para rescatar aquella parte del conocimiento de la Filosofía del Derecho que explicaría, no solo el surgimiento del Estado y el Derecho en su relación con la constitución que se daban y de cuya relación con la sociedad civil deviene su institucionalización; sino también, el objeto de su naturaleza y verdadero alcance. Como se conoce, el conocimiento es un reflejo activo de la realidad objetiva en la conciencia del hombre que se devela como un proceso dialéctico, complejo y contradictorio de interacciones entre el aspecto sensorial y racional del conocimiento, etapas que se alcanzan a través de la actividad práctica al accionar con el medio y la naturaleza. Partiendo de esta premisa el profesor Bulté articuló al inicio de la Revolución como pocos pedagogos hasta ese entonces en Cuba, las dos esenciales categorías de métodos teóricos de investigación, entiéndase lo empírico y teórico; observándose que en el resultado de su búsqueda los elementos de la práctica del saber popular, analizados y sistematizados por vía experimental mediante la observación, como primera etapa del conocimiento que exige lo empírico, está presente en toda su obra, con el objetivo de descubrir y acumular un conjunto de hechos y datos en la verificación de la hipótesis planteada en cada momento concreto, ofreciendo respuestas a las preguntas científicas de su investigación. 69

Y a partir de estos resultados, tal y como lo posibilita los métodos teóricos de investigación, es que el profesor Fernández Bulté los sistematiza, los analiza, los explica, descubriendo qué tienen en común para llegar a conclusiones confiables que nos permitan resolver el problema sobre la concepción del surgimiento del Estado y el Derecho, desde la filosofía marxista. Y todo ello es posible, porque los métodos teóricos cumplen una función gnoseológica importante que el profesor Bulté supo manejar con excelente maestría y que podemos resumir en:82 -

Explicar los hechos.

-

Interpretar los datos empíricos hallados.

-

Profundizar en las relaciones esenciales y cualidades fundamentales de los procesos no observables directamente por el tiempo que nos separa.

-

Formular las principales regularidades del funcionamiento y desarrollo de los procesos y objetos de la investigación.

-

Elaborar el aparato conceptual ordenado según la dialéctica interna y lógica del desarrollo del objeto.

-

Brindar conclusiones en forma de hipótesis o tesis, y

-

Construir teorías.

Por otra parte, dentro de los fundamentales métodos empleados en las investigaciones pedagógicas tales como: el análisis y la síntesis, la inducción y deducción, el método hipotético-deductivo, etc., el histórico-lógico en la obra del profesor Bulté ha desempeñado un papel fundamental, si partimos del principio que lo histórico propiamente dicho, está relacionado con el estudio de la trayectoria real de los fenómenos y acontecimientos en el de cursar de una etapa o período; y que por solo citar un ejemplo, los objetos de investigación que supo plantearse en su obra Filosofía del Derecho, tales como: el objeto de la Filosofía del Derecho y su relación con las demás ciencias, incluyendo al pensamiento iusfilosófico aristotélico y los filósofos griegos posteriores; reflejan el estudio de una trayectoria precisamente de acontecimientos muy bien fundamentados; reservando lo lógico, para investigar las leyes generales del funcionamiento de estas épocas y el desarrollo social en que se enmarcaron como referencia en cuanto a contradicciones, rupturas, continuidades y 82

Álvarez de Zayas, C. (1995) Metodología de la investigación científica.

70

discontinuidades a tener en cuenta en cada etapa o período, incluyendo el contexto actual. Estos particulares se revelan en el autor que estudiamos como su pensamiento jurídico y posteriormente al trasladar estos conocimientos a un marco propiamente académico en busca del intercambio consciente y crítico, como su aprehensión y definición pedagógica. Lo analizado hasta aquí, permite compartir la afirmación del profesor Justo A. Chávez Rodríguez83 en cuanto a que debemos “comprender la educación como un megasistema compuestos por variados sistemas y subsistemas con múltiples interrelaciones entre el todo, las partes y sus retroalimentaciones, es un auténtico proceso de complejidad, evidenciado en la dinámica de las interinfluencias presentes en el enfoque sistémico aportado por la teoría marxista educativa,” de la cual se auxilió permanentemente el autor que estudiamos. En la obra Vid supra, se cita en el prefacio del ensayo “Los siete saberes de la educación para el siglo XXI” que a solicitud de la UNESCO preparo Edgar Morin, al Sr. Federico Mayor Zaragoza quien considera: que: “Uno de los desafíos más difíciles será el de modificar nuestro pensamiento de manera que enfrente la complejidad creciente, la rapidez de los cambios y lo imprevisible que caracteriza nuestro mundo. Debemos reconsiderar la organización del conocimiento. Para ello debemos derribar las barreras tradicionales entre las disciplinas y concebir la manera de volver a unir lo que hasta ahora ha estado separado. Debemos reformular nuestras políticas y programas educativos. Al realizar estas reformas es necesario mantener la mirada fija hacia el largo plazo, hacia el mundo de las generaciones futuras frente a las cuales tenemos una enorme responsabilidad”. La locuaz sencillez pedagógica del profesor Fernández Bulté en la búsqueda de un lenguaje comprensible entre sus condiscípulos, los cientistas sociales y los decidores de la política, hace que emerja en toda su producción literaria de más de veinte títulos, un sello distintivo e inequívoco de comprometimiento y

83

Chávez Rodríguez, Justo A, Deler Ferrera, Gustavo, Permuy González Luis Daniel, y Suárez Lorenzo, Amparo. Principales corrientes y tendencias a inicio del s. XXI de la pedagogía y la didáctica SEGUNDA PARTE.IV Orientaciones en la educación. Editorial Instituto Central de Ciencias Pedagógicas. La Habana, 2007, p 101.

71

verticalidad frente a tendencias normativistas puras,84 predominantes al triunfo de la Revolución, cuya esencia se fundaba en un “deber ser” esencial a las leyes, y no sobre “el ser” de las leyes, y portadora de un fuerte componente anti ideológico en tanto, desestimaba al sujeto social como centro de ese cambio que generan las luchas de clases. Su brillante trayectoria académica fue coronada con el muy merecido título de Doctor en Ciencia que se otorga a aquellos intelectuales que han realizado aportes en el campo de su disciplina. A esta formación profesional contribuyó la influencia directa del seno familiar como célula fundamental de toda sociedad, determinante en los valores éticos iniciales como sucede con todo sujeto social, y que con respecto al profesor Bulté, tuvieron un gran peso en la conformación de su personalidad militante. Desde sus escasos seis años recibió un adoctrinamiento intuitivo de parte de ese otro grande marxista y profesor titular de la Universidad de La Habana que fue Miguel D' Estéfano Pisany,85 amigo de su padre y posteriormente su profesor; al recibir de este su primer Código Civil en cuya dedicatoria lo llamara Doctor, y a ello se consagró como académico del Derecho toda la vida. Desde el punto de vista de la conformación del sujeto político, los valores éticos, morales, culturales con inclinación a una ideología, es cuestión de tiempo y fundamentalmente de ejemplos; y fue precisamente a estos menesteres con los ejemplos que recibió desde la infancia, a lo que dedicó su vida en aras de rescatar las bases de la construcción de una interpretación científica del Estado y el Derecho, desde esa otra parte de la ciencia interpretativa que es la Filosofía del Derecho como herramienta marxista, asumiendo a partir de aquí, la articulación entre base económica y la superestructura política en el período de transición hacia el socialismo, sin desestimar las articulaciones con elementos tan determinantes como la cultura, el medio ambiente, etc.

84

Kelsen, Hans (1881-1973).Su teoría pura del Derecho rechaza el positivismo jurídico, y la teoría del derecho natural, concibe al derecho como autónomo, el mismo que justifica el carácter normativo o coercitivo de la ley. 85 De la entrevista publicada en junio-2008 en el blog isla al Sur (htpp://islalsur.blogia.com) /Universitario por Siempre/ de la estudiante de periodismo, Desiré Socarrás López. Universidad de La Habana.

72

En tal sentido marcó pauta aquella idea tan recurrente en varias de sus conferencias sobre este particular; al expresar la necesidad de una “axiología socialista si queremos hablar de un Derecho socialista”. Es precisamente en la primera etapa de la vida en que ese niño inquieto y curioso que no le perdía pie ni pisadas a su padre, y a través de quien conoció el pensamiento martiano, lo que explica los interesantes acontecimientos que emergieron con posterioridad en la conformación de la personalidad objeto del presente estudio. El padre nombrado Julio Fernández Pérez, matancero, de origen muy humilde, no rebasó los estudios secundarios, llegó a obtener el grado de Comandante y servir al ejército de Batista pero, increíblemente fue viceralmente martiano, mantuvo en una esquina de su domicilio por muchos años un busto del apóstol donde no faltó una rosa blanca. Su permanente y exquisita conducta ética frente al racismo, al abuso y la cobardía, fue el ejemplo inmediato que legó a sus dos hijos, ese que se impregna en las descendencias por imitación e intuición más que por solicitud de repetición, y que no pocas veces exige y exhibe el medio familiar. Contaba el profesor Bulté a su descendencia86 que precisamente los valores y definición ética de su familia ante los problemas sociales que aquejaban a una gran parte de la sociedad de aquel entonces, explican que su padre con grados de Comandante del ejército de Batista, pero con una exquisita ética en cuanto al respeto que por trato ofrecía a los reclusos, conociera de su participación en el subversivo movimiento 26 de julio, reservando siempre una llamada a la jefatura de la policía en caso de detención de su hijo; particulares estos que incuestionablemente sirvieron de avales al momento del triunfo revolucionario en que se encontraba trabajando en Columbia al entrar el Comandante Camilo Cienfuegos a la fortaleza militar, hoy, centro escolar Ciudad Libertad, porque a pesar de haberse desempeñado como jefe del orden interior en la cárcel de presos comunes del Castillo del Príncipe, situada en el centro de La Habana, no contaba con antecedentes criminales, ni de malos tratos o vejación a la población penal, por eso se le respetó su estatus.

86

Información obtenida en entrevista con sus hijos Julio Antonio y Odette.

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Su madre, María Bulté Betancourt, natural de Banes, antigua provincia de Oriente, residente desde muy joven con su familia en la capital, matriculó estudios de Derecho en la Universidad, centro de permanente efervescencia revolucionaria, y ambos87 además del contexto, definieron como expresara José Martí,88 características singulares en la personalidad de quien fuera conocido en el sector académico posteriormente, como el profesor Bulté. A decir de nuestro Apóstol, “Los hombres son productos, expresiones, reflejos. Viven en lo que coinciden con su época o en lo que se diferencian 89

marcadamente de ella (...)”. .Y el autor que estudiamos como respuesta a su época, no solo coincidió con ella en el tiempo, sino que supo definir su conducta al adoptar partido en cada uno de los análisis científicos que nos ofreció, además de nacer un 14 de septiembre de 1937 en plena culminación de la llamada Revolución del 30, inspiradora de sucesivos movimientos sociales de los cuales posteriormente formó parte. Su infancia, adolescencia y primera juventud, las pasó bajo el influjo incuestionable de barrios populares de la ciudad como la Habana Vieja y Los Pinos, nutriéndose de la sabiduría y la humildad del pueblo, y armándose sin proponérselo de esa exquisita sensibilidad humana que como sexto sentido le aportaba el saber escuchar a su concepto de justicia, e invitando permanentemente con ello a la construcción de los saberes; propio de los grandes talentos. Al respecto nuestro Héroe Nacional,90 como esencia de esa tradición cubana que en todo tiempo convoca, expresó; “¡Mil veces la justicia se ha perdido por la exageración de la violencia!” y precisamente el profesor Bulté hurgó constantemente en la búsqueda de ese equilibrio entre justicia, y lo que de violento con afán de su conquista, dimana de ella.

87

Matilla, Correa, Andry. “Panorama de la Ciencia del Derecho en Cuba”. Coordinador. Estudios en homenaje al profesor Julio Fernández Bulté. Semblanza. 2012. pp 17 a la 22. 88 Martí, José. “La personalidad individual solo es gloriosa, y útil a su poseedor, cuando se acomoda a la persona pública…” Azcárate, Patria, Nueva York, 14 de julio de 1894, t. 4, p.473. 89 Martí, J. Henry Ward Beecher, t. 13, p.34. 90 Martí, José. “Drama Indio. Patria y Libertad”, Guatemala, escrito en 1877 y publicado en México en 1878, t. 18, p. 159.

74

De la Historia me Absolverá,91 ese magistral alegato del para siempre Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, al cual le vimos recurrir como material auxiliar en sus conferencias en más de una ocasión para defender a ultranza el necesario retorno a los caminos pacientes de la guerra de1868, alegando que una vez agotados estos y la vía de recurrir al Tribunal Supremo y al Tribunal de Urgencia, instándoles a cumplir con sus respectivos deberes frente a la flagrante violación de la Constitución y de las leyes de la república llevadas a cabo por el golpe de estado del 10 de marzo de 1952, defendía la idea que a Fidel, como a Martí, no le quedaba otra vía que no fuera la guerra necesaria precisamente en busca del equilibrio que exigía la justicia, en cuanto a lo que de violento con afán de su conquista dimanaba de ella, como expresara Martí. Del concepto de Pueblo retomó la esencia que en el referido alegato, expusiera Fidel, al expresar …”Entendemos por pueblo, cuando hablamos de lucha < nótese que “la lucha” deviene filosofía martiana en cuanto al equilibrio que solo con la verdadera justicia social puede alcanzarse> la gran masa irredenta, a la que todos ofrecen y a la que todos engañan y traicionan, la que anhela una Patria mejor y más digna y más justa; la que está movida por ansias ancestrales de justicia…”, enarbolando el profesor Bulté un razonamiento encaminado a demostrar lo falso y erróneo de la posición adoptada por el poder judicial de entonces, del cual como expresara el propio Fidel en su alegato, “cada Tribunal no es más que una simple pieza obligada a marchar, hasta cierto punto por el mismo sendero que traza la máquina”; visto ello como esa necesaria articulación dialéctica entre conciencia jurídica y sistema jurídico, parte de la superestructura política como expresión legitimadora de un tipo de Estado. A todo ello se agregaba el influjo que absorbió Fernández Bulté en su etapa de bachillerato, al transitar por las escuelas de la Víbora y en la orden católica de los Escolapios, caracterizada en ese entonces por su gran tradición pedagógica enfilada a lo ético y patriótico, emergiendo aquí su pasión por el baloncesto y la oratoria que lo acompañaría durante toda su existencia como ilustre caballero,

91

Grillo, Longoria, José Antonio. Jefe del Departamento de Ciencias Penales de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana. Dos Ensayos Técnicos Penales sobre “La Historia me Absolverá”. Unidad de Impresión Robert Poland Azoy. 1978.

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admirado por muchos, y por ello, no pocas veces rechazado por sus verticales posiciones de marxista antidogmático y martiano práctico. Es en ese contexto de rebelde espiritualidad emancipadora, marcado por una tolerante influencia familiar en el orden político que el autor objeto de estudios vincula parte de su adolescencia en los primeros días de 1957 a la lucha insurreccional contra la tiranía de Fulgencio Batista. Puede apreciarse entonces que el mérito académico radica en que el autor no se ocupa solo del mundo de las ideas, sino que se concentra en la historia viva de instituciones y estructuras políticas de las civilizaciones que se elevaron sobre los primeros modos de producción social, hasta los albores de la modernidad. El derecho por otro lado, lo presenta en sus fuentes formales y sus relaciones con la organización del Estado que lo crea o legitima en cada contexto social.92 El profesor Fernández Bulté, quien al desaparecer físicamente solo contaba con 71 años de edad en plena capacidad y producción intelectual, fue un académico comprometido con su tiempo que solo por manejar conceptos tales como Estado de Derecho y el tratamiento que ofreció al rescate de la Teoría del Estado y del Derecho en respuesta a su insatisfacción por el papel poco transformador que habían desempeñado las disciplinas sociales y en particular el Derecho, deviene en referente a la hora de evaluar cierta imperatividad normativa que muy poco tiene que ver con la reconstrucción permanente del consenso social desde principios verdaderamente democráticos que tanto daño hace al subconsciente del nuevo sujeto político que exige el socialismo de estos tiempos.

c)

Aportes del pensamiento filosófico y pedagógico del Profesor Julio Fernández Bulté a la enseñanza de las ciencias jurídicas en Cuba.

En el pensamiento jurídico-filosófico del profesor Fernández Bulté, articulado desde la filosofía marxista y expresado a través de su extensa obra, se expone todo un análisis dialéctico de luchas de clases en cada una de las formaciones económicas y políticas estudiadas, no inventariando ideas y tendencias 92

Fernández Estrada, Julio Antonio. Prologo a “Siete Milenios de Estado y de Derecho”, tomo I. Editorial de Ciencias. Sociales. 2008. La Habana.

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filosóficas y jurídicas de teóricos connotados de la época, sino, muy estrechamente vinculado al desarrollo de las ideas políticas y jurídicas del contexto estudiado como parte de esa viva y dinámica realidad. Lo anterior es considerado necesario a la hora de evaluar desde el punto de vista ideológico, el papel que representaron estas tendencias en cada ciclo del desarrollo socio político referenciado, máxime cuando al arribarse al primero de enero de 1959, apenas existían análisis bibliográficos de estas tendencias como desarrollo histórico social precedente. El sector académico universitario se caracterizaba por escasos pedagogos dedicados a impartir desde la filosofía la ciencia del Derecho, manifestaciones doctrinales estas provenientes de finales del siglo XIX e inicio del siglo XX con marcada influencia de los principios del Derecho burgués; y aunque obedecieron a contextos sociales y políticos diferentes, estaban perneadas por una tendencia a la teoría pura del Derecho de Hans Kelsen93 que abogaba por un derecho autónomo, fundado sobre un “deber ser” esencial a las leyes, y no sobre “el ser” de las leyes, por tanto; desentendido del sujeto social. A la luz del naciente siglo XXI una de las lecturas que se aprecia en toda la obra del investigador social que estudiamos, es cómo a lo largo de la historia de explotación capitalista, este sistema se ha empeñado en afirmar que no hay alternativa a la lógica proveniente de sus relaciones de producción; dejándonos claro, que lo no alternativo lo es en primer término, consigo mismo. De lo anterior deducimos que el socialismo a estas alturas de concentración de experiencias productivas, en lo fundamental deviene no solo como alternativa al capitalismo, sino; como alternativa dialéctica de sí mismo; que entraña desde el punto de vista estructural el reto de superar las promesas en que se fundó como alternativa social, y con ello la actualización permanente de las conquistas que toda revolución social presupone en materia de igualdad política, en tanto manifestación de expresión superestructural coherente con los postulados de la base económica en que se erige, y como consecuencia de los dos elementos anteriores, una creciente autorrealización del individuo en

93

Jurista austriaco y filósofo de orientación kantiana, profesor en las universidades de Harvard y Berkeley, época de 1945 en la que perteneció su obra más representativa la Teoría general del derecho y del estado.

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sectores tan cruciales como la salud, la educación, la cultura, y la propia construcción política y jurídica. Bajo las influencias de este contexto es que arriba el profesor Fernández Bulté al triunfo de la Revolución, unido a una acelerada efervescencia revolucionaria en detrimento de una lenta respuesta institucional; por un lado, ilustres profesores universitarios como Antonio Sánchez de Bustamante y Montoro, Emilio Fernández Camus y Mariano Aramburu y Machado,94 enarboladores de la doctrina pura del derecho de Hans Kelsen, concebían la moral como un imperativo categórico y a la normatividad del derecho un imperativo hipotético, el mismo que justificaba la potestad coercitiva del Estado; es decir, no originado por una situación de hecho que en definitiva la generan los sujetos de la norma y que no es otro que el pueblo, hasta ese entonces oprimido por las oligarquías de turnos y desestimado como sujeto social. A todo esto se sumaba el particular de que al triunfo de la Revolución en nuestras universidades apenas se estudiaba además del Derecho Romano, una llamada Historia del Derecho que se inició en 1940; limitada exclusivamente a la historia del Derecho Español, con una percepción totalmente idealista sin la necesaria articulación de ese derecho con otros anteriores o contemporáneos y por tanto, sin una adecuada secuencia histórico-científica de su desarrollo.95 Precisamente esta secuencia histórico-lógica, ha faltado en algunas formas de pensamientos que se dicen marxistas. El resultado de no llegar a establecerse una línea de investigación y reconstrucción histórico-teórica en torno al Derecho a partir de la metodología elaborada por Marx, pero contextualizada en el marco en que se desarrolla, que nos permita a través de un ejercicio evaluativo previo conocer desde la práctica, si una propuesta ofrece o no respuesta como modelo a exigencias económicas y sociales, ha evidenciado una tendencia muy cuestionada.

94

De la Cruz, Ochoa, Ramón. Panorama de la Ciencia del Derecho en Cuba. Estudios en homenaje al profesor. Julio Fernández Bulté. A modo de Prefacio. Coordinador. Matilla, Correa, Andry, colectivo de autores, edición Lleonar Muntaner. Palma Mallorca. 2009. p 13. 95 Fernández Bulté, Julio. Siete Milenios de Estado y de Derecho. Editorial de Ciencias Sociales. 2008. La Habana. Cuba, p 4

78

Lo hasta aquí expuesto presupone que la nueva sociedad en construcción está sujeta a un desarrollo histórico siempre específico,96 en el cual ocurre la modificación paulatina pero indeclinable de sus fundamentos económicos, socio-clasistas,

generacionales,

políticos,

culturales

y

personológicos

esenciales, a medida que avanza y se profundiza el proceso emancipatorio si es verdadero y no resulta traicionado, como previera el propio Marx en el 18 Brumario de Luis Bonaparte a partir de las experiencias de la Comuna de París. Y referimos estos antecedentes no solo porque en ello Marx realiza un celoso análisis del contenido de las posiciones políticas fundamentales expresadas en el Programa de Gotha, sino también porque expone como ha de ser el tránsito hacia una sociedad comunista surgida de la sociedad capitalista, donde asegura que media una etapa de transformación revolucionaria a la cual corresponde un período de transición. El propio Marx en Crítica al Programa de Gotha, examina de manera general las tendencias de desarrollo de la sociedad capitalista en los países más desarrollados de entonces y lo hace desde lo cognitivo que aporta la conciencia social en la conformación del Derecho, señalando que: “La misión del obrero al emplear su libertad de forma revolucionaria, consiste en convertir al Estado de órgano que está por encima de la sociedad en órgano completamente subordinado a ella y en ello consiste la creación de la premisa sociopolítica97 porque aunque en Marx no se observa un tratamiento puro del Derecho, o lo que es lo mismo una teoría al respecto, no se puede negar en su obra la concepción en torno al Derecho como forma de la conciencia social, particular que se ratifica en la crítica que hace al Derecho Político Hegeliano al comenzar aceptando que la “crítica de la religión es la premisa de toda la crítica”

98

aceptando que el hombre que buscaba un superhombre en la realidad fantástica del cielo, solo encontró en él, el reflejo de sí mismo, particularizando en que es el hombre el que hace la religión y no la religión al hombre,99 como

96

Marx, Carlos. Crítica del Programa de Gotha. Biblioteca Marxista. Isabel Monal, Compiladora. Ver introducción de Miguel Limia David. 2009. La Habana. Pp. 1-15. 97 Ibídem. Ver introducción de Miguel Limia David. 2009. La Habana, pp.11-12. 98 Marx, Carlos. Crítica del Derecho Político Hegeliano. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, Cuba. 1976. P. 13 99 Ídem.

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mismo organiza una forma de gobierno a través de un tipo de Estado y construye el Derecho que lo legitima. Para comprender estas realidades y la posición que enarboló el profesor Fernández Bulté frente a tendencias opuestas, se impone conocer muy sucintamente, ¿qué se entiende por normativismo o lo que es lo mismo, qué entender por positivismo normativo? No son pocos los que consideran al normativismo, la adopción de un sistema de Derecho y por tanto de una norma que presupone por sí solo, la solución o encuadramiento de conductas o fenómenos sociales que se intentan regular; desestimando lo consuetudinario como fuente primaria del Derecho, dando por hecho que la norma que se sanciona es lo mejor y más conveniente para la mayoría sin tener en cuenta sus criterios, porque es en esa estrecha correlación base económica y superestructura jurídica y política, en que suele adoptarse disposiciones que aun refrendándose constitucionalmente a través de la consulta popular como un ejercicio democrático,100 ha devenido en nuestra práctica un recurso excepcional, es decir, en lo contrario.101 Lo anterior presupone precisamente un tipo de teoría102 con la cual compartimos, en tanto, hacer la crítica al capitalismo no exime de realizar la crítica a las ideas, y a las formas, de la política revolucionaria. De esta forma a la norma le es otorgada una racionalidad definida que se traduce en la estructura de un juicio expresado a través del precepto normativo, otorgando a ciertos actos, como expresa el profesor Fernando Cañizares Abeledo, “el carácter de actos conforme a Derecho o contrarios a Derecho”. 103 Y como toda obra debe situarse en el tiempo, lo positivo de Kelsen, independientemente de lo absoluto y excluyente que representa la Teoría “Pura” del Derecho, incuestionablemente está en que emprendió la tarea de elaborar una teoría en esta materia para elevarla y que ocupara un lugar al lado 100

Ver Artículo 68, inciso f) de la Constitución de la República de Cuba, en cuanto a que “la libertad de discusión, el ejercicio de la crítica y la autocrítica y la subordinación de la minoría a la mayoría, rigen en todos los órganos estatales colegiados”. 101 De la República, Constitución. Editora Política. La Habana. 2010. Capitulo X “Órganos Superiores del Poder Popular”. Artículo 80 en cuanto a que “las sesiones de la Asamblea Nacional son públicas, excepto en el caso en que la propia Asamblea, acuerde celebrarlas a puertas cerradas por razón de interés de Estado” deviniendo esta excepcionalidad en lo cotidiano en detrimento de la transparencia y credibilidad del modelo que intentamos construir. 102 AUTOCRÍTICAS. Un diálogo al interior de la tradición socialista. Colectivo de autores, de las editoras RUTH CASA y Ciencias Sociales. A modo de Prefacio de Julio Cesar Guanche. 103 Idem, cuarto párrafo, p. 21.

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de las otras ciencias morales,104 aportando también la formulación del precepto normativo, que en el intento por regular la vida social sirve de sustento a lo jurídico en que se fundamenta la voluntad política de quien ostenta el poder, es decir, la norma, y este debate lo introduce el profesor Fernández Bulté en el sector académico posterior al triunfo de la Revolución. La aprehensión de las ideas marxistas y martianas que emergen en cualquiera de sus obras, y que particularmente en Siete Milenios de Estado y de Derecho nos las revela, interactuando en pleno desarrollo con la historia política y jurídica

como

un

todo,

hace

posible

seguir

hasta

su

origen

la

institucionalización y al propio Derecho, a través de una hermenéutica analógica sin perder los referentes socioculturales de la época, revelándonos un valor didáctico extraordinario. Como parte de ese presupuesto jurídico, diseñó el Primer Problema de la rama jurídica, aprobado por la Academia de Ciencias que giró en torno al perfeccionamiento del sistema jurídico, al que concibió como algo más que un sistema normativo, un elemento de la cultura nacional En cuanto a su producción literaria como aporte pedagógico a la enseñanza de la ciencia jurídica en Cuba, parten de innumerables investigaciones, entre las que sobresalen: las relacionadas con: La base jurídica de las relaciones feudovasalláticas; Esencia, principios y funcionamiento del Derecho Público romano y su influencia en los sistemas constitucionales contemporáneos; La esencia de la democracia; Elementos objetivos y subjetivos que influyen en el incumplimiento de las leyes; y la investigación solicitada por la Asamblea Nacional del Poder Popular, El concepto de legalidad desde una perspectiva sociológica, no normativista; El contenido y funcionamiento de la categoría “regulación jurídica de la sociedad”; El perfeccionamiento del sistema jurídico, entendido como espacio de la cultura política y general. A principios de los años 80 el profesor Fernández Bulté comienza una labor de investigación de la Teoría del Estado y el Derecho, sobre todo en relación con la academia soviética, determinante en las ciencias sociales cubanas. De estos vínculos surgió el Manual de Teoría del Estado y el Derecho, cubano-soviético, 104

Ibidem. D Estéfano Pisan, Miguel A. Hans Kelsen y el Derecho Internacional. Doctor en Ciencias, fue en vida Presidente de la Sociedad Cubana de Derecho Internacional y Profesor Titular de la misma materia en la Universidad de La Habana.

81

discursando con relevantes académicos e incorporando con esta obra a nuestra academia, polémicas jurídicas como el concepto de Sistema Político. Bajo este estilo de compromiso con el marxismo el profesor Fernández Bulté critica y estudia a profundidad el pensamiento jurídico contemporáneo burgués, ocupándose a finales de 1980 de rescatar el análisis del concepto Estado de Derecho, perdido en Cuba en una marea de prejuicios políticos y jurídicos. Son muy pocos conocidos los importantísimos aportes del profesor Fernández Bulté en el Derecho de Familia para el cual escribió y publicó un artículo en la Revista Cubana de Derecho con el número 1, y en el que marcó una posición revolucionaria en la comisión de trabajo que presentó el anteproyecto de Código de Familia vigente desde 1975, al colocar la premisa…”Que la familia es mucho más que el ordenamiento jurídico que la regula, de forma tal que para una acertada comprensión, es preciso ir a buscar sus raíces sociales, humanas y concebir entonces su formulación jurídica…”.105 De mediados de los años 80 es su trabajo de asesoría a la Asamblea Nacional del Poder Popular y su dirección en una investigación sobre la Legalidad en Cuba, su alcance, la cultura jurídica; con importantes articulaciones al día de hoy, por sentar pauta en contraposición al normativismo kelseniano de ese entonces, en cuanto a que la legalidad debía descansar más en «el ser» identificándolo con el sujeto social, que en el «deber ser» propio o esencial de las leyes, por tratarse de una propuesta de cambio que necesariamente emerge de las luchas de clases. A mediados de la misma década comienza el proceso de estudio y actualización de las normas en Cuba, desempeñando un importante papel como asesor y especialista principal en compañía de otros renombrados juristas-constitucionalista, penalistas y civilistas de la época como René Quirot, Juan Escalona Reguera, Carlos Amat Foret, Diego Fernando Cañizares, aportando en lo fundamental su experiencia y convicción iusfilosófica desde la teoría del Derecho y el Derecho constitucional. Desde finales de los 80, comenzó también su relación estrecha con las más revolucionarias ideas sobre el Derecho Público Romano en Italia y América, 105

Fernández, Bulté, Julio. El Derecho de Familia en Cien Años de Revolución. Revista cubana de Derecho. 1972. Año 1, Número 1. Editorial Instituto Cubano del Libro. La Habana. Cuba. pp. 129-159.

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convirtiéndose en su único exponente, aportando investigaciones que van desde la historia de la sociedad romana hasta profundas disquisiciones sobre instituciones políticas y jurídicas del Derecho Público romano, pudiendo ser reutilizadas en el constitucionalismo contemporáneo. Por otro lado existe una basta obra ensayística publicada solo en memorias de eventos internacionales sobre esta materia poco conocida que contribuye con la fundamentación de las bases de la República, la Democracia, la participación, la soberanía popular, la creación popular del Derecho, la teoría del llamado poder negativo de la norma, etcétera, aporte sustantivo en las actuales condiciones que dimana del cambio impostergable frente al capitalismo que negamos. Tener presente que cuando no se conjugan todos estos aspectos integradores del concepto de soberanía popular y por tanto la consulta en materia legislativa es desestimada con respecto a la mayoría, se construye una norma sin el consenso popular; sin el principal actor que no es otro que el propio pueblo, y no sintiéndose comprometido se desentiende de su exigencia, particular que el profesor Fernández Bulté consideró como el poder inverso o negativo de la norma. Y cuando esto sucede se rompe el equilibrio entre la moral media y el instrumento que se ha sancionado, prevaleciendo bajo estas circunstancias la cultura que sustenta precisamente la moral media del sujeto o actor social que niega la norma, explicándose en nuestro contexto respuestas sociales en conceptos como: “luchar, jinetear, sálvame”, en alusión a un modo de conducta de

subsistencia

en contraposición

a lo

oficialmente

legislado

y en

contraposición también a principios éticos y morales históricamente aceptados como parte de los valores cívicos que a lo largo de la historia exige la sociedad. Movido por estos mismos derroteros a mediados de los años 90, el profesor Fernández Bulté culmina una de sus principales obras dirigida al rescate de la enseñanza de la Filosofía del Derecho, fuera de nuestros programas de estudio por 30 años. Esta propuesta en el orden académico es interpretada en dos vertientes: los que no la comparten; porque consideran que la Filosofía no es una ciencia en sí misma, sino la sumatoria y resumen de las esencias de estudios o investigaciones particulares, por tanto, ello negaría las filosofías o ciencias 83

particulares; y otros, que sí ven en esta propuesta un aporte o contribución desde el marxismo a la pedagogía y forma de hacer política en la actual sociedad que intentamos construir y que a través del presente trabajo defendemos, porque se trata de un mérito innegable no solo el haber realizado por vez primera en nuestro país un depurado estudio del Derecho Romano a partir de un enfoque histórico, teórico y filosófico que deviene novedoso por su depurado y articulado conocimiento de las ciencias particulares mediante las herramientas marxista-leninistas, sin negar uno solo de los postulados y principios que ilustran nuestro sistema de Derecho romano-francés, sino también, por el rigor científico y profesional con que fue capaz de conjugar sin revisionismo alguno; la decisiva y determinante influencia del poder de las ideas del hombre en la transformación y cambio de la sociedad, aunque toda obra humana es perfectible. Su libro de texto Filosofía del Derecho, es en realidad una historia de la filosofía del Derecho donde se pone al estudiante cubano por primera vez en el camino de la especulación iusfilosófica, en consecuencia con la idea de que el jurista debía saber y estudiar Derecho, no solo legislación; en alusión al conocimiento de la técnica jurídica que envuelve a cada institución que se analiza, y no, como meros repetidores del alcance de un instrumento sin estimar su construcción técnica, que en definitiva es la que permite su interpretación y alcance doctrinal; y para ello, concibe en lo fundamental el estudio del desarrollo de las ideas filosóficas jurídicas en el devenir de la historia, en estrecha articulación con el tipo de Estado y el sistema de derecho que los legitima. En esta obra se estudia desde el método marxista creativo y atractivo con el aporte jovial que le imprimió el profesor; el pensamiento iusfilosófico griego y romano de la edad media, de la modernidad «el racionalismo» del siglo XIX con la filosofía clásica alemana, el romanticismo, el positivismo, el irracionalismo, etc., las escuelas iusfilosóficas del siglo XX, el análisis muy novedoso entre nosotros de la especulación iusfilosófica marxista, su crítica, sobre todo a las tendencias reduccionistas del marxismo, el rescate del pensamiento de Gramsci, en lo cual también fue pionero; y el estudio histórico del concepto Estado de Derecho como categoría central de la Filosofía del Derecho y sus relaciones con la legitimidad y la validez jurídica como problemas de hoy. 84

En esta obra también sobresale su análisis sobre el normativismo kelseniano106 y su polémica con la teoría egológica de Carlos Cossío.107 Desde esta polémica, el profesor Bulté rescata la importancia cardinal de la dimensión axiológica del Derecho, en tanto valores morales más allá de su dimensión normativa, visto también como un aporte consustancial al desarrollo de la conciencia jurídica socialista en Cuba. Posiciones o juicios de valor de corte marxista como estos, llevaron al profesor Fernández Bulté a defender hasta sus últimos días la educación como un acto de traslado de valores morales y religiosos, porque no fue excluyente con la selección de sus evaluaciones empíricas, ni con el análisis dialéctico que impone el decursar histórico de los acontecimientos, destacando el valor de la verdad desde los sentimientos del sujeto y acogiéndose a teorías recientes de los valores que abarcan campos de lo ético, estético, de lo político y de lo económico. El profesor Fernández Bulté defendió una especie de posición iusnaturalista que argumentaba de la siguiente manera: “el Derecho y los Derechos subjetivos que este contiene, no pueden ser objeto de validación por el Estado como única forma de estimar su existencia normativa y su validez, y menos su legitimidad. El proceso civilizatorio ha traído hasta hoy, una serie de logros culturales que hacen que los pueblos puedan defender como propios y válidos fuera de la disposición normativa del Estado, valores éticos y principios jurídicos, lo que significa la aceptación de la existencia del Derecho y de Derechos fuera de la norma tradicional” a lo que denominó iusnaturalismo civilizatorio y aparece fundamentado en sus obras Filosofía del Derecho y Teoría del Derecho, aquí más claramente. Desde finales de los 80 se desarrolla otra arista imprescindible de su coherencia ideológica y científica, su producción sobre Derechos Humanos que desde Organizaciones No Gubernamentales cubanas con estatus consultivo en el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas por sus siglas en inglés

106

Hans, Kelsen. Teoría Pura del derecho. Madrid, 1934. p. 33. Fernández, Bulté, Julio. Filosofía del Derecho. Editora Félix Varela. 1997. pp 195-205 La Habana. Refiere que la superación del normativismo kelseniano, cupo a la escuela egológica y a su fundador Carlos Cossío a través de la polémica sostenida con Kelsen desde 1941.

107

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ECOSOC108 (Economic and social Council); el Centro Félix Varela y la Unión de Juristas de Cuba, asesoró en el sentido de la fundamentación de los Derechos humanos como interconectados e intercomunicables. Fue uno de los primeros juristas cubanos en trabajar el problema del reconocimiento de las Organizaciones no gubernamentales «ONGs cubanas» en nuestra sociedad civil. Uno de sus últimos trabajos para los estudiantes de Derecho fue el nuevo manual de Teoría del Estado y el Derecho en dos tomos.109 En esta obra se actualiza al estudiante en ideas y polémicas sobre la teoría del Estado y el Derecho actual, desarrollándose la relación marxista entre sociedad civil y Estado, aunque se trabaja también desde el contemporáneo sistema político. En todas estas obras resalta un pensamiento humanista y la idea de un Derecho popular, científico, pero político y ético, educativo, constructivo de una mejor sociedad, donde algún día se desarrolle el sueño venido de Roma “de un Derecho que haga buenos a los hombres más, por los premios que por las penas”, 110 defendiendo la necesidad del rescate de una idea clara de nuestros principios generales del Derecho y de la necesidad del uso de la costumbre socialista que arranca de la propiedad social y de la empresa estatal socialista, como fuentes de Derecho de esa axiología necesaria, si queremos hablar de un Derecho socialista que niegue el constitucionalismo liberal-burgués. Un elemento que consideramos sustancial en su obra, es el particular de concebir a la ideología política como una de las formas de la conciencia social donde se revela con fuerza y claridad, los intereses fundamentales de las clases sociales en pugnas a partir de sus motivaciones, concibiendo también al Derecho como forma concreta de expresión de esos intereses sociales, políticos y económicos; Marx lo definió como “la manifestación de la voluntad de la clase dominante expresada en forma de ley”. 111

108

ECOSOC ayuda a países de Europa y Asia devastados por la guerra. Hoy día, las naciones en desarrollo son su objetivo prioritario. y coordina las actividades de los órganos especializados de la ONU en estas áreas. 109 Fernández, Bulté, Julio. Manual de Teoría del Estado y el Derecho en II Tomos. Editorial Félix Varela. 2002. 110 Idea que se le escuchaba con frecuencia (1978-1983) en sus conferencias en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana. 111 Marx, Carlos. Contribución a la Crítica de la Economía Política. Editora Política. 1966. La Habana.

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El profesor nos trasladó la consideración de que las ideas jurídicas se evidencian con más claridad en la naturaleza misma del Derecho que se aplica que en lo que se teoriza con ello,112 en busca de los elementos que explicaran las causas teóricas que estimularon la conformación del Estado y del Derecho en el antiguo imperio romano y su sucesión hasta nuestros días. Precisamente Marx, es el primero en evidenciar que el Estado mismo es el resultado histórico del surgimiento de las clases sociales y de las luchas de clases en general, 113 si tenemos en cuenta que del escudriñado transitar de su búsqueda por cada una de las etapas socio-políticas por la que atraviesan estas sociedades, hasta tanto no hubo un indicio de luchas de clases, de intereses opuestos, motivados por la aparición misma del excedente o plusvalía resultado de aquel ciclo productivo, el hombre no sintió nunca la necesidad de crear un órgano coercitivo que velara por sus intereses. Estas ideas desarrolladas y completadas por Lenín114 y con las cuales compartió el profesor Fernández Bulté, concebía al Estado como la forma organizada de vertebrar y llevar a cabo la llamada dictadura de la clase dominante como un instrumento de dominación política dentro de la lucha de clases en la sociedad, mereciendo el concepto de dictadura un breve análisis, tal y como lo apreciara desde la ideología marxista, el profesor Fernández Bulté. De tal modo que cuando desde sus obras más tempranas Marx y Engels refieren que todo Estado es en el fondo una dictadura de clases, no están aludiendo ni significando, ni confundiendo esta noción con la de tiranía, y en consecuencia, no están afirmando que el Estado es siempre una tiranía de clases. Aluden precisamente a que en todo Estado hay una concentración de poder semejante a las antiguas dictaduras, por lo que al final, el Estado siempre impone su voluntad de modo casi absoluta, como reflejo de la clase dominante económicamente. En este contexto fue Lenin quien definió la dictadura de clase como “violencia organizada”, 115 como la manera de imponer 112

Fernández Bulté, Julio. Historia de las ideas políticas y jurídicas (Roma). Editorial: Pueblo y Educación. 1984. La Habana. Cuba. p 11. 113 Marx, Carlos. Contribución a la Crítica de la Economía Política. Editora Política. 1966. La Habana. 114 Lenin, V. I. “Cuadernos Filosóficos” en obras completas, 4ta edición, t 38. Editora Política. 1965. La Habana. 115 Ídem, p. 16.

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ciertos intereses políticos, sociales y económicos dentro de una determinada forma organizativa. Lo cierto es que la dictadura de clase suele limitarse casi siempre a que el Estado impone y defiende un determinado modo de producción y lo hace dictatorialmente sin ofrecer alternativas, la diferencia radica en la clase dominante que llega a apoderarse de esa concentración del poder. A partir del minucioso estudio que realizara del Estado y del Derecho, así como del sustento de sus ideas políticas y jurídicas en cada contexto o etapa que lo legitima, el profesor Fernández Bulté llegó no solo a compartir, sino también a enarbolar el criterio de ese otro grande marxista contemporáneo que fuera Antonio Gramcsi,116 al manejar su concepción sobre la hegemonía como complemento a las ideas del marxismo clásico, definiendo la esencia de la dictadura de clase en el socialismo, como esa parte del sustrato social que se erige en Estado. Reconoce lo medular del pensamiento gramcsiano introduciéndolo al debate universitario, al considerar que el Estado ejerce su dictadura política asegurando esencialmente su hegemonía, que no es otra cosa que asegurar el consenso favorable de la mayoría de la población, de ahí que una de las primeras funciones del Estado en el socialismo sea reconstruir constantemente los consensos. Lo significativo aquí, descansa en exponer el devenir de cada una de estas etapas socio-políticas no solo refiriendo a grandes y connotados filósofos, pensadores políticos o juristas de relieve, sino también contextualizarlos en el quehacer vivo y dinámico de esa realidad jurídica y política, lo que le permitió adentrarse y comentar los aportes que a su juicio nos legaron personalidades como Cicerón a finales de la República Romana, por solo citar un ejemplo. Lo destaca también el hecho de que no sigue el curso del estudio de las prominentes escuelas filosóficas o de pensadores políticos de la época como es costumbre en estos análisis, sino más bien, centra sus evaluaciones en los acontecimientos que expresa el desenvolvimiento histórico concreto de las 116

Gramcsi, Antonio. (1891-1937). Pensador y político, uno de los fundadores del Partido Comunista Italiano, periodista; trabajó en Avanti (Adelante) periódico del Partido Socialista en 1916, y en 1919 fundó el diario Ordine Nuevo (Orden Nuevo). En 1924 se une a la oposición parlamentaria contra la dictadura de Benito Mussolini, arrestado en 1926 y sancionado un año después, falleciendo el 27 de abril de 1927 en el hospital de una prisión de Roma. En este período escribió los “cuadernos de la prisión” publicados por primera vez en 1948.

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luchas de clases y de la manifestación de esta en la política y en el ordenamiento jurídico práctico, ofreciéndonos un desarrollo histórico-lógico de la monarquía en su lucha entre patricios y plebeyos, entre esclavistas y esclavos, entre la Roma mediterránea o metropolitana y los pueblos sometidos, propio de la decadencia y la crisis de aquella República. Al revisar no solamente notas de conferencias de más de treinta años como alumno regular de la facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, sino sus ideas más recientes tan excelentemente estructuradas en Siete Milenios de Estado y de Derecho,117 se evidencia la tendencia que siempre profesó por rescatar todo lo concerniente al Derecho Romano y a la Historia del Derecho en sí, hasta ese entonces muy limitada por la historia del Derecho Español, y desde el punto de vista histórico-lógico tan necesario para comprender su evolución. Pero la importancia del presente trabajo no está precisamente en rescatar esa parte de la ciencia que es el derecho, o de la filosofía, denominada Filosofía del Derecho o iusfilosofía, porque de ello se encargó precisamente el Profesor a la hora de concebir la necesidad de perpetuar esta modalidad del conocimiento jurídico-filosófico en su mediación fundamental “praxis/metodología” que tan coherentemente

legó

al

pensamiento

jurídico-filosófico

cubano

y

latinoamericano, sino, por llegar a constituir como en otras latitudes, un proceso de emancipación mental, de superación de los mecanismos enajenantes que han tratado de subhumanizar al hombre a lo largo de la historia, limitando ese diálogo tan necesario con otras culturas, como puede apreciarse en José Martí118 del cual también se nutrió permanentemente. El profesor Fernández Bulté enfrentando el riesgo que todo pensamiento revolucionario presupone en un ambiente científico en materia no solo histórico-lógica sino también filosófica y jurídica, nos ofreció una primera obra119 que como expresara el propio autor “(…)… estaba convencido de que en este derecho progresista, avanzado, de notables cualidades técnicas, se encontraba no solo la raíz y el cimiento de nuestro ordenamiento jurídico, sino 117

Fernández, Bulté, Julio. Siete Milenios de Estado y de Derecho. En dos tomos, publicado por la Editorial de Ciencias Socales. 2008. La Habana. 118 Guadarrama P. José Martí y el humanismo latinoamericano. Convenio Andrés Bello, 2003 Bogotá, Colombia. 119 Fernández Bulté, Julio. Historia del Estado y el Derecho en la Antigüedad. Edición Revolucionaria. 1971. La Habana.

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incluso las posibilidades de la integración jurídica de América Latina”

120

Se

refería al Derecho Romano y sin dudas el profesor Fernández Bulté, salvó la enseñanza en nuestra academia al introducirlo como derecho matriz, estrechamente relacionado con el Derecho de la Antigüedad. Tal fue su preocupación y ocupación al respecto que fue un inspirador decisivo del Manual del Derecho Romano121 al considerar que el estudio de este Derecho poseía una connotación y un significado diferente del que tenía para la formación de un jurista bajo los cánones del régimen económico burgués; para nosotros, el viejo orden jurídico romano-francés se está subvirtiendo a pasos agigantados por el nuevo sistema de Derecho socialista, que se caracteriza no solo por la base clasista, mayoritaria de nuestro Estado, sino también por una implementación técnica diferente que se deriva sin dudas, de esa nueva base clasista. Afirmaba el profesor Fernández Bulté, “que el Derecho Romano logró un nivel de formalización técnica que tanto Marx, como Engels, lo calificaron de insuperablemente preciso en todas las formaciones que generaron las relaciones jurídicas esenciales que pueden existir entre los simples poseedores de

mercancías

(comprador-vendedor,

acreedores-deudores,

contratos,

obligaciones, etc.)”. 122 En las condiciones de la construcción del socialismo, para nadie es un secreto que aún subsisten relaciones monetario-mercantiles y en paralelo la acción de la ley del valor, lo cual imprime al Derecho y a una parte importante de sus instituciones, el sello del orden jurídico mercantil que fue también tratado y resuelto por los romanos, por eso el profesor Fernández Bulté con gran tino, insistió con respecto al estudio del Derecho Romano en cuanto a que: -

No se debía estudiar como un producto acabado o científico por excelencia del ordenamiento jurídico por responder a la dinámica del

120

Fernández Bulté, Julio. Siete Milenios de Estado y Derecho, tomo I. Editora de Ciencias Sociales. 2008. La Habana. pp. 1-2. 121 El “Manual de Derecho Romano” se trabajó con la intención de ofrecer al estudiantado un texto básico complementario al plan de estudio perfeccionado del curso 1981-1982 con información indispensable para el dominio del Derecho Romano. Devino una reelaboración de siete capítulos del 1er Tomo de Historia del Estado y del Derecho. Colectivos de autores, dentro de los cuales figuraba el profesor J .F .Bulté. Editado por la editorial Félix Varela. (2004). La Habana. 122 Fernández Bulté, Julio. Manual de Derecho Romano. Capitulo V. Del Objeto y Fundamento del Derecho Romano. Editorial Félix Varela. 2004. La Habana. pp. 5-7.

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desarrollo dialéctico de los fenómenos sociales que se regulan porque permanentemente están en cambio y transformación. En tal sentido advertía… “Cierto que Roma recibió de Oriente, en el orden cultural, espiritual, más de lo que llevó en sus carros triunfadores, cierto que afrontó razas refractarias como los semitas, los bereberes, los bretones, etc.,… pero cierto también que logró estrechar al mundo en un anillo de dirección en que el fluir de los hechos jurídicos, filosóficos, culturales, artísticos, logró una velocidad e intensidad inusitadas”. 123: -

No se debía estudiar como un producto inmutable de la inteligencia exquisita de aquel pueblo, por tratarse de una acumulación de saberes.

Indirectamente nos advertía la necesidad de la contextualización, al sugerirnos que ante cualquier respuesta… “será preciso, tomar a ese hombre romano, con sus atributos señalados, y situarlo en su marco histórico, en el contexto de los hechos y las ideas en que le tocó desenvolverse”. 124 -

Se debía estudiar el Derecho Romano, cada una de sus instituciones, sometido a una crítica marxista y leninista, develando su esencia clasista, de tipo esclavista, develando también las razones históricas sujetas a leyes objetivas que permitieron la trascendencia de este Derecho a través de los siglos, dejando la impronta más rica en la elaboración técnica de los ordenamientos jurídicos ulteriores.

Por todos estos elementos, se comparte el criterio del Profesor al reconocer que aún el Derecho Romano en sentido general (público y privado) sigue constituyendo un paradigma a estudiar, del cual hay mucho aún que aprender; 125

especialmente en momentos en que se habla de crisis de la democracia,

cuando en realidad estamos en presencia de la crisis de la representación liberal burguesa. Así es que busca y encuentra la salida hacia ese otro eslabón sostén de los procesos sociales, que como ley fundamental e inmersa en un torrente de 123

Fernández Bulté, Julio. Siete Milenios de Estado y de Derecho. Capitulo 4. Roma: Sus Instituciones Políticas y las Fuentes Formales de su Derecho. Editorial de Ciencias Sociales. 2008. La Habana. p 233. 124 Ídem. p. 234. 125 Fernández Bulté, Julio. Separata del Derecho Público Romano. Editorial Félix Varela, 2004. La Habana. p 35.

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acepciones en su mayoría burguesa, hurga en los clásicos, como para no dejar dudas de su condición marxista,126 y con ese acostumbrado análisis comparativo, nos ofrece una evolución teórico-práctica del papel que desempeñaron y aún desempeñan las constituciones en los procesos sociales, al apuntar: en cuanto a la constitución burguesa,…”Antes las constituciones se hacían y se aprobaban tan pronto como el proceso de revolución social llegaba a un punto de quietud, las relaciones de clases recién formadas se consolidaban y las fracciones en pugnas con la clase dominante se acogían a un arreglo que le permitían proseguir la lucha entre sí, y al mismo tiempo excluir de ella a la masa agotada del pueblo”.

127

…“En cambio esta

constitución no sancionaba ninguna revolución social, sancionaba la victoria momentánea de la vieja sociedad, sobre la revolución”. 128 Lo intencional aquí radicaba en la organización posterior de un tipo de Estado intentando primero perpetuar su forma tradicional, las repúblicas democráticas que en nuestras condiciones sociales modernas, se vuelve una necesidad cada vez más ineludible, como la única forma bajo la cual puede darse la batalla definitiva entre el proletariado y la burguesía; y que con respecto a su historicidad y extinción, queda claro que el Estado no ha existido siempre, e incluso han existido sociedades que se las han arreglado para evolucionar sin él, y que por tanto no tuvieron la mera noción del poder del Estado, pero que al llegar a cierta fase de su desarrollo económico, ligado a la división de la sociedad en clases, ella hizo del Estado una necesidad. Al intentar contextualizar este análisis coincidimos con el profesor Fernández Bulté al afirmar que: “América Latina está especialmente privilegiada para el cambio democrático por muchas razones históricas y presentes, entre las que se pueden señalar, el nudo de contradicciones de todo tipo en la región, caracterizada por sociedades polarizadas por los altos índices de desigualdad social y los altos niveles de exclusión y marginación; por la existencia de protagonistas sociales, que no se encuentran con igual cantidad y presencia en otros contextos mundiales; los escenarios políticos y los procedimientos del 126

Fernández Bulté, Julio. Teoría del Estado y el Derecho. Selección de Lecturas. Tomo I. Universidad de La Habana. 1983. p 26. Aquí se aprecia que los conceptos manejados son tomados de Las luchas de clases en Francia 1848-1850, cuya autoría es de Carlos Marx, p. 155, tomo I. 127 Ídem, p. 26. 128 Ibídem, p. 28.

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disenso son sumamente especiales, con una fuerte tradición de alzamientos campesinos, movimientos guerrilleros, levantamientos indígenas, la posibilidad de instrumentar consensos y acciones conjugadas, el aumento de la toma de conciencia sobre la explotación a que están sometidos y el abismo entre los representantes políticos y sus representados. Y sobre todo: América Latina conserva en su memorial social, con fuerte impronta, las más puras prácticas y hábitos democráticos. Los mismos están vinculados a sus más fuertes tradiciones culturales (…) y que no han dejado nunca de ser un referente en sus aspiraciones sociales y políticas. 129 Tanto es así, que es en Latinoamérica donde se ha producido un giro constitucional marcando pasos hacia un constitucionalismo con nombre propio, con más praxis que teoría, o generalmente esta última, resultado de una instrumentación práctica, bebiendo de su savia histórica constitucional de raíz continental. Es aquí donde avizoramos el nacimiento de un nuevo momento constitucional que cambia del concepto de ciudadanía, su papel frente al texto constitucional, transformándose de simples espectadores en actores protagónicos130 del día a día, de aquí la afirmación de que la participación popular es columna vertebral del nuevo constitucionalismo latinoamericano, encontrando su identidad en la medida que rescatan la soberanía popular,131 tal es el caso de las constituciones de Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, sin desestimar las intensiones democráticas de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, y otros países que ven al proceso integracionista y emancipatorio latinoamericano (ALBA, UNASUR, MERCOSUR, CELAC)132 con exclusión de Estados Unidos y Canadá, como una inédita opción frente a las excluyentes y salvajes políticas de ajustes neoliberales propio de las actuales instituciones financieras y

129

Fernández Bulté, Julio. “Democracia y autonomía en América Latina hoy” Intervención realizada en el Seminario Internacional República y Municipio. La autonomía Municipal por la reforma democrática del Estado. 9 - 10 de diciembre de 1996, pp. 10-11. 130 Alarcón de Quesada, Ricardo. “Cuba y la lucha por la Democracia”. Editorial de Ciencias Sociales. 2002. La Habana. p. 51. 131 Martínez, Dalmau, Rubén. “El Proyecto de Constitución de Ecuador, ejemplo del Nuevo Constitucionalismo Latinoamericano” en Problemáticas Jurídicas Contemporáneas. Revista IUS No. 23m UCL, Nueva Época, Año III, verano 2009, p. 270. 132 ALBA.- Alternativa Bolivariana para los Pueblos de nuestra América. UNASUR.- Unión de países de América del Sur. MERCOSUR.- Mercado Común del Sur. CELAC-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.

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bancarias internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Se trata como expresara Fidel, de introducir un nuevo estilo, propio de las nuevas revoluciones en su lucha frente al imperialismo norteamericano, dándole la palabra al pueblo, al considerar que: “El que tiene que hablar de ahora en adelante, el que tiene que mandar de ahora en adelante, el que tiene que legislar de ahora en adelante, es el pueblo”, 133 teoría política muy tenida en cuenta por los pueblos del mundo, particularmente los pueblos latinoamericanos. Ahora nos aproximamos a una fase productiva relacionada con el desarrollo científico y tecnológico en que peligra la existencia del régimen de clases alcanzado, dejando de ser una necesidad y convirtiéndose por tanto en un obstáculo este desarrollo tecnológico, frente a la eficiencia que demanda la producción capitalista que se intenta negar. Por eso, se considera que las clases inevitablemente desaparecerán como mismo surgieron en su día; y con la desaparición de las clases, desaparecerá inevitablemente el Estado. ¡Este es el reto! En realidad el Estado no es más que una maquinaria para la opresión de una clase por otra, lo mismo en la República democrática, que bajo la monarquía, y en el mejor de los casos, como expresara Marx, “un mal que se transmite hereditariamente al proletariado victorioso, lo mismo que hizo la Comuna, y no podrá por menos amputar inmediatamente los lados peores de este mal, entretanto, una generación futura, educada en condiciones sociales nuevas y libres en el sentido hegeliano, no solo porque conocen las leyes tanto naturales como sociales, sino porque las dominan, puedan deshacerse de todo ese trasto viejo que es el Estado, que surge precisamente por el antagonismo irreconciliable o por intereses económicos en pugnas”. 134 Como el Estado nace de la necesidad de conciliación de estos antagonismos de clases, en medio precisamente del conflicto de esas clases, es por regla

133

Uno de los primeros discursos pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro al inicio de la Revolución, el 6 de enero de 1959 en la ciudad de Santa Clara; posteriormente devenido como referente en cuanto a teoría política para las revoluciones latinoamericanas,“es el pueblo el que habla a sus dirigentes, no los dirigentes a su pueblo”. 134 Marx, Carlos. La guerra civil en Francia, tomo I, p. 465.

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general el Estado de la clase más poderosa económicamente,135 que con la ayuda de esta estructura de gobierno, se convierte posteriormente también, en la clase política dominante,136 adquiriendo con ello nuevos medios para la represión y la explotación de la clase oprimida; es así que el Estado antiguo, era el Estado de los esclavista, el Estado feudal, para someter a los campesinos y siervos, y por último el Estado moderno, es el instrumento de que se sirve el capitalismo para explotar bajo disímiles formas al trabajador asalariado. En cuanto a este particular Marx, supera la racionalidad instrumental propia del pensamiento burgués por una nueva racionalidad que tiene en cuenta tanto los aspectos de la lógica, de la razón, como del sentimiento, al considerar que “unos individuos son superiores física o intelectualmente a otros y rinden pues, en el mismo tiempo, más trabajo o pueden trabajar más tiempo, y el trabajo para servir de medida tiene que determinarse en cuanto a duración e intensidad, de otro modo, deja de ser una medida (…).No reconoce ninguna distinción de clase porque aquí cada individuo no es más que un obrero como los demás (…) Y en tal sentido agrega en busca de esa equidad: A igual rendimiento y, por consiguiente a igual participación en el fondo social de consumo, unos obtienen de hecho más que otros, uno son más ricos que otros”. 137 Para evitar estos inconvenientes consideró Marx, que el derecho no tendría que ser igual, sino desigual. La racionalidad de Martí, y la del propio Fidel, particularizan aún más en ese sentido común y superan esa lógica, al considerar el primero que “a vida propia, derecho, en lo necesario, propio”,

138

enmarcándose precisamente en

todos aquellos aspectos que desde el punto de vista social determinan el desarrollo espiritual del sujeto, y Fidel, armado de esa espiritualidad ideológica martiana y marxista de lo racional e irracional que refleja la práctica como principio y fin de la verdad, lo resume en una teoría: “es el pueblo el que debió

135

Engels, Federico. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Editorial de Ciencias Sociales. 1972. La Habana. Cuba. pp. 164-178. 136 Marx, Carlos. Prólogo de la Contribución a la crítica de la economía política, p.34 137 Marx, Carlos. Crítica del Programa de Ghota.(1980) En C. Marx y F. Engels. Obras Escogidas en tres tomos. Tomo III. Editorial Progreso Moscú, p.15. 138 Martí, José. Folleto Guatemala, escrito en 1877 y publicado en México en 1878, t.7, p. 149.

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mandar siempre” 139 y por tanto, crear el derecho desigual al que Marx apelaba, como contrapartida del equilibrio social. El profesor Fernández Bulté es uno de los primeros en tratar la historia del Estado y del Derecho después del triunfo revolucionario de 1959 desde el método marxista de apreciación y análisis de la sociedad en movimiento, cargado de todos estos antecedentes que la tradición del socialismo científico ha denominado materialismo histórico, con un pensamiento marxista no dogmático ni reducido a fórmulas empobrecedoras ni intrascendentes, alejado de todo pensamiento burocrático y oportunista, exclusivo de pasillos y de ortodoxas conferencias. En tal sentido existen tres particulares momentos que para el presente trabajo encierra el tema escogido y que no solo explica la historia del fundamento institucional en cuanto al ordenamiento jurídico y político, sino también el ejemplo personal que dejó comparable con el de otros contemporáneos pensadores cubanos como Blas Roca Calderío, Fabio Grobat o Carlos Rafael Rodríguez, en tanto: 1.- Demostró coherencia en cuanto a pensamiento y conducta, asumiendo los retos y riesgos de toda proposición que no se impone. 2.- La aprehensión de las ideas marxistas y martianas que emergen en cualquiera de sus obras y que particularmente en Siente Milenios de Estado y de Derecho, lega una visión completa de la historia política y jurídica que hace posible seguir hasta su origen lo relativo a la institucionalidad y tomar como referente en nuestro ordenamiento, lo realiza a través de una hermenéutica analógica y sin perder los referentes socioculturales filosóficos de la época. Existe un juicio de Carlos Marx, de más de cien años, que por su vigencia lejos de minimizarse en el tiempo, adquiere una actualidad extraordinaria,… “los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. 140 Cualquier alternativa al capitalismo presupone estos retos y tanto Marx como Engels, evitaron idear modelos y tesis abstractas, por lo que sus obras deben ser vistas como instrumentos utilizables en cualquier contexto y circunstancias 139

Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, el 6 de enero de 1959 en la ciudad de Santa Clara. 140 Marx, Carlos. Obras escogidas en dos tomos. Tesis sobre Feuerbach. En Carlos Marx y Federico Engels. Editorial Progreso. 1955. Moscú, p.403.

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sin exceptuar la construcción misma del Derecho, premisas estas de la que se nutrió el profesor Fernández Bulté a la hora de ofrecernos su contribución al pensamiento jurídico-filosófico a través de su obra pedagógica como enseñanza de las ciencias jurídicas en Cuba.

d)

Contribución y vigencia del pensamiento y la obra del profesor Fernández Bulté, al desarrollo jurídico socialista en las actuales condiciones de la sociedad cubana.

Para evaluar cualquier posible contribución en la esfera del conocimiento científico, necesariamente debe partirse del estado del arte con que hasta ese momento se interpretan tales acontecimientos en la rama del saber que se investiga, la existencia o no de métodos empíricos o teóricos que permitan dar continuidad a la interpretación de dichos acontecimientos a partir de nuevas y objetivas circunstancias, ha devenido necesaria respuesta a las crecientes exigencias que el contexto le ha impuesto al sujeto social. Tales circunstancias obligan a reatemperar principios y conceptos en respuesta a un mundo neoliberal plagado de confusiones empíricas propias de la esencia del sistema que intentamos negar y en consecuencia, apropiarnos de una técnica socialista de interpretación jurídica donde el sistema de Derecho y la norma como su mayor exponente, sustituya al Derecho burgués desde su propia esencia o desde sus propios cimientos, pero sin la burguesía como sujeto o actor político que lo erige, adaptándolo a las nuevas circunstancias y exigencias del período de transición al Comunismo, significando en esencia lo cognitivo de la socialización no solo de los medios de producción e instrumentos de trabajo, sino también de la repartición equitativa del excedente de esa producción que en primera instancia se denomina plusvalía, y posteriormente utilidades, porque sirven a la gran mayoría siendo propio de las formas productivas socialistas. Y pensamos que no debe ser de otro modo, porque lo radical en los procesos sociales no funciona igual en lo cognitivo del sujeto, tardando en asimilar el cambio o la transformación y en correspondencia en estructurar una conducta social. A lo largo de la historia la sociedad humana, los diferentes aspectos de su organización, actividad y leyes de su desarrollo, han sido objeto de estudios de 97

muchas ciencias que a diferencia de las ciencias naturales y las llamadas ciencias técnicas, se han denominado ciencias sociales, o humanitarias. En estas últimas ciencias tiene un significado especial no solo el enfoque filosófico que aplica el científico en la explicación de la esencia de los fenómenos sociales, sino también la base metodológica que selecciona a sus investigaciones y desde este punto de vista, se evidencia una ciencia burguesa de la sociedad, y otra marxista leninista. La primera coincide con el basamento de las ciencias burguesas modernas, fundamentándose

en

el

idealismo

filosófico,

entiéndase

pragmatismo,

existencialismo, etc., o en el materialismo metafísico, es decir, mecanicista, sin una explicación coherente y lógica, desentendido del desarrollo del fenómeno que interpretan. Mientras que la base filosófica de la ideología marxista y leninista lo es el materialismo dialéctico por demás, filosofía revolucionaria de la clase obrera, a la que acude permanentemente Fernández Bulté en sus análisis. Porque precisamente esta dialéctica marxista que asimila y elabora de modo crítico herramientas que permiten los logros del pensamiento filosófico premarxista, supera la unilateralidad de los enfoques de la ciencia burguesa, al estudiar la realidad objetiva desde las posiciones de la interconexión y el condicionamiento mutuo de los fenómenos Por tales motivos al profesor Fernández Bulté no le fue ajeno como jurista y mucho menos como académico «profesor» las corrientes, escuelas ideopolíticas, teóricas y filosóficas que iniciadas por la aristotélica transcurrieron posteriormente por los grandes pensadores del Siglo de las Luces y de la Revolución Francesa, como un producto genuino de los factores económicos, sociales y políticos de su tiempo que antecedió a su contemporaneidad. Al aceptarse entonces que: “la Filosofía es la concepción más general que el hombre se da del universo, de la sociedad y de él mismo, incluyendo su pensamiento; entraña innegablemente una concepción del hombre y de la vida en un momento histórico determinado y en tal sentido, frente al Universo, cada hombre deviene filósofo”. 141

141

Cañizares, Abeledo, Diego, Fernando. Entrevista realizada por el aspirante. 2014.Ver Anexo No 3 adjunto a la presente tesis doctoral.

98

Ya con un marxismo arraigado en sus métodos de investigación al concluir los estudios de la carrera de Derecho en 1963, Fernández Bulté transitó desde un simple Asesor Jurídico de la oficina central del Banco Nacional de Cuba, hasta alcanzar un 5 de junio del año 2000 la investidura de Profesor de Mérito de la Universidad de La Habana, ofreciéndonos al arribar a su madurez política una radicalización de su pensamiento político-jurídico y filosófico expresado en valoraciones y aportes científicos puestos de manifiesto en toda su obra: Particularmente al profesor Fernández Bulté le correspondió por primera vez en nuestro país un depurado estudio del Derecho Romano a partir de un enfoque histórico, teórico y filosófico incuestionablemente novedoso dado por su depurado conocimiento de las herramientas marxista-leninistas, amén de lo que ya existía como es lógico en el devenir de la humanidad, acompañado de no pocos postulados y principios que ilustraban e ilustran hoy día, nuestro sistema de Derecho romano-francés; y como Lenin, aceptó que la cultura socialista, no era más que lo que de milenario había aportado toda la humanidad hasta entonces, más lo que le añadiéramos ahora nosotros. Considera el entrevistado Guntín Guerra, que a pesar de toda esta destacada labor desde una visión crítica y objetiva, el profesor Fernández Bulté no realizó un aporte en el orden filosófico puro, sin demeritar el análisis que desde lo filosófico, o más exacto aún; desde la filosofía marxista, aportó al estudio de la historia del Estado y del Derecho. Su mayor mérito estuvo a su juicio, en el rigor científico y profesional en que fue capaz de conjugar, sin revisionismo alguno, la decisiva y determinante influencia del poder de las ideas del hombre en la transformación y cambio de la sociedad en que le tocó vivir, con la máxima de que, en última instancia son las relaciones económicas las que deciden; siendo el pensamiento del hombre un resultado de aquellas, constituyendo un hecho innegable que toda sociedad es histórica, o sea, condenada a transformación, por tanto, el Derecho y la Filosofía que la sustenta en indivisible fusión, también están condenadas a la transformación por acumulación de los cambios que genera la historia y si el hombre es producto de las circunstancias, entonces lo que procede no es cambiar al hombre sino a las circunstancias. En cualquier sociedad imperan las ideas de la clase económica y políticamente dominante, en el actual contexto de globalización neoliberal lo que impera es la 99

ideología burguesa en la conciencia de la sociedad, o por lo menos en la mayoría de la sociedad, es por ello que aquí la institucionalización, entiéndase poder estatal, apoya la concepción filosófica burguesa que se enseña en las universidades, pero por estar montada en una base idealista las conclusiones más generales de esta ciencia burguesa, carecen del carácter verdaderamente científico, de ahí que el capitalismo como expresara Marx, está llamado a desaparecer, porque precisamente en la época contemporánea de transición de este al socialismo, la clase que representa a la burguesía carece de una lógica dialéctica que les permita superar tales estadios. Mientras tanto todo intento al amparo del marxismo y el leninismo será válido y como estamos precisamente evaluando un desempeño desde esta óptica; la vida y obra del profesor Julio Fernández Bulté deviene homenaje póstumo por defender desde lo histórico y con la filosofía marxista como herramienta científica, un programa de estudios de Derecho en Cuba, rescatando el Derecho Romano y en particular la cuestionada Filosofía del Derecho en ese impostergable camino de negación del derecho burgués. Otro de los entrevistados el doctor Fernando Cañizares142 en la década de los años sesenta del pasado siglo, impartió como profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana la asignatura Problemas Filosóficos del Derecho y escribió el material correspondiente. Se trataba, según nos manifestó el entrevistado del Materialismo Histórico aplicado a problemas jurídicos, pero eso no era Filosofía del Derecho, nos recalcó. Si partimos que todo intento de análisis frente a la tendencia del derecho burgués, al amparo del marxismo será válido, como acabamos de expresar, máxime cuando ninguna de sus ciencias estudian desde el punto de vista integral e independiente el nexo entre el Estado, el Derecho y los ciudadanos; existir un intento por interpretar estas interdependencias al amparo de los cánones de una base científica, es decir, bajo un modo especial de investigación que conserve el reconocimiento de los vínculos reales entre estos fenómenos aportados por las ciencias particulares, es sin duda un acontecimiento meritorio, y estos elementos estuvieron presentes en cada uno de los objetos de estudios que el profesor Fernández Bulté se planteó. 142

Ver Anexo No 3 adjunto a la presente tesis.

100

De aquí que el objeto de la teoría marxista y leninista del Estado y el Derecho en la cual se apoya el profesor Bulté, no sea otro que el estudio de las leyes del surgimiento y el desarrollo de ambos en los diferentes escalones históricos del movimiento de la sociedad clasista, incluyendo el análisis de su estructura y principales elementos de su interconexión, sin desestimar el pronóstico de desarrollo y extinción de estas dos categorías en determinadas condiciones desde una filosofía marxista de vanguardia que a nuestro entender, nos sirve como técnica de interpretación del Estado y del Derecho que lo legitima. En otras palabras, el profesor Fernández Bulté nos aportó la claridad del camino de una investigación recorrida en cuanto a que la teoría del Estado y el Derecho, es la ciencia político-jurídica fundamental acerca de la vida estatal y jurídica de la sociedad de clases, el surgimiento de sus leyes y el desarrollo del Estado y el Derecho hasta llegar a su desaparición en el comunismo. Lo revolucionario de este intento de búsqueda y legado desde la Filosofía del Derecho, se visualiza en todas sus obras donde se abordan estos temas, al plantearnos que la teoría del Estado y el Derecho y otras ciencias sociales, no solamente mantienen una mutua interrelación entre el Estado y el Derecho, sino que se expresan también mediante vínculos con diferentes aspectos de la vida socio-económica, política y cultural de la sociedad. Es por ello que la teoría del Estado y el Derecho al igual que la Filosofía, registra puntos de contactos con otras ciencias sociales como la economía política, etc. y aprovecha las conclusiones de estas ciencias; y aunque no es objeto de análisis del presente trabajo, solo comentar que existe un nexo más estrecho entre la teoría del Estado y el Derecho con las llamadas ciencias jurídicas especiales como la historia del Estado y el Derecho, el Derecho Constitucional, el Derecho Laboral, existiendo entre ellas diferencias en cuanto al objeto y método de investigación, por ejemplo, la teoría del Estado y el Derecho se vale de un método lógico, mientras que la historia del Estado y el Derecho, lo más común es el método histórico. Pero retomando nuevamente al entrevistado Fernando Cañizares, quien considera que concebir una Filosofía del Derecho es una inconsecuencia filosófica visto desde el marxismo por dos razones incontrovertibles según el entrevistado: primero, porque el Derecho, dijo Marx, carece de historia propia y segundo, porque niega además las filosofías particulares ajenas a las 101

consideraciones generales de la línea del pensamiento filosófico a que corresponden, sea idealista o materialista. Esta valoración no excluye y ratifica la hipótesis que marca el inicio del presente trabajo investigativo relacionada con que,… “El pensamiento y la obra del profesor Fernández Bulté contribuyó a rescatar desde posiciones teóricas metodológicas del marxismo los estudios de Derecho Romano, de Historia de la Filosofía y de la Filosofía del Derecho, eliminados en las universidades cubanas al triunfo de la Revolución, ofreciendo un basamento históricodialéctico a la formación de juristas en el período de transición revolucionaria como parte de la necesaria formación de una cultura jurídica socialista”. Precisamente porque se considera que en la obra jurídico-pedagógica del profesor Julio Fernández Bulté, existen aportes aún no suficientemente sistematizados que contribuyen al desarrollo de la cultura jurídica que exige la transición socialista cubana. Su mérito como puede apreciarse; reconocido por no pocos operadores del Derecho, estuvo precisamente vinculado al rigor científico y profesional con que fue capaz de conjugar sin revisionismo alguno y desde la filosofía marxista y leninista, la decisoria y determinante influencia del poder de las ideas del hombre en la transformación y cambio de la sociedad en que le toco vivir, con la máxima de que en última instancia son las relaciones económicas las que determinan la conciencia del sujeto, constituyendo el pensamiento del hombre un producto de aquella y en esto los marxistas estamos todos de acuerdo, representando sin dudas una contribución al desarrollo de la conciencia jurídica socialista en Cuba en un momento de escasa referencia bibliográfica, es este y no otro, el aporte que visualizamos en este sentido. Sin el pensamiento filosófico, en particular sin el materialismo dialéctico e histórico, no hubiera podido lograrse una verdadera comprensión del Derecho sobre todo en el período de transición al socialismo; porque partiendo del principio de que todo tipo de sociedad es histórica, particular que la condena a la transformación, el Derecho y la Filosofía que como herramientas las interpretan en indivisible y permanente fusión, también están condenadas a la transformación que incuestionablemente impone el contexto y que tan objetivamente recepcionó e interpretó a través de toda su obra el profesor Fernández Bulté como actor y sujeto social. 102

Todos estos elementos son un aporte al desarrollo de una conciencia jurídica socialista en un contexto donde lo que se niega no es otra cosa que el egoísmo y la individualidad que genera la creciente concentración de capital en la forma de propiedad capitalista, desentrañándose el misterio como referimos con anterioridad del idealismo burgués que a toda costa se resiste a reconocer el hecho esencial de que la superestructura estatal jurídica, como el resto de los elementos que la componen tienen sus raíces en las relaciones económicas de base donde se determinan las relaciones de producción y distribución de la sociedad que la crea. Otro aporte al pensamiento y por tanto a la conciencia jurídica socialista, independientemente de lo que didácticamente representó su obra para un sector con déficit de estos análisis, está en defender la unidad de pensamiento, la coherencia en el enfoque de la pedagogía frente a la incoherencia y el eclecticismo desorientador, desde una ideología martiana y verdaderamente marxista, replanteándose ante esta polémica en estrecha relación con la filosofía de la educación, funciones, tareas y problemas a resolver como modelos antropológicos de esta disciplina teórica, vista desde la enseñanza del Derecho en Cuba con su característica de hacer de la polémica el instrumento integrador de su enseñanza y de la conciencia personal del sujeto. La conciencia jurídica como forma de la conciencia social, deviene conjunto de ideas, acciones y sentimientos en torno a lo justo y lo injusto que reflejan las clases a partir de su posición en la sociedad, situada en una base histórico concreta que le sirve de contexto y a la vez de referente. Es por ello que para la teoría socio-filosófica del marxismo la categoría conciencia, se encuentra al mismo nivel que conceptos centrales como: ser, naturaleza, sociedad, producción. La producción de la conciencia forma parte de las condiciones universales de cualquier producción, de ahí su necesario desarrollo en los actuales empeños de la sociedad cubana para conformar un modelo económico que sería incompleto sin su correlato en las diferentes formas de la conciencia social. Resultará imposible entonces un nuevo modelo económico-social o una modificación de lo existente si antes no se prepara ideológicamente al sujeto político que como actor debe primero concientizar la conducta del cambio, y asumir el reto que implica la subordinación de lo personal ante los problemas 103

sociales sobre la base de la toma de conciencia de los reales intereses que mueven el crecimiento personal de hombres verdaderamente socializados. La vida y obra de Fernández Bulté están en función de esos objetivos. Son estos los motivos que nos llevaron de la mano a considerar que la vigencia de la obra del profesor Fernández Bulté en las actuales condiciones de la sociedad cubana, particularmente a partir de la aprobación de los lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución, radica en que devino no solo un llamado de atención frente a las tendencias del normativismo impositivo propio del derecho burgués al inicio de la Revolución como se advierte, sino también una herramienta de extraordinaria riqueza metodológica presentándonos desde la teoría marxista los principales rasgos de la teoría socialista del Estado y el Derecho, a diferencia del pluralismo metodológico de la ciencia burguesa que obstaculiza la creación de una ciencia armónica y verdaderamente científica en esta materia. De aquí que se observe en cualquiera de las obras del profesor Fernández Bulté desde sus inicio, una definición ideológicamente marxista de los acontecimientos que interpreta; por tanto, la creación empírica de la doctrina marxista del Estado y el Derecho que defiende desde la Filosofía del Derecho, a nuestro criterio, constituye un viraje revolucionario en la ciencia jurídica bajo las condiciones de la sociedad posmoderna como suele denominársele a todo intento de búsqueda en los albores del siglo XXI. Con razón suficiente Armando Hart al desaparecer físicamente Fernández Bulté, señaló: “…En estos momentos es preciso encontrar nuevos caminos para la Patria y el socialismo, y para la búsqueda del pensamiento filosófico que necesita el siglo XXI, y al resaltar el ejemplo que nos lega Fernández Bulté, insisto en la pertinencia e importancia de la juridicidad en la historia de la Revolución y en el futuro del mundo. Ello constituye una necesidad educativa y política inmediata. No encuentro algo más práctico y trascendente para honrar y ser consecuente con la vida y las ideas del amigo y del revolucionario que fue Fernández Bulté.” 143 Continuar planteándonos la necesidad del rescate de una idea clara de nuestros principios generales del Derecho en estrecha vinculación con 143

Hart, Dávalos, Armando. “El legado de Fernández Bulté” al conocerse de su fallecimiento. Editorial Granma, sábado 1 de noviembre de 2008.

104

doctrinas verdaderamente marxistas que vislumbren un camino socialista, servirá para rescatar una de las últimas y muy claras ideas del profesor Fernández Bulté relacionada con la “necesidad de una axiología socialista si queremos hablar de un Derecho Socialista.”144

144

Historia del Estado y del Derecho en Cuba, (2005). Editorial Félix Varela. En esta obra resalta la necesidad de los fundamentos axiológicos del Socialismo y despliega su verticalidad revolucionaria interpretando nuestra historia desde los oprimidos.

105

Conclusiones generales A la luz del contexto cubano actual donde lo estratégico radica en articular el orden económico, político y social desde una institucionalidad reforzada por una Constitución genuinamente popular; encontramos en el pensamiento jurídico-filosófico y la obra del profesor Julio Fernández Bulté, la existencia de fundamentos filosóficos, jurídicos y pedagógicos aún no suficientemente valorados, que pudieran aportar a un sistema de saber en la enseñanza de las ciencias jurídicas de nuevo tipo, orientadoras de las acciones refrendadoras de justicia, sueño y aspiración de varias generaciones de cubanos. Su obra de una actualidad incuestionable por apostar y defender a ultranza, la necesidad de una docencia universitaria estrechamente vinculada con la investigación,

búsqueda,

lecturas

múltiples,

contrastación

de

criterios,

confrontación de datos y hasta discusión con otros y con uno mismo; constituye la premisa en que fundamentó su alerta de la necesidad del Derecho Romano y de una Filosofía del Derecho enajenadas al triunfo de la Revolución, divorciadas de sus antecedentes y por tanto, sin una adecuada secuencia histórico-científica de su desarrollo. De aquí que su producción literaria constituya no solo para los estudiosos del Derecho, sino también para la cultura cubana en sentido general, consulta obligada por proceder de un intelectual orgánico y pensador abierto a la asimilación crítica de la teoría social, jurídica, política y cultural de su tiempo, referente imprescindible para el ejercicio de un Derecho emancipatorio, mediado por un profundo y amplio sentido de la cultura universal y por supuesto nacional. En tal sentido se observará que no se expuso en la presente tesis un orden cronológico de la producción del autor que estudiamos, porque más que resaltar lo que pudo y de hecho significó toda su obra; ha sido un pretexto para reconocerlo como un cientista no solo en el orden del Derecho, sino también de la filosofía, de la historia, y muy especialmente como pedagogo transmisor de valores éticos que afloran con su primera obra Historia del Estado y el Derecho en la Antigüedad, que consolidada con el resto de su creación, ratificando que: -

Inicia una etapa de estudio del Derecho desde una perspectiva marxista y leninista; no solo en su manifestación externa, sino en lo referido al método 106

científico empleado, el materialismo histórico; dando continuidad a estudios iniciados entre otros por los doctores y profesores titulares de la Universidad de La Habana, Fernando Cañizares y Fernando Álvarez Tabío. -

Profundiza en una creación teórica que trató el estudio completo de la historia del Estado y del Derecho con una dimensión universal, porque abarcó desde la comunidad primitiva hasta el final de la llamada Edad Antigua; aportando toda una secuencia lógica del desarrollo de estas comunidades en su afán por organizarlas en cuanto a formas de gobierno y mecanismos procesales a emplear para ello.

-

Contribuyó al estudio del modo de producción asiático, lo cual conllevó al manejo riguroso de documentos y obras no usuales de los clásicos, como los manuscritos conocidos como Formen.

-

Rescató desde nuestra perspectiva en aquellas circunstancias, los estudios de Derecho Romano ante su desaparición del currículo de la carrera de Derecho, tan necesarios para la comprensión lógica de estos acontecimientos.

-

Es uno de los primeros en tratar la historia del Estado y el Derecho después del triunfo revolucionario de 1959, desde el método marxista de apreciación y análisis de la sociedad en movimiento que la tradición del socialismo científico ha denominado materialismo histórico.

-

Sus análisis y valoraciones están cargados de un contenido marxista no dogmático ni reducido a fórmulas empobrecedoras e intrascendentes, propio de pasillos y ortodoxas conferencias.

Figura por tanto el profesor Julio Fernández Bulté en el grupo de destacados intelectuales marxistas, estudioso del Derecho con todo lo que él «Derecho» tiene de contenido ideológico, político, económico, al no reducirlo a solo norma, como proponía Kelsen. Como educador e investigador Fernández Bulté defendió la unidad de pensamiento, la coherencia en el enfoque de la pedagogía frente a la incoherencia y el eclecticismo desorientador. Pero sin dudas, su principal aporte no ha sido otro que asumir bajo las premisas del contexto de aquel entonces desde concepciones revolucionarias, con la valentía que todo proyecto social requiere, la necesidad de trasladar a las nuevas generaciones de juristas y cientistas en general, la forma en que se estructuró la organización 107

política de cada uno de los períodos por el que transitaron las sociedades que nos antecedieron, desde el régimen esclavista, el feudal, la modernidad, hasta llegar al desarrollo del derecho burgués contemporáneo y en paralelo, brindar lo que consideró sus fuentes formales del Derecho, como modelo de enseñanza de las ciencias jurídicas en Cuba apoyado en lo fundamental en el método materialista e histórico que como instrumento de búsqueda, indagación e interpretación adquiere del marxismo y el leninismo. A través de la presente tesis de doctorado se ofrece una respuesta coherente al problema científico planteado al inicio de la investigación, en estrecha correspondencia con el objetivo general y los específicos propuestos, en tanto no solo se identifican, sino también se develan y revelan de forma explícita los aportes del profesor Fernández Bulté al desarrollo del pensamiento jurídicofilosófico socialista en contraposición al pragmatismo académico repetitivo y al impositivismo normativo al triunfo de la Revolución. Esta contribución teórica conceptual de incalculable valor estratégico ante la permanente actualización del modelo económico y social cubano bajo la máxima de un estudiante y un jurista humanista, culto, ético, apegado al pueblo, consecuente con una militancia ideológica y por tanto, vinculado con la cultura de hacer política; conocedor más de los principios universales y nacionales del Derecho que de las legislaciones; un jurista científico-social más que técnico del Derecho, que valore la práctica jurídica como salida de un ideal de justicia, es una expresión inequívoca del nuevo actor político que se necesita en las actuales condiciones de la sociedad cubana y de América Latina. Partiendo de un análisis crítico derivado de los oportunos señalamientos efectuados al autor del presente trabajo en los ejercicios de pre-defensa y defensa, y en aras de exponer con coherencia lógica una argumentación teórico-metodológica que permita revelar los fundamentos filosóficos sobre los que se sustenta la presente investigación, se reestructuró el aparato referencial «introducción, capítulos y conclusiones» incluyendo el título, en observancia a los señalamientos referidos, lo que ha permitido validar las afirmaciones que al inicio de la presente investigación se pronosticó en aportes tales como:

108

-

A través del estudio del pensamiento del profesor Fernández Bulté desde la Filosofía del Derecho en Cuba, se rescatan hitos históricos en materia filosófica de este saber.

-

El uso de la metodología marxista para el análisis del propio pensamiento del autor.

-

La recurrencia a la historia del pensamiento jurídico, desde la propia historia del Estado y del Derecho que lo legitima.

-

La diferenciación entre los aportes del pensamiento burgués y el pensamiento marxista a la Filosofía del Derecho.

-

El análisis de las bases jurídicas de las relaciones sociales, desde la perspectiva de la lucha de clases.

-

La continuidad de pensamiento con el pensador estudiado en cuanto a la defensa de la legalidad socialista, sus fundamentos y perspectivas sociológicas.

-

La argumentación de la relación teórica y práctica jurídica para el desarrollo del Derecho en la sociedad socialista, propia del debate actual.

-

El análisis crítico a la relación Estado-sociedad civil y su concepción en la etapa de transición al socialismo, y

-

El análisis de la conciencia jurídica como parte esencial de la conciencia social socialista.

109

Recomendaciones Difundir la obra del profesor Julio Fernández Bulté y la aprehensión que avizoramos desde el marxismo, negando todo pragmatismo burocrático que identifica a cada tramo histórico que nos ha antecedido, deviene necesidad impostergable si queremos preservar una coherencia que explique desde el materialismo histórico a las presentes y futuras generaciones, el desarrollo injusto de la modernidad al amparo del Derecho capitalista que intentamos negar con la nueva institucionalidad y constitucionalidad, que necesariamente impone el período de transición al socialismo. Rescatar en consecuencia la obra y la metodología de la enseñanza que nos ha legado el profesor Julio Fernández Bulté desde la ideología marxista, implicará nuevas líneas de investigación donde se profundice en los tres ámbitos fundamentales de manifestación del Derecho en tanto expresión normativa, ideológica y de regularidades y causalidades económicas, sociales y políticas; capaz de conducir los intereses de la sociedad, a donde la sociedad aspira, permitiendo alcanzar el contenido ético alternativo al derecho capitalista, quedando por investigar aún entre otros aspectos: La técnica interpretativa de disposiciones jurídicas donde se ubique al Derecho socialista con un trasfondo ético-cultural y no en la técnica normativa propio del derecho burgués, y los elementos axiológicos que deberán conformar esa teoría marxista del Derecho sin limitarla a la voluntad de la clase dominante, porque se trata de un reflejo de luchas de clases y de la compleja red de mediaciones entre los hechos económicos, las condiciones de vida de la clase supuestamente dominante y la traducción de sus intereses políticos en representación de una mayoría que ha confiado en la conducción de la sociedad, imperando hasta nuestros días un dogmatismo, un reduccionismo y un esquematismo que lo ha colocado «al Derecho», como un elemento pasivo de la superestructura condicionado de forma absoluta por la base económica; limitándose con ello, no solo el carácter creador del Derecho, sino también su presencia como regulador de la sociedad, su capacidad de elemento director de la conducta y como potencial expresión de la voluntad estatal a través de la clase que ostenta el poder político y que en el Socialismo se reconoce como poder del pueblo. 110

Y estos futuros estudios investigativos no solo devendrán en reto para la academia, sino también para el presente y futuro legislador en su condición de operador de ese Derecho revolucionario marxista; como una utopía que ha comenzado agigantarse con la desaparición física del profesor Julio Fernández Bulté el 29 de octubre de 2008 quien cabalga ya por Cuba, América Latina y el mundo convenciendo al igual que otros grandes pensadores, que la conciencia social es el reflejo de esa realidad objetiva tan defendida como rechazada a ultranza por el sujeto social, y que una sociedad alternativa al capitalismo no solo es posible; porque ya la estamos construyendo.

111

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La

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en

José

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________________. El amor hace milagros. Cátedra doctoral del Instituto José Martí de Monterrey. México, 2005. _________________. La axiología Martiana como cauce de formación humana. México, Cátedra sobre Filosofía, INESJM, Monterrey, Nuevo León. México. 2006. _________________. La Metaforización de la Filosofía. Cátedra doctoral. Instituto José Martí de Monterrey. México. 2006 __________________, Rita María Buch, Sánchez. La filosofía en su historia y mediaciones. Instituto de Estudios Superiores José Martí de Monterrey. México. 2008. Ricken, F. Curso fundamental de Filosofía, Filosofía de la edad antigua. Editora Herder. Barcelona. España. 1990. Roa, Raúl. Historia de las doctrinas sociales. Editorial Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau. La Habana, Cuba. 2001, pp. 125-126. Rodríguez, P. P. Hacia Cuba libre: Próceres inolvidables. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana. Cuba, 2012. Russell, B. La perspectiva científica. Editorial Ariel. Madrid. España. 1969. Sáenz, A. Comprender al mundo para la libertad. Ediciones Paidós. España, 1997. Samé, I., Tania Antología. Historia de la Filosofía. Filosofía Iluminista. Editorial Félix Varela, La Habana, Cuba. 2012. Sánchez, V. A. Filosofía de la praxis. Editorial Grijalbo. México. 1967. Sánchez, V. A. Entre la realidad y la utopía. UNAM y Fondo de cultura económica. México. 2000. Santos, G. M. La pedagogía de Julio Fernández Bulté: de la situación límite al diálogo como utopía. Universidad de Granada. España. 1998. Schon, D. La formación de profesionales reflexivos. Hacia un nuevo diseño de la enseñanza y aprendizaje de las profesiones. Ediciones Paidós, Barcelona, España. 1992. Schuster, F. L Filosofía y métodos de las Ciencias Sociales. Ediciones Manantial. Buenos Aires. Argentina. 2002. Toledo, José A. (compilador). Pensamiento político. De la antigüedad hasta la modernidad. Editorial Universitaria Félix Varela. La Habana, 2013, en III tomos.

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Anexo No 1 CURRÍCULO ACADÉMICO DEL PROFESOR Dr.C. JULIO FERNÁNDEZ BULTÉ Julio Dempsey Fernández Bulté, nace en La Habana un 14 de septiembre de 1937, sus padres María Bulté Betancourt- natural de Banes- actual provincia de Holguín, y Julio Fernández Pérez natural de Matanzas, tuvo como principal trabajo la vida militar que lo llevó al grado de Comandante y a Jefe del Orden Interior en la cárcel de presos comunes del Castillo del Príncipe, esta relación padre e hijo definió características singulares del profesor Fernández Bulté en su madurez. La infancia, adolescencia y primera juventud de Julio D. Fernández Bulté, transcurrió en barrios populares de la ciudad, como La Habana Vieja y Los Pinos, alimentando su humildad como característica relevante y permanente de su personalidad. El Bachillerato lo cursó en las escuelas Pías de la Víbora, de la orden católica de los Escolapios, de gran tradición pedagógica; en esta escuela, hoy día secundaria básica José María Heredia, Fernández Bulté recibió una formación ética y patriótica marcándolo para toda la vida, descubriéndose en esta etapa virtudes como la oratoria y su pasión por el deporte, particularmente el baloncesto. Con catorce años de edad, nace su única hermana, con la que mantuvo una estrecha relación hasta que envuelta en la operación Peter Pan, abandona Cuba, no volviéndola a ver hasta 37 años después. Un pasaje poco conocido del Profesor, motivado por su modestia y sencillez está vinculado con su adolescencia, donde tuvo una activa participación en la lucha insurreccional contra la tiranía de Fulgencio Batista. En los primeros días de 1957 contactó a Reynel Páez, recibiendo orientaciones de organizar al sector obrero del M-26-7 en Los Pinos, para lo cual organiza células del movimiento y comités de huelga en los paraderos de las rutas de ómnibus No. 13 y 4, y en la fábrica de baldosas de Los Pinos, posteriormente bajo la dirección primero de Reynel Páez y posteriormente de Rogelio Iglesias Patiño (Pao) con subordinación de Gerardo Abreu (Fontán), organizó y dirigió la brigada de Acción y Sabotaje del M-26-7 de Los Pinos, Miraflores y Poey,

ejecutando acciones de propagandas, quemas de cañas y otras actividades de resistencia cívica, bajo el seudónimo de “Rojas”. Influenciado por ideas marxistas, se vincula a la antigua militancia de la entonces disuelta Juventud Socialista de Los Pinos, reconstruyéndola; al reanimar el Comité de la Juventud Socialista, pasando a desempeñarse como su Secretario Organizador, quien tenía como presidente al compañero Armando AlvisaI. A los 18 años de edad, matricula Derecho en la Universidad de La Habana, carrera que se ve obligado a dejar en suspenso al cerrar la Universidad en 1956, hasta el triunfo revolucionario. A partir del triunfo de Enero, labora al unísono en la hora radial de la Juventud Socialista y en la redacción de temas económicos de la Revista Mella. En el año 1960 al ocupar la presidencia del Banco Nacional el Comandante Ernesto “Che” Guevara, comienza a trabajar como auxiliar de oficina en la presidencia del banco, marcándolo esta relación en su vocación y formación revolucionaria, participando en el proceso de nacionalización de la banca y en la intervención directa de hoteles como el Saint Johns, en el Vedado. Otro particular que lo marca en pura efervescencia del proceso revolucionario fue su relación con el líder sindical Lázaro Peña, desde su posición de Secretario General de la Sección Sindical de la oficina central del Banco Nacional de Cuba. Estudió intensamente Economía Política e impartió clases de esa asignatura en la Escuela Superior Bancaria. Por esta época, año 1961, dirigió en el mes de agosto, el canje de moneda en la provincia de Oriente, en cumplimiento de esta misión fue testigo directo de un accidente aéreo al caer cerca de la pista en Baracoa, el avión que los trasladaba, saliendo ileso todos sus tripulantes. En 1963 se gradúa de la carrera de Derecho, y comenzó a trabajar como Asesor Jurídico de la Oficina Central del Banco Nacional de Cuba. En 1965 es llamado por el Rector de la Universidad de La Habana, Salvador Vilaseca, a ocupar la Secretaria General de la Universidad. En 1967 comenzó a simultanear la Secretaria General con la impartición de docencia en la entonces Escuela de Ciencias Jurídicas, donde llegó a alcanzar por concurso-oposición la categoría de Profesor Titular, período en que comienza su investigación en Historia del Estado y el Derecho y en Derecho

Romano.

A

partir

de

este

momento

se

desempeñó

en

múltiples

responsabilidades entre ellas: Director del Centro de Idiomas “René Ramos Latour”, “Director de los cursos introductorios y de los cursos de Trabajadores de la entonces facultad de Humanidades, Presidente de la Comisión Disciplinaria de la Universidad, miembro del Consejo Científico de la misma y de la Facultad de Derecho, miembro de la Comisión Metodológica de la Universidad, Jefe del Departamento o Cátedra de Derecho Civil y de Familia, Jefe durante más de ocho años del Departamento de Estudios Jurídicos Básicos de la Facultad de Derecho y Decano de la Facultad de Derecho entre los años 1987-1992. Completó su formación no solo como jurista y pedagogo, sino además como historiador del Derecho, de la organización política de la sociedad, y como filósofo en general, y filósofo del Derecho en particular, impartiendo clases durante diez años de asignaturas jurídicas y de historia, en la Escuela Superior del Ministerio del Interior (MININT) con la que mantuvo su colaboración en la formación de juristas hasta casi el momento de su fallecimiento. En sus más de 40 años de experiencia docente, el profesor Julio Fernández Bulté impartió clases de Economía Política, Derecho de Familia, Derecho Internacional Público, Derecho Romano, Historia General del Estado y el Derecho, Teoría del Estado y el Derecho, Filosofía del Derecho, Historia del Estado y el Derecho en Cuba, Oratoria Forense, etc. De su pluma salieron como autor o coautor, innumerables libros, folletos y ponencias que más adelante detallaremos, publicados en revistas de Cuba, América Latina y Europa. Destacar también su participación en Congresos de Facultades de Derecho, Latinoamericano de Derecho Romano, destacándose entre otros el VII celebrado en Santiago de Chile, El IX en Xalapa, México, el X en Lima, Perú, donde se le reconoció como la mejor exposición , y el XIII en Ciudad de La Habana, además de participar en un encuentro sobre Derecho Romano celebrado en Moscú en 1994, reconociéndosele en Cuba como el divulgador de las ideas del iuspublicismo romano de fines del siglo XX, encabezadas por académicos de renombre como Pierangelo Catalano y Giovanni Lobrano, de Universidades italianas.

Otro elemento que poco se conoce es el de su participación en tres Seminarios Latinoamericanos y Caribeños sobre la “integración del Derecho en el Caribe y la influencia latina en ese proceso” y en los tres formó parte como Presidente de honor del Comité preparatorio, además de su participación como Ponente. Dictó conferencias en Congresos Internacionales celebrados por la Fiscalía General de la República, por el Tribunal Supremo Popular, pronunciando conferencias sobre diversos temas en eventos internacionales del Ministerio de Economía, en el de Finanzas y Precios y en el de Trabajo y Seguridad Social. Impartió cursos, seminarios y conferencias en varias universidades del mundo sobre temas de Historia de Cuba e Historia Universal, sobre sociología, sobre problemas de la pedagogía, de la educación superior, la formación de valores, destacándose al respecto los cursos de posgrados impartidos en Sucre y Cochabamba, Bolivia, sobre los derechos humanos y problemas filosóficos generales. Por su nivel de conocimiento en la materia, participó en cinco oportunidades en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra, como asesor legal de la misión cubana y en la preparación de la segunda Conferencia de los Derechos Humanos en Costa Rica en 1993, así como en la segunda Conferencia Mundial de los Derechos Humanos en Viena, destacándose por su valiente y apasionada oratoria de negociador político a favor de la causa de los pobres del mundo. Poco menos conocido es aún, el liderazgo que ejerció en la organización, modernización e ideologización de la carrera de Derecho en Cuba, argumentable con los siguientes datos: por considerársele el principal pedagogo de la Facultad rectora de la enseñanza del Derecho en Cuba, desempeñándose durante quince años Presidente de la Comisión Nacional que analizaba y aprobaba los Planes de Estudios de Derecho en todo el país, conocida como “Comisión Nacional de Carrera” y en tal condición dirigió el diseño de los planes de estudios A, B, C y D , y concibió los campos de acción y las esferas de actuación de los juristas. Como investigador el profesor Julio Fernández Bulté se destacó en varias líneas fundamentales a consideración del autor de la presente tesis: Diseñó el Primer Problema Principal de la rama jurídica aprobado por la Academia de

Ciencias que giró en torno al perfeccionamiento del sistema jurídico, al que siempre concibió como algo más que un sistema normativo, sino como un elemento de la cultura nacional. Participó en varias investigaciones destacándose entre otras la relativa al modo de producción asiático y el surgimiento y desarrollo de los llamados estados despótico orientales, La base jurídica de las relaciones feudo-vasalláticas, Esencia, principios y funcionamientos del Derecho Público romano y su influencia en los sistemas constitucionales contemporáneos, La esencia de la democracia; Elementos objetivos y subjetivos que influyen en el incumplimiento de las leyes, Investigación solicitada por la Asamblea Nacional del Poder Popular, el concepto de legalidad desde una perspectiva sociológica, no normativista, El contenido y funcionamiento de la categoría “regulación jurídica de la sociedad”, El perfeccionamiento del sistema jurídico entendido como espacio de la cultura política y general. En 1997 concluyó su libro “Filosofía del Derecho” con el cual sin proponérselo ofreció un paso de avance cualitativo en la enseñanza del Derecho en Cuba, colocando la formación de nuestros profesionales del Derecho a la altura de la formación mundial de estos especialistas. En sentido general, toda la obra del profesor Fernández Bulté pusieron el análisis jurídico en Cuba en un punto de compromiso socialista, de aquí que sus libros de Historia son profundamente marxistas, sus análisis del Derecho Romano desde una perspectiva clasista, evaluando la contradicción como desarrollo social, su rescate del pensamiento de Antonio GRAMSCI para la Filosofía del Derecho y la Teoría del Estado, su brillante libro de Historia del Estado y el Derecho en Cuba, dedicado a los indios y negros exterminados por el yugo español, es muestra fehaciente de todo ello. Participó activamente en la lucha por el regreso del niño Elián González, secuestrado en Estados Unidos, y trabajó hasta los últimos momentos de su vida en defensa de la injusta prisión a que son sometidos nuestros CINCO HÉROES en cárceles norteamericanas. El 5 de junio del año 2000 fue investido en acto solemne en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, de la más alta categoría docente “Profesor de Mérito”. Para esa fecha ya había alcanzado el Doctorado en Ciencias Jurídicas; y en el año 2005 se convirtió en el único Doctor en Ciencia del área de Derecho

en toda Cuba, desempeñándose a partir de entonces con problemas serios de salud, como Presidente del Tribunal Permanente de Grados Científicos para Doctorados en Ciencias Jurídicas, responsabilidad que ocupaba al momento de su fallecimiento Fallece un 29 de octubre de 2008 y despedido un día después por amigos, discípulos, colegas, familiares y hermanos de lucha, quienes nos honramos al honrarlo en un sepulcral silencio, en la que sería desde aquel 1965 su ¡trinchera eterna de combate! “La Universidad de La Habana”, donde ahora cabalga agigantada toda su obra, junto a la de Mella y José A. Echevarria, en defensa del recinto por todos los flancos, con esa “arma indestructible” que representa en el campo de las ideas revolucionarias, la ideología MARXISTA.

BREVE REFERENCIA DE SU OBRA (Se excluye de esta síntesis, los múltiples trabajos periodísticos dentro y fuera de Cuba, dedicados a tópicos de Historia, Política, Derecho y actualidad social en general, para circunscribirnos a su producción bibliográfica de corte más científico, especialmente orientado hacia lo jurídico). → Historia del Estado y el Derecho en la Antigüedad. Tomo I. Editorial Revolucionaria, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1970. → Historia del Estado y el Derecho en la Antigüedad. Tomo II. Editorial Revolucionaria, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1972. → Historia de las ideas políticas y jurídicas, 1ra reimpresión de la primera edición, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1982 (con reimpresión posterior). → Lecturas Complementarias de Derecho, Facultad de Derecho, Universidad de La Habana. → Manual de Historia General del Estado y el Derecho, Editorial, Pueblo y Educación, Ciudad de La Habana, 1987. → Historia de las ideas políticas y jurídicas (Roma), Editorial, Pueblo y Educación, La Habana, 1984. → Filosofía del Derecho, 1ra edición, Editorial “Félix Varela”. Ciudad de La Habana, 1997(con reimpresiones posteriores). → Teoría del Estado y del Derecho. Teoría del Estado, Editorial “Félix Varela”, La Habana, 2001. (Con reimpresiones posteriores). → Historia General del Estado y del Derecho II, Editorial “Félix Varela”, Ciudad de La Habana, 2000. (Con reimpresiones posteriores). → Historia del Estado y el Derecho en Cuba, Editorial Félix Varela, Ciudad de La Habana, 2005. → Siete milenios de Estado y de Derecho, 2 tomos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2008. FOLLETOS __ La Teoría del Estado y el Derecho en el sistema de las Ciencias Sociales, Conferencia, Comisión de Superación Ideológica de la Unión Nacional de

Juristas de Cuba-UNJC Ministerio de Justicia-MINJUS- Ciudad de La Habana, 1983. ___Separata de Derecho Público Romano, 2da edición, Editorial Félix Varela. Ciudad de La Habana, 2004. (la 1ra edición es del 2001). ___ Inspiración, contenido y significación de la Constitución de 1901, Ciclo de Conferencia “Aproximación al proceso de Cuba 1902-2002”, Cuaderno del Aula, 3,02, Centro Fray Bartolomé de las Casas, Convento San Juan de Letrán, Ciudad de La Habana, 2003. TEXTOS EN COAUTORÍA Y DIRECCIÓN Y/O PARTICIPACIÓN EN OBRAS COLECTIVAS Y COMPILACIONES. -

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Muñoz Valdés, Gilberto/ Fernández Bulté, Julio/ D' Estéfano, Miguel/ Rodríguez Vecino, Mercedes y Hugo Azcuy, Derecho Constitucional, Curso Dirigido, Facultad de Derecho, Universidad de La Habana, Ministerio de Educación Superior, s/a. Fernández Bulté, Julio/ Carreras Cuevas, Delio y Yañez García, Rosa María, Manual de Derecho Romano, Editorial Pueblo y Educación, Ciudad de La Habana, 1982 (con reimpresiones posteriores, la última por la Editorial “Félix Varela”). Fernández Bulté, Julio, bajo la dirección de Prieto Valdés, Marta/ Rodríguez Vecino, Mercedes/ Varona Fraguelas, Isabel C. (Recopilado por) et al, Teoría del Estado y el Derecho. Selección de lecturas, 2 tomos, Departamento de Estudios Jurídicos Básicos, Facultad de Derecho, Universidad de La Habana, Departamento de Textos y Materiales Didácticos, Ministerio de Educación Superior, Imprenta “Andrés Voisin”, Ciudad de La Habana, 1983. (en el Tomo II de esta obra se incluye el trabajo de su autoría: “Los nuevos rumbos de la Teoría del Estado y el Derecho y la lucha ideológica contemporánea”). Carretas , Julio Ángel/ Fernández Bulté, Julio/ Artiles, Leticia/ Yañez, Rosa María/ Estada, Elia y Castro Figueredo, Nancy, Manual de Historia del Estado y el Derecho americano y africano, Facultad de Derecho, Universidad de La Habana, Ministerio de Educación Superior, Ciudad de La Habana, 1984. Fernández Bulté, Julio/ Márchenlo, M.N, et al, Manual de Teoría del Estado y el Derecho, Editorial, Pueblo y Educación, Ciudad de La Habana, 1988. Fernández Bulté, Julio/ Yañez García, Rosa María/ Carreras Cueva, Delio y Lizón González, José Luís, Manual de Historia del Estado y el Derecho I, Primer y Segunda Parte, 1ra edición, Editorial “Félix Varela”, Ciudad de La Habana, 2001 (la edición original de esta obra corresponde al año 1990, existen reimpresiones posteriores a esta edición por la Editorial “Félix Varela”. Fernández Bulté, Julio y Pérez Hernández, Lissette (Compiladores) Selección de lecturas de Teoría del Estado y del Derecho, Editorial “Félix Varela”, Ciudad de La Habana, 2000. “El sistema político de la sociedad”, “El Estado. Rasgos, contenido, funciones”, “Los modelos de control constitucional y la perspectiva de Cuba hoy” en Pérez Hernández, Lissette (Compiladora), Selección de

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lecturas sobre el Estado y el Derecho, Curso de Formación de Trabajadores Sociales, s/e, La Habana, 2000. “Pena de muerte en Beccaria y en Carlos Marx”, en Medida Cuenca, Arnel y Goite Pierre, Maida, Selección de lecturas de Derecho Penal General, Editorial “Félix Varela”. La Habana. 2000.

ARTÍCULOS, PONENCIAS, CONFERENCIAS Y DISCURSOS -

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“El Derecho de Familia en Cien Años de Revolución” en Revista Cubana de Derecho, Año 1, No.1, enero 1972, Instituto Cubano del Libro, La Habana. “Concepto ampliado de la Legalidad Socialista” en Revista Jurídica, Año II, No 4, julio-septiembre, 1984, Departamento de Divulgación del Ministerio de Justicia de la República de Cuba, La Habana. “La legalidad socialista en la construcción de la nueva sociedad”, en AA.VV, 1er simposio científico acerca de la política y la ideología en las relaciones con el Derecho, Ponencia seleccionadas para su discusión en el simposio, Ediciones, Minjus, Ciudad de La Habana, 1984. Fernández Bulté, Julio y De LA CRUZ OCHOA, Ramón, “La legalidad socialista” en AA.VV, Política, ideología y Derecho, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1985. “Discurso de elogio a Salvador Vilaseca, pronunciado por Julio Fernández Bulté, Decano de la Facultad de Derecho” en Honoris Causa en Ciencias Sociales al Profesor Salvador Vilaseca Forné, Dirección de Extensión Universitaria, Universidad de La Habana, La Habana, 1988. Fernández Bulté, Julio Rapa Álvarez, Vicente, “El Código Civil cubano y el sistema jurídico latinoamericano”, en AA, VV, II Codice Civile di Cuba e il diritto Latinoamericano, Incetro de Studio, Roma-20 de noviembre 1990, Ricerche Giuridiche e Politiche, Material X, Centro Studi LatinoAmericani, Universita di Roma, Progetto Italia-América Latina, Consiglio Nazionale delle Richerche, Roma. “La organización del Estado en Nuestra América”, en Anuario del Centro de Estudios Martianos, No 14, 1991 Centro de Estudios Martianos, La Habana. “El sistema político de Roma republicana. Algunos elementos polémicos” Ponencia presentada en el Seminario sobre el Derecho Romano y Derecho Público: Historia y Actualidad, Roma 1991. “Reflexiones acerca del Estado y del Derecho”, en Revista Cubana de Derecho No.6, abril-junio, 1992, Unión Nacional de Juristas de Cuba, Ciudad de La Habana.

Anexo No 2 ENTREVISTA REALIZADA AL LICENCIADO AMADO GUNTIN GUERRA, PROFESOR (ASISTENTE ADJUNTO) DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD DE LA HABANA «1980-1990» DIRECTOR DE REGISTROS Y NOTARIA DEL MINISTERIO DE JUSTICIA «1980-1986» VICEMINISTRO DE JUSTICIA «ÁREA TÉCNICA-PROFESIONAL 1986-1992» DONDE SE REFLEJA LOS MÉRITOS DEL PROFESOR FERNÁNDEZ BULTÉ COMO PROFESIONAL DEL DERECHO, DE LA FILOSOFIA E HISTORIA Y SU EXCEPCIONAL CONDICION HUMANA. Datos generales del entrevistado: Nombre y apellidos: AMADO ANDRÉS GUNTÍN GUERRA Ocupación actual: Director de Negocios Centro de Trabajo: Corporación Alimentaria S.A (CORALSA) MINAL Docencia: - Profesor (Asistente Adjunto) Derecho Administrativo. Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana – 1980/1990. - Profesor (Asistente Adjunto) Derecho Notarial. Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana – 1985/1991. - Profesor Derecho Registral Civil. Ministerio de Justicia, República de Nicaragua – 1986. - Profesor (Asistente Adjunto) Derecho Administrativo. Tribunal Supremo Popular- 2002-2005. Experiencia laboral: - Asesor Jurídico- 1976-1980 / Ministerio de Justicia de la República de Cuba. - Director de Registros y Notaria- 1980-1986 / Ministerio de Justicia de la República de Cuba. - Viceministro de Justicia (Área Técnica-profesional 1986-1992). - Asesor Jurídico del Ministerio de Finanzas y Precios / 1992-1994. - Director Jurídico del Instituto Nacional de la Vivienda / 1994 -1997. - Gerente para la prestación de servicios jurídicos y Secretario Letrado de Consultores Asociados S.A. (CONAS 1997-2006). - Director de negocios para la Inversión Extranjera. Corporación Alimentaria S.A. (CORALSA 2009-actualidad).

Desarrollo de la entrevista Aspirante (A): ¿Qué criterios le merece la defensa que a ultranzas «con más de 20 títulos publicados y recogidos en los planes de estudios propuestos para la licenciatura en Derecho en las Universidades cubanas» enarboló el Profesor sobre el Derecho Romano y en Particular sobre la Filosofía del Derecho? Entrevistado (E): Cuando se hace o se pretende realizar el recuento pormenorizado de la vida y la obra de un intelectual como el Profesor Julio Fernández Bulté, que como personalidad destacada del Derecho en nuestro país dejó una impronta por su originalidad, hay que acudir a la generalización pues

la

simple

compilación

histórico-biográfica

lo

situaría

en

la

conceptualización de lo único, despojándole de lo general y de lo auténtico, como lo fue el Profe. Para valorar la personalidad del profe Fernández Bulté, título este que cariñosamente le endilgamos, y las influencias ideológicas, teóricas y filosóficas que pudieran catalogarse como más significativas en su vida y obra tendríamos que considerar en primer lugar, que como ser social Fernández Bulté, es un producto y un resultado, en cuanto a su pensamiento de dos etapas significativas: una prerrevolucionaria y otra posrevolucionaria que influyeron de manera sustancial en la evolución y la madurez de su pensamiento filosófico. No le fueron ajenas ni dejaron de ser fuentes nutricias de su saber ni de su formación como abogado y posterior destacadísimo profesor que resultó ser, las corrientes ni las escuelas ideo-políticas, teóricas y filosóficas que iniciada por la aristotélica transcurrieron después por los grandes pensadores del Siglo de las Luces y de la Revolución Francesa y que no fueron más que producto de los factores económicos, sociales y políticos de su tiempo. Pero es la etapa posrevolucionaria la que posibilita en el caso concreto de la personalidad que estamos analizando, un examen distinto y la fijación de un conocimiento de superior valía, sin que se condicione por ello el abandono y la falta de la memoria y la cultura histórica que ya poseía, cuyo error se paga con creces. Surge entonces así, en la etapa posrevolucionaria, un intelectual apertrechado de una influencia ideológica, teórica y filosófica, el marxismo-leninismo, que en su quehacer intelectual y profesoral, no dogmatiza en ningún momento.

Fernández Bulté fue creativo y junto a otros destacados y eminentes profesores de la entonces Escuela de Derecho de la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Habana, entre los cuales resulta obligado mencionar, según mi opinión personal a tres de sus más genuinos exponentes, el Doctor Fernando Cañizares, el doctor Hugo Azcuy y el doctor Hernández Más, constituyeron un relevante grupo capaz de crear una Escuela Cubana de la enseñanza del Derecho en lo que a la teoría y la filosofía del Estado y el Derecho respecta, muy distante y lejos de manidos y dogmáticos manuales que engrosaban la bibliografía en la biblioteca de la referida escuela que se caracterizaba por ser una de las más completas de Latinoamérica incluso, alabada por especialistas soviéticos de entonces. Aquellos primeros fascículos e impresos, salidos de las manos y del esfuerzo intelectual de los antes citados profesores, no solo nos facilitaron a los noveles estudiantes de entonces las primeras obras que nos guiaron en la forja del acervo cultural en lo ideológico, teórico y filosófico, constituyendo en añadidura, el basamento para verdaderas obras maestras que posteriormente salieron de sus manos y que hoy son de obligatoria referencia y consulta permanente. Correspondió a Fernández Bulté realizar, por vez primera en nuestro país, un depurado estudio del Derecho Romano a partir de un enfoque histórico, teórico y filosófico novedoso, dado por su depurado conocimiento de las herramientas marxistas leninistas, sin negar lo que ya se había legado por el devenir de la humanidad y la vigencia de no pocos postulados y principios que ilustraban e ilustran nuestro sistema de Derecho romano-francés. Fernández Bulté, en el plano anecdótico y personal gustaba de expresar como Lenin: “que la Cultura Socialista no era más que lo que de milenario había hecho la humanidad hasta entonces, más lo que le añadiéramos ahora nosotros”. Crítica y objetivamente, no considero que Fernández Bulté realizara un aporte en el orden filosófico puro. Su mayor mérito estuvo, a mi juicio, en el rigor científico y profesional en que fue capaz de conjugar, sin revisionismo alguno, la decisiva, decisoria y determinante influencia del poder de las ideas del hombre en la transformación y cambio de la sociedad en que le toco vivir, con la máxima de que, en última instancia son las relaciones económicas las que deciden la jornada y siendo el pensamiento del hombre un producto de aquellas.

Con Fernández Bulté tuve el gusto y el privilegio de conversar, discutir y analizar no pocos asuntos teóricos y prácticos, y siempre me recordaba dos máximas: Una marxista: “si el hombre es producto de las circunstancias, entonces lo que procede no es modificar al hombre, sino a las circunstancias”, y una martiana: “Una idea desde el fondo de una cueva puede más que un ejército y más vale trincheras de ideas que de piedras”. Julito, como también cariñosamente le decíamos, nos enseñó a pensar así. Desde esta óptica, a mi juicio, la vida le ha dado la razón y justifica todo el esfuerzo desplegado por el doctor Fernández Bulté en su pasada y vigente cruzada en defensa de que en los estudios de pregrado del Derecho en Cuba, el Derecho Romano y en particular la Filosofía del Derecho, sean y constituyan piedra angular en el proceso de transformación de los futuros juristas cubanos. En apoyo a esta tesis, podríamos afirmar que el mundo de las ideas es prodigiosamente polifacético y de una riqueza dinámica inmensa. Sin ese pensamiento no podrá lograrse una verdadera comprensión del Derecho como tal y justificar su existencia, la que no puede ser cuestionada por el simple enunciado de su no enmarcamiento como Rama del Derecho. Para aquellos que sostienen ésta última posición, valdría la pena recordar la diferencia entre conceptualización y descripción. La primera se deja descomponer en factores, la segunda no. Hay cosas que pueden y se dejan describir pero no conceptualizar. Habría que cuestionar si el concepto de Rama es el propio y el adecuado para aplicarlo a la Filosofía del Derecho. Lo que si constituye un hecho innegable es que, como expresó el poeta Octavio Paz: “toda sociedad es histórica, o sea, condenada a transformación”. 145

Y el Derecho y la Filosofía que los sustenta en indivisible fusión, también

están condenados a la transformación. En el crucial desempeño de la vida y obra del Doctor Fernández Bulté, le conferiríamos un homenaje póstumo al defender su postura histórica para que no falte en el programa de estudios de la carrera de Derecho en Cuba, el Derecho Romano y en particular la Filosofía del Derecho. Muy caro se pagó en su momento, la desaparición del estudio del Derecho Mercantil.

145

Destacado poeta y escritor mexicano. Premio Cervantes en 1981 y en 1991 le fue conferido el Nobel de Literatura.

(A): Gracias profesor, por su tiempo y por su oportuna información. (E): Gracias a ti, que has tenido el tino de iniciar tan temprano, el rescate de la obra de uno de los más importantes académicos revolucionarios en el sentido literal e ideológico de la palabra con que cuenta la escuela de Derecho cubana en este siglo XXI.

Anexo No 3 ENTREVISTA REALIZADA AL Dr. C DIEGO FERNANDO CAÑIZARES ABELEDO, PROFESOR TITULAR DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD DE LA HABANA, QUIEN HA FUNGIDO COMO ASESOR Y CONSULTOR DE VARIOS ORGANISMOS DE LA ADMINISTRACIÓN CENTRAL DEL ESTADO, DESEMPEÑÁNDOSE EN LA ACTUALIDAD COMO ASESOR PRINCIPAL DEL MINISTERIO DE JUSTICIA. Datos generales del entrevistado: Nombre y apellidos: DIEGO FERNANDO CAÑIZARES ABELEDO Ocupación actual: Asesor Principal del Ministerio de Justicia Desarrollo de la entrevista Aspirante (A): ¿Qué criterios le merece la defensa que a ultranzas «con más de 20 títulos publicados y recogidos en los planes de estudios propuestos para la licenciatura en Derecho en las Universidades cubanas» enarboló el profesor Julio Fernández Bulté sobre el Derecho Romano y en Particular sobre la Filosofía del Derecho?. Entrevistado (E): Mira, has tocado un tema polémico del cual yo tengo un criterio que difiere de la mayoría de los que abogan por la existencia de una Filosofía del Derecho, por eso prefiero si me lo permites, abordar los referentes en torno a la Filosofía del Derecho, sin vincularlo a autor alguno, aunque mi posición para con esta materia es públicamente conocida; y para ello comenzaría esbozando una idea general ¿Existe una Filosofía del Derecho? en aras de transitar de lo general a lo particular que como tema de investigación te has propuesto. (E): La Filosofía es la concepción más general que el hombre se da del Universo, de la sociedad y de él mismo, incluyendo su pensamiento. Entraña una concepción del hombre y de la vida en un momento histórico determinado. El pensar filosófico constituye una respuesta a las preguntas que el hombre se hace a sí mismo al respecto. En este sentido cada hombre es un filósofo.

La Filosofía representó una necesidad para el hombre. Desde luego, se necesitaron condiciones históricas para su surgimiento en los umbrales del período histórico de la humanidad, tales como la aparición pacífica de la propiedad privada y de las clases, y después la lucha violenta entre ellas que dio origen a la primera organización política de la Sociedad «el esclavismo» con predominio de la económicamente dominante y también a la última división social del trabajo en trabajo manual y trabajo intelectual, para que, desde entonces, unos hombres, los menos, se dedicaran “a pensar” y la mayoría “a trabajar” para que esos menos tuvieran las mejores condiciones para “liberar el pensamiento”, es decir, para pensar. Amos y esclavos ¡casi nada! En las primeras civilizaciones orientales el pensamiento de las clases dominantes estuvo limitado por las creencias religiosas. La organización teocrática del Poder conspiró contra la verdad filosófica y contra el pensamiento científico en esas organizaciones orientales. En Grecia, sin embargo, su religión antropomorfa no representó límite al desarrollo científico. Martí se dio cuenta de esta ventaja. En Roma tampoco, cuya religión, copiando la griega, fue también mitológica o pagana durante los períodos Monárquicos y Republicano y en los primeros siglos del Imperio, pues a partir del siglo III d.n.e. se cristianizó. Con el surgimiento del período histórico se logró el comienzo del pensamiento científico sobre la base de los conocimientos técnicos acumulados por los hombres durante la Comunidad Primitiva, tanto en su larga etapa de “Homo Faber” como en la final de “Homo sapiens”, el hombre, durante la Comunidad Primitiva, gracias a su humanización por el trabajo había aprendido a pensar, a hablar y por último a escribir lo que hablaba y pensaba. Así, el pensar filosófico se confundió al inicio con el pensar científico, al extremo que se consideró a la Filosofía “la ciencia de las ciencias”, pero pronto el desarrollo de las ciencias naturales tomó carácter propio y se diferenció del pensar filosófico, aunque poco a poco fue influyendo en él de una manera u otra. La Filosofía buscó apoyo en las ciencias particulares para fundamentar sus principios sobre el conocimiento de lo real, pero pronto también intereses sociales de clases contribuyeron a separar el pensamiento de la realidad y hasta a subordinar la realidad al pensamiento. Había nacido el Idealismo Filosófico, inaugurado por Platón.

Frente al idealismo filosófico se desarrolló un pensamiento especulativo a partir del conocimiento científico que va de la apariencia de lo real a su esencia. Ese es el camino del pensamiento científico. Surgió así la línea materialista del pensar filosófico, inaugurada por Demócrito de Abdera. El pensamiento de Aristóteles, genialmente, a pesar de las limitaciones de su formación anterior, ató el pensamiento a lo real, aunque considerando la forma de las cosas como el elemento determinante del contenido de las mismas, pero como dijera Lenin, así y todo llegó a los umbrales del materialismo hace más de 2000 años. Fue el cerebro más poderoso de la Antigüedad, según afirmó Carlos Marx. Sin embargo, lograda las dos direcciones filosóficas fundamentales: el Idealismo y el Materialismo, los conocimientos sociales quedaron atrás en el orden científico. Tardaría siglos para que los hombres dejaran de creer que el hombre y sus razones eran de carácter natural, es decir, que eran producto de la Naturaleza. En el orden jurídico pensaron los griegos primero y después los romanos, por influencia de ellos, que había un “derecho natural”, válido además para todos los seres vivientes: hombres y animales, excluyéndose lógicamente a las plantas. Esa idea del “derecho natural” encontró desarrollo y nueva proyección a partir del siglo XVI, es decir, al inicio de la llamada Modernidad, tomada como argumento filosófico por la burguesía en desarrollo desde el siglo XI (Medioevo) y en el Renacimiento, en que dicha clase logró la llamada acumulación originaria del capital que la fortaleció económicamente en pos de la lucha política por el poder. Durante el Medioevo (siglo VI al XIII) la Iglesia Católica, mediante su Filosofía Escolástica, enemiga del desarrollo científico había distinguido entre “verdad filosófica” y “verdad teológica”, contraponiendo Filosofía (la cristiana o teología) a la ciencia, que en su distintas ramas, lentamente había ido tomando desarrollo en esa etapa con grandes dificultades por la persecución religiosa. Como bien se ha dicho, la Filosofía fue convertida en sierva de la Teología. En el orden jurídico el Derecho Canónico (siglo XI) de base romana regía las relaciones civiles (familia y sucesiones) y el orden político era de organización feudal, derivado de formas de organización propias de las tribus germanas que ocuparon los territorios del antiguo Imperio romano, y las cuales pasaron del

nomadismo al asentamiento creando reinos y estableciendo primero un orden jurídico basado en la costumbre y después fueron adaptando el Derecho Romano recepcionado, en lo posible, a la organización del poder, sobre todo Carlomagno, jefe del Imperio Franco, a partir del siglo IX y el germano Otón I después, a partir del siglo XI. En ese período se fueron formando las nacionalidades en Europa en proceso único y típico, y no manifestado después en parte alguna del planeta. La referidas nacionalidades en los siglos XV y XVI darían lugar a la formación de las Naciones «las más fuertes» y a las monarquías absolutas como formas de gobierno, con la ayuda económica de la burguesía que deseaba gobiernos fuertes, que dieran seguridad a su desarrollo económico ascendente como clase. En el orden jurídico la burguesía inauguró la idea del derecho natural “clásico”, es decir, como idea de clase erigiéndolo en Filosofía propia del Derecho. Los derechos naturales considerados “anteriores” y “superiores” al Estado, los tenían los hombres, decían, por el solo hecho de haber nacido, eran justos por ser naturales y naturales por ser justos, y representaron las banderas de lucha frente a la arbitrariedad feudal y los privilegios de la Nobleza, que sí consideró la burguesía que eran problemas sociales. Tales derechos darían contenido a las Declaraciones Universales sobre los mismos, siendo proclamados para todos los hombres «sin excluir a los feudales» y para el ciudadano que era el hombre concebido en sus relaciones políticas con el Estado, y en las cuales este tendría deberes en relación con él. La idea del “Estado de Derecho” o Estado donde el Derecho, como algo ajeno al Estado puede limitar su poder, comenzó a nacer y todavía existen tontos que creen en ese cuento. Así nació la concepción de una Filosofía propia del Derecho y ello dio cabida también a la idea de la posibilidad de Filosofías particulares por ramas del saber, distinta y diferente a la concepción general de la Filosofía como algo ajeno a las ciencias particulares. Todavía en el siglo XVIII a pesar del Iluminismo y del Enciclopedismo, generados por la burguesía ya en disputa del poder a la Nobleza, la sociedad y los fenómenos sociales no tenían una explicación más allá del deseo humano. El Materialismo era puramente mecanicista. Hasta el hombre era considerado una máquina viviente; así lo consideró Descartes.

En los albores del siglo XIX el positivismo filosófico fue la primera reacción de la burguesía ya en el poder, frente al iusnaturalismo. Los descubrimientos naturales de Darwin, los estudios sobre antropología, etnografía, geología, paleontología, etc. y el desarrollo de las ciencias que provocaba, sin quererlo, el desarrollo del capitalismo industrial, minaban las bases de la religión. El Positivismo en lo jurídico negó el derecho natural y se aferró al Derecho legislado como única realidad al que llamó “derecho positivo”, negando toda especulación de los griegos a Kant, considerándola algo inútil. Así el Positivismo se constituyó en una pseudo-ciencia, Comte y Spencer fueron sus figuras principales. Spencer publicó un trabajo comparando al Socialismo con una nueva esclavitud. Martí en 1884 hizo trizas el trabajo de Spencer, defendiendo la idea del Socialismo y el papel futuro de un Estado que velara e hiciera cosas buenas a favor de los pobres. En la década del 40 del siglo XIX había hecho presencia el Marxismo en Europa, dando fundamentos materialista-dialécticos a los conocimientos de las ciencia naturales y revelando a la vez la existencia objetiva de leyes históricas, rectoras del cambio dialéctico en sociedad. Había nacido la concepción del materialismo dialéctico-histórico como nueva concepción del mundo y de la vida. La cultura se convertiría en ciencia gracias a Marx que, desde entonces, se convirtió en el filósofo actual, posición de la que no ha sido sustituido todavía. Ya los fenómenos sociales e históricos tendrían explicación científica también. Solo quedó en pié el pensamiento filosófico anterior: la Lógica Formal aristotélica, que, sin ser parte del Marxismo, serviría en lo adelante a este en su aplicación a todas las ramas del saber para posibilitar la expresión correcta del conocimiento verdadero adquirido por el hombre a través de la utilización de las formas lógicas y de las leyes que las rigen en su función de reflejar la realidad objetiva. Marx demostró la no procedencia de las filosofías particulares, lo que no excluye que cada rama del saber pueda tener aspectos de connotación filosófica. El que esto escribe, en la década del sesenta del pasado siglo, como profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana explicó la asignatura

Problemas

filosóficos

del

Derecho

y

escribió

el

material

correspondiente. Era el materialismo histórico aplicado a problemas jurídicos, pero eso no era Filosofía del Derecho.

La Filosofía burguesa mantuvo la idea de una Filosofía del Derecho manifestada en la teoría del Derecho natural y del Positivismo jurídico después, extendiéndola más adelante al kantismo jurídico, al neokantismo jurídico y posteriormente, a cada tendencia del idealismo filosófico, le insertaron el aspecto jurídico para así hablar de existencialismo jurídico, de pragmatismo jurídico, de empirismo jurídico, de fenomenología jurídica, de intuicionismo jurídico, de irracionalismo jurídico, de neopositivismo jurídico y de formalismo jurídico. En realidad eran aspectos teóricos de las líneas del pensamiento teórico burgués aplicados al conocimiento jurídico, que daban la idea equivocada de que conformaban una Filosofía del Derecho. Con la Ciencia de la Lógica pasó lo mismo. Aristóteles la concibió sin siquiera darle el carácter de ciencia, sino como instrumento aplicable a toda la ciencia, y la burguesía de los finales del siglo XIX y principios del siglo XX comenzó a hablar de la Lógica Matemática, con la cual el filósofo inglés Beltrand Russell pretendió la locura de sustituir la lógica aristotélica, sin poderlo lograr, por supuesto. Aristóteles, por suerte, aún nos acompaña sorprendentemente. Su Lógica formal es un método científico para utilizar en cualquier rama del saber. En Derecho es utilizable por su bivalencia veritativa. Ius, dijo Marx a Voct, en carta famosa es “una de dos” ratificando también la bivalencia del Derecho. Pero todo esto no es lógica jurídica, sino Lógica formal aplicada al Derecho, que es cosa diferente. Véase como del Derecho y de la Lógica, los “inteligentes” en función de intereses explotadores y tomando como base el idealismo filosófico crearon la Filosofía del Derecho y la Lógica Matemática como concepciones particulares puestas al servicio de la ideología de la clase burguesa. Concebir, pues, una Filosofía del Derecho es una inconsecuencia filosófica para quien se llame Marxista, por dos razones incontrovertibles: primera, porque el Derecho, dijo Marx, y es verdad, carece de historia propia, y segunda porque negó además las filosofías particulares ajenas a las consideraciones generales de la línea del pensamiento filosófico a que corresponden, sea idealista o materialista. El marxismo es una filosofía científica, toma base en los descubrimientos y en los principios que sobre la verdad de la realidad se establecen y fija la verdad en todas las esferas del conocimiento natural y social. Las ciencias particulares

son ventanas a la realidad cualificada. La Filosofía es la suma, compendio y resumen de la esencia de lo real en cualquiera de sus esferas de manifestación, estudio o investigación. Las Filosofías particulares solo contribuyen a la fragmentación adulterada de los conocimientos científicos especiales, naturales o históricos. Conspira contra la meta de unificación de las ciencias que se impone porque todas aquellas estudian un pedazo determinado de la misma realidad y el método dialéctico en sus cauces discursivos: deductivo e inductivo, es requisito “sine qua non” en cualquier rama del saber que se titule científica. Solo por ignorancia supina del marxismo, por inconsecuencia o impostura filosófica se puede hablar de Filosofía del Derecho o de Filosofía Política o de Filosofía de la Historia o de Filosofía de la Moral o de Filosofía de la Ciencia y tantas otras disparatadas denominaciones que solo generan confusión y desorden en el sistema de conocimientos humanos, rico en posibilidades de especialidad, e igualmente rico en posibilidades de universalidad. No olvidemos el principio de que lo singular está en lo universal y que lo universal está en lo singular, principio dialéctico propio del Marxismo y que nuestro Héroe Nacional expresa de manera similar en el orden filosófico. (A): Gracias profesor por su tiempo y por su oportuna información, lo que considero me permite desde otro ángulo de la filosofía marxista, profundizar en esta polémica aunque ello no constituya el centro del problema de investigación. (E): Gracias a ti por la paciencia demostrada, espero estas ideas te sirvan de algo en tu búsqueda investigativa.

Anexo No 4 ENTREVISTA REALIZADA AL Dr. C JULIO ANTONIO FERNÁNDEZ ESTRADA, PROFESOR TITULAR DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD DE LA HABANA, HIJO DEL AUTOR SELECCIONADO Y QUIEN HA SEGUIDO MUY DE CERCA LOS DERROTEROS DE SU PADRE. Aspirante (A): Profesor: Su testimonio con respecto a la presente investigación deviene imprescindible, aunque cualquiera pudiera pensar que “parcializado” no solo por ser descendiente en primer grado del autor que investigo, sino también tutor del presente trabajo; no obstante, me resisto a los prejuicios en aras de un mayor acercamiento a la vida personal de quien tanto aportó en materia de Derecho en Cuba. (A): ¿Qué autores, pensadores, políticos, personalidades históricas, conoce usted que hayan tenido mayor influencia en la niñez, adolescencia y juventud de su papá? ¿Recuerda alguna anécdota de la vida de su padre que muestren sus convicciones ideológicas, políticas e humanistas? ¿Qué influencias ideológicas, teóricas, filosóficas, le son a usted significativa en la vida y obra de su padre? Entrevistado (E): Paso a responderte de forma general: Mi papá se formó en una familia muy patriótica, mi abuelo paterno era matancero, de origen pobre, no pasó de secundaria o menos, fue militar, llegó a ser jefe de Orden Interior del Príncipe, pero fue expulsado al dejar salir de pase a reclusos en sus días de santos. Mi abuelo conocía de la participación de mi papá en el Movimiento 26 de Julio y siempre guardó una llamada a la jefatura de la policía por si mi papá caía preso. Al triunfar la Revolución estaba en Columbia siguió trabajando, y al entrar Camilo, nadie lo tocó porque mi abuelo no había estado involucrado con la represión de Batista. Mi abuelo se llamaba Julio Fernández Pérez y era visceralmente martiano, en la casa de mi padre había un rincón martiano, con una rosa blanca incluida, esa fue la mayor enseñanza que recibió mi padre del suyo, además de la valentía, el respeto por todos los seres humanos cosa que aprendió en la

convivencia con los presos del Príncipe, que eran desde gánsteres hasta asesinos comunes. Mi padre aprendió de mi abuelo el odio al racismo, a la cobardía, al abuso, el amor por la historia patria y el antiimperialismo, mi padre hablaba mucho de esas cosas, contaba muchas anécdotas de la alegría de su familia ante las derrotas de EE.UU. en Corea, y de Francia en Vietnam. En los Escolapios mi padre aprendió un profundo patriotismo, hablaba con gran admiración de los Padres Entralgo y Prudencio Aguiar, que llegaron a ser sus amigos, siendo alumno de Bachillerato. Mi papá contaba anécdotas interesantísimas de debates y discusiones con los Padres, como cuando alguno arengó a la clase sobre la paciencia, el orden, la disciplina, el perdón, el entregar la otra mejilla, y mi padre se levantó de su pupitre, descolgó los cuadros de Martí y Maceo que estaban en las pareces y los puso en la basura, al ser increpado sobre esto, mi padre contestó, estos dos no dieron la otra mejilla y el Padre no regañó a mi papá sino que cerró el aula y explicó de otra forma su lección anterior. Mi padre hablaba con gran admiración de la pedagogía, la hombría, la honradez de estos curas, contaba también que el día que había muerto Stalin, un cura se regocijaba porque el tirano iría al infierno, etc. Y mi padre le había dicho que él esperaba que como cristiano, el cura pidiera por el alma de este hombre. El cura recapacitó y puso al aula a hacer lo que mi papá había señalado. Por eso siempre he dicho que la generación histórica tuvo su primera escuela política en las escuelas católicas. En los Escolapios mi papá se destacó como orador, como conocedor de la historia universal e historia de Cuba. En su juventud mi padre leyó mucho a José Ingenieros, Víctor Hugo, Curzio Malaparte, Frank Fannon, Maquiavelo, Erasmo de Rótterdam, Martí, la Generación del 68 española, la del 26, prefería a Jorge Manrique, a Góngora, Quevedo, Neruda, Vallejo, Guillén. Cuando niños, a mi hermana más pequeña y a mí nos contaba por episodios los

Miserables

de

Víctor

Hugo,

antes

de

que

pudiéramos

leerlos.

Mi padre era un humanista, romántico en algunas conductas, racionalista cartesiano en otras, práctico en la lucha y la política, un caballero medieval en las relaciones humanas. Mi padre transitó del marxismo ortodoxo al marxismo crítico, del manualismo del que todos fuimos víctimas al pensamiento crítico revolucionario. Para enseñar prefería a Platero y Yo y a Corazón, de Juan Ramón Jiménez y Edmundo de Amicis, respectivamente. Leía a Neruda en clases, puso en mis manos Reportaje al Pie de la Horca, el Diario de Ana Frank, junto a Oppiano Licario, de Lezama. Ninguna lectura estaba prohibida en mi casa, yo aprendí los números romanos con la numeración de los tomos de las Obras Completas de Lenin, un detalle de una copia de un retrato de Lenin, durmió en la cabecera de la cama de mi padre durante más de 20 años. Mi padre me enseñó a leer Las Mil y una Noches, las novelas rusas, Alexey Tolstoi y su tío, pero leí en mi propia casa a Milán Kundera, Orwell, Padilla, Jesús Díaz, Norberto Fuentes. Mi padre era un hombre de pensamiento libre, que defendía con pasión el cumplimiento de los derechos humanos, que habló en foros internacionales por Cuba, pero que dentro no actuaba diferente, cuando en los primeros años de la década del 80, los Testigos de Jehová no eran tolerados, mi padre defendía a una familia de mujeres de esta orientación religiosa que vivían al lado de mi casa, lo hacía él que era comunista furibundo y todo tomaba sentido para mí. Así mismo mi padre ayudaba a los desvalidos del barrio, les daba protección a cambio de nada, a los que llamaban delincuentes, los invitaba a mi casa, a los niños maltratados, los ponía a jugar con nosotros, así crecí yo. En los días cercanos a su muerte, todavía los niños del barrio suyo, iban a su casa hacer tareas con mi papá, él no era un intelectual de escondite y oficina, era un hombre de pueblo. Los amigos de mi padre eran campesinos, torneros, chapistas, mecánicos, marineros, choferes, en todos los lugares donde paraba estas personas se le acercaban como atraídos por un igual. En la Universidad de La Habana, las secretarias y bedeles, eran sus mejores amigos. Mi padre jamás nos impuso el marxismo, por el contrario, lo mostró como resultado coherente de la vida, de la acción política, y de justicia. Él era 15

un gran admirador de Marx y Engels como hombres, así mismo nos enseñó a Martí. Como trabajó durante un año junto al Che, de ayudante suyo, en el Banco, a nosotros nos llovía el ejemplo del Che, si algo emocionaba a mi padre era el recuerdo de su padre muerto en el exilio, el recuerdo de la clandestinidad, el recuerdo del Che. Mi padre era un ateo que asombraba a los católicos más radicales por su humor, por su carisma, por su cultura, fue amigo de sacerdotes de América Latina, que luchaban en sus países por los Derechos Humanos, muchos de ellos mártires de esa gesta. Mi padre era un hombre educado en la cultura machista, que jamás le enseñó a sus hijos ni la homofobia, ni la discriminación a la mujer. Mi padre fue un Comunista, un hombre de acción, de ideas, que jamás nos enseñó la lógica del oportunismo ni del dogmatismo; me enseñó más bien que para ser revolucionario hay que ser tronado más de una vez por defender tus ideas contra la burocracia acomodada. Mi padre recibió en los últimos 20 años de su vida fuertes influencias del pensamiento romanista revolucionario, republicano, demócrata, del marxismo más heterodoxo. Eran autores preferidos suyos: Ellacuría, Howard Zinn, Daniel Chavarría, Eliseo Diego, Walt Whitman.

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